Entrevista con Leo Brouwer por Arnaud Dumond "Les Cahiers de La Guitare" n°28, 1988 (Resumida y traducida al español, por Francisco Herrera)
Cuéntanos tus primeros contactos con la guitarra. Me crié en una familia de músicos, algunos de ellos muy conocidos, como mi abuelo Ernesto Lecuona, autor de la "Malagueña", "Andalucía", "La Comparsa", todo piezas de carácter popular, y muy aplaudidas a nivel internacional. "La Malagueña" era muy célebre, y lo sigue siendo. Mi padre era biólogo, un científico que adoraba pulsar la guitarra tocando de oído la Danza n°5 de Granados, Tárrega, el Chôro de Villa-Lobos... Un día que le oí tocar, el timbre de la Guitarra me fascinó y me cautivó. Con mis 12 años, en cuatro meses, como un fanático, ya tocaba la danza de Granados "Andaluza". Más tarde empecé a estudiar con Issac Nicola. La primera vez que entré en contacto con él, le escuché tocar música de Milàn, Narvàez, Mudarra, Sor ¡Una hora extraordinaria!...y Robert de Visée – Muy bien tocadas. ¡Esto fue para mí una revelación!
Leo Brouwer con María Luisa Anido
Continuemos tu historia Fueron mis primeros pasos, siendo Isaac Nicola mi único profesor. Tocante a la guitarra, me di cuenta de las cosas que faltaban en su repertorio. Teníamos música de Tárrega, Sor, Albéniz, pero no había nada de Bartok, que me encantaba, ni de Stravinsky que era mi sueño. Entonces empecé a componer a mis 17 años mi Preludio y Fuga (1956-58), los "Tres apuntes" de 1959. Todo como autodidacta. He leído que estuviste en la Julliard School En esta escuela estuve estudiando durante 6 meses. La gran revelación en la "Julliard" fue el contacto con el extraordinario maestro Vincent Persichetti, que era un verdadero "Kapellmeister", como lo fuera Haendel o Bach. Tocaba el órgano, el piano, y dirigía. Este maestro no me enseñó la composición, pero me dijo textualmente: "no es necesario que estudies la composición: ¡compone!"
Yo soy como cualquier ser que ha adquirido progresivamente su cultura, que lee dos o tres idiomas, la literatura y la poesía, que ve la pintura del mundo interior, y que observa las tradiciones del Egipto o de la cultura oral del África...
Mi música de orquesta puede ser tranquilamente orgánica si no ésta no sería buena, pero todo es orgánico como mi cultura occidental. Cual es tu visión de la guitarra como miembro del público? La guitarra continúa siendo un instrumento mágico. Mi único desacuerdo es la cuestión del repertorio. El concertista debería de tocar un repertorio muy diverso. No es la guitarra un límite, sino más bien el uso que el guitarrista hace de ella culturalmente. En la guitarra, por ejemplo, mi periodo nacionalista se termina con "Elogio de la Danza" y después la etapa de vanguardia se termina con "Per suonare a due" y el Concerto n° 1. ¿Cuales son tus proyectos? Dirigir, componer, reconstruir mi mano para poder tocar. Dirigir, pues esto me da mucha felicidad: !Es maravilloso.! Cuando compongo lo hago para satisfacer la necesidad de comunicar con los demás.