KARL JASPERS: ORIGEN Y META DE LA HISTORIA. Francisco Almansa González, filósofo.
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Karl Jaspers (1883-1969) es un filósofo alemán hoy en buena medida relegado a un papel subsidiario que, no obstante, por algunas de sus intuiciones y lúcidas reflexiones, pensamos debe tomarse, al menos en parte, nuevamente en consideración. Es por ello que traemos aquí unas breves referencias a su obra Origen y meta de la Historia (Barcelona, Altaya, 1994), algunas de las cuales -especialmente en lo que se refiere al tema de la libertad, hoy tan trivializado, y, al mismo tiempo, tan falto de transparencia- pueden ayudarnos a un hoy más que nunca necesario replanteamiento de estas y otras cuestiones. Para Jaspers, la Historia es un constante impulso progresivo producido por hombres singulares. Pero al tiempo que esto se produce, surge una inmensa pesantez que frena dicho movimiento, siendo las masas, con sus cualidades medi medias as,, las las que que -seg -según ún la visi visión ón del del filós filósof ofo o alem alemán án-- crea crean n una una iner inerci cia a prácticamente insalvable que supone una paralización del proceso.
Para él, la creencia es un fenómeno envolvente que llena el fondo del hombre y se mueve con él, enlazándose con el origen del ser. Pero al hablar de la creencia no se refiere a un contenido definido o a un dogma. Para Jaspers no es la inteligencia la que rige en el hombre, sino que, conforme creemos, así pensamos. Es, pues, lógico, en función de lo anterior, que considere como enemigo fundamental -el que está siempre pronto- al nihilismo. Pero incluso en el nihilismo se revela el hombre mismo -aunque sea negativamente, por el
cinismo y rencor que de la actitud nihilista se desprenden-, ya que estas cualidades son sólo propias del ser humano (pp. 277-278). Jaspers se remite a Hegel para reivindicar un aspecto fundamental de la libertad humana que, paradójicamente, en la llamada hoy “era de la libertad”, se encuentra más olvidado que nunca. Es ni más ni menos que el «derecho infinito» del ser humano a realizarse creativamente en su trabajo, en lugar de convertirse en mero apéndice de la máquina, sin oportunidades apenas (éstas sólo sólo exist existen en en casos casos excepc excepcion ionale ales) s) de desarr desarroll ollar ar su humani humanidad dad en su actividad fundamental: su trabajo. Y he aquí la cita de Hegel que trae a colación Jaspers: «Este es el infinito derecho del sujeto: que se encuentre satisfecho de sí mismo en una actividad y trabajo». De esta manera, el autor nos remite a una una sens sensib ibililid idad ad,, pres presen ente te ya en el sigl siglo o XVII XVIII, I, y hoy, hoy, al pare parece cer, r, casi casi completamente olvidada y silenciada. Pero Jaspers avanza mucho más en su análisis de la libertad. Ésta no es lo que únicamente parece en un principio: superación de lo externo que constriñe, tal y como es concebida casi exclusivamente hoy en día. Por el contrario, se desarrolla fundamentalmente donde lo otro no nos resulta extraño, esto es, allí donde nos podamos reconocer en lo otro. Y donde lo que parece límite se asimila asimila creativame creativamente. nte. Así pues, pues, paradójicam paradójicamente, ente, «libert libertad ad es sobre sobre todo todo superación del propio albedrío» (p. 202), ya que es expresión de la necesidad de lo verdadero. Ser libre, pues, no es simplemente querer u optar por algo, sino actuar porque me he convencido de la razón. Es obrar por convicción intelectiva. Según Jaspers, en demasiadas ocasiones el capricho se establece en forma de opinión por el simple hecho de ser tal opinión. En cambio, la verdadera libertad exig exige e la supe supera raci ción ón de las mera merass opin opinion iones es,, la cual cual se prod produc ucirí iría a por por la contención y las ataduras que nos imponemos en la relación con los demás. Además, subraya el filósofo, y esto es de extrema importancia, la libertad sólo se realiza en comunidad: sólo se puede ser libre en la medida en que lo sean los otros otros. Así Así pues pues,, y en cont contra rapo posi sici ción ón a la conc concep epci ción ón de la libe libert rtad ad
individualista burguesa (para la cual unos hombres son límites para la libertad de los otros), los l os seres humanos se harían libres unos con otros conjuntamente en los planes correctos de las tareas concretas (p. 207). Contrariamente a su concepción envolvente de la creencia, hoy la religión, según el autor, es un hecho de elección, convirtiéndose, además, en una mera esfera particular. Según él, el fenómeno de la descristianización ha sido debido en parte a un mal entendimiento de la ciencia y al desarrollo de la técnica que ha conducido a la sociedad de masas. Pero en una situación de incredulidad general se genera todo tipo de creencias irracionales y extravagantes. Es por ello la meta a fijar es la de la elevación de la conciencia, superando lo inconsciente en la historia para alcanzar una conciencia potenciada.