Introduccion La anexión a España fue llevada a cabo por los sectores conservadores nucleados alrededor de Pedro Santana. Esta significó el restablecimiento del sistema colonial. Mientras los demás países de América luchaban por afianzar sus respectivas repúblicas, nosotros retornábamos al coloniaje que aplicaba sobre dos de las Antillas Mayores, Cuba. Las contradicciones con el gobierno español en desembocaron en el inicio de la guerra restauradora a mediados de 1863. La guerra restauradora tuvo un carácter anticolonial y patriótico. Fue una guerra que reunió a ti res del pueblo dominicano que rechazaron radio minio español. Los restauradores representaron la continuación tarjo y de los principios liberales. Por este motivo las figuras principales presentes en la elaboración de la constitución liberal de 1857 jugaron un papel determinar el gobierno restaurador. La restauración ha sido, con i rada por Eugenio María de Hostos como la verdadera independencia del pueblo dominicano y, sin duda alguna, marco el surgimiento de una verdadera conciencia nacional.
Anexión a España Anexión a España (1861). Fue proclamada el 18 de marzo de 1861. Con la consumación de este hecho la República Dominicana perdió su soberanía, convirtiéndose nuevamente en una colonia de España. Su ideólogo y sustentador fue el general Pedro Santana, siempre con el propósito de recibir beneficios personales o grupales a cambio del perjuicio nacional. Los dominicanos en su gran mayoría estaban en contra de la Anexión. Sin embargo, Santana presentó la solicitud al Gobierno de España simulando que todo el pueblo simpatizaba con esa medida. Algunos sectores manifestaron su desacuerdo con esa acción antipatriótica de Pedro Santana. El Padre Fernando Arturo de Meriño protestó formalmente mediante un sermón y luego intentó organizar un levantamiento militar de carácter nacional, pero fracasó en esa iniciativa. El patriota Francisco del Rosario Sánchez, que se encontraba en el exilio, al conocer que Santana había concebido negociar la independencia dominicana frente a España, decidió organizar un levantamiento militar para impedir que la Anexión fuera una realidad. El proyecto de Sánchez, denominado la Revolución de la Regeneración Dominicana, fue apoyado por el presidente de Haití Fabre Geffrard, quien permitió la utilización del territorio haitiano para organizar el movimiento y penetrar en la República Dominicana. Los revolucionarios fueron descubiertos, fusilados por Santana y los españoles obligaron al Gobierno haitiano a pagar una indemnización por ofrecerle apoyo a Sánchez.
El 2 de mayo de 1861 se produjo la rebelión de Moca en oposición a la Anexión. Los insurrectos intentaron apoderarse de la Comandancia de Armas, pero terminaron derrotados. También en San Francisco de Macorís y Puerto Plata sucedieron levantamientos contra el dominio español. La Anexión significó para los dominicanos el control militar y político por parte de las autoridades españolas hasta 1865. Sin embargo, la oposición nunca se detuvo. En 1863 en la localidad de Capotillo se inició la Guerra Restauradora, un levantamiento armado de carácter nacional que, después de dos años, logró restaurar la soberanía.
La Guerra de la Restauración La Restauración fue un movimiento popular y nacionalista que mediante la guerra
revolucionaria,
devolvió
a
la
República
Dominicana
su
independencia, el 3 de marzo de 1865. La Restauración fue un movimiento popular y nacionalista que mediante la guerra Revolucionaria, devolvió a la República Dominicana su independencia. La base social de ese movimiento estaba constituida, fundamentalmente por campesinos, la gurgucia urbana. Estas clases enarbolaron
la
bandera
del
Republicanismo
democrático
como
representantes del progreso económico Social y Político en su época histórica. La Restauración fue además el mayor movimiento armado que conoció el país en toda su existencia, a partir incluso de los tiempos coloniales.
El 16 de agosto, los dominicanos conmemoran otro aniversario del inicio de los actos bélicos, que desataron la guerra domínico-española, por la restauración de la República Dominicana, que había sido proclamada el 27 de febrero de 1844, pero desde su fundación estuvo amenazada por las luchas intestinas de sus fundadores y otros que aún siendo acabados de llegar, ejercieron un protagonismo y una presión tan deliberante, que terminaron desplazando a los más sacrificados por la patria. A estas luchas de intereses entre los dominicanos, se sumaron las constantes invasiones, amenazas y presiones de los haitianos, quienes alegaban que desde el tratado de Basilea en 1795, la isla era una sola e indivisible y por lo tanto se oponían a la independencia del territorio que ellos siempre habían reclamado y que habían gobernado desde el 9 de febrero de 1822, hasta el 27 de febrero de 1844. También presionaban e instigaban potencias como Francia, España, Inglaterra y el naciente imperio del norte, como llamara José Martí a los Estados Unidos de América. Estas potencias no tenían ningún interés real en el territorio dominicano, sino tenerlo como base para sus defensas o para atacar a otras potencias, por eso el desenfrenado interés por la estratégica bahía de Samaná. En el caso de los haitianos, ya que ellos sólo querían esa parte de la isla para evitar que cayera en manos de alguna de esas potencias y en caso de verse atacados, dar a Quisqueya como botín de guerra, en un eventual acuerdo de paz. En este estado de efervescencia, intranquilidad e inestabilidad social, política y económica, así como los constantes cambios de gobernantes y el revanchismo político, el país pasó sus primeros trece años de vida republicana, hasta que el 7 de julio de 1857, estalló un movimiento en todo
el Cibao, que es conocido en la historia dominicana como la Revolución de Julio y terminó con el derrocamiento del segundo gobierno de Buenaventura Báez y abriendo el camino para el tercer y último gobierno de Pedro Santana. El proceso de la anexión a España fue largo, ya que se acompañó de proyectos y gestiones como las que encabezaron Buenaventura Báez en 1846 y 1857, Mella y Felipe Alfaú en 1853. Ya para 1860 la anexión a España comienza a germinar, a raíz de una larga exposición
que
escribió
Pedro
Santana
a
la
reina
Isabel
II.
En esa carta Santana fundamenta la solicitud, señalando entre otras cosas, que el hecho de tener el mismo origen, religión y costumbres “nos inclinan a desear encontrar esa estabilidad en una más perfecta unión con la que fue nuestra madre patria que la que existe y seguramente nos presentará mejor oportunidad
que
las
que
ofrecen
hoy
las
circunstancias”.
Como resultado de esta solicitud, llegó a Santo Domingo el general español Gutiérrez de Rubalcaba para estudiar la situación y rendir un informe, el cual fue favorable a la petición de anexión y Santana procedió a someter las bases en que debía apoyarse la anexión, las cuales especificaban lo siguiente: 1) El respeto a la libertad individual y al principio de no esclavitud. 2) Que el territorio dominicano fuera considerado como una provincia española y como tal, disfrutará de los derechos correspondientes. 3) La utilización del mayor número de hombres, especialmente los del ejército, que desde 1844 habían prestado importantes servicios a la patria.
4) La amortización del papel moneda circulante, como una de las primeras medidas. 5) El reconocimiento y validez de los actos gubernamentales, ocurridos en el país desde 1844. Al comenzar el año 1861, los anexionistas se apoyaban en todo tipo de excusas para simular sus propósitos y mientras por un lado justificaban ante el gobierno español que la anexión se haría “conforme a los deseos que siempre habían manifestado los dominicanos”, por el otro lado se desarrollaba una política represiva, tratando de ahogar en sangre, cárceles y deportaciones, todo tipo de protesta que iban surgiendo en el país, y también se buscaba y se obtenía al precio que fuera, adhesión de los jefes militares y de grupos y personalidades influyentes. Se colocaron personas de extrema confianza en los puestos claves, se escribieron circulares a funcionarios civiles y militares, así como a los cónsules y representantes diplomáticos acreditados en el país y se puso en funcionamiento la maquinaria propagandística para comunicarle al país, que ya la anexión era una realidad. Para las primeras horas de la mañana del 18 de marzo de 1861, Pedro Santana, el primero y último presidente de la que hasta entonces había sido la República Dominicana, convocó al “pueblo” a la plaza de la catedral, hoy parque Colón, para darle oficialmente la “gran noticia” y bajar la bandera dominicana, para izar el pabellón español y entre las proclamas y argumentos en el acto de entrega, Santana proclamó lo siguiente: “España nos protege, su pabellón nos cubre, sus armas impondrán a los extraños, reconoce nuestras libertades; Y juntos las defenderemos,
formando un solo pueblo, una sola familia, como siempre fuimos; Juntos nos presentaremos ante los altares que la madre patria erigiera”. La vuelta a la situación colonial se puso de manifiesto no sólo con la reincorporación del territorio a España, sino con el establecimiento de viejas modalidades coloniales, tales como instauración de las instituciones jurídicas hispánicas, un clima inquisitorial y de intolerancia religiosa, el predominio de los peninsulares y los prejuicios raciales frente a los nativos, entre otras barbaridades. Al producirse la anexión, Pedro Santana quedó como gobernador interino de la colonia, hasta que fue confirmado en el mando en mayo de 1861, cuando la reina Isabel II reconoció oficialmente el traspaso territorial y empezó a tomar decisiones en su readquirida colonia, mandando personal administrativo desde Cuba y Puerto Rico, pero antes se hicieron oír las protestas de países como Chile, Perú, Haití, Francia, Inglaterra, Venezuela, Alemania y Estados Unidos, entre otros. El descontento de muchos nativos que se oponían a la anexión, nunca se apagó y por el contrario, todas las medidas y accionar de los españoles, contribuían a incrementar el sentimiento patrio y muy pronto comenzaron los focos de resistencia que luchaban por el retorno a la vida republicana, que con sus virtudes y defectos, garantizaba por lo menos un mínimo de libertades e igualdad entre los ciudadanos. España en ningún momento cumplió con los acuerdos que fundamentaban la anexión y las medidas económicas y represivas en contra de la población, no sólo traspasó lo administrativo y militar, sino que también volvieron medidas esclavistas y raciales, donde hasta la Iglesia Católica desconocía a los sacerdotes dominicanos.
Se fueron desatando varios movimientos tendentes a expulsar a los españoles y restablecer la república, como el levantamiento en Moca dirigido por José Contreras, el movimiento de la Regeneración Dominicana y el asalto de Neyba, ocurrido en febrero de 1863, dirigido por Cayetano Velásquez, también el día 21 de febrero de ese mismo año, Santiago Rodríguez encabezó un movimiento que culminó con el levantamiento y toma de Guayubin, donde los dominicanos sorprendieron la guarnición española y convirtieron toda la región noroeste en un bastión importante de la resistencia, ya que lograron el levantamiento de varias comunidades. El estado de sitio, los apresamientos y fusilamientos emprendidos por los españoles, acrecentaron aún más las luchas de los restauradores y el amanecer del 16 de agosto de 1863, fue fiel testigo del ataque a Santiago, por hombres encabezados por Benito Monción, Gaspar Polanco, Benigno Filomeno Rojas, Cayetano Germosén, Olegario Tenarez, Eugenio Miches y Gregorio Luperón, entre otros. Mientras que otro grupo encabezado por Santiago Rodríguez, Pedro Antonio Pimentel, José Antonio Salcedo, Lucas Evangelista de Peña y Federico de Jesús García, entre otros, enarboló la insignia tricolor, símbolo del pabellón dominicano, en el cerro de Capotillo, en la hoy provincia de Dajabón. El movimiento restaurador abarcó a todos los sectores en los diferentes aspectos sociales, políticos y militares, en los que también podemos destacar la ayuda económica y bélica, de países como Venezuela y Haití. Para finales del año 1864, ya el movimiento restaurador abarcaba todo el territorio dominicano, bajo el criterio de que la República todavía existía y bajo la consigna de “Libertad o Muerte” y “Guerra a Muerte Contra el Colonialismo Español y los Traidores a la Patria”.
Al comenzar el año de 1865, Geffrard, el presidente de Haití, envió un comisionado para mediar en la guerra y en los intercambios de prisioneros, que ya se había iniciado entre comisionados españoles y restauradores, así como el acuartelamiento y ubicación de todas las tropas españolas. El día 3 de marzo de 1865, el gobierno español emitió el “Real decreto” que determinó el abandono por parte de España, del territorio dominicano y anulando el pacto de anexión. Las tropas españolas iniciaron el proceso de evacuación el día 10 de julio de 1865, iniciándose así la segunda república bajo el mando de Pedro Antonio Pimentel, quien había sustituido a la Junta Central Gubernativa, el primero de marzo. Finalización de la Guerra de la Restauración Finalizada la Guerra Restauradora, el 3 de marzo de 1865 el gobierno español emitió el “Real decreto” que determinó el abandono del país y anuló el pacto de anexión. La guerra restauradora se inicia oficialmente en Capotillo, un cerro situado en la frontera Norte con Haití y allí, un grupo de revolucionarios integrado por Santiago Rodríguez, José Cabrera, Benito Monción y Pedro Antonio Pimentel, acompañados por otros 11, izan la bandera dominicana, abriendo la brecha para restablecer la soberanía nacional. Desde los primeros combates tuvieron una destacada participación Santiago Rodríguez, Gaspar Polanco, ex-oficial al servicio de los españoles, Gregorio Luperón, Benito Monción, Pedro Antonio Pimentel y Pepillo Salcedo, quien se había escapado de una cárcel en Santiago y gozaba de gran prestigio en toda la región.
La Restauración fue propagada rápidamente por todo el Cibao y en poco tiempo los patriotas habían controlado toda la Línea Noroeste. Gaspar Polanco, el general de más alto rango, fue proclamado Comandante en Jefe de las
fuerzas
restauradoras por todos los revolucionarios de la región. Una de las grandes batallas en la Guerra Restauradora fue la del ataque y toma de la ciudad de Santiago de los Caballeros. Los primeros combates produjeron muchas bajas criollas, y se llegó a dudar si en realidad se podía vencer la resistencia de los españoles, pero un joven líder y luchador por la causa libertadora, el futuro general Gregorio Luperón, revertió el escenario. Debido a la ayuda de Luperón, la ciudad de Santiago que fue duramente atacada por los españoles, es tomada finalmente por los restauradores. Para principios de septiembre los españoles sólo contaban en la región del Cibao con el bastión de Puerto Plata. Hasta allí fueron perseguidos. El 14 de septiembre de 1864 se organizó en Santiago el primer
gobierno
restaurador. Este
gobierno
presidido
por
estuvo José
Antonio Salcedo, quien fue derrocado al poco tiempo por sus errores políticos, siendo sustituido por Gaspar Polanco.
Finalizada la Guerra Restaudora con la retirada de las tropas españolas, el día 3 de marzo de 1865, el gobierno español emitió el “Real decreto” que determinó el abandono del territorio dominicano y la anulación del pacto de anexión. En 1864, el gobierno restaurador había obtenido el reconocimiento de la República por parte de las potencias extranjeras como Inglaterra y Francia. El primero de estos países había enviado un representante diplomático (cónsul) que trató de mediar en la busca de la paz entre España y la República Dominicana. Las tropas españolas iniciaron el proceso de evacuación el día 10 de julio de 1865, con la salida de los españoles, el día 11 de este mismo mes y año, se estableció plenamente la nación dominicana, y se da inicio al período que se conoce como la Segunda República bajo el mando de José Antonio Pimentel, quien había sustituido a la Junta Central Gubernativa, el primero de marzo.
Conclusión San Francisco de Macorís fue el escenario de la primera protesta armada. El pueblo trató de impedir incluso el acto de cambio de bandera. Se
lanzaron voces de "Abajo España" y se hicieron disparos al aire. Esto fue un acto espontáneo. Esta previa labor y el apoyo del pueblo a la insurrección hizo que en los días siguientes al 16 de agosto diversos poblados se pronunciaran a favor de la Restauración, entre ellos Moca el 30 de agosto, Hato Mayor, el 1ro. de Septiembre, y San Cristóbal el día 7 del mismo mes, para citar un ejemplo por cada región. Los restauradores fueron derrotados, el 23 de enero de 1864, en el combate de la Sabana de San Pedro, que tuvo lugar cerca de Guanuma, al tratar de penetrar por donde pasaba la línea de defensa con que los anexionistas protegían a Santo Domingo. En medio de los combates los anexionistas criollos y españoles voceaban ¡Viva España!, ¡Viva la Reina!, y los restauradores ¡Viva la República Domingo!, pero a partir se la muerte de Santana, los vivas anexionistas se oyeron con menos fuerza, porque él era el principal baluarte político y militar de la anexión.