EL VERTIDO DEL CONCRETO EN OBRA Deben efectuarse de manera que no se produzca la disgregación de la mezcla. El peligro de disgregación es mayor, en general, cuanto más grueso es el árido y más discontinua su granulometría, siendo sus consecuencias tanto peores cuanto menor es la sección del elemento que se hormigona.
Colocación de armaduras
Las armaduras deben estar limpias y sujetarse al encofrado y entre sí de forma que mantengan la posición prevista sin moverse en el vertido y compactación del hormigón. Para ello se colocan calzos o distanciadores en número suficiente que permitan mantener la rigidez del conjunto. Las distancias entre las diversas barras de armaduras deben mantener una separación mínima que está normalizada para permitir una correcta colocación del hormigón entre las barras de forma que no queden huecos o coqueras durante la compactación del hormigón. hormigón.35 De igual manera el espacio libre entre las barras de acero y el encofrado, llamado recubrimiento, debe mantener una separación mínima, también normalizada, que permita el relleno de este espacio por el hormigón. Este espacio se controla por medio de separadores que se colocan entre la armadura y el encofrado.
Encofrado
El encofrado debe contener y soportar el hormigón fresco durante su endurecimiento manteniendo la forma deseada sin que se deforme. Suelen ser de
madera o metálicos y se exige que sean rígidos, resistentes, estancos y limpios. En su montaje deben quedar bien sujetos de forma que durante la consolidación posterior del hormigón no se produzcan movimientos. Antes de reutilizar un encofrado debe limpiarse bien con cepillos de alambre eliminando los restos de mortero que se hayan podido adherir a la superficie. Para facilitar el desencofrado se suelen aplicar al encofrado productos desencofrantes; estos deben estar exentos de sustancias perjudiciales para el hormigón.
Colocación y compactación
El vertido del hormigón fresco en el interior del encofrado debe efectuarse evitando que se produzca la segregación de la mezcla. Para ello se debe evitar verterlo desde gran altura, hasta un máximo de dos metros de caída libre y no se debe desplazar horizontalmente la masa. Se coloca por capas o tongadas horizontales de espesor reducido para permitir una buena compactación (hasta 40 cm en hormigón en masa y 60 cm en hormigón armado). Las distintas capas o tongadas se consolidan sucesivamente, trabando cada capa con la anterior con el medio de compactación que se emplee y sin que haya comenzado a fraguar la capa anterior. Para conseguir un hormigón compacto, eliminando sus huecos y para que se obtenga un completo cerrado de la masa, hay varios sistemas de consolidación. El picado con barra, que se realiza introduciéndola sucesivamente, precisa hormigones de consistencias blandas y fluidas y se realiza en obras de poca importancia resistente. La compactación por golpeo repetido de un pisón se emplea en capas de 15 o 20 cm de espesor y mucha superficie horizontal. La compactación por vibrado es la habitual en hormigones resistentes y es apropiada en consistencias secas. El vibrador más utilizado es el de aguja, un cilindro metálico de 35 a 125 mm de diámetro cuya frecuencia varía entre 3.000 y 12.000 ciclos por minuto. La aguja se dispone verticalmente en la masa de hormigón fresco, introduciéndose en cada tongada hasta que la punta penetre en la capa anterior y cuidando de no tocar las armaduras pues la vibración podría separar la masa de hormigón de la armadura. Mediante el vibrado se reduce el aire contenido en el hormigón sin compactar que se estima del orden del 15 al 20 % hasta un 2-3 % después del vibrado.
Curado
El curado es una de las operaciones más importantes en el proceso de puesta en obra por la influencia decisiva que tiene en la resistencia del elemento final.
Durante el fraguado y primer endurecimiento se producen pérdidas de agua por evaporación, formándose huecos capilares en el hormigón que disminuyen su resistencia. En particular el calor, la sequedad y el viento provocan una evaporación rápida del agua incluso una vez compactado. Es preciso compensar estas pérdidas curando el hormigón añadiendo abundante agua que permita que se desarrollen nuevos procesos de hidratación con aumento de la resistencia. Hay varios procedimientos habituales para curar el hormigón. Desde los que protegen del sol y del viento mediante tejadillos móviles, plásticos; mediante riegos de agua en la superficie; la inmersión en agua empleada en prefabricación; los productos de curado aplicados por pulverización; los pulverizados a base de resinas forman una película que impide la evaporación del agua, se trata de uno de los sistemas más eficaces y más costosos.
Desencofrado y acabados
La retirada de los encofrados se realiza cuando el hormigón ha alcanzado el suficiente endurecimiento. En los portland normales suele ser un periodo que oscila entre 3 y 7 días. Una vez desencofrado hay que reparar los pequeños defectos superficiales normalmente huecos o coqueras superficiales. Si estos defectos son de grandes dimensiones o están en zonas críticas resistentes puede resultar necesario la demolición parcial o total del elemento construido. Es muy difícil que queden bien ejecutadas las aristas vivas de hormigón, por ello es habitual biselarlas antes de su ejecución. Esto se hace incorporando en las esquinas de los encofrados unos biseles de madera llamados berenjenos.
CASOS DE OBRAS BAJO EL AGUA En ningún caso se tolerará la colocación en obra de masas con indicios de fraguado. El hormigonado bajo agua no presenta más problemas que el lavado de la pasta de cemento o de mortero que puede ocasionar el agua en movimiento; si éste problema no existe, se conseguirán buenos hormigones ya que el medio es muy adecuado para una hidratación y curados perfectos además la propia presión del líquido ayuda a su compactación. La colocación del hormigón se realiza con tubos “tremie” (tubos de 20 a 30 cm de diámetro que se elevan a medida que sube el nivel del hormigón), dicha
colocación debe ser lo más continua posible recomendándose una velocidad de izado comprendida entre 0,3 y 3 m/h. El cálculo de la velocidad es difícil aunque la aproximación más lógica es comparar la producción de hormigón con el área que se quiere hormigonar. El tubo “tremie” debe permanecer fijo, sin movimientos horizontales, mientras fluye el hormigón. El movimiento horizontal del “tremie” daña la superficie del hormigón colocado, crea lechadas adicionales y posiblemente una pérdida del sellado. La distribución horizontal del hormigón se realiza por colocación oscilante, moviendo el tubo, reestableciendo el sellado y reanudando la colocación. “En general no se debe verter el hormigón cuando la velocidad del agua supera los 2 m/s. El tubo “tremie” debe permanecer siempre introducido en la masa del hormigón de 1 a 1,5 metros para que no se produzca el efecto de caída libre que favorezca el lavado. Además el tubo “tremie” tiene que estar permanentemente lleno para evitar la entrada de agua y se debe contar con la ayuda de buzos especializados para supervisar la buena ejecución del proceso”
COLOCACION EN TIEMPO FRIO Y EN CLIMA CALIDO
I) EN TIEMPO FRIO Está demostrado que el hormigón no adquiere la resistencia necesaria cuando su fraguado y primer endurecimiento tiene lugar en tiepo de heladas, debido a la acción expansiva del agua intersticial. El hormigón queda seriamente dañado si la primera helada le sorprende cuando su resistencia no ha alcanzado los 8 N/mm2. Debe suspenderse el hormigonado en cualquiera de los casos siguientes:
Cuando se prevea que, dentro de las 48 horas siguientes, pueda descender la temperatura ambiente por debajo de los 0 ºC. Cuando la temperatura de la masa de hormigón sea inferior a 5 ºC en elementos normales, o a 10 ºC en elementos de pequeño espesor. Cuando la temperatura de los moldes o encofrados sea inferior a 3 ºC.
Para hormigonar en tiempo frío es necesario mejorar la dosificación del hormigón, adoptando relaciones A/C lo más bajas posible , empleando mayor cantidad de cemento e incluso utilizando un aditivo adecuado. Todo ello con objeto de aumentar la velocidad de endurecimiento del hormigón y el calor de fraguado de la masa.
Precauciones: − Añadir CaCl2 al agua de amasado. − Calentar el agua de amasado a unos 40º-70º, cuidando que no se formen grumos. Conviene verter una parte de los áridos antes que el cemento. − Calentar los áridos. − Proteger las superficies hormigonadas (polietileno, balas de paja, etc.). − Calentar artificialmente ambiente de la obra.
el
− Prolongar el curado durante el mayor tiempo posible. − Retrasar el desencofrado de las piezas, incluidos costeros, cuando el encofrado actúe como aislante (caso de la madera).
II) EN CLIMA CALIDO Hay que adoptar medidas para impedir la evaporación del agua de amasado, especialmente durante el transporte, y para reducir la temperatura de la masa. El calor, la sequedad y el viento provocan una evaporación rápida del agua que trae consigo: − Pérdidas de resistencia. − Fisuras por afogarado. − Aumento de la retracción en las primeras edades. Para reducir la temperatura de la masa puede recurrirse al empleo de agua fría, con trozos de hielo en su masa. Los áridos deben almacenarse protegidos del soleamiento.
Como norma general y a pesar de las protecciones, no debe hormigonarse por encima de los 40ºC, o por encima de los 35ºC si se trata de elementos de mucha superficie (pavimentos, losas, soleras, etc.). En las proximidades de estas temperaturas conviene regar continuamente, al menos durante 10 días, los encofrados y superficies expuestas de hormigón.