EXCLUSIÓN POLÍTICA EN GUATEMALA La exclusión política se basaba en que los candidatos no eran elegidos por la población si no que eran elegidos por un grupo de personas específicas, a quienes convenientemente colocan gente dentro del gobierno. Ciudadanía Diferenciada:
Ciudadanía Étnica: Durante el régimen conservador (1839-1870) se reconoció un tipo de ciudadanía étnica que excluyó abiertamente a los indígenas de los derechos ciudadanos. Ciudadanía Restringida: Se otorgó la ciudadanía única mente a los l os hombres mayores de 18 años que supieran leer y escribir. Con esta medida se excluyó a grandes mayorías de indígenas y en general a personas pobres que no tenían acceso a la educación Ciudadanía Universal Por medio de la Constitución de 1945, se otorgó por primera vez la ciudadanía a las mujeres y se permitió el voto de los analfabetas, expresado de "viva voz ”. Fue hasta la declaración de 1965, con la influencia de la declaración de las Naciones Unidas en contra de la discriminación, que termino con la exclusión en los textos constitucionales encubierta por el analfabetismo. A partir de ese año se permitió el voto secreto del analfabeto, con lo lo cual finalmente se estableció la ciudadanía universal en Guatemala.
EXCLUSIÓN DE GÉNERO EN GUATEMALA La situación de Guatemala se podría calificar como c omo una imagen gastada con el tiempo. El país continúa marcado por la desigualdad y la exclusión de niños, mujeres e indígenas, una situación similar a la vivida a finales de los años ochenta del siglo pasado. El rechazo de estos sectores ha supuesto un estancamiento de la nación y un rezago respecto del avance de otros países de Centroamérica y del resto del continente, según datos del Informe Mundial Sobre Desarrollo Humano (IDH) 2016. Una niña indígena nacida en alguna zona rural del país, con desnutrición y sin oportunidad de acudir a la escuela es el mejor ejemplo para graficar la desigualdad y exclusión en este país. Y es que según el IDH divulgado ayer por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Guatemala es el segundo país de Latinoamérica con mayor exclusión de género, solo superado por Haití. Además, en esta nación la mayoría de las adolescentes abandonan sus estudios para dedicarse a trabajos en el hogar, lo cual las convierte en “participantes invisibles y no remuneradas” de la producción del desarrollo. Los niños no indígenas acuden a la escuela el doble de años que los menores indígenas.
El informe de la coordinación residente del PNUD en Guatemala la ubica en el puesto 113 del Índice de Desigualdad de Género, una clasificación similar a la de países como Senegal, Iraq y Egipto, por ejemplo. Históricamente, las mujeres indígenas han estado marcadas por la exclusión de la sociedad, y ha provocado el fenómeno de su invisibilización. En años anteriores, se celebraba en Guatemala, el 5 de este mes, el Día Nacional de la Mujer Indígena, y el sábado recién pasado, es decir, el 18 de cada febrero, se celebra el Día de la Mujer de América. Sin embargo, las cifras, los datos y, sobre todo, los hechos, hacen que estos días no sean de celebración, sino que sirven especialmente para reflexionar sobre el papel de exclusión que ha sufrido la mujer guatemalteca, y aún más, la mujer indígena. Según las estadísticas de diferentes instituciones, las mujeres indígenas son las que están más excluidas de los servicios para satisfacer sus necesidades básicas. Además, este grupo es al que históricamente más se le han violado sus derechos fundamentales. De acuerdo con el último Censo de Población, las mujeres constituyen un 51% de la población guatemalteca, y los indígenas forman el 41% del total de habitantes. El total de mujeres indígenas constituye un número significativo, aproximadamente un 20% de la población. Una sociedad que está excluyendo a una de cada cinco personas, es una sociedad con un alto número de violabilidad de los derechos humanos. El principal efecto o acción de la exclusión hacia las mujeres indígenas, se ve reflejado en la invisibilización de este grupo, lo cual puede verse evidenciado en la escasísima participación de las mujeres indígenas en la vida social, política, económica o jurídica del país. Basándose en una clasificación realizada por el Programa de “Lucha contra las Exclusiones de las Mujeres”,
auspiciado por el Gobierno de Guatemala y la Comunidad Europea, las exclusiones de las mujeres pueden categorizarse de la siguiente forma: 1. exclusión laboral e inequidad en el ingreso; 2. exclusión e inequidades en el acceso a los servicios de educación y salud; 3. exclusión e inequidad en la participación política; 4. exclusión cultural, y 5. exclusiones de género, etnias y ciudadanía. EXCLUSIÓN LABORAL
Como uno de los derechos fundamentales se encuentra el derecho a recibir una remuneración económica justa por un servicio prestado. Sin embargo, datos recabados en distintos departamentos del país, han permitido calcular que la mujer no indígena recibe, en promedio, un 71% menos que un hombre no indígena. Una mujer indígena recibe como pago un 58% menos que un hombre indígena. Y, además, para tomar en cuenta esta relación, un hombre indígena generalmente gana menos que una mujer no indígena.
EXCLUSIÓN EN EDUCACIÓN
Según el Censo Nacional de Población del 2003, realizado por el Instituto Nacional de Estadística, INE, la tasa de analfabetismo en las poblaciones indígenas asciende a un 48% de la población, mientras que en los sectores no indígenas, es menos de la mitad, con un 20%. Y de estos datos, las mujeres indígenas forman el grupo más analfabeto, con una cifra del 65% de mujeres indígenas en las zonas rurales que no saben leer ni escribir. EXCLUSIÓN EN SALUD
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Salud Materno Infantil, ENSMI, realizado por el INE en el 2002, las cifras anteriores de educación se conjugan con la mortalidad materna, ya que un 66% de las mujeres que no tienen ningún tipo de educación (de ellas la gran parte es indígena), mueren, mientras que otro 28% fallece, cuando éstas únicamente poseen educación primaria. Con relación al nivel de fertilidad, las mujeres indígenas tienen en promedio seis nacimientos durante su vida reproductiva, mientras que, aunque también es alto, las mujeres no indígenas tienen en promedio cuatro hijos o hijas; y si las mujeres poseen educación secundaria o superior, las mujeres tienen sólo dos nacimientos. EXCLUSIÓN POLÍTICA
Nuestro país tiene uno de los números más bajos de participación femenina en los ambientes públicos y políticos de la nación. Del total de mujeres que ocupan puestos públicos, las no indígenas tienen presencia en el 72.57% de éstos; mientras que las indígenas, el 27.42%. Sin embargo, la cifra es más alarmante cuando se compara con los datos de los hombres. Del total de los puestos públicos, los hombres ocupan el 95.44% de ellos, las mujeres el 4.5%, de los cuales, sólo el 1.25% pertenece a las mujeres indígenas. EXCLUSIÓN CULTURAL
Históricamente, este tipo de exclusión es del que menos se ha hablado o comentado, pero es el que más se ha ejercido. Muchas veces, las mujeres también han sido coartadas de participar en las actividades que las involucren a estar en contacto con su identidad cultural. Por ejemplo, manifestaciones como danzas, o conjuntos marimbísticos. EXCLUSIONES DE GÉNERO Y ÉTNICAS Y LA CIUDADANÍA
Por último, las exclusiones en contra de las mujeres indígenas, provocan a su vez una excl usión del sentimiento de ciudadanía de estas hacia el país. Esto se debe a que, como su participación en los distintos círculos de acción de la sociedad es limitado, se provoca la invisibilización de éstas dentro de la población. Debido a la escasa participación de las mujeres, se desvaloriza su papel, además de que tienen poco acceso a la información para que puedan hacer algo para revertir esta situación.
Asimismo, dentro del seno familiar, la poca valoración de la mujer indígena conduce muchas veces a que sean maltratadas y sufran de la violencia intrafamiliar, y a que tengan sobrecarga en sus labores domésticas; por consiguiente, a ser más vulnerables a la hora de que se les viole sus derechos humanos fundamentales. Y estos mecanismos de exclusión han tenido un fuerte arraigo dentro de la sociedad en que vivimos, heredado sobre todo en las culturas indígenas subordinadas.