que pertenece a toda semejanza. De todos modos, es innegable que en ocasiones las imágenes y comparaciones en Shakespeare son pesadas y excesivas; pero, en conjunto, también en lo dramático hay que conceder un puesto y efecto esencial a las seme janzas. Cuando el sentimiento se detiene, porque profundiza en su ob jeto y no puede liberarse de él, entonces en el ámbito práctico de la acción las semejanzas tienen el fin de mostrar que el individuo no sólo se ha hundido inmediatamente en su situación, sentimiento y pasión determinados, sino que además él está por encima de eso como una naturaleza elevada y noble y puede desligarse de ello. La pasión limita el alma y la encadena en sí misma, la oprime en una concentración limitada, y hace que ella enmudezca y no proñera sino monosílabos, o que se ponga fuera de sí y delire furiosamente. Pero la grandeza del ánimo, la fuerza del espíritu se eleva sobre tal limitación, y flota en bella y tranquila quietud sobre el pathos determinado, por el que es movido. Esta liberación del alma es la que en primer lugar expresan las semejanzas de manera totalmente formal, pues sólo la profunda presencia y fuerza de ánimo está en condiciones de objetivar tam bién su dolor y sufrimiento, de compararse con otra cosa y de intuirse así teoréticamente en objetos extraños, o bien, con ion tremendo desprecio de sí, puede enfrentarse incluso a su propia destrucción como a una existencia exterior y así permanecer tranquila y firme en sí misma. En lo épico, según veíamos, era el poeta el que a través de semejanzas demorantes y descriptivas sabía comunicar al oyente la quietud teórica que el arte exige. En lo dramático, por el contrario, las personas actoras mismas aparecen como los poetas y artistas, por cuanto ellos convierten su interés en un objeto que tienen la fuerza de formar y configurar, y con ello nos dan a conocer la nobleza de su sentimiento y el poder de su ánimo. Pues esta sumersión en otra cosa y en lo exterior es aquí la liberación del interior del interés meramente práctico o de la inmediatez del sentimiento para la libre configuración teórica, con lo cual se restablece en forma más profunda aquel comparar por mor de la comparación que encontrábamos en el primer estadio, por cuanto ahora puede aparecer solamente como superación del mero desconcierto y desencadenamiento del poder de la pasión. En el curso de esta liberación pueden distinguirse todavía los siguientes puntos principales, de los cuales nos proporciona Shakespeare en especial el mayor número de testimonios. aa) Si tenemos ante nosotros a un espíritu al que le sobrevendrá una gran desdicha, que lo descompondrá en lo más íntimo, y si se produce realmente el dolor de este destino ineludible, sería cosa de una naturaleza común el que proclamara inmediatamente a gritos el espanto, el dolor, la desesperación, para aliviarse así. Un espíritu fuerte y noble contiene la queja como tal, mantie367