Ensayo: El yo Saturado Ensayo: Dilemas de identidad en el mundo contemporáneo. Kenneth J. Gergen Paidós Barcelona, Buenos Aires, México. Alumna: Gpe. Hortensia Gutiérrez Ochoa. Maestría: Sexología Clínica Tijuana G- 28 Marzo 2011.
INTRODUCCION
El tema de las identidades y sus dilemas en el mundo contemporáneo es abordado bastamente, con explicaciones detalladas del cómo ha sucedido esto, desde la modernidad hasta lo que hasta ahora hay de de postmodernidad. postmodernidad.
Describiendo como moderno a las personas personas normales como como
previsibles, honestas y sinceras. Los modernistas creen en el sistema educativo, la vida familiar estable, la formación moral y la elección racional de determinada estructura patrimonial. (Gergen, 1991). El autor argumenta que esta estructura está desmoronándose por el desuso, al par que se erosionan los basamentos sociales que los sustentan por obra de la saturación social, lo pongo en tela de duda, pues a cada momento que se está dando la caída, emergen más controladores sociales en su contra, llámese religión, gobierno, tv. Hoy me encuentro escéptica, ante la postmodernidad, porque así lo estoy viviendo a cada momento, en mi entorno familiar, en el seno de una familia tremendamente tradicionalista, y que sin embargo yo no soy así, ¿no?; sobre todo cuando me encuentro en una fase en la que requiero o me dicen que hace falta una estructura solida, preformada, predecible, por bien de mi hijo, ahora diagnosticado con Trastorno de déficit de atención e hiperactividad, o somos todos (familia nuclear de 6) que requerimos de disciplina estricta en nuestra cotidianeidad, y nada que ver con la postmodernidad, porque ver a mi pareja en otro contexto fuera del : se casaron y vivieron muy felices ya no me está cuadrando. Escéptica cuando en mi entorno cultural se dice: ¿Te gusta el poliamor? ¿Quieres poliamor? Decimos sí, y Actuamos: si para mí, NO para para el otro. Gergen habla de la construcción social de la realidad 2da parte, en donde los fenómenos de legitimación, objetivación y sedimentación intersubjetiva tratan de inventar una nueva realidad,
aunque termina cuestionando si podremos vivenciar lo que la palabra está estructurando, sin imponer soluciones, sin someter, sin caer en el mismo juego que el modernismo.
DESARROLLO
El postmodernismo aparece con el florecimiento de la ciencia, ¿por qué digo esto? Acaso ¿no es eso el principio del modernismo? Creo que sí, pero no; creo que sí; pero también Puesto que con el método científico nace la inquietud, la pregunta, el: ¿será? Iniciamos buscando realidades y certezas, para verificar que no hay tales. Nos damos cuenta de la subjetividad de las cosas, de nosotros mismos. Con el advenimiento de las comunicaciones, sobre todo el internet, el mundo se ha hecho pequeño, podemos comunicarnos con alguien muy lejano, pero más allá de eso, podemos contactar, incluso sentir, enamorarnos, limitadamente, ya no en la relación cara a cara, pero si a través de sentimientos, que se logran plasmar con las letras, los símbolos: xoxo, (abrazos y besos) lol, (carcajada) etc. Con el contacto cibernético vamos conociendo y sintiendo a las personas, podemos contactar su alegría su enojo, su interés. De pronto es más fácil descubrir a mis iguales, a quienes tienen gustos bizarros como los míos, ¡Ah somos varios, somos muchos! ¡Ah, esto ocurre en otras culturas, allá es bien aceptado, allá es una hermosa cualidad!, Ahora ya no me siento sol@, ahora ya no me siento rar@. Construimos múltiples realidades, yo cibernética-yo real, yo esposa-yo amante, yo madre-yo hija, yo amiga, la angustia existencial ahora ya no es mía, ahora es de quien aterrado no es capaz de incorporar estas contraposiciones. Gergen hace referencia del efecto apocalíptico del modernismo, que pone en tela de juicio el concepto mismo de la esencia personal. El postmodernismo esta signado por una pluralidad de voces que rivalizan por el derecho a la existencia, que compiten entre sí para ser aceptadas como expresión legítima de lo verdadero y de lo bueno.
Cada realidad del yo cede paso al
cuestionamiento reflexivo, a la ironía y, en última instancia, al ensayo de alguna otra realidad a modo de juego. Ya no hay ningún eje que nos sostenga. (Gergen, 1991) Todo proceso de normalización se lleva a cabo, necesariamente, desde una posición de poder ya se trate del poder ejercido por los propios protagonistas de la situación que se pretende normalizar (los españoles, los discapacitados físicos, los colectivos LGBT, las minorías étnicas), o del poder ejercido contra otras personas (las depuraciones étnicas, la normalización de Checoslovaquia después de 1969). Cuando hablamos de normalización no debemos olvidar la dimensión perlocutiva y coercitiva de toda interpelación social cuando ésta se hace desde una posición de poder. Normalizar, en su primera y más importante acepción, significa restablecer la normalidad de algo que la había perdido o convertir en normal algo que (todavía) no lo es; pero en una segunda acepción significa someter algo a una norma (regular, normativizar). La primera acepción remite a las ideas de habituación y naturalización; la segunda, a las ideas de ordenación y legislación. (Martínez 2009)
El deseo de ser normal es una de las pulsiones básicas del ser humano. Ser normal en términos sexuales, lingüísticos, raciales, físicos... equivale a no verse disminuido por ser gay, por no hablar la lengua dominante, por no ser de la raza dominante, por tener una discapacidad física. Ser normal, para personas pertenecientes a este tipo de minorías, es con frecuencia una mera aspiración: llegar a ser normal. Pero es precisamente aquí, en el nivel íntimo de la persona, donde la política de la normalización encuentra su principal contradicción: ¿quién está autorizado para definir la normalidad, y hasta qué punto está legitimado para tratar de imponer a otros, ya sea mediante la fuerza o la persuasión, su definición? Las políticas encaminadas a normalizar la discapacidad física sólo han sido posibles una vez que otras condiciones tradicionalmente tachadas de anormales han exigido su derecho a la normalidad. Los procesos de normalización de la condición femenina y de las razas no blancas sentaron las bases para otros procesos de normalización (también llamados de liberación) de minorías identitarias de todo tipo. (Martínez 2009). Aunque Gergen dice que la estructura modernista se desmorona, yo lo dudo, detrás de esta angustia existencial, se encuentra todo un sistema social, cultural que no permiten que esto suceda, y aunque lo que expresen en documentos, al irlos analizando te das cuenta de lo improvisados y faltos de investigación verídica en la que están construidos, la realidad es que, la gran mayoría, podemos tomarlos como ciertos, ya que están basados en los argumentos que desde la temprana infancia nos han ido inculcando, con los cuales hemos crecido: Mientras se difundían estas ideas, salieron a la luz dos estudios que han influenciado fuertemente el modo de ver la sexualidad humana. Alfred Kinsey (1894-1956), un investigador bastante discutible en sus métodos y en sus resultados, publicó primero un estudio sobre la vida sexual de los hombres (1948), y luego otro sobre la vida sexual de las mujeres (1952). Según estos estudios, la homosexualidad sería una práctica muy frecuente, así como la actividad sexual anterior al matrimonio o fuera del matrimonio. De este modo, se hizo creer a la sociedad que muchos hacían uso de la sexualidad por encima de las normas convencionales, lo cual es casi lo mismo que decir: no te preocupes, no es algo tan malo, si muchos lo hacen.... Hoy sabemos que Kinsey no fue correcto en su investigación, y que incluso se permitió experimentos altamente inmorales sobre niños. (Pascual, 2005) Sorprende, como el discurso posmoderno, a lo menos, ha logrado someter a una lectura distinta lo que se entendía por realidad. El interés no radica en desconocer la coherencia interna del discurso moderno. Lo importante, es que al tener acceso a éste, lo hagamos teniendo en cuenta que la mayoría de estos discursos, son representaciones que obedecen a intereses, valores e ideologías del sistema dominante. (Gergen 1991). Ya se veía en la construcción social de la realidad: primero el hombre hizo a la palabra, ahora la palabra hace al hombre, o bien La mujer no nace, se hace. Inmersos en el cumulo de información verbal, visual, y vivencial, nos vamos formando una identidad, que en un gran porcentaje concuerda con lo que siento, y vivo, afortunadamente para la mayoría. En el menor de los casos lo que siento, lo que me gusta y lo que quiero no es lo que los demás me tienen
destinado, hay un sentimiento profundo en mí, una rebeldía, la inmensa sensación de que las cosas no son así: Transexualidad, Homosexualidad, Femi nismo. Muy acorde a estos conceptos, en los que cuestionamos nuestra propia identidad, aparece la teoría Queer: Es una teoría que afirma que la orientación sexual y la identidad sexual son el resultado de una construcción social, esta construcción social, ahora de las minorías que cobran fuerza gracias a los medios de comunicación. CONCLUSIONES Considero que el camino es largo, el tiempo es poco, somos afortunados de vivir esta época de transición, porque en ella podemos quedarnos en la comodidad de lo estructural, lo aceptado, la certeza, y ser buenos chicos, o bien aventurarnos a construirnos como personas autenticas, libres y responsables de nuestras decisiones. Es muy difícil poder integrar esos conceptos con las bases con las que hemos crecido y nos hemos/han formado. Quizá para algunos más difícil que para otros, y a ratos para uno mismo más fácil que en otros momentos. Inmersos en esta realidad, creo que lo más importante es seguir viviendo plenamente, pensando analizando, preguntándome, protegiéndome, y actuando coherentemente. Al fuego irme templando. BIBLIOGRAFIA 1.
Pascual, F. (2005). La Revolución Sexual. Ecclesia, XIX, n. 4, 2005 - pp. 463-474
2.
Martínez E. A. (2009). Normalización y Teoría Queer. Seminario Teoría Queer: de la transgresión a la transformación social. The University of Queensland, Australia Gergen Kenneth J. (1991). Barcelona España. E l yo saturado. Dilemas de identidad en el mundo contemporáneo. Ed. Paidos.
3.