UNIDAD EDUCATIVA KOLLASUYO
Profesor: Rolando Choque Rios Estudiante: Melani Suxo Mayta Curso: 2 DO “B” de Secundaria Gestión: 2018
EL ALTO – LA PAZ BOLIVIA
Quiero dedicarle este trabajo a Dios que me ha dado la vida y fortaleza para terminar este trabajo A mis padres quienes me dieron vida, educación, apoyo y consejos. A mis compañeros de estudio, a mis maestros y amigos, quienes sin su ayuda nunca hubiera podido hacer este trabajo. A todos ellos se los agradezco desde el fondo de mi alma. Para todos ellos hago esta dedicatoria.
Primero y antes que nada, dar gracias a Dios, por estar conmigo en cada paso que doy, por fortalecer mi corazón e iluminar mi mente y por haber puesto en mi camino a aquellas personas que han sido mi soporte y compañía durante todo el periodo de estudio.
Agradecer hoy y siempre a mi familia por el esfuerzo realizado por ellos. El apoyo en mis estudios, de ser así no hubiese sido posible. A mis padres y demás familiares ya que me brindan el apoyo, la alegría y me dan la fortaleza necesaria para seguir adelante.
Un agradecimiento especial a los profesores por la colaboración, paciencia, apoyo y sobre todo por esa gran amistad que me brindan
Definición se reproduce alarmantemente en las relaciones de trabajo informales que carecen de la protección del Estado y de las leyes laborales. Por ejemplo, se conoce la existencia de fábricas clandestinas de textiles que emplean a barrios enteros, incluyendo niños, en jornadas que pasan de las doce horas sin ningún tipo de derecho o beneficio. Esta modalidad de relaciones de producción tiende a incluir lazos familiares y compadrazgos y, por eso mismo, paradójicamente, la explotación suele ser mayor.
Cuando llegaron los españoles a esta parte de América, repitieron lo que habían hecho los bárbaros cuando cayeron sobre el imperio romano, es decir se repartieron tierras y hombres, dando lugar al feudalismo que en Europa duró casi mil años, y en nuestro país hasta la Reforma Agraria y el Voto Universal, dictados por el gobierno de la Revolución Nacional el 21 de julio de 1952 y el 6 de agosto de 1953. La medida revolucionaria del Voto
Universal
liquidó
las
diferencias de clase, étnicas y de
cualquier
índole,
al
determinar la igualdad jurídica y social de todos los bolivianos con igualdad de derechos y obligaciones, y en lo electoral: un
individuo,
un
voto.
La
medida de la Reforma Agraria redimió
a
los
indígenas
y
campesinos entregándoles la propiedad de la tierra, con el principi o de “la tierra es de quien la trabaja”. Con la encomienda y la repartición de individuos y hombres en la colonia española se estableció un régimen de “feudalismo” y casi el 65% de la población boliviana estuvo sometida a ese
régimen de explotación del hombre por el hombre, además los indígenas y campesinos sin derechos políticos y sociales. Si bien ya en el gobierno del presidente mártir Gualberto Villarroel se decretó la abolición del pongueaje y sus envilecidas prácticas, como el “derecho de pernada” que tenían los patronos sobre las mitanis y el servicio doméstico en las casas de los patrones, estas medidas fueron dejadas sin efecto por el
gobierno
que
asumió
el
poder
luego
del
derrocamiento y magnicidio de Villarroel, por la alianza del comunismo de ese tiempo representada por el PIR y los partidos de la vieja oligarquía minero feudal. Fue precisamente el 2 de agosto de 1953 que en Ucureña se firmó el Decreto de la Reforma Agraria, que liquidó el sistema latifundista y de explotación humana, pues aproximadamente el 4.5% de la población era propietaria del 70% de las tierras agrícolas, dando lugar al patronazgo latifundista que fue abolido. El sistema del pongueaje, una suerte de siervos de la gleba de la Edad Media, obligaba a los indígenas y campesinos no sólo a trabajar las tierras del patrón, sino a aportar con semillas, herramientas y hasta los animales de tiro, a cambio de vivir en una parcela de tierra y beneficiarse con un pequeño porcentaje de la producción para su subsistencia, sin más derechos que pertenecer a la tierra, o sea ser parte de la tierra, pues en esos tiempos se vendía las propiedades agrícolas con los animales y los pongos, así en los periódicos se ofrecía propiedades en venta con x hectáreas, x llamas, x vacas y x pongos. Pese a ese régimen de explotación e injusticia, entre el 35% y el 40% de los alimentos venían de fuera, comenzando por el azúcar, que venía del Perú (azúcar Cartabio) y
no
se
exportaba
productos
agropecuarios o agroindustriales. Estas dos medidas de importante contenido social, económico y político serían suficientes para justificar la Revolución Nacional, que además nacionalizó las minas que estaban en
poder de los tres barones del estaño, hizo la Reforma Educativa y abrió el oriente (Santa Cruz) a la producción y el desarrollo. En enero de 1953 fue posesionada la Comisión de Reforma Agraria que fue presidida por el vicepresidente de la República, Hernán Siles Zuazo
y
conformada
por
destacados
intelectuales del partido de gobierno y de fuerzas opositoras (PIR y POR). Si bien el sistema de ejecución del reparto de tierras resultó lento y engorroso, pues en los 30 años siguientes sólo se llegó a distribuir 39 millones de hectáreas de cultivo de cerca de 49 millones solicitadas, beneficiando a cerca de 700 mil beneficiarios, en el oriente se estimuló a la empresa agrícola por la abundante extensión de tierras y que hoy producen diversos productos, la mayoría para la exportación, como azúcar, soya y otros. Este 2 de agosto que fuera también declarado “día del indio” , ha sido desvirtuado en su origen y festejado por el oficialismo, olvidando a sus ejecutores y pretendiendo borrar la historia, cuando en verdad son los beneficiarios de las medidas revolucionarias de la Revolución Nacional. Una nueva tarea histórica está planteada, es la defensa del Tpnis y otras áreas protegidas (Madidi, el Bala, Chepete y otras), de las fauces de un capitalismo populista disfrazado de popular. La cultura del pongueaje En las relaciones laborales prima la consigna de exprimir lo más posible al trabajador, resabio cultural heredado de la sobreexplotación. Más allá de las denuncias de que continúan prácticas esclavistas en Bolivia, lo cierto es que, y salvando las excepciones, en las relaciones laborales aparentemente prima la consigna de exprimir lo más posible al trabajador, resabio cultural heredado de formas de acumulación basadas en la sobreexplotación del pongo. Un
referente
muy
ilustrativo,
se
reproduce en las relaciones de trabajo informales que carecen de la protección del Estado y de las leyes laborales. Por
ejemplo,
se
conoce
la
existencia de fábricas clandestinas de textiles que emplean a barrios enteros,
incluyendo
niños,
en
jornadas que pasan de las 12 horas sin ningún tipo de derecho o beneficio.
Esta
modalidad
de
relaciones de producción incluye lazos familiares y compadrazgos y por eso mismo, paradójicamente, la explotación suele ser mayor. Otro caso son las trabajadoras del hogar, aunque se cuente con leyes que las protejan, perduran situaciones en las que su trabajo es muy mal pagado, con jornadas que pasan de las ocho horas diarias y sin posibilidad de tiempo de descanso o esparcimiento. Cuántas veces escuchamos bocinas de desconsiderados/as que de madrugada interrumpen el derecho al sueño de la “sirvienta” para que corra a abrirle la puerta? ¿No es acaso el pequeño espacio que suele desti narse como “cuarto de empleada” o “dependencia de servicio” un recuerdo de la calidad de la morada del pongo, sobre todo en comparación con el resto de la vivienda?
Sin embargo, una de las expresiones más patéticas y tristes de la “cultura del pongueaje” está sucediendo con la función pública. No es novedad para nadie que, como pesadilla kafkiana que se repite en nuestra historia, lo público tiende a descansar en estructuras nepotistas, clientelistas y de compadrazgos, encabezadas por caudillos de mayor o menor grado que, aprovechando sus cinco minutos de poder, se creen “reyezuelos”, “confirmando” tal pretensión una masa de seguidores adulones e hipócritas, ya sea por ambición o sobrevivencia
En ese sentido, se perfilan dos protagonistas centrales en este lamentable asunto: el abusivo con poder y el abusado sumiso.
Sobre el abusado sumiso, la cosa es más masiva, porque por cada déspota hay decenas de maltratados. Incontables veces, las instituciones parecen alimentarse de individuos capaces de hacer lo que sea por una pega, un “favor”, una dádiva y, luego de conseguirla, sellarse la boca, cubrirse los ojos, acallar el cerebro y mutar valores y convicciones propias para ser condescendientes con el poder. Y por supuesto que ello también es maltrato.
Maltrato el trabajar a deshoras a nombre de “convicciones” o “compromisos” partidarios, maltrato el tener que asistir no solamente a los shows proselitistas, sino verse obligados a vitorear la demagogia de la “autoridad”.
Maltrato al aplacar lo que piensan y lo que sienten y al convertirse en defensores de lo indefendible; en apologistas del poder de turno. Y sin contar que no faltarán las ocasiones en que deben sobrellevar el ultraje cotidiano y someterse al humor de los “superiores”
Finalmente, está el abuso generalizado y colectivo del que, de alguna manera, todos somos
cómplices.
Porque,
¿acaso no es ser abusado el aguantar deficiente
décadas
de
administración
pública y percibirla cual parte de
la
“política”?
¿No
es
maltrato la improvisación, la pésima
planificación,
la
corrupción cuando se trata del manejo del bien común?
Definición Es una forma de
al
proceso
de
formación del latifundismo criollo. En
1824
Bolívar
expidió
un
decreto mediante el cual adjudicó tierras en propiedad a los indios y reservó para el Estado áreas de pastoreo común. Pero con el correr del tiempo, esta iniciativa del Libertador inspirada en la mejor de las intenciones se torció progresivamente y la propiedad de la tierra fue consolidándose en poder de los grandes terratenientes blancos y mestizos, que compraron a precio vil las parcelas de los indios. Algo parecido ocurrió en Chile con O’Higgins
en 1819 cuando habilitó a los indios para adquirir tierras, que poco a poco pasaron a manos del gamonalismo criollo mientras ellos se sumían en la absoluta pobreza y explotación. Este fue
el
germen
histórico
del
moderno gamonalismo. Fue un sistema de poder en manos de “hacendados” que surgió a mediados del siglo XIX en el sur del Perú. Sin embargo
estos
gamonales
eran
personas que en su mayoría no habían heredado las tierras. Sino en muchos de los casos valiéndose de artimañas y en otras de la violencia, se apropian de las tierras de las comunidades campesinas.
Se decía que un hacendado no necesariamente era un gamonal y que un gamonal no era necesariamente un hacendados. Este sistema fue muy fuerte en la sierra peruana dándose en menor cantidad en la costa. El poder que alcanzaron, tanto político y económico fue grande ya que en algunos
casos
llegaron
a
ostentar
cargos públicos en la capital. Todo logrado en base al sufrimiento y abuso que sufrieron los campesinos.
Porque hablamos de los Gamonales Hallándose presente el gobernador fue reconvenido
ásperamente
por
el
suscrito, pero como se me hubiera hecho saber que era hijo de Málaga, procedí
a
cambiarlo
en
el
acto.
Debo advertir a Us. que el acusado haciendo uso de la más refinada malicia, antes de apropiarse de algún terreno,
principiaba
por
demandar
judicialmente a la persona que elegía como su víctima, con el fin de provocar un litigio que le asegurara la tranquila posesión de lo que no le pertenecía, convencido de que el juicio no terminaría nunca, pues el estado de ignorancia de los indígenas y su absoluta miser ia no les permitía los medios de defensa. El autor de tan incalificables abusos recibió
del
reproche,
suscrito
y
ofreció
el
merecido
públicamente
devolver los terrenos usurpados. Pero la violencia se manifestaba no sólo en la relación con los indígenas, sino también en la relación entre las familias de mistis y gamonales. Existe una amplia documentación para hacer la crónica de los enfrentamientos – utilizando en muchos casos los puestos políticos y municipales como plataforma para dirimir sus diferenciasentre los Yucra y los Olguín en Callali, o entre los Málaga y los Terán en Coporaque, muchas
o
los
familias
Apaza
notables
contra de
la
provincia de Caylloma. Mas la violencia no sólo atravesaba las relaciones entre las familias gamonales. Ella
lo
contaminaba
todo,
infiltrándose, inclusive, en el interior de las propias familias de notables. Tal es el caso que ilustra el testamento de Juan de Dios Apaza, de 1886, donde el fundador del clan gamonal más poderoso de la provincia de Caylloma justifica su
voluntad
desheredar
postrera a
sus
de hijos
varones. Como se verá, el documento mayores
no
requiere
comentarios.
“A pesar de todos los derechos que todo padre tiene respecto a sus hijos cuando estos no se comportan bien, es indispensable para mantener la moral y reparar nuevos hechos criminales de esa clase de seres cumplir las prescripciones
que
el
legislador ha puesto al alcance de los padres que han sido atacados y amenazados de muerte por esos malos hijos.
Como en diferentes ocasiones mis citados hijos José Patricio, Mariano y Miguel Apaza me han injuriado de hecho, pues el primero me dio una pedrada en el pecho que me dejó semimuerto por más de una hora, el segundo
de
continuo
amenaza
matarme con revólver y el tercero me ha hecho fuego con revólver y atacó mi domicilio a mano armado, y cuya arma está en poder del Juez de Paz Don Feliciano Murguía, con 23 cápsulas, hechos
todos
que
conocen
en
Caylloma y pueden dar razón de ellos(…) desheredo a mis tres hijos de los derechos que podía dejarles para que no tengan parte de mis bienes de un modo absoluto, como lo ordena la ley civil citada”.”
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