Erupciones gaseosas e hidrotermales Los gases volcánicos también pueden escapar sin explosiones por fisuras y conductos para formar fumarolas, solfataras y lodos hirvientes, sin ir acompañados de explosiones ni de emisión de lavas. En Camerún tuvo lugar el 21 de agosto de 1986 la emisión de dióxido de carbono (denominada mofeta) del Lago Nyos, en la que 1.742 personas perecieron. El origen del gas ha provocado numerosas discusiones. Las fumarolas están constituidas por gases y vapor de agua a altas temperaturas que
salen al exterior por pequeños conductos, por lo general inferiores a 10 cm (Fig. 4.26). Algunas fumarolas pueden alcanzar alcanzar 1.000 °C y con frecuencia superan los 100 °C. Son muy abundantes y en el Parque Nacional de Yellowstone se contabilizan miles de fumarolas. Cerca de Nápoles se denominan sulfataras, con más de 29 conductos activos de los que escapan gases calientes de dióxido de carbono, dióxido de azufre y sulfuro de hidrógeno, así como lodo y vapor de agua. El azufre reacciona con el agua y produce ácido sulfúrico, elevando considerablemente la acidez del agua. Los geysers son chorros de agua hirvientes que con periodicidad entran en
funcionamiento. El nombre deriva de la región de Geysir (Islandia) (Fig. 4.27). Alrededor del conducto de salida se reconoce una orla de anillos escalonados, constituidos por la precipitación de sílice disuelta (geyserita). Las áreas donde mejor se puede reconocer la actividad de los geysers se encuentran en el Parque Nacional de Yellowstone, Islandia y Waiotapu (Nueva Zelanda). En varios países, se ha explotado la actividad hidrotermal para calefacción: Larderello (Italia), Sao Miguel (Islas Azores), Reykjavik (Islandia), China, Filipinas, Japón. Estados Unidos, etc.
FIGURA 4.28 Frente ondulado de coladas de lava, que se dirigen hacia el complejo de la Cañadas. Llanos de Ucanca. Isla de Tenerife (Islas Canarias).
FIGURA 4.27 Geyser en la que se aprecia la orla de geyserita. Strokkurgeysir (Islandia).
Coladas de lava Cuando el magma líquido alcanza la superficie se forman coladas de lava, las cuales fluyen sobre el relieve bajo la influencia de la gravedad. El tipo de flujo, la velocidad y la extensión que alcanzan las lavas depende de su composición química, contenido en volátiles, grado de cristalización y temperatura, variables relacionadas entre sí y qw condicionan la viscosidad. Esta, junto con el volumen emitido y el relieve sobre el que discurren, determinan la velocidad y alcance de las lavas. La extensión que alcanzan las coladas de lava individuales puede variar entre unas de cenas de metros y decenas de kilómetros. En algunos casos fluyen a modo de ríos por cauces estrechos y si el volumen es suficientemente grande, pueden fosilizar relieves (Fig. 4.28). El tiempo de flujo de las coladas puede variar entre horas y semanas (en ciertos casos, como en Hawai i o la erupción de 1730-36 de Lanzarote, un edificio volcánico que puede estar emitiendo coladas durante años). Existen dos grandes grupos de lavas, que dan lugar a coladas de distinto tipo. Las lavas ácidas, ricas en sílice, de temperatura algo más baja y viscosidad alta, dan lugar a lavas que fluyen lentamente y alcanzan poca extensión. Las lavas básicas (sobre todo basálticas) pobres en sílice, de temperatura más elevada y menor viscosidad, originan coladas que pueden desplazarse a decenas de km/hora y recorrer distancias de decenas de km. Las diferencias de comportamiento de las lavas durante su flujo, debido a las diferencias antes citadas, dan lugar a una gran diversidad de formas en superficie, muchas de las cuales revelan el carácter de alta viscosidad y de- formable que estos materiales «sólido-líquidos» tienen. La baja conductividad térmica de las layas hace que en algunos casos se solidifique una costra extéma, por cuyo interior fluye lava en estado líquido a mayor temperatura;
puede verse incandescente a través de las grietas que se forman en dicha costra.
1) Coladas basálticas La lava basáltica surge en superficie a una temperatura de unos 1.200 °C. La colada puede desplazarse a 25-75 km/hora, pero estas cifras disminuyen al liberarse los volátiles y cuando se pone en contacto con la atmósfera más fría. En esta situación la colada se enfría superficialmente y se genera un conjunto de grietas. La lava interna aumenta su viscosidad y fluye más lentamente, al igual que el frente de la colada, y se necesitan varios días para que solidifique la parte interna. La colada puede tomar una forma linguoide, sus bordes se enfrían y la lava se canaliza a caras inferiores, dejando unas paredes subverticales denominadas levées, que tienen morfología en cordón (Fig. 4.29). Se diferencian dos tipos principales de lava basáltica, cuyos nombres de origen hawaiano son aa y pahoehoe. La primera es la lava más frecuente y presenta superficies rugosas y espinosas, sobre las que es difícil y peligroso transitar. Los grandes campos de lavas aa se conocen como malpais en las Islas Canarias (Fig. 4.30). Una variedad son las lavas en bloque, que se caracterizan por fragmentos individuales de 0,25-1 m. Parte del pueblo y puerto de Garrachico fueron sepultados en la erupción de 1706 por lavas en bloques (Fig. 4.31) que se derramaron por el cantil prelitoral y llegaron a la costa (Fig. 4.32) (Romero, 1990). Las lavas pahoehoe son las menos viscosas de todas las lavas y, por consiguiente,
forman estructuras fluidales. A diferencia de las lavas aa, su superficie suele ser lisa y suave. También al escapar el gas de la colada lentamente se producen muchas burbujas, que producen oquedades someras en superficie. La lava puede fluir en cuerpos cilíndricos individualizados que se amontonan entre sí dando lugar a lavas «en tripa» (Fig. 4.33). Las lavas cordadas, cuyo nombre proviene del aspecto de maromas entrelazadas, son uno de los mejores exponentes de las lavas pahoehoe. Las lavas pahoehoe son tan plásticas que pueden abrazar a troncos de árboles que se carbonizan, quedando un molde como testigo (Bullard, 1976). FIGURA 4.29 Bloque diagrama en el que se indica el origen de los levées (Francis, 1993).
Muchas veces la diferencia entre lavas aa y pohoehoe es sutil y se ha observado que la lava pahoehoe puede cambiar a aa (Schmincke, 2004). Se estima que las lavas pahoehoe se originan a partir de magmas basálticos de baja viscosidad, mientras que las lavas aa se desarrollan en una amplia gama de composiciones. Por otra parte, Rowland y Walker (1990) indican que las lavas aa se forman cuando las tasas de emisión son mayores de 5-10 metros cúbicos por segundo.
FIGURA 4.33 Lavas en tripa
Ya hemos indicado que el flujo interno de la colada basáltica pierde velocidad a medida que aumenta el espesor de la costra solidificada que fluye como en un tubo. Si, al vaciarse el interior, se supera la resistencia de la bóveda del tubo lávico, se produce el colapso de la misma y se puede observar la trayectoria y longitud de la colada. Estas morfologías se denominan jámeos en las Islas Canarias (Fig. 4.34) (Bravo, 1964a). Los sucesivos colapsos de la bóveda permiten seguir el trazado de la colada. Al observar las paredes de la bóveda, a veces encontramos estalactitas y en el fondo estalagmitas formadas por el goteo de lava solidificada. Estas últimas son más raras que las estalactitas. Las lavas contenidas en los tubos lávicos tienen un elevado grado de confinamiento y presentan diversas estructuras formadas a consecuencia de la presión. Las más frecuentes son los abultamientos en superficie, denominados túmulos, que por lo general tienen algunos metros de altura y algunas decenas de diámetro (Fig. 4.35). Presentan un típico agrietamiento radial, producto del empuje vertical de la colada fundida. Esta puede disminuir significativamente de espesor por drenaje y como consecuencia se produce el hundimiento de la lava superficial, dando lugar a la formación de crestas (ridges). También se pueden formar por presión de la lava infrayacente (Fig. 4.36) (Green y Short, 1971; Bullard, 1976). Cuando las coladas fundidas rompen puntualmente la costra superficial, se produce la emisión de lavas impelidas por el gas y construyen pequeños
conos, denominadas por la palabra española hornitos (Fig. 4.37). Este término se emplea para conos no superiores a 10 m de altura; los de mayor tamaño se conocen como conos adventicios (Ollier, 1969). Algunas de estas lavas pueden solidificarse durante su efiisión aérea, dando lugar a las denominadas perlas y cabellos de Pelé , diosa del fuego de los hawaianos. Cuando las lavas semisólidas surgen a través de una grieta o conducto, las paredes se rasgan, originando una lava estriada (Fig. 4.38). Cuando la lava se contrae se producen fracturas que por lo general tienen una pauta hexagonal, aunque también puede desarrollarse de cuatro, cinco, siete y ocho caras. Las grietas de contracción se propagan hacía el núcleo de la colada, dando origen a una estructura columnar (Fig. 4.39). Las columnas basálticas no suelen superar los 10 m de altura y 60 cm de grosor. Se conocen excelentes ejemplos en Antrim con su Calzada de los Gigantes (Irlanda del Norte). El Roque de los Órganos, en la costa norte de La Gomera (Islas Canarias), es otro magnífico ejemplo de este tipo de estructura, si bien no es una colada basáltica, sino un pitón traquifonolítico (Bravo, 1964b; Cendrero, 1970, 1971; Yanes, 1990). También tienen un buen desarrollo los escarpes fluviales con columnatas basálticas de CastelfuIlit de la Roca (Provincia de Gerona). El diaclasado columnar es muy característico, pero no exclusivo, de las grandes coladas basálticas.
FIGURA 4.39 Estructura columnar en basaltos. Agulo, Isla de La Gomera (Islas Canarias).
Numerosas formas se originan cuando las coladas de lava alcanzan el mar, lagos y humedales. Los deltas de lava son bastante frecuentes en las costas de las islas, donde las lavas penetran en el mar, enfriándose y extendiéndose mar adentro. Otras veces el enfriamiento es muy rápido, dando origen a explosiones violentas que emiten gran cantidad de agua y, a su vez, pueden originarse pseudocráteres (Thoraninsson, 1953b). Otras veces se produce una superposición de coladas en el litoral, que dan origen a p l a t a f o r m a s de apilamiento lávico costeras
como en la Costa del Silencio en la Isla de
Tenerife.
Coladas de lavas ácidas Las lavas silíceas y algunas lavas intermedias se comportan de modo diferente, como consecuencia de su mayor viscosidad. Estas lavas son de composición riolítica, dacítica y andesítica. La efusión de las lavas se produce a unos 900 °C. Son más viscosas que las lavas basálticas debido a su menor temperatura y a que contienen mayores cantidades de Si0 2 y A1203 y se enfrían más rápidamente. Las velocidades de desplazamiento de las lavas silíceas son menores que las basálticas y no suelen desplazarse a más de 10 km/hora. Por consiguiente, las lavas silíceas son de corto recorrido, en general no superan los 1-2 km y presentan espesores bastante mayores que las basálticas. Las cantidades de lavas emitidas son mucho menores que en las efusiones basálticas.
Figura 4.40: Plataforma litoral de apilamiento lávico, Costa del Silencio, Islas Canarias.
Las lavas andesíticas no son muy diferentes de las lavas basálticas, pero tienen mayor viscosidad y, por lo tanto se movilizan a menor velocidad y alcanzan menor distancia a partir del punto de emisión. Las lavas en bloques (Fig. 4.32) son típicas de las andesitas. Los frentes de las coladas de bloques son abruptos y pueden alcanzar más de 100 m de altura y constan de bloques apilados que basculan entre sí. Los tubos de lava son raros en las andesitas. En las lavas dacíticas la viscosidad aumenta considerablemente. Son de movimiento muy lento y forman potentes extrusiones. La erupción de las lavas daciticas puede ir acompañada por una actividad explosiva que con frecuencia da lugar a conos de piroclastos. Como las lavas dacíticas tienen una gran potencia, es preferíble llamar a los cuerpos que originan domos de lava, en ves de coladas. Los domos tienen un crecimiento complejo son aplanados, en los Andes chilenos
los denominan tor tas. Las coulées son formas intermedias entre domos y coIadas de lava, que al fluir dan unas morfologías similares a las ogivas glaciares. Otro tipo de formas son los pitones ( plugs) que ascienden por el conducto como un pistón. Los pitones que
empujan y abomban la superficie topográfica se conocen como criptodomos. Las lavas riolíticas tienen un gran contenido en sílice y también en volátiles, que dan lugar a
erupciones explosivas con abundantes piroclastos Se conocen pocas erupciones históricas de riolitas. Estas lavas forman extrusiones similares a las dacitas y frecuentemente se encuentran en cráteres formados con anterioridad, por grandes erupciones explosivas. En las coladas riolíticas es frecuente la presencia de un tipo de lava especial, la obsidiana , que es un vidrio de tonos oscuros o negros libre de burbujas y tiene una fractura de tipo concoideo con bordes muy cortantes. Por ello, fue ampliamente utilizada por muy diversas culturas prehistóricas para la elaboración de cuchillos, puntas de flechas, etc. También se ha usado y se usa en joyería, por el brillo intenso que presenta es conocida como «espejo de los incas».