PRIMERAS JORNADAS de ALQUIMIA
Montevideo - 2005
TEMA IX TAREAS EN POS DE LA PIEDRA FILOSOFAL 1.
Finalidad última de la Alquimia.
El Alquimista busca realizar en el corto lapso de su vida física, la posibilidad de saltar milenios de su propio proceso evolutivo. Para lograrlo, será la Alquimia o Arte Real, la que le permitirá transmutarse en un ser que deje de arrastrarse por la tierra al ritmo de sus instintos y apuntar a metas más elevadas y trascendentes. Y para lograr esta transmutación realizará tres procesos previos con el reino mineral, que ya hemos desarrollado. • • •
La transmutación de la plata en Oro (Tema III). La obtención del mercurio de los metales (Tema VI). La obtención del azufre de los metales (Tema VIII).
Y todo esto lo habrá realizado con la expectativa de que en forma similar, ocurran en su interior transmutaciones y sublimaciones equivalentes a las realizadas sobre el reino mineral. Sobre estas bases explicitaremos al cierre de este tema, la forma de realizar el proceso en pos del Polvo de Proyección y de la Piedra Filosofal, que son la finalidad última del proceso alquímico. Pero antes previamente, lo desarrollaremos en términos similares a los planteados en el Tema V, referido a narraciones y leyendas con simbolismo alquímico.
2.
Narraciones y tradiciones sobre la Piedra Filosofal.
En los cuentos populares es frecuente que el relato vinculado a la Piedra, se desarrolle en torno al tema de la liberación de una dama que, al final de unas pruebas más o menos peligrosas, procura a su libertador toda clase de felicidad. En un cuento anglo-alemán, que es recogido en el archivo de Invernáis con el título de La Princesa Embrujada, la hija del rey es víctima de un sortilegio durante siete años. También este mismo archivo que se ha seguido actualizando, recoge a fines del siglo XIX la narración El Castillo de los Tres Leones de Oro. En él, una princesa es transformada en cabra por un hada a la que ha desobedecido y debe permanecer en el castillo de los tres leones, en el corazón del bosque. De la recolección de cuentos de Emmanuel Cosquin, tomamos sobre este tema El Rey de Inglaterra y su Ahijado, que es una larga narración en la cual el rey está muy apenado porque su hija ha sido raptada y está en el castillo de la reina de los pies de plata, cuya puerta está custodiada por la propia princesa transformada en leona feroz. Dado que esta narración es mucho más explícita en cuanto al proceso de la Piedra, vale la pena continuar la narración. El Ahijado del rey logra entrar al palacio donde la anciana reina de pies de plata le exige a cambio de entregarle la princesa; “el agua que resucita y el agua que hace morir” que sólo se obtiene en un subterráneo muy profundo, donde llega finalmente con ayuda de los animales del bosque. El Ahijado salpica con este “agua que resucita” a la princesa que así recobra su aspecto original, mientras que la misma “agua que hace morir” aniquila a la anciana reina. IX-1
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El final de estas tres narraciones es siempre el casamiento con la princesa liberada y la coronación del libertador como Rey. En todos estos relatos el eje del cuento consiste en que la hija de un rey es transformada mediante un sortilegio y retenida prisionera en lugar protegido, sagrado, subterráneo, oscuro, lejano u oculto en medio de un bosque. Tales los calificativos que suelen aplicarse al lugar profundo de la materia, donde yace la Piedra de los Filósofos. Las embrujadas princesas de los tres cuentos anteriores son réplicas del monstruo bonachón y de noble alcurnia al que hace referencia Jacques le Tesson en estos términos, cuando en el fondo de una caverna oscura el horrible León Verde lo interpela y lo pone en guardia con cortesía, diciendo: “¿A quién buscas en este país que es tan árido y desierto? Pues aquí no vive nadie ni nadie puede vivir a causa de mi crueldad; el que llega a este lugar es devorado inmediatamente y reducido a mi naturaleza.” Y el monstruo no pone objeciones y responde al deseo de instruirse de Jacques: “Purifícame (dice) y vuelve a poner en el buen camino todos mis pensamientos y sentidos... puesto que conozco tu buena voluntad y sé que deseas hacerme un favor, te conduciré por la buena senda y conseguirás llevar a cabo tu deseo... Yo soy el que buscas, también monstruoso y salvaje, aunque de mí se extrae gran cantidad de virtud y riqueza.” Es la imagen “de la rusticidad material opuesta a la espiritual” según reconocía Fulcanelli contemplando una estriga (ave nocturna de mal agüero) en los artesones del Castillo de Dampierre-sur-Boutonne. Es el aspecto inicial de la Piedra de los Filósofos, que al decir de Limojon de Saint-Didier expresa: “Enemigo de los metales puesto que los destruye y los devora como verdadero dragón que se alimenta de metales imperfectos, también los transmuta como soberana medicina en Metales perfectos”. Es una sola Piedra con una misma naturaleza, que obra en forma similar a una fruta verde y una fruta madura. Es la distancia que media entre la agresiva y perniciosa acidez de la uva verde que debe destruirse y transformarse por la acción equilibrante del calor y los rayos solares en dulce y generoso licor con el cual hacer diversos y buenos vinos. Es, en fin, el León o Dragón Verde y el León o Dragón Rojo, es la Piedra Verde de los Filósofos o la Roja Piedra Filosofal, fin último de la Alquimia. El final de los tres cuentos presentados muestra a un joven que será coronado Rey al casarse con la princesa por la cual había combatido, hasta lograr liberarla. De igual forma debe suceder, señala Nicolás Valois, con “esa Agua prisionera que grita incesantemente: Ayúdame que te Ayudaré. Es decir, libérame de la prisión y cuando logres sacarme, te convertiré en el Señor de la Fortaleza donde me hallo...” René Allean por su parte, ha expresado una idea parecida: “La materia con la que está tejida cada célula de nuestro cuerpo, si aprendemos a modificarle la cadena y la trama, regenera y es regenerada por nuestro espíritu”. En estos términos, podemos afirmar que la Alquimia procura enseñar que la salud física, emocional y mental del cuerpo es el resultado de la libre circulación del espíritu por todas sus partes. Entonces, la alquimia es algo que está por encima de la medicina que apunta a curar afecciones sicosomáticas. Procura aportar un verdadero y válido tratamiento para el crecimiento de nuestra conciencia y el mantenimiento de nuestros vehículos transitorios.
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¿Por qué? Porque ese desarrollo sostenido de nuestro campo consciente está sepultado en el lodo material (el bosque) y el lodo social (los guardianes del Castillo y del espíritu prisionero prisi onero en él). Es entonces la Alquimia un verdadero tratamiento para anular el bloqueo que interrumpe nuestro desarrollo evolutivo y llevarnos a iniciaciones y nuevos estados iniciáticos, si es que esto realmente significa: sucesivas ampliaciones de conciencia. ******* Cerremos finalmente este enfoque indicativo de las cualidades y características de la Piedra Filosofal, con el cuento ruso de los tres reinos, que dejamos al lector para el análisis de sus significados. Dice así: El Zar ve con desesperación como su esposa, la hermosísima Anastasia Trenza de Oro, desaparece un día en el remolino de un huracán. De inmediato, los tres zarevichs parten en busca de su madre; Iván, el más joven encuentra a una “baba-yaga” (anciana de la sabiduría) que le aconseja que siga el vuelo de un pájaro airón de oro (el airón es una especie de garza blanca con penacho negro, que simboliza el albedo y nigredo de la obra; pero la baba-yaga aconseja seguir a un airón color citrinitas). Así lo hacen y al final de una larga persecución, el pájaro desaparece bajo una trampa de hierro en un pozo profundo. Luego de tres horas de descenso, Iván camina largo rato por el mundo subterráneo y llega a un palacio de bronce. La puerta está custodiada por horrorosas serpientes enroscadas que apacigua dándoles de beber agua sacada de un pozo cercano. En el palacio encuentra a la hija del Zar del Reino del Cobre, que le da un anillo de ese metal donde “está contenido todo el Reino del Cobre” y Cobre” y una bola de cobre para que le guíe. La bolita conduce a Iván hasta el Palacio de la Plata donde apacigua las serpientes del mismo modo y donde la hija del Zar del Reino de la Plata le entrega un nuevo anillo y otra bola de plata que lo conduce al reino del Oro, donde encuentra a Elena la Bella, hermana de las otras dos princesas, prisioneras todas del mismo poderoso remolino que se ha llevado a la zarina. Tras recibir de la Bella Helena su bola y anillo de Oro “que contiene todo ese imperio” , Iván llega finalmente a otro palacio “que parecía que ardía de tantas perlas y piedras preciosas como había en su interior”¸ en el Reino del Diamante. Allí en la última habitación encuentra a su madre “sentada en un trono elevado y ataviada con ornamento reales y con una preciosa corona en la cabeza”. En ese momento llega el torbellino bajo es aspecto de un apuesto joven “que lleva en la mano un bastón de combate” y se acerca a la zarina para abrazarla. Iván se apodera del bastón y el Remolino lo transporta por los aires a través de todo el mundo. Finalmente llegan hasta el sótano, donde hay un tonel lleno de agua que da la fuerza y otro que la quita. Iván, que siguiendo los consejos de su madre, había cambiado de sitio los toneles, bebe del agua que da la fuerza y le corta la cabeza al monstruo. Luego conduce a la zarina y las tres princesas al pozo por donde suben a la superficie. Pero Iván es traicionado por sus hermanos, que le abandonan allí abajo. Así que regresa triste al Reino de Diamante donde encuentra una chirimía (flauta de diez notas) que empieza a tocar. “A la primer nota surgen del instrumento un cojo y un tuerto” que se disponen a satisfacer todos los deseos del joven. IX-3
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Así, regresa en el acto a su país y trabajando con un zapatero elabora para él mismo unos zapatos y traje gracias a los cuales Elena la Bella reconoce a su libertador. Durante los esponsales de Iván y la Princesa del reino del Oro “todo el pueblo mostró su alegría y se divirtió mucho”.
3.
Elaborando el Polvo de Proyección.
Señalábamos al iniciar este tema, que previamente al proceso final de la obra necesitábamos realizar tres operaciones diferentes y disponer de sus resultados, que son: •
• •
Oro en polvo. Pero de 24 quilates y resultado de la transmutación alquímica. Mercurio Metálico en polvo. Obtenido por sublimación. Azufre Metálico en polvo. Obtenido también por proceso sublimatorio.
Tomemos partes iguales de oro, mercurio y azufre y unámoslos en un mortero de vidrio o de piedra pulida. Tanto el mercurio como el azufre, ávidos de encontrar un metal como base y sustento, se adherirán firmemente al Oro, dándole una coloración verde-rojiza. Trabajando de esta manera la mezcla hasta que sea bien homogénea, se logrará por este simple proceso mecánico, el polvo inerte de proyección, al cual sólo le restará incorporarle la Sal de Vida, en los términos en que cada alquimista sea capaz de hacerlo. En trabajos anteriores hemos visto como dar Vida a los minerales inertes así como al mercurio y al azufre; y en este caso el procedimiento a aplicar es precisamente el mismo. Una vez realizado este proceso vital, el Polvo de Proyección puede ser adicionado en razón de una décima parte a otro mineral que no sea Oro y luego iniciar el proceso de fusión. Al irse obteniendo el solve de la operación, el Oro irá cediendo el exceso de Mercurio y Azufre áurico, que será asimilado por el metal en fusión. Luego, al enfriarse y coagularse, bajo la capa superficial del crisol, todo el metal resultante será oro puro de la mejor calidad y los más altos quilates. De esta manera se cumplirá el aforismo alquimista que señala: “Sólo el Oro, puede engendrar Oro.” Otra opción consistirá en calentar este polvo de proyección y aumentar lentamente la temperatura hasta el punto de fusión y ni un grado más, luego de este solve, el coagula nos entregará ese polvo de proyección transmutado en la roja piedra Filosofal. Esta operación debe ser muy cuidadosa con la temperatura y suspenderla inmediatamente después de lograda la fusión, ya que tanto el metal como ambos sublimados, al ser polvo de grano muy fino, tienden a volatilizarse rápidamente. En cuanto a la Piedra lograda, dice Van Helmont que tendrá color azafrán, se sentirá pesada, brillante y traslúcida. Paracelso la describe como un cuerpo sólido color rubí oscuro, transparente y algo flexible. En cuanto a la capacidad transmutatoria de otros metales en oro, depende del poder de la Piedra lograda y esto a su vez depende de la cualidad y capacidad del alquimista. Afirmamos más arriba que una décima de polvo de proyección transmutaba metales en oro, y es este el resultado más magro que pueda obtenerse. IX-4
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Por su parte, Germspreiser afirma que puede transmutar treinta veces su peso en oro, y Arnaldo de Vilanova afirma que hasta cien veces. Por otra parte el contacto del alquimista con esta piedra, así como con el Polvo de Proyección le incorpora nuevo mercurio y nuevo azufre a los vehículos físico, emocional y mental del hombre, mejorando su salud, su sabiduría y su equilibrio emocional. Por tal razón, decíamos en la página 2 de este tema, que la alquimia procura mejorar y purificar la materia y la energía con las cuales están hiladas y tejidas las células del cuerpo. Vale decir, la materia y el mercurio que componen la trama y la cadena de las células del organismo son reestructurables y regenerables por la circulación del azufre, o espíritu sutil que alienta a nivel de las células, los órganos, los sistemas y el propio cuerpo como una total unidad. Y esta afirmación en cuanto a regeneración virtual, vale tanto para el cuerpo denso como para su doble etérico o energético; así como también para su cuerpo emocional y mental. Esta tarea puede ser realizada tomando el alquimista contacto con el Polvo de Proyección o con la Piedra Filosofal, apoyándola directamente sobre su cuerpo en el entrecejo, luego en el ombligo, y finalmente en el corazón. Y claro está que también puede realizarlo sobre el cuerpo de cualquier otro ser humano o de un animal o vegetal, ya que sus efectos se pueden apreciar en cualquiera de los cuatro reinos. Y esta tarea puede también ser realizada sin Piedra ni Polvo de Proyección por quienes realicen sólo el proceso alquímico interior; para aquellos que hayan logrado identificarse con el espíritu de la Materia y con el espíritu Universal; o sea con el mercurio y el azufre que anida en todas las cosas y todos los seres, tanto en nuestro interior microcósmico, como a nivel terrestre o mesocósmico, o a nivel de la Creación entera o macrosósmica. Este aspecto de la Piedra Filosofal lo desarrollaremos con más amplitud en el tema siguiente y último de estas Jornadas, por lo cual no seguiremos abundando más sobre el mismo. *******
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