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Descripción: Teoria de la posmodernidad...
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Dona Castañeda
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Jameson, Fredric. Teoría de la posmodernidad. Madrid, Trotta, 2001. pp. 23-72
1 LA LÓG!A !"LT"#AL $%L !A&TAL'M( TA#$)( Los *ltimos a+os se an caracteriado por n milenarismo in/ertido en el e las premoniciones del tro, catastricas o redentoras, se an sstitido por la sensacin del inal de esto o aello de la ideolo4ía, del arte o de las clases sociales5 la 6crisis del leninismo, de la socialdemocracia o del %stado del 8ienestar, etc.95 en con:nto, i;s todo esto constit
rmino, esta rptra se /incla casi siempre con el decli/e o la e=tincin del centenario mo/imiento moderno o con s recao ideol4ico o est>tico9. Así, el e=presionismo a8stracto en pintra, el e=istencialismo en ilosoía, las ormas *ltimas de la representacin en la no/ela, las pelíclas de los 4randes auteurs o la escela modernista de poesía tal < como se a institcionaliado < canoniado en las o8ras o8ras de ?allace allace 'te/en 'te/ens9 s9 se conside consideran ran aora aora como el desarrol desarrollo lo e=trao e=traordin rdinari arioo < deiniti/o de n implso modernista e se des4asta < a4ota en estos enmenos. %l cat;lo4o de lo e /iene desp>s es empírico, catico < etero4>neo@ And< ?arol < el arte pop, pero tam8i>n el otorrealismo <, m;s all; de >ste, el 6neoe=presionismo5 en m*si m*sica, ca, la impro impront ntaa de Jon Jon !a4e !a4e,, pero pero tam8 tam8i> i>nn la sínt síntes esis is de esti estilo loss cl;si cl;sicos cos < 6poplares e allamos en compositores como &il Glass < Terr< #ile<, así como el pn y pn y el roc de la ne/a ola los Beatles y Beatles y los 'tones representan aora el momento moderno de na tradicin m;s reciente y reciente y en r;pida r;pida e/olci e/olcin95 n95 en el cine, Goda Godard, rd, el post-Godard y el cine < el /ídeo e=perimentales, pero tam8i>n n ne/o tipo de cine comercial del e a8lar> m;s adelante95 Brro4s, &
s < ss erederos, por otro, :nto con las inietantes modalidades modalidades ne/as de crítica crítica literaria literaria 8asadas en na ne/a est>tica est>tica de la te=talidad te=talidad o de la la écriture... La lista podría e=tenderse indeinidamente, pero Cimplica todo esto n cam8io o rptra m;s ndamental e los peridicos cam8ios de estilos < modas e determina el /ie:o imperati/o modernista de la inno/acin estilísticaD !on todo, es en el ;m8ito de la aritectra donde se o8ser/an de modo m;s espectaclar espectaclar las modiicacione modiicacioness de la prodccin prodccin est>tica, < donde m;s importantes importantes an sido el sr4imiento < la articlacin de los pro8lemas tericos. $e eco, como se /er; m;s adelante, mi propia concepcin de la postmodernidad se 4est en n primer momento en los de8ates so8re aritectra. $e modo m;s decisi/o e en otras artes o medio medios, s, las las post postra rass postm postmod oder ernas nas en ari arite tect ctr raa an an sido sido insep insepara ara8l 8les es de n naa recsaci recsacin n implac implaca8l a8lee del moderni modernismo smo arite aritect ctnic nico, o, de Fran Fran Llo
#. Eentri < $. 'cott-Bron, Learning 'cott-Bron, Learning from Las Vegas. Vegas. !am8rid4e, Mass., 172 trad. cast.@ Aprendiendo de Las Vegas. Vegas. El simbolismo olvidado de la forma arquitectónica, Barcelona, 17H9.
r8anismo < de la institcin est>tica. Al modernismo se le atri8
tico < el atoritarismo del mo/imiento moderno se identiican sin tap:os en el 4esto arro4ante del maestro carism;tico. $e este modo, la postmodernidad en aritectra se presentar; l4icamente como na serte de poplismo est>tico, tal < como s4iere el propio títlo del inl
rito de atraer nestra atencin acia n ras4o ndamental de todas las postmodernidades antes enmeradas@ a sa8er, e en ellas desaparece la anti4a rontera caracter ísticamente ísticamente modernista9 entre la alta cltra < la llamada cltra de masas o comercial, < sr4en ne/os tipos de te=tos im8idos de las ormas, cate4orías < contenidos de esa indstria indstria de la cltra e con tanta /eemencia /eemencia an dennciado los idelo4os de lo moderno, desde Lea/is y Lea/is y la Ie/a !rítica norteamericana asta Adorno y Adorno y la %scela de Franrt. %n eecto, a las postmodernidades les a ascinado precisamente este paisa:e 6de4radado, capcero < itsc, de las series tele/isi/as < la cltra del Reader's igest, de la p8licidad < los moteles, del cine de oll<ood de serie-B < de la llamada 6paraliteratra, con ss cate4orías de lo 4tico < lo rom;ntico en cla/e de li8ro de 8olsillo de aeroperto, de 8io4raía poplar, no/ela ne4ra < de ciencia iccin o ant;stica@
n se a desi4nado como 6soc 6socie ieda dadd de cons consm mo o,, 6soc 6socie ieda dadd de los los medi edia!, a!, 6socied 6sociedad ad de la inorma inormaci cin, n, 6sociedad electrnica o de la alta tecnolo4ía < similares. Tales teorías desempe+an la o8/ia ncin ideol4ica de demostrar, en deensa propia, e la ne/a ormacin social en cestin
La ori4inalidad del rompedor Language of #ost$%odern Arc&itecture de !. Jencs 1775 trad. cast.@ El lenguae de la arquitectura postmoderna, Barcelona, 1H09 residía en s com8inacin casi dial>ctica de la aritectra postmoderna < cierto tipo de semitica5 apelando a la na se :stiica8a la e=istencia de la otra. La semitica es adecada para analiar la aritectra m;s ne/a en /irtd del poplismo de >sta, e no emite si4nos < mensa:es a n 6p*8lico lector espacial, a dierencia de la monmentalidad del modernismo. Asimismo, de este modo se /alida la aritectra ne/a, en la medida en e reslta accesi8le al an;lisis semitico < esto pre8a e es n o8:eto esencialmente est>tico m;s e las constrcciones transest>ticas del modernismo9. Aí, pes, la est>tica reera na ideolo4ía de la comnicacin a la e /ol/eremos en el *ltimo capítlo9, < /ice/ersa. Adem;s de las mcas contri8ciones /aliosas de Jencs, />ase tam8i>n . lot lot, , (istory of #ostmodern Arc&itecture, Arc&itecture, !am8rid4e, !am8rid4e, Mass., 1HH5 &. &. &orto4esi &orto4esi,, After %odern Arc&itecture, Arc&itecture, Ie/a or, or, 1H2 trad. cast.@ cast.@ espués espués de la arquitectura moderna, Barcelona, 1H29.
r8anismo < de la institcin est>tica. Al modernismo se le atri8
tico < el atoritarismo del mo/imiento moderno se identiican sin tap:os en el 4esto arro4ante del maestro carism;tico. $e este modo, la postmodernidad en aritectra se presentar; l4icamente como na serte de poplismo est>tico, tal < como s4iere el propio títlo del inl
rito de atraer nestra atencin acia n ras4o ndamental de todas las postmodernidades antes enmeradas@ a sa8er, e en ellas desaparece la anti4a rontera caracter ísticamente ísticamente modernista9 entre la alta cltra < la llamada cltra de masas o comercial, < sr4en ne/os tipos de te=tos im8idos de las ormas, cate4orías < contenidos de esa indstria indstria de la cltra e con tanta /eemencia /eemencia an dennciado los idelo4os de lo moderno, desde Lea/is y Lea/is y la Ie/a !rítica norteamericana asta Adorno y Adorno y la %scela de Franrt. %n eecto, a las postmodernidades les a ascinado precisamente este paisa:e 6de4radado, capcero < itsc, de las series tele/isi/as < la cltra del Reader's igest, de la p8licidad < los moteles, del cine de oll<ood de serie-B < de la llamada 6paraliteratra, con ss cate4orías de lo 4tico < lo rom;ntico en cla/e de li8ro de 8olsillo de aeroperto, de 8io4raía poplar, no/ela ne4ra < de ciencia iccin o ant;stica@
n se a desi4nado como 6soc 6socie ieda dadd de cons consm mo o,, 6soc 6socie ieda dadd de los los medi edia!, a!, 6socied 6sociedad ad de la inorma inormaci cin, n, 6sociedad electrnica o de la alta tecnolo4ía < similares. Tales teorías desempe+an la o8/ia ncin ideol4ica de demostrar, en deensa propia, e la ne/a ormacin social en cestin
La ori4inalidad del rompedor Language of #ost$%odern Arc&itecture de !. Jencs 1775 trad. cast.@ El lenguae de la arquitectura postmoderna, Barcelona, 1H09 residía en s com8inacin casi dial>ctica de la aritectra postmoderna < cierto tipo de semitica5 apelando a la na se :stiica8a la e=istencia de la otra. La semitica es adecada para analiar la aritectra m;s ne/a en /irtd del poplismo de >sta, e no emite si4nos < mensa:es a n 6p*8lico lector espacial, a dierencia de la monmentalidad del modernismo. Asimismo, de este modo se /alida la aritectra ne/a, en la medida en e reslta accesi8le al an;lisis semitico < esto pre8a e es n o8:eto esencialmente est>tico m;s e las constrcciones transest>ticas del modernismo9. Aí, pes, la est>tica reera na ideolo4ía de la comnicacin a la e /ol/eremos en el *ltimo capítlo9, < /ice/ersa. Adem;s de las mcas contri8ciones /aliosas de Jencs, />ase tam8i>n . lot lot, , (istory of #ostmodern Arc&itecture, Arc&itecture, !am8rid4e, !am8rid4e, Mass., 1HH5 &. &. &orto4esi &orto4esi,, After %odern Arc&itecture, Arc&itecture, Ie/a or, or, 1H2 trad. cast.@ cast.@ espués espués de la arquitectura moderna, Barcelona, 1H29.
momen momento to en la e/ol e/olci cin n del capit capital al9, 9, sino sino tam8 tam8i> i>nn demost demostrar rar e, e, en todo todo caso, caso, const con stit it<
esta idea m;s adelante5 8aste anticipar por aora na cestin e se disctir; en el capítlo 2, a sa8er, e toda postra ante la postmodernidad en la clt cltr raa Kse Kse trat tratee de na na apol apolo4 o4ía ía o de na na cond conden enaK aK tam8 tam8i> i>nn es, es, a la /e /e y toma de post postr raa impl implíc ícit itaa o e=p e=plí líci cita tame mente nte po polí líti tica ca ante ante la necesa necesaria riame mente nte,, na toma natralea del actal capitalismo mltinacional. "na *ltima cestin preliminar so8re el m>todo@ las si4ientes p;4inas no an de leerse como na descripcin estilística, como n inorme so8re n estilo o mo/imiento clt cltr ral al entr entree otro otros. s. M;s M;s 8ien 8ien,, mi inte intenc nci inn a sido sido ore orece cerr n naa ip ipte tesi siss de periodiacin, en n momento en e la propia idea de periodiacin istrica reslta smamente smamente pro8lem;tica. pro8lem;tica. %n otro l4ar e sostenido sostenido e todo an;lisis cltral aislado o discreto spone siempre na teoría soterrada o reprimida de la periodiacin istrica5 en calier caso, la idea de 64enealo4ía rena en 4ran medida las inietdes tericas tradicionales respecto a la llamada istoria lineal, las teorías de los 6estadios < la istorio4raía istorio4raía teleol4ica. teleol4ica. %n nestro conte=to, no o8stante, o8stante, i;s al4nos comentarios sstanti/os pedan sstitir a n de8ate terico m;s amplio en torno a estos m< reales9 temas. "na de las inietdes e a mendo sscitan las iptesis de periodiacin es e tienden a 8orrar las dierencias < a pro
rese, por e:emplo, la slida postra alternati/a e conci8e la postmodernidad como poco m;s e otra etapa de la modernidad propiamente dica cando no del a*n m;s anti4o romanticismo95 ca8e conceder, en eecto, e todas las características de la postmodernidad e /o< a enmerar peden detectarse, a 4randes ras4os, en al4*n modernismo precedente incl
mica del mo/imiento moderno en 4eneral, e se pede ecar a inales de los a+os cincenta. 'in l4ar a dda ddas, s, >sta >sta es na na de las las e=pl e=plic icac acio ione ness m;s m;s pla plasi si8l 8les es de la emer emer4e 4enc ncia ia de la postmodernidad,
n de8e
se+alarse e ss propias características oensi/as
tica actal se a inte4rado en la prodccin de mercancías en 4eneral@ la ren>tica r4encia econmica de prodcir rescas oleadas de artíclos con n aspecto cada /e m;s no/edoso desde ropa asta a/iones9, con tasas crecientes de prodcti/idad, asi4na aora a la inno/acin < e=perimentacin est>ticas na ncin < na posicin estrctrales cada /e m;s esenciales. %stas necesidades econmicas son reconocidas por todo tipo de apo
e entre estos dos ne/os enmenos a< na interrelacin dial>ctica a*n m;s pronda e la mera inanciacin indi/idal de n pro
nticos < continos respecto a los de la anti4a modernidad postra c
ntica dierencia slo se podía medir < /alorar
a la l del concepto de na l4ica cltral dominante o norma e4emnica. %sto< m< le:os de pensar e toda prodccin cltral actal es 6postmoderna en el sentido amplio e atri8ir> a este t>rmino. An así, me parece e lo postmoderno es el campo de eras donde de8en a8rirse paso implsos cltrales m< di/ersos dico con la *til denominacin de #a
nica si4iendo a Lacan9 determina ne/os tipos de sinta=is o de relaciones sinta4m;ticas en las artes m;s temporales5 todo n ne/o s8selo emocional, al e llamar> 6intensidades, e se comprende me:or re4resando a las anti4as teorías de lo s8lime5 las prondas relaciones constitti/as de todo esto con na ne/a tecnolo4ía e, a s /e, rele:a todo n ne/o sistema econmico mndial5 <, tras n 8re/e repaso a los cam8ios postmodernos de la e=periencia /i/ida en el espacio ediicado, a+adir> al4nas rele=iones so8re la misin del arte político en el apa8llante ne/o espacio mndial del capital tardío o mltinacional. 1 !omenaremos con na de las o8ras cannicas de las artes /isales modernas, el c>le8re cadro de Ean Go4 de las 8otas de campesino5 la eleccin de este e:emplo, como ca8e sponer, no es inocente ni casal. Nisiera proponer dos lectras de este cadro e, en cierto sentido, reconstr
rmino insin*a e n modo de reconstrir la sitacin inicial a la e, en cierto modo, la o8ra responde, consiste en destacar las materias primas, el contenido inicial al e se enrenta < e reela8ora, al e transorma < del e se apropia. %n el caso de Ean Go4, como /eremos, este contenido, estas materias primas iniciales, de8en entenderse simplemente como el mndo instrmental de la miseria a4rícola, de la descarnada po8rea rral. %s el rdimentario mndo mano de las a4otadoras aenas a4rícolas, n mndo redcido a s estado m;s 8rtal < r;4il, m;s primiti/o < mar4inal.
Los ;r8oles rtales de este mndo son estacas arcaicas < e=astas e nacen de n selo indi4ente5 los aldeanos, consmidos asta el pnto de e ss rostros son cala/eras, parecen caricatras de na 4rotesca tipolo4ía de ras4os manos 8;sicos. %ntonces, Cpor > los mananos estallan en la o8ra de Ean Go4 en deslm8rantes spericies crom;ticas, a la /e e ss estereotipos de aldeas se rec8ren s*8itamente de estridentes matices ro:os < /erdesD %n pocas pala8ras, < se4*n esta primera opcin interpretati/a, diría e la transormacin /iolenta < pro/ocada del opaco mndo o8:eti/o campesino en la 4loriosa materialiacin del color pro del leo a de entenderse como n 4esto tpico, n acto de compensacin e prodce todo n ne/o ;m8ito tpico de los sentidos, o al menos de ese sentido spremo de la /isin, lo /isal, el o:o. !on este acto, la /isin se reconstit
stas mediante esa misma ra4mentacin. a< na se4nda lectra de Ean Go4 e no se pede pasar por alto cando se contempla esta pintra. 'e trata del an;lisis de eide44er en El origen de la obra de arte, articlado en torno a la idea de e la o8ra de arte emer4e del a8ismo entre la Tierra < el Mndo, o lo e
rito propio < por ss placeres /isales. %n calier caso, estas dos lectras peden descri8irse como &ermenéuticas, en canto la o8ra, en s orma inerte y o8:etal, es en am8as la cla/e o el síntoma de na realidad ma
M. eide44er, 6%l ori4en de la o8ra de arte, en !aminos de bosque, Madrid, 1O, p.27.
Iada a< en este cadro e or4anice siiera el m;s mínimo l4ar para el espectador, e se topa con >l al do8lar la esina de n pasillo de mseo o en na 4alería con la misma contin4encia e si se tratase de n ine=plica8le o8:eto natral. #especto al contenido, nos allamos m< claramente ante etices, tanto en el sentido rediano como en el mar=iano $errida se+ala en al4*n sitio, respecto al par de 8otas eide44erianas, e el calado de Ean Go4 es eterose=al, < escapa por tanto a la per/ersin < a la eticiacin9. Aí, sin em8ar4o, tenemos n con:nto aleatorio de o8:etos inertes e cel4an del lieno como n a de na8os, tan despo:ados de s mndo /ital ori4inario como la pila de apatos e ed tras Ascit o los restos < desperdicios de n incendio incomprensi8le < tr;4ico en na sala de 8aile a8arrotada. Io a<, pes, en ?arol modo al4no de completar el 4esto ermen>tico < de/ol/er a estos ra4mentos el conte=to /ital ma
lida ele4ancia de ra
ctricas, en mi opinin no se trata
n
desarrollar> aí@ lo e llamo el ocaso de los aectos en la cltra postmoderna. &or spesto, sería ine=acto s4erir e la ne/a ima4en carece de todo aecto, de todo sentimiento o emocin < de toda s8:eti/idad. $e eco, en iamond ust +&oes a< na especie de retorno de lo reprimido, n e=tra+o 4oce compensatorio, decorati/o, al e alde e=plícitamente el propio títlo < e o8/iamente se trata del 8rillo del pol/o de oro, la salpicadra de arena dorada e sella la spericie de la pintra < e, an así, si4e deslm8r;ndonos. &i>nsese, no o8stante, en las lores m;4icas de #im8ad e 6se /el/en para mirarnos, o en los a4stas miradas premonitorias del torso 4rie4o arcaico de #ile, e conminan al s:eto 8r4>s a cam8iar de /ida5 nada de esto a< aí, en la ri/olidad 4ratita de la *ltima capa decorati/a. %n na interesante rese+a de la /ersin italiana de este ensa
e=tra+o e el pat&os necesite n eipoR95 lo e en ?arol parecía n srtido aleatorio de las modas de anta+o re/iste en Ma4ritte la realidad carnal del propio miem8ro mano, e aora es m;s espectral e el cero en el e est; impreso. Ma4ritte, *nico entre los srrealistas, so8re/i/i a los cam8ios < secelas de lo moderno, con/irti>ndose poco a poco en na especie de em8lema postmoderno@ lo siniestro, la forclusion lacaniana, sin e=presin. %s m< ;cil complacer al esior>nico ideal coloc;ndole n presente eterno ante los o:os, e contemplan con la misma ascinacin n apato /ie:o < el misterio or4;nico del tena crecimiento de la +a del pie mano. !eserani merece, pes, s propio c8o semitico@
&ero i;s la me:or manera de esta8lecer na primera apro=imacin al ocaso de los aectos sea mediante la i4ra mana. %s o8/io e lo e emos dico so8re la mercantiliacin de los o8:etos tam8i>n aecta a los s:etos manos de ?arol@ estrellas Kcomo Maril
n aí, cierto retorno 8rtal al período anti4o del modernismo orece P
#. !eserani, 6Nelle scarpe di And< ?arolS@ /l %anifesto :nio de 1H9.
$el ranc>s 6orclsion, tradccin e dio Lacan al alem;n 6Eerern4 < e en las tradcciones al castellano aparece como n /oca8lo especíicamente /inclado a s teoría. %n t>rminos m< 4enerales, se trata de na e=clsin o dene4acin orada, < es n mecanismo e se alla en el ori4en de estados psicticos. 0 del 1.*
na dram;tica < esceta par;8ola de esta transormacin. %l cadro de %d/ard Mnc El grito es, claro est;, na e=presin cannica de los 4randes temas modernos de la alienacin, la anomia, la soledad, la ra4mentacin social < el aislamiento, n em8lema casi pro4ram;tico de lo e solía llamarse la >poca de la an4stia. 'e leer; como encarnacin no slo de la e=presin de este tipo de aecto sino, a*n m;s, como na deconstrccin /irtal de la propia est>tica de la e=presin, e parece a8er dominado 4ran parte de lo e denominamos modernismo pero e tam8i>n parece a8er desaparecido Kpor raones tanto pr;cticas como tericasK del mndo de lo postmoderno. %l propio concepto de e=presin prespone na escisin en el s:eto, < :nto a ella toda na metaísica del interior < el e=terior, del dolor sin pala8ras e encierra la mnada < del momento en e, a mendo de modo cat;rtico, esa 6emocin se pro
tico del interior y el e=terior, esti4matiando estos modelos como ideol4icos < metaísicos. &ero
n n enmeno postmoderno. &or eso sería incoerente deender la /erdad de ss ar4mentos tericos en na sitacin en e el propio concepto de 6/erdad orma parte del lastre metaísico e el postestrctralismo iere soltar. 'í podemos s4erir, al menos, e la crítica postestrctralista de lo ermen>tico, de lo e llamar> 8re/emente el 6modelo de la prondidad, nos es *til como síntoma m< si4niicati/o de la propia cltra postmoderna e aí nos ocpa. A 4randes ras4os podemos decir e, adem;s del modelo ermen>tico del interior < el e=terior e desplie4a el cadro de Mnc, la teoría contempor;nea 4eneralmente a recaado al menos otros catro modelos de prondidad ndamentales@ 19 el dial>ctico de la esencia < la apariencia con todo el a8anico de conceptos de ideolo4ía o alsa conciencia e selen acompa+arlo95 29 el modelo rediano de lo latente < lo maniiesto o de la represin sin dda, el o8:eti/o del panleto pro4ram;tico < sintom;tico de Micel Focalt (istoria de la se2ualidad*3 4* el modelo e=istencial de la atenticidad < la inatenticidad, c
n a caído /íctima del período postestrctral o postmoderno5 < P9, m;s recientemente, la 4ran oposicin semitica entre si4niicante < si4niicado e, a s /e, r;pidamente se desentra+ < deconstr< drante s 8re/e apo4eo en los a+os sesenta < setenta. Lo e sstit
n aí se sstit
spesto /olmen rectan4larD, CtrapeoidalD9 es pticamente indecidi8le. %sta 4ran c8ierta de /entanas, c
tico como el enorme monolito de la pelícla 5667 de 'tanle< 8ric, e se presenta ante los espectadores como n destino eni4m;tico, como na llamada a la mtacin e/olti/a. 'i este ne/o centro r8ano mltinacional a anlado eicamente < a sstitido con 8rsedad al anterior te:ido r8ano rinoso, Cno podría decirse al4o similar de la orma en e esta e=tra+a spericie ne/a con/ierte rotndamente nestros anti4os sistemas de percepcin de la cidad en sistemas arcaicos < sin o8:eto, sin orecer otros a cam8ioD Eol/amos por *ltima /e al cadro de Mnc. &arece e/idente e El grito desmonta, de manera stil pero comple:a, s propia est>tica de la e=presin a la /e e permanece aprisionado en ella. ' contenido 4estal s8ra
ntricos en los e la /i8racin sonora aca8a torn;ndose /isi8le, como en la spericie del a4a, en na ininita re4resin e re/er8era desde el sriente asta conormar la 4eo4raía de n ni/erso donde el propio dolor a8la < /i8ra en la materialidad del ocaso < el paisa:e. %l mndo /isi8le se con/ierte aora en la pared de la mnada, donde se 4ra8a < transcri8e este 64rito e recorre la natralea en pala8ras de Mnc9O@ recordamos el persona:e de Latr>amont e crece en el interior de na mem8rana erm>tica < silenciosa <, tras romperla con s propio 4rito al /islm8rar lo monstroso de la deidad, se reincorpora así al mndo del sonido < del srimiento. Todo esto s4iere na iptesis istrica m;s 4eneral@ e conceptos como los de an4stia < alienacin < las e=periencias a e corresponden, como en El grito*
le8res casos de a4otamiento prematro < atodestrccin a inales de los a+os sesenta < las 4randes e=periencias dominantes de la dro4a < la esiorenia ten4an
ricas < los nerticos de los tiempos de Fred, ni tampoco con las e=periencias típicas de aislamiento < soledad radicales, anomia, re8elin pri/ada < locra a lo Ean Go4 e dominaron en el período del modernismo. 'e pede deinir este cam8io en la din;mica de la patolo4ía cltral diciendo e la ra4mentacin del s:eto desplaa a s alienacin. %stos t>rminos remiten ine/ita8lemente a no de los temas de moda de la teoría contempor;nea, el tema de la 6merte del s:eto como tal Kesto es, el in de la mnada, del e4o o del indi/ido 8r4>s atnomoK, con el consi4iente incapi> 8ien como ne/o ideal moral, 8ien como descripcin empírica9 en el descentramiento del s:eto antes centrado, esto es, de la psie. %ntre las dos ormlaciones posi8les de esta nocin Kla istoricista, se4*n la cal el s:eto centrado del período del capitalismo cl;sico < de O
#. 'tan4, Edvard %unc&, Ie/a or, 17, p. 0.
la amilia nclear est; o< diselto en el mndo de la 8rocracia administrati/a, < la m;s radical del postestrctralismo, para la e ese s:eto nnca e=isti sino e e na serte de espe:ismo ideol4icoK me inclino, o8/iamente, por la primera5 en calier caso, la se4nda a de tener en centa al4o así como na 6realidad de las apariencias9. emos de a+adir, no o8stante, e el pro8lema de la e=presin se /incla estrecamente con na concepcin del s:eto como n recipiente mon;dico, e siente las cosas en s interior < las e=presa pro
n aí, el cadro de Mnc se impone como na rele=in comple:a so8re esta complicada sitacin@ nos mestra e la e=presin e=i4e la cate4oría de la mnada indi/idal, pero tam8i>n nos ense+a el alto precio e a de pa4arse por esta precondicin, esceniicando la ineli parado:a de e cando constitimos nestra s8:eti/idad indi/idal como n terreno atosiciente < cerrado, nos cerramos a todo lo dem;s < se nos condena a la cie4a soledad de la mnada, enterrada en /ida < sentenciada a na prisin sin escape posi8le. La postmodernidad representa el presnto inal de este dilema, al e sstit
s, o mnada, conlle/a sin dda el inal de las psicopatolo4ías de este e4o lo e /en4o llamando el ocaso del aecto9. &ero si4niica el in de mco m;s@ por e:emplo, del estilo como al4o *nico < personal, el in de la pincelada indi/idal < distinti/a sim8oliado por la incipiente primacía de la reprodccin mec;nica9. %n canto a la e=presin < los sentimientos o emociones, la li8eracin e se prodce en la sociedad contempor;nea de la anti4aanomia del s:eto centrado pede si4niicar, asimismo, no slo na li8eracin de la an4stia sino tam8i>n de todo tipo de sentimiento, al no estar
poca postmoderna carecan totalmente de sentimientos, sino e aora tales sentimientos Ke sería m;s e=acto llamar, si4iendo a J. F. L
n se pede identiicar, en el conte=to m;s estreco de la crítica literaria, con el decli/e de las 4randes tem;ticas modernistas del tiempo < la temporalidad, de los misterios ele4íacos de la durée y la memoria al4o e a de entenderse como cate4oría de la crítica literaria asociada con el propio modernismo, así como con ss o8ras9. !on recencia se a dico, sin em8ar4o, e o< a8itamos lo sincrnico m;s e lo diacrnico, < creo e al menos es empíricamente plasi8le sostener e nestra /ida cotidiana, nestra e=periencia psíica, nestros len4a:es cltrales, est;n o< dominados por cate4orías espaciales m;s e temporales, a dierencia de lo e ocrría en el anterior período modernistaV. V
Wste es el momento de a8ordar n si4niicati/o pro8lema de tradccin < de decir por >, en niQ opinin, la idea de na espacialiacin postmoderna no es incompati8le con la inl
cnica espacial, e recerda el Art of %emory de F. ates, na constrccin 6totaliante en el sentido estricto de la o8ra esti4matiada, atnoma, por la e el particlar incl
La desaparicin del s:eto indi/idal, < s consecencia ormal de la creciente disipacin del estilo personal, en4endran la pr;ctica casi ni/ersal de lo e se pede llamar 6pastice. %ste concepto, e de8emos a Tomas Mann en o8tor 9austus* y e >ste, a s /e, tom de la 4ran o8ra de Adorno so8re los dos caminos de la e=perimentacin msical a/anada la planiicacin inno/adora de 'coen8er4 < el eclecticismo irracional de 'tra/ins<9, a de dierenciarse claramente de la idea com*n de parodia. 'in dda, la parodia encontr n terreno >rtil en las idiosincrasias de los modernos < de ss estilos 6inimita8les@ la rase lar4a de Falner, por e:emplo, con ss 4erndios entrecortados5 la ima4inería de la natralea de Larence, salpicada de irritantes coloialismos5 las in/eteradas ipstasis de las partes no sstanti/as del a8la de ?allace 'te/ens 6las intrincadas e/asiones del se4*n95 los atales descensos en *ltima instancia predeci8les9 desde el e4re4io pat&os orestal asta el sentimentalismo del acorden rral, en Maler5 el so, meditati/o < solemne, e ace eide44er de la alsa etimolo4ía como modo de 6pre8a... Todo esto da la impresin de ser al4o idiosincr;tico,
cticamente de la cantidad a la calidad, al estallido de la literatra moderna en na pl>tora de estilos < manierismos pri/ados le a se4ido na ra4mentacin lin4Xística de la /ida social misma, asta el pnto de e la propia norma se a esmado, redcida al discrso netral < reiicado de los media m< le:os de las aspiraciones tpicas de los in/entores del esperanto o del Basic %n4lis95 discrso e, a s /e, se con/ierte en n idiolecto entre otros. Los estilos modernistas se con/ierten así en cdi4os postmodernos. La a8losa prolieracin actal de los cdi4os sociales en las :er4as proesionales < disciplinarias < en las se+as e airman la adesin >tnica, de 4>nero, racial, reli4iosa < de 4rpos9 es tam8i>n n enmeno político, < esto lo demestra con creces el pro8lema de la micropolítica. 'i las ideas de na clase diri4ente eron na /e la ideolo4ía dominante o e4emnica9 de la sociedad 8r4esa, o< los países capitalistas a/anados son n campo de etero4eneidad estilística < discrsi/a carente de norma. Líderes sin rostro si4en aplicando las estrate4ias econmicas e constri+en nestras e=istencias, pero
n el des/anecimiento del /ie:o len4a:e nacional. %n estas circnstancias, la parodia misma pierde s /ocacin5 /i/i s momento, < esa e=tra+a no/edad del pastice a tomado lentamente el rele/o. %l pastice es, como la parodia, la imitacin de n estilo pecliar o *nico, idiosincr;sico5 es na m;scara lin4Xística, a8lar n len4a:e merto5 pero es na pr;ctica netral de esta mímica, no detalle a la dea de la propia orma total. Adorno cita n comentario del director de oresta Alred Loren en este preciso sentido@ 6'i as dominado por completo na o8ra de arte en todos ss detalles, a /eces e=perimentas momentos en los e t conciencia del tiempo desaparece de pronto < toda la o8ra parece lo e podríamos llamar YespacialY, esto es, todo est; presente en la mente con precisin < de modo simlt;neo. &ero esta espacialidad mnemot>cnica nnca podría caracteriar a los te=tos postmodernos, e se a8stienen de la 6totalidad casi por deinicin. Así pes, la orma espacial modernista de Fran es sinecdtica, en tanto e ni siiera sir/e como comieno e/ocar la pala8ra meton"mica para la r8aniacin ni/ersal de la postmodernidad, por no a8lar de s nominalismo del aí-<-aora.
posee las se4ndas intenciones de la parodia5 amptado s implso satírico, carece de risa < de la con/iccin de e, :nto a la len4a anormal e emos tomado prestada por el momento, toda/ía e=iste na sana normalidad lin4Xística. %l pastice es, entonces, na parodia /acía, na estata cie4a@ es a la parodia lo mismo e esa pr;ctica moderna tan interesante e istricamente ori4inal9 de la ironía /acía es respecto a lo e ?a
tico de Adorno, si 8ien de modo ne4ati/o@ el at>ntico precrsor de la prodccin cltral postmoderna no es 'c[n8er4 la esterilidad de s sistema conclido
s de las m;scaras < las /oces almacenadas en el mseo ima4inario de na cltra e o< es 4lo8al. %sta sitacin pro/oca, e/identemente, lo e los istoriadores de la aritectra llaman 6istoricismo, es decir, la cani8aliacin aleatoria de todos los estilos del pasado, el :e4o de la alsin estilística aarosa <, en 4eneral, lo e enri Le\8/re 8ati como la creciente primacía de lo 6neo. An así, esta omnipresencia del pastice no es incompati8le con n cierto mor, ni est; e=enta de pasin@ es, como poco, compati8le con la adiccin, con ese apetito, *nico en la istoria, e tienen los consmidores de n mndo transormado en meras im;4enes de sí mismo, apetito de psedoacontecimientos < 6espect;clos dico con el t>rmino de los sitacionistas9. &ara tales o8:etos podemos reser/ar la concepcin de &latn del 6simlacro, la copia id>ntica de la e :am;s a e=istido n ori4inal. M< coerentemente, la cltra del simlacro nace en na sociedad donde el /alor de cam8io se a 4eneraliado asta el pnto de e desaparece el recerdo del /alor de so, na sociedad donde, como a o8ser/ado G< $e8ord en na rase e=traordinaria, 6la ima4en se a con/ertido en la orma inal de la reiicacin de la mercancía La sociedad del espect)culo*. !a8e esperar e la ne/a l4ica espacial del simlacro ten4a n eecto crcial en lo e solía ser el tiempo istrico. %l propio pasado se modiica@ lo e en la no/ela istrica tal < como la deine L;cs9 era la 4enealo4ía or4;nica del pro
s lo e la istorio4raía redentora de n %. &. Tompson o de la 6istoria oral norteamericana, la resrreccin de los mertos de 4eneraciones annimas < silenciadas, si4e /iendo cmo la dimensin retrospecti/a indispensa8le para toda reorientacin /ital de nestro tro colecti/o9 se a lle4ado a con/ertir en n /asto con:nto de im;4enes, n in4ente simlacro oto4r;ico. o<, la incisi/a consi4na de G< $e8ord se adeca me:or e nnca a la 6preistoria de na sociedad despo:ada de toda istoricidad, na sociedad c
ntesis < termina 8orr;ndose del todo, de:;ndonos tan slo te=tos. Io se piense, an así, e este proceso /a acompa+ado de indierencia@ o<, por el contrario, el nota8le amento de na adiccin a la ima4en oto4r;ica es n síntoma palpa8le de n istoricismo omnipresente, omní/oro < casi li8idinal. !omo
mica9 al
complaciente eclecticismo de la aritectra postmoderna, e cani8alia, al aar < sin principios pero con entsiasmo, los estilos aritectnicos del pasado, < los com8ina en estimlantes con:ntos. %l t>rmino 6nostal4ia no parece del todo satisactorio para desi4nar esta ascinacin so8re todo si se piensa en la aliccin e prodce esa nostal4ia Kcaracterísticamente modernaK de n pasado e slo se de:a recperar en t>rminos est>ticos9. &ero an así nos sir/e para desc8rir na maniestacin de este proceso Kcltralmente mco m;s e=tendidaK en el arte < el 4sto comerciales, a sa8er@ la llamada pelícla nost;l4ica lo e los ranceses llaman la mode rétro*. %l cine de la nostal4ia reestrctra todo el tema del pastice, pro
s de la le< >rrea de los cam8ios de la moda < la incipiente ideolo4ía de la 4eneracin. La pelícla ina4ral de este ne/o discrso est>tico, American :raffiti 7;<4* de Geor4e Lcas, iso recperar, como tantas otras desde entonces, la ipntica realidad de la era %isenoer5 ca8ría pensar e, al menos para los norteamericanos, los a+os cincenta si4en siendo el pri/ile4iado o8:eto perdido del deseo Kno slo representan la esta8ilidad y prosperidad de na pa2 americana, sino tam8i>n la primera inocencia naif de los implsos contracltrales del roc8 and roll temprano y de las 8andas :/eniles Rumble 9is&, de !oppola, ser; el canto *ne8re contempor;neo e lamente s in, an a8i>ndose ilmado, contradictoriamente, con el m;s 4enino estilo del cine de la nostal4ia9. Tras esta rptra inicial, otros períodos 4eneracionales se a8ren a la coloniacin est>tica, tal < como lo ilstra la recperacin estilística de los a+os treinta en %stados "nidos e talia e lle/an a ca8o, respecti/amente, &olansi en =&inato>n < Bertolcci en El =onformista. M;s interesantes K< m;s pro8lem;ticosK son los intentos *ltimos de delimitar con este ne/o discrso nestro propio presente < nestro pasado inmediato, o 8ien na istoria m;s le:ana e se escapa a la memoria e=istencial indi/idal. Ante estas *ltimas realidades Knestro presente social, istrico y e=istencial, y el pasado como 6reerenteK, reslta especialmente e/idente e n len4a:e artístico postmoderno de la 6nostal4ia es incompati8le con la at>ntica istoricidad. 'in em8ar4o, esta contradiccin implsa a la actitd nost;l4ica acia na ne/a in/enti/a ormal comple:a e interesante5 entendi>ndose e el cine de la nostal4ia nnca t/o e /er con na 6representacin anticada de n contenido istrico, sino e enoca8a el 6pasado mediante la connotacin estilística, transmitiendo la 6anti4Xedad mediante las lstrosas calidades de la ima4en, < la 6a+os treinta-idad o la 6a+os cincenta-idad con las calidades de la moda si4iendo en esto la prescripcin del Bartes de las %yt&ologies, para ien la connotacin proporciona8a idealidades ima4inarias < estereotipadas@ por e:emplo, la 6cineidad como 6concepto $isne<-%&!(T de !ina9. La insensi8le coloniacin e del presente ace la actitd nost;l4ica se pede o8ser/ar en la ele4ante pelícla de Larence asdan ?ody (eat 9uego en el cuerpo*, n le:ano rema8e de ouble /ndemnity El cartero siempre llama dos veces*, de James M. !ain, m;s propio
de la 6interte=talidad, n ras4o deli8erado e inerente al eecto est>tico < e acti/a na ne/a connotacin de 6anti4Xedad < prondidad psedoistrica en la e la istoria de los estilos est>ticos desplaa a la 6/erdadera istoria. a desde el inicio, toda na serie de si4nos est>ticos comiena a distanciarnos temporalmente de la ima4en contempor;nea oicial@ la tipo4raía art$déco de los títlos de cr>dito, por e:emplo, sir/e para pro4ramar al espectador a n modo adecado de recepcin 6nost;l4ica la cita art$déco cmple la misma ncin en la aritectra contempor;nea, como en el nota8le %aton !entre de Toronto97. Mientras, las comple:as alsiones si 8ien pramente ormales9 a la institcin del star system desencadenan n :e4o de connotaciones 8astante distinto. %l prota4onista, ?illiam rt, pertenece a na ne/a 4eneracin de 6estrellas cinemato4r;icas de corte m< distinto a la 4eneracin anterior de sperestrellas masclinas como 'te/e McNeen o Jac Iicolson o inclso, m;s le:anamente, Marlon Brando9, por no a8lar de ases m;s tempranas en la e/olcin de la institcin de la estrella. La 4eneracin inmediatamente precedente pro
s < por /ía de ss c>le8res personalidades al mar4en de la pantalla, e a mendo connota8an re8elin < anticonormismo. La *ltima 4eneracin de actores estrella contin*a reairmando las nciones con/encionales del estrellato so8re todo la se=alidad9, pero la 6personalidad en sentido anti4o a desaparecido por completo < predomina cierto anonimato propio de la interpretacin e en actores como rt alcana dimensiones de /irtosismo, si 8ien m< dierente al del Brando anti4o o al de (li/ier9. %sta 6merte del s:eto en la institcin actal de la estrella a8re, sin em8ar4o, la posi8ilidad de n :e4o de alsiones istricas a papeles mco m;s anti4os en este caso, los e se asocian con !lar Ga8le9, de modo e aora tam8i>n el propio estilo de interpretacin pede ser/irnos como 6connotador del pasado. &or *ltimo, la pesta en escena se a oto4raiado < montada estrat>4icamente, con 4ran in4enio, para omitir la ma
sticos c
tico sr4i a s /e como síntoma preciso del decli/e de nestra istoricidad, de nestra posi8ilidad /ital de e=perimentar la istoria de modo acti/o. Io se pede decir, por tanto, e prodca esta e=tra+a ocltacin del presente por s propio poder ormal5 m;s 8ien, a8ría e decir e slo demestra las enormes proporciones de na sitacin en la e cada /e somos m;s incapaces de or:ar representaciones de nestra propia e=periencia actal. %n canto a la propia 6istoria real Ktradicionalmente, el o8:eto comoiera e se deina9 de lo e se llam no/ela istricaK, lo m;s re/elador ser; atender al destino 7
Eer tam8i>n 6 Art $eco en mi +ignatures of t&e Visible, 0ueva or, 10.
postmoderno de esa anti4a orma de e=presin en no de los pocos no/elistas de iierdas serios e inno/adores e en la actalidad a< en %stados "nidos. 's li8ros se alimentan de istoria en el sentido m;s tradicional <, asta aora, parecen :alonar scesi/os momentos 4eneracionales en la 6>pica de la istoria americana, entre los e se me/en alternati/amente. Ragtime, de %. L. $octoro, se presenta oicialmente como panorama de las dos primeras d>cadas del si4lo al i4al e @orld's 9air*3 su no/ela m;s reciente, ?illy ?at&gate, a8orda, como Loon La8e, los a+os treinta y La Gran $epresin, < 1&e ?oo8 of aniel nos ense+a, en dolorosa <=taposicin, los dos 4randes momentos de la /ie:a < la ne/a iierda, del comnismo de los a+os treinta < carenta < el radicalismo de los sesenta inclso se podría decir e s temprano >estern enca:a en este esema, < e desi4na con na menor articlacin < atoconsciencia ormal el traado *ltimo de la rontera a inales del si4lo ZZ9. 1&e ?oo8 o f aniel no es la *nica de estas cinco no/elas istricas ndamentales e esta8lece n /ínclo narrati/o e=plícito entre el presente del lector, el escritor < la realidad istrica pasada e es el tema de la o8ra. La asom8rosa *ltima p;4ina de Loon La8e, e no des/elar>, ace esto mismo de manera m< distinta5 tiene s inter>s ad/ertir e la primera /ersin de Ragtime nos sit*a e=plícitamente en nestro propio presente, en la casa del no/elista en Ie #ocelle, Ie/a or, e al instante se con/ierte en la escena de s propio pasado ima4inario9 en la primera d>cada de nestro si4lo. %ste detalle se a sprimido en el te=to p8licado, en n sim8lico corte de amarras e de:a li8re a la no/ela para e lote en el ne/o mndo de n tiempo istrico pasado con el e sostenemos na relacin m< pro8lem;tica. La atenticidad del 4esto, sin em8ar4o, se pede medir por el e/idente eco de nestra e=istencia de e
s de los peridicos < en nestra cotidianeidad. La crisis de la istoricidad, sin em8ar4o, se inscri8e sintom;ticamente en otras criosas características ormales de este te=to. ' tema oicial es la transicin desde la política radical < o8rera anterior a la &rimera Gerra Mndial las 4randes el4as9 asta la inno/acin tecnol4ica < la ne/a prodccin de mercancías de los a+os /einte el a4e de oll<ood < de la ima4en como mercancía9@ la /ersin interpolada del %ic&ael Bo&l&aas de leist, el e=tra+o y tr;4ico episodio de la re/elta del prota4onista ne4ro, se pede considerar n momento relacionado con este proceso. %n todo caso, parece o8/io e Ragtime tiene n contenido político e inclso al4o así como n 6si4niicado político5 L
rminos de ss tres amilias paralelas@ la del establis&ment an4loamericano, la de las mar4inales de los inmi4rantes eropeos < la de los ne4ros americanos. La accin de la no/ela dispersa el centro de la primera < desplaa los m;r4enes acia los m*ltiples 6centros de la narrati/a, en na ale4oría ormal de la demo4raía social de la Am>rica r8ana. 'e e:erce, adem;s, na intensa crítica a los ideales democr;ticos americanos a tra/>s de la presentacin del conlicto de clases arrai4ado en la propiedad capitalista < en el poder del dinero. %l ne4ro !oalose, el 8lanco odini < el inmi4rante Tate pertenecen todos a la clase o8rera, < por ello Ke no a pesar de elloK todos peden esorarse por crear H
6#a4time@ American Revie>, 56 7;
ne/as ormas est>ticas ra4time, /ode/il, cine9 .
&ero esta /isin de la no/ela no lle4a a lo esencial, pore le coniere na admira8le coerencia tem;tica e pocos lectores a8r;n podido e=perimentar al analiar la sinta=is de n o8:eto /er8al tan cercano a los o:os e se escapa a estas perspecti/as. tceon, por spesto, tiene toda la ran, < la no/ela 8iera si4niicado todo lo e ella dice de no ser n mecanismo postmoderno. %n primer l4ar, los o8:etos de la representacin, persona:es o8/iamente narrati/os, son inconmensra8les <, por así decirlo, est;n ecos de sstancias e, como el a4a < el aceite, no admiten comparacin odini es na i4ra &istórica, Tate ficticia y !oalose interte2tual*, y a na comparacin interpretati/a de este tipo le es m< diícil darse centa de esto. &or otro lado, el tema atri8ido a la no/ela pide n e=amen distinto,
ticas9. %n mi opinin, esto es como el trasondo ele4íaco, si no el si4niicado, de Ragtime y, i;s, de la o8ra de $octoro en 4eneral5 pero entonces necesitamos otra manera de descri8ir la no/ela e la /el/a similar a na e=presin inconsciente < na in/esti4acin asociati/a de esta do2a de iierdas, de esta opinin istrica o casi-/isin del 6espírit o8:eti/o en el o:o de la mente. Lo e tal descripcin tendría e se+alar es la parado:a de e na no/ela aparentemente realista como Ragtime sea en realidad na o8ra e no representa o descri8e al4o sino e crea na especie de olo4rama com8inando si4niicantes ima4inarios de di/ersos ideolo4emas. %l e:e de mi ar4mento, sin em8ar4o, no es na iptesis so8re la coerencia tem;tica de esta narrati/a descentrada, sino todo lo contrario@ el tipo de lectra e impone esta no/ela pr;cticamente nos impide alcanar < tematiar esos 6temas oiciales e 4ra/itan so8re el te=to sin e podamos inte4rarlos en nestra lectra de las rases. %n este sentido, la no/ela no slo se resiste a la interpretacin, sino e adem;s se or4ania sistem;tica < ormalmente para impedir na interpretacin social e istrica de tipo m;s anti4o e presenta < retira sin cesar. 'i recordamos e la crítica < el recao tericos de la interpretacin como tal son n componente ndamental de la teoría postestrctralista, es diícil no conclir e $octoro a incorporado intencionadamente esta misma tensin, esta misma contradiccin, en el cadal de ss rases. %l li8ro est; a8arrotado de i4ras istricas reales Kdesde Tedd< #oose/elt a %mma Goldman, desde arr< . Ta < 'tanord ?ite a &ierpont Mor4an < enr< Ford, por no mencionar el papel m;s central de odiniK e interact*an con na amilia icticia, desi4nada simplemente como &adre, Madre, ermano Ma
ctica narrati/a entre lo e
s en las p;4inas de la no/ela. &ero el procedimiento de $octoro es mco m;s radical, < me atre/ería a sostener e la desi4nacin de am8os tipos de caracteres Knom8res istricos
L. tceon, A #oetics of #ostmodernism, 7;, pp. D7$D5.
< roles amiliares con ma<*sclaK nciona poderosa < sistem;ticamente para reiicar a todos estos persona:es e impedir e reci8amos s representacin sin e pre/iamente inter/en4a n conocimiento o do=a
ndonos dierenciar m;s concretamente entre el estilo personal e ela8oran los modernos < este ne/o tipo de inno/acin lin4Xística, e
s americano e, sin em8ar4o, no se pede detectar por /ía empírica en nin4na de las oraciones perectamente 4ramaticales e componen la o8ra. a*n a< otras 6inno/aciones t>cnicas m;s e/identes e peden aportar na cla/e de lo e le ocrre al len4a:e de RagtimeF es de so8ra conocido, por e:emplo, e detr;s de mcos de los eectos característicos de la no/ela de !ams El e2tranero est; la decisin /olntaria del ator de sstitir el tiempo ranc>s del passé composé por los tiempos /er8ales de pasado m;s a8itales de la narracin en este idioma10. Me parece e aí podría ocrrir al4o similar@ como si $octoro se 8iera propesto sistem;ticamente prodcir el eecto, o el ei/alente en s len4a:e, de n tiempo /er8al pasado e el in4l>s no posee, a sa8er, el pret>rito ranc>s o passé simple*, cuyo mo/imiento 6perecti/o, tal < como nos ense+ %mile Ben/eniste, sir/e para separar acontecimientos del presente de la ennciacin < para transormar el cadal de tiempo < accin en acontecimientos o8:eti/ados pntales, aca8ados, completos < aislados, separados de toda sitacin presente inclida la sitacin del acto de contar la narracin, el acto de ennciacin9. %. L. $octoro es el poeta >pico de la desaparicin del pasado radical norteamericano, de la e=tincin de tradiciones < >pocas anti4as de la tradicin norteamericana radical@ nin4*n simpatiante de la iierda pede leer estas espl>ndidas no/elas sin sentir na pnante aliccin e constit
ntico camino para conrontar nestros propios dilemas políticos. An así, lo interesante desde na perspecti/a cltral es e $octoro a
tica en4endrada por la desaparicin del reerente istrico. %sta no/ela istrica es incapa
J.-&. 'artre, G L'Htranger de !ams, en +ituations //, Gallimard, &arís, 1PH.
la prodccin cltral se reinserta en n espacio mental e
neo, ra4mentario < aleatorio. 'in em8ar4o, >stos son precisamente al4nos de los t>rminos pri/ile4iados con los e se a analiado la prodccin cltral postmoderna e inclso con los e la an deendido ss propios apolo4etas9. 'i4en siendo, no o8stante, ras4os pri/ati/os5 las ormlaciones m;s sstanti/as tienen nom8res tales como te=talidad, écriture o escritra esior>nica, < es a >stas a las e de8emos atender aora 8re/emente. !reo e aí nos ser; *til la concepcin lacaniana de la esiorenia, no pore
tico11. (8/iamente, me allo m< le:os de pensar e los principales artistas postmodernos K !a4e, As8er<, 'ollers, #o8ert ?ilson, smael #eed, Micael 'no, ?arol < asta el propio BecettK sean esior>nicos en sentido clínico. Tampoco trato de ela8orar n dia4nstico cltral < de la personalidad de nestra sociedad < s arte, como acen las críticas cltrales psicolo4iantes < moraliantes del tipo de la inl
el trasondo psicoanalítico amiliar o m;s ortodo=o de esta sitacin, e Lacan traspone al len4a:e descri8iendo la ri/alidad 11
La reerencia 8;sica, donde Lacan e=amina a 'cre8er, es 6$S"ne estion pr>liminaire ] tot traitement possi8le de la ps
s del Anti$Edipo de $elee < Gattari.
edípica no tanto en t>rminos del indi/ido 8iol4ico e ri/alia por acaparar la atencin de la madre, como de lo e llama el Iom8re-del-&adre, la atoridad paterna considerada aora como na ncin lin4Xística12. ' concepcin de la cadena si4niicante prespone esencialmente no de los principios 8;sicos < no de los 4randes desc8rimientos9 del estrctralismo de 'assre, la tesis de e el sentido no es na relacin de no a no entre el si4niicante < lo si4niicado, entre la materialidad del len4a:e Kna pala8ra o n nom8reK < s reerente o concepto. 'e4*n el ne/o enoe, el sentido se 4enera por el mo/imiento de si4niicante a si4niicante. Lo e solemos llamar 6lo si4niicado Kel si4niicado o contenido conceptal de n ennciadoK de8e considerarse m;s 8ien n eecto de si4niicado, ese espe:ismo o8:eti/o de la si4niicacin e la interrelacin de los si4niicantes 4enera < pro
nico se pede comprender entonces con na tesis do8le@ primero, e la identidad personal es eecto de na cierta niicacin temporal del pasado < el tro con nestro presente5 <, se4ndo, e la propia niicacin temporal acti/a es na ncin del len4a:e Ko, me:or a*n, de la oracinK en s recorrido temporal por s círclo ermen>tico. 'omos tan incapaces de niicar el pasado, el presente < el tro de la oracin como el pasado, el presente < el tro de nestra e=periencia 8io4r;ica o /ida psíica. Así pes, con la rptra de la cadena si4niicante el esior>nico eda redcido a na e=periencia de pros si4niicantes materiales o, en otras pala8ras, a na serie de presentes pros < sin cone=in en el tiempo. Aora nos pre4ntaremos por la est>tica o los resltados cltrales de esta sitacin, pero /eamos primero > siente al4ien e est; en ella@ #ecerdo m< 8ien el día en e ocrri. %st;8amos en el campo <
a esccar, < en ael instante me so8re/ino na e=tra+a sensacin, na sensacin diícil de analiar pero cercana a al4o e desp>s a8ría de conocer demasiado 8ien Kn inietante sentido de irrealidadK. Me parecía e
a :4ar para 6acer e las cosas parecieran como solían ser, esto es, para re4resar a la realidad. Fe la primera aparicin de aellos elementos e siempre est/ieron presentes en posteriores sensaciones de irrealidad@ na e=tensin ilimitada, na l 8rillante y el lstre y la tersra de las cosas materiales13.
12
E>ase mi 6ma4inar< and '
M. '>cea
%n el conte=to e nos ocpa, esta e=periencia s4iere lo si4iente@ primero, e la rptra de la temporalidad li8era s*8itamente a este presente del tiempo de todas las acti/idades e intencionalidades e podrían centrarlo < con/ertirlo en n espacio de pra=is5 al aislarse así, ese presente en/el/e de pronto al s:eto con na /i/ea indescripti8le, con na a8rmadora materialidad de la percepcin e pone eicamente en escena el poder del si4niicante material Ko, me:or, literalK aislado. %ste presente del mndo o si4niicante material se sit*a ante el s:eto con na intensidad realada, portando na misteriosa car4a de aecto e aí se descri8e en los t>rminos ne4ati/os de la ansiedad < la p>rdida de la realidad, pero e del mismo modo ca8ría ima4inar en los t>rminos positi/os de la intensidad into=icante o alcin4ena de la eoria. %stos inormes clínicos arro:an na sorprendente l so8re lo e ocrre en la te=talidad o en el arte esior>nico, si 8ien en el te=to cltral el si4niicante aislado
l. Al4nas narrati/as de Becett son tam8i>n de este cali8re, so8re todo @att, donde la primacía de la oracin en tiempo presente desinte4ra sin piedad el te:ido narrati/o e intenta reormarse en torno s
+entence 0ueva oración*J parece a8er adoptado la ra4mentacin esior>nica como est>tica ndamental. =&ina Ei/imos en el tercer mndo a partir del sol. I*mero tres. Iadie nos dice > emos de acer. Feron m< ama8les ienes nos ense+aron a contar. 'iempre es ora de partir. 'i lle/e, o 8ien tienes t para4as o no lo tienes. %l /iento se lle/a t som8rero. Tam8i>n sale el sol. &reeriría e las estrellas no nos descri8ieran nas a otras5 preeriría e lo ici>ramos nosotros mismos. !orre rente a t som8ra. "na ermana e apnta acia el cielo al menos na /e cada d>cada es na 8ena ermana. %l paisa:e est; motoriado. %l tren te lle/a adonde >l /a. &entes entre las a4as. Gente e se dispersa por /astas e=tensiones de cemento, diri4i>ndose acia el plano. Io ol/ides cmo ser;n t som8rero < ts apatos cando
D (e aprendido a &ablar. %stpendo. La persona c
podía acer la m+eca mientras
caíaD Iada. Eete a dormir. Te sientan m< 8ien los pantalones cortos. la 8andera tam8i>n tiene n aspecto ant;stico. Todos disrtaron de las e=plosiones. ora de despertar. &ero es me:or acostm8rarse a los se+os.
?ob #erelman7C
Mco se podría decir so8re este interesante e:ercicio de discontinidades5 la reaparicin en estas oraciones incone=as de n si4niicado 4lo8al m;s niicado no es la menos parad:ica. %ecti/amente, en la medida en e se trata Ken cierta manera criosa < secretaK de n poema político, parece e capta al4o del entsiasmo del e=perimento social inmenso e inaca8ado, sin paralelo en la istoria mndial, de la Ie/a !ina5 la aparicin inesperada, entre las dos sperpotencias, de n 6n*mero tres, la rescra de todo n ne/o mndo de o8:etos prodcido por seres manos e e:ercen n ne/o control so8re s destino colecti/o <, so8re todo, el acontecimiento se+ero de na colecti/idad con/ertida en n ne/o 6s:eto de la istoria < e, tras el lar4o so:4amiento del edalismo < el imperialismo, /el/e a a8lar con /o propia, por sí misma, como si era la primera /e. &ero, so8re todo, iero rele:ar cmo lo e /en4o llamando dis<ncin esior>nica o écriture, cando se 4eneralia a estilo cltral, de:a de sostener na relacin necesaria con el contenido patol4ico e asociamos con t>rminos como el de esiorenia, < eda disponi8le para intensidades m;s 4oosas5 precisamente, para aella eoria e, como /imos, desplaa8a a los /ie:os aectos de la an4stia < la alienacin. !onsideremos, por e:emplo, la /ersin e oreci Jean-&al 'artre de na tendencia similar en Fla8ert@ ' rase 'artre se reiere a Fla8ert9 rodea el o8:eto, lo a4arra, lo inmo/ilia < le rompe el espinao5 le4o, se cierra so8re >l <, al cam8iarse en piedra, lo petriica con ella. %s na era cie4a < sorda, sin arterias@ no a< ni n soplo de /ida < n silencio prondo la separa de la rase si4iente5 cae en el /acío, eternamente, < arrastra a s presa en esta caída deiniti/a. Toda realidad, na /e descrita, eda eliminada del in/entario 1O.
1P
1O
#rimer, Berele<, 17H. J.-&. 'artre, KMué es la literatura, en Nbras =ompletas, Losada, Benos Aires, 1V2, tomo 2, p. 10V1.
Me atre/ería a considerar esta interpretacin como na especie de ilsin ptica o ampliacin oto4r;ica9 de cari in/olntariamente 4eneal4ico, e destaca de modo anacrnico ciertas características latentes o s8ordinadas, propiamente postmodernas, del estilo de Fla8ert. Io o8stante, constit
ctica de lo cltralmente dominante < s8ordinado. es e, en Fla8ert, estos ras4os eran síntomas y estrate4ias de toda esa /ida pstma y del resentimiento de la pra=is e denncia 'artre con creciente compasin9 a lo lar4o de las tres mil p;4inas de L'idiot de la famille. !ando estas características se con/ierten en norma cltral, se desprenden de todo aecto ne4ati/o < pasan a disposicin de sos m;s decorati/os. &ero a*n no emos a4otado los secretos estrctrales del poema de &erelman. #eslta e tiene 8astante poco e /er con ese reerente llamado 6!ina5 en eecto, el ator a contado e, calle:eando por !inaton, encontr n li8ro de oto4raías con pies de oto ideo4ram;ticos e para >l eran letra merta i;s de8eríamos decir e eran n si4niicante material9. Las rases del poema en cestin son ss propios pies de oto a aellas im;4enes, < ss reerentes otra ima4en, otro te=to asente5 < la nidad del poema no a de 8scarse
l, en la nidad de8ida de otro li8ro asente. a< aí n sorprendente paralelismo con la din;mica de la llamada pintra otorrealista5 >sta parecía n retorno a la representacin < la i4racin tras la lar4a e4emonía de la est>tica de la a8straccin, asta e ed claro e ss o8:etos tampoco podían allarse en el 6mndo real sino e eran oto4raías de ese mndo real transormado aora en im;4enes, mndo del e el 6realismo de la pintra otorrealista es el simlacro. %stas o8ser/aciones so8re la esiorenia < la or4aniacin temporal se podrían a8er ormlado, sin em8ar4o, de otro modo e nos remite de ne/o a la nocin de eide44er de la isra o a8ismo a8ierto entre la Tierra < el Mndo, si 8ien es claramente incompati8le con el tono < la ele/ada seriedad de s ilosoía. Nisiera descri8ir la e=periencia postmoderna de la orma con lo e parecer;, espero, na rmla parad:ica@ la tesis de e 6la dierencia relaciona. Iestra propia crítica reciente, de Macere< en adelante, se a ocpado de acentar la etero4eneidad < las prondas discontinidades de la o8ra de arte, e a de:ado de ser niicada < or4;nica para con/ertirse casi en n ca:n de sastre o carto trastero de s8sistemas incone=os < todo tipo de materias primas e implsos aleatorios. %n otras pala8ras, la anti4a o8ra de arte a pasado a ser n te=to c
s de la dierencia pede ser a /eces na manera ne/a < ori4inal de pensar < perci8ir5 m;s a mendo, adopta la orma de n imperati/o imposi8le, para conse4ir na ne/a mtacin en lo e i;s
apiladas o diseminadas, e se colocan entre na e=8erante /e4etacin o nos acen 4i+os desde lo alto de n teco de estrellas de /ídeo ne/as < e=tra+as, retoman sin cesar secencias o circitos cerrados de im;4enes preseleccionadas e reaparecen asincrnicamente en las di/ersas pantallas. La anti4a est>tica la practican entonces los espectadores e, perple:os ante esta /ariedad discontina, an decidido concentrarse en na sola pantalla, como si la secencia relati/amente desprecia8le de im;4enes e se si4e en ella pose
ndolas por las e=traordinarias spericies del paisa:e r8ano otorrealista, donde asta los atom/iles des4aados 8rillan con na especie de ne/o esplendor alcinatorio. La eoria de estas ne/as spericies es tanto m;s parad:ica canto e s contenido esencial Kla propia cidadK se a deteriorado o desinte4rado asta n pnto e, con toda certea, a*n era inconce8i8le en los primeros a+os del si4lo ZZ, por no a8lar de la >poca anterior. C!mo pede deleitar a la mirada la miseria mana e se e=presa en la mercantiliacinD C!mo se pede /i/ir aora, con na ne/a < e=tra+a eoria alcinatoria, n salto c;ntico sin precedentes en la alienacin de la /ida cotidiana de la r8eD Wstas son al4nas de las pre4ntas e se nos plantean en este pnto de nestro an;lisis. Tampoco de8iera e=imirse de >ste a la i4ra mana, ane est; claro e la est>tica m;s reciente a lle4ado a sentir e la representacin del espacio es incompati8le con la representacin del cerpo@ es n inietante síntoma < conorma n tipo de di/isin est>tica del tra8a:o mco m;s pronnciado e el e a8ía en las anteriores concepciones 4en>ricas del paisa:e. %l espacio pri/ile4iado del arte m;s ne/o es radicalmente antiantropomrico, como en los cartos de 8a+o /acíos de la o8ra de $o4 Bond. La deiniti/a eticiacin contempor;nea del cerpo mano si4e, sin em8ar4o, n rm8o m< dierente en las estatas de $ane anson@ lo e
ster se e=tiende a los seres manos reales e se me/en a nestro alrededor en el mseo, transorm;ndolos tam8i>n a ellos, por n 8re/e instante, en simlacros mertos < de pi4mentacin carnosa. %l mndo, pes, pierde moment;neamente s prondidad <
amenaa con con/ertirse en na piel lstrosa, na ilsin estereoscpica, na a/alanca de im;4enes ílmicas sin densidad. &ero esta e=periencia Ces aora terroríica, o es :8ilosaD &ensar estas e=periencias en t>rminos de lo e 'san 'onta4 acot con el inl
rmino de camp a sido m< rctíero. &ropon4o n enoe al4o distinto, recrriendo al tema actal, tam8i>n m< en 8o4a, de 6lo s8lime, tal < como se a redesc8ierto en las o8ras de %dmnd Bre < ant5 o i;s al4ien preiera meclar am8as nociones en al4o así como na s8limidad camp o 6ist>rica. Lo s8lime era para Bre na e=periencia lindante con el terror, la /isin espasmdica llena de asom8ro, estpor < pa/or de aello e, por s enormidad, podía aplastar por completo la /ida mana. $esp>s, ant redeiniría el pro8lema para e incl
n a los límites de la i4racin < a la incapacidad de la mente mana para dotar de representacin a eras tan inmensas. %n el momento istrico de los al8ores del estado 8r4>s moderno, Bre slo e capa de conceptaliar estas eras en t>rminos de lo di/ino, e inclso eide44er si4i manteniendo na relacin antasm;tica con n paisa:e campesino < na sociedad rral or4;nicos < precapitalistas, e an lle4ado asta nestros días como orma inal de la ima4en de la Iatralea. o<, sin em8ar4o, cando la Iatralea sre n momento de eclipse radical, i;s sea posi8le pensar todo esto de n modo m< distinto@ a in de centas, la 6senda de 8ose de eide44er a sido destrida irredimi8le e irre/oca8lemente por el capitalismo tardío, por la re/olcin /erde, por el neocolonialismo < la me4alpolis, e cra con ss speratopistas los /ie:os campos < las parcelas /acías con/irtiendo la 6casa del ser de eide44er en apartamentos, cando no en míseros 8loes de /i/iendas sin caleaccin e inestados de ratas. %n este sentido, el otro de nestra sociedad
e la tecnolo4ía es aí n si4no de al4o dierente, e 8ien pede ser/ir como *til a8re/iatra para desi4nar ese enorme poder, propiamente mano < antinatral, de la era de tra8a:o inerte almacenada en nestra mainaria Kn poder alienado, eso e 'artre llama8a la 6contrainalidad de lo pr;ctico-inerte, e se /el/e contra nosotros con ormas irreconoci8les < parece constitir el inmenso orionte distpico de nestra pra=is, tanto colecti/a como indi/idal. Io o8stante, desde la ptica mar=ista el desarrollo tecnol4ico es el resltado del desarrollo del capital, < no na dimensin determinante en sí misma. &or ello, con/endría distin4ir /arias 4eneraciones de poder mainístico, /arias ases de re/olcin tecnol4ica dentro del propio capital. 'i4o aí a %rnst Mandel, e destaca tres rptras o saltos c;nticos ndamentales en la e/olcin de la mainaria 8a:o el capital@ Las re/olciones 8;sicas del poder tecnol4ico Kla tecnolo4ía de prodccin mec;nica de m;inas motricesK aparecen entonces como los momentos determinantes de la re/olcin tecnol4ica 4lo8almente considerada. La prodccin mec;nica de motores de /apor desde 1HPH5 la prodccin mec;nica de motores el>ctricos < de com8stin desde la *ltima d>cada del si4lo ZZ5 y la prodccin mec;nica de in4enios electrnicos y ncleares desde la d>cada de los
a+os carenta del si4lo ZZ@ tales son las tres re/olciones 4eneraliadas de la tecnolo4ía en4endradas por el modo de prodccin capitalista desde la re/olcin indstrial 6ori4inal de inales del si4lo ZE 1V.
%sta periodiacin s8ra
ctica del anterior. %stos son el capitalismo de mercado, la ase del monopolio o imperialista, < nestro propio momento, errneamente llamado postindstrial < e con t>rminos m;s adecados llamaremos ase del capital mltinacional. a e se+alado e la inter/encin de Mandel en el de8ate postindstrial implica la tesis de e el capitalismo tardío, mltinacional o de consmo, le:os de ser inconsistente con el 4ran an;lisis e iciera Mar= en el si4lo ZZ, constit
n a8r; edado claro e mi propia periodiacin cltral Kases de realismo, modernidad < postmodernidadK se alla a la /e inspirada < conirmada por el esema tripartito de Mandel. &odemos entonces reerirnos a nestro propio período como la %ra de la Tercera M;ina5 < es aí donde de8emos retomar el pro8lema de la representacin est>tica e
n s representacin, a /ariado dial>cticamente con cada na de estas ases calitati/amente distintas del desarrollo tecnol4ico. Eiene al caso recordar el entsiasmo e prod:o la mainaria en el momento del capital e precedi al nestro5 en especial, la eoria del trismo < la cele8racin de Marinetti de la ametralladora < el atom/il. %stos son a*n em8lemas /isi8les, escltrales ndlos de ener4ía e conieren car;cter t;ctil < i4rati/o a las ener4ías motrices de ael momento temprano de la moderniacin. %l presti4io de estas 4randes ormas aerodin;micas se rele:a en s presencia metarica en los ediicios de Le !or8sier, monmentales estrctras tpicas e na/e4an, como 4i4antescos 8arcos de /apor de pasa:eros, so8re el escenario r8ano de na /ie:a tierra decadente17. La mainaria e:erce otra clase de ascinacin so8re el tra8a:o de artistas como &ica8ia < $camp5 ane carecemos aí de tiempo para dedicarles, sí se+alar>, por mor de completar, e los artistas re/olcionarios o comnistas de los a+os treinta Kcomo Fernand L>4er < $ie4o #i/eraK tam8i>n isieron acer s
17
%. Mandel, Late =apitalism, Londres, 17H, p. 11H trad. cast.@ El capitalismo tard"o, M>=ico, 1729.
E>ase, so8retodo respecto a estos moti/os en Le !or8sier, G. _ler, Arc&ite8turals +ymbolverfall3 as ampfermotiv in der ?au8unst, Brnsic, 1H1.
%s o8/io e la tecnolo4ía de nestro momento no posee esta misma capacidad de representacin@ no se trata
tica e=i4encias m< distintas a las de la idolatría relati/amente mim>tica de la anti4a mainaria del momento trista, la /ie:a escltra de la /elocidad < la ener4ía. Aora tenemos menos e /er con la ener4ía cin>tica e con los ne/os procesos de reprodccin5 <, en las prodcciones m;s d>8iles de la postmodernidad, la encarnacin est>tica de estos procesos tiende a mendo a recaer cmodamente en na mera tem;tica de la representacin del contenido Ken narrati/as e son sobre los procesos de reprodccin < e incl
$Op de Antonioni a la postmoderna ?lo>$Nut de $e &alma es paradi4m;tico.9 !ando, por e:emplo, los aritectos :aponeses pro
r4icos, < es la sensacin de e m;s all; de toda tem;tica o contenido la o8ra parece sacar pro/eco de las redes del proceso de reprodccin, permiti>ndonos atis8ar n s8lime postmoderno o tecnol4ico c
tico por e=celencia, < los rele:os distorsionantes < ra4mentarios de na enorme spericie de cristal so8re otra peden considerarse paradi4m;ticos del papel decisi/o del proceso < la reprodccin en la cltra postmoderna. 'in em8ar4o, como
del lector normal. &ero la teoría de la conspiracin < ss estridentes e=presiones narrati/as9 de8e entenderse como n intento de4radado Kmediante la ima4inería de la tecnolo4ía a/anadaK de pensar la imposi8le totalidad del sistema mndial contempor;neo. %n mi opinin, tan slo ca8e teoriar adecadamente lo s8lime postmoderno en t>rminos de esa otra realidad de las institciones econmicas < sociales e, an enorme < amenaadora, es apenas percepti8le. %stas narrati/as, e en n primer momento 8scaron e=presarse mediante la estrctra 4en>rica de la no/ela de espiona:e, an cristaliado recientemente en n ne/o tipo de ciencia-iccin llamado cyberpun8, e es na e=presin de realidades empresariales transnacionales tanto como de la propia paranoia 4lo8al@ las inno/aciones de la representacin en la o8ra de ?illiam Gi8son la con/ierten en na e=cepcional prodccin literaria en el seno de la prodccin postmoderna, predominantemente /isal o aditi/a. E Antes de conclir, isiera es8oar n an;lisis de n at>ntico ediicio postmoderno5 na o8ra atípica en mcos sentidos respecto a esa aritectra postmoderna c
este ne/o iperespacio, en parte pore nestros ;8itos perceptales se ormaron en ael espacio anti4o e e llamado espacio del modernismo. Así pes, la aritectra m;s reciente Kal i4al e mcos de los prodctos cltrales arri8a e/ocadosK representa na serte de e=ortacin a e desarrollemos ne/os r4anos, a e ampliemos nestra sensi8ilidad < nestro cerpo asta alcanar dimensiones ne/as, toda/ía inconce8i8les < i;s, en *ltima instancia, imposi8les. %l ediicio c
r;pidamente es el otel ?estin Bona/entre, eri4ido en el centro r8ano de Los Un4eles por el aritecto < r8anista Jon &ortman, c
=ico < sinta=is tal < como, de modo em8lem;tico, lo an 6aprendido de Las Ee4as. #especto a la primera de estas consideraciones, el
Bona/entre de &ortman la conirma con creces@ se trata de n ediicio poplar e /isitan con entsiasmo tanto los cidadanos de Los An4eles como los tristas ane en este sentido los dem;s ediicios de &ortman tienen n >=ito a*n ma
6$ecir e na estrctra de este tipo Yse /el/e de espaldasY es sin dda n eemismo, mientras e a8lar de s car;cter YpoplarY es no entender s se4re4acin sistem;tica respecto a la 4ran cidad ispanoasi;tica e a< era c
nticamente poplar de la /ida r8ana. 6$e eco, &ortman slo a constrido 4randes vivariums para las clases medias-altas, prote4idos por sistemas de se4ridad asom8rosamente comple:os. !asi todos los ne/os centros del n*cleo r8ano podrían a8erse constrido i4almente so8re la tercera lna de J*piter. ' l4ica ndamental es la de tina colonia espacial clastro8ica e intenta miniatriar la natralea dentro de sí misma. Así, el Bona/entre reconstr
n s irreprimi8le /italidad < s 8*seda de la atenticidad, inclido el mo/imiento mral /ecinal m;s emocionante de Am>rica del Iorte9. M. $a/is, 6"r8an #enaissance and te 'pirit o &ostmodernism,,@ 0e> Left Revie>, 1O1 1HO1, p. 1129. $a/is cree e sosten4o na postra displicente o corrpta ante esta mestra de reno/acin r8ana de se4ndo orden5 s artíclo tiene tanta inormacin r8ana *til < tanto an;lisis como mala e. Las lecciones de economía impartidas por al4ien e piensa e las ;8ricas e e=plotan a los tra8a:adores son 6precapitalistas^ no a<dan nada5 adem;s, no est; claro > pro/eco pede o8tenerse atri8<>ndole a nestra postra 6las re8eliones de los g&ettos a inales de los a+os sesenta9 tina inlencia ormati/a en el sr4imiento de la postmodernidad estilo e4emnico o de 6clase diri4ente, si es e al4na /e lo 8o9, por no decir el a8r4esamiento. (8/iamente, la secencia se desarrolla a la in/ersa@ primero, el capital < ss innmera8les 6penetraciones9, < slo desp>s se pede desarrollar la 6resistencia a >l, ane pdiera
del %stilo nternacional, en los e el acto de dis<ncin era /iolento < /isi8le < poseía na marcada rele/ancia sim8lica5 pi>nsese en el 4ran pilotis de Le !or8sier, c
aora de modo distinto a como ice ace n momento al atri8irle al enmeno del rele:o en 4eneral el desarrollo del tema de la tecnolo4ía reprodctora an así, am8as lectras no son incompati8les9. Aora, isiera acentar m;s 8ien e la piel de cristal repele la cidad e a< en el e=terior, con n recao en cierto sentido an;lo4o al de las 4aas de sol relectantes e ocltan nestros o:os al interloctor, omentando la a4resi/idad acia el (tro < nestro poder so8re >l. $e modo seme:ante, la piel de cristal consi4e na disociacin pecliar e ilocalia8le del Bona/entre respecto a s /ecindario@ ni siiera es n e=terior,
ticas < e son na parte ndamental del emocionante espect;clo del interior del otel, m;s a*n en los
rminos de &ortman, adaptados de $isne<9, tan intencionadamente se+aliados < destacados, son al4o m;s si4niicati/o e simples nciones < mecanismos de in4eniería. %n todo caso, sa8emos e la teoría aritectnica reciente a comenado a tiliar las aplicaciones del an;lisis narrati/o a otros campos < a plantear nestras tra
rminos de narrati/as o istorias /irtales, como sendas din;micas < paradi4mas narrati/os e se nos pide, en tanto /isitantes, e realicemos < completemos con nestros propios cerpos < mo/imientos. %n el Bona/entre, sin em8ar4o, a< na speracin dial>ctica de este proceso@ me da la impresin de e, si 8ien las escaleras < los ascensores sstit
n, < so8re todo, se atodesi4nan como ne/os si4nos < em8lemas rele=i/os del mo/imiento propiamente dico esto ser; e/idente cando lle4emos a la ser 8onito pensar otra cosa. 6La asociacin de tra8a:adores, tal como se presenta en la ;8rica, no es pesta, por lo tanto, por ellos, sino por el capital. ' renin no es s e=istencia, sino la e=istencia del capital. Frente al tra8a:ador indi/idal ella se presenta como accidental. %l se relaciona con s propia renin con otros tra8a:adores y con la cooperacin con ellos como al4o aeno, como con el modo de actar del capital, L"neas fundamentales de la cr"tica de la econom"a pol"tica, en Nbras de %ar2 y Engels, tomo 21, cap. @ . Mar=, 6%l capital del capital, M>=ico, 177, p. OP0.9 La r>plica de $a/is es característica de al4nos de los ecos m;s 6militantes de la iierda5 las reacciones derecistas a mi artíclo selen e=presarse como na ansiedad est>tica, < por e:emplo9 lamentan mi aparente identiicacin de la aritectra postmoderna en 4eneral con na i4ra como &ortman, e es, por así decirlo, el !oppola si no el . #o88ins9 de los ne/os n*cleos r8anos. O
cestin de lo e eda de las /ie:as ormas de mo/imiento en este ediicio, siendo la m;s destacada el propio caminar9. Aí, el tra
ctica de la atorreerencialidad de la cltra moderna, e tiende a 4irar so8re sí misma < a eiparar s propia prodccin cltral con s contenido. M;s diícil es e=presar la cosa misma, la e=periencia del espacio e se tiene cando se desciende de estos dispositi/os ale4ricos < se irrmpe en el /estí8lo o atrio. "n la4o en miniatra rodea la 4ran colmna central5 el con:nto se alla entre las catro torres residenciales sim>tricas < ss ascensores, < est; rodeado de 8alcones ascendentes coronados por na serte de te:ado de in/ernadero en el se=to piso. Me atre/ería a decir e este espacio nos impide se4ir empleando el len4a:e del /olmen, o los propios /ol*menes,
ramos sponer e posee5 mientras, n a:etreo incesante da la sensacin de e el /acío est; completamente a8arrotado, de e es n elemento en el e nosotros mismos estamos inmersos, carente de la distancia e antes nos permitía perci8ir la perspecti/a o el /olmen. %stamos smidos por completo en este iperespacio5 < si antes parecía e necesariamente sería diícil o8tener en aritectra aella spresin de la prondidad e atri8í a la pintra < a la literatra postmodernas, i;s esta desconcertante inmersin peda ser/ir aora como el ei/alente ormal en el ne/o medio. %n este conte=to, la escalera mec;nica < el ascensor son tam8i>n opestos dial>cticos5 < ca8e s4erir e el ma4níico mo/imiento de la 4ndola del ascensor constit
ctica de este espacio lleno del atrio, al orecernos na e=periencia espacial radicalmente distinta, si 8ien complementaria@ salir /elomente disparados a tra/>s del teco por na de las catro torres sim>tricas, con el reerente de Los Un4eles e=tendido de modo so8reco4edor < asta alarmante ante nosotros. &ero inclso este mo/imiento /ertical est; renado@ el ascensor nos ele/a asta no de esos salones de cctel rotatorios en el e, sentados, se nos ace 4irar pasi/amente < se nos orece n espect;clo contemplati/o de la cidad e, mediante las /entanas de cristal por las e la /emos, se a transormado en ss propias im;4enes. #e4resemos, para terminar, al espacio central del /estí8lo o8s>r/ese, de paso, e las a8itaciones del otel se allan /isi8lemente mar4inadas5 los pasillos de las secciones residenciales tienen tecos 8a:os < son oscros, deprimentemente ncionales, < ca8e adi/inar e las a8itaciones son del peor 4sto9. Io le alta dramatismo al descenso, e, a tra/>s del te:ado, termina en na am8llida en el la4o. Lo e ocrre al lle4ar aí es al4o e slo pedo descri8ir como n remolino de consin, al4o así como la /en4ana e este espacio se co8ra en aellos e a*n intentan recorrerlo. $ada la a8solta simetría de las catro torres, es casi imposi8le orientarse en este /estí8lo5 ace poco se a+adieron cdi4os crom;ticos < se+ales de direccin, en n intento piadoso < si4niicati/o < m< desesperado9 de restarar las coordenadas del anti4o espacio. $estacar>, como resltado pr;ctico m;s dram;tico de esta mtacin del espacio, el amoso dilema de los comerciantes de los 8alcones. $esde la apertra del otel en 177, es o8/io e nadie pede encontrar nin4na de estas tiendas, e inclso de encontrar la boutique adecada sería poco pro8a8le e esta serte se repitiera5 desesperados, por
tanto, los arrendatarios de los comercios orecen ss mercancías a precios de 4an4a. 'i se tiene en centa e &ortman es n om8re de ne4ocios así como n aritecto < n millonario promotor inmo8iliario, n artista e es a la /e n capitalista, no se pede e/itar pensar e todo esto en/el/e na especie de 6retorno de lo reprimido. Lle4amos así al asnto principal e iero se+alar@ e esta *ltima mtacin en el espacio Kiperespacio postmodernoK por in a lo4rado trascender las capacidades del cerpo mano indi/idal de sitarse, de or4aniar perceptalmente s entorno inmediato < carto4raiar co4niti/amente s posicin en n mndo e=terno carto4raia8le. !a8e s4erir e este inietante pnto de rptra entre el cerpo < s entorno ediicado Ke respecto al desconcierto inicial del /ie:o modernismo es lo e la /elocidad de las na/es espaciales a la del atom/ilK pede ser/ir como sím8olo < analo4ía de ese dilema m;s intenso e es la incapacidad de nestras mentes, al menos o< por o<, de carto4raiar la 4ran red 4lo8al comnicacional, mltinacional < descentrada en la e, como s:etos indi/idales, nos allamos atrapados. Aora 8ien, como me preocpa e/itar e se perci8a el espacio de &ortman como al4o e=cepcional o aparentemente mar4inado < enocado al ocio, al estilo $isne
ctico de e s len4a:e mecla impersonalmente todo n espectro de idiolectos colecti/os contempor;neos, so8re todo las :er4as del roc < de los ne4ros@ sin em8ar4o, son pro8lemas de contenido los e determinan esta sin. %sta primera < terri8le 4erra postmoderna no se pede narrar enmarc;ndola en nin4no de los paradi4mas tradicionales de la no/ela o el cine 8>licos. $e eco, el derrm8amiento de todos los paradi4mas narrati/os pre/ios, :nto con el de todo len4a:e compartido con el e n /eterano peda transmitir tal e=periencia, i4ra entre los principales temas del li8ro, < pede decirse e ina4ra todo n ne/o ;m8ito de rele=in. %l an;lisis e io Ben:amin de Badelaire < del sr4imiento del modernismo a partir de na ne/a e=periencia de la tecnolo4ía de la cidad, e trasciende los anti4os ;8itos de percepcin corporal, es a la /e e=cepcionalmente rele/ante < anticado a la l de este ne/o salto c;ntico, casi impensa8le, en la alienacin tecnol4ica@ %sta8a a8onado a ser n 8lanco m/il sper/i/iente, n /erdadero i:o de la 4erra,
corriendo 8a:o nestras pieles, como si al4o nos persi4iera, :a, :a, :a, La Vida Loca. %n los meses posteriores a mi re4reso, cientos de aellos elicpteros en los e
s caliente, na cinta de roc8 and roll en n oído < e=plosiones de lana4ranadas en el otro, el com8sti8le, el calor a8rasador, la /italidad < la merte, la merte, e
%n esta ne/a m;ina, e, a dierencia de la anti4a mainaria moderna como la locomotora o el a/in no representa el mo/imiento, sino e slo se pede representar en movimiento, se con centra na parte del misterio del ne/o espacio postmoderno. E La concepcin de la postmodernidad e aí se a es8oado e@ istrica, < no meramente estilística. Inca se insistir; lo siciente en la dierencia radical entre la perspecti/a de e la postmodernidad es n estilo opcional9 entre otros mcos, < aella otra e intenta conce8irla como pata cltral dominante de la l4ica de capitalismo tardío. $e eco, am8as apro=imaciones 4eneran do5 maneras m< distintas de conceptaliar el enmeno como n todo por n lado, :icios morales < es indierente e sean positi/os ne4ati/os9, <, por otro, n intento at>nticamente dial>ctico de pensar dentro de la istoria nestro tiempo presente. &oco a< e decir so8re cierta /aloracin moral positi/a de la postmodernidad@ la complaciente ane delirante9 cele8racin de este ne/o mndo est>tico inclida s dimensin social < econmica, saldada con pare:o entsiasmo con la etieta de 6sociedad postindstrial9 es sin dda inacepta8le. Io o8stante, i; no se, tan e/idente e las antasías actales en torno a la natralea redentora de la alta tecnolo4ía, desde los c&ips asta los ro8ots, est>n cortadas por el mismo patrn e las m;s /l4ares apolo4ías de la postmodernidad < estas antasías no slo las a8ri4an 4o8iernos en apros, tanto de iierdas como de derecas, sino tam8i>n mco5 intelectales9. &ero, en tal caso, lo consecente es recaar las condenas moraliantes de lo postmoderno < de s tri/ialidad esencial, por oposicin a la 6alta seriedad tpica de los 4randes mo/imientos modernos estas imptaciones se allan tanto en la iierda como en la dereca radical. no ca8e dda de e la l4ica del simlacro, al transorma9 anti4as realidades en im;4enes tele/isi/as, ace al4o m;s e limitarse a repetir la l4ica del capitalismo tardío5 la reera < la intensiica. Mientras, los 4rpos políticos e pretenden inter/enir acti/a mente en la istoria < modiicar lo e, de otro modo, sería n, actitd pasi/a 8ien sea para canaliarla acia na transormacin socialista de la sociedad, 8ien para des/iarla acia el resta8lecimiento re4resi/o de n pasado idílico m;s simple9 no peden sino lamenta9 < censrar na orma cltral de adiccin a la ima4en e, con la transormacin de s pasado en espe:ismos /isales, estereotipos o te=tos, impide de eco todo sentido pr;ctico del tro < del pro
%n castellano en el ori4inal. 0. del 1.* M. err, ispatc&es, Ie/a or, 17H, pp. H- trad cast.@ espac&os de guerra. Barcelona, 1H09.
1
a8soltas < cataclismos ine=plica8les, desde la /isin del 6terrorismo en el aspecto social asta la del c;ncer en el personal. &ero si la postmodernidad es n enmeno istrico, el intento de conceptaliarla en t>rminos de :icios morales o moraliantes de8e considerarse en *ltima instancia n error cate4orial. Todo esto es a*n m;s o8/io si nos pre4ntamos por la postra del crítico cltral < del moralista5 este *ltimo, :nto con todos nosotros, se alla aora tan inmerso en el espacio postmoderno, tan ondamente c8ierto e inectado por ss ne/as cate4orías cltrales, e
ctica materialista, destac;ndose aellas p;4inas cl;sicas del %anifiesto e imparten la diícil leccin de pensar de n modo m;s at>nticamente dial>ctico el desarrollo < el cam8io istricos. %l tema de la leccin es, por spesto, el desarrollo istrico del propio capitalismo < el desplie4e de na cltra especíicamente 8r4esa. %n n c>le8re ra4mento, Mar= nos insta con ener4ía a e a4amos lo imposi8le, es decir, pensar este desarrollo positi/a < ne4ati/amente, al mismo tiempo5 conse4ir, en otras pala8ras, n tipo de pensamiento e peda captar, en n solo concepto < sin e n :icio aten*e la era del otro, los ras4os maniiestamente nestos del capitalismo :nto a s dinamismo e=traordinario < li8erador. emos de ele/ar de al4*n modo nestro pensamiento asta n pnto e nos permita comprender e el capitalismo es, en n solo 4esto, lo me:or < lo peor e le a ocrrido a la especie mana. %s in/eterado < demasiado mano e este astero imperati/o dial>ctico a
cticamente la e/olcin cltral del capitalismo tardío, a la /e como cat;stroe < como pro4reso. %ste esero sscita dos pre4ntas inmediatas, con las e terminaremos estas rele=iones. C&odemos identiicar, de eco, n 6momento de /erdad en los m;s e/identes 6momentos de alsedad de la cltra postmodernaD , an si pdi>ramos, Cacaso la concepcin dial>ctica del desarrollo istrico arri8a propesta no tiene, en *ltima instancia, al4o paralianteD CIo tiende a desmo/iliarnos < someternos a la pasi/idad < la indeensin, al ocltar sistem;ticamente las posi8ilidades de accin 8a:o la espesa 8rma de la ine/ita8ilidad istricaD !a8e disctir am8os aspectos relacionados entre sí9 en t>rminos de las actales posi8ilidades de desarrollar na política cltral contempor;nea eica < de constrir na at>ntica cltra política. &or spesto, este enoe del pro8lema conlle/a inmediatamente plantear la cestin m;s ndamental de la cltra en 4eneral < de la ncin de la cltra en concreto, como n solo ni/el o instancia social9 en la era postmoderna. La e=posicin anterior s4iere e lo e /enimos llamando postmodernidad no se pede separar ni pensar sin la iptesis de na mtacin ndamental de la esera de la cltra en el mndo del capitalismo tardío, mtacin e incl
E>ase mi 6Moralit< and %tical ' stance en 1&e /deologies of 1&eory l, Minneapolis,1HH.
social. #ele=iones anteriores so8re el espacio, la ncin o la esera de la cltra so8re todo el ensa
rminos de na e=plosin@ na prodi4iosa e=pansin de la cltra por el ;m8ito social, asta el pnto de e se pede decir e todo lo e contiene nestra /ida social Kdesde el /alor econmico < el poder estatal asta las pr;cticas < la propia estrctra mentalK se a /elto 6cltral, en n sentido ori4inal < e toda/ía no se a teoriado. An así, esta tesis es sstanti/amente m< consistente con el dia4nstico pre/io de na sociedad de la ima4en o del simlacro < con la transormacin de lo 6real en m*ltiples psedoacontecimientos. Asimismo, s4iere e i;s al4nas de nestras m;s estimadas < /enera8les concepciones radicales respecto a la natralea de la política cltral sean anacrnicas. &or m< distintas e a
n /enera8le de la 6distancia crítica. o<, nin4na teoría /i4ente de iierdas relati/a a la política cltral a podido prescindir de la idea de na mínima distancia est>tica, de la posi8ilidad de localiar el acto cltral en n pnto e=terior al enorme 'er del capital para, desde aí, atacarlo. Io o8stante, el 4reso de nestros ar4mentos anteriores insin*a e precisamente la distancia en 4eneral inclida la 6distancia crítica en particlar9 a sido a8olida en el ne/o espacio de la postmodernidad. Tan inmersos estamos en ss /ol*menes repletos < satrados e nestros cerpos, aora postmodernos, an sido despo:ados de coordenadas espaciales < son incapaces de distanciarse en la pr;ctica < menos a*n en la teoría95 mientras,
dicos < e=traterritoriales para la eicacia crítica. &or eso es omnipresente en la iierda el len4a:e tai4r;ico de la asimilacin, si 8ien aora parece orecer na 8ase terica inadecada para entender na sitacin en la e, de no otro modo, todos tenemos la /a4a impresin de e no slo las ormas contracltrales pntales < locales de resistencia cltral < 4erra de 4errillas, sino inclso las inter/enciones e/identemente políticas como las de 1&e =las&, se desarman < rea8sor8en en secreto en n sistema del e peden considerarse como parte, al no poder distanciarse de >l. $e8emos airmar entonces e precisamente todo este ne/o espacio 4lo8al,
desmoraliador < deprimente so8remanera, es el 6momento de la /erdad de la postmodernidad. Lo e se a denominado lo 6s8lime postmoderno es slo el momento en e este contenido se a /elto m;s e=plícito, cando m;s se a acercado a la spericie de la conciencia a modo de n coerente ne/o tipo de espacio por dereco propio Ka pesar de e a*n opere aí n cierto ocltamiento o disra i4ral, so8re todo en la tem;tica &ig&tec& e si4e representando < articlando el ne/o contenido espacial. &ero los ras4os anteriores de lo postmoderno e enmeramos anteriormente se peden considerar aora como aspectos parciales si 8ien constitti/os9 del mismo o8:eto espacial 4eneral. %l ar4mento en deensa de cierta atenticidad en estas prodcciones, por otro lado claramente ideol4icas, depende de la proposicin anterior de e lo e /enimos llamando espacio postmoderno o mltinacional9 no es tan slo na ideolo4ía o antasía cltral, sino e posee na realidad istrica < socio-econmica9 4enina en tanto es la tercera 4ran e=pansin ori4inal del capitalismo por el 4lo8o tras las e=pansiones m;s tempranas del mercado nacional < del anti4o sistema imperialista, e tenían ss respecti/as idiosincrasias cltrales < 4enera8an ne/os tipos de espacio adecados a ss din;micas9. Los intentos distorsionados e irrele=i/os de la ne/a prodccin cltral de e=plorar < e=presar este ne/o espacio tam8i>n de8en considerarse, a s manera, como apro=imaciones a la representacin de la ne/a9 realidad dico en n len4a:e m;s anticado9. &or m< parad:icos e reslten los t>rminos, peden leerse, si4iendo na opcin interpretati/a cl;sica, como pecliares ormas ne/as de realismo o, al menos, de mimesis de la realidad9, mientras e a la /e ca8e analiarlos i4almente 8ien como intentos de distraernos < des/iarnos de esa realidad, o de disraar ss contradicciones < resol/erlas a modo de di/ersas mistiicaciones ormales. An así, en lo e respecta a esa realidad Kel espacio ori4inal < a*n sin teoriar de n ne/o 6sistema mndial del capitalismo mltinacional o tardío, n espacio con e/identes aspectos ne4ati/os o nestosK, la dial>ctica nos e=i4e e tam8i>n nos adiramos a na e/alacin positi/a o 6pro4resi/a de s emer4encia, como iciera Mar= con el mercado mndial como orionte de las economías nacionales, o Lenin con el anti4o entramado 4lo8al imperialista. %l socialismo no consistía, ni para Mar= ni para Lenin, en re4resar a sistemas menores de or4aniacin social < por tanto menos represi/os < acaparadores95 m;s 8ien, conci8ieron las dimensiones adiridas por el capital de s >poca como la promesa, el marco < la precondicin de n socialismo ne/o < m;s amplio. CAcaso no es >sta la sitacin del espacio, a*n m;s 4lo8al < totaliador, del ne/o sistema mndial, e pide e inter/en4a < se ela8ore n internacionalismo radicalmente ne/oD %n apo
tica e de8emos se+alar. A mendo, < por reaccin, los prodctores < tericos cltrales de la iierda K en especial los ormados en las tradiciones cltrales 8r4esas procedentes del romanticismo < e /aloran las ormas espont;neas, instinti/as o inconscientes del 64enio, pero tam8i>n por o8/ias raones istricas como el :dano/ismo < las lamenta8les consecencias de las inter/enciones políticas < partidistas en las artesK se
an sentido demasiado intimidados por el recao, en la est>tica 8r4esa < so8re todo en el modernismo, de na de las nciones at;/icas del arte, la ncin peda44ica < did;ctica. 'in em8ar4o, esta ncin docente del arte siempre se acent en los tiempos cl;sicos si 8ien aí re/estía ante todo la orma de la leccin moral9, mientras e la o8ra prodi4iosa < a*n mal comprendida de Brect reairma, respecto al modernismo propiamente dico < de manera inno/adora < ormalmente ori4inal9, na ne/a < comple:a concepcin de la relacin entre cltra < peda4o4ía. %l modelo cltral e propon4o destaca las dimensiones co4niti/a < peda44ica del arte < la cltra políticos, dimensiones e L;cs < Brect acentaron de m< dierente manera para los distintos momentos del realismo < el modernismo, respecti/amente9. 'in em8ar4o, no podemos re4resar a pr;cticas est>ticas ela8oradas a partir de sitaciones < dilemas istricos e
con car;cter pro/isional la est>tica de esta ne/a e ipot>tica9 orma cltral como na est>tica de la cartograf"a cognitiva. %n s o8ra cl;sica 1&e /mage of t&e =ity, e/in L
tico en ese anti4o sentido5 en eecto, los temas tericos e plantea nos permiten reno/ar el an;lisis de la representacin en n ni/el sperior < mco m;s comple:o. &or n lado, tiene l4ar na con/er4encia m< interesante entre los pro8lemas empíricos estdiados por L
rminos del espacio r8ano < la 4ran redeinicin altsseriana < lacaniana9 de la ideolo4ía como 6representacin de la relacin /maginaria del s:eto con ss condiciones Reales de e=istencia21. 'in dda, esto es :sto lo e se le e=i4e al mapa co4niti/o en el marco m;s estreco de la /ida cotidiana de la cidad ísica@ e el s:eto indi/idal, sometido a esa totalidad ma
L. Altsser, 6ldeolo4ical 'tate Apparats, en Lenin and #&ilosop&y, Ie/a or, 172 trad. cast.@ Lenin y la filosof"a, %é2ico, 7;7*.
&ero la o8ra de L
n s4iere otra /ía de desarrollo, pesto e la propia carto4raía constit
n es n arte9 nos mestra e, de eco, el modelo de L
ntrico o e=istencial, del /ia:ero, a lo lar4o del cal se se+alan di/ersos ras4os centrales si4niicati/os Koasis, cordilleras, ríos, monta+as, etc. La orma m;s minciosa de estos dia4ramas es el itinerario n;tico, la carta de na/e4acin o portulans donde se anota8an los ras4os de la costa para el so de los na/e4antes del Mediterr;neo, e raramente se a/entra8an por mar a8ierto. La 8r*:la introdce na ne/a dimensin en la carta marina, na dimensin e transormar; de manera radical la pro8lem;tica del itinerario < nos permite plantear con ma
nticamente co4niti/a. es e los ne/os instrmentos K8r*:la, se=tante < teodolitoK no slo responden a ne/os pro8lemas 4eo4r;icos < de na/e4acin la diícil cestin de determinar la lon4itd, so8re todo en la spericie cr/a del planeta, a dierencia de la cestin m;s sencilla de la latitd, e los na/e4antes eropeos a*n peden determinar empíricamente mediante la inspeccin oclar de la costa aricana9, sino e tam8i>n introdcen na ne/a coordenada@ la relacin con la totalidad, en concreto tal < como >sta eda mediada por las estrellas < por ne/as operaciones como la trian4lacin. Al lle4ar a este pnto, la carto4raía co4niti/a en s sentido m;s amplio precisa e se coordinen datos e=istenciales la posicin empírica del s:eto9 con concepciones no /i/idas, a8stractas, de la totalidad 4eo4r;ica. &or *ltimo, con el primer 4lo8o terr;eo 1P09 < la in/encin, m;s o menos por la misma eca, de la pro
ticas de la carto4raía m;s in4enas, del ne/o pro8lema ndamental de los len4a:es de la representacin5 en particlar, el dilema irresol8le casi eisen8er4iano9 de la transerencia del espacio cr/o a 4r;icos planos. %n este pnto eda claro e no pede a8er /erdaderos mapas <, a la /e, e pede a8er pro4reso cientíico o, me:or a*n, a/ance dial>ctico, en los di/ersos momentos istricos de la prodccin de mapas9. 'i se tradce todo esto a la pro8lem;tica 8ien distinta de la deinicin altsseriana de la ideolo4ía, a< e insistir en dos aspectos. &rimero, e el concepto altsseriano nos permite aora retomar estos temas 4eo4r;icos < carto4r;icos especialiados en t>rminos del espacio social5 por e:emplo, de la clase social < el conte=to nacional o internacional, en t>rminos de cmo todos, necesariamente, también constrimos mapas co4niti/os de nestra relacin social indi/idal con las realidades locales, nacionales e internacionales de las clases. Aora 8ien, reormlar así el pro8lema ei/ale a toparnos con las mismas diicltades de la carto4raía e, de orma ori4inal < m;s intensa, plantea el espacio 4lo8al del momento postmoderno o mltinacional e /enimos sometiendo a discsin. %stos temas no son meramente tericos5 tienen consecencias pr;cticas < políticas r4entes, como lo conirma la sensacin con/encional de los s:etos del &rimer Mndo de e e=istencialmente o 6empíricamente9 a8itan na 6sociedad postindstrial donde a desaparecido la prodccin tradicional < donde las clases sociales cl;sicas
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