Introducción a la psicología social sociológica
Introducción a la psicología social sociológica
Introducción a la psicología social sociológica
José Luis Álvaro Estramiana Alicia Garrido Luque Inge Schweiger Gallo José Ramón Torregrosa Peris
Diseño de la colección: Editorial UOC Primera edición: Julio de 2007 © José Luis Álvaro Estramiana, Alicia Garrido Luque, Inge Schweiger Gallo y José Ramón Torregrosa Peris, del texto © Editorial UOC Rambla del Poblenou 156, 08018 Barcelona www.editorialuoc.com Realización editorial: MEDIAactive, S.L. Impresión: XXXXXXXXX ISBN: 978-84-9788-603-1 Depósito legal: XXXXXXX
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A u t o r es
José Luis Álvaro Estramiana
Catedrático de Psicología Social en el Departamento de Psicología Social de la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido profesor invitado en diferentes Universidades europeas y latinoamericanas, donde ha impartido conferencias y cursos de Psicología Social. Asimismo, ha sido Affiliated Lecturer en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, donde ha impartido docencia. Es autor de numerosos capítulos de libros y artículos de psicología social publicados en revistas científicas nacionales e internacionales. Sus áreas de investigación e interés científico son las consecuencias psicosociales del desempleo, los factores determinantes de la salud mental, los significados del trabajo en la sociedad contemporánea y la historia de la Psicología Social, especialmente las concepciones sociológicas de la Psicología Social. También es autor y coautor de diversos libros entre los que caben destacar D esem pl eo y Bienestar Psicológico (Ed. Siglo XXI); Influencias Social es y Psicológicas en l a Sal ud M ent al (Ed. Siglo XXI); T é cnicas de Análisis Est adístico en C iencias Social es (Ed. Complutense); Análisis de D at os con SPSS (Ed. CIS); Psicol ogía Social Aplicada (Ed. McGraw-Hill); Psicología Socia l: Perspectivas T eóri cas y M etodol ógi- (Siglo XXI); Fundam ent os Socia les del C omportam iento H um ano ( Ed UOC); Psicolo- cas gía Socia l. Perspectivas Psicológicas y Sociológicas (Ed. McGraw-Hill); Consumo, N arcisis- m o e Identidades Cont em porâneas: Um a an álise Psicossocial (Ed UERJ) e In tr oducción a la psicología social sociológica (Ed. UOC). Correo electrónico:
[email protected] Alicia Garrido Luque
Profesora Titular de Psicología Social en el Departamento de Psicología Social de la Universidad Complutense de Madrid. Ha impartido docencia en Psicología Social en diversas Universidades españolas y latinoamericanas. Sus principales áreas de interés científico e investigación son la psicosociología del trabajo, las consecuencias psicológicas del desempleo en los jóvenes y el desarrollo teórico de la psicología social. Es autora y coautora de diferentes artículos publicados en revistas nacionales e internacionales, así como libros entre los que cabe reseñar Consecuencias de l as tra nsi cion es de los jóvenes al m ercado de trabaj o (Ed. Complutense); Influencias Social es y Psicológi cas en l a Sal ud M ent al (Ed. Siglo XXI); Soci ospsi col ogia del T raba jo cni cas de An áli sis Estadísti co en C ienci as Social es (Ed. UOC); T é (Ed. Complutense); A náli sis de Da tos en Ci enci as Social es (Ed. CIS); Psi cología Socia l A pl i cada (Ed. McGraw-Hill); Psi cología Soci al . Perspecti vas Psicológicas y Sociol ógicas (Ed. McGraw-
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Hill) e Int rodu cci ón a la psicología soci al sociol ógica (Ed. UOC). Correo electrónico:
[email protected] Inge Schweiger Gallo
Licenciada en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid tras cursar el segundo ciclo de dicha carrera, especialidad de Psicología Social, en la Universität Konstanz (Alemania) con una beca Erasmus. Es en esta universidad alemana donde completa sus estudios de doctorado, se dedica a la investigación e imparte docencia de Psicología Social. En el año 2000 recibe el premio DAAD para estudiantes extran jeros destacados. Obtiene el título de Doctor en Psicología, además de la acreditación de Doctor Europeo, en 2005 con una tesis sobre el control voluntario de las emociones. Desde febrero de 2006 es Profesora Titular Interina del Departamento de Psicología Social de la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado artículos en revistas tanto nacionales como internacionales y sus líneas de investigación se centran en el ámbito de las emociones, las actitudes y las teorías en Psicología Social. Los resultados de sus investigaciones han sido presentados en congresos nacionales e internacionales, tanto en Europa como en Estados Unidos. Su última publicación en colaboración con José Luis Álvaro, Alicia Garrido y José Ramón Torregrosa lleva por título Int rodu cción a la psicología social sociol ógica (Ed. UOC). José Ramón Torregrosa Peris
Licenciado y Doctor en Ciencias Políticas y Económicas por la Universidad Complutense de Madrid. Ha ampliado estudios de postgrado en Psicología Social en la Universidad de Michigan. Es Catedrático de Psicología Social en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid. También ha sido Catedrático de Sociología de la Universidad de Valencia y Profesor Visitante en el Institute of Social Research de la Universidad de Michigan y en la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad de Cambridge. Asimismo, es Overseas Fellow del Churchill College de esta última Universidad. Es autor de numerosas publicaciones y trabajos de investigación, así como autor, coautor y editor de varias obras de Psicología Social como La Juventud Española: Con ciencia Generaci onal y Pol ítica (Ediciones Ariel), T eoría e In vestigación en l a Psicol ogía Social Actu al (Instituto de la Opinión Publica), Perspectivas y Contextos de la Psicología Social (Ed. Hispano-Europea), Influencias Social es y Psicológicas en l a Sal ud M ent al (Ed. S. XXI), Psicología Social Apl icada (Ed. McGraw-Hill), Int rodu cción a la psicol ogía social sociológica (Ed. UOC).
Índice
Introducción .............................................................................................. 9 Capítulo I. La psicología social, ¿debe ser más social o sociológica? .............................................................................................. 17
1. Antecedentes históricos ........................................................................ 19 Capítulo II. Niveles de análisis en las ciencias sociales ............... 25 Capítulo III. El punto de vista psicosociológico en la teoría sociológica clásica .................................................................................. 33 Capítulo IV. Las relaciones entre individuo y sociedad en los primeros desarrollos teóricos de la sociología ................... 37 1. La relaciones entre individuo y sociedad en la teoría social francesa .. 37 2. La relación entre individuo y sociedad en la teoría social alemana..... 39 3. La sociología de la Escuela de Chicago ................................................. 43 Capítulo V. El punto de vista psicosociológico en el enfoque funcionalista........................................................................... 49 Capítulo VI. El punto de vista psicosociológico en la teoría del intercambio ...................................................................................... 57 1. Las teorías del intercambio de George Homans y Richard M. Emerson.. 57 2. La teoría del intercambio de John Thibaut y Harold Kelley ................. 61 3. La teoría del intercambio de Peter Blau ................................................ 63 Capítulo VII. El interaccionismo simbólico ................................... 67 1. Desarrollos del interaccionismo simbólico: las Escuelas de Iowa y
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Chicago ................................................................................................ 71 2. El interaccionismo simbólico estructural ............................................. 72 3. La teoría de roles ................................................................................... 76 4. El enfoque dramatúrgico de Erving Goffman ...................................... 81 Capítulo VIII. La sociología fenomenológica de Alfred Schutz ..87 Capítulo IX. El construccionismo social de Peter Berger y Thomas Luckmann ............................................................................. 93 Capítulo X. La etnometodología de Harold Garfinkel ................. 99 Capítulo XI. La teoría sociológica en la actualidad: vínculos con la psicología social ...................................................... 107 Capítulo XI I. La sociología psicológica .......................................... 113 Capítulo XI II. La psicología social sociológica contemporánea a través de sus manuales...................................... 117 1. Las perspectivas psicológicas .............................................................. 117 2. Las perspectivas sociológicas .............................................................. 118 Conclusiones.......................................................................................... 127 Prácticas ................................................................................................. 131 Bibliografía............................................................................................ 159 Lecturas recomendadas ...................................................................... 171 Vínculos recomendados...................................................................... 173 Glosario................................................................................................... 175
Introducción
Este libro tiene como objetivo mostrar las bases sociales del comportamiento humano. Su finalidad es la de ayudar a comprender mejor el comportamiento individual como un aspecto de las relaciones interpersonales y de la sociedad en la que vivimos. A lo largo de la historia de las ciencias sociales podemos encontrar dos posturas contrapuestas en la comprensión del comportamiento de las personas y de los fenómenos sociales, las cuales quedan reflejadas en la utilización de dicotomías como colectivo/individual, holismo/individualismo, objetividad/subjetividad, interior/exterior y estructura/ acción. Estos conceptos muestran diferentes formas de entender tanto el comportamiento de las personas como el de los colectivos, grupos o clases sociales. La idea principal de este texto es que ni existe sociedad al margen de los individuos ni hay individuos sin sociedad. Así pues, la realidad social debe ser entendida como una construcción de los individuos y de las relaciones que mantienen entre sí. Podemos entender la conducta humana desde tres perspectivas diferentes: personal, interpersonal y social. Estos tres niveles pueden ser independientes analíticamente, pero no los podemos desligar en la práctica. Para entender cómo se comporta una persona, debemos indagar en las relaciones que mantiene con otras personas, así como en la influencia de factores sociales de los que no tiene que ser consciente necesariamente. Del mismo modo, si queremos comprender las relaciones entre las personas, no podemos prescindir de las diferencias entre las mismas y del medio social en el cual la interacción cobra sentido. Para finalizar, si queremos explicar el sistema de valores y normas de una sociedad, debemos incluir en nuestros análisis los motivos de los individuos y las relaciones que mantienen entre sí. Así pues, es imposible entender la sociedad si no es como el producto histórico y cultural de los actores, ni la conducta de éstos si no es como un
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producto social. Individuo y sociedad son dos realidades inseparables. Esto no se ha entendido siempre así, y aún hoy día no existe acuerdo sobre estas cuestiones. Una de las primeras polémicas al respecto la tenemos entre Émile Durkheim y Gabriel Tarde. Para el primero, el objeto de la sociología debía ser el estudio de los hechos sociales. Éstos, según Durkheim, son un producto colectivo, tienen una naturaleza externa a los individuos y se imponen a la conciencia individual. El origen de los hechos sociales debía, en su opinión, buscarse no en la conciencia individual, sino en otros hechos sociales. Tenemos aquí una visión objetivista de la realidad social. Por el contrario, Tarde pensaba que la sociedad no era algo independiente de los individuos y que era una psicología intermental la que podría, mediante el análisis de procesos como la imitación, explicar cómo era posible el orden social. Otra forma de entender la conducta desde la sociología es la ofrecida por Max Weber, para quien la sociología se tenía que preocupar por la acción social. Según W eber, la sociedad no puede ser comprendida al margen de las acciones de los individuos y de los significados que éstos dan a su conducta. El objetivo de los sociólogos, en opinión de Max Weber, es la comprensión –Verstehen – de los fenómenos sociales. La Verstehen es también un método de análisis con el que cuenta el sociólogo y el psicosociólogo para su investigación de la realidad social, entendida como la forma en que los actores sociales dan sentido a sus actos. Es importante destacar aquí la diferencia que existe entre conducta y acción. Max Weber era partidario de considerar la sociología como una ciencia cuyo fin era la comprensión de la acción social, y esto es posible debido a que la acción supone un actor reflexivo y no un sujeto reactivo que se comporta siempre igual ante los estímulos del medio, tal y como supone la noción de conducta. Esta psicosociología de la acción supone dar primacía a los individuos y a la acción social frente a la importancia que Émile Durkheim otorga a lo colectivo. Frente al colectivismo de autores como Durkheim, encontramos formas opuestas de entender los hechos sociales a los que se refería el sociólogo francés. El individualismo metodológico es un concepto que se utiliza para incluir a quienes creen que es posible explicar los fenómenos sociales partiendo del comportamiento de los individuos. Sus partidarios suponen que podríamos estudiar el comportamiento individual en diferentes contextos
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sociales y construir un conjunto de proposiciones desde las que poder explicar la sociedad. Las instituciones sociales son entendidas como el resultado de los intereses de los individuos. La sociedad aparece de este modo como una categoría de análisis residual, una consecuencia de las acciones racionales de los individuos, y los motivos individuales se convierten en las causas suficientes de la sociedad. Un ejemplo de dicha visión lo encontramos en una gran parte de la psicología social de origen psicológico que se practica en la actualidad. Ambos reduccionismos ofrecen una visión parcial del ser humano y de la sociedad en la que vive y son insuficientes para explicar tanto la realidad social como las manifestaciones psicológicas de los individuos. La propuesta de un sociólogo como Norbert Elias (1990, pp. 48-49) evita dichos dualismos y nos permite reflexionar sobre la necesaria complementariedad de conceptos como los de individuo y sociedad y, por tanto, de la imprescindible unión entre el conocimiento sociológico y el conocimiento psicológico: “[…] la contraposición entre un “yo puro” –el objeto de estudio de la psicología–, que, por así decirlo, sólo posteriormente sale fuera de sí mismo para relacionarse con otras personas, y una sociedad –el objeto de estudio de la sociología–, exterior a la existencia del individuo, tiene sin duda sentido como expresión de una determinada configuración histórica del tejido humano y del correspondiente automodelado de la conciencia del ser humano; pero resulta insuficiente cuando se amplía el campo visual, cuando la persona, al reflexionar en torno a la sociedad, no parte directamente de sí misma y de sus sensaciones, sino que ve su propia figura y su propia autoconciencia dentro del más amplio contexto del devenir histórico. Cuando uno se pregunta cómo y por qué la estructura del tejido humano y la estructura del individuo cambian al mismo tiempo de una manera determinada, cuando uno ve cómo la transición de, digamos, una sociedad guerrera a una sociedad cortesana, con la transición de esta sociedad cortesana a una sociedad burguesa, se transforman también los deseos personales del individuo, el modelado de sus instintos y pensamientos, el tipo de individualidades, esta ampliación de la visión estática a una visión dinámica hace desaparecer la imagen de una muralla infranqueable entre el ser humano y todos los demás, entre un mundo interior y un mundo exterior, y en su lugar aparece la imagen de un constante e inconmovible entrelazamiento de seres individuales en el que todo lo que presta a la sustancia animal de estos seres el carácter propio de un ser humano –esto es, ante todo, su autodirección psíquica, su carácter individual– adquiere su forma específica en relación y de las relaciones con los otros.”
Las teorías que se muestran en este libro abordan la problemática aquí referida entre las explicaciones colectivistas y las explicaciones ofrecidas por el individualismo metodológico. En las primeras, la realidad social se presenta
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como aquello que determina el comportamiento individual y los estados de la conciencia. En las segundas, sucede todo lo contrario, y se defiende que los motivos de los actores sociales son los que explican la realidad social. En definitiva, que no hay nada en la sociedad que sea diferente a los comportamientos de los individuos que la forman. La idea principal de este libro es que el estudio de fenómenos individuales debe tener en cuenta la estructura social de un periodo histórico. Del mismo modo, la estructura social no es algo que se dé por encima y al margen de los individuos y sus acciones. El sociólogo C.W. Mills, en un libro titulado La im agin ación sociológica , comenta que dicha imaginación consiste en “la capacidad de pasar de las transformaciones más impersonales y remotas a las características más íntimas del yo humano, y de ver las relaciones entre ambas cosas” (M ills, 1961/99, p. 27). Previamente, M ills (1961/99, p. 26) nos decía lo siguiente: “Ningún estudio social que no vuelva a los problemas de la biografía, de la historia y de los intereses dentro de la sociedad, ha terminado su jornada intelectual. Cualesquiera que sean los problemas del analista social clásico, por limitados o por amplios que sean los rasgos de la realidad social que ha examinado, los que imaginativamente han tenido conciencia de lo que prometía su obra han formulado siempre tres tipos de preguntas: 1) ¿Cuál es la estructura de esta sociedad particular en su conjunto? ¿Cuáles son sus componentes esenciales, y cómo se relacionan entre sí? ¿En qué se diferencia de otras variedades de organización social? ¿Cuál es, dentro de ella, el significado de todo rasgo particular para su continuidad o para su cambio? 2) ¿Qué lugar ocupa esta sociedad en la historia humana? ¿Cuál es el mecanismo por el que está cambiando? ¿Cuál es su lugar en el desarrollo global de la humanidad y qué significa para él? ¿Cómo afecta todo rasgo particular que estamos examinando al periodo histórico en que tiene lugar, y cómo es afectado por él? ¿Y cuáles son las características esenciales de ese periodo? ¿En qué difiere de otros periodos? ¿Cuáles son sus modos característicos de hacer historia? 3) ¿Qué variedades de hombres y de mujeres prevalecen ahora en esta sociedad y en este periodo? ¿Y qué variedades están empezando a prevalecer? ¿De qué manera son seleccionados y formados, liberados y reprimidos, sensibilizados y embotados? ¿Qué clases de naturaleza humana se revelan en la conducta y el carácter que observamos en esta sociedad y en este periodo? ¿Y cuál es el significado para la naturaleza humana de todos y cada uno de los rasgos de la sociedad que examinamos?”
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Introducción
Con esta obra hemos pretendido ofrecer un conjunto de herramientas conceptuales y teóricas desde las cuales poder incrementar nuestra comprensión de la psicología social sociológica, entendiendo que esta reflexión es la mejor forma de tomar conciencia de nosotros mismos y de nuestros comportamientos, del mundo de la vida cotidiana en la que se da nuestra existencia. Los objetivos de este libro se enmarcan en los enumerados por C. W. Mills y pueden ser brevemente descritos de la siguiente manera:
Comprender que sociedad e individuos no son realidades separadas y analizar diferentes teorías psicosociológicas como perspectivas desde las que se da respuesta a la contraposición entre un yo autosuficiente y una sociedad externa a los individuos. Conocer las principales orientaciones sociológicas en psicología social y manejar conceptos clave de esta perspectiva para entender las bases sociales del comportamiento. Reflexionar sobre la existencia de dos psicologías sociales, una psicológica y otra sociológica. De dicho reconocimiento se deriva que, en la práctica, la aplicación y la intervención de los psicólogos sociales de formación sociológica deben tener el mismo protagonismo social que el que se reivindica para los psicólogos sociales de formación psicológica.
Todos estos objetivos pueden ser resumidos en uno: ofrecer al lector un esquema que pueda servirle de orientación en el estudio de la teoría sociológica y que le ayude a percibir los vínculos existentes entre la sociología y la psicología social; vínculos que van más allá de la mera relación o cercanía entre ambas disciplinas y que suponen el reconocimiento de la procedencia sociológica de la psicología social. Aunque con frecuencia concebimos la psicología social como una especialidad de la psicología, lo cierto es que el pensamiento psicosociológico empezó a gestarse al mismo tiempo en el seno de la sociología (véase Álvaro & Garrido, 2007). A medida que la psicología y la sociología fueron consolidándose como disciplinas científicas independientes, tuvieron que plantearse necesariamente el problema de sus relaciones recíprocas. La constatación de que muchos de los fenómenos que ambas ciencias intentaban estudiar eran producto de la interacción de fac-
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tores tanto psicológicos como sociales pronto hizo surgir un espacio común entre la psicología y la sociología al que terminó denominándose psicología social. Sin embargo, la psicología social no ha sido nunca, ni siquiera en sus comienzos, una verdadera zona de intersección entre la psicología y la sociología. La reflexión sobre la indisoluble unión entre lo individual y lo colectivo, entre lo social y lo psicológico, no dio lugar a un espacio de encuentro entre psicología y sociología, sino a dos líneas de desarrollo paralelas que, a su vez, originaron dos psicologías sociales bien diferenciadas. La mayoría de los libros en psicología social publicados en español están adaptados para un lector más familiarizado con la psicología social psicológica, por lo que es preciso ir introduciendo algunas de las ideas centrales de la psicología social sociológica, a la que también podríamos denominar psicosociología. El punto de partida posible para presentar el desarrollo de una psicología social sociológica es el de una reflexión sobre los distintos niveles de análisis en que podemos situarnos a la hora de abordar el estudio de la realidad social. A menudo se define la sociología como aquella disciplina científica que tiene como objetivo el estudio de los fenómenos sociales. Esta definición puede llevarnos a la idea equivocada de que la sociología únicamente presta atención a los determinantes sociales del comportamiento, dejando a un lado los factores individuales o psicológicos. A lo largo de las páginas de este libro intentaremos deshacer dicho equívoco, mostrando al lector la diversidad de enfoques y de formas de análisis que se han desarrollado en el seno de la teoría sociológica en psicología social. A la hora de analizar el comportamiento social, podemos concebirlo como el resultado de fuerzas sociales externas a la persona, como, por ejemplo, la cultura o las instituciones sociales, o bien como el producto de factores de naturaleza individual o psicológica. En el primer caso estaremos situando nuestro análisis en un nivel macrosociológico, mientras que en el segundo estaremos adoptando una perspectiva microsociológica. La reflexión sobre cuál es el nivel de análisis más adecuado para estudiar la realidad social ha sido y es objeto de un fuerte debate en sociología. En el apartado “Niveles de análisis en las ciencias sociales” se exponen las principales ideas de este debate, especialmente pertinente cuando de lo que se trata es de mostrar los vínculos entre la teoría sociológica y la psicología social.
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Introducción
La psicología social no se distingue, de hecho, de otras ciencias sociales por su objeto de estudio, sino por la perspectiva desde la que éste es abordado. La perspectiva psicosociológica se caracteriza por estudiar la realidad social teniendo en cuenta la interacción de factores tanto sociales como individuales. El interés de este libro reside en mostrar al lector cómo esta perspectiva, fruto de la integración entre diferentes niveles de análisis, se ha ido consolidando dentro de la teoría sociológica y ha ido dando lugar a una importante línea de desarrollo psicosociológico (Collier, Minton, & Reynolds, 1996). Esta reflexión inicial sobre los distintos niveles de análisis de las ciencias sociales es la que sirve como hilo conductor para exponer los principales desarrollos de la teoría sociológica. Esta exposición se inicia con las ideas de algunos autores clásicos, como Comte o Spencer, que dedicaron parte de su obra a la reflexión sobre las relaciones recíprocas entre la sociología y la psicología. Asimismo, se muestra la forma en que fue gestándose una concepción psicosociológica durante las primeras etapas del desarrollo de la sociología. Dicha concepción fue surgiendo en el contexto de un importante debate sobre el nivel de análisis más adecuado para la sociología, del que tenemos importantes ejemplos en la obra de autores como Durkheim, Tarde, Weber o Simmel. A continuación, se presentan algunas de las ideas centrales de los principales enfoques teóricos de la sociología contemporánea. A lo largo de los apartados de este libro aparecen descritos enfoques tales como el funcionalismo estructural, las teorías del intercambio, el interaccionismo simbólico, las teorías de roles, el enfoque dramatúrgico, la etnometodología o la sociología fenomenológica. Para finalizar, se incluye un breve análisis de las corrientes teóricas más recientes de la sociología. Este libro no tiene la pretensión de hacer un análisis pormenorizado y exhaustivo del desarrollo de la teoría sociológica en psicología social, puesto que dicho análisis excedería por completo tanto los objetivos del mismo como el espacio disponible. El objetivo es, más bien, acercar la teoría sociológica en psicología social a lectores poco familiarizados con la misma, motivo por el que en este libro no se incluyen todos y cada uno de los enfoques teóricos de la sociología, sino que se han seleccionado las teorías más relevantes para el desarrollo de la psicología social sociológica.
Capítulo I La psicología social, ¿debe ser más social o más sociológica?
Creo que una sociología que olvi dar a l a m edi ación a t ravé s del sujeto i nd ivi - dual sería t an fal sa, t an m al a y perm íta nm e decir, tan dogmáti ca, como una sociología qu e –tal y como el m ismo Freud la i m aginaba– creyera que la socio- logía n o es otr a cosa m ás que psicol ogía apl icada a u na m ayoría de indi vi duos” “
(Adorno, 1968/1996, p.154).
A pesar de que el término psicología social es el más utilizado, no es el único que tenemos para designar a esta área del conocimiento; así, por ejemplo, algunos autores no dudan en utilizar el término psicosociología. Arguyen quienes son partidarios de este término, que el adjetivo social es redundante, pues a lo más que llegamos con él es a distinguir entre la psicología fisiológica y la social. Este grupo de autores se pregunta si es posible una psicología del ser humano sin referirnos a su dimensión social. En segundo lugar, hablar de psicología social nos puede llevar a equívocos. El más común es creer que la psicología social pertenece al campo de la psicología, aunque guarde algunas afinidades con otras ciencias sociales, como la sociología. La psicología aparece, de esta manera, como el núcleo desde el que se desprenden, como las capas de una cebolla, diferentes formas adjetivadas de considerar esa matriz central que es la psicología: clínica, organizacional, ambiental, social, etc. Esta forma de considerar la psicología social ignora el hecho de que, desde un punto de vista histórico, nace y se constituye tanto en psicología como en sociología (Álvaro & Garrido, 2007). La división entre la psicología social psicológica y la psicología social sociológica es, con frecuencia, ilustrada haciendo referencia a los dos textos que se suelen considerar como los dos primeros manuales de psicología social. Nos estamos refiriendo a los del sociólogo Ross, Social Psychol ogy , y del psicólogo Mc Dougall, Introduction to Social Psychol ogy , ambos publicados en 1908. El primero está basado en
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la sociología de Gabriel Tarde y en la imitación como principal mecanismo explicativo del comportamiento humano; el segundo, en una teoría de los instintos. Si bien no podemos considerar estos textos como los primeros en psicología social, pues antes ya existían libros cuyo contenido y título ponen de manifiesto una preocupación muy anterior por esta área de conocimiento, lo cierto es que reflejan adecuadamente esta tensión en el interior de la psicología social entre una concepción más sociológica y una concepción más psicológica de la misma (Garrido & Álvaro, 2007). La psicología social pertenece al área de las ciencias sociales y debe ser entendida como una perspectiva desde la que podemos enfocar problemas sociales tales como la inmigración, el prejuicio, el desempleo, el hacinamiento, la salud, etc. Desde este punto de vista, las divisiones entre psicología, psicología social y sociología resultan borrosas y encontramos teorías sociológicas que son, sin embargo, por su perspectiva, teorías psicosociales, y teorías en psicología en las que el escaso énfasis o ausencia de una dimensión social de los procesos que pretenden explicar las acercan más a una psicología individual. También podemos encontrarnos con teorías como la del intercambio de Homans que, pese a su origen sociológico, utiliza un nivel de explicación psicológico, haciendo suyas las tesis del individualismo metodológico. Normalmente pensamos que las definiciones son irrelevantes en lo que a la configuración de un campo de conocimiento se refiere, dado que son meramente intencionales o declaraciones de intenciones que no pueden condensar por si mismas lo que un campo de conocimiento es o representa. En muchas ocasiones podemos leer que existen tantas definiciones como autores hay en un área de conocimiento. Sin embargo, podemos afirmar que las definiciones tienen más consecuencias que las que los científicos están dispuestos a reconocer (Sapsford, Still, Miell, Stevens & Wetherell, 1998). Las definiciones son las que hacen que las concepciones de la ciencia aparezcan de una forma más evidente. Debemos tener en cuenta que funcionan como un mapa inicial del territorio delimitado por un campo del conocimiento. Las definiciones también legitiman la investigación de ciertos temas sobre otros. Podemos afirmar que definir significa marcar los límites y fijar las fronteras. En una época de nacionalismos, el nacionalismo disciplinario también
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Capítulo I. La psicología social...
está teniendo cada vez más raigambre. Los límites y la territorialidad están en el origen de los conflictos a través de los cuales el estatus y el poder de las personas y de los grupos son configurados. El hecho de que estas luchas disciplinarias sean discursivas y simbólicas, no impide que sean intensas. En las páginas de este libro se argumenta que si la psicología social quiere ser una disciplina más representativa y más específica conceptualmente, no sólo precisa ser más social, sino más sociológica. La dimensión sociológica es lo que le da a la psicología social su singularidad frente a una psicología básica. Al adoptar una perspectiva sociológica, la psicología social se convierte en una parte de la sociología tanto como lo pueda ser de la psicología. 1.1. Antecedentes históricos
La expresión psicología social no parece tener un sentido claro y explícito más allá del conjunto de tradiciones conceptuales y metodológicas en las que se utiliza. El significado del término puede variar mucho dependiendo de lo que entendamos por psicología y, sobre todo, del significado que demos al término social. Por otro lado, lo que hoy en día podemos considerar como la perspectiva dominante en psicología social no parece separarse de la mantenida por un autor tan influyente como Floyd H. Allport (1924). Para él, la psicología social es, sobre todo, psicología y, muy secundariamente, social, en cualquiera de las acepciones que demos a dicho concepto. Así, Allport (1924, p. 4) escribió en un texto en el cual intentó especificar los principios básicos de la disciplina: “No hay psicología de los grupos que no sea esencial y enteramente una psicología de los individuos. Sus necesidades biológicas son la meta hacia la cual se dirige su conducta social. Dentro de su organismo se encuentran todos los mecanismos que explican su conducta.”
Más adelante, este mismo autor (Allport, 1924, p. 11) señala que: “De hecho, la psicología social ha crecido gracias al trabajo de los sociólogos. Es un error, sin embargo, suponer tal y como algunos lo han hecho, que es una rama de la sociología más que de la psicología… A pesar de las buenas intenciones y oficios de los sociólogos, las dos ciencias sociales deben permanecer como campos de investigación separados.”
Está más allá de los objetivos de este libro llevar a cabo un pormenorizado análisis de las implicaciones programáticas de este texto. Otros autores, sin
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embargo, han realizado esta tarea (Álvaro & Garrido, 2007; Cherry, 1995; Garrido & Álvaro, 2007; Danziger, 1990; Farr, 1996). El pronunciamiento de Allport, a pesar de no haber atraído mucha atención y de su ambigüedad e imprecisión conceptual, contiene un mensaje inequívoco: la psicología social es, exclusivamente, psicología. Esta posición es la que ha sido mantenida en los libros de la psicología social psicológica y los manuales de psicología social que contienen capítulos sobre la historia de la disciplina, como son el de Gordon Allport (1954) y Jones (1985), en los que el punto de vista de Allport es defendido. Independientemente de la adecuación del marco conceptual de F. H. Allport tanto para la psicología como para la psicología social, parece obvio que el origen de la confusión inducida por definiciones como la suya descansa sobre el significado atribuido a los términos social y aspectos sociales. Incluso aunque no se trate de especificar el contenido de estos términos, cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿es posible una psicología que no sea social y que sea, por tanto, asocial? Toda psicología, sea individual o colectiva, tiene que incluir “los aspectos sociales” como parte de sus explicaciones, lo que hace que tenga que ser social. La expresión psicología social no deja de ser, hasta cierto punto, tautológica, en la medida en que toda psicología es social, de una u otra manera. Los psicólogos sociales no resolvemos el problema simplemente diciendo, tal y como es práctica común desde Allport, que la psicología social es social porque trata de “lo social”. La materia de la que trata una ciencia sólo nos indica aquella parte de la realidad que estudia o intenta estudiar, pero no nos dice nada acerca de cómo es estudiada o desde qué perspectiva. Paradójicamente, la psicología social ha sido acusada en numerosas ocasiones de ser excesivamente individualista. Tal y como escribe Baumeister (1995, p. 75): “Existe una paradoja en la forma en que la psicología social es practicada hoy en día: no es siempre tan social. Irónicamente, la mayoría de los psicólogos sociales piensan que las personas son, en gran medida, unidades autocontenidas, concediendo sólo que, ocasionalmente, entran en contacto unas con otras.”
Observaciones como las de esta cita han sido hechas por autores con diferentes orientaciones epistemológicas (Augoustinos, 1999; Marková, 2000; Osterkamp, 1999; Smith, 1999).
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Capítulo I. La psicología social...
Si la psicología social es básicamente una extensión de la perspectiva psicológica a lo social, entonces su sesgo individualista no debería sorprender, dado que el nivel de análisis de la teorización psicológica se ha desarrollado, normalmente, en función de sus explicaciones del sistema de la personalidad o de sus subsistemas. Si añadimos a esta descripción el ethos individualista de la cultura occidental, podemos entender las observaciones de Parsons (1954, p. 101) acerca de las tendencias generales de la teoría psicológica: “1) La reificación del organismo, el cual, en virtud de su constitución genética, es considerado como la base “real” de la estructura de los sistemas de comportamiento; 2) la reificación de la “unidad real de la conducta”, la cual puede ser tanto la secuencia Estímulo-Respuesta (E-R) de los conductistas como la “gestalt” perceptual momentánea. Esto es considerado como clave para la comprensión de toda conducta, o 3) la reificación del individuo, haciendo de la personalidad una forma más o menos clara de la acción. Se pretende que el conocimiento de sí mismo se realize independientemente de sus relaciones sociales, actuales o previas, y sea presuntamente independiente de cualquier comprensión genuina de cómo los individuos, cuando son puestos juntos en sociedad, se comportan”
Estas observaciones, realizadas mucho antes de que entraran en vigor las corrientes de pensamiento construccionistas, nos indican no sólo las dificultades de entender la conducta social por medio de la teoría psicológica, sino también el intento permanente de explicación de lo social en términos de los individuos y, en última instancia, de su constitución biológica. Moscovici (1972, p. 35) ya indicó que esta forma de reduccionismo afecta a los postulados de la propia psicología social convencional: “El primero se refiere a la idea de que la diferencia entre los procesos sociales y los procesos no sociales más elementales es una cuestión de grado y que se puede establecer una jerarquía en la cual pueden ser ordenados desde los más simples a los más complejos y desde lo individual a lo colectivo. El segundo postulado se refiere a la idea de que los procesos sociales no necesitan de la idea de fenómenos sociales gobernados por sus propias leyes, sino que pueden ser explicados por leyes psicológicas, las cuales, a su vez, pueden ser explicadas por leyes de carácter fisiológico. El último postulado parte de la idea de que no hay diferencia en la naturaleza de la conducta social y no social: las otras personas sólo intervienen como parte del ambiente general.”
Estas críticas son contestadas con el argumento de que existen dos psicologías sociales: una con una orientación psicológica y otra con una orientación sociológica. Esta distinción implica que ambas son reduccionistas con respecto a la matriz original de la que surgieron. En esta línea, podría argu-
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mentarse que existe un reduccionismo o sesgo psicológico en la psicología social psicológica, de la misma manera que existe un sesgo sociológico en la psicología social sociológica. Pero este argumento, que señala la existencia de dos tipos de sesgos de iguales características, no es acertado, pues no ofrece un relato adecuado de la actual situación si tenemos en cuenta el modelo conceptual del cual parte el enfoque teórico más representativo de la psicología social sociológica: el interaccionismo simbólico y las corrientes teóricas afines que veremos en páginas posteriores. El interaccionismo simbólico originado por Mead (1934) difícilmente puede ser calificado de reduccionista si tenemos en cuenta que uno de los mayores logros de dicha teoría ha sido el haber superado de forma convincente los viejos dualismos individuo-sociedad, especificando cómo ambas realidades son constituidas a través de los procesos de comunicación simbólica y de la interacción social. Esta comprensión de la relación individuo-sociedad es también característica de las versiones más estructurales del interaccionismo, como es el caso de Goffman (1959) o Stryker (1980), quien enfatiza la importancia de las normas y roles sociales. Asimismo, también es característico de los estudios de la sociología psicológica (House, 1977, 1981, 1991, 1995). De todos estos autores trataremos con mayor profundidad en las páginas siguientes. En resumen, si queremos hablar de psicología social, no podemos obviar que desde sus orígenes la psicología social tuvo dos perspectivas diferentes, tal y como ocurre en la actualidad: una perspectiva sociológica y otra psicolológica (véase figura 1; House, 1991, p. 46).
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Capítulo I. La psicología social...
PSICOLOGÍA SOCIAL A Í G O L O I C O S
Psicología social psicológica
Estructura social y Personalidad
P S I C O L O G Í A
Interacción simbólica
Figura 1. La psicología social como intersección de la sociología y la psicología.
Capítulo II Niveles de análisis en las ciencias sociales
El problema de las relaciones entre el individuo y la colectividad es el aspecto central de uno de los debates más antiguos desarrollados en el seno de las ciencias sociales. Podemos decir que desde el momento mismo de su constitución como disciplinas científicas, tanto la psicología como la sociología tuvieron que dedicar algún esfuerzo a la clarificación de las relaciones entre lo que es social y lo que es individual. La psicología, que nació con la vocación de convertirse en el estudio científico de la mente, tuvo que enfrentarse muy pronto al hecho de que la mente humana no surge ni se desarrolla en un vacío social, sino que es producto de la inserción de la persona dentro de una colectividad. La sociología, por su parte, nacida con la pretensión de convertirse en el estudio científico de la sociedad, tampoco pudo ignorar en sus análisis la existencia de factores psicológicos o individuales que influyen en el comportamiento social. A medida que la sociología y la psicología se fueron desarrollando, fue emergiendo la cuestión de las relaciones entre ambas ciencias. Fruto de esta reflexión fue constituyéndose una nueva disciplina, la psicología social, que, como hemos señalado en la introducción, surge al mismo tiempo dentro de la psicología y de la sociología. Un primer paso en la reflexión sobre los niveles de análisis en ciencias sociales consiste en suponer que cada disciplina científica se diferencia de las demás por tener su propio nivel. Desde este punto de vista, podríamos suponer que la sociología se centra más en los factores sociales que determinan el comportamiento, el pensamiento o las emociones, mientras que la psicología presta más atención a los procesos psicológicos involucrados en dichos procesos. La psicología social, fruto de la intersección de ambas disciplinas, podría ser, de este modo, concebida como aquella perspectiva en la que la
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interacción de ambos tipos de factores prima a la hora de analizar la realidad social. No obstante, esta suposición no es del todo exacta, ya que dentro de cada ca da dis discip cipllina coexi coexisste ten n di difere feren nte tess nive ni velles de análisis. Como veremos a lo largo de este libro, dentro de la sociología no sólo tienen cabida aquellas teorías centradas en fenómenos sociales de carácter estructural, sino que también se han desarrollado importantes enfoques teóricos en los que se ha puesto el acento en el comportamiento individual y/o en la interacción social. La refl refle exi xión ón sobre los nive ni velles de análisis que podemos uti utilliza zarr a la hora hora de abordar el estudio de la realidad social ha ocupado un lugar más destacado en sociología que en psicología. La psicología ha prestado, en general, poca atención a esta cuestión que, en cierto modo, se ha considerado resuelta con la mera mera exi exisste ten ncia de la psi psicol cología ogía soci socia al. De D e al algún modo, de dent ntro ro de la l a psi psicología se se ha ido asumi umie end ndo o que que es es en en el cont conte exto de la psi psicol cología ogía soci socia al don donde de hay que mant mante ener el el de deba bate te en en torn torno o a las re rellacio cion nes entre lo ind i ndiivi vidual dual y lo lo colectivo, o entre lo psicológico y lo social. La reflexión acerca del nivel de análisis más adecuado a la hora de abordar el estudio de la realidad social no ha des despe pertado, rtado, sin emba mbargo, rgo, mucho much o in i nte teré réss dent dentro ro de la psicología psicol ogía soci socia al. Durante los años setenta, coincidiendo con una etapa de crisis de la disciplina, se desarrolló en el seno de la psicología social un fuerte debate en torno a la necesidad de una mayor consideración de la dimensión social del comportamiento, pero no hubo acuerdo a la hora de definir dicha dimensión social. Tampoco hubo entonces, ni lo hay en la actualidad, un esfuerzo metateórico encaminado a la identificación de los diferentes niveles de análisis en los que se sitúan las distintas teorías psicosociológicas. Uno de los pocos tra trabajo bajoss que pueden pueden enmarca enmarcarse rse dentr dentro o de de es esta lí l ínea es es el el de Doi Doise (1980), que distingue cuatro niveles de explicación dentro de la psicología soci ocia al: el el ni nive vell i nt ntrain raindi divi vidual, dual, centrado en en los proces procesos ment menta ales que se encuentran en la base del comportamiento de las personas; el nivel interindividual, centrado en el análisis de la interacción social en una situación dada sin te ten ner en cuenta factores factores soci socia al es aj aj enos a dicha situa situació ción n; el ni n ive vell soci ocia al, en el que se analiza la interacción social teniendo en cuenta la posición social de las personas involucradas en dicha interacción, y el nivel ideológico, en el que se tiene en cuenta la influencia de la ideología y de los sistemas de
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Capítulo II. Niveles de análisis...
creencias, representaciones y normas vigentes en la estructura social de la cual la persona forma parte. Como ya hemos señalado, el esfuerzo por identificar los niveles de análisis en los que puede situarse el estudio de la realidad social ha sido mayor en sociología que en psicología social. No es éste el lugar para examinar de forma exhaustiva todas y cada una de las aportaciones que se han hecho al estudio de esta cuestión. En este apartado nos limitaremos a mostrar las grandes líneas temáticas en torno a las cuales se ha desarrollado el trabajo sobre los ni n ive velles de análisis en en cienci ciencia as soci socia ales. Nue N uesstro obj obje eti tivo vo es introdu trodu-cir una serie de conceptos básicos que puedan facilitar la comprensión de las teorías psicosociológicas que analizaremos a lo largo de este libro. U na de las di dime men nsion one es que sol sole emos util utiliza zarr para di dissti tin ngui uirr en entre los dife dif erent re nte es ámbi ámbitos tos de análisis de la rea realida dad d social es la dime di men nsión mi micro-mac cro-macro. ro. Esta dimensión se deriva de la posibilidad de establecer un orden entre diferent re nte es fen fenómenos soci socia ales en en fun funció ción n de su su magn magnitud. En el extremo inferior del continuo micro-macro encontraríamos a los individuos, mientras que en el extremo superior hallaríamos los fenómenos sociales a gran escala. Entre ambos extremos encontraríamos diferentes fenómenos sociales de magnitud intermedia (véase la figura 2; Ritzer, 2002, p. 619). Existen algunas diferencias entre los sociólogos en cuanto a qué debe de bemos mos de defi fin nir como micro mi cro o macro. macro. Así, cuando ha h abl bla amos de nive vell mi micro, cro, podemos estar haciendo alusión a fenómenos psicológicos, a individuos o a la interacción entre individuos. Cuando hablamos de fenómenos macro, por otra parte, nos podemos referir a las poblaciones, a la sociedad y su estructura, o incluso a la cultura. Pero, en general, la dimensión micro-macro se puede equiparar a un continuo que iría de lo individual a lo colectivo Otra forma de aludi udirr a es esta dimensión la te ten nemos en en la di dissti tin nció ción n que hace cen n algunos sociólogos entre acción y estructura, y que, en líneas generales, es equiparable a la diferenciación entre los niveles micro y macro. Por regla general, mediante el concepto de acción hacemos referencia a los actores individuales, mientras que el término estructura alude, casi siempre, a las insti tituci tucion one es soci socia ales. El anál náliisis de la rea realida dad d social de dessde el el pun punto to de vista de la acción suele ser, por tanto, un análisis microsociológico, mientras que