«Por lo general, las personas no muestran lo terribles que son. Pero son como una vaca pastando tranquila que, de repente, levanta la cola y descarga un latigazo sobre el tábano. Basta que se dé la ocasión para que muestren su horrenda naturaleza. Recuerdo que se me llegaba a erizar el cabello de terror al pensar en que este carácter innato es una condici cond ición ón esencial esencial para que el ser humano humano sobrevi sobreviva. va. l pen pensarl sarlo, o, perd!a perd!a cualqui cualquier er esperanza sobre la humanidad". Publicada por primera vez en #$%&, Indigno de ser humano es una de las novelas más célebres de la literatura 'aponesa contemporánea. (u polémico y brillante autor, )samu *azai, incorporó numerosos episodios de su turbulenta vida a los tres cuadernos que con+orman esta novela y que narran, en primera persona y de +orma descarnada, el progresivo declive como ser humano de ozo, ozo, 'oven estudiante de provincias pr ovincias que lleva una vida disoluta en -oio. Repudiado por su +amilia tras un intento de suicidio e incapaz de vivir en armon!a con sus hipócritas seme'antes, ozo malvive como dibu'ante de historietas y subsiste gracias a la ayuda de mu'eres que se enamoran de él pese a su alcoholismo y adicción a la mor+ina. (in embargo, tras el despiadado retrato que ozo hace de su vida, *azai cambia repentinamente de punto de vista y nos muestra, mediante la voz de una de las mu'eres con las que ozo convivió, una semblanza muy distinta del trágico protagonista de esta perturbadora historia. Indigno de ser humano se ha convertido, con el paso de los a/os, en una de las obras
más populares de la literatura 'aponesa, superando los diez millones de e'emplares vendidos desde su primera publicación en #$%&.
)samu *azai
Indigno de ser humano
)samu *azai
Indigno de ser humano
-!tulo original0 人間失格 (Ningen shikkaku) )samu *azai, #$%& -raducción0 1ontse 2atins 2atins
Indigno de ser humano
3i tres +otogra+!as de aquel hombre. 4a primera podr!a decirse que era de su in+ancia, tendr!a unos diez a/os. 5staba rodeado de un gran n6mero de mu'eres 7imagino que ser!an sus hermanas y primas7, de pie, a la orilla de un estanque de 'ard!n, vestido con un hakama[1] de rayas ralas. -en!a la cabeza inclinada hacia la izquierda unos treinta grados y mostraba una desagradable sonrisa. 8*esagradable9 -al vez las personas poco sensibles a los asuntos de belleza comentar!an con indi+erencia0 «:;ué ni/o tan gracioso<". unque, de hecho, era su+icientemente «gracioso" como para que este vago cumplido dirigido al rostro del ni/o no pareciera +uera de lugar, alguien con sólo un poco de sentido estético e=clamar!a0 «:;ué ni/o tan horrible<" a la primera mirada y quizá apartar!a de un manotazo la +otogra+!a con repugnancia, como quien ahuyenta una oruga. *esde luego, cuanto más se mirase el rostro sonriente del ni/o, más produc!a una indescriptible impresión siniestra. 5n realidad, no era un rostro sonriente. 5l ni/o no sonre!a en absoluto. >na prueba era que ten!a los pu/os apretados. ?adie puede sonre!r con los pu/os cerrados con +uerza. 5ra un mono. 5l rostro sonriente de un mono, todo arrugado. 5ra un rostro tan raro que daban ganas de e=clamar0 «:;ué chiquillo tan arrugado<"@ tan repugnante que revolv!a el estómago. Aamás he visto a un ni/o con una e=presión tan e=tra/a. 5l rostro en la segunda +otogra+!a era tan di+erente que causaba sorpresa. 5ra de la época de estudiante. ?o se pod!a apreciar si de secundaria o ya estaba en la universidad, pero era un muchacho e=traordinariamente apuesto. 1as, de nuevo, acontec!a algo e=tra/o0 no daba la impresión de tratarse de un ser vivo. ba vestido con un uni+orme, de cuyo bolsillo delantero asomaba un pa/uelo blanco, y estaba sentado en un sillón de mimbre con las piernas cruzadas. -ambién sonre!a, pero esta vez no era el rostro arrugado de un mono sino que mostraba una sonrisa inteligente. (in embargo, era distinta a la sonrisa de un ser humano. 8Cómo decirlo9 4e +altaba el peso de la sangre, la aspereza de la vida. ?o produc!a el e+ecto de tener sustancia@ no ten!a ni el peso de un pá'aro, apenas el de una pluma. 5ra una simple ho'a de papel blanco con una sonrisa por completo arti+icial. >tilizar los ad'etivos pedante, +r!volo, +also, ser!a poco. , por supuesto, tampoco serv!a el término dandismo. ?o obstante, mirándolo bien, este guapo estudiante produc!a una sensación horripilante, de mal agDero. ?unca he visto a un muchacho tan bien parecido con un aspecto tan peculiar. 4a 6ltima +otogra+!a era la más horrible de todas. ?o se pod!a adivinar su edad, aunque parec!a tener algunas canas. 5staba en una habitación muy deteriorada@ se ve!a con claridad que la pared se estaba desmoronando en tres lugares. 5sta vez no sonre!a, ni tampoco ten!a e=presión alguna. (entado en una esquina, se calentaba las manos en un peque/o brasero. 4a +otogra+!a produc!a la impresión l6gubre de que estaba muriendo. 5ra espeluznante. no sólo esto. 5l tama/o del rostro en la imagen me permitió observar sus +acciones con detalle@ la +rente era normal y sus arrugas también, as! como las ce'as, los o'os, la nariz y la barbilla. aahE, no era sólo que el rostro no tuviera e=presión@ tampoco produc!a ning6n tipo de impresión. ?o pose!a caracter!sticas propias. l cerrar los o'os después de ver la +otogra+!a, el rostro desaparec!a de mi memoria. Pod!a recordar la pared y el peque/o brasero@ pero la impresión del rostro se hab!a borrado y no hab!a manera de
recordarla. ?unca podr!a pintarse un retrato de él. -ampoco hacerse una caricatura. ?i siquiera e=istir!a la satis+acción de, al abrir los o'os, poder e=clamar0 «:h, era as! el rostro<". Para e=presarlo de la +orma más e=trema, al abrir los o'os y observarlo de nuevo, tampoco consegu!a reconocerlo. 1e resultaba +astidioso, irritante hasta el punto de hacerme apartar la mirada. ncluso una máscara de muerte ser!a más e=presiva y causa r!a más impresión. 1e pregunté si el colocar la cabeza de un caballo de carga sobre un cuerpo humano producir!a una sensación tal. 5n +in, mirarlo me provocaba un escalo+r!o de repugnancia. ?unca hasta entonces hab!a visto un rostro humano tan e=tra/o.
Primer cuaderno de notas
1i vida ha estado llena de vergDenza. 4a verdad es que no tengo la más remota idea de lo que es vivir como un ser humano. Como nac! en provincias, en -ohou, la primera vez que vi un tren ya era bastante mayor. 1e dediqué a subir y ba'ar, una y otra vez, el puente elevado de la estación, sin que se me ocurriera que lo hab!an construido para cruzar las v!as@ me parec!a que su +unción era dotar a la estación de un lugar de diversión de tipo occidental. 5so pensé durante mucho tiempo. 1e lo pasaba estupendamente subiendo y ba'ando el puente, que era para m! una diversión de lo más elegante y el me'or servicio que o+rec!a la compa/!a de +errocarriles. Cuando me enteré de que no era más que un medio para que los via'eros cruzaran al otro lado, mi interés se desvaneció. -ambién, cuando de peque/o hab!a visto ilustraciones del metro, pensaba que era un 'uego la mar de entretenido y no me cab!a en la cabeza que sólo sirviera para transportar personas. o era un ni/o en+ermizo, que con +recuencia deb!a guardar cama. Cuando me tocaba estar acostado, sol!a pensar en lo aburridos que eran los estampados de las +undas de los edredones y las almohadas. Fasta los veinte a/os no supe que estas +undas ten!an sólo un uso práctico y me desmoralizó lo sombr!a que era el alma humana. ?unca pasé hambre. ?o quiero decir con esto que me criara en una +amilia próspera@ no tengo una intención tan est6pida. 1e re+iero a que nunca conoc! la sensación de hambre. Parece una e=presión un poco rara, pero aunque tuviera hambre no me daba cuenta. Cuando volv!a del colegio, la gente de casa daba por supuesto que tendr!a mucho apetito. a de más mayor, en la escuela secundaria, recuerdo que me o+rec!an 'alea de so'a, bizcocho o pan, organizando un revuelo. *e'ándome llevar por mi tendencia a complacer, balbuceaba que ten!a hambre y me tragaba diez dulces de 'alea de so'a, preguntándome sin entender cómo ser!a la sensación de tener hambre. Por supuesto, como bastante@ pero no recuerdo haberlo hecho nunca por hambre. 1e gusta comer cosas especiales y lu'osas. Cuando estoy invitado, me lo como casi todo, aunque me cueste un es+uerzo. 5n realidad, de peque/o los momentos más duros del d!a eran las comidas. 5n mi casa, en provincias, toda la +amilia 7éramos unos diez7 com!a 'unta, con nuestras mesillas individuales alineadas en dos hileras paralelas +rente a +rente. Como yo era el 6ltimo hermano, me tocaba el asiento de menor rango. 5n la semipenumbra de la sala y en silencio total, almorzaban y hac!an las demás comidas unas diez personas. 5sto siempre me produ'o una sensación de +r!o. *ebido a que éramos una +amilia tradicional de campo, los platos de acompa/amiento siempre eran de lo más austero, y no cab!a esperar nada especial ni lu'oso. Con el paso del tiempo, creció mi horror por las horas de las comidas. (entado en el peor lugar de esa habitación oscura y temblando de +r!o, empu'aba boca adentro un peque/o bocado tras otro mientras me preguntaba por qué las personas ten!an que comer tres veces al d!a.
-odos com!an con la mayor seriedad. 4legué a pensar que era una especie de ceremonia +amiliar, celebrada tres veces al d!a0 a la hora determinada, nos reun!amos todos en la habitación mal iluminada ante las mesillas alineadas en orden y, con o sin ganas de comer, masticábamos los alimentos en silencio, quizá para apaciguar a los esp!ritus que pululaban por all!. (uele decirse que si no se come, se muere@ pero a mis o!dos esto suena como una intimidación maligna. 5sta superstición 7hasta ahora no he de'ado de pensar que de eso se trate7 siempre me produce inquietud y temor. (i las personas no comen, mueren@ y por lo tanto están obligadas a traba'ar para comer. Para m!, no hab!a nada que sonase más di+!cil de entender y más amenazador que esas palabras. Podr!a decirse que todav!a no he comprendido lo que mantiene vivo al ser humano. Por lo que parece, mi concepto de la +elicidad está en completo desacuerdo con el del resto de las personas, y la intranquilidad que genera me hace dar vueltas y gemir por las noches en mi cama. ncluso ha llegado a a+ectarme la razón. 1e pregunto si soy +eliz. *esde peque/o me han dicho muchas veces que soy a+ortunado@ pero mis recuerdos son de haber vivido en el in+ierno. 5sos que me tildaron de dichoso, al contrario, parecen haber sido incomparablemente más +elices, que yo. Fe pasado por tantos in+ortunios que uno solo de ellos podr!a terminar más que de sobra con la vida de cualquiera. Fasta eso he llegado a pensar. 4a verdad es que no puedo comprender ni imaginar la !ndole o grado del su+rimiento de los demás. ;uizá los su+rimientos de tipo práctico, que puedan mitigarse con una comida, tienen solución y por eso mismo sean los menos dolorosos. ) puede tratarse de un in+ierno eterno en llamas que supere mi larga lista de su+rimientos@ pero esto los hace todav!a más incomprensibles para m!. 1as, si pueden seguir viviendo sin matar o volverse locos, interesados por los partidos pol!ticos y sin perder la esperanza, 8se puede llamar a esto su+rimiento9 Con su ego!smo, convencidos de que as! deben ser las cosas, sin haber dudado 'amás de s! mismos. (i este es el caso, el su+rimiento es muy llevadero. ;uizá as! sea el ser humano, y esto es lo má=imo que podamos esperar de él. ?o lo séE *espués de dormir pro+undamente, supongo que se levantarán re+rescados. 8;ué sue/os tendrán9 8;ué pensarán cuando caminan por la calle9 85n dinero9 :?o puede ser sólo esto< Creo recordar haber o!do la teor!a de que el ser humano vive para comer, pero nunca he escuchado a nadie decir que viviera para ganar dinero. *esde luego que no. Pero en ciertas circunstanciasE ?o, tampoco lo entiendo. Cuanto más pienso, menos entiendo. 1e persigue la inquietud y el miedo de sentirme di+erente a todos. Casi no puedo conversar con los que me rodean. ?o sé qué decir, ni cómo decirlo. s! es cómo se me ocurrieron las bu+onadas. 5ra mi 6ltima posibilidad de ganarme el a+ecto de las personas. Pese a que tem!a tanto a la gente, al parecer era incapaz de renunciar a ella. esas bu+onadas +ueron la 6nica l!nea que me un!a a los demás. 1ientras que en la super+icie mostraba siempre un rostro sonriente, por dentro manten!a una lucha
desesperada, que no daba +ruto más que en el uno por mil, para o+recer ese agasa'o. *esde peque/o, ni siquiera ten!a la menor idea de los su+rimientos de mi propia +amilia o de lo que pensaba. (ólo estaba bien al corriente de mis propios miedos y malestares. 5n alg6n momento, me convert! en un ni/o que nunca pod!a decir la verdad. 5n las +otos +amiliares, todos pon!an unas caras de lo más serias. 5s e=tra/o, tan sólo yo aparec!a sonriente. 5ra una más de mis habituales bu+onadas in+antiles. ?unca respond! a ninguna reprimenda de mi +amilia. 5staba convencido de que era la voz de los dioses que me llegaba desde tiempos ancestrales. l escucharla, sent!a que iba a perder la razón@ y, por supuesto, no estaba en condiciones de contestar, ni mucho menos. 5sas voces me parec!an «la verdad", procedente de muchos siglos atrás. como yo no ten!a la menor idea de cómo actuar respecto a esa verdad, comencé a pensar que no me era posible vivir con otros seres humanos. Por eso, no pod!a discutir ni de+enderme. Cuando alguien dec!a algo desagradable de m!, me parec!a que estaba cometiendo un craso error. (in embargo, siempre recib!a esos ataques en silencio@ aunque, por dentro, me sent!a enloquecer de pánico. *esde luego, a nadie le gusta que le critiquen o se eno'en con él. Por lo general, las personas no muestran lo terribles que son. Pero son como una vaca pastando tranquila que, de repente, levanta la cola y descarga un latigazo sobre el tábano. Basta que se dé la ocasión para que muestren su horrenda naturaleza. Recuerdo que se me llegaba a erizar el cabello de terror al pensar en que este carácter innato es una condición esencial para que el ser humano sobreviva. l pensarlo, perd!a cualquier esperanza sobre la humanidad. (iempre me hab!a dado miedo la gente y, debido a mi +alta de con+ianza en mi habilidad de hablar o actuar como un ser humano, mantuve mis agon!as solitarias encerradas en el pecho y mi melancol!a e inquietud ocultas tras un ingenuo optimismo. con el tiempo me +ui per+eccionando en mi papel de e=tra/o bu+ón. ?o me importaba cómo@ lo importante era conseguir que se rieran. *e esta +orma, quizá a los humanos no les importara que me mantuviera +uera de su vida diaria. 4o que deb!a evitar a toda costa era convertirme en un +astidio para ellos. *eb!a ser como la nada, el viento, el cielo. 5n mi desesperación, no sólo me dedicaba a hacer re!r a mi +amilia sino también a los sirvientes, que tem!a a6n más porque me resultaban incomprensibles. Cierta vez, en pleno verano, me paseé por los pasillos supuestamente ataviado con un suéter ro'o ba'o mi ligero imono y todos se murieron de risa. 7ochanGHI, te sienta +atal 7di'o entre carca'adas mi hermano mayor, que casi nunca se re!a, en un repelente tono cari/oso. ncluso yo no soy tan insensible al +r!o y al calor como para ponerme un suéter en los dJas más calurosos. 1e hab!a puesto unas polainas de mi hermana menor, de modo que
asomasen por las mangas del imono y pareciera que llevara un suéter. 1i padre sol!a via'ar a -oio por negocios con tal +recuencia que hasta ten!a una residencia en (auragicho, en el barrio de >eno. (ol!a pasar más de medio mes en esa casa y cuando regresaba tra!a un montón de regalos para la +amilia y los parientes. 5ra algo que le encantaba hacer. Cierta noche, antes de partir a -oio, nos reunió a todos los ni/os en la sala de visitas y, entre sonrisas, nos preguntó a cada uno qué quer!amos que nos tra'era, anotándose la respuesta en la agenda. ?o era habitual que +uese tan a+ectuoso con nosotros. 78 t6 ozo9 7preguntó. o me quedé balbuceando y no pude responder. Como me preguntó de repente qué quer!a, lo primero que se me ocurrió es que no quer!a nada. 1e pasó por la cabeza que tanto daba@ de todas maneras, nada me causar!a alegr!a. Pero, al mismo tiempo, no era capaz de rechazar algo que me o+recieran por más contrario que +uese a mis propios gustos. Cuando algo no me gustaba, no pod!a decirlo a las claras@ y cuando algo me gustaba, lo aceptaba con timidez, como si +uera un ladrón, con e=presión de disgusto, presa de un terror indescriptible. 5n suma, que no pod!a elegir entre dos alternativas. 5sta +ue una de mis caracter!sticas que, más adelante, se convirtió en la principal causa de mi vida vergonzosa. 1ientras estaba all!, callado y vacilante, mi padre pareció un poco disgustado. 7Podr!a ser un libro, 8no9 ) si no una máscara de león, de las que se usan para las danzas de /o ?uevo. 5n las tiendas de sausa venden unas para ni/o a precios razonables. 8?o quieres una9 1e preguntó si quer!a algo, mas no supe qué decir. ?i me salió ninguna respuesta graciosa. 5l bu+ón hab!a +racasado. 75star!a bien un libro, 8no9 7intervino mi hermano con la e=presión seria. 78h, s!9 7di'o mi padre con la ilusión totalmente desvanecida del rostro y cerró bruscamente la agenda sin tomarse la molestia de anotar nada. 3aya desastre. Fab!a causado que mi padre se eno'ara y seguro que deb!a temer su venganza. -en!a que hacer algo antes de que +uese demasiado tarde. 5sa noche, temblando ba'o el edredón, me devané los sesos para encontrar una solución. l +inal, me levanté, entré en la sala de visitas, abr! el ca'ón del escritorio donde mi padre guardaba la agenda, la abr! y pasé las páginas hasta encontrar donde ten!a anotados los pedidos de regalos. 4am! la punta de un lápiz, anote «máscara de león" y volv! a la cama. *e hecho, no deseaba en absoluto la máscara para la danza del león@ incluso hubiera
pre+erido un libro. Pero me hab!a dado cuenta de que mi padre quer!a comprarme una máscara de león y, como quer!a que recuperase su buen humor, me hab!a aventurado en plena noche a entrar subrepticiamente en la sala de visitas. 5sta medida de emergencia resultó recompensada por el é=ito, tal como esperaba. Cuando mi padre volvió de -oio, o! desde la habitación de los ni/os su vozarrón mientras se lo contaba a mi madre0 «5staba en una de las tiendas de 'uguetes de sausa y abr! la agenda@ alguien hab!a escrito Kmáscara de leónL. no era mi letra. 1e quedé de lo más e=tra/ado, aunque enseguida ca! en la cuenta. 5ra una travesura de ozo. l volver, le pregunté y se quedó callado, riéndose nervioso. (eguro que se mor!a de ganas de tenerla. :3aya chiquillo más raro< (imula que no le interesa nada para después ir a escribir con toda claridad lo que quiere. (i deseaba tanto la máscara, 8por qué no me lo di'o desde el principio9 :1e puse a re!r en medio de la tienda< nda, dile que venga". Cierta vez reun! a los sirvientes en la habitación occidental y ped! a uno de los criados que aporreara como le viniera en gana las teclas del piano 7pese a que viv!amos en provincias, nuestra casa ten!a las comodidades propias de la ciudad7 y, al ritmo de esa m6sica, e'ecuté una especie de danza india que hizo revolcarse de risa a todos. >no de mis hermanos tomó una +oto de mi representación. Cuando la vimos, resultó que entre los dos pa/uelos de hacer +ardos de algodón blanco, que me hab!a colocado a modo de taparrabos, asomaba mi peque/o pene, lo que de nuevo +ue causa de gran regoci'o. Podr!a decirse que esto +ue un é=ito muy por encima de mis e=pectativas. Por aquel entonces, estaba suscrito a una decena de revistas in+antiles mensuales y, además, sol!a encargar de -oio toda clase de libros. 1e convert! en un entusiasta del doctor 1encharaucharaGMI y del doctor ?an'amon'aG%I y conoc! historias espeluznantes, aventuras, cuentos cómicos y cancioncillas de 5doGNI, que representaba con la mayor seriedad, causando que todos en casa se murieran de risa. Pero 8y la escuela9 Parec!a que me estaba ganando el respeto de todos. unque el hecho de que me respetaran me causaba un cierto pánico. 1i idea de alguien respetado consist!a en una persona que hab!a logrado enga/ar casi a la per+ección a los demás pero que, al ser visto por un ser omnisciente e omnipotente, era humillado en una vergDenza peor que la muerte. ncluso si enga/ase a los seres humanos para que me respetaran, alguno de ellos se dar!a cuenta@ y cuando les contara a los demás el enga/o, entonces la ira de los humanos dar!a lugar a alguna horrible venganza. (ólo de pensarlo se me pon!an los pelos de punta. 5sta +ama en la escuela secundaria obedeció más que a ser hi'o de una +amilia acomodada a que, supuestamente, tuviera talento. *e peque/o era en+ermizo, de manera que con +recuencia perd!a un mes o dos de clases, o incluso un curso entero por estar en cama. (in embargo, cuando estaba convaleciente e iba a la escuela en un rikisha[6] para hacer los e=ámenes de +in de a/o, siempre sacaba las me'ores notas. Cuando me sent!a bien, no estudiaba en absoluto. 1e pasaba las clases dibu'ando historietas, que en los descansos e=plicaba a los compa/eros para hacerles re!r. 5n las
composiciones sólo escrib!a tonter!as, por lo que los maestros me llamaban la atención, aunque no consegu!an enmendarme. 4a razón es que yo sab!a que, en secreto, se lo pasaban de lo lindo leyendo esas historias absurdas. Cierta vez escrib! que mi madre me llevó a -oio en tren y, por equivocación, oriné en una de las escupideras del pasillo@ no es que no supiera para qué serv!an las escupideras, lo que ocurrió es que me hice el inocente. (ab!a que el maestro lo iba a encontrar divertid!simo, por lo que le segu! sigilosamente en su camino a la sala de pro+esores. 3i que sacaba mi composición entre las de varias clases y se la le!a por el pasillo sin poder contener la risa. l llegar a la sala de pro+esores y terminar la lectura, estalló en tremendas carca'adas, poniéndose colorado como un tomate, y se la pasó a los demás maestros. 1e sent!a satis+echo a más no poder. :;ué travieso< Fab!a conseguido que me tomaran por un ni/o travieso. Fab!a evitado con é=ito que me respetaran. (iempre sacaba sobresaliente en todo, e=cepto en conducta, donde no lograba más que un aprobado, lo que, a su vez, causaba gran regoci'o a mi +amilia. (in embargo, mi verdadero carácter era completamente opuesto al de un ni/o travieso. Por aquel entonces, los criados ya me hab!an ense/ado algo lamentable@ me hab!an hecho perder la castidad. ncluso ahora pienso que hacerle eso a un ni/o es el más perverso y cruel de todos los delitos. Pero no se lo conté a nadie. (onre! débilmente, pensando que esto me permit!a conocer un nuevo aspecto del ser humano. (i hubiera tenido la costumbre de contar las cosas tal como eran, quizá me hubiese atrevido a acusarles ante mis padres@ pero lo cierto es que no los comprend!a. ?o pod!a esperar que nadie me ayudara. (i se lo hubiera contado a mi padre, a mi madre, a la polic!a, a las autoridades o a cualquiera que tuviese poder en el mundo, tal vez me hubieran abrumado con e=cusas bien vistas por la sociedad. 5stá claro que e=iste el +avoritismo, y estoy seguro de que acusar a los criados hubiera sido en vano. Por eso, mantuve oculta la verdad y continué haciendo el bu+ón. «85h, no tienes +e en el ser humano9 Por cierto, 8cuándo te hiciste cristiano9", quizá alguien me pregunte burlándose. Pero no creo que la descon+ianza en el ser humano tenga que surgir por motivos religiosos. 8?o es cierto que estas personas, incluidas las que se burlan de m!, viven tan tranquilas en la mutua descon+ianza, sin que la e=istencia de *ios se les pase por la cabeza9 5sto ocurrió cuando era peque/o. >n pol!tico muy conocido del partido al que pertenec!a mi padre vino a nuestro barrio para pronunciar un discurso. 4os sirvientes me acompa/aron al teatro donde iba a celebrarse la reunión. 4a sala estaba abarrotada, y la mayor!a de los presentes, conocidos de mi padre, aplaudieron con entusiasmo. Cuando terminó el discurso, los asistentes salieron en grupos de tres o cinco a la calle nevada ya oscura echando pestes. lgunas voces eran de amigos particularmente cercanos a mi padre. Comentaban que mi padre hab!a sido de lo más torpe al presentar al pol!tico y que no hubo modo de comprender el discurso de este. (in embargo, una vez en la sala de visitas de nuestra casa, di'eron con genuina alegr!a en el rostro que el discurso hab!a sido un auténtico é=ito. Cuando mi madre preguntó a los sirvientes qué tal hab!a sido ese discurso, repusieron con la mayor +rescura que hab!a sido muy interesante@ mientras que, en realidad, en el camino de vuelta no hab!an parado de re+un+u/ar, diciendo que lo más aburrido en el
mundo era un discurso pol!tico. Pero esto no es más que un peque/o e'emplo. 4as personas se enga/an unas a otras del modo más natural y, sorprendentemente, sin resultar lastimadas. Parecen no darse ni cuenta de la supercher!a. Creo que su vida está llena de e'emplos n!tidos, puros y claros de descon+ianza. ?o obstante, a nadie parece preocuparle este intercambio de +alsedades. o mismo enga/o a los demás desde la ma/ana a la noche con mis bu+oner!as. ?o tengo el menor interés en eso que los libros de te=to llaman moral. 1e cuesta entender que el ser humano viva o quiera vivir con pureza, claridad y +elicidad en medio de toda esta mentira mutua. ?unca me han e=plicado la razón de esta habilidad. (i lo hicieran, quizás me librar!an del terror que siento por ellos o de mis representaciones desesperadas. ) quizá también de mi en+rentamiento con ellos y del in+ierno que e=perimentaba todas las noches. 5n suma, no hab!a evitado contar sobre el odioso delito de los criados debido a la descon+ianza en el ser humano ni, por supuesto, al cristianismo. Creo que +ue porque ellos cerraron con +irmeza la cascara de la con+ianza a ese peque/o ozo. Fasta mis propios padres se comportaron de una +orma incomprensible para m!. /os después, muchas mu'eres +ueron capaces de detectar el olor de la soledad que nunca hab!a mostrado a nadie, y me da la impresión de que esta +ue la causa de que abusaran de m!. *e hecho, las mu'eres me consideraron un hombre capaz de guardar un secreto de amor.
Segundo cuaderno de notas
la orilla del mar, tan cerca que podr!a parecer que all! mismo romp!an las olas, crec!a una hilera de más de veinte enormes cerezos silvestres de tronco negruzco. Cada abril, cuando comenzaba el curso, los cerezos abr!an sus espléndidas +lores, 'unto con las ho'as nuevas de color verde pardo y apariencia h6meda, que se recortaban contra el azul del mar. *espués ca!an los pétalos como una tormenta de nieve, se esparc!an sobre el agua, se quedaban +lotando como pálidas incrustaciones de nácar y volv!an a la arena. 5sa playa era la zona de recreo de la escuela secundaria donde estudiaba, en la región de -ohou. Pese a que no hab!a preparado como era debido el e=amen de ingreso, logré que me aceptaran. 4a gorra y los botones del uni+orme luc!an como emblema una +lor de cerezo estilizada. Cerca de la escuela se encontraba la casa de unos parientes le'anos. 5sta +ue una de las razones por las que mi padre hab!a elegido esta escuela de los cerezos 'unto al mar. o quedé a cargo de esta +amilia, cuya casa estaba tan pró=ima que, incluso saliendo después de o!r la campana matinal, pod!a llegar a tiempo a clase. 5ra un estudiante bastante perezoso@ sin embargo, mi bu+oner!a hizo que cayera bien a mis compa/eros. Por primera vez, viv!a en un lugar distinto a mi vie'a casa natal, y se me hac!a mucho más agradable. ;uizá en parte se debiera a que hab!a per+eccionado mi bu+oner!a y ya no me costaba prácticamente es+uerzo alguno@ pero también in+lu!a el cambio de hacerlo ante parientes o e=tra/os, en el propio lugar o en otro distinto. 4a di+erencia de representar en ambos lugares ser!a signi+icativa hasta para un genio o el propio Aesucristo. Para un actor, el escenario más duro es el teatro de su propia ciudad. magino que, incluso para alguien con talento, es imposible hacer una buena actuación ante todos los parientes reunidos en una sala. Pero yo lo consegu! y, además, con notable é=ito. Con tal e=periencia, era imposible +allar en un lugar a'eno. ;uizá, en el +ondo de mi corazón, se hab!a incrementado el miedo ante el ser humano, pero era capaz de representar el papel elegido con creciente soltura. 5n el aula, pod!a hacer que todos se rieran en cualquier momento y, aunque el maestro se que'aba de que sólo ser!a posible dar una buena clase si yo no estuviera, lo cierto es que ten!a que colocarse la mano ante la boca para ocultar que se le escapaba la risa. Fasta pod!a hacer estallar en carca'adas al instructor de prácticas militares, que ten!a una estentórea voz de bárbaro. Cuando ya empezaba a rela'arme, convencido de haber logrado la identidad deseada, recib! una pu/alada por la espalda. Como suele acontecer, el agresor era el más debilucho de la clase, de rostro pálido e hinchado, y vestido con ropas tan holgadas como un antiguo cortesano, prueba irre+utable de que las hab!a heredado de su padre o de alg6n hermano. Para redondear, era un desastre en todos los estudios y tan torpe en e'ercicios militares o gimnasia que todos lo ten!an casi por un per+ecto idiota. Fasta yo no me di cuenta de la necesidad de estar alerta contra él. Cierto d!a, a la hora de gimnasia, ese muchacho 7creo recordar que se llamaba -aeichi7, ese tal -aeichi, estaba observando cómo hac!amos e'ercicios en las barras. Con la e=presión de tratar de hacerlo lo me'or posible, me lancé a la barra con un grito. Pero pasé de largo y ca! sentado en la arena con un sonoro golpetazo. 5ra un +allo
premeditado, pero todos se murieron de risa y yo me levanté con una sonrisa compungida, sacudiéndome la arena de los pantalones. Oue entonces cuando -aeichi se me acercó por la espalda y me di'o en voz muy ba'a0 «4o has hecho a propósito". 1e quedé temblando. (i alguien hubiera podido darse cuenta de que +allé a propósito, nunca se me hubiera ocurrido que +uera -aeichi, precisamente. *urante unos momentos, me pareció que el mundo hab!a quedado envuelto en las llamas del in+ierno y tuve que hacer un gran es+uerzo para no dar un grito enloquecido. Pasé los d!as siguientes sumido en la inquietud y el miedo. 5n la super+icie continuaba, como siempre, haciendo re!r con mi in+eliz bu+oner!a@ pero, de repente, se me escapaban unos suspiros so+ocados. Ficiera lo que hiciese, -aeichi descubr!a mis intenciones@ seguro que pronto me pondr!a en evidencia ante toda la escuela. (ólo de pensarlo, se me cubr!a la +rente de sudor y me pon!a a echar miradas a mi alrededor con la e=tra/a e=presión de un loco. ?o me hubiera separado de -aeichi desde la ma/ana hasta la noche, para asegurarme de que no divulgara mi secreto. Pensé en consagrarle mi tiempo, a +in de convencerle de que mi bu+oner!a no era +orzada sino genuina@ si +ueran las cosas bien, me convertir!a en su me'or amigo@ pero, si +uera imposible, no me quedar!a más remedio que rezar para que muriera. Por supuesto, no deseaba matarle. 5n toda mi vida, muchas veces he deseado ser asesinado, aunque ni una sola he pensado en quitar la vida a nadie. (erá porque, al contrario, deseo hacer +elices a las demás personas. Para ganarme a -aeichi, opté por la amable sonrisa cristiana, con el cuello inclinado treinta grados a la izquierda, y por rodearle levemente los escuálidos hombros hablándole con +ingida dulzura cuando le invitaba a mi casa. Pero él se quedaba siempre callado, con una e=presión inde+inida. Cierto d!a, creo recordar que +ue a principios de verano, comenzó a llover a cántaros después de que se terminaran las clases. 4os compa/eros parec!an no saber cómo arreglárselas para volver a casa. Como la m!a estaba muy cerca, me dispuse a llegar en una corrida. 5ntonces, 'unto a la estanter!a del calzado, vi a -aeichi que estaba de pie con aspecto deca!do y le propuse que me acompa/ara a casa, que le prestar!a un paraguas. Como vacilaba, le tomé de la mano y salimos corriendo ba'o la lluvia. l llegar, le ped! a mi t!a que secase nuestras chaquetas y as! logré llevármelo a mi habitación, en la primera planta. 5n esa casa viv!an mi t!a, que hab!a pasado de los cincuenta, una prima de unos treinta a/os, con ga+as, alta y de aspecto en+ermizo 7se hab!a casado, pero regresó a su hogar materno7 y otra que hab!a terminado la escuela secundaria poco tiempo atrás. ?o se parec!a en nada a su hermana, ya que era ba'ita y con un rostro redondo. 5n la planta ba'a de la casa hab!a una peque/a papeler!a, que también vend!a algunos art!culos de deporte. (in embargo, la +uente principal de ingresos de la +amilia eran las rentas de seis viviendas que hab!a de'ado mi +allecido t!o. 71e duelen los o!dos 7di'o -aeichi, de pie en mi habitación. 78(erá porque te entró agua con la lluvia9
Cuando eché una mirada, ambas ore'as mostraban s!ntomas de una espantosa otorrea. -en!an tanto pus que parec!a estar a punto de desbordarse por los lóbulos. 7:;ué barbaridad< :Con razón te duele< 7e=clamé, e=agerando a propósito, y a/ad! con palabras bondadosas como las de una mu'er70 Perdona que te haya arrastrado a venir ba'o esa lluvia. Ba'é para buscar algodón y alcohol. 5ntonces acomodé la cabeza de -aeichi sobre mis rodillas y le desin+ecté los o!dos con esmero. ?i él se dio cuenta de que todo era un monta'e hipócrita. 7(eguro que muchas mu'eres se enamorarán de ti 7di'o con la cabeza en mi regazo. Oue un cumplido vac!o, pero resultó una pro+ec!a diabólica, como nunca hubiera podido imaginar ese -aeichi. ;ue se enamoraran de m! o que yo me enamorara de ellasE ;ué impresión tan vulgar y burlesca me produc!an estas palabras@ mas, al mismo tiempo, cuánta complacencia. Por más solemne que +uera el momento, al aparecer alguna de esas palabras, se desmoronaban los templos de la melancol!a y quedaba un sentimiento de vac!o. unque, curiosamente, si se reemplazara la e=presión «el problema de que se enamorasen de uno" por la más literaria de «la inquietud de ser amado", los templos de la melancol!a se podr!an mantener a salvo. -aeichi me obsequió con el est6pido elogio de que «muchas mu'eres se enamorar!an de m!" porque tuve la amabilidad de limpiar el pus de sus o!dos. 5n ese momento, me ruboricé y me limité a sonre!r en silencio, aunque ya ten!a una leve idea de que podr!a tener razón. Pero usar esa e=presión causaba un e+ecto simplón de galancillo de teatro, muy distinto de mis premoniciones. m! siempre me costó mucho menos entender a los hombres que a esa clase de ser humano llamado mu'er. 5n mi casa, las mu'eres siempre +ueron más numerosas que los hombres@ lo mismo ocurr!a entre mis parientes cercanos, y también +ue una mu'er la sirvienta del delito. Cuando era peque/o sol!a 'ugar sólo con ni/as, pero no creo e=agerar si digo que me relacionaba con ellas con la cautela de quien anda sobre una +ina capa de hielo. ?o pod!a entenderlas. ndaba totalmente a oscuras en lo que a ellas se re+er!a y, a veces, como si hubiera pisado la cola de un tigre, terminaba con penosas heridas. l contrario de lo que sucede con las causadas por el látigo de un hombre, esas heridas eran pro+undas y dolorosas, como si de una hemorragia interna se tratase, y resultaban muy di+!ciles de curar. 4as mu'eres me atra!an hacia ellas, sólo para de'arme tirado después. Cuando hab!a gente delante me trataban con desprecio y +rialdad, sólo para abrazarme con pasión al quedarnos solos. -ambién me di cuenta de que las mu'eres duermen con tanta pro+undidad como si estuvieran muertas@ me pregunto si no viven para dormir. 5stas y otras observaciones las hice siendo un ni/o, llegando a la conclusión de que parecen una raza totalmente distinta de los hombres. lo más raro es que estos seres incomprensibles, con los que hay que andarse con tiento, siempre me han protegido. ?o he dicho «enamorarse de
m!" o «amarme". 5sto no se corresponder!a con la realidad. ;uizá sea más e=acto decir que «me han protegido". demás, me siento más cómodo haciendo las bu+oner!as ante mu'eres. 4os hombres no van a re!r mucho tiempo de mis representaciones. (é que, si con el entusiasmo del momento se me va la mano, la cosa terminará mal@ por eso, pongo e=tremo cuidado con parar en el punto 'usto. Pero las mu'eres no conocen la moderación. Por más que prolongue mi bu+oner!a, me piden más y más hasta de'arme agotado. Fay que ver cómo se r!en. 5stá claro que las mu'eres saben dis+rutar de los placeres más que los hombres. 4as hermanas de la casa donde viv!a cuando estudiaba secundaria sol!an visitarme a mi habitación en sus ratos libres. Cada vez que llamaban me daban un sobresalto considerable. 785stás estudiando9 7?o, qué va 7dec!a con una sonrisa, cerrando el libro7. 8(abéis qué9 Foy en la escuela, el maestro de geogra+!a, apodado omboE me lanzaba a contar historias divertidas, sin relación alguna con lo que ten!a en la mente. Cierta noche, ambas vinieron a mi habitación y, después de hacerme representar mis bu+oner!as un buen rato, la menor me di'o0 7ochan, pruébate las ga+as. 78Para qué9 7-anto da, pruébatelas. nda, toma las ga+as de nesaGQI. (ol!an hablar con brusquedad, como si dieran una orden. 5l bu+ón se puso dócilmente las ga+as. 5nseguida, las dos se comenzaron a morir de risa. 7:Pero si es igualito a Farold 4loyd< :déntico< 5n esa época, este actor e=tran'ero ten!a mucho é=ito en Aapón. 7(e/oras y caballeros 7comencé, levantándome y alzando una mano para saludar 7, quisiera agradecer a mis admiradores 'aponesesE 4as hermanas se desternillaban. partir de ese d!a, siempre que llegaba una pel!cula de Farold 4loyd al cine local la iba a ver y estudiaba en secreto sus e=presiones. >na tarde de oto/o, cuando estaba leyendo en la cama, nesa entró veloz como un pá'aro a mi habitación y se de'ó caer llorando sobre el edredón.
71e vas a ayudar, 8verdad, ochan9 8 que s!9 ?os marcharemos 'untos de esta casa, 8vale9 y6dame, ay6dame, por +avor 7di'o con desespero, poniéndose a llorar de nuevo. ?o era la primera vez que una mu'er se mostraba as! conmigo. Por eso, no me asusté ante las palabras e=altadas de nesa@ más bien me aburrió su vacuidad y +alta de sustancia. 1e levanté, tomé un caqui de encima del escritorio, lo pelé y le di un pedazo. 78?o tienes alg6n libro interesante para prestarme9 7di'o, comiéndose el caqui entre sollozos. (aqué de mi estanter!a Soy un gato, de ?atsume (osei. 7racias por el caqui 7di'o, sonriendo un poco avergonzada, y salió de la habitación. ?o ha sido sólo con nesa. Comprender los sentimientos de cualquier mu'er es más complicado y desagradable que estudiar las emociones de una lombriz. (eg6n mi e=periencia, que viene de cuando era ni/o, cuando una mu'er se pone a llorar de repente, lo me'or es o+recerle alg6n dulce y enseguida me'ora su humor. (u hermana menor, (ecchan, sol!a traer a sus amigas a mi habitación y, como era mi costumbre, me ocupaba de divertirlas a todas por igual. Cuando se marchaban, (ecchan las criticaba sin +alta diciendo que no eran buenas muchachas y que tuviera cuidado. (i era as!, 8por qué se molestaba en invitarlas9 5n todo caso, a causa de ella mis visitantes eran casi siempre mu'eres. (in embargo, esto no signi+ica que se hubiera comenzado a cumplir el elogio de -aeichi de que las mu'eres se enamorar!an de m!. ?i mucho menos. o no era más que el Farold 4loyd de -ohou. 4as palabras ignorantes de -aeichi, esa pro+ec!a horrible, todav!a tardar!an bastantes a/os en cumplirse, tomando vida de una +orma desa+ortunada. -aeichi me hizo otro regalo valioso. 71ira, :el retrato de un +antasma< 7e=clamó un d!a, mostrándome una lámina de colores al entrar en mi habitación. «8;ué es esto9", pensé. 5n ese momento me estaba mostrando el camino de escape, como supe muchos a/os después. o conoc!a la imagen. ?o se trataba más que del conocido autorretrato de 3an ogh. Cuando era peque/o, la escuela impresionista +rancesa estaba muy de moda en Aapón. ?uestro aprendiza'e de arte occidental sol!a comenzar por esos traba'os. ncluso una escuela secundaria de provincias ten!a reproducciones de cuadros de 3an ogh, auguin, Cézanne y Renoir, entre otros. o hab!a visto muchas de estas pinturas. Conoc!a bastantes obras de 3an ogh y recuerdo haber encontrado interesante el uso tan vivo de los colores@ pero nunca se me pasó por la cabeza que +ueran pinturas de +antasmas.
78;ué te parecen estas9 8-ambién son +antasmas9 7di'e, mostrándole un libro de láminas de 1odigliani, con mu'eres desnudas de piel bronceada, que acababa de sacar de mi estanter!a. -aeichi abrió los o'os admirado. 7:nda< Parecen los caballos del in+ierno. 7a. ) sea que +antasmasE 71e gustar!a dibu'ar a +antasmas como estos. 4as personas que temen a otros seres humanos desean ver espectros de apariencia todav!a más horrible@ las que son nerviosas y se asustan con +acilidad, rezan para que la tormenta sea lo más violenta posible@ y ciertos pintores, que han su+rido a causa de unos +antasmas llamados seres humanos, acaban creyendo en cosas +antásticas y viendo espectros en pleno d!a, en medio de la naturaleza. Pero ellos no se dedican a enga/ar con bu+oner!as, se es+uerzan en pintar e=actamente lo que vieron. -al como di'o -aeichi, pintaron «cuadros de +antasmas", ni más ni menos. 5ntonces supe que esos +antasmas ser!an mis amigos de ahora en adelante. 1e e=cité tanto que apenas pude contener las lágrimas. 7o también voy a pintar. Pintaré cuadros de +antasmas, de caballos del in+ierno 7 di'e a -aeichi, ba'ando mucho la voz sin saber por qué. *esde la escuela primaria, me gustó tanto pintar como mirar cuadros. Pero las pinturas nunca obtuvieron un reconocimiento similar al de mis historietas. 4o cierto es que no ten!a la menor con+ianza en las opiniones de los seres humanos y, en lo que a m! respecta, las historietas eran una de mis bu+onadas para saludar al p6blico. -anto en la escuela primaria como en la secundaria, los dibu'os encantaban a mis maestros, pero a m! no me interesaban en absoluto. (ólo me es+orcé con las pinturas 7los dibu'os eran otra cosa7 e intenté crear mi propio estilo, por in+antil que +uera. 4os libros de la escuela con dibu'os para copiar eran de lo más aburrido@ las pinturas de los maestros, desastrosas@ y yo me vi obligado a buscar como pude una +orma de e=presión. Cuando comencé la escuela secundaria, ya ten!a los 6tiles necesarios para pintar al óleo. ntenté copiar las obras impresionistas, pero el resultado +ueron pinturas tan muertas como +iguras recortables, y me di cuenta de que seguir por este camino ser!a un error. 3aya tonter!a y +alta de criterio el intentar mostrar un ob'eto hermoso con esa belleza. 4os maestros eran capaces de plasmar la belleza en ob'etos de lo más trivial e incluso encontraban interesante describir algo tan +eo que causara náuseas por el puro placer de e=presarse, sin preocuparse de la opinión a'ena. *espués de que -aeichi me iniciara de un modo tan primitivo en el secreto de la pintura, me dediqué a pintar autorretratos, cuidando de que no los vieran mis visitantes +emeninas.
1is cuadros eran tan l6gubres que casi me de'aban helado a m! mismo. 5n ellos estaba plasmada mi verdadera naturaleza, que manten!a escondida en lo más pro+undo de mi corazón. 5n la super+icie me re!a alegremente y hac!a re!r a los demás@ pero, en realidad, era as! de sombr!o. Como no hab!a nada que hacer, en secreto a+irmaba esta naturaleza. (in embargo, aparte de -aeichi, no se los mostré a nadie. (i alguien descubriese mi lobreguez tras la máscara de bu+ón, seguro que comenzar!a una estrecha vigilancia. Por otra parte, e=ist!a el peligro de que no reconocieran mi verdadera naturaleza y lo tomaran como una bu+onada más, lo que causar!a grandes risotadas. 5sto ser!a lo más horrible que pudiera suceder. as!, cada vez que terminaba un cuadro, me apresuraba a esconderlo en el +ondo del armario. *esde luego, en la clase de dibu'o nunca mostré mi «estilo espectral" y continué pintando como hasta ahora las cosas bonitas como tales con la pertinente mediocridad. (ólo pod!a mostrar a -aeichi, y lo hac!a como lo más natural, mi carácter sensible. Cuando vio mis primeros autorretratos, me elogió much!simo. l mostrarle dos o tres de mis cuadros de +antasmas, hizo su segunda pro+ec!a0 «(erás un gran pintor". Cuando me marché a -oio, llevaba grabadas en la cabeza las dos pro+ec!as del bobalicón de -aeichi0 que las mu'eres se enamorar!an de m! y que ser!a un gran pintor. ;uer!a entrar en una escuela de arte, pero mi padre me puso en una escuela superior con la intención de convertirme en un +uncionario. Como ya estaba decidido y yo no estaba acostumbrado a llevar la contraria, obedec! sin preocuparme demasiado. 1e hab!a ordenado que hiciera el e=amen en el cuarto a/o, uno antes de terminar el colegio, y as! lo hice. 5n realidad, estaba ya más que harto de mi escuela 'unto al mar con los cerezos. Como aprobé, entré en la escuela de -oio sin terminar el quinto a/o. 5nseguida tuve la oportunidad de e=perimentar la vida en un dormitorio estudiantil, aunque la suciedad y la violencia me resultaron insoportables. h! no estaba la cosa para bu+oner!as. Consegu! que un médico me diagnosticara una dolencia pulmonar y me trasladé a la residencia de mi padre en (auragicho, en el barrio de >eno. -en!a claro que nunca me hubiera podido acostumbrar a esa vida. 1e causaba escalo+r!os o!r acerca del ardor y el orgullo de la 'uventud, y, en cuanto al esp!ritu estudiantil, era algo que no iba conmigo en absoluto. -anto las aulas como el dormitorio eran escenario de los deseos se=uales más retorcidos. quello era un vertedero donde no serv!an para nada mis habituales actuaciones de bu+ón. Cuando no hab!a sesiones en el parlamento, mi padre no pasaba más que una o dos semanas al mes en la casa. 5n su ausencia, tan sólo quedábamos tres personas en la gran residencia0 una pare'a de ancianos que se ocupaban de todo y yo. Por mi parte, +altaba bastante a clase, aunque no porque me dedicara a conocer los lugares +amosos de -oio 7parece que acabaré por no visitar nunca el santuario de 1ei'i, la estatua de 1asashige usunoi o las tumbas de los cuarenta y siete samuráis7, sino que me pasaba el d!a entero en casa, leyendo o pintando. Cuando mi padre estaba en -oio, cada ma/ana me apresuraba a la escuela, aunque
a veces iba a una clase de pintura del maestro (hintaro asuda, en (endagicho, del barrio de Fongo. 1e sol!a pasar hasta tres o cuatro horas practicando dibu'o. 4o cierto es que iba a clase como simple oyente desde que de'é el dormitorio. ;uizá se tratase tan sólo de envidia, pero, en todo caso, nunca tuve un sentimiento de+inido de pertenecer al mundo estudiantil. *esde la escuela primaria y secundaria a la superior, 'amás comprend! el amor por la propia escuela, y ni una sola vez me tomé la molestia de aprenderme el himno. l poco tiempo de estudiar pintura, uno de mis compa/eros me hizo conocer el alcohol, el tabaco, las prostitutas, las casas de empe/o y el pensamiento de izquierda. Parece una combinación un poco rara, pero as! aconteció en realidad. 5ste compa/ero se llamaba 1asao Forii. Fab!a nacido en (hitamachi, la zona castiza de -oio, y era seis a/os mayor que yo. (e hab!a graduado en una escuela de arte, pero como no ten!a taller en casa iba regularmente a la clase para continuar aprendiendo pintura occidental. ?os conoc!amos de vista y no hab!amos hablado ni una sola vez cuando cierto d!a me di'o0 7)ye, 8me prestas cinco yenes9 1e quedé tan turbado que se los pasé sin más. 7:5stupendo< 3amos a tomar una copa. Foy invito yo. ?o pod!a negarme. 1e llevó a un ca+é en Foraicho, cerca del taller de pintura. 5ste +ue el principio de nuestra amistad. 7a hace tiempo que me hab!a +i'ado en ti. 5so, eso. 5sta sonrisa t!mida tuya es caracter!stica de los artistas prometedores. Bueno, vamos a brindar por nuestro encuentro. :(alud< 5h, inu 7di'o, dirigiéndose a la camarera7, 8no te parece guapo el muchacho9 Pero no te vayas a enamorar de él. *esde que llegó al taller de pintura, por desgracia he pasado a ser el segundo más guapo de la clase. Forii ten!a un rostro moreno de +acciones regulares y, lo que era muy poco habitual en un estudiante de pintura, vest!a un tra'e muy decente con una corbata discreta, y llevaba +i'ador en el cabello dividido en el centro por una raya impecable. Como el lugar no me era +amiliar, al principio no hac!a más que cruzar y descruzar los brazos, entre sonrisas ciertamente t!midas, pero después de dos o tres vasos de cerveza comencé a sentirme muy ligero, con una curiosa sensación de liberación. 78(abes9 Fab!a estado pensando en matricularme en una escuela de arte yE 7 comencé, pero él me cortó enseguida. 7:?i se te ocurra< ?o sirve para nada. 4as escuelas son de lo más in6til. ?uestros
maestros deben ser la naturaleza y nuestros sentimientos respecto a ella. decir verdad, sus opiniones no me merecieron ning6n respeto. (e me ocurrió que podr!a ser un imbécil y sus cuadros una birria, pero ser!a un buen compa/ero de diversión. 5ra la primera vez en la vida que me topaba con un habitante urbano de vida licenciosa. unque él y yo éramos completamente distintos, nos parec!amos mucho en que estábamos muy ale'ados de la vida cotidiana de los seres humanos. Pero lo que nos di+erenciaba mucho era que Forii no ten!a conciencia de la +arsa, ni se daba cuenta de la miseria que conllevaba. 4o despreciaba porque sólo viv!a para divertirse, y sólo me relacionaba con él como compa/ero de diversión. veces me avergonzaba de su amistad, pero me de'é llevar por él y, al +inal, resulté derrotado. l principio pensaba que Forii era un buen tipo, un tipo +uera de lo com6n. Fasta yo, que ten!a tanto miedo a la gente, pude rela'arme por completo con ese buen gu!a de -oio, 4o cierto es que yendo solo cuando me sub!a al tranv!a me daba miedo el cobrador, al entrar al teatro abuiza me atemorizaban las acomodadoras alineadas a ambos lados de la escalera al+ombrada de la entrada principal, si me encontraba en un restaurante, me crispaban los nervios los camareros que andaban por detrás de m!, pendientes de llevarse los platos vac!os. Pero lo que más me horrorizaba era pagar alguna cuenta. 1i torpeza al entregar el dinero después de comprar algo no estaba causada por la taca/er!a. 1e sent!a tan nervioso y avergonzado y me entraba tal pánico que me marcaba, el mundo se oscurec!a y me sent!a medio a punto de perder la razón. ?i so/ar en regatear si hasta me olvidaba de recoger el cambio y, con +recuencia, de llevarme lo que hab!a comprado. 5staba claro que no pod!a moverme solo por -oio, de modo que no me quedaba más remedio que pasarme d!as enteros holgazaneando en casa. Cuando entregaba mi monedero a Forii y sal!amos a pasear 'untos, mi compa/ero no sólo hac!a gala de una gran habilidad para regatear, quizá como buen a+icionado a divertirse, sino que sab!a sacar el má=imo partido al m!nimo de dinero. (in gastar en ta=i, ideaba combinaciones de tren, autob6s y hasta barcazas de vapor para llevarnos en muy poco tiempo a nuestro destino. Por e'emplo, si después de pasar la noche con una prostituta nos deten!amos en alguna posada y, después de tomar un buen ba/o, desayunábamos to+u hervido con sae, con poco dinero pod!amos dis+rutar de una sensación de lu'o@ esto supuso para m! una valiosa educación práctica. -ambién me ense/ó que el arroz con carne o las brochetas de pollo que vend!an en los puestos calle'eros eran una +orma económica de alimentarse bien, y que para emborracharse rápidamente lo me'or era el denkibran[8]. 5n suma, yo me sent!a muy tranquilo con él, convencido de que no ten!a que preocuparme en absoluto por el importe de nuestras cuentas. )tra cosa que era de agradecer en la relación con Forii era que le importaba un bledo lo que pensara su interlocutor al lanzarse en un torrente apasionado 7aunque quizá su pasión real +uera hacerle caso omiso al otro7 de charla super+icial que pod!a continuar durante horas@ aunque, cuando nos invad!a el cansancio después de andar 'untos, por lo menos no e=ist!a el menor riesgo de que se produ'eran silencios incómodos. Cuando trataba
con la gente, le ten!a horror a esos silencios. o era callado por naturaleza, pero no me quedaba más remedio que recurrir al desesperado recurso de mis bu+oner!as. hora, el imbécil de Forii hab!a adoptado el papel de bu+ón sin darse cuenta, por lo que yo me limitaba a escucharlo en silencio, y de vez en cuando dec!a0 «:?o puede ser<", riéndome. Pronto comprend! que el alcohol, el tabaco y las prostitutas eran un método e=celente para librarme del miedo a los seres humanos, aunque +uese sólo por un momento. llegué a la conclusión de que para conseguir esos momentos valdr!a la pena vender hasta la 6ltima de mis posesiones. 4as prostitutas no me parec!an personas ni mu'eres, más bien me daban la impresión de seres idiotas o locos@ por eso, me sent!a muy a salvo en su compa/!a y pod!a dormir pro+undamente. *aba hasta pena ver que no ten!an ni un ápice de avaricia. l parecer, sent!an que ten!a algo en com6n con ellas porque siempre me trataron con una amabilidad espontánea que no me agobiaba. >na amabilidad sin segundas intenciones, sin +ines de negocio, hacia una persona que quizá no volver!an a ver. 5n estas prostitutas idiotas o locas alguna noche vi una aureola de 3irgen 1ar!a. Pero iba all! para escapar del miedo a los seres humanos, para descansar aunque +uese sólo una noche y, mientras me divert!a con esas prostitutas con las que «ten!a algo en com6n", antes de que me diera cuenta hab!a adquirido un cierto aspecto repugnante del que no pod!a librarme, una especie de inesperado +ruto de mi +orma de vivir, que poco a poco se hizo visible hasta que el propio Forii me lo hizo notar, de'ándome estupe+acto y disgustado. 4o cierto es que hab!a aprendido sobre las mu'eres a través de las prostitutas, el aprendiza'e más duro pero también el más e+ectivo, y desprend!a un «olor de seductor". 4as mu'eres 7no sólo las prostitutas7 lo ol!an instintivamente y se me acercaban. 5ste aire obsceno y poco honorable, era mucho más evidente que el solaz que me hab!a aportado la e=periencia. Forii me lo comentó como un cumplido a medias, pero a m! me produ'o una sensación opresiva. Por e'emplo, recuerdo que la camarera de un ca+é me envió una carta in+antil@ también, la hi'a veintea/era del general que viv!a 'unto a mi casa de (auragicho, cada ma/ana, a la hora que iba a la escuela, aparec!a toda arreglada por su portal, entrando y saliendo sin que pareciera que tuviera nada especial que hacer@ cuando iba a comer carne, incluso sin que yo di'era una palabra, la mu'er del restauranteE@ y en el iosco donde compraba tabaco, la muchacha colocó en la ca'a 'unto con el paqueteE@ y la mu'er sentada a mi lado en el teatro abuizaE@ asimismo cierta noche que hab!a bebido y me quedé dormido en el tranv!aE@ también la carta inesperada de aquella pariente en el campo revelando su obsesiónE@ o la muchacha desconocida que en mi ausencia me de'ó una mu/eca cosida a manoE 1i actitud +ue pasiva en e=tremo, de +orma que estos +ragmentos no se convirtieron en ninguna historia. Pero no pod!a negar que era cierto, y no se trataba de una broma absurda, que algo en m! despertaba en las mu'eres el deseo de amar. Pero que me lo hiciera notar alguien como Forii me produ'o un malestar parecido a la humillación y, al mismo tiempo, me hizo perder de repente mi interés por las prostitutas. Cierto d!a, Forii, haciendo ostentación de «modernidad" 7tratándose de él no se
pod!a pensar de otra +orma7, me llevó a una reunión secreta del Partido Comunista@ no lo recuerdo bien, pero creo que se llamaba «sociación de 4ectura". Para Forii, quizá este encuentro clandestino no +uese más que uno de los sitios para conocer en -oio. 1e presentaron a los compa/eros y me obligaron a comprar un pan+leto y después escuché la con+erencia que dio un hombre 'oven, horriblemente +eo, sobre econom!a mar=ista. 1e dio la impresión de que todo lo que di'o era obvio@ pero, incluso estando de acuerdo, supe que algo más incomprensible y horrible se escond!a en el alma humana. ?o se trataba sólo de ambición ni de vanidad, ni tampoco de una mezcla de deseo se=ual y avaricia@ no lo entend!a ni yo mismo@ pero sent!a que la sociedad humana no era sólo econom!a, sino que en el +ondo acechaba algo misterioso. 5sto me atemorizaba, pero aprobaba el materialismo con la misma naturalidad que el agua se nivela. unque este no me pod!a librar de mi temor por el ser humano y no me produc!a la esperanzada alegr!a de una persona ante la vista de las ho'as que acababan de brotar. ncluso as!, continué participando en las reuniones, en las que los compa/eros, con e=presiones graves, discut!an teor!as tan elementales como que uno más uno son dos. 1e parec!an rid!culos a más no poder, de modo que me es+orcé en hacer algunas de mis habituales bu+onadas para que se rela'asen un poco. Poco a poco, logré librarlas de su ambiente opresivo y me acabé convirtiendo en un miembro tan popular que me llegaron a considerar imprescindible. ;uizás en su simplicidad cre!an que yo era tan simple como ellos0 un compa/ero optimista y alegre@ pero, si as! lo pensaban, les estaba enga/ando por completo. Para empezar, yo no era su compa/ero. (in embargo, no +altaba a ninguna reunión y les obsequiaba con mi bu+oner!a. 4o hac!a porque me ca!an bien. 1e eran simpáticos. Pero esto no supon!a que sintiera por ellos un a+ecto nacido a través de 1ar=. 4a irracionalidadE 1e produc!a un cierto placer. 1e'or dicho, me hac!a sentir cómodo. 5l seguir las normas establecidas me parec!a mucho más temible 7me parec!a que hab!a en eso algo tremendamente poderoso7, era un mecanismo incomprensible@ no pod!a continuar sentado en esa habitación +r!a y sin ventanas. Ouera se e=tend!a el océano de la irracionalidad, y lanzarme a nadar en sus aguas hasta morir se me hac!a más placentero. 5=iste la palabra «marginados", que denota a los in+elices, a los +racasados y a los descarriados en la sociedad humana@ pero yo creo que lo soy desde el momento en que nac!. Por eso, cuando me cruzo con alguien cali+icado de «marginado", de inmediato siento a+ecto por él. >n a+ecto que llena todo mi cuerpo de un arrobamiento de ternura. -ambién e=iste el término «conciencia de delincuente". l estar en la sociedad humana, toda la vida he su+rido de esta conciencia@ pero ha sido mi +iel compa/era, como una esposa en tiempos de pobreza, y ambos hemos compartido nuestras miserables diversiones. Puede que esta haya sido mi actitud en la vida. simismo, la gente habla del «sentimiento de culpabilidad". 5n mi caso, me poseyó desde que era un bebé y, con el tiempo, en lugar de curarse se hizo más pro+undo,
penetrándome hasta los huesos. Pero, incluso si se pod!a decir que mi su+rimiento por las noches era el de un in+ierno de in+initas torturas, pronto se me hizo más querido que mi propia sangre y carne. me llegó a parecer la e=presión de ese sentimiento de culpabilidad vivo o quizá su murmullo a+ectuoso. Para un hombre en estas circunstancias, el ambiente de un movimiento clandestino supon!a una e=tra/a tranquilidad, una sensación de bienestar@ en suma, más que los ob'etivos del grupo pol!tico, podr!a decir que me atra'o su ambiente. Para Forii, sólo se trató de una burla est6pida, ya que asistió tan sólo a una reunión, aquella en que me llevó para presentarme, escudándose en la torpe ocurrencia de que el mar=ismo deb!a estudiar no sólo el aspecto de la producción sino también el del consumo. como nunca más se acercó a las reuniones, acabamos compartiendo tan sólo el aspecto del consumo. 3olviendo la vista atrás, recuerdo que hab!a mar=istas de todas clases. lgunos, como Forii, se autocali+icaban as! para vanagloriarse de «modernidad", mientras que el olor de la irracionalidad atra'o a otros de los que nos sentábamos en las reuniones, como +ue mi caso. (i los auténticos mar=istas hubiesen descubierto los motivos de Forii y m!os, se hubieran en+urecido mucho y, tratándonos de viles traidores, nos hubiesen echado sin contemplaciones. (in embargo, ninguno de los dos +ue e=pulsado y, yo en particular, me pod!a comportar de una +orma mucho más «saludable" en esa sociedad irracional que entre caballeros racionales. Como me consideraban un compa/ero prometedor, me encargaron diversas «misiones secretas", que más bien daban risa. Por mi parte, no rechacé hacerme cargo de ninguna de esas misiones, aceptándolas con tal naturalidad que ni los «perros" 7 as! llamaban los compa/eros a la polic!a7 'amás sospecharon de m! ni se les ocurrió interrogarme. Riéndome y haciendo re!r a los demás, cumpl! todos los encargos al pie de la letra. 4os participantes en ese movimiento eran tan precavidos y pasaban tantos nervios que eran como una mala imitación de una novela detectivesca. 4as misiones que me encargaban eran de lo más anodino, pero ellos no cesaban de comentar su alto grado de peligro. 5n esos d!as, pensaba a+iliarme al partido y no me preocupaba en lo más m!nimo el riesgo de acabar en la cárcel. Pensaba que esa vida podr!a ser más llevadera que el temor horrible que e=perimentaba en la «vida real" en la sociedad de los hombres, que me hac!a pasar las noches en un in+ierno de insomnio. ncluso cuando mi padre se encontraba en la casa de (auragicho, debido a sus ocupaciones sociales o en el parlamento, sol!an pasar tres o cuatro d!as sin que nos cruzásemos. (in embargo, su presencia me resultaba opresiva y me produc!a temor, de +orma que pensé en buscarme una pensión. Pero antes de que tuviera oportunidad de hablar sobre el asunto, el anciano que se ocupaba de la casa me in+ormó de que mi padre ten!a intención de venderla. Oaltaba poco para que se completara su periodo de posesión del esca/o en el parlamento y, sin duda, por diversas razones, no quer!a presentar de nuevo su candidatura@ además, pensaba construir un lugar de retiro en nuestra región. Como no le ten!a apego alguno a -oio, imagino que llegó a la conclusión de que no val!a la pena mantener abierta
una residencia de tal envergadura para m!, un simple estudiante. ?o sé qué pensar!a mi padre, el caso es que vendió la casa en un abrir y cerrar de o'os, y yo me tuve que instalar en una oscura habitación de cierta pensión llamada (enyuan, en 1oriaSa, en el barrio de Fongo. 1uy pronto comenzaron mis apuros económicos. Cada mes mi padre me daba una asignación +i'a, que desaparec!a en dos o tres d!as@ pero en casa siempre hab!a tabaco, sae, queso y +ruta. 5n cuanto a material de escritorio y ropa, acostumbraba a comprar en las tiendas del vecindario, donde mi padre era cliente y lo cargaban en su cuenta. Pod!a invitar a Forii a soba[9] o tendón[10] en los restaurantes vecinos y marcharme sin una palabra. *e s6bito, me encontré viviendo solo en una pensión, obligado a adaptarme a la asignación mensual. 3aya apuro. Pero, como era de esperar, el dinero desaparec!a en dos o tres d!as, y yo me volv!a loco de desesperación. 5ntonces ten!a que enviar telegramas para pedir dinero a mi padre, a mi hermano mayor y a mi hermana mayor por turnos@ cartas detalladas 7consistentes en pura +icción y bu+onadas, ya que me parec!a conveniente hacer re!r a quien le ped!a un +avor7 y, además, por mediación de Forii me hice asiduo de las casas de empe/os. Pese a todo, siempre andaba corto de dinero. Para colmo, no pod!a vivir en aquella pensión l6gubre, donde no conoc!a a nadie. (i me quedaba all! solo sentado, me embargaba el temor de que alguien me atacar!a en cualquier momento o me pegar!a un tiro@ de modo que sal!a rápidamente a la calle y me iba a echar una mano en el movimiento clandestino o me 'untaba con Forii para hacer la ronda de locales que serv!an sae barato. Fab!a abandonado casi por completo la escuela y las clases de pintura. *os a/os más tarde intenté suicidarme con una mu'er casada mayor que yo. ll! comenzaron las complicaciones. ?o asist!a a clases ni abr!a un libro pero, por alguna razón desconocida, siempre me las arreglaba de alg6n modo en los e=ámenes, de +orma que pude seguir enga/ando a mi +amilia. (in embargo, mis +altas de asistencia molestaron a la escuela, que envió un in+orme con+idencial a mi padre. 5ntonces, en lugar de mi padre, mi hermano más mayor me escribió una carta de amonestación muy larga y severa. Pero a m! lo que me atormentaba era el dinero, además de las muchas misiones di+!ciles que me estaba encargando el grupo clandestino, hasta el punto de que ya no me las pod!a tomar medio en broma. 1e hab!an nombrado l!der del movimiento estudiantil mar=ista de los distritos centrales de -oio 7 Fongo, oishiaSa, (hiraya y anda7 y deb!a correr de un lado para otro para establecer «contactos" y, habiendo o!do sobre la posibilidad de un levantamiento armado, llevaba en el bolsillo del impermeable una peque/a nava'a. l recordarla, me parece que era tan +rágil que no bastaba ni para sacarle punta a un lápiz. *eseaba más que nada tomar sae hasta quedar pro+undamente dormido, pero no ten!a dinero para hacerlo. 5l grupo 7al que, creo recordar, llamábamos P en nuestro lengua'e clandestino, por ser la inicial de «partido"7 me encargaba tantas tareas que no ten!a tiempo ni de tomar un respiro, lo que resultaba un verdadero e=ceso para mi constitución +!sica en+ermiza. l principio, ayudaba porque me +ascinaba su irracionalidad, pero mi situación era una consecuencia imprevista de mi broma. Cuando estaba agobiado
de traba'o, sin poder reprimir mi irritación, me daban ganas de decirle a la gente del P que yo no ten!a nada que ver con todo eso y que se lo pidiesen a uno de los suyos. *ecid! escapar@ pero, como no me parec!a bien, opté por matarme. 5n aquel entonces, tres mu'eres estaban particularmente interesadas por m!. >na de ellas era la hi'a del due/o de la pensión donde me alo'aba. Cuando regresaba e=hausto de alguna tarea del movimiento y me acostaba sin tener ni ánimos para comer, ella me visitaba sin +alta con papel de escribir y una pluma en la mano. «Con permiso, aba'o mis hermanos peque/os hacen mucho ruido y no me puedo concentrar", dec!a, sentándose a mi escritorio, donde se pasaba una hora o más escribiendo. Podr!a haberle hecho caso omiso y dormirme, pero era evidente que la muchacha esperaba que le hablase, de modo que, mani+estándose mi habitual costumbre de hacer un servicio y a pesar de no tener el menor deseo de conversación, me acostaba boca aba'o y encend!a un cigarrillo. 78(abes9 Fay hombres que calientan el agua del ba/o con las cartas de amor que les env!an las mu'eres 7comencé. 7:;ué horror< 8-e re+ieres a ti mismo, verdad9 7Bueno, calenté la leche y me la tomé. 7:;ué honor para ella< ;ue te la tomarasE Pensando que por qué no se marchaba de una vez, imaginé que su carta estar!a llena de letras sueltas sin sentido. 7nda, :muéstramela< 7le ped!, aunque, en realidad, no me interesaba verla ni aunque me +uera la vida en ello. 1ientras dec!a0 «:y, no< :y, no<", su e=presión satis+echa era tan horripilante, que acabó con cualquier posible interés. 5ntonces se me ocurrió que le pod!a hacer un encargo. 7Perdona, 8te podr!as acercar a la +armacia en la calle de la estación para comprarme un +rasco de Calmot!n9 5stoy agotado, con la cara ardiendo y no voy a conseguir dormirme. 8(er!as tan amable9 5n cuanto al dineroE 7Por eso, no te preocupes. (e levantó contenta. ?o hay que andarse con remilgos en encargar algo a una mu'er@ al contrario, sé muy bien por e=periencia que les encanta que un hombre les pida alguna cosa. 4a otra mu'er era una «compa/era" que estudiaba para maestra. Con ella, quisiera o no, por el asunto de la militancia ten!a que encontrarme cada d!a. *espués de las reuniones,
esa mu'er siempre se me pegaba y, además, me tra!a regalos. «;uiero que me consideres como a tu verdadera hermana mayor", me dec!a. o le respond!a0 «*esde luego", con una leve sonrisa, temblando entero. 1e daba miedo causar su eno'o, de modo que hac!a lo posible para disimular@ pero cada vez tuve que complacer más a esa mu'er +ea y desagradable. ceptaba sus regalos 7todos de pésimo gusto, de los que me libraba pasándoselos al vie'o del puesto de yakitori[11] y a otra gente7 con e=presión contenta y le hac!a alguna broma para que se riese. Cierta noche de verano, como no hab!a +orma de sacármela de encima, le di un beso. 5ntonces ella, e=citada de un modo vergonzoso, llamó un ta=i y me llevó a la habitación que el movimiento alquilaba en secreto, un lugar estrecho con aspecto de o+icina, y pasamos unas horas de locura hasta que amaneció. «3aya una hermana mayor", me di'e con una sonrisa amarga. Cada d!a era inevitable encontrarse con la muchacha de la pensión y la «compa/era", por lo que no pod!a usar el recurso de esquivarlas como hab!a hecho hasta ahora con otras mu'eres. (in darme cuenta y empu'ado por mi habitual inseguridad, acabé haciendo lo posible para congraciarme con ambas, como si tuviera una deuda con ellas. 5n esa misma época, recib! los +avores de una camarera de uno de esos grandes ca+és de inza. -ras sólo un encuentro, me sent! tan agradecido a ella que casi no pod!a moverme de preocupación y temores vac!os. 5ntonces ya pod!a tomar un tren o ir al teatro abuiza sin que me llevara Forii. 3estido con un imono de seda chispeada, incluso me atrev!a a entrar solo a un ca+é. Fasta cierto punto, logré acostumbrarme a +ingir descaro. 5n el +ondo del corazón no hab!a perdido ni un ápice de miedo al aplomo y la violencia de los humanos@ mas, aunque sin de'ar de sentir ese miedo y ese su+rimiento, en la super+icie me hab!a acostumbrado poco a poco a saludar mirando a la caraE :?o< :5sto no es cierto< ?o pod!a hablar con alguien sin mostrar con dolorosas sonrisas la bu+oner!a de mi derrota. Por lo menos, hab!a adquirido la habilidad de tartamudear algunas +rases convencionales, 8ser!a como resultado de mis actividades en el grupo clandestino9 8) gracias a las mu'eres9 8;uizá al alcohol9 Pero me parece que, sobre todo, se debió a la +alta de dinero. Ouera a donde +uese, me persegu!a esa sensación de temor. (e me ocurrió que si entrase en alguno de los grandes ca+és, abarrotados de clientes bebidos, camareras y mozos, mezclándome con ellos mi corazón perseguido sin tregua podr!a tranquilizarse. *e modo que me met! en un gran ca+é del elegante barrio de inza con sólo diez yenes en el bolsillo. «-e advierto que sólo llevo diez yenes", le di'e sonriendo a la camarera que se me acercó. «?o te preocupes", repuso con acento de ansaiG#HI. m!, que estaba temblando de miedo, estas palabras me calmaron de una +orma e=tra/a. no era porque ya no deb!a preocuparme por el dinero. 1e dio la impresión de que estando 'unto a ella no hab!a nada que temer. 1ientras tomaba sae, me sent!a tan rela'ado que ni ten!a que representar mis bu+oner!as. Bebiendo en silencio, no ocultaba mi verdadero carácter, callado y sombr!o. «8-e apetece9" me preguntó, sirviéndome algunos aperitivos. o negué con la cabeza.
«8(ólo sae9 5ntonces yo también tomaré". 5ra una noche +r!a de oto/o. -al como me hab!a propuesto -suneo 7creo que as! se llamaba, aunque mis recuerdos son vagos y no puedo estar seguro@ soy capaz hasta de olvidar el nombre de alguien con quien hice un pacto de suicidio7 la esperé en un puesto calle'ero de sushi. 5se sushi era mal!simo. 5s curioso que, aunque pueda olvidar el nombre de ella, recuerdo a la per+ección lo repugnante que era el sushi, as! como el rostro del hombre que lo preparaba, parecido al de una serpiente aodaisho y con el cabello cortado al rape. 5l vie'o no hac!a más que volverse de acá para allá, intentando dar la enga/osa impresión de destreza en la preparación del sushi. 1e parece verlo ahora mismo. /os después, en unas tres ocasiones, vi en el tren un rostro que me resultaba +amiliar y, después de romperme la cabeza, llegué a la conclusión de que se parec!a al hombre del puesto de sushi y sonre! amargamente. 1ientras que me cuesta recordar el nombre y el rostro de aquella mu'er, recuerdo tan bien el del hombre del puesto de sushi que lo podr!a dibu'ar. (in duda, esto demuestra lo horrible que era ese sushi, que me en+rió el cuerpo y me llenó de malestar. ncluso las veces que alguien me ha llevado a un buen restaurante de sushi, nunca he comido realmente a gusto. 1ientras la esperaba, me dec!a que la bola de arroz era demasiado gruesa. 8Por qué no la hac!a más o menos del tama/o de la medida del pulgar9 -suneo ten!a alquilada una habitación en la primera planta de la casa de un carpintero. ll! me encontraba tomando té, tendido en el suelo de tatami, con la me'illa apoyada en la palma de la mano como si me doliera una muda y sin disimular en lo más m!nimo mi sombr!o estado de ánimo. Parec!a que a ella no le disgustaba mi actitud. *aba la sensación de estar completamente aislada, como un árbol seco azotado por el +r!o viento en el que danzaran las ho'as muertas. 1ientras descansábamos, me contó que era dos a/os mayor que yo y que ven!a de Firoshima, donde su marido hab!a traba'ado de barbero. (in embargo, en la primavera del a/o pasado huyeron a -oio@ pero el hombre no encontró traba'o y +ue acusado de esta+a, por lo que se encontraba en la cárcel. Fasta ahora le hab!a ido a visitar cada d!a, pero no ten!a intención de ir más. 1e contó esto, entre otras cosas, aunque no presté demasiada atención porque las mu'eres me aburren cuando comienzan a hablar sobre s! mismas. ?o sé si será debido a su poca habilidad al e=presarse, a que no aciertan a dar én+asis en el punto debido, o a cualquier otra razón@ la cuestión es que siempre he hecho o!dos sordos a esas historias. 1ás que mil de esas palabras que dicen las mu'eres, si alguien me susurrase0 «:;ué tristeza<" seguro que pronto me solidarizar!a con sus sentimientos. Pero, hasta ahora, ninguna mu'er ha pronunciado ame m! estas simples palabras, lo que me parece muy e=tra/o. unque esa mu'er no di'o0 «:;ué tristeza<", su cuerpo estaba envuelto en una pro+unda tristeza silenciosa, una corriente de miseria de unos tres cent!metros que circulaba sobre ella. l acercarme a ella, mi cuerpo quedaba también envuelto en esa corriente, mezclándose con la de mi punzante melancol!a «como una ho'a muerta que se pudre en el +ondo del agua". Por +in, me hab!a librado del miedo y la angustia. 5ra muy di+erente a dormir tranquilamente en los brazos de aquellas prostitutas
idiotas@ ellas eran alegres. 4a noche que pasé con la esposa de aquel delincuente acusado de esta+a +ue muy +eliz y liberadora. magino que no volveré a usar en estos cuadernos unas palabras tan decididas y sin vacilación. Pero sólo duró una noche. l abrir los o'os por la ma/ana, me levanté de un salto y volv! a ser el bidón super+icial de siempre. 4os cobardes temen hasta la +elicidad. Pueden herirse incluso con el algodón. veces, hasta la +elicidad les hiere. ntes de resultar herido, me apresuré a separarme de ella, utilizando las bu+oner!as como una cortina de humo. «quello de que el +in del dinero es el +in del amor puede interpretarse al revés. ?o signi+ica que cuando se termina el dinero la mu'er abandone al hombre. Cuando se queda sin dinero el hombre se siente al +ondo del abismo, sin el menor ánimo de re!r, hundido en el pesimismo, y es él quien termina abandonando a la mu'er. 5l hombre se vuelve medio loco y no para de dar sacudidas hasta que se libera de ella. Podrás encontrar la e=plicación del proverbio en el diccionario anazaSaE Por mi parte, lo he vivido en carne propia". Recuerdo que cuando me puse a decir esas tonter!as, a -suneo le dio risa. -emiendo quedarme más rato, estaba dispuesto a marcharme sin lavarme la cara. Oue entonces cuando solté sin pensar aquello de que el +in del dinero es el +in del amor, lo que después acarreó serias consecuencias. Pasó un mes hasta que me encontrara de nuevo con la mu'er que me otorgó sus +avores esa noche. *espués de de'arla, mi +elicidad se +ue borrando a medida que pasaban los d!as. 1e horrorizaba pensar que por una merced +ugaz me hab!a creado horribles v!nculos e incluso llegó a pesarme que -suneo hubiese pagado mi cuenta en el ca+é donde traba'aba. Pese a la distancia, se acabó convirtiendo para m! en una mu'er amenazadora, que me intimidaba sin cesar, igual que la muchacha de la pensión o la «compa/era" que estudiaba para maestra. -em!a reaccionar con +uria si me encontrara de nuevo con la mu'er con quien dorm!, de modo que opté por no aparecer por inza. 5l que me +astidiara no se deb!a a la astucia. 4as mu'eres ten!an un comportamiento muy distinto al irse a la cama y al levantarse al d!a siguiente, sin la menor cone=ión, como si hubieran olvidado por completo lo sucedido@ era un +enómeno raro, como si lo hubiesen dividido en dos mundos@ algo que yo no pod!a digerir. +inales de noviembre, estaba con Forii tomando sae barato en un puesto calle'ero de anda. penas hab!amos salido cuando este mal amigo ya estaba insistiendo en continuar bebiendo en otra parte, pese a que ya no ten!amos un céntimo en los bolsillos. Como yo estaba bastante bebido, me sent!a mucho más lanzado de lo normal. 7Bueno, te voy a llevar a un pa!s de sue/os. (ae, mu'eresE 7propuse. 78 un ca+é9 75so mismo. 7:3amos<
>na vez decidido esto, tomamos el tranv!a. 75sta noche estoy hambriento de mu'eres 7di'o Forii muy animado7. 8(e podrá besar a las camareras9 ?o me gustaba nada cuando Forii representaba el papel de borracho. Tl lo sab!a, y por eso insistió. 7a sabes, 8eh9 :3oy a besarla< 4a que se siente a mi lado no va a escapar sin un beso, 8eh9 7Faz lo que te dé la gana. 7:;ué bien< 1e muero de ganas de una mu'er. Ba'amos en la parada de inza onchome y entramos en el gran ca+é de «sae y mu'eres". ?o me quedaba más que con+iar en que estuviera -suneo ya que no ten!a un céntimo. ?os sentamos en un reservado vac!o y pronto se acercaron apresuradas -suneo y otras camareras. >na de ellas se sentó a mi lado y -suneo se de'ó caer 'unto a Forii@ me dio un sobresalto. Pronto la besar!a. ?o es que tuviera celos@ nunca +ui posesivo. 5s cierto que a veces he sentido pena al perder algo, pero nunca la su+iciente tomo para en+rentarme a los demás por este motivo, hasta el punto de que a/os después vi cómo violaban a mi esposa sin hacer nada para evitarlo. ?o quiero inmiscuirme en las desavenencias entre los seres humanos. -engo miedo a caer en ese remolino. 4a relación entre -suneo y yo +ue sólo de una noche. ?o era m!a. ?o ser!a posible sentir celos por ella. Pero, a6n as!, tuve un sobresalto. 1e daba pena que -suneo tuviera que soportar los besos violentos de Forii delante de mis o'os. >na vez mancillada por Forii, no podr!a seguir conmigo. Pero mi voluntad no era tan +uerte como para retenerla. aahE, se iba a terminar todo. nte la in+elicidad de -suneo, sólo pude suspirar. Pero, al momento siguiente, me resigné de'ándome llevar por el +lu'o de los acontecimientos y, mirando ora a Forii ora a -suneo, sonre! como un bobo. (in embargo, inesperadamente la situación tomó un mal rumbo. 7:(e acabó< 7e=clamó Forii con una mueca7. ?i alguien como yo puede hacer eso a una mu'er tan miserableE Fablando entre dientes y con los brazos cruzados me dirig! a -suneo. 7;uiero beber sae. Pero no tengo dinero.
;uer!a ahogarme en sae. la vista de la gente, -suneo era una in+eliz, con olor a pobreza, que no val!a ni para el beso de un borracho. *e repente, esto me golpeó como un rayo. quella noche beb! como nunca lo hab!a hecho, y cada vez que mis o'os se encontraban con los de -suneo, intercambiábamos tristes sonrisas. 1ientras pensaba que era una mu'er e=hausta de aspecto pobre, nació en m! una solidaridad por esta compa/era en la pobreza@ incluso ahora pienso que los en+rentamientos entre pobres y ricos es un tema que parece caduco, pero que siempre +ormará parte de las tragedias. 5mpezó a brotar en mi interior la compasión por -suneo@ y, 'unto a ella, un tenue sentimiento de amor. 3omité. ?o sab!a ni dónde estaba. Oue la primera vez que perd! totalmente el sentido por los e+ectos de la bebida. Cuando abr! los o'os, -suneo estaba sentada a mi cabecera. l parecer, hab!a dormido en su habitación, en la primera planta de la casa del carpintero. 75l +in del dinero es el +in del amorE Pensé que lo dec!as en broma, pero 8lo piensas en serio9 Como no viniste nunca másE :;ué historias más complicadas< Puedo traba'ar para los dos, 8qué te parece9 7?i hablar. 5ntonces ella se acostó a mi lado. Facia el amanecer surgió de sus labios y por primera vez la palabra «muerte". -suneo también parec!a e=hausta de e=istir como un ser humano. Por mi parte, pensando en mi temor por el mundo y sus complicaciones, el grupo clandestino, las mu'eres, los estudios, parec!a imposible seguir viviendo, y as! acepté su propuesta. Pero entonces todav!a no estaba resignado a morir. 5n mi respuesta se ocultaba un cierto a+án de aventura. Pasamos la ma/ana paseando por sausa. 5ntramos en una ca+eter!a y tomamos un vaso de leche. «5sta vez pagas t6", di'o -suneo. Cuando me levanté a pagar y abr! el monedero, sólo hab!a tres miserables monedas de cobre. 1ás que vergDenza, sent! horror. 5n el acto me vino a la mente que en la habitación de la pensión sólo me quedaba el uni+orme de la escuela y la ropa de cama@ ya no ten!a nada más que pudiera ser empe/ado en ese cuarto desolado. (ólo ten!a lo que llevaba puesto0 el imono de seda chispeada y el abrigo. (upe con toda claridad que no pod!a seguir viviendo. 1ientras me encontraba all! sin saber qué hacer, la mu'er echó una o'eada a mi monedero. «85h9 8?o tienes más que esto9", di'o con inocencia, pero yo sent! una punzada dolorosa, que sólo pod!a causarme la voz de la primera mu'er que amaba. «8(ólo esto9 8?o tienes más que esto9 :Pero si tres sen[1] de cobre no puede llamarse dinero<". (ent! una rara humillación, nunca e=perimentada hasta ahora. >na humillación que no me permit!a seguir viviendo@ ser!a porque, al +in y al cabo, en aquel entonces a6n no me hab!a librado de la identidad de hi'o de +amilia adinerada. 5ntonces tomé la determinación real de quitarme la vida. 5sa noche nos lanzamos al mar en amaura. -suneo se desató la +a'a del imono, diciendo que la hab!a tomado prestada de una compa/era de traba'o, y la de'ó doblada sobre una roca. o me saqué el abrigo y lo coloqué en el mismo lugar. 5ntonces entramos al
agua. 5lla murió y yo +racasé en el intento. Como yo era sólo un estudiante y, además, el nombre de mi padre ten!a interés in+ormativo, la prensa local organizó un alboroto con el incidente. 1e ingresaron en un hospital 'unto a la costa, y uno de mis parientes se desplazó para ocuparse de las gestiones necesarias. ntes de marcharse, me di'o que mi +amilia se hab!a en+urecido tanto que incluso me pod!an desheredar. Pero a m! esto no me importaba@ sent!a tanta nostalgia por -suneo que no pod!a parar de llorar. Fasta hoy, nunca quise a nadie más que a la miserable -suneo. 4a muchacha de la pensión me envió una larga carta que inclu!a unos cincuenta poemas breves tanka. (!, cincuenta, y todos comenzaban con el verso «vive por m!". -ambién las en+ermeras entraban a mi habitación alegremente para hacerme compa/!a, y algunas hasta me tomaban la mano un momento antes de marcharse. 1e +avoreció mucho que en el hospital me diagnosticaran que ten!a una dolencia en el pulmón derecho porque la polic!a me trató como a un en+ermo y no como a un delincuente. Cuando me +ueron a buscar para interrogarme por intento de suicidio, me colocaron en una celda especial. altas horas de la noche, el polic!a de guardia, ya entrado en a/os, entreabrió la puerta y me llamó. 7:5h, t6< 3en para acá a calentarte un poco 7di'o. 5ntré con la cabeza gacha, +ingiendo desaliento, me senté en una silla y acerqué las manos al brasero. 7a veo, echas de menos a la mu'er que murió, 8verdad9 7(!E 7repuse con voz apagada. 75so podr!a decirse que es parte de la naturaleza humana 7a+irmó. Poco a poco se hab!a puesto a darse importancia7. 8Cómo empezaste a salir con esa mu'er9 (u tono ya era casi como el de un 'uez, tan presuntuoso se hab!a hecho cuando me preguntó. -omándome por un ni/o y quizá con la idea de entretenerse en aquella noche de oto/o, se comportaba como si +uese el responsable de la investigación para hacerme con+esar alguna historia obscena. 5nseguida me di cuenta y tuve que es+orzarme por no soltar una risotada en su propia cara. (ab!a que no ten!a ninguna obligación de responder a estas preguntas del polic!a, a'enas a la investigación o+icial@ pero, a +in de hacer más llevadera la larga noche oto/al, adopté una actitud dócil@ como si, en realidad, creyese por completo que el polic!a +uese el responsable de la investigación y de él dependiera que recibiera una sentencia más o menos severa. *e modo que hice una «declaración" a mi anto'o para de'arlo contento.
71mmE a entend! más o menos de lo que se trata. ncluso nosotros tenemos en consideración cuando alguien es sincero. 71uchas gracias. 5spero que as! sea. 1i representación +ue de una habilidad divina, aunque no sirvió absolutamente de nada. s! que amaneció, me llamó el 'e+e de la polic!a para comenzar la investigación de verdad. 5nseguida que abr! la puerta y entré en su o+icina di'o0 7:3aya, vaya< :;ué guapo< 7y dirigiéndose a m!70 4a culpa no es tuya sino de la madre que te hizo as!. 5l 'e+e de polic!a era todav!a 'oven, de tez algo oscura y con aspecto de haber estudiado. l decirme esto, de repente me hizo sentir como una persona de+ormada, como si tuviera una marca de nacimiento en pleno rostro. 4a investigación del o+icial, que parec!a practicar 'udo o endo a 'uzgar por su +!sico, +ue simple y precisa@ distinta como el d!a y la noche de la que me hizo la v!spera ese polic!a entrado en a/os, +urtiva y en busca de aspectos obscenos. Cuando terminó el interrogatorio, el 'e+e de polic!a se puso a llenar un +ormulario para enviarlo a la +iscal!a. 7?o debes descuidar la salud. Fas escupido sangre, 8no9 Por la ma/ana, hab!a tenido una tos muy rara, y cada vez que tos!a me cubr!a la boca con un pa/uelo que ten!a rastros de sangre. Pero, en realidad, no hab!a salido de mi garganta sino de un grano ba'o la ore'a que me hab!a reventado la v!spera. Pensé que me conven!a más no aclarar la verdad. 7(!E 7repuse con los o'os ba'os, haciéndome el bueno. 7?o sé si serás procesado, porque esto depende del +iscal 7di'o cuando acabó de rellenar los documentos7. Pero ser!a me'or que llamases por telé+ono o pusieras un telegrama para que venga alguien que te sirva de avalador. -ienes a alguien, 8no9 1e acordé de un hombre llamado (hibuta, un anticuario, que sol!a visitar a mi padre. 5ra soltero, rechoncho, de unos cuarenta a/os, y me hab!a avalado para el ingreso en la escuela. (u rostro, en particular cerca de los o'os, ten!a el aspecto de un lenguado@ por eso, mi padre sol!a llamarle «5l lenguado" y yo también me acostumbré a ese apodo. Busqué su n6mero en el anuario tele+ónico que me prestaron en la polic!a, lo llamé y le ped! que +uera a la o+icina de polic!a de oohama. «5l lenguado" se mostró tan arrogante que parec!a otro, pero terminó por aceptar. 7:5h< ;ue alguien desin+ecte este telé+ono inmediatamente. Fa escupido sangre 7
di'o el 'e+e de polic!a con voz potente, que llegó con claridad hasta mis o!dos ya que estaba sentado en la celda. *espués del mediod!a, me ataron las mu/ecas con una cuerda +ina de esparto@ aunque permitieron que ocultara las manos ba'o el abrigo, y un 'oven polic!a su'etó el e=tremo de la cuerda con +irmeza. mbos tomamos el tren hacia oohama. 4o acontecido no me molestó en absoluto@ ni la celda de la polic!a, ni el agente entrado en a/os, 8por qué ser!a9 Cuando me ataron como a un delincuente, me sent! aliviado, de lo más tranquilo. hora, al escribir esto, recuerdo que me sent!a muy bien, incluso alegre. Pero entre los recuerdos agradables de esa ocasión, nunca olvidaré en la vida una lamentable metedura de pata, que incluso hoy me produce sudores +r!os. 1e encontraba en la o+icina oscura, respondiendo a un interrogatorio simple del +iscal. 5ra un hombre tranquilo, de unos cuarenta a/os. (i en mi caso se me pudiera cali+icar de guapo, ser!a una belleza obscena, mientras que la suya era honrada y emanaba una tranquila sagacidad. 5ra tan reposado que hasta yo ba'é la guardia mientras hac!a mi declaración. *e repente, me dio uno de esos ataques de tos, saqué el pa/uelo del escote del imono y, al ver la sangre, me pasó por la cabeza que pod!a sacar alg6n partido a la tos. Por eso a/ad! al +inal de la tos real dos veces de propina y, con la boca cubierta a6n por el pa/uelo, miré al +iscal. 785s de verdad esa tos9 7preguntó con una leve sonrisa. (ólo de recordarlo me produce mucho más que un sudor +r!o@ no puedo evitar el revolverme de inquietud. (i di'era que +ue más chocante que cuando aquel idiota de -aeichi de la escuela secundaria me agui'oneó la espalda con un dedo y, diciendo0 «4o has hecho a propósito", me hizo caer a los in+iernos, no ser!a ninguna e=ageración. 5stas dos representaciones +ueron los peores +racasos de toda mi e=istencia. veces incluso pienso que hubiese sido pre+erible ser condenado a diez a/os de cárcel que su+rir el tranquilo desprecio del +iscal. nularon mi acusación, pero esto no me produ'o la menor alegr!a@ me quedé sentado en un banco de la sala de espera de la o+icina del +iscal y me quedé esperando a que viniese a buscarme «5l lenguado". través de los altos ventanales situados detrás del banco, se ve!a el cielo ro'izo del atardecer. 4as gaviotas volaban dibu'ando en el cielo una curva que parec!a una silueta +emenina.
Tercer cuaderno de notas
Primera parte
*e las predicciones de -aeichi, una se cumplió y la otra no. 4a poco gloriosa de que las mu'eres se enamorar!an de m! resultó cierta, pero no la venturosa de que me convertir!a en un pintor de renombre. ?o logré llegar a ser más que un mal dibu'ante para publicaciones de pésima calidad. causa de lo acontecido en amaura, me e=pulsaron de la escuela y acabé viviendo en una min6scula habitación de tres tatami en la primera planta de la casa de «5l lenguado". l parecer, llegaban cada mes de mi lugar natal peque/as sumas de dinero para mi manutención, aunque iban directamente a manos de «5l lenguado". demás, proced!an de mis hermanos que las enviaban a escondidas de mi padre. 1is relaciones con la +amilia se cortaron y, para colmo, «5l lenguado" siempre estaba de mal humor@ aunque le sonriera, nunca me correspond!a. 1e pareció asombroso 7me'or dicho, cómico7 cómo el ser humano pod!a cambiar radicalmente con la misma +acilidad que se le daba vuelta a la mano. ?o hac!a más que repetirme0 «?ada de salir, 8eh9 ?ada de salir". ?o me quitaba los o'os de encima, como si temiera que, de nuevo, intentara suicidarme tirándome al mar para seguir los pasos de la mu'er muerta. 5n suma, ten!a terminantemente prohibido poner los pies en la calle. ?o pod!a tomar sae ni +umar, y me pasaba desde la ma/ana hasta la noche encerrado en la habitación de tres tatami de la planta alta, leyendo vie'as revistas como un per+ecto idiota@ incluso hab!a perdido los ánimos de matarme. 4a casa de «5l lenguado" se encontraba cerca de la escuela de medicina de )ubo. 5l cartel de su tienda, que pon!a ?-U5**5( 54 AR*V? *54 *RW? 35R*5, ten!a bastantes pretensiones. Pero, en realidad, ten!a la tienda y la vivienda 'untas@ una de las dos puertas era la estrecha entrada de la tienda, llena de polvo y de todo tipo de trastos vie'os. unque no se ganaba la vida con ese negocio sino con trans+erencias de propiedades entre uno y otro cliente para evadir impuestos. 4o cierto es que apenas pasaba tiempo en la tienda. a de ma/ana, sal!a disparado con el ce/o +runcido, de'ando a un aprendiz de diecisiete o dieciocho a/os a cargo de la tienda. Pero, como no ten!a mucho que hacer, as! que se desocupaba se pon!a a 'ugar a pelota con los chicos del barrio. demás, seguro que consideraba al habitante de la planta alta como un demente, porque me llegaba con sermones en tono de adulto@ aunque yo, con mi carácter de evitar en+rentamientos con cualquiera, escuchaba dócilmente con e=presión de cansancio o de interés. l parecer, el aprendiz era un hi'o ileg!timo de (hibuta, aunque no se trataban como padre e hi'o. Como «5l lenguado" era soltero, tiene que haber tenido alg6n motivo para eso, seg6n el rumor que escuché entre mis +amiliares. Pero a m! no me interesan en absoluto los asuntos a'enos, de modo que no me preocupé de enterarme de mucho más. unque, +i'ándose bien, los o'os del aprendiz ten!an un peculiar aire de pescado, por lo que quizá las habladur!as no andaban tan desencaminadas. (i +uera as!, qué vida más poco animada llevaban. veces, a altas horas de la noche y sin invitarme a m!, ped!an que les llevasen soba o alg6n otro plato de un restaurante del vecindario, que com!an en completo silencio.
5n casa de «5l lenguado", el aprendiz siempre preparaba la comida y, en una bande'a aparte, se la llevaba al parásito de la primera planta tres veces al d!a. 5llos com!an en una habitación h6meda de cuatro tatami, donde sólo se escuchaba el movimiento a+anoso de los palillos contra la va'illa. >na noche de +inales de marzo, ser!a porque hab!a tenido ganancias inesperadas o por alguna estratagema que le pasó por la mente 7pudieron haber e=istido muchas otras razones, que no alcanzaba ni a concebir mi imaginación7, me invitó e=cepcionalmente a su mesa, en la que hab!a delicadezas tan poco habituales como sashimi[1!] de at6n@ sorprendieron aun al propio an+itrión, quien se sintió inclinado a o+recer hasta sae a este ocioso alo'ado. 78;ué piensas hacer de ahora en adelante9 7preguntó en cierto momento. ?o respond! enseguida, sino que tomé un bocado del plato de tatamii"ashi[1#] y, contemplando los o'os plateados de los pececillos, me de'é llevar por los ligeros e+ectos del sae. 5chaba de menos los d!as pasados de 'uerga y hasta a Forii, y deseé más que nada recuperar esa libertad@ de repente, me sent! tan triste que estuve a punto de echarme a llorar. *esde que llegué a esta casa, no hab!a tenido ning6n motivo para hacer bu+onadas@ tan sólo hab!a vivido tirado sin hacer nada, ante las miradas de desprecio de «5l lenguado" y el aprendiz. 5l hombre no parec!a muy amigo de largas conversaciones, y, por mi parte, no ten!a el menor deseo de irle con que'as@ de +orma que me limitaba a vivir de gorra con cara de est6pido. 7Parece que han suspendido la sentencia y no te causará antecedentes penales. 5n +in, que si quieres podrás rehacer tu vida. 5n caso de que te plantees algo en serio y me lo cuentes, voy a hacer lo que pueda por ayudarte. 4a +orma de hablar de «5l lenguado", me'or dicho, de todos los humanos, era tan complicada y con+usa que no hab!a +orma de saber hacia dónde iban esos e=tra/os vericuetos. (iempre me han desconcertado esas precauciones in6tiles aunque estrictas, as! como las incontables peque/as maniobras impl!citas. Farto de ellas, he optado por recurrir a mis bu+onadas o inclinado la cabeza en silencio con la actitud del vencido. /os más tarde pensé que si «5l lenguado" me hubiera dicho las cosas claras y simples, me hubiese ido mucho me'or. Pero su innecesaria cautela, me'or dicho, las apariencias incomprensibles de la sociedad, me obligaron a pasar por toda una serie de e=periencias amargas. Fubiese sido mucho me'or si «5l lenguado" me di'era0 « partir de abril, debes comenzar el curso en una escuela, sea p6blica o privada. Cuando empieces a estudiar, de tu casa te enviarán una cantidad apropiada para tu sustento". (ólo mucho después supe que, en realidad, eso era lo que esperaban de m!, y sin duda hubiera obedecido. Pero la +orma cautelosa y complicada de e=presarse de «5l
lenguado" acabó por cambiar completamente el rumbo de mi vida. 7(i no estás dispuesto a con+iarme lo que piensas en serio, no iremos nada bien 7 di'o. 7Con+iar, 8el qué9 ?o ten!a ni la menor idea de a qué se re+er!a. 7Pues, lo que te preocupa, 8no9 78Por e'emplo9 78Cómo que «por e'emplo"9 *esde luego, lo que tienes intención de hacer. hace r. 7(erá me'or que busque un traba'o, 8no9 7?o te digo eso. 4o que quiero saber es qué qu é quieres hacer. 7(! aunque quiera volver a la escuelaE 7Cuesta dinero, por supuesto. Pero el problema no es el dinero sino lo que t6 quieras hacer. 8Por qué no me di'o que mi +amilia enviar!a el dinero necesario9 Con sólo hacerlo yo hubiera podido tomar enseguida la decisión de estudiar@ pero se limitó a de'arme a oscuras. 78;ué me dices9 8-ienes alg6n tipo de aspiración para el +uturo9 4a persona a quien uno ayuda no se puede ni imaginar lo di+!cil que es la tarea. 74o sientoE 7Para que lo sepas, me preocupas. Como he aceptado ocuparme de ti, no quiero verte con una actitud super+icial sino con la intención +irme de conseguir una e=istencia respetable. (i vinieras en serio para discutir tus planes para el +uturo, te ayudar!a en lo posible, pese a que a este pobre «4enguado" no le sobra de nada, de modo que ni sue/es con vivir con lu'os pasados. Pero si me cuentas tus intenciones, intentaré echarte una mano, aunque sea poco a poco. 85ntendiste9 5sto es lo que me parece a m!. Por lo que más quieras, 8qué piensas hacer9 7(i no me de'a estar en la habitación de la planta alta, voy a traba'arE 784o dices en serio9 8?o sabes que en estos tiempos hasta los graduados de la >niversidad mperialE9
7?o me re+iero a un traba'o de o+icina. 785ntonces9 7;uiero ser pintor 7di'e con la mayor convicción. 78Cómo9 ?unca olvidaré la e=presión de «5l lenguado", riéndose con el cuello inclinado a un lado y una sombra de astucia en el rostro. Parec!a desprecio@ pero no, era di+erente. 5n el mundo, igual que en el mar, e=ist!an lugares de pro+undidad inmensa, y esa sombra e=tra/a quizá se pudiera descubrir en su +ondo. esa risa me mostró hasta el +ondo lo más ba'o de la e=istencia de los adultos. 1e di'o que no serv!a de nada hablar sobre el asunto, que mi actitud no era +irme en absoluto absoluto y que me pasara la noche re+le=ionando. re+le=ionando. *e modo que, como si me persiguieran, persiguieran, me re+ugié en mi habitación y me acosté, aunque no se me ocurrió en qué re+le=ionar. l amanecer me marché de casa de «5l lenguado". «3olveré «3ol veré sin +alta por la noche. 3oy 3oy a casa de un u n amigo, cuya dirección incluyo, para discutir mis planes para el +uturo. 4e ruego que no se preocupe en absoluto", de'é escrito en un papel con grandes caracteres a lápiz. 5ntonces anoté la dirección de 1asao Forii en sausa y me +ui sigilosamente. ?o es que me marchase marcha se martirizado mar tirizado por el sermón s ermón de «5l lenguado". lengu ado". *e hecho, h echo, tal como dec!a él, mi actitud era super+icial y no ten!a la menor idea de qué hacer de ah! en adelante. demás, me daba pena ser un parásito en su casa y, en el caso poco probable de que tuviera alguna inspiración, le tocar!a al pobre «5l lenguado" aportar el capital para rehacer mi vida. (in embargo, cuando me marché de su casa no ten!a la menor intención de ir a consultar sobre «mis planes +uturos" a gente de la ralea de Forii. 4o hab!a dicho para tranquilizar a «5l lenguado". ?o escrib! la nota para conseguir tiempo para huir lo más le'os posible, como si de una novela de detectives se tratara 7aunque un poco de eso hab!a 7, sino que ser!a más e=acto decir que tem!a el alboroto que se organizar!a con el susto que le iba a dar. Por supuesto, ten!a claro que acabar!a por descubrirse la verdad, pero era una lamentable parte de mi carácter el adornarla de alg6n modo. 5sto ha causado que en la sociedad sociedad me despreciaran despreciaran como a un mentiroso@ mentiroso@ no obstante, obstante, no actué en bene+icio bene+icio propio sino que tem!a estropear el ambiente y, aunque supiese que esto me acabar!a per'udicando, no pod! pod!aa cont contro rollar mi incl incliinaci nación ón dese desesp sper erad adaa a com complac placer er a la gent gente. e. 5ste ste comportamiento, repetido innumerables veces, podr!a interpretarse como un s!ntoma de mi debilidad y estupidez, pero las personas «honradas" de la sociedad se aprovecharon considerablemente de él. Oue por eso que entonces me surgió del +ondo de la memoria el nombre y el domicilio de Forii. -ras de'ar la casa de «5l lenguado", caminé hasta (hin'uu, vend! unos libros que
llevaba en los bolsillos y, tal como era de esperar, me quedé sin saber qué hacer. Pese a que siempre he sido amable con los demás, nunca he e=perimentado la sensación de amistad. 5=cepto en el caso de compa/eros de diversión como Forii, no tengo más que recuerdos amargos de mis relaciones@ y para librarme de ellas me dediqué a hacer el bu+ón con toda mi alma, lo que me consumió las +uerzas. (i llego a encontrarme con un rostro conocido, o que le guarde cierta seme'anza, tengo un tremendo sobresalto y me entra tal sensación de pánico que, durante unos momentos, me siento totalmente mareado. (é ( é que le caigo bien a la gente, pero imagino que carezco de la +acultad de querer a los demás. unque, en el caso de los demás, me pregunto hasta qué punto son capaces de hacerlo. (iendo de este modo, no me e=tra/a que no +uera capaz de sentir una pro+unda amistad@ para colmo, incluso no ten!a ni la habilidad para «hacer visitas". 5l portal de entrada de una casa a'ena me produc!a una sensación peor que las puertas del in+ierno@ y no es una e=ageración e=ager ación decir que tras el portal adivinaba el hedor de un horrible dragón. ?o ten!a amigos ni tampoco a dónde ir. 5ntonces pensé en Forii. 4o dicho en broma se convirtió en realidad. -al como hab!a de'ado escrito en esa nota, decid! visitar a Forii en sausa. ?unca hab!a estado en su casa porque siempre que hab!a querido verlo lo invitaba a la m!a por telegrama. Pero, en mis actuales circunstancias, hasta el coste de un telegrama era mucho y, por otra parte, no ten!a la seguridad de que Forii respondiera a mi llamada. Pese a mi nula habilidad para hacer visitas, tomé el tranv!a entre suspiros con la conciencia de que él era mi 6ltima esperanza, lo que me atemorizaba hasta el punto de causarme una sensación de +r!o en la espalda. Forii estaba en casa. 1oraba en una vivienda de dos plantas en una sucia calle'uela@ la habitación de Forii, de seis tatami, se encontraba en la planta alta, mientras que en la ba'a viv!an su anciana madre y un artesano que +abricaba correas para sandalias de madera. 5se d!a Forii me mostró una nueva +aceta de su vida de habitante de la capital. 5ra de un ego!smo astuto y +r!o que hizo abrir los o'os de asombro a un provinciano como yo. 5ra muy distinto a m!, que me de'aba llevar por la corriente. 7:3aya 7:3aya sorpresa verte< 8a te ha perdonado tu padre9 8-odav!a 8-odav!a no9 ?o pude decirle que me hab!a escapado. ntenté disimular, tal como era mi costumbre. Pero estaba seguro de que pronto Forii se dar!a cuenta de lo acontecido. 75so ya se arreglará. 7)ye, no es para par a tomárselo a risa. Fazme caso, cas o, debes parar ahora a hora mismo de hacer tonter!as. 1e vas a tener que disculpar, pero hoy tengo cosas que hacer. Xltimamente estoy bastante ocupado. 78)cupado9 8Con qué9 75h, eh, no arranques el hilo del co'!n.
1ientras hablaba, sin darme cuenta hab!a estado 'ugueteando con uno de los cordones que remataban cada esquina del co'!n, dándole alg6n tirón. (in el menor embarazo y lanzándome miradas +uribundas, Forii mostraba hacia los ob'etos de su casa una posesividad que alcanzaba hasta los cordones del co'!n. Pensándolo después, a Forii no le hab!a costado ni un céntimo el divertirse conmigo. (u anciana madre apareció con dos platitos de 'alea en una bande'a. 785h, qué nos traes9 7di'o Forii con a+ecto +ilial, haciendo el papel de un hi'o modelo y hablando en un lengua'e tan respetuoso que me parec!a muy e=tra/o en él7. 8Aalea9 :;ué maravilla< Por +avor, no deb!as haberte tomado la molestia. 3oy a salir pronto. Pero, bueno, ya que se trata de la 'alea que preparas tan bien, seria una lástima de'arla 7y dirigiéndose a m!7. nda, s!rvete. 1i madre la ha preparado. :;ué sabrosa< :a verás que es una delicia< ?o parec!a estar haciendo comedia mientras se la com!a content!simo con el mayor deleite. 4a probé, pero era desabrida y cuando llegué a la torta glutinosa de arroz del +ondo, no era torta sino algo que no pod!a identi+icar. ?o es que despreciara su pobreza, ni mucho menos. 5ntonces no me pareció tan mala la 'alea y me conmovió la amabilidad de su madre. Pese a que tem!a la pobreza, no creo que nunca la llegase a menospreciar. 3iendo la alegr!a con que Forii se com!a su 'alea, me di cuenta de la +rugalidad de la gente urbana y de la enorme di+erencia entre su vida en casa y +uera. Por mi parte, cual idiota en perpetua huida de la sociedad humana, no di+erenciaba ambas, de modo que me dio la impresión de que hasta Forii me hab!a de'ado de lado. 1ientras com!a la 'alea con unos palillos de laca descascarillada, me invadió una insoportable tristeza. 7Perdona, pero hoy tengo cosas que hacer 7di'o Forii levantándose y poniéndose la chaqueta7. Con tu permiso, me marcho. 5ntonces llegó una visitante, y eso cambió por completo mi +ortuna. Forii pareció muy animado de repente. 7Pensaba ir a verte, pero él llegó sin avisar. ?o, qué va, no molestas en absolutoE Pasa, por +avor. (e apresuró a o+recerle mi co'!n, y al entregárselo le di la vuelta@ pero él lo giró de nuevo antes de o+recérselo a la mu'er. demás del co'!n de Forii, en la habitación hab!a tan sólo uno para visitantes. 4a mu'er era delgada y alta. *e'ando el co'!n a un lado, se sentó sobre los talones en la esquina pró=ima a la entrada. 1e quedé escuchando abstra!damente la conversación entre ambos. l parecer, ella era empleada de una revista y hab!a venido a recoger una ilustración que le hab!a encargado. 7contece que estamos con un poco de prisaE
7a está lista. 4a terminé con tiempo. qu! está. 5ntonces llegó un telegrama. 1ientras lo le!a, el buen humor en el rostro de Forii desapareció. 7:5h<, 8se puede saber qué ha pasado9 7me di'o. 5ra un telegrama de «5l lenguado". 7Bueno, debes volver enseguida. -endr!a que acompa/arte a casa yo mismo, pero no tengo tiempo. 8Cómo puedes andar tan tranquilo después de haberte escapado de casa9 78*ónde vives9 7me preguntó la mu'er. 75n )ubo 7repuse espontáneamente. 75ntonces es cerca de mi o+icina. 4a mu'er hab!a nacido en oshu y ten!a veintiocho a/os. Fac!a tres que se hab!a quedado viuda y viv!a en un apartamento en oen'i con su hi'a de cinco a/os. 7Parece que hayas tenido una ni/ez muy dura. 1e he dado cuenta enseguida, :pobrecillo< *esde ese d!a me convert! en un hombre que viv!a de una mu'er. Cuando (hizuo 7 as! es como se llamaba aquella periodista7 sal!a a traba'ar a la o+icina de su revista en (hin'uu, su hi'a de cinco a/os y yo nos quedábamos dócilmente en casa. Fasta que yo llegara, (higeo se hab!a quedado 'ugando en casa del administrador de los apartamentos, por lo que estuvo muy contenta de contar con la compa/!a de un «t!o". Pasé una semana abstra!do en ese modo de vida. Por la ventana se ve!a una cometa atrapada entre los cables eléctricos, azotada y rasgada por el viento polvoriento de primavera@ y a6n as! parec!a a+errarse a los cables, agitándose como en movimientos a+irmativos. Cada vez que la ve!a no pod!a evitar sonro'arme con una sonrisa amarga. ncluso se me aparec!a entre sue/os. 7;uiero dineroE 78Cuánto9 7Bastante. Cuando dicen que el +in del dinero es el +in del amor, tienen toda la razón. 7:3aya tonter!a< Cómo se te ocurren esos proverbios anticuadosE 78h, s!9 -6 no lo entiendes. (i sigo as!, quizá termine marchándome.
78*e verdad9 8;uién te crees que está más necesitado9 8 quién se va a marchar9 *é'ate de bobadasE 7;uiero ganarme la vida y tener con qué comprarme sae y tabaco. Para que lo sepas, yo me considero más hábil dibu'ando que ese Forii. 5ntonces recordé mis autorretratos durante la escuela secundaria, aquellos que -aeichi cali+icó de «+antasmas". )bras maestras perdidas para siempre. Fab!an desaparecido en alguno de mis traslados, pero ten!a la idea de que aquellas s! que eran pinturas que val!an la pena. *espués hice otras muchas, pero siempre sent! que se encontraban muy, muy por deba'o, de'ando mi alma vac!a una y otra vez. 4a copa de absenta nunca apurada. 5ste sentido de pérdida que 'amás me abandonar!a comenzó a tomar +orma paulatinamente. Cada vez que hablaba de pintura, surg!a ante mi vista la copa de absenta nunca apurada. «:Cómo me gustar!a mostrarle esas pinturas<", me dec!a con impaciencia, pensando que si las viera por +in creer!a en mi talento. 7:?o me digas< Cuando haces bromas con tanta seriedad eres de lo más gracioso. Por supuesto, no era broma. 5ra la verdad. (i sólo le hubiera podido mostrar mis pinturas. Pero me resigné y, cambiando de ánimo, le di'e0 71e re+iero a tiras cómicas. (eguro que en esto soy me'or que Forii, por lo menos. 5stas palabras, una bu+onada más, se las tomó sorprendentemente en serio. 75s cierto. ;uedé impresionada al ver las historietas que siempre dibu'as para (higeo@ hasta a m! me hicieron re!r. 8;ué te parece si lo intentas9 Puedo proponérselo al editor 'e+e de mi revista. (u empresa publicaba también una revista mensual in+antil, no muy conocida. «(ólo con verte, a cualquier mu'er le entran deseos irreprimibles de hacer algo por tiE". «Pese a que siempre eres tan t!mido, resultas de lo más graciosoE". «unque a veces pareces tan solo y deprimido, as! todav!a te ganas más el corazón de las mu'eresE". (hizuo me halagaba con estos y otros comentarios que yo, como correspond!a a un hombre mantenido, aceptaba con docilidad. Cuando pensaba en mi situación me sent!a hundido, sabiendo que para recuperar la vitalidad más que una mu'er me hac!a +alta dinero. ;uer!a huir de (hizuo y ganarme la vida. Pero cuanto más pensaba en esto más dependiente me volv!a de ella. 5sta mu'er +uerte de la región de (hinshu se ocupaba de todo, empezando por los trámites para resolver mi huida de casa, lo que causó que acabase adoptando una actitud de mayor timidez todav!a.
racias a las gestiones de (hizuo, se organizó un encuentro entre ella, «5l lenguado" y Forii, decidiéndose que se cortaban las relaciones con mi +amilia y que vivir!a con ella. -ambién por su intervención, mis tiras cómicas comenzaron a producir más dinero del que pod!a esperar@ por +in pude comprar mi sae y mi tabaco, pero cada vez me sent!a más desamparado y solitario. (ent!a hundirme más y más. Cuando dibu'aba la tira cómica en serie $as a%enturas de &inta y 'ta, me acordaba de repente de mi casa natal y me entraba tal tristeza que mi pluma se resist!a a moverse y, con la cabeza gacha, no pod!a contener las lágrimas. 5n esas ocasiones, (higeo me ayudaba. Para entonces, ya me llamaba «papá" como si +uera lo más natural del mundo. 7Papá, 8es cierto que si rezo *ios me concederá lo que le pida9 5ntonces se me ocurrió que yo podr!a hacer una plegaria as!0 «*ame, por +avor, una voluntad gélida. 1uéstrame la naturaleza del ser humano. 8?o es un pecado que las personas vivan rechazándose unas a otras9 Concédeme, por +avor, una máscara de ira". 7Claro. *ios concederá a (higechan todo lo que quiera, pero a papá quizá no. Fasta *ios me daba miedo. ?o pod!a creer en su amor, sino sólo en su castigo. 4a +eE 1e parec!a que eso equival!a a colocarse ante un tribunal, dispuesto a recibir el castigo divino. Cre!a en el in+ierno, pero me costaba mucho creer en el cielo. 78Por qué a ti no9 7Porque no obedec! a mis padres. 7Pero todos dicen que papá es muy buena personaE Porque los enga/aba. 5ra cierto que toda la gente en este peque/o edi+icio de apartamentos era amable conmigo, pero no pod!a e=plicar a (higeo el miedo que me inspiraban todos, ni cómo cuanto más les temiera más bien les ca!a, y que su amabilidad sólo aumentaba mi temor, lo que me empu'aba a huir de todos. 7*ime, (higechan, 8qué quieres que *ios te conceda9 7le pregunté despreocupado. 7;uiero que vuelva mi verdadero papá. 1e dio un vuelco el corazón y me sent! mareado. >n enemigoE 85ra yo el enemigo de (higeo, o ella era el m!o9 5n todo caso, aqu! ten!a a un adulto para aterrorizarme. >n e=tra/o, un e=tra/o incomprensible, un e=tra/o lleno de secretosE *e pronto, as! se me apareció el rostro de (higeo. 1e hab!a enga/ado pensando en que (higeo era di+erente, pero no. -ambién ella era como la vaca que da un latigazo +ulminante e inesperado con la cola para matar a un tábano. 5ntonces supe que, a partir de ese momento, deber!a ser t!mido
incluso con aquella ni/a. 7:5h< 85stá el sátiro en casa9 5ra Forii, que hab!a decidido visitarme de nuevo. Pese a que me hab!a tratado con tanta +rialdad el d!a que me marché de casa, no pod!a rechazarlo y sal! a recibirlo con una leve sonrisa. 7a he visto que tus tiras cómicas se han vuelto muy populares, 8no9 ?o hay nada que hacer contra los a+icionados@ no tienen miedo a nada. Pero no te con+!es. -us dibu'os todav!a no valen mucho. -uvo la des+achatez de hablarme en tono de maestro. Pensé en la cara que pondr!a si le mostrara mis pinturas de «+antasmas". 7?o digas eso, que se me escapan los lamentos 7repuse, revolviéndome en el vac!o tal como era mi costumbre. Forii parec!a más satis+echo todav!a. 7?o tienes más talento que el 'usto para salir adelante. -arde o temprano quedarás en evidencia. 5l talento para salir adelanteE ?o pod!a más que mostrar una sonrisa amarga. :-ener yo el talento para seguir adelante< lguien como yo, que ten!a miedo a los seres humanos y les esquivaba y enga/aba, pod!a en la super+icie ser como el que cree en proverbios como «5l dios desconocido no castiga". 8(erá posible que los seres humanos no se comprendan9 8;ue dos amigos se equivoquen por completo al 'uzgarse el uno al otro9 *espués de haber pasado una vida entera sin darse cuenta de la verdad, se percatan de su error y lloran al leer sobre la muerte del otro en el periódico. Forii contribuyó a resolver todo el asunto de mi huida, aunque sólo de mal grado y porque se lo pidió con insistencia (hizuo@ y ahora se comportaba como si le debiese haber tenido una segunda oportunidad en la vida o me hubiera arreglado el casamiento. *e cuando en cuando, se dedicaba a soltarme alg6n sermón con e=presión grave. lgunas veces se presentaba en plena noche completamente bebido y se quedaba a dormir, y otras ven!a a pedirme prestados cinco yenes. (iempre esa cantidad e=acta. «*ebes parar de divertirte con mu'eres@ la sociedad no te lo va a permitirE", me aconse'ó. 8 qué diablos era esta «sociedad"9 8caso el plural de «seres humanos"9 8Cuál era la esencia de eso llamado «sociedad"9 Fab!a vivido en esta sociedad a la que siempre hab!a tenido por poderosa, severa, temibleE Pero al escuchar las palabras de Forii tuve en la punta de la lengua la pregunta0 «8Con lo de KsociedadL, te estás re+iriendo a ti mismo9". (in embargo, no quer!a hacerle eno'ar, de modo que me quedé callado. «4a sociedad no te lo va a permitir. Pero no es la sociedad, 8acaso no serás t69 (i te
comportas as!, la sociedad te va a castigar. 1as no será la sociedad, serás t6, 8verdad9 4a sociedad te enterrará en el olvido. ?o la sociedad, t6 lo harás". 1e vinieron a la mente pensamientos como «:Conoce tu propia vileza, astucia y malas artes<". Pero me limité a secarme el sudor del rostro con un pa/uelo y di'e sonriendo0 71ira, :sudor +r!o< :(udor +r!o< partir de entonces me convenc! de que la llamada sociedad es el individuo. con esta idea, +ui capaz de comportarme más de acuerdo con mi propia voluntad. (eg6n (hizuo, me volv! un poco caprichoso y perd! la timidez@ Forii opinó que me hab!a pose!do una e=tra/a taca/er!a@ y a (higeo le daba la impresión de que no la trataba con tanto cari/o como antes. 5n silencio y sin una sonrisa, me pasaba los d!as cuidando de (higeo y dibu'ando historias de $as a%enturas de &inta y 'ta, mon*e o+timista o atoondrado Pin, que ni yo mismo comprend!a, y se publicaban en las revistas de mala muerte que me las encargaban. demás de la revista de (hizuo, me hab!an pedido traba'o otras, a cual peor. *ibu'aba con un ánimo sombr!o y muy lentamente, sólo para ganar con qué comprar sae. Cuando (hizuo regresaba del traba'o para reemplazarme en el cuidado de la ni/a, sal!a disparado hacia la estación de oen'i, donde hab!a unos bares donde serv!an bebida barata y +uerte. l cabo de un rato, ya más animado, volv!a al apartamento. 7Cuanto más te miro más rara me parece tu cara 7le di'e un d!a a (hizuo7. 8(abes una cosa9 mon*e o+timista se me ocurrió al verte durmiendo. 7Pues mira, tu cara al dormir parece de lo más enve'ecida. parentas cuarenta a/os, por lo menos. 75s culpa tuya. -6 has absorbido mi vitalidad. 5l hombre es como una corriente de agua. 8Para qué inquietarse9 >n sauce a la orilla del r!oE 7*é'ate de charlas y vete a dormir. 8) vas a cenar9 7di'o tan tranquila, sin tomarme en serio. 7(i hubiera sae, lo tomar!a con mucho gusto. 5l hombre es como una corriente de aguaE 4a corriente del hombreE :no, no
huyendo de grandes alegr!as y pesares, como un sapo que evita una piedra en el caminoE Cuando le! por primera vez la traducción de este poema de un tal uy Charles Cros, me sonro'é violentamente pese a encontrarme solo. >n sapo. 5so era yo. 4o de menos era que la sociedad me aceptara o no, que me enterrara en el olvido o no. 5ra un animal in+erior a un perro o un gato. >n sapo. 4o 6nico que hac!a era moverme lentamente. Cada vez beb!a más. a no me limitaba a las cercan!as de la estación de oen'i, sino que iba hasta (hin'uu o inza. lgunas noches no regresaba a casa. propósito, hac!a cualquier cosa contraria a lo convencional, besaba indiscriminadamente a las camareras de los bares, y beb!a de una +orma mucho más salva'e que antes del intento de suicidio. Como necesitaba más dinero del que ganaba me dediqué a empe/ar los imonos de (hizuo. Fab!a pasado un a/o desde que sonre! tristemente al ver la cometa rota atrapada entre los cables. 5staban a punto de salir las ho'as de los cerezos cuando llevé las +a'as de imono y los imonos interiores de (hizuo a la casa de empe/os. Con el dinero que me dieron me +ui directo a inza y me pasé dos d!as sin volver a casa. la tercera noche me entró cierto arrepentimiento, volv! al apartamento y entré sigilosamente. l llegar ante la puerta del dormitorio de (hizuo, o! que madre e hi'a conversaban. 78Por qué bebe sae9 7Papá no bebe porque le guste. 4o hace porque es demasiado buenoE 75ntonces, 8todas las personas buenas beben9 7?o necesariamente, peroE 7(eguro que papá tendrá una sorpresa. 7Pero quizá no le guste. :nda< :(e ha escapado de la ca'a< 7(e parece a atoondrado Pin. 75s verdad. )! que (hizuo se re!a suavemente, como si estuviera contenta. br! la puerta en silencio y eché una mirada0 hab!a un cone'ito blanco correteando por toda la habitación, y ambas lo estaban persiguiendo. «4as dos viven +elices", pensé. «Fe sido un idiota metiéndome entre ellas y causándoles sinsabores. :;ué humilde +elicidad la suya< (on buenasE *ios m!o, si puedes escuchar la plegaria de alguien como yo, concédeme la +elicidad, aunque sea una sola vez en la vida". (ent! el impulso de ponerme de rodillas y 'untar las manos. Cerré la puerta con
cuidado y me marché de nuevo a inza, para nunca más regresar a esa casa. 1i segunda e=periencia como hombre mantenido tuvo lugar en la planta alta de un bar cerca de la estación de yobashi, donde me dediqué a holgazanear. 4a sociedad. Para entonces hasta yo estaba empezando a tener una ligera idea de qué se trataba. ) sea, una lucha entre individuos. una lucha que el ganarla lo supone todo. 5l ser humano no obedece a nadie. Fasta los esclavos llevan a cabo entre ellos mismos sus venganzas mezquinas. 4os seres humanos no pueden relacionarse más allá de la rivalidad entre ganar y perder. pesar de que colocan a sus es+uerzos etiquetas con nombres grandilocuentes, al +inal su ob'etivo es e=clusivamente individual y, una vez logrado, de nuevo sólo queda el individuo. 4a incomprensibilidad de la sociedad es la del individuo. el océano no es la sociedad sino los individuos que la +orman. yo, que viv!a atemorizado por el océano llamado «sociedad", logré liberarme de ese miedo. prend! a actuar de una +orma descarada, olvidándome de mis interminables preocupaciones, respondiendo a las necesidades inmediatas. «1e separé", di'e tan sólo. Pero eso +ue su+iciente. o hab!a decidido la vencedora y la vencida. partir de esa noche me instalé sin cumplimientos en la primera planta, encima del bar. demás, la sociedad que se supon!a me iba a castigar no me hizo el menor da/o y, desde luego, yo no o+rec! ninguna e=plicación. Como la patrona no puso ning6n inconveniente, todo iba a pedir de boca. 5n el bar me trataban como a un cliente, al due/o, al mozo de los recados o a un pariente de la patrona@ lo cierto es que deb!a haber dado la impresión de una e=istencia enigmática, pero la «sociedad" no parec!a encontrar en m! nada sospechoso. 5s más, los clientes habituales me llamaban «ochan" con una amabilidad espantosa y me invitaban a tomar algo. Poco a poco, de'e atrás mi actitud cautelosa hacia el mundo. ncluso llegué a convencerme de que no era un lugar tan horrible. 1i terror pasó a con+undirse con el que sent!a por los cientos de miles de microbios que esparce una tos, los que amenazan los o'os en los ba/os p6blicos o los que in+ectan las barber!as causando calvicie, la sarna que pulula en las correas de los tranv!as, quizá las larvas de insectos o huevos de la solitaria que se ocultan en el pescado crudo y la carne mal cocida, o el caminar descalzo a riesgo de pisar un vidrio y que la astilla circule por mi cuerpo hasta alcanzar el o'o y de'arme ciego, seg6n cuentan por ah! las «supersticiones cient!+icas". Por supuesto, imaginaba que era cierto eso de que hab!a cientos de miles de bacterias +lotando y nadando por todas partes. Pero, al mismo tiempo, me di cuenta de que si no les hiciera el menor caso, se romper!a cualquier relación con ellas y entonces no ser!an para m! más que «+antasmas cient!+icos". 1e atemorizaron tanto con las estad!sticas 7si de'aba en mi +iambrera del almuerzo tres granos de arroz, y cada d!a diez millones de personas hicieran lo mismo, cuántos sacos de arroz se despil+arrar!an@ y también que si cada d!a estos diez millones de personas gastaran un pa/uelo de papel menos, la cantidad de pulpa que se ahorrar!a7 que cuando me de'aba un grano de arroz o me sonaba sent!a que contribu!a al desperdicio de monta/as de arroz o de pulpa y me invad!a una angustia como si hubiese cometido un horrible delito. Pero todo
esto son mentiras de la ciencia, la estad!stica y las matemáticas, ya que no es posible ir recogiendo el arroz de tres en tres granos. 5n el caso de las multiplicaciones y divisiones, que son problemas de lo más simple, se dedican a calcular las probabilidades de que alguien entre al servicio con la luz apagada y tropiece con la taza y se caiga, o de que un pasa'ero ponga el pie en el espacio entre el vagón del metro y el andén, entre otras tonter!as. Por supuesto, todo puede acontecer, pero nunca he o!do de nadie herido por haber puesto el pie en la taza del inodoro. 1e dio pena de m! mismo recordar que hasta poco tiempo atrás, cuando me ense/aron estos «hechos cient!+icos", me los cre! ciegamente y me atemorizaron. 1e entraron ganas de re!r con sólo pensar cómo iba conociendo poco a poco de qué se trataba el mundo. Pese a todo, los seres humanos me inspiraban temor@ y no pod!a encontrarme con los clientes del bar sin haberme tomado un vaso de sae. -en!a miedo y, no obstante, iba al bar, igual que un ni/o que tiene un poco de miedo a su mascota y, por eso, la aprieta con más +uerza entre sus manos. Ba'o los e+ectos del alcohol, me acostumbré a prodigar ante los clientes torpes teor!as sobre el arte. >n dibu'ante de historietas anónimo, que no conoc!a ni grandes alegr!as ni grandes tristezas. *eseaba que me llegara alguna inmensa +elicidad, aunque después le siguiera la desgracia más pro+unda@ pero entonces mi 6nico placer era charlar trivialidades con los clientes y beberme su sae. a llevaba un a/o en esta +6til vida en yobashi. 1is historietas ya no sólo se limitaban a revistas in+antiles sino que también aparec!an en publicaciones obscenas que vend!an en los ioscos de las estaciones. Ba'o el absurdo seudónimo de ita AoshiG#YI, dibu'aba desnudos lascivos a los que a/ad!a versos del ,ubaiyat [1-] . (in embargo, en aquella época una doncella se empe/ó en que de'ara de beber. «?o puede ser que beba desde la ma/ana d!a tras d!a", dec!a. 5ra una muchacha de unos diecisiete o dieciocho a/os que traba'aba en un peque/o estanco +rente al bar. oshichan era pálida y ten!a los dientes mal alineados. Cada vez que iba a comprar tabaco me sonre!a y me repet!a el conse'o. 78;ué tiene de malo9 «Bebe, que es el tiempo enemigo implacable y no es +ácil que goces de otro d!a tan tuyo". 1uchos a/os atrás hubo un poeta persaE Bueno, de'émoslo. «5n el corazón e=hausto por las penas, renacerá la esperanza con la leve ebriedad que trae el cálizE". 85ntendiste9 7?o entend! nada. 7:;ué chica< -e voy a besar. 7delante 7di'o, sin en+adarse lo más m!nimo, sacando el labio in+erior.
73aya con la ni/a tonta y su casta resignaciónE Pero algo en la e=presión de oshichan indicaba que era virgen, todav!a no mancillada por nadie. Cierta noche de +r!o terrible poco después del /o ?uevo, sal! considerablemente bebido a comprar tabaco y, 'usto +rente al estanco, me ca! dentro de una alcantarilla. «:oshichan, ay6dame<", grité. 5lla me sacó de all! y me curó el brazo derecho. 7Bebes demasiado 7sentenció con sentimiento y sin una sonrisa. ?o me importa morir, pero no quiero ni pensar en lo que puede ser quedarse inválido. 1ientras oshichan me curaba, se me ocurrió que pod!a de'ar de beber. 7?o voy a tomar más. partir de ma/ana no probaré ni una gota. 785n serio9 7*e verdad, lo de'o. Pero, si cumplo mi propósito, 8te querrás casar conmigo9 7 di'e, aunque lo de hacerla mi esposa era en broma. 7Por supu. Por su+u signi+icaba «por supuesto"@ una de las +recuentes abreviaciones que
estaban de moda entre los 'óvenes. 71uy bien. 3amos a enlazar los me/iques para prometerlo. *e'o la bebida, de verdad. l d!a siguiente, al mediod!a, ya estaba bebiendo. Cuando al atardecer sal! con paso inseguro, me quedé de pie ante el estanco. 7Perdona, oshichan. Fe estado bebiendo. 7:?o puede ser< (eguro que +inges estar bebido 7di'o sobresaltada. (u actitud me despe'ó en el acto. 7Fe bebido, de verdad. ?o estoy +ingiendo en absoluto. 7?o te burles de m!. :1ira que eres malo< 7di'o sin sospechar nada. 7(alta a la vista. Fe estado bebiendo desde mediod!a. Perdóname. 7:;ué bien haces comedia< 7?o es comedia. :;ué tonta eres< -e voy a besar.
7delante. 7?o, no tengo derecho. 3oy a tener que sacarme de la cabeza el casarme contigo. 1!rame la cara, estoy ro'o, 8verdad9 Porque he estado bebiendo. 7Pareces ro'o por la luz del atardecer. ?o trates de enga/arme. 8?o intercambiamos promesas ayer9 5ntonces, no puede ser que hayas bebido. 5ntrelazamos los me/iques, 8verdad9 Por lo tanto, eso de que bebiste es +also, +also, +also. 5l rostro pálido de oshichan, sentada en la mal iluminada tienda, me pareció venerable como el de una virgen. Fasta entonces, nunca me hab!a acostado con una mu'er más 'oven y, además, virgen. ;uise casarme con ella, conocer una +elicidad inmensa aunque después llegara un enorme su+rimiento. Fab!a pensado que la belleza de la virginidad no se trataba más que de ilusiones dulzonas y sentimentales de los poetas, pero lo cierto es que e=ist!a en este mundo. ?os casar!amos y, al llegar la primavera, saldr!amos en bicicleta para ver las cascadas entre las ho'as nuevas. 4o decid! en el acto, era cuestión de ganar o perder, y yo me propuse robar esa +lor. l cabo de un tiempo nos casamos. ?o e=perimentamos esa +elicidad inmensa, aunque decir que el su+rimiento que vino después +ue horrible es quedarse corto, ya que alcanzó e=tremos inimaginables. 5n realidad, el mundo continuaba siendo para m! un lugar de horror insondable. ?o se trataba de un lugar +ácil en el que todo se decidiera simplemente entre ganar o perder.
Tercer cuaderno de notas
Segunda parte
Forii y yo. ?os relacionábamos despreciándonos mutuamente y volviéndonos cada vez más triviales@ si esto es lo que el mundo llama «amistad", entonces no hay duda de que eramos amigos. Por mi parte, me a+erraba a la magnanimidad de la due/a del bar de yobashi. Parece un poco e=tra/o hablar de magnanimidad en una mu'er, pero seg6n mi e=periencia, por lo menos en -oio, las mu'eres poseen esta cualidad en mucho mayor grado que los hombres. Por lo general, los hombres son mezquinos y temerosos de las apariencias. Cuando llegó la hora de casarme con la muchacha del estanco, gracias a la due/a del bar pude alquilar una habitación en un edi+icio de apartamentos de madera de dos plantas en -sui'i, cerca del r!o (umida. *e'é por completo la bebida y me dediqué de lleno a mi traba'o de dibu'ar historietas. *espués de cenar, sal!amos los dos al cine y luego tomábamos algo en una ca+eter!a o comprábamos alguna maceta con +lores. Pero más que esto me gustaba escuchar lo que dec!a u observar el comportamiento de esta 'oven esposa que con+iaba en m! totalmente. 4legó a calentárseme el corazón con los dulces pensamientos de que quizá, poco a poco, me convirtiera en un ser humano normal y no tuviera que morir de una +orma trágica. 5ntonces apareció de nuevo Forii. 7:Fola, seductor< 85h9 8;ué es esta e=presión de prudencia9 Fe venido a traerte un recado de la oen'i 7comenzó, aunque de repente ba'ó la voz. (e/aló con la barbilla a oshio, que estaba preparando el té en la cocina, como preguntando0 «8Puedo hablar9". 7?o te preocupes. Puedes decirme lo que sea 7repuse de lo más tranquilo. (e pod!a decir que oshio era un genio de la con+ianza. Pese a que le conté sobre la patra/a del bar de yobashi y sobre lo acontecido en amaura con -suneo, no le dio mayor importancia. ?o es que yo +uese un hábil mentiroso@ es más, pese a que a veces le contaba las cosas sin tapu'os, parec!a que se las tomase a broma. 7Como siempre, derrochando aplomo. ?o es nada importante@ sólo me encargó que te di'era que la visites de vez en cuando. 5l pá'aro de mal agDero se hab!a acercado batiendo sus alas y abriendo las heridas de la memoria con el pico. 5nseguida se mostraron ante mis o'os todas y cada una de las vergDenzas y culpas pasadas@ sent! un miedo tal que casi grité. a no pod!a quedarme sentado. 78-omamos un trago9 7propuse. 7Bueno 7aceptó Forii. o y Forii. ncluso pod!amos haber parecido dos seres humanos iguales a los demás. unque, por supuesto, sólo mientras !bamos de un lado a otro tomando sae barato. l mirarnos a la cara, en un abrir y cerrar de o'os nos trans+ormábamos en dos perros de idéntica +orma e igual pela'e que sal!an a deambular por las calles cubiertas de nieve recién
ca!da. partir de ese d!a, se volvió a avivar nuestra amistad. Comenzamos a ir 'untos al peque/o bar de yobashi y, poco después, ya nos presentábamos de vez en cuando borrachos como unas cubas en el apartamento de (hizuo, en oen'i, y ni se nos ocurr!a volver a casa a dormir. ?unca olvidaré cierta noche de verano calurosa y h6meda. Forii se presentó hacia el atardecer en mi casa, ataviado con un imono de algodón muy ra!do, contándome que, debido a un apuro, se hab!a visto obligado a empe/ar su tra'e de verano y le daba pena que su madre se enterase, de modo que necesitaba dinero para redimirlo. Por desgracia, en mi casa no hab!a un céntimo. Pero, tal como acostumbraba a hacer, le ped! a oshio que llevase algunos de sus imonos a la casa de empe/os. 4e entregué el dinero necesario a Forii y, como hab!a sobrado un poco, la envié a que comprara shot.hu[18]. Para celebrar nuestra miserable +iesta, subimos al te'ado de la casa, donde de vez en cuando llegaban soplos de viento con olor a cloaca del rio (umida. ?os pusimos a 'ugar a adivinar nombres cómicos y trágicos. 5ste entretenimiento, que yo mismo inventé, estaba basado en la idea de que, al mismo tiempo que los nombres se divid!an en masculinos, +emeninos y neutros, también se pod!an clasi+icar en cómicos y trágicos. Por e'emplo, el barco y la locomotora de vapor eran nombres trágicos, mientras que el tranv!a y el autob6s eran cómicos. 4as personas que no entendiesen la razón no estaban capacitadas para discutir sobre arte@ y el guionista de teatro que incluyese tan sólo un nombre trágico en una comedia, sólo por esto ya se pod!a considerar un +racasado. 4o mismo ocurrir!a en sentido inverso para un autor de tragedias. 785stás listo9 85l tabaco9 7pregunté. 7-rágico 7repuso Forii en el acto. 78 los medicamentos9 785n polvo o en tabletas9 74as inyecciones. 7-rágicas. 7?o séE -ambién hay inyecciones de hormonas. 7-rágicas, sin lugar a dudas. 8?o son las agu'as de lo más trágico9 7Bueno, t6 ganas. Pero 8no te parece sorprendente que las medicinas y los médicos sean cómicos9 8 la muerte9
7Cómica. -anto en el caso del cristianismo como del budismo. 7:1uy bien< 5ntonces, la vida es trágica. 7?o, también es cómica. 7?o puede ser. este paso todo va a ser cómico. Bueno, te preguntaré uno más, 8y los dibu'antes de historietas9 ?o dirás que son trágicos, 8verdad9 7-rágicos, trágicos. 5s un nombre muy trágico. 78;ué dices9 :-6 s! que eres trágico a más no poder< Fab!amos llegado a estos absurdos 'uegos de palabras sin ninguna gracia, pero estábamos muy satis+echos con una diversión tan re+inada, desconocida en los salones sociales del mundo. -ambién hab!a inventado un entretenimiento parecido. 5ra el adivinar antónimos. 5l antónimo de negro es blanco@ pero el de blanco es ro'o@ y el de ro'o, negro. 78Cuál es el antónimo de +lor9 7FmmmE Como hab!a un restaurante llamado FanatsuiG#$I, será luna, 8no9 7?o, esto no es un antónimo@ más bien se trata de un sinónimo. 8?o ocurre lo mismo con estrella y violeta9 (on sinónimos, no antónimos. 7a veo. 5ntonces, la abe'a. 784a abe'a9 75n las peon!asE 8?o hay hormigas9 7?o, esto es el tema de una pintura. :*é'ate de subter+ugios< 7:a está< >na masa de nubes sobre las +loresE 7;uerrás decir sobre la lunaE 75so, eso. 4as +lores al viento. 5s el viento. 5l antónimo de las +lores es el viento. 7?o vamos bien. 5sto parece salido de una balada nani"abushi[/0]. (e nota de donde vienes. 7Bien, entonces un la6d.
7Peor a6n. Para encontrar el antónimo de +lorE debes buscar lo más distinto a una +lor que haya en el mundo. 7 verE 5spera. :>na mu'er< 75ntonces, 8cuál es el antónimo de mu'er9 75ntra/as. 7?o tienes mucho sentido poético, 8eh9 Bueno, 8y el antónimo de entra/as9 74eche de vaca. 75sta estuvo bien. Probemos una vez más. 8Cuál es el antónimo de vergDenza9 74a sinvergonzura. >n dibu'ante popular llamado ita Aoshi. 78 qué me dices de un tal 1asao Forii9 medida que segu!amos el 'uego, cada vez nos re!amos menos y nos estaba enerando ese peculiar estado de ánimo sombr!o, como si tuviéramos el cráneo lleno de vidrios rotos, propio de la embriaguez con shot.hu. 7*é'ate de des+achateces. o no he pasado por el deshonor de que me llevaran atado con una cuerda. -uve un sobresalto. 5n el +ondo, Forii no me trataba como a un ser humano sino como a un deshonrado que escapó a la muerte, un +antasma imbécil, un cadáver viviente@ y su amistad sólo consist!a en utilizarme al má=imo para sus placeres. Por supuesto, estos pensamientos no +ueron nada agradables@ pero, pensándolo bien, era comprensible que Forii me viese de esa manera, ya que desde ni/o era indigno de ser humano, y quizá +uera muy razonable que hasta él me despreciara. 7*elito. 8Cuál es el antónimo9 5sta es di+!cil, 8eh9 7pregunté, aparentando calma. 74a ley 7repuso tan tranquilo. 1iré de nuevo el rostro de Forii. 5staba iluminado de ro'o por el neón parpadeante de un edi+icio cercano y ten!a la siniestra dignidad de un polic!a diabólico que me +ulminó. 7?o es cierto. : quien se le ocurr!a decir que la ley era el antónimo del delito< Pero las personas pensaban de una +orma as! de simple, por eso pod!an seguir viviendo. *icen que los delitos pululan donde no hay polic!as.
75ntonces, 8qué es9 8*ios9 (i ya me parec!a que ol!as a curilla cristiano. :;ué desagradable< 7?o te salgas por la tangente. Busquémoslo entre los dos. 8?o te parece un tema interesante9 1e da la impresión de que se puede conocer a alguien sólo por la respuesta que dé. 7?o creoE 5l antónimo de delito es bondad. *igamos que un ciudadano bondadoso como yo. 7:*é'ate de bromas< Pero bondad es el antónimo de maldad, no el de delito. 78(on di+erentes maldad y delito9 7Creo que s!. 4a bondad y la maldad son conceptos inventados por el ser humano, palabras de una moralidad que se +abricó a su gusto. 7:;ué pesado eres< Pues entonces será *ios. :*ios< :*ios< (i dices que el de cualquier cosa es *ios, seguro que no +alla. )ye, tengo hambre. 7hora oshio está cociendo unas alubias ah! aba'o. 7:;ué bien< 1e gustan las alubias. Forii estaba tirado en el suelo, con la cabeza apoyada en las manos. 7Parece que no estás muy interesado en el delito. 7*esde luego, porque no soy un delincuente como t6. ?o causo la muerte de las mu'eres ni me apropio de su dinero, aunque me guste divertirme. 5stuve a punto de decir con desespero que yo no causaba su muerte ni me apropiaba de su dinero con voz dis+razada de broma@ pero enseguida recordé m! propia maldad y cambié de idea. ?o hay +orma de que pueda discutir con alguien cara a cara. 5staba luchando contra mi estado de ánimo, más áspero a cada momento que pasaba debido a los e+ectos depresivos del shot.hu. 7?o son delitos sólo las acciones castigadas con la cárcel 7murmuré como para m! mismo7. 5ncontrar el antónimo de delito, creo que podr!a ayudar a conocer su esencia. *iosE salvaciónE amorE luzE 5l antónimo de *ios es (atanás@ el de salvación podr!a ser agon!a@ el de amor, odio@ el de luz, oscuridad@ el de bondad, maldad. *elito y oración, delito y arrepentimiento, delito y con+esión, delito yE :aahE< -odos son sinónimos. 8Cuál será el antónimo de delito9
75l antónimo de delito es mielGH#I. -an dulce. Bueno, ya no aguanto más de hambre. 8Por qué no traes algo de comer9 78Por qué no lo traes t69 Por primera vez en la vida, hablé con una voz desbordante de ira. 7Bueno, ba'aré y voy a cometer un delito con oshichan. 3ale más un hecho real que tantas discusiones. 5l antónimo de deliro es miel, alubiasE ?o, :habasGHHI< 5staba tan bebido que no pod!a ni articular bien las palabras. 7:Faz lo que te dé la gana y piérdete de vista de una maldita vez< 7*elito y un estómago vac!o, un estómago vac!o y habasE h, no. (on sinónimosE 7murmuraba incoherencias mientras se levantaba tambaleante. Crimen y castigo. *ostoievsi. 5stas palabras pasaron +ugazmente por un rincón de mi cerebro, causándome un sobresalto. 8?o ser!a que *ostoievsi hab!a colocado 'untas estas palabras no como sinónimos sino como antónimos9 Crimen y castigo, dos palabras absolutamente incompatibles, tan di+erentes como el hielo y el carbón. 1e pareció comprender el lago turbio y pestilente, el +ondo del caos de *ostoievsi, que hab!a pensado en crimen y castigo como antónimos. 5stos pensamientos cruzaron mi mente como caballos al galope. 7:5h< :-remendas habas< :3en< 4a voz y el color de Forii hab!an cambiado. ?o hac!a ni un momento que se hab!a levantado tambaleante a más no poder y ya estaba aqu! de nuevo. 78;ué diablos quieres9 Con una e=tra/a sensación, ambos ba'amos del te'ado al primer piso, y ya nos dispon!amos a ba'ar a la planta ba'a cuando Forii se detuvo de repente. 7:1ira< 7di'o en voz ba'a, se/alando algo con el dedo. 4a peque/a ventana de mi habitación estaba abierta, y desde el lugar en el que estábamos se divisaba el interior, donde la luz encendida permit!a ver dos animales. 7s! son los seres humanos. ?o hay nada de qué e=tra/arse 7susurré con la cabeza dándome vueltas y la respiración agitada. )lvidándome de lo que le estaba aconteciendo a oshio, me quedé inmóvil, de pie, en la escalera. Forii se aclaró ruidosamente la garganta. (ub! de nuevo al te'ado, corriendo como si huyera de alguien, y me de'é caer al suelo. 4evantando la vista al cielo oscuro, cubierto
de nubes de lluvia, no sent! ira ni repugnancia, ni tampoco tristeza@ sólo un miedo horrible. ?o era el temor que podr!an inspirar los +antasmas de un cementerio sino más bien el de encontrarse con un dios vestido de blanco en el bosque de cipreses de un santuario sinto!sta@ uno de los terribles miedos ancestrales que no pueden describirse con pocas palabras. partir de esa noche, me salieron las primeras canas prematuras. Perd! por completo la seguridad en m! mismo, aumentaron mis sospechas hacia el ser humano hasta pro+undidades inconmensurables, y se destruyeron todas las esperanzas, toda la alegr!a y toda la simpat!a hacia las personas para siempre 'amás. *e hecho, lo acontecido aquella noche +ue decisivo en mi vida. (e me hab!a abierto un ta'o entre las ce'as, y, a partir de entonces, esta herida me dol!a cada vez que ten!a que tratar con un ser humano. 74o siento por ti. unque espero que te sirva de lección. ?o volveré más por aqu!. 5ste lugar es un verdadero in+iernoE Pero debes perdonar a oshichan. demás, tampoco es que t6 seas una maravilla. Bueno, me marcho. Forii no era tan idiota como para quedarse remoloneando en una situación tan incómoda. (ub! de nuevo al te'ado. 1e serv! más shot.hu y me puse a llorar a voces. Pod!a haberme pasado el resto de la vida en llanto. 5n alg6n momento, llegó oshio con un plato repleto de alubias y se quedó all! de pie, sin saber qué hacer. 7*i'o que no me har!a nadaE 75stá bien. ?o digas nada. -6 no sab!as descon+iar de la gente. nda, siéntate y comamos estas alubias. ?os las comimos sentados uno 'unto al otro. aahE 8será un delito la con+ianza en los demás9 veces, el hombre me hab!a pedido que le dibu'ara historietas, pero siempre andaba con taca/er!as por los pocos céntimos que le cobraba. 5ra un tendero ignorante, de unos treinta a/os y ba'o de estatura. Por supuesto, el tendero no apareció nunca más. Pero más que a él odiaba a Forii, que, en lugar de aclararse la garganta para ahuyentarlo cuando lo vio la primera vez, me +ue a buscar al te'ado. Contra Forii s! que sent!a tal odio e ira que me hac!a gemir en noches de insomnio. ?i la perdoné ni la de'é de perdonar. oshio era un genio a la hora de con+iar en los demás. ?unca pensaba mal de nadie. Por eso, lo acontecido parec!a a6n más trágico. Por mi parte, el que oshio hubiese sido mancillada +ue menos grave que el que su con+ianza en los demás se rompiera, pues esto causó un largo calvario que hizo mi vida insoportable. Para alguien tan t!mido como yo, cuya con+ianza en los demás ten!a una pro+unda grieta, la con+ianza sin tacha de oshio parec!a tan re+rescante como una cascada entre las ho'as nuevas. >na noche bastó para enturbiar de lodo amarillento esas aguas puras.
partir de entonces, oshio se inquietó por el menor de mis gestos. Cuando la llamaba, ten!a un sobresalto y parec!a no saber a dónde mirar. Por más que intentase hacerla re!r con mis bu+onadas, parec!a asustada y nerviosa y, para colmo, se acostumbró a usar conmigo un lengua'e muy +ormal. 8Podr!a ser la con+ianza pura una +uente de delito9 1e dediqué a buscar y leer libros sobre mu'eres casadas mancilladas. Pero no encontré ninguna historia sobre una que hubiese sido deshonrada de una +orma tan trágica. 4o ocurrido con oshio no se pod!a convertir ni en un relato. (i, por lo menos, entre ella y el tendero hubiese habido alg6n sentimiento parecido al amor, me sentir!a me'or. Pero, una noche de verano, oshio no descon+ió y aconteció aquello@ yo terminé con un ta'o entre las ce'as, mi voz se hizo áspera y me salieron canas prematuras@ y ella quedó condenada a vivir asustada el resto de sus d!as. Por lo general, las mu'eres de los libros que le! se en+rentaban a la situación de si el esposo perdonaba o no «el acto". Pero a m! me pareció que no era un problema tan complicado. Pensé que el hombre que tuviese en sus manos el poder de perdonar o no era a+ortunado@ si pensara que no pod!a perdonar, en lugar de organizar tanto alboroto, lo me'or ser!a que se separase enseguida de su esposa y se buscase otra@ y si no quisiese tomar esta medida, que tuviera paciencia con lo acontecido y la perdonase. *e todos modos, todo se pod!a solucionar de acuerdo con los sentimientos del hombre. (in duda, una cosa as! es un tremendo golpe para un esposo, pero es distinto a una interminable sucesión de olas que no cesan de golpear. 5n +in, me dio la impresión de que era un problema que se solucionaba con la ira del esposo con derecho sobre ella. Pero, en mi caso, yo no ten!a derecho ninguno y se me ocurrió que todo pasó por mi culpa. Por eso, en lugar de sentir indignación, ni se me ocurrir!a que'arme ya que mi esposa +ue mancillada a causa de una valiosa cualidad@ la insoportablemente lastimosa de su con+ianza sin tacha. l dudar de esta cualidad de la que hab!a dependido, me sent! con+uso y no me quedaba más re+ugio que el alcohol. 1i e=presión se hizo dura y, como beb!a shot.hu desde la ma/ana, se me comenzaron a caer los dientes. 1is historietas rozaban la indecencia. ?o, voy a decir las cosas claras. 1e dedicaba a copiar obras eróticas que vend!a clandestinamente. ;uer!a dinero para comprar shot.hu. Cuando ve!a a oshio desviarme la mirada, me ven!a a la cabeza que por su costumbre de con+iar en todo el mundo, 8no habr!a tenido relaciones con el tendero más de una vez9 8) con Forii9 8) quizá con alg6n hombre que yo no conociera9 1is dudas aumentaban, pero como no ten!a el valor de preguntarle, escapaba bebiendo shot.hu. veces, cuando ya estaba bebido, le hac!a malintencionadas preguntas capciosas y mi ánimo oscilaba entre la alegr!a y la tristeza seg6n la respuesta@ aunque en la super+icie mostraba sólo mis constantes bu+oner!as. *espués, le hac!a a oshio unas caricias surgidas del in+ierno y ca!a en un sue/o +ulminante. Cierta noche, hacia +inal de a/o, regresé a casa con una borrachera mortal. 1e apetec!a tomar un vaso de agua con az6car y, como oshio estaba dormida, +ui yo mismo a la cocina a buscar el azucarero. Cuando abr! la tapa, en lugar de az6car hab!a una ca'ita negra alargada. 4a tomé sin darle importancia, pero, al ver lo que estaba escrito en ella, me
quedé atónito. 1ás de la mitad de las letras en 'aponés hab!an sido borradas rascando con la u/a, pero quedaban las occidentales que se pod!an leer con toda claridad. 5staba escrito dial. *ialE 5n esos tiempos me limitaba e=clusivamente al shot.hu, de modo que no tomaba somn!+eros. Pero como sol!a su+rir de insomnio, conoc!a bastante bien este tipo de medicamentos. >na ca'a de este *ial era más que su+iciente para causar la muerte. -odav!a estaba sellada@ sin duda, después de haber borrado las letras en 'aponés, la deb! guardar aqu! tiempo atrás pensando en que alg6n d!a tal vez la necesitase. Como la pobrecilla de oshio no pod!a leer la escritura occidental, me pareció su+iciente borrar sólo la 'aponesa. «?o tienes culpa de nada", pensé. (in hacer el menor ruido, llené un vaso de agua, abr! la ca'a y me tomé todo su contenido de una vez, *ebiéndome después el agua con calma. pagué la luz y me acosté. l parecer, pasé tres d!as sin recuperar el conocimiento. 5l médico me hizo el +avor de considerarlo un error en la dosis y no in+ormó a la polic!a. (eg6n me contaron después, lo primero que hice al despertar +ue gemir0 «1e voy a casa". ?o tengo idea de a qué lugar me re+er!a, pero, después de decir esto, me eché a llorar desconsoladamente. Poco a poco, se despe'ó la niebla y vi a «5l lenguado" sentado 'unto a mi cabecera con e=presión malhumorada. 74a vez pasada también +ue hacia +inal de a/o. 5lige, precisamente, la época de más traba'o para hacer este tipo de cosas. 1e va a matar a disgustos. (u interlocutora era la patrona del bar de yobashi. 7PatronaE 7llamé. 785h9 8Cómo9 8a estás despierto9 7di'o sonriente, inclinando su rostro sobre el m!o. 74!brame de oshioE 7ped!, llorando a lágrima viva. 5stas palabras me sorprendieron hasta a m! mismo. 4a patrona se levantó, emitiendo un leve suspiro. también, sin pensar, se me escapó una bu+onada absolutamente idiota. 7;uiero ir a donde no haya mu'eres. «5l lenguado" estalló en risotadas, y la patrona se rio con discreción. Fasta yo, entre las lágrimas, me sonro'é y sonre! con amargura. 75so mismo. Creo que será lo me'or 7se mostró de acuerdo «5l lenguado", y
continuó entre risas70 *ebes ir a un lugar donde no haya mu'eres. Para ti, donde haya mu'eres hay problemas. 5s una buena idea un lugar sin mu'eres. >n lugar sin mu'eres. 4o peor es que lo dicho en mi delirio idiota se convirtió en una realidad muy trágica. oshio se le metió en la cabeza que me quise envenenar para e=piar lo acontecido con ella, por lo que se mostraba hacia m! mucho más turbada que antes. *i'era lo que di'ese, no hab!a +orma de hacerla sonre!r ni de sacarla de su silencio. 5star en casa me resultaba insoportable, de modo que, como antes, sal!a a tomar sae barato. *espués del asunto del *ial, adelgacé bastante, me pesaban los brazos y las piernas, y me daba pereza dibu'ar historietas. Cierta vez que «5l lenguado" me visitó, me entregó algo de dinero, diciendo que era un regalo, como si hubiese salido de su propio bolsillo@ aunque seguro que proced!a de mis hermanos. 5sta vez, al contrario de cuando me marché de su casa, pude percibir entre brumas este teatro de darse importancia@ sin embargo, simule no darme cuenta y le di las gracias dócilmente. Pero me causó una e=tra/a impresión, como si entendiera y, al mismo tiempo, no pudiera entender por qué la gente como «5l lenguado" ten!a que inventar unas artima/as tan complicadas. Con el dinero se me ocurrió de repente ir a tomar las aguas termales en un balneario al sur de la pen!nsula de zu. Pero yo no era el tipo de persona que dis+ruta yendo de una +uente termal a otra y, al pensar en oshio, me entró una enorme tristeza que me impidió dis+rutar contemplando con calma el paisa'e monta/oso por la ventana de la posada. (in cambiarme a la ropa con+ortable que o+rec!a ni molestarme en tomar las aguas, sal! con prisas a la calle y me pasé el resto del tiempo en casas de té medio destartaladas, donde beb! tanto shot.hu que hubiese bastado para tomar un ba/o. Regrese a -oio sintiéndome bastante peor que antes de marcharme. 4a noche que llegué a -oio estaba nevando copiosamente. Bebido como estaba, me dediqué a pasear por las calle'uelas de inza canturreando sin cesar el estribillo0 «*e aqu! a mi tierra natal, 8cuántos cientos de ri[/]9", mientras lanzaba puntapiés a la nieve que se acumulaba. *e repente, vomité. 5ra la primera vez que vomitaba sangre. 4a mancha ro'a sobre la nieve pareció una gran bandera del (ol ?aciente. 1e puse en cuclillas y, llenándome las manos de nieve limpia, me la restregué por el rostro lleno de lágrimas. «8 dónde va este sendero9 8 dónde va este sendero9", escuché como una alucinación la voz triste de una ni/a cantando, que parec!a llegar de muy le'os. 4a in+elicidad. 5n este mundo hay muchos tipos de gente in+elizE 1e'or dicho, no e=agerar!a si di'ese que el mundo está +ormado por personas desgraciadas. Pero estas personas se que'an a la sociedad de sus desventuras y la sociedad las trata con benevolencia y comprensión. (in embargo, mi in+elicidad proced!a por completo de mis pecados y no ten!a cómo reclamar a nadie. (i se me ocurriese pronunciar, aunque +uera entre dientes, una sola palabra de protesta, no sólo «5l lenguado" sino toda la sociedad se escandalizar!an de mi des+achatez. ;ué soy, 8un ego!sta9 8) quizás, al contrario, demasiado débil9 ?o lo sé, pero como soy un pecador redomado, estoy condenado a ser cada vez más in+eliz sin saber cómo
evitarlo. 1e levanté con la idea de conseguir alguna medicina apropiada. 5ntré en una +armacia cercana y, la due/a, en el mismo instante que se cruzaron nuestras miradas, se quedó muy derecha, con la cabeza levantada y una e=presión +ascinada en los o'os como si le hubieran disparado un +lash en pleno rostro. Pero en su mirada no hab!a alarma o desagrado sino más bien un deseo de ser salvada, una sombra de a+ecto. h, sin duda también era in+eliz@ una persona que su+re es sensible al su+rimiento a'eno. 5ntonces me di cuenta de que la mu'er se levantaba con di+icultad, apoyada en un par de muletas. Reprim! el impulso de acercarme corriendo a ella y, sin poder apartar la mirada de la suya, se me comenzaron a caer las lágrimas. -ambién de los grandes o'os de la mu'er comenzaron a caer en abundancia. ?o pasó nada más. (in decir una palabra, sal! de la +armacia y regresé a casa con pasos vacilantes. Ped! a oshio que me preparase un vaso de agua con sal y me dorm! sin decir una palabra más. l d!a siguiente me quedé en cama con el prete=to de que sent!a que iba a res+riarme. Por la noche, preocupado a más no poder por la sangre de la v!spera, me levanté y me dirig! a aquella +armacia. 5sta vez, con una sonrisa, le conté a la due/a con sinceridad todo lo acontecido y le ped! conse'o. 7*ebe de'ar de beber. *aba la impresión de que +uésemos parientes. 7;uizá sea alcohólico, porque incluso ahora tengo ganas de beber. 7?o puede beber. 1i esposo beb!a mucho pese a su+rir tuberculosis, diciendo que el salte mataba los microbios. Tl mismo acortó su vida. 7?o puedo soportar la inquietud, el miedo. ?o puedo pasar sin beber. 74e daré una medicina@ pero, por lo menos, de'e la bebida. 4a due/a de la +armacia era viuda con un hi'o que hab!a entrado en una escuela de medicina en alg6n lugar de Chiba, pero enseguida tuvo que de'ar de estudiar por haber contra!do la misma en+ermedad que su padre y se encontraba hospitalizado. demás, su suegro estaba en casa inválido, y ella misma ten!a una pierna completamente paralizada desde los cinco a/os debido a una poliomielitis. poyándose en las muletas, buscó en las estanter!as distintos medicamentos para m!. «5sto es para re+orzar la sangre. 5sto, una inyección de vitaminas@ aqu! está la 'eringuilla. 5sto son unas tabletas de calcio, y esto es diastasa para que no tenga molestias de estómago". 1ientras me e=plicaba qué era esto o lo otro, unos seis medicamentos en total, su voz estaba llena de a+ecto. « esto es para cuando no pueda resistir sin beber", di'o, envolviéndolo enseguida en papel y guardándolo en una ca'ita. 5ra mor+ina.
4a se/ora di'o que no era más per'udicial que el alcohol, y yo la cre!. Fab!a empezado a sentir la sordidez de embriagarme@ por eso, me alegré de poder escapar del diablo del alcohol después de mucho tiempo. (in dudar en absoluto, me inyecté la mor+ina en el brazo. 5n el acto desaparecieron por completo la impaciencia, la irritación y la timidez, dando paso a la animación y la elocuencia. 4as inyecciones me hac!an olvidar la debilidad de mi cuerpo, de modo que me pude dedicar a dibu'ar de nuevo@ e incluso sent!a tal entusiasmo que, a veces, me echaba a re!r en pleno traba'o. Pensaba usar una inyección al d!a, pero pronto pasaron a ser dos, y cuando se convirtieron en cuatro ya no pod!a traba'ar sin ellas. 4a due/a de la +armacia me hab!a advertido0 «?o puede seguir as!. (i se convirtiera en adicto ser!a terrible", pero me parece que entonces ya me hab!a convertido en un adicto considerable. (oy muy susceptible a las sugerencias de la gente. (i me advierten que no gaste cierto dinero, aunque tratándose de m! no cabe albergar muchas esperanzas, me parece que ser!a indebido no gastarlo y lo hago enseguida. 4a preocupación de convertirme en adicto me hizo ir en pos de la droga. 7>na ca'a más, :por +avor< 4e prometo que le pagaré la cuenta pendiente a +inal de mes. 74a cuenta puede saldarla cuando le vaya bien. 5l problema es que la polic!a es muy estricta con estos asuntos 7e=plicó. (iempre me persigue un aura de oscura turbiedad, de marginado sospechoso. 7Faga algo para desviar sospechas, se lo suplico. 4e voy a dar un beso. 4a mu'er se sonro'ó violentamente. 7(in la medicina, mi traba'o no avanza nada 7insist!7. Para m!, es como una +uente de energ!a. 7Bueno, entonces vamos a probar con inyecciones de hormonas. 7?o me tome el pelo. ) el alcohol o la medicina@ sin uno de los dos, no puedo traba'ar. 7?o debe beber. 783erdad que no9 *esde que comencé a tomar la medicina no he bebido ni una gota. Por suerte, me siento muy bien. ?o pienso seguir toda la vida dibu'ando torpes historietas. (in la bebida, mi salud se recuperará. 5studiaré y trataré de convertirme en un gran pintor. hora es un momento importante. Por esoE :3amos, por +avor< 8;uiere que le dé un beso9 7:;ué problema< 7di'o la mu'er riendo7. (i se convierte en un adicto, no quiero saber nada.
Faciendo sonar las muletas al caminar, +ue a buscar el medicamento a la estanter!a. 7?o le puedo dar una ca'a entera, que la terminará enseguida. (ólo la mitad, 8eh9 7:;ué taca/a se ha vuelto< Bueno, qué le vamos a hacer. *e vuelta a casa, lo primero que hice +ue inyectarme una dosis. 78?o te duele9 7preguntó con timidez oshio al verme. 7Claro que s!. Pero para traba'ar me'or debo hacerlo, aunque duela. Xltimamente tengo mucha vitalidad, 8no crees9 7y a/ad! en tono 'uguetón70 Bueno, :a traba'ar se ha dicho< : traba'ar, a traba'ar< 5n cierta ocasión, a altas horas de la noche, llamé a la puerta de la +armacia. 4a due/a salió en camisón, haciendo sonar sus muletas, y yo la abracé de repente y la besé, simulando que lloraba. 1e entregó una ca'a entera sin decir una palabra. Cuando me di cuenta de que la droga era tan horriblemente sucia como el shot.hu 7no, más a6n7, ya me hab!a convertido en un completo adicto. Fab!a llegado al e=tremo de perder completamente la vergDenza. Para comprar la droga, me dediqué a copiar y vender dibu'os eróticos e incluso me enredé en una relación +ea, literalmente, con la mu'er lisiada. Pensé0 «;uiero morir, ahora, más que nunca, quiero morir, mi vida no tiene arreglo posible, haga lo que haga, sólo sirve para ir de mal en peor@ una capa más de vergDenza. 5so de ir en bicicleta para ver una cascada entre las ho'as nuevas es una esperanza vana para m! que sólo vivo acumulando pecados inmundos y deplorables, +uente de un su+rimiento cada vez más pro+undo. ;uiero morir, porque el vivir sólo causa pecado". Pese a todo, no hac!a más que ir, medio loco, entre mi casa y la +armacia. Cuanto más traba'aba, más medicamento necesitaba. 1i deuda con la +armacia alcanzó una ci+ra enorme. Cada vez que la due/a me miraba, se le ca!an las lágrimas@ y lo mismo acontec!a conmigo. >n in+ierno. Fab!a llegado a la conclusión de que la 6nica +orma de escapar era escribir una larga carta a mi padre@ era mi 6ltima esperanza, si no tendr!a que ahorcarme en una decisión que era como apostar a la e=istencia de *ios. 5n la carta le con+esaba con detalle mi situación, con e=cepción, por supuesto, de las relaciones con mu'eres. Pero aconteció lo peor. 4a respuesta que esperaba ansiosamente no llegó, y la ansiedad causó que mi consumo de droga aumentara todav!a más. 5l d!a en que ya me hab!a resignado a inyectarme diez dosis por la noche y tirarme al r!o, por la tarde apareció en mi casa «5l lenguado", que quizá hubiera olido con sus poderes malé+icos mis intenciones, acompa/ado de Forii.
75stás escupiendo sangre, 8verdad9 7preguntó Forii, sentado ante m! con las piernas cruzadas y una sonrisa a+ectuosa que nunca hab!a visto en él. 1e sent! tan agradecido, tan contento con esta sonrisa, que no pude más que desviar el rostro y echarme a llorar. 4a sonrisa de Forii me venció, me enterró en el olvido. 1e subieron a un coche, in+ormándome de que ten!a que ingresar en un hospital y que el resto lo de'ara en sus manos, eso es lo que me di'o «5l lenguado" en un tono apacible que parec!a lleno de compasión. Como si +uera un hombre desprovisto de la capacidad de decidir, 'uzgar y todo lo demás, y llorando a lágrima viva, me limité a obedecer lo que me indicaban mis acompa/antes. ncluyendo a oshio, éramos cuatro en el coche, que nos llevó traqueteando y, cuando ya empezaba a oscurecer, nos de'ó en un gran hospital en medio del bosque. 5n la entrada, pensé0 «5sto es un sanatorio". 7-endrá que quedarse aqu! durante un tiempo 7di'o un medico 'oven con una sonrisa t!mida, después de un e=amen llevado a cabo con irritante delicadeza. «5l lenguado", Forii y oshio se dispon!an a marcharse de'ándome ah! cuando ella me entregó un +ardo con ropa de muda y, en silencio, se sacó de la +a'a del imono una 'eringuilla y lo que restaba del medicamento. (in duda pensaba que, realmente, era una +uente de energ!a. 74lévatelo, ya no lo necesito. 5sto +ue e=cepcional, la 6nica vez en mi vida que rechazaba algo. 1i in+elicidad era del tipo que no me permit!a negarme a nada. (i rechazase algo que me o+reciesen, tem!a que se abriese una enorme grieta que permanecer!a para la eternidad entre su corazón y el m!o. Pero aquella vez +ui capaz de rechazar la mor+ina, que hab!a deseado hasta el borde de la locura. ;uizá me golpeó la «divina ignorancia" de oshio. Creo que en ese preciso instante de'é de ser adicto. 5nseguida, aquel medico de sonrisa t!mida me condu'o a un pabellón y cerró la puerta con llave. quello era un manicomio. 4o que di'e en mi est6pido delirio después de tomar *ial, de que me marchar!a a un lugar donde no hubiesen mu'eres, se hizo realidad de una +orma e=tra/a. 5n ese pabellón hab!a sólo locos y en+ermeros@ todos hombres, ni una sola mu'er. a no era más un delincuente, me hab!a trans+ormado en un loco. Pero no, no estaba trastornado ni lo hab!a estado un solo instante. unque, aaah, todos los locos piensan eso de s! mismosE Por lo visto, toda la di+erencia es que los que estamos aqu! encerrados somos locos, y los que están +uera son normales. *ios m!o, respóndeme, 8es un delito no poner resistencia9 Fab!a llorado ante aquella rara y hermosa sonrisa de Forii, y subido al coche olvidándome de decidir y resistir@ as! me encerraron y me convert! en un loco. unque
llegue a salir, llevaré siempre clavado en la +rente el cartel de loco@ me'or dicho, de muerto viviente. ndigno de ser humano. *e'é por completo de ser una persona. 4legué all! a principios de verano. través de la ventana de barrotes, ve!a el peque/o estanque del 'ard!n, donde +lorec!an los nen6+ares de color rosa oscuro. Pasaron tres meses y los cosmos ya hab!an empezado a +lorecer. 5ntonces se presentó mi hermano mayor con «5l lenguado" para sacarme de all!@ mi padre hab!a +allecido a +inales del mes pasado de una 6lcera gástrica. *i'eron que no me iban a pedir cuentas por mi pasado y que no deb!a preocuparme por la subsistencia@ no ten!a que hacer nada, sólo marcharme enseguida de -oio. Pod!a recuperarme en el campo sin preocuparme de nada ya que «5l lenguado" se ocupar!a de resolver todos mis asuntos, concluyó con la mayor seriedad. 1e pareció ver las monta/as y los r!os de mi tierra natal, y asent! levemente. ?i más ni menos que un muerto viviente. Cuando supe sobre la muerte de mi padre, me sent! a6n más deshecho. «a no está", pensé, recordando con nostalgia esa presencia que nunca de'ó de atemorizarme@ «a no está", y me di cuenta de que la urna de mis su+rimientos se hab!a vaciado. (e me ocurrió que mi padre hab!a sido el culpable del tremendo peso de esa urna de dolor. Perd! las ganas de luchar e incluso la capacidad de su+rir. 1i hermano mayor cumplió escrupulosamente lo prometido. Compró una casa para m! en las a+ueras de un pueblo, unas cuatro o cinco horas en tren al sur de mi lugar natal. 5ra un balneario de aguas termales en la costa, un lugar bastante cálido para tratarse de aquella zona. 4a vivienda, con techo de pa'a, ten!a cinco habitaciones y era tan vie'a que las paredes estaban descascarilladas y los pilares ro!dos por los insectos hasta el punto de que ya no pod!a pensarse en repararla. Para que se ocupara de m!, contrató a una mu'er de unos sesenta a/os, +e!sima y con el cabello requemado que hab!a tomado un tono ro'izo. *esde entonces ya pasaron tres a/os. 4a mu'er, llamada -etsu, me ha +orzado de una e=tra/a +orma en varias ocasiones. *e vez en cuando, peleamos como un matrimonio, mi en+ermedad del pecho empeora y me'ora alternativamente, y a veces escupo sangre. yer envié a -etsu a comprar Calmot!n a la +armacia del pueblo, y tra'o una ca'a con aspecto di+erente. ?o le di mucha importancia, y antes de dormir me tomé diez tabletas. 1ientras me preguntaba cómo era posible que no me entrara sue/o, me dieron unos tremendos retorti'ones de estómago y tuve que salir corriendo al retrete@ ten!a una diarrea espantosa. 5stos via'es se repitieron tres veces. 5=tra/ado, me +i'é bien en la ca'a. 5l medicamento se llamaba Fenomot!n y era un la=ante. -endido boca arriba en la cama con una bolsa de agua caliente sobre el vientre, pensé en reprender a -etsu. 4e dir!a0 «5h, t6, lo que tra'iste no es Calmot!n sino Fenomot!n", pero al pensarlo me puse a re!r. «Cadáver viviente" era un nombre de lo más cómico@ y, para colmo, me hab!a tomado un la=ante para poder dormir. 5n mi e=istencia ya no e=iste la +elicidad o el su+rimiento. -odo pasa. 5sa es la 6nica verdad en toda mi vida, transcurrida en el interminable in+ierno de la sociedad humana.
-odo pasa. 5ste a/o cumpliré veintisiete. -engo ya tantas canas que aparento haber pasado los cuarenta.
Epílogo
?unca me encontré con el loco que escribió estos cuadernos. Pero conozco un poco a alguien que parece ser la patra/a del bar de yobashi. *e peque/a estatura, pálida, de o'os estrechos y muy rasgados, y la nariz prominente@ más que una mu'er hermosa da la impresión de un 'oven apuesto. Parece que lo relatado en los cuadernos aconteció en -oio entre #$MZ y #$MH, pero no +ui a ese bar hasta #$MN, cuando los militares empezaron a alborotar por las calles. 5stuve con mis amigos tomando Shisy con soda, aunque nunca me crucé con el hombre que escribió los cuadernos. Pero, en +ebrero de este a/o, tuve que via'ar a Ounabashi, en la provincia de Chiba, para visitar a un amigo que hab!a sido evacuado all! durante los bombardeos. 5ste amigo de la época de la universidad era pro+esor en una universidad +emenina. Como ten!a que ir para encargarle que mediara en arreglar la boda de uno de mis +amiliares, se me ocurrió que podr!a aprovechar para comprar pescado +resco para mi +amilia. *e modo que me eché una mochila a la espalda y part!. Ounabashi era una ciudad bastante grande que se e=tend!a +rente a un mar lodoso. Como mi amigo llevaba poco tiempo viviendo all!, cuando pregunté por su casa, incluso con la in+ormación del nombre de la calle y el n6mero correctos, nadie supo indicarme el lugar. demás de hacer +r!o, me dol!a la espalda por la mochila. 5ntonces, atra!do por el sonido de un disco con m6sica de viol!n que sal!a de un ca+é, empu'é la puerta y entré. 4a patrona me resultaba conocida y, cuando le pregunté, resultó ser, precisamente, la misma persona del bar de yobashi al que +ui diez a/os atrás. Pareció que la mu'er enseguida me reconoció y, después de organizar ambos un peque/o alboroto y re!rnos, nos pusimos a hablar de lo que era habitual en aquellos d!as, es decir, la propia e=periencia durante los bombardeos. 7Pero usted no ha cambiado nada 7di'e. 7:;ué va, ya soy vie'a< 5l cuerpo ya no me responde como antes. >sted s! que está 'oven. 7?i hablar. :a tengo tres hi'os< Fab!a pensado en comprarles alguna cosa, aprovechando el via'eE *espués de intercambiar los saludos propios de personas que no se han visto en mucho tiempo, le pregunté sobre vie'os conocidos@ y, de repente, cambiándole la e=presión, la mu'er me preguntó si hab!a llegado a conocer a ochan. Cuando le repuse que no, +ue a la trastienda y volvió con tres cuadernos y tres +otos de él. 7;uizá sean un buen material para escribir una novela 7di'o, entregándomelos. ?o puedo escribir cuando la gente me obliga a aceptar un material. 1e dispon!a a devolverlo todo en el acto cuando las +oros de ozo 7ya mencione en el prólogo sobre su e=presión misteriosa7 me llamaron la atención y decid! quedarme con los cuadernos.
*espués de decirle a la mu'er que pasar!a antes de regresar a -oio, le pregunté por +ulano de tal, que viv!a en tal parte y era pro+esor de la universidad +emenina, y resultó que lo conoc!a. demás, era cliente del ca+é y su casa estaba muy cerca. quella noche, después de intercambiar algunas copas de sae con mi amigo, acepté su o+recimiento de dormir en su casa. 1e puse a leer los cuadernos y no pegué o'o hasta que los terminé, ya de madrugada. 4o que estaba escrito pertenec!a al pasado, pero estaba seguro de que resultar!a interesante para las personas de ahora. Pensé que, más que hacer yo torpes modi+icaciones, lo me'or ser!a o+recerlo a alguna revista que lo publicase tal como estaba. Compré pescado seco de regalo para mis hi'os. *espués de contarle a mi amigo lo acontecido, me cargué la mochila medio vac!a a la espalda y me acerque al ca+é. 7racias por todo lo de ayer 7comencé, y enseguida +ui al grano7. 1e pregunto si podr!a prestarme los cuadernos un tiempo. 7*esde luego. Por +avorE 78-odav!a está vivo9 7?o tengo la menor idea. *iez a/os atrás llegó un paquete con los cuadernos y las +otos al bar de yobashi. ?o tengo la menor duda de que lo envió ochan, aunque no +iguraba el remitente. *urante los bombardeos se traspapeló entre otras cosas@ pero, sorprendentemente, apareció de nuevo sano y salvo. Face poco me le! todo lo que estaba escrito en los cuadernosE 784a hizo llorar9 7?oE 1ás que llorar, me hizo pensaren que cuando una persona llega a esa situaciónE aah, ya no hay nada que hacer. 7Como pasaron diez a/os, tal vez haya muerto. ;uizá se los hizo llegar como muestra de agradecimiento. Puede ser que haya e=agerado un poco, pero seguro que la hizo su+rir mucho, 8verdad9 (i todo lo que escribió +uera cierto y yo hubiese sido su amigo, imagino que también hubiera querido internarlo en un manicomio. 7-oda la culpa +ue de su padre 7di'o con la mayor naturalidad7. 5l ochan que conoc! era muy dulce e ingenioso. (i no hubiese bebido tantoE ?o, incluso bebiendo de ese modo era como un ángel, un muchacho e=celente.
)(1> *[ \anagi, #$Z$ ] -oio, #$%&^, seudónimo de -sushima (hu'i, es uno de los escritores modernos más apreciados en Aapón. *écimo hi'o de una +amilia acomodada del norte de Aapón, *azai estudió literatura +rancesa en la universidad de -oio, aunque se 'actaba de no haber asistido 'amás a una clase. 5n la década de los treinta, y tras abandonar la universidad, militó en el incipiente movimiento comunista clandestino, motivo por el cual +ue encarcelado y torturado por el régimen militar. uténtico enant terribe de las letras 'aponesas, +ue candidato al Premio utagaSa en #$MN y #$MY. *esheredado por su padre a causa de una relación con una geisha de ba'o rango y acuciado por su adicción a la mor+ina y el alcohol, *azai intentó suicidarse en cuatro ocasiones. utor de varios libros de relatos y dos novelas, el reconocimiento no le llegar!a hasta la publicación, tras la segunda guerra mundial, de Indigno de ser humano y o.aso. 5n #$%&, pocos meses después de la publicación de Indigno de ser humano y una semana antes de cumplir cuarenta a/os, se suicidó con su amante en -oio arro'ándose a un canal del r!o -ama.
Notas
G#I
5specie de +alda pantalón larga utilizada con el imono en ocasiones +ormales. (odas as notas a +ie de +2gina son de a tradu.tora). __ GHI
*iminutivo +amiliar de ozo. __
GMI
?ombre con la connotación de una persona atolondrada y caótica. __
G%I
?ombre con la connotación de una persona sabelotodo. __
GNI
?ombre de -oio hasta #&Y&, a/o de la Restauración 1ei'i. __
GYI
Carrito para transportar personas tirado por un hombre. __
GQI
Oorma +amiliar que signi+ica «.hermana mayor". __
G&I
4iteralmente, «brandy eléctrico". (e trata de una mezcla de diversos licores, que nació en el barrio castizo toiota de sausa. __ G$I
Oideos +abricados con harina de al+or+ón, que suelen tomarse en sopa. __
G#ZI
Cuenco de arroz sobre el que sirven verduras o pescado rebozados. __
G##I
Brochetas de pollo asado. __
G#HI
Región que comprende ioto, obe y )saa. __
G#MI
>nidad monetaria equivalente a la centésima parte de un yen. __
G#%I
Pescado crudo, cortado en +inas lonchas, que se consume aderezado con salsa de so'a y otros condimentos. __ G#NI
(ardinas min6sculas prensadas como si +ueran una ho'a de papel. __
G#YI
5n un 'uego de palabras, que utiliza dos combinaciones de ideogramas de la misma pronunciación, el nombre también podr!a signi+icar «el que sobrevivió a un pacto de suicidio". __ G#QI
Colección de poemas de )mar hayyam, poeta persa del siglo `, caracterizados por la libertad de pensamiento, el nihilismo, el desa+!o a los dioses y el amor