RESUMEN Geertz, C. (2003). Descripción densa: hacia una teoría interpretativa de la cultura. En La interpretación de las culturas (págs. 19-59). Barcelona: Gedisa. Geertz, C. (2003a). El impacto del concepto de cultura en el concepto del hombre. En La interpretación de las culturas (págs. 43-59). Barcelona: Gedisa.
Descripción densa: hacia una teoría interpretativa interpretativa de la cultura. (20) Para Geertz, la intensión de su escrito es demostrar el concepto semiótico de la cultura, donde siguiendo a Weber, “el hombre es un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha tejido” considera el autor que la cultura consiste precisamente en esa “urdimbre”, donde su análisis no es una ciencia experimental que busca leyes universales sino interpretativa que busca significaciones. “Lo que busco es la explicación, interpretando expresiones expresiones sociales que son enigmáticas en la superficie.” Para el autor, comprender una ciencia es prestar atención a sus prácticas y no a sus descubrimientos. Para el caso de la antropología social, su práctica es la etnografía. (21) En términos de Gilbert Ryle, etnografía es “descripción densa”, que Ryle ejemplifica con los diversos significados significados de un guiño de ojo. El problema del conductismo, o de un “creyente en sentencias protocolares” protocolares” es que en cualquiera de los casos que se remiten a un guiño de ojo, la acción será descrita de la forma más escueta y evidente. (22) Esta descripción escueta la denominará Ryle como “descripción superficial”, mientras que la “descripción densa”, objeto de la etnografía será entonces: “una jerarquía estratificada de estructuras significativas significativa s atendiendo a las cuales se producen, se perciben perciben y se interpretan los tics, los guiños [… ] y sin las cuales no existirían (ni siquiera los tics de grado cero que, como categoría cultural , son tan no guiños como los guiños no son tics), independientemente de lo que alguien hiciera o no con sus párpados.” párpados.” (23) Lo que el antropólogo entiende como datos son realmente interpretaciones acerca de las interpretaciones que otras personas realizan y que no es visible en la “cosa misma”, en lo evidente. (24) El análisis de la descripción densa consiste entonces entonce s en “desentrañar las estructuras de significación” que Ryle entendía como “códigos establecidos” establecidos” y cuyo método de desciframiento se acerca más a la d el crítico literario. El etnógrafo se enfrenta a “una multiplicidad de estructuras conceptuales complejas” superpuestas superpuestas o entrelazadas y que le resultan extrañas y poco evidente. Para Geertz, la cultura no es un invento de la cabeza de alguien. Cuando la cultura es vista como acción simbólica pierde sentido preguntarse por su condición ontológica, su origen. (25) la pregunta que hay que hacerse es “por su sentido y su valor”. Así, la cultura se compone de estructuras psicológicas por medio de las cuales individuos y grupos guían su conducta. Según Goodenough: “consiste en los que uno debe conocer o creer a fin de obrar de una manera aceptable para sus miembros.” (26) “La cultura es pública porque la significación lo es” y en la medida en que Geertz postula esta premisa, valida las críticas contra las teorías personales de la significación propuestas por Husserl y Wittgenstein, afirmando que “la cultura consiste en estructuras de significación socialmente establecidas en virtud de las cuales la gente hace cosas […]” (27) Para acercarse a este conocimiento, el autor no pretende que el etnógrafo se convierta en su objeto de estudio, o lo imite, sino de establecer un diálogo con él: “La finalidad de la antropología consiste en ampliar el universo del discurso humano.” Lo que se ajusta bien al “concepto semiótico de cultura” como “sistemas de interacción de signos interpretables” interpretables” que el autor arriesga a llamar como símbolos. Para Geertz, la cultura no funciona como entidad a la que pueda atribuirse acontecimientos acontecimientos sociales, conductas o instituciones, cultura es un contexto donde cabe hacer inteligibles todos estos fenómenos a través de la descripción densa. “Observar lo corriente en lugares en que esto asume formas no habituales muestra no, como a menudo se ha pretendido, la arbitrariedad de la conducta humana […] sino la medida en que su significación varía según el esquema de vida que lo informa. Comprender la cultura de un pueblo supone captar su carácter normal sin reducir su particularidad.” particularidad.” (28) Supone entonces enfrentarse a los valores que imaginamos existen en aquellas comunidades que no son habituales, intentando comprender las fórmulas que ellas definen para entender lo que sucede. No son las
descripciones hechas por las comunidades, sino que son descripciones antropológicas a manera de interpretaciones de segundo, tercero y hasta cuarto orden. Al no ser interpretaciones directas por los protagonistas de su comunidad, se trata entonces de ficciones: “ficciones en el sentido de que son algo “hecho”, algo “formado”, “compuesto”-que es la significación de fictio-, no necesariamente falsas o inefectivas o meros experimentos mentales de “como si”. (29) “Darse cuenta de esto significa comprender que la línea que separa modo de representación y contenido sustantivo no puede trazarse en el análisis cultural como no puede hacérselo en pintura; y ese hecho a su vez parece amenazar la condición objetiva del conocimiento antropológico al sugerir que la fuente de éste es, no la realidad social, sino el artificio erudito.” La habilidad del antropólogo estará entonces, no en su capacidad de recoger datos de lugares remotos a manera de objeto de museo, sino en su capacidad de “clarificar lo que ocurre en tales lugares, de reducir el enigma”, saber si el etnógrafo distingue entre tics, guiños fingidos y verdaderos, atendiendo al “poder de la imaginación científica”. No se trata de la cultura como puro sistema simbólico. (30) de manera tal que se aíslen sus elementos como una cadena de relaciones sin objeto, se trata de un enfoque hermético que elimina la “lógica informal de la vida”. Tal aproximación aportó en su momento una superaci ón de la noción de cultura como conducta, pero desatendió precisamente la mirada rigurosa sobre la conducta “donde las formas culturales encuentran articulación” que es la estructura donde opera la vida, y no la trama de relaciones intrínsecas entre sí. Dicha estructura es denominada por Geertz como sistemas simbólicos, no necesariamente coherentes aún cuando, para ser sistémicos deben guardar un grado mínimo de coherencia. Por tanto no se trata de hacer esquemas formales que no se ajustan a la verdad caótica de la vida. (31) El etnógrafo, es ante todo, un escritor. Para Ricoeur la pregunta “¿Qué fija la escritura?” se responde como: “En suma, lo que escribimos es el noema (“el pensamiento”, el contenido”, la “intensión”) del hablar. Se trata de la significación del evento del habla, no del hecho como hecho.” (32) “El análisis cultural es (o debería ser) conjeturar significaciones, estimar las conjeturas y llegar a conclusiones explicativas partiendo de las mejores conjeturas, y no el descubrimiento del continente de la significación mapeado de su paisaje incorpóreo.” La descripción etnográfica es interpretativo del flujo del discurso social, donde se hace un rescate de lo dicho y se fija en términos susceptibles de consulta. Además es microscópica. (33) Geertz enfrentará el término Hombre (como la significación humana grandilocuente) y lo pondrá en términos de hombre con h minúscula. Esto no significa que la mirada microscópica signifique que de análisis sobre grupos pequeños o fenómenos a pequeña escala, puedan llegarse a generalizaciones de tipo “nación”. La descripción densa tiene entonces como objeto, explicar mejor algunas cosas que la generalidad no deja ver, como por ejemplo, el efecto de esas grandes generalizaciones sobre la cotidianidad. (34) Ni una explicación sobre las masas se puede dar con miradas microscópicas, así como la asunción de la existencia de un “laboratorio natural” permite tal acercamiento. Esta gran variación de las formas culturales, que es el centro de la mirada microscópica, también es el mayor dilema teórico del antropólogo que se enfrenta a la pregunta: “¿cómo puede conciliarse semejante variación con la unidad biológica del ser humano?”. (35) Para ello Geertz hace una consideración especial sobre la teoría. El dilema de los estudios microscópicos es que tienden a rehuir a la articulación conceptual y con ello, a los modos sistemáticos de evaluación. No hay razón para que la etnografía no pueda sujetarse a la evaluación y validación de una estructura conceptual subyacente. El problema es que la interpretación cultural, por la multiplicidad de formas, hace que dicha validación resulte más difícil. En tanto se logra un acceso conceptual al mundo de los sujetos de estudio, ninguna interpretación se puede alejar de tal mundo, a manera de ejercicio de abstracción ajena: “la teoría cultural: no es dueña de sí misma. […] Las generalidad a las que logra llegar se deben a la delicadeza de sus distinciones, no a la fuerza de sus abstracciones.” (36) “En lugar de seguir una curva ascendente de comprobaciones acumulativas, el análisis cultural se desarrolla según una secuencia discontinua pero coherente de despegues cada vez más audaces.” La generalización dentro de los casos particulares obedece más a la forma de la inferencia clínica: no se intenta iniciar con observaciones que deben ajustarse forzadamente a una ley, sino que significantes (presuntivos) son situados dentro de un marco inteligible. Solo que aquí no se trata de síntomas sino de actos simbólicos que son llevados al análisis del discurso social. (37) La teoría cultural no es predictiva, lo que no significa que se trata de algo meramente post facto. Evidentemente trabaja sobre hechos a la mano pero debe contemplar realidades futuras: “el marco teórico dentro del cual se hacen dichas interpretaciones debe ser capaz de continuar dando interpretaciones defendibles a mediad que aparecen a la vista nuevos fenómenos sociales.”
No se hace “descripción” y “explicación” sino “inscripción” (descripción densa) y “especificación” (“diagnóstico”), donde se intenta “establecer la significación que determinadas acciones sociales tienen para sus actores y enunciar, lo más explícitamente que podamos, lo que el conocimiento así alcanzado muestra sobre la sociedad al que se refiere, y más allá de ella, sobre la vida social como tal.” (38) La meta de la descripción densa es llegar a conclusiones grandes partiendo de pequeños hechos con una contextura muy densa, con el fin de apoyar las enunciaciones generales acerca del papel de la cultura en la construcción de la vida colectiva, lo que debe lograrse al relacionar hechos específicos y complejos. Con lo que se da también un desarrollo a la teoría. (39) El análisis cultura siempre es incompleto, y debe mantener su análisis de las formas simbólicas ligado estrechamente a los hechos concretos, a lo público de la vida común y no atando artificialmente formas teóricas a la interpretación. (40) Por tanto, comprender las dimensiones simbólicas de la acción social, no consiste en modo alguno en separar los problemas existenciales de la vida. El impacto del concepto de cultura en e l concepto de hombre (43) Según Lévy Strauss, la explicación científica consiste en sustituir una complejidad por otra más inteligible. En el caso del estudio del hombre, consiste para Geertz en sustituir cuadros simples por complejos, manteniendo la “claridad persuasiva que presentaban los cuadros simples.” El concepto de cultura se contrapuso al de naturaleza humana nacido en la Ilustración, que no represento necesariamente una visión clara y sí mucho más complicada. Según el autor, la Ilustración concebía al hombre en unidad con la naturaleza compartiendo las normas generales de ésta, al estilo Bacon o Newton. (44) Esta manera de ver al hombre hizo caso omiso de la diversidad que se presentan entre individuos y grupos alrededor de creencias, valores, costumbres e instituciones, que para esta concepción se constituyen en aditamentos que no alteran su naturaleza. Esto llevó precisamente al nacimiento del concepto de cultura rompiendo la concepción de hombre como ser uniforme. (45) Trazar la línea entre lo que es natural (inmutable) y lo variable es un falseamiento. La búsqueda del Hombre (H) más allá de sus costumbres, hace que se pierda de vista al hombre (h) hace perder al hombre de vista. (46) Una de aquellas miradas que intentó situar al hombre según sus costumbres fue la mirada “estatigráfica”, donde se establece por capas las relaciones entre lo biológico, lo psicológico, lo social y lo cultural. Así, los hechos culturales se interpretaban por aquello que no es cultural sin que tuviesen necesariamente que mezclarse. El nivel cultural sería aquello distintivo del hombre. (47) Esta fórmula pretendía aislar algunos rasgos producto del hombre biológico y encontrar asuntos comunes culturales invariables como rasgos esenciales de la especie. En eso consistió la noción de consensus Gentium (consenso de toda la humanidad) asuntos sobre los que todos convendríamos tarde o temprano. Para que el consensus Gentium (defendido especialmente por Clark Wissler y Clyde Kluckhohn) pudiese sostenerse tendría que ser empíricamente demostrable en tres condiciones 1. principios universales sustanciables y no meras categorías 2. fundados en principios biosociales, psicológicos o sociológicos 3. defendidos como elementos centrales en comparación con numerosas particularidades. (48) Afirmar que en todas las sociedades se da el matrimonio como universal empírico, equivale a afirmar que las uniones hombre-mujer en todas las sociedades poseen el mismo contenido. (49) Paradójicamente tales generalizaciones abren mayor espacio al relativismo explicando los bordes como ornamentos, y no encarando la diversidad como parte del concepto de hombre. Los teóricos del consensus Gentium intentan explicar que existe, por tanto, unas exigencias humanas generalizadas que determinan lo cultural. (50) Esto no es un intento serio de explicar lo biológico, lo psicológico o lo social “sino que se trata de meramente de colocar supuestos hechos procedentes de niveles culturales y subculturales unos junto a los otros para suscitar la oscura sensación de que existe entre ellos alguna clase de relación, una oscura especie de “corte”. Aquí no hay en modo alguno una integración de relación, solo hay una mera correlación (y esta intuitiva) de hallazgos separados.” La particularidad, por el contrario, podría arrojar mejores revelaciones sobre lo humano. (51) Para Geertz hay que “buscar relaciones sistemáticas entre diversos fenómenos, no identidades sustantivas entre fenómenos similares.” Esto requiere una integración de diversos tipos de teorías. Así, cultura se entiende, no como esquemas complejos de conducta, sino como mecanismos de control que gobiernan la conducta. El hombre es en consecuencia el animal que más depende de estos mecanismos extragenéticos para ordenar su conducta.
(52) La cultura como mecanismo de control parte del hecho de que el pensamiento humano es público y social, y los símbolos ya le han sido dotados al ser humano de manera previa. Necesita por tanto de esas fuen tes simbólicas para orientarse en el mundo, porque aquello que es no simbólico inserto en su cuerpo, “proyecta una luz muy difusa”. Sin este control, el hombre sería ingobernable: “La cultura, la totalidad acumulada de esos esquemas o estructuras, no es sólo un ornamento de la existencia humana, sino que es una condición esencial de ella.” (53) Existía un orden que concebía que lo biológico había producido una evolución, tras de la cual, y plenamente estabilizada la especie, se produce lo cultural. Para Geertz esta suposición está equivocada, porque lo cultural se presentó en especies anteriores y ayudó precisamente a la configuración del sapiens. (54) Así la cultura es un elemento constitutivo en la “producción de ese animal mismo. […] El hombre se creó a sí mismo” a través de lo que Geertz denomina como refinamiento neural asociados a varias clases de conducta. (55) No existe naturaleza humana independiente de la cultura: “De manera que esos símbolos no son meras expresiones o instrumentos o elementos correlativos de nuestra existencia biológica, psicológica y social, sino que son requisitos previos de ella. Sin hombres no hay cultura, por cierto, pero igualmente, y esto es más significativo, sin cultura no hay hombres.” (56) Tanto la ilustración como la antropología clásica se empeñan en construir una tipología de hombre a la manera de modelo, para estudiar distancias y acercamientos. (57) Este Hombre es por el que se sacrifica la entidad empírica de lo que en verdad existe como hombre: “Si deseamos descubrir lo que es el hombre, sólo podremos encontrarlo en lo que son los hombres: y los hombres son, ante todo, muy variados. Comprendiendo ese carácter variado –su alcance, su naturaleza, su base y sus implicaciones- podremos llegar a elaborar un concepto de la naturaleza humana que, más que una sombra estadística y menos que un sueño primitivista, contenga tanto sustancia como verdad.” El concepto de cultura tiene un impacto sobre el concepto de hombre: “Cuando se la concibe como una serie de dispositivos simbólicos para controlar la conducta, como una serie de fuentes extrasomáticas de información, la cultura suministra el vínculo entre los que los hombres son intrínsecamente capaces de llegar a ser y lo que realmente llegan a ser uno por uno. Llegar a ser humanos es llegar a ser un individuo y llegamos a ser individuos guiados por esquemas culturales, por sistemas de significación históricamente creados en virtud de los cuales formamos, ordenamos, sustentamos, y dirigimos nuestras vidas. […] El hombre no pu ede ser definido solamente por sus aptitudes innatas, como pretendía hacerlo la Ilustración, ni solamente por sus modos de conducta efectivos, como tratan de hacer buena parte las ciencias sociales contemporáneas, por la manera en que la primera se transforma en la segunda, por la manera en que las potencialidades genéricas del hombre se concentran en sus acciones específicas.” (58) “En suma, debemos descender a los detalles, pasar por alto equívocos rótulos, hacer a un lado los tipos metafísicos y las vacuas similitudes para captar firmemente el carácter esencial de, no sólo las diversas cultural, sino las diversas clases de individuos que viven en el seno de cada cultura, si pretendemos encontrar la humanidad cara a cara.”