Grabando baterías Fabio García para Hispasonic.com Si contamos con la suerte de disponer de una sala libre para grabar una batería acústica y en donde, además, tenemos libertad para experimentar con la ambientación, no podemos dejar pasar la oportunidad para probar diferentes alternativas en el momento de registrar el sonido de los tambores. Aunque es habitual grabar guitarras empleando amplificadores y micrófonos, resulta mucho menos frecuente grabar baterías acústicas. La razón es simple: no es sencillo contar con la libertad de disponer de una sala de dimensiones consideradas para albergar una batería. Por eso, si tenemos la oportunidad de asistir a una grabación, o de ser conminados para realizar una sesión, no podemos dejar pasar la oportunidad. En cualquier caso, saldremos beneficiados.
Un caso práctico Tiempo atrás – antes de las facilidades para grabar con las que contamos en la actualidad – una banda tuvo la intención de registrar un pequeño demo para apreciar su sonido como simples oyentes. Para esa tarea me solicitaron si podía registrar la sesión y, por supuesto, acepté inmediatamente. No podía resistirme a la experiencia de grabar una batería acústica. Los recursos no eran muchos pero tampoco insuficientes. Una iglesia nos había facilitado algunos de sus equipos y el lugar para realizar la grabación. Nos dieron la libertad de disponer de una sala cuyas dimensiones permitían colocar la batería con comodidad, pero con características acústicas poco favorables. La sala había sido construida 70 años antes con nulas intenciones de ser utilizada como entorno de grabación. Incluso, durante charlas dentro de ese ambiente era sencillo apreciar cómo ciertas palabras quedaban flotando al ser reamplificadas por sus características constructivas. Estaba claro que la situación distaba mucho de ser la ideal. No obstante, era lo único que teníamos y no había posibilidades de encontrar un lugar mejor. Conseguí algunas mantas pesadas, algunas cuerdas, cintas adhesivas y empecé a reformar el espacio acústico. La idea era apagar las notables reflexiones que hacían imposible la grabación de un instrumento como la batería. Probé diferentes alternativas, simplemente escuchando la batería de manera directa – sin influencia de los micrófonos – hasta encontrar lo que consideré adecuado. Los recursos de micrófonos no eran muchos. En primer lugar, no podíamos hacer multitracking; la grabación se realizaría en forma directa a minidisc a través de un mezclador Behringer de 6 canales con monitoreo por auriculares. Además del micrófono para el cantante, disponía de dos Shure SM58 y un AKG C1000 para la batería. El resto de los instrumentos: bajo, guitarra eléctrica y guitarra acústica, se grabarían de manera directa a través de las salidas dispuestas para tal fin en los respectivos Hispasonic Newsletter · Enero 2012 · www.hispasonic.com
amplificadores. Para aislar la batería del resto de los instrumentos y de la voz solista, ubiqué a los músicos y al cantante junto a la consola de mezcla, en una sala contigua. Todos escuchábamos por auriculares gracias a un amplificador que permitía distribuir hasta 8 salidas con control de volumen independiente. Debido a la limitación de 6 canales del mezclador decidí colocar un SM58 al bombo – en donde también construí una especie de tienda de campaña para aislarlo del resto de la batería – y sólo el C1000 encima de la cabeza del baterista, apuntando hacia el centro del kit. Luego de escuchar, realicé algunos movimientos en el C1000 colocado encima del baterista para apuntarlo hacia el snare, hacia el centro y hacia el tom de pie buscando encontrar la respuesta más pareja posible. También hicimos algunos ajustes para evitar problemas de fase. Por supuesto, la batería quedaría grabada al centro del campo estéreo, sin embargo, recuerdo un pasaje de toms en donde utilicé el control de panorama del micrófono para crear una sensación de mayor espacio. A medida que el baterista tocaba en los toms superiores, yo mantenía el control de panorama al centro; cuando el baterista pegaba en el tom de pie, giraba el control de panorama hacia la derecha, y con esto lograba enviar a la mezcla estéreo una sensación de amplitud más ancha en la batería. Fue tanta la dedicación que puse para apagar los rebotes del sonido que logré llegar a la otra orilla. No sé si había sido mi intención original o la de los muchachos de la banda, pero el resultado fue interesante y me recordaba mucho al ambiente de las baterías de “Fly By Night” de Rush. Si hubiésemos contado con la posibilidad de utilizar multipistas, podríamos haber procesado la batería para modificar el ambiente original, pero no fue posible. No obstante, el resultado nos dejó conformes.
Conclusión Pasan los años pero los ingenieros siguen diciendo lo mismo: elegir la sala adecuada y experimentar con la elección y posición de micrófonos. A veces, nos sentimos tan cómodos con nuestros micrófonos habituales que perdemos la oportunidad de experimentar con otros modelos – tal vez más económicos – que pueden brindar excelentes resultados en determinadas situaciones. En nuestra casa es difícil disponer de una sala con paredes no paralelas; generalmente se trata de áreas con muy pocas características acústicas favorables. Pero, resulta sencillo conseguir algunas mantas o abrir las puertas de algún placard o armario para dejar la ropa expuesta, buscando eliminar superficies de rebote. Podemos tender algunas cuerdas por encima para crear un falso techo empleando mantas, y disponer de otras en los laterales para romper con el paralelismo de las paredes. Hoy contamos con grabadores portátiles que nos permiten comprobar con facilidad la respuesta acústica de una sala. Podemos colocar el grabador en diferentes lugares de la sala mientras hacemos ruido con las palmas de las manos para apreciar la respuesta acústica luego de las modificaciones. Tengo una aplicación muy buena en mi iPhone que analiza el espectro de frecuencia de la sala. Una ayuda de ese tipo puede ser muy útil en una situación
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como esa. Cuando logremos el ambiente adecuado, la grabación y mezcla serán mucho más sencillas. Tenemos que aprovechar las herramientas disponibles en la actualidad y decidirnos a experimentar con modificaciones sencillas, económicas – y no destructivas – del entorno de grabación. Es la única manera de aprender.
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