#FOLLAMANTES
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C�������� D������� En esta delicada y peligrosa maniobra Alsari escoge a Steponas Darius como comandante de la tripulación. El grandísimo Darius muere a los mandos del Lituanica tras haber recorrido 6411 kilometros, cruzando el Atlántico desde Nueva York hasta Polonia en uno de los vuelos más precisos (a la vez que rudimentarios) de la historia de la aviación, demostrando una pericia extrema. Darius y su compañero de viaje Girenas manifestan en su útima carta que tanto un vuelo exitoso como la peor de las catástrofes aportarán una experiencia valiosa e importante por la cual merece la pena intentarlo. Ochenta años después, sus nombres se siguen pronunciando a diario y siguen dando ejemplo de que lo importante es intentarlo y hacerlo con todas las fuerzas... El resultado, pierde importancia cuando el viaje es placentero, así que por favor, abróchense el cinturón y disfruten del vuelo.
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CARLOS SALEM
Entré en Twitter con el escepticismo del típico listillo, que me hizo inaugurar la ventana declarando que “La Felicidad nunca será trending topic (aunque quepa en 140 caracteres)”. Poco después dejaba la cuenta casi abandonada durante meses, y no recuerdo bien por qué volví, pero sí porqué me quedé. Porque el pajarito cantaba con muchas voces, todas diferentes, y algunas muy interesantes. Twitter me permitió descubrir, aparte de lo previsible, mucha poesía casi anónima y muchas ganas de hacerla volar. Y empecé a dejar que mis versos y paridas se asomaran a la ventana. Y mucha gente empezó a hacerlas suyas. Durante el último año, el crecimiento del número de cómplices no ha dejado de asombrarme, y algunos compañeros de poesía me preguntaban si no sería perjudicial para mí eso de ir colgando del alambre fragmentos de poemas y versos huérfanos, si esa actividad no me “quemaría”. Yo, que soy ingenuo por parte de madre y confiado por parte de padre, decía que no, que si seguía escribiendo lo que me apetecía, y había gente a la que le gustaba leerlo y difundirlo, eso no podía ser malo. No lo es, desde luego. La tan criticada limitación de 140 caracteres se reveló como una ventaja en muchas ocasiones, y eso de ir tuiteando versos como granizo ardiendo, lejos de convertirse en un vicio acabó siendo una buena costumbre. Que te lleguen fotos de chicas que se han tatuado en el cuerpo versos tuyos, las primeras veces te pone tontorrón, pero luego provoca cierta ternura y 7
hasta algo de responsabilidad en un irresponsable crónico. Llega la hora del balance, de reunir sobre el papel la parte de ese maravilloso despilfarro, incluso de mostrar lo que en Twitter apenas pudo asomar de cuando en cuando. La primera parte de este libro es una visita al mundo de los follamantes, unos seres evidentemente acronopiados, que se sienten únicos y marcianos y hasta capaces de volar de a dos. Unos seres peligrosos, qué duda cabe, para todo lo que autoriza La Autoridad. En la segunda parte se reúnen textos que -en algunos casos- han ido a lomos del pajarito Twitter como trocitos de buenas noticias, que nacieron con vocación de unirse y estaban tan confiados en que lo harían, que no les importaba volar temporalmente por separado. Y en la tercera, sin orden cronológico ni de otro tipo (a los aprendices de follamante, el orden se nos da fatal), he seleccionado 140 de 140, no sé si son los “mejores”, pero sí los que más representan mi forma de asomarme al balcón tuitero, donde el pajarito cantor sigue libre, al menos de momento. Un pajarito tan pequeño, que se puede colar entre las rejas. Por tupidas que sean. Como digo siempre, si les apetece, pasen y lean.
C.S. Casa Tirso, 2014 8
Para Trizia. Gracias por tanto y por todo lo que venga. La poesía es una pregunta que se responde al tocarte, por eso te escribo todo el tiempo, con tantas tintas, por todas partes.
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Para: La Autoridad De: DGGG (Director General de Generalidades Genéricas) Elevo este informe a La Autoridad, consciente de que el caso, probablemente, no revista la menor importancia. Pero como siempre dice La Autoridad, lo que La Autoridad no autoriza, es delito o debería pagar el doble de Impuestos. Adjunto también los archivos relacionados, por si La Autoridad autoriza su destrucción, acción que humildemente me permito aconsejar (si La Autoridad me autoriza a hacerlo, desde luego). Hace meses comenzaron a circular rumores sobre las actividades, si no ilícitas, cuando menos escandalosas, de unos seres desconocidos, potencialmente peligrosos para el Orden tan bien ordenado que garantiza La Autoridad. Con la intención de poner en marcha una investigación discreta sobre el asunto, me dirigí a la sede de los Servicios Secretísimos, pero la hallé prácticamente desierta. Deduje de inmediato que los esforzados agentes del servicio que dirige con pulcritud mi cuñado, se hallarían cumpliendo peligrosas y secretísimas misiones para preservar la autoridad de La Autoridad. (Aprovecho la ocasión para desmentir el feo rumor malintencionado que sostiene que los agentes del ser vicio pasan el día en el bar de la esquina jugando al póquer y soltando piropos soeces a las bellas muchachas que pasan por la acera. Nada más falso. Y puedo asegurarlo porque paso la mayor parte de mi jornada laboral en ese bar, con mi cuñado, y no se juega las cartas, si no a los dados. Además, las muchachas que pasan por la acera son más bien feas). Sea como fuera, sólo había un agente disponible en la sede central de los Servicios Secretísimos. No era un agente triple 15