EL MANÁ ESCONDIDO
Rev.. William Soto Santiago Rev Domingo, 09 de abril de 1989 Bogotá, Colombia
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transformación de nuestros cuerpos. El maná en el lugar santísimo no se ponía viejo, no se corrompía, porque el lugar santísimo es un lugar donde Dios, el Eterno, moraba. Por lo tanto, es en la Edad del Lugar Santísimo en donde se lleva a cabo la Segunda Venida del Señor, la Segunda Venida del Hijo del Hombre, para que nosotros pasemos a la eternidad con un cuerpo eterno. Así que, comiendo el maná escondido, el mensaje que fue escondido de las edades del pasado, usted y yo estamos comiendo Vida eterna, para que nuestro cuerpo se transforme en un cuerpo eterno y vivamos por toda la eternidad. “EL MANÁ ESCONDIDO,” para usted y para mí también. Dios nos continúe bendiciendo y alimentándonos con el Maná escondido. Ese es el alimento de la Edad de la Piedra Angular, ese es nuestro alimento, nuestro Pan, por el cual le damos gracias a Dios. ¡Gracias, oh Dios, porque Tú nos has dado el Pan nuestro para nuestro día: el Maná escondido! Dios les bendiga o les continúe bendiciendo, y será hasta una próxima ocasión, la cual ya ustedes saben cuándo será. Dejo con ustedes nuevamente a Neftalí Díaz, nuestro amigo y nuestro hermano, para concluir nuestra parte en esta noche; y así todos regresar dándole gracias a Dios por el Maná escondido que Él nos ha dado en nuestra edad. Dios les continúe bendiciendo a todos. “EL MANÁ ESCONDIDO.”
EL MANÁ ESCONDIDO Rev. William Soto Santiago Domingo, 09 de abril de 1989 Bogotá, Colombia
Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes, es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta noche, para comunicarle el Programa divino correspondiente para nuestro tiempo. Y de acuerdo a ese Programa divino, tenemos en Apocalipsis, capítulo 2, verso 17, la Palabra del Señor que dice: “Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.”
Que Dios nos permita entender esta escritura, y nos bendiga con todas las bendiciones que Él tiene en esta promesa. “EL MANÁ ESCONDIDO.” Él ha prometido el maná escondido para el que venciere. Para entender esta promesa, necesitamos entender que Dios le dio al pueblo hebreo por cuarenta años maná del Cielo; y Dios le ordenó a Moisés tomar de ese maná y colocarlo en una vasija de oro, y luego colocar esa vasija de oro con ese maná en el lugar santísimo, dentro del arca del pacto. Luego de los cuarenta años de trayectoria del pueblo hebreo hacia la tierra prometida, el maná dejó de caer; cuando el pueblo pudo comer de los frutos de la tierra prometida, el maná cesó de caer. Y ninguna persona podía decir: “Yo tengo maná del que cayó en el desierto,” porque ellos habían comido el maná, y cualquier persona que guardara el maná, se dañaba.
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Pero Dios le dijo a Moisés: “Toma de ese mana que Yo le doy al pueblo, que cae del Cielo, y coloca en una vasija de oro cierta cantidad de ese maná, y luego coloca esa vasija de oro en el lugar santísimo dentro del arca del pacto.” Ahora, ninguna persona podía ver el maná que había caído en el desierto. Sin embargo, hubo un maná escondido, el cual Dios escondió cuando le dijo a Moisés que hiciera así: que lo colocara en esa vasija de oro. Porque Dios estaba mostrando que un día el pueblo, al nal de las edades de la Iglesia gentil, no tendría Maná: Mensaje del Cielo, porque las siete etapas o edades de la Iglesia gentil ya habrían concluido. El mensaje de cada edad fue Maná que descendió del Cielo para cada edad. Porque el maná literal representa el Maná espiritual, el Mensaje, la Palabra de Dios para cada edad. Porque no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios. La boca de Dios son los profetas; por eso la Palabra de Dios, a través de la Escritura, ha salido de la boca de los profetas. Así que, no solamente de pan literal vive el hombre o vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios, que sale de los profetas. Ahora, sabiendo que el maná literal representa la Palabra, la cual desciende de parte de Dios del Cielo, en cada edad, en cada etapa, encontramos que luego de concluir la trayectoria del Israel espiritual, que es el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, el cual tomó el lugar del Israel literal en la segunda dispensación. Encontramos que, luego de esos cuarenta años de trayectoria del pueblo hebreo, los cuales representan las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, no se encontraba maná en ningún lugar; excepto en el lugar santísimo, en el arca del pacto, colocado en una vasija de oro como dice en la Escritura. Por ejemplo, el apóstol San Pablo, hablándonos de ese maná escondido en Hebreos, capítulo 9, verso 4, dice que en el lugar santísimo estaba el incensario de oro, y una vasija que contenía el maná, y también estaba la vara de Aarón que
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hubo intercesión, donde no hubo cánticos, todo en silencio, para que no se descubriera en el Cielo y para que el diablo no supiera lo que estaba aconteciendo en la Tierra, en la apertura del Séptimo Sello en la Tierra. El Séptimo Sello, como ya hemos visto, es la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, llamando con gran Voz de Trompeta a todos los escogidos, y dándole el maná escondido a todos los hijos de Dios, y así alimentando a todos los hijos con el alimento espiritual para este tiempo; el cual el siervo el y prudente da a todos los hijos de Dios en la Edad de la Piedra Angular. Así cumple el Señor Jesucristo la promesa: “Al que venciere, Yo le daré del maná escondido.” Estamos comiendo del Maná escondido, del Mensaje de la Edad de la Piedra Angular, el mensaje de la Edad del Lugar Santísimo. Una vasija de oro. Recuerden que siempre el oro representa deidad. Dios ha prometido todas estas cosas para Sus hijos, los escogidos en este tiempo en que vivimos. Así que, no tenemos palabras para darle las gracias a Dios por lo que Él ha hecho para nosotros. Bien dijo el Señor Jesucristo: “Ustedes oren,” y en las cosas que Él dijo que cada uno dijera en la oración, dijo: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.” Y hoy en la edad nuestra, la Edad de la Piedra Angular, el día octavo, el día domingo espiritual, ¿no se han dado cuenta ustedes que, durante la semana, casi siempre, uno come más o menos lo mismo, pero el día domingo uno quiere algo diferente? Dios tenía para este día domingo espiritual algo que Él había reservado, algo que Él había escondido, lo cual no le había dado a Sus hijos en el pasado. Y eso era nada menos que el Mensaje de gran Voz de Trompeta, el Mensaje de la Segunda Venida del Hijo del Hombre, los siete Truenos de Apocalipsis; todos estos símbolos representan el mensaje que nosotros tenemos. Y ese mensaje es el alimento espiritual para nuestra alma, para así llegar a la
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escrito. Porque cuando Él compró todo, cuando Él pagó el precio, aconteció como cuando usted paga el precio de una propiedad: a usted le pertenece todo lo bueno y lo malo que haya en esa propiedad. Usted no está interesado en los insectos que hay en esa propiedad, en los animales malos que hay en esa propiedad; tampoco está interesado en la hierba mala que hay ahí; pero usted, como compró todo, le pertenece todo. Y luego usted comienza a hacer el trabajo de fumigación, y también comienza a sac ar la hierba mala, y luego a quemarla, y botarla a otro lugar. Eso es lo mismo que Dios estará haciendo durante la gran tribulación con los juicios divinos: estará sacando la cizaña, y quemándola con los juicios divinos; porque el gran Reino milenial estará por llegar para vivir felices y contentos con Cristo Juez nuestro Señor, el Rey de reyes y Señor de señores, como el León de la Tribu de Judá con Su Nombre Nuevo. Ahora, hemos visto el Maná escondido, hemos visto dónde se encuentra el Maná escondido. Y hemos descubierto que estamos comiendo del Maná escondido y no lo sabíamos, hasta que fue dado a conocer que el alimento espiritual que estábamos comiendo, el mensaje de gran Voz de Trompeta, el mensaje de la Segunda Venida del Hijo del Hombre, los Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, son nada menos que el Maná escondido, que fue escondido de las edades de la Iglesia gentil. Ese mensaje no podía ser recibido en las edades del pasado porque estaba escondido; era un misterio, un secreto escondido en el Séptimo Sello. Y los siete Truenos de Apocalipsis, el mensaje de gran Voz de Trompeta, dan a conocer el gran misterio por el cual hubo silencio en el Cielo por casi media hora. Media hora en el Cielo representa unos 20 años y algo; porque un día delante del Señor es como mil años nuestros, y mil años de los nuestros para Dios es solamente un día. Así que, media hora de silencio en el Cielo, donde no
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reverdeció, y allí estaban las tablas del Pacto, las tablas de la Ley; y también allí estaba el propiciatorio, y sobre el propiciatorio los querubines de gloria, los dos querubines de gloria que Dios ordenó a Moisés que fuesen colocados sobre el propiciatorio, sobre el arca del pacto. Y en medio de los dos querubines, la Gloria de Dios, la Presencia de Dios: la Shekinah, manifestada en el lugar santísimo. Y todo eso fue tipo y gura de las cosas que estarían aconteciendo en el Templo espiritual del Señor Jesucristo, que es el Cuerpo Místico, la Iglesia del Señor Jesucristo; la cual en el Lugar Santísimo ha de tener todas estas cosas en forma actualizada. Las cosas correspondientes al Lugar Santo, fueron manifestadas en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo durante las siete edades o etapas de la Iglesia gentil. En el lugar santo hubo un candelero o candelabro con siete lámparas, las cuales representan las siete etapas o edades de la Iglesia gentil; y la luz en cada una de las lámparas, representa al mensajero que fue la luz, que fue el ángel mensajero que trajo el Mensaje del Señor Jesucristo para la edad que le correspondió. Y el Señor Jesucristo, siendo la Luz del mundo, alumbró en cada edad a través del mensajero de cada edad. Así, las cosas correspondientes al lugar santo, fueron manifestadas, realizadas en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, el cual es nada menos que el Templo espiritual del Señor. Dijo San Pablo: “¿No sabéis que vosotros sois templo del Espíritu Santo, Templo de Dios?” Por lo tanto, conforme al Templo que Dios le ordenó a Moisés construir y también a Salomón, el Señor Jesucristo ha construido Su Templo espiritual. Ahora, ya que las siete etapas o edades de la Iglesia correspondientes al Lugar Santo han terminado, en donde hubo Maná descendiendo del Cielo como aconteció con el pueblo hebreo durante cuarenta años por el desierto, ¿dónde encontraremos Maná, un Mensaje que descienda del Cielo para
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nuestro tiempo? Solamente hay un lugar donde está escondido el Maná; solamente hay un lugar donde la Palabra de Dios para este tiempo nal, para el tiempo de la etapa del Lugar Santísimo en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo; solamente hay un lugar en donde los hijos de Dios encontrarán Maná, Palabra del Cielo. Y ese lugar es el Lugar Santísimo del Templo espiritual del Señor Jesucristo; y ese lugar es nada menos que la Edad de la Piedra Angular. La Edad de la Piedra Angular fue representada en el lugar santísimo del templo que hizo Moisés y del templo que hizo Salomón. Y encontramos que ese lugar santísimo del templo que hizo Moisés y del que hizo Salomón, se encontraba en el Occidente; por esa causa, la parte del Cuerpo Místico del Señor que corresponde al Lugar Santísimo de ese Templo espiritual, estará en el Occidente: la tierra de América. El lugar santísimo tuvo todas estas cosas que vimos en la Escritura, las cuales estarán materializándose en los hijos de Dios que estarán viviendo en este tiempo nal. Y los hijos de Dios, teniendo la promesa de comer del maná escondido, tendrán un lugar, tendrán la Edad de la Piedra Angular, en donde estará el Maná, la Palabra de Dios escondida de los ojos de los sabios y de los entendidos de este mundo. Ese Maná escondido, ese Mensaje escondido: el Mensaje de la Segunda Venida del Señor, el Mensaje de la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, esa es la Palabra, el mensaje que fue escondido de las edades de la Iglesia gentil en el pasado. Fue escondido ese mensaje de todos los seres humanos; pero ese mensaje, esa Palabra de Dios, ese alimento espiritual con el cual se estarán alimentando los hijos de Dios, los escogidos, es el Mensaje de la Edad del Lugar Santísimo del Templo espiritual del Señor Jesucristo. Es el Mensaje de la Edad de la Piedra Angular, es el mensaje de gran Voz de Trompeta con el cual se alimentan todos los escogidos que son llamados y juntados en la Edad del Lugar Santísimo del Templo espiritual
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del Hijo del Hombre se llevaría a cabo; pero está en la Escritura. Ahora, en la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles al Monte de Sion, ahí en la cima del Monte de Sion, estaría el siervo el y prudente dándole el alimento espiritual a los hijos de Dios, a los escogidos, a los cuales él llamaría a la cima del Monte de Sion para recibir la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles. Y ahí Él se encuentra con Su siervo el y prudente; ahí Él se encuentra como en Apocalipsis, capítulo 10, con Su siervo el y prudente representado en Juan, el discípulo amado, el cual estaba en una isla, en la Isla de Patmos, allí recibiendo la revelación de Jesucristo. Y allí, en la Venida del Señor en Apocalipsis capítulo 10, la Venida del Ángel Fuerte con el arco iris sobre Su cabeza, y con Su rostro como el sol y con el Librito abierto en Su mano, ahí en Apocalipsis se nos muestra que en la Tierra estaría un profeta para recibir al Señor en Su venida, y recibir de Su mano el Librito que el Señor Jesucristo abrió en el Cielo; el Libro sellado el cual Él abrió allá en el Cielo, y lo trae a la Tierra abierto, y lo entrega a Su mensajero, al mensajero, al siervo el y prudente, el cual en la Tierra estaría en el tiempo de Su venida. Ese Librito que El abrió en el Cielo es nada menos que el Título de Propiedad de los Cielos y de la Tierra. Es el Libro de la Redención, el cual perdió Adán en su caída, y en el tiempo nal es regresado ese Librito a la raza humana, y es entregado al siervo el y prudente para que lo coma, y luego para que profetice otra vez sobre muchos pueblos, naciones y lenguas, y se realice el Programa divino de la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, como el León de la Tribu de Judá; reclamando todo lo que Él compró con Su Sangre preciosa. Él pagó el precio, por lo tanto, todo le pertenece a Él; y Él hará, con todo lo que le pertenece, como Él desee hacer. Él tomará el trigo y lo juntará en la gran cosecha en el Alfolí, y tomará la cizaña y la quemará en el fuego, en la gran tribulación, con los juicios divinos de Apocalipsis, conforme a como está
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del Hijo del Hombre con Sus Ángeles. Y sería un mensajero, un jinete, cabalgando en un Caballo blanco, cabalgando en la Palabra pura, en el poder de la Palabra pura, en el poder del mensaje de la Edad de la Piedra Angular. Por eso Apocalipsis 19, un jinete cabalgando sobre un Caballo blanco como la nieve, es nada menos que la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles. Y cuando el séptimo mensajero de la Edad de la iglesia de Laodicea, de la séptima etapa de la Iglesia gentil, el cual conocemos como Elías en su cuarta manifestación, cuando vio y habló de este capítulo 19 de Apocalipsis y de este jinete sobre ese Caballo blanco como la nieve, dijo: “Cuando nuestro Señor Jesucristo aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un Caballo blanco como la nieve, y será completamente Emanuel: la Palabra de Dios encarnada en un hombre.” La Palabra de Dios encarnada en un hombre, esa es la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles. Y en ese tiempo el mensajero que estuviera dándole el alimento espiritual, el mensaje correspondiente para el tiempo de la Segunda Venida del Hijo del Hombre, sería el siervo, el mayordomo el y prudente al cual puso su Señor sobre Su Casa, sobre Su Iglesia. Así como colocó sobre Su Iglesia en cada edad a un mensajero, en el tiempo de la Segunda Venida del Hijo del Hombre Él tendría un mensajero, por eso Él dijo: “Yo Jesús he enviado mi Ángel, para dar testimonio de estas cosas en las iglesias.” Encontramos que luego de las siete etapas o edades de la Iglesia gentil y de los siete mensajeros, se lleva a cabo la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, se lleva a cabo la Venida del Libertador sobre el Monte de Sion, como dice el profeta Isaías en el capítulo 59, verso 20, y dice San Pablo a los Romanos, en el capítulo 11, verso 26: “Y vendrá el Libertador a Sion.” Muchas personas no saben a dónde la Segunda Venida
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del Señor. Y se cumple en nuestra edad la Palabra o parábola del Señor Jesucristo de San Mateo, capítulo 24, en donde Él pregunta [verso 45]: “¿Quién es el siervo, el mayordomo el y prudente, al cual puso su Señor sobre Su Casa (sobre Su familia)?” ¿Qué casa? La Casa del Señor Jesucristo que es Su Iglesia, Su Cuerpo Místico. En cada edad el Señor Jesucristo puso un mayordomo, un siervo, un mensajero, para darle el alimento espiritual a tiempo. Y cada uno de los siete mensajeros de las edades de la Iglesia gentil le dieron el mensaje a cada edad, a los escogidos de cada edad; pero en ninguna de esas edades se llevó a cabo la Segunda Venida del Señor, la Venida del Señor, del siervo que Él colocó en Su Casa para darle el alimento a tiempo a Su familia, a los hijos de Dios. Pero Él dijo que sería bienaventurado el siervo el y prudente al cual puso su Señor sobre Su Casa, sobre Su familia, para darle el alimento a tiempo. Y dice [verso 46]: “Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.” El primer siervo, San Pablo, siervo del Señor Jesucristo, siervo del Padre de la familia, dio el alimento espiritual, le dio el Maná que descendió del Cielo para aquella edad, la Palabra que descendió de parte del Señor Jesucristo para aquella edad; pero en esa edad no se llevó a cabo la Segunda Venida del Señor. Por lo tanto, aunque San Pablo le dio el alimento correspondiente para aquel tiempo, para aquella edad, no fue el siervo bienaventurado el cual estuvo en la Tierra para ver la Segunda Venida del Señor en su edad. Si hubiera acontecido la Segunda Venida del Señor, la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles en el tiempo de San Pablo, en su edad, él no hubiera sido el siervo el y prudente; y él hubiera sido el profeta mensajero con el doble ministerio de Moisés y de Elías para dar testimonio de estas cosas, y él hubiera sido el mensajero para recoger a todos los
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escogidos de entre los gentiles y también a ciento cuarenta y cuatro mil hebreos. Pero él, cuándo trató de llevarle el mensaje al pueblo hebreo lo rechazaron, lo persiguieron; y decían de él que él era una plaga, que tenía que salir de esa persona (de San Pablo); porque él no fue el siervo el y prudente que estaría vivo para la Segunda Venida del Señor, en la cual Él se revelaría a los escogidos de entre los gentiles y también a los escogidos de en medio del pueblo hebreo. Por lo tanto, no siendo él el siervo el y prudente, la promesa que dijo el Señor: “Sobre todos Sus bienes le pondrá su Señor,” no se realizó para San Pablo en su tiempo, y tuvo que partir, y su edad también; los escogidos de su edad tuvieron que partir, tuvieron que morir y pasar al Paraíso, en espera del siervo el y prudente dándole el alimento espiritual a tiempo en el tiempo de la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles. Ahora, apareció también el mensajero de la segunda etapa o edad de la Iglesia gentil, y en su tiempo tampoco se realizó la Segunda Venida del Hijo del Hombre; por lo tanto, aunque le dio el alimento correspondiente para ese tiempo, para esa segunda edad, no pudo ser el siervo el y prudente al cual su Señor pondría sobre todos Sus bienes. Si ustedes entendieran plenamente lo que signica el Señor colocar a un mensajero sobre todos Sus bienes, ustedes comprenderían más claramente la bendición que Dios tiene para cada uno de Sus hijos en este tiempo en el que vivimos. Pasó la segunda edad y no se llevó a cabo la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles. Y tuvo que morir el mensajero y los hijos de Dios de esa edad también; y pasaron al Paraíso, en espera de la Segunda Venida del Hijo del Hombre a la edad en que el siervo el y prudente estaría ministrando, dándole el alimento espiritual, la Palabra, el Maná escondido a los escogidos. Ahora, apareció también el tercer mensajero para la
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tercera edad, y tampoco se realizó la Segunda Venida del Hijo del Hombre en la tercera edad; tampoco en la quinta edad, tampoco en la sexta edad. Y apareció la séptima edad y el mensajero de la séptima edad, al cual conocemos proféticamente como Elías en su cuarta manifestación, y humanamente le conocemos como nuestro amado amigo y hermano William Marion Branham; profeta mensajero para la séptima edad de la Iglesia gentil, el cual le dio el alimento espiritual a las personas que vivieron en ese tiempo, pero tampoco fue en ese tiempo la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, por lo tanto él tuvo que partir, y la séptima edad de la Iglesia gentil concluyó su tiempo. Por lo tanto, él tampoco tuvo el privilegio de ser colocado sobre todos los bienes del Señor Jesucristo. Solamente fue colocado sobre los bienes del Señor Jesucristo de la séptima etapa; y fue rechazado por la séptima etapa o edad de la Iglesia gentil, y quedó fuera de la séptima edad de la Iglesia gentil, y el Espíritu de Dios en él estaba tocando a la puerta: “Yo estoy a la puerta y llamo,” estaba fuera de la séptima edad de la Iglesia gentil. Por lo tanto, quedó entre la séptima edad y la edad octava: la Edad de la Piedra Angular. Por lo tanto, él quedó, fue colocado en la brecha, anunciando que vendría un tiempo glorioso en donde la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles sería realizada. Él pudo ver, siendo profeta, teniendo las dos conciencias juntas, las cosas que vendrían después de él; él pudo ver el ministerio de Elías recorriendo nuevamente el camino profético, recorriendo nuevamente el Programa divino en una quinta manifestación; por eso él dijo: “Del Occidente vendrá un jinete en un caballo blanco, (y dijo) recorreremos ese camino una vez más, nuevamente.” Siendo profeta, era nada menos que el espíritu profético, el espíritu ministerial de Elías clamando que él regresaría por quinta vez en su quinta manifestación, en compañía del ministerio de Moisés por segunda vez, en la Segunda Venida
