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F
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B
n estas páginas, su autor, 0 . García de la Fuente, catedrático de Filología Latina de la U niversidad de M álaga y uno de los más destacados especialistas del mundo
en latín bíblico y cristiano, nos expone con argumentos decisivos la distinción entre ambos, destacando la im portancia de este hecho para dar a cada uno de estos tipos de latín lo que le corresponde de novedad en el conjunto del latín tardío. Lo verdaderam ente novedoso es el latin bíblico. E l latín cristiano en sentido estricto, es decir, excluyendo de su contenido el latín bíblico, es menos novedoso de lo que hasta ahora ha pretendido y defendido la Escuela de Nimega". El libro demuestra por qué se debe establecer este pla ntea m iento y por qué las novedades provienen del latín bíblico. La segunda edición de esta obra, agotada en un tiem po relativam ente corto, supone una reelaboración de ta l calibre, sobre todo en la segunda parte: L atín bíblico, con más de 2 0 0 páginas nuevas, que resulta una edición nueva dejando anticuada a la prim era. La prim era parte: L atín cristiano, ha sufrido tam bién numerosos retoques. La que ha quedado intacta es la tercera parte: Autores cristianos. Preocupado por los problem as de la enseñanza el autor ofrece, a modo de epilogo, un ensayo sobre el latín bíblico y la enseñanza del latín, que term ina con estas palabras: "A los universitarios, que estudian la especialidad de Lenguas Clásicas, les diríam os y así se lo decimos, que siempre llevarán una laguna im perdonable en su form ación latin a si no han leído y traducido algo de la Vulgata, probablem ente el texto latino más im portante jam ás escrito, la obra latina más leída, la que más ha influido en la cultura occidental en todos los
Olegario García de la Fuente
Catedrático de la Universidad de Málaga Director de Investigación y Profesorado del CEES (Madrid)
LATIN BIBLICO Y LATIN CRISTIANO
MADRID 1994
Segunda edición, corregida y aumentada, de la obra Introducción a l latín bíblico y cristiano,
Ediciones Edinford, Málaga 1990
© Editorial CEES ISBN: 88881-00-2 D epósito Legal: M -24643/94 R ealización y Producción: Pantagram a, S. L. Im prim e: G ráficas M uriel.
Para José María y Javier, que me dejaron libre, y para Marisa, que me acompañó.
PRO LO G O A LA SEGUNDA EDICION
Agotada la primera edición de esta obra en un tiempo razonablemente corto, presentamos la segunda edición, revisada y aumentada. Como la revisión afecta tan profundamente a las dos primeras partes: I,- El latín cristiano; II,- El latín bíblico, sobre todo a la IIa, aumentada en más de 150 pp. nuevas -aunque la III,- Los autores cristianos permanece invariable-, nos ha parecido oportu no cambiar hasta el título de la obra, que no se llamará ya Introducción al latín bíblico y cristiano, sino Latín bíblico y Latín cristiano, para destacar ya desde el título la tesis que defendemos. Hemos tomado esta decisión después de haber estado en la Universidad de París-Sorbona el 25 de noviembre de 1993 para pronunciar una conferencia titulada: Latin chrétien et latin biblique: coïnciden ces et différences. La conclusion que sacaron los colegas de aquella Universidad fue que lo único cierto por el momento es que existe el latín bíblico como lengua especial, una lengua especial de traducción de unos libros escritos en hebreo (y algo en arameo) y en griego, redactados éstos últimos por judíos con su propia mentali dad semítica. En cambio, ya no es tan cierto ni tan evidente que exista un latín cristiano como lengua especial, distinta de la lengua popular de la época tardía, tal como la ha entendido y entiende la Escuela de Nimega. La Profesora de la Sorbona Michèle Fruyt, aludiendo a mi conferencia, se expresa en estos térmi nos en una carta reciente: Votre conférence a été vivement appréciée ici... Serait-il possible d ’insister, au début, sur les circonstances de cette conférence, et, notamment, la recherche du séminaire sur les traits pouvant caractériser le latin chrétien, puisque nous nous demandons, finalement, s'il est légitime de parler de “latin chrétien" , si cela existe et ce que cela peut représenter.
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Latín bíblico y L atín cristiano
Y la razón es evidente. Porque si las mayores novedades del latín cristiano le vienen precisamente de haber incorporado elementos propios del latín bíblico, ya no son novedades del latín cristiano en cuanto tal, sino novedades del latín bíblico. Y si esas novedades del latín bíblico constituyen, por ejemplo, un ochenta o noventa por ciento de las novedades del latín cristiano, y se las atribuimos al latín bíblico, como es de rigor, al latín cristiano le queda, en realidad, bastante poco de novedad y peculiaridad. Todo el problema radica en que la Escuela ele Nimega y lo mismo todos los tratadistas y estudiosos del latín cristiano engloban el latín bíblico dentro del concepto de latín cristiano, y entonces este “latín cristiano” sí presenta muchas novedades con respecto al “latín profano” de la época tardía. Pero, si hacemos una distinción entre latín bíblico y latín cristiano, como hay que hacerla por razones metodológicas y científicas, y damos a cada lengua lo que le correspon de, el problema del latín cristiano cambia radicalmente de perspectiva, y es menos novedoso de cuanto se ha intentado demostrar hasta ahora. Mis trabajos de estos últimos 25 años, y mis dos manuales más amplios, titulados: Introducción cd latín bíblico y cristiano, Madrid 1990, 482 pp., cuya segunda edición presentamos aquí, y Antología del latín bíblico y cristiano, Ediciones Edinford, Málaga 1990, 448 pp., demuestran que es preciso hacer un nuevo planteamiento del problema del latín cristiano, o empezar a hablar de latín bíblico-cristiano, o de latín bíblico y cristiano, y no, simplemente, de latín cristiano. A la Bibliografía, citada en la primera edición, sólo se añaden dos nuevas tesis doctorales, dirigidas por mí, y que corroboran cuanto aquí se dice, y son: C. Macías Villalobos, Léxico de los libros de Samuel de la Vulgcita, Málaga 1993, 1428 pp.; Ma.C. Olivera Reyna, Léxico del evangelio de Juan de la Vul gata, Málaga 1993, 829 pp., y mis trabajos de estos últimos años sobre el tema que desarrolla este libro. CEES Centro Europeo de Estudios Superiores Madrid, 1-XII-1993
INDICE GENERAL
Eag, PRÓLOGO A LA SEGUNDA E D IC IÓ N ...............................................
9
PRESENTACIÓN ......................................................................................
19
IN T R O D U C C IO N ...................................................................................... El latín bíblico y cristiano en el marco del latín tard ío .......................
21 21
PRIM ERA PARTE EL LATIN CRISTIANO .............................................................................
27
I. Importancia del latín cristiano en la evolución del latín ......................
29
II. Latín común y latín de los cristianos...................................................... II. 1. Algunos datos sobre la existencia del latín cristiano................... II.2. Rasgos característicos del latín cristiano...................................... II.2.1. Neologismos............................................................................... 11.2.1.1. Neologismos c¡ue son “cristianismos lexicológicos directos”................................................................................ 11.2.1.2. Neologismos c¡ue son “cristianismos lexicológicos indirectos”........................................................................... 11.2.1.3. Neologismos que son “cristianismos semánticos" ( - semasiológicos)...............................................................
35 35 40 41 41 42 44
Π.2.1.4. Formación de los neologismos cristianos........................ II.2.1.5. Cristianismos sintácticos.................................................. 11.2.2. Grecismos................................................................................... 11.2.3. Semitismos.................................................................................. 11.2.4. Vulgarismos............................................................................... 11.2.4.1. Vulgarismos léxicos............................................................ 11.2.4.2. Vulgarismos sintácticos..................................................... 11.2.4.3. Conclusiones sobre los vulgarismos................................. II.3. Solución definitiva al problema de la lengua cristiana................
49 49 51 58 65 67 74 75 77
SEGUNDA PARTE EL LATIN BIBLICO ...................................................................................
83
I. Importancia del latín bíblico en la evolución del la tín ........................... 1.1. Introducción....................................................................................... 1.2. El texto de la biblia........................................................................... 1.2.1. El texto hebreo y arameo de la biblia....................................... 1.2.2. El texto griego del N.T............................................................... 1.3. Las versiones de la biblia.................................................................. 1.3.1. Versiones griegas del A.T.......................................................... 1.3.2. Versiones arameas de la biblia.................................................. 1.3.3. Versiones latinas de la biblia..................................................... 1.3.3.1. La venus latina..................................................................... 1.3.3.2. La vulgata............................................................................
85 85 89 89 94 101 101 120 126 129 150
II. Coincidencias y discrepancias entre el “latín bíblico” y el “latín cris tiano” ....................................................................................................... II. 1. Estado de la cuestión........................................................................ II.2. Peculiaridades del latín bíblico ............................................. II.2.1. Influjo semítico........................................................................ 11.2.1.1. Campo sintáctico................................................................ 11.2.1.2. Campo léxico...................................................................... 11.2.1.3. Campo semántico............................................................... 11.2.1.4. Campo estilístico................................................................ II.2.2 - Influjo griego.......................................................................... 11.2.2.1. Campo sintáctico................................................................ 11.2.2.2. Campo léxico...................................................................... 11.2.3. Influjo de la lengua popular..................................................... II.2.3.1. Morfología..........................................................................
163 166 170 170 170 241 247 258 269 269 277 289 289
11.2.3.2. Sintaxis............................................................................... 11.2.3.3. Campo léxico......................................................................
297 310
TERCERA PARTE LOS AUTORES CRISTIANOS..................................................................
317
I. Introducción .............................................................................................. II. Orígenes de la literatura latina cristiana....................................... 1........ III. Las versiones de la Biblia y la literatura latina cristiana antigua ...... III. 1. Géneros literarios dependientes de la Biblia latin a.......... III. 1.1. Géneros literarios nuevos...................................................... III. 1.2. Géneros literarios antiguos con nuevo contenido...............
319 323 326 326 327 332
IV. Carta de Clemente a losCorintios........................................................ 1. Fecha de la(traducción latina.............................................................. 2. La carta y las citas de la Biblia ......................................................... 3. Lengua y estilo de la carta ................................................................. 4. Uso del vocabulario técnico de los cristianos .................................. 5. Conclusiones finales ..........................................................................
338 338 339 340 342 344
V. El “Pastor” de Hermas ............................................................................ 1. Contenido de la o b ra .......................................................................... 2. Autor de la obra .................................................................................. 3. Fecha de composición........................................................................ 4. Lengua y estilo de la obra ..................................................................
345 345 345 345 346
VI. La “Passio Perpetuae et Felicitatis” ...................................................... 1. Contenido de la o b ra .......................................................................... 2. Fecha de composición de la o b ra ...................................................... 3. Lengua y estilo de la o b ra ..................................................................
348 348 348 349
VII. Minucio F élix ............................................................................... ........ 1. Vida y obras ........................................................................................ 2. El Octavius.......................................................................................... 2.1. Estructura y contenido del “Octavius” ..................................... 2.2. Valor literario y doctrinal del “Octavius" ................................ 2.3. Lengua y estilo del “Octavius” ..................................................
351 351 352 352 354 354
VIII. Tertuliano.............................................................................................
357
1. V id a ...................................................................................................... 2. O b ras.................................................................................................... 3. Lengua y estilo .................................................................................... 3.1. Lengua de Tertuliano .................................................................. 3.2. Estilo de Tertuliano ..................................................................... 4. El “Apologeticum” ............................................................................ 4.1. Estructura de la o b ra ................................................................... 4.2. Contenido de la obra ................................................................... 5. Importancia de Tertuliano..................................................................
357 357 359 359 363 367 367 368 369
IX. C ipriano................................................................................................... 1. V id a...................................................................................................... 2. O b ras.................................................................................................... 3. Lengua y estilo ....................................................................................
371 371 371 375
X. N ovaciano................................................................................................ 1. Vida y obras ........................................................................................ 2. Lengua y e stilo .................................................................................... 2.1. Vocabulario .................................................................................. 2.2. Sintaxis .........................................................................................
379 379 381 281 383
XI. Lengua y estilo de la poesía latina cristiana........................................
385
XII. Comodiano............................................................................................ 1. Vida y obras ........................................................................................ 2. Cultura y formaciónxaracterísticas de sus ob ras............................ 3. Lengua y e stilo ....................................................................................
397 397 397 398
XIII.Arnobi o ............................................................................................. 1. V id a ...................................................................................................... 2. Obra ......................................................... ........................................... 3. Lengua y e stilo ....................................................................................
399 399 399 401
XIV.Lactancio .............................................................................................. 1. V id a...................................................................................................... 2. Obras .................................................................................................... 3. Lengua y e stilo .................................................................................... XIV.3.1. L en gua .................................................................................. XIV.3.2. E stilo .....................................................................................
402 402 402 405 405 408
XV. Juvenco
409
XVI. Hilario de Poitiers............................................................................... 1. V id a...................................................................................................... 2. Obras .................................................................................................... 3. Lengua y estilo .................................................................................... 3.1. Estilo exegético............................................................................ 3.2. Estilo teológico............................................................................ 3.3. Estilo polémico ............................................................................ 3.4. El problema del estilo cristiano .................................................
411 411 411 415 415 416 416 416
XVII. A m brosio............................................................................................ 1. V id a ...................................................................................................... 2. O b ras.................................................................................................... 2.1. Ambrosio predicador................................................................... 2.2. Ambrosio teólogo......................................................................... 2.3. Ambrosio exégeta ........................................................................ 2.4. Ambrosio autor de tratados morales y ascéticos ..................... 2.5. Ambrosio poeta: los himnos ....................................................... 3. Lengua y estilo ....................................................................................
418 418 419 419 420 421 421 422 423
XVIII. Jerónim o............................................................................................ 1. V id a ...................................................................................................... 2. Obras .................................................................................................... 2.1. Obras históricas .......................................................................... 2.2. Obras de ascética monástica .'biografías ................................... 2.3. Obras polém icas.......................................................................... 2.4. Obras bíblicas ............................................................................. 2.5. Correspondencia ......................................................................... 3. Lengua y e stilo ....................................................................................
424 424 426 426 427 427 428 429 429
XIX. Prudencio........................................................................................... 1. V id a ...................................................................................................... 2. O b ras.................................................................................................... 2.1. Psychomachia.............................................................................. 2.2. Apotheosis..................................................................................... 2.3. Hamartigenia............................................................................... 2.4. Contra Symmachum..................................................................... 2.5. Cathemerinon .............................................................................. 2.6. Peristephanon............................................................................... 2.7. Dittochaeon .................................................................................. 3. Lengua y e stilo ...................................................................................
432 432 433 434 434 434 435 435 436 436 437
XX. Paulino de N o la ..................................................................................... 1. V id a ...................................................................................................... 2. O b ras.................................................................................................... 3. Lengua y e stilo ....................................................................................
439 439 440 441
XXI. Agustín ................................................................................................. 1. V id a........................ ............................................................................. 2. O b ras.................................................................................................... 2.1. Diálogos de Casiciaco................................................................ 2.2. Obras polém icas.......................................................................... 2.3. Tratados de teología dogmática................................................. 2.4. Tratados de teología moral ........................................................ 2.5. Obras pedagógicas...................................................................... 2.6. Obras exegéticas ......................................................................... 2-7. Otras o b ra s................................................................................... 3. Agustín escritor................................................................................... 4. La “Ciudad de Dios” .......................................................................... 4.1. Contenido y estructura de la o b ra ............................................. 4.2. Lengua y estilo.............................................................................. 5. Las “Confesiones” ............................................................................. 5.1. Contenido y estructura de la obra ......................................... 5.2. Lengua y estilo ...................................................... ................... 6. Los “Sermones” .................................................................................. 6.1 .La claridad...................................................................... 6.2. La expresividad ......................................................................... 6.3. La gravedad y la unción.......................................................... 7. Las “Cartas” ........................................................................................ * 8. El “De Trinitate” ................................................................................. 9. El “De doctrina Christiana” ................................................................ 10. Conclusión general sobre Agustín escritor ....................................
443 443 444 444 444 445 446 446 446 446 447 451 451 452 457 457 458 462 463 464 466 466 468 469 469
XXII. El período de los “Fundadores” de la Edad Media ........................ 1. Introducción ........................................................................................ 2. Boecio .................................................................................................. l A .V i d a ....................................:.......................................................... 2.2. Obras ............................................................................................ 3. Casiodoro ............................................................................................ 3.1. V ida................................................................................................ 3.2. Obras ............................................................................................ 4. Gregorio M agno..................................................................................
471 471 473 473 474 476 476 476 478
4.1 .V id a ............................................................................................... 4.2. Obras ............................................................................................ 4.2.1. Obras destinadas a los m onjes............................................. 4.2.2. Obras destinadas al público en general............................... 4.2.3. Las ca rta s.............................................................................. 5. Isidoro de Sevilla ............................................................................... 5.1 .V id a ............................................................................................... 5.2. Obras ............................................................................................
478 478 478 479 479 480 480 480
APENDICE ................................................................................................... El latín bíblico y la didáctica del latín ........................................................ Bibliografía.................................................................................................... I. Información bibliográfica................................................................... II. Latín cristiano..................................................................................... III. Latín bíb lico ...................................................................................... IV. Autores cristianos ............................................................................
485 487 496 496 496 509 521
ÍNDICE DE PALABRAS LATINAS.........................................................
527
ÍNDICE DE GRECISMOS..........................................................................
553
ÍNDICE DE SEMITISMOS.........................................................................
561
ÍNDICE ESPECÍFICO DE MATERIAS....................................................
567
PRESENTACION
Los primeros materiales de esta Introducción al latín bíblico y cristiano se remontan al año 1972, cuando en la Universidad Complutense de Madrid reci bimos el encargo de explicar la materia optativa Patrística latina, que cursaban los alumnos de 5- curso de Filología latina. Al año siguiente volvimos a dar esa misma materia en la citada Universidad. Posteriormente hemos tratado siempre temas relacionados con el latín bíblico y cristiano en los cursos de Doctorado que hemos tenido año tras año en la Universidad de Málaga. En el I Congreso Andaluz de Estudios Clásicos, celebrado en Jaén del 9 al 12 de diciembre de 1981, expusimos una Ponencia titulada “Aspectos del latín tardío” (cf. Actas del I Congreso Andaluz de Estudios Clásicos, Jaén 1982, pp.28-46), en la que tratamos fundamentalmente del latín bíblico y de su impor tancia en la evolución del latín cristiano. Algunos años más tarde, en el VII Congreso Español de Estudios Clásicos, celebrado en Madrid del 20 al 24 de abril de 1987 volvimos sobre el tema del latín tardío con otra Ponencia titulada “Consideraciones sobre el latín tardío” (cf. Actas del VII Congreso Español de Estudios Clásicos, I, Madrid 1989, pp.367-382), en la que analizábamos el tema del latín cristiano, destacando su importancia en la historia del latín, y en la que hacíamos muy severas críticas a los manuales de historia de la literatura latina que suelen estudiar nuestros alumnos de lenguas clásicas, poniendo de relieve las inexplicables lagunas que presentan cuando tratan de los autores cristianos. Muchos colegas y amigos que oyeron aquella Ponencia nos sugirieron la
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L atín bíblico y L atín cristiano
idea de que debíamos preparar un Manual que colmara aquellas lagunas que, a juicio de todos, había que subsanar. Este es, pues, el origen inmediato de la obra que hoy ofrecemos a nuestros colegas de la Universidad o de los Centros de Enseñanzas Medias, a los alumnos de lenguas clásicas de nuestras Universida des, a los seminaristas que estudian teología y que, entre otras cosas, deben saber latín (sobre todo, latín bíblico y cristiano) para poder entender a fondo a los Santos Padres, como ha vuelto a recomendar recientemente la Santa Sede, y a todos los estudiosos de las lenguas románicas, que quieran conocer adecuada mente los orígenes inmediatos de estas lenguas, que no se derivaron del latín clásico, ni del latín tardío profano* sino del latín cristianizado de los siglos ante riores a la Edad Media. Esta obra remite cohstantemente a otra, Antología del latín bíblico y cristia no, que surgió al mismo tiempo que ella, y que han publicado recientemente las Ediciones Edinford de Málaga, y que es el complemento obligado de ésta, pues recoge los textos que prueban la teoría que aquí se expone. Esperamos que una y otra llenen con decoro la laguna que han venido a colmar y cumplan el objetivo que nos hemos prefijado. Málaga, 6 de enero, día de la Epifanía del Señor, de 1990.
INTRODUCCION EL LATIN BIBLICO Y CRISTIANO EN EL MARCO DEL LATIN TARDIO
Como intentaremos demostrar en esta obra, la aparición del latín bíblico y del latín cristiano son los dos fenómenos lingüísticos más importantes del perío do comúnmente denominado del latín tardío. La amplitud, variedad y compleji dad del tema del latín tardío las describe espléndidamente E. Lofstedt en su conocida y ya clásica obra postuma -pues el autor murió el 1955, y su obra, tra ducida del sueco, apareció por primera vez el 1959 en versión inglesa- titulada justamente Late Latín, “Latín tardío”. Lofstedt comienza así su descripción del latín tardío: “No es empresa fácil dar en los límites de un breve capítulo una imagen lo más viva y adecuada posi ble de lo que se llama comúnmente “Latín tardío”. Una dificultad considerable proviene ya de la extraordinaria diferencia cualitativa de la literatura romana tardía, que abarca obras inmortales y también compilaciones bastante ordina rias: Las Confesiones de San Agustín y la Mulomedicina Chironis; el Corpus luris Civilis y las Crónicas de Jordanes; los himnos más bellos de Prudencio y los versos ingenuos, frecuentemente conmovedores, a veces apenas inteligibles, en los que los artesanos, soldados y libertos de las distintas zonas del Imperio intentaban expresar los propios sentimientos. Reunir bajo una denominación común la lengua de todas estas producciones literarias o semiliterarias es casi imposible”1. En términos parecidos se expresa mucho más recientemente (año 1982) Paul Klopsch en su trabajo: Latein ais Literatursprache, “El latín como lengua 1 E. L ofstedt, L ate Latín (o.c.), p .l.
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L atín bíblico y L atín cristiano
literaria”. Dice así: “Es evidente que la lengua literaria latina de época tardía presenta dos planos absolutamente diferenciados. Para citar un solo ejemplo de comienzos del siglo VI, nadie puede poner en duda que hay un abismo entre el latín que empleaba Casiodoro a las órdenes del rey ostrogodo Teodorico y el latín del médico Antimo, que escribió para el rey de los francos Teodorico un libro sobre la sana alimentación: De observatione ciborum. Y Klopsch1 conti núa diciendo: “El latín tardío se distingue verticalmente en lengua literaria, len gua familiar y lengua vulgar de una manera mucho más clara aún que el latín de los períodos primitivos de la lengua”. Y termina: “Por lo que respecta a la prosa, por ejemplo, si la envergadura lingüística del período de Augusto com prende desde Livio a Vitrubio, en el siglo Vi esta envergadura comprende desde Boecio a Antimo”2. Queda, pues, suficientemente señalada la amplitud, variedad y complejidad del tema del “Latín tardío” desde el punto de vista lingüístico. Y en esto todos los investigadores están de acuerdo. En lo que no están de acuerdo es en señalar los límites cronológicos del latín tardío. ¿Cuándo empieza y cuándo termina el latín tardío? Sobre la fecha del comienzo puede decirse que no hay diferencias sustanciales entre los inves tigadores, fuera de la opinión de F. L o t3, que retrasa el comienzo del latín tar dío hasta finales del siglo II y comienzos del III. El año 200 podría ser una fecha para retener en la memoria. Lôfstedt, auto ridad en la materia, habla de los últimos decenios del siglo II, a partir de las más antiguas redacciones de las Actas de los mártires y de Tertuliano. Por nuestra parte, pensamos que proponer fechas muy exactas para temas como éste carece de verdadero interés, entre otras razones porque la evolución de las lenguas, como la evolución natural, nonfacit sciltus, es siempre un proce so lento, que no hace saltos en el vacío. No obstante, creemos que puede y debe introducirse un dato en la discusión del tema, que no hemos encontrado en nin gún autor, y que consistiría en establecer una distinción entre literatura latina pagana, cuya época tardía podría comenzar en torno al año 200, dejando fuera del período a Apuleyo (d.170), Aulo Gelio (a. 161-180) y Frontón (a. 161-180), y la literatura cristiana, cuyo comienzo podría ponerse algo antes, entre el 160 y 180, como diremos más adelante con más precisión. La lengua latina cristiana pertenecería, pues, toda ella al período del latín tardío.
; P. K lopsch, i.e ., p. 310; en la edición española traducida por nosotros: A kal: H isto ria de la literatura. E l m ando m edieval, Vol. II, M adrid 1989, p. 297. 3 Ibid. 1F. Lot, I .c., p. 130..
Introducción
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La fecha de terminación del período del latín tardío es más discutida. Gene ralmente se pone el cierre del período en torno al 600. El T h e s a u r u s lin g u a e l a tin a e termina su documentación en torno al 600, aunque incluye a Gregorio Magno (+ 604) y a Isidoro de Sevilla (+ 636) y algunas obras y autores, poco conocidos, un poco posteriores a Isidoro. La discusión estriba en gran medida en una cuestión de terminología, es decir, en saber si debe llamarse latín o romance a la lengua popular de la época merovingia. Como principio general podría valer lo que dice Norberg 1 con respecto al latín de la Galia en la época merovingia: antes del 600 la lengua hablada por el pueblo puede llamarse latín; después del 800 debe llamarse romance. En estos dos siglos intermedios la cuestión no está clara. Para lo que aquí nos proponemos, bastan estas consideraciones generales para centrar el tema. Aquí llamamos latín tardío a todo lo que existe en el campo de la lengua y de la literatura latinas desde en torno al 160-180 después de Cristo hasta en torno al 650. Después de esta fecha puede hablarse ya de “Latín medieval”. Pero conviene advertir que existe una relación evidente y muy estrecha entre la última fase del “Latín tardío”, en el sentido en que aquí se le considera, y la primera fase del “Latín medieval”. Una vez fijados los límites cronológicos del latín tardío, surgen inmediata mente unas preguntas: ¿Cómo se define este período? ¿Qué importancia tiene el estudio de la lengua de esta época? ¿Tiene, de hecho, alguna importancia en el conjunto de la historia de la lengua latina? Aunque hay que reconocer que se han dado pasos importantes hacia un mayor reconocimiento y atención a los estudios sobre la lengua latina de este período, sigue vigente la opinión de Reichenkron 2, quien dice que los latinistas suelen tratar este período “como una madrastra” (s tie fm ü tte r lic h ), es decir, con descuido y negligencia, y nosotros añadiríamos que con un cierto desprecio, que supone a todas luces, como intentaremos demostrar, una visión absoluta mente desenfocada y parcial de la historia de la lengua latina y de la historia de la literatura latina. J. Fontaine 1 plantea claramente el problema con estas palabras: “Durante mucho tiempo se han contrapuesto, en el estudio filológico, ideas como clasi cismo y decadencia”. La “decadencia” corresponde, naturalmente, al período del latín tardío. 1D. N orberg, Syntaktische F orschungen (o.c.), p. 21. 2 G. R eichenkron, o.c., p. 82. ’ J. Fontaine, A spects et p roblèm es (o.c.), p. 21.
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Hace ya más de un siglo (a. 1867) D. Nisard hablaba de “decadencia unifor me e irremediable del latín de esta época”, en una obra de título ya soiprendente El propio E. Norden, en su famosa obra, Die antike Kunstprosa, 2 vols., Leipzig 1898, omite casi del todo la aportación del cristianismo y de la cultura bíblica al estilo de los autores paganos convertidos al cristianismo. A Minucio Félix, Tertuliano y Cipriano apenas les dedica unas páginas, para pasar rápida mente a Agustín de Hipona. El cristianismo de estos autores no le interesa. Parece más bien que le molesta. El estudio rápido y somero que hace de los autores tardíos -paganos y cristianos- lo había concebido como una especie de apéndice al estudio del clasicismo griego y romano. Su obra deja prácticamente de lado el campo de la antigüedad tardía. Algunos años más tarde (a. 1914) F. Sommer, en su Handbuch der lateinis chen Laut-und Formenlehre, Heidelberg 1914, p. 17, describe con tintes som bríos este período denominado de “decadencia”: “Entrada cada vez mayor de provincialismos y vulgarismos, influencia cada vez más intensa de la literatura cristiana (Tertuliano, Cipriano, Agustín, etc.) (nótese bien que la aportación del cristianismo, para Sommer, es un mal que contribuye a la decadencia); hundi miento progresivo de la lengua literaria clásica, dislocación de la frase, utiliza ción errónea de las formas flexivas, etc.”. El panorama que describe Sommer, evidentemente, no puede ser más desolador. Para él todo esto es “decadencia”. En esta misma línea se puede situar también la importante obra de D.Leh man: Orationis ratio 2, llamada a veces el “nuevo Norden”. Esta obra califica al siglo II d. Cr. como la “edad de bronce” (p. 364) y al siglo III “la edad de hierro de los emperadores militares” (p. 372). No hace falta seguir. Así opinan muchos latinistas, y los que no lo dicen con palabras, lo practican en sus obras, como luego veremos, omitiendo autores que no se deben omitir en un tratado de literatura latina o en una obra de lin güística latina. El panorama empezó a cambiar algo desde que la Escuela sueca, con E. Lófstedt a la cabeza, comenzó a dedicar su atención de manera sistemática al estudio del latín tardío, empezando ya por su propia tesis doctoral, titulada: Beitrage zur Kenntnis der spateren Latinitat, Estocolmo 1907, y terminando por su obra ya citada Late Latin , en donde dice tajantemente: “Sólo si intenta
1 D. N isard, É tudes de m oeurs et de la critique su r les p o è te s rom ains de la déca d en ce, 2 vols., Paris 1867. D. L ehm an, O rationis ratio. The stylistic theories a n d p ra ctice o f the R om an O ra tors, H istorians a n d P hilosophers, 2 vols., A m sterdam 1963.
Introducción
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mos comprender la historia del latín como un todo, en el que las etapas finales del poderoso proceso son tan importantes como las del comienzo, podremos entender plenamente la profundidad de las palabras de Meillet “Hasta el umbral de la edad moderna todo pensador no ha pensado más que en latín” 2. Los trabajos de la escuela sueca extendieron al campo del latín tardío los esfuerzos que otros habían realizado en el campo de la historia, y así se comen zó a hablar de “latín tardío” (Spatlatein; Late Latín; latino tardo; latin tardif), en vez de “bajo latín”, y de “antigüedad tardía”, en vez de “Bajo Imperio”. Pero la escuela sueca no se interesó por los autores cristianos en cuanto tales, es decir, no centró sus preocupaciones en estos autores. Esta innovación, y el éxito que alcanzó, se debe a la Escuela de Nimega, fundada por Joseph Schrijnen (1932) y continuada por Christine Mohrmann, como todos saben. En uno de sus trabajos, ya bastante antiguo (a. 1951), se lamentaba Mohrmann3 del escaso inte rés de los filólogos por el estudio del latín de los cristianos. Decía así: “Durante muchos años los filólogos modernos, inspirados por un clasicismo riguroso (habría que decir más bien “desenfocado” y “trasnochado”, según nuestra opi nión), se han interesado muy poco por lo que se llama latín de la Iglesia. Este latín compartía con la baja latinidad, de la que salió, la tara de la decadencia”. La escuela de Nimega, sin embargo, tuvo sus predecesores. En 1873 F. Ozanam publicó un interesante artículo sobre la influencia del cristianismo sobre la lengua latina4. En 1879 M. G. Koffmane en su obra: Entstehung und Entwicklung des Kirchenlateins (Origen y desarrollo del latín eclesiástico), se preguntaba si existía un “latín eclesiástico” y respondía afirmativamente. En 1884 H.Golzer publicó una obra sobre el latín de San Jerónimo \ En 1890 hizo lo propio Max Bonnet sobre el latín de Gregorio de Tours Y en 1909 H.Golzer estudió la lengua de San A vito7. 1A. M eillet, E squisse d ’une histoire de la langue latine, Paris 1950 p. 283. 2 E. L ôfstedt, o.c., p. 67. 3 Chr. M ohrm ann, "L ’étude de la latinité chrétienne" (o.c.), p. 83 (es del año 1951). 4 F. O zanam , "C om m ent la langue latine devint chrétienne", en O euvres com plètes, II, Paris 1893, pp. 133 ss. O zanam decía que la traducción de la B iblia al latín había sido "una de las obras m ás prodigiosas del espíritu hum ano"; ibid., II, p. 129. 5 H. G olzer, E tude lexicographique (o.c.). '' M. B onnet, Le latin de G régoire de Tours, París 1890. 7 H. G olzer, Le latin de saint A vite, évêque de Vienne, París 1909.
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Pero, a pesar de estos buenos antecedentes, la gloria del éxito indudable de los estudios sobre el latín cristiano se debe a la Escuela de Nimega. Los objeti vos de la Escuela eran y son poner de relieve la novedad radical que supuso el cristianismo, no sólo ideológicamente -cosa, por lo demás, evidente-, sino tam bién lingüísticamente -cosa que había que demostrar y que hoy ya está total mente demostrado. Esta Escuela defiende la existencia de un “latín cristiano”, producto e instrumento de expresión del grupo social de los cristianos. En 1965 Reichenkron dedicaba un amplio estudio al “latín tardío” en su Historische latein-altromanische Grammatik, dividiendo el período en tres par tes, que comprenden: 1,- El latín cristiano. 2,- El latín merovingio. 3,- El latín de los documentos oficiales. El autor afirma que estas dos últimas partes coinciden parcialmente en el tiempo. Y reconoce expresamente que dentro de estos tres subperíodos del “latín tardío”, el correspondiente al “latín cristiano” ocupa el lugar más destaca do, no sólo por su duración en el tiempo, sino, sobre todo, por su importancia. Establece para el estudio del “latín cristiano” tres grupos de cuestiones, a saber: 1,- El latín de los cristianos como lengua especial. 2,- La lengua de la Biblia latina. 3,- La lengua de los escritores eclesiásticos. Estos son los tres puntos fundamentales sobre los que vamos a reflexionar a continuación.
P r im e r a P a r t e
EL LATIN CRISTIANO
I.- IMPORTANCIA DEL LATIN CRISTIANO EN LA EVOLU CION DEL LATIN
Reichenkron en la obra citada dice que hasta entonces (a. 1965) no se había prestado la atención que se debía a los temas mencionados, y que autores como C. Battisti ', H. Schmeck 2, C.Tagliavini \ K.Vossler4 ignoran prácticamente la aportación del cristianismo. L.R.Palmer, en cambio, le dedica ya 23 pp., en la traducción de J.L.Moralejo 5. E.Lofstedt le dedica también 20 pp. 6 y Reichen kron llega ya a las 30 pp. \ sin contar otras 20 más -hasta la p. 134-, que dedica simultáneamente a autores cristianos y paganos de los siglos V y VI. La situación que describe Reichenkron, referida al 1965, ha cambiado por fortuna en estos 28 años, pero sólo en parte, como luego veremos. Hoy ya no hay historia de la lengua latina que no hable del “latín cristiano”. Ya es más raro que las historias de la lengua latina, las historias de la literatura latina y los proyectos docentes de filología latina, presentados a concursos por nuestros profesores, incluyan algún tema o capítulo sobre el “latín bíblico” o “latín de las 1 C. B attisti, A vviam ento alio studio d el latino vo lg a re , Barí 1949 (sólo dedica al tem a la p. 37). H. Schm eck, A ufgaben und M ethoden der m odernen vulgcirlateinischen F orschung, H eidelberg 1955 (sólo dedica al tem a la p. 33). 1 C. T agliavini, L e origiui delle lingue neolatine, B olonia 1965 5 (sólo le dedica la nota 10). 4 K. V ossler, E inführung ins V ulgarlateins (ed. de H. Schm eck), M unich 1954 (dedi ca al tem a las pp. 58-60). 5 L. R. Palm er, Introducción a l latín (trad, esp.), B arcelona 1984, pp. 184-207. E. L ofstedt, L ate Latin (o.c.), pp. 68-87. 1 7 G. R eichenkron, o.c., pp. 89-116, y luego explica conjuntam ente a autores cristia nos y paganos hasta la p. 134.
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versiones de la Biblia”, a pesar de que los estudios de la escuela de Nimega hayan puesto de relieve, en buena parte, la importancia de este tipo de latín para entender el latín cristiano. Y a pesar también de que desde H. Ronsch 1 hayan transcurrido ya más de 125 años durante los cuales han aparecido muchos e importantes estudios sobre el “latín bíblico”, en los que aparece sobradamente demostrado que el “latín cristiano” carece de base y es inexplicable sin el “latín bíblico”. A pesar de todo esto, los latinistas, en general, siguen tratando al latín tar dío como una madrastra, para seguir usando la expresión tan gráfica de Reichenkron. Hace muy pocos años (el 1982), Salvatore D ’Elia 2 se lamentaba de que los “estudiosos de la literatura latina, tan acostumbrados desde hace siglos a discu tir en profundidad los cambios introducidos en Roma por la irrupción de la cul tura griega y helenística, apenas han analizado y valorado, durante mucho tiem po, la revolución que supuso el impacto con el mundo latino de la cultura hebraico-judaico-cristiana, estructuralmente tan distinta de aquella”. Y J. Fontaine 3, comparando nuestra actitud frente a los autores cristianos con la de los hombres del Renacimiento, dice así: “En su frecuente desdén hacia los escritores cristianos antiguos y sobre todo hacia su estilo, los filólogos de los últimos siglos, valorando excesivamente un clasicismo, cuyo concepto nos parece hoy muy abstracto, han dado prueba de un juicio menos seguro que el de nuestros Humanistas del siglo XVI. Erasmo, por ejemplo, tenía una idea más exacta que nosotros de la continuidad entre escritores paganos y cristianos”. Habría que recordar aquí, de paso, que Erasmo publicó entre el 1516 y 1520 una edición crítica de San Jerónimo en nueve tomos. Y nuestros estudian tes, hoy, casi no saben quién fue Jerónimo. Ahora bien, para ser serios y objetivos en nuestras enseñanzas secundarias y universitarias tendríamos que prestar mucha más atención al latín tardío y a la lite ratura latina de la edad tardía, porque, por mucho que nos empeñemos en olvidarlo y por mal que nos pese, si prescindimos de viejos prejuicios clasicistas, laicistas o de otra índole, tenemos que admitir que la edad tardía produjo las dos obras latinas que más han influido en la cultura occidental durante siglos, la Vulgata de Jeróni mo y La Ciudad de Dios de San Agustín. Y obsérvese bien que hablamos de obras latinas, porque la Vulgata de Jerónimo se considera aquí en cuanto Biblia latina, no en cuanto Biblia a secas, porque es evidente que la Biblia en cuanto tal -en su 1 H. R onsch, Itala und V ulgata, M arburg 1868. 2 S. D 'E lia, L etteratura latina cristiana, R om a 1982, p. 18. ' J. Fontaine, A spects et p ro b lèm es (o.c.), p. 21.
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texto original y en cualquiera de sus versiones- es la obra que más ha influido en la cultura occidental y en la cultura universal de todos los tiempos. Pues bien, ¿cómo se puede llamar “época de decadencia” a la época en que escribieron los grandes escritores cristianos Hilario, Ambrosio, Jerónimo, Pru dencio y Agustín? Es un puro contrasentido -o para decirlo con una expresión más popular-, es una broma pesada afirmar que es una época de decadencia el período en que llegó a su apogeo la cultura cristiana, la última gran creación del mundo antiguo, de la que surgió la civilización europea, pues esta civilización no surgió directamente de la cultura clásica, sino de la cultura clásica cristiani zada, es decir, pasada por el crisol y el tamiz del cristianismo. Es verdad que mucha producción cristiana es repetitiva, banal, pesada, formalmente descuida da y de un contenido sin especial relieve. Pero también es verdad que hay muchos escritores que tienen una importancia excepcional en la historia del cristianismo y que, encuadrándolos en un horizonte más amplio, que abarque todo el mundo antiguo, algunos de estos escritores son de primerísima fila, no sólo por su pensamiento, sino desde el punto de vista estrictamente literario. Ya citamos antes a cinco grandes escritores latinos cristianos. En el espacio de unos 70 años, entre el 360 y el 430, el cristianismo occidental creó casi todas las estructuras constitutivas de la Christianitas Latina. Creó el texto sagrado de la Biblia en la versión definitiva de Jerónimo, la Vulgata , “monumento supremo de la nueva religión”, “monumento poético” y “obra maestra de la lengua latina”, “asimilación gigantesca de una de las más grandes y estructuralmente más diversas tradiciones literarias antiguas a las estructuras lingüísticas y culturales latinas. La lengua de esta obra inmensa sigue siendo todavía hoy una mina que hay que explotar en su variedad ilimita da de registros, en la utilización que hizo de una enorme parte del patrimonio latino precedente en los estilos y en los géneros más diversos. No hay que olvi dar, entre otras cosas, que hasta el 1800 el texto de la Vulgata de Jerónimo fue el libro más leído del mundo y el único camino entre la cultura occidental y la cultura del Medio Oriente antiguo” '. Creó también la organización eclesiástica en torno al papado, realizada de manera eficaz por el español Dámaso (a. 366-384), quien el año 378 obtuvo de parte de Graciano el reconocimiento oficial del primado de Roma sobre la Iglesia occidental, entre la resistencia de los africanos, los insultos y maledicencias de Amiano Marcelino, y la feroz oposición del Prefecto de Roma Pretextato, persona culturalmente influyente, de quien es la frase, llena de sarcasmo: “Hacedme obispo de la iglesia de Roma y yo me convierto al instante en Cristo” (Jerón., PL, 23,377). 1S. D'Elia, o.c., p. 112.
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Creó también la liturgia, y creó el monacato, en la forma específica del cenobitismo, cuyas líneas fundamentales y pluriseculares las definió Agustín de Hipona y poco después Casiano, Cesáreo de Arlés, Benito de Nursia, Isidoro de Sevilla, y otros varios. Creó una filosofía con Agustín de Hipona, continuada luego con honor por Boecio. Para Bertrand Russell, Agustín tiene “un puesto de primer orden en la filo sofía”. Windelband lo define como “la fuente primera del pensamiento moderno”. Cicerón y Séneca pasan a un segundo lugar ante Agustín de Hipona. Baste recordar la enorme influencia de la filosofía agustiniana en la filosofía medieval (Escoto Eriúgena, San Anselmo, San Buenaventura), en autores posteriores, como Descartes, Leibniz, Bergson, en el esplritualismo cristiano y en el existencialismo religioso. Creó también una teología. Baste citar aquí las dos obras maestras de la teología antigua, el De Trinitate de Hilario de Poitiers y el De Trinitate de San Agustín, ambas obras literarias importantísimas. La de Hilario emplea “una prosa lenta y poderosa, un poco marmórea, de una densidad elegante y formida ble” '. La de Agustín es “la obra más meditada, más compacta y más profunda que haya escrito el Obispo de Hipona, de una armonía inusitada en él: es la obra \ maestra filosófica y teológica de la cristiandad latina. Los libros IX-XV de la obra constituyen la síntesis filosófica más profunda de Agustín y una de las más geniales de todo el mundo antiguo, en donde la filosofía está en función de la teología y la teología en función de la mística” 2. Creó asimismo una ética. Aquí baste recordar el De officiis ministrorum de Ambrosio, manual de ética cristiana, que se inspira directamente en el De offi ciis de Cicerón, pero cuyo objetivo era sustituirlo, salvando para el cristianismo todo lo que el mundo clásico había producido de más noble, perennne y adecua do en el plano de la moral. Habría que recordar también las Collationes de Casiano, que son una obra de respuestas a preguntas teóricas sobre cuestiones morales o religiosas, “obra que no faltó en ninguna biblioteca de ningún monas terio de la Edad Media”, y los Moralia in lob de Gregorio Magno, “exposición de la fe cristiana en sus aspectos teológicos, morales y escriturísticos de altísi mo valor, absolutamente excepcional incluso para su tiempo”. Creó también una ascética, cuyos reflejos más evidentes aparecen en la famosísima Vita Antonii, escrita en griego por Atanasio y traducida al latín por Evagrio de Antioquía, amigo de Jerónimo. Y se ve también en las tres joyas literarias del propio Jerónimo, las Vidas de Pablo, Hilarión y Maleo, y en la no menos famosa Vita Martini (a. 397) de Sulpicio Severo. 1J. Fontaine, o.c., p. 61 2 S. D 'E lia, o.c., p. 146
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Creó también una homilética, cuyo máximo representante fue Agustín de Hipona, “sin duda el más grande orador cristiano latino y, con Juan Crisóstomo, el más grande de toda la cristiandad antigua” Sin olvidar tampoco a Ambrosio y posteriormente a León Magno, “cuyas homilías revelan una profunda relación con la tradición y conservan una antigua elegancia musical, con un estilo incisi vo y majestuoso” 2. Y sin olvidar tampoco al ya citado Gregorio Magno, cuyas homilías sobre los Evangelios y Ezequiel, predicadas por él mismo en Roma, siendo papa, cuando ya un ejército bárbaro asediaba la ciudad, han quedado hasta hoy como modelos de trabajos oratorios. Además de estos hechos incontrovertibles, hay otros que conviene señalar. Se contrapone de manera absurda el “latín tardío” al “latín clásico”, sobrevalorando el clásico y minusvalorando el tardío, cuando, en realidad, el latín tardío, en generally el “latín cristiano”, en particular, es mucho más rico y variado que el “latín clásico”; porque el latín tardío permite que se mezclen de nuevo en la lengua los elementos que habían sido eliminados por los defensores de la latinidad clásica, “de tal modo que puede decirse que el latín clásico de César y de Cicerón, es una lengua especial, selecta y empobrecida” 3. Por tanto, si se mira bien, no es el latín cristiano el que es una “lengua espe cial”, sino precisamente lo contrario: es el latín clásico el que es una “lengua especial”. E. Norden dice algo parecido. El período clásico es el “período en el que la lengua literaria alcanzó la mayor perfección en su forma estilística..., pero fue el período más pobre en vocabulario”. Paul Klopsch remacha sus afirmaciones con las siguientes precisiones: “El latín clásico es una lengua especial, limitada a muy pocos autores y a muy pocos géneros literarios. Esta lengua literaria, formada en la época de César y de Cicerón, representa una selección entre las distintas posibilidades lingüísti cas. Por tanto, hay que conocer la lengua latina en todas sus manifestaciones, y no sólo en la manifestación clásica, que es la lengua que presentan los gramáti cos de las escuelas. Entre estas manifestaciones hay dos, que son especialmente importantes para conocer el latín medieval: el latín vulgar y la lengua especial de los cristianos, que adquirió, además, una importancia cada vez mayor en el campo de la literatura”. Y termina diciendo: “La extraordinaria importancia del latín cristiano como lengua especial, diferenciada sobre todo semasiológica 1 S. D 'E lia, o.c., p. 141. 2 S. D 'E lia, o.c., p. 162. 1 P. K lopsch, I.e ., p. 312.
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mente, reside en el hecho de que fue la lengua especial de un movimiento reli gioso triunfante, que conquistó el mundo” G.Devoto afirma algo parecido. Y E. Lofstedt empieza así su capítulo (el V), dedicado al latín cristiano: “La penetración del cristianismo y su victoria final dentro del mundo romano fue un hecho de una importancia fundamental desde un punto de vista no sólo religioso, sino social y cultural. La nueva con cepción del mundo exigía, y con este fin creó, si no una lengua totalmente nueva, sí unos medios expresivos completamente nuevos... Cae de su peso que una revolución tan profunda ha debido dejar huellas importantes también en la vida de la lengua. El latín cristiano constituye efectivamente una de las fases más importantes de evolución en la larga historia de la lengua romana y se dis tingue bajo muchos aspectos, tanto del latín clásico, como del latín tardío en su conjunto. En particular, su impronta característica se manifiesta, como es natu ral, en el ámbito del léxico y de la semántica” 2. Todo lo que aquí dice Lofstedt hoy ya nadie lo pone en duda, después de más de 60 años de estudios de la Escuela de Nimega. Y, por tanto, no hay razón para insistir más en ello. v
1P. K lopsch, I.e ., p. 315. 2 E. L ofstedt, L a te L atin (o.c.), p. 68.
II.- LATIN COMUN Y LATIN DE LOS CRISTIANOS
Para denominar el latín que de una u otra forma tiene relación con la reli gión cristiana se vienen utilizando distintos términos, como “latín eclesiástico”, “latín de la Iglesia”, “lengua latina cristiana”, “latín cristiano”, etc. Los térmi nos, de todas formas, no importan mucho. Latín cristiano o Latín de los cristia nos podrían ser denominaciones correctas y son las comúnmente aceptadas. Pero conviene hacer ya desde el principio una clara distinción entre latín cristiano, latín bíblico y latín litúrgico, ya que se trata de realidades lingüísticas bastante distintas, como intentaremos demostrar a continuación, y la distinción propuesta, por lo que respecta al latín bíblico y al latín cristiano es bastante novedosa, ya que la Escuela de Nimega y en general todos los que estudian el latín cristiano suelen considerar estas dos realidades per modum unius, como si fueran una misma cosa. En las páginas siguientes intentaremos demostrar con razones de peso la realidad de la distinción que hay que establecer entre latín bíblico y latín cristiano.
II.l.- ALGUNOS DATOS SOBRE LA EXISTENCIA DEL LATIN CRIS TIANO El latín no fue siempre la lengua oficial de la Iglesia occidental, pues en los dos primeros siglos la Iglesia cristiana de Occidente era bilingüe. El primitivo mensaje cristiano se formuló en la koiné griega, que era una lengua internacio nal, hablada no sólo en la parte oriental del Imperio Romano, sino también en el Occidente, en donde utilizaban esta lengua los prisioneros de guerra, los escla
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vos, los libertos y los pequeños comerciantes establecidos en las grandes ciuda des. La koiné era también la lengua empleada por los judíos de la diáspora. Esta lengua se hablaba incluso en Palestina, región que en el siglo I d. Cr. era una comarca trilingüe, en la que se hablaba el hebreo, el arameo y el griego. Los textos cristianos más antiguos, escritos en Roma o en la Galia, se redactaron en griego. Lo mismo debió suceder en Africa. Aunque los primeros documentos cristianos de esta región, conocidos hasta la fecha, que son las Acta martyrum Scillitanorum y la Passio Perpetuae et Felicitatis, están escritos en latín, su len gua, no obstante, está repleta de elementos griegos. Por otra parte, la lengua oficial de la liturgia de Roma durante los primeros siglos del cristianismo fue también el griego, y sólo hacia la segunda mitad del siglo IV se dio entrada definitiva al latín. Todo esto demuestra que al principio y durante bastante tiempo las comunidades cristianas de Occidente eran bilin gües y el latín se fue introduciendo poco a poco, de manera lenta y progresiva, hasta que al final triunfó definitivamente, reemplazando al griego. Para entender el proceso de implantación y triunfo definitivo del latín cris tiano hay que tener en cuenta las siguientes etapas: a) Etapa de la lengua hablada. b) Etapa de la lengua escrita. c) Etapa de la lengua literaria. Pero un estudio de esta naturaleza tiene sentido si se admite la existencia de una “lengua especial” de los cristianos, sin precisar por el momento qué es una “lengua especial” o en qué consiste una “lengua especial”. Después de las prime ras polémicas, recogidas por J. de Ghellinck ', hoy se admite casi sin discusión la existencia de una lengua especial de los cristianos, que justificaría plenamente la denominación de latín cristiano. Pero, en realidad, todo el problema reside en establecer los elementos que determinan la existencia de una “lengua especial”. Unos dicen que para que se pueda hablar de lengua especial tienen que existir unas diferencias en morfología, en sintaxis, en estilística y en lexicolo gía. No se requeriría la presencia de una fonética propia. Otros piensan que basta que haya unas diferencias notables en lexicología y en estilística, conser vando sustancialmente la misma morfología y la misma sintaxis. El problema, pues, desde el punto de vista teórico es insoluble, pues nadie tiene ni la autori dad ni las razones definitivas para determinar qué elementos constituyen la esencia de una lengua especial. 1 J. de G hellinck, "L atin chrétien ou langue latine des chrétiens", en L e s É tudes cla s siques 8 (1939) 449 ss.
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De todas formas, como se verá a continuación, en el latín cristiano existen unas características morfológicas y sintácticas, y, por supuesto, estilísticas, lexi cológicas y semánticas distintas de las del latín clásico y de las del latín profano tardío, unas más acusadas y otras menos, pero todas ellas presentes de una u otra manera en el “latín cristiano”. Cuando se considera la intensidad de algunas de estas diferencias, o de todas ellas en conjunto, puede uno preguntarse con razón si los cristianos habrí an sido conscientes de esta evolución lingüística que ellos mismos estaban pro tagonizando. Los testimonios directos son bastantes raros, porque la mayor parte de los cambios lingüísticos se realizan a través de una evolución tan lenta que escapa a la consciencia de los hablantes y, además, los hechos de lengua casi nunca se discuten por sí mismos. Pero hay algunos testimonios indirectos, como los que vamos a citar a continuación. Agustín de Hipona en sus Enarrationes in psalmos (93,3) exhorta a los fieles cristianos a designar los días de la semana con nombres cristianos, evi tando los términos paganos. Dice así: Una sabbati dies dominicus est; secun da sabbati, secunda feria, quem saeculares diem Lunae vocant; tertia sabbati, tertia feria, quem diem illi Martis vocant (“el día primero después del sábado es el día del Señor; el día segundo después del sábado es la feria segunda, çlia que los mundanos llaman día de la luna (lunes); el día tercero después del sábado es la feria tercera, día que ellos llaman de Marte (martes)”), y así con tinúa enumerando los demás días. Y como muchos cristianos usaban esos nombres paganos, Agustín continúa: Sed nollemus, atque utinam corrigant et non dicant sic. Habent enim linguam suam, qua utantur... Melius ergo de ore christicino ritus loquendi ecclesiasticus procedit (“pero no nos gusta y ojalá se corrijan y no le llamen así; pues tienen su propia lengua para usarla...De la boca, pues, de los cristianos se espera con razón que provenga el modo de hablar de la Iglesia”). En los Sermones (299,6) Agustín habla de los neologismos salvare y salva tor, formados por los cristianos a partir de salus de la lengua común, y dice lo siguiente: Christus Iesus, id est, Christus salvator. Hoc est enim latine íesus. Nec quaerant grammatici quam sit latinum, sed Christiani quam verum. Salus enim latinum nomen est. Salvare et salvator non fuerunt haec latina antequam veniret Salvator: quando ad latinos venit, et haec latina fecit (“Cristo Jesús, es decir, Cristo Salvador. Pues esto es lo que significa Jesús en latín. Y no pregun ten los gramáticos en qué medida se trata de un término latino, sino los cristia nos hasta qué punto es verdad. Efectivamente, salus (salud, salvación) es una palabra latina, pero salvare y salvator salvar y salvador) no fueron palabras lati nas antes de la venida del Salvador; cuando él vino a los latinos, hizo latinas también esas palabras”).
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Por aquí se ve cómo Agustín con el transcurso del tiempo pierde todo escrúpulo en usar palabras inventadas por los cristianos, aunque no fueran pala bras muy latinas o no existieran en la lengua latina comente. En el De civ. Dei (10,21) Agustín dice que los cristianos podrían llamar héroes a sus mártires, si lo permitiera la lengua de la Iglesia: Sed a contrario martyres nostri heroes nuncuparentur si, ut dixi, usus ecclesiasticus sermonis admitteret (“por el contrario, nuestros mártires sí deberían llamarse héroes si, como dije, lo permitiera la lengua de la Iglesia”). De esta “lengua de la Iglesia” habla un poco antes, en el texto citado: Hos multo elegantius, si ecclesiastica loquendi consuetudo pateretur, nostros heroas vocaremus (“con mucha más propiedad podríamos llamar nuestros héroes a éstos, si lo permitiese así la len gua de la Iglesia”). Según estos textos, Agustín tiene conciencia de la existencia de una termi nología cristiana y reconoce, además, el carácter obligatorio de la tradición lin güística de los cristianos. Así pues, en la época de Agustín, por lo menos, los cristianos tenían conciencia de hablar una lengua especial, y esta lengua espe cial consistía, al menos, en el uso de términos especiales. La solidaridad lin güística de los cristianos la expresa Agustín con las siguientes palabras, al hablar del término sapientia: Nam quemadmodum loquantur auctores mundi quid ad nos? (“pero a nosotros ¿ qué nos importa el modo de hablar de los auto res de este mundo?”). Veamos ahora qué opinaban los paganos acerca de la lengua de los cristia nos. ¿Tenían también los paganos conciencia de esta diferenciación lingüística? ¿Había interferencias entre la lengua de los cristianos y la lengua profana de sus contemporáneos? Para responder a estas preguntas tenemos un texto de Lactan cio, Divinae Institutiones, V ,l, en donde discute las cualidades literarias de los textos cristianos. Dice, primero, que los paganos rechazan la Biblia por el carácter vulgar de su lengua: Quod prophetae communi ac simplici sermone, ut ad populum, sunt locuti. Contemnuntur itaque ab iis qui nihil audire vel legere nisi expolitum ac disertum volunt (rechazan la lectura de la Biblia, “porque los profetas se han expresado en una lengua común y sencilla, como cuando se habla al pueblo. Y por eso son despreciados por aquellos que no quieren oír nada que no sea lenguaje pulido y elegante”). Y los paganos no sólo despreciaban la Escritura por su lengua vulgar, sino que despreciaban también a los traductores cristianos de la Biblia, quia sunt aut omnino rudes aut certe parum docti (“o porque son totalmente ignorantes o por lo menos poco doctos”). Un hombre docto, elocuente y fácil de entender, dice Lactancio, fue sin
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duda San Cipriano, pero sus escritos sólo los entienden los cristianos. Los paga nos no pueden apreciarlos: quoniam mystica sunt quae locutus est et ad id prae parata ut a solis fidelibus audiantur; denique a doctis huius saeculi, quibus forte scripta eius innotuerunt, derideri solet (“pues lo que ha dicho son cosas misteriosas y preparadas para ser entendidas solamente por los fieles. Además, suele ser despreciado por los doctos de este mundo si acaso han llegado a cono cer sus escritos”). Así pues, según Lactancio, muchas expresiones y giros usados por los cris tianos resultaban incomprensibles para los paganos. Si el estilo sencillo y claro de Cipriano les era incomprensible, es que su lengua debía tener demasiadas particularidades de origen cristiano, que impedía a los paganos su recta y fácil comprensión. Es probable que la diferencia entre el latín común y el latín cristiano haya sido -sobre todo en los primeros siglos- un obstáculo para la difusión de los autores cristianos entre los paganos. Y desde luego, la lengua de la Biblia latina fue ciertamente un obstáculo para su difusión entre los paganos, pues hasta el propio Agustín, en su juventud, rechazó la lectura de la Biblia por tener un len guaje vulgar y desmañado, como él mismo dice en las Confesiones (3,5,9). El testimonio del propio Tertuliano confirma cuanto estamos diciendo: Tanto abest, ut nostris litteris annuant homines, ad quas nemo venit nisi Christianus (De testim. animae, 1) (“es muy difícil que los hombres acepten nuestras Escri turas, a las cuales nadie viene si no es cristiano”). A pesar de estas evidentes diferencias hubo interferencias entre el latín común y la lengua especial de los cristianos. Agustín dice que los paganos adoptaron de los cristianos la palabra martyr y la expresión clies natalis (día del nacimiento) en el sentido de “día de la muerte (cf. Sermones, 310,1,2). Hubo, sin duda, otros términos adoptados por los paganos, aunque proba blemente no habrán sido muchos. Las investigaciones llevadas a cabo sobre autores concretos han confirmado estas interferencias y mutuas influencias. Así B. Pighi ', estudiando la lengua de Amiano Marcelino, llega a las siguientes conclusiones: Amiano se sirve de muchas palabras tomadas de la len gua de los cristianos, pero muy pocas de esas palabras pueden considerarse como “términos normales” de su vocabulario. Entre estos “términos normales” podrían recordarse los siguientes: episcopus; ordinare episcopum; ecclesia en el sentido de domus ecclesiae (construir, levantar el edificio de una iglesia); martyr; gloriosam mortem. La frase completa dice: ad usque gloriosam mortem 1 B. Pighi, "L atinitá cristiana negli scrittori pagani del IV secolo", en Studi dedicati a P. U baldi, M ilán, p. 41 ss.
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intemerata fide progressi, et nunc martyres appellantur (“llegaron hasta la muer te gloriosa con fe pura, y ahora se les llama mártires”). La idea de que la muerte de los mártires es una victoria gloriosa es una idea típicamente cristiana, que apa rece ya en la Passio Perp. etFel. 18, y en Cipriano, De bono patient., 10, Hilario, etc. Amiano Marcelino utiliza muchos de estos términos cristianos en sentido irónico y burlesco, pero es un hecho innegable que los conoce, y esto es lo que ahora importa señalar. Amiano Marcelino en otras ocasiones se sirve de térmi nos cristianos, utilizando frases parecidas a las siguientes: ut christiani appe llant; ut christiani dictitant, etc., dando a entender que esas palabras no pertene cían a la lengua común de su tiempo. Véase un ejemplo: feriarum clie, quem celebrantes mense Ianuario christiani Epiphania dictitant (“en el día de las fiestas, que los cristianos llaman Epifanía, celebrando ese día en el mes de enero”). En conclusión, puede decirse con suficientes argumentos que tanto los cris tianos como los propios paganos eran conscientes de la existencia de una lengua especial de los cristianos. Esta diferencia lingüística alimentaba el sentimiento de solidaridad entre los cristianos, pero no favorecía un acercamiento entre unos y otros, entre los cristianos y los paganos. Estas diferencias lingüísticas podían no ser muy profundas; pero eran diferencias y se sentían como tales.
II. 2.- RASGOS CARACTERISTICOS DEL LATIN CRISTIANO Como acabamos de ver, la lengua latina cristiana se sentía como algo nuevo. La evolución de esta lengua se llevó a cabo bastante pronto en las distin tas comunidades cristianas. La opinión sostenida con frecuencia de que Tertu liano fue el creador de esta lengua sólo es aceptable, y, por tanto, sólo tiene sen tido si con esa afirmación se quiere señalar que de hecho en Tertuliano se encuentra una lengua cristiana ya hecha y establecida y que él la usa sin restric ción alguna. La afirmación sería inexacta e inaceptable si se quisiera decir que Tertuliano fue el inventor y creador de esa lengua. Tertuliano es sólo uno de los primeros testimonios de esa lengua, lengua que se fue formando poco a poco en el seno de las comunidades cristianas y que lógicamente comenzó mucho antes de Tertuliano. Los rasgos característicos del latín cristiano son muchos y variados y proce den de distintas fuentes. Para mayor claridad en la exposición nosotros los dis tribuiremos en cuatro apartados, que se ocuparán respectivamente de los neolo gismos, los grecismos, los hebraísmos y los vulgarismos. Las fuentes de donde proceden estos rasgos o elementos característicos son fundamentalmente tres: la
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lengua vulgar; la lengua griega y la lengua hebrea-aramea. A estas fuentes obe decen tres de nuestros apartados. El apartado sobre los neologismos recoge en cierto modo datos de las tres fuentes señaladas. Pasemos, pues, ya a la exposi ción de cada uno de estos puntos. 11.2.1.- N e o l o g i s m o s La diferenciación social que dio origen a la lengua de los cristianos estimu ló las facultades creadoras de cada comunidad. Resultaba así una diferencia lin güística, visible sobre todo en la creación de neologismos de orden lexicológico, semántico (semasiológico) y sintáctico, que dieron a la lengua de los cristianos ese rasgo tan característico y peculiar. En la exposición siguiente sobre los neologismos vamos a utilizar la termi nología de la escuela de Nimega, aunque no nos satisfaga del todo a causa de su farragosidad y no demasiada claridad; pero que de momento es la extendida y usada. 11.2.1.1.- Neologismos que son “cristianismos lexicológicos directos” Durante los primeros siglos de nuestra era los cristianos formaron muchas palabras nuevas, que se utilizaban para designar ideas específicamente cristia nas. Es lo que la Escuela de Nimega designa con el nombre de cristianismos lexicológicos directos. Entre estas palabras hay muchos grecismos y algunos hebraísmos. II.2.1.1.1.- Grecismos Los nombres para designar las instituciones eclesiásticas, la jerarquía cris tiana y, en general, las cosas, más o menos concretas que llegaron al latín con el cristianismo, son ordinariamente términos de origen griego, y nunca fueron reemplazados por palabras latinas. A esta categoría de “cristianismos directos” pertenecen palabras como apostolus, apostata, baptisma, baptismum, cathechumenus, charisma, diaconus, ecclesia, eucharistia, episcopus, evangelium, martyr, presbyter, propheta, etc., entradas en la lengua cristiana desde los pri meros tiempos, sobre todo a través de las antiguas versiones latinas de la Biblia. Y nótese bien, para hacer la distinción oportuna, que la mayoría de estos térmi nos entraron a través de las versiones latinas de la Biblia Pero hay otras, introducidas a partir del siglo IV, como Epiphania, monachus, monasterium, orthodoxus, etc., que no aparecen en las versiones de la Biblia, ni siquiera en la Vulgata de Jerónimo, y son, por tanto, de origen cristiano, no bíblico. En todos estos casos se trata de un proceso completamente natural, pues el
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pueblo no hace distinción entre la cosa y el nombre que la designa. Por tanto, si se adopta la cosa, se adopta también el nombre. Y cuando la cosa pasa a ser del dominio común, no se siente la necesidad de reemplazarla por una expresión de la propia lengua. Se trata del mismo fenómeno que, por ejemplo, para la palabra fút bol, en español, tomada del inglés, en vez de balompié, que podría haberse usado, o la expresión corrida de toros, que ha pasado a muchas lenguas europeas. II.2.1.1.2,- Hebraísmos El origen de estos hebraísmos, que deberían llamarse más propiamente semitismos, porque no todos los términos introducidos por este camino son de origen hebreo, sino que hay algunos de origen arameo, son nombres y expresio nes que los Setenta y la Vulgata de Jerónimo tomaron directamente del hebreo o del arameo, y a través de las antiguas versiones latinas de la Biblia, hechas sobre los Setenta, y la propia Vulgata de Jerónimo, pasaron al acervo común de la lengua de los cristianos. Estos semitismos no son, pues, cristianismos en sen tido propio, sino biblismos. Y esto es algo que hay que tener en cuenta para qui tar al latín cristiano algo de la novedad que se le quiere adjudicar. Estos neologismos no son muchos, si contamos solamente los sustantivos; pero son muchísimos, si contamos también los adjetivos y patronímicos. Algu nos de estos neologismos son bien conocidos, como, por ejemplo, seraphim, cherubim, manna, Messias, hosanna, amen, etc. Los adjetivos serían del tipo de pharisaeus, chananaeus, israelita, hierosolymitanus, etc. Hay que advertir que estos adjetivos pasaron generalmente al latín a través del griego, es decir, a través de la versión griega de los Setenta-, pero no siem pre, porque pueden remontarse a la Vulgata de Jerónimo. Su origen último, naturalmente, y en todo caso, es el hebreo o el arameo. El camino para la introducción de estos neologismos fue el mismo que el seguido para la introducción de los grecismos, es decir, con la cosa, el concepto o la realidad nueva entró la palabra hebrea o aramea que la designaba, y en la mayoría de los casos tampoco aquí se buscó un término de la lengua propia que la sustituyera. II.2.1.2. Neologismos que son “cristianismos lexicológicos indirectos” Este grupo de neologismos es muy importante, porque entran en él gran número de términos cristianos. En su mayoría son palabras que indican concep tos abstractos relacionados con las verdades de la fe, la salvación y la reden ción. El grupo está constituido casi en exclusiva por vocablos de origen latino. Y esto es un dato muy interesante. Una palabra extranjera podía bastar para
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designar cosas más o menos concretas, pero cuando se trataba de las verdades de la fe, de la doctrina cristiana y de las cosas que afectan al corazón y al senti miento, la lengua extranjera no bastaba y se recurría a la lengua materna, a) Así, por ejemplo, junto a la palabra salus, “salud del alma”, “salvación”, se creaba una palabra específicamente cristiana, salutare, “lo relacionado con la salvación”, “lo que da la salvación”. Se creaba, además, salvator, “salvador”, “quien da la salvación”, término equivalente al griego sôtêr, evitando así el tér mino profano, más neutro, servator, aplicado por la lengua profana a Júpiter, dato que contribuyó a su eliminación del lenguaje cristiano, aunque aparezca esporádicamente en algunos documentos cristianos. b) En el camino de la salvación espiritual se entra a través del bautismo. El bautismo era una institución que se había adoptado por el cristianismo con su nombre griego -baptisma, baptismus, baptismum- , a pesar de que las palabras autóctonas latinas lavacrum y tinctio hicieron concurrencia durante algún tiem po a baptisma, pero sin poder suplantarla nunca. A pesar de todo, el conjunto de ideas y sentimientos relacionados con el bautismo siguió expresándose con términos de origen latino, como el verbo regenerare, que indicaba el renacimiento espiritual en Cristo, y los términos regeneratio y regeneratus se asociaron en torno al verbo para designar la “regeneración espiritual” y al “renacido espiritualmente”. Y esto sucedió de la misma manera que en torno a salus, “salvación del alma”, se crearon salvus, salvatio, salvare. De todas formas, regenerare sufrió siempre la concurrencia de baptizare, tomado igualmente del griego, como baptisma, y terminó por imponerse. c) Ocurre lo mismo con sanctificare, sanctificatio, sanctificator, sanctificatrix, términos que se encuentran entre los “cristianismos indirectos” más anti guos, formados a partir de sanctus de la lengua latina ordinaria. d) También pertenece a este tipo de cristianismos el grupo formado por las palabras mediator, mediatrix, mediatio, que designa la obra mediadora de Cris to. La lengua cristiana formó primero el sustantivo mediator, a imitación del griego mesités, palabra que el latín cristiano no adoptó. e) La lucha entre el espíritu y la carne -cuestión muy debatida siempre entre los cristianos- dio origen a toda una terminología típicamente cristiana. El punto de partida fue el binomio griego sarks - pneíima, que recogía, a su vez, el binomio hebreo basar, “carne” y nephes - rúah, “alma” - “espíritu”. De aquí se originaron las nuevas acepciones de caro, “parte corruptible, terrena, temporal del hombre”, es decir, el “cuerpo humano” y, en sentido figurado, “la naturaleza
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humana sometida al pecado y a las tendencias desordenadas”, y spiritus, “la parte espiritual del hombre vivificada por la gracia”, “el hombre en cuanto ser unido a Dios por la fe y la gracia”. A partir de caro - spiritus se crearon los binomios carnalis - spiritualis / spiritalis; carnaliter - spiritualiter. A veces se usa el adjetivo carneus con el mismo significado que carnalis, “carnal”, “sensual”, “quien vive según las ten dencias de la carne que se oponen al espíritu”. Desde Tertuliano aparece camalia ,”las obras de la carne”. Y en el siglo IV se crea carnalitas, “lo carnal como opuesto a lo espiritual”. f) A partir de figura, en el sentido de “imagen, alegoría”, los cristianos cre aron praefigurare, “representar de antemano”, “preanunciar con figuras o ale gorías” (Cipriano, Lactancio), y praefiguratio, “acción de predecir por medio de alegorías”, “acción de designar por una figura” (Agustín), y praefigurator, “que predice o anuncia por medio de figuras o alegorías” (Agustín). Estos pocos ejemplos bastan para caracterizar suficientemente este grupo de neologismos, que tanta importancia ha tenido en la creación de la lengua lati na cristiana. II.2.1.3.- Neologismos que son “cristianismos semánticos” (= semasiológicos) Muchas veces la lengua latina común ofrecía un punto de partida, es decir, tenía un término que daba lugar en la lengua de los cristianos a un desplaza miento o a una evolución del significado. Durante los primeros siglos del cris tianismo el número de desplazamientos o evoluciones de significado fue mucho mayor que el número de neologismos léxicos. Era un modo normal de crear, renovar o transformar la lengua cristiana. Con relación a estos “cristianismos semánticos” (o “semasiológicos”, como otros prefieren) hay que señalar que tienen un cierto paralelismo con los “cristianismos lexicológicos indirectos”, es decir, se refieren, como aquellos, a ideas abstractas, relacionadas con la ideolo gía cristiana y cargadas de valor afectivo. Algunos ejemplos pondrán de mani fiesto el campo de estos neologismos y su importancia en la formación de la lengua latina cristiana. a) Para explicar la idea de pagano podemos distinguir tres grupos de térmi nos: 1) Préstamos griegos. 2) Palabras latinas que han sufrido la influencia del griego. 3) Formaciones puramente latinas. La Biblia griega (la Septuaginta y el N.T.) puso a disposición de los cristia nos de habla latina el sustantivo étimos (en pl. ta éthnê), “los paganos”, y el
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Nuevo Testamento griego 1y el adjetivo ethnikós, “pagano”. Los cristianos lati nos tomaron el adjetivo griego bajo la forma de ethnicus, “pagano”, que aparece ya en los textos más antiguos, pero que no se mantuvo en la lengua comente de los cristianos. En el siglo IV el pueblo ya no entendía esa palabra, a pesar de haber pasado a la Vulgata de Jerónimo, como se deduce claramente de la expli cación que da Agustín en uno de sus sermones: ethnicus gentilis est (“étnico es (o equivale a) gentil”) (Sermones, 17,6,6). Y en otro lugar vuelve sobre lo mismo: nam et ipsos ethnicos, id est, gentiles et paganos (“pues a los propios étnicos, es decir, a los gentiles y paganos”) (Sermones, 82, 4,7). Tampoco se mantuvo el término nationes, “las naciones”, formado a imita ción del griego éthnê. Pero sí se mantuvieron gentes y gentiles, que servían para traducir términos griegos de la Biblia. ¿Y por qué se mantuvieron? Probable mente porque la evolución semántica que llevó a gentes, de la lengua clásica y profana, a designar a los “paganos” en la lengua cristiana, estaba apoyada por un uso tradicional; ya que populus Romanus y gentes se oponían con frecuencia para designar al “pueblo romano” y a los “extranjeros”, los “pueblos bárbaros”. La palabra gentes adquirió así un sentido peyorativo, y para los cristianos las gentes eran los paganos. No hay que olvidar, por otra parte, el papel que le correspondió a la versión griega de los Setenta en la evolución hacia este significado, pues esta versión traduce casi sistemáticamente el término hebreo goyim, “los pueblos”, “las gen tes”, en contraposición al pueblo hebreo, “el pueblo elegido” por Dios, por éthnê, “las gentes”, “las naciones”. Y también desempeñaron un papel muy importante en esta evolución las versiones latinas de la Biblia, en especial la Vulgata de Jerónimo, pues emplean también casi sistemáticamente el término gentes para traducir o a éthnê (La Vetus Latina) o a goyim (la Vulgata). La transformación semántica de paganus para designar al “pagano”, “no cristiano”, se realizó en las comunidades latinas cristianas del siglo IV y esta palabra suplantó a todas las demás para significar el “no cristiano”. Pero no se trata, como algunos han sostenido, de que los “no creyentes” se encontraran en su mayor parte en las “aldeas” -pagus-, y los “creyentes” se hallaran en las “ciudades”, porque históricamente la realidad no fue así; sino que el punto de partida para el nuevo significado hay que buscarlo en la “lengua militar”. En esta lengua especial, paganus, “el aldeano”, se oponía a miles, “el soldado”, “el 1 A parece 4 veces en el N .T. (M t 5, 47; 6,7; 18,17; 3Jn 7), y nin g u n a en la S eptuagin ta. El N .T . traduce los tres textos de M t p o r etnicus y el de 3Jn p o r gentes. E l advervio griego ethnikós, que aparece en G al 2, 14, la V ulgata lo traduce p o r gentiliter, "según las c onstum bres paganas".
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militar”. Ahora bien, miles era el “soldado” y paganus el “civil”. Los cristianos se consideraban, pues, como los “soldados de Cristo” (milites Christi). Los “no cristianos” eran los pagani, “las gentes civiles”, “los que no eran soldados”, y, por eso, “no creyentes”, “no cristianos”, “paganos”. En este caso, también el significado peyorativo de paganus en la lengua común fue el punto de partida para el nuevo significado cristiano.
b) En la evolución semántica de la idea de pax han intervenido motivos de orden lógico, no afectivo. Las etapas de esta evolución han sido las siguientes: 1,- En los textos cristianos más antiguos pax significa la “paz” entre la Iglesia y el Estado, lo opuesto a la persecutio , “persecución”: tiempo de persecución. Este significado resulta directamente de la lengua común, en la que pax es lo opuesto a bellum, “guerra”. 2,- Pero pax entra en la esfera de lo espiritual y sobrenatural para indicar “la paz entre Dios y los hombres”. Esta acepción nueva la recoge la expresión bíbli ca evangelium pacis , “el evangelio de la paz”. 3,- Esta última acepción está relacionada con el sentido escatológico, que apare ce en las inscripciones cristianas, bajo la fórmula: dormiré in pace, “descan sar en paz”. 4,- Pero pax significa, además, la concordia entre los cristianos, y de aquí surge la expresión y el rito de darse el osculum pacis, “el beso de la paz”: de este modo queda simbolizada la unidad en el culto. 5,- Por último, pax solamente, o bien, osculum pacis , significaba el beso que se daban los cristianos en señal de unión fraterna (rito conservado incluso en la misa actual). Al darse el osculum sanctum, “el beso santo”, los cristianos se decían mutuamente: pax vobiscum, “la paz sea con vosotros”. Todos estos significados son propios del latín cristiano. Pero el latín bíbli co ha desarrollado también otra serie muy larga de acepciones, a partir del tér mino hebreo shalom y, por tanto, de la idea bíblica de “paz”. Así, paz (shalóm) en el Antiguo Testamento significa originalmente “ser o estar completo o sano”. La “paz” es un estado de completa armonía que incluye seguridad, bienestar, prosperidad, salud, alegría y ausencia de guerra. Incluye también la armonía con Dios. En el Nuevo Testamento, la eirênê (pax) adquiere una nueva dimen sión mucho más profunda. Indica el equilibrio interior y la tranquilidad espiri tual del creyente que se sabe salvado por la gracia de Dios y la redención de Cristo. Este nuevo concepto de pax, mucho más profundo que el clásico, y de orden espiritual y religioso, se resume en el hecho de que el cristiano sabe que ha sido salvado por Cristo. Por tanto, el latín bíblico tiene sus propias acepcio nes del término pax, que difieren de las específicamente cristianas. Esta breve digresión sobre los significados cristianos y bíblicos de pax pone
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de relieve la riqueza semántica que han adquirido muchos términos latinos al pasar por el tamiz cristiano y por el más novedoso aún tamiz bíblico.
c) Confiteri y sus derivados. En la lengua común, el verbo confiteri -en latín vulgar confessare, de donde viene el español “confesar”- tenía un signifi cado bastante amplio: era “reconocer públicamente”, “confesar”, “afirmar que”, “decir que”, etc. 1,- En el latin cristiano y en el ambiente ideológico de la penitencia, confiteri significaba la “confesión de los pecados”. Este sentido es bastante cercano al de la lengua común y, por eso, este verbo al principio no figuraba entre los términos técnicos del cristianismo. Sólo puede considerarse como un “cristianismo semántico” cuando equivale a “confesar los pecados (confiteri peccata). La evolución hacia este significado ya estaba plenamente realiza da en el siglo IV. Para San Agustín, confiteri, a secas, equivale a “confesar los pecados”. Lo mismo ha de decirse del sustantivo confessio, “confesión de los pecados”. En tiempo de Tertuliano, y hasta de Cipriano, el término usual para la “confesión de los pecados” era el término griego exomologesis. 2,- Pero en el latin cristiano, el verbo confiteri significó también muy pronto “confesar la fe” (confiteri fidem). Y como la confesión de la fe estaba muchas veces unida al sufrimiento y a la muerte por defender esa misma fe, confessio pasó a significar, como martyrium , el lugar donde uno confesaba su fe, el lugar donde había muerto, el sitio donde fue enterrado. Aún hoy se llama la Confesión de San Pedro al lugar de la Basílica Vaticana en donde se halla la tumba de San Pedro. Confessio, además de “confesión de la fe”, significa “la tumba de un confesor”, “la tumba de un mártir”. 3,- En el latín bíblico, el verbo confiten, por influjo del verbo hebreo hodah, significa, además de las cosas señaladas antes, “alabar a Dios”, “dar gracias a Dios”, y confessio es la “alabanza de Dios”, la “acción de gracias a Dios”. Estos significados bíblicos de confiten / confessio nunca fueron populares en la lengua latina cristiana. La prueba más evidente de ello es que los Santos Padres sintieron la necesidad de explicar a los fieles estos significados. San Agustín, por ejemplo, dice así (In ps. 29,19): “La confesión es de dos clases, la confesión del pecado y la confesión de la alabanza”. En otro lugar añade: “Hay una confesión del hombre que alaba, y una confesión del hombre que llora” (In ps. 94,4). Y en un sermón recalca la idea: “Hay algunos poco instruidos que, cuando oyen en la Escritura la palabra confesión, en seguida se dan golpes de pecho como si la confesión no pudiera referirse más que a los pecados” (Serm. 39,2). Los textos de Agustín que podríamos citar son muchos. Vamos a terminar con uno, un poco más largo, especialmente claro, en el que trata de los signifi
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cados de las dos palabras que nos ocupan. Para explicar la frase de Mt 11,25: Confíteor tibi, Pater, Agustín dice lo siguiente: “Cuando se nos leyó el evange lio, oímos que el Señor Jesús se alegró en el espíritu y dijo: Confíteor tibí, Pater. Si estas palabras del Señor las consideramos con respeto y diligencia y sobre todo con devoción, encontramos en primer lugar que no siempre que lee mos en las Escrituras la palabra confesión debemos entender que se trata de la confesión del pecador. Me ha parecido conveniente deciros esto..., porque ape nas salió esta palabra de la boca del lector, se oyó también el sonido de vuestros golpes de pecho. Tan pronto como se oyó la palabra confíteor, golpeasteis vues tros pechos. ¿Y qué es golpear el pecho sino acusar exteriormente lo que está oculto dentro de él y castigar con ese golpe visible los pecados ocultos? ¿Por qué lo habéis hecho sino porque habéis oído las palabras confíteor tibí, Pater? Habéis oído la palabra confíteor, pero no habéis prestado atención a quien la dice. Atended ahora. Si Cristo, que no tiene pecado alguno, dice confíteor, es que hay una confesión no sólo del pecador, sino del que alaba a Dios. Por consi guiente, hacemos nuestra confesión alabando a Dios o acusándonos a nosotros mismos. Ambos modos de confesión son buenos, ya se acuse uno a sí mismo por no estar sin pecado, ya alabe a quien no puede tener pecado” (Serm. 67,1,1). No puede haber una explicación más clara. Estas acepciones bíblicas, como hemos dicho, no eran populares en tiempo de San Agustín, como no lo fueron nunca en la lengua latina cristiana, fuera de la Biblia y fuera de las Confesiones del propio San Agustín, y de algún texto aislado, dependiente directamente de la Biblia latina. Agustín mismo define así sus Confesiones·. “Mis Confesiones alaban a Dios justo y bueno, tanto por mis males como por mis bienes” (Retract. 11,6). Estos pocos ejemplos bastan para ofrecer una idea bastante ajustada de la complejidad de la evolución semántica de muchos términos propios de la len gua de los cristianos. Y vale la pena recalcar una vez más que hay significados bíblicos que nunca han llegado a ser propiamente significados cristianos en sentido estricto. Como resumen de todo lo dicho, podemos afirmar que si se tienen en cuen ta los cristianismos directos, y sobre todo los cristianismos indirectos, los semánticos y los sintácticos, es lícito hablar con todo derecho de la lengua lati na cristiana como de una realidad peculiar. Los cristianismos indirectos, duran te los cuatro primeros siglos, fueron el doble de frecuentes que los directos. En contraposición a éstos, los cristianismos indirectos eran formaciones latinas. Por eso, está totalmente justificado hablar de una renovación parcial del léxico latino en los ambientes cristianos de los primeros siglos.
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H.2.I.4.- Formación de los neologismos cristianos La mayor parte de los neologismos cristianos son términos derivados, y puede señalarse una preferencia de la lengua cristiana por ciertos tipos de for mación y derivación. Abundan extraordinariamente las siguientes formaciones: I,-
Los sustantivos en -tor: cooperator, fornicator, resuscitator, exterminator, insultator, operator, miserator, etc. 2,- Los nombres de acción en -tio: exspoliatio, fornicatio, incorruptio, supplan tatio, tribulatio, etc. 3,- Los adjetivos en -bilis: corruptibilis, incorruptibilis, investigabilis, passibi lis, agnoscibilis, etc. 4,- Hay preferencia por los verbos de la primera conjugación, en general, y pol los verbos terminados en -ficare, en particular. Estos verbos causativos se derivan de adjetivos y sustantivos; así, de clarus, clarificare, de mors, mor tificare, de honor, honorificare, de gloria, glorificare, etc. Este procedi miento de derivación es específicamente cristiano, y parece que ha sufrido la influencia del número considerable de verbos causativos griegos, que no tenían equivalente en latín. En el transcurso del siglo IV hubo un incremento continuo de cristianismos indirectos. Esto dependió, en gran medida, del edicto de Milán (a. 312), que modificó radicalmente la posición de los cristianos en el mundo antiguo. De ser gente perseguida, los cristianos pasaron a ser gente dominadora. El cris tianismo se convirtió, hasta lingüísticamente, en una religión victoriosa. 5,- En muchos casos, los neologismos no son más que el complemento normal de grupos de palabras formadas por los primeros cristianos. Así, por ejem plo, glorificare es uno de los cristianismos más antiguos, pero sólo en el siglo IV se formó el sustantivo glorificator. El adjetivo incommutabilis exis tía ya en la lengua común; pero en el siglo IV se formó el sustantivo incommutabilitas y el adverbio incommutabiliter, entrando a formar parte desde entonces del acervo léxico cristiano. Manducare era un verbo usual en la lengua común; pero en el siglo IV los cristianos formaron el sustantivo man ducatio . 6,- Nacen así, en el siglo IV, muchos adverbios terminados en biliter: incompa rabiliter, infatigabiliter, inejfabiliter , etc. II.2.1.5.- Cristianismos sintácticos Los datos lingüísticos que vamos a exponer a continuación no están asocia dos de por sí al cristianismo y por eso tienen, si cabe, mayor valor probativo acer ca de la peculiaridad de una lengua, en este caso de la lengua latina cristiana. El latín cristiano no hizo más que desarrollar tendencias que se hallaban latentes en la lengua común. Los datos más relevantes en este sentido serían los siguientes:
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1,- Uso de adjetivos de pertenencia en lugar del genitivo adnominal: apostólica traditio; divina praecepta; divina gratia; dominica fides; dies dominica; ecclesiastica disciplina; evangélica traditio, etc. El uso de estos adjetivos se remonta al indoeuropeo; pero el latín desarrolló en su sustitución el genitivo adnominal o posesivo. La lengua de los cristianos, curiosamente, volvió al uso antiguo. 2,- Uso frecuente del singular colectivo, sobre todo con términos de sentido específicamente cristiano; así opus, “obras de misericordia”; gentilis, “los paganos”; haereticus, “los h erejes”; M anichaeus, “los m aniqueos”; Arrianus, “los arríanos”, etc. Este singular se usa sobre todo para indicar las “sectas heréticas”. Es un singular del mismo tipo que el antiguo, reflejado en la frase: Romanus sedendo vincit, “los romanos vencen estando senta dos”. 3,- Indiferencia y hasta abandono de las reglas tradicionales de la lengua; pot ejemplo, uso abundante del nominativus penclens. Esta construcción, en con creto, ofrecía la posibilidad de citar textos bíblicos sin cambiar una sola palabra (cf. Agustín, Serm. 192,3,3). 4,- Uso especial del genitivo adnominal; por ejemplo: dies iudicii, “el día del juicio”, es decir, cuando tendrá lugar el juicio; panis laetitiae, “el pan de la alegría”: el pan que se comerá con alegría. La relación específica del geniti vo es muy amplia, como se ve. Hay que señalar que la mayor parte de estos giros proceden de las traducciones latinas de la Biblia, pues el hebreo, len gua pobre en adjetivos, suple esta carencia con el empleo de sustantivos en forma constructa, cuya traducción normal al latín es el genitivo. Esta cons trucción, por tanto, muy frecuente en el latín cristiano es en el fondo un rasgo propio del latín bíblico. 5,- Uso de elipsis y braquilogías atrevidas. Este fenómeno sólo es concebible y explicable cuando los hablantes conocen perfectamente de qué se trata. Hay muchos ejemplos de ello en las inscripciones cristianas. Así, por ejemplo, consequi significa “ser bautizado”: hic posita est Fortunia...consecuta est octavo kalendas augusti, “aquí está enterrada Fortunia..., que fue bautizada el día octavo antes de las calendas de agosto”. Accipere significa también “recibir el bautismo”: percipere , “recibir la gracia del bautismo”; suscipere, “recibir la gracia del bautismo”; ex die consecutionis , “desde el día del bau tismo”. Estas expresiones obedecerían a la llamada “disciplina del arcano”, es decir, a la reserva impuesta a los fieles para que no hablaran claramente y explícitamente de los misterios sagrados con quienes no tuvieran interés en la religión cristiana. Esta reserva continuó, al menos, hasta el siglo IV. A partir de entonces se pasa de las palabras generales y oscuras a términos menos oscuros, que indican el acceso a la vida sobrenatural, a la luz, etc.; así natus, renatus, luce renovatus, sacratis ablutus lymphis, hasta llegar a las formas tardías y más explícitas, como albas suas deposuit (dejó sus ves tidos blancos), o al uso del verbo baptizare y de otros términos indicadores
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del estado de los fieles en relación al bautismo, como candidatus, catechu menus, neofita, etc. En cuanto al matrimonio, la santidad del sacramento se indicaba o por los términos virginius, “el hombre que era virgen antes de casarse”, univira, “la mujer que se había casado una sola vez”, o por los elogios que un cónyuge hace del otro, en las lápidas sepulcrales, alabando su virtud y su fidelidad. El sacramento de la penitencia tenía también sus fórmulas estereotipadas, como accipere poenitentiam, “recibir la penitencia”, consequi poenitentiam, “conseguir la penitencia”. 6.- Uso del genitivo aislado como forma especial de elipsis; por ejemplo: ergo “de Dei" das Deo, “luego de (los dones) de Dios das a Dios”, etc. La abun dancia de elipsis de este género en las obras de San Agustín es una buena prueba de que los fieles las entendían, pues Agustín intenta ante todo que sus oyentes o lectores le entiendan. 7.- Construcciones de los verba dicencli con cid; por ejemplo: dicere ad; loqui ad , etc. Esta construcción existe en textos latinos antiguos, pero es poco frecuente. Los cristianos, en cambio, la desarrollaron muchísimo. Ello se debe en gran parte a que muchos nombres bíblicos son indeclinables y por eso la claridad del texto exigía estos giros con preposición; por ejemplo: dixit ad Noe (dijo a Noé); locutus est ad Ioseph (habló a José), etc. Este giro, por tanto, es típico del latín bíblico, y no del latín cristiano en cuanto tal; pero pasó a la lengua latina cristiana por la razón apuntada. De la lengua cristiana pasó luego al latín tardío en general, dando origen a expresiones como dixit ad eum en vez de dixit ei (dijo a él o le dijo), dixit ad discipulos (dijo a los discípulos), etc., y del latín tardío pasó a las lenguas romances: “dijo a un hombre”; “ habló a una mujer”, etc. Queremos advertir, como observación final de este capítulo, que una buena parte de los fenómenos lingüísticos, que acabamos de señalar como propios del latín cristiano, se basan, dependen y proceden de las antiguas versiones latinas de la Biblia, incluida naturalmente la Vulgata de Jerónimo. En muchos de estos puntos el latín cristiano coincide con el latín bíblico, o, si se quiere, el latín bíblico se convierte en latín cristiano. Pero tendremos ocasión más adelante de demostrar con suficientes argu mentos que se pueden y se deben estudiar por separado estos dos tipos de latín. En las páginas que preceden ya se ha dado cuenta de algunas de estas diferencias con respecto a significados distintos de las mismas palabras. Π.2.2.-
G r e c is m o s
A través de su historia el latín ha experimentado dos veces una fuerte influencia griega. La primera fue en tiempo de Escipión el Africano (a. 235-183 a. Cr.). Las clases dirigentes de Roma, conscientes de la pobreza de su propia civilización, aceptaron a manos llenas la cultura griega. Roma se enriquecerá
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con una facilidad pasmosa de los fondos inagotables de Grecia durante los siglos siguientes. Junto a la cultura y la civilización, entran en Roma cientos de palabras nuevas, tomadas unas directamente de la lengua griega -son los présta mos griegos-, o tomadas del acervo latino, pero calcadas sobre modelos griegos en cuanto a alguno de sus significados. La segunda gran penetración, y podríamos decir invasión, de grecismos se verifica en el siglo I de nuestra era, cuando llega a Occidente el cristianismo, predicado por misioneros que hablan el griego. El influjo de la lengua griega en este período puede parangonarse al de la época de Escipión. Pero ahora, en el cristianismo, no hay impedimentos ni recelos, como los hubo en tiempo de Escipión. Los cristianos toman del griego sin escrúpulos puristas ni lingüísticos palabras y giros que les parecen apropiados para expresar su fe y sus ritos y sijs creencias, que era lo fundamental, y no la pureza de su lengua latina. La influencia del griego sobre el latín se realiza a través de dos caminos: Π.2.2.Ι.- Penetración por vía popular Debido a la presencia de numerosos esclavos y mercaderes griegos en Roma, la convivencia con los nativos de habla latina hizo que pasaran al latín muchos términos y expresiones de la lengua griega, sobre todo del vocabulario técnico del comercio. La influencia se deja sentir sobre todo en el léxico y afec ta principalmente a los géneros más populares, como la comedia. Π.2.2.2.- Penetración por vía culta Las clases sociales altas de Roma se dejan seducir por la refinada y ya clá sica cultura griega. El influjo de la lengua griega por esta vía afecta más al campo sintáctico que al campo léxico. Con respecto al léxico, Cicerón en parti cular, realiza una intensa labor de invención de términos latinos que sustituyan a los términos técnicos griegos, sobre todos términos relacionados con la filoso fía. Por esta vía entran en Roma especialmente los calcos semánticos griegos. Esta doble vía de penetración de la cultura y de la lengua griegas existe también en el latín cristiano. Hay, pues, un influjo popular, sobre todo en el léxico, y un influjo culto o literario, sobre todo en la sintaxis. De las dos vías de penetración de los grecismos en el latín cristiano tuvo más importancia la vía popular, porque los primeros cristianos procedían fundamentalmente de las cla ses sociales más bajas, entre ellas la de los esclavos y libertos, de origen orien tal y de lengua griega o de dialectos muy influidos por el griego. Al convertirse al cristianismo y seguir viviendo en Roma, aprendieron también el latín, y al fin también ellos hablaron el latín, pero con muchos préstamos griegos.
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Π.2.2.3.- Préstamos léxicos griegos 1,- Ya hemos dicho que, tratándose de cosas o de instituciones más o menos concretas, entran en la lengua latina cristiana de Roma o de Cartago -por citar sólo las dos capitales del cristianismo antiguo- las cosas o las institu ciones con sus nombres griegos. Tales son los casos de las siguientes pala bras: apostolus, ecclesia, evangelium, baptisma, diaconus, episcopus, presbyter, etc. Entran también los verbos correspondientes, como baptizare, blasphemare, anathematizare, prophetare, scandalizare, etc. Ya hemos dicho antes que la terminación verbal en -izare era una formación típica mente cristiana. Y ahora es preciso añadir que está calcada del griego izeín. Estas palabras griegas se toman sin más y no se intenta buscar un término en la propia lengua para sustituirlas. Además, el exclusivismo de los primeros cristianos no facilitaba el contacto lingüístico con las instituciones paganas. Las instituciones cristianas, la fe cristiana y la ideología del cristianismo se consideraban fenómenos absolutamente nuevos, necesitados de una termi nología nueva, aunque fuera necesario utilizar una terminología extranjera. Por ejemplo, para designar al profeta en el sentido que tiene en la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, es decir, “al que habla en nombre de Dios”, se dejaron de lado las palabras latinas existentes, como vates y fatidicus , por un lado, porque evocaban ideas religiosas paganas, y, por otro, porque sus significados no eran totalmente coincidentes con el de nabí en hebreo, y, por eso, tomaron del griego propheta - prophetes, palabra religiosamente neutra y que sólo significaba “el que habla en vez de”, “el que habla delante de”. Propheta para los cristianos es, pues, “el que habla en nombre de Dios”. La mayor parte de los préstamos griegos datan de los primeros siglos del cristianismo, aunque naturalmente hay también términos posteriores. Y hay que decir otra vez que la mayor parte de estos grecismos pasaron primero a las versiones latinas de la Biblia y de ellas a la lengua común de los cristia nos. Estamos de nuevo ante biblismos y no propiamente ante cristianismos en sentido estricto. Otros préstamos griegos datan de siglos posteriores. Cuando en el siglo IV se importó de Oriente la fiesta de la epifanía, se introdujo la fiesta con su palabra griega correspondiente epiphania, “manifestación”. Sabemos que en tiempo de San Agustín los cristianos ordinarios todavía no entendían ese tér mino y por eso Agustín tiene que explicárselo: epiphania quippe graece, latine manifestatio dici potest (“pues epifanía en griego puede decirse en latín manifestación”) (Serm. 202,1,1). Cuando también en el siglo IV se importó igualmente del Oriente el mona cato, entraron junto con la institución los términos monachus, “monje” y monasterium, “monasterio”. En este mismo siglo, durante el período de las grandes herejías, entró también la palabra orthodoxus, “ortodoxo”.
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2,- Los préstamos léxicos griegos son productivos. Estas palabras importadas por los cristianos no constituyen un cuerpo extraño en la lengua latina cris tiana. Al contrario, con la ayuda de sufijos latinos se forman neologismos, que encajan perfectamente en el sistema tradicional de la lengua latina. Así, por ejemplo, de apostolus, con un sufijo latino tradicional, se formó cipostolatus, a imitación de magistratus, consulatus, etc. El término apostolatus pasa a designar una función oficial, la función del “apóstol”, y luego se ensancha el significado para designar el “apostolado” que puede hacer cual quier fiel cristiano que oye y acepta la llamada de Cristo para difundir la religión cristiana. Obsérvese que los cristianos no tomaron el término griego apostolé, porque los temas latinos en -a no se utilizaban habitualmente en latín para designar nombres de funciones. De la misma manera de episcopus se formó episcopatus, dejando de lado el griego episkopé. Más adelante se formó también episcopalis, desdeñando igualmente el griego episkopikós. A imitación de episcopatus, “obispado”, se formó en el siglo IV clericatus, “clericado”, “el clero”, partiendo del grie go kléros, “suerte”, término que dio en latín cristiano clerus, desde Tertulia no, y de clerus nació también clericus , “clérigo”, desde Jerónimo, y cleri calis, “clerical”, desde Sidonio Apolinar (mitad del siglo V). Hay que hacer constar que apostolus, “apóstol, enviado” y apostolatus, “función del apóstol”, según la primera acepción señalada, son términos bíblicos, lo mismo que episcopus, “inspector, vigilante”, “obispo” y episco patus, con el significado de “oficio, puesto, cargo”. En cambio, son térmi nos cristianos todos los demás citados antes. Con el sufijo -tor, tan usado por los cristianos, como se ha dicho, de blasp hemare se formó blasphemator; de baptizare o de baptisma se formó una pequeña constelación de términos cristianos, como baptista, baptizator, baptizatio, baptisterium; ésta última palabra con la acepción de “lugar donde se bautiza”, “fuente bautismal”, “bautisterio”, desde Sidonio Apolinar (mitad del siglo V), porque baptisterium con el significado de “piscina para bañarse” aparece ya en Plinio ( Ep. 5.6.25 ). Hay que señalar aquí también que blasphemare, baptizare, baptista son tér minos bíblicos. Los demás son términos cristianos. 3.- A veces no se toma prestada la palabra griega, sino que se incorpora a la len gua materna, al latín cristiano, el valor o la equivalencia de la palabra grie ga. Este procedimiento tiene aplicación universal en lingüística; existe hoy como existía en la antigüedad. Ahora bien, como las nociones cristianas han sido incorporadas al mundo latino por medio del griego, muchas veces es difícil saber si se trata de un cristianismo semántico normal o de una traduc ción del griego. Así, por ejemplo, cuando caro, en sentido cristiano, se convierte en el equi valente del griego sarks, no hay nada de extraño ni artificial en ello. Para la
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ideología cristiana caro equivale a sarks y sarks equivale a uno de los signifi cados -el significado religioso- del basar hebreo. Se trata, pues, de un neolo gismo, que es un “cristianismo semántico”, como se dijo en otro lugar, o, para hablar con más propiedad, es un biblismo procedente de un semitismo. Otra cosa son los términos derivados carnalis, carnaliter, carnalitas, que son “cristianismos léxicos indirectos”. Lo mismo puede decirse de conditio, en el sentido de “creación”, que equi vale al griego ktisis, y en la Vulgata (Ez 28,15) es la traducción del hebreo bara’, “crear”, con cuyo verbo la Biblia describe la creación de Dios al prin cipio del mundo . Es igualmente un cristianismo semántico. La lengua latina cristiana prefirió catechumenus a auditor, porque éste últi mo término evocaba la imagen de las escuelas paganas de filosofía. Templum era un término técnico del culto pagano, y por eso no se aceptaba como vocablo para designar la iglesia cristiana en cuanto edificio de culto. Se aceptó, en cambio, basilica, nombre de un edificio pagano, y también ecclesia, “iglesia”, como edificio de culto, desde San Agustín. Pero templum en la Biblia latina -en la Vulgata de Jerónimo aparece algu nos centenares de veces- pasó a designar, con significado nuevo y específi co, “el templo de Salomón”, “el templo de Zorobabel”, “el templo de los judíos del tiempo de Cristo”. Mysterium evocaba en la mente de los cristianos los misterios paganos, y por eso lo cambiaron por sacramentum con esa misma acepción. En cambio, el latín bíblico no hace distinción alguna entre mysterium (29 veces en la Vg) y sacramentum (16 veces emn la Vg), usando ambos térmi nos con el mismo significado. 4,- Algunos autores cristianos, escritores literarios de categoría, intentaron, sin conseguirlo, eliminar lo más posible los préstamos griegos, sustituyéndolos por palabras de cuño latino. Así, por ejemplo, Tertuliano emplea a veces ordo por clerus; intingere y tingere por baptizare; intinctio y lavacrum por baptisma; apostata por refuga o transfuga o trcmsgresor o negator. Estos intentos no tuvieron éxito. Las palabras cristianas vencieron, y probable mente vencieron, porque todas ellas estaban presentes en las versiones lati nas de la Biblia. 5.- Tampoco tuvieron éxito los esfuerzos de los poetas cristianos, a partir del siglo IV, que reemplazaron muchos préstamos griegos antiguos por palabras latinas. Estos autores sustituían martyr por testis; angelus por nuntius o minister; apostolus por missus; episcopus por antistes; propheta por vates o praeco Dei; baptisma por lavacrum; baptizare por tingere, etc. La lengua hablada por los cristianos no aceptó estos cambios. Y no los aceptó proba blemente, porque eran términos habituales del latín bíblico. Por otra parte, los poetas preferían, además, palabras bíblicas, pertenecientes
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al lenguaje solemne de la liturgia de la Iglesia, como gehenna por inferus o abysus, en vez de términos de uso más corriente. Y éstas sí se conservaron. Π.2.2.4.- Préstamos sintácticos griegos Los préstamos sintácticos son más difíciles de detectar. Es evidente que resulta más fácil tomar una palabra extranjera que tomar una construcción sin táctica. Pero si la lengua materna ofrece un punto de partida, la influencia extranjera puede verse activada en el campo de la sintaxis. La influencia griega -y la hebrea, como luego verem os- se opera de la siguiente manera: Desde el período arcaico existían en latín ciertas construccio nes que nunca se habían desarrollado del todo. Pues bien, la evolución de estas construcciones se ha visto estimulada y favorecida por la lengua extranjera. Sin esta influencia, las construcciones habrían quedado paralizadas, convertidas en meras posibilidades. Con esta influencia se han convertido en material de uso comente. La vía más frecuente de esta influencia sintáctica ha sido la de las traduc ciones latinas de la Biblia -y de nuevo vuelven a coincidir el latín cristiano y el latín bíblico, o mejor dicho, vuelve a tomar la delantera y la mayor impor tancia el latín bíblico frente al latín cristiano- y eventualmente de otras obras griegas primitivas, como la Carta de Clemente a los Corintios, el Pastor de Hermas, la Carta de Bernabé, las obras de heneo o de Orígenes, etc., pero siempre en un lugar absolutamente secundario frente a las traducciones lati nas de la Biblia, Veamos ahora algunos ejemplos claros de influjo griego en la sintaxis del latín cristiano: 1,- En el latín tardío existían varias perífrasis de futuro, las cuales durante siglos se habían usado de manera muy fluctuante. Algunas de estas cons trucciones eran las siguientes: habituri sumus = habebimus (= tendremos) (Petr. 45,4); qui baptizandi sunt = qui baptizabuntur (que serán bautizados). Otras se forman con los verbos: habeo, debeo, volo, como, por ejemplo: tollere habet (tomará); debet ordinari (deberá ordenar = ordenará); servire volunt (quieren servir = servirán), etc. Una perífrasis muy frecuente era la formada por los verbos coepi e incipio, originada sin duda por imitación de la formada por el verbo griego melló. Esta construcción se usó primero en las traducciones latinas de la Biblia y luego en la lengua hablada de los cristianos; pero nunca fue popular, y ter minó por desaparecer.
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2,- El verbo credicli se emplea con matiz incoativo y en un sentido específicamente cristiano: “hacerse creyente”, “recibir la fe”, por influjo del aoristo incoativo griego epísteusa. El uso frecuente de la interrogación indirecta con si, rigiendo casi siempre indicativo, se remonta a orígenes muy antiguos -seguramente al itálico común-, como consta por las Tablas Iguvinas 5,24. Plauto conoce y usa esta construcción. Pero la realidad es que sólo se hace de uso corriente con el cristianismo. El uso abundante que hace de ella el latín cristiano depende sin duda del griego ei, que rige indicativo. En su difusión tuvieron sin duda mucho que ver las versiones latinas de la Biblia, incluida la Vulgata, en la que también es muy frecuente -una vez más el latín bíblico es la base o el detonante del uso cristiano-. Esta conjun ción pasa incluso a introducir una interrogación directa. 4,- El infinitivo final era una construcción antigua, pues Plauto la conoce y utili za. El latín clásico la evita sistemáticamente, fuera de los verbos de movi miento y duración, como abiit visere aedem Minervae (fue a visitar el tem plo de Minerva); ciare bibere (dar de beber), etc. El latín cristiano, en cambio, la desarrolla sin limitación alguna por influjo del griego. Tenemos, pues, giros como: sedit manducare (se sentó a comer); dedit acl manducare (dio de beber), etc. 5.- El giro nescio quia, en vez de infinitivo, es también un giro cristiano. Quia en estos casos es la traducción del griego hóti. Pero esta construcción, más que procedente del griego, viene sin duda al latín cristiano de las versiones latinas de la Biblia, incluida la Vulgata, que no hacen más que recoger la construcción hebrea o aramea de la Biblia, pasada a la Septuaginta. El latín bíblico emplea indiferentemente nescio quia y nescio quod (ésta última fórmula es más frecuente). Π.2.2.5.- Conclusiones sobre la influencia griega La influencia griega sobre el latín cristiano hay que destacarla debidamente. Las relaciones entre la literatura griega cristiana primitiva y la literatura latina cristiana antigua son tan estrechas y tan intensas en los primeros siglos del cris tianismo, y abarcan tantos campos comunes que no parece descabellada la idea de quienes prefieren hablar de una sola literatura bilingüe, que podría llamarse literatura cristiana griega y latina. El centro de esta literatura evidentemente es Cristo, que es quien le confiere la unidad de contenido. Por lo demás, ambas literaturas tienen unas mismas exi gencias, unos mismos objetivos, unos mismos adversarios, y ambas emplean las mismas armas y los mismos argumentos. Las dos tienen el mismo espíritu ecu-
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ménico y universal. Las dos son el mismo instrumento de una misma lucha: la propagación y defensa del cristianismo. Por eso hubo siempre un gran intercam bio de mensajes traducidos de una lengua a otra, sobre todo de la griega a la lati na, comenzando ya por la versión del Nuevo Testamento griego y la versión del Antiguo Testamento de los Setenta, pasados ambos Testamentos a la Vetus Latina. Así, pues, no se subrayará lo bastante la importancia del griego bíblico para explicar el latín cristiano. La influencia de la versión griega de los Setenta y del griego del Nuevo Testamento es incalculable, no sólo para el latín cristiano, sino para otras muchas lenguas, a las que se tradujo la Biblia griega, por ejem plo, para la lengua gótica, por citar sólo una lengua antigua importante. Pero esta importancia del griego bíblico no quedaría situada en su verdade ra dimensión, si no se hiciera hincapié en el hecho de que el griego bíblico es deudor, en una medida mayor de lo que suele creerse, del hebreo bíblico y del arameo, por lo que respecta a la Septuaginta, y de la mentalidad semítica de los autores del N.T., por lo que se refiere al griego del N.T. La raíz última de casi todas las novedades del griego bíblico como del latín bíblico está en las lenguas originales de la Biblia: el hebreo, el arameo, y en la mentalidad hebrea de los autores del N.T. Π.2.3.-
S e m it is m o s
En el latín cristiano existe también una influencia semítica hebrea y aramea-, que ha actuado sobre todo a través de las versiones de la Biblia, unas veces directamente, como en la Vulgata de Jerónimo, y otras indirectamente, a través del griego, como en las antiguas versiones de la Biblia, denominadas comúnmente Vetus Latina o Veteres Latinae. Este influjo que, según nuestra opinión, es más importante de lo que comúnmente se cree, está aún en gran parte sin estudiar debidamente. El influjo viene ciertamente a través de las versiones, sobre todo las de la Biblia, pero no exclusivamente, porque puede venir también de traducciones de obras semíticas al griego y del griego al latín o a través de obras compuestas directamente en griego, pero por autores semitas, y luego traducidas al latín, como sería el caso de Filón de Alejandría (hacia el 30-20 a. Cr. 45 d. Cr.), cuya vastísima produc ción literaria tiene una importancia fundamental para conocer la cultura judía en un momento especialmente interesante, puesto que Filón vivió precisamente en tiempo de Cristo. Desde el punto de vista literario e histórico la vastísima erudición de Filón en ambas culturas, la hebrea y la griega, es de sumo interés, y curiosamente la
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influencia de Filón fue mayor entre los autores cristianos que entre los propios judíos, pues dejó huellas indiscutibles en los Padres Apostólicos y Apologistas, y luego en Clemente de Alejandría y en Orígenes, sobre todo a través de su exé gesis bíblica alegórica y espiritual. También Flavio Josefo (37/38 d. Cr. -ca. 100) merece especial mención por sus obras De bello ludaico, escrita primero en arameo, entre el 75 y el 79, y tra ducida por él mismo al griego con ayuda de colaboradores griegos, que trata de la historia de la guerra entre romanos y judíos (años 66-70), precedida de una larga introducción sobre la historia hebrea desde la sublevación de los macabeos. La obra, traducida al latín en el siglo IV, tuvo una gran difusión en Occidente. También la tuvo la otra gran obra histórica de Josefo, las Antiquitates Iudaicae, escrita directamente en griego y terminada hacia el 93-94, en donde expone la historia del pueblo judío desde Moisés a Nerón (libros I-XI) y luego desarrolla una historia universal (libros XII-XX). Al hablar de semitismos en el latín cristiano es imposible no mencionar, aunque sólo sea de paso, la versión griega de los Setenta, obra de muchos tra ductores, que trabajaron independientemente, en tiempos distintos y con crite rios distintos, por lo que se refiere a la fidelidad al texto original. La traducción, comenzada en torno al 250 a. Cr. con el Pentateuco y conti nuada con los Profetas y los Hagiógrafos, duró al menos un siglo. Algunos libros incluso, como el Eclesiástico, fueron traducidos hacia finales del siglo I a Cr. (a. 132), y otros, como la Sabiduría y I-II Macabeos fueron escritos directa mente en griego. Los hallazgos de inscripciones, papiros y otros documentos permiten hoy establecer con certeza que el griego de los Setenta es la lengua griega usual, la koiné helenística, de la que esta versión constituye precisamente el documento más amplio y más importante desde todos los puntos de vista. Esta koiné está evidentemente influenciada por el hebreo, del que conserva algunas palabras intraducibies en griego, construcciones y expresiones peculiares, traducidas sólo de manera aproximada y consideradas poco griegas; pero, al fin, una koiné muy apropiada para hacerse entender, y para transmitir el mensaje bíblico a los judíos de la diáspora y a todo el mundo griego, que es de lo que se trataba. La importancia de los Setenta fue enorme no sólo desde el punto de vista de la fusión de las culturas judía y griega, sino por las consecuencias que tuvo esta fusión, convertida en una tradición, en la predicación y difusión del cristianis mo. El conocimiento de los libros sagrados de los judíos -la Biblia, la Sagrada Escritura- en el mundo antiguo y en el mundo medieval, y hasta en el mundo
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moderno, se deriva en gran parte de los Setenta, que fueron traducidos al latín -la Vetus Latina-, al copto, al armeno, al etiópico, al siriaco, al árabe, al geoi'giano, al eslavo, al gótico, y luego a todas las lenguas modernas. Los Setenta adquirieron pronto gran difusión entre los judíos, como lo demuestra Filón de Alejandría; entre los escritores del Nuevo Testamento; entre los Padres Apostólicos; en la Iglesia griega, y hasta entre los paganos, como lo prueba el autor anónimo Del sublime, de la época de Tiberio. Pues, bien, ¿hasta qué punto el hebreo influyó en el griego de los Setenta? ¿En qué medida influyó el hebreo directamente en el latín a través de la Vulgata de San Jerónimo? He aquí dos preguntas que aún esperan una respuesta definitiva. Por lo que respesta a la influencia hebrea sobre los Setenta hay que tener en cuenta que, además de ser una traducción del hebreo (y del arameo), fueron judíos los que hicieron esa traducción, y entonces pudieron trasladar, y sin duda trasladaron, su propia mentalidad semítica a la versión literal que realizaron. Doble influencia semítica, pues, la del texto original que se traducía, y la de los autores, judíos, que la hicieron. Pero veamos ahora la influencia semítica en el latín de los cristianos, par tiendo fundamentalmente de las versiones de la Biblia. En este caso, el latín cristiano se convierte en latín bíblico o es él mismo, sobre todo, latín bíblico.
II.2.3.1.- Préstamos léxicos hebreos o arameos a) Antes de comenzar este punto, conviene advertir que ciertas palabra griegas, tomadas en préstamo por el latín de los cristianos, no son más que pala bras hebreas o arameas vestidas con ropaje griego. Estas palabras son, pues, semitismos indirectos, porque han pasado al latín del hebreo o arameo a través del griego. Este sería el caso, por ejemplo, del sustantivo angelus, “ángel”, que es la traducción y transposición del hebreo mal'ak, “enviado”, “mensajero”. Lo mismo habría que decir de lex -término latino — ’’ley de Dios”, “ley de Moisés"-, con sus múltiples significados, que sería a su vez la traducción y transposición del griego nomos, y esta palabra sería a su vez la traducción del hebreo thorah, término hebreo casi intraducibie a causa de sus innumerables acepciones. Este tipo de préstamos hebreos y arameos es bastante abundante y requiere un estudio minucioso del léxico cristiano para descubrir sus acepciones semíti cas ocultas bajo la letra latina.
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Pero viene de nuevo la observación, hecha tantas veces, de que este influjo semítico, hebreo o arameo, le vino al latín cristiano a través de las versiones latinas de la Biblia.
b) Los semitismos directos, en cambio, no son muy numerosos, si exclui mos de la cuenta los nombres propios -de persona o de lugar-, porque si los incluyéramos, los semitismos serían numerosísimos, por ejemplo: Adam, Noe, Abraham, Libanus, Palaestina, Sion, Hierusalem, etc. etc. Entre los hebraísmos más conocidos pueden citarse: alleluia, amen, gehen na, levita, cherubim, seraphim, manna, pascha, sabbatum, satan, satanas, messias, etc. Todos ellos, claro está, entraron en el latín cristiano a través de las versio nes latinas de la Biblia. Algunos de estos semitismos tuvieron que sufrir la concurrencia de térmi nos latinos, que terminaron por prevalecer. Así gehenna fue sustituido con for tuna por infernus, “infierno”; satanas convivió con diabolus, tomado del grie go; levita fue sustituido en parte por diaconus, tomado del griego. Levita ha sobrevivido como apelativo de la tribu de Leví. De algunos de estos semitismos, una vez aceptados en la lengua de los cris tianos, se derivaron otros términos latinos. Así de pascha se formó paschalis, “pascual”; de Sodoma (ciudad de Sodoma) se formó sodomita ' y sodomiticus\ de levita se formó leviticus. En épocas posteriores, y ya fuera del latín cristiano, se formaron otros tér minos derivados de palabras hebreas, como faraónico de Pharao; satánico de satan; sabático de sabbatum; rabino, rabínico, rabinismo, rabinista de rabbi, “mi maestro”, expresión que usaban los discípulos con sus maestros, y luego pasó a ser un tratamiento de respeto. Π.2.3.2.- Influencias sintácticas hebreas y arameas En el campo de la sintaxis la influencia hebrea y aramea estimuló tenden cias y construcciones ya existentes en latín. Algunos ejemplos serán suficientes para demostrarlo.
1 Sodom ita, con el significado de "habitante de Sodom a", es un térm ino bíblico. Pos teriorm ente, y ya fuera del latín bíblico y cristiano, recibió el significado de "persona que com ete sodom ía", es decir, tiene relaciones sexuales con persona del m ism o sexo. Sodom iticus es térm ino cristiano, pero tardío.
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a) Genitivo adnominal o especificativo o de cualidad, del tipo ocior suavita tis, olor suave” -no “olor de suavidad”, que es un hebraísmo-; homo peccati, “hombre pecador”; poculum mortis, “bebida mortífera”; calix suavitatis, “cáliz (bebida) suave”. El origen de esta construcción está en la escasez de adjetivos de la lengua hebrea, escasez que se suple con el uso de sustantivos en el llamado estado constructo, que equivale a un genitivo en latín. Esta construcción no era desco nocida del latín profano, como consta, por ejemplo, por Petronio, Sat. 93,4 : moderationis verecimdiaeque verba (“palabras moderadas y respetuosas”). Pero las traducciones latinas de la Biblia, por influjo del hebreo, le dieron una pro pagación insospechada. Este giro es, pues, típico del latín bíblico de donde pasó al latín cristiano. b) Genitivo de intensidad, equivalente a un superlativo, del tipo vanitas vanitatum, “vanidad suprema”; canticum canticorum, “cantar por excelencia”. También ésta es una construcción latina, incluso indoeuropea. En Plauto (Capt. 825) encontramos esta frase: rex regum regalior, “(yo soy) un rey de los reyes más regio aún”, es decir, soy más rey que el rey de los reyes. Pero fueron las traducciones latinas de la Biblia, por influjo del hebreo, las que dieron a esta construcción un desarrollo inusitado, y de las versiones pasó a la lengua corriente de los cristianos, conservándose sobre todo en la liturgia. Véase, por ejemplo: per saecula saeculorum, “por los siglos de los siglos” (por siempre). c) Comparativo con ab, prae; por ejemplo: maior ab angelis, “mayor que los ángeles”; dulcior prae melle, “más dulce que la miel, en lugar del compara tivo con quam o el ablativo. Este uso es bíblico y de la Biblia latina pasó al latín cristiano d) Uso de in instrumental del tipo: percutere in virga, “golpear con la vara”; occidere in maxilla, “matar con una quijada”. El origen de esta construcción es muy discutido. Leumann - Hofmann Szantyr 1 opinan que se trata de una construcción puramente latina, aunque en las versiones bíblicas el uso abundante de ella depende en última instancia del influjo hebreo. E. Lofstedt 2 admite una influencia griega muy considerable, estimulada por el hebreo.
1L eum ann - H ofm ann - Szantyr, L a teinische G ram m atik, II, M unich 19722, p. 126. 2 E. L ofstedt, Syntactica, II, L und 1933, p. 452.
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Para tratar un poco más a fondo la cuestión hay que distinguir dos usos diferentes de in instrumental: 1.- Se trataría de un desplazamiento del sentido instrumental hacia una concep ción local. Este desplazamiento obedece a una tendencia puramente latina y no procede de una influencia extranjera. Ha dado en latín origen a giros del tipo de in vino diluere (diluir en vino) (Mulomed. Chir. 480), y a las expre siones ciceronianas como delectari in, laetari in (deleitarse en, alegrarse en). 2,- Estas expresiones latinas serían el punto de arranque del in puramente ins trumental, desligado ya de toda concepción local. Este uso habría sido esti mulado por el en griego y el be hebreo. Por motivo de este influjo extranje ro, el empleo de in instrumental ha experimentado un desarrollo bastante amplio, pasando incluso a todas las lenguas románicas y germánicas el giro in nomine Domini o in nomine Patris, “con el poder del Señor” o “con el poder del Padre”, habiendo aquí un doble hebraísmo, el de in instrumental y el significado hebreo de nomen (nombre), “esencia de la cosa o persona, persona, poder”, “potestad”. Este uso instrumental de in se encuentra principalmente en la Biblia latina y parece que no fue totalmente aceptado por la lengua cristiana ordinaria, ya que Agustín se cree obligado a explicarlo, sustituyéndolo por de y ablativo. Dice así para explicar el texto de Ex 17,5 (Vetus Latina): Et virgam, in qua percussisti flumen, accipe in manu tua. In qua percussisti dixit pro eo quod dicimus “de qua percussisti”, et est ista locutio creberrima in scripturis (Locut. in Hept. 2,89) (“y la vara, con la que golpeaste el río, tómala en tu mano. El texto dice (en) con la que golpeaste en lugar de lo que nosotros decimos “con” la que golpeaste, y esta expresión es frecuentísima en las Escrituras”). El uso de in instrumental-local no ofrece, pues, dificultades. Se trata efecti vamente de un uso latino. El empleo de in puramente instrumental se debe sin duda a influjo hebreo a través del griego en con valor instrumental. Como es sabido, en griego en con valor instrumental aparece ya en Homero, pero su uso es relativamente raro antes de los Setenta, en cuya versión apa rece muchísimas veces, por influencia del hebreo; más veces proporcional mente incluso que en el Nuevo Testamento. Tampoco es muy frecuente en la koiné, fuera de los textos bíblicos, pues bastantes textos con en pueden entenderse perfectamente en sentido estrictamente locativo. Todo esto demuestra que incluso en el griego de los Setenta y en el Nuevo Testamento griego, el empleo abundante de en instrumental se debe induda blemente a influjo semítico. La conclusión final es que in instrumental es un giro propio de las versiones latinas de la Biblia, y no típico del latín cristiano.
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e) En el latín cristiano credere in se hace cada vez más frecuente por influjo del hebreo en vez del régimen normal en dativo: crede in me en vez de crede mihi. Al tratarse de influjo hebreo, estamos ante un biblismo y no ante un cristia nismo en sentido estricto. f) Sustitución de la oración de infinitivo por las oraciones subordinadas con quod, quia, quoniam con los “verbos de lengua y entendimiento” del tipo dico quod, credo quod. Aunque este tipo de construcciones existe en latín ya desde el Bellum hispaniense, y aparece varias veces en Petronio y en Apuleyo, el uso abundantísi mo de estas construcciones en las versiones latinas de la Biblia ha hecho que se difundiera en el latín de los cristianos. El influjo griego, a través del hóti, es evi dente. Pero hay que advertir que la construcción griega ha sufrido también el influjo hebreo, en donde no existe la oración de infinitivo, sino la completiva con kí. “Dijo que” se dice en hebreo ‘amar ki. Por tanto, este giro no es típico del latín cristiano, sino del latín bíblico, por influjo del modelo hebreo. El latín cristiano participó, en este caso, de la evolu ción normal del giro en el latín tardío, y sufrió el influjo de las versiones latinas de la Biblia. Π.2.3.3.- Conclusiones sobre los semitismos De lo expuesto hasta ahora se deduce que los préstamos griegos en el latín de los cristianos son muy numerosos. Y que los términos introducidos del grie go se han adaptado completamente al sistema de la lengua latina, cosa no dema siado difícil, por lo demás, dado el parentesco genealógico y cultural entre ambos idiomas. Por lo que respecta a los préstamos hebreos y arameos hay que decir que su número es bastante reducido. Además, estos préstamos han quedado siempre como algo extraño a la lengua latina. El número de estos préstamos fue dismi nuyendo con el tiempo. La fuente principal y casi exclusiva de los mismos fueron las traducciones latinas de la Biblia. De todas formas, la influencia del hebreo y arameo sobre el vocabulario cristiano latino es mayor de lo que aparece a primera vista, porque hay muchos hebraísmos -y algunos aramaísmos- camuflados, sobre todo en el campo semántico. El latín cristiano bebió aquí a manos llenas de las fuentes hebreas y arameas: el Antiguo Testamento hebreo y el Nuevo Testamento grie go compuesto por autores que hablaban el arameo y sabían el hebreo.
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La influencia extranjera, griega o semítica, en relación a la sintaxis se limi ta generalmente a estimular y desarrollar tendencias ya existentes en la propia lengua latina de la época cristiana. Π.2.4.-
V u l g a r is m o s
El latín de los cristianos posee muchas construcciones y muchos fenómenos lingüísticos del habla popular. Estos vulgarismos han sido favorecidos por varias causas de orden psicológico e histórico. 1.- En primer lugar, el cristianismo primitivo rechazaba decididamente la acti tud de exclusivismo y normativismo del latín culto, que exageraba la impor tancia de la forma literaria. Como es sabido, esta excesiva estima de los valores literarios fue uno de los rasgos característicos de la cultura profana de los primeros siglos de la era cristiana. Los escritores paganos se atenían al principio del arte por el arte, y por eso practicaban un conservadurismo lingüístico a ultranza. Este exclusivismo y normativismo de los ambientes culturales paganos, que pretendían proteger la lengua contra toda innovación, no fue aceptado pol los escritores cristianos, que consideraban la lengua como un instrumento que debía servir primordialmente para la evangelización y no para la expre sión artística. El conservadurismo lingüístico pagano fue sustituido entre los cristianos por un utilitarismo práctico bastante amplio. San Agustín se hace el intérprete de las ideas de los cristianos de las genera ciones anteriores, cuando afirma que para el cristiano, que se preocupa de su salvación, tiene poca importancia saber pronunciar o leer correctamente una palabra: utrum enim ignoscere producta an correpta tertia syllaba dicitur, non multum curat qui peccatis suis Deum ut ignoscat petit, quolibet modo illud verbum sonare potuerit (De doctr. chr. 2,13,19) (“El que pide a Dios que le “perdone” sus pecados no se preocupa mucho de saber cómo ha podi do pronunciarse la palabra “ignoscere” (perdonar), si es larga o breve la ter cera sílaba”). Y un poco más adelante en el mismo tratado (2,13,10) dice así: “Sin embargo, los hombres se sienten tanto más molestos por estos defectos cuanto más pedantes son, y son tanto más pedantes cuanto más ins truidos quieren aparecer, no en la ciencia de las cosas que nos edifican, sino en el conocimiento de las palabras que difícilmente no contribuirá a fomen tar su orgullo”. 2,- La diferenciación lingüística de los ambientes cristianos se manifestaba sobre todo en la formación de innumerables neologismos -tema ya tratado antes-; no sólo de neologismos indispensables para la expresión de la nueva ideología que profesaban, sino en la creación de muchas palabras, que cons tituían un verdadero lujo de la lengua.
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3,- La lengua popular de la época se aproximaba también a la idea que tenían de la lengua los cristianos, es decir, también esa lengua popular pagana rompió con el normativismo y exclusivismo de la lengua culta, y aceptó también un cierto utilitarismo parecido al de los cristianos. Por eso, la lengua de los cristianos está mucho más cerca de la lengua de las clases populares que de la de las gentes cultas o de la de los escritores literarios. 4,- Una razón de orden histórico para probar que la lengua de los cristianos estaba más cerca de la lengua popular de la época que de la lengua de las clases cultas es que el cristianismo reclutó al principio sus adeptos entre las clases más bajas de la población de las grandes ciudades. Por consiguiente, razones de orden psicológico y motivos de orden histórico demuestran que existió una estrecha relación entre la lengua cristiana y la lengua popular pagana. 5,- El carácter popular de la lengua cristiana se prueba, en primer lugar, por la difusión y el influjo de las primeras traducciones de la Biblia, que eran ver siones eminentemente populares, es decir, hechas por gentes no demasiado cultas -pero no ignorantes-, y sin pretensiones literarias, y estaban destina das al pueblo. El pueblo estaba af errado a estos textos, que oía y recitaba en la liturgia, y no permitía fácilmente que se hicieran cambios. Recuérdese lo que hemos dicho en otro lugar sobre el episodio ocurrido en la iglesia de ' Oea, narrado por Agustín (Ep. 71,5). El influjo de estas versiones bíblicas sobre la lengua cristiana fue enorme. Agustín nos dice que el pueblo de Africa prefería el futuro floriet, de la Vetus Latina, a la forma correcta florebit'. “Lo mismo digo de aquello que ya no podemos quitar de la boca del pueblo que canta super ipsum autem “floriet” sanctificatio mea (“sobre él florecerá mi santificación”). Es cierto que nada empaña el sentido, pero el oyente culto desearía corregir esa pala bra, de modo que no se dijera floriet, sino florebit, y nada impide corregirla, fuera de la costumbre de los que cantan. Estos defectos, que no impiden el verdadero sentido, pueden fácilmente ser pasados por alto, si alguno se empeña en dejarlos” ( De doctr. chr. 2,13,20). Cuando Jerónimo revisó la Biblia -y en concreto los evangelios-, y cuando realizó su versión directa del hebreo, la Vulgata, procuró darle una forma lingüística y literaria menos vulgar que la que tenían las antiguas versiones latinas, pero conservó un cierto número de antiguos términos de origen vul gar, como, por ejemplo: angustiare, anxiari, appretiare, appropriare, con tribulare, eructare, fornicari, fornicarius, fructificare, improperare, indisci plinatus, insensatus, subsanare, subsannatio, supplantatio, sussurro, sussurratio, etc. 6,- Es un hecho suficientemente constatado que existe una relación entre el latín
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arcaico y el latín tardío. Y también se sabe que la lengua popular se aferra a ciertas palabras y expresiones, conservándolas durante siglos, mientras que la lengua culta suele eliminarlas pronto, para sustituirlas por otros términos más acordes con las tendencias propias de toda lengua culta. El latín cristiano demuestra la verdad de estos hechos. En efecto, pueden señalarse muchas palabras que se encuentran en los primeros textos litera rios de Roma, palabras que luego desaparecen del uso comente durante la época clásica, y que vuelven a aparecer en los textos cristianos. Sería un error pensar que se trata de falsos arcaísmos o de una reviviscencia artificial de antiguas palabras. Estos arcaísmos no son más que vulgarismos, rechazados por la literatura oficial, pero que han vivido durante siglos en la lengua hablada por el pue blo. Si no existen testimonios escritos de ellos, es porque generalmente sólo se conservan textos literarios, y mientras más pulcros y hermosos mejor se conservan. Los textos vulgares o no se escribían o no se conservaban. La lengua cristiana ha introducido de nuevo estos vulgarismos en los textos. Primero, en los textos vulgares y luego en los textos de carácter más culto y literario. Después de haber expuesto estas líneas generales sobre los vulgarismos en el latín cristiano, conviene descender a detalles concretos, tanto por lo que se refiere al campo léxico, como a la sintaxis, o a la formación y derivación de palabras, y hasta llegar al campo semántico. 11.2.4.1.- Vulgarismos léxicos 11.2.4.1.1,- Materiales antiguos 1.- El verbo constabilire, “establecer sólidamente”, aparece en Plauto (Capt. 453) y en Terencio (Adelf 771 ). Luego desaparece de la literatura para rea parecer en la Vetus Latina, Vulgata, Ireneo, Juvenco (2,766: ’’fortificar”, en sentido figurado), y Agustín. 2.- El sustantivo deliramentum, usado solamente en plural, con la acepción de “extravagancias”, “divagaciones”, aparece en Plauto (Amph.696; Capt. 598), en Plinio y en Apuleyo. Luego entra en el latín cristiano a través de la Vetus Latina (Lc 24,11: Veron., Brix., Amiat.) y experimenta una gran difu sión, pues lo usan Lactancio, Jerónimo, Paulino de Ñola y Agustín. 3.- El adjetivo incontaminatus, “incontaminado, no manchado”, es un término arcaico, usado por Varrón (R.r. 3,9,16) y Livio (4,2,5). En el latín cristiano pasa a ser una palabra usual, que aún perdura en español, y ya aparece en la Vulgata (IPe 1,19), en Jerónimo y Agustín.
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4,- El antiguo vulgarismo muscipula / muscipulum, “ratonera”, “trampa”, usado por Lucilio (Sat. 30,110) y Varrón (R.r. 1,8,5), hizo fortuna en el latín cris tiano, empezando por la Vetus Latina (Sal 1010: Salt.Veron.), y continuan do por la Vulgata (Sab 14,11) y terminando por varios escritores eclesiásti cos ', hasta que fue sustituido por laqueus , “lazo”. 5,- El sustantivo palpatio , “tocamiento”, “caricia”, aparece en Plauto (Men. 607) y luego lo usan Jerónimo, la Vulgata (Is 32,14) y Agustín. 6,- El adjetivo rixosus, “reñidor”, “regañador”, “luchador”, lo usa Columela (8,5; 8,14), y luego Tertuliano, Jerónimo, la Vulgata (Prov 21,19: cum mulie re rixosa et iracunda: “con una mujer pendenciera e iracunda”) y Agustín. 7,- El sustantivo seminatio lo usa Varrón (R.r. 2,6,3) en el sentido de “acción de sembrar, reproducción, procreación” y luego lo emplean la Vulgata (Mc 4,26 si homo iaciat seminationem: “si uno echa la semilla” (cod. Pal.); cf. Mc 4,27 et seminatio germinet: “y la semilla germina” (cod. Pal.), Cipriano, Ambrosio, Agustín, con los sentidos apuntados y con el de “simiente, semi lla”, en sentido propio y figurado. 8,- El sustantivo collecta aparece aisladamente en Cicerón (De orat. 2,233), en el sentido de “escote, la parte que corresponde a cada uno”, y luego aparece en la Vulgata (Lv 23,16; Dt 16,8, etc.), en Jerónimo, Agustín, León Magno, con las acepciones de “colecta, recogida de limosnas”, “reunión de fieles”. Podríamos citar más ejemplos, pero los aducidos bastan para probar que el latín cristiano extrajo muchos de sus términos característicos de los tesoros más antiguos de la lengua popular. Pero conviene advertir que todas estas palabras aparecen por primera vez en las versiones latinas de la Biblia, y que, por tanto, no son típicamente cristia nas, sino bíblico-cristianas. Y por tanto, el influjo vulgar se da más bien en el latín bíblico que en el latín cristiano, por lo que se refiere a estos términos. II.2.4.1.2,- Fondo popular Además de los términos mencionados de origen antiguo, sacados de nuevo a flote por la lengua bíblico-cristiana, hay otros muchos que tienen también ori gen popular. Entre otros muchos, vamos a mencionar los siguientes: Maleficus, “maléfico, mágico, malhechor”. Exterminare, y sus derivados exterminatio / exterminator, que ya no significan simplemente “echar a uno fuera de los términos o límites, sino “destruir totalmente". 1H . R ônsch, Itala und Vulgata (o.c.), p. 218.
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Adnihilare y su derivado adnihilatio, “aniquilar, aniquilación”. Nullificare y su derivado nullificatio, “anular, destruir” y “anulación, des trucción”. Adnullare y su derivado adnullatio, “anular” y “anulación”. Amaricare y su derivado amaricatio, “amargar” y “amargura”. Exorbitare y sus derivados exorbitatio / exorbitator, “salirse del buen cami no, desviarse” y “exorbitancia” y “exorbitante”. Deorbitare, “salirse del recto camino”, “desorbitar”. Tribulare y su derivado tribulatio, “tribular, atribular, afligir” y “tribula ción, pena, disgusto”. Contribulare y su derivado contribulatio, “afligir, llenar de penas y tribula ciones” y “aflicción, pena interior”. Supplantare y sus derivados supplantatio / supplantator, “suplantar, enga ñar” y “suplantación” y “suplantador”. Lavacrum, “baño, acción de bañarse”, y lavatio, “baño ritual”, términos usados para designar el “bautismo” cristiano. Clamare “clamar, gritar”, con la acepción de “profetizar”. Los siguientes términos para designar al “diablo”: adulter (adúltero); latro (ladrón); malus (malo); iniquus (inicuo); inimicus (enemigo). Inflatio, con el significado de “orgullo”, “conducta orgullosa”; en latín clásico ese término sólo se usaba en la lengua de la medicina para significar “hinchazón”. lubilum y los derivados iubilare / iubilatio, “júbilo, clamor, alegría” y “can tar cánticos de júbilo” y “gritos y cantos de alegría”. Exuviae (martyrum) para indicar “las reliquias de los mártires”. La lengua culta empleaba en su lugar, con este significado, ossa /reliquiae. Saginare, “engrosar, engordar”, “fortificar espiritualmente”, y los derivados saginatus, “engordado, gordo”, y saginatio, “animales engordados”, y sagina tor, “el que engorda”.
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Involare, “robar”, como término sustitutivo de furari, “hurtar, robar”. Subsannare y sus derivados subsannatio / subsannator, “mofarse, burlarse de”, y “burla, mofa”, y “burlador, despreciador”. En español medieval era fre cuente y normal el uso del verbo sosañar" y del sustantivo sosaño, con las acepciones señaladas (cf. Cid, 1020: “a todos sosañava”; Berceo, San Millón 225: “Sant millán sosañolo, ca violo errado”. El verbo y el sustantivo siguen aún usándose en la lengua popular de Castilla y León. Estos ejemplos bastan para demostrar el fondo popular de muchos términos cristianos. Pero de nuevo hay que advertir que todas las palabras citadas en este apartado aparecen por primera vez en el latín bíblico, y son usadas por el latín bíblico, menos las siguientes: saginare, saginatio, saginator, adnihilatio, adnullatio, exor bitatio, exorbitator, iubilare. No son, por tanto, específicas del latín cristiano. 11.2.4.1,3,- Formaciones y derivaciones populares La propia forma y derivación de los vulgarismos ofrece algunas cosas dig nas de atención. Derivaciones propias con sufijos y prefijos especiales hay pocas; pero llama la atención el uso de las mismas, muchas veces contrario al uso clásico o en todo caso distinto de él. a) Así, por ejemplo, la terminación en -ium, en la lengua clásica y literaria, designa cosas concretas. En la lengua cristiana hay una serie de vocablos con esta terminación que designan más bien algo abstracto. Así virginium equivale a virginitas, “virginidad”, término frecuente en las inscripciones cristianas, lo mismo que virginius, “el que era virgen antes de casarse”; sussurrium, “murmu llo ligero” (Gregorio Magno, Moral, in Iob 5,51), “murmuración, maledicencia” (San Agustín, Conf. 9.9.20 ), que equivale a sussurratio, “habladuría, murmura ción”, palabra mucho más frecuente que la otra, y ésta de uso bíblico. Otros ejemplos serían: exterminium, “exterminio, ruina”, palabra muy frecuente en la Biblia latina, tanto en la Vetus Latina como en la Vulgata (en ésta aparece once veces), que equivale a exterminatio, “acción de exterminar”, palabra mucho menos frecuente que la otra, pero también usada por el latín bíblico. Improperium, “improperio, reproche”, palabra igualmente muy frecuente en la Biblia, tanto Vetus Latina como Vulgata (en ésta aparece 24 veces) y en los autores cristianos, y que no sólo significa “hacer un reproche” o “recibir un reproche”, sino el “reproche” mismo. Refrigerium, “refrigerio, alivio”, “descan so eterno”, palabra casi exclusivamente bíblico-cristiana, que sustituye a la clá sica refrigeratio, “refrigeración, refresco, alivio”.
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b) Sustantivos en -tor, como acceptor, aclnuntiator, adorator, adpetitor, augurator, belligerator, comestor, communicator, conspector, etc Todas estas palabras aparecen también en el latín bíblico. c) Sustantivos en -tio, como abominatio, acquisitio, adinventio, animatio, conculcatio, confractio, contribulatio, decantatio, delibatio, etc 2. Todas estas palabras aparecen también en el latín bíblico. No puede decirse que estas terminaciones en cuanto tales sean vulgares. Pero la facilidad y la libertad con que se derivan de cualquier verbo sustantivos en -tor y en -tio corresponden a las tendencias de la lengua popular d) Una terminación muy difundida entre los autores cristianos es la forma ción de sustantivos en -mentum, como abominamentum, cooperimentum, coro namentum, deliramentum, devotamentum, exsecramentum, iuramentum, etc 4. Todas estas palabras aparecen también en el latín bíblico. Algunos de estos términos concurren con otros de significado equivalente, como figmentum, “representación, imagen, creación, ficción” y plasma, “criatu ra, hombre formado del barro de la tierra” (Prudencio, Cathem. 7,184); “ficción poética (Ausonio, Epist. ad Symm. 101 ); solidamentum, “fundamento” y firma mentum (caeli), “firmamento” (del cielo). Todas estas palabras aparecen tam bién en el latín bíblico. e) También es una formación popular la de los sustantivos terminados en culum, como habitaculum, offendiculum, “tropiezo, escándalo”, término que sus tituye a veces al grecismo scandalum, “escándalo”, signaculum, “señal, signo”, que sustituye a veces al grecismo baptisma /baptismum, “bautismo”, pinnaculum, “pináculo”, spiraculum, que reemplaza a veces a spiritus, “espíritu, hálito, respi ración”, etc5. Todas estas palabras aparecen también en el latín bíblico. f) También es una formación popular la de los sustantivos terminados en monium, como alimonium, aegrimonium, sanctimonium, regimonium, etc \ Todas estas palabras aparecen también en el latín bíblico. g) También era popular la terminación de sustantivos en ela, como corrup1H. R onsch, Ita la und V ulgata (o.c.), p. 55 ss. 2 H. R onsch, o.c., p. 69 ss. 1 F. T. Cooper, W ord form ation in the R om an Sermo plebeius, N ueva York 1895, p. 59. 4 H. R onsch, o.c., p. 22 ss. 5 H. R onsch, o.c., p. 37 ss. '■A parece en F ilastrio, D iversarum haereseon Uber, 150 (finales del siglo IV ), com o palabra m ás solem ne y sonora que regim en; cf. H . R onsch, o.c., p. 45 s.
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tela, incorruptela, loquela, medela, suadela, peccatela, etc Todas estas pala bras aparecen también en el latín bíblico, menos corruptela, peccatela. h) Entre los adjetivos terminados en -alis hay muchos de origen popular entre los escritores cristianos, como aeternalis, magnalis, originalis, visceralis, subiugalis, adipalis, bestialis, etc 2. Todas estas palabras aparecen también en el latín bíblico, menos adipalis, bestialis. Que magnalis perteneciera al lenguaje popular lo dicen las Glossae Pla cidi: magnalia in nullo auctore leguntur, quia est verbum nimis vilissimum, nisi fo rte in aliquibus antiquis (la palabra magnalia no se lee en ningún autor, porque es una palabra absolutamente vulgar, fuera quizá de algunos autores antiguos)3. Agustín, por su parte, añade: miraculorum, quae magna lia nominantur (“de los milagros, que reciben el nombre de hechos maravi llosos”) (De Gen. ad litt. 8,1), dando a entender que magnalia era más popu lar que miraculum. i) También era popular la terminación de los adjetivos en bilis, con la que se indicaba una posibilidad pasiva, como acceptabilis, appetibilis, contemptibi lis, corruptibilis, delectabilis, docibilis, inaccessibilis, incorruptibilis, inextinguibilis, investigabilis, etc 4. Todas estas palabras aparecen igualmente en el latín bíblico. Rationabilis, por ejemplo, tiene carácter más popular que rationalis. Lo mismo se ha de decir de irrationabilis frente a irrationalis, palabra que usan Celso, Séneca y Quintiliano. j) Especialmente popular era el sufijo de los adjetivos terminados en -osus, que indica abundancia de una cosa o de una característica, como inaquosus, “sin agua”, meticulosus, “miedoso”, linguosus, “charlatán”, querulosus, “que se lamenta sin cesar”, copiosus, “copioso, abundante”, curiosus, “curioso, atento”, etc 5. Todas estas palabras aparecen también en el latín bíblico. k) La derivación verbal lleva también una marca popular. Todos los neolo gismos verbales, que no son compuestos de verbos ya existentes, son formacio nes de la primera conjugación, tanto si se trata de préstamos griegos como de formaciones puramente latinas. 1H. R onsch, o.c., p. 45 ss. 2 H. R onsch, o.c., p. 118 ss. 1 Cf. C orpus glossariorum , vol. V, p. 104, s. v. 4 H. R onsch, o.c., p. 109 ss. 5 H. R onsch, o.c., p. 125 ss., y adem ás V. E rnout, L e s adjetifs latins en -osus et en — olentus, Paris 1949.
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Préstamos griegos son los terminados en -izare, como baptizare, anathema tizare, cathechizare, colaphizare, exorcizare, scandalizare, etc Todas estos verbos aparecen también en el latín bíblico. Formaciones latinas de cuño popular son, por ejemplo, las terminadas en icare, como claudicare, communicare, follicare, “hincharse, holgar”, vellicare, “estirar, pellizcar, picar”, carricare, “cargar, nutricare, “nutrir, alimentar”, tenebricare, “entenebrecer”, amaricare, “amargar”, viridicare, “reverdecer, ponerse verde”, etc 2. Todas estos verbos aparecen también en el latín bíblico, menos follicare, carricare. De cuño popular y especialmente propia de la lengua cristiana es la termi nación en -ficare, como beatificare, castificare, clarificare, damnificare, fructi ficare, glorificare, honorificare, iustificare, magnificare, mortificare, sanctifi care, vivificare, etc 3. Todos estos verbos aparecen también en el latín bíblico. Los ejemplos anteriores, que de ningún modo han intentado agotar los materiales populares de la lengua de los cristianos, bastan para probar lo que aquí se pretendía. Y, sobre todo, ponen de relieve que la mayor parte de las palabras de origen popular aparecen también, y muchas veces en primer lugar, en las versiones latinas de la Biblia, con lo que la novedad del latín cristiano hay que atribuirla en gran medida al latín bíblico. II.2.4.1.4,- Cristianismos semánticos de origen popular Muchos cristianismos semánticos, es decir, palabras ya existentes en la len gua, pero que adoptan significados nuevos, pertenecen también al vocabulario vulgar. Estos vulgarismos se convierten en elementos estables de la lengua cris tiana, una vez que han adoptado el sentido específicamente cristiano. Así, por ejemplo, lavacrum, “baño, acción de lavarse”, de origen vulgar, como se ha dicho antes, adoptó el significado de bautismo y suplantó a tinctio, “acción de bañar o empapar en agua” (bautismo), palabra culta (Tertuliano, Cipriano, Agustín, etc.) y se mantuvo al lado de baptisma, “bautismo”. Lava crum con este sentido es un término bíblico (Ef 5,26; Tit 3,5). Lo mismo puede decirse de ambulare, “caminar, andar”, que pasa a signifi car “vivir según los mandamientos de Dios”, “comportarse (bien o mal)”. Es ante todo un término bíblico. 1 H. R onsch, o.c., p. 247 ss. 3 H. R onsch, o.c., p. 154 ss. Cf. adem ás G. T ilander, "V erbes en un radical term iné en -c", en Romania 52 (1926) 481-494. 1 H. R onsch, o.c., p. 175 ss.
-icare,
form és par
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Adversarius, “adversario, enemigo”, en general, termina significando en la lengua cristiana el enemigo por excelencia, el diablo. Es ante todo un término bíblico. Los cambios semánticos de este tipo son muy frecuentes y, como puede comprenderse, queda aún mucho por investigar para descubrir esta fuente de cristianismos semánticos. La fuente principal de estos cambios semánticos es el latín bíblico. Π.2.4.2.- Vulgarismos sintácticos Por lo que respecta al campo sintáctico se advierte una evolución parecida a la del léxico. Por un lado, los puntos de contacto con la lengua antigua son numerosos, a pesar de que, como es sabido, el sistema sintáctico de una lengua es más conservador que el vocabulario. Por otro lado, hay que señalar la evolu ción sintáctica debida a influencias extranjeras, que estimulaban y hacían aflo rar a la superficie tendencias ya existentes en la lengua. Este segundo aspecto ya se estudió en otro capítulo. Aquí es menester señalar la evolución debida a la lengua vulgar. 1,- Un ejemplo típico de cuño popular es el uso de la tercera persona del singu lar de los verbos para indicar un valor indefinido. La construcción en cues tión aparece ya en la “Ley de las XII Tablas”: Si in ius vocat, ito; ni it, antestamino, (“Si uno te lleva a juicio, vete; si no va, tomad testigos”). Sigue usándose después, pero con ciertas restricciones. En el latín cristiano, en cambio, se usa ya sin restricción alguna, como en la lengua antigua. La construcción aparece muchas veces en la correspondencia de Cipriano y en los Sermones de San Agustín. Este rasgo sintáctico, de todas formas, es común a todo el latín tardío. 2,- Construcción defungi y de utor. Se discute si el verbo fungi se construía ori ginalmente con ablativo (así opinan Havers y Hofmann) o con ablativo y acusativo (así Wackernagel). La construcción en acusativo era normal en la época arcaica. Después del autor de De ratione dicendi ad C. Herennium (entre el 86 y el 82 a. Cr.) aparece sistemáticamente el ablativo. En el latín tardío, en cambio, y sobre todo en el latín de los cristianos, vuel ve a usarse en acusativo y de modo muy frecuente. Algo semejante sucede con el régimen de utor. el uso del acusativo en la época arcaica reaparece en el latín cristiano, lo mismo en textos literarios que en textos vulgares. 3,- Uso de los tiempos en las oraciones condicionales. En el latín cristiano apa rece con frecuencia el imperfecto en donde la lengua clásica solía emplear el
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pluscuamperfecto, es decir, cuando la condición se refiere al pasado y cuan do se presenta como irrealizable. Este uso tardío y cristiano es la continuación del uso arcaico: Si invitare nos paulisper pergeret (si hubiese continuado invitándonos), ibidem obdormissemus (hubiéramos dormido allí) (Plauto); igitur olim si advenissem, magis tu istuc diceres (así pues, si yo hubiera venido antes, tú esto lo hubieras dicho aún más) (Plauto). Además, el imperfecto y el pluscuamperfecto de indicativo van ganando importancia en el latín cristiano. Su empleo en la apódosis gana terreno en el latín tardío: si fas fuisset, angelum de caelo evocaveram ( “si hubiera sido lícito, yo habría llamado a un ángel del cielo”) (Gregorio de Tours, Hist. Franc. 5,18); si audire dignaretur rex, loquebantur (“si el rey se dignara escuchar, ellos hablarían”) (Ib., 5,20). Aparece también la perífrasis compuesta de habebam más infinitivo, de donde ha salido el condicional: sanare te habebat Deus per indulgentiam, si fatereris (“Dios te curaría por medio de su perdón, si confesaras”) (San Agustín, Serm. 253,4). Pero hay que señalar que todos estos cambios son habituales en el latín tar dío en general. 4,- Empleo del infinitivo de presente en lugar del infinitivo de futuro en la pro posición infinitiva: minatur mihi oculos exurere (Plauto); ait tibi uxorem dare (= “daturum esse”). En la lengua clásica sólo se usa el presente por el futuro cuando se trata de verbos de volición, por ejemplo: volo eum legere y no volo eum lecturum esse. Plauto usa mucho el presente por el futuro. Terencio evita esta construcción. La época clásica también la evita. Pero reaparece en el latín cristiano. 5.- Uso de las conjunciones quod, quia, quoniam con verbos de lengua y entendi miento en vez de la oración de infinitivo. Esta sustitución paulatina de las ora ciones completivas de infinitivo por oraciones con las mencionadas conjuncio nes es un rasgo de origen popular, favorecido y acrecentado en el latín cristiano por influencia de las versiones latinas de la Biblia, las cuales en este punto dependen del griego hóti y del hebreo kí, con cuyas partículas se introducen las oraciones del tipo “digo que”, “creo que”, como ya se dijo en otro lugar. En definitiva, este uso, sin duda de origen popular, se ve acrecentado en el latín cristiano por influencia de las versiones latinas de la Biblia, las cuales, a su vez, dependen del uso griego, y éste, a su vez, del influjo hebreo, como se dijo antes. Π.2.4.3.- Conclusiones sobre los vulgarismos Estos pocos datos de sintaxis y lexicología son suficientes para demostrar el
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carácter vulgar de la lengua de los cristianos. Los elementos vulgares fueron adoptados en su momento por la lengua culta y se convirtieron en elementos verdaderamente constructivos de la lengua ordinaria de los cristianos. Esta len gua proporcionó los materiales con los que se levantó el nuevo edificio del esti lo literario cristiano. Estilo que permaneció sustancialmente fiel a la tradición de la literatura romana, incorporando naturalmente las ideas y las palabras de la nueva religión. Esto dicho así tan brevemente requiere una explicación un poco más amplia para que quede claro el problema planteado a la Iglesia durante los primeros siglos con respecto a la lengua y con respecto a la solución que se le dio a ese problema. Pasemos, pues, a exponer detenidamente este problema.
Π.3.- SOLUCION DEFINITIVA AL PROBLEMA DE LA LENGUA
CRISTIANA
El latín cristiano primitivo, el más antiguo, el de los primeros tiempos fue creado por los hablantes ordinarios, que en su inmensa mayoría eran gentes sen cillas y frecuentemente analfabetas, que no habían frecuentado las escuelas de retórica y que no se preocupaban lo más mínimo de la elegancia en el hablar. Fue creado también por los traductores de textos griegos, tanto bíblicos como homiléticos y catequéticos, que se interesaban más por reproducir bien el contenido de los textos que de la forma literaria de expresarlos. Pero a partir de la segunda mitad del siglo II los autores cristianos comenza ron a escribir sus propias obras, no contentos ya con traducciones de textos aje nos. Surgió así la primera literatura latina cristiana y con ella surgió también el problema de la lengua que debían emplear para plasmarla. ¿Debía ser la lengua popular cristiana, la lengua de las primeras traducciones de la Biblia? ¿Debía ser una lengua que imitara lo más posible la lengua literaria clásica, que tuviera en cuenta todas las reglas de la retórica? ¿Debía ser una lengua que estuviera a medio camino entre la lengua popular cristiana y la lengua literaria pagana? He aquí esbozados brevemente los problemas que se plantearon los prime ros escritores cristianos. Las posturas que adoptaron fueron las que a continua ción reseñamos. Minucio Félix, con su Octavius, representa la corriente de los escritores cristianos que rechazaron sistemáticamente el latín vulgar cristiano y usaron el latín de la más pura tradición retórica y literaria.
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Tertuliano, con su vastísima producción literaria, representa la comente de aceptación sin reservas de la lengua creada por los primeros cristianos. Tanto fue así que durante bastante tiempo se creyó que Tertuliano había sido el crea dor del latín cristiano. Hoy ya se ha abandonado del todo esta tesis, porque de todo aquel abundante material de nueva formación que se había atribuido a Ter tuliano se le ha restado mucho, aunque todavía le queda bastante vocabulario propio (Véase más adelante, al hablar de Tertuliano). Cipriano, obispo y mártir, autor de importantes obras teológicas y catequéticas, representa la postura intermedia, que tomó del primitivo latín cristiano lo imprescindible, evitando lo excesivamente popular o incorrecto. La lucha entre estas tres tendencias se resolvió definitivamente en el siglo IV en favor de la postura intermedia, la defendida por Cipriano. La victoria definitiva del latín literario, con las necesarias matizaciones, sobre el latín vul gar a ultranza se debió, en parte, al hecho de que, terminado el período de las persecuciones, entraron a formar parte de las filas de los cristianos personas cultas, a veces muy cultas, que habían aprendido y hasta enseñado en las escue las la retórica pagana, como, por ejemplo, Lactancio, Hilario de Poitiers, Ambrosio, Jerónimo, Agustín, Prudencio, etc., por citar sólo algunos nombres bien conocidos. El consejo o sugerencia del papa Dámaso a Jerónimo para que revisara la anti gua versión latina de la Biblia e hiciera una nueva va en esta misma línea. La Vul gata de Jerónimo puede y debe considerarse como el monumento literario típico y representativo del latín cristiano que triunfó definitivamente en el siglo IV. Pero aquí se plantea el problema que impregna todo este libro, es decir, si se debe hablar de latín cristiano, a secas, o más bien de latín bíblico-cristino o de latín bíblico y de latín cristiano. Lactancio e Hilario de Poitiers fueron en aquella época los dos representan tes más destacados de un purismo lingüístico moderado, pero que se acercaba bastante a la posición radical de Minucio Félix. El intento de ambos por conser var un cierto purismo que se asemejase a la lengua de Cicerón, por parte de Lactancio - ”el Cicerón cristiano”-,, o a la lengua y al estilo de Salustio y de Cicerón, por parte de Hilario, fracasó en gran medida. Los creadores de la gran prosa literaria cristiana durante el siglo IV fueron Ambrosio, Jerónimo y Agustín, quienes abandonaron toda postura excesiva mente conservadora, tanto en relación al viejo latín pagano como al nuevo latín cristiano, y siguieron la vía intermedia, incorporando los mejores elementos de la antigua tradición lingüística y literaria pagana y de la nueva tradición lingüís
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tica cristiana. La solución práctica de estos tres grandes autores fue aceptada por todos. Y pronto se convirtieron en los autores clásicos cristianos. De entre los tres a Agustín le cupo el mérito de haber solucionado el pro blema de la lengua en el plano teórico, después de haberlo resuelto con Ambro sio y Jerónimo en el plano práctico. Agustín, además de ser un extraordinario escritor, fue un afamadísimo predicador, que llenaba la iglesia de Hipona y las iglesias de toda el Africa septentrional, y que al hablar continuamente al pueblo, se adaptaba al lenguaje del pueblo. Utilizando a fondo sus vastos conocimientos de retórica y su larga experiencia de predicador al pueblo, expuso en el libro IV del De doctrina christiana, escrito hacia el final de su vida (el a. 426), los pro blemas de la lengua y de la exposición de la Escritura, cuyos puntos sustancia les vamos a recoger a continuación. 1,- Hay que respetar el latín hablado por el pueblo. Una norma elemental de retórica es que uno hable pava que le entiendan, y para que a uno le entien dan las gentes más sencillas debe hablar con claridad. El latín docto, eleva do, literario puede emplearse cuando uno se dirige a gentes cultas. El latín popular y sencillo debe emplearse cuando uno se dirige a la gente sencilla; sólo de este modo se obtendrá la claridad necesaria. Agustín aplicó este principio, por poner un ejemplo evidente, en sus Sermones, dirigidos al pue blo, y en el De civitate Dei, dirigido a los doctos. La lengua en una y en otra obra es distinta. La postura de Agustín es absolutamente clara con respecto al latín popular cristiano. He aquí sus palabras: “El deseo sincero de dar claridad al discurso descuida a veces las palabras más cultas, y no se preocupa de si suenan bien, sino de si aclaran y explican bien lo que se pretende manifestar... Los buenos maestros tienen tanto cuidado en enseñar, o al menos deben tenerlo, que si alguna palabra, por conservar su pureza latina, resulta oscura o ambigua, y en la lengua del pueblo se dice de modo que se evita la ambigüedad y la oscuri dad, ellos prefieren la forma con que la usan las gentes del pueblo al modo con que la expresan los doctos. Y así nuestros traductores no tuvieron reparo en traducir: non congregabo conventicula eorum de sanguinibus (“no frecuen taré sus reuniones de “sangres””), porque pensaron que venía bien que se dije se en aquel pasaje en plural el sustantivo sanguis (sangre), el cual en latín sólo se usa en singular. ¿Por qué ha de sentir reparo un maestro de piedad en decir ossum (hueso) en vez de os (hueso), cuando habla a la gente del pueblo, para evitar que se entienda que esa sílaba os es el singular de ora (bocas), cuando en realidad es el singular de ossa (huesos)? Y esto, sobre todo, teniendo en cuenta que los oídos africanos no distinguen entre vocales breves y largas. Porque, ¿de qué sirve una expresión correcta que no entiende el auditorio, cuando no hay razón alguna para hablar, si no entienden lo que decimos aque llos a quienes hablamos para que nos entiendan? Por tanto, el que enseña debe
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evitar todas aquellas palabras que no sirven para instruir. Y si en lugar de estas palabras puede servirse de otras correctas, que se entienden, debe preci samente elegir éstas. Pero si no puede hacerlo, o porque no existen, o porque no las recuerda en aquel momento, debe emplear palabras menos correctas, con tal de que el tema se entienda y se aprenda correctamente. Este empeño de que se nos entienda bien hay que procurarlo, no sólo en las conversaciones, ya sean con una sola persona o con varias, sino también y con más razón cuando se dirige la palabra al pueblo” (De doctr. chr. IV,10,24,25). La cita ha sido larga, pero valía la pena conocer el pensamiento completo de Agustín con respecto al problema de la lengua vulgar de los cristianos. 2 - Es útil, aunque no indispensable, conocer la retórica, ya sea cuando se habla a los doctos, ya cuando se habla al pueblo. Pero los instrumentos retóricos que se han de utilizar en un caso y en otro deben ser distintos. Basándose en esta norma, Agustín emplea todos los recursos retóricos de su época, que él conocía bien por su profesión anterior de profesor de Retórica. Y los emplea en la prosa literaria y rimada del De civitate Dei, mientras que en los Sermo nes utiliza solamente aquellos recursos retóricos que hacen más inteligible el argumento a sus oyentes, acudiendo a las antítesis, juegos de palabras, agudezas de ingenio y comparaciones que impresionan al auditorio para que comprenda el argumento y lo retenga más fácilmente en la memoria. Vamos a recordar aquí brevemente un texto de Agustín, que recoge bien sus ideas sobre lo que hay que decir al pueblo y cómo se le debe decir. Partien do del hecho de que el orador debe hablar para enseñar, deleitar y mover, Agustín dice: “De estas tres cosas, la primera, es decir, la necesidad de ense ñar, pertenece a las cosas que decimos; las otras dos, al modo de decirlas... Si quiere deleitar o mover a los que enseña, no es indiferente el modo de decir las cosas... Pues así como se ha de deleitar al auditorio para que preste atención a lo que oye, de la misma manera hay que convencerle para que se mueva a ejecutar lo que ha oído. Y como a uno se le deleita si se le habla con amenidad, de la misma manera se le mueve si ama lo que se le promete, si teme aquello con que se le amenaza, si odia aquello con que se le repren de, si abraza lo que se le recomienda, si se duele de lo que se le dice que es digno de dolor, si se alegra de lo que se le propone como objeto de alegría, si le causan pena aquellos que se le presentan como dignos de compasión ante sus ojos, si huye de quienes se le han propuesto con terror para que se aparte de ellos, y, por fin, si se presta atención a cuantos medios puede emplear una elocuencia para conmover los ánimos de los oyentes, no para enseñarles lo que deben hacer, sino para que realicen lo que ya saben que debe hacerse”( De doctr. chr. IV, 12,27). 3,- Además del uso de lenguajes distintos según los oyentes o lectores y de recursos retóricos distintos según los oyentes o lectores, Agustín recomien-
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da al orador cristiano y al escritor cristiano el estudio de la Sagrada Escritu ra y la lectura de los escritores cristianos, en especial de Cipriano y Ambro sio, modelos para él de la prosa literaria cristiana. El problema teórico del latín cristiano quedó definitivamente resuelto con estos principios de Agustín. Las líneas divisorias entre el latín de los cristia nos y el latín del entorno pagano fueron desapareciendo poco a poco hacia el final de la antigüedad tardía. La literatura latina cristiana alcanzó su máxi mo esplendor y perfección a comienzos del siglo V, y los grandes escritores Jerónimo y Agustín realizaron una perfecta conjunción con la lengua litera ria romana. Desde comienzos del siglo V existió ya latín cristiano en todos los niveles y en todas las categorías de la lengua, desde los vulgarismos de algunas ins cripciones sepulcrales cristianas hasta la perfección poética de los himnos de Prudencio. Pero hay que subrayar, como se debe, que en el proceso de adaptación y de conversión del latín cristiano en lengua literaria hubo siem pre un elemento permanente y decisivo: la lengua de la Biblia latina, a cuyo estudio está dedicada la segunda parte de esta obra, y que merece, en todo caso, una consideración específica, mucho mayor de la que se le ha dedica do hasta ahora por los estudiosos del latín cristiano.
S eg unda P arte
EL LATIN BIBLICO
I.- IMPORTANCIA DEL LATIN BIBLICO EN LA EVOLUCION DEL LATIN
I.I.- INTRODUCCION En un trabajo reciente sobre la “Influencia de la Biblia en la lengua latina” R. Braun 1 se pregunta si la Biblia latina influyó realmente en la evolución del latín y contesta afirmativamente, aduciendo multiples argumentos. Sobre la tan traída y llevada cuestión de si el latín cristiano fue una “lengua especial”, que hasta cierto punto no entenderían los contemporáneos paganos, Braun aduce un texto y un argumento que por su contundencia, claridad y valor probativo no nos resistimos a citar en su totalidad. Es la primera vez que encon tramos algo tan evidente. Para “poner un ejemplo entre mil” -dice el autor- de la peculiaridad de la lengua latina cristiana -nosotros diríamos más bien la lengua bíblica y cristiana o bíblico-cristiana- , Braun cita el siguiente texto de una carta de Jerónimo al papa Dámaso: Quoniam vetusto oriens inter se populorum furore conlisus indiscissam Domini tunicam et desuper textam minutatim per frusta discerpit et Christi vineam exterminant vulpes, ut inter lacus contritos, qui aquam non habent, difficile ubi fons signatus et hortus conclusus sit, possit intelligi, 1 R. B raun, "L 'influence de la B ible sur la langue latine", en B ib le de tous les temps, II, Paris 1985, pp. 129-142, en p. 130.
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ideo mi hi cathedram Petri et fidem apostoiico ore laudatam censui consulendam, inde nunc meae animae postulans cibum uncle olim Christi vestimenta suscepi. Version española: “Puesto que el Oriente, cuyos pueblos chocan entre sí con un antiguo furor, rasga en mil pedazos la túnica del Señor, que es de una sola pieza y tejida de arriba abajo, y las zorras devastan la viña del Señor, de modo que es difícil poder saber, entre las cisternas estropeadas, que no tienen agua, dónde se halla aquella fuente sellada y el huerto cerrado, por eso me he decidido a consultar la cátedra de Pedro y la fe alabada por una boca apostólica, pidiendo ahora para mi alma un alimento procedente de donde yo recibí en otro tiempo las vestiduras de Cristo”. R. Braun se pregunta: “¿Es realmente seguro que Cicerón o Salustio habrían entendido este pasaje, entretejido todo él de reminiscencias bíblicas, de imágenes y expresiones ligadas al cristianismo y a la interpretación “mística” del Antiguo Testamento?”. Y continúa: “En cualquier caso (es decir, aunque Cicerón y Salustio lo hubieran entendido), esta frase que, sin embargo, no contiene ningún hebraísmo propiamente dicho, que presenta al máximo dos préstamos léxicos (Christus, apostolicus) y tres neologismos semánticos (Dominus, catheclra, fides) (debemos señalar que a la lista de Braun hay que añadir necesariamente lacus con el significado de “cisterna”, que es una acepción exclusivamente bíbli ca, y por supuesto el nombre del apóstol Pedro, Petrus), produce sobre un hom bre moderno, formado en la literatura clásica, una impresión de extrañeza des concertante en virtud de las imágenes bíblicas contenidas en ella y orientadas hacia una misma interpretación eclesial (“túnica de una sola pieza”(Jn 19,23), “viña del Señor” (Is 5; Jn 15), en contraposición a las “zorras”, que quemaron las “viñas” de los filisteos (Jue 15,4 ss.) (aquí, según nuestra opinión, la alusión no es a las zorras del libro de los Jueces, sino a las “zorras que devastan las viñas”, de que habla el Cant. 2,15), el “huerto cerrado” y la “fuente sellada” del Cantar 4,12, en contraposición a las “cisternas estropeadas”, que no pueden contener agua, mientras que Yahvéh es la “fuente de agua viva” (Jr 2,13), y, por último, la mención del bautismo como un “revestirse de Cristo”. Hasta aquí la explicación de R. Braun, con las precisiones que hemos aña dido por nuestra parte.Tiene razón Braun al poner en duda que Cicerón o Salustio hubieran enten dido este texto sin haber recibido previamente algunas explicaciones, a pesar de estar redactado en un latín sintácticamente correcto. Es, pues, evidente que el latín cristiano, entendido en el sentido amplio de la Escuela de Nimega, o del latín bíblico-cristiano, que nosotros proponemos como denominación más exacta, y, con mayor razón aún, del latín bíblico, que es el verdaderamente
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novedoso, son algo especial dentro del latín y que este latín bíblico contribuyó, como vamos a ver a continuación, a la renovación y evolución de la lengua lati na de la edad tardía. Nótese ya desde aquí que la novedad del texto de Jerónimo, que acabamos de citar, consiste toda ella en las alusiones bíblicas que contiene y en los térmi nos bíblicos que incorpora. La sintaxis de Jerónimo, en su carta, es la sintaxis normal de su época y el estilo, el estilo de un gran escritor, como cualquier otro gran escritor pagano de su época. Pero, ¿existe un latín bíblico distinto del latín cristiano? Si existe, ¿tiene alguna importancia en la historia de la evolución de la lengua latina? Y ¿qué es el latín bíblico? He aquí unas preguntas a las que hay que responder. Hasta hace bien poco el tema de la importancia del latín bíblico era casi una cuestión sin relevancia alguna. B. Fischer 1autoridad máxima en el tema del texto latino de la Biblia decía: (Para conocer más a fondo las diferencias entre los dis tintos textos latinos de la Biblia transmitidos por la tradición: los textos africanos y los europeos) “habría que profundizar más en la lengua de las antiguas traduc ciones de la Biblia. Pero nosotros renunciamos a ello, porque este difícil terreno ha sido cultivado hasta ahora de manera absolutamente insuficiente. Incluso la propia Cristina Mohrmann no ha tratado hasta ahora de manera tan detallada esta parte específica de la latinidad cristiana como otros aspectos del propio latín cris tiano. Por lo demás, sería necesaria una obra en varios volúmenes para actualizar al viejo H. Ronsch y acomodarlo a la moderna ciencia lingüística”. Para situar correctamente el problema, habría que añadir a estas palabras de B. Fischer que Chr. Mohrmann y su Escuela de Nimega no sólo no ha dedicado tanta atención a esta parte específica de la latinidad cristiana, es decir, al latín de la Biblia, sino que no le ha dedicado casi ninguna atención, fuera del libro de Meershoek 2, y desde luego, no se ha planteado el problema de una posible dis tinción entre un tipo de latín y otro. Y realmente, el problema de la existencia del latín bíblico se planteó y se resolvió antes de que se planteara y se resolviera el problema de la existencia del latín cristiano. El tema se remonta, en efecto, a los primeros tiempos del cristianismo, porque las acusaciones que los paganos dirigían a los cristianos en cuestiones de lengua se referían precisamente a la lengua de las Escrituras. 1 B. Fischer, "D as N eue T estam ent in lateinischer Sprache", en K. A land (éd.), D ie alte U bersetzungen des N eueii Testam ents, die K irchenvâterzitate u n d Lektionctre. D er gegenw ârtige S tand ihrer E rforschung und ihre B edeutung für die griechische Textgeschichte (A rbeiten zur neutestam entlichen T extforschung, 5), B erlin 1972, p. 1752. Fis ch er es una de las m ás grandes autoridades en el tem a del texto de la B iblia latina. 2 V éase la B ibliografía, en el apartado L atín B íblico.
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Lactancio lo dice expresamente en un famoso texto (Divinae Inst. V,l): Haec in primis causa est cur apud sapientes et doctos et principes huius saeculi Scriptura sancta fide careat, quod prophetae communi ac simplici sermone, ut ad populum, sunt locuti (“La causa principal de que para los sabios y doctos y principales de este mundo la Sagrada Escritura carezca de aceptación es que los profetas han hablado con una lengua común y sencilla, como se hace para hablar al pueblo”). Jerónimo y Agustín, por no citar más que a los dos autores principales, reco nocen expresamente la existencia de una lengua especial de la Sagrada Escritura. Es lo que ellos llaman, con distintos nombres, consuetudo scripturarum, mos scripturarum, idioma scripturarum (“la costumbre de las Escrituras, el uso de las Escrituras, el lenguaje peculiar de las Escrituras”), es decir, la lengua de la Biblia latina, que se distingue de la lengua clásica y también de la lengua habla da ordinaria, tanto la hablada por los paganos como por los cristianos. Como la lengua de la Biblia latina se conserva en las varias traducciones que se hicieron de ella en la antigüedad, será preciso hablar de estas versiones en particular, para destacar sus características e importancia, y del texto original del que se tradujeron. Esto nos lleva a tener que hacer una breve introducción al texto hebreo de la Biblia, al texto griego del N.T., a las versiones griegas y arameas del A.T., para terminar con las versiones latinas, que son las que constituyen el centro de nuestra exposición.
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I.2.- EL TEXTO DE LA BIBLIA
1.2.1.- EL TEXTO HEBREO Y ARAMEO DE LA BIBLIA 1.2.1.1.- La lengua hebrea El A.T. está redactado casi todo en hebreo, la lengua hablada en Canaán antes de la llegada de los hebreos, pero desarrollada y perfeccionada. Los fenicios propa garon el alfabeto hebreo, que por eso se llama fenicio, y en este alfabeto se redac taron muchos de los autógrafos del A.T. En tiempo de Cristo se usaba ya corriente mente la “escritura hebrea cuadrada”, que ya habían comenzado a utilizar los israelitas después del destierro babilónico (que duró desde el 587 al 539 a. Cr.), aunque de manera imperfecta. Pero al principio de la historia del texto hebreo de la Biblia se usaba el alfabeto fenicio, distinto de la escritura cuadrada que acabamos de mencionar, y en ese alfabeto ya se podían confundir algunas letras y de ahí podían provenir errores. La lengua hebrea bíblica -y la aramea- presenta algunas peculiaridades, que vamos a reseñar brevemente, que han influido de manera importante en el latín bíblico. 1.- Sólo tiene dos tiempos verbales, el perfectum -perfecto- y el infectum -futuro-, con los cuales expresa todos los matices que la lengua latina expresa con sus numerosos tiempos. De ahí se sigue que en el latín bíblico puede haber perfec tos con significado de presente o de pasado o de otros tiempos y futuros con significado de futuro y de presente o incluso de imperativo u otros tiempos. Sólo el contexto nos indicará qué significado hay que darles en cada caso. 2.- El orden normal de palabras en la lengua hebrea es: sujeto-verbo-predicado, como en las lenguas romances. Por razones de énfasis y otros motivos, este
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orden puede cambiarse. El orden latino clásico era: sujeto-complemento-verbo. Ante est,a divergencia, ya se comprende que el orden de palabras en el latín bíblico tiene que ser diferente habitualmente del orden de palabras en latín, lo que supone un cambio radical en la lengua latina bíblica. 3,- La lengua hebrea no tiene oración de infinitivo. En su lugar, hay oración completiva con ki, “que”: “digo que, creo que”. Esto supone automática mente un aumento considerable -casi completo- de oraciones completivas con quod, quia, quoniam, y la desaparición, casi completa, de la oración de infinitivo en el latín bíblico. 4,- La lengua hebrea es rica en sustantivos y pobre en adjetivos. Esto supone un aumento considerable de genitivos de cualidad en el latín bíblico en sustitu ción de adjetivos calificativos o adnominales. 5,- En hebreo la oración de relativo va al principio de la frase que depende de la principal acompañada de la partícula indeclinable ‘asher, lo que provoca en una versión literal al latín el siguiente giro semítico: beatus cuius Deus lacob adiutor eius (Sal 145,5), “feliz cuyo Dios de Jacob es su ayuda”. I.2.I.2.- Historia del texto hebreo La historia del texto hebreo se puede dividir en cuatro períodos: 1.2.1.2.1.- Desde los orígenes de la literatura bíblica hasta el s. I después de Cristo. Este período se caracterica por las fluctuaciones y variaciones del texto, porque en él no sólo se escribieron todos los libros del A.T., sino que se produ jeron variantes, ediciones o redacciones distintas de un mismo texto (cf. Jr 36, 2-4, 28 ,32), a medida que el texto se copiaba para su multiplicación y conser vación. Estas fluctuaciones se detectan: a) Si se compara el texto masorético (en adelante TM) con lugares paralelos del mismo texto (cf. Sal 18,11 y 2Sm 22,11). b) Si se compara el TM con el Pentateuco Samaritano, texto bíblico que existía desde el s. IV a.Cr., cuando se produjo el cisma samaritano, y que utili zaban los propios samaritanos. Las variantes con respecto al TM son más de 6.000, pero casi todas son variantes ortográficas, de poca importancia para el contenido del texto bíblico. c) Si se compara el TM con los manuscritos del mar Muerto. Estos docu mentos, descubiertos desde el 1946 hasta el 1967 en Qumrán, Masada, Murab-
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baat y Nahar Heber, todavía no publicados en su totalidad, datan aproximada mente de finales del s. Ill a. Cr. hasta el s. I d. Cr. Este hallazgo arqueológico de los más importantes y significativos del siglo XX, sobre todo para la historia del texto hebreo de la Biblia, confirma, entre otras cosas, que el TM, dotado de vocales y de otros signos diacríticos, y fijado en torno al siglo VIII de nuestra era, es sustancialmente un texto correcto y fiable, y que los rabinos lo fijaron por razones prácticas y de acuerdo con razonables principios críticos. Hay, no obstante, notables diferencias en algunos libros bíblicos, como los de Samuel, que siguen en una proporción de 10 contra 4 la tradición de los Setenta en contra de la del TM. Y otros libros históricos, como Josué, Jueces, Reyes siguen también la tradición de los Setenta. Estos manuscritos conservan fragmentos o textos enteros de todos los libros protocanónicos. Además, hay también fragmentos hebreos del Eclesiástico (lla mado también Ben Sira), libro deuterocanónico, no admitido por los judíos, pero sí por la Iglesia Católica, cuyo texto original canónico está en griego, y también fragmentos griegos de Baruc, otro libro deuterocanónico, rechazado por los judíos y admitido por los católicos. 1.2.1.2.2,- Desde el s.I al s.VI cl.Cr. En este período se fijan las consontantes del texto hebreo. Y-lo fijan las academias judías, en especial la de Yabne, que comenzó su trabajo en torno al a.90 de la era cristiana, y cuya unificación atestiguan: a) las versiones griegas de Aquila, Símaco y Teodoción, que coinciden con el TM en contra de los Setenta; b) las citas bíblicas de los comentarios rabínicos (midrasim) y de los escritores esclesiásticos, sobre todo las Hexaplas de Orígenes, y la Vg de Jeró nimo. En definitiva, al finales del s.I de nuestra era existía un texto hebreo consonántico uniforme. 1.2.1.2.3,- Desde el's. VI al s. X En este período se fija el texto vocalizado, inventando los signos para reproducir las vocales. El texto hebreo, como el de otras lenguas semíticas, se transmitió durante mucho tiempo sólo con las consonates. Las vocales sólo se ponían cuando se leía en voz alta y el modo de lectura se conservaba por tradi ción oral. Pero hacía ya muchos siglos que el hebreo había dejado de ser lengua viva, y comenzaba a dudarse de la buena y correcta lectura del texto sagrado. Al mismo tiempo, en estos siglos, los masoretas habían multiplicado los estudios y las observaciones críticas para proteger el texto y la lectura del texto.
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Todo este inmenso material había que ordenarlo y sistematizarlo, para que no se perdiera. Y esto lo hicieron los naqdanim o puntuadores. Inventaron vocales, que eran puntos y rayas, que se colocaban o encima o debajo de las consonan tes. Todos estos sabios judíos recibieron el nombre de masoretas, “transmisores de la tradición”. Había dos escuelas de masoretas: la tiberiense y la babilónica. La tiberiense, fundada en la ciudad de Tiberiades, ponía las vocales debajo de las consonantes y sobresalieron en ella los miembros de la familia ben Aser: Moisés ben Aser (s. IX) y su hijo Aarón ben Aser, y la familia ben Neftalí: Moisés ben David ben Neftalí. La babilónica, originaria de Babilonia, ponía las vocales encima de las con sonantes y sobresalió en ella Jacob ben Neftalí. Con el tiempo prevaleció la escuela tiberiense, y la labor comenzada en el s.VI se completó en el s. X con un texto bíblico, consonántico y vocálico casi uniforme, que es el que hoy conocemos con el nombre de texto masorético. 1.2.1.2.4.- Desde el s. X hasta nuestros días El texto hebreo nos ha llegado a través de una amplia tradición manuscrita (más de 700 mss.), que se remonta al siglo VIII de nuestra era. Estos manuscri tos se llaman masoréticos, porque conservan la masora, es decir, las observa ciones críticas de los rabinos en torno al texto sagrado, transmitidas en forma oral y después escrita, hasta por lo menos el siglo X de nuestra era. Los principales manuscritos hebreos masoréticos son el de la sinagoga de El Cairo (a. 895), el Petropolitano B3 (a. 916), de los profetas; el de Leningrado B19A (a. 1008) y el de Leningrado (a. 1009), que contienen todo el A.T. y el de Alepo. Después de la invención de la imprenta, la Biblia hebrea fue editada por Jacob ben Chayim el año 1525. Esta edición quedó como textus receptus, texto autorizado, en el que se apoyaron las ediciones modernas, hasta la de R.Kittel. La edición crítica más conocida, y usada por todos, judíos, católicos y pro testantes, es la Biblia Hebraica, editada primero por R. Kittel-P. Kahle, de donde recibe el nombre y la sigla de BHK '. La nueva edición, completamente revisada, renovada y ampliada, recibe el nombre de Biblia Hebraica Stuttgartensia (en 1E l p rim er fascículo de la 3a edición de la B H K data del 1929, fecha del fallecim ien to de K ittel. L a 3" edición se com pletó el 1937. L a 7a edición, del 1951, fue editada por A. A lt-0. E issfeldt. Salió com o 16a edición, corregida, el 1971.
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sigla BHS, para distinguirla de la anterior), Stuttgart 1967/1977, y ha sido prepa rada por varios autores. Es el texto imprescindible para quien tenga que consultar la Biblia hebrea. Las novedades más importantes de la nueva edición, muy resumidas, son: 1.- Nuevos tipos de letras hebreas, porque las antiguas matrices, empleadas en la BHK, se quemaron cuando Leipzig fue bombardeada en la última guerra mundial. 2.- El texto básico sigue siendo el del ms. de Leningrado B19A (= L), pero con algunas omisiones de acentos, y de la “corrección de los errores patentes de los copistas”. Siguen conservándose, evidentemente, las aportaciones de los manuscritos del mar Muerto, ya presentes en la BHK. 3,- Se ofrece la masora completa del ms.L. La masora pequeña (masora parva), va im presa al margen, como antes, pero com pletam ente rehecha por G.E.Weil, responsable único de esta parte de la edición. La masora grande (masora magna) se ha publicado en dos volúmenes aparte. 4,- El aparato crítico se ha rehecho por completo, restringiendo al máximo las conjeturas y las retraducciones derivadas de las versiones antiguas, y, ade más, se ha desechado la distinción anterior entre “las simples variantes y menos importantes informaciones” y “los verdaderos cambios textuales y otras indicaciones más importantes”. 1.2.1.3.- La lengua aramea La lengua aramea -lengua semítica como el hebreo y emparentada con él-, fue la lengua hablada por los arameos, asentados en las ciudades de Siria y del norte de Mesopotamia, que nunca tuvieron importancia política, y cuyo último baluarte, Damasco, sucumbió a manos de los asirios el 732 a.Cr. Paradójicamente a la pequeña importancia política de los arameos, su len gua tuvo una amplia difusión y aceptación, de tal manera que en el siglo VII a.Cr. fue adoptada como lengua diplomática por los reyes de Asiría, Babilonia y Persia. Después del destierro babilónico, el arameo empezó primero a convivir con el hebreo en Palestina, y ya en tiempo de Esdras y Nehemías (a.458-398 a.Cr.) comenzó a reemplazarlo poco a poco, de tal manera que hacia el final del perío do de Esdras las gentes del pueblo ya no entendían el hebreo, que quedó como privilegio de las personas cultas, y en tiempo de Cristo el arameo era la lengua
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materna de todos los judíos, no sólo de los de Palestina, sino también de los de otras regiones del Imperio Romano, como Egipto. Estas circuntancias hicieron necesaria la versión al arameo del texto hebreo, para que las gentes pudieran entender el texto sagrado y seguirlo en la liturgia de la sinagoga. La versión se hizo primero en forma oral, luego en forma oral y escrita y finalmente sólo escrita. La costumbre era que el lector del hebreo leyera un versículo y el traductor al arameo (o meturgeman, de donde viene la palabra española dragomán, “intérprete”) lo tradujera al arameo. La versión no debía ser ni demasiado literal ni excesivamente libre. Pero como la versión iba destinada al pueblo, casi siempre terminaba siendo una paráfrasis, y así, los targumim (targumes en adelante) arameos de la Biblia, son versiones parafraseadas. 1.2.3.1,- Textos arameos de la Biblia La Biblia hebrea conserva en arameo los siguientes fragmentos: un versícu lo del Génesis (Gn 31,47); un versículo de Jeremías (Jr 10,11); unos capítulos de Daniel (Dn 2,4b-7,28) y unos capítulos de Esdras (Esd 4,8-6,18; 7,12-26). En arameo se redactó el evangelio de San Mateo, aunque sólo nos ha llega do la versión griega, que es el texto canónico de ese evangelio.
I.2.2.- TEXTO GRIEGO DEL N.T. 1.2.2.1,- La lengua griega del N.T. Los 27 libros del N.T. están escritos en griego, no el griego clásico, sino la lengua corriente, común, usada en Oriente en la vida diaria y en las relaciones comerciales desde el tiempo de Alejandro Magno (+ 333) hasta el fin de la anti güedad (h.500 d.Cr.). En esta misma lengua se hizo la versión de los Setenta. Es la lengua que corrientemente se designa koiné.' “El griego del N.T. tiene características diversas. Se va desde el “griego hebraizante” del Apocalipsis hasta la lengua con finuras literarias del evangelio de Lucas y hasta el griego relativamente perfecto de la Carta a los Hebreos. 1 K. A land, B. A land, II testo d el N u o vo T estam ento (trad. ital. de S. T im panaro, de la o b ra alem ana: D e r T e x t des N e u en T esta m en ts, S tu ttg a rt 1982), M a rietti, G én o v a 1987, X II-372, en p. 58. Sobre la situación actual de la investigación sobre el griego del N .T. puede verse A . P iñero Sáenz, "G riego bíblico neotestam entario. P anoram a actual", en C uadernos de F ilología C lásica 10 (1976) 123-197. E l autor trata con gran acierto: 1) estudio de la situación actual del griego neotestam entario en relación al griego en g ene ral; 2) estudios fundam entales sobre la gram ática del griego del N .T.; 3) trasfondo sem í tico del N.T. y sus problem as; 4) tem as de sem ántica y lexicografía; 5) crítica textual del N .T.; 6) gram áticas elem entales del griego del N .T, y aportaciones españolas al tema.
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Pero ninguno de los escritos del N.T. resiste una comparación con las obras lite rarias no cristianas de la misma época por lo que respecta a la elegancia estilís tica, aunque sea de justicia reconocer que la fuerza expresiva de Pablo ha crea do un tipo de literatura totalmente nuevo. El N.T. está escrito en el griego coloquial de la koiné”. Todos los autores del N.T. son judíos, menos Lucas. Todos utilizan fuentes hebreas y arameas, e incluso hablan arameo como su lengua materna. Todo esto, evidentemente, está reflejado en el griego del N.T. y lo conocemos con el nombre genérico de semitismos -hebraísmos y aramaísmos-. Los semitismos del N.T. pueden ser semitismos directos, es decir, violacio nes conscientes del espíritu de la lengua griega, y se concretan en transliteracio nes y traducciones literales del hebreo y arameo al griego. Pueden ser semitis mos indirectos o secundarios, a través de la versión de los Setenta, cuando se trata de palabras y construcciones existentes en el griego extrabíblico, pero empleadas en el griego del N.T. en una medida notablemente mayor. Pueden llamarse también semitismos cuantitativos, como decimos en otro lugar. Hay autores del N.T. que imitan voluntariamente el estilo de los Setenta, y entonces han podido recibir influencias semíticas a través de esta versión, hecha directamenete del hebreo. Uno de estos autores es, curiosamente, Lucas, el único escritor del N.T. de habla materna no aramea, sino griega. De este modo Lucas pretende dar a su prosa un tono hiératico, religioso y solemne. Y lo mismo han hecho otros autores del N.T. Es de sobra sabido que los hagiógrafos neotestamentarios citan casi siempre la Biblia por la versión de los Setenta Uno de los libros del N.T. en que es más visible la influencia semítica es el Apocalipsis, como ya hemos dicho. El griego especial de este libro no se expli ca porque el autor no supiera griego, sino por su mentalidad hebrea. Los barba rismos de la obra encuentran su adecuada explicación en el trasfondo semítico que la impregna, un trasfondo hebreo, no aram eo2. Podemos señalar algunos casos concretos: 1 ) Fraseología: a) El N.T. usa la expresión hebraizante epí stómatos, “en (sobre) la boca de”, para significar “según”, expresión calcada del hebreo 'al-ρΐ, y que la Vg traduce por in ore (Mt 18,16): “para que según (= de acuerdo con) dos o 1 Sobre el tem a de los sem itism os en el N .T. rem itim os al excelente m anual de M. G uerra G óm ez, E l idiom a d el N u e vo Testam ento, B urgos 1 9 8 1 \ pp. 325-330, y a la b ibliografía que él cita. 2 Cf. A. L ancelloti, Sintassi ebraica ne! g reco delTApocalissi. I, U so delle fo rm e ver bali, A sís 1964.
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tres testigos quede zanjado todo asunto” 2. La expresión está tomada literal mente de Dt 19,15 y Mateo reproduce palabra por palabra el texto de los LXX. b) “Entregar una persona (para ser castigada)” se expresa en el N.T. por “entre gar en manos de alguien” (eís cheirás) y corresponde al hebreo ntn be yad, “entregar en manos de” (cf. ISm 23,4,14 y passim); la Vg traduce la frase por tradere in manus (cf. ISm 12,9; 14,10,12,37, y passim); y los LXX coin ciden con el N.T. Mt 17,22 dice: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres” (Vg: tradendus est in manus hominum), giro que recuerda el texto de 2Sm 24,14: melius est ut incidam... quam in manus hominum (“caeré mejor... que en manos de los hombres”). c) El empleo de prôsôpon, “rostro, cara” en las preposiciones compuestas del tipo de “ante el rostro de” (Vg in facie, in faciem) corresponde al hebreo lipney, “ante”, o 'al-peney, “sobre”, etc. y aparece habitualmente en los LXX. En el N.T. estas expresiones son citas o reminiscencias del A.T. d) El uso de psyché, “alma”, como pronombre reflexivo se debe al empleo de nephes con este mismo sentido en hebreo bíblico. El N.T. usa esta expresión sobre todo en las citas del A.T. o en lugares llenos de reminiscencias del A.T. e) La formula neotestamentaria kaí idoii, “y he aquí” (= et ecce, en el latín bíbli co), es un biblismo, que Mateo, Lucas -Hechos, y el autor del Apocalipsis enplean con abundancia. Es una utilización consciente del estilo bíblico para poner en guardia al lector sobre la importancia del hecho o dicho que se anuncia2. 2) Datos gramaticales 1) La construcción de oraciones temporales del tipo de “y sucedió un día y ” (con kaí o sin la conjunción) se remonta al hebreo y la aceptan habi tualmente los LXX (cf. Ex 2,11), como diremos más adelante. La Vg la conserva en muchos lugares, por ej., Lc 5,17: et factum est in una die rum et ipse sedebat docens, “y sucedió un día y él estaba sentado ense ñando” \ 1 L a V g dice: lit in ore duorom vel trium testium ste t om ne verbum . Y hay aquí dos sem itism os: a) in ore, "según "; b) verbum , "asunto", "cosa". 2 Cf. P. F ie d le r, D ie F o rm e l 'unci s ie h e ' Un N T (S tu d ien zu m A . und N .T ., 20), M unich 1969. ' A quí puede verse un doble sem itism o (hebraísm o): 1) et fa c tu m e st... et; 2) sedebat docens, descripción de la acción anterior a la del verbo principal, según el uso hebreo: "estaba sentado"; en latín bastaría decir: docebat, "enseñaba".
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2) El empleo paronomástico del infinitivo del tipo de “oír oiréis” o del partici pio del tipo “viendo veréis” se remonta al hebreo y lo aceptan con frecuencia los LXX, como diremos más adelante. El texto de Mt 13,14 (cf. Act 28,26) (Vg auditu audietis, et non intelligetis; et videntes videbitis, et non videbitis, “oiréis con el oído y no entenderéis y viendo veréis y no veréis”) es la cita literal de Is 6,9. Hay muchos casos de estas construcciones en el N.T. griego. 3) La construcción hebrea que introduce el estilo directo le’ mor, “diciendo”, es traducida por los LXX por el participio del verbo “decir”, dando la frase eleghe legón, “decía diciendo”, y esta frase es muy frecuente en el N.T., tanto como cita de textos del A.T., como biblismos estilísticos. 4) El empleo de las construcciones verbales perifrásticas del tipo en didáskón, “estaba enseñando”, es decir, “enseñaba” (en latín bíblico erat docens: Mt 7,29; Me 1,22; 14,49; Lc 13,10; 19,47; 21,37; etc.), es un aramaísmo evidente en el texto griego del N.T., porque sólo el arameo y el hebreo rabínico aramaizado, no el bíblico, tienen la forma perifrástica, sobre todo con el participio activo, incorporada al sistema temporal del verbo 1 y aunque existen ejemplos en el griego de la koiné, los frecuentes casos del N.T. remiten a un modelo arameo. Es evidente que estos ejemplos y otros muchos que se podrían citar no son “semitismos” directos, en cuanto venidos directamente del hebreo, sino indirec tos, en cuanto tomados de los L X X 2. 1 Cf. H aiim B. R osén, L ’hébreu et ses rapports avec le m onde classique. E ssai d'évalua tion culturelle, Paris 1979, pp. 63-65. El autor se refiere a la form a perifrástica del griego del N .T. E n latín la form a erat docens, com o form a perifrástica, era frecuente en la época arcai ca y postclásica, y rara en la época clásica. En el N.T. latino erat docens es una traducción literal de la frase griega, por tanto, un biblism o griego. L a influencia sem ítica sobre esta construcción griega la defiende tam bién W. J. Aerst, P eriphrastica, A m sterdam 1965. 2 Sobre el tem a de los semitismos en el griego del N.T. remitimos a los trabajos siguientes: H.F.D. Sparks, "The Semitisms o f St. Luke's Gospel", en JT hS 44 (1943) 129ss.; Id., "The Semitisms of the Acts", en JThS 51 (1950) 16ss.; E. Pax, "Die syntaktischen Semitismen im N.T. Eine grundsatzliche Erwagung", en Studi Biblici Franciscani Liber A nm m s 13 (1962-63) 136-162 (es innegable la existencia de numerosos semitismos en el N.T. griego. El Apocalipsis es una m uestra de que tales semitismos se empleaban como recurso literario); M. Black, An A ram aic Approach to the Gospels and Acts, Oxford 1946 1967 1 (tras la lengua de los evange lios hay una fuente o tradición claram ente aramea, que com prende casi exclusivam ente los logia de Cristo. En M e se descubre también en ciertos diálogos y partes narrativas. Fuera de estos textos el sustrato arameo es m enos claro); D. Tabachovitz, D ie Septuaginta und das Nette Testament, L und 1956 (no sólo en Lc, sino en el resto del N.T. se da una imitación constante de los LXX; esta postura ha sido tachada de unilateral); K. Beyer, Semitische Syntax im N .T., I, 1“ parte, Gotinga 1962; 1968 2 (distingue entre semitismos en general, hebraísmos, aramaísmos y construcciones perfectamente griegas; semitismos claros sólo hay en los Sinópticos, en la carta de Santiago y en el Apocalipsis; en Lc m uchos de ellos son septuagintismos; en el evangelio de Juan y en las epístolas de Juan hay hebraísmos, no aramaísmos); M. W ilcox, The Semitisms o f Acts, Oxford 1965 (hay palabras, frases y versículos que reflejan cierta afinidad con tradiciones del A. T.; hay palabras y frases de origen semítico, pero procedentes probablem ente de los LXX; y hay otros semitismos que no se explican por el influjo de la Septuaginta).
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Para poner punto final a este tema vamos a recoger la magnífica síntesis que hace A.Pinero Sáenz1 sobre el influjo semítico en el griego del N.T., y sobre las características de esta lengua griega: “Existe un cierto consenso en valorar más el sustrato semítico a la hora de encuadrar genéricamente la lengua del N.T. Pero en este mismo consenso se diversifican las opiniones. Sigue en pie, en el fondo, la antigua controversia entre “puristas” y “hebraístas” [...] La lengua del N.T. es un producto mixto de la helenización de una tradición origi nariamente aramea, llevada a cabo por unos escritores de una cultura superior a la vulgar. Varios de ellos eran bilingües, y todos, sin excepción, conocían de memoria a los LXX. Así se explicaría: a) el griego correcto de muchos pasajes; b) el indudable “griego de traducción” en los lugares donde se quiso respetar al máximo un logion arameo de Jesús o de un apóstol; c) los semitismos incons cientes debidos a un forzamiento involuntario de la sintaxis griega por efecto residual de la lengua materna; d) los usos extraordinariamente frecuentes de tal o cual construcción griega, rara en el período clásico, porque se parecía de hecho a otra análoga de la lengua semítica materna; e) los pasajes con un color netamente septuagintístico. Lo que se ha de hacer hoy es encuadrar cada pasaje, perícopa o versículo en cada uno de estos apartados, pero no tratar de forzar un conjunto heterogéneo, como lo es indudablemente el N.T., en un casillero de tono generalizador”. La cita, larga, resume cuanto nosotros queríamos recalcar sobre la lengua del N.T. griego en vistas a una mejor intelección de las versiones latinas de las que hablaremos más adelante. 1.2.2.2 - Transmisión del texto del N.T. El texto griego del N.T. nos ha llegado a través de tres caminos: directa mente y de manera completa a través de los códices; indirectamente y de mane ra íntegra en las versiones; indirectamente y de manera incompleta en las citas de los autores eclesiásticos. 1 .2 ,2 .2 .1 Los códices Los códices son los testigos directos y completos de la transmisión del texto griego del N.T. Según datos relativamente recientes, hay más de 250 códi ces unciales, es decir, con caracteres mayúsculos; más de 2.646 minúsculos, o en escritura cursivcr, más de 76 papiros y más de 2.000 leccionarios. Son en total más de 4.972 códices, de los cuales unos 53 compenden todo el N.T. Los códices principales son:
1 A. Pifiero Sáenz, "G riego bíblico neotestam entario. P anorám ica actual", en C uade nos de F ilología C lásica 10 (1976) 123-197, en las pp. 193-194.
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El Vaticano B (03), de origen egipcio y del s. IV. Comienza en Gn 46,28 y termina en Hebr 9,14. Está en la Biblioteca Vaticana, de donde recibe el nom bre. Es el códice más antiguo y probablemente el mejor. El Sinaítico S (01), también de origen egipcio y de los siglos IV-V. Hallado en el monasterio de Santa Catalina del monte Sinaí el año 1844 por Tischendorf, de ahí recibió el nombre. Contiene los dos Testamentos, aunque el Anti guo con lagunas. Se encuentra en el Museo Británico. El Alejandrino A (02), de origen egipcio y del s. V. Perteneció al Patriarca de Alejandría, de donde le viene el nombre. Contiene los dos Testamentos con lagunas. Actualmente está en el Museo Británico. Merecen también una mención especial, por su importancia, el Ephremi rescriptus C (04), del s. V, el Códice de Beza o Cantabrigense D (05), del s. VI, y el Claromontano D (06), del s. VI '. 1.2.2.2.2.- Las versiones Las versiones tienen una gran importancia para la historia de la transmisión del texto, puesto que, sí son literales, reproducen bien el texto original de la época en que se hicieron. Para que sirvan de medio de reconstrucción del texto deben ser criticamente seguras. Algunas pueden ser anteriores a los códices más antiguos, y por eso mismo revisten una mayor importancia. Entre las versiones que aquí interesa destacar están las versiones latinas, la VL y la Vg, de las que se hablará ampliamente a continuación. 1.2.2.2.3,- Las citas de los autores eclesiásticos Las citas son abundantísimas. Las más importantes para la historia de la transmisión del texto son las más antiguas. Las citas sirven, entre otras cosas, para fijar la cronología del propio texto. Las citas, no obstante, presentan un problema serio, y es que los antiguos solían citar de memoria y casi nunca al pie de la letra, y, aunque su memoria fuera más tenaz que la nuestra, siempre podí an equivocarse. Por eso, las citas antiguas hay que tomarlas con precaución. Solamente de siete escritores eclesiásticos, a saber, Justino, Ireneo, Clemente Alejandrino, Orígenes, Tertuliano, Hipólito y Eusebio de Cesarea se han reuni do más de 26.487 citas del texto griego del N.T. 1 Para la historia de la transm isión del texto griego del N.T. rem itim os a la obra fun dam ental de K. A land, B. A land, II testo d el N uovo T estam ento (trad, i tal. de S. Tim panaro, de la obra alem ana, D e r T ext d e s N eu en T estam ents, S tu ttg a rt 1982), M arietti, G énova 1987, X II-372 pp.
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1.2.2.2.4,- Autoridad crítica y dogmática del texto de N.T. Las palabras del N.T. giego son unas 150.000. Las variantes son más de 200.000. ¿Qué autoridad nos merece el texto del N.T.? Nos merece toda. Por que, siete partes de ocho nos ha llegado sin variantes, con una gran uniformi dad. La mayoría de las variantes se refieren a una palabra o frase; son distrac ciones de los copistas o cambios gramaticales o cambios del orden de las palabras. Casi todo esto sin importancia. Las variantes importantes, desde el punto de vista del contenido, son unas 15. Esta situación nos permite afirmar que no hay libro alguno de la antigüedad que se haya transmitido con más garantías de fidelidad que el texto griego del N.T.
I.3.- LA S V E R S IO N E S D E L A B IB L IA
1.3.1,- VERSIONES GRIEGAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO 1.3.1.1.- La Septuaginta Por Septuaginta o versión de los Setenta se entiende hoy la primera versión de todo el A.T. hebreo al griego y el texto griego o versión griega de los siete libros deuterocanónicos y partes deuterocanónicas de algunos libros protocanónicos del A.T., llamados así por los católicos y apócrifos por los protestantes. Estos siete libros deuterocanónicos son: Sabiduría (compuesto en griego), II Macabeos (1,1-2,18 compuesto en arameo, cuyo texto se ha perdido, y traduci do al griego, y 2,19-fin compuesto directamente en griego), I Macabeos (com puesto en hebreo, pero perdido, y sólo se conserva en una traducción griega), Tobías (compuesto en un original semítico, que se ha perdido; Jerónimo lo tra dujo al latín de un original “caldeo”, es decir, “arameo”, igualmente perdido; probablemente Tob 1-12 y 14 fueron compuestos en arameo, y Tob 13 en hebreo); Judit (compuesto en hebreo, pero perdido, y sólo se conserva la ver sión griega); Baruc (1,1-3,8 compuesto en hebreo, pero cuyo texto se ha perdi do y sólo se conserva la versión griega; 3,9-fin, probablemente original en grie go; el cap. 6 de Baruc recibe el nombre de Carta de Jeremías, redactada probalemente en hebreo, pero cuyo texto se ha perdido y sólo se conserva la versión griega); Eclesástico o Siracida (compuesto originariamente en hebreo, del que se conservan aproximadamente dos tercios; pero cuyo texto canónico es el griego). Las partes deuterocanónicas son: Los siete últimos capítulos de Ester (Vg
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10,4-16,24, cuyo original y redacción son como sigue: original griego: 3,13a13g; 8,12a-12x; original arameo: 1,1 a-1s; 4,17a-17z; 5,la-lf; 5,2ab; 10,3a-31, perdido y traducido al griego); Daniel (3,24-90: cántico e historia de los tres jóvenes, original redactado en hebreo, pero cuyo texto se ha perdido, y conser vado sólo en versión griega, y 13-14: historias de Susana y de Bel y el dragón, redactadas en arameo, pero cuyo texto se ha perdido y sólo se conserva la ver sión griega). La Septuaginta consta, además, de los siguientes libros aprócrifos, según la terminología católica: III - IV Macabeos (original en griego); I Esdras (original en hebreo, pero traducido al griego; no se ha de confundir con Esdras y Nehemías, que son libros protocanónicos, por tanto traducidos del hebreo); Salmos de Salomón (original en hebreo, pero traducido al griego); el Salmo 151 (origi nal en hebreo, pero traducido al griego); las IX Odas de la iglesia griega; el Prólogo al Eclesiástico, escrito en griego por el traductor del propio Eclesiásti co y la Oración de Manasés (original en hebreo, pero traducida al griego). En sentido más restringido, la Septuaginta son sólo los cinco libros de la Ley o Pentateuco. 1,- Fecha de la versión Para determinar la fecha poseemos varios datos importantes. a) El autor del Prólogo del Eclesiástico nos da a entender que reinando Ptolomeo VII Evergetes Fiscón (170-117 a. Cr.) estaban traducidos al griego la mayor parte de los libros del A.T. b) La Carta de Aristeas se fecha entre el 200 a. Cr. y el 80 d. Cr. El único dato seguro es que Aristeas es anterior a Flavio Josefo (hacia el 90 d. Cr.) '. En ella cuenta Aristeas a su hermano Filócrates que Ptolomeo I Lagos, rey de Egipto (que abdicó al trono el 283 a. Cr.), pidió al sumo sacerdote Eleazar que le enviara hombres doctos para traducir al griego la Ley de Moisés. Eleazar le envió un ejemplar de la Ley (= Pentateuco) y a setenta y dos hombres peritos en hebreo y griego para que llevaran a cabo el deseo del rey. El rey los recibió con todos los honores y los estableció en la isla de Faro, en donde tradujeron la Ley (= Pentateuco) en setenta ;y dos días. El hecho se divulgó y comenzó la leyenda. Se decía que los setenta y dos doctos se habían alojado en setenta y clos celdas, habían trabajado setenta y dos días por separado y, cuando se reunieron para comprobar el trabajo, descubrie
1 S. Jellicoe, The S eptuagint and M o d e m Study, O xford 1968, p. 48, n. 1; M. H arl, G D o riv a l, O. M un n ich , L a B ib le g re c q u e des Sep ta n te. D u ju d a ïsm e h e llé n istiq u e au christianism e ancien, Ed. du C erf, Paris 1988, p. 41.
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ron que sus traducciones concordaban maravillosamente entre sí incluso en las palabras. Según Filón de Alejandría, en el sitio en donde se reunieron, los judí os celebraban todos los años una fiesta. Durante mucho tiempo se creyó en la historicidad de este relato. Lo acepta ron, entre otros, Filón, Flavio Josefo, Ireneo, Clemente de Alejandría, Cirilo de Jerusalén, Epifanio y Agustín de Hipona. Aceptaron, incluso, que los autores habían traducido todo el A.T. Hoy nadie admite la historicidad de este relato, inspirado claramente en el deseo de exaltar al pueblo judío y su literatura. Es ficticio el número de traduc tores, la duración de la versión, la perfecta uniformidad de las traducciones, el lugar y la inspiración divina. Pero sí es histórica ¡a noticia de la traducción del Pentateuco al griego en el s.III a.Cr. Es lógico pensar que a la traducción del Pentateuco seguiría.la traducción de los demás libros del A.T. c) Aristóbulo (primera mitad del s.II a.Cr.), sin duda el consejero del rey Ptolomeo VI Philometor (181-146 a.Cr.), afirma que la traducción completa de la Ley (= Pentateuco) se realizó por iniciativa de Demetrio de Faleros en tiem po del rey Ptolomeo Filadelfo. Es posible que antes de esta traducción hubieran existido, al principio, tra ducciones orales del hebreo, parecidas a las traducciones orales arameas o tar gumes,, para el servicio en las sinagogas de los judíos helenistas, y que luego se pusieran por escrito. Pero de estas traduciones no quedan rastros. El motivo de la versión parece haber sido una inicitativa oficial del rey Pto lomeo para la aplicación de la justicia a los judíos, según sus propias leyes. Esta iniciativa parecía responder a las necesidades culturales, religiosas, apologéticas de la comunidad judía de Alejandría y la comunidad parece que esperaba la tra ducción, y el rey mandó hacerla. Las fechas concretas, aunque aproximadas, de la traducción o redacción de los libros bíblicos o partes canónicas de los libros bíblicos son las siguientes: las adiciones a Ester datan del momento de la traducción, un poco antes del 7877 a.Cr. y el propio libro de Ester terminó de de ser traducido por esas fechas; Baruc 3,9-fin data de los años 80 a.Cr.; la Carta de Jeremías, hacia el 100 a.Cr.; II Macabeos, en torno al 124 a.Cr. en todo caso antes del 63 a.Cr.; Sabiduría, último tercio del s.I a.Cr.; el Eclesiástico, entre el 132 y el 117 (véase el prólo go del traductor); la traducción del Pentateuco data de los años 285-280 a.Cr.; Josué, Jueces, /-// Samuel, /-// Reyes, 1-11 Paralipórnenos, Esdras, Nehemías, Isaías, Jeremías, Ezequiel, XII Profetas Menores, han sido traducidos antes del 130 a. Cr. (véase el prólogo al Eclesiástico); / Macabeos está atestiguado desde
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el s. II; Job data de algo antes del 50 a.Cr.; el Salterio (o entero o salmos aisla dos) es anterior al 150 a.C.; Proverbios, Daniel, Judit están atestiguados desde el s.I d.Cr. Los libros no atestiguados son: Rut, Tobías, Eclesiastés, Cantar, Lamentaciones y parte de Baruc. Las fechas aproxim adas, tomadas de H arl-D orival-M unnich1 son las siguientes: Pentateuco, seguramente antes del 210, probablemente antes del 260, y puede ser que antes del 182. Josué, probablemente antes del 132. Jueces, probablemente primera mitad del s.II a.Cr. Rut, primera mitad del s.I de nuestra era. 1-4 Reyes, probablemente hacia principios del s.II a.Cr. 1-2 Paralipómenos, antes del 150 a.Cr. 1-2 Esdras (= Esdras, Nehemías), antes del 100 a.Cr. Ester, antes del 78-77 a.Cr. Judit, antes del 100 a.Cr. Tobías, en el s. II a.Cr. 1 Macabeos, último tercio del s.II o principios del s.I a.Cr. Salmos, probablemente al comienzo del s.II a.Cr. Proverbios, probablemente hacia el 150 a.Cr. Eclesiastés, quizá obra de Aquila (hacia el 128 d.Cr.). Cantar, en la primera mitad del s.I d.Cr. Job, probalemente hacia el 150 a.Cr. Eclesiástico, entre el 132 y el 117. Profetas Menores, en la primera mitad del s.II a.Cr. Isaías, entre el 170 y el 132 a.Cr. Jeremías, en la primera mitad del s.II a.Cr. Baruc, 1,1-3,8, en el mismo tiempo que Jeremías; 3,9-fin, hacia el 80 d.Cr. Lamentaciones, en la primera mitad del s.I a.Cr. Ezequiel, después del Salterio, pero antes de Isaías. Daniel, un poc antes del 145 a.Cr. Daniel de Teodoción, entre el 30 y 50 d.Cr. 2.- Características y valor de la versión La versión demuestra que hubo muchas manos puestas al trabajo. No se sabe cuántos fueron los traductores. La discusión va desde 5 traductores, corres pondientes a los cinco libros del Pentateuco, hasta 72, según Aristeas y otros, o 70, según Flavio Josefo y otros. No es seguro que fueran judíos de Jerusalén 1 O.c·., pp. 96-97.
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que se desplazaron a Alejandría, sino más bien que eran judíos doctos de Ale jandría. Hay algunas características comunes, como el intento de evitar los antropo morfismos, las metáforas, los rasgos demasiado hebraizantes. Por lo que respecta a la perfección de la lengua griega, los mejor traduci dos son Job y los Proverbios; la lengua es buena en el Pentateuco, Josué, Isaías y 1 Macabeos, y es deficiente en los demás. En lo referente a la inteligencia del texto sobresale el Pentateuco. Sus tra ductores conocían bien el hebreo y el griego, y traducen bien los matices del texto hebreo, utilizando un buen griego de la Koiné. Su traducción no es ni demasiado literal ni demasiado libre. El traductor armonizó las discrepancias manifiestas y los versículos paralelos y explicó las frases ambiguas. Muestra cierto gusto por la variación1. Le siguen a poca distancia en cuanto a la inteligencia del texto los libros his tóricos. Los peor comprendidos son Isaías, cuyo traductor conocía bastante mal el hebreo, los Profetas Menores, Job y Proverbios. Todos los demás son pasables. Por lo que respecta a la,fidelidad al texto original, la versión es servil en el Can tar, el comienzo de Baruc, las Lamentaciones; literal en los Salmos y Profetas, menos Daniel, Jueces, Rut, Nehemías, Eclesiastés; fiel, sin ser literal en el Pentateuco y en los libros históricos, y libre en Job, Proverbios, Daniel, Esdras y parte de Ester2. Al libro de Job le falta la sexta parte. El traductor de los Salmos no era un poeta. Y la versión de Daniel no satisfizo nunca y por eso se reemplazó en el s.III o IV por la de Teodoción. De una manera general se puede decir que los traductores, fuera de los del Pentateuco, conocían bastante imperfectamente el hebreo; porque algunos pro ceden como si estuvcieran adivinando el sentido de las palabras hebreas por el contexto o empleando términos griegos de sentido vago o general cuando el hebreo utiliza términos concretos. 1 Cf. para la arm onización de las discrepancias y explicación de frases am biguas J. C ook, "The T ranslator o f the G reek G enesis", en N. Fernández M arcos (éd.), S eptuagin ia en la in ve stig a ció n c o n te m p o rá n ea (V C o n g re so de la IO S C S ), C .S .I.C ., M adrid 1985, pp. 169-182. 2 Sobre las características generales de la versión Septuaginta rem itim os al trabajo de I. S o isa lo n -S o in in e n , "B eo b ach tu n g en z u r A rb e itsw eise d e r S e p tu ag in ta-Ü b ersetzer" (1983), en A . A ejm elaeus, R. Sollam o (éd.), I. Soisalon-Soininen, Studien zu r Septuag in ta -S y n ta x, H e lsin k i 1987, pp. 28-39. E l a u to r afirm a q u e en lo s L X X h a y varias m aneras de versión, y que hay una gran diferencia entre unos libros, que presentan una traducción m uy libre y otros m uy literal.
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Como sucede hoy día con un traductor de una lengua aprendida o con un escritor en una lengua no materna, que introduce sin darse cuenta matices, giros y frases de la propia lengua, así les sucedió a estos traductores griegos. Su len gua puede ser correcta, guardar las leyes de la gramática en una alta medida, pero su estilo está marcado por los rasgos propios de la lengua que traducen. Los Setenta escriben en griego, el griego de su época, la ICoiné, la lengua es lengua griega, pero el estilo deja entrever los rasgos de su lengua materna, una lengua semítica, el hebreo o el arameo, tan distinta de la griega. Sobre la naturaleza y características del griego de los Setenta ha habido un gran cambio desde que A.Deissmann (1895) demostró que las inscripciones y los papiros del perído helenístico proporcionaban abundante material compara tivo, tanto sintáctico como léxico, que disminuían lo que hasta entonces se con sideraba influencia hebrea sobre la versión alejandrina. Pero aún queda mucho por hacer. Por eso, tiene razón O. Montevecchi cuando dice: “La lengua de la versión de los Setenta no se ha estudiado todavía de manera sistemática y com pleta en ’su relación con la lengua de los papiros. Un estudio de esta naruraleza presentaría un gran interés, tanto para evaluar de manera más precisa el carácter lingüístico griego de la versión, como para aclarar mejor las influencias incalcu lables, todavía demasiado poco conocidas, que ejerció en el futuro” '. 3.- La lengua de la Septuaginta 3.1.- Hebraísmos sintácticos en los Setenta Estos hebraísmos han pasado al texto griego por la literalidad de la versión. Cuanto más literal es la versión más hebraísmos se infiltran en la lengua a la que se traduce. Hay, por tanto, ya de entrada unos hebraísmos que podemos lla mar cuantitativos, porque su número es mucho mayor en estos libros traducidos del hebreo que en los textos de la Koiné, cuyo original es griego. Entre los varios textos bíblicos griegos sobresalen por su literalidad los del grupo kaigé. Pero los hebraísmos también se encuentran en el Pentateuco 2. I. Soisalon-Soininen 3 dice lo siguiente sobre la lengua de los LXX y su carácter hebraizante: “Cuando un conocedor del griego clásico y también del 1O. M ontevecchi, L a papirologia, T urin 1973, p. 77. 2 S o b re el te m a g e n e ra l d e lo s h e b ra ís m o s en el G é n e s is , c f. H .S . G e h m a n , "H ebraism s o f the O ld G reek V ersion o f G enesis", en V etus Testam entum 3 (1953) 141148; y sobre las características hebreas de toda la S eptuaginta, cf. H. S. G ehm an, "The H ebraich C haracter o f S eptuagint G reek", en V etus T estam entum 1 (1951) 81-90 (sus posiciones son bastante discutidas). 3 I. Soisalon-Soininen, "M ethodologische F ragen der E rforschung der S eptuagintaSyntax" (1986), en A. A ejm elaeus, R. Sollam o (éd.), I. Soisalon-Soininen, Studien zur Septuaginta-Syntax, H elsinki 1987, pp. 40-52, en p. 42.
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griego de la koiné comienza a leer los LXX, recibe la impresión de que esta len gua le resulta totalmente extraña, es una lengua extranjera con palabras griegas. Sobre todo la sintaxis le parece algo extraño. La lengua de los LXX es en gran medida la lengua hebrea con palabras griegas. Pero cuando uno profundiza más en el estudio de esta lengua, no le resulta fácil determinar en cada caso dónde residen los especiales signos distintivos de esta “lengua de traducción”. La mayoría de los datos sintácticos concretos podrían aparecer por lo menos en la koiné; hebraísmos totalmente claros hay pocos. Pero, al contrario, se da uno cuenta bastante pronto que ciertas expresiones, que en el griego de otros textos se repiten constantemente, faltan aquí casi del todo, y otras, en cambio, que en otros textos griegos aparecen muy esporádicamente, se encuentran aquí con tal frecuencia, que le dan fácilmente al texto un carácter especial. Un buen conoce dor del griego puede con bastante facilidad notar el carácter distinto de los dis tintos libros de los LXX”. La cita ha sido larga, pero valía la pena hacerla, por la claridad con que el autor expone el carácter hebraizante de esta versión griega. He aquí esquemáticamente los más significativos: a) Orden de palabras y de oraciones. Parataxis y subordinación. El orden de palabras (verbo, sujeto, objeto) y de oraciones (sucesión de las oraciones coordinadas) es correcto en el griego de los LXX, pero su frecuencia da la impresión de hallarnos ante un texto no griego ‘. La parataxis es algo habitual, en contra del uso clásico, que utiliza la subor dinación. El uso de kaí en los LXX corresponde en el 75% de los casos al waw hebreo. Naturalmente a esta partícula griega se le pueden dar los valores que tiene la partícula en hebreo, según los contextos, es decir, puede ser adversativa, consecutiva, final, concesiva. Hay, pues, un estilo kaí en los LXX. Y aunque exista en otros muchos textos griegos 2, como en el N.T., no se puede negar la influencia hebrea en la parataxis de los LXX. La subordinación conjuntiva es menos frecuente en los LXX que en el grie go usual. Los genitivos absolutos son muy raros. Hay frases nominales coordi nadas, según el modeló hebreo (cf. Gn 9,23, etc.). Estos datos coinciden sustancialmente con los del latín bíblico, y, sobre todo, con los textos de la VL. b) La construcción de los verbos. Esta construcción imita muy frecuentemente 1 E. B ickerm an, "The S eptuagint as a T ranslation", en P roceedings o f A m er. A cad, f o r Jew ish R esearch 28 (1959) 180. 2 S. T renkner, L e style k a í dans le ré c it attique oral, B ruselas 1948. Sobre la parata xis en la Septuaginta cf. A. A ejm elaeus, P arataxis in the Septuagint, A A S F D isertationes H um anarum L itterum 31, H elsinki 1982. Es interesante constatar cóm o estos giros se conservan tam bién en su m ayoría en el latín bíblico.
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el modelo hebreo y provoca dificultades de comprensión. Hay muchos ver bos construidos con la preposición en (lit.”en” en español), que reproduce la partícula hebrea be, y que tiene muchas acepciones, entre otras, quizá la más frecuente, la instrumental1. Esta construcción aparece con verbos que significan: “avergonzarse de”, “obrar con”, “obrar para”, “elegir”2, “consul tar”3. c) Uso de preposiciones calcadas del hebreo. La preposición apó (“lejos de”) corresponde muchas veces a la preposición hebrea min y pasa a significar “entre”: “toma entre los ancianos” (= toma algunos ancianos (Ex 17,5). La expresión (temer) apó prosópou no significa (temer) “lejos del rostro”, sino “ante el rostro”4. La preposición metá con genitivo sustituye al dativo simple del griego clá sico y tiene sentido “sociativo”: “en relación a”: luchar “ ‘con’ uno” puede sig nificar “luchar contra” o “luchar con la ayuda de” (Gn 32,26)5. En el latín bíblico tiene este mismo significado la expresión “temer ante el rostro de” (= temer ante alguien). Los LXX usan con profusión giros preposicionales calcados directamente del hebreo, en especial los formados por los nombres de las partes del cuerpo, como “la mano, la boca, las narices, el ojo, las entrañas, los oídos”, etc.; por ejemplo: “por la mano de”; “a los oídos de”; “por la boca de”, etc. Este dato coincide literalmente con el latín bíblico6. 1 Cf. I. S oisalon-S oininen, "D ie W iedergabe des instrum entalen be im griechischen Pentateuch", en G laube u n d G erechtigkeit, In m em oriam R afael G yllenberg, H elsinki 1983, pp. 31-46; Id., "D ie W iedergabe des be Instrum enti im griechischen Pentateuch", en A. A ejm elaeus, R. S ollam o (éd.), o.c., pp. 116-130. 2 Cf. lC r 28,4-6, "el S eñor h a elegido en m í (= m e h a elegido); la V g elegit m e. 3 Cf. Jue 1,1 "los hijos de Israel consultaron en (= en) el Señ o r (el cod. A lejandrino); p o r m edio d e l (= diá) Señor (el cod. V aticano); Ia V g consuluerunt D om inum , "consulta ron al Señor". L o m ism o en Jue 18,5; 20,18; 2R e 16,23, y m uhcos textos. P ara este tem a de la "consulta a D ios" rem itim os a nuestra obra: L a búsqueda de D io s en el A ntiguo T estam ento. E studio de sem ántica hebrea, Ed. G uadarram a, M adrid 1971, 591 pp. (está en prensa la 2- edición). 4 Sobre el influjo hebreo en esta p reposición en el P entateuco, cf. I. S oisalon-S oini nen, "D ie W iedergabe des partitiven m in im griechischen P entateuch", en N. Fernández M a rco s (ed.), L a S e p tu a g in ta en /a in ve stig a ció n c o n tem p o rá n ea (V C o n g reso de la IO S C S ), C .S.I.C ., M adrid 1985, pp. 83-100. S egún el trabajo, el m odo habitual de tradu c ir el m in h e b reo con sen tid o p a rtitiv o es apó. S obre otras sem ip rep o sicio n es e n los L X X , cf. R. S ollam o, R en d erin g s o f H ebrew sem iprepositions in the Septuagint, H elsin k i 1979. 5 H ay m ás casos y m ás preposiciones en M . H arl, G. D orival, O. M unnich, o.c., p. 239. 6 Cf. O. G arcía de la F uente, "C ircunlocuciones preposicionales en la B iblia latina", en A n a lecta M a la cita n a 4 ( 1981 ) 375-384.
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d) Uso pleonástico del pronombre anafórico en oraciones de relativo: “Monte Sión en el que habitaste en él” (Sal 73 (74), 2); “monte en el que se compla ció Dios habitar en él" (Sal 67 (68), 17; “Aarón a quien eligió a él” (Sal 104 (105), 26), etc >. e) Uso de kaí para introducir un verbo conjugado y empezar un relato : Es una fórmula frecuentísima en la Biblia, tanto en el texto hebreo como en el grie go del N.T.: “y sucedió... y uno hizo tal o cual cosa”, y los LXX la conser van muchas veces. La Vg omite este giro, y traduce el et por ut: et accidit ‘ut’ (Gn 37,5; 39,11; 40,1; Rt 2,3; ISm 25,2, y passim); o et factum est ‘ut’ (Gn 4,3; 14,1; Jos 1,1; ISm 1,12, y passim) o con factum est y el verbo prin cipal sin ut: factum est..., concepit (ISm 1,20; 3,2; 4,1, y passim). La VL, en cambio, conserva a veces el giro griego (y por tanto hebreo): et factum est post haec ‘et’ mortuus est (Jos 6,29: Lugd.) o sin el ‘et’ : et erint..., clamet (Jos 6,4: erint es, sin duda un error, por erit: Lugd.; etc.). f) En las fórmulas de juramento, el juramento de no hacer una cosa se introdu ce por ei, “si”, como calco del hebreo (Sal 88,36; 84,11; 131,3-4; etc.). El latín bíblico conserva este mismo giro 3. La explicación del giro está en que la construcción hebrea se halla incompleta, y hay que sobreentender una frase, cuyo sentido para los hebreos era evidente. Así, en el caso del juramento a David, el sentido es: “juré (habla Dios) (y mi juramento sería vano [cosa que tratándose de Dios es imposible] si yo mintiera a David”. g) La preposición eis introduce un predicado con verbos que significan “trans formar”, “ser”, “hacer”, “establecer”, “colocar”, etc., en cuyos casos la pre posición griega significa “a título de”, “hacer de”, “convertir en”, etc. Por ejemplo: “yo haré de ti una asamblea de pueblos” (Gn 48,4) (el sustantivo asamblea va precedido de eis). Este giro se conserva en latín bíblico {VL y Vg) y es frecuentísimo con los mismos verbos mencionados antes y otros muchos: elegi... in sacerdotem, “lo elegí... como sacerdote” (ISm 2,28; unxit... in principem, “te ungió... como príncipe” (ISm 10,1; sumere... in uxorem, “tomar por mujer” (ISm 25,39, y passim); esse... in ancillam, “ser como una esclava” (ISm 25,41, y passim); fir1 Cf. O. G arcía de la Fuente, "U so del pronom bre redundante en los antiguos salte rios latinos", en D u riu s 3 (1975) 9-26. A unque el trabajo trata de los textos latinos, los ejem plos valen tam bién para los L X X , porque dam os las correspondencias de todos los textos griegos. 2 Cf. O. G arcía de la F uente, "C onsideraciones sobre el influjo hebreo en el latín bíblico", en E m erita 49 (1981) 307-342, en p. 342; ejem plos en latín: iu ra vi... si D avid m entiar, "ju ré ... n o m entiré a D avid" (Sal 88 (89), 36; iu ra v i... si introibunt, "ju ré... no entrarán" (Sal 94 (95), 11), etc.
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masti... in populum sempiternum, “te aseguraste... como pueblo eterno” (2Sm 7.24, etc.); factus es eis in Deum, “te convertiste para ellos en su Dios” (2Sm 7.24, y passim); etc. h) Traducción del infinitivo absoluto hebreo por giros peculiares no griegos: por ejemplo: “morir de muerte” (= morir ciertamente) (Gn 2,17, y, por lo menos, otros 39 textos); “reuniendo reuniré” (= reuniré ciertamente) (Miq 2,12), otros muchos ejemplos parecidos1. El latín bíblico (VL Vg) conserva estos mismos giros y otros muchos igua les2. i) Uso de “hoti” en vez de “gar” para introducir una motivación o una expli cación. La conjunción griega hoti se usa para introducir oraciones completi vas (=”que”) y oraciones causales (=”porque”). En los LXX se emplea fre cuentemente con estas dos funciones para traducir la partícula hebrea la, que comporta los dos aspectos. Pero en muchos otros casos los LXX utilizan hóti en vez de gar para introducir una motivación o una explicación y este uso es peculiar de los LXX y es un hebraísmo y se origina a partir del kí hebreo’. 3.2.- Léxico de los Setenta Son muchos los problemas que plantea el léxico de los LXX, que no vamos a considerar aquí, porque no es tema central de nuestro manual, y nos llevaría mucho tiempo, como, por ejemplo, 1) la medida en que el vocabulario de los 1 S obre la traducción del infinitivo absoluto h ebreo en el P entateuco de los L X X p u e d e v erse R. S ollam o, "The L X X renderings o f the infinitive absolute used w ith a p aronym ous finite verb in the P entateuch", en N. Fernández M arcos (ed.), L a S eptuagin ta (o.c.), pp. 101-113; cf. I. S oisalon-S oininen, D ie Infinitive in der Septuaginta, A A SF, H elsinki 1965. Y y a m ucho antes había sido estudiado el tem a por H. St. J. T hackeray, "R enderings o f the infinitive absolute in the L X X ", en J T S 9 (1908) 597-601. 2 Cf. O. G arcía de la Fuente, "Sobre el uso de los adverbios en el latín bíblico", en S a lva ció n en la p a la b ra . T arg u m -D erash -B erith : H o m en aje al Prof. A . D iez M acho, M adrid 1986, 135-156, sobre todo en las pp. 148, 152, 153. P ara m ás inform ación sobre giros sintácticos hebreos rem itim os a la bibliografía, m uy am plia, de M . H arl, G. D orival, O. M unnich, o.c., p. 240. 2 Cf. A. A ejm elaeus, "O ti caúsale in Septuagintal G reek", en N. Fernández M arcos (e d .), S e p tu a g in ta en la in v e stig a c ió n c o n te m p o r á n e a (V C o n g re so de la IO S C S ), C .S.I.C ., M adrid 1985, pp. 115-132. El autor trata, adem ás, de las distintas técnicas de traducción en los distintos libros de los L X X , y el uso de hóti en vez de g a r y el uso correcto de g a r para traducir el hebreo k í puede utilizarse com o criterio para describir las distintas técnicas de traducción de los LX X . G n y E x son traducciones m ás libres que L v,N m y D t en ese punto concreto y representan de m anera m ás genuina el uso griego. M . H arl, etc., o.c., p. 247 d a un p a r de ejem plos, uno, para indicar el "vengador de san gre", y otro para "llenar las m anos", que equivale a "consagrar" (a un sacerdote).
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LXX pertenece a la lengua griega clásica o a la koiné alejandrina; 2) en qué proporción se relaciona el vocabulario de los papiros y el de los LXX-, 3) la ade cuación o no de la lengua griega para traducir la lengua hebrea, y temas pareci dos. Pero sí vamos a decir unas palabras sobre los neologismos y los calcos hebreos de los LXX, sobre todo por lo que puedan significar como explicación de los mismos fenómenos del latín bíblico. a) Neologismos Los neologismos de los LXX en relación al griego clásico y al griego popu lar profano de los papiros se han producido por una doble vía: 1) por la trans formación o cambio de significado de palabras antiguas que han adquirido sig nificados nuevos, al ser usadas en un ambiente judío y para reproducir ideas judías, y es lo que se llaman neologismos semánticos', 2) por la invención de palabras nuevas, que los traductores de la Biblia crearon para reproducir lo más exactamente posible las palabras hebreas, y es lo que se llaman propiamente neologismos léxicos. Los neologismos léxicos son bastante escasos. El procedimiento más fre cuente para la creación de palabras es el viejo procedimiento de la sufijación o la prefijación. Por tanto, el texto de los LXX apenas tiene palabras que no pudieran ser comprendidas por los lectores griegos que no supieran hebreo, fuera de las palabras hebreas transliteradas, de las que hablaremos en seguida. La aportación de los papiros ha disminuido notablemente el número de neolo gismos léxicos que se atribuyeron en otro tiempo a los LXX. b) Calcos léxicos hebreos Se producen generalmente por dos caminos. 1) Cuando el traductor encuentra una palabra griega, que le parece una buena traducción de la palabra hebrea, crea una pequeña familia de palabras griegas correspondientes a las palabras hebreas. M. Harl 1 cita estos ejmplos: el adjetivo hekoúsios, traducción del hebreo ndb, con el sentido de “voluntario”, “ofrecido voluntariamente”, arrastra la uti lización del verbo hekousiázesthai, “ser voluntario para”, “ofrecerse voluntaria mente”, y en Neh 7,16 se encuentra la palabra hekousiasmós (hapax utilizado también por Aquila). El término hágios, utilizado en el sentido de “santo”, como traducción del hebreo qds, arrastra al traductor a emplear el verbo hagiázein (distinto del clási co gahízein) como calco de frases hebreas en el sentido de “proclamar santo” (= prescribir) un ayuno, una guerra (J1 2,16; 3,9). 1M. Harl, etc., o.c., pp. 248-249
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El vocablo agathós, correspondiente al hebreo tob, “bueno”, conduce a la creación del verbo agathúnein, “alegrarse” (Rt 3,7; Jue 16,25; 18,20). La palabra eirênê, equivalente del hebreo salóm, “paz”, pasa a significar “noticia” en contextos en que en hebreo se trata de “preguntar por, buscar noti cias acerca de” (cf. 2Sm 11,7: David pregunta a Urías “por la paz de Joab, por la paz del pueblo y por la paz de la guerra”; la Vg traduce bien el sentido de salóm, al decir quam recte ageret Joab..., “cómo estaba Joab (cómo se encon traba)...”). 2) Los calcos aparecen también cuando el traductor hace su versión de una manera estereotipada, traduciendo la misma palabra siempre de la misma forma, aunque tenga significados distintos en los distintos contextos. Por ejem plo, psyché es el equivalente estereotipado del hebreo néphes en todos o casi todos los significados de esta palabra, es decir, persona, alma, vida, pronombre personal, etc., y por eso puede aparecer también con la acepción de “cadáver”, “persona muerta” (cf. Nm 5,2). 3) Puede incluso haber calcos de ideas o imágenes hebreas desconocidas del griego. En hebreo para indicar la edad de una persona se dice que es “hijo de” tan tos o cuantos años. En griego, en cambio, se dice, como en latín o en español, que “es de tal edad” o “tiene tal edad”. Así, en 2Re 24,18, el traductor griego afirma: “Sederías era hijo de veintiún años”'; en Gn 11,10 se dice: “Sem era hijo de cien años”2. La Vg conserva esta expresión en ISm 13,1: filius unius anni erat Saul cum regnaret coepisset, “Saúl era hijo de un año (= tenía un año) cuando comenzó a reinar”3. “Comportarse bien”, “observar buena conducta” se dice frecuentemente en hebreo “caminar” en presencia de Dios. Los traductores griegos emplean a veces el verbo poreúesthai, “caminar” o incluso peripatein, “andar”, con el mismo significado hebreo de “comportarse bien”. Nótese que este calco se da también en el latín bíblico con el verbo ambulare (cf. ISm 8,3,5; 15,20 y pas sim). Hacer una cosa “de nuevo”, “una segunda vez”, etc., se dice en hebreo a través del verbo síib, “volverse, volver”, seguido del infinitivo del verbo cuya 1L a g traduce: vigesim um e t p rim u m annum a etatis ha b eb a t Sedecias. 2 L a V g traduce: Sem era t centum annorum . 1 N o es el caso de e ntrar aquí a discutir el dato de que Saúl tuviera "un año" cuando com enzó a reinar, cosa d escartada p o r la historia. Sólo nos interesa destacar la expresión hebrea: "hijo de", para indicar la edad. E l texto griego om ite este versículo. L a VL tiene tam bién la frase: filiu s unius anni.
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acción se relata. Los LXX reproducen literalmente esta expresión a través del verbo epistréphein, desconocido en griego con esta acepción (cf. Neh 9,14; Dt 30,9, etc.), o a través del adverbio palin, “de nuevo”, que sería la expresión griega correcta (cf. Gn 26,18, etc.). Otro modo de expresar esta misma idea en hebreo es a través de un verbo que significa “añadir” y el infinitivo del verbo cuya acción se describe. El traductor griego reproduce este giro hebreo por medio del verbo prostithénai, “añadir”, acompañado muchas veces del adverbio éti (cf. Gn 4,2, etc.). Advertimos que estos giros hebreos se conservan literalmente en el latín bíblico (VL y Vg), como diremos ampliamente más adelante, al hablar del empleo de varios verbos latinos con valor de adverbios. c) Transliteraciones de palabras hebreas Los traductores de los LXX han reproducido a veces palabras hebreas, haciendo una simple “transliteración” -es decir, la escritura de palabras hebreas en caracteres griegos- de esas palabras. Estas transliteraciones pueden deberse: 1) a pura y simple ignorancia del significado de la palabra hebrea correspon diente, sobre todo si se trata de un hapax; 2) al respeto al carácter técnico de ciertos términos (de pesas y medidas, de monedas, plantas y animales, etc.), sobre todo de términos de carácter religioso o cultual (objetos de culto, funcio nes de los sacerdotes, etc.); 3) al simple propósito de no traducir esos términos, porque les parecería que expresaban mejor en hebreo que en griego el significa do que podrían tener. Según datos de Thackeray1, las transliteraciones son raras en el Pentateuco, Isaías, primera mitad de Jeremías y Profetas Menores. No hay ninguna en los Salmos, Proverbios, Job y en la segunda mitad de Ezequiel. Pero son frecuentes en Jueces, Samuel, Reyes, Paralipómenos, Esdras y Nehemías. He aquí algunas transliteraciones: bewth (Dt 10,6), tomado por los LXX como nombre propio de lugar, cuando hoy los exegetas lo consideran nombre común, “pozos”; theraphim (Jue 17,5; ISm 15,23), idolillos domésticos utiliza dos para la adivinación, pero prohibidos por la ley judía (conservado también en el latín bíblico); en Gn 31,19-35 se traduce por eidolon; pascha y sabbata, transliterados a partir del arameo, términos conservados por los LXX probable mente para no modificar el calendario, transmitido por tradición oral (conserva dos también en el latín bíblico); man, el “maná”, transliterado de varias maneras (Ex 16,31 y otros lugares) (conservado también en el latín bíblico); nazir (Jue 13,5: ms.Vaticano), el “separado”, el “nazareo” (conservado bajo la forma de 1 H. St. J. T hackeray, G ram m ar o f the O ld T estam ent in G reek according to the Septuagint, C am bridge 1909 (reim p r.1 9 7 8 ), pp. 31-34.
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nazaraeus en el latín bíblico, derivado del griego naziraíos: Jue 13,5: ms.Ale jandrino)1. el) Neologismos semánticos Es evidente que el sentido de las palabras de cualquier* idioma no depende de cada palabra en sí misma, separada del contexto, porque el sentido de la palabra, considerada en sí misma, no existe, sino que depende esencial y nece sariamente de las palabras encuadradas en un contexto. Ahora bien, si esto es así, para estudiar y comprender el léxico de los LXX es preciso atender al con texto inmediato, al contexto mediato e incluso al contexto remoto, que tiene todo un libro o todo un conjunto de libros. El estudio semántico de los LXX -y de cualquier texto antiguo o m oderno-, por tanto, plantea problemas realmente difíciles, que los autores intentan resol ver de distintas maneras. 1) Unos estudian este léxico comparándolo con los significados habituales de la koiné y, por tanto, lo estudian como harían con cualquier obra profana, sin tener para nada en cuenta el contexto judío. 2) Otros lo relacionan con el vocabulario hebreo, cuya traducción pretende ser la versión de los LXX, y lo consideran como un puro calco, según el conocimiento que tuvieran del hebreo los autores que hicieron esas traducciones. 3) Otros lo ponen en relación con la comprensión del texto que tendrían los lectores poste riores, que ya no sabían hebreo, y, por tanto, se fijan en los “receptores” del mensaje de los textos bíblicos. De estas tres posiciones la más acertada nos parece la que tiene en cuenta el significado de las palabras en la época de la realización de la versión de los LXX, atendiendo a los datos de los papiros y de las inscripciones, y natural mente también al ambiente judío en el que se originó la versión, y al ambiente de los primeros receptores de la misma. 3.3.- Importancia de la Septuaginta a) La importancia de la versión de los LXX fue excepcional desde todos los puntos de vista. Era la primera vez en la historia que se traducía toda una literatura de un idioma a otro. Y esa literatura era nada menos que la hebrea, tan variada, tan rica, tan importante para la humanidad. Esta traducción puso al mundo occidental en contacto con ideas orientales, nuevas, originales, provocando un sinnúmero de reacciones.
1 Para m ás datos sobre las transliteraciones, cf. E. T ov, "T ransliterations o f H ebrew W ords in the G reek V ersions o f the O ld T estam ent", en Textus 8 (1973) 78-92 (da una lista de unas cien palabras transliteradas o consideradas com o nom bres propios).
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b) Los manuscritos de Qumrán han demostrado que la versión de los LXX está hecha sobre un texto hebreo diferente y más antiguo que el texto masorético, aunque menos puro. Por su venerable antigüedad hay que acudir a ella en primer lugar para cualquier edición crítica del texto hebreo. c) La información que nos da la versión sobre ideas religiosas judías en la época de transición del A. al N.T. es preciosa. Ya se sabe que todo traductor impri me su sello y hasta sus ideas en la versión de una obra. Y cuando esta obra es libre y parafrástica, como lo es a veces, la versión de los LXX, es aún mayor la cantidad de información nueva que aporta. d) Como ha conservado la pronunciación de los nombres propios hebreos, su influencia mundial es bien visible, pues las versiones latinas y las demás versiones antiguas han conservado también esta pronunciación. e) Esta versión fue usada en el culto sinagogal por los judíos helenistas, con temporáneos de Cristo, por Filón y por Flavio Josefo1. La usaron los autores sagrados del N.T., quienes de 350 citas del A.T., 300 las toman de los LXX2. El conocimiento de los LXX es necesario para com prender mejor el N.T., para ver cómo recogen y transmiten las creencias y la fe judías, y cómo dan una interpretación “renovada” o “nueva” del A.T. y el N.T. es un filtro en el que se refleja la intrepretación del A.T. La influencia lingüísti ca de los LXX sobre el N.T. es un tema interesantísimo. No hay duda alguna que el N.T. tiene semitismos. Pero la cuestión está en saber si esos semitismos vienen de un sustrato arameo o hebreo, de un recurso inmediato y directo al texto hebreo del A.T. o de una influencia directa de los LXX, que sería indirec ta con respecto al texto hebreo. Si se trata de la última hipótesis se podría hablar de septuagintismos. También la usó la Iglesia primitiva para proclamar que Jesús era el Mesías esperado por los judíos. La usaron los escritores eclesiásticos de lengua griega. 1 Cf. M . H arl, etc., o.c., pp. 269-273, en donde se da un resum en de la influencia de los L X X en los autores jud ío s m encionados y otros. 2 N o entram os aquí en el problem a, m uy difícil y m uy debatido, del origen y natura leza de las citas del A.T. en el N., ya que una m ism a cita puede aparecer bajo form as lig eram en te distintas, pru eb a inequívoca de las v ariantes de la pro p ia versión de los L X X . U n resum en del tem a puede verse en M. H arl, etc., o.c., pp. 274-280, en donde se tratan los asuntos siguientes: 1) Las citas conform es al texto de los L X X transm iten a veces una form a "divergente" en relación al T M ; 2) hay citas que concuerdan con una u otra de las revisiones de los L X X (y sobre todo de T eodoción), que están m ás próxim as al T M que a los L X X ; 3) hay citas que no concuerdan con ninguna de las form as textua les griegas conocidas h asta ahora; 4) hay variantes textuales que se explican p o r razones teológicas; 5) hay variantes textuales que dan lugar a distintas explicaciones a la vez; 6) una m ism a cita puede ser p resentada bajo form as diferentes.
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Algunos Santos Padres creyeron que estaba inspirada, y modernamente se ha suscitado de nuevo esta cuestión1. f) En ella se basan versiones tan importantes como la VL, la siríaca, las coptas, la etiópica, la armena, la gótica, la eslava antigua, la georgiana, las árabes. Teniendo en cuenta que la Vg, por lo que se refiere al N.T., no es más que la revisión de versiones latinas anteriores basada en el texto griego, se entende rá fácilmente la importancia del continuo recurso al griego para explicar y comprender el latín bíblico.
1.3.1.2,- Revisiones judías de los Setenta Además de los Setenta, los judíos helenistas tradujeron la Biblia hebrea al griego en los siglos I y II varias veces o revisaron la versión de los Setenta. Tenemos así las versiones o revisiones de Aquila, Teodoción y Símaco y otras varias más. 1,- Versión de Aquila Aquila era un prosélito judío nacido en el Ponto, que vivió bajo el reinado de Adriano (117-138). Algunos lo identifican con Onqelos, el autor de un targum del Pentateuco. Su versión o revisión de los Setenta, data, según Epifanio, de los años 128-129. Pero quizá la terminación haya que ponerla un poco más tarde. Se aleja bastante de los LXX, y por eso algunos hablan de versión nueva. Su obra no fue ni original ni completa. Y queda muy poco de ella, sólo frag mentos aislados. Según algunos, Aquila habría traducido, no revisado, el Eclesiastés, que ha pasado a la Septuaginta. Es una revisión servil a base del hebreo, pues tradujo palabra por palabra. Toda palabra hebrea es traducida por una palabra griega, y toda palabra griega traduce una sola palabra hebrea. Tiene una gran preocupación etimológica: las palabras hebreas emparentadas, o que él piensa que están emparentadas, las tra duce por palabras originarias de una misma raíz griega. Parece ser que la ver sión de Aquila debía servir a la exégesis rabínica de su tiempo. De aquí se deri varía, entre otras, la exageración bien conocida de haber traducido la partícula hebrea ‘eth que introduce el complemento directo en acusativo (por ejemplo, en 1 Cf. M . H arl, etc., o.c., pp. 289-320, en donde se da un excelente resum en de todos los tem as relacionados con los escritores eclesiásticos de lengua griega y la influencia de los L X X en la transm isión de la fe de la iglesia prim itiva: 1) recurso de los padres grie gos al texto de los L X X ; 2) teorías de los padres griegos sobre el texto de los L X X (entre otros tem as sobre la inspiración de los LX X ); 3) trabajo filológico de los padres griegos sobre los L X X ; 4) función d ecisiva de los L X X en la expresión d e la fe cristiana, con algunos ejem plos concretos; 5) los L X X en la vida espiritual de los cristianos antiguos; 6) influencia de los L X X en la lengua y literatura griegas cristianas.
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espalol, “amar a alguien”) por la preposición griega syn seguida del acusativo, en vez del dativo1. Los ambientes rabínicos recibieron muy bien la versión de Aquila. Los judíos vieron en ella una versión “autorizada”; pues reflejaba el canon judío fijado hacía poco tiempo en Yamnia. Y puede decirse que en los ambientes judíos suplantó a los Setenta, que era la versión que usaban los cristianos en su polémica contra los judíos. 2,- Versión de Teodoción Teodoción fue también, probablemente, un prosélito judío de Efeso, que, según una antigua tradición, habría vivido hacia finales del s.II, hacia el 180. Muchos autores modernos, sin embargo, basados en argumentos de crítica tex tual, y análisis de los fragmentos que quedan de su obra, sitúan su actividad de traductor entre los años 30-50 de nuestra era. Teodoción sigue cuanto puede a los Setenta, haciendo muy ligeras correc ciones, y, cuando los corrige, se apoya en Aquila. Su revisión es hebraizante, pues sigue de cerca el texto hebreo. Teodoción translitéra muchas veces (unos 110 textos, según algunos, o 64, según otros) pasajes del texto hebreo en griego, sin ofrecer una traducción. Esto, calificado por algunos como un defecto, puede no serlo, y puede obedecer a preocupaciones de exactitud, sobre todo con rela ción a palabras e instituciones especiales de la religión judía. La Iglesia primitiva, desde finales del s.III, prefirió la versión de Teodoción a la de los Setenta para el libro de Daniel. 3,- Versión de Símaco Símaco era un samaritano convertido al judaismo y luego se hizo ebionita, es decir, pasó a una secta cristiana. Los datos sobre su vida son contradictorios. Los antiguos dicen que vivió en tiempo de Severo (193-211). Pero no es seguro. Su revisión suele situarse entre el 160-180, datación más antigua; o hacia el 200, datación más tardía. Su trabajo ha desaparecido casi del todo. Pero parece ser que en el s.XVI se conservaba una texto completo del Salterio y algunos fragmentos de otros libros. Se distingue por la claridad y la elegencia de la lengua griega. Procura 1 Sobre el m o d o de traducir de A guila, cf. I. Soisalon-Soininen, "E inige M erkm ale der Ü bersetzungsw eise von A quila" (año 1972), en A. A ejm elaeus, R. Sollam o (éd.), I. Soisalon-Soininen, Studien zur S e p tu a m ita -sy n ta x. Z u seinem 70. G eburtstag, H elsinki 1987, pp. 19-27.
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buscar el sentido antes que la literalidad. Los antiguos contraponían la literali dad servil de Aquila a la calidad y elegancia de Símaco. El autor desecha algu nas expresiones y calcos del hebreo, aceptados por los Setenta, y los corrige por expresiones más elegantes. Se desconoce el uso que hicieron los judíos de esta revisión. Entre los cris tianos, Jerónimo la utilizó para su redacción de la Vulgata.
1.3.1.3.- Otras revisiones griegas 1,- Revisiones parciales: los papiros judíos Se han descubierto papiros, probablemente de origen judío, que contienen revisiones de los Setenta con una tendencia hacia la hebraización del texto griego. Unas veces se trata de simples copias de los Setenta, en las que los copistas introducen pequeñas variantes, o por descuido, o intencionadamente, para acomodar más el texto al original hebreo. Hay otras correcciones más profundas, que responden siempre al deseo de hacer el texto griego más con forme con el hebreo proto-masorético. Se trata, pues, de un movimiento judío, comenzado muy pronto, incluso antes de la era cristiana, y que, en su lucha posterior contra los cristianos, ha intentado salvar la Septuaginta por su cuen ta. 2.- La revisión del grupo “kaigé” En 1952 D. Barthélémy identificó, en un pergamino del desierto de Judá, una revisión muy antigua de los Setenta, que él denominó kaigé, porque tradu cía la partícula hebrea gam, “también”, por kaigé, en vez de por kaí, como solí an hacer los Setenta. Esta revisión es anterior a Aquila y Símaco, y está estre chamente ligada a Teodoción. Tiene como característica señalada la búsqueda de la claridad. El pergamino puede datarse en torno al 50 de nuestra era; o entre 50 a.Cr. y 50 d.Cr., según otros autores. La revisión afecta a muchos libros: un tercio de los Reinos (Samuel-Reyes), la revisión de Teodoción de Daniel, las adiciones de Teodoción a Job y a Jere mías, la sexta columna de las Hexaplas, cuando corresponde realmente a Teo doción, la quinta columna del Salterio. Además, este grupo habría traducido, no revisado, las Lamentaciones, posiblemente el Cantar y Rut, y revisado una parte del Salterio, de Ezequiel y del / / Paralipómenos. Las características de esta revisión son: tendencia a la hebraización, que rectifica el viejo texto griego de acuerdo con un texto hebreo proto-masorético; búsqueda de regularidad en la elección de palabras equivalentes entre el hebreo
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y el griego. La importancia y difusión de este revisión llevó a Orígenes a utili zarla en la quinta columna de las Hexaplas 3.- Quinta, Sexta, Séptima La historia nos transmite la noticia de la existencia de otras revisiones grie gas, que reciben los nombres de quinta, sexta y séptima por el orden en que aparecen en las Hexaplas de Orígenes, obra gigantesca, realizada por el mayor genio de la Iglesia griega, hacia el año 240-245, y que ocupaban los lugares séptimo, octavo y noveno, en la obra de Orígenes, pero cuyo lugar correspondía al quinto, sexto y séptimo, contando las “versiones griegas” que él estudiaba. . 1.3.1.4.- Recensiones cristianas de los Setenta De las recensiones cristianas de la Septuaginta sólo vamos a mencionar las Hexaplas de Orígenes, sinopsis de la Biblia en seis columnas, obra ingente, lle vada a cabo por Orígenes durante cerca de 30 años (215-245), que constaba de seis columnas. El sólo no pudo hacerla. Porque una sola persona no hubiera podido redactar una obra equivalente a un volumen de más de 6.500 páginas del formato de las páginas del ms. Vaticanus. Orígenes estuvo ayudado por un auténtico equipo de taquígrafos y copistas. La disposición de la obra era la siguiente: en la Ia columna iba el texto hebreo en caracteres hebreos; en la 2a, el texto hebreo en caracteres griegos; en la 3a, Aquila; en la 4a, Símaco; en la 5a, los Setenta revisados por Orígenes; en la 6a, Teodoción. En algunos libros añadió las versiones quinta, sexta y séptima, resultando entonces héctaplas, óctaplas, enéaplas. La obra se perdió en el s.VII y los fragmentos que quedan demuestran la gran difusión de la Biblia en lengua griega. Orígenes utilizó los mejores ejemplares. Indicaba las diferencias entre el griego y el hebreo por medio de signos críticos tomados de los filólogos alejan drinos. Orígenes contribuyó, sin pretenderlo, a hacer el texto de los Setenta más ecléctico, y menos fiable y desde el punto de vista de la crítica textual fue una obra casi nefasta, porque fue contaminando muchos manuscritos y muchos tex tos de autores eclesiásticos que la consultaban.
1 P ara to d a e sta cuestió n rem itim os a la o b ra fundam ental de D . B arthélém y, Les devanciers d'A quila (V TSuppI. 10), L eyden 1963.
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1.3.2.- VERSIONES ARAMEAS DE LA BIBLIA Las versiones arameas de la Biblia o targumes ( targum sing, y targumim pl. “traducción”, “traducciones”, en general, y “traducciones arameas de la Biblia hebrea”, en particular) tuvieron una gran importancia. Se conservan targumes de todos los libros del A.T., a excepción de Daniel, Esdras y Nehemías. Los más importantes son: El de Onqelos, el de Pseudojonatán o Jerosolimitano I, el Frag mentario o Jerosolimitano II, el Palestinense o Neófiti I, todos ellos traducciones del Pentateuco; el de Jonatán ben Uzziel, traducción de los Profetas anteriores y posteriores y el Targum de los Hagiógrafos, menos Daniel, Esdras y Nehemías El de Onqelos, del s. III d. Cr., es una traducción muy servil del Pentateuco. El texto consonántico es de origen palestinense; el texto vocálico pertenece a las academias judías de Babilonia. 1. El Targum Palestinense: Neofiti I 1.2.- Descubrimiento El Palestinense completo o Neófiti I (escribiremos Neófiti, con acento, por razones prácticas, cuando debe ser Neofiti, sin acento, por ser palabra italiana). Este targum, conocido sólo por fragmentos, estaba perdido desde el s. XVI hasta que fue descubierto por el Prof. A. Diez Macho el año 1956 en la Biblioteca Vaticana. La obra había sido catalogada erróneamente y había pasado desaperci 1 Para toda esta cuestión rem itim os a la obra "m agistral" de nuestro m aestro y profesor de hebreo y aram eo en la U niversidad de B arcelona Prof. A. D iez M acho, N eophiti I. Tar gum palestinense. M s de la B iblioteca V aticana, vol. 1, G énesis, edición príncipe, intro ducción general y versión castellana, CSIC, M adrid 1968, 643 pp. L a Introducción (pp. 1137), am plísim a y com pletísim a, trata todos los problem as relacionados con los targum im y explica cuándo y cóm o descubrió ese tragum palestinense, que, a juicio de m uchos, tiene m ás im portancia que los propios m ss. de Q um rán, porque los m ss. de Q um rán pertenecen a los esenios, y, por eso, no alcanzaron gran im portancia en el m undo de la Torá, en cam bio el N eófiti es un m s. de origen ju d ío y es quizá uno de los prim eros targum im com puestos en tiem po de Esdras, que son el origen de la ley oral y las tradiciones judías.
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bida para todos hasta que el Dr. Diez Macho comenzó a estudiarlo y vio que no era el Targum Yerusalmí (= Targum Jerosolimitano), como decía la ficha del catálogo, sino el desaparecido targum palestinense. El descubrimiento cobró muy pronto una importancia excepcional, y hoy está ya editado en su totalidad, en seis gruesos volúmenes, con traducciones al español, inglés y francés '. 1.3.- Fecha de la redacción y de la copia La fecha de composición puede ponerse entre el s. I y II de nuestra era (Diez Macho y Albright), en el s. I y II (Le Deaut); al comienzo de la edad del segundo templo, y por tanto es anterior a los midrashim halákicos, a las discu siones de los tanaim y a la Misná (M. Kasher). La copia actual data del 1504 de nuestra e ra 2. 1.4,- Importancia del Neófiti I 1,- La importancia general del Neófiti I ha sido subrayada por todos. El descubridor, Prof. Diez Macho, afirma: “Por la datación premísnica, por su uti lización oficial en las sinagogas de Palestina, por reflejar la interpretación judía del Antiguo Testamento y muchas ideas de la época, por la interpretación e ideas utilizadas por los hagiógrafos del Nuevo Testamento, el Targum palestino se convierte en un instrumento excelente de exégesis del Nuevo Testamento”. Y más adelante continúa: “El Neófiti I sirve para trazar la historia del nacimiento y crecimiento del midrás y exégesis en el judaíamo antiguo: el targumista no se contenta con traducir; comenta, no deja paso difícil sin darle un sentido; a veces se separa del texto hebreo; a veces, para armonizarle con otros textos de la Escritura o con la tradición, le da un sentido contrario al literal; otras veces, con el fin de incorporar ideas de tradición oral, da a un mismo texto sentidos distin tos; con mucha frecuencia explica un texto bíblico por otro cronológicamente disparatado, porque “todo en la Biblia es explicativo de la Biblia”; como es comentario popular, el meturgeman (= traductor o intéiprete) busca concretar los relatos, dando a personas y lugares nombres propios que faltan en el texto hebreo” ·’. Las citas han sido largas, pero valía la pena hacerlas, porque nos han excu sado de hacer nuestro propio resumen, cuando tan excelente resumen hace el Dr. Diez Macho, el mayor especialista en la materia. 2,- La importancia lingüística del Neófiti I es grande, porque sustancial 1 V éase A. D iez M acho, o.c., pp. 29*-34*, en donde recoge la bibliografía publicada hasta aquella fech a (a. 1968). 2 A. D iez M acho, o.c., p. 49* y ss. ’ A. D iez M ach o , "T argum ", en E n ciclo p e d ia de la B ib lia , d irig id a p o r A. D iez M acho, V I, B arcelona 1965, cois. 875-879, en cois. 876 y 878.
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mente refleja la lengua de Palestina del s.I, que es la lengua latente en el Nuevo Testamento. Pero veamos cómo la define el propio descubridor: “La lengua del Neófiti I es el arameo dialectal usado por los judíos en la época de composición del texto que por diversos argumentos parece ser, como hemos visto, por lo menos para el conjunto del texto, el siglo I o II de la era cristiana. Es arameo popular hablado en Galilea -arameo “galilaico”-, aunque Kahle prefería llamar lo arameo hablado “palestino”, porque para él era seguro que no existía en Pales tina nada más que un tipo de arameo hablado, que sería el de Neófiti. Siguiendo nomenclatura de Kutscher preferimos denominar esta lengua arameo “galilaico”, dada la probabilidad cada vez más plausible de que coexistiera en el Sur de Palestina, en Judea, un dialecto aramaico también hablado (arameo “judaico”) más cercano al arameo imperial o literario (al arameo de Onqelos) que al arameo de Galilea. Véase en mi trabajo sobre “La lengua hablada por Jesucristo” (pp. 106-115) un status quaestionis acerca del arameo de Judea, y a continuación mis puntos de vista sobre el arameo galilaico (pp. 115-120), que es el arameo de Neófiti, el arameo hablado por Jesucristo en su predicación galilaica, el arameo del Talmud Yerusalmí, el arameo del ms. Vaticano heb. 30 del Beresit Rabbá y de algunas fuentes menores que en dicho trabajo especifico” '. 2.- Los targumes y el Nuevo Testamento La influencia de los targumes, y sobre todo del Neófiti I, sobre el N.T. es cuestión sabida y admitida. McNamara2 sostiene que en tiempos de Cristo se hacían paráfrasis arameas a textos del Pentateuco y de los Profetas, que se leían en la sinagoga, y dice que probablemente algunas partes de los targumes se recitaban en la liturgia sinagogal, con lo que estaríamos ante la religión viva y actual de los judíos de la época de Cristo. Hay textos del N.T. relacionados con el Targum palestinense. Así 2Tm 3,8 aduce una tradición sobre Jannés y Jambrés, que se enfrentaron a Moisés. En Ex 7,11-13,22 no se da el nombre de los magos de Egipto. La leyenda suple estos nombres. En los escritos judíos, Jannés y Jambrés (o “Mambrés”), supuestos dis cípulos o hijos de Balaam (Nm 22,2), son los jefes del grupo. Esta tradición en la forma usada por 2Tm 3,8 sólo se encuentra en el Targum palestinense. Las conclusiones de McNamara, en la obra citada, son claras: 1A. D iez M acho, o.c., p. 133*. 2 M. M cN am ara, The N e w T estam ent a n d the P alestinian Targum to the P entateuch (A n a lec ta B íb lic a, 27), R o m a 1966, 285 pp. (tesis d o c to ra l d e fen d id a en el In stitu to B íblico de R om a, b asada en el Pseudojonatán y N eófiti I; estudio im portante sobre el influjo del T argum palestino sobre el N .T.).
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H a y m u c h a s r e la c io n e s e n tr e e l T a r g u m p a le s tin e n s e y e l N .T .
1.- San Pablo y el Targum palestinense: Los textos del corpus paulino exa minados, a saber, Rom 10,6-8 (o.c., pp. 70-78) y 2Cor 3,17-4,5 (pp. 168-18, sobre todo pp. 173-188) presentan un argumento muy fuerte en favor de que Pablo haya conocido el Targum palestino a Dt 30,12-14 y Pseudojonatán Ex 33,11 ss, Nm 7,89 en la paráfrasis targúmica conservada en los textos targúmicos y que estos mismos textos hayan influido en el modo de parafrasear Pablo el texto de Dt 30,12-14. El estudio de los términos paulinos parresía y epifáneia demuestran también el trasfondo targúmico (p. 255). 2.- Apocalipsis y Targum palestinense: El Apocalipsis es el libro del N.T. que más contactos presenta con el Targum Pseudojonatán, y hay también muchos paralelismos con el Neofiti I. Por ejemplo: Apc 1,12; 6,20 y Pseudojo natán Ex 39,37; 40,4. El Targum palestino a Ex 15 explica distintos aspectos de la liturgia del Apocalipsis (cf. pp. 199-217). El Targum palestino al Protoevangelio explica Apc 12,7s (pp. 217-22); el Targum palestino a Ex 19,6 explica Apc 1,6; 5,10 (los cristianos son un reino y sacerdotes para Dios) (pp. 227-230). El Targum palestino a Gn 49,1 ls explica el Mesías de Apc 19,11-16 (pp. 230233). El Targum palestino explica el sentido de Gog (pp. 233-237). 3.- Evangelios y Targum palestinense: El Targum palestinense e incluso el de Onqelos (pp. 126-149) se pueden utilizar para el estudio de las citas de la Biblia y para el lenguaje de los evangelios. El lenguaje de Lc 11,27 y Mt 7,2 (y par) se parece mucho al Targum palestinense a Gn 49,25 y Gn 38,26, respecti vamente (pp. 131-133 y 138-142). 4.- Hay secciones en el Pseudojonatán muy antiguas y su ausencia en otros textos del Targum palestinense parece un expurgue posterior. J. Ramón Díaz1encuentra afinidades entre el Targum palestinense y el N.T. en los casos siguientes: Jn 4,15 y T.p. a Gn 28,1=; IPe 1,12 y T.p. a Gn 28,11; Rom 8,6 y T.p. a Gn 6,3; Jn 7,39-45 y T.p. a Gn 5,3. A.Diez Macho (o.c., pp.90*-91*) cita los siguientes paralelismos: 1.- La interpretación mesiánica de la “Estrella de Jacob” de Nm 24,17, que se encuentra en Neófiti I y en los demás targumes es la misma que subyace en la narración del episodio de los Reyes Magos de Mt 2.
1 J. R am ón D íaz, "P alestinian T argum and N ew T estam ent", en VetTest 6 (1963) 7580; cf. el m ism o art. publicado en español: "T argum palestinense y N uevo T estam ento", en E studios B íb lico s 21 (1962) 337-342.
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2,- La tradición de la roca que seguía al pueblo de Israel por el desierto para darle de beber y que recoge Pablo en ICor 10,4 tiene su origen en una tradición targúmica de los nombres propios Beerah y Mattanah (Nm 21,16,18), interpre tados como nombres comunes (cf. Neófiti I. Nm 21,16,18,19,20). 3,- El empleo de la palabra “mundo” en sentido peyorativo de “humanidad corrompida” (et mundus eum non cognovit. Jn 1,10) es típica del lenguaje de Juan, quien también la emplea en sentido local, “el mundo”, la tierra” (venien tem in hunc mundum: Jn 1, 9), que la emplea 33 veces. Ese término es frecuente en Neófiti I (cf. Gn 4,8; 5,27,31). 4,- La alta categoría que la Ep. a los Hebreos (5-7) da a Melkisedeq, hasta hacer dérivai- el sumo sacerdocio de Cristo del sacerdocio de Melkisedeq, coincide con la dignidad que le atribuye el Neófiti I. 5,- La presentación de Juan Bautista en el evangelio de la infancia de Lucas tiene paralelos con la historia bíblica y haggádica de Sansón, presentada en el Liber antiquitatum biblicarum del Pseudofilón. Y esta historia, a su vez, está influenciada por la razón teológica que apunta el Neófiti I en Gn 49,18, en donde dice: “Dijo nuestro padre Jacob1: Mi alma no espera la redención de Gedeón, hijo de Joás, que es redención de momento; ni espera mi alma la redención de Sansón, hijo de Manoah, pues es redención pasajera, sino mi alma espera su redención que dijiste ha de venir a tu pueblo, la casa de Israel; a ti, a tu redención espera, oh Yahweh. Según esto, el autor del evangelio de la infancia presenta a Juan como Sansón, porque aporta una redención temporal, transitoria, en contraposición a Jesús, que trae la redención definitia de Dios. 3,- Los targumes y otros escritos bíblicos y no bíblicos 1,- Se puede comparar el Targum palestinense con las obras de Flavio Josefa, escritas en el s. I de nuestra era, sobre todo con las Antiquitates, en donde el autor recoge muchas tradiciones haggádicas, ya tomándolas directamente del Targum palestinense, ya a través de una tradición griega relacionada con una versión aramea. Recuérdese que Josefo dominaba mejor el arameo -su lengua materna- que el griego. Y en arameo compuso su obra De bello Iudaico. 2 - Los targumes se deben utilizar también en la comparación con las glosas que se han introducido en el propio texto de la Biblia. Así Is 29,22 designa a Dios 1 En nota (glosa) se dice: " ... cuando vio a G edeón, hijo de Joás, y a Sansón, hijo de M a n o a h ... Y o no espero, pues su redención de m om ento, ni yo anhelo ansiosam ente, pues la redención es redención de un instante. Tu redención espero y ansiosam ente anhe lo, S eñ o r de todos los siglos, pues tu redención es redención eterna" (T argum N eofiti I, G n 49,18).
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como “Salvador de Abraham”, calificativo que recuerda la haggadá judía, que habla de la liberación de Abraham del “fuego de los caldeos”, haggadá que se encuentra en Neófiti I y que no es más que el hecho de traducir el nombre propio Ur como nombre común Esta haggadá, en cambio, no se encuentra en los Setenta. 3.- La comparación entre los targumes y las versiones griegas, sobre todo la Septuaginta, es obligada, porque estas versiones suelen ser intrepretativas, recogen ideas de los traductores, siguen la técnica del midrás, actualizan el texto e introducen ideas teológicas contemporáneas a la fecha de la traduc ción. 4,- Hay que comparar también los targumes con la literatura cristiana anti gua, en primer lugar con las obras de Jerónimo, y en concreto, la Vg, porque a veces se inspira en tradiciones judías. Por ejemplo, en Nm 24,3 la Vg, hablando de Balaam, traduce: cuius obturatus est oculus (“cuyo ojo está cegado”), reba jando el don de profecía de Balaam, de acuerdo con la tendendia judía; mientras que el texto hebreo y los Setenta dicen lo contrario: qui habet oculum apertum (“que tiene el ojo abierto”). Y dígase lo mismo de las obras de Clemente de Alejandría, Eusebio de Cesarea, Orígenes, Justino, Afraates y Efrén.
1 Cf. N eófiti I G n 15,7: "Y o soy Y ahw éh que te saqué d el horno de fuego de los cal deos para darte esta tierra para que la heredes".
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I.3.3.- VERSIONES LATINAS DE LA BIBLIA Cuando hablamos aquí de lengua de la Biblia latina o de latín bíblico nos referimos expresa y concretamente a la lengua de la Vetus Latina (en adelante VL), es decir, la versión o versiones de la Biblia que corrían antes de que Jeró nimo hiciera su versión, y a la propia versión de Jerónimo, la famosa Vulgata (en adelante Vg). Pero conviene tener a este respecto las ideas claras y poseer y utilizar tam bién una terminología apropiada. El término más usado hoy -y el más apropia do, o, por lo menos, el menos impreciso- es el de VL, es decir, “la antigua ver sión latina de la B iblia”, o “la antigua Biblia latina”, para quien prefiera emplear terminología en lengua vernácula. En plural se diría Veteres Latinae, “las antiguas versiones latinas de la Biblia”. El uso en singular, la VL, no quiere decir que se trate originalmente de una sola versión. Es sólo un modo de distin guir esta versión de la de Jerónimo, llamada Vg. Los nombres que a veces se le dan a la VL, llamándola Prevulgata o Biblia prejeronimiana, son sinónimos de VL, pero son menos usados, y deberían eli minarse, porque, a causa de su posible confusión, inducen fácilmente en el error de hacer creer que todos estos textos son anteriores a la Vg de Jerónimo, cosa que no es verdad; porque lo único que se sabe con certeza es que estos textos hay que situarlos o datarlos antes del triunfo definitivo de la Vg, es decir, algu nos siglos después del 400, es decir, en torno al siglo VII. El nombre de Itala, que se remonta a San Agustín, y que utilizaban con fre cuencia alemanes e ingleses, y hoy día utilizan cada vez menos, y que por razo nes obvias ha utilizado hasta hace poco1el Thesaurus Linguae Latinae -porque así comenzaron hace casi 90 años a citar la antigua versión latina-, este nom 1 El Th. L . L. ha cam biado el año 1990 el térm ino Ita la por el de V etus L a tin a para desig n ar de m anera general a las.antiguas versiones latinas de la B iblia; cf. In d e x libro rum scriptorum inscriptionum e x quibus exem pla afferuntur, L eipzig 1990, pp. 220-221.
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bre, digo, habría que evitarlo también por su posible confusión, ya que aún no se sabe con certeza a qué texto bíblico se refería San Agustín cuando dijo que se prefiriera la Itala a todas las demás versiones, porque era verborum tenacior cum perspicuitate sententiae (De doctr. chr., II, 15,22), “más fiel en las pala bras y más clara en las sentencias”. No se sabe si era la VL en general, o el texto europeo de esta versión frente al texto africano o un grupo determinado de tex tos bíblicos dentro del propio texto europeo. Volviendo al tema de la existencia del latín bíblico, los argumentos que esgrimen Jerónimo y Agustín son fundamentalmente de orden léxico y semánti co, que son los que utilizamos también nosotros en el siglo XX para defender la existencia del latín bíblico; aunque hay también otros argumentos de orden esti lístico y sintáctico no desdeñables, como veremos. Para decirlo en pocas palabras, es un hecho que hacia finales del siglo IV (entre el 390 y el 400), es decir, cuando Jerónimo estaba trabajando en su ver sión de la Biblia, se reconocía universalmente la existencia de una lengua espe cial de la Biblia latina, que esta lengua se la sentía como algo extraño y pecu liar, y que se la consideraba como lengua sagrada. W. Süss resume así su estudio sobre el “el problema del latín bíblico”: “¿Podemos arrojar alguna luz sobre la oscuridad que se cierne sobre los cre adores anónimos e inaccesibles de esta maravillosa lengua especial? Deben ser personas sin preparación alguna hum anístico-retórica -caso absoluta mente único en toda la literatura antigua-. Sólo este hecho les permite emplear de manera abundantísima, que casi prodríamos denominar ingenua, expresiones de las que en otros lugares sólo ocasionalmente podemos obte ner algún vago destello. Pero no son miembros anafalbetos de la comunidad religiosa. Para el servicio de intérpretes los capacita una experiencia vital políglota que actuaba fundamentalmente por transmisión oral. Vale para dar una imagen más precisa de ellos en cada caso el principio, que aquí solo podemos enunciar, de loquela tua manifestum te fa cit [“tu misma habla te delata”]” “La lengua de la Biblia es sólo una manifestación, evidentemente muy importante e interesante, de la posibilidad latente en la lengua latina, como seguramente no hay en ninguna otra, de desarrollar a partir de sí misma formas siempre nuevas en circuntancias nuevas. Junto al prodigio de la expansión de una lengua hablada al principio apenas en el ámbito de una ciudad hasta con vertirse en lengua universal está el no menor prodigio de esta capacidad trans 1 Son las palabras que dijeron a P edro los que estaban en el patio, cuando él dijo que no conocía a Jesús de N azaret (cf. M t 26,73). El habla de Pedro era el dialecto galileo.
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formadora demostrada de un modo constantemente nuevo en la edad media y en la época moderna” 1
1 W . Sliss, "Studien zur lateinischen Bibel. A ugustins locutiones und das Problem der lateinischen B ibelsprache", en H istorische V ierteljahresschrift 27 (1932) 1-39, en p. 39.
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I.3.3.I.- LA VETUS LATINA 1,- Origen de la VL Sobre el origen de la VL no nos dice nada ninguna leyenda como la de Esdras sobre el origen de la Sagrada Escritura o la carta de Aristeas sobre el ori gen de la versión griega de los Setenta. Tenemos que contentamos con lo que se deduce de los restos que se conservan de ella. Jerónimo y Agustín hablan del gran número de traductores y correctores de los primeros tiempos. Pero esto es sólo una conclusión derivada de la gran cantidad de textos, no necesariamente una prueba de que existieran distintas traducciones y distintos traductores Sobre el origen de estas versiones antiguas sólo tenemos algunos puntos de referencia que nos sirven de orientación. Los datos son los siguientes: El año 178 parece ser que se tradujeron al griego del latín las citas bíblicas de una carta de las comunidades de Lyon y de Vienne. El año 180 los mártires de Scili, en Africa, llevaban consigo ante el juicio, que se celebró en latín, las Epístolas de San Pablo. Como estos cristianos eran gente del pueblo, es de suponer que sólo supieran latín, y por tanto, que las car tas de San Pablo estuvieran traducidas al latín. En la segunda mitad del siglo II, hacia el 160, hay también rastros de un texto latino de la Biblia, en Roma, conservado en la traducción latina de la Carta de Clemente a los Corintios.
' Sobre el tem a del origen de la V L rem itim os de una m anera general a B. M , M etz ger, The E a rly V ersions o f the N e w Testam ent, O xford U niv. Press, O xford 1977, pp. 285-293; B. Fischer, "D as N eue T estam ent in lateinischer Sprache", en K. A land (ed.), D ie alte U bersetzungen des N euen T estam ents, die K irchenvaterzitate und L ektionare, B erlin 1972, pp. 1-92 (trabajo básico para el tem a enunciado en el título).
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Los textos del N.T. latino más antiguos se encuentran con certeza en las numerosas citas de Tertuliano. Pero no sabemos con certeza cuándo comenzó a escribir. Fue probablemente en torno al 195. Pero, por desgracia, estas citas no nos ayudan a reconstruir la historia de la versiones latinas de la Biblia, porque Tertuliano, sin duda, traducía directamente del griego los pasajes que cita en sus obras, pues conocía peifectamente el griego, h a sta d punto de haber compuesto obras en esa lengua. Y hace lo mismo cuando cita a Marción, es decir, lo tradu ce del griego. No usaba, pues, manuscritos latinos del N.T., aunque los hubiera tenido en sus manos, pues él hacía sus propias versiones. Por eso, sus textos bíblicos suelen agruparse formando una familia a parte, distinta de todas las demás. Hacia el 250, con Cipriano de Cartago, puede establecerse y seguirse ya la historia del Nuevo Testamento en latín. Por eso, los escritos de Cipriano son fundam entales para el seguim iento de las antiguas versiones de la Biblia. Los manuscritos más antiguos del N.T. latino, llegados hasta nosotros, se remontan al s. IV. Pero el ms.k (s. IV-V) (codex Bobiensis) ' es un apógrafo de un modelo de la época de Cipriano. Algunos piensan incluso que el texto griego de donde se hizo la versión latina del ms.k puede remontarse al s. II. Para todas las demás regiones latinas, fuera del Africa, sólo un siglo más tarde, en torno al 350, hay datos claros sobre la Biblia latina. Los manuscritos más antiguos datan del siglo IV, y a partir de entonces se van haciendo cada vez más numerosos. Con los datos, pues, que hoy poseemos se puede afirmar con cierta proba bilidad que la primera Biblia latina apareció en Africa, junto con la primera literatura cristiana en lengua latina. Del valor del testimonio de Tertuliano acabamos de hablar. También hemos mencionado a Cipriano de Cartago. Con él, efectivamente, se empieza la historia segura de la más antigua versión lati na conocida y conservada. En sus libros Aci Quirinum (el I y el II de hacia el a. 248, y el III del año siguiente) y en el libro Ad Fortunatum hay citas bíbli cas seguidas, abundantes, largas, transmitidas con seguridad y editadas ya correctamente. Los libros Ad Quirinum han recibido el título de Testimonia, porque se trata de una especie de antología sacada de una Biblia latina prácticamente 1 E ste códice, im portantísim o bajo todos los aspectos (pues es el único en toda la tra dición m anuscrita del N .T. que tiene la llam ada "term inación breve" en el evangelio de M arcos), pertenece, con el códice e (codex Palatinus del s. V), al tipo textual africano, a la denom inada versión Afra.
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completa. Esta Biblia se la denomina habitualmente Biblia africana, no porque sus características lingüísticas delaten un dialecto particular, ni porque haya seguridad de que su traductor (o traductores) haya trabajado y la haya realiza do en el norte de Africa, sino simplemente para indicar que aparece en Cartago antes del año 250 y que no poseemos datos parecidos a éstos en el resto de la cristiandad latina. Esta Biblia africana, conservada además en numerosos manuscritos, no es obra de un solo traductor, que habría comenzado por el primer libro de la Biblia y habría terminado por el último. Sería imprudente elaborar un léxico riguroso que perm itiera reconstruir esta Biblia africana primitiva para los libros que carecen de versión. Es verosímil que se hayan comenza do a traducir al latín fragmentos aislados, transmitidos al principio oral mente, puestos después por escrito, y se haya pasado luego a traducir libros enteros. El nivel, tanto de los primeros lectores, como de los traductores, no ha debido ser muy exigente en la observancia de las normas del latín clásico. Por lo que se refiere a la Biblia europea o, si se prefiere, a los textos euro peos de la Biblia latina hay que decir que los primeros rastros aparecen en algu nas citas bíblicas de la versión latina de la Carta de Clemente a los Corintios, de hacia el 160, y luego ya hay citas claras en los escritos de Novaciano, de hacia el 250. A partir del siglo IV las citas bíblicas con texto europeo se hacen cada vez más abundantes. El primer autor que contiene textos largos, abundan tes y seguros es Lucifer de Cagliari (+371). La filología bíblica latina actual opina que, en general, las distintas recensiones europeas salieron de la misma versión primitiva, representada por la Biblia africana. De modo que el texto africano, puesto por escrito, pasó a las iglesias que estaban acostumbradas a una traducción oral bas tante diferente, no puesta aún por escrito. Y esta versión oral habría actua do sobre todo en el vocabulario, dando origen a la primera recensión euro pea. Generalmente, como decimos, se contrapone el texto “africano” al texto “europeo”, y en esta contraposición hay ciertamente algo de innegable. Pero la filología actual da al término de Afra una extensión mayor de la que se le dio no hace mucho, y pone el origen de este texto básicamente en Africa, pero no exclusivamente '. De todas formas, la pluralidad de versiones, o las diferencias notables de traducción de unos libros a otros, hacen difícil la solución del problema del ori 1Cf. B. Fischer, "D as N eue T esta m en t..." (o.c.), pp. 171-178.
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gen, número y variedad de estas antiguas y primeras versiones latinas de la Biblia Haciendo nuestras las palabras de A. Moreno Hernández 2 decimos que “la relación de las antiguas versiones con la lengua de los cristianos de los ss. II-IV se verifica en dos sentidos: de una parte, VL recoge y, aunque sea parcialmente, (representa) la lengua de la esfera sociocultural de las comunidades en que se gesta; al mismo tiempo, la lectura habitual de estos textos en la iglesia propicia la penetración de este lenguaje entre los miembros de la comunidad, hasta el punto de que los padres latinos hacen uso contantemente de la citas de la VL incluso después del s. IV”. 2,- Características de la lengua de la VL Las características más relevantes del idioma scripturarum, según Jerónimo son la rusticitas, la simplicitas, la vilitas verborum, la incultura sermonis, y el estilo de la Biblia latina, según San Agustín, es el sermo humilis. Como dice E. Auerbach \ “el motivo del sermo humilis de la Biblia adqui rió pronto una importancia grande en la apologética. La mayor parte de los paganos cultos consideraban ridicula, confusa y extraña la producción cristiana primitiva en sus formas griegas y sobre todo en sus primeras formas latinas. No sólo el contenido les parecía una superstición pueril y absurda, sino hasta la propia forma literaria era una ofensa a su gusto. El léxico y la sintaxis eran des mañados y populares de un bajo nivel, y, además, estaban repletos de hebraís mos; muchos elementos parecían incluso cómicos y grotescos... Ellos, pues, (los paganos) reaccionaban con decisión, desprecio y rechazo asqueado. Les parecía inconcebible e intolerable que en escritos de esta naturaleza se trataran los problemas más profundos”. Hasta aquí E. Auerbach. . 1C onviene d ecir unas palabras sobre la hipótesis de la denom inada Vetus L atina H is p a n a , expresión acuñada p o r T eófilo A yuso M arazuela, y defendida p o r él sobre todo en su obra L a V etus L a tin a H ispana, 1, P rolegóm enos, C .S .I.C ., M adrid 1953, en la que sostiene que las glosas m arginales de los m ss. españoles transm iten un texto "hispano" contrapuesto y distinto del texto "africano" y "europeo". E sta hipótesis es válida p o r lo que respecta a la traducción m anuscrita de las glosas, que es hispana y no ha dejado hue llas fuera de la P enínsula Ibérica; pero no es válida para d esignar a la versión que trans m iten estas glosas, porque en su origen coincide con los textos europeos m ás antiguos. P o r tanto, no existe una V etus L a tin a H isp a n a c o m o versión latina antigua autónom a y distinta de las conocidas hasta ahora. Sobre este tem a, cf. A. M oreno H ernández, L as g losas m a rg in a le s de "V etus L a tin a " en las B ib lia s V u lg a ta s e sp a ñ o la s, 1-2 R eyes, C .S.I.C ., M adrid 1992, pp. 287-288. 2 A. M oreno H ernández, "En torno al léxico latino del cristianism o prim itivo: Las traducciones de ham artía en la V etus L atina", en C uadernos de F ilología C lásica.·E stu dios latinos 2 (1992) 111-127, e n l a p . 114. . 1 E. A uerbach, L ingua letteraria (o.c.), p. 48.
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Esta es una descripción bastante exacta de lo que sintió el joven Agustín cuando cayó por primera vez en sus manos la Biblia latina y la tiró a un rincón, sin volver a verla, hasta su conversión, porque su lengua no podía compararse con la de Cicerón; era vulgar y pedestre y no merecía la pena su lectura. Lo dice así en sus Confesiones, III, 5,9: “Así decidí prestar atención a las Sagradas Escrituras y ver cómo eran. Y he aquí que me encuentro con una cosa no hecha para los soberbios ni clara para los simples, humilde en el estilo, sublime en la doctrina y llena de misterios, y yo no era uno de los que pudieran entrar en ella o inclinar mi cabeza a su estilo. Sin embargo, al prestarles atención, no pensé entonces lo que digo ahora, sino que me parecieron indignas de ser comparadas con la dignidad de los escritos de Tulio. Efectivamente, mi orgullo rechazaba su estilo y mi mente no penetraba en su interior”. Agustín tenía entonces 19 años. ¿Quién le iba a decir a él que unos 25 o 26 años más tarde iba a componer las Confesiones, imitando el estilo y la lengua de esa vieja Biblia que él entonces tiraba de las manos, y que en sus obras iba a citarla más de 50.000 veces? Pero sobre esto volveremos más adelante. E. Auerbach tiene aún otras apreciaciones muy interesantes sobre la lengua y el estilo de estas viejas versiones. Dice así: “El estilo especialísimo, creado por los primeros traductores latinos de la Biblia, no fue nunca sustituido por un texto bíblico de gusto clásico. Los textos de la VL adquirieron muy pronto tal autori dad ante las comunidades, correspondían evidentemente tan bien a la condición social e intelectual de los primeros cristianos de lengua latina que se convirtieron inmediatamente en una tradición fuertemente enraizada y formativa, de tal modo que una versión literaria culta no habría tenido posibilidades de imponerse” En términos parecidos se expresa P. Klopsch: “La lengua de las Sagradas Escrituras debió ser una atrocidad bárbara para cualquier pagano, aunque sólo fuera medianamente culto, y cuanto más penetraba el joven cristianismo en las capas altas de la sociedad tanto mayor era la preocupación que sentían sus representantes por quitar la mancha de vulgaridad lingüística o por lo menos de mitigarla con explicaciones” 2. En definitiva, la lengua de la VL es una lengua especial, que no es exclusi vamente la lengua popular romana de la época, sino una lengua experimental y provisional de traducción, saturada de hebraísmos, de grecismos, de vulgaris mos y de arcaísmos. El “latín bíblico, en resumen, -comprendiendo VL y Vges una lengua especial de traducción, constituida a base de tres grandes grupos de elementos, unos procedentes del hebreo-arameo, otros del griego y otros de la lengua vulgar de la época. 1E. A uerbach, o.c., p. 49. 2 P. K lopsch, I.e ., p. 315.
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3 .- T éc n ic a ele tra d u cció n de la VL
Sobre la técnica de los traductores de la VL baste señalar como característi ca más señalada la literalidad, a veces extrema, de la que se derivan algunas consecuencias importantes para la lengua de estas versiones, como son el orden de palabras en la frase, los préstamos o calcos léxicos y semánticos, directa mente griegos, indirectamente hebreos o arameos, de los que proceden numero sos neologismos léxicos y sobre todo semánticos. Partiendo del principio, recordado más tarde por Jerónimo (Ep. 57,5), de que en las Escrituras “hasta el orden de palabras es un misterio” (et verborum ordo mysterium est), estos primeros traductores tenían tal respeto al texto sagra do que por temor a perder algo de la palabra divina estaban dispuestos a sacrifi car la claridad a la literalidad. La técnica de traducción de los autores de estas versiones es a todas luces diferente de la que adoptaron los escritores clásicos latinos, como, por ejemplo, Cicerón, que prefería la traducción libre a la traducción literal '. Las características más destacadas de los traductores latinos clásicos las resume en los siguientes puntos A. Traína 2: “Aumento del carácter sentencioso de las frases, de los valores fónicos y de colorido, del pathos (a veces con dis minución del ethos), romanización de fondo (en dirección de los valores éticos y sociales y religiosos), contaminación interna, presencia simultánea de distin tas tradiciones estilísticas (la indígena y la alejandrina)”, todo lo cual contribuye a la exaltación de la propia lengua, sacrificando la fidelidad al original griego. Jerónimo se plantea expresamente el problema del traductor de textos bíbli cos, distinguiéndolo claramente del de los traductores de textos profanos y lo hace con estas palabras en la Carta 57 Ad Pammmachium de optimo genere interpretandi (“sobre el mejor modo de traducir”): Ego enim non solum fateor, seel libera voce profiteor me in interpretatione Graecorum absejue scripturis sanctis, ubi et verborum ordo mysterium est, non verbum e verbo sed sensum exprimere de sensu, habeoque huius rei magistrum Tullium (“pues yo no sólo confieso, sino que proclamo públicamente que, en la traducción de los autores 1 F. B latt, "R em arques sur l'histoire des traductions latines", en C lassica et M edievalia 1 (1938) 217-242, en pp. 217-220. B latt titula el p rim er apartado de su trabajo: "El liberalism o precristiano", y cita la opinión de C icerón, que prefería la traducción libre a la literal: "Non verba adnum erare lectori p u ta v i opo rtere, se d tam quam adpendere (De opt. gen. dicendi 14); nec tam en exprim i verbum e verbo necesse est, u t interpretes indi serti so le n t (D e fin ib u s 3,15). L o m ism o opina H oracio: nec verbo verbum curabis red dere ficlus interpres (Ars p o et. 133). 2 A. T raina, V ortit barbare. L e traduzioni p oetiche da L ivio A ndronico a C icerone, R om a 1970, pp. 202-203.
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griegos, fuera de la Sagrada Escritura, en la que hasta el orden de palabras es un misterio, no he traducido palabra por palabra, sino sentido por sentido” (= no atendiendo a la literalidad de las palabras, sino a al sentido de las frases) En otro lugar lo dice aún más claramente: Sed quia ita habetur in Graeco et singuli sermones, syllabae, apices, puncta in divinis scripturis plena sunt sensi bus, propterea magis volumus in coinpositione structuraque verborum quam intelligentia periclitari2 (“pero porque así está en griego y todas las palabras, sílabas, signos de las letras y puntuación en la Sagrada Escritura están llenos de sentidos, por eso he preferido arriesgar algo en la composición y estructura de las palabras que en el sentido (o comprensión) del texto”). Jerónimo, no obstan te, como diremos mas adelante, guardó en su versión de la Biblia un justo medio y un gran equilibro entre la literalidad y la claridad y comprensión del sentido. La actitud de los traductores de la VL se parece mucho a la de los traducto res de la Septuaginta, judíos de lengua griega, quienes, en general, hicieron una traducción literal, según los cánones de gran literalidad exigida por la versión de textos bíblicos, pero sin caer nunca en la traducción servil de Aquila ’. No obstante, los traductores de la VL se han permitido ciertas libertades. No siempre traducen la misma palabra griega por la misma palabra latina. Y esto no tiene nada de especial. Al contrario, sería verdaderamente excepcional que lo hubieran hecho siempre de la misma manera. ¿Cómo puede esperarse que un traductor antiguo haya traducido siempre una palabra de la misma manera, cuando para saber cómo la había traducido en un determinado texto tendría que perder horas enteras para buscarla en su manuscrito y encontrarla, y luego corregirla? Hoy, nosotros, podemos hacerlo en un momento con nues tros ordenadores, en donde hay un comando llamado “buscar” y otro “buscar y -sustituir” y podemos unificar en cuestión de segundos las traducciones de una palabra. En líneas generales puede afirmarse que las antiguas versiones latinas de la Biblia comenzaron siendo traducciones más libres y terminaron siendo traduc ciones más literales del texto griego. Por ejemplo, el orden de palabras del grie go se abandona muchas veces sin razones suficientes4. Unos ejemplos muestran este primer aspecto de la VL. En los libros de 1Jerónim o, E pist. 57,5,2. . 2 Jerón., C om entario a E f 3,6, libro II, P L 26, 481 A. 1 So bre la len g u a y la técn ica de la trad u c ció n de la antigua versión latin a de la B iblia, cf. F. S tum m er, E in fü h n m g in die lateinische B ibel, Paderbovn 1928, pp. 57-74. 4 O tras m uchas libertades de los traductores latinos de la B iblia pueden verse en B. Fischer, I.e ., pp. 268-269.
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Reyes (3-4 Reyes) el traductor recurre a formaciones nuevas, que no son más que transcripciones o calcos del griego y del hebreo, para expresar términos de la arquitectura del templo, mientras que Jerónimo utiliza términos latinos: así dabir es oraculum; elam es porticum; mechanoth es bases; emanoth es lammi nas; asarates septum templi; prothyra (griego) es ostia Conviene tener en cuenta que “el texto de la VL de Reyes [concretamente 2Re 10,25-28], basado sobre el griego preluciánico y en definitiva sobre la Sep tuaginta antigua, fue recensionado, al menos parcialmente, con el fin de introdu cir en el mismo variantes tomadas del texto griego prototeodociónico o kaigé” 2. Citaremos algunos otros ejemplos como testimonio de la literalidad de la VL. 1.- Aliteraciones debidas a escrúpulos de literalidad: pabulum seminale seminans semen (Gn 1,30) (“alimento sembrado que produce simiente”: = les doy por alimento toda hierba verde), que reproduce la frase hebrea : Icol ‘eseb zoreah serah; venari venationem (Gn 27,3 (“cazar caza”: = cobrar alguna pieza), que corresponde al griego: zeréusa zéran, y al hebreo: sudah sayidah; expavit Isaac pavore (Gn 27,33) (“Isaac se espantó de temor”: = a Isaac le entró un gran pavor), que corresponde al griego: exeste Isak ékstasin, y al hebreo: yeherad Yishak haradah , etc. etc. Los ejemplos podrían multiplicarse. 2.- Otras veces eligen palabras homófonas, por ejemplo: Beniamin lupus rapax (“Benjamín lobo rapaz”), que corresponde al griego: Benyamin liikos hárpax, etc. 3.- Otras veces adoptan palabras compuestas -o dos palabras- para repro ducir palabras compuestas de la Septuaginta, la cual, a su vez, traduce palabras compuestas del hebreo !: Así Ecclo 30,18 circumpositae (parakeimai, es un hapax); Ecclo 37,5 condolet (symponeô, en un hapax); Ecclo 50,24 magna fecit (megalopoieô es un hapax y un neologismo); Ecclo 6,5 bono homine (euprosêgoros, en un hapax); Ecclo 6,1 bilinguis (diglôssos); Ecclo 14,3 cupido et tenaci 0mikrologos, en un hapax); Ecclo 4,9 acide feras in anima tua (oligopsicheô); y más ejemplos en el lugar citado. 1 Cf. A. M oreno H ernández, "A finidades léxicas entre V etus L atina y V ulgata en los libros de R eyes", en P h ilo lo g ia sacra. B iblische und p atristische Studien für H. I. Frede und W . T hiele zu ihrem siebzigsten G eburtstag, F reiburg 1993, pp. 74-89, en p. 78. 2 J. T rebolle, "T extos "kaigé" en la V etus L atin a de R ey es (2R e 10,25-28)", en R B ib 89 (1982) 198-209, en p. 203. E n la p. 209 añade: "A sí pues, en conclusion, lecturas d obles de la V L pueden conservar en ocasiones el "texto m ejor" y m ás prim itivo. En todo caso estas lecturas conservan huellas preciosas de la histo ria de la recensio del texto bíblico, y en concreto de u n a recesió n de la V L , predecesora de la obra de Jerónim o". 1 Cf. E. T ov, "C om pound W ords in the L X X R epresen tin g T w o o r M ore H ebrew W ords", en B íb lica 58 (1977) 189-212. L os ejem plos están tom ados de este trabajo, y sobre todo de "neologism os" griegos.
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4.- La frase de Mt 10,11 interrogati quis in ea civitate dignus est, (“preguntados quién es digno en esa ciudad”) con interrogativa indirecta en indicativo, es un intento de reproducir el original, que está en indicativo, mientras que la Vg traduce más de acuerdo con el latín clásico quis dignus sit. 5,- O se inventan palabras para reproducir exactamente los términos griegos correspondientes: así, por ejemplo, los hapax (h)eremiare (2Re 19,24) ', “dese car”, “convertir en un desierto”, traducción de erêmoô: “(h)eremiavi in manu mea omnia flumina”, “sequé con mi mano todos los ríos”; Vg: siccavi vestigiis pedum meorum omnes aquas clausas, “sequé con las huellas de mis pies todas las aguas encerradas” 2; lo mismo con el hapax, eunuchiare, “hacer a uno eunu co”, “castrar”: sunt eunuchi qui se ipsos eunuchiaverunt propter regnum caelo7'iim (Mt 19,12 VL), “hay eunucos que se castraron a sí mismos por el reino de los cielos”. La Vg utiliza el verbo normal castrare. Unas consideraciones sobre la VL de Reyes aportan estas conclusiones: La VL presenta un gran número de transcripciones y calcos del griego, e indirecta mente del hebreo. Algunas de estas innovaciones son tentativas de traducción, que han entrado en el latín tardío con distinta suerte. Muchos de estos términos no han tenido éxito alguno fuera de los propios textos de la V L 3. Estos pocos ejemplos bastan para demostrar el estilo de los traductores de la VL y su preocupación extrema por la exactitud y literalidad. Un problema aún no resuelto, y, a nuestro juicio, aún no estudiado suficien temente, es el de las transcripciones de palabras hebreas en la VL, cuando el texto griego correspondiente no sólo no conserva estas palabras, sino que tiene 1 S egún A . M oreno H ernández, "E rem ito (Th. L. L. V, 2 747). C orrección de un h ápax", e n C uadernos de F ilología C lásica. E studios latinos, 3 (1992) 117-123, hay q u e corregir el texto de 2R e 19,24 y leer erem io en lugar de erem ito. 2 N otése la "literalidad" de la VL, en la que hay el hapax, erem iare y el in instrum en tal, "con m i m an o ", cosas que Jerónim o evita en su versión; y e n vez de "ríos" pone "aguas encerradas", o "charcos de agua". El texto original dice: "secaré bajo la planta de m is pies todos los N ilos de E gipto": El p rim er rey que invadió E gipto fue A sarhaddón, sucesor de Senaquerib. 1 A. M oreno H ernández, "A finidades léxicas (I.e .), p. 89. C. M orano, G losas m argi nales de "V etus L a tin a " en las B ib lia s V ulgatas españolas. 1-2 Sam uel, C .S .I.C ., M adrid 1989, pp L X X X III-61, en p. L X X X resum e bien el carácter de estas versiones antiguas: "Este afán de literalidad tiene unas repercusiones especialm ente im portantes en el ám bi to de la sintaxis y del léxico, y p o r él se explica en general el orden de palabras del texto de las glosas a sí com o la m ayor parte de las construcciones sintácticas que pueden resul tar atípicas desde el punto de vista del latín clásico ... M uy en concreto la literalidad d a razón de la introducción de num erosos préstam os griegos o hebreos transm itidos a través del griego, de num erosos cálculos y de desplazam ientos o am pliaciones de sentido de térm inos latinos p o r influencia de sus correspondientes griegos".
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términos griegos que traducen o intentan traducir las palabras hebreas del texto original 3.1.- Léxico de la Afra y de la Europea y Vulgata en el N.T. E. Valgiglio 2 hace una interesante comparación entre el léxico de la Afra (en adelante A) y el de la Europea (en adelante E; él la llama Itala) y la Vulgata (en adelante Vg) en el N.T. Como nos parece un tema importante, vamos a dar aquí sus resultados, recogidos muy esquemáticamente, dando la versión de las palabras cuyo significado no sea conocido por nuestros posibles lectores; pero omitiendo la referencia a los textos concretos en que aparecen estos vocablos, para no alargar demasiado este capítulo. Cuando las tres versiones coinciden en una palabra, repetimos la comparación, queriendo indicar con ello que las tres versiones usan esa palabra, pero que no es la forma habitual de traducir de la A con relación a las otras versiones; cuando sólo se contrapone la A a la E y Vg, es que la A no usa las palabras de las otras versiones. 3.2,- Tendencias y particularidades de la Afra A: Advocatus = E y Vg: paracletus. A: Claritas ~ E y Vg: honor, gloria, maiestas, claritas. A: Discentes = E y Vg: discipuli. A,E y Vg: Discipuli. A: Frumentum, triticum, “grano”, “trigo” = E y Vg: triticum. A: Populus = E y Vg: plebs, turba. A,E y Vg: Turba, populus, plebs. A: Pressura, “angustia” = E y Vg : tribulatio. A,E y Vg: Pressura; E y Vg: pressura = A: necessitas. A: Profetatio = E y Vg: prophetia. A: Propinqui, “parientes” = E y Vg: cognati, “parientes”. A: Saeculum = E y Vg: mundus. A,E y Vg: mundus', A,E y Vg: saeculum. A: Sermo = E y Vg: verbum. A,E y Vg: Sermo; A,E y Vg: verbum A: Similitudo, “semejanza” = E y Vg: parabola. 1El problem a lo plantea correctam ente C. M orano, G losas m arginales de "Vetus L a ti na" en las B ib lia s V ulgastas españolas", 1-2 Sam uel, C .S .I.C ., M adrid 1989, p. LIV , cuando dice: "El problem a de los hebraísm os deberá ser estudiado m ás detenidam ente ya que es difícil discernir si éstos se deben a la p rocedencia ju d aic a de los traductores latinos, a la existencia de estos hebraísm os en el texto subyacente o al em pleo de un texto hebreo p ara una posterior revisión del texto latino". Y en la nota 21 (p. LV I) cita la bibliografía m oderna pertinente sobre las tres hipótesis contem pladas en su exposición anterior. 2 E. V algiglio, L e antiche versioni latine del N uovo Testam ento. F edeltà e aspetti gram m aticali, M . D 'A uria Editore, N ápoles 1985, 337 pp. Los datos están en las pp. 299-318.
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E,E y Vg: Similitudo·, A,Ey Vg: parabola. A: Egenus, “necesitado, pobre” = E y Vg: pauper. A,E y Vg: Pauper, A,E y Vg: egenus. A: Mendicus = E y Vg: pauper. A: Magnus = E y Vg: multus (copiosus). A,E y Vg: Magnus, multus. A: Volatilis = E y Vg: volucris. A: Volatilia = E y Vg: corvi, “cuervos”. A: Volatilia = E: aves. A,E y Vg: Volucres. A: Iste = E y Vg: hic. A: Adsumo, “asumir” = E y Vg: accipio, “aceptar, recibir”. A,E y Vg: Adsumo. A: Adoro = E y Vg: oro. A: Adoratio - E y Vg: oratio. A: Ambulo, “andar” = E y Vg: eo, “ir”. A: Baiulo, “llevar” = E y Vg:fero, porto, “llevar”. A,E y Vg: Baiulo. A: Benenuntio, adnuntio, “dar una buena noticia, anunciar” = E y Vg: evangelizo, “evangelizar”. A: Clarifico = E y Vg: magnifico, glorifico, honorífico. A,E y Vg: Clarifico. A: Cognosco = E y Vg: scio, “saber”. A: Colligo, “recoger” = E y Vg: congrego, “reunir, congregar”; conve nio, “reunir(se). A,E y Vg: Colligo. A: Corripio, “corregir, reprender”” = E y Vg: increpo, “increpar, corregir”. A,E y Vg: Increpo. A: Dixit (dicit) = E y Vg: ait. A,E y Vg: Dixit (dicit); A,E y Vg: ait. A: Emundo, “limpiar” = E y Vg: mundo, limpiar”; purifico, “limpiar, purificar”. A, y Vg: emundo. A y Vg: Emundatio, “limpieza” = E: mundatio, “limpieza”. A: Expello, “expulsar, echar fuera” = E y Vg: eicio, “echar”. A,E y Vg: Eicio. A: Impleo, “llenar” = E y Vg: adimpleo, repleo, impleo. A: Perficio, “realizar, llevar a cabo” = E y Vg: impleo. A: Ire y sus compuestos, que no aparecen en E y Vg (muchos textos) A,E y Vg: Ire y sus compuestos que aparecen en las tres versiones (bastantes textos). A: Lanío, “matar (animales)” = E y Vg: occido, “matar”. A: Mandatum, mandare = E y Vg: praeceptum, praecipere.
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A: Metuo, “temer” = E y Vg: timeo, terreo, “temer, aterrar”. A: Profeto = E y Vg: prophetizo. A: Recumbo, “tumbarse, acostarse” = E y Vg: discumbo, “acostarse, tumbarse”. A,E y Vg: Discumbo. A,E y Vg: Recumbo. A: Remitto, “perdonar” = E y Vg: dimitto, “perdonar”. A: Salvo (salvor), “salvar” = E y Vg: salvum fació, “salvar”. A: Super, “sobre” = E y Vg: in. A: Tingo, “bautizar” = E y Vg: baptizo, “bautizar”. A: Quoniam, “porque” = E y Vg: quod, quia, “porque”. A: recurre a construcciones con infinitivo; E y Vg: introducen oracio nes dependientes con verbo finito A: tendencia a in con acusativo = E y Vg: tendencia a in con ablativo. 3.3,- Términos de la Afra en las otras versiones Adflictator, “afligidor, que aflige” (2Tes 1,6) y Tert. Adimpletio, “cumplimiento” (Gal 4,4) y Tert.,Lact.,Ag. Adinventor, “inventor” (del mal) (Rom 1,30) y Cipr. Apostatare, “apostatar” (2Pe 2,21) y Cipr., Ag. Apparientia, “apariencia” (2Te 2,8) y Tert., Ag. Baptizator por (baptista), “bautizador, bautista” (Me 3,28) y Tert.,Ag. A veces la A escribe baptiziator; y tiene tam bién baptiziatio, baptiziare. Capillatura, “peinado” (IPe 3,3) y Tert., Cipr., Celio Aureliano. Castificare, “purificarse” (lJn 3,3) y Tert., Ag. Comestura, “polilla” (Mt 6,19s) y Cipr., Ag. Commagnificare, “exaltar con otro, glorificar” (Rom 8,17) y Cipr. Commercator, “asociado en el comercio” (Jn 2,16). Confabulatio, “conducta” (ICor 15,33) y Tert., Cipr., Ag. Conformalis, “semejante, de la misma forma” (Fil 3,21) y Tert. Conditus, “creado” (Ef 2,10). Congaudere, “alegrarse con” (Fil 2,17) y Tert., Ag. Conlaetari, “alegrarse con” (ICor 12,26) y Tert., Cipr., Ag. Constitutus, “creado” (Ef 4,24). Convivificare, “vivificar juntamente” (Col 2,13; cf. Ef 2,5: E y Vg)) y Ag. Correcumbere, “sentarse en la mesa con otros” (Mt 14,9; cf. Lc 14,15 Afra e) y Tert., Ag. Corripere, “corregir, vituperar” (Mt 8,26; Lc 8,24) y Tert., Cipr., Ag. Cultura, “servicio en el culto” (Rom 9,4) y Tert., Apul. Daemonizari, “estar poseído por el demonio” (Mt 15,22). Delinquentia, “delincuencia, pecado” (2Te 2,3) y Tert.
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Destringere, “destruir” (Jn 2,19). Domus, como acusativo de plural. Ducator, “feje, príncipe” (Mt 2,6). Duricordes, “duros de corazón” (IPe 5,2). Exceptio personarum, y acceptio personarum “acepción de personas” (Ef 6,9) y Tert., y Gipr. Expalmare, “golpear con la mano” (Mt 5,39) y Ag., Ps.-Ag, Exporrigere, “despertarse, levantarse” (Mt 8,26). Exterminare, “exterminar, destruir” (Mt 6,19s) y Cipr., Lact., Ag. Famulatus, “devoción, servicio a Dios” (Rom 9,4) y Tert., Ag. Fornicaria, “fornicadora” (ICor 6,15) y Tert., Cipr., Ps.-Ag, Fulgencio. Inanire, “vaciar” (en sentido fig.) (Fil 2,7) y Tert., Cipr., Ps.-Ag., Optato. Inaquosus, “seco, sin agua” (Lc 11,24; Mt 12,43) y Tert., Cipr., Ps.Cipr., Ag. Incorruptela e incorruptio, “incorrupción” (ICor 15,42) y Tert., Ag. Incriminatio, “ausencia de acusación” (Fil 3,14) y Tert. Incrispatio, “rizado, peinado” (IPe 3,3) y Ag. Indeliciari, “estar, vivir en delicias” (lTm 5,11) (Cipriano). Innullare, “ser despreciado, considerado como nada” (Me 3,12). Inoperari, “obrar, efectuar” (Ef 1,20). lucundare, “alegrar, encantar” (Lc 15,32). Mammare, “dar de mamar, amamantar” (Lc 21,23) y Ag. Mendaciloquus, “mentiroso” (lTm 4,2) y Tert., Ag., Ps.-Ag. Molendinum, “molino” (Mt 24,41) y Ps.-Cipr., Ag. Mortificare, “dar la muerte” (Lc 21,16) y Tert., Ag. y en el latín cristia no en general. Municipatus, “derecho de ciudadanía” (Fil 3,20) y Tert. Nationes, “paganos” (ITes 4,13) y Tert. Oída (gr.), “he visto” (Mt 12,25). Potare, “dar de beber” (ICor 3,2). Praedicare, “predicar” (Fil 1,17) y Tert. y en el latín cristiano. Praeputiatio, “estado de los incircuncisos” (Ef 2,11) y Tert. Praesperare, “esperar de antemano” (Ef 1,12) y Tert. Praesumptio, “presunción, prejuicio” (Mt 12,25) y Tert. Pressura, “angustia, tribulación, desgracia” (Rom 5,3) y Tert., Lact. Promptuarium, “habitación” (Mt 24,26) y Apul. Promticordes, “prontos de corazón, espontáneos” (IPe 5,2). Prospicere, “mirar desde arriba, vigilar” (Lc 1,68). Recapitulare, “reconsiderar completamente” (Ef 1,10) y Tert. Salutificator, “salvador” (Fil 3,20) y Tert. Schisma, “disensión” (Jn 7,43) Y Tert., Prudencio. Similare, “comparar” (Me 4,30).
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Subintrare, subintroire, “entrar subrepticiamente” (Jud 4) y Tert. Subpedaneum, “escabel, tarima” (Mt 5,35). Subsannare, “burlarse” (Mc 15,32) y Tert. Supercadere, “caer sobre” (Act 11,15). Supercaelestis, “elevado por encima de los cielos” (Ef 3,10). Supervincere, “vencer, triunfar” (Rom 8,37). Symphoniacus, “flautistas, tocadores de orquesta” (Mt 9,23). Tenebrare, “oscurecer” (Apc 8,12; 9,2) y Tert., Lact. Tenebrescere, “entenebrecer, oscurecer” (Apc 8,12; 9,2) y Tert., Ag. Tenebricare, “oscurecer, entenebrecer” (Apc 8,12; 9,2) y Tert. Tenebrositas, “tinieblas, oscuridad” (Apc 8,12; 9,2) y Celio Aurelia no. Transvorare, “beber” (IPe 5,8); con el significado de “devorar” se encuentra en Am., Apul., Celio Aureliano. Voluptas con el valor de voluntas, “voluntad” (Ef 2,3). 3.4.- Algunas diferencias léxicas entre la Afra y la Europea Un estudio aún válido sobre el léxico de estas versiones es el de H. von Soden ‘, del que tomamos los datos siguientes, donde una versión tiene un tér mino la obra tiene otro: Afra agape ambo excusare firmitas tinguere exsecratio epulum, prandium donum natio excludere prodire exire causa+ gen. in conspectu eremus, solitudo aemulatio cata
Europea caritas, dilectio uterque respondere diligentia, veritas, securitas baptizare abominatio convivium munus gens eicere procedere egredi propter+ acus. ante, coram desertum zelum secundum
1 H. von Soden, D a s lateinische N eues T estam ent in A frika zu r Z e it C yprians, L eip zig 1909, pp. 325 ss.
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ploratio felix inbecillitas sacramentum proximus tibi liberare velocius supervincere manducare cubile parturitio
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fletus beatus infirmitas mysterium proximus tuus salvare citius superare edere fovea dolor
No es fácil saber las razones por las que las versiones usan este vocabulario y no otro, y uno distinto del otro; las dos usan grecismos; la Afra, por ejemplo, agape, eremus, cata; la Europea, baptizare, zelum, mysterium', las dos recurren a tendencias arcaizantes, la Afra con exsecratio, liberare, cubile, o tendencias renovadoras, como felix, manducare·, la Europea, con las tendencias arcaizan tes, en las palabras beatus, edere, y las tendencias innovadoras con abominatio, salvare, fovea. La realidad es que en la actualidad es muy difícil hacer un estudio completo y sistemático de las particularidades lingüísticas de la VL, porque falta aún mucho material por editar. Y aún disponiendo de todo el material, sería igual mente muy difícil hacer un estudio general, pues cada libro plantea problemas especiales, ya que cada uno tiene su propia historia textual 3.5.- Vocabulario griego del Eclesiástico Este libro, como es sabido, pertenece a la VL no revisada por Jerónimo. Fue escrito en hebreo, y traducido al griego hacia el año 132 a. Cr. por el nieto del autor, Ben Sirá, que lo redactó en hebreo hacia el 190 a. Cr. La versión lati na data probablemente de la primera mitad del s. III d. Cr. En todo caso, es anterior al 250, época de Cipriano. Es una curiosidad anotar aquí los elementos léxicos griegos incorporados al latín por el traductor latino de este libro. Toma mos los datos de Thielmann 2, siguiendo sus propias divisiones y clasificacio nes. Son en total 100 palabras tomadas del griego, de las que sólo daremos la traducción en casos muy concretos. 3.5.1,- Nombres propios: Assyrii, Aegyptus, Christus (46,22) y algunos más. 1 Cf. C. M orano, G losas m arginales de "Vetus L a tin a " en las B ib lia s V ulgatas espa ñolas. 1-2 Sam uel, C .S.I.C ., M adrid 1989, pp. L X X X III-61, en p. LX1V. 2 Ph. T hielm ann, "D ie lateinische Ü bersetzung des B uches S irach", en A rc h iv f ü r lateinische L exikographie 8 (1893). 501-561, en las pp. 518-520.
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3.5.2.-. Sustantivos·. 1) Palabras de la lengua eclesiástica'. angelus (48,24); cataclysmus, “diluvio” (39,28); diabolus (21,30); ecclesias ticus (en la traducción); hypocrita (1,37); paradisus (24,21); presbyter (4,7); propheta (36,17); abyssus (1,2); ecclesia (3,1; 15,5); eleemosyna (3,5); prop hetia (24,46); synagoga (1,39); idolum (30,19); mysterium (22,27); psalte rium (40,21); scandalum (7,6). 2) Palabras de historia natural·. draco (25,23); leo (8 veces); onager, “onagro, asno” (13,23); pardus, “leo pardo” (28,27); scorpius (39,36); scorpio (26,10); perdix (11,32); aspalathum I aspaltum / asphaltum, “aspálato” (especie de retama) (24,20); botrus, “zumo de uva.” (39,31); cedrus (24,17); cinnamomum (24,20); cypressus (24,17); hyacinthus (40,4); platanus (24,19); terebinthus (24,22); petra (26,24); auricalchum, “cobre, latón” (47,20); smaragdus (32,8); balsamum (24,20); galbanus (24,21); myrrha (24,20); storax, “arbusto oloroso” (24,21); coccum, “color escarlata” (45,13); purpura (45,12); crystallus, “hielo” (43,22); notus , “viento del sur”(43,17). 3) Palabras varias: a) Nombres de personas: architectus (38,28); gigas (16,8); spado, “eunuco” (20,2); tyrannus (11,5); psaltrix, “cantadora” (9,4). b) Nombres de cosas: brachium (5 veces); rhomphaea, “espada de dos filos” (21,4); pharetra, “aljaba” (26,15); cithara (39,20); melodía (40,21); basis, “cordón” (6,30); dioryx, “canal de agua” (24,41); cathe dra (7,4); thronus (1,8); caminus, “horno” (2,5); statera, “balanza” (21,28); sceptrum, “cetro” (35,23); stola (6,30); diadema (11,5), mitra (45,14); zona, “ceñidor, cinturón” (45,9); eremus, “yermo, desierto” (6.3); gyrus, “redondez” (24,8); platea, “plaza” (9,7); thesaurus (1,21); xenia, “regalo” (20,31); aenigma (47,17); parabola (20,22); prologus (en el prólogo del libro). c) Afectos, actividades: cataplectatio, “reprensión” (21,5); acedía, “disgus to, indiferencia” (29,6); aplestia, “hartazgo, cansancio” (37.33); aporia, “indecisión, dificultad” (27,5); cholera (31,23); phantasia (34,6); zelus (30.3). 3.5.3.- Adjetivos y adverbios: 3.5.3.1.- Adjetivos: acharis, “sin gracia” (20,21); eucharis, “gracioso, lleno de gracia” (6,5); musicus (44,5); poderes, “vestido sacerdotal hasta los talones” (adj. sust.) (27,9); zelotypus, “celoso” (26,8,9).
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3.5.3.2,- Adverbios: achariter, “villanamente, tontamente” (18,18); sophistice, “sofísticamente” (37, 23). 3.5.4,- Verbos'. psallo, “cantar salmos” (50,20); aromatizo (24,20); baptizo, “lavar” (34,30); thesaurizo (3,5); agonizor, “combatir, luchar por el premio” (4,33); scandali zor (1,37); acedior, “soportar con pena, estar triste” (6,26); aporior (18,6); apostato (10,14); gyro, “girar, dar vueltas” (29,25); implano, “engañar, sor prender en un error” (15,12); plasmo, “formar, plasmar” (33,13); propheto (48,14); zelo (9,1); zelor (51,24). 4,- Importancia de la VL La importancia de la VL en todos los aspectos y en todos los campos de la lengua y de la literatura latina cristiana antigua fue inconmensurable y quedará de manifiesto por las breves consideraciones que haremos a continuación. En primer lugar, la VL sobrevivió más de lo que a primera vista pudiera parecer y más de lo que muchos piensan. Bastantes siglos después de haberse impuesto por todas partes la Biblia de Jerónimo, llamada Vulgata a partir de los siglos VII-VIII ', seguían transmitiéndose textos y manuscritos de esta vieja versión. De época tan tardía como los siglos XII y XIII se conservan tres manuscritos que contienen uno o varios libros de la VL. Son el Codex Colbertinus (c), escrito en Languedoc, del s. XII-XIII (atribuido primero a la recensión africana y ahora a la europea); el Codex Perpignianensis (p), escrito en el sur de Francia, y el Codex Gigas (g), escrito en Bohemia. Entre los manuscritos europeos los más importantes son: el Codex Verce llensis (a), del s.IV (que contiene los cuatro evangelios en el orden habitual en Occidente: Mt,Jn,Lc,Mc); el Codex Veronensis (b), del s.V (que contiene los cuatro evangelios en el mismo orden de (a)); el Codex Corbeiensis (ïfl), del s. 1 El significado de "V ulgata" es "divulgada", es decir, versión "conocida" en todas partes, y, p o r tanto, "divulgada". E ste es el significado 2Q del adjetivo latino "vulgatus". E l significado I s es "habitual", "ordinario". E sta aclaración viene a cuento de una expli cación realm ente curiosa, pero totalm ente equivocada, que acabam os de v e r en la obra siguiente: J. B. G abel-C h. B. W heeler, The B ib le as L iterature. A n introduction, O xford 1986, en cuya p. 227 se lee esto: "T he translation associated w ith his nam e (referred to in later centuries as the "V ulgate" because it w as in the language o f the "vulgus", the com m on people o f R om e) c o n ta in s..." . A los autores de esta afirm ación habría que recordar les que cuando a la version de Jerónim o se la llam ó "V ulgata" - e n tr e los siglos VII y V II I - la lengua del "vulgo" no e ra precisam ente el "latín" - n i el de la B iblia de Jerónim o ni o tro -, sino el francés antiguo, el español antiguo, el catalán antiguo, el provenzal anti guo, el italiano antiguo, es decir, las lenguas rom ances que em pezaban a form arse. Pol lo dem ás, la lengua latina de la traducción de Jerónim o, de finales del siglo IV y com ien zos del V, no era precisam ente la lengua del "com m on people o f R om e". Sería, en todo caso, la lengua de "todo el pueblo de R om a" - a l m enos, del pueblo cristian o -.
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V; el Codex Vindobonensis (i), del s. V (que contiene sólo fragmentos de Me y Lc) Durante toda la Edad Media la VL y la Vg caminaron juntas, y la tradición manuscrita de una y otra está tan entremezclada a través de contaminaciones de tal envergadura que se convierte en una tarea verdaderamente difícil para la investigación actual conseguir el texto de Jerónimo sin contaminaciones de la VL. La difusión de la VL fue fulgurante. Su éxito extraordinario lo testifica Agustín cuando dice: “Se pueden citar los que han traducido las Escrituras de la lengua hebrea al griego, pero de ningún modo los traductores latinos. En efecto, en los primeros tiempos de la fe, cuando caía en manos de alguno un códice griego y creía que tenía algún conocimiento de ambas lengus, se atrevía a tradu cir” (De doctr. chr., II, 11,16). Esta enorme difusión se debió en primer lugar al uso litúrgico de la Biblia, que se convirtió desde el principio en texto oficial de las lecturas de la misa y de libro de oración para cualquier reunión de los cristianos. Pero es que, ade más, a través de la historia de la difusión de la Biblia latina -V L y V g- se puede descubrir y trazar la historia de la Iglesia: “Bajo las huellas de la historia del texto se oculta siempre la historia de la Iglesia, aunque no siempre se pueda tocar con la mano en puntos concretos: las antiguas regiones cristianas de Afri ca, Italia, Galia y España; el reino de los francos y la entrada de los visigodos en la Iglesia católica; la obra misionera en Irlanda y desde allí en dos direccio nes hacia Inglaterra y finalmente hacia Alemania y los países nórdicos; escuelas y escritorios junto a las iglesias episcopales y monasterios; y la supervivencia siempre renovada del mundo antiguo y de su cultura, sobre todo de Italia y de Roma, aunque no solamente de ellas” 2 Algunos datos estadísticos confirmarán el papel excepcional que desempe ño la VL en la producción patrística. Paul de Lagarde (+1897) reunió unas 30.000 citas del Nuevo Testamento, sacadas de los escritos de San Agustín, y que se conservan actualmente en la biblioteca de Gottingen. Hace poco decíamos que en las obras de San Agustín, escritas después de su nombramiento como obispo de Hipona (a. 396), se encuentran más de 50.000 citas bíblicas, casi todas ellas de la VL, pues el Santo Doctor prestó poca 1P ara el tem a de los m ss. de la VL rem itim os a B. M . M etzger, The E arly V ersions o f the N ew Testam ent, O xford U niv. Press, O xford 1977; pp. 293-319 (breve descripción de los principales m ss. de la V L), y a B. Fischer, "Das N eue T e sta m e n t..." (o.c.), pp. 188-217. 2 B. Fischer, o.c., p. 221.
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atención a la versión de su amigo Jerónimo. La lengua y el pensamiento de Agustín están totalmente impregnados de Biblia, de manera que su lenguaje y su estilo son en este sentido algo único en su tiempo. Cuando hace poco prepa ramos la traducción de las Confesiones para la Editorial Akal (Clásicos Latinos, I, Madrid 1986), descubrimos con enorme sorpresa que el núcleo central de las Confesiones es una imitación voluntaria del estilo, de las ideas y de la lengua de la VL, sobre todo de los Salmos, evitando, naturalmente, las incorrecciones de la lengua de esa versión, pero conservando el estilo y la unción. Es decir, Agus tín, al escribir su autobiografía, imita la lengua y el estilo de aquella versión bíblica que a los 19 años tiró de sus manos, porque su lengua no se parecía a la de Cicerón. Hemos tenido la curiosidad de contar las citas y reminiscencias bíblicas y las citas de autores paganos que hay en las Confesiones y los datos no pueden ser más reveladores. Las citas y alusiones a autores paganos son 42. Las citas y reminiscencias bíblicas son, por lo menos, 1781, de las cuales sólo 136 son citas literales. (Las cifras que damos son aproximadas). Las diferencias evi dentemente son abismales. El docto profesor de Retórica, a los 12 años de su conversión, al hacer balance de su vida, no encuentra mejor estilo para ser imitado que el de los Salmos penitenciales y el de los Salmos de alabanza de la vieja Biblia latina para expresar casi con sus mismas palabras los senti mientos de su corazón y sus pensamientos más profundos. El propio título de Confesiones, “confesión de los pecados”, “alabanza de Dios”, nos pone ya en la pista sobre el origen bíblico y la inspiración bíblica de esta obra cumbre de la literatura latina. Las Confesiones no son tanto una “confesión de los peca dos” cuanto una “alabanza a Dios” y una “acción de gracias a Dios” porque se los perdonó. Esta es, a mi juicio, la clave de la interpretación de las “Confe siones” de San Agustín. Más datos confirman la importancia de la VL. El escritor alemán Joseph Denk (1849-1927) reunió durante su vida, para ser utilizadas en el Thesaurus, más de 700.000 citas de la VL, sacadas de autores cristianos desde el siglo I al siglo IX. Estas fichas desde el 1920 se hallan en la abadía alemana de Beuron, situada en las fuentes del Danubio, con destino a la edición crítica de la VL, que lleva a cabo, con constancia y competencia germánicas, el VL Institut. Desde el 1983 se ha creado un centro de investigaciones sobre la Biblia latina en el seno de la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Lovaina, que prepara, en colaboración con el VL. Institut, la edición de los libros de Judit y de Isaías. De algunos de los volúmenes editados sabemos lo siguiente: Los volúme nes que recogen las epístolas a Efesios, Filipenses y Colosenses tienen más de
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30.000 citas de obras patrísticas. El volumen dedicado a las siete Epístolas Católicas tiene más de 17.000 citas patrísticas. No hace falta seguir. El influjo de la VL fue enorme en toda la literatura latina cristiana, desde la Passio Perpetuae -véase lo que dicen al respecto los más recientes comentaristas de esta obra, J. Fontaine (1968) y Renzo Petraglio (1976)- hasta los últimos escritos del período del latín tardío. Y no hay que pasar por alto la importancia de la VL para la reconstrucción del texto de la propia Septuaginta, dada la literalidad de la versión y su antigüe dad. Para muchos libros, la VL se basa en un texto luciánico, muy antiguo. Para el libro de Job, esta versión atestigua la forma breve original. Para el Eclesiásti co, conserva la disposición original del texto en contra de toda la tradición directa o indirecta. Para Ester, ella sugiere un texto griego perdido. Para algu nos libros, presenta adiciones que pueden remontarse a un estadio del texto griego hoy desaparecido '. Para el A.T., en general, como la VL es la única versión hecha del griego antes de la Hexaplas, ocupa una posición única y debe considerarse como la principal autoridad para restaurar la versión prehexaplar de los LXX. La VL presenta frecuentes coincidencias con los manuscritos hebreos o griegos de Qumrán, hecho que prueba la antigüedad del texto griego que tradu ce. Para terminar, vamos a citar las opiniones de dos autores, E. Lôfstedt y R. Petraglio, poco sospechosos de partidismo, pues ninguno de ellos es especialista en estudios bíblicos. E. Lófstedt dice: “Que la lengua de la Itala haya influido mucho sobre el latín cristiano bajo otros aspectos lo ha hecho observar con toda razón Chr. Mohrmann” 2. 1 P ara este tem a rem itim os a E. U lrich, "C haracteristics and L im itations o f the O ld L atin T ranslation o f the Septuagint", en N. Fernández M arcos (ed.), La Septuaginta en Ια investigación contemporánea (V C ongreso de la IO SC S), C .S.I.C ., M adrid 1985, pp. 6780, en donde dice que las características de la V L varían de un libro a otro; que hay que usarla con prudencia para reconstruir el texto de los L X X ; que tiene una com pleja historia en su transm isión; que tiende hacia el latín lierario, pero está sujeta a m últiples form as del latín vulgar que variaban según el tiem po y el lugar. A naliza brevem ente los sistem as ver bales y nom inales del griego y del latín para deducir las posibilidades y lim itaciones de la lengua de la V L para reproducir el m odelo griego. L a conclusión del autor, que suscribi m os plenam ente, es que quedan aún m uchos tem as pendientes en el estudio de la VL. Y tam bién, sobre el m ism o tem a, J. R. B usto Saiz, "A lgunas aportaciones de la V etus L atina para una nueva edición crítica del libro de T obit", en Sefarad 40 (1980) 41-56, y m uy especialm ente B. Fischer, "D as N eue T esta m en t..." (o.c.), pp. 259-273. 3 E. L ôfstedt, Late Latin (o.c.), p. 92.
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Y Renzo Petraglio dice así como resumen de su estudio sobre la Passio Perpetuae4. “He llegado a la convicción de que el latín bíblico ejerce una influencia decisiva en los escritores cristianos. Efectivamente, una gran parte de neologismos y de nuevas construcciones sintácticas, y también un nuevo tipo de retórica en contraposición a la clásica y a la que dominaba en las escuelas en la época imperial tiene como origen o al menos como modelo ideal el latín de las primeras traducciones de la Biblia”
1R. Petraglio, Lingua latina (o.c.)_, p. 15.
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I.3.3.2.- LA VULGATA Pasemos ya al estudio de la Vg, de esa obra latina, la más leída y comentada durante siglos, la obra que más ha influido en la cultura occidental durante más de catorce siglos, hasta por lo menos el siglo XVIII. 1.- Elementos constitutivos de la Vg La Vg en su sentido actual es una traducción latina de toda la Biblia usada comúnmente en la iglesia latina desde el siglo VII. No es una obra de un solo autor. Es una colección de traducciones de origen y valor muy distintos. Por lo que respecta al Antiguo Testamento, la Vg comprende los libros tra ducidos por Jerónimo directamente del hebreo, que son todos los protocanónicos del Antiguo Testamento, a excepción del Salterio, que conserva el texto de una antigua versión latina revisado por Jerónimo a base de un texto griego de las Hexaplas de Orígenes, y, exceptuados también los libros de la Sabiduría, Eclesiástico, Baruc y I y II de Macabeos, que conservan el texto, más o menos corrompido, de las antiguas versiones latinas, no revisadas por Jerónimo. Por lo que respecta al Nuevo Testamento, el fondo de todos los libros es el de una antigua versión latina, “revisada” a base del texto griego. Jerónimo revi só ciertamente los evangelios. El resto del Nuevo Testamento lo revisó proba blemente Rufino el sirio en torno al año 400 '. 1 Cf. B. Fischer, "Das Neue T estam ent..." (o.c.), p. 189: H ablando de las Epístolas de San Pablo dice: "Un texto m ixto de D e I bildete die lateinische G nm dlage, die ein Autor, vieileicht Rufim is der Syrer, in Rom um 400 nach dem Griechischen durchkorrigierte; cf. p. 220 en donde vuelve a repetir el mismo dato; cf. B. M . M etzger o.c., p. 359, dice que el texto de ia Vulgata de las Epístolas de San Pablo apareció en los últimos años del s. IV, como muy tarde. Su autor es desco nocido -co m o decimos antes, se atribuye a Rufino el sirio, amigo de Jerónim o-, pero hay que iden tificarlo con el hombre que revisó las Epístolas Católicas y probablemente el resto del N.T., menos los evangelios. Una posible razón para explicar por qué Jerónim o no continuó con la revisión del resto del N.T., después de haber hecho la de los evangelios, puede hallarse en que em prendió el tra bajo de traducción del A.T., y le ocupó todo el tiem po (cf. ibid.). Cf. J., G ribom ont, "Les plus anciennes traductions latines", en F. Fontaine, Ch. Pietri (éd.), Le monde latin antique et la Bible (Bible de tous les temps, 2), Beauchesne, Paris 1985, pp. 43-65, en p. 61; On attribute aujourd'hui cette révision (el resto del N.T.) à un moine du groupe hiéronymien, Rufin le Syrien: il l'aurait ter minée à Rom e auprès de Pelage, dont il était devenu l'ami et le conseiller exégétique.
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Jerónimo recibió del papa Dámaso el año 382 el encargo o sugerencia de “revisar” la vieja Biblia latina. Comenzó su tarea por los evangelios el 383. Luego “revisó” el Salterio sobre el texto hexaplar de Orígenes el 386. Luego “tradujo” los protocanónicos del Antiguo Testamento entre el 390 y el 405. Hacia el final del período probablemente tradujo Tobías y Judit, en un día, el pri mero, y en una noche, el segundo, si hemos de creer en sus propias palabras '. 2,- Características de la Vg y su difusión Con respecto a las características de la versión de Jerónimo hay que señalar dos cosas: Primera: su fidelidad al texto original. Pero fidelidad no significa literalidad, sobre todo literalidad excesiva, como la de las antiguas versiones de la Biblia. Segunda: su relativa libertad, pero no tan excesiva como sostenía la tradición latina, defendida principalmente por Cicerón2. Para decirlo con palabras muy expresivas de Meershoek ’: “Jerónimo inten ta continuamente navegar entre Caribdis y Escila, entre Cicerón y la consuetudo scripturarum, entre los lingüistas y el pueblo, y trata de conciliarios, inclinán dose unas veces a un lado y otras a otro”. De hecho Jerónimo dice lo siguiente, después de haber afirmado que “en las Escrituras hasta el orden de palabras es un misterio”: Ex quibus universis perspicuum est apostolos et evangelistas in interpretatione veterum scriptura rum sensum quaesisse, non verba, nec magnopere de ordinatione sermonibusque curasse cum intellectui res pateret4 (“de todo lo cual resulta evidente que los apóstoles y evangelistas en la traducción de las Escrituras del A.T. buscaron el sentido y no las palabras y no se preocuparon mucho del orden y de las pala bras (= del orden de las palabras), cuando las cosas estaban claras y se entendí an”). Y, además, critica el método servil de traducción de Aquila: Et tamen iure Septuaginta editio obtinuit in ecclesiis, vel quia prima est et ante Christi fertur adventum vel quia ab apostolis, in quibus tamen ab Hebraico non discrepat, usurpata. Aquila autem, proselytus et contentiosus interpres, qui non solum verba sed etymologias verborum transferre conatus est, iure proicitur a nobis 5 (“y, sin embargo, la version de los Setenta se impuso con todo derecho en las iglesias, o porque es la primera y se dice que es anterior a la venida de Cristo o 1 Cf. B. M. M etzger, The E a rly V ersions o f the N ew Testam ent, O xford Univ. Press, O xford 1977, pp. 333-334. 2 V éase lo que dijim os antes a propósito de las características de la V etus Latina. 1 G. Q. A. M eershoek, Le latin biblique (o. c.), p. 63. 4 Jerón. E pist. 57,9,8. Es la m ism a C arta a Pam m aquio, citada antes; cf. T écnica de traducción de la V etus Latina. 5 Jerón. E pist. 57,11,2. Es la m ism a epist. a Pam m aquio.
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porque la usaron los apóstoles, en cuyos textos, sin embargo, no difiere del texto hebreo. Pero a Aquila, prosélito y traductor conflictivo, que intentó tradu cir no sólo las palabras sino hasta las etimologías de las palabras, lo rechazamos nosotros con toda razón”). Jerónimo, de todas formas, no fue totalmente consecuente con estos princi pios teóricos, tan bien expuestos, sobre el modo de traducir la Escritura. Así, por ejemplo, afirma que su traducción del libro de Ester es “totalmente fiel” (fideli testimonio) al texto hebreo ', cuando en realidad es una traducción bas tante más libre que la de la VL. De un modo general, se puede decir que en las partes narrativas del A.T. su traducción es bastante libre; en cambio, en los textos que reproducen palabras de Dios o los mandamientos o simplemente textos que le han parecido impor tantes su traducción es mucho más literal. Y en este caso, su versión y su actidud frente a las características que debe tener una versión bíblica se parece mucho más a la que tenían los autores de la VL. Un par de ejemplos de literalidad nos mostrarán las incongruencias de Jerónimo, y la dificultad de acertar en la elección del justo medio. La frase de Job 7,19: nec dimittis me, ut glutiam salivan meam, “¿ni me dejas para que tra gue mi saliva?”, es bastante incomprensible si no se sabe que eso quiere decir en hebreo: “no me dejas tranquilo un solo momento”. Para entender la maldi ción de Dios a la serpiente: terram comedes cunctis diebus vitae tuae (Gn 3,14), “comerás tierra todos los días de tu vida”, hay que saber que la frase “comer tie rra” signfica, en sentido metafico “ser despreciado”. La traducción de Ez 37,2 circumduxit me per ea in gyro, “me llevó alrededor de ella (= la vega) en derre dor”, correponde a la geminación del hebreo sabib sabib, que se podría traducir “por todo alrededor”. Pero Jerónimo evita muchos vulgarismos de la VL y otras transliteraciones o calcos hebreos y griegos. Así, por ejemplo, evita: adinventor, alligamentum, chabratha (2Re 5,19), dabir, erusibe, focacium, iucundor, capriola, mechonoth (IRe 7,27,38), obligamentum, odoramen, phelmunim (2Re 6,8), pusillitas, raphem (IRe 19,4), regnifico, syromata2. 1 Cf. Prólogo a la traducción del libro de E ster: (dice a P aula y E ustoquio) vo s... ten entes H ester H ebraicum librum , p e r singula verba nostram translationem aspicite, ut po ssitis agnoscere m e nihil etiam augm entase addendo, se d fid e li testim onio sim pliciter, sic u t in H e b ra eo habetur, h istoriam H eb ra ica m L a tin a e linguae tradidisse ("vosotras, teniendo en vuestras m anos el libro hebreo de E ster, m irad cad a palabra de mi traduc ción, para que podáis com probar que yo no he añadido ni aum entado nada, sino que con total fidelidad de una m anera sencilla he traducido a la lengua latina una historia hebrea tal com o se encuentra en hebreo". 2 A. M oreno H ernández, "A finidades léxicas entre V etus L atin a y V ulgata en los libros de R eyes", en P h ilologia sacra, F reiburg 1993, pp. 74-89, en p. 80.
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Otros términos vulgares, usados por la VL, hacia los que Jerónimo se muestra reticente son: adnihilcire, adnullare, nullificare, amaricare, extermi nare, etc También E. Auerbach expone muy bien el problema de las características lingüísticas de la Vg. Dice así: “Jerónimo estaba muy penetrado por este estilo bíblico y en general por la actitud espiritual cristiana primitiva para que quisiera o pudiera destruir la peculiar atmósfera del latín bíblico. Aunque su actividad de traductor fuera muy importante, Jerónimo permanece dentro del ámbito del estilo general creado ya antes de él” 2. La traducción de Jerónimo no se impuso sin dificultades. Para ser más exactos, se impuso con grandes dificultades. Cuando su texto se alejaba, aunque sólo fuera en una palabra, de la antigua versión latina, provocaba rechazo por parte de los fieles. San Agustín cuenta en una de sus cartas a Jerónimo (Ep. 71,5) el conflicto que se originó en la iglesia de Oea, en el norte de Africa, por la lectura de un pasaje del profeta Jonás, en donde la versión de Jerónimo decía que Jonás se había sentado a la sombra de una “hiedra” (hedera), mientras que la antigua versión decía que lo había hecho bajo una “calabaza” (cucurbita). Fue tal el tumulto que se organizó, que el obispo del lugar se vio obligado a corregir el texto, volviendo a la forma antigua, si quería que los fieles no se le marcharan de la iglesia. Agustín, entrando más a fondo en el tema, dice a su amigo Jerónimo: “Mira, yo preferiría que tradujeras solamente las Escrituras canónicas grie gas, que corren bajo el nombre de los Setenta. Si tu traducción del hebreo comienza a leerse con frecuencia en muchas iglesias, va a ser doloroso que las iglesias latinas no vayan de acuerdo con las iglesias griegas”. Y para ter minar, Agustín le insiste: “Por todo lo dicho, nos harías un gran favor si tra dujeras al latín la Escritura griega que tradujeron los Setenta, porque la ver sión latina es tan distinta en los distintos códices que resulta intolerable” (Ep. 71,6). Es curioso que dos hombres de la talla intelectual de Jerónimo y Agustín no estuvieran de acuerdo sobre el texto latino que debía leerse en las iglesias. Agustín partía de la versión griega de los Setenta y sobre ella debían hacerse las traducciones latinas, para conservar la unidad de la tradición y de la liturgia de la iglesia latina. Jerónimo partía del texto hebreo, y sobre él debía hacerse la traducción latina, para conservar la hebraica veritas, la exactitud en la transmi1Cf. G. Q. A. M eershoek, o.c., pp. 45-63. : E. A uerbach, o.c., p. 49.
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sión de la palabra de Dios. La historia y la ciencia exegéticas dieron la razón a Jerónimo. Baste, pues, el testimonio de Agustín, del año 403 -cuando Jerónimo estaba trabajando en su famosa versión- para confirmar las dificultades que tuvo que sortear la versión de Jerónimo para imponerse. Las razones, por lo demás, son evidentes. Es siempre difícil eliminar de un plumazo un texto usado durante siglos en la liturgia. Y esto es lo que sucedía con el texto de la VL, sobre todo con el texto del Nuevo Testamento y los Salmos, que eran las partes más leídas y usadas en la liturgia. E. Auerbach expresa muy bien el problema planteado por la versión de Jerónimo: “Cuando Jerónimo se distanciada sensiblemente de la versión corriente, entonces sus interpretaciones conseguían con dificultad afirmarse en las comunidades. Pero, sobre todo, el estilo bíblico latino había sido creado hacía mucho tiempo, cuando él se puso a trabajar” '. Y por eso encontró tantas dificultades para imponer su versión”. Pero la defendió con uñas y dientes, y con la dureza habitual de su vivo carácter, llamando a su adversarios “burros de dos patas” y “perros ladradores”, personas que “piensan que la ignorancia equivale a santidad”. La lucha de Jeró nimo acabó en victoria, siendo un caso claro de supervivencia del mejor. Pero tuvieron que pasar al menos tres siglos para que su versión se impusiera defini tivamente, arrinconando del todo a las antiguas versiones latinas de la Biblia. Fue un papa, escritor destacado del siglo IV -e l español Dámaso-, quien dio el encargo o sugerencia a Jerónimo de emprender esa obra hercúlea, y fue otro papa, escritor destacado de finales del siglo VI y principios del VII -G re gorio Magno-, quien hizo de la Biblia de Jerónimo el vademécum de Occi dente, es decir, quien convirtió esa Biblia en la Biblia Vulgata. Nuestro com patriota Isidoro de Sevilla dice en su obra De ecclesiasticis officiis (1,12,8): Cuius (Hier.) editione generaliter omnes ecclesiae usquequaque utuntur (“cuya traducción usan generalmente por todas partes todas las iglesias”) (PL 83,748). 3,- Relación de la Vg con las demás versiones bíblicas latinas y griegas 3.1.- Vg y VL Además de lo que hemos dicho antes sobre las coincidencias y discrepan cias entre la Kg y la VL conviene añadir otras breves consideraciones sobre las relaciones de la versión de Jerónimo con las demás versiones anteriores a él, 1Ibidem .
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que son la VL, entre las latinas, y la Septuaginta, Aquila, Símaco y Teodoción, entre las griegas. Reuschenbach 1 resume así la relación de la Vg con la VL. Las coinciden cias verbales más fuertes entre la Vg y la Vetus latina se dan en: 1- La mayoría de los textos que reproducen las palabras de Dios o de los ángeles. 2.- En la mayoría de los textos en que se trata de la actuación de Dios o de los ángeles. 3.- En los textos que contienen oraciones u otras palabras parecidas dirigidas por los hombres a Dios. 4.- En los textos que tratan de la realización de votos o del cumplimiento de juramentos. 5.- En los textos que tratan de sacrificios, de la edificación del altar o de la oración. 6.- En los textos que contienen bendiciones de los hombres. 7.- En los textos que contienen palabras de los hombres dirigidas a otros hom bres, a las que se les atribuye mucha importancia, que fueron pronunciadas en momentos importantes o solemnes. 8.- En la mayoría de los textos en que se da una explicación de la elección de los nombres de las personas. 9.- En algunos textos que aún siguen siendo importantes para la historia de la salvación. 10.- En algunos textos que hablan de la muerte. 11.- En la mayoría de los textos que se citan o mencionan en el N.T. Jerónimo, evidentemente, al hacer su versión de la Biblia, tuvo delante de los ojos alguna edición de la VL, sin duda de características parecidas a la ver sión europea, y se dejó influenciar por ella en una medida que aún hay que pre cisar. Cuando habla con desprecio de ciertos vulgarismos y de portenta verbo1 F. R euschenbach, H ieronym us ais Ü bersetzer der G en esis, L im burg 1948, en Ia II parte de su tesis, titulada esta parte: D e r E influss ¿Uterer Ü bersetzungen und exegetischer T raditionem a u f die Vulgata, estudia los puntos que señalam os arriba. A dvertim os que esta segunda p arte de su obra no h a sido publicada, y sólo tenem os los títulos de los apartados.
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rum de las antiguas versiones de la Biblia, se refiere exclusivamente a textos latinos que caían casualmente en sus manos, y casi siempre alude a textos afri canos, mientras que acepta a manos llenas expresiones y palabras que aparecían en los textos europeos de la VL, que él conocía desde la juventud. Por lo que respecta a los libros de los Reyes, en concreto, A. Moreno Her nández1 dice textualmente: “Las antiguas versiones latinas no ejercen ninguna influencia directa sobre la traducción de Jerónimo desde el punto de vista de la selección del vocabulario”. Los argumentos que aduce son: Las afinidades entre VL y Vg se circunscriben al vocabulario básico latino procedente de la época clásica. Jeronimo se aleja significativamente del vocabulario distintivo y carac terístico de VL en los libros de los Reyes. 3.2,- Vg y Septuaginta Reuschenbach 2 resume así las relaciones entre la Vg y la versión griega de los Setenta: 1,- La Vg depende con seguridad o con probabilidad de los Setenta (VL) en algunos pasajes que tienen en el texto original un hapax. 2,- La Vg depende de los Setenta (VL) o muestra una llamativa coincidencia con esta versión en los pasajes en que aparecen palabras raras en el texto hebreo de la Biblia. 3,- Algunas palabras o textos del Génesis, sobre cuya traducción o interpreta ción no hay unanimidad ni siquiera hoy día, reciben en la Vg y en los Seten ta una traducción o interpretación muy parecidas. 4,- El texto hebreo sobre el que se hizo la versión de los Setenta y la Vg de Jerónimo no estaba vocalizado. Por eso, algunas palabras o expresiones podían leerse de distintas maneras. Pues, bien, la Vg y los Setenta coinciden en la interpretación de algunos pasajes en los que podía darse esta posibili dad. 5,- La Vg y los Setenta traducen muchas veces los mismos nombres propios acudiendo a la etimología. 6,- La Vg ha tomado muchas veces el mismo texto y la misma interpretación del texto que adoptaron y expresaron los Setenta en su versión. 1A . M oreno H ernández, "A finidades léxicas" (I.e ., p. 88). 2 E n la o bra y lugar citados. L os datos los tom am os del índice, puesto que esta parte de la obra no está publicada.
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7,- Jerónimo ha tomado en muchos textos las mismas expresiones de los Seten ta (VL), o la lengua de su versión muestra al menos resonancias de la VL. 8,- La Vg tiene algunas adiciones iguales y comunes con los Setenta (VL) fren te al texto hebreo que nos ha sido transmitido. 9,- La Vg y los Setenta coinciden entre sí en omisiones de textos frente al origi nal hebreo que nos ha sido transmitido. 3.3.- Vg y versiones griegas de Aquila, Símaco y Teodoción Reuschenbach, en la obra citada, demuestra también que la Vg ha recibido influencias de las versiones griegas de Aquila, Símaco y Teodoción, que Jeróni mo conoció y utilizó. Y esto lo sabemos por boca del propio Jerónimo, cuando dice, con respecto a su traducción del Eclesiastés: Interdum Aquilae quoque, et Symmachi, et Theodotionis recordatus sum, ut nec novitate nimia lectoris stu dium deterrerem, nec rursum contra conscientiam meam, fonte veritatis omisso, opinionum rivulos consectarer 1(“a veces he recurrido también a Aquila, Síma co y Teodoción, para no impedir el estudio del lector con una excesiva novedad ni perseguir otra vez, en contra de mi conciencia, omitiendo la fuente de la ver dad, los arroyuelos de las opiniones”). Utilizó también ampliamente estas tres versiones en su obra Quaestiones in Genesim y la de Aquila la comparó con el texto hebreo en el año 3842. Esta influencia se concreta en los siguientes puntos. 1,- La Vg depende de Aquila, Símaco y Teodoción en la interpretación o tra ducción de hapax. 2 - La Vg depende de las versiones de Aquila, Símaco y Teodoción o por lo menos tiene resonancias de sus versiones en los pasajes en los que el texto hebreo presenta palabras poco usadas o raras. 3,- La Vg depende de las versiones de Aquila, Símaco y Teodoción o por lo menos tiene resonancias de estas versiones en la traducción etimológica de nombres propios. 1 C om entario de Jerónim o al E clesiastés, P L 23, p. 1062. 3 Cf. E pist. 32 (ad M arcellam ): iam p ridem cum volum inibus H ebraeorum editionem A q u ila e confero, ne q u id fo rsita n p ro p te r odium C hristi synagoga m utaverit, et, ut am ica m enti fa te a r, quae a d nostram fid e m p e rtin e a n t roborandam , p lu ra repperio ("ya hace algún tiem po que com paro la traducción de A quila con el texto hebreo (de la B iblia), no sea que la sinagoga (= los judíos) haya cam biado quizá algo por odio a Cristo, y, para confesárselo a una persona am iga, encuentro m uchas cosas que sirven para fortalecer nuestra fe").
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4.- La Vg tiene coincidencias llamativas con Aquila, y sobre todo con Teodoción, en la traducción no etimológica de nombres propios, en pasajes en los que los Setenta (VL) traducen etimológicamente los nombres propios correspondientes. 5.- Hay una coincidencia general entre la Vg y Aquila, Símaco y Teodoción en la traducción de los demás nombres propios. 6.- Aquila y Símaco han influido probablemente en la Vg en la traducción del texto difícil de Gn 4,7 sobre el castigo de Caín. 7.- La Vg tiene otras reminiscencias y relaciones con las tres versiones citadas. 3.4,- Vg y exégesis judía Reuschenbach tiene también un capítulo en la obra citada dedicado a este tema, y lo desarrolla en los tres puntos siguientes: 1.- La Vg incorpora ideas de la tradición judía o muestra coincidencias con tes timonios textuales de la tradición judía y los targumes en algunos textos que presentan dificultades textuales. 2.- Jerónimo depende de la tradición judía en la traducción del nombre de lugar 'enayim de Gn 38,14. 3.- La Vg tiene otras coincidencias con los targumes o incluso sólo reminiscen cias de textos de los targumes. A.-Importancia de la Vg Autores de distinta procedencia y distintas especialidades subrayan la importancia excepcional de la Vg, y, en general, del latín bíblico. E. Lôfstedt, que no es biblista, habla de la “extraordinaria importancia de la Vg, que supuso una aportación de gran trascendencia histórica a la historia del latín” '.
B. M. Metzger, que sí es biblista, dice lo siguiente: “Si se considera la Vg desde un punto de vista puramente profano, con su extraordinaria influencia sobre el desarrollo del latín hasta desembocar en las lenguas románicas, o si se atiende sólo a la influencia específicamente religiosa, la amplitud de su influen cia en todas las áreas de la cultura occidental es casi incalculable” 2. Y cita 1E. L ôfstedt, L a te L a tin (o.c.), p. 92. 2 B. M . M etzger, E arly versions (o.c.), p. 285.
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como ejemplo de esta influencia en las lenguas románicas la desaparición de la palabra verbum y su sustitución por la palabra bíblica parabola, mucho menos común que verbum, y su paso a todas las lenguas románicas bajo la forma de palabra / parola / parole. Walter Ullmann, medievalista, dice que “ciertamente no es una exageración decir que la Biblia no fue sólo el libro más estudiado y el libro más traducido, sino también y quizá más todavía el libro más intensamente aplicado El autor se refiere naturalmente a la Vg latina al hablar de la Biblia en general, pues éste era el texto que se leía y meditaba en la Edad Media. Beryl Smalley, conocida autora de un libro sobre el “Estudio de la Biblia en la Edad Media” (en inglés), comienza así su obra: “La Biblia fue el libro más estudiado en la Edad Media. El estudio de la Biblia representó la rama más alta de la ciencia. La lengua y el contenido de la Biblia invadían todo el pensamien to medieval” 2. También ella se refiere fundamentalmente a la Vg, aunque pudiera leerse la Biblia en versiones vernáculas, hechas sobre la Vg. Paul Klopsch, que tampoco es biblista, dice lo siguiente en su trabajo sobre “El latín como lengua literaria” (en alemán): “El latín cristiano es en especial la lengua del latín de la Biblia, es decir, la lengua de la obra más leída y más copiada, frente a la cual todo lo demás pasa a un segundo término... La Biblia actúa ininterrumpidamente a través de los siglos como arquetipo lingüístico. Es un depósito de imágenes y expresiones plásticas, de piezas y de construcciones lingüísticas. Todo esto existe como una continuidad básica incluso allí donde un determinado autor antiguo sea el modelo inmediato” \ También él se refiere fundamentalmente a la Vg, al hablar del latín de la Biblia. P.- M. Bogaert, que sí es biblista, afirma lo siguiente, hablando del trabajo que ha supuesto hasta ahora la edición de la VL por parte de los benedictinos de Beuron: “Quien conoce el lugar que ha ocupado la Biblia latina (antiguas ver siones y Vg) en la formación de las lenguas, de la cultura, de la filosofía y de la teología occidentales, debe considerar como una toma de conciencia necesaria de sus fuentes el largo trabajo consistente en desatar, para comprenderlos, los numerosos lazos entre el texto bíblico y sus comentarios” 4. R. Gryson, que también es biblista, dice lo siguiente con respecto a la biblia latina, en general, comprendiendo la VL y la Vg: “Entre las traducciones de la 1 W . U llm ann, "The B ible and the principles o f governm ent in the M iddle A ges", en V arios, L a B ibbia nell'alto M edioevo, Ê spoleto 1963, p. 181. 2 B eryl Sm alley, The study o f the B ible (o.c.), p. XI. 1 P. K lopsch, I.e ., p. 315. 4 P. -M . B ogaert, "É loge académ ique du professeur H . J. Frede", en R. G ryson - P. M. B ogaert, R echerches su r l'histoire de la B ib le latine, L ovaina 1987, p. 12.
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Biblia hay una que para los occidentales tiene una importancia sin igual. Se trata de la traducción latina, a través de la cual, durante siglos, nuestros padres cono cieron el texto sagrado. Bestseller mundial de todos los tiempos, la Biblia no ha ocupado jamás tanto espacio en las bibliotecas como durante los mil años de la edad media. En esa época, se puede conjeturar que un libro de cada diez era una Biblia o se refería directamente a la interpretación de la Biblia, y todo el saber se ordenaba en torno a su autoridad suprema. La Biblia latina ha ejercido, por tanto, una influencia considerable sobre la formación de la mentalidad occidental; ha sido verdaderamente la matriz de la cultura medieval. La historia de la Biblia latina arroja, por consiguiente, una viva luz sobre los orígenes de nuestra civili zación. A través de ella se pueden seguir las huellas de la aculturación progresi va del cristianismo en el Imperio Romano y en la nueva sociedad que se constru yó sobre sus ruinas después del desencadenam iento de las invasiones germánicas. Cada generación, cada nación, esforzándose en perfeccionar el tra bajo de sus antecesores o de sus vecinos, ha impreso en ella su propio sello. Así, en cada libro de la Biblia latina se ve aparecer, como en un corte geológico, la herencia de todas las épocas y de todos los ambientes que han hecho la Europa cristiana” ‘. La cita ha sido larga, pero valía la pena hacerla por la profundidad y clari dad de pensamientos que expone. A.Ceresa-Gastaldo 2, recogiendo una larga cita de L. Spitzer \ dice lo siguiente: “El latín de las antiguas versiones de la Biblia (se refiere a las anti guas y a la Vg) presenta justamente, mejor que ningún otro documento, las hue llas evidentes de las formas de civilización hebrea, griega y romana, fundidas con la cristiana, y es en esta variada y compleja convergencia y confluencia de múltiples factores, en un proceso secular de conservación y renovación lingüís tica, donde reside la extrema dificultad de su investigación” (p. 22). 1 R. G ryson, "Introduction", en R. G ryson. P. -M . B ogaert, R echerches sur l'histoire de la B ib le latine, L ovaina 1987, p. 6. 2 A. C eresa-G astaldo, II latino delle antiche versioni hibliche, R om a 1975, p. 22. 3 L. Spitzer, C ritica stilistica e sem ántico storica (trad. ital. de A. Schiafini), B arí 1966. R ecogem os la cita de la obra de C eresa-G astaldo, traduciéndola al español: "La que p odré llam ar sem ántica europea es el denom inador com ún de cuatro estilos históri cos - o expresiones sem ánticas de form as de c iv iliz a c ió n - que en el curso de los siglos se han sobrepueso unos a otros, p a ra construir el edificio de la koiné sem ántica, que hace que u n a p e rso n a q u e h a b le u n a c u a lq u ie ra d e la s len g u a s e u ro p e a s p u e d a d o m in a r sem ánticam ente o tra cualquiera. E stas cuatro form as de civilización son la hebrea, la griega, la rom ana y la cristiana, las tres p rim eras de las cuales han sido absorbidas y al m ism o tiem p o con se rv a d a s p o r la ú ltim a ... N u estro m aterial léxico c o n c e p tu a l... se rem o n ta principalm ente al período de form ación del cristianism o, en los prim eros siglos de nu estra era, que podem os lla m ar cristiandad antigua, y que h a absorbido las enseñan zas de la antigüedad pag an a y del hebraísm o" (p. 22; corresponde a las pp. 223-224 de la obra de L. Spitzer, en versión italiana).
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B. Fischer, el gran especialista en la historia de la transmisión del texto de la Vg y la Vetus latina dice: “Para calibrar la importancia de la Vg, baste seña lar solamente que esta versión fue la base de las primeras traducciones de la Biblia a todas las lenguas europeas” No vamos a continuar aduciendo testimonios de autores 2. Algunos datos estadísticos confirmarán la importancia excepcional de la Vg. La Vg de Jeróni mo sola cuenta con más de 10.000 manuscritos. El más antiguo, el Codex Sangallensis 1395, escrito en Verona en el siglo V, es probablemente contemporá neo del propio Jerónimo. El Codex Fuldensis data del año 546. Es evidente que ningún otro libro de la antigüedad goza de esta situación de privilegio3. En España, por ejemplo, según el reciente Catálogo de los manuscritos clá sicos latinos existentes en España, de L. Rubio, Madrid 1984, hay 735 manus critos clásicos, incluyendo, según el autor del catálogo, “algún Isidoro, algún Boecio, algún Alano o algún humanista” (p. 14), es decir, todos los autores clá sicos latinos juntos existentes en España no alcanzan ni una mínima parte de los manuscritos de la Vg. Según el libro sobre los Codices Latini antiquiores, de E.A.Lowe (Parts IX, Oxford 1934-1966; Supplement 1971; Part II, 2. ed. 1972), han llegado hasta nosotros 280 manuscritos de la Biblia latina -V L y V g- anteriores al siglo IX. De los 9.000 códices latinos del siglo IX, examinados por Bischoff hasta el año 1B. Fischer, o.c., p. 220. 2 P uede verse nuestro artículo en donde se recogen otras m uchas opiniones de em inentes investigadores: O. G arcía de la Fuente, "El latín bíblico y el latín cristiano en el m arco del latín tardío", en A nalecta M alacitana 10 (1987) 3-64, en p. 39. Por ejem plo, la de E. Franceschini: "H ablar de la B iblia en la alta E dad M edia, es decir, en los siglos que van desde el siglo V II al siglo X , significa rehacer la historia de toda la vida religiosa, cultural y artística de aquel período". "Esencialm ente es al texto latino de la B iblia a quien se confió la tarea de constituir el centro de la civilización europea m edieval". S. B erger dice: "La V ulgata es, en efecto, casi la única form a bajo la cual se ha difundido la B iblia durante m il años en todo el Occidente. D e la lengua de la Vulgata, en donde el latín rústico de los prim eros siglos cris tianos se m ezcla con la latinidad hebraizante de Jerónim o han salido en gran parte las len guas rom ánicas. L a V ulgata ha sido el libro p o r excelencia de la E dad M edia". S. D'Elia añade: "Jerónim o realiza, entre el 384 y el 406, una de las m ás grandes conquistas de la civi lización literaria latina". W . Siiss dice también: "H ay en la V ulgata un sello de unidad que consigue colocar a la obra en el prim er puesto entre todas las traducciones de la literatura universal". J. G ribom ont añade: "El interés prim ordial de la B ibia latina - s e refiere sobre todo a la V u lg a ta - no reside sin em bargo en el m odelo que traduce, sino en la im portancia histórica que h a desem peñado. Fue por m edio de ella com o el Occidente conoció las Escri turas durante quince o veinte siglos; fue por m edio de ella com o se expresó la experiencia religiosa de ese m undo; en la m edida en que ella creó las fórm ulas y los conceptos que reno varon la noción de D ios, del hom bre, de la historia, contribuyó de m anera decisiva a la cul tura m undial y sobre todo a las m odulaciones propias del latín patrístico y m edieval". Véan se éstas y otras opiniones en nuestro trabajo citado. 1 U na breve descripción de los principales mss. del N.T. de la V ulgata puede verse en B. M. M etzger, o.c., pp. 334-352, y en B. Fischer, "Das N eue T estam ent..." (o.c.), pp. 220-259.
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1962, el 15% lo constituyen textos bíblicos; otro 15%, comentarios bíblicos, y este material conservado apenas representa el 5% del material total que ha exis tido realmente 1. La Vg fue sancionada por la Iglesia católica como texto oficial con las edi ciones promovidas por el papa Sixto V (Roma 1590) y por el papa Clemente VIII (Roma 1592), hasta que por iniciativa del papa Pablo VI se llevó a cabo la Neovulgata, promulgada el 25 de abril de 1979 con la Constitución apostólica del papa Juan Pablo II. El texto hasta entonces vigente, y editado una y otra vez sin correcciones, fue revisado a fondo y corregido en muchísimos casos, no sólo desde el punto de vista de la forma lingüística, sino que fue comparado una vez más con el texto original. La Neovulgata (Nova Vulgata Bibliorum sacrorum editio, Roma 1979) intenta reproducir lo más exactamente posible el texto original de Jerónimo y también la traducción exacta del original. Y lo ha conseguido en una medida realmente admirable. Es una obra maestra de estudio y análisis, difícilmente superable.
1 V éanse los datos en E. Franceschini, "L a B ib b ia nell'alto M edioevo", en V arios, L a B ib b ia nell'alto M edioeveo (o.c.), p. 18. P ara m ás datos sobre m s. bíblicos, cf. P. Petitm engin, "Les plus anciens m anuscrits de la B ible latine", en B ible de tous les tem ps, II, (o.c.), pp. 89-128; B. M . M etzger, o.c., pp. 293-319 y 334-348, y S. B erger, H istoire de la Vulgate, Paris 1893.
COINCIDENCIAS Y DISCREPANCIAS ENTRE EL "LATIN BIBLICO" Y EL "LATIN CRISTIANO"
El tema que se va a tratar aquí se refiere a las relaciones entre el “latin bíblico” y el “latín cristiano”, para discutir si existe un latín bíblico como fenó meno lingüístico especial dentro del marco más amplio del “latín cristiano”. Si existe, hay que estudiar cuál es de hecho su entidad propia y cuál la influencia que ha ejercido en el propio latín cristiano, si es que ha ejercido alguna, y cuá les son, en definitiva, sus características específicas. El tema tiene evidentemente algunos aspectos más que discutibles. La Escuela de Nimega, por ejemplo, pionera y representante más destacada de los estudios sobre el “latín cristiano” desde hace más de 60 años, no hace distinción alguna entre el “latín bíblico” y el “latín cristiano. Aún más. Ni siquiera se plan tea el problema de una posible diferenciación. Para esta escuela, el latín de las versiones bíblicas constituye un ingrediente más del latín cristiano. Esta misma postura adoptan otros tratadistas del latín cristiano, fuera ya de la escuela de Nimega.
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II.l.- ESTADO DE LA CUESTION Como intentaremos demostrar a continuación, esta actitud va en contra de la antigua tradición cristiana sobre el latín bíblico, representada fundamentalmente por Jerónimo y Agustín, como hemos dicho en el capítulo precedente, y va en con tra también de los propios datos lingüísticos. El latín bíblico constituye, de hecho, una entidad lingüística propia, que puede y debe estudiarse aparte. Sus diferencias con respecto al latín cristiano van desde el campo sintáctico hasta el campo léxico y semántico, sin olvidar naturalmente el campo estilístico, que refleja la mentali dad semítica de los autores de la Biblia, tan distinta de la mentalidad latina. Las principales novedades, tanto con respecto al latín profano contemporá neo del cristianismo, como con relación al latín clásico, ya quedaron suficiente mente expuestas en la primera parte de este estudio y no hay por qué volver aquí sobre ellas. Sólo es preciso llamar la atención -y a como introducción con creta al tema de este capítulo- que todos los estudios mencionados allí hablan de latín cristiano o de latín patristico o de latín de la Iglesia, englobando den tro de este concepto el latín de las versiones de la Biblia. Este modo de proceder no tiene en sí nada de extraño, si se tiene en cuenta que las versiones latinas de la Biblia son escritos cristianos, como lo es la versión latina de la Carta de Clemente a los Corintios o la traducción latina del Pastor de Hermas, por no citar más que dos traducciones latinas cristianas muy antiguas. Sobre este hecho y sobre esta base están construidos los manuales del latín cristiano, comenzando por el viejo manual de G. Koffmane ', que comienza con un capítulo sobre el “latín de la Biblia” (Antiguo Testamento; Nuevo Testamen to; expresiones bíblicas (pp. 7-19), hasta los manuales más modernos, como el de G.Calió 2, que también dedica un capítulo a las antiguas versiones de la Biblia, titulando curiosamente: “El latín cristiano preliterario” (pp. 57-61), capí 1G. K offm ane, G eschichte des K irchenlateins, B reslau 1879. 2 G. C alió, II latino cristiano, B olonia 1965.
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tulo que subdivide en tres apartados: a) Las antiguas traducciones de la Biblia; b) Las antiguas traducciones de las obras de los Padres Apostólicos; c) Carácter preliterario y valor lingüístico de estas traducciones. En este tercer apartado se consideran en el mismo plano y como una sola cosa las traducciones de la Biblia y las traducciones de las obras patrísticas, cosa a nuestro juicio desacer tada, porque las traducciones de la Biblia son una cosa, y tienen unas caracterís ticas específicas y concretas y, otra cosa son las traducciones de las obras patrísticas, aunque eventualmente puedan coincidir en algún aspecto, como la literalidad de unas y de otras. También hay que mencionar el manual de G. Reichenkron ', que dedica un apartado específico al “latín bíblico”, dentro del capítulo más general consagra do al “latín de los escritores cristianos de los siglos III y IV” (pp. 96-101). Y por último, es obligada la inclusión del conocido manual de A. Blaise \ obra que ya ni siquiera menciona en ningún sitio, como tema aparte, el latín bíblico, sino que lo funde y engloba del todo en el concepto más amplio del latín cristia no, y ése es el nombre que recibe su Manual. Blaise hace lo mismo en su útilísimo y conocido Dictionnaire latinfrançais des auteurs chrétiens, Turnhout 1954, en donde considera como una sola realidad los textos bíblicos y los textos patrísticos; los examina en la misma línea y da las acepciones de los términos sin destacar las diferencias y peculiaridades de esas acepciones, muchísimas de las cuales son propias de la Biblia y que no han pasado a los autores cristianos. Es evidente que se echa de menos en la investigación latina actual de la edad tardía un Diccionario de la Vulgata, que complete las lagunas del Thesau rus linguae latinae y distinga adecuadamente los términos y significados espe cíficos de las versiones de la Biblia, y, en concreto, de la Vg, de los significados y términos de la literatura cristiana \ Volviendo sobre el Manual de Blaise, hay que señalar que dedica la prime ra parte al “estilo cristiano” (pp. 11-66), desarrollando en ella los siguientes temas: 1) El vocabulario: a) formación de palabras; b) estilística; c) reacción etimológica. 2) La retórica tradicional. 3) El simbolismo. 4) El lenguaje figura do. 5) El lenguaje afectivo: a) el amor místico; b) el amor de los hombres, la caridad humana.
1G. R eichenkron, H istorische latein-altrom anische G ram m atik, I, W iesbaden 1965. 3 A. B laise, M a n u el du latin chrétien, E strasburgo 1955. 3 P odem os com u n icar a nuestros lectores que esta obra, es decir, un D iccionario de la V ulgata, se está preparando en la U niversidad de M álaga por nosotros m ism os y un equipo de profesores bajo nuestra dirección, y que aparecerá pronto el prim er fascículo.
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Como cualquiera puede ver, de esta primera parte de la obra, tres capítulos al menos, -e l 3, el 4 y el 5 - se basan casi exclusivamente en datos bíblicos, de tal manera que, repasando estos temas, se saca la impresión de que el latín cris tiano casi no es otra cosa que latín bíblico, a pesar de que el autor lo llama latín cristiano y su Manual recibe ese nombre. Pero esto es a todas luces una exageración y una inexactitud para caracteri zar al latín cristiano, porque en realidad “el latín cristiano” es algo más y algo distinto del “latín bíblico”, tomado en sentido estricto. Minucio Félix, Tertuliano y Cipriano son ciertamente tres representantes destacados del latín cristiano, y, no obstante, no tienen ni remotamente el mismo estilo simbólico, afectivo y figurado que tiene la Biblia latina ni puede compararse bajo estos puntos de vista el estilo de cada uno. Minucio Félix, por ejemplo, considera demasiado vulgar y bárbaro el latín de las primeras traducciones de la Biblia y lo rechaza, utilizando en su Octavius un latín literario elegante y bien construido, que puede competir con el de sus contemporáneos paganos. Tertuliano, en cambio, no sólo no rechaza esta lengua popular especial de la Biblia latina, sino que descubre sus inmensas riquezas y posibilidades de expresión y las utiliza de manera consciente y abundante. Cipriano, por su parte, se mantiene en un punto medio: no rechaza de plano el latín bíblico ni lo incorpora sin escrúpulos. Acoge lo indispensable, lo que ya había tomado carta de naturaleza en el latín cristiano, pero pasa por alto muchos elementos típicos de la lengua de la Biblia. Estas tres posturas tuvieron sus continuadores en épocas posteriores. Lac tancio, por ejemplo, está más cerca de Minucio Félix que de Tertuliano. Y lo mismo se puede decir, con alguna limitación, de Hilario de Poitiers. Otros auto res, en cambio, como Ambrosio, Jerónimo y Agustín buscaron y consiguieron hacer la síntesis entre las tres posturas iniciales más radicales, acercándose más a la postura de Cipriano. Todos estos son datos que ya hemos expuesto en la primera parte; pero con venía recordarlos aquí, para centrar bien el tema de la existencia del latín bíblico. Porque, en definitiva, el concepto de latín cristiano es bastante más amplio que el de latín bíblico. El latín cristiano abarca, en efecto, desde la lengua popu lar de las inscripciones cristianas hasta la lengua, con aspiraciones clásicas, de Minucio Félix y Lactancio, pasando por la lengua elegante y cuidada de Hilario,
C oincidencias y discrepancias entre el "Latín bíblico" y el "Latín cristiano"
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Ambrosio, Jerónimo, Agustín, sin olvidar la de Prudencio, Paulino de Ñola o Sedulio. El latín bíblico, en cambio, es exclusivamente el latín popular especial de las antiguas versiones de la Biblia y el latín algo más cuidado y correcto de la Vg de Jerónimo. Este latín fue sin duda la base del latín cristiano. En primer lugar, del latín cristiano primitivo de los siglos 11,111 y hasta finales del IV, en la forma conocida y denominada de la VL. Y en segundo lugar, del latín cristiano literario desde finales del siglo IV hasta el final de la época tardía, en las formas de la VL y la Vg. Nunca se insistirá, pues, lo bastante en la importancia del latín bíblico para explicar el latín cristiano. Pero esto no obsta para que se pueda y se deba distinguir entre latín bíblico y latín cristiano, puesto que hay muchos elemen tos del latín bíblico que no han pasado al latín cristiano y que, por tanto, nunca formaron parte habitual y normal de la lengua hablada y escrita por los cristianos. Esto que acabamos de decir, y que podría parecer una novedad, es la ense ñanza tradicional de los dos más grandes eruditos y escritores cristianos de la antigüedad, Jerónimo y Agustín, que la expresaron bajo las denominaciones de consuetudo scripturarum, mos scripturarum, idioma scripturarum , con las que aludían a la lengua de la Biblia latina como a una lengua distinta del latín clásico, por una parte, y de la lengua hablada, pagana o cristiana, por otra. Como recalcan bien estos dos grandes escritores, las innovaciones que supone la lengua de la Biblia no se limitan al campo léxico o semántico, sino que se extienden también al campo sintáctico y estilístico, como vamos a ver a conti nuación.
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Π.2.- PECULIARIDADES DEL LATIN BIBLICO Las innovaciones o novedades que vamos a señalar a continuación se refie ren evidentemente al latín bíblico comparándolo con el latín cristiano. No se refieren directamente al latín bíblico comparándolo con el latín clásico o profa no, en general, porque no es éste el tema que se discute aquí, y porque, además, es evidente que si el latín bíblico se distingue del latín cristiano, con mayor razón se distinguirá del latín clásico y profano en general. No obstante, todas las novedades que se expondrán aquí son también novedades con respecto al latín clásico o tardío. Aunque algunas o varias de las características que vamos a señalar aquí puedan no ser exclusivas del latín bíblico, sino que hayan podido ser preparadas por usos del latín arcaico o del latín popular o puedan ser incluso innovaciones aisladas del latín clásico, algunas de las cuales hayan podido pasar esporádica mente al latín bíblico, tomadas todas estas características en su conjunto, favo recidas sin duda por el influjo semítico a través del griego de los Setenta, dan al latín bíblico un colorido especial, sumamente original y llamativo. Los puntos que vamos a considerar aquí se refieren a los campos sintáctico, léxico, semántico y estilístico. Y toda la materia la distribuimos en tres aparta dos, relativos a las tres grandes fuentes que caracterizan básicamente al latín bíblico, es decir, el influjo semítico (hebreo y arameo), el influjo griego y el influjo de la lengua popular.
11.2.1.- INFLUJO SEMITICO 11.2.1.1.- Campo sintáctico Sin pretender ser exhaustivos, y sin seguir un orden especial, vamos a seña lar las siguientes características del latín bíblico, derivadas de las lenguas semí ticas originales de la Biblia, el hebreo y el arameo, características que sólo en
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forma de citas bíblicas o en contextos muy singulares podrán encontrarse tam bién en el latín cristiano. Son, pues, características del latín de la Biblia. Pero conviene hacer ya desde el principio una clara distinción entre semitis mos cualitativos, es decir, los semitismos que son ajenos y extraños al latín clá sico o profano, en general, y que no tienen antecedentes en él y, por tanto, son propios del latín bíblico, y semitismos cuantitativos, que sí tienen antecedentes en la lengua latina anterior, pero que aumentan cuantitativamente en el latín bíblico por influencia semítica. Un par de ejemplos de cada uno de estos semitismos pondrá luz en lo que queremos decir. Que filii dispersorum meorum (Sof 3,10) signifique “mis hijos dispersos” -los israelitas son los hijos de Dios y están dispersos por el mundo a causa de la cautividad babilónica en tiempo de Nabucodonosor- es un semitis mo cualitativo, porque no existe tal construcción fuera del latín bíblico para sig nificar lo que significa. La frase del salmo 73,2 mons Sion in quo habitasti in eo, “el monte Sión en el que has habitado en él”, es evidentemente un semitismo cualitativo, porque el latín no admite este tipo de construcción. Que el latín bíblico utilice casi siempre el giro dico quod, credo quod en lugar de la oración de infinitivo es un semitismo cuantitativo, porque ese giro existe en el latín anterior a las versiones bíblicas y es una construcción de origen popular, pero en la Biblia aumenta de una manera extraordinaria y llamativa por influencia del hebreo, cuya lengua carece de oración de infinitivo. Hechas estas claraciones previas, damos aquí recogidas esquemáticamente las principales características del latín bíblico derivadas de sus fuentes semíticas. 1.- Elementos fundamentales de la frase 1,- Sujeto indeterminado1: A veces en el latín bíblico falta el sujeto indeterminado de tercera persona, aunque el verbo esté en voz activa y en singular, cuando en el latín normal la omisión sólo se da en el plural de la voz activa de ciertos verbos o en el singular de la voz pasiva. El calco hebreo en estos casos es evidente y la frase resultante en latín es oscura, y expuesta a confusión, por ejemplo: numquid Sion dicet (Sal 87,5), “¿acaso se dirá (= dicetur) de Sión?”; per ascensum... Luith flens ascen det (Is 15,5), “por la subida... de Luit se subirá (= ascendetur) llorando”, etc. Se da también el caso contrario, es decir, el sujeto se repite sin necesidad o se expresa pleonásticamente: venit Nabuchodonosor...”ipse” et omnis exercitus ' Para toda esta cuestión, ef. O. G arcía de la Fuente, "C onsideraciones sobre el influ jo hebreo en el latín bíblico", en E rem ita 49 (1981) 307-342, en pp. 323-324.
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eius (Jr 52,4), “vino Nabucodonosor... “él” y todo su ejército”; qui tribulant me...”ipsi” infirmati sunt (Sal 26,2), “los que me atribulan... “ellos” son debili tados”; Dominus virtutum “ipse” est rex gloriae (Sal 24,10), “el Señor de los ejércitos “él” es el rey de la gloria”, etc.1. En todos estos casos se trata de tra ducciones literales del hebreo, que tiene un pronombre redundante, para recal car el sujeto. El giro ha pasado a los LXX y de allí a la VL. 2.- Ausencia de verbo copulativo2: 2.1.- El verbo copulativo falta a veces en oraciones de contenido general, como sentencias y proverbios del tipo: abominabile Domino cor pravum (Prv 11,20), “es abominable para el Señor el corazón depravado”; fructus iusti lig num vitae (Prv 11,30), “el fruto de justicia es árbol de vida”; via stulti recta in oculis eius (Prv 12,15), “la conducta del necio es recta a sus ojos”. Hay innume rables ejemplos en la Biblia latina. Esta construcción no tiene nada de especial en el latín de todas las épocas, y, por tanto, no es algo peculiar del latín bíblico. Pero su presencia tan generalizada en la Biblia es debe a influencia hebrea, y, por eso, se puede hablar de semitismo cuantitativo. 2.2 - Pero el giro se da también en oraciones en primera persona, construc ción ya más inhabitual en el latín no bíblico; por ejemplo: ego flos campi et lilium convallium (Cant 2,1), “yo soy la flor del campo y el lirio de los valles”; dilectus meus mihi et ego illi (Cant 2,16), “mi amado es para mí y yo para él”; ego dilecto meo et ad me conversio eius (Cant 7,11), “yo soy para mi amado y hacia mí tiende su deseo”, etc.3. Este giro es también un calco hebreo, pues en el texto original falta el verbo copulativo. La estructura de la frase evidentemente es latina, pero su frecuencia en el latín bíblico es cuando menos un semitismo cuantitativo. 2.3.- Uso de pronombres demostrativos en función de verbo copulativo. La omisión del verbo copulativo en determinados casos del latín bíblico llega a extremos verdaderamente llamativos, ya del todo inusitados en el latín no bíbli co, sea pagano o cristiano. En efecto, los demostrativos hic, iste, Ule pueden funcionar como verbo copulativo. El giro es evitado generalmente por la Vg; pero es frecuente en la VL; por ejemplo: ista lex (holocausti, sacrificii, etc.), hic ritus (leprosi), hoc sacrificium (leprosi) (Lv 6,8,14; 7,11; 13,59; 14,2,32, etc. VL), “esta es la ley del holocausto, del sacrificio”; “este es el rito del leproso”; “este es el sacrificio del leproso”, etc. La Vg traduce correctamente estos giros 1M ás ejem plos en F. K aulen, Sprachlisches H andbuch (o.c.), pp. 286-287. 2 P ara toda esta cuestión, cf. O. G arcía de la Fuente, "C onsideraciones sobre el in flu jo hebreo", ibid., p. 324. 1 O tros ejem plos en F. K aulen, SpracM iches H andbuch (o.c.), p. 284.
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por el correspondiente giro latino: ista est ¡ex; hic est ritus; hoc est sacrificum, etc. Esto demuestra que el giro mencionado no es una simple omisión del verbo copulativo, sino el empleo de pronombres en función de verbo copulativo, construcción ya inusitada en latín. También en este caso el giro es un hebraísmo puro1. 3.- Expresión del predicado2: 3.1.- En el latín bíblico la función de predicado la desempeñan a veces par ticipios con el verbo esse en sustitución del verbo finito correspondiente, como stantes erant pedes nostri (Sal 122,2), “nuestros pies estaban” (= se posaban, apoyaban); vita nostra appropinquans erat (Eclo 51,9), “nuestra vida estaba cerca” (= se acercaba), etc. Este giro no es extraño a las estructuras de la lengua clásica (cf. Cic. Sest. 128). Pero hay que decir que en las versiones latinas de la Biblia el giro depende casi siempre del modelo hebreo. Se trata, pues, de un semitismo cuantitativo o de origen. 3.2,- Pero también la desempeñan sustantivos abstractos, que sustitu yen a los adjetivos correspondientes, según el uso norm al en hebreo, o están en lugar del predicado verbal correspondiente. En ambos casos, el uso bíblico depende del modelo hebreo, y se puede hablar de semitismos cuantitativos o de origen. Algunos ejemplos de los innumerables que exis ten: omnia mandata tua aequitas (Sal 119,172), “todos tus mandatos son equidad” ( = justos); mandata tua meditatio mea est (Sal 119,143), “tus mandatos son mi meditación” (= dignos de ser meditados); omnia mandata tua veritas (Sal 119, 86), “todos tus mandatos son verdad” ( o verdaderos), etc.3. 4,- Complementos del predicado4: 4.1.- El nominativus pendens. Los complementos del predicado se anticipan a veces en el latín bíblico, dando origen al llamado nominativus pendens. En la lengua hebrea este gird es casi una construcción normal. Y entonces, para indi car la relación de la oración, se recurre a un pronombre pleonástico, colocado en el caso que requiere el nombre o el verbo regente. He aquí algunos ejemplos, de los muchos que existen: Deus meus impolluta via “eius" (Sal 18,31), “mi ' Cf. F. K aulen, Sprachliches H andbuch (o.c.), p. 284; J. B arr, Sem ántico d el linguaggio bíblico (trad, ital.), B olonia 1968, pp. 86-87. 2 P ara toda esta cuestión, cf. O. G arcía de la Fuente, "C onsideraciones sobre el influ jo hebreo", ibid., pp. 324-325. 3 O tro s m u c h o s e je m p lo s, q u e c o n firm a n c u a n to d e cim o s a rrib a , e n F . K aulen, Sprachliches H andbuch (o.c.), p. 60. 4 P ara toda esta cuestión, cf. O. G arcía de la Fuente, "C onsideraciones sobre el influ jo hebreo", ibid., p. 325.
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Dios es perfecta su conducta” (o sus caminos = la conducta de mi Dios es per fecta); Dominus in caelo sedes “eius” (Sal 11,5), “el Señor, su trono está en el cielo” (= el trono del Señor está en el cielo); quicumque audierit tinnient ambae aures “eius" (ISm 3,11), “quienquiera que lo escuche retumbarán sus dos oídos” (= a quienquiera que lo escuche le retumbarán los dos oídos); qui vicerit faciam “illum” (Apc 12), “quien venza, le haré” (= a quien venza le haré); qui vicerit dabo “ei" (Apc 5,21), “quien venza le daré” (= a quien venza le daré), etc. Esta construcción existe en el latín de todas las épocas, y tiene, como es sabido, origen popular, por la tendencia a subrayar o enfatizar lo que se quiere destacar, en este caso, el sujeto1. Pero la presencia de estos nominativos en el latín bíblico se debe siempre al modelo hebreo -o griego, en su caso, que es también una derivación del modelo hebreo-, y, por tanto, se puede hablar de semitismo cuantitativo o de origen. 4.2,- El latín bíblico anticipa también de manera enfática cualquier otro caso de la oración, y no sólo el nominativo, recurriendo de nuevo al pronombre pleonástico, que remite al nombre anticipado en el caso que le corresponde. Hay también muchos ejemplos: detrahentem secreto... “hunc” persequebar (Sal 101,5), “al que difama en secreto... a éste le perseguía”; aestatem et ver tu plasmasti “ea” (Sal 74,17), “el verano y la primavera tú los formaste”; superbo oculo... “cum hoc” no edebam (Sal 101,5), “con el (de) ojo altanero...con éste no comía”; timentis Dominum beata est anima “eius” (Eclo 34,17), “del que teme al Señor es feliz el alma “de él”, etc.2. Este tipo de construcción, al parecer, no existe en el latín de ninguna época3. Por lo que respecta al latín bíblico es claro que la construcción se remonta al texto hebreo, que tiene siempre el pronombre redundante para recoger al sustantivo que le precede; por tanto, o es un semitimo cualitativo, si no hay casos en el latín no bíblico, o es, al menos, un semitismo cuantita tivo. 2,- El sustantivo 1,- Uso de términos abstractos en singular por concretos: Hay muchos ejemplos: captivitas, “los cautivos” (lM c 9,70); dispersio, “los judíos disper 1 Cf. L eum ann - H o f m a n n - S zantyr, L a tein isch e G ram m atik (o.c.), pp. 29-30 y p. 731, con ejem plos de todas las épocas. 2 M ás ejem plos y su dependencia del hebreo, en F. K aulen, S prachliches H andbuch (o.c.), pp. 277 y 286. 3 A sí lo afirm an L eum ann -H o f m a n n - Szantyr, Lateinische G ram m atik (o.c.), p. 29, en donde exam inan algunos casos parecidos y dicen que se pueden explicar p o r atrac ción, y n o son verdaderos acusativos enfáticos.
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sos” (2Mc 1,27; Jn 7,35; IPe 1,1); electio, “los elegidos” (Rom 11,7); habitatio, “los habitantes” (Is 12,6); hereditas, “los herederos” (Dt 9,26); iniquitas, “los inicuos” (Sal 26,12); sanctificatio, “el santuario” (Nm 6,12; Sal 113,2; 131,18; lMc 1,23,39); transmigratio, “los desterrados” (Ez 11,25), etc.1. El latín de todos los tiempos ha utilizado el singular con sentido colectivo como equivalente del plural: Romanus sedendo vincit (Varr.Rust. 1,2.2), “los romanos vencen sentados”, como decía un antiguo proverbio2. Pero en los casos que citamos de la Biblia latina y en otros muchos que se omiten, no se trata de singulares concretos, como sucede con los textos latinos profanos, sino de sin gulares abstractos, que tienen sentido de concretos, y esto se debe al original hebreo, en el caso de la Vg, y al original griego, en el caso de la VL y del NT. Es, por tanto, una novedad dentro del latín. 2,- Uso de abstractos en plural por concretos: La mayoría de estos abstrac tos plurales son del latín corriente de todas las épocas, como aequitates, amari tudines, aversiones, benedictiones, collectiones, congregationes, contradictio nes, divisiones, fra u d u lentiae, generationes, ignorantiae, interitiones, iustifi cati ones, iustitiae, magiae, miserationes, misericordiae, perditiones, pra estationes, progenies, salutes, sanctificationes, superbiae, tornaturae, veritates etc. La lista evidentemente es muy amplia3. Pero el uso en plural se debe a que son traducciones literales del hebreo, y, por tanto, su empleo está provocado por la lengua de traducción de origen. Los hay, sin embargo que son propios del latín bíblico, como carnes (Lv 4,11; lMc 1,50, etc.), sanguines (2Sm 16,7; Ez 9,9, etc.); vitae, “vida” (Sal 62,4), progenies (Act 15,21 VL), sanitates (Is 58,8 VL). 3,- Uso de pluralia tantum del latín no bíblico que se usan en singular en el latín bíblico: Hay términos que la lengua latina ordinaria usaba sólo en plural4, y que en la Biblia latina se usan en singular. Algunos de estos términos son: altare (Ex 40,5, etc.); inferus, “infierno” (Apc 6,8 VL; 20,13,14 VL); inimicitia (Eclo 6,9, etc.); insidia (Os 5,1 VL; Sab 14,24 Vg); minada, “amenaza” (Hab 3,12 VL); primitia (Nm 18,12 : Ag. Locut. 59 in Nm); scala, “escalera” (Gn 28,12,13); sertum, “corona, guirnalda” (Is 28,5); tenebra (Mt 6,23 VL; Jn 6,17 VL, etc.); virgultum, “retoño” (Gn 2,5; Is 53,2), etc.
1 O tros ejem plos en F. K aulen, Sprachliches H andbuch (o.c.), pp. 34-35. P a ra la lite ratura profana, cf. L eum ann -H o f m a n n - S zantyr, L a teinische G ram m atik (o.c.), p. 747. 2 Cf. L eum ann -H o f m a n n - Szantyr, L a tein isch e G ram m atik (o.c.), pp. 13-14, con ejem plos de todas las épocas, y pp. 749-750. 3 V éase una lista en F. K aulen, Sprachliches H andbuch (o.c.), pp. 126-127 para la Vg; H. R onsch, Itala und V ulgata (o.c.), pp. 273-274, para la VL. 4 S o b re estos plurales, cf. L eu m an n - H o f m a n n - S zantyr, L a te in isc h e G ra m m a tik (o.c.), pp. 15-16, con m ención de m uchos térm inos usados sólo en plural.
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4 .- U s o d e l g e n itiv o : 4 .1 .- E l g e n itiv o de c u a lid a d e n s u s titu c ió n d e u n a d je t iv o 1.
Sobre el origen y explicación del giro no están de acuerdo los autores. Hofmann-Szantyr2, por ejemplo, piensan que el adjetivo atributo, del tipo homo magni ingenii, “hombre de gran ingenio”, tipo corriente en latín clásico, es innecesario, dada la significación del sustantivo en genitivo. Ernout-Thomas3 dicen que el giro tiene origen hebreo y que sólo se extendió tardíamente por influjo de la lengua de la Iglesia. Otros autores hablan de una manera más gene ral de influjo oriental, sin precisar más4. Todos estos datos apuntan ya hacia algo especial y novedoso dentro del campo de la sintaxis latina, y realmente lo es. La difusión de la expresión en el latín tardío, en especial en los autores cristianos, se debe con total seguridad al influjo de las versiones latinas de la Biblia, que lo emplean de modo habitual con todo tipo de sustantivo y no sólo con res, vir y homo, como suele suceder en los autores tardíos no cristianos5. El origen de la construcción en el latín bíblico se remonta al texto hebreo de la Biblia, en la Vg, y a la versión griega de los Setenta -que, a su vez, depen de del hebreo-, en la VL. En cualquier caso, es un hebraísmo sintáctico, calcado sobre la construcción hebrea y aramea habitual, consistente en usar un sustanti vo dependiendo de otro sustantivo, a través de cuya construcción la lengua hebrea y aramea bíblicas suplen la notoria escasez de adjetivos. Este genitivo expresa, pues, una cualidad del sustantivo y equivale a un adjetivo calificativo6. El giro pasó, en primer lugar, de una manera habitual a la versión griega de los Setenta, que suele traducirlo de un modo literal. Pero pasó también a la lite ratura bíblica, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, escrita directa mente en griego, y a las obras patrísticas primitivas escritas en griego, como la Epístola de Bernabé, la Segunda Epístola de Clemente a los Corintios, el Pas tor de Hermas, etc. En todos estos casos el genitivo subraya la cualidad y suple, por tanto, al adjetivo calificativo correspondiente. 1 P ara toda esta cuestión rem itim os a nuestro trabajo: "C onsideraciones sobre el lla m ado "genitivo de cualidad" en el latín bíblico", en A nalecta M a lacitana (= A nM al) 6 (1983) 279-299, en donde dam os una gran can tid ad de ejem plos, sin p reten sio n es de hab er agotado la m ateria. 2 L eum ann - H o fm a n n - S zantyr, L atein isch e G ram m atik (o.c.), p. 70. 3 E rnout-T hom as, Syntaxe latine, París 1964 2, p, 44, dicen: "Ce d ern ier tour, d'origi ne é trangère (hébraïque), ne s'est rép en d u que tardivem ent par la langue de l'É glise". 4 Así, por ejemplo, G. Kittel, Theologisches Wôrterbuch zum N. T., I, Stuttgart 1933, p. 365. s Cf. L eum ann - H o f m a n n - Szantyr, (o.c.), p. 70. 6 Cf. m i trabajo: "C onsideraciones sobre el llam ado "genitivo de cualidad" en el latín bíblico", I.e ., p. 280 (con bibliografía).
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Por lo que se refiere a las versiones latinas de la Biblia, hay que señalar que conservan el giro habitualmente en donde lo encontraban en el texto original hebreo o griego, y que incluso a veces lo introducen por propia cuenta, tradu ciendo una sola palabra hebrea o griega por el giro con el genitivo de cualidad. has fórmulas, tipos y modos de empleo son los siguientes: Α Λ Α -El nominativo es un sustantivo concreto y el genitivo un sustantivo abstracto. Los ejemplos del latín bíblico son incontables y todos corresponden a modelos hebreos -o griegos, en su caso, pero influidos por el hebreo- Por ejem plo: odor suavitatis , “olor suave” y no “olor de suavidad”; virga impietatis, “vara impía”; opera impietatis, “obras malas”; electio gratiae, “elección gratui ta”; donum gratiae, “don gratuito”; verba gratiae, “palabras alegres”; interitus carnis, “muerte corporal”; corona gloriae, “coiona gloriosa”; Dominus gloriae, Señor glorioso”; adventum gloriae, “venida gloriosa”; sedes gloriae, “trono glorioso”; zona gloriae, “vestido espléndido”; splendor gloriae, “resplandor m agnífico, extraordinario”; sedes iniquitatis, “tribunal inicuo”; verbum veritatis, “palabra verdadera”; via veritatis, “camino verdadero”; civitas verita tis, “ciudad fiel”; corona iustitiae, “corona justa”; viae iustitiae, “caminos rec tos”; victimae iustitiae, “víctimas reglamentarias”; verba mendacii, “palabras mentirosas”; spes mendacii, “esperanza engañosa”; vox exultationis, “voz exul tante”; viscera misericordiae, “entrañas compasivas”; vox virtutis, “voz podero sa”; virga aequitatis, “cetro justo”; civitas sanguinum, “ciudad sanguinaria” (aquí hay un doble hebraísmo, porque se usa sanguines, “sangre”, en plural); sedes magnitudinis, “trono majestuoso”; divinatio erroris, “adivinación erró nea”; sanctuarium fortitudinis, “santuario fortificado”; aqua refectionis, “agua restauradora”; vas electionis, “instrumento elegido”; galea salutis, “casco salva dor”; vestimenta ultionis, “vestidos vengadores, para la venganza”; montes sae culi, “montes antiguos” (Hab 3,6: este ejemplo podría entrar también en el del caso anterior, es decir, ser un superlativo: “montes antiquísimos”); colles muncli, “collados antiguos” (Hab 3,6: este ejemplo podría entrar también en el de superlativo: “collados antiquísimos”). Estos son algunos de los incontables ejemplos que hay en el latín bíblico del llamado “genitivo de cualidad” o “genitivo hebraico”, y que dependen siem pre del texto hebreo o arameo de la Biblia, o al menos de la mentalidad semítica de los autores sagrados, cuando se trata de autores que escribieron en griego, tanto del Antiguo, como del Nuevo Testamento, y, desde luego, dependen siem pre del hebreo o arameo en la versión de los Setenta, de donde han pasado a la VL, y que Jerónimo conservó en medida absolutamente llamativa en su Vg'. 1 Leum ann -H o fm an n - Szantyr, Lateinische Grammatik (o.c.), p. 64 reconocen también, al m enos en parte, el origen hebreo de estos genitivos: zum Teil auch d w c h hehraischen Einfluss.
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4.1.2.- Genitivo acompañado de un pronombre. Más extraño aún que el anterior a la idiosincrasia de la lengua latina es el giro en el que el genitivo va acompañado de un pronombre, que en latín normal debería compañar al sustantivo regente. Los ejemplos siguientes confirman cuanto estamos diciendo: virga virtutis tuae, “tu cetro poderoso”, y no “el cetro de tu poder”; corpus carnis eius, “su cuerpo carnal”; corpus humilitatis nostrae, “nuestro cuerpo humilde”; corpus mortis huius, “este cuerpo mortífero”; vasa decoris tui, “tus objetos preciosos”; brachium fortitudinis suae, “su brazo fuer te”; urbs fortitudinis nostrae, “nuestra ciudad fuerte”; gladius gloriae tuae, “tu espada gloriosa”; divitiae gloriae hereditatis eius, “sus espléndidas riquezas hereditarias”, o “las espléndidas riquezas de su herencia”, en cuyo caso no se trataría de este tipo de construcción; revelatio gloriae eius, “su revelación glo riosa”; ira indignationis eius , “su ira indignada”; spiritus furoris eius, “su soplo furioso”; virga irae suae, “su látigo airado”; cornu salutis meae, “mi fuerza sal vadora” (aquí hay un doble semitismo, porque cornu significa “fuerza, poder”); verbum virtutis suae, “su palabra poderosa”; angeli virtutis eius, “sus ángeles poderosos”; idola argenti sui, sus ídolos plateados”; arca sanctificationis tuae, “tu arca santa”; vestimenta ornatus sui, “sus vestidos suntuosos”; caro turpitu dinis suae, “su carne indecorosa” (= “su desnudez”); verbum abominationis huiuscemodi, “esta cosa abominable” (aquí hay un doble semitismo, porque verbum significa “cosa”); doctrina vanitatis eorum, “su religión vana”; verbum patientiae meae, “mi recomendación constante”; equum gloriae suae, “su caba llo majestuoso”. 4.1.3.- Los genitivos inversos. La lengua latina empleaba más que nosotros sustantivos abstractos con un genitivo para suplir expresiones adjetivales. Este giro, llamado por algunos “genitivo inverso”, porque el término en genitivo es el verdadero sustantivo y el nominativo suple al adjetivo. Este tipo de genitivo existía en latín clásico, pero era poco frecuente (cf. Cic. Att 8,12,5: tristitia illorum temporum, “aquellos tristes tiempos). El latín bíblico no sólo conoce este giro, sino que lo emplea profusamente. Pero hay que advertir que el origen de la expresión bíblica no hay que buscarlo en el latín profano de la época, ni en el latín clásico, sino en el giro hebreo correspondiente, cuya exactitud literal han querido conservar los traductores de la Biblia. Además, en el giro bíblico hay que distinguir dos tipos de “genitivos inver sos”; uno, que coincide sustancialmente con el del latín profano clásico y postclásico, aunque el origen y finalidad son distintos de estos tipos de latín; y otro,
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totalmente nuevo, propio del latín de la Biblia, que consiste en añadir el pro nombre -en las frases que llevan pronombre- al genitivo, en vez de al sustanti vo abstracto, como lo exige el sentido. He aquí ejemplos de ambos giros: 4.1.3.1.- Sustantivo abstracto con “genitivo inverso” normal: Hay muchos ejemplos: abundantia gratiae, “gracia abundante”; abundantia aquarum, “aguas abundantes”; multitudo equitum, “mucha caballería”; multitu do dierum, “muchos días”; multitudo maris sonantis, “mar muy embravecido”; magnitudo praedae, “gran botín”; magnitudo divitiarum, “grandes riquezas”; sublimitas hominum, “hombres altivos”; sublimitas sermonis, “palabra subli me”; longitudo dierum, “largos días”; altitudo terrae, “tierra profunda”; suavi tas odoris, “olor suave” (cf. odor suavitatis, “olor suave”, del apartado ante rior); altitudo virorum, “varones altivos” (si se considera como un genitivo de cualidad normal, la traducción sería “altivez humana”). 4.1.3.2.- Sustantivo abstracto con genitivo y pronombre·. Los ejemplos son muy numerosos: multitudo iniquitatis tuae, “tus muchas iniquidades”; multitudo fructus sui, “su mucho fruto”; multitudo negotiationis tuae, “tus muchos negocios”; longitudo dierum tuorum, “tus largos dias”; mag nitudo brachii tui, “tu gran poder” (nótese el hebraísmo de brachium (= brazo) con el significado de “poder, fuerza”); altitudo cordis eius, “su corazón altane ro”; gloria vocis suae, “su voz majestuosa”; gloria saltus eius, “su bosque esplendoroso”; altitudo oculorum tuorum, “tus ojos altivos”; virtus operum suo rum, “sus obras poderosas”. Y otros muchos ejemplos. Ya dijimos antes que este giro es bíblico y no del latín profano, ni siquiera del latín cristiano. 4.1.4,- La metáfora genealógica. Entre los genitivos de cualidad en el latín bíblico destaca por su novedad, y sobre todo por su frecuencia el giro formado por el sustantivo filius, seguido de un genitivo abstracto, a través del cual se expresa la íntima relación entre dos cosas o entre dos personas o entre una persona y una cosa, como si se tratara de una relación entre un padre y un hijo. El giro existe en griego y en latín (fortu nae filius, “hombre de suerte, mimado por la suerte”: Cic. Att. 1,13,4). Por tanto, el giro no es una novedad en el latín bíblico. Pero en el latín de la Biblia se usa mucho más que en griego y en latín, y se aplica a casos y cosas que el latín profano, clásico o tardío, expresa a través de los adjetivos corres pondientes. El hebreo y el arameo suplen así, una vez más, la escasez de adjeti vos. El giro ha pasado sistemáticamente a la versión giega de los Setenta, al griego del N.T., por influencia de los Setenta, además de que estaba favorecido
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por la mentalidad semítica de los autores del N.T. Hay dos tipos de filius con genitivo: 4.1.4.1,- Filius en sentido real o metafórico con un genitivo abstracto. Este tipo es más acorde con la idiosincrasia de la lengua latina; pero los ejemplos que se citan son todos propios de la Biblia latina:///// abominationum, “hijos (hombres) abominables”; filii Belial, “hijos (hombres) malvados”; filius confusionis, “hombre indigno”; filii captivitatis, “hombres cautivos” (nótese el hebraísmo del uso del abstracto captivitas, cautividad, por el concreto captivus, cautivo)', filii diffidentiae, “hombres rebeldes”; filii fortitudinis, “hombres vale rosos”; filii iniquitatis, “hombres malvados”; filii institorum , “seres orgullo sos”; filii irae, “hombres exasperantes; filii mortificatorum, “reos de muerte”; filii maledictionis; “seres malditos”; filii olei, “personas ungidas”; filius perdi tionis, “hombre perdido”; filii stultorum, “hombres necios”; filii terrae, “los terrenos: los hombres”; filii transmigrationis, “los desterrados”; filii tonitrui, “hombres impetuosos”, y otros muchos ejemplos. 4.1.4.2,- Filius en sentido real o metafórico con genitivo y pronombre. Este tipo es propio del latín bíblico: filii deliciarum tuarum, “tus hijos deli ciosos”; filius dilectionis suae, “su Hijo amado”; filii dispersorum meorum, “mis hijos dispersos”; filii sterilitatis tuae, “tus hijos no tenidos, inexistentes”, y otros ejemplos. 4.1.4.3.- Filius en sentido real o metafórico con genitivo concreto. Este tipo es igualmente propio del latín bíblico, y sobre todo de la VL: filius centum annorum (Jue 2,8 VL), “hijo de cien años” (= tenía cien años); filius unius anni erat Saul (ISm 13,1 Vg), “hijo de un año (= tenía un año) Saúl”1. Este uso es frecuente en la VL; en cambio, la Vg suele evitarlo. Es un hebraís mo evidente2. 4.1.5,- Homo con genitivo. En el latín bíblico existen otros giros, formados por homo y un genitivo abstracto, que equivalen a un genitivo de cualidad, y en las versiones latinas de la Biblia suplen a adjetivos. Estos giros aparecen también en la versión griega de los Setenta y en el N.T. griego. Son evidentemente giros heredados del 1 N o entram os aq u í en la cuestión histórica del dato, que no interesa en este m om en to; véanse los com entarios exegéticos al texto. 2 Cf. W . Süss, Studien zu r lateinischen B ibel, T artu 1932, p. 51; ya San A gustín afir m aba que era una expresión hebrea.
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hebreo y del arameo. Su presencia, esporádica, en textos tardíos, independiente mente de textos bíblicos, indica que se debe a una tendencia de la lengua vul gar. Hay dos tipos: 4.1.5.1.- Homo con genitivo abstracto. Este tipo se amolda más a las estructuras de la lengua latina: homo iniquita tis, “hombre inicuo”; homo sanguinis, “hombre sanguinario”; homines miseri cordiae, “hombres compasivos”. 4.1.5.2,- Homo con genitivo abstracto y pronombre. Este tipo es propio del latín bíblico: homo pacis meae, “mi amigo”. 4.1.6.- Vir con genitivo. Este empleo de vir con un genitivo, para expresar una cualidad, no es des conocido del latín tardío; pero es menos frecuente que en latín bíblico, y, ade más, el origen del giro es distinto. En el latín tardío profano tiene origen popu lar. En el latín bíblico -y lo mismo en la versión griega de los Setenta- tiene su origen en la lengua hebrea, cuya traducción literal intentan reproducir los tra ductores de los textos bíblicos. Hay dos tipos: 4.1.6.1,- Vir con genitivo abstracto. Este tipo es común al latín bíblico y al latín tardío profano, aunque el ori gen, como se ha dicho, es distinto: vir belli, “hombre guerrero, el guerrero”; vir Belial, “hombre malvado, el malvado”; vir consilii, “hombre sensato”; vir dolo rum, “hombre dolorido”; vir mortis, “hombre digno de muerte”; vir sanguinum, “hombre sanguinario” (nótese el hebraísmo de sanguines, “sangres”, en plural, cuando en latín clásico sólo se usa en singular); vir desideriorum, “hombre grato (a Dios)”, y otros ejemplos. 4.1.6.2,- Vir con genitivo abstracto y pronombre. Este tipo es propio del latín bíblico: vir dexterae tuae, “tu hombre preferi do”; viri foederis tui, “tus aliados”; viri pacis tuae, “tus amigos”; vir voluntatis meae, “mi hombre preferido”. El latín cristiano toma alguno de estos genitivos del latín bíblico, sobre todo, el primer tipo. Todos ellos son, de todas formas, típicamente bíblicos, o por su origen semítico o, al menos, por su uso abundante y empleo en giros nuevos e inusitados.
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5 - E l v o c a tiv o D e u s
Como es sabido, la forma Deus para indicar el vocativo empieza de manera sistemática en la Biblia latina (Vetus Latina y Vulgata)1y la continúan los auto res cristianos, y de ellos pasa al lenguaje latino ordinario. Es muy probable que esta transformación se deba a influjo de la Septuaginta, que adopta el nom. theós en sustitución del vocativo theé, y la Septuaginta lo haya hecho por influ jo del hebreo2. Estaríamos, pues, ante un semitismo indirecto en las versiones latinas de la Biblia, tomado de los LXX. 6 - Geminación distributiva de sustantivos, numerales y adverbios. El latín bíblico dispone de procedimientos nuevos e inusitados en latín clá sico, vulgar o tardío para expresar la reduplicación distributiva, consistente en geminar sustantivos, numerales o adverbios, generalmente en singular. Este procedimiento no es el de la geminación intensiva del latín, del tipo iam iam, magis magis, magis magisque, longe longeque, modo modo, multo multoque, etc.3. No es tampoco el de la geminación enfática, por ejemplo o stulte stulte (Pl. Bacch. 814); aperite aperite (PI. Pseud. 1284); dicam dicam aliquando·, dic dic quaeso, etc.4. Se trata de un procedimiento sintáctico para expresar la idea de distribución, procedimiento normal en las lenguas semíticas, y muy especialmente en hebreo y arameo, de donde ha pasado en buena medida a la versión griega de los LXX5, al griego del NT y a los autores patrísticos griegos primitivos, como, por ejem plo, el Pastor de Hermas. Por lo que respecta al latín bíblico, hay que señalar que quedan algunos restos de este uso, derivado del hebreo (y arameo), en la Vg de Jerónimo, y del griego (influido naturalmente por el hebreo), en la VL. 6.1.- Geminación distributiva de sustantivos: Existen en la Biblia latina varios ejemplos de este uso:
1 Los casos anteriores: P riap. 42,2, (de la época de A ugusto) y Scrib. L arg 84 (del 47/48 d. C r.) son esporádicos y sin trascendencia; cf. L eum ann - H ofm ann - Szantyr, L a teinische G ram m atik (o.c.), p. 24. 2 Cf. L eum ann -H o f m a n n - Szantyr, L ateinische G ram m atik (o.c.), p. 24. ·’ L eu m an n - H o f m a n n - S zan ty r, L a te in isc h e G ra m m a tik (o.c.), p. 808, con otros m uchos ejem plos parecidos. 4 L eu m an n - H o f m a n n - S zan ty r, L a te in isc h e G ra m m a tik (o.c.), pp. 8 0 9-810, con otros m uchos ejem plos. 5 L os datos de los L X X se encuentran en A. H ilhorst, Sém itism es et latinism es dans le P a steu r d'H erm as, N im eg a 1976, p. 115 n. 2; se trata de: a) red uplicación de sustanti vos; b) reduplicación de num erales; c) reduplicación de sustantivos con preposición; d) reduplicación de num eralñes con preposición, y los textos correspondientes de los LX X .
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a) Gens: gens et gens, “cada gente, cada nación” (2Re 17,29)'. b) Familia: familae et familiae, “cada familia” (Zac 12,12,14). c) Generatio: la expresión más frecuente en la Biblia es generatio et generatio, “cada generación, cada edad” (Ex 3,15)2, que puede aparecer bajo la forma de a generatione in generationem, “en cada generación” (Ex 17,16; Sal 10,6; 76,9; 84,6; 89,1; Eclo 39,13; 44,14; Is 34,10), de donde se deriva la locución española “de generación en generación”. d) Progenies: en vez de generatio los traductores de la Biblia utilizan a veces progenies, como en Sal 48,12: progenies et progenies, “cada generación”, o en Lc 1,50: progenie in progenies, “en cada generación”. e) Dies: este sustantivo ha dado origen a varias fórmulas de sentido distributivo, traducidas todas ellas literalmente del hebreo, o tomadas del griego, pero procedentes del hebreo. La más frecuente es de die in diem, “cada día” -de donde se deriva la expresión española “de día en día”- (Is 58,2; Sal 61,9; 96,2; 2Cor 4,16); o también ex die in diem, “cada día” (lCro 16,23), o a die bus in dies, “cada día” (Ex 13,10), o diei in die suo, “de cada día” (Esd 3,4). Sin repetición del sustantivo, pero con el mismo significado distributivo hay otras dos fórmulas: Ia) die quotidie, “cada día” (Sal 68,20); 2-) unusquisque dies, “cada día” (2Cro 8,14), que sería la fórmula normal en latín. Jerónimo evita muchas veces la expresión hebrea que comentamos y la traduce por el adverbio clásico correpondiente quotidie (así en Prv 8,34; Est 2,11; Ex 5,13, etc.). f) Annus: paralela a la anterior existe también en la Biblia latina, tomada del hebreo, la expresión: ab anno in annum, “cada año” -la frase española “de año en año” es su correspondencia exacta- (Zac 14,16; Neh 10,35). Jeróni mo suele evitar esta fórmula, demasiado calcada del hebreo, y la sustituye por la normal y clásica per singulos annos (Así en 2Cro 8,13, etc.)3. De las expresiones anteriores hay que distinguir otras que por su forma externa son iguales, pero que no tienen sentido distributivo, sino que expresan otros conceptos, como la diversidad, las diferentes especies de una cosa, etc., por ejemplo: pondus et pondus (Prv 20,10,23), que significa “emplear pesos 1 E n este m ism o verso Jerónim o traduce idéntica expresión h eb rea por su exacta y clásica correpondencia latina: unaquaeque gens, "cada nación". 2 El resto de los ejem plos, que son m uchos, puede verse en O. G arcía de la Fuente, "L a r e d u p lic a c ió n d is tr ib u tiv a e n el la tín b íb lic o " , e n H o m e n a je a P e d r o S á in z R odríguez, II, M adrid 1986, pp. 279-283, en p. 280. ’ Para m ás textos de esta sustitución rem itim os a O. G arcía de la Fuente, "L a redupli cación", ibid., p. 281.
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distintos para aplicarlos injustamente en procecho propio”. Jerónimo en otro pasaje da el sentido real de la frase anterior, al traducir las mismas palabras por diversa pondera, “distintos pesos”. Mensura et mensura (Prv 20,10), significa emplear medidas distintas. La frase in corde et corde locuti sunt (Sal 12,3) significa “hablaron con corazones distintos (= corazones dobles, es decir, falsos). Este significado está corroborado por la versión que da Jerónimo de un texto paralelo: non in duplici corde , “no con corazón doble” (lCro 12,33). Tampoco tiene sentido distributivo, sino indefinido, la repetición del sus tantivo homo o vir en los casos siguientes: homo homo qui = “cualquiera que, quienquiera que” (Ez 14,7); homo homo quicumque - “cualquiera que, quien quiera que” (Lv 20,10 VL); homo homo filiorum Israel (Lv 17,3 VL), “cualquien hombre de los hijos de Israel”; homo homo si maledixerit Deum suum (Lv 24,15 VL), “cualquier hombre que maldiga a su Dios”. En estos casos el sustan tivo homo repetido, en cuanto traducción literal del hebreo, equivale a un inde finido, como quisque o quicumque (Véase antes cuando hablamos de los indefi nidos). Y lo mismo se ha de decir de la repetición de vir: viro viro cuicumque fuerit fluor (Lv 15,2 VL), “cualquier hombre que padece flujo (seminal)”; viri viri si praevaricata fuerit uxor eius (Nm 5,12 VL), “si la mujer de cualquier hombre ha prevaricado” (aquí existe además el hebraísmo de la repetición del pronombre eius). La frase servabis pacem pacem (Is 26,3) significa “guardarás la laz, sí la paz” o “la paz verdadera”, con sentido enfático. El texto de Jr 24,3 presenta un caso curioso de superlativos expresados por positivos, por tanto, no es un texto de geminación distributiva. El texto dice así: Quid tu vides, Ieremia? Et dixi: ficus ficus bonas bonas valde, et malas malas valde. Hemos omitido con toda intención la puntuación para que aparezca más claramente la dificultad de interpretación, si no se tiene en cuenta el origen hebreo de la frase. La traducción y el sentido es el siguiente: “¿Qué ves, Jeremías? Y yo dije: ‘(Veo) higos, higos muy buenos, buenísimos, y muy malos, malísimos”. Se trata sencillamente de dos superlativos expresados por dos positivos, cosa frecuente, por lo demás, en el latín bí blico1. 6.2.- Geminación distributiva de numerales El tipo sintáctico hebreo, consistente en la repetición de un numeral para 1 Para la explicación m ás am plia de este texto, cf. O. G arcía de la F uente, "El super lativo", ibid., p. 367.
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expresar un número distributivo, sólo se conserva en estado puro una vez en la Vetus Latina: de animantibus...duo duo intraverant (Gn 7,9: Ag.Quaest. in Gn 1,8); “de los animales... habían entrado de dos en dos”; la Vg traduce duo et duo; pero el giro es frecuente en los LXX1. La Vg transforma el giro hebreo en una expresión más acorde con la lengua latina: así duo et duo (Gn 7,2,9; Eclo 33,15); unus et unus, “de uno en uno” (Is 27,12). O emplea numerales distribu tivos, como septena et septena, “siete pares de cada uno” (Gn 7,2,3), bina et bina, “dos parejas de cada uno” (Gn 7,15); bini et bini, “dos parejas de cada uno” (lCro 26,17). 6.3.- Geminación distributiva de adverbios El latín bíblico conserva algunos ejemplos de geminación de adverbios con sentido distributivo, correspondientes todos ellos al término hebreo boqer, “mañana”, el cual, unido a la preposición be, “en”, forma la expresión adverbial babboqer, “de mañana”, y repetido el término constituye el giro distributivo “mañana por mañana”, es decir, “cada mañana”. He aquí los ejemplos: mane mane erigit mihi aurem (Is 50,4), “cada mañana despierta mi oído”; mane mane iudicium suum dabit (Sof 3,5), “cada mañana pronunciará su juicio”; college runt illud mane mane (Ex 16,21 VL), “lo recogieron cada mañana” (el maná). Esta fórmula aparece reforzada por la partícula cata, de sentido distributivo: cata mane mane (Ez 46,14,15), “cada mañana”2. Jerónimo traduce de otras maneras menos extrañas el giro hebreo: quotidie mane (Ex 36,3), “cada día por la mañana = cada mañana”; mane diluculo (Is 28,19), “por la mañana temprano”, es decir, “cada mañana”; semper mane (Ez 46,13), “siempre de mañana” = “cada mañana”; per singulos dies mane (2Cro 13,11), “cada día por la mañana” = “cada mañana”; mane per singulos dies (Lv 6,12), “por la mañana cada día” = “cada mañana”. La VL conserva en este texto la fórmula geminada mane mane, “cada mañana”. El adverbio válele repetido tiene valor enfático de superlativo: et invalesce bant valde valde (Ex 1,12 VL), “y crecían (los hebreos en Egipto) muchísimo” (o cada vez más)3; grando autem multa valde valde (Ex 9,18 y 24 VL), “pero la granizada era grandísima en gran medida4”. Es evidente que en estos casos mencionados la fórmula latina se remonta al griego de los LXX. Pero sí corres ponde al hebreo, y al griego, el texto: terram quam exploravimus eam bona est valde valde (Nm 14,7 VL), “la tierra que hemos explorado es muy buena” (hay 1 V éase O. G arcía de la Fuente, "L a reduplicación", ibid., p. 280, n. 9. 2 Q ue sea un hebraísm o lo dicen tam bién L eum ann - H ofm ann - Szantyr, L ateinische G ram m atik (o.c.), pp. 254-255. 3 L a traducción no corresponde literalm ente al TM , p ero sí a los LX X . 4 El T M sólo tiene una vez el adverbio m e'od, "m ucho" en am bos textos; los L X X , en el V. 18 tienen una sola vez sfodra, "m ucho"; en cam bio en el v. 24 lo repiten dos veces.
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otro hebraísmo en el uso del pronombre eam, como hemos dicho antes). La Vg traduce por valde bono est'. De acuerdo con cuanto hemos expuesto: 1) El latín profano clásico y postclásico desconoce la geminación distributiva de sustantivos, numerales y adverbios. 2) Esta geminación tiene probablemente origen bíblico, es decir, se origina en las versiones latinas de la Biblia por influjo del griego, el cual, a su vez, está influido por el hebreo y el arameo, y de aquí pasó probablemente a los escri tos cristianos, como la Peregr. Aeg. 6,2: signa sibi locis et locis ponent, en donde el sustantivo repetido tiene sentido distributivo2. 3) Si la reduplicación distributiva tiene origen popular, como afirman algunos3, los casos de la Biblia latina se remontan al texto original hebreo, del que pretenden ser una traducción fiel. Se trataría, al menos, de semitismos cuan titativos o de semitismos de origen. 3.- El adjetivo 1,- Grados del adjetivo: 1.1 - El uso del comparativo: Los dos tipos clásicos de comparativo, doctior Petro y doctior quam Petrus, se convierten en el latín bíblico en una variedad ver daderamente sorprendente de construcciones4 para traducir la única forma hebrea de traducirlo, que es por medio de la partícula min, “de, desde, por, a partir de”, puesta detrás del adjetivo siempre en grado positivo. Estas construcciones son, además de las clásicas, las siguientes: quam detrás de un positivo: candidi dentes eius quam lac (Gn 49,12 VL), “sus dientes son más blancos que la leche”, es un hebraísmo (Véase depués en influjo griego); plus / magis quam detrás de un posi tivo; genitivo; dativo; ab detrás de un positivo o un comparativo; super detrás de 1 Q ue se trate de un hebraísm o lo reconocen tam bién L eum ann - H ofm ann - Szantyr, Lateinische G ram m atik (o.c.), p. 809: in der B ibel ist z.B. "valde valde" w ohl ein Hebraismus. Sobre otras com binaciones de adverbios, de igual sentido, com o nim is valde I valde nimis, etc., rem itim os a O. G arcía de la Fuente, "Sobre la colocación de los adverbios de cantidad en el latín vulgar y en el latín bíblico", en Latin vulgaire - Latín ta rd if III. A ctes du Illèm e Colloque intern, sur le latin vulgaire et tardif, T ubinga 1992, pp. 143-157. 2 Cf. E. L ôfstedt, P h ilo lo g isch e r K o m m en ta r zu r P ereg rin a d o A etheriae, U ppsala 1911 (reim pr. 1936), pp. 84-85. 3 A sí L eum ann -H o f m a n n - S zantyr, L a teinische G ram m atik (o.c.), p. 197, con refe rencia a otros autores. 4 H em os encontrado 12 en los antiguos salterios latinos y 13 y 6 en el G énesis de la V L y de la V g respectivam ente, cf. O. G arcía de la Fuente, "El com parativo en las antiguas ver siones latinas del Génesis", en E m erita 4 4 (1976) 321-340; Id., "El com parativo en las anti guas versiones latinas del Salterio", en L a C iudad de D ios 190 (1977) 299-316.
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un positivo o un comparativo; prae detrás de un positivo o un comparativo; supra detrás de un positivo; ex detrás de un positivo; inter detrás de un positivo. De todas estas construcciones, cuatro por lo menos, es decir, dos con segu ridad: ab con un comparativo1y más aún con un positivo2, y otras dos con gran probabilidad: super en sus dos formas, con positivo y con comparativo, son en último análisis calcos sintácticos hebreos, aunque haya podido influir en su pro pagación la versión de los LXX. Otras de las construcciones mencionadas dependen de los LXX o son construcciones vulgares. 1.2.- Uso del superlativo3: La Biblia latina ofrece el testimonio más elocuente de todos los cambios, desplazamientos y desviaciones que sufrieron los grados de comparación del adjetivo en el latín tardío. 1.2.1,- Construcciones superlativas varias: La lengua hebrea posee, como la latina, dos tipos de superlativo, el absolu to, altissimus, “altísimo”, y el relativo, altissimus omnium, “el más alto de todos”. Pero, como carece de superlativos orgánicos, para expresar la idea superlativa recurre a un adjetivo siempre en grado positivo, determinado, o por el artículo, “el pequeño”, o por un nombre determinado, “el pequeño de los her manos”, o por un sufijo, “el pequeño de ellos”. Estas construcciones hebreas dan en el latín bíblico los siguientes resulta dos: 1) superlativo propiamente dicho; 2) comparativo por superlativo; 3) posi tivo por superlativo; 4) comparativo por positivo; 5) superlativo por positivo; 6) superlativo por comparativo. Es decir, la confusión de los grados de compara ción es total. 1.2.1.1,- La sustitución de un positivo por un superlativo en la construcción preposicional del tipo magnus e fratribus (Lv 21,10 VL), “el grande de los her manos”, es un giro de origen hebreo en el latín bíblico4. 1.2.1.2,- El tipo sintáctico fortes illius (Jr 50,36), “los (más) fuertes de 1 El influjo hebreo para este tipo de com parativo lo adm iten tam ién L eum ann -H o fm a n n - Szantyr, L a teinische G ram m atik (o.c.), p. 11. 2 Cf. L eum ann -H o f m a n n - Szantyr, (o.c.), p. 112: "reiner H ebraistm ts ist "ab" nach einem P ositiv. 3 Para toda esta cuestión rem itim os a O. G arcía de la Fuente, "E l superlativo en la B iblia latina", en E m erita 46 (1978) 347-367. 4 Cf. O. G a rcía de la F uente, "El su p e rlativ o en la B ib lia latin a", en E m e rita 46 (1978), p. 365.
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ellos”, representado por un positivo -en vez de un superlativo- seguido de un genitivo partitivo es un calco hebreo, al menos en base a la frecuencia de su uso en la Biblia latina, es decir, es, al menos, un semitismo cuantitativo y de origen1. De todos estos tipos de construcciones la más alejada de las estructuras lati nas clásicas es la del positivo con preposición: magnus e fratribus (Lv 21,10 VL), “el grande (= el mayor) de los hermanos”; fortes de filiis (Is 21,17 Vg), “los fuertes (= más fuertes) de los hijos”. Esta construcción es un calco sintácti co hebreo en la Vg y un calco sintáctico hebreo a través del griego en la VL. 1.2.2,- El genitivo superlativo2: El tipo de superlativo hebreo, representado por la repetición del mismo nombre, generalmente en plural, del tipo vanitas vanitatum (Ecle 1,2), “vanidad suprema”, está ampliamente atestiguado en el latín bíblico. Los ejemplos son los siguientes: canticum canticorum (Cant 1,1), “el cantar por excelencia, el cantar supremo”; saecula saeculorum (Tob 8,9), “siglos (venideros) más remo tos”, “siempre”; sanctum sanctorum (Lv 2,3), “el lugar santísimo”; sancta sanc torum (Lv 6,17), “las partes o las cosas más sagradas”; servus servorum (Gn 9,25), “el último siervo”; princepsprincipum (Nm 3,32), “el príncipe supremo”; principes principum (Ez 23,33), “los príncipes supremos”; Deus deorum (Dt 10,17), “el Dios supremo, único”; Dominus dominorum (Sal 136,3), “el Señor supremo, único”; Dominus dominantium (Dt 10,17); caeli caelorum (IRe 8,27), “los cielos más altos”; caelum caeli (Sal 68,34), “el cielo más alto”; caelum caelorum (Neh 9,6), “el cielo más alto”; rex regum (Dn 2,37: arameo), “el rey supremo”; generationes generationum (Is 51,8), “las generaciones (venideras) más alejadas”; saeculum saeculi (Is 45,17), “el siglo (venidero) más remoto”; generationes saeculi saeculorum (Ef 3,21), “las generaciones de los siglos (venideros) más remotos”; dies generationis et generationis (Sal 61,7), “la fecha de la genenación (venidera) más remota”3. 1.2.3.- Otras equivalencias del superlativo·. Y más novedosas aún resultan otras expresiones de carácter superlativo del tipo de cedri Dei, “los cedros altísimos” (Sal 80,11); montes (mons) Dei, “los 1 Cf. O. G arcía de la Fuente, "El superlativo" (I.e .), p. 365. 2 P a ra toda esta cuestión rem itim os a O. G arcía de la Fuente, "El superlativo en la B iblia latina", en E m erita 46 (1978) 347-367, en pp. 362-364, e n donde se trata am p lia m ente este tem a y se h ab la de su origen hebreo en el latín bíblico, a pesar de que hay algunos ejem plos en el latín profano. L as citas com pletas se dan en este trabajo. A quí sólo darem os un ejem plo de cada uno. 1 El o rigen sem ítico (hebreo) de estos giros e n la B iblia nadie lo pone en duda, cf. L eum ann - H o fm a n n - Szantyr, L a teinische G ram m atik (o.c.), p. 55: "sind die F orm eln der B ib e l... lezten E n d es S em itism en ".
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montes (el monte) más altos” (Sal 36,7; 68,16); llamas de Yahvéh (= “llamas divinas, intensísimas”, según el texto hebreo de Cant 8,6, traducido por la VL por flammae eius, y por la Vg por ignis atque flammarum, y otras parecidas 1. El latín cristiano toma estas expresiones de la Biblia, cuando las usa, y todo latinista descubre fácilmentej}ue se trata de expresiones exóticas, ajenas al pro pio latín, y cualquier persona medianamente culta siente que son locuciones aje nas a nuestras lenguas occidentales, cuando las oye o las lee. 1.2.4,- El superlativo expresado por los adverbios “nimis, valde, vehementer, satis”2: Estos adverbios sustituyen muchas veces en el latín bíblico al superlativo absoluto latino clásico. Nimis y valde son, en la Biblia latina, perfectamente intercambiables y se usan indistintamente, y casi el mismo número de veces en la Vg (nimis 144 veces; valde 159 veces). Algo parecido sucede con vehemen ter, aunque su uso es algo más restringido. Satis se emplea poco como traduc ción del hebreo me’od, “mucho, muy”. Por lo que respecta al orden de estas palabras existe una gran innovación con relación al orden normal clásico: determinante-determinado, es decir, adverbio -adjetivo. En el latín bíblico el orden es el contrario: adjetivo- adver bio: fortis nimis; bona valde; sicca vehementer; boni satis. Este orden en el latín bíblico depende casi siempre del orden hebreo, y en los textos traducidos del griego del griego, el cual, a su vez, depende del hebreo. 4.- El pronombre: 1.- Los demostrativos: Los demostrativos presentan algunos fenómenos sin tácticos nuevos. 1.1.- Pronombre redundante: Existe un uso pleonástico en oraciones de relativo. El origen de la cons trucción está en el hecho de que la partícula hebrea ‘aser, usada como pro ' N uestro trabajo citado antes, term ina así, hablando de estas construcciones: "Por lo que respecta al latín bíblico, podem os afirm ar sin género de duda que las fórm ulas que nos ocupan son siem pre una traducción literal del hebreo (o aram eo) y que p o r tanto se explican p o r influjo sem ítico, al m enos en cuanto a su frecuencia y uniform idad" (cf. Ibid., p. 364). 2 Sobre e ste tem a rem itim os a O. G arcía de la F uente, "Sobre la colocación de los adverbios de cantidad en el latín v ulgar y en el latín bíblico", en L a tin vulgaire - Latin ta rd if III, A ctes du Illè m e C olloque international sur le latin vulgaire e t tardif, M ax Niem eyer V erlag, T ubinga 1992, pp. 143-157.
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nombre relativo, y el demostrativo zeh, permanecen invariables y pueden expresar todo tipo de relaciones, y por eso no son suficientemente claras esas relaciones. Para evitar esta dificultad, la lengua hebrea recurre a un pronom bre pleonástico, que señala la relación exacta en que se encuentra el relativo dentro de su propia oración, cosa que en latín es totalmente innecesaria, por que el relativo tiene género, número y caso. En el latín bíblico pueden presen tarse dos casos: 1.1.1,- El pronombre redundante aparece en la misma oración de relativo: civitates in quibus ipsi inhabitant in ipsis (Nm 13,20 VL), “ciudades en las que ellos habitan en ellas”; quorum non audiantur voces eorum (Sal 18,4 Vg), “de las que no se oigan las voces de ellas (las palabras)”; beata gens cuius est Dominus Deus eius (Sal 32,12 Vg), “feliz la nación de quien el Señor es el Dios de ella”; beatus vir cuius est nomen Domini spes eius (Sal 39,5 Vg), “feliz el hombre de quien el nombre del Señor es la esperanza de él”; cuius ventilabrum in manu eius (Lc 3,17 VL y Vg), “cuyo bieldo en la mano de él”; terram in qua inhabitaverunt in eam (Ex 6,4 VL), “a la tierra en la que habitaron “en ella”; in quibus libabis in eis (Ex 26,29 VL), “(objetos) con los que libarás “con ellos”; et stolas in quibus sacrificabunt in eis (Ex 35,12 VL), “(hacer) las estolas con las que sacrificarán “con ellas”; et fa ce rent omnia opera quae praecepit Dominus fieri ea (Ex 35,22 VL), “e hicie ran todas las obras que mandó el Señor que se hicieran “ellas”; et fu erit delictum in quo deliquit in eo (Lv 23 VL), “y fuera un delito con el que delinquió “con él” (Y passim en el Pentateuco del Códice Lugdunense de la VL) , etc.1. 1.1.2.- El pronombre redundante aparece en otra oración y la oración de relativo forma una especie de anacoluto; el pronombre redundante sirve para coordinar las dos oraciones: Beatus vir “qui” non abiit..., sed in lege Domini voluntas “eius” (Sal 1,1), “bienaventurado el hombre que no va..., sino que en la ley de Dios (está) la voluntad de él” (= el hombre); sanctis, “qui” sunt in terra eius... omnes voluntates meas in “eis” (Sal 16,3), “a los santos, que están en su tie rra..., todas mis voluntades en ellos”; benedictus vir “qui” confidit in Domino, 1 Cf. O. G arcía de la F uente, "U so del pronom bre redundante en los antiguos salte rios latinos", en D u riu s 3 (1975) 9-26. A quí se d a la ju stificació n de este giro de origen hebreo, con el análisis com pleto de los textos del Salterio. L as explicaciones, no obstan te, valen para el resto de los textos del AT. H. R onsch, Itala u n d V ulgata (o.c.), pp. 444445 ex am in a este giro, pero erróneam ente lo atribuye a "influencia griega". L a influencia griega se da, sin duda, en los textos traducidos del griego; pero el griego de los L X X recibe, a su vez, el influjo hebreo. H e aquí com o decim os en nuestro trabajo: "En d efini tiva, la construcción griega c o n el pronom bre redundante resulta una construcción calca d a sobre el hebreo, al m enos e n cuanto a la frecuencia de su uso en los L X X ". Cf. L eu m ann -H o fm a n n - Szantyr, L ateinische G ram m atik (o.c.), p. 557 dicen lo siguiente sobre este giro: in den B ibeliibersetzungen ais p ed a n tisch e W iedergabe der hebraischen A usdrucksw eise. E l giro se debe, sin duda, a la literalidad de las versiones bíblicas.
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et erit Dominus fiducia “eius” (Jr 17,7), “bienaventurado el hombre que confía en el Señor, y el Señor será la confianza de él”, etc. Unos pocos ejemplos, traducidos directamente del hebreo, darán una idea exacta de este tipo de oraciones hebreas: 1) Oración verbal sindctica: “El profe ta que Yahvéh lo ha enviado” (Jr 28,9). 2) Oración nominal sindética: “El ani mal que él no es puro” (Gn 7,2). 3) Oración verbal asindética: “El monte (en el que) agradó a Dios habitar en él (Sal 67,17). 4) Oración nominal asindética: “Hubo un hombre en el país de Us (cuyo), su nombre era Job (Job 1,1). Esta construcción tiene probablemente origen popular, pero su enorme propagación en el latín bíblico se debe sin duda alguna a influencia hebrea, transmitida a través de la versión de los LXX. El latín cristiano recogió esta construcción del latín bíblico. Dado su origen popular y su gran difusión en el latín bíblico y en el latín cristiano, el giro se ha perpetuado en las lenguas romances. 1.2.- Empleo de los demostrativos en función parecida a la del artículo determinado de las lenguas romances. Este fenómeno lingüístico se da en la Vetus Latina'. Esta versión, en sus distintas modalidades, sólo conoce un sistema deíctico de dos grados: 1) hic e iste sirven para señalar la proximidad; iste es el más usado; b) Ule sirve para señalar la distancia. La VL no presenta huellas de la formación de los sistemas deícticos de tres grados, propios de algunas lenguas romances. El empleo de Ule no se distingue cualitativamente -aunque sí cuantitativamente- del uso del artí culo determinado en el primer período literario de las lenguas romances. lile suele ser la traducción del artículo determinado griego. Aunque Abel, en su investigación, sólo llega hasta el texto griego, podemos asegurar, por nuestra parte, que el origen de este uso hunde sus raíces en la len gua hebrea, que tiene artículo determinado, como el que existe en las lenguas romances. Algunos ejemplos de este uso: sit nomen Domini benedictum, ex hoc nunc et usque in saeculum (Sal 112,2), “que el nombre del Señor sea bendito, desde “el” ahora” hasta siempre”. El adverbio nunc está sustantivado, y el hoc hace el oficio de artículo, hoc nunc os ex ossibus meis (Gn 2,23), “esta vez es hueso de mis huesos” (palabras de Adam al ver a la mujer), etc. 1 Para esta cuestión remitimos a F. Abel, L 'a d je c tif d é m o n stra tif dans la langue de ta B ib le latine. E tude su r la fo rm a tio n des systèm es d éictiques et de l'article défini des lan gu es rom anes, Tubinga 1971.
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1.3.- Uso de los demostrativos en función de verbo copulativo (Véase antes: Elementos fundamentales de la frase: Ausencia de verbo copulativo). 1.4.- Uso del femenino de los demostrativos por el neutro correspondiente. Hay ejemplos en el latín bíblico del uso del femenino en vez del neutro del demostrativo correspondiente. Por ejemplo: “unam” petii a Domino “hanc” requiram (Sal 27,4), “’’una cosa” he pedido al Señor, “ésta” estoy esperando”; pro “hac” orabit ad te omnis sanctus (Sal 32,6), “por esto te suplica todo santo” ; “haec” me consolata est (Sal 119,50), “esto me ha consolado”; “haec” facta est mihi (Sal 119,56), “esto se me ha hecho” (= esta es mi tarea); congregabo claudi cantem et “eam quam” eieceram colligari (Miq 4,6) “recogeré a lo que cojeaba y a lo que había arrojado lo recogeré” (se refiere a las ovejas del rebaño), etc.1 Este uso en el latín bíblico se explica por influjo hebreo, poque no es más que una transcripción del giro hebreo correspondiente. 2,- Los pronombres personales: El latín bíblico, por una parte, suprime indebidamente el pronombre de 3a persona con verbos activos (véase antes, al principio de esta sección), y por otra, aumenta los términos y giros que sustituyen a los pronombres personales. Uno de estos términos, quizá el más frecuente es anima, traducción literal del hebreo nefes, utilizado con frecuencia en hebreo en función de pronombre per sonal, pero hay otros. Basten algunos ejemplos para justificar y explicar este uso, reflejo del modelo hebreo: 2.1.- Anima, “alma”: anima mea desiveravit te in nocte (Is 26,9), “mi alma (= yo) te he deseado en la noche”; ut benedicat mihi anima tua (Gn 27,19), “para que me bendiga tu alma ( = tú); pro eo quod laboravit ania eius (Is 53,11), “por que sufrió su alma (= él)”; torrentem pertransivit amina nostra (Sal 124,5), “nuestra alma (= nosotros) hemos pasado un torrente”; sanctuarium super quo pavet anima vestra (Ez 24,21), “el santuario por el cual se atemoriza vuestra alma (= vosotros)”; anima eorum delectata est (Is 66,3), “su alma ( = ellos) se han deleitado”, etc.2. 2.2,- Facies, “rostro, cara”: facies mea pracedet te (Ex 33,14), “mi rostro (= yo) te precederé”; ne accipias faciem adversus faciem tuam (Eclo 4,26), “no tengas miramientos contra tu rostro (= contigo mismo)”; etc. 1 O tros ejem plos en F. K aulen, Sprachliches H a n dbuch (o.c.), p. 171; H . R onsch, Itala und V ulgata (o.c.), p. 452. 2 Cf. O. G arcía de la F uente, "A nim a en la B iblia latina", en H elm a n tica 29 (1978) 523, en las pp. 10-14, con m uchos ejem plos.
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2.3,- Oculus, “ojo”: super inimicos meos despexit oculus meus (Sal 54,9), “mi ojo (= yo) miré con desprecio a mis enemigos; oculi tui videant aequitates (Sal 17,2), “tus ojos (= tú) ven lo recto”; sicut placuerat in oculis eius (Jr 18,4; cf. 27,5), “como le había parecido bien a sus ojos (= a él)”; etc. 2.4,- Vultus, “rostro, cara”: de vultu tuo indicium tuum prodeat (Sal 17,2), “de tu rostro (= de ti) salga mi juicio”; vultusque illius non sunt amplius in diversa mutati (ISm 1,18), “y su rostro (= ella) no se demudó más en adelante”, etc. 3,- Los pronombres reflexivos: En este tema se encuentra un calco hebreo frecuente, que consiste en emplear el austantivo anima para suplir el pronombre reflexivo. En hebreo, el sustantivo nefes, “alma”, hace muchas veces la función de pronombre reflexi vo, y sobre todo cuando tiene que suplir la función teórica de acusativo. Algu nos ejemplos pondrán de manifiesto esta novedad del latín bíblico: qui autem possessor est mentis diligit animam suam (Prv 19,8), “el que posee su mente (= es cuerdo) ama su alma” (= se ama a sí mismo); sapientia laudabit animam suam (Eclo 24,1), “la sabiduría alaba a su alma” (= se alaba a sí misma); est sapiens animae suae sapiens (Eclo 37,25), “hay sabio que es sabio para su alma” (= para sí mismo), etc.1. 4.- Los pronombres indefinidos y recíprocos: El latín bíblico presenta en este campo verdaderas novedades en relación con el latín no bíblico, en general, sea latín profano o cristiano. Dando por conocidos los giros normales del latín para expresar esta clase de pronombres, veamos brevemente las novedades del latín bíblico, procedentes todas ellas del hebreo o arameo-, o del griego, pero estas mismas originarias del hebreo. 4.1.- Uso de “non onmis (universus, cunctus)” y “omnis (universus, cunctus) non” con significado de “nada, nadie, ninguno” : El latín bíblico usa los giros mencionados en vez de los indefinidos negati vos nihil (“nada”), nemo, nullus (“nadie, ninguno”). Hay muchos ejemplos, tanto en el AT como en el NT: non erit impossibile apud Deum omne verbum (Lc 1,37 Vg), “no hay nada imposible para Dios” (aquí existe además el hebra ísmo de verbum significando “cosa”); non miserearis omnibus qui operantur iniquitatem (Sal 58,6 VG), “no te compadezcas de ninguno que comete iniqui dad”; non dominetur mei omnis iniustitia (Sal 118,133 Vg), “no me domine nin1 Cf. O. G arcía de la Fuente, "A nim a en la B iblia latina", en H elm antica 29 (1978) 523, en pp. 13-14, con otros m uchos ejem plos y la ju stificació n com o giro traducido del hebreo.
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gima injusticia”; omne fermentatum non comedetis (Ex 12,20), “no comeréis nada fermentado”; non facies omne opus (Ex 20,10), “no harâs ningún trabajo”; sanguinem universae carnis non comedetis (Lv 17,14), “no comeréis la sangre de ninguna carne”; non est pax universae carni (Jr 12,12), “no hay paz para nadie”; cunctis diebus terrae... nox et dies non requiescent (Gn 8,22), “en nin gún día (de la existencia) de la tierra... cesarán la noche y el día”; et ne excidant de corde tuo cunctis diebus vitae tuae (Dt 4,9), “y no se aparten de tu corazón en ningún día de tu vida”, etc.1. La originalidad de este giro, sin precedentes en la lengua latina2, obedece al deseo de literalidad de los traductores de la Biblia, que han preferido forzar las estructuras semánticas de la lengua latina antes que perder la exactitud de la construcción original. 4.2,- Uso de “omnis” como indefinido positivo: El adjetivo omnis como traducción del hebreo kol, “todo”, tiene a veces en el latín bíblico la acepción de pronombre indefinido positivo: 1) Omnis = “cualquiera, quienquiera”, y entonces suple a quisquis, quicumque: loquere ad Aaron... ne omni tempore ingrediatur sanctuarium (Lv 16,2), “habla a Aarón (y dile) que no entre en el santuario en cualquier tiempo”: podía entrar, pero no cuando quisiera, sino en el tiempo establecido3. 2) Omnis = “cada uno”, y entonces equivale a “unusquisque: quia omnis hypo crita est et nequam (Is 9,17), “porque “cada uno” (todos ellos) es hipócrita y malo”4. 1 Cf. O. G arcía de la Fuente, "U so de non om nis y om nis non por nihil, nem o, nullus en los salterios lainos", en H elm antica 27 (1976) 261-171. E n este trabajo estudiam os de m anera exhaustiva los ejem plos del Salterio; p ero las conclusiones que sacam os valen para el resto de los textos de la B iblia, incluidos los del N T , en donde la construcción depende directam ente del griego, pero indirectam ente del hebreo (o aram eo), a través de la versión de los L X X , que conserva esa construcción; O. G arcía de la Fuente, "Los inde finidos en la B iblia latina", en E m erita 52 (1984) 227-270, en las pp. 245-248, en donde am pliam os el núm ero de casos, extendiendo el análisis a otros libros de la B iblia. Y , ade m ás, hablam os tam bién de universus y cunctus, que plantean los m ism os problem as. A ña dim os, adem ás, que este giro se conserva tal cual en español m edieval: "sin todo" com o equivalente de "sin nada, sin ninguno"; "non todo om ne" = nadie; cf. ibid., pp. 247-248. 2 N o es un precedente el conocido texto de H oracio (O d. III, 30), non om nis m oriar, porque el sentido es "no todo, no del todo, no totalm ente m oriré", etc. y no precisam ente "no en absoluto", n ad a de m í", pues esto últim o, adem ás de no ser históricam ente verda dero, h ubiera sido u n a p retensión ex agerada p o r parte de H oracio, que sin duda no la h ubiera sostenido nunca, y, adem ás, la continuación del texto lo aclara todo: m ultaque p a rs m ei vitabit L ibitinam , "una gran p arte de m í evitará a L ibitina" (= la diosa de los m uertos, p o r tanto, la m uerte). El giro latino que estudiam os, de origen hebreo, n o tiene na d a que v e r con este sentido d el latín clásico. 1 O tros ejem plos en ibid., p. 245-246. 4 O tros ejem plos en ibid., p. 246.
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4.3,- Empleo de “homo, vir, anima, frater, proximus, amicus, collega, vici nus, socius, dux, sermo, verbum” en función de (o con valor de) pronombres indefinidos y recíprocos. 4.3.1,- Homo : El sustantivo homo, como traducción del hebreo ‘adam, “hombre” y de ‘is, “hombre, varón”, presenta en el latín bíblico varios empleos indefinidos, unos positivos y otros negativos. A) Usos positivos: 1) Homo = “alguien, alguno”: suple muchas veces a aliquis, quisquís, quisquam, ullus: si clederit homo omnem substantiam domus suae (Cant 8,7), “si diera alguien todos los bienes de su casa”; si peccaverit homo in proximum suum (IRe 8,31), “si peca alguien contra su prójimo”, etc.1. 2) Homo qui = “quien, el que, quienquiera que”; en este caso, homo es pleonástico, porque no añade nada al sentido indefinido de qui en frases condicio nales: homo...qui fuerit leprosus (Lv 22,4), “quien (el que, quienquiera que = si alguno) estuviera leproso”; homo qui obtulerit oblationem (Lv 22,18), “quien quiera que (= si alguno) ofreciera una oblación”, etc.2. 3) Homo = “uno, cierto”, y quizá “uno” con valor aproximado al artículo indefinido: assimilatum est regnum caelorum homini regi (Mt 18,23), “el reino de los cielos se parece a un rey”; simile est regnum caelorum homini patrifamilias (Mt 20,1), “el reino de los cielos es semejante a un propietario”; quod acci piens homo... seminavit in agro suo (Mt 13,31), “[un granoj que uno toma y siembra en su campo”, etc.3. 4) Homo = “cada uno”; equivale a unusquisque / quisque·, revertetur homo ad possessionem suam (Lv 25,10), “volverá cada uno a su posesión”; ut mandu caret homo carnes filii sui (Bar 2,3), “de manera que comiera cada uno la carne de su propio hijo”4. 5) Homo homo qui = “cualquiera que, quienquiera que”: es una fórmula redundante, imitada literalmente del hebreo, en la que homo homo es pleonásti1O. G arcía de la Fuente, "Los indefinidos" (o.c.), p. 229, con otros ejem plos. 2 O. G arcía de la Fuente, "Los indefinidos" (o.c.), pp. 229-230, con otros m uchos ejem plos. 1 O. G arcía de la Fuente, "Los indefinidos" (o.c.), p. 230. E sta acepción se conserva en el español m edieval "om ne/om bre", sobre todo cuando la palabra se usa sin artículo: m uchos ejem plos de este uso en español, ibidem . 4 Cf. ibid., p. 231, con m ás ejem plos.
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co y equivale a quisque / quicumque: homo homo de domo Israel qui posuerit (Ez 14,4), “cualquiera de la casa de Israel que ponga”1. 6) Homo homo quicumque = “cualquiera que, quienquiera que”: la fórmula es sinónima de la anterior y la repetición de homo homo es una imitación literal del hebreo y un pleonasmo: homo homo quicumque moechatus fu erit (Lv 20,10), “quienquiera que cometa adulterio”2. 7) Omnis homo qui = “cualquiera que, quienquiera que” (todo hombre que): se trata de una fórmula pleonástica, traducida directamente del hebreo, en la que bastaría decir omnis qui o bien homo qui (véase antes esta fórmula): omnis homo qui comederit uvam acerbam (Jr 31,30), “quienquiera que coma uvas agraces”3. 8) Omnis homo quicumque = “cualquiera que, quienquiera que”: esta fór mula, usada sólo por la VL, equivale a la anterior y tiene la misma explica ción: omnis homo quicumque accesserit (Lv 23,3 VL), “quienquiera que se acerque”4. 9) Homo quicumque = “cualquiera, quienquiera”: en esta fórmula el sus tantivo homo es pleonástico; en otros pasajes el autor dice solamente quicum que-. homo quicumque de filiis Israel (Lv 17,13), “cualquiera de los hijos de Israel”5. 10) Homo quilibet = “cualquiera, quienquiera”: la fórmula, traducida lite ralmente del hebreo, supone el uso pleonástico de homo o de c/uilibet, ya que ninguno de los dos términos añade nada al otro: homo quilibet de domo Israel (Lv 17,3), “cualquiera de la casa de Israel”6. 11) Homo quisquam = “cualquiera, quienquiera”, y, en frases negativas, “nadie, ninguno”: también aquí homo es un pleonasmo. Hay un solo texto en la Biblia y curiosamente no tiene correspondencia ni con el griego ni con el hebreo del Eclesiástico: ante mortem ne laudes hominem quemquam (Eclo 11,30), “antes de la muerte no alabes a nadie”. 12) Homo quidam / quidam homo - “cierto hombre, un hombre, uno”. Esta fórmula sólo aparece en el NT como traducción de ánthropos o ánthropos tis. Atendiendo al texto griego quidcim es redundante y a veces no corresponde con 1Ibid., p. 231, con m ás ejem plos. 2 Ibid., p. 231, con otros ejem plos. 3 Ibid., pp. 231-232, con otros ejem plos. 4 Ibid., p. 232, con otro ejem plo. 5 Ibid., p. 232, con otros ejem plos. 6 Cf. ibid., p. 237, con otros ejem plos.
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el original: Mt 21,28: homo quidam = ánthropos\ Lc 10,30: homo quidam = ánthropos tis'. 13) Quis hominum = “quien, alguien” en frases condicionales; hominum es un pleonasmo que no añade nada al indefinido quis. Hay un ejemplo: si quis hominum tetigerit lectum eius (Lv 15,5), “si alquien (o quien) tocare su lecho”. B) Usos negativos: En el latín bíblico, homo en combinación con una partícula de negación (non, nec, ne o con un verbo de sentido negativo (nolo), precediendo o siguien do al sustantivo, adquiere el significado nuevo de indefinido negativo, equiva liendo entonces a nemo / nullus, “nadie, ninguno”. 1) Homo... non - “nadie, ninguno”: homo non erat qui operaretur terram (Gn 2,5), “no había nadie que trabajara la tierra”; hominem non contristaverit (Ez 18,7), “no hubiera oprimido a nadie”. La construcción continúa en el griego del NT, traducida al latín de acuerdo con el modelo hebreo, que está en su ori gen: quod Deus coniunxit homo non separet (Mt 19,6 y par.), “lo que Dios unió que “nadie” lo separe”, etc.2. 2) Non... homo = “nadie, ninguno”: non erat homo (Jr 4,25), “no había nadie”; non habitat in eis homo (Jr 2,6), “no habita en ellas nadie”, etc.3. 3) Non... filius hominis. Este giro tiene aún más resonancias hebreas que los dos anteriores, pues aquí se introduce el vocablo filius como término redundan te de homo\ es sabido que en hebreo homo significa hombre, y filius hominis significa igualmente “hombre”. Ejemplos: non incolet eam filius hominis (Jr 49,18), “que no la habite nadie”; nec transeat per eam filius honinis (Jr 51.43), “ni pase por ella nadie”, etc.4. 4) Omnis homo... non = “nadie, ninguno”: en esta fórmula el adjetivo omnis parece redundante, pues no añade nada al sentido indefinido de homo: omnis homo... non accedet (Lv 18,6), “nadie se acercará”5.
1Ibid., p. 233, con otros ejem plos. 2 Ibid., pp. 233-234, con otros ejem plos, y los resultados que d a en el español m edie val: "nunca onm e non vio niño tan acabado", etc. 1 O tros ejem plos en el latín bíblico y la conservación del giro en el español m edieval véanse en ibid., pp. 234-235. 4 O tros ejem plos en el latín bíblico y la conservación del giro en el español m edieval, cf, ibid., pp. 235-236. 5 O tros ejem plos en el latín bíblico y la conservación del giro en el español m edieval pueden verse en ibid., p. 236.
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C) Usos recíprocos: Este sustantivo tiene también en el latín bíblico valores recíprocos unido a otros términos. Las fórmulas, el uso y el significado son evidentemente hebraís mos, sin antecedentes en el latín no bíblico:
1) Homo proximo suo (Rut 4,7), “uno a otro”; 2) homo in proximum suum (IRe 8,31), “uno contra otro”; 3) homo contra proximum suum (Prv 25,18), “uno contra otro”; 4) homo ad amicum suum (Ex 33,11), “uno a otro”. Estos giros, propios del latín bíblico, como acabamos de decir, equivalen, -y suplen en buena medida- a la expresión clásica de la reciprocidad alius alium (desde Livio) o unus alterum (desde Vitrubio). 4.3.2,- Vir: El sustantivo vir, como traducción del hebreo ‘adam, “hombre” o ‘is, “varón, hombre”, presenta en el latín bíblico varios usos indefinidos, unos posi tivos y otros negativos, que no existen en el latín normal, sea pagano o cristia no, y que son puros hebraísmos. A) Usos positivos: 1) Vir = “alguien, alguno”; viri, “algunos”: la fórmula bíblica suple a quis, aliquis, quispiam, quisquam, ullus del latín no bíblico: quomodo si fugiat vir a facie leonis (Am 5,19), “como si huyera uno ante un león” (nótese, además, el hebraísmo ante faciem por ante)', surrexerunt ergo viri de senioribus (Jr 26,17), “se levantaron pues algunos de los ancianos”, etc.1. 2) Vir = “cada uno”; viri = “cada uno de ellos”: equivale a unusquisque o quisque del latín no bíblico: revertatur vir in domum suam (IR e 12,24), “vuelva cada uno a su casa”; convertatur vir a via sua mala(Jon 3,8), “con viértase cada uno de su mal camino” (= conducta, significado nuevo por in flujo hebreo)2. 3) Vir = “uno, alguien”: equivale a quidam o unus del latín no bíblico: sicut parcit vir filio suo (Mal 3,17), “como perdona uno a su hijo”3. 4) Vir quidam I quidam vir = “cierto hombre, un hombre, uno”. Teniendo presente el texto original, en esta fórmula el indefinido quidam es redundante, o lo es el sustantivo vir, porque cada uno de ellos solos basta para reproducir el 1 Cf. ibid., p. 237, con otros ejem plos de este giro. 2 Cf. ibid., p. 237, con otros ejem plos. 3 Cf. ibid., p. 238.
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sentido indefinido de la frase hebrea: fuit... vir quidam (Jue 17,1), “hubo un hombre” (= uno)”;fuit quidam vir levites (Jue 19,1), “hubo un levita”1. 5) Unus vir quidam = “cierto hombre, un hombre, uno”: la fórmula sólo aparece una vez en la Vg como variante, pues el texto habitual omite unus: unus vir quidam tetendit arcum (IRe 22,34), “un hombre tendió el arco”. 6) Vir quispiam = “un nombre”: el indefinido quispiam es añadido por Jeró nimo, pues el hebreo sólo tiene el equivalente a vir : erat autem vir quispiam in solitudine (ISm 25,2), “había un hombre en el desierto”. 7) Quis virorum = “quien, alguien” en frases condicionales: virorum es una variante de las fórmulas anteriores: si quis virorum votum Domino voverit (Nm 30,3), “si uno hombre hiciere un voto al Señor”. Se trata, efectivamente de un “hombre”, porque a continuación vienen en el texto los mandatos referentes a la “mujer” que haga un voto. B) Usos negativos: 1) Vir... non = “nadie, ninguno”: et vir non eruet eam de manu mea (Os 2,10), “y nadie la sacará de mi mano”; et vir non transibit per eam (Ez 44,2), “y nadie pasará por ella”2. 2) Non... vir = “nadie, ninguno”: quia veni et non erat vir (Is 50,2), “porque vine y no había nadie”; et de gentibus non est vir mecum (Is 63,3), “y de entre las gentes no había nadie conmigo”3. C) Usos recíprocos: Las fórmulas en las que aparece vir con valor de pronombre recíproco son todas de origen hebreo y no hay nada parecido en el latín no bíblico, incluido el latín cristiano. Las fórmulas son las siguientes: 1) Vir con frater = “uno a otro”4. 2) Vir con proximus = “uno a otro”5. 1 Cf. otros ejem plos en ibid., p. 238. 2 O tros ejem plos en ibid., p. 239. 1 O tros ejem plos en ibid., p. 239, y tam bién se discute la conservación del giro en el español m edieval. 4 L os ejem plos y los casos en ibid., p. 240; el sustantivo fr a te r puede ir en genitivo, dativo, acusativo y ablativo: vir fra tre m suum ; vir contra fra tre m suum ; vir fr a tr i suo; vir in g ladio fr a tr is su i; vir a fr a tr e suo; siem pre es "uno a otro". 5 Los ejem plos y los textos en ibid., p. 240: las com binaciones son: v ir proxim um suum ; vir p ro x im o suo; vir m anum p ro x im i sui; inter virum et pro xim u m eius; vir ad pro xim u m suum ; vir de pro xim o suo; siem pre significa "uno a otro".
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3) Vir con amicus = “uno a otro”1. 4) Vir con collega = “uno a otro”: vir ad collegam suum (Jon 1,7), “(se dijeron) unos a otros”. Es el único ejemplo en Vg. 5) Vir con vir = “uno a otro”2. La variedad de fórmulas depende únicamente de Jerónimo, quien quiso tra ducir así las dos palabras hebreas que encontraba en el texto: ‘ah, “hermano” y re 'a, “prójimo, amigo, colega”. 4.3.3.- Anima\ Anima como traducción del hebreo néfes o del griego psyché presenta en el latín bíblico, y sólo en él, varios usos indefinidos, unos positivos y otros negati vos, que dan origen a las siguientes fórmulas: A) Usos positivos: 1) Anima = “alguien, alguno”; equivale a quis, aliquis, quisquam, quispiam, ullus del latín no bíblico, sea pagano o cristiano: si peccaverit anima per igno rantiam (Lv 4,27), “si peca uno por ignorancia”3. 2) Anima una = “alguien, alguno”: si anima una nesciens peccaverit (Nm 15,27), “si alguien pecara sin darse cuenta”. Es el único ejemplo de la Vg, y no es más que una variante del anterior. 3) Anima quae = “cualquiera que, quienquiera que”: anima quae comederit morticicum (Lv 17,15), “quienquiera que comiere un animal muerto”4. 4) Omnis anima quae = “cualquiera que, quienquiera que”: omnis anima quae ederit sanguinem (Lv 7,27), “cualquiera que comiere sangre”5. El signifi cado es el mismo que el de la fórmula anterior; omnis es pleonástico, pues no añade nada al anterior sintagma indefinido. 5) Quaecumque anima = “cualquiera que, quienquiera que”: quaecumque anima tali se edulio contaminaverit (Lv 7,18), “quienquiera que se contaminara con tal comida”. Es el único ejemplo de la Vg, y no es más que una variante de la anterior. 1 L os ejem plos y los textos en ibid., p. 240: las fórm ulas son: vir am icum su u m ; vir ab am ico sao; vir contra am icum suum ; siem pre es "uno a otro". 2 L os ejem plos y los casos en ibid., p. 240. 3 O tros ejem plos en ibid., p. 241. 4 M ás ejem plos en ibid., p. 241. 5 O tros ejem plos, ibid., p. 241.
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6) Omnis anima quaecumque = “cualquiera que, quienquiera que”: esta fór mula sólo aparece una vez en el NT como variante de omnis anima quae (Act 3,32: FSo). 7) Omnis anima = “todos”: fiebat autem omni animae timor (Act 2,43), “el temor se apoderaba de todos”; non igitur percutiam omnem animam viventem sicut feci (Gn 8,21), “no volveré a castigar a todos los vivientes como lo hice”1. B) Usos negativos: Anima en combinación con una partícula negativa (non) adquiere el signifi cado nuevo de indefinido negativo, “nadie, ninguno”: Omnis anima... non = “nadie, ninguno”: omnis anima ex vobis non comedet sanguinem (Lv 17,12), “nadie de vosotros comerá sangre”. No hay más ejemplos. 4.3.4,- Verbum: El sustantivo verbum, como traducción del hebreo dabar, “palabra” y “cosa”, adquiere en el latín bíblico, y sólo en él, el significado nuevo de indefi nido, positivo o negativo. A) Usos positivos: 1) Verbum =”algo”; equivale a aliquid, quidquam del latín no bíblico: numquid imposibile est a Deo verbum (Gn 18,14 VL), “¿hay algo imposible para Dios?”; la Vg da la traducción normal: numquid Deo quidquam est difficile?. 2) Omne verbum = “algo”; el adjetivo omnis sería en este caso pleonástico, porque no añade nada al sentido de verbum: numquid mi hi difficile erit omne verbum? (Jr 32,27), “habrá algo difícil para mí?”2. B) Usos negativos: En el latín bíblico, y sólo en él, la combinación de verbum con partículas de negación (non, nec, ne) o con verbos de significado negativo, como nolo, da al término verbum el significado de indefinido negativo: 1) Non... verbum = “nada”: numquid non est verbum (ISm 17,29), “¿acaso 1 A dvierto que la interpretación que di en m i trabajo, tantas veces citado, de este texto, hoy la corregiría: no se trata de "ningún viviente", com o dije allí, sino de "todos los vivientes" = todo viviente; cf. ibid., p. 242. 2 Cf. ibid., p. 243 otros textos, y otra p osible interpretación del texto citado.
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no hay nada?”; et non respondit ei populus verbum (IRe 18,21), “y el pueblo no le respondió nada”1. 2) Non... omne verbum = “nada”: non erit impossibile apud Deum omne verbum (Lc 1,37), “no hay “nada” imposible para Dios”. Aunque el texto está en el NT, la construcción es de origen hebreo2. 3) Non...ad ulllum verbum —“a nada”: et non respondit ei ad ullum verbum (Mt 27,14), “y no le respondió a nada”. 4.3.5.- Sermo: El sustantivo sermo, como traducción del hebreo dabar, “palabra” y “cosa”, adquiere a veces en el latín bíblico, y sólo en él, la acepción nueva de indefini do, positivo y negativo. A) Usos positivos: Sermo = “algo”; corresponde a aliquid: interrogo ergo te sermonem; ne abscondas a me aliquid (Jr 38,14), “voy a preguntarte “algo”; no me ocultes nada”3. B) Usos negativos: Non... sermo = “nada”: non fuit sermo qui regen posset latere (IRe 10,3), “no hubo “nada” que pudiera ocultársele al rey”4. 4.3.6,- Unus: Entre los usos propios del latín bíblico del indefinido unus cabe señalar los siguientes: A) Usos positivos:
1) Unus, como numeral ordinal = “primero”; hay textos en los que esta sig nificado es evidente: dies unus (Gn 1,4), “día primero”, luego viene dies secun dus (v.8), dies tertius (ν.13), etc.; una die mensis (Lv 23,24 VL), “día primero 1 O tros ejem plos, ibid., p. 243, con alusión a las expresiones españolas "no saber ni palabra" = nada, etc. 2 Cf. ibid., p. 244 con otro ejem plo: non e rit tibi difficile om ne verbum (Jr 32,17), "no h abrá n ada difícil para ti". 3 O tros ejem plos e n ibid., p. 244, uno de ellos del N T, en donde se continúa la e xpre sión hebrea. 4 M ás ejem plos ibid., p. 245.
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del mes”, la Vg dice correctamente prima die mensis; nomen uni Anna, et nomen secundae Phenenna (ISm 1,2), “el nombre de la primera, Ana, el de la segunda, Fenena”. El uso continua en el NT: una sabbati (Lc 24,1), “el primer día de la semana”1. 2) Unus como demostrativo = “el mismo”, como equivalente de idem: in mensura pari et opus unum erat in duobus (IRe 6,25), “en la misma medida y la misma obra había en los dos”; erat autem terra labii unius et sermonum eorumdem (Gn 11,1), “la tierra tenía una misma lengua y las mismas palabras”. Este uso existe en autores tardíos, desde Petronio2, pero no con la frecuencia con que aparece en el latín bíblico. Además, el uso de la Biblia depende el ori ginal hebreo3. 3) Unus como pronombre indefinido:
a) Unus = “uno cualquiera”, como equivalente de quisquis, quicumque: ad unam partem sacerdotalem (ISm 2,36), “a una division sacerdotal cualquiera”; b) unus = “tal”, como equivalente de talis: ex una tribu Israel ego sum (2Sm 15,2), “yo soy de tal tribu de Israel”; unus = “cada uno”, como equivalente de quisque, unusquisque: quatuor facies uni (Ez 1,6), “cada uno tenía cuatro caras”; unus = “algo, alguna cosa”, como equivalente de aliquid, quidquam: et fecerit unum e pluribus Lv 4,22 VL), “e hiciere alguna de estas cosas”4. 4) Unus en formulas de reciprocidad: La formula de reciprocidad unus unum aparece ya en Cicerón, pero se usa sobre todo en el latín tardío5. El latin bíblico presenta algunas variantes: una uni; unum contra unum; unus et unus: una uni coniimgitur (Job 41,7), “están unidos uno a otro”; et vos congregabimi ni unus et unus (Is 27,12), “y vosotros seréis reunidos uno tras otro”; duo et duo unum contra unum (Eclo 33,15), “de dos en dos, una frente a otra”. En los dos primeros casos se trata de traducciones literales del hebreo; en el tercero, de tra ducción literal del griego6. 5) Unus como artículo indeterminado: “uno”: El uso de unus como “artículo indeterminado” entra por primera vez en latín de manera inéquivoca a través de la VL, pero hay también muchas huellas en la Vg: et ecce una mulier (Jue 9,53), “y he aquí que una mujer”; unam iuniperum (ISm 27,1), “bajo un junípero”, etc.7. 1 O tros ejem plos, ibid., p. 250. 2 L eum ann - H ofm ann - Szantyr, L atein isch e G ram m atik , II, M unich 1972, p. 188. 3 O tros ejem plos en O. G arcía de la Fuente, "Los indefinidos" (o.c.), p. 251. 4 V éanse m ás ejem plos y su explicación en O. G arcía de la F uente, "Los indefinidos" (o.c.), pp. 251-252. 5 L eum ann - H o fm a n n - Szantyr, o.c., p. 178. 6 Cf. O. G arcía de la Fuente. "Los indefinidos" (o.c.), p. 252. 7 O tros ejem plos en O. G arcía de la Fuente, "Los indefinidos" (o.c.), pp. 252-253.
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6) Una, femenino, sobreentendiendo res, con valor de neutro sustantivado: unam petii a Domino, hanc requiram (Sal 27,4), “una cosa he pedido al Señor, ésta reclamaré”, etc. (Véase antes). B) Usos negativos: Están formados por unus en combinación con una partícula negativa (non, ñeque, ne). El latín bíblico presenta tres tipos de fórmulas negativas: 1) Nec unus = “nadie, ninguno”; ne unus = “nadie, ninguno, ni uno”, y equivalen a nemo, nullus·, nec unus quidem superfuit (Ex 14,28), “y no sobrevi vió ni uno siquiera”'. Esta formación es de cuño popular2, pero su frecuencia en la Biblia se debe a influencia hebrea; estamos, pues, ante un “hebraísmo cuanti tativo”. 2) Unus... non / non... unus = “nadie, ninguno”, como fórmulas equivalen tes de nemo,nullus: de verbis... unum non praeterierit incassum (Jos 23,14), “de sus palabras...ninguna fallaría”; non remansit ex eis saltem unus (2Sm 13,30), “no quedó de ellos ni uno”3. Estos giros son propios de la Biblia y son hebraís mos semánticos. 4.3.7.- Unusquisque: Este pronombre indefinido de distribución, que significa “cada uno”, tiene a veces en el latín bíblico el sentido de “nadie, ninguno”, cuando va unido a la negación non, que le precede o le sigue. Este nuevo giro, propio del latín bíbli co, es la traducción literal del giro hebreo, formado por el sustantivo 'is, “hom bre”, y la partícula negativa, generalmente lo’ , “no” o 'al, “no”. Como puede verse, en estos casos las fórmulas unusquisque... non / non... unusquisque son rigurosamente paralelas y correspondientes a homo... non / non... homo y vir... non / non... vir, analizadas antes, porque los traductores de la Biblia tradujeron de esas tres maneras: homo, vir, unusquique, la misma palabra hebrea ‘is. Ejem plos: unusquisque non iudicet (Os 4,4), “que nadie juzgue”; ut non convertere tur unusquisque a malitia sua (Jr 23,14), “de modo que nadie se convirtiera de su maldad”. El giro continua en el NT: non docebit unusquisque proximum suum (Hebr 8,11), “no enseñará nadie a su prójimo”4.
1O tros ejem plos en O. G arcía de la Fuente, ibid., p. 253. 2 L eum ann -H o f m a n n - S zantyr, o.c., p. 188. 3 O tros ejem plos en O. G arcía de la Fuente, ibid., pp. 253-254. 4 O tros ejem plos en O. G arcía de la Fuente, ibid., p. 254. E l texto de H e b r es la cita literal de Jr 31,34, en donde se ve la equivalencia entre unusquisque y vir: non docebit ultra vir p ro xim u m suum .
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4.3.8.- Participio paronomástico: En la lengua hebrea el participio usado paronomásticamente puede repre sentar a veces a un sujeto indeterminado, equivaliendo entonces a un pronom bre indefinido “alguien, alguno”, o, en frases negativas, “nadie, ninguno”. Esta construcción realmente novedosa para la lengua latina ha sido evitada sistemáti camente por los traductores latinos. Por eso eso difícil descubrirla en su forma pura. Pero hay algunos ejemplos: quod, cum aspexerit videns... devorabit illud (Is 28,4), “que, cuando alguien la ve (= la breva)... se la come”. Aquí la parono masia no es literal, porque el autor usa el verbo aspicio y el participio videns·, pero sí es un caso de paronomasia. Otro más claro: quia nolo mortem morientis (Ez 18,32), “porque no quiero la muerte de nadie”'. En cambio, no son casos de paronomasia frases como las siguientes, aunque por la forma externa sí lo pare cen: audite audientes, et nolite intelligere (Is 6,9), “oíd bien y no entendáis”. Y decimos que no se trata de giros paronomásticos, porque la construcción hebrea es distinta en unos casos y en otros. En el último ejemplo se trata de “infinitivos absolutos” con valor de afirmación; en los otros casos, se trata de participios usados con sentido paronomástico2. 4.3.9.- Frater. El sustantivo frater como traducción del hebreo ‘ah, “hermano” (de sangre, de raza, de pueblo) y del griego adelphós, “hermano” (de sangre, de raza, de religión, cualquier hombre), posee en latín bíblico una gran variedad de acep ciones indefinidas; pero se usa sobre todo como suplente de expresiones de reciprocidad. En ambas funciones se trata de algo peculiar del latín bíblico, no existente en ningún otro tipo de latín. 1) Frater en función de pronombre indefinido: a) Frater = “cualquiera, quienquiera”: de manu viri et fratris eius requiram animam hominis (Gn 9,5), “de la mano de cualquiera (viri) y de quienquiera (fratris) reclamaré la vida del hombre”. b) Frater = “alguien, alguno”: sicut latro consurgit contra fratrem suum (Dt 22,28), “como un ladrón se lanza con uno / alguien”; omnis qui irascitur fratri suo (Mt 5,22), “quienquiera que se encolerice contra otro / alguien)’”. 1 Sobre esta construcción y su explicación más amplia, cf. O. García de la Fuente, ibid., p. 255. 2 Sobre estos casos y la distinción que proponemos, cf. O. García de la Fuente, "Los indefinidos", ibid., pp. 255-256. 3Más ejemplos y la explicación de los textos del NT en O. García de la Fuente, "Los indefinidos", ibid., pp. 256-257.
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c) Frater... non / non... frater = “nadie, ninguno”: et domum fratris tui ne ingrediaris (Prv 27,10), “y no entres en la casa de “nadie” (el contexto indica claramente que no se trata de la casa de un “hermano”; non oderis fratrem tuum (Lv 19,17), “no odies a nadie”1. 2) Frater en función de pronombre recíproco: En hebreo la combinación de 'is, “hombre, varón” con ‘ah, “hermano” es el modo normal de expresar la reciprocidad. Los traductores latinos de la Biblia han conservado el giro hebreo en varias fórmulas, que no existen fuera del latín bíblico:vir fratrem suum deridet (Jr 9,3,4), “se engañan unos a otros”; unusquis que fratrem suum (Joel 2,8), “cada uno a otro, unos a otros”; singuli super fra tres suos (Lv 26,37), “cada uno de ellos sobre los otros”; alterutrum a fratre suo (Gn 13,11), “(se apartaron) el uno del otro”; nemo fratrem suum (Ex 10,23), “nadie (veía) a otro” (= no se veían unos a otros”2. 4.3.10.- Proximus / proxima·. El sustantivo proximus, como traducción del hebreo re 'a, “compañero, pró jimo, amigo, colega, vecino” o del griego plesíon, “prójimo, compañero, veci no, camarada”, y proxima, como traducción del hebreo re 'ah / re'uth, “compa ñera, amiga, vecina”, presentan en el latín bíblico una gran variedad de acepciones indefinidas y se usan sobre todo como segundo término en la expre sión de la reciprocidad. 1) Proximus en función de pronombre indefinido: a) Proximus = “alguien, uno”: qui percusserit proximum suum (Dt 19,4), “quien mata a otro (= a alguien, a uno)”.3. b) Proximus = “otro”: uxor proximi / uxor proximi tui (Lv 18,20), “la mujer de “otro”4. 2) Proximus / proxima en función de pronombre recíproco: Los traductores latinos de la Biblia han conservado el modo normal de la lengua hebrea de expresar la reciprocidad a través de la combinación de ‘is, “hombre, varón” o de ‘adam, “hombre” con re 'a, “compañero, prójimo, amigo, 1 O tros ejem plos e n O. G arcía de la Fuente, "Los indefinidos", ibid., p. 257. 2 O tros ejem plos de cada una de las fórm ulas pueden verse en O. G arcía de la F u e n te, ibid., pp. 257-258, y O. G arcía de la Fuente, "E xpresión de la reciprocidad en el latín bíblico", en A n a lecta M alacitana 5 (1982), 163-172, en pp. 167-168. 3 O tros ejem plos en O. G arcía de la Fuente, "Los indefinidos", ibid., p. 259. 4 O tros m uchos ejem plos en O. G arcía de la F uente, "Los indefinidos", ibid., p. 259.
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colega, vecino” o re'ah / re'uth, “compañera, amiga, vecina”, dando origen así a unos giros propios del latín bíblico, que no se encuentran en ningún otro tipo de latín. Las fórmulas son las siguientes: a) unusquisque proximum suum (Lv 19,11), “cada uno a otro, unos a otros”; b) unaquaequae proximam suam (Jr 9,20), “cada una a la otra”; c) vir proximum suum (Jr 31,34), “uno a otro, unos a otros”; d) homo proximo suo (Rut 4,7), “unos a otros”; e) nullus cum proximo suo (Jdt 15,2), “nadie con otro, nadie con los demás”; f) singuli proximos suos (Jue 10,18), “los unos a los otros”; g) alter ad proximum suum (Gn 11,3), “el uno al otro, los unos a los otros”; h) quispiam in proximum suum (2Cro 6,22), “alguien contra otro”; i) singuli a proximo suo non recedat (Joel 2,8 VL), “nin guno de ellos se separa del otro”; j) aliquis proximo suo (Jue 7,13), “alguien a otro”'. La variedad de formulas se debe únicamente al deseo de Jerónimo de variar la version de unas mismas palabras hebreas, siempre las mismas. 4.3.11,- Amicus: Amicus como traducción del hebreo re'a, “compañero, prójimo, amigo, colega, vecino”, presenta en latín bíblico varios usos indefinidos, y se emplea también para expresar la reciprocidad, como los términos ya analizados antes. 1) Amicus en función de pronombre indefinido: a) Amicus = “alguien, uno”: si spoponderis pro amico tuo (Prv 6,1), “si te has hecho fiador de alguien”; si introieris in segetem amici tui (Dt 23,35), “si entras en la mies de alguien (= o de otro)”2. b) Amicus = “otro, los demás”: qui despicit amicum suum (Prv 11,12), “quien desprecia a otro”; et tradidi illam amico tuo (Jue 15,2), “y se la di a otro”3. c) Amicus = “persona indeterminada, fulano”: amice, non facio tibi iniuriam (Mt 20,13), “amigo (fulano), no te hago injuria”4. d) Non, nec, ne... amicus = “nadie, ningno”: nec habebit amicum in quo requiescat (Eclo 28,20), “ni tendrá a nadie en quien descansar”; ne dicas amico tuo (Prv 3,28), “no digas a nadie”5.
1 O tros ejem plos de cada fórm ula pueden verse en O. G arcía de la Fuente, "Los inde finidos", ibid., p. 260; O. G arcía de la Fuente, "E xpresión de la reciprocidad", ibid., pp. 166-167. 2 O tros ejem plos en O. G arcía de la Fuente, "Los indefinidos", ibid., p. 261. ’ O tros ejem plos en O. G arcía de la F uente, "Los indefinidos", ibid., pp. 261-262. 4 O tros ejem plos y su justificación en el N T en O. G arcía de la Fuente, "Los indefini dos", ibid., p. 262. 5 O tros ejem plos en O. G arcía de la Fuente, "Los indefinidos", ibid., p. 262.
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2 ) A m ic u s e n f u n c ió n d e p r o n o m b r e r e c íp r o c o :
La formación del giro es idéntica a la de proximus, frater, por tanto, pres cindimos aquí de la justificación. Se trata siempre de traducciones literales del hebreo, que han forzado estos significados y usos de amicus. Las fórmulas son varias1: a) homo ad amicum suum (Ex 33,11), “uno a otro”; b) unusquique ami cum suum (Ex 32,27), “cada uno al otro, unos a otros”; c) vir amicum suum (Zac 3,10), “uno a otro, unos a otros”2. 4.3.12,- Otros términos menos usados: Recogemos aquí brevemente otros términos, bastante menos usados que los anteriores, algunos empleados incluso esporádicamente, que también tienen sentido indefinido o se utilizan en expresiones de reciprocidad. Son los siguien tes: 1) Mulier. El sustantivo hebreo ‘issah, “mujer”, empleado en combinación con ‘ahoth, “hermana” o con re'ah / re'uth, “compañera, amiga, vecina”, tiene a veces el valor de un verdadero pronombre recíproco. Como este uso tenía que resultar muy chocante para los hablantes latinos, las versiones latinas de la Biblia lo rehuyen, y emplean giros latinos de uso corriente. a) No obstante, la Vg conserva algún ejemplo de mulier con este valor de reciprocidad: ut postulet... mulier a vicina sua (Ex 11,2; y 3,22), “de modo que una mujer pida a otra”; mulieres... unaquaeque proximam suam (Jr 9,20), “(enseñad), mujeres, unas a otras”. b) Además, la expresión bíblica, bastante frecuente, vir sive mulier, con que empiezan numerosas prescripciones legales o rituales, admite también una interpretación indefinida, equivalente a “cualquiera (hombre o mujer)” que haga tal y tal cosa (Lv 13,29,38, etc). c) Y a su vez, la expresión negativa, nec vir nec mulier, equivale a “nadie (hombre o mujer)” (Ex 36,6, etc.)3. 2) Collega. Este sustantivo, como traducción del hebreo re'a, “compañero, prójimo, amigo, colega” se emplea un par de veces en el latín bíblico en combi nación con vir o filius hominis para expresar la ida de reciprocidad. Evidente 1V éanse en O. G arcía de la F uente, "La expresión de la reciprocidad", ibid., pp. 170171, con los ejem plos correspondientes. 2 O tros ejem plos en O. G arcía de la Fuente, "Los indefinidos", ibid., p. 263. 1 P ara estos significados y valores de m ulier, cf. O. G arcía de la Fuente, "Los indefi nidos", ibid., p. 264.
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mente este uso no existe fuera del latín bíblico. Ejemplos: et dixit vir ad colle gam suum (Jon 1,7), “y se dijeron unos a otros”; quomodo iudicatur filius homi nis cum collega suo (Job 16,22), “como es juzgada la causa de un hombre con otro”. 3) Vicina. Este sustantivo, como traducción del hebreo re' uth, “compañera, amiga, vecina”, tiene en el latín bíblico, y sólo en él, la acepción de “otra” en expresiones recíprocas, cuando va en combinación con mulier·, ut postulet... mulier a vicina sua (Ex 11,2), “que pida una mujer a otra” (cf. Ex 3,22, aunque aquí vicina corresponde a otra palabra hebrea distinta de la mencionada). 4) Socius. Este sustantivo, como traducción del hebreo re 'a, y en combina ción con vir adquiere el significado de “otro” en expresiones de reciprocidad. Esta acepción es propia del latín bíblico: tunc vir quidam de filiis prophetarum dixit ad socium suum (IRe 20,35), “entonces uno de los hijos de los profetas dijo a otro”. 5) Dux. Que el sustantivo dux, “jefe”, equivalga a un indefinido es una rare za del lenguaje bíblico digna de tenerse en cuenta. Y no cabe duda de que éste es su significado en la frase siguiente: nolite credere amico, et nolite confidere in duce (Miq 7,5), “no creáis en nadie y no confiéis en nadie”. La mención de dux en el texto que comentamos no tiene sentido alguno, puesto que no se trata de confiar o no confiar en los “jefes” de la nación, sino en no confiar en nadie del pueblo. Un error de Jerónimo al traducir ‘alúf por “jefe” en vez de por “amigo” ha dado origen a esta rareza. El sentido es claro: “no creáis en nadie ni confiéis en nadie”; ni el hijo en el padre ni el padre en el hijo; ni la hija en la madre ni la madre en la hija; ni la nuera en la suegra ni la suegra en la nuera, porque inimici hominis domestici eius (Miq 7,5,6,), “los enemigos de cada uno (= hominis) son las gentes de su propia casa”. De todo lo expuesto hasta aquí sobre los indefinidos se deducen algunas conclusiones: 1) La variedad verdaderamente sorprendente de fórmulas de reciprocidad en el latín bíblico depende de la libertad que se tomaron los traductores de la Biblia al pasar al latín las dos palabras hebreas que sirven de base a las fórmu las: así ‘is y ‘adam se convierten en homo, vir, unusquisque, singuli, nemo, alte rutrum, alter, quispiam, aliquis. Por su parte, la traducción de re'a da lugar a los siguientes términos latinos: proximus, amicus, collega, socius. Y la combi nación de estos dos términos da lugar a más de 20 fórmulas nuevas de recipro cidad en el latín bíblico, y que sólo se dan en él. 2) Con respecto al empleo indefinido de homo hay que señalar: a) que en
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griego ánthmpos y anér con valor del indefinido tis aparece ya en Homero y en el griego clásico; pero su presencia constante en los LXX como traducción de esas palabras con valor de indefinidos se debe a influjo hebreo; por tanto, esta mos ante un semitismo cuantitativo, por lo menos, b) El uso como indefinidos de esos dos términos en el NT griego está influenciado por los LXX, además del original hebreo o arameo. 3) El uso de homo y vir como indefinidos en el latín bíblico es un semitismo cualitativo, puesto que no hay ejemplos de este uso antes de la VL y Vg. En la VL la fuente inmediata es la versión de los LXX. En la Vg es un semitismo directo1. 4) El cambio de anima a pronombre indefinido se verificó por primera vez en los LXX y en el latín bíblico2. 5) El modelo sintáctico homo homo del latín bíblico, conservado también en los LXX, es evidentemente un calco sintáctico hebreo. La expresión hebrea ‘is ‘is, de la que se derivan la griega y la latina, tiene sentido indefinido, “cual quiera que, quienquiera que” - quisque, quicumque- (Véase más adelante al hablar de la geminación distributiva). 6) Las fórmulas latinas non... omnis / omnis... non, como las correspondien tes hebreas, son ambiguas, porque pueden significar “no todo” o “nada”. En el primer caso, no hay novedad alguna en ellas, porque existen también en el latín de todas las épocas, comenzando por el conocido texto de Horacio (Carm 111,30): non omnis moriar, “no moriré todo” (= del todo, totalmente), y lo mismo en Gn 3,1 la frase: ut non comederetis de omni ligno paradisi, no signi fica que Adán y Eva “no pueden comer de “ningún” árbol del paraíso”, sino que “no pueden comer de “todos” los árboles del paraíso”, ya que Dios sólo les prohibió comer de uno (Gn 3,2-2)3. Aunque en latín exista alguna fórmula pare cida, el uso de esos giros como sustitutos de nihil, meno, nullus es debido a tra ducciones literales del modelo hebreo. 7) Relacionado con el esquema fraseológico non...omnis, “nada, nadie, nin guno”, existe en hebreo otro giro que ha pasado igualmente a las versiones lati nas de la Biblia, y se trata de la frase “no ordenar / no mandar” como equivalen te de “prohibiir”, ya que en hebreo no existe el verbo “prohibir”4. Los ejemplos 1 Es sabido que la frase hom o dicit, "alguien dice", "uno dice", "se dice", desem boca en la expresión francesa on d it y en la alem ana m an sagt. E n el español m edieval era norm al el uso de "hom bre", p o r "uno"; cf. ejem plos y su justificació n en O. G arcía de la Fuente, "Los indefinidos", ibid., p. 268. 2 Cf. O . G arcía de la F uente, "A nim a en la B ib lia latina", en H elm antica 29 (1978) 523, e n pp. 14-15. 1 Cf. O. G arcía de la F uente, "U so de non om nis y om nis non p o r nihil, nem o, nullus en los salterio latinos", en H elm a n tica 27 (1976) 261-271, e n pp. 264-265. 4 Cf. P. Joüon, G ram m aire de l'hébreu biblique, R om a 1947 2, p. 492.
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son mumerosos, y no es fácil caer en la cuenta del “semitismo” que encierran estas frases bíblicas: nisi quod ex ligno de quo praeceperam tibi ne comederes comedisti (Gn 3,11; cf. 3,3,17), “a no ser que hayas comido del árbol del que “te prohibí” comer”; quae praecepit ut non fierent (Lv 4,2), “las cosas que “prohibió” que se hicieran”; quod eis praeceptum non erat (Lv lo ,l), “que les había prohibido”, etc.1. 5. El verbo Con respecto al verbo, el latín bíblico ofrece también muchas novedades en relación al latín profano o cristiano, procedentes del hebreo (o arameo). Algu nas de ellas son de tal categoría y trascendencia, que si no se atienden debida mente, hacen que los textos bíblicos resulten casi ininteligibles, o, por lo menos, que no se entiedan correctamente. Tratadas de una manera esquemática, las principales son las siguientes. 5.1,- Tiempos del verbo Los traductores latinos de la Biblia, sin excluir a Jerónimo, partiendo de un concepto erróneo de que el perfectum hebreo expresa un tiempo pasado y el imperfectum un tiempo futuro, llegan en muchísimos casos a oscurecer de tal modo el sentido del texto original, que conducen al lector moderno a verdade ros errores en la intelección del pensamiento de los autores de la Biblia. Este mismo hecho se ha dado en la versión griega de los LXX, que ha inflluido en la VL. 1.- Valor del perfecto y del imperfecto latinos: En el latín bíblico por influencia hebrea, estos dos tiempos: a) Tienen valor de pasado generalmente en los relatos de carácter histórico o narrativo; por ejemplo: in principio creavit Deus caelum et terram (Gn 1,1), “al principio “creó” Dios el cielo y la tierra”; vir erat in terra Hus (Job 1,1), “había” un hombre en la tierra de Hus”, etc. No hacen faltan más ejemplos, por que el principio es claro. Este uso es idéntico al clásico. b) Tienen valor de presente generalmente en los textos sapienciales y en las plegarias, como los salmos e himnos; por ejemplo: dixit insipiens in corde suo (Sal 14,1), “dice” el necio en su interior”; el texto habla en pasado, pero el sen tido es presente, porque el “necio”, todo necio “dice” eso siempre, y no una vez en el pasado; conserva me, Domine, quoniam speravi in te (Sal 16,1), “guárda 1 M ás ejem plos en O. G arcía de la F uente, "Los indefinidos", ibid., p. 270, y otros giros con el verbo m anducare, e tc ..
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me, Señor, porque “espero” en ti”; el justo “espera” siempre en el Señor, no una sola vez en el pasado; ego dormivi et soporatus sum et exsurrexi (Sal 3,6), “ yo me acuesto y me duermo y me despierto” (“pues el Señor me sostiene”). No hacen falta más ejemplos, porque el principio es claro1. Este uso puede encon trarse también en textos clásicos, pero es menos frecuente que en el caso ante rior. c) El perfecto tiene muchas veces valor de futuro en los escritos proféticos, pues los profetas hablan de hechos futuros como si fueran presentes o pasados; por ejemplo: primo tempore alleviata est terra Zabulón... et novissimo aggrava ta est via maris (Is 8,23), “en un principio fue tenida en poco la tierra de Zabu lón..., pero al final será tenido en honor el camino del mar”; la segunda parte del versículo se realizó mucho después de la primera parte y se refiere proba blemente a la deportación en tiempo de Teglatfalasar III (el 732 a.Cr.) y la segunda, que traerá la liberación de los deportados, se realizó “plenamente” con la venida de Jesús de Nazaret. Basta este ejemplo para ver de qué se trata. 2) Valor del futuro latino: a) A la concordancia de los tiempos en la lengua hebrea, el futuro latino tiene a veces sentido de presente. Un texto muy claro de este fenómeno lingüís tico es la siguiente descripción de los ídolos: os habent et non loquentur = “tienen boca y no hablan”; oculos habent et non videbunt = “tienen ojos y no ven”; aures habent et non audient = “tienen oídos y no oyen”; nares habent et non odorabunt = “tienen narices y no huelen”; manus habent et non palpabunt = “tienen manos y no palpan”; pedes habent et non ambulabunt = “tienen pies y no andan”; non clamabunt un gutture suo = “no claman con su garganta”; non mortui laudabunt te Domine = “los muertos no te alaban, Señor” (Sal 115, 5-7,17). Este sólo ejemplo, de los muchísimos que se podrían aducir, basta para dar a conocer este uso del futuro por presente debido al original hebreo. b) En el latín bíblico, el futuro equivale muchas veces al imperativo, cuan do va detrás de un imperativo; por ejemplo: vade et dices populo huic (Is 6,9) 1 R econocen este valor, que se puede denom inar "perfecto gnóm ico" o "perfecto sen t e n c ia r , en los m encionados casos de la B iblia, L eum ann - H o fm a n n - Szantyr, L a te in is che G ram m atik (o.c.), pp. 318-319: direkt a u f griechischen, ais m echanische Ü bersetzung, u n d indirekt a u f h ebraischen E in flu ss b eru h t das gnom ische P erf. in d e r B ib e l. E ste perfecto no ha sido im itado ni seguido p o r los autores cristianos: im K irchenlatein n icht nachgeahm t zu sein scheinf, cf. ibid.
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“vete y di a este pueblo” (cf. Jr 28,13; Dn 12,13; Zac 6,10; etc.); surge et des cende... et... audies (Jr 18,1), “levántate y baja... y... oye”; vade et posside...et pones... e t ... non inferes (Jr 13,1), “vete y compra... y ponte... y... no metas”1. Los ejemplos son incontables. 3) Valor del presente latino: En el latín bíblico, el presente está muchas veces en lugar del futuro·, por ejemplo: cum iudicatur exeat condemnatus (Sal 109,7), “cuando sea juzgado, “saldrá” condenado”. Todos estos cambios en el valor y significado de los tiempos suponen una verdadera revolución en la semántica de los tiempos latinos. Su novedad consiste en que siempre se trata de traducciones literales del hebreo, en el AT de la Vg, o del griego, influido, a su vez, por el hebreo, en el AT de la VL, novedad continuada en el NT por imitación y propagación del modelo hebreo. 5.2,- Construcciones verbales Agrupamos bajo este epígrafe varios fenómenos sintácticos del latín bíbli co que sólo tienen su última explicación en que son calcos sintánticos hebreos (o arameos). Su presencia se detecta fácilmente por la sobrecarga innecesaria de palabras ajena a la buena prosa clásica y al estilo normal del latín no bíbli co. 5.2.1.- Traducción del infinitivo absoluto hebreo El infinitivo absoluto hebreo, que se usa en pocos casos, y se emplea de una manera absoluta, como un nombre, es en realidad un nombre verbal, que tiene siempre por misión expresar ciertos matices enfáticos, cuya modalidad concreta depende del contexto. El infinitivo latino corresponde al infinitivo constructo hebreo, que es el infinitivo ordinario, y que, como indica su nombre, se puede construir con un nombre o un pronombre2. Los resultados latinos de la tradución del infinitivo absoluto son: a) Participio de presente, que suele tener matiz intensivo, y que en español 1 L a in flu e n cia h eb rea en estos giros la reco n o cen tam bién L eu m an n - H o fm a n n Szantyr, L ateinische G ram m atik (o.c.), p. 311; la construcción se usa m ucho en el latín tardío, zum Teil ais H ebraism us d e r Ü bersetzungsliteratur. 2 P ara toda la cuestión del infinitivo absoluto h ebreo rem itim os a P. Joüon, G ram m aire de l'hébreu biblique, R om a 1947, pp. 347-358.
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correspondería a un adverbio: castigans castigavit me (Sal 118,18), “me castigó ejemplarmente”; benedicens benedicam te (Sal 132,15), “te bendeciré cierta mente”, etc. (Véase más adelante en “Formas finitas de verbos en función de adverbios”). b) Ablativo del gerundio, con valor intensivo, y que en español corresponde ría a un adverbio: tradendo tradetur (Jr 38,3), “será entregada con certeza”, etc. (Véase más adelante en “Formas finitas de verbos en función de adverbios”). c) Ablativo de un nombre de la misma raíz verbal, que tiene matiz intensi vo, y que en español correspndería a un adverbio: morte moriatur (Ex 21,17), “morirá con certeza” (o sin remedio), etc. (Véase más adelante en “Formas fini tas de verbos en función de adverbios”). 5.2.2,- Traducción de las formas causativas de los verbos hebreos. Las formas causativas hebreas son, una activa (hifil) y otra pasiva (hofal)'. Los traductores latinos intentan reproducirlas por medio de los verbos dare, facere, etc. Por ejemplo: fecit... regnare (Est 2,17); fecit... cessare (Eclo 10,20); fecit... vivere (Jr 49,11); fecit pavere (Jr 49,37); dare... videre (Sal 16,10); dare... inimicos corruentes (Dt 28,7), etc.2. El resultado de estas traducciones literales del hebreo son, en general, fra ses latinas normales, y, por eso, sólo se pueden considerar como semitismos cuantitativos y de origen, y en muchos casos es muy difícil saber a simple vista que se trata de verdaderos semitismos. 5.2.3,- Empleo de formas finitas de verbos en sustitución de adverbios. Este tipo de construcciones, totalmente ajenas a la lengua latina, es uno de los rasgos más característicos del influjo hebreo en el latín bíblico, y es propio de él, y que no ha pasado al latín cristiano, fuera de las citas de la Biblia. Estos giros, verdaderas circunlocuciones adverbiales, resultan con frecuencia ininteli gibles para el lector del latín, si no se atiende a su origen y significado. Entendi das como lo que son, expresiones adverbiales, el significado aparece claro. He aquí los posibles modelos3.
1 Sobre el significado y v a lo r de estas form as en hebreo rem itim os a P. Joiion, G ra m m aire (o .c .),γ>. 120. 2 O tros ejem plos en F. K aulen, S prachliches H andbuch (o.c.), p. 278. 3 R em itim os de una m anera general a n uestro trabajo, p rácticam ente exhaustivo en cuanto a fórm ulas, titulado: O. G arcía de la Fuente, "Sobre el uso de los adverbios en el latín bíblico", en Salvación en la palabra. T argum , derash, berith: H om enaje a A le ja n dro D ie z M acho, M adrid 1986, pp. 135-156.
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5.2.3.1.- Verbo finito auxiliar con otro verbo finito en infinitivo. Esta locución sirve para expresar ideas adverbiales variadas: a) La idea adverbial de “nuevamente”, “todavía”, “además”, “aún”, “volver a”, etc., a través de los verbos addere, apponere, adicere, converti. He aquí un ejemplo de cada verbo: addiderunt facere malum (Jue 3,12; 4,1), “hicieron de nuevo el mal” o “ volvieron a hacer el mal”; apposuit parere fratrem (Gn 4,2 VL), “dio a luz todavía a su hermano”; adiecit Dominus loqui (Is 7,10), “habló de nuevo el Señor”; ñeque convertentur operire terram (Sal 103,9), “no cubri rán otra vez la tierra” o “no volverán a cubrir la tierra”1. b) La idea adverbial de “magníficamente” a través de magnificare·, magnificavit Dominus facere (Sal 126,2), “el Señor actuó magníficamente”, etc. c) La idea adverbial de “mucho” a través de multiplicare·, multiplicasti locupletare eam (Sal 64,10), “la has enriquecido mucho”, etc. d) La idea adverbial de “firmemente, perseverantemente” a través de perse verare, confirmare', si perseveraverit facere praecepta mea (lC ro 28,7), “si cumple perseverantemente mis preceptos”; confirmavit deficientes sustinere (Eclo 17,20), “sostiene firmemente a los que pierden la esperanza” (texto trad, del griego). e) La idea adverbial de “rápidamente” a través de, festinare, accelerare: fe s tina adducere Michaeam (IRe 22,9), “trae rápidamente a Miqueas”; acceleravit consummare universos muros (lM c 13,40), “terminó rápidamente todos los nuros” (texto trad, del griego), etc. f) La idea adverbial de “totalmente” a través de consummare: cum consummasset comedere (Am 7,2), “cuando comió totalmente” . g) La idea adverbial de “previamente” a través de praevenire: praevenit ungere corpus meum (Mc 14,8), “ungió previamente mi cuerpo” (texto traduci do del griego, que a su vez puede ser la traducción del arameo qdmf. 5.2.3.2,- Verbo finito auxiliar con otro verbo en infinitivo y reforzamiento de un adverbio. Esta locución sirve también para expresar ideas adverbiales variadas. Y sólo se distingue de la anterior por el reforzamiento del adverbio, hecho que ya indica por sí solo su origen no latino, porque el resultado es añadir “dos adverbios” para significar lo mismo. 1T odos los ejem plos en O. G arcía de la F uente, "Los adverbios", ibid., pp. 139-140. 2 Para otros ejem plos, cf. O. G arcía de la F uente, "Los adverbios", ibid., pp. 139-141.
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a) Idea adverbial de “nuevamente”, “otra vez”, “además”, expresada por los verbos addere, apponere, adicere y los adverbios ultra, iterum, adhuc, rursum, amplius, magis. He aquí un ejemplo de cada verbo: non addidit ultra quaerere Deum (ISm 27,4), “no le buscó nuevamente otra vez” o “no le volvió a buscar otra vez”, etc.; et apposuerunt adhuc peccare ei (Sal 77,17), “y pecaron de nuevo contra él otra vez”, etc.; adiecit Dominus rursum vocare Samuhelem (ISm 3,6), “llamó de nuevo el Señor a Samuel otra vez”; adiecerunt magis odisse eum (Gn 37,8 VL), “continuaron odiándole más”, etc. b) Idea adverbial de “constantemente” expresada por el verbo perseverare y el adverbio adhuc, magis: perseverate adhuc conservare ad nos fidem (lM c 10,27), “conservadnos aún fidelidad cons tantemente” (texto trad, del griego)1. 5.2.3.3.- Verbo finito con otro verbo finito en oración subordinada con par tículas. Esta construcción es una variante de las anteriores. A través de ella se expresan varias ideas adverbiales: a) Idea adverbial de “nuevamente”, “otra vez”, “además”, expresada por los verbos addere, apponere, adicere, reverti, convertí. He aquí un ejemplo de cada verbo: addidit ut appareret (ISm 3,21), “apareció nuevamente”, etc.; forsitam apponam ut respiciam (Jon 2,5 VL), “quizá miraré otra vez favorablemente”, etc.; reversi sunt ut facerent malum (Neh 9,28), “hicieron de nuevo el mal” o “volvieron a hacer el mal”, etc.; non convertar ut disperdam (Os 11,9), “no des truiré otra vez o “no volveré a destruir”. b) Idea adverbial de “rápidamente” a través de accelerare: accelera at eruas me (Sal 30,3), “líbrame rápidamente”. c) Idea adverbial de “magníficamente” a través de magnificare·, magnificavit Dominus ut faceret (Joel 2,21), “el Señor obró magníficamente". d) Idea adverbial de “frecuentemente, muchas veces” a través de abundare: abundavit ut averteret iram suam (Sal 77,38), “apartó muchas veces su ira”2. 5.2.3.4,- Verbo finito con otro verbo finito en oración subordinada con par tículas y reforzamiento de un adverbio. Esta construcción no es más que una variante de la segunda mencionada antes. Su origen no latino se pone de mani fiesto por la expresión pleonástica de la idea adverbial. Intentaremos traducir los textos lo más literalmente posible para que se vea su carácter no latino. 1 O tros ejem plos de cad a fó rm u la en O. G arcía de la Fuente, "Los adverbios", ibid., pp. 141-142. 2 O tros ejem plos de cada fórm ula en O. G arcía de la F uente, "Los adverbios", ibid., pp. 142-143.
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a) Idea adverbial de “nuevamente”, “otra vez”, “además”, expresada a tra vés de los verbos addere, adicere, apponere y los adverbios adhuc, ultra. Dare mos un ejemplo de cada verbo: idcirco non addam ut ultra vos liberem (Jue 10,13), “por eso nos os salvaré de nuevo otra vez” o “no os volveré a salvar más veces”, etc.; non adicies ultra ut glorieris (Is 23,12), “no te gloriarás de nuevo más veces”, etc.; nec apposuerunt ultra ut venirent (ISm 7,13), “ni vinieron de nuevo más veces”, etc.1. 5.2.3.5.- Verbo finito con gerundio en acusativo. Este giro es una variante de los anteriores, por tanto, tiene la misma fuerza adverbial que los otros. Las principales ideas adverbiales son las siguientes: a) Idea adverbial de “mucho” a través de multus esse: multüs est ad ignos cendum (Is 55,7), “perdona mucho”. b) Idea adverbial de “nuevamente”, “todavía”, “otra vez”, expresada por addere, adicere, converti: nunc addiderunt ad peccandum (Os 13,2), “ahora han pecado “otra vez”; adiciet Dominus... ad possidendum residuum (Is 11,11), “el Señor poseerá de nuevo al resto”; conversi sunt ad irritandum me (Ez 8,17), “me irritaron nuevamente’’1. 5.2.3.6.- Verbo finito con otro verbo finito coordinado con partículas. Este giro se emplea para expresar varias ideas adverbiales. a) Idea adverbial de “nuevamente”, “otra vez”, a través de adicere, conver tí, revertí. He aquí un ejemplo de cada verbo: adiecit Dominus et vocavit adhuc Samuhelem (ISm 3,8), “llamó el Señor todavía otra vez a Samuel”, etc.; con vertantur et erubescant (Sal 6,11), “que se avergüencen de nuevo”, etc.; reverti mini et emite (Gn 43,2), “comprad nuevamente”, etc. b) Idea adverbial de “rápidamente” con festinare: festinavit et tulit (ISm 25,12), “tomó rápidamente”, etc. c) Idea adverbial de “fuertemente, valientemente” con confortare: conforta re etfac (Esd 10,4), “obra valientemente”, etc.3. 5.2.3.7.- Verbo finito con otro verbo finito coordinado sin partículas. Esta construcción se distingue de la anterior únicamente porque no lleva partículas; el significado es el mismo. 1 O tros m uchos ejem plos de cada fórm ula en O. G arcía de la Fuente, "Los adver bios", ibid., p. 144. 2 O tros ejem plos en O. G arcía de la F uente, "L os adverbios", ibid., p. 145. ' O tros m uchos ejem plos de cada fórm ula en O. G arcía de la Fuente, "Los adver b ios", ibid., pp. 145-147.
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a) Idea adverbial de “rápidam ente”, expresada por accelerare, facere cito, festinare: accelera, tria sata similae commisce (Gn 18,6), “m ezcla r á p id a m e n te c ito fecerunt obliti sunt operum eius (Sal 106,13), “olvida ron rápidamente” sus obras”; festina descende (2Re 1,11), “baja rápida m ente” 5.2.3.8,- Verbo finito con participio de presente. El origen de esta construc ción con valor adverbial no es único, ya que puede provenir : a) de la traducción de un infinitivo absoluto hebreo; b) de la traducción de cualquiera de los verbos auxiliares con valor adverbial, analizados en los puntos anteriores. El significa do en un caso o en otro no es igual, como veremos a continuación. 5.2.3.8.1,- Participio de presente de la “misma raíz” del verbo finito. Este giro de evidente color semítico puede aparecer con el participio de presente delante o detrás del verbo finito. Los matices son varios. a) Participio “delante" del verbo: El significado de la construcción, cuando es traducción de un infinitivo absoluto hebreo, es siempre una “afirmación” o “reforzamiento” de la idea expresada por el verbo finito. La idea advervial corresponde, pues, a “ciertamente”, “seguramente”, “totalmente”, “mucho”, grandemente”, etc. He aquí algunos ejemplos: euntes ibant et flebant (Sal 126,6), “iban ciertamente llorando”; circumdantes circumdederunt me (Sal 117,11), “me rodearon totalmente”', congregans congregabo (Jr 8,13), “cierta mente reuniré”, etc.2. b) Participio “detrás" del verbo. El significado es también un “reforza miento” de la idea expresada por el verbo finito -.audite audientes me (Is 55,2), “oídme bien. 5.2.3.8.2,- Participio de presente de “distinta raíz” del verbo finito. Este giro se da con participios de presente que, aunque distintos del verbo finito, tie nen un significado bastante afín al del mencionado verbo. El matiz adverbial es, como en los demás casos, de “afirmación” o de “reforzamiento” de la idea del verbo, pues son también traducción del infinitivo absoluto hebreo.
a) Participio “delante” del verbo: euntes abibunt (2Sm 5,19), “seguramente marcharán”, etc. 1Otros ejem plos de cada fórm ula en O. García de la Fuente, "Los adverbios", ibid., p. 147. 2 O tros m uchísim os ejem plos en O. G arcía de la Fuente, "Los adverbios", ibid., p. 148. A d m ite n tam b ién q u e se tra ta de un h e b raísm o L eu m an n - H o f m a n n - S z a n ty r, L ateinische G ram m atik (o.c.), p. 792: "los casos de la Itala com o d ixerunt dicere (Ex 1 5 ,1 )... y otros parecidos sin d ebendo H ebraism en w ie der steigernde T ypus Vuig. Is. 6 1 ,1 0 "gaudens gaudebo", H ab. 2,3 "veniens veniet", A ct. 7,34 "videns vidi".
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b) Participio “detrás” del verbo: scito praenoscens (Gn 15,13), “debes saber absolutamente, etc. 1. 5.2.3.8.3.- Otros participios de presente con valor adverbial. Los casos que vamos a citar a continuación ya no son traducción de infinitivos absolutos hebreos, sino traducción de verbos auxiliares con valor adverbial. Hay varios tipos: a) “Delante” de un verbo finito o de otro participio de presente: festinantes rapuerunt (IRe 20,33), “rápidamente arrebataron”; adclens...haec locutus est (Job 36,1), “dijo además estas cosas”, etc.2. Un ejemplo especial, y muy frecuente, está formado por las expresiones diluculo consurgens / consurgens diluculo; diluculo surgens / surgens diluculo; de nocte consurgens ; consurgens mane / mane consurgens, que corresponden siempre a la traducción del verbo hebreo hiskîm (hifil de sakam), “madrugar”, empleado él solo, que es lo más frecuente, o acompañado del giro adverbial hebreo babboqer, “de mañana” (como en los textos siguientes: Gn 19,27; 20,8; Jos 3,1; 6,12), en cuyo caso, el giro adverbial hebreo es una redundancia. Este verbo hebreo se usa con frecuencia como verbo auxiliar de sentido adverbial. El latín bíblico lo ha conservado con valor de adverbio “temprano”, “de mañana”, “prontamente”, en los ejemplos siguientes: diluculo consurgentes extruxerunt altare (Jue 21,4), “construyeron de mañana el altar”, etc.; consurgens diluculo et mittens (Jr 7,25), “enviando repetidamente”, etc.; consurgens mane...intuitus est (Gn 19,27), “vio de mañana temprano”3. b) “Detrás” de un verbo finito o de otro participio de presente: elongavi fugiens (Sal 54,8), “lejos huiría”; convertam restituens (Ez 16,53), “nuevamente restableceré”, etc.4. 5.2.3.9,- Verbo finito con gerundio en ablativo. Sólo hay tres ejemplos en la Vg: uno (Jr 38,3) es traducción del infinitivo absoluto hebreo y tiene el matiz de “intensidad”, habitual en el infitinívo absoluto: tradendo tradetur, “será entre gada ciertamente (la ciudad)”. Los otros dos son traducciones del griego, pero reproducen evidentemente giros hebreos: iureiurando iurasset (Act 2,30), “jura se ciertamente”·, praecipiendo praecipimus (Act 5,28), “os hemos ordenado severamente”. Pero hay varios ejemplos más en la VL -.regnando regnabis super nos (Gn 37,8 VL), “reinarás ciertamente sobre nosotros”; dominando domina1Otros muchos ejemplos en O. García de la Fuente, "Los adverbios", ibid., p. 149. 2 Otros muchos ejemplos en O. García de la Fuente, "Los adverbios", ibid., pp. 149150. ’ Otros muchos ejemplos de cada una de las fórmulas anteriores en O. García de la Fuente, "Los adverbios", ibid., pp. 149-151. 4Otros ejemplos en O. García de la Fuente, "Los adverbios", ibid., p. 151.
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beris nostri (Gn 37,8 VL), “nos dominarás ciertamente, etc. En estos dos casos el gerundio es tradución de un infinitivo absoluto hebreo. 5.2.3.10.- Verbo finito con participio de pasado. Esta construcción se usa casi exclusivamente con los participios conversus y reversus, que, usados con valor adverbial, significan “nuevamente, otra vez, además”. Hay muchos ejemplos. a) Con conversus, “nuevamente, otra vez”: conversus instauravit (2Cor 33,3), “restauró nuevamente" ; conversus vivificabis me (Sal 70,20), “me darás vida otra vez”, etc.'. b) Con reversus, “nuevamente, otra vez”: reversus locutus est (Gn 42,24), “habló nuevamente”; reversi castrametentur (Ex 14,2), “acampen de nuevo”, etc.2. c) Otros participios: impulsus eversus sum ut caderem (Sal 118,13), “cier tamente he sido empujado para caer”3. 5.2.3.11,- Verbo finito con ablativo de un sustantivo de la misma o de dis tinta raíz. Este giro puede proceder de la traducción de un infinitivo absoluto hebreo y entonces, y sólo entonces, tiene las mismas acepciones y los mismos valores que hemos señalado en los apartados anteriores respecto a la traducción de los infinitivos absolutos hebreos. El valor adverbial es evidente. El sustanti vo que acompaña al verbo suele ser de la misma raíz, pero puede ser de distinta, aunque afín. Y puede ir delante o detrás del verbo. En ambos casos la acepción adverbial es la misma. He aquí algunos ejemplos4: a) De la misma raíz: aversione aversi fueritis (IRe 9,6), “si os apartáis totalmente”', dissipatione dissipabitur (Is 24,3), “será totalmente destruida”; vita vivere (Ez 18,9), “vivir ciertamente”', morte mori (Gn 2,17 y 38 ejemplos más en la Vg), “morir ciertamente”, etc.5. b) De distinta raíz: lugere fletu (Jr 22,10), “llorar amargamente" o inconso lablemente”, etc. 1O tros m uchos ejem plos en O. G arcía de la Fuente, "Los adverbios", ibid., p. 151. 2 O tros m uchos ejem plos en O. G arcía de la Fuente, "Los adverbios", ibid., p. 152. 1 E s la trad, de un infinitivo absoluto hebreo con valor intensivo, com o tantas otras veces, y a citadas. 4 P ara m ás ejem plos de cada uno de los m odelos rem itim os a O. G arcía de la Fuente, "Los adverbios", ibid., pp. 152-153, con ejem plos tam bién d el N T , que co ntinúan las expresiones hebreas. 5 L eum ann -H o f m a n n - Szantyr, L a teinische G ram m atik (o.c.), p. 125 afirm an que estos giros son grecism os oder besser indirekte H ebraism en. P ara la V g son hebraísm os directos; para la V L son hebraísm os indirectos, porque su fuente inm ediata es la versión de los LXX.
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5.2.3.12,- Verbo finito con acusativo de un sustantivo de la misma raíz. En el latín bíblico este giro no procede de un solo modelo hebreo. Puede ser, en efecto, a) traducción de un infinitivo absoluto hebreo y entonces tiene un sentido adver bial semejante al que hemos mencionado varias veces en los apartados anterio res; b) traducción de un acusativo del objeto interno -es decir, de la llamada •“figura etimológica”- y entonces tiene un valor semejante al de la misma cons trucción del latín clásico y profano en general, como, por ejemplo: cogitare cogi tationes (Jr 49,30), “tener un pensamiento”; fodere foveam (Jr 18,21), “cavar una fosa”; ieiunare ieiunium (Zac 7,5), “ayunar; hacer un ayuno”; indicare iudicium (2Cro 19,8), “juzgar, hacer un juicio”; libare libamina (Jr 44,18), “hacer libacio nes”; peccare peccatum (U n 5,16), “pecar, cometer un pecado”; sacrificare sacrificium (Jr 44,21), “ofrecer un sacrificio”; ulcisci ultionem (Jr 51,36), “ven garse, tomar venganza”; vota vovere (Jr 44,25), “hacer un voto”; zelare zelum (Jdt 9,3), “tener celo, sentir celos”, etc. Estos giros no ofrecen novedad alguna en el latín bíblico y son idénticos a los del latín preclásico, clásico y tardío. Los giros del primer tipo, en cambio, son totalmente novedosos, porque no existen con valor de adverbio en ningún tipo de latín, fuera del latín bíblico. Así, audite auditionem (Job 37,2), significa “oíd bien", y no “oíd una audición”; videte visionem (Is 6,9), significa “ved bien, y no “ved (o tened) una visión”. Este ejemplo no debe confundirse con visiones viclebunt (Joel 2,28), que signifi ca “verán visiones = tendrán visiones”. Llegados al final de este apartado hay que hacer algunas precisiones: 1) El significado adverbial de las palabras y giros estudiados en este aparta do es suficientemente claro en la mayoría de los casos. Bastaría que no se inter pretaran como adverbios esas palabras para que el sentido de las frases resultara confuso, oscuro y a veces ininteligible. Los traductores latinos de la Biblia, y en especial Jerónimo, sabían que se trataba de giros que en la lengua hebrea tenían valor adverbial, y no obstante, en la mayor parte de los casos los han conservado literalmente, sin acomodarlos a la realidad de la lengua latina, cosa que les hubiera costado muy poco. No sabemos por qué unas veces los conservan y otras los trasforman en giros puramente latinos. Lo que sí podemos conjeturar es por qué los conservan tantas veces: es por razones de literalidad o fidelidad al texto original, hebreo, en unos casos -Jerónimo-, o griego, en otros -Vetus Latina- '. 2) Las locuciones adverbiales más frecuentes en el latín bíblico son las for madas por los verbos addo, adido, appono, revertor, convertor, que expresan todos la idea adverbial de nuevamente, otra vez, además y corresponden a los 1 Sobre m uchos casos en que Jerónim o no conserva los giros hebreos, sino que los transform a en los correspondientes adverbios latinos, cf. O. G arcía de la Fuente, "Los adverbios", ibid., pp. 154-156.
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adverbios latinos rursum, iterum, adhuc, amplius, magis, y por los verbos acce lero, festino, que expresan la idea adverbial de rápidamente, velozmente y corresponden a los adverbios latinos cito, velociter, statim, y luego todas las construcciones formadas como consecuencia de la traducción de los infinitivos absolutos hebreos, y que pueden sintetizarse en el participio de presente de la misma raíz del verbo finito, del tipo videntes vident, “ven bien”; en el gerundio en ablativo de la misma raíz del verbo finito, del tipo tradendo tradetur, “será entregada ciertamente”; en el ablativo de un sustantivo de la misma raíz del verbo finito, del tipo auditu audietis, “oiréis bien”, y en el acusativo de un sus tantivo de la misma raíz del verbo finito, del tipo videte visionem, “ved bien”. En definitiva, las novedades que ofrece el empleo del adverbio en el latín bíblico son numerosas y algunas de ellas verdaderamte llamativas. 5.2.4.- Régimen especial de ciertos verbos El latín bíblico utiliza verbos que presentan un régimen extraño a la lengua latina clásica, e incluso a la tardía, y este régimen, además de posibles influencias vulgares, se debe sin duda, y en último análisis, al hecho de que las versions latinas son dema siado literales, y fuerzan las propias estructuras de la lengua latina normalizada. Algunas de estas construcciones, de probable origen hebreo, o griego, en su caso, pero por influencia hebrea, son: accusare adversus (Rom 8,33); accusare in (Me 15,4); adhaerere post (Sal 62,8); admirari super con abi. (Ez 26,16; Mt 7,28); con acus. (Eclo 27,26); con in y acus. (Sab 11,14); con ad (Eclo 40,7); aemulari in con abi. (Sal 36,1); aestimare de (Sab 8,8); aspirare in con acus. (Sal 119,131; Is 5,30); contra (Ex 3,6); attendere a, “cuidarse de” (Eclo 6,13; 11,35; 18,27); auxiliari con gen. (Sal 49,8); benedicere con acus. (Sal 65,8; 131,15; Eclo 39,41); blasphemare in con acus. (Dn 14,8; Mc 3,29); cantare con dat. (Ex 15,1); captare in con acus. (Sal 93,21); complacere in con abi. (Sal 43,4; Mt 3,17); confidere in con abi. (2Cro 16,12); super con acus. (Is 31,1); credere in con acus.( Jn 12,37); con abi. (Sal 77,22; Apc 9,42); deficere con dat. (Jdt 7,11); in con acus. (Sal 118,81); fidere in con acus. (Dt 32,37 Ag. Locut. 37); formidare a (Is 7,4; 31,4); super con acus. (Ez 32,10); indicare de (ICor 6,2); misereri in con abi. (Dt 32,36); super con abi. (2Sm 24,16; Am 7,3,6); pavere ad (Os 3,5); super con abi. (Ez 24,21); pertinere de (2Sm 18,3); a (Mal 2,5); reputare ad (Gn 15,16); inter con acus. (Lv 11,4); in con acus. (Nm 18,27); in con abi. (Nm 24,9); cum (Is 53,12); respicere ad (Neh 4,14); timere a (Neh4,14); velle in con abi. (Sal 111,1), etc.1. 1 U n a lista m ás am plia en F. K aulen, Sprachliches H andbuch (o.c.), pp. 161-271; cf. L eum ann -H o fm a n n - Szantyr, L a teinische G ram m atik (o.c.), p. 87, en donde citan los verbos: credo in con acu s:,fid o in con acus, y a b i; confido in con acus, y abi., y los con sideran cristianism os influidos por el griego y el hebreo.
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6,- El adverbio: El uso de los adverbios presenta grandes novedades en el latín bíblico, que no han pasado a ningún otro tipo de latín. Los casos más llamativos ya los hemos estudiado al tratar del verbo, y, por eso, remitimos a aquel lugar: Empleo de formas finitas de verbos en sustitución de adverbios. Pero hay otras anomalí as con respecto al uso clásico, que señalamos a continuación. 6.1,- Formaciones de adverbios propias del latín bíblico El latín bíblico posee un buen número de adverbios propios, que o no apa recen en el latín profano o, si aparecen, lo hacen de una manera totalmente esporádica. Los correspondientes a la Vetus Latina pueden verse en Rônsch1y los correspondientes a la Vulgata en Kaulen2. He aquí la lista de unos y otros: 6.1.1,- Terminados en e: absconse, “escondidamente” (Sab 18,9); acide, “amar gamente” (Eclo 4,9); hereditarie, “hereditariamente” (Ez 46,16); indisciplinóse, “indisciplinadamente” (Eclo 32,17: Tolet.); inquiete, “intranquilamente” (2Tes 3,11); insensate, “insensatamente” (Sab 12,23); multifarie, “diversamente” (Hebr 1,1: Cant.); pacifice, “pacíficamente” (Gn 26,31); pompatice, “pomposa mente” (Am 6,1); sensate, sensatamente” (Eclo 13,27); spontanee, “espontánea mente” (Apc 14,5); syricate, “en siriaco” (Dn 2,4 VL); vane, vanamente” (Is 30.7); voluntarie, “voluntariamente” (Sal 53,8); voluptuose, “voluptuosamente” (Lam 4,5). 6.1.2,- Terminados en ter: cognoscibiliter, “cognosciblemente” (Sab 13,5); cog noscenter, “conocidamente” (Ex 33,13: Tert, Prax. 14); fiducialiter, “confiada mente” (Act 9,27); granditer, “grandemente” (Esd 9,7: Tolet.); ignoranter, “ignorantemente” (Eclo 14,7); inadducibiliter, “sin distracción” (IC or 7,35 VL); indesinenter, “incesantemente” (Hebr 10,1); infirmiter, “débilmente” (Sab 4,4); longanimiter, “longánimemente” (Hebr 6,15); mendaciter, “mentirosa mente” (Zac 5,4); nolenter, “sin querer (Nm 15,28: Ag. Locut. Nm 50); praefestinanter, “rápidamente” (Est 6,14 VL); sinceriter, “sinceramente” (Tob 3,5); silenter, “silenciosamente” (ISm 24,5); spiritualité)·, “espiritualmente” (Apc 11.8); superabundanter, “sobreabundantemente” (Ef 3,20); unanimiter, “unáni memente” (Act 1,14); nolenter, “involuntariamente” (Nm 15,38: Ag .Locut. 50 in Nm); p ra e fe stin a n te r, “ ap resu rad a m en te” (Est 6,14: C orb.n.7); quincupliciter, “quintuplicadamente”, “doblado en cinco partes” (Gn 43,34: Ag. Locut. 178 in Gn). 6.1.3,- Otras terminaciones: commixtim, “mezcladamente” (2Cro 35,8; Esd 1H . R onsch, Ita la u n d V ulgata (o.c.), pp. 147ss y 230. 2 F. K aulen, S prachliches H a n dbuch (o.c.), pp. 232ss.
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3,13); diurno, “diariamente” (Ex 29,38: Lugd.); iterato, “una segunda vez” (Jn 3,4); alterutrum, “recíprocamente” (Sant 5,16); particulatim, “particularmente” (2Mc 15,33 Vg). 6.2.- Empleos sintácticos peculiares de los adverbios Son varios los usos peculiares de los adverbios en el latín bíblico: 6.2.1,- El adverbio se une al sustantivo en función atributiva, por ejemplo: Deus a vicino... Deus de longe (Jr 23,23); “Dios de cerca... Dios de lejos”; venientibus de terra procul (Is 13,5), “que venían de tierra lejana”; benedictus Dominus die quo tidie (Sal 67,20), “bendito el Señor día tras día” = “cada día”; iudices eius lupi vespere (Sof 3,3), “sus jueces lobos de la tarde”; visio vespere et mane quae dicta est (Dn 8,26), “la visión de la tarde y de la mañana de la que se habló”. Este giro se debe a la literalidad de la versión, por tanto, está forzado por el modelo hebreo. 6.2.2,- El adverbio se une al verbo habere para expresar la idea de que uno se halla en el estado indicado por el adverbio: estar bien, estar mal, etc.: omnes male habentes (Mt 4,24), “todos los que estaban mal” = “todos los enfermos” ; sed magis deterius habebat (Me 5,26), “pero estaba cada vez peor”; bene habe bunt (Me 16,18), “se sentirán bien”. El giro que comentamos se halla también en escritos de la época clásica de carácter familiar (Cic. F am. 9,9,1: Terentia minus belle habuit), por tanto, tiene carácter vulgar, aunque en el NT depende de la literalidad de la versión latina, que imita el modelo griego. 6.2.3,- El adverbio tiene a veces valor de sustantivo, y entonces puede ir prece dido de preposiciones, algunas de las cuales forman con el adverbio una sola palabra, que luego puede usarse como preposición compuesta. 6.2.3.1,- Adverbios con valor de sustantivos: hoc nunc (Gn 2,23), “esta vez”; ex hoc nunc, “desde ahora” (Sal 113,18; 120,8; 124,2; 130,3; Miq 4,7); usque nunc, “hasta ahora” (Sal 70,17); ex tune, “desde entonces” (Sal 75,8; 92,2); in peregre (Eclo 29,29); in palam (Me 4,22). En todos estos casos ha influido el modelo hebreo en la formación del giro. El texto de Me es una traducción del griego. 6.2.3.2.- Preposiciones delante de adverbios: Como ejemplos de preposiciones delante de adverbios podemos citar: a foris; ab intus; ab invicem; a longe; a modo; a nunc; a sursum; ad invicem; de deorsum; de foris; de insuper; de intus; de longe; de longinquo; de proximo; de prope; de repente; de retro; de semel; de sursum; e contra; ex tunc; in cominus; in invicem; in obviam; in palam; in peregre; in ultra; per ter; pro invicem'. 1 Pueden verse listas e n H. R onsch, Ita la u n d V ulgata (o.c.), pp. 2 3 Iss; F. K aulen, Sp rachliches H andbuch (o.c.), pp. 281ss.
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7,- Las preposiciones 7.1. Varios usos de in: 7.1.1.- In con ablativo con valor instrumental, como percutere in virga (Ex 17,5: VL), “golpear con la vara”; in virga percutient maxillam (Miq 5,1), con una vara le golpearán la mejilla”; in maxilla asini... delevi eos (Jue 15,16), “con la quijada de un asno...los aniquilé”; interfecit in ea mille viros (Jue 15,15), “mató con ella (la quijada) mil hombres”; tinguere in sanguine (Gn 37,31), “teñir con la sangre”; in quo (scypho) augurari solet, “(la copa) con la que suele hacer adivinaciones”; colent eum in hostiis (Is 19,21), “le servirán con sacrifi cios” (doble hebraísmo; in instrumental, “con” y servire, “dar culto”); misit... in manu gravi (Is 32,2), “envió... con un poderoso ejército” (doble hebraísmo: in instrumental, “con” y manus, “ejército”); et operatus est in brachio fortitudinis suae (Is 44,12), “y actúa (= ejecuta su obra) con su poderoso brazo” (triple hehraísmo: in instrumental, “con”; brachium, “fuerza, poder”; fortitudinis suae, genitivo de cualidad acompañado de pronombre; véase antes); reges eos in virga ferrea (Sal 2,29), “los regirás con una vara de hierro”; sentite de Domino in bonitate et in simplicitate cordis quaerite illum (Sab 1,1,), “pensad con bon dad (= rectamente) del Señor y buscadle con sencillez de corazón; custodiet me in sua potentia (Sab 9,11), “me guardará con su poder”; disponat orbem... in aequitate et iustitia (Sab 9,3), “disponga el orbe...con equidad y justicia”; stetit contra reges horrendos in portentis et signis (Sab 10,16), “se enfrentó a reyes temibles <= al Faraón) con portentos y señales” (triple semitismo: in instrumen tal, “con”; “reyes horrendos, temibles”, plural, aludiendo a un singular, concre tamente al Faraón, que oprimió a los hebreos en Egipto; signis, “milagros, hechos potensosos”); magnificari, invocare, spernere, confiteri, salvari, levare, exultare, laudari, venire, benedicere in nomine Domini / Dei , “con el nombre, poder, fuerza del Señor” (doble hebraísmo, in con valor instrumental, nomen, con el significado de “esencia de la persona”, “persona”, “poder”, como hemos expuesto en la primera parte)1; tollere in digito, “tomar con el dedo”; baptizabit 1 Y recordam os aquí para quienes crean que la acepción bíblica de nom en es igual que la del latín clásico, porque nom en para los rom anos indicaba tam bién, a veces, e n sentido trasladado, "poder", o "autoridad", com o en la Biblia, debem os decir que nom en, para los hebreos significa en p rim er lugar y ante todo la "esencia de la persona o cosa" y el "cam bio" de nom bre, en la Biblia, indica cam bio de "función", cosas que no significaba nunca nom en entre los rom anos. U no podía llam arse Titius o Sem pronius, com o entre nosotros puede llam arse P edro o Juan, sin que con esos nom bres se aluda para nada a la "esencia" o "función" de la persona que lleva ese nom bre y puede cam biar de nom bre sin que signi fique para nada cam bio de función. Para nosotros el "nom bre" es una p ura apelación, sin m ás valor que la distinción de unas personas o cosas de otras. P or eso M oisés, cuando el hecho de la zarza (Ex 3,1 ss.), preguntó por el "nom bre" de quien hablaba desde la zarza y quiso saber en "nom bre" de quién iba a sacar a los hebreos de E gipto. Y el que hablaba desde la zarza dijo: "Y o soy Yahw eh". A "A bram " se le cam bió el nom bre en "A braham "; a "Saray" en "Sara"; a "Jacob" en "Israel"; a "Sim ón" en "Pedro", "porque tú eres "Pedro" (= piedra) y sobre esta "Piedra" edificaré m i iglesia" (M t 16,18). E sta acepción de nomen es específicam ente bíblica, y ni siquiera h a pasado al "latín cristiano" en cuanto tal.
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in Spiritu Sancto et igni (Mt 3,11: V.Lat), “bautizará con el Espíritu Santo y con el fuego”; non in solo pane vivit homo (Mt 4,4,: VL), “el hombre no vive sólo con (de) pan”, o “nadie vive sólo con (de) pan” (doble semitismo: in instrumen tal, “con (de)” y non...homo, “nadie”); in quo salietur (Mt 5,13: VL), “(la sal) con qué se la salará”; in quo iudicio iudicaveritis (Mt 7,2: VL), “con el juicio con el que juzguéis”; in qua mensura mensi fueritis (Mt 7,2: VL), “con la medi da con la que fuereis mendidos”. Y otros muchísimos ejemplos. Este uso instrumental ,de in, muy frecuente en la Biblia latina, depende siempre del modelo hebreo, que utiliza la preposición be con esta acepción, aunque en la VL haya podido influir también la versión griega de los Setenta, la cual, a su vez, ha sufrido el influjo hebreo. En los textos escritos directamente en griego, como Sabiduría o Mateo, se trata igualmente de un influjo hebreo, porque el autor es un judío. Es de sobra sabido que el uso de en instrumental, en griego, se remonta a Homero y existen ejemplos de este uso a lo largo de toda la historia del griego. Y también existen ejemplos esporádicos en latín. Pero la frecuencia del uso en la Biblia latina, y los giros totalmente nuevos en que se emplea son, sin duda alguna, deudores del hebreo (Véase lo que dijimos en la primera parte)1. El latín cristiano toma este giro habitualmente de la Biblia, como se dijo en su lugar, aunque había una tendencia hacia él en la propia lengua latina. 7.1.2,- Uso de in con valor predicativo o factitivo con verbos que significan “hacer algo” o “hacer que se haga o resulte algo”. Estos giros en latín ordinario llevarían el predicado en acusativo sin preposición o en nominativo. El latín bíblico presenta tres tipos de construcción: 7.1.2.1,- In con acusativo, que es el tipo más frecuente: (luminaria) sint in signa et tempora (Gn 1.14), “(las lumbreras) hagan de (= sirvan) de (= como) señales y tiempos”; accipere in uxorem (ISm 25,40), “recibir por (= como) mujer”; tollere in uxorem (Gn 12,19), “tomar por (= como) mujer”; recipere eam in uxorem (Dt 22,24), “recibirla como, mujer” (= recibirla por mujer); sumere in uxorem (ISm 25,39), “tomar por (= como) mujer”; et factus est homo in animam viventem (Gn 2,7), “y el hombre resultó un ser viviente”; elegi eum... mihi in sacerdotem (ISm 2,28), “lo elegí como mi sacerdote”; dabit tibi earn in uxorem (Tob 6,13), “te la dará por (= como) mujer”; ecce famula tua sit in anci llam (ISm 25,41), “que tu servidora sea como tu esclava”; ne darentur in prae dam (Jdt 4,10) “para que no fueran entregados como botín”; constitues me in caput gentium (Sal 17,44), “me pondrás a la cabeza (= me harás cabeza) de las 1 Cf. L eum ann -H o f m a n n - Szantyr, L ateinische G ram m atik (o.c.), p. 126 afirm an que e n la V L existe una in fluencia griega, y a través del griego, heb rea para e ste tipo de construcción. En la V g es evidente el influjo hebreo, com o decim os en el texto.
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naciones”; elegit eam in habitationem sibi (Sal 131,13), “la eligió como su morada”; esto mihi in Deum protectorem (Sal 30,3), “sé mi Dios protector”; posuit vineam meam in desertum (J11,7), “dejó mi viña como un desierto”; dedi te in lucem gentium (Is 49,6), “te hice luz de las naciones”; dedi te hodie in civi tatem munitam (Jr 1,18), “te he hecho hoy como una ciudad fortificada”; factus est nobis in traductionem cogitationum nostrarum (Sab 2,14), “se ha convertido en un reproche de nuestros pensamientos”; in nihilum computabuntur (Sab 5,21), “se contarán como nada”; indicium in derisum dedisti (Sab 12,25), “les enviaste un juicio (= los juzgaste) como una irrisión; in odium factae sunt et in temptationem... et in muscipulum (Sab 14,11), “se han hecho (= son) como odio, como escándalo... como red”; et erunt omnia prava in directa et aspera in vias planas (Mt 3,3: VL), “y todo lo torcido se hará derecho y lo escabroso se hará plano”; et erunt duo in carnem unam (Gn 2,24: VL; Mt 19,5 : VL), “y serán los dos una sola persona” (doble hebraísmo: in predicativo, y caro, “toda la personalidad del ser humano, persona”) (la Vg tiene in carne una, con el mismo significado (véase después); en la VL se pone el acusativo, en vez del ablativo, por la frecuente confusión en el latín vulgar y tardío entre el acusativo y el ablativo)1. Como variante del giro anterior se encuentra el acusativo con ad: et factum est hoc ad insidias sanctificationi (lM c 1,38), “se convirtió en asechanza para el santuario” (doble hebraísmo: ad con valor predicativo, y sanctificatio con el signficado de “santuario”). 7.1.2.2,- In con ablativo, que tiene el mismo significado que el giro anterior: fuit illis in velamento diei, et in luce stellarum per noctem (Sab 10,17), “fue para ellos cobertura durante el día, y luz de estrellas durante la noche”; et erunt duo in carne una (Gn 2,24), “y serán los dos una sola persona” (véase antes). 7.1.2.3.- Doble construcción de un mismo verbo, una vez sin conjunción y otra vez con ella: non intellexerunt opera Domini et in opera manuum eius (Sal 27,5), “no entendieron las obras del Señor ni las obras de sus manos”. En todos estos casos es evidente el influjo hebreo, incluso en los casos de textos traducidos del griego, como los de la VL o de la Sabiduría. Se trata de la reproducción literal del giro hebreo con le, que en la Biblia hebrea introduce el complemento indirecto, o el régimen de verbos intransitivos y semejantes o el complemento directo con verbos que se construyen también con la partícula de acusativo ‘eth o sin ella.
1 Q ue sea un hebraísm o lo afirm an tam bién L eum ann -H o f m a n n - Szantyr, Lateinische G ram m atik (o.c.), p. 275: (la construcción) ist durch das G riechische verm ittelter H ebraism us.
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7 .2 ,- V a r io s e m p le o s e s p e c ia le s d e su p er.
7.2.1,- En sustitución de un comparativo con quam: altior super montes (Gn 7,20 Vg), “ (agua) más alta que los montes”; melior super vitas (Sal 62,4), “mejor que la vida” (doble hebraísmo: comparativo con super y vitas, en plural, por vita, “vida”, en singular); candidiores super lac (Gn 49,12 VL), “más blan cos que la leche; dulciora super mel (Sal 18,11b), “más dulces que la miel”1. 7.2.2.- En sustitución de un positivo por un comparativo: amabilis super amo rem mulierum (2Sm 1,26 Vg), “más amable que el amor de las mujeres”; mag nus super nos (Gn 26,16 VL), “más grande que nosotros”; canclidi super lac (Gn 49,12 VL), “mas blanco que la leche”; desiderabilia super aurum (Sal 18,11a), “más deseables que el oro”. El latín cristiano, si usa estos giros con independencia de los textos bíbli cos, los toma del latín bíblico. 7.3.- Varios empleos de ab: 7.3.1.- A / ab rigiendo ablativo con valor comparativo: Hay varios tipos: 7.3.1.1.- Con un comparativo: minus ab angelis (Hebr 2,7 VL; Sal 8,6), “menos que los ángeles”; quid habet amplius sapiens a stulto (Ecle 6,8 Vg), “¿qué tiene de más el sabio que el necio?”; nihil enim minus fu i ab iis (2Cor 12,11 Vg), “pues en nada he sido menor que ellos”; nihil me minus fecisse a magnis apos tolis (2Cor 11,5 Vg), “(pienso) que yo no he hecho menos que los grandes após toles”; dabo eis nomen melius a filiis et filiabus (Is 56,5 Vg), “les daré un nom bre mejor que el de hijos e hijas”2. E sta construcción aparece en latín esporádicam ente desde Ovidio (Her. 15,98) y Plinio (NH 126) y es de uso muy frecuente en latín tardío, corres pondiendo su uso a la progresiva desaparición de las formas casuales. La usan los autores cristianos desde Tertuliano. Pero su empleo en la Biblia latina depende siempre, en unos casos directamente del texto griego (LXX o texto 1 Cf. O. G arcía de la Fuente, "El com parativo en las antiguas versiones latinas del G énesis", en E m erita 44 (1976) 321-340, en pp. 335-336; Id., "El com parativo en las antiguas versiones latinas del S alterio", en L a C iudad de D io s 190 (1977) 299-316, en pp. 307-310; se estudian todos los textos de G énesis y Salm os y se com paran con los L X X y el TM . A m bos trabajos se ocupan, e n las pp., indicadas sobre los usos de super con p o sitiv o s y com parativos y el resum en es que esas c o nstrucciones son de o rigen hebreo en el latín bíblico. 2 M ás ejem plos en H. R onsch, o.c., p. 452, y O. G arcía de la Fuente, "El com parativo en las antiguas versiones latinas d el G énesis", en E m erita 4 4 (1976) 321-340, en pp. 331-334; Id., "El com parativo en las antiguas versiones latinas del Salterio", en L a C iu d a d de D io s 190 (1977) 299-316, en pp. 310-312.
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griego del NT) e indirectamente del hebreo, y en otros directamente del hebreo (Vg)1. 7.3.1.2,- Con un positivo : en este caso la influencia hebrea es todavía más visible, y se trata de un evidente hebraísmo: faciam terram desolatam et destitu tam a deserto Deblatha (Ez 6,14), “dejaré la tierra desolada y devastada más que el desierto de Diblata”; illuminans tu mirabiliter a montibus aeternis (Sal 75.5), “iluminando tú más admirablemente que los montes eternos” (el texto latino no reproduce bien el texto original, que dice: “resplandeciendo tú con la luz, poderoso, has venido de los montes eternos”); descendit hic iustificatus in domum suam ab illo (Lc 18,14 VL y Vg) ( “bajó éste a su casa más justificado que aquél”); a vocibus aquarum multarum mirabiles elationes maris (Sal 93,3) (“más que el ruido de aguas inmensas son admirables las olas del mar”); a mari enim abundabit cogitatio eius et consilium eius ab abysso multa (Ecclo 24,39) (“porque es más vasto que el mar su pensamiento y su consejo más que el gran abismo”); etc2. El latín cristiano, cuando lo usa, toma de la Biblia este giro. 7.4.- Varios empleos de inter. 7.4.1,- Uso de inter con un adjetivo en grado positivo con valor comparativo o superlativo: maledictus inter omnia animantia (Gn 3,14 Vg), “maldito más que todos los animales” (comparativo) o “el más maldito de todos los animales” (superlativo); benedicta inter mulieres lahel (Jud 5,24 Vg), “Jael, más bendita que las mujeres (que habitan en tiendas)” (comparativo) o “la más bendita de las mujeres” (superlativo); Dt 7,14 benedictus eris inter omnes populos (Dt 7,14), “serás más bendito que todos los pueblos”(comparativo) o “serás el más bendito de todos los pueblos” (superlativo). En todos estos casos la preposición inter traduce el min hebreo que es la forma normal de formar los comparativos3. Esta construcción no es conocida antes del s.V con Claudio Mamerto y Casiodoro (s.VI). 7.5,- Circunlocuciones preposicionales: El latín bíblico utiliza de manera abundantísima construcciones especiales, formadas por preposiciones simples delante de determinados sustantivos, que dan origen a perífrasis de matiz preposicional o cuasipreposicional. Los sustan tivos con los que suelen unirse las preposiciones son de dos clases: 1) unos indi can partes del cuerpo, como facies, conspectus, manus, tergum, auris, oculus; 1 P ara m ás inform ación sobre los autores cristianos o paganos que la usan, cf. L eu m ann -H o fm a n n - Szantyr, Lateinische G ram m atik, II, L ateinische S yn ta x u n d Stilistik, M unich 19722 (M unich 1965 '), p. 1 1 1-112d. 2 Ibid., p. 112: reiner H ebraism us ist "ab" nach einem P ositiv, "ab detrás de un posi tivo es un puro hebraísm o". 1 Cf. O. G arcía de la Fuente, "El com parativo e n ... G énesis" (o.c.), pp. 338-339.
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2) otros tienen un sentido más general, como medium, gyrus, circuitus. En uno y otro caso se trata de expresiones que en la lengua hebrea equivalen a preposi ciones dobles, constituidas por una preposición simple o compuesta más el sus tantivo, siendo a veces originariamente el propio sustantivo un adverbio o una preposición. Las combinaciones más frecuentes en el latín bíblico son las siguientes: 1) Facies. Aparece más de 760 veces en la Vg y suele ser la traducción del sustantivo hebreo paneh, “cara, rostro”. En el texto hebreo de la Biblia este sus tantivo se une con muchísima frecuencia a preposiciones, dando origen a locu ciones preposicionales, formadas por dos y hasta por tres elementos, es decir, una preposición, o dos preposiciones, y el propio sustantivo1. Los traductores latinos de la Biblia han conservado en muchísimas ocasiones estas combinacio nes de origen hebreo, resultando los giros en latín una verdadera redundancia o pleonasmo, ya que el sustantivo facies puede suprimirse sin que cambie para nada el sentido de la preposición que lo acompaña. Los traductores de la Sep tuaginta también han conservado estos mismos giros en griego. Se trata, pues, de estructuras latinas, pero de construcciones de sabor semítico. Las combina ciones, esquemáticamente reseñadas, son las siguientes: a) abante faciem , “delante de” (Gn 3,8 VL); b) ad faciem, “ante, delante” (Jdt 10,13); c) adversus faciem, “contra, en contra de” (Job 16,9; 33,5); d) ante faciem, “ante, delante de” (ISm 2,18; etc.); e) a facie, “a causa de, por” (Is 21,15, etc.); f) contra faciem, “frente a, enfrente de” (Jdt 2,13, etc.); g) coram facie, “ante, delante de” (Ez 30,24); h) de facie, “delante de” (2Re 16,14); i) in facie, “ante, delante de” (IRe 7,6, etc); j) in faciem, “ante, delante de” (Ez 42,10); k) secundum faciem, “ante” (Jdt 16,24); 1) super faciem, “sobre, encima de” (Gn 1,2, etc.); 11) usque ad faciem, “hasta delante de” (Ez 40,15)2. 2) Conspectus.Esta palabra aparece en la Vg unas 440 veces, y suele ser la traducción del mismo sustantivo hebreo paneh, “cara, rostro”, ya mencionado. Por tanto, vale para él cuanto dijimos sobre facies. Las combinaciones existen tes en la Vg son las siguientes: a) a conspectu, “delante de, de” (Jon 2,5, etc.); b) ad conspectum, “ante, delante de” (Jue 4,15, etc.); c) ante conspectum, “ante, delante de” (ISm 1,22, etc.); d) de conspectu, “delante de” (Ex 10,11, etc.); e) in conspectu, “ante, delante” (Gn 39,21, etc.); f) in conspectu, “ante, delante de” (Lv 15,14)3. 1 P ara toda esta cuestión y las preposiciones hebreas que se unen a p a n e h rem itim os a O. G arcía de la F uente, "C ircunlocuciones preposicionales en la B iblia latina", en A n a lecta M alacitana 4 (1981) 375-384, e n p. 375. 2 S obre la c o n serv ació n de algunos de estos giros en español, cf. O. G arcia de la Fuente, "C ircunlocuciones", ibid., p. 277, y allí m ism o se dan todos los ejem plos de cada una de las com binaciones. 1 O tros ejem plos en O. G arcía de la Fuente, "C ircunlocuciones", ibid., pp. 377-378.
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3) Manus. Esta palabra aparece en la Vg más de 1940 veces y suele ser la traducción del sustantivo hebreo yad, “mano”, en sentido real, o “fuerza, poder”, en sentido metafórico. Las combinaciones existentes en la Vg para for mar las circunlocuciones preposicionales son las siguientes: a) acl manum, “junto a” (lC ro 18,17, etc.); b) de manu, “de” (Gn 9,5, etc.); c) in manu / manum / manibus Imanus, “por, por medio de, a través de” (Zac 7,7, etc.); d) inter manus, “entre, en medio de” (ISm 21,13); e) per manum / manus, “por, por medio de” (Gn 32,16, etc.); f) sub manu / manibus, “bajo” (2Cro 23,18, etc.); g) cum manu, “por (medio de)” (Act 7,35)'. 4) Tergum. Esta palabra aparece en la Vg unas 47 veces, y más de la mitad de ellas es la traducción del hebreo ‘ahar / ‘aharéy, que puede ser adverbio y significa “detrás”, o preposición y significa “detrás de, después de”. Los giros de la Biblia latina son los siguientes: a) la preposición post (Jos 8,4), que no se distingue en nada del giro latino normal; b) la preposición compuesta depost, de origen popular y que aparece por primera vez en la VL (Rut 1,16 VL; Sal 77,70 Vg); véase más adelante entre las preposiciones compuestas; c) locución adver bial o preposicional post tergum, “detrás, detrás de”; “por detrás, por detrás de” (Gn 22,13, etc.); d) locución adverbial o preposicional a tergo, “por detrás, detrás de” (ISm 12,10, etc.); e) locución preposicional doblemente pleonástica de post tergum, “de detrás de” (Sof 1,6); f) locución preposicional pleonástica post terga, “detrás de” (Rut 2,3)2. 5) Medium. Esta palabra corresponde casi siempre o a la preposición hebrea bén, “entre”, o a los sustantivos hebreos tawek, “medio” y qereb, “medio, cen tro”. La combinación con preposiciones da origen, lo mismo en hebreo que en latín, a circunlocuciones preposicionales, que son: a) Inter medium, locución propia del latín tardío, y que aparece por primera vez en la VL, hace concurrencia a la preposición inter. En latín bíblico rige genitivo por contaminación de inter con acusativo y de in medio con genitivo3, y suele corresponder a la preposición hebrea bén, “entre” y a la griega aná mesón, que suele ser la traducción de la citada preposición hebrea. Hay muchos ejemplos: inter medium lucis et inter medium tenebrarum (Gn 1,4 VL), “entre la luz y entre las tinieblas”4. b) Per medium, locución que aparece ya en la VL como reforzamiento de per5. El giro de la Biblia latina es la traducción literal del hebreo be-tôk, “en 1O tros ejem plos en O. G arcía de la Fuente, "C ircunlocuciones", ibid., p. 378. 2 O tros ejem plos en O. G arcía de la Fuente, "C ircunlocuciones", ibid., pp. 379-380. 1 L eum ann - H o fm a n n - Szantyr, L ateinische G ram m atik (o.c.), p. 234. 4 O tros ejem plos en O. G arcía de la Fuente, "C ircunlocuciones", ibid., p. 380. 5 L eum ann - H o fm a n n - Szantyr, L ateinische G ram m atik (o.c.), p. 241.
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medio, por medio”, y de b e - q e r e b , “en medio, por medio”. Los LXX conservan el giro hebreo. Algunos ejemplos: p e r m e d iu m s ic c i m a r is (Ex 14,22,29), “por medio del mar seco”, etc. Aunque el giro p e r m e d iu m sea un reforzamiento popular de p e r , es evidente que la difusión del giro en el latín bíblico se debe a las construcciones hebreas mencionadas, las cuales, a su vez, han influido en los Setenta y en el NT1. c) I n m e d io , locución frecuentísima en la Biblia latina, es un reforzamiento de in 1. En el latín bíblico rige generalmente genitivo, aunque en realidad es una preposición de ablativo. Corresponde generalmente a las expresiones hebreas b e tó k , “en medio”; b e q e r e b , “en medio”, y a la preposición b e n , “entre”. Ejem plos: 1) con genitivo: in m e d io a q u a r u m (Gen 1,6), “en medio de las aguas”, etc.; 2) con ablativo: in m e d io m a r i (Ex 14,16), “en medio del mar”, etc. Es indudable que in m e d io es un reforzamiento popular de in , pero su difusión en el latín bíblico se debe evidentemente a expresiones hebreas (o griegas imitadas del hebreo) que los traductores tenían ante sus ojos3. d) D e m e d io , locución muy frecuente en la Vg -más de 100 ejemplos-, que alter na con in te r m e d iu m , como sustitutivo popular de in te r y con la preposición com puesta popular d e in te r, y no es en realidad más que un reforzamiento de la preposi ción simple de. En la mayoría de los casos corresponde a las expresiones hebreas m in -tó k , “de en medio de”, “del medio de”; m in -q e re b , “de en medio de”, “del centro de”; m in -b é n , “de entre”. Los Setenta y el NT conservan estos giros hebreos. Ejem plos: d e m e d io r u b i (Ex 3,2,4), “de en medio de la zarza”, etc. Con respecto a la difu sión en el latín bíblico del giro d e m e d io puede decirse lo mismo que con relación a in te r m e d iu m , p e r m e d iu m , in m e d io , es decir, es la traducción literal de las expresio nes hebreas o griegas, mencionadas más arriba, y su difusión se debe a la literalidad de las versiones. Las cuatro expresiones mencionadas in te r m e d iu m , p e r m e d iu m , in m e d io , d e m e d io corresponden fundamentalmente a las mismas expresiones hebreas y no son más que reforzamientos populares de las preposiciones simples in ter, p e r , in, d e , favorecidos por los giros hebreos, o griegos, en su caso4. 6) G y r u s , c ir c u itu s . Las combinaciones de preposiciones con estos dos sus tantivos plantean los mismos problemas, y por eso los tratamos juntos5. Ambos 1Más ejemplos y otras consideraciones en O. García de la Fuente, "Circunlocucio nes", ibid., p. 381. La expresión se conserva en el español "por medio", en el francés "parmi" y en el italiano "per mezzo". 2Leumann -Hofmann- Szantyr, L ateinische G ram m atik (o.c.), p. 275. 3Más ejemplos en O. García de la Fuente, "Circunlocuciones", ibid., pp. 381-382; la expresión se conserva en español "en medio". 4Otros ejemplos en O. García de la Fuente, "Circunlocuciones", ibid., p. 382. 5 Leumann -Hofmann- Szantyr, L ateinische G ram m atik (o.c.), p. 227, hablando de circum sólo mencionan como sustitutos los giros in gyro y p e r gyrum , y remiten a textos de la P ereg r. A eth . Como decimos en el texto, in circu itu y p e r circu itu m tienen el mismo valor que los dos giros anteriores y además se encuentramn, como aquellos, en textos de la VL, anteriores a la P eregr.
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corresponden al sustantivo hebreo sabib, “alrededor”, empleado muchas veces como adverbio, “alrededor” y preposición “alrededor de”. Los dos, unidos a las preposiciones in y per hacen concurrencia a la preposición circum. Por último, in gyro / in circuitu; per gyrum / per circuitum aparecen por primera vez en la VL y continúan en la Vg y de ahí se han difundido a otros autores. Los ejem plos son: A) Gyrus: 1) per gyrum con genitivo, “alrededor de” (Ex 39,21, etc.); 2) in gyro con genitivo, “alrededor de” (2Cro 4,3 VL); con ablativo, “alrededor de” (Lam 3,5). B) Circuitus: 1) per circuitum con genitivo, “alrededor de” (Ex 7,24, etc.); 2) in circuitu con genitivo, “alrededor de” (2Cro 4,2 VL, etc.). La concurrencia que estas dos expresiones hacían a circum en el latín bíbli co aparece evidente por las siguientes estadísticas: en la Vg frente a 5 ejemplos de circum hay por lo menos 260 ejemplos de in circuitu / per circuitum (preposiciónm y adverbio) y otros 63 ejemplos de in gyro / per gyrum (preposición y adverbio. 7) Auris. Suele ser la traducción del hebreo ‘ozen, “oreja, oído”, y en hebreo hace con frecuencia la función de circunlocución adverbial compuesta. Este hecho se tralada a las versiones de la Biblia, griegas y latinas. En latín in auribus con genitivo y ad aures e in aures ¡ in aurem con genitivo son circunlo cuciones preposicionales que significan “ante, delante de”: clamor meus veniet ad aures eius (2Sm 22,7), “mi clamor llegará ante él”; in aures multitudinis (Jos 6,20), “ante la multidud”; locutus est ea in auribus Domini (ISm 8,21, etc.), “y dijo esto ante el Señor”'. 8) Oculus corresponde la mayoría de la veces a la palabra hebrea 'ayin, “ojo” y “fuente”, que sirve con mucha frecuencia para formar giros preposicio nales unido a preposiciones2. En latín bíblico hay muchos ejemplos de este uso, que en definitiva es un hebraísmo, y en el NT un septuagintismo, que, a su vez, es un hebraísmo, porque imita el modelo hebreo. He aquí algunos ejemplos: in oculis + genitivo, “a los ojos de, a, ante”: in oculis Samuhelis (ISm 8,6), “ante Samuel” (cf. ISm 15.19); in oculis eorum (Ez 4,12), “ante ellos” (cf. Is 13,16, etc.); ante oculos + genitivo: ante oculos eius (Dt 24,1, etc.), “ante él”3. 1 Cf. F. P. D utripon, B ibliorum sacrorum concordandae, H ildesheim 1976 (reim pr. de París 1880), s.v. oculus. 2 E jem plos hebreos abundantes, naturalm ente no siem pre traducidos al latín por las circunlocuciones que estudiam os, pueden verse en L. A lonso Schokel, D iccionario bíbli co hebreo-español, fase. 7, V alencia 1991, p. 532-534. 3 O tros ejem plos en F. P. D utripon, B ib lio ru m sacrorum concordandae, ibid., s.v. oculus.
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7 .6 ,- P re p o sic io n e s com pu esta s:
En el campo de las preposiciones (y adverbios) compuestas habría que tener en cuenta en qué medida han podido influir las lenguas semíticas origina les en la formación de todo tipo de palabras, desde las preposiciones delante de adverbios del tipo de aforis, abintus, anunc, dedeorsum, deforis, deintus, delon ge, deretro, desursum, inultra, etc.1, hasta las preposiciones compuestas o dobles del tipo de abante, adtrans, depost, desub, detrans, incontra, inpost, súbante, deultra, etc. Estas composiciones o aglutinaciones de preposiciones y adverbios y de preposiciones dobles son sin duda de origen popular2, y han tenido una gran importancia para las lenguas románicas, pero su proliferación y su abundancia en las versiones latinas de la Biblia se debe claramente al modelo hebreo o arameo. Estamos, pues, ante un caso claro de semitismo cuantitativo. En un trabajo nuestro reciente, dedicado a las preposiciones compuestas en el latín bíblico3, llegábamos a las siguientes conclusiones: a) Las antiguas versiones de la Biblia -e n especial la VL- son una fuente de primer orden para conocer el uso y difusión de las preposiciones compuestas en el latín tardío. De 22 preposiciones estudiadas allí por nosotros, 20 se remontan a la VL. b) De las 22 preposiciones compuestas, mencionadas en el trabajo, más de la mitad, es decir, 12 corresponden literalmente a preposiciones compuestas en hebreo; responden, pues, al modelo hebreo. Son las siguientes: abante, aforis, deinter, deforas, depost, deretro, desupra, desuper, adtrans, detrans, deultra, desub. c) Probada, pues, la existencia abundante de preposiciones compuestas en el latín bíblico, es muy probable que haya sido la Biblia latina uno de los vehí culos principales de su paso a las lenguas romances. 8.- Las conjunciones. El uso de las conjunciones en el latín bíblico presenta algunas particularida des llamativas procedentes del original hebreo. 1 Sobre estas aglutinaciones de adverbios con preposiciones y su origen popular y tardío, cf. Leumann -Hofmann- Szantyr, Lateinische Grammatik (o.c.), p. 283. 2Leumann -Hofmann- Szantyr, Lateinische Grammatik (o.c.), pp. 215, 282. ■ ’ O. García de la Fuente, "Sobre las preposiciones compuestas en el latín bíblico", en Analecta Malacitana 9 (1986) 3-12, en p. 11.
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8.1.- Uso de et Una de ellas, la más distintiva, y que permite reconocer, hasta por la forma externa de un párrafo, que se trata de un texto bíblico, es la conjunción et, tra ducción del hebreo we, “y”, usada para coordinar toda clase de oraciones y otras partes de la oración. No hace falta decir que la coordinación con et es un rasgo característico del latín bíblico y de los más llamativos. La conjunción et aparece varios miles de veces en la Biblia latina. Y a través de ella, el latín bíblico expresa unos cuantos matices, que el latín clásico expresaba por medio de varias conjunciones. Veamos algunos de estos matices. 8.1.1,- Copulativa simple, _y: une elementos homogéneos, sustantivos, adje tivos, verbos, etc. Es el caso más frecuente. Con negación significa no... ni... ni: beatus vir qui non abiit... et... non stetit et... non sedit (Sal 1,11), “bienaventura do el hombre que no va... ni se detiene... ni se sienta”; sed non scis unde veniat et quo vadat (Jn 3,8), “pero no sabes de dónde viene ni adonde va”, etc. 8.1.2,- Casos especiales con sustantivos: a) equivale a o, sea, sea (en latín sive) en textos legales: “el que hiera a su padre y (= o) a su madre”; b) valor explicativo, es decir, a saber: Ex 24,12 daboque tibi tabulas lapideas, et legem, “te daré las tablas de piedra, es decir, la ley” (= las tablas de piedra con la ley); c) con geminación: cada uno, uno por uno: Sal 87,5 homo et homo natus est in ea, “cada uno ha nacido en ella” (en Sión), etc. 8.1.3,- Uniendo oraciones tiene, entre otros, los siguientes valores: a) Circunstancial temporal: mientras, cuando, antes de, antes que: cumque mane surrexisent et iam dilucesceret (ISm 9,26), “como se levantaran de maña na, cuando (mientras) rayaba el alba”; adhuc modicum tempus vobiscum sum et vado ad eum qui misit me (Jn 7,33), “aún estaré con vosotros un poco de tiempo antes de irme al que me envió”, etc. b) Adversativa: péro, sin embargo: viam iustorum et iter impiorum (Sal 1,6), “el camino de los justos, pero el camino de los impíos”; ascendit... et Aima non ascendit (ISm 1,22), “subió... pero Ana no subió”; et tenebrae eam non comprehenderunt (Jn 1,5), “pero las tinieblas no la recibieron”, etc. c) Causal: porque, pues, por lo cual, por eso: perierant...et dixit Cis (ISm 9,3), “se habían perdido... por lo cual dijo Cis”; et non periit... et reddidit mihi malum pro bono (ISm 25,21), “y no pereció..., porque me devolvió mal por bien”; et qui ambulat in tenebris nescit quo vadat (Jn 12,35), “porque el que camina en las tinieblas no sabe adonde va”; habet vitam aeternam et ego resus citabo eum (Jn 6,55), “tiene la vida eterna porque yo le resucitaré”, etc.
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d) Concesiva', aunque: ego autem delicatus et unctus rex (2Sm 3,39), “yo todavía soy débil, aunque ungido rey”; et vidistis me et non creditis (Jn 6,36), “aunque me habéis visto, sin embargo no creéis”; qui credit in me et si mortuus fuerit vivet (Jn 11,25), “el que cree en mí, aunque muriera, vivirá”; Pater inste et mundus te non cognovit (Jn 17,25), “Padre justo, aunque el mundo no te conoce”, etc. e) Consecutiva: pues, de modo que, así que: et convenerunt in Maspa (ISm 7,6), “se reunieron pues en Masfa”; vociferatus est...et personuit terra (ISm 4,5), “gritó... de modo que resonó la tierra”; implete hydrias aqua et impleve runt eas (Jn 2,7), “llenad las tinajas de agua, así que las llenaron”; hoc fecit ini tium signorum Iesus... et manifestavit (Jn 2,11), “este primer milagro lo hizo Jesús...y así manifestó”, etc. f) Final: et abiit et dormivit (ISm 3,5), “y se fue a dormir”; adhuc quattuor menses sunt et messis venit (Jn4,35), “todavía faltan cuatro meses para que lle gue la siega”; rogabat ut descenderet et sanaret (Jn 4,47), “rogaba que bajara para sanar”, etc. g) Apódosis o principal de una condicional: nemo quippe in occulto quid facit et quaerit ipse in palam esse (Jn 7,4), “pues nadie hace algo en secreto si él pretende que sea público”; omnis qui vivit et credit in me (Jn 11,26), “todo el que vive, si cree en mí (no morirá)”, etc. h) Sustituyendo a una oración de relativo: ecce dies veniunt et praecidam brachium tuum (ISm 2,31), “he aquí que llega el día en que cortaré tu brazo”, etc. 8.2,- Uso innecesario, superabundante y hasta confuso de “et” en algunos tex tos, como los siguientes: mulier quaecumque semen receperit et pepererit mas culum “et" immunda erit1 (Lv 12,1 VL: Ag. Quaest. in Lv), “cualquier mujer que haya quedado embarazada y haya dado a luz un varón (y) será impura durante siete días”; omnem sanctum non attinget et in sacratorium non introibit “et" quoad impleantur dies purificationis eius (Lv 12,4 VL), “no tocará nada santo y no entrará en el santuario (y) hasta que se cumplan los días de su purifi cación”; si autem effundetur in corio “et" inquinabit eum sacerdos (Lv 12,22 VL), “pero si se extiende por la piel (y) el sacerdote le declarará impuro”; quod si sumens collectionem filiorum Istrael... "et" dabunt singuli (Ex 30,12 VL), “y 1 EI texto de Lv 12,2 del Lugd. dice: m u lie r qua ecu m q u e c o n ce p erit e t p e p e r e rit m asculum "et" inm undus e rit p e r septem dies separationis eius inm undus erit, en donde se advierte la concordancia de inm undus con m ulier. Sobre la postura de San Agustín con respecto al texto, cf. W. Siiss, Studien zu r lateinischen B ibel, Tartu 1932, pp. 23-24; Agustín dice: qu id ergo ibi additum est "et" n isi aliqua p ro p rieta te locutionis hebraicae?
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si tomando la totalidad de los hijos de Israel... “y” darán cada uno”. Este giro, demasiado hebraizante, se encuentra sólo en la VL y se produce por la literali dad de la versión. Su origen es el hebreo, que usa la conjución we, “y” en todos los casos. 8.3,- Ut con valor causal después de una interrogación, del tipo: quis sum ego ut vadam ad Pharaonem? (Ex 3,11 Vg y VL), “¿quién soy yo para ir al Faraón?”; quis est Dominus ut audiam vocem eius? (Ex 5,2), “¿quién es el Señor para que yo oiga su voz?”; quis est Abimelech...ut serviamus ei (Jue 9,28), “quién es Abimelec... para que le sirvamos?”. El giro, muy frecuente en el AT de la Vg es un hebraísmo que ha pasado a los autores cristianos, como Tertuliano1. 8.4,- Conjunciones en frases de juramento, afirmación o negación enfáticas. El latín bíblico presenta muchos casos especiales en la estructura y signifi cado de frases de juramento, afirmación o negación enfáticas, cuyo origen es el hebreo, y en cuyos casos se puede hablar de semitismos cualitativos. Son los siguientes: 8.4.1.- Fórmulas de juramento, afirmación o negación enfáticas, introducidas por quia, quoniam, o sin conjunción, cuya tipología normal es la siguiente: 8.4.1.1.- Con quia: vivit Dominus quia, “vive Dios que” -giro conservado lite ralmente en español-: vivit Dominus... quia si per Jonathan filium meum factum est (ISm 14,39), “vive Dios... que si lo hizo mi hijo Jonatán; vivit Dominus quia non occidetur (ISm 17,55), “vive el Señor que no será matado”; cf. Samuel (ISm 20,3; 26,10; 28,10; 29,6; 2Sm 14,11; etc2. 8.4.1.2.- Con quoninr. vivo ego, dicit Dominus, quoniam mihi flectetur omne genu (Rom 14,11), “vivo yo, dice el Señor, que a mí se me doblará toda rodi lla”; cf. ISm 26,16; 2Sm 4,9; 12,5; 15,21; etc. 8.4.1.3.- Con et en oración coordinada: vivit Dominus... et nunc fia n t sicut Nabal inimici tui (ISm 25,26), “vive el Señor... y ( = que) ahora sean como Nabal tus enemigos”; etc. 8.4.1.4.- Sin conjunción: vivit anima tua, Domine, ego sum illa mulier (ISm 1,26), “vive tu alma ( hebraísmo por “vives tú”), Señor, yo soy aquella mujer”; 1 Cf. A . Fridh, L 'em ploi ca usal de la conjonction ut en latin tardif, G ôteborg 1977, pp. 9-29, con num erosos ejem plos de esta construcción, cuyo origen se explica com o un hebraísm o. 2 A dm iten tam bién el origen hebreo de la expresión L eum ann -H o f m a n n - Szantyr, L ateinische G ram m atik (o.c.), p. 588: la expresión citada ist schon im ganzen Satzbau hebraisierend.
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vivit Dominus... non remansisset (ISm 25,34), “vive el Señor... no le quedaría”; etc. 8.4.2,- Fórmulas de juramento, afirmación o negación enfáticas introducidas por si, cuya tipología normal, en la estructura actual de la frase latina, en la que si tiene valor negativo: = “no” y si non t nisi, valor afirmativo: = “sí”, no puede explicarse más que como un calco literal del hebreo. He aquí algunos ejemplos de los muchos que existen: 8.4.2.1,- Si = “no”: vivit Dominus... si eritannis his ros et pluvia (IRe 17,1), “vive el Señor... que no habrá en estos años ni rocío ni lluvia”; iuravi... si David mentiar (Sal 89,36), “juré... no mentiré a David”; iuravi... si introibunt (Sal 95,11), “juré... no entrarán”; vivit Dominus... si ceciderit (ISm 14,45), “vive el Señor... no caerá”; vivit anima tua, rex, si novi (ISm 17,55), “vive tu alma (hebraísmo por “vives tú”), rey, no lo sé”; cf. ISm 55,22; 2Sm 2,27; 3,35; Sal 131,3; Am 8,7; etc. 8.4.2.2.- Nisi / si non = “sí”: si non pro sanguine Naboth... reddam tibi (2Re9,26), “ciertamente por la sangre de Nabot., .te devolveré”; dicit Domi nus... nisi domus multae desertae fuerint (Is 5,9), “dice el Señor... ciertamente muchas casas serán destruidas”; audite consilium Domini... si non deiecerint eos, nisi dissipaverint cum eis habitaculum eorum (Jr 49,20), “ oíd la decisión del Señor:... ciertamente los arrastrarán..., ciertamente arrasarán su morada junto con ellos”; etc. El sentido tan contradictorio entre este si y si non se explica fácilmente, y, por tanto, si / si non siguen teniendo su valor habitual en el latín bíblico, sabien do que la construcción hebrea está incompleta, y hay que sobreentender una frase, cuyo sentido para los hebreos era evidente. Así, por ejemplo, en el caso de iuravi... si David mentiar, podríamos traducir: “juré (Dios) ( y mi juramento sería vano [cosa que tratándose de Dios es imposioble]) si yo mintiera a David”, o también: “juré (Dios) y si mintiera a David (sería un impostor [cosa que tra tándose de Dios es imposible]). En los ejemplos con si non, la frase suplida sería la misma: “juré (y mi jura mento sería vano) si no hiciera tal o cual cosa” 8.5.- Uso de quod, quia, quoniam con verbos declarativos. Sobre el origen y difusión de esta construcción se sabe que la usa el Bell. Hisp. 36,1, que aparece en Petronio (71,9, 131,7), Quintiliano, Tácito (Ann. XIV,6,1), Plinio el Joven (Epist. 11,11,6; 111,9,6), Suetonio (Tit. 8,1), y que en el latín tardío se hace cada vez más frecuente, terminando por ser normal en los autores cristianos.
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Con respecto al uso que hace la Vg de estas conjunciones con verbos decla rativos hemos realizado un estudio detallado de los libros de Samuel-Reyes', lle gando a las siguientes conclusiones: 1,- La oración de infinitivo está en franco retroceso frente al empleo de estas conjunciones completivas: frente a 25 oraciones de infinitivo hay 160 con conjunción completiva, siendo quod la más frecuente, con 95 ejemplos, luego quia, con 52 ejemplos, y por fin quoniam, con 13 ejemplos. 2.- De los 160 ejemplos con las citadas conjunciones, 129 corresponden a la conjunción hebrea ki, “que” y 4 más al relativo ‘aser, “que”, que también es partícula completiva. En todos estos pasajes la construcción hebrea ha podido influir y servir de modelo a la construcción latina, y tanto más cuanto que hasta fonéticamente kí se parece a quia. Pero aún hay más: de las 25 oraciones de infinitivo reseñadas, sólo 19 tienen en hebreo la partícula completiva kí. Esto quiere decir que Jerónimo sólo 19 veces, de un total de 152 textos, transformó las partículas hebreas kí y ‘aser en oraciones de infinitivo, empleando en todos los demás casos la misma construcción que encontraba en hebreo. 3,- Con respecto al uso de los modos, tenemos los siguientes datos: quod con subjuntivo aparece 92 veces; con indicativo, 3; quia con indicativo aparece 44 veces; con subjuntivo, 7; quoniam con indicativo se encuentra 9 veces; con subjuntivo, 4. 4.- Una rápida comparación entre el estilo del Prologus2 in libro Regum, puesto por Jerónimo al principio de su traducción de Samuel-Reyes, y la traduc ción de los libros que siguen, es reveladora en extremo. De las 81 líneas de que consta el Prologus, hay 6 oraciones de infinitivo frente a una sola completiva con quod: puto quod eum non aestimes (lín. 72). Esta misma costumbre sigue Jerónimo en otros prólogos a los libros de la Vg que traducía. Así, en el Prologus in Pentateucho, que consta de 48 líneas, hay 7 oraciones de infinitivo y ninguna completiva con nuestras conjunciones completivas3. En la Praefatio in libro Iosue, de 33 líneas, hay 2 oraciones de infinitivo (lín. 7, y 22), y una completiva con quod, que curiosamente es la cita literal de un texto bíblico: existimasti quod ero tui similis (Sal 49,21) (lín.18). En el Prologus in libro Paralipomenon, de 41 líneas, hay 3 oraciones de infini tivo (lín. 25,29,36) y ninguna completiva con nuestras conjunciones. En el Pro1 O. G arcía de la Fuente, "Sobre el em pleo de quod, quia, quoniam con los verbos de len g u a y e n te n d im ien to en S a m u e l-R e ye s d e la V u lg a ta ", en A n a le c ta M a la cita n a 4 (1 9 8 1 )3 -1 4 . 2 Cf. P ro lo g u s Sancti H iero n ym i in libro R eg u m (líneas 1, 6, 46, 69, 70, 77), R. W eb er (éd.), B ib lia sacra iuxta V ulgatam versionem , II, Stuttgart 1 9 7 3 2, 1, pp. 364-366. 3 Ibid., lín. 5, 6, 21, 29, 34 (dos veces), 41.
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logis in libro Iob, de 53 líneas, hay 8 oraciones de infinitivo (lín. 7,10,2021,22,33,36,37,53) y ninguna completiva con nuestras conjunciones. Basten estos pocos ejemplos para deducir que Jerónimo, cuando escribía por su cuenta, y siguiendo su propio estilo, usaba normalmente y casi exclusiva mente oraciones de infinitivo. Cuando traducía la Biblia empleaba las mencio nadas completivas casi sistemáticamente. Esto podía ser debido a interés por seguir un giro popular; pero podía ser -y sin duda era- por su deseo de imitar el modelo hebreo que tenía delante. 5,- La comparación con otro libro de la Vg, no revisado por Jerónimo y además traducido del griego por un autor anónimo, resultará sumamente intere sante. En la Sapientia, con verbos declarativos, hay 8 oraciones de infinitivo, ninguna de las cuales corresponde a conjunción completiva griega; quocl no aparece nunca; quia aparece 2 veces y las dos corresponde al 'oti griego, y el verbo va en indicativo; quoniam se cuentra 20 veces, de las cuales 18 corres ponden al 'oti griego, y el verbo va 19 veces en indicativo y una en subjuntivo. Como se ve, el traductor latino de este libro conservó casi siempre la cons trucción griega, como Jerónimo la hebrea, con la interesante diferencia que Jerónimo prefiere quod o quia a quoniam, del traductor de Sapientia. II.2.1.1.9.- Orden de palabras en el latín bíblico'. En el latín bíblico se da una dislocación total del orden normal de palabras que regía en latín clásico. Este es, por cierto, un fenómeno sintáctico de primer orden, que influyó poderosamente en el latín cristiano y tardío en general y que condujo, unido a otros factores, hacia el orden de palabras románico. Los Seten ta y todas las demás traducciones griegas de la Biblia reproducen el orden de palabras hebreo. Las versiones latinas de la Biblia, tanto las primitivas, como la de Jerónimo, siguen este mismo principio de conservar el orden hebreo. No debe extrañamos, porque el propio erudito y crítico San Jerónimo decía que en la Biblia “hasta el orden de palabras es un misterio". Ahora bien, como el griego y el latín son lenguas flexivas, la regla del orden de palabras hebreo podía aplicarse sin demasiados problemas para la comprensión del texto. Pero las consecuencias que de aquí se derivaron para la evolución del orden de palabras latino hacia el orden románico no puede en 1 Para esta cuestión rem itim os a nuestro trabajo: O. G arcía de la Fuente, "O rden de pa la b ras e n h ebreo, griego, latín y ro m an c ea m ie n to c astellan o m ed iev al de Jo el", en E m erita 51 (1983) 41-61; 185-213. A unque el estudio se lim ita al libro de Joel, las con clusiones se pueden perfectam ente ex trap o lar al resto de la B iblia, porque no hay m otivo alguno p a ra pensar que en este libro se siga un orden de palabras y en los dem ás M £\E 1 orden del latín bíblico depende decisivam ente del orden hebreo. I vj
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modo alguno desdeñarse o minimizarse, si se tiene en cuenta la influencia de la Biblia latina en la evolución del latín cristiano. 9.1,- Así, por ejemplo, como los pronombres personales y los posesivos com plementos son sufijos en hebreo, es decir, se añaden a la palabra por detrás, sus equivalentes griegos y latinos seguirán invariablemente al verbo o al sustantivo de que dependen y al que se agregan; por eso, en latín bíblico se dice: amat me; audit eum; via eius; pedes eorum; cordis tui; manum tuam; oculus meus, etc. 9.2,- El determinante sigue al determinado: filius hominis; vocem Domini; pax Dei; gratia Christi; pastor gregis; domus patris, etc., en contra de la regla clási ca latina, que exige justamente lo contrario. 9.3,- El adjetivo calificativo y el demostrativo siguen al sustantivo: ecclesia magna; populus gravis; de laqueo hoc; a populo illo, etc., en contra igualmente de la norma clásica, que exige justamente lo contrario. Todo esto, como es lógico, supone un auténtico terremoto en la sintaxis latina, y es una novedad de primer orden en el latín bíblico, novedad que distin gue a este latín del latín clásico, de un lado, y del latín cristiano, en general, de otro. Hay algunos otros puntos sobre el influjo hebreo y arameo que vamos a omitir en gracia a la brevedad1. II.2.1.2.- Campo léxico Este es uno de los terrenos en los que más se desarrollaron las fuerzas inno vadoras del latín bíblico, sobre todo por los préstamos y calcos griegos. Son evidentemente mucho menos importantes los calcos y préstamos hebreos y arameos. Pero tampoco éstos faltan. Dado el carácter extremadamente literal de las versiones bíblicas, tanto griegas como latinas, hay que considerar varios tipos de influencia léxica. Entre los semitismos léxicos -hebraísmos o aramaísmos- vamos a distin guir dos categorías, los préstamos propiamente dichos y los calcos. Entendemos aquí por préstamos los términos hebreos o arameos pasados al latín de las ver siones bíblicas, adoptados en su forma primitiva o imitados y más o menos transformados. Por calcos entendemos aquí los préstamos latinos que imitan el esquema de una palabra o locución hebrea o aramea y no su entidad fonética (calcos léxicos) o la significación de esa palabra extranjera (calco semántico). 1 R em itim os de una m anera general a nuestros distintos trabajos, m encionados en la B ibliografía -L a tín bíblico- , sobre cad a uno de estos tem as concretos.
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1.- Préstamos léxicos hebreos y arameos Los préstamos léxicos pueden ser nombres propios y nombres comunes. 1.1.-Nombres propios En cuanto a los nombres propios, frecuentísimos en la Biblia, como era de esperar, hay que atender a las reglas fonéticas según las cuales han pasado al latín, y que pueden afectar 1) o a la forma externa; 2) o a la terminación. 1) Por lo que se refiere a la forma externa, hay que tener en cuenta cómo transcriben los traductores latinos las distintas consonantes y vocales, hebreas o arameas, y por qué las transcriben de una forma determinada y si son constantes o no en sus transcripciones. Todos estos puntos tienen importancia a la hora de juzgar los préstamos de nombres propios hebreos o arameos y de su paso al latín y del latín a las lenguas romances. 2) Con respecto a la terminación, hay que señalar que normalmente se trans criben en su forma original, hebrea o aramea, y por lo tanto se consideran y son tratados como palabras indeclinables. Este dato origina, como se ha dicho antes, el que se fuerce a la lengua a usar acusativos con ad en lugar de dativos con verbos de lengua. Así, en latín bíblico, se dice habitualmente: dixit ad me en lugar de : dixit mihi, porque siempre se dice: dixit ad Noe, “dijo a Noé”; locutus est ad Abra ham, “habló a Abraham”; dixit ad Hierusalem, “dijo a Jerusalén”; locutus est ad Sion, “habló a Sión”; porque son todas palabras indeclinables. Algunos nombres propios, no obstante, se declinan, como, por ejemplo, Daniel, Danielis, Danieli, Danielem, Daniele; Salomon, Salomonis, Salomoni, Salomonem, Salomone. Otros sólo tienen tres casos, como Israel, Gedeon -nominativo, genitivo y dativo-, 1.2.- Nombres comunes En cuanto a los nombres comunes, debemos señalar que algunos, al pasar al latín, han conservado su forma original y son por tanto indeclinables. Algunos de ellos han pasado prácticamente a todas las lenguas romances -y a muchas no romances-, y concretamente al español, como cualquiera podrá reconocer en la lista que daremos a continuación. Otros nombres sólo se conservan como térmi nos exóticos en las antiguas versiones latinas de la Biblia o en las modernas tra ducciones romances. Una lista bastante completa podría ser la siguiente, pero sin pretensiones de ser exhaustiva1:
1 Si n o se indica nada, los textos son de la Vg; si fueran de la V L se indicará expresa m ente. D arem os uno o dos textos; pero esto no quiere decir que no h aya m ás testim onios.
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1.2.1.- Términos hebreos en forma hebrea: abba (arameo) (= hbr. ab), “padre” (Me 14,36). apadeo, “de su palacio” (Dn 11,45). ariel, “león” (lCro 11,22; 2Sm 23,20); “hogar, fogón” (Ez 43,15,16). arioth, “hierba silvestre” (2Re 4,39 VL). behemoth, nombre de un aminal: ¿hipopótamo?, ¿elefante?. (Job 40,10). belial, “bajeza, infam ia”, y, por error, nombre propio: (Hijos de) Belial) (ISm 10,27). borith, “potasa” (Jr 2,22). cab (= hbr. kab), medida pequeña de capacidad (2Re 6,25). chabratha (= hbr. kebarah), “trecho, distancia” (2Re 5,19 VL). cherub (= hbr. kerúb), nombre de una clase de ángeles, cuyo plural kerubim ha pasado al español bajo la forma de querubín), chodchod (= hbr. kodkod), piedra preciosa, ¿jaspe? (Ez 27,16). corban (= hbr. korbarí), “ofrenda, don” (Me 7,11). chremel (= hbr. kermel), “grano reciente, tierno” (2Re 4,42 VL). cyrot (= hbr.kyróth, del sing, kîr), “pila, aguamanil” (2Re 16,17 VL). dabir (= hbr. debfr, “cámara del templo” (IRe 6,5 VL). elam (= hbr. ‘úlam), “pórtico (del templo” (IRe 7,6 VL; 2Re 18,16 VL). emanoth (= hbr. ‘omenóth), “hoja, lámina” (2Re 18,16 VL). epheta o ephphetha (verbo arameo): “ábrete” (Me 7,34). ephi / epha t yfi / yphi (del hbr ‘epha, medida de capacidad, ¿fanega? (Ex 16,36; Nm 5,15 VL). ephod / ephud “efod”, vestido del sumo sacerdote (Jue 17,5 VL y Vg). eden, Edén, región oriental (Gn 4,16; Ez 27,23 (puede significar “jar dín”). gomor'. haceldama (del arameo haqel, “campo” y dema’, “sangre”), “campo de sangre” (Mt 27,8). hin, medida para líquidos (Ex 29,40) = in (Nm 15,10 VL). leviatan, “¿cocodrilo?” (Job 40,20). maheleth, “instrumento musical” (Sal 87,1). malasar, “cocinero jefe” (Dn 1,11). mammona y mamona (= hbr. mamón y arameo mamoná’), “riqueza, dinero” (Mt 6,24). ' E l texto está en IS m 16,20, y es una transcripción literal del griego gom ór, palabra q u e los L X X n o en te n d iero n , o ley ero n de o tra m anera. En IS m 16,20 el T M tiene ham ór, "asno", traducido p o r asinus en la V g. L os L X X quizá leyeran gom or en lugar de góm er, equivalente al hebreo hom er, "jóm er", e n las versiones m odernas del hebreo, y es una "m edida de áridos" equivalente a unos 4 0 0 litros (cf. O s 3,2; Is 5,10; Ez 45,11,13).
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mamzer, “bastardo, mestizo” (Dt 23,2). man, manna (= hbr mair, etimología popular man hiT, “qué es esto?” (arameo manná; griego manna), “maná” (Ex 16,31-35; Nm 11,6-9). mascharath (= hbr. misgeróth (moldura) (2Re 16,17 VL). mechonoth (= hbr. sing, mekonah), “palanganero” (2Re 7,27 VL). mesellat (= hbr. mesillat), “camino” (2Re 18,17 VL). mesech (2Re 16,18 VL; Vg musach) (= hbr. musak), “estrado de un trono” (2Re 16,18 VL y Vg). nebel, “odre de vino” (ISm 1,24 VL) (ef. nabilum en la lista siguiente). nechota (= hbr. nekota, de nekdt), “tesoro” (2Re 20,13 VL). nisan , “nisán”, nombre de un mes del calendario hebreo (Esd 2,1). paradrin (= hbr.peradím), “muía” (2Re 5,17 VL) (cf. burdo en la lista siguiente). pheimunim (= hbr. pheloni,” fulano” + ‘almoní, “ mengano” (2Re 6,8 VL). phase (= hbr. pesah), “salto, tránsito” ( cf. Pascua en la lista siguiente). (Ex 12,11). pharao (= hbr. par’oh), “faraón”, título del rey de Egipto (Gn 12,15). rabbi, “mi maestro”, “maestro” (título de respeto) (Mt 23,8). rabboni, “mi maestro”, “maestro” ( título de respeto) (Mc 10,51; Jn 20,16). raphem (hbr.,1“retama” (IRe 19,4 VL). sabaoth, (= hbr. sebaóth), “ejércitos” (Jr 11,20). satan, “tentador” (IRe 5,4), “Satán” (Job 1,6); en el NT “Satanás” (Mt 4,10). seraphim, “serafín”, “serafines” en español, una clase de ángeles (Is 6 ,2 ,6 ).
setim, “Acacias”, localidad en el desierto (Ex 25,5). zecalin (= hbr siqqalóri), “alforja” (2Re 4,42 VL). thau, nombre y signo de la letra t en hebreo (Ez 9,4). theraphim, “terafim”: idolillo doméstico (Jue 17,5)1 En este capítulo habría que reseñar también algunas interjecciones hebreas, que han pasado a las versiones latinas, y algunas de ellas se conservan en espa ñol, como las siguientes: 1.2.2,- Interjecciones hebreas:
1 Jerón. L oe. 147,14 dice: R athem pro quo A quila interpretatur á rfkeuthon, id est, iuniperum , Sym m achus um braculum . L a V g e n el m ism o pasaje traduce iuniperus (IR e 19,4); cita tom ada de A . M o re n o H ernández, L a s g lo sa s m a rg in a le s... (o.c.), p. 336. N ótese que la VL tiene raphem en vez de rathem . 2 V éanse otros térm inos hebreos al hablar de la técnica de traducción de la VT.
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a, a, a (del hbr. ‘ahah), “¡Ah!” (Jr 1,6). alleluia (del hbr. hallelíi yah, “alabad a Yahvéh”), “aleluya”, expresión de alegría (Sal 104,1). amen, partícula de afirmación, “así es,” así sea”, “amén” (Nm 5,22). hosanna, “hosanna”, grito de júbilo (Mt 21,9). raca (del arameo reqah o reqa’, “loco, necio”, o de la forma aramea apocada rahaqa’, “rechazar, reprochar”), expresión de insulto o reproche (Mt 5,22). vah, “¡ea!” (Job 39,25). 1.2.3,- Términos hebreos a través del griego: 1.2.3.1,- Adjetivos patronímicos: Otros nombres hebreos han pasado al latín a través del griego en forma latinizada, como son los adjetivos patronímicos o gentilicios, que indican pertenencia a un lugar o a una nación, y que en latín ter minan o en - aeus, como Amorrhaeus, Chananaeus, Hebraeus, Pliarisaeus, Phlistaeus, Iebusaeus, ludaeus, Sabaeus, Sadducaeus, etc., y siguen la corres pondiente declinación latina, o terminan en -ites (en ita, como Israelita), como Ismahelites, Israelites, Silonites, Arachites, etc., y siguen generalmente la pri mera declinación, y a veces la tercera, o terminan en —itis, - itidis, como Carmelitis, Sulamitis, Israelitis, Moabitis, Chanaanitis, etc., que son todos femeninos. 1.2.3.2,- Nombres: También han pasado al latín a través del griego, en forma latinizada, los siguientes nombres comunes de origen hebreo: abra, (probabl. del arameo habrá’) “criada, sirvienta” (Jdt 10,10. corbona, “tesoro del templo” (cf. corban de la lista anterior de palabras hebreas) (Mt 27,6). galbanus, (del hbr. helbenah) “gálbano”, planta aromática (Eclo 24,21; Ex 30,34). gehenna (del hbr. ge hinnôm, “Valle de Hinnom”), “infierno” (Mt 5,22). golgotha (del arameo gulgotha’ (hbr. gulgoleth), cosa redonda, crane al), “calavera”, el “Gólgota”’ el “calvario” (Mt 27,33). hyssopus (¿del hbr. ‘ezób, “hisopo”?), “hisopo”, planta usada como aspersorio (Ex 12,22; Lv 14,52; 19,6: en los tres textos aparece en el TM la palabra hebrea citada). iubilaeus (del hbr. iobel, grito de alegría), “jubileo”, gran fiesta de los judíos (Lv 25,10, y 22 textos más en Vg). iubilatio (cf. anterior), “canto de alegría, alegría” (Sal 88,16; 150,5) (Apul. Mef.8,17: “gritos, ruido”). iubilo -are (cf. anterior), “dar gritos de alegría en honor de Dios” (Job 38,7 y 13 textos más en Vg) (cf. Varr. L.L. 5,58: “dar gritos” (pala bra de la lengua rústica).
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iubilum -i (cf. anterior), “alegría, canto de alegría” (IRe 6,15 y 5 textos más en Vg). messias (del arameo mesiha, del hbr. masiah, “ungido”), “ungido, el “Mesías” (Jn 1,41; 4,25). pascha (cf. en la lista anterior phase! pesah, “salto”), “Pascua” (Esd 6,19; Mt 26,2). paradisus (del hbr. pardes, de origen persa), “paraíso” : “jardín del Edén” (Gn 2,15); “morada de los justos en el cielo” (Lc 23,43). sabbatum (del hbr. sabbat, “descanso”), “sábado”: Ex 20,8; “semana” (Lc 18,12). satanas (del hbr. satan, cf. lista anterior), “enemigo, adversario” (Mt 16,23); “Satanás, el diablo” (Mt 4,1,11). sicera (del hbr. sekar, “bebida embriagante”), “sidra” (bebida especial) (ISm 1,11 VL; Lc 1,15, etc.). 1.2.4,- Términos hebreos incorporados en forma latinizada: Préstamos hebreos son también los siguientes términos pasados directamente a las versiones latinas de la Biblia en forma latinizada: batas (del hbr. bat), “medida hebrea de capacidad para líquidos” (IRe 7,26 y otros 9 textos más). burdo (¿del hbr pered,”mulo”?: 2Sm 13,29; 18,9; pirdah, “muía”: IRe 1,33,38,44), “cruce de caballo y burra” (2 Re 5,\l\ut toliam onus duo rum burdonum, “para llevar la carga de los dos mulos”: hapax en Vg); ¿cf. el español burdo y burro ?). cabus (del hbr. qab, 2Re 6,25), “cab”, medida de áridos (poco más de dos litros) (2Re 6,25: hapax en Vg). cadus I cadum (del hbr. kad) “vaso de vino que contenía tres urnas o diez modios” (Lc 16,6: hapax en Vg). corus (del hbr. kor), “medida de áridos y líquidos” (Ez 45,14; 2Cro 2,10; 27,5). etheca (del hbr. ‘atíq, pl.con sufijo ‘atîqêha’, “galería”; ¿cf. español “ático”?1), “pórtico, galería” (Ez 41,15: hapax en Vg). nablum -i (del hbr. nebel, odre, y de ahí, especie de cítara), “cítara” (lCro 15,16,20,23; lMc 13,51). saccus (cf. hbr. saq, “saco, cilicio”), “saco” (Gn 42,25, etc.). sarabala (del arameo sarbal, “vestido oriental largo”, “pantalón”), “panta lón (Dn 3,94 o Dn 3,21,27 en TM: hapax en Vg). satum (probabl. del hbr. pl. setxm, dual sa’taím), “medida hebrea para ári dos” (Gn 18,6; ISm 25,18; Mt 13,33). siclus (del hbr. seqel, “peso”, “moneda hebrea”), “sido” (Gn 23,15,16 y otros 74 textos por lo menos). 1El Diccionario de la lengua española de la Academia, Madrid 199221, "ático", deriva la palabra del latín atticus y éste del griego attikós, del A tica. Los significados 7) "último piso de un edificio, generalmente retranqueado"; 8) "ultimo piso de un edificio, más bajo de techo", y 9) "cuerpo que se coloca por ornato sobre la com isa de un edificio", tienen bastante que ver con el atíq del hebreo, a no ser que el hebreo haya tomado la pala del griego. En hebreo sólo aparece 4 veces en Ez 41, 15, 16; 42,3 (dos veces), 5, siempre relacionado con el pórtico o galena del templo.
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Las listas anteriores, sin ser exhaustivas, demuestran que hay en el latín bíblico más préstamos léxicos hebreos y arameos de los que generalmente se cree; con la particularidad de que una gran parte de ellos han pasado a las len guas románicas -o a otras lenguas- en formas latinizadas y luego romanizadas. Todo este caudal léxico, que asciende sin duda a unos cuantos cientos -y quizá m iles- de palabras nuevas, es propio del latín bíblico y de él ha pasado al latín cristiano. Por tanto, es una prueba más de la novedad de la lengua latina de la Biblia y no del latín cristiano en sentido propio. 2,- Calcos léxicos hebreos y arameos Además de estos ejemplos de calcos léxicos habría que tener en cuenta que muchos términos de las versiones latinas de la Biblia se han creado a imitación de términos griegos de los Setenta o del Nuevo Testamento, los cuales, a su vez, se formaron en griego a imitación del hebreo y del arameo. Como este campo está aún bastante en barbecho, quede consignado al menos aquí como un campo de posible investigación. II.2.1.3,- Campo semántico Si los préstamos y calcos léxicos hebreos y arameos supusieron un enriqueci miento notable para el léxico latino por parte de las versiones de la Biblia, las modifi caciones y renovaciones semánticas supusieron un enriquecemiento inmensamente superior para la lengua latina de la edad tardía. Muchísimos vocablos antiguos pasa ron a significar cosas total o parcialmente distintas a través de la Biblia latina. Aquí el campo de estudio es verdaderamente grande y la mies prácticamente inagotable. Está aún por hacer un diccionario bíblico, moderno y completo, tanto de la VL como de la Vg, que venga a sustituir al viejo e incompleto diccionario de la Vg de Dalpane-Ramorino1 y a las listas de palabras de Rônsch2 y de Kaulen1, por no decir nada del aún más anticuado diccionario de Weitenauer4. El campo es fecundísimo y lleno de sorpresas, como hemos podido constatar en nuestras propias investigaciones sobre semántica bíblica5 y en las llevadas a cabo por algunos de nuestros discípulos6. Anunciamos aquí la preparación de un Diccio nario de la Vulgata, completo y exhaustivo, con un equipo de colaboradores, cuyo primer fascículo puede aparecer pronto. 1 Cf. B ib lio g ra fía -L a tín b íb lico -, 1 Cf. H. R ônsch, Ita la u n d V ulgata (o.c.). 1 Cf. F. K aulen, S prachliches H andbuch (o.c.). 1 Cf. B ibliografía -L a tín b íb lic o -, 5 Cf. B ib lio g ra fía -L a tín b íb lic o -, 6 Cf. C. S antos Pérez; F. Sojo R odríguez; M .-L. Jim énez-V illarejo; J. R am írez Olid; C. M acías V illalobos; M a C. O livera R eyna, en B ibliografía -L a tín b íb lic o -.
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Como simple muestra de este inmenso campo, que servirá, además, de prueba en favor de la distinción entre el latín bíblico y el latín cristiano, sobre todo desde los puntos de vista léxico y semántico, vamos a recoger aquí, en dos listas, algunas palabras que tienen en la Biblia significados propios, que no han pasado nunca al latín profano, que no se encuentran en el latín clásico, y que muy raramente son utilizados por los propios autores cristianos. 1,- Lista de algunos términos con significados bíblicos Addecimare (cobrar, imponer el diezmo) (ISm 8,17). Adplicare (hacer venir ante) (ISm 14,38). Adquiescere (someterse, obedecer) (ISm 15,23). Ambitio (acompañamiento) (1 Me 9,31). Ambulare (comportarse) (Lv 26,3 VL y passim; Lv 20,23 y passim). Angulus (príncipe, jefe) (ISm 14,38). Anima (cadáver, Nm 9,6,7, y muchos más; garganta, cuello, Jon 2,6, y muchos más; boca, Hab 2,5, y muchos más; apetito, hambre, Prv 27.7, y muchos más; pronombre personal: yo, Gn 27,4 y muchos más; tú, Gn 27,19, y muchos más; él, Is 53,11, y otros; nosotros, Sal 123.5.7, y otros; vosotros, Job 16,4, y otros; ellos, Is 66,3, y otros; pronombre reflexivo: uno mismo, sí mismo: Prv 19,8, y otros; pro nombre indefinido: uno, alguien: Lv 4,27, y muchos más1. Aqua (bautismo: Jn 3,5; tribulación, desgracia: 2Sm 22,17). Arca (arca de Noé, Gn 6,7, y passim; arca de la alianza, Ex 26,34, y passim). Arcus (arco = fuerza) (ISm 2,4). Argumentum (enigma) (Sab 8,8). Articulus (momento, instante) (Gn 7,13). Ascensio (peldaño) (2Re 20,9, VL). Brachium (mano) (2Re 18,35 VL). Carbo (carbón = ira de Dios) (2Sm 22,9). Castrametari (establecer un campamento) (ISm 4,1). Cibus (alimento = la muerte de Cristo) (Jn 4,32). Conclusio (pedestal de una columna) (IRe 7,35 VL). Concubina (mujer de segundo rango) (2Sm 3,7). Condensus (que da sombra, frondoso) (2Sm 8,9). Conditio (creación) (Ez 28,15). Confussio (confusión, vergüenza) (Sal 68 (69),8; Eclo 20,24). Congestio (piedra) (2Re 3,25 VL). Contribulis (de la misma tribu) (ISm 20,6). Conversatio (conducta, modo de vida) (Dt 1,13; 2 Me 6,23). Cornu (brillo, resplandor, Hab 3,4; colina, Is 5,1). 1Cf. O. G arcía de la Fuente, "A nim a en la B iblia latina", en Helmantica 29 (1978) 5-23.
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Denuo (de arriba = de Dios) (Jn 3,7). Dies (año) (Gn 47,28 VL; Nm 20,15 VL)1. Discoperire (desvestirse) (2Sm 6,20). Doma (terraza de una casa) (2Sm 5,8). Dormire (quedar, permanecer) (Dt 16,4 VL; Ex 34,25 VL). Duodecim (sust.) (los Doce apóstoles) (Jn 6,71). Effusiones (abismos primitivos) (2Sm 22,16). Emissarius (ladrón, Ez 7,22; (caballo) semental, Eclo 33,6; Jr 5,8). Emissio (peste) Bar 1,15). Filia (ciudad) (Jn 12,15). Fasciculus (ramillete) (ISm 25,29). Frater (pariente) (Jn 7,5); (hermano de Cristo = apóstol) (Jn 20,17). Fumus (humo = ira de Dios) (2Sm 22,9). Homicida (homicida = el diablo) (Jn 8,44). Horribilia (milagros que producen espanto) (2Sm 7,23). Ignominia (desnudez, partes pudendas) (Lv 18,15, Ez 16,37, y passim). Impositio (capitel) IRe 7,16 VL). Impulsare (tocar un instrumento) (2Sm 14,1 VL). Indicium (indicio = respuesta oracular) (ISm 14,41). Infremere (rugir en su interior, enojarse) (Jn 11,33). lustitia (aspecto de una persona) (2Re 1,7 VL). Languiclus (enfermo) (Jn 5,7). Lignum (veneno, Jr 11,19; árbol, Gn 1,11; cruz de Cristo, Act 10,39). Lintea (pl.) (sudario) (Jn 19,40). Linteamina (pl.) (sudario) (Jn 20,5). Loculi (pl.) (bolsa del dinero) (Jn 12,6). Locus (lugar santo) (Jn 11,48). Lucerna (candelabro de los siete mecheros) (ISm 3,3). Malitia (aflicción, pena) (J1 2,13; Mt 6,34). Mamilla (aya, nodriza) (2Re 10,6 VL). Mendax (mentiroso = el diablo) (Jn 8,44). Oculi (pl.) (los ojos del entendimiento) (Jn 12,40). Palata (pastel de fratás secas) (2Sm 16,1). Palma (bofetada) (Jn 19,3). Parazonium (daga, puñal) (2Re 3,21 VL). Peccatum (pena del pecado, Bar 3,8; sacrificio por el pecado, Os 4,8). Pinna (lóbulo del hígado) (Lv 7,20 VL). Potentia (reina) (2Re 10,13 VL). Praeoccupare (ungir) (IRe 1,45 VL). Principium (parte, cuerpo de ejército) (Jue 7,16;9,34,43 VL). Proprius (lo de Dios: Jn 1,11; lo del diablo: Jn 8,44). 1 Cf. W . Siiss, Studien zu r lateinischen B ibel, T artu 1932, p. 100, en donde habla de este significado de dies.
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PuleX (pulga = persona despreciable) (ISm 24,15). Pusillus (poco) (Gn 47,9 VL)1. Regio (campo, campiña) (Jn 4,35). Regulus (funcionario de la corte) (Jn 4,46). Respirare (iluminar(se) (los ojos) (ISm 14,29 VL). Rogare (consolar) (2Sm 12,24; 13,39 VL). Sabbatum (semana) (Jn 20,1). Sanctificatio (santuario) (Sal 113(114), 2). Sanguines (pl.) (principio humano de la generación) (Jn 1,13). Separatio (mentruación, días de la menstruación) (Lv 12,2; 15,21). Sermo (cosa) (Gn 21,11 VL)2. Substantia (propiedad, 2Re 20,13 VL; herencia, Lc 15,12 Vg; campa mento, ISm 14,1,4, VL)3. Supernus (sust.n.pl.) (arriba = el cielo) (Jn 8,23). Templum (el cuerpo de Cristo) (Jn 2,19). Tenebrae (la oscuridad = los incrédulos) (Jn 1,5). Testimonium (arca de la alianza, Ex 28,43, y passim; alianza, pacto de Dios con el hombre, Ex 34,19, y passim; precepto, orden, manda miento, Dt 6,20, y passim). Turpitudo (desnudez, partes pudendas) (Lv 18,6ss, y passim). Verbum (cosa) (Gn 20,8)4. Via (conducta, manera de obrar) (Sal 118 (119), 1; Prov 14,2). Virtus (ejército, Jdt 2,7; 1 Mc 5,56; milagro sobrenatural, Mt 7,22). Visitatio (castigo de Dios, Jr 27,22)5. Voluntas (deseo, apetito camal) (Jn 1,13). 2.- Lista de otros términos con significados bíblicos Esta segunda lista recoge algunos términos con significados considerados como específicamente bíblicos por los propios Jerónimo y Agustín. Es, por tanto, un tema bien antiguo y ya resuelto desde comienzos del siglo V. 1 Cf. W . Süss, Studien zur lateinischen B ihel, T artu 1932, pp. 100-101, en donde dis cute el sentido de este adjetivo, y dice que ése es el significado que le da A gustín a la frase: p u silli e t m ati fu e r u n t dies annorum vitae m eae (G n 47,9), "pequeños y m alos fu e ron los días de los años de m i vida". 2 Cf. O. G arcía de la Fuente, "S erm o y verbum en la B iblia latina. N otas de sem ánti ca", en A cta s d el V C ongr. E sp. de E st. C lás., M adrid 1978, pp. 725-732, en p. 731. 3 E ste significado de sub stancia, "cam pam ento", no está atestiguado en ningún otro lugar, y es la traducción del griego hypóstasin. L a palabra h ebrea correspondiente eber significa "vado, paso". 4 Cf. O. G arcía de la F uente, "S erm o y verbum ", ibid., p. 728. 5 L istas m ás com pletas pueden verse en F. K aulen, o.c., p. 13 ss; H. R ônsch, o.c., p. 305 ss.; F. S tum m er, "L ex ik o g rap h isch e B em erk u n g en z u r V ulgata", en M isc ella n ea B íblica, II, R om a 1934, pp. 179-202; O. G arcía de la Fuente, "C onsideraciones sobre el influjo hebreo en el latín bíblico" (I.e .), pp. 321 ss.
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Adorare. En latín clásico y profano significa “invocar a los dioses con pala bras o con oraciones. De manera más general: “venerar a los dioses o las cosas santas”. Es un término religioso. En latín cristiano significa “dar culto o veneración a Dios o a cosas o perso nas santas”. Es también un término religioso. En latín bíblico, además de los significados anteriores del latín cristiano, en donde se prohíbe toda adoración de una criatura, según las conocidas palabras de Cristo, dirigidas al demonio: Dominum Deum tuum adorabis et illi soli ser vies (“adorarás al Señor tu Dios y a él solo servirás”) (Mt 4,10), este verbo sig nifica “saludar” a uno, “hacer un gesto de reverencia o de educación”. Y así, la Biblia dice que Abraham “adoró” a las gentes del país (Gn 23,7); Abigail “adoró” a David (1 Sm 25,23); Saúl “adoró” a Samuel (1 Sm 28,14); el centu rión Cornelio “adoró” a Pedro (Act 10,25), etc. En todos los casos citados “ado rar” significa “saludar”, “hacer un gesto de reverencia”. Ahora bien, este signi ficado es algo que se sale del uso normal del término latino, tanto en la lengua profana, como cristiana. Esta acepción específicamente bíblica se deriva de la del verbo hebreo histahawah, que significa “bajarse o inclinarse en señal de res peto a una persona”, que era el modo oriental -o por lo menos hebreo- de salu dar. De aquí pasó a la esfera religiosa y se convirtió en un término técnico del culto a Yahvéh1. Caelum -i. En latín clásico y cristiano, según el Thesaurus linguae latinae, significa “pars mundi summa” (la parte más alta del mundo); “pars mundi supe ra” (la parte superior del mundo); “firmamento”; “morada de los dioses” (cl.); “morada de Dios” (cr.). En latín bíblico, además de estos significados, tiene, como acepción específica, la de “aire”, “atmósfera”. Y así se dice: volatilia caeli, “los pájaros del cielo” (expresión típicamente bíblica en todos los idio mas). Milvus in caelo, “el milano en el cielo” (= en el aire) (Jr 8,7). Caeli -orum. En latín clásico esta palabra se usa habitualmente en singular. Si por excepción aparece en plural, entonces designa los diferentes planetas. En latín bíblico, en cambio, ccieli, que aparece con muchísima frecuencia en plural, puewde considerarse un “plurale tantum”, ya que en hebreo, la palabra corres pondiente a “cielo” -sam ayim - es un dual y siempre se usa en dual. El signifi cado bíblico del plural caeli es el mismo que el del singular, por tanto, también significa “aire”, “atmósfera”. Confiteri. En latín clásico y profano significa “afirmar, confesar una ver 1 Para ésta y las siguientes palabras -h a s ta la b iu m - rem itim os de una m anera general a G. Q. A. M eershoek, Le latin biblique d ’après sa in t Jérôm e, N im ega 1966, pp. 64-234, de quien hem os tom ado gran parte de los datos que presentam os.
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dad, decir que”. En latín cristiano significa “confesar la fe” y “confesar los pecados”, además de conservar todas las acepciones del latín profano. En latín bíblico significa, como algo exclusivo y específico, “alabar a Dios”, “dar gra cias a Dios”. Conserva, además, todas las otras acepciones del latín cristiano y profano. La justificación de estos dos significados tan llamativos se encuentra en dos de las acepciones del verbo hebreo hadah, “alabar a Dios” y “dar gracias a Dios”. Estos significados bíblicos nunca se integraron plenamente en la len gua viva de los cristianos, y, por tanto, fuera de algún texto aislado, como el comienzo del Te Deum laudamus, te Dominum confitemur (“a ti, Dios, te alaba mos; a ti, Señor, te alabamos (= te damos gracias), o en las “Confesiones” de San Agustín, no pasaron a las lenguas romances. Confessio. En el latín clásico y profano significa “declaración, confesión, reconocimiento”. En el latín cristiano designa la “confesión de la fe” y la “con fesión de los pecados”, además de retener los demás significados del latín pro fano. En latín bíblico significa, como algo específico y peculiar, “alabanza de Dios y “acción de gracias a Dios”. Estas acepciones bíblicas, como las del verbo confiteri, nunca fueron populares, y quedaron restringidas a citas de tex tos bíblicos, a algún texto patrístico aislado, y a las “Confesiones” de San Agus tín, cuyo título, más que “confesión de los pecados” significa “alabanza de Dios”, “acción de gracias a Dios” porque se los perdonó. Gloria. En latín profano significa “gloria, opinión del vulgo, alabanza de los hombres”. En latín cristiano tiene estas mismas acepciones. En latín bíblico significa, como acepción específica, nueva y original, “poder, resplandor, majestad de Dios”. Es la traducción literal del hebreo kabod, que significa pro piamente la manera de manifestarse exteriormente de un modo impresionante una cosa sublime y divina, ordinariamente Yahvéh. De aquí pasaron al latín cristiano las expresiones, tan frecuentes, sobre todo en la liturgia,’’gloria de Dios”, “gloria de Yahvéh”, “gloria del Señor”, “gloria de Cristo”, etc. Glorificare. Término de origen bíblico, atestiguado ya desde la VL, como otros verbos en - ficare, de creación cristiana o bíblica. Significa: a) “exaltar, enaltecer, colmar de gloria”; b) reconocer la majestad de Dios”, de acuerdo con el significado de gloria / kabod. Honorare. En latín clásico y profano, y también en latín cristiano, significa “honrar con saludos o por medio de alguna distinción especial”. En latín bíbli co, como acepción específica, significa “honrar con regalos”; “hacer un donati vo”; “dar una limosna”; por ejemplo honora viduas quae vere viduae sunt (1 Tim 5,3), “ayuda a las viudas que son verdaderamente viudas”. El texto trata de la asistencia caritativa que tiene que tener la iglesia local con las viudas que carezcan de medios de subsistencia. Lo mismo en el texto siguiente: honora
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patrem et matrem tuam (Ex 20,12), “ayuda a tu padre y a tu madre”, dándoles lo necesario para vivir. Este significado bíblico se explica porque es la traduc ción literal del verbo kabbed, que significa “ser pesado”, y originalmente signi ficaba “dar grandes cantidades de alimentos”. Honor. En latín profano y cristiano significa “honor”, “consideración”. En latín bíblico significa “donativo”, regalo”, “rem uneración”. Por ejemplo: Presbyteri duplici honore digni habeantur, maxime qui laborant in verbo et doctrina (1 Tim 5,17): “Los presbíteros que ejercen bien su cargo merecen doble remuneración, principalmente los que se afanan en la predicación y en la enseñanza”. La razón que aduce el Apóstol es clara: Dignus est operarius mercede sita, “el obrero es digno de su salario”, y, también: non alligabis os bovi trituranti, “no pondrás bozal al buey que trilla”. En ambos casos está claro el sentido, el que trabaja merece su recompensa, su remuneración, su salario. Esta misma acepción parece tener honor en el texto de Tob 4,3: honorem habebis matri tuae omnibus diebus vitae tuae, “ayudarás a tu madre todos los días de tu vida”. Honorificare. Verbo de origen bíblico, atestiguado ya desde la VL y la Vg, y usado por autores cristianos, como Lactancio, Agustín y Sulpicio Severo. En latín cristiano significa “honrar (el martirio, la memoria de alguien). En latín bíblico significa “hacer un donativo”, “ayudar a subsistir con medios económi cos”. Mt 15,5-6 dice así: “Pero vosotros decís: “El que diga al padre o a la madre :’Todo aquello con que yo pudiera ayudarte es ofrenda (por tanto, es algo sagrado que los padres no podrán ni usar ni reclamar), et non honorificabit patrem suum aut matrem suam', “ése no tendrá que socorrer (ayudar) a su padre o a su madre”. Como dice el evangelista, Cristo condena esta actitud, porque, en realidad, hay que ayudar a los propios padres necesitados de ayuda. Esta misma acepción tiene el texto de Eclo 7,33 honora Deum ex tota anima tua, et honorífica sacerdotes, “venera a Dios con toda tu alma, y da tu donativo (tu ofrenda) a los sacerdotes”. El sentido de “dar un donativo” es claro, pues se añade: da illis partent, sicut mandatum est tibi, “dales su porción, como se te ha mandado”. Como se sabe, la poesía bíblica está basada en el paralelismo de los miembros o frases: en este caso el paralelismo es sinónimo; significa lo mismo “da tu donativo a los sacerdotes” que “dales su porción”. Communis. En latín profano y cristiano significa “común”, “ordinario”. En latín bíblico significa “lo colectivo”, “lo común”, “lo de todos”, y, por último, “lo prohibido a unos pocos”, “lo impuro”, “lo manchado”. He aquí el conocido texto del evangelio Communibus manibus, id est, non lotis, “con manos man chadas, es decir, no lavadas” (Mc 7,2,5). Con las manos manchadas no es lícito ponerse a comer. En Act 10, 9 ss. se describe la visión de Pedro, relacionada con la conversión del centurión Cornelio y allí aparece 5 veces el adjétivo com-
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munis con la acepción de “impuro”, “manchado”. La explicación de esta acep ción es la siguiente: como el término griego koinós con el sentido de “impuro, manchado”, resultaba extraño para los lectores cristianos de lengua griega, el propio texto de Actos añade a continuación el adjetivo akáthartós, “impuro, manchado”, que aclara el significado de koinós, “impuro”. Las versiones latinas reproducen bien esta situación, al traducir commune aut immundum, “común ( = manchado) o inmundo” (Act 10,14,18; 11,8). Y las explicaciones que da el propio texto no dejan lugar a duda: quod Deus purifica vit, tu commune ne dixeris, “lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro” (Act 10,15;11,9). Communicare. En latín profano y cristiano significa “comunicar; participar; asociar”. En latín bíblico significa “hacer impuro; declarar impuro”. Hay 4 tex tos con este significado, todos ellos en Me 7,15,18,20, 23. El primero dice: Nihil est extra hominem introiens in eum, quod possit eum coinquinare, sed quae de homnine procedunt illa sunt quae communicant hominem, “nada hay fuera del hombre, que entra en él, que pueda mancharle, sino que las cosas que manchan al hombre son las cosas que proceden del hombre”. Es evidente que el significado de communicare se pone en relación con coinquinare·, ambos signi fican, pues, “manchar, hacer impuro”. Cognoscere. En latín profano y cristiano significa ’’conocer”. En latín bíbli co: a) “experimentar, sufrir”; por ejemplo: sed peccatum non cognovi nisi per legem, “pero no experimenté el (= no sufrí las consecuencias del) pecado sino por la ley” y otros textos; b) “tener relaciones sexuales”, “hacer uso del matri monio”; por ejemplo: Adam cognovit uxorem suam Εν am, quae concepit et peperit Cain, “Adán tuvo relaciones sexuales con su mujer Eva, la cual quedó embarazada, y luego dio a luz a Caín” (Gn 4,1). Esta misma acepción en otros 12 textos. Noscere. En latín profano y cristiano significa “conocer”, “saber”. En latín bíblico significa: a) “sentir, experimentar, sufrir”; por ejemplo: eum, qui non noverat peccatum, pro nobis peccatum fecit, “a él (Cristo), que no había experi mentado (sufrido) el pecado, le hizo pecado por nosotros” (2 Cor 5,21); b) “tener relaciones sexuales”, “hacer uso del matrimonio”; por ejemplo: mulieres, quae noverunt viros in coitu, iugulate, “matad también a las mujeres que hayan tenido relaciones sexuales, realizando el coito con hombres” (Nm 31,17) (Hemos procurado dar la traducción más literal posible, para poner de relieve el significado del verbo noscere). Videre. En latín profano y cristiano significa “ver” (con los ojos). En latín bíblico significa: a) “experimentar, probar, sentir, soportar”; por ejemplo: vide-
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re corruptionem, “experimentar la corrupción en el sepulcro” (Sal 15,10); viciere mortem, “sufrir la muerte” (Jn 8,51. En un texto paralelo se dice: gustare mortem, “probar (sufrir) la muerte” (Jn 8,52), etc. b) “Tener relaciones sexua les”; por ejemplo: qui acceperit sororem suam...et viderit turpitudinem eius, “si uno toma por esposa a su hermana... y tiene relaciones sexuales con ella”. La expresión videre turpitudinem, “ver la desnudez”, es un eufemismo por “tener relaciones sexuales”. Otro ejemplo: omnes qui glorificabant eam spreverunt illam, quia viderunt ignominiam eius, “todos los que la honraban la han despre ciado, porque han tenido relaciones sexuales con ella” (literalmente: “porque han visto su ignominia”; también aquí esta frase es un eufemismo por “tener relaciones sexuales”). El texto se refiere a Jerusalén, que simboliza a una mujer, la esposa de Yahvéh, que le ha sido infiel, cayendo en la idolatría o en la infide lidad religiosa, considerada en estos contextos, como una prostitución o un adulterio (Lam 1,8). c) “Entender, comprender, penetrar con la mente”; por ejemplo: videre sermones Dei, “comprender las palabras de Dios”; videre ver bum Dei, “comprender la palabra de Dios”. Ya se entiende que las palabras “se comprenden”, no se ven. De aquí se deriva la idea de la Biblia de que los profe tas son los videntes, los que comprenden las palabras y las inspiraciones de Dios. Clamare. En latín profano y cristiano significa “llamar, gritar, clamar”. En latín bíblico: a) “anunciar un mensaje un profeta”; “proclamar el evange lio”; por ejemplo, Jonás clamavit et dixit, “anunció un mensaje diciendo”, y continúa el mensaje (Jn 3,4). Jesús, estando en el templo, clamabat dicens, “anunciaba el evangelio diciendo”, y sigue el mensaje, b) “Orar en silencio”, “orar en lo íntimo del corazón”, es decir, todo lo contrario de “gritar, clamar, decir en voz alta”; por ejemplo: ad meipsum ore meo clcimavi (Sal 65,17: VL), “a mí mismo clamé con mi boca”. Podemos subrayar que nadie se da voces a sí mismo. El texto de la Vg tiene: aci ipsum ore meo clamavi. Otro ejemplo: clamavit cor eorum ad Dominum, “su corazón oró al Señor” (Lam 2,18), etc. Clamor. En latín profano y cristiano, “clamor, ruido, griterío”. En latín bíblico, “oración en silencio”. Por ejemplo, el salmista dice a Dios: intellige clamorem meum, “escucha.mi oración (Sal 5,2). Cor. En latín profano y cristiano significa: a) órgano físico; b) sede y sím bolo de la vida afectiva; c) para los estoicos, centro y origen de la vida intelec tual. En latín bíblico significa “órgano y principio de toda la vida espiritual”, y, por eso, es la sede del conocimiento, pensamiento, sentimiento, afectividad, voluntad, decisión, amor de Dios, el pecado. Cor es, pues, el órgano que repre senta toda la naturaleza humana. Algunos ejemplos: ele corde procedunt cogita tiones malae, “del corazón proceden los malos pensamientos” (Mt 15,9); quid
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cogitatis nequam in corclibus vestris?, “¿por qué pensáis mal en vuestros cora zones?” (Mt 9,4); loqui ad cor, “decir palabras amables”, o “hablar íntimamen te” (Os 2,14; Is 40,1). Renes. En latín profano y cristiano significa “los riñones”, órgano del cuer po humano. En latín bíblico significa: “la parte más íntima, oculta y profunda del hombre”, o como sede y símbolo del goce físico y de la concupiscencia, tal como sostienen algunos Santos Padres, o como sede y símbolo de las ideas y pensamientos más profundos y ocultos -la conciencia-, como parece la opinión más acertada. Algunos ejemplos: scrutans corda et renes, Deus, “Dios, que escudriñas los corazones y los riñones” -los pensamientos más íntimos, la con ciencia- (Sal 7,10; ure renes meos et cor meum, “pasa al crisol mi conciencia y mi pensamiento” (o mis sentimientos) (Sal 25,2); quia inflammatum est cor meum et renes mei commutati sunt, “pues mi corazón (= mi pensamiento, mi voluntad) se exacerbaba, y mi conciencia me torturaba” (Sal 72, 21). Mare. En el latín profano y cristiano, “el mar”. En latín bíblico: a) toda acu mulación de agua, salada o dulce; por ejemplo, el “mar de Galilea” es el “lago” de Genesaret. b) El “oeste, el “occidente”, el mar Mediterráneo; por ejemplo: leva oculos tuos et vide a loco, in quo nunc es, ad aquilonem et ad austrum et ad orientem et ad mare (Gn 13,14), “levanta tus ojos y mira desde el lugar en que estás al norte y al sur y al oriente y al occidente” (mar). El autor evidente mente menciona los cuatro puntos cardinales, designando al “oeste”, “occiden te” con el término mare. Hay muchos ejemplos de este uso. c) El “sur”; por ejemplo: aquilonem et mare tu creasti, “tú has creado el norte y el sur” (Sal 89,13): la idea, por contraposición, es el norte y el sur. En otro lugar se dice que Yahvéh reunió a los judíos de 1p diaspora: a solis ortu et occasu, ab aquilone et mari, “desde la salida del sol hasta el ocaso (desde oriente a poniente), del norte y del sur” (Sal 106,3). Lacus. En latín profano y cristiano significa “acumulación de agua dulce”. En latín bíblico: a) “Foso de leones”: lacus leonum (Dan 6,7, y otras 19 veces más), b) “Pozo seco”, “cisterna seca o con agua”, que servía frecuentemente de cárcel. José, por ejemplo, fue arrojado por sus hermanos a una cisterna: et hic innocens in lacum missus sum, “y aquí, siendo inocente, me echaron en este pozo (o cisterna)” (Gn 40,15), etc. Lacus en el AT no significa nunca lo mismo que lacus del latín clásico y profano, porque en hebreo no existe la palabra correspondiente a “lago”. Para designar un “lago” usaban la palabra “mar”.
c) “Infierno” lugar subterráneo; por ejemplo: eduxisti ab inferís animam meam, l salvasti me a descendentibus in lacum, “sacaste mi alma del seol, me
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salvaste de entre los que bajan al infierno” (= a la fosa) (Sal 29,4). De la acep ción de “lugar subterráneo”, “pozo”, “fosa”, es fácil el paso al significado de “infierno” (reino de las sombras). Tectum. En latín profano y cristiano significa “techo inclinado, terminado en punta que cerraba las casas por la parte superior”; “casa”. En latín bíblico significa “techo plano”; “terraza”; por ejemplo: ascendit Petrus in tectum ut oraret, “subió Pedro a la terraza a orar” (Act 10,9 VL; la Vg tiene in superiora·, así se evita todo problema. Naturalmente, Pedro no podía subir a un “techo inclinado” a orar. Labium. En latín profano y cristiano significa “labio”. En latín bíblico: a) “Idioma, lengua hablada”; por ejemplo: erat omnis terra labium unum, “toda la tierra era (tenía) una sola lengua” (Gn 11,1,6,9: VL; la Vg dice: erat labii unius. b) “Orilla del mar”; por ejemplo: arena, quae est ad labium maris, “la arena que hay a la orilla del mar” (Jue 7,12: VL; la Vg dice in littore maris), c) “Reborde”, “borde” (de una mesa, etc.); por ejemplo: fecit quoque mare fusile decem cubitorum a labio usque ad labium, “hizo también el mar de metal fundi do, que medía diez codos de borde a borde” (1 Re 7,23), etc. 1. Suscitatio. Término bíblico y cristiano. En latín cristiano, “acción de resuci tar”; “el despestar de las virtudes”. En latín bíblico, “criatura”, “ser creado”; por ejemplo: et deleta est omnis suscitatio, “fue exterminado todo ser viviente” (por el diluvio) Gn 7,23 VL; la Vg dice: omnem substantiam; y lo mismo en Gn 7,4). Vamos a poner fin a esta lista de términos con significados típicamente bíblicos. La lista podría haberse ampliado sin dificultad. Para confirmarlo, remitimos de una manera general a varias tesis doctorales dirigidas por nosotros en la Universidad de Málaga sobre el léxico del Génesis, Isaías, Libros de Samuel, Sabiduría, Evangelio de Juan, Evangelio de Mateo de la VL, -y a defendidas- y otras en preparación sobre, las Epístolas Católicas, los Profetas Menores, las Epístolas a los Efesios, Filipenses y Colosenses, tanto de la VL como de la Vg. En este campo semántico hay que englobar también los numerosos grupos nuevos de combinación de sintagmas o de frases hechas, que tanto han contri buido al enriquecimiento del vocabulario latino. Nos referimos a expresiones como opera misericordiae, “obras de misericordia”; dies iudicii, “día del jui cio”; dies illa, “aquel día”; ignis aeternus, “el fuego eterno”; servus Dei, “el siervo de Dios”; homo Dei, “el hombre de Dios”; facies Domini, “el rostro del Señor”, e infinidad de frases parecidas. 1 Cf. W . Süss, Studien zu r lateinischen B ihel, T artu 1932, p. 46 (para las explicacio nes que da San A gustín).
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II.2.1.4,- C a m p o estilístico
Aunque es verdad que este campo no se ha explorado aún debidamente, y está esperando algún estudio serio de conjunto, por lo que se sabe hasta ahora es seguro que la lengua latina del período tardío se transformó y modificó pro fundamente también a través del estilo de la Biblia latina. Los estudios más recientes hablan, de un lado, del “estilo hebraizante”, a cuenta del cual habría que mencionar multitud de expresiones del lenguaje bíblico de origen hebreo o arameo, que han pasado al latín y a las lenguas romances; el empleo de los miembros del cuerpo humano para construir frases del estilo de: “estar ante los ojos de alguien”; “obrar por mano de”; “decir por boca de”; “presentarse ante el rostro de”, etc. etc. Los rasgos más llamativos del estilo hebreo son los siguien tes, documentados con algunos ejemplos. 1.- Estilo paratáctico En el latín bíblico predomina el estilo paratáctico sobre la subordinación. Este fenómeno se debe a la escasez y ambigüedad de las partículas hebreas. El hebreo une habitualmente las oraciones por medio de la partícula copulativa we, que nosotros solemos traducir por “y”, pero que en realidad tiene un sentido muy elástico, pudiendo significar la coordinación, la subordinación, la finali dad, la consecución, la modalidad, etc. Como las lenguas bíblicas, el hebreo y el arameo, sólo tienen dos formas verbales temporales, el perfecto y el imperfecto, a través de las cuales de por sí no se expresa el tiempo en que se realiza la acción, sino su índole, presentándo la como completa y terminada (= perfecto), o incompleta y en vías de ejecución (= imperfecto o futuro), esta ambigüedad de los tiempos dificulta no poco la interpretación de los textos, porque no siempre es fácil saber si se trata de una acción pasada, presente o futura, y por eso existe la ambivalencia de los tiem pos en el latín bíblico. La yuxtaposición consiste, pues, en coordinar los pensamientos en vez de subordinarlos, como hace el espíritu griego y latino. Existe, pues, una técnica del estilo semítico, simple y rudimentaria, si se quiere, pero real y verdadera, y desde luego distinta de la latina. Por consiguiente, quien se acerque al latín bíblico con categorías occidentales y pretenda interpretar el latín de la Biblia como una obra de Cicerón o de Tito Livio, emprende una vía equivocada. El mismo se condena a no entender. 2,- Paralelismo de los miembros de la frase Los procedimientos corrientes del estilo semítico son dos: el paralelismo y
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la yuxtaposición. De la yuxtaposición ya hemos hablado. Queda ahora hablar del paralelismo. El paralelismo es frecuentísimo en poesía. Su aplicación es tan regular y tan universal, que suele considerarse como un rasgo fundamental de la poesía hebrea. El paralelismo nace de la necesidad de aportar nuevos datos y retoques a una idea expresada totalmente desde el principio. En medio de este flujo y reflujo, queda siempre un punto central que nunca se agota a través de un pro ceso concéntrico. El paralelismo puede ser sinónimo, antitético y sintético. 2.1.- El paralelismo sinónimo se da cuando las ideas del primer verso se repiten en el segundo con otras palabras. Los ejemplos son incontables: “No te irrites por mor de los malvados, no envidies al que obra con maldad” (Sal 36,1). Noli aemulari in malignantibus, ñeque zelaveris facientes iniquitatem. “Señor, escucha mi clamor, atiende a mi oración” (Sal 60,2). Exaudi, Deus, deprecationem meam, intende orationi meae. “Se sublevan los reyes de la tierra, y los príncipes conspiran” (Sal 2,2). Astiterunt reges terrae, et principes convenerunt in unum “Oíd mi voz, mujeres de Lamek, escuchad mis palabras” (Gn 4,23). Audite vocem meam uxores Lamech, auscultate sermonem meum. “Dichoso el hombre que encuentra la sabiduría, y que alcanza la prudencia” (Prv 3,13). Beatus homo qui invenit sapientiam, et qui affluit prudentia. “Atiende, hijo mío, a mi sabiduría, aplica tu oído a mi prudencia” (Prv 5,1). Fili mi, attende ad sapientiam meam, et prudentiae meae inclina aurem tuam.
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“Bebe el agua de tu cisterna, la que brota de tu pozo” (Prv 5,15). Bibe aquam de cisterna tua, et fluenta putei tui. 2.2,- El paralelismo antitético pretende aclarar la idea principal mediante otra contraria, provocando así un choque de ideas que llama la atención del lec tor o del oyente y le hace fijar mejor esa idea en la mente. Los ejemplos son igualmente incontables: “Aquéllos en sus carros, éstos en sus caballos, mas nosotros en nombre del Señor nuestro Dios confiaremos” (Sal 19,8). Hii in curribus et Mi in equis, nos autem in nomine Domini Dei nostri invocabimus. “Ellos se doblegaron y cayeron, mas nosotros nos mantenemos en pie” (Sal 19,9). Ipsi obligati sunt et ceciderunt, nos autem surreximus et erecti sumus. “Muchos son los dolores del impío, mas el amor envuelve al que confía en el Señor” (Sal 31,10). Multa flagella peccatoris, sperantem autem in Domino misericordia circumdabit. “La gloria es patrimonio de los sabios, los necios heredarán la ignominia” (Prv 3,35). Gloriam sapientes possidebunt, stultorum exaltatio ignominia. “La maldición del Señor en la casa del malvado, pero bendice la mansión del junto” (Prv 3,33). Egestas a Domino in domo impii, habitacula autem iustorum benedicentur. “Porque el Señor abomina a los perversos, y su intimidad la tiene con los rectos” (Prv 3,32). Quia abominatio Domini est omnis illusor, et cum simplicibus sermocinatio eius. 2.3.- El paralelismo sintético consiste en desarrollar la idea del primer verso en el segundo. Aquí ya no hay propiamente repetición de ideas, sino
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progreso, precisión, concreción del pensamiento. Los ejemplos son inconta bles: “Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor todas las tierras” (Sal 95,1). Cantate Domino canticum novum, cantate Domino omnis terra. “Tienen bocas y no hablan, tienen ojos y no ven” (Sal 134,16). Os habent et non loquentur, oculos habent et non videbunt. “Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas” (Sal 97,1). Cantate Domino canticum novum, quia mirabilia fecit. “El Señor fundó la tierra con la sabiduría, consolidó los cielos con la inteligencia” (Prv 3,19). Dominus sapientia fundavit terram, stabilivit caelos prudentia. “Porque el Señor reprende a quien ama, como un padre a un hijo querido” (Prv 3,12). Quem enim diligit Dominus corripit, et quasi pater in filio complacet sibi. “No trames el mal contra tu prójimo, cuando se sienta confiado junto a ti” (Prv 3,29). Ne moliaris amico tuo malum, cum ille in te habeat fiduciam. El paralelismo no es exclusivo de la poesía. Existe también en la prosa. Por eso, la prosa hebrea es siempre, en cierto modo, poesía. Hay en ella ritmo, aun que sólo sea el ritmo del pensamiento, de ese continuo flujo y reflujo, tan suave y delicado, que se insinúa, sin apenas darse cuenta. Algunos ejemplos de prosa serían los siguientes. Los hijos de Jacob echan a José en “una cisterna vacía”, “que no tenía agua” (Gn 37,24: in cisternam veterem, quae non habebat aquam). Una viuda se lamenta ante David y expone su situación diciendo: “Soy viuda; murió mi marido” (2Sm 14,6: mulier vidua ego sum; mortuus est enim vir meus). El
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ejemplo siguiente, tomado de la oración de Ana, es un caso típico: “Si te dignas mirar la angustia de tu esclava y te acuerdas de mi (= tu esclava), y no te olvi das de tu esclava (expresa tres veces la misma idea, cada vez de manera más precisa), y le das un hijo varón, yo lo consagraré al Señor por todos los días de su vida, y no tocará la navaja su cabellera” (en señal de su consagración a Dios, o sea, repite la misma idea anterior) (ISm 1,11: si respiciens videris afflictio nem famulae tuae, et recordatus mei fueris, nec oblitus ancillae tuae, dederisque servae tuae sexum virilem, dabo eum Domino omnibus diebus vitae eius, et novacula non ascendet super caput eius). Hay muchos ejemplos de este estilo: et fecit Noe omnia quaecumque prae cepit illi Dominus, sic fecit (Gn 7,5 VL), “e hizo Noé todo lo que le mandó el Señor, así hizo”; et deleta est omnis suscitatio... et deleta sunt (Gn 7,23 VL), “y fue destruida toda criatura..., y fueron destruidas”; et Sarra erat sterilis, et non generabat (Gn 11,30 VL), “y Sara era estéril y no engendraba”; et uxor eius ste rilis et non pariebat (Jue 13,2 VL), “y su mujer era estéril y no paría”; quid hoc fecisti mihi, quia non adnuntiasti mihi, quia uxor tua est (Gn 12,18 VL), “por qué me hiciste esto, que no me anunciaste que es tu mujer”; et haec unica ei et non est ei praeter ipsam filius aut filia (Jue 11,34 VL), “y ésta es su única hija y no tiene fuera de ella ni hijo ni hija”; ut vivamus et non moriamur (Gn 42,2 VL), “para que vivamos y no muramos”; ambo... ego et ille (Gn 41,11 VL), “ambos... yo y él”1. 3.- Pleonasmos con los “verba dicendi” Está, en primer lugar, el tipo de pleonasmos con los verbos de decir, que son algunos de los rasgos más significativos: ante praedixit dicens, “lo predijo antes diciendo”; ipse addidit dicens, “él añadió diciendo”; instruxit eos dicens, “los instruyó diciendo”; aperiens os suum docebat eos dicens (Mt 5,2), “abrien do su boca les enseñaba diciendo”; respondens dicebat docens (Me 12,35), “respondiendo decía enseñando”; clamare et dicere (Jn 12,44); clamare dicens (Jn 1,15); interrogare et dicere (Jn 1,25); interrogare dicens (Jn 9,19); loqui dicens (Jn 8,12); locutus est dicens (Lv 12,1 VL); nuntiare dicens (Jn 4,51); protestan et dicere (Jn 13,21); respondere et dicere (Jn 1,48); respondere dicens (Jn 1,26); rogare dicens (Jn 4,31); respondit et ait (Jn 1,49); ait dicens (ISm 7,3); exclamans indicare (2Sm 18,25), loquens loquetur (Ex 4,14 VL), “hablando hablará” (= dirá); dixi vobis dicens (Gn 42,14 VL), “os dije dicien do”; et dixerunt dicere (Ex 15,1 VL), “y dijeron decir”; murmuravit populus... dicentes (Ex 15,24 VL); etc2. 1P ara m ás ejem plos y su explicación, basándose en el estilo hebreo, cf. W . Süss, Studien zu r lateinischen B ihel, T artu 1932, pp. 108-111. 2 Cf. W . Süss, Studien zu r lateinischen B ihel, T artu 1932, pp. 116-120, en donde se aducen m uchos ejem plos de este giro hebreo y se da una explicación satisfactoria.
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Estas expresiones se deben a la mentalidad hebrea de enfatizar o repetir los mismos conceptos. Para nosotros -y para los latinos- bastaría decir: “predijo”; “dijo”; “los instruyó así”; “habló”; “narró”; “contó”, etc. 4 - Descripción de la acción que precede o acompaña a la del verbo princi pal En el fondo se trata también de un giro pleonástico. Se describe la acción anterior o concomitante; se repite lo que está ya claro; se explicita lo que no es necesario precisar más. 4.1.- La idea de “sentarse”, “estar sentado”: Ejemplos: prius sedens cogitat (Le 14,31), “sentándose primero piensa”; prius sedens computat (Le 14,28), “sentándose primero echa cuentas”; sedebat docens (Le 5,17), “estaba sentado enseñando”; sedens docebat (Le 5,3; Jn 8,2), “estando sentado enseñaba”; sedens et flens (Nm 11,4), “sentándose y lloran do”, y otras combinaciones casi incontables de este mismo tipo1. 4.2,- La idea de “levantarse”: Ejemplos: consurgens abiit (ISm 3,6), “levantándose se dirigió”; surrexerunt... et ambulaverunt (ISm 31,12), “se levantaron... y caminaron”; surrexit et ascendit (ISm 13,15), “se levantó y subió”; surge et perambula (Gn 13,17), “levántate y camina”; surrexit et ivit (Gn 19,1), “se levantó y fue”; surgite, egredimini (Gn 19,14), “levantaos, salid”; surge, tolle (Gn 19,15), “levántate, toma”; surrexit et adoravit (Gn 23,7); y toda clase de combinaciones parecidas, hasta contar decenas y decenas de ejemplos2. 4.3.- La idea de “mirar”: Ejemplos: levavit oculos suos... et aspexit (2Sm 13,34), “levantó los ojos... y miró”; elevatis oculis... vidit (Gn 13,10), “levantados los ojos... vió”; leva oculos tuos et vide (Gn 13,14), “levanta tus ojos y mira”; levavit oculos suos... viditque (Gn 22,13), “levantó sus ojos... y vió”; y otros ejemplos incontables, en combinaciones variadas de verbos3. 4.4,- La idea de “venir”: Ejemplos: venite et eamus (ISm 11,14), “venid y vamos” (ejemplos incon1 Cf. F. P. D utripon, B iblio rum sacrorum concordantiae, Paris 1880 \ s.v. sedeo. 2 Cf. F. P. D utripon, o.c., s.v. surgo. J Cf. F. P. D utripon, o.c., s.v. oculus; levo; elevo; video.
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tables); venite, faciamus lateres (Gn 11,3), “venid, hagamos ladrillos”; venite, faciamus civitatem (Gn 11,4), “venid, hagamos una ciudad”; venite, descenda mus (Gn 11,7), “venid, bajemos”; venit et habitavit (Gn 13,18), “vino y habitó”; veni, inebriemus eum vino (Gn 19,32), “ven, emborrachémosle de vino”; veni et ineamus foedus (Gn 31,44), “ven y hagamos un pacto”; y otros incontables ejemplos con toda clase de combinaciones de verbos1. 4.5,- La idea de “ir”: Ejemplos: ibant et decrescebant (Gn 8,5), “(las aguas) iban y decrecían”; ibat proficiens atque succrescens (Gn 26,13), “iba enriqueciéndose y aumentan do sus riquezas”; eamus et sacrificemus (Ex 5,8), “vayamos y sacrifiquemos”; ite et colligite (Ex 5,11), “id y recoged”; ite, immolcite (Ex 12,31), “id, inmo lad”; eamus et sequamur (Dt 13,2), “vayamos y sigamos”, y otros innumerables ejemplos con toda clase de combinaciones de verbos2. 4.6 ,-La idea de “lamentarse y llorar”; Ejemplos: planxerunt et fleverunt (2Sm 13,34), “se lamentaron y lloraron”; ut plangeret et fleret (Gn 23,2), “para lamentarse y llorar”; vociferans flevit (Nm 14,1), “vociferando lloró”; elevata voce flere coeperunt (Rut 1,9), “levan tando la voz comenzaron a llorar”; levavit... vocem suam et flevit (ISm 11,4), “levantó su voz... y lloró”; fleret et lugeret (2Sm 19,1), “(el rey) llorara y se lamentara”, y otra lista incontable de ejemplos con toda clase de combinaciones de verbos. No hace falta seguir con más ejemplos. Todas estas expresiones y otras muchas parecidas obedecen a la costumbre hebrea de describir la acción que acompaña o precede a la acción del verbo principal. En latín clásico o profano, en general, bastaría decir: “antes de construir una casa “uno piensa” si tiene los medios necesarios para construirla” y no “uno se sienta” y piensa si tiene los medios necesarios o uno “se sienta” enseñando, o uno “se levanta” y va, o uno “levanta la voz” para llorar, o uno “va” e inmola, o uno “llora” lamentándose. Estas expresiones naturalmente son propias del estilo hebreo y han pasado de la Biblia a los autores cristianos. 5,- Comienzo de los relatos bíblicos Las narraciones bíblicas comienzan casi siempre con et erit, et factum est, seguido del verbo principal, unido con la conjunción et o sin ella, como repro 1 Cf. F. P. D utripon, o.c., s.v. venio. 2 Cf. F. P. D utripon, o.c., s.v. eo. 1 Cf. F. P. D utripon, o.c., s.v. fle o ; p la n g o ; lugeo.
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ducción literal de la frase hebrea: wayyehi, y a continuación sigue la oración principal. Este modo de comenzar los relatos es un caso de los más típicos de la influencia hebrea en el latín bíblico. Y los ejemplos son incontables1. Jerónimo no ha evitado este giro en los textos que traduce directamente del hebreo, y lo conserva ampliamente en su revisión del NT de la VL. Las fórmulas que presentan las versiones latinas de la Biblia son inconta bles, y todas reproducen un mismo giro hebreo. Proponemos a continuación unas cuantas, tanto de la VL como de la Vg, para que apareza en toda su evi dencia este giro hebreo, un verdadero semitismo cualitativo. 5.1 —Et factum est... s u i t exit (Gn 8,4 VL); et factum est...venit Iesus (Me 1,19 Vg); et factum est in die illa duxit Dominus (Ex 12,51 VL), etc. 5.2—Et factum est... et discipuli eius coeperunt (Me 2,23 Vg); et factum est...et ipse sedebat (Le 5,17 Vg), etc. 5 .3 - Et factum est, cum... et ipse stabat (Le 5,1 Vg); et factum est, cum... et ecce vir (Le 5,12 Vg); et factum est, cum..., et revertebantur (Jue 2,19 VL), etc. 5.4.- Et factum est post mortem Moysi... ut loqueretur (Jos 1,1 Vg); et fac tum est, ut manus (Ex 17,12 Vg), etc. 5.5 - Factum est autem... et assumpsit (Le 9,28 Yg); factum est autem in die... et erexit (Nm 7,1 Vg), etc. 5 . 6 - Factum est autem... exiit edictum (Le 2,1 Vg); factum est autem... per cussit (Ex 12,29 Vg), etc. 5.7 - Factum est autem... et uxor (Act 5,7 Vg), etc. 5.8,- Factum est autem, statim ut intravit (Gn 12,14 VL), etc. 5.9,- Factum est autem, sicut comparavit nobis, ita et contigit (Gn 41,13 VL), etc. 5.10 - Factum est autem, cum..., et invenissent (Nm 15,32 Vg), etc. 1 Cf. W . Süss, Studien zu r lateinischen B ibel, T artu 1932, pp. 103-108, en donde dis cute esta construcción, explica su origen hebreo y da m uchos ejem plos de la V L y de la V g. D ice que Johannessohn ha contado solam ente para el G énesis 62 e jem plos de la construcción hebrea, de los cuales los L X X la han evitado en 11 casos, y la han conser vado en los dem ás.
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5.11—Factum est autem in regno Amarphal (Gn 14,1 VL), etc. 5.12 —Factum est ergo... et ascendens coturnix cooperuit castra (Ex 16,13 Vg), etc. 5.13.- Factum est ut rediret... et iussit (Lc 19,15 Vg), etc. 5.14 - Et erit Aron, cum fungetur sacerdotio, audietur (Ex 28,31 VL), “y será (= sucederá) Aarón, cuando desempeñe el sacerdocio, será oído” (= y suce derá que Aarón...será oído = y Aarón será oído), etc. 5.15.—et factum est, cum essent in campo, insurrexit Cain (Gn 4,8 VL), “y sucedió que, cuando estaban en el campo, se lanzó Caín (contra su hermano)”; et factum est, cum..., admirabantur (Mt 7,28 VL), etc. Esta variedad de formulas no debe engañarnos. Es siempre la misma frase inicial hebrea, que se combina con otras oraciones de la frase, y da al estilo narrativo hebreo este matiz repetitivo tan característico: “y sucedió que”. 6,- Otras expresiones curiosas El lenguaje bíblico está lleno de novedades, de expresiones curiosas, de giros inusitados. “Abrírsele a uno los ojos” es darse cuenta de una cosa: aperti sunt oculi amborum (Gn 3,7 Vg), “se les abrieron los ojos”; Adán y Eva no estaban “ciegos” en el paraíso, y, no obstaante, se le abrieron los ojos. Agar no estaba “ciega”, cuando se dice que aperuit oculos suos et vidit puteum (Gn 21,19 VL), “abrió sus ojos y vio un pozo”. Los discípulos de Emaús no estaban “ciegos”, cuando se dice que aperti sunt oculi eorum (Lc 24,31), “se abrieron los ojos de ambos” y conocieron al Señor en la fracción del pan. 7,- El simbolismo Otros autores hablan del simbolismo bíblico. El simbolismo bíblico es efec tivamente algo que llama verdaderamente la atención. De aquí han surgido las interpretaciones de la Biblia, llamadas literal, típica, alegórica y anagógica, que tanto han influido en la literatura cristiana de todos los tiempos, y sobre todo en la de la antigüedad tardía y de la edad media. Unos cuantos ejemplos ilustrarán este simbolismo bíblico: la serpiente de bronce en el desierto es símbolo de Cristo en la cruz; Adán es el hombre viejo y Cristo es el hombre nuevo; el paso de los israelitas por el mar Rojo es símbolo de la liberación de todo pecado por el bautismo; la tierra prometida es símbolo de la vida del cielo; Eva es la madre de todos los hombres según la carne, y
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María es la madre de todos los hombres según el espíritu; el cordero pascual es imagen de Cristo sacrificado en la cruz; la vuelta de Israel de Egipto recuerda la vuelta del niño Jesús de Egipto; Jonás en el vientre del pez es símbolo de Cristro en el sepulcro; el maná es tipo de la eucaristía; el sacerdote Melquisedec es figura de Cristo sacerdote eterno; las aguas del diluvio son símbolo de las aguas del bautismo; Agar es figura del Antiguo Testamento y Sara figura del Nuevo, etc. etc. A este lenguaje simbólico pertenecen los antropomorfismos y antropopatismos, mediante los cuales se atribuyen a Dios miembros, acciones, pasiones y sentimientos humanos. Dios, según este lenguaje, tiene ojos, nariz, manos, ore jas, boca; forma el cuerpo del hombre del barro de la tierra; se pasea por el Edén al fresco de la tarde; camina sobre las cumbres de la tierra; baja para ver la ciudad de Babel; se arrepiente, se olvida, se enfurece, litiga con el hombre. 8,- El sentido figurado·. El sentido figurado ha dado amplio juego a la interpretación de la Biblia y ha dejado huellas imperecederas en la lengua latina. Baste recordar las parábo las evangélicas, como la del sembrador, el hijo pródigo, la zizafta, el grano de mostaza, el fermento, el tesoro escondido, la margarita, la red echada al mar, etc. Las alegorías, como la de Israel como viña del Señor, la del buen pastor, la de la vid y los sarmientos, etc., además del lenguaje figurado para expresar las más diversas realidades espirituales o morales, como, por ejemplo, la descrip ción del pecado como una “mancha”, “suciedad”, “prevaricación”, “traición”, “violación de la ley”, “trampa”, “esclavitud”, “deuda”, “endurecimiento del corazón”, “ceguera”, “error”, “caída”, “locura”, “lazo”, “cadena”, “enferme dad”, etc. En el lenguaje de la Biblia predomina lo concreto sobre lo abstracto. El estilo hebreo es esencialmente figurado, pues quiere expresar con imágenes lo concreto de las cosas. Las imágenes son a veces atrevidas y muchas veces aje nas a nuestros gustos. Por ejemplo: los ríos aplauden con las manos: flumina plaudent manu (Sal 97,8); los montes brincan como carneros: montes exultaverunt ut arietes (Sal 113,4), las colinas como corderos: et colles sicut agni ovium·, los ojos de la amada se parecen a dos tórtolas: oculi tui columbarum (Cant 4,1); los cabellos de la mujer se parecen a un rebaño de cabras: capilli tui sicut greges caprarum (Cant 4,1); los dientes son un rebaño de ovejas que salen del baño trasquiladas: dentes tui sicut greges tonsarum quae ascenderunt de lavacro (Cant 4,2); el
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cuello de la amada es semejante a la torre de David: sicut turris David collum tuum (Cant 4,4); los labios son una cinta de escarlata: sicut vitta coccinea labia tua (Cant 4,3); las mejillas como cortes de granada: sicut fragmen mali punid ita genae tuae (Cant 4,3); los pechos de la mujer son como dos crías mellizas de gacela que pacen entre lirios: duo ubera tua sicut duo hinnuli, capreae gemelli qui pascuntur in liliis (Cant 4,5); las obras buenas del pecador son como el paño higiénico de la mujer en período de menstruación: facti sumus... et quasi pannus menstruatae·, Isacar es un asno salvaje: Issachar asinus fortis (Gn 19,14); las mujeres de Samaría se parecen a las vacas de Basán, gordas y relu cientes: audite... vaccae pingues, quae estis in monte Samariae (Am 4,1); Jerusalén es una mujer a quien no se le cortó el ombligo al nacer: in die ortus tui non est praecisus umbilicus tuus (Ez 16,4); la fuerza de Dios es como la de un borracho que se despierta de su embriaguez: et excitatus est tanquam dormiens Dominus, tanquam potens crapulatus a vino (Sal 77,65); la estatura de la amada es como una palmera: statura tua assimilata est palmae (Cant 7,7); el olor del aliento de la amada es como el olor de las manzanas: odor oris tui sicut malo+ rum (Cant 7,8); el cuello de la mujer es como una torre de marfil: collum tuum sicut turris eburnea (Cant 7,4); los ojos de la amada son como las piscinas de Jesbón: oculi tui sicut piscinae in Hesebon (Cant 7,4); la nariz es como la torre del Líbano: nasus tuus sicut turris Libani (Cant 7,4) etc., etc. Este lenguaje figurado de la Biblia ha aportado mucha más cantidad de sen tidos nuevos a las palabras latinas que los numerosos neologismos propiamente dichos. 9.- El lenguaje afectivo·. Está, por último, el lenguaje afectivo de la Biblia, a cuenta del cual hay que poner lo que San Agustín decía sobre el estilo intelectual de los filósofos paga nos: “Aquellas páginas (las de los neoplatónicos) no tienen el hálito de esta reli giosidad ni las lágrimas de la confesión” (Conf. VII,21,27). Baste recordar aquí los salmos penitenciales, los salmos de alabanza, los salmos de súplica del AT, o los relatos de las teofanías de Yahvéh, o las conversaciones de Jesús con sus discípulos o con los pobres y oprimidos de su pueblo para darse cuenta del len guaje afectivo de la Biblia y de cuánto ha influido este lenguaje en el latín pos terior a la Biblia.
Π .2.2.-INFLUJO GRIEGO II.2.2.1 Campo sintáctico Aquí se pueden mencionar, entre otros, los siguientes fenómenos lingüísti cos: 1 El genitivo como complemento de los verbos de “dominio” (regnare, domi nari, principiari, implere, obtinere, replere) o de “percepción” (audire, obaudire), fenómeno raro en la lengua clásica y que en los textos bíblicos se explica por influencia griega1: dominaberis nostri (Gn 37,8 VL), “y nos dominarás”; vel dominati fueritis terrae (Nm 33, 29 VL), “o hubierais dominado el país”; ut et vivorum et mortuorum dominetur (Rom 14,9 VL y Vg), “para que domine sobre vivos y muertos”; dominantur eorum (Mt 20, 15 VL y Vg; Mc 10,42 VL y Vg; Lc 22, 25 VL y Vg); ipse dominabitur tui (Gn 3,16 Vg); regnabit Dominus illorum in perpetuum (Sab 3,8), “el Señor reinará sobre ellos para siempre”; cum cogitaret Tryphon regnare Asiae (lM c 12,39), “como pensara Trifón reinar en Asia”; principiantur eorum (Mt 20, 25 VL), “los dominan”; nec obaudierint vocis tuae (Ex 4,8 VL), “y no obedecieran tu voz” (cf. Ex 4,9 VL); audi iustitiarum et iudiciorum (Dt 4,1 VL), “oye mis iusticias y juicios”; credent tibi vocis signi sequentis (Ex 4,8 VL), “te creerán a la voz del signo siguiente”; ut adprenderent verbo rum (Lc 20, 20 VL), “para sorprenderle en las palabras”; si audissent verbo rum meorum (Jr 23, 22 VL), “si oyeran mis palabras”; vocis eius audiunt (Jn 10,3), “oyen su voz”; audivit synfoniae et chori (Lc 15, 25), “oyó la música y la danza”; repletae sunt nuptiae discumbentium (Mt 22, 10 VL y Vg), “las bodas se llenaron de comensales”; si tetigero tantum vestimenti eius (Mt 9, 21 VL), “si tocará solamente su vestido”, y otros muchos ejem plos2. 1L eum ann -H o fm a n n - Szantyr, L a tein isch e G ram m atik (o.c.), p. 83. 2 O tros textos y otros verbos en H. R onsch, Itala und V ulgata (o.c.), pp. 438-439.
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2 ,- Genitivo como complemento del comparativo': sapienti or omnium bes-tiarum (Gn 3,1 VL), “más sabia que todas las bestias”; potentior nostri (Gn 26,16 Vg), “más poderoso que nosotros”; maius horum (Me 12,31 Vg), “mayor que éstos”; facies infirmior corporis (Lv 13,20 VL), “la mancha más baja que el cuerpo (= la piel)”; facies infirmior parietum (Lv 14,37 VL) “la mancha más hundida (=baja) que las paredes”; maior erit huius (Gn 49,19 VL); maior eius (Mt 11,11 VL), etc. Esta construcción, sin duda de origen popular2, en el latín bíblico sufre la influencia de la versión griega de los LXX. Los autores cristianos la usan desde Tertuliano, Cipriano, Arnobio (los tres con restricciones); Agustín la evita cuando escribe su propio latín; Jerónimo la usa en la Vg, y luego, más tarde, la usan ya sin restricciones, tanto los cristianos como los paganos. 3 - La construcción de un positivo con quam para indicar el comparativo en el latín bíblico está influida por el griego de los LXX, aunque la construcción en cuanto tal es de origen latino y existe desde la época arcaica. El quam sustituye a magis quam, potius quam, plus quam. Ejemplos: candidi dentes eius quam lac (Gn 49,12 VL), “sus dientes son más blancos que la leche”; bonum tibi... quam duas manus (Mt 18,8 Vg), “es mejor para ti... que las dos manos”; bonum est confidere...quam confidere (Sal 117,8 Vg), “es mejor confiar... que confiar”; etc.3. La construcción, como decimos, depen de el griego; pero su difusión en el griego bíblico depende a su vez del hebreo, se trata, pues, de un calco sintáctico hebreo, al menos en cuanto a su mayor frecuencia.
1 Cf. O. G arcía de la Fuente, "El com parativo en las antiguas versiones latinas del G énesis", en E m e rita 4 4 (1976) 321-340; en pp. 328-330; Id., "El com parativo en las antiguas versiones latinas del S alterio", en L a C iu d a d de D io s 190 (1977) 299-316, en pp. 305-306. E n estos trabajos se estudian todos los casos de estas construcciones de genitivo, en el G énesis y en el S alterio, com parando los textos con la versión de los L X X y el texto hebreo. 2 L eum ann -H o f m a n n - Szantyr, (o.c.), p. 112-113 distinguen adecuadam ente entre el uso y origen v u lg ar de este giro y el em pleo del m ism o, p o r influjo del griego, en la V L y V g. E ste uso v u lg ar se en cuentra en latín desde T iberio. L a V L tiene, ju n to a los casos con m aior, m inor, p lu s, p e io r, al m enos 16 casos de esta construcción; cf. entre otros, Dn 13,4: honorabilior om nium , "el m ás honorable de todos" (¿superlativo?) o "m ás ho n o ra ble (prestigioso) que todos los dem ás" (com parativo). N o estam os de acuerdo con los autores de la gram ática, cuando dicen que la V g sólo tiene 3 casos (nur 3 F alle) (G n 26,16 (véase en el texto); Job 12,3: inferior vestri; 13,2: inferior vestri), porque tam bién son de la V g (V L revisada p o r Jerónim o) los siguientes: M e 12,31: Jn 14,12; H ebr 6,16. 3 Cf. O. G arcía de la Fuente, "El com parativo e n ... G énesis" (I.e .), p. 325-327; Id., "El com parativo e n ... Salterio" (I.e .), pp. 304-305. V éanse allí m ás ejem plos. Y cf. tam bién otros ejem plos en H. R onsch, ¡tala und V ulgata (o.c.), pp. 442-443, p ero teniendo siem pre en cuenta el influjo hebreo, que R onsch no considera.
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4 - Genitivo absoluto en lugar de ablativo absoluto: inter se invicem cogitatio num accusantium aut etiam defendentium (Rom 2,15 Vg), “con los pensa mientos que les acusan mutuamente o también les defienden”; crescentis fidei vestrae (2Cor 10,15 Vg), “con el progreso de vuestra fe”; cogitantium omnium (Lc 3,15 VL), “pensando todos”; omnium autem mirantium (Lc 9,43 VL), “admirándose todos”; audientium autem eorum (Lc 19,11 VL), “oyéndolo ellos”; quorundam dicentium (Lc 21,5 VL), “diciendo algunos”, y otros ejemplos1. 5 .- Genitivo después de adjetivos: docibiles Dei (Jn 6,45 Vg), “enseñados por Dios”; incessabiles delicti (2Pe 2,14 Vg), “no se sacian del peca do”. 6 .- Uso del acusativo por ablativo instrumental: coopertus deploidem (ISm 28,14 VL), “vestido del manto” (= vistiéndose el manto); indutus erat mandiam (2Sm 20,8 VL), “estaba vestido de una túnica estrecha”; quis nos cibabit carnem (Nm 11,4 VL), “¿quién nos alimentará de (con) carne?”; qui te adescavit mannam (Dt 8,16 VL), “quién te alimentó con el maná”; indui te novum hominem (Ef 4,24 Vg), “vestios el hombre nuevo”; gloriam et honorem coronasti eum (Hebr 2,7 VL), “lo coronaste de gloria y honor”; repletus sum consolationem (2Cor 7,4 VL), “estoy repleto de consuelo”; impleantur horrea tua saturationem frumenti (Prv 3,10 VL), “que se llenen tus graneros de la abundancia del trigo” (= de trigo abundante); potasti nos vinum (Sal 59,5), “nos diste a beber vino”; etc. En todos los casos, la cons trucción depende del griego. 7 .- Doble acusativo con verbos de “vestirse” o “desvestirse”: stolam gloriae indues eam (Eclo 6,32 Vg), “la vestirás como una estola espléndida” (stola gloriae es un genitivo de cualidad de influencia hebrea: “estola espléndi da”); induit eum stolam gloriae (Eclo 45,9 Vg), “le vistió de honor perfec to”; vesties eos tunicas (Ex 40,12 VL), “los vestirás de túnicas”; induit eum tunicam (Lv 8,7 VL), “le vestió la túnica”; expolia Aron stolam eius (Nm 20,26 VL), “despoja a Aarón de su estola”; et expoliavit Aron vestimenta eius (Nm 20,28 VL), “y despojó a Aarón de sus vestidos”; et vestivit filios Aron tunicas et praecinxit eos zonas (Lv 8,13 VL), “y vistió a los hijos de Aarón con túnicas y los ciñó con cinturones”. Y passim en el Pentateuco del códice Lugdunense de la VL1.. 8 - Empleo personal de pluere en contra de la norma clásica: nubes pluant ius' Y otros ejem plos en H. R onsch, Itala u n d V ulgata (o.c.), p. 436. E sta construcción n o latina depende evidentem ente del griego. 2 Y otros ejem plos de otros libros de la B iblia en H. R onsch, Ita la und V ulgata (o.c.), p. 437.
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turn (Is 45,8 Vg), “las nubes lluevan al justo”; pluit Dominus... sulphur et ignem (Gn 19,24 VL), “el Señor llovió azufre y fuego”, etc. 9 - Uso de in con acusativo o ablativo después de credere, sperare: credere in Domino (Prv 14,21 Vg; 2Cro 20,20 Vg); crediderunt in eum (Dn 3,95 Vg); crediderunt in Deum (Jon 3,5 Vg); sperabo in eum (2Sm 22,3 Vg); nec spe raverit in Domino (lC ro 10,14 Vg); con sperare es habitual en la Vg la construcción con in y ablativo. La construcción de credere con acusativo comienza en Tertuliano y es frecuente en el latín bíblico por influjo griego y hebreo1. 10.—Verbos que rigen acusativo: benedicere, commemorari, confundi, maledi cere, nocere, nubere, petere, suadere, persuadere, trimphare, en contra de la norma clásica: benedixit Deum (Lc 2,28 VL y Vg); benedixit me (Gn 30,27 VL); benedixit te benedictionem (Gn 49,25 VL y passim); comme morati sunt Dominum (Sab 11,14 Vg),”se acordaron del Señor”;neque commemorati sunt semitas eius (Bar 3,23 Vg), “ni se acordaron de sus caminos”; qui enim confusus fuerit me (Lc 9,26 VL), “pues el que sintiera vergüenza de mí”; et filius hominis confundetur eum (Mc 8,38 VL y Vg), “y el hijo del hombre se avergonzará de él”; maledixerunt illum (Jn 9,28 VL), “lo maldijeron”; maledicentes viam Domini (Act 19,9 VL y Vg), “maldiciendo el camino del Señor; principem populi tui non maledices (Act 23,5 VL y Vg), “no maldecirás al príncipe de tu pueblo”; nocebis ergo populum tuum (Ex 5,16 VL), “harás daño a tu pueblo” (cf. Gn 19,9 VL y passim en VL y Vg); nubit aliam (Lc 16,18 VL), “se casa con otra”; nupsisset eam (Mt 6,17 VL), “se hubiera casado con ella”; antequam petatis eum (Mt 6,8 VL), “antes de pedirle”; sed peto te pater mi (Tob 12,4 Vg), “pero te pido, padre mío”; pete me quod vis (Mc 6,22. VL), “pídeme lo que quieras”, y passim en VL y Vg; suade Hebraeam illam (Jdt 12,10 Vg), “aconseja a aquella hebrea”; si quis...resurrexerit persua debit eos (Lc 16,30 VL), “si alguno...resucitara los persuadirá”, etc. 11,- Verbos con dativo adorare, loqui, adiuvare, adsequi, consequi, contingere, decet, sequi en contra de la norma clásica: adorato Domino Deo tuo (Dt 26,10 Vg), “adora al Señor tu Dios”; ut adoraret et sacrificaret Domino (ISm 1,3 Vg), “para adorar y sacrificar al Señor”; adoretis eis (Dt 4,19 VL), “los adoréis”; adorare ei (Mt 2,2 VL); adorabitis patri (Jn 4,21 VL), “adoraréis al Padre”; locutus est eis (Mt 13,3 Vg); loqui ei (Mt 12,46 VL); loquebatur eis (Mt 13,34 VL y Vg), y passim en el Pentateuco del códice Lugdunense de la VL; ad adiuvandum mihi (Sal 39,14: Veron), “para ayu darme”; adsequto a principio omnibus diligenter (Lc 1,3 VL), “habiendo investigado desde el principio todo con diligencia”; et consecutus est ei ' Cf. L eum ann -H o f m a n n - Szantyr, Lateinische Grammatik (o.c.), p. 87.
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Simon (Me 1,36) VL), “y Simón lo alcanzó”; non poterant contingere ei (Lc 8,19 VL), “no podían llegar a él”; talis enim nobis decebat sacerdos (Hebr 7,26 VL), “pues nos convenía un tal sacerdote”; et canis secutus est eis (Tob 6,1 VL), “y el perro los seguió”, etc. 12 —Uso de conjunciones con infinitivo o con oraciones de acusativo con infinitivo: 12.1—Ut consecutivo: ita ut ipse ascendens sedere circa mare (Me 4,1 VL), “de tal manera que él subiendo se sentó cerca del mar”; ut alterutros suf focare (Lc 12,1 VL), “de modo que unos a otros se ahogaban”; uti omnes exire (Jn 8,9 VL), “de modo que todos salieron”; ut Ichonio simi liter introire eos (Act 14,1 VL), “(sucedió) que igualmente entraran ellos en Iconio”; ita ut discedere eos...navigare (Act 15,39 VL), “de modo que ellos se separaran... y navegaran”; uti e contrario magis vos donare et advocare (2Cor 2,7 VL), “de modo que al contrario vosotros déis y roguéis más”, etc. 1 2 .2 - Ne final: ne iterum in tristitian venire ad vos (2Cor 2,1), “para que yo no volviera con tristeza a vosotros”. 12.3 - Propter quod causal: propter quod esset iuxta Hierusalem et putare (Lc 19,11 VL), “porque estaba cerca de Jerusalén y pensaban”. 12.4 - Priusquam temporal: priusquam habitare eum (Act 7,2 VL), “antes de que él habitara”. Todos estos casos de uso de conjunciones con infinitivo están apoyados en el texto griego, es decir, son traducciones literales del griego. Y son, por tanto, propias de textos de traducción. 13 —Amplio desarrollo del uso de quod, quia, quoniam con verbos de “lengua y entendimiento” en lugar de la oración de infinitivo (dico quod, scio quod, annuntio quia, credo quia)1. Pero hay que matizar que el uso masivo de este tipo de completivas está apoyado también por el correspondiente uso hebreo; es decir, el hebreo ha influido en el griego de la Biblia, y el grie go, a su vez, en el latín (Véase antes en Influjo hebreo). 14 —La literalidad de las versiones latinas trajo consigo ciertas perífrasis que son puros idiotismos en latín, como habere fiduciam (Dt 28,52 Vg; 32,37 Vg y passim) en vez de fidere o confidere', habere adiutorium (2Mc 15,8 Vg) en vez de adiuvari, etc. 1 Cf. U. R obert, P entateuchi (o.c.), pp. L X X II-L X X III aporta p o r lo m enos un cente nar de ejem plos de este giro sólo en el Pentateuco.
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15,- Otras veces las traducciones son simples descomposiciones de una palabra griega en dos partes, como mentís excessus por ekstasis\ auribus percipe re por enothizesthai. 16 - Uso de si en oraciones interrogativas directas: dicentes: si licet homini dimittere uxorem suam? (Mt 19,3 Vg), “diciendo: ¿si es lícito dejar a su mujer?”; Domine: si percutimus in gladio? (Le 22,49 Vg), “Señor: ¿si herimos con la espada?”. El giro se considera de origen griego, como tra ducción literal de las oraciones correspondientes introducidas por e f (Véase también influjo de la lengua popular). 17.- Uso de si en oraciones interrogativas indirectas: si peccator est, nescio (Jn 9.25 Vg), “no sé si es pecador”; interrogavit si a Galilaea homo esset (Le 23,6 Vg), “preguntó si el hombre era de Galilea”. La construcción es de origen popular, presente ya desde la época arcaica; pero existe también influjo griego como traducción del eí del texto griego2 (Véase también en influjo de la lengua popular). 18,- Sujetos neutros en plural con verbos en singular: sancta sanctorum est (Lv 6.26 VL),’’sanctos de los santos es” (cf. Lv 7,1 VL); et omnia quae sunt... manducabitur (Lv 6,30 VL), “y todas las cosas que son (ofrecidas por el delicto)...se comerá”, etc. 19 - Uso de algunas preposiciones: 19.1.- Con genitivo·. Ab: ab unius mensis (Nm 3,22,28,34,39,43 VL), “desde un mes (para arriba)”; a XXV annorum et supra (Nm 4,3,23,30,35 VL), “desde 25 años para arriba”; ab...iniquorum spirituum (Le 7,21 VL),”de los malos espíritus”; a Moisen et omnium prophetarum (Le 24,27 VL), “desde Moisés y todos los profetas”; a Samuel et eorum (Act 3,24 VL), etc. Coram: coram Farao regis Aegypti (Act 7,10 VL), “delante del Faraón rey de Egipto”. Ex: satis est mihi ex omni iustitiae (Gn 32,10 VL: en gr. hay un genitivo; aquí hay un ablativo con un genitivo); ex his pusillis habentium fidem (Me 9,42 VL), “de estos pequeños que tienen fe”; quis ex vestrum (Le 14,28 VL); ex fructuum (Le 20,10 VL), etc.
1L eum ann - H o fm a n n - Szantyr, o.c., p. 464. 2 L eum ann -H o fm a n n - Szantyr, o.c., pp. 543-544.
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Pro: pro se et populi delictorum (Hebr 9,7 VL), “por sí mismo y por los delitos del pueblo”, etc. Usque ad: usque ad L annorum (Nm 4,3 VL), “hasta los cincuenta años” (cf. Nm 4,29,43). Es un grecismo1. 19.2,- Con dativo'. Ad: ad Deum et ad hominibus (Lc 2,52 VL), “ante Dios y ante los hom bres”; etc. Apud: aput hominibus (Mt 19,26 VL), “ante los hombres”, etc. 20 - Uso de dos negaciones para expresar la negación: non cognovit apud eum nihil (Gn 31,32 VL), “no conoció (= encontró) junto a él nada”; et non pertinet ad te. de nullo (Mt 22,16 VL), “y no te preocupas de nadie”; et noluit ibi nullam facere virtutem (Mc 6,5 VL), “y no quiso hacer allí nin gún milagro”; iam numquam in sempiternum nemo edat (Mc 11,14 VL), “ ya nadie nunca jamás coma”, etc. 21.- Varios empleos del infinitivo: 2 1 . 1 - Presente de infinitivo por supino, gerundio o subjuntivo, sobre todo con verbos de movimiento: accesserunt confringere ostium (Gn 19,9 VL), “y se acercaron a romper la puerta”; misit nos Dominus conterere eos (Gn 19,13 VL), “y el Señor nos mandó destruirlos”; abiit in campum venari venationem (Gn 27,5 VL), “fue al campo a cobrar caza”; et dederit mihi panem manducare (Gn 29,20 VL), “y me diere pan para comer”; et con sedit populus manducare et bibere, et surrexerunt ludere (Ex 32,6 VL), “y el pueblo se sentó a comer y beber y se levantaron a jugar”. Y passim en el Pentateuco del códice Lugdunense de la VL2. 21.2,- Infinitivo final: et circumspiciebat videre eam (Mc 5,32 VL y Vg), “y miraba alrededor para verla”; nec introeat tollere quid (Mc 13,15 VL), “y no entre para coger algo”; non revertatur retro tollere vestimentum suum (Mc 13,16 VL y Vg), “no vuelva atrás para coger su vestido”; exis tis...comprehendere me (Mc 14,48 VL y Vg), “salisteis...para cogerme preso”; cf. Lc 23,32 VL: interfici·, ICor 11,20 VL y Vg: manducare. 21.3,- Infinitivo con habeo, como traducción del griego echó: habeo baptizari (Lc 12,50 VL y Vg); non habent retribuere (Lc 14,14 VL y Vg); multa 1L eum ann - H o fm a n n - Szantyr, L atein isch e G ram m atik (o.c.), p. 254. 2 O tros textos y otros verbos en H. R ônsch, Ita la u n d V ulgata (o.c.), pp. 446-447. 3 Cf. U. R obert, P entateuchi versio latina antiquissim a e codice L ugdunensi, París 1881, pp. L X X I-L X X II m ás de 250 ejem plos.
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habeo dicere (Jn 16,12 VL y Vg); ego baptizari habeo (Me 10,38 VL)1. La expresión con habeo tiene tres significados: a) “poder”, por ej.: “no pueden pagar” (Le 14,14 VL), usada ya desde Cicerón con esta acep ción: habeo...dicere (Rose.100); b) “deber, “ser necesario”, “tener que”, por ej. Le 21,26 VL: ipsae vires caelorum concuti habeant, “las propias fuerzas de los cielos tendrán que conmoverse = se conmoverán”; c) sen tido de futuro, por ej.: Jn 8,22 VL: occidere se habet, “se matará”; Jn 4,11 VL: mihi dare habes aquam vivam, “me darás agua viva”. Como es sabido, este uso de habeo ha dado origen al futuro románico: amaré = amar-he. Este giro de origen popular, es utilizado ampliamente por el latín cristia no, desde Tertuliano. La VL amplió el uso por influjo del griego2. 22 - Usos especiales del participio: 22.1.- Participio de presente por infinitivo: cum consummasset Iesus praeci piens (Mt 11,1 VL y Vg), “cuando Jesús acabó de instruir”; cum cessasset loquens (Le 5,4 VL); “cuando cesó de hablar”; non cessavit osculans (Le 7,45 VL), “no cesó de besar”; non cessamus pro vobis orantes (Col 1,9 VL), “no cesamos de orar por vosotros”; nolite deficere benefacien tes (2Tes 3,13 VL y Vg), “no dejéis de hacer el bien”; postquam cessavit Isaac benedicens (Gn 27,30 VL), “después que cesó Isaac de bendecir”; et cessavit lacob admonens filios suos (Gn 49,33 VL), “y cesó Jacob de amonestar a sus hijos”. Esta construcción está apoyada siempre por el texto griego, que tiene un partiepio. 22.2 - Ablativo absoluto por participio: quo accepto homo misit in hortum (Le 13,19 VL), “tomado el cual (grano) un hombre lo puso en su huerto”; et ascendente eo in navicula (Mt 8,23 VL y Vg), “y subiendo él a la nave”; et transeúnte inde Iesu (Mt 9,27 VL y Vg), “y pasando de allí Jesús”; exposito autem illo sustulit eum filia Pharaonis (Act 7,21 VL y Vg), “expuesto él lo tomó la hija del Faraón”; Petro auten cogitante de visio ne (Act 10,19 VL y Vg), “pero pensando Pedro acerca de la visión”; quo ascendente ierunt cum eo omnes senes (Act 25,27 Vg), “subiendo él fue ron con él todos los ancianos”, etc. Todas estos ejemplos tienen un apoyo en el texto griego, y son traducciones literales del modelo griego. 2 3 - Gerundio con la preposición in y ablativo: Es una construcción que apare 1Y m uchos m ás ejem plos en H. R onsch, Itala u n d V ulgata (o.c.), pp. 447-449. 2 L e u m a n n - H o f m a n n - S z a n ty r, L a te in isc h e G r a m m a tik (o .c .), pp. 3 1 4 -3 1 5 , en donde se expone con todo detalle la evolución de la construcción desde la época de C ice rón h asta la etapa rom ánica.
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ce esporádicamente ya desde Varrón, pero se intensifica en el latín tardío, ■y es frecuente en la VL, como traducción de textos griegos1: in autem dor miendo homines (Mt 13,25 VL), “pero al dormir los hombres”; in conve niendo populos in unum (Sal 101,23 VL y Vg), “al reunirse los pueblos en uno”; in convertendo Dominus captivitatem Sion (Sal 125,1 Vg), “al hacer volver el Señor a los cautivos de Sión”; in inquinando eos tabernaculum meum (Lv 15,31 VL), “al manchar ellos mi tabernáculo”; etc.2. 24 - Concordancias ad sensum, sujeto en sigular con verbo en plural y sujeto en plural con verbo en singular : unusquisque... introirent (Ex 1,1 VL), “cada uno...entraron”; puer...intrabunt (Dt 1,39 VL); quod reliquuum erit (Lv 8,32 VL); accessit Lia etfilii eius et adoraverunt (Gn 33,7 VL); introibit luda et fratres eius...et procederunt (Gn 44,14 VL), etc.3. 25. Uso de ut ne en vez de ne: ut ne deleam te in via (Ex 33,3 VL)”, para que no te destruya en el camino”, etc. 26,- Empleo de hic como artículo; en estos casos se puede atribuir también a influjo popular, aunque el texto es traducción literal del griego: disposui tibi testamentum et huic Istrahel (Ex 25,27 VL), “dispuse para ti la alianza y para Is ra e l”; cf. Dt 1,38; et huic M a th a ir (Dt 3,15 V L); huic Ruben...huic Gad... huic Manasse (Dt 4,43 VL), etc. Y otros muchos puntos que aquí se omiten por razón de la brevedad4. No hace falta decir que algunos de estos datos coinciden con los del “latín cristiano”, como es natural. II.2.2.2 —Campo léxico Vamos a recoger aquí una lista de préstamos y calcos griegos, pasados a las versiones latinas de la Biblia. Unos son verdaderos hapax, que no tuvieron más consecuencias que servir a una tradución momentánea del texto bíblico; otros son neologismos, que tuvieron un enorme eco en la tradición cristiana. He aquí algunas listas, que no pretenden ser exhaustivas, pero que ya por sí mismas demuestran la aportación de las versiones de la Biblia al rejuvenecimiento de la lengua latina. Es evidente que el mayor caudal de términos nuevos entró por las 1L eum ann - H o fm a n n - Szantyr, L ateinische G ra m m a tik (o.c.), p. 373. 2 O tros ejem plos en H. R onsch, Itala und V ulgata (o.c.), pp. 450-451. 1 Cf. U. R obert, P entateuchi (o.c.), p. L X X III con un centenar de ejem plos por lo m enos. 4 P ara m ás detalles sobre estos tem as, cf. W . E. P later - H. J. W hite, A g ram m ar o f the V ulgate (o.c.), y F. K aulen, S prachliches H andbuch (o.c.), entre otros autores citados en la B ibliografía.
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versiones bíblicas, porque había que dar una traducción de una lengua extraña, el griego, o el hebreo. 1 - Préstamos griegos: neologismos y calcos léxicos Consideramos en conjunto los préstamos y los calcos, sin distinguir entre unos y otros. 1.1—Términos propios de la VL: a) Hapax: Aasation, -onis, “águila de mar” (Dt 14,22). Adolitio / adulitio (pl.), “holocausto” (Dt 12,4,6,11,13) (cf. adulatio (cl.). Calamizare, “espigar” (Dt 24,20). Camposus, -a, “camposo, llano” (tierra) (Dt 11,11; Jos 10,40). Cartilionensis, “cesto” (2Re 10,7). Cavua, “mochuelo” (Dt 14,15). Collyrizare, “hacer galletas, pasteles” (2Sm 13,8). Decoperimentum / decooperimentum, “cobertor, lo que cubre” (Dt 27,20). Eparystrides, “despabiladeras” (IRe 7,49). Exitire I exsitire, “tener mucha sed” (Jue 4,19). Formidosus, -a, “temeroso” (Dt 20,8). Geminaeus, “benjaminita, de la tribu de Benjamín” (ISm 4,12)‘. (Fl)eremiare, “desecar” (2Re 19,24). Incornuare, “cornear”, “dar cornadas” (Dt 33,17) (cf. esp. “encorna do”). Mandyam, “manto” (ISm 18,4; 2Sm 20,8). M eno, -onis, “especie de alabarda” (Jue 5,18). Panicoquas, “panaderas” (ISm 8,13). Perpossidere, “poseer completamente” (Dt 18,14). Pertransmittere, “pasar a través de” (Jos 15,8). Phigargus por pyrargus, “gacela” (Dt 14,15). Plaumon, “llanto” (2Sm 5,23)2 1E ste vocablo es la transcripción d el griego Iem inaios, que a su vez quiere ser la tra ducción-transcripción del h ebreo binyam tn, "(tribu de) B enjam ín", quitándole el com ien zo bin, con lo que queda Y am tn, de donde Iem inaios. 2 C. M orano, G losas m arginales de "Vetus L a tin a " en las B ib lia s V ulgatas esp a ñ o las. 1-2 Sam uel, C .S.I.C ., M adrid 1989, p. L X X V relaciona p la u m o n - onis con la p a la b ra griega klauthm on de los L X X , y se trataría de un préstam o y de un calco; la p alabra latina la habría relacionado con el v erbo p la n g o , "llorar", elaborando un térm ino m ixto. L a explicación es m uy verosím il.
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Primitivare, “dar el derecho de primogenitura” (Dt 21,16). Proritator, -oris, “querellante” (Dt 21,20). Rerumigare, “rumiar” (Dt 14,6,7). Revindemiare, “volver a vendimiar lo vendimiado” (Dt 24,21). Spalangio, -onis, “nido de avispa”, “avispero” (Jos 24,12). Spiricans, -tis, “ser vivo, persona” (Dt 20,16) (¿quizá spiritans o spiransl). Stibiare, “maquillar”, “pintar” (2Re 9,30). Superdormire, “dormir sobre” (Dt 21,23). Superreverti, “volver a venir” (Dt 24,19). b) Otros términos: 1.- Sustantivos: Afedrum (Lv 12,5), “purificación menstrual” (cf. Teod. 2Sm 11,4). Afiliotes (Jue 1,9), “viento de oriente” (cf. apeliotes, apheliotes). Alphos (Lv 13,39), “¿color blanco, blancura?”. Amaxa (2Sm 6,3,4), “carro, carruaje”. Anaboladium (Gn 49,11), “manto”, “sayo”. Anaphoros (Nm 4,6, 8,10,11), “transporte, traslado” (varal). Antezelum (Lv 18,18), “concubinato, seducción”. Bolis (ISm 14,14; Nm 33,55: Lugd.), “bólido, proyectil, dardo”. Botryo (Cant 1,14), “racimo de uvas”. Calabotes (Lv 11,30), “especie de lagarto”. Calamiscus (Ex 25,32,33,35,36), “brazo pequeño hueco de un candela bro”. Catacarposin (Lv 6,11), “los restos del holocausto cuando ha sido con sumido”. Catirecten (Lv 11,17), “pájaro acuático” (¿somormujo?). Cenotaphium (ISm 19,16), “cenotafio, monumento funerario”. Chidra (Lv 2,14), “sémola”. Condy (Gn 44,2), “vaso”. Epimenia (Gn 45,21), “provisiones”. Episcopia (Nm 4,16), “vigilancia”. Erusibe (IRe 8,37), “roya del grano”. Etphycarma (Ex 32,25), “¿mancha, vergüenza?” Extasis, ecstasis (Gn 2,21). Elaeon (Le 21,37), “(monte de los) olivos”. Gaesum (Jos 8,18), “escudo”. Heremia (Nm 21,11,20; 23,28; 24,1),’’desierto”. Herma (Lv 13,51), “tarea, obra, trabajo”. Lar on (Dt 14,15), “gaviota”.
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Logion / logium (Ex 28,15; 36,16, etc.), “el racional” o “pectoral” (del sumo sacerdote). Lomothe (Ex 36,38), “cuerda, cordón, cinta”. Machaera (Gn 22,6), “cuchillo, espada”. Mandragorica (Gn 30,14,16), “mandragora” (cf. mandragora Vg). Mygale (Lv 11,30), “geco, musaraña” (cf. mygale en la lista de Vg). Peristolum (por periscelis: Nm 31,50 Vg; Is 3,20 Vg) (Lv 16,4), “cal zones, pantalones”. Petrobolus (ISm 14,14), “proyectil”. Phalanga, falanga (Nm 13,24), “percha de un palo que llevan al hom bro entre dos personas”. Pharagga (Nm 21,12), “fuente, torrente”. Phigargus por pyrargus (Dt 14,15), “gacela”. Picris (Ex 12,8), “hierbas amargas”. Piraterium (Gn 49,19 VL y Vg; Job 7,1), “prueba”. Pompeio (Lv 16,8), “demonio del desierto”, “cabrito emisario”. Sciza (ISm 18,33; 20,21,22,38), “tronco, leño”. Sibina (Is 2,4), “una especie de lanza”. Siromaste ( Nm 25,7,8), “lanza”. Spermologus (Act 17,18), “charlatán”. Sphalax (Lv 11,30), “camaleón”. Syromata (IRe 18,28), “lanzas”. Tibis / thybis I. thibis (Ex 2,3,5,6), “especie de tejado de palos y papi ro”. Trichaptum (Ez 16,10), “vestido ligero y fino”. Zelatio (Nm 5,14,15,18), “celos”. 2 - Adjetivos: Aportatus (por aporiatus) (Lv 25,47),”el que está en apuros”. Auchmode (ISm 26,2), “seco, árido”. Topazynus (Ex 28,17), “de topacio”. Zelabile (Ex 34,14), “celoso”. 3 , - Verbos: Architechtonari (Ex 31,4), “realizar proyectos, obras”. Calamizare (Dt 24,20), “espigar”, recoger espigas”. Epiminiare / epimeniare (Dt 15,14), “aprovisionar”. Eunuchizare (Mt 11,5), “ser eunuco, hacer eunuco”. Hymnissare (Me 14,26), “cantar himnos”. Parabolari (Fil 2,30), “hablar”. Promeletare (Lc 21,14), “ejercitarse de antemano”.
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Scariziare (Jue 4,21 VL), “palpitar”. Thymiamatizare (Lc 1,9), “ofrecer el incienso”. Thymiamare (Tob 6,18), “rociar con incienso”. 4.—Algunas palabras compuestas según el modelo griego1
Abaudire (Ex 7,4); adclusa (Jue 3, 24); ambidexter (Jue 3,15; 20,16); adampliare (Oí 19,8; adpretiare (Lv 27,23); adpretiatio (Lv 27,19); adsilentiare (Nm 13,31); austrinatio / austrinotio (Dt 28,22); circumdatio (Nm 16,39); cohereditare (Dt 3,28); coinquinare (Dt 24,4); commaculatio (Nm 16,40); concolligere (Nm 11,32; Jue 10,17; 11,3; 20,11); conrogare (Dt 32,36); decoperimentum (Dt 27,20); decoperire (Dt 27,20); deturpiare (Dt 25,3); excrutari (Jue 18,2); exi'tire (Jue 4,19); insuadibilis (Dt 21,18,20); insubiectibilis (Nm 20.10)\perconsumptus (Nm 17,12); perexire (Jos 15,4); perinterficere (Nm 25.11); perneclegens (Nm 5,6); perpossidere (Dt 18,14); pertransm 15,8); procursor (Nm 13,21); reconvertere (Dt 1,40); rerumigare (Dt 14,6,7); revindemiare (Dt 24,21); subiunctio (Jue 1,14); subrelinquere (Ex 26,7); subru bicundus (Lv 13,24); superdormire (Dt 21,23); superfusoria (Ex 38,17); superinvalere (Gn 49,26); superreverti (Dt 24,19). 1.2.-Términos de la Vg 1 .- Sustantivos2: Abra (Jdt 10,2), “criada”, del arameo habra’. Aceda, acidia, accidia (Eclo 29,6), “disgusto, indiferencia”. Agonia (Lc 22,43 y VL). Alabastrum (Mt 26,7). Allegoria (Gal 4,24). Allophili (Sal 55,1), “extranjeros”. Anathema (“don, regalo”: Jdt 16,23; “maldición”: Mal 4,6; “la cosa maldita, anatematizada”: Jos 7,1). Angelus (“mensajero humano”: Is 18,2; “ángel bueno”: Gn 48,16; “ángel malo”: Prv 17,11). Antichristus (lJn 2,18). 1E stán tom adas todas del C ódice L ugdunense, cf. U. R obert, P entateuchi versio lati na antiquissim a e codice L ugdunensi, París 1881, pp. C X X III-C X X V ; Id., H eptateuchi p a rtis p o ste rio ris versio latina antiquissim a e codice L ugdunensi, P aris 1900, pp. XX IX X II. 2 E n las listas siguientes sólo darem os la traducción de las palabras cuyo significado no sea fácil de identificar, y de cada p alabra darem os un sólo texto para cada significado, lo que no quiere d ecir que no haya m ás textos con esa acepción. E ntendem os p o r Vg todos los libros que form an la actual V ulgata, com prendidos los libros no revisados por Jerónim o, com o los D euterocanónicos del A T , etc. Si los térm inos aparecen tam bién en la VL, lo indicarem os con V L añadido al texto.
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Apocalypsis (ICor 14,26). Aporia (Eclo 27,5), “impotencia, dificultad”. Apostata (Job 34,18). Apostolus (“enviado” (en general): Job 13,16; “apóstol”: Le 6,13). Archangelus (ITes 4,16). Archisynagogus (Le 13,14), “jefe de la sinagoga”. A)-chitriclinus (Jn 2,8,9,), “jefe del banquete, maestresala”. Arrhabo (Gn 38,17 y VL), “arras”, derivado probabl. de una lengua semítica; en hbr. ' araban significa “prenda, regalo”. Arfaba (Dn 14,2), “medida persa de capacidad casi igual a la fanega”. Artemon (Act 27,40), “vela, artimón o trinquete”. Ascopera (Jdt 10,5), “odre”. Bahis (lM c 13,37), “palma”. Baptisma (“lavatorio”: Me 7,4; “bautismo”: Ef 4,5). Baptismus (“baño”: Neh 4,23; “bautismo”: Mt 21,25) Baptista (Mt 3,1). Bravium, brabium, brabeum (ICor 9,24 y VL), “premio”. Bruchus (Lv 11,22), “saltamonte, langosta”. Camus (Prv 26,3 y VL), “ronzal”. Cartallus (Dt 26,24 y VL), “canastilla”. Cataclysmus (Eclo 39,28). Cauma (Job 30,30), “calor ardiente”. Celeuma (Jr 25,30), “clamor, llamada”. Cerastes (Gn 49,17), “culebra”. Charadrius (Lv 11,19), “ráfaga de lluvia”. Charisma (ICor 12,31). Choerogryllus (Lv 11,5), “damán” (animal). Christus (“ungido”: ISm 12,5; “Cristo”: Mt 1,16). Chytropus (Lv 11,35), “fogón, hogar”. Cidaris (Lv 16,4 y VL), “turbante”. Cinyra (lM c 4,54), “arpa”. Clerus (Sal 67,14), “suerte”. Coenomya, coenomyia (Sal 77,45 y VL), “mosca de perro”. Collyris (2Sm 6,19 y VL IRe 14,3,6), “una torta (de pan)”. Collyrium (Apc 3,18). Colocinthis (2Re 4,39 y VL), “coloquíntida” (planta). Conopeum (Jdt 10,19; 13,9), “conopeo, velo para cubrir un recin to”. Corbona (Mt 27,6), “cepillo del templo” (Véase léxico hebreo). Crater (Esd 8,27), “copa”. Creagra (2Cro 4,11 y VL), “tenedor, trinchante”. Crypta (Jr 43,9 y VL). Daemonium (Job 3,8).
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Diabolus (“enemigo”: Sal 108,6; “diablo”: M t4,5). Didrachma (Mt 17,23), “didracma”. Dioryx (Eclo 24,41 y VL), “canal”. Diplois (Sal 108,29 y VL), “manto”. Dipsas (Dt 8,15), “serpiente”. Doma (Neh 8,16 y VL), “casa”. Ecclesia (“reunión”: ISm 17,47; “iglesia”: Sant5,14). Ecclesiastes (Eccle 1,1,2). Elatae, elate (Cant 5,11 y VL), “palma”. Eleemosyna (Tob 2,16), “limosna”. Encaenia (Jn 10,22),’’fiesta de la Dedicación”. Ephebia (2Mc 4,9), “lugar para los jóvenes”. Epinicion (“canción de alabanza”: lCro 15,21; “fiesta de victoria”: 2Mc 8,33). Episcopus (“jefe, vigilante, encargado”: Neh 11,22; “obispo”: Tit 1,17). Epistylium (IRe 7,6), “arquitrabe”. Eremus (Dt 1,19; 2Re 2,14 y VL), “yermo”, desierto”. Ethnicus (Mt 5,47), “pagano”. Evan geiium (Mc 1,1). Evangelista (2Tim 4,5). Exorcista (Act 19,13). Extasis (Sal 30,1). Gazophylacium (“cámara del tesoro”: Ez 42,1; “caja de las ofrendas”: Lc 21,1). Gehenna (Mt 5,22), “infierno”. Grabatus (Am 3,12 y VL), “lecho”. Haeresis (Apc 15,5), “herejía”. Herodius (Lv 11,19 y VL), “airón, garza real”. Holocaustoma (Hebr 10,6,8 y VL), “holocaustos”. Holocaustum (Lv 1,3). Idolium (ICor 8,10 y VL), “templo de los ídolos”. Idololatra (Apc 21,8), “idólatra”. Idololatria (Act 17,16), “idolatría”. Idolothytum (ICor 8,7,10), “ofrenda a los ídolos”. Iris (Apc 4,3), “arcoiris”. Iudaismus (2Mc 8,1). Ixion (Dt 14,13), “buitre”. Laganum (Ex 29,23), “torta de pan”. Latomus (IRe 5,15 y VL), “cantero”. Lecythus (IRe 17,12),’’orza de aceite”. Luter (IRe 7,30 y VL),’’caldera, olla”. Malagma (Sab 16,12), “empedrador”. Mandragora (Gn 30,14,15,16), “mandragora”.
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Martyr (Apc 17,6). Melodía (“melodía”: lCro 15,22; “armonía”: Eclo 40,21). Melota (Hebr 11,37), “cubierto con pieles de oveja”. Melote (IRe 19,13 VL),’’cubierto con pieles de oveja” Migma (Is 30,24 y VL), “mezcla, amalgama”. Mygele (Lv 11,30), “musaraña”. Myrum (Jdt 10,3), “ungüento”. Nabla (lCro 15,16), “lira”. Naphtha (Dn 3,46), “betún”. Nauclerus (Act 27,11), “patrón de barco”. Naulum (Jon 1,3), “precio del pasaje”. Neomenia (Sal 80,4), “luna llena”. Neophytus (lTm 3,6). Nomisma, numisma (Mt 22,19 y VL), “moneda del censo”. Nycticorax (Dt 14,17), “búho”. Onocentaurus (Is 34,14 y VL), “onocentauro, animal mitológico medio asno medio hombre”. Ophiomacus (Lv 11,22), “especie de langosta”. Orphanus (Jn 14,18), “huérfano”. Ortygometra (Sab 16,2), “codornices”. Palatha (Jdt 10,5; 2Re 4,42 VL) “pastel de higos”. Paracletus (Jn 14,16), “Paráclito: Espíritu Santo”. Paradisus (Cant 4,13), “paraíso, jardín”. Parasceve (27,62), “día de la preparación de la fiesta”. Paropsis (Mt 23,25,26 y VL), “plato”. Pastophorium (lM c 4,38), “habitación de servicio”. Patriarcha (lCro 8,28). Pentacontarchus (lM c 3,55), “jefe de cincuenta”. Pentapolis (Sab 10,6), “Cinco Ciudades: Pentápolis”. Pentecosta (2Mc 12,32), “Pentecostés”. Peribolus (Ez 42,7),’’recinto con columnas”. Peripsema (ICor 4,13), “desecho”. Periscelis (Nm 31,50; Is 3,20), “calzones, pantalones”. Perizoma (Gn 3,7), “ceñidor”. Phantasia (Eclo 34,6). Phantasma (Mt 14,26 y VL). Phylacterium (Mt 23,5), “filacteria, amuleto”. Pittacium (Jos 9,5 y VL), “remiendo”. Poderes (Sab 18,24), “vestido talar”. Presbyter (“viejo”: Eclo 26,5; “anciano del pueblo”: Esd 6,8; “sacerdo te”: Sant 5,14). Prinus (Dn 13,58), “encina”. Propheta (Gn 20,7).
Influjo griego
Prophetes (Dt 13,1), “profeta”. Prophetia (Prv 29,18). Prophetis (Jue 4,4), “profetisa”. Prophetissa (Ex 15,20 y VL). Proselytus (Mt 23,15). Psalmus (Jdt 16,2). Psalterium (Eclo 40,21; lCro 16,5). Psaltes (2Sm 23,1), “cantor de salmos”. Pseudoapostolus (2Cor 11,13), “apóstol falso”. Pseudochristus (Mt 24,24), “falso Cristo”. Pseudopropheta (Mt 24,11), “falso profeta”. Pytho (ISm 28,7), “nigromante, adivino”. Pythonissa (lCro 10,13 y VL), “pitonisa, adivina”. Romphaea (Eclo 21,4 ), “espada”. Sabbatismus (Hebr 4,9 y VL), “descanso del sábado” (término deriva do de sabbatum, de origen hbr.) Sabbatum (Ex 16,25), “sábado”, del hbr. sabbat. Sagena (Hab 1,17 y VL), “red”. Sagma (Lv 15,9), “tapiz”. Satanas (Mt 12,16), “Satanás”, del hbr. satan. Scandalum (Mt 18,7 y VL), “escándalo”. Scenopegia (lM c 10,21; scynopygia: Dt 31,10 VL), “fiesta de las Tien das o Tabernáculos”. Schinus (Dn 13,54 y VL), “acacia”. Schisma (Jn 9,16), “cisma”. Sicera (Jue 13,4), “sidra”, del hbr. secar. Siren (Is 43,20 y VL), “sirena, dragón”. Sitarcia (ISm 9,7 y VL), “alforja”. Smigma (Dn 13,17), “perfume”. Spado (Sab 3,14), “eunuco”. Stater (ISm 9,8), “estater, moneda”. Sycomorus (Is 9,10), “sicómoro: higuera de Egipto”. Synagoga (“reunión”: Nm 27,30; “sinagoga: lugar de reunión”: Lc 7,5). Telonium, teloneum (Mt 9,9 y VL), “despacho de impuestos”. Thallus (2Mc 14,4), “ramo de olivo”. Theristrum (Gn 38,14 y VL), “velo”. Thronus (Eclo 24,7), “trono”. Thymiama (Ex 30,1), “incienso”. Thimiamaterium (Jr 52,19 y VL), “incensario”. Thimiaterium (2Cro 4,22 y VL), “incensario”. Trieris (Is 33,21), “nave de alto bordo”. Tristegum, tristegon (Gn 6,16 y VL), “edificio de tres pisos”. Tympanistria (Sal 67,26), “doncella que toca la trompeta”.
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L atín bíblico y L atín cristiano
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Zelotes (Ex 20,5), “celoso”. Zelotypia (Nm 5,14-30), “celos”. Zelus (Sal 68,10=, “celo, ira”. Zizanium (Mt 13,26 y VL), “zizaña”. 2 - Adjetivos': Acharis (Eclo 20,21), “sin gracia”. Angelicus (Jue 13,6). Arceuthinus (2Cro 2,8 y VL), “madera de ciprés”. Azymus (Ex 12,8), “pan sin levadura”. Blasphemus (2Mc 10,4). Decachordus (Sal 91,4), “(instrumento musical) de diez cuerdas”. Diabolicus (IRe 21,13). Dithalassus (Act 27,41), “rodeado del mar por dos lados”. Dyscolus (lP t 2,18). Ebeninus (Ez 27,15 y VL), “madera de ébano”. Ecclesiasticus (título del libro Eclesiástico). Eucharis (Eclo 6,5), “amistoso”. Haereticus (Tit 3,10). Ianthinus (Ex 25,5), “de color violeta”. Laicus (ISm 21,4), “laico, profano”. Obrizus (2Cro 3,5 y VL), “puro” (oro). Perperus /perperam (ICor 13,4 y VL), “engreído”. Pisticus (Jn 12,3 y VL), “auténtico” (nardo). Polymitus (Gn 37,3 y VL), “varios colores” (túnica). Probaticus (Jn 5,2), “lugar para bañarse las ovejas” (con piscina). Propheticus (lP t 1,19). Pythonicus (Lv 20,27), “relativo a la adivinación” (espíritu). Saccinus (Zac 13,4 y VL), “manto de pelos, saco”. Stibinus (lCro 29,2), “antimonio, color negro para los ojos”. Zelotypus (Eclo 26,8), “celosa” (mujer). Cata (prep.) (Ez 46,14), “cada”.
3 , - Verbos1: Acediari (Eclo 6,26 y VL), “enfadarse”, “rebelarse”. Angariare (Mt 27,32 y VL), “obligar a uno a llevar una cosa”, “necesi tar”. Aporiari (Is 59,16 y VL), “no saber, estar en duda”. 1 V éase la nota anterior.
Influjo griego
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Apostatare (Eclo 10,14 y VL). Blasphemare (Mt 9,3). Cataplasmare (Is 38,21 y VL), “poner una cataplasma”. Cauteriare (lTm 4,2), “cauterizar”. Gyrare (2Sm 5,23). Implanare Eclo 15,12 y VL), “extraviar”. Plasmare (Sal 73,17 y VL). Zelare (Sal 72,3), “ser celoso”. Una categoría especial la forman los verbos terminados en izo: izari / izare: Agonizare, agonizan (Eclo 4,33 y VL). Anathematizare (Gn 5,5 y VL). Aromatizare (Eclo 24,20). Baptizare (“lavarse”: Jdt 12,7; “bautizar”: Mt 3,11 y VL). Catechizare (Gal 6,6 y VL). Colaphizare (2Cor 12,7), “golpear, abofetear”. Evangelizare (Lc 2,20 y VL). Iudaizare (Gal 2,14), “judaizar, actuar como judío”. Prophetizare (Mt 26,68). Sabbatizare (Ex 16,30 y VL), “descansar el sábado”. Scandalizare (Mal 2,8 y VL). Scariziare (Jue 4,21 VL), “palpitar”. Thesaurizare (Eclo 3,5 y VL), “atesorar”.
Π.2.3.- INFLUJO DE LA LENGUA POPULAR
A cuenta de este influjo habría que poner, entre otros, los siguientes fenó menos lingüísticos1: II.2.3.1M orfología l —Flexión nominal 1 .1 - Cambios de la declinación2: Antes de pasar a estudiar los casos concretos, es preciso tener en cuenta que muchos de los cambios que experimentan los sustantivos o los adjetivos en cuanto a metaplasmos de la declinación o del género se deben simplemente a la literalidad de la traducción, sobre todo por parte de los traductores de la VL. La influencia de la lengua griega en muchos de estos cambios es evidente, y, por tanto, sin ella, sería exagerado afirmar que todos se deben a usos vulgares. He aquí algunos casos evidentes: et replevit eum spiritum divinum (nom. η. por m.) (Ex 35,24 VL); capita eorum inargentatae (f. por n.) (Ex 37,15 VL); in utrasque initia (f. por n.) (Ex 26,23 VL); cubile inmundus (m. por n.) (Lv 15,4 VL); omnen adipem quod (Ex 29,13 VL); brachium divisionis qui divisus est ' Si no se dice expresam ente, los datos siguientes se refieren sólo y siem pre a la VL; para que se refieran a la Vg h abrá de aludirse a ella expresam ente. 2 P ara este tem a rem itim os a la obra de E. V ineis, S tudio sulla lingua deW Itala, Pisa 1974, 215 pp., en pp. 27-52; los datos de V ineis se refieren al N. T. de la VL; cf. A. M oreno H ernández, L a s glosas m arginales de "V etas L a tin a " en las B ib lia s V ulgatas españolas. 1-2 R eyes, C .S.I.C ., M adrid 1992, 462 pp., en pp. 295 -V L de R e y e s-, y ya antes H. R onsch, Ita la und V ulgata (o.c.), pp. 258-265; estos datos se refieren a la VL en general.
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(Ex 29,27 VL); omne cubile supra quodcumque manserit super eum qui fluit inmundus erit (Lv 15,4 VL); ambulavimus per omnem desertam illam mag nam (Dt 1,19 VL), y passim en el Pentateuco del Codice Lugdunense de la VL, etc. Hay un texto significativo, que citamos entero: mulier quaecumque conce perit, et pepererit masculum, et immundus erit per septem dies separationis eius, immundus erit (Lv 12,1 VL). ¿Puede explicar el latín vulgar, el sólo, la concordancia mulier immudusl No es probable que se haya verificado un cam bio de género tan excepcional y no atestiguado en otros sitios de mulier. Pues bien, todo se explica teniendo en cuenta que el adjetivo akáthartos, equivalente de immundus, tiene una sola terminación para el masculino y el femenino, y el traductor latino o lo ignoraba o había olvidado que tenía que concertar el adjeti vo con el femenino ghynê=mulier y poner inmunda en vez de immundus. Así pueden explicarse más de una de las peculiaridades gramaticales que señalamos como propias de la influencia vulgar en el latín bíblico1. a) Paso de la 3a a la Ia declinación: Diploida, -ae por diplois, -dis, “vestido, manto” (ISm 2,29). Lampada, - ae por lampas, -ados, “lámpara”, préstamo griego (Mt 25,7,8; Ez 1,13 Vg) (ya desde Pl.). Retia, -a e por rete, -is, “red” (Mt 4,18,21; Lc 5,2,4; Jn 21,6 (la Vg tiene siempre rete). Hebdomada, -a e por hebdom adas,- adis, “sem ana” (Dn 9,24,27 (Tert.); 2Cr 8,13 (Vg); Dn 10,2 (Vg) (Ter., Ambr., Ag„ A. Gel., etc.). Hellada, -ae por Hellas -adis, “Grecia” (lM c 8,9 Vg). Sirena, - ae por siren - enis, “sirena” (en TM “avestruz”) (Miq 1,8 VL). b) Paso de la 3a a la 2a declinación: Altarium, -ii por altare, -is, “altar” (Mt 23,18; Lc 1,11,51; 21,1; Hebr 7,13; ICor 9,13, etc.) (la Vg siempre altare) (autores cristianos). Danielus, - i por Daniel, -elis, “Daniel” (Mt 24,15; Mc 13,14). 1 T odo esto lo expone con buen o s argum entos y ejem plos U . R obert, P en ta teu ch i versio latina antiquissim a e codice L ugdunensi, París 1881, pp. L X X IX -L X X X V ; Id., H e p ta te u c h i p a rtis p o ste rio ris v ersio latin a a n tiq u issim a e co d ice L u g d u n e n si, P a rís 1900, pp. X V III-X X I. Para los cam bios de género, núm ero, caso, pasos de unas declina ciones a otras, tanto de los sustantivos com o de los adjetivos, rem itim os a la obra indica da en p rim e r lugar, en las pp. L X II-L X V I, con m uchísim os ejem plos del P entateuco del C ódice L ugdunense.
Influjo de la len g u a p opular
Ossum, - i por os, -ossis, “hueso” (Lc 24,39; Jn 19,36) (Tert.,Ag., A.Gel.)· Ossuum, - i por os, -ossis, hueso” (Jn 19,36). Praesepium, -ii por praesepe, -is, “pesebre” (Lc 2,7,12,16 VL y Vg). Vasum, - i por vas, -vasis, “vaso” (Lc 8,16; IRe 14,3) (desde Pl.; la Vg siempre vas). c) Paso de la 4- a la 2- declinación: Fructus, - i por fructus, -us, “fruto” (Mt 12,33; 21,43; Lc 3,8; 6,43; 12,7) (desde Ter., y autores cristianos; la Vg siempre 4- decl.). Circuitus, i por circuitus, -us, “vuelta, rodeo” (Rom 15,19. Intellectus, - i por intellectus, -us, “entendimiento” (Lc 2,47). Spiritus, - i por spiritus, -us, “espíritu” (Act 1,5; 15,29; Me 1,25). Magistratus, - i por magistratus, -us, “magistrado” (Act 16,22,35) (en inscrip.tardías). Accubitus, - i por accubitus, -us, “asiento” (Mt 23,6; Lc 11,43; 14,7; 29,46). Cubitus,- i por cubitus, -us, “asiento” (Me 12,39; IRe 6,10, “5 codos”; 6,17 “40 codos”). Discubitus, - i por discubitus, -us, “asiento” (Mt 23,6; Lc 11,43; 14,7; 20 , 6 ).
Recubitus, - i por recubitus, -us, “asiento” (Mt 23,6). Gradus, - i por gradus, -us, “grado, paso” (Act 12,10) (inscrip. y auto res ecles.). Gressus, - i por gressus, -us, “paso” (Hebr 12,13) (Fedro y autores ecles.). Lacus, - i por lacus, -us, lago” (2Re 18,17) (Sén., inscrip., Ag.) Manus, - i por manus, -us, “mano” (lTm 2,8) (inscrip. tardías). Porticus, - i por porticus, -us, “pórtico” (Jn 5,2). d) Paso de la 2- a la 4- declinación: Somnus, -u s por somnus, -i, “sueño” (Jn 11,13). e) Paso de la 2- a la 3- declinación: Diacon, -onis por diaconus, -i, “diácono” (lTm 3,12; Fil 1,1 VL y Vg) (autores ecles.). f) Paso de la 2- a la Ia declinación: Caldaria, -a e por caldarium, - i, “caldera” (2Re 7,40: hapax en VL).
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g) Paso de la Ia a la 3a declinación: Prophetes, -is por propheta, - ae, “profeta” (ISm 3,21 VL). Esta decli nación es un hapax en la VL, porque la declinación conocida por los textos es o propheta, -ae o prophetes, -ae. En el texto citado es la ver sión literal del griego prophêtên. 2 - Flexión adjetival 1) Paso de la Is a la 3a clase: Austeris por austerus, “austero” (Mt 25,24; Le 19,21,22). Doctis por doctus, “docto” (Mt 13,52). Infirmis, -is por infirmus, -i, “enfermo” (Mt 26,41; Jn 5,13; ICor 8,9; 9,22; ISm 2,8) (algunos autores ecles.) Sinceris, - is por sincerus, - i, “sincero” (Fil 1,10; 2,15) (autores eclec.). 2) Paso de la 2Sa la Ia clase: Paupera, -ae por pauper, -is, “pobre” (Le 21,2,3; ICor 15,10; Tob 2,3 (Varr., Petron.). 1.2- Cambios de género Acetabula, -ae por acetabulum, -i, “vinagrera, vaso” (Ex 25,2: Toi.) Aestum, - i por aestus, -us, “verano” (Le 12,55). Fuma, -ae por furnus, -i, “homo” (Dn 3,19: Wirceb.). Genus, - i por genus, -us, “rodilla” (Rom 11,4). Grex, -is (f. por m.) (Sal 78,13: Veron.) (Lucrecio, Lucil.). Laqueum, - i por laqueus, -i, “lazo” (Os 5,1: Lucif.Cagl.) Margaritum, - i por margarita, -ae, “margarita” (Apc 18,12) (Macr., Petr., Tert.). Sarmenta, -ae por sarmentum, -i, “sarmiento” (Jn 15,6). Altaris, -is por altare, -is, “altar” (Mt 23,35; Le 11,51; Apc 6,9). Castellus, - i por castellum, -i, “castillo” (Le 9,56; 17,12; 19,30) (inscrip. tardías). Cubilis, -is por cubile, -is, “lecho” ( Dn 2,28,29). Fanus, - i por fanum, -i, “ estatua” (Miq 5,13). Faenus, - i porfaenum, -i, “heno” (Me 6,39). Firmamentus, - i por firmamentum, - i, “firmam ento” (Sal 104,16: Veron.). Iumentus, - i por iumentum, -i, “jumento” (Sal 72,23: Veron.).
Influjo de la len g u a popular
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Lignus, - i por lignum, -i, “lefio, árbol” (Sal 104,33: Veron.; Eze 17,24: Weinberg.). Membranus, - i por membranum, —i, “pergamino” (Tob 11,14). Murmur (m.) por murmur (n.) (Jn 7,12; Act 6,1) (Gregr. Tours). Os,-oris (m. por n) (Sal 143,11: Veron.). Palpebrum, - i por palpebra,-ae, “ceja, ojo” (Sal 10,5: Veron.; Cel. Aur.) Retis, -/,í(m.) por rete, -is (n.), “red” (Jn 21,11). Ros, -is (n. por m.) (Sal 132,3: Veron.). Saepes,-is (n. por f.), “sebe, cerca” (Mt 21,33: Amiat., Fuld.). Sal,- is (m.por n.) (2Re 2,20). Signus, - i por signum, -i, “signo, señal” (lJn 2,16). Sitis, -is (m. por f.) (Sal 68,22: Veron.). Templus, i por templum, -i, “templo” (Mc 14,53). Verbus, - i por verbum,-i, “palabra” (ISm 20,10; Lc 4,32; Jn 5,38; 19,8, 21,23). Vinus, - i por vinum, -i, “vino” (Jn 2,10; Apc 14,10). Baptismum, - i por baptismus, -i, “bautismo” (Mt 21,25; Mc 10,38,39; Lc 20,4) (autores ecles.). Gladium, - i por gladius, -i, “espada” (Lc 22,38; Rom 8,35) (desde Varr.). Humerum,-i por humerus, -i, “hombro” (Mt 23,4). Populum, - i por populus, -i, “pueblo” (Hebr 9,19). Puteum, - i por puteus, -i, “pozo” (Jn 4,11) (desde el s.II d.Cr.). Thesaurum, - i por thesaurus, -i, “tesoro” (Lc 12,34) (Petr.). Retis, -is (f.) por rete, - is (n.) (Jn 21,11). Son dudosos los casos siguientes, porque quizá se trate de errores paleográficos: Donus, - i por donum, “don” (Hebr 6,4). Gaudius, - i por gaudium, -i, “gozo” (ITe 3,9) (Greg.Tours). Linus, - i por linum, —i, “mecha” (Mt 12,20). Peccatus, - i (-us?) por peccatum, -i, “pecado” (Hebr 12,1). Regnus, i, por regnum, -i, “reino” (Mc 9,1). 1.3 - Cambios de número Inferus,- i por inferi,- orum, “infierno” (Apc 6,8: Amiat., Cav.) (auto res ecles.). Insidia, - ae por insidiae, -arum, “asechanzas” (Os 5,1: Lucif.Cagl.; Sab 14,24). Loculus, - / por loculum, “caja, bolso para monedas” (Mt 27,6; Jn 12,6; 13,29; 2Re 12,9) (desde Van·, y luego en Plin.).
L atín bíblico y L atín cristiano
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M inada, -ae por minaciae, -arum, “amenazas” (Hab 3,12: Veron). P rim itia , - a e por p r im itia e , -a r u m , “p rim ic ia s” (Nm 18,12: Ag.Locut.59 d.Nm). Sanitates, -ium por sanitas, -tis, “salud” (Is 58,8: Jerón. a Is 1,1). Tenebra, -ae por tenebrae, -arum, “tinieblas” (Mt 6,23; Lc 22,53; Jn 6,17) (ApuL, Lampr.). Progenies,- erum por progenies, -e i (Act 15,21). Sanguines, -um por sanguis, -inis, “sangre” (Jn 1,13). 1.4,- Otros cambios Famis por fames, “hambre” (Lc 4,25; 15,14; Rom 8,35) (desde Varr.). Nubis por nubes, “nube” (Mt 17,5; Lc 9,34; Act 1,9) (desde Pl.). Trabis por trabs, “viga” (Mt 7,4; Lc 6,42) (desde Varr.). Nubs por nubes, “nube” (Mt 17,5; Lc 9,34) (desde Liv.Andr.). Heredes por heres, “heredero” (Gal 4,1). Participes por particeps, “partícipe” (Hebr 2,14). Civitatium por civitatum, “ciudades” ( Lc 5,12; 6,17) (desde Varr.). Voluptatium por voluptatum, “placeres” (2Tm 3,4). Sanguen por sanguinem, “sangre” (Jn 6,54) (desde Catón). Omnium por omnem (Mt 19,3). Metuetu por metu, “con miedo, temor” (Hebr 12,28: VL hapax). Timetu por metu, “con miedo, temor” (Hebr 2,15: VL hapax). Illum por illud, “a él” (Lc 20,35; Jn 6,39; 21,6) (ejemplos aislados desde la edad imperial). Istum por istud, “este” (Lc 23,48; Act 5,38) (algunos testim. desde el s. IV d.Cr.). Ipsud por ipsum, “el mismo” (Me 2,22; Fil 2,2) (ejemplos desde el s. II d.C.). Qui por quae, “que” (Mt 26,36; Lc 21,23; 24,10; Jn 4,5,32; 5,28) (ejemplos aislados desde César). Alium por aliud, “otro” (2Cor 11,4) (autores ecles.). Alis por alius, “otro” (Lc 8,23; Jn 11,36; 13,22) (aisladamente desde Nevio). Alio por alii, “para otro” (Mt 8,9; Lc 7,8; 16,7) (aisladamente desde Séneca). Solo por soli, “para uno solo” (Rom 16,27; lTm 1,17) (desde PL). Toti por tot, “tantos” (Jn 21,11). 1.5,- Particularidades en la declinación de los numerales Dúo por duae, “dos” (Lc 22,38) (ejemplos aislados desde Cicerón). Duum por duorum, “de dos” (Mt 18,16; Jn 8,17) (desde Pl.).
Influjo de la len g u a p opular
1.6 - Particularidades en la formación de los comparativos Necessarior por magis necessarius, “más necesario” (IC or 12,22) (Tert.). Novior por magis novus, “más nuevo” (Act 17,21) (desde Varr.). Pluriora por plura, “más, otros” (Jn 7,31) (Fulgencio). Infimior por inferior, “inferior, más bajo” (Jn 2,10). Proximior por propior, “más próximo, cercano” (Hebr 6,9) (desde Séneca). Magis melior por melior, “mejor” (Mt 12,12; Le 12,24). 3 ,- Flexión verbal a) Cambios de conjugación: Florire por florere, paso de la 2a a la 4a conj., “florecer” (Le 21,30; Hebr 9,4; Sal 131,18; 133,3; Is 27,6) (inscrip., Gregr.Tours). Deflorire por deflorere, paso de la 2a a la 4a conj. “florecer” (Eclo 51,19). Exércere por exercére, paso de la 2a a la 3a conj., “ejercer” (Le 22,25) (Fulgencio). Extergere (3a por 2a), “limpiar” (Bar 6,12). Lúgere por lugére, paso de la 2a a la 3a conj., “llorar” (Mt 5,5). Lugire por lugere, paso de la 2a a la 4a conj., “llorar” (Joel 1,13: Ag. Spec.). Tondere (3a por 2a), “cortar el pelo” (Ez 44,20) Arcessi re (accersire) por arcessere (accersere), paso de la 3a a la 4a conj., “hacer venir, mandar” (Jn 14,3; Act 4,18; 10,5,32; 11,13; 24,25,26) (desde Livio). Linire por linere (y lo mismo vale para los compuestos), paso de la 3a a la 4a conj., “untar” (Ez 13,15 Vg; Ex 12,22: Ag. Quaest. 46 in Ex; Jn 9,6,11; Hebr 1,9) (desde Vitrubio); delinire (Ez 13,12); perlinire (Sab 13,14 Vg); superlinire (Jn 9,6). Serpire por serpere, paso de la 3a a la 4a conj., “divulgarse, expandirse” (Act 4,17). Fodire por fodere, “cavar” (Mt 21,33; 24,43; 25,18; Le 12,39; Is 5,2) (desde Ennio); efodire (Sal 7,16: Veron.); perfodire (Ez 12,5; Mt 24,43; Le 12,39). Fugire por fugere, “huir” (ISm 19,10; 20,1; Jos 20,6; Mt 26,56; Me 5,14; 14,52; Jn 6,13, Act 7,29) (desde Conmodiano); confugire (Sal 142,9: Veron.); profugire (Me 14,52). Pariré por parere, “parir” (Le 1,57) (desde Ennio).
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b) Cambios de voz 1) Activa por deponente Abominare por abominari, “abominar” (Jdt 9,2: Lucif.Cagl.) (desde Pl.). Admirare por admirari, “admirar” (Mc 7,37) (Gregor. Tours). Aucupare por aucupari, “cazar, coger en la red” (Sal 58,4: Veron.) (desde Pl.). Calumniare por calumniari, “calumniar” (Lc 3,14; 19,8) (desde Arno bio). Comitare por comitari, “acompañar” (Tob 5,14). Commorare por commorari, “morar, residir” (IR e 8,53) (en Vg y desde finales del s.IV). Confitere por confiteri, “alabar a Dios” (Sal 78,13: Veron.). Demolire por demoliri, “demoler, destruir” (IRe 19,10; Ez 26,12: lMc 11,4; Am 7,9 Vg; Act 15,16) (desde Nevio). Exhortare por exhortari, “exhortar” (Sal 118,52: Veron.) (desde Petron.). Gratificare por gratificari, “llenar de gracia” (Lc 1,28; 2Cor 1,11; Ef 1,6 VL y Vg). Iniuriare por iniuriari, “injuriar” (Mt 22,6; Lc 18,32; Act 14,5) (Tert.). Lamentare por lamentari, “lamentar” (Mt 11,17 VL y Vg; Lc 7,32 VL y Vg; 23,27) (desde Pl.). Mentire por mentiri, “mentir” (Col 3,9; Hebr 6,18) (desde Prop.). Molire por moliri, “tramar” (Neh 4,8) (Frontino). Mutuare por mutuari, “tomar prestado” (Mt 5,42) (desde Cecilio y Plin.). Operare por operari, “obrar” (Jn 6,28; 9,4) (desde Tert.). Praedare por praedari, “robar, hacer presa” (ISm 15,15; Is 8,3; Jdt 2,16 Vg; Hebr 11,28) (desde la época arcaica). Praeliare por praeliari, “luchar, hacer la guerra” (Dt 28,12: Lucif. Cagl.) (desde Ennio). Praevaricare por praevaricari, “prevaricar” (Os 8,1). Radicare por radicari, “echar raíces” (Eclo 24,16 Vg) (Casiod.). Remunerare por remunerari, “remunerar” (Ex 21,8; Hebr 11,6) (desde Petron.,Tert.). Rixare por rixari, “reñir, pelearse” (Ex 21,22; Dt 25,11) (desde Varr.). Scrutare por scrutari, “escrutar, investigar” (Jn 5,39; 2Cor 2,10; Sal 138,23: Veron.; Jdt 8,33; Eclo 3,22) (desde Pl.). Sectare por sectari, “seguir” (lTm 6,11) (desde la época arcaica). Tricare por tricari, “rezagarse” (Eclo 32,15 Vg). Tutare por tutari, “defender” (Sab 10,12 Vg) (dedsde Pl.). Vescere por vesci, “comer, alimentarse” (Nm 11,4: Tert. Ieiun.).
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2) Deponente por activa Este rasgo lingüístico no concuerda con las tendencias vulgares del latín tardío. Abscondi por abscondere, “esconder” (Is 16,3)· Ascendor por ascendo, “subir” (Me 15,8). Certari por certare, “luchar”, “esforzarse” (Lc 13,24; 22,59; lTm 6,12; 2Sm 19,9; Eclo 11,9 Vg) (desde Pacuvio). Claudican por claudicare, “claudicar” (IRe 18,21). Concertari por concertare, “luchar, debatirse” (Eclo 38,29 Vg; Jud 3). Consultari por consultare, “consultar” (Is 40,14: Tert.Hermog 17). Egeri por egere, “necesitar”, “tener necesidad” (Lc 15,14). Emigrari por emigrare, “emigrar” (Sal 61,7: Veron.) Fieretur por fieret, “se hacía” (Jn 13,2) (desde Pl.). Indigeri por indigere, “necesitar” (Jn 16,30) (desde Catón y Plin.). Murmurari por murmurare, “murmurar” (Ex 16,8 Vg) (desde Varr.). Paeniteri por paenitere, “hacer penitencia, arrepentirse” (Mt 4,17; Me 1,15; Lc 17,4; 16,30; Apc 2,21; Ez 18,21: Tert. Paenit.4) (Vg y Agustín). Peti por petere, “pedir” (Hebr 6,15 ). Procedor por procedo, “avanzar” (Lc 1,7) (desde César). Sentiri por sentire, “sentir” (Eclo 23,19: Tolet.) Supercertari por supercertare, “luchar” (Jud 3 VL y Vg). Taederi por taedere, “tener tedio” (Fil 2,26). Tolli por tollere, “quitar” (Me 15,21). Transmigran por transmigrare, “transmigrar” (2Mc 2,1 Vg). Trepidan por trepidare, “temblar” (Jn 14,27). II.2.3.2 - Sintaxis 1.- Sustantivos y adjetivos 1.1—Casos con preposiciones en vez de casos simples 1.1 .1 - La preposición ad con acusativo en vez de dativo, con verbos de lengua: dixit ad me en lugar de dixit mihi (ISm 1,14; 14,12 (dos veces VL); 19,42 VL, etc) ; loquor ad (ISm 3,21 VL; 25,17 VL; 2Sm 14,10; 19,11); clamare ad (ISm 7,8 VL)'. Este giro es de origen popular, atestiguado ya desde Plauto (Capt. 1019). En los textos de la VL el giro con ad + acusativo es mayoritario frente al dativo. Pero la abundancia de estas sustituciones en el latín bíblico obedece, en 1 Los casos son innumerables, tanto en la VL, como en la Vg, como puede verse en cualquier concordancia bíblica.
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primer lugar, al griego, ya que corresponde mayoritariamente al pros + acusati vo en griego, y también al influjo hebreo, porque al no declinarse la mayoría de los nombres propios hebreos, cuando pasan al latín, si no se pone esa preposi ción, la frase en que intervienen los verbos de lengua es confusa; por ejemplo: “dijo a Noé”, había que traducirlo por dixit ad Noe, y no dixit Noe, porque en este caso la significación normal de la expresión sería: “dijo Noé”, ya que Noe es un nombre indeclinable en hebreo. 1.1.2 - Uso de de, ex, in, reforzando al ablativo instrumental. Por ejemplo: mensus est civitatem de harundine (Apc 21,16), “midió la ciudad con la vara”; de vobis negotiabuntur (2 Pe 2,3), “traficarán con vosotros”; pecu nias de quibus emite holocaustomata (Bar 1,10), “dinero con el cual com praréis holocaustos”; Domine, si percutimus in gladio (Lc 22,49, “Señor, ¿herimos con la espada?”; percussitque in ore gladii omnes animas (Jos 10,35), “hirió con la espada a todas las personas”; conventione facta...ex denario diurno (Mt 20,2), “habiéndose ajustado...por un denario al día”. 1.1.3,- También se emplea ex para expresar el régimen del comparativo. Por ejemplo: mirabilis facta est scientia tua ex me (Sal 138,6 VG), “tu ciencia es más admirable que yo”. En este caso y otros parecidos hay influencia griega directa y hebrea indirecta1. 1.1.4,- Uso de A l ab con ablativo en lugar del ablativo de comparación sin pre posición. Por ejemplo: melior a filiis, “mejor que los hijos”. Pero véase esta misma construcción en influjo semítico. 1.1.5,- Uso de prae detrás de un comparativo o de un positivo. En el primer caso, la construcción es pleonástica, ya que la idea de comparación se expresa dos veces, una con el comparativo, por ejemplo, beatior, “más féliz” y otra con la preposición, por ejemplo, prae vobis, “más que vosotros”. En el segundo caso no hay pleonasmo. Ya aparecen ambas usadas desde Plauto. Algunos ejemplos: vultus meliores...prae omnibus pueris (Dn 1,15), “sus rostros eran mejores... que los de todos los jóvenes”; Gn 43,34 VL; Hebr 1,4 Vg; 3,3 Vg; inclytus prae fratribus suis (lCro 4,9 Vg), “más ilustre que sus hermanos”; spe ciosus forma prae filiis hominum (Sal 44,3 Vg), “más hermoso que los hijos de los hombres”, etc.2.
1Cf. O. García de la Fuente, "El comparativo en... Génesis", (o.c.), p. 337; Id., "El comparativo en... Salterio" (o.c.), p. 313-314. 2 Cf. O. García de la Fuente, "El comparativo en las antiguas versiones latinas del Génesis", en Emérita 44 (1976) 321-340; en pp. 336-337; Id., "El comparativo en las antiguas versiones latinas del Salterio", en La Ciudad de Dios 190 (1977) 299-316, en p. 313; véanse más ejemplos en ambos trabajos.
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1.2,—Uso del acusativo absoluto en vez del ablativo absoluto Existen ejemplos de este uso tan anómalo: illuminatos oculos cordis vestri (Ef 1,18), “iluminados los ojos de vuestro corazón”; Dominus, me viventem (ISm 20,14), “el Señor, viviendo yo”, etc. 1.3 - Uso del nominativo absoluto o “pendens” También este giro de origen popular tiene buena representación en el latín bíbli co: qui vicerit, faciam illum (Apc 3,12), “quien venza, le haré”; in diebus Antipas, tes tis meus fidelis (Apoc 2,13), “en tiempo de Antipas, mi fiel testigo” (nominativo en aposición). Estos ejemplos dependen del modelo griego que traducen. 1.4 - Adjetivos en vez de genitivos adnominales. Por ejemplo: oratio dominica , “la oración del Señor”; spiritus propheticus, “espíritu profético”, etc. Es una tendencia clara de la lengua popular. 1.5 - Uso de superlativos por positivos Este fenómeno se debe muchas veces a la afectividad y a la expre sividad propias de la lengua hablada: Carissimus por carus, “querido”: Mt 17,5 filius meus carissimus (cf. Me 9,7); Me 12,6; Act 15,25; Rom 11,28; ICor 4,17. Dilectissimus por dilectus, “querido”: Mt 17,5: filius meus dilectis simus·, Rom 16,8; Hebr 6,9. Minimus por parvus, “pequeño”: Mt 10,42 potum dederit uni ex minimis istis, “diere de beber a uno de estos más pequeños”; Act 15,2; 19,23. Nequissimus por nequam, “malo”: Ef 6,16 tela nequissimi ignea, “las flechas encendidas del malo” (el diablo). Pessimus por malus, “malo”: Mt 8,28 dúo demoniaci [...] pessimi valde, “dos endÔmbniados [...] muy malos”. Plurimi por multi, “muchos”: Le 12,19 in annos plurimos, “para muchos años”. 1.6 - Uso de comparativos por superlativos Es un fenómeno corriente en el latín tardío, que ya existía en el latín arcaico (cf. Ter. Ad. 881: natu maxumus por maior)·. Plurimus por plus, “más”: Jn 15,2 ut fructum plurimum, “para que (traiga) mucho fruto”.
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1.7 —Uso de d o m u s, “casa” 1 .7 .1 - Domi, “en casa”, con verbos de “movimiento”, en vez de domum o in domum: vade do»»' (Me 8,26), “vete a tu casa”; revertere domi (Lc 8,39), “vuél vete a tu casa”; cumque venisset domi (Lc 8,51), “como viniese a casa”. El vul garismo se remonta a Plauto (Epid. 361), y abunda en la época imperial, en especial entre los autores cristianos1. La Vg no utiliza este giro. 1.7.2 - Preposición + domo / domum en vez de domo I domum sin preposición. En la lengua clásica este sustantivo se usaba sin preposición, con ablativo, para indicar el lugar en donde o la separación; en acusativo, para indicar la direc ción. En la VT hay ejemplos del uso de preposición: in domo, “en casa” (ISm 2,32,36; 19,9); de domo, “de casa” (ISm 20,15); in domum, “a casa” (ISm 6,7; 9,26). 2 - Uso de los pronombres 2.1.- El pronombre hic: En general el latín bíblico sigue las normas clásicas habituales de este pro nombre en sus .valores deícticos, anafóricos o de anticipación de lo que se dice. Pero a veces parece tener el valor de artículo, como anticipación interesante del artículo románico: ISm 12,2 et sedebo ex hoc nunc, “y me sentaré desde el día de hoy” (ek toû nûn LXX)·, ISm 15,2 quae fecit Amalech huic Israel, “que hizo Amalee al Israel” (tô Israél LXX). 3 - Uso de los adverbios 3.1.- Adverbios usados como preposiciones Deforis, “fuera de”, con genitivo: mundatis quod deforis est cali cis (Mt 23,25 Vg), “limpiáis lo que está fuera de la copa” (= la copa por fuera); Lc 11,39 Vg). El uso con este valor es propio del latín bíblico2. Foras, “fuera de”, con genitivo: mundatis quod foras est calicis (Mt 23,25 VL: hapax). Uso tardío y popular, que aparece por primera vez en Apuleyo (Apol., 5)'. Foras con acusativo: foras portam (Act 16,13 VL y Vg), “fuera de la puerta”; foras civitatem (Act 21,5 VL y Vg), “fuera de la ciudad”. 1Leumann -Hofmann- Szantyr, o.c., p. 277. 2 Leumann -Hofmann- Szantyr, Lateinische Grammatik, II, Lateinische Syntax und Stilistik, Munich 19722, p. 231. 3 Leumann -Hofmann- Szantyr, (o.c.), pp. 230-231. Y también para la siguiente construcción con acusativo.
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Uso tardío y vulgar, que aparece en autores cristianos, desde la Peregr. Aeth. (3.7). Está en lugar de extra, “fuera”. Foris, “fuera de”, con genitivo: foris eorum (Mt 23,26 VL; Vg deforis (adv.)), “fuera de ellos” (los vasos). Uso popular y tardío (Ve nancio Fort.)1. Foris con acusativo: foris templum (Apc 11,2 VL y Vg), “fuera del templo”. Uso popular y tardío, presente ya en Apuleyo (Met. 1,21) y autores cristianos posteriores a la VL. Intus, “dentro de”, con genitivo: intus est calicis (Mt 23,26 VL y Vg), “lo que hay dentro del vaso”; intus est vestrum (Lc 11,39 VL y Vg), “lo que hay dentro de vosotros”. Uso popular y presente ya desde Apuleyo (Met. 8,29,6)2. Retro, “detrás de”, con acusativo: vade retro me (Mt 4,10 VL), “vete detrás de mí” (= lejos de mí); la Vg tiene sólo vade, (“márchate, vete”); Mt 16,23 VL (la Vg post me, “detrás de mí”); Mc 8,33 VL y Vg,.retro me, (“detrás de mí”). Uso popular, que aparece por primera vez en Apuleyo (Met. 6,8,2) y continúa en Fírmico Mat. y Calcidico y autores posteriores3. Secus, “junto a”, con acusativo: secus mare (Mt 13,1; 15,29; Mc 1,16), “junto al mar”; secus viam (Mt 13,4,19; 20,30; Lc 8,5,12; Lc 18,35), “junto al camino”; secus stagnum (Lc 5,1,2), “junto al estanque (= mar)”; secus pedes (Lc 7,38; 10,39), “junto a los pies (= a los pies)”; secus se (Lc 9,47), “junto a sí”; secus locum (Lc 10,32), “junto al lugar”; secus eum (Lc 10,33), “junto a él”; secus illas (Lc 24,4), “junto a ellas” (las mujeres); secus crucem (Jn 19,25), “junto a la cruz”. La Vg, en todos los textos, menos en Jn 19,25, que tiene iuxta, usa tam bién secus. Uso popular que empieza en la época imperial y se difunde en la época tardía4. Subtus, “debajo de”, con acusativo: subtus pedes tuos (Mt 22,44), “debajo de tus pies”; subtus mensam (Mc 7,28), “debajo de la mesa”; subtus lectum (Lc 8,16), “debajo de la cama”. Uso popular, que aparece por primera vez en Vitrubio (4,2,5) y se difunde en la época tardía y sobre todo en los autores cristianos. La Vg lo conserva en Lc 8,16 y lo sustituye por sub en los demás lugares5. 3.2 - Confusión en el uso d &foris y foras 3 .2 .1 Uso de foris, “fuera” con verbos de estado o “reposo” por foras, “fuera, afuera”, con verbos de movimiento: malos miserunt foris (Mt 13,38), “a los malos los echaron fuera”; Lc 14,35; Jn 9,34: eiecerunt foris, “lo echaron 1Ibid., Y también para la siguiente construcción con acusativo. 2Ibid., p. 278. 3Ibid., pp. 247-248. ■*Ibid., p. 248. Esta preposición está en lugar de secundum, iuxta y parecidas. 5Ibid., p. 280.
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fuera”; 12,31; 15,6; 18,29,38:/o n s egressus est, “salió fuera”; 19,4,5. El uso de un adverbio por otro, propio de la lengua popular, data de la época de Plauto y se conserva en la época imperial y en los autores cristianos1. La Vg conserva el uso normativo y no confunde un adverbio con otro. 3.2.2 - Uso de foras por foris, lo contrario del empleo anterior: fratres tui stant foras (Mt 12,47), “tus hermanos están fuera”; multitudo orabat foras (Lc 1,10), “la multitud oraba fuera”; Lc 8,20; 13,25. Giro popular, que tiene muchos testi monios en las inscripciones. El uso literario data de la época de Cicerón y conti núa en la época imperial con Petronio (30,4) y en los autores de lengua vulgar y autores cristianos. La Vg conserva el buen uso clásico y no suele confundir un adverbio con otro. 3.2.3,- Algunos otros usos de adverbios: 3 .2 .3 .1 - Intro, “dentro”, con verbos de “movimiento”, en lugar de intus, “den tro”, con verbos de “reposo”: iterum erant intro discipuli (Jn 20,26), “de nuevo estaban dentro los discípulos”. El uso vulgar de este giro data de la época de Catón, se extiende en la época imperial y lo usan con frecuencia los cristianos. La Vg no emplea este giro. 3.2.3.2 —Ibi, “allí”, con verbos de “reposo”, en vez de eo, “allí”, con verbos de “movimiento”: iterum vadis ibi (Jn 11,8), “de nuevo vas allí”; vos ibi non potes tis venire (Jn 13,33), “vosotros allí no podéis venir”. Es uso vulgar, que aparece en la época de Augusto (Labeón, Digest. 14,2,10,2) y es frecuente en autores cristianos2. La Vg no lo emplea. 3.2.3.3,- Ubi, “donde”, con verbos de “reposo”, en vez de quo, “adonde”, con verbos de “movimiento”: ubi intraturus erat (Lc 10,1), “adonde iba a entrar”; ubi ego vado (Jn 7,34), “adonde yo voy”; ubi hic iturus est (Jn 7,35), “¿adonde irá éste”; ubi vado (Jn 8,14), “adonde voy”; Jn 8,21,22; 12,35; 13,33,36; 14,4. Este uso vulgar comienza en la época de Augusto y luego es muy frecuente entre los autores cristianos3. La Vg no emplea este giro. 3.2.4 - Significados nuevos de algunos adverbios En el latín bíblico hay algunos adverbios que han cambiado de significado o que reciben significados nuevos que no tenían en el latín no bíblico. Los enu meran Rônsch4 para la VL y Kaulen5 para la Vg. A modo de ejemplo citamos: 1Leumann -Hofmann- Szantyr, o.c., p. 277. 2Leumann -Hofmann- Szantyr, o.c., p. 277. 1Leumann -Hofmann- Szantyr, o.c., p. 277. 4H. Ronsch, Itala und Vulgata, Munich 1965 2(reimpr. de 1874), pp. 340-345. 5 F. Kaulen, Sprachliches Handbuch zur biblischen Vulgata, Hildesheim 1973 (reimpr. de la 2a ed. de 1904), pp. 229-232.
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constanter, “audazmente” (audacter) (Me 15,43: Cant); hactenus, “no más” (non ultra) (Rom 6,6: Tert. Res. 47; Apc 21,4: Tert.Æeï. 58); honeste, “abun dantemente” (abunde/abundanter) (Tit 3,6: Ciar.); nimis, “mucho” (multum, valde) (Sal 118,47,48: Ambr. Serm. 6 in Ps 118; Sal 111,1; ISm 12,19; 2Sm 24,14)'; paulo minus, “casi” (pene) (Sal 93,17; 118,87; Hebr 2,7); saltem, en frases negativas, “ni siquiera” (ne quidem) (2Sm 13,30; Jos 10,28), etc. 4 - Uso de las preposiciones 4.1,- Preposiciones con ablativo en vez de acusativo Ante, “antes de”: ante diluvio (Mt 24,38 VL; la Vg ante diluviumY, “antes del diluvio”. Uso tardío, que aparece en la Peregr. Aeth. (27,9: ante sole; 37,5: ante cruce) y autores cristianos posteriores. Circa, “cerca de”: circa Iordane (Mt 3,5), “cerca del Jordán”; circa hora tertia (Mt 20,3), “cerca de la hora”; circa undecima hora (Mt 20,6), “cerca de la hora undécima”; circa hora nona (Mt 27,46), “cerca de la hora nona”; circa quarta vigilia (Me 6,48), “cerca de la cuarta vigilia”. Todos los textos son la VL; la Vg tiene siempre acusati vo. Fenómeno tardío aislado, que aparece en la Peregr. Aeth. (21,3: circa puteo, “cerca del pozo”) y Dioscórides (2,57) (s.VI). Per, “por”: per eadem via (Lc 10,31), “por el mismo camino”; per eodem loco (Lc 10,32), “por el misml lugar”; per tempore ( Lc 18,5), “por el tiempo” (= continuamente). Todos los textos son de la VL; la Vg tiene siempre acusativo. Construcción propia de la VL; hay algunos ejemplos en las inscripciones de edad tardía2. Propter, “a causa de”: propter simul recumbentibus (Me 6,26), “a causa de los que estaban sentados al mismo tiempo”; propter eo qui (Rom 8,20), “a causa de aquel que” (cf. Rom 8,37); propter increduli tate (Hebr 3,19), “a causa de la incredulidad”. Uso popular, probable mente exclusivo de la VL, puesto que el texto que suele aducirse de Pacuvio es dudoso. La Vg tiene siempre el acusativo3. Secundum, “según”: secundum similitudine (Hebr 4,11), “según la semejanza”. La Vg tiene acusativo. Hay otros dos testimonios del s.-V4.
1Sobre este adverbio, cf. O. García de la Fuente, "Sobre la colocación de los adver bios de cantidad en el latín vulgar y en el latín bíblico", en Latín vulgaire - Latín tardif III. Actes du Illème Colloque intern, sur le latin vulgaire et tardif, Tübinga 1992, pp. 143-157. 1Ibid., p. 241. 3Leumann -Hofmann- Szantyr, o.c., p. 247. 4Ibid., p. 249.
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4.2 - Preposiciones con acusativo en vez de ablativo Ab, “de”: declinavit a turbam (Jn 5,13), “se separó de la turba”; transiet a mortem (Jn 5,24), “pasará de la muerte (a la vida)”; longe a terram (Jn 21,8), “lejos de la tierra”; liberarentur ab infirmitates suas (Act 5,15), “fueran librados de sus enfermedades”; a minorem usque ad maiorem (Hebr 8,11), “desde el menor al mayor”. Uso vulgar y tardío, atestiguado en las inscripciones y en la Pereg. Aeth. (25,12: a monazontes, “de los monjes”) y algunos otros autores muy tardíos1. La Vg lo evita. Coram, “ante, delante”: coram Farao (Act 7,10), “ante el Faraón”; coram Deum nostrum (ITes 3,9), “ante nuestro Dios”. La Vg evita esta construcción. Es un uso vulgar, que data de época tardía: Epist. Clem. ad Cor. 60, y autores cristianos posteriores2. Cum, “con”: cum publicanis et peccatores (Mt 9,11), “con los publicanos y los pecadores”; cum usuram (Mt 25,27), “con usura”; cum Moysen (Mc 9,4), “con M oisés”; cum principes sacerdotum (Lc 22,4), “con los príncipes de los sacerdotes”; cum genus nos trum (Act 7,19), “con nuestra gente”; Act 11,20; 2Cor 6,14; Ef 6,19,24; Fil 4,6. Hay más de 50 confirmaciones epigráficas de esta construcción de origen vulgar. Los testimonios de obras literarias son bastante tardíos, com enzando por el Pseudo-C ipriano (s.III d.Cr.). La mayoría de los autores que la usan son cristianos. La Vg la evita3. De, “de”: de crucem (Mt 27,40), “de la cruz”; natum est de car nem (Jn 3,6), “que ha nacido de la carne”; venit de Iudaeam (Jn 4,47), “vino de Judea”; testimonium perhibeo de illum (Jn 7,7), “doy testimo nio de él”; Jn 5,24; 8,13; 11,13. Construcción vulgar, no atestiguada antes del s.IV, pero a partir de entonces hay bastanes ejemplos, tanto en las inscripciones, como en autores profanos y cristianos. La Vg la evita4. Prae, “ante, delante, frente a”, “en comparación con”. Vineis5: prae omnes Galilaeos fuerunt peccatores (Lc 13,2), “fueron pecadores en comparación con (frente a) los galileos”; fuerunt debitores prae omnes homines (Lc 13,4), “fueron culpables en comparación con (fren te a) los demás hombres”; iustificatus... prae illum Pharisaeum (Lc 18,14), “justificado... en comparación con (frente a) aquel fariseo”; tra here non poterant retiam prae multitudinem piscium (Jn 21,6), “no 1Ibid., p. 257. 2Ibid., p. 259. 3Ibid., p. 260; cf. V. Vaânànen, Le latin vulgaire des Inscriptions Pompéiennes, Ber lin 1966 3(Berlin 1958 '), p. 121. 4Leumann -Hofmann- Szantyr, o.c., p. 264. 5E. Vineis, Studio sulla lingua dell'Itala, Pisa 1974, p. 184.
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podían arrastrar la red a causa de (ante) la multidud de peces”. Los tes timonios de esta construcción se remontan a Petronio (39,17) y a Apuleyo {Met. 7,21) y aumentan más tarde1. La Vg la evita. A la explicación de Vineis hay que añadir que en todos los casos citados, menos en el de Jn 21,6, se descubre un sentido comparativo, que depende direc tamente del modelo griego en el NT y en los casos de la VL del AT, también directamente del modelo griego, pero influido por el hebreo. Las traducciones serían: Lc 13,2: “fueron más pecadores que los galileos”; Lc 13,4: “fueron más culpables que los demás hombres”; Lc 18,14: “(bajó) más justificado que aquel fariseo”. A los textos de Vineis se puede añadir el siguiente: Gn 43,34 VL: max or pars... prae illorum partes, “una parte mayor... que las partes de los otros”. Pro, “por”, “a cambio de”: gratiam pro gratiam (Jn 1,16), “gracia por gracia”; pro nos utique scriptum es?'(ICor 9,10), “ciertamente ha sido escrito por nosotros”; pro patientiam vestram (2Tes 1,4), “por vuestrra paciencia”; pro omnis gustaret mortem (Hebr 2,9), “por todos probara la muerte” (= muriera). Uso vulgar de la preposición, que apa rece muchas veces en las inscripciones, y en la Mulomedicina Chironis, en la Peregr.Aeth. y en autores cristianos posteriores2. La Vg la evita. Sine, “sin”: sine fructum efficiuntur (Mc 4,19), “y se hacen (=quedan) sin fruto”; sine fructum dimiserunt (Lc 20,11), “y lo dejaron sin fruto”; sine sacellum et peram (Lc 22,35), “sin saco y sin alforja”; sine eum factum est nihil (Jn 1,3), “sin él no se hizo nada”. Uso vulgar de la lengua de época tardía. Hay inscripciones del s.I d.Cr. que lo tienen, y luego aumentan en autores más tardíos, como Epifanio3. La Vg lo omite. Sub, “debajo de “, bajo de”: sub potestatem constitutus (Mt 8,9), “constituido bajo la potestad”. Construcción vulgar, de uso muy res tringido , pero presente desde la época clásica, primero con verbos de movimiento, con valor temporal o local, y luego con verbos de reposo4. La Vg no la conserva. 4.3 - Uso de in contra las normas clásicas 4.3.1,- In con acusativo en vez de in con ablativo con verbos de “reposo” o 1Leumann -Hofmann- Szantyr, o.c., p. 269b. 2Leumann -Hofmann- Szantyr, o.c., p. 271. 1Leumann -Hofmann- Szantyr, o.c., p. 273. 4Leumann -Hofmann- Szantyr, o.c., p. 280.
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estado, que corresponde al en griego: reclausus esset in carcerem (Mt 11,2), “que estaba encerrado en la cárcel”; in templum sabbatum violant (Mt 12,5), “(los sacerdotes) violan el sábado en el templo, etc.1. Además de estos ejemplos del NT, hay muchos de la VL del AT: sedere... in tribunal honoris (ISm 2,8), “sentarse... en el tribunal de honor (= tribunal honroso)”; sedebat in collem (ISm 22,6), “se sentaba en un collado2”. Es una construcción de origen popular, que aparece ya desde la época clásica (Cicerón)3. La Vg la evita. 4.3.2 - In con ablativo en vez de in con acusativo con verbos de “movimiento”, que corresponde al eís griego: fuge in Aegypto (Mt 2,13), “huye a Egipto”; secessit in Aegypto (Mt 2,14), “se retiró a Egipto”; intra in cubiculo (Mt 6,6), “entra en tu habitación”, etc.4. Es una construcción de cuño popular, cuyo pri mer testimonio claro se remonta a Petronio (49,4), y luego se difunde en las ins cripciones y en los autores cristianos, desde Tertuliano5. La Vg evita, en gene ral, esta construcción, aunque hay un caso en que la conserva: qui seminatus est in spinis..., in terram bonam seminatus est (Mt 13,22-23), “el que fue sembrado en las espinas... (el que) fue sembrado en tierra buena”; el in spinis corresponde a la lectura de la VL, y Jerónimo la conserva; en cambio la evita en in terram bonam. 4.4,- Significados nuevos de algunas preposiciones Apad en lugar de in + ablativo con verbos de “reposo”: quaefacta est apud Asiam (2Cor 1,8), “que sucedió en Asia”. Este uso vulgar se remonta a la época arcaica (Pl. Epid. 53) y se difunde en la época impe rial (Tácito, Suetonio, Apuleyo, Arnobio, Lactancio, Agustín).6. La Vg lo omite. Apud en lugar de ad: vade domi apud te (Me 8,26), “vete a casa a la tuya”; Lc 8,39; 18,4; abierunt apud se discipuli (Jn 20,10), “los dis cípulos fueron a su casa (de ellos)”. Esta construcción vulgar confunde el valor de “reposo” o estado de apud y el valor de “movimiento” de ad. Hay ejemplos en la época imperial7. La Vg la omite. Ad = apud: et nunc honorifica me tu, pater, ad te ipsum (Jn 17,5), “ahora glorifícame tú, padre, junto a ti”. Este uso de ad con valor de 1Una gran cantidad de ejemplos pueden verse en E. Vineis, Studio sulla lingua deU'Itala, Pisa 1974, pp. 186-187, todos relativos al NT de la VL. 2 Otros muchos ejemplos en C. Morano, Glosas marginales de "Vetus Latina" en Biblias Vulgatas españolas. 1-2 Samuel, C.S.I.C., Madrid 1989, LXXXIII-62 pp., en p. LXIX. 3Leumann -Hofmann- Szantyr, o.c., pp. 276-278. 4E. Vineis, o.c., p. 186 con muchos ejemplos del NT de la VL. 5Leumann -Hofmann- Szantyr, o.c., pp. 276-278. 6Leumann -Hofmann- Szantyr, o.c., pp. 224 y 239. 7Leumann -Hofmann- Szantyr, o.c., p. 377.
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“reposo”, de origen vulgar, se encuentra ya desde Plauto y continúa en la época de Cicerón, y hay muchos testimonios en las inscripciones1. La Vg lo omite. Absque, “sin tu intervención, fuera de ti”, “fuera” = procul a, “lejos de”: absque synagogis facient vos (Jn 16,2 VL), “os echarán lejos de las sinagogas” (= os expulsarán de las sinagogas). Esta prepo sición se usaba en la época arcaica; dejó de usarse en los períodos siguientes hasta que los arcaístas la exhuman dándole equivocadamente el sentido de sine, “sin” o procul a, “lejos de”2. La Vg la usa al menos 200 veces, casi siempre con el significado de sine, “sin”, “excepto”: absque muro (ISm 6,18), “sin m uro”; absque ambiguitate (ISm 14,39), “sin ambigüedad”; absque retractione (ISm 15,33), “sin remi sión”; , y la emplean también muy frecuentemente los autores cristia nos3. Circa, “alrededor de, en torno a” = apud, prope, iuxta: sederet circa litus (Me 4,1 VL; cira mare Vg), “se sentara cerca de la orilla”; Me 4,4,15 VL y Vg: circa viam, “cerca del camino”; 5,21 VI y Vg: circa mare, “cerca del mar”. La época clásica conoció esta acepción de circa, “cerca de, junto a” y se mantuvo a través de toda la latinidad. La Vg conserva la misma acepción y tiene muchos textos que la usan4. 4.5 - Preposiciones compuestas. Hay muchos ejemplos de reforzamiento de preposiciones para formar pre posiciones compuestas, como abante, inante, depost, desupra, etc. Incluso un gran número de ellas aparecen por primera vez en la VL. Pero aquí conviene advertir también que el uso popular se ha visto favorecido en la Biblia latina por el modelo hebreo, ya que gran número de estas preposiciones compuestas en latín corresponden a preposiciones compuestas en hebreo5. 5 ,- El verbo 5.1Uso abundante de verbos compuestos en lugar de simples, hecho más visible en las antiguas versiones que en la Vg, que parece querer evitarlos como reacción contra este rasgo vulgar del latín bíblico. Véanse los ejemplos más adelante. 1Leumann -Hofmann- Szantyr, o.c., p. 221. 2Leumann -Hofmann- Szantyr, o.c., pp. 258 y 277. 3Thesaurus linguae Latinae, I, 187-188 (absque). 4 F. P. Dutripon, Bibliorum sacrorum concordantiae, Hildesheim 1976 (reimpr. de París 1880 8) (s.v. circa). 5Cf. O. García de la Fuente, "Sobre las preposiciones compuestas en el latín bíblico" (I.e.), pp. 11-12.
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5.2 —Usos especiales del infinitivo, gerundio y gerundivo 5 .2 .1 - Uso de ad + infinitivo con valor final : dare ad manducare (Jn 6,52), “dar de comer”; missus est... sanare et ad Sarram... dare Tobiae filio Tobi uxo rem (Tob 3,25 Vg), “fue enviado a sanar y a dar a Sara como mujer a Tobías hijo de Tobit”; ipsum elegit... ad offerre sacrificum Deo (Eclo 45,20), “lo eligió para ofrecer el sacrificio a Dios”. Además de estos ejemplos de esta construc ción vulgar, antecesora inmediata de la frase románica “dar a comer”, hay uno más en Arnobio (In psalm. 50) y luego se encuentran a partir del s.VI. La Vg, siguiendo la norma clásica, usó en Jn 6,52 el gerundivo ad manducandum. Y en Tob 3,25 aceptó el vulgarismo1. 5.2 .2 ,- Uso de unde + infinitivo en donde se esperaría un subjuntivo: non haberet unde reddere (Mt 18,25), “(como) no tuviera de dónde devolver lo” (= pagar); quia non habent unde retribuere (reddere) (Lc 14,14), “por que no tienen de dónde devolverlo” (= pagar). Hay un ejemplo más de esta construcción en Cipriano (Test, 3,1: non habent unde reddere, que es una rem iniscencia de la VL, y unos pocos en los autores cristianos. La Vg, en Mt 18,25, cambia el vulgarismo en frase latina normal: non haberet unde redderet, y en Lc 14,14 modifica el vulgarismo de VL, intro-duciendo uno nuevo: quia non habent retribuere tibi, “no tienen con qué pagarte”. 5.2.3 - La VL hace un uso abundantísimo del ablativo de gerundio en vez del participio de presente, giro que ha tenido gran éxito en las lenguas romances: quid faciendo vitam aeternam possidebo? (Lc 18,18), “¿haciendo qué posee ré la vida eterna?”; obtulit eis pecuniam rogando et dicendo (Act 8,19), “les ofreció dinero rogando y diciendo”; et tu bene fecisti veniendo (Act 10,33), “y tú hiciste bien viniendo”; Act 10,38; 16,16; 20,21; Rom 9,31, etc2. Este giro aparece ya en la época arcaica (PI. Men. 882-3, etc.), y continúa en la clásica, con ejemplos esporádicos, para terminar con muchos ejemplos en la época tardía, sobre todo a partir del s. III, en especial en los autores cristia nos3. 5.2.4 - Infinitivo como complemento de un adjetivo en lugar de un gerundio o de oración final: testamentum aeternum posuit mihi paratum salvare me (ISm 23,5), “puso para mí un testamento eterno preparado a salvarme”. Este uso, poco frecuente en la época clásica (Cic. Tuse. 2,5), aumenta en la época tardía y es un giro popular.
1Leumann -Hofmann- Szantyr, o.c., pp. 343-344 y 369. 2Y muchos otros textos en E. Vineis, o.c., p. 197. 3Leumann -Hofmann- Szantyr, o.c., pp. 144; 373; 379-380.
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6 —Sobre las oraciones 6 .1 —Coordinación en vez de subordinación La tendencia a la parataxis en vez de a la hipotaxis es, sin duda, una tenden cia popular, que busca la simplificación de los períodos. Pero en el latín bíblico este fenómeno está influido por la sintaxis del griego bíblico, y, en último análi sis, por la sintaxis del hebreo. Véase en la parte influjo semítico. 6.2,- Uso de quod, quia, quoniam con verbos de lengua y entendimiento. La VL y la Vg usan con gran profusión las conjunciones quod, quia, quo niam como completivas en sustitución de las oraciones de infinitivo. Los giros dico quod (quia, quoniam); credo quod (quia, quoniam) son habituales en el latín bíblico1. El modo puede ser indicativo o subjuntivo. El origen de la cons trucción es sin duda popular, y ya hablamos de él en varias ocasiones2. Pero también dijimos que su uso masivo en los textos bíblicos depende, en primer lugar, del griego hóti, y, en segundo y último lugar, del hebreo Id, porque la len gua hebrea no tiene oraciones de infinitivo del estilo de las del latín. Véase influjo semítico; influjo griego; latín cristiano. 6.3,- Las oraciones interrogativas con si Hay dos casos que se pueden considerar, las interrogativas indirectas y las directas. 6.3.1.—Si en interrogativas indirectas: ut dicas nobis si tu es Christus (Mt 26,63), “para que nos digas si tú eres el Cristo”; cogitabit si potuerit cum decem milibus (Lc 14,31), “pensará si podrá con diez mil”; Mt 27,49; Lc 6,7; 23,6; Jn 9,25; videbitis... si... ibit (ISm 6,9 VL), “veréis... si... va”. Los textos griegos correspondientes tienen siempre eí; por eso, no puede negarse la influencia grie ga. Pero el giro existe en la lengua popular desde la época de Terencio (Eun. ' Remitimos de una manera general a nuestros trabajos: "Sobre el empleo de quod, quia, quoniam con los verbos de lengua y entendimiento en Samuel-Reyes de la Vulga ta", en Analecta Malacitana 4 (1981) 3-14; Id., "Uso de quod, qitía, quoniam con los verbos de lengua y entendimiento en los libros de Samuel de la Vulgata", en Miscelánea de Estudios árabes y hebraicos 26-28 (1977-1979) 159-168. En el primero estudiamos todos los textos de Samuel y Reyes; en el segundo, todos los textos de Samuel; en ambos casos, sólo los textos de la Vulgata. Es curioso constatar que Jerónimo, en el prólogo a los libros, usa siempre oraciones de infinitivo; en cambio, en la traducción, usa casi siempre completivas con quod, quia, quoniam. Los casos de las glosas marginales de 1-2 Samuel de la VL pueden verse en C. Morano, Glosas marginales de "Vetus Latina", en las Biblias Vulgatas españolas. 1-2 Samuel, C.S.I.C., Madrid 1989, p. LXXIV. 2Leumann -Hofmann- Szantyr, o.c., pp. 572ss. y pp. 577-578.
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838) con los verbos video, viso, y desde Plauto (Pers. 44) y Cicerón (Top. 84) con el verbo quaerere. El giro continuó en la época imperial, y los autores cris tianos lo usaron con generosidad. En los escritos cristianos de traducción la construcción puede estar influida por la conjunción eí del griego. El modo ver bal puede ser el subjuntivo, probablemente el original, y también el indicativo1. La Vg utiliza la construcción. Véase también influjo griego. 6.3.2 - Si en interrogativas directas: et interrogabant ei dicentes: si licet sabba tis curare? (Mt 12,10), “y le preguntaban diciendo: ¿si es lícito curar en sába do?”; interrogabo vos: si licet sabbato benefacere (Lc 6,9), “os preguntaré: ¿si es lícito hacer bien el sábado?”; Mt 19,3; Lc 13,23; 14,3; 22,49. El giro parece tener un origen griego claro, como traducción de eí, sin antecedentes latinos. Pero, es posible descubrir una frase hipotética elíptica del tipo de las españolas: “¿si lo hacemos?”; “¿si nos callamos?”, etc. La frase continúa en Tertuliano y luego en la literatura cristiana de traducción2. La Vg la conserva en varios tex tos. Véase en influjo griego. 6.4,- Las oraciones finales con quatenus en lugar de ut Hay un texto en la VT que utiliza la conjunción quatenus, “a fin de que”, “para que”, en vez de la construcción clásica con ut. quaerebant falsum testimo nium adversus Iesum quatenus mortificarent eum (Mt 26,59), “buscaban un falso testimonio contra Jesús para matarle”. Además de este texto hay otro en Tertuliano (Bapt. 16), y luego el giro se extiende entre los juristas y sobre todo entre los escritores cristianos3. La Vg lo traduce por el clásico ut y, por tanto, la construcción de la VL queda como algo aislado en su época. Algunos o muchos de estos datos coinciden con los señalados para el “latín cristiano”, como es obvio. II.2.3.3 - Campo léxico 1 - Términos “vulgares" 1 .1 - Verbos terminados en -ficare Hay una importante cantidad de verbos compuestos terminados en -ficare, que aparecen en la Vg y muchos de ellos también en la VL. Son los siguientes. Si aparecen también en la VL se indicará expresamente. Los significados son claros y por eso no se dan: beatificare (Eclo 25,32; Sant 5,11); castificare (IPe 1Leumann -Hofmann- Szantyr, o.c., pp. 543-544. 2Leumann -Hofmann- Szantyr, o.c., p. 464. 3Leumann -Hofmann- Szantyr, o.c., p. 656.
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1,22); clarificare (Jn 12,28; Act 4,21); conglorificare (Rom 8,17); convivificare (Ef 2,5; Col 2,13); fructificare (Rom 7,4); glorificare (Jn 7,39; Lam 1,8); grati ficare (Ef 1,6); honorificare (Eclo 7,33; Mt 15,6); iustificare (Is 53,11; Apc 22,11); magnificare (Gn 12,2); mirificare (Sal 4,4); mortificare (ISm 2,6; IPe 3,18); salvificare (Jn 12,27); sanctificare (Apc 22,11); vivificare (2Re 8,5; Rom 4,17). 1.2 - Verbos compuestos En el latín bíblico hay una buena porción de verbos compuestos, cuyo ori gen puede ser popular. Enumeramos los que conocemos, tanto de la VL como de la Vg; abbreviare, ablactare, abortare, abortire, adaperire, adaquare, adcludere, addecimare, adgeniculari, adgaudere, adimplere, adincrescere, adinvenire, admirari, adminitari, adnominare, adpretiare, adpropriare, adproximare, adnullare, adunare, advivere, alleviare, annullare, apellere, appretia re, appropiare, approximare, attaminare, beneplacere, circumaedificare, circumamicire, circumcingere, circumlegere, circumornare, circumstringere, cir cumtenere, coadunare, coagitare, coambulare, coangustare, coaptare, coeligere, coinquinare, collaborare, combinare, commandare, commanducare, com mori, commundare, compalpare, compartiri, compati, comperdere, complacere, complantare, compluere, compugnare, concatenarç, concreare, condecet, con delectari, condolere, condormire, condulcare, confortare, confovere, confringe re, congaudere, conglorificare, congyrare, coiucundare, coniucundari, connu merare, conregnare, conresuscitare, consepelire, consolidare, constabilire, contenebrare, contenebrescere, contenebricare, conternare, contrasistere, con tribulare, contutari, convesci, convicinari, convivificare, cooperari, corridere, couti, deargentare, deaurare, debuccinare, decalvare, decoriare, deglutire, dehonestare, dehonorificare, deierare, deiungere, delingere, demembrare, demensurare, denigrare, depilare, deplanare, depraedari, depropitiare, des ponsare, desternere, destilescere, deturpare, deviare, devindicare, devirginare, diffamare, discooperire, disseparare, distabescere, efflorere, effugare, effuriari, elingere, elongare, elonginquare, elucescere, elucidare, emedullare, epotare, evaginare, exalbare, excastrare, excerebrare, excolare, excoriare, exenterare, exinterare, exerrare, exfornicari, exhonorare, exossare, exscrutare, exsentiare, exspernere, exsufflare, extergere, impetere, impinguare, implanare, inaccusare, inaltare, inamaricare, inaurire, incaseare, incrassare, indelicare, indulcare, ingeniculare, inhonorare, innigrare, innubilare, inoperari, inproperare, insaevire, insalare, inscrutari, insolescere, insufflare, intenebrescere, intenebricare, interstare, intertornare, irrugire, obaemulari, obaudire, obdulcare, obfirmare, obfuscare, obsordescere, obsorbere, obstetricare, obtenebrare, obtenebrescere, obviare, offocare, oppandere, oppilare, parvipendere, perdelere, perdividere, pereffluere, perf'rigescere, pergredi, perlinire, permundare, pertransire, perur gere, pervindemiare, praeordinare, praepignerare, praesperare, praetergredi,
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praevalere, praezelare, prolongare, propalare, propurgare, proscultari, prote lare, protestari, provulgare, putrefieri, reaedificare, recapitulare, recruciare, reexspectare, refigurare, refocillare, reinvitare, remandare, repedare, repropi tiare, resalvare, retollere, reversare, subaemulari, subinferre, subintrare, subintroire, subintroducere, subnavigare, subnervare, subsannare, subumbrare, sufflammare, superabundare, superaedificare, supercadere, supercertari, supercidere, superdicere, superducere, supereffluere, supererogare, superexal tare, superextendere, superextollere, supergaudere, superimpendere, superin ducere, superinduere, superintrare, superlucrari, superordinare, supermittere, supernominare, superordinare, superseminare, supersperare, superungere, supervalere, supervestire, suprasedere, sustollere, tabefacere, traglutire, trans fretare, transnavigare, transplantare, transpungere, transvadere, transvertere, valefacere'. 1.3 - Términos atestiguados en VL por primera vez Bacterium (2Re 4,29),’’bastón”; meteorus (2Re 12,3), “lugar alto” (de culto pagano). 1.4 - Términos atestiguados en VL y autores cristianos, pero no en Vg Adinventor (2Re 11,18); alligamentum (IRe 6,10); capriola (IRe 4,23); focacium (IRe 19,6); iucundo (IRe 1,40); obligamentum (2Re 12,20); odoramen (2Re 20,13); pusillitas (IRe 12,20); regnifico (IRe 1,43). 1.5 - Términos atestiguados en VL y Vg Las citas entre paréntesis se refieren a la VL y no a la Vg, que puede coinci dir o no con la cita: adinventio (IRe 15,12); anxiatus (IRe 21,21); arreptitius (2Re 9,11); caldaria (IR e 7,40); confortatus (IR e 20,9); contribulo (2Re 11,18); deauro (2Re 18,17 Al.); fornicaria (IRe 12,24b); honorifico (2Re 4,13); improperium (2Re 19,3 Al.); iustifico (2Re 11,24); malignor (IRe 16,25); mor tifico (IRe 2,24); obvio (IRe 2,34); posticium (2Re 7,3); sanctificatio (2Re 11 , 12).
Vamos a poner punto final a esta amplia -pero no exhaustiva- exposición del latín bíblico con las palabras de R. Braun, que resumen bien cuanto noso tros podríamos decir: “Así, sin haber cambiado nada del sistema de la lengua, la Biblia ha marcado profundamente con su huella el latín. La gran empresa de 1 Estas listas se encuentran en H. Ronsch, Itala und Vulgata (o.c.), pp. 180-202, para la VL, y F. Kaulen, Sprachliches Handbuch (o.c.), pp. 201-218, para la Vg. Las citas de los textos pueden verse en esos autores.
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traducción que se realizó en las comunidades cristianas desde el siglo II hasta el siglo IV puso las bases del encuentro decisivo de la lengua latina con una men talidad oriental, con un pensamiento organizado de manera diferente, con un universo religioso de carácter original, imantado totalmente por la omnipresencia de Dios y por su acción en la historia. De aquí surgió, como por medio de ondas de choque sucesivas, y de amplitud creciente, un rejuvenecimiento del vocabulario, un colorido nuevo en el empleo de las palabras, una exuberancia de expresiones específicas, una dimensión espiritual, realizada por las imágenes y su simbolismo particular, en una palabra, algo de “jamás visto hasta enton ces”, que se perpetuó a través del latín de los cristianos, y por medio de él, no sin moderarse y disciplinarse, pasó a la lengua común cuando el cristianismo se convirtió en la religión del mundo romano”1. E.Vineis tiene tam bién consideraciones muy acertadas acerca de la importancia de la lengua de la Vetus Latina -que él denomina menos acerta damente Ita la - cuando dice: “Este análisis ha intentado poner de relieve las relaciones que la Itala ha tenido con el latín tardío -confirmando una serie de afinidades con otros documentos pertenecientes a é l- para ver su influencia en la formación de las lenguas románicas” (p. 210). [...] “Cuánto han influido los elementos lingüísticos de la Itala en la prosa de los escritores eclesiásti cos -sin constituir por ello, y quisiéramos insistir en este punto, una verdade ra y propia ‘koiné latina cristiana’ identificable como tal- se ha visto repeti das veces en el curso del análisis y no hace falta volver sobre ello. Recuérde se cuántos modelos expresivos usados por la Itala reaparecen en conjunto en las obras de Hilario, Ambrosio, Jerónimo y, sobre todo, Agustín” (p. 210). [...]. “La Itala, documento de indiscutible novedad y modernidad [...] conser va un puesto de primer orden para el estudio de la formación de las lenguas románicas” (p. 211)2. De lo expuesto hasta aquí se desprende con claridad meridiana la impor tancia verdaderamente excepcional del latín bíblico para explicar el latín cris tiano, y la importancia de la lengua bíblico-cristiana para dar razón del léxi co de las lenguas románicas y hasta de la mayor parte de la cultura occidental. Sin tener en cuenta el latín bíblico-cristiano es imposible comprender y explicar debidamente la literatura religiosa medieval de las distintas lenguas vernáculas. Las calas que nosotros mismos hemos hecho en las obras del “mester de clerecía” (Berceo, el “Libro de Apolonio”, el “Libro de Alexandre”, el “Poema de Fernán González”) y otras obras religiosas medievales, como el “Libro de la Infancia y Muerte de Jesús”, el “Auto de los Reyes Magos”, demuestran que 1R. Braun, "L'influence de la Bible sur la langue latine" (I.e.), p. 142. 2E. Vineis, Studio sulla lingua deliltala, Pisa 1974, pp. indicadas.
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una de las claves para la interpretación de estas obras es la Biblia, conocida a través de la Vulgata1. Para dar sólo unos pocos datos estadísticos, diremos que Berceo emplea por lo menos 383 términos de origen bíblico; el libro de Alexandre, al menos, 229; el Poema de Fernán González, al menos 91 términos2. Palabras tan corrientes como, por ejemplo, edificación, arca, carne, pan, caída, carnal, clamor, conde nado, confortar, deuda, incienso, escritura, limosna, lumbrera, mártir, mirra, mundo, palabra, patriarca, perdición, predicar, prójimo, rezar, redimir, resuci tar, salvación, salmo, siglo, secular, seglar, etc. etc., resultarían ininteligibles en algunas de sus acepciones si no se tiene en cuenta la evolución que sufrieron en el latín bíblico, o si no las hubiera inventado el latín de las versiones de la Biblia. Además de infinidad de palabras nuevas que creó el latín bíblico, hay mul titud de significados nuevos de palabras antiguas que se deben igualmente a las versiones latinas de la Biblia. Pero hay también frases hechas, sentencias, pro verbios, sintagmas, pasados al acervo común de las lenguas románicas -y lo mismo de otras lenguas- y que siguen usándose hoy día sin que nadie sienta ni conozca su origen bíblico. Vamos a dar a continuación una breve lista, como simple muestra de lo dicho. Cualquiera podría ampliar esta lista hasta completar muchas páginas sin grandes esfuerzos. Así pues, nuestra lengua es deudora, de una o de otra mane ra, de las siguientes frases, expresiones o palabras tomadas de la Biblia, y casi todas ellas de la Biblia latina; Terminar una cosa en un santiamén; en un decir amén; el cantar de los can tares; por los siglos de los siglos; el rey de reyes y el Señor de los señores; los novísimos; la parusía; estilo apocalíptico; visión apocalíptica; sentido escatológico; ser un adefesio; ver los cielos abiertos; poner el grito en el cielo; ganar el cielo; esto clama al cielo; esto vino llovido del cielo; caer fuego del cielo; las aves del cielo; los pájaros del cielo; sembrar cizaña; el trigo y la cizaña; separar el trigo de la cizaña; sufrir un cólico miserere; la turbamulta; el sancta sancto rum; un soponcio; ángela María; vive Dios que haré o dejaré de hacer tal cosa; adivina quién te dio; adivina quién fue; fiat; para más inri. Poner a uno como un ecce homo; dejar a uno como un Cristo; no saber ni palabra; no decir palabra; no saber ni jota; ahí está el busilis; en el nombre de 1 Para todo esto remitimos a nuestros trabajos sobre estos temas; cf. Bibliografía -Latín bíblico-, 1Véanse en la nota anterior nuestros trabajos sobre Berceo, el Libro de Alexandre y el Poema de Fernán González.
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Dios; por Dios; gracias a Dios; si Dios quiere; cuando Dios quiera; predicar en el desierto1; esto es una trampa saducea; ser un Adán; ser un Jeremías; las lamentaciones de Jeremías; una jeremiada; ser más viejo que Matusalén; ser el benjamín de la casa; ser un Goliat; ser un Sansón; ser un fariseo; ser un hipócrita; ser un Judas; ser un Barrabás; ser de la piel de Barrabás; hacer una barrabasada; hacer una judiada; hacer la travesía del desierto; rasgarse las vestiduras; elegir entre Herodes y Pilatos; lavarse las manos como Pilatos. Ser un tuatem; ser traidor como Judas; esto es una Babel; esperar el maná; venderse por un plato de lentejas; actitud cainita; no faltar ni un ápice; llevar a uno en palmas o en palmitas; ser el buen samaritano; llorar como una Mag dalena; dar una Verónica; ser el Buen Pastor; los pastores de la Iglesia; pagar los diezmos y primicias; el sumo sacerdote; la ley y los profetas; los apóstoles y evangelistas; los sacerdotes y levitas; los escribas y fariseos; tener carisma; no tener carisma; persona carismática; las puertas del infierno; la serpiente del paraíso; la manzana de la discordia; la costilla de Adán; ésta es mi costilla; mi costilla dice; dar al César lo que es del César; las plagas de Egipto; se exten dió como una plaga; pulula como una plaga; la vara de Aarón; el cayado de Moisés; la muerte de los primogénitos; vender la primogenitura; el cordero pascual; el paso por el mar Rojo; el paso por el río Jordán; los muros de Jericó; la alianza de Dios con los hombres; la antigua alianza; la nueva alianza; el Antiguo Testamento; el Nuevo Testamento; las Escrituras; las Sagradas Escri turas. El arca de Noé; el arca de la alianza; el diluvio universal; el altar de los holocaustos; estar en el candelera; dar incienso; recibir incienso; incensar a uno; el candelabro de oro; el candelabro de los siete brazos; las doce tribus de Israel; el cautiverio de Babilonia; la cautividad egipcia; el óleo de la unción; el becerro de oro; el cabrito expiatorio; la víctima expiatoria; las tablas de la ley; el año sabático; el descanso sabático; el descanso del Señor; los panes de la pro posición; el día de la expiación; el año jubilar; la serpiente de bronce; la burra de Balaán; el brazo de Dios; la boca de Dios; ser un profeta; animales puros e impuros; la fiesta de los ázimos; la fiesta de Pascua; el sacerdocio levítivo; el árbol de la vida; la fuente de Vida; el libro de la vida; el vellón de Gedeón; San són y los filisteos; el siervo de Dios; el hombre de Dios; el foso de los leones; el 1Advertimos que esta frase ha surgido por un simple error de puntuación, pues el texto original dice: "Una voz clama: 'en el desierto preparad el camino del Señor"', de modo que "no se predica en el desierto" -pues en un desierto no hay nadie, no reside nadie a quien haya que predicar-, sino que en el desierto, en donde ciertamente no hay caminos, hay que preparar un camino en el desierto para que pase el Señor, que es el Dios de Israel: el texto de Isaías, de quien es la frase, alude a la vuelta de los hebreos de Babilonia, a donde habían sido llevados cautivos por Nabucodonosor, a Israel adonde llegarían a través del "desierto" de Siria. Así la frase tiene pleno sentido.
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lago de los leones; no sólo de pan vive el hombre; no tentarás al Señor tu Dios; los pobres de espíritu; ser manso y humilde de corazón. Ser la sal de la tierra; ser la luz del mundo; amar al prójimo; los falsos pro fetas; los profetas de desgracia; signo de contradicción; la señal de Jonás; la multiplicación de los panes y los peces; la transfiguración del Señor; el discípu lo amado; los hijos del Zebedeo; la oveja perdida; el hijo pródigo; los diez talentos; las vírgenes necias; rechinar los dientes; las tinieblas exteriores; hosan na en las alturas; esto es una cueva de ladrones; la casa de oración; la piedra angular; las llaves del reino de los cielos; los cuatro jinetes del Apocalipsis; cerrado con siete sellos; la bestia negra; la mies es mucha y pocos los obreros; el obrero es digno de su salario; no pongas bozal al buey que trilla. El cordero sin mancha; el Cordero de Dios; el resto de Israel; la ciudad santa; el monte de los olivos; el calvario; sufrir un calvario; tener más paciencia que el santo Job; el principio y el fin; el fin del mundo; el Alfa y la Omega; el primero y el último; vender a uno por treinta monedas; la cena pascual; los Reyes Magos; el cáliz de la Pasión; el canto del gallo; la venida del Hijo del Hombre; más le valía no haber nacido; ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio; dar a cada uno según sus obras; pan del cielo; pan de vida; el que esté sin pecado que tire la primera piedra; no juzguéis y no seréis juzgados; andar como ovejas sin pastor; como oveja llevada al matadero; comamos y bebamos que mañana moriremos; lo que uno siembre eso recogerá; el camino de Damasco; la revelación de Patmos; el Apóstol de los gentiles; el Verbo de Dios; el pueblo de Dios; el pueblo elegido; ser piedra de escándalo; el buen ladrón; el sermón de la montaña; el día del juicio; el juicio universal; las biena venturanzas; las parábolas evangélicas; los doce apóstoles; los patriarcas antedi luvianos; los patriarcas postdiluvianos; Adán y Eva; Caín y Abel; David y Goliat; María y José; Pedro y Pablo; el árbol del bien y del mal; la tierra prome tida; la tierra que mana leche y miel; una estatua de sal (la mujer de Lot); la zarza ardiendo; la buena semilla; espinas y abrojos; la mala semilla; por los fru tos los conoceréis; la vid y los sarmientos; el ciento por uno; el cuerpo místico de Cristo; los seis días de la creación; el día del Señor; la viña del Señor; de todo hay en la viña del Señor; ojo por ojo y diente por diente; la ley del talión; el templo de Salomón; más sabio que Salomón; ser un Salomón; juicio salomó nico; sodomía; sodonrítico; simonía; los diez mandamientos; el velo del templo; el tercer cielo; el séptimo cielo; el reino de los cielos; el reino de Cristo, etc. etc. Vamos a poner fin a esta lista de frases hechas, pasadas a nuestra lengua a través de la Biblia -ordinariam ente de la Biblia latina-. Cualquiera podría aumentarla a placer. Sólo hemos pretendido con ella ofrecer una pequeñísima muestra del influjo del latín bíblico en la lengua castellana, y creemos que la muestra es válida.
T ercera Parte
LOS AUTORES CRISTIANOS
I.- INTRODUCCION
En la Primera Parte de este trabajo se ha tratado de la importancia del “latín cristiano” en la evolución de la lengua latina de la edad tardía. En la Segunda Parte se ha abordado el mismo tema, pero referido a la importancia del “latín bíblico” para explicar la existencia del propio latín cristiano. En ambas partes ha quedado bien de manifiesto el escaso interés que se le ha dedicado a estos temas por parte de los latinistas,preocupados únicamente por el “latín clásico” de una manera unilateral, desenfocada y en realidad poco científica, como si fuera únicamente el “latín clásico” lo que interesara, cuando lo que interesa realmente es el “latín” en todos sus aspectos y períodos. Al comenzar ahora la Tercera Parte del trabajo, debemos señalar que si eso ha sido lo ocurrido con el estudio de la lengua latina de la edad tardía, peor ha sido aún, y continúa siendo, la situación con respecto al estudio de los auto res cristianos en las Historias de la literatura 1atina , destinadas al gran públi co o a las estudiantes universitarios, en general, o a los estudiantes de lenguas clásicas, en particular. Como para los autores de estas historias, el período del latín cristiano es un “período de decadencia”, es hasta cierto punto lógico que omitan, pasen por alto o minusvaloren obras que pertenecen a autores de la decadencia. Pues bien, como antes dijimos -y creemos haber dem ostrado- que en una historia de la lengua latina que se precie mínimamente de ser científica y seria no pueden faltar obras como la Vetus Latina, la Vulgata, la Ciudad de Dios o las Confesiones de San Agustín, ahora es menester repetir que en una historia de la literatura latina, seria, objetiva y científica, no pueden faltar nombres como los de Hilario, Ambrosio, Jerónimo, Prudencio, Paulino de
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Ñola, Agustín, Boecio o Isidoro de Sevilla, por citar sólo algunos de los más importantes. Si es verdad que “la última generación del siglo IV y el primer decenio del siglo V constituye la tercera gran edad de la literatura latina”1, los hombres que la produjeron no pueden faltar en el estudio de la lengua latina ni en ninguna historia de la literatura latina que se precie de científica y completa. Pues bien, las Historias de la literatura latina que estudian nuestros univer sitarios, y que los profesores de la materia solemos recomendar mecánicamente, sin el menor espíritu crítico, como la de Bieler, o de la Bayet, o la de Büchner, o la de Bickel, por citar sólo algunas de las más usadas entre nosotros, estas His torias, digo, ignoran y omiten nombres de autores destacadísimos y obras de influencia duradera. Bieler, por ejemplo (p.296), dedica una línea a Mario Vic torino, media línea a Ambrosio, otra media a Rufino, tres o cuatro a Jerónimo. Omite del todo a Hilario. Dedica media línea a Sedulio; dos o tres líneas a Sul picio Severo; otras dos o tres a Orosio. No aparece por ningún sitio Gregorio de Tours, ni Gregorio Magno, ni Isidoro de Sevilla -fuera del nombre-. No aparece tampoco la mención de la Vetus Latina -la obra que más influ yó en todos los autores cristianos hasta por lo menos el siglo VI-, De Agustín cita la Ciudad de Dios y dice que fue “su obra más influyente” (p.305), pero no dice que a la vez fue la más influyente, después de la Vulgata de Jerónimo, al menos durante más de 1200 años. Habla de las Confesiones de una manera absolutamente superficial y hasta equivocada, y no sabe o no dice que “toda la tradición europea sobre la investigación del yo” depende de esa obra2. No dice o no sabe que Agustín fue el mayor filósofo latino de la antigüe dad, y que sus obras filosóficas son algo más que los Solilocjuios, que cita Bie ler. No sabe o no dice que Agustín fue, además, el mayor teólogo latino de la antigüedad, y que su obra cumbre, al lado de la Ciudad de Dios, es el tratado De Trinitate, que ni siquiera menciona. Tampoco dice que junto a Juan Crisóstomo fue el mayor orador cristiano de la edad antigua, y no habla para nada de sus Sermones. No sabe o no dice que el tratado de Agustín De doctrina Christia na sustituyó a partir de su publicación todas las obras de la retórica clásica y que fue el texto básico de retórica de toda la edad media, obra que Bieler ni siquiera menciona. No sabe o no dice, porque no las menciona, que las Cartas de Jerónimo, muy cuidadas estilísticamente, son uno de los epistolarios más interesantes y 1S. D'Elia, o.c., p. 87. 2S. D'Elia, o.c., p. 114.
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vivos de la antigüedad, muy superiores a ls cartas de Plinio el Joven y sólo comparables con las de Cicerón. No dice tampoco que las Cartas de Agustín -epistolario amplísimo- son igualmente uno de los documentos más interesan tes y literariamente más válidos del mundo antiguo. No sabe o no dice, porque no la menciona, que la Crónica de Eusebio de Cesarea, traducida por Jerónimo al latín, influyó de manera decisiva en toda la cronología posterior hasta el renacimiento. Es una pena que un hombre como Jerónimo, que influyó de manera tan definitiva y radical en la cultura europea, a través de su traducción latina de la Biblia y a través de unas obras exegéticas de tanto peso, y que por méritos propios ocupa un lugar destacadísimo, como fun dador de la cultura europea, sólo le merezca a Bieler cuatro líneas, y otras cua tro o cinco a Büchner, y a otros historiadores de la literatura latina. Es también inaceptable que esta historia de la literatura latina, lo 'mismo que la de Büchner, y de otros, no citen siquiera a Rufino de Aquileya, traductor de la Historia eclesiástica de Eusebio de Cesarea (a.402-403), obra que intro dujo por primera vez en Occidente el género nuevo de la historiografía cristia na, que fue el texto básico para este género, y que influyó de manera inigualable en toda la historiografía medieval. Es igualmente inaceptable que no se diga que las más de veinte traducciones de Rufino supusieron una aportación rele vante a la transmisión de la cultura del Oriente cristiano al Occidente, en espe cial en la conservación de la obra de Orígenes, “en cuya transmisión desempeñó un papel esencial”. Tradujo, además, a Basilio, Gregorio Nazianzeno, Evagrio, Eusebio y Gelasio de Cesarea. ¿Para qué seguir?. La Historia de la literatura romana de Bieler, también la de Büchner, en parte también la de Bayet, están absolutamente desequilibra das y desenfocadas, pues dan importancia a autores que no la tienen, y los citan por ser escritores profanos, y se la niegan a autores que la tienen y muy grande, y que no citan por ser autores tardíos o cristianos. Y no vale el argumento de que son autores tardíos; porque ya dedican sus buenas páginas a autores tardíos, como Amiano Marcelino, Claudiano, Vegecio, Macrobio, Marciano Capela y otros, que no pueden compararse con los cristianos que venimos citando. No puede llamarse “período de decadencia” a una de las épocas más crea doras que haya conocido la historia de la civilización, la época que va desde el 360 al 430. Durante este período llegó a su término, creando las estructuras ade cuadas, un fenómeno que tuvo consecuencias fundamentales y definitivas sobre toda la historia de la civilización: la síntesis entre el mensaje cristiano y la cul tura clásica, “la acogida del cristianismo en la cultura greco-latina”1. 1 S. D 'E lia, o.c., p. 80.
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El clima de tolerancia que se vivía por aquellas fechas -e n tiempo de Teodosio (a.392-395) se perseguía más a los “herejes” que a los “paganos”- , la lograda unidad del Imperio bajo Teodosio, el imprevisto y fulgurante rena cimiento cristiano cooperaron también al renacimiento de la cultura y literatu ra paganas. De esta época son Pretextato, Símaco, Amiano Marcelino, Aurelio Víctor, Servio, Macrobio, hasta llegar un poco más tarde a Claudiano y Ruti lio Namaciano. Para hacerse una idea del elevado nivel cultural que se vivía bajo Teodosio, baste señalar que en torno al año 383 se hallaban en Roma, a la vez, Pretextato, Símaco, Amiano Marcelino, Dámaso, Jerónimo y Agustín, y que Símaco, pariente de Ambrosio recomendó ante las autoridades locales al opositor Agustín de Tagaste como profesor de Retórica para la “Universi dad” de Milán, quizá en contra de los intereses del propio obispo de Milán, Ambrosio. Pero pasemos ya al estudio de los autores cristianos más representativos y al análisis de las obras cristianas que deben figurar en una Historia de la litera tura latina de la edad tardía.
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II.- ORIGENES DE LA LITERATURA LATINA CRISTIANA Cuando se fundó la iglesia de Roma, probablemente durante los años 40 o 50 de la era cristiana, la mayor parte de la población de la ciudad era de origen griego, oriental, y hablaba griego en vez de latín o al mismo tiempo que el latín. Séneca (De consol, ad H elvN 1,2-3) habla del carácter mixto de la población romana, la mayor parte de la cual ha abandonado sus lugares de origen para huir a Roma por distintos motivos. Juvenal dice, indignado, que Roma se ha convertido en una ciudad griega (Graeca urbs) (Sat.ll,6Q\, cf. VI,187). Marcial co n sid era com o una prueba de ru sticid ad la ig n o ran cia del griego (Epigr.XTV,58). La mayor parte de las inscripciones judías de Roma están escritas en griego, y también están en griego las inscripciones sepulcrales cris tianas. Con respecto a la comunidad cristiana de Roma sabemos que San Pablo escribió a esa comunidad una carta en griego hacia el año 58. Sabemos también que el papa Clemente, tercer sucesor de Pedro, escribió desde Roma una carta a los fieles de Corinto hacia el 95 o 96, redactada en griego. En la primera década del siglo II, Ignacio de Antioquía escribió también en griego a los cristianos de Roma. Los primeros autores cristianos de Roma, como el ya citado papa Cle mente, Hermas, Justino mártir e Hipólito, escribieron todos en griego hasta bien entrado el siglo III. La primera fase de la latinización cristiana de Roma ha debido estar forma da por los cristianos de lengua latina, es decir, los autóctonos, que serían muy pocos al principio y que luego irían creciendo. La mayoría de los cristianos de Roma, como ya se ha dicho, o eran bilingües o eran de lengua griega. Para los de lengua latina ha debido hacerse en algún momento una versión de la Biblia. Las raíces de esta versión hay que buscarlas sin duda en la costum bre de leer dos veces la Escritura en los oficios divinos; la primera en griego -la lengua del Nuevo Testamento y la de los Setenta para el Antiguo Testamento-,
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y luego en lengua vernácula. La lectura se haría probablemente en perícopas más o menos cortas. La traducción latina, al principio, se haría oralmente y sin libro; pero no ha debido pasar mucho tiempo hasta que la pondrían por escrito en forma estereotipada. Desde luego sería más fácil tomar un texto existente y modificarlo según las necesidades de la comunidad, que hacer una versión total mente nueva. La etapa final de este proceso sería la de los manuscritos redactados sólo en latín. No cabe, pues, duda alguna de que los primeros textos latinos cristianos de Roma -y de Africa, como veremos-, fueron los de las versiones de la Biblia, aunque los testimonios escritos de los mismos daten de un poco más tarde. Al mismo tiempo que la Biblia se traducirían también del griego al latín obras de autores cristianos, sobre todo obras pastorales. Esta primera fase habría terminado hacia el año 150. Jerónimo nos dice ( De viris iliustr.34; 53) que el papa Víctor (hacia el 190), de origen africano, fue el primer autor que escribió tratados teológicos en latín. Según todos los indicios, la Carta de Clemente a los Corintios, escrita en griego hacia el 95 o 96, como se ha dicho, fue traducida al latín hacia el 160, y, por tanto, la versión latina del Antiguo Testamento que parece reproducir el texto latino de Clemente ha tenido que hacerse antes de esa fecha, dato que ven dría a confirmar cuanto acabamos de decir sobre la culminación de la primera fase de la latinización de la iglesia de Roma. Del año 178 data la Carta de las iglesias de Viena y Lyon a las iglesias de Asia y Frigia, conservada por Eusebio ( Hist. eccl. 5,1,1 -2,8), que es uno de los más interesantes documentos de la antigüedad sobre las persecuciones, y, al parecer, las citas bíblicas de la carta se tradujeron al griego del latín. La prueba más antigua de la existencia de una versión latina de la Biblia en Africa nos la dan las Acta martyrum Scillitanorum, del año 180, que es al mismo tiempo el documento latino cristiano más antiguo, datado con seguridad. Estos mártires, acusados de ser cristianos ante el tribunal del procónsul Saturni no, declararon que llevaban consigo, en una bolsa, libri et epistolae Pauli viri iusti, “los libros y las epístolas de Pablo, hombre justo”. Como es difícil admitir que gente tan humilde supiera griego, las obras que llevaban en la bolsa tenían que ser una versión latina de las cartas de San Pablo. De una fecha cercana al 180 data también el famoso Fragmentum Muratorianum, lista de los libros canónicos, redactada en un latín bárbaro por un pres bítero de Roma, y que, entre otros datos, nos habla del Pastor de Hermas, diciendo: “Muy recientemente, en nuestros tiempos, en la ciudad de Roma, Her-
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mas escribió el Pastor, estando sentado como obispo en la cátedra de la iglesia de Roma su hermano Pío”. Esta obra fue redactada en griego, entre los años 140-150, y traducida al latín hacia finales del siglo II. Del 197 data ya el Apologeticum de Tertuliano, y de esa misma fecha, o algo antes, es el Octavius de Minucio Félix. Del 203 data la Passio Perpetuae et Felicitatis , “obra maestra de sorprendente frescura y autenticidad, escrita en una eficacísima lengua hablada, entreverada de ritmos paratácticos neotestamentarios”1. Pero de estas últimas obras y autores trataremos más adelante. La segunda fase de la latinización de la iglesia de Roma fue sin duda la cre ación de la lengua oficial de la iglesia de Roma en sus relaciones con los obis pos de Occidente. Esta latinización cristiana estaba realizada ya totalmente en torno al 250, como lo atestiguan las obras de Novaciano, las cartas del papa Cornelio (a. 251-253): correspondencia con Cipriano, Ep.49-50, y las cartas del clero romano (núm. 8 de la correspondencia de Cipriano). La tercera y última fase fue sin duda la latinización de la liturgia, hasta entonces oficiada en lengua griega, realizada por el papa Dámaso, entre el 360 y el 382. Pero en esas fechas estamos ya en el apogeo de la literatura latina cris tiana.
1 S. D 'E lia, o.c., p. 23.
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I II .- LAS VERSIONES DE LA BIBLIA Y LA LITERATURA LATINA CRISTIANA ANTIGUA En la Segunda Parte de esta obra se habló por extenso del origen, valor e influencia de la Vetus Latina y de la Vulgata. No vamos a repetir aquí lo que se dijo allí. Damos, pues, por sabido que la Biblia latina influyó de manera decisi va y en proporción incalculable en los autores cristianos de los siglos II al VII, desde Tertuliano hasta Gregorio Magno e Isidoro de Sevilla. Pero esta afirma ción de carácter general requiere un análisis más particularizado, que es el que vamos a realizar en el presente capítulo. Dejando de lado temas tan interesantes como el de la Biblia en la epigrafía del Occidente latino, la Biblia en la iconografía cristiana latina, la Biblia al ser vicio de la catequesis, la Biblia en los Concilios, la Biblia como espejo de los príncipes, la Biblia como espejo de los pastores de almas, la Biblia y la apolo gética, y otros muchos temas parecidos1, vamos a centrar nuestra atención en la influencia de la Biblia latina en algunos géneros literarios especialmente signifi cativos. I.-Géneros literarios dependientes de la Biblia latina Casi todos los géneros literarios cultivados por los autores cristianos depen den de una o de otra manera de la Biblia. Pero hay géneros totalmente nuevos, que surgieron directamente de ella, y hay otros géneros que sólo sufrieron una transformación por influjo de la Biblia, conservando los rasgos esenciales que tenían en la literatura latina pagana. Vamos a enumerar brevemente unos y otros.
1 Para todos estos temas enunciados aquí remitimos a la bibliografía más reciente recogida en nuestro artículo: O. García de la Fuente, "El latín bíblico y el latín cristiano en el marco del latín tardío", en Analecta Malacitana 10 (1987) 81 (notas 137 a 143).
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1 — Géneros literarios nuevos 1.1.—Las pasiones de los mártires E. Auerbach1 señala que por influjo de la Pasión de Cristo narrada en los evangelios surge en la literatura cristiana el género literario nuevo de la “Pasión de los mártires”, que es lo que él denomina la gloria passionis, el triunfo de la pasión, cuyo primer eslabón conocido es la Passio Perpetuae, del 202-203, imitado en el espíritu y en sus líneas generales por otros autores y otras passio nes. Este género literario está representado por 31 passiones, compuestas desde el siglo II hasta el siglo VI, todas ellas mencionadas en el Thesaurus linguae latinae. Por nuestra parte hemos contado otras 71, por lo menos, en el índice del “Diccionario de latín medieval” de J. F. Niermeyer. Son en total más de 100 obritas surgidas al calor de la Biblia. 1.2,- La liturgia No descenderemos a detalles sobre las relaciones entre la liturgia y la Biblia, porque es algo evidente. Quien desee más información, puede leer la obra de J.Daniélou Bible et liturgie, París 1938. Sólo recordaremos que depen den de la Biblia latina no sólo la liturgia de la Misa, con sus orationes y sus lec tiones , sino el Oficio Divino, basado en la recitación de salmos e himnos de la Biblia y en la lectura de fragmentos selectos del texto sagrado; y la liturgia de los sacramentos; y el propio año litúrgico presentado como una especie de drama bíblico. A la época que aquí se estudia del latín tardío pertenecen los famosos “leccionarios merovingios”, testigos de las antiguas liturgias galicanas de la época merovingia, que nos revelan los textos bíblicos que se usaban y las relaciones que guardan con los textos bíblicos conocidos, porque estos leccionarios están relativamente bien datados y son más antiguos que la mayor parte de las Biblias conservadas. Del siglo VI al siglo VIII se conocen al menos ocho leccionarios importan tes, y algunos otros secundarios, y todos pertenecen al período de transición de la Vetus Latina a la Vulgata. De estos textos se deduce que la Vulgata ya era conocida en la Galia al comienzo del siglo VI.
1 E. Auerbach, o.c., p. 65s. Y, además, las excelentes observaciones de S. Deléani Nigoul, "Les exempla bibliques du martyr", en Bible de tous les temps, II (o.c.), pp. 243260.
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Al llegar a este punto hay que señalar dos géneros nuevos muy importantes, que son las secuencias y los himnos. 1.2. 1 —La secuencia La secuencia es el canto litúrgico que sigue al aleluya de la Misa y se canta ba antes del evangelio. Parece ser que este género literario surgió hacia el siglo VIII en algún monasterio normando y de allí pasó al de St. Gallen en Suiza. Como este género ya cae fuera de los límites cronológicos de este libro, sólo le vamos a dedicar unas palabras para recordar a los autores principales y mencionar las secuencias más famosas. Las más conocidas son cinco: 1) El Victimae paschali laudes es obra de Wipo (+1046), capellán del Emperador Conrado II. 2) El Veni Sancte Spiritus es obra de Esteban Langton, arzobispo de Cantorbery (+1228), conocido teólogo y renombrado sobre todo porque fue quien introdujo en la Biblia la división en capítulos que aún se sigue hoy día. La divi sión en versículos, evidentemente útilísima, es posterior. La introdujo Roberto Esteban el 1528 en su edición crítica de la Vulgata, y también sigue todavía en vigor. 3) El L a u d a S i on Sa lva to rem se debe a Santo Tom ás de A quino (1225-1274). 4) El Stabat mater dolorosa, de autor desconocido, es del siglo XIII. 5) Y por último, el Dies irae , quizá la más famosa de todas, es de autor anónimo del siglo XIII. Las secuencias tuvieron en la Edad Media un éxito arrollador. Durante ella se compusieron más de 5.000. El núcleo de todas ellas es la Biblia. Constituyen una de las más altas creaciones de la poesía lírica de la Iglesia Católica latina, en las que se recuerdan los misterios cristianos más importantes y en donde “el sentido de la Escritura” lo invade todo. 1.2.2 —Los himnos litúrgicos Los himnos litúrgicos son otro de los géneros característicos de la literatura latina cristiana antigua.
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El primero que compuso himnos litúrgicos fue Hilario de Poitiers (+366), que debió componer un libro entero al estilo de los de San Efrén el sirio, a quien Hilario conoció durante su destierro en Frigia; pero ninguna de estas composiciones ha pasado a la liturgia. Ambrosio (+397) fue el verdadero creador de la himnodia cristiana. Sus him nos tuvieron gran aceptación, porque guardan un gran equilibrio entre los elemen tos esenciales de la poesía cristiana y los elementos tradicionales de la poesía pro fana. Nueve himnos de Ambrosio por lo menos han pasado a la liturgia latina. Prudencio (+405) es el mayor poeta latino cristiano de Occidente. Dos de sus obras de carácter litúrgico, el Cathemerinon (Cantos del día) y el Peristephanon (Corona triunfal) son las que han proporcionado himnos, sobre todo a la liturgia mozárabe, pero también a la liturgia romana latina, que conserva al menos doce. Sedulio (+450) es el autor de un poema acróstico abecedario, al estilo de San Efrén, del que han pasado dos fragmentos a la liturgia ; A solis ortus cardi ne y Hostis Herodes impie . Gregorio Magno (+604) es autor discutido de tres hermosos himnos pasa dos al Breviario. Se le atribuyen desde la antigüedad. Son el Lucis Creator opti me , el Audi, benigne Conditor, y el Ex more docti mystico. El más famoso poeta de la época merovingia, Venancio Fortunato (+605) compuso también cantos litúrgicos procesionales, entre los que destacan dos, muy famosos, pasados a la liturgia del tiempo de Pasión el Vexilla regis pro deunt y el Pange lingua gloriosi / proelium certaminis . A este mismo período merovingio pertenecen otros himnos, de autores des conocidos, verdaderas joyas literarias. Son los tres siguientes: Ad coenam Agni providi, el Tristes erant apostoli y el Vox clara ecce intonat. A los anteriores hay que añadir los conocidísimos Te Deum y Gloria in excelsis Deo , ambos compuestos en prosa rimada, relacionada con las más anti guas producciones hímnicas de la iglesia antigua y ambos de inspiración total mente bíblica. Los dos de autor desconocido. El 7e Deum ha podido ser recopilado por Nicetas de Remes ¡ana, en el siglo V; pero el texto, en algunos pasajes, se remonta a Cipriano (a. 250). Los dos himnos se cantaban ya en los monasterios del siglo V. San Cesáreo de Arlés en su Regla (hacia el 522) y San Benito en la suya (hacia el 530) los mandan rezar en el Oficio Divino.
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Este género, el más cultivado por los escritores cristianos de la antigüedad tardía y de la alta edad media, surgió de la Biblia, como el propio nombre indi ca. Ya antes hemos dado algunas estadísticas de citas bíblicas, recogidas en las obras patrísticas, para la edición de la Vetus Latina de Beuron. Se trata, como dijimos entonces, de cientos de miles de citas, una gran parte de las cuales per tenecen al período que estudiamos. De época posterior, desde el 650 al 1000, según el recuento hecho por Robert E. McNally, basándose en el conocido Repertorium Biblicum Medii Aevi de Stegmüller, se compusieron 40 comentarios bíblicos de carácter general; 90 comentarios a libros concretos del Antiguo Testamento y 110 comentarios a libros del Nuevo Testamento. Son en total 240 comentarios exegéticos en 350 años. Y se trata sólo del material editado, en buenas o malas condiciones, no de material inédito, que es mucho mayor. Estos comentarios medievales dependen fundamentalmente de los grandes exegetas del pasado: Hilario, Ambrosio, Jeró nimo, Agustín, Gregorio Magno y Beda el Venerable. 1.4,- Las reglas monásticas Este género literario nuevo, además de nacer también de la Biblia, reco mienda sistemáticamente su lectura. Si San Antonio puede considerarse como el “fundador” del eremitismo, San Pacomio es el primer legislador que se preo cupó de ordenar y reglamentar con leyes y preceptos concretos la vida monásti ca. Pacomio fundó él mismo un monasterio, hacia el a.320, cerca de la Tebaida, y dio una Regla a sus monjes. Jerónimo la tradujo al latín. Ahora bien, la Biblia y su estudio y lectura ocupan un lugar importante en el cuadro de las enseñanzas de Pacomio. Los “preceptos” de esa Regla reco miendan con gran insistencia el estudio de memoria de la Biblia y su medita ción, es decir, la recitación de textos bíblicos. Pacomio saca de la Sagrada Escritura los ejemplos de la vida para sus monjes. Los “santos”, las grandes figuras del Antiguo Testamento, se ponen como modelo a la consideración de los cenobitas. Jerónimo, además de traducir esta Regla, escribió él mismo algunas Cartas , que son verdaderos tratados de vida monástica, como la carta 22 a Eustoquio sobre la virginidad y la carta 52 a Nepociano sobre los deberes del estado sacer dotal y monástico. Estos reglamentos de vida contienen una orientación hacia el género literario de la “Regla monástica”. Agustín cuenta también entre su inmensa producción con una Regula ad
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servos Dei o ad moniales ( Ep.211), en la que recoge lo esencial de su ideal monástico y que comprende tres elementos a) uno, ideal, recuerdo de la comu nidad primitiva de Jerusalén; b) otro, real, recuerdo de los monasterios que visi tó en Italia; c) otro, personal: su antiguo deseo de vida ascética y vida en común. De la combinación de estos tres elementos salió el programa ascético de Agustín. En la vida monástica ideada por San Agustín, reglamentada en su Regla , el estudio de la Sagrada Escritura ocupa un lugar muy destacado, idea que recoge luego el tratado De doctr. chr., fijando así el programa de estudios de toda la edad media. Las diferentes versiones de esta Regla tuvieron una larga y compleja supervivencia en el Occidente, pues influyeron en muchas otras Reglas monásticas. Aunque no se trate de una Regla, hay que recordar aquí las Collationes de Casiano (hacia el 426-429), que influyeron de manera destacada en que los autores posteriores de “Reglas monásticas” impusieran en sus ordenamientos la lectio divina o lectio sacra , recomendada por Agustín, y puesta en práctica por Casiano en sus conversaciones con los monjes del desierto ( Collationes). Cesáreo de Arlés, con su Regula sanctarum virginum (hacia el 522), desti nada a las monjas, impone dos horas diarias de lectura privada de la Biblia y la lectura en voz alta de la misma durante el tiempo dedicado a la hilada. Benito de Nursia, en su Regula monachorum (hacia el 530), manda igual mente dos horas de lectura en privado de la Biblia cada día de la semana y tres horas en los días de cuaresma. Manda, además, que durante la cuaresma los religiosos tengan un ejemplar de la Sagrada Escritura para la lectura privada. La lectura pública se hacía en la iglesia durante los Oficios Divinos. También hay que dedicar un recuerdo a la Regula pastoralis de Gregorio Magno (+604), que tanta importancia tuvo en la formación del clero del Occi dente medieval, y que dedica un capítulo entero a recomendar la lectura cotidia na de la Biblia y a explicar las condiciones para su estudio. Isidoro de Sevilla, en su Regula monachorum (hacia el 615-618), dice que la perfección monástica consiste no sólo en el ejercicio de las virtudes, sino en la aceptación libre de la vida ascética a partir de la Biblia y de la teología, que deben ser estudiadas y meditadas con el mismo entusiasmo con que se practica la mortificación. Hablando en general, desde el siglo V hasta el siglo IX, las condiciortes necesarias para el estudio de la Biblia en la Europa occidental sólo se daban en los monasterios. El programa propuesto por San Agustín en el De doctr. chr., respecto a la lectio divina sólo podía realizarse en los monasterios. Y esta lectio
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divina en el monacato occidental se inspiró en Agustín, Jerónimo y Casiano, y significaba algo totalmente distinto del ejercicio piadoso que hoy se llama “lec tura espiritual”. Terminamos este breve bosquejo de las Reglas monásticas con el siguiente resumen de J. de Ghellinck‘:”En el grupo de obras estrictamente didácticas..., el capítulo de las Reglas monásticas ocupa un lugar que destaca más desde el punto de vista de la historia religiosa y social que de la historia literaria: además de Agustín, Casiano y San Benito, Cesáreo de Arlés, Ferreol de Uzés, Leandro de Sevilla, Martín de Braga, Isidoro de Sevilla, Columbano de Irlanda, y muchos otros nos han dejado Reglas cuyas dependencias literarias reclaman todavía un estudio y cuya influencia en la renovación moral de Europa fue deci siva en la historia de la cultura”. 2 .- Géneros literarios antiguos con nuevo contenido 2. 1.- La épica Para Paulino de Ñola (+431), un poeta merecerá el nombre de “poeta divi no” si trata temas divinos, como la creación del mundo, los milagros de Dios en la Biblia, la vida y las enseñanzas de Cristo. La nueva épica cristiana está basa da en estas ideas, recogidas tan nítidamente por Paulino. Sus representantes más destacados son Juvenco (h.330), Sedulio (h.430), Avito (+518), Arator (h. 544) y, según algunos, Venancio Fortunato (d.600). Juvenco escribió Evangeliorum libri IV. Su héroe no es Eneas, sino Cristo, fundador del Reino de Dios. “Su obra puede no llenar como obra artística, pero por eso mismo debe interesar al historiador de la cultura”. (Bieler sólo le dedica media línea, y Büchner una línea). Sedulio escribió el Carmen paschale : la vida de Cristo desde el nacimiento a la resurrección. Su obra es mucho más artística que la de Juvenco. Sedulio fue durante más de mil años el poeta épico de la Biblia por excelencia, cuya obra no podía faltar en ninguna biblioteca de la edad media. Ha pasado incluso a la liturgia, en forma ligeramente cambiada por Sedulio, un famoso medio verso de Virgilio ( Georg.2,113; En. 5,80) : Salve, sancta parens es el comienzo de la Misa de la Virgen en el Misal Romano. (Bieler sólo cita el nombre y la obra; Büchner le dedica media línea; Bayet lo omite). Avito escribió De spiritalis historiae gestis imitando a Virgilio en el estilo, pero con material del Antiguo Testamento: creación del mundo, paraíso, expul sión del paraíso, diluvio, paso por el mar Rojo. Aparece aquí por primera vez el 1J. de Ghellinck, Littérature latine au moyen âge, I, París 1939, p. 67.
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tema del “paraíso perdido” de que hablará John Milton. (Bieler no lo cita; Büchner le dedica media línea; Bayet no lo cita). Arator, discípulo de Ennodio, también poeta, presentó delante del papa y de Roma entera su epopeya sobre los “Hechos de los Apóstoles” {De actibus apos tolorum ) el año 544 con enorme éxito. Su obra pasó como obra maestra insupe rable mientras la edad media mantuvo como método de explicación la interpre tación típica de la Escritura. Juan de Fulda, poeta de la época de Carlomagno (768-814), compara a Virgilio con Arator y dice que “Virgilio nos transmite paja; Arator, grano; Arator enseña lo que tiene vida, Virgilio, lo que pasa”. (Bieler le dedica tres líneas; Büchner y Bayet lo omiten). Según algunos, creemos que exagerando, Venancio Fortunato con su Vita Martini, en cuatro cantos, con más de 2.000 hexámetros, es el verdadero crea dor de la epopeya cristiana, y esta obra sería la única epopeya verdadera de la literatura latina cristiana. 2. 2 ,- La oratoria La oratoria sagrada de la antigüedad tardía y de todas la edad media no se inspiró ya en Cicerón ni en las reglas elaboradas por Quintiliano, sino* en el tratado De doctrina Christiana de San Agustín. El orador cristiano no es tanto el vir bonus dicendi peritus, según la conocida fórmula de Catón, sino el vir bonus docendi peritus, es decir, un hombre que debe “enseñar” (docere) a los hombres la salvación eterna, y como la salvación se anuncia y se contiene en la Sagrada Escritura, el orador cristiano debe sacar de la Biblia sus argumen tos. Esta es la inventio para Agustín. Pero Agustín demuestra, además, la belle za literaria y estilística de la Biblia. El influjo de esta obra de Agustín en los autores cristianos -por tanto, prácticamente en todos los autores- de la antigüe dad tardía y de toda la edad media supera cuanto podamos decir aquí, y así lo reconocen autores conio J. Fontaine, S. D ’Elia (“manual básico para toda la edad media”), B. Smalley y otros. (Pues bien, Bieler, Bayet, Büchner, Bickel no mencionan esta obra). El programa de oratoria cristiana, formulado por Agustín, lo recogió Casia no en sus Collationes (a. 426-429), para inculcárselo a los monjes, y lo conti nuó Casiodoro en sus Institutiones (c. 551), lo adoptó Carlomagno en su restau ración de la cultura, y fue seguido durante siglos; su objetivo final era el estudio y conocimiento de la Biblia destinado a la predicación. Agustín dio buen ejemplo de ello en sus Sermones, como lo dieron León
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Magno (h.44CM160) con sus Sermones, Cesáreo de Arlés (a. 543), con sus Ser mones, y Gregorio Magno con sus Homilías (h. 592-593). 3 - La historiografía Maurice Keen en su reciente (a. 1982) e interesante trabajo sobre la “Histo riografía medieval’’1 dice lo siguiente “Para la edad media -e l autor demuestra que también se aplica a la antigüedad tardía- la Biblia fue para la edad media la obra histórica más importante de todos los tiempos”. Como demuestra Keen en su estupendo trabajo, la historiografía de la antigüedad tardía y de toda la edad media no se basaba en Tucídides ni el Polibio ni en César, Salustio, Livio o Tácito, sino en la Biblia, interpretada por los autores cristianos, desde Justino mártir, en el siglo II, pasando por Taciano, Teófilo, Tertuliano, Clemente de Alejandría, Lactancio, hasta llegar a Eusebio de Cesarea, conocido en Occiden te por la traducción de Jerónimo de la Crónica y por la traducción de Rufino de la Historia eclesiástica, y continuando luego con Sulpicio Severo (Crónica), Agustín (Ciudad de Dios), Orosio (Historias), Próspero de Aquitania (Cróni cas), Casiodoro (Crónicas), Jordanes (Gética), Gregorio de Tours (Historia de los Francos), Isidoro de Sevilla (Crónica), y en época posterior, es decir, en la edad media, continuando con Beda, Adán de Bremen, Otón de Freising, Joa quín de Fiore, Juan de Salisbury, Mateo París y Vicente de Beauvais, por citar sólo los más conocidos. . Los autores cristianos tenían que demostrar que la nueva historia que pro ponía el cristianismo, basada en la Biblia, era más completa y fidedigna que las historias más conocidas y famosas de las naciones paganas y tenía además una importancia incomparablemente mayor que la de esos pueblos. A. Momigliano resume así el tema: “Para los nuevos cristianos procedentes del mundo no judío la conversión significaba literalmente el descubrimiento de una nueva historia que comprendía desde Adán y Eva hasta su tiempo”2 La cronología de los autores cristianos arranca de la Biblia, de las genealo gías bíblicas, y el punto de partida es siempre la creación del mundo. Para este nuevo enfoque de la historia, y para la nueva cronología de la historia, fueron decisivas dos obras de Eusebio de Cesarea, su Crónica , publicada hacia el 303, y traducida al latín por Jerónimo el 380, y los Diez libros de Historia eclesiásti ca , obra publicada el 324, y traducida al latín por Rufino el 402. En esta obra se insertaba por primera vez la historia de la Iglesia dentro de la historia del Imperio Romano. La idea de que la Iglesia era una “nación” de los cristianos fue la idea cen 1M. Keen, "Mittelalterliche Geschichtsauffasungen" (I.e.), p. 125. 2A, Momigliano, The conflict (o.c.), p. 83.
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tral de la Ciudad de Dios de San Agustín, quien en el libro XX,30 propuso por primera vez la división de la historia del mundo en seis edades, correspondien tes a los seis días de la creación, idea básica de toda la historiografía medieval. Maurice Keen no duda en afirmar que la Ciudad de Dios fue la obra que más influyó en Occidente después de la Vulgata de Jerónimo. Sulpicio Severo escribió su Crónica hacia el a.400, empezando desde la creación del mundo hasta el consulado de Estilicón. Orosio, autor de una Historia, escrita el 417^118, a petición de Agustín, realizó, a pesar de sus defectos, una obra impresionante: aportó a los historiado res de la edad media casi todo lo que sabían sobre Livio y César. La obra fue considerada incluso como una introducción modélica a la historia de la antigüe dad. (Bieler dedica a Orosio dos líneas para criticarle; Büchner, una línea; Bickel tres líneas, también para criticarle; Bayet lo trata algo mejor). Gregorio de Tours inserta su Historia de los Francos (hacia 575-594) en el desarrollo de la historia universal, partiendo del Antiguo Testamento. Su expo sición se parece mucho a los libros históricos del Antiguo Testamento, incluso donde no cita expresamente la Biblia. Isidoro de Sevilla acepta en su Crónica la teoría de Agustín de las seis eda des, haciéndola coincidir sólo parcialmente con los distintos imperios. De los autores posteriores a Isidoro, ya mencionados antes, sólo vamos a recordar a Beda el Venerable, que escribió el a.725 su Chronicon, titulado tam bién muy significativamente De sex mundi aetatibus (“De las seis edades del mundo”), y a Otón de Freising, que escribió entre el 1153 y el 1157 su Chroni ca, titulada también curiosamente Historia de duabus civitatibus (“ Historia de las dos ciudades”), obra que recuerda a la “Ciudad de Dios” de San Agustín, basada en la historia de las “dos ciudades”. Por último, la aplicación más llamativa del concepto cristiano de historia, elaborado a partir de Eusebio de Cesarea y de Agustín de Hipona, fue el uso que hizo Dante de este concepto en la Divina Comedia . Y es menester recordar, finalmente, que durante la edad media se escribie ron algunos centenares de Crónicas, continuadoras todas ellas del concepto cristiano de historia derivado de la Biblia. 4 —La biografía Este género literario experimentó un auge considerable en el siglo IV y
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luego se desarrolló extraordinariamente, contándose sin dificultad algunos cien tos de “Vidas de Santos’’ escritas en la alta edad media. El género está empa rentado con las “aretalogías” paganas y depende parcialmente de la tradición literaria pagana (Las “Vidas de los Césares” de Suetonio). La primera biografía de la literatura cristiana fue la Vita Cypriani, la vida del famoso obispo de Cartago, muerto mártir el 258, escrita por el diácono Pon do. Pero la más famosa de todas en la antigüedad cristiana fue la Vita Antonii, la vida de San Antonio, escrita en griego por San Atanasio, poco después de la muerte del santo, ocurrida el 356 (San Antonio vivió aproximadamente desde el 250 hasta el 356). El éxito de esta vida fue enorme, como ya dice Agustín (Conf.VIII,4,14 ss.). En poco tiempo se hicieron dos traducciones al latín. La primera, más literal, de autor desconocido. La segunda, más literaria, hecha por Evagrio de Antioquía, publicada hacia el 375. Después de la “Vida de San Antonio”, la que adquirió más fama entonces fue la Vita Martini, la vida de Martín, obispo de Tours desde el 371, escrita por Sulpicio Severo antes de la muerte del santo, ocurrida el 396. A los funerales de Martín asistieron más de 2.000 monjes, como dice el autor. La vida de Sulpicio Severo contribuyó a fijar definitivamente la fama de San Martín como santo nacional de Francia. El tema de la “Vida de San Martín” no terminó aquí. El propio Sulpicio Severo volvió otras dos veces sobre el Santo, una en sus Epistolae y otra en sus Dialogi. Después, en el siglo V (h. 470), Paulino de Petricordia (Périgueux) escri bió una epopeya en seis libros con 506 versos. En el siglo VI, Venancio Fortunato repitió la experiencia, escribiendo otra epopeya en cuatro libros con 712 versos dedicada a la “Vida de San Martín”. Venancio Fortunato, por lo demás, escribió otras ocho vidas de santos. Por esas mismas fechas Gregorio de Tours reunía los milagros de San Martín en cuatro libros, titulados De virtutibus sancti Martini (“Los milagros de San Martín”: nótese que aquí virtutes tiene el significado bíblico de “milagros” y no de “virtudes” morales). Gregorio, a su vez, escribió otras siete vidas de santos. Jerónimo destacó también como escritor de “Vidas de santos”, pues nos dejó tres: La Vita Pauli (a.376), la Vita Malchi (a.387), y la Vita Hilarionis (a.391). Estas vidas escritas por Jerónimo, verdaderas joyas narrativas, están a medio camino entre las “Florecillas de San Francisco” y “Las mil y una noches”.
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No vamos a seguir dando más ejemplos. Los citados bastan para demostrar la vigencia e importancia de la “Biografía” en la literatura latina cristiana. El rasgo fundamental de todas las “Vidas de santos” no son las fechas ni los sucesos ni las circunstancias ni la historicidad, sino las enseñanzas que se derivan de ellas, y estas enseñanzas están tomadas de la Biblia, porque los hechos bíblicos suscitan, orientan y estimulan la santidad, y toda la actividad de los santos debe apoyarse en la autoridad de la Biblia, debe tener un precedente en un texto de la Escritura, que constituye su modelo y su garantía. De todo lo expuesto hasta aquí resulta evidente que la Biblia latina ha sido la base de casi toda la producción literaria cristiana de los primeros siglos del cristianismo, por lo menos hasta el siglo VII, que es el período que aquí estudia mos. Y por eso mismo, la influencia de la lengua latina de la Biblia es básica para entender y explicar el latín cristiano. Este latín cristiano, tal como se ha entendido hasta ahora por la Escuela de Nimega y otras escuelas, requiere un nuevo planteamiento, un nuevo estudio, un nuevo enfoque, para saber, conocer y explicar su verdadera novedad, su auténti ca entidad, que, a nuestro juicio, y después de todo lo que llevamos dicho, es bastante menor de lo que suele decirse. La verdadera novedad lingüística en el mundo cristiano antiguo es la len gua latina de la Biblia o lo que llamamos aquí el latín bíblico. La novedad del latín cristiano con respecto al latín profano de la época es bastante menor de lo que se cree, si se hace la debida distinción, obligada y científica, entre latín bíblico y latín cristiano. El 80 por ciento, por lo menos, para dar unas cifras aproximadas, de las novedades del latín cristiano no son más que innovaciones del latín bíblico, forzadas por la literalidad de las versiones latinas de la Biblia. En sintaxis, por ejemplo, las auténticas novedades son todas de origen bíblico. En léxico y semántica, el latín cristiano sí presenta sus propias noveda des. Pero sin olvidar qiie muchas de ellas tienen también origen bíblico.
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IV.- CARTA DE CLEMENTE A LOS CORINTIOS 1 FECHA DE LA TRADUCCION LATINA La Carta de Clemente a los Corintios, como ya se dijo en otro lugar, fue redactada en griego, el 95 o 96 de nuestra era, por el papa Clemente, tercer sucesor de San Pedro en el Papado. La versión latina fue hallada por G. Morin en un códice del siglo XI en Namur, y fue publicada por él en 1894. Según el editor, el texto latino remonta a la primera mitad del siglo II. Lo mismo sostiene Harnack. E. Wólfflin, en cambio, basándose en el vocabulario y la sintaxis, concluye que la versión latina ha debido hacerse a comienzos del siglo III, en tiempo de Tertuliano. Otros autores opinan que todos los argumentos de Wólf flin pueden refutarse, y que, por tanto, no hay razones válidas para retardar tanto la fecha de la traducción. Ch. Mohrmann' sostiene con buenos argumentos que la versión no es del siglo III, sino del II; pero afirma que carecemos de datos suficientes sobre el latín cristiano del siglo II para poder probar con seguridad si pertenece a la pri mera o segunda mitad de dicho siglo. Ella se inclina por la segunda mitad, teniendo en cuenta, sobre todo, la presencia en nuestro texto de una versión ya fijada por escrito de la Biblia. Estos resultados son ya de por sí de una extraor dinaria importancia, pues tendríamos aquí un texto anterior a Tertuliano y que podría ser contemporáneo o incluso anterior al texto latino cristiano, datado, más antiguo que poseemos: las Acta martyrum Scillitanorum (del a. 180). Más recientemente A. P. Orbán2 sitúa esta traducción en la primera mitad del siglo II y así la estudia en relación a la semántica de los términos mundus y saeculum. ' Chr. Mohrmann, Études, III (o.c.), pp. 79 ss. 2 P. Orbán, Les dénominations du monde chez les premiers auteurs chrétiens, Paris 1970.
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Por último, A. Hilhorst' pone la traducción latina hacia el año 160. En este caso, sería bastante anterior a las Acta martyrum Scillitanorum, y pasaría a ser el documento latino cristiano más antiguo, y por esto mismo una obra importan tísima, por lo que se dirá a continuación. 2 ,- LA CARTA Y LAS CITAS DE LA BIBLIA Aunque el origen de las traducciones latinas de la Biblia sigue aún envuelto en oscuridades, ya hemos dicho en otro lugar que actualmente se acepta la exis tencia de un texto africano, atestiguado por los escritos de Cipriano, y un texto italiano o europeo, atestiguado por las citas de Novaciano2. La cuestión que aquí se plantea ahora es saber si se puede encontrar en la Carta de Clemente a los Corintios -anterior en cerca de un siglo a Novaciano— una versión de la Biblia, ya fijada por escrito, y si esa versión se relaciona con la Biblia africana o con la europea, utilizada por Novaciano. Todos estos datos servirán, sin duda, para datar nuestra Carta. La carta cita efectivamente muchas veces el Antiguo Testamento; pocas, el Nuevo, aunque hay en ella numerosas alusiones vagas al mismo. Estas alusio nes, precisamente por ser vagas, no nos proporcionan un material válido para sacar conclusiones seguras. Las numerosas citas del Antiguo Testamento, en cambio, nos autorizan a pensar que el redactor de la Carta no ha traducido él mismo los textos, sino que los ha tomado de una versión ya existente. En efec to, hay una diferencia clara entre el estilo de la Carta y el de las citas bíblicas; por eso, es probable la conclusión apuntada, es decir, que el autor haya utilizado una versión bíblica latina ya existente. Las citas muestran un literalismo extre mo, cosa propia de todas las versiones antiguas de la Biblia, y un aire popular, aunque no tan popular como el de las versiones africanas. Comparando las citas bíblicas de la Carta con las de Novaciano se advierte que no son idénticas. Y comparándolas con las de Cipriano, contemporáneo de Novaciano, se deduce que hay más divergencia entre Clemente latino y Cipria no que entre Clemente y Novaciano. Esto demuestra que nuestro autor utilizó un texto distinto del africano y distinto también del de Novaciano, pero menos distinto, y que su texto es una muestra de la Biblia utilizada en Roma por los círculos cristianos del siglo IF. 1A. Hilhorst, Sémitismes et latinismes dans le Pasteur d'Hermas, Nimega 1976, p. 49. 2 No entramos aquí, porque nos llevaría demasiado lejos, en la debatida cuestión de la existencia de una Vetus Latina Hispana, distinta de la Afra y de la Europea, hipótesis defendida con muchos argumentos por T. Ayuso Marazuela en sus múltiples trabajos sobre la Vetus Latina Hispana, y defendida también por otros investigadores españoles, como T. Tomé y A. Vegas, entre otros. Véanse en especial las obras de Ayuso que cita mos en la Bibliografía - Latín bíblico-. 1Chr. Mohrmann, Etudes, III (o.c.), pp. 91-92.
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3 ,- LENGUA Y ESTILO DE LA CARTA Dos notas destacan a la primera lectura de la carta: la literalidad de la ver sión y el carácter popular de su lengua. 3.1 - Literalidad El traductor conserva el orden de palabras del original griego. No es total mente libre en la elección de los casos. La construcción de las frases sigue muy de cerca al griego. Por otra parte, su vocabulario muestra una cierta indepen dencia y sentido bastante desarrollado de los matices de la lengua cristiana. Es raro que utilice palabras griegas que no sean usuales en el lenguaje de los cris tianos. Lo más llamativo es que traduce palabra por palabra, y que la mayoría de sus grecismos no son más que la consecuencia de este método, que no abarca de un golpe todo el sentido de la frase, sino que va más bien siguiendo el hilo de cada palabra. 1) Así se explica, por ejemplo, el uso del dativo en vez del acusativo en 21,5: “magis hominibus dementibus”, qui sunt sine sensu et exaltantes se et gloriantes superbe in verbis suis offendamus, quam Deum ”. EI traductor comenzó traduciendo un dativo griego por un dativo latino, y al final de la frase, al poner el verbo offendere, que rige acusativo, no se da cuenta que había puesto antes un dativo incorrectamente. La traducción sería, pues: “Más vale que ofendamos a hombres dementes, que no tienen sentido y que se exaltan a sí mismos y se glorían con soberbia en sus palabras, que no a Dios”. 2) En 32,4 olvidó que el diá griego con genitivo lo había traducido por propter con acusativo, y después de varios acusativos, al final de la frase, con serva el genitivo del griego, que es una considerable incorrección: Et nos ergo, “propter voluntatem” ipsius in Christo Iesu vocati, non per nos iustificamur ñeque per nostram sapientiam..., aut “operum” quae dinumeravimus. (“Y tam poco nosotros, llamados por su voluntad en Cristo Jesús, somos justificados por nosotros mismos ni por nuestra sabiduría..., ni por las obras que hemos mencio nado”). La misma construcción en 41, 2: Quod offertur “pro pontifice" (geniti vo en griego) et illorum (genitivo en griego) “praedictorum ministrorum”. (“Lo que sé ofrece (es examinado) por el pontífice y por aquellos ministros mencio nados”). 3) Hay giros griegos que no tienen equivalencia en latín. La construcción de dignus con genitivo puede considerarse latina. Pero la construcción pasiva de dignari con genitivo es una transposición literal del griego sin justifica ción en latín: Videte, fratres, quanto “plurimae dignati sumus scientiae”, tanto magis sumus sub lege (41,4). (“Mirad, hermanos, cuanto mayor conocí-
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miento se dignó el Señor concedernos, tanto más estamos sometidos a la ley”) (41,4). 4) El uso de ut consecutivo con infinitivo (= hóste con infinitivo) es un calco del griego inadmisible en latín: ...in tantum furoris contenderunt, “ut...in poenas immittere” (45,7). (“Se encendieron hasta tal punto de furor, que arroja ron a los tormentos a quienes...”). 5) Hay construcciones latinas que han sufrido la influencia griega, como, por ejemplo, el uso del infinitivo en giros como: nos ergo “certemur inveniri” in numero sustinentium (“nosotros, pues, intentemos encontrarnos en el número de los que soportan”); o el genitivo de comparación: tantum “maior angelo rum” (“solamente mayor que los ángeles”); y el uso de qualiter (= hopôs), empleado como ut final.'. 3 .2 - Carácter popular de la lengua Este carácter popular se manifiesta en la morfología, vocabulario y sintaxis. 3.2.1.- Morfología. Puede señalarse en la “Carta” la tendencia a una unificación y simplifica ción del sistema morfológico, el mismo que se da en el latín vulgar de todas las épocas y todas las regiones. Por ejemplo: “sinceres" et integri (2,5); el genitivo uni (43,6); el perfecto capuit de capesso (47,7); el futuro praeteriet (27,5); el verbo deponente certari (5,2). Todos estos son datos de una lengua popular bas tante relajada. 3.2.2 - Vocabulario. Uso de gentes como masculino: salvatorum gentium (58,2) (“de las gentes salvadas”); appropiare (25,2); impinguis (2,2); susurratio (30,3), etc. Uso popular de verbos compuestos, en donde la lengua culta usaba verbos simples, o lo contrario, uso de simples por compuestos: adferre yor ferre (51,2); apparere por parere (40,4); carpere por discerpere (46,7). 3 .3 .3 - Sintaxis. El plural turbae traduce el singular pléthos . Un dativo simpatético: aperti sunt “nobis” oculi cordis (36,2) (“se nos abrieron los ojos del corazón). Un infinitio final: exierunt evangelizare (42,3) (“salieron a evangelizar”). Una ' Chr. M ohrm ann, Études, III (o.c.), pp. 67-126.
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perífrasis con posse en lugar del subjuntivo: ut participes esse “possimus" (“para que podamos ser partícipes”). Uso del positivo en vez del comparativo et haec tanto “libenter” admonuimus (62,3) (“y hemos llamado la atención sobre estas cosas con tanto mayor gusto”). Uso del nominativo pendens : quia “qui" sperant in eum, non derelinquet eos (11,1) (“porque los que esperan en él, no los abandonará”). Uso de la negación fuerte con nihil en vez de non (52,1). Uso constante y estable de las preposiciones, confundiendo unas con otras: diá es traducida por pro cuando se esperaría per. Traducción de epi con acusati vo por super en lugar de ad. Traducción deperi con genitivo por pro cuando se esperaría de. Otras veces la literalidad extrema se sacrifica en beneficio de la aliteración y de la rima, que también constituye un rasgo popular; por ejemplo: simplici et sincera voluntate (“con voluntad simple y sincera”); contentio et contumacia; poenas saevas et scelestas; ad saturitatem et sanitatem; contumacias et contu melias.
4 ,- USO DEL VOCABULARIO TECNICO DE LOS CRISTIANOS El traductor se muestra cauteloso en el uso de palabras griegas que aún no habían adquirido un sentido técnico en la lengua de los cristianos. Así traduce diákonos por minister; presbyter por senior; martyrion una vez por martyrium y otra vez por testimonium martyrii -palabras de significado equivalente-, prue bas todas ellas de que estas palabras todavía no habían adquirido el significado técnico que luego tuvieron. El sustantivo blasphémía lo traduce por blasphemia cuando se refiere a Dios; blasphemem lo traduce por laedere, y no por blasphemare, cuando se refiere a los hombres. Este uso es bíblico. Distingue claramente entre resurrec tio y surrectio (24,1-3). La primera es la “resurrección” de los muertos; la segunda es la “resurrección” ordinaria, cotidiana, consistente en la liberación de los pecados. Para traducir el griego schisma no usa esta palabra griega usual entre los cristianos, sino scissura. En vez de laicus, que es una palabra cristiana, usa ple be i us homo. La Sagrada E scritura recibe unas veces el título de sancta scriptura, forma habitual del lenguaje cristiano, y otras el de sanctus sermo, prueba de que el sintagma no estaba todavía fijado. El sustantivo regeneratio no se había convertido aún en el término técnico de la “regeneración espiritual”, porque el traductor lo usa también para indicar la regeneración de la tierra des
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pués del diluvio. El diablo recibe el nombre de contrarius , término que pronto desaparecerá del vocabulario cristiano.
1 .-Cristianismos lexicológicos en la carta En la “Carta de Clemente” aparecen los siguientes términos cristianos: angelus; apostolus; baptizare; ecclesia; episcopus; episcopatus; evangelium; evangelizare; humiliare; levita; propheta; prophetia; remissio (peccatorum); spiritualiter; salvare; salvator.. Nótese que todas estas palabras, que llamamos cristianas, son bíblicas, porque aparecen ya en la VL.
2 - Cristianismos semánticos en la carta El traductor usa las siguientes palabras latinas con los nuevos significados que recibieron en el cristianismo: caritas, “el amor fraterno”; caro, la carne en sentido bíblico”; confiteri, “alabar a Dios” -significado bíblico-; “confesar los pecados” -significado cristiano-; consummatio, “fin, término, fin del mundo”; dormire, “morir”; gratia, “la gracia de Dios”; lapsus, “la apostasia de la fe”; orare, “orar, rezar”; oratio, “la oración cristiana”; poenitentiam agere, “cam biar de vida” (equivale al griego metánoia ); passio, la “Pasión de Cristo”; pax, “la paz”, en sentido bíblico-cristiano; saeculum, “el mundo temporal”, en senti do peyorativo. Hay que advertir que todas estos términos, menos lapsus, son términos bíblicos, es decir, aparecen en la Biblia latina con el mismo significado que tie nen aquí.
3 .-Cristianismos indirectos en la carta El traductor emplea los siguientes cristianismos indirectos: abyssus; acceptabilis; appropiare; brabium; fornicaria; inexcrutabilis; initiator; moechia; pusillanimis; susurratio; zelotypus; zelus. Hay que decir una vez más que todos estos términos son bíblicos, pues apa recen por primera vez en la Biblia -y a desde la Vetus Latina-, menos inescrutabilis e initiator.
4 - Verbos terminados en -ficare En la “Carta de Clemente” abundan los verbos terminados en -ficare, que
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son, como es sabido, formaciones típicamente cristianas. Son los siguientes: beatificare; glorificare; honorificare; iustificare; magnificare; sanctificare; vivificare De nuevo es preciso recalcar que todos estos verbos aparecen en la Biblia, ya desde la Vetus Latina, y, por tanto, son términos cristianos, porque primero son términos bíblicos.
5 .- CONCLUSIONES FINALES El texto latino de la “Carta de Clemente” muestra ciertos rasgos arcaicos del latín cristiano que confirman las conclusiones que se proponían al principio sobre el origen y la fecha de la traducción latina. Comparando esta lengua con la lengua latina cristiana que se utilizará dos siglos más tarde, la “Carta” resulta más una promesa y una preparación que un fruto maduro. Pero es evidente que ya existe en ella un vocabulario cristiano, aunque sea rudimentario, vocabulario en el que son bastante frecuentes los cristianismos indirectos, dato digno de ser resaltado. Habría que matizar estas afirmaciones de Mohrmann, porque la lengua que emplea la “Carta” es más la lengua bíblica que la propiamente cristiana. Lo que más llama la atención en la “Carta” es el carácter universal de su lengua latina. Las diferencias entre el latín cristiano de Africa y el de nuestra Carta son poco importantes. Con respecto a los préstamos extranjeros puede señalarse una mayor reserva en Roma que en Africa. La “Carta de Clemente” basta por sí sola para refutar esta opinión, casi generalizada, sobre la prioridad de la latinidad cristiana de Africa sobre la de Roma. Pero el carácter primitivo de una y de otra no difiere mucho. Fuera de algunas divergencias menores, la terminología cristiana de Roma y de Africa son idénticas2.
Y nosotros creemos que son idénticas precisamente porque coinciden en la utilización del mismo lenguaje de la Biblia latina.
1Chr. Mohrmann, Études, III (o.c.), pp. 67-126. 2Chr. Mohrmann, Études, III (o.c.), pp. 15 ss. Para confirmación con textos concre tos remitimos a O. García de la Fuente, Antología del latín bíblico y cristiano, Ediciones Edinford, Málaga 1990 (Carta de Clemente a los Corintios).
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V.- EL "PASTOR" DE HERMAS 1.-CONTENIDO DE LA OBRA El Pastor, de Hermas, es una de las obras más interesantes, sorprendentes y extrañas en su factura de la antigüedad cristiana. Trata de las revelaciones hechas a Hermas en Roma por dos personajes celestiales. El primero es una mujer anciana. El segundo, un ángel en forma de pastor. De ahí le viene el nom bre a la obra. Externamente, el escrito está dividido en tres partes, que contie nen: La primera: cinco visiones. La segunda: doce mandamientos. La tercera: diez comparaciones, semejanzas o parábolas. 2 .-
AUTOR DE LA OBRA
Sobre el autor de la obra tenemos pocos datos y son muy discutidos. El autor dice de sí mismo que, siendo muy joven, fue vendido como esclavo y lle vado a Roma, donde lo compró una mujer llamada Rode. Hermas, desde luego, era un cristiano, perteneciente probablemente al grupo de gentes procedentes de la mitad oriental del Imperio Romano; pero no sabemos si vino él al Occidente o si ya había venido antes su familia. 3 .- FECHA DE COMPOSICION La fecha de composición de la obra es aún objeto de muchísima polémica, pues hay quien dice que el libro es obra de tres autores o de dos o de uno y que fue compuesto en épocas distintas. Lo más probable es que se trate de la obra de un solo autor, Hermas, hermano del papa Pío, cuyo pontificado se sitúa desde el 141 al 155. También es lo más probable que la obra se escribiera después del año 100 y no después del 140, como opinan otros. Hermas la escribió en griego, y lo hizo en Roma. Se conservan dos versiones latinas completas, una, llamada Vulgata, que se
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cree que es de finales del siglo II (entre el 180-190). La otra, denominada Pala tina, se atribuye al siglo IV o V. La obra de Hermas tiene abundantes semitismos, estudiados con todo deta lle por A. Hilhorst1. Estos semitismos fueron tomados por el autor de la versión griega de los Setenta y del ambiente cristiano en que se leía la Biblia, y no demuestran, por tanto, ni que el autor fuera un judío ni que se hubiera formado en un ambiente judío ni que supiera el hebreo2. 4.-LENGUA Y ESTILO DE LA OBRA La lengua del “Pastor” tiene algunos rasgos del latín que debía serle fami liar al autor. La odós kampané, via campana, “camino del campo” prueba que el autor escribe en un ambiente latino. En la obra se encuentran cuatro latinis mos: léntion = linteum, “lienzo”, “sábana”, es un préstamo bastante frecuente; sympsélion = subsellium, “banco”, “banquillo”, “asiento bajo pequeño”, es un préstamo no frecuente; kerbikárion = cervical, almohada”, es una palabra que no aparece en ningún otro lugar. Y, por último, station, que es la palabra cristia na statio, equivalente a ieiunium, “ayuno”, palabra que va acompañada de una explicación que sería innecesaria para los hablantes latinos. El texto prueba que hacia mediados del siglo II -fecha de la composición de la obra- se hablaba ya en Roma de la statio, y que este término latino propio de la lengua de los cristianos ya existía en la lengua de la comunidad de Roma treinta años antes de la redacción en Africa de las “Actas de los mártires de Scilli”. Hay, además, otras peculiaridades que se explican por el carácter vulgar de la lengua de Hermas, pero la frecuencia de esas peculiaridades parece indicar la influencia latina. Es sabido que en la koiné griega el optativo tendía a desapare cer. Pero la ausencia total de optativos en el “Pastor” es muy significativa y per mite suponer que en la lengua que hablaba Hermas no existía el optativo. Lo mismo puede decirse de la ausencia del acusativo de relación (del tipo de lania tus pedes, “con los pies desgarrados”), construcción también en vías de desapa rición durante los primeros siglos de nuestra era y de la frecuencia del dativo de relación (del tipo de nemo Deo pauper est, “nadie es pobre con Dios” (Lactan cio), equivalente a un ablativo latino. Hay, además, una confusión completa entre el eis y el en, fenómeno no ajeno a la “koiné”, pero que refleja uno de los rasgos más característicos del latín vulgar. A pesar de los latinismos que acabamos de mencionar, no deja de llamar la 1A. Hilhorst, Sémitismes et latinismes dans le Pasteur d'Hermas, Nimega 1976. 2A. Hilhorst, o.c., p. 185.
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atención el hecho de que, hacia la mitad del siglo II, uno que sabía latín hubiera creído conveniente escribir en griego. Esto es un indicio evidente de que en tiempo de Hermas el griego seguía aún siendo la lengua privilegiada de la comunidad cristiana de Roma. Los cuatro latinismos hallados en el “Pastor” estaban ya sin duda integrados en la lengua griega del tiempo de Hermas y por tanto no permiten deducir de ellos demasiadas cosas, fuera de ser una pista sobre la fecha de composición de la obra. El texto, en efecto, nos da derecho a afirmar que hacia la mitad del siglo II nos encontramos en pleno período de transición del griego al latín. Pues el autor, al escribir en griego, pretendió, ade más de hacerse entender por un mayor número de fieles creyentes, que su obra apareciera como escrita hacia finales del siglo I, y diera así la impresión de una venerable antigüedad. La alta estima que la antigüedad cristiana testimonió a Hermas se patentiza por el hecho de que varios escritores eclesiásticos, entre ellos Ireneo, Tertuliano y Orígenes, le consideraran como un profeta y pusieran su obra entre los libros canónicos. Fue más popular en Oriente que en Occidente, sin duda a causa de la lengua, pues Jerónimo dice que en su tiempo el libro era casi desconocido entre los latinos (De vir. illustr. 10). El “Fragmento Muratoriano” dice que la obra puede leerse en privado, pero no en los actos públicos de la Iglesia. Orígenes, sin embargo, afirma que en algunas iglesias de Oriente se leía en público como un libro sagrado.
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VI.-LA "PASSIO PERPETUAE ET FELICITATIS" 1,- CONTENIDO DE LA OBRA Esta Passio narra el martirio de tres catecúmenos, Sáturo, Saturnino y Revocato, y de dos mujeres jóvenes, Perpetua, de 22 años, casada y con un hijo, y su esclava, Felicidad, que estaba encinta cuando la arrestaron y dio a luz poco antes de morir. Sufrieron el martirio el 7 de marzo del 203, en Cartago. El relato es uno de los documentos más hermosos de la literatura latina cris tiana antigua. La literatura clásica pagana ignoraba lo que nos dicen estas pági nas conmovedoras: El calor sofocante y el tufo maloliente de una cárcel abarro tada; el dolor de un pecho femenino lleno de leche que no ha podido mamar un niño; el cariño de una señora joven por su hermanito muerto de cáncer entre el odio de todos; el llanto por ese hermanito muerto; los lazos indestructibles crea dos entre miembros de un grupo socialmente aislado, el de los cristianos, que esperan con alegría el martirio. 2 ,- FECHA DE COMPOSICION DE LA OBRA Con respecto a la redacción de la obra, la opinión de A. Fridh' parece la más convincente. Según él, el estrato más antiguo de la obra está formado por el relato de la visión de Sáturo (Passio 11-13), redactado en griego y luego tradu cido al latín, y por el diario de cárcel de Perpetua (Passio 3-10), escrito, pensa do y redactado en latín, que fue insertado, junto con la traducción del relato de la visión de Sáturo, en un marco más amplio, debido a un redactor final. Este último, que escribe en latín, después de una introducción, cita los escritos de Perpetua y de Sáturo, para describir el suplicio de estos mártires y de sus com pañeros en la última parte (Passio 1-2; 14-21). Si la fecha del martirio es el año 203, como parece casi seguro -otros lo ponen en el 202-, la obra del redac1 A. Fridh, Le problème de la Passion des saintes Perpétue et Félicité, Estocolmo 1968, p. 82 s.
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tor, que describe este mismo martirio, debe ser muy poco posterior -entre el 204 y el 210-, La opinión muy generalizada de que el autor de esos varios capítulos y el editor final de toda la obra habría sido el propio Tertuliano, debido a una cierta semejanza de estilo y de contenido entre las obras de Tertuliano Ad martyras y De patientia, y la Passio está hoy en entredicho, y lo está precisamente por la comparación entre el estilo de Tertuliano y el estilo de esta obra, comparación realizada por dos grandes especialistas en el tema R. Braun' y J. Fontaine2. En tiempo de San Agustín la “Pasión de Perpetua” gozaba de tal estima que el Obispo de Hipona tuvo que advertir a sus fieles que no debían ponerla al mismo nivel que las Sagradas Escrituras. 3 ,- LENGUA Y ESTILO DE LA OBRA La lengua y el estilo de la “Pasión de Perpetua” son muy complejos, refle jando en parte las distintas manos que han intervenido en el escrito, o, si se pre fiere, las partes de que consta la obra. En cada una de ellas desempeña un papel muy importante la lengua popular, con sus formas concretas y plásticas y su fuerza expresiva. A cuenta de esta lengua habría que poner el verbo operari, rehecho sobre operatus en el curso del siglo I, y que entró en el vocabulario de los autores cristianos por medio del sermo cotidianus. A lgunos dicen lo m ism o de co n fo rta re, “co n fo rtar, alentar espiritualmente”3, que equivale a los clásicos fovere o reficere y digerere en el sentido de “exponer, tratar un tema”, y lo mismo fabulari, “hablar” en lugar de loqui, “hablar”; magna, “cosas grandes” en lugar de tanta , “cosas tan grandes”; beneficia experiri , “experimentar beneficios” en lugar de beneficia accipere , “recibir beneficios”; insidias praestare, “poner asechanzas”, en lugar de dare o facere o componere de la lengua clásica. Quizá habría que decir lo mismo de tegnon (1.17) y del sustantivo buccella, “bocado” (1.18), usado en el mismo sentido que tiene en la Vetus Latina, cuan do se habla de las “migajas que caen de la mesa de los amos” (Mt 15,27, cód.k) o del bocado que Jesús dio a Judas (Jn 13,26, cód.d). Y también de los verbos compuestos con el preverbio intensivo-perfectivo re-, per-, ex-, com - , que parecen privados ya de su sentido clásico y presagian claramente los fenómenos lingüísticos prerrománicos. 1R. Braun, Deus Christianorum. Recherches sur le vocabulaire doctrinal de Tertullien, Paris 1962, y el REL 33 (1955) 81 ss. 2J. Fontaine, Aspects et problèmes (o.c.), p. 74. 3 Nosotros creemos, más bien, que este verbo se debe al influjo del latín bíblico, pues aparece muchas veces en la VLat con esos mismos significados; cf. H. Ronsch, o.c., p. 185.
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Otro ingrediente importante de la lengua y el estilo de la Passio está consti tuido por la “influencia de la Biblia”, libro que conocen los autores de las dis tintas partes de la obra por las primeras versiones latinas de la Biblia y por el empleo del Libro Sagrado en la catequesis y en la liturgia. A cuenta de la Biblia habría que poner términos como caro, en el sentido bíblico-cristiano de “cuer po” en cuanto algo distinto del alma, y el adjetivo carnalis, “débil”, “humano”1. Y lo mismo se ha de decir del empleo abundante de et en coordinaciones paratácticas, imitando el estilo de la Biblia latina.El estilo apocalíptico de la visión de Perpetua, que imita el relato de Joel: “El relato de la visión de Perpetua y el prefacio de la Passio sin inexplicables sin el trasfondo de los recuerdos bíbli cos, sin la impregnación de sus autores por las Escrituras”2. Por último,también es evidente en la obra y en cada una de sus tres partes “la tradición literaria latina”, es decir, la formación literaria suficiente, fundada en el conocimiento de la prosa clásica. El resultado de la fusión de estos tres elementos es una lengua unitaria, no forzada ni artificial, sino espontánea y muy peculiar.
1 R. Petraglio, Lingua latina e mentalitá bíblica nella "Passio sanctae Perpetuae". Analisi di caro, carnalis e corpus, B rescia 1976. 2 J. Fontaine, Aspects et problèmes (o.c.), pp. 93-95. P a ra textos concretos, cf. O. G arcía de la Fuente, Antología del latín bíblico y cristiano, E diciones E dinford, M álaga 1990.
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VIL- MINUCIO FELIX 1 ,- VIDA Y OBRAS Minucio Félix es un autor muy discutido.Hay poquísimas noticias sobre él. Se discute si es romano o africano. Se discute la fecha de composición de su obra el Octavius . Esta obra la mencionan Lactancio y Jerónimo. Lac tancio dice: “Entre los defensores de nuestra fe, que conozco, Minucio Félix ocupa un lugar muy distinguido en el foro. Su libro titulado Octavius dem uestra qué campeón más extraordinario de la verdad habría sido de haberse dedicado completamente a esta clase de trabajos” (Div.inst. 5,1,21). Jerónimo habla de él en varias ocasiones. En el De vir.illustr. 58 leemos: “Minucio Félix, distinguido abogado de Roma, escribió un diálogo donde narra una disputa que sostuvieron un cristiano y un pagano; el diálogo se titula Octavius”. Minucio Félix era probablemente de origen africano, pero afincado en Roma. Su obra es también probablemente la primera obra literaria latina del cristianismo occidental y romano. La controversia sobre la prioridad cronológi ca entre el Apologeticum de Tertuliano, escrito hacia el 197, y el Octavius de Minucio Félix sigue aún abierta, a pesar de tantos estudios dedicados al tema. Muchos estudiosos consideran a Minucio posterior a Tertuliano e imitador suyo. Otros muchos opinan lo contrario: que Minucio es anterior a Tertuliano y que su Octavius sirvió de modelo a muchos pasajes del Apologeticum. Hasta ahora no hay pruebas incontrovertibles en favor de una o de otra hipótesis, ni siquiera la de una mayor originalidad de la obra de Tertuliano. La opinión de Jerónimo ( De vir. illustr.53,58;Ep.70,5), que concede la prioridad a Tertuliano, no es definitiva ni aporta dato alguno decisivo. Minucio habla en su obra de un tratado De fato, “Sobre el destino”, que tenía intención de escribir: “Pero sobre el destino (fato) basta por ahora. Reser
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vamos este tema para una discusión más completa y extensa en otro lugar” (Ib. 36,2). Si lo escribió, se ha perdido. Jerónimo conoció un libro De fato vel con tra mathematicos, atribuido a Minucio Félix, pero pone en duda su autentici dad: “Circula también bajo su nombre otra obra, De fato vel contra mathemati cos', pero este tratado,aunque debido a la pluma de un hombre de talento, no me parece que corresponda al estilo de la obra mencionada”(el Octavius) (De vir. illustr.58). Se discute también si Minucio fue cristiano o pagano. Jerónimo lo cuenta entre los cristianos. Las razones que se aducen en contra de su cristianismo, como el que no mencione nunca a Cristo ni a la Biblia, no son motivos decisi vos, como luego veremos. 2 , - EL OCTAVIUS Esta obra es la única apología del cristianismo escrita en latín y en Roma durante la época de las persecuciones. Se conserva en un solo manuscrito, el codex Parisinus 1661, del siglo IX, como si fuera el libro octavo de la obra de Arnobio, Adversus nationes. Su verdadero autor es Minucio Félix, como lo atestiguan Lactancio y Jerónimo y toda la tradición antigua. 2A.-Estructura y contenido del Octavius 2 A A.-Estructura La obra se presenta en forma de “diálogo”. El escenario de la conversación es Roma. Tres personajes toman parte en la discusión: el autor, Minucio Félix, abogado, y sus dos amigos, el cristiano Octavio, que da nombre a la obra, y el pagano Cecilio. Octavio, que ejercía la misma profesión que Minucio Félix, había venido del Africa en viaje de visita. Cecilio parece ser que era natural de Cirta, en Numidia, porque habla de Frontón, también de Cirta, como de su con ciudadano. La realidad histórica de la conversación es dudosa. El autor toma como modelo los “diálogos” de Cicerón y se sirve de esta forma literaria para presentar la causa del cristianismo frente al paganismo. De aquí no se sigue que los perso najes del diálogo sean ficticios. Según parece, la obra se escribió en memoria de Octavio, ya muerto, porque el autor comienza evocando la íntima amistad que los había unido. Ambos habían abrazado el cristianismo al mismo tiempo. 2.1.2,- Contenido La conversación se supone que fue tenida en un paseo a Ostia, famoso
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lugar de recreo para los romanos, el mismo sitio en donde más tarde Agustín de Hipona, esperando el barco que le había de llevar a Africa, tuvo la conocida conversación con su madre Mónica, y el así llamado “éxtasis de Ostia”. Al pasar por delante de una estatua de Serapis, Cecilio le lanza un beso con la mano. Este hecho da origen a una discusión, que toma la forma de un debate en el foro: Cecilio actuaba de fiscal; Octavio se encargaba de la defensa del cristia nismo, y Minucio Félix hacía de árbitro en el conflicto entre la fe antigua de los paganos y la nueva fe de los cristianos (1-4). Al llegar al final del muelle se sentaron. Y Cecilio abre la discusión con una apasionada defensa del paganis mo y un violento ataque al cristianismo1. El discurso de Cecilio (5-13) puede resumirse en tres puntos: a) En los asuntos humanos todo es dudoso e incierto. Lo máximo que se consigue es probabilidad y no certeza. Todo está gobernado por la casualidad, sin intervención alguna de los dioses ni de la providencia (5). b) Lo mejor de todo es aceptar las enseñanzas recibidas y venerar a los dio ses que aprendimos a venerar desde la infancia (6-7). c) Los cristianos, que niegan la religión tradicional, son ateos, conspirado res, y propugnan doctrinas absurdas (5-13). La respuesta de Octavio sigue paso a paso la argumentación del adversario. Podemos destacar en ella los siguientes puntos: 1) Todos los hombres tienen la facultad de razonar; por tanto, también los cristianos, aunque sean ignorantes y analfabetos. Y los cristianos dicen que hay un solo Dios, autor de todo el mundo visible (14-19). 2) La religión pagana es absurda, y no puede uno dejarse descarriar por una tradición llena de errores. No es la religión la que ha hecho grandes a los roma nos, sino la impunidad de sus sacrilegios (20-27). 3) Las acusaciones que se formulan contra los cristianos son falsas y calumniosas. El comportamiento de los cristianos es su mejor apología, y, ade más, las doctrinas cristianas pueden demostrarse con argumentos de la razón (18-38). Después de esta demostración, Cecilio se declara convencido de lo que defiende Octavio. Minucio Félix se siente aliviado, al no tener que pronunciar la sentencia sobre quién ha sido el vencido. El diálogo termina con estas palabras: 1J. Q uasten, Patrología, I, M adrid 1968, p. 461.
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“Seguimos luego nuestro camino, contentos y felices. Cecilio, por haber hallado la fe; Octavio, por haber ganado una victoria; y yo, por la fe de uno y la victoria del otro (40). 2.2 - Valor literario y doctrinal del “Octavius” 2 .1 - Valor literario “Esta deliciosa defensa del cristianismo ha sido admirada siempre por su nobleza y elegancia. El autor muestra una notable imparcialidad hacia los pun tos de vista paganos. El diálogo está bien llevado. La presentación es agradable. Hay claridad de expresión. La materia está bien distribuida. No hay digresiones. Todas estas cualidades contribuyen a hacer del Octavius la más bella apología de la Iglesia primitiva”'. 2.2 - Valor doctrinal La ética del diálogo tiene muchos puntos de contacto con la filosofía estoi ca. Cita varias veces a Platón. Tiene reminiscencias de Homero, Jenofonte, Floro, Horacio, Juvenal, Lucrecio, Marcial, Ovidio, Salustio, Tibulo y Virgilio. Con respecto a las fuentes cristianas, hay analogías con los primeros apolo gistas, como Justino, Taciano, Atenágoras y Teófilo. Pero no se puede probar la dependencia directa de estos autores. No cita ni una sola vez la Sagrada Escritu ra. Presenta de una manera extraordinariamente atrayente las comunidades cris tianas unidas por el amor, por la esperanza de una resurrección común y por la compañía de Dios, pero evita toda referencia a Cristo y a la redención llevada a cabo por él. Su cristianismo parece reducirse a un monoteísmo providencialista, no del todo extraño al pensamiento pagano, fuera del tema de la resurrección. ¿Cómo explicar esta ausencia de citas bíblicas y de referencias más claras al mensaje cristiano?. Minucio se proponía, ante todo, convencer a los paganos cultos. Ahora bien, a los ojos de éstos, la Escritura no tenía valor alguno proba tivo. Probablemente por esta misma razón el diálogo contiene muy pocos ele mentos típicos de la doctrina cristiana. 3 -L e n g u a y estilo del "Octavius” 3 Λ.-E stilo El estilo del Octavius es pulido. Sus períodos están bien equilibrados. La atención a las reglas de la prosa hacen recordar a Cicerón. Cicerón fue sin duda ' J. Q uasten, o.c., p. 462.
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su modelo. El De natura deorum no sólo le proporcionó la trama del libro, sino que todo el pasaje de 1,25-42 reaparece al pie de la letra en el Octavius (c.19). También utilizó otros escritos de Cicerón, como el De divinatione y el De repú blica. También toma bastante de Séneca1. 3.2,- Lengua Minucio Félix excluye de su prosa con gran cuidado todos los neologismos del latín cristiano. Según su opinión, las innovaciones del latín de los cristianos y el carácter exótico de la Biblia no se compaginan bien con un estilo literario elevado. Al hablar, por ejemplo, del bautismo, se expresa sin utilizar ningún tér mino cristiano: et cum discussa caligine de tenebrarum profundo in lucem sapientiae et veritatis emergerem (1,4) (“y cuando yo salí a la luz de la sabidu ría y de la verdad desde la profundidad de las tinieblas, después de haber sido disipada la oscuridad”). La terminología cristiana para Minucio Félix fue un verdadero tabú. El no intentó crear una lengua ni un estilo que hiciera justicia al lenguaje de los cris tianos y que fuera aceptado al mismo tiempo por los paganos. No obstante, J. Fontaine2 encuentra algunas reminiscencias bíblicas, cuando Minucio Félix describe el valor y heroísmo de los mártires. Y el autor termina así su estudio sobre el estilo de Minucio Félix: “Por su vocabulario frecuentemente de doble entrada -filosófica y bíblica, profana y cristiana- y también, al menos en algu nas páginas, por el soplo interior de un enunciado concebido como el de una profesión de fe, Minucio Félix aparece como un estilista auténticamente cris tiano”1. Además de las reminiscencias bíblicas que descubre Fontaine, puede adu cirse el siguiente pasaje de Minucio Félix sobre los ídolos, muy parecido a otro de Jeremías (cf. la Carta de Jeremías: Baruc, cap. 6), paralelismo que nadie, que sepamos, ha puesto de relieve. Minucio Dice así: Quanto verius de diis vestris animalia muta naturaliter iudicant! Mures, hirundines, milvi non sentire eos sciunt; rodunt, inculcant, insident, ac nisi abigatis, in ipso dei vestri ore nidifi cant; araneae vero faciem eius intexunt et de ipso capite sua fila suspendunt. Vos tergetis, mundatis, eraditis et illos quos facitis protegitis et. timetis (24, 8 ss) (“ ¡Con cuánta mayor razón los animales mudos juzgan instintivamente acer ca de vuestros dioses!. Los ratones, las golondrinas, los milanos saben perfecta mente que esos dioses no sienten: los pisan con sus pies, se posan sobre ellos y, si no los espantáis, hacen su nido en la propia boca de vuestro dios; en cuanto a las arañas cubren con su tela el rostro de la divinidad y hacen colgar sus hilos 1J. Q uasten, o.c., p. 463. 2 J. Fontaine, A spects et p ro b lè m e s (o.c.), pp. 114-116. 11bid., p. 121.
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de su propia cabeza. Vosotros los secáis, los limpiáis, los raspáis, y protegéis y teméis a esos dioses que vosotros mismos hacéis”). Compárese este texto con las siguientes frases de la Carta de Jeremías: Supra corpus eorum et supra caput eorum volant noctuae, et hirundines, et aves etiam similiter cattae (Bar 6,21) (“Sobre el cuerpo y la cabeza de los ídolos vuelan las lechuzas y las golondrinas y otras aves y hasta hay gatos”). Que los adoradores de ídolos tienen que limpiar sus estatuas lo dice también la Carta de Jeremías: Hi autem non liberantur ab aerugine et tinea. Opertis autem illis veste purpurea, extergunt faciem eorum propter pulverem domus qui est pluri mus inter eos (Bar 6,11,12) (“Pero éstos (los ídolos) no se libran ni de la roña ni de la tiña, por muy cubiertos que estén con vestidos de púrpura; tienen que lavarles la cara, debido al polvo de la casa que los recubre espesamente”). Minucio dice que “los animales (ratones, golondrinas y milanos) saben que esos dioses no sie n te n ” . La C arta de Jerem ías dice m uchas veces (vv.14,22,28,39,44,51,55,64,68,71) que ellos, los judíos “deben saber que no son dioses” (unde vobis notum sit quod non sunt dii). Minucio dice que los “idólatras protegen a sus dioses y los temen”. La Carta de Jeremías dice que los ídolos, si sobreviene un incendio, donde ellos se encuentran, “serán como pos tes, presa de las llamas” (ipsi vero sicut trabes in medio comburentur) (Bar 6,54) ;”no pueden defenderse ni de ladrones ni de salteadores..., porque éstos, más fuertes que ellos, les quitan el oro, la plata y la vestimenta que los recubre, y se van con ello, sin que los dioses puedan socorrerse a sí mismos” (Bar 6,56,57). Así se comprende que los idólatras tengan que proteger a sus dioses. Por último, Minucio dice que los paganos “temen a sus dioses (et timetis). La Carta de Jeremías repite muchas veces (cf. vv.4,15,22,28,64,68) que “no hay que temer a estos dioses” (ne timueritis; ne timeatis eos). Minucio dice también que “hasta los animales saben que esos dioses no sienten” (non sentire eos sciunt). La Carta de Jeremías dice esto mismo: “como si pudieran sentir esos dioses que no tienen movimiento..., pues no sienten nada esos dioses suyos” (quasi possint sentire qui noir habent motum:..; sensum enim non habent ipsi dii illorum) (Bar 6,41). Minucio dice que “las aves se posan (insident ) sobre los ídolos”. La Carta de Jeremías dice que “los dioses falsos se parecen a un espino en un huerto, en el que todos los pájaros se posan” ( eodem modo et in horto spina alba, supra quam omnis avis sedet) (Bar 6,70). A nosotros, pues, no nos cabe duda alguna de que Minucio Félix ha conoci do y se ha inspirado en la Carta de Jeremías para describir la insensatez de los ídolos.
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VIII.- TERTULIANO I,- VIDA Quinto Septimio Florencio Tertuliano nació en Cartago hacia el 155 y murió hacia el 220. Era hijo de un centurión de la cohorte proconsular. Sus padres eran paganos. Tertuliano consiguió una sólida formación jurídica y adquirió gran fama como abogado en Roma. No es seguro que haya que iden tificarle con el jurista Tertuliano, de quien citan varios pasajes los digestos del Corpus luris Civilis. Se convirtió al cristianismo hacia el 193, movido princi palmente por el heroísmo de los cristianos en tiempo de la persecución. En la obra Ad Scapulam, 5 dice: “Ante constancia tan prodigiosa, todo el mundo se siente como sobrecogido por una inquietud y desea ardientemente averiguar la causa; en cuanto descubre la verdad, la abraza inmediatamente”. Después de la conversión se estableció en Cartago y puso toda su cultura jurídica, literaria y filosófica al servicio de la fe cristiana. Por Jerónimo (De vir. illustr. 53) sabemos que fue ordenado sacerdote. El no menciona nunca su estado sacerdotal, pero su posición única y su preponderante papel de maestro indiscutido, difícilmente podrían explicarse si no hubiese sido cléri go. Desplegó su actividad literaria entre los años 195-220. Hacia el 207 pasó al montañismo y llegó a ser jefe de una de sus sectas, llamada “tertulianistas”, que perduró en Cartago hasta la época de San Agustín. Se desconoce el año exacto de su muerte1. II,- OBRAS Las obras de Tertuliano pueden distribuirse en tres grupos, según la orien 1J. Q uasten, Patrología (o.c.), p. 546.
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tación, el objetivo y la finalidad: 1) Apologéticas. 2) Polémicas. 3) Doctrinales sobre disciplina, moral y ascesis. En este orden las vamos a enumerar aquí, indicando el año aproximado de su composición. También pueden distribuirse atendiendo al tiempo de redacción, y así tendríamos: Una primera etapa: antes del 206; una segunda etapa: desde el 206 al 213; y una tercera etapa: desde el 213 hasta el final de su vida. I. Obras apologéticas 1. Ad nationes (197) 2. Apologeticum (197) 3. De testimonio animae (197) 4. Ad Scapulam (212) 5. Adversus Iudaeos (206-213) II. Obras polémicas 1. De praescriptione haereticorum (200?) 2. Adversus Marcionem (212) 3. Adversus Hermogenem (200) 4. Adversus Valentinianos (?) 5. De baptismo (198-200) 6. Scorpiace (213) 7. De carne Christi (210-212) 8. De resurrectione camis (210-212) 9. Adversus Praxeam (213) 10.De anima (210-213). III. Obras doctrinales: disciplina, moral, ascesis 1. Ad martyras (197) 2. De spectaculis (197-202) 3. De cultu feminarum (d. 197) 4. De oratione (198-200) 5. De patientia (200-203 6. De poenitentia (203) 7. Ad uxorem (200-206) 8. De exhortatione castitatis (204-212) 9. De monogamia (217) 10. De virginibus velandis (207) 11. De corona (211) 12. De fuga in persecutione (212) 13. De idololatria (211?)
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14. De ieiunio adversus psychicos (d.213) 15. De pudicitia (217?) 16. De pallio (193?;209?;211?). Además de las obras reseñadas, hay otro número bastante considerable de obras desaparecidas, escritas en latín, como De spe fidelium; De paradiso; Adversus Apelleiacos; De censu animae; De fato; A d amicum philosophum; De Aaron vestibus; De carne et anima; De animae submissione ; De superstitione saeculi. Escribió, además, obras en griego. Por lo menos cuatro, las tres corres pondientes a De spectaculis; De baptismo; De virginibus velandis (que son las mismas latinas publicadas en griego) y De éxtasi, citada por Jerónimo ( De vir.illustr.40). III,- LENGUA Y ESTILO Es casi un tópico dar a Tertuliano el título de padre y creador del latín cris tiano. Ya hemos dicho que es un error. Se confunde el primer testimonio litera rio de un idioma con su creador. Tertuliano es para nosotros el primer escritor que a través de una obra considerable se ha servido de una manera amplia y sis temática de la lengua de los cristianos, lengua que se había ido formando duran te los dos primeros siglos, como ya dijimos. Tertuliano no es, pues, el creador de esta lengua. 111.1.-L engua de Tertuliano Sobre este tema hay numerosísimos trabajos1. Aquí vamos a resumir breve mente algunos puntos más destacados, relativos al vocabulario y a la sintaxis de las obras de Tertuliano. III. 1.1.- Vocabulario
1) Cuando se examina el vocabulario cristiano de Tertuliano hay que seña lar, en primer lugar, un número bastante grande de términos técnicos cristianos que aparecen también en las versiones africanas de la Biblia y de los cuales se puede afirmar que pertenecen al vocabulario más antiguo de las comunidades cristianas. Son generalmente préstamos griegos o neologismos latinos, que pro ceden sin duda de la primitiva predicación oral. Tales son, entre otros, los siguientes: anathema, angelus, apostolus, baptisma, baptista, carnalis, diabo lus, diaconus, idololatria, magnalia, paracletus, parasceve, pascha, presbyter, propheta, prophetare, prophetia, regeneratio, revelatio, sabbatum, sanctificare, sanctificatio, seductor, spiritualis, etc. 1J. Q uasten, o.c., pp. 549-551.
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2) Hay también en Tertuliano palabras que designan nociones cristianas y que aparecen por primera vez en él. Pero en este tema hay que ser prudentes. Se trata generalmente de nombres de instituciones eclesiásticas, y muchos de ellos son préstamos griegos. Pero es poco probable que hayan sido creados o toma dos en préstamo por Tertuliano; porque también parecen remontarse al estadio de la predicación oral. Como ejemplos pueden citarse los siguientes: agape, apostolatus, apostolicus, carnalia, catechumenus, chrisma, coaeternus, decalo gus, ethnicus, evangelium, evangelizare, eucharistia, exorcismus, exorcizare, haereticus, laicus, neophitus, regula fidei, etc. 3) Hay también en las obras de Tertuliano “cristianismos indirectos”, térmi nos que Tertuliano comparte con las antiguas versiones de la Biblia. Son, entre otros, corruptibilis, fornicari, fornicatio, fornicator, incorruptibilis, insensatus, mortificare, passibilis, vivificare, acceptabilis, adimpletio, adorator, coinquina tio, confortare, consepelire, desponsatio, eremus, justificare, iustificatio, iuvertcula, miserator, primogenitus, prostitutio, retributio, etc. 4) De estas observaciones no se puede concluir que Tertuliano adoptara simplemente el vocabulario de las antiguas versiones de la Biblia o el vocabula rio corriente de su tiempo. El, como todos los escritores de todos los tiempos, escoge del vocabulario existente los términos que le interesan, siguiendo su gusto y sus preferencias personales. Así, por ejemplo, hay palabras del léxico habitual de los cristianos que no aparecen en Tertuliano, como, superscriptio, susurro, expoliatio, aporiari, honorificare, subintrare', principiari, inscrutabi lis, iucundari (iucundare), beatificare, angustiare , etc. Todas estas palabras aparecen ya en la Vetus Latina y Tertuliano las evita. 5) Tertuliano se aparta a veces conscientemente del uso de las versiones bíblicas. Prefiere, por ejemplo, incorruptibilitas a incorruptio, que usan las ver siones bíblicas. También prefiere ordo al grecismo clerus. Ordo designaba gru pos especiales de fieles: ordo viduarum, “la clase de las viudas”. Para designar el “bautismo” Tertuliano usa el griego baptisma (us,um), que es el término corriente de todos los tiempos, y también emplea del vocabulario latino vulgar las palabras intingere, tingere, intinctio, lavacrum; por ejemplo: quotquot enim in Christum tincti estis, “cuantos estáis bautizados en Cristo” (De bapt. 11,2); ipse vos tinguet, “él os bautizará” (Ib., 13,3); ite, docete nationes, tinguentes..., “id, enseñad a las gentes, bautizándolas...”. En las citas del Nuevo Testamento usa 30 veces tingere y sólo 3 veces baptizare. Para indicar el sacramento del bautismo emplea baptisma. Para señalar al ministro del bautismo emplea bapti zator.
Subintrare, en contra de lo que dice M ohrm ann, sí aparece en T ert. M arc. V,3.
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6) Hay una lista restringida de términos cristianos indirectos, que se encuentran por primera vez en Tertuliano, y que luego se convierten en usuales. Estos términos son: cineresco, “reducirse a cenizas”; compassio; contrectabilis “lo que puede tocarse”; convertibilis; discipulatus; negator; operator, etc. En estos casos pudiera tratarse de neologismos creados por Tertuliano y aceptados por la comunidad cristiana; pero también puede suceder que Tertuliano sea sólo el primer testimonio de un uso corriente de esas palabras. 7) Tertuliano forma palabras a base de simetrías, aliteraciones y analogías. Por ejemplo: advocator sobre aspernator, comminator sobre contemptor, cons pector sobre comprobator, contristatio sobre congratulatio; accusatrix sobre adulatrix·, informator sobre reformator, operator sobre negotiator, sensualitas sobre immortalitas·, escatilis sobre aquatilis·, adordinare sobre adoptare·, igna vescere sobre quiescere', collaborare sobre condolere·, promissive sobre prae ceptive', resuscitator sobre restitutor, vorator sobre potator, destructor sobre aedificator, discipulatus sobre comitatus', ieiunatio sobre statio, etc.1. 8) En otros casos se puede afirmar con gran probabilidad que se trata de creaciones propias de Tertuliano. Entre los cristianos, como sabemos, eran fre cuentes los sustantivos terminados en -tío y en -to r y los adjetivos en -bilis. Pues bien, Tertuliano usa los siguientes neologismos, que fueron adoptados por el uso de su tiempo: profusor, resuscitator, suscitator, vivificator, damnator, resuscitatio, perpetratio, agnoscibilis. Es curioso constatar que estas palabras, aparentemente no adoptadas por los cristianos contemporáneos de Tertuliano, se encuentran regularmente en los textos del siglo IV y siguientes. Da la impre sión de que los contemporáneos las consideraban demasiado “modernas”; en cambio, dos siglos más tarde volvieron a aparecer y se hicieron de uso común, cuando la lengua cristiana había llegado a su madurez. 9) Vamos a señalar también algunos cambios semánticos en Tertuliano de términos ya existentes: advocatio toma el significado técnico cristiano de “con solación, consuelo (De pat. 11); candida, “la toga del candidato” pasa a signifi car la “esperanza”! y la “dignidad” (Adv.Marc. IV,34; Ad ux. 1,7); retentio, “la retención de los pecados” se pone en contraposición a remissio, término técnico del perdón de los pecados (Adv.Marc. IV,28); consecutio significa generalmen te “consecuencia”, pero también “consecución”, aproximando más el significa do al del verbo consequi (De res. 52); stilus, “pluma” pasa a significar “el escri to” o el “pasaje escrito” (Scorp. ); transgressio es no sólo una “transgresión” cualquiera sino una verdadera “apostasia”. El verbo dedicare se especializa para significar la acción inicial del sacrifi1 G. D evoto, S toria della lingua di R om a, B olonia 1969, p. 318.
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ció (De poen. 2); aemulus es el “enemigo” (De res. 54); publicus es “lo público, lo oficial”, pero pasa a significar los “general”, lo que afecta a todo el pueblo; aerogare, “dar”, pasa a significar “separar, poner a parte” y también “suceder” (De praescr. 2); obsignare, “sellar, firmar”, significa “consagrar” (Ad ux. 1,6); offerre , “presentar” significa “ofrecer en sacrificio, sacrificar”; pariare , “igua lar” (significado transitivo) significa “ser igual” (significado intransitivo); pota re, “beber”, significa “apagar la sed”: in siti me potaverunt aceto, “cuando tenía sed me saciaron de vinagre”; respondere, “responder”, se usa en vez de sponde re , “prometer”; retractare se usa en lugar de tractare ; struere se emplea en lugar de instruere·, subornare , “equiparar, proveer” significa “sobornar, corromper a los testigos” (Adv.Prax. 1,3). Por influjo de la aliteración, deierare pierde su significado originario intensivo y pasa a significar “maldecir, blasfe mar” (De praescr. 33), etc.1. Otros ejemplos serían censura equivale a severitas; adulter (adjetivo) signi fica “falso”; frater equivale a conservus y significa “cristiano”; refrigerium, “refresco”, significa “descanso” y luego “bienaventuranza celestial”; reus es el “culpable” y de ahí viene reatus , “la culpa”.
10) En resumen, puede decirse que Tertuliano se apoya, en general, en e uso corriente de la lengua cristiana; habla la lengua de sus correligionarios; pero la habla y la escribe de una manera muy personal. Según los cálculos de H.Hope2, las palabras nuevas de Tertuliano son unas 982; de éstas, unas 438 sólo aparecen en Tertuliano, y las 544 restantes aparecen también en autores posteriores. Ill A .2 - Sintaxis Los aspectos más novedosos de la sintaxis de Tertuliano serían los siguien tes: 1) Períodos con menos oraciones dependientes, si se comparan con los de la prosa de Cicerón. En sustitución de estos períodos más largos Tertuliano usa participios que aclaran el significado de los verbos. 2) Uso de conjunciones causales antepuestas a participios: misellum eum, non utique “quod" de bono vitae ereptum (De test.an .4) (“pobrecillo él, no ciertamente porque hubiera sido arrancado del bien de la vida”); habuerit car nem “dum" omnino non natam (De car.Chr. 6). 3) Empleo cada vez más libre e independiente del ablativo absoluto, hasta 1G. D evoto, o.c., p. 319. 1H. H oppe, B eitrâ g e zu r S prache und K ritik Tertuallians, L und 1932, p. 148.
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convertirlo casi en un adverbio: instrumentum adiecit litteraturae, si qui velit de deo inquirere et inquisito invenire et invento credere et credito deservire (Apol. 18,1) (“añadió el testimonio de la literatura, por si alguno quisiera investigar acerca de Dios, y una vez investigado encontrarlo,y una vez encontrado creer en él, y una vez que hubiera creído en él, servirle”); totum hoc indicato dispositum ordinatum est (Adv.Marc. 11,12,3) (“todo esto ha sido dispuesto y ordenado con un juicio justo (o con reflexión)”). 4) Tertuliano aumenta el número de verbos usados arbitrariamente como deponentes; así: abstineri, commemorari, comperiri, coniectari, consultari, lacrimari, etc. En cambio, otros, que son deponentes los usa como pasivos; así: cavillari, confiteri, contionari, gratulari, etc. 5) Todo el sistema verbal experimenta un cambio profundo, pues verbos transitivos Tertuliano los usa como intransitivos sin razones claras, como colli gere, “recogerse”; facere, “dirigirse a”; longinquare, “alejarse”, etc. 6) Una novedad importante consiste en el uso cada vez más frecuente de habere como verbo auxiliar, en los sentidos de posibilidad, obligación o suce sión de tiempo. Giros como nihil habeo ad te scribere (Cicerón) ya existían; pero con Tertuliano nos hallamos en la segunda fase de la evolución que condu cirá hasta formar el futuro románico. El vivere ergo habes de Tertuliano ( De idol. 5) se convertirá en vivere habes = “vivirás”. Hay en Tertuliano unos 80 ejemplos de habere como auxiliar. 7) Hay también en sus escritos una tendencia creciente a la sustantivación de los adjetivos iniquus, “el inicio”; sanctus, “el santo”. 8) Emplea también formas de comparación más expresivas (como extremior) y tienen mucho éxito las nuevas formas sustitutorias con magis y plus. 9) También se encuentra en Tertuliano el uso de in instrumental con ablati vo por influjo del estilo de la Biblia non “in” solo pane vivit homo, sed “in” Dei verbo (“no sólo de pan vive el hombre (realmente habría que traducirlo: nadie vive solamente de pan; porque “no ... hombre” es un hebraísmo que equi vale a “nadie), sino de la palabra de Dios” (texto de la Biblia); pubertas “in” annis (“pubertad de años”), etc.1. III. 2 —Estilo de Tertuliano Tertuliano tiene un estilo muy personal, aunque conoce y sigue las tradicio 1 H. H oppe, Syn ta x und S til des Tertuallians, L eipzig 1903, pp. 32; 57; 61; 95, y G. D evoto, S toria (o.c.), pp. 314-316.
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nes literarias de su época. Siguiendo el ejemplo de su compatriota Apuleyo, explota todas las posibilidades que le ofrece el nuevo estilo: se inspira en la manera “asiática” de los oradores griegos: vocabulario rico y poco tradicional, paralelismo llevado al extremo, terminaciones de frase iguales, antítesis, exube rancia barroca unida a una extrema concisión. El “asianismo”, que recomenda ba un vocabulario nuevo y poco usual, ayudó a Tertuliano a introducir el voca bulario nuevo de los cristianos. El estilo de Tertuliano es exuberante, artificial, amanerado a ultranza y con el paso de los años se hizo más amanerado y más artificial. Algunos de los rasgos más característicos de su estilo serían los siguientes a) Estructura paralela de la frase, formada por un gran número de términos simétricos, adornando este estilo exuberante numerosas rimas, asonancias y ali teraciones. Por ejemplo: Aut statim audita, si prius demonstrantur, aut postea reperta, si interim celantur (Adv,nat. 1,7,22) (“O escuchadas inmediatamente, si se dan a conocer antes, o descubiertas después, si mientras tanto se ocultan”. Quomodo igitur illa anima, quae ten is inhaerebat, nullius sublimitatis, nullius profunditatis intrepida, ascensu etiam scalarum fatigabilis, submersu etiam piscinarum strangulabilis, aeri postea insultabit in aquila, aut mari postea desultabit in anguilla? (De an.3,26). (“¿Cómo, pues, aquella alma, que estaba pegada a la tierra, sin temer nin guna altura ni profundidad alguna, que se cansaba todavía subiendo las escale ras, que se podía ahogar todavía al sumergirse en las piscinas, subirá después hacia arriba en el aire como un águila o bajará después hacia abajo en el mar como una anguila?”). Non contendit, non reclamavit, nec quisquam in plateis vocem eius audivit;
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arundinem quassatam non fregit, linum fumigaris non restinxit; nullum volentem sibi adhaerere non suscepit, nullius mensam tectumve despexit, atquin ipse lavandis discipulorum pedibus ministravit; non peccatores, non publicanos aspernatus est, non illi saltim civitati quae eum recipere noluerat iratus est (De pat. III, 4—6). (“No discutió, no reclamó, ni nadie oyó su voz en las plazas; la caña que brada no la rompió, la mecha humeante no la apagó; a nadie que quiso unírsele lo rechazó, ni despreció la mesa o la casa de nadie; al contrario, él mismo se puso a lavar los pies de sus discípulos; no despreció a los pecadores ni a los publicanos, ni siquiera se encolerizó con aquella ciudad que no le quiso reci bir”). Otras veces varía su estilo simétrico, y el paralelismo de la frase se ve entrecortado por figuras de variación, que se agrupan en miembros. Un ejemplo pondrá de manifiesto este peculiarísimo estilo: Certe quidem ipse orbis in promptu est, cultior de die et instructior pristino. Omnia iam pervia, omnia nota, omnia negotiosa. Solitudines famosas retro fundi amoenissimi oblitaverunt, silvas arva domuerunt, feras pecora fugaverunt; harenae 'seruntur, saxa panguntur, paludes eliquantur. Tantae urbes quantae non casae quondam. Iam non insulae horrent, nec scopuli terrent. Ubique domus,
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ubique populus, ubique respublica, ubique vita (De an.30,3). (“Pues en realidad el propio orbe está dispuesto, más preparado cada día, y más adornado que el primitivo. Todas las cosas son accesibles, todas las cosas son conocidas, todas las cosas están ocupadas. Terrenos amenísimos han hecho desaparecer a famosos desiertos de antaño, los campos cultivados han domeña do a las selvas, los ganados han puesto en fuga a los animales salvajes; se siem bran los sitios arenosos, se planta en las propias rocas, los lugares pantanosos son saneados. Hay ahora tantas ciudades cuantas cabañas no había entonces. Ya ni las islas horrorizan (pues se vive en ellas), ni asustan los escollos. Por todas partes hay casas, por todas hay gente, por todas hay ciudadanos, por todas hay vida”). b) Tertuliano emplea a veces sustantivos abstractos en vez de concretos; por ejemplo, dice: iustitiae diligentia; iniquitas odii; caecitas odii; crudelitas legis . Todos estos genitivos hacen, además, función de adjetivos; así la diligen cia de la justicia es la “justicia diligente”; la crueldad de la ley es la “ley cruel”; la ceguera del odio es el “odio ciego”; la iniquidad del odio es el “odio injusto”, etc. Este tipo de construcciones es común en las versiones latinas de la Biblia, como se dijo en su lugar. c) Tertuliano usa también en ocasiones sustantivos que hacen el oficio de adjetivos calificativos: senes pueri; domestici senes; virgine continentia , etc. d) Tertuliano acude con frecuencia a las antítesis binarias o ternarias -es decir, de dos o tres frases o miembros de frases-, que dan a su estilo una espe cial fuerza y relieve. Ejemplo de una antítesis binaria: Qui ista credis de homine, potes et facere; homo es et ipse, quod et Christianus. Qui non potes facere, non debes credere. Homo est enim et Christianus, quod et tu (Apol. 8,5). (“Tú que crees semejantes cosas de un hombre, puedes también hacerlas; pues tú también eres un hombre, como lo es un cristiano. Tú que no puedes hacerlas, no debes creerlas. Pues también el cristiano es un hombre, como lo eres tú”).
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Ejemplo de antítesis ternaria: Uxorem non pudicam maritus iam non zelotypus eiecit, filium iam subiectum pater retro patiens abdicavit, servum iam fidelem dominus olim mitis ab oculis relegavit (Apol. 3,4). (“A una mujer ahora casta el marido ahora no celoso la echó de casa; a un hijo ahora obediente el padre antes paciente lo rechazó; a un siervo ahora fiel un señor antes amable lo echó de su vista”). Tertuliano acuñó palabras y frases como ningún otro escritor había sido capaz de hacerlo después de Tácito. La frase de Vicente de Lerins: quot paene verba tot sententiae (“casi tantas sentencias como palabras”) no pare ce exagerada. Tertuliano más que ningún otro autor latino violó la ley más elevada del arte antiguo: la de la subordinación del elemento individual al elemento tradicional. En esto, como en la lengua, Tertuliano fue un auténtico genio. IV ,- EL "APOLOGETICUM" Parece obligado dedicar unas palabras al Apologeticum por ser la obra más importante y la más conocida de Tertuliano. Esta obra difiere bastante de otra, Ad nationes, a pesar de que ambas tratan de temas parecidos. La Ad nationes parece más una colección de materiales que una obra acabada. El Apologeticum sigue un plan establecido. La Ad nationes va dirigida al mundo pagano en gene ral. El Apologeticum está destinado a los gobernadores de las provincias roma nas, a quienes ataca, al mismo tiempo que quiere convencerles sobre el valor y la verdad de la religión cristiana. IV. 1,- Estructura de la obra El Apologeticum, redactado hacia el año 197, tiene la forma de un discurso judicial, con las mismas partes que esta clase de discursos. Un discurso judicial constaba de las siguientes partes:
1) Exordio, generalmente breve, que representa el momento en que el ora dor trata de ganarse al público.
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2) Narratio, en donde se exponen las razones de por qué se va ajuicio: es el momento de exponer el caso. 3) Propositio, en donde se indica cómo se va a llevar a cabo la defensa de la causa. 4) Divisio, en donde se señala el orden que se va a seguir en la exposición. 5) Argumentatio, en donde se desarrollan los argumentos jurídicos propia mente dichos. Esta parte, a su vez, comprende otras dos: a) la refutatio·, b) la probatio. 6 Perorata, que es la exhortación a los jueces para moverles a compasión o a ira, según se haga en defensa o en acusación de una persona. Esta parte está repleta de exclamaciones y figuras retóricas. La obra de Tertuliano está construida según este esquema. Sólo le falta la narratio, y en su lugar se expone la causa, en donde se discute la ley que casti ga a los cristianos en la persecución. IV. 2 - Contenido de la obra 1) La ignorancia explica el odio y las persecuciones de que son objeto los cristianos. 2) El proceso judicial adoptado por las autoridades paganas va contra la tra dición y los principios de la justicia, porque los paganos no pueden justificar su odio contra los cristianos. 3) Crímenes secretos y públicos de que se acusa a los cristianos. Tertuliano dice que nunca se ha podido probar que los cristianos hayan cometido infantici dio en sus celebraciones religiosas, como tampoco que hayan cometido inces tos. Los cristianos no desprecian la religión del Estado ni han cometido críme nes de alta traición contra el Emperador. 4) Los cristianos no participan en el culto pagano, porque los dioses paganos son hombres muertos y sus imágenes son cosas materiales y sin vida. Los cristianos sólo adoran al Creador del mundo, el único Dios ver dadero. 5) Tertuliano, después de refutar la religión pagana y demostrar que es falsa, pide la libertad de religión para los cristianos. Es falso que los romanos gobiernen el mundo porque adoran y veneran a sus ídolos.
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6) Toda autoridad viene del único verdadero Dios. Para demostrar que los cristianos no son enemigos del Estado ni del género humano hace una encanta dora descripción del culto cristiano. 7) Finalmente, Tertuliano rechaza la idea de que el cristianismo no es más que una nueva filosofía. Al contrario, dice Tertuliano: el cristianismo es una religión revelada y por eso no será destruida por los enemigos: “Nos hacemos más numerosos cada vez que nos cosecháis: la sangre de los cristianos es una semilla” (Apol. 50,13). Por Eusebio de Cesarea sabemos que el Apologeticum se tradujo al griego poco después de su publicación, pero esta versión se perdió pronto. A juicio de todos esta obra es la obra maestra de Tertuliano1. V ,- IMPORTANCIA DE TERTULIANO Fuera de Agustín de Hipona, Tertuliano es el más importante y el más ori ginal de los autores eclesiásticos latinos. Combina un profundo conocimiento de la filosofía, de las leyes y de la literatura latina con un vigor inagotable, una retórica inflamada y una sátira mordaz. Su actitud no admite compromisos. Es un luchador que no concede tregua a sus enemigos, sean paganos, judíos, here jes o, más tarde, católicos. Todos sus escritos son en cierta manera polémicos. El objetivo supremo de su defensa del cristianismo, de sus ataques al paganis mo o a las herejías fue la verdad: Veritas nihil erubescit nisi solummodo abs condi (Adv. Valent. 3) (“La verdad no se avergüenza de nada sino sólo de estar escondida”). En una de sus obras la palabra veritas aparece 162 veces. Para él todo el problema del cristianismo y del paganismo se reduce a la vera vel falsa divini tas (“a la verdadera o falsa divinidad”). Cristo fundó la nueva religión para con ducir a los hombres in agnitione veritatis, “al conocimiento de la verdad ( Apol. 21,30). El Dios de los cristianos es el Deus verus, “el Dios verdadero”. Los que encuentran a Dios, encúentran la plena veritas, “la verdad plena”. La veritas es, pues, lo que distingue al cristiano del pagano2. Además de polemista nato, Tertuliano fue un filósofo agudo y un teólogo genial. Entre otras obras, además del Apologeticum y Ad nationes, escritas en defensa de la Iglesia, ataca los razonamientos de los filósofos, judíos y herejes (valentinianos, Praxeas, Hermógenes, Marción). El dominio de la apologética griega, de la filosofía estoica, de las ciencias jurídicas y retóricas y de las Sagra das Escrituras le permiten abrir el camino de la exégesis del Antiguo Testamen1J. Q uasten, P atrología (o.c.), p. 226 ss. 2 J. Q uasten, o.c., p. 547.
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to en el Occidente, y en sus obras Adversus Marcionem y Adversus Praxeam se halla la primera summa en latín de un pensamiento teológico profundo1. Pensa miento que desarrolla, además, en el De baptismo, el primer tratado de la anti güedad cristiana sobre el argumento, y en el De carne Christi, en donde defien de de manera eficacísima la divinidad y la humanidad de Cristo. Tertuliano fue un hombre radical, que rechazaba todo compromiso. Un moralista riguroso e intransigente, que proscribe toda participación en los espectáculos públicos y el propio servicio militar (De spectaculis; De corona). Que condena las segundas nupcias como si fueran un adulterio y las modas de los vestidos y de las alhajas de las mujeres como si fueran meretricios (De monogamia; De cultu feminarum). Que declara irremisibles los pecados de adulterio, de apostasia y de homicidio (y de aborto) (De paenitentia). Que rechaza el préstamo de dinero a interés, y todo oficio que tenga alguna relación con el culto pagano ( De idololatria). La idea que tiene de la Iglesia como comunidad de santos, regida por una rígida disciplina, le llevará poco a poco hacia el montañismo y, dentro de él, a crear una secta propia. Mientras tanto, demuestra también en algunos tratados una piedad sincera ( De oratione) y describe el ideal cristiano como imitador de la paciencia de Cristo (De patientia), obra a la que recurrirá Cipriano para escri bir su De bono patientiae. Tertuliano, en definitiva, fue una personalidad vigorosa y compleja “lacera da por las contradicciones” (C.M oreschini), “un personaje de tragedia” (E.K.Rand). Para Campenhausen2, “Tertuliano es más un cristiano del Antiguo Testamento que del Nuevo y desde el punto de vista teológico es casi un judío”. Para C. Rambaux3, “Tertuliano traicionó la enseñanza de Jesús”.
1 S. D 'E lia, Lettera tu ra (o.c.), p. 45. 2 H. von C am penhausen, L e s P ères latins, P arís 1967, p. 43 (citam os por la versión francesa que es la que tenem os a m ano). 3 C. R am baux, T ertullien fa c e a u x m orales des trois p re m ie rs siècles, P arís 1979. P a ra textos concretos rem itim o s a O . G arcía de la F uente, A ntología (o.c.).
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IX .- CIPRIANO 1 VI DA Las fuentes que nos informan sobre la vida de Cipriano son numerosas y de bastante valor histórico. Las más importantes son las siguientes: a) Las Acta proconsularia Cypriani, llamadas también Passio Cypriani, que es una compilación realizada al poco tiempo de su muerte (el 14 de sep tiembre del 258) y formada por tres piezas auténticas: 1) El proceso verbal del interrogatorio de Cipriano ante el procónsul Aspasio Paterno y su destierro a Cucubis. 2) El proceso verbal de su segundo interrogatorio ante el procónsul Galerio Máximo y la condena a muerte. 3) El relato de la ejecución del martirio en Sexti, cerca de Cartago. b) La Vita Cypriani, conservada en un buen número de manuscritos, que Jerónimo atribuye a un tal Pondo, diácono de Cipriano en Cartago (De vir. illustr. 58). Es la primera biografía que se conoce en la historia de la literatura latina. Su valor radica en que fue escrita por un testigo ocular, que vivió con Cipriano y le acompañó al destierro. Pero se trata más de un panegírico, desti nado a la edificación, que de una verdadera obra histórica. c) Como fuentes indirectas, pero de un alto valor informativo pueden citar se sus Cartas y sus Tratados. El conjunto de sus “Cartas”, con sus 81 piezas, nos revela sus intimidades y muchos detalles de su actuación como obispo. d) Por último, como testimonios tardíos, de los siglos IV y V, tenemos a Lactancio, Div.inst. 5,1; a Jerónimo, De vir. illustr. 67; Ep. a Magnus 5 (n.70 de su colección) y a Agustín en varios de sus Sermones. Cipriano nació probablemente en Cartago, entre los años 200 y 210, de una familia pagana bien acomodada y culta. Adquirió mucho prestigio en Cartago
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como retórico y maestro de elocuencia. A los 35 o 40 años se convirtió al cris tianismo y dio a los pobres todos sus bienes. Su conversión causó un gran impacto en Cartago. Al poco tiempo fue orde nado sacerdote, y el año 248, o principios del 249, fue elegido obispo de Carta go por “aclamación popular”, pero con la oposición de algunos presbíteros más ancianos que él, entre los que se contaba un tal Novato1. Al año de su consagración como obispo estalló la persecución de Decio (a.250). La persecución obligaba a todos a sacrificar a los ídolos. Cipriano huyó y se escondió en lugar seguro, desde donde mantuvo contacto con su pueblo y sus sacerdotes. Esta huida provocó la desaprobación de algunos, hasta el punto de que Cipriano recibió una carta del clero romano -durante la sede vacante por el martirio del papa Fabián-, extrañado por esta actitud del obispo de Cartago. Cipriano contestó, dando una explicación y una justifica ción de su conducta. La persecución provocó el grave problema de los lapsi, es decir, el proble ma de cómo habrían de ser recibidos de nuevo en la Iglesia los que habían negado su fe durante la persecución. Algunos confesores -los que se habían mantenido firmes en la fe - exigían la reconciliación inmediata de los lapsi. A ellos se unieron varios presbíteros, entre ellos Novato, y el diácono Felicísimo. Visto el cariz que tomaban los acontecimientos, Cipriano excomulgó a Felicísi mo y a sus seguidores. El año 251 se reunió un sínodo que aprobó los principios de Cipriano y mantuvo la excomunión aplicada a sus adversarios. En cuanto a los “caídos” se decidió que fueran admitidos a la penitencia y reconciliación, al menos a la hora de la muerte. La expiación de los pecados debía durar según la gravedad del caso2. Los últimos años de Cipriano se vieron enturbiados por la controversia sobre el “bautismo de los herejes”. Parece ser que la tradición de Cartago recha zaba la validez de ese bautismo. Tertuliano, en su tratado De baptismo, lo había declarado expresamente como inválido. Esta tesis fue aprobada por un concilio de obispos de Africa y Numidia, reunidos por Agripino hacia el 220, y confir mada en tres sínodos tenidos en Cartago los años 255-256, bajo la presidencia de Cipriano. El papa Esteban (a.254-256), informado de esta decisión, contestó poniendo en guardia a los africanos para que no introdujeran novedades contra rias a la tradición católica. Son famosas las palabras de esta carta de Esteban: Nihil innovetur nisi quod traditum est, ut manus illis imponatur in poenitentiam (Ep. 74,1) (“No se innove nada, sino sígase la tradición, es decir, que se les impongan las manos para recibir la penitencia”). 1J. Q uasten, P a trología (o.c.), p. 636. 2 J. Q uasten, o.c., p. 637.
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Cipriano no cambió de parecer. La disputa se hizo cada vez más agria y podría haberse convertido en peligrosa, si el papa Esteban no hubiera muerto por la fe, durante la persecución de Valeriano, y Cipriano no hubiera sido deste rrado a Cucubis (30 de agosto del 257). Un año más tarde, el 14 de septiembre del 258 Cipriano fue decapitado no lejos de Cartago, convirtiéndose así en el primer obispo africano mártir por la fe1. 2 ,- OBRAS La actividad literaria de Cipriano está íntimamente relacionada con los acontecimientos de su tiempo y de su propia vida. Todas sus obras responden a problemas concretos de su ministerio episcopal. Cipriano fue uno de los autores más populares y más leídos en la antigüedad cristiana y en la edad media. Exis ten tres catálogos antiguos de sus obras. El primero aparece en la “Vida” de Poncio, quien en el capítulo 7 describe el contenido de doce obras reseñadas en el mismo orden en que aparecen en los manuscritos. El segundo, publicado por Mommsen, el año 1886, de un manus crito del siglo X, data del año 359 y menciona además un gran número de car tas. El tercero se encuentra en un sermón de San Agustín, De natali sancti Cypriani, editado por G. Morin el año 1914, cuyo resumen daremos más ade lante. Tomados en conjunto y teniendo en cuenta el contenido y la forma, los 13 tratados de Cipriano pueden distribuirse en dos grupos: A) Obras apologéticas : 1Ad Donatum (a.246): Contra el paganismo. 2 - Quod idola dii non sint (a.246?): Contra el paganismo. 3 , - Ad Demetrianum (a.252): Contra el paganismo. 4 - Ad Fortunatum (a.253 o 256): Contra la idolatría y en favor del martirio. 5 - Testimonia ad Quirinum (h.249): Contra los judíos. B) Obras de disciplina eclesiástica : 1.—De lapsis (a.251): Polémicas de circunstancias. 2 - De catholicae ecclesiae unitate (a.251): Polémicas de circunstancias. 3 .- De mortalitate (a.252): Por la peste. 4 - De habitu virginum (a.249): Exhortaciones pastorales. 5 ,- De dominica oratione (a.251-252): Exhortaciones pastorales. 6 - De opere et eleemosynis (a.252): Exhortaciones pastorales. 1Ibid., p.
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7 - De bono patientiae (a.256): Exhortaciones pastorales. 8 - De zelo et livore (a.256-257): Exhortaciones pastorales. Creemos que el mejor resumen que puede ofrecerse del contenido de cada una de estas obras es el que ofreció el propio Agustín a los fieles de Cartago el 14 de septiembre del año 403, en la fiesta de San Cipriano. Dice así: “ Tapó las bocas de los que ladraban contra la doctrina de Cristo”(Ad Dem. ); “devolvió a las vírgenes de Cristo la belleza, no corporal y de coloridos, sino de costum bres” (De hab.vir. ); “rompió los aguijones del celo y de la envidia y echó fuera sus venenos” {De zel.et liv. ); “expuso saludablemente la oración del Señor para que comprendamos lo que pedimos” (De dom.or. ); “escribió un folleto para los apóstatas, preocupándose de ellos como pastor y com-padeciéndose con cle mencia; redujo a los contumaces al dolor de la humillación y a los arrepentidos los levantó del abismo de la desesperación” (De lapsis); “alabó, persuadió y dio ejemplo de paciencia” (De bon. pat. ); “rompió la frente de los herejes con la demostración y la predicación de la unidad” (De cath.eccl.un. ); “tratando de la mortalidad y encareciendo los gozos de la vida inmortal, cubrió de vergüenza los ánimos de los fieles que temían la muerte y lloraban a los muertos” (De mort.); “demostró, incluso con el testimonio de las letras del mundo, lo vano y extremadamente perjudicial que es el culto de los ídolos” (Quod id.dii non sint); “rebatiendo la avaricia terrena, inflamó los ánimos cristianos para que contem plasen la gran utilidad y las ganancias celestiales que aportan las limosnas” (De op. et el. ). Y termina así “¿Y qué más he de decir? Son muchos en todas partes los que tienen sus obras completas” (Sermo 313 C: Guelf.26: Misc.Agost.1,529 ). Faltan en el catálogo de Agustín, como vemos, tres obras (Acl Don.; Ad Fort.; Ad Quir.), a menos que se encuentren aludidas en la descripción de la primera: “tapó las bocas”..., etc. Cartas El Corpus Cyprianicum de cartas, tal como las conocemos hoy y tal como se hallan en las mejores ediciones modernas, abarca “81 cartas”, de extensión, proveniencia y contenido muy distintos, aunque todas tienen una nota en común y es que ninguna trata de asuntos privados. El orden en que suelen darse en las ediciones es el orden cronológico. La colección, desde luego, no es completa, pues se han perdido algunas. Por otro lado, se incluyen cartas que no son de Cipriano, aunque estén relacionadas con asuntos y polémicas que le afectaron. Así, por ejemplo, la carta 8, salida de la comunidad cristiana de Roma, docu mento interesante desde el punto de vista fundamental que aquí nos ocupa, por que refleja la lengua comente de los simples fieles de Roma, llena de vulgaris mos y de elementos bíblicos.
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Atendiendo al origen y contenido, las cartas pueden distribuirse en tres grupos: 1) Cartas sinodales, que provienen de los concilios del tiempo de Cipriano (son seis cartas). 2) Cartas de contemporáneos (son dieciséis cartas). 3) Cartas personales , procedentes de la mano del autor (son cincuenta y nueve cartas). En estas cartas queda reflejada la sociedad, la vida cristiana, la Iglesia en su historia, constitución, disciplina y liturgia a mediados del siglo III. Muchas de ellas se refieren a persecuciones, cismas, controversias. Si se atiende a que en ocho años abarcan hechos históricos tan importantes como tres persecuciones -la de Decio (a. 250), la de Galo y Volusiano (a. 253) y la de Valeriano (a. 257)-, dos cismas, siete concilios, una controversia dogmático-disciplinar que interesó a toda la cristiandad, no puede menos de apreciarse el valor histórico de este corpus epistolar de Cipriano. Estas cartas son además “un monumento extraordinario del latín cristiano. Pues mientras los tratados de Cipriano acusan la influencia de procedimientos estilísticos, sus cartas reproducen el latín hablado de los cristianos cultos del siglo III. Es la expresión oral del hombre de acción la que aparece aquí. Para encontrar al escritor eclesiástico y al antiguo profesor de retórica, familiarizado con el estilo de Cicerón, hay que acudir a sus tratados, no a sus cartas”1. Dada la fama de que gozó Cipriano en la antigüedad cristiana y durante toda la edad media y la gran estima en que se tenían sus obras, son más los escritos no auténticos que se le atribuyen que los propios escritos auténticos. Son más de 13 los que se le atribuyen, pero no vamos siquiera a mencionarlos. 3 , - LENGUA Y ESTILO 3 .1 — Lengua Cipriano, a pesar de haber sido un profesor de retórica, como escritor es ante todo un pastor de almas. Por eso refleja de una manera muy fiel la lengua de los cristianos de su época. Su latín cristiano se presenta de una manera mucho más evolucionada que el de Tertuliano. Tiene pocos “neologismos”, al máximo unos 60. Para él el cristianismo era ante todo armonía, y por eso la len gua de la nueva literatura debe ser armónica. Por estas fechas la lengua cristiana ya estaba suficientemente fijada y Cipriano la toma sin estridencias. 1Ibid., p. 660.
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Distingue en la Iglesia una plebs o laid, la “plebe”, los “laicos”, “legos”, entre los que no hay distinción jerárquica, pero sí distintas categorías morales, como los confessores, los “testigos de la fe” que han sufrido por Cristo, a quienes también se les llama martyres, cuando han sufrido de hecho el martirio; los paenitentes, las virgines, las viduae, los cathechumeni, llamados también audientes, los fieles en general o hermanos en la fe - fratres - , los stantes, que han permanecido fieles durante la persecución, los lapsi, que han sucumbido y han renegado de su fe. Por encima de la plebs hay un ordo, el clero (clerus ), cuyos grados, del memor al mayor son -menos los “porteros” (ostiarii )-: lectores (officium lecto ris; lectio divina), exorcistas (exorcistae), acólitos (acolythi), subdiáconos (hypodiaconi) -nótese que aún no se usa la palabra subdiaconus- , diáconos (diaconi), presbíteros (presbyteri), sacerdotes (sacerdotes), obispos (episcopi), coepiscopus (coepiscopi), copresbíteros (copresbyteri), colegas (collegae). El oficio de los diáconos es ministrare, “servir”, por eso son ministri, al servicio de los obispos. En ausencia de los presbíteros pueden reconciliar a los lapsi, a los que han negado su fe durante la persecución. El oficio de los sacerdotes es offerre, “ofrecer” el sacrificio eucarístico. El grupo de sacerdotes que forman una colectividad recibe el nombre de presbyterium El obispo (episcopus) es el antistes o praepositus, “el que está al frente” de la comunidad -términos latinos que explican el grecismo episcopus, “el que vigila, o está al frente”-. La comunidad cristiana se llama fraternitas, “her-mandad”, “fraternidad” (término cristiano). El obispo introduce en la iglesia (eccle sia) por el bautismo (baptisma). Separa de ella o excomulga (abstinere) o reconcilia con ella (recipere . El obispo ocupa un lugar de honor cuando se sienta en la asamblea (cathedra)'. Estos pocos ejemplos bastan para demostrar que la lengua de Cipriano es la lengua ordinaria de los cristianos de su época. Cipriano es un gran escritor, como ya supo apreciarlo en su tiempo San Agustín. Partiendo de una retórica perfectamente asimilada y de un pleno domi nio de los grandes prosistas, desde Cicerón a Séneca, inserta en el tronco de la prosa literaria una amplia y continua utilización de textos bíblicos, consiguien do una fusión de elementos clásicos y cristianos, que luego, en el siglo IV, se convirtió a su vez en el latín cristiano clásico. Cipriano “cristianizó” la prosa literaria latina2más aún que Tertuliano. 1J. C am pos, O bras de San C ipriano (B A C ), M adrid 1964, pp. 43-44. 2 J. Fontaine, A sp e cts et p ro b lè m e s (o.c.), p. 149. P ara com entario de textos concre tos rem itim os a O. G arcía de la Fuente, A nto lo g ía (o.c.).
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Aunque ya el tratado Ad Fortunatum, florilegio bíblico compilado a peti ción de un tal Fortunato para robustecer la fe de los cristianos en la persecución, tiene un gran valor para la historia de las primeras versiones latinas de la Biblia, ningún escrito de Cipriano se puede comparar a este respecto con el tra tado Ad Quirinum. Esta obra, que contiene un gran número de pasajes de la Biblia, reunidos bajo distintos títulos, ejerció una influencia profunda y durade ra en la Iglesia primitiva. Sus textos los citan una y otra vez Comodiano, Lac tancio, Fírmico Materno, Lucífero de Cagliari, Jerónimo, Pelagio, Agustín, y otros. 3.2,- Estilo El estilo de Cipriano lleva la impronta de su carácter suave, pacífico, sere no. Agustín dice que beatus Cyprianus velut oleum decurrit in omnem suavita tem, “San Cipriano se derrama como aceite con toda suavidad” (Ad Donat. V,17). Su estilo es de una refinada, solemne, educada y hasta complacida ele gancia “episcopal”, que parece convertir su difícil conquista en algo obvio y sencillo (C. Mohrmann). La fluida amalgama de estructuras clásicas, de citas bíblicas, de un uso magistral de las figuras retóricas y de un experto y conti nuo ritmo periódico hacen del estilo de Cipriano algo verdaderamente origi nal. Cipriano utiliza con frecuencia un estilo antitético en servicio de la predica ción cristiana, como hará más tarde Agustín de Hipona. Hay en sus obras para lelismos, terminaciones simétricas, agrupadas por las figuras retóricas de la variación. Véase, por ejemplo, el texto siguiente: Conservantes firmiter dominica mandata: in simplicitate innocentiam, in caritate concordiam, modestiam in humilitate, diligentiam in administratione, vigilantiam in adiuvandis laborantibus, misericordiam in fovendis pauperibus, in defendenda veritate constantiam, in disciplinae severitate censuram (Ep. 76,1,3). (“Conservando firmemente los mandamientos del Señor: la inocencia con sinceridad, la concordia con caridad, la moderación con humildad, la diligencia en la administración, la solicitud en ayudar a los afligidos, la misericordia en
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aliviar a los pobres, constancia en defender la verdad, rigor en observar la aus teridad de la disciplina”). Otro ejemplo, admirado y alabado por Agustín como procedimiento estilís tico característico de Cipriano: Quomodo portavimus imaginem eius qui de limo est, portamus imaginem eius qui de caelo est; hanc imaginem virginitas portat, portat integritas, sanctitas portat et veritas, portant disciplinae Dei memores, iustitiam cum religione retinentes, stabiles infide, humiles in timore, ad omnem tolerantiam fortes, ad sustinendas iniurias mites, ad faciendam misericordiam faciles, fraterna pace unanimes atque concordes (De hab.vir. 23). (“Así como llevamos la imagen del que procede del barro, llevamos la del que procede del cielo. La virginidad lleva esta imagen, la lleva la pureza, la lle van la santidad y la verdad, la llevan los que guardan la ley de Dios, los que observan la justicia y la religión, los firmes en la fe, los humildes con el temor de Dios, los fuertes que lo soportan todo, los mansos que toleran las injurias, los dispuestos para practicar la misericordia, los que se mantienen en paz y concor dia fraternas”). Paralelismos, aliteraciones, rimas como las de Tertuliano, a quien imita Cipriano en estos procedimientos, son algunos de los rasgos de esta encantadora prosa. Basten estos dos ejemplos para poner de relieve este estilo bellísimo de Cipriano. Otros podrán verse en nuestra “Antología de textos bíblico-cristianos”.
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X .- NOVACIANO 1 ,- VIDA Y OBRAS Novaciano fue quizá de origen frigio (Filostorgio, Hist.eccl. 8,15) y nació probablemente a principios del siglo III. Desde muy joven vivió en Roma y hacia el año 250 ocupó una posición influyente en el clero romano. Entre las cartas de Cipriano hay dos (Ep.30 y 36), dirigidas al obispo de Cartago como respuesta a preguntas suyas sobre el problema de los lapsi, los lapsos o “caí dos”, que habían negado su fe en la persecución, y esas cartas fueron escritas durante la sede vacante por el martirio de Fabián en la persecución de Decio (enero del 250) y antes de la elección de Cornelio. Las cartas fueron enviadas en nombre “de los presbíteros y diáconos que viven en Roma”, pero su autor es Novaciano, como dice Cipriano en relación a la primera (Ep. 4,5) y lo prueban el contenido y el estilo para la segunda. Parece ser que Novaciano se convirtió y fue bautizado estando en peligro de muerte y pronto fue ordenado sacerdote por el papa Fabián, en contra de la opinión de buena parte del clero y del pueblo romano, que no veían con buenos ojos que se hubiera promovido al sacerdocio a uno que no había querido suplir las ceremonias del bautismo que se habían suprimido por habérsele administra do ese sacramento en peligro de muerte. Al año siguiente, el 251, es elegido obispo de Roma Cornelio, que se muestra indulgente en la cuestión de los após tatas (lapsi), aceptando que sean readmitidos en la Iglesia después de una con veniente penitencia. Desilusionado quizá en sus aspiraciones de llegar a ser obispo de Roma, y jsobre todo por negarse a aceptar las medidas de gracia otorgadas a los apósta tas, Novaciano rechaza la elección del papa y consigue con engaños que tres obispos rurales de Italia le consagren obispo de Roma, dando así origen a un cisma. De este modo, el único gran escritor latino de Roma del período anterior al concilio de Nicea es un sacerdote cismático.
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No se conocen más datos personales sobre Novaciano después de estos acontecimientos. Sócrates (Hist.eccl. 4,28) es el primero que recoge la noticia de que murió mártir durante la persecución de Valeriano (a.257). Pero nada sabemos con certeza. Novaciano fue un personaje destacado, de gran talento y erudición, con una buena formación filosófica y retórica. Cornelio le llama “astuto, doble, maligno, poco sociable, mentiroso”; pero todos estos calificativos hay que tomarlos con cautela, pues vienen de un enemigo declarado. Como escritor podemos juzgarlo por las cuatro obras que nos quedan, escri tas probablemente antes del cisma: De Trinitate; De cibis iudaicis; De specta culis; De bono pudicitiae, además de por las dos cartas mencionadas antes, que se encuentran entre la correspondencia de Cipriano y por la carta N.31, que seguramente también es de Novaciano. De todas estas obras la más importante es el tratado De Trinitate, la pri mera gran aportación latina a la teología aparecida en Roma. Compuesta en prosa rítmica y notable por su forma y contenido, es la obra que le ha valido a Novaciano la fama de que goza como teólogo. Por lo completo de su expo sición teológica, por la riqueza de su argumentación bíblica y por la influen cia que ejerció en los autores posteriores, esta obra puede competir con honor con los Primeros principios de Orígenes y con el tratado de Tertuliano Adversus Praxeam. Novaciano resume la doctrina trinitaria desarrollada por Teófilo de Antioquía, Ireneo, Hipólito y Tertuliano. Pero no es una copia de estas obras. Al con trario, trata el problema trinitario de manera más exacta y sistemática, mucho más extensamente que ningún otro tratadista anterior. Novaciano, para salva guardar la unidad divina, subordina el Hijo al Padre, llamando al Hijo “ángel del gran consejo”, “Dios y ministro”, “segunda persona después del Padre”. El Espíritu Santo, “inferior” al Hijo, nunca recibe el nombre de tercera persona de la Trinidad. Las otras tres obras tienen menos importancia. El De cibis iudaicis (“Sobre los alimentos de los judíos”) es un tratado contra los judíos, tomando como punto de partida los alimentos puros e impuros, y dando a estos textos del Anti guo Testamento una interpretación “espiritual”, no tan literal y material como le daban los judíos. El verdadero y santo alimento tiene que entenderse ahora ale góricamente como la verdadera fe, una conciencia sin mancha y un alma pura. El De spectaculis, obra atribuida durante mucho tiempo a Cipriano, conde na la asistencia a espectáculos públicos y corrige con citas bíblicas a los que no
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se avergüenzan de asistir a tales espectáculos. El origen de todas esas diversio nes es la idolatría, prohibida a los cristianos. El De bono pudicitiae es una exhortación a la castidad, que conviene a los que son templos de Dios, miembros de Cristo y morada del Espíritu Santo. La virtud contraria a la pureza es la inmodestia. La virginidad coloca a los hombres al mismo nivel que los ángeles. Aún más, si se atiende bien, incluso supera a los propios ángeles, pues el hombre que lucha contra su carne, obtiene una victoria que los ángeles no pueden alcanzar, porque no tienen cuerpo. 2.-LENGUA Y ESTILO Vamos a recoger aquí los datos fundamentales sobre la lengua y el estilo de Novaciano, tomándolos de un trabajo de Ch. Mohrmann1, dedicado fundamen talmente al tratado De Trinitate. Mohrmann dice que es difícil caracterizar la lengua y el estilo de Novaciano; pues su lengua es muy culta y practica un purismo moderado. No evita los elementos normales de la lengua de los cristia nos y emplea sin restricciones los elementos usuales en las comunidades cristia nas. La presencia de elementos populares en esta lengua culta da al mencionado tratado un aire absolutamente singular. 2.1 -Vocabulario La materia relativa al vocabulario la vamos a resumir en unos cuantos pun tos, según la terminología adoptada en esta obra y que, como dijimos, es la pro puesta por la escuela de Nimega. 2.1.1.—Cristianismos lexicológicos directos Pertenecen a esta categoría, entre otros, los términos siguientes: angelus, apostolus, baptisma, Baptista (Iohannes), baptizare, blasphemare, blasphemia, blasphemus, carnalis, ecclesia, ethnicus, evangelium, genesis, haereticus, martyrium, paraclitus, paradisus, propheta ( = tes), prophetare, prophetia, propheticus, protoplastus, resurrectio, revelatio, salvare, salvator, sanctificare, sanctificatio, scandalizare, scandalum, spiritalis, vivificare. Hacemos notar que todas estas palabras aparecen ya en la Vetus Latina, menos genesis y protoplastus, y son términos típicamente bíblicos. 2.1.2 —Cristianismos lexicológicos indirectos Pertenecen a esta categoría, entre otros, los términos siguientes: annuntia1 Chr. M ohrm ann, Études, III, pp. 106 ss.
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tor, incorruptibilis, incorruptio, impassibilis, primogenitus, solidamentum, Con relación a estos términos especiales de los cristianos para expresar nociones comunes, Novaciano es más reservado que Clemente en su “Carta a los Corin tios” y también más que Tertuliano y Cipriano. Esta postura está de acuerdo con las tendencias puristas de su lengua1. Tenemos que advertir una vez más que todos estos términos aparecen ya en la Velus Latina y son palabras corrientes del latín bíblico. 2.1.3,- Cristianismos semánticos A esta categoría pertenecen, entre otros, los siguientes términos: caritas, dilectio, caro (el cuerpo de Cristo y el cuerpo humano) credentes, crimen-peccatum-delictum, “pecado”, fides, “fe”, humilitas, passio , “la Pasión de Cristo”, persona, oratio, preces, salus, sanitates , “curaciones milagrosas”, scripturae, “la Sagrada Escritura”, spiritus sanctus, testamentum, virtutes,”milagros”, según la terminología bíblica. La observación es también obligada en este caso: Debemos decir que todas estas palabras son bíblicas, y se encuentran ya en la Vetus Latina. 2.1.4,- Términos y usos especiales Además de las palabras citadas, que ya hablan por sí mismas de la acepta ción de Novaciano de la lengua de los cristianos nosotros diríamos más bien, de la lengua de la Biblia latina- conviene discutir algunos términos nuevos o con significados nuevos que aparecen en su obra citada. Son los siguientes: Cogita men, palabra de origen popular, que aparece en las antiguas versiones de la Biblia con el significado de “pensamiento”; concatenatio, “concatenación”, “encadenamiento”; confibulare, “juntar, unir” (con hebillas), palabra que ya aparece en la Vetus Latina; confibulatio , “unión, juntura”, que sería un hapax en Novaciano; consecrator, “consagrador”, que aparece ya en Tertuliano; ineloquax, “indecible, inenarrable”, que parece también un hapax en Novaciano. Varios de estos neologismos, como cogitamen, concatenatio, confibulare, ineloquax, son de origen popular. Conviene que señalemos que todas estas palabras, menos cogitamen, están ausentas de las versiones latinas de la Biblia, y son palabras usadas efectiva mente por los cristianos. Otras palabras de sentido teológico muy rico, usadas por Novaciano, son incarnare, incarnari, empleada para describir la encarnación del Hijo de Dios; 1 Chr. M ohrm ann, ibid., p. 113.
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se exinanire , “vaciarse”, “despojarse”, hablando de la natividad de Cristo, tér mino usado por las versiones de la Biblia (Fil 2,6-11); mediator, “mediador”, que aparece en las versiones bíblicas y luego en Novaciano {De Trin. 14 (46,23), 23 (85,24); praedestinatio, “predestinación”, que aparece por primera vez en Novaciano (16, 57,15; 57,18); praefigurare, “prefigurar, representar de antemano”, término usado por Cipriano y Novaciano, pero desconocido de Ter tuliano; contemptibilis, “despreciable”, que aparece en las versiones de la Biblia y en Novaciano (18 (64,17); 18 (65,4). 2.2 .-Sintaxis Si se compara la sintaxis de Novaciano con la de Cipriano se ve que la de Novaciano es más tradicional. Pero pueden señalarse algunas construcciones propias de los cristianos, o por lo menos características de la lengua de los cris tianos. Serían brevemente las siguientes: 1) Empleo de construcciones analíticas en lugar de la oración de infinitivo. Ya se ha explicado en otros lugares el origen y difusión de esta construcción en la lengua latina cristiana y por eso no vamos a volver aquí sobre el tema. En cuanto al empleo de cada una de las construcciones, hay que señalar que Cipria no, en las Cartas, emplea mucho más quod que quia y quoniam es muy rara (35 veces quod, 11 veces quia, 2 veces quoniam ); en cambio, Novaciano emplea más veces quoniam, aunque la preferida sigue siendo quod (en el De Trinitate hay 14 veces la construcción con quod, 5 veces con quia, y 5 veces con quo niam). La abundancia de este uso de quoniam se debe probablemente a influencia bíblica, ya que el autor la emplea muchas veces para introducir frases bíblicas. 2) Uso del adjetivo en lugar del genitivo, sobre todo en una serie de frases hechas, propias de la lengua de los cristianos, como divinas leges, divina dispo sitio, divina vis, divina officia, divinae manus, divina iura, divini nominis, divi nae aures; evangélica lex, evangélica sacramenta; paterna opera; prophetica v o x , etc. 3) Emplea perífrasis del futuro con el verbo habere: et quod Ismael ex illo nasci haberet (18 (64,4) (“y que Ismael habría de nacer de él”); quod videri habebat repromittebat (28 (104,17). 4) Usa a veces in instrumental (12,39,9;39,14). 5) Usa el acusativo con ad en lugar del dativo, con palabras bíblicas inde clinables, justamente como hacen las versiones de la Biblia·, loquitur haec ad
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Iob (“ dice esto a Job”); locutum ad Agar (“dicho a Agar”). Este uso tiende a generalizarse, incluyendo ya palabras declinables: loquitur ad Mariam (“habla a María”), etc. Evidentemente se trata de un uso bíblico, de donde ha pasado a la lengua cristiana. 6) Deum.
Emplea también la construcción credere in con acusativo: credere in
Estos pocos ejemplos, tomados además de una obra dogmática, bastan para demostrar que Novaciano es un buen modelo para conocer el estado del latín cristiano en Roma a mediados del siglo III. La lengua de Novaciano presenta una forma cultivada y literaria. Al lado de ella están las cartas de Cornelio, con servadas entre la correspondencia de Cipriano, que presentan un estadio más popular que los escritos de Novaciano. Pero lo que caracteriza a esta lengua cristiana son ciertos elementos universales, que se encuentran lo mismo en escritos más literarios que en cartas más populares. Novaciano, por ejemplo, emplea las oraciones subordinadas con quoniam de cuño popular lo mismo que los clérigos de Roma en sus cartas, porque este giro formaba parte de los elementos constitutivos de la lengua de los cristianos. Novaciano emplea frases y giros bíblicos tomados de las antiguas versiones de la Biblia impregnadas de elementos vulgares. Novaciano y Cornelio se sirven de las mismas palabras de origen y cuño popular que empleaba el pueblo, por que eran palabras habituales en la comunidad cristiana de Roma. Estos elemen tos se adaptan lo mismo a una lengua y a un estilo cultivados, como los de Novaciano, que a una lengua y a un estilo populares, como los de las cartas de Cornelio o del clero romano. Esta lengua, que se estaba formando, se convertiría en la lengua común de la Iglesia occidental y, prescindiendo de pequeños matices y ligeras divergen cias, será la misma lengua y la misma terminología las que se emplearán en Cartago que las que se usarán en Roma1.
1 Chr. M ohrm ann, ibid., p. 125. P ara com entario de textos concretos rem itim os a O. G arcía de la Fuente, Antología (o.c.).
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XI.-LENGUA Y ESTILO DE LA POESIA LATINA CRISTIANA Antes de seguir adelante en el estudio de los autores cristianos conviene exponer unas ideas generales de conjunto sobre la poesía latina cristiana, cuyos comienzos hay que situar precisamente en esta época, es decir, a finales del siglo III y principios del IV. Para todo este capítulo nos prestará una gran ayuda un trabajo de Ch. Mohrmann que lleva justamente el mismo título que nuestro capítulo1. Valga, pues, esta referencia inicial para ahorrarnos muchas citas con cretas. La literatura, en general, y la poesía, en particular, llevaban una vida lán guida en las escuelas durante el Bajo Imperio. La actividad literaria había adquirido un carácter pedante del peor gusto. Esta fue sin duda una de las cau sas, quizá la principal, para que no naciera una poesía cristiana durante los pri meros siglos del cristianismo. No es que los cristianos, o la religión cristiana en general, fueran hostiles a la poesía. Es que la decadencia y la superficialidad de la poesía pagana contemporánea hacían mucho para que se la despreciara o, para decirlo con más exactitud, para que se la apreciara poco. El entusiasmo de los primeros cristianos, el heroísmo de los mártires, la convicción de los apologistas de los primeros siglos no hallaban una expre sión adecuada en una poesía que vivía sólo en los círculos de los gramáticos y retóricos, y más como ejercicios escolares que como verdaderas obras ins piradas. Era la prosa poderosa de Tertuliano la que podía glorificar digna mente el heroísmo de los mártires o era la lengua bien cincelada y equilibra da de Cipriano la que se aceptaba sin discusión en los ambientes cristianos. La poesía, desacreditada, era incapaz de interpretar y expresar los sentimien tos cristianos. Después de varios siglos de cristianismo, los autores cristianos hicieron 1 Chr. M o h rm an n , "L a langue et le style de la p o é sie latine ch rétien n e", en Chr. M ohrm ann, É tudes, I, (o.c.), pp. 151-168.
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renacer de nuevo la poesía. La evolución se realizó lentamente. Esta poesía no fue al principio una expresión directa de los sentimientos religiosos. Era más bien una poesía orientada a fines prácticos. Como los cristianos asistían a las escuelas paganas y en ellas se enseñaba la gran poesía de Virgilio y Horacio, cuando descubrieron que existía una cultura cristiana, descubrieron también la necesidad de crear sus propias escuelas y de enseñar en ellas los primeros ver sos cristianos, compuestos sobre temas y relatos bíblicos. Era un modo sencillo de dar a conocer a la gente el contenido de las Sagradas Escrituras. No hace falta decir que este género de poesía no tiene nada que ver con una verdadera poesía religiosa, vigorosa e inspirada, y se comprende que el lector moderno quede decepcionado cuando descubre que la grandeza de los relatos bíblicos queda empequeñecida por esta pobre y mediocre poesía. Hechas estas aclaraciones previas, se comprenderá mejor el carácter espe cial y el estilo de la poesía latina cristiana primitiva. 1.- Esta primera poesía latina cristiana depende en tal medida de la tradi ción épica romana, aprendida en las escuelas, que evita de la manera más rigu rosa el uso de todos los elementos típicamente cristianos, pues transforma las palabras y las expresiones cristianas para darles un colorido poético tradicional. Evita, en una palabra, todo lo que podría dar la impresión de que no se está ante una poesía de corte clásico. 2 —Da la impresión como que los autores cristianos fueran incapaces de incorporar los elementos cristianos a la lengua épica de un modo normal, espontáneo y no forzado. Parece que son incapaces de crear la propia lengua épica cristiana, y por eso evitan todo rastro lingüístico cristiano como inelegan te. Esto podemos decirlo de una manera general. Naturalmente, hay distintos grados en esta postura, según la capacidad y gusto de cada autor en concreto. 3 ,- He aquí algunos ejemplos de la poesía cristiana más antigua. Uno de los textos más antiguos es sin duda la epopeya titulada De lona (“Sobre Jonás”), cuya fecha de composición parece posterior a Cipriano. En los vv.98 y ss. el poeta comenta cómo los marineros, después de la desaparición de Jonás engulli do por el mar, dan gracias a Dios porque a ellos los ha librado de una muerte segura: Navigio fluctusque secat sub fluctibus imis navigat et vates alio susceptus lonas (“Y el profeta Jonás recibido en otra nave corta las olas bajo las profundas olas y navega”).
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No hay duda de que vates sustituye a propheta. La misma sustitución existe en Juvenco 1,141 y en el Carmen de resurr. mort. 180. Otras veces se usa prae co, “pregonero” en sustitución de “profeta”. Estos poetas sustituyen igualmente martyr por testis, angelus por nuntius, apostolus por missus , etc. Estos poetas eliminan estas palabras porque son propias de la lengua ordi naria de los cristianos, no porque sean préstamos extranjeros. Pero hay también palabras latinas sustituidas por extranjeras, como inferus / infernus por el hebra ísmo gehenna , palabra solemne de la liturgia, aunque el sustituto preferido es tartarus, “el tártaro”, el “infierno”. Los últimos versos del poema De lona aluden al sentido místico del relato bíblico. Jonás es prototipo de Cristo resucitado. El poeta lo expresa así: In signum sed enim Domini quandoque futurus non erat exitio, sed mortis testis abactae (“Pero destinado a ser en realidad señal del Señor, no fue testigo de la ruina, sino de la victoria sobre la muerte”). El poeta evita la palabra resurrectio, “resurrección”, recurriendo a la frase testis mortis abactae, “testigo de la muerte vencida” ( - testigo de la victoria sobre la muerte).
4 - Las tendencias conservadoras de Juvenco (a.329-) son todavía más cla ras. La aparición del ángel a Zacarías (Le 1,9 ss.) la parafrasea con los siguien tes versos: Sed cum sorte adytis arisque inferret odores Zacharias, visus caelo descendere aperto nuntius et soli iussas perferre loquelas cetera nam foribus tunc plebs adstracta rogabat (IJOss.) . (“Pero cuando Zacarías ponía el incienso en el templo y en altar, por sorteo, se vio bajar del cielo abierto un mensajero y realizar las palabras que se le habí an dicho a Zacarías, mientras el resto del pueblo hacía entonces la oración arro dillado en la parte exterior”). Comparando el texto de Juvenco con el de Lucas aparecen claras las dife rencias de léxico, que valen ellas solas por un comentario más amplio. A cada verso de Juvenco contraponemos una línea del evangelio de Lucas: a) “Sorte exiit ut incensum poneret ingressus templum Domini”
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b) “Apparuit autem illi angelus Domini stans a dextris altaris incensi”. c) “Et omnis multitudo populi erat foris orans hora incensi” (Lc 1,9 ss.). Vemos, pues, que el poeta sustituye cinco palabras bíblico-cristianas del texto de Lucas templum por adytum -palabra poética de colorido especial y ade más en plural poético-; altare por ara -palabra pagana evitada por los cristia nos y puesta también en plural poético-; incensum por odores -plural poético de una palabra de sentido general, odor, “olor, “perfume”; incensum, en cam bio, es un término específicamente bíblico, inventado por los traductores de la Biblia. Sustituye igualmente ángelus por nuntius, como ya vimos en la poesía anterior; y ya sabemos que angelus es un término bíblico-cristiano específico. Y sustituye orare -término específicamente cristiano con la acción de “orar, rezar”- por rogare, palabra vulgar, sin connotación religiosa alguna. 5 .- El ejemplo anterior es clarísimo, pero no es el único. Los ejemplos podrían multiplicarse sin dificultad. Este tipo de poesía no ha logrado conseguir la fusión de elementos profanos y cristianos. No hay todavía un humanismo cristiano, sino una simple adaptación de los temas cristianos a la forma poética de la tradición profana. 6.-La poesía verdaderamente cristiana comienza con Prudencio y Paulino de Ñola. Ellos nos ofrecen la ocasión de estudiar las relaciones entre la poesía cristiana y las tradiciones poéticas latinas. Ellos son, además, los representantes del apogeo de la poesía tradicional cristiana. Prudencio, admirador ferviente de la cultura y el arte antiguos, que quería conservar en las ciudades las estatuas de los dioses por su valor artístico, fue un gran humanista y el creador de una poesía cristiana, que bajo todos los puntos de vista podría equipararse a la poesía profana. En el Cathemerinon imita a Horacio. En la Apotheosis y en la Hamartigenia trae a la memoria el ejemplo de Virgilio y de Lucrecio. En el Peristephanon nos recuerda los cantos de Píndaro. Prudencio eliminó de un plumazo la monotonía de la poesía anterior a él, que sólo había cultivado la epopeya. El es el primero de los poetas cristianos que considera su actividad poética como una verdadera vocación. Su poesía tiene verdadera inspiración religiosa. Pero Prudencio tampoco consiguió crear una lengua poética cristiana. El, como sus predecesores, utiliza la lengua tradicional de la poesía clásica, a pesar de que la lengua cristiana no es para él un tabú ni la evita de manera tan radical como sus predecesores. M. Lavarenne1 ha estudiado a fondo la lengua poética 1M. L avarenne, É tude su r la langue du p o è te P rudence, París 1933.
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de Prudencio, poniendo de relieve los elementos poéticos tradicionales, la susti tución de palabras y giros cristianos por otros, como clux redivivus para signifi car a Cristo “resucitado”, verus tonans, para indicar a Dios “Padre”, tonans para señalar al Espíritu “Santo”, etc. y destacando igualmente los elementos cristia nos, que también los tiene. Como más adelante volveremos sobre Prudencio, basten aquí estas breves pinceladas sobre su poesía. Paulino de Ñola se plantea el problema de la lengua y el estilo de la poesía cristiana. Escribiendo a su maestro y amigo Ausonio, habla de manera despecti va de la poesía profana. En una de sus cartas dice que un cristiano no se preocu pa de toda esa insensatez de las invocaciones a musas y a Apolo: Quid abdicatas in meam curam pater redire Musas praecipis? Negant Camenis nec patent Apollini dicata Christo pectora (Carm.X,219). (“¿Por qué, padre, mandas que vuelvan a tutelarme las Musas a las que he renunciado? Los pechos consagrados a Cristo dicen que no a las Camenas y no se abren a Apolo”). A pesar de este severo juicio contra la poesía profana, Paulino permanece fiel a la forma tradicional de la poesía. Intenta hacer, en mayor medida que Pru dencio, una renovación de la poesía en sentido cristiano, sin necesidad de aban donar la forma tradicional. En sus cantos en honor de San Félix pretende inau gurar una poesía hagiográfica, que tendrá luego gran éxito con Paulino de Petricordia (h. 470) y Venancio Fortunato (d. 600), que escribieron sendas epo peyas sobre la “Vida de San Martín”. Paulino de Ñola fue también el introduc tor de la elegía en la poesía cristiana. Fue un poeta de gusto y sensibilidad y a veces posee una auténtica inspiración cristiana. Pero cuando intenta pasar los textos bíblicos a la poesía métrica, le falta con frecuencia la inspiración. Comodiano (s. III-IV) intentó, y en gran medida lo consiguió, crear una poesía de carácter vulgar. Volveremos más adelante sobre él para poner de manifiesto todos sus valores poéticos. Agustín compuso un Salmo abecedario, especie de ensayo de poesía de propaganda cristiana en lengua común. Estos ensayos de poesía popular no tuvieron éxito y el intento quedó sin resultados definitivos. En conclusión, hay que decir que los autores cristianos no consiguieron crear una poesía cristiana con vitalidad y originalidad dentro del marco general de la poesía romana tradicional.
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7 - Por fin, la poesía cristiana encontró su forma más natural y más lograda en la poesía hímnica. Al principio este tipo nuevo de poesía no tuvo contacto alguno con la tradición poética romana. Se desarrolló en las comunidades cris tianas bajo el influjo de la Biblia y quizá la inspiración o imitación de ciertos modelos griegos cristianos. Al final del proceso esta poesía entró también por la vía de la tradición poética romana, aunque no de una manera servil. 8 - Pero ¿qué es un himno ? En la literatura griega profana hymnos era un canto en honor de los dioses o de los héroes, acompañado del toque de la cítara. En la literatura griega cristiana el “himno” era un canto a la gloria de Dios, y, en la liturgia griega, era una plegaria recitada con gran sentimiento y compuesta en estilo sostenido. Los latinos parecen haber tomado de los griegos el himno. Y lo definen así: hymnus specialiter Deo dicitur (Ambrosio, De off. 1,45) (“El himno se dice especialmente en honor de Dios”); hymnus tria ista habet, et cantum, et laudem, et Dei. Laus ergo Dei in cantico hymnus dicitur (Agustín, Enarr.in Ps. 148,17) (“El himno consta de estas tres cosas: del canto, de la alabanza, y de Dios. El himno es, pues, la alabanza de Dios en un canto”). Esta definición de Agustín se ha hecho ya clásica. Y así, los salmos y los cantos del Antiguo y del Nuevo Testamento son himnos en un sentido amplio.
9 - La primera característica del himno es, por tanto, su tono elevado y su relación con la alabanza de Dios. Los himnos cristianos más antiguos -los him nos bíblicos- tienen incluso carácter “inspirado”, con inspiración bíblica, ya que forman parte de la Sagrada Escritura. Los primeros cristianos cantaban estos himnos y salmos, pero a veces incluso los improvisaban, como nos dicen los Hechos de los Apóstoles (cf. Act 2,24: liberación de Pedro y Juan). Con respecto a la Iglesia de Occidente tenemos un testimonio claro y explí cito de Tertuliano: Post aquam manualem et lumina, ut quisque de scripturis sanctis vel de proprio ingenio potest, provocatur in medium Deo canere (Apol. 39,18) (“Después de haberse lavado las manos con agua y haber encendido las candelas, según le es posible a cada uno, o tomándolo de las Sagradas Escritu ras o del propio ingenio, se le invita a salir al medio a cantar en honor de Dios”). Así nace la poesía hímnica cristiana y, como se ve, ya desde finales del siglo II. Al principio estos cánticos parece ser que estaban compuestos en prosa; pero para un romano la marca distintiva de la poesía era la forma métrica. 10 - De esta forma antigua de himno en “prosa” ha sobrevivido muy poco.
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Pero existe una muestra muy significativa en el Te Deum. Este famoso himno consta de tres partes: 1) Un canto a la gloria de Dios, que termina con una doxología (1-13). 2) Un himno en honor de Jesucristo (14-21). 3) Textos de salmos que constituyen una oración de la mañana (22-29). Sobre el autor de este himno no se sabe nada con seguridad. El compilador de elementos anteriores parece haber sido Nicetas de Remesiana, contemporáneo y amigo de Paulino de Ñola (a.353—431 ). Que el himno contenga fragmentos ante riores consta por Cipriano ( De mortal. 26), que alude a un pasaje del himno con palabras que no ofrecen duda alguna. Allí, en el cielo, junto a Cristo victorioso, esperan a los elegidos los apóstoles, los profetas, los mártires: illic apostolorum gloriosus chorus, illic prophetarum èxultantium numerus, illic martyrum innumerabilis populus. (“Allí el glorioso coro de los apóstoles; allí el número de los profetas exul tantes; allí el pueblo innumerable de los mártires”). Compárense estas tres frases con las correspondientes del Te Deum y se verán claramente las coincidencias: te gloriosus apostolorum chorus, te prophetarum laudabilis numerus, te martyrum candidatus laudat exercitus. (“Te alaba el glorioso coro de los apóstoles;el número digno de alabanza de los profetas; el ejército vestido de blanco de los mártires”). El fragmento es, pues, antiquísimo, ya que existía en tiempo de Cipriano y es un testimonio de la poesía hímnica cristiana más antigua. 1 1 - Las “características” del Te Deum son las siguientes: 1) Ausencia de elementos métricos. El himno está en prosa. 2) Paralelismo de miembros bastante riguroso. 3) Influencia bíblica clara.
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4) Uso sin restricciones de la lengua latina cristiana. La “primera característica” coloca al Te Deum fuera de la poesía tradicional y lo relaciona directamente con los himnos y los cantos bíblicos, compuestos también en prosa. La “segunda característica” -e l paralelismo- se debe también a influencia bíblica, pues, como es sabido, en los escritos sapienciales y proféticos de la Biblia predomina como sistema de composición el paralelismo de los miem bros. Este paralelismo puede ser: a) Sinónimo : “De Yahvéh es la tierra y cuantos la llenan, el orbe de la tierra y cuantos lo habitan” (Sal 24,1- 2). b) Antitético: “Una respuesta blanda calma la ira, una palabra áspera enciende la cólera” (Prov 15,1). c) Sintético : “Como anhela la cierva las corrientes de agua, así te anhela a ti mi alma,¡oh Dios!" (Sal 42,2). Pero el paralelismo es también algo conforme al espíritu de los romanos y aparece sobre todo en oraciones y rituales antiguos. El Carmen de los Ambarva lia está repleto de este paralelismo. Por ejemplo: uti tu morbos visos invisosque, viduertatem vastitudinemque, calamitates intemperiasque, prohibessis, defendas, averruncesque . (“Para que tú prohibas, alejes y apartes las enfermedades visibles e invisi bles, la esterilidad y la devastación, las calamidades y las inclemencias del tiempo”) (Catón, De agri cultura, 141). Es verosímil que este gusto romano por el paralelismo haya influido en los primitivos himnos cristianos. Por lo demás, el paralelismo lo emplean en gran medida los himnos cristianos en poesía de épocas posteriores. La “tercera característica” -influencia bíblica- queda ya señalada, en parte, por lo dicho antes sobre el paralelismo de los miembros, y se confirma por el vocabulario que emplea el himno, de origen bíblico, en su mayor parte. Nótense
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los ejemplos siguientes: confiteri en el sentido de “alabar”; potestates, las “potestades” como categoría de ángeles; cherubim , seraphim, sabaoth - tres préstamos hebreos-; el genitivo ponderativo con valor de superlativo saeculum saeculi, “por tiempo sin fin”; los genitivos de cualidad del tipo maiestatis glo riae tuae, “de tu majestad gloriosa”; los términos y locuciones siguientes tienen significados bíblicos: maiestas, gloria, hereditas, misericordia, confundi, rex gloriae, regnum caelorum, dextera D e i, etc. La “cuarta característica” -la lengua cristiana- indica que la lengua latina cristiana es el instrumento natural y espontáneo de la nueva poesía. Ya no hay restricción alguna: se toman elementos de la lengua cristiana a manos llenas. El himno comienza invocando a Dios, que recibe los nombres de Deus, Domi nus, Pater, tres palabras que la poesía cristiana tradicional evitaba y sustituía por numen, genitor, etc. Luego vienen los términos: angeli, caeli -e n plural ya sabemos que es un biblism o-, apostoli, prophetae, martyres, ecclesia, Paraclitus Spiritus, Christus, redimere, benedicimus, peccatum , etc., térmi nos todos cristianos de época antigua, que solía evitar la poesía tradicional cristiana. Debemos señalar que todos estos términos son ante todo términos bíblicos, usados por las versiones latinas de la Biblia, de donde, sin duda, han pasado al Te Deum. 12 —Además del Te Deum, se conservan varios himnos en prosa, compues tos por Mario Victorino (a.300-362), célebre profesor de retórica, convertido al cristianismo al final de su vida, en los que abundan las expresiones cristianas, el paralelismo de los miembros y las reminiscencias bíblicas. A pesar de la calidad poética del Te Deum, los himnos en prosa no fueron nunca demasiado populares en Occidente y por eso en el siglo IV se volvió a la forma poética, más conforme con el carácter propio de los himnos. 13 —Según Jerónimo, Hilario de Poitiers habría compuesto un libro de “Himnos”. Los pocos fragmentos que quedan, permiten descubrir una poesía culta, con ricas fórmulas parenéticas. Pero sus himnos no tuvieron mucho éxito y ninguno de ellos se ha conservado en la liturgia de la Iglesia latina. 14 - Ambrosio de Milán es quien ha pasado con razón como el creador y el maestro de la poesía hímnica, conservando muchos rasgos del primitivo himno cristiano, pero acercando sus composiciones también a la tradición poética de Roma. Según parece, los arríanos se servían de himnos para hacer propaganda de sus doctrinas. Ambrosio tuvo la idea de componer himnos para contrarrestar esta propaganda. Los himnos de Ambrosio tuvieron desde el principio un gran
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éxito. Y este éxito no se limitó a gentes sencillas. Le admiraban también los cultos. Uno de estos admiradores cultos fue el propio Agustín, quien nos dice lo siguiente en sus Confesiones : “¡Cuánto lloré con tus himnos y cánticos, que tan profundamente me emocionaban al oír su dulce melodía en la iglesia! (IX,6,14). “No hacía mucho tiempo que la iglesia de Milán había comenzado a practicar este piadoso ejercicio con gran devoción de los hermanos que cantaban esos himnos con la boca y con el corazón, sirviéndoles de consuelo y exhortación. En efecto, hacía un año o poco más que Justina, la madre del emperador Valen tiniano, todavía niño, había perseguido a tu siervo Ambrosio, impulsada por la herejía arriana en la que había caído. Los fieles pasaban la noche en la iglesia dispuestos a morir con su obispo, tu siervo... Fue entonces cuando se estableció la costumbre de cantar himnos y salmos según el uso de las iglesias orientales. Y se hacía para que el pueblo no se cansara por el tedio o la tristeza. Esa cos tumbre se ha conservado hasta la fecha, imitándola muchas iglesias, o, para decirlo más exactamente, casi todas las iglesias del mundo y en todas las demás regiones del orbe” (IX,7,15). Agustín continúa: “Entonces me vinieron a la memoria aquellos versos de tu siervo Ambrosio, que dicen tan claramente la verdad y que comienzan así: Deus, creator omnium (IX, 12,32). 15,- Está claro, pues, el origen y el éxito de los himnos ambrosianos. Este éxito se debió sin duda al equilibrio que Ambrosio supo mantener entre lo esencial de la poesía cristiana y lo esencial de la poesía pagana, unido todo a un gusto literario muy fino. Ambrosio sabía muy bien por su educa ción en la cultura pagana que una poesía totalmente desligada de la tradición literaria de Roma y que dejara de lado la métrica tradicional tenía pocas pro babilidades de éxito. Sabía también que una métrica complicada no era la más apropiada para la recitación y el canto del pueblo. Por eso escogió el dímetro yámbico acataléctico, metro muy popular desde los tiempos del emperador Adriano. Este metro será durante siglos el preferido de la poesía hímnica y en él están compuestos la mayoría de los himnos del Breviario Romano. En los himnos atribuibles a Ambrosio no se abandona la métrica tradicio nal; pero coinciden con frecuencia el ictus y el acento de la palabra. Hay aquí una especie de compromiso entre la fuerza de la tradición y las exigencias de los tiempos nuevos, que tendían hacia una métrica acentual. Junto al equilibrio entre ritmo cuantitativo y ritmo acentual, Ambrosio supo conservar también el paralelismo del himno antiguo, que respondía bien, tanto a las tendencias roma nas, como a las de la Biblia.
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16 - En la lengua y el estilo, Ambrosio supo conservar igualmente un gran equilibrio. No había sujeción exagerada a la tradición. Pero Ambrosio tampoco se permite un uso totalmente libre del latín cristiano, como había, por ejemplo, en el Te Deum. En el himno ambrosiano encontramos por primera vez una len gua poética cristiana totalmente lograda. 17.-V eam os un par de estrofas del conocido himno de Navidad Veni Redemptor gentium : Veni, Redemptor gentium, ostende partum virginis. Miretur omne saeculum: Talis decet partus Deum. (“Ven, Redentor de las gentes; muéstranos el parto de la Virgen; que se admire todo el mundo; a Dios le conviene ese parto”). No hay aquí invocación de las Musas, como en la poesía profana, sino invocación solemne al “Redentor”, para que él ayude a cantar el misterio de su nacimiento. Aparece ya el neologismo cristiano redemptor. La mención de la Virgen nos remite al evangelio. El empleo de saeculum por mundus es propio del lenguaje cristiano, pues la primera palabra está cargada de sentido religioso moral. Gentes son aquí “todos los pueblos”, no específicamente los “paganos”, como tendría ese sentido la palabra en la lengua cristiana. El himno continúa: Non ex virili semine, sed mystico spiramine, Verbum Dei factum est caro, fructusque ventris floruit. (“No de semilla de hombre, sino por soplo místico, el Verbo de Dios se hizo carne y floreció el fruto del vientre”). Verbum es el logos griego, expresión cristiana muy antigua, presente ya al comienzo del evangelio en la Vetus Latina: In principio erat Verbum, pero que solían evitar los poetas cristianos, sustituyéndola por sermo. La palabra caro, “carne”, como equivalente de “hombre”, es un cristianismo semántico. Mystico spiramine en vez del “Espíritu Santo” es una concesión a la poesía tradicional. Virili semine indica la predilección por los adjetivos en lugar de los genitivos adnominales, pero en este caso sin valor cristiano especial. Señalamos de nuevo que la mayoría de los términos nuevos, que comen
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tamos, son de origen bíblico', así redemptor, saeculum, gentes, verbum, caro. 18,- En definitiva, la sabiduría, el gusto y la maestría de Ambrosio encon traron el equilibrio entre los elementos cristianos y los elementos tradicionales romanos para crear una poesía auténticamente cristiana, continuada luego con todo honor por Sedulio (+450), Gregorio Magno (+604) y Venancio Fortunato (+605), como se dijo en otro lugar, al hablar de los géneros literarios depen dientes de la Biblia.
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XII.-COMODIANO 1,- VID A Y OBRAS Poco se sabe con certeza sobre Comodiano. Era probablemente originario de Gaza. Un pagano de Siria, convertido primero al judaismo y luego en Africa al cristianismo. Vivió probablemente entre la segunda mitad del siglo III (¿bajo Valeriano-Galieno: a.253-268?) y comienzos del siglo IV. Otros lo sitúan, sin razones convincentes, en el siglo V y en otras regiones de Occidente. Nos quedan de él dos obras. Las Instructiones son 80 acrósticos de argu mento polémico y parenético que critican sin piedad a las divinidades paganas, a los judíos, a los judaizantes y a los cristianos de costumbres relajadas. El Car men adversus Iudaeos et Graecos, llamado también Carmen Apologeticum, en 1600 versos, descubierto en el siglo pasado, es una especie de historia parenética de la salvación concebida como lucha de Dios contra Satanás hasta la Encar nación y el fin del mundo, con la destrucción de Roma, y el juicio final. Comodiano es, pues, el primer poeta latino cristiano, no en el sentido de que antes de él no hubiera habido en Occidente poetas cristianos, que los hubo, tanto populares como doctos, aunque nada se conserva de ellos, sino en el senti do de que es un poeta latino cristiano original en la inspiración y en la forma. 2.-CULTURA Y FORMACION: CARACTERISTICAS DE SUS OBRAS Las deficiencias culturales y de formación de Comodiano son evidentes. Se burla groseramente de la cultura pagana, que ignora en gran medida. Su forma ción cristiana es también bastante limitada. Conoce la Biblia, probablemente a través de los testimonia de Cipriano. Recurre a una interpretación escriturística o totalmente alegórica o vulgarmente literal. Una de las manifestaciones más notables de su alejamiento de los modelos
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clásicos se encuentra en la forma métrica que emplea. La métrica de sus poemas no es la clásica, fundada en la cantidad de las sílabas. Es más bien una métrica acentuativa, basada en el número de sílabas y en el acento, elementos que sólo aparentemente reproducen la estructura del hexámetro, cuando en realidad es una prosa rítmica, resultado de miembros yuxtapuestos y regulada por un núme ro igual de sílabas, por el paralelismo y la disposición de acentos tónicos, cosas que recuerdan en algunos aspectos a la poesía hebrea, sobre todo el paralelismo, que puede ser, como el bíblico, sinónimo, antitético y sintético. Esta explicación que acabamos de proponer es la más común entre los auto res que estudian a Comodiano, pero no todos la admiten, ya que hay investiga dores que explican toda la poesía de Comodiano como una poesía cuantitativa. 3 ,- LENGUA Y ESTILO Comodiano es un poeta tosco y rudo, despreocupado de la elegancia for mal, que escribe en un latín bastante incorrecto, sin respetar el léxico, la morfo logía y la sintaxis del latín escolástico. Su latín está plagado de provincialismos, que utiliza con absoluta libertad una lengua hablada, más “colonial” que vulgar o rústica. Por eso fue juzgado muy desfavorablemente por los antiguos. Jerónimo no lo menciona entre los escritores eclesiásticos y Genadio de Marsella (h.450-500) en su De viris illustribus habla de él con desprecio. Su valor reside para nosotros precisamente en ese lenguaje rudo y provinciano. Comodiano fuerza la lengua para expresar conceptos e imágenes nuevas, utili zando una sintaxis bastante elemental. Procede por yuxtaposición de oraciones más que por medio de una verdadera subordinación. No obstante estos innega bles defectos, su lengua es eficaz y expresiva. Esto es más visible en el Carmen Apologeticum, en donde hay des-cripciones de verdadera grandeza épica y de notable eficacia. Baste pensar, por ejem plo, en la escena del fin del mundo después de la última derrota de Satanás en los dos anticristos: la noche oscura interminable, la voz potente de Dios, la des trucción de la tierra y la caída de las estrellas bajo la tempestad de fuego que dura siete meses, la bajada de Cristo con los ángeles y la resurrección de los muertos saliendo de sus tumbas. Algunas metáforas e imágenes son de un vigor extraordinario, precisamente por ser inesperadas e imprevisibles. En resumen, Comodiano no es un gran poeta; pero sí es un poeta, aunque sólo lo sea en algunos pasajes, en aquellos en que siente y expresa la belleza y grandeza de la creación1. 1V éanse textos en O. G arcía de la Fuente, Antología (o.c.).
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XIII.- ARNOBIO 1,- VIDA Sobre la vida de Arnobio se sabe muy poco. Nació probablemente en Sica de Numidia, hacia el 245. Jerónimo dice que fue profesor de retórica en Sica, que tuvo a Lactancio entre sus discípulos, que durante mucho tiempo fue adver sario decidido del cristianismo hasta que se convirtió al cristianismo advertido para ello en un sueño (Chron. ad ann. 253-257; De vir, illustr. 80; Ep.70,5). La conversion ha debido tener lugar hacia el 295-296. Ignoramos la fecha de su muerte. 2 ,- OBRA Según nos dice el propio Jerónimo (Chron.J.c.), el obispo de Sica se mos tró escéptico de la conversión de Arnobio, y éste, para probarle la sinceridad de sus nuevas convicciones, compuso una extensa obra en 7 libros, titulada Adver sus nationes. Para algunos, esta obra sería la respuesta -poco lograda, por cier to - a los 15 libros “Contra los cristianos” de Porfirio (a. 270-280), el discípulo de Plotino. En los dos primeros libros Arnobio refuta las acusaciones de que los cris tianos fueran la causa de las desgracias del Imperio Romano y explica la doc trina cristiana sobre la divinidad de Cristo. En los cinco libros restantes ataca de manera violenta y burlona la religión tradicional romana. Se ignora la fecha de composición de la obra. Pero debió haberla terminado antes del 311, año en que cesaron las persecuciones contra los cristianos, de las cuales habla con frecuencia, pero no alude al restablecimiento de la paz constantiniana (a.313). La obra, en conjunto, pasa por ser una apología del cristianismo, pero es más un ataque al paganismo que una defensa del cristianismo. Como
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fuente para el conocimiento de la doctrina cristiana es de escaso valor. Es, en cambio, una mina riquísima de noticias sobre la religión pagana contem poránea. Todos los indicios hacen suponer que el autor compuso esta obra con preci pitación, cuando aún no poseía los conocimientos suficientes de la fe cristiana. Amobio, según su propio testimonio, huye del paganismo, porque descubre de improviso el absurdo de sus anteriores creencias: “Todavía hasta hace poco, ¡oh ceguedad!, adoraba yo imágenes cocidas al homo, dioses forjados con martillos en el yunque, huesos de elefantes, pinturas, cintas colgantes de viejos árboles. Siempre que veía una piedra ungida con aceite de oliva, le prodigaba señales de profundo respeto..., no podía menos de hablarle y pedirle favores, aunque no era más que una roca desprovista de inteli-gencia’XAc/v.naf. 1,39). Arnobio demuestra poseer una amplia cultura filosófica, aunque quizá no toda de primera mano ni toda ella asimilada con claridad. Entre las fuentes griegas puede citarse a Platón (catorce citas), Aristóteles (dos citas), Sófocles, Mirtilo Posidipo. Cita un pasaje de las Orphica y alude a Hermes Trimegisto. El libro II demuestra un gran conocimiento del hermetis mo, neoplatonismo, oráculos caldeos, Plotino, Zoroastro y los papiros mágicos de las liturgias de Mitra. Entre las fuentes latinas podemos recordar a Varrón (15 citas), Cicerón, Lucrecio, Virgilio y Cornelio Labeón. Parece ser que conoció bastante bien a Lucrecio, pues el elogio que Arnobio hace de Cristo se parece mucho al que Lucrecio hace de Epicuro en el libro V. Arnobio comienza así: “Pero conceda mos...que Cristo ha sido uno de nosotros con la misma mente, alma, cuerpo, fragilidad y condición, ¿acaso no es digno de que, por la gracia de tan gran número de dones, se le llame Dios y sea considerado como Dios?... El nos ha librado de tan grandes errores...; nos ha enseñado lo que es más saludable y ventajoso para el género humano...; nos permitió y enseña a comprender y entender... su profundidad infinita e inefable”(la de Dios) (Adv.nat. 1,38). Hay, además, 10 palabras usadas sólo por Lucrecio que aparecen también en Arnobio angellus, “angulillo” (diminutivo de angulus ); augmen, “aumento, crecimiento”; auxiliatus, “auxilio” (sust.); aversabilis, “abominable”; circumca esura, “contorno” (de los cuerpos); comptus, “asamblaje, unión” (sust.); conta ges / ’contacto”; differitas, “diferencia”; firmamentum, “firmamento, bóveda celeste”; formatura, “forma, figura” (de los cuerpos). Entre las fuentes cristianas hay que señalar, en primer lugar, que no cita a nadie, pero ciertamente conoció y utilizó el Protréptico de Clemente de Alejan
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dría, el Apologeticum y el Ad nationes de Tertuliano, el Octavius de Minucio Félix y a Cipriano. Pero no conoció el Antiguo Testamento, y sí el Nuevo Testa mento, y quizá no tan superficialmente como se suele decir, pues hay resonan cias claras del mismo en varios textos relativos a Cristo como magister, como realizador de milagros, como Redentor, etc.1. 3 ,- LENGUA Y ESTILO Arnobio fue un polemista agudo y persuasivo. Maneja con soltura la ironía y la caricatura, la invectiva y el ataque y consigue con frecuencia eficacia y bri llantez. Estas indudables virtudes se hallan oscurecidas en parte por defectos que ya le atribuían los antiguos. Jerónimo dice que Arnobio est inaequalis et nimius (Ep.ad Paul. 58,10) (“desigual y excesivo”). La verbosidad y el fárrago son dos rasgos fundamentales de su estilo. El pensamiento y la exposición, según Jerónimo, son confusos: in partitione sui operis confusus (Ib.). Arnobio desarrolla los argumentos con pesadas e interminables repeticiones. Pero demuestra poseer una notable fuerza expresiva y llega a veces a una auténtica elocuencia. La lengua está basada en gran parte en modelos clásicos, pero se halla lejos de la pureza, no ya de la lengua de Cicerón, sino de la de los imitadores de Cicerón. Como detalles característicos de su estilo podemos señalar el uso fre cuente de anáforas, a base de interrogativos, demostrativos, personales, nega ciones y conjunciones. Emplea también el asíndeton de dos miembros, consti tuido por dos miembros casi sinónimos y que suelen buscar un efecto rítmico. Hay también acumulación de sinónimos, figuras retóricas y metáforas que lle gan a cansar2.
1 C. Castroviejo, Sobre la obra de A rnobio. E studio sem ántico de su term inología (tesis), Santiago de Compostela 1982, vol. I, pp. 11 ss.; 129 ss.; 135 ss. 2Véanse textos en O. García de la Fuente, A nto lo g ía (o.c.), p. 146.
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XIV.- LACTANCIO 1,- VIDA Lucio Cecilio Firmiano Lactancio nació en Africa hacia el 250. Fue discí pulo de Arnobio. Siendo aún joven escribió su primera obra, hoy perdida, el Symposium (el banquete). Abandonó Africa cuando Diocleciano (a. 284-304) lo llamó, junto al gramático Flavio, a Nicomedia de Bitinia, la nueva capital del Oriente, para que enseñara allí retórica latina y contribuyera así a la latinización de la provincia (Lactancio, Div.inst. V,2,2). No tuvo éxito, pues Jerónimo nos dice que “por no tener discípulos, ya que era una ciudad griega, se dedicó a escribir” (De vir. illustr. 80). El año 303 seguía aún de profesor allí, cuando la persecución le obligó a renunciar a su cátedra, pues ya se había convertido al cristianismo. Dejó Bitinia entre los años 305-306. Hacia el 317 el emperador Constantino llamó al anciano profesor, que había caído en la miseria, para que fuera a Tréveris a ocuparse de la educación de su hijo mayor, Crispo. No se sabe la fecha de su muerte1. 2 ,- OBRAS 2.1.- De opificio Dei (“Sobre la obra de Dios”) es la más antigua, escrita hacia el 303-304. Se diferencia mucho del pensamiento de su maestro Arnobio, pues mientras éste negaba que el alma fuera creación de Dios e inmortal, Lac tancio sostiene ambas cosas. La obra carece de ideas típicamente cristianas y tiene un carácter puramente racional. El propio autor dice que pretendía desa rrollar el libro IV De república de Cicerón. Sus fuentes principales son Varrón y el propio Cicerón.
1J. Q uasten, P atrología (o.c.), p. 685.
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2 .2 - Divinae institutiones (“Las instituciones divinas”), en 7 libros, es su obra principal. A pesar de los defectos que tiene, es el primer intento de hacer una summa del pensamiento cristiano en latín. Pretende demostrar la falsedad de la religión pagana y exponer la verdad de la religión cristiana. Lactancio comenzó su obra el 304 y debió terminarla después del edicto de Milán (a.313), porque la dedicatoria a Constantino supone ya pasado ese decreto, aunque tiene algunas adiciones del propio autor del 323-324. En los libros I y II Lactancio demuestra que la religión pagana es falsa, insistiendo en que los dioses del paganismo son hombres divinizados y que han sido los demonios quienes han incitado a los paganos a adorar a estos hombres después de muertos (11,16,3). En el largo debate sobre la anterioridad o poste rioridad respectiva del monoteísmo y del politeísmo, Lactancio no duda en afir mar que el monoteísmo fue anterior, y describe las condiciones históricas en las que el politeísmo sucedió al monoteísmo (cf. 11,13,4-13). El paso del monoteís mo (religio Dei, notitia Dei, cultus Dei) al politeísmo (deorum cultus) tuvo lugar en un momento y en unas circunstancias concretas, es decir, después del diluvio en tiempo de Noé. En el libro III demuestra cómo la filosofía resulta inútil y falsa, poniendo en evidencia las contradicciones y las divergencias entre las distintas escuelas. En el libro IV defiende que Cristo es el maestro que ha conducido a los hom bres a la verdadera sabiduría y a la verdadera religión. En los libros V y VI trata del culto del verdadero Dios y del amor al prójimo, elementos que existieron al comienzo de la humanidad y que pueden volver sobre la tierra con la extensión del cristianismo. En el libro VII habla de la vida eterna del alma después del Juicio final. Esta obra, como exposición sistemática de la doctrina cristiana en lengua latina, es muy inferior a su equivalente griega De principiis de Orígenes. A la obra de Lactancio le falta, en relación a la de Orígenes, profundidad metafísica y vigor en la demostración. Por lo que respecta a las fuentes, abundan en ella las citas de autores clá sicos, principalmente Cicerón, Virgilio y Lucrecio. Utiliza también los orácu los sibilinos y el Corpus Hermeticum. En cambio, cita poco la Biblia, pero no la ignora en modo alguno. Una buena parte de los textos bíblicos que aduce son iguales que los testimonia de Cipriano Ad Quirinum, pero no sólo no se puede decir que los haya tomado de esa obra de Cipriano, sino que las citas, por ejemplo, del libro IV, de las Divinae institutiones no vienen de los testi monia de Cipriano, y tiene incluso alguna lectura original de la Biblia (cf. Zac 3,2 : Div.inst. IV, 14,14 : el término titio, “tizón” -palabra popular- en vez de torris, “tizón” de la Vulgata, que es una palabra culta). O por lo menos tiene
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esa lectura que no depende de ningún autor cristiano, cuya obra se nos haya conservado1. Cuando habla de los primeros defensores de la religión cristiana (Div. inst. V ,l), menciona como “conocidos” a Minucio Félix, Tertuliano y Cipriano, pero no alude a los autores griegos cristianos. Llama la atención que no mencione a su maestro Arnobio. Este silencio quizá pueda explicarse porque no haya cono cido su obra, habiendo vivido tantos años fuera de Africa. 2 .3 - Epitome. Al final de las Divinae institutiones existe en muchos manuscri tos, a manera de apéndice, un Epitome de la obra, cuya redacción suele ponerse hacia el 314 y cuyo autor sería el propio Lactancio, aunque otros autores opinan que ha podido hacerlo un discípulo o clérigo preocupado por temas de teología, que habría suprimido cosas que difícilmente habrían podido ser aceptadas des pués del concilio de Nicea (a.325)2. 2.4,- De ira Dei. Obra compuesta hacia el 313-314 y que se plantea el proble ma de si se ha de concebir a Dios como un ser totalmente inmóvil, sin ira, sin bondad, como si esas emociones fueran incompatibles con la divinidad. El desarrollo está basado en cuatro hipótesis: 1) aut ira tribuenda est Deo et gratia detrahenda (“o se le ha de atribuir a Dios la ira y se la ha de quitar la bondad”); 2) aut utrumque pariter detrahendum (“o se le han de negar ambas cosas”); 3 aut ira delenda est et gratia tribuenda (“o se le ha de negar la ira y se le ha de conceder la bondad”); 4) aut utrumque tribuendum (“o se le han de conceder ambas cosas”). La primera hipótesis no la defiende nadie. La segunda es la doc trina de los epicúreos. La tercera es la doctrina de los estoicos. La cuarta es su opinion: Dios demuestra su ira con los malos, que es casi como un segundo aspecto de su bondad con los buenos. 2.5 - De mortibus persecutorum. Esta obra la escribió después del 316, porque habla de la muerte de Maximino Daya (a.313) y de Diocleciano (a.316), y antes del 321, porque Licinio aparece aún como protector del cristianismo, junto con Constantino, y el año 321 lanzó un ataque a la Iglesia. La obra describe los cas tigos que han sufrido los perseguidores de los cristianos: habla de Nerón, Domi tiano, Decio, Valeriano y Aureliano, (cc.2-6). Luego describe las persecucio nes de su tiempo y la muerte desdichada de los perseguidores: Diocleciano, Maximiano, Galerio, Severo y Maximino. A pesar de algunas exageraciones, la obra es una fuente muy importante para conocer la persecución de Diocleciano, pues Lactancio escribe como testigo ocular de ella. Las dudas contra su autenti cidad carecen de fundamento. 1 P. M onat, "L a p re sen ta tio n d'un d o ssie r b iblique p a r L actancce: le sacerdoce du C hrist et celui de Jésus, fils de Josédec", en L actance e t son tem ps, Paris 1978, pp. 273292, en p. 286. 2 P. M onat, ibid., p. 291.
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2 .6 - De ave Phoenice. Es un poema en 85 dísticos, que relata la conocida fábu la del ave fénix, que aparece por primera vez en Herodoto (11,73) y que Cle mente Romano (cap.25) la presenta por primera vez entre los cristianos como símbolo de la resurrección, y que luego reproducen otros autores posteriores, como Tertuliano (De resurr.carn. 13), y que recoge el arte cristiano antiguo. Todo el simbolismo del poema hace referencia a Cristo, que viene del Oriente -e l paraíso- al país donde reina la muerte, y muere aquí, en esta tierra. Después de resucitar, vuelve a su patria, el cielo. El poema termina con unos bellísimos versos. A pesar de argumentos y razones en contra de la auten-ticidad, ésta sigue manteniéndose. 2.7 - A Lactancio se le atribuyen otras cinco obras, perdidas todas ellas, entre las cuales está el Symposium y un Itinerarium, descripción en hexámetros de su viaje de Africa a Nicomedia, 8 libros de Cartas a Probo, Severo, prefecto del Pretorio en el 323-324, Demetriano, etc. 3 , - LENGUA Y ESTILO 3 .1 - Lengua Los humanistas llamaron a Lactancio el “Cicerón cristiano”. Es desde luego el escritor más elegante de su tiempo, que imita deliberadamente a Cicerón. La eloquentia Tulliana era su ideal, pero sería un error creer que Lactancio ha evi tado todo lo que caracterizaba el idioma de los cristianos. Su lengua y su estilo, aún acercándose mucho a la lengua y al estilo de Cicerón, como ya reconocía en la antigüedad el propio Jerónimo (De vir. illustr. 58,10), están sustancial mente influidos por el cristianismo. La actitud de Minucio Félix con respecto a la lengua de los cristianos ya no era posible ni concebible en tiempos de Lactancio. La diferenciación de la len gua cristiana era demasiado marcada y estaba bien consolidada para que un escritor cristiano pudiera prescindir de ella. Veamos ahora algunos datos concretos, que prueban lo que aquí acabamos de decir. 3 .1 .1 - Cristianismos lexicológicos directos Entre esta categoría de términos había ya muchos que habían arraigado, como angelus, que Lactancio usa muchas veces. El adjetivo angelicus es más raro, pero también lo usa. Para designar el “bautismo” conoce el término de ori gen griego baptismus, pero prefiere lavacrum, palabra cristiana de origen vul gar. Para “bautizar” emplea tingere. La palabra ecclesia es muy frecuente en
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sus obras, y significa no sólo la iglesia como institución, sino la iglesia como edificio. Usa también la expresión catholica ecclesia. Conoce el término haere ticus y usa coetus para designar las “sociedades” heréticas. Para designar al “diablo” usa diabolus y la forma popular zabullís, y ade más criminator, “acusador”, que no se mantuvo, y adversarius, “adversario”, que Lactancio emplea con una cierta predilección. Conoce la palabra evangelium -usada en la frase bíblica praedicare evangelium, “predicar el evange lio”-, y el hebraísmo pascha, que el autor considera como un grecismo y lo relaciona con el verbo pásjein -según la etimología popular-. Usa también la constelación de palabra griegas propheta, prophetia, prop heticus. Distingue claramente entre vates, “vidente” pagano y propheta, “profe ta”, “vidente” en la religión judeo-cristiana. Para el concepto de “resurrección” usa indistintamente resurrectio y el gre cismo anástasis. Usa igualmente carnalis - spiritualis en sentido cristiano. Conoce y usa mediator, pero no parece un término definitivamente fijado en su vocabulario, pues lo alterna con medius, en correspondencia con el griego mesítés. Evita el préstamo griego apocalypsis y usa en su lugar revelatio, no sólo en el sentido de “revelación”, sino para designar el libro bíblico del Apoca lipsis. Se aparta, pues, del uso comente, que reservaba el término apocalypsis para designar el libro sagrado y revelatio para significar la “revelación” en general. Usa igualmente salutaris (sust. y adj.) y salvator. Debemos advertir una vez más que este vocabulario de Lactancio es funda mentalmente bíblico, pues todas las palabras anteriormente citadas aparecen ya en la Vetus Latina, menos criminator y medius, en el sentido en que él las utiliza. 3.1.2,-Ciistianismos semánticos Entre esta categoría de térm inos habría que señalar los siguientes: ambulare, “caminar”, “conducirse”, “comportarse”, verbo popular y bíblico; bene dicere en el sentido de “bendecir”, como si los dos elementos estuvieran ya plenamente soldados, y rige acusativo, según el uso cristiano y bíblico: bene dixit eum, “lo bendijo”; credere con dativo (creciere Deo ) o con in y acusativo 0credere in Deum) adopta el significado de “creer en Dios”, según el sentido bíblico y cristiano; credidi tiene a veces sentido incoativo, “creer, hacerse cre yente”; confessio y confiteri significan la “confesión de la fe” y la “confesión del pecado” (o “confesar la fe” y “confesar los pecados”), según los significa dos bíblicos. Utiliza laqueus, “lazo” -de origen popular y bíblico- en vez de muscipula -también de origen popular- La palabra virtutes (o virtus en singu lar) significa los “milagros”, según el uso bíblico.
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3.1.3. Cristianismos lexicológicos indirectos En esta categoría de términos, que un escritor de pretensiones clásicas como Lactancio podría haber eliminado de su léxico, se encuentran los siguientes: acceptabilis, adimpletio, corruptibilis, incorruptibilis, contrectabilis, inseparabi liter. De entre los verbos en -ficare de formación cristiana, Lactancio usa los siguientes: clarificare, honorificare, vivificare, todos empleados por la Vetus Latina. Un autor clásico hubiera empleado honorare en vez de honorificare. 3.1.4,- Usos sintácticos de origen cristiano a) Empleo del nominativo pendens: sed qui praecipiunt, nec faciunt, abest ab eis fides (Div.inst. IV,23,8) (“Pero los que lo mandan y no lo hacen, está ausente de ellos la fe”). Y otros ejemplos. b) Pleonasmos con los “verbos declarativos” de claro influjo bíblico: docet dicens (“enseña diciendo”); adiecit et ait (“añadió y dijo”); ostendit dicens (“lo mostró diciendo”), etc. c) Comparativo con ab : ab isto genere sacrorum non minoris insaniae iudicanda sunt publica illa sacra (“aquellas cosas sagradas públicas no hay que juzgarlas cosas de menor insensatez que este género de cosas sagradas”) (Div.inst. 1,21,16). Este uso es también de origen bíblico. d) Singulares colectivos del tipo Maxentianus (los soldados de Majencio); proterretur , “son aterrorizados” (De mort. pers. 44,9). e) Perífrasis con habere para expresar el futuro ut ostenderet quod carne indui haberet in terra (Div. inst. IV ,12,15) (“para manifestar que se vestiría de carne en la tierra”); plurimae sectae haberent existere (Ib.IV,30,2) (“existirán muchas sectas”). f) En cuanto a las oraciones de infinitivo hay que decir, por un lado, que aumenta su uso con verbos que en la lengua clásica no la utilizaban, como com movere, efficere, expetere, optare, praecipere, y, por otro, se restringe su uso en beneficio de quod con subjuntivo, y, como cosa más llamativa aún, con quia e indicativo : scit enim quia mortis est fabricatrix voluptas (Div. inst. VI,22,3) (“pues sabe que el placer es causante de la muerte”); nesciunt enim quia malum est nocere (Ib.V,17,30 ) (“no saben que es un mal hacer daño”). Este uso es, como sabemos, de origen popular y muy usado por la Biblia latina, g) En el uso de los adjetivos de pertenencia en vez del genitivo en los giros tradicionales, Lactancio se muestra bastante reservado: usa a veces divinus por
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Dei, y tiene algunas otras frases, como porcina carne (“carne de cerdo”); Salo monium templum (“templo de Salomón”). h) No evita del todo el uso del in instrumental en sentido estricto, además de usar el in instrumental-local: nam et in insidiis saepe iuvenem adpetiverat (De mort.pers. 24,4) (“pues muchas veces había deseado al joven con asechan zas (= acudiendo a asechanzas”). Todo esto demuestra que a comienzos del siglo IV muchos elementos de la lengua cristiana, comprendiendo entre otros los elementos propios de la lengua vulgar, habían adquirido ya derecho de ciudadanía en la lengua literaria, incluso en la de un prosista de la talla de Lactancio, el más ciceroniano que produjo el cristianismo. Pero, si se comparan los elementos cristianos de las obras de Lac tancio con los que utilizan otros autores cristianos, como Cipriano, hay que reconocer que Lactancio practicó un cierto eclecticismo, lleno de buen gusto y plenamente de acuerdo con el sentimiento de la lengua cristiana. 3.2.-Estilo En cuanto al estilo, baste decir que Lactancio tiene un estilo clásico, con servador y tradicional. El estaba convencido de que para abrir el cristianismo a las capas altas de la sociedad romana había que presentar el mensaje cristiano en un estilo elegante y atractivo. Tomó, pues, partido por el estilo elevado cons ciente de lo que hacía, y con notables dotes para realizarlo. El propio Lactancio dice así: multum...nobis exercitatio illa fictarum litium contulit, ut nunc maiore copia et facultate dicendi causam veritatis peroremus (Div. inst. 1,1,10) (“Me ayudó mucho aquel ejercicio de las discusiones fingidas a que ahora pueda defender la causa de la verdad con mayor capacidad y facilidad de escribir”). Que fuera un escritor elegante y clásico ya lo reconocieron los antiguos, pues Jerónimo dice: Lactantius, quasi quidam fluvius eloquentiae Tullianae..., quos libros si legere volueris, dialogorum Ciceronis in eis epitomen reperies (Ep.58,10,1) (“Lactancio es casi como un torrente de elocuencia ciceroniana..., y si quisieras leer sus libros, encontrarás en ellos un resumen de los diálogos de Cicerón”). Juicio certero el de Jerónimo. Como también es certero su juicio sobre el valor doctrinal de toda la pro ducción de Lactancio, cuando dice acerca de ella: utinam tam nostra adfirmare potuisset, quam facile aliena destruxit (Ib.58,19,1 ) (“Ojalá hubiera podido con firmar nuestra doctrina con la misma facilidad con que destruyó la ajena”). Estas palabras nos dispensan de hacer un comentario mayor sobre el valor doc trinal de la producción cristiana de Lactancio'. 1P ara textos concretos, cf. O. G arcía de la Fuente, Antología (o.c.).
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X V .-JUVENCO Gayo Vetio Aquilino Juvenco fue un sacerdote español, originario de Sevi lla, de familia aristocrática, que nació hacia el 300. Se ignora la fecha de su muerte. Escribió un poema en cuatro libros, titulado Evangeliorum libri IV. Juvenco pensó crear una epopeya nueva, que tuviera por héroe a Cristo, frente a la epopeya nacional romana de Virgilio, la Eneida. No encontró otro camino mejor que aplicar la fórmula poética de la Eneida a la materia de los evangelios, y compuso cuatro libros con 3.200 hexámetros. La materia la toma fundamen talmente del evangelio de San Mateo, con algunas escenas de Lucas y de Juan, y ninguna de Marcos. El texto sobre el que se basa es lógicamente el de la Vetus Latina. La breve introducción al poema nos orienta sobre las intenciones del autor. Quiere hacer una obra de arte que le procure fama más duradera que la de Homero y Virgilio, una fama imperecedera1. Por este prefacio vemos que las ideas de Juvenco sobre la poesía no son muy claras. Por un lado, piensa que la inmortalidad de su poema está asegurada por la materia que desarrolla. Según esto, la novedad de su poesía consistiría en la materia y no en Informa, ya que ésta es la tradicional en la poesía clásica romana. Por otro lado, dice que recha za las mentiras (mendacia) y engaños de los poetas paganos. Su poema cantará sólo la verdad: Divinum populis falsi sine crimine donum (21 ). (“Cantaré a los pueblos el don divino sin acusación alguna de falsedad”). Pero esta verdad la expondrá usando los ornamenta terrestria linguae (IV,805) (“los adornos terrenos de la lengua”), es decir, empleará la elegancia del estilo latino para adornar con ella las palabras del evangelio.
1 Cf. la Antología citada en la nota anterior.
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El resultado no es muy logrado. Juvenco no es un gran poeta; pero sí es un poeta que merece nuestra estima, como fue estimado y apreciado en la edad media. Los relatos evangélicos son parafraseados continuamente, diluyéndose a veces el contenido en vanas amplificaciones, que hacen desmerecer la sencillez y frescura del original, pues la form a poética no nace de la inspiración del poeta, sino que es una especie de vestido que se le pone a la fuerza. La forma clásica no se funde completamente con la materia nueva. Pero hay que decir en descargo de Juvenco que su poema está por encima de las obras poéticas de sus contemporáneos paganos. Sobre la lengua de Juvenco ya se dijo lo suficiente en otro lugar, al hablar de la poesía cristiana. Juvenco es un poeta cristiano por el contenido de su obra, no por la lengua y el estilo.
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XVI.-HILARIO DE POITIERS 1.-VIDA No hay en toda la antigüedad cristiana Padre ni Doctor de la Iglesia cuya vida se conozca peor que la de Hilario de Poitiers. Sólo conocemos con una cierta seguridad unos doce años de su vida (desde el 355 al 367). Nació proba blemente el 315 en Poitiers. Pagano en su juventud, se convirtió al cristianismo hacia el 345, y llegó a ser obispo de su ciudad. Combatió con toda energía la herejía arriana, tomando postura incluso contra el emperador Constantino. Como consecuencia de estas luchas religiosas fue desterrado durante cuatro años (356-360) al Asia Menor. Luego fue reintegrado a su sede, en donde murió, al parecer, el 1 de noviembre del 3671. 2 ,- OBRAS Espíritu ardiente, pero no intransigente, adornado de una cultura clásica notable, incluso en el campo de la literatura griega, Hilario tiene el mérito de haber puesto a disposición de la Iglesia de Occidente los resultados de la espe culación de los cristianos orientales, constituyendo una especie de lazo de unión entre la Iglesia de Oriente y de Occidente. Desde este punto de vista, su destie rro en Asia Menor fue un hecho providencial, pues de aquella época le viene el conocimiento de las enseñanzas de la Iglesia oriental. Hilario escribió un considerable número de obras, algunas de ellas perdi das, que podemos distribuir, según los temas, en exegéticas, teológicas y polé micas, además de algunos himnos. 2 .1 - Obras exegéticas ' A . J. G oem ans, "La date de la m ort de saint H ilaire", en H ilaire et son tem ps, Paris 1969, pp. 107-111, en p. 111.
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Hilario es el primer obispo latino que nos transmitió su enseñanza pastoral en el género literario de un comentario seguido a un escrito o varios escritos de la Biblia. Escribió un Comentario al evangelio de Mateo (= In Matthaeum) (h.353-356), en donde nos transmite en forma de glosas un eco fiel de su predi cación. Los temas más familiares de esta enseñanza se encuentran todos aquí, agrupados en torno a algunas verdades de la fe, la mayoría de ellas relacionadas con la doctrina cristológica. El eje central del comentario es la doble vocación, de judíos y gentiles, en la historia de la salvación. La médula del comentario está en el acento puesto en la divinidad de Cristo y en el sentido que tiene para los hombres la encamación. Escribió también una Exposición sobre los salmos ( = Tractatus super psal mos) (h.364-367). Apoyado en la lectura de Orígenes y decidido a enriquecer el patrimonio teológico de las iglesias de la Galia con todo lo que había aprendido en el Oriente durante el exilio, Hilario escribe esta obra que, junto al tratado De Trinitate, nos ofrece los frutos doctrinales más importantes de Hilario. Trata de familiarizar a los lectores con el texto de los Setenta, de iniciarles, por tanto, en los problemas de la traducción y de la exégesis literal. La influencia de Orígenes es evidente. Sería interesante poder conocer con detalle qué puntos del comentario de Orígenes han sido conservados u omitidos por Hilario, cómo se insertan en la obra las citas casi literales de Orígenes y cómo influyó en Hilario la exégesis tipológica del Alejandrino. En definitiva, parece ser que Hilario tuvo la intención de aclimatar en el Occidente este géne ro de comentario bíblico, que él había descubierto en Oriente, leyendo a Oríge nes. El Tractatus mysteriorum, llegado a nosotros en forma fragmentaria, es un manual de exégesis tipológica para uso de los sacerdotes de su diócesis, encar gados por Hilario de explicar a los fieles las lectiones divinae, y quizá iba desti nado incluso a todos los predicadores1. Escribió también unas Homeliae in Iob, obra de la que apenas quedan unos brevísimos fragmentos, pero que constaba de seis pequeños libros, según el tes timonio de los antiguos. Hilario como exégeta tiene un estilo firme y un vocabulario exegético téc nico sólidamente establecido. Usa en su Comentario a los Salmos 155 términos exgéticos técnicos. La comparación entre estos términos y los que emplea en las demás obras exegéticas nos permite establecer con seguridad la perfecta cohe rencia del vocabulario de Hilario, relativo a la hermenéutica. En efecto, de 12 vocablos técnicos encontrados en In Matthaeum, y que faltan en el Tractatus 1J. P. B risson, H ilaire de P oitiers. T raité des m ystères, París 1947, p. 57.
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super psalmos, 5 se encuentran en el Tractatus mysteriorum, que es de la misma época. En los Salmos sólo hay estrictamente hablando 4 términos técni cos propios, que son amphibolium, competere, scrutare, symbolum'. La exégesis de Hilario aparece admirablemente equilibrada en el marco cultural de la hermenéutica antigua. Y se podría resumir en las dos reglas fun damentales que aplica a su exégesis: 1) El sentido de un texto bíblico hay que buscarlo respetando la letra de todo el texto. 2) El sentido de un texto bíblico hay que buscarlo a la luz de la revelación global del misterio de Dios, manifestado en Jesucristo2. 2.2 - Obras teológicas La obra principal de esta serie es sin duda el tratado De Trinitate, escrito durante el destierro (356-360). Es la refutación sistemática de un teólogo occi dental de las tesis heterodoxas sobre la Trinidad. Es una exposición global de la fe cristiana, centrada sobre el misterio de Dios uno y trino. Los tres primeros libros forman un todo. Fueron compuestos y publicados antes que el resto de la obra. Pero los 12 libros de que consta la obra han sido redactados según un plan expuesto en el prólogo, que anuncia incluso los detalles de la argumenta ción. Esta obra, junto con la del mismo título de Agustín, constituye el vértice de la teología en lengua latina. El punto central es la unidad de naturaleza en la Trinidad. Hilario defiende: a) La eternidad de la generación del Hijo, eterno como el Padre, b) La unidad de naturaleza, unidad numérica y no genérica o específica de la sustancia divina: divinidad única e indivisible, igualdad absolu ta entre el Padre y el Hijo, por tanto, identidad sustancial, c) El problema del homoousios - homoiousios: Hilario prefiere el término homoousios, identidad de sustancia, al término homoiousios, “semejanza” (similitudo), que podría ser un término equívoco, d) La doctrina sobre el Espíritu Santo es algo oscura. El Espíritu Santo es un ser subsistente, pero Hilario no le llama persona. Con este tratado Hilario ha abierto un camino nuevo a la teología dogmáti ca. Ha introducido la teología especulativa y sistemática en Occidente. Ha que rido -y lo ha conseguido- fundar una síntesis racional de todos los datos de la revelación con respecto al Padre y al Hijo. En cuanto a las influencias recibidas, 1N. J. G astaldi, H ilario de P oitiers exégeta del Salterio, París 1970. 2 Ch. K annengiesser, "L 'exégèse d'H ilaire", en H ilaire et son tem ps, París 1969, pp. 127-142, en p. 140.
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más que de los Padres griegos, Hilario depende de Tertuliano, Adversus Praxeam, de Novaciano, De Trinitate, y de Eusebio de Emesa. En el De synodis (h.358-359) Hilario expone a los occidentales no sólo las confesiones de fe anteriores a él, sino que les pone al corriente de las últimas consecuencias doctrinales del problema del homoousios hasta la Pascua del año 358. Los Fragmenta historica es un conjunto de documentos recogidos para escribir quizá una historia de todo el problema arriano; pero sólo quedan algu nos fragmentos. 2.3.- Obras polémicas Hilario tiene varias obras polémicas, algunas de ellas perdidas, o de las que sólo quedan fragmentos. Una de ellas, titulada Adversus Valentem et Ursacium, en dos libros, compuestos durante la crisis arriana de los años 357-359, nos permite ver, por los fragmentos que quedan, los amplios conocimientos que tenía Hilario del problema arriano y la fuerza de sus argumentos contra ellos. El Ad Constantium (h.360) es una carta escrita por Hilario al Emperador para que le reciba y pueda así exponerle su postura sobre el problema arriano. Hilario no recibió respuesta. El Contra Constantium (d.360) no es un tratado de las relaciones entre la Iglesia y el Estado, sino el panfleto más violento que un obispo, doblemente decepcionado, haya escrito contra el Emperador, que le había desterrado sin conocerle y le había permitido volver a su país sin conocer le ni oírle. 2.4,- Himnos Hilario ocupa también un lugar importante como autor de “Himnos”. En este aspecto es un precursor de Ambrosio. Durante su destierro en Oriente vio que los arríanos se servían de cantos sagrados, compuestos expresamente para las circunstancias, como medio eficaz de propaganda, y quiso introducir tam bién esta costumbre en las Galias. Se conservan de él tres himnos, fragmenta rios, con unos 150 versos entre los tres. El primero habla de la felix unitas entre el Padre y el Hijo (Trinidad), en metro asclepiadeo (gliconio más asclepiadeo menor). El segundo trata de la redención de los hombres, en senarios yámbicos. El tercero habla de la Encar nación del Verbo, en septenarios trocaicos. Estos himnos, si tienen interés desde el punto de vista doctrinal, lo tienen menor por la escasa inspiración poética. Son demasiado largos para ser populares. Su actividad como compositor de
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himnos fracasó, pero no fracasó el ejemplo que dieron sus himnos y que supo aprovechar con honor Ambrosio de Milán. 3 , - LENGUA Y ESTILO Jerónimo nos define con dos frases lapidarias la lengua y el estilo de Hila rio: Hilarius latinae eloquentiae Rhodanus, “Hilario, Ródano de la elocuencia latina” (In Gal.lib.2 praef.)·, Hilarius Gallicano cothurno adtollitur, “Hilario se yergue sobre el coturno galo” (Ep. 58,10). Estas palabras de Jerónimo no se sabe bien si son elogios o críticas. Hilario ha permanecido fiel al uso clásico, aun siguiendo las tendencias más marcadas del latín tardío (como la extensión del dativo, la extensión de la oración de infinitivo y del empleo del participio). El juicio de Jerónimo sobre la imitación de Quintiliano por parte de Hilario es fundamentalmente acertado, pues en el De Trinitate hay muchas imágenes que tienen su prototipo en las Ins titutiones oratoriae de Quintiliano, como la imagen del puerto, la imagen de la pendiente que expresa el avance de una obra literaria y muchas metáforas con cretas. Pero los autores que más han influido en la lengua y el estilo de Hilario son Cipriano, que ha actuado sobre él en el sentido tradicional, y Tertuliano, que ha completado las carencias de un léxico especializado. Un estudio sistemático del vocabulario de Hilario (Comentario a Mateo, libro I a Constancio y el tratado De Trinitate, llevado a cabo por R. J. Kinnavey1, cuenta con 3.000 palabras, en donde se señalan los neologismos teológicos, los términos del vocabulario cris tiano, tanto teológico como eclesiástico de Hilario. Por este estudio se ve que Hilario ha experimentado la influencia del lenguaje teológico africano, sobre todo el de Tertuliano, y también la influencia de la lengua oriental, debido a su estancia en Asia desterrado. La influencia de Cipriano ha actuado en tres direcciones, dando origen a tres estilos parcialmente distintos de Hilario, que son: 3 .1 - Estilo exegético Este estilo lo emplea Hilario fundamentalmente en sus obras exegéticas. Utiliza un vocabulario concreto, frases sencillas, evitando, no obstante, todo lo que pudiera hacer pensar en un estilo familiar. La ausencia de ornato va acom pañada de un léxico compuesto de palabras de la mejor prosa. Hilario sigue las recomendaciones de la escuela que decía que “las explicaciones debían hacerse en torno al texto”, y usa de los adornos de un estilo noble, con interrogaciones 1R. J. K innavey, The vocabulary o f St. H ilary, W ashington 1935.
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oratorias y apostrofes líricos, estilo digno de aquél, cuyas palabras son casi siempre el tema mismo de la narración, es decir, de Dios. Las palabras clave de su explicación exegética son figura, forma, imago, species, y los cristianismos prophetia y typus. 3.2,- Estilo teológico A todos los datos anteriores se añade aquí la especialización del vocabula rio y el reforzamiento de las estructuras lógicas de la frase. En este punto Hila rio sigue fundamentalmente a Novaciano y a Tertuliano. Tiene a veces un estilo oratorio, con amplificaciones, siguiendo los criterios clásicos: acumulaciones, gradaciones, anáforas, apostrofes, paralelismos, razonamientos por antítesis y dilemas, “Es una prosa lenta y poderosa, un poco marmórea, de una densidad elegante y formidable1. 3 .3 .-Estilo polémico Este estilo de Hilario se descubre, como es lógico, en sus obras polémicas: Adversus Valentem et Ursacium; Contra Constantium; Contra Auxentium. Hilario se sirve en este caso de la ironía. Se defiende con las armas del aboga: do. Ataca de frente. Utiliza un estilo “ardiente y apasionado”, como mandaban los cánones de las escuela, y como demuestra el vocabulario esmaltado de hipérboles, frases nerviosas, con períodos paratácticos y terminaciones en cláu sulas oratorias. El comienzo del Contra Constantium es un espléndido ejemplo de antítesis: Tempus est loquendi, quia praeteriit tempus tacendi. Christus expectetur, quia obtinuit Antichristus. Clament pastores, quia mercenarii fugerunt. Ponamus animos pro ovibus, quia fures introierunt et leo saeviens circuit. (“Es tiempo de hablar, porque ya pasó el tiempo de callar. Esperemos a Cristo, porque ha llegado el Anticristo. Den voces los pastores, porque han huido los mercenarios. Demos nuestras vidas por las ovejas, porque han entrado los ladrones y el león cruel anda dando vueltas”). 3 .4 - El problema del estilo cristiano 1F. F ontaine, La littérature (o.c.), p. 61.
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Como punto especial del estilo, hay que recalcar que Hilario fue el prime ro que se planteó el problema del estilo bajo el punto de vista religioso. Apare ce en él por primera vez la idea de un estilo inspirado y al propio tiempo hierático, pues piensa que un estilo elegante y digno constituye un homenaje a Dios, ya que el predicador o el escritor cristiano es como un heraldo de Dios, como un órgano del Espíritu Santo: Sumus quoddam sancti Spiritus organum, per quod vocis varietas et doctrinae diversitas audienda est. Vigilandum et curan dum est, ut nihil humile dicamus (Tract.in ps. 13,1) (“Somos como un órgano del Espíritu Santo, por medio del cual se ha de oír la variedad de la voz y la diversidad de la doctrina. Hay que vigilar y procurar no decir nada de baja calidad”). Ya sabemos que esto anuncia la creación del estilo hierático de la liturgia romana, una de las gandes creaciones de los siglos IV y V 1.
1P ara com entario de textos concretos, cf. O. G arcía de la F uente, Antología (o.c.).
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XVII.- AMBROSIO 1,- VIDA Ambrosio (339-397) nació en Tréveris de noble familia romana cristiana. Fue educado en Roma en un ambiente aristocrático. Su padre había sido prefec to del Pretorio en las Galias. Una de sus antepasadas había muerto mártir. Tuvo una hermana religiosa consagrada por el papa Liberio. Estaba emparentado con los Aurelios y con Símaco. Su protector fue Sexto Petronio Probo, de la podero sa familia de los Anicios. Siguiendo la carrera paterna, ocupó altos cargos en la administración. Cuando sólo tenía 30 años fue gobernador de Liguria y Emilia con sede en Milán. Pero improvisamente, por aclamación popular, el año 374 fue hecho obispo de Milán. En esta sede desplegó todas sus cualidades de orador para la instrucción de los fieles y para conseguir el triunfo de la unidad católica contra cismas y herejías. En torno al 376 depone a dos obispos arríanos en Dacia y apacigua la agitación arriana en Panonia.El 381 pide y consigue el concilio antiarriano de Aquileia. El 306 excomulga al usurpador Máximo por haber eje cutado al español Prisciliano acusado de herejía. El año 392 interviene para resolver el cisma de Antioquía. El 393 hizo con denar a Bonoso en el concilio de Capua y a Joviniano en el de Milán. Solicita que se nombre a Paulino obispo de Ñola. Ayuda al papa Dámaso a que el empe rador Graciano reconozca el primado del obispo de Roma. Interviene de manera decisiva en la conversión de Agustín, futuro obispo de Hipona. Ambrosio ejer ció un influjo decisivo en los emperadores de su tiempo y parcialmente también en el desarrollo de la vida del Imperio. Graciano restituye la basílica arriana de Milán, elimina la estatua de la Vic toria del Senado, establece sanciones contra los herejes. A Valentiniano II lo arranca del influjo de su madre la arriana Justina y no concede la basílica por-
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ziana a los arríanos. Obliga a Teodosio a realizar una penitencia pública, en el 390, a causa de la matanza de Tesalónica, y ya antes, el 388, lo obliga a arre pentirse en el asunto de la sinagoga hebrea de Calínico. En el 391, bajo su influencia, se prohíbe el culto pagano y el cristianismo se convierte en la reli gión oficial del Imperio. Ambrosio fue un hombre de acción más que un hombre de pensamiento. Fue un gran predicador y un gran pastor de almas, aunque también ocupa con todo honor un lugar destacado como escritor cristiano. 2 ,- OBRAS Ambrosio de Milán escribió mucho. Se conservan más de 40 escritos suyos. Escribió sermones, comentarios exegéticos, tratados ascéticos sobre la virgini dad, obras dogmáticas contra el arrianismo y sobre los sacramentos, tratados morales, obras de contenido político y social, cartas de gran valor histórico e himnos litúrgicos. Entre esta gran producción es obligado destacar algunas obras y algunos géneros literarios en los que más destacó. 2.1 - Ambrosio predicador Ambrosio consideró siempre como deber fundamental de un obispo ocupar se de la predicación y de la explicación de la palabra de Dios. Por muchas ocu paciones que tuviera -administración, dirección espiritual, formación del clero, política religiosa, e tc -, Ambrosio no abandonó nunca el deber de predicar. A pesar de que tenía una voz débil, pasó siempre como un orador de gran catego ría y por eso venían a oírle no sólo las gentes de su comunidad, sino de otras comunidades. El elogio más grande de Ambrosio como predicador nos lo conserva Agustín, asiduo oyente de sus sermones, quien dice lo siguiente: “Llegué a Milán y visité al obispo Ambrosio, famoso entre los mejores del mundo, pia doso siervo tuyo, cuyos sermones de entonces proporcionaban valientemente a tu pueblo la flor de tu trigo, la alegría de tu aceite y la sobria embriaguez de tu vino” (Conf. V,13,23). Un poco más adelante continúa: “Le escuchaba con interés cuando predicaba al pueblo, no con la intención que debía, sino como queriendo explorar su facilidad de palabra para ver si correspondía a su fama o si era mayor o menor de lo que se decía, y me quedaba prendido de sus palabras, aunque sin preocuparme de su contenido, y más bien despre ciándolo. Me agradaba la suavidad de sus explicaciones que, aunque más eruditas que las de Fausto, eran sin embargo menos elegantes y suaves que las de éste en cuanto al modo de expresarse. Por lo que se refiere al conteni do, no había comparación posible, pues, mientras Fausto se perdía en medio
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de las falacias maniqueas, Ambrosio enseñaba con absoluta ortodoxia la sal vación (Conf. V, 12,23). La cita ha sido larga, pero valía la pena hacerla, porque se trata de un testi go presencial de los sermones de Ambrosio, y Agustín no es un juez cualquiera, y esto nos ahorra otras explicaciones y consideraciones. La carrera de escritor de Ambrosio se abre precisamente con dos discur sos fúnebres, pronunciados con un intervalo de siete días, por la muerte de su hermano (a. 375) y se cierra doce años después con el comentario al salmo 43 (a. 397). El contenido de la predicación de Ambrosio era ante todo la Biblia, comenzando desde el primer libro de la Escritura, que fue su favorito durante toda su vida. Luego publicó esas predicaciones en los siguientes tratados: De paradiso; De Cain et Abel; De Noe et archa; De Abraham; De Isaac et anima; De Iacob et beata vita; De Ioseph patriarcha; De patriarchis, etc. Ambrosio explica así, en su totalidad, o en fragmentos, los libros bíblicos, siguiendo los comentarios griegos, y desarrollando el sentido espiritual de las Escrituras. Es menester poner de relieve que con Ambrosio el sermón adquiere forma literaria y artística. Adopta la lengua viva, popular, que todos entienden, y la eleva a lengua literaria. En este aspecto es un innovador y un creador. El ser món ambrosiano no es más que una forma nueva de elocuencia, no política, ni judicial o apodictica, sino popular, sencilla, destinada a la instrucción del pue blo. 2.2 - Ambrosio teólogo Ambrosio desarrolló su doctrina trinitaria -siempre por medio de la predi cación-, primero en una voluminosa obra titulada De fide ad Gratianum. Siguió luego un tratado en tres volúmenes sobre el Espíritu Santo (De Spiritu Sancto), cuya situación dentro del misterio de la Trinidad no había sido nunca aclarado ni suficientemente precisado. El ciclo se cerró con una considerable investiga ción sobre la Encarnación del Señor (De incarnationis dominicae sacramento), en la que se aplican al Verbo de Dios, hecho hombre, las consecuencias de la doctrina trinitaria. En esta importante obra Ambrosio superó a todos sus antece sores y se plantea problemas nuevos. Aunque Ambrosio no es un gran especulativo, es difícil encontrar en el cristianismo antiguo un cuerpo de doctrina y de definiciones dogmáticas tan preciso cono el suyo. Ambrosio es uno de los pilares del dogma cristiano por la claridad de sus ideas, la fidelidad absoluta a los principios no discutibles y por la lúcida exposición.
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2.3 —Ambrosio exégeta Ambrosio trató los temas exegéticos en una larga lista de trabajos, dedica dos todos, menos uno, la Expositio evangelii secundum Lucam, al Antiguo Tes tamento, cuyo libro preferido, como ya hemos dicho, fue el Génesis, al que dedicó, además de las monografías ya citadas a propósito de su predicación, una obra muy conocida y muy influyente, el Exameron, la obra de los “seis días” de la creación, tomando como modelo a Basilio. En esta obra suya se exalta la belleza de la creación, del mar, de las plantas, de los pájaros, del hombre, con una elocuencia avasalladora que arrastra al lector. Comentó también ampliamente algunos salmos: Enarrationes in XII psal mos davidicos (son los salmos siguientes: 1;35 a 40; 43; 45; 47;48 y 61). Escri bió también una larga exposición del salmo 118 (In psalmum 118), el salmo predilecto de los Santos Padres, que describe el amor del justo por los preceptos de la ley de Dios. Algunas obras exegéticas tienen carácter hagiográfico, tomando como modelos a personajes del Antiguo Testamento; así De Elia et ieiunio, que con dena la glotonería y la embriaguez; De Nabuthe iezraelita, sobre el problema de la riqueza, condenando los abusos de los ricos contra los pobres; De Tobia, dedicado al problema de los préstamos. De carácter un poco más general, no ligadas a un libro bíblico concreto, tiene varias obras, como De benedictionibus patriarcharum, que expone las dis tintas fórmulas de bendición para mostrar que todas ellas obtienen su perfección en Cristo. El De interpellatione Iob et David trata de la debilidad natural del hombre y del escándalo que supone la felicidad del impío, analizando el tema en el libro de Job y en los salmos imprecatorios. 2.4 —Ambrosio autor de tratados morales y ascéticos Ambrosio dedicó vários tratados al tema de la virginidad consagrada a Dios : De virginibus; De institutione virginis; De virginitate; Exhortatio virginitatis; De lapsu virginis, a los que se puede añadir el De viduis. La idea central de todas estas obras es clara: La virginidad es más excelsa que el matrimonio. La vida matrimonial no es pecaminosa, sino simplemente onerosa. En todos esos tratados se destaca la dignidad de la mujer y del matrimonio, descubriendo a la “Madre de Dios” como fundamento y modelo de los cristianos. Todas estas obritas constituyen una cima de la antigüedad cristiana sobre el tema concreto de la virginidad y el matrimonio. La obra más importante de Ambrosio sobre ética cristiana es el De officiis
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ministrorum, que se apoya fundamentalmente en la ética del Nuevo Testamen to, como el tratado de Cicerón De officiis se apoyaba en la filosofía de Panecio, Posidonio y Hecatón de Rodas. Ambrosio imita en la forma esta obra de Cice rón, aprovechando también todo lo que puede y le sirve de su contenido. La diferencia entre una y otra es la diferencia que existe entre la ética pagana y la ética cristiana. Aunque hay en esta obra fragmentos de sermones de Ambrosio tenidos al pueblo de Milán, la mayor parte del contenido se dirige a un público más amplio, es decir, a todos los cristianos, a pesar de que mira directamente a los eclesiásticos. Otras obras de análogo carácter son el De fuga saeculi, en donde comenta pasajes de la Biblia que se refieren a la necesidad de huir del mundo, y el De bono mortis, en donde la muerte se considera un bien, porque gracias a ella el alma se ve liberada del cuerpo. 2.5 -A m brosiopoeta: Los himnos Como ya se dijo en otro lugar, Ambrosio fue el creador de la poesía latina cristiana y más concretamente de la poesía hímnica, dando origen al género lite rario denominado “himno ambrosiano”. Comodiano había intentado crear una poética cristiana en contacto con la clásica y casi al margen de ella. Juvenco había creído que la poesía nueva podía ser virgiliana con un contenido nuevo. Hilario había creído que el Occidente podría tener una poesía cristiana transplantada del Oriente, sin tener muy en cuenta el carácter y el gusto del pueblo latino, y todos, de una o de otra manera, fracasaron. Ambrosio consiguió fundir con verdadero sentido del arte algunos de los elementos constitutivos de la poesía religiosa itálica con los elementos funda mentales del pensamiento cristiano. La forma literaria que escogió fue el dime tro yámbico acataléctico, en estrofas tetrásticas, que era una forma popular apreciada por el pueblo. El esquema del himno era también tradicional en la poesía romana y además sencillísimo: 1) alabanza a Dios; relaciones de Dios con el universo y afirmación de la propia fe; 2) votos y súplicas. Estas dos partes podían ser distintas o estar unidas; ser de igual extensión o una mucho más larga que la otra. Ambrosio hizo, pues, del himno clásico el fundamento del himno cristiano. La materia nueva, cristiana, y la forma antigua, clásica, se fundían en una perfecta unidad. Esta poesía agradaba a los sabios y gustaba a los sencillos, de ahí su éxito. Ambrosio compuso ciertamente muchos himnos, pero hoy resulta muy difí-
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cil saber cuáles son auténticos de entre tantos que se le atribuyen. Ciertamente son auténticos los seis siguientes: 1) Deus creator omnium', 2) Aeterne rerum conditor, 3) Iam surgit hora tertia', 4) Intende qui regis Israel·, 5) Splendor paternae gloriae', 6) Christe Redemptor omnium. Biraghi hace medio siglo admitió como auténticos otros 14. Simonetti intentó demostrar que eran auténticos otros 5, además de aquellos cuatro prime ros. La cuestión no está resuelta. 3 ,- LENGUA Y ESTILO Ambrosio como escritor posee las cualidades de claridad y espontaneidad en grado eminente. En los escritos de mayor empeño literario, como el Exameron y el De officiis ministrorum, utiliza muchos recursos retóricos, que dan a su estilo una cierta ampulosidad. Por lo demás, Ambrosio no emplea siempre el mismo estilo. Habría que hablar más bien de varios estilos según los géneros literarios que cultiva. Para juzgar literariamente sus obras habría que tener en cuenta las redaccio nes sucesivas de una misma obra, es decir, si se trata de sermones, habría que considerar la redacción oral del sermón y la redacción definitiva en vistas a la publicación. Pero esto no es posible en la mayoría de los casos. Sólo se ha podi do realizar con cierta solvencia en el De mysteriis, que parece ser una reelabora ción condensada de los seis sermones anteriores sobre el De sacramentis. En esta obra es muy visible el “estilo oral” de Ambrosio. Siendo, pues, verdad, como lo es, que la mayor parte de las obras de Ambrosio son transcripciones, a veces desafortunadas, de sus sermones, y sien do, por tanto, expresiones de la elocuencia que le hizo famosísimo, es natural que haya en sus obras repeticiones, exceso de arte retórico, a veces superabun dancia de citas bíblicas. Los escritos más cuidados, pulidos, adornados son sus oraciones fúnebres. También son obra maestra de estilo sus Cartas, de gran interés para el conocimiento de la historia de su siglo, donde se pone de mani fiesto la grandeza de espíritu de este hombre equilibrado, que suscitó siempre tanta admiración. El influjo de Ambrosio en la literatura cristiana posterior fue enorme, como fue también muy grande su influencia en la vida de la Iglesia, que venera en él a una de sus figuras más destacadas1.
1Para com entario de textos concretos, cf. O. G arcía de la Fuente, Antología (o.c.).
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XVIII.-JERONIMO 1 VI DA Jerónimo (c. 347-420) nació es Estridón, en la frontera de Dalmacia y Panonia hacia el 347. Las principales etapas de su vida fueron las siguientes: 1) Roma. Ahí estuvo de joven, estudió retórica y filosofía y quizá el griego, pero sobre todo filología y crítica en la célebre escuela de Donato, que le ense ñó a amar y a apreciar a los clásicos latinos. Tuvo como compañero de estudios a Rufino, con quien rompería más tarde. El célebre gramático Elio Donato, pagano, tenía como colega por entonces en Roma a Mario Victorino, convertido al cristianismo. Allí, en Roma, recibió el bautismo de manos del papa Liberio, el 366. 2) Tréveris (367-368). Para iniciar probablemente una catrera adm inistra tiva se traslada a Tréveris, capital del Occidente. Aquí estudió teología, leyendo y copiando algunas obras de Hilario de Poitiers (el Comentario a los salmos, y el libro sobre los Sínodos). 3) Aquileya (386-374). Se retira con algunos amigos, entre ellos Rufino, a Aquileya, y lleva vida monástica, hasta que un “súbito torbellino” dispersa al grupo. No se sabe lo que ocurrió. Puede tratarse de algún conflicto grave con la población. 4) Antioquía (a. 374). Decide ir a los Santos Lugares, pero cae enfermo y se queda en Antioquía con su amigo Evagrio (que hacia el año 370 había traducido elegantemente al latín la Vita Antonii, escrita en griego por Atanasio, uno de los textos básicos de la literatura monástica). Aprende la lengua griega. Escucha las lecciones de Apolinar de Laodicea, hombre de gran cultura profana y sagrada, pero poco seguro en la interpretación de la Biblia y que luego sería condenado por la Iglesia.
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5) Desierto ele Calcis (375-377). De Antioquía pasa al desierto de Calcis, en donde vive dos años entre entusiasmos ascéticos, tentaciones sensuales e intelectuales y grandes abatimientos. Comienza a estudiar el hebreo. Prepara un comentario al profeta Abdías. Escribe la Vita Malchi. De esta época es también aquel famoso sueño en que Cristo le llamó a su tribunal y le preguntó quién era. El respondió que “cristiano” y el Señor lo reprendió con estas palabras: Menti ris... Ciceronianus es, non Christianus; ubi enim thesaurus tuus, ibi et cor tuum (Ep. 1,191-92) (“Mientes: eres ciceroniano, no cristiano; pues donde está tu tesoro, allí está tu corazón”). El prometió no volver a leer más libros de autores paganos (Ep. 22,30). 6) De nuevo Antioquía (a. 379). Aquí, a instancias de su amigo Evagrio, es ordenado sacerdote, pero sin obligaciones pastorales y litúrgicas, pues pide con tinuar de monje. Las disputas teológicas que habían estallado en este tiempo en la ciudad se convirtieron en verdaderas luchas. 7) Constantinopla (a. 379-382). En esta ciudad conoció y se hizo amigo de Gregorio Nazianceno y estudió con él el griego y la exégesis bíblica. Durante el concilio de Constantinopla (a.381) trabó contacto con grandes personajes de la época, como Gregorio Niseno y Pedro de Sebaste, hermanos de Basilio. Leyó especialmente dos autores: Eusebio y Orígenes, a quien comenzó a estimar mucho y en donde empezó sus traducciones de la Crónica de Eusebio y de las Homilías de Orígenes. 8) De nuevo en Roma (382-385). Va a Roma acompañado de Epifanio y Paulino de Antioquía. Epifanio se hospeda en casa de la noble matrona romana Paula, que trata a los tres con exquisitas atenciones. En la primavera siguiente (a.383) los dos obispos dejan Roma y Jerónimo se queda al servicio del papa Dámaso, quien le encarga la revisión de la Biblia latina, trabajo que lleva a cabo en lo que respecta a los evangelios y a los Salmos (= Psalterium Romanum). En Roma dirigió espiritualmente a una pequeña comunidad de piadosas nobles mujeres, que se reunían en torno al Aventino. 9) De nuevo en Antioquía (a. 385). Muerto el papa Dámaso, el a. 384, los odios acumulados contra él explotaron violentamente y tuvo que mar charse rápidamente. Llegó a Antioquía acompañado por otros 16 amigos, decididos a seguir sus propósitos de vida monástica y en donde los alcan zaron Paula y su hija Eustoquio, sus grandes amigas y protectoras de Ro ma. 10) Alejandría (a. 385). Aquí se detiene poco tiempo, el suficiente para tra bar amistad con Dídimo el Ciego, origenista y reconocido gran maestro, cuyas lecciones escuchó.
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11) Belén (386—420j. Finalmente fija su residencia en Belén en donde viv hasta su muerte, dirigiendo un convento, dedicándose a la vida ascética, a la enseñanza y a escribir sus innumerables obras. Jerónimo, hombre de ingenio superior, tenía a veces un carácter difícil, poco tratable, hasta el punto de hacerle aparecer injusto con algunos. Esto le ocasionó odios, rivalidades y enemistades. La ascesis, la meditación, el dominio de sí mismo fueron moderando poco a poco aquel carácter impetuoso y difícil. Jerónimo fue sin duda el más docto de los escritores latinos cristianos y también el más dotado de cualidades críticas y filológicas. Conocedor a fondo de la lite ratura clásica, no sólo latina sino griega, fue el transmisor de la especulación cristiana griega a Occidente, y como buen conocedor del hebreo pudo leer e interpretar las Sagradas Escrituras en su lengua original. 2 ,- OBRAS Jerónimo escribió un considerable número de obras de carácter escriturístico, histórico, polémico, hagiográfico, homilético, espiritual y moral. Dotado de un exquisito sentido de la latinidad, Jerónimo fue un escritor personalísimo de cualidades poco comunes. Su figura es sin duda una de las más relevantes de toda la literatura cristiana occidental. Entre sus obras merecen especial mención las siguientes, ordenadas por géneros literarios. 2.1. Obras históricas 1,—Crónica de Eusebio. Esta obra es, en parte, una traducción del griego y, en parte, una reelaboración original de Jerónimo. Eusebio había intentado pre sentar una historia general del cristianismo con todos los datos posibles. La obra constaba de dos libros: En el primero se enumeraban cronológicamente los acontecimientos; en el segundo se ponía de relieve el sincronismo de los acon tecimientos en la historia de los caldeos, asirios, babilonios, hebreos, griegos y romanos, desde la época de Abraham hasta el concilio de Nicea (a. 325). Jerónimo amplió esta historia (a. 379) y la completó hasta el año 378. Lo dice así en el Prólogo: “Desde Abraham hasta la caída de Troya es una mera traducción del griego. Desde Troya hasta el año XX de Constantino se han aña dido y se han entremezclado muchas cosas que yo extracté de Tranquilo y de los demás historiadores ilustres. Desde el mencionado año de Constantino (a. 325) hasta el sexto consulado del emperador Valente y el segundo consulado del emperador Valentiniano (a. 378) es todo mío”. Con esta obra Jerónimo intentó crear un tipo de historia verdaderamente cristiano, es decir, una verdadera historia universal, no sólo en el sentido geográ-
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fico, sino social, en cuanto que desde el punto de vista cristiano, la divina Provi dencia no mira la superioridad de las naciones, sino la redención del género humano. Jerónimo pudo hacer esto desde el momento en que, por el edicto de Constantino (a. 313), la civilización cristiana comenzó a tener su propia historia, que no podía compararse con ninguna, pues, al incorporar los datos del Antiguo Testamento, era la más antigua de la humanidad. La importancia de esta obra fue, pues, considerable y explica la influencia que ha ejercido en el desarrollo de la cronografía y la historiografía en general. Es uno de los libros fundamentales en que se han apoyado todas las investigaciones sobre la historia de los pueblos. 2 —De vivís ¡llustvibus (a. 392). Es un resumen de la historia de la literatura cristiana, sin distinguir autores bíblicos, griegos y latinos, comenzando desde San Pedro hasta él mismo. Como todos los pioneros en escribir la historia, Jeró nimo no ha sabido discernir todos los valores que había de consagrar el futuro. Introduce algunos autores paganos, como Séneca. Cita una gran cantidad de mediocres. Omite a otros que podían figurar en la lista, como Comodiano. Exa gera los méritos de algunos (Orígenes). Desprecia los méritos de otros (como San Basilio o San Ambrosio, que no eran santos de su devoción). Deja aparecer con frecuencia su malhumor y sus resentimientos personales contra algunos. Su catálogo, con todos los fallos señalados, es útilísimo y da cabida en él a los más variados personajes (135 en total). 2.2,- Obvas de ascética monástica: biogvafías El monacato, nacido en Oriente, apareció en Occidente en el segundo cuar to del siglo IV. Su rápida difusión e implantación se debe en gran parte a la tra ducción latina de la Vita Antonii de Atanasio, hecha por Evagrio de Antioquía (a. 370), amigo de Jerónimo. Jerónimo empieza su vida ascética el 369. Martín de Tours escoge la vida ascética hacia el 375. Rufino vive en un monasterio en Egipto entre el 373 y el 380. Agustín de Hipona se retira a la vida ascética en torno al 388. Paulino de Ñola lo hace el 394. La Vita Mavtini de Sulpicio Seve ro es del 397. El monasterio de Lerins fue fundado hacia el 400, y el de Marse lla fue fundado por Casiano en torno al 415^116. Jerónimo, siguiendo las huellas de la Vita Antonii, escribió tres biografías novelescas: la Vita Pauli (a. 375), la Vita Malchi (a. 390) y la Vita Hiiavionis (a. 390). Son “Vidas” con un fondo histórico, pero en ellas predomina el ele mento novelesco y maravilloso y la tendencia apologética y edificante. Son tres joyas de la literaturcflatina, que se leen con agrado. 2.3 - Obras polémicas La propaganda ascética y monástica encontró pronto una viva oposición
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incluso entre los cristianos. Un temperamento tan susceptible y agresivo como el de Jerónimo se lanzó pronto a la lucha. Si estas obras polémicas no hacen mucho honor a la caridad cristiana, ponen por lo menos de manifiesto la vena satírica y mordaz de Jerónimo. Hay que remontarse a Tertuliano para encontrar tantas obras que comiencen por Adversus (“Contra”). 1 - Adversus Helvidium. Refuta a Helvidio que atacaba la virginidad de María e indirectamente el ideal monástico de Jerónimo. 2 .- Adversus Iovinianum. Refuta a Joviniano que despreciaba el ideal monástico, sobrevalorando el matrimonio y atacando el ayuno como práctica penitencial. 3 .- Adversus libros Rufini. Ataca a su antiguo amigo y compañero de asce tismo, que difundía las ideas y las obras de Orígenes, antes admirado por Jeró nimo y ahora odiado, pues Jerónimo le acusaba de ser un defensor de Orígenes. 4 .- Adversus Iohannem Hierosolymitanum. Autor rechazado y refutado por Jerónimo por los mismos motivos que Rufino. 5.—Adversus Vigilantium Calagurritanum. Autor español a quien Jerónimo da el calificativo mordaz de Dormitantium, “Dormitante”, y a quien ataca por haber criticado el culto de los mártires y el celibato de los monjes. 6 - Adversus Pelogíanos. Obra dirigida contra estos herejes y contra sus doctrinas. 7 .- Adversus Luciferianos seu Altercatio Luciferiani et Orthodoxi. Obra contra el rigorismo de Lucífero de Cagliari. 2.4.- Obras bíblicas La fama de Jerónimo como escritor y filólogo se debe principalísimamente a su traducción de la Biblia al latín, denominada posteriormente, hacia los siglos VII-VIII Biblia Vulgata, la obra que más ha influido en la cultura occi dental en todos los tiempos y de la cual no vamos a hablar aquí porque ya se trató de ella ampliamente en la Segunda Parte de esta obra. Además de la traducción de la Biblia, Jerónimo dedicó un buen número de obras a explicar el contenido de la Biblia, de tal modo que estas obras le han valido el título de Doctor maximus Scripturarum, “Doctor máximo de las Escri turas”. Estas obras son Liber de nominibus Hebraicis (“Libro sobre los nombres hebreos”); Liber de situ et nominibus locorum Hebraicorum (“Libro sobre la
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situación y los nombres de los lugares hebreos”); Liber Hebraicarum quaestio num in Genesim (“Libro sobre cuestiones hebreas acerca del Génesis”). Agustín escribió una obra con el mismo tema y casi con el mismo título: Quaestiones in Genesim, que es el Libro I de las Quaestiones in Heptateuchum (“Cuestiones sobre el Heptateuco”). Jerónimo escribió además Comentarios a casi todos los profetas (estudios muy valiosos que aún hoy se consultan con provecho). Y también escribió Comentarios a los salmos, a los evangelios de Mateo y de Marcos y a varias Epístolas de San Pablo (Filemón, Gálatas, Efesios, Tito) y al Eclesiastés. La exégesis de Jerónimo busca ante todo el sentido literal -la hebraica veritas - , debido a su formación gramatical con Donato, a su experiencia en Antioquía, en donde se explicaba la Escritura acudiendo ante todo al sentido literal, en contra de la postura de la escuela de Alejandría, que buscaba ante todo el sentido alegórico o místico. Y debido, además, a su conocimiento del hebreo y de la especulación judía. “Sus conquistas de hombre sabio han hecho de Jerónimo el fundador de la filología bíblica en Occidente, y por su amor a la cultura, a pesar de su ascesis, es casi un humanista”1. 2.4 - Correspondencia El género literario epistolar sirve a Jerónimo de medio excelente para diri gir a sus hijas espirituales y difundir el ideal monástico. La correspondencia nos ofrece un medio excepcional para penetrar en la sensibilidad y espiritualidad de este hombre excepcional. Su estilo nervioso, ardiente, lleno de imágenes y citas bíblicas nos presenta a un Jerónimo inédito muy distinto del Jerónimo polemis ta. Sus cartas son casi siempre de carácter didáctico o satírico o ambas cosas a la vez. Son composiciones literarias en el sentido más estricto del término. Su epistolario, muy cuidado desde el punto de vista literario, es uno de los más interesantes y vivos de la antigüedad. “Sus cartas, por la seguridad de su forma, son un modelo de elegancia en el arte de las relaciones humanas, que no había tenido aún la literatura cristiana de la antigüedad”2. Son más de 100 Cartas, algunas de ellas, las dirigidas a los amigos íntimos, son páginas inolvidables por su ternura. 3 ,- LENGUA Y ESTILO El latín que escribe Jerónimo puede decirse que es una creación suya. 1 H. von C am penhausen, L e s P ères latins (o.c.), p. 196. 2 H. von C am penhausen, ibid., p. 196.
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Conoce todos los secretos de la lengua clásica, pero la renueva sin forzarla, casi de una manera natural, dando acepciones nuevas a palabras viejas, acogiendo términos y giros de la lengua popular, tomando mucho del latín bíblico, ya exis tente antes de él, y que se remonta a los primeros siglos del cristianismo. Este latín bíblico está lleno de influencias hebreas y griegas, resultando de todo ello una amalgama curiosísima, lengua ágil y expresiva, que puede plegarse a las más variadas exigencias y a los tonos más diversos. A través de sus revisiones, traducciones y comentarios bíblicos Jerónimo fijó, después de los intentos de casi tres siglos, de manera definitiva la lengua de la literatura cristiana, lengua que unía los elementos expresivos de los mejo res siglos de Roma con el idioma moderno creado por los cristianos. Casiodoro, el docto maestro de la antigüedad tardía, nos da un juicio muy certero sobre Jerónimo escritor: “El bienaventurado Jerónimo, escritor eximio de la lengua latina..., llano, docto, dulce, con gran riqueza de expresiones vuelve su ingenio a cualquier asunto” (De inst.div. litt. 21). Jerónimo sintió, como Tertuliano, la necesidad de una lengua nueva y un estilo nuevo para expresar un pensamiento nuevo. Con Cipriano y Lactancio pensó que la lengua y el estilo debían ser la transformación y la renovación del latín literario. Pero mientras Cipriano pensaba que había que romper con la tra dición clásica, y Lactancio opinaba que la tradición clásica debía prevalecer sobre el uso vivo y popular de la lengua de los cristianos, Jerónimo intentó hacer la síntesis entre la lengua y el estilo clásicos y la lengua y el estilo cristia nos, guardando un justo medio y un equilibrio difícil de obtener en una mente menos lúcida que la suya, y menos formada intelectualmente. Este ideal lo consiguió este gran erudito, que tenía el verdadero sentido de la latinidad. Se trataba, de una parte, de acrecentar el léxico, dando cauce de entrada a las palabras cristianas. Se trataba, de otra, de romper con los moldes gramaticales, si fuera necesario, en aras de la claridad. Había que acudir, por último, a normas retóricas incluso fuera del uso clásico. Pero había que hacer todo esto permaneciendo sustancialmente como un escritor latino. Jerónimo, pues, desde el punto de vista lingüístico y estilístico continúa, modifica, renueva y crea, pero guardando siempre el sentido de la latinidad. Se deriva de ahí una lengua nueva y un estilo nuevo, alejados no sólo de Cicerón, sino de Lactancio y más cercanos a la lengua y al estilo del gran Cipriano de Cartago. Los ejemplos que podrían aducirse son muchos y variados. Léase, como prueba el capítulo 11 de la Vita Pauli, y se encontrarán construcciones clásicas al lado de construcciones vulgares, vocablos latinos junto a neologis mos cristianos, palabras clásicas y vulgares con acepciones nuevas, imágenes clásicas y bíblicas, todo ello formando una perfecta armonía.
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Erasmo decía así, al explicar la lengua y el estilo de Jerónimo: ”Yo, cierta mente, si no me engaña el amor que siento hacia aquel santísimo varón, cuando comparo el discurso de Jerónimo con el de Cicerón, me parece que echo de menos algo, que no sé qué es, en el propio rey de la elocuencia” (Ep. ad León. X, libr.V,19). En realidad, la lengua y el estilo de Jerónimo se amoldan mejor incluso que la lengua y el estilo de Cicerón para expresar ciertos matices del pensamiento y del sentimiento. Jerónimo hacía esta labor de nuevo lingüista cristiano de manera totalmente consciente. En una carta a Paulino de Ñola traza con los siguientes rasgos la figura del escritor cristiano “Tienes un gran ingenio y un mueblaje infinito de la palabra: no sólo hablas con facilidad sino con pureza: la propia facilidad y la pureza están mezcladas con la prudencia. Si a esta prudencia se le añadiera o el estudio o la inteligencia de las Escrituras, yo te vería en breve conquistar la ciudadela de los maestros y subir con Joab a la casa de Sión a cantar en las terrazas lo que habrías conocido en las habitaciones” (Ep. 58,11). Este ideal lo realizó Jerónimo plenamente, pues consiguió hacer del latín de Roma, que era una lengua geográficamente universal, que fuera también una lengua espiritualmente universal: la lengua nueva de los cristianos, totalmente emancipada, que es la que daría origen a las lenguas románicas, derivadas del latín cristianizado de Cipriano, de Jerónimo, de Agustín, y no del latín pagano de Cicerón, de César o de Virgilio1.
1P ara com entario de textos concretos, cf. O. G arcía de la Fuente, Antología (o.c.).
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X IX.- PRUDENCIO 1 VIDA Aurelio Prudencio Clemente (348-^10) nació probablemente en Calahorra -otros dicen que en Zaragoza, con menos fundamento- de una familia cristiana de buena posición económica.. Fue abogado, juez, gobernador de Provincia y ocupó altos cargos en la corte de Teodosio -comes primi ordinis - . Cuando tenía más de 50 años, hastiado de las cosas terrenas, decidió dedicarse a cantar la gloria de Dios, consagrándose a la poesía de temas de orientación cristianos. Tomando como base el Prefacio a sus obras, podemos reconstruir el proce so psicológico que llevó a Prudencio a la resolución de dedicarse a la poesía: 1 - “Ya tengo 57 años y pronto me llamará Dios. ¿Qué he hecho de bueno para la eternidad en tanto tiempo?”. Esta es la pregunta que Prudencio se hace a sí mismo. Ahora todo lo mide con la escala de los valores sobrenaturales (vv.1-6). 2 - “De niño frecuenté la escuela de un riguroso gramático. A los 17 años vestí la toga viril y frecuenté los cursos de retórica. Terminados mis estudios, los pecados y el lujo, lo confieso avergonzado, mancharon los años de mi ado lescencia madura. Me hice, siendo ya hombre, abogado, y tuve amargas expe riencias en el desempeño del cargo, por lo que pasé a la administración, desem peñando el honroso cargo de prefecto en importantes ciudades, que goberné con justicia y honradez, favoreciendo a los buenos y aterrando con el peso de la san ción a los culpables. Por eso, y como corona de mi cursus honorum, me llamó el emperador a su corte” (vv.7-21). Una mirada retrospectiva a su vida le revela un pasado infectum vitiis, “lleno de vicios”, del que ahora se arrepiente. 3 - “Inesperadamente me he vuelto viejo, y ¿de qué me servirán los hono res después de la muerte? Se me dirá: Tu alma ha perdido el mundo, al que sir-
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vio durante su vida. Nada tienes ante Dios, en cuyas manos irás a caer” (vv. 22-33). El examen de su vida pasada le presenta un saldo negativo. Se espera, por tanto, una reacción. 4 ,- “Ya sé lo que debo hacer. Quiero despojarme de mi insensatez, aunque ya sea al final de mi vida” (v. 35). Para reparar el tiempo perdido, Prudencio tiene que realizar una gran tarea: dedicarse a las alabanzas de Dios a través de la poesía. Y ahí mismo traza el programa de su nueva vida, consagrada a la poe sía. La poesía será para él el culto al verdadero Dios; el sacrificio de su alma; un modo de adquirir merecimientos para la otra vida. 5 ,- “Mi alma debe, al menos, celebrar a Dios con su voz, si no puede hacer lo con obras meritorias”(v. 36). Y ahora sigue la enumeración de sus obras: “Que pase los días con himnos continuos y no haya noche alguna que no cante al Señor” (Cathemérinon) (vv. 37-38). “Luche contra las herejías y descubra la fe católica” (Apotheosis; Hamartigenia; Psychomachia (v. 39). “Pisotee las cosas sagradas de los paganos y deshonre tus ídolos, oh Roma” (Contra Sym machum) (vv. 4041). “Consagre cantos a los mártires, alabe a los apóstoles” (Peristéphanon) (v. 42). 6 - “Y mientras escribo o canto estos poemas, ¡ojalá pudiera volar, libre de estos lazos de mi cuerpo, hacia aquella región adonde se remontó mi lengua, ágil, con sus últimos acentos”. Es la esperanza de la recompensa en el cielo (vv. 43-45). No hay mejor explicación que ésta de la actitud espiritual de Prudencio y sobre la razón de su poesía. 1.-OBRAS Prudencio, como hicieron otros autores latinos, da en el Prólogo el con tenido general de sus obras. Todas, menos una Contra Symmachum, llevan títulos griegos, aunque él no supiera griego, como solían hacer los poetas latinos, desde Terencio hasta Estacio, pasando por el propio Virgilio. Pru dencio nos ha dejado una notabilísima producción poética, más de 20.000 versos, compuestos en siete u ocho años, al final de su vida (desde el 398 hasta el 405). Sus obras pueden dividirse, por comodidad, en líricas y didácticas, aunque ambos géneros se hallan muy entremezclados. Serían líricas: Cathemérinon y Peristéphanon. Serían didácticas las restantes: Apoth.; Hamart.; Psych.; C. Symm.; Dittochaeon. Pero veamos ahora con más detalle cada una de ellas en particular.
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1 Psychomachia. Es un poema alegórico sobre la “lucha que se realiza en el alma humana entre la fe cristiana y la idolatría, asistidas respectivamente por las virtudes y los vicios, combatiendo cada virtud con el vicio opuesto: la castidad contra la lujuria; la paciencia contra la ira; la humildad contra la soberbia, etc. Unas y otros están representados con atributos simbólicos. Estas personificaciones y alegorías no eran una novedad en la tradición grecolatina y en la misma poesía épica -véanse, por ejemplo, Virgilio, más aún Lucrecio, y el propio Claudiano, contemporáneo de Prudencio-. Pero tal como las entendió y desarrolló Prudencio, en sentido místico cristiano, sí eran algo nuevo. Esta interpretación influyó extraordinariamente en la edad media, lle gando a constituir uno de los pivotes de la poesía y del arte medievales. El pre facio está compuesto en trímetros yámbicos; el poema, en versos hexámetros. 2 —Apotheosis Es un poema didáctico que propugna la “divinidad” -literalmente, “divi nización”- de la naturaleza humana en la persona del Verbo. Contiene la refu tación de las siguientes herejías: patripasianos (sabelianos), que afirmaban que el Padre sufrió y murió en la cruz; no distinguían las personas de la Trini dad (vv. 1-177); unionistas, que admitían una sola persona en la Trinidad, pero el Padre no habría sufrido (vv. 178-320); judíos , que niegan el mesianismo de Jesucristo (vv. 321-551); homuncionistas ,que afirmaban que Cristo sólo era hombre (vv. 552-781); ebionitas, que admitían la divinización de todos los hombres, si Cristo es Dios (vv. 782-952); maniqueos, fantasmáticos, docetas, que niegan a Cristo el cuerpo; su cuerpo sería sólo aparente (vv. 953-1062). El epílogo (vv. 1063-1083) describe la muerte y resurrección de Jesucristo. El poema está compuesto en hexámetros, como corresponde a la poesía didáctica. 3
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Poema en hexámetros dactilicos sobre el “origen del pecado”, contra el dualismo de los marcionitas, que admitían dos dioses, uno, severo, cruel, lleno de pasiones humanas, el Dios del Antiguo Testamento, y otro, clemente y com pasivo, el Dios de los evangelios. Prudencio afirma que el mal procede del demonio. El hombre es libre. Es muy bella la descripción de la naturaleza y del hombre, que se transforma después del pecado (vv. 216 ss.), del infierno (vv. 824 ss.) y del paraíso (vv. 845 ss.). Prudencio utiliza argumentos bíblicos y filo sóficos y se muestra un luchador insuperable. Emplea frases lapidarias, con rima interna, que parecen proverbios.
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4 - Contra Symmachum Obra en dos libros, escritos probablemente en tomo al 401^402, con motivo de un viaje a Roma de Prudencio. Son un ataque al paganismo, resurgido momentáneamente en Roma a la muerte de Teodosio y a la llegada de Honorio. El cantor oficial del Imperio era entonces el poeta pagano C. Claudiano, que sostenía que el resurgimiento de Roma y del Imperio dependía de la vuelta a las tradiciones paganas. Ambrosio había combatido a Símaco en su intento anterior por restaurar el paganismo. Ahora le toca el turno a Prudencio, que utiliza las armas poderosas de los apologistas cristianos contra Símaco y sostiene que el destino de Roma y la paz del Imperio no dependen del Ara de la Victoria sino de la cruz de Cristo. Es el cristianismo el que va a salvar lo que hay de salvable en el Imperio. El poema está compuesto en versos hexámetros como correspon de al carácter didáctico del escrito. 5 —Cathemérinon Estos “cantos para todas las horas del día” es un conjunto de 12 himnos, seis para las distintas horas del día, 5 para ritos y circunstancias particulares y 1 para todas las horas del día. Tienen una unidad interna y forman como un poema lírico en el que aparece la persona del poeta con sus ansias, sus aspi raciones y su fe. Estos himnos no estaban destinados al uso litúrgico, como los himnos de Ambrosio o los de Hilario,sino a la simple lectura. Y son los que le han valido a Prudencio el calificativo del “Horacio cristiano”. Este calificativo, como es evidente, se refiere sólo a la forma poética, no afecta a la sustancia ni al contenido. La lengua misma de Prudencio, a pesar de ser de corte clásico, tiene algo de novedad, tomada del latín popular y del latín de los cristianos, resultando de la fusión de esos elementos una cosa muy origi nal. La obra comprende “dos partes”: La primera abarca las horas del día (1-6) y ha dado el nombre a toda la colección. La segunda comprende todo el tiempo del año y de la vida (7-12). Los cantos van de dos en dos. El primer binario (1-2) trata de la oración litúrgica de la mañana y utiliza el dímetro yámbico, metro cristiano por excelencia, relacionándose así con los himnos de Ambrosio, creador de la poesía hímnica. El segundo binario (3-4) se ocupa del mediodía. La comida debe ser condi mentada con la oración. El tercer binario (5-6) se refiere a la noche. La cena debe ir acompañada de la oración y luego sigue el descanso y el sueño.
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La segunda parte (7-12) tiene también una distribución semejante en cantos binarios. El cuarto binario (7-8) está dedicado al ayuno, de tal modo que el centro de la colección lo ocupa el hymnus ieiunantium (“himno de los que ayunan”). El quinto binario (9-10) comprende un “himno de todas las horas, que es una meditación sobre la vida de Cristo, y “un himno en las exequias de los difuntos”. El sexto binario (11-12) comprende un himno dedicado a la Navidad y otro a la Epifanía. 6 - Peristéphanon Es el libro sobre “las coronas”. Está formado por 14 cantos, que celebran la pasión de otros tantos mártires, la mayoría españoles. También estos cantos pueden considerarse como un único poema, dividido en episodios, que serían los cantos dedicados a cada mártir en concreto. Desde el punto de vista de la forma pueden considerarse como poemas épico-líricos o poemas dramáticos, y en este sentido se da a veces a Prudencio el apelativo del “Píndaro cristia no”. La primera parte de la obra (himnos 1-7) fue compuesta antes del viaje del poeta a Roma (a. 401^102). La segunda (himnos 8-14) fue compuesta durante el viaje de regreso y después del regreso. Lo mismo que sucede en el verso lati no, también aquí los lugares preferidos o más importantes son el principio, el medio y el fin. Por eso ocupa un lugar destacado el Himno I en honor de los mártires Emeterio y Celedonio de Calahorra; el Himno VIII, dedicado al lugar en que sufrieron el martirio los dos mártires de Calahorra, Emeterio y Celedo nio, que ahora es el baptisterio; y el Himno XIV, en honor de Santa Inés, la mansa “cordera” (= agnes), himno en fuerte contraste con el I, dedicado al valor guerrero de dos héroes de Cristo. 7
Dittochaeon
“El doble alimento” -título del libro en griego- se refiere a los dos Tes tamentos de la Biblia. Se trata de 49 temas bíblicos destinados a ilustrar los muros de una iglesia -d e cualquier iglesia-. Es una obra importante para la historia de la pintura. Hay 24 temas del Antiguo Testamento, y otros 24 del Nuevo Testamento, y uno más del Nuevo Testamento en el centro de la iglesia es Cristo, el cordero inmolado, rodeado de los 24 ancianos del Apo calipsis. La autenticidad de la obra, puesta a veces en duda, está suficiente
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mente probada. El metro consiste en estrofas tetrásticas formadas por hexá metros. 3 ,- LENGUA Y ESTILO Prudencio cuidó con todo detalle la “edición” de sus poesías. El orden de la edición procede de él mismo. El Cathemérinon ocupa el primer lugar. El Peris téphanon ocupa el último, cerrando la edición del 405. De este modo puso lo mejor y más variado de su producción al principio y al fin del volumen. Recuér dese lo que hizo con el orden de los himnos en esta última obra. La unidad que tiene la edición queda aún más patente por el Prefacio y el Epílogo, tan ligados entre sí, y compuestos al mismo tiempo, el 405, porque están compuestos en un metro que Prudencio no volverá a usar más, constituido por un gliconio, un asclepiadeo menor y un asclepiadeo mayor. Las fuentes de que se sirvió Prudencio son variadísimas y van desde la Biblia, interpretada alegóricamente, con alusiones constantes a ella, sobre todo en el Cathemérinon, hasta los autores eclesiásticos más variados, comenzando por Tertuliano, Justino, Minucio Félix, Lactancio, Arnobio (sobre todo para los mitos paganos), Cipriano, de cuya lengua dice que será inmortal, mientras el mundo exista y haya hombres (Per. 13,3-8, Ambrosio (los himnos y el Hexamerón), las Actas de los mártires, y terminando por el propio Dámaso. En cuanto a la métrica hay que decir que Prudencio en general respeta las normas de la métrica clásica. Los principales fenómenos de su prosodia son: a) mucha libertad en los nombres propios; b) violación de la prosodia en las pala bras griegas; c) alargamiento de las débiles en tiempo débil y abreviación de las largas en tiempo fuerte; d) sílabas breves finales se alargan ante el, cr, fl, gl, ps, se, etc. Los metros de la poesía latina están casi todos representados en la obra de Prudencio. Usa en total 21 clases de metros distintos. Las estrofas pueden ser de dos versos, de tres, de cuatro, de cinco, y hasta de uno. El principal modelo para la métrica de Prudencio fue evidentemente Horacio; pero Prudencio se permite bastante libertad con respecto al modelo y crea estrofas nuevas. Así, por ejem plo,emplea la forma monóstica en versos que Horacio sólo había usado en estrofas, como el gliconio y el arquiloquio, en la conocida Oda: Solvitur acris hiems (1,4) y el endecasílabo alcaico. Con versos clásicos forma estrofas no clásicas, como la estrofa trística de endecasílabos; la estrofa tetrástica de dímetro yámbico cataléctico; la estrofa pentástica de senario yámbico; la estrofa trística de septenario trocaico; la estro fa tetrástica de dímetro anapéstico cataléctico; la estrofa pentástica de trímetro
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dactilico hipercataléctico; la estrofa pentástica de gliconio; la estrofa trística de gliconio, asclepiadeo menor y asclepiadeo mayor. Prudencio dominaba la retórica, y en sus poesías usa con frecuencia de figuras retóricas. Esto puede ser un defecto, pero no conviene exagerar, ni atri buirle esa facundia como “español”, pues probablemente se debe más al gusto de la época que a su persona. Utiliza a veces palabras no clásicas, y para ello tenía motivos suficientes, pues la religión cristiana presentaba conceptos nuevos que exigían palabras nuevas. Emplea, en definitiva, un lenguaje cristiano. Y fue, incluso, en contra de lo que pudiera parecer, un gran creador de palabras nuevas cristianas, sobre todo de sustantivos en -men, como peccamen, creamen, etc. En sintaxis emplea a veces construcciones especiales y algunas formas nuevas en la flexión. Pruden cio, como poeta cristiano, escribía para un gran público, y por eso no siente empacho en emplear giros menos clásicos. En cuanto al estilo se le achacan varios defectos, como la enumeración excesiva; superabundancia de sinónimos; pleonasmos exagerados y énfasis excesivo. Tiene tendencia a escenas horribles y de un crudo realismo. Algunas de estas cosas pueden ser un mérito en vez de un demérito, pues grandes auto res, como Homero, Píndaro, Sófocles no desdeñaron escenas terribles. Pruden cio tenía que describir los sufrimientos “reales” , no imaginarios, de sus perso najes, y nada tiene de extraño que alguna vez haya exagerado las tintas. Prudencio, en definitiva, es un escritor robusto, imaginativo, capaz de ele varse a niveles poéticos altísimos por su capacidad, fuera de lo común, de fun dir el símbolo con la realidad. Consiguió, en el marco de la poesía, fundir una cultura pagana y cristiana, amalgamar la forma antigua y el espíritu nuevo, y fue un innovador absoluto en su concepción de la poesía como medio de parti cipar en los fines sobrenaturales del hombre. Prudencio tuvo muchos imitadores en todos los tiempos. Su supervivencia en la liturgia romana es un hecho que ha durado hasta nuestros días. Se conser van de él, pasados a la liturgia, al menos los siete himnos siguientes, todos muy hermosos, tomados del Cathemérinon : 1) Ales diei nuntius (laudes, del martes); 2) Nox et tenebrae et nubila (laudes, del miércoles); 3) Lux ecce surgit aurea (laudes, del jueves); 4) Audit tyrannus anxius (maitines, de los Santos Inocen tes); 5) Salvete flores martyrum (laudes, de los Santos Inocentes); 6) O sola magnarum urbium (laudes, de la Epifanía); 7) Quicumque Christum quaeritis (vísperas, de la Transfiguración)1. 1P ara com entario de textos concretos, cf. O. G arcía de la Fuente, Antología (o.c.).
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XX.-PAULINO DE ÑOLA 1 VIDA Poncio Meropio Anicio Paulino (353-431) nació en Burdeos, hacia el 353, en el seno de una fam ilia aristocrática. Se educó en la escuela de Ausonio, de quien conservó la amistad. Ocupó altos cargos civiles, como gobernador de Campania a los 26 años; cónsul, por poco tiempo. Hacia los 40 años cambia radicalmente de vida. Durante una estancia en España con su mujer, la piadosísima Tarasia, decide con ella dedicarse a la vida ascé tica, distribuyendo sus grandes riquezas a los pobres. En la Navidad del 392 es ordenado sacerdote en Barcelona, al parecer por aclamación popu lar. Desde el 395 hasta su muerte, acaecida el 22 de junio del 431, reside en Campania, en la ciudad de Ñola, junto a las reliquias del mártir San Félix, que había escogido como patrono y a quien dedicará lo mejor de su producción lite raria. En Ñola, y también por aclamación, es nombrado obispo el 409, prodi gándose en obras de caridad. Construye una hospedería y una basílica para el Santo. Poco a poco fue rodeándose de amigos. Gozó de gran popularidad en todos los ambientes de la sociedad. Su retirada del mundo causó gran sensación en los ambientes aristocráti cos en los que antes había vivido. El más sorprendido de todos fue su maes tro y amigo Ausonio, que nunca llegó a comprender del todo aquel gesto de Paulino. Se conserva una abundante correspondencia en prosa y en verso entre maestro y discípulo. Paulino había aprendido del poeta, gramático y retórico Ausonio a hacer versos con facilidad y gracia sobre cualquier argu mento. Ausonio, en cambio, nunca había tomado demasiado en serio su cris tianismo y por eso nunca comprendió las razones del asceta, sacerdote y obispo Paulino. Murió en Ñola el 431 y fue muy pronto venerado como santo.
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2 ,- OBRAS Las obras de Paulino de Ñola, editadas por Hartel en el Corpus de Viena (CSEL), ocupan los volúmenes XXIX y XXX (a. 1894). Tiene, pues, una nada despreciable producción literaria. Se discute la autenticidad de algunas poesías. Se ha perdido su poema De regibus, inspirado en una obra de Suetonio. Casi todo lo que nos queda de él pertenece al período de su vida monástica, y nos presenta a un Paulino cristianamente devoto, pero también a un Paulino instrui do en todos los recursos de la escuela y de la retórica antigua. Escribió Cartas, en prosa y en verso; Consolaciones; Despedidas; Epigramas; Himnos, etc. Las obras principales son las siguientes: 1.—Un Epicedio -o consolación- por la muerte del pequeño Celso, en la que recuerda también la muerte de un hijo suyo de temprana edad. Es una ele gía, y, desde el punto de vista literario, es el primer poeta cristiano que introdu jo este género literario en la literatura cristiana. 2 ,- Un Epitalamio por la boda de Juliano con Ticia. Es el Carmen 25 de la colección y literariamente es más bien un trabajo bastante prosaico, como un largo sermón. 3 - El Propemticon a Nicetas, obispo de Remesiana, amigo suyo, es una “dedi catoria” de poemas de óptima factura, en donde Paulino imita a los clásicos latinos. 4 ,- Paráfrasis a los salmos 1,2,137. Estos trabajos la crítica los ha juzgado desfavorablemente. 5 - Panegírico a San Juan Bautista. Es un tema inspirado en la Biblia, y corresponde al Carmen V I . 6.—Cartas poéticas ad Iovium (= Carmina XVI;XXIJ). En ellas expone que no es el acaso sino la divina Providencia quien dirige los acontecimientos humanos. Trata también el tema de la utilización de los clásicos, sosteniendo que pueden utilizarse para forjar el propio estilo, pero el contenido de la poesía debe aprovechar a la mente y no sólo al oído. 7 - La obra principal de Paulino son sin duda los 14 poemas, titulados Natalitia, panegíricos o himnos en honor de San Félix, compuestos uno cada año en el aniversario de la muerte del Santo, que en Ñola se celebraba con gran solemnidad y con gran afluencia de peregrinos. Paulino consigue dar variedad a estos panegíricos, utilizando los datos de la vida del Mártir, sus milagros des pués de su muerte, la descripción de la basílica levantada en su honor por el propio Paulino y la presentación de las costumbres de los lugareños.
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Estos himnos tienen además un valor histórico como fuente para conocer la devoción popular de la época. En uno de ellos se menciona por primera vez en Occidente la fiesta de la Epifanía -la fiesta de los tres milagros-. El canto más extenso de la colección consta de 858 versos. En total se trata de una colección de más de 5.000 versos, la mayoría hexámetros, aunque hay algunos de otros tipos.
8 - Hay que mencionar, por último, las Epistulae, las 51 cartas, escritas casi todas antes del 410, interesantes por su contenido, con amplio conocimiento de la Sagrada Escritura, por su destacada cortesía, su espíritu apostólico y por la valoración de la amistad. Entre los corresponsales están Sulpicio Severo, Martín de Tours, Agustín de Hipona y otros. Jerónimo (Ep. 85,1) dice de este epistolario: in epistolari stilo prope Tullium repraesentans (“en. el estilo epistolar se parece a Cicerón”); juicio quizá excesi vamente favorable, que tiene más visos de cumplido que de realidad. 3 ,- LENGUA Y ESTILO También Paulino de Ñola se planteó el problema de la “poesía cristiana” y su función en la nueva religión. Para él, un poeta merecerá el nombre de “poeta divino” si habla de temas divinos,como la creación del mundo, los milagros de Dios en la Biblia y la vida y las enseñanzas de Cristo. Es decir, la verdadera poesía hay que medirla y buscarla por el contenido antes que por la forma. La poesía de este alumno y amigo de Ausonio, de excelente formación cultural, parece incluso más “cristianizada” que la del propio Prudencio, aunque, natural mente, desde el punto de vista de la inspiración poética Paulino está bastante por debajo de Prudencio, del propio Ausonio y del pagano C. Claudiano, su contemporáneo. En una carta en verso a su maestro, Paulino sostiene que la conversión a Dios “prohíbe dedicarse a la literatura vana y fabulosa”, que es la literatura pro fana, porque impone otros temas y otros fines a la literatura. El canto de temas bíblicos o religiosos, con la inspiración de Dios, dará a la obra poética la fun ción de un ejercicio espiritual, y la convertirá en instrumento para llegar a Dios. En conjunto, aunque Paulino no consiguió realizar el ideal de crear una “poesía nueva” cristiana, que se enfrentase a la pagana, y de convertirse él en el poeta cristiano que había soñado, no obstante, hay en su poesía algo de nuevo y personal. Algunas de sus composiciones son auténticamente inspiradas, sobre todo cuando habla de San Félix o expresa sus sentimientos interiores. Se inspira principalmente en Virgilio y en la Biblia, y de su maestro Ausonio saca la técni ca de la versificación y en especial su gusto por el panegírico.
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La señal quizá más auténtica de su verdadero espíritu cristiano, de su con versión interior resida en el descubrimiento de lo humilde, de lo sencillo, y en saber cantarlo con amor. Sus mejores versos, estilísticamente hablando, y desde el punto de vista formal, son los destinados a un público de literatos, con Sulpi cio Severo, Ausonio, Julián de Eclano, Nicetas de Remesiana, pues él intenta estar a la altura de los lectores. Su poesía “humanística” es un excelente vehícu lo de relaciones sociales. Pero sus mejores versos, desde el punto de vista del sentimiento y de la inspiración interior, son los destinados a los campesinos, que venían confiados a la fiesta anual de San Félix1.
Para com entario de textos concretos, cf. O. G arcía de la F uente, Antología (o.c.).
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XXL- AGUSTIN 1.- VIDA Aurelio Agustín (354—430) nace en Tagaste, en Numidia,el 13 de noviem bre del 354, de un modesto curial, pagano, que morirá pronto, convertido, lla mado Patricio, y de madre, ferviente católica, Mónica, que lo acompañará en todas las peregrinaciones. Estudia en Madaura, patria de Apuleyo, y luego en Cartago, la segunda ciudad del Imperio. Durante los últimos años de su vida estudiantil se une a una concubina (a. 371), que le dará un hijo, Adeodato, y a la que permanecerá fiel durante 14 años. La lectura del Hortensius de Cicerón le atrae a la filosofía (a. 373). El 374 es profesor de escuela en Tagaste. Después obtiene una cátedra de retórica en Cartago, en donde enseña desde el 375 al 383. En el 384 lo encon tramos en Roma, en donde enseña dando clases particulares. Gracias al apoyo de Símaco, jefe de los Senadores paganos, pariente de Ambrosio gana la cátedra de retórica de Milán, residencia imperial, y allí va con su madre. Durante todo este tiempo (desde el 373 hasta el 384) simpatiza con los maniqueos, pero arrastra constantemente la crisis interior de su fe. El 386 se convierte al cristianismo ayudado por muchos factores, como los sermones de Ambrosio, las discusiones con sus amigos africanos, la lectura de los neoplatónicos (Porfirio, Plotino), la noticia de la conversión de Mario Victorino, el conocimiento de la vida de los monjes cristianos, la lectura de las cartas de San Pablo. El 387 es bautizado en Milán por Ambrosio. Luego se retira unos meses a Casiciaco con sus amigos y su madre. Decide volver a Africa . En el viaje de vuelta muere su madre en Ostia el 387. Llegado a Africa (a. 388) funda una comunidad ascética en Tagaste (a. 388-391),en donde se dedica a meditar, a estudiar y a escribir. Comienza una especie de enciclopedia de las artes liberales, que sustituya a la clásica, y polemiza con los
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maniqueos. El 391, a los 36 años, estando en la iglesia de Hipona es ordenado sacerdote “con la aclamación popular”. El 396 es nombrado obispo de Hipona , la segunda ciudad de Africa, en donde permanece durante 35 años, hasta su muerte, acaecida el 28 de agosto del 430, cuando la ciudad ya estaba asediada por los vándalos. Durante estos años de episcopado Agustín escribe un número enorme de obras, predica sin descan so, defiende la religión cristiana de los adversarios, herejes y paganos y afronta sin tregua y con enorme sentido de responsabilidad sus tareas episcopales. 2 ,- OBRAS Agustín “el verdadero maestro de la edad media” (W. Windelband), “com ponente esencial de la cultura y de la espiritualidad del Occidente” (M. Simonetti), ha sido sin duda el más grande de los Padres latinos y uno de los mayores genios de la humanidad. Ha dejado una producción enorme. No vamos a citar aquí las más de 117 obras, sin contar las Cartas ni los Ser mones, porque, además de no tener mucho sentido en un trabajo como éste, no serviría de gran cosa para lo que aquí nos proponemos. Pero sí vamos a dar una amplísima lista de estas obras para que al menos el impacto de este grandísimo genio entre ya casi por los ojos. Agruparemos las obras por temas o por perío dos, indicando las fechas de composición, cuando sean conocidas. 2.1 - Diálogos de Casiciaco Se suelen denominar así las obras que Agustín compuso en su primera juventud, después de la conversión y antes del bautismo, es decir, que datan todas de los años 386-387, aunque alguna pueda ser algo posterior a estas fechas. Son siete: 2.1.1.—Contra académicos (III libr.) (a. 386). 2 A .2 .-D e beata vita (a. 386). 2 .1 .3 - De ordine (II libr.) (.a. 386). 2 .1 .4 - Soliloquia (II libr.) (a. 387). 2.1.5 - De inmortalitate animae (a. 387). 2.1.6.—De musica (VI libr.) (a. 387-91). 2.1.7 - D e quantitate animae (a. 387-88). 2.2,- Obras polémicas Estas obras constituyen el grupo más numeroso de las obras de Agustín. Vamos a distribuirlas según las herejías o grupos de adversarios contra quienes escribe.
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2 .2 .1 - Contra los maniqueos: (años 388^104): 2.2.1.1,- De moribus eccl.cath. et Manichaeorum (a. 388). 2 .2 .1 .2 - De Genesi contra Manichaeos (a. 388-90). 2.2.1.3 .—De duabus animabus contra Manichaeos (a. 391—92). 2 .2 .1 .4 -Disputatio contra Faustum Manichaeum (XXXIII libr.) (a. 400). 2.2.1.5 - Contra Adimantum Manichaei discipulum (a. 393-96). 2.2.1.6 - Contra Felicem Manichaeum (II libr.) (a. 404), y otras. 2.2.2,- Contra tos donatistas (años 393-417): 2 .2 .2 .1 - Psalmus contra partem Donati (a. 393-396). 2 .2 .2.2- De baptismo contra Donatistas (a. 400). 2.2.2.3 - Contra Cresconium grammaticum Donatistam (a. 406). 2.2.2.4 - Breviculus collationis cum Donatistis (a. 411). 2 .2 .2.5 Liber contra Donatistas post collationem (a. 412). 2 .2 .2 .6 - De correptione Donatistarum (a. 417), y otras. 2.2.3,- Contra los pelagianos (años 412-430): 2.2.3.1 - De peccatorum meritis et remissione (a. 411^-12). 2.2.3.2- D e gestis Pelagii (a. 417). 2.2.3.3 —Contra duas epist.Pelagianorum (a. 420), y otras. 2.2.4 - Contra los arríanos (años 418—430): 2.2.4.1,- Contra sermonem quendam Arrianorum (a. 418). 2.2.4.2 - Collatio cum Maximino Arrian.episcopo (a. 428). 2.2.4.3 - Contra Maximinum Arrian.episcopum (a. 428), y otras. 2.2.5 - Contra los priscilianistas : 2.2.5.1 - Contra Priscillianistas et Origenistas (a. 415). 2.3 —Tratados de teología dogmática: 2.3.1,- De correptione et gratia (a. 426). 2.3.2 —De libero arbitrio (III libr.) (a. 388-95). 2.3.3,- De gratia et peccato originali (a. 418). 2.3.4 —De Trinitate (XV libr.) (a. 399—419): una de sus obras maestras. 2 .3 .5 - De gratia et libero arbitrio (a. 426), y otros.
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2.4.1,-£>e mendacio (a. 394-95). 2 .4 .2 ,-De continentia (a. 394-95). 2.4.3,- De bono coniugali (a. 400). 2.4.4,- De sancta virginitate (a. 400). 2 .4 .5 - De bono viduitatis (a. 414). 2.4.6,- De patientia (a. 418). 2 .4 .7 - De nuptiis et concupiscentia (a. 420), y otros. 2.5 —Obras pedagógicas: 2.5.1 .-D e catechizandis rudibus (a. 399). 2 .5 .2 - De do ctrin a Christiana (IV libr.) (a. 391-426). Obra básica durante toda la edad media. Sustituyó a los tratados paganos de retórica. 2.5.3,- De utilitate credendi (a. 391-92), y otras. 2.6,- Obras exegéticas: 2.6.1.- D e Gen.ad litteram liber imperfectus (a. 393). 2 .6 .2 - De Gen. ad litteram libriXII (a. 401^115). 2.6.3 - Enarrationes in psalmos (a. 391-418): 4 gruesos volúmenes en la edición bilingüe de la BAC, Madrid 1964-1967. 2.6.4 —De consensu evangelistarum (a. 400). 2.6.5 - Tractatus in lohannem (a. 414-417): 2 gruesos volúmenes en la edi ción bilingüe de la BAC, Madrid 1957. 2.6.6,- Quaestionum in Heptateuchum libri VII (a. 419). 2.6.7 - Locutionum in Heptateuchum libri VII (a. 419). 2 .6 .8 - Adnotationum in Iob liber (a. 400), y otros. 2.7,- Otras obras: 2.7 A - D e civitate Dei (XXII libr.) (a. 413-426): obra maestra. 2 .7 .2 Confessionum libri XIII (a.397-400): obra maestra. 2 .7 .3 - Epistulae (a. 386-429): unas 297 cartas, algunas son verdaderos tra tados; ocupan 3 gruesos volúmenes en la edición bilingüe de la BAC, Madrid 1951 ss. 2.7.4 - Sermones (a. 393^-30): más de 560; ocupan 6 gruesos volúmenes en la edición bilingüe de la BAC, Madrid 1983-85. 2.7.5,- Regula (Ep. 211) (a. 423). 2.7.6,- Retractationum libri II (a. 427). Estas son algunas de las innumerables obras de Agustín de Hipona. La
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influencia de Agustín ha sido inmensa en todos los campos y en todas las eda des. Como es de todo punto imposible dar ni siquiera esquemáticamente el con tenido de su pensamiento, vamos a hablar aquí con un poco más de detenimien to de seis obras, que son todas ellas, desde distintos puntos de vista, obras maestras -L a Ciudad de Dios, las Confesiones, el De Trinitate, el De doctrina Christiana, los Sermones y las Cartas - , anteponiendo a ese estudio particulari zado unas consideraciones generales sobre la lengua y el estilo de Agustín en el conjunto de su producción. 3 .- AGUSTIN ESCRITOR El título de este capítulo coincide con el de un trabajo de Chr.Mohrmann sobre la lengua y el estilo de San Agustín1. Como nos parece un excelente traba jo, vamos a extractar aquí las ideas principales, para ofrecer a los lectores la siguiente síntesis. Agustín es un auténtico representante de la cultura del Bajo Imperio, que veía en el cultivo y en el dominio del lenguaje lo esencial de toda formación intelectual. La lengua es para Agustín un medio imprescindible de comunicación entre dos hombres, que hay que cuidar lo más posible para hacerlo verdadera mente eficaz. Agustín, apasionado de la palabra, es un gran dominador de la len gua. No podemos nunca olvidar que fue profesor de retórica durante una parte importante de su vida. Basta comparar a Agustín con sus grandes contemporáne os, Ambrosio y Jerónimo, para darse cuenta hasta qué punto los supera por su dominio de la palabra y con qué maestría explota la lengua para hacerla com prensible a todos, diciendo lo que él quiere decir y lo que la lengua puede dar. El estilo de Ambrosio, gran orador y gran predicador, todo lo elegante que se quiera, parece insulso y mediocre y monótono si se le compara con la varie dad y el vigor del estilo de Agustín. Jerónimo, que ciertamente superó a Agus tín como filólogo y escriturista, utiliza en sus cartas un estilo barroco, que Agustín ha sabido siempre evitar, y, por otra parte, Agustín no cae nunca en la aridez de un estilo demasiado técnico y pesado, como hace Jerónimo en sus comentarios y tratados. El estilo de Agustín, estrechamente relacionado con su vida espiritual, experimenta una evolución que va al unísono con su maduración espiritual. No conocemos sus primeras obras, escritas antes de su conversión. El De pulchro et apto, escrito hacia el 381, se ha perdido. También se ha perdido la poesía que compuso para un certamen literario en el que salió vencedor. Tam poco conservamos su panegírico en honor del emperador Valentiniano II, pro nunciado el 22 de noviembre del 385. Todas las obras que nos han llegado son 1Chr. M ohrm ann, "Saint A ugustin écrivain", en Études, II, (o.c.), pp. 247-275.
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de inspiración cristiana. Pero él mismo consideraba que formaban una categoría especial las obras que escribió antes del bautismo, entre el 386 y 387. Los escritos de Casiciaco constituyen una especie de preludio. Se distin guen, como dicen las Retractationes (Pról.), por su forma literaria, empapada aún de la tradición pagana. En aquel tiempo, como dice Agustín en las Confe siones (IX,4,7), Dios había tocado ya su corazón, pero aún no había tocado su lengua, y en aquellos escritos se “respira aún, como si se tratara de una pausa, el aire de vanidad propio de la escuela”. Este estilo tradicional - o estilo de la escuela-, inspirado en Cicerón, lo abandonaría Agustín pronto de una manera definitiva. Y luego practicaría una variedad de estilos verdaderamente admirable, pero buscaríamos en vano una muestra de su estilo anterior, inspirado en la literatura profana. De hecho, para Agustín, su conversión espiritual al cristianismo supuso también una conversión lingüística y literaria, hacia la lengua y el estilo de los cristianos. Hay, pues, una diferencia esencial entre las obras de Casiciaco y el resto de las obras de San Agustín, diferencia que se manifiesta en los más pequeños detalles sintácticos, como, por ejemplo, en el uso de la oración de infinitivo, en los escritos de Casiciaco, y las subordinadas con conjunción, en los restantes escritos. Como ha demostrado Th. Dokkum 1, Agustín emplea en sus obras de Casiciaco la construcción analítica con conjunción en vez de la oración de infinitivo en una proporción de 1 a 55. En cambio, en las Confesiones, Ciudad de Dios y Cartas, es decir, en las obras redactadas con todo esmero, la usa en una proporción de 1 a 11,50. En los Sermones la proporción es de 1 a 2, es decir, de cada dos oraciones de infinitivo hay una subordinada con conjun ción. Otro pequeño detalle revelador. En las obras de Casiciaco las oraciones subordinadas van con quod y subjuntivo. En las restantes obras van con quod con subjuntivo o indicativo. Además de quod aparecen en estas obras posterio res las conjunciones quia y quoniam, conjunciones que aparecen preferente mente en los Sermones. Estos pequeños detalles muestran mejor que otras consideraciones de orden general, o disquisiciones sobre el contenido, hasta qué punto ha cambiado la estructura de la frase en Agustín a partir de su conversión. 1 Th. D okkum , D e constructionis analyticae vice accusativi cum infinitivo fu n g e n tis usu a p u d A ugustinum , S necae 1900, p. 67.
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La realidad es que no se trata sólo de una cuestión de estilo. Lo esencial es que Agustín se ha familiarizado poco a poco con el idioma de los cristianos. Se advierte claramente cómo el antiguo profesor de retórica, conocedor de todos los entresijos de la sintaxis ciceroniana y del gran estilo latino, va venciendo los escrúpulos que le hacían difícil adoptar tal o cual término cristiano, éste o aquel giro de la lengua cristiana. Se opone, por ejemplo, durante un cierto tiem po al uso del término salvator, y duda en aceptar monasterium. Pero llega un momento en que estos escrúpulos desaparecen y a partir más o menos de la fecha de su consagración episcopal (a.396) adopta definitivamente y de manera total el lenguaje cristiano. Y ya no retrocede ni siquiera ante la creación de “neologismos”. Su estilo lleva rá cada vez más la marca de la Biblia latina y no dudará en adornarlo con imá genes bíblicas, extrañas a los gustos de los lectores latinos de una cierta cultura. Agustín discutió el problema teórico y práctico de la relación entre la forma literaria y el contenido, problema que preocupó a las primeras generaciones cristianas y que recibió distintas soluciones. Agustín nos dice que aunque la elocuencia tradicional es o puede ser útil al orador o escritor cristiano, no le es sin embargo imprescindible. La retórica puede también ser útil para alcanzar la elocuencia, pero tampoco es indispensable. Para él hay otra manera de adquirir la elocuencia, que consiste en un estudio atento de los autores cristianos, un contacto asiduo con los modelos y maestros de la elocuencia cristiana. Entre estos modelos está, en primer lugar, la Biblia, y luego los mejores autores cris tianos, que son para él Cipriano y Ambrosio. Estos principios, expuestos tan brillantemente en el De doctrina christiana (sobre todo en el libro IV), en esta obra que fue básica durante toda la edad media para el estudio de la retórica cristiana, son nuevos y hasta revoluciona rios, pues antes de Agustín nadie los había formulado con tanta claridad, inclu so nadie los había ni siquiera pensado ni formulado. Agustín reconoce, pues, la existencia de una literatura cristiana, que puede servir de norma para los escri tores cristianos y ya no será necesario para nadie, si quiere, inspirarse en auto res paganos. El escritor cristiano puede inspirarse en los autores cristianos y tomarlos como modelos de estilo y de lengua literaria. Esta es la teoría. Y ¿cuál fue la práctica de Agustín? A nosotros, hombres modernos, habituados a ver que tal autor tiene un estilo peculiar y personal y sólo uno, nos puede llamar la atención que Agustín utilizara estilos muy varia dos en su inmensa producción literaria; pero así es la realidad. Emplea varios estilos de acuerdo con el tema, los oyentes o los lectores. Hallamos en sus obras la prosa hipotáctica, con sus grandes períodos bien
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desarrollados, y también encontramos la prosa paratáctica y antitética y un esti lo figurado, que se remonta a la segunda sofística -Gorgias-, y que se inspira en el asianismo. Agustín puede elevarse a un lirismo inspirado, como sucede en los Sermones de los días de fiesta y en ciertos pasajes de las Confesiones. Pero sabe escribir también una prosa teológica clara y equilibrada, sin adornos, sobria y sencilla, como la que emplea en el tratado De Trinitate, esa obra maestra de la teología antigua, la “más meditada, compacta y profunda que haya escrito, de una armonía de composición inusitada en él”1. Esta prosa influirá decisivamente en el latín eclesiástico de los siglos posteriores para tratar temas teológicos. Con más frecuencia el estilo de Agustín estará repleto de elementos bíblicos y explotará todos los recursos del lenguaje de los cris tianos. Pero veamos ya algunos ejemplos concretos. La prosa hipotáctica y perió dica aparece en su forma más evolucionada en la Ciudad de Dios. Pero Agustín sólo raramente alcanza el equilibrio y la claridad del período ciceroniano, cosa que consiguió en mejor medida otro autor cristiano, Lactancio, el “Cicerón cris tiano”. El tipo más frecuente de período es aquel en el que Agustín comienza por la oración principal y continúa con las oraciones secundarias. Estos perío dos largos y complicados están bastante mal construidos y se hacen relativa mente pesados. El estilo favorito de Agustín está basado en la frase paratáctica, el estilo antitético y figurado. Este estilo aparece de una forma popular en los Sermones y en forma literaria y más elaborada en las Confesiones. En las “Confesiones” más que en los “Sermones”, este estilo antitético se combina con elementos bíblicos, sobre todo con frases y pensamientos tomados de los salmos peniten ciales y los salmos de acción de gracias. En los tratados teológicos, del tipo del De Trinitate, encontramos un estilo paratáctico en forma más mitigada y menos figurada. ¿Cómo explicar de dónde procede este estilo paratáctico, antitético y figu rado, lleno de rimas, aliteraciones y otras figuras retóricas, que utiliza en medi da tan alta Agustín, pero que también utilizaron antes de él Tertuliano y Cipria no? Pueden alegarse varias razones y hay sin duda distintas procedencias. En prim er lugar, el estilo antitético está enraizado en el sentimiento popular, que encontró una aplicación literaria en la escuela de Gorgias. El carácter popular de este estilo lo subraya Agustín con estas palabras: “Pues bien, una persona entendida sabe que los griegos llaman commata a aquellos 1 S. D 'E lia, Letteratura (o.c.), p. 146.
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incisos que se entreveran con hermosa variedad, y los miembros y períodos de los que he tratado antes, con los cuales se forma toda esa belleza de expresión, que es como un rostro, que conmueve y deleita hasta a los indoctos” (De doctr.chr. IV,7,13). Y lo destaca aún más claramente con estas otras palabras: “Pues lo que llamamos antítesis (antitheta) son ornatos preciosos de la elocu ción, que en latín reciben el nombre de opuestos (opposita), o, con más preci sión, contrastes (contraposita). No es frecuente el uso de esta palabra entre nosotros, aunque sí se sirve el latín, y hasta las lenguas de todas las gentes, de estos ornatos de estilo” (De civ.Dei XI,18). Esta idea la conoce también Macrobio (Saturn. V,l,18), contemporáneo de Agustín, y la utiliza para explicar el estilo de Virgilio. Popular y universal, el estilo antitético es sobre todo bíblico. Agustín repite esta idea muchas veces en el De doctrina christiana. El libro IV está basado, en gran parte, en el estudio del estilo de los escritores bíblicos. Después de citar la 2 Cor 11,16-30, para luego explicarla estilísticamente con todo detalle; dice: “Las mentes despiertas ya ven con cuánta sabiduría se han dicho estas cosas. Y hasta las mentes dormidas advierten con qué torrente de elocuencia discurren estas palabras” (IV,7,12). Y un poco más adelante añade: “No es fácil explicar la elegancia y el deleite que produce el hecho de que, después de un torrente de elocuencia, descanse, por decirlo así, y haga descansar al oyente, interponiendo una pequeña narración” (IV,7,13). La Biblia fue sin duda la fuente principal en que se inspiró Agustín para elaborar su estilo paratáctico y antitético. Por lo demás, la ideología cristiana conduce fácilmente a una expresión antitética del pensamiento, al barajar con frecuencia ideas contradictorias, como bien y mal; cielo y tierra; hombre y Dios; virtud y vicio; pecado y redención; salvación y condenación, etc. Por todas estas razones, sobre todo por la última, Agustín ha sentido una destacada predilección por el estilo paratáctico y antitético, y en esto fue prece dido y continuado por otros autores cristianos, entre los que cabe destacar a Tertuliano y a Cipriano, entre los predecesores, y a Ambrosio y a Jerónimo, entre los contemporáneos. 4 ,- LA "CIUDAD DE DIOS" 4.1.- Contenido y estructura de la obra El año 410 Roma fue saqueada y tomada por el visigodo Alarico. Los paga nos acusaban a los cristianos de haber provocado esta desgracia con su impie dad hacia los dioses. Agustín trata de refutar estas ideas, como ya lo habían
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hecho, en sus respectivos tiempos,Cipriano, Arnobio, Lactancio, y otros. La obra se convirtió en una poderosa síntesis, filosófica e histórica, del pensamien to cristiano de aquellas fechas. Comenzada el 413 y terminada el 426, la Ciudad de Dios, en 22 libros, res ponde a las acusaciones de los paganos, que acusaban a los cristianos de todos los males de aquel tiempo (I-V). Hace un balance de toda la civilización paga na, para demostrar su fracaso desde el punto de vista de la vida terrena y de la vida eterna (VI-X y XIX). Presenta una síntesis global de la historia del mundo, desde la creación hasta el juicio final, contemplada a la luz de toda la doctrina cristiana (XI— XXII). Agustín contrapone, de una parte, la labor de los buenos a la actividad de los malos y, por otra, las falsas grandezas de los reinos de la tierra a la verda dera grandeza del reino de Dios. La “ciudad de Dios” es el conjunto de los jus tos que luchan en la tierra y que se unirán a Dios en la eternidad. Sólo esta ciu dad cuenta. Comenzó con la creación de los ángeles y, entre los hombres, comenzó con Abel. Se le opone la “ciudad terrena”, que comenzó con la caída de los ángeles y se manifestó, en la tierra, con Caín. La “ciudad de Dios” está constituida por los que creen en Dios y lo aman hasta el desprecio de sí mismos. La “ciudad terre na” está constituida por los que se aman a sí mismos hasta el desprecio de Dios. Los ciudadanos de la primera tendrán la resurrección eterna. Los ciudadanos de la segunda tendrán la condenación eterna. La obra de Agustín es grandiosa por el deseo de construir una filosofía de la historia, por la nobleza y la poesía de la idea central. Agustín, resigna do a la muerte de Roma y del mundo antiguo, aspira y contempla la creación de una sociedad cristiana, que será el ideal de la edad media occidental. 4.2,- Lengua y estilo 4.2.1.-Lengua 4.2.1.1.-
Vocabulario
Sobre el vocabulario de la “Ciudad de Dios” hay dos estudios que nos ser virán de base para las consideraciones que haremos a continuación. Se trata de los trabajos de Mahoney y de Schieman1. Agustín utiliza en esta obra un voca 1 C. M ahoney, The rare a n d late L a tin nouns, adjectives and adverbs in St. A u g u sti ne's "De civitate D ei", W ashington 1935; M . B. Schiem an, The rare a n d late L atin verbs in St. A u g u stin e's "De civitate D ei", W ashington 1938.
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bulario técnico completamente desarrollado y es claro que el carácter especial de la obra no ha impuesto al autor ninguna restricción con respecto a los cristia nismos indirectos. El número de préstamos griegos o hebreos, es decir, de palabras que desig nan ideas o instituciones cristianas es mucho mayor en Agustín que en Lactan cio, por ejemplo. He aquí algunos términos más frecuentes, señalando con la abreviatura (VLat) su aparición ya desde las más antiguas versiones latinas de la Biblia: angelus (VLat), angelicus (VLat), apocalypsis (VLat), apostata (VLat), aposta tare (VLat), apostaticus, apostolus (VLat), apostolicus, baptisma (-mum, mus) (VLat), baptisterium, baptizare (VLat), blasphemare (VLat), blasphemia (VLat), catholicus, clerus, coapostolus, coepiscopus, decalogus, diabolus (= zabullís) (VLat), diabolicus, diaconus (VLat), ecclesia (VLat), ecclesiastes, ecclesiasticus, episcopus, evangelicus, evangelium (VLat), evangelista (VLat), evangelizare (VLat), exorcizare, gehenna (VLat), haeresiarcha, haeresis, hae reticus, idololatria, martyr, martyrium, paradisus (VLat), pascha (VLat), presbyter (VLat), propheta (VLat), prophetare (VLat), prophetatio, prophetia (VLat), propheticus, prophetissa (VLat), pseudopropheta (VLat), satanas (VLat). Esta lista muestra hasta qué punto han aumentado los préstamos. La mayor parte de ellos son palabras antiguas, que ya existían en tiempo de Lactancio, pero este autor sólo usó un número muy restringido de ellas. Cien años más tarde, en tiempo de Agustín, la situación había cambiado: esos términos son ya usuales, y no desentonan en una obra tan cuidada como la “Ciudad de Dios”. El número de neologismos latinos, que designan cosas o ideas cristianas, aumenta considerablemente en Agustín con respecto a Lactancio. Este es el caso, por ejemplo, de las formaciones populares en -tío, que Lactancio usa con parsimonia y Agustín con profusión, como coronatio, incarnatio, peregrinatio, praedestinatio, regeneratio, resurrectio, retributio, revelatio, sanctificatio, etc. Junto a carnalis, usado por Lactancio con incertidumbre, aparece aquí carnaliter y carnalitas al lado de spiritalis, spiritaliter y de otros cristianismos directos, como coaeternus, concupiscentialis, praefigurare, seductorius, trinitas, etc. Las restricciones de orden estilístico desaparecen y el pensamiento cristiano se expresa libremente. Lactancio admitía angelus, pero angelicus era todavía raro. Agustín lo usa sin restricciones, diciendo: angelica ministeria; angelica creatura; angeli apostatici; apostatare es ya frecuente. Baptisma era el término
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técnico para indicar el “bautismo”; pero existía el vulgarismo lavacrum. Pues bien, mientras Lactancio lo usa con diferentes complementos, Agustín emplea la fórmula estable y ya tradicional: lavacrum regenerationis (“el bautismo de la regeneración”). Regenerare / regenerado han entrado ya definitivamente en la terminología del bautismo. Junto a diabolus se usa ya sin restricciones satanas, y también el adjetivo diabolicus. Al lado de evangelium, Agustín emplea ya evangelicus, evangelista, evangelizare. Junto a propheta, Agustín emplea ya prophetare, propheticus, prophetatio, prophetia, prophetice. Agustín tampoco evita redemptio / redemp tor, que habían aparecido en el siglo IV. Agustín aumenta considerablemente el número de cristianismos lexicológi cos indirectos en relación con Lactancio, que usaba pocos. Agustín emplea los siguientes (entre paréntesis se indica si aparecen en las antiguas versiones de la Biblia): ablator, abyssus (VLat), acceptabilis (VLat), beatificare (VLat), clari ficare (VLat), coaptatio, congaudere (VLat), contrectabilis, cooperarius (VLat), cooperator, corruptibilis (VLat), corruptibilitas, damnator, deificare, eleemosyna, eremus (VLat), exhonoratio, expoliatio (VLat), fornicari (VLat), fornicatio (VLat), fornicator (VLat), glorificare (VLat), imputribilis (VLat), incommutabilis, incommutabiliter, incomparabiliter, incorruptio (VLat), indefi cienter, ineffabiliter, infatigabiliter, investigabilis (VLat), invisibiliter, justifica re (VLat), matrimonialis, miseratio, mortificare, perpetratio, perpetrator, pri mogenitus (VLat), prostitutio (VLat), pusillanimis, putribilis, retributio (VLat), sufficientia (VLat), tribulatio (VLat), visibiliter, vivificare (VLat), vivificator, zizania (VLat). Muchos de estos términos son vulgares y no obstante tienen cabida en una obra literaria de altos vuelos como es la Ciudad de Dios. Esto se debe a que eran términos usuales en las antiguas versiones de la Biblia. Precisamente su carácter bíblico los ha ennoblecido, y por eso no desentonaban en una obra lite raria. En una palabra, en la época de San Agustín y en la propia obra de San Agustín se emancipa literariamente la lengua de los cristianos, y se emancipa hasta el punto de incorporar como propios y ya usados por todos unos términos que antes eran sentidos como populares o exóticos y propios de una religión minoritaria. Una evolución lingüística parecida permitió a Jerónimo conservar en la Vulgata muchas palabras de origen popular que él hubiera dejado de lado como buen purista latino. Pero esos términos se hallaban ya en las antiguas versiones de la Biblia y no podían ser arrinconados fácilmente. Jerónimo en la Vulgata y
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Agustín en la Ciudad de Dios dan testimonio fidedigno de este nuevo y ya uni versal lenguaje cristiano. 4. 2.1. 2 —Sintaxis Si pasamos a la sintaxis, descubrimos en primer lugar que Agustín se esfuerza en escribir una lengua elegante y tradicional. Y no obstante, la lengua de los cristianos le ha influido intensamente. La sintaxis de la Ciudad de Dios es más tradicional y clásica que el vocabulario, y la aportación cristiana en la sintaxis es menor. Pero hay casos suficientes para demostrar que también en sintaxis se iba realizando la autonomía de la lengua de los cristianos. El tema que nos ocupa lo ha estudiado a fondo Colbert1. En la Ciudad de Dios Agustín prefiere la oración de infinitivo a las comple tivas con conjunción. La proporción es de 8 oraciones de infinitivo contra una con conjunción. En las Confesiones la proporción es de 5 contra una, y en los Sermones, de 2 contra una. Pero no se olvide que en las obras de Casiciaco la proporción era de 55 contra una. En las subordinadas con conjunción, que sustituyen a las de infinitivo, Agustín prefiere quod a las otras dos conjunciones quia y quoniam. Esta misma preferencia se manifiesta en la Vulgata de Jerónimo. Así, pues, haciendo conce siones al uso cristiano, Agustín permanece fiel en gran medida a la tradición clásica. En otros casos tiene menos escrúpulos y usa libremente los giros cristianos. Los casos principales son los siguientes: a) Uso del adjetivo en sustitución del genitivo adnominal, giro que evita Lactancio, y que en la Ciudad de Dios aparece sin limitaciones: apostolicus: apostolicae litterae; apostólica sententia; apostólica auctoritas·, divinus: divina gratia; divina lex; divina misericordia; divinum auxilium; divinum adiutorium; divina providentia; divina auctoritas; divina dispositio; divina iussio; divina eloquia; divina mandata; divinum indicium; divina praescientia·, dominicus: dominica passio·, evangelicus: evangelica vox; evangelica parabola, etc. Es frecuente también el adjetivo de los nombres geográficos: Paulinas Nolensis episcopus; Fabius eversor urbis Tarentinae, etc. b) Abundancia de plenonasmos con los “verbos de lengua”: adiunxit et ait (“añadió y dijo”: “añadió diciendo”); adloquitur docens et monens (“habla enseñando y amonestando”); loquitur dicens (“habla diciendo”); indicavit ver1 1923.
M . C. C olbert, The sy n ta x o f the "De civitate D e i" o f St. A g u stin e , W ashington
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bis dicens (“indicó con sus palabras diciendo”); promissit clicens (“prometió diciendo”), etc. Este es un rasgo típicamente bíblico y Agustín lo toma sin duda de la Biblia. c) La frase nominal pura, tan frecuente en la Escritura, sobre todo en los Salmos, se encuentra en la Ciudad de Dios, como en el lenguaje popular de los Sermones', por ejemplo: si adulterata, cur laudata?; si pudica, cur occisa?; inops quippe idem qui pauper, etc. d) Uso dei nominativo “pendens”: quicumque ex eius genere est homo, deficiunt oculi eius (“cualquier hombre que es de su estirpe, desfallecen sus ojos”), etc. Este giro también es abundante en la Biblia latina. e) Elipsis de palabras necesarias, explicables porque los cristianos las entendían perfectamente; por ejemplo: quod vivitis Dei est (“el hecho de que viváis es don de Dios”); utique quia superbi, de suo putatis, non de Dei, etc. f) Régimen de ciertos verbos, usual entre los cristianos, como benedicere con acusativo: benedixit filios Israel (“bendijo a los hijos de Israel”); credere in con acusativo credidit in Christum (“creyó en Cristo”), etc. g) Dativo analítico, sustituido por acusativo con ad en nombres pro pios hebreos indeclinables: promissiones factae ad Abraham (“promesas hechas a Abraham ”), etc. Este giro es propio de la Biblia y de ahí lo toma Agustín. h) Uso de in instrumental prophetavit in his verbis (“profetizó con estas palabras”); mensam in vino et panibus praeparavit (“preparó la mesa con vino y con pan”), etc. Uso muy frecuente en la Biblia latina. i) Infinitivo final, construcción latina antigua, reactivada por el latín cristia no qui venit adorare (“que vino a adorar”); qui venit quaerere quod perierat (“que vino a buscar lo que se había perdido”); multi currunt baptizari (“muchos corren para ser bautizados”), etc. En definitiva, la sintaxis de la Ciudad de Dios, a pesar de una cierta y segu ra tradición clásica, es fundamentalmente una sintaxis influida por la lengua cristiana. Y muy especialmente por la lengua de la Biblia latina. El paso que se ha dado hacia la liberación de la lengua de los cristianos de toda traba clásica, desde Minucio Félix, que rechazaba todo elemento de origen cristiano, hasta Agustín, que lo admite sin reservas, el camino recorrido es enorme. En el siglo V, la lengua de los cristianos, con su aportación vulgar y bíblica, pasa a ser la lengua de cultura y de tradición literaria de la nueva Roma.
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4.2.2.-Estilo Sobre el estilo de San Agustín en la Ciudad de Dios ha dicho lo esencial y con acierto Chr. Mohimann1, por eso, nos vamos a permitir la libertad de recoger aquí lo esencial de sus razonamientos, que compartimos plenamente, como también estamos de acuerdo en sus críticas a las opiniones de Balmus2, quien afirma que “Agustín no sabe construir bellos períodos, pues sus períodos son acumulacio nes de frases sin estrecha relación entre ellas, sin proporción, sin equilibrio”. Nada más lejos de la realidad. Agustín, antiguo profesor de retórica, sabe perfectamente construir un período equilibrado y fácil, como lo ha demostrado en numerosas ocasiones y lo demuestra sobre todo en la Ciudad de Dios. Pero Agustín prefiere romper el equilibrio de la frase clásica para poner de relieve lo que juzga más importante, cambiando, si es preciso, el orden de palabras, acu diendo a parataxis, para destacar ideas importantes, y utilizando citas bíblicas, que rompen el curso normal del período clásico. El análisis detallado de los dos primeros párrafos de la Ciudad de Dios demuestra al más reacio la novedad del estilo de que hace gala Agustín en esta obra que compuso con tanto esmero. Los largos períodos hipotácticos se ven entrecortados a veces bruscamente para poner de relieve una idea o un pensamiento que preocupa al autor y que le parece esencial. Las primeras frases de la obra son características del estilo de todos los libros de la Ciudad de Dios. El tipo más usual de período, usado por Agustín, es aquel cuyo comienzo es la oración principal, seguida de una serie de oraciones secundarias. Los anacolutos, los paréntesis, los nominativos “pen dientes”, muy frecuentes, sirven para aligerar estas frases relativamente pesa das. Pero todo esto hay que considerarlo más como un elemento de variación de estilo que como un síntoma de impotencia para construir bellos períodos. Agus tín, en la Ciudad de Dios, quiere demostrar a los lectores instruidos, cristianos o paganos, que sabe y puede escribir en un estilo clásico tradicional, salpicado de elementos nuevos de la lengua de los cristianos. 5 , - LAS "CONFESIONES" 5.1. Contenido y estructura de la obra Las “Confesiones”, obra compuesta en XIII libros, entre el 397 y el 400, es una autobiografía interior y un himno de alabanza a Cristo, que con su gracia 1 Chr. M ohrm ann, E tudes, II, (o.c.), pp. 225 ss; III, pp. 166 ss. 2 C. -I. B alm us, E tude sur le style de saint A u gustin d ans les C onfessions et la Cité de D ieu, Paris 1930, p. 130.
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salva al pecador. Los nueve primeros libros siguen el orden de los hechos, desde la infancia de Agustín hasta su regreso a Africa desde Italia (a.387). Los cuatro restantes discuten problemas metafísicos y comentan los primeros capí tulos del Génesis (libros XI-XIII) y tratan de fijar el pensamiento del autor en el momento en que escribía (libro X). “Las Confesiones son una obra de extrema originalidad. Con ellas el Obis po de Hipona ha escrito la primera autobiografía “moderna” de la literatura occidental y probablemente la más bella. Pero la novedad no consiste en la invención del “género literario”, sino en el tema. Contra todas las normas de la literatura clásica, se nos presenta, no la vida de un rey o un príncipe o un gue rrero, de un filósofo o de un obispo (aunque Agustín sea lo uno y lo otro), de un héroe o de un santo, sino la de un “pobre hombre” cualquiera. Y no su vida pública, la carrera, las obras literarias o filosóficas, las “empresas”, sino su “cotidianidad”, sus cambios morales y religiosos y, en relación con ellos, los intelectuales: la historia de un alma”1. 5.2.·-Lengua y estilo Con las Confesiones Agustín crea un estilo nuevo, que funde en una síntesis perfecta las dos corrientes de la literatura cristiana que llevaban adelante la polémica sobre el estilo de los escritos cristianos: la corriente que defendía un estilo tradicional, lo más parecido posible al estilo clásico, aunque fuera sirvién dose de los elementos de la lengua corriente de los cristianos, y la corriente representada por las antiguas versiones de la Biblia, que descuidaban la reglas de la retórica y constituían un campo aislado desde el punto de vista literario. Las Confesiones representan la síntesis de estas dos corrientes, y dentro de los escritos de Agustín son algo absolutamente nuevo. La novedad consiste en que Agustín ha querido imitar la lengua y el estilo de la vieja Biblia latina, evitando naturalmente sus errores o incorrecciones, o por lo menos se ha inspirado en ella para elaborar esta obra suya tan íntima y personal. El primer contacto de Agustín con la Biblia latina tuvo lugar a los 19 años y su experiencia del latín bíblico fue penosa (cf. Conf. 111,5,9). ¿Quién le iba a decir a Agustín que unos 12 años después de su conversión (a.386) y unos 25 después de aquella experiencia (a.373) iba a imitar la lengua y el estilo de aquella obra que entonces le parecía impresentable? Pero así es la realidad. En unos doce o trece años Agustín tuvo el tiempo de leer, meditar, profundizar y aprender casi de memoria la Biblia latina para hacerla tan suya, que su propia obra, las Confesiones, sea una confesión como las confesiones de la Biblia, como los salmos penitenciales y como los salmos 1 S. D 'E lia, Letteratura (o.c.), p. 143.
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de alabanza de la Sagrada Escritura. Naturalmente que al decir que Agustín imita la lengua y el estilo de la Biblia latina no queremos decir que cometa los mismos errores e incorrecciones que cometieron los traductores de esos textos; sino que hace suyos los términos, las expresiones, el lenguaje, la unción, el mensaje de la vieja Biblia, evitando sus vulgarismos o sus incorrecciones sin tácticas. El teje su obra con los hilos que le daba la Biblia. Los fundamentos en que se apoya esta tesis son los siguientes: 5.2.1 .-Citas y alusiones bíblicas Si no hemos contado mal, en las Confesiones hay unas 136 citas literales de la Biblia y más de 1781 alusiones o reminiscencias bíblicas, sin contar los duplicados, triplicados o cuadruplicados de un mismo texto. Estos datos son enormemente llamativos. Agustín no cita excesivamente la Biblia en las Confe siones·. 136 citas en XIII libros no es mucho. Pero 1781 alusiones o reminiscen cias bíblicas sí son muchísimas. Sólo este dato sirve para probar que Agustín imita conscientemente el estilo y la lengua de la Biblia, haciendo suyo el contenido y la forma de expresarlo. Las reminiscencias son de tal naturaleza que hay frases -muchísimas frases- en las Confesiones que son una amalgama, curiosísima y bellísima, de dos, tres, cuatro o más textos bíblicos distintos, que Agustín expresa como si fueran suyos, palabras suyas, pensamientos suyos, en los que sólo varía una palabra o la persona del verbo o el posesivo o cosas parecidas con relación a los textos bíblicos aludidos. 5.2.2.-” Confiteri” y “confessio" y significado de estas palabras Según datos de Verheijen1, confessio aparece en las Confesiones 22 veces y el verbo confiteri 87 veces, de las cuales 4 en textos no característicos. De los 83 textos característicos -es decir, textos en los que se habla de oración, confe sión, plegaria, e tc -, 63 tienen la construcción confiteor tibi , y con esa expre sión Agustín se dirige a Dios. En los 20 textos restantes, Agustín también se dirige a Dios, aunque no aparece el dativo tibi. Este rasgo estilístico demuestra que las Confesiones -o al menos, grandes porciones de las Confesiones- son una “oración continuada” a Dios, no en el sentido de una “petición a Dios”, sino en la acepción más general de “palabras dirigidas a Dios”. Las Confesiones efectivamente comienzan con una alusión a la Biblia: “Grande eres, Señor, y muy digno de alabanza; grande es tu poder y tu sabidu
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ría no tiene medida”(cf. Sal 47,2; 146,5). Y terminan con otra alusión a la Biblia : “Hay que pedírtelo a ti; hay que buscarlo en ti; hay que llamarte a ti. Sólo así se recibirá; sólo así se hallará;sólo así se nos abrirá” (cf. Mt 7,7-8; Le 11,9-11). Por lo demás, confiteri en las Confesiones -fuera de los textos no caracte rísticos- significa alabar a Dios por su misericordia y darle gracias por su bon dad. Ahora bien, todo el mundo sabe -y desde luego lo saben los que hayan leído esta obra hasta aquí- que estos son los dos significados típicamente bíbli cos de este verbo en la Biblia latina. El sustantivo confessio, de acuerdo con los significados del verbo, significa “alabanza de Dios” y “acción de gracias a Dios”, significados que no se encuentran en ningún otro sitio, fuera de la Biblia, en las Confesiones de San Agustín y en algún texto litúrgico aislado, y que estos significados no han pasado a las lenguas románicas. Pues bien, Agustín, lector asiduo de la Biblia después de su conversión, encontró en ella, no sólo la fuente de inspiración para sus propias confesiones, sino hasta las palabras que han dado nombre a su famosa obra, las Confesiones, que son más una alabanza a Dios por haberle perdonado los pecados que una confesión a Dios de los propios pecados. 5.2.3.-Uso de la parataxis en las “Confesiones” Sólo vamos a mencionar aquí un dato curioso sobre el libro I de las Confe siones, que puede ampliarse al resto de la obra. En ese primer libro hay 422 proposiciones independientes. En un número aproximado de páginas de los 10 primeros libros de la Ciudad de Dios sólo hay 176 proposiciones independien tes. La proporción es, pues, de 7 a 3. Es evidente que en las Confesiones abunda el estilo paratáctico. Pues bien, todo el mundo sabe -y los que hayan leído esta obra hasta aquí lo sabrán con mayor razón- que la parataxis es una de las características del latín bíblico. Agustín imita, pues, conscientemente el estilo de la Escritura. 5.2.4 - Empleo abundante de “et” Otro dato curioso probará igualmente lo que venimos diciendo. En el libro V de las Confesiones hay 303 et. En el mismo número de páginas de la Ciudad de Dios sólo hay 81 et. La diferencia es de 7 contra 2. Pues bien, creo que todo el mundo sabe que el empleo masivo de et es una de las características más evi dentes del latín bíblico, que contribuye a realzar el estilo paratáctico de la Biblia. Y lo que se advierte en el libro V de las Confesiones se da aproximada mente en la misma proporción en toda la obra.
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5.2.5 - Colocación del verbo al comienzo de la frase En el latín clásico, como es sabido, el verbo suele ir al final de la frase; raramente va al principio, y si va, siempre será por motivos especiales. En las Confesiones, según datos de Muldowney1, la posición inicial del verbo es de 4 contra 1 comparando esa obra con la Ciudad de Dios y este fenómeno se da en todo tipo de oraciones. Pues bien, la colocación del verbo al principio de la frase es otra caracterís tica del latín de las versiones de la Biblia, procedente igualmente del hebreo, como era el uso de et y la parataxis. Cada uno de estos tres rasgos estilísticos pueden quizá no probar demasia do, tomados aisladamente, o cada uno por sí solo; pero tomados todos en con junto constituyen una prueba segura de lo que venimos demostrando, es decir, que Agustín imita conscientemente el estilo y la lengua de la Biblia latina. 5.2.6 - Otros rasgos característicos del estilo de las “Confesiones” Para no alargar demasiado esta exposición, vamos a enumerar brevemente otras características del estilo de las Confesiones, derivadas igualmente de la Biblia latina2. 1) Empleo del pronombre posesivo detrás del sustantivo, como sucede siempre, por ejemplo, en los Salmos. 2) Empleo del genitivo llamado “definitivo”, del tipo “el firmamento del cielo”, es decir, “el firmemento que es el cielo”, como, vinum erroris (1,16,26) (“el vino del error”); domus animae (1,5,6) (“la casa del alma”); catena mortali tatis (11,2,2) (“la cadena de la mortalidad”); laqueus concupiscentiae (X,31,34) (“el lazo de la concupiscencia”), etc. 3) El paralelismo de las ideas: paralelismo sinónimo, sintético y antitético, como el de la Biblia, paralelismo que Agustín emplea con frecuencia. 4) Uso de genitivos llamados “hebreos”, del tipo sensus carnis tuae (“tu sentido corporal”) (IV, 11,17); peregrinatio populi tui (“tu pueblo peregrino”) (IX,13,37); lux veritatis tuae (“tu verdad luminosa”) (XII,28,38), etc. 1M . S. M uldow ney, W o rd o rder in the w o rks o f St. A ugustine, W ashington 1937, pp. 106,116. 2 Para m ás datos cf. nuestro artículo "L engua y estilo de las "C onfesiones" de San A gustín ( l.c .) y O. G arcía de la Fuente, San A gustín. L a s C onfesiones. Introducción, tra ducción y notas, A kal, M adrid 1986, pp. 15 ss.
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5) Uso de genitivos llamados “inversos”, del tipo profunditas maris (“mar profundo”) (XIII,21,19); amaritudo aquarum (“aguas amargas”) (XIII,21,19), etc. Este tipo de genitivo es muy frecuente en la Biblia latina. 6) Uso de genitivos con valor superlativo, del tipo nugae nugarum (“las bagatelas más absolutas”) (VIII, 11,26); vanitas vanitatium (“las vanidades más completas”) (VIII,11,16). Es de sobra sabido que estos genitivos con valor superlativo son peculiares de la Biblia latina. 7) Empleo abundantísimo de imágenes bíblicas. En los pasajes más carga dos de lirismo religioso, en los momentos decisivos de la evolución espiritual de Agustín, las imágenes bíblicas completan el cuadro que el autor quiere tra zar. El lenguaje de la imagen es más expresivo que el propio lenguaje de la palabra. Por eso los místicos recurren con frecuencia a las imágenes. Así, Agus tín habla “de las manos de la lengua y de los oídos” (V ,l,l); “de los oídos del corazón”(I,5,5; IV, 11,16); “de la boca y de las manos del corazón” (VI,3,3; X,8,12). La Iglesia es un nido en donde los pájaros esperan el crecimiento de sus plumas y el desarrollo de las alas de la caridad, gracias al alimento de la fe (IV,16,31), etc. En definitiva, el estilo de las Confesiones es una de las creaciones más ori ginales de Agustín, pues ha sabido inventar un estilo y una lengua que fueran fieles intérpretes de la vida interior, de las experiencias místicas, de las realida des trascendentes. Y este estilo se inspira fundamentalmente en la Biblia latina. En mucho menor medida, en la lengua poética y en la filosofía neoplatónica. 6 , - LOS "SERMONES" Sobre la lengua y el estilo de Agustín predicador tiene un magnífico estudio Chr.Mohrmann1, que nos facilita mucho la tarea de exponer aquí este tema. Agustín predicó regularmente durante 40 años, no sólo en Hipona, su propia iglesia, sino también en otras ciudades y aldeas del norte de Africa, como Cartago, Utica, Tagaste, Cirta, Constantina, Cesarea de Mauritania, etc. Se le admi raba como a uno de los grandes predicadores de su tiempo. Las gentes se agol paban para oír al antiguo profesor de retórica, convertido ahora en el gran defensor de la ortodoxia católica. Es imposible calcular el número de sermones que predicó Agustín durante su vida. A veces predicaba varios sermones en un mismo día. De esta inmensa producción homilética nos quedan unos 562 sermones, muchos de ellos copia dos por taquígrafos y que nunca fueron revisados por Agustín. Excepcional mente algunos fueron dictados. La mayoría de los sermones ad populum fueron 1 Chr. M ohrm ann, "S aint A u gustin prédicateur", en Études, I, (o.c.), pp. 391-402.
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copiados por taquígrafos para uso privado, para la lectura y la meditación o para prestarlos a los amigos1. El corpus de los sermones de Agustín es el más extenso que nos ha llegado de la antigüedad. El dominio de las técnicas retóricas y un conjunto de cualida des humanas, intelectuales y espirituales de que hace gala Agustín en sus ser mones, hacen de este conjunto una obra “de altísimo valor cultural y literario”2. Agustín fue sin duda el mayor orador cristiano de habla latina y junto con Juan Crisóstomo el mayor de toda la antigüedad. Los rasgos característicos de los Sermones pueden resumirse en los siguien tes1: a) Una gran “sencillez” se une a veces a una exuberancia barroca, b) Una “viveza familiar” se asocia a una elevación que llega al patetismo, c) Una “len gua corriente” y sencilla va adornada a veces de artificios, como juegos de pala bras y de sonidos, d) Una gran “unción bíblica” se asocia a elementos vulgares y corona todo el discurso. Estos elementos debidamente conjugados constituyen un estilo muy per sonal y muy original. Y por eso no puede juzgarse según las reglas de la retórica antigua. Pertenece a un mundo completamente distinto del de la retórica ciceroniana o antigua en general. Y también en este caso Agustín creó un estilo absolutamente nuevo y genial, como lo creó en las “Confesio nes”. Este estilo homilético de Agustín responde a las necesidades de la predica ción popular y busca fundamentalmente tres cosas: la claridad, la expresividad y la gravedad o unción. 6.1.- La claridad La búsqueda de la “claridad” lleva a Agustín a adoptar la lengua corriente de los cristianos con un vocabulario fundamentalmente cristiano y una sintaxis muy sencilla, con una construcción de la frase claramente paratáctica. La len gua de la predicación de Agustín no es la lengua vulgar de su época, sino una lengua que hablaba la gente culta; pero que, dentro de su sencillez, podía com prenderla también la gente del pueblo sin especial preparación cultural. Esto quiere decir que sin bajar al nivel del pueblo Agustín hablaba una lengua acce sible al pueblo.
1 R ecientem ente se han encontrado en una b iblioteca de A lem ania algunos serm ones de A gustín, inéditos y desconocidos. 2 S. D 'E lia, L etteratura (o.c.), p. 141. 1 Chr. M ohrm ann, ibid., p. 395.
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6 . 2 - L a ex p re siv id a d
Esta peculiaridad de su estilo la conseguiría Agustín por el recurso constan te a un número restringido de figuras retóricas, como el paralelismo, la antítesis, el climax, los juegos de sonidos, siendo el principal, el juego de palabras, etc. El rasgo más característico de la “expresividad” es el paralelism o antitético, que aparece a cada paso en los sermones de Agustín, y que es el resultado de dos factores: a) el modo de pensar de Agustín, su concepto de la vida; b) la influencia de la Biblia, sobre todo del estilo y del ritmo de los sal mos. En la lengua latina, con sus desinencias y sufijos nominales, el paralelis mo antitético conduce fácilmente a la rima, al juego de sonidos, en general. He aquí un ejemplo de un sermón pronunciado en la fiesta de la Epifanía: Eo nascente, lux nova et in stella revelata, quo moriente, lux antiqua et in sole revelata, eo nascente, superi novo honore claruerunt, quo moriente, inferi novo timore tremuerunt, quo resurgente, discipuli novo amore exarserunt, quo ascendente, caeli novo obsequio patuerunt (Ser.199,3,3). (“Cuando él nació, apareció con la estrella una nueva luz; cuando él murió, se veló con el sol la luz antigua; cuando él nació, los habitantes del cielo brilla ron con un nuevo honor; cuando él murió, los habitantes del infierno tembla ron con un nuevo temor; cuando él resucitó, los discípulos se enardecieron con un nuevo amor; cuando él ascendió, los cielos se abrieron con nueva sumi sión”). Este paralelismo se extiende a miembros enteros. A veces hay paralelismo de todas las palabras, como en el caso siguiente: unitatem teneat divinitas, medietatem suscipiat humanitas (Serm.293,7). (“La divinidad conserve la unidad; la humanidad reciba la condición de mediadora”).
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Pasajes enteros, hasta sermones enteros, tienen este ritmo antitético, puesto aún más de relieve por la rima. Véase el siguiente ejemplo, tomado del sermón de la noche de Pascua: Pro captivis iustum, pro servis Dominum, pro captivis Uberum, pro aegrotis medicum, pro miseris beatum, pro egenis opulentum, pro perditis quaesitorem, pro venditis redemptorem, pro grege pastorem, et quod omnibus mirabilius, pro creatura creatorem: servantem tamen quod semper est, tradentem quod factus est, Deum latentem, hominem apparentem, virtute vivificantem, infirmitate morientem, divinitate inmutabilem, carne passibilem (Serm 220). (“EI justo por los pecadores, el Señor por los siervos; el libre por los cauti vos, el médico por los enfermos; el dichoso por los desgraciados, el rico por los pobres; el que los busca por los que se han perdido; el redentor por los vendi dos, el pastor por las ovejas, y, lo más maravilloso de todo, el criador por la criatura. Pero guardando lo que siempre es, entregando lo que en él había sido hecho; Dios oculto, hombre visible; dador de vida por su poder; sometido a la muerte por su debilidad; inmutable en su divinidad; pasible en su carne”). Esta musicalidad de la frase se inspira sin duda en el gusto popular. El esti lo popular de Africa del Norte, tal como aparece en ciertas inscripciones en len gua vulgar, parece que recurría a la rima. Esta tendencia popular la aceptaron los autores cristianos de Africa, como Tertuliano y Cipriano. Agustín, en defini tiva, no hace más que explotar una tradición “nacional” africana y seguir el ejemplo de sus predecesores. A la expresividad de Agustín colaboran también los juegos de palabras, que Agustín toma de la lengua popular y que tanto gustaban a sus oyentes, como lo demuestran los aplausos que prodigaban al predicador. Estos juegos de palabras se pueden contar por cientos en sus Sermones. He aquí unos pocos ejemplos: est enim severitas quasi saeva veritas (“la severidad es como una cruel verdad”) (Serm. 171,5,5 ); corripiamus verbis, et si opus est, et verberibus (“corrijamos con palabras, y si es necesario, también con látigos”) (Serm. 83,7,8); haec est fides, tene quod nondum vides (“esta es la fe, ten lo que aún no ves”) ( Serm. 119,7,7); non faciunt bonos mores, nisi boni
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amores (“no hacen las buenas costumbres más que los buenos amores”) (Serm. 311,11,11); saeculi laetitia est impunita nequitia (“la alegría del mundo es la maldad no castigada”) (Serm. 171,4,4) ; in nostro quidem vincente Vincentio, ille quidem vincebat qui possidebat (“pues en nuestro Vicente vencedor vencía aquel que poseía”) ( Serm. 275,1). Estos pocos ejemplos bastan para demostrar el desbordamiento de la imagi nación de Agustín y su frecuente recurso a los juegos de sonidos y de palabras. Quien desee leer más ejemplos, puede consultar a Chr. Mohrmann, quien dedi ca un trabajo al tema1. 6.3.—La gravedad y la unción Estas dos cualidades las consigue Agustín acudiendo a la Biblia. Junto a las citas bíblicas, que prodiga en cantidad llamativa, hay en sus Sermones un gran número de alusiones a temas de la Escritura, y la lengua de los Sermones está impregnada de términos bíblicos. Todo sermón de Agustín, ya sea exegético, antiherético, parenético o teoló gico, toma su punto de partida y su materia principal de la Biblia. Y Agustín sabe agrupar con maestría los textos bíblicos, aunque parezcan alejados unos de otros por su contenido. La explicación de un texto le está sugiriendo la de otro. Los temas que trata son tan variados como los del resto de sus obras. “La pala bra de Agustín sube, baja entreverada de frases bíblicas, que vuelven una y otra vez, como un trenzado sinuoso en una marcha sinfónica; no es ya un instrumen to de demostración o de persuasión, sino un hablar y caminar juntos de la comunidad hacia Dios”2. 7.-LAS "CARTAS" Agustín nos ha dejado un amplio epistolario. Contando el último lote de 27 cartas descubiertas por Divjak y publicadas en el Corpus de Vierta*, son ya 297 las cartas publicadas que se le atribuyen. Estas cartas pueden dividirse en grupos según el criterio personal de cada uno. Así, por ejemplo, Simpson4 divide las cartas de San Agustín en once gru pos o clases: 1) cartas anteriores a la consagración espiscopal; 2) sobre el paga nismo; 3) sobre la doctrina acerca de Dios; 4) sobre los cismas de la iglesia afri1 Chr. M ohrm ann, "D as W ortsp iel in den augustinischen Serm ones", en E tudes, I, (o.c.), pp. 323-349. 2 S. D 'E lia, L e ttera tu ra (o.c.), p. 142. 3 J. D ivjak, Sancti A u re lii A u g u stin i opera. E pistulae ex duobus codicibus n uper in lucem p ro la ta e (C SE L , 88), V iena 1981. 4 T. Sim pson, The letters o f St. A ugustine, L ondres 1919.
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cana; 5) sobre la doctrina de la gracia; 6) sobre temas bíblicos; 7) corresponden cia con Jerónimo; 8) cartas a mujeres; 9) cartas sobre la Eucaristía; 10) cartas sobre asuntos diocesanos; 11) cartas de los últimos años. Los Maurinos distinguen cuatro grupos: 1) cartas confidenciales; 2) cartas pastorales; 3) cartas doctrinales; 4) cartas oficiales. Cualquier división es nece sariamente arbitraria, y, por otro lado, no tiene mayor importancia. La variedad de contenidos, tonos, argumentos y niveles es extraordinariamente variada, “Es imposible leer algunas de sus cartas sin sentirse uno un mediocre”1. La variedad de estilos empleada por Agustín se advierte de modo especial en su Epistolario. Hay en él tratados teológicos redactados en una lengua clara y objetiva. Hay rasgos de la lengua popular de los “Sermones” en ciertas cartas dirigidas a los herejes (cf. E p . 66;76; 105). Hay paralelismos y asonancias, el tono y el ritmo de los “Sermones” en otras (cf.E p . 93, dirigida el 408 al obispo donatista Vicente). Las C a r ta s tienen, en general, un tono literario elevado, a medio camino entre los tratados teológicos y los sermones. Ese tono varía según los destinata rios. Es curioso observar cómo en la E p . 117, dirigida a Dióscoro, hacia el 410, Agustín parodia el estilo de la retórica pagana, considerándolo como algo inútil y, en cambio, en la E p . 27, dirigida a Paulino de Ñola, le felicita con un lengua je exuberante por las bellezas literarias de la carta que le ha enviado Paulino : le g e r u n t f r a t r e s ..., q u o tq u o t e a s le g e r u n t, r a p iu n t, q u ia r a p iu n tu r c u m le g u n t...
(“leye ron los hermanos tu carta..., todos cuantos la han leído, la arrebatan (de las manos), porque son arrebatados ellos mismos cuando la leen...¿Es más dulce o más ardiente, más luminosa o más fecunda?”). Y continúa así, con estas mismas extraordinarias alabanzas, toda la carta.
B la n d io r e s s u n t a n a r d e n tio r e s , lu m in o s io r e s a n f e c u n d i o r e s ? ( E p .2 7 ,2 )
Cuando escribe a paganos, procura imitar a veces las grandes obras clási cas. En la E p . 91, dirigida al viejo pagano Nectario, aduce una invectiva contra los dioses paganos, parecida a las invectivas de Cicerón contra los adversarios: “Quizá digas que todo esto que la antigüedad escribió acerca de la vida y las costumbres de los dioses, los sabios deban entenderlo e interpretarlo de modo muy distinto.... Pero, por favor, ¿tan ciego es el género humano y tan enemigo de la verdad, que no vea cosas tan claras y tan notorias? Fíjate en cuántos luga res es pintado, fundido, batido, esculpido, descrito, remedado, leído, cantado y representado Júpiter en actitud de cometer sus numerosos adulterios, que no sería demasiado que, al menos en el Capitolio, se leyera que prohíbe estas cosas” (E p . 91,5). 1 S. D 'E lia, o.c., p. 142.
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Esta variedad de estilos en la correspondencia nos muestra a un Agustín que permaneció durante toda su vida como un hombre dotado de excepcionales dotes de escritor y lingüista1. 8.-EL "DE TRINITATE" Agustín comenzó la redacción del De Trinitate, esta obra maestra de la lite ratura latina cristiana, en torno al 399 y la terminó hacia el 419 (o el 426, según A.-M .La Bonnardiére): iuvenis inchoavi, senex edidi (“la empecé siendo joven y la publiqué siendo viejo”) (Ep. 174). La obra se divide en dos partes. La Primera (libros I-VIII) trata de la uni dad de la esencia divina y de la trinidad de personas. La esencia divina subsiste en tres personas distintas por relación de origen. Es un misterio inabarcable, que sólo conocemos por revelación divina. La inteligencia humana jamás hubiera podido sospechar que la esencia de Dios es única, pero que las personas son tres y distintas. Agustín desarrolla esta elevadísima doctrina con el máximo rigor demostra tivo y con el dominio total de las fuentes de la revelación. Estos capítulos repre sentan el punto más alto alcanzado jamás por la especulación teológica antigua. Habla, pues, Agustín de la unidad y la trinidad en Dios (I); de las misiones y teofanías divinas (II—III); del Verbo hecho carne (IV); de las relaciones entre las personas divinas: generación del Verbo y aspiración del Espíritu Santo (V); Cristo, poder y sabiduría de Dios (VI-VII); igualdad absoluta de las tres perso nas divinas (VIII). La Segunda parte (libros IX-XV) busca en el hombre un vestigio o imagen “analógica” de la Trinidad, es decir, los rastros de lo divino en el hombre. Estos capítulos son “ la síntesis agustiniana más profunda y una de las más geniales del mundo antiguo”2. Agustín desarrolla sucesivamente los siguientes temas: primera trinidad en el hombre: la mente, la noticia, el amor (IX); segunda trinidad: la memoria, el entendimiento y la voluntad (X); otros vestigios de la Trinidad en el hombre exterior (XI); distinción entre sabiduría y ciencia (XII); sobre la fe, que es una, y la felicidad del creyente (XIII); la verdadera sabiduría del hombre está en la contemplación de lo eterno (XIV); la Trinidad contemplada a la luz de la fe (XV). “Pocas obras, en la literatura de todos los tiempos, comunican como ésta, 1 Chr. M ohrm ann, É tu d e s, II, (o.c.), p. 275. 2 S. D 'E lia, o.c ., p. 146.
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en una atmósfera ligera de inteligencia estática, el sentimiento de la presencia de Dios en el hombre y de su inmensidad inalcanzable”1. “Nadie antes de Agus tín había encontrado en el alma tantas huellas de Dios, nadie había traducido al lenguaje humano con tanta emoción el misterio de la vida divina”2. Obra tan excelsa no podía terminar más que con estas humildes palabras del autor: “Señor Dios uno, Dios Trinidad,cuanto he dicho en estos libros, con tu ayuda, conózcanlo también los tuyos; si hay algo de mi cosecha, perdóname lo tú, y que me lo perdonen los tuyos. Amén (XV,28,51). 9 ,- EL "DE DOCTRINA CHRISTIANA" Agustín comenzó a escribir esta obra hacia el 397 y realizó una primera redacción hasta el libro 111,25,35 y así se publicó, pues en los “Libros contra Fausto”, escritos hacia el 400, el propio Agustín aduce un pasaje de la obra. Cuando más tarde revisó sus obras, al encontrar ésta sin concluir, completó lo que faltaba del libro III y le añadió todo el libro IV. Esto sucedió el 427. El argumento de la obra es la invención y la enunciación, es decir, ofrecer un conjunto de reglas que ayuden a entender y explicar las Sagradas Escrituras. El contenido es, pues, el siguiente: Libro I: Sobre las “cosas”. Libro II: Sobre los “signos”. Libro III: Sobre la ambigüedad del sentido de la Escritura. Libro IV: Sobre la oratoria sagrada. La obra, en definitiva, es un manual bien meditado de hermenéutica que, tomando como base y centro de la oratoria la Sagrada Escritura, se convierte en un tratado de retórica, aún sin proponérselo. Agustín dice así: “Lo primero que advierto en este prólogo a mis lectores, que quizá piensen que voy a exponerles los preceptos de retórica que aprendí y enseñé en las escuelas paganas, es que no esperen de mí tal cosa, no porque estos preceptos no tengan utilidad alguna, sino porque, si la tienen, han de aprenderse en otro sitio” (IV, 1,2). Y este tratado de la nueva retórica, totalmente cristianizada, sustituyó a los manuales anteriores de retórica profana, de tal modo que esta obra de Agustín se convirtió en el texto básico de esta materia para toda la edad media. De aquí la razón para dedicarle al menos unas palabras en esta obra sobre los autores cristianos. 10,- CONCLUSION GENERAL SOBRE AGUSTIN ESCRITOR El camino entre la lengua y el estilo de la Ciudad de Dios y los Sermones 1 S. D 'E lia, ibid., p. 147. 2 G. B ardy, Sa in t A ugustin. L 'h o m m e e t l'oeuvre, París 1940, p. 370.
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parece bastante largo. Incluso son bastante grandes las diferencias entre la len gua y el estilo de las Confesiones y el de los Sermones. Estas diferencias confir man cuanto se ha dicho a lo largo de este capítulo, es decir, que Agustín utiliza estilos distintos según el carácter de sus obras y de sus destinatarios. En cada uno de los tres estilos que hemos analizado -e l de la Ciudad de Dios, el de las Confesiones, el de los Sermones- se han descubierto rasgos esen ciales de Agustín como escritor. Todas las demás obras suyas se acercan a uno o a otro de estos tres estilos o incluso tienen todas pasajes de uno o de otro esti lo. Los tratados teológicos se acercan unas veces al estilo más denso de la Ciu dad de Dios, otras, la mayoría, se acercan a la claridad y sencillez de los Sermo nes exegéticos. La lengua de estos tratados suele ser menos popular que la de los Sermones. Está un poco más sometida a la tradición popular, pero Agustín emplea siempre sin restricciones el vocabulario técnico de los cristianos, que él mismo ha enriquecido con algunas aportaciones nuevas. En muchos de estos tratados Agustín es más teólogo que escritor en el sen tido estricto del término. A pesar de todo, en las grandes obras teológicas, como el tratado De Trinitate, Agustín muestra claramente hasta qué punto sabe mane jar bien la lengua latina para expresar cosas tan difíciles1. Si llega el caso emplea sin problemas el sermo humilis, como el de la Escritura, como el que emplearon los autores cristianos anteriores, Tertuliano, Cipriano, Ambrosio y utilizarán después Casiodoro y Gregorio Magno2.
1 Chr. M ohrm ann, É tudes, II, (o .c .), p. 272. 2 E. A uerbach, L in g u a letteraria (o.c.), pp. 56-58. P ara com entario de textos concre tos, cf. O. G arcía de la Fuente, A nto lo g ía (o.c.).
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X XII.- EL PERIODO DE LOS ‘FUNDADORES’ DE LA EDAD MEDIA 1,- INTRODUCCION Antes de poner fin a este breve y selecto elenco de autores cristianos hay que recordar, al menos, cuatro nombres que reciben el honroso título de “funda dores de la edad media”1, y son, por orden cronológico: Boecio, Casiodoro, Gregorio Magno e Isidoro de Sevilla. Los cuatro están enmarcados cronológica mente entre el 480, fecha en que aproximadamente terminaron de escribir los últimos autores del período del apogeo patrístico, y el 760, cuando ya se anun ciaba el renacimiento carolingio, decisivo para la civilización medieval. Duran te estos tres siglos se extiende un largo período de transición, en el que los últi mos escritos patrísticos se confunden y se funden con los primeros productos de la literatura medieval. De esta primera época -e s decir, antes del 4 8 0 - son, entre otros, los siguientes: León Magno (+461), autor famoso de Cartas y Sermones. Sedulio (+ca.450), autor del Paschale Carmen, del que se habló en otro lugar. Víctor de Vita, autor de una Historia persecutionis Africanae pro vinciae (ca.486), que relata las persecuciones de los vándalos en Afri ca. Próspero de Aquitania (+460), autor de Poemas y de una Chronica. Genadio de Marsella (ca.500), continuador del De viris illustribus de Jerónimo y traductor de obras griegas. Claudiano Mamerto (+473), autor de cartas, himnos y de la obra De statu animae. ' J. de G hellinck, Littérature, I (o.c.), p. 9; J. Fontaine, La littérature (o.c.), p. 115.
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Salviano de Marsella (ca.+470), autor del Ad ecclesiam y De gubernatione Dei. Sidonio Apolinar (+489), autor de un gran epistolario (147 cartas en 9 libros), documento importantísimo para conocer la crissis del mundo antiguo; escritor, además, de panegíricos y epigramas. De época posterior al 480, y por tanto contemporáneos de los “fundadores” son, entre otros, los siguientes escritores: Fulgencio de Ruspe (ca.532), autor de obras teológicas, como el De Trinitate, De veritate praedestinationis, de fide, etc. Flavio Cresconio Corippo (ca.568), poeta épico conocido por su Iohannis seu de bellis Lybicis y el In laudem Iustini minoris. Cesáreo de Arlés (+542), autor de varias obras teológicas (sobre la Trinidad, sobre la gracia, exposición del Apocalipsis, dos “Reglas” para monjas y otra para frailes y famoso sobre todo por sus “Sermones” (unos 238). Avito (+518), poeta destacado, autor de la interesante epopeya cristiana De spiritalis historiae gestis, de quien se habló en otro lugar. Gregorio de Tours (+594), autor, entre otras, de las dos famosas obras históricas Historia Francorum y Miraculorum libri VIII. Enodio de Arlés (+521), autor de varias obras (Paraenesis didas calica, Confessio, Vitae), escritas en estilo excéntrico y hasta extrava gante. xHay que mencionar también por derecho propio a otros cuantos autores, algunos de ellos de Hispania y de otras zonas de la cristiandad occidental. Son los siguientes : Arator (ca.550), poeta muy apreciado en la Edad Media, autor de una epopeya sobre los Hechos de los apóstoles, de quien se ha hablado en otra parte. Venancio Fortunato (ca.600), autor de una Vita sancti Martini en cuatro libros, escrita en hexámetros y de otras poesías ocasionales en cuatro libros (panegíricos, elegías,epitalamios, consolaciones, himnos, etc.). Benito de Nursia (ca.547), autor de la famosísima Regula mona chorum, que tanto influyó en la organización del monacato occiden tal. Martín de Braga (+580) que escribió, entre otras, las conocidas obras: De correctione rusticorum y la Formula vitae honestae. Leandro de Sevilla (ca.599-602), autor de escritos dogmáticos y cartas, desaparecidos y del De institutione virginum, escrito importante para el monacato. Braulio de Zaragoza (+651), escritor de cartas y de una famosa
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Vita sancti Aemiliani, en la que se inspira y de la que toma materiales Gonzalo de Berceo para su Vida de San Millón de la Cogolla. Eugenio de Toledo (+657), que escribió un tratado De Trinitate, hoy perdido, y es autor de 102 poemas recopilados bajo el título de Libellus diversi carminis metro. Ildefondo de Toledo (+667), autor de un conocido tratado De vir ginitate sanctae Mariae, y de otras obras, como De cognitione baptis mi; De itinere deserti; De viris illustribus . En medio de este numero no pequeño de escritores cristianos posteriores al 480 destacan, como ya se ha dicho, cuatro nombres, pertenecientes al mundo antiguo por su origen y por su educación: Boecio y Casiodoro, en la Italia ostrogoda; Isidoro de Sevilla, en la España visigoda; y Gregorio Magno, en la época lombarda. Pero pasemos ya a tratar de cada uno de ellos en parti cular. 2 .- BOECIO 2 .1 - Vida Anicio Manlio Torcuato Severino Boecio (ca.475-480 ca.524-526) nació en Roma de una noble familia senatorial. Su padre fue dos veces prefecto del Pretorio en Italia y prefecto de Roma. Perdió a su padre siendo aún muy joven y fue adoptado por la distinguida familia de los Símaco -entre cuyos antepasados se hallaba el famoso Símaco que un siglo antes había pedido al Emperador la restitución del altar de la Victoria- En el seno de esta familia recibió una esme rada formación religiosa y profana. Se casó aún joven con la hija de Símaco. Según la tradición familiar se dedicó en Roma a la carrera política. Fue cónsul hacia los 30 años (a. 510) bajo Teodorico y probablemente ocupó luego el cargo de prefecto de Roma. A partir del 522 fue magister officiorum, una especie de superintendente general de los asuntos de la Corte y del Estado. Con esto llegó a la cumbre de su poder y de su carrera política. Cuando nada hacía presagiar un final desgraciado, fue acusado de alta traición por haber defendido al senador Albino, culpable, según se decía, de haber tramado acuerdos secretos con el emperador de Oriente en contra de Teodorico. Se le acusó también de magia y sortilegio, cosas muy severamente castigadas entonces. Boecio fue desterrado primero cerca de Pavía y luego mandado decapitar por Teodorico, entre el 524 y el 526. Sus huesos reposan en la cripta de la iglesia de San Pietro in Ciel d ’oro de Pavía, junto a los de San Agustín.
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Boecio tuvo el proyecto de escribir una enciclopedia de las artes liberales, el famoso quadrivium, término creado por él, que designaba las cuatro discipli nas matemáticas de la enciclopedia: aritmética, música, geometría y astronomía. Pero sólo nos han llegado la Aritmética y la Música. Después amplió su proyec to y se puso a traducir y a comentar todas las obras “dialécticas” de Aristóteles, retomando y completando la obra iniciada por Mario Victorino. Y se propuso también traducir y comentar las obras “morales” de Aristóteles y los diálogos de Platón. /
Todos estos trabajos constituyen la parte más importante de la producción de Boecio, en la que hay que distinguir: 1) Las traducciones (de Porfirio la Isagoge·, de Aristóteles las Categorías; De interpretatione·, los Primeros analíticos', los Tópicos, los Razonamientos sofísticos). 2) Los comentarios (a la Isagoge de Porfirio; al De interpretatione y a las Categorías de Aristóteles y a los Topica de Cicerón). 3) Los tratados originales , que son: De divisione; Introductio ad syllogis mos categóricos o Antipraedicamenta; De syllogismo categórico; De hypotheti cis syllogismis; De differentiis topicis . El proyecto de Boecio era grandioso, pues pretendía traducir y comentar toda la obra de Platón y de Aristóteles, para demostrar la identidad sustancial de sus puntos de vista. La muerte prematura le impidió llevar a cabo toda la empresa. No hay en estas obras, lo mismo que en las que formaban parte del quadrivium, alusiones expresas a la doctrina cristiana. El autor se mantiene en el plano puramente filosófico. Se trata, en realidad, de un intento serio de tras mitir a la edad media las enseñanzas filosóficas griegas. En los Opuscula sacra, en cambio, Boecio afronta la compleja problemáti ca trinitaria y cristológica, basándose precisamente en su formación lógica, adquirida en el contacto con las obras de Aristóteles. Así en el De Trinitate aborda el tema de la unidad y trinidad de Dios, sirviéndose de la categoría aris totélica de la “relación”. En el tratado Contra Eutychen et Nestorium defiende la doctrina católica sobre las dos naturalezas y una sola persona en Cristo, utili zando los conceptos de “naturaleza” y de “persona”. En el De ebdomadibus afronta la relación entre esse (esencia) e id quod est (existencia), tema impor tantísimo para la especulación posterior. En el tratado titulado, por sus primeras palabras, Utrum Pater et Filius et Spiritus Sanctus de divinitate substantialiter
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praedicentur, vuelve a tratar brevemente el tema de la trinidad de Dios. Por último, el De fide catholica es una especie de historia de la salvación basándose en la doctrina de la Biblia; pero su autenticidad es discutida. Queda para lugar aparte el De consolatione philosophiae, en 5 libros, que es su obra maestra, compuesta por Boecio cuando estaba desterrado en Pavía con la perspectiva cierta de la muerte inminente. Es su testamento espiritual, y se presenta literariamente como una satura menippea, mezcla de prosa y verso en continua alternancia. Es una larga conversación entre el filósofo y la filoso fía, que se le aparece en la prisión bajo la forma de una mujer de rostro venera ble y expone en clave filosófica los grandes temas que preocupan al hombre, como la inestabilidad de la fortuna, la naturaleza del Sumo Bien, la providencia, el libre albedrío, el destino del hombre, la muerte, el dolor, etc. Se trata, efectivamente de una impresionante y profunda meditación, “la última obra maestra filosófica de la antigüedad”1; “obra que tuvo un éxito incre íble en la edad media, trasmitida por más de 400 manuscritos”2; “es, a la vez, una obra maestra filosófica y una confesión, que puede muy bien colocarse junto a las “Confesiones” de San Agustín. Como ésta, la “consolación” de Boe cio ha sido imitada un número incalculable de veces, pero jamás igualada, por que su contenido intelectual y personal la hacen única”3. Llama la atención que en esta obra, la última de Boecio, cuando esperaba la muerte, no haya alusión alguna a la fe cristiana, pues toda ella se mantiene en los límites de la doctrina neoplatónica. Boecio ha sido el inspirador de los estudios filosóficos medievales. Y ha sido realmente un maestro de la edad media. Sus tratados filosóficos y teológi cos preludian el “latín escolástico” con sus construcciones del tipo de dico quo niam y los términos nuevos o con significados nuevos, como specificus, subiectum, praedicatum, etc., y todo un vocabulario técnico especial. En él se encuen tra la famosa definición de “persona”, que repitió toda la filosofía medieval, lle gando hasta nuestros días: rationalis naturae individua substantia (Contra Eutychen 5) (“sustancia indivisible de la naturaleza racional”). Y a él se debe también la conocida definición de la eternidad de Dios: interminabilis vitae tota simul et perfecta possessio (De consol.V,6) (“posesión perfecta y toda a la vez de una vida sin fin”). Y también la definición de Dios como el “Sumo Bien” (De consol. 111,2).
1 S. D 'E lia, o.c., p. 164. 2 J. de G hellm ck, L ittérature, o.c., p. 18. 1 H. von C am penhausen, L e s P ères latins (o.c.), p. 317. P ara com entario de textos concretos cf. nuestra A n tología (o.c.).
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3.-CASIODORO 3.1 .-V ida Flavio Magno Aurelio Casiodoro Senador (ca.485/490 - ca.580), contem poráneo de Boecio, nació en Scyllacium (Squillace) (Calabria) entre el 485 y el 490 en el seno de una familia originaria probablemente de Siria tres generacio nes antes, que había adquirido fama y riqueza. Su padre ocupó cargos importan tes bajo Odoacre y luego, en tiempo de Teodorico, había llegado a ser prefecto del Pretorio. Casiodoro siguió, según la tradicional familiar, la carrera política. En el 514 fue nombrado cónsul. En el 523 sucedió a Boecio en el cargo de magister officiorum. En el 533 fue prefecto del Pretorio, cargo que ocupó hasta el 536. Amigo leal de Teodorico, Casiodoro se convirtió en el consejero íntimo de Teodorico. /'
A partir del 536 se retira de la vida pública. Ese mismo año intenta crear en Roma con el papa Agapito una escuela de teología con su propia biblioteca, según el modelo de las escuelas orientales, sobre todo la de Alejandría y la de Nísibe; pero el intento fracasó por la muerte del papa. A partir de entonces Casiodoro permaneció en Constantinopla, al menos una decena de años, en donde sostuvo la política eclesiástica del papa Virgilio e influyó positivamente sobre el emperador bizantino en sus relaciones con Italia. Vuelto a Italia, se retiró a sus posesiones de Calabria y en sus propiedades funda, en torno al 550, el monasterio de Vivarium, dedicándose a la oración y al estudio en compañía de unos cuantos monjes que aceptaron su llamada. El monasterio se convirtió pronto en la primera abadía que legó a la posteridad, junto con el trabajo manual, el culto por la transcripción de manuscritos, sagra dos o profanos, aplicándose sus monjes a los estudios organizados. De esto modo transmitieron a la posteridad una rica y valiosa biblioteca. Allí murió Casiodoro, en torno al 580, a una edad avanzadísima. El monasterio de Viva rium sobrevivió algunos decenios. Pero ya en el siglo VII su célebre biblioteca había desaparecido. 3.2,- Obras La figura de Casiodoro como escritor no puede parangonarse en modo alguno con la de su contemporáneo Boecio. Pero su sentido práctico, su visión clara del futuro intelectual y sus planes de estudio y formación de los monjes del monasterio fundado por él hacen de Casiodoro uno de los principales funda dores de la cultura medieval. Sus obras pueden agruparse, por razones de comodidad, en varios bloques.
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1.- Tenemos, en primer lugar, su rico epistolario: las 468 Variae (epis tolae), reunidas en 12 libros, dos de los cuales (el VI y el VII) contienen fór mulas jurídicas, y todos los demás cartas oficiales, escritas por Casiodoro en primera persona o en nombre de los reyes godos. Estas cartas son una fuente preciosa para la historia contemporánea. Están escritas en un estilo refinado y muy pulido, acomodado a los distintos destinatarios, como dice el propio autor. 2.—El segundo bloque lo constituyen algunas obras de carácter histórico, como el Chronicon, desde Adán hasta el año 519, cuyas fuentes son Tito Livio, Jerónimo, Aufidio Basso, Próspero de Aquitania y Eutropio. La Histo ria Gothorum, en 12 libros, escrita por orden de Teodorico, se ha perdido; pero poseemos un resumen, del 551, titulado Getica, realizado por el godo Jordanes. 3 .- Entre las obras de carácter religioso se encuentra un tratado De anima, bastante superficial, una Expositio Psalmorum, comentario completo al Salte rio, siguiendo el modelo de las Enarrationes in psalmos de San Agustín, a quien resume y de quien toma la materia. 4 .- Obras compuestas para los monjes de “Vivarium”. En este bloque entran dos. La más importante es la titulada Institutiones divinarum litterarum, especie de introducción general a las ciencias sagradas y profanas, con un catá logo rudimentario de libros -una bibliografía- presentes la mayor parte de ellos en la biblioteca del propio monasterio. Esta obra tuvo una gran influencia en toda la edad media. Escribió también para los monjes un tratado De orthograp hia, su última obra, preparada cuando el autor ya tenía cerca de 90 años. Es un compendio de las reglas de ortografía de nueve gramáticos latinos, entre otros, de Cornuto, Velio Longo, Papiriano, Curcio Valerio, etc. 5 .- Traducciones de obras griegas realizadas por los monjes de “Viva rium”. En este bloque hay que mencionar, en primer lugar, la Historia eccle siastica tripartita, en 12 libros, obra histórica que, junto con la Historia eccle siastica de Eusebio de Cesarea, traducida al latín por Rufino, como sabemos, fue el gran repertorio histórico en el que los autores medievales aprendieron todo lo que sabían acerca de los cuatro primeros siglos de la historia de la Igle sia. Hay que recordar también las Antiquitatum Iudaicarum libri XII y las Adumbrationes in Epistolas Canonicas, obras revisadas cuidadosamente por Casiodoro y que se utilizaron mucho en la edad media, sobre todo las “Antigüe dades” de Flavio Josefo. Otras traducciones de obras de Orígenes y de otros autores griegos se han perdido1. 1P ara el com entario de textos concretos, cf. nuestra Antología (o.c.).
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4.- GREGORIO MAGNO 4.1 .-Vida Gregorio Magno (ca.540-604) nació en el seno de una ilustre familia roma na, en tomo al 540, y cursó estudios jurídicos, según la tradición familiar. Reco rrió los distintos grados de la Administración civil de la época. Fue Prefecto de Roma entre los años 572-574. A la muerte de su padre, convirtió en monasterio la casa paterna situada en el monte Celio. El año 579/80, siendo diácono, fue nombrado nuncio papal en Constantinopla por el papa Pelagio II. Permaneció allí al servicio de la Santa Sede seis años. Luego volvió a Roma y se retiró al monasterio del monte Celio, dedicándose a la oración y al estudio. El año 590 fue consagrado obispo de Roma, después de haber sido aclama do para el cargo por el pueblo y el clero de la ciudad. El 596 envió misioneros a Inglaterra para evangelizar aquellas tierras. Fue amigo personal de Leandro de Sevilla y se preocupó de que la conversión al cristianismo de Recaredo, rey de los visigodos españoles, fuera verdadera. Los cinco últimos años de su vida estuvo enfermo. Murió el 604, y fue enterrado en la parte exterior de la entrada principal de la Basílica Vaticana. Fue un gran papa y un notable escritor y pronto recibió el título de “Magno”. El año 1295 fue declarado “Doctor” de la Iglesia por el papa Bonifa cio VIII. 4.2 .-Obras La producción literaria de Gregorio Magno es muy variada, pero puede agruparse cómodamente en varios bloques de escritos en base a los temas y a los destinatarios más inmediatos de sus obras. O bras destinadas a los monjes A este grupo pertenecen, en primer lugar, los Moralia in Iob, una de las obras más leídas dentro y fuera de los monasterios durante toda la edad media. Es un trabajo voluminoso (6 volúmenes en 35 libros), lleno de observaciones filológicas, dogmáticas y morales, en donde las reflexiones de orden moral y espiritual predominan sobre todo lo demás. Esta obra nació al calor de la “con ferencia” diaria que el abad tenía que dar cada día a los monjes sobre un tema. La primera redacción de esta obra fue en forma de lecturas a los monjes que acompañaron a Gregorio en su misión a Constantinopla y que buscaron refugio con él “de los ajetreos de las ocupaciones diarias” en el estudio y la discusión de la Escritura (Praef in Iob).
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La Regula Pastoralis, escrita el 591, señala a los clérigos que tienen obliga ciones pastorales cuáles son sus deberes, y les recuerda los preceptos de la ora toria, inspirándose en la retórica antigua y en las obras de San Agustín. Fue también una obra muy leída y muy apreciada durante toda la edad media.
Obras destinadas al público en general A este grupo pertenecen las 22 Homiliae in Ezechielem y las 40 Homiliae in Evangelio, predicadas sin duda durante los domingos y días festivos, y desti nadas al clero y al pueblo de Roma durante su pontificado. Gregorio acude aquí al sentido alegórico de la Escritura, a imitación de Agustín, pero sin olvidar tampoco el sentido literal. El tono de la predicación y de la exégesis dependía del auditorio. Gregorio predicaba en un momento en que la civilización parecía estar condenada a desaparecer. Terminó de predicar sus homilías sobre Ezequiel cuando un ejército bárbaro asediaba la ciudad de Roma. En estas circuns tancias interesaba bastante poco saber quién era el autor de Job o detalles sobre la autenticidad de Ezequiel. Era mucho más importante ayudar a las pobres gen tes a superar los problemas del momento, recurriendo al sentido alegórico de la Escritura. Pero la obra quizá más famosa de Gregorio sean sus Dialogi, obra com puesta entre los años 593-594, en 4 libros, dirigida a un público sencillo, en la que trata de la vida de los santos de Italia -e l libro II está dedicado íntegramen te a la vida de San Benito-, Con esta obra quiere demostrar Gregorio que tam bién entonces, en Italia, en el siglo VI, podían verse “las maravillas de Dios” -los milagros realizados por los santos-, como se vieron antaño entre los mon jes de Egipto. Esta obra se cuenta entre “los libros más leídos, más copiados, y más enriquecidos con notas marginales en lengua vulgar, de toda la edad media”'. Los “Diálogos” muestran un mundo fabuloso casi infantil. La obra se tradujo pronto al griego, al árabe, al anglosajón, al francés antiguo y al italiano. “Se convirtió pronto en un libro popular, uno de los primeros y más típicos”2.
Las Cartas Las “Cartas” se hallan reunidas en el Registrum de Gregorio Magno, y constituyen una colección impresionante (848 cartas, descontando las repetidas. Su contenido pertenece más a la historia político-religiosa de Europa que a la historia literaria. Pero en las “Cartas” se encuentran las mismas ideas religiosas, la misma personalidad, la misma visión de los objetivos que perseguía este gran papa de la Iglesia católica. 1J. de G hellinck, o.c., p. 24. 2 E. A uerbach, Lettera tu ra (o.c.), p. 97.
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Gregorio Magno, asociado ya por su contemporáneo Liciniano de Cartage na a Ambrosio, Jerónimo y Agustín para formar la famosa lista de los “cuatro grandes Padres de la Iglesia latina”, fue considerado ya unánimemente, a partir del siglo VIII, como uno de los grandes Padres de la Iglesia occidental, y en su calidad de escritor y de hombre de Iglesia fue “uno de los intermediarios esen ciales de la cultura, el pensamiento y el estilo de la antigüedad latina cristiana”1. 5 .- ISIDORO DE SEVILLA 5. \-V icia Isidoro de Sevilla (ca.560/62-636) nació probablemente en Sevilla en tomo al 562. Su padre, Severiano, pertenecía a una ilustre familia hispanorromana de la región de Cartagena. Isidoro fue el menor de cuatro hermanos, todos ellos venerados hoy como santos. El mayor fue Leandro, obispo de Sevilla desde el 577/78 hasta en torno al 600. El segundo fue Fulgencio, obispo de Ecija, cuya sede rigió en los primeros decenios del siglo VII. La tercera fue Florentina, que se consagró a la vida religiosa en un monasterio, y a quien Leandro dedicó su obr& Regula seu De institutione virginum. Isidoro fue el menor, nacido a bastante distancia de sus hermanos. Sus padres debieron morir pronto y Leandro se ocupó de la educación de Isidoro en la propia escuela espiscopal de Sevilla, en donde el joven Isidoro adquirió una seria y profunda formación literaria, lingüística, moral y religiosa, como pronto iba a demostrar en sus actividades pastorales y literarias. En torno al 600 murió su hermano Leandro e Isidoro fue elegido para sucederle en la sede episcopal de Sevilla, convirtiéndose al poco tiempo en el sím bolo del apogeo cultural y religioso de la España visigoda. Tomó parte en numerosas reuniones episcopales y en concilios (el a.619 en el II concilio de Sevilla; el a.633 en el IV concilio de Toledo). Colaboró activamente en las ini ciativas políticas de los reyes Sisebuto, Suintila y Sisenando. La mayor parte de su actividad pastoral como obispo de Sevilla debió dirigirse a la predicación y a la catequesis. Murió el 4 de abril del 636. A partir del siglo IX comenzaron los testimonios seguros acerca de su veneración como santo. El 1722 fue declarado “Doctor” de la Iglesia por el papa Inocencio XIII. 5.2 - Obras Isidoro es una de las personalidades más destacadas de la antigüedad tardía; uno de los “fundadores” de la edad media; el principal exponente del renaci 1J. Fontaine, La littérature (o.c.), p. 122. P ara com entario de textos concretos rem iti m os a nuestra A ntología (o.c.).
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miento cultural de comienzos del siglo VII. Su influencia en la cultura de la edad media fue enorme. “Se ha dicho que no hay autor medieval que no haya utilizado a Isidoro si ha querido decirnos algo sobre la antigüedad pagana y cristiana. Esta preocupación de los siglos siguientes no debe extrañarnos: sin Isidoro se les hubiera escapado algo de los tesoros de la ciencia romana”1. Las obras de Isidoro las conocemos por dos catálogos antiguos: la Renotatio librorum divi Isidori de su discípulo y amigo Braulio, obispo de Zaragoza desde el 631 al 651, y la lista incompleta- de sus obras que nos da Ildefonso de Toledo en el cap. 9 de su De viris illustribus. Como el catálogo de Braulio es muy completo y es tan antiguo, creemos que vale la pena reproducirlo aquí, en versión castellana, pues la síntesis que hace Braulio del contenido de las obras sigue siendo válida. Tomaremos la versión castellana de M. Díaz y Díaz2, aña diendo sólo -entre paréntesis- a los datos del traductor los títulos de las obras en latín y la fecha de composición, cuando sea conocida. El texto de Braulio dice así: “Publicó dos libros de Diferencias (Differen tiarum libri duo, ca. 600), en los que, con sutiles distingos, separó, de acuerdo con su verdadero sentido, los términos que se emplean usualmente sin la debida matización. Un libro de Proemios (Proaemia in libros Veteris et Novi Testa menti, no antes del 600), en el que definió con breves descripciones el conteni do de cada libro de la Sagrada Escritura. Un libro de la Vida y Muerte de los Padres (De ortu et obitu patrum ca.600), en que registró con brevedad esque mática sus hechos, su dignidad, su muerte y su sepultura. Dedicados a su her mano el obispo Fulgencio, dos libros de Oficios (De ecclesiasticis officiis, entre el 610 y el 615), en los que explica el origen de los oficios eclesiásticos y las funciones y razón de cada uno en la Iglesia de Dios, dicho a su estilo, aunque basándose en la autoridad de los tratados anteriores”. “Dos libros de Sinónimos (Synonymorum libri duo, ca. 610), en los que incita al consuelo del alma y a la esperanza del perdón, haciendo intervenir a la razón como exhortadora. Un libro Sobre el universo (De rerum natura, ca. 613), dedicado al rey Sisebuto, en que aclara no pocos puntos oscuros del mundo natural a partir de las explicaciones, tanto de doctores de la Iglesia, como de escritores paganos. Un Libro de los números (Liber de numeris, de fecha sin precisar), en que tocó en buena parte los conocimientos aritméticos en atención a los problemas de los números mencionados en las Escrituras que admite la Iglesia. Un libro sobre los Nombres personales del Antiguo Testamen to y los Evangelios (Allegoriae Sacrae Scripturae , entre 612-615), en que 1J. de G hellinck, o.c., p. 28. 2 M . D íaz y D íaz, en Isidoro de Sevilla, E tim ologías, edición b ilingüe I (libros I-X), texto latino, versión española y notas p o r J. O roz R eta y M . A. M arcos C asquero; intro ducción general p o r M . D íaz y D íaz, (B A C ), M adrid 1982, p. 114.
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muestra el significado místico de dichas personas. Un libro Sobre los herejes (De haeresibus líber, de fecha sin precisar), en que, siguiendo el ejemplo de otros tratadistas, reunió noticias dispersas con toda la concisión de que fue capaz”. “Tres libros de Sentencias (Sententiarum libri tres, de fecha sin precisar), que adornó con bellos pensamientos sacados de los Morales del papa san Gre gorio. Una Crónica en un libro (Chronicon maior, a. 615), desde el comienzo del mundo hasta su tiempo, dispuesto con concisión inimaginable. Dos libros Contra los judíos (De fide catholica contra ludaeos, de fecha sin precisar), escritos a ruegos de su hermana Florentina, virgen profesa, en que prueba fir memente, con testimonios del Antiguo Testamento, todo lo que cree la fe católi ca. Un libro de Varones ilustres (De viris illustribus, de fecha son precisar), para el que hemos elaborado este apéndice. Un libro de Regla para monjes (Regula monachorum, entre 615-618), que atemperó con mucho tino a las cos tumbres de su región natal y a las posibilidades de los espíritus poco fuertes”. “Un libro sobre el Origen de los godos (Historia Gothorum (Wandalorum, Sueborum, De laude Hispaniae), recensión corta, del 619; recensión larga, del 624), el reino de los suevos y la historia de los vándalos. Dos libros de Cuestio nes (Quaestiones in Vetus Testamentum, obra titulada también Mysticorum expo sitiones sacramentorum , de fecha sin precisar), en los que el lector puede descu brir mucho material extraído de antiguos escritores. Un códice de Etimologías (Etymologiae, entre 625-632), de enorme extensión, que él dividió, para mayor claridad, por títulos, no por libros; como lo hizo accediendo a mis ruegos, aun que lo dejó sin terminar, yo lo dividí en veinte libros. Esta obra que abarca todo el conocimiento, absolutamente hablando, todo aquel que la estudie a fondo y la medite largamente, se hará sin duda dueño del saber en todos los temas divinos y humanos. Brinda una selección más que abundante de las diversas artes, al reunir en apretada síntesis todo cuanto en la práctica debe saberse”. “Hay todavía otros muchos escritos suyos de menor importancia y piezas que dan mucho lustre a la Iglesia de Dios”. Hasta aquí el juicio de Braulio. Entre los escritos menores a que alude Braulio de manera general, hay que incluir sin duda como auténticos los siguientes escritos: seis cartas a Braulio; 27 poemas en dísticos elegiacos; un prólogo al libro de los Cánticos; otro prólogo al Salterio, y alguna otra obra. Se le atribuyen, además, otras varias obras, que vamos a omitir por razón de brevedad, y cuya autenticidad es generalmente rechazada. El catálogo de Braulio destaca, como era de suponer, las Etimologías. Efecti vamente esta obra es una auténtica biblioteca de los conocimientos antiguos,
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paganos y cristianos. “Hecha casi toda ella de compilación, escrita en un estilo sencillo y sin adornos, legible sin esfuerzo y sembrada ya de expresiones en len gua vulgar, la obra enciclopédica de las Etimologías ha sido utilizada por la edad media bajo todas las formas posibles, en su conjunto o en libros separados”1. Dada la importancia de la obra, vamos a terminar esta exposición, presen tando el contenido detallado de la misma, que es el siguiente: I. Gramática y sus partes. II.Retórica y dialéctica. III.Matemática: aritmética, música, geometría y astronomía. IV. Medicina. V.Derecho y cronología. VI. Sagradas Escrituras, bibliotecas y libros, ciclos, fiestas y oficios. VII.Dios, ángeles, Santos Padres y jerarquías eclesiásticas. VIII.Iglesia, sinagoga, herejes, filósofos, poetas y otras religiones. IX. Lenguas, nombres de los pueblos, cargos y otras relaciones. X. Origen de algunos nombres. XI. El hombre y sus elementos, monstruos y defec tos. XII. Los animales. XIII. Los elementos naturales, mares, ríos, tempestades. XIV. Geografía. XV. Ciudades, construcciones rústicas y urbanas, sistemas de medida y comunicación. XVI. Mineralogía y metalurgia, pesos y medidas. XVII. Agricultura. XVIII. Guerra, espectáculos públicos y juegos. XIX. Naves, pesca, oficios, edificios y vestidos. XX. Comida, bebida, instrumentos del ajuar doméstico, del campo y de la ciudad2. Vamos a terminar este estudio de los principales autores cristianos con una última alusión a Chr. Mohrmann, la gran impulsora durante los últimos 60 años de los estudios sobre el latín cristiano. Uno de sus discípulos dice lo siguiente con respecto al latín cristiano: “Más allá del latín tardío, el latín cristiano ha marcado con su sello toda la edad media. En cuanto “lengua secundaria”, desempeñó un papel esencial en la cultura de la Europa Occidental3. Por nuestra parte queremos señalar, por fin, que la parte del león en la influencia sobre la lengua y la cultura de la edad media hay que adjudicársela al latín bíblico, o, en otros términos al latín de las versiones de la Biblia, en espe cial a la Vulgata.
' J. de G hellinck, o.c., p. 28. 2 P ara com entario de textos concretos rem itim os a nuestra A nto lo g ía (o.c.). 3 G. J. M . B artelink, "L 'oeuvre scientifique de Chr. M ohrm ann", en In m em oriam Chr. M ohrm ann. Sacris erudiri 32,1 (1991) 28.
APENDICE
EL LATIN BIBLICO Y LA DIDACTICA DEL LATIN
(Texto, con ligeros retoques, de una Comunicación presentada en el Simpo sio “Didáctica de la humanidades clásicas ante la reforma de la enseñanza”, celebrado en Madrid del 14 al 16 de diciembre de 1989). Nos ha parecido oportuno incluir al final de esta “Introducción al latín bíblico y cristiano” el texto de esta Comunicación, porque también ella forma parte de la misma idea que ha inspirado la preparación de este Manual. Que nadie tome nuestras palabras y sugerencias como dogmas. Sólo pretendemos que se medite con serenidad y objetividad sobre lo que aquí decimos, por si puede servir de algo en la ardua, pero interesante tarea, de enseñar el latín a los niños y a los mayores. Los autores del conocido Manual Reading Latin (P. V. Jones y K. C. Sidwell, Reading Latin, I, Texto, vocabulario y ejercicios, versión esp., Barcelona 1987, p.VII) afirman sin matización alguna que, “puesto que el latín clásico es el funda mento del cual surgió el medieval y hacia el que los escritores medievales mira ban constantemente, es esencial empezar por el estudio del latín con el clásico”. Creemos que hay aquí dos afirmaciones que merecen un comentario. La primera es que es totalmente discutible que los autores medievales “miraran constantemente hacia el latín clásico”. Si hubieran mirado “bien” hacia el latín clásico sin duda no hubieran escrito el latín como de hecho lo han escrito. Miraban al latín de su época y escribieron el latín que se escribía en su tiempo, no el de la época clásica. La segunda afirmación: ”es esencial empezar por el estudio del latín con el
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clásico”, es aún más discutible que la primera. Es lo mismo que si se dijera: puesto que el español clásico es el fundamento del español actual, es esencial empezar el estudio del español por el español clásico. O empezar el estudio del inglés por Shakespeare, o el estudio del italiano por Dante, o el estudio del ale mán por Goethe, o el estudio del francés por Corneille o Voltaire o Molière o Bossuet. Nosotros pensamos que el principio general debe ser aquí, como en toda ciencia, técnica o arte, el de ir de lo más fácil a lo más difícil, y no precisamente lo contrario, de lo difícil a lo fácil. Y no cabe duda de que el latín de Cicerón o el de Virgilio o el de Horacio o el de Tito Livio es más difícil que el latín de la Peregrinación de Egeria o el de la Vulgata de Jerónimo, por citar sólo dos obras cristianas bien conocidas. Para poner un ejemplo concreto, adelantando ya alguna de nuestras conclu siones, ¿no sería más razonable empezar el estudio del latín por el latín de la Vulgata, “probablemente el texto latino más importante jamás escrito”, como dicen los propios autores del Reading Latin (p.VII), “de la obra latina más leída”, como dice P. Klopsch (“Latein ais Literatursprache”, en Propylaen Ges chichte der Literatur, Vol. II, Die mittelalterliche Welt, Berlín 1982, p.315 (hay trad. esp. en la Ed. Akal, preparada por nosotros mismos, Madrid 1989, p. 301), si al propio tiempo es una obra con una lengua latina mucho más fácil que la de los autores clásicos citados? Además, ¿no sería igualmente más razonable empezar el estudio del latín por el latín de obras más cercanas a las estructuras sintácticas, semánticas y lexicológicas de nuestras propias lenguas románicas, habladas hoy entre noso tros, como el castellano, el catalán, el gallego y otras? Viene de nuevo a cola ción el principio de ir de lo más fácil a lo más difícil. Y naturalmente, nuestras lenguas románicas no se derivaron directamente del latín clásico, sino del latín cristiano o del latín popular tardío ya totalmente cristianizado, y las estructuras sintácticas, semánticas y lexicológicas de nuestras lenguas románicas están muchísimo más cerca de las del latín cristiano que de las del latín clásico. Los autores del citado Manual Reading Latin dicen a este respecto lo siguiente, que, sin pretenderlo, confirma cuanto aquí sostenemos. Citamos lite ralmente, aunque la traducción del párrafo nos parece defectuosa: “El rol de la lengua latina en el desarrollo del inglés, en particular, y en el de la civilización occidental y de las lenguas romances, en general, es indeleble. Si ignorábamos esa tradición y nos centrábamos equivocadamente en el latín clásico, creimos que privaríamos al alumno de la comprensión de la verdadera importancia del latín para el mundo occidental. En consecuencia, en tanto el curso enseña latín clásico, las secciones de deliciae Latinae llevan al estudiante a los mundos del
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latín preclásico, postclásico, medieval y de la Vulgata y exploran la influencia del latín en el vocabulario inglés de hoy” (Ib., p.VI). Pues bien, estando de acuerdo con estas afirmaciones, pretendemos ser con secuentes y pensamos que el estudio del latín debe comenzar por el latín bíblico y cristiano y no por el latín clásico. El objetivo final es el mismo, es decir, leer y entender el latín clásico, -naturalmente sin olvidar el tardío y el medieval-, pero el camino es distinto. Nosotros rehacemos el camino, mirando hacia atrás. Ellos rehacen el camino, mirando hacia adelante. Las razones que aducimos para proponer este camino son básicamente las siguientes, tomadas, en cuanto a los casos concretos, de la Tesis doctoral de Don Cándido Santos, El léxico de Isaías de la Vulgata, Málaga 1988, tesis pro puesta y dirigida por nosotros mismos. 1. Morfología De una comparación de frecuencias y de su distribución según categorías gramaticales en el latín clásico y en el latín de Isaías de la Vulgata se deducen algunos datos relevantes. Los datos comparativos, relativos al latín clásico, están tomados del Dictionnaire frequentiel et index inverse de la langue latine, publicado por L.A.S.L.A., Lieja 1981. Los datos relativos a Isaías están toma dos de la citada Tesis doctoral, pero podemos extrapolar estos datos y extender los razonablemente a todo el latín bíblico, y, por eso, hablaremos sencillamente de “latín bíblico”. 1.1. El nombre Aproximadamente el 37% de los textos clásicos y el 40% de los textos bíblicos está cubierto por sustantivos de la tercera declinación. Por eso, es razo nable empezar el estudio de las declinaciones por la más usada, y, dentro de ella, por el acusativo, que llena casi un tercio del paradigma (31% en clásico; 26% en bíblico), y, además, presenta un plural en -es, idéntico a los nombres castellanos derivados de él. A partir del acusativo, utilizando reglas fonéticas sencillas, se deducen los nominativos correspondientes (cuyos porcentajes son: 23% en clásico y 38% en bíblico). Con estos dos casos se cubre el 54% en clá sico y el 64% en bíblico de los nombres masculinos y femeninos de la llamada tercera declinación. A partir de estos datos será fácil establecer el paralelismo de los nombres latinos con los castellanos correspondientes que hacen sus plurales en -os y en -as, y con los acusativos de los pronombres latinos masculinos y femeni nos.
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El dativo se usa mucho menos, tanto en clásico (el 5%) como en bíblico (el 4%). En latín bíblico suele ser sustituido por el giro preposicional acl con acusa tivo: dixit ad me (que ya usaba Plauto, Cap. 1010). Dado su escaso uso, su estu dio puede dejarse para cuando se estudie el dativo de los pronombres, ya que desde el punto de vista didáctico, la desinencia - i del dativo de la tercera decli nación es común a nombres y pronombres. 1.2. El verbo En cuanto al uso de los tiempos verbales, los diccionarios de frecuencia ofrecen unos datos muy interesantes. En latín clásico cuatro tiempos y en latín bíblico tres cubren más del 60% del campo verbal de cualquier texto ordina rio. Los cuatro tiempos del latín clásico son: El presente de indicativo con un 27,5% El presente de infinitivo con un 12,5% El perfecto de indicativo con un 12,1% El participio de perfecto con un 9,3%. Los tres tiempos del latín bíblico son: El perfecto de indicativo con un 29,5% El futuro simple de indicativo con un 23,5% El presente de indicativo con un 14,3% El cuarto tiempo de mayor uso en el latín bíblico es el imperativo de pre sente con un 9%. Esta simplificación tan drástica en el uso de los tiempos en el latín bíblico se debe a que en la lengua hebrea sólo hay dostiempos: el pasado y el futuro(el perfectum y el infectum) y con ellos el latín bíblico tieneque expre sar todos los matices propios de la lengua latina. Con once tiempos se cubre el 90% de todos los textos, tantos clásicos como bíblicos. Los porcentajes de uso, en orden decreciente, son los siguien tes: En clásico: Presente de subjuntivo: 7,4% Imperfecto de subjuntivo: 4,5,% Pretérito imperfecto de indicativo: 4,1% Futuro simple de indicativo: 3,8% Participio de presente: 3,3% Presente de imperativo: 2,4% Gerundivo: 2,1%.
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En bíblico·. Participio de presente: 7,2% Presente de subjuntivo: 5,6% Imperfecto de subjuntivo: 2,2% Presente de infinitivo: 1,1% Participio de perfecto: 1,1% Pretérito imperfecto de indicativo: 0,7% Gerundivo: 0,1%. En los datos anteriores faltan 10 tiempos más de la conjugación latina, que son: Imperativo de futuro: amato Gerundio: aci amandum Supino: amatu Pretérito pluscuamperfecto de indicativo: amaveram Pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo: amavissem Pretérito perfecto de subjuntivo: amaverim Futuro perfecto de indicativo: amavero Infinitivo perfecto: amavisse Participio de futuro: amaturus Futuro de infinitivo: amaturum esse. Ante estos datos, surge espontánea la pregunta ¿tiene algún sentido, o vale la pena, hacer aprender a los alumnos de los primeros cursos de latín unos tiem pos que nunca van a encontrar o van a encontrar muy poco a lo largo de sus estudios, si con cuatro tiempos en latín clásico y tres en latín bíblico tienen cubierto el 60% del campo verbal de cualquier texto latino usual y con once tiempos tienen cubierto el 90% de cualquier texto? ¿Para qué abrumarles con el aprendizaje de otros diez tiempos más? ¿No valdría la pena preparar algún Manual que tuviera en cuenta estos datos estadísticos? 1.3. El pronombre El latín clásico tiene un 12,50% de uso de pronombres, frente a un 16,30% en latín bíblico (Isaías). Los pronombres han conservado hasta las lenguas •románicas diversas formas flexionales. El estudio de la flexión pronominal es fundamental por su frecuencia y por sus derivaciones a las lenguas románicas. . Su estudio puede iniciarse al mismo tiempo que el de los acusativos de los nom bres, es decir, desde el principio del aprendizaje del latín. Para la valoración de este estudio ténganse en cuenta estos datos estadísti cos. Los porcentajes de uso en latín clásico y en latín bíblico son los siguien tes:
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Personales Posesivos Demostrativos Relativos Indefinidos
CL 11,53% 8,64% 30,25% 19,87% 19,50%
LB 19,71% 28,50% 33,30% 13,86% 1,83%
En los porcentajes anteriores resaltan algunas cosas: La primera es el gran uso, mayor que en el latín clásico, que hace Isaías (la Biblia, en general) de los pronombres personales y posesivos, explicable, sin duda por el género literario de la obra. La segunda es el escaso uso de los inde finidos, frente a lo que sucede en el latín clásico: 19,50% contra 1,83%. Pero esta enorme diferencia queda subsanada y explicada en latín bíblico por el uso abundantísimo de otras palabras usadas como indefinidos, tales, como homo, vir, anima, sermo, verbum, etc (cf. O. García de la Fuente, “Los indefinidos en la Biblia latina”, en Emerita 52 (1984) 227-270, y lo que decimos en este mismo Manual). Ahora bien, la mayoría de los indefinidos no perdura en nuestras lenguas románicas. Por tanto, su estudio dependerá de su frecuencia. El dativo de los pronombres facilita la tarea de explicar lo que es un complemento indirecto en nuestras lenguas romances y puede servir de punto de partida para explicar el dativo de los nombres, como ya se dijo antes, al hablar de los sustantivos. 2 —Sintaxis Por lo que afecta a la Sintaxis nos vamos a fijar sólo en un tema, pero que tiene grandes repercusiones en la sintaxis latina. Nos referimos a la subordina ción. Tomando los datos estadísticos que ofrece el L.A.S.L.A. (L ’Ordinateur et le latin. Techniques et méthodes. Morphologie, syntaxe, lexicologie, stylistique, Lieja 1986) con respecto a César, Salustio, Tito Livio, Ovidio y Virgilio, y los que ofrece C.Santos con respecto a Isaías, obtenemos las siguientes conclusio nes, sumamente prácticas e importantes. 2.1. El prim er lugar en la subordinación lo ocupan las oraciones de relativo, tanto en Isaías como en los autores clásicos (excluyendo a Tito Livio), con un porcentaje de uso superior al 21,7 %. 2.2. El segundo lugar, en los autores clásicos, lo ocupan las oraciones de infinitivo, con un porcentaje del 21,50%, menos en Tito Livio, que ocupan el
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primero. En cambio, en Isaías (y podemos decir, en la Biblia, en general), ape nas tienen relieve las oraciones de infinitivo, pues han desaparecido en gran medida, sustituidas por completivas con conjunción, sobre todo las oraciones de verbos de “lengua y entendimiento”, que se convierten en completivas con quod: dico quod, credo quod. 2.3. El tercer lugar en el índice de frecuencias de la subordinación en los mencionados autores clásicos está ocupado por el ablativo absoluto, con un 12,4% de casos. En el texto de Isaías (y en la Biblia, en general), apenas hay participios absolutos; aunque sí muchos participios concertados, sobre todo con el participio de presente. 2.4. Las cinco posiciones siguientes quedan de esta manera:
Oraciones con ut Oraciones con cum Oraciones con si Oraciones con quod Oraciones con ríe
LC
LB
7% 6% 4% 3% 2%
7% 3% 1% 1% 0,8%
El resto de la subordinación apenas tiene importancia en el latín bíblico. Para cubrir el resto de la subordinación en el latín clásico -es decir, el 21% res tante- harían falta más de cien subordinantes distintos. De los datos anteriores se deducen las siguientes conclusiones. Los alum nos de bachillerato sólo necesitan conocer ocho clases de oraciones subordina das para dominar casi el 80% (exactamente el 77,6%) de la subordinación lati na, y por tanto, para entender cualquier texto clásico convenientemente anotado o explicado. ¿Para qué hacerles estudiar otra infinidad de tipos de subordina ción, que apenas van a encontrar? ¿Y qué decir del latín bíblico? Aquí la dife rencia en grado de facilidad es enorme. Bastaría conocer bien el pronombre relativo-interrogativo para conseguir el mismo objetivo que en clásico, es decir, dominar el 80% de la subordinación. 3 - Lexicología El conocimiento del léxico es imprescindible para entender los textos que se leen. El estudio del léxico latino tiene, además, otras utilidades relacionadas ya directamente con las lenguas románicas derivadas del latín. Por lo que diremos a continuación, y, como es de sobra sabido, la compren
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sión de los textos latinos no exige un conocimiento demasiado amplio de léxi-^ co. Las dificultades de la comprensión vienen más bien, y generalmente, de la sintaxis o de otras ramas de la cultura antigua. 3.1. Los'índices de frecuencias y las dificultades léxicas de unos cuantos auto res clásicos y de Isaías son los siguientes: Para comprender el 60% de un texto, se necesitan en Horacio................................................................ en Virgilio, Ovidio y Tácito................................... en César, Salustio y L ivio...................................... en Isaías....................................................................
450 palabras, 350 “ 200 104 “
Con respecto al léxico de Isaías señalamos las siguientes características,. muchas de las cuales pueden ampliarse a otras partes de la Biblia. 3.2. Se usan más en Isaías que en los autores clásicos los siguientes términos: 3.2.1. Sustantivos: populus, gens, aqua, verbum, caelum, princeps, dies, exercitus, iustitia, servus, opus, annus, manus, mons, cor, fortitudo, ignis, filius, facies, oculus, iniquitas, anima, rex, gloria, spiritus, mare, semen, domus, viá, iudiciuni, vox, furor. 3.2.2. Adjetivos: omnis, sanctus, fortis, universus, excelsus, sempiternus. 3.2.3. Pronombres y adjetivos pronominales: ■■ is, tuus, meus, ego, tu, suus, ille, vester,, vos. ipse.· 3.2.4. Verbos·. dico, voco, comedo, salvo, clamo, facio, loquor, ascendo, timeo, confundo, audio, habito, nolo, adnuntio, percutio;; venio, aufero, congrego, contero, ambulo. 3.2.5. Adverbios: non, quasi, sicut. 3.2.6. Preposiciones: in, ad, super, ab, de, propter, contra, coram. 3.2.7. Conjunciones: et y enim. Et, como es sabido, es la conjunción copulativa típica del latín bíbli co, que aparece en Isaías 2402 veces, frente a 18 veces -que, 3 veces atque y 2 veces ac.
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Con estos datos en la mano, parece totalmente obvio sugerir que el estudio de la lengua latina podría iniciarse por textos de la Vulgata, “probablemente el texto latino más importante jamás escrito”, “la obra latina más leída”, como decíamos al principio, ya que su facilidad léxica, mucho más cercana a nuestras lenguas romances que el latín clásico, su simplicidad sintáctica, basada funda mentalmente en oraciones coordinadas con et y subordinadas con el pronombre relativo, su equiparable dificultad morfológica con el latín clásico la hacen aconsejable desde todos los puntos de vista. Esto no sería más que volver a la tradición secular, que hizo de la Vulgata, sobre todo de los Salmos, el libro por excelencia, en el que aprendieron a leer generaciones y generaciones de europe os y, por supuesto, de hispanos, desde la época merovingia, pasando por la carolingia, hasta desembocar en las propias lenguas románicas. Los que crean que hemos dicho algo útil, pueden probar con sus alumnos de bachillerato, ofreciéndoles algún texto concreto de la Vulgata, como, por ejemplo, la conocida Parábola del hijo pródigo (Le 15,11-32), texto de una antigua versión latina revisado por Jerónimo en tomo al 383, o un fragmento del libro de la Sabiduría (1,1 ss.) de la Vetus Latina, texto no revisado por Jeró nimo y muy antiguo, quizá de mediados del siglo III, o la famosísima Historia de José del Génesis (37,2 ss.), libro traducido por Jerónimo directamente del hebreo antes del 404 / 405. Esto por lo que respecta a los alumnos de Enseñanza Media, que se inician en el estudio del latín. A los universitarios, que estudian la especialidad de Lenguas Clásicas, les diríamos, y así se lo decimos, que siempre llevarán una laguna imperdonable en su formación latina si no han leído y traducido algo de la Vulgata, “probable mente el texto latino más importante jamás escrito”, “la obra latina más leída”, “la obra latina que más ha influido en la cultura de Occidente en todos los tiem pos”. No son palabras nuestras. Y fíjense que se recalca siempre que se trata de la “Biblia latina”, no de la “Biblia en general", pues en este caso su influencia universal es un hecho que no admite discusión alguna.
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A pendice
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INDICES
527
Indices
INDICE DE PALABRAS LATINAS [Se recogen aquí todas las palabras, de cualquier origen, que aparecen citadas en la Biblia latina] A 245 A ,A ,A , 278 A asation, A b, 62,228,229,274,298,304 234 A bante, 281 A baudire, 243 A bba, 311 A bbreviare, 234 A bintus, 224 A b intus, 224 A b invicem , 311 A blactare, 454 A blator, 71 A bom inam entum , 296 A bom inare, 296 A bom inari, 71,142 A bom inatio, 311 A bortare, 311 A bortire, 245,281 A bra, 297 A bscondere, 297 A bscondi, 223 A bsconse, 306 A bsque, 376 A bstinere, 363 A bstineri, 303 A bundanter, 216 A bundare, 303 A bunde, 56,144,343,454 A bysus,
145 A ccediari, 215,216,218 A ccelerare, 72,343,360,407, 454 A cceptabilis, A cceptio personarum , 141 71 A cceptor, 295 A ccersere, 295 A ccersire, 281 A ccidia, 50,139 A ccipere, A ccubitus, 291 222 A ccusare, 361 A ccusatrix, 281 A cecia, 144 A cedia, 286 A cediari, 292 A cetabula, 292 A cetabulum , 144,286 A charis, 145 A chariter, 223 A cide, 281 A cidia, 376 A colythi, 71 A cquisitio, 242,275,297,306,308 Ad, 281 A dam pliare, 311 A daperire, 311 A daquare, 311 A dcludere, 281 A dclusa,
L atín bíblico y L atín cristiano
528 A ddecim are, A ddere, A dferre, A dflictator, A dgaudere, A dgeniculari, A dhaerere, A dhuc, A dicere, A dim plere, A dim pletio, A dincrescere, A dinvenire, A dinventio, A dinventor, A d invicem , A dipalis, A diuvare, A dm initari, A dm irare, A dm irari, A dnihilare, A dnihilatio, A dnom inare, A dnullare, A dnullatio, A dnuntiare, A dnuntiator, A dolitio, A doptare, A dorare, A doratio, A dorator, A dordinare, A dpetitor, A dplicare, A dpretiare, A dpretiatio, A dpropriare, A dproxim are, A dquiescere, A dsequi, A dsilentiare, A dsum ere, A dtrans, A dulatrix, A dulitio, A dulter, A dunare, A dversarius,
248,311 215,216,217 341 140 311 311 222 216 215,216,217 139,311 140,360,407 311 311 71,312 140,152,312 224 72 272 311 296 222,296,311 69,153 69,70 311 69,153,311 69,70 139 71 278 361 139,251,272 139 71,360 361 71 248 281,311 281 311 311 248 272 281 139 234 361 278 69,362 311 74,406
A dvivere, A dvocatio, A dvocator, A dvocatus, A dytum , A edificator, A egrim onium , A em ulari, A em ulatio, A em ulus, A enigm a, A equitates, A erogare, A estim are, A estum , A estus, A eternalis, A fedrum , A filiotes, A foris, A foris, A gape, A gnoscibilis, A gonia, A gonizare, A gonizad, A it, A labastrum , A lim onium , A lio, A lis, A llegoria, A lleluia, A lleviare, A lligam entum , A llophili, A longe, A lphos, A ltare, A ltaris, A ltarium , A lterutrum , A m aricare, A m aricatio, A m aritudines, A m axa, A m bidexter, A m bitio, A m bo, A m bulare,
311 361 361 138 388 361 71 222 142 362 144 175 362 222 292 292 72 279 279 234 224 142,360 49,361 281 287 145,287 139 281 71 294 294 281 61,245 311 152,312 281 224 279 175,290,292,388 292 290 224 69,73,153 69 175 279 281 248 142 7 3,139,248,406,494
529
Indices A m en, A m icus, A m odo, A m orrhaeus, A m plius, A naboladium , A naphoros, A nastasis, A nathem a, A nathem atizare, A ngariare, A ngelicus, A ngellus, A ngelus, A ngulus, A ngustiare, A nim a, A nim atio, A nnullare, A nnuntiare, A nnuntiator, A nnus, A nte, A ntezelum , A ntichristus, A ntistes, A nunc, A nunc, A nxiari, A nxiatus, A padeo, A pellere, A plestia, A pocalypsis, A poria, A poriari, A poriatus, A portatus, A postata, A postatare, A postaticus, A postolatus, A postolicus, A postolus, A pparere, A pparientia, A ppetibilis,
42,61,245 207,208 224 245 216 279 279 406 281,359 53,73,287 286 286,405,453 400 55,60,144,281,343, 359,381,388,453 248,400 66,360 192,200,201,248,494 71 311 494 382 183,494 142,303 279 281 55,376 234 224 66 312 243 311 144 282,406,453 144,282 • 145,286,360 280 280 41,55,282,453 140,145,287,453 453 54,360 86,360,453 41,54,53,55,282, 341,343,381,393,453 341 140 . 72
A pponere, A ppretiare, A ppropiare, A pproxim are, A pud, A qua, A quatilis, Ara, A rachites, A rca, A rcessere, A rcessire, A rceuthinus, A rchangelus, A rchisynagogus, A rchitectonari, A rchitectus, A rchitriclinus, A rcus, A rgum entum , A riel, A rom atizare, A rreptitius, A rrhabo, A rrianus, A rtaba, A rtem on, A rticulus, A scendo, A scendor, A scensio, A scopera, A spalathum , A spaltum , A spernator, A sphaltum , A spirare, A sursum , A ttam inare, A ttendere, A uchm ode, A ucupare, A ucupari, A udacter, A udientes, A udire, A uditor, A uferre, A ugm en,
215,216,217 66,311 66,311,341,343 311 306 248,494 361 388 245 248 295 295 286 282 282 280 144 282 248 248 243 145,187 312 282 50 282 282 248 297,494 297 248 282 144 144 361 144 222 224 311 222 280 296 296 303 376 269,494 55 494 400
L atín bíblico y L atín cristiano
530 A ugurator, A uricalchum , A uris, A usteris, A usterus, A ustrinatio, A ustrinotio,
A uxiliari, A uxiliatus, A versabilis, A versiones, A ves, A zym us,
71 144 229,231,233 292 292 281 281
222 400 400 175 139 286
B B acterium , B ahis, B aiulare, B alsam um , B aptism a, B aptism um , B aptism us, B aptista, B aptisterium , B aptizare, B aptizatio, B aptizator, B aptiziare, B aptiziatio, B aptiziator, B asilica, B asis, B atus, B eatificare, B eatus, B ehem oth, B elial,
B elligerator, B ellum , B enedicere, B enedictiones, B enenuntiare, B eneplacere, B estialis, B ilinguis, B lasphem are,
312 282 139 144 4 1 ,4 3 ,5 3 ,5 4 , 5 5 ,7 1 , 282,359,381,453,454 41,43,71,293,453 43,282,293,405,453 54,140,182,359,381 54,453 53,54,55,73,140, 142 1 45,287,343,381,453 54 54,140 140 140 140 55 136,144 246 73,310,344,360,454 143 243 243
B lasphem ator, B lasphem ia, B lasphem us, B olis, B orith, B otrus, B otryo, B rabeum , B rabium , B rachium , B ravium , B ruchus, B ucella, B urdo,
71 46 222,393,406 175 139 311 72 136 53,54,222,287 343,381,453 54 342,381,453 286,381 279 243 144 279 282 282,343 144,248 282 282 349 246
C Cab, C abus, C adum , C adus, Caeli, C aelum , C alabotes, C alam iscus, C alam izare, C aldaria, C aldarium , C alum niare,
243 246 246 246 251 251,494 279 279 278,280 291,312 291 296
C alum niari, C am inus, C am posus, C am us, Candida, C andidatus, C antare, C apillatura, C apriola, C aptare, C aptivitas, C arbo,
296 144 278 282 361 51 222 140 152,312 222 174 248
Indices C arissim us, 299 C aritas, 142,343,382 C arm elitis, 245 Carnalia, 44,360 Carnalis, 44,55,350,359,381,406 C arnalitas, 44,55,453 C arnaliter, 44,55,453 Carnes, 175 Caro, 43 ,44,54,343,350,382,395 Carpere, 341 C arneare, 73 C artallus, 282 C artilionensis, 278 Carus, 299 C astellum , 292 Castellus, 292 C astificare, 73,140,310 C astram etari, 248 Cata, 142,286 C atacarposin, 279 C ataclysm us, 144,282 C ataplasm are, 287 C ataplectatio, 144 C atechizare, 287 C atechum enus, 360 C athechizare, 73 C athechum eni, 376 C athechum enus, 41,51,55 Cathedra, 144,376 C atholicus, 453 C atirecten, 279 Caum a, 282 C auteriare, 287 C avillari, 363 C avua, 278 C edri Dei, 188 C edrus, 144 282 C eleum a, C enotaphium , 279 Censura, 362 Cerastes, 282 Certare, 297 Certari, 297 C ervical, 346 C hanaanaeus, 42,245 C hanaanitis, 245 282 C haradius, 41,282 C harism a, Cherub, 243 C herubim , 42,61,393
531 Chidra, 279 C hodchod, 243 C hoerogryllus, 282 C holera, 144 C hrism a, 360 C hristus, 86,282 C hy tropus, 282 C ibus, 248 C idaris, 282 C ineresco, 361 C innam om um , 144 C inyra, 282 C irca, 303,306 C ircuitus, 230,233,291 C ircum aedificare, 311 C ircum am icire, 311 C ircum caesura, 400 C ircum cingere, 311 C ircum datio, 281 C ircum legere, 311 C ircum ornare, 311 C ircum positae, 136 C ircum stringere, 311 C ircum tenere, 311 Cithara, 144 C itius, 143 Clam are, 69,255,494 Clam or, 255 C larificare, 49,73,139,311,407,454 C larus, 49 C laudicare, 73,297 C laudicari, 297 C lericalis, 54 C lericatus, 54 Clericus, 54 Clerus, 54,55,282,360,376,453 Coadunare, 311 C oaeternus, 360,453 C oagitare, 311 C oam bulare, 311 C oangustare, 311 C oapostolus, 453 C oaptare, 311 C oaptatio, 454 C occum , 144 C oeligere, 311 C oenom ya, 282 C oenom yia, 282 C oepi, 56 C oepiscopus, 376,453
L atín bíblico y L atín cristiano
532 C oetus, C ogitam en, C ognati, C ognoscenter, C ognoscere, C ognoscibiliter, C ohereditare, C oinquinare, C oinquinatio, C oiucundare, C olaphizare, C ollaborare, C ollecta, C ollectiones, C ollega, C ollegae, C olligere, C ollyris, C ollyrium , C ollyrizare, C olocinthis, C om binare, C om edere, C om estor, C om estura, C om itare, C om itari, C om itatus, C om m aculatio, C om m agnificare, C om m andare, C om m anducare, C om m em orari, C om m ercator, C om m inator, C om m ixtim , C om m orare, C om m orari, C om m ori, C om m overe, C om m undare, C om m unicacre, C om m unicator, C om m unis, C om palpare, C om partiri, C om passio, C om pati, C om perdere,
406 382 138 223 139,254 223 281 281,311 360 311 73,287 311,361 68 175 208 376 139,363 282 282 278 282 311 494 71 140 296 296 361 281 140 311 311 272,363 140 361 223 296 296 ‘ 311 407 311 73,254 71 253 311 311 361 311 311
C om periri, C om placere, C om plantare, C om pluere, C om probator, C om ptus, C om pugnare, C oncatenare, C oncatenatio, C oncertare, C oncertari, C oncupiscentialis, C onfibulare, C onfibulatio, C ongaudere, C onglorificare, C onclusio, C oncolligere, C oncreare, C oncubina, C onculcatio, C ondecet, C ondelectari, C ondensus, C onditio, C onditus, C ondolere, C ondolet, C ondorm ire, C ondulcare, C ondy, C onfabulatio, C onfessare, C onfessio, C onfessores, C onfidere, C onfirm are, C onfitere, C onfiteri, C onform alis, C onfortare, C onfortatus, C onfovere, C onfractio, C onfringere, C onfundi, C onfussio, C ongaudere,
363 222,311 311 311 361 400 311 311 382 297 297 453 382 382 454 311 248 281 311 248 71 311 311 248 55,248 140 311,361 136 311 311 279 140 47 47,252,406,459 376 222 215 296 4 7,251,296,343, 363,393,406,459 140 217,311,349,360 312 311 71 311 272,393,494 248 140,311
533
Indices C ongestio, Conglorificare, C ongratulatio, C ongregare, C ongregationes, C ongyrare, C oniectari, C oniucundari, C onlaetari, C onnum erare, Conopeum , C onregnare, C onresuscitare, C onrogare, C onsecutio, C onsepelire, C onsequi, C onservus, C onsolidare, C onspector, C onspectus, C onstabilire, C onstanter, C onstitutus, C onsulatus, C onsultare, C onsultari, C onsum m are, C onsum m atio, C ontages, C ontem ptibilis, C ontem ptor, Contenebrare, C ontenebrescere, C ontenebricare, C onterere, C onternare, C ontingere, Contionari, C ontradictiones, C ontrarius, C ontrasistere, C ontribulare, C ontrectabilis, C ontribulare, C ontribulatio, C ontribulis, C ontribulo, C ontristatio, C ontutari,
248 311 361 139,494 175 311 363 311 140 311 282 311 311 281 361 311,360 272,361 362 311 71,361 229,230 67,311 303 140 54 297 297,363 215 343 400 72,383 361 311 311 311 494 311 272 363 175 343 311 311 361,407,454 66,69 69,71 248 312 361 311
C onvenire, C onversatio, C onversus, C onverti, C onvertibilis, C onvesci, C onvicinari, C onvivificare, Convivium , C ooperari, C ooperarius, Cooperator, C ooperim entum , Copiosus, C opresbyteri, Cor, C oram , Corban, Corbona, C ornu, C oronam entum , C oronatio, C orrecum bere, C orridere, C orripere, C orruptela, C orruptibilis, C orruptibilitas, C orus, C orvi, C outi, C rater, C reagra, C ream en, C redentes, C redere, Credidi, C rim en, C rim inator, C rypta, C rystallus, Cubile, C ubilis, C ubitus, C ucurbita, C ultura, C um , C uriosus, C ypressus,
139 248 220 215,217 361 311 311 140,311 142 311 454 454 71 72,139 376 184,255,494 142,274,304 343 245,282 248 71 453 140 311 139,140 72 49,72,360,407,454 454 246 139 311 282 282 438 382 64,222,272,406 57,406 382 406 282 144 143,292 292 291 153 140 304,493 72 144
L atín bíblico y L atín cristiano
534
D aem onium , D aem onizari, D am nator, D am nificare, De, D eargentare, D eaurare, D ebeo, D ebuccinare, D ecachordus, D ecalogus, D ecalvare, D ecantatio, D ecet, D ecooperim entum , D ecoperire, D ecoperim entum , D ecoriare, D edeorsum , D e deorsum , D edicare, D eficere, D eflorere, D eflorire, D eforas, D eforis, D e foris, D eglutire, D ehonestare, D ehonorificare, D eierare, D eificare, D e insuper, D einter, D eintus, D e intus, D eiungere, D electabilis, D elibatio, D elictum , D elingere, D elinquentia, D eliram entum , D elonge, D e longe, D e longinquo, D em em brare,
282 140 361,454 73 298,304 311 311,312 56 311 286 360,453 311 71 272 278,281 281 278 311 234 224 361 222 295 295 234 234,300 224 311 311 311 311,363 454 224 234 234 224 311 72 71 382 311 140 67,71 234 224 224 311
311 D em ensurare, 296 D em olire, 296 D em oliri, 311 D enigrare, 249 D enuo, 69 D eorbitare, 311 D epilare, 311 D eplanare, 234 D epost, 311 D epraedari, 224 D e prope, 311 D epropitiare, 224 De proxim o, 224 D e repente, 234 D eretro, 224 D e retro, 224 D e sem el, 142 D esertum , 311 D esponsare, 360 D esponsatio, 311 D esternere, 311 D estilescere, 141 D estringere, 361 D estructor, 234 D esub, 234 D esupra, 234 D esursum , 224 D e sursum , 234 D etrans, 311 D eturpare, 281 D eturpiare, 234 D eultra, 182 D eus, 311 D eviare, 311 D evindicare, 311 D evirginare, 71 D evotam entum , 286,454 D iabolicus, D iabolus, 61,144,283,359,406,454 291 D iacon, 376 D iaconi, D iaconus, 41,53,61,291,359,406,453 144 D iadem a, 51,494 D icere, 283 D idrachm a, 183,249,494 D ies, 39 D ies natalis,
535
Indices D ies consecutionis, D ies iudicii, D iffam are, D ifferitas, D igerere, D ignari, D ignus, D ilectio, D ilectissim us, D ilectus, D iligentia, D iluculo, D im ittere, D ioryx, D iploida, D iplois, D ipsas, D iscentes, D iscerpere, D iscipulatus, D iscipuli, D iscooperire, D iscoperire, D iscubitus, D iscum bere, D ispersio, D isseparare,
D istabescere, D ithalassus, D iurno, D ivinus, D ivisiones, D ixit, D ocibilis, D octis, D octus, D olor, D om a, D om inari, D om inus, D onum , D onus, D om us, D om us ecclesiae, D orm ire, D orm ire in pace, D raco, D ucator, D uo, D uodecium , D uricordes, D uum , D ux, D yscolus,
50 50 311 400 349 340 340 142,382 299 299 142 219 140 144,283 290 283,290 283 138 341 361 138 311 249 291 140 174 311
311 286 224 407 175 139 72 292 292 143 249,283 269 86 142 293 141,293,300,494 39 249,343 46 144 141 294 249 141 294 209 286
E 286 96 39,41,53,55,144, 283,343,381,393,405,453 283,453 E cclesiastes, 144,286,453 E cclesiasticus, 224 E contra, 279 E cstasis, 243 E den, 143 E dere, 407 E fficere, 311 E fflorere, 311 E ffugare, 311 E ffuriari, 249 E ffusiones, 139 E genus, 297 E gere, 297 E geri, - 142 E gredi,
E beninus, Ecce, E cclesia,
E icere, E laeon, . E lam , E late, E lectio, E leem osyna, E lingere, E longare, E longinquare, E lucescere, E lucidare, E m andare, E m edullare, E m igrare, E m igrari, E m issarius, E m issio, E m undare, E m undatio,
139,142 279 243 283 174 144,283,454 311 311 311 311 311 312 311 297 297 249 249 139 139
536 283 302 278 283 243 243 243 279 280 280 283 40,41,53 54 54,343 376 279 39,41,53,54,55, 279,283,343,453 283 E pistylium , 311 E potare, 142 E pulum , 137,278 E rem iare, E rem us, 142,,144,283,360,454 66 E ructare, 152,279 E rusibe, 361 E scatilis, 235,236,494 Et, 246 E theca, 45,283,360,381 E thnicus, 279 E tphycarm a, 144,286 E ucharis, 41,360 E ucharistia, 137 E unuchiare, 280 E unuchizare, 311 E vaginare, 453 E vangelicus, 283,453 E vangelista, 41,53,283,343, E vangelium , 360,381,406,453 46 E vangelium pacis, E vangelizare, 139 ,287,343,360,453 274,298 Ex, 311 E xalbare, 311 E xcastrare, 494 E xcelsus, 141 E xceptio personarum , 311 E xcerebrare, 142 E xcludere,
E ncaenia, Eo, E parystrides, E phebia, E pheta, E phi, E phod, E pim enia, E pim eniare, E pim iniare, E pinicion, E piphania, E piscopalis, E piscopatus, E piscopi, E piscopia, E piscopus,
L atín bíblico y L atín cristiano E xcolare, E xcoriare, E xcrutari, E xcusare, E xenterare, E xercere, E xercitus, E xfornicari, E xhonorare, E xhonoratio, E xhortare, E xhortari, E xinanire, E xinterare, E xerrare, E xire, E xitire, E xom ologesis, E xorbitare, E xorbitatio, E xorbitator, E xorcism us, E xorcista, E xorcistae, E xorcizare, E xossare, E xpalm are, E xpellere, E xpetere, E xpoliatio, E xporrigere, E xscrutare, E xsecram entum , E xsecratio, E xsentiare, E xsitire, E xspernere, E xspoliatio, E xsufflare, E xtasis, E xtergere, E xterm inare, E xterm inatio, E xterm inator, E xterm inium , E x tunc, E xuviae,
311 311 281 142 311 295 494 311 311 454 296 296 383 311 311 142, 278,282 47 69 69,70 69,70 360 283 376 73,360,453 311 141 139 407 360,454 141 311 71 142 311 278 311 49 311 279,283 295,311 68,141,153 68,70 49,68 70 224 69
537
Indices
Fabulari, F acere, Facies, F actum est, Faenum , Faenus, Falanga, Fam es, Fam ilia, Fam is, Fam ulatus, Fanum , Fanus, Fasciculus, F atidicus, Felix, Ferre, Festinare, Fidere, Fides, Fiducialiter, Fieret, Fieretur, Figm entum , Figura, Filia, F ilius, Firm am entum , Firm am entus, Firm itas, Fletus, Florere, Floriet,
G aesum , G albanus, G audium , G audius, G azophylacium , G ehenna, G em inaeus, G eneratio, G enerationes, G enesis,
349 363,494 192,229,230,494 96 292 292 280 294 183 294 141 292 292 249 53 143 139,341 215,217,218 222 86,382 223 297 297 71 44 249 179,180,494 71,292,400 292 142 143 295 66
279 144,245 293 293 283 56,61,245,283,453 278 183 175 381
Florire, Focacium , Fodere, Fodire, F ollicare, Foras, Foris, Form atura, Form idare, F orm idosus, Fornicari, Fornicaria, Fornicarius, Fornicatio, Fornicator, Fortis, Fortitudo, Fovea, Fovere, Frater, Fraternitas, Fratres, F raudulentiae, Fructificare, Fructus, F rum entum , Fugere, Fugire, Fum us, Fungi, Furna, Furnus, Furor,
G enitor, G ens, G entes, G entiles, Gentilis, G entiliter, G enus, G igas, G ladium , G ladius,
295 152,312 295 295 73 300,301,302 301,301,302 400 222 278 66,360,454 141,312,343 66 49,360,454 49,360,454 494 494 143 349 205,206,249,362 376 376 175 66,73,311 291 138 295 295 249 74 292 292 494
393 142,183,494 45,341 45 45,50 45 292 144 293 293
L atín bíblico y L atín cristiano
538 G loria, G lorificare, G lorificator, G lo rio sa m ors, G rabatus, G radus, G randiter,
G ratia, G ratificare, G ratificari, G ratulari, G ressus, G yrare, Gyrus,
49,138,252,494, 4 9,73,139,252 311,344,454 49 39 283 291 223
343 296,311 296 363 291 145,287 144,230,232
H H abere, H abitaculum , H abitare, H abitatio, H aceldam a, H actenus, H aeresiarcha, H aeresis, H aereticus, H ebdom ada, H ebdom adas, H ebraeus, H edera, H ellada, H ellas, H eredes, H ereditarie, H ereditas, H erem ia, H erem iare, H eres, H erm a, H erodius, H eroes, H ic,
56,224,273,275,407 71 494 174 243 303 453 283,453 50,286,360,381,406,453 290 290 245 153 290 290 294 223 174,393 279 137,278 294 279 283 38 139
lam , Ianthinus, Ibi, Idolium , Idololatra, Idololatria, Idolothytum , Idolum , Ieiunatio,
182 286 302 283 283 283,359,453 283 144 361
H orribilia, H osanna, H um erum , H um erus, H um iliare, H um ilitas, H yacinthus, H ym nissare, H ym nus, H ypocrita, H ypodiaconi, H yssopus,
172,277,300,494 42 343 283 283 249 180,181,195-198 303 49,138,253 252 4 9,73,139,253,311, 312,344,360,407 249 42,245 293 293 343 382 144 280 390 144 376 245
Ieiunium , Ignavescere, Ignis, Ignom inia, Ignoranter, Ignorantiae, Ille, Im passibilis, Im petere,
346 361 494 249 223 175 172 382 311
H ic, H ierosolym itanus, H in, H olocaustom a, H olocaustum , H om icida, H om o, H oneste, H onor, H onorare, H onorificare,
Indices Im pinguare, Im pinguis, Im planare, Im plere, Im positio, Im properare, Im properium , Im pulsare, Im putribilis, In,
311 341 145,287,311 139,269 249 66 70,312 249 454 62,63,140,225,226, 227,272,298,304,305 72 Inaccessibilis, Inaccusare, 311 Inadducibiliter, 223 Inaltare, 311 Inam aricare, 311 141 Inanire, 72,141 Inaquosus, Inaurire, 311 143 Inbecillitas, 382 Incarnare, Incarnari, 382 Incarnatio, 453 Incaseare, 311 387,388 Incensum , 56 Incipio, 224 In com inus, 49,454 Incom m utabilis, 49 Incom m utabilitas, Incom m utabiliter, 49,454 Incom parabiliter, 49,454 142 In conspectu, Incontam inatus, 67 234 Incontra, 278 Incornuare, 72,141 Incorruptela, Incorruptibilis, 49,72,360,382,407 Incorruptibilitas, 360 49,141,360,382,454 Incorruptio, 311 Incrassare, 139 Increpare, 141 Incrim inatio, Incrispatio, 141 132 Incultura serm onis, 454 Indeficienter, 311 Indeliciare, 141 Indeliciari, 223 Indesinenter, Indicium , 249 Indigere, 297
539 Indigeri, Indisciplinatus, Indisciplinóse, Indulcare, Ineffabiliter, Ineloquax, Inescrutabilis, Inextinguibilis, Infatigabiliter, Inferi, Infernus, Inferus, Infim ior, Infirm ior, Infirm is, Infirm itas, Infirm iter, Infirm us, Inflatio, Inform ator, Infrem ere, Ingeniculare, Inhonorare, Inim icitia, Inim icus, In invicem , Iniquitas, Iniquus, Initiator, Iniuriare, Iniuriari, Inm ortalitas, Innigrare, Innubilare, Innullare, In obviam , Inoperari, In palam , In peregre, Inpost, Inproperare, Inquiete, Insaevire, Insalare, Inscrutabilis, Inscrutari, Insensate, Insensatus, Inseparabiliter, Insidia,
297 66 223 311 49,454 382 343 72 49,454 293 61,387 56,175,293,387 295 270 292 143 223 292 69 361 249 311 311 175 69 224 174,494 69,363 343 296 296 361 311 311 141 224 141,311 224 224 234 311 223 311 311 360 311 223 66,360 407 175,292
L atín bíblico y L atín cristiano
540 Insidiae, Insolescere, Instruere, Insuadibilis, Insubiectibilis, Insufflare, Insultator, Intellectus, Intenebrescere, Intenebricare, Inter, Interitiones, Interstare, Intertornare, Intinctio, Intingere, Intro, Intus, Inultra, In ultra, Investigabilis, Invisibiliter, Involare, Ipsud, Ire, Iris, Irrationabilis, Irrationalis, Irrugire, Ism ahelites,
Israelita, Israelites, Israelitis, Iste, Iterato, Iterum , Iubilaeus, lubilare, Iubilatio, Iubilum , Iucundare, Iucundari, Iucundo, Iucundor, Iudaeus, Iudaism us, Iudaizare, Iudicare, Iudicium , Ium entum , Ium entus, Iuram entum , Iustificare, Iustificatio, Iustificationes, Iustifico, Iustitia, Iustitiae, Iuvencula, Ixion,
293 311 362 281 281 311 49 291 311 311 229 175 311 311 55,360 55,360 302 301 234 224 49,72,454 454 70 294 139 283 72 72 311 245
42,245 245 245 139,172 224 216,217 245 69,70,245 69,245 69,246 141,360 360 312 152 245 283 287 222 494 292 292 71 73,311,344,360,454 360 175 312 249,494 175 360 283
L L abium , L acrim ari, L acus, L aedere, L aganum , L aici, L aicus, L am entare, L am entari, L am m inae, L am pada, L am pas, L anguidus, L anire, L apsi,
257 363 86,256,291 342 283 376 2 86,342,360 296 296 136 290 290 249 139 372,376
L apsus, L aqueum , L aqueus, L aron, L atom us, L atro, L avacrum , L avatio, Lecythus, L eo, L eviatan, L evita, L eviticus, L ex, L iberare,
343 292 68,292,406 279 283 69 43,55,69,73,360,405,454 69 283 144 243 61,343 61 60 143
541
Indices L ignum , L ignus, L inere, L inguosus, Linire, Lintea, L inteam ina, L inteum , L inum , L inus, Loculi, L oculum , L oculus,
249,293 293 295 72 295 249 249 346 293 293 249 292 293
L ocus, L ogion, L ogium , L om othe, L onganim iter, L onge, L onginquare, L oquela, L oqui, L ucerna, L ugere, L uter,
249 280 280 280 223 182 363 72 51,272,349,494 249 295 283
Μ M achaera, M agiae, M agis, M agistratus, M agnalia, M agnalis, M agnificare, M agnus, M aheleth, M aiestas, M aior, M alagm a, M alasar, M aledicere, M aleficus, M alignor, M alitia, M alus, M am illa, M am m are, M am m ona, M am ona, M am zer, M an, M andare, M andatum , M andragora, M andragorica, M anducare, M anducatio, M andyam , M ane,
280 175 182, 54,291 72,359 72 73,139,215, 216,311,344 139 243 138,393 270 283 243 272 68 312 249 69,299 249 141 243 243 244 244 139 139 283 280 49,143 49 278 185
M anichaeus, M anna, M anus, M are, M argarita, M argaritum , M artyr, M artyres, M artyrium , M atrim onialis, M edela, M ediatio, M ediator, M ediatrix, M edium , M edius, M elodía, M elota, M elote, M em branum , M em branus, M endaciloquus, M endaciter, M endax, M endicus, M ensura, M entire, M entiri, M erro, M essias, M eteorus, M eticulosus, M etuere,
50 42,61,344 229,231,291,494 256,494 292 292 38,39,41,55,284,453 376,393 47,342,381,453 454 72 43 43,383,406 43 230,231,232 406 144,284 284 284 293 293 141 223 249 139 184 296 296 278 42,61,246 312 72 140
L atín bíblico y L atín cristiano
542 M etuetu, M igm a, M iles, M inacia, M inaciae, M inim us, M inister, M inistrare, M inistri, M irificare, M iseratio, M iserationes, M iserator, M isereri, M isericordia, M isericordiae, M issus, M itra, M oabitis, M odo, M oechia, M olendinum , M olire, M oliri, M onachus, M onasterium , M ons, M ons D ei,
M ors, M ortificare,
294 284 45 175,294 294 299 55,342 376 376 311 454 175 49,360 222 393 175 55 144 245 182 343 141 296 296 41,53 41,53 494 189
M ulier, M ulti, M ultifarie, M ultiplicare, M ulto, M ultus, M undare, M undatio, M undus, M unicipatus, M unus, M urm ur, M urm urare, M urm urari, M usach, M uscipula, M uscipulum , M usicus, M utuare, M utuari, M ygale, M yrrha, M yrum , M ysterium , M ysticus,
49 49,73,141,311, 312,360,454 208 299 223 215 182 139 139 139 138,395 141 142 293 297 297 244 68,406
68 144 296 296 280,284 144 284 5 5,143,144 395
N N abla, N ablum , N aphtha, N atio, N ationes, N atus, N auclerus, N aulum , N azaraeus, N e, N ecessarior, N ecessitas, N egator, N egotiator, N em o, N eofita, N eom enia, N eophitus,
284 246 284 142 45,141 50 284 284 114 273,493 295 138 55,361 361 193 51 284 360
N eophytus, N equam , N equissim us, N im is, N isan, N isi, N ocere, N olenter, N olo, N om en, N om ism a, N oscere, N otus, N ovior, N ubere, N ubes, N ubs, N ubificare,
284 299 299 189,303 244 238 272 223 494 225 284 254 144 295 272 294 294 69,153
543
Indices N ullificatio, N ullus, N um en, N um ism a,
N unc, N untius, N utricare, N ycticorax,
69 193 393 284
224 55,388 73 284
O O baem ulari, O baudire, O bdulcare, O bfirm are, O bfuscare, O bligam entum , O brizus, O bsignare, O bsorbere, O bsordescere, O bstetricare, O btenebrare, O btenebrescere, O btinere, O bviare, O bvio, O ccidere, O culi, O culus, O dor, O doram en, O ffendere, O ffendiculum , O fferre, O ffocare, O m nis, O nager,
O nocentaurus, O perare, O perari, O perator, O peratus, O phiom acus, O ppandere, O ppilare, O ptare, O pus, O raculum , O rare, O ratio, O rdinare, O rdo, O riginalis, O rphanus, O rthodoxus, O rtygom etra, Os, O sculum pacis, O sculum sanctum O ssum , O ssuum , O stiarii, O stium ,
311 269,311 311 311 311 152,312 286 362 311 311 311 311 311 269 311 312 139 249 193,229,233,494 388 152,312 340 71 362,376 311 193,194,195,494 144
284 296 349 49,361 349 284 311 311 407 50,494 136 139,343,388 139,343,382 39 55,360,375 72 284 41,53 284 291,293 46 46 291 291 376 136
P Pacifice, Paenitentes, Paenitere, Paeniteri, Paganus, Pagus, Palata, Palatha, Palm a, P alpatio, P alpebra,
223 376 297 297 45 45 249 284 249 68 293
Palpebrum , Panicoqua, Panis laetitiae, Parabola, Parabolari, Paracletus, P araclitus, Paradisus, Parasceve, P arazonium , P ardus,
293 278 50 144,138,159 280 138,284,359 381,393 144,246,284,453 284,359 249 144
544 Parere, 295,341 Pariare, 362 Pariré, 295 P aropsis, 284 Particeps, 294 Participes, 294 Particulatim , 224 Parturitio, 143 P arvipendere, 311 Parvus, 299 P ascha, 61,113,246,359,406,453 P aschalis, 61 Passibilis, 49,360 P assio, 343,382 P astophorium , 284 Patriarcha, 284 Pau lo m inus, 303 Pauper, 139,292 Paupera, 292 P avere, 222 46,343 P ax, P ax vobiscum , 46 Peccam en, 438 Peccatela, 72 P eccatum , 249,293,382 P eccatus, 293 Pene, 303 Pentacontarchus, 284 Pentapolis, 284 Pentecosta, 284 Per, 303,342 P e r ter, 224 Percipere, 50 Perconsum ptus, 281 Percutere, 494 Perdelere, 311 Perditiones, 175 P erdividere, 311 Perdix, 144 Pereffluere, 311 Peregrinatio, 453 Perexire, 281 P erficere, 139 Perfrigescere, 311 P ergredi, 311 Peribolus, 284 P erinterficere, 281 P eripsem a, 284 Periscelis, 280,284 Peristolum , 280
L atín bíblico y L atín cristiano Perizom a, Perlinire, Perm undare, Perneclegens, Perperam , Perperus, Perpetratio, Perpetrator, Perpossidere, Persecutio, P erseverare, Persona, Persuadere, Pertinere, Pertransire, Pertransm ittere, Perurgere, Pervindem iare, Pessim us, Petere, Peti, Petra, Petrobolus, Phalanga, Phantasia, Phantasm a, Pharagga, Pharao, Pharetra, Pharisaeus, Philistaus, Phase, Phigargus, Phylacterium , Picris, Pinna, Pinnaculum , Piraterium , Pisticus, Pittacium , Plasm a, Plasm are, Platanus, Platea, Plaum on, P lebeius hom o, Plebs, Ploratio, Pluere, Plurim i,
284 311 311 281 286 286 361,454 454 278,281 46 215,216 382 272 222 311 278,281 311 311 299 272,297 297 144 280 280 144,284 284 280 61,244 144 42,245 245 244,246 278,280 284 280 249 71 280 286 284 71 145,287 144 144 278 342 138,376 143 271 299
545
Indices P lurim us, P luriora, Plus, Poderes, P oenitentia, Polym itus, Pom patice, Pom peio, Pondus, P opulum , Populus, Porcina, P ortare, Porticum , Porticus, Posticium , Potare, Potator, P otentia, P otentior, Potestates, Preces, Prae, P raeceptive, P raeceptum , Praecipere, Praeco D ei, Praedare, Praedari, Praedestinatio, Praedicare, Praedicatum , Praefestinanter, Praefigurare, P raefiguratio, Praefigurator, P raeliare, Praeliari, Praeoccupare, Praeordinare, P raepignerare, P raepositus, P raeputiatio, P raesepe, P raesepium , P raesperare, P raestationes, P raesum ptio, Praetergredi, Praevalere,
299 295 299 144,284 343 286 223 280 183 293 138,293,494 407 139 136 291 312 141,362 361 249 270 393 382 62,298,304 361 139 139,407 55 296 296 383,453 141 475 223 44,383,453 44 44 296 296 249 311 311 376 141 291 291 141,311 175 141 311 312
296 296 215 312 142 41,53,144,284, 342,359,453 376 Presbyteri, 138,141 P ressura, 175,294 P rim itia, 294 P rim itiae, 279 P rim itivare, 360,382,454 Prim ogenitus, 494 Princeps, 269,360 Principiari, 249 Principium , 284 Prinus, 273 P riusquam , 304,342 Pro, 286 P robaticus, 142 Procedere, 297 Procedo, 297 P rocedor, 306 P rocul a, 281 Procursor, 142 P rodire, 140 Profetare, 138 Profetatio, 361 Profusor, 175,183,294 Progenies, 224 P ro invicem , 144 P rologus, 312 Prolongare, 280 Prom eletare, 361 P rom issive, 141 P rom ptuarium , 141 P rom ticordes, 312 Propalare, 41,53,55,144,284,292, P ropheta, 343,359,381,393,406,453 53,145,359,381,453 P rophetare, 453 Prophetatio, 53,285,292,381 Prophetes, 138,144,285,343, Prophetia, 359,381,406,453 286,381,406,453 P ropheticus, 285 Prophetis, 285,453 P rophetissa, 140,287 P rophetizare, 138 P ropinqui,
P raevaricare, Praevaricari, Praevenire, P raezelare, P randium , Presbyter,
Latín bíblico y L atín cristiano
546 P roprius, Propter, P ro p ter quod, Propurgare, Proritator, P roscultari, P roselytus, P rospicere, Prostitutio, Protelare, Protestari, P rotoplastus, P rovulgare, P roxim a, P roxim ior, P roxim us, P sallere, Psalm us, Psalterium , Psaltes,
Psaltrix, Pseudoapostolus, Pseudochristus, P seudopropheta, Publicus, Pulex, Purificare, Purpura, Pusillanim is, P usillitas, Pusillus, Puteum , Puteus, Putrefieri, Putribilis, Pyrargus, Pytho, P ythonicus, Pythonissa,
249 142,303,340 273 312 279 312 285 141 360,454 312 312 381 312 206,207 295 143,206,207 145 285 144,285 285
144 285 285 285,453 362 250 139 144 343,454 152,312 250 293 293 312 454 278,280 285 286 285
Q Q uatenus, Q uerulosus, Quia, Q uiescere, Q uincupliciter,
Q uotidie,
302 57,64,75,140,238, 239,273,309,493 64,75,140,237,238, 239,273,309 183
R eficere, R efigurare, R efocillare, Reform ator, R efrigeratio, R efrigerium , Refuga, R egenerare, R egeneratio, R egeneratus, R egim onium , R egio, R egnare, R egnificare, R egnifico, R egnum ,
349 312 312 361 70 70,362 55 43,454 4 3,342,359,453,454 43 71 250 269 152 312 293
Quo, Q uod,
310 72 57,64,75,140,237, 238,239,273,309 361 223
Q uoniam ,
R R abbi, R abboni, R aca, R adicare, R adicari, R ationalis, R eaedificare, R eatus, R ecapitulare, R ecipere, R econvertere, R ecruciare, R ecubitus, R ecum bere, R edem ptor, R eexspectare,
61,244 244 245 296 296 72 312 362 141,312 376 281 312 291 140 395 312
547
Indices R egnus, R egula fidei, R egulus, R einvitare, R em issio, R em ittere, R em unerare, R em unerari, R enatus, R enes, R epedare, Replere, R epropitiare, R eputare, R erum igare, R esalvare, R espicere, R espirare, R espondere, R estitutor, R esurrectio, R esuscitatio, R esuscitator, R ete,
R etentio, R etia, R etis, R etollere, R etractare, R etributio, R etro, R eus, R evelatio, R eversare, R eversus, Reverti, R evindem iare, Rex, R hom phaea, R ixare, R ixari, R ixosus, R ogare, R om phaea, R os, R ursum , R usticitas,
293 360 250 312 343,361 140 296 296 50 256 312 139,269 312 222 279,281 312 222 250 142,362 361 342,381,387,406,453 361 49,361 290,293
361 290 293 312 362 360,453,454 301 362 359,381,406,453 312 220 217 279,281 494 144 296 296 68 250,388 285 293 216 132
S Sabaeus, Sabaoth, Sabbata, Sabbatism us, Sabbatizare, Sabbatum , Saccinus, Saccus, Sacerdotes, Sacram entum , Sadducaeus, Saeculum , Saepes, Sagena, Saginare, S aginatio, Saginator, Saginatus, Sagm a, Sal, S alom onium , Saltem ,
245 244,393 113 285 287 37,61,246,250,285,359 286 246 376 55,143 245 138,343,393,395 293 285 69 69,70 69,70 69 285 293 407 303
Salus, Salutare, Salutaris, Salutes, S alutificator, Salvare, Salvatio, Salvator, Salvificare, Salvum facere, Salvus, Sancta scriptura, Sanctificare, Sanctificatio, S anctificator, Sanctificationes, Sanctificatrix, S anctim onium , Sanctus, S anctus serm o,
43,382 43 406 175 141 37,43,140,143, 343,381,494 43 37,43,343,381,406 311 140 43 342 43,73,311,344,359,381 43,174,250,312, 359,381,453 43 175 43 71 363,494 342
L atín bíblico y L atín cristiano
548 Sanguen, Sanguines, S anitates, S apientia, Sapientior, Sarabala, Sarm enta, Sarm entum , Satan, Satanas, Satum , Scala, Scandalizare, Scandalizari, S candalum , Scariziare, S cenopegia, Sceptrum , Schinus, Schism a, Scire, Scissura, Sciza, Scorpio, Scorpius, Scripturae, Scrutare, Scrutari, S cynopygia, Sectare, Sectari, Secundum , Securitas, Secus, Seductor, S eductorius, Sem en, S em inatio, S em piternus, Senior, Sensate, Sensualitas, Sentire, Sentiri, Separatio, Septum tem pli, Sequi, S eraphim , Serm o, S erm o hum ilis, S erpere,
294 175,250,294 175,294,382 38 270 246 292 292 61,244,246 61,246,285,453 246 175 53,73,287,381 145 71,144,285,381 280,287 285 144 285 141,285,342 139 342 280 144 144 382 296 296 285 296 296 142,303 142 301 359 453 494 68 494 342 223 361 297 297 250 136 272 42,61,244,393 138,202,203,250,395 132 295
Serpire, Sertum , Servator, Servus, Setim , Severitas, Si, Si non, Sibina, Sicera, Siclus, Signaculum , Signum , Signus, Silenter, Silonites, Sim ilare, Sim ilitudo, S im plicitas, Sinceres, Sinceris, Sinceriter, Sincerus, Sine, Siren, Sirena, S irom aste, Sitarcia, Sitis, Sm aragdus, Sm igm a, Socius, Sodom ita, S odom iticus, Soli, Solidam entum , Solitudo, Solo, Som nus, S ophistice, Spado, S palangio, Specificus, Sperare, Sperm ologus, Sphalax, Spiraculum , Spiram en, Spiricans, Spiritalis, Spiritaliter,
295 175 43 494 244 362 238,274,309,310,493 238 280 246,285 246 71 293 293 223 245 141 138 132 341 292 223 292 304 285,290 290 280 285 293 144 285 209 61 61 294 71,382 142 294 291 145 144,285 279 475 272 280 280 71 395 279 44,381,453 453
Indices Spiritualis, Spiritualiter, Spiritus, Spiritus sanctus, Spondere, Spontanee, Statera, Stantes, Stater, Statio, Stibiare, Stibinus, Stilus, Stola, Storax, Struere, Suadela, Suadere, Sub, Subaem ulari, Súbante, Subdiaconus, Subiectum , Subinferre, Subintrare, Subintroducere, Subintroire, Subiugalis, Subiunctio, S ubnavigare, Subnervare, Subornare, Subpedaneum , S ubrelinquere, S ubrubicundus, Subsannare, S ubsannatio, Subsannator, Subsellium , Substantia, Subtus, Subum brare, Sufficientia, Sufflam m are, Sulam itis, Super, S uperabundanter, Superabundare, Superaedificare, Superare, Superbiae,
549 44,359,406 44,223,343 44,71,291,494 382 362 223 144 376 285 346,361 279 286 361 144 144 362 72 272 304 312 234 376 475 312 142,312,360 312 142,312 72 281 312 312 362 142 281 281 66,70,142,312 66,70 70 346 250 301 312 454 312 245 140,228 223 312 312 143 175
Supercadere, S upercaelestis, Supercertare, Supercertari, Supercidere, Superdicere, S uperdorm ire, Superducere, Supereffluere, Supererogare, S uperexaltare, Superextendere, Superextollere, Superfusoria, S upergaudere, S uperim pendere, S uperinducere, S uperinduere, Superintrare, Superinvalere, Superlucrari, Superm ittere, S upernom inare, Supernus, S uperordinare, S uperreverti, Superscriptio, S upersem inare, Supersperare, Superungere, S upervalere, Supervestire, S upervincere, S upplantare, Supplantatio, Supplantator, Suprasedere, Surrectio, Suscipere, Suscitatio, Suscitator, Sussurratio, S ussurrium , Sussurro, S ustollere, S ycom orus, Sym phoniacus, Synagoga, Syricate, S yrom ata,
142,312 142 297 297,312 312 312 279,281 312 312 312 312 312 311 281 312 312 312 312 312 281 312 312 312 250 312 279,281 360 312 312 312 312 312 142,143 69 49,66,69 69 312 342 50 257 361 66,70,341,343 70 66,360 312 285 142 144 223 152,280
L atín bíblico y L atín cristiano
550
T T abefacere, T aedere, T aederi, T anta, T ectum , T eloneum , T elonium , T em plum , T em plus, T enebra, T enebrae, T enebrare, T enebrescere, T enebricare, T enebrositas, T erebinthus, T ergum , T errere, T estam entum , T estim onium , Testis, T hallus, T hau, T heraphim , T heristrum , T hesaurizare, T hesaurum , T hesaurus, T hibis, T him iam aterium , T him iaterium , T hronus, T hybis, T hym iam a, T hym iam are, T hym iam atizare, T ibis, T im ere, T im etu, T inctio, T ingere, T inguere,
T ollere, T olli, T ondere, T opazynus, T ornaturae, Tot, Toti, T rabis, T rabs, T ractare, T raglutire, T ransfretare, T ransfuga, T ransgressio, T ransgressor, T ransm igrare, T ransm igrari, T ransm igratio, T ransnavigare, T ransplantare, T ranspungere, T ransvadere, T ransvertere, T ransvorare, T repidare, T repidari, T ribulare, T ribulatio, T ricare, T ricari, T richaptum , Trieris, T rinitas, T ristegon, T ristegum , T riticum , T rium phare, T urba, T urbae, T urpitudo, T ym panistria, T yrannus,
312 297 297 349 257 285 285 55,250,293,387,388 293 175,294 250,294 142 142 73,142 142 144 229,231 140 382 250 55 285 244 113,244 285 145,287 293 144,293 280 285 285 144,285 280 285 281 281 280 140,222,494 294 43,73 55,140,360,405 142
297 297 295 280 175 294 294 294 294 362 312 312 55 361 55 297 297 174 312 312 312 312 312 142 297 297 69 49,69,138,454 296 296 280 285 453 285 285 138 272 138 341 250 285 144
u U bi, U ltra, U nanim iter, U nde,
302 216,217 223 308
U niversus, U nivira, U nus, U nusquisque,
494 51 202,203,204 204,205
Indices U sque ad, Ut, U t ne,
551 275 237,273,310,341,493 277
U terque, U tor,
142 74
V Vah, V alde, V alefacere, V ane, Vas, V asum , Vates, V ehem enter, V elle, V elocius, V enire, V erbum , V erbus, V eritas, V eritates, V escere, V esci, Via, V icina, V idere, V iduae, V ilitas verborum , V illicare, V inum , V inus, Vir,
245 185,189 312 223 291 291 53,55 189 222 143 494 138,159,201,202, 250,293,395,494 293 142 175 296 296 250,494 209 254 376 132 73 293 293 181,198,198
V irgines, V irginitas, V irginium , V irginius, V irgultum , V in d icare, V irtus, V irtutes, V isceralis, V isibiliter, V isitatio, V itae, V ivificare, V ivificator, V ocare, V olatilia, V olatilis, V olo, V olucris, V oluntarie, V oluntas, V oluptas, V oluptuose, V orator, V ox, V ultus,
376 70 70 51,70 175 73 250,406 382,406 72 454 250 175 73,311,344,360, 381,407,454 361,454 494 139 139 56 139 223 142,250 142 223 361 494 193
X X enia,
144
Z Z abulus, Z elabile, Z elare, Z elari, Z elatio, Z elotes, Z elotypia,
406 280 145,287 145 280 286 286
Z elotypus, Z elum , Z elus, Z izania, Z izanium , Z ona,
144,286,343 142 144,286,343 454 286 144
Indices
553
INDICE DE GRECISMOS
A A asation, Abra, A byssus, A ccidia, A cecia, A cediari, A cedia, A charis, A chariter, A cidia, A delphos, A enigm a, A fedrum , A gathós, A gathunein, A gonia, A gonizare, A gonizan, A káthartós, A labastrum , A llegoria, A llophili, A lphos, A m axa, A naboladium , A naphoros, A nathem atizare, A nathem a, A ngariare, A ngelicus, A ngelus, A ntezelum , A nthrôpos,
278 281 144 281 281 145,286 144 144,286 145 281 205 144 279 112 112 281 287 287 254,290 281 281 281 279 279 279 279 53,287 281 286 286,453 144,281,453 279 210
A ntichristus, A ná, A nêr, A plestia, A pocalypsis, A poriari, A poriatus, A poria, A portatus, A postatare, A postata, A postaticus, A postolicus, A postolus, A pó, A rceuthinus, A rchangelus, A rchisynagogus, A rchitechtonari, A rchitectus, A rchitriclinus, A rom atizare, A rrhabo, A rtaba, A rtem on, A scopera, A spalathum , A spaltum , A sphaltum , A uchm ode, A uricalchum , A zym us,
281 231 210 144 282,453 145,286 280 144,282 280 145,287,453 41,282,453 453 453 41,282,453 108 286 282 282 280 144 282 145,287 282 282 282 282 144 144 144 280 144 286
L atín bíblico y L atín cristiano
554
B B ahis, B alsam um , B aptism a, B aptism um , B aptism us, B aptista, B aptisterium , B aptizare, B asilica, B asis, B lasphem are,
C alabotes, C alam iscus, C alam izare, C am inus, C am us, C artallus, Cata, C atacarposin, C ataclysm us, C ataplasm are, C ataplectatio, C atechizare, C athechum enus, C athedra, C atholicus, C atirecten, C aum a, C auteriare, C edrus, C eleum a, C enotaphium , C erastes, C haradrius, C harism a, C hidra,
B lasphem us, B lasphenia, B olis, B otrus, B otryo, B rabeum , B rabium , B rachium , B ravium , B ruchus,
282 144 41,71,282,453 41,71,453 282,453 282 453 53,145,287,453 55 144 53,287,453
C hoerogryllus, C holera, C hristus, C hytropus, C idaris, C innam om um , C inyra, C ithara, C lerus, C occum , C oenom ya, C oenom yia, C olaphizare, C ollyris, C ollyrium , C ollyrizare, C olocinthis, C ondy, C onopeum , C orbona, C rater, C reagra, C rypta, C rystallus, C ypressus,
279 279 278,280 144 282 282 286 279 144,282 287 144 287 41,55 144 453 279 282 287 144 282 279 282 282 41,282 279
286 453 279 144 279 282 282 144 282 282
282 144 282 282 282 144 282 144 54,282,453 144 282 282
287 282 282 278 282 279 282 282 282 282 282 144 144
D D aem onium , D ecachordus, D iabolicus, D iabolus,
282 286 286,453 144,283,435
D iaconus, D iadem a, D idaskôn, D idrachm a,
41,453 144 97 283
Indices
555
D D iglôssos, D ioryx, D iplois, D ipsas,
136 144,283 283 283
D ithalassus, D om a, D raco, D yscolus,
286 283 144 286
E E beninus, E cclesiastes, E cclesiasticus, E cclesia, E chó, E cstasis, Ei, E idolon, E irênê, Eis, E kstasis, E laeon, Elatae, E late, E leem osyna, En, E ncaenia, E nothizesthai, E parystrides, E phebia, E pi, E pim eniare, E pim enia, E pim iniare, E pinicion, E pipháneia,
F alanga,
286 283,453 144,286,453 41,55,144,283,453 275 279 109,274 113 46,112 96 136,274 279 283 283 ■ 144,283 108 283 274 278 283 95 280 279 280 283 123
E piphania, E piscopia, E piscopus, E piskopikós, E piskopê, E pistréphein, E pistylium , E pisteusa, E rem us, E rusibe, E thnê, E thnicus, E thnikós, E thnos, E tphycarm a, E ucharis, E ucharistia, E unuchizare, E uprosêgoros, E vangelicus, E vangelista, E vangelium , E vangelizare, E xorcista, E xorcizare, E xtasis,
41,53 279 41.283.453 54 54 113 283 57 144.283 279 43,44 44,283 44 44 279 144,286 41 280 136 453 283.453 41.283.453 287.453 283 453 279.283
28
G G ahfzein, G albanus, G ar, G azophylacium , G ehenna,
111 144 110 283 283
G hyné, G igas, G rabatus, G yrare, G yrus,
290 144 283 145,287 144
556
L atín bíblico y L atín cristiano
H H aeresiarcha, H aeresis, H aereticus, H agiázein, H ágios, H ekousiasm ós, H ekousiázesthai, H ekoúsios, H erem ia,
(H )erem iare, H erm a, H erodius, H olocaustom a, H olocaustum , H yacinthus, H ym nissare, H ypocrita, H óti,
453 283,453 286,453 111 111 111 11 111 279
278 279 283 283 283 144 280 144 57,75,110,240
I Ianthinus, Idolium , Idololatra, Idololatria, Idolothytum , Idolum
Idoú, Im planare, Iris, Iudaism us, Iudaizare, Ixion,
286 283 283 283,453 283 144
96 145,287 283 283 287 283
K K aí, K aigé, K am pané, K erbikárion,
K léros, K oinós, K tisis,
96,107,109,118 118 346 346
54 254 55
L L aganum , L aicus, Laron, L atom us, L ecythus, L egón,
L éntion, L ogion, L ogium , L ogos, L om othe, L uter,
283 286 279 283 283 97
346 98,280 280 395 280 283
M M achaera, M agalopoieô, M alagm a, M andragora, M andragorica, M andyam ,
280 136 283 283 280 278
M artyrium , M artyr, M elló, M elodía, M elota, M elote,
, 453 41,284,453 56 144,284 284 284
557
Indices M éson, M etá, M igm a, M ikrologos, M itra, M onachus, M onasterium ,
231 108 284 136 144 41,53 41,53
M usicus, M ygale, M ygele, M yrrha, M yrum , M ysterium
144 280 284 144 284 144
N eom enia, N eophytus, N om ism a, N otus, N um ism a, N ycticorax
284 284 284 144 284 284
N N abla, N aphtha, N auclerus, N aulum , N aziraîos, N eofita,
284 284 284 284 114 51
O O brizus, O dós, O ida, O ligopsicheô, O nager,
286 346 141 136 144
O nocentaurus, O phiom acus, O rphanus, O rthodoxus, O rtygom etra,
284 284 284 41,53 284
P eriscelides, Periscelis, Peristolum , Perizom a, Perperam , Perperus, Petra, P etrobolus, Phalanga, Pham tasia, Phantasm a, Pharagga, P haretra, P hylacterium , Picris, Piraterium , P isticus, P ittacium , P lasm are, P latanus, P latea,
280 284 280 284 286 286 144 280 280 144,284 284 280 144 284 280 280 286 284 145,287 144 144
I Palatha, Palin, Parabola, P arabolari, Paracletus, Paradisus, P arakeim ai, P arasceve, Pardus, Paropsis, Parresia, Pascha, P astophorium , P atriarcha, P entacontarchus, Pentapolis, Pentecosta, Perdix, Peribolus, Peripatexn, Peripsem a,
284 113 144 280 284 144,284,453 136 284 144 284 123 453 284 284 284 284 284 144 284 112 284
L atín bíblico y L atín cristiano
558 P le sío n 206 Pneúm a, Poderes, P olym itus, Pom peio, P oreúesthai, Presbyter, P rinus, P robaticus, P rologus, P rom eletare, P rophetare, P ropheta, Prophetatio, P rophetes, Prophetia, P ropheticus, Prophetis,
Prophetissa, P rophetizare, P roselytus, Prostithénai, Prósopón, Psalli, Psalm us, Psalterium , Psaltes, Psaltrix, P seudoapostolus, P seudochristus, P seudopropheta, Psyché, P urpura, P ytho, Pythonicus, Pythonissa,
43 144,284 286 280 112 41,144,284 284 286 144 280 53,145,453 41,53,144,284,453 453 53,285 144,285,453 286,453 285
285.453 287 285 113 96 145 285 144,285 285 144 285 285 285.453 9 6,112,200 144 285 286 285
R R hom phaea,
144,285
S Sabbatism us, Sabbatizare, Sabbatum , Saccinus, Sagena, Sagm a, S arks, Satanas, Scandalizare, Scandalum , Scariziare, S cenopegia, Sceptrum , Schinus, Schism a, Sciza, Scorpio, Scorpius, Sibina, Sicera, Siren,
285 287 285 286 285 285 43,54 285,453 53,145,287 71,144,285 281,287 285 144 285 285 280 144 144 280 285 285
S irom aste, S itarcia, Sm aragdus, Sm igm a, Sophistice, Spado, Sperm ologus, S phalax, S ta te r,. Statera, Station, Stibiare, Stibinus, Stola, Storax, Sycom orus, Sym poneô, Sym psélion, Synagoga, Syrom ata,
280 285 144 285 145 144,285 280 280 285 144 346 279 286 144 144 285 136 346 144,285 280
559
Indices
T eloneum , T elonium , T erebinthus, T hallus, T heristrum , T hesaurizare, T hesaurus, T heé, T heós, T hibis, T him iam aterium , T him iaterium , Thronus,
X enia,
Z abulus, Z elabile, Z elare, Z elari, Z elatio, Z elotes, Z elotypia,
285 285 144 285 285 145,287 144 182 182 280 285 285 144,285
T hybis, T hym iam a, T h ym iam are, T hym iam atizare, T ibis, T is, T opazynus, T richaptum , T rieris, T ristegon, T ristegum , T ym panistria, T yrannus,
280 285 281 281 280 210 280 280 285 285 285 285 144
144
453 280 145,287 145 280 286 286
Z elotypus, Z elus, Z éran, Z eréusa, Z izanium , Z ona,
144.286 144.286 136 136 286 144
561
Indices
INDICE DE SEMITISMOS [Incluimos hebraísmos y aramaísmos; la letra ayin va al final; el alef al principio de palabra no se ha transcrito]
A ,A ,A , A b, A bba, A bra, A dam , Ah, A har, A harêy, A hoth,
245 243 242 245 195,198,206
A lleluia, A m ar, A m en, A m orrhaeus A padeo, A rachites, A riel, A rioth, A sher,
200, 205 231 231 207
61,245 64 42,61,245 245 243 245 243 243 90,189,239
B B a ra ’, B asar, Bat, Batus, Be, B ehem oth,
55 43,55 246 246 63,96,108,185,226 243
Cab, C abus, C adum , C adus, C arm elitis, C habratha,
243 246 246 246 245 . 243
B elial, B ên, B erôth, B oqer, B orith, B urdo,
C hanaanaeus C hanaanitis, C herub, C herubim , C hodchod, C hrem el,
181,243 231,232 113 185,291 243 246
42,245 245 243 42,61 243 243
L atín bíblico y L atín cristiano
562 C orban, C orbona,
243 245
Corus, C yrot,
246 243
D e m a ’, D ragom án,
243 94
E phphetah, E phud, E seb, E th, E theca,
243 243 136 116,227 246
G om or, G oyim , G ulgoleth, G ulgotha_
243 45 245 245
D D abar, D abir, D ebír,
201,202 243 243
E E dén E lam , E m anoth, E pha, E phi, E phod,
243 243 243 243 243 243
G G albanus, G ehenna, G e hinnôm , G olgotha,
245 61,245 245 245
H H abra, H aceldam a, H adah, H allelû yah, H am ôr, H aqel, H aradah, H ebraeus, H elbenah, H ierosolym itanus,
H ifil, H in, H ishkîm , H ishtahaw ah H odah, H ofal, H om er, H osanna, H yssopus,
245 243 252 245 243 243 136 245 245 42
214 243 219 251 47 214 243 42,245 245
[ Iebusaeus, Iobel, Ism ahelites, Ishshah, Israelita, Israelites,
245 245 235 207 42,245 245
Israelitis, Iubilaeus, Iubilare, Iubilatio, lubilum , Iudaeus,
245 245 245 245 246 245
563
Indices K K ab, K abbed, K abôd, K ad, K ebarah, K erm el, K erûb,
Kí, K odkod, Kol, K or, K orban, K yróth,
243 253 252 246 243 243 243
64,90,110,239 243 136,194 246 243 243
L Le, L e ’m or, L eviatan,
L evita, L eviticus, Lo,
227 97 243
61 61 204
M M aheleth, M alasar, M a l’ak, M am m ona, M am ón, M am ona, M am zer, M an, M an hú, M anna, M anna, M ascharath, M asiah, M asora, M e ’od,
M echonoth, M ekonah, M esech, M esellat, M esiha, M esillat, M essias, M eturgem an M idrashim , M in, M isgeróth, M oabitis, M usach, M usak,
243 243 60 243 243 243 244 113,244 244 42,61,244 244 244 246 92 189
244 244 244 244 246 244 42,61,246 94,121 91 186,232 244 245 244 244
Ν N abí, N ablum , N aqdanim , N azir, N db, N ebel,
N echota N ekót, N ekota, N ephes, N isan, N tn,
53 246 92 113 111 244,246
O O m enôth,
243
I
244 244 244 96,112,192,193,200 244 96
L atín bíblico y L atín cristiano
564
Paneh, P a r’oh, Paradisus, Paradrin, Pardes, P ascha, Penêy, P eradîm , P ered,
Q ab, Qds,
R abbi, R abboni, R aca, R eqah, R aphem ,
Sabaeus, Sabaoth, Sabbat, Sabbatum , Sabîb, Saccus, S adducaeus, Saq, Sarabala, Sarbal, Satan, Satanas, Satum , Sebaôth, Sekar,
230 244 246 244 246 61,246 96 244 246
246 111
61,244 244 245 245 244
245 244 246 61,246 233 246 245 246 246 246 61,244,246 61,246 246 244 246
P esah, Pharao, P harisaeus, Phase, P helm unim , P heloní, Pheta, P hilistaeus, P irdah,
244,246 61,244 42,245 244,246 244 244 243 245 246
Q ereb,
231,232
R eqa, R e 'a , R e 'ú th , R úah,
S eqel, Serah, Seraphim , Setîm , Shakam , Shalóm , Sham ayim , S húb, Sicera, Siclus, Silonites, S iqqalôn, Sodom ita, Sodom iticus, S ulam itis,
245 200,206,207,208,209 207,209 43
246 136 42,61,244 244,246 219 46,112 251 112 246 246 245 244 61 61 245
565
Indices
Targum, Targumes, Targumim, Thau, Tawek,
Theraphim, Thorah, Tob, Tôk,
120
103,120,122 94,120 244 231
113,244 60 112
231
U Ulam,
243
Vah,
245
I
W Wayyehi,
265
I We,
235 Y
Yad,
96,231
I Z
Zecalin, Zeh,
244 190
'Ahah, Ά1, 'Almonî,
245 204 244
Ά Ι-pî, 'Atîq, 'Ayin, 'Ezôb, 'Ozen, 'Ish,
95 246 233 245 233 195,198,204,206
Indices
567
INDICE ESPECIFICO DE MATERIAS Prólogo a la segunda edición......................................................................... Presentación....;............................................................................................... Introducción.....................................................................................................
9 19 21
El latín bíblico y cristiano en el marco del latín tardío................................
21
PRIMERA PARTE
EL LATIN CRISTIANO...... ........................................................................
27
I.- Importancia del latín cristiano en la evolución del latín..................... 1,- Estado de la cuestión............................................................................. 2,- ¿Epoca de decadencia?......................................................................... 3,- La Christianitas latina........................................................................... 3.1,- El texto de la Biblia latina.................................................................. 3.2,- La organización eclesiástica............................................................. 3.3,-La liturgia cristiana............................................................................ 3.4,-La filosofía cristiana.......................................................................... 3.5,- La teología cristiana...................................................................... 3.6,- La ética cristiana................................................................................ 3.7,- La ascética cristiana........................................................................... 3.8,-La homilética cristiana....................................................................... 3.9,- Latín clásico y latín tardío.............................................................
29 29 30 31 31 31 32 32 32 32 32 33 33
II.- Latín común y latín de los cristianos................................................... 1.- Algunos datos sobre la existencia del latín cristiano......................... 1.1,- Etapa de la lengua hablada................................................................. 1.2,- Etapa de la lengua escrita................................................................... 1.3,- Etapa de la lengua literaria................................................................ 1.4,- Textos de Agustín de Hipona............................................................
35 35 36 36 36 37
568
L atín bíblico y L atín cristiano
1.5.- Opinión de los paganos sobre la lengua de los cristianos............... 2,- Rasgos característicos del latín cristiano............................................ 1,-Neologismos.......................................................................................... 1.1.- Neologismos que son “cristianismos lexicológicos directos” ....... 1.1.1.-Grecismo s ..................................................................................... 1.1.2.-Hebraísmo s ..................................................................................... 2.1.2.-Neologismos que son “cristianismos lexicológicos indirectos” ... 1.-La salvación........................................................................................... 2.- El bautism o........................................................................................ 3.- La santificación...................................................................................... 4.- La mediación.......................................................................................... 5.- La carne y el espíritu............................................................................. 6.- La alegoría............................................................................................. 2.1.3.Neologismos que son “cristianismos semánticos” (=semasiológicos)............................................................................ 1.- La idea de pagano.................................................................................. 2.- La idea de p a z ........................................................................................ 3 .-La idea de “confesión” .......................................................................... 2.1.4.-Formación de los neologismos cristianos...................................... 1,- Sustantivos en -tor y -tío....................................................................... 2,- Adjetivos en -bilis.................................................................................. 3,- Verbos en -ficare.................................................................................... 4,- Otras formaciones.................................................................................. 2.1.5.Cristianismos sintácticos............................................... 1,-Adjetivos de pertenencia....................................................................... 2,Singular colectivo.................................................................. 3,- Nominativo “pendens” .......................................................................... 4,- Genitivo adnominal................................................................................ 5,- Elipsis y braquilogías...................................................................... ...... 6,- Construcciones de los verba dicendi.................................................... 2 ,- Grecismos.............................................................................................. 1 Penetración por vía popular.................................................................. 2,- Penetración por vía culta....................................................................... 3,- Préstamos léxicos griegos......................... ........................................... 3.1,- Instituciones con nombres griegos.................................................... 3.2,- Préstamos griegos productivos......................................................... 3.3,- Palabras latinas con equivalencias griegas...................................... 3.4,- Palabras latinas por griegas................................................................ 3.5,- Esfuerzo de los poetas latinos por eliminar palabras griegas........ 4,- Préstamos sintácticos griegos............................................................... 4.1.- Perífrasis de futuro.............................................................................. 4.2,- El verbo credidi................................................................................... 4.3.- Infinitivo final..................................................................................... 4.4,- Completivas con quod, quia, quoniam............................................. 5,- Conclusiones sobre la influencia griega.............................................
38 40 41 41 41 42 42 43 43 43 43 43 44 44 44 46 47 49 49 49 49 49 49 50 50 50 50 50 51 51 52 52 53 53 54 54 55 55 56 56 57 57 57 57
Indices
569
3 .-Semitismos............................................................................................. 1 Préstamos léxicos hebreos y arameos.................................................. 1.1.- Semitismos indirectos........................................................................ 1.2,- Semitismos directos........................................................................... 2.- Influencias sintácticas hebreas y arameas............................................ 2.1,-Genitivo adnominal............................................................................. 2.2,Genitivo de intensidad......................................................... 2.3,- Comparativo con ab y prae................................................................ 2.4,- Uso de in instrumental....................................................................... 2.5,- Completivas con quod, quia, quoniam............................................. 3.- Conclusiones sobre los semitismos...................................................... 4.Vulgarismo s ............................................................................................ 4.1 .-Introducción......................................................................................... 4.2,- Vulgarismos léxicos........................................................................... 1.- Materiales antiguos............................................................................... 2,- Fondo popular........................................................................................ 4.3,- Formaciones y derivaciones populares............................................. 1,- Terminaciones en -ium.......................................................................... 2,- Sustantivos en -tor y -tio....................................................................... 3,- Sustantivos en -mentum y -culum........................................................ 4,- Sustantivos en -monium y -ela............................................................. 5,- Adjetivos en -alis, -bilis y -osus.......................................................... 6,- Verbos de la primera conjugación....................................................... 7,- Verbos en -izare, -icare y -ficare......................................................... 4.4,- Cristianismos semánticos de origen popular.................................... 4.5,- Vulgarismos sintácticos..................................................................... 1.- Tercera persona singular con valor indefinido.................................... 2.- Construcción dt fungi y utor................................................................. 3.- Los tiempos en las oraciones condicionales....................................... 4.- Infinitivo de presente por inf.de futuro................................................ 5.- Uso de quod, quia, quoniam por infinitivo......................................... 4.6,- Conclusiones sobre los vulgarismos................................................. 5.-Solución definitiva al problema de la lengua cristiana........................
58 60 60 61 61 62 62 62 62 64 64 65 65 67 67 68 70 70 71 71 71 72 72 73 Ti 74 74 74 74 75 75 75 77
SEGUNDA PARTE EL LATIN BIBLICO.....................................................................................
83
I.-Importancia del latín bíblico en la evolución del latín ........................ 1.1,-Introducció n ....................................................................................... 1.2.El texto de la B iblia....................................................... 1.2.1.- El texto hebreo y arameo de la Biblia............................................. 1.2.1.1.- La lengua hebrea.......................................................................... 1.- Tiempos verbales: perfectum, infectum.................................... ..........
85 85 89 89 89 89
570
L atín bíblico y L atín cristiano
2,- El orden de palabras en hebreo............................................................ 3,- Carencia de la oración de infinitivo..................................................... 4,- Lengua rica en sustantivos y pobre en adjetivos................................. 5,- Sobre la oración de relativo.................................................................. 1.2.1.2.- Historia del texto hebreo............................................................. 1,- Desde los orígenes hasta el s.I d.C r..................................................... 2 ,-Desde el s.I hasta el s.V I....................................................................... 3 ,-Desde el s.VI hasta el s.X ..................................................................... 4,Desde el s.X hasta nuestros d ías................................................ 1.2.1.3,-La lengua aramea.......................................................................... 1.- Textos arameos de la Biblia.................................................................. 1.2.2,- Texto griego del N .T .................................... .................................. 1.- La lengua griega del N .T ...................................................................... 1.1,-Fraseologí a ........................................................................................ 1.2,Datos gramaticales.......................................................... 2,- Transmisión del texto del N .T ............................................................. 2.1,-Los códices.......................................................................................... 2.2,-Las versiones....................................................................................... 2.3,Las citas de los autores eclesiásticos......................................... 2.4,- Autoridad crítica y dogmática del texto del N.T...... ....................... 1.3.- Las versiones de la Biblia................................................................... 1.3.1,- Versiones griegas del A .T .............................................................. 1,-La Septuaginta....................................................................................... 1.1,-Fecha de la versión............................................................................. 1.1.1, - El prólogo del Eclesiástico.................................................... 1.1.2,-La carta de Aristeas......................................................................... 1.1.3,- Testimonio de Aristóbulo.......................................................... 1.1.4,- Fechas aproximadas de la traducción........................................... 2.1,- Características y valor de la versión................................................. 2.1.1,- Perfección de la lengua griega....................................................... 2.1.2,- Inteligencia del texto....................................................................... 2.1.3,- Fidelidad al original......................................................................... 2.1.4,- Otras características........................................................................ 3 . 1 La lengua de la Septuaginta............................................................... 3.1.1.- Hebraísmos sintácticos en los Setenta.......................................... 1.-Orden de palabras y oraciones............................................................... 2 ,-La parataxis............................................................................................ 3, - La subordinación............................................................................. 4,- La construcción de los verbos.............................................................. 5,- Uso de preposiciones calcadas del hebreo.......................... *.............. 6,- Uso pleonástico del anafórico.............................................................. 7,- Uso de kaí para introducir un relato..................................................... 8,- Fórmulas de juram ento......................................................................... 9,- Uso de eís con verbos factitivos........................................................... 10,- Traducción del infinitivo hebreo........................................................
89 90 90 90 90 90 91 91 92 93 94 94 94 95 96 98 98 99 99 100 101 101 101 102 102 102 103 104 104 105 105 105 105 106 106 107 107 107 107 108 109 109 109 109 110
Indices
11,- Uso de hóti........................................................................................... 3.2,-Léxico de los Setenta......................................................................... 1 Neologismos.......................................................................................... 2 - Calcos léxicos hebreos...................................................................... 3,- Versiones estereotipadas....................................................................... 4,- Calco de imágenes hebreas desconocidas del griego......................... 5,- Transliteraciones de palabras hebreas.................................................. 6,- Neologismos semánticos....................................................................... 3.3.Importancia de la Septuaginta............................................... 1,- Primera traducción de una literatura.................................................... 2 ,-Los manuscritos de Qumrán................................................................. 3,Información sobre la época de transición del A.T. al N.T y sobre las ideas judías contemporáneas.............................................. 4,- Información sobre la pronunciación de los nombres propios hebreos.... 5,- Versión usada por la sinagoga y el N .T ............................................... ó.- Base de muchas versiones posteriores................................................. 1.3.1.2,- Revisiones judías de los Setenta.................................................. 1.- Versión de Aquila................................................................................ 2.- Versión de Teodoción.......................................................................... 3 .-Versión de Símaco................................................................................ 1.3.1.3,- Otras revisiones griegas................................................................ 1,- Revisiones parciales: lospapiros judíos.............................................. 2,- La revisión del grupo “kaigé” .............................................................. 3,- Quinta, sexta, séptima........................................................................... 1.3.1.4,- Recensiones cristianas de los Setenta......................................... 1.- Héctaplas, óctaplas, enéaplas................................................................ 1.3.2 .- Versiones arameas de la Biblia................................................ 1.- El Targum palestinense: Neofiti 1........................................................ 1.1.- Descubrimiento................................................................................... 1.2.- Fecha de la redacción y de la copia.................................................. 1.3.-Importancia del Neofiti 1.................................................................... 1.3.1.- Importancia general del Neofiti 1................................................... 1.3.2.-Los targumes y el N.T..................................................................... 1.- San Pablo y el Tárgum palestinense.................................................... 2.- Apocalipsis y Targum palestinense..................................................... 3.- Evangelios y Targum palestinense....................................................... 4.- Antigüedad del Pseudojanatán............................................................. 5.- Tradiciones targúmicas y exégesis del N .T ........................................ 1.3.3,-Los targumes y otros escritos bíblicos y no bíblicos, ................. 1 Las obras de Flavio Josef...................................................................... 2,- Los targumes y las versiones griegas del A.T..................................... 3,- Los targumes y la literatura cristiana antigua..................................... 1.3.3,Versiones latinas de la B iblia................................................... 1.3.1.1,- La Vetus latina.............................................................................. 1.- Origen de la V L.....................................................................................
571
110 110 111 111 112 112 113 114 114 114 115 115 115 115 116 116 116 117 117 118 118 118 119 119 119 120 120 120 121 121 121 122 123 123 123 123 123 124 124 125 125 126 129 129
572
L atín bíblico y L atín cristiano
2,- Características de la lengua de la V L................................................... 3,- Técnica de traducción de la V L ........................................................... 3.1.-Literalidad de la versión..................................................................... 3.2.Aliteraciones.................................................................... 3.3.- Palabras homófonas........................................................................... 3.4.- Palabras compuestas.......................................................................... 3.5.- Palabras nuevas................................................................................... 3.6.- Léxico de la Afra y de la Europea y Vulgata en el Nuevo Testamento... 3.7.- Tendencias y particularidades de la Afra......................................... 3.8.- Términos de la Afra en las otras versiones...................................... 3.9.- Algunas diferencias léxicas entre la Afra y la Europea ................. 3.10.- Vocabulario griego del Eclesiástico................................................ 1.- Nombres propios.................................................................................... 2 - Sustantivos......................................................................................... 2.1,- Palabras de la lengua eclesiástica..................................................... 2.2,- Palabras de historia natural................................................................ 2.3,- Palabras varias.................................................................................... 2.3.1.-Nombres de personas...................................................................... 1.3.2.-Nombres de cosas........................................................................... 1.3.3.-Afectos y actividades.................................................................... 3.- Adjetivos y adverbios........................................................................... 3.1,-Adjetivo s .......................................................................................... 3.2,-Adverbio s ........................................................................................... 4.- Verbos..................................................................................................... 3.11.- Importancia de la V L ....................................................................... 1.- Supervivencia de la VL......................................................................... 2.- Difusión y uso litúrgico........................................................................ 3.- Datos estadísticos de su difusión......................................................... 4.- La VL y las Confesiones de San Agustín........................................... 5.- Influencia en los escritos cristianos antiguos...................................... 1.3.1.2,-La Vulgata................................................................................ 1.- Elementos constitutivos de la Vulgata................................................. 2.- Características de la Vulgata................................................................. 2.1,-Literalida d ......................................................................................... 2.2,Jerónimo evita los vulgarismos...................................... 2.3,-Triunfo de la Vulgata......................................................................... 3.- Relación de la Vg con las demás versiones bíblicaslatinas y griegas... 3.1,-Vulgata y Vetus Latina...................................................................... 3.2,Vulgata y Septuaginta........................................................... 3.3,- Vulgata y versiones griegas de Aquila, Símacoy Teodoción...... 3.4,- Vulgata y exégesis ju d ía.................................................................... 4 .-Importancia de la Vulgata..................................................................... 4.1.- Opiniones de varios autores............................................................... 4.2 .-Códices de la V ulgata........................................................................ 4.3.Autenticidad de la Vg según la iglesia católica................. 4.4.-La Neovulgata.....................................................................................
132 134 134 136 136 136 137 138 138 140 142 143 143 144 144 144 144 144 144 144 144 144 144 145 145 145 146 146 147 147 150 150 151 152 152 153 154 154 156 157 158 158 158 161 162 162
Indices
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Π.- Coincidencias y discrepancias entre el “latín bíblico” y el “latín cristiano”............................................................................ 163 1 Estado de la cuestión............................................................................. 166 1.1.- Autores que no distinguen entre latín bíblico y latín cristiano...... 166 1.2.- Opinión de Jerónimo y Agustín sobre el latín bíblico.................... 168 2.- Peculiaridades del latín bíblico............................................................ 170 2.1.- Influjo semítico.................................................................................... 170 2.1.1.-Campo sintáctico............................................................................. 170 1.- Elementos fundamentales de la frase................................................... 171 1.1.Sujeto indeterminado......................................................... 171 1.2.- Ausencia de verbo copulativo............................................................ 172 1.3.- Expresión del predicado..................................................................... 173 1.3.1,- Participios en función de predicado............................................... 173 1.3.2.- Sustantivos abstractos en función de predicado............................ 173 1.4.- Complementos del predicado............................................................ 173 1.4.1.- El nominativo “pendens” ................................................................ 173 1.4.2.- Anticipación de cualquier otro caso............................................... 174 2 ,-El sustantivo........................................................................................... 174 2.1,- Uso de abstractos en singular por concretos.................................... 174 2.2,- Uso de abstractos en plural por concretos........................................ 175 2.3,- Uso de pluralia tantum ...................................................................... 175 2.4,- Uso del genitivo.................................................................................. 176 2.4.1,- El genitivo de cualidad en sustitución de un adjetivo.................. 176 2.4.1.1,- El nominativo es un sustantivo concreto 177 y el genitivo un sustantivo abstracto......................................... 2.4.1.2,- Genitivo acompañado de un pronombre.................................... 178 2.4.1.3,- Los genitivos inversos.................................................................. 178 1.- Sustantivo abstracto con genitivo inverso norm al.............................. 179 2.- Sustantivo abstracto con genitivo y pronombre.................................. 179 3.- La metáfora genealógica....................................................................... 179 3.1,- Filius en sentido real o metafórico con un genitivo abstracto...... 180 3.2,- Filius en sentido real o metafórico con genitivo y pronombre...... 180 3.3,- Filius en sentido real o metafórico con genitivo concreto.............. 1 80 4.- Homo con genitivo................................................................................. 180 4.1.- Homo con genitivo abstracto............................................................ 181 4.2.- Homo con genitivo abtracto y pronombre....................................... 181 5.- Vir con genitivo...................................................................................... 181 5.1.- Vir con genitivo abstracto.................................................................. 181 5.2,- Vir con genitivo abstracto y pronombre........................................... 181 6.- El vocativo Deus..................... .............................................................. 182 7.- Geminación distributiva de sustantivos, numerales y adverbios...... 182 7.1.- Geminación distributiva de sustantivos............................................ 182 7.1.1.-Gen s ............................................................................................ 183 7.1.2,-Famili a ........................................................................................... 183 7.1.3,-Generati o ....................................................................................... 183
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L atín bíblico y L atín cristiano
7.1.4,-Progenie s ........................................................................................ 7.1.5,-Die s ........................................................................................ 7.1.6,-Annu s .............................................................................................. 7.1.7,Otras expresiones................................................................... 7.2,- Geminación distributiva de numerales............................................. 7.3.- Geminación distributiva de adverbios............................................. 3 ,-El adjetivo.............................................................................................. 3.1,- Grados del adjetivo............................................................................ 3.1.1,-Uso del comparativo....................................................................... 3.1.2,-Uso del superlativo......................................................................... 3.1.2.1,- Construcciones superlativas varias............................................ 1,- Tipo: magnus e fratribus....................................................................... 2 ,-Tipo '.fortes illius.................................................................................... 3.1.2.2,- El genitivo superlativo................................................................. 3.1.2.3,- Otras equivalencias del superlativo........................................... 3.1.2.4,- Los adverbios nimis, valde, vehementer.................................... 4,- El pronombre..................................................................................... 4.1,- Los demostrativos.............................................................................. 4.1.1,- Pronombre redundante.................................................................... 1,- Aparece en la misma oración del relativo........................................... 2.- Aparece en distinta oración................................................................... 4.1.2,- Los demostrativos en función del artículo determinado de las lenguas romances........................................... 4.1.3,- Uso de los demostrativos en función de verbo copulativo.......... 4.1.4,- Uso del femenino de los demostrativos por el neutro correspondiente......................................................... 4.2,- Los pronombres personales................................................................ 4.2.1,- Anima en función de pr.personal................................................... 4.2.2,- Facies en función de pr.personal................................................... 4.2.3,- Oculus en función de pr.personal................................................... 4.2.4,- Vultus en función de pr.personal.................................................... 4.3,-Los pronombres reflexivos................................................................ 4.4,Los pronombres indefinidos y recíprocos......................... ........ 1,- Uso de “non omnis (universus, cunctus)” y “omnis (universus, cunctus) non” con significado de “nada, nadie, ninguno” ... 2,- Uso de “omnis” como indefinido positivo.......................................... 3,- Empleo de “homo, vir, anima, frater, proximus, amicus, collega, vicinus, socius, dux, sermo, verbum” en función de pronombres indefinidos y recíprocos........................................................................ 3.1,- “H o m o ".............................................................................................. a) Usos positivos......................................................................................... b) Usos negativos............................................;........................................... c) Usos recíprocos....................................................................................... 3.2,- V ir ........................................................................................................ a) Usos positivos.........................................................................................
183 183 183 184 184 185 186 186 186 187 187 187 187 188 188 189 189 189 189 190 190 191 192 192 192 192 192 193 193 193 193 193 194
195 195 195 197 198 198 198
Indices
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b) Usos negativos........................................................................................ 199 c) Usos recíprocos....................................................................................... 199 3.3.-Anim a ............................................................................................. 200 a) Usos positivos......................................................................................... 200 b) Usos negativos........................................................................................ 201 3.4.Verbum..................................................................................... 201 a) Usos positivos......................................................................................... 201 b) Usos negativos........................................................................................ 201 3.5.- Serm o.................................................................................................. 202 a) Usos positivos......................................................................................... 202 b) Usos negativos........................................................................................ 202 3.6 .-U n u s..................................................................................................... 202 a) Usos positivos......................................................................................... 202 1) Como pronombre ordinal: “primero”.................................................... 202 2) Como pronombre demostrativo: “el mismo” ....................................... 203 3) Como pronombre indefinido.................................................................. 203 Is) “Uno cualquiera” ................................................................................... 203 22) En fórmulas de reciprocidad................................................................. 203 3B) Como artículo indeterminado: “uno”................................................... 203 b) Usos negativos........................................................................................ 204 3.7,- Unusquisque........................................................................................ 204 3.8,- Participio paronomástico................................................................... 205 3.9.- Frater................................................................................................... 205 a) Como pronombre indefinido.................................................................. 205 b) Como pronombre recíproco................................................................... 206 3.10.- Proximus / proxima......................................................... ................ 206 a) Como pronombre indefinido.................................................................. 206 b) Como pronombre recíproco................................................................... 206 3.11.-Amicu s .......................................................................................................... .'......207 a) Como pronombre indefinido.................................................................. 207 b) Como pronombre recíproco................................................................... 208 3.12,Otros términos menos usados............................................... 208 1) Mulier....................................................................................................... 208 2) Collega..................................................................................................... 208 3) Vicina...... ................................................................................................ 209 4) Socius....................................................................................................... 209 5) D ux........................................................................................................... 209 5 ,-El verbo................................................................................................... 211 5.1.-Tiempos del verbo.............................................................................. 211 5.1.1.Valor del perfecto e imperfecto latinos.............................. 211 a) Tienen valor de pasado en textos históricos......................................... 211 b) Tienen valor de presente en textos sapienciales.................................. 211 c) Perfecto por futuro en textos proféticos................................................ 212 5.1.2. - V alor del futuro latino.................................................................... 212 5.1.3.- Valor del presente latino...................................................... ....... 213
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L atín bíblico y L atín cristiano
5 .2 ,-Construcciones verbales..................................................................... 5.2.1,- Traducción del infinitivo absoluto hebreo.................................... a) Por participio de presente....................................................................... b) Por ablativo de gerundio........................................................................ c) Por nombre en ablativo.......................................................................... 5.2.2,- Traducción de las formas causativas hebreas............................... 5.2.3,- Uso de formas finitas de verbos en sustitución de adverbios..... 1,- Verbo finito auxiliar con verbo finito en infinitivo........................... a) Magnificare, “magníficamente” ............................................................ b) Multiplicare, “mucho” ........................................................................... c) Perseverare, “perseverantemente”......................................................... d) Confirmare, “firmemente” ..................................................................... e) Festinare, accelerare, “rápidamente”..................................................... f) Consummare, “totalmente” .................................................................... g) Praevenire, “previamente” ..................................................................... 2,- Verbo finito auxiliar con otro verbo finito en infinito y reforzamiento de un adverbio............................................................ a) Addere, apponere, adicere + ultra, adhuc, rursum, amplius, magis, “nuevamente, otra vez” .......................................................................... b) Perseverare + adhuc, magis, “constantemente” ................................... 3,- Verbo finito con otro verbo finito en oración subordinada con partículas.......................................................................................... a) Addere, apponere, adicere, reverti, converti, “nuevamente, otra vez” b) Accelerare, “rápidamente” ..................................................................... c) Magnificare, “magníficamente” ............................................................ d) Abundare, “frecuentemente”.................................................................. 4,- Verbo finito con otro verbo finito en oración subordinada con partículas y reforzamiento de un adverbio.......................................... a) Addere, adicere, apponere + adhuc, ultra, “nuevamente, otra vez” .... 5,- Verbo finito con gerundio en acusativo............................................... a) Multus esse, “mucho” ............................................................................ b) Addere, adicere, converti, “nuevamente, otra vez”.............................. 6,- Verbo finito con otro verbo finito coordinado con partículas............ a) Adicere, convertí, revertí, “nuevamente” ............................................. b) Festinare, “rápidamente”........................................................................ c) Confortare, “valientemente” .................................................................. 7,- Verbo finito con otro verbo finito coordinado con partículas........ . a) Accelerare, festinare, “rápidamente” .................................................... 8,- Verbo finito con participio de presente................................................ a) De la misma raíz del verbo finito.......................................................... 1) Participio delante del verbo................................................................ 2) Participio detrás del verbo................................................................ b) De distinta raíz del verbo finito............................................................ 1 ) Participio delante del verbo.................................................. 2) Participio detrás del verbo................................................................
213 213 213 214 214 214 214 215 215 215 215 215 215 215 215 215 216 216 216 216 216 216 216 216 217 217 217 217 217 217 217 217 217 218 218 218 218 218 218 218 219
Indices
c)
Otros participio de presente con valor adverbial.............................. 1) Delante de un verbo finito.................................................................. 2) Detrás de un verbo finito.................................................................... 9,- Verbo finito con gerundioen ablativo.................................................. 10.- Verbo finito con participio de pasado................................................ 1) Conversus, “nuevamente” .................................................................. 2) Reversus, “nuevamente”..................................................................... 3) Otros participios.................................................................................. 11.- Verbo finito con ablativo de un sustantivo de la misma o de distinta raíz.............................................................. 1) De la misma raíz.................................................................................. 2) De distinta raíz.................................................................................... 12,- Verbo finito con acusativo de un sustantivo de la misma raíz........ 5.2.4.- Régimen especial de ciertosverbos................................................ 6 ,-El adverbio............................................................................................. 6.1.- Formaciones de adverbios propias del latín bíblico........................ a) Terminados en - e ................................................................................ b) Terminados en -ter.............................................................................. c) Otras terminaciones............................................................................ 6.2.- Empleos sintácticos peculiares de los adverbios............................. a) En función atributiva.......................................................................... b) Unidos al verbo habere....................................................................... c) Con valor de sustantivos..................................................................... d) Preposiciones delante de adverbios................................................... 7 ,-Las preposiciones................................................................................... 7.1.- Varios usos de in................................................................................ a) Con ablativo con valor instrumental.................................................. b) Con valor predicativo......................................................................... 1) Con acusativo.................................................................................. 2) Con ablativo..................................................................................... 3) Doble construcción.......................................................................... 7.2.- Varios usos de super.......................................................................... a) En sustitución del comparativo con quam........................................ b) En sustitución de un positivo por un comparativo.......................... 7.3.- Varios empleos de ab......................................................................... a) Rigiendo ablativo con valor comparativo......................................... b) Con un positivo.................................................................................... 7.4.- Varios empleos de inter..................................................................... a) Con un adjetivo con valor comparativo............................................ 7.5.- Circunlocuciones preposicionales..................................................... a) Facies.................................................................................................... b) Conspectus........................................................................................... c) Manus.................................................................................................... d) Tergum................................................................................................. e) M edium................................................................................................
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219 219 219 219 220 220 220 220 220 220 220 221 222 223 223 223 223 223 224 224 224 224 224 225 225 225 226 226 227 227 228 228 228 228 228 229 229 229 229 230 230 231 231 231
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1) Inter m edium.................................................................................... 2) Per medium...................................................................................... 3) In medio............................................................................................ A) De m edio.......................................................................................... f) Gyrus..................................................................................................... g) Circuitus.............................................................................................. h) A u ris ..................................................................................................... i) Oculus.................................................................................................... 7.6,-Preposiciones compuestas.................................................................. 8 .-Las conjunciones.................................................................................... 8.1,- Uso de e t ............................................................................................. a) Copulativa sim ple............................................................................... b) Valor explicativo................................................................................. c) Valor circunstancial temporal............................................................ d) Valor adversativo................................................................................ e) Valor causal......................................................................................... f) Valor concesivo.................................................................................... g) Valor consecutivo............................................................................... h) Valor final............................................................................................ i) Como apódosis..................................................................................... j) Sustituyendo a una oración de relativo.............................................. 8.2,- Uso innecesario de e t......................................................................... 8.3,- Uso de u t............................................................................................. 8.4,- Conjunciones en frases de juramento, afirmación o negación enfáticas........ .............................................. 1) Fórmulas de juramento, afirmación o negación enfáticas introducidas por quia, quoniam............................................................ a) Con quia............................................................................................... b) Con quoniam....................................................................................... c) Con et en oracioón coordinada.......................................................... d) Sin conjunción..................................................................................... 2) Fórmulas de juramento, afirmación o negación enfáticas introducidas por s i.................................................................................. a) Si = “no” .............................................................................................. b) Nisi = si non = “sí”.............................................................................. 8.5,- Uso de quod, quia, quoniam con verbos declarativos.................... 9 - Orden de palabras en el latín bíblico.................................................... 2.1.2. Campo léxico................................................................................ 1.- Préstamos léxicos hebreos y arameos.................................................. 1.1.- Nombres propios................................................................................. 1.2.-Nombres comunes.............................................................................. 1.2.1,- Términos hebreos en forma hebrea................................................ 1.2.2,- Interjecciones hebreas..................................................................... 1.2.3,- Términos hebreos a través del griego........................................... 1) Adjetivos y patronímicos................................................................ 2) Nombres...........................................................................................
231 231 232 232 232 232 233 233 234 234 235 235 235 235 235 235 236 236 236 236 236 236 236 237 237 237 237 237 237 238 238 238 238 240 241 242 242 242 243 244 245 245 245
Indices
1.2.4,- Incorporados en forma latinizada................................................... 2,- Calcos léxicos hebreos y arameos........................................................ 2.1.3,-Campo semántico............................................................................ 1.- Lista de algunos términos con significadosbíblicos;........................... 2,- Lista de otros términos con significadosbíblicos.............................. a) Adorare................................................................................................ b) Caelum................................................................................................. c) Caeli...................................................................................................... d) Confiteri............................................................................................... e) Confessio............................................................................................. f) Gloria..................................................................................................... g) Glorificare............................................................................................ h) Honorare.............................................................................................. i) Honor..................................................................................................... j) Honorificare.......................................................................................... k) Communis............................................................................................ I) Communicare....................................................................................... II) Cognoscere.......................................................................................... m) Noscere............................................................................................... n) V idere................................................................................................... o) Clamare................................................................................................. p) Clamor.................................................................................................. q) C o r........................................................................................................ r) Renes..................................................................................................... s) M are...................................................................................................... t) Lacus...................................................................................................... u) Tectum.................................................................................................. v) Labium.................................................................................................. x) Suscitatio............................................................................................. 2.1.4,Campo estilístico................................................................. 1,-Estilo paratáctico................................................................................... 2,Paralelismo de los miembros...................................................... a) Paralelismo sinónimo.......................................................................... b) Paralelismo antitético......................................................................... c) Paralelismo sintético........................................................................... 3) Pleonasmos con los “verba dicendi” ..................................................... 4) Descripción de la acción que precede o acompaña a la del verbo principal.......................................................................... a) Idea de “sentarse” ............................................................................... b) Idea de “levantarse” ............................................................................ c) Idea de “mirar”..................................................................................... d) Idea de “venir”..................................................................................... e) Idea de “ir”........................................................................................... f) Idea de “lamentarse” ........................................................................... 5) Comienzo de los relatos bíblicos..........................................................
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6) Otras expresiones curiosas...... .............................................................. 266 7) El simbolismo......................................................................................... 266 8) El sentido figurado.................................................................................. 267 9) El lenguaje afectivo................................................................................. 268 2.2,- Influjo griego...................................................................................... 269 1 ,-Campo sintáctico.................................................................................... 269 a) El genitivo como complemento de verbos de “dominio” ................ 269 b) El genitivo como complemento de comparativo.............................. 270 c) Un positivo con quam......................................................................... 270 d) Genitivo absoluto por ablativo absoluto........................................... 271 e) Genitivo después de adjetivos............................................................ 271 f) Acusativo por ablativo instrumental.................................................. 271 g) Doble acusativo con ciertos verbos................................................... 271 h) Empleo personal de pluere................................................................. 271 i) Uso de in con ciertos verbos............................................................... 272 j) Verbos que rigen acusativo................................................................ 272 k) Verbos que rigen dativo...................................................................... 272 I) Uso de conjunciones con infinitivo.................................................... 273 1) Ut consecutivo.................................................................................. 273 2) Ne final............................................................................................. 273 3) Propter quod causal........................................................................ 273 4) Priusquam temporal........................................................................ 273 II) Desarrollo de las construcciones con quod, quia, quoniam con verbos declarativos...................................................................... 273 m) Giros especiales debidos a la literalidad de las versiones latinas... 273 n) Uso de si en interrogativas directas................................................... 274 o) Uso de si en interrogativas indirectas................................................ 274 p) Sujetos neutros en plural con verbos en singular.............................. 274 q) Uso de algunas preposiciones............................................................ 274 1) Con genitivo..................................................................................... 274 2) Con dativo........................................................................................ 275 3) Uso de dos negaciones.................................................................... 275 r) Varios empleos del infinitivo............................................................. 275 1) Presente por supino o gerundio...................................................... 275 2) Infinitivo final.................................................................................. 275 3) Infinitivo con habeo........................................................................ 275 s) Usos especiales del participio............................................................ 276 1 ) Participio de presente por infinitivo................................. 276 2) Ablativo absoluto por participio..................................................... 276 t) Gerundio con in y ablativo.................................................................. 276 u) Concordancias ad sensum.................................................................... 277 v) Uso de ut ne en vez de n e ................................................................... 277 x) Empleo de hic como artículo.............................................................. 277 2,Campo léxico............................................................................. 277 2 . 1 Préstamos griegos: neologismos y calcos........................................ 278
Indices
a) Términos propios de la Vetus Latina................................................. 1) H apax............................................................................................... 2) Otros términos.................................................................................. Is) Sustantivos................................................................................... 2a) Adjetivos...................................................................................... 32) Verbos.......................................................................................... 42) Algunas palabras compuestas según el modelo griego........... b) Términos de la Vulgata....................................................................... 1) Sustantivos....................................................................................... 2) Adjetivos.......................................................................................... 3) Verbos.............................................................................................. 2.3.- Influjo de la lengua popular.............................................................. 1,-Morfologí a ............................................................................................ 1.1,- Flexión nominal.................................................................................. a) Cambios de declinación...................................................................... 1) Paso de la 3- a la Ia.......................................................................... 2) Paso de la 3a a la 2a.......................................................................... 3) Paso de la 4a a la 2a.......................................................................... 4) Paso de la 2a a la 4a.......................................................................... 5) Paso de la 2a a la 3a.......................................................................... 6) Paso de la 2a a la Ia.......................................................................... 7) Paso de la Ia a la 3a.......................................................................... 1.2,-Flexión adjetival.................................................... ............................. 1) Paso de la Ia a la 3a clase................................................................. 2) Paso de la 2a a la Ia clase................................................................. b) Cambios de género............................................................................. c) Cambios de número........................................................................... : d) Otros cambios...................................................................................... e) Particularidades en la declinación de los numerales........................ f) Particularidades en la formación de los comparativos..................... 1.3,Flexión verbal........................................................................ a) Cambios de conjugación..................................................................... b) Cambios de v o z ................................................................................... 1) Activa por deponente...................................................................... 2) Deponente por activa....................................................................... 2,Sintaxis................................................................................. 1 .-Sustantivos y adjetivos.......................................................................... 1.1.- Casos con preposiciones en vez de casos simples........................... 1.2.- Acusativo absoluto en vez de ablativo absoluto.............................. 1.3.- Nominativo “pendens” ....................................................................... 1.4.- Adjetivos en vez de genitivos adnominales..................................... 1.5.- Superlativos por positivos.................................................................. 1.6.- Comparativos por superlativos......................................................... 1.7.- Uso de domus, “casa” ........................................................................ 2,Uso de los pronombres............................................ ..........
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2 . 1 El pronombre hic................................................................................ 300 3.- Uso de los adverbios............................................................................. 300 3.1.- Adverbios usados como preposiciones............................................ 300 3.2,- Confusión en el uso deforis y fo ra s ................................................. 301 3.3,- Algunos otros usos de los adverbios................................................. 302 3.4.- Significados nuevos de algunos adverbios...................................... 302 4.- Uso de las preposiciones....................................................................... 303 4.1,- Preposiciones con ablativo en vez de acusativo............................. 303 4.2,- Preposiciones con acusativo en vez de ablativo.............................. 304 4.3,- Uso de in contra las normas clásicas................................................. 305 4.4,- Significados nuevos de algunas pj-eposiciones................................ 306 4.5,- Preposiciones compuestas.................................................................. 307 5 .-El verbo.................................................................................................. 307 5 .1 .-Uso de compuestos............................................................................ 307 5.2,Usos especiales del infinitivo, gerundio y gerundivo.............. 308 6.- Sobre las oraciones................................................... ........................ 309 6.1.- Coordinación en vez de subordinación............................................ 309 6.2,- Uso de quod, quia, quoniam con verbos declarativos.................... 309 6.3.- Oraciones interrogativas con si......................................................... 309 6.4,- Oraciones finales con quatenus por u t............................................. 310 3 .-Campo léxico......................................................................................... 310 3.1.-Términos vulgares.............................................................................. 310 a) Verbos terminados en -ficare............................................................. 310 b) Verbos compuestos............................................................................. 311 c) Términos atestiguados por Ia vez en la V L ...................................... 312 d) Términos atestiguados en VL y autores cristianos, pero no en la Vg.. 312 e) Términos atestiguados en VL y V g ................................................... 312
TERCERA PARTE
LOS AUTORES CRISTIANOS............................................................... 317 I.-Introducció n ........................................................................................... 319 II.-Orígenes de la literatura latina cristiana........................................... 323 III.Las versiones de la Biblia y la literatura latina cristiana antigua......... 3 1.- Géneros literarios dependientes de la Biblia latina............................. 326 1.1.- Géneros literarios nuevos................................................................... 327 a) Las pasiones de los m ártires.............................................................. 327 b) La liturgia............................................................................................ 327 1) La secuencia..................................................................................... 328 2) Los himnos litúrgicos...................................................................... 328 c) La exégesis bíblica.............................................................................. 330 d) Las reglas monásticas......................................................................... 330 1.2 - Géneros literarios antiguos con nuevo contenido........................ 332
Indices
a) La épica................................................................................................ b) La oratoria............................................................................................ c) La historiografía................................................................................... d) La biografía.......................................................................................... IV.- Carta de Clemente a los Corintios..................................................... 1.- Fecha de la traducción latina................................................................. 2.- La carta y las citas de la B iblia............................................................ 3.- Lengua y estilo de la carta.................................................................... a) Literalidad............................................................................................ b) Carácter popular de la lengua............................................................ 1) Morfología........................................................................................ 2) Vocabulario...................................................................................... 3) Sintaxis............................................................................................. 4.- Uso del vocabulario técnico de los cristianos..................................... a) Cristianismos lexicológicos en la carta.............................................. b) Cristianismos semánticos en la carta................................................. c) Cristianismos indirectos en la carta................................................... d) Verbos terminados en -ficare............................................................ 5.- Conclusiones finales............................................................................. V.~ E l“Pastor” de H erm as......................................................................... 1 Contenido de la obra............................................................................. 2.- Autor de la obra..................................................................................... 3.- Fecha de composición........................................................................... 4.- Lengua y estilo de la obra..................................................................... VI.- La “Passio Perpetuae et Felicitatis” ................................................... 1 Contenido de la obra............................................................................. 2.- Fecha de composición de la obra......................................................... 3.- Lengua y estilo de la obra..................................................................... VII.- Minucio F élix..................................................................................... 1.- Vida y obras........................................................................................... 2 .-El Octavius............................................................................................. a) Estructura y contenido del “Octavius”............................................... 1) Estructra........................................................................................... 2) Contenido......................................................................................... b) Valor literario y doctrinal del “Octavius”......................................... 1) Valor literario................................................................................... 2) Valor doctrinal................................................................................. c) Lengua y estilo del “Octavius” .......................................................... 1) E stilo................................................................................................. 2) Lengua.............................................................................................. V III.-Tertulian o ....................................................................................... 1.- Vida......................................................................................................... 2 .-Obra s ..................................................................................................... 3.Lengua y estilo.............................................................................. a) Lengua de Tertuliano................................................................ .........
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L atín bíblico y L atín cristiano
1) Vocabulario...................................................................................... 2) Sintaxis............................................................................................. b) Estilo de Tertuliano............................................................................. 4,- El “Apologeticum”................................................................................. a) Estructura de la obra........................................................................... b) Contenido de la obra........................................................................... 5 .-Importancia de Tertuliano..................................................................... IX,- Cipriano................................................................................................ 1,- Vida......................................................................................................... 2 ,-Obra s ..................................................................................................... a) Obras apologéticas.............................................................................. b) Obras de disciplina eclesiástica......................................................... c) Cartas.................................................................................................... 3 ,-Lengua y estilo....................................................................................... a) Lengua.................................................................................................. b) Estilo........................................................................ ............................ X,- Novaciano............................................................................................. 1.-Vida y obras........................................................................................... 3 .-Lengua y estilo....................................................................................... a) Vocabulario.......................................................................................... l 2) Cristianismos lexicológicos directos......................................... 2B) Cristianismos lexicológicos indirectos........................................ 32) Cristianismos semánticos............................................................... 42) Términos y usos especiales........................................................... b) Sintaxis................................................................................................. XI,- Lengua y estilo de la poesía latina cristiana..................................... 1 Introducción........................................................................................... 2.De lona............................................................................................ 3.- Juvenco................................................................................................... 4.- Prudencio................................................................................................ 5 .-Paulino de Ñola...................................................................................... 6 .-Comodian o ............................................................................................ 7 .-Agustí n ............................................................................................ 8.Poesía hímnica............................................................................ 9.- El Te Deum............................................................................................ 10.- Hilario de Poitiers................................................................................ 11.-Ambrosi o............................................................................................ XII,- Comodiano......................................................................................... 1 ,-Vida y obras............................................................................................ 2,Cultura y formación:características de sus obras........................ 3,- Lengua y estilo....................................................................................... XIII,- Arnobio.............................................................................................. 1,- Vida......................................................................................................... 2,- Obra......................................................................................................... 3,- Lengua y estilo.......................................................................................
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Indices
XIV.- Lactancio.......................... ................................................................ 1.-Vid a ........................................................................................................ 2.Obras................................................................................................ 3.- Lengua y estilo....................................................................................... a) Lengua................................................................................................. 1) Cristianismqs lexicológicos directos.............................................. 2) Cristianismos semánticos................................................................ 3) Cristianismos lexicológicos indirectos.......................................... 4) Usos sintácticos de origen cristiano............................................... b) Estilo..................................................................................................... XV.- Juvenco............................................................................................... X V I,-Hilario de Poitiers............................................................................ 1.-Vid a ........................................................................................................ 2 .-Obra s .................................................................................................... a) Obras exegéticas.................................................................................. b) Obras teológicas.................................................................................. c) Obras polémicas................................................................................... d) Him nos................................................................................................ 3 .-Lengua y estilo....................................................................................... 12) Estilo exegético..................................................................... 2Q) Estilo teológico.............................................................................. 3e) Estilo polémico.............................................................................. 4.El problema del estilo cristiano................................................ X V II,-Ambrosi o ....................................................................................... 1.-Vid a ................................................................................................... 2 .-Obra s .................................................................................................... a) Ambrosio predicador.......................................................................... b) Ambrosio teólogo............................................................................... c) Ambrosio exégeta............................................................................... d) Ambrosio autor de tratados morales y ascéticos.............................. e) Ambrosio poeta: los himnos.............................................................. 3.Lengua y estilo.............................................................................. XVIII.-Jerónim o ....................................................................................... 1,-Vid a ......... ......................................................................................... 2,Obras............................................................................................... a) Obras históricas.................................................................................... b) Obras de ascética monástica:biografías............................................ c) Obras polémicas................................................................................... d) Obras bíblicas...................................................................................... e) Correspondencia................................................................................. 3,- Lengua y estilo....................................................................................... XIX,Prudencio......................................................................... 1.-Vid a ................................................................................................... 2.-Obra s .................................................................................................... a) Psychomachia.................................................................... ..............
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L atín bíblico y L atín cristiano
b) Apotheosis........................................................................................... c) Hamartigenia........................................................................................ d) Contra Symmachum........................................................................... e) Cathemerinon....................................................................................... f) Peristephanon....................................................................................... g) Dittochaeon.......................................................................................... 3.- Lengua y estilo....................................................................................... XX.-Paulino de Ñ ola................................................................................... 1,- Vida......................................................................................................... 2 ,-Obras.. ................................................................................................... 3,Lengua y estilo.......................................................................... XXI,Agustín.................................................................................... 1.- Vida......................................................................................................... 2.- Obras....................................................................................................... a) Diálogos de Casiciaco......................................................................... b) Obras polémicas....................................................... .......................... c) Tratados de teología dogmática......................................................... d) Tratados de teología m oral................................................................. e) Obras pedagógicas............................................................................... f) Obras exegéticas................................................................................... g) Otras obras........................................................................................... 3 .-Agustín escritor...................................................................................... 3.1,-La “Ciudad de Dios” .......................................................................... a) Contenido y estructura de la obra...................................................... b) Lengua y estilo..................................................................................... 1) Lengua.............................................................................................. Ia) Vocabulario................................................................................. 2°) Sintaxis........................................................................................ 2) E stilo................................................................................................ 3.2,- Las “Confesiones” ......................................................................... a) Contenido y estructura de la obra...................................................... b) Lengua y estilo..................................................................................... Ia) Citas y alusiones bíblicas.............................................................. 2a) “Confiteri” y “confessio” y significado de estas palabras........ 3a) Uso de la parataxis en las “Confesiones” .................................... 4e) Empleo abundante de “et”............................................................ 5a) Colocación del verbo al comienzo de la frase............................. 6a) Otros rasgos característicos del estilo de las “Confesiones” ..... 3.3,- Los “Sermones” ................................................................................. a) La claridad........................................................................................... b) La expresividad.................................................................................... c) La gravedad y la unción...................................................................... 3.4,- Las “Cartas” ........................................................................................ 3.5,- El “De Trinitate” ...... .......................................................................... 3.6,- El “De doctrina Christiana” ...............................................................
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Indices
4,- Conclusion general sobre Agustín escritor......................................... XXII.- El período de los “Fundadores” de la Edad Media...................... 1.- Introducción........................................................................................... Ie) León M agno....................................................................................... 2a) Sedulio................................................................................................ 3s) Víctor de V ita.................................................................................... 4a) Próspero de Aquitania....................................................................... 5e) Genadio de Marsella.......................................................................... 6B) Claudiano Mamerto........................................................................... 7a) Salviano de Marsella......................................................................... 8S) Sidonio Apolinar............................................................................... 9a) Fulgencio de Ruspe........................................................................... 102) Flavio Cresconio Corippo............................................................... 112) Cesáreo de Arlés.............................................................................. 12a) Avito................................................................................................. 13a) Gregorio de Tours........................................................................... 14a) Enodio de Arlés............................................................................... 15a) A rator............................................................................................... 16e) Venancio Fortunato......................................................................... 17a) Benito de Nursia.............................................................................. 18a) Martín de Braga............................................................................... 19a) Leandro de Sevilla........................................................................... 20a) Braulio de Zaragoza........................................................................ 2.- Boecio.................................................................................................... a) Vida....................................................................................................... b) Obras..................................................................................................... 3.-Casiodor o ............................................................................................. a) Vida.............................................................................................. ........ b) Obras.................................................................................................... 4 .- Gregorio Magno..................................................................................... a) Vida....................................................................................................... b) Obras.................................................................................................... 1. Obras destinadas a los monjes................................................................ 2. Obras destinadas al público en general................................................. 3. Las cartas................................................................................................. 5.Isidoro de Sevilla................................................................... a) Vida....................................................................................................... b) Obras.................................................................................................... APENDICE................................................................................................. El latín bíblico y la didáctica del latín....................................................... BIBLIOGRAFIA......................................................................................... I,- Información bibliográfica...................................................................... II.- Latín cristiano........................................................................................ III.- Latín bíblico......................................................................................... IV ,-Autores cristianos...............................................................................
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L atín bíblico y L atín cristiano
INDICES...................................................................................................... Indice de palabras latinas........................................................................... Indice de grecismos..................................................................................... Indice de semitismos................................................................................... Indice específico de materias.....................................................................
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