Por Santiago Kovadloff.- La Kovadloff.- La nueva ignorancia
No se nos educa para que aprendamos a preguntar. Se nos educa para que aprendamos a responder. El mal llamado sentido común suele confundir el saber con lo que ya no encierra problemas y la verdad con lo invulnerable a la duda. Es que, usualmente, la pregunta sólo vale como mediación que debe conducir, conducir, cuanto antes, al buen puerto de una respuesta respuesta cabal. cabal. Allí, Allí, entre entre sus sólida sólidas s escoll escollera eras, s, se le exige exige naufra naufragar gar al desaso desasosie siego go sembra sembrado do por la pregunta. omo se ve, preguntas y respuestas tienen, entre nosotros, no apenas un valor valor conven convencio cional nalment mente e comple complemen mentar tario io sino sino tambi! tambi!n n íntima íntimament mente e antagónico. " en tren de sincerarnos, #abr$ que reconocer que nos cautivan muc#o m$s las respuestas que las preguntas. Ello es f$cil de explicar% mientras las primer primeras as siembr siembran an inquie inquietud tud,, las segund segundas as si no recon reconfor fortan tan,, al menos menos clari&can y ordenan. 'ero por lo mismo que est$n llamadas a apaciguar la incertidumbre, las respuestas suelen ser m$s requeridas que encontradas y su aparente profusión, en consecuencia, resulta m$s ilusoria que real. " en un mundo que cree disponer de m$s respuestas de las que efectivamente tiene, pregu pregunta ntarr se vuelve vuelve imperi imperioso oso para poner poner al desnud desnudo o el #ondo #ondo grado grado de simula simulació ción n y (actan (actancia cia con el que se vive. vive. )an imperi imperioso oso,, diría diría yo, como como peligro peligroso. so. Ex#ibir sin atenuantes nuestra indigencia en términos de saber no suele ser una iniciativa que cosec#e demasiadas simpatías. *ccidente, no menos contradict contradictorio orio en esto que en otras cosas, cosas, quiso perpetuar perpetuar la memoria memoria del del #omb #ombre re que que enca encarn rnó ó como como nadi nadie e la pasi pasión ón de preg pregun unta tarr y el don don de sostenerse con entere+a en el riesgo de lo que preguntar implica. 'ero Sócrates fue condenado a muerte por la misma cultura que lo enalteció. Su recuerdo, por lo tanto, resulta tan estimulante como preventivo. preventivo. No #ay #ay sist sistem ema a auto autori rita tari rio o que no asien siente te el desp despli lieg egue ue de su into intole lera ranc ncia ia en la prim primac acía ía de las las resp respues uesta tas s sobr sobre e las las preg pregunt untas as,, en la presunción, respaldada a punta de bayoneta, de que el saber que por lo general #a sido representado como El Saber- tiene al su(eto por depositario pasivo y no por interprete activo. Asimismo, es tan interesante como descora+onador veri&car que, en su mayoría, los políticos tienden a excluir las preguntas del arsenal retórico en que nutren su elocuencia. Est$n persuadidos de que les ir$ me(or si se las inge ingeni nian an para para respon esponde derr ante antes s que que para para preg pregunt untar ar.. Ello Ello supo supone ne que que las las preguntas, explicitas explicitas o no, corren por cuenta del electorado insatisfec#o, con lo cual quedan de&nitivame de&nitivamente nte asociadas asociadas a lo que debe superarse superarse y no a lo que debiera ser recuperado. recuperado. eci ecidi dida dame ment nte, e, preg pregun unta tarr no es pres presti tigi gios oso o. 'uede uede,, sí, sí, resul esulta tarr circunstancialmente tolerable, sobre todo en boca de los ni/os. En especial entre los tres y los die+ a/os, los c#icos suelen #acerse cargo de cuestiones cuya cuya dens densid idad ad po!t po!tic ica a y &los &losó& ó&ca ca reba rebasa sa con con #olg #olgura ura eso eso que que un tant tanto o
precipitadamente, llamamos nuestra madure+. Así es como, en su mayoría, quienes divulgan en reuniones sociales las 0ocurrencias0 de sus #i(os, tienden a etiquetar como ingenioso a lo bello o como expresión de inocencia a lo que traduce el m$s radical de los cuestionamientos. 1os ni/os preguntan en serio. 23u! signi&ca eso4 Signi&ca que, al igual que contadísimos adultos, se atreven a quedar a la intemperie, a soportar los enigmas impuestos por una realidad que, rompiendo su cascarón de mansedumbre aparente, se planta ante ellos revulsiva, irreductible, misteriosa y desa&ante. 1os ni/os no preguntan porque no sepan. 'reguntan porque el saber aparente, ese velo anestesiante que a/os despu!s #abr$ de envolverlos, aún no #a logrado insensibili+arlos. Es que los ni/os est$n constituidos por un te(ido espiritual que mientras rige no es permeable a la función soporífera que se le ad(udica al conocimiento ba(o el nombre de educación. 1os ni/os est$n aún m$s ac$ del saber. 1o demuestran al #acerse cargo, personalmente, de la responsabilidad de preguntar. " aquí arribamos adonde m$s nos importa. 23ui!n pregunta de verdad4 2Acaso aquel que ignora lo que otros supuestamente saben4 2'regunta qui+$s quien no cuenta con las respuestas de las que otros, m$s afortunados, si dispondrían4 No lo creo. 'reguntar no es carecer de información existente. Nada pregunta quien supone construida la respuesta que !l busca. Si la pregunta va en pos de una respuesta preexistente ser$ #i(a de la ignorancia y no de la sabiduría. 1as aut!nticas preguntas, tan inusuales como decisivas, son aquellas que se desvelan por dar vida a algo que todavía no la tiene, aquellas que aspiran a aferrar lo que por el momento es inasible, aquellas que se inquietan por constituir el conocimiento en lugar de adquirirlo #ec#o. Sí, preguntar es atreverse a saber lo que todavía no se sabe. 1o que todavía nadie sabe. 'reguntar es animarse a cargar con la soledad creadora de aquel via(ero que inmortali+ó 5ac#ado% 0aminante no #ay camino, se #ace camino al andar0. Es que las preguntas ser$n siempre empecinadamente personales o no ser$n aut!nticamente preguntas. 'reguntar no es andar por a#í formulando interrogantes sino sumergirse de cuerpo entero en una experiencia vertiginosa. 1as preguntas, si lo son, abarcan la identidad de quien las plantea, incluso cuando no resulten en sentido estricto, preguntas autobiogr$&cas. 'recisamente, debido a ese f!rreo car$cter personal e intransferible de la pregunta, es decir, en virtud de su sello de instancia indelegable en la respuesta requerida no puede estar constituida con antelación a ese preguntar. Sócrates no dispone de las respuestas que busca en su interlocutor. No puede disponer de ellas si de verdad pregunta. Ellas solo #an de ser creación de quien se anime a for(arlas. ada cual debe responder a su manera, así como no puede sino preguntar a su manera. En el aut!ntico preguntar +o+obra la certe+a, el mundo pierde pie, su orden se tambalea y la intensidad de lo pol!mico y con6ictivo vuelve a cobrar
preponderancia sobre la armonía de toda síntesis alcan+ada y el manso equilibrio de lo ya con&gurado. uenta 7oan orominas en su cautivante diccionario que la expresión latina percontari , de la cual proviene nuestro preguntar , se vio alterada, en su proceso de cambio #acia la lengua castellana por el verbo de uso vulgar praecunctare , derivado de cunctari , que signi&ca dudar o vacilar. 1a referencia etimológica gana todo su peso si se advierte que percontari enfati+a, en el acto de preguntar, la decisión de conocer o buscar algo que se sabe oculto o disimulado. En cambio, praecuntare subraya la incertidumbre, el tantear a ciegas que se adue/a de aquel que pregunta. ", efectivamente, en el acto de preguntar la realidad reconquista aquel semblante ambiguo, penumbroso, que la respuesta clausura y niega. espu!s de todo, respuesta proviene de responsio y responso es la oración dedicada a los difuntos, es decir, con criterio m$s amplio, a lo que #a de(ado de vivir.