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SIERRA CITY por Gerri Hill

Traducido por: Martha Lo 2016

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Sierra City Chris McKenna gustosamente escapó de las multitudes de Yosemite para trabajar como la nueva Búsqueda y Rescate en la pequeña Sierra City, situada  justo al oeste del Lago Tahoe. Una solitaria por naturaleza, no le importa el aislamiento de las montañas de Sierra Nevada. Jesse Stone, una exitosa pero solitaria escritora, es perseguida por los recuerdos de su infancia y finalmente regresa a Sierra City después de dieciséis años para afrontar su pasado. ¿Puede la extraña variedad de residentes de esta pequeña ciudad montañosa  juntarlas? ¿O será Annie Stone, una mujer que Chris ha llegado a admirar y una mujer que Jessie todavía siente odiar, que tiene el poder de vincularlas a ambas. A través de mentiras y engaños, Chris y Jessie cada una lucha para negar la creciente atracción que podría iluminar la vida de las dos ...

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Capítulo Uno "Cómo diablos voy a saber?" La frustración se arrastraba en su voz y ella tiró a un lado del camino de tierra, lanzando sus gafas de sol en el ahora polvoriento tablero de su jeep abierto. Ella tenía casi decidido lanzar su teléfono celular allí, también. Si había algo que Chris McKenna odiaba, era estar perdida. "Maldición, McKenna, que difícil puede ser? Se supone que tienes que ser una experta en esto." "No comiences conmigo, Roger. Si me dejaras tomar la carretera principal de Reno, estaría allí ahora." Ella miró a su alrededor, su frustración impidiéndole disfrutar de la belleza de los caminos alternativos que Roger había sugerido. "Si pudieras seguir indicaciones, estarías aquí ahora." "Si pudieras dar indicaciones," ella replicó. "Escucha, creo que estás en la Ruta Forestal siete-trece." "¿Crees?" "Si sigues adelante, encontrarás la Ruta Forestal siete-cuarenta. Toma a la izquierda. Eso te conectara con la ruta que se supone estarías en primer lugar, siete o nueve." "Sabes, Roger," comenzó ella, con voz baja y amenazante ahora. "Será muy embarazoso si tienes que enviar a alguien a buscar a tu nuevo SAR (*) . Estarás seguro de tus indicaciones esta vez?" "McKenna, una cosa más. Creo que la señal para las siete-cuarenta no se encuentra. Sólo tienes que mantener la vista ..." "Si me dices da vuelta en el gran pino en la esquina una vez más, voy a dar la vuelta y volver al maldito Yosemite!" ella gritó antes de desconectar. Esta vez lanzó el teléfono en el tablero. 4

Ella estaba acalorada, cansada y polvorienta. El agradable viaje a través de las montañas se había convertido en un fiasco. Ella debería haber estado allí hace dos horas. En cambio, Roger la tenía vagando a través de las montañas en los caminos forestales sin un mapa. "Una cerveza fría," dijo en voz alta. Ella apagó el motor y se apeó, estirando sus brazos sobre la cabeza y haciendo estallar su dolor de espalda. Un maullido ruidoso la trajo alrededor y miró fijamente en la jaula de Dillon. Su gato normalmente pasivo la miró fulminándola. "Lo sé, lo sé. Prometí que sería un viaje corto." Entonces ella sonrió. "Probablemente ganas de hacer pis, ¿eh?" Revolvió en la hielera por una cerveza, sacando la botella debajo del hielo. "Bueno, tendrás que aguantar un poco más." Tomando un largo trago, ella suspiró, finalmente permitiéndose la belleza a su alrededor para notarla. En el momento en que había dejado la grandeza espectacular del Lake Tahoe detrás y viajado en las laderas de Gold Country, había estado demasiado absorta en recordar las instrucciones de Roger para prestar atención a los paisajes. Pero había salido del valle del río y de nuevo en las tierras altas, de nuevo rodeado de altos pinos y abetos, pero no lo suficientemente altos para bloquear las montañas escarpadas surgiendo a su alrededor. La cordillera de Sierra Nevada. Había trabajado en Yosemite durante tanto tiempo, pensó que se había vuelto inmune a lugares como este. Se dio cuenta de que su indiferencia surgió de las constantes multitudes de personas y el aumento de la delincuencia en el parque. No había habido poco tiempo para disfrutar del paisaje. pa isaje.

(*) Siglas de Search and rescue (Búsqueda y Rescate) 

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Búsqueda y Rescate se habían convertido en un trabajo a tiempo completo. Es por eso que no dejó pasar la oportunidad de venir a Sierra City. Eso, y el ofrecimiento de otra oportunidad para trabajar con Roger. Él la había tomado bajo su ala en Yellowstone cuando ella había estado recién salida de la universidad y le había mostrado los pormenores del Servicio Forestal. Ella, al igual que la mayoría de los novatos, sabía poco acerca de la política del servicio. Pronto se cansó de ser una guía turística y se cansó de la mano de obra esperada de los guardabosques más jóvenes. Pero sin importar cuán duro todos se esforzaban, al final todo se reducía a la política y el dinero. Esto no había tomado sino unos pocos años para que perdiera su entusiasmo por el trabajo. Aproximadamente el momento en que Búsqueda y Rescate acababa de entrar en lo suyo, con las agencias de la ley locales más capaces de manejar la demanda causada por la explosión de turistas en los parques y Bosques Nacionales. Equipos de voluntarios SAR habían comenzado a organizarse, todos con buenas intenciones pero poco dinero y entrenamiento. Cuando el Servicio de Parques finalmente comenzó a entrenar a los suyos, Chris fue una de las primeras en ser voluntaria. Su entrenamiento la llevó de la profunda aula a la zona rural y finalmente encontró lo que había estado buscando cuando se unió al Servicio Forestal. Ahora, casi todos los Parques Nacionales tenían tiempo completo de equipos Búsqueda y Rescate, pero la Tierra Nacional Forestal seguía siendo en su mayoría voluntarios. Roger finalmente había convencido a sus gerentes en Lake Tahoe que el distrito guardabosques Sierra justificaba su propio SAR y él había llamado a Chris lejos de Yosemite, atrayéndola con una promesa de senderos con poca gente y poco o ningún crimen. Él no tuvo que insistir dos veces. Ella terminó su cerveza y guardó la botella vacía de nuevo en la nevera. Al pasar por la jaula de Dillon, metió un dedo dentro para rascar su cabeza, luego lo retiró rápido mientras él amenazaba con morder. "Está bien, vamos a ver si podemos encontrar la elusiva siete-cuarenta para que podamos sacar a este tigre de su jaula." Se pasó los dedos por el cabello y empujó las gafas de sol de nuevo antes de dirigirse a lo largo del camino desigual, su frustración por las anteriores instrucciones débiles de Roger. 6

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Cuarenta y cinco minutos más tarde ella entró en frente de la estación de guardabosque, un encantador edificio de troncos colocado cuidadosamente en el bosque. Miró hacia atrás por encima del hombro, el polvo simplemente asentándose de nuevo en el camino de tierra y vio un gran perro blanco correr a lo largo del borde hacia la ciudad. Se dio cuenta de sólo un puñado de cabañas a lo largo del camino y supuso que la parte principal de Sierra City estaba en el otro extremo de la ciudad, hacia Sacramento. Chris trató de enderezar el pelo arrastrado por el viento con sus dedos, luego se rindió. Debía estar horrible y se inclinó para mirar en el espejo lateral. "Jesús," ella murmuró, pero había poco que pudiera hacer por su apariencia en este punto. Ella dio a la jaula de Dillon una suave sacudida. "Sólo un poco más, tigre." Ella entró en la estación de guardabosque y observó a los diferentes grupos de turistas moviéndose por todas partes. Sólo unos pocos dieron sus miradas curiosas y ella fue al mostrador, impacientemente dando toques con sus dedos mientras esperaba que la recepcionista terminara de reabastecer los folletos. "Puedo ayudarle?" Cris le ofreció una rápida sonrisa a continuación glaseada alrededor de nuevo, esperando que Roger mostrara su rostro. Mapas y fotos de la fauna local cubrían las paredes, y ambos estaban a la venta en un estante en la esquina. Un mapa topográfico estaba pegado en el mostrador. Estaba desvanecido de demasiados dedos deslizándose a través de su superficie, en busca de senderos de excursionismo y rutas de esquí de campo traviesa. Antes de que Chris pudiera responder, el escáner de radio rompió con estática antes de que una voz viniera, llamando al sheriff del condado de un accidente de tráfico menor en la carretera 89. "Estoy buscando a Roger Hamilton," Chris respondió finalmente. "Lo siento, él está fuera en los senderos. Puedo ayudarte en algo?" 7

"Soy McKenna ... Chris," ella dijo, extendiendo la mano. "Él me está esperando." "Oh? La nueva Búsqueda y Rescate? Eres la que se había perdido," afirmó, pero dio un fuerte apretón de manos a Chris. Chris sonrió brevemente. "Sus instrucciones dejaban mucho que desear." "Bueno, me alegro que finalmente lo hicieras. Todos estábamos muy emocionados de saber que obtendríamos nuestro propio SAR. Soy Kay, por cierto. Tiendo a matar el papeleo por aquí." Chris asintió. "Alguna idea de cuando Roger estará de vuelta?" "No. Un grupo de exploradores salió el Lunes y estamos faltos de personal, que con Matt estando enfermo. El Sr. Hamilton se dio la vuelta para comprobarlos." "Genial. Él me consiguió perder durante dos horas y luego me deja plantada." Pero suavizó sus palabras con una rápida sonrisa. "Escuche. Casi mataría por una ducha. Alguna idea de dónde voy a quedarme?" "Oh, sí. El Sr. Hamilton tiene una cabaña alquilada para usted. Pine Ridge Cabins, a sólo una milla fuera de la ciudad. Voy a llamar por usted y hacerles saber que estás en camino." "Gracias. Lo apreciaría." Kay fue a su escritorio para llamar y Chris se acercó a la pared, estudiando el mapa clavado allí. Ella había estado en Yosemite los últimos cinco años y conocía los caminos como la palma de su mano. Ella odiaba la idea de volver a empezar, pero al menos conocía a Roger. Él lo haría bien. Ella escuchó a Kay en el teléfono, pensando que sería diferente viviendo en una ciudad tan pequeña. Sólo había trabajado en Parques Nacionales antes, donde los únicos residentes a tiempo completo eran los de Servicio Forestal y los concesionarios de verano. Todos generalmente iban sobre sus propios asuntos, todos demasiado ocupados para preocuparse por sus vecinos. Pero aquí, en esta pequeña ciudad, todos se conocían y sin duda todos ellos mantenían vigilancia unos a otros.

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"Está todo listo, Chris. Ruth tiene su cabaña toda limpia y lista. Sigue adelante hacia la ciudad y gire a la derecha en Spruce. Es mucho antes de llegar a la ciudad. La oficina está a una milla por ese camino. Ruth le dará indicaciones desde allí." "Muchas gracias. Vuelvo más tarde para comprobar con Roger." Siguiendo las indicaciones de Kay, Chris encontró Spruce Street fácilmente, pensando que era acertado nombre cuando las ramas de los árboles cubrieron el camino, bloqueando el sol en algunos lugares. Entró en el primer camino, una señal pintada de rojo diciéndole que era la oficina. Antes de que pudiera salir, una pequeña mujer de pelo gris abrió la puerta y salió a su encuentro. "Debe ser la nueva Guardabosque," ella declaró, ofreciendo su mano. "Búsqueda y Rescate, en realidad," Chris corrigió. Ella se sorprendió de la firmeza del apretón de manos de la mujer. "Oh, bueno, es lo mismo," dijo la mujer con una voz cantarina. "Soy Mary Ruth Henninger. Algunos me llaman simplemente Ruth, sin embargo." Se dio la vuelta y se dirigió hacia el interior tan rápido como había salido. "Vamos," agregó, indicando a Chris para seguir mientras se deslizaba subiendo por las escalones. Chris siguió a la mujer de edad en el interior y se encontró en medio de una gran cocina. El aroma de las galletas horneándose la golpeó y había ya dos docenas más o menos enfriándose sobre la mesa. "Sólo será un segundo, cariño. Déjame sacar esta tanda." Chris observó a la mujer, en un fluido movimiento, abrió el horno, cogió la bandeja y cerró la puerta del horno con una patada rápida de su pie. La sonrisa de Chris se convirtió en una risa cuando la mujer tomó todos los diez segundos para agregar las galletas recién hechas al montón ya enfriándose. Chris admiraba la energía de esta mujer, especialmente en lo que sospechaba sería de unos setenta años. "El Sr. Hamilton dice que estarás aquí por un tiempo y que es probable que te gustaría tu privacidad, por lo que te he dado la cabaña ocho. Está pegada por sí 9

misma sin vecinos a la vista. Por supuesto, cuando el viento sopla a la derecha, puedes oír lo que está pasando en la número siete y viceversa," ella dijo, su voz cantarina haciendo a Chris sonreír. "Número ocho, ¿eh? Ahora mismo, sólo quiero una ducha." "Bueno, yo no iba a decir nada ... hoy en día, las mujeres que están deambulando por todas partes de las montañas no dan un pitido por su apariencia," ella dijo, sus manos colocadas firmemente en sus pequeñas caderas. "Porqué, en mi día ... bueno, no importa. Sé que estás apurada querida. Ropa de cama y toallas se recogen una vez por semana, Sábados por la mañana. Tú eres responsable de traer tu propia basura al contenedor. No la dejes fuera en la cabaña, osos obtendrás. El Sr. Hamilton tiene tu refrigerador abastecido con lo indispensable, él dijo, pero no he comprobado su significado de eso. Ya conoces a los hombres," ella dijo con un ademán. "Él también tuvo un poco de leña entregada para ti, pero no conseguirás en ninguna parte cerca del invierno. Ahora firma aquí," ella finalizó, señalando el formulario que había estado escribiendo. Las llaves colgaban delante de ella y Chris las tomó de los desgastados dedos. "Gracias." "Es una preciosa cabaña, Chris. Puedo llamarte Chris?" "Por supuesto." "Bien. Estoy segura de que te sentirás como en casa en muy poco tiempo." Ruth Henninger llevó a Chris afuera por la puerta tan rápido como le había jalado al interior, empujando una bolsa de galletas en la mano mientras ella apresuradamente recitó indicaciones a su cabaña. "El pago de la renta en el primer día de cada mes," dijo mientras Chris ponía en marcha su Jeep. Chris se sentó allí por un momento, al darse cuenta de que había dicho todo en dos frases y sin embargo se sentía agotada. Mary Ruth no estaba en ninguna parte a la vista y por un momento, Chris se preguntó si se había imaginado todo eso. Pero el 10

olor de las galletas recién horneadas decían lo contrario, por lo que se encogió de hombros y se dirigió hacia abajo a Spruce un poco más adelante, tomando la segunda a la izquierda en Pine, a continuación, a la derecha en Fir. El sinuoso camino simplemente desapareció en el bosque y terminó en el camino de entrada de la cabaña. "Privado y aislado. Gracias, Roger." 

Con la jaula de Dillon en una mano y la hielera en la otra, Chris se dirigió a su nuevo hogar, complacida de encontrar un par de cedros de incienso cerca. Se detuvo, metió la nariz en la corteza, inhalando profundamente, saboreando su aromático olor. Se dirigió a la parte trasera, sorprendida de lo acogedora que era. Una terraza cubierta siguiendo la longitud de la pequeña cabaña y había dos sillas de madera colocadas lado a lado, simplemente esperando por compañía. "Está bien, Tigre, vamos a sacarte." Dillon casi se escapó de su jaula, encontrando el lugar más cercano al descubierto para cavar y hacer sus necesidades. Chris abrió una cerveza y relajándose por un momento en los escalones, mirando a Dillon como él olfateó su nuevo entorno. Sólo le tomó un segundo para trepar por el pequeño abeto en la esquina de la terraza. Con cautela subió de rama en rama, de vez en cuando mirando hacia atrás para asegurarse de que Chris no le había dejado. "Eres un bebé," ella dijo. Lo llamó después de unos minutos, sin embargo. Necesitaba descargar el Jeep y quería desesperadamente una ducha. Un viaje al Jeep trajo una bolsa de lona y la caja de su cuarto de baño. La cabaña estaba cómodamente amueblada, con una mesa y cuatro sillas separando la cocina de la sala de estar. Una rápida inspección del refrigerador encontró que Roger había dejado cerveza, una bolsa de patatas fritas y un frasco medio lleno de salsa, nada más. "Lo indispensable, Roger?"

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Había un viejo sofá y una silla de gran tamaño, ambas frente a las ventanas mirando atrás hacia el camino de entrada. La chimenea, grande y funcional estaba perfectamente metida en la esquina y dos ventanas de buen tamaño cubriendo la otra pared, ofreciendo una vista de la terraza y el bosque más allá. Inclinando la cabeza, mentalmente reorganizó la habitación. Ella quería el sofá frente a la chimenea. Estaba satisfecha de encontrar un calentador de propano en la pequeña habitación. Atestada dentro había una cama de tamaño regular y una vieja, rayada cómoda de seis cajones con un igualmente viejo espejo colgando sobre ella. El resto del mobiliario del dormitorio era una mesita de noche alta y delgada con dos estantes de mimbre. El armario era más grande de lo que hubiera esperado y sostendría su limitado guardarropa sin ningún problema. El baño tenía dos puertas, una a la cocina y la otra a través de su dormitorio. Ella metió la cabeza y asintió con aprobación. Parecía recién remodelado y donde una bañera una vez tomó el espacio, una ducha fue instalada y estantes adicionales para el almacenamiento se alineaban en la pared. Ropa de cama y toallas limpias estaban dobladas cuidadosamente en un estante. El lavabo y espejo estaban casi nuevos y se echo un vistazo a sí misma, su reflexión indicando de nuevo la necesidad inmediata de una ducha. Se desnudó donde se encontraba, la sudorosa camiseta después los shorts y calcetines sucios. Dillon sentado pacientemente sobre el asiento del inodoro mientras ella dejaba que el agua caliente lavara casi cuatro horas de polvo. Lavando el pelo recordó que estaba bien más allá del tiempo para un corte. Quizás Roger podría recomendarle a alguien en la pequeña Sierra City. No se molestó en desempacar las pocas cajas que había exprimido en su Jeep. Poniéndolas dispersas en el piso de la sala de estar y las guardaría esta tarde. No había un montón de todos modos, algunos objetos personales, su pequeño reproductor de CD portátil y algunos libros. Ella nunca había sido una de juntar cosas, de todas formas. Había vivido en la vivienda del Servicio Forestal durante tanto tiempo, moviéndose con frecuencia, no tenía sentido adquirir artículos para el hogar propios. Trajo su ropa de verano con ella. Los artículos de invierno estaban almacenados en casa de un amigo en Yosemite. Chris los tendría enviados o haría el viaje de regreso a recogerlos más tarde. 12

Se puso unos shorts de senderismo limpios y una camiseta y salió a la terraza, dejando que la brisa seque su pelo. Se apoyó en la barandilla, escuchando los sonidos de los pájaros y el viento moviéndose a través de los árboles y oyó el débil sonido de agua corriendo. Con fluida gracia, ella se subió encima de la barandilla y aterrizó perfectamente en el suelo, largas piernas llevándola rápidamente en el bosque, buscando el sonido del agua. Encontró un pequeño arroyo, tres o cuatro pies de ancho en la mayoría de lugares, fluyendo más allá de ella en su camino para reunirse con el gran Gold Creek en la ciudad, luego finalmente vertiendo en uno de los muchos ríos de la zona. Probablemente el Bear River, pensó. Un sonido a su derecha la trajo alrededor y dos ardillas se apresuraron por delante, haciendo caso omiso de ella mientras se perseguían alrededor de un gran abeto. Ella sonrió. Eso mantendrá a Dillon ocupado. Él era el único gato que ella sabía que no tenía absolutamente ninguna habilidad de caza. Lo más cerca que había llegado a capturar algo fue cuando un colibrí había volado en una ventana y yacía aturdido en el suelo. Ella había agarrado al ave justo cuando Dillon estaba a medio ataque repentino, su mirada de decepción suficiente para hacerla reír a carcajadas. Ella sonrió ante el recuerdo, sin pensar que era extraño en absoluto que Dillon permaneciera como su amigo más cercano después de ocho años. Ella alzó la vista hacia los árboles y suspiró. Ningún sentido ponerse sentimental y emocional ahora. Todavía no cambiaría el resultado. Se volvió e hizo el viaje de regreso a la cabaña, haciendo una pausa al lado de la terraza por un segundo. Era encantador. Nada como las cabañas en Yosemite, construida justo encima de la otra en pequeños grupos. Esto sería casi como una casa, algo que no había tenido en años. Capitulo Dos Roger estaba de espaldas a la puerta señalando al gran mapa de los senderos clavado en la pared, dos excursionistas escuchando atentamente. Chris asintió en Kay, luego se dirigió al mostrador para escuchar. "Una vez que llegue a la primera bifurcación, Ridge Trail vira a la izquierda. Es muy empinada y no le recomendaría esto tardío en el día. Tome el atajo de Lake Trail. Es solamente cerca de dos millas de ida y vuelta, fácil de andar y terminará justo de nuevo en el comienzo, siempre que no se pierda de vuelta." 13

Chris sonrió. No había visto a Roger en casi diez años y habían hablado sólo un puñado de veces durante esos años, pero era como si el tiempo no hubiera pasado en absoluto. Su pelo era todavía rubio arenoso, llevado un poco demasiado largo. Su bigote todavía mezclado con el rastrojo de unos días y él todavía era más bajo que ella. Como si sintiera su presencia, él se volvió, la sorpresa evidente en sus ojos. "McKenna?" "Hola, Roger," ella dijo arrastrando las palabras, ofreciéndole su mano. Él la tomó, entonces la agarró en un abrazo de oso. "Mi Dios, McKenna, te ves genial!" "Bueno, finalmente perdió grasa mi bebé," ella dijo, acariciando su vientre plano. Cuando ella había conocido a Roger, había tenido por lo menos quince libras de más. Él, también, parecía estar en gran forma. "Qué le pasó a tu panza de cerveza?" "Comencé a correr, si puedes creer eso," él dijo y se rió. "Maldita sea es tan bueno verte, McKenna. Me alegro de no tener que llamar al equipo de voluntarios SAR para encontrarte." "Tus indicaciones apestan, Roger." "Sólo prueba tus habilidades de rastreo, McKenna." Él la envolvió con un fuerte brazo por los hombros y la llevó detrás del mostrador. "Vamos atrás. Vamos a ponernos un poco al día. Kay me dijo que viniste y te envió a la cabaña." "Necesitaba una ducha. Y Roger, la cabaña es genial. Gracias." Ella tomó el asiento que él le indicó frente a su escritorio. "Pequeña, pero privada. Pensé que te gustaría." Él se echó hacia atrás en su silla y descansó cómodamente las manos cruzadas detrás de la cabeza y la estudió. "Qué?" 14

"Nunca pensé que dejarías Yosemite." "Nunca pensé que lo haría, tampoco. Pero estaba demasiado concurrido y ocupado para mí. Cada maldito fin de semana era como el 4 de Julio en Yellowstone." Roger se inclinó hacia adelante entonces, apoyando los brazos sobre el desordenado escritorio delante de él. "No tendrás ese problema aquí, aunque estamos más concurridos cada año. Tahoe ya no es más un soñoliento pueblo pequeño y la gente que quiere paz y tranquilidad oyen sobre Sierra City. Le dicen a dos amigos y así sucesivamente. He estado aquí seis años, McKenna, y ellos sólo me han permitido una mayor posición en ese momento. No estaría consiguiendo SAR ahora si esos tres esquiadores no se hubieran perdido y murieran esta primavera. Demonios, tuvimos dos puñeteros voluntarios y yo buscándolos." "Lo siento, Roger." "Sí. Pero sucede. Lo que estoy diciendo es, no creo que vayas a ser estrictamente SAR. Todos llevamos muchos sombreros aquí. Aunque recuerdo tu aversión a ser un guía turístico." Un cómodo silencio siguió mientras se miraron entre sí, a continuación idénticas sonrisas tocaron sus caras. "Te he echado de menos," ella dijo. "Demonios, yo también." Luego él se inclinó hacia adelante. "Recuerdas ese viejo bar en Gardiner, al otro lado de la frontera de Wyoming?" "Oh, sí," ella asintió. "Ahí es donde me enseñaste a beber." "Mi culo. Tú podrías beberme debajo de la mesa. Tenemos el Rock House Cafe aquí. La Rock, como la llaman los que viven aquí, es el único bar de la ciudad. Deja que te invite una cerveza fría. Tal vez permanezcamos el tiempo suficiente para la cena. Tienen excelentes filetes." "Acepto, pero ... voy a tener que saltar los filetes. Soy vegetariana," ella le dijo. "McKenna? Una vegetariana? Qué demonios te pasó?" 15

Ella se rió. "Alguna mujer me convirtió hace un tiempo atrás." "Sin duda. Y esta mujer era alguien especial?" él preguntó con una sonrisa. "Ella era," Chris estuvo de acuerdo. "Pero ya no más?" Chris no respondió por un momento, en realidad no queriendo sacar todo ese pasado. Hacía tanto tiempo, de todos modos. Pero Roger era Roger y ella recordó cuando él le había ayudado a través de su primera ruptura, sólo unos meses después de que ella lo había conocido. Ella levantó la vista y se encontró con sus ojos, sabiendo que él estaba recordando eso, también. "Han pasado ocho años," ella finalmente dijo. Él levantó las cejas. "Mala separación?" Chris se rió. "Me comporte como una completa idiota," ella dijo. "Jodidamente cerca de perseguirla a San Francisco." Roger se rió también. "Si recuerdo, McKenna, tú siempre eras la que estaba siendo perseguida." "Sí, bueno, estaba enamorada," ella dijo dramáticamente. Se rascó una picazón inexistente en la parte posterior de su cuello antes de continuar. "En realidad, ella decidió que le gustaban los hombres mejor. Habló de un golpe a su ego," ella dijo. "Lo siento, McKenna." Ella se encogió de hombros. "Bueno, este particular hombre era el hijo único de un padre millonario. Quién puede culparla?" ella dijo sarcásticamente. "Las mujeres son volubles," Roger murmuró. "Quién las necesita." Chris sonrió. "Eso quiere decir que estás soltero?" 16

Roger sonrió. "Diablos, no. Tengo una mujer aquí en la ciudad. Yo sólo estaba tratando de hacer que te sientas mejor." "Muchas gracias. Creo que voy a tomarte la palabra de esa cerveza ahora." "Claro. Y vamos a ver si Dave puede preparar algo para ti." Capítulo Tres Ella entró precipitadamente, apenas haciendo una pausa en el escritorio de la recepcionista en su camino más allá. "Ella está disponible?" "Sí, Sra. Stone, ella ha estado esperando." Jessie llamó suavemente a la puerta, y luego metió la cabeza en el interior, la sonrisa de disculpa a su terapeuta. "Jessie. Entra." La sonrisa de la Dra. Davies fue breve. "Llegas tarde. Una vez más," ella agregó. "Lo siento, Doc. No me pude zafar." Jessie echó el bolso en la silla de enfrente antes de sentarse. Después de todos estos meses, todavía estaba nerviosa cada vez que visitaba a la Dra. Davies. Cada vez que se las arregló para mantener su cita, esto es. Se suponía que iba a ser más fácil, se dijo, pero había algo acerca de enfrentarla semana tras semana, sabiendo que la buena doctora conocía todos los detalles íntimos de su vida. Bueno, aquellos que ella compartía, de todos modos. "Faltaste la semana pasada. Otra vez." La Dra. Davies se inclinó hacia delante, apoyando los codos sobre el escritorio. "Estaba preocupada. Después de nuestra sesión de la última vez, parecías molesta."

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"Siempre parezco molesta." Jessie se echó hacia atrás en su silla, su tobillo descansando casualmente en su rodilla y distraídamente hizo girar la agujeta de sus Reebok negras. "Sólo estoy tratando de concluir el libro. Me involucro tanto, los días solamente pasan. Sabes cómo es." "Así que no has pensado en lo que sugerí?" Jessie tragó saliva nerviosamente, sus ojos moviéndose rápidamente alrededor de la habitación, rebotando en las pinturas y grabados ahora familiares que adornaban las paredes, enfocando en todas partes excepto en su terapeuta. "Puedo ver que lo has hecho," la Dra. Davies dijo en silencio. "No, sólo no me veo volviendo a Sierra City después de todo este tiempo. Yo muy bien podría terminar como un personaje de uno de mis libros." La Dra. Davies se rió un poco. "Tú ya eres un personaje en uno de tus libros. Varias veces, creo." Ella hizo una pausa antes de continuar. "Has estado viniendo a mí durante casi dos años, Jessie. Odio admitirlo, pero hemos avanzado poco. Tal vez enfrentar a tu madre ..." "Ella no es mi madre," Jessie escupió. "Lo siento. Annie. Creo que si tú regresaras, la enfrentaras, hablaras con ella, obtendrías algún tipo de cierre en esa parte de tu vida, entonces podemos ir hacia adelante a partir de ahí." Jessie se quedó mirándola, sin parpadear, luego dejó que sus ojos se deslizaran lejos. Seis terapeutas en los últimos cinco años y todos excepto uno habían sugerido que regresara a .. verla. Entonces Jessie irónicamente movió sus ojos hacia el techo. Por supuesto, el solitario inconforme había sugerido a Jessie ver un psiquiatra, haciendo alusión a la hospitalización, poco después de que ella había leído el último libro de Jessie y su representación gráfica del asesinato. "Vamos a darle un poco de seriedad al pensamiento, Jessie. No estoy sugiriendo que regreses para reconciliar, sólo estoy sugiriendo que vayas a verla y hablar sobre lo que pasó, decirle lo que sientes por ella."

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"Oh, créeme, ella sabe cómo me siento." La Dra. Davies asintió. Jessie podía ver la frustración en los ojos de la doctora por primera vez y de repente entendió por qué todos sugirieron lo mismo. Hicieron progresos sólo hasta cierto punto, entonces cada sesión consistió en un refrito de la vieja materia una y otra vez. Jessie sospechaba que ellos simplemente se cansaron como ella de discutir la misma cosa hasta golpearlos a morir, sólo para ver que la vida la encuentra de nuevo la próxima semana. "Ya han pasado dos semanas desde que hablamos, pero sé que estás terminando tu libro. Has salido?" Jessie asintió. "Un par de veces." "¿Y?" ella pinchó. "¿Y qué?" Jessie se levantó rápidamente, haciendo crujir los papeles sobre el escritorio de la Dra. Davies mientras caminaba pasando. "Nada ha cambiado, Doc. No encuentro de repente una conciencia y un juego de moralidades en las últimas dos semanas." "Dime lo que pasó." Jessie paseaba adelante y atrás en la gran oficina, recordando los dos encuentros. Ella sacudió su cabeza. Odiaba esta parte. Así que trató el enfoque casual. "Sólo conocí nuevas amigas en el bar, ya sabe. No es gran cosa. Una era incluso bastante agradable," Jessie agregó. "Y la llevaste a tu casa?" Jessie la miró fijamente. "Es una broma? No me gustaba tanto." La Dra. Davies se echó hacia atrás en su silla y observó a Jessie ir y venir. "¿Y por qué crees que no la has invitado a tu apartamento?"

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Jessie se volvió hacia ella. "Por qué me preguntas eso cada semana? Ya te he dicho, no me gustan mucho. No las quiero en mi casa. Era sólo sexo." La Dra. Davies señaló la silla frente a su escritorio. "Siéntate, Jessie, me estás mareando." Cuando Jessie finalmente se sentó en la silla, continuó. "Por lo menos recuerdas sus nombres?" "No recuerdo preguntarlo," Jessie respondió. La Dra. Davies suspiró con cansancio. "No necesito decirte cuán destructivo es esto, no sólo para tí misma sino para esas mujeres también." "Oh, por favor. Estas mujeres van de buena gana. No están en busca de amor, Doc, sólo una rápida liberación y entonces vuelven ahí afuera." "Estás segura? Ninguna de estas mujeres están en realidad atraídas por ti? Ninguna de ellas tomó un gusto por lo que hay dentro de tí?" "Qué puede gustarles? No soy una persona agradable," Jessie admitió. La Dra. Davies se detuvo, estudiándola, y Jessie se movió nerviosamente, sólo apenas hablando a sí misma de salir huyendo de la habitación. "Regresemos, Jessie," la Dra. Davies sugirió. "Hemos hablado de tu infancia y tu vida adulta. Siempre pareces saltarte tu adolescencia." Jessie se encogió de hombros, su cerebro desesperadamente tratando de recuperar recuerdos. "Dime sobre ... el noveno grado," la Dra. Davies sugirió. "No recuerdo nada especial. Sólo a partir de la escuela secundaria." "Novios?" "No." "¿Qué pasa con las fiestas de cumpleaños?" 20

"No." "¿Estabas en algún club?" "No que yo recuerde." "Bueno, qué hiciste en la escuela secundaria?" "Hacer? No hice nada. Fui a la escuela." "Jessie, debes haber tenido algunas actividades al aire libre. Qué hay en casa? Qué hiciste para entretenerte?" Jessie la miro con dureza, tratando de leer detrás de las preguntas. "No recuerdo haber hecho algo." "Qué hay de tu padre? Lo recuerdas cuando eras una niña. Qué hay después? Todavía acampabas con él, pescando?" Jessie sacudió la cabeza. "No. Él murió." "Tenías diecisiete años cuando él murió. Y antes?" Jessie se encogió de hombros. "Estoy segura de que él estaba allí," ella murmuró. "No tengo ningún recuerdo de él entonces." "Qué hay de tu madre? Annie?" "Que hay de ella?" "Estaba allí cuando llegabas a casa de la escuela?" "Ella estaba allí. Eso era todo. Ella no se preocupaba por mí." "Por qué crees que no se preocupaba por tí?" "No le importaba lo que me pasara," Jessie dijo voz alta. "Ella sólo ... simplemente no le importaba." 21

"No preguntaba acerca de tus calificaciones?" "No." "Qué hay de tu padre? Estaba preocupado por ti?" Jessie movió los ojos alejándolos, aterrizando en un cuadro familiar detrás de la cabeza de la doctora. "No recuerdo. Supongo." La Dra. Davies suspiró y apoyó los codos en su escritorio, lentamente quitándose sus gafas. "Jessie, podemos seguir una y otra vez con estas preguntas ... y debemos. Pero tus respuestas son siempre las mismas. No te acuerdas. Por qué no lo recuerdas, Jessie?" "No crees que me pregunto eso?" La Dra. Davies asintió. "Sé que lo haces. Por qué otra cosa podrías estar buscando mi ayuda? Voy a sugerirlo de nuevo, Jessie. Regresa. Ve a verla. Pregúntale." "No sé lo que le diría," Jessie murmuró. "Jessie, si alguna vez esperas encontrar paz en tu vida, para encontrar la felicidad, para encontrar a alguien para construir una vida, entonces tienes que lidiar con tu pasado. Y no estamos tratando con él. Huiste de ello hace tantos años y todavía estás huyendo. Por eso debes regresar y enfrentar tus miedos. Entonces tal vez puedas comenzar a tener una verdadera vida aquí." Jessie se dejó caer hacia atrás, la cabeza colgaba atrás mientras miraba al techo. Mierda. "No he hablado con ella desde que tenía diecisiete años. Durante dieciséis años, casi diecisiete. Ni siquiera sé si todavía está ahí," dijo débilmente.

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Capítulo Cuatro "McKenna, cómo te metiste en esta línea de trabajo, de todos modos?" Bobby Daniels estaba jadeando y luchando por mantenerse con Chris mientras caminaban la parte empinada de Fire Lookout Trail. "Comencé trabajando en los veranos en Yellowstone durante la universidad. Ahí es donde conocí a Roger." Ella siguió caminando, sonriendo un poco cuando Bobby se deslizó sobre una roca. "La primera vez que me contrataron, Búsqueda y Rescate seguía siendo en su mayoría voluntarios o eran personas del condado o del estado. Yellowstone finalmente contrató a un par de trabajadores a tiempo completo, pero Yosemite fue uno de los primeros en contratar a un equipo regular de SAR," ella dijo, continuando hasta la colina. "Hey, ve más lento, quieres?" Chris se detuvo y se apoyó en un árbol, haciendo una pausa para recuperar el aliento. Tres semanas de caminar estos senderos y ya sentía como que los conocía mejor que Bobby, quién había estado viviendo aquí desde hace dos años. Él se había graduado de la universidad en Sacramento y quería tener un verano fuera por lo que había venido aquí para trabajar en el Pine Creek Lodge. No se había ido todavía. De hecho, Bill y Peggy Witt, los propietarios de la casa de huéspedes, trataban a Bobby como a su propio hijo. Pero Chris tenía una cualidad para las indicaciones, siempre la tuvo. Era casi como si tuviera una brújula en la cabeza. La primera semana que estuvo aquí, un paciente de Alzheimer de setenta y dos años de edad resultó desaparecido. Ella, Bobby, y el único otro voluntario SAR, Greg Manning, habían peinado los senderos solo el primer día, agregandose voluntarios de la ciudad hacía el final de la tarde. Ella imaginó que anduvo cada sendero esos dos primeros días. Recordó cada paso. Al mediodía en el segundo día, empezaron a buscar en el bosque fuera de los senderos principales. Ella finalmente lo encontró, a sólo dos millas fuera del sendero. Él había pasado el tiempo acurrucado contra el tronco de un árbol y para el momento en que llegó a él, él estaba completamente incoherente. Él tuvo que ser sedado antes de que pudieran caminar de regreso a la cabaña. Desde entonces, ella sólo había tenido otra 23

búsqueda, que implicaba a un niño de diez años de edad con epilepsia. Ella y Bobby lo encontraron esa misma tarde. Él estaba bien, sólo perdido. "Sabes, pasas una gran cantidad de tiempo aquí para un voluntario, Bobby. Por qué no has conectado con el Servicio Forestal todavía?" "Nos arreglamos el año pasado. Roger esta tan falto de personal, él pensó que podrían autorizar otra posición aquí, pero me dijeron que no había suficiente dinero. No si Roger quería conseguir SAR aquí, también. Y, por supuesto, ellos acababan de traer a Hatcher el año anterior." Bobby se encogió de hombros y miró hacia el bosque. "Es decir, podría haber conseguido ser contratado. Cuando alguien ha estado tanto tiempo como Roger te recomienda, es un seguro, pero no quería el traslado. Podría haber ido al sur de Sequoia o en algún lugar en Oregon, pero esto se ha convertido en hogar. Y realmente no estaba interesado en emplearme como mantenimiento." Chris asintió. "Por lo tanto, con educación universitaria y trabajar en una casa de huéspedes. No es eso la vida?" Bobby sonrió. "Hago lo suficiente para pagar mis préstamos estudiantiles y tengo alquiler gratis. Y es mucho mejor que esa mierda de trabajar en un rascacielos, eso es seguro." "Puedes imaginar la lucha contra el tráfico cada maldito día para llegar a tu trabajo, sólo para estar encerrado dentro de algún deprimente edificio durante ocho horas?" "Sí. Luego el tráfico todo el camino a casa de nuevo, también." Bobby  juguetonamente tiró una piña a ella. "Tenemos esto arreglado aquí, McKenna. Lo sabes?" Chris estuvo de acuerdo. "La paga no es tan grande pero mira esta vista." Ella se giró en un círculo completo, sus ojos siguiendo la escarpada cara de Sierra Buttes al oeste, perfilada perfectamente contra el cielo azul, azul, luego de vuelta por el sendero que acababan de andar. Hermoso.

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La radio rompió la estatica sólo segundos antes de que la voz de Roger perturbaba el silencio. "McKenna?" "Sí," ella dijo, tomando el radio de la funda en su cadera. "Cuál es tu 10-20? (Ubicación)" "Fire Lookout Trail." "A qué distancia? Ya has pasado el límite del lago?" "Sí. Estamos un poco más allá de la parte empinada donde se nivela," ella dijo. "Necesitas que bajemos?" "No. Arriba. Tengo una madre frenética aquí. Sus dos muchachos iban a ir de excursión a la torre. Se suponía que estarían de regreso por ahora." Chris y Bobby intercambiaron miradas. "Nadie se registró en la ruta de salida," ella le dijo a Roger. "No. Ellos habrían comenzado en Lake Trail y acortaron a través. Tengo a Matt cubriendo ese." Él hizo una pausa sólo el tiempo suficiente para que Chris notara su frustración. "Además, ellos probablemente no supieran del registro." "Lo que significa?" "Son jóvenes, McKenna." "Que tan jovenes?" "Escuela primaria." "Escuela primaria? Jesucristo, quién permite que los niños vayan de excursión ..." Roger se aclaró la garganta. "McKenna, ella ya ha escuchado eso de mí." 25

"10-4 (Enterado). Voy a radiar de la cima." Ella ya estaba cruzando a zancadas, mientras ponía la radio de vuelta en su funda. "Vamos, Bobby," ella dijo por encima del hombro. Quince minutos más tarde, llegaron a la cima de la cresta, la vieja torre de bomberos a la vista. Se detuvieron para recuperar el aliento mientras Chris buscaba con sus binoculares. "Están bajo la torre," ella dijo. "Mierda. Uno esta boca abajo. Maldita estúpida madre dejarlos ir por sí solos," ella murmuró mientras corría hacia ellos. "Es probable que la convencieron de que eran lo suficientemente mayores," Bobby  jadeó detrás de ella. "Ya sabes cómo son los niños hoy en día." "En realidad, creo que es cómo son los padres hoy en día. Se ven todos de ocho años de edad." Ella tenía su mochila fuera a la vez que los alcanzó, aliviada al ver a los dos chicos conscientes. "Hola chicos," ella dijo. El niño acostado tenía sangre en la frente y el otro obviamente había estado llorando. Ella le tocó el brazo con suavidad. "Que le pasó?" "Se cayó," él dijo, limpiándose la nariz con la manga de su camiseta. "Desde la torre?" "Sí," él susurró con voz temblorosa. Ella sacudió la cabeza, pero se mordió la lengua. Eran las ocho y diez, supuso. ¡Jesucristo! Aquí arriba solos. La madre es la que necesitaba un buen azote en el trasero. Ella se inclinó hacía el niño en el suelo. "Puedes mover los brazos? Las piernas?" El podía. Ella tomó el botiquín de primeros auxilios de su mochila y limpio la pequeña herida en la cabeza. Al parecer, él golpeó una roca al caer. Chris supuso que había

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estado noqueado o de lo contrario habrían intentado dar una caminata hacia abajo. Ella se giró de nuevo al más grande. "Cuánto tiempo ha pasado?" ella preguntó en voz baja. "Un largo tiempo," él dijo antes de que empezara a llorar de nuevo. "Pensé que estaba muerto." "Y pudo estarlo. Eso fue algo estúpido de hacer." Ella le entregó la radio a Bobby. "Hazle saber a Roger que los encontramos." Ella puso antiséptico en el corte del chico y asintió con la cabeza cuando él saltó. Por lo menos sus reflejos parecían ser normales. Ella puso dos vendajes de mariposa antes de hablar. "Cuál es tu nombre?" "Soy Kyle. Él es Kurt," el mayor dijo, señalando a su hermano que ahora estaba sentado. "Él habla?" "Sí." "Kurt, que tan alto estabas?" "Nos arrastramos sobre el alambre," él susurró "Jesucristo! Te podrías haber roto el cuello. No lo sabes? Hay una razón para esa señal, una razón por la que esos pasos están cerrados." Ella los miró fijamente, tratando de hacerles comprender la suerte que tenían de estar ilesos. "Excursión hasta Ridge Trail. Puedes estar de pie sobre una roca y ver por siempre. Al igual que allá arriba," ella dijo, señalando a la torre. "Pero no se te ocurra venir aquí de nuevo. Me oiste?" "Sí, señora," ellos dijeron, los labios temblando, ojos lagrimeando de nuevo.

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"McKenna, Matt está aquí," Bobby dijo, señalando a la figura solitaria caminando hacia ellos. Si había una persona que a Chris le había tomado un instante en gustarle, era Matt Henderson. Sin importar cuál sea la circunstancia o situación, Matt tenía una sonrisa en su rostro. Él había estado en Sierra District cuatro años y era muy respetado en la ciudad y dependía de Roger para manejar incluso las tareas más mundanas. Él los saludó ahora con un ademán y una sonrisa, su largo cabello atado en una cola de caballo y rebotando sobre su cuello mientras caminaba. "Encontraron a los pequeños monstruos, eh? Hola chicos. Cómo nos sentimos?" Chris sonrió y dio un paso fuera del camino, trayendo a Kurt alrededor de Matt para inspeccionarlo. "Tiene un buen corte aquí," ella dijo. "Probablemente un dolor de cabeza, también." "Puntadas?" "Necesitara algunas," ella dijo. Ante la mirada horrorizada de Kurt, se rieron. "Agradece que sólo sean puntadas, Kurt. Podriamos sacarte de aquí en helicóptero." "Vamos a llevarlos de vuelta de la forma en que subiste," Matt sugirió. "Va a ser más rápido y todo cuesta abajo." "Ve por delante. Voy a mostrar el atajo a Ridge Trail de Bobby." Ella se dirigió por el camino en el que Matt acababa de llegar y dejo a Bobby todavía hablando. Él corrio detrás de ella, alcanzandola justo cuando ella desapareció entre los árboles. "Hey, espera, McKenna!" "Bueno, vamos, se está haciendo tarde." "Ellos son los cuartos este verano," él jadeó a su lado. 28

"Entonces por qué diablos esta la cosa todavía en pie?" "Es viejo, supongo. Construido en 1906, Roger dice. Algunos piensan que deberíamos abrirlo, así la gente podría caminar por las escaleras en vez de subir por encima del alambre." "Eso está muy bien," ella dijo con sequedad. "La torre es de cien pies de altura. Eso va a ser bonito." "Fue sólo un pensamiento, McKenna. No es como que tenemos el personal para vigilar, de todos modos." "No. Y no parece que el alambre está haciendolo muy bien." Bobby la detuvo con un tirón en su manga y señaló hacia el bosque. "Ahí." "Dónde?" "Qué te dije de buscar?" "La roca con la cara en ello," ella dijo, sus ojos mirando por encima de las rocas que bordean el sendero. Después ella se rió. "Una cara, mi culo." Bobby empujó su brazo juguetonamente. "Pero si la encontraste." Ella se abrió paso cuidadosamente a través de las rocas, encontrando el sendero bien oculto entre dos abetos. "Astuto," ella dijo. Bobby se encogió de hombros. "Bueno, no lo hice," él admitió. "Pero es aproximadamente cuarenta y cinco minutos más corto que tomar Ridge Trail en todo alrededor. Si no te importa subir unos cuantos peñascos en el camino abajo."

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"Pero no aparece?" ella preguntó. "Oh, Dios, no. Es todo cuesta arriba. Esto es estrictamente un atajo en el camino de retroceso." Llegaron a Lake Trail en poco tiempo y lo siguieron en torno al comienzo del sendero. Chris arrojó su mochila en el jeep y sacó una botella llena de agua detrás del asiento. Ella tomo un trago, luego le entregó la botella a Bobby. Él se la devolvió después de su turno, y luego se quedó mirando a Chris silenciosamente. "¿Qué?" ella preguntó finalmente. "Matt. Le gustas." "Sí? Y? Me gusta, también." "No, quiero decir, ya sabes, que le gustas." Chris se rió. "Quieres decir como del tipo parecido chico-chica? No somos un poco grandes para esto?" "No es como que él me ha dicho nada ni me ha pedido que te diga. Sólo te digo, ya sabes. Además, creo que harían una linda pareja." Chris volvió a reírse. "Lamento decepcionarte, chico, pero estoy realmente en el tipo de relaciones chica-chica." Bobby la miró, sus ojos muy abiertos. "Pero, Roger dijo que debería seguir adelante  y decirte, él dijo que eras tan hetero como los demás." "Entra, quieres?" Chris arrancó el jeep y se alejó, dejando que el viento enfríara su acalorada cara. "Roger estaba simplemente teniendo un poco de diversión, Bobby. Al parecer, no se necesita mucho para divertirlo," ella dijo con sequedad. "Por lo tanto, tú y Matt, van a salir, supongo?" Chris sonrió. "Tiene él una hermana?"

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Capítulo Cinco Ella estaba sentada en el sofá leyendo esa noche cuando Roger llamó a su puerta. "Hey? Puedo unirme a ti?" Él sostuvo un paquete de seis de cerveza. "Por supuesto, adelante." Ella tomó la cerveza y las puso en el refrigerador, dándole a él una fría de las suyas. "La Sra. Patterson quería darme las gracias por la búsqueda de sus hijos esta tarde." Él se sentó a su lado. "Ellos dicen que tuviste un poco de mal genio y que les gritaste." "Yo? Difícilmente. Espero que le gritaras a la madre, sin embargo." "Oh, sí. No creo que ella vaya hacer algo así de nuevo." "Por cierto, gracias por fomentar a Bobby para hacer de casamentero. Hetero como los demás, ¿eh?" La risa de Roger sacudió los cristales de las ventanas y Chris se le unió. "Bobby continuaba sobre ti y Matt pero sospechaba que podrías ser homosexual y que era una pena, y así sucesivamente que yo sólo quería que se callara acerca de eso. Le dije que te dijera porque eras un poco densa cuando se trataba de los hombres." "Muchas gracias. Creo que rompí su corazón." "Él idolatra a Matt. Si no lo conociera mejor, pensaría que esta enamorado de él." "Tal vez lo esta." "No lo creo, McKenna. Le conseguimos a Bobby una pequeña chica en Reno." Él recogió el libro que ella estaba leyendo y sonrió. "J.T. Stone. Has leído los seis de ella?" "No, este es sólo el tercero. Y tú?" 31

"Sí. Ella es de por aquí, sabes." "De verdad?" Chris se tiró a la espalda y miró la foto de la autora por centésima vez, mirando brevemente en los ojos muy oscuros que le devolvían la mirada. "Aquí dice, que ella es de Nueva York." "Bueno, ella creció por aquí. Su madre aún vive aquí." Él tomó el libro de ella y miró la foto de J.T. Stone. "Jesse Stone. Todavía tan hermosa. Trágica historia, de verdad." "El libro?" "No, su vida. Su madre, también. Annie." "La señora ermitaña, como Kay la llama?" "Ella no es realmente una ermitaña, no como lo que ellos llaman en los viejos tiempos, de todos modos. Ella simplemente prefiere su propia compañía y no le gusta salir. Yo era amigo de ella y Jack cuando trabajé aquí en los años setenta, antes de irme a Tahoe. Jack Stone era el Supervisor Regional por este distrito." Chris estaba intrigada. Desde que había recogido uno de sus libros y visto la imagen en la parte de atrás, ella había tenido curiosidad por J.T. Stone. Sus libros eran oscuros, misteriosos. Su imagen en la parte de atrás era misteriosa, también, y sus ojos casi negros revelaban poco, tal vez añadiendo al misterio. "Bueno, cuentame la historia," dijo, metiendo sus piernas debajo de ella y tirando a Dillon en su regazo. "Jessie era una adolescente cuando la conocí. Jack era mayor, ya en sus mediados de los cincuenta, pero nos hicimos amigos. Él podía divertirse, ese sería. Muy rara vez se le veía en público con su esposa. Esa sería Annie. Creo que por eso la gente la llamaba una ermitaña. Ellos asumieron que ella no quería salir, cuando en realidad, Jack no lo permitía. Él la controlaba totalmente, hasta alejar a Jessie de ella." "Qué quieres decir, alejarla de ella?"

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"Bueno, él ya tenía cuarenta cuando ella nació. Esa chica no podía hacer nada incorrecto en sus ojos. Si Annie trataba de disciplinarla, Jack estaba allí para llevársela con él, en los senderos, a pescar, algo que la mantuviera lejos de Annie. Así que, naturalmente, Jessie creció siguiéndolo por todas partes y tenía poco que ver con su madre. Jack no le permitía a Annie para acompañarlos, ya ves. Él decía que era su tiempo de calidad con su pequeña. Ahora, mucho de esto lo he sabido de Annie lo largo de los años. Jack nunca me dijo todo eso." "Abuso?" Chris preguntó. "Qué?" "Jack. Abuso sexual. Con la chica," Chris sugirió. "Jack? Oh, no," Roger dijo. "Él amaba a Jessie." Chris levantó una ceja. Con lo poco que Roger le había dicho, ella apostaría cien dólares que este Jack no era simplemente aficionado a su niña. "Sabes lo que quiero decir. Él no le haría daño. Él la adoraba." "Está bien," Chris dijo, todavía escéptica. "Entonces dime el resto." Chris estaba disfrutando de la historia. Ella tenía un ridículo enamoramiento adolescente sobre la autora ya, todo de sólo una imagen. Quizás Roger podía darle una idea de la personalidad de J.T. Stone. "Bueno, no hace falta decir, Jack y Annie no tenían exactamente un matrimonio ideal. Jack tenía novias por todo el lugar. Todo el mundo sabía de ellas. Incluso Annie. Por supuesto, Jessie nunca lo supo. Bueno, Annie empezó a ir a San Francisco más y más y Jack descubrió que tenía un hombre allí. Tuvieron una terrible pelea a gritos, él la llamó puta, mala madre, lo que quieras. Annie dijo enseguida de él acerca de todas las mujeres que él tenía a su lado y cómo su matrimonio era una farsa. De todos modos, pensaron que Jessie estaba fuera, pero escuchó todo el embaldosado. Ella habría tenido dieciséis años, creo. Tal vez más. Annie dijo que Jessie sólo le dijo una cosa. Ella dijo: "Entonces, todo esto es tu culpa." Bueno, Jack se llevó a Jessie. La llevó de excursión o algo así. Llegó a casa como si nada hubiera sucedido. Al día siguiente, se puso a trabajar de manera normal y no volvió a casa. Lo encontramos 33

tirado en el fondo de Milford Canyon. Él había caído de la saliente arriba en Ridge Trail." "Jesús. Saltó?" Roger se encogió de hombros. "Quién puede decir? Annie cree que sí. Yo también." "Por qué?" Ella se levantó para conseguir otra cerveza, derramando el resto de su tibia. "Annie piensa porque no pudo soportar la idea de que Jessie descubriera sobre todo las mujeres que él tenía al lado. Creo que no podía soportar la idea de que sus amigos se enteraran de que Annie había estado engañandolo. Eso le habría hecho menos un hombre, ya ves." "Así que te matas?" "Bueno, yo no, no. Pero tendrías que conocer a Jack." "Entonces qué le pasó a Jessie? Ella descubrió que no era más que un mentiroso?" "Después de que lo encontraron, Jessie culpó a Annie por su muerte, supongo. Cuando cumplió diecisiete años, se fue y no ha vuelto desde entonces. Dieciséis, diecisiete años, probablemente." "Ella no ha visto a su madre?" "Ni siquiera ha hablado con su madre," Roger dijo. "No es de extrañar que la madre es siempre la primera en ser asesinada en sus libros. Y no muertes muy agradables, tampoco," Chris añadió. "Sí, lo sé. Pero Annie está bien ahora. No estoy seguro de cómo sobrevivió los primeros años, pero ella es una mujer fuerte." "Me gustaría conocerla, Roger. Kay dice que tomas sus comestibles y otras cosas."

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"Sí. Voy a verla una vez a la semana o así. Antes de venir de nuevo aquí, ella sólo va a la ciudad cada dos meses y abastecerse, entonces nadie la vuelve a ver hasta la próxima vez. Así es como la cosa del ermitaño pegó. Podemos ir a verla mañana, si quieres. Creo que a ella no le importaría." 

Annie estaba sentada en el porche, un grueso libro yacía en su regazo, cuando se dirigían hacia arriba. Ella saludo dos veces, luego se levantó a su encuentro. "Por qué, Roger, que sorpresa." Ella se volvió hacia Chris. "Hola. Soy Annie Stone." Su voz era tan fuerte como su apretón de manos y Chris sonrió cortésmente. "Esta es Chris McKenna, nueva Búsqueda y Rescate. Y una amiga," él agregó. "Finalmente conseguiste tu SAR, Roger? Bien. Bueno, estoy encantada de conocerte, Chris McKenna. Entren. Tengo té fresco preparado. Hace mucho calor afuera, verdad?" Chris intercambió una mirada con Roger mientras la seguían dentro. Que mujer agradable, Chris pensó. Absolutamente nada como se había estado imaginando. Chris miró alrededor de la casa bien cuidada, haciendo una pausa en la sala de estar antes de seguir a Roger y Annie a la cocina. Las paredes estaban atestadas con pinturas y muchas otras se hallan esparcidas alrededor, algunas apoyadas en la pared. Miró más cerca y vio el nombre de Annie escribió en la parte inferior. "Oh, no mire demasiado estrechamente, Chris. Eso es sólo mi pasatiempo. Algunas de mis mejores los he colgado, pero las demás ... bueno, me estoy quedando sin espacio en mi estudio." Ella señaló a la pila apoyada en la pared. "Esas están en camino hacia el sótano. No soy capaz de pintar sobre ellos todavía." "Bueno, todos se ven muy bien," Chris dijo sinceramente. Ella conocía muy poco sobre el arte, pero al menos parecían a árboles y montañas. "Qué estilo llamaría a esto? Abstracto?" "No. Más como impresionismo. Intente el arte abstracto, pero no era para mí. Y mi talento no llega suficientemente lejos para el realismo." Ella se encogió de hombros. "Pero es sólo un pasatiempo," ella dijo de nuevo. 35

Se tomaron su té helado en la terraza de atrás, a la sombra esta hora del día. Chris esperó mientras Roger encontró otra silla para ella. Dudaba que Annie hubiera tenido necesidad de tres. Se quedaron en silencio durante un largo momento, los tres mirando hacia la montaña mientras el sol se reflejaba en las pendientes orientadas hacia el oeste. "Bueno, Roger, es impropio de tí aparecer inesperadamente. Necesitas algo o simplemente mostrandome a la nueva SAR?" "No puedo visitar, Annie? Chris simplemente pasaba por ahí." "Pura mierda, Roger. Hemos sido amigos mucho tiempo," ella dijo, trayendo una sonrisa a Chris. "Quería conocerte," Chris admitió. "Por qué? Has escuchado los rumores acerca de mí y querías ver un verdadero ermitaño vivo por ti misma?" ella preguntó con una sonrisa. "No soy realmente una ermitaña, querida," ella dijo en voz baja. "Simplemente no tengo una gran cantidad de utilidad para las personas, eso es todo." Chris pensó otra vez que mujer encantadora era y se alegró de que Roger la trajera aquí. "Le estaba contando la historia local anoche, Annie. Su nombre salió a relucir," Roger dijo. "Oh, todo eso de nuevo?" Se volvió hacia Chris. "Sabes de mi hija, Chris?" "He leído un par de sus libros, sí." Annie asintió. "Entonces sabes tanto como yo." Ella apartó la mirada, sus ojos cerrados por un momento. "Cuantos años tienes?" "Tengo treinta y tres años," ella dijo, resistiendo la tentación de caer de nuevo en su respuesta estándar de veintinueve.

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"Jessie tendrá treinta y cuatro este otoño. Ella era una chica alta, aunque no creo que tan alta como tú. Siempre tiene una tez oscura, al igual que tú, pero su pelo es mucho más claro. Y, por supuesto, ella no tiene tus bonitos ojos azules. Ella tiene los ojos de su padre, oscuros como la noche," Annie dijo en voz baja. Luego alzó la vista, una sonrisa de vuelta. "Oh, bueno. Otra vida. Ahora, cuánto tiempo llevas aquí?" "Principios de este mes," Chris dijo. "Es probable que no hayas tenido una comida decente desde que estás aquí, entonces. Conociendo a Roger, él te tiene en el Rock todas las noches." Chris asintió, sus ojos zapeando a Roger. "Te espero para cenar mañana por la noche a las seis." "Cenar?" "Sí. Tú comes?" Chris asintió de nuevo. "Estaré aquí." Esa noche, en la Rock House, Chris se unió a Roger y Ellen para cenar. Ellen Burdett poseía el único supermercado en Sierra City. Viuda a una edad temprana, tomó su dinero del seguro y compró la tienda de la Sra. Ramsey, quien había querido mudarse a Oregon para estar más cerca de su hija. Ella y Roger comenzaron a verse poco después de que Ellen se mudó aquí. Chris apostaría dinero que nunca habían hablado de matrimonio. Roger saldría corriendo gritando en la noche y Chris sospechaba que Ellen sabía eso. "Roger me dice que estás cenando con Annie Stone mañana," Ellen dijo. "Sí. Me sorprendió muchisimo." Chris levantó la mano y saludó a Martha. "Todavía esperando por esa cerveza," ella gritó. "Manten tus pantalones puestos, McKenna, soy la única aquí," Martha gritó. "Ah, pequeña ciudad cortés. Me encanta eso," Chris murmuró.

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"Si estás muriendo de sed, toma un poco de la mía," Roger ofreció. Chris tomó un sorbo, luego empujó el tarro de nuevo a él. "He estado aquí cinco años y aún tengo que conocerla," Ellen dijo. "Annie? Estás de broma? Por qué no has ido con Roger?" Ellen se encogió de hombros. "No quiero imponerme en ella y eso sería una grosería. Es decir, yo iba a ir sobre todo por curiosidad." Chris se giró a Roger. "Por qué permites que estos rumores continúen? Parece una mujer perfectamente normal y saludable para mí." "Y lo es. Creo que Annie disfruta de los rumores. Mantiene a la gente alejada, eso es seguro. Y no es como si nunca saliera de la casa. Ella va a San Francisco un par de veces al año y es una ávida senderista. Ella ha estado en todas estas montañas y rara vez se queda en los senderos. La mayoría de sus pinturas vienen de algo que ha visto en sus caminatas." "Por qué se sentiría cómoda yendo a San Francisco y no aquí?" Chris preguntó. "Ella nunca salía aquí, incluso cuando Jack estaba vivo. Ella no tiene amigos aquí. Ninguno." Luego él se encogió de hombros." Bueno, aparte de mí." "Eso es una vida muy triste," Ellen dijo. "De su elección, no lo olvidemos," él dijo. Martha finalmente llegó con la cerveza de Chris, salpicando un poco sobre la mesa cuando lo dejó. "Dave tiene alguna preparación de pasta que ha hecho para tí, McKenna." "Gracias. No puedo esperar." Chris se volvió a Ellen. "Realmente tengo que empezar a cocinar. Estas sorpresas nocturnas de Dave son cada vez más extrañas por momentos. La otra noche, me dio un tazón de queso cottage con frijoles pintos encima." 38

"Te advertí que te atengas con la patata horneada," Ellen dijo. Capítulo Seis Jessie se paró en el balcón mirando hacia las luces de la ciudad, la copa de vino sostenida ligeramente en su mano. Alzó la vista, como lo hacía casi todas las noches, tratando de encontrar una estrella, incluso hacer una constelación que ella recordaba de su infancia, pero las luces de la ciudad eran demasiado brillantes, como siempre lo fueron. Sus hombros caídos y dejó escapar un profundo suspiro. Desde que la Dra. Davies mencionó regresar a Sierra City, no había pensado en otra cosa. Recordó persiguiendo a su padre por las rutas de senderismo cuando apenas tenía edad suficiente para caminar, aprendiendo a atar moscas en su caña de pescar, aprendiendo los nombres de los árboles en el bosque, las aves y los animales. Recordó acampar con él por encima de la linea de los arbórea, tan frío, incluso en el verano, ella temblaría toda la larga noche. Recordó tomar los caballos de los establos en la casa de huéspedes y montar a caballo por las zonas rurales, tan atrás que les habría llevado días a pie. Recordó las cascadas en las que se habían bañado y las corrientes claras en las que habían nadado y en las muchas fogatas en que se habían sentado alrededor, él contando sus historias de sus viajes de campamento con su padre cuando era joven. Cuantos años había tenido? Diez como máximo? Qué estaba ella haciendo en esta ciudad, tan lejos de las montañas de su infancia? Ella sabía que volvería. Sólo el pensarlo la emocionó. Antes de venir a Nueva York, había pasado los primeros ocho años en San Francisco, pero no se había atrevido a ir a las montañas. No podía imaginar lo que sería realmente entrar en el bosque de nuevo, para mirar los árboles gigantes. Se preguntó si Mary Ruth Henninger todavía alquilaba cabañas o si había fallecido? Se preguntó si la Rock House todavía estaba allí. Había sido demasiado joven entonces para visitar el bar, pero recordaba una cena de vez en cuando allí. Entonces pensó en Annie y su corazón se enfrío. Su llamada madre, la mujer que nunca había estado allí para ella. La mujer de su padre despreciaba. Se preguntó si Annie siquiera sabía que era una escritora ahora, una exitosa escritora. Se preguntó si Annie siquiera pensaba en ella. Ella iría a finales de Agosto, decidió. Después de que las aglomeraciones del verano se hubieran reducido. Ella hizo girar lo último de su vino y se permitió una pequeña 39

sonrisa. Sería bueno volver, admitió. Sólo para absorber los recuerdos, si no otra cosa. Capítulo Siete Chris estaciono bajo el pequeño árbol de enebro en el borde del marchito porche delantero y subió los desvencijados escalones. Antes de que pudiera llamar, la voz de Annie rompió el silencio. "Estoy atrás aquí," ella llamó. Chris entró en la sala de estar vacía y miró a su alrededor, preguntándose dónde estaba Annie. Dudó un momento y luego fue a la cocina, dejando la botella de vino que trajo con ella. Estaba a punto de gritar cuando Annie llegó desde el pasillo, secándose las manos en el delantal que llevaba, que estaba manchado con pintura. Saludó a Chris con una sonrisa y la condujo atrás en la cocina. "Me alegro de que hayas podido venir, Chris." Ella vio la botella de vino en la encimera y la recogió. "Agradable. Pero esto no era necesario. Tengo un montón. En mis viajes a San Francisco, me abastezco de vino. Tengo un buen escondrijo abajo en el sótano." "Bueno, quería traer algo," Chris dijo. "Eso fue considerado, pero podrías llevar esto contigo para que puedas disfrutarlo en otro momento. Debería haberte advertido, sin embargo, que no como carne. Sin embargo, creo que cualquier persona puede conseguir por lo menos una comida sin ella . Incluso Roger." Chris se rió. "Yo sabía que había una razón por la que me gustara. Soy vegetariana, también." Annie sonrió y apretó su mano. "Qué agradable coincidencia. Ahora, qué tal una copa de vino? Ha pasado tanto tiempo desde que he tenido a alguien para cenar, me temo que he olvidado mis modales." 40

Chris observó mientras Annie sacó dos botellas del refrigerador y las sostuvo para la inspección de Chris. "No sabía cual preferirias. Este es un encantador sauvignon blanc, uno de mis favoritos. Y un Chardonnay. Ambos irán muy bien con la pasta, así que escoge," ella le dijo a Chris. "Veamos el sauvignon blanc entonces," Chris sugirió. Se sentaron en el porche bebiendo vino mientras que la cazuela terminaba de cocerse. Carboneros montañeses (*)   estaban luchando por las semillas en un alimentador de aves colgando del porche. Una espiga de trigo en un árbol adyacente mantenía a las ardillas ocupadas y dos ardillas rayadas estaban debajo del alimentador, alimentándose de los granos caídos. El alimentador del colibrí estaba ocupado también y ellas miraron en silencio mientras los pequeños pájaros revoloteaban. Chris disfrutaba de la tranquilidad y tomó una profunda respiración, saboreando el olor de los cedros y pinos. "Te gusta aquí?" Annie preguntó. "Mucho, sí." "Me di cuenta. Las montañas no son para todos. Especialmente las mujeres. Se necesita un cierto tipo, no te parece? Uno que no tema estar sola? Crecí en la ciudad  y sólo vine aquí para vacaciones y tal. Cuando me casé con Jack y me mudé aquí, sin embargo, era como volver a casa. Nunca he pensado en irme, Chris. Incluso en mis momentos más oscuros, nunca considere volver a la ciudad." "Aún tiene familia?" "No, he perdido el contacto. Puede haber primos y similares. De hecho, estoy segura de ello, pero ninguno que yo sepa. He estado aquí arriba cuarenta años Chris." "Supongo que este es tu hogar, entonces." (*) Es una especie de ave paseriforme de la familia Paridae, nativa de América del Norte 

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Annie asintió, viendo a las ardillas pelear por la espiga de trigo. "Debes pensar que soy un extraño pájaro," ella dijo en voz baja. "No, en absoluto," Chris dijo. "Bueno, tengo mis pasatiempos y mis libros. Echo de menos la compañía, sin embargo. Suelo hablar al oído de Roger cada vez que él viene." Se puso de pie de repente. "Vamos a poner esa comida en la mesa. Debes estar hambrienta." Ella volvió a entrar y Chris notó la forma en que casi flotaba cuando caminaba. Era una mujer pequeña, todavía muy elegante, sólo una pizca de lo que fue en su  juventud, Chris pensó. "Esto esta delicioso," Chris dijo después de su primer bocado. "Dave casi me está matando de hambre." "Me imagine que comias allí." Ella sacudió la cabeza con desaprobación. "Nada sino grasa, Chris. Dudo que la Rock tenga incluso una comida con pasta." Chris asintió. "Creo que él mantiene una bolsa en la mano sólo para mí. Siempre es una sorpresa descubrir lo que planea servir con eso." "Bueno, insisto en que lleves lo que sobre a casa." "Está bien. Pero sólo si me dejas ayudar con los platos." "Hecho. Y planifiquemos hacer esto de nuevo, si lo deseas." "Lo espero con ansías." Capítulo Ocho Chris y Greg Manning estaban viajando en la zona rural, buscando un club de senderismo de San Francisco. Estaban sólo un día atrasados y normalmente no sería motivo de preocupación, pero este grupo consistía en su mayoría de niños. Se habían puesto en marcha en el South Rim Trail, el cual por si mismo era de veintisiete millas de largo. Pero, inevitablemente, los excursionistas se pierden en el sendero circular 42

 y siguen en la zona rural, recorriendo el Nevada Trail por muchas millas antes de que se den cuenta. "Cabalgas bastante bien para ser una chica, McKenna." "Al igual que tú, Greg." Chris rodó los ojos al cielo, maldiciendo a Roger por hacerla llevar a Greg. Además de Bobby, Greg era el único otro voluntario SAR entrenado en Sierra City, pero se pelearon y Chris no le importaría sólo usarlo en situaciones de emergencia. Roger, sin embargo, pensaba de otra manera. Greg era fuerte, un fisiculturista, y él no ocultaba el hecho de que pensaba que ser SAR no era trabajo para una mujer. Cuando las cosas se calmaron a finales del verano, Chris planificó una sesión de entrenamiento con Greg y Bobby y ella le mostraría simplemente cuán cualificada era en realidad. Mientras tanto, tenía que aguantar sus comentarios sexistas. "Que era como Yosemite?" él preguntó, ignorando su comentario. "Lleno de gente. Ocupado. Un montón de locos de la ciudad." "Te has adaptado perfectamente," él dijo sarcasticamente. "Oh, absolutamente, Greg," ella dijo igual con sarcasmo. "Tú no lo has hecho sin embargo. Los neandertales están prácticamente extintos." Ella le dio un impulso al caballo, rompiendo al trote y alejándose de Greg. Se detuvieron en la oscuridad, estableciendo el campamento junto a un pequeño arroyo. Ella dijo por radio mientras que Greg recogía leña para la fogata. "Estamos siguiendo pistas, Roger. Tienen que ser ellos." "Seguramente se dieron cuenta de que estaban en el maldito camino equivocado y se dirigieron de vuelta," él dijo. "Le dije acerca del sendero circular tres veces, McKenna. Tres veces. Qué tan difícil puede ser?" "Supongo que eso significa que Matt no ha encontrado nada?" "Negativo. Ellos perdieron el atajo." 43

"Vamos a comenzar al amanecer, Roger. Los encontraremos mañana." "Sí, bueno, si no los encuentras bastante rápido, tendré que pedir apoyo aéreo del Condado. Voy a tener a unos quince padres poniendose realmente histericos pronto. Llámame cuando comiencen mañana . Estaré aquí." Era completamente de noche cuando tenían la fogata y agua hirviendo para su cena. Greg tiró sobre un árbol caído para que se sentaran y Chris estiró las piernas hacia el fuego. "Ha pasado un tiempo desde que he estado fuera por la noche," Greg dijo. "Yo también. Me gusta." En Yellowstone, Chris había tomado a menudo su tiempo libre para ir de campamento, robando unos días para escapar de las multitudes y excursionar en el campo para estar sola. En Yosemite, especialmente durante los veranos, hubía unos días de descanso y aún así, era difícil encontrar un sendero que no estuviera ocupado por un centenar de otros. No echaba de menos las multitudes, eso era seguro. Sierra City era un gran lugar para relajarse después de ocho agitados años en Yosemite. Observó a Greg en silencio, buscando en su mente por un tema seguro que pudieran hablar sin egos y testosterona consiguiendo en el camino. Pensó en ninguno. Así que en cambio, agregaron el agua hirviendo para sus cenas liofilizadas y se sentaron en silencio en torno a la fogata escuchando a los búhos en la distancia y el aullido ocasional de un coyote. A la mañana siguiente, cuando el sol estaba arrastrandose sobre los picos de las montañas, tenían sus caballos ensillados y estaban tras la pista de nuevo. A las nueve, escucharon el agudo canto de los adolescentes varones. Ellos se miraron y sonrieron. Diez minutos más tarde, se encontraron con el grupo dirigiéndose hacia ellos. "Hola," Greg dijo, inclinado sobre su montura. "Hola. Eres guardabosque, espero." Uno de los dos adultos avanzó, el alivio mostrandose en su rostro.

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"Búsqueda y Rescate." "Perdimos el sendero circular acerca del que el Sr. Hamilton nos dijo. Estamos girando alrededor hace dos días." "Probablemente dos noches más en el sendero," Chris dijo, balanceándose en la silla. "Cómo están tus suministros?" "Debemos estar bien. Supongo que algunos de los padres están empezando a preocuparse?" "Por supuesto," ella dijo. "Llamaré por radio y hacerles saber que están bien." Miró a Greg. "Te sientes como para acampar un par de noches más? Uno de nosotros probablemente debería quedarse con ellos," ella sugirió. En realidad no estaba para dos noches con quince jóvenes chicos y dos hombres adultos. "Claro. Puedo manejarlo, McKenna. Tú regresa." Chris apretó los dientes, pero logró una breve sonrisa. "Voy a dejar la radio contigo. En caso de que se metan en problemas." Ella cabalgo rápido, poniendo distancia entre ellos, tratando de alejar el mal humor que se había asentado sobre ella. Pasar tiempo con Greg generalmente le hacía eso. Se detuvo por un momento cuando llego a un paso de corriente para dejar que el caballo descansara, y luego siguió adelante. Era bien entrada la noche cuando llegó a la casa de huéspedes. Bill y Peggy eran siempre tan amables de dejarles usar sus caballos y Roger trataba de compensarles lo mejor que el presupuesto permitiría. El establo ya estaba cerrado por la noche así que Chris cepilló al caballo ella misma. Ella había presionado al caballo fuerte, pero no quería pasar otra noche en el sendero. El caballo estaba comiendo alegremente en el grano que Chris dejó fuera y su propio estómago le hizo saber que se había saltado el almuerzo. Pensó en pasar por la Rock, pero necesitaba una ducha y no estaba realmente de humor para una de las sorpresas de Dave. Sopa enlatada en la cabaña sonaba mejor.

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Después de la ducha, se sentó en el sofá relajandose con una copa de vino. Dillon estaba acurrucado en su regazo, ronroneando fuerte, habiéndola perdonado por dejándolo solo la noche anterior. Ella tenía el libro de J.T. Stone y le dio la vuelta, mirando la foto en la parte posterior. Se preguntó, no por primera vez, cómo podía estar tan atraída por alguien sólo de una foto. La autora era realmente atractiva, pero era más que eso. Chris pensó que quizás eran los ojos que la atraían. Los ojos oscuros que parecían mirar directo en su alma. O tal vez los labios que apenas hacían alusión a una sonrisa pero nunca lo hicieron. Finalmente dio la vuelta al libro de nuevo con una ligera risa. J.T. Stone era probablemente nadie que querría conocer, a  juzgar por las historias que Roger le había contado de la infancia de Jessie. Ella era probablemente una mezcla de adulto ahora. Cualquier persona que escribia sobre el asesinato todo el tiempo tenía que ser un poco extraña. 

A la semana siguiente, cuando se unió a Annie de nuevo para cenar, Chris preguntó por su hija. "Roger me dijo algo." "Oh, es mi culpa. Permití a Jack alejarla de mí. Él estaba obsesionado con ella, desde el principio. Ni siquiera me permitía darle el pecho. Aquí sostuve a este bebé de semanas en mis brazos y tuve para darle de comer con un biberón." "Debe haberlo querido mucho a él entonces." "Oh, lo hice, al principio. Él era muy excitante y muy guapo. Él me llevó fuera de la ciudad y me trajo aquí y me encantó. Yo estaba feliz. Por supuesto, cuando me enteré de sus amoríos, la primera vez, estaba devastada. Pero entonces me quedé embarazada y pensé que todo iba a estar bien, así que simplemente los ignore, ya vez. Él siempre venía a casa a mi cama y yo era tan joven y tonta. Pensé que sería suficiente. Entonces Jessie llegó y él cambió. Me di cuenta de lo poco que me necesitaba. Incluso para Jessie, yo sólo era una cocinera y ama de casa, alguien que estaba aquí todo el tiempo pero que no se le permitió compartir sus vidas. Él le enseñó eso por lo que no puedo culparla totalmente a ella." "Lo siento, Annie, por mencionar esto ahora. No tienes que decirme," Chris dijo, consciente de la tristeza en la voz de Annie.

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"Oh, todo eso sucedió hace treinta años," ella dijo, agitando las manos con desdén a Chris. "Eso no me molesta ahora." Empujó el plato a un lado y volvió a llenar la copa de vino, esta vez un cabernet oscuro. "Encontré a alguien que me quería, sin embargo," ella dijo en voz baja. Chris tomó un sorbo de su propia copa, esperando a que Annie continuara. "Su nombre era Jonathan y él era un abogado en San Francisco. Él era mayor que yo, un viudo. Fui allí para preguntar sobre cómo obtener un divorcio, ya vez. Pero no podía seguir adelante con eso. Yo siempre aguante por alguna esperanza de que Jessie me quisiera sólo un poco y si me quedaba con su padre, entonces no la perdería completamente. De todos modos, Jonathan y yo empezamos a vernos y me enamoré de él. Jessie tenía sólo doce años entonces. Prometí permanecer con Jack hasta que ella se graduara de la escuela secundaria, entonces yo iba a estar con Jonathan." Sostuvo la copa delante de ella por un largo momento antes de finalmente tomar un trago. Luego sonrió y palmeó la mano de Chris. "Por supuesto, las cosas nunca salen como planeamos, verdad? Jack se enteró de Jonathan y estaba furioso, por decir lo menos. No importa que él tenía mujeres en todo el estado o que no habíamos tenido intimidad en años." Su voz se volvió amarga entonces y cerró su mano sobre la mesa. "Él era un hijo de puta bien hecho. Por desgracia, Jessie estaba en casa cuando decidió traer todo a la luz. Ella escuchó todo y si había algún amor en ella por mí, murió ese día. Oh, sus ojos me miraban con desprecio y odio. Yo había hecho llorar a papá, ya vez. Había roto su corazón." Annie se levantó de repente y tomó sus platos. "Pura mierda, por supuesto, pero él era un buen actor," ella dijo mientras se alejaba. "Un buen actor." Chris se quedó en la mesa, tratando de imaginar el dolor de esta mujer. Todos estos años habiendo vivido aquí sola, llevando tales dolorosos recuerdos. Por qué se quedó aquí?

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Annie regresó y llegó a la mesa para llenar sus copas. "Encuentro que es mejor estar bebiendo cada vez que hago hincapié en este tema. No es que lo piense a menudo, Chris. No podría sobrevivir si lo hiciera. Pero ayuda a recordar a veces." "Qué pasó con Jonathan?" Chris preguntó. "Bueno, después de la muerte de Jack, él quería casarse conmigo, pero estaba Jessie a tener en cuenta. Ella no me había hablado desde aquella noche de nuestra pelea. Incluso después del funeral, nada. Era como si yo no existiera. No podía llegar a ella. Por supuesto, me culpaba de todo y por qué no? Ella no sabía nada de los amoríos de Jack a lo largo de los años. Sólo sabía lo que él le dijo y lo que había visto. Nunca fui con ellos en sus viajes de campamento o senderismo o de pesca. Ella pensó, y dijo, estoy segura, que no quería estar con ellos. En verdad, no se me permitía ir, ya vez. Es mi maldita culpa por permitirle que me controlara pero yo era joven y tonta. De todos modos, fue como si lo hubiera empujado yo misma, para todos Jessie le importaba. Vivimos en completo silencio durante casi nueve meses, entonces ella se fue." "Perdóname por preguntar, pero crees que Jack alguna vez ... abusó de ella?" Annie deslizó sus ojos rápidamente y Chris vio las sombras de la duda cruzar su cara, pero Annie sacudió la cabeza. "No, él no lo haría. No era el estilo de Jack. Es decir, él tenía mujeres. Un montón de mujeres," ella dijo. Chris no presionó. No era su asunto de todos modos, aunque pudo ver que la idea había cruzado por la cabeza de Annie antes. En cambio, movió la conversación de nuevo a Jonathan. "Te podrías haber ido a San Francisco, comenzar de nuevo," Chris sugirió. "No, no habría sido buena para Jonathan entonces. Me quede aquí con mi dolor. Revolcada en ello, en realidad." Ella se inclinó más cerca de Chris. "Aprendí mucho sobre el vino ese primer año, Chris," ella dijo en voz baja, luego se rió. "Pero siempre pensé que si Jessie me necesitaba para algo, al menos sabría dónde estaba. Si me mudaba, cómo iba a encontrarme?" 48

"Pero nunca lo hizo?" "No. Nunca. Ella lo ha hecho bastante bien por sí misma, sin embargo." Annie se inclinó hacia delante y casi susurró, "Has notado cómo a menudo las madres son asesinadas en sus libros? Oh, y no una muerte rápida, tampoco." Chris se rió con ella, impresionada una vez más que el espíritu de esta mujer no se había roto. "Lo único que sé de su vida es lo que está atestado en la cubierta del libro. No mucho, pero al menos sé que ella está en Nueva York." Luego se encogió de hombros. "Toma lo que puedas obtener, Chris. El resto, dejalo a tu imaginación." Capítulo Nueve Jessie estaciono su coche de alquiler en frente de la oficina y tomó una profunda bocanada de aire de la montaña, mientras caminaba alrededor del coche. El sol a finales de Agosto se sentía bien en su piel y no podía esperar para intercambiar sus shorts. Mirando a su alrededor, se sorprendió de cuán familiar todo parecía. Los caminos que pasaban a través de la ciudad aún no estaban pavimentados y recordó viajar por ellos en su bicicleta, el polvo volando, yendo a reunirse con su padre en la estación de guardabosques. Ella alzó la vista hacia los árboles y sonrió, recordando lo grandes que le parecían cuando niña, cómo solía poner sus brazos alrededor de sus troncos y trataba de tocar sus dedos del otro lado. Por supuesto, ella nunca pudo. Siguió caminando y respiró profundamente, dejando que el todavía olor familiar la inundara. Dieciseis años. Como ayer, pensó. Oyó la puerta mosquitera abrirse y se volvió hacia la cabaña, mostrando sorpresa en sus ojos. Se puso las gafas de sol de nuevo rápidamente cuando Mary Ruth Henninger bajó los escalones, viéndose igual de cincuenta años, aunque Jessie sabía que estaba en sus finales de los setenta por ahora. "Bienvenida, querida. Debes ser la señorita Parker."

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Jessie tomó la mano ofrecida, sonriendo ligeramente en el firme apretón de manos de la mujer mayor. "Llego un poco tarde, me temo," Jessie se disculpó. "Sólo unas pocas horas. Sé cómo el trafico puede ser en esas grandes ciudades. Entra y podremos establecerte, querida." Jessie la siguió por los escalones, sabiendo que no era el tráfico que la hizo tardarse, sino más bien un viaje al supermercado y su propia vacilación finalmente de volver aquí después de tanto tiempo. Era como si tuviera miedo de este lugar. Pero esperaba que dieciséis años fueran suficientemente largos. Lo último que quería era ser reconocida por cualquiera de los locales que podrían recordarla. Se quitó las gafas de sol el tiempo suficiente para firmar donde Mary Ruth le pidió. Estaba orgullosa de que no dudó cuando firmó el extraño nombre. "Sabes, me parece familiar, querida. Ha estado aquí antes?" Jessie tosió, luego se aclaró la garganta y respondió con sinceridad. De hecho, nunca se había alojado en las cabañas de Mary Ruth Henninger antes. "Bueno, tengo una agradable aislada cabaña para tí, justo como lo ha solicitado. La número siete. No es tan lejos como la cabaña ocho pero un nuevo guardabosques está viviendo en la actualidad." Jessie asintió y cortésmente escuchó las indicaciones, pensando que todavía podía encontrar su camino por aquí con los ojos vendados. Mientras conducía a su cabaña, tuvo un lapso momentáneo y una agradable sensación de alegría se apoderó de ella, casi como si se tratara simplemente de vacaciones. Pero no podía mantener los recuerdos lejos por mucho tiempo y ella era una niña muy pronto de nuevo, persiguiendo a su padre, amante de la vida al máximo. Tan diferente de la mujer que había llegado a ser. Una dureza se asentó sobre ella en el momento en que encontró su cabaña. No estaba muy lejos de la carretera, pero se encontraba en los árboles y no había otras cabañas cercanas. Ninguna que pudiera ver, de todos modos. Dio la vuelta, algo de su buen humor regresando mientras observaba no tres, sino cuatro ardillas subidas 50

para una inspección cercana de su nueva cabaña de invitados. Oyó una ardilla quejarse desde una rama baja colgante y alzó la vista, viendo como tiró su cola en ella antes de apresurarse al árbol un poco más arriba. Rápidamente desempacó el coche de alquiler, recogiendo las bolsas de comestibles primero y poniendo los productos perecederos en el refrigerador. Había comprado bastantes cosas en Sacramento, incluyendo un par de gruesos filetes. Ella no previó salir a cenar y ciertamente no quería ir al supermercado por comida. En realidad, no podía recordar la última vez que había cocinado filetes afuera. Finalmente llegó a la bolsa más importante. Vino. Ella sostuvo una botella de Cabernet Sauvignon y asintió. Podría tener eso con su carne esta noche. Otras botellas siguieron y puso el Pinot Grigio y Chardonnay en el refrigerador para enfriarse, el resto alineado en el espacio de la pequeña encimera al lado del fregadero. Ella volvió a salir por sus dos bolsas de ropa y caminó de nuevo en la cabaña, finalmente se tomó el tiempo para mirar a su alrededor. El sofá era viejo, pero parecía limpio. La pequeña lámpara al final de la mesa había sido dejada para ella y trajo una comodidad a la habitación, a pesar de las paredes desnudas. Ella se encogió de hombros. Ciertamente no era el hotel de fantasía en que se había quedado la última noche en San Francisco, pero tenía una calidez acogedora que nunca fue capaz de encontrar en una ciudad. Se cambio en shorts y se puso las nuevas botas de montaña que había comprado. Habían pasado dieciséis años desde que tuvo unas botas de montaña. Su ejercicio en estos días era correr en los parques de la ciudad con cientos de otros y en realidad esperaba un poco de soledad en los senderos. Se dirigió hacia el bosque detrás de la cabaña y encontró un pequeño arroyo, apenas tres pies de ancho y lo saltó con facilidad. Un poco más adelante, sin embargo, se encontró con una cabaña y se detuvo. Uno de los Henninger, supuso. Ella siguió la corriente hasta que llegó a la carretera, y luego recorrió la corta distancia a un sendero que recordaba. Elk Meadow Trail, una caminata de dos millas a la pradera y de regreso sería bastante fácil. Una buena forma de volver a la acción, así que partió, ignorando el aviso de que todo el mundo debería firmar antes de entrar en el bosque. Ella siguió el sendero, empujando recuerdos de la infancia lejos y dejando que su mente se quedara en blanco. Ella trató de recordar los nombres de los árboles. Pino de azúcar, 51

por supuesto. Quién podría olvidar un árbol con piñas de veinte pulgadas? Ella fácilmente escogió un pino blanco y el abeto Douglas. Luego se detuvo al lado de un abeto y el nombre no vino a ella, para su decepción. Siguió caminando, finalmente llegando lo suficientemente cerca, y sonrió. Un cedro de incienso. Su árbol favorito. Ella pegó su nariz al lado de la corteza e inhaló, rompiendo a reír en la alegría que el simple olor le trajó. Dio un paso atrás y miró al cielo, preguntándose cuando fue la última vez que se había reído fuerte. Demasiados años para recordar, pensó. Pero esto era agradable y se giró en un círculo, con los brazos extendidos, lejos de su costado, dejando que este sentimiento despreocupado la alcanzara, disfrutando de la libertad que de repente sentía. Entonces se alejó, siguiendo el sendero que recordaba, haciendo una pausa en el prado, pensando en todas las veces que había venido aquí en la primavera, corriendo a través de las flores silvestres, persiguiendo mariposas, su padre justo detrás de ella. Ella sacudió su cabeza. No estaba preparada para eso aún. Hoy, esta noche, ella sólo quería relajarse. Al día siguiente iba a subir hasta Ridge Trail y recordar. Más tarde esa noche, se sentó en el porche y esperó a que el carbón se calentara. Su filete estaba condimentado y listo y la botella de vino abierta colocada convenientemente al lado de su silla. Su estado de ánimo había cambiado de aprensivo a oscuro, a reflexivo, a melancólico  y al simplemente contento. Un sentimiento que no había tenido en muchos años, apenas lo reconoció. Y no quería perder eso ahora. Ella cerró los ojos y escuchó los sonidos de la noche. Ella se emocionó al escuchar un búho en el bosque detrás de la cabaña y escuchó como su compañero respondió desde lejos en el bosque. Los sonidos de música de piano se desviaron hacia ella, viniendo lentamente a sus sentidos. Ella abrió los ojos perezosamente y miró a su alrededor, preguntándose quién perturbaría la noche con música. Pero mientras escuchaba, el piano se desvaneció en el fondo, su calmante sonido relajandola mientras los búhos llamaban de nuevo el uno al otro. La cabaña a través del arroyo, pensó, cuando vio una luz a través del bosque.

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Chris se sentó en la porche de atrás bebiendo una cerveza y escuchando los sonidos suaves del piano. Esta música siempre la ponía a dormir y ella bostezó ahora, pensando que debía apagarlo antes de quedarse dormida aquí en el porche. Ella oyó la llamada del búho y alzó la vista hacia los árboles, preguntándose dónde estaba escondido. Oyó el bajo maullido de Dillon y se rió entre dientes. También él estaba mirando hacia los árboles, tal vez buscando por el búho. "Eres demasiado gordo," le dijo. "Él nunca te llevaría." Ella terminó su cerveza de un trago largo y entró. Apagó la música y recogió el libro que estaba leyendo. Como siempre, le dio la vuelta y se quedó mirando a la autora, con ganas de hacer tantas preguntas. Annie hablaba libremente sobre Jessie ahora. Chris sospechaba que después de todos estos años de guardar sus sentimientos, ésta era la manera de Annie de expiar a sí misma. Ella habló por horas sobre Jack y Jessie e incluso Jonathan. Jonathan estaba muerto ahora, Chris se había enterado, pero Annie no parecía llorar por él, no como lo hizo por Jessie. Chris leyo sólo dos capítulos luego se detuvo, como lo hacía cada noche. No sabía por qué estaba prolongando el libro, tal vez porque este era el cuarto libro y sólo había dos más publicados y no estaba preparada para decir adiós a J.T. Stone. Lo colocó de nuevo en el estante cuidadosamente y se sirvió una copa de vino antes de acostarse. Dillon se arrastró en su regazo y lo acarició, cayendo dormido mientras ella bebía su vino en la tranquila oscuridad. Capítulo Diez Jessie resaltó en la cornisa, mirando a través del cañón hacia el otro lado, cuando los rayos del sol rompieron a través de la montaña, golpeando su cara, calentándola. Ella pensó que sentiría algo aquí y se sorprendió cuando no vino. Hace dieciséis años, su padre había estado en este mismo lugar. Qué había estado pensando? Estaba pensando en ella? O estaba pensando en Annie y cómo ella lo había traicionado? Ella nunca lo sabría. Del mismo modo que nunca sabría a ciencia cierta si él había saltado a su muerte o simplemente deslizado después de venir aquí para hacer un examen de conciencia. Ella quería pensar lo segundo, pero sabía en su corazón que no lo era. 53

Esta era la primera vez que había llegado hasta aquí a la cornisa desde que lo habían encontrado. Ella había caminado en el cañón el día que se fue, pero no se atrevía a venir aquí. Ahora, ella miró a su alrededor, con la esperanza de sentir algo, preguntándose por qué no lo hacía. Enojo. Dolor. Algo. Pero nada salió. Simplemente se sentía vacía, como había estado estos últimos dieciséis años. Se sentó en el borde  y se inclinó, mirando hacia el cañón unos trescientos pies más abajo, imaginando el lugar donde él cayo. No podía recordar exactamente dónde fue, aunque en su mente podía imaginarlo cayendo, ningún grito saliendo de él, sólo el ruido sordo cuando él se estrelló contra las rocas abajo, su cuerpo roto vacío, su padre yéndose para siempre. Ella tomó una profunda respiración y dejó que sus lágrimas vinieran, como sabía que lo harían. Durante dieciséis años, ella no había derramado una, ni una sola vez. Pero bajó su cabeza ahora y dejó que los sollozos la sacudieran hasta que no pudo llorar más. Se sentó allí durante varios minutos, tal vez horas, ya que el sol se elevaba en el cielo y las lágrimas se secaron de sus mejillas. Se sentó, abrazándose las rodillas contra el pecho y apoyó la húmeda mejilla en sus piernas, sus ojos viajando a través del cañón, descansando sobre los árboles de hoja perenne en el otro lado, sin ver. Sentía pena de sí misma en su mayoría. Todos esos años perdidos. Jessie sintió una presencia segundos antes de oír el desgaste abrasivo en las rocas. Ella levantó la cabeza de sus rodillas sólo ligeramente, sorprendida de encontrar a alguien allí de pie, mirándola. "Usted esta un poco cerca del borde allí, señora," Chris dijo, preguntándose quién en su sano juicio podría sentarse en la cornisa así, sólo a un pie de caer en el cañón. No había habido registros en el comienzo del sendero, pero eso no significaba nada. No todo el mundo seguía las reglas. Jessie tenía casi decidido hacer caso omiso de la mujer, pensando que no era nada de su incumbencia cuán cerca del borde se sentó. Pero ella estaba cansada, así que se levantó y estiró su espalda, dándose cuenta de cuánto tiempo había estado sentada allí. "Estaba un poco cerca, supongo," dijo a la desconocida, mirando por encima del borde y en el cañón una vez más. Luego se volvió y saltó fácilmente sobre la brecha de un pie de ancho en la roca y se detuvo frente a la mujer. Por primera vez, Jessie se dio cuenta de la insignia de Servicio Forestal en la camiseta de la desconocida y la radio atada a la cadera de la mujer. Con una ceja arqueada, dejó que sus ojos 54

viajaran sobre la mujer, arriba pasando las rayadas botas de montaña, piernas bien musculosas, bronceadas, shorts de excusión y la camiseta blanca perfectamente metida en el interior. Su cabello castaño claro estaba en capas y el viento soplaba, mechones colgando sobre los ojos azules que le devolvían la mirada. Sexy. Jessie dio una de sus miradas más seductoras y sonrió. "Quién eres tú?" "Búsqueda y Rescate." Jessie sonrió. Era demasiado fácil. "Y ... a quién está usted buscando?" Jessie preguntó en voz baja, dando un paso más cerca. Chris estaba asombrada por lo bien que ella ocultó su sorpresa, porque no había ninguna duda de esos ojos casi negros que la miraban con tanta intensidad. Cuántas noches había sostenido el libro y los había mirado ella misma? La única cosa diferente era el pelo, ahora mucho más corto que en la foto. "Estoy buscando a los excursionistas que no firmaron al comienzo del sendero. Es una gran ofensa, ya sabes." Jessie levantó en broma ambos brazos sobre su cabeza. "Culpable. Supongo que me agarró entonces." Jessie se encontró con la mirada constante de la mujer, pensando en lo hermoso que eran sus ojos. Azul. Azul como el cielo de la montaña. Se preguntó cuánto tiempo le tomaría por esta conquista. Una pequeña diversión de la tarea no deseada de ver a Annie; esta mujer estaría muy bien. Chris no era inmune a las miradas y los gestos coquetos de J.T. Stone, pero sintió una completa falta de sinceridad y ella era demasiado prudente para ser víctima de este tipo de seducción. Y a pesar de sus fantasías cada noche, nunca creyó realmente que ella se encontraría con J.T. Stone. Pero allí estaba, sin reparos coqueteando con ella. Bueno, dos pueden jugar este viejo juego. "Ahora que le he agarrado, que diablos debería hacer contigo?"

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"Arresto domiciliario?" Jessie sugirió, sus labios formando una seductora sonrisa. "Quedarme por la noche?" Chris se cruzó de brazos y observó a Jesse Stone por un momento, dejando que sus ojos viajaran a lo largo de ella, al igual que Jessie había hecho antes. Luego sacudió la cabeza. "No. Creo que voy a dejarte ir esta vez. Primer delito y todo." Jessie estaba un poco decepcionada. Había estado tan cerca, estaba segura. Pero el  juego no había terminado. Ella estaría aquí al menos una semana. "Gracias. Creo que debería bajar entonces. Quieres acompañarme?" "No puedo. Estoy yendo hacia arriba. Lo siento." Jessie se encogió de hombros. Esta mujer claramente no estaba interesada. Y Jessie no estaba dispuesta a rogar. Las mujeres en Nueva York eran mucho más fáciles. "Que tenga un buen paseo entonces." Ella dio una mirada más persistente, luego se dijo que la mujer debía ser hetero para no haber mordido el anzuelo. Oh bueno, ella se lo pierde. 

Chris entró en el sendero, manteniendo deliberadamente la espalda a Jesse Stone, negándose a dar la vuelta para mirar. Sólo cuando ella encabezó la siguiente cresta se detuvo y se apoyo en un árbol. Tomó un trago de su botella de agua, preguntándose qué diablos J.T. Stone estaba haciendo aquí. Chris estaba casi segura de que Jessie había estado en el lugar exacto donde Jack había saltado. La cornisa con la hendidura en ello, Annie había dicho. ¿Qué hace ella aquí? Tal vez para finalmente ver a Annie. Tal vez para hacer la investigación para un nuevo libro. Entonces sus ojos se abrieron. Tal vez para hacer ambas cosas. Jessie pasó el comienzo del sendero, su mente todavía en la mujer que había conocido en el camino. Ella cogió el lápiz, pensando que tendría sólo un poco más de diversión. Ella escribió: Jennifer Parker. Afuera de forma segura. Es precioso en la cima ... la vista incluida. 56

Ella sonrió mientras cerraba la tapa del recuadro. No dudaba que la mujer miraría en su camino de vuelta hacia abajo. Ella pasó el polvoso Jeep en su camino a su coche de alquiler, suponiendo que pertenecía a la mujer SAR. Ella hizo una pausa, mirando el interior limpio. Esto le satisfizo, la mujer con el pelo arrastrado por el viento. Abriendo la ventana en su propio coche mientras conducía, Jessie dejó que la brisa fresca golpeara su rostro, secando el sudor de la caminata. Se había sentido bien utilizar músculos que estaban inactivos demasiado tiempo. Y se había sentido bien llorar, ella admitió. La parte más difícil podría ser enfrentar a Annie. Si ella pudiera manejarlo. Se preguntó qué podría a Annie parecerle después de dieciséis años. Se preguntó si ella se había ido y se casó con ese hombre en San Francisco. Probablemente. Annie podría ni siquiera estar en Sierra City. No sería eso irónico? Ella finalmente obtuvo el valor suficiente para volver y Annie ni siquiera podría estar aquí. En un impulso, se detuvo en la gasolinera y caminó a la cabina telefónica, hojeando el directorio. Sus dedos encontraron la letra S y contuvo la respiración, haciendo una pausa en Stone, Annie. Por lo tanto, ella estaba todavía aquí después de todo. Jessie cerró el libro y se alejó, con el corazón martilleando en su pecho. Ella se hizo un sandwich para almorzar y lo bajó con una copa de vino, luego se acostó en el sofá, dejando que el sueño la tomara. No había dormido bien la noche anterior y estaba un poco cansada después de su caminata. Ella tendría tiempo de sobra para decidir sobre Annie, pensó mientras se dejaba llevar. 

Chris siguió la trayectoria circular Ridge Trail, disfrutando de la tranquilidad del día de la semana. No se había encontrado a nadie desde el encuentro con Jesse Stone esa mañana y pensó que no lo haría. Viernes, los turistas comenzarían a aparecer y para el Sábado, allí de nuevo estaría la gente en los senderos, tratando de dejar la ciudad detrás por lo menos el fin de semana. Ella pasó el atajo a Lake Trail y continuó bajando la colina a su jeep. Estaba cansada y quería una ducha, contenta de que se había puesto shorts esa mañana en lugar de jeans. Pero todavía se adherían a ella ahora y sacó su camisa, dejando que el aire fresco golpeara su cintura desnuda. En su camino pasando el marcador del comienzo del sendero, por costumbre levantó el recuadro de registro y le echó un vistazo y se preguntó si alguien había subido después de ella. Jennifer Parker? Chris sonrió. A quién quería engañar? Entonces se rió. La mujer todavía estaba coqueteando, incluso en la hoja de registro. 57

Chris pasó su camino y llegó a la oficina donde Ruth Henninger estaría. Tal vez Jesse Stone se alojaba en las cabañas. Sería mucho más privado que la casa de huéspedes  y al parecer estaba buscando el aislamiento, a juzgar por el alias que usaba. Ruth salió a su encuentro, cuando Chris asumió que ella lo hacía a todo el mundo. Ella cerró la puerta del jeep y se acercó. "Buenas tardes, señorita Henninger," Chris saludó. "Oh, por favor, te he dicho, es simplemente Ruth." Se dio la vuelta y le hizo señas a Chris para seguirla. "Ven adentro. Tengo galletas recién horneadas, Chris." Al menos una vez a la semana, Chris se detenía, sólo para charlar. Ella sospechaba que Ruth esperaba sus visitas ahora. "Te ves acalorada. Quieres un poco de té helado?" "Eso suena muy bien, gracias." Chris se sentó a la mesa y tomó una galleta, todavía caliente del horno. "Cómo están todos los desfallecidos guardabosques haciéndolo, querida?" Ruth preguntó, como siempre lo hacía. "Están bien," Chris respondió, como hacía habitualmente. "Qué te parece ese Robert?" Robert Hatcher. Chris tuvo que forzar una sonrisa en su rostro. Era probablemente uno de los hombres más guapos que Chris había visto nunca. Él había estado con Roger poco más de un año, pero poco le gustaba. Rara vez trabajaba los senderos, por lo general haciendo alguna excusa u otra acerca de permanecer en el interior o que tiene papeleo urgente para terminar. Él fingía tolerarla, pero aún así, Chris tenía poco uso para él. Ella detestaba la pereza. "No consigo verlo mucho," Chris dijo. "Él no sale en los senderos mucho."

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"Ahora él es guapo, con ese bigote. Lo vi en el supermercado. Qué pasa con Matt? " "Me cae bien," Chris dijo. "Cuál es la pregunta?" "Bueno, una mujer de tu edad, tiene que estar saliendo. No me gustaría ver que terminaras como yo, una solterona." Chris se rió, sacando una sonrisa de Ruth. "Estoy hablando en serio. Y no me digas que ellos no te lo han pedido. Tan bonita como eres, probablemente están tocando a tu puerta." Luego se inclinó más cerca de Chris. "Un poco demasiado delgada, sin embargo, Chris. A los hombres les gusta tener un poco para agarrarse." Chris volvió a reírse. "Gracias, pero no estoy buscando un hombre, Ruth." "Las mujeres de hoy día, creo que tienen que ser tan independientes. Declaro, en mi día, queríamos un hombre para cuidar de nosotras." "Qué te pasó, entonces?" "Supongo que los espanté, con lo de tener un negocio que atender y todo," ella dijo melancólicamente, mirando hacía la puerta de atrás. "Y cómo está el negocio, Ruth?" "Oh, las cabañas están llenas los fines de semana, eso es todo. Ahora que la escuela ha comenzado de nuevo, las familias han ido a casa. Tengo una nueva viniendo ayer, sin embargo." "De verdad?" Chris preguntó. "Muchacha bonita. Sola, también. La puse en la número siete. Ella estaba buscando un lugar apartado, al igual que tú. Por qué las mujeres jóvenes quieren estar por sí mismas tan atrás en el bosque, nunca lo sabré. " "La número siete? Eso es a través del arroyo de mí, verdad?" Chris preguntó inocentemente.

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"Sí, a través el bosque. Su nombre es Jennifer Parker. Parecía tan familiar para mí, pero ella dijo que no había estado aquí antes." Sí, Ruth había conocido a Jessie cuando era una niña, Chris supuso. No es de extrañar que ella no hizo uso de su verdadero nombre. Capítulo Once Fueron dos días después antes de que Chris vio a Jesse Stone de nuevo. Miércoles por la mañana en su camino a la Rock para reunirse con Roger para desayunar, vio la solitaria figura correr por delante de ella. Reconoció el pelo corto, oscuro inmediatamente y desaceleró, viendo las bronceadas, musculosas piernas manteniendo un ritmo cuando Jessie metódicamente golpeaba el suelo, los brazos bombeando a los costados. Con las intenciones de conducir por delante sin parar, Chris no obstante desaceleró. Cuando Jessie alzó la vista y sonrió, Chris se encontró deteniéndose y esperando. "Buenos días," Jessie respiraba, secándose el sudor de la frente. Se apoyó en la puerta del Jeep para recuperar el aliento y Chris fue sorprendida por su nerviosismo mientras miraba fijamente a Jesse Stone. "Hola," Chris saludó. "Llevas mucho en esto?" Jessie se echó a reír. "Alrededor de quince años." Chris se sonrojó. "Me refería esta mañana," aclaró. "Sé que lo hiciste. Cerca de treinta minutos. Treinta más para continuar." Entonces Jessie se enderezó y apoyó las manos en las caderas, ofreciendo a Chris una sonrisa genuina. "Recibiste mi mensaje en los senderos?" Chris le devolvió la sonrisa. "Sí. Me alegro de que lo hicieras de forma segura, Jennifer Parker."

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Jessie se encogió de hombros. "Bueno, no tuve otra opción. No me gustaría haberme perdido o algo y hacer que envíen un hombre para que me encuentre ya que estaba fuera en los senderos." Chris presionó su pie abajo, moviendo el motor sólo un poco antes de contestar. "Estoy segura de que me hubieran avisado por radio y me hubiera apresurado a bajar para salvarte." Jessie mostró incluso, los dientes blancos mientras se reía. "Bueno, habría sido mi día de suerte entonces." Chris simplemente asintió, decidiendo que este juego había ido demasiado lejos por ahora. Cambió el Jeep a la primera marcha. "Me tengo que ir." "Yendo al trabajo?" "Desayuno. Luego el trabajo." "Rock House?" "Sí." "Algo bueno?" Chris se rió. "Si te gusta la comida grasienta, supongo." Jessie se inclinó y miró fijamente a los ojos, haciendo que Chris tomara aliento. "Y tú?" "A veces." Jessie se enderezó de nuevo, lejos de Chris. "Bueno, es un comienzo." Chris estaba preguntandose si todavía estaban hablando de comida, pero tenía miedo de preguntar, así que se apartó. "Nos vemos."

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"Hey," Jessie llamó detrás de ella. "Cuál es tu nombre?" "McKenna," Chris dijo, alejándose. Ella tomó una profunda respiración y se miró en el espejo, luego sonrió a la cara enrojecida mirando hacia ella. Cambio a cuarta, pensando que podría estar fuera de su alcance con Jesse Stone. Todo el coqueteo a un lado, ella todavía sospechaba que J.T. Stone tenía mayores problemas. O Jennifer Parker, quien quiera que pretendía ser hoy. 

Jessie corrió hasta el comienzo del sendero de Elk Meadow, luego desacelero a un paso rápido al entrar en el bosque, sonriendo para sí misma mientras pasaba la hoja de registro sin necesidad de escribir su nombre. Miró hacia el cielo azul. Sí, ese era exactamente el color de los ojos de la mujer. McKenna. Ella tenía una sonrisa agradable, también, Jessie admitió. Y si fuera honesta consigo misma, admitiría que el pequeño juego de buscar y conquistar que generalmente jugaba no estaba funcionando en esta mujer McKenna. Jessie no estaba segura de que quería que funcionara más. Ella sospecha que esta McKenna era una persona agradable y si estuviera en el hábito de hacer amigos, podría ser una de McKenna. Pero ella no tenía amigos. No tenía relaciones de ningún tipo en su vida, salvo los tipos de buscar  y conquistar que veía una vez y luego nunca más. Jessie volvió a mirar hacia el cielo, pensando que podría decir mucho de los ojos de una persona. Cálidos ojos azules, amables. Ella regresó a su paseo, preguntándose si volvería a ver esos ojos otra vez. Chris observó el vapor elevándose de la taza de café y contempló decirle a Roger que Jesse Stone estaba de vuelta. Pero en realidad no era asunto suyo. Jessie obviamente no quería que nadie lo supiera o ella no estaría utilizando un alias, así que Chris se mantuvo en silencio. "Qué vas a comer?" Roger preguntó, interrumpiendo sus pensamientos. "Creo que voy a tener tostadas esta mañana." "Ella come como un pájaro," él le dijo a Margaret, quién estaba esperando pacientemente sus pedidos. "Dame la chuleta de cerdo con huevos revueltos. Patatas fritas extra. Sabemos que McKenna estara robando de mi plato."

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Chris lo ignoró y tomó un sorbo de su café. "Horrible tranquila esta mañana," él comentó. "Sólo cansada, supongo." "Hmmm. Por cierto, Matt está enamorado de ti," él dijo. "Lo sé." "Qué vas a hacer al respecto?" él preguntó. "Nada." "Nada?" "Él debe saber que soy gay. Qué más puedo hacer?" "Podría haber sido más fácil decirle que tienes algún tipo atrás en Yosemite," Roger sugirió. "Nop. No me voy a ocultar, Roger. Me conoces mejor que eso." "Sí. Pero Matt es un buen tipo. Odiaría verlo seguirte a todas partes como un cachorro." "Él no lo hace. Bobby me sigue a todas partes como un cachorro." Roger se rió. "Sí. Bobby tiene un mal caso de culto al héroe." "Sin embargo, me gusta mucho Matt, sabes. Me gustaría que pudiéramos ser amigos  y no preocuparme por todas esas pendejadas." "Hablando de eso," Roger dijo, haciendo un gesto hacia la puerta. Matt se acercó a su mesa, su largo cabello atado en la familiar cola de caballo. "Buenos días McKenna, Roger." 63

"Hey, Matt," Chris dijo. "Qué está pasando?" "Roger nos tiene asignados a la South Rim hoy." "Caballos?" ella preguntó mientras miraba a Roger. Roger le sonrió dulcemente. "Tienes dos grupos diferentes de mochileros por ahí. Quince en total. Están tomando el sendero desde Tahoe. Deben estar en nuestra área hoy o mañana, así que pensé en echar un vistazo. Ellos salieron de Tahoe el Sábado." "Sabes que esos mochileros no quieren niñera, Roger," ella dijo, ya odiando la idea. "Una montón podría haber ocurrido entre el Sábado y ahora, McKenna. Además, no es como que estamos inundados aquí y no podemos tomar el tiempo." "Podrías haberme dicho esto ayer," ella se quejó. "Ahora tengo que volver y conseguir mi mochila." "Si te lo hubiera dicho esto ayer, entonces habría tenido que escucharte quejarte por dos malditos días " "Va a ser divertido, McKenna. Vamos a llegar a acampar. Nos encontraremos en los establos." Matt les dejó con un ademán y Chris de nuevo miró a Roger. "Muchas gracias," ella dijo secamente. "No quería que Matt saliera solo tan lejos y Robert es ... bueno la alergía de Robert a los caballos o algo," Roger explicó. "Robert Hatcher es casi tan inútil cuando ellos vienen, Roger. Matt se rompe el trasero trabajando aquí y Hatcher se sienta en su culo actuando como todo importante en la oficina, ordenando a los chicos de mantenimiento alrededor como el  jefe. Y Matt ha estado aquí tres malditos años más. Demonios, hago más por aquí que Hatcher y soy SAR." "Cálmate, McKenna. Demonios, sé que él es un inútil, piensas que soy ciego."

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"Entonces por qué él se sale con la suya?" ella exigió. "Es sólo política, McKenna. Su papá es alguien importante en Washington y su abuelo era alguien importante con el departamento en su día y que es sólo la forma en que va. Además, Hatcher se muda mucho. Cada par de años, él solicita una transferencia, así que imagino que lo haremos tan desagradable como sea posible para él y va a seguir adelante y entonces podemos conseguir a alguien más. Tal vez llegue a contratar a Bobby." "Bueno esa es la mejor noticia que he escuchado. Bobby es mucho más que un voluntario por aquí." "Sí, lo sé. Y aprovechamos su voluntad de ayudar, pero eso es en parte su culpa, también." Chris se puso de pie y sacó un par de billetes de su bolsillo, deteniéndose el tiempo suficiente para robar un bocado de patatas fritas del plato de Roger. "Tengo que mantener mi fuerza." Entonces ella hizo un guiño. "Nos vemos después. Voy a llamar por radio cuando nos juntemos con los excursionistas." "Sí. Y McKenna, quería decirte lo mucho que aprecio todo lo que haces. Te advertí que tus funciones de SAR podrían ser limitadas y que tendrías que ayudar a salir por todo el lugar." "Roger, me encanta la tranquilidad aquí. No lo cambiaría por Yosemite incluso si me tuvieras limpiando los baños." "Bueno, siempre y cuando todavía tengamos un presupuesto para el mantenimiento, voy a mantenerte fuera de los baños. Ahora ponte en marcha. No tengas a Matt esperando." Chris condujo de vuelta a su cabaña para conseguir su mochila. Ella siempre la mantenía cargada y lista para funcionar, por si acaso. Añadió un par de cenas liofilizados y llenó las botellas de agua. Cada vez que ella salía en el sendero South Rim, empacaba suficiente para varias noches. 65

Revolviendo en el refrigerador, encontró una manzana que era rescatable y un poco de queso. Agarró un paquete de galletas. Esto tendría que hacerlo. "Lo siento, amigo, pero estás por tu cuenta," ella le dijo a Dillon. Ella llenó su plato de comida y le rascó debajo de la barbilla por un segundo. "No comas todo el primer día." Diez minutos después, ella ensillaba su caballo mientras que Matt comprobaba la carga en sus radios. 

Jessie se sentó en el porche esa noche, escuchando los búhos. No había escuchado la música de piano desde la primera noche y se preguntó por qué. Mientras llenaba su copa de vino de nuevo, pensó en Annie. Había estado aplazandolo, lo sabía. Fue la razón por la que había venido aquí en primer lugar, para ver a Annie. No caminar por los senderos y conocer gente nueva y fingir que estaba de vacaciones. Ella sabía que la Dra. Davies tenía razón. Si alguna vez encontraría paz en su vida, ella tendría que hablarlo abiertamente con Annie, conseguir algunas cosas fuera de su pecho, encontrar el cierre de ese capítulo de su vida y tratar de hacer una vida propia después de todos estos años. La Drs. Davies había dicho que ella podría llamar si necesitaba. En ese momento, sonaba como una gran idea y algo para echar mano si las cosas se ponían duras. Pero se sentía bien, de verdad. Incluso la perspectiva de ver a Annie no era casi tan aterradora como lo había sido. Tal vez podría dejar de ver a la Dra. Davies. Tal vez se sentiría como una persona completamente nueva cuando todo esto terminara. Miró al cielo, siendo una grata sorpresa al ser capaz de ver las estrellas. Habían sido demasiados años buscandolas desde el balcón de su apartamento por las estrellas para ser familiar con ella ahora. Mientras sus ojos recorrieron el cielo, pensó en McKenna y se preguntó dónde vivía. Y con quién. Ella pensó inesperadamente en su padre entonces, recordando todas las tardes que él sería llamado para buscar un excursionista perdido, los días previos a la búsqueda y rescate. Ella le pedía dejarla ir, pero él siempre la hizo quedarse, diciendo que un excursionista perdido era suficiente. Por supuesto, ella conocía los senderos mejor que él. McKenna? Por qué la mujer la intrigaba así? Tal vez porque ella abiertamente había ignorado los intentos de seducción de Jessie. Pocas mujeres dijeron que no. De

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hecho, Jessie no podía recordar la última. Bueno, nunca había sido una de dejar pasar un desafío. 

Chris y Matt estaban sentados alrededor de la fogata comiendo sus comidas instantáneas y bebiendo café. Sus caballos estaban atados cerca y sus tiendas brillaban en la penumbra, un telón de fondo para sus sombras que danzaban en las brasas rojas cada vez que el viento soplaba. Ella lo sintió mirándola pero lo ignoró, hurgando en cambio en el fuego. A ella realmente le gustaba y quería nada más que ser amigos. Y tal vez ella estaba leyendo demasiado en ello. Primero Bobby, ahora Roger diciéndole que Matt quería más que amistad, ella tomo todo para significar más de lo que era. Tal vez Matt simplemente disfrutaba de su compañía tanto como ella de la de él. "Puedo preguntarte algo, McKenna?" "Por supuesto." Aquí viene, ella pensó. "Bueno, necesito un consejo. En mujeres," él agregó. Ella se aclaró la garganta. "En mujeres?" "Bueno, quiero decir, tú eres una y sales con ellas, verdad?" Fue con dificultad que se tragó el café que acababa de beber a sorbos. Una vez más se aclaró la garganta. "Bueno, sí sé de mujeres, sí." "Es Donna, en la Rock," él explicó. "Quiero decir, he estado aquí cuatro años. Siempre me ha gustado ella pero me trata como su amigo. Ya sabes, como tú y yo." Chris asintió, pensando en lo irónico que esta conversación estaba resultando. "La he visto a través de un matrimonio terrible y ahora el divorcio y aún así, me habla como si fueramos simplemente amigos." "Pero te sientes atraído por ella?" Chris preguntó.

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"Sí. Quiero decir, seguramente ella sabe. Hablo con ella todo el tiempo." "Matt, tú hablas con todo el mundo todo el tiempo. Yo he estado en la Rock contigo. Te das las vueltas, conoces a casi todo el mundo allí, por qué ella iba a pensar que es especial?" "Me he quedado allí más allá de cerrar antes, sólo hablando con ella. Ella ha confiado en mí, he confiado en ella. Quiero decir, somos amigos, pero quiero avanzar al siguiente nivel y no creo que ella sepa eso." "Matt, es muy raro para los hombres y mujeres ser amigos. Me refiero, en especial hombres y mujeres heterosexuales. Y eso es solamente porque hay siempre ese transfondo sexual latente. Tal vez ella se sentía segura contigo, porque no cree que tú estes interesado en ella de esa manera y ha permitido una amistad para construir entre los dos. Tal vez te ve tratarla de la misma forma en que tratas a todos. Como amigos. Tal vez ella te ve allí conmigo y piensa que algo pasa con nosotros. Quién sabe?" Él sacudió la cabeza. "No, McKenna, todo el mundo sabe en qué lado te inclinas." Chris se le quedó mirando. "Todo el mundo? No es como si tuviera una novia o algo así." "Podemos ocuparnos conmigo primero?" él preguntó. Ella se echó a reír y él se unió y se sintió realmente relajada en torno a él por primera vez. "Sabes, Matt, realmente me gustas. Yo tenía miedo que querías ... bueno, que pensabas que podríamos ser más que amigos." "Oh, vamos, McKenna, seguro que no compraste el emparejamiento de Bobby?" "No, por supuesto que no," ella mintió. "Es sólo que nunca hemos hablado de eso, ya sabes. Y me gusta ir a la Rock y tener una cerveza contigo y no tener que preocuparme de nada."

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"Yo también." Luego él dio un codazo a su hombro. "Pero volviendo a mi problema. Cómo debería abordar esto con Donna?" Chris se rió, aliviada de que finalmente sacaran todo a la luz. "Probablemente la invitaría a mi casa para cenar, la cual yo misma prepararía con elegancia. Una buena botella de vino, quizás flores frescas sobre la mesa, un poco de música tranquila. Pero no perder lo que los ha juntado en primer lugar." En sus cejas levantadas, ella continuó. "Su amistad. Si es una agradable noche, podrías sentarte fuera y sólo hablar. No saltar directamente de la amistad a citas, Matt. Hazlo sutil. Dejale saber que las cosas no tienen que cambiar entre ustedes sólo porque empiezan a salir. Y no apresures las cosas. Ten una buena cena y cuando sea el momento de terminar las cosas, un beso suave, solamente para hacerle saber que no son sólo dos amigos cenando." "Y si ella no quiere que la bese? Quiero decir, y si en realidad sólo quiere una amistad?" Chris se encogió de hombros. "Tal vez ella no ha pensado en la posibilidad de algo más. Puede tomar su tiempo para reajustar sus sentimientos, Matt. Como he dicho, no apresures las cosas. Empiecen a hacer cosas juntos, fuera de reunirse en la Rock, sólo ustedes dos. Conocerse uno al otro en otro nivel." "Sabes, todo esto suena muy bien, pero no soy precisamente un gran cocinero," él dijo. "Puedo ahuyentarla simplemente por preparar la comida." "Me ofrezco para ayudar, pero si pudiera cocinar, yo no pasaría jodidamente cerca todas las noches comiendo la mierda de Dave." Matt se quedó en silencio por un momento, luego levantó la vista y esperó hasta que Chris lo miró. "Sabes, Hatcher ha estado hablando con ella mucho últimamente. Él nunca le dio la hora antes, pero es como si él supiera que estoy interesado por lo que está haciendo esta una especie de competencia." "Hatcher es un bastardo. Y la gente por aquí lo sabe. Yo no me preocuparía por él, Matt." "Sí, pero las mujeres se derriten por él."

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"Diablos, lo miras desde una distancia y él es hermoso. Yo soy la primera en admitir que es uno de los hombres más guapos que he conocido. Pero acercarte y miralo a los ojos y son solamente vacíos. Y entonces lo llegas a conocer y descubres que es un bastardo y realmente conoces el significado de ‘la belleza es sólo superficial’." "Probablemente tengas razón." "Puedes nombrar una persona por aquí quién es amigo de él?" Matt negó con la cabeza. "No. Él por lo general come solo cuando viene a la Rock. Aparte de coquetear con las mujeres allí, en realidad no habla con nadie." Chris dio una palmada en el hombro una vez. "Correcto. Así que no te preocupes por él, de acuerdo?" Se sentaron en silencio un rato más, uno de ellos de vez en cuando agitaba el fuego, pero ambos estaban perdidos en sus pensamientos. Chris dejó su mente fluir a Jesse Stone, preguntándose que estaría haciendo esta noche. Sentada sola en su cabaña, pensando en su padre, sin duda. O Annie. Por qué ella realmente volvió aquí? 

Era temprano en la tarde del día siguiente, cuando se encontraron con los mochileros. Los dos grupos se habían unido y todas fueron considerados. El único problema era una molesta ampolla que una de las mujeres había desarrollado y Chris se ofreció para envolverla por ella. Matt habló por radio a Roger y se dirigieron hacia atrás, dejando a los mochileros para terminar su caminata solos, pero sólo después de que Matt se había burlado suficientemente de Chris. La mujer con la ampolla era guapa y ella había escrito su nombre y número de teléfono y timidamente lo guardó en el bolsillo de Chris. Al caer la tarde, todavía estaban unas seis millas desde el comienzo del sendero, así que acamparon de nuevo, esta vez cerca del arroyo. Se quedaron dormidos escuchando el agua caer suavemente sobre las rocas y hacia abajo en el cañón. Chris pensó que era el sueño de la noche más tranquila que había tenido en semanas. Se tomaron su tiempo durante el desayuno a la mañana siguiente, volviendo a la estación para el mediodía. Ella y Matt gustosamente aceptaron la oferta de Roger de

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una tarde libre, a pesar de que las multitudes de fin de semana estaban empezando a entrar en la ciudad. "La cocina de Ellen esta noche. Por qué no vienes?" Roger ofreció. "No, gracias. Creo que me quedo y le hago a Dillon compañía. Quizá la próxima vez." Chris estaba cansada después de dos días a caballo y dos noches durmiendo en el suelo. Ella tomó una larga ducha caliente y por primera vez, deseaba que hubiera una bañera. Un largo baño haría maravillas. Se estaba secando cuando sonó su teléfono celular y caminó desnuda en la cocina para contestar. "McKenna," dijo. "Es Annie. Te extrañe anoche." "Oh, Annie, me olvide por completo. Estábamos fuera en el South Rim las dos últimas noches. Acabo de regresar hoy." "Está todo bien? Alguien lastimado?" "No, no. Sólo estábamos revisando algunos mochileros procedentes de Tahoe." Ella cambió de oído cuando se dirigió al baño para terminar de secarse. "Escucha, podemos hacerlo esta noche?" "Por supuesto. Siempre y cuando no te importen las sobras." "Annie, tus sobras son mejores que mi cocina cualquier día," dijo. "Estaré allí a las seis." Chris esperaba que Annie no trajera a colación a Jessie esta noche. Si había una persona que Chris quería decirle acerca de que Jessie estaba en la ciudad, era a Annie. Estacionó en su lugar habitual bajo el enebro y entró tras un breve toque. Había estado uniendose a Annie para cenar al menos una vez por semana, a veces dos, desde que Roger las había presentado. Ella esperaba sus visitas y la oportunidad de comer una buena comida vegetariana que era otra cosa que las sorpresas de Dave o su propia lamentable tentativa de cocinar.

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"Chris, estoy aquí atrás." Chris ahora sabía que era su estudio. Annie tenía dos paredes eliminadas de una esquina de la habitación y vidrio instalado y esto le ofrecía excelentes vistas de las montañas y los árboles alrededor de su casa. Ella hacía la mayoría de su pintura allí. Chris hizo su camino atrás, exclamando sobre lo mucho que Annie había terminado en la última semana. "Ya casi has terminado," ella dijo, inspeccionando la pintura que Annie estaba trabajando. Era de Sierra Peak, el más importante punto destacado en la zona. Iba a ser un regalo para ella. "No del todo. Un par de días más, tal vez." "Es hermoso, Annie." Annie le dijo que nunca había dado una de sus pinturas y Chris tenía el honor de ser la primera. "Gracias, Chris, pero a veces pienso en tu juicio. Te gusta que hice a los alces y las dos sabemos que parecen más como ganado que alces," dijo ella y los dos se rieron. Antes de cenar, se tomaron su vino en la terraza trasera y observaron a las ardillas. Annie le preguntó sobre los mochileros y Chris parloteó, trayendo a Annie al día con los acontecimientos en la ciudad, todo el rato manteniendo el nombre de Jessie a raya. No fue hasta después de la cena que Annie la trajó a colación. "Tengo mi boletín mensual del club de lectura y Jessie tendrá uno nuevo por Navidad." "De verdad?" "Este será el número siete, por mi cuenta." "Sólo he leído cuatro," Chris dijo. Permanecieron en silencio por un momento, entonces Annie dijo: "Sabes, a veces tengo casi decidido simplemente llamarla. Si pensara que iba a hacer ningún bien, lo 72

haría. Pero estoy segura de que está trabajando a través de dieciséis años de odio establecido. Tal vez si alguna vez consigo uno de sus libros donde la madre no muere, podría tener una oportunidad. " "Me gustaría que pudieras, también, Annie. No debe ser así entre las familias." "Qué hay de la tuya? Nunca los mencionas." Chris sonrió. "Nosotros no hablamos exactamente." "Y me estás dando consejos? Qué verguenza." Capítulo Doce En su camino a la Rock a la mañana siguiente, Chris de nuevo pasó a Jessie corriendo  y de nuevo se detuvo. "Dónde has estado?" Jessie exigió mientras se apoyaba en la puerta del jeep. "South Rim Trail, en la zona rural." "Buscando por?" Jessie solicito, una sonrisa rápida atravesando su rostro. "Mochileros." "Los encontraste?" "Por supuesto." Chris pensó que Jessie era mucho más bonita que su foto revelada, si eso fuera posible. Sus ojos no eran tan sin vida en persona. "No estás trabajando hoy, ¿verdad?" "Sí." "Es Sábado." "Mi turno," Chris explicó. 73

Jessie asintió. "Dónde estarás?" "Estoy en la oficina esta mañana. Entonces sólo estaré haciendo las rondas, probablemente terminando en Lake Trail esta tarde." "Tal vez te veré allí, McKenna. He estado esperando para tener un poco de pesca." Con eso ella siguió corriendo y Chris miraba, sus ojos iluminados en la parte posterior de los musculosos muslos. Finalmente se dio cuenta de que todavía estaba colocada en medio de la carretera y se marchó, tocando la bocina una vez mientras pasaba a Jessie. 

Después de un almuerzo rápido de queso y galletas saladas, Chris llenó su botella de agua y se dirigió hacia Lake Trail. La estación de guardabosque había estado ocupada por la mañana y sabía que Lake Trail era el más fácil y por tanto, sería el más concurrido. Las cabañas estaban llenas para el fin de semana, al igual que la casa dde huéspedes. Bill y Peggy habían alquilado la totalidad de sus bicicletas y los caminos de tierra alrededor de la ciudad estaban llenos de excursionistas y ciclistas de montaña por igual. El hermoso buen clima continuaba a finales de verano, trayendo con ello a la gente de la ciudad anhelando el aire libre. Se detuvo en el comienzo del sendero, echando un vistazo a la hoja de registro. Seis personas en un grupo; ahí va la vida silvestre, pensó. Otro dos; los observadores de aves. Deberían haber empezado temprano. Un grupo de cuatro, dos de ellos niños. Jennifer Parker. Chris sonrió y alzó la vista. Pescar? Otros dos nombres estaban en la lista debajo, pero Chris apenas se dio cuenta al cerrar la tapa y dirigirse por el camino. No había esperado que Jessie estuviera aquí  ya. Ella había planeado en hacer Lake Trail su última parada pero a causa de la multitud, pensó que era mejor hacer una carrera rápida antes de salir a Fire Lookout. Era casi una media milla al lago, luego el sendero siguiendo la orilla y conectando de nuevo al comienzo, cerca de dos millas en total. El atajo de Lake Trail, que enganchaba con Ridge Trail, estaba a una milla en la caminata. Ella caminaba rápidamente, encontrando una pareja mayor con un caniche (poodle) en una 74

correa. Ella asintió y sonrió, luego apenas salió del camino cuando el caniche decidió atacar. Ella rodó los ojos mientras la pareja tiró del caniche ladrando por el sendero, interrumpiendo la tranquilidad del lago en millas alrededor. Chris mantuvo un ojo a lo largo de la orilla. Vio a Jessie en la primera curva, de pie afuera en el sitio, expertamente lanzando una caña de pescar. Observó durante varios minutos antes de acercarse. "Ha habido suerte?" Jessie se dio la vuelta y sonrió. "Hola, McKenna. No tengas miedo. Y estaba esperando por trucha fresca para mi cena." "Entonces la suerte es toda con el pescado," Chris dijo. "Y yo que iba a invitarte a cenar." Chris rió. "Por favor no mates a uno por mí." Jessie ladeó la cabeza y frunció el ceño. "No te gusta el pescado?" Chris negó con la cabeza. "Soy más una persona de vegetales." "Buen Dios, una vegetariana? Pensé que las deje a todas atrás en la ciudad," ella dijo. "Me las arreglo." "Entonces, quieres venir?" Jessie preguntó. "Ir a dónde?" "A cenar?" "Dónde?" "Cabaña siete," Jessie dijo, su espalda todavía a Chris. "De Henninger?" 75

"Sí." "Bueno." "A las seis y media?" Chris miró a la multitud y sacudió la cabeza. "Siete?" "Está bien. Voy a tener la primera copa de vino sin ti." Jessie se dio la vuelta y sus ojos se encontraron por un momento, luego Chris hizo un gesto al sendero con un movimiento rápido de la cabeza. "Mejor me voy." "McKenna?" Chris se detuvo y miró hacia atrás. "Sí?" "Cuál es tu primer nombre?" Jessie preguntó, de nuevo capturando sus ojos. "Chris." Jessie asintió. "Me gusta." Luego se volvió de nuevo a su pesca con mosca, dejando a Chris mirándola. 

Tomó a Chris más de lo normal para hacer el recorrido cuando se detuvo varias veces para contestar preguntas y ofrecer sugerencias sobre otras rutas de senderismo. Se detuvo en su camino más allá del sitio, pero Jessie ya se había ido. En el comienzo del sendero, Jessie había firmado su salida como se suponía que debía. Chris se rió de su comentario. "Ningún pez murio hoy!" Chris se encontró con Bobby más tarde y lo envió a Ridge Trail mientras ella tomaba la ruta hasta Fire Lookout Trail. Había un grupo grande en la cima, todos disfrutando de la vista sin el beneficio de la torre. Desde el incidente este verano con los dos niños, Roger había adaptado medidas y nuevos letreros de advertencia fueron colocados, y ellos no habían tenido ni una pizca de problemas. 76

Ella pasó un poco de tiempo en la cima, respondiendo preguntas y simplemente disfrutando de las vistas ella misma antes de volver a bajar la montaña, usando el atajo que Bobby le había mostrado. No fue hasta que se dirigía a su casa que se dio cuenta de que había sacado intencionalmente a Jesse Stone de su mente. Ella trató de preguntarse por qué exactamente iba a cenar con ella, y no tenía otra respuesta que encontraba a Jessie atractiva y sería la primera en admitir que era muy curiosa acerca de la vida de esta mujer. Y su repentino regreso a Sierra City. Pero no podía evitar la sensación de que estaba traicionando a Annie de algún modo. Después de la ducha, se tomó el tiempo para relajarse en la terraza con una cerveza fría. Había sido un día ocupado y estaba sintiendo los efectos de sus caminatas por la tarde. Dillon estaba tratando de acercarse sigilosamente a una ardilla y ella lo observó por un momento. Luego sus ojos viajaron al bosque, pensando que sería mucho más rápido simplemente caminar a la cabaña de Jessie. Pero más educado para conducir. No era como si se conocieran entre sí lo suficientemente bien para este tipo de visitas informales. A las siete menos cuarto, agarró una de sus pocas botellas restantes de vino y con una palmadita en la cabeza de Dillon, se fue. Ella condujo lentamente, disfrutando de la noche. Los días se hacían más cortos, notó. Y más frescos. No pasaría mucho tiempo antes de que las nieves llegaran y cambiaría sus botas de montaña por raquetas y esquís. Ella disfrutaba el invierno, aunque sólo sea porque permitía una desaceleración del agitado verano. Por supuesto, búsqueda y rescate tomaba un nuevo significado en la nieve. Y en lugar de noches tranquilas en la terraza, pasaría las noches tranquilas delante del fuego. Encontró la cabaña de Jessie sin dificultad y estacionó al lado del coche de alquiler. Ella tenía una camiseta de manga larga metida en los jeans y había optado por zapatillas deportivas blancas en lugar de sus habituales botas de montaña. Llamó a la puerta y esperó hasta que escuchó a Jessie decirle. "Estoy aquí atrás."

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Chris sonrió. Cuántas veces había escuchado gritar a Annie esas mismas palabras a ella? Ella estaba de pie en la cocina contando las botellas de vino en la encimera cuando Jessie apareció por la terraza. Once botellas. Parece que ella y Annie tenían otra cosa en común. "Ciertamente no tenías que traer nada," Jessie dijo. "Aún menos vino." Ella sonrió cálidamente a Chris. "Me alegro que hayas venido." "Gracias por pedirmelo. No hay un montón de oportunidades para cenar afuera por aquí." "Bueno, aquí, te voy a verter un vaso de vino. O te gustaría tener algo más?" Jessie ofreció. "El vino está bien." "Y puedes llevar tu botella de vuelta contigo. Creo que tengo un montón." Chris siguió a Jessie a la terraza. Dos sillas de madera, idénticas a las suyas, estaban esperando y se sentó, estirando las piernas. "Agradable noche, no es así?" "Sí. Agradable," Chris estuvo de acuerdo. "Fue un ocupado día. En esta época del año, todo el mundo está tratando de meterse en tantos fines de semana como sea posible antes del invierno." "Has estado aquí por mucho tiempo?" Jessie preguntó. "Sólo desde el verano. Me transferí de Yosemite cuando abrieron a tiempo completo SAR aquí ... ah, búsqueda y rescate," Chris aclaró. "Así que supongo que estás más o menos por tu cuenta entonces." "Bueno, conozco al gerente aquí, Roger Hamilton, por años."

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Chris no se perdio la mirada sorprendida que cruzó la cara de Jessie y tuvo que detenerse de lanzar el nombre de Annie también. Si no por ninguna otra razón, Jessie era todavía Jennifer Parker para ella. "Qué bueno," Jessie murmuró. Se sentaron en silencio, ambas mirando hacia el bosque, perdidas en sus pensamientos. En poco tiempo, los búhos empezaron a llamar y Jessie sonrió. "Allí," dijo en voz baja. "Todas las noches espero por ellos." Chris se rió en voz baja. "Lo mismo sucede con Dillon." "Quién?" "Mi gato. Él está aterrorizado de ellos. Se echa en la ventana mientras estoy en la terraza y sus ojos se hacen tan grandes cada vez que llaman. Creo que tiene miedo de que vayan a abalanzarse y llevárselo." Jessie frunció el ceño ante sus palabras. "Dónde vives?" Chris señaló hacia los árboles. "Numero ocho." "Estás de broma?" Jessie se echó a reír, luego asintió. "Por lo tanto, eres a la que le gusta la música de piano?" "Lo siento. Me relaja después de un día ocupado. No me di cuenta que llegaba hasta aquí." "No, está bien. Me gustó." Se sentaron con la oscuridad aproximándose, sin hablar, sólo escuchando el silencio. Chris se preguntó el comportamiento moderado de Jessie esta noche. Estaba siendo educada y amable, pero las burlas, la coqueta mujer que Chris había conocido estaba ausente. Chris se preguntó si la mención del nombre de Roger había lanzado a Jessie en picada. Chris estaba a punto de hablar cuando el temporizador del horno perturbo el silencio.

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"Bien. Estoy hambrienta," Jessie dijo. Se levantó, dejando a Chris para seguirla. La copa vacía de Jessie colocada sobre la encimera y Chris llenó ambas la de ella y Jessie y las llevó a la mesa. "Tuve que poner realmente un esfuerzo en la cena, sabes. Yo nunca he cocinado para un vegetariano antes." "No puede ser tan difícil," Chris dijo. Jessie se echó a reír. "Tú no cocinas, verdad, McKenna?" "No mucho, no." "Cómo lo haces aquí sin cocinar? No es como que hay buenos restaurantes en cada esquina." "Bueno, como un montón de pasta." Jessie se echó a reír de nuevo. "Adivina qué hay para cenar?" Chris se sentó mientras Jessie encendió una vela y la puso entre ellas. Un plato de humeante pasta y cazuela de vegetales siguió. Chris se inclinó sobre su plato e inhaló, sonriendo cuando el olor del ajo llegó a su nariz. "Ajo." Jessie dijo innecesariamente. "Está en el pan, también, así que espero que no tengas una cita caliente después de la cena. Los echaras." "Una cita? En Sierra City?" Chris se rió entre dientes. "Ni tanto." "Oh, seguro que hay un montón de elegibles ... personas aquí." Chris se dio cuenta de la vacilación y tomó su señal. "Unos hombres elegibles, sí. Pero si deseo compañía femenina, tengo que ir a Sacramento." "Y lo haces?" "Ir a Sacramento?" 80

"Desear compañía femenina?" Chris sonrió. "De vez en cuando, hago ambas cosas." Sus ojos se sostuvieron por un momento y justo cuando Chris vio que los ojos oscuros de Jessie comenzaron a ablandarse, Jessie los apartó, en cambio señalando el plato de Chris. "Bueno, qué piensas?" Chris tomó un bocado y sonrió. "Mmm. Excelente." "Bien." Chris partió el pan de ajo, arrancando un trozo cuando la mantequilla se deslizó por sus dedos. Sin pensarlo, se llevó la mano a la boca, lamiendo la mantequilla de un nudillo. Ella levantó la vista y se encontró a Jessie mirando. Sus ojos se encontraron de nuevo por un breve instante, y esta vez fue Chris, quién los apartó. Al parecer todas esas noches de leer los libros de J.T. Stone y fantasear sobre su foto en la parte de atrás la habían atrapado con ella. Por primera vez desde que conoció a Jesse Stone, Chris había permitido que su atracción por una maldita foto emergiera. Como ella misma se había dicho en numerosas ocasiones, Jesse Stone no era una mujer con la que quería involucrarse. Tener sexo caliente sin inhibiciones, ahora eso era otro asunto. Chris se sonrojó por sus pensamientos y se metió otro bocado a la boca. Tal vez en su próximo fin de semana libre, estaría yendo a Sacramento e iría a los bares y trataría de contener su repentinamente excitado libido. Buscó algo para empezar la conversación y decidió ser un poco personal. Tal vez podría averiguar algo sobre la vida personal de Jessie, algo que podría ser capaz de compartir con Annie. "De dónde eres, Jennifer?" Jessie alzó la cabeza, aparentemente sorprendida por la pregunta o tal vez el nombre, Chris no estaba segura de cuál. 81

"La ciudad de Nueva York," dijo finalmente. "Voy a estar aquí otra semana más o menos." "Bueno, estás muy lejos de la costa este. Simplemente vacaciones o viniste a California por negocios?" Incluso a sus propios oídos, la pregunta sonó forzada. "Soy una especie de sin trabajo," Jessie ofreció. Chris asintió. "Te gusta aquí?" "Mucho. Corro Elk Meadow cada mañana. He estado en Ridge Trail y ahora Lake Trail," dijo. "Ha sido muy relajante." En un impulso y bastante sin pensarlo, Chris se oyó hablar. "Estoy libre mañana y el Lunes. Estaba pensando en ir de excursión en la zona rural y acampar. Me encantaría compañía." Jessie puso sus codos sobre la mesa y acarició su barbilla. "Eso suena divertido. Seguro que estás haciendo de niñera de una chica de la ciudad por ahí?" "Puedo estar equivocada, pero casi no pareces una chica de la ciudad. Te he visto por ahí, recuerdas. La pesca con mosca?" Jessie se encogió de hombros. "Cualquiera puede tomar lecciones." Luego se inclinó más cerca. "Tal vez estaba tratando de impresionarte." "Y ciertamente lo hiciste." Mientras sus ojos se sostenían, Chris sintió ir a la deriva en territorio peligroso. Si era un juego de seducción ellas estaban a punto de  jugarlo, Chris haría más que definitivamente perder. Incluso ahora, sentía hundirse más profundamente en las oscuras profundidades de los ojos de Jessie. Fue con dificultad que ella se apartó. Una respiración profunda y un sorbo de vino después, Chris fue capaz de concentrarse de nuevo. "Entonces, acampar? Arriba en la bifurcación?"

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Jessie visiblemente se relajó, reclinándose en su silla y haciendo girar la copa de vino lentamente entre sus dedos. Chris se relajó, y se movió lo suficientemente lejos de la mesa para descansar su tobillo a través de una de sus rodillas. "No tengo una mochila o saco de dormir," Jessie dijo. "Tengo una pequeña mochila que te puedo prestar. Y un saco de dormir, estoy segura que puedo aportar uno." "En la mañana? Temprano?" "Bueno, no al amanecer, pero debemos estar en los senderos a las nueve en punto. El lugar que estoy pensando esta sobre una caminata de seis horas. Eso nos dará tiempo para establecer el campamento y explorar alrededor un poco antes del anochecer." Jessie sonrió, la emoción mostrandose en sus ojos oscuros. "Suena divertido. Dónde debo encontrarte?" "Te paso a buscar y nos vamos al inicio del sendero desde aquí. Voy a traer la comida. No es nada especial, sin embargo. Liofilizado." 

Chris se fue antes de las diez, después de haber terminado el vino pero antes de que abrieran otra botella. Había sido una noche agradable, Chris admitió. Y la perspectiva de un viaje de campamento la emocionaba. Buscó entre los asientos y encontró su teléfono celular, rápidamente marcando el número de Bobby en la casa de huéspedes. "Estás dormido?" "McKenna? No. Qué pasa?" Chris se rió. Bobby estaba siempre en turno. "Nada. Necesito un favor," ella dijo. "Oh? Me necesitas para cubrirte mañana?" "Estoy libre mañana," ella dijo. 83

"No creo que tomaste tus días de descanso, McKenna. Roger dice que estás aquí prácticamente todos los días." "Tal vez no he tenido nada más que hacer antes. Ahora, necesito un saco de dormir." "Ahora?" "A primera hora de la mañana." "Por qué?" "Por qué crees? Para dormir." "Tú tienes uno." Chris suspiró. Ella debería haber llamado a Matt. Ella debería colgar el teléfono por ahora. "Tal vez estoy llevando un amigo conmigo," ella ofreció. "En serio? Quién?" "Jesucristo, Bobby! Puedo tomar prestado el maldito saco de dormir o no?" "Está bien, está bien. Ven por la mañana." "Gracias." Ella tiró el teléfono de nuevo entre los asientos. Ella estaría perdida aquí sin Bobby, pero a veces podía ser un dolor en el culo. 

Jessie abrió otra botella de vino de todos modos. Se puso una sudadera y se sentó en la terraza, sus ojos yendo inmediatamente al cielo. Los búhos ya no estaban llamando y era muy tranquilo, ni siquiera una indirecta de una brisa agitaba los árboles. Los días todavía eran calurosos, pero como el calendario marchó a Septiembre, las noches advertían del invierno por venir. Jessie estaba casi lamentando que no estaría aquí. Podía imaginar las noches junto al fuego mientras la nieve caía fuera.

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Miró a los árboles, preguntándose si Chris había llegado a casa. A Jessie le gustaba. Le gustaba mucho. Por primera vez en muchos años, en realidad sentía que estaba formando una amistad con alguien y ella no estaba muy segura de cómo proceder. Chris no era alguien con quien jugar, eso era seguro. Por desgracia, Jessie había hecho una carrera de jugar con los sentimientos de las personas. Ella era muy buena en eso. Pero Chris ... ella era diferente. Si Jessie fuera del tipo espiritual, podría pensar que había una razón para la presencia de Chris en su vida. Ella nunca había dejado entrar a nadie antes, pero tenía un repentino deseo de purificarse para sacar todos los detalles sórdidos de su vida. Y no alguien a quién pagar para escucharla. Que sería como hablar con un amigo? Decirle a un amigo las heridas del pasado? Para compartir la alegría de su infancia? Y la devastación de la muerte de su padre? Pero ella suspiró. No es exactamente un gran comienzo de una amistad, usando un alias. Y Chris conocía a Roger Hamilton. Ahora ese era un nombre del pasado. Había estado él aquí todos estos años? Si alguien fuera a reconocerla, sería el Sr. Hamilton. Ahora ella definitivamente evitaría la estación de guardabosques. Lo último que quería era un paseo por los recuerdos con Roger Hamilton. Capítulo Trece Eran casi las diez en el momento en que firmaron en el comienzo del sendero. Recoger el saco de dormir había tomado más tiempo de lo esperado. Bobby había estado lleno de preguntas y no en lo más mínimo afectado con el tiempo. Entonces, en un impulso, Chris se había detenido en Ellen para recoger una cena liofilizada para Jessie. Los sin carne que tenía en su cabaña no eran exactamente sus favoritos de todos modos, así que Chris pensó que sería una grosería someter a una persona que come carne a ellos. Se dirigieron a la montaña, tomando el South Rim Trail. Jessie había empacado ligeramente y un cambio de ropa, chaqueta y unos cuantos artículos fácilmente cabiendo en la pequeña mochila que Chris había traído para ella. Estaban vestidas de forma idéntica en shorts y camisetas, ambas de sus sudaderas habían sido quitadas poco después de hacer la primera colina empinada en el camino. Jessie estaba en excelente forma y mantuvo el ritmo de Chris casi sin esfuerzo. Ella

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de vez en cuando le preguntó a Chris los nombres de ciertos árboles y arbustos, pero sobre todo hablaron de otras excursiones de senderismo en que habían estado. Jessie admitió que no había estado en el bosque desde la secundaria. Chris levantó las cejas cuestionadoramente. "Tengo treinta y tres," Jessie dijo con una sonrisa. "Tú?" "Lo mismo." Annie no había dicho que el cumpleaños de Jessie era en el otoño?. "Cuándo es tu cumpleaños?" Los labios de Jessie se torcieron, entonces ella finalmente sonrió. "Pronto." "Pronto?" Chris asintió. "En otras palabras, no es mi problema?" Jessie se encogió de hombros. No podía recordar la última vez que tuvo de hecho que reconocer su cumpleaños. Fue un momento que su padre siempre hizo especial para ella. Nunca hubo un pastel de cumpleaños de su madre, pero su padre de alguna manera presentaba uno, lanzando una fiesta improvisada en la estación de guardabosques, globos y todo. 10 de Octubre. Nunca fallaba en venir, pero deseaba poder olvidar. Ella tenía tan felices recuerdos de su infancia. Por qué estaba siempre tan triste cuando pensaba en ellos? "Oye." "Hmm?" "Estás bien?" Chris preguntó. Jessie se encogió de hombros. "Sólo pensando." Chris asintió pero no dijo nada. No haría ningún bien para ella traer algo ahora. En cambio, ella subió, dejando a Jessie a solas con sus pensamientos. Annie estaría absolutamente matandola si descubriese que Jessie estaba aquí y Chris lo había guardado de ella. A las doce y media, estaban llegando cerca de la línea de los árboles y el borde de la montaña. Las vistas habían cambiado drásticamente. Ya no eran los abetos y pinos que bloqueaban la cordillera montañosa circundante. Ahora el terreno se volvió 86

abrupto. Grandes afloramientos de rocas cubrían la ladera y Chris eligió una plana para sentarse. Jessie puso su mochila junto a la de Chris y estiró la espalda antes de sentarse en una roca adyacente. "Almuerzo?" "Estoy hambrienta," Jessie dijo. Ella tomó una profunda respiración, finalmente dejando que sus ojos se asentaran en la vista. "Dios," susurró. "Es hermoso." Chris sonrió y asintió con la cabeza. "Seguro es." Luego señaló a su derecha. "Hay un camino fuera de South Rim y sube un poco más alto y golpea la cresta de la montaña siguiente. Puedes ver Lake Tahoe desde allí." Jessie asintió, recordando. Su padre la había llevado allí una vez. Fue una caminata difícil para ella en el momento, pero la vista había valido la pena. Chris observó una gama de emociones cruzar la cara de Jessie pero no dijo nada. Ella todavía no tenía idea de por qué Jessie estaba de vuelta en Sierra City, pero tal vez este pequeño viaje de campamento la haría abrirse un poco. Después de su almuerzo ligero de queso, galletas, y una manzana, caminaron otras tres millas antes de que Chris saliera del sendero y siguiera un arroyo bajo un cañón en un breve trecho. "Como un mochilero, nunca se supone que tienes que salir del sendero," Chris dijo con una sonrisa. "Pero conoces un sitio?" "Una pequeña área plana al lado del arroyo, justo antes de un salto de agua sobre la montaña como una cascada. Grandes vistas desde allí." Jessie asintió. Ella conocía el lugar exacto. Otro pequeño secreto que su padre había compartido con ella. "Cómo lo encontraste?" preguntó finalmente. Chris se encogió de hombros y se detuvo, manteniendo el equilibrio sobre una roca en medio del arroyo.

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"Me gusta ir de excursión a lo largo de los arroyos, saltar rocas, mojarme los pies," dijo y se rió mientras casi se cayó. "Me encanta el sonido del agua", agregó. "Lo acabo de encontrar por casualidad, en realidad." "Le has dicho a alguien?" "Es una broma? Sólo tú." "Bien." Sus ojos se encontraron por un momento, ambas rompiendo en sonrisas lentas. Entonces Jessie siguió a Chris lo largo de las rocas, riendo de buen humor cuando se resbaló y sumergió una bota en el agua fría hasta el tobillo. Se quedaron en silencio mientras seguían el arroyo y en poco tiempo, Chris aflojó su mochila y la puso fuera de las rocas en agujas de abeto secas. Ella le indicó a Jessie para seguirla. Siguieron caminando, el estruendo de las cataratas haciendo notar su presencia. Jessie dejó a su mente derivar de nuevo, recordando el momento en que su padre le había mostrado este lugar. Su lugar secreto, él había dicho. Ellos se escabulleron y asegurarse de que nadie los seguía, luego lanzaron su tienda de campaña donde podían sentarse y ver el sol mientras caía detrás del horizonte, escuchando el sonido de las cataratas. Se preguntó si Chris sabía que había un sendero que conduce a las cataratas. Podía caminar todo el camino hacia abajo y estar detrás de la cascada de agua. Jessie recordó pegar la cara en el frío rocio, temerosa de que pudiera ser derribada por su fuerza, pero su padre había estado allí, sosteniendola. Chris observó a Jessie ahora, vio la pequeña sonrisa tocarla luego desaparecio con la misma rapidez. Se preguntó qué era lo que Jessie estaba pensando. Jessie dejó escapar un suspiro y se sacudió, alejando ... algo. Finalmente dejó que sus ojos se deslizaran de nuevo a Chris y se encontró con su mirada curiosa. "Es hermoso aquí." Chris sostuvo la mirada un momento más. Por un segundo, Chris estaba segura de que esos ojos oscuros se habían abierto a ella, revelando alguna profunda

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verdad. Entonces se cerraron de nuevo, la misma misteriosa mirada oscura que normalmente Jessie fijaba firmemente en su lugar. "Sí. Este es uno de mis lugares favoritos." Chris se acercó al borde donde la corriente se inclinó hacia abajo antes de desaparecer por el lado de la montaña y miró sobre los distantes cañones, los picos alzandose más allá de ellas en el oeste. Era una tarde clara, todavía calurosa para principios de Septiembre. Las noches se habían puesto cada vez más frías, insinuando el otoño, pero los días se mantuvieron cálidos y sin nubes. No había señales de una fogata anterior, sin rocas calcinadas para marcar un punto y Jessie vio como Chris reunió unas rocas ahora y aclaró un área. Una de las rocas que Chris recogió era negra en la parte inferior. Al parecer, Chris desmanteló el anillo de la fogata cuando se fue, sin dejar señal de que ella había estado allí. Al igual que su padre solía hacer. Jessie se quitó la depresión que amenazaba y fue sobre la recopilación de pequeñas ramitas para iniciar la fogata. Había un pino caído cerca y quebró ramas más grandes y las arrastró hacia el anillo de la fogata, rompiendolas con su pie y apilandolas ordenadamente en un montón. Colocaron la pequeña tienda y agarraron los sacos de dormir, entonces Jessie sorprendió a Chris sacando una botella de vino de la mochila. "Empaquetaste eso?" Chris sonrió. "No estabas demasiado preocupada por el peso, verdad?" "Y no estás contenta?" Jessie preguntó. "O es que quieres tener café con tu cena?" Chris se rió. "Te diré qué. Voy a compartir mi tienda si tú compartes tu vino." "Apenas un trato justo, ya que no está lloviendo." Jessie agarró la botella contra su pecho y levantó una ceja seductoramente. "Vas a tener que hacerlo mejor." "Está bien. Creo que tengo un saco de dormir que negociar." Jessie pareció considerar esto, los ojos levantados hacia los árboles. Luego se volvió a mirar a Chris, sus ojos brillando con deleite.

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"Saco de dormir por la mitad de mi vino? Esta bien, McKenna, acepto." Chris asintió, disfrutando de la inesperada alegría. Por la mirada en el rostro de Jessie, ella estaba disfrutándolo también. Trabajaron en silencio de nuevo, Jessie quebrando palos para la fogata y Chris colocando los pocos utensilios de cocina y cacerolas que había traído. "Creo que voy a caminar la corriente un poco," Chris dijo. "Adelante," Jessie dijo. "Traje un libro." Sacó un libro de bolsillo desgastado y lo agitó a Chris. "Voy a sentarme y relajarme." "Está bien. No voy a irme mucho tiempo." Chris regresó por donde habían venido, saltando por las rocas hasta que llegó al sendero. Ella cruzó y recogió la corriente en el otro lado. Ella había estado acampando aquí dos veces antes y en ambas ocasiones se había propuesto en explorar río arriba, pero había terminado posada en una roca con vistas a las cataratas y al cañón. Ella pensó que esta vez dejaría la vista y la soledad a Jessie. Ella había aligerado desde el primer par de encuentros y Chris estaba empezando a disfrutar de su compañía. Ella no quería nada más que enfrentarse a Jessie con su verdadera identidad, para hablar de Annie, para averiguar por qué ella estaba de vuelta, pero Chris admitió que en realidad no era asunto suyo. Y si Jessie quería ser Jennifer Parker por unos días y escapar de su verdadera vida, quién era Chris para arrastrarla de vuelta a la realidad? Se detuvo después de casi una media hora, los árboles proyectando largas sombras sobre el arroyo mientras el sol se hundía bajo. Si ella quería agarrar la puesta del sol, tendría que darse prisa. Encontró a Jessie apoyada contra una roca, el libro sostenido abierto en su regazo, pero ella estaba mirando por encima del cañón. "Estás de vuelta," dijo. Ella perezosamente movió la cabeza para mirar a Chris, una somnolienta sonrisa en su rostro. "Cómo está el libro?"

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Jessie se encogió de hombros. "Uno de esos libros de autoayuda. Mayormente mierda," dijo. Chris se rió de la sinceridad de las palabras de Jessie. "Así que tomas una siesta en su lugar?" Jessie sonrió. "Esta mierda siempre me pone a dormir." Hizo un gesto hacia el cielo. "Tenía miedo de que fueras a perderte el espectáculo." "Por supuesto que no. Es por eso que estamos aquí." El sol se abrió paso por la cresta, lejos hacia el oeste, disparando naranjas y rojos en su camino. Jessie abrió la botella de vino y cada una de ellas sirvió un poco en sus tazas para beber. Se sentaron contra la roca, en silencio mirando la caída del sol a la vista, sus ojos llenos con los profundos colores de la puesta del sol, el cielo del oeste radiante como un burdeos brillante disparado a través de las pocas nubes bajas antes de desaparecer a un rosa tranquilo. En lo alto, los cedros y pinos susurraban sus secretos cuando el viento acariciaba las ramas y llevó el aire perfumado en sus caras. Jessie no podía imaginar una vista más hermosa. Los colores eran aún más espléndidos de lo que recordaba, y cerró los ojos por un momento, tratando de grabarlo por siempre en su memoria. Sentía a Chris observándola incluso antes de abrir los ojos. Una neblina de color rosa tenue permaneció donde el sol había estado hace sólo unos momentos y se giró a Chris, sus ojos entrelazados en la última luz del día. "Hermoso," Jessie susurró. "Si, mucho." "Gracias por permitirme compartir esto contigo."

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La sonrisa de Chris era tan suave y sin prisas como la puesta de sol había sido y Jessie se sintió siendo jalada en esos ojos azules. Sentimientos desconocidos se apoderaron de ella y no sabía qué hacer de su pulso rápidamente palpitando o el momento difícil que tenía para recuperar el aliento. Dejó que sus ojos se deslizaran brevemente a la boca de Chris, preguntándose si sus labios eran tan suaves como parecían. Chris apartó los ojos, en silencio reconociendo la creciente atracción entre ellas. Se preguntó si su atracción era simplemente el resultado de finalmente dar vida a una imagen en la parte posterior de un libro. Chris aún no estaba segura de que le gustaba Jesse Stone, pero sospechaba que aún tenía que conocer todo de ella. Ella se alejó, dejando a Jessie mirando después de que el sol se hubiera ido. Ella comenzó la fogata con facilidad, luego puso el agua a hervir para su cena. Con la oscuridad llegó el frío de la noche y Chris se movió a la tienda, quitandose sus shorts  y poniendose un par viejo, cómodo de pants y una sudadera voluminosa. Jessie hizo lo mismo, tomando la pequeña linterna de la mano de Chris. Cuando salió de la tienda, ella estaba sosteniendo el papel higiénico. "Voy a hacer un viaje a los bosques," Jessie dijo con timidez. Chris asintió. "No vayas muy lejos." "No te preocupes. Si me oyes gritar ..." "Iré corriendo," Chris le aseguró. Ella observó el destello de luz en el bosque cuando Jessie desapareció detrás de un abeto. Poco tiempo después, Jessie regresó, discretamente lanzando su papel higiénico en la fogata. "Mucho mejor," dijo. Chris observó cuando Jessie se sentó con las piernas cruzadas en el suelo cerca de la fogata. Añadió más vino a cada una de sus tazas y le entregó una a Chris. "Gracias."

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Cenaron en relativo silencio, compartiendo pensamientos de vez en cuando, pero sobre todo contentas de escuchar el crepitar del fuego y los sonidos del bosque ya volviendo a la vida después del anochecer. Jessie lavó sus pocos platos en el arroyo y Chris consiguió la fogata encendida de nuevo, añadiendo algunas de las ramas más grandes que Jessie había recogido anteriormente. Se sentaron una frente a la otra, con las llamas saltando la única barrera entre ellas. Jessie sostuvo la botella de vino. "Suficiente para una más para cada una, creo." "Fue una excelente idea," Chris dijo. "No es exactamente práctico," agregó. Jessie le hizo señas. "Los mochileros tienen demasiadas reglas. Un viaje rápido arriba y abajo, no hay absolutamente ninguna razón que una buena botella de vino no pueda traer." "Si hubieras estado empacando el equipamiento, podrías no haber querido el peso extra." Jessie se inclinó hacia delante. "Pero no lo estaba. Eso es por lo que te traje." Chris se rió. Los ojos de Jessie brillaron frente a ella. Tal vez por eso sus siguientes palabras casi hacen que Chris se ahoguara. "Eres extremadamente linda, McKenna. Sabías eso, verdad?" "Linda?" "Extremadamente linda," Jessie corrigió. "Bueno, yo... gracias," Chris balbuceó, esperando que Jessie no pudiera ver su rubor. "No hermosa ni nada de eso, McKenna. No quiero que se te suba a la cabeza," bromeó. "Voy a tratar de contener la hinchazón," Chris murmuró.

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Jessie dejó deslizar su mirada de Chris a la fogata. Tal vez una frase para ligar en otra vida, pero la decía sinceramente ahora. No sólo encontraba a Chris atractiva, le gustaba. Y no podía recordar la última vez que había pensado eso sobre otra persona. Cubrió la sonrisa en su cara con la mano, divertida por sus propios pensamientos. Podía recoger a una desconocida en un bar en dos minutos y estar dentro de sus bragas en cinco. Prácticamente podía golpear a Chris en la cabeza y todavía ella no mostraba ningún interés por Jessie en absoluto. Bueno, eso no era del todo cierto. Los ojos azules de Chris no eran exactamente inexpresivos y Jessie sabía cuando otra mujer la encontraba atractiva. Ella no estaba acostumbrada a la cautela que Chris mostraba. No importa de todos modos. Por qué arruinar lo que estaba resultando ser una amistad interesante? Una amistad podía ser algo que podían llevar con ellas. Cualquier otra cosa, y Jessie correría. "Ah ... Jennifer?" Jennifer? Jessie se sacudió mentalmente. Cuando utilizarías un alias, que te ayudara a recordar el nombre. "Cuánto tiempo vas a estar de vacaciones aquí?" Jessie se encogió de hombros. Ella sólo debía decirle a Chris la verdad. Ella no sabía por qué estaba usando un maldito alias de todos modos. Si su propósito era ver a Annie, que le importaba a ella si alguien se daba cuenta? Chris observó las preguntas volar a través de la cara de Jessie, preguntándose a que decisión estaba llegando, qué mentira le diría a Chris después. "Como dije, estoy sin trabajo, así que no estoy realmente apresurada. No he decidido todavía." Chris asintió y sostuvo la mirada de Jessie la luz de la fogata. Ella se atrevió a mirar hacia otro lado. "Háblame de ti," Chris sugirió. "Por qué?" 94

"Porque quiero saber." "Así como así?" Jessie dio una risa nerviosa. "El hecho de que quieras saber, se supone que te diga?" Chris se inclinó hacia delante, todavía sosteniendo los ojos de Jessie cautivos. "Sí." El silencio continuó mientras Jessie sintió las palabras formanse y amenazaban con extenderse. Luchó consigo misma sobre qué decirle a Chris, en todo caso. Sería mucho más sencillo que pretender ser Jennifer Parker, que estaba sin trabajo, y no alguna autora desquiciada llamada J.T. Stone. Chris observó la cara de Jessie, viendo las sombras cruzar en la suave luz de la fogata. Podía dejarlo ir, lo sabía, pero ella detectada la necesidad de Jessie para hablar, incluso si Jessie no lo hacía. Y además, había tenido más que suficiente de Jennifer Parker. "Dime ... Jessie," susurró. Jessie soltó un agudo aliento. Si hubiera estado de pie, estaba segura de que sus piernas le habrían fallado. "Cómo ... cómo lo supiste?" Chris dio una media sonrisa. "Tengo tus libros." "Mierda," Jessie dijo. "Bueno, me siento tonta." "Me podrías decir que eres sólo una celebridad buscando privacidad, por lo que el cambio de nombre," Chris sugirió. Jessie se echó a reír. "Difícilmente una celebridad." Chris agregó un par de troncos a la fogata mientras permitía a Jessie recogerse a sí misma. Ahora era su turno para mantener secretos. Jessie no tenía necesidad de saber que ella y Annie eran amigas. 95

No tenía que saber que Chris ya sabía todo acerca de su infancia. "Crecí aquí," Jessie admitió después de tomar una respiración profunda. "Hace una vida." "Dime." "Incluso si quisiera hablar de ello, no sabría por dónde empezar," Jessie dijo. "Por qué no quieres hablar de ello?" Jessie se inclinó hacia delante. "Hay algunas cosas de las que simplemente no hablo." "Por qué?" "Por qué? ¿Qué clase de pregunta es esa? Odio esa palabra." "Está bien. No hay preguntas, entonces. Háblame de tu vida cuando vivias aquí." Jessie sonrió. "Por qué?" Era el turno de Chris para inclinarse hacia adelante. "Por qué? Odio esa palabra." Ella empujó a Jessie con el hombro. "Cuentame acerca de crecer aquí. Por favor?" Jessie dio una pequeña risa, finalmente cediendo. "Está bien. Bien." Jessie se quedó mirando el fuego, recordando. "Tuve una infancia preciosa. Como se ve a través de los ojos de un niño, de todos modos. Fue bastante patética cuando pienso en ello ahora. Crecí aquí en las montañas y mi padre me llevaba a todas partes. Era un guardabosques aquí en Sierra City," explicó. "Él me llevaba a acampar y senderismo y pesca. Dondequiera que iba, yo lo acompañaba. Yo era feliz." "Qué hay de tu madre?" Chris preguntó. "Tenía una madre sólo de nombre," Jessie dijo con amargura. "Qué quieres decir?"

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"Ella vivía en la misma casa que nosotros, pero era como una extraña. No hablabamos, en realidad. Ella y Jack no tenían exactamente el matrimonio ideal. Ella ni siquiera compartía el dormitorio con él. Rara vez hablaban el uno al otro." "Jack? Siempre lo llamaste así?" Jessie se encogió de hombros. "No le gustaba que le llamara papá." Chris levantó una ceja, pero no dijo nada. "Yo ... lo adoraba. Era mi mejor amigo. Mi único amigo. Yo iba a todas partes con él, lo hacía todo con él." Jessie miró a través de la fogata a Chris. "Murió cuando yo estaba todavía aquí. Diecisiete." "Lo siento," Chris murmuró. Jessie se encogió de hombros. "Hace mucho tiempo. Me fui poco después de su muerte. No podía soportar estar aquí con ella." Jessie se quedó mirando la fogata, recordando. "Fui a San Francisco, conseguí un trabajo, comence la universidad. La escritura era simplemente una salida al principio. Nunca pensé que en realidad viviría de eso." "Así que estás aquí ... visitando?" Jessie se echó a reír. "Difícilmente. Mi terapeuta me dice que tengo problemas no resueltos que tengo que trabajar." "Y lo estás?" Jessie sonrió. "Trabajando a través de ellos? Todavía no." Chris siguió adelante. "Así que no estás aquí visitando ... estás solamente qué? Retrocediendo en el tiempo?" "Ella todavía está aquí," Jessie dijo en silencio. Chris no dijo nada. Fue la cosa más difícil que podía recordar haber hecho, pero mantuvo sus palabras a sí misma. 97

"Soy una buena oyente," ella ofreció en cambio. Jessie dio una pequeña risa. "He pagado una fortuna en los últimos años y aquí estás ofreciendo un regalo." "Aún así una oferta." Jessie dejó escapar un profundo suspiro. Las palabras ensayadas que había dicho una  y otra vez en consultorios de los terapeutas no venían. En cambio, ella dijo algo que aún no había puesto palabras para sí misma. "Estoy asustada de estar aquí." "Asustada?" "Aterrorizada. No me di cuenta hasta ahora," dijo en voz baja, sus palabras llevadas con la brisa. Chris se movió alrededor de la fogata y se sentó junto a Jessie, sus rodillas tocandose ligeramente mientras se sentaba a su lado. La sonrisa divertida de Jessie  y el rápido empujón con el hombro la sorprendieron. "No tengo miedo a la oscuridad, McKenna." "Yo solo..." La mano de Jessie se extendió y apretó el muslo de Chris. "No. Quedate." Chris se relajó, tratando de ignorar el ardor de la piel, donde la mano de Jessie aún descansaba. "De qué tienes miedo?" Jessie buscó los ojos azules frente a ella. Vio comprensión, compasión, preocupación. Cosas que no estaba acostumbrada a ver. Ni siquiera cuando pagaba por ello. 98

"No sé lo que es. Siento que hay algo aquí, algo viendome tal vez. No sé," Jessie dijo, su voz convirtiéndose casi en un susurro. "Vamos a hablar, entonces," Chris sugirió. "Tu terapeuta te dijo que regresaras. Cuánto ha pasado? Dieciséis años dijiste? Porqué ahora?" "Para verla. Annie Stone." "Tu madre," Chris afirmó. "Ella me dio a luz," Jessie dijo. "Nunca fue mi madre." Chris tuvo que morderse el labio inferior para mantener sus palabras para sí misma. Ella sabía que pronto, podría estar entrando en su cabeza. "Dijiste que hacías todo con tu padre pero nada con ella," Chris solicitó. "Durante el tiempo que puedo recordar, siempre era él. Es decir, Chris, no tengo recuerdos de ella en absoluto, que no sean sólo esta figura en la casa. Cuando era niña, era sólo él. Senderismo, acampar, cenar. Todo era con él." "Cuando eras niña? Qué pasa cuando te hiciste mayor?" "Mayor?" "Sí. Como una adolescente." Jessie se quedó mirando la fogata, tratando de recordar. Sus recuerdos eran siempre tan vivos, como si hubieran sido ayer. Pero en sus recuerdos, ella siempre era una niña. Siguieron todavía acampando? Pescando? Todavía ella lo seguía a todas partes? Ella debió hacerlo. Entonces por qué no podía recordar? "Jessie?" "No ... no me acuerdo," susurró. "Te puedo decir acerca de mi octavo cumpleaños. Mi noveno." Se frotó los ojos, un dolor de cabeza repentinamente formandose. "Recuerdo ... recuerdo acampar. Nos gustaba caminar por millas, lo que parecía. Siempre estaba tan cansada cuando regresabamos. Recuerdo montando en 99

mi bicicleta desde la casa hasta la estación de guardabosques, debe haber sido tan a menudo." "Y a esa edad, tu madre simplemente te dejaba hacer lo que querías?" La risa de Jessie era amarga, corta. "Déjarme? Como si le preguntara? Chris, ella no era una parte de mi vida. No era más que esta figura silenciosa en la casa. Ella realmente nunca me hablaba, ya sabes." "Hablaste con ella?" Jessie pensó, tratando de recordar un momento en que realmente habían hablado de algo tangible. Las pocas veces que Annie había tratado de disciplinarla, enseñarle algo, Jessie había simplemente corrido a su padre y eso era todo. "Sólo recuerdo el silencio. Siempre había una sensación de resentimiento allí," Jessie dijo. Chris frunció el ceño. "Resentimiento? Por tu madre? O tú?" Resentimiento por Annie, por supuesto, Jessie estaba a punto de decir. Pero ... por qué Jessie llevaba ese sentimiento con ella todos estos años? Sí, ella resentía a su madre ... Annie. Pero por qué? Por no ser una madre? "Siempre la he culpado por su muerte." "Por qué?" "Él se cayó de Ridge Trail en el cañón." "Por qué la culpas a ella?" Chris solicitó. Jessie suspiró. Ella estába cansanda de esta discusión. Las preguntas de Chris estaban volviendose demasiado a las preguntas de la Dra. Davies y pronto Jessie volvería a las mentiras practicadas que había dicho a todas sus terapeutas a lo largo de los años. Era sólo mucho más fácil que ahondar en la verdad. Una podrida verdad, sospechaba.

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"Jessie?" "Estoy cansada. Qué tal un paseo? La luna está casi llena." Chris asintió, sabiendo instintivamente que Jessie había llegado a su límite por la noche. "Por supuesto. Podemos caminar atrás a lo largo de la corriente, podría ver algunos animales salvajes." Jessie sonrió. "Mientras no sea algo que quiera comernos." "No temas ... SAR esta aquí," Chris bromeó. Jessie tomó la mano ofrecida de Chris y dejó que la ayudara a levantarse. Ella no solto la cálida mano que sostenía la suya. En cambio, ella se acercó más. "Bueno, me siento completamente a salvo ahora." La sacudida repentina del deseo cogió a Chris completamente fuera de guardia. Jessie estaba demasiado cerca, los labios demasiado tentadores en la luz de la luna. Sólo las separaban pulgadas y Chris luchó con ella misma para cerrar la brecha, para tomar lo que obviamente se le ofrecía. Jessie capturó los ojos de Chris, viendo como las emociones en conflicto cruzaron su cara. Sería tan fácil, pensó. Sólo un poco más de tentación, un poco más de  juego. Entonces qué? Otra conquista? Jessie finalmente apartó los ojos. No quería una conquista esta noche. En cambio, ella apretó la mano de Chris y sonrió suavemente. "Vamos, McKenna. Muéstrame los lugares de interés." Fue con dificultad que Chris dejó caer la cálida mano estrechando la suya. Ella deshizo la fogata, luego quitó las agujas de pino que estaban demasiado cerca. Las brasas podrían atraparlas con bastante facilidad cuando ellas regresaran. Luego revolvió en su mochila y encontró la pequeña linterna. Ella la metió en el bolsillo delantero de sus pants antes de señalar con un ligero movimiento de cabeza. "Vamonos."

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Caminaron en silencio mientras la luz de la luna rebotaba en el agua, lo suficiente para que Chris pudiera renunciar a la linterna. Siguieron el arroyo hasta que se encontraron con el sendero. "Podemos caminar por el sendero," Chris sugirió. "Hay un mirador no muy lejos de aquí. Debe ser bonito con la luna brillando sobre las montañas." "McKenna, quería decirte esto antes," Jessie dijo mientras seguía a Chris. "Hay un sendero no muy lejos de la tienda, va a lo largo de la cornisa y termina detrás de la cascada." Chris se detuvo en seco. "Estás bromeando?" Jessie sacudió la cabeza. "Acampamos allí antes. Jack me llevó detrás de las cataratas." "He caminado por todas partes allí. Nunca he visto nada parecido a un sendero," Chris dijo. "Es muy difícil de encontrar, lo recuerdo. Tienes que presionar entre dos peñascos y crees que vas justo sobre el lado de la montaña, pero hay una saliente allí y el sendero serpentea hacía abajo, justo detrás de las cataratas." "Tal vez vamos a buscarlo en la mañana. Algún otro secreto que desees compartir?" Jessie sonrió. "Encontraste las cuevas aún?" "Cuevas? Qué cuevas?" "Supongo que no." "Roger no dijo nada acerca de cuevas, Jessie." "Roger Hamilton puede no saber acerca de ellas. Ya estaban cerrados al público cuando mi padre empezó a trabajar aquí. Me llevó allí muchas veces," Jessie dijo. "No es gran cosa, McKenna." "Dónde están?" 102

"Me sorprende que no las has encontrado, tanto como te gusta caminar los arroyos." "Deja de tomarme el pelo. Dónde están?" ella preguntó de nuevo. "Después de encontrarte con el Nevada Trail, pasando el South Rim, cruzas ese pequeño riachuelo. Al menos, solía ser pequeño." "Todavía lo es. Little Bear Creek. Puedes saltar cruzandolo." "Ese es. Síguelo río arriba en las montañas, a sólo una milla, creo. Llegas a una zona muy plana, toda la roca lisa. A la izquierda hay un poco de afloramiento de granito. Hay dos cuevas en las rocas allí." "Verdaderas cuevas?" "Bueno, no bajo tierra o algo por el estilo. Una de ellas es bastante grande, probablemente cien pies de profundidad, tal vez ocho pies de altura. Esa es la que ellos temían. Demasiadas rocas sueltas. La otra es sólo una habitación acogedora. Jack me llevó allí una vez cuando estaba lloviendo. Nosotros siempre manteniamos leña adentro, por si acaso. Tuvimos una fogata allí mismo y cocinamos el pescado que habíamos agarrado antes. Quedando totalmente seco. Son fáciles de encontrar, si sabes lo que estás buscando, McKenna. Si no, puedes caminar derecho pasándolas." "Entonces cuando la montaña se derrumbó, estas son sólo cavidades que se formaron a partir de las rocas caídas?" "Probablemente." Jessie se encogió de hombros. "Yo era sólo una niña. Pueden haber simplemente parecido enormes para mí. Pero Jack las llamó cuevas." "Bueno, la próxima vez que esté en ese camino, voy a echar un vistazo." Caminaron en silencio, las botas rasguñando rocas el único sonido. Chris les llevó más alto, hacia un mirador. Ella sacó su linterna y echó por delante del haz. Llegaron cerca del borde y se detuvieron, ambas mirando hacia las cumbres tocadas por la luna. Los distantes picos todos brillando en la luz de la luna. "Es tan tranquilo," Jessie susurró. "Hermoso."

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Chris asintió. De hecho, era encantador. Sus ojos se desviaron de los picos besados por la luna a Jessie. Jessie de pie, bañada en la luz de la luna, su rostro radiante mientras examinaba el horizonte. Chris no podía apartar sus ojos. Nunca había visto algo más hermoso. Jessie se quedó inmóvil, sus ojos fijos en un distante pico de la montaña. Un recuerdo tratando de venir de repente ... él estaba a su lado, abrazándola, manteniéndola cálida. Qué más? Estaban acampando? Ellos habían subido tan alto? Ella cerró los ojos, pero aún así, no podía recordar. En cambio, una imagen vino a ella de ellos acampando cerca del río. Ella tenía siete, tal vez ocho y él le había enseñado a atar moscas en aquel viaje. Ellos habían pescado durante horas al día siguiente, llevando lo que capturaron a casa. Fue una de las pocas veces que podía recordar a Annie cenando con ellos. "Qué estás pensando?" Chris preguntó en voz baja. Jessie sacudió la cabeza. "En realidad nada. Simplemente ... es tan tranquilo. No hay búhos. No hay viento. Nada." Chris asintió, no queriendo hablar y perturbar el silencio. Ella sabía que deberían volver. Se estaba haciendo tarde. Y más frío. Pero Jessie parecía tan tranquila de pie allí, sus brazos cruzados sobre su cintura mientras miraba en la inmensidad. Jessie sintió a Chris observándola. Se giró y atrapó sus ojos, conteniendo la respiración en el expuesto deseo que vio en ellos. Fue en ese momento que se dio cuenta de que estaba hambrienta de contacto físico, por intimidad. Y no de una total desconocida que acababa de conocer en un bar. Podía imaginarse a Chris besándola, abrazándola. Ella quería que su corazón latiera con vida al igual que sabía que lo haría, si sus labios se juntaran. Chris tragó con fuerza, el sonido resonando en sus oídos, tan fuerte, estaba segura de que rebotaba en las paredes del cañón para que todos escucharan. Pero sólo estaba Jessie, ojos encontrados con los suyos. Chris silencio la voz en su cabeza que la instaba a darse la vuelta e irse, dejando a Jessie seguirla si ella eligía. En cambio, dio un paso más cerca de los ojos que la atraían, incapaz de resistir por más tiempo. Sus ojos se encontraron de nuevo, entonces Jessie se movió en sus brazos, su boca buscando por los labios esperando 104

de Chris. La linterna cayó desapercibida entre ellas cuando Chris la atrajo hacia sí, sus manos en las caderas de Jessie sosteniendo su ras contra ella. Sus bocas se movían juntas, las lenguas encontandose mientras dejaban su rabioso deseo desenfrenado. "Oh, Dios, sí," Jessie respiró, presionando sus caderas con mayor firmeza contra Chris. Dejó a su deseo alcanzarla, sintió que sus rodillas se debilitaban cuando las manos de Chris se movieron por sus costados, deteniéndose justo debajo de sus pechos. Jessie trató de recordar un momento en que había querido el toque de otra así desesperadamente. No había ninguno. Las incontables, sin nombre lista de extrañas desfilaron por su mente en cuestión de segundos y luego sólo había Chris, cuyas manos avivaron el fuego dentro de ella. Su boca se abrió completamente a Chris, la lengua moviéndose contra la lengua. Sus manos encontraron las de Chris y ella las deslizó las pocas pulgadas de sus propios pechos, gimiendo mientras las cálidas manos de Chris la ahuecaron. Jessie se movió contra ella, deslizando sus brazos sobre los fuertes hombros de Chris para abrazarla. Chris no estaba preparada para esto. Mirando la foto de Jessie durante horas y horas, y las fantasías que siguieron no se comparaba a esto. Sentía la plenitud de Jessie y presionó contra ella. Luego, en un movimiento rápido, sus manos se deslizaron bajo la sudadera de Jessie, tocando su piel caliente. Finalmente apartó la boca lejos, buscando los ojos de Jessie, viendo la pasión reflejada. Chris movió sus manos hacia arriba, deteniéndose justo debajo de los pechos llenos de Jessie. "Quiero que me toques," Jessie dijo suavemente. "Esto es una locura," Chris murmuró. "Sí," Jessie estuvo de acuerdo, sin apartar los ojos de Chris. Chris encontró el sujetador de encaje y dejó a sus dedos moverse sobre ello, sintiéndo los duros pezones tensarse contra ello. Jessie le dio un empujoncito y Chris abrió las piernas, sintiendo deslizarse el muslo de Jessie entre sus piernas abiertas. Estaba perdida. Ella empujó rápidamente el sujetador a un lado, sus manos cerrándose sobre la cálida carne y su boca reclamando la de Jessie con una nueva

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hambre. Chris sintió ponerse húmeda con deseo y se movió contra el muslo de Jessie, presionando su clítoris hinchado fuerte contra ella. "Te deseo," Chris sopló en la boca de Jessie. "Sí. Yo también te deseo." Las manos de Jessie se movieron bajo la sudadera de Chris, apartándola de su enrojecida piel. Ella no perdió el tiempo mientras sus manos se movían por su cuerpo, temblando ligeramente cuando no encontró sujetador. Sus dedos suavemente rozaron los pezones hinchados y ella inclinó la cabeza hacia atrás, sintiendo los labios de Chris alejarse de los suyos, a través de su cara para encontrar el pulso palpitante en su cuello. Loco, pensó. Este deseo era casi demasiado para ella de soportar. Jessie siempre era la que conducía a las mujeres al borde de deseo, no al revés. Nunca había querido acostarse en un frío suelo del bosque y tener a alguien haciendo el amor con ella. Ella quería eso ahora, en cualquier caso. Chris volvió a sus sentidos momentos antes de que hubiera tirado a Jessie abajo con ella, sin pensar en las piedras y palos debajo de ellas. Ella empujó a Jessie lejos y la sostuvo con el brazo extendido, su aliento agitado en el pecho. "Jesús," susurró. Qué cerca? Qué cerca había estado de rasgar la ropa de Jessie fuera? Qué cerca ella estuvo de sacar su propia sudadera sobre su cabeza. Jessie se lamió los labios, queriendo la boca de Chris de nuevo. No tardaría mucho, lo sabía, y ella podría tenerla. Aquí y ahora. Pero en cambio, ella tomó una profunda respiración y se alejó. Esto no serviría para nada para ellas en perderse en esta pasión que casi las había tragado. En cambio, Jessie trató de restarle importancia. "Wow, McKenna, seguro que sabes cómo mostrar a una chica una vista." "Yo ... lo siento." Jessie se encogió. No quería una disculpa. En todo caso, debía ser la que se disculpara.

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"Ni se te ocurra," susurró. "Las dos queríamos eso." Chris asintió. Sí. No hay duda de que ambas querían eso. Quería más, de hecho. Pero sabía que era mejor no pensar en ello. "Debemos volver," dijo. Se inclinó, buscando la linterna caída. Sus manos la agarraron, girandola en la palma de su mano mientras trataba desesperadamente de pensar en algo ingenioso que decir. Cualquier cosa para aliviar la tensión que había surgido entre ellas. Nada vino. En cambio se dio la vuelta y se dirigió de nuevo por el sendero, esperando que Jessie la siguiera. Ella lo hizo. Caminaron a su campamento en silencio, encontrando las brasas de la fogata casi apagadas. Chris contempló comenzarlo de nuevo, aunque sólo sea para retrasar la eventual partida en la tienda. Juntas. Lado a lado. Chris se sacudió físicamente a sí misma. Ellas estaban cansadas. Dormirían. Eso es todo. Capítulo Catorce Se apresuraron a bajar la montaña, tratando de vencer a la lluvia que estaba amenazando. Habían tomado el tiempo para tomar un café y un desayuno rápido de dos muffins que Chris había metido en la mochila, que estaban aplastados casi irreconocibles. Ninguna mencionó el incidente de la noche anterior, ni la noche en vela en su mayoría que las dos habían soportado. El aire era fresco y húmedo, lo suficiente para evitarles de desprenderse de sus sudaderas. En el momento en que llegaron al comienzo del sendero, estaba empezando a rociar y un trueno retumbó por encima. Ambas lanzaron sus mochilas en el jeep, el cual todavía estaba al descubierto. Chris había quitado la parte superior para el verano y encendio el calefactor ahora, mientras conducía rápidamente a las cabañas. "Supongo que no podría convencerte de que vinieras a mi casa primero?" Chris preguntó. "Podría utilizar un poco de ayuda con la parte superior y no creo que voy a vencer a la lluvia."

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"Por supuesto. No me importa mojarme, McKenna. Por qué debes tener toda la diversión?" El techo de lona estaba almacenado debajo de la cama y Chris corrió a sacarlo mientras la lluvia caía con más fuerza. Ellas estaban empapadas para el momento en que el Jeep fue cubierto y las ventanas subidas cerradas. "Vamos adentro. Esperemos que todo pase," Chris ofreció. Encontró toallas para ambas, luego dejó a Jessie en el sofá con Dillon posado importantemente en el regazo. Chris se dio una ducha rápida, luego se cambió a ropa seca. Jessie y Dillon todavía estaban en el sofá cuando ella regresó. "Me gusta," Jessie afirmó mientras señalaba al gato acurrucado en su regazo. "Bueno, que no se te suba a la cabeza o algo. Esa es su posición favorita." "Y pensé que era mi encantadora personalidad que él se sentía atraído." Chris sonrió a los dos, viendo una Jessie relajada mientras acariciaba al gato. "Escucha, si quieres tomar una ducha, probablemente puedo encontrar algo de ropa que te siente bien. Somos aproximadamente del mismo tamaño," Chris ofreció. "Eso está bien. Puedo esperar." Chris se encogió de hombros, luego abrió el refrigerador y miró dentro. "Me ofrezco preparar el almuerzo, pero es un poco escueto," se disculpó. Jessie la sorprendió mientras se inclinaba sobre su hombro. "Cerveza, salsa, leche, más cerveza y ... queso?" Jessie bromeó. "Oh, y una manzana. Como dije, no cocinas mucho, verdad? " "Puedo abrir una lata de sopa y puedo hacer cereales," Chris afirmó.

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"Hacer cereales? Eso no es realmente cocinar, McKenna." Jessie alzó la mano dentro  y sacó dos cervezas. "Esto lo hara." Se sentaron en silencio en la mesa, escuchando la lluvia. Chris se preguntó cuando iban a abordar el tema de la noche anterior o si es que alguna vez lo harían. Los ojos de Jessie eran velados, sus palabras cautelosas. Tal vez ella lamentaba los pocos minutos de abandono la noche anterior. O tal vez simplemente estaba arrepentida de la conversación sobre su infancia. "Sabes, McKenna, realmente no sabía cómo actuar esta mañana," Jessie finalmente dijo. "Qué quieres decir?" "Sabes de lo que estoy hablando," afirmó. "Y no estoy hablando sólo sobre el episodio allí en la luz de la luna. Eso fue ... agradable. Pero no hay una sola persona en mi vida que conoce de mi infancia, excepto varios terapeutas dispersos en San Francisco y Nueva York. En verdad, no hay realmente muchas personas en mi vida, y punto," admitió. De hecho, no había nadie. "Qué quieres decir?" Chris volvió a preguntar. Jessie giró los ojos fríos, oscuros en ella. Ojos totalmente carentes de emoción. "Tengo un problema para establecer relaciones, o eso me han dicho. No soy exactamente una persona agradable, McKenna," ella dijo. "No lo eres? Pienso que eres agradable," Chris dijo. "Pero en realidad no me conoces, ¿verdad?" Jessie se levantó y se acercó a la ventana, de espaldas a Chris. No hay necesidad de prolongar esto, pensó. Dile lo perra que eres. Termina con eso. Dile lo cerca que estuviste de usarla anoche. No había ninguna necesidad de pasar por aquí, fingiendo vacaciones. Ella vino a Sierra City para encontrar a Annie, para hablar con ella. Ninguna otra razón que eso.

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Pero cuando se dio la vuelta, chocó con los claros ojos azules que estaban llenos de confianza y comprensión. Chris le devolvió la mirada, esperando. "Yo ... Yo uso a las personas, McKenna. Por lo que sea que necesite. Profesionalmente, personalmente." Ella se encogió de hombros. "Para el sexo." "Y me estás advirtiendo o me estás confesando?" Chris preguntó calmadamente. "Mira, McKenna, sólo estoy diciendo que soy una tomadora. No una dadora. Y por alguna loca razón, no quiero hacerte eso." "Por qué?" "Porque eso es lo que soy, lo que soy. No sé por qué." "No. Por qué no quieres hacerme eso? Si sólo utilizas a la gente para lo que necesitas entonces descartalos, por qué me adviertes?" Por qué de hecho? Jessie se volvió hacia la ventana, envolviendo sus brazos sobre su pecho. Debido a que por primera vez en muchos años, en realidad encontró a alguien que le gustaba. Y eso la asustaba. "Jessie, si estás molesta por lo ocurrido anoche, vamos a hablar de ello. No sé sobre tí, pero ciertamente no era algo que habías planeado." "No lo era? Entonces por qué me invitaste?" Chris se encogió de hombros. "Me gustas." Jessie gimió. No. No quería que a Chris le gustara ella. Dios, a nadie le gustaba. Por qué razón esta mujer sería diferente? "McKenna, si me conocieras, creéme, no te gustaría." "Por qué eres tan dura contigo misma?" "Porque, maldita sea, soy una perra, es por eso. Te lo dije, utilizo a la gente. Y voy a utilizarte, también. Porque esa es sólo la forma en que soy." 110

Chris miró a la mujer frente a ella, la mujer que estaba tratando tan fuerte de no gustarle. Jesse Stone era una atractiva mujer. Ella era también una exitosa escritora. Por qué entonces, estaba esta mujer de pie con los brazos envueltos alrededor de sí misma, tan completamente insegura e insegura de sí misma? Chris se acercó a ella y sin envolver sus brazos, ligeramente agarrando las dos manos de Jessie. "Lo siento, pero yo no veo eso." "McKenna ..." "No. Creo que has llevado a tí misma a creer esto y otros que te han dicho esto para tú asumir que es verdad. Pero debajo de todo eso, creo que eres una persona muy agradable, encantadora. Si te permitieras ser, de todas formas." Jessie quería reírse. Qué demonios Chris sabía sobre eso? Ellas eran prácticamente desconocidas. Capítulo Quince Jessie de pie en su porche, inhalando profundamente, pensando que no había ningún olor más agradable que el bosque después de una lluvia. El dulce aroma de cedro de incienso flotaba a su alrededor y no pudo resistir una pequeña sonrisa. Ella finalmente cedió a la tentación y se bajó del porche, sus botas silenciosas sobre la tierra mojada mientras se acercaba al gigante árbol y empujó su nariz contra la corteza. Si había un olor que deseaba poder embotellar, este era. Era uno de los numerosos olores incrustados en su memoria desde la infancia. Se sentó en una de las sillas en el porche, pensando que debía ir dentro y ducharse y conseguir ropa seca, pero de repente estaba demasiado cansada para siquiera eso. El viaje rápido que había planeado para volver a Sierra City no se estaba convirtiendo en la forma en que ella imaginó. No había planeado tomar dos días para un viaje de mochilera. Y ella no sabía por qué encontraba la perspectiva de ver a Annie tan difícil. Tal vez porque realmente no sabía qué iba a verla en primer lugar. Y McKenna. La mujer estaba arrastrandola en lugares que Jessie había mantenido fuera del alcance de todo el mundo antes. A ella realmente le gustaba. Y lo que la 111

asustaba más era que a Chris parecía realmente gustarle, también. Por qué demonios, Jessie no podía imaginar. Como le había dicho a Chris, ella no era una buena persona. No le había la Dra. Davies dicho tanto en su última visita? Jessie cansadamente inclinó la cabeza hacia atrás, preguntándose cómo había llegado a este punto en su vida. Dejó a la familiar depresión asentarse sobre ella como una manta. Cuando había empezado? En el Instituto? Antes de eso, incluso? Esta pesadez había estado con ella tanto tiempo, que no podía recordar un tiempo en que no la había seguido. Ciertamente como una niña, ella era feliz. Ella debe haber sido. Viajes de campamento y pesca, él siempre los hizo divertidos. Fueron siempre sólo ellos dos. No había tenido que compartirlo con nadie. Jack era su único amigo. Cuándo había eso parado? Por qué no iban a acampar  ya cuando se hizo mayor? Si hubieran? Ella sacudió su cabeza. No podía recordar. No podía recordar nada. Capítulo Dieciséis Chris estaba a punto de acabar su primera taza de café cuando sonó su teléfono celular. Ella tenía la esperanza de que fuera Jessie, entonces entró en pánico, pensando que podría ser Annie. "McKenna?" "Sí." Era Roger. "Tenemos un 10-50 (Accidente), con víctimas mortales." "Quién?" preguntó ella con rapidez, su corazón palpitante. "No es un local." "Gracias a dios." En los tres meses que había estado aquí, había llegado a conocer una gran cantidad de personas en esta pequeña ciudad. Todos ellos la aceptaron sin discusión y la trataron como si hubiera estado allí durante años.

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"Fue fuera de County Road Twelve y el sheriff tiene fuera un equipo, pero según los informes, allí debería haber habido tres personas en el coche. Ellos sólo tienen un cuerpo. Nos preguntaron si podríamos darles una mano." "Probablemente fueron expulsados," ella dijo. "Sí. Bueno, acaban de encontrar el accidente hace aproximadamente una hora. A ver si puedes encontrar a Bobby y quizá Greg y reunirte conmigo ahí. Podrían tener lesiones en la cabeza y extraviados o algo así, quién sabe." Treinta minutos después, estaban en su camino hacia el accidente, al sur de Sierra City. El coche destrozado seguía allí, a unos cincuenta pies por el lado de la montaña, pero el cuerpo había sido removido. Roger se acercó a su encuentro, con una expresión sombría en su rostro. "Muy extraño," él dijo. "Harold Jackson, veintidós años, fue el único cuerpo encontrado. De lo que han descubierto hasta el momento, él y su hermano, Jeffrey, de veinte años, y una chica, Wendy, no tienen su apellido aún, salieron de una fiesta en Sacramento después de la medianoche." "Alcohol?" Bobby preguntó. "Drogas de seguro. Se encontró cocaína en el coche. El Sheriff cree que el coche fue empujado fuera. Hay abolladuras en el parachoques trasero que no cree que se hicieron en el camino hacía abajo." "Jesús," Greg dijo. "Algún coche los embistio?" "Eso es lo que parece. Si los otros dos sobrevivieron, podrían haberse dirigido hacia el bosque, asustados. Diablos, no lo sé." "Voy a mirar alrededor, a ver si puedo encontrar algo, pistas, ramas de árboles rotas, cualquier cosa que pudiera indicar que salieron," Chris dijo. "De acuerdo. No quiero iniciar una búsqueda importante aquí si no es necesario. Pero los chicos, su padre es Harris Jackson." "El senador?" 113

"Ese es." Chris se deslizó por la colina, agarrándose a las ramas del árbol para no caerse. El coche estaba colocado en su morro, el motor empujado prácticamente en el asiento trasero. Sin forma de que ellos pudieran haber sobrevivido al accidente en el interior del coche. Fueron lanzados hacia fuera, o simplemente no estaban en el coche cuando se cayó por el borde. Se acordó de un accidente similar a este, donde el cuerpo fue encontrado cerca de cien pies desde el sitio, empalado en una rama de árbol. Ella miró alrededor del sitio, moviendo la cabeza. Esto eran otros cincuenta pies por lo menos antes de que esto se nivelara. Si fueran capaces de alejarse, lo cual dudaba, habrían tenido un montón de tiempo haciéndolo en el bosque en la oscuridad, incluso con una luna llena, sin deslizarse o caerse de una roca el resto del camino hacia abajo. Ella hizo su camino hacia abajo, pasando el coche y buscando por rastros de rocas siendo desplazadas o ramas rotas de alguien jalando de las mismas. No encontró nada. Ella tomó sus binoculares y examinó el bosque, pero todavía no vio nada para llamar su atención. Tomó la radio de su cadera y llamó a Roger. "Nada. Yo simplemente no los veo, Roger. No estaban en el coche." "10-12 (Espera)," él dijo y ella esperó cuando él pidió. "McKenna, regresa." "10-4 (Enterado)." Le llevó casi veinte minutos para volver a subir a la cima y ella estaba sin aliento. Se detuvo, sus manos en las caderas mientras respiraba profundamente. Revisó hacia el bosque, casi esperando ver un cuerpo colgado de un árbol. "Encontraron un cuerpo, un par de millas atrás. Hombre." "Y la chica?" "No. No hay señales de ella," él dijo. "Le dispararon," Roger agregó.

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Chris se limitó a mirarlo. Asesinato? En Sierra City? Esto tiene que ser la primera vez. En este siglo, por lo menos. "Dispararon? Jesús," Bobby murmuró. "Sí. Mi suposición son las drogas y se mezclaron con la gente equivocada esta vez. No es asunto nuestro, gracias a Dios." "Qué pasa con la chica?" Chris preguntó. "Probablemente aparecera muerta o de lo contrario puede que ella sea la tiradora." Él se dio la vuelta para irse luego se detuvo. "De cualquier manera, va a ser un gran problema. Jackson está de camino aquí ahora desde Washington." Volvieron a la estación, en silencio en el viaje de vuelta. Ella dio las gracias a Bobby y Greg por ir con ella, y luego fue a su oficina. Kay llegó poco tiempo más tarde. "He estado escuchando en la radio de la policía," ella dijo. "Ya está en todas las noticias en la ciudad." "Sí, es un gran problema, por supuesto." "Tuviste una visita esta mañana," Kay dijo. "Una desconocida." "Y?" "Había un mensaje." Ella le entregó un sobre blanco con su nombre garabateado en la parte delantera. "Espero que no te importe, pero ella dijo que eran amigas. Le di tu número de teléfono celular." "Gracias." Ella esperó hasta que Kay se fue antes de abrirlo. Era una invitación a cenar en la cabaña número siete. Ella estaba sorprendida. Cuando había dejado a Jessie el día anterior, ella estaba evasiva en cuanto a cuándo podrían verse de nuevo. 

Chris llego a casa tarde después de pasar el día dirigiendo a los medios de comunicación y otras partes interesadas fuera de la ciudad. A las dos en punto, 115

Sierra City estaba a tope y parecía el Cuatro de Julio, con toda la gente paseando. La Rock House estaba haciendo un negocio en auge y ni siquiera podía conseguir acercarse a la gasolinera de Steve. Tenían que estar en las noticias nacionales a las cinco en punto y todos los vecinos se reunieron en la Rock para verlo. Chris se detuvo, también, uniendose a Roger por una cerveza después de un día tan agitado. Él tenía curiosidad por qué ella no se quedaba a cenar, pero no presionó. Todavía tenía el pelo húmedo, mientras conducía hacía Jessie. Tenía quince minutos de retraso y Jessie estaba en el porche trasero esperando. "Viniste," dijo. Sus ojos sostenidos por un momento, luego Jessie apartó la mirada. "Piensas que no lo haría?" Jessie sólo se encogió de hombros. "Escuche que tenías un ocupado día." "Una pesadilla." Chris tomó la cerveza que Jessie le ofreció y se apoyó en la barandilla del porche. "Fue un circo regular en la ciudad hoy." "Uno de los beneficios de no tener un televisor, supongo. Ellen en el supermercado me dijo acerca de eso." "Todo el mundo estaba muy emocionado de estar en la televisión esta noche, sin embargo." "Tú?" Ella sacudió su cabeza. "No, pero esto se tranquilizará en un día o dos." Chris estudió a Jessie mientras bebía su cerveza. Jessie parecía un poco reservada, cautelosa. Chris tomó una profunda respiración, sabiendo que no era asunto de ella, pero incapaz de dejarlo ir por más tiempo. Annie era su amiga. Un amiga que estaba programada para tener una cena con noche del Jueves. Y estaba cansada de jugar a  juegos. "Jessie, qué estás realmente haciendo aquí?"

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Jessie fue sorprendida por la pregunta y miró hacia otro lado. Confianza de Chris para ser directa. "Te lo dije, mi terapeuta dice que tengo problemas aquí." "Sí, has dicho eso. Pero qué significa eso, exactamente?" "Exactamente? Qué clase de pregunta es esa? Tengo problemas. Si supiera cuales diablos son, haría algo sobre ellos." Chris se apartó de la barandilla y se detuvo junto a Jessie, pensando otra vez que ella sólo debía ocuparse de sus propios asuntos. Pero, por supuesto, no podía. "Conozco a Annie Stone," dijo. "Has oído hablar de ella?" "No, quiero decir que la conozco. Somos amigas," Chris dijo. Los ojos de Jessie se abrieron. "Amigas?" "Roger Hamilton me presentó. Recuerdas a Roger?" ella preguntó. Jessie asintió, sorprendida. Esto, no lo esperaba. "Vamos a hablar. Honestamente, de acuerdo?" "Honestamente? McKenna, que te pasa? Te invite a cenar y quieres tener una charla de corazón a corazón? Esto no tiene nada que ver contigo." "No tienes curiosidad en cuanto a cómo sabía tu nombre? Tus libros no mencionan Jessie, simplemente J.T." Jessie se encogió de hombros. "Nunca se me ocurrió, en realidad." Y no lo había hecho. "Estaba leyendo tu libro y Roger se acercó y lo vió. Él empezó a hablarme de tí que eras de aquí y todo. Tenía curiosidad acerca de tí, supongo." "Por qué?" 117

Chris la miró a los ojos, pero ignoró su pregunta. No estaba dispuesta a admitir su encaprichamiento sobre una foto. "Roger me habló de Annie. Yo quería conocerla." "Porque demonios?" "No sé por qué, sólo lo hice. Y me gusta mucho," Chris admitió. Jessie giró los enojados ojos de ella. "Cómo puede posiblemente gustarte? No sabes nada de ella." "Probablemente sé más de ella de lo tú haces. También probablemente sé más sobre tí que lo que recuerdas tú misma," Chris afirmó. Ella se metía en aguas peligrosas, lo sabía, pero la Annie que Jessie recordaba no era la Annie que Chris conocía. "Cómo te atreves?" Jessie escupió. "Cómo te atreves a entrometerte en mi vida privada de esa manera?" Entonces Jessie dio una palmada a Chris en el brazo. "¿Y cómo te atreves a dejarme pretender ser Jennifer Parker cuando lo sabías todo el tiempo." "Qué querías que hiciera? Imaginé que tenías una razón." "Mira, vine aquí porque ... porque no sé por qué, está bien. Sólo parecía que era lo que había que hacer. No puedo recordar nada. Todo lo que siento es odio y resentimiento por esta mujer que es mi madre y no sé por qué," ella terminó en un susurro. "Jack tenía un montón de mujeres, sabías eso?" "Qué? Crees lo que ella te dijo? Tú no lo conoces. Él no era así." "Roger dijo lo mismo." "Jesucristo! Así que has estado chismorreando sobre mi vida?" "No es así, Jessie." Jessie agarró la barandilla y se quedó mirando, sin ver nada. Se acordó de esa noche, esa noche que Jack y Annie habían estado gritando el uno al otro. Annie lo acusó y él lo negó. Ella era la única que tenía un amante. Ella era la razón de ... todo. 118

"Bueno, quién podría culparlo? Ciertamente no había amor esperando en casa por él." "Como sabes eso?" "Yo vivía allí. Vi. Ella nunca hablaba con él. Ella nunca hizo nada con nosotros. Nunca fue a ninguna parte con nosotros. Ella ni siquiera compartía el dormitorio con él. Ella no lo amaba. Ella no me amaba." "Tal vez a ella no le permitieron ir a ninguna parte contigo. Tal vez no le permitieron amarte." "Eso es ridículo. Es eso lo que ella dijo?" "Por qué crees que ella no te ama?" Chris preguntó. "Ella nunca me habló. Apenas reconocía que yo estaba alrededor." "Pero tenías comidas en la mesa y ropa limpia, todo planchado para la escuela?" Jessie se dio la vuelta lentamente, el ceño fruncido en su rostro. "Qué pasa cuando no regresaste a casa para la cena?" Chris preguntó con suavidad. "Como cuando?" "Pesca después de la escuela?" Jessie recordó, entonces se aclaró la garganta. "Jack me recogería después de la escuela a veces y nos gustaba ir a pescar. Los cocinabamos y comiamos allí mismo," ella dijo en una voz lejana, recordando. "Y cuando llegabas a casa, la mesa estaba colocada para la cena y Annie estaría esperando" Chris dijo. Jessie se apartó de nuevo, recordando las veces que Annie estaba sentada sola en la mesa, la cena fría. "Entonces qué?" 119

"Me iba a mi habitación," dijo en voz baja. Ella recordó, oyendo a su padre reírse de Annie mientras estaba sentada en la mesa. Pero ella empujó ese pensamiento. Ella era la lastimada, no Annie. Pero por qué? "Jessie, hay más de eso que te estás dejandote recordar," Chris dijo, preguntándose cuánto podía convencer de Jessie. "Entonces, tú y Annie solamente se sientan y hablan de mí o qué?" Chris podría decir que ella la había perdido. El breve momento de incertidumbre había pasado y en su lugar estaba el enojo. "No. Sólo somos amigas. Ella ha estado encerrada en esa casa desde hace treinta y dos años. Ella necesitaba hablar." "Qué quieres decir?" "La llaman la ‘dama ermitaña’ por aquí. Ellen es dueña del supermercado y ha estado aquí cinco años y nunca la ha visto. Ella no sale de la casa. Roger trae sus comestibles un par de veces al mes. Pero ella tiene sus pasatiempos," Chris añadió con amargura. "Pasatiempos?" "Pinta. Lee," ella dijo con intención. Ella vio la cabeza de Jessie girar rápidamente, pero apartó la mirada de nuevo. "No me importa acerca de eso. No me importa acerca de ella," Jessie dijo tenazmente. "Y si no te importa, realmente no estoy de humor para la cena, McKenna." "Jessie ..." "No, sólo vete. Quiero estar sola." "Lo siento." "Por qué?" "Sólo quería que supieras acerca de Annie. No era mi intención molestarte," Chris dijo. 120

"Bueno, lo hiciste, McKenna." Los ojos oscuros todavía centellaban con ira y Chris bajó los suyos. Ella había dicho demasiado. Ella había profundizado en cosas que no eran su asunto. Y había destruido cualquier amistad que ella y Jessie habían comenzado. Por eso, ella lo sentía. Pero no lamentaba por traer a colación a Annie. Chris se fue sin decir una palabra y Jessie entró en la casa, de pie en su pequeña cocina con los brazos alrededor de sí misma. Pero se negó a pensar. Su cabeza ya estaba golpeando y abrió la botella de vino que era para ir con su cena. "Mi vida es un puto desastre," susurró a la vacía cabaña. Capítulo Diecisiete Chris estaba ayudando a la oficina del sheriff a la mañana siguiente, junto con Matt  y Roger. Resultó que la chica desaparecida era Wendy Dearborne, nieta de Phillip Dearborne, el famoso fiscal de distrito de San Francisco. No hacía falta decir, el caso tenía máxima prioridad, y todos aquellos alrededor de Sierra City, maldijeron el hecho de que el accidente había ocurrido en su área. Cabezas estaban rodando desde arriba, y ahora ellos estaban participando en una búsqueda, comenzando donde se había encontrado el cuerpo de Jeffrey Jackson y cubriendo el bosque entre allí y donde el coche se salió de la carretera. Otro grupo estaba empezando en el lugar del accidente y Greg y Bobby estaban ayudando a ellos. Chris estaba tratando de concentrarse, buscando por alguna prueba, pero su mente seguía vagando de nuevo a la noche anterior. Ella lo había manejado mal, lo sabía, pero era demasiado tarde para eso. Ella podría haber simplemente ignorado todo el asunto y continuado como ellas habían estado. Tener un poco de diversión mientras Jessie estaba aquí, alguien con quien cenar, tal vez más, pensó. Pero a ella le gusta Annie demasiado. La mujer no se merecía sufrir más. Y Chris sabía que si Jessie simplemente iba a hablar con Annie, todo tendría que ser expuesto, tal vez podrían reparar el daño que había sido hecho hace tantos años. Pero qué daño? Incluso Jessie no sabía la respuesta a eso. 121

Caminaron hasta el mediodía, y luego se detuvieron para descansar y comer el almuerzo que habían traído. Ella y Matt se sentaron en un árbol caído y Roger se apoyó en una roca. "Nosotros no vamos a encontrar nada. Puedo sentirlo," Matt dijo . "Sí. Estoy de acuerdo," Chris dijo. Pero ellos sólo seguían órdenes. "Vamos a estar fuera de esto después de hoy," Roger dijo. "El senador tiene al FBI en ello. Entonces podemos volver a nuestras tareas de baja categoría de manejo del bosque." Chris se dio cuenta de la amargura en su voz y sabía que odiaba el hecho de que su oficina había sido tomada. Ella también lo hacía. "Dónde diablos está Hatcher, Roger? Por qué él no está aquí?" "McKenna, no empieces conmigo. Sabes muy bien dónde está." "Sabes que a él no le gusta ensuciarse, McKenna," Matt dijo con una sonrisa. "Alguien tenía que estar en la oficina, el teléfono estaba sonando sin parar," Roger dijo. "Podría haber sido él." Chris sacudió la cabeza, recordando cómo Robert Hatcher casi se había caído sobre sí mismo cuando el FBI se presentó. "Kay dijo que su padre y el senador son amigos. Podrías pensar que él estaría aquí buscando, también," ella dijo. Fue otro par de horas antes de encontrarse con el otro grupo de búsqueda. Nadie había encontrado nada. Todos se quedaron en un grupo cuando el sheriff se dirigió a ellos.

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"Quiero agradecerles a todos por su ayuda. Roger, gracias por prestar tu equipo SAR. El senador ha pedido al FBI para hacerse cargo de la investigación por lo que sólo estaremos ayudandolos si nos necesitan." Chris y Roger intercambiaron miradas. Por lo tanto, incluso el sheriff estaba siendo despedido. 

Eran después de las cinco de la tarde cuando Chris regresó. Ella quería una ducha y una cerveza fría. Le había dicho a Matt que se encontraría con él en la Rock para cenar. Cualquier cosa era mejor que estar sentada en su cabaña sola, ni siquiera una de las sorpresas de Dave. Dillon la recibió en la puerta y ella lo levantó y le dio un beso antes de llenar su tazón con comida. Ella tomó una cerveza del refrigerador en su camino pasando y se desnudó mientras lo hacía. Sus ropas estaban rasguñadas, manchadas y sudorosas y las amontonó en la cesta de ropa en la esquina de su habitación. Era el momento de golpear a Roger para la cena para que pudiera hacer la colada, pensó. Se paró desnuda en el baño, bebiendo su cerveza antes de entrar bajo el chorro caliente. Con la cabeza inclinada hacia atrás y el agua golpeando contra sus pechos, pensó en Jessie y se preguntó qué tipo de día tenía. Chris estaba tentada a conducir a su cabaña y comprobarla, pero ella no quería correr el riesgo de ser corrida de nuevo. Se puso unos jeans limpios y una camiseta de manga larga. Todavía tenía el pelo mojado y abrió la ventana del Jeep y dejó que la brisa fresca lo secara mientras conducía. Estaba demasiado largo, notó. El fleco estaba colgando en sus ojos y lo quitó con impaciencia. La Rock House estaba ocupada para un Martes por la noche y vio a Matt y Bobby sentados en una mesa con Roger. "Hola chicos." "McKenna". Ella llamó la atención de Martha antes de sentarse y levantó la mano. "Una cerveza, Martha. Por favor," ella llamó. "Sí, sí, tú y todos los demás. No te sulfures, McKenna." 123

"Por qué me maltrata?" ella preguntó. "Maltrata? Demonios, ella está siendo amable esta noche," Roger dijo. "Pero ella no es dulce como Donna," Bobby dijo. Chris movió sus ojos hacia Matt y sonrió y él le complació por sonrojándose ligeramente. Pero ella detuvo sus bromas allí. Matt aún no había reunido el valor de pedirle a Donna cenar. Martha le trajo una cerveza de barril, derramando algo sobre la mesa como hacía habitualmente. "Dave quiere saber lo que quieres esta noche," ella dijo. "Mira, vamos a asegurarnos, de acuerdo. Qué tal una papa al horno? Un poco de crema agria y queso?" Martha sonrió. "Estás aprendiendo, McKenna." "Nos traes otra ronda, también." "Sólo tengo dos manos, Roger. Espera tu turno." "Si supiera cuántas malditas millas caminamos hoy," Roger murmuró. Chris se rió. "Y tú eres el corredor en el grupo." "El corredor no está subiendo sobre peñascos y alrededor de los árboles." "Creo que estás haciendote suave en tu vejez," ella bromeó. "Suave mi culo. Todavía puedo hacerlo mejor que tú, McKenna." "Seguro que puedes." Chris sufrió a través de tres hombres que contiuaban y sobre sus filetes mientras ella comía su papa al horno, haciendo todo lo posible por ignorarlos. 124

"Por qué eres vegetariana, McKenna?" Bobby preguntó. Ella abrió la boca para dar una declaración políticamente correcta cuando Roger intervino. "Una mujer," él dijo. "Creo que ella estaba tratando de impresionarla." "Novia?" Matt preguntó. "Wow, McKenna. Dejaste la carne por una mujer?" Chris miró a Roger antes de dirigir su respuesta. "Ella era una novia en cierta época, hace años. Y sí, deje la carne por ella, Bobby." Entonces ella sonrió. "Eso bien valió la pena." "Y dónde está ella ahora?" Roger preguntó. "Sabes muy bien dónde está." "Dónde?" Matt y Bobby preguntaron al unísono. "Ella decidió que le gustaba el hijo de un millonario mejor y se casó con él," Chris dijo. "Supongo que a ella le gusta la carne, después de todo," Bobby dijo inocentemente. Chris casi escupe su cerveza por reírse. Capítulo Dieciocho Jessie agarró una manta y una botella de vino y se dirigió afuera. El sendero sería traicionero por la noche, pero no le importaba. No podía escapar de sus pensamientos y ella necesita desesperadamente respuestas. Fue sólo cuando la luna se ocultó detrás de una nube que se acordó que no tenía la linterna. Pero no importaba. No le preocupaba.

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Ella tropezó a lo largo del sendero, sus botas golpeando las rocas que no veía y podía haber andado en un árbol si la luna no se mostraba de nuevo. Finalmente encontró la cornisa y saltó a ciegas a través de la ruptura, aterrizando sólo a pies del bordo. Hace muchos años, la vida de su padre terminó aquí. Miró sobre el cañón en la oscuridad abajo. Por qué había saltado? Se sentó y dejó que sus pies colgaran sobre el borde, parte de ella sabiendo que estaba demasiado cerca pero no se movió atrás. En cambio, buscó en su bolso por la botella de vino. "Que pasó?" Ella susurró. Tomó un trago de la botella y la metió entre sus piernas, dejando que los recuerdos de la infancia la inundaran. Acampando. Simplemente ellos dos en la tienda. Pescando, él enseñandole atar moscas. Caminatas por los senderos, ella corriendo por delante de él, y luego él persiguiendola, finalmente, agarrandola y girandola a su alrededor. Annie nunca estuvo allí. Ella no estaba allí para cualquiera de ellos. Jessie cerró los ojos. Annie no lo quería. Lo recordaba a él diciéndole a ella. Annie no estaba allí para él. Entonces la tienda de campaña. Estaba tan caliente, él le dijo que no tenía que ponerse la pijama. Jessie tomó otro trago de la botella. Annie no estaba allí para él. Pero Jessie estaba. Ella siempre estaba allí. "Oh Dios," susurró. "Jessie, eres mi mejor chica, lo sabías?" Cuántas veces había escuchado esas palabras? La mejor chica. Y debido a que Annie no estaba allí, ella tenía que ser. "No." "Está bien, Jessie. Será nuestro pequeño secreto." "Oh, no," sollozó y agarró la botella de vino contra ella. "No."

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Los recuerdos olvidados golpearon con toda su fuerza y lloró por su inocencia perdida. La tienda. Era tan caliente. Oh Dios, y le dolía. Le dolía mucho. Pero él la había calmado, le dijo que sería mejor la próxima vez. No dolería tanto. Ella era una buena chica. "Maldito hijo de puta!" gritó entre lágrimas. Ella se echó hacia atrás y delante, la botella de vino su único consuelo en esta oscura, negra noche. Capítulo Diecinueve Chris condujo de vuelta a su cabaña con la ventana abierta del Jeep. La noche era fría, pero el aire fresco se sentía bien después de estar sentada en el humo del cigarrillo durante las últimas horas. Miró hacia la zona de estacionamiento para Ridge Trail como siempre lo hacía y freno de golpe. El coche de alquiler de Jessie brillaba bajo la luz de la luna. "Jesús! Qué demonios está haciendo?" Estaciono al lado del coche y sintió el capó. Estaba frío. Ella dejó escapar un profundo suspiro. "Oh hombre." Después de caminar todo el día, lo último que quería era un viaje rápido hasta Ridge Trail. Tardó casi treinta minutos para sortear el rastro en la oscuridad, incluso con su linterna. Ella encabezó la cresta y se detuvo para recuperar el aliento y el alivio se apoderó de ella cuando vio la figura solitaria sentada en la cornisa. La luna arrojaba suficiente luz para que ella pudiera ver a Jessie acurrucada en una manta, una botella de vino colocada a su lado. Giró la linterna y se acercó a ella. "Jessie?" llamó suavemente. No hubo respuesta. Sin movimiento. "Puedo sentarme contigo?" Aún nada. Chris tomó una larga zancada a través de la rendija de la cornisa y se sentó detrás de ella, moviendo la botella casi vacía de vino lejos. Abrió las piernas a cada lado de Jessie y puso sus brazos alrededor de ella, tirando de ella contra su pecho. Jessie

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no se resistió, en cambio apoyó la cabeza contra Chris. Chris la sintió tomar una profunda respiración, luego la soltó lentamente. "Estás bien?" Chris susurró. "No." "¿Querer hablar?" "No." Chris solamente asintió y abrazo a Jessie a ella, meciéndola suavemente en sus brazos. Después de unos momentos, sintió más que oyó el llanto de Jessie. Chris besó la parte de atrás de la cabeza suavemente y apretó su agarre. Jessie se relajó en la comodidad de los brazos de Chris, dejando que sus lágrimas cayeran silenciosamente. Ella había pensado que estaba llorando, pero por primera vez en muchos, muchos años, brazos seguros la sostuvieron, ofreciendo consuelo, nada más. Y se sentía bien. Pero sabía que no se lo merecía. No tenía nada que dar a cambio. No era más que una cáscara vacía de una mujer. Y el vacío era algo a lo que estaba muy acostumbrada. Sentía a Chris besar su pelo, sintió sus brazos apretarse y ella cerró los ojos contra los sentimientos que bulleron sobre ella. Ella no se merecía esto. No, ella merecía ser lastimada, sentir dolor. Giró la cabeza de repente, presionando los labios en el cuello de Chris, entonces se movió a los labios, besándolos fuerte. "No, no digas nada," susurró. "Por favor. Sé que me quieres. Puedo verlo en tus ojos." Ella empujó a Chris atrás en la cornisa y se sentó a horcajadas, sus manos ásperamente ahuecaron los pechos de Chris antes de que su boca reclamara a Chris de nuevo. Chris no sabía lo que estaba pasando, pero no tenía tiempo para pensamientos cuando su boca se abrió y la lengua de Jessie entró, eliminando toda resistencia. Jessie tomó lo que quería y Chris se convirtió en una mujer sin nombre, sin rostro, como tantas otras antes que ella. Sólo alguien que podría usar para expulsar sus pensamientos. Ella puso todo su peso en la parte superior de Chris, presionando sus caderas con fuerza en el suave cuerpo debajo de ella, oyendo el gemido bajo de 128

Chris cuando su beso se volvió hambriento. Ella se negó a pensar, dejando que su cuerpo se hiciera cargo mientras sus manos se movían entre ellas, desabrochando los  jeans de Chris y deslizandose fácilmente en el interior. Sus dedos encontraron su objetivo, sólo brevemente reconociendo la humedad que sabía iba a encontrar. Se quitó las manos que ahucaron su cara, negando el tierno beso que Chris coloco en sus labios. "No." Los ojos que Chris encontró en la luz de la luna eran duros, oscuros, sin emociones. "Jessie ..." "No." Jessie cubrió su boca otra vez entonces bruscamente agarró la mano de Chris y la metió dentro de sus propios jeans. Se dio la vuelta, tirando de Chris encima de ella, abriendo sus piernas. "Por favor, tomame," susurró antes de guiar la boca de Chris de nuevo a la suya. Chris trató de apartarse, su mente luchando con su cuerpo sobre su deseo por esta mujer. Podía tomarla, en este momento. Pero por placer? No, solamente sería una rápida follada. Los ojos de Jessie estaban en blanco. No había ningún placer allí. Pero Jessie agarró su mano de nuevo, empujándola hacia el interior de sus jeans. Los dedos sintieron la humedad y Chris gimió, queriendo estar dentro de ella, y dejó que su cuerpo ganara. Jessie levantó sus caderas, empujando los dedos profundamente en su interior. Sus ojos se cerraron mientras sentimientos familiares agarraron dolorosamente en su corazón. Sus caderas se movían bruscamente contra los dedos que trataron de darle placer. No quería placer. Quería el daño. "Más fuerte," susurró. "No, Jessie, mírame."

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"No, por favor, sólo cogeme." Cerró su mente y no vio nada, solamente oscuridad. Entonces él estaba allí, tan grande, tan tosco, callosas manos tocando su suave piel. "Está bien, bebé, Papi está aquí." Chris vio las lágrimas caer, sintió a Jessie aflojarse y finalmente retiró su mano. Ella la miró, preguntándose que había pasado, por qué había permitido que esto pasara. Esto no es lo que quería entre ellas. "Jessie?" Jessie sacudió la cabeza mientras los sollozos sacudían su cuerpo. Sintió a Chris apartarse de ella y sentarse. Jessie acurrucada en posición fetal y lloró. Ella lloró más fuerte cuando sintió una tierna mano en su hombro. "Jessie, por favor. Dime qué diablos está pasando." "Sólo quería ... quería," "Yo sé lo que querías. Quiero saber por qué. Por qué me hiciste eso?" "Traté de advertirte," Jessie susurró. "Advertirme?" "Utilizo a las personas, McKenna. Es lo único que se me da bien." "Maldita seas, Jessie. No soy alguna rubia tonta que recoges en un bar para llevar a casa para un polvo rápido. Me gustabas." Gustabas. Pasado. Jessie asintió. A esto, ella estaba acostumbrada. Chris se puso de pie y tiró de sus jeans y se los abrochó. Nunca en su vida había sido tan humillada. Había pensado que, tal vez, que a Jessie le gustaba, que Jessie quería estar con ella tanto como Chris quería estar con Jessie. Pero no, ella sólo utiliza a las personas. "Vamos," dijo.

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"No." "Sí. Me voy y tú también. Levántate." Jessie quería discutir, pero sabía que Chris no la dejaría aquí sola. A pesar del hecho de que ella la había lastimado. Sí, Jessie la lastimo. Intencionalmente. Esta hermosa mujer con tanta bondad en sus ojos, Jessie había convertido su atracción mutua en un juego. Ella lo lamentaba mucho, pero no podía encontrar las palabras para explicar, por lo que no dijo nada. Siguió a Chris en silencio por el sendero, varios pasos detrás de ella. En el comienzo del sendero, Jessie se detuvo en el jeep pero Chris abrió la puerta y subió. Sus ojos se encontraron y Jessie no vio ninguna cálidez a la que estaba acostumbrada a ver en sus ojos azules. Vio daño y dolor y una pizca de ira. Ella no la culpaba. Se hizo a un lado cuando Chris se alejó y caminó aturdidamente a su coche. Capítulo Veinte Cenar con Annie fue lo más difícil que Chris nunca había sufrido en su vida. Annie estaba llena de preguntas sobre el accidente y Chris la puso al corriente, pero la broma habitual entre ellas había desaparecido. Annie comentó que Chris estaba inusualmente callada, pero Chris lo hizo pasar al agotamiento. Ella tanto quería confiar en Annie sobre Jessie, pero sabía que Annie nunca la perdonaría por no decirle que Jessie estaba aquí. La pintura que Annie había hecho para ella estaba terminada y resultó ser hermosa, incluso para el ojo inexperto, y le dijo a Annie cuanto. La colgó sobre la repisa de la chimenea tan pronto como llegó a casa. Ella ni siquiera había sido tentada para conducir a la cabaña de Jessie. Todavía estaba muy enojada tanto con Jessie y ella misma. Y por su vida, no podía imaginar lo que había sucedido. Tal vez eso era a lo que Jessie estaba acostumbrada. Un polvo rápido y bueno, nos vemos. Pero ese nunca había sido el estilo de Chris. Incluso sus palabras burlonas a Jessie sobre hacer viajes a Sacramento para los bares era mayormente charla. Sólo una vez Chris había tomado a una mujer en su oferta y entonces, sólo después de varias bebidas. Ella lo había lamentado la mañana siguiente  y no había vuelto desde entonces.

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Pero con Jessie, Chris había permitido que su atracción superara su buen sentido. Pero lo que habían hecho, aunque sea breve, difícilmente podría ser llamado hacer el amor. Y en la cornisa, por el amor de Dios. Si hubieran estado realmente en medio de la pasión, podrían ambas haber caído en el cañón. Pero no importaba. Lección aprendida. Y era verdad. Jessie había tratado de advertirle. Ella no lo había creído. Fue después del tercer día y sin señales de Jessie cuando Chris se rompió y condujo a la cabaña número siete. Ella la encontró vacía. La puerta estaba cerrada con llave y dio la vuelta al porche trasero. Las sillas estaban colocadas perfectamente contra la cabaña y presiono la cara contra la ventana y se asomó. Vacío. Todas las cosas de Jessie se habían ido y Chris se dijo a sí misma que estaba contenta, que no quería tener nada que ver con Jesse Stone, pero sabía que estaba mintiendo. Realmente estaba preocupado por ella. Sin darse cuenta de lo que estaba haciendo, detuvo el  jeep en donde Mary Ruth y se reunió con ella en el porche. "Oh, ella se fue hace tres días. Ni siquiera la vi, sin embargo. Sólo había una nota y la llave dejada en el porche aquí." Chris se imaginó que Jessie debía haber ido directamente a la cabaña y empaqueto y se fue esa misma noche. Bueno, era probablemente lo mejor. Sus días regresaron a la normalidad. El entusiasmo sobre los asesinatos se había calmado como ellos sabían que lo haría, y sus fines de semana fueron de nuevo ocupados con excursionistas y campistas yendo en los senderos antes de que el invierno llegara. Estaban bien entrados en Septiembre y la primera nevada de la temporada no estaría muy por detrás. Capítulo Veintiuno Jessie esperó en la zona de recepción, temprano para la cita por una vez. Llevaba unos jeans negros y un chaleco negro, con una camiseta blanca arrugada debajo, cómoda en sus zapatillas deportivas. Probablemente la única en el edificio que estaba. Los tacones altos y medias, trajes y corbatas estaban por todas partes. De vuelta en la ciudad, pensó. Había regresado casi dos semanas, pero no había salido de su apartamento ni una vez. Ella se había sentado por horas, sólo pensando. Ella pensó en Chris mucho, sobre todo la forma en que habían dejado las cosas entre ellas. Se 132

preguntó si alguna vez Chris la perdonaría. No la culparía si no lo hacía. Ella pensó en Annie, también. Se preguntó como sería ella y reconoció que realmente no la conocía. Habían compartido una casa durante diecisiete años, pero Jessie no tenía idea de sus gustos  y disgustos o cualquier otra cosa acerca de ella. Chris había tenido razón. Ella probablemente conocía a Annie mejor de lo que Jessie lo haría jamás. Ella trató de no pensar en Jack, pero los recuerdos largo tiempo enterrados seguían arrastrándose, recuerdos que deseaba que pudiera todavía olvidar. "Sra. Stone, ella está lista," la recepcionista le dijo gratamente. Jessie caminó con confianza hacia la oficina de la Dra. Davies y le ofreció una sonrisa. "Bueno, tan contenta de que estés de vuelta. Me sorprendió encontrar tu nombre en la lista de citas." Jessie se encogió de hombros. "Te ves bien. Todo bien?" Jessie no sabía por dónde empezar así que sólo dejó escapar las palabras que aún encontraba difícil de decir. "Jack abusó sexualmente de mí." Ella esperaba conmoción, incredulidad. No el tranquilo asentamiento de cabeza que consiguió. "Qué? Eso es todo?" Jessie preguntó. "Lo que sospechaba, Jessie. Pero tenías que recordar tú misma, no podía poner esa idea en tu cabeza." "Lo sospechabas? Cómo?"

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"Jessie, vamos a hablar de cómo descubriste esto? Has hablado con tu madre, Annie?" "No, no me atreví a verla. Conocí a alguien que la conoce, sin embargo." Pero no quería ir sobre todo de nuevo. Ella no había pensado en nada más durante las últimas dos semanas. Ella se levantó de repente, paseando en frente del escritorio. "¿Qué se supone que debo hacer ahora?" "Jessie, siéntate." "No, no quiero sentarme," ella dijo, todavía paseando. "Esto simplemente vino a mí. Creo que tal vez lo sabía, no lo sé. Chris siguió preguntando acerca de mi infancia, tú sabes, pero no lo recordaba. Seguía diciendole que no recordaba." "Quién es Chris?" "Ella trabaja allí, ella conoce a Annie. Ella sabía quién era yo," explicó apresuradamente. "Tuvimos una discusión acerca de Annie, acerca de Jack. Ella me dijo algunas cosas que no sabía, que no recordaba." Jessie caminaba delante y atrás enfrente del escritorio, su mente confundida. "Esa noche, subí a la montaña. Algo me jaló allí. Y me senté ... y recordé," terminó en un susurro. "Me acordé de todo." "Jessie, por favor siéntate." "No, maldita sea! No quiero sentarme. He estado sentada durante dos semanas. Estoy enojada. Y quiero saber por qué?" "¿Por qué? Por qué él lo hizo?" "Sí. Quiero saber por qué? Fue culpa de Annie? Fue culpa mía?" "Jessie, nunca vamos a saber por qué. Sólo tenemos que trabajar a través de esto y podemos, ahora que sabes."

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"No. Puedo venir aquí y podemos hablar de esto hasta la muerte, pero que voy a resolver? No va a cambiar nada," dijo. "No, tienes razón. No cambiaría nada. Pero lo más importante, debes saber que no fue tu culpa. Eras una niña. Eres una víctima." "Pero por qué?" "Podría haber muchas razones, Jessie. Puedo hacer una lista de respuestas clínicas para tí si lo deseas. Pero vamos a hablar de ti. Vamos a hablar de cómo te sientes." "Cómo me siento? Cómo diablos crees que me siento?" "Jessie, sé que estás enojada. Debes estar enojada. Pero al menos sientes algo." Jessie detuvo su andar y se quedó mirándola. Sí, al menos sentía algo. No podía haber dicho eso hace un mes. Hace un mes, ella se sentía muerta. "Voy a volver," afirmó. "Quiero verla." "Eso es un buen comienzo. Tal vez después de que hayamos tenido la oportunidad de trabajar a través de esto, serás capaz de verla, hablar con ella acerca de tu infancia. Tu madre puede no tener ni idea de lo que pasó." "No. Mira, no estoy trastornada, no soy suicida. Yo no quiero matar a mi madre, a pesar de lo que puedes pensar después de leer mis libros." Jessie se inclinó sobre el escritorio y se encaró con la Dra. Davies. "Sólo quiero recuperar mi vida." "Y debes, Jessie. Lo harás. Pero no es sólo una cuestión de aceptar esto e ir sobre tu vida. Vas a tener malos momentos. Todavía recordaras cosas que no recuerdas incluso ahora. Vamos a trabajar a través de eso y todavía puedes vivir una vida normal y saludable." "Usted no entiende. No voy a trabajar a través de esto viniendo contigo y hablando de ello. Creo que sólo vine hoy para ser capaz de decirlo en voz alta a alguien. He estado sentada en mi apartamento durante dos semanas, trabajando a través de ello. Sí, al principio, pensé que era mi culpa, que yo había hecho algo para merecerlo. Entonces pensé que debía ser culpa de Annie. Pero anoche, finalmente me di cuenta 135

de que Jack era el único culpable. Y puedo estar tan enojada con él como quisiera estar, pero él no está aquí. Y tiene razón. No he tenido una vida. Aún no. Y no quiero perder más tiempo. Así que voy a regresar a verla, para hablar con ella." "Y creo que deberías hacerlo, Jessie. Pero necesitas orientación. Necesitas a alguien con quien hablar de tus miedos, y los tendrás." "Creo que tengo a alguien allí con quién puedo hablar," dijo. "Es decir, si todavía quiere hablar conmigo." "Annie?" "No. Chris. Si alguien va a entender, es Chris," ella dijo, esperando que eso fuera cierto. "Cómo sabes esto? Ella es alguien a quién has conocido por que, un par de semanas?" "Sólo lo sé." Capítulo Veintidós Chris estaba afuera a caballo, siguiendo el South Rim Trail. Desde el accidente de coche, parecía que cada chiflado de la ciudad había decidido que Sierra City era el lugar para estar. Hace dos semanas, un cuerpo había sido encontrado. Un hombre de unos veinticinco años había recibido un disparo en la cabeza y abandonado en el bosque. Roger y Ellen habían tropezado con el cuerpo cuando estaban fuera en su paseo por la noche. Él era el hermano menor de un narcotraficante encarcelado en San Francisco. Hace ocho días, un pequeño avión había bajado, a unas veinte millas en el bosque. No había ningún rastro, y Chris llevó a un grupo de rescate y al departamento de unidad de evacuación del sheriff donde pensaron que el avión había bajado. Les había llevado tres días para encontrar el avión. No había habido ningún humo y fuego. El avión había simplemente desaparecido en el bosque. El avión estaba todavía relativamente intacto cuando lo encontraron, junto con cocaína valorada en cerca de un millón de dólares.

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Hoy, estaban buscando a un fugitivo. Una adolescente que había dejado a sus padres una nota y había tomado una mochila y comida suficiente para un par de días. Ellos no habían aprobado al novio y le habían prohibido verlo. Por lo tanto, ella se escapó para estar con él. Por supuesto, el chico no tenía ni idea. Él estaba a salvo en casa, en una pequeña ciudad cerca de treinta millas al norte de Sierra City. Habían buscado en todas las partes del bosque que pensaban que ella podría haber viajado a través y no habían encontrado nada. "Qué piensas?" Bobby le preguntó por cuarta vez. "Creo que esta semana apesta," ella dijo. Ella estaba cansada y no había tenido una comida decente en ocho días. Se preguntó si incluso había dejado comida para Dillon. Apenas lo había visto en dos semanas. "Y pensé que Yosemite era agitada." Acamparon cerca de Nevada Trail esa noche, la tercera y la séptima consecutiva. Ella habló por radio a Roger cuando tenían una fogata. "Para que ella hubiera llegado hasta aquí en tres días, tendría que haber estado corriendo todo el camino. Los dos sabemos que eso no sucedió." "Estoy de acuerdo," él dijo. Chris pensó que él sonaba cansado y se dio cuenta de que había sido una semana dura para él, también. "Vamos a regresar mañana. Nos concentraremos más cerca de casa, aunque nadie ha encontrado un rastro de ella." "10-4 (Enterado)." A la mañana siguiente, Roger los despertó. "Buenas noticias. Encontraron a la chica." "Dónde diablos estaba?" "San Francisco. Dejó la nota como un señuelo e hizo autostop a la ciudad." "Hija de puta," Chris dijo. "Sí, lo sé. Vamos a casa. Esperemos que las cosas se calmen. Tal vez tengamos una tormenta de nieve o algo así."

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No perdieron el tiempo e incluso los caballos parecían no querer pasar otra noche en el camino. Estaba oscuro cuando regresaron, exhaustos. Chris de pie en la ducha, sus ojos cerrados mientras el agua caliente calmó sus doloridos músculos. Dillon esperó pacientemente en el asiento del inodoro a que terminara. Cuando el agua caliente se acabó, la cerró y salió, secándose con una gruesa toalla. "Me extrañaste?" ella le preguntó mientras él se frotaba contra sus piernas. De hecho ella había tomado el tiempo para parar en Ellen y recoger algo para cenar. Tenía verduras salteadas, pan de ajo en el horno y linguini listo para hervir. Después de cenar, se sentó en el sofá, con los pies estirados sobre la mesa de centro, bebiendo vino. Dillon estaba acurrucado en su regazo y frotó su oreja mientras él ronroneaba. El golpe en la puerta la asustó y dijo que entraran sin darse la vuelta. Roger metió la cabeza en el interior. "Te apetece compañía?" "Seguro, entra." Él llevaba su acostumbrado paquete de seis latas de cerveza y lo puso en el refrigerador y tomo una fría de las de ella. "Semana infernal," él dijo. "Sin duda," ella estuvo de acuerdo. "Espero que esa chica sea castigada de por vida." Él se unió con ella en el sofá y los dos pusieron sus pies en alto, mirando la pintura sobre la chimenea. "Annie?" Roger preguntó. "Sí. Te gusta?" "Es buena. Me alegro de que haya encontrado una amiga," él dijo. "Ella me gusta." 138

"Sí. Bien por ti, también, eh?" "Sí. Y ella cocina. Una ventaja añadida." Chris hizo girar el vino en su copa distraídamente. Jessie había sido un gran peso en su mente y estaba cansada de mantener su presencia este verano en secreto. Ella no se atrevía a decirle a Annie, pero tal vez Roger. Ella suspiró. Había pasado más de un mes, pero aún así, pensaba en ella. "Qué pasa?" él preguntó. "Qué quieres decir?" "Sólo suspiraste." "Y?" "Y, has estado ... no sé, diferente." "Diferente? No he estado diferente," ella dijo un poco irritadamente. "McKenna, te conozco. Qué diablos te pasa?" Chris lo miró, luego extendió la mano y agarró su brazo. "Si te digo algo, juras que no le dirás a nadie? Ni siquiera a Ellen?" "Qué diablos está pasando, McKenna?" "Lo juras?" "Está bien, lo juro," él dijo dramáticamente. "Ahora dime." "Hubo una mujer quedandose aquí en una de las cabañas de Mary Ruth hace un mes o así. En cierto modo me hice amiga de ella." "Una mujer, McKenna? Conociste a una mujer y es un gran secreto?"

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"Jessie Stone." "Qué demonios? Estás segura?" "Sí estoy segura." "Cómo sabes que era ella?" "Maldita sea, Roger, te dije, nos hicimos amigas." "Jesse Stone? Aquí?" "Aquí." "Jesucristo, McKenna. Y no le dijiste a Annie?" "No le dije a nadie. Primero la encontré fuera en Ridge Trail, el lugar donde cayó Jack. Yo sabía quién era ella por la foto, pero ella se presentó como Jennifer Parker." "Qué demonios estaba haciendo aquí?" "Estás siendo difícil, Roger. Déjame contar la maldita historia." "Lo siento. Simplemente no puedo creerlo, después de todos estos años, ella regresó." "Creo que ella regresó con la intención de ver a Annie. Ella tiene algunos problemas, algunos asuntos, dice su terapeuta. Ella no puede recordar mucho sobre su infancia, bueno después de su infancia, de todos modos. Y ella esta malditamente cerca de odiar a Annie, aunque no creo que ni siquiera ella sepa por qué. Algo le pasó, Roger y no me gusta decir esto, pero realmente creo que Jack abusó de ella. Sexualmente." "No, McKenna. Te dije, él la amaba." "Sí, creo que lo hizo. Creo que realmente la amaba, Roger." "Es eso lo que ella te dijo?" 140

"No, ella no puede recordar. Es sólo las cosas que me has dicho y Annie me ha contado. Y ella definitivamente tiene algunos problemas. Problemas sexuales, también," ella añadió. "Y tú como sabes esto?" "Mira, no dormimos juntas o algo, si eso es lo que estás insinuando," ella dijo. Lo que habían hecho no podía ser agrupado en esa categoría, lo sabía. Y ella no le diría a Roger lo que había sucedido en la cornisa esa noche, tampoco. Dudaba decirle alguna vez a alguien eso. "Entonces, qué pasó? Dónde está?" "Ella se fue. Justo después del accidente. Tuvimos un tipo de discusión, le dije que  yo era amiga de Annie. Traté de hacerle ver que Annie no era la culpable, pero ella no quería escuchar eso. En fin, creo que pudo haber recordado. Algo pasó con ella, de todos modos. Y se fue. Nunca la vi de nuevo." "Y ella nunca vio a Annie?" "No, y Annie me matarían si se enterara de que Jessie estaba aquí y no le dije a ella." "Sí, mi amiga, creo que lo haría." Capítulo Veintitrés Jessie deslizó quitándose la chaqueta ligera antes de caminar a la cabaña del Mary Ruth. Hacía frío y humedad cuando aterrizó en San Francisco, pero el sol brillaba aquí. Llamó a la puerta y escuchó arrastrandose pies en la parte posterior de la casa. "Adelante," Mary Ruth gritó desde el interior. Jessie esperó en el porche. Su rápido viaje de regreso había durado ocho semanas. En el momento en que hizo los arreglos para que alguien cuide de su apartamento, su editor le había puesto en contacto con las revisiones y trabajó sin 141

parar, tratando de terminar el libro. No quería nada más que estar fuera de la ciudad. Ahora, los días eran más fríos, aunque todavía cálidos para principios de Noviembre. Ella tomó una profunda respiración, amando el olor fresco del otoño. "Por qué, señorita Parker, no le esperaba hasta esta noche." Mary Ruth abrió la puerta y Jessie entró, donde el olor a galletas recién horneadas la rodeaba. "Tomé un vuelo antes, Sra. Henninger. Lamento no haber llamado, pero no pense que le importara." "Por supuesto que no. Su cabaña ha estado lista por días. Ven a la cocina, querida. Tengo que poner otra tanda." Jessie la siguió y sus ojos fueron atraídos a la pila de galletas puestas a enfriar. "Pruebe una, señorita Parker. A Chris no le importa compartir." El corazón de Jessie se agitó ante la mención de su nombre y ella miró a Mary Ruth rápidamente, segura de que su cara estaba ruborizada. "Chris?" "La llaman McKenna. Ella me viene a visitar los Miércoles y siempre me gusta tener galletas para que se lleve a casa." Puso otra bandeja en el horno y se volvió a Jessie. "Pensé que la conocías. De hecho, Chris vino preguntando por ti después de que te fuiste." "Ella lo hizo? Sí, nos conocimos mientras estaba aquí." Por lo tanto, ella había venido a buscarla. Quizás Chris no estaba tan enojada como Jessie había imaginado. "Bueno. Es una chica preciosa, tan atenta. No importa lo cansada que esté, siempre encuentra tiempo para venir." Sí, esa era Chris. Atenta. "Aquí, querida. Tengo tu tarjeta toda llenada. Solo tienes que firmar en la parte inferior." Jessie hizo lo que le pidió y extendió un cheque. Ella tenía que estar fuera el 20 de Diciembre, a más tardar, Mary Ruth le había dicho. Todas las cabañas estaban completas después de eso para las fiestas. 142

Jessie se fue entonces, después de que Mary Ruth le había dado la llave y empujó una pequeña bolsa de galletas en sus manos. La cabaña número siete estaba como la había dejado, aunque ahora había un pequeño montón de leña apilado ordenadamente en el porche. Mientras desempacaba el SUV que había alquilado, se dio cuenta de lo diferente que se sentía en esta ocasión. Ella no estaba llena del temor y aprensión que la habían consumido a finales de Agosto. Ahora, en realidad estaba mirando hacia el futuro, entusiasmada con la posibilidad de ver a Annie y simplemente ... hablar con ella. Y Chris. Ella esperaba que Chris le daría la oportunidad de explicar. Jessie todavía estaba llena de culpabilidad cada vez que pensaba en esa noche arriba en Ridge Trail. Y la culpa era una emoción que no había experimentado en mucho tiempo. Pero Chris le había ofrecido comodidad, amistad, compañerismo, todo lo que Jessie había necesitado esa noche. Y Jessie simplemente se lo había tirado a la cara. Había hecho una burla de su intento de hacer el amor. Si ella fuera Chris, no querría nada más que ver con ella. Pero entonces, ella no era Chris. Esa noche, antes de que oscureciera, Jessie se puso sus zapatillas para correr y corrió al comienzo del sendero de Elk Meadow. Se había vuelto más frío tan pronto como el sol se desvaneció de la vista, y se había puesto pantalones de chándal sobre sus shorts. Corrió, el anochecer tragándosela, y por primera vez en su vida adulta, se sintió libre. No más recuerdos olvidados persiguiendola, sin odio llenando su corazón. Estaba empezando de nuevo. Y ella comenzaría por ver a su madre. Era de noche cuando regresó a su cabaña y el estofado que había puesto a cocer a fuego lento durante toda la tarde estaba listo. Ella llevó un tazón y una copa de vino al porche trasero y comió allí en el silencio del bosque. No oyó los búhos y se preguntó si se habían marchado cuando empezó a hacer frío y se habían ido a las elevaciones más bajas o si simplemente se habían mudado a mejores terrenos de caza. Más tarde, se puso la chaqueta y caminó al arroyo, haciendo su camino por la luz de la luna, su aliento helado en el aire de la noche. Ella miró a través de los árboles y no vio las luces de la cabaña de Chris. Estaba ella cenando en Rock House? Estaba todavía trabajando? Jessie se encogió de hombros y se dio la vuelta. No era a Chris que estaba aquí para ver. 143

Capítulo Veinticuatro Después de que Chris y Annie terminaron su cena, se sentaron a la mesa para jugar una partida de cartas. Gin (*)   era la favorita de Annie y jugaban ese más a menudo. Ella por lo general ganaba, también. Chris había sido capaz de sacar a Jessie de su mente, a pesar del hecho de que Mary Ruth había mencionado casualmente que ella estaba de vuelta. Chris se dijo a sí misma que no le importaba, que no era asunto suyo. Pero Jessie sólo podía estar aquí por una razón. Para ver a Annie. Chris tenía que advertirle, para prepararla, pero no se atrevía a decirle a Annie. "Gano de nuevo," Annie dijo, mostrando sus cartas. "Te sigo diciendo, el póquer en mi juego," Chris dijo. Se sirvió lo último del vino en su copa y sabía que Annie abriría otra. En las noches cuando ella se quedaba para las cartas, ellas acababan dos botellas, incluso a pesar de que Chris se quejara de un dolor de cabeza todo el día siguiente. "Sí, Roger me dice cómo has tomado todo su dinero." Annie sonrió y repartió otra mano. Chris aún disfrutaba de las noches de visitarla. Después de que Jessie se había marchado, ella había cancelado en Annie durante una semana o dos, no sintiéndose de humor para hablar con ella. Pero ahora, por lo general cenaba con ella dos veces a la semana, sobre todo ahora que las cosas se habían ralentizado en las montañas. En los meses que había estado viniendo aquí, Chris podía notar el cambio en Annie. Sonreía sobre las cosas más pequeñas ahora y mostraba mucho más interés en lo que estaba ocurriendo en la ciudad. Ella todavía hablaba de Jessie, pero no siempre. Chris se preguntó si tal vez Annie había transferido sus sentimientos por Jessie a Chris. Pero eso estaba bien, también. No era como si Chris tuviera una figura materna en su vida. "Chris, por qué no sales con cualquiera de esos agradables hombres en la ciudad?" preguntó de repente. (*) Juego consistente en armar combinaciones que, como mínimo, deben estar formadas por tres cartas iguales (del mismo valor) o por tres cartas consecutivas del mismo palo

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Chris se rió, preguntándose porqué se había tardado tanto tiempo Annie en preguntar. Mary Ruth le había preguntado después de la primera semana. "De dónde viene esa pregunta?" "Pasas tu tiempo libre visitando a una anciana. Por qué no estás con algún joven?" "Annie, soy .... gay. Yo pensaba que lo sabías," ella dijo con facilidad. "Gay? Bueno, vaya." "No lo sabías?" "Ahora cómo podía saber?" Chris se encogió de hombros. "Pensé que todo el mundo sabía." "No es como si chismeara con los vecinos, ya sabes. Pero simplemente nunca se me ocurrió, supongo." Ella se inclinó sobre la mesa y tomó la mano de Chris. "Está bien, por supuesto. No es asunto mío lo que haces en tu propio dormitorio." Chris volvió a reírse. "Annie, no hay nadie yendo en mi dormitorio. Es decir, esto es Sierra City, no San Francisco." Annie se sonrojó. "Bueno, ya sabes, he leído mucho. No es exactamente un concepto extraño para mí." "Exactamente qué tipo de libros lees?" "Nada que te importe, jovencita. Juega tu mano."

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Capítulo Veinticinco Chris se reunió con Roger para desayunar en el Rock House Cafe igual como había estado haciendo casi todas las mañanas desde Junio. Él tenía el periódico de Sacramento extendido sobre la mesa y ella le dio unos golpecitos en el hombro antes de sentarse. "Buenos días," él dijo con aire ausente. "Llegas tarde." "Gracias, Donna," Chris dijo, tomando el café de ella. Se frotó la frente y cerró los ojos, ignorando a Roger. "Chris, Dave consiguió panecillos frescos," Donna dijo. "Nada para mí, gracias." Roger dejó el periódico a un lado y la estudió. "Annie te mantuvo desvelada de nuevo?" "Cartas." Ella asintió. "Y?" "Vino." Él se rió. "No eres tan joven como solías ser, McKenna." "Dime algo nuevo." "Oh, el sheriff me llamó anoche. Ellos atraparon a un tipo en San Francisco que tenía las billeteras de los muchachos Jackson." "Estás bromeando. Es él tirador?" ella preguntó. Esta era la primera noticia que habían tenido en los homicidios. "Es demasiado pronto para decir. Él realmente no sabía mucho. Lo han mantenido en la oscuridad a través de toda la investigación."

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"Típico," ella dijo. "Sí. Creo que están esperando conseguir una pista sobre la chica." "Roger, sabes que está muerta. Han pasado más de dos meses." "Sí. Probablemente encontrarla en la primavera. Un pobre imbécil de la ciudad estará de excursión fuera del camino y tropezará con ella." Chris asintió y terminó su café. "Cómo se ve hoy?" "Lento para un Viernes. La casa de huéspedes está sólo a la mitad de llena este fin de semana. Están prediciendo una tormenta para el Domingo sin embargo. Podría ser nuestra primera tormenta importante de nieve." Habían tenido alguna ligera capa, pero no mucho. Sierra Peak estaba casi blanca, pero no había nieve en Sierra City. "Sí. Entonces podemos mirar hacia adelante a los esquiadores y esas malditas motos de nieve. Odio las motos de nieve, Roger." Chris se levantó y empujó la silla de nuevo debajo de la mesa, agarrando algunas errantes patatas fritas del plato de Roger. Ella sacó un par de billetes de su bolsillo  y los arrojó sobre la mesa. "Nos vemos en la oficina." Ella salió a la luz del sol y entrecerró los ojos, entonces se puso rápidamente sus gafas de sol. Tormenta para el Domingo? Difícil de imaginar con todo este cielo azul mirando fijamente en ella. Se frotó la frente de nuevo. Maldita Annie! Cuando iba a aprender?

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Capítulo Veintiséis Jessie se detuvo en el comienzo de Elk Meadow, recuperando el aliento. Había deseado correr el tiempo habitual, con la esperanza de encontrarse a Chris en el camino. Ella estaba extrañamente decepcionada cuando el Jeep no pasó a su lado. Se encogió de hombros y empezó a subir el sendero. Se encontraría con ella, tarde o temprano, lo sabía. También sabía que estaba esperando que Chris pudiera ser la que la ayudara a salvar la distancia entre Annie y ella. Es decir, si Chris estuviera dispuesta. Ella corrió la curva de dos millas sin verlo realmente, su mente absorta con la perspectiva de reunirse con Annie. Se sorprendió cuando estaba otra vez de vuelta en el comienzo del sendero. Desaceleró a un paso rápido para enfriar, luego finalmente a un paso lento mientras bajaba el camino y caminó al arroyo hacía su cabaña. Después de ducharse, fue a desempacar algunas de las cosas personales que había traído con ella esta vez. Ella levantó la pintura que había comprado hace años en San Francisco, alces pastando en un prado, flores de la primavera alrededor de ellos, las montañas en la distancia. Fue esta pintura la que la había mantenido cuerda todos estos años. Ya había un clavo sobre la chimenea, así que jaló una silla cercana y colgó la pintura, bajandose para ver si estaba derecha. Demasiado bajo, pero se encogió de hombros. Tendría que hacerlo. Tenía un par de libros, en caso de que tuviera el impulso de leer, y los puso en la pequeña estantería. Un reloj para la cocina y un estante de especias que había comprado en Sacramento fue a la encimera. Sus copas de cristal habían sobrevivido al viaje intactas y las puso aparte, junto con los otros pocos utensilios de cocina que había comprado después de su vuelo. Añadió agua al florero sobre la mesa, tomando una aspiración rápida de las flores frescas. Ellas iban a durar unos pocos días más, pensó. Se hizo un sandwich para el almuerzo, tomandolo en el porche junto con un vaso de té. Poco después, un arrendajo de Séller (ave) la vio y cayó abruptamente sobre la barandilla, mirandola con recelo. Ella quitó una esquina de la corteza y la arrojó al ave, haciendo una nota mental para comprar un poco de comida para pájaros y un alimentador. Siempre había disfrutado viendo los pájaros en los comederos cuando era pequeña. Ella pensó que debía ser uno de los pasatiempos de Annie, porque ni ella 148

ni Jack alguna vez llenaron los alimentadores que podía recordar. Pero siempre estaban llenos. Recordaba ahora cómo Annie se sentaba en el porche de atrás después de la cena mientras ella y Jack veían la televisión o ella hacía su tarea. Qué estaba haciendo ha ciendo ahí fuera por ella misma todas las noches? Viendo a las aves? Pensando? Deseando poder disfrutar de su compañía en la sala de estar? Jessie volvió a sentir una ola de soledad y culpabilidad asentarse sobre ella. Su madre había pasado la mayor parte de su vida adulta aislada, incluso en su propia casa. Jessie se quedó mirando los árboles, preguntándose por qué nunca le preguntó a su madre nada. Como una niña, ella estaba tan consumida con su padre que ni siquiera notaba a su madre? Y más tarde, tan llena de resentimiento, que no podía soportar verla? Sí. Ahora sabía lo que no sabía entonces. Culpó a Annie por lo que Jack le había hecho a ella. Pero no quería pensar en ello ahora. Llevó su plato de nuevo adentro y agarró las llaves lla ves del coche de la encimera. Ella condujo hasta Pine Street de la carretera principal y giró hacia la ciudad, pasando por la estación de guardabosque en su camino. Ella vio el empolvado Jeep negro por detrás y se sorprendió de la opresión en el pecho. Ella se quitó eso y condujo lentamente a través de la ciudad, mirando hacia Nevada Street donde estaba el Rock House Cafe. Sólo dos coches estaban estacionados delante y se imagino que la multitud del almuerzo ya se había ido. Ella volvió su atención al camino, pasando las pocas tiendas que aún estaban abiertas en esta época del año. Muchas de las tiendas turísticas, aquellas que abastecían a la muchedumbre ciclista, cerradas después del Día del Trabajo, no abiertas de nuevo hasta Mayo. Las que aún estaban abiertas probablemente cerrarían después de las vacaciones navideñas. A las afueras de la ciudad estaba el Pine Creek Lodge. Había sido llamada la Sierra Lodge antes cuando Jessie era una niña. Parecía más grande ahora y pensó que debía de haber sido ampliada. En aquellos días, la tienda de alquiler no estaba ahí, notó, cuando filas de bicicletas de montaña permanecían encadenadas a la estantería. A pocas millas fuera de la ciudad, giró a la izquierda en el camino forestal, sorprendida de cuán familiar todo era. Había evitado este camino cuando había estado aquí en Agosto, pero ahora, condujo con confianza, sabiendo exactamente dónde estaba, recordando cada vuelta. De repente, sujetó con fuerza el volante. Allí estaba, la casa en la que había crecido, levantada sobre la colina, como siempre. Los árboles eran más grandes, notó, pero 149

poco más había cambiado. La gran cabaña de dos pisos parecía tan familiar para ella ahora como lo había sido hace dieciséis años. Ella redujó a una velocidad lenta mientras pasaba a la entrada, mirando a los geranios plantados alrededor del buzón. Ella aceleró entonces, esperando que Annie no estuviera sentada en el porche trasero. Odiaría ser atrapada espiando de esta manera. Originalmente había pensado que sería capaz de girar y conducir hasta la casa, pero no había podido atreverse a hacerlo. Estaba avergonzada? Apenada? Habían pasado dieciséis años, después de todo. Le había dicho cosas terribles a Annie entonces. No sería una sorpresa si Annie le cerrara la puerta en la cara. Ella conducía por el camino, pasando el puente viejo que estaba exactamente igual. Se detuvo en el otro lado y salió, recordando la vez que había ganado una buena de su padre por ir a nadar desnuda en el arroyo de un caluroso verano. Por supuesto, siendo la única chica con tres chicos no había ayudado. Deben haber tenido todos diez. Ella sonrió levemente, recordando ese tiempo sin preocupaciones en su vida donde los veranos parecían durar para siempre. Ella trató de pensar en sus nombres. Ricky Burton y sus hermanos gemelos, pero sus nombres no venían a ella. Ellos se habían mudado al año siguiente y ella había perdido a sus únicos compañeros de juego. Pero no importaba. Ese fue el último verano que recordaba afectuosamente. Después de eso, bueno ... las cosas cambiaron. Ella condujo un poco más lejos en el camino forestal antes de dar la vuelta. Había perdido el coraje para ver a Annie hoy. Sólo redujó la marcha una fracción bajando la colina, girando hacia su izquierda brevemente para mirar la casa. Condujo de regreso por la ciudad, entonces en un impulso, giró hacía Nevada Street y se detuvo delante de la Rock House Cafe. C afe. Lo que realmente quería era una cerveza fría. Había sólo un puñado de personas allí a esta hora del día. Sólo una mesa estaba ocupada, el resto de los clientes sentados en la barra. Se dirigió a una mesa apartada, sintiendo los ojos de la gente del lugar en ella. No reconoció a ninguno de ellos, pero había pasado mucho tiempo. Se preguntó si el hombre Jack acostumbrado a ser llamado Tree todavía era dueño del bar. Ella tuvo su respuesta cuando un gigante de hombre salió de la cocina y se dirigió hacia ella. "Qué puedo ofrecerle, señorita?" él preguntó. Su pelo gris cortado cerca de una manera militar y las mangas de la camisa de franela enrolladas hasta los codos. Él

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tenía una toalla blanca colgada del gran antebrazo y un lapicero pegado detrás de la oreja derecha. Ella pensó que se veía igual que el camarero. "Creo que una cerveza de barril, por favor," ella dijo. "Budweiser o Coors?" "Budweiser va a hacer." "Viene enseguida." Él se alejo sin prisa, capturando un pedido por otra jarra sin mirar siquiera a la mesa detrás de él. "Hey, Tree, te enteraste de la captura de ese hombre que hizo en esos dos chicos este verano?" Jessie alzó la mirada hacia la mesa donde los dos hombres estaban sentados. A  juzgar por sus uniformes, eran dos de los muchos vecinos que trabajaban en los casinos en Reno. "No, no había escuchado," él dijo mientras expertamente rellenó un tarro frío, a continuación procedió a llenar una jarra con lo mismo. "Acabo de ver a Roger en la calle. Arrestaron a un tipo en San Francisco que tenía sus billeteras. Terminó siendo alguna cosa grande de drogas, Roger dijo. Parece que los chicos del senador Jackson se mezclaron con la gente equivocada." "La gente olvidará eso cuando vengan tiempos de elecciones, Ray." Tree dejó una servilleta y dejó su tarro en la l a parte superior de la misma. "Aquí tiene, señorita." "Gracias." "Quiere una cuenta?" "Oh, no. Esto será todo." Ella sacó un billete de cinco dólares arrugado del bolsillo de sus jeans. "Cuánto cuesta?"

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"Un dólar cincuenta," él dijo. Él sonrió y ella se dio cuenta de que sus ojos eran casi del mismo color que su pelo. "En ese caso, voy a tener otra y quedese el cambio." "Claro que sí, señorita." Ella tomó un largo trago de la cerveza fría. Rara vez bebía cerveza en Nueva York. Vino era su bebida favorita. Se preguntó por qué se sentía inclinada a beber aquí. Incluso en Agosto, había disfrutado de una cerveza fría después de sus caminatas por la tarde. Se sentó en silencio, jugando con su servilleta. Cuando se terminó su cerveza, le indicó a Tree para traerle la otra. En ese momento la puerta se abrió y Tree se detuvo cuando se dirigía a su mesa. "McKenna," él saludó. "Tree. Has visto a Roger?" Jessie escucho la voz demasiado familiar y se sentó hacía atrás en el asiento, su pulso acelerado. El último lugar que quería para encontrarse con Chris era el tugurio local. "Nah. Él nunca viene antes de las cuatro y media. Ray dijo que lo había visto antes afuera enfrente." Tree trajo el nuevo n uevo tarro y lo colocó en una servilleta fresca. "Aquí tiene, señorita." "McKenna, él se dirigía a los campamentos," uno de los hombres le dijo a ella. "Bien, gracias." Jessie oyó cerrarse la puerta y dio un suspiro de alivio. Ella sabía que tendría que ver a Chris, tarde o temprano, pero esperaba que la reunión pudiera ser en privado. Después de todo, la última vez que Jessie la había visto, habían estado en la cornisa, Chris quería hacer el amor con ella, y ella quería ... bueno, algún tipo de castigo.

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Capítulo Veintisiete Dos días más tarde, Domingo, Jessie estaba corriendo en su camino a Elk Meadow cuando el jeep de Chris pasó a su lado. Jessie pensó que iba a seguir adelante, pero al fin se detuvo, su brazo colgando fuera por la ventana bajada. El corazón de Jessie latía en los oídos y sabía que no era de correr. Estaba nerviosa. Se acercó el último tramo al Jeep. "Hola, McKenna." "Jessie. O eres Jennifer de nuevo?" Bueno, ella se merecía eso. "Soy Jessie para tí," dijo en voz baja. "Mary Ruth dijo que habías ha bías regresado pero no estaba segura de creerle." Ella arqueó una ceja. "Qué estas haciendo aquí esta vez?" Ah, se merecía eso, también. "Quiero ver a Annie," Jessie dijo. "Le dijiste que estaba aquí?" Chris negó con la cabeza. "No. No quiero ser parte de eso." Jessie se pasó una mano por el pelo corto, preguntándose cómo podría comenzar a disculparse con Chris. Ella sabía que no podía hacerlo en medio del camino. "Podemos reunirnos y hablar? Tengo que disculme y ... explicar," ella dijo. Los ojos azules de Chris eran fríos cuando se encontraron con los de ella. "No, yo no lo creo, Jessie. Como dijiste, me advertiste. Sólo me tomó un rato para aprender." Chris dio una sonrisa sin sentido del humor. Y se merecía eso, también. "Puedo explicar," dijo en voz baja. 153

"Estoy segura de que sí. Pero no quiero jugar." Con eso, Chris se marchó. Al parecer, no había olvidado o perdonado. 

Chris condujo hasta desfallecer a Rock House, sus manos agarrando el volante con fuerza. Ella pensó que había olvidado el dolor y la humillación, pero no lo había hecho. Habían pasado dos meses y había tratado de apartar a Jesse Stone, la Jessie que conocía, de su mente. Pero aquí estaba Jessie, como si no hubiera pasado nada. Ella podría explicar? Seguro que podía. Pero Chris estaba desgarrada. Algo había sucedido esa noche. La Jessie que estaba empezando a conocer no era la Jessie que se encontró en la cornisa. Y sí, ella quería una explicación. Se merecía una explicación. Aparcó junto a la vieja camioneta de Roger, debatiendo si decirle a Roger que Jessie estaba de vuelta. El café estaba lleno para el desayuno del Domingo y se unió a Roger y Ellen en una mesa. "Buenos días, McKenna," Roger dijo sobre la parte superior de su periódico. "Hola." Ella empujó el periódico a un lado. "No seas grosero, Roger. Tengo que mirar ese periódico todos los días de la semana. No puedes hacer una excepción el Domingo?" "No puede un hombre leer la página de deportes del Domingo sin ustedes mujeres quejándose?" Pero él dobló el periódico y lo puso a su lado. "Cómo te pones al día con él?" Chris preguntó a Ellen. "Él tiene sus peculiaridades, pero tiene sus puntos buenos, también," Ellen dijo. Donna trajo café para Chris y volvió a llenar las tazas de Ellen y de Roger. "Todos quieren lo habitual?" "Voy a necesitar patatas extra," Roger dijo. "Sabes cómo McKenna roba las mías." Chris no le hizo caso, sabiendo que era verdad. Ella tomó un sorbo de su café, entonces decidió confiar. 154

"Adivina quién me encontré esta mañana?" Roger se encogió de hombros con las cejas levantadas. "Jessie Stone." "Estás bromeando. Ella regreso?" "Aparentemente. No ando rondando por ahí para hablar, pero ella dice que está aquí para ver a Annie." "Debes ir a advertirle, McKenna." "Yo? Por qué yo? Por qué no tú?" "Debido a que eres la única que ha hablado con Jesse Stone, McKenna. Recuerdas, te convertiste en amiga de ella," él dijo. "Así es como la llamé?" Todavía sentía una punzada cada vez que pensaba en esa noche en la cornisa. Ella todavía estaba enojada, lo sabía, pero pensar que no habían sido devueltos el deseo y la pasión que había sentido, que sólo había sido puesta en escena, la había golpeado donde más dolía. Su ego. Ella quería decirse que la atracción sexual que sentía por Jessie era simplemente un enamoramiento de una maldita foto, pero sabía que no lo era. Había llegado a conocerla, tanto como Jessie podía permitirlo, de todos modos. Y le gustaba. Y esa noche en la montaña, cuando se habían ido de acampada, cuando se habían besado y tocado entre sí en la luz de la luna, esa no era la misma Jessie que la había utilizado esa noche en la cornisa. Esa es la Jessie que quería conocer. Esa es la Jessie que ponía su sangre a hervir. No la desconocida que se encontró en la cornisa con una vacía botella de vino. "Realmente me gustaría conocer a Annie Stone como ustedes dos," Ellen dijo. "Ella es sólo la ‘dama ermitaña' para mí." "Es una mujer maravillosa, Ellen. Ella tiene un espíritu que sólo puedo esperar a tener a su edad. Después de todo lo que le ha sucedido, todavía no se quiebra," Chris dijo. "No," Roger estuvo de acuerdo. "Ella es una vieja dura resistente." 155

Después de su pausado desayuno del Domingo, Chris se dirigió de nuevo a su cabaña, con la esperanza de sentarse en el porche trasero y leer, tal vez dejar a Dillon que persiga a las ardillas por un rato. Ella quería sentarse y relajarse y disfrutar del sol mientras duraba. Habían sido agitadas semanas y quería aprovechar el tiempo de inactividad. En el camino, se dio cuenta de las nubes de tormenta formándose en el oeste y recordó la advertencia de Roger de que pudieran obtener su primera nevada real de la temporada. Bueno, relajarse en un fuego era tan atractivo. Y hablando de eso, se alegró de haber tomado un día para conducir a Yosemite para recoger su ropa de invierno. En el momento en que se detuvo frente a su cabaña, las nubes habían bloqueado el sol y una brisa fresca soplaba a través de los árboles. Ella cerró la puerta del jeep y miró hacia el cielo, observando el flujo de las nubes sobre su cabeza. El viento parecía estar ganando velocidad por segundos y los pinos se mecían bajo su fuerza. Leña. Ella no había traído ninguna al porche todavía. El tiempo había sido demasiado agradable para preocuparse por el fuego. Si se trataba de una fuerte tormenta, su pila cuidadosamente apilada estaría enterrada por la mañana. Jessie se quedó mirando desde su cubierta de los bosques como Chris trajo brazadas de leña a su porche. Se movía con gracia eficaz y Jessie fue atraída hacia ella, como había sido ese primer día en que había mirado en sus ojos azul cielo. Ella quería recordar esa noche por las cataratas, cuando Chris la había besado con tanta pasión, tanta ternura. Esa noche cuando ella había querido acostarse en el suelo del bosque y hacer el amor con esta mujer. En cambio, el recuerdo de su última noche  juntas se precipitó hacia ella y trató de alejarlo, como lo había estado haciendo durante las últimas ocho semanas. Chris había sido tan gentil, tan cuidadosa. Jessie había necesitado a alguien esa noche, sí. Pero ella quería hacer daño. Los sentimientos que Chris sacó tenían poco que ver con el dolor. Hacer el amor con Chris habría resuelto poco en su búsqueda para purgarse de su padre y su control sobre ella. Ella quería sentir dolor y angustia. Y lo hizo. Sólo que había trasladado ese dolor y daño a Chris y eso fue muy injusto. Chris le había ofrecido consuelo esa noche y Jessie había agarrado y corrido. No podía culpar a Chris por la forma en que la había tratado esta mañana. Se lo merecía, lo sabía. Pero eso hacía mucho más difícil hacer frente a ella ahora, y enfrentarse como debía. Ella tenía que disculparse, tenía que explicar. Necesitaba a Chris. Ella la necesitaba para ser el puente para Annie. Jessie sabía que nunca podría enfrentarse a Annie sola. 156

Observó a Chris llevar troncos partidos en el porche y dejarlos caer al lado de la puerta de atrás, luego desaparecer alrededor de la cabaña por más. Jessie alzó la vista hacia el cielo y se preguntó si la nieve estaba en el camino. No se había molestado con una radio desde que había vuelto y no sabía nada de las condiciones meteorológicas. Las nubes oscuras se reunieron rápidamente por encima y sintió el látigo del viento en su cabello. Ella se quedó donde estaba hasta que finalmente Chris fue al interior de la cabaña, entonces ella se apartó del cedro en el que estaba apoyada y se dirigió a la cabaña. Sus palmas estaban sudando para el momento en que llegó al porche de atrás y se las frotó contra sus jeans, maldiciendo su nerviosismo. Ella tomó una profunda respiración antes de subir los pocos escalones de madera y se quedó en silencio en el porche. Ella vio a través de la ventana que Chris estaba colocando periódico, luego ramitas y piñas en la chimenea, en previsión de un fuego posterior. Ella vaciló sólo un segundo antes de llamar suavemente a la puerta. Chris sabía quién era sin mirar. Nadie nunca utilizó su puerta trasera. Se volvió y sus ojos se encontraron a través de la pequeña ventana en la puerta. No estaba preparada para hacerle frente a ella, lo sabía. No había tenido tiempo para ordenar sus sentimientos, ahora que Jessie estaba de vuelta. Se puso de pie de su agachado  junto a la chimenea y se dirigió lentamente hacia la puerta, sin apartar los ojos de Jessie. Abrió la puerta y se quedó allí, bloqueando el camino al interior. Jessie tenía un miedo repentino de que Chris se negara a dejarla entrar, se negara a verla. Pero, después de unos segundos, Chris se hizo a un lado y le indicó entrar. Jessie miró alrededor de la cabaña, casi idéntica a la suya. Sus ojos se dirigieron a la pintura sobre la chimenea. Sierra Peak. Ella la reconocería en cualquier parte. Chris esperó pacientemente y Jessie finalmente llevó sus ojos de nuevo a la mujer que tenía delante. Pero la cara de Chris era todavía dura, sus ojos todavía fríos. "Como dije antes, McKenna, quiero disculparme y explicar lo que pasó," Jessie dijo. "Y como he dicho, no me importa." Jessie dio un paso más cerca, valientemente parada a unos pocos pies de ella. ella .

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"Pero el problema con esto, McKenna, es que sé que te importa." Jessie se encogió de hombros y se acercó al sofá y se sentó sin ser invitada. "Vamos a hablar por lo que también podrías sentarte." "Mira, lo que sea que sientas necesidad de decir, olvidalo. Yo lo hice." "No, no lo has hecho, Chris. Y yo tampoco" Chris abrió la boca para protestar, pero la cerró de nuevo. Esta mujer se fue de aquí hace dos meses, sin ni siquiera una insinuación de una explicación y ahora, que quería explicar, como si hubiera sido ayer. "Chris, por favor?" Jessie preguntó en voz baja. "Tengo que explicar. Tengo que decirte lo que pasó. Por favor?" Chris finalmente se atrevió a mirar a los ojos oscuros que la habían estado persiguiendo durante dos meses. "Tienes razón," ella dijo. "A pesar de lo que pasó esa noche, lo que me hiciste hacer allá arriba en esa cornisa, todavía me importa. Deseo por Dios no hacerlo." "Lo sé. Lo siento tanto, Chris. Nunca quise hacerte daño." "No merecía eso," Chris dijo en voz baja. "Dios, lo sé. No sabes cuántas veces me maldije por lo que pasó, p asó, por lo que quería que pasara. Yo no quería hacer el amor contigo. No he sido capaz de hacer el amor con nadie. Siempre ha sido sólo sexo." "No juego de esa manera," Chris dijo. "Lo sé. Pero fue el único juego que yo sé." Palmeó el sofá junto a ella. "Por favor siéntate." Chris se movió a regañadientes a su lado, sentandose en la esquina del sofá y frente a Jessie, esperando.

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Por segunda vez, Jessie estaba a punto de confesarle a alguien acerca de su padre, acerca de lo que él había hecho. De alguna manera, era más difícil decirle a Chris que confiar en la Dra. Davies. No quería que Chris pensara menos de ella, no quería que Chris la juzgara. No había sido su culpa, lo sabía pero aún así, las reacciones de la gente podrían ser tan diferentes. Y no quería que Chris pensara que estaba mancillada de algún modo, a pesar de que Jessie pensaba eso de ella misma. "Esa noche, en la cornisa, cuando estaba sola, tuve una ..., revelación supongo. Finalmente, todas las piezas que faltaban se reunieron. Jack, él ... él abusó de mí. Sexualmente," ella susurró. Chris cerró los ojos de golpe. Ella había sospechado, por supuesto. Pero tener a Jessie susurrando las palabras, escuchar su dolor, hacían todo tan real. Y sintió la ira burbujear por este hombre que nunca había conocido, pero cuyas acciones habían afectado a dos mujeres a las que había estado muy cercana. "Por favor dí algo," Jessie susurró. "Debo decir que lo siento?" Chris preguntó. "Eso parece tan trivial." Chris se inclinó sobre el sofá y tomó la mano de Jessie. "Tenía miedo de que fuera verdad. Incluso antes de conocerte, sólo de escuchar a Roger y Annie decirme sobre tu infancia, simplemente sonaba demasiado extraño." "Sabías? Lo ... lo hizo Annie?" Chris negó con la cabeza. "Una vez le pregunté si creía que podría haber ocurrido. Ella no lo creía. Jack tenía tantas mujeres, tantas aventuras," Chris dijo." Creo que Annie sentía que Jack te alejó de ella como castigo o algo así." Chris apretó la mano de Jessie con fuerza." Pero lo siento mucho, en verdad." "Yo también. Él se llevó mi infancia, mi madre." Ella se encogió de hombros. "Mi vida." "No es demasiado tarde, Jessie." "Espero que no. Quiero verla. Mi terapeuta cree que estoy apresurando las cosas, sin embargo. No creo que ella realmente cree que he aceptado esto." Jessie se encontró con los ojos de Chris, ahora tan diferentes.

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El frío se había ido y la calidez había vuelto a tomar su lugar. "Esa noche, cuando todo volvió a mí, sabes lo cerca que estuve de simplemente saltar en ese maldito cañón?" "No." "Pero entonces, él iba a ganar. Él iba a ganar todo de nuevo. Así que sólo se sente allí  y deje que todo viniera, a pesar de que no quería. Sólo quería olvidarme de ello. Lloré  y lloré. Y me sentí tan avergonzada. Y cuando me encontraste, me ofreciste consuelo. Pero no me sentí como que merecía eso de ti. No merecía ser cuidada." "Así que hiciste la única cosa que me alejaría?" Chris preguntó en voz baja. Jessie asintió. "Era todo a lo que estaba acostumbrada." "No tiene por qué ser así, Jessie. No debes sentir vergüenza por algo que alguien más hizo." "Lo sé." Jessie se quedó mirando la pintura de Sierra Peak, sacando consuelo de ello, al igual que lo hizo de su propia pintura todos estos años. "Me gusta," Jessie dijo, señalando la pintura. "Es Sierra Peak, verdad?" "Sí." "Artista local?" "Mucho." Entonces Chris sonrió. "Annie me la dio." "Ella pinta?" "Un pasatiempo, pero yo creo que es bastante buena." Jessie se levantó y se acercó a la pintura, estudiandola. El detalle era muy bueno, los colores perfectos. Sí, era bastante buena. Se giró de nuevo a Chris.

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"Sabes mucho acerca de ella. Crees que sería receptiva a verme?" Chris se rió. "Estás bromeando?" "No era exactamente una buena hija, ya sabes. Y creo que mis palabras de despedida para ella fueron ... bueno, algo sobre su muerte," Jessie admitió. "Por qué no le has dicho que yo estaba aquí?" "Yo no ... no quería lastimarla. Además, ya te habías ido. Qué bien le habría hecho a ella decirle entonces?" "Y ahora?" "Digamos que va a ser una maldita conmoción para ella. Jessie, ella nunca perdió la esperanza de que podrías algún día volver a su vida. Ella me ha dicho tanto. Pero hay mucho entre ustedes, muchas cosas que no saben la una de la otra. Y tú tienes resentimiento a través del cual trabajar. Resentimiento en ambas partes. Annie no lo admitirá, pero estoy segura de que ella te resiente de alguna pequeña manera por su matrimonio fracasado. Ya sabes, viniste y llevaste a Jack lejos de ella. " "Pero nunca ..." "No, no me refiero a que fue intencional. Diablos, sólo estoy hablando aquí, Jessie. Sólo quiero que estés preparada. No pienses que va a bailar el vals allí y todo va a estar bien." "McKenna, sé que no va a ser fácil." Jessie extendió la mano y agarró el brazo de Chris. "Estoy agradecida de que todavía estás hablandome," dijo. "Si yo fuera tú, probablemente me habría lanzado fuera por ahora." Chris negó con la cabeza. "No, no lo harías." "Me deberías odiar por lo que te hice," Jessie dijo. "Probablemente," Chris dijo en voz baja. "Pero no soy realmente una que vive en el pasado." 161

"Me llevas a ver a Annie?" "La llamaré. Pero sé que va a estar muy molesta conmigo," Chris dijo. "Por no decirle en Agosto?" Jessie preguntó. "Sí. Esto va a ser una conmoción para ella, Jessie." Jessie vio como Chris tomó su teléfono celular y marco los números rápidamente, como si los marcara a menudo. "Annie, soy yo," Chris dijo. Ella se alejó de Jessie, queriendo un poco de privacidad mientras hablaba con Annie. "Chris, hola. Estaba viendo el clima. Estamos recibiendo una tormenta esta noche, tal vez doce pulgadas en las montañas." "Conseguiste que te entregaran la leña?" ella preguntó. "Sí, lo hice, y los chicos la apilaron ordenadamente por la casa. Gracias." "Bueno, te ayudaré a llevar algo al interior." Miró a Jessie, que estaba sentada en el sofá, tratando de escuchar. "Te sientes como para compañía?" "Me encantaría verte, Chris. Cena?" "No, no cenar. No te molestare con eso. En realidad, tengo ... una amiga aquí que te quiere conocer, es todo," dijo, mirando a Jessie. "Alguien quiere conocerme? Oh, Chris, qué has estado diciéndoles?" "Nada de eso, Annie. Es alguien que quiero que conozcas." "Bueno, entonces vengan. Esperemos que la tormenta no te atrape." "Gracias. Iremos más tarde. Y Annie? Saca una buena botella de vino." Ella desconectó, entonces se quedó mirando el teléfono en la mano. "Vas a necesitarlo," murmuró. 162

Jessie sonrió, después de haber oído la mayor parte de la conversación. Se preguntó cómo reaccionaría Annie a ella. Por lo demás, se preguntó cómo reaccionaría ella a Annie. Había pasado los últimos dieciséis años odiandola. Podría conseguir más allá de eso? Chris observó a Jessie, viendo las diferentes emociones cruzando su cara y el color drenar de su cara. "Qué pasa?" preguntó antes de que pudiera detenerse. No quería preocuparse por ella, pero le resultaba difícil mantener las distancias. "Creo que estoy aterrada de verla, Chris." Chris asintió. Qué podía decir a eso? Jessie se puso de pie, caminando lentamente a Chris y agarrando sus brazos. "Gracias por hacer esto," dijo. Chris trató de apartarse. Ella estaba haciendo esto por Annie, se dijo. Pero las manos de Jessie no la soltaban. "No me odies," Jessie susurró. "Por favor?" "No te odio, Jessie. Pero estoy haciendo esto por Annie, no por tí. No tiene nada que ver con lo que pasó entre nosotras dos." Jessie dejó caer las manos. "Bueno, McKenna, me alegra ver que mis acciones esa noche no te afectaron." Su voz era dura, Jessie lo sabía, pero no estaba acostumbrada a disculparse. Y desde luego no acostumbrada a necesitar de la gente. Chris la observó retirarse, pero se negó a retirar sus palabras. Sí, aún le dolía cuando pensaba en esa noche y no estaba lista para perdonar.

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Capítulo Veintiocho El viento estaba cortante cuando salieron y Chris agarró su abrigo junto a la puerta. Las nubes colgaban sobre los árboles, con la promesa de nieve, y vio a Jessie tirar del cuello de su propio abrigo alrededor de sus orejas. Condujeron en silencio, Chris ocasionalmente mirando a Jessie que se retorcía las manos nerviosamente. Finalmente las metió entre sus piernas. "Qué pasa?" "Demonios, estoy nerviosa, McKenna. Qué te parece?" Chris estaba nerviosa, también. Este era un infierno de cosa que tirar en Annie, y Chris no tenía idea de cual sería su reacción. Chris no estaría un poco sorprendida si Annie se desmayara enseguida. Estaciono en su lugar habitual y apagó el motor, ambas mirando hacia la casa. "Vamos," Chris dijo. "Estará bien." Jessie la siguió por los escalones que antes eran tan familiares para ella. Recordó innumerables veces corriendo hacia ellos, de dos en dos. Miró a la puerta principal y vio como Chris levantó la mano para llamar, preguntándose por qué de repente quería tirar de esa mano hacia atrás y darse la vuelta y marcharse. No estaba preparada. Ella no sabía si podría estar lista. "Annie?" Chris llamó mientras abría la puerta. "Entra, querida. Estaré allí." Chris se encontró con los ojos de Jessie antes de caminar adentro. Podía ver la tensión y la preocupación en ellos, y ofreció una pequeña sonrisa. "Vas a estar bien," susurró. Ellos entraron y Jessie estaba prácticamente escondida detrás de Chris. Ella sabía que no estaba mentalmente preparada para esto, y quería dar la vuelta y correr cuando oyó pasos que se acercaban desde la habitación de atrás. La habitación que solía ser el estudio de Jack. Miró rápidamente a su alrededor, viendo algunas cosas 164

familiares, pero no mucho. La habitación había sido afortunadamente. Difícilmente se parecía a la casa de su infancia.

redecorada

"Bueno, Chris, me sorprendió saber de ti hoy," Annie dijo y Chris se inclinó para besarla en la mejilla. "Hola Annie." Se hizo a un lado y luego hizo un gesto a Jessie, que seguía de pie detrás de ella. "Oh, querido Dios en el cielo," Annie susurró. Su mano se aferró a su pecho y agarró el brazo de Chris para mantener el equilibrio. Sus ojos se abrieron a Chris. "Dónde la encontraste?" preguntó, sus ojos moviendose entre Chris y Jessie. "Bueno, ella me encontró un poco," Chris dijo. Jessie se quedó allí, sin habla. La anciana, afligida mujer que esperaba no estaba por ningún lado. Annie parecía más joven ahora de cuando ella tenía dieciséis años. Tenía los ojos brillantes y centellantes, ya no es el azul apagado que Jessie recordaba. Ella estaba parada erguida y había una gracia en su andar, no el lento, cansado arrastrar de pies que recordaba escuchar. Ella levantó la cabeza, pero no se atrevía a mirar a los ojos de Annie. "Jessie?" Jessie miró a Chris, tratando de sacar fuerzas. "Esta es Annie," Chris dijo finalmente. Jessie al fin se encontró con los ojos de su madre, claros y azules. Ella trató una pequeña sonrisa y asintió. "Por qué no nos sentamos?" Chris dijo, llevando a Annie en la sala de estar. Ella miró hacia atrás por encima del hombro y le indicó a Jessie seguirlas. Ella susurró a Annie a continuación. "Estás bien?" "Por supuesto que no estoy bien," dijo en voz baja.

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Annie se sentó en el sofá y Jessie tomó un sillón. Chris se sentó entre ellas, mirando de la una a la otra. Ella sacudió la cabeza, luego se mordió el labio inferior. No se suponía que fuera así. Ni siquiera se estaban mirando la una a la otra, y mucho menos hablando. Ella fue a la cocina y encontró la botella de vino y la llevó de vuelta con tres vasos. Annie parecía haberse recuperado de su sorpresa un poco entonces. "Durante mucho tiempo he deseado verte caminar por esa puerta, aunque nunca pensé que realmente lo harías. Ahora que lo has echo, estoy sin palabras." Annie miró a Jessie cuando habló, pero los ojos de Jessie estaban mirando a sus manos apretadas. Annie vio el alivio en ellas cuando Chris regresó. "Ahora, tal vez me dirás cómo ustedes dos se conocen," dijo, mirando a Chris por una respuesta. Chris levantó las cejas cuestionadoramente, y luego miró a Jessie. Jessie se aclaró la garganta, y luego giró los suplicantes ojos a Chris. "Te importa?" "No creo esto," Chris murmuró en voz baja. Ella se sentó junto a Annie y le entregó una copa de vino. "Bebe," dijo y tocó la copa de Annie con la suya. Todas tomaron un largo trago y Chris volvió a llenar las copas de nuevo, preguntándose por dónde empezar. Por el principio, supuso. "Annie, conocí a Jessie en Agosto," dijo. "Agosto? Y no me lo dijiste?" Chris ignoró su pregunta, pero lanzó una mirada ‘te lo dije’ a Jessie. "Ella dijo algunas cosas bastante terribles acerca de ti entonces, y supongo que comencé por tí y le dije algunas cosas que ella no recordaba o no sabía. Entonces tuvimos un tipo de discusión y ella se fue. De todos modos, ella regreso para verte, para hablar, así que la traje." Ella extendió las manos hacia fuera. "Eso es lo suficientemente breve?" preguntó a Jessie. "Algo más breve y nadie te habría seguido," Jessie murmuró. "Incluyéndome."

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Annie vio la rápida sonrisa de Chris y se preguntó qué tan bien ellas se conocían entre sí. Había una familiaridad entre ellas, sin embargo no podía ser. Seguramente Chris no lo habría mantenido en secreto para ella. "Mira, voy a dejarla a las dos solas, de acuerdo?" "¡No!" dijeron al unísono, luego se miraron entre sí por primera vez. "Quiero decir ... no hay necesidad, Chris," Annie dijo. A decir verdad, ella tenía miedo de estar a solas con Jessie. Recordó las últimas palabras que Jessie había hablado con ella hace todos esos años. "Realmente, por favor quédate," Jessie dijo, sus ojos oscuros de nuevo suplicantes. "Creo que, si vas a hablar, realmente no me concierne, es todo." "Oh, pura mierda," Annie dijo, golpeando su rodilla. "Tú ya sabes todos los secretos de la familia de todos modos." Miró a Jessie a continuación. "Eso es lo que quieres hablar, verdad?" "Yo sólo ... sólo quería verte. Para hablar. Para algunas preguntas," Jessie logró. Nunca en su vida había sido corta de palabras. Ella siempre estaba en control de cada situación. Siempre. Simplemente ahora, por alguna razón, no podía parecer expresar sus pensamientos. Ella tragó su nerviosismo y miró a Chris por reconfirmación. Ella se sorprendió de la calidez en los ojos de Chris. "Annie, ella no recuerda ... gran parte de su infancia. O no lo hace." "No recuerdas qué?" Annie preguntó. Jessie cerró los ojos. No estaba preparada para esto. La Dra. Davies había tenido razón. Ella estaba apresurando las cosas. Ella quería salir corriendo de la habitación en vez de decirle a esta mujer, esta extraña, lo que su padre le había hecho. Entonces cálidas manos se posaron en sus hombros y apretaron ligeramente y dejó escapar el aliento. Cuando abrió los ojos, Annie estaba mirando a Chris cuyas manos aún descansaban sobre sus hombros.

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"Escucha, por qué no regresan mañana para almorzar," Annie sugirió. "Eso nos dará a ambas tiempo para acostumbrarnos a esto. Ya hablaremos entonces." Jessie finalmente se recuperó, sabiendo que le había dado un respiro. "Estoy segura de que esto es una conmoción para ti," ella dijo. "Es una conmoción para mí, también," admitió. "Nunca pensé que iba a verte de nuevo, o en todo caso, hablar contigo. Sobre todo después de la forma en que me fui." "Sí," Annie asintió. Luego sonrió. "Creo que es por eso que la madre es siempre la primera asesinada." Los ojos de Jessie se abrieron. "Los has leído?" "Oh, sí. Cada palabra." Miró a Chris que todavía estaba detrás de Jessie con las manos descansando ligeramente sobre sus hombros. "Es mejor llevarla de vuelta ahora, Chris." "Está bien. Necesitas algo?" "Oh, no. Estoy bien. Estoy segura de que voy a tener el resto de ese vino, sin embargo," ella dijo con una risa. Estaban casi en la puerta antes de que Annie las llamara. "Te has convertido en una hermosa mujer, Jessie." Jessie le sonrió, pero no dijo nada. Cerraron la puerta y Jessie dejó escapar un largo suspiro. Ambas miraron al cielo, entonces se apresuraron al Jeep cuando copos de nieve cayeron alrededor de ellas. "Hace mucho frío," Jessie dijo y cerró la puerta. Chris encendió el motor y puso la calefacción. Se volvió a Jessie que seguía mirando por la ventana hacia la casa. "Estás bien?" "Ella no es lo que esperaba." 168

"Qué quieres decir?" "Ella es más bonita de lo que recordaba. Se ve más joven, incluso. Solía verse tan cansada todo el tiempo, ella solía caminar tan lentamente alrededor de la casa." Se volvió y se enfrentó a Chris. "Gracias por quedarte, por estar ahí. Sé que sólo lo hiciste por Annie pero yo estaba contenta de que estuviera allí." Chris se encogió ante sus palabras anteriores, sabiendo que eran una mentira. Ella no sólo lo hizo por Annie. Ella quería explicar a Jessie, pero ahora no era el momento. "En caso de que no lo has notado, no soy muy buena disculpandome ... o agradeciendo," Jessie continuó. "Las sinceras, de todos modos." "No me debes explicaciones, Jessie." "Por supuesto que sí. Si nunca te hubiera conocido, yo no estaría aquí hoy. Hubiera regresado a Nueva York y quedarme. Y continuar con mi llamada vida." "Y mañana? Vas a estar bien?" "Creo que sí. Ella tiene razón. Ambas necesitamos algo de tiempo." "Annie es una dama, Jessie. Dale una oportunidad." Jessie se encontró con sus ojos y no miró hacia otro lado. "Espero que ella me de la oportunidad. Yo soy la que se fue. Soy la que prácticamente amenace su vida cuando me fui." Chris condujo alejandose finalmente, sin saber qué más decir. Se quedaron en silencio en el viaje de regreso y Chris condujo a la cabaña de Jessie, estacionando al lado del coche de alquiler, esta vez uns SUV todoterreno de cuatro ruedas. "Gracias de nuevo, Chris. Lo aprecio." "No hay problema," Chris dijo.

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"Quieres entrar?" Sus ojos se encontraron brevemente, luego Chris apartó la mirada. "No. Tengo algunas cosas que hacer," Chris dijo. Ella dio un golpecito sobre el volante con sus pulgares. "Está bien, McKenna. Tal vez en otro momento?" Jessie no hizo ningún movimiento para salir. Ella no quería estar sola, pero no iba a pedirle a Chris quedarse. "Se supone que nevara esta noche. Tienes algo de leña?" Chris preguntó. "Hay un poco en el porche. Supongo que Mary Ruth tenía puesta algo allí." "La casa de huéspedes vende, si necesitas más. Y yo tengo un montón. Eres bienvenida a algo de eso," Chris ofreció. "Gracias." "Bien, escucha, necesito ponerme en marcha," Chris dijo de nuevo. "Por supuesto." Jessie abrió la puerta y salió al frío. Chris levantó una mano mientras se alejaba. Ella sabía que Jessie quería que se quedara y que había sido tentada. Pero estaba preocupada por Annie. Ella fue directamente a su casa y entro después de un ligero golpe. Annie todavía estaba sentada en el sofá, la copa de vino llena. Ella levantó los sorprendidos ojos a Chris, luego palmeó el sofá junto a ella. Chris se sentó obedientemente. "Explicame," Annie dijo en voz baja. "Lo siento," Chris dijo. "Oh, por favor." Annie desestimó su disculpa con un gesto de la mano. "Volviste, como sabía que lo harías." Ella tomó su mano y la apretó. "Sé que te preocupas por

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mí, Chris. Y sé que no harías algo intencionadamente para lastimarme. Ahora, háblame de Agosto." "Me encontré con ella arriba en Ridge Trail. La reconocí inmediatamente de las fotos en sus libros, pero no dije nada. Ella estaba usando un nombre falso. Jennifer Parker. Yo quería decirte, Annie, pero no sabía qué decir. No estaba segura de que ella estaba aquí para verte y desde luego no sabía qué hacer con el nombre falso." "Cuánto tiempo estuvo aquí?" "Un par de semanas, supongo. Tal vez tres. No sé cuánto tiempo estuvo aquí antes de que me encontré con ella. Llegamos a conocernos un poco, estuvimos cenando un par de veces. La llevé durante una noche en un viaje de mochilero y finalmente le dije que sabía quién era ella." "Y?" "Y creo que tal vez Jessie debe decirte el resto," Chris dijo. Annie la estudió durante un largo tiempo, finalmente mirando a otro lado y bebiendo de su vino. "Has dicho que no recordaba su infancia," Annie le recordó. "Ella ha estado viendo a un terapeuta, al parecer varios terapeutas diferentes, por un tiempo ahora, supongo. Creo que es porque no recordaba, su terapeuta le sugirió que regresara aquí." Chris se mordió el labio, preguntándose cuánto decirle a Annie. En realidad no era su lugar para hablar de Jack. Si Jessie quería confesarse con Annie, eso era una cosa. Pero Chris no iba a ser la que trajera todo a la luz. Una vez más Annie la miraba. "Hay algo que no me estás diciendo." Chris negó con la cabeza.

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"La encontré arriba en Ridge Trail la última noche que estuvo aquí, la misma cornisa en la que Jack cayó. Estaba allí sentada a solas con una manta y una botella de vino," dijo. "Dios mío, ella no iría a saltar?" "No, Annie. Pero ella había estado llorando cuando la encontré y nos ... hablamos algo. Esa es la última vez que la vi. Hasta hoy. Lamento mucho no decirtelo, Annie, pero ella ya se había ido. De qué serviría haberlo hecho entonces?" "Chris, está bien. No estoy enojada contigo," dijo. Llenó sus copas de nuevo. "Creo que todavía estoy en estado de conmoción. Realmente no esperaba volver a verla, y mucho menos hablar con ella. Ella ha cambiado, sin embargo. Parece más suave, de alguna manera. Ella era una adolescente muy amargada. Y sus libros son tan oscuros, incluso su foto en la parte trasera. Pero la mujer que vi hoy no era la misma mujer en las fotos." "No, creo que tal vez esa mujer se ha ido," Chris dijo. "Pero ella tiene mucho de qué hablar, Annie. Y puede decir algunas cosas que no querras oír." Annie se acercó y dio unas palmaditas en la rodilla de Chris. "Voy a estar bien. Es sólo que no quiero terminar en uno de sus libros, sabes?" Chris se rió, pero se detuvo cuando se dio cuenta de que Annie estaba seria. Se fue un poco más tarde, después de transportar suficiente leña dentro para un par de fuegos y apilar más en la terraza posterior. La nieve era todavía ligera, apenas pegadiza, pero la temperatura había bajado a los veinte ya y el viento aullaba entre los árboles mientras se dirigía a su jeep. Nevaría por la mañana, seguro. Capítulo Veintinueve Jessie se dio la vuelta y miró el reloj. Ya las nueve y veinte. Ella cerró los ojos y se cubrió con las mantas hasta la barbilla, tratando de evitar morir del frío que se había instalado en la cabaña. No pudo conseguir dormir la noche anterior y sólo después de beber una botella entera de vino vino el sueño. Sus pensamientos 172

alternándose entre Annie y Chris. Ella debía sentirse aliviada de que por fin iba a hablar con Annie, para sacar todo a la luz, pero no podía conseguir sacar a Chris de su mente. La atracción que sentía por Chris era completamente ajena a ella y no sabía exactamente que hacer al respecto. Pero qué importaba? Cualquier sentimiento que Chris pudo haber tenido por ella seguramente murio esa noche en la cornisa. De todos modos, era probablemente mejor irse sola. Quién sabía lo que iba a pasar? Incluso si ella y Annie hablaban y lo aclaraban, entonces qué? Lo más probable es que volvería a Nueva York y a su apartamento vacío y trataría de hacer una vida allí. Pero no quería ir a Nueva York. Ella no pertenecía allí. Ella no estaba segura de que pertenecía a alguna parte. De repente se acordó de la nevada de la noche anterior. Se quitó las mantas y corrió a la ventana y la vista fuera de su dormitorio le quitó el aliento. Cuántos años desde que había visto algo tan hermoso? Ramas cargadas con nieve cayendo al suelo, brillando en la luz del sol. El viento de ayer se había calmado y el único sonido provenía del derretimiento de la nieve a medida que caía de los árboles. Una ardilla correteó sobre el desvanecido manto blanco y arriba al árbol de cedro junto a la cabaña. Ella otra vez deseó tener un alimentador allí. Ella cerró las persianas, consciente de la sonrisa en su rostro. No se molestó con la ropa, simplemente se puso la bata más apretada y corrió hacia la puerta. Ella agarró un puñado de nieve y se lo llevó a la boca, riendo en voz alta mientras la mordia. Lanzó la nieve hacia abajo y miró a su alrededor, tomando profundas respiraciones de aire frío de la montaña. Hermoso. Ella entró y se duchó, luego tuvo un tazón de cereal con su café. Deseó haber ido a ls casa de huéspedes por más leña, o al menos tomar a Chris en su oferta. Tenía suficiente madera dejada por un pequeño fuego esta mañana, pero no duraría mucho tiempo. Ella hizo una nota mental para agarrar algo cuando estuviera fuera. En poco tiempo, oyó el quitanieves y sabía que estarían limpiando los caminos secundarios tan pronto como los caminos del condado estuvieran hechos. Estaba de nuevo contenta de que había alquilado un todoterreno. Si una tormenta mayor golpeara, serían incapaces de mantener los caminos despejados por mucho tiempo. Jessie partió el extremo de una hogaza de pan francés y la esparció cerca de la cabaña para poder ver a los arrendajos pelear por ello. Se recostó en el sofá, sin abrir el libro puesto a su lado, y vio como una ardilla se acercó y peleo con los arrendajos por las últimas migas de pan restante. Tenía la intención de leer y tratar 173

de relajarse un poco antes de encontrarse con Annie, pero una hora más tarde, el libro estaba todavía sin abrir. Era Chris. Ella quería llamarla. Todavía tenía su número de celular. Jessie pensó que podría llamar con el pretexto de que necesitaba consuelo antes de ver a Annie. En realidad, sólo quería verla y odiaba el hecho de que la mujer se había metido bajo su piel. Ella rodó los ojos. No estaba acostumbrada. Si había una cosa a la que estaba acostumbrada, sin embargo, era a estar sola. Y lo hacía muy bien. O eso creía ella. "Supéralo," dijo en voz alta. "McKenna no te necesita en su vida." Y ella no necesitaba a McKenna, firmemente se dijo. Llevaba uno de los nuevos suéteres que había comprado en Nueva York en su última expedición de compras. Era dueña de poco lo que era adecuado para el otoño o el invierno en las montañas, por lo que había pasado dos días enteros comprando jeans  y suéteres y sudaderas e incluso calcetines de lana para el senderismo. No se molestó con el maquillaje. Incluso en la ciudad, rara vez usaba mucho, si alguno. Se cepilló el pelo oscuro, luego se ahuecó el frente con los dedos. Ella encontró sus ojos en el espejo y sabía que estaba nerviosa. Ayer, Chris había estado allí pero hoy, no tendría ninguna protección. Annie estaba esperando con nerviosismo por el llamado en la puerta. Había decidido sobre un espeso guiso de verduras para su almuerzo y había pasado la mañana cortando verduras, tratando de mantenerse ocupada. Se había debatido en si o no para servir vino con su comida, y luego decidió que lo podría necesitar después de todo. Selecciono uno de sus favoritas del estante en el sótano y estaba colocado en la encimera, esperando. Estaba agradecida de que Chris había traído leña para ella. No se había molestado con un fuego anoche, pero esta mañana, la había ayudado a calmarla. Todavía no podía creer que, después de todos estos años, Jessie iba a entrar por esa puerta. Ella casi deseaba que hubiera insistido a Chris para unirse a ellas pero sabía que necesitaban esta vez a solas. Lo que sea que había obligado a Jessie a ir a verla, no tenía nada que ver con Chris y todo que ver con Jack, lo más probable.

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El leve golpe en la puerta le llevó rápidamente a su alrededor y se quedó mirando la puerta durante varios segundos, incapaz de hacer que sus pies se movieran. Jessie llamó una segunda vez antes de oír pasos aproximandose. Annie estaba nerviosa, también, se preguntó? Ella respiró hondo y soltó el aire lentamente a medida que la puerta se abrió y Annie parada allí, una incierta sonrisa en su rostro. "Jessie. Entra." "Hola, Annie." Jessie entró, deteniéndose al lado de Annie, que estaba de pie varias pulgadas más baja que ella. Había un olor agradable viniendo de la cocina y el calor del fuego le dio la bienvenida en la sala de estar. "Por favor, siéntate. El guiso está casi listo. Sólo déjame poner el pan en el horno." Annie corrió a la cocina, dejando a Jessie de pie junto al fuego. Miró a las pinturas en la pared y algunas que estaban apiladas en un rincón. Ella no las había notado ayer, pero eran todas muy buenas y todas ellas tenían el nombre de Annie colocado en la parte inferior. Ella tenía mucho talento para que sea sólo un pasatiempo. "No mires tan de cerca," Annie dijo cuando regresó con una copa de vino para Jessie. Jessie aceptó la copa a pesar de las protestas de su estómago y el recuerdo del ligero dolor de cabeza que tenía esta mañana. "Creo que son muy buenos," dijo, señalando a las pinturas. "Chris piensa lo mismo, pero es sólo un pasatiempo," dijo, desestimando el cumplido. "Cuándo empezaste a pintar?" Jessie preguntó. "Oh, siempre intente, simplemente con carbón vegetal al principio. Creo que tú tendrías probablemente cinco años cuando empecé con la pintura." "Nunca lo supe."

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"No, supongo que no lo hiciste," Annie dijo en voz baja. Se miraron la una a la otra por un momento, luego Annie desvió la mirada. Eso no fue justo, pensó. La vieja Jessie habría arremetido, pero se mordió la lengua. Esa podría no ser manera para ellas empezar. "Me gusta la que le diste a Chris. Sierra Peak." "Oh, esa tonta! La colgó donde todo el mundo podía verla," Annie dijo. Jessie se dio cuenta de su incomodidad y pensó que estaba avergonzada por sus pinturas. Bueno, uno es siempre su peor crítico. "En realidad iba a pedirte una para mí," dijo ella, sorprendiendose incluso a sí misma con esa admisión. "Supongo que resulta difícil de creer, después de cómo me fui de aquí, después de lo que te dije en ese último día." "Sí," Annie asintió. "Espero que no estés aquí para llevar a cabo tu amenaza." "Realmente lamento decir eso," Jessie dijo suavemente. Se dejó caer en el sofá, tomando su copa con ella. Estaba agradecida de tenerla ahora. "Jessie, no tienes que disculparte. Eras una niña. Fue tanto mi culpa como la de cualquiera." Jessie sacudió la cabeza. "Tú nunca estuviste alrededor. Jack dijo que era debido a que no te preocupabas por nosotros. Él dijo que no te gustaba aquí en las montañas, por eso nunca fuiste con nosotros." Era el turno de Annie para sacudir la cabeza. "No me habría quedado aquí todos estos años si no me gustara. Desde el primer día que él me trajo aquí, supe que había llegado a casa," dijo. "Así que es cierto lo que dijo Chris? Jack no te permitía venir con nosotros?" "Jack te quería mucho, Jessie. Creo que sólo te quería para él." "Por qué se lo permitiste?" 176

"Jack era un hombre fuerte, Jessie. Él podía ser muy persuasivo," Annie dijo, mirando a los ojos oscuros de Jessie, tan parecidos a los de su padre. "Él te golpeó?" preguntó, sus palabras apenas más que un susurro. Annie estaba a punto de negarlo. Ella nunca se lo había dicho a Roger y ciertamente no a Chris. Pero que de bueno sería negarlo? Si estaban aquí para hablar del pasado, no tenía sentido empezar con una mentira. "Algunas veces," ella admitió. "Pero yo era una alumna muy rápida," dijo ella, un toque de la vieja amargura regresando. Vio a Jessie palidecer y se preguntó qué pensamientos pasaban por su mente. "Nunca te golpeó, verdad?" preguntó rápidamente. "Nunca me golpeo no." Ella levantó los ojos a Annie. "Por qué te golpeó?" "Por qué? Yo no le obedecía, supongo. La primera vez fue cuando traté de alimentarte dandote el pecho y él insistió en utilizar un biberón. Luego de nuevo, una vez, cuando te llevé a Sacramento conmigo de compras. Tendrías apenas dos, creo. Era tarde cuando regresamos y él estaba preocupado, supongo. La última vez que me golpeó fue cuando te llevé a caminar en uno de los senderos. Tendrías, no sé, cuatro o cinco. Me dijo que nunca debía sacarte otra vez. Ese era su trabajo para llevarlo a cabo." Ella se quedó mirando el fuego. Después de todos estos años, no pensó que sería tan difícil para ella recordar, pero todavía sentía el dolor que tuvo que soportar como una madre joven. "Lo siento si no me enfrenté a él, Jessie. Pero en ese entonces, tú lo seguías a todas partes y no parecía importarte, de todos modos." Jessie no podía mirarla a los ojos y ella, también, miraba el fuego. "No tengo ningún recuerdo de ti alguna vez haciendo algo conmigo. Esa fue la última vez?" "Oh, sí," Annie asintió. "Después de eso, él comenzó a tenerte lista para la escuela, arropandote por la noche y llevandote con él cada vez que podía. Yo estaba aquí para

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cocinar y limpiar y lavar la ropa. Fue en ese momento que dejamos de dormir juntos y él se movió a la habitación de invitados." "Él tenía ... otras amantes?" "Tenía mujeres, sí. Pero no era como si hubiéramos sido íntimos, Jessie. No habíamos ... dormido juntos en años." Annie se levantó de repente y entró en la cocina. Ella había tenido suficiente hablando de Jack por el momento y le resultaba muy incómodo hablar de esta manera frente a Jessie, que era prácticamente una desconocida para ella. Podía confiar en Chris sin preocuparse por su reacción. Pero Annie se preguntó si Jessie, inconscientemente o en algún profundo nivel, podría creer que ella estaba mintiendo acerca de Jack. Él estaba muerto y su historia enterrada con él. "Annie?" Jessie la siguió a la cocina y miraba ahora como la mano temblorosa de Annie sirvió más vino. "Sólo tenía que comprobar el pan," mintió. "Lo siento. No quería venir aquí y hablar de él, de verdad," Jessie dijo. "Sí, es cierto, Jessie. Tenemos que hablar de él. Él es todo lo que tenemos entre nosotras," Annie dijo. "Y es probable que pienses que estoy mintiendo acerca de todo esto. Para ti, él era un hombre maravilloso. Por desgracia, nunca llegué a ver ese lado de él." Se dio la vuelta y levantó la tapa de la olla y la agitó." Bueno, no debería decir que nunca. Él fue muy amable conmigo cuando estábamos saliendo y cuando nos casamos. Pero eso fue hace mucho tiempo, Jessie. " "Por qué nunca me hablaste de todo esto?" "Oh, Jessie, eras demasiado jóven para que enpezaras a comprender. Luego, más tarde, bueno, ya idolatrabas a tu padre. No había nada que pudiera decir entonces. Nunca me habrías creído." "Por qué te quedaste con él? Por qué no te fuiste?"

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Annie se volvió y la miró a los ojos. Eran abiertos y confiados, por lo que permitieron a las palabras llegar. "Tenía miedo ... por ti," dijo en voz baja. "Por mi?" "Jack tenía un interés antinatural en ti, Jessie. Y a medida que crecías, tenía tanto miedo de que él pudiera ... abusar de tí." "Sexualmente?" Jessie susurró. "Sí. Y yo no podía dejarte. No sabía si vendrías a mí en busca de ayuda, pero si necesitabas a alguien, a quién más acudirías?" Jessie sintió sus ojos se pinchaban con lágrimas y trató de parpadearlas de regreso, pero vinieron de todas formas. Annie había estado aquí por ella y Jessie nunca lo supo. Los sollozos sacudieron sus hombros al recordar sus palabras. ‘Será nuestro pequeño secreto. Tú eres mi mejor chica.’ "Qué pasa, hija?" Annie se acercó a ella y la agarró por los hombros. "Qué?" "Él lo hizo," Jessie balbuceó entre lágrimas. "Él hizo qué?" "Él..." Annie la miró, la realización al darse cuenta de lo que ella estaba tratando de decir. "Oh, no, Jessie," Annie susurró. Tomó a la mujer llorando en sus brazos, la mujer que era su hija, y la abrazó. "Oh no." Jessie se apoyó en el consuelo de sus brazos, entonces con la misma rapidez se apartó. Se secó las lágrimas en su rostro, incapaz de encontrarse con los ojos de Annie. Ella tenía que terminar. Si no lo hacía ahora, entonces cuándo?

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"Yo te culpé," dijo. "Jack dijo que no estabas allí para él y yo le creí. Y me resentí contigo por lo que él me hacía pero, no pude detenerlo. Y entonces simplemente lo bloqueé. Y cuando él murió, me tenía que alejar de tí, de aquí. Te odiaba tanto," susurró. "Así que huí. Huí de mi vida aquí y enterré todo eso lejos y fingí que nunca ocurrió. Y luego no pasó. No recordaba más. Yo tenía diez años," dijo. "Esa es la última vez que recuerdo siendo una niña. Después de eso ..." Annie trató de contener las lágrimas, pero no pudo. ¡Ese bastardo! Ella trató de llegar a Jessie, pero Jessie se alejó. "No. Déjame terminar," dijo. "Tengo que terminar." Annie asintió con la cabeza, incapaz de hablar. "Nunca fui capaz de dejar que nadie se acercara a mí. Yo no tenía amigos. Incluso en la universidad, siempre estaba sola. Y el sexo se convirtió en un juego para mí. No era por placer, no el mío o el de otros. Esto era un acto realizado como una especie de ritual, creo. A través de los años, se convirtió en eso, de todos modos. Pero no sabía realmente por qué. Empecé a ver a un terapeuta después de la universidad y fue entonces cuando me di cuenta que no podía recordar nada más. Todo lo que tenía era mi odio y resentimiento por ti. Y la única razón que podría tener era que te culpé por su muerte. Siempre he tenido mis recuerdos de mi infancia y eran felices y él estaba allí. Pero tú nunca estabas. He visto seis o siete terapeutas a lo largo de los años y ninguno de ellos me pudo ayudar. Cuando la Dra. Davies sugirió que regresara aquí y verte y tal vez encontrar respuestas, no podía negar que quería regresar. Deseaba tanto recuperar mi vida. "Conocí a Chris en Ridge Trail. Nos hicimos .... amigas. Ella sabía que no podía recordar. Ella dijo algunas cosas acerca de tí, me dijo algunas cosas que le habías dicho, y partes y piezas empezaron a volver. Pero Annie, no quería que volvieran. No cuando me di cuenta de lo que podría ser. Pero vinieron y me acordé de todo y yo sólo quería ... morirme." "Jessie ..." "Y cuando lo recorde, no podía permanecer aquí ni un minuto más. Tenía que escapar."

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Annie no sabía qué decir, así que no dijo nada. Simplemente miraba a esta mujer con lágrimas en los ojos mirar hacia ella. "Me pasé dos semanas sola en mi apartamento. Volví a revisar todo y me di cuenta que yo no tenía la culpa y que tú no tenías la culpa. Era sólo de él," dijo en voz baja. "Y entonces tenía que regresar a verte. Para decirte por qué me fui hace muchos años." Cuando Annie se acercó esta vez, Jessie no se apartó. Se aclaró la garganta antes de hablar, esperando que su voz siguiera. "Lo siento muchisimo. Yo debería haberme dado cuenta. Tal vez en el fondo, yo ..." "No. No puedes culparte. Era él, no tú." "Ahora qué hacemos?" "No sé. Sinceramente no lo sé," Jessie dijo. "Es demasiado tarde para empezar de nuevo?" "Por supuesto que no. Puedes quedarte aquí conmigo," ella dijo sin pensar. Pero Jessie sacudió la cabeza. "Creo que no es así, Annie. Ninguna de nosotras estamos listas para eso. Tengo una cabaña alquilada hasta mediados de Diciembre." "Mary Ruth?" "Sí." "Estás cerca de Chris?" "Sí." "Bien. Ella puede ser una buena amiga, Jessie. Lo ha sido para mí." "Lo sé. Probablemente no estaría aquí hoy si nunca la hubiera conocido," Jessie admitió. Pero no sabía si Chris quería ser una amiga de ella nunca más.

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"Ella regresó aquí ayer, después de que te llevó a casa," Annie dijo. "Estaba preocupada por mí." Jessie asintió. "Pensé que podría." "Me contó un poco de tu tiempo aquí en Agosto. Creo que está preocupada por ti, también." Jessie asintió. Tal vez. "He tenido suficiente por un día, Jessie. Qué hay de almorzar?" "Sí." Jessie, también se sentía agotada. Y aliviada. Ella había estado preparandose para este día durante casi dos meses y había sido más fácil de lo que pensaba que nunca podría ser. Annie simplemente había aceptado todo lo que tenía que decir y esperado ninguna otras explicación. Nunca podrían deshacer lo que Jack había hecho, pero podrían empezar de nuevo entre sí. "La mesa ya está puesta. Sólo agarrá un tazón allí," dijo, señalando a los dos apilados sobre la encimera. Llenaron sus tazones y los llevaron al comedor, donde Annie ya había colocado el pan francés caliente. Jessie había tomado varios bocados antes de que se diera cuenta de que no había carne en la olla. "Eres vegetariana?" "Sí. Te va a hacer bien," dijo, señalando a la olla. "Por cuanto tiempo?" "Casi diecisiete años," dijo con una sonrisa. "No es extraño que Chris le gusta cenar contigo," Jessie dijo. "Bueno, me gusta pensar que es mi compañía así como mi cocina."

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"No quise decir eso, Annie," Jessie dijo rápidamente. "Yo sé cómo Chris siente acerca de ti." "Sí, Chris y yo nos llevamos bien, a pesar de las diferencias en nuestras edades. Ella ha sido muy amable conmigo. Roger Hamilton le trajó un día. Recuerdas a Roger?" "Sí. Ha estado él aquí todos estos años?" "Oh, no. Fue a Tahoe por un tiempo. Luego a Yellowstone. Cuando él regresó aquí, él me buscó. Fue un salvavidas," dijo. "Chris dice que no vas a la ciudad," Jessie afirmó. "No. Me retiré por un tiempo, y se convirtió en un hábito. Si necesitaba algo, iba a Sacramento o San Francisco. Entonces Roger regresó y comenzó a traerme víveres y  yo hacía viajes cada vez menos a la ciudad. Pero fue mi elección, Jessie. Me las he arreglado." Había tantas cosas que Jessie quería preguntar, pero pensó que iba a guardarlas para otro día. Después del almuerzo, Annie le preguntó si quería mirar alrededor de la casa, pero Jessie se rehusó. No estaba preparada para eso. Capítulo Treinta Chris y Roger estaban compartiendo una mesa en la Rock House. Chris apartó el plato a un lado y cogió su cerveza en cambio. Había sido un día lento. Ella y Bobby había tomado sus esquís de campo traviesa, pero no había suficiente nieve en la mayoría de los lugares para esquiar en realidad. Los cielos despejados y temperaturas en ascenso habían vuelto la nieve en aguanieve y terminaron caminando hacía abajo en sus botas de esquí. "Si vas a comer aquí, McKenna, deberías sólo atenerte a las patatas. Qué diablos fue eso, de todos modos?" "No sé. Yo sólo reconocí la pasta," dijo. "Tal vez podrías al menos tener pollo, McKenna." 183

Chris lo ignoro. No estaba de humor para sus bromas esta noche. Su mente estaba con Annie y Jessie, donde había estado todo el día. Había cogido el teléfono una media docena de veces para llamar a Annie, pero se convenció de que en realidad no era asunto suyo. Esto era entre Annie y Jessie. Si la necesitaban, sabían dónde estaba. Y al parecer no lo hicieron. "Qué sucede contigo?" "Nada, Roger." "Has dicho apenas dos palabras esta noche, McKenna. Qué la nieve te deprime?" "Qué nieve? Se habrá ido mañana," ella dijo. "Sí. Probablemente regrese a Indian Summer. No ha sido este clima algo?" él preguntó. "Ha sido décadas desde que hemos tenido este poco de nieve en esta época del año." "Estás tan ansioso por entrar en el invierno? Después de lo que pasó el año pasado?" "Eso es lo por lo que estás aquí," él le recordó. Ambos levantaron la vista cuando la puerta se abrió y Roger mostró su sorpresa cuando la mujer se acercó a ellos. "Mi Dios, es ella," él susurró. "No puedo creerlo." Jessie se dirigió a propósito hacía su mesa, y luego metio casualmente sus manos en los bolsillos de sus jeans. "Qué demonios estabas comiendo, McKenna?" Chris sonrió y levantó las cejas hacia Jessie. "Ojalá supiera." Entonces ella se movió. "Siéntate," ella ofreció. "No te importa?" 184

"Por supuesto que no. Recuerdas a Roger Hamilton?" preguntó mientras Jessie se deslizó junto a ella. "Sr. Hamilton, ha pasado un largo tiempo." "Jesse Stone," Roger dijo, tendiendo la mano. "Las fotos no le hacen justicia." Chris notó el ligero rubor que subió por la cara de Jessie, y ella se rió. "No la hagas engreída, Roger." "Cállate," Jessie murmuró y empujó a Chris con su pierna. Roger levantó la mano cuando Martha caminó alrededor. "Un par de cervezas para las damas, por favor," él dijo. "Damas?" Martha preguntó. "Esa es McKenna de la que estás hablando." Chris aguantó la risa, y ella apoyó los codos sobre la mesa. "Creo que ella me odia," dijo. "Creo que está enamorada de ti," Roger contrarresto. "No tienes que ponerte en marcha?" Chris preguntó. "Sí, tengo," él dijo. Luego se volvió a Jessie. "Me alegro de que estés de vuelta. Has visto a Annie todavía?" Jessie fue sorprendida por su pregunta, entonces se dio cuenta de que lo más probable que Chris le había dicho de este verano. "De hecho la vi hoy." "Bien. Bueno, las dejo para hablar, entonces." "Estoy segura que Chris te informará más tarde," Jessie dijo ligeramente. 185

Chris y Roger intercambiaron miradas. "No fue mi intención ..." "Está bien," Jessie dijo. "Las ciudades pequeñas y todo. Me había olvidado." "Sin ánimo de ofender," Roger dijo. "Pero que estés aquí es una gran noticia, aunque  yo no creo que nadie sepa excepto yo y Ellen," dijo. "Annie es una buena amiga mía." "Sí, lo sé. No me ofendí." Roger vaciló, luego volvió a mirar a Chris. "Nos vemos mañana, Roger," Chris dijo. Después de que Martha trajo tarros fríos, Chris se volvió a Jessie. "Tuve que decirle a alguien," ella explicó. "Y no podía ser Annie." "Está bien. No estoy realmente escondiendome más." "Cómo te fue hoy?" Chris preguntó finalmente. "Fue ... bueno, creo. Hablamos de muchas cosas," Jessie dijo. "Le dijiste?" "Sí. Y tuvimos un buen llanto." Jessie puso sus codos sobre la mesa y observó a Chris. "Es curioso, realmente. He pasado tantos años odiandola y ahora ni siquiera puedo reunir el resentimiento más. Y creo que me gusta ella." Chris asintió, sorprendida por la facilidad con que Jessie había aceptado lo que le había sucedido hace tantos años. "En realidad estaba un poco preocupada por ustedes dos hoy," Chris admitió. "Solo un poco?" Jessie bromeó.

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Chris se encogió de hombros. "Pero me dije que en realidad no era de mi incumbencia." "McKenna, sé que te preocupas por Annie. Ella te tiene bastante cariño, también. De hecho, hablamos de tí algo." "Oh?" Pero Jessie no dio más detalles. Ella tomó un sorbo de su cerveza en cambio. Había ido a la cabaña de Chris antes, buscándola. Pensó que quería hablar, para decirle todo lo que ella y Annie habían hablado. Es por eso que había conducido a la Rock House, esperando encontrar a Chris aquí. Pero ella no quería convertir su conversación ligera en una pesada discusión de su vida. Ella estaba convencida. Estaba disfrutando de la fácil compañía que Chris estaba ofreciendo esta noche. No había ni siquiera un indicio de la amargura en los ojos de Chris que había encontrado el otro día cuando se vieron entre sí. "Sabes, McKenna, tú sabes más sobre mí y mi vida que nadie. Y no sé nada de ti," Jessie dijo, invitando a Chris para decirle un poco acerca de sí misma. Ella sólo quería pasar algún tiempo normal a su alrededor, y no estaba ciega a la atracción que sentía por ella. Cada vez que sus muslos se rozaban, ella lo sentía. Se preguntó si Chris podía sentirlo, también. Se preguntó si Chris se permitiría sentirlo. "No hay mucho. Bastante aburrido, realmente," Chris dijo. "En comparación con la mía?" Jessie se echó a reír. "Especialmente la tuya." "Cuentame," Jessie alentó. "Historia de la vida en pocas palabras, eh? No debe tomar mucho tiempo," Chris dijo. Ella bebió un largo trago de su cerveza de barril e hizo señas a Martha para otra ronda. Realmente debería ir a casa y descansar un poco, pero la idea de ir a casa a su cabaña vacía con solamente Dillon de compañía no era atractiva. Lo que era atractivo era la mujer sentada a su lado. A pesar de su voto hace unos meses que si alguna vez veía a Jesse Stone de nuevo, sería demasiado pronto, se sentía atraída a

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ella una vez más. Y esta vez, cuando el muslo de Jessie presionó contra el suyo, ella no se apartó. "Crecí en Wyoming con una hermana mayor," Chris comenzó. "Mis padres se quedaron juntos hasta después de que estuve en la universidad. Veinticuatro años de matrimonio por el desagüe." "Que pasó?" "Ellos simplemente no se amaban más, supongo. Yo lo sabía en la escuela secundaria y no sé por qué esperaron tanto tiempo para terminar con ello, pero lo hicieron. Papá se volvió a casar y ahora vive en Chicago." "Lo ves?" "No. Su mujer no aprueba mi estilo de vida así que no soy exactamente bienvenida allí. Hablamos un par de veces al año, sin embargo." "Y tu madre y tu hermana? Dónde están?" Jessie preguntó. "Mamá vive aquí en California ... San Diego, con su actual novio. Ella tiene cincuenta y cuatro años y él tiene treinta, si eso te dice algo sobre su gusto por los hombres." "Su actual novio?" "Bueno, han estado divorciados, que ... doce años y yo diría que él es el quinto con el que vive." Chris pensó en su madre, que estaba tratando tan duro de compensar todos los años perdidos mientras estuvo casada. Chris a veces tenía la sensación de que su madre la culpaba por quedarse juntos, siempre y cuando lo hicieron. "Luego está Susan, mi querida hermana. No he hablado con ella desde que tenía veintitrés años." Jessie hizo una mueca. "Tu estilo de vida de nuevo?" "Oh, sí. Ahora ese fue un momento divertido. Yo estaba trabajando en Yellowstone, mi primer verano allí como una trabajadora a tiempo completo y ella vino a visitar. Ella es dos años mayor, por cierto. De todos modos, ella vino un poco más temprano 188

de lo esperado y nos encontró a mí y a Kathy." En la expresión de sorpresa de Jessie, Chris levantó la mano y sonrió. "No, no en la cama," ella dijo y se rió. "Estábamos en la sala de estar y me estaba besando de despedida." Chris bajó la voz y se inclinó más cerca. "No era exactamente un beso en la mejilla, tampoco." Jessie se echó a reír, disfrutando de la historia de Chris. "Sigue." "Bueno, tendrías que conocer a Susan para apreciar eso. Ella era la señorita Siempre Hago Lo Correcto creciendo. Ella nunca hizo algo mal, sacaba buenas calificaciones, nunca bebía alcohol o se atrevió a tocar un cigarrillo. Nada. Recta como los demás. Yo, por el contrario, nunca seguí las reglas de mis padres, y no tenía miedo a las fiestas," dijo y se rió de nuevo. Habían pasado años desde que había contado a nadie esta historia. "Susan gritó cuando nos vio y se agarró el pecho en un simulacro de ataque al corazón, todo el tiempo sus ojos estaban a punto de colgarle de la cabeza. Estaba tan avergonzada de mí, ella dijo." Chris apoyó los codos sobre la mesa y miró a Jessie. "En realidad, me sorprendió que supiera lo que estaba pasando." "Así que se fue y no se han hablado desde entonces?" Jessie supuso. "Oh, no se fue hasta el día siguiente, después de que me dijo lo humillada que estaba  y disgustada y todas esas otras palabras maravillosas que me lanzó. Pero yo era  joven y realmente no me importaba un comino lo que pensaba. Le dije que se metiera en sus putos asuntos. Por supuesto, no lo hizo. Ella se fue y llamó inmediatamente a mamá y papá y en realidad vinieron juntos para hacerme entrar en razón. Todo era tan terrible, se preguntaban donde habían ido mal y todo eso. Pero hemos logrado superarlo en los últimos años, creo. Pero no somos cercanos. y Susan, bueno, ella nunca lo superó. No he hablado con ella desde entonces. Está casada con un ministro  y tiene dos hijos y dudo que siquiera sepan que tienen una tía Chris." "Eso es triste, McKenna. Ve ella a tus padres?" "Ella ve a mi padre. Creo que está avergonzada por mamá, sin embargo. Ella no encaja en el pequeño mundo perfecto de Susan." "Y con qué frecuencia ves a tu madre?" "La veo quizás una vez al año. Ella está bien con eso ahora. Probablemente porque nunca he llevado una mujer conmigo, no sé. Pero ella tiene su propia vida. Cuando 189

hablo con papá, él finge que no tengo ninguna vida personal y finge que no tiene una esposa que me odia." "Entonces, qué pasó con esta Kathy?" Jessie preguntó con una sonrisa. "Ella fue sólo una aventura de verano. Regresó a la universidad, y nunca volví a verla," Chris dijo con un gesto de la mano. "Cómo haces un hábito de aventuras de verano?" Jessie preguntó ligeramente. Chris la miró a los ojos y levantó una ceja burlonamente. "Cuando era más joven, atrapada en Yellowstone, las aventuras de verano eran bastante atractivas." "Y ahora?" Chris bebió de su cerveza antes de contestar. "Y ahora me estoy haciendo demasiado vieja para aventuras de verano," dijo. Se detuvieron cuando Martha les trajo cervezas frías. "No debas tanto, McKenna? No tienes que trabajar mañana?" "Gracias por mantenerme en línea, Martha. Supongo que esto será, entonces." "Tal vez tenga razón Roger," Jessie dijo cuando Martha les dejó. "No, creo que sólo le gusta meterse conmigo," Chris dijo. "Bueno, es bastante divertido meterse contigo," Jessie bromeó. "Lo es, eh?" Jessie frotó la escarcha en un lado del tarrón con su pulgar, muy contenta de que había venido en busca de Chris esta noche. Por lo menos, ella podría ser capaz de salvar una amistad. Y eso sería algo nuevo para ella. "Chris, quiero darte las gracias por todo lo que has hecho. En serio," dijo.

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"En serio?" "Le dije a Annie hoy que si nunca te hubiera conocido, dudaba que iba a haber encontrado el valor de verla." "Creo que habrías, Jessie. Porque, en el fondo, realmente querías." "Me pregunto si habría siquiera recordado todo si no hubieras estado aquí para presionarme, Chris. Y realmente no creo que habría ido a ver a Annie," Jessie dijo, sabiendo que era verdad. "Así que, gracias," dijo en voz baja. "Estuviste allí cuando te necesitaba." "Por favor, no digas que estamos hablando de esa noche arriba en Ridge Trail," Chris dijo en voz baja, incapaz de mirarla a los ojos. Jessie se acercó más, tratando de captar los ojos de Chris. "Nunca me perdonaras por eso?" Chris dejó que sus ojos sean capturados por los oscuros de Jessie. Ella había tenido demasiadas cervezas, lo sabía, porque estaba teniendo problemas para recordar esa noche en la cornisa, recordando cuán humillada se sentía. Y era agradable sentarse y hablar. Ella realmente no quería recordarlo más. "Debo perdonarte?" preguntó finalmente. "Sí. Me diste lo que necesitaba esa noche," Jessie susurró. "No quiero alguna vez que sea así de nuevo." Chris sintió su aliento atrapado y no fue capaz de apartar los ojos de los de Jessie. No era inmune a ella, lo sabía. El muslo que presionaba firmemente contra el suyo no se había movido, y no quería romper el contacto. Pero esta noche no era la noche para llevarla más lejos. "Me alegra que hayas venido aquí esta noche," Chris dijo. "Yo también."

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"Pero es hora de ponerme en marcha. Dillon esta probablemente muriendo de hambre." "Está bien, McKenna. Déjame pagarte la cerveza, por lo menos." Chris iba a declinar, pero Jessie ya había sacado su dinero. "Está bien. Supongo famosos escritores ganan un poco más que la gente de búsqueda y rescate, eh?" Jessie se echó a reír. "Tal vez un poco." Se dirigieron hacia el aire frío de la noche, deshecha nieve crujiendo bajo sus botas  y su aliento helado delante de sus caras. Jessie alzó la vista hacia el cielo nocturno, mirando las estrellas que centelleaban por encima. "He echado de menos esta vista," dijo. "No hay estrellas en la ciudad, ya sabes." "No?" "Nop. Ni una," dijo en voz baja. Jessie se apoyó contra el poste de barandilla y Chris la observó. Ella tenía el rostro de un ángel. Hermosa no era del todo la palabra para describirla y Chris sintió el golpeteo familiar de su corazón cada vez que permitió que sus pensamientos se movieran en esa dirección. Fue como en cámara lenta cuando Jessie giró la cabeza y sin esfuerzo capturó los ojos de Chris. "Gracias por la cerveza. Y la compañía," Chris añadió. "Ha sido un placer," Jessie dijo. Ella se apartó del poste y se acerco a Chris, deteniéndose sólo a pulgadas de distancia. "Y gracias," susurró, moviéndose más cerca, tocando sus labios ligeramente con los de Chris. Chris no se apartó y ella suspiró cuando Jessie la dejó después de sólo un breve toque. Ella quería mucho más que eso. Se quedó allí mucho tiempo después de que las luces traseras de Jessie se hubieran desvanecido, la llama aún parpadeaba en su interior. 192

Capítulo Treinta y uno Jessie acababa de salir y cerró la puerta de la cabaña cuando un coche se acercó. Mary Ruth Henniger salió con gracia y se acercó a ella. "Mary Ruth, cómo estás hoy?" Jessie preguntó gratamente. "Muy bien, gracias." Ella tenía un pedazo de papel doblado en la mano y Jessie levantó las cejas inquisitivamente. "Qué te trae por aquí?" ella preguntó. "Bueno, acabo de tener una llamada telefónica extraña. Annie Stone, quién no me ha llamado en todos los años que ha vivido aquí, me llamó por teléfono para dar un mensaje a su hija. Ella insistió que Jesse Stone se alojaba en una de mis cabañas. Ella te describió y le dije que no eras Jesse Stone. Por qué, Jesse Stone no ha estado aquí desde que murió su padre. Pero ella insistió en que te dé un mensaje." Jessie rió nerviosamente, preguntándose cómo decirle a esta amable mujer que había estado utilizando un alias. "En realidad, soy Jesse Stone. Lo siento." "Bueno, seré," Mary Ruth murmuró. "Te has cortado tu hermoso cabello largo. No es de extrañar." Jessie se echó a reír de nuevo. Fue lo primero que había hecho cuando se había mudado a San Francisco hace todos esos años. Su cabello había llegado casi hasta la cintura cuando había vivido aquí. Jack siempre dijo que le gustaba con el pelo largo. "No quería que nadie supiera quién era yo cuando vine aquí en Agosto," explicó. "Siento lo de la cosa Jennifer Parker." "Bueno, imagínate eso. Todos asumimos que te habías ido para siempre," dijo. "Qué diablos estás haciendo aquí?" preguntó sin rodeos.

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"Vine a ver a mi madre," dijo simplemente. Ella señaló la nota en sus manos. "Cuál es el mensaje?" "Oh, aquí," dijo ella, dándole la nota. "Ella quiere que la llames. Ese es su número allí. Eres bienvenida a usar mi teléfono," Mary Ruth ofreció. "Gracias, pero tengo un teléfono. Aprecio que haya venido todo el camino hasta aquí, sin embargo," Jessie dijo cortésmente. Ella esperó a que Mary Ruth se fuera antes de llamar a Annie. "Es Jessie. Está todo bien?" "Sí. No pasa nada, no sabía de qué otra manera localizarte," Annie explicó. "Traté de llamar a Chris, pero no puedo encontrarla." "Oh. No se me ocurrio en darte mi número de teléfono celular." "Bueno, en realidad no hablamos de cuando nosotras nos reuniríamos de nuevo y esta noche es mi noche normal para cenar con Chris. Pensé, bueno, podrías unirte a nosotras. Estoy segura de que a Chris no le importará," Annie dijo. "Lo que quiero es que ustedes dos sean amigas," añadió. Jessie sonrió y asintió con la cabeza, preguntándose cuál sería la reacción de Annie si supiera lo cercanas que habían estado este verano. "Entiendo. Y no creo que le importaría, aparte de mí interrumpiendo su tiempo contigo," Jessie dijo ligeramente. "De hecho, la vi anoche en la Rock House. Tuvimos la oportunidad de hablar." "Bien. Significa que vendrás?" "Voy a ir, Annie. Gracias." Después de que terminó la llamada, Jessie se quedó mirando hacia los árboles reflexivamente. A Chris le importaría? Ella no lo creía. Después de todo, habían tenido una agradable charla anoche. Entonces Jessie recordó el beso tranquilo, fugaz que había dado a Chris 194

cuando se separaron. El suave suspiro que Chris pronunció había sido suficiente para querer hacer a Jessie profundizar el beso, pero no se había atrevido. En cambio, se separó después del más breve de los toques pero no antes de ver el deseo apenas disimulado que Chris había tratado de ocultar. Dudaba que tendrían algún tiempo a solas esta noche. Además, con Chris allí, ella y Annie lo más probable es que no entrarían en ninguna plática pesada, lo cual estaba bien con ella. Después de ayer, sus emociones estaban todavía un poco en carne viva. Jessie condujo a la ciudad, terminando la tarea que había comenzado antes de que Mary Ruth hubiera venido con el mensaje. Leña. Chris había dicho que la casa de huéspedes vendía, y lleno la parte trasera de su SUV por sólo treinta dólares. La apiló ordenadamente en el porche trasero, pero después de hacer los muchos viajes hacia y desde su coche con los brazos cargados de madera, estaba demasiado cansada para su carrera de la tarde. En cambio, ella se tumbó en el sofá, un profundo sueño reclamándola casi instantáneamente. Capítulo Treinta y dos Jessie dio unos golpecitos con los dedos sobre el volante al ritmo de una canción country que nunca había escuchado, pero era la única estación que podía conseguir. Miró con tristeza en el reproductor de CD, deseando haber pensado en traer un par, por lo menos. Luego echó un vistazo a su teléfono. Ella realmente debería llamar a McKenna y advertirle que estaría allí. Pero sus ojos se movieron de nuevo a la carretera. Seguramente a Chris no le importaría. Ella llamó a la puerta de Annie poco tiempo después y escuchó a Annie llamarla. Una sensación de familiaridad se asentó sobre ella cuando abrió la puerta y entró. "Estoy en la cocina," Annie dijo. "Jessie o Chris?" Jessie se echó a reír y sacudió la cabeza. Quién habría pensado que hace sólo unos meses su vida había sido tan oscura? "Es Jessie," ella dijo.

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Miró alrededor de la sala de estar, sus ojos viajando a las escaleras. Tal vez hoy recorrería la casa, ver qué ha sido de su antigua habitación. Y el estudio de Jack. Era el único lugar donde no le estaba permitido. Ella cerró los ojos un instante, recordando el sonido de los portazos de la puerta principal y sus pies a la carrera tomando las escalones de dos en dos en su camino a su habitación después de la escuela. También recordó que nunca llamó a Annie en aquellos días, para hacerle saber que estaba en casa, para preguntar acerca de su día y decirle a Annie acerca del suyo. Abrió los ojos para empujar los recuerdos lejos y se sorprendió por la voz detrás de ella. "Jessie?" Se dio la vuelta rápidamente. "Hola, Annie." "Eres bienvenida a mirar alrededor, Jessie," ella se ofreció gentilmente. "Oh, no lo sé," Jessie dijo, consternada que se había ruborizado. "Como quieras," Annie dijo con una sonrisa y desapareció de nuevo a la cocina. Jessie se quedó allí, sus brazos envueltos con seguridad a su alrededor, pero no podía evitar que sus ojos se desplazaran por las escaleras de nuevo. Antes de que se diera cuenta, su mano se apoyaba en la barandilla, y su pie derecho se detuvo en el último escalón. Dos de las pinturas de Annie colgaban en la pared a lo largo de la escalera, y las miró brevemente antes de continuar hacia arriba. En la parte superior, miró a la izquierda y al final del pasillo, que llevaba al dormitorio principal y el cuarto de huéspedes donde Jack había dormido, luego se volvió hacia la derecha y se quedó mirando la puerta de su antigua habitación. La puerta estaba cerrada y colocó su mano sobre la perilla firmemente. Se detuvo sólo un segundo antes de abrirla y se quedó allí en la puerta, conteniendo la respiración. Ella sintió que las lágrimas se reunían en sus ojos, pero las ignoró mientras entraba. Annie la había dejado simplemente del modo en que Jessie la tenía esa mañana que se había marchado hace todos esos años. En la pared, su banderín de la escuela secundaria todavía colgaba junto con un listón de un juego, anunciando ‘Vayan Osos! Derroten a los leones!’. En la pared opuesta, clavado sobre su viejo escritorio, estaba un mapa del Bosque Nacional y Sierra City. Ella había resaltado todas las diferentes rutas en que había ido de excursión y sus ojos viajaron por encima de ellos, recordando. Su

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estantería seguía cuidadosamente apilada con sus libros infantiles, salvo los pocos que había metido en su maleta cuando se fue. Al mirar alrededor de la habitación, cayó en la cuenta de que no había adornado las paredes con carteles como la mayoría de las adolescentes tendrían. En realidad, no había nada más en la habitación. Sin fotos, sin objetos personales. Entonces se fijó en los libros de tapa dura apoyados en una esquina de su estantería. Sus libros. Ella sacó uno y dio un vistazo a su foto en la parte de atrás, sus ojos casi sin vida en la imagen. Se preguntó que había pensado Annie. Ella devolvió el libro y se acercó a la cama y suavemente tocó el edredón. En todos los años que había vivido aquí, no había hecho ni una sola vez su cama, pero todos los días cuando regresaba de la escuela, estaba pulcramente hecha de nuevo. "Estás bien?" Annie preguntó desde la puerta. "Por qué dejaste todo esto?" preguntó, agitando los brazos alrededor de la habitación. "Siempre tuve la esperanza que regresarías, supongo. Después de un tiempo, cuando sabía que no lo harías, tenía planes para limpiar y dar tus cosas, pero nunca pude. Han sido tantos años ahora ..." Ella se encogió de hombros, dejando el pensamiento colgando entre ellas. Jessie se dio la vuelta y se enfrentó a ella. "Qué hay de las cosas de Jack?" Después de que él murio, Jessie no permitía a Annie perturbar su estudio o su dormitorio. "Regalé la mayor parte de ello, Jessie. Guarde algunas cosas que pensé que te pudieran gustar, sin embargo. Están en una caja en el sótano, junto con unas cuantas fotos de ustedes dos." "No, no creo que haya algo que querría," dijo en voz baja. "Bueno, esta allí si cambias de opinión. Si no, podemos deshacernos de eso." Annie volvió a salir, pero Jessie la llamó. 197

"Annie, por qué te aferraste a mí todos estos años?" Annie se dio la vuelta y se enfrentó a ella. "Eres mi hija. Te dí a luz, te traje a este mundo. Jack no podía quitarme eso." "Lo siento," Jessie susurró, dejando fluír sus lágrimas. "Oh, Jessie. No llores, cariño. No es tu culpa." Annie entró en la habitación y se puso delante de Jessie y le tomó las manos. Ella tenía miedo que Jessie pudiera rechazar su oferta de consuelo pero la tomó en sus brazos de todos modos. Jessie cayó en el abrazo, pero sólo brevemente antes de alejarse. Se secó las mejillas y como cualquier buena madre, Annie milagrosamente produjo un pañuelo de su bolsillo y se sonrieron la una a la otra mientras Jessie se secó los ojos y se sonó la nariz. Caminaron juntas a la habitación que solía ser de Jack y Jessie se sorprendió al descubrir que Annie la había convertido en una biblioteca. Cada pared estaba llena de estantes rebosantes de libros. En el centro de la habitación estaba un sillón reclinable, una lámpara de piso y una pequeña mesa baja. "Wow. Has leído todo esto?" Jessie preguntó mientras sus ojos recorrieron los numerosos libros, algunos clásicos, pero la mayoría sólo ficción popular, de misterios al romance. "Oh, sí. Me encanta leer. En el invierno, sobre todo, me siento casi todo el día aquí o por el fuego." Se dirigieron a la planta baja, y Annie fue a la cocina para comprobar la cena. "Sigue adelante y mira en el estudio," ella dijo. Jessie estaba a punto de declinar, pero se encogió de hombros. No era tan malo después de todo, esta gira de su antigua casa. Caminó a través de la sala de estar y por un corto pasillo. Este era el lugar donde Jack había pasado la mayor parte de su tiempo en casa. De vez en cuando, le permitió unirse a él, sentada en el sofá haciendo la tarea, mientras él estaba sentado en su sillón y fumando un cigarro, el periódico extendido ante él. 198

Ella abrió la puerta y sus ojos se abrieron con sorpresa. La habitación había sido convertida en un estudio para Annie. Las dos paredes exteriores habían sido reemplazadas con vidrio que ofrecía espectaculares vistas del bosque y Sierra Peak, ahora blancos con nieve. Annie tenía varias pinturas acabadas apiladas contra una de las paredes, pero aparte de ese pulcro apilado, el resto de la habitación era un desastre. Su caballete estaba vacio en el centro del cuarto, una tela manchada caída debajo de ello. En la única mesa en el cuarto, frascos de pinceles y latas de pintura cubrían la parte superior. Esta habitación era tan diferente del resto de la casa, que estaba ordenada y aseada. "Ni siquiera trato de mantenerlo limpio," Annie dijo desde la puerta. "La vista es increíble, Annie. Me gusta." Annie entró en la habitación y miró hacia Sierra Peak. "No sabía cómo ibas a reaccionar a la casa, Jessie. No dejé ningún recuerdo de Jack. Espero que entiendas por qué." "Por supuesto que entiendo, Annie. No habría esperado que lo hicieras." Se encontró con los ojos de Annie por un instante. "Lamento que me tomó tanto tiempo para ... recordar, para regresar aquí. Parece que hemos desperdiciado muchos años entre nosotras." "No soy tan vieja," Annie dijo con una sonrisa tranquila. "Espero que aún tengamos algunos buenos dejados." "Lo admito, no pensé que sería tan fácil estar aquí, estar cerca de tí. No eres en absoluto como te recuerdo." "Si hubieras venido aquí hace unos años, sobre todo antes de que Roger se mudara de nuevo aquí, las cosas probablemente serían diferentes. Fui una mujer muy amargada por muchos años. Roger me dio una salida al hablar del pasado y tratar de poner todo en perspectiva. Ahora, está Chris. Ella ha sido una alegría para mí. Ella viene un par de veces a la semana y jugamos a las cartas y hablamos y bebemos vino." Annie empujó suavemente a Jessie de la habitación y cerró la puerta detrás de ella. Jessie se sentó en el sofá mientras Annie se inclinó para encender el

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fuego. Jessie estaba curiosa en cuanto a que tanto Annie le había contado a Chris de los viejos tiempos. La expresión de su cara debe haber dicho lo mismo. "Oh, no creas que nos sentamos aquí y hablamos de ti todo el tiempo. Ella estaba leyendo uno de tus libros cuando se mudó aquí y Roger le dijo quién eras y que yo vivía aquí. Ella estaba naturalmente curiosa y en nuestro primer par de visitas hablamos acerca de tí, pero nos hemos convertido en amigas. Ella me mantiene al día de los chismes locales ahora," Annie dijo y se rió. "Me alegro de que me invitaras esta noche, pero no me quiero entrometerme en tu tiempo con ella," Jessie dijo. "Tonterías. Quiero que ustedes dos se lleguen a conocer mejor. Realmente espero que sean amigas." "Creo que vamos a estar bien, Annie. Chris me gusta mucho." "Bien." Se inclinó de nuevo para pegar un fosforo al papel y observó como se prendió. "Annie, hablame sobre el hombre que estabas viendo en San Francisco," Jessie dijo de pronto. "Vaya, de dónde esa pregunta vino?" Jessie se encogió de hombros. "Chris me dijo algo." "Su nombre era Jonathan y él era el abogado que fui a ver," dijo. "Por qué veías a un abogado?" "Yo iba a divorciarme de Jack. Tenías doce años y yo estaba sola," Annie dijo simplemente. "Sólo que no pude llevarlo a cabo, pero Jonathan y yo nos habíamos convertido en amigos y él era alguien con quien hablar. Lo veía una o dos veces al mes  y eventualmente nos hicimos más que amigos." Annie miró al fuego, sin ver nada, imaginando el cálido rostro de Jonathan. "Él era un poco mayor que yo y viudo, pero era un hombre tan gentil, Jessie, y me enamoré de él." "Por qué no seguiste adelante con ello?" 200

"Oh, no quiero poner más culpabilidad en tí, Jessie, pero estaba preocupada por ti. No quería dejarte aquí sola con Jack, en caso de que me necesitaras. Yo iba a esperar hasta que te graduaras de la escuela secundaria, entonces me iría con él." "Sólo que Jack lo descubrió primero," Jessie dijo. "Sí." "Por qué no te fuiste después que Jack murio? Después de que me fui?" "Después de que Jack murió, no podía verlo al principio, ni siquiera hablaba con él. Era muy difícil en ese momento." "Quieres decir, yo era difícil," Jessie afirmó. Ella se sentía culpable. Era su culpa que Annie nunca había tenido una vida. "No sólo tú, Jessie. Toda la situación. En cualquier caso, dejamos de vernos," Annie dijo. "Qué pasó después?" "Hablamos de vez en cuando, después de que te fuiste, pero nunca lo mismo. Murió unos años más tarde," dijo en voz baja. "Lo siento." "No creo que sea culpa tuya. Es sólo la vida, eso es todo. Algunas cosas, no podemos controlarlas. Recuerda eso." Jessie asintió y volvió a sentir las lágrimas pinchar sus ojos. "De todos modos, me las arreglé bien." Annie se fue, diciendo que necesitaba comprobar la cena, y Jessie sospechaba que tenía lágrimas en sus ojos.

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Diez minutos más tarde, Chris llamó a la puerta y entró. Jessie estaba sentada en el sofá, hojeando una revista. Sus ojos volaron hacia arriba, reuniéndose con los cuestionadores de Chris fácilmente. "Hola," dijo. Puso la revista a un lado y se levantó, ligeramente cruzando los brazos. "Hola, Jessie." Chris cerró la puerta, pero se quedó allí, inmóvil. "No esperaba verte aquí," dijo. "Todo bien?" "Sí, bien. Annie me invitó," explicó. Luego bajó la voz. "Creo que debo advertirte, ella tiene la intención de que seamos amigas," dijo con una sonrisa. "Ya veo. Supongo que no tenemos una opción entonces." Se acercó lentamente a Jessie y se paró frente a ella, sus labios formando una sonrisa. "Me alegro de que se lleven bien. Se están llevando bien, verdad?" "Oh, sí. Ha estado bien. Nunca lo hubiera creído posible," confesó. "Es casi como si nosotras no hubiesemos sido extrañas todos estos años, ya sabes. Es decir, todavía hay mucho que no hemos hablado, pero no sé si aún lo necesitamos. Qué bien va hacer? Creo que tal vez solamente el empezar de nuevo con nosotras es la manera que debe de ser." "Creo que si eso va a funcionar para las dos, entonces adelante. Puede que tengas razón. De qué serviría alargar toda la vieja historia y conseguir a ambas molestas?" "Supongo. Aunque mi terapeuta probablemente pensaría que es una idea terrible. A ella le gusta todo al descubierto y discutir más de cien veces antes de estar satisfecha." Chris asintió y dejó que sus ojos sostuvieran los de Jessie antes de mirar hacia la cocina. "Qué esta cocinando?" "Spaghetti, creo." "Oh, que bien. Mi favorito."

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Chris se dirigió a la cocina y Jessie la siguió. "Por qué, Chris, no te oí entrar," Annie dijo, cuando entraron en la cocina. Ella levantó la mejilla por el beso de Chris y le sonrió. "Huele bien, Annie." "Oh, por favor. Dices eso de cualquier cosa," dijo y se rió. "Ustedes dos vayan a hablar," dijo ella, empujándolas de la cocina. "Iré en un rato. Ten, toma el vino." Ella empujó la botella en las manos de Chris y las copas en las de Jessie. Cualquier pretensión que Chris tenía de ignorar su atracción por Jessie huyó al instante en que sus dedos se tocaron mientras le daba a Jessie una copa de vino. Ella sabía que Jessie lo sintió, también, por sus ojos clavados en los de Chris. "Espero que no estés molesta conmigo," Jessie finalmente dijo. "Malesta? Por qué?" "Yo realmente no planee en besarte anoche. Pero ... bueno, era simplemente demasiado tentador," Jessie dijo ligeramente. "Oh, eso," Chris dijo tan a la ligera. "No fue nada." "Nada? Bueno, voy a tener que hacerlo mejor la próxima vez." Chris sostuvo la mirada de Jessie antes de bajar los ojos a los labios de Jessie. "Habrá una próxima vez?" ella preguntó. Jessie se acercó más, sintiendo el calor que irradiaba de Chris, de repente deseando que estuvieran solas. "Sí. Sin lugar a dudas," Jessie dijo. Chris trató de romper el agarre que Jessie tenía sobre ella, pero fracasó rotundamente. A pesar de lo que había sucedido entre ellas antes, sabía que quería

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otra oportunidad con Jessie. Una oportunidad de qué, no estaba muy segura. Una noche de pasión? Pero que si esto terminaba como lo último? Jessie vio las dudas nublando los ojos de Chris y supo que estaba recordando su último intento abortado en hacer el amor. Había tanto que quería decirle a Chris acerca de sus sentimientos esa noche, acerca de lo que la había llevado a hacer eso, lo que siempre la llevó a eso. Pero ahora no era el momento. En cambio, cambió de tema lejos de ellas. "Sabes, no estaba segura de si te importaría que hubiera venido esta noche o no. Sé que este es tu tiempo normal con Annie. Ella tiene un alto concepto de tí, por cierto." Chris sonrió y tomó un sorbo de su copa de vino antes de contestar. "Por lo general terminamos la noche con ella ganandome en las cartas y me hace beber otra botella de vino y me siento como una mierda al día siguiente," dijo con una risa, reconociendo el sutil cambio de Jessie en su conversación. "Tal vez pueda conseguir que me de un respiro esta noche." "Que es tan divertido?" Ambas miraron a Annie que sostenía una copa vacía. Jessie tomó la botella para llenarla. "Chris me estaba diciendo cómo la obligas a beber dos botellas de vino mientras le ganas en las cartas," Jessie dijo. "Oh, por favor. Podría ganarle en el juego si ella estuviera sobria," Annie rió. Chris sonrió, contenta de que Annie estuviera tan relajada esta noche. Ella tenía un brillo a su alrededor, y Chris sabía que era debido a Jessie. Permanecieron en silencio mientras se miraban la una a la otra, entonces Annie sonrió ampliamente. "No puedo recordar la última vez que he estado así de feliz. Mis dos chicas favoritas aquí al mismo tiempo. Gracias a ambas."

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Jessie se sonrojó y miró a Chris que sonrió en silencio mientras la miraba. "Chicas, eh?" Chris murmuró. "Sí, chicas," Annie dijo. "He estado pensando. Sabes que Acción de Gracias se acerca," dijo ella con timidez. "En realidad no lo he celebrado en muchos años, pero pensé que este año, bueno, tengo mucho que agradecer. Quizás Roger y su Ellen podrían venir, si ustedes dos piensan que podríamos tener una cena juntos." "Creo que es una gran idea," Chris dijo. "Sí. Eso estaría bien," Jessie estuvo de acuerdo. No podía recordar la última vez que había celebrado tampoco. "Incluso podría descomponerme y cocinar un pavo. Dudo que Roger vendría de otro modo," Annie dijo. Ella estaba casi radiante y Chris no pudo contener su risa. Dudaba que Annie había planificado una cena en cuarenta años. "Qué?" Annie exigió. "Nada," Chris dijo, escondiendo su sonrisa con la mano. "Es sólo que ... bueno, nunca te he visto así." "Así como?" "Bueno ... feliz, Annie." Annie se sonrojó y se ocupó con el fuego mientras que Chris y Jessie compartieron sonrisas. "Estoy feliz, también," Jessie dijo. "Y creo que tengo mucho que agradecer." Annie se dio la vuelta y Chris observó la cálida sonrisa transformar la cara de Annie mientras miraba a Jessie. "Vamos a comer, eh?" 205

Chris fue la única que volvió a repetir pero no era ni un poco tímida mientras atiborro su plato por segunda vez. "Creo que muere de hambre en medio de nuestras citas de cena," Annie explicó a Jessie. "Ella come como si estuviera muriendo de hambre, de todos modos." "Creo que tienes razón. Anoche, vi su plato en la Rock House. No creo que ella ni siquiera supiera lo que era." "Creo que no es de buena educación hablar de mí como si yo no estuviera aquí," Chris dijo con la boca llena. "Por qué insistes en comer allí?" Annie preguntó. "Debido a que no sé cocinar, como sabes muy bien." "Tonterías. Qué tan difícil puede ser?" "Está bien, no me gusta cocinar. Está mejor así?" Annie se inclinó sobre la mesa y le acarició la mano. "Sólo te estoy tomando el pelo. Hace bien a mi corazón cocinar una comida decente y tenerte consumiendola con tanto gusto." Jessie observó el intercambio entre ellas, sintiendo una punzada de celos en la burla fácil que disfrutaban. Ella alzó la vista, sorprendida de encontrar a Chris observándola. "Conseguiste algo de leña?" Chris preguntó de repente. "Compre algo en la casa de huéspedes hoy." "Bien. Estaremos teniendo una tormenta en un par de días. Iba a tomar a Bobby y Greg para el entrenamiento mañana, mientras las cosas son bastante lentas aquí, pero Roger dijo que se enteró de que podríamos conseguir diez pulgadas aquí en el pueblo."

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"Pero no mañana?" Annie preguntó. "No, pero no hemos puesto todas las señales de esquí de campo traviesa todavía, así que le ayudare con eso mañana. Estoy segura de que si tenemos una buena nieve, vamos a estar llenos de esquiadores este fin de semana." "Parece que cada año alrededor de Acción de Gracias tenemos una tormenta. Pero va a ser divertido para sacar mis raquetas de nieve." Se giró a Jessie entonces, para incluirla en su conversación. "Me encanta caminar y no me gusta el invierno para hacerme reducir la velocidad." "Esquías, también?" "Oh, no. Intente esos largos esquís pero termine en mi trasero más que en mis pies," Annie dijo y se rió. "Me apego a caminar." Ella hizo una pausa. "Esquías?" Jessie sacudió la cabeza. Había aprendido a esquíar a campo traviesa cuando niña, pero no había estado fuera desde que se había ido. "No, realmente no he tenido la oportunidad," dijo, sin querer explicar su evitación de cualquier cosa que pudiera recordarle a las montañas. "Bueno, si sientes la necesidad de intentar, puedes venir conmigo," Chris ofreció. "Gracias. Si tenemos la oportunidad de aquí al veinte de Diciembre me apunto." "El veinte?" "Es cuando tengo que estar fuera de la cabaña," Jessie explicó. Chris asintió lentamente. Había sabido que Jessie se iría, por supuesto. Volvería a Nueva York. "Pero eso no significa que tengas que irte entonces, verdad?" Annie preguntó. "Te lo dije..." "Eso es más de un mes de distancia, Annie. Vamos a ver qué pasa."

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Un silencio incómodo se instaló alrededor de ellas y Chris distraídamente giró los espaguetis sin comer en su plato. Annie terminó la pequeña cantidad de vino en su copa y Jessie se quedó mirando su copa vacía. Chris trató de pensar en algo ingenioso que decir para romper la tensión, pero nada salió. Annie finalmente se puso de pie y tomó la botella vacía de vino a la cocina. Chris sabía que volvería con otra. "Lo siento," Jessie dijo suavemente. "No tienes que darme disculpas," Chris dijo. "Ella ofreció una habitación aquí," Jessie explicó. "Pero creo que sería demasiado extraño. Es decir, han pasado tantos años." Chris la miró a los ojos a través de la mesa y los sostuvo. "Si quieres irte, entonces vete. Pero no utilices la excusa de que no tienes un lugar para quedarte." Los ojos de Jessie destellaron, pero sabía que no debía estar enojada con Chris. Ella había dicho la verdad. De hecho, había sido una comodidad que tenía que estar fuera para el veinte. Esto le dio una excusa para huir si ella lo necesitaba. Annie regresó y se paro a la mesa con otra botella de vino. Miró a Chris primero antes de dirigirse a Jessie. "Acabas de regresar a mi vida," dijo. "La idea de que te marchas de nuevo tan pronto es dolorosa. Lo siento. Pero tú sabrás lo que tienes que hacer. Tienes un lugar aquí si deseas permanecer más tiempo." "Gracias, Annie. Veremos cuando llegue el momento." "Bien. Muy bien. Ahora, vamos a tomar el vino en la sala de estar y disfrutar del fuego." Su conversación se trasladó a cosas menos personales y Chris informó a Annie de lo que estaba ocurriendo en la ciudad y Jessie escuchó en silencio, solamente de vez en cuando intercalaba sus propios pensamientos. Se quedaron casi una hora antes de que Chris bostezó y se levantó. 208

"Realmente debería irme. Voy a caminar por todo el lugar mañana, estoy segura. Gracias de nuevo por la cena, Annie. Estaba delicioso, como siempre." Se inclinó rápidamente y besó la mejilla de Annie. "Debería ponerme en marcha, también," Jessie dijo. Por mucho que estaba disfrutando de su visita con Annie, quería la oportunidad de terminar su conversación con Chris. "Lo entiendo," Annie dijo. "Mañana puede ser mi último día para tener una carrera antes de que las nieves lleguen," Jessie ofreció como una excusa. "No sabía que corrías," Annie dijo mientras los acompañó hasta la puerta. "Mi solitaria forma de ejercicio, me temo. No soy una corredora seria, sin embargo. Por lo general sólo hago cinco millas más o menos." "Y eso no es serio?" Chris preguntó. "Sólo dame una ruta de senderismo y voy a estar bien." "Gracias por invitarme a cenar, Annie. Tienes mi número de teléfono, cierto?" "Sí. Y tú tienes el mio." Chris y Jessie se retiraron juntas, luego se detuvieron entre el jeep y el coche de alquiler de Jessie, de espaldas a la casa. El cedro bloqueaba la luz del porche y se quedaron en las sombras, mirándose la una a la otra mientras su aliento helado les rodeaba. "Es tan duro para tí?" Chris preguntó. "Me refiero a tu partida en un mes." "Un poco. No es como que estoy apurada por volver, no es eso. Tengo mi apartamento allí, pero nada más. No estoy segura de que quedarme aquí con ella sería una buena idea. No todavía, de todos modos." "Bueno, como has dicho, puedes decidir cuando llegue el momento."

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Se quedaron en silencio y Chris movió los pies, no queriendo que la noche terminara pero sabiendo que debía irse. Jessie miró hacia la casa para ver si Annie podía verlas, luego se movió más cerca de Chris. "Cuándo puedo volver a verte?" preguntó en voz baja. "Verme? Estoy segura de que nos veremos, Jessie." "Eso no es lo que quiero decir y lo sabes." "Te refieres, como una cita?" Chris preguntó con una pequeña sonrisa. "Una cita? Bueno, si así lo quieres llamar. Sólo quiero verte, para pasar tiempo contigo." Era el turno de Jessie a inquietarse y pasar de un pie al otro. "En caso de que no te hayas dado cuenta ... estoy extremadamente atraída por ti." "Extremadamente?" "Sí, McKenna, extremadamente." Chris buscó los ojos de Jessie, tratando de averiguar qué juego Jessie estaba  jugando, si acaso. Se quedó sin aliento cuando vio el deseo en los ojos oscuros de Jessie, deseo que ella ni siquiera trató de ocultar. Ella sacudió la cabeza lentamente, pero fue incapaz de apartar la mirada. Esos ojos negros estaban atrayendola cerca, jalando de ella y trató de resistir su poder, pero estaba paralizada. Se quedó allí, tan inmóvil como las montañas a su alrededor, viendo como Jessie se acercó más, su cabeza doblandose a la oreja de Chris. "Si no dejas de mirarme de esa manera, me veré obligada a besarte aquí," Jessie susurró a su oído. Ella se retiró lentamente, respirando profundamente, recordando el olor único de Chris de otras noches. Era el perfume o simplemente el dulce olor de los cedros y las montañas? Vio el pulso de Chris latiendo rápidamente en su garganta  y ella quería poner su boca allí. Y todo era tan nuevo para ella, esta atracción. Por

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primera vez en su vida, ansiaba despertar con una amante en su cama. No sola y con todo el vacío que solía seguir después de sus citas con desconocidas. Chris movió la cabeza sin pensar, tomando los labios que estaban tan cerca de los suyos. Los labios de Jessie eran suaves, tiernos ... tan diferentes de los besos agresivos que recordaba de aquella noche en la cornisa. Jessie se trasladó a los brazos de Chris, deslizando los suyos sobre los hombros de Chris. Ella presionó su cuerpo apretado contra Chris, sus ojos cerrados mientras su boca se abrió al beso, y ella buscó la lengua de Chris, tirando de ella dentro de su propia boca. "Te deseo tanto," Jessie susurró. "Por favor, ven a casa conmigo," declaró ella, pronunciando la única frase que nunca había dicho a nadie antes. "Jessie ..." "Por favor. Hazme el amor. Deja que te haga el amor." Sus manos se deslizaron hacia abajo y tomó los pequeños pechos de Chris, sus manos tan hambrientas como su boca. Chris perdió su determinación y tiró de Jessie contra ella, sus caderas presionando las de Jessie. Sintió ponerse humeda y anhelaba por el tacto de Jessie. "Te seguiré," Chris susurró en el oído de Jessie. "Deprisa." Chris condujo sin pensar. Ella la quería. La había deseado desde la primera vez que se vieron, desde antes de eso incluso. No podía detener lo que estaba a punto de suceder incluso si quisiera. Ella se negó a pensar en la última vez. Cuando la puerta de la cabaña se cerró detrás de ellas, Jessie empujó a Chris contra la pared, su boca hambrienta por sus besos. Ellas presionaban entre sí, los labios y la lengua moviendose violentamente mientras se esforzaban por tocarse a través de su ropa. Jessie agarró la parte inferior de la camisa de Chris y la pasó por la cabeza con un rápido movimiento, después la arrojó descuidadamente al suelo mientras Chris jaló la

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cabeza de Jessie a sus pechos. La boca de Jessie se abrió y chupó un pezón en su boca, la lengua rozándolo mientras Chris suavemente le sostuvo la cabeza hacia ella. "Sí," Chris susurró. Había deseado esto durante tanto tiempo, no estaba segura de que sus piernas la sostendrían ahora mientras observaba a Jessie en su pecho. Ella sintió su humedad empapar sus jeans y alcanzó a ciegas la mano de Jessie y la apretó con fuerza contra sí misma. "Oh, Jesús," Jessie murmuró. "Estás tan mojada." Sus manos se enredaron con los jeans de Chris, finalmente empujándolos hacia abajo lo suficiente como para tocarla. Sus dedos se deslizaron a través de su calor, empapada cuando ella la tocó. Chris gimió en voz alta y se agarró a Jessie cuando los dedos de Jessie se hundieron profundamente en su interior. Jessie se retiró un poco, luego se enterró de nuevo dentro de ella mientras su lengua se batio con la de Chris. Finalmente se apartó y la acarició, sintiendo a Chris later contra la punta de sus dedos. Las manos de Chris se clavaron en los hombros de Jessie y Jessie sintió su temblor segundos antes de que su orgasmo golpeara. Chris apoyó la cabeza contra la pared, su respiración viniendo en rápidos  jadeos. Demasiado rapido. Fue demasiado rápido, pero no pudo contenerse un segundo más. El propio pecho de Jessie agitado, su cuerpo palpitante de necesidad mientras presionaba contra Chris. Alguna vez había sentido así? Alguna vez había querido gritar de placer mientras alguien la tocaba? Había querido dar placer? No, era sólo un medio para un fin. Pero esto era diferente. La idea de Chris tocándola, haciendo el amor con ella porque quería hacer el amor con ella, era casi más de lo que podía soportar. Ella bajó la cabeza con pereza y dio un beso al seno de Chris, su lengua saliendo para provocar un pezón. "Jessie," Chris susurró. "El dormitorio." Jessie se apartó, sus ojos nublados por el deseo mientras tomaba la mano de Chris y la condujo en silencio al dormitorio. Chris quito la camisa de Jessie con facilidad y sus manos ligeramente rozaron sus pezones a través de su sujetador antes de quitarlo también.

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Se desprendieron de sus jeans con rapidez, entonces Jessie tiró a Chris detrás de ella, sintiendo su peso asentarse en la parte superior de su excitado cuerpo. Ella quería que Chris se diera prisa. Quería que la tomara ahora, rápidamente. Pero Chris simplemente la tocó, moviendo las manos ligeramente sobre su estómago luego hacia arriba, rozando sus pezones, haciéndola desear a Chris aún más. "Chris, por favor. Tócame," susurró. Chris tuvo un breve destello de la otra vez que Jessie le había rogado que la tocara, pero sabía que sería diferente esta vez. Su mano se deslizó lentamente por el cuerpo de Jessie, sintiendola temblar ante su toque. Ella bajó la cabeza y tomó el pezón de Jessie en su boca, de repente voraz por ella, no queriendo esperar más. Jessie se arqueó y mantuvo la cabeza de Chris contra su pecho, esperando mientras la mano de Chris separaba sus piernas. Chris encontró su humedad y se movió lentamente en ella, gimiendo contra el pecho en su boca cuando Jessie gimió suavemente contra su cabeza. "Oh, sí," Jessie respiró y movió sus caderas para reunirse con los dedos de Chris. "Dios, Chris, por favor, quiero tu boca en mí," susurró. "Sí. Quiero eso, también." Chris dejó su pecho y besó su suave vientre antes de establecerse entre sus muslos. Ella los empujo separándolos más, entonces ahueco sus redondeadas caderas, dejando que su lengua se moviera sobre sus muslos, provocandolos. "Por favor," Jessie rogó y sus caderas se elevaron, buscando por la boca de Chris. Chris respiró profundamente, saboreando su olor, y cerró los ojos y la tocó, su boca abriendose sobre ella, su lengua hundiéndose en su humedad. "Dios, sí," Jessie susurró. Sus caderas moviendose, encontrandose con la lengua hundida de Chris mientras se movía dentro de ella. Toda la gentileza ida, Chris quería devorar a Jessie y sus labios chuparon con avidez hacia ella, sus hombros empujando las piernas de Jessie separándolas más, más arriba en los hombros y tomó a Jessie en su boca, su rostro cubierto en su 213

humedad. Su lengua acariciando el clítoris hinchado y Jessie envolvió sus piernas alrededor de Chris y la apretó contra ella, sus caderas alzandose de nuevo para presionar a Chris más firmemente contra ella. Chris sintió el temblor bajo su boca mientras las piernas de Jessie se apretaron alrededor de su cabeza. Jessie explotó, sus ojos cerrados con fuerza contra la luz cegadora que la consumía,  y sintió el pulso en la boca de Chris mientras continuaba acariciándola. Ola tras ola cayó sobre ella, y gritó de placer, casi avergonzada por los sonidos que salían de su garganta. Finalmente, las piernas cayeron sin fuerzas a la cama y estaba demasiado agotada para incluso sostener a Chris con ella. "Querido Dios en el cielo," susurró. "Sabía que iba a ser así contigo." Chris se acostó a su lado, descansando sobre su costado mientras tomaba la mano de Jessie y besaba su palma de la mano suavemente. Sí, ella lo había sabido, también. Jessie se dio la vuelta sobre su codo y tocó la cara de Chris con los dedos. "Quiero hacer el amor contigo de esa manera. Quiero saber a que sabes." "No sé si podría soportarlo," Chris dijo con una sonrisa suave. "Me siento como una adolescente a tu alrededor." "Silencio, recuéstate," Jessie susurró. Chris se puso boca arriba, sus ojos cerrados mientras esperaba a que la boca de Jessie la tocara. Se sorprendió cuando suaves labios tocaron los suyos, suavemente moviendose contra ella. Ella los abrió, invitando a la lengua de Jessie en su boca. Cálidas manos ahuecaron sus pechos y se movió en ellas, disfrutando de la sensación de las manos de Jessie en ella. La boca de Jessie tomó su pezón y sus dientes lo mordieron suavemente y Chris gimió bajo en su garganta, sus piernas separandose incluso antes de que la mano de Jessie se moviera a ella. "Estás tan húmeda," Jessie murmuró en su pecho. "No puedo esperar a saborearte," dijo y se movió por su cuerpo, jugando con Chris, dejando que su lengua mojara el interior de sus muslos. Pero no atormento tanto tiempo. Chris empujó sus hombros, instándola a darse prisa y Jessie agarró los muslos de Chris a su alrededor y bajó la boca hacía su humedad.

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Gimieron juntas cuando Jessie la cubrió y Chris agarró las sábanas, sus puños tirando de ellas de sus agarres mientras se elevó al encuentro de Jessie, sus caderas alzandose de la cama. La lengua de Jessie la lamió, acariciándola rápido, pero sentía a Chris que se acercaba al orgasmo y se retiró. No estaba casi lista para que terminara. Oyó a Chris gemir, y regresó a ella, su lengua cavando en el interior de su calor, su boca cubriendola de nuevo. Ella fue más despacio, deseando que durara, pero Chris agarró su cabeza, sosteniendo fuerte contra ella y la lengua de Jessie se movió sobre ella con rapidez, sintiendo a Chris abultarse dentro de su boca. Cuando Chris arqueó las caderas, Jessie chupó su clítoris inflamado dentro de la boca, la lengua tomandola por fin, sintiendo la liberación de Chris mientras pulsaba contra su boca, mientras ella gritaba en la noche. Brazos envueltos juntos cuando Jessie cubrió a Chris con su cuerpo, sintiendo su corazón latir con fuerza en el pecho. Chris tenía miedo de hablar, así que yacía con los ojos cerrados, abrazando a Jessie mientras se quedaba dormida, agotada. Capítulo Treinta y tres Jessie se agitó mientras sentía a Chris tirar de sus brazos. Se dio la vuelta, notando que el sol ya brillaba en la ventana. No hizo nada para calentar la habitación, sin embargo. Se había olvidado de encender el calentador la noche anterior y ahora el frío de la madrugada las rodeaba. "A dónde vas?" preguntó somnolientamente, alcanzando para tocar la espalda desnuda de Chris mientras se sentaba en el borde de la cama. "Día ocupado." "Chris?" "Sí?"

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"Tenemos que hablar?" Jessie preguntó. Se sentó, también, moviéndose detrás de Chris y envolviendo sus brazos alrededor de ella. Sus pezones se endurecieron mientras presionaba sus pechos contra la espalda de Chris. Ella cerró los ojos y suspiró, el olor persistente de su relación sexual excitandola otra vez, como lo había hecho unas horas antes. Chris cerró los ojos, queriendo nada más que acostarse con Jessie y hacer el amor con ella una vez más. Pero a la luz del día, la realidad mostró su cara, y sintió sus temores emerger. "Hablame," Jessie susurró. "Por favor simplemente no me dejes." "Anoche fue ... más allá de las palabras, de verdad," Chris dijo finalmente. "Cuando te fuiste este verano, pensé mucho en ti. Pensé en hacer el amor contigo. Yo quería hacer el amor contigo. Pero cuando regresaste, tenía miedo de estar cerca de ti. Tenía tanto miedo de que si intentaramos, terminaría como la última vez y no podía hacer eso de nuevo. Así no es como yo quería que fuera con nosotras." Jessie se echó hacia atrás un poco, pero sus manos seguían frotando lentamente sobre la espalda de Chris. "No volverá a ser así de nuevo. Chris, lamento lo de esa noche, pero no hay nada que pueda hacer para cambiarlo. No ahora. Ya sabes, pensé en ti, también, mientras no estaba. Pero cuando pensaba en ti, en nosotras, no era la última noche juntas lo que recordaba. Fue la noche en que fuimos a acampar. Sólo eramos nosotras dos. Todo era tan inocente y por primera vez en mi vida, quería hacer el amor con alguien. Sin segundas intenciones, ningún juego siendo jugado en un bar, sin necesidad de tener sexo insatisfactorio con una extraña, sin necesidad subyacente de lastimar," terminó en un susurro." Simplemente eramos nosotras y cuando me besaste, por primera vez en mi vida, sentí una atracción por alguien que era tan fuerte, que estaba dispuesta a olvidar todo sobre mí y simplemente ... hacer el amor." Chris se dio la vuelta para hacer frente a Jessie, viendo el brillo de las lágrimas en sus ojos. "No sé lo que quieres de mí," Chris dijo en voz baja. "Tengo miedo. Quiero decir, estaras aquí por lo menos un mes. Si pasamos ese tiempo siendo más que amigas, 216

siendo íntimas la una con la otra, luego cuando te vayas, no creo que seré capaz de simplemente descartarlo como una aventura de verano, Jessie. Soy demasiado vieja para amores de una sola noche." "Por qué todo tiene que ser tan complicado?" Jessie se acercó y suavemente pasó la  yema del dedo por las cejas de Chris entonces a través de la mejilla. "Sólo quiero una oportunidad," Jessie susurró. "Una oportunidad para qué?" "Una oportunidad de una relación normal," afirmó. "No sé cómo, McKenna. Todos estos años, sólo ha sido una persona tras otra." Ella sintió que las lágrimas pinchaban los ojos de nuevo, pero sostuvo la mirada de Chris de manera constante. "Tantas, ni siquiera puedo comenzar a contar. Y no podría decir uno de sus nombres. Luego te conocí allí un día," dijo, señalando por la ventana con la cabeza. "Y te guste. Es decir, te guste como persona. Y eso me dio miedo," dijo con una sonrisa. "Nunca le guste a nadie. Pero lo admitó, quería jugar mi pequeño juego contigo, ver cuánto tiempo tardaría ... pero te gustaba. Y me importó lo que pensabas de mí. Por eso me maldije por utilizarte esa noche, por englobarte con todas las demás. Pero en mis ojos, no eras tú más. Eras solamente una mujer que me haría olvidar todo. Y necesitaba desesperadamente olvidar todo esa noche." "Lo siento," Chris dijo en voz baja. Pero Jessie sonrió. "Te estoy pidiendo disculpas a tí, McKenna. No se supone que digas que lo sientes. Yo soy." "Está bien." Chris asintió y se inclinó para besar a Jessie ligeramente. "Gracias. Y gracias por lo de anoche. Fue la primera vez para mí, por cierto." "La primera?" "La primera vez en invitar a alguien a mi casa, a mi cama. Un primer despertar con alguien en mis brazos," Jessie dijo con timidez." Me gustó."

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"Bueno, quieres probar por dos noches?" "Dos noches, McKenna? No te desconocera Dillon?" "Mierda! Me olvide de él. Probablemente se congeló el culo anoche," dijo mientras se levantaba. "Mejor me pongo en marcha, de todos modos. Tenemos una gran cantidad de senderos para marcar hoy." Jessie vio como Chris se acercó desnuda al calentador y lo prendió antes de doblarse para recuperar sus jeans del suelo. Jessie dejó el calor de las mantas y se dirigió a Chris, sus manos moviéndose sobre los pechos expuestos de Chris. No podía detenerse mientras bajaba la boca para capturar un excitado pezón. "Jessie ... oh," Chris respiró, sus manos dejando los jeans desabrochados mientras vagaron por la espalda desnuda de Jessie antes de asentarse sobre sus caderas. Tiró de Jessie cerca contra ella, escuchando el bajo gemido provenir de Jessie. Cuando Jessie levantó la cabeza, Chris encontró su boca, besándola fuerte antes de apartándola. Si no se detenían ahora, nunca lo harían. "Tienes alguna idea de lo mucho que te quiero?" Jessie preguntó, pero se alejó de Chris y agarró la bata. "No estoy acostumbrada a esto, McKenna. Lo siento." "No lo sientas por quererme. Lamento que tengo que irme." "Qué tal si nos cocinamos algo en tu casa esta noche?" Jessie preguntó mientras se ataba la bata con fuerza alrededor de ella y siguió a Chris en la sala de estar. Ella estaba inusualmente nerviosa, se dio cuenta. Como había dicho, no estaba acostumbrada a esto. Chris deslizó la sudadera sobre la cabeza y trató de domar su cabello deslizando impacientes dedos a través de él. Miró a Jessie, que estaba parada en sus pies descalzos esperando por su respuesta. Luego sonrió y se acercó, tomando las manos de Jessie en las suyas. "Sabes, Jessie, no estoy exactamente acostumbrada a esto tampoco. No estoy segura de cómo se supone debo actuar esta mañana ... pero anoche fue increíble. Y definitivamente me encantaría repetirlo a menudo," dijo antes de tocar sus labios

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ligeramente con los de Jessie. "Y deseo como el infierno no tener que salir esta mañana," murmuró contra los labios de Jessie cuando su beso se profundizó. Jessie finalmente se apartó cuando se dio cuenta de que estaba a punto de pedirle a Chris quedarse. Y eso, definitivamente no estaba acostumbrada. "Te voy a decir que," Chris dijo. "Voy a dejar la puerta de atrás abierta. Puedes ir cuando quieras, si tienes ganas de cocinar. Voy a tratar de que hacer una jornada temprana," dijo. "Entonces, tengo plena libertad de tu cocina?" "Sí. Pero también has visto lo que mi refrigerador tiene que ofrecer, así que ..." "Voy a llevar la comida, McKenna." "Bueno. Nos vemos pronto." Capítulo Treinta y cuatro Chris escuchó sus mensajes mientras conducía la corta distancia a su propia cabaña. Dos de Roger. El primero recordandole que estarían marcando senderos hoy  y el segundo exigiendo saber dónde demonios estaba. El tercero era de Bobby, preguntando si necesitaban enviar un SAR por ella. "Muy divertido," dijo en voz alta. Pero tenía que darse prisa. Ya eran más de las nueve. Su cabaña estaba fría, e ignoró a Dillon casi gritando mientras encendió el calentador en el dormitorio. "Lo siento, está bien, pero me olvidé de ti," le dijo. La siguió hasta la cocina y observó mientras llenaba su plato de comida, y entonces volteó su cola y se alejó sin tocarlo. "Niño mimado," ella dijo detrás de él. Ella se apresuró a través de su ducha, luego se cambió de ropa dos veces antes de salir. El cielo había estado casi sin nubes cuando dejo a Jessie. Ahora, las nubes 219

cubrían el sol, y la temperatura era todavía por debajo de los veinte. Calzoncillos largos de seda fueron debajo de sus jeans, y puso una prenda adicional debajo de su suéter, también. Llamó a Roger tan pronto como salió de su cabaña. Ella tenía la esperanza de evitar sus preguntas hasta más tarde, pero no sabía si tenía que ir a la estación de guardabosque o simplemente reunirse con Matt en los senderos. "Dónde diablos estabas?" Roger exigió. "Bobby estaba listo para enviar una búsqueda." "Sabes, tengo una vida, también, Roger. Lo siento si no me reporte contigo primero." "Son malditamente cerca de las diez, McKenna," él señaló. "Lo siento. Algo ... surgió," ella dijo sin convicción. "La cena anoche con Annie? Qué, está llegando a ser demasiado para ti?" Chris tuvo la tentación de simplemente decirle la verdad, pero no sabía si Jessie estaba preparada para eso. Por lo demás, no estaba segura de que ella estaba, tampoco. "Mira, ya Matt salió? Debo reunirme con él en alguna parte?" "Él y Greg están fuera haciendo Ridge Trail. Envié a Hatcher con Bobby para terminar el South Rim." "Hatcher? Por Dios, no es de extrañar que hay una tormenta viniendo," ella dijo. "Sí. Estoy seguro de que está bastante encabronado contigo." "Sobre una maldita vez que él hace un poco de trabajo de campo." "Bueno, te alegrará saber que pidió una transferencia. Al parecer, el clima frío no es lo suyo. Él solicitó Florida." "Bueno, bien por él. Tal vez su padre lo ponga en un barco para patrullar las Keys o 220

algo así. Estaré allí en un segundo, Roger." Colgó sin esperar su respuesta y arrojó el teléfono entre los asientos. Los primeros copos caían para el momento en que llegó a la estación de guardabosque. Un día antes. "Qué pasa con la nieve?" ella preguntó a Roger cuando entró. "Oh, me dieron un poco de mierda meteorológica acerca de las corrientes cayendo y tirando de la humedad de algún lugar. Todas sus malditas computadoras, y desaciertan la tormenta por un día." Ella lo siguió a su oficina después de aceptar una taza de café de Kay. "La montaña estara repleta de esquiadores mañana y el Domingo," él dijo. "Llegas tarde," indicó en el último momento. "Tú nunca llegas tarde." "Estaba ... ocupada." "Ocupada? Mi Dios, McKenna, estás ruborizada. Tuviste suerte?" Luego bajó la voz. "Espero que no era una de aquí, McKenna. Te imaginas el escándalo?" Chris rodó los ojos. Una de aquí? "Quieres contarme al respecto?" "No." "Vamos," él convenció. "Yo siempre te cuento." "Sobre ti y Ellen? Por favor, no necesito detalles." "Jessie?" él supuso. Chris trató de permanecer sin expresión, pero sintió el rubor arrastrarse hacía su cara. La automática sonrisa la delataba. "Que me condenen. Bueno, vamos, suéltalo. Quiero detalles," él bromeó. 221

"Roger, por favor, sólo ... sucedió." "Claro que sí. Lo sabe Annie?" "No, claro que no." Roger sonrió. "Bueno, ella llamó esta mañana y nos invitó a cenar en su casa en Acción de Gracias. Cuando le dije que no estabas aún, ella dijo que tú y Jessie se habían marchado  juntas anoche," él dijo, sin dejar de sonreír. "También dijo que ustedes dos habían estado fuera hablando durante un tiempo muy largo. No pudo ver a través de la ventana, sin embargo, para ver lo que estaba pasando." Chris le dio una sonrisa sin sentido del humor. "Estas disfrutando?" ella preguntó. "Mucho." Entonces él se rió. "Maldita sea, McKenna, eres demasiado vieja para estar haciéndolo enfrente de la casa de alguien." "No estábamos haciéndolo afuera," dijo entre dientes. "Estábamos .... hablando. Y entonces decidimos hablar un poco más en su casa. Y me quedé dormida," ella terminó. Luego se rió también. "Roger, por favor, no te burles de mí por esto. Realmente ... me gusta ella." Roger se echó hacia atrás en su silla, con una sonrisa de satisfacción en su rostro mientras la miraba. "Está bien, McKenna, no me burlare de ti." Luego se inclinó de nuevo hacia delante. "Quieres decirme qué está pasando?" "No, no lo creo." En su expresión de dolor, ella suavizó sus palabras. "No estoy realmente segura de lo que está pasando, Roger. Es decir, ella probablemente regrese a Nueva York dentro de un mes." Ella sintió el impacto de sus palabras, y su pecho se apretó. Volver a Nueva York. Fuera de su vida de nuevo. Y quizás esta vez para siempre. Ella lo miró a los 222

ojos interrogantes frente a ella, preguntándose cuánto él sospechaba. Él no era tonto y ella nunca fue muy buena en ocultar sus sentimientos. Ella estaba muy cerca de enamorarse de Jessie, y se dio cuenta que era impotente para detenerlo. Se pasó el resto de la mañana poniendo las señalizaciones de los senderos a lo largo de Lake Trail. Ella marcaría Elk Meadow en la tarde. Eran los dos senderos más pesadamente utilizados para el esquí a campo traviesa en su área, a pesar de que South Rim tiene una gran cantidad de tráfico, también, especialmente al comienzo de la temporada cuando el nivel de nieve no se había reducido a las elevaciones más bajas todavía. Ella trabajó rápidamente, tratando de vencer la tormenta, pero avanzaba lento en el frío y el viento. Tuvo que quitarse sus guantes cada vez que colocaba una señalización, y sus manos estaban congeladas en el momento en que terminó el circuito alrededor del lago. Ella estaba sentada en su jeep tratando de entrar en calor cuando Roger la llamó por radio. "McKenna, cuál es tú 10-20 (Ubicación)?" "Lake Trail. Acabó de terminar," ella respondió. "Ven por mí," dijo. "Te ayudaré a marcar Elk Meadow. Sólo escuche de Matt arriba en Ridge Trail. Han tenido dos pulgadas en la última hora, probablemente cuatro desde esta mañana." "10-4 (Enterado)." 

Roger estaba esperando mientras ella se detuvo, la capucha de su anorak puesta para cortar el viento. "Maldita sea, McKenna, este viento es una perra," él dijo mientras se arrastraba adentro. "No jodas. Mis manos están todavía congeladas."

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"Bueno, es un motor rápido. Debería estar terminado esta noche. Agradable y soleado mañana o eso es lo que dicen los expertos." "Cuánto de nieve?" ella preguntó. "De diez a doce en la montaña. Hay otro sistema de baja presión de Alaska. Tenemos que ver ese," él le dijo. "Suenas como un maldito meteorólogo, Roger." "Sí. Y es probable que pueda predecir el tiempo tan bien como ellos lo hacen." Con los dos, hicieron un trabajo rápido en Elk Meadow, pero nevaba mucho en el momento en que terminaron. Se sentaron en el jeep, sus manos alzadas al calentador tratando de entrar en calor. "Quieres hacer una parada en la Rock? Van a tener una fogata en marcha," Roger ofreció. "No puedo." "Planes?" Chris sonrió y asintió con la cabeza. Ella había hecho un buen trabajo de mantener los pensamientos de Jessie a raya, pero ahora los dejó entrar y el recuerdo de la noche estuvo a punto de abrumarla. Ella sintió el calor hacia abajo hasta la punta de los dedos del pie. "Ten cuidado, McKenna." "Qué quieres decir?" ella preguntó con cautela. "Esto podría ser un rompecorazones." Ella asintió. Sí, lo sabía ya.

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Capítulo Treinta y cinco Chris se sorprendió al ver que salía humo de su chimenea cuando llegó. De repente estaba nerviosa, sabiendo que Jessie estaba dentro. Jessie estaba de pie de espaldas al fuego, esperando. Sus ojos se encontraron a través de la habitación y sonrisas idénticas tocaron sus caras. "Hola." "Hola." "Agradable y calientito aquí," Chris dijo mientras se movía al fuego para unirse a Jessie. "Sí. He hecho a Dillon muy feliz, creo," Jessie dijo, señalando al gato que estaba acurrucado en el sofá con satisfacción. Él abrió un ojo y frunció el ceño a Chris antes de cerrarlo de nuevo. "Veo que todavía está encabronado conmigo." Se quedaron en silencio y Chris dejó que sus ojos viajaran alrededor de la habitación, observando que la mesa estaba puesta para la cena, el vino ya abierto y listo. Finalmente dejó que sus ojos se posaran sobre los ansiosos de Jessie, tratando de leerlos, pero ellos estaban velados, probablemente muy parecidos a los suyos. "Tuviste un día ocupado?" Jessie preguntó finalmente. "Sí. Y frío. La nieve está cayendo muy bien ahora. Debara ser genial esquiar este fin de semana." "Supongo que habrá una gran cantidad de gente de la ciudad, en la casa de huéspedes," Jessie agregó. Chris asintió, preguntándose por qué estaban teniendo esta estúpida conversación, sabiendo que no era lo que cualquiera de las dos quería hablar. Ella suspiró, sin saber por dónde empezar.

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"McKenna, por qué no tomas una ducha," Jessie sugirió, arrugando la nariz. "Qué estás diciendo?" Chris preguntó con una sonrisa. "Apesto?" Pero Jessie se había movido a la cocina, haciendo una pretensión de comprobar la cena. Chris se fue sin decir nada más, preguntándose por qué la conversación parecía tan tensa entre ellas. Si no estuviera tan malditamente hambrienta, arrastraría a Jessie en el dormitorio y la desnudaría. Eso era realmente lo que quería hacer. Pero probablemente incivilizado, pensó. Entonces ella sonrió. La cena primero, luego la cama. Ella tardó en la ducha. El agua caliente se sentía demasiado bien después de pasar frío durante todo el día. Se puso pantalones de chándal holgados y una camiseta de manga larga, solamente se puso calcetines gruesos para sus pies. Jessie estaba esperando de nuevo por el fuego, esta vez con una copa de vino. Ella hizo un gesto con la cabeza hacia la mesa y Chris agarró su propia copa antes de acercarse. Ella se detuvo justo cerca de Jessie, luego tomó el paso restante a ella, lentamente inclinando la cabeza y besando los labios que había tratado tan fuerte de no pensar en todo el día. Jessie cerró los ojos y suspiró, saboreando su primer beso. No estaba segura de cómo saludar a Chris, lo que esperaba Chris de ella, así que no hizo nada. Ella estaba extrañamente decepcionada cuando Chris llegó y no hizo nada tampoco. No quería tomar el tiempo para una pequeña charla y cena. Ella solo quería lo que habían compartido la noche anterior. Después de toda una vida de estancias de una sola noche, estaba casi insaciable por la delicadeza, la ternura de hacer el amor de Chris. "Está bien?" "Por ahora." Jessie asintió. "Tienes hambre?" "Estamos hablando de comida?" "Estamos hablando de lo que quieras." Chris levantó una ceja.

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"Está lista la cena?" "Puede ser. O podemos apagar el horno," Jessie sugirió. Chris se inclinó y tocó los labios, esta vez persistente, su lengua lamiendo el trazo de vino en los labios de Jessie. La boca de Jessie se abrió, capturando la lengua de Chris y succionandola en su boca. Ese fue todo el estímulo que Chris necesitaba. Dejó la copa de vino a ciegas sobre la chimenea, tomando a Jessie en sus brazos y abrazándola con fuerza contra ella. "Chris, por favor," Jessie susurró en su boca. Sus manos se movían bajo la camiseta de Chris, tocando la piel caliente antes de trasladarse a sus pechos, ligeramente deslizando sus dedos sobre los tensos pezones. "Yo voto por que apagemos el horno," Chris dijo, su voz ronca de deseo. Tomó la mano de Jessie y la condujo al dormitorio, haciendo una pausa en el horno en su camino. Se quedaron en la oscuridad del dormitorio, escuchando mutuamente su respiración. Chris se acercó lentamente y tocó la mejilla de Jessie, pasando ligeramente los dedos sobre su piel, tratando de memorizar cada línea. "Eres tan hermosa," Chris susurró. "Antes de conocerte, solía mirar tu foto, preguntándome como te sentirías, lo que tus labios sabrían," confesó. "Te veías tan triste." "Lo estaba. Estaba muerta por dentro. No había alegría en mi vida. Nunca pensé que podría sentirme de esta manera. Nunca pensé que alguien me pudiera tocar de la forma en que lo haces," Jessie dijo en voz baja. Ella alcanzó por Chris, tirando de su boca en la suya. Su suave beso se volvió voraz, y deslizó su lengua en la boca de Chris, tragando el gemido que siguió. Se separaron el tiempo suficiente para arrojar sus camisas, entonces las bocas se reunieron con sus pechos apretados. Chris tiró de ella hacia la cama, sin molestarse con las mantas y Jessie estableció su peso entre los muslos abiertos de Chris, presionando con fuerza en ella.

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"Este fue el día más largo de mi vida," Jessie susurró. Su boca se movió humedamente en la garganta de Chris, deteniéndose sólo cuando sus labios se cerraron sobre un pezón erecto. Chris se arqueó contra ella, sus manos ahuecando las caderas de Jessie y tirando de ella con más firmeza contra ella. Ella puso su cabeza hacia atrás, los ojos cerrados con fuerza mientras Jessie se daba un festín. Locamente, se preguntó cómo había vivido sin esto. Un gemido bajo escapó cuando Jessie se movió al otro pecho y movió sus manos ligeramente a través de la espalda desnuda de Jessie antes de agarrar su cabeza y sostenerla más estrecha contra su pecho. Sintió a Jessie tomar más de su pecho en el interior y gimió de nuevo, sus caderas alzandose de nuevo para encontrarse con los empujes de Jessie mientras presionaba en ella. La mano de Jessie se deslizó fácilmente dentro de los pantalones de chándal de Chris y encontró lo que quería. Caliente humedad rodeando sus dedos, y ella los condujo en el interior de Chris, sintiendo su apretar alrededor de ellos. Oh, tan húmeda, pensó. Ella quería su boca allí pero las caderas de Chris se alzaron de nuevo para encontrarse con sus dedos empujando. En cambio, su boca encontró los labios esperando de Chris, su lengua imitando sus dedos mientras se hundió más y más fuerte dentro de Chris, en la cresta de la ola con Chris mientras sus caderas se sacudieron contra su mano. Las caderas de Chris se movieron frenéticamente cuando se encontró con cada empuje de los dedos de Jessie, conduciéndolos con más fuerza contra ella hasta que simplemente explotó bajo el peso de Jessie. Su grito era primitivo, largo y fuerte, y se agarró a Jessie mientras sus temblores se calmaron. Jessie sintió el frío sudor en su espalda mientras descansaba contra Chris, su respiración todavía viniendo fuerte mientras las necesidades de su propio cuerpo clamaban por ser escuchadas. Ella alcanzó y desabrochó sus propios jeans, empujándolos al azar por sus piernas mientras tiraba de los pantalones de Chris completamente sacandolos. Los calzoncillos de algodón siguieron y apretó su cuerpo desnudo a Chris, las caderas triturando fuerte contra Chris mientras buscaba su propia liberación. "Déjame, corazón," Chris susurró y su mano se movió entre ellas. Ella estaba casi abrumada por la humedad que encontró y sus dedos se movieron en el fuego

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candente, acariciando el centro hinchado rápidamente cuando las caderas de Jessie se movieron contra ella. Simplemente tomó un solo toque y Jessie se sintió deslizarse, caer sobre el borde rápidamente. Ella se corrió fuerte y rápido, su grito ruidoso a sus propios oídos mientras yacía agotada por encima de Chris. "Lo siento," Jessie susurró cuando encontró su aliento. "No podía esperar." "Por favor no me digas que lo sientes. Eso fue hermoso." Besó la frente húmeda de Jessie. "Tenemos todo el tiempo del mundo." "Nunca habrá tiempo suficiente," Jessie dijo suavemente mientras se acurrucaba  junto a Chris. "Podría hacer el amor contigo todos los días durante el resto de mi vida ... y aún así no sería suficiente." Chris tomó una bocanada de aire. Esas palabras, que no esperaba. Sin darse cuenta, endureció sus brazos. "Sabes, yo estaba un poco nerviosa esta noche," Chris confesó. "No sabía si lo de anoche se podría repetir o si incluso querrías." "Quería que entraras en esa puerta esta noche y me arrastraras al dormitorio sin hablar una sola palabra," Jessie dijo ligeramente. Acarició la piel suave en el vientre de Chris, preguntándose por su repentina necesidad de hablar, a compartir sus sentimientos ... y sus dudas. "Puedo decirte algo, Chris?" "Por supuesto." "Eres la primer persona con la que alguna vez he estado dos veces." Miró hacia arriba, apenas capaz de ver la expresión en el rostro de Chris en la oscuridad. Era una de tristeza. "Eres también la primer persona que alguna vez me hizo el amor porque realmente quería. No fue sólo sexo. Y eres la primera a quién he hecho el amor," terminó en un susurro. "Lo que estoy sintiendo es tan completamente nuevo para mí, no estoy segura de cómo llamarlo." Ella tragó fuerte antes de continuar. "No sé qué es el amor, Chris. Pero lo que siento cuando estoy contigo es completa 229

felicidad, contenta, alegría. Y pasión. La pasión que ni siquiera sabía que tenía. Y no sólo cuando estamos así, tocando. A veces miro en tus ojos azules, y sólo quiero ir allí, ir dentro de ti, dejar que me rodees y me protegas. Y sé que lo harías. Has sido la única persona con la que he podido contar, la única persona que no me ha defraudado." Chris en silencio frotó la espalda de Jessie mientras hablaba, sus palabras tocando a Chris en lugares que nadie había estado antes. Su corazón dolía por esta mujer que tenía tanto dolor en su vida. Y tan poco amor. "Jessie, siempre voy a ser alguien con quien puedas contar. No importa lo que suceda aquí o lo que suceda cuando te vayas, si me necesitas, simplemente tienes que decirlo." "Por qué, Chris? Por qué haces eso?" Jessie se apartó, tratando tan duro de leer en los ojos de Chris. "Porque yo ..." estoy enamorada de tí. La garganta de Chris completamente cerrada, ahogando las palabras que amenazaban con derramarse. Enamorada? "Me preocupo por ti, Jessie. Lo que te suceda me importa." Capítulo treinta y seis La cazuela de pasta era muy buena para un bocadillo de medianoche, que fue cuando finalmente lograron salir de la cama. Chris comió en silencio mientras miraba a Jessie moverse alrededor de su cocina, rellenando la copa de vino a su paso. "Por qué me estás viendo?" Jessie preguntó, su espalda todavía a Chris. "No puedo verte?" Jessie quería decirle a Chris podía verla por el resto de su vida, pero no quería asustarla. Sospechaba que ya había interrumpido la vida ordenada de Chris con su tímida declaración anterior. No fue una declaración de amor, exactamente. Eso era todavía un concepto extraño para ella. Pero sabía que lo que sentía por Chris no era simplemente atracción sexual.

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Chris había llegado a su vida y capturado su alma. Pero eso era amor? Se dio la vuelta y se encontró a Chris todavía observándola. Se encontró con esos ojos azules de frente, buscando qué, no estaba segura. Amor? Tenía sentimientos de Chris por ella yendo más allá de esta atracción física? Con Chris, era difícil de decir. Ella era cariñosa en muchas maneras con tanta gente diferente, era difícil para Jessie de saber si sus sentimientos eran más profundos. Oh, pero cuando hacían el amor, la forma de Chris de tocarla, sin duda ... "Jessie?" Jessie parpadeó, centrándose de nuevo en los ojos azules mirandola. Chris arqueó una ceja. "Lo siento, McKenna. Supongo que me perdí." "Está todo bien? Quiero decir, quieres hablar?" "No, no, estoy bien. Sólo estaba pensando." Ella sonrió mientras se sentaba en la mesa y reanudaba su cena. "Supongo que estoy cansada. No hemos conseguido exactamente la cantidad de sueño en los últimos días." "Podemos dormir hoy," Chris ofreció. "Bueno, prometí a Annie que la llevaría a Sacramento. Ella quiere comprar para Acción de gracias. Es decir, si los caminos están despejados." "Deben estar. Dejó de nevar." Chris apartó el plato a un lado y sentada con su copa de vino delante de ella. "Sabes, Jessie, estoy muy contenta de que tú y Annie están tomando el tiempo para llegar a conocerse la una a la otra de nuevo. Tenía miedo de que vendrías aquí y hablaras con ella y te fueras de nuevo, y simplemente seguir tu vida. Me alegro de que estés dejando a Annie en tu vida." "Tal vez esa era mi intención, en un principio. No sé. Honestamente, nunca tuve un plan, McKenna." Después se rió un poco. "Nunca tengo un plan cuando se trata de mi vida."

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Capítulo Treinta y siete Las botas de Chris crujían sobre la nieve en la acera y las restrego antes de entrar en la estación de guardabosques. Los caminos estaban despejados y el tráfico se dirigía a la pequeña Sierra City. El tiempo era perfecto para el esquí y la casa de huéspedes estaba llena cuando pasó temprano. Miró su reloj. Casi mediodía. Jessie y Annie estaban probablemente en su camino a Sacramento por ahora. Había hablado con Annie en el teléfono, que sonaba tan emocionada como Chris nunca la había escuchado. La comida que estaba planeando para Acción de Gracias alimentaría a veinte, Chris estaba segura. "Voy a pedirle a Jessie que me lleve a cenar a uno de esos restaurantes de lujo, Chris. Han pasado años desde que he cenado fuera. Oh, y vamos al centro comercial, también. No puedo recordar la última vez que compré ropa nueva." Ellas volverían tarde, Chris lo sabía. Ella estaba decepcionada de que no tendría que pasar la noche con Jessie, pero estaba contenta de que Annie estaba llegando a pasar este tiempo a solas con ella. "Hey, McKenna," Roger la saludó cuando ella metió la cabeza en su oficina. "No esperaba verte hoy." Chris se encogió de hombros. Su cabaña era solitaria. "Pensé que podría ayudar. Veo que Hatcher la esta haciendo de guía," ella dijo, haciendo un gesto con la cabeza a un grupo de esquiadores con los que Robert Hatcher estaba hablando. "Sabes, McKenna, a él probablemente le gustas incluso menos de lo que te gusta. Qué pasa con eso? Creo que no los he visto nunca a los dos incluso tener una conversación antes." "Es inútil. Es perezoso. Y cree que es un regalo de Dios para las mujeres." Roger sonrió. "Él se te insinuó, verdad?" "Sí, lo hizo. La primera vez que nos conocimos. Cuando lo rechacé, me llamó un puto dique. Me vi obligada a estar de acuerdo con él," ella dijo con una sonrisa. 232

"Hey, McKenna, justo la mujer que necesito ver." Chris se volvió al saludo de Matt, ofreciéndole una sonrisa. "Hola, Matt. Qué pasa?" "Puedo hablar contigo un minuto?" Él miró a Roger. "En privado?" "Claro. Voy a hablar contigo más tarde, Roger." Siguió a Matt por el corto pasillo hasta la cocina improvisada en la parte de atrás. Matt miró hacia atrás por el pasillo antes de cerrar la puerta. "Qué demonios está pasando?" ella preguntó y se sentó en el borde de la mesa, cruzando sus pies en los tobillos. "Secreto?" "Algo así. Finalmente invite a cenar a Donna. Anoche. Nos lo pasamos muy bien," él dijo. "Qué cocinaste?" ella preguntó. "No importa, McKenna," él dijo con impaciencia. "Eso no es acerca de lo que quiero hablar contigo." "Bueno, fue al menos agradable? No fueron hamburguesas, verdad?" "Di una de esas cenas de lasaña congelada de Ellen. Pan de ajo y una ensalada." "Vino?" "Cerveza." "Cerveza? Matt, serviste cerveza con lasaña para tu cena romántica? Pensé que te enseñé mejor," bromeó. "Quieres parar con el menú ya?" "Está bien, lo siento. Qué tienes en mente?" 233

"La besé." Chris sonrió y juguetonamente le golpeó el brazo. "Bueno, así se hace, hombre. Y?" "Y creo que se sorprendió endiabladamente. Pero, bueno, fue sólo uno y no es que me dio una cachetada o algo. De hecho, ella me invitó esta noche," él dijo. "Bueno eso es genial. Cuál es el problema?" "Qué significa eso?" "Eso significa que le gustas, supongo," Chris dijo. "No es eso lo que querías?" "Qué espera ella?" "Bueno cómo diablos voy a saber?" "Eres una mujer, McKenna! Qué es lo que quiere?" "Matt, tal vez sólo quiere pasar la noche contigo, cenar de nuevo, hablar, llegar a conocerse mejor. Tienes miedo?" "Y si ella quiere sexo?" "Lleva condones," ella bromeó. "McKenna!" "Te calmas un poco? Qué si lo hace?" "No estoy listo," él dijo. "Yo no quiero que sea así." "No quieres una relación sexual con ella?" "Sí. Simplemente no en nuestra segunda cita." Él miró hacia la puerta cerrada de nuevo antes de continuar. 234

"McKenna, creo que la amo. Quiero decir, creo que podría querer casarme con ella." "Buen Dios, Matt. Has tenido una cita. Estás tratando de asustarla a muerte?" "Hemos tenido una cita, pero nos conocemos desde que llegué aquí. Hemos hablado durante horas. Siento que es ella con la que estoy destinado a estar." "Eso está bien, Matt, pero más despacio. Anoche fue su primer indicio de que quería más que amistad. Dale una oportunidad para acostumbrarse a esto antes de proponerle matrimonio, de acuerdo? Y qué demonios es de malo en tener sexo? Por favor no me digas que vas a esperar hasta la noche de bodas?" "No, por supuesto que no. Pero no quiero convertirlo en alguna aventura barata, tampoco." "Sabes, Matt, eres una especie rara." Ella se acercó y le dio un abrazo. "Donna es una mujer afortunada." "Entonces, si no hago nada más que besarla de nuevo, ella no va a pensar que soy raro?" Chris se rió. "Ella no va a pensar que eres raro. Ella pensará que eres un caballero." "Gracias, McKenna. Y esto quedará entre nosotros, verdad?" "Por supuesto." Chris lo vio casi saltar por el pasillo y se rió. El amor estaba en el aire a ciencia cierta. "A que se debió todo eso?" Roger preguntó cuando Chris se dejó caer en la silla frente a él. "Privado," ella dijo. "Secreto. No te puedo decir." "Vamos," él convenció. "No". 235

"Está bien. No quiero saber, de todos modos. Tengo suficiente de qué preocuparme. Hay otra maldita tormenta por ahí," él dijo. "Esta no fue mala, Roger. Sólo cuatro o cinco pulgadas en la ciudad." "Sí, pero la montaña está llena de esquiadores hoy, mañana probablemente será peor cuando la gente de Sacramento llegue para un Domingo por la tarde." "El clima es perfecto, Roger. Puedes dejar de preocuparte?" "Esta primavera, McKenna, cuando perdimos esos tres esquiadores, me afecto. Quiero decir, tú escuchas de ello todo el tiempo, pero estábamos tan impotentes aquí." "A veces, puedes tener al mejor SAR alrededor y aún así estar impotente." "No supimos cómo responder. Empezó a nevar y no se detuvo durante tres días." "Roger, si yo hubiera estado aquí, crees que podría haberles encontrado? Ellos podrían haber tenido transmisores de radio, y todavía no hubieramos llegado a ellos a tiempo. No es tu culpa." "Sí, pero he estado temiendo la temporada todo el tiempo. Mardita corriente," él murmuró. "Te sentirías mejor si saliera en los senderos?" Él sonrió. "Bobby ya está ahí. El subió Ridge Trail. Ahí es donde estaban," él dijo. "Esto sacudió a Bobby bastante bien." "Bueno, me pasearé por Lake Trail, entonces." "Ellen y yo vamos a tener la cena en la Rock esta noche, si quieres unirte a nosotros," él dijo mientras ella salía. "Sí, podría hacer eso."

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Capítulo Treinta y ocho Chris se quedó en silencio en su cocina, impacientemente viendo el goteo del café. Tamborileó con los dedos sobre la encimera, mientras Dillon la observaba. "Lo sé. Debería haber ajustado el temporizador," dijo. Pero después de las cuatro cervezas que compartió con Roger y Ellen, había llegado a casa anoche y fue directamente a la cama. Como Jessie había dicho, el dormir no había sido una prioridad las últimas noches. Se preguntó cómo el viaje de compras había ido. Jessie no había estado en casa aún cuando Chris salió a cenar y ella no la llamó. No quería interrumpir su tiempo con Annie. "Finalmente," dijo cuando el café dejó de gotear. Se sirvió una taza humeante, a continuación la llevó de vuelta al dormitorio donde la calefacción estaba encendida. Se vistió rápidamente, notando con cierta preocupación que las nubes bajas ya estaban a la deriva desde el oeste, oscureciendo el sol de la mañana. Se suponía que iba a ser otro día soleado, ideal para esquiar, pero las nubes hacen mentirosos a los pronosticadores. De nuevo. Tal vez la tormenta de Roger estaba haciendo una entrada temprana. No se sorprendió al encontrar a Roger ya en la estación de guardabosques. Ella lo miró a los preocupados ojos en cuanto entró. "Que pasa?" "Maldita tormenta," él dijo. "La baja presión en el Pacífico se movió a tierra ya. Diez horas antes." "Qué se sabe?" "Demonios, como si supieran. La casa de huéspedes está llena, eso es todo lo que sé." "Roger, podemos cerrar los senderos con bastante rapidez. No me asustes, de acuerdo?"

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"Podemos cerrar Lake Trail y Elk Meadow, seguro. Estoy preocupado por la zona de campo." Ella quería decirle que no se preocupara. Había trabajado muchos inviernos en Yosemite donde las tormentas habían llegado de repente. Y ella podía recordar sólo dos veces donde los esquiadores no regresaron a tiempo y tuvieron que ir a buscarlos. La mayoría de los esquiadores estaban al tanto de los cambios del clima y no corrían riesgos. Pero el tipo de esquiadores que tenían aquí eran recreativos, en el mejor. La mayoría de ellos no llevaban mochilas en caso de emergencias. La mayoría eran familias, apenas afuera para unas pocas millas rápidas, entonces volvían a la calidez de la casa de huéspedes o la cabaña, entonces tal vez de regreso para otro paseo en la tarde. Sólo los esquiadores más experimentados tomaban el sendero South Rim. Y los esquiadores experimentados podían observar el tiempo. "Piensas que estoy exagerando?" "Un poco. Vamos a observar el tiempo y esperar por otra actualización," ella sugirió. "A las diez," él dijo. "Roger, no puedes hacer esto cada vez que llega una tormenta. Vas a enloquecer." "Lo sé. Pero lo que realmente me hacen sentir mejor es si tú sales y revisas en la actividad, ver lo que está pasando." "Claro. Voy a comprobar el comienzo del sendero." Ella cogió una radio de uno de los cargadores y se fue mientras él encendió el televisor, buscando el canal del tiempo. Ella condujo al comienzo del sendero South Rim primero. Los esquiadores que usarían este sendero comenzarían normalmente temprano. Ella estaba feliz de ver sólo seis nombres en la lista, aunque dos se habían incluido en el Nevada Trail en lugar del circuito que los llevaría de vuelta alrededor de Fire Lookout Trail. En el momento en que llegó a Ridge Trail, veintidós esquiadores se habían registrado. Eran siete millas al circuito y pensó que aún cuando la tormenta golpeara temprano, todavía tendrían tiempo suficiente para bajar esquiando. Ella condujo a través de la ciudad a donde comenzaba Lake Trail. Ella ni siquiera se molesto en comprobar el registro. El 238

estacionamiento estaba casi lleno y pudo ver los esquiadores a través del lago mientras se abrían camino en la nieve fresca. Ella asumió que Elk Meadow sería lo mismo. El viento se levantó de repente, una ráfaga sacudiendo su Jeep mientras conducía de vuelta a través de la ciudad. Redujo la velocidad, mirando por la ventana hacia las nubes bajas, esperando que los primeros copos cayeran. El timbre de su teléfono celular la sobresaltó. "McKenna". "Soy yo." "Jessie. Hola," Chris dijo, suavizando su voz. Había pensado llamarla esta mañana, pero eso fue antes de Roger y sus preocupaciones de tormenta. "Mal momento?" "No, lo siento. Hay una tormenta llegando. Estoy afuera revisando los comienzos de los senderos. Qué tal el viaje?" "Fue muy divertido, en realidad. Y yo normalmente odio ir de compras, pero Annie era como una niña allí." "Bien. Me alegro de que se lo hayan pasado bien." Ella hizo una pausa, y luego dijo lo que estaba en su mente. "Te extrañé. Mucho." "Te extrañé, también," Jessie dijo en silencio. "Estuve muy cerca de llamar en tu puerta a la medianoche." "Eso habría sido una agradable sorpresa. Mucho mejor que el sueño con el que tuve que conformarme." "Puedo verte esta noche?" Chris sonrió. Ella tenía que preguntar? Maldición, se sentía como una adolescente, sentada aquí con una sonrisa tonta en la cara.

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"Quieres que cocine para tí?" Chris ofreció. "No estoy realmente en el estado de ánimo para cereal, McKenna. Qué tal una pizza?" "Congelada?" "No, voy a llamar a la pizzería en Sacramento y ver si hacen entregas, listilla." Chris se rió. "Me encanta la pizza congelada. Dónde y cuándo?" "Mi casa. Tan pronto como puedas, de acuerdo?" "No puedo esperar. Te llamaré cuando las cosas se calmen por aquí." "Y McKenna?" "Sí?" "Usa algo que salga con facilidad." Chris reconoció la felicidad que se asentó sobre ella. Amor? Bueno, incluso si no fuera, seguro que se sentía bien. Ella levantó la vista y se encontró con los ojos brillantes en el espejo. Amor. Eran poco más de las diez cuando estacionó el Jeep en frente de la estación de guardabosque. Había esquiadores saliendo con mapas, y esperaba que estuvieran tomando uno de los senderos cortos. "McKenna, cómo está por ahí?" Roger preguntó con ansiedad en cuanto ella entró. "Ocupado. Por lo menos en la ciudad. Qué hay de nuevo con la tormenta?" "Una húmeda, seguro. Tienen lluvias torrenciales a lo largo de la costa. Ha aumentado la velocidad. Tormenta de nieve podría significar para nosotros. No han publicado advertencias todavía. Van a dejármelo saber al mediodía."

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Ella lo miró a los ojos y vio su preocupación. Era grave. "Has comprobado South Rim? Había sólo seis esquiadores registrados esta mañana," ella dijo. "Trece ahora." "Lake Trail y Elk Meadow estaban llenos," ella dijo. "Podemos tener esos cerrados si es necesario. Podemos hacer que la gente salga de allí en una hora. South Rim, aunque ... " Él negó con la cabeza." Quién sabe? Hay demasiados caminos secundarios por allí. Por no mencionar el Nevada Trail. Había cuatro esquiadores que aparecen en la lista como su destino. Esperemos que sepan lo suficiente para dar la vuelta." "Mierda," ella dijo en voz baja. "Cuánto tiempo tenemos que esperar?" "Vamos a esperar hasta el siguiente informe para decidir si hay que cerrar los senderos. Mi instinto me dice que debemos hacerlo ahora, pero no quiero reaccionar de forma exagerada." "Bueno, tengo una mochila en mi Jeep. Creo que voy a salir y ver si puedo reunir a Bobby y Greg. Por si acaso," ella dijo. Bobby podría estar ocupado en la casa de huéspedes, pero estaba segura de que a Bill no le importaría que lo tomara por unas horas. "Está bien. Hatcher está en su camino. Matt estaba en Ridge Trail." Ella trató de llamar a Greg mientras conducía a la casa de huéspedes. Él no respondió y no había ningún coche. Ella condujó a su tienda antes de ir a su casa, pero estaba cerrada. En su casa, la camioneta de Greg estaba allí, pero su moto de nieve había desaparecido. Le dejó una nota para llamar a Roger, a continuación, se dirigió a la casa de huéspedes. Bobby se encontraba en la tienda de alquiler. "Ocupado?" "Sí, pero a juzgar por el tiempo, estaran dirigiéndose de regreso pronto," él dijo.

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"La tormenta viene más rápido de lo esperado. El pensamiento de Roger es que podría tener que cerrar los senderos. Hay trece esquiadores fuera en South Rim," ella le dijo. Ella vio sus ojos ampliarse y supo que él estaba recordando los tres esquiadores que perdieron la temporada pasada. "Piensas que esto será un problema para tí para salir si te necesitamos?" "Por supuesto que no. Le diré a Bill. Sólo házmelo saber." "Gracias, Bobby. Te llamaré." Ella condujó de vuelta a la estación de guardabosque, escuchando en la radio que la tormenta invernal acababa de ser cambiada a una advertencia. "Y bien?" ella preguntó en cuanto entró. "Advertencia de tormenta invernal, pero hemos escuchado eso en la maldita radio. El servicio meteorológico no ha llamado y no he podido comunicarme," Roger dijo. "Los chicos?" "Bobby ira. Greg esta fuera en su moto de nieve, creo. Le dejé una nota." Ella miró a los ojos preocupados de Roger y supo que iban a estar en un largo día. Poco antes del mediodía, llegó la llamada del Servicio Meteorológico Nacional en Sacramento y tanto ella como Matt esperaban ansiosamente mientras Roger asintió en el teléfono. Colgó un poco después. "ETA (Tiempo estimado de llegada) a las dos en punto. Condiciones de ventisca esperadas. Él dijo que podíamos ver la primera nieve en una hora. Tiene ráfagas de sesenta millas por hora allí. No se ve bien." "Vamos a cerrar los senderos en este momento y sacar al mayor número de personas que podamos," Chris dijo rápidamente. "Sí, pero qué pasa con South Rim, McKenna. Qué pasa si llegaron al Nevada Trail, no hay tiempo suficiente."

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"Matt, llamá a Bobby e intenta con Greg de nuevo. Roger, cuando llegue Hatcher, tenlo a él y a Matt cerrando Elk Meadow y Lake Trail. Si los esquiadores están en Ridge Trail, tendrán tiempo suficiente para volver a bajar, pero es necesario tener a alguien esquiando el sendero para asegurarse. Voy a tomar a Bobby y vamos a encabezar South Rim," ella dijo. "Está bien. Es un plan, por lo menos. Cuando Bobby llegue aquí, te diriges afuera. Hay sólo cuatro que estamos realmente preocupados. Cierto?" Chris agarró su brazo con fuerza y apretó. "Cierto, Roger. Va a estar bien." "Maldita sea, McKenna, odio días como este," él dijo y deslizó las manos por el cabello ya ingobernable. Bobby llegó con su mochila llena en quince minutos, pero todavía no se sabía nada de Greg. Chris pensó en lo irónico que sería si terminaran buscando a Greg también. Ella agarró una radio nueva, luego condujo a Bobby a la trastienda para añadir cuerdas para sus mochilas y conseguir el estante plegable de aluminio. Por si acaso, se dijo. "Mantente en contacto, McKenna." "No te preocupes, Roger. Vamos a estar bien. Sólo ten cuidado de las cosas aquí abajo." Se fueron, con Bobby atando el estante de aluminio para su mochila y Chris tomando la cuerda extra. Sus mochilas pesaban más de cuarenta libras con el equipo añadido, no era tarea fácil en los esquís. Fijaron el letrero de cerrado en el comienzo del sendero y comprobaron la hoja de registro. De los trece, seis habían registrado la salida. Ellos empezaron, ambos mirando hacia el cielo, ya color gris acero con un pesado nublado. El viento era constante, no racheado, pero la temperatura era apenas de veinte grados. "Hombre, no espero esto con muchas ganas," Bobby dijo mientras bajaba los ojos del cielo. 243

"Yo tampoco. Preferiría estar sentada junto al fuego con una botella de ron," ella dijo. "Y, ya sabes, tal vez algo de compañía femenina." Ella se apartó con sus esquís, tratando de establecer un ritmo. Siguieron las huellas dejadas por los otros esquiadores y apenas habían rodeado la primera colina cuando dos esquiadores se acercaron. Se detuvieron y esperaron. "Parece que una tormenta viene," uno de ellos dijo. "Mejor no ir hacia arriba." "Somos de Búsqueda y Rescate," Chris dijo. "A donde te dirigías cuando te registraste?" "Nevada Trail," dijo el otro hombre. "Pero hay un esquiador allí que se separó de su amigo. Estabamos en camino a la estación de guardabosque." Chris y Bobby se miraron. "Está arriba en la división donde el sendero se convierte en el Nevada Trail." "Voy a llamar por radio. Manténgase fuera de la montaña. Va a estar nevando como el demonio en una hora." "Sí. Hemos terminado por el día. Pero ese tipo, es bastante miedoso." "Estamos en nuestro camino," Bobby dijo. Observaron a los esquiadores bajar, entonces Chris llamo por radio a Roger con la noticia. "Ten cuidado, McKenna. Manten un ojo hacia el cielo." "10-4 (Enterado)." "Es fácil para él decirlo," Bobby murmuró. Caminaron lentamente subiendo por el sendero hasta que se nivelo, luego continuaron siguiendo las pistas.

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Tejían su camino dentro y fuera de los árboles, arriba y abajo de las colinas, todo el tiempo manteniendo un ritmo rápido. Ambos sabían que si tenían alguna esperanza de encontrar al esquiador, tenían que hacerlo antes de que comenzara a nevar. Las pistas estarían cubiertas rápidamente incluso en una tormenta de nieve ligera y esta prometía ser todo excepto ligera. Se detuvieron una vez para recuperar el aliento y para comprobar su progreso. El cruce de South Rim y Nevada Trail estaba todavía a dos millas de distancia. Chris empujó la manga del anorak y miró su reloj. Una y media. Habían hecho un buen tiempo. Miró al cielo, y como si al hacerlo, las nubes se abrieron y los primeros copos de nieve revoloteaban a su alrededor. "Mierda," ella dijo y se puso los guantes de nuevo. "Vamonos." "No me gusta esto, McKenna," Bobby dijo mientras él, también, veía hacia el cielo. Era un color gris oscuro, con nubes arremolinadas colgando bajo en la montaña. Parecía que podría estallar en cualquier momento y devorarlos. "Lo sé, pero tenemos que apurarnos." Ellos mantuvieron su ritmo aún cuando la nieve cayó ligeramente alrededor de ellos. El viento no había aumentado, por suerte, y cubrieron las próximas dos millas casi en silencio. De pie solo, saludandolos, estaba el esquiador. Él se deslizó por el sendero hacía ellos, casi tirandolos mientras trataba de detenerse. "Son guardabosques?" él preguntó sin aliento. "Búsqueda y Rescate," Chris dijo. "Gracias a Dios. Yo no sabía qué hacer. Parece como una tormenta." "No me digas," Bobby dijo. "No podemos perder el tiempo. Dónde se separaron?" "En el camino allí," él dijo, señalando. "Por qué?"

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"No estaba seguro de cuál tomar. No teníamos un mapa de ruta," él dijo, mirando a los dos. "Jesús," Chris murmuró. "A qué hora?" "Cerca de las once, creo. Tal vez un poco más tarde." "Iban ambos a tomar un sendero y esquiar de regreso para reunirse?" "Sí. Queríamos tomar el Nevada Trail, pero no sabíamos el camino." "Está bien," Chris dijo. "Cual es su nombre?" "Kenny. Kenny Walker. Nos estamos quedando en la casa de huéspedes." "De qué color es su chaqueta?" "Es azul. Azul brillante, sólo una pequeña chaqueta de esquí." Chris asintió. Estaba más cálido esta mañana y soleado. No habrían pensado en llevar anoraks gruesos. "Está bien. Vamos a buscarlo. Tienes que bajar de la montaña. Hay un infierno de una tormenta llegando. Has quizás sólo conseguido una media hora antes de que golpee con toda su fuerza. Esta tu coche estacionado allí o de él?" "De él." "Genial. Y supongo que no tienes las llaves de eso?" Él sacudió la cabeza. Ella se sacó un guante y excavó en los bolsillos, pescando por las llaves de su Jeep. "Toma mi Jeep. Conduce a la estación de guardabosque. Voy a llamar por radio e informarles que estás yendo abajo." "No cree que debería ir con usted y buscarlo?" 246

"No. Ahora baja tan rápido como puedas." "Pero Kenny, no puedo dejarlo." "Vamos a encontrarlo. No tenemos tiempo para cuidar de tí, también. Ahora, saca tu culo de la montaña." Él miró a Bobby, como en busca de ayuda, pero Bobby hizo un gesto para que se fuera. Lo vieron salir esquiando y Chris desabrochó el radio y llamó a la estación. "Esta es Kay, McKenna. Todo el mundo está fuera." "10-4 (Enterado). Escucha, estamos en el cruce a Nevada Trail. Hemos enviado un esquiador abajo. Su compañero no se contabiliza. Él fue visto por última vez dirigirse al este en Nevada Trail. Kay, él estará conduciendo mi jeep. Le dije que fuera allí para que tú sepas que lo hizo de forma segura." "10-4 (Enterado)." Ella enganchó su radio de nuevo en su cinturón, luego con una mirada a Bobby, salió. El Nevada Trail comenzó a ir cuesta abajo, que podría engañarlo si no tenía un mapa. Ella podía ver cómo los esquiadores pensaron que este sendero podría llevarlos abajo de la montaña. En realidad, era cuesta abajo hasta cruzar un pequeño arroyo, y luego abruptamente atrás cuesta arriba en el bosque y más allá. Si permanecía en él el tiempo suficiente, terminaría en Lake Tahoe. Todavía estaban siguiendo las pistas, la ligera nieve no era suficiente para cubrirlas todavía, pero no tenían forma de saber si se trataba de su esquiador o los dos que ya habían bajado. Lo más probable es que eran de los tres. El sendero estaba marcado, pero algunos de triángulos marcados estaban cubiertos con nieve, o las ramas de los árboles, ahora cargadas de nieve, los cubrían. Sin un mapa y una brújula, no serían más que conjeturas. Cruzaron el arroyo y se dirigieron lentamente hacia la colina. Los dos estaban cansados y se detuvieron para recuperar el aliento. Chris se quitó el gorro de lana y se sacudió la nieve, luego se lo puso de nuevo y lo jaló sobre sus orejas. Ella observó 247

su aliento helado y se preguntó el frío que hacía. Ella tenía un pequeño termómetro atado a su mochila y se dio la vuelta, de espaldas a Bobby. "Cuál es la temperatura?" ella preguntó. "Mierda, ya está abajo a los quince, McKenna." Sus ojos se encontraron, ambos preocupados. Comenzaron en el sendero de nuevo, sus muslos doloridos. Cuando llegaron a la cima, fueron capaces de ver hacia el oeste  y miraron a lo largo de las montañas. Oscuro, nubes oscuras, hinchadas con nieve, colgando pesadamente sobre los árboles y mientras observaban, el viento aumentó, arremolinandose alrededor de ellos, arrojando helados copos de nieve en sus caras. Chris negó con la cabeza, sin apartar los ojos de él. Ella estaba poniendo su propia vida en peligro al quedarse aquí, pero aquí estaban. Incluso si empezaban a volver ahora, nunca lograrían bajar por la montaña antes de que el corazón de la tormenta golpeara. Tendrían que encontrar refugio en algún lugar, pero se preocuparía de eso más tarde. En este momento, tenían que encontrar al esquiador y esperando de que la hipotermia no lo hubiera tomado ya. "Apresuremonos, Bobby. Revisa a la izquierda, tomaré la derecha." Él asintió y se lanzó, ambos manteniendo sus ojos en el lado del sendero, en busca de cualquier señal de su esquiador. Otra media hora y las pistas que estaban siguiendo estarían cubiertas. Entonces, sólo sería pura suerte si lo encontraban. Se movían rápidamente sobre la nieve, sus esquís deslizándose fácilmente sobre el polvo fresco. El sendero estaba nivelado aquí cuando se dirigieron hacia el bosque de nuevo. La radio de Chris crujió segundos antes de que la voz de Roger la llamara. Se detuvieron y ella rápidamente desenganchó la radio y respondió. "Tenemos todo cerrado aquí abajo, McKenna. Cuál es tú 10-20 (Ubicación)?" él preguntó. "Probablemente estamos a tres millas del Nevada Trail. Tal vez más." Miró a Bobby con las cejas levantadas. Era difícil decir qué tan lejos estaban. Sus puntos de referencia habituales ahora estaban enterrados en la nieve. "No me gusta, McKenna. Se está poniendo desagradable aquí abajo." 248

"Sí, lo mismo aquí." "Quince minutos más, entonces quiero que des marcha atrás. Cómo diablos vas a bajar?" "No he pensado en ello," ella mintió. "Quince, McKenna." "10-4 (Enterado)." Ella cerró de golpe la radio atrás y comenzó de nuevo sin mirar el reloj. Ella no sabía qué bien haría hacerlos regresar en quince minutos. La tormenta todavía los atraparía. Ella cerró los ojos ante el embate de viento y nieve y se dirigió de nuevo. Poco tiempo después, la voz de Bobby le detuvo. "McKenna, mira aquí. Podrían ser esquís," él dijo, señalando. Dos rastros desiguales llevaban fuera del sendero, ahora casi cubiertos por la nieve. Ella miró hacia el bosque y vio un claro. "Podría ser. Él podría haber visto el claro y fue a echar un vistazo, orientarse. Vamos a seguir," ella dijo. "Es todo lo que tenemos." Se fueron deprisa, dejando a la relativa seguridad del sendero detrás, para seguir los desvanecidos rastros. La voz de Roger rompió el silencio y ella lo ignoró, concentrándose en el camino delante de ellos. "Maldita sea, McKenna!" él bramó a través de la radio. Ella impacientemente la arrebató. "Tenemos un rastro, por amor de Dios, Roger!" "Escúchame, McKenna. Tienen condiciones de nieve sólo quince millas de aquí. Tienen que encontrar refugio ahora! " Ella miró a Bobby, sólo ahora percatandose de qué tan espeso la nieve estaba cayendo. Miró a su rastro, desapareciendo rápidamente. "Sólo un poco más, Roger." "¡No! Maldita sea, McKenna, maldita idiota. Déjalo ir!"

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"10-4 (Enterado)." "¡Lo digo en serio!" "10-4 (Enterado)." Ella apagó la radio y se encontró con los ojos de Bobby. "Qué piensas?" Él se encogió de hombros. "Estamos tan lejos. Dónde diablos vamos a encontrar refugio de todos modos?" "Si, vamos." Continuaron en el bosque, corriendo ahora mientras el viento silbaba a su alrededor, viento y nieve en sus caras. Pasaron otros diez minutos antes de que vieran la chaqueta azul, apenas visible a través de la nieve. Él estaba tumbado boca abajo y Chris estaba segura de que estaría muerto. No se necesita mucho tiempo para que la hipotermia te mate y no tenía idea de cuánto tiempo había estado aquí. Lo suficiente para pa ra casi cubrirlo de nieve, sin embargo. Ellos lo giraron rápidamente y Chris se dobló hacia su pecho, claramente sorprendida de encontrar los latidos de su corazón. "Vive," ella dijo y ambos se quitaron sus mochilas. Bobby rápidamente ensamblo el estante de aluminio que usarían para cargarlo y Chris tomó la manta de su mochila y dos calentadores de mano químicos, los cuales colocó dentro de la chaqueta. Desempolvaron toda la nieve n ieve que pudieron, luego lo levantaron en el estante y lo cubrieron con la manta. "Engancha las cuerdas, Bobby. Avisaré por radio a Roger." Capítulo Treinta y nueve Jessie paseaba con nerviosismo en la estación de guardabosques, finalmente deteniendose para encontrarse con los ojos de Roger. "Sabes que ella no se dio vuelta, verdad?" ella preguntó a Roger.

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"Sí, maldita idiota," él dijo. Él había sabido desde el principio que no habría tiempo suficiente para que subieran la montaña y volvieran a bajar antes de que llegara la tormenta. Chris lo había sabido, también. Jessie había escuchado el pronóstico actualizado en la l a radio y había intentado llamar a Chris. Cuando no pudo encontrarla, incluso había llamado a Annie para ver si había sabido de ella. Finalmente condujó a la ciudad, aliviada de encontrar el Jeep de Chris en la estación de guardabosques. Sólo que Chris no estaba allí. Roger le dijo que Chris y Bobby estaban fuera en la montaña en busca de un esquiador. Roger se paseaba, también. Él esperaría unos minutos, entonces se pondría en contacto con ella otra vez. Dios, ella podría ser tan terca a veces. Él miró alrededor de la habitación, viendo la mirada de preocupación en la cara de Matt y la casi frenética mirada de los ojos de Jessie Stone. Sólo Hatcher permaneció impasible. Cuando se encontró con los l os ojos de Jessie, él le dio una sonrisa tranquilizadora, y luego se dio la vuelta. Él no quería que ella viera la preocupación en sus propios ojos. Condiciones de ventisca, tormenta de nieve, temperaturas cercanas a cero. Cómo iban a sobrevivir a la noche? "Roger, adelante," la voz de McKenna dijo con urgencia y él rápidamente cogió la radio. "Aquí." "Lo encontramos. Inconsciente pero vivo. Hipotermia de seguro, tal vez una conmoción. Él tiene un muy buen corte en la frente. Probablemente golpeó una roca al caer." "Dónde estás?" él preguntó, sin molestarse con el código de radio. "Todavía estamos en el bosque, cerca de media milla del sendero," ella dijo. "Mierda." Él negó con la cabeza y se encontró con los ojos de Matt. "Ahora qué?" "No sé, Roger. Vamos a volver al sendero y ver cómo esta. Tenemos que bajar un poco más, el viento es una puta ..." La radio crujió estática sobre su voz.

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"Estás rompiendo, McKenna. 10-10 (Negativo)," él dijo, pidiéndole que repitiera su última transmisión. "Voy a comprobar de nuevo después de ..." "No te recogo, McKenna. 10-9 (Repetir último mensaje)," dijo de nuevo. "Después. Estoy fuera, Roger." La estática terminó y el silencio colgó entre ellos en la habitación. Roger miró a los otros y se encogió de hombros. "Supongo que esperaremos." "Hombre, me alegro de que no estoy yo allí," all í," Robert dijo. "Sabes qué, Hatcher? Estamos todos contentos de que no eres tú allí. Porque si fuera por tí, estarías sentado en una buena fogata en este momento no dando una maldita cosa por nadie." Matt miró a Roger y luego se volvió a Robert. "Por qué no sales de aquí, hombre? Nosotros podemos manejarlo." "Hey, no quise decir nada," él dijo. "Vé a casa, Hatcher," Roger dijo. "Los caminos están poniendose mal. No me gustaría que te quedaras atascado aquí con nosotros." n osotros." "Bien por mi." Después de que se fue, Matt se volvió a Roger. "Solamente una vez, me gustaría golpear al tipo. No es de extrañar que McKenna no puede soportarlo." "Sí, es un pedazo de problema."

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Jessie observó el intercambio en silencio, apenas capaz de mantener su propia lengua. "Pueden hacerlo, Roger?" "No sé, Jessie. Van a estar llevando a un hombre más," él dijo, dejando que su voz se apagara. Él no sabía cómo podrían hacerlo en la noche. Estaban probablemente malditamente cerca de exhaustos como era. Poner una tienda de campaña y atarla? Tal vez, pero ninguno de ellos llevaba una tienda de campaña lo suficientemente grande para tres. Sacudió la cabeza. Él fue un maldito tonto al haberlos enviado allí arriba para empezar. Los sentimientos desesperados que sintió la primavera pasada pa sada se asentaron sobre él, y rezó porque el resultado no fuera el mismo. "Me quiero quedar aquí," Jessie dijo. "No. No hay nada que hacer aquí. Vé con Annie mientras que los caminos son todavía pasables. Sientate junto al fuego. Te prometo que te llamaré en cuanto sepa algo. Lo prometo." "Ella significa mucho para mí, Roger. Mucho," Jessie confesó. "Ella significa mucho para mí, también. Pero no hay nada que podamos hacer ahora. Ellos están por su propia cuenta." Capítulo Cuarenta Se pusieron las raquetas y sujetaron sus esquís a sus mochilas. Les llevó casi cuarenta minutos para tirar de él al sendero. Ellos tuvieron que parar para maniobrarlo alrededor de los árboles y las rocas, luego casi perdieron el sendero. Estaba nevando tan fuerte, que apenas podían ver delante de ellos y casi cruzaron el sendero y al bosque en el otro lado. Sus rastros estaban casi completamente cubiertos y si no hubieran parado a descansar, podrían haberlos pasado por alto.

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"Qué vamos a hacer, McKenna?" Bobby preguntó con urgencia. "Vayamos a Little Bear Creek. Tengo una idea," ella dijo. Se acordó de la acampada con Jessie cuando ella le había contado de las cuevas. Dijo que estaban río arriba, a una milla. Una milla en este tiempo parece una eternidad, pero en este momento, era todo lo que podía pensar. No quería tener en cuenta que Jessie era una niña la última vez que había estado aquí. Qué es una milla para un niño? Hicieron buen tiempo en el sendero, tirando de él fácilmente en la nieve. Antes que encabezaran el descenso hacia el arroyo, Chris comprobó a Kenny. Todavía estaba inconsciente y su piel se sentía fría. Muy fría. Ella se quitó la mochila y sacó su saco de dormir y lo dejó encima de él, también. Tenían que conseguir calentarlo o seguramente moriría. "Listo?" ella preguntó. "Si, vamos." Se dirigieron hacia abajo de la colina, la cara vuelta hacia el viento feroz, y tomaron toda su fuerza para mantener al esquiador herido detrás de ellos. Si no tenían cuidado, él podría deslizarse por la colina sin ellos, directo al arroyo. Ambos caminaron de lado, dejando que sus raquetas se clavaran en el lado de la colina por apoyo. La colina empinada se estabilizó antes del arroyo, y fueron capaces de relajarse los últimos cincuenta pies. En Little Bear Creek, que ahora estaba cubierta de nieve, Chris giró río arriba y supo inmediatamente que no iba a ser fácil. Peñascos esparcidos a los lados, algunos cubiertos completamente con la nieve, y continuamente se encontraban pisando, sólo para hundirse hasta la cintura cuando sus pies fallaban una roca. "Bobby, tenemos que ir una milla," ella gritó contra el viento. "Ayúdame a medir la distancia, de acuerdo?" "Voy a tratar," él gritó. Ella se encogió cuando una ráfaga de viento golpe, casi tirandolos. Sólo podían ver unos pocos pies por delante mientras la nieve se arremolinaba en sus caras. La

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tormenta arreció. Ella se reforzó contra el viento con cada paso y mantuvo los ojos pegados a la corriente para que no se perdieran. Ella pensó brevemente en todas las historias que había escuchado acerca de las personas perdidas en tormentas de nieve, deambulando en círculos por horas antes de sucumbir al frío y rendirse a la muerte. Ella no iba a permitir que eso les ocurriera. Si nada más, se dirigirían hacia los árboles y tratarían de poner una tienda de campaña y echarse los tres amontonados para tratar de mantenerse calientes. Mantenerse calientes? No podía recordar la última vez que había estado caliente. Se sentía casi congelada, de pies a cabeza. Ella miraba al frente, sus ojos centrados en la corriente. Ella sintió su nariz escurrir  y se pasó una fría mano enguantada debajo y se dio cuenta de que estaba entumecida. El viento golpeaba alrededor de ellos remolinos de nieve, y ella bajó la cabeza y continuó, tratando de ignorar la frialdad que les rodeaba. Ella finalmente se detuvo a descansar y se volvió a Bobby. "Cuán lejos?" ella gritó. Él empujó su anorak encima de brazo y miró su reloj. "No una milla aún, no lo creo," él dijo. "Dónde diablos vamos, de todos modos?" "No estoy segura," ella dijo, sabiendo que él no le había escuchado. Dios, sentía como si hubieran viajado al menos cinco millas. Se giró de nuevo hacia el viento y caminó adelante, escupiendo una obscenidad cuando se hundió de nuevo hasta la cintura. Ella volvió y continuó, Bobby junto a ella mientras jalaban del inconsciente Kenny Walker entre ellos. Quince minutos después, se detuvo de nuevo. "Bobby, tiene que haber sido una milla." "Qué estamos buscando?" "Una cueva," ella gritó. "Cueva? Qué cueva?"

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"Se supone que hay una cueva por aquí." "Estás segura? Nunca he escuchado hablar de una cueva." "No, no estoy segura," ella dijo y miró a su alrededor, tratando desesperadamente de ver a través de la espesa nieve. Qué había dicho Jessie? Llegarían a una zona plana con salientes de granito. Derecha o izquierda? Pensó la izquierda, pero no estaba segura. Miró detenidamente en la nieve, pero era inútil. No podía ver a dos pies delante de ellos. Nunca iban a encontrar las cuevas de esta manera. "Bobby, voy a ir a buscar," ella dijo. "De ninguna manera. Vas a perderte. No se puede ver una mierda," él gritó. "Voy a atar una cuerda a ti," ella dijo y se quitó la mochila. Ella sacó el resto de la cuerda y ató el extremo alrededor de su cintura. El otro extremo se la dio a Bobby. "Es la única forma." "Ten cuidado," él dijo mientras ella se alejaba. Ella tropezó ciegamente en la nieve, sus raquetas ahora cubiertas con nieve compactada húmeda. Ella supo al instante que estaban en el área correcta. Plana, no rocas o árboles que podía contar. Siguió caminando, sus brazos extendidos de modo que no chocara contra nada. De pronto ante ella, había pilas de rocas. Granito. Ella estaba cerca. Se acercó más, sólo a pies de las rocas. Miró hacia arriba, pero no se dio cuenta de lo alto que estaban. Por todo lo que sabía, eran simplemente peñascos, sólo cinco o seis pies de altura, no los enormes afloramientos que formarían cuevas. No se sentía correcto. Se detuvo y se volvió, caminando en sentido contrario a lo largo de las rocas, sus manos fuera guiándola. El viento azotó contra la pared de roca, rebotando de nuevo en su cara, escozó sus ojos mientras los entrecerró contra su fuerza. Justo cuando estaba a punto de regresar, su cuerda habiéndose terminado, vio el hoyo negro contra todo el blanco que le rodeaba. Ella abrió mucho los ojos, esperando que estuviera realmente viendolo y no sólo imaginandolo. Allí, un gran hoyo abierto en las rocas. Su cuerda estaba apretada, y no podía alcanzarlo para saber

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con certeza, pero incluso si no era la cueva de Jessie, esto les daría refugio. Se dio la vuelta, sus manos congeladas agarrando la cuerda, y se dirigió de nuevo a Bobby. "He encontrado algo," ella gritó cuando Bobby estaba a la vista. "Tendrá que servir." Desató la cuerda alrededor de su cintura y la metió de nuevo en la mochila, y luego se la echó sobre los hombros. "Vamos." No recordaba haber estado nunca tan fría. Sus dedos estaban entumecidos dentro de sus guantes, y sus pies se sentían como tocones mientras caminaban contra el viento, con la cabeza inclinada mientras seguían sus rastros. "Allí," ella dijo y señaló el agujero negro enfrente de ellos. "Lo veo," Bobby gritó y aceleró el paso, tirando del esquiador entre ellos. Se detuvieron en la entrada, ambos sacando las linternas de sus mochilas. Dirigieron la luz alrededor del espacio, y luego entraron y se echaron a reír de alivio. Allí, en el centro del pequeño espacio, había un círculo de fuego y contra una pared había una pila de leña vieja, seca. "Jesús, no lo puedo creer," Bobby dijo y su voz resonó contra las paredes. "Yo tampoco. Vamos, vamos a encender una fogata." Arrojaron sus mochilas en el suelo y rápidamente rompieron la madera seca. Chris tomó un poco de papel higiénico de su mochila e hizo pqueñas bolas y lo colocó en el centro del círculo. Bobby apiló pequeños palos y alguna corteza seca y ella prendió un fosforo y pronto la llama lamió con avidez en la madera seca. Bobby puso más, gradualmente construyendo una hoguera caliente. Chris tomó su saco de dormir y la manta de Kenny y lo acercó al fuego. Ella casi gritó cuando él le habló. "Dónde estoy?" él susurró. "¡Jesucristo!"

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Ella buscó su linterna e iluminó su cara. Él cerró los ojos contra la luz brillante, y ella la apagó. "Somos de Búsqueda y Rescate," ella explicó. "Dónde está Michael?" "Él está bien. Pero en este momento, tenemos que conseguir calentarte." Ella se giró a Bobby. "Ayúdame a llevarlo cerca del fuego." Lo jalaron lo más cerca que se atrevieron, entonces ella y Bobby se quitaron sus guantes y sostuvieron sus manos sobre las llamas, ignorando el ardor mientras se calentaban. "Nunca he tenido tanto frío antes, McKenna." "Soy prácticamente una paleta yo misma." Miró a su esquiador lesionado. "Hey, cuál es tu nombre?" "Kenny. Kenny Walker," él dijo. "Qué día es hoy?" "Es Sábado ... no, Domingo." "Que mes?" "Seguro que hay una razón para esto?" él preguntó. "¿Que mes?" ella preguntó de nuevo. "Noviembre y no me pidas la fecha. Siempre se me olvida la maldita fecha durante el fin de semana," él dijo y le ofreció una sonrisa. "Bien. Bueno, te declaro libre de una conmoción," ella dijo, y luego se volvió a mirarlo a la cara. Él cerró los ojos contra la linterna. "Pero, probablemente vas a necesitar algunos puntos aquí." Ella tocó el área sensible alrededor de la herida y él hizo una mueca. 258

"Me debo haber caído," él dijo. "Realmente no lo recuerdo. Me perdí regresando. Estaba supuestamente reuniendome con Michael de regreso donde el sendero se desvía." "No te preocupes por ello ahora. Vamos a estar bien." "Pensé que iba a morir," él dijo. "Eres un maldito afortunado que no lo hiciste. Fue pura suerte que descubrimos los rastros fuera del sendero antes de que nos regresaramos," Bobby le dijo. "Tiene razón. He visto la hipotermia matar en mucho menos tiempo," Chris dijo. Ella sacó su botiquín de primeros auxilios y empezó a limpiar la herida. "Permiteme ponerte una mariposa (*)   en esto, entonces tenemos que conseguir algo caliente en ti." Ella sintió sus mejillas con ambas manos. "Todavía estás demasiado frío." "Sí. Estoy empezando a temblar," él dijo. "Eso es una buena señal. Tu cuerpo está funcionando de nuevo, tratando de entrar en calor." Ella se volvió a Bobby. "Pon un poco de agua a calentar. Tengo algunas bolsas de té en alguna parte." Ella limpió la herida en la cabeza y puso dos vendas de mariposa para cerrarlo lo mejor que pudo. Bobby llenó una de sus ollas con agua y lo colocó sobre la pequeña hornilla de gas que él siempre cargaba y Chris llenó otra olla y la colocó cerca de la fogata. Tendrían té primero, luego una comida caliente. Fue sólo entonces, mientras se ocupaban, que pensó en llamar por la radio. "Será mejor que llamé a Roger. Él probablemente esta perdiendo la cabeza." Ella abrió su anorak y agarró la radio, sólo para encontrar la funda vacía. "Mierda. Bobby, dime que tienes la radio," ella dijo. "No," él dijo, sacudiendo la cabeza. (*) Tipo de vendaje que sirve para mantener un corte cerrado 

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"Mierda," ella dijo de nuevo. Dejó que el haz de la linterna zigzageara por el suelo, esperando que se hubiera caído en la cueva, pero sabía que no era así. "Debo haberla perdido a lo largo del arroyo. Dios sabe que me caí bastante." Ella silenciosamente se maldijo a sí misma. La última vez que había hablado con Roger, tenían prisa para ponerse en marcha y ella no había podido asegurarla en la funda. Simplemente la había metido sin pensar. Bueno, no serviría de nada preocuparse por ello ahora. No había nada que pudieran hacer. Con suerte, Roger no pensaría lo peor. Capítulo Cuarenta y uno Jessie sabía que era una locura estar fuera en este tiempo, pero no quería pasar la noche sola. Se arrastró a través de la ciudad desierta, tratando desesperadamente ver a través de la nieve. Ella había conducido en bastantes nevadas para saber mirar a través de la nieve en el camino o llegar a estar hipnotizada por los copos a medida que rodean su coche, pero nunca había conducido en una tormenta de nieve. Pasó la casa de huéspedes en el borde de la ciudad, el estacionamiento lleno. La mayoría de los huéspedes estaban quedandose durante otra noche ya que las carreteras que se dirigen de regreso a la ciudad ya estaban cerradas. Ella disminuyó hasta casi detenerse mientras se acercaba al camino forestal que la llevaría a Annie. Su tracción de las cuatro ruedas sostenida mientras doblaba la esquina, pero el camino estaba completamente cubierto de nieve y trató de mantenerse en medio por miedo a derrapar a los costados y quedarse atascada. Casi tiró el buzón de Annie mientras giraba hacia el camino de entrada, su defensa trasera fallando por pulgadas, y bombeó los frenos, llegando a una parada al lado de la casa. Ella soltó el apretón de muerte que tenía en el volante, y dejó escapar un suspiro de alivio. Agarró la bolsa de noche del asiento trasero, cerró la puerta y corrió por los escalones. Annie había abierto la puerta antes de que pudiera llamar y se apresuró a entrar en la casa caliente. "Jessie, gracias a Dios," Annie dijo. "No deberías haber estado conduciendo en eso. La radio dice que las carreteras son un desastre." "Bueno, no están mintiendo," dijo mientras se quitó el anorak. 260

Annie se lo quitó y lo colgó en el perchero junto a la puerta. "Sientate junto al fuego. Te voy a traer una copa de vino." Jessie asintió y se puso de espaldas al fuego, sus manos tendidas detrás de ella. Ella cerró los ojos. Estaba tan preocupada por Chris. Seguiría luchando contra la tormenta de nieve en los senderos o habría encontrado refugio? Ella no quería pensar en la posibilidad de ningún refugio. Estaría por debajo de cero por la mañana, por no hablar de la sensación térmica. "Me alegro de que estés aquí, Jessie, pero estaba preocupada por ti manejando en esto. Por qué no sólo fuiste con Chris? Estoy segura de que no le hubiera importado que te quedaras con ella." "Chris está en la montaña, Annie," Jessie dijo. "Qué? En esto? Oh, no." dijo. "Alguien resulto herido?" "Dos esquiadores se separaron en el Nevada Trail. Uno de ellos regreso. Chris y Bobby fueron a buscar al otro," ella declaró, su voz plana. "Sin duda, la tormenta ... sabían que iba a golpear," Annie dijo. "No pueden tratar de esquiar en esto." Jessie escuchó la preocupación en su voz, pero no tenía palabras de consuelo. "Roger perdió contacto por radio. Había demasiada estática. Él dijo que iba a llamar tan pronto como supiera algo," dijo en voz baja, sintiendo su voz atrapada. "Oh no." Annie se dejó caer en el sofá. "Jessie, no hay que pensar en lo peor. Chris esta entrenada, conoce la montaña. Ella sabrá qué hacer," Annie dijo con firmeza, pero en un tono bordeado con preocupación. Jessie la miró a los ojos. "Crees eso?" "Sí." Ella ofreció una pequeña sonrisa. "En caso de que no lo hayas notado, Chris puede ser muy terca. No dejará que esta tormenta tome lo mejor de ella. "

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"Espero que tengas razón, Annie." Ella miró su reloj. Una hora y media desde que se habían marchado de Roger. "Voy a llamar, sin embargo. Sólo en caso de que tenga alguna noticia." Jessie se acercó al teléfono y Annie la miraba, sorprendida por su evidente preocupación por Chris, una mujer que sólo había conocido un breve periodo de tiempo. "Soy Jessie. Algo nuevo?" ella preguntó. Annie podría decir por la caída de los hombros de Jessie que no había noticias. "Qué quieres decir?" Una pausa. "Hay estática en la línea, Roger. Déjame darte mi número de celular. Prometes que vas a llamar al instante que sepas algo?" Annie escuchó como Jessie recitó su número, luego esperó mientras Roger habló. "Lo sé, Roger, pero estoy casi volviéndome loca aquí. No sé lo que ella te dijo ... bueno, entonces entiendes mis sentimientos." Annie observó a Jessie colgar el teléfono, entonces bajo su copa de vino de un trago. "Qué es?" ella preguntó. "No hay retroalimentación de la radio en absoluto. Ella ni siquiera trata de reconocer su transmisión," dijo en voz baja. Ella estaba al borde de las lágrimas y se dirigió rápidamente a la cocina y volvió a llenar su copa de vino. Oh, su dulce Chris, por favor que esté bien. "Jessie, eso no significa que algo les ha ocurrido," Annie dijo detrás de ella. "La radio podría haberse congelado, la tormenta podría bloquear la transmisión, lo que sea." "Lo sé," dijo en voz baja. Dios, ella no quería llorar enfrente de Annie. Cómo iba a explicar las lágrimas a Annie? "No me di cuenta que Chris significaba tanto para ti," dijo.

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Jessie se dio la vuelta y se encontró con sus ojos interrogantes. "Nos hemos hecho cercanas," dijo simplemente. Ella sintió una lágrima deslizarse por su mejilla, y finalmente cedió a ellas. "Simplemente la he encontrado. No puedo perderla ahora," ella exclamó. Annie envolvió sus brazos alrededor de Jessie llorando, tranquilizándola, sin tener ni idea de lo que Jessie estaba hablando. "Shhh, todo estará bien. Ven, vamos a sentarnos junto al fuego. Luego me puedes decir lo que te tiene tan molesta." Jessie siguió aturdidamente detrás de Annie y se sentó en el borde del sofá. Se quedó mirando el fuego, secándose las lágrimas restantes. Oh, ella anhelaba que Chris estuviera aquí, para consolarla. "Jessie?" Giró sus ojos a Annie, preguntándose cuál sería su reacción? Estaría disgustada? Sorprendida? Decepcionada? "Chris es muy importante para mí, Annie," dijo en voz baja. "Somos ..." Qué? Amantes? Por supuesto. Pero eran más que eso. "Se han convertido en buenas amigas, Jessie. Tenía la esperanza de que lo harías," Annie dijo. "Somos más que amigas, Annie. Chris y yo ... somos amantes," confesó. En la expresión de sorpresa de Annie, ella continuó rápidamente. "Sé que no entiendes, y esto es probablemente una sorpresa para tí, pero Chris y yo ... bueno, tenemos esta conexión entre nosotras. Estuvo ahí desde el principio. Y nunca he necesitado a nadie como la necesito a ella. Nunca he tenido a nadie en mi vida, Annie, pero necesito a Chris en mi vida." Sintió las lágrimas caer de nuevo y las apartó. "Y no puedo perderla ahora." Annie asintió con la cabeza, por una vez completamente pérdida por las palabras. Decir que las palabras de Jessie la habían conmocionado sería un

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euferismo. Ella sabía que había una familiaridad entre ellas, pero aún así, no creía que hubiera habido tiempo suficiente para que exploraran este tipo de relación. "Por favor di algo." "Sé que Chris es lesbiana. Ella me lo dijo hace un tiempo. Simplemente nunca se me ocurrió que tú eras, supongo. O es sólo a causa de Chris?" preguntó vacilantemente. Jessie sacudió la cabeza. "No es sólo Chris, Annie. Nunca he tenido un amante antes, sólo he tenido parejas sexuales. Pero siempre mujeres." Annie tomó una profunda respiración. "Debido a Jack?" Jessie se encogió de hombros. "Tal vez. No lo sé. Sólo que no tengo ninguna atracción hacia los hombres. Pero Chris rompió todas mis barreras, me hizo sentir algo, me hizo querer algo. Ella me ha dado la esperanza de que podría tener amor en mi vida." "Estás enamorada de ella?" Annie preguntó en voz baja, sin realmente entender. "No sé lo que se siente estar enamorada, Annie. Sólo sé que duele dentro pensar que podría no volver a mí," susurró. Annie se acercó y tomó la mano de su hija y la sostuvo con suavidad. "No sé por qué me sorprende. Chris tiene una forma sobre ella, es tan encantadora. Y no he sido completamente ciega a las miradas que pasan entre ustedes dos a veces." Ella apretó la mano de Jessie. "No estoy demasiado vieja para apreciar un buen romance. Así que dime, eso era la otra noche cuando cenamos aquí?" Jessie se ruborizó y Annie se rió. "Roger no podía encontrar a Chris a la mañana siguiente. Eso debido a que ella estaba contigo?" "Sí."

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Annie sonrió a la vergüenza obvia de Jessie. No podía esperar a tener a Chris a solas. Oh, las burlas serían implacables. Capítulo Cuarenta y dos Bebían té caliente mientras esperaban a que el agua hirviera para sus cenas. Kenny estaba sentado con ellos junto al fuego, sus ojos mirando el remolino de nieve alrededor de la abertura de la cueva. El sabía que tenía suerte de estar vivo. "Por qué no hay más humo aquí?" él preguntó. "No es una cueva real. Fue formada por piedras caídas, un afloramiento. Simplemente levantadas y deslizadas a través de las grietas," Chris dijo. "Se siente calor aquí." "Las rocas absorben el calor." Ella alcanzó su mochila y leyó la temperatura del termómetro atado en la parte posterior. "Unos cálidos treinta y tres grados, si puedes creer eso. Está probablemente en un solo dígito afuera." Permanecieron en silencio mientras observaban la nieve y escucharon el aullido del viento. Pronto, sería demasiado oscuro para ver el exterior, pero estaban calientes, tenían comida, y la fogata les hacía compañía. "Creo que el agua esta lista," Bobby dijo. Tomó la olla de la pequeña estufa y la dejó en el suelo. Chris sostuvó la linterna por él y abrió dos de los paquetes liofilizados y los arrojó en el agua. Chris puso otra olla a hervir y Bobby cubrió la suya y la dejó a un lado. Echó un vistazo a su reloj. Ocho minutos para cenar! "Esta es nuestra," él dijo a Kenny. "Ella tiene alguna mezcla de pastas sin carne." Estaba completamente oscuro afuera en el momento en que terminaron de comer, aunque eran apenas después de las cinco. Las oscuras nubes rodeando la montaña y el viento y la nieve continuaron torrencial en las rocas, pero se mantuvieron calientes. Bobby dió su saco de dormir a Kenny, quién ya estaba dormido. Él tendría que arreglarselas con su anorak y la manta de lana.

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"Crees que él estará bien?" Bobby preguntó. "Sí. Le tomara unos cuantos días para recuperar su fuerza de nuevo. Me sorprende que fuera capaz de sentarse como lo hizo." "Bueno, sé que es temprano, pero estoy jodidamente cerca de agotado," él dijo y se instaló debajo de su anorak. "Lo sé. Siento como si pudiera dormir doce horas." Ella se levantó y se puso su abrigo de nuevo. "Tengo que hacer pis," ella dijo. "No vayas lejos," Bobby advirtió. "No te preocupes. Sólo voy a ir lo suficientemente lejos para colgar mi trasero fuera," ella dijo y se rió. Más tarde, mientras los demás dormían, Chris añadió otro pequeño tronco al fuego y se quedó mirando hacia la noche. El viento se había calmado un poco, pero la nieve seguía cayendo. Ella imagino que todo el mundo estaba bastante preocupados por ellos. Especialmente Jessie. Se maldijo por no llamarla antes de que se fueran, pero no había habido ningún momento. Y por ella la radio se perdió. Esa fue una estupidez. Finalmente se metió en su saco de dormir, dejando que los pensamientos de Jessie la calentaran. Iría ella con Annie esta noche? O se quedaría en su cabaña, esperando? Pizza congelada. Chris sonrió. Ella daría cualquier cosa por estar sentada frente al fuego comiendo pizza en este momento. Y luego, más tarde, acurrucada bajo las sábanas. Ella cerró los ojos y escuchó el crepitar del fuego, recordando las manos de Jessie en ella, ansiosas manos que casi había arrancado la camisa de su cuerpo en su prisa por tocar. Manos suaves que acariciaron sus pechos, guiándolos a una boca esperando. El calor se apoderó de Chris al pensar en esa boca y todo lo que le haría a ella.

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Se dio la vuelta, tratando de sofocar el dolor dentro de ella. ¿Y si nunca fuera a ver a Jessie de nuevo? Nunca sentir su toque? Ellos podrían muy bien haber muerto de frío ahí fuera. No quería pensar en lo cerca que habían estado. Si no fuera por esta cueva ... El sueño finalmente la reclamó y se durmió profundamente hasta el amanecer, cuando el frío de la mañana invadió la pequeña cueva. Ella abrió los ojos y Bobby ya estaba tratando de avivar el fuego de nuevo. "Buenos Días, McKenna," él dijo, su aliento helado arremolinándose en torno a él. Miró a Kenny, que aún dormía, luego se sentó y agarró el termómetro. Diez. Cuando la fogata se apagó, no había tenido mucho tiempo para que el frío se colara en su interior. "Debes haber tenido frío sin un saco de dormir," ella le dijo. "Dormí como un tronco hasta hace casi una hora. Yo estaba temblando y me desperté." Él tenía un pequeño fuego en un abrir y cerrar de ojos, añadiendo lo que quedaba de la corteza y palos pequeños. Luego, él sacó su pequeña estufa y se puso a hervir agua para el té. "Necesito hacer pis pero hace demasiado frío," él dijo. "Tú?" "Sí, pero puedo esperar," ella dijo. Se recostó y puso su saco de dormir más firmemente a su alrededor. "La nieve se ha detenido." "Sí. Esta despejado," él dijo. Se puso de pie y levantó las manos en el fuego por un minuto. "Está bien, voy a salir. Deséame suerte."

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Ella sonrió y asintió, finalmente haciéndose salir del saco de dormir. Ella fue a la fogata y se puso en cuclillas junto a ella, calentándose las manos. Kenny se agitó en su bolsa y se incorporó. "Pensé que estaba soñando, pero estoy realmente aquí," él dijo, con la voz ronca por el sueño. "Oh, sí, estás realmente aquí y tienes al menos ocho millas para poder salir de aquí. Con suerte van a enviar a alguien para buscar por nosotros," ella dijo, mirando hacia la entrada. "Y esperemos que estén en motos de nieve, pero no te atrevas a decirle a Bobby que dije eso. Normalmente odio las motos de nieve." Una hora más tarde, después del té caliente y desayuno, empacaron. Dieron a Kenny un par de raquetas y Chris y Bobby se turnaron en los esquís, rompiendo un rastro. Bobby estimó que por lo menos tres pies de nieve habían caído, y tendrían que ir despacio. Chris de nuevo esperaba que alguien iba a venir. No creía que Kenny tuviera la fuerza para recorrer ocho millas. "Listo?" ella preguntó, y salieron de la cueva detrás y se aventuraron hacia fuera en el frío. Capítulo Cuarenta y tres Jessie despertó con un sobresalto, consternada que el sol ya estaba en lo alto. No se había planeado dormir tanto tiempo. Se incorporó rápidamente, luego sostuvo su cabeza. Demasiado vino anoche. Se puso el pantalón de chándal y se apresuró a bajar, oliendo el dulce aroma del café de crema irlandesa. Annie de pie en la encimera, la taza en la mano, cuando Jessie entró. Podía decir por la mirada en los ojos de Annie que había escuchado algo. "Qué es?" "Use tu pequeño teléfono para llamar a Roger. Las líneas telefónicas están caídas. Todavía no han hecho ningún contacto por radio con ellos," Annie dijo. "Él ha enviado a Matt y Greg afuera en las motos de nieve, aunque no está seguro de qué tan lejos pueden llegar. Hay una gran cantidad de nieve, Jessie." 268

Jessie miró afuera por la ventana y por un momento, se olvidó de sus preocupaciones sobre Chris. La escena exterior era perfecta Navidad. Prístino, aún así, la nieve brillando en la luz del sol y todos los árboles colgando bajo, apenas una rama verde podría ser vista. Luego miró de nuevo, más cerca. La mesa de picnic bajo el gran cedro estaba en ninguna parte de ser encontrada y el alimentador de aves de Annie ahora se encontraba apenas a dos pies de la nieve. Se volvió hacia Annie. "Cuánto?" "Es difícil de decir, con el viento haciendo flujos. Roger dijo que hay diez pies en frente de la estación de guardabosque. Él piensa que al menos cuatro pies en las montañas, tal vez más." "Jesús," Jessie murmuró. "Bueno, tengo que hacer algo. No puedo sentarme aquí sin saber." "No hay nada que puedas hacer, hija" Annie dijo con firmeza. "Ellos van a estar todo el día tratando de despejar las carreteras. Ahora, un poco de café y te haré algo para desayunar." Jessie la miró con consternación y Annie añadió: "Nos va a mantener ocupadas, si no otra cosa." Jessie se sentó a la mesa y tomó el café de Annie. Ella trató de no pensar que no podría nunca ver a Chris de nuevo. Ella cerró los ojos, tratando de mantener sus lágrimas. Annie vio que sus hombros temblaban y se secó las manos y fue a ella. Se paró detrás de ella y la rodeó con sus brazos alrededor de sus hombros, tratando de encontrar las palabras para consolarla. "Jessie, crees que Chris te ama?" preguntó en voz baja. Jessie abrió los ojos, girando la pregunta en su mente. Chris la amaba? Ella nunca lo había dicho. Dijo que se preocupaba por ella, pero era la misma cosa? Entonces pensó en la forma en que Chris la miraba, la forma en que la tocaba, la forma suave en que hacía el amor con ella. "Sí, creo que tal vez ella me ama," susurró.

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"Creo que ella lo hace, también. Y si ella te ama, hará todo para poder volver de nuevo a tí. Debes creer eso. Sé que Chris está bien. Lo siento en mi corazón," Annie dijo. Y ella lo hizo. Capítulo Cuarenta y cuatro Oyeron el rugido de las motos de nieve en la distancia y se detuvieron, mirandose el uno al otro y sonriendo. "Nunca pensé que me encantaría el sonido de esas malditas cosas," Chris dijo a Bobby. Él se rió. "Y nunca n unca pensé que iba a oírte decir eso." Habían estado en el sendero tres horas, pero sólo habían hecho un par de millas, en el mejor. Habían perdido el de Nevada Trail y habían continuado siguiendo el arroyo, o lo que pensaban que era el arroyo, durante casi una media hora antes de retroceder. La vista de Sierra Peak era demasiado visible para estar en el camino correcto. De Nevada Trail, sólo la cima del pico podía verse. Chris sacó la brújula de su mochila y trató de orientarse. Dieron marcha atrás y ella y Bobby fueron en direcciones opuestas, buscando señalizaciones en los árboles. Finalmente encontraron una y subieron la larga cuesta hasta el cruce de South Rim Trail, sólo para encontrar que no sabían dónde desaparecía el cruce. No pudieron encontrar más señalizaciones. Todos los árboles estaban cargados de nieve, sus ramas colgando cerca del suelo. Nada parecía familiar para ellos, entonces simplemente se acercaron a los árboles, hundiéndose mucho más allá de la cintura. Ellos usaron sus bastones de esquí para desprender la nieve hasta que encontraron una señalización. Una vez que estuvieron en la dirección correcta, tomaron la brújula y el mapa, tratando de evaluar dónde estaba el sendero. Cada varios cientos de pies, Bobby iba a los árboles de nuevo para buscar señalizaciones, sólo para asegurarse de que estaban en el camino correcto. Continuaron, atentos a la proximidad de las motos de nieve. Fue otra hora antes de que los descubrieran y se abrazaron y aplaudieron cuando Greg y Matt se detuvo a pocos pies delante de ellos.

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"Bueno, seré," Matt dijo. "Mírate! No están congelados en absoluto," él dijo y se rió. "Me alegro de que estén bien," él dijo con seriedad. "Estamos encantados de verte," Chris dijo. "motos de nieve y todo." "Te he escuchado bien, McKenna?" Greg preguntó, una enorme sonrisa en su rostro. "Pensé que odiabas estas malditas cosas?" "Sí. Y no puedo esperar a llegar en esa maldita cosa." Bobby tomó a Kenny en una moto de nieve y Chris, después de besar tanto a Greg y Matt de lleno en la boca, tomó la otra, dejando detrás de ellos los esqui. Llamaron por radio a Roger con las buenas noticias, luego siguieron las huellas de las motos de nieve abajo por la montaña. Teniendo en cuenta el tiempo que les hubiera llevado en los esquís, parecía que en un abrir y cerrar de ojos todos estaban en el comienzo del sendero. Siguieron el camino a la ciudad, la mayoría de los edificios irreconocibles bajo el pesado manto de nieve. "Mira esa acumulación, McKenna," Bobby gritó, señalando el montón de nieve que cubría las ventanas de la estación de guardabosque. En cuestión de minutos, estaban parados en el calor de la estación de guardaparques, contando su historia. "Nunca he escuchado hablar de una cueva estando ahí afuera, McKenna," Roger dijo. "Bueno, Jack sabía de ellas," ella dijo. "Llevó a Jessie allí cuando era joven." "Eres una maldita afortunada, chica," él dijo, y luego la abrazó por tercera vez. "Cómo pudiste haber perdido la radio?" "Oh, no lo sé. Hubo una tormenta de nieve soplando, yo estaba agotada, mis manos estaban congeladas. Demonios cómo crees?," ella preguntó y se rió con él. Era fácil reírse ahora. Estaban a salvo. Él la llevó a un lado y puso su brazo alrededor de ella. "Estaba enfermo de preocupación, McKenna," él dijo con seriedad. "Y necesitas llamar a Jessie. Está con 271

Annie. Les llamé al momento y les dije que te habíamos encontrado, pero ella esta bastante afectada por esto." Chris asintió. "Oh, y tienes que usar tu celular. Las líneas telefónicas están caídas." "Mi teléfono está enterrado en mi Jeep, Roger. Al menos, creo que ese pedazo por ahí es mi jeep." "El mío está en mi escritorio." Ella cerró la puerta detrás de ella, relajandose durante un minuto antes de descolgar el teléfono. Ella buscó en su memoria por el número de Jessie, entonces lo encontró escrito en una nota sobre el escritorio de Roger. El teléfono fue respondido en el primer timbrazo. "Gracias a Dios, que eres tú. Estás bien? Todavía tienes todos los dedos de manos y pies?" Annie preguntó. "Todos presentes, aunque todavía no estoy completamente descongelada." "Una copa de brandy y un buen fuego harán maravillas. Ahora, déjame traerte a Jessie. Ella ha estado, bueno, ha estado casi enloquecida, pensando que te había perdido. Aquí." Chris no tuvo tiempo para que las palabras de Annie se registraran. Otra voz la llamó. "Chris ... amor," Jessie susurró. "Estás bien, verdad?" "Estoy bien." "Sabes, McKenna, perdiste nuestra cita a cenar. Una pizza congelada por el caño," dijo a la ligera.

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"Es curioso que digas eso. Anoche, mientras estaba tratando de dormir, estaba pensando que daría cualquier cosa por estar sentada junto al fuego contigo, comiendo la maldita pizza." "Tenía tanto miedo por ti, Chris. Annie ha tenido que aguantar mis ataques de llanto," ella dijo. "Creo que está lista para que me vaya." "Estabas llorando?" Chris preguntó. "Por qué llorabas?" "Tenía miedo de que nunca volvería a verte. Tenía miedo de que no ibas a volver a mí,  y aún había muchas cosas que quería decirte. Y temía que no iba a tener la oportunidad." Chris sonrió, preguntándose si Annie estaba de pie allí escuchando. Esta conversación no era exactamente entre amigas. "Encontramos tu cueva, por cierto. Es lo único que nos salvó." "Chris, yo ..." Ella vaciló. Las palabras que quería decir no se hicieron para el teléfono. Además, pensó que Annie estaba disfrutando de la conversación demasiado. "Cuándo puedo verte?" "Espero que esta noche, Jessie. Realmente quiero ... necesito estar contigo esta noche," dijo en voz baja. "Voy a ir a tu cabaña tan pronto como las carreteras estén lo suficientemente despejadas. Y McKenna?" "Sí?" "En realidad no hay necesidad de que te vistas," susurró. Se sentó allí con una sonrisa tonta en su cara cuando Roger metió la cabeza en el interior. "Todo bien?" "Todo está muy bien, Roger." 273

Él se sentó en una de las sillas de visitante y la estudió. Ella sabía que debía estar horrible y se pasó una mano por el pelo despeinado. "Jessie estuvo aquí ayer. Vio tu Jeep, pensaba que estabas aquí," él dijo. "Ella escuchó las últimas transmisiones de radio y la sacudió bastante mal cuando pensamos que te habíamos perdido." Él se frotó la pesada barba en el mentón, la evidencia de que no había ido a su casa anoche. "Fue una estupidez de mi parte no asegurar la radio, Roger, pero era el infierno puro allí afuera," ella dijo con sinceridad. "No me importa decir que estaba bastante asustada," admitió. "No lo dudo. Estábamos todos asustados por ti. Has hecho un gran trabajo, salvando la vida de ese hombre. Él es un maldito afortunado de que estabas tú ahí y no Hatcher o alguien más. Habrían estado más preocupados por su propio pellejo y al diablo con un esquiador perdido." "Oh, no lo sé. Bobby nunca sugirió ni una vez que nos dieramos por vencidos. De hecho, le pregunté varias veces si quería regresar y no lo hizo." "Eso se debe a que has tomado bajo tu ala a Bobby y él le idolatra," él dijo. "No, él sólo se preocupa por las cosas, ya sabes. Él es perfecto para SAR." Ella se echó hacia atrás en su silla y se relajó. "Roger, quiero ponerlo en un salario. A tiempo parcial, si no otra cosa. Él hace demasiado como para ser un voluntario," ella dijo. "Lo sé. Ya he puesto una solicitud. Con Hatcher fuera de aquí en unos pocos meses, vamos a tener espacio en el presupuesto." Él se levantó y le sonrió, entonces alzó una ceja. "Supongo que tienes planes para esta noche?" "Mis planes incluyen un fuego caliente, algo alcoholico para beber, estoy pensando en brandy. Y por supuesto, un cuerpo femenino muy cálido, muy suave para curar con besos mis dolores y molestias." Roger se ruborizó y se apresuró hacia la puerta. 274

"Jesús, McKenna, no necesito detalles!" Capítulo Cuarenta y cinco Jessie condujó cuidadosamente por la carretera parcialmente despejada. Parecía como una eternidad antes de que las máquinas quitanieves lo hicieran en el camino de Annie. Ella realmente no tenía idea de la profundidad de la nieve hasta que estaba afuera en ello. La nieve fue amontonada en cada lado de la carretera y no había vallas visibles que pudiera ver. Ella hizo su camino más allá de la cabaña de Mary Ruth y se preguntó cómo le había ido. Su auto aún estaba enterrado. En el camino de la cabaña de Chris, era sólo un túnel largo de nieve y estacionó detrás del jeep de Chris, que todavía estaba cargado de nieve. Era casi de noche cuando llegó allí y algunas estrellas ya estaban parpadeando en el despejado cielo frío. Tiró del anorak firmemente alrededor de ella y corrió hacia la puerta, deteniéndose sólo un momento antes de llamar. Chris la llamó y ella entró en la cálida habitación, la chimenea encendida con vehemencia. Chris estaba acostada en el sofá, una almohada metida debajo de su cabeza y Dillon acurrucado en su estómago. Sus ojos se encontraron y se sostuvieron, una lenta sonrisa se formo en la cara de Chris. "Hola." Jessie asintió, sintiendo la garganta amenazando con cerrarse. Estaba nerviosa. Tan nerviosa como alguna vez había estado en su vida. Y si estaba equivocada acerca de Chris? Qué pasa si Chris se reía de ello, culpando a la tormenta de nieve? Ella se quitó el anorak y lo dejó caer al suelo. "Chris ... yo ... hay algo que quiero decirte. Necesito decirtelo," ella comenzó. Se quedó parada firmemente arraigada en la puerta, sus piernas negandose a llevarla más cerca a Chris. "Puede que no quieras escucharlo." Chris se incorporó pero aún agarrando a Dillon en su regazo. Ella no tenía idea de lo que venía, pero Jessie parecía a punto de salir corriendo a través de la puerta. "Está bien. Qué es?" preguntó vacilantemente.

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"Soy yo ... somos nosotras," dijo. Ante la mirada asustada de Chris, ella se apresuró. "No sé lo que tú quieres, pero ... yo ... oh, diablos, McKenna, quería advertirte esto ... creo que estoy enamorada de ti. Al menos, creo que eso es lo que es. Y yo quería darle una oportunidad de zafarte o decirme que he perdido la cabeza antes de que diga algo realmente estúpido o ... " "Te amo, también," Chris dijo en voz baja, interrumpiendo su discurso un tanto caótico. "Qué?" "Ven aquí." "Qué dijiste?" Jessie susurró. Una suave sonrisa se dibujó en el rostro de Chris y se puso de pie, caminando lentamente la corta distancia hasta la puerta. "Quieres que lo diga otra vez?" Jessie asintió en silencio. "Estoy enamorada de tí. Tú consumes mis pensamientos, día y noche. Y cuando te miro a los ojos, veo mi vida allí. Veo todo lo que me importa, y no tiene nada que ver con este lugar o este trabajo, o Annie o la maldita tormenta de nieve. Es sólo tú y yo  y el amor que siento por dentro por tí." Jessie sabía que estaba llorando. Podía sentir las lágrimas en su rostro, pero no podía apartar la mirada de los claros ojos azules, tan cerca de los suyos. Ojos azules que ardían con amor ... por ella. "Eso fue lo más hermoso que nadie me ha dicho nunca," susurró. Ella fue capaz de moverse entonces. Moviéndose a los brazos que se abrían para ella. Ella hundió la cabeza en el cuello de Chris y dejó que sus lágrimas cayeran. Nunca en su vida pensó merecer esto. Ni una sola vez creyó que alguna vez encontraría esto.

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Chris sintió su alma abrirse y tomó a Jessie adentro. La llenó con tanta alegría que ella dolía de eso. Ella levantó suavemente la cabeza de Jessie y besó las lágrimas, finalmente encontró sus labios y colocó suaves besos allí. "Déjame hacerte el amor," susurró. "Déjame enseñarte lo mucho que te amo." El dormitorio estaba a oscuras, y Chris se detuvo para quitar las mantas antes de desvestir en silencio a Jessie que estaba de pie aturdida ante ella. Ella rápidamente se deshizo de su propia ropa y se echó hacia atrás, tirando de Jessie con ella. Tan pronto como sintió el peso de Jessie asentado encima de ella, estaba perdida. Hacer el amor suave y lento que había planeado se desvaneció cuando la voraz boca de Jessie encontró la de ella. Las lenguas se enfrentaron y Chris les dio la vuelta, sujetando a Jessie a la cama. Pero ella quería ir despacio. Ellas tenían todo el tiempo del mundo. Se sentó a horcajadas sobre las caderas de Jessie, presionando íntimamente contra ella cuando su boca encontró el seno de Jessie. Sus labios se cerraron sobre un pezón erecto y gimió de placer, amando la manera en que las manos de Jessie la sujetaron firmemente contra su pecho. Ella amamantó su pecho,  jugando con la punta con su lengua, sintiendo que se hinchaba en su boca. Jessie cerró los ojos, cediendo al tacto suave de su amante. Ella oyó el suspiro de satisfacción de Chris, la sintió moverse muy lentamente al otro pecho. Ella abrió los ojos, encontrando los azules que se cerraron mientras su boca se posó sobre ella. Una vez más Jessie pensó, que hizo para merecer esto? Sentía los labios de Chis moverse a través de su estómago, sintió el aire fresco en sus pezones todavía húmedos. Sus caderas se arquearon y presionaron arriba, sintiendo la humedad de Chris contra su muslo. Su mano se movió entre ellas, buscando la humedad con los dedos. Chris se incorporó, luego se recostó hacia abajo, guiando los dedos de Jessie en su interior. Jessie oyó el aliento siseante de Chris mientras sus dedos se envolvieron en la humedad. "Oh, sí ... se siente tan bien," Chris murmuró. Sus caderas se alzaron de nuevo y volvieron a bajar en la mano de Jessie, empalándose. Ella empujó los muslos de Jessie apartandolos, sus propios dedos deslizándose a través de la seda caliente, deslizándose dentro de Jessie en un rápido movimiento. Jessie respiró hondo y presionó sus caderas, tirando de Chris en su interior. Su ritmo se convirtió en uno mientras manos y caderas bailaban juntas, moviéndose 277

dentro y fuera la una de la otra en perfecta armonía. Ella abrió los ojos para encontrar a Chris mirandola. Los ojos de Chris estaban vidriosos, la boca ligeramente abierta mientras se esforzaba por respirar. Jessie estaba hipnotizada. Con la mano libre, encontró el pecho de Chris y apretó el pezón entre sus dedos. Ella observó los ojos de Chris cerrarse, miró inclinar la cabeza hacia atrás. La presión de sus caderas aumentó y Jessie tuvo problemas para mantener el ritmo. Sus dedos encontrandose con cada empuje de las caderas de Chris y sus propias piernas se abrieron más, permitiendo a Chris profundamente dentro de ella. Sintió los primeros temblores del cuerpo de Chris, sentidos músculos apretando sus dedos fuerte y finalmente cediendo a su propia liberación. Ella se permitió correrse, dejándola casi abrumada con su fuerza. Ella no podría haber frenado el grito si lo hubiera intentado. Mezclandose en el aire con el de Chris mientras sus caderas descendieron en Jessie para un último empuje. Ella cerró las piernas apretadas, manteniendo los dedos de Chris dentro de ella cuando Chris finalmente se tranquilizó, sus caderas asentandose de nuevo en la mano de Jessie. Su humedad corría por el brazo de Jessie y Jessie gimió. Se humedeció los labios, deseando que su boca estuviera allí en cambio. Se quedaron así por un momento, Chris todavía sentada en posición vertical, Jessie acostada de espalda, sus ojos entrelazados juntos. "Te amo," Chris susurró. "Te amo." Finalmente se movió, dejando que los dedos de Jessie se deslizaran lejos de ella. Ella retiró los suyos, entonces los llevó a la boca, lamiendo la humedad de Jessie de sus dedos. Jessie pensó que era la cosa más íntima que había visto nunca. Se estiró y colocó la boca de Chris en la suya, probándose a sí misma en los labios de Chris. Chris se acostó junto a Jessie y jaló las mantas sobre ellas. Ella reunió a Jessie en sus brazos y la besó suavemente en la húmeda frente. 278

"Estás bien?" Jessie asintió, "Eso fue ... hermoso." "Sí. Fue perfecto." Chris se inclinó y dio un suave beso en los labios de Jessie. "Le dije a Annie de nosotras," Jessie dijo pronto. "Qué? En serio? Estaba bien?" "Sí. Creo que estaba ... sorprendida. Aunque creo que probablemente sospechaba que había más en nuestra relación de lo que demostrabamos." "Jessie, por favor dime que no te iras. No vas a regresar a Nueva York." "No. Quiero estar aquí contigo. Quiero tratar de tener una vida juntas, si eso es lo que quieres. Eso es lo que quieres, verdad?" "Sí. Te quiero aquí conmigo siempre." Epílogo Annie hizo una pausa para recuperar el aliento, apoyada en un gran cedro. Habían pasado más de diecisiete años desde que había subió hasta Ridge Trail y era más pronunciado de lo que ella recordaba. Miró por encima del cañón, pensando en lo mucho que había cambiado en el último año. Jessie había construido una nueva casa a principios del verano, no muy lejos de Annie. Había dado a Jessie la mitad de los acres que su propia casa asentada y Jessie y Chris habían ido de excursión por todas partes, buscando el lugar perfecto en el cual vivir. Lo encontraron en la cuesta abajo de las montañas, a tope contra Sierra Peak. Un verde, frondoso valle extendido delante de la cabaña, y veían manadas de alces y ciervos en las tardes. Annie se unia a ellas a menudo para cenar, 279

viajando por el camino de tierra lleno de baches en el viejo jeep que Chris había encontrado para ella. Tomó un trago de agua de su cantimplora y siguió adelante, dejando la sombra del cedro y continuando por el sendero. No le había dicho a las chicas que venía aquí y no se había registrado en en el comienzo del sendero. Si Chris aparece y encuentra su nombre allí, ella estaría subiendo el sendero en un instante para comprobarla. Miró su reloj y frunció el ceño. Estaba tomando más tiempo del que había planeado y se suponía que debía estar con Jessie a las cinco para ayudar con la cena. Tenían una comida al aire libre y Roger y Ellen se unían a ellas, junto con Matt y esa linda chica de la cafetería. Oh, y Bobby. Él se estaba convirtiendo rápidamente en su favorito, con su buen aspecto juvenil. Todos eran buenos amigos y ninguno de ellos parecía lo más mínimo sorprendido cuando Jessie y Chris se fueron a vivir juntas. Bueno, los tiempos ciertamente habían cambiado. Annie estaba perdida en sus pensamientos cuando se detuvo repentinamente. Ella había pensado que no podría recordar, pero aquí estaba, la cornisa con la brecha en ella. Saltó con facilidad y respiró profundamente, viendo el acantilado debajo de ella, la profunda caída en el cañón abajo. Ella sintió que su vida había dado un giro completo. Por eso había llegado hasta aquí. O eso se dijo. Tal vez había llegado hasta aquí por la misma razón que Jessie tuvo en Agosto pasado. Para hablar con Jack. Para librarse de su fantasma. Por que alguna vez había llegado hasta aquí con él en absoluto, nunca lo sabría. Tal vez pensó que él era sincero, a pesar de que todos sus instintos le decían que no lo era. Después de que Jessie se había ido a la escuela, él había venido a ella. Él le dijo que tenían que hablar, que lo acompañara a los senderos. Ella había quedado estupefacta. Nunca antes ella había estado permitida en los senderos con él. Pero ella había aceptado. Tenían que hablar de su matrimonio y sobre Jessie. No hablaron en la caminata y ella tuvo que correr para mantenerse con sus pasos largos, decididos. En esta misma cresta, él había saltado la brecha y se situó cerca del borde, mirando por encima. "Ven a mirar," él había dicho.

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Y ella lo hizo, saltando la brecha tan fácilmente como él lo había hecho. Ella tenía desconfianza de él, sin embargo. Algo no estaba bien, lo sabía. La forma en que la miraba con esos penetrantes ojos negros. La forma en que sus labios estaban presionados juntos en sombría determinación. Él se giró hacía ella, una mueca en sus labios. "Pensaste que no me enteraría sobre tu anciano en San Francisco, verdad? Cómo pudiste? Cómo pudiste traicionarme a mí y a Jessie de esa manera?" Recordó la frente en alto, sin miedo. Durante demasiado tiempo, se había acobardado a él. "De la misma manera que me has traicionado por veinte años," ella le dijo. "Los hombres son diferentes," él escupió en ella. "Yo soy diferente. No eres más que una puta. No eres apta de vivir en la misma casa con nosotros." Ella instintivamente dio un paso atrás. Sus ojos eran tan negros. Él parecía loco y ella de repente tenía mucho miedo. "Tú no eres aptA para vivir en absoluto, Annie. Lo sabes, verdad?" Él se había dado la vuelto a ella y ella supo inmediatamente lo que él había planeado. Ella dio un paso atrás, sus manos extendidas. Recordó su malvada sonrisa cuando su largo brazo se había acercado a ella y su mano había capturado su pequeña muñeca. "Jack, no," ella le había suplicado. "No sabes lo que estás haciendo." "Sé perfectamente lo que estoy haciendo. Te voy a sacar de nuestras vidas para siempre. No nos mereces. Nunca has sido una esposa para mí, nunca una madre para mi Jessie. Debería haber hecho esto hace años." La atrajo hacia él con gran fuerza, sus pies dejaron la seguridad de la cornisa, y ella fue suspendida en el aire, pensando brevemente que todo sería rápido y no dolería demasiado. Un empujón por él y ella se iría por la lateral y en el cañón. Pensando ahora, ella sabía que fue su sonrisa y su risa que lo habían hecho. Él ya había pensado que había ganado de nuevo y ella estaba cansada de perder por él. Ella 281

curvó sus manos en garras y con rabia golpeó su rostro, sus uñas cortando en su piel, sacandole sangre. Él la dejó caer con fuerza y ella cayó sobre su espalda, sólo a pies del borde del acantilado. Él se limpió frenéticamente la sangre de la cara y ella rápidamente se levantó, y sin pensar, lo pateó en la ingle, su bota golpeándolo en ángulo recto entre las piernas. Tan fuerte, que él cayó de rodillas, el aire silbando entre los dientes. Él la había mirado entonces, ojos tan enojados que sabía que significaban que él la mataría con sus propias manos. Cómo fue él capaz de ponerse de pie, ella nunca lo supo. Pero él lo hizo, muy despacio. "¡Perra!" él le gritó a ella. "Cómo te atreves? Te arrepentirás ahora, Annie." Ella miró hacia el cañón, viendo todo tan claramente ahora. Hace diecisiete años, todo había sido un borrón. Cómo había ella saltado fuera del camino? Nunca supo. Pero ahora veía todo como si estuviera sucediendo de nuevo. Su cara estaba roja de rabia y sus ojos se encontraron, entrelazados juntos en la lucha. Él se había abalanzado sobre ella, tan rápido que ella no tuvo tiempo para pensar. Simplemente se dejó caer sobre su estómago, con la intención de protegerse a sí misma, pero él pasó por encima de ella, tropezando en el borde del acantilado, con un pie colgando, suspendido. Él había gritado una vez, un alto grito, de niña, y pareció recobrar el equilibrio. Annie se había girado a mirarlo y él había tendido la mano a ella mientras él oscilaba en el borde. "No! Por favor..." Ella se estiró hacia él sin pensar, pero fue demasiado tarde. Sus ojos se encontraron por un instante. Conmoción e incredulidad cruzaron su rostro cuando él se desplomó hacia atrás sobre el acantilado y en el cañón abajo. Cuánto tiempo ella se sentó allí, no lo supo. Todavía no lo sabía. Había caminado a casa. Nadie la vio. Estaba en estado de conmoción, sabía que mucho. Ella se había bañado y lavado la ropa y simplemente esperó por Roger para venir a decirle las malas noticias. Y él tenía.

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