DR4G0N Clifford Goldstein
ASO CIAC ION CASA CASA EDITORA EDITORA SUDAMERICANA
A vda. vda. San San M artí artín n 45 4555, 1602 F l or i da,
Buenos Aires, Argentina.
Títul T ítulo o del del orig ri ginal en en inglés inglés:: The Day ofthe Dragón, Pacific Press Publishing A sso ssociatio iati on, Boise, Boise, ID I D , E .U A ., 199 1994. E ditor: itor: Mario M ario A . Co C ollins ll ins Trad Tr aduc ucto tor: r: F él ix Co C ortés A . R edactor: dactor: J avie avierr Hi H i dalgo IMPRESO IMPRESO EN L A ARGENTI ARG ENTI NA Printed in Argentina P rim ri mera edición Primera reimpresión M CM XCV - 2M 2M Es propiedad. © Pacific Press Publishing Association (1994) © A soci soci ación aci ón P ublicado ubl icadorr a Inte I nteram rame eric ri cana (1994 (1994)) © A soci soci ación aci ón Cas C asa a Edit E dito or a Sudame Sudameric ri cana (1994) (1994) Que Qu eda hecho el el depósi depósitto que que marca l a ley 11.72 11.723. 3. BA-AR ISBN 950-573-442-5 27 GOL
Goldstein, Clifford El día del dragón - 1a ed. - 1a reimp. reimp. - F lorida (Buenos Aires): Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995. 128 p.; 14x20 14x20 cm. Trad Tradu ucció cción n de: Félix Félix Cort Cortés A. ISBN 950-573-442-5 I. Título -1. Historia de la Iglesia
I mpreso, mpreso, me mediante diante el siste sistema off offse sett, en tall talleres pro propios pios.. 210795 — 36443 —
Contenido Ca p ít u l o
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¿U n l i bro bro desc desco oncer ncer tante ante? ............... ........................ ................ .............. .......
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E l nue nuevo or den den m u n di al ........ ........... ....... ....... ....... ........ ....... ....... ....... ....... ....
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L a nue nueva R om a ....... ........... ........ ....... ....... ........ ....... ....... ....... ....... ........ ....... ....... ....... ...
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“Las “L as l l aves aves de esta sangr sangre e” ............................... ...............................
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La santa alianza
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L a nue nueva der der echa cr i stiana: sti ana: ¿naci aci dos dos de nue nuevo? vo?
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Disparates de la nueva derecha
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H .R. .R . 2797 797 ............................................................. ............................................................. E l enga ngaño de l a E C M ............................................ El engaño maestro de Satanás .......................... Te T ende ndencias ncias R efere ferencias ncias
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Capítulo 1
¿Un libro desconcertante? raducido a docenas de idiomas, impreso por millones y leído en todas partes, desde los elegantes despachos directivos de Manhattan hasta las chozas de paja en Africa, E l confl i cto de l os si gl os de Elena G. de White ha sido el epítome de la mi sión, el mensaje y el propósito de los adventistas como ningún otro libro fuera de las Sagradas Escrituras. Y sin em embargo rgo, en en el el mo momento nto actual tual el el lib li bro es un moti ti vo de vergüenza. Considere algunas de estas referencias: J l
L a palabra de D i os ha dado adve adverr tenci tencias respe r especto cto a tan tan inminente peligro; descuide estos avisos y el mundo protestante sabrá cuáles son los verdaderos propósitos de Roma, pero ya será tarde para salir de la trampa. Roma está aumentando sigilosamen te su poder. Sus doctrinas están ejerciendo su influencia en las cámaras legislativas, en las iglesias y en los corazones de los hombres. hombres. Y a está está levantando levantando sus sobe soberr bios e imponentes imponentes edifi edi fici cios os en cuyos cuyos secretos secretos r eci nto ntos re r eanuda anudarrá sus sus antig antiguas persec persecuci uciones” ones” .1 L a iglesia i glesia ro r omana mana abarca abarca mucho mucho en en sus planes y modos modos de operación. Emplea toda clase de estratagemas para extender su influencia y aumentar su poder, mientras se prepara para una lucha violenta y resuelta a fin de recuperar el gobierno del mun do, restablecer las persecuciones y deshacer todo lo que el protes tantismo ha hecho.2
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¿Quién cree en esto actualmente? Sus palabras suenan como las del ala derecha fundamentalista del siglo diecinueve. Con pocas excepciones, los únicos que sostienen estos puntos de vista son los grupos extremistas protestantes de ultraderecha, excéntricos que creen que los negros tienen la marca de Caín y que los judíos son hijos del diablo. El anticatolicismo desenfrendado no ha sido parte del protestantismo desde hace muchas décadas. Palabras como r om ani stas, tas, papi sta s y pap i s- m o, pasaron de moda como los carros antiguos. Actualmente, i ncl ncl uso el K u K l ux Kl K l an, fundad fundado pa parci almente almente por por el antic anti ca tolicismo, acepta a católicos como miembros, lo cual significa que los adventistas imprimen un libro que suena aun más fanático e intolerante que David Duke en sus gloriosos días como el Gran Dragón. En una época cuando los católicos romanos constituyen el mayor porcentaje de senadores y congresistas en Washington, D. C.3; cuando los católicos son aceptados en todos los aspec tos de la sociedad norteamericana, y cuando el Papa es una visita honorable en la Casa Blanca, ¿es momento para que los adve adventi ntistas stas di di stri str i buyan buyan un li l i bro di di ci endo que “todo todoss lo los pri pr i nci pios formulados por el papismo en edades pasadas subsisten en nuestros días? Las doctrinas inventadas en los siglos más tenebrosos siguen profesándose aún... Su espíritu no es hoy menos cruel ni despótico que cuando destruía la libertad hu mana y mataba a los santos del Altísimo”.4 Cuando el presidente de los Estados Unidos se refiere al papa J uan Pabl P ablo o I I como el “santo padr padre e”, ¿noso ¿nosottros pro pr omove move mos un libro que lo denuncia como el hombre de pecado de la Biblia?5Cuando los católicos han sido líderes en el movimien to contra el aborto; cuando los hospitales católicos rehúsan realizar abortos, ¿cómo pueden los adventistas (cuyo registro en esta área está manchado) advertir en E l con fl i cto de l os siglos que la pretensión de Roma de “perdonar pecados induce a los romanistas a sentirse libres para pecar; y el mandamien to de la confesión sin la cual ella no otorga el perdón tiende, además, a dar bríos al mal”?6 Suponga que el programa llamado “60 minutos” dedicara una parte del tiempo al tema “lo que creen los Adventistas del Séptimo Día”. Mike Wallace comienza leyendo citas escogidas de E l con fl i ct o de l os si glos del tenor de, “si deseamos com prender la resuelta crueldad de Satanás, manifestada en el curso de los siglos, no entre los que jamás oyeron hablar de
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n l ibr o d esc o n c er t an t e?
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Dios, sino en el corazón mismo de la cristiandad y por toda su extensión, no tenemos más que echar una mirada a la historia del romanismo”7— Y en en t onces onces l a ccá ám ar a se d i su el ve en u n a toma de la M ad r e T er esa i nstal toma nstal an do un hos hospi ci o pa r a ayu d ar a l os en fe ferr m os d e SI D A en en N u eva Yor Yor k... k...
¿E n un ti tiempo cuando uando el Pap P apa a J uan Pab P abll o I I , uno de l os hombres más respetados del mundo, ha declarado que “ningu na autoridad humana tiene el derecho de interferir con la conciencia de una persona”, y que “la intolerancia constituye una seria amenaza, la que se manifiesta en la negación de la l i ber ber tad de concie nciencia ncia de otros”,8 s”,8 l os advent adventiistas vende venden n por mi l l ones nes un li l i bro que advi advi erte que la Ig I gl esia sia Ro Romana es es “un “un enemigo peligrosísimo de la libertad civil y religiosa”?9 Cuando E l con fl i ct o d e l os si glos se presenta ante el mun do, especialmente cuando se sacan de su contexto citas escogi das, los adventistas pueden parecer como fanáticos o payasos. Nosotros hemos advertido siempre acerca del zarandeo, y la mayoría piensa que será por causa de la teología o la persecu ción, pero lo que ocurrirá es que muchos adventistas serán avergonzados por el mensaje mismo. ¿Qué quiero decir? ¿Por qué estas declaraciones de E l conf l i ct o d e l os si gl os parecen tan fuera de época, tan fuera de contacto con la realidad, y tan alejadas del pensamiento mo derno? ¡Por qu e t oda s se h an cu m pl i d o!
Si la mayoría de los protestantes todavía miraran a la I gl esia si a Catól Católii ca co como en lo los días días cuando E l ena G. de Whit hi te escribió E l con fl i ct o de l os si gl os, el libro estaría equivocado, sus predicciones serían falsas. Pero como ya casi nadie sostie ne esos puntos de vista, el libro demuestra estar en lo correc to. L a “ve “verrgüenza”, el el “fanat anati smo” smo” y la la “o “obsol bsol esce scencia” ncia” de las palabr palabras as de de E lena G. G. de Whi Whi te, le lejos de desac desacrreditar ditarll as, las validan. ¡Las tendencias que hacen parecer al libro tan ri dículo confirman cada página! En realidad, E l con fl i ct o de l os si gl os es más pertinente, relevante y crucial ahora, que cuando fue garrapateado por la rugosa mano derecha de la hermana White hace más de un siglo. A pesar de los intentos de algunos de desechar E l con - f l i ct o de l os si gl os como algo que es poco más que “las perspec ti vas de E l ena G. de Whit hi te para para su su ti empo”,1 mpo”,10 l as tendenci ndenci as políticas y religiosas de los últimos años han vuelto a encen der el fuego en sus páginas al grado que fulgen con una bri-
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l i ante ante luz mayo mayorr que en lo los tie ti empos pos cuando cuando A. T. J ones nes luc luchó hó contra la legislación dominical en el Congreso Norteamerica no. Si usted ha estado leyendo, estudiando, tratando de com prender las señales de los tiempos, debería ver cómo E l co c on - f l i ct o d e l os si gl os ha adquirido una relevancia increíble. El colapso del comunismo, el resurgimiento del papado, la Nueva Derecha de la década de los noventa, las tendencias conserva dor doras de de la Supre Supr ema Co Corte de de J ustic usti ci a de l os Estad E stado os Uni U nido dos, s, la nueva máscara del espiritismo, la convergencia política de Católicos y Protestantes, todas son piezas de un rompecabeza que reproduce el cuadro profético acerca del cual se nos ad vierte en E l con f l i ct o d e l os si glos glos. ¿Cómo refleja estas tendencias E l con fl i ct o de l os si gl os? ¿Qué significan? ¿Cómo calzan en nuestro escenario profético? ¿Có ¿Cómo pode podemo moss int i nte er pre pretar confi nfi adame adamente nte l os event evento os co coti dia di a nos sin cometer los errores que han hecho que los adventistas se avergonzaran en el pasado? ¿y qué nos dicen estos eventos acerca del tiempo de la segunda venida de Cristo? A pesar de la amplia oportunidad de prepararse para la crisis final, muchos adventistas se apartarán por la inminente vergüenza que nos producirá el con fl i ct o de l os si si gl os. Para otros, aquellos que tienen “el amor de la verdad” (2 Tes. 2:10), lo que haga que los infieles apostaten, unirá más a los fieles a Aquel cuyo Espíritu inspiró E l con fl i ct o de l os si gl os, y cuya sangre ha sellado cada una de sus páginas. E l con fl i ct o de l os si gl os desatará, no hay duda, una tor menta de persecución contra nosotros. ¿Por qué? Porque el dragón hace la guerra contra aquellos que, entre otras cosas, tie ti enen el el “testi sti moni monio o de J esú esús” (Apo (Apocc. 12:17 :17). Y, Y , a me medida dida que que las tendencias mundiales lo confirmen, más y más cada día ese testimonio es, en verdad, “el espíritu de profecía” (Apoc. 19:10).
Capítulo 2
El nuevo orden mundial espués spués de una una incr incre eí ble ble exper xperi encia ncia de conversi nversió ón,1 n,1 me D uní a la Ig I gl esia sia A dvent dventii sta en en la l a pri primave maverra de 1980. H abi abi endo aceptado todo —desde el estado de los muertos hasta la divini dad de Cristo, la segunda venida, el sábado y el juicio investi gador—, me convertí desde ese día en un adventista del sépti mo día de hueso colorado. L o que me emoc moci onaba naba en en forma forma especi speci al eran las l as profecías, y no tuve dificultades para entender la forma en que la trama profética adventista podía cumplirse. Me enseñaron las profecías de Apocalipsis 13 y 14 en 1979 cuando el recién el ecto papa papa J uan Pab P abll o I I i nic nició su gi ra po por lo l os Esta E stad dos U nido ni doss , y desde desde el pri principi ncipio o co comprendí cómo cómo se despl desplazan azan las las corrientes hacia el cumplimiento del mensaje del tercer ángel. Recuerdo, sin embargo, que cuando todavía era un creyente novicio, me sentí abrumado por las dudas con respecto a un aspecto de nuestro mensaje profético. ¿Q ¿Q u éen cua cu a n t o a l a U n i ón Sov i é t i ca? ca ?
¿Cómo podría cumplirse nuestro mensaje profético mientras el mundo tuviera que enfrentar los tanques, cañones, alambres de púas y muros del militante y ateo comunismo soviético? ¿Cómo podrían los Estados Unidos, y en particular l a Ig I gl esia sia Cató Católli ca, esg esgrri mir mir alg alguna ve vez la la cl clase ase de pode poderr internacional descrito en Apocalipsis e interpretado en E l 11
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conflicto de los siglos, mientras la Unión Soviética —una
superpotencia altamente peligrosa, implacablemente hostil a los Estados Unidos y el Vaticano— siguiera siendo agresiva? Un vasto y expansionista imperio de 290 millones de habitantes, armado con suficientes armas nucleares estratégicas y tácticas para convertirnos en cenizas cuantas veces quisiera y entonces hacer pasar sobre ellas sus miles de tanques y vehículos blindados, no iba a desaparecer de la noche a la mañana. Si algo era cierto, el comunismo parecía tan firme y atrincherado como siempre. Promediando el tiempo de la visita del papa, tanques y tropas soviéticas se concentraron en las proximidades de Afganistán para imponer un régimen títere, y todo lo que el presidente Cárter pudo hacer fue retirar a los saltadores de garrocha y otros atletas de los juegos olímpicos de Moscú. Poco más tarde, cuando un electricista polaco de nombre L ech Wale Walesa di di rigi ó una huel huelga en en un asti astilll ero en Gdansk, el nuevo nuevo l í der der pol pol aco aco, ge gener neral Wo Wojci ech J aruze aruzell ski, ski , sal salió corriendo rumbo umbo al K reml i n donde donde sus amo amos sovi sovié étic ti cos le le dijeron que si no aplastaba a S o l i d a r i d a d con sus hombres, ellos lo harían con los suyos. No hay duda de que las revueltas húngara (1956) y checoslovaca (1968) estimularon el recuerdo del general de que sus camaradas soviéticos tenían fama de invasores contra sus aliados europeos que no cooperaban. J aruzel ruzel ski reg regres resó a Varsov Varsovia, Wale Walessa fue arre rr estad tado, S o l i d a r i d a d fue aplastada, y los mentores del general en M oscú se aplac aplacar aro on. M i entr ntras tanto tanto, Sai S aig gón se habí habí a co conver nvertido ti do en en Ci Ci udad Ho Chi M inh y el el parti partido do K hmer hmer R ouge había había tom tomado el pode poderr en Camboya. El gobierno de Hailie Selassie había sido reempla zado por marxistas en Etiopía, y los socialistas sandinistas habían ganado el poder en Nicaragua. Yemen del Sur tenía un gobierno marxista, y Fidel Castro —tironeándole la nariz a los yanquis del norte— envió tropas para apoyar a un gobierno marxista en Angola. En pocas palabras, durante la mayor parte de la década de los ochenta, el panorama adventista donde aparecen los Estados Unidos forzando a todos los habitantes de la tierra a ponerse la marca de la bestia parecía, en el mejor de los casos, lejano; y en el peor, imposible. Pero repentinamente la historia dio un vuelco. Si era, como el señor Fukuyama lo expresó, “el fin de la historia”,
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aquello era discutible; pero que fuera el fin de la historia como todos habían esperado que ocurriera, estaba más allá de toda disc discusi usió ón. L a sabi sabidur duríí a convenci nvencio onal creí a que que el ori ente nte y el el occidente podrían embarcarse eventualmente en un conflicto que desencadenaría el holocausto nuclear, y que nos aniquila r í amo amos lo los unos unos a l os otr otro os. Y, Y , co conside nsi derrando todas todas las las alt alterna tiva ti vas, s, no no er era un panor panorama ama im impro probabl abl e. Y sin sin embar mbarg go, no se conside nsi derró al algo muy i mpo mpor tante: tante: que que de de acuer acuerdo do con la l a E scri scri tu ra, un holocausto nuclear oriente-occidente no era la forma en que todo terminaría. Algo, tarde o temprano, tenía que cam biar, y tarde o temprano, así ocurrió. To T odo co comenzó nzó con la mue muerte rte de L eonid Bre Br ezhne hnev, Sec Secr e tario General del Partido Comunista de la Unión Soviética, el hombre que tenía el mérito de haber llevado a la Unión Sovié tica, de una posición de inferioridad militar, a la paridad, si no a la superioridad, comparado con la capacidad militar estado unide uni dense nse.. F ue reempl mpl azado azado por por Yur Y urii A ndro ndr opov pov qui quie en, a pesar pesar de los rumores de que era un teórico liberal, era una figura os cura y desconocida (la mayoría de la gente de occidente ni si quiera sabía si era casado hasta que vieron fotos de su esposa l l orando sobre sobre su tumba) tumba).. El E l fue reempl mpl azado por por K onstanti stanti n Cher hernenko nenko, un un oct octogenari nari o se semi-ca mi-cattatónic atóni co que pare parecí a embal embal samado cuando tomó posesión de su cargo, y que pocos meses más tarde ya lo estaba de hecho. Entonces un nuevo rostro apareció, un oscuro (para occi dente) ministro de agricultura, suficientemente joven como para no necesitar apuntes para decir nada más complicado que “hola” y “adiós”. El rostro, los lunares incluidos, pertene cía a Mikhail Gorbachev; y del mismo modo que Dios usó a Ciro, “uno de los realmente iluminados gobernantes de la anti güedad”3, para cumplir sus planes proféticos en aquella época, usó a Gorbachev para cumplir sus planes en nuestros días. P or supuesto supuesto,, “Gorby” no era J ame ames Madi M adiso son n o T homas homas J efferso fferson. n. Era E ra un pragm ragmático tico que here hered dó un sistem istema económ nómi co que empezó a convertir a la Unión Soviética en la república bananera más grande del mundo, ¡excepto que difícilmente tenían bananas! E n 1976, al viajar vi ajar rumbo umbo a J apó apón a travé tr avéss de de la U nió ni ón Soviética, pasé una noche en Chabarosk, ciudad de unos 500,000 habitantes, situada casi en la misma latitud que Siberia Oriental. Como a media tarde salí por las calles en
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busca de comida. No había restaurantes, tiendas de abarrotes, Pizza Huts, ni nada por el estilo. Lo que se dice nada. En cualquier ciudad norteamericana de 50,000, ya no digamos 500,000 habitantes, mi problema hubiera sido elegir un restaurante, no hallarlo. Finalmente entré en una panadería y le puse la mano encima a una hogaza de pan rancio que estaba sobr sobre e uno unos anaquel anaquel es de made madera ast astil lada. ada. L a muje mujer que estaba en la caja usó un ábaco (¡un ábaco!) para calcular el cambio y ni siquiera tenía bolsas para echar el pan. El resto de mi viaje me la pasé llevando la mano a mi bolsillo para extraer migajas durante todo el trayecto hasta llegar a Yo Y oko koha ham ma, J apón. E ra obvi obvio o que Gorbac bachev hev nece necesit si taba hacer hacer grandes grandes cam cam bios. Y l os hizo hizo.. M uy pro pronto nto nue nuevas palab palabrras co como perestroika y glasnost entraron a la jerga popular (y ya parecen tan fuera de moda, lo cual muestra cuán rápidamente han cambiado las cosas). El antiguo orden mundial se estaba desintegrando mas rápidamente de lo que nadie, ni siquiera Gorbachev, había imaginado. U n inci i ncide den nte oc ocurr ur ri do hace hace poc pocos años años come comenz nzó ó a darl darle sentido a las cosas. Si bien los eventos tan profundos y de l arg argo alcanc alcance e co como l os que vimo vimoss en en la la U nió ni ón Sovié Soviéti ca y E u ropa Oriental debían de tener significación profética, yo no sa bía cómo. Pero en la mañana del 2 de diciembre de 1989, tomé el Washi Washi ngton Post, Post, y vi los encabezados de la primera página: “Gorbachev y el papa se reúnen; acuerdan establecer relaciones diplomáticas”.4 ¿El presidente de la Unión Soviética en el Vaticano, r euni uni éndose con el jefe de la Ig I gl esia sia Cató Católl ica, a quie quien ll l l amó amó “e “el líder moral del mundo’? ¿Y el papa calificando a la reunión como “una señal de los tiempos que ha madurado lentamente, señal señal r ica en en pro pr omesas” mesas”?? Y vaya que era una señal señal de los tiempos. En la revista jesuita semanal A m é r i ca , Francis X. Murphy, escribió: “Si el papa Pío XII y el dictador Stalin pudieran contemplar desde algún punto más allá de las estrellas los eventos históricos actuales [¡nótese que coloca a P í o XI I y a Stali Stal i n en el el mi smo smo l ugar! ugar!], ], esta estarrí an más más que que asombrados al ver al presidente de la Unión Soviética saludar al Pontífice Romano como “Su Santidad”, y declarar que el papa era el líder religioso más importante del mundo... El apretón de manos que se dieron en la biblioteca papal, en el
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Vaticano, el viernes 1 de diciembre de 1989, orquestado por las cámaras de televisión para una difusión global inmediata, ciertamente pasará a la historia como un instante que marcó un punto de retorno en los asuntos humanos”.5 Y aunq unque el raud raudo paso de de l os ev eventos ntos ha he hecho que los los frutos aun de ese extraordinario encuentro parezcan insignificantes y vacíos, la reunión, en ese momento, sim simbol bol izaba zaba las l as tende tendenc nciias profé proféti ticcas. as. Y o esc escrr i bí i nmedi nmediata ata mente en la Revista Adventista (en inglés) que, “si la tendencia de los eventos continúa, especialmente al paso actual, seremos testigos de una reestructuración del orden mundial en una dirección que parece preparar el escenario para el desarrollo de los eventos finales de la profecía bíblica”.6 Como ahora ahora sabemo sabemos, s, las l as tendenci tendencias as continuaron, per pero no “al paso actual”. Se movieron cada vez más rápido, hasta que el vasto imperio de 290 millones de habitantes, y los tanques, y los vehículos blindados, desaparecieron, casi de la noche a la mañana. Una vez que el imperio comunista se derrumbó, las relaciones entre los Estados Unidos y la ex Unión Soviética cambiaron; las relaciones entre Europa y la ex Unión Soviética cambiaron, y las relaciones entre América y Europa cambiaron. Todo cambió militar, política y diplomáticamente; y así, todos entramos en esa zona gris y nebulosa que llamamos “el nuevo orden mundial”. La frase fue popularizada por el entonces presidente norteamericano Bush después que Saddam Hussein convirtió a K uwait uwai t en en la la pro provinci vincia a núm número die diecinue nueve de I raq. aq. El E l 30 de octubre de 1990, el ex presidente declaró que las Naciones Unidas pueden “ayudar a crear un nuevo día... un nuevo orden mundial”. En Praga, en el mes de noviembre de ese mismo año, dijo que la crisis del Golfo ofrecía una oportunidad histórica para forjar “un nuevo orden mundial para todas las nacio naciones”. Y en su mensaj mensaje e sobre sobre el el estado de la U nió ni ón, mencionó la “promesa de un nuevo orden mundial largamente aplazada” apl azada”.. Y hablando hablando en Ge Georgi a ante ante los fami fami l i are ares de de l os soldados que luchaban en la guerra del Golfo, el presidente afirmó que “no hay lugar para agresiones ilegales en el Golfo Pérsico y en este nuevo orden mundial que estamos tratando de crear”. La expresión misma ha estado circulando desde mucho
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antes que el Sr. Bush la convirtiera en el logo verbal de los años noventa (este servidor escribió acerca de “una reestructuración radical del orden mundial” [i.e. un nuevo orden mundial] en aquel artículo de la Review muchos meses antes que el ex presidente citado hiciera famosa la frase). To T odos, desde Dav David Roc Rocke kefe fell ler ler has hasta H itle itl er, han usa usado la frase, o al menos un razonable facsímil de ella. En la parte posterior de cualquier billete de un dólar, bajo los símbolos masónicos de la pirámide y el ojo que todo lo ve, está la frase latina Novus Ordo Seclorum, que puede traducirse como “Nuevo orden mundial”. En realidad, los “nuevos órdenes mundiales” no son nuevos. Siempre han existido y proliferado. El levantamiento y caída caída de de l os gr grandes andes im i mper peri os, desde desde el I mper peri o Pe Persa hasta hasta el Británico, y todos cuantos emergieron entre ellos, pusieron en marcha un nuevo orden mundial; así que, ¿por qué no habría de iniciar uno la caída del imperio soviético también? E l mundo undo no ha est estado ado estáti státicco o establ stable e desde desde que la ci ci udad de I bbi bbi -Si -Si n de U r fue ar arrasada asada por por lo l os el el ami amitas 500 500 año añoss antes antes que M oi sés sés sacar sacara a a l os hij hi jos de I srae sraell de E gi pto. pto. L a estructur str uctura a po pol í tic ti ca del del mundo nunc nunca a ha ha si sido constante nstante. I ncl ncl uso en la actualidad, la mitad de los países del mundo tiene menos de 40 años de edad. “Estudiar o analizar un mapa de Europa del siglo XIX”, decía un artículo del A t l a n t i c , “es reconocer la intranquila impermanencia de la historia, con sus malogradas Prusias, Bohemias, y ciudades Estados; sus desaparecidos imperios de los Habsburgos, Zaristas y Otomanos. Sería irracional pensar que un mapa dibujado dibujado en en el el sig sigl o XXI no nos nos deparar deparará á mayores sorpresas”. Si bien su fundamento es tan firme y autoritativo, el nuevo orden mundial es tan objetivo como una emoción infantil. “Cualquier cosa que haya surgido de la guerra fría”, escribió Fred Barnes en T he Repu Repu bl i c, “eso es el nuevo orden mundial mundi al””.8 P ara Ge Geo orge B ush, el el nuevo nuevo orden den mundi mundial al implica cierta nebulosa noción de una seguridad colectiva bajo la sombra protectora de las Naciones Unidas. Mikhail Gorbachev, antes que sus mismos mecanismos políticos lo expulsaran del poder, consideraba al nuevo orden mundial como un lugar donde la Unión Soviética, renovada por la democracia y la perestroika, desempeñaría un papel positivo y dec decoroso dent dentrro de l a her hermandad de las nacio naciones. I nclus ncluso o el
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papa papa J uan P abl ablo I I tie ti ene sus propi propi as noc noci ones nes del del nue nuevo orden den mundial (véase el capítulo 4). Cuando Bush usó el término por primera vez, probable mente pensaba que no era más que otra frase ingeniosa como aquella de “mil puntos de luz” o “lean mis labios”. Aunque su administración dejó de usarlo en 1991,.la frase ha cobrado vi da propia, especialmente entre los grupos extremistas consti tuidos por la izquierda y la derecha política, que han especu lado más con estas seis sílabas, de lo que lo hicieron con H enry nr y K i ssinge ssingerr (¿l (¿la be bestia? sti a?), ), o con las l as manchas anchas que Gor ba ba chev tiene en la frente (¿la marca de la bestia?). Eustace Mullins, teórico de la conspiración del ala dere cha extremista, advierte que la idea de Bush de un nuevo or den mundial, es parte de un plan fraguado por el concepto de un solo mundo para todos los de la “nobleza tenebrosa”, que comprende a la familia real británica, los Rothschilds y los Rockefeller. El periódico marxista Revo Revoll u ti on ar y Wor Wor ker ker ve la frase como ominosas palabras en código para referirse al imperialis mo occidental rampante y burgués, que se aprovechará del mundo pos-soviético y explotará a los proletarios de todo el orbe. be. E l encabe ncabezamie zamiento nto de un per peri ódico di co dec decía: “E “E l nue nuevo orden mundial y el engaño del Pan Am 103”, en el cual si pe riódico advierte a la opinión pública de que los Estados Unidos acusar acusaro on a Li L ibia bia del del bom bombar bardeo deo, par para así te tener un un pre pretexto xto para bombardearlos a su vez. El editor de la Southern National Newsletter —publicación del Estado norteamericano de Tennessee que promueve la restauración de la Confederación— dice que el nuevo orden mundial no es más que otro “robo de tierras yanki”. I ncluso ncluso el el pre predic dicador ador cri stia sti ano y ho hombr mbre de neg negoci os Pat P at Robertson publicó un libro de 268 páginas titulado apropiadamente, E l nu evo or de denn mu ndi al. “Estoy igualmente convencido —declara— de que durante los últimos doscientos años el término nu evo or de denn m un di al ha sido la frase en código de aquellos que deseaban destruir la fe cristiana y lo que el papa papa P í o XI l l amó amó ‘el orden den soc soci al cri stiano sti ano’. ’. Desean sean reemplazarlos con una dictadura mundial socialista inspirada en el ocultismo”.9 De modo que, aparte de lo que pudiera significar la frasé “nuevo orden mundial”, hizo vibrar una cuerda en el corazón
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de los adventistas. Así tiene que ser, porque para que las profecías se puedan cumplir como están predichas, algún tipo de nuevo orden mundial tendrá que establecerse. ÍUna vez que el sábado llegue a ser el punto especial de controversia en toda la cristiandad, y las autoridades religiosas y civiles se unan para imponer la observancia del domingo, la negativa persistente de una pequeña minoría, de ceder a la exigen cia popular, la convertirá en objeto de execración universal. Se demandará con insistencia que no se tolere a los pocos que se oponen oponen a una insti institu tución ción de de la igle igl esia y a una ley del del E stado; pues pues vale más que unos pocos sufran y no que naciones enteras sean precipitadas a la confusión y anarquía... Este argumento parecerá concluyente y finalmente se expe dirá contra todos los que santifiquen el sábado un decreto que los declare merecedores de las penas más severas, y autorice al puebl pu eblo o para que, pasado ciert cier to tiempo ti empo,, los mat mate e.10 A medida que la América del Norte, la tierra de la libertad religiosa, se una con el papado para forzar las conciencias y obligar a los hombres a honrar el falso sábado, los habitantes de todas las naciones del globo serán llevados a seguir su ejem plo."
Es obvio que las cosas tienen que ser diferentes para que estas pre pr edic dicci ones nes puedan puedan cum cumpl plii rse. se. L a adver advertenci tenci a bíbl bíblii ca de que “hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano dere cha, o en la la fre fr ente nte” (Apo (Apocc. 13:16 :16) no podí podía a haber haber ocurr ur ri do, do, de acuerdo a como lo comprendemos, hace dos o tres años. Sin embargo, la advertencia de Elena G. de White, de que “los event vento os fi fi nale nal es ser ser án rápi rápido dos”1 s”12, debe deberría cobr cobrar ar un sig si gni fic fi ca do totalmente nuevo, puesto que los eventos recientes han mostr mostrado ado que que l os cambi cambio os radi radiccale ales puede pueden ocur ocurrr i r más ráp rápii do de l o que que cual cualqui quie era de nosot nosotros se i mag magi nó jamás. Y no es es coincidencia tampoco, que la caída del imperio soviético calza ra perfectamente en nuestro escenario profético. Nosotros deberíamos haber sabido que eso estaba a punto de ocurrir. “Si el año pasado —escribí en aquel artículo de la R e- view — alguien me hubiera dicho que dentro de un año habría un gobierno de solidaridad en Polonia, que el muro de Berlín sería convertido en polvo, que el comunismo perdería su poder en Checoslovaquia, Hungría, Alemania Oriental y Bulgaria, y
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que los soviéticos estarían alentando la realización de estas reformas, yo pensaría que había apostatado, abandonado la i gle glesia, si a, y que estaba estaba fumando mar marii huana”.1 huana”.13 Y si me hub hubiera ieran n dicho icho,, además, que el comunism unismo o ter ter minaría dos años más tarde, no sólo en la Europa Oriental, sino sino en el el K reml i n mi mi smo smo; que la U nió ni ón So Sovié viétic ti ca ya no ser serí a Soviética en lo absoluto, y que el gobierno comunista central desaparecería, ¡yo habría estado seguro de que habría aposta tado, tado, dej dejado la i gl esia, sia, y que que estaba staba inhal inhalando ando L SD, SD, no fuman fuman do marihuana! En 1980, durante el antiguo orden mundial, yo albergué ser serias dudas dudas en en cuanto cuanto al al mensaje pro proféti féticco. L a Uni U nió ón Sovié Soviéti ca era como un gran oso gris que se arrastraba a través de las páginas del Apocalipsis y devoraba nuestra interpretación de los capítulos 13 y 14. En tales circunstancias, sin embargo, Dios me señaló el libro de Daniel, los capítulos 2 y 7 en parti cular. Al instante fulguraron en mi mente, como si fuera un video a todo color, imágenes con pies de barro y de hierro, leo pardos alados y cuernos que hablan. El mensaje era claro: Dios en realidad gobierna sobre todas las naciones. Si Dios es taba en la torre de control que predijo el levantamiento y la caída aída del del I mper peri o Romano mano pagano, pagano, muchos muchos sigl si glo os antes que que ta les eventos ocurrieran, podía habérselas con el imperio soviéti co igualmente. De modo que, lanzando mis anhelos hacia el futuro por fe, echando mano de “la certeza de lo que se espera, la convic ció ción de lo que no se ve” (He (H eb. 11:1), 11:1), el el evé una oraci oració ón y segu seguí adelante, todavía con preguntas sin respuestas, pero con una firme confianza en Dios. Diez años más tarde, mientras los in esperados y cataclísmicos eventos se desarrollaban ante mis ojos, la mayoría de aquellas preguntas hallaron su respuesta, y aquella confianza fue ricamente recompensada.
Capítulo 3
La nueva Roma uando el humo, la arena y el polvo de la operación “Tor menta del Desierto” se disiparon, los Estados Unidos surgie ron, no só sólo por por encima nci ma de I raq, aq, sino sino a la cabe cabeza za del del mundo. undo. L os mismo mismoss exper expertos que hace alg alguno unos años lame lament ntaban aban la la dec decadenci adencia a de l os Estados E stados U nido ni dos, s, aho ahora lo lo pro procl aman aman como la primera potencia militar del planeta y como el campeón de peso completo de la política. “La única superpotencia que queda”, queda”, di dijo la la re revist vista a Ti T i me1 me1, i dea dea que l os come coment ntar arii stas manej anejan en todas todas par par tes tes del del mundo. undo. Y los Estado E stadoss Uni U nido doss no sólo son la única superpotencia sino, según el columnista Charl har l es Kr K rautham authamm mer, no hay “pe “perrspec spectivas ti vas de que surj sur ja en en el cercano futuro una potencia rival de los Estados Unidos”.2 Hablando del nuevo papel de los Estados Unidos como la única superpotencia mundial, el líder de la Organización para la Liberación de Palestina, Yasser Arafat, llamó a Washington, la “Nueva Roma”.3 ¡La Nueva Roma! ¿Por qué? Porque la antigua Roma fue la superpotencia sin rival de su tiempo, y los Estados Unidos están ahora en esa posición. L as pal pal abr abras de A rafat, por por supuesto, supuesto, evo evoccan la la interpretación adventista de la profecía. En Daniel 7, el profeta soñó que los cuatro vientos “combatían en el gran mar” mar ” (Dan. 7:2), :2), del del cual sali salieron cuatr cuatro o bestias sti as.. L a pri pri mera
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era “como león y tenía alas de águila” (vers. 4); la segunda era “semejante a un oso” (vers. 5); la tercera era “semejante a un leopardo” (vers. 6); y la cuarta era “espantosa y terrible y en gran gran manera manera fue fuerte” que “tenía ní a die diez cuer cuernos” nos” (ver (vers. 7). Pe P ero de la cuarta bestia surgió un poderoso cuerno pequeño que tenía “ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas” (ver (vers. 8). Est E ste e cuer cuerno peque pequeño ño “hací ací a guer guerra co contr ntra l os santo santos, y los vencía” (vers. 21). También hablaba “palabras contra el Altísimo”, y los santos le fueroñ entregados “hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo” (vers. 25). Daniel puso más énfasis en este cuerno pequeño, y dio más detalles en cuanto a él, que de ninguna otra bestia de su profecía; un punto muy significativo, si consideramos que los otros simbolizaban a grandes imperios mundiales: Babilonia (el león), Medo-Persia (el oso), Grecia (el leopardo), la cuarta bestia (Roma pagana). ¿Por qué la profecía habría de darle más espacio al cuerno pequeño si no fuera un poder mundial más grande, que sería igual a, e incluso mayor que, los imperios que le precedieron? El cuerno pequeño, por supuesto, era la Roma papal. Ninguna otra interpretación es posible. ¡Aquellos que identifican al cuerno pequeño como si fuera el rey seléucida Antíoco Cuarto Epífanes, podrían también tratar de demostrar que el Conejo de la Suerte representa a Roma! En Apocalipsis capítulo 13 se repiten las imágenes de Daniel 7, uniendo así los dos capítulos. “Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo” (13:1). Tres imágenes de Daniel 7 aparecen aquí: el mar, las bestias que surgen de él, y diez cuernos. “Y la be besti stia que que vi era seme semejjante ante a un l eopardo pardo,, y sus pies pi es como como de oso, oso, y su boca boca como como boca boca de l eón eón” (vers. (vers. 2). Otra vez tenemos imágenes de Daniel 7: un leopardo, un león y un oso. La bestia de Apocalipsis tiene una boca “que hablaba gr an d es co cosas y bl asfe asfem m i as; as; y se l e di o au tor i d ad par a obr ar
cuare uar enta nta y dos dos mese meses” s” (ver (vers. 5). Esta E sta best bestii a tambi ambién “hacía “hacía guer guerra co contr ntra lo los santo santos” y lo los vencí vencía a (ver (vers. 7). La L a bo boca que que hablaba grandes cosas y blasfemias, el hacer guerra contra los santo santos y vence vencerrl os, to todas son son im imáge ágenes de Danie ani el 7. I nclus ncluso o los “cuarenta y dos meses” es otra forma de decir “tiempo,
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tiempos y medio tiempo” de Daniel 7.4 L a be besti sti a co compuest mpuesta a de A poc pocali al i psis psi s 13 13 es, obvi obviame ament nte e, el mismo poder representado en Daniel 7: la Roma papal. Sin embargo, en Apocalipsis 13, otro poder sigue inmediatamente a Roma: “Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tema dos cuernos semejantes a los de un cordero, per pero hablaba hablaba co como drag dragó ón” (ver (vers. 11). Aun Aunque que est esta a nació nación comienza con cualidades humildes como las de un cordero, “habla habl a co como drag dragó ón”. L os adve advent ntiistas sie si empr mpre han ide ident ntii fic fi cado a esta bestia como los Estados Unidos de Norteamérica, que se convertirá en una potencia perseguidora que “ej er ce t od a l a au tor i d ad d e la pr i m er a be bessti a en en pr esen ci a d e el l a”. ¿Quién es esa “pr “pri mera be besti sti a”? a”? Rom Roma. Y E stados stados Uni U nido doss es es ahor ahor a la la n u eva Rom Rom a.
Lo que hace tan emocionante este repentino ascenso de los Estados Unidos, es que pocos años atrás los alarmistas depl deplo oraban aban su dec decade adenci ncia. “J “J uanito uani to no puede puede leer, J uanito uani to no puede puede escr scri bi r, J uanito uani to no puede puede pel pel ear”, ar”, era la la tóni tónicca. L os niños alemanes y japoneses eran más listos, mejor educados, mejor preparados que su contraparte norteamericana; de modo que la nación estaba en decadencia. E l escr scri tor Paul P aul K ennedy, nnedy, haci haci éndose ndose eco de de los sentimientos de los economistas, historiadores y expertos en ciencias políticas, hizo la advertencia de que “Roma cayó, Babilonia cayó, el turno de Scarsdale llegará también”.5 Paul Mead, temeroso de la declinación de los Estados U nido ni dos, s, espec speci alme almen nte en en la l a esfe esferra ec económi nómica, esc escribió bió en en perr ’s: “Contemplo un mundo compuesto de tres 1990 en H ar pe bloques rivales: uno basado en las naciones de Europa Occi Occi dent dental al;; otro tr o dom domi nado nado por por J apó apón; y el el bló blóque norteamericano, el más débil y más lleno de problemas”. 6 J ames Chas Chase, es escrib ri bió en 19 1987 en el A t l a n t i c M on t h l y que l os Estado E stadoss Uni U nido doss no estab estaba a dispue dispuesto sto a “cam “cambi biar ar la la estructura en una forma que reflejara honestamente el nuevo papel disminuido de Norteamérica en el mundo”.7 E xpr xpresado sado en un le l enguaj nguaje e más dir directo, J ohn Mc M cL aughl aughlii n preguntó hace poco: “¿Están yendo a la ruina los Estados Unidos?”8 Por supuesto, después de la Tormenta del Desierto, el mito de la decadencia de los Estados Unidos se ha disipado. No hay duda, por supuesto, que Norteamérica ha estado per perdie diendo su pujanza puj anza ec económ nómica, aunque J apón apón tam tambi bié én ha
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entrado en una espiral de recesión, y Alemania ha sido herida por el enorme norme costo de la re reunifi uni ficcaci aci ón. Y sin si n emb embar argo go,, eso eso no impidió que Estados Unidos dirigiera la coalición contra Saddam, addam, cuando cuando sus ri ri cos ali al iado ados, co como A l emani mania a y J apón, apón, quedaron paralizados por el conflicto. El marco alemán y el y en japonés, en y por ellos mismos, no pueden convertirse automáticamente en poder geopolítico. No importa cuáles fueran sus tribulaciones económicas, los Estados Unidos asumieron un papel de liderazgo, no sólo en Occidente, sino casi en todo el resto del mundo. “Ante ntes de la cr cri sis sis del del Go Golfo —escr scribió Kr K rautham authamme merr— los agoreros de la declinación norteamericana estaban lamentando la caída de los Estados Unidos de su posición de líde± del del mundo en en — el año de referencia ncia favor favorito de estos agoreros— 1950. Bien, en 1950 los Estados Unidos se enredaron en una guerra con Corea del Norte. La misma duró tres años, costó 54,000 vidas norteamericanas y terminó en un frac fr acas aso o. Cuare uarenta nta y un años más tar tarde los Estado E stadoss U nido ni doss entr ntraro aron en una gue guerrra co contr ntra I raq, aq, un país país de tamaño tamaño considerable. Duró seis semanas, costó 143 vidas norteamericanas y terminó en una victoria. Si el imperio romano hubiera declinado a ese paso, usted estaría leyendo esto en latín”.9 Por supuesto, los coreanos (y los norvietnamitas) tenían a todo todo el mundo co comunist muni sta a det detrás de de ell os; Ir I raq no tenía ní a apoyo. Pero allí está precisamente el quid de la cuestión. Si Saddam hubiera contado con el apoyo de los soviéticos, la historia habría tenido un final diferente. Los Estados Unidos no se hubieran arriesgado a iniciar la Tercera Guerra Mundial con Mo M oscú, scú, sól sólo par para pone ponerr al E mi r de K uwait uwai t otra otra ve vez en en su trono. Pero ahora, con su mayor adversario ausente, ¿qué otra nación podría oponerse a los Estados Unidos? Ninguna, razón por la cual el corresponsal de National Public Radio llamó a Bush “el presidente del mundo”. Cuando una coalición dirigida por marxistas derribó a un régimen satélite en Etiopía, ¿a quién pidieron ambas partes que actuara como mediador? A los Estados Unidos. Cuando Bori s Y el tsin si n to tomó pose posesi sió ón co como pre pr eside si dent nte e de Rusia, usi a, ¿a ¿a dón dón de fue primero de visita? A los Estados Unidos. Cuando los Estados Bálticos comenzaron sus intentos de separarse de la Unión Soviética, ¿cuál constitución tomaron como modelo? La constitución norteamericana. Cuando Bangladesh fue devasta
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da por una tormenta y sufrió inundaciones, ¿a quién buscó para que lo socorriera y ayudara? A los Estados Unidos. Y cuando Saddam addam i nvadi nvadió a Kuwai K uwait, t, ¿de dónde dónde eran lo los mi mi l i ta res que dirigieron la liberación? De los Estados Unidos. Estas tendencias comenzaron incluso antes de la Guerra del Golfo, la cual no convirtió a los Estados Unidos en el nuevo líder del mundo; simplemente reveló que, después de la caída de la Unión Soviética y del comunismo en Europa Oriental, la nación norteamericana ya era el líder. A sí, sí, escr scribe K rautham authamm mer, ahor ahora tenemo tenemoss una una “altame “altamen n te inusitada estructura mundial con una sola superpotencia, los Estado E stadoss Uni U nido dos, s, en el el vér vértic ti ce del del siste sistem ma int inte ernacio nacional”. nal ”.1 10 Según la profecía, el mundo afrontará una altamente inusita da situación cuando los Estados Unidos fuerce al mundo a “adorar la imagen de la bestia”. El estatus de los Estados Unidos como única potencia sin ri val, val, “en “en el el vér vértic ti ce de del siste sistem ma int inte er nacio nacional”, nal ”, encaj ncaja a per perfec fecta“ment mente e en el el esquema squema advent adventii sta sta de de los últ úl timos días días.. Al A l i denti denti ficar a la bestia semejante a un cordero de Apocalipsis 13 como los Estados Unidos, los pioneros adventistas predijeron básicamente que este país tendría que llegar a ser una poten cia dominante militar y políticamente. De otra manera, ¿cómo podría imponer la “marca de la bestia” a todo el mundo? La identificación adventista fue notable por dos razones. Primero, fue hecha cuando otros expositores consideraban el papel de los Estados Unidos positivamente. En Wh i t e J ack ack et Hermán Melville escribió lo siguiente: “Nosotros los norteame ri canos som somos el el puebl pueblo o esc esco ogi do y pec peculi ul iar: ar: el I srae sraell de nues tro tiempo; somos portadores del arca de las libertades del mundo... Dios ha predestinado, y la humanidad espera, gran des cosas de nuestra raza; y grandes cosas sentimos en nue nuestra str a alma al ma”. ”.1 11 J osué Str Strong pr proclamó amó (1 (1986) 986) que que en lo l os Es E s tados Unidos “Dios está entrenando a la raza sajona para su >>12 misión . En segundo lugar, los adventistas hicieron su interpretalión cuando los Estados Unidos todavía no eran una potencia mundial, mucho menos la potencia dominante. E n 1851 J . N. N. Andr Andre ews fue el pri pri mer adve adventi nti sta que que identificó en forma impresa a la protestante América como el poder representado por la segunda bestia. En “Thoughts on R evel vel atio ati on 13 and 14”, 14”,1 13 Andre ndr ews ide i dent ntiific fi ca a l a besti bestia a de dos cuernos de Apocalipsis 13:11 como “nuestra propia •
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nación”, los Estados Unidos. Elena G. de White escribió en 1884 que “la imagen de la bestia representa a otro cuerpo religioso revestido con similar pode poderr. L a forma formacci ón de esta sta ima image gen n es la la obr obra a de esa best bestiia cuyo pac pacíí fic fi co surg surgi mi ento nto y hum humi l des des pro profesi fesio ones nes de l i ber bertad la la hacen hacen un sím símbol bol o tan notable notable de los Estado E stadoss Uni U nido dos”.1 s”.14 E n 188 1888, en en E l con fl i ct o de l os si gl os, ella fue incluso más clara: “¿Cuál era en 1798 la nación del Nuevo Mundo cuyo poder estuviera entonces desarrollándose de modo que se anunciara como nación fuerte y grande, capaz de llamar la atención del mundo? La aplicación del símbolo no admite duda alguna. Una nación y sólo una responde a los datos y rasgos característicos de esta profecía; no hay duda de que se trata aquí de l os Estado E stadoss Uni U nido doss de N orteamér améri ca”.1 a”.15 Si esta interpretación, en la cual los Estados Unidos impondrían la marca de la bestia sobre el mundo, parecía tan poco plausible incluso hace diez años, ¿cómo parecería a mediados del siglo pasado, cuando las grandes potencias eran todavía las del viejo mundo: Prusia, Francia, Austria-Hungría e I nglate nglaterrra? E n 1851, cuando cuando A ndre ndr ews publ publ i có po por pri pr i mera vez su identificación de la bestia de dos cuernos, los Estados Unidos tenían un ejército de unos 20,000 hombres, una déci ma parte de la cantidad de combatientes que hubo en la Bata lla de Waterloo solamente. En 1814 (menos de 40 años antes del del artí artícculo ul o de J . N. N. Andr Andre ews), lo los ingl ingle eses ses que quem maro aron Wá Wá shington, D. C. En 1867, los valientes del jefe Toro Sentado hicieron polvo al séptimo regimiento de caballería del general Custer. De modo que, dieciséis años d esp esp u é s de la predicción de Andrews, y sólo ocho años antes de la de Elena G. de White (publicada en 1884), los Estados Unidos todavía estaban pe leando con los indios, y no siempre con éxito. ¿Y ¿Y é sta st a era er a l a n aci aci ón qu e obl i gar ía al m un d o a ha cer l e un a i m age agenn a l a bes bes- tia?
Por supuesto, los pioneros, incluyendo a Elena G. de White, esperaban que estos acontecimientos se cumplieran en sus días, y realmente nuestro Señor pudo haber regresado en esos días. El asunto es, simplemente, que en el siglo pasado, el cumplimiento de estas profecías n o p a r ecía t an posible como parece hoy. No fue sino hasta la Primera Guerra Mundial que los Estados Unidos se convirtieron en una potencia internacional
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a la que había que tomar en cuenta. Sin embargo, incluso en 1933, cuando Hitler llegó a ser Canciller, los Estados Unidos sólo tenían un ejército que era el 16avo. en el mundo en tamaño: menor que el de España, Turquía, e incluso que el de Polonia. Tras surgir victorioso después de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos disfrutaron de una hegemonía sin precedentes, pero no por mucho tiempo, puesto que la Unión Soviética los desafió en todas partes, incluso en el espaci spaci o. L os nort norteamer ameri canos mayo mayorres de 40 años re recuerdan uerdan al S p u t n i k y el pánico que le siguió porque los Rojos ya tenían satélites orbitando la tierra sobre nuestras mismas cabezas, como lo dijo Tom Wolfe en The Ri g ht Stuff, “los cohetes nort norteamer ameri canos sie si empre mpre explotan xpl otan””.16 Una vez que la Unión Soviética llegó a ser una superpotencia a la par con los Estados Unidos, era muy difícil ver ver cómo po podían dían éstos cumpl cumplii r su pape papell pro profét féti co. Si, Si, por por causa de los soviéticos, los norteamericanos no podían expulsar a Fidel Castro de Cuba, ¿cómo podría algún día imponer la marca de la bestia a todo el mundo? Por supuesto, ahora la Unión Soviética ha desaparecido, y con ella, la más implacable barrera a la escatología adventista. “L os Estad E stado os U nido ni dos” s” -escr -escr i bió bi ó J i m H oagl agl and en en el el Washington Post— “podrían ahora determinar todos los gran grandes des even eventos glo gl obale bal es”.17 “Me gustaría que fuéramos todavía —dijo el presidente Geor ge Bush en 1992— el l í der der sin sin ri ri val val del del mundo” 18 No hay duda de que al presidente Clinton le gustaría también. En 1992, un documento clasificado llamado D ef en se Pl an Guidance se filtró hasta el N ew Yor Yor k T i me mes s por “un oficial que cree que el debate de esta estrategia posterior a la guerra fría debe deberrí a ser ser del del dom domi nio ni o públi públ i co”.19 E l doc document umento o, de 46 pági pági nas, que después se le quitó la clasificación de secreto, era una declaración política de la administración que planteaba la pos tura militar de los Estados Unidos para el Nuevo Orden Mun dial dial.. L a ese esenci ncia a del del doc document umento o era que, que, ahora ahora que que los Est E stado adoss Unidos son la única superpotencia del mundo, intentan per manecer en esa posición. “N uestr uestro o pri pri mer mer objetivo ti vo — dic dice— es evitar vitar el surg sur gi miento nto de'uh nuevo rival, ya sea en el territorio de la ex Unión Soviética, o en cualquier otra parte, que signifique una amenaza similar a la de la ex Unión Soviética. Esto... requiere
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que nos esforcemos para evitar que cualquier potencia hostil domine una región cuyos recursos podrían, bajo control consolidado, ser suficientes para generar poder global”. El documento declara también, que “los Estados Unidos deben mostrar el liderazgo necesario para establecer y pro teger un nuevo orden que sostenga la promesa de convencer a los competidores potenciales de que no necesitan aspirar a desempeñar un papel mayor o buscar una postura más agresi va para proteger sus legítimos intereses... Finalmente, debe mos mantener los mecanismos para disuadir a los competido res potenciales a que aspiren a un poder regional global mayor”. El documento, una vez hecho público, enfrentó una tor menta de críticas en los Estados Unidos y en otras partes del mundo. undo. E spe speci alm almente nte se sinti sintie eron ir irri tados tados Ale Al emania ania y J a pón, dos aliados mencionados específicamente que deben ser disuadidos de “aspirar a desempeñar un mayor papel regional o global”. El documento fue revisado a causa de la crítica. Entrega da al Washi Washi ngt on Pos Post en mayo de 1992, la nueva versión afir maba la necesidad de que “naciones de mentalidad similar” trabajaran juntas en una “respuesta colectiva para evitar amenazas”. Sin embargo, se declara que aunque se esperara que los aliados tomaran una parte de la responsabilidad en los conflictos que los afectara directamente, los Estados Unidos “deben mantener la capacidad para manejar selectivamente los problemas de seguridad que amenacen nuestros propios in tereses”. Aunque las referencias específicas de disuasión a cualquier potencia rival se suprimieron del documento revisa do, según el Wash Wash i n gto gtonn Post Post , “un oficial de alto rango entre vistado el viernes dijo que los lectores militares continuarán per per ci bie biendo ‘l‘l os cl claro aros mensaj mensaje es’ de l os pasaje pasajes sobr sobre e J apón apón y Rusia pero ‘sin suscitar los resquemores’ del documento ante r i or ”.20 E l Post dijo, también, que muchas de las enmiendas todavía se sostienen, pero no escritas, porque, como expresó un oficial, “parece imposible mantener este documento en secreto”. La lógica del Pentágono, no importa cuán impopular sea, tie ti ene sent sentiido. do. Después spués de de la Seg Segunda Guer Guerra Mundi M undial al,, J apón apón y Alemania fueron aplastados. La Unión Soviética, aunque victoriosa, perdió veinte millones de vidas y no era, de ninguna manera, un rival para los Estados Unidos. Sólo los
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E stados stados Uni U nido doss pose poseíían arm armas nucl nucl eare ares, y sól sól o el ell os eme emerrgie gie ron de la guerra en buenas condiciones económicas y militares. Pero después, por cualquier razón, nuestros dirigentes permitieron que la Unión Soviética se convirtiera •en una superpotencia militar del mismo nivel que los Estados Unidos. El resultado fue cuarenta años de conflictos que le costaron al país trillones y más trillones de dólares, decenas de mi l l are ares de vida vidas, s, una guer guerr a en en punto punto mue muerrto (C (Corea), una guerra perdida (Vietnam) y el peligro muy cercano de ser barrido por la aniquilación nuclear (la crisis cubana de los misiles). Con las lecciones del pasado tan frescas en sus mentes, los dirigentes estadounidenses serían necios si permitieran que alg algo simi si mill ar ocurr ur ri era de nuevo nuevo.. Y es más más que pro probabl babl e que no lo permitan. “Si el nuevo orden mundial significa algo —escribió K rauthamm authamme er— es una afir afi rmaci ación de los int inte ereses ses y valo valores de l os Est E stado adoss Uni U nido doss en el el mundo” mundo”.2 .21 Los Estados Unidos, por supuesto, tienen valores dignos de ser afirmados: cualidades semejantes a las de un cordero, tales como la democracia y la libertad religiosa. Desafortuna damente, de acuerdo a la profecía, esta nación pronto hablará como como drag dragón ón (véase (véase Apoc poc. 13:11 13:11), ), y “h “hace que la ti err a y lo los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mor mortal fue fue sanada” sanada” (ver (vers. 12). Ya Y a sin riv ri val, y co con la Guerr Guerra a Frí F ría a co como mue muesstra de po por qué l os Estado E stadoss U nido ni doss no deb deber ían pe permi tir ti r el surg sur gi mi ento nto de ninguna otra potencia, este país está en mejor posición que nunca para cumplir su función haciendo que “la imagen hablase abl ase e hi cie ciese matar matar a todo el que no la la ador adorase” (ver (vers. 15). No en vano se llama ahora la “Nueva Roma”.
Capítulo 4
“L as llave aves de esta sangre” D urante la mayor parte del siglo veinte, el papado per per manec aneci ó en en una posi posicci ón bastant bastante e l i mitada para para cump cumpll ir su rol profético. Atrapado entre las abrumadoras ideologías del Oriente marxista y del Occidente capitalista, el Vaticano actuó marginalmente, como un actor secundario en los forcejeos geopolíticos de las superpotencias. Se entremetía donde y cuando podía, y ejerció influencia aquí y allá, pero en un mundo donde los bombarderos, los misiles intercontinentales y lo los MI M I GS gober bernaban naban lo l os ci cielos, el el Vati V aticcano no podí podía a hace hacer dem demasiado asiado en la la tie ti erra. J osé Stal Staliin exp exprresó mejor esta rel ativa ati va impotencia papal cuando dijo en tono burlesco: “¿Cuántas divisiones tiene el papa?” Por supuesto que no tiene ninguna; razón por la cual has ta hace poco resultaba muy difícil imaginar cómo podía el Va ticano cumplir el papel que está profetizado que desempeñará en el tiempo del fin. Por ejemplo, fue recién en 1929 cuando el papado recuperó la soberanía sobre la ciudad del Vaticano, y aun entonce entonces sól sólo despué despuéss que P ío XI fir fi rmó el T ratado de L etrán, reconociendo el gobierno fascista de Benito Mussolini. Eso difícilmente puede tomarse como el gran poder descrito en glos. Apocalipsis y en E l conf l i ct o de l os si glos. Después de la Segunda Guerra Mundial, el mundo se dividió en dos campos hostiles; uno abiertamente hostil al 29
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catolicismo romano. El papa no podía hacer nada mientras la mitad de Europa estuviera engullida por el comunismo militante y ateo. ¿Cuánto poder podía desplegar cuando sus miembros fueron perseguidos, sus iglesias cerradas y sus sacerdotes encarcelados y aun asesinados en países que habían sido fuertemente católicos? Al papa, que pretendía ser el Vicario de Cristo sobre la tierra, no se le permitía ni siquiera visitar parte de su propio continente de origen. Al otro lado del Atlántico, la América protestante, durante muchos años fieramente anticatólica, se estaba convirtiendo en una gigantesca potencia política, económica y militar. El anticatolicismo había estado tan arraigado en el modo de pensar de los norteamericanos, que incluso se reflejó en la l a Dec Decl arac aracii ón de I ndepe ndepende ndencia.1 ncia.1 Y a cas casii en nue nuestr stro os días, días, co como el el año 196 1966, cuando el el papa P ablo ablo VI habló habl ó ante ante las Nac Nacii ones nes Uni U nida das, s, el el preside presidente nte J ohnson hnson visi visitó tó al al pontí pontífi ficce en su hotel. Si el así llamado sucesor de San Pedro hubiera ido a la Casa Blanca, habría habido un santo alboroto. Una vez más decimos que este hecho difícilmente puede considerarse como el poder descrito en el Apocalipsis. Mientras tanto, Norteamérica y la Unión Soviética, cada una habiendo almacenado un arsenal de armas nucleares y convencionales, se enfrentaban a la guerra fría, y Roma se sentaba aplastada e indefensa entre las dos. Pero entonces ocurrió lo inesperado: el comunismo europeo y soviético quedaron tirados en la contienda, y el papa J uan uan P abl o I I , más que ning ni ngún ún otro hom hombre, re, acaparaba raba el crédit dito de haber haberl os dejado fue fuera de combate. bate. “E l papa, no Gorbachev, inició los cambios en Europa”, decía un encabezado en el J er u sal em Post La revista T i m e informaba Post .2 La que “el “el papa papa pol pol aco aco, J uan Pab P abllo I I , hizo hi zo más que que todo todos lo los hombr hombre es, para para depo deposi sittar al comunismo muni smo en la la tumba”.3 umba”.3 E n el el Baltimore Sun, William Pfaff escribió que “libertar a los países del bloque oriental fue un tema dominante del mi niste ni sterri o de de K aro arol Woj Wojtil ti l a, tras tr as habe haber sido sido el ecto co como el el papa papa J uan Pab P abllo I I en 197 1978. Sus Sus vi viajes ajes a P ol onia ni a y a otras tras partes del mundo comunista, y las reacciones que esos viajes provocaron, fueron el mayor factor en el debilitamiento de la pretensión de legitimidad de los gobiernos comunistas”.4 I ncl uso Gorbac Gorbachev hev adm admitió: “T “T odo lo que ha oc ocurr ur ri do en Europa Oriental en estos últimos años no habría sido posible sin la presencia de este papa”.5
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Con tanto crédito por los extraordinarios eventos que han dado paso al nuevo orden mundial de la era posterior a la guerra fría, no sorprende que el papado ocupe ahora una posi posicci ón tan tan pode poderrosa en en el el consenso nsenso mundial mundial.. Y en ningún ni ngún otro lugar se puede explicar más gráficamente este repentino surgimiento del papado que en el libro de Malachi Martin titulado L as l l aves aves d e est a sangr e. Desde las pr pri meras pági pági nas su su autor autor dec decl ara ara que que J uan Pablo II lanzó al papado a la arena de la política internacional con un fervor no visto desde la Edad Media. “La primera señal distintiva —escribió Martin— de la carr arrera de J uan Pab P abll o como pont pontíí fic fi ce, fue fue que dec decidie diera arrojar la camisa de fuerza de la inactividad papal en los princ pri ncii pal pal es as asuntos untos mundiale undi ales” s”..6 Di Dijjo tambié también n que que J uan Pablo “había lanzado la advertencia de que intentaba asumir y ejercitar efectivamente, una vez más, el papel internacional que había sido céntrico en la tradición de Roma, y en el propio mandato que los católicos sostenían que Cristo le había conferido a Pedro y a cada uno de sus sucesores”.7 Los comentaristas vieron esta tendencia desde muy temprano mprano en en el el pont pontii fic fi cado de J uan Pab P abllo. E n 1980 el A t l a n t i c dij dijo que J uan Pa P ablo “había había hec hecho retornar tornar,, sin si n duda, duda, al al V atica ati cano no al al centr ntro del del esce scenari nario i nte nternaci aci onal”. nal ”.8 8 E n 19 1979 el columnista católico George Will escribió que “en el último cuarto de este siglo secularizado, el hombre más galvanizador trabaja frente a un altar. El poder actual está asociado con hombres prosaicos que gobiernan grandes estados, cada uno de l os cual cuale es debe debe envidi nvi diar ar el pode poderr del del poet poeta cuyo ‘E stado’ stado’ es un vecindario de la ciudad de Roma”.9 Según Martin, el papa se ve a sí mismo, no como un líder mundial entre muchos, sino como el único que, por virtud de su posición, debería ser la más prominente autoridad religiosa y política del mundo. “Esa autoridad —escribió Martin—, esa fuerza, está simbolizada por las llaves de Pedro bañadas en la sangr sangre humana humana de del Di Dio os-Ho s-H ombre, bre, J esucr sucristo. sto. J uan Pab P abllo es y será aquel día el único poseedor de las llaves de esta san sangre”.1 gre”.10 ¿Cuál día? día? E l día en en que que J uan Pab P abllo asum asuma a la la supre suprema cía política que él cree que su posición le da derecho a asumir. “P orque en un análisi análi siss final final,, J uan Pab P abllo, co como pre pretendi tendie ente nte a Vicario de Cristo, reclama para sí el derecho de ser la corte de últ úl ti mo recurso sobr sobre la soci soci edad de E stados stados com como o soci soci edad”.11
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Según Martin, la esencia del nuevo orden mundial de J uan uan P ablo es es que, ue, ni el marxism rxismo op opres resivo co con su id i deol ogía atea, ni el capitalismo materialista con sus iniquidades finan cieras son aceptables, y ambos deben desaparecer. “La dificul tad básica básica par para el el papa papa J uan Pab P abllo I I en ambo amboss model del os par para el nuevo orden mundial es que ninguno de ellos se arraiga en las leyes morales de la conducta humana, reveladas por Dios a través de las enseñanzas de Cristo, tal como propone la i glesia sia de de Cristo [i.e. [i.e. la l a I glesia sia Catól atól i ca Romana]”. 2 En su primera encíclica social (Centesimus Annus), despué despuéss del del col apso de del comuni uni smo smo de de E uro ur opa Or Ori ental ntal,, el papa dec decl aró aró l os pro proble blemas de ambo amboss sist si ste emas: mas: “La “L a experiencia histórica del occidente muestra que aunque el análisis del marxismo y sus fundamentos de alienación fueran falsos, sin embargo, la alienación —y la pérdida del auténtico significado de la vida— también es una realidad en las sociedades occidentales. Esto se refleja en el consumismo, cuando las gentes quedan atrapadas en la telaraña de la gratificación falsa y superficial, en lugar de ayudársele a experimentar su total calidad de persona en una forma aut auténti ca y con concre creta”.13 Ta T ambi én afirmó firmó la nec necesidad idad del es estab tablec lecimie imiento nto de ley leyes dominicales. “Uno se pregunta si existen las leyes y la práctica en las sociedades industrializadas para asegurar en nuestros propios días el ejercicio de este derecho básico al descanso descanso domi domi ni cal”.1 cal”.14 L a publ publii caci aci ón de encíc ncícl icas, por por supuesto, supuesto, no lo convie nvi erte a usted en una potencia mundial. Pero, con la muerte del comunismo europeo y soviético, con la presente inestabilidad económica internacional, con la decadencia moral de occidente, el mundo —unido por las instalaciones de comunicación masiva— se dirige hacia un rumbo que podría proporcionarle a una una fig fi gura ur a i nte nternaci naci onalme nal ment nte e rever verenciada nciada co como la de de J uan Pablo (o su sucesor) la autoridad política sin paralelo para obtener btener to todos dos lo l os pode poderres de su pont pontii fic fi cado. ado. F inalme nal ment nte e, según según A poc pocali ali psis psis 13:1-3, :1-3, al algo pare pareci do deb debe ocurr ur ri r. L a besti bestia a simbólica de Apocalipsis 13, el papado, recibió una herida mortal: “Vi una de sus cabezas como herida de muerte” (Apoc. 13:3). :3). E sa heri heri da, sin sin embar embarg go, no es es per permanente anente. “P ero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia” (vers. 3). “Durante “Dur ante más de de mi l quini ui nie ento ntos años años —escr scri bi ó M arti artin— n—
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Roma había mantenido una mano tan fuerte como era posible en cada comunidad local alrededor del ancho mundo... A grandes rasgos, y admitiendo algunas excepciones, esa había sido la actitud de Roma hasta que las principales potencias seculares del mundo impusieron al papado doscientos años de inactivi nacti vidad”.1 dad”.15 ¿D ¿D osci en t os a ñ os d e i n a ct i v i d a d i m p u estos st os sobr e el p a p a - do p or l as mayor mayor es poten poten cia s sseecu l ar es d el m u n d o?
Doscientos años nos llevan a la década de 1790. Los adventistas han fechado la herida mortal infligida a Roma (véase Apoc poc. 13:3 13:3), ), al final del del “tie “ti empo, mpo, ti tiempos mpos y me medio dio tiempo” de Daniel 7:25; (véase también Apocalipsis 12:6 y 13:5) 3:5) — en 1798 1798.. cuando el general francé fr ancéss Lo L ouis ui s Al Al exandre xandr e Berthier tomó prisionero al papa. ¡Eso ocurrió hace más o menos 200 años! Elena G. de White, en E l con fl i ct o d e l os si gl os, hizo la advertencia de que “la iglesia Romana abarca mucho en sus plan pl ane es y mo modos dos de oper peraci ación. E mple mplea to toda cl clase de estratagemas para extender su influencia y aumentar su poder, mientras se prepara para una lucha violenta y resuelta a fin fi n de recuper cuper ar el gobi gobie erno del del mundo”.1 mundo”.16 E ste ste papa, dic di ce •®TSrtin TSrtin,, est está á empeñado empeñado en una una lu lucha par par a saber saber quié qui én “poseerá y ejercerá el doble poder de la autoridad y el control sobre cada uno de nosotros como individuos y sobre todos nosotros juntos como una comunidad; sobre la totalidad de los seis mil millones de personas que los demógrafos estiman que habit habitarán arán la l a tie ti erra a comienzo comienzoss del del terc tercer mile mil enio ni o”.17 Sus Sus dec decl arac araciiones (de E lena G. de Whi Whi te) de que “forma forma parte de su política asumir el carácter que le permita realizar mej mejor sus fi fines”1 nes”18, adquie adquieren una una dime di mensi nsió ón muy int inte eresante sante en cont contrraste con esta esta dec declarac aracii ón de M arti artin n de que J uan Pab P abll o tenía “una cierta e invaluable inmunidad a los ojos desco desconf nfiiados y curi cur iosos. sos. E se ropaje paje blanco blanco y ese sol sol ideo deo, ese Anillo del Pescador en su dedo índice, la panoplia de la liturgia papal, los atributos de la vida pontifical, todo ello significaba que la generalidad de los líderes mundiales, así como los observadores y comentaristas, lo verían casi exclusi xclusivame vament nte e como un lí l í der der rel igio gioso”.1 so”.19 “Se ha puesto puesto —la Ig I glesia sia Cató Católlica— vesti vestidur duras as co como l as de Cristo”, sto”,1 1 “ advi advirrtió ti ó E lena G. de White White;; y Mar M arti tin n afir afirma: “L “L a certidumb ti dumbrre fér férrea de J uan Pab P abllo —que se der deriva de su fe ipatólica y de su calidad personal como único vicario de Dios
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entre los hombres— es que cualquier esfuerzo humano que no esté finalmente basado sobre las enseñanzas morales y rel i gi osas de Cristo debe debe final fi nalme ment nte e fracasar acasar”. ”.2 21 “Roma tiene su mira puesta en el restablecimiento de su poder —dijo Elena G. de White— y tiende a recuperar su supremacía perdida... Está aumentando sigilosamente su poder. Sus doctrinas están ejerciendo su influencia en las cámaras legislativas, en las iglesias y en los corazones de los hombres... Ocultamente y sin despertar sospechas ella está despl desple egando sus fuerz fuerzas as par para alc al canzar sus pro pr opios pi os fines”. fi nes”.2 22 M arti art i n dice dice que J uan Pab P abll o plane planeó ó dotar dotar “a su papa papado do de un perfil internacional y, como papa, se movería entre los líderes mundiales y las naciones, reivindicando una posición para sí mismo como un líder especial entre los líderes, porque él jplane jplanea surg surgir ir de esa co competenc tencia ia co como vence ncedor’^3 r’^3 “La iglesia romana no ha renunciado a sus pretensiones a la supr supre emací ací a”, a”,24 dijo E l ena G. de White Whi te.. Y M alac alachi hi M arti arti n escr scribió: “J “J uan Pab P abllo, como pre pretendie tendiente nte a Vi cari ari o de de Cri sto, sto, '«reclama para sí el derecho de ser la corte de último recurso ¡sobre ¡sobre la la soci soci edad de E stados stados como como soci soci edad”.2 dad”.25 “La “L a sagac sagacii dad y astucia astucia de de l a ig iglesia sia ro romana asom asombran. P uede uede l eer el por porveni venirr. Se da tie ti empo”, mpo”,2 26 dij dijo E l ena G. de White Whi te.. Y M alachi alachi M arti arti n esc escrribió: J uan Pab P abll o “es un papa papa que está stá espe esperrando. E sa es es la la esenci esencia a de su acci acci ón”.27 “Muchos, aun entre los que no favorecen al romanismo —escribió Elena G. de White— se dan poca cuenta del peligro con que l es amenaz amenaza a el el pode poderr y la inf infll uencia ncia de Roma”.2 ma”.28 Martin escribió: “Nadie, ya sea un individuo o un organismo, le ha conferido formalmente el derecho a actuar y hablar como la autoridad religiosa y el monitor moral de la sociedad de las naciones. Ha asumido este manto, y nadie que tenga i mpor mpor tancia ancia re realme al ment nte e l e disput di sputa a ese ese hecho”. hecho”.2 29 Lo que l.e da a L q s llaves de esta sangre una fuerza adicional es que el autor no es un adventista-excesivamenteentusiasta-que-pone fechas-para-la-ley-dominical, tratando de embutir los eventos actuales en nuestro esquema profético. Malachi Martin es un devoto católico (ha dedicado su libro al “I nmacul nmaculado ado Corazón”), azón”), es es un ex ex jesui sui ta que ama ama a su iglesi iglesia a y está preocupado por su futuro. Por supuesto, su devoto catolicismo da al libro una inclinación parcial en favor del papa y de .la iglesia romana, y el lector tiene que preguntarse acerca de la exactitud de cada detalle de un libro de 698
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páginas acerca de los eventos actuales sin una sola referencia o notas a pie de página. Pero lo importante es que la esencia de L as l l aves aves de est a sangre —escrito por alguien que probablemente no esté relacionado con los intrincados mensajes de los tres ángeles— consiste nsi ste en en que J uan Pab P abllo I I está i nvol nvol ucr ucrado ado en en una luc l ucha ha internacional para ganar la supremacía política a la cual él cree que su posición lo hace acreedor y que, hasta aquí, como una figura de proporciones gigantescas, ha estado logrando con éxito nunca igualado. Otr Otr os tambi ambi énK an* notado notado estas estas tende tendenci ncias, as, aunque no tengan nuestra forma de ver las cosas. Dave Hunt es un escritor evangélico muy popular cuya producción incluye T h e Sedu Sedu cti on of Chri sti ani ty y una enérgica revelación de lo que es el mormonismo, T he God God M ak er s. El cree en el rapto secreto, en el Armagedón como una batalla geográfica en el Medio Oriente, y en la centralidad de la nación judía en la profecía bíblica. En uno de sus últimos libros, sin embargo, Hunt llega a algunas conclusiones “adventistas”. Cuando la mayoría de los cristianos han estado buscando en todo todos, s, desde desde Gor bachev bachev hasta He H enry nr y Ki K i ssinge ssingerr, a alg algún “judío sirio” como el anticristo, Hunt escribió en su Global donde la trama Peac Peacee an d th e Ri se of the A n t i ch r i st : “Y aquí es donde se complica más. Si el anticristo pretenderá en realidad ser Cristo, ento ntonces nces sus segui seguido dorr es debe deben de ser ser cri sti stianos”.30 L uego uego se vuelve vuelve más más cándi cándido do:: “D “De hecho, hecho, al dec deci r ‘cri ‘cri sti stiandad’, tanto el papa como Gorbachev quieren decir Catolicismo Romano (el énfasis es de ellos). Que precisamente era la rel i gi ón mundi mundial al ofic fi ci al del del I mper peri o Romano, ano, la la mi mi sma sma rel rel i gi ón que debe recuperar ese estatus en preparación para el anticristo... La iglesia y el ‘cristianismo’ de la antigua Roma están siendo resucitados ante nuestros mismos ojos con la bendición de los líderes de las religiones mundiales y también de los pri pri ncipal ncipale es protestan protestanttes”.3 s”.31 L as dec decl arac araciiones nes de H unt unt suenan com como l as de E l con f l i ct o d e l os si gl os: “Así, el poder que Roma ejerce sobre sus súbditos es mucho mayor que el de cualquiera de los gobiernos sec secular ul are es sobr sobre e sus ci ciudadano udadanos. s. Cuando l l egue el el ti empo mpo para para hacer una elección con respecto a dónde están nuestras lealtades, no hay mucha duda del resultado para los católicos de cualqui ual quie er naci naci onali nal i dad”.3 dad”.32 E l ena G. de Whit hi te escr scribió en en E l con fl i ct o de l os si gl os: “Sea cual fiiere la nacionalidad o el
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gobierno de éstos, deben considerar la autoridad de la iglesia como por encima de todas las demás. Aunque juren fidelidad al E stado stado,, sie si empre mpre quedar quedará á en en el el fondo el el vot voto de de obedi bedie encia ncia a Roma que los absuelve de toda promesa contraria a los i nte ntereses de el l a”.33 Según Hunt, Roma tampoco ha cambiado sus doctrinas: f'Lás doctrinas heréticas de la salvación que provocaron la Reforma no fueron cambiadas y el culto férreo de la iglesia en reali al idad se apre apretó más”. más”.3 34 E l ena G. de White hi te esc escrri bió bió: “Pe “Pero el romanismo, como sistema, no está actualmente más en armonía con el evangelio de Cristo que en cualquier otro perí perí odo de s,u,hi s,u,hist sto oria”.3 a”.35 Hunt lamenta también la forma en que los protestantes están abriéndose ahora a la religión católica: “El horrible engaño se hace mucho más persuasivo y destructivo cuando l os lí l í der deres pro protestante testantess sugi sugi eren que la Ig I gl esia sia Cató Católl ica Romana predica el evangelio bíblico. Por ejemplo, el animador de un popul popular ar espec spectácul táculo o cr cri stiano sti ano de tele televisi vi sió ón (que diri dir ige la cadena de televisión cristiana más grande del mundo) con frecuencia da a los televidentes la falsa impresión de que la doctrina católica romana no difiere de la de los evangélicos. En un programa, mientras entrevistaba a tres líderes católicos, el animador declaró que la diferencia entre las doctrinas protestantes y católicas era ‘meramente un asunto de semánt semántii ca’”. a’”.3 36 E lena G. de Whit hi te dij dijo que “se nota una una indiferencia creciente respecto a las doctrinas que separan a las iglesias reformadas de la jerarquía papal; entre los protestantes está ganando terreno el concepto de que, al fin y al cabo, en los puntos vitales, las divergencias no son tan gran grandes des como como se suponí suponía”.3 a”.37 ^H u n t escr scribió: “E “E l hec hecho de de que el catol atol i ci smo smo esté esté triunfando sobre el comunismo difícilmente puede ser una causa de regocijo; es un movimiento estratégico y necesario. El ¿I mper perio Romano mano no puede puede ser ser revivi vivido do si el catoli atoli ci smo smo no « .rec .r ecuu p er a su papel dominante” (el énfasis es nuestro).38 L uego uego, en un un l enguaje nguaj e que hace pare parecer manso y casi casi inofensivo, al de El conflicto de los siglos, dice que “el comunismo no ha sido en realidad el mayor enemigo del cristianismo. Esa distinción pertenece a la ‘ramera babilónica’ que pretende ser cristiana pero que ha mandado más almas al infierno que el marxismo, con el cual tiene mucho en común, ^cónic ni came amente nte, la l a Ig I gl esia sia Cató Catól i ca Romana es es tan to totali tal i tari tar i a
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como como el comun comunii smo sie si empre mpr e lo fue”.39 A nte nt es del del gol pe de estado de de 1991 en en Mo M oscú, scú, H unt unt escr escri bió: “Cualquiera sea el futuro del comunismo, este mundo no está destinado a caer bajo el dominio de un dictador marxista, sino bajo el anticristo. El ateísmo no triunfará, sino una rel i gi ón falsa falsa.. Y la I gl esia sia Catól Catól ica Romana Romana de desemp sempe eñará ñará un papel clave en la realización de este dominio, y así en la det determinaci minació ón del dest destiino de de la humani humanidad”. dad”.4 40 Por ejemplo, en Polonia, ahora que el comunismo ha sido liquidado, la iglesia está restableciendo su dominio. La revista T i m e publicó que en Polonia la iglesia es “omnipresente y, según algunos, virtualmente omnipotente”. El artículo decía también que el nuevo poder de Roma “ha dejado a muchos polacos preguntándose incómodos si no será que su país llegará a convertirse en un Estado clerical, gobernado según l os dic dictados tados del del papa papa J uan Pab P abll o I I ”.4 ”.41 “L a inf i nflluenci uencia de Roma en en lo l os paíse paísess que en otr otro o ti empo mpo reconocían su dominio —escribió Elena G. de White— dista mucho de habe haberr sido sido dest destrrui da”.42 L os advent adventii stas ya han sido si do testi sti gos gos del del nue nuevo or orden den mundial undial del papa papa J uan Pa Pabl o I I en E uro ur opa Ori Or iental ntal . Cuando Cuando, a principios de 1992, el evangelista de la Asociación de Potomac, Tony Mavrakos, dirigió una serie de reuniones evangel vangel í sti sti cas en en Ko K osic sice, Checo hecoslo sl ovaqui vaquia, a, lo los sace sacerdotes dotes católicos locales dijeron a la gente que no asistieran a las reuniones que se estaban celebrando en la “casa blanca”, anterior cuartel general regional del partido comunista. Cuando las las amo amonestaci nestaci ones i nic ni ci ale ales frac fracasar asaro on, el el obispo bispo l ocal leyó un edicto, mencionando a Mavrakos por nombre, en el que advertía a los católicos de que serían excomulgados si se l os enc enco ontr ntraba aba en en las las reunio uni ones. nes. I ncl ncluso publi publi caro aron anuncio anuncios en lo los per peri ódic dicos co contr ntra él él. Según Según Mavr M avrak ako os, el el pre preside sident nte e de la asociación local dijo que a los obispos les llegó una carta directamente del papa, en la cual los amonestaba fervientemente contra la asistencia a dichas reuniones. H ace ace más más de ci en años años El E l ena G. de Whi Whi te expl expliicó precisamente las tendencias actuales en E l con fl i cto de l os siglos: “La historia prueba lo astuta y persistente que es en sus esfuerzos por inmiscuirse en los asuntos de las naciones, y par para favor favorecer sus pro propio pios flne fl nes” s”..43 E l hist hi sto ori ador ador catól católiico Francis X. Murphy escribió en 1990: “Convencido de que la iglesia debe manejar los asuntos políticos así como los
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rel i gi osos, sos, J uan P abl abl o ha hec hecho más más de de cuare uarenta nta y ci cinco nco vi viajes ajes a ultramar y ha mantenido contacto con todos los gobiernos y personas posibles, insistiendo en que la Santa Sede no es enemi nemiga de nin ni nguna guna nació nación y de ningú ni ngún n pue pueblo blo”.4 ”.44 “La iglesia católica”, escribió Elena G. de White, “le pone actualmente al mundo una cara apacible, y presenta disculpas por sus hor horri ble bles cr crueldade ueldades”.4 s”.45 E l 1 de ener nero de 199 1991, Día Dí a M undial undial de l a Paz Paz,, el papa papa J uan Pa P ablo pronunci pronunci ó un mensa mensajje sobre libertad religiosa que sonaba mejor que los que pro pronunc nunci aba aba Tho T hom mas J effer fferson: son: “Es “E s ese esenc ncii al —di — dijjo— que el derecho a expresar nuestras propias convicciones religiosas públicamente y en todos los dominios de la vida civil se asegure si los seres humanos han de vivir juntos en paz... Ninguna autoridad humana tiene el derecho de interferir con la conciencia de una persona... La verdad se impone sólo por la fuerza de su pro propia pi a ver verdad...” L ueg uego, hab habllando ace acerca de la persecución, dijo: “En cuanto a la intolerancia religiosa, no se puede negar que, a pesar de la firme enseñanza de la iglesia católica según la cual nadie debe ser forzado a creer, han ocurrido muchos conflictos a través de los siglos entre los cristianos y los miembros de otras religiones. Esto fue formalmente reconocido por el Segundo Concilio Vaticano el cual declaró que ‘en la vida del pueblo de Dios al abrirse paso a través de las vicisitudes de la historia humana, hubo tiempos en que han aparecido medios de acción que no estaban staban de acuer acuerdo con con lo los pri pri ncipi nci pio os del del evange vangell i o’”.4 ’”.46 En su primera visita a Checoslovaquia, el papa invitó a formar “un hogar europeo común desde el Atlántico hasta los U rale al es”, s”, y tambi ambi én expre xpresó su co confi nfi anza de que E uro ur opa “r “r es taurará completamente aquellos valores humanos y cristianos que han hecho su historia gloriosa y la han capacitado tam bién para ejercer una influencia benéfica sobre otros países del del mundo” mundo”..47 A fines de de 1991 re reuni unió, por pri pr i mer mera vez vez en en la la historia, a todos los obispos católicos romanos tanto de Europa Occidental como de la Oriental en un intento de buscar el cumplimiento de su visión: “la recristianización de los países occi dent dental ale es”.4 s”.48 Durant ur ante e un simpo si mposi sio o que duró duró cuatr uatro días días en Roma, el papa dijo que un redescubrimiento de las “raíces cri stianas sti anas es es la la cl cl ave ave par para a una E uro ur opa unida” uni da”..49 Por supuesto, por “valores cristianos” se refiere a valores cristianos católico-romanos, y por “raíces cristianas” quiere decir raíces católico-romanas, y por “recristianización” quiere
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decir restablecimiento del dominio católico. Hace poco un periódico italiano publicó un artículo acerca de las operaciones de la KGB en Italia durante la Guerra Fría. El ex general de la KGB, Boris Solomatin, que supervisó la obra de la KGB italiana de 1976 a 1982, dijo que “el Vaticano es una verdadera superpotencia que debe ser vigi vi gillada”.50 .,^ .,^SEste mundo undo — dij dijo J uan uan Pab P abll o en Chec Checo oslo sl ovaquia— vaqui a— debe debe ser con conqui qui stado”. stado”.5 51 Y lo se será, rá, aunq unque no tod todos co cooperen ren. M artin rti n escrib ri bió en en m s l l ave av es d e est a san gr e que ciertas religiones tienen “una oposición profundamente arraigada, que equivale a una ene mistad fome fomentada, ntada, co contr ntra todo lo que repre present senta a J uan P abl ablo :om :o mo ecl esiásti si ásticco y como ge geopol pol íti co”. E ntr ntre el ell os, dic di ce, están stán ‘l os. adventi adventi stas stas del del sépt séptii mo día”. día”.5 52 Martin hace una interesante declaración acerca de estos gru grupos de oposi posicci ón: “J uan Pabl P ablo o l os obse obserrva co con i^ i^na espec speci al solicitud. Pero sabe que, tal como están, su futuró se encuen tra a lo largo de dos caminos. O permanecerán plantados en relativo aislamiento en sus grietas históricas, a f er r án d ose ose a sus t r ad i ci on es o, como algunos de ellos ya han mostrado incli nación a hacerlo, decidirán aceptar alguna forma de fusión con las diferentes mareas que avanzan sobre sus posiciones. Por lo demás, cualquier alivio final y satisfactorio de su situación patética, debe esperar los acontecimientos históricos del futuro cercano, cano, de magni magnittud mundi mundial al”” (el (el énfasi nfasiss es nue nuestr stro).53 Martin no menciona cuáles serán esos eventos de magni tud mundial, o cómo afectarán a aquellos que insistan en per manec manecer en sus sus “gr “grii etas hist hi stó ór i cas” (¿e (¿el sábado sábado,, sépti séptim mo día día de la semana?). En realidad no necesita hacerlo. Nosotros ya lo sabemos. “Una vez que el sábado llegue a ser el punto focal de controversia en toda la cristiandad —escribió Elena G. de White en E l con fl i ct o de l os si gl os —, —, y las autoridades religio sas y civiles se unan para imponer la observancia del domin go, la negativa persistente, por parte de una pequeña minoría [“aisladas en sus grietas históricas”], de ceder a la exigencia popular, la convertirá en objeto de execración universal. Se de mandará con insistencia que no se tolere a los pocos que se oponen a una institución de la iglesia y a una ley del Estado; pues vale más que esos pocos sufran y no que naciones en teras sean sean pre preci pit pitadas a la la co confusi nfusió ón y la l a anarquí anarquía”. a”.5 54
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“Siempre ha sido una práctica esencial para Roma —estr i bió bió Mart M artii n— tom tomar sus de deci sio siones nes más más imp impo ortante tantes sob sobre la premisa de que el bien de la geocomunidad debe tener prece dencia sobre todas las ventajas locales. La política internacio nal podría ser impulsada y regulada de acuerdo con el benefi cio que obtendrán ciertos grupos o naciones a costa de ot r os”.5 os”.55
¿Cuál podría ser ese costo para otros? “Y se l e per permi tió ti ó infu infundi ndirr alie ali ento nto a la im i mage agen de la be bestia sti a para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la ador adoras ase” e” (Apoc (Apoc.. 13:15 13:15). ). Al parecer, el papa (quienquiera que sea) tendrá todas las cartas en la mano.
Capítulo
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La santa alianza 1 subtí tul o del l ibro L as l l aves aves d e est a san san gr e, publicado en 1990, es: es: “L “L a lucha lucha po por el dom domi nio ni o mundial mundi al entr ntre el P apa J uan uan P ablo II I I , Mi M i khail khail Go Gorb rba achev hev y el el occidente idente capi tali talissta” ta”. Desde entonces, la competición se redujo a dos, pues Gorbachev no pudo lograr el dominio sobre su propio país, mucho menos sobre el mundo. Según el cuadro escrito por Malachi Martin (que parece estarse formando), sólo dos contendientes por el dominio mundial entrarán en escena: el occidente capitalista (encabezado por los Estados Unidos) y J uan uan Pa P ablo II I I (h'der del catoli toliccismo ismo rom romano) no), ¡los los do dos po poderes res descritos en Apocalipsis y El conflicto de los siglos que eventualmente controlarán el mundo! Si bien Martin dice que Roma y los Estados Unidos compiten por el dominio mundial, la revista T i m e los mostró cooperando mutuamente, lo cual, de acuerdo a la profecía, es lo que ocurrirá finalmente. Dicha revista, con una fotografía del papa y Ronald Reagan en la cubierta, traía este encabezado ncabezado:: “La “L a Santa anta Al Ali anza: cómo Reagan agan y el el papa conspiraron para auxiliar al Movimiento Solidaridad de Polonia y apresurar la caída del comunismo”. E n ese esenci ncia a el el art artí culo ul o dec decía que desde desde 1982 hasta hasta la la caída del comunismo polaco, los Estados Unidos y el Vaticano, baj bajo el l i der derazgo azgo del papa papa J uan Pab P abll o I I y el el pre pr eside sident nte e 41
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Ronald Reagan, cooperaron en una operación clandestina para libertar a Polonia del comunismo y aflojar las ligaduras soviéticas sobre Europa Oriental. “Esta fue una de las grandes alianzas secretas de todos l os tie ti empos”, pos”, dij dijo Ri chard hard Al i en, pri pr i mer consej nsejero de de seg seguri ur i dad nacional de Reagan, quien formó parte del equipo que trabajó con el papa”.1 El artículo, aunque trataba básicamente de política, introdujo indirectamente otro aspecto de la profecía: la unión de protestantes y católicos. De no haberse reducido la hostilidad, lo cual ha establecido una atmósfera de amistad y cooperación sin precedentes entre católicos y protestantes, esta “santa alianza”, probablemente nunca habría existido. Aquel número de la revista T i m e anticipa, entonces, no sólo la alianza política entre los Estados Unidos y el Vaticano, sino también el creciente acercamiento entre protestantes y católicos. “L os pr pr otestant stante es co conside nsi derran hoy hoy al al romani manismo smo —escr scribió bió Elena G. de White en E l con fl i ct o d e l os si gl os — con más favor que años atrás”.2 “Recientes actitudes hacia los católicos romanos — escr scribió K enne nneth K antzer antzer, edi edito torr eméri to de de l a revist revista a — se han vuelto cautamente tolerantes”.3 Chr isti is ti ani ty T oday Y mucho ucho más que sólo tole tolera rante ntess. A pesar de las las diferencias teológicas, los católicos y los protestantes han estado uniéndose en todos los aspectos posibles, particular mente en cuestiones sociales. “Si el catolicismo ha de volverse más católico en el futuro —escribió David Wells en la revista Eternity — , que es es lo lo que espero bajo el actual papa, entonces las diferencias teológicas se volverán más agudas, pero nuestras alianzas con los católicos contra la cultura secular pueden volverse más profundas. Yo, por mi parte, estoy listo a hacer el trueque”.4 E n la intr i ntro oducc ducci ón del li bro E van ge gell i cal Cath ol i cs, escrito por por el l aico catól atól i co K eith Fo F ourni ur nie er, Char C harlles Co Col son son esc escrribi ó: “Ya “Y a es tiempo de sobra de que todos nosotros que somos cristianos nos unamos a pesar de las diferencias de nuestras confesiones religiosas y de nuestras tradiciones, y hagamos una causa común para que los valores cristianos vuelvan a reinar en nuestra sociedad. Cuando los bárbaros escalan las murallas, no hay tiempo para peleas triviales en el campamento”.5Al parecer, para Colson, todo lo que separa a
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los católicos de los protestantes son “peleas triviales”. Pat Robertson, también promueve la unidad con los católicos en cuestiones de intereses comunes. “Creo francamente —declaró— que si los evangélicos y los católicos estadounidenses trabajan juntos, podrán verse muchas iniciativas en favor de la familia en nuestra sociedad, y seremos un dique efectivo para algunas de las iniciativas de ciertos izquierdistas radicales”.6 En ese mismo editorial de Chr i sti ani ty Today Today,, Kantzer conti nti nuó: “Fi “F inalm nal mente nte noso nosottros [evang [evangé éli cos y catól católiicos] podemos trabajar juntos en aquellos asuntos políticos y sociales donde estamos firmemente de acuerdo... Nuestros esfuerzos unidos en esas áreas harán mucho para influir sobre el mundo para bien... A pesar de las diferencias básicas, podemos usar nuestro sistema judeo-cristiano de valores para forjar un liderazgo moral que hará avanzar la causa de la justicia justicia y la l a pa paz a travé través de de una una soc socied iedad es estab table en en nues nuestra nación y el mundo”.7 William Bentley Ball, famoso abogado constitucional y laico católico, escribió un artículo en Chr isti is ti anit y T oday, day , en el que pregunta: ¿“Por qué no podemos trabajar juntos?”, y afirma que los católicos conservadores y los evangélicos sostienen muchas doctrinas en común: la divinidad de Cristo, el nacimiento virginal, el Espíritu Santo, la infalibilidad de la Biblia, la existencia de Satanás, y la salvación del hombre a través de Cristo. Podía haber añadido también la santidad del domingo y la inmortalidad del alma. “De esas creencias comunes —explicó— muchos católicos y muchos evangélicos derivan claras posiciones sobre asuntos de la ley y política pública”.8 “Está ganando terreno la opinión —escribió Elena G. de White— de que, al fin y al cabo, en los puntos vitales las divergencias no son tan grandes como se suponía”.9 “En años recientes —dijo un periódico católico— grupos evangélicos y católicos han unido sus fuerzas en todos los niveles de la acción social —desde las protestas a nivel local, hasta el cabildeo en el Congreso para lograr cambios en la política pública—, y han prevalecido en una variedad de i ntereses compar compartti dos”.10 Un ejemplo de esta alianza política entre católicos y protestantes ocurrió en abril de 1992, cuando los católicos romanos y los líderes de la Convención Bautista del Sur
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—representando a los dos grupos religiosos más grandes, grupos que no han sido amigos históricamente— presentaron un memorial amistoso, instando a que se haga una “completa reconsideración constitucional” sobre las leyes del aborto en l os Estado E stadoss U nidos ni dos.1 .11 Además de las empresas políticas y los intereses compartidos, ha surgido otro medio de reconciliación entre protestantes y católicos: la noción de católico y evangélico. “Si, al igual que yo, usted se considera una persona protestante según la tradición de la Reforma —escribió Colson en el libro de de K ei th F oumie mier — , es posi posibl ble e que se se sor sorpre prenda de encont ncontrrarse arse más a gusto gusto co con el pens pensami amie ento nto de de K eith que con el de muchos de sus hermanos y hermanas protestantes. Si usted es católico ortodoxo, puede descubrir que en realidad está stá en en el campamen campamento evan evangé géll i co”. co”.1 12 Si bien numerosos factores están entretejidos en esta idea de “evangélicos y católicos”, uno de los que predominan es el nacimiento del movimiento carismático entre los católicos romanos. En las últimas dos o tres décadas, el influjo de sesenta millones de católicos alrededor del mundo en el movimiento carismático ha hecho más para derribar las barreras que ningún otro factor desde el Concilio Vaticano II. A quién le preocupa si ellos rezan el rosario, confiesan sus pecados a los sacerdotes, y creen que el papa es infalible; si hablan en “lenguas” y manifiestan otros “dones” entonces J esús debe de estar tar ob obrand rando o en sus vida idas. Tie T iene nen n el el “b “bautism utismo del del E spír spíri tu Sant Santo o”, y eso eso es lo lo úni único que cuent uenta. a. “Las “L as enseñanzas car carii smáti smáticcas pro protestante stantes y católi atólicas sobre la vida cristiana —escribió el editor emérito de L . Pac P ackker— son, pa para todo todos lo los inte intento ntoss Chr isti is ti ani ty Today Today,, J . L. y propósitos, idénticas. ¿No es esto significativo para el futuro del del cri sti sti anismo ani smo?”1 ?”13 No es difícil ver la forma en que el movimiento cari ari smát smáti co puede puede formar formar el el puent puente e. L os car carii smáti smáticcos han tendido siempre a enfatizar los dones espirituales a expensas de la doctrina. Una iglesia carismática típica podría estar llena de premilenialistas, amilenialistas, posmilenialistas, medio-premilenialistas, medio-posmilenialistas, y así por el estilo. Fuera de unas pocas creencias básicas, tales como la divinidad de Cristo, el Espíritu Santo, la existencia del diablo (los católicos también creen en todas ellas), los carismáticos bien pueden estar en desacuerdo en prácticamente todas las
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demás doctrinas. Lo importante es “estar llenos del Espíritu”. Eso anula toda diferencia doctrinal, incluso con los católicos romanos. E l movi movim mi ento nto cari arismátic smáti co católi atólico tampoc ampoco pare parece ser ser una moda pasajera. En junio de 1992, diecisiete mil católicos carismáticos se reunieron en Pittsburgh para celebrar el anive ani verrsari sari o núm número vei vei nti nti ci nco nco de del movim vimi ento nto.14 E stos han sido aceptados por el Vaticano, con la bendición plena del papa papa J uan Pa P ablo I I . La L a Ofic Oficina de de l a Renova novacci ón Ca Car i smáti smáticca I nte nternaci naci onal tie ti ene un lug l ugar ar en en el el Vati V aticcano. ano. L as co confe nferencias ncias car carii smát smátiicas que que se han cel celebrado brado en en todo el mundo, están llenas de católicos, quienes pretenden que sus dones carismáticos han “profundizado su experiencia con el Rosario y la Misa, y aumentado su devoción por M arí arí a”.15 Sace Sacerdote dotes, s, mo monjas, njas, i ncl ncl uso monje njes, le l evant vantan an las l as manos, hablan en “lenguas” y “profetizan”. En una reunión carismática en Nueva Orleans en 1987, la mitad de los parti cipantes eran católicos romanos, y también lo eran la mayoría de los oradores. El líder carismático, Vison Synan, llamó a estas conferencias “la más grande reunión de su clase en el mundo, donde protestantes y católicos se congregaron junto jun tos” s”..16 “Tiempo hubo en que los protestantes estimaban altamente la libertad de conciencia obtenida a costa de tantos sacrificios. Enseñaban a sus hijos a rechazar al papado y sostenían el principio de que tratar de congeniar con Roma equival quivalíí a a trai tr aicci onar l a causa causa de Di Dio os. ¡P ero cuán dife diferrente ntes son son los senti senti mie mientos ntos de l os mismo mismoss ho hoy!”1 y!”17 “H e hall hallado ado —com —comenta nta Bi Bi ll y Gr Graham— aham— a muc mucha ha ge gente nte en en la Ig I gl esia si a Cató Católl ica Ro Romana, tanto cl cl ér i gos co como l aic aicos, que creo son cristianos nacidos de nuevo. Pueden diferir sus puntos de vista teológicos de los míos, pero creo que pertenecen al cuerpo de Cristo. De modo que los considero como mis hermanos y hermanas en Cristo”.1 I ncluso ncluso El E l ena G. de Whi White esc escrribió bió que que “es ver verdad que que hay ver verdader daderos cristi cri stiano anoss en la la Ig I glesia sia Cató C atóll i ca Ro Romana”;1 ana”;19 pero dijo que de éstos, “muchos se unirán aun a su pueblo [de Di os]’ después después de reci bir bir la ver verdad. dad. Pe Pero no es eso precisamente lo que Billy Graham quiere decir. Muchos católicos se consideran como verdaderos evangélicos. “Por tanto, mi identidad como católico cristiano — escr scribió Ke K ei th F ourni ur nie er — es nec necesariam sari ame ente nte eva evang ngé élica. Yo Yo
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soy ‘evangélico’ porque estoy encendido de celo por proclamar l as bue buenas nas nue nuevas de Cristo J esús. Como dij dije antes, antes, la la palabra eva ev a n g é l i co no debe reservarse sólo para un pequeño segmento de cristianos. Más bien, debería ser el adjetivo que caracterice y enorgullezca a todos los pueblos cristianos”.2 Al parecer, más y más protestantes estarían de acuerdo con esa posición. L as adve adverrtenci tenci as de E l ena G. de Whi Whi te en E l conf l i cto de l os si gl os, os, de que los católicos y protestantes, sepultando sus enemistades, se unirían ha llegado a ser una realidad. Ella nunca dijo que tendría que haber una completa armonía doctrinal; dijo, simplemente, que se imirían en puntos comunes, lo cual está ocurriendo. Eventualmente se imirán en un frente común para promover la legislación dominical. Mientras tranto, se están uniendo donde y cuando pueden. L os sig si guie ui ente ntes encabe encabezado zadoss han sido sido muy comunes comunes durant dur ante e l os últimos años: “Los Anglicanos invitan a la unidad bajo el l i der derazgo azgo del del papa”; papa”;22 “L ute uteranos anos pide piden n al papa ce celebrar junto jun toss la comunión” unión”;;23 “N uev uevas señal ñal es de reunifi reunificcación” ión”;;24 “Obispos católicos y luteranos se unirán para adorar juntos ju ntos”. ”.2 25 L o que es asombr asombro oso ace acerca de esto stos event evento os a la l a luz luz de E l con fl i ct o d e l os si gl os, es que las doctrinas católicas básicas no han cambiado. Roma no ha renunciado, ni siquiera diluido, a la misa, la transubstanciación, la confesión auricular, la veneración a María (más bien ésta se ha disparado en los últimos tiempos), la inmaculada concepción, la asunción corpor poral de M aría arí a al ci el o, el el purgato purgatorrio, la l a infal infalii bili bil i dad dad pa papal pal , la supre supremací ací a papa papall , y la la Ig I gl esia sia Cató Católl i ca co como la int inté érpre prete definitiva de las Escrituras. “P ero el romanism ani smo o — escr scribió bió E l ena G. de White hi te hace hace un sigl siglo o— , como sist siste ema, no est está á actual actualm mente nte más en en arm ar monía ní a con el evangelio de Cristo que en cualquier otro período de su hist hi sto or i a”.2 a”.26 Numerosas reuniones sobre justificación por la fe, doctrina que dividió a la iglesia al principio, se han celebrado entre eruditos católicos y protestantes, y se leen de vez en cuando declaraciones formales de mutua concordancia, pero éstos son mayormente debates acerca de la semántica (los adventistas discutimos los mismos asuntos entre nosotros), pero la posición católica no ha cambiado. Roma sigue siendo la que ha sido durante todos los siglos: una iglesia sacramental,
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lo cual significa que para ella, la salvación sólo puede ser posible a través de su mediación jerárquica-sacramental. Usted tiene que hacer ciertas cosas para ser justificado, y hacerlas sólo a través de la iglesia. En el Concilio Vaticano II, cuando uando l a I gl esia sia Catól Católiica “se “se aflo afl ojó”, el concil ncil io comparó paró a la I gl esia sia Ro Romana co con el el Redent dento or encar ncarnado nado.. L a ig igl esia sia fue instituida, dijo el concibo, “como un sacramento universal de salvación”. ¿Y ¿Y é st a es l a i gl esi a q u e m u chos ch os pr p r ot est a n t es a cep cep t a n com o ev ev a n g é l i ca? ca ?
“Se ha ver veri fic fi cado un camb ambio —escr scribió El E lena G. de Whi Whi te en E l con fl i ct o de los —, pero no es el papado el que ha —, los si gl os cambi ambi ado”. ado”.2 27J uan P abl abl o, a pe pesar de todas todas las l as dec declarac aracii ones en en torno a la unidad del cuerpo de Cristo, es un conservador dogmático que muestra poca disposición a comprometerse. Al parecer, no tendrá que hacerlo, puesto que los protestantes ya aceptan a Roma tal como es. Y, de acuerdo a la inspiración, es la forma en que lo harían. Eso es exactamente lo que está ocurriendo.
Capítulo 6
La nueva derecha cristiana: ¿nacidos de nuevo? ¿ 4 . sim simple ple vista, vista, pare parecer í a dem demasiado asiado bueno bueno para ser ser ve verdad. dad. J erry rr y F alwell lwell,, el una una vez azote de de lo l os lib li berales rales, fem femi ni stas tas, humanistas, homosexuales, bolcheviques, demócratas y ateos, estaba concentrado en moderar los postulados evangélicos de l a Li L i berty Uni U nive verrsity sity a fin fi n de conseg nseguir ui r sese sesent nta a mi mi l l ones nes de de dólares de los impuestos para su escuela que tenía problemas económico nómicos.1 s.1 L as or organizac anizacii ones nes de la Nue N ueva va Der Derecha Cristiana tales como la National Christian Action Council, Moral Majority y el Freedom Council, todas fundadas para “salvar a los Estados Unidos”, no pudieron salvarse ellas mi smas. smas. To T odas quedar quedaro on ti ti radas en en el cami ami no, no, juntament untamente e co con publicaciones fundamentalistas como el Fundamentalist debi li dad de de J i mmy Bakke Bakk er J o u r n a l y Con Con ser u at i ve D i ge gesst . L a de por por el dine dinerro y la la de debili bil i dad dad de de J i mmy mmy Swagg Swaggart art por por las mujeres, contribuyeron a hundir las aportaciones para los sueños políticos de la Nueva Derecha Cristiana en menos tiempo de lo que le tomó al electorado norteamericano para acabar con la campaña presidencial de Pat Robertson en 1988. E incluso después de doce años de Reagan y Bush, la Nueva Derecha, llamada una vez “la pieza clave del movimiento conser nservador vador”,2 ”,2 paraci paraci ó habe haber se pre preci pitado pitado i nexo nexorrabl abl ement mente e hacia el olvido político. Sin embargo, las apariencias pueden engañar. En 48
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realidad, lejos de estar muerta, la Nueva Derecha goza de excelente salud y está más arraigada que nunca antes en el sistema político norteamericano. “La “L a der derecha evangé evangéll i ca está está de regre greso — escr scribió bió T homas homas Atwood, editor de la Pol i t i c Revi —, mejor organizada para Revi ew —, las contiendas políticas locales y estatales y menos dependiente de los altamente visibles líderes nacionales, y mucho más efectiva puesto que trabaja a través de organizaciones de bases más amplias que no están explícitamente identificadas con el evangelismo”.3 “E n la l a déc década de l os oche ochent nta a — dic dice el espec speci ali ali sta sta en en ciencias políticas, Matthew Moen— la Nueva Derecha alteró el diálogo público y el debate del Congreso. En la década de los noventa se está infiltrando subrepticiamente en la estructura del poder a fin de ganar influencia de modo inusitado, proeza que fue incapaz de lograr antes. Y, en ciertos aspectos, con esta nueva estrategia, ahora es más fuerte que nunca antes”.4 Fue necesaria una nueva estrategia. Pese a la proliferación, de la noche a la mañana, de una sopa de siglas de l as or organizac ani zacii ones de la Nue N ueva va De Derecha, campañas ampañas masi masivas vas de recolección de fondos, e intenso trabajo de cabildeo en Wáshington, D.C., la Nueva Derecha no pudo lograr la aprobación de ninguna de las leyes que apoyaba excepto, quizá, quizá, la l a de derrota de la E nmie nmi enda de l os Derechos de de I gualdad gualdad durante toda la década de los ochenta y principios de la de los noventa. Sus líderes hicieron ciertas maniobras para que la enmienda que proponía la autorización de orar en el salón de clases entrara al senado (proeza no pequeña), pero fueron incapaces de convertir eso, o cualquier otra cosa que valiera la pena, en una victoria. Aunque la Nueva Derecha ayudó a Ronald Reagan, quien expresaba sus trivialidades en forma convincente (por ejemplo, a la Nueva Derecha le gustó su discurso del “imperio del mal”, en Orlando en 1983) y revistió a dicho movimiento de legitimidad, no apoyó sus objetivos políticos con el santo celo que ellos esperaban. No propuso una enmienda constitucional para situar el aborto al margen de la ley; no instituyó legalmente la práctica de la oración en las escuelas; no redujo los derechos de los homosexuales, y muy rara vez asistió a la iglesia. Su sucesor, un episcopal de pura sangre, George Bush, que repitió algunos de los lugares comunes de Reagan (aunque no en forma tan convincente),
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hizo hi zo aún me menos. Y ahora se enfr nfrentan ntan con con el el congre ngreso de de Clinton. “Algunos afiliados con la Derecha Religiosa —escribió To T om Rob Roberts— rts— arguy rguye en que fuera fuera de de la nota notab ble ex excepción ión de los nombramientos conservadores en el sistema judicial, incluyendo a la Suprema Corte, los evangélicos han visto poco recompensados sus esfuerzos en las urnas”.5 El 24 de abril de 1990, por ejemplo, los representantes de la Fuerza de Avanzada de los homosexuales y las lesbianas, por iniciativa de la Casa Blanca, estuvieron presentes en la Oficina Oval para la firma de la ley de “delitos odiosos”6. ¡Más de una década después que la Nueva Derecha prometió moralizar a los Estados Unidos, George Bush traía a los homosexuales a la Casa Blanca en vez de ponerlos al margen de la ley (no hay duda de que Clinton traerá a muchos más de ellos)! Obvi Obviame ament nte e, nada de lo que la Nueva N ueva Derecha Cristiana hizo en la década de los ochenta dio resultado. Y, Y , conside nsideran rand do sus tác táctica ticas, no nos nos sorprend rprende e que as así fuera. No importa cuán justas fueran algunas de las causas que defendían, con mucha frecuencia sus métodos no lo eran, lo cual fue causa de comentarios negativos en los noticieros vespertinos. El periódico Chr i sti an V oi ce, publicó su infame Candidate’s Biblical Scorecard (Anotador bíblico para el candidato), el cual llevaba un registro de todos los contendientes que no habían logrado un solo “voto pro-Biblia” en ninguna cuestión, desde una enmienda para un presupuesto equilibrado hasta la “Freedom Fighters” (luchadores por la libertad) de Nicaragua.7La histeria de la recolección de fondos, como una carta que aseguraba que las donaciones a esta organización “muy bien podían determinar l a dife diferrenci nci a ent entrre la super supervive vivenc nciia de l os Estado E stadoss Uni U nido doss y la destrucción de dicha nación por la ira de Dios, quizá mediante fuego nuclear o fuego y azufre”8, no cayó bien ni en la prensa ni en Peoria. El comentario de la senadora por el Estado de Alaska, Edna De Vries, acerca de que los no cristianos “deberían abandonar el país”, o la “hit list”9(“lista especial”) de oración de Greg Dixon, líder de la Mayoría Moral de Indiana, o la declaración del ministro bautista W. A. Criswell, de que “esta “esta noci noci ón de la separ separac acii ón entr ntre la Ig I gl esia si a y el el E stado es es el el pro producto ducto de l a i magi agi naci naci ón de un inf i nfii el ”,10enfri nfri ó a muchos norteamericanos que todavía conservan vina saludable duda acerca de la mezcla de la religión con la
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política. Cuando la figura más popular de la Derecha Cristiana, Pat Robertson, acusó públicamente a George Bush de urdi ur dirr l as trans transg gr esio siones nes sexua sexualles de J i mmy mmy Swagg Swaggart art para desacreditar la campaña política de Robertson en 1988, fue muy obvio que la Nueva Derecha Cristiana necesitaba una reparación general masiva en política y relaciones públicas. “L os evangé evangélli cos nec necesit si tan conver convertti rse en estudi estudio osos sos del del proceso político —dijo Robert Dugan, director de la National A ssoc ssoci atio ati on ofE ofE vange vangel i cals als (NAE (NA E ) en Wáshingto Wáshi ngton— n—.. N ecesitan sitan l l egar a ser ser más más sof sofi sti sti cados ados en en int inte egri gridad y co conoci noci mie miento nto”.11 Y lo es están tán siend iendo o. L os po polític lí tico os que que profe roferí ría an amenaz nazas bíblicas, que respiraban fuego y azufre contra los legisladores que no aprobaban leyes “basadas en la Biblia”, están siendo reemplazados sutilmente por conservadores más astutos políticamente y que trabajan entre bambalinas para promover la misma agenda de aquellos que amenazaban con los fuegos del infierno y la condenación eterna. “Nuevas imágenes han surgido ahora —dice Moen—, que tienen la astucia y sofisticación de las que una vez carecían”. La Nueva Derecha también ha pulido su retórica. Las adver advertencias ncias de J i mmy mmy Swag Swagg gart art a sus opo opone nent nte es pol polí ticos de que “no os habéis opuesto a los moralistas partidarios de McCarthy. No os habéis opuesto a los rústicos fundamentalistas. Os habéi habéi s vuel vuelto co contr ntra Dio Di os”,12 está stá sie siendo reemplazada mplazada por un enfoque menos sectario y más sofisticado. En vez de referirse a la lucha en torno al aborto como a una batalla para detener “este holocausto nacional para que no se encienda la ira del Dios todopoderoso, sin mezcla de misericordia contra esta nación inicua y cargada de pecado”, se la llama ahora el debate por los “derechos de los no nacidos”; la oración en las escuelas se llama ahora “oportunidades iguales” para los valores religiosos; y los créditos del gobierno sobre impuestos educativos se han vuelto ahora un asunto de “libertad de el ecci ón” para para la la educ educac acii ón re r eli gi osa. sa. Y no deno denom minar tan a menudo como “cosas del diablo” las posiciones políticas contr ntrari ari as a l as de ellos. Ya Y a no se refie fi eren tan tan abie abi ertame amente nte a l os ho homose mosexual xuale es como como “per perver verti dos dos y sodomi sodomittas”. L os activistas son entrenados también para evitar la oratoria del tipo de Dios-me-llamó-a-advertirles-en-el-nombre-del-Señor J esucr ucr isto-q isto-que ue-s -sus us-p -po osicio icione ness-po -polític lí tica as-es -están-c tán-co ontra-lantra-la-Sa Santa nta-Palabra”. Sin embargo, incluso ahora, los activistas políticos de la ,
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N ueva ueva Der Der echa Cr C ri stiana sti ana se se dan dan sus re resbal sbalo ones nes oc ocasio asionalm nal men te. te. En E n 199 1992, J ay Gri Gr imstead stead,, pre preside sident nte e de la N ew Ri Ri ght California Activist’s Network (Asocación de Activistas de la Nueva Derecha de California), envió una carta a William B. Alien, profesor de ciencias políticas que en ese entonces competía contra el conservador muy querido Bill Dannemeyer, para entrar al senado norteamericano. Grimstead le advirtió que “le i nvit nvi tamo amos en en el el nombr nombre e de J esucri sucri sto sto, Re R ey del del universo, a abandonar inmediatamente este necio intento de llegar al senado y a anunciar públicamente que echa todo su peso y su campaña en apoyo de Dannemeyer para que alcance la victoria”. Si Alien se rehusaba a retirarse de este “necio curso de acción”, este “aborto político que no puede ser otra cosa más que ayudar a las fuerzas de las tinieblas”, Greamstead le advirtió que, además de consecuencias políticas, podía afrontar las consecuencias celestiales también. “Tenemos la sensación —profetizó— de que Dios mismo hará esfuerzos para disciplinar y juzgar esta acción suya como lo vea más conveniente. Como se lo dirá cualquiera que haya sido disciplinado por nuestro Padre Celestial, él puede tr atarnos atar nos con con bastant bastante e vio vi ol encia”.1 ncia”.13 Aunque Grimstead dijo después que aquello era “un borrador”, y envió después una copia revisada sin las amenazas, la carta reveló que, a pesar de sus pretensiones de conversión política exterior, el corazón de la Nueva Derecha no ha cambiado. Además de reemplazar los bombazos relativos a la ira de Dios (con excepciones) por una terminología más aceptable, la Nueva Derecha ha revisado completamente su estrategia. Sabiendo que con ello puede ganar en el Congreso o en la Casa asa Bl Bl anca, anca, al menos nos por por ahor ahora, la la Nue N ueva va Der echa Cr C ri stiana sti ana se ha sumergido en una campaña nacional para involucrarse sin llamar la atención más bien en los niveles políticos estatales y locales. “L a déc década de los nove noventa nta nos da da la la gr gran opor opor tuni unidad de de ejer cer el acti activi vism smo o en en las las raí raícces mi mi smas smas —di —dicce J ame ames Muffett, director del Michigan Committee for Freedom (Comité pro libertad de Michigan)—. Ha llegado el tiempo de apartar nuestros ojos de la Casa Blanca y de enfocarlos en las raíc aí ces mism mismas as [de la estr estructur uctura a pol pol í ti ca]”.1 a]”.14 Trab T raba ajand jando mayorme rmente a travé través del P artid rti do Republicano, la Nueva Derecha Cristiana está colocando a su
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gente nte en en posi posicci ones nes de J untas untas Esc E sco olare ares y en las las l egi slatu slaturras de los Estados en toda la nación. “Lo “L os cr cri stiano sti anoss evang evangé éli cos conser conservado vadorres ayudan o postulan al Partido Republicano, al menos en media docena de Estados”, escribió el analista político Rob Gurwitt, y ellos “están haciendo campañas para ganar posiciones en concilios y juntas escolares desde Oregón a Georgia”. “Ellos —dice él— desarrollaron un grupo de estrategas políticos de experiencia que ahora están surgiendo en las campañas de candidatos y grupos políticos de las corrientes principales. La Derecha Cristiana ya no es un grupo político ingenuo. Sus líderes han apre aprendido ndi do la forma de incautar ncautarse se del del pode poderr ”.15 Y ahora hora están tán alca lcanza nzando posicio icione ness en las las cuale ualess es más problable que logren su objetivo. “Tratamos de apoderarnos de Washington —dijo Robert Reed, director de la Coalición Cristiana de Pat Robertson—, cuando deberíamos habernos concentrado en los Estados. La batalla real que les interesa a los cristianos son sus vecindarios, las juntas escolares, los concilios de las ciudades, y l as le legi slatu slaturras estat estatal ale es”.1 s”.16 L a palabr palabra a cl cl ave que revel vel a el el nue nuevo enf enfo oque es es coalición. E n vez vez de i mas poc pocas est estrructur ucturas co con gr gran concent ncentrraci aci ón de poder centralizada en una determinada zona, los pequeños grupos independientes se están esparciendo por todo el territorio nacional y trabajando por los mismos objetivos. “En l a déc década de los novent noventa a — dijo dijo T im L aHaye aH aye,, pre pr eside sident nte e de Fam i l y L i fe Sem Sem i nar y líder de la Nueva Derecha Cristiana— la Derecha Religiosa va a estar compuesta de un ejército de organizaciones financiadas y patrocinadas independiente y localmente, que trabajan en forma paralela, pero i ndivi ndi vidual dualme ment nte e”.17 “Este enfoque tipo guerrilla tiene claras ventajas sobre las lides políticas convencionales. En primer lugar, usted no necesita demasiado conocimiento político para manejar una J unta E scolar en Po P odunk, unk, Arka Ar kans nsa as, co como el el que se req requiere uiere en el Senado de los Estados Unidos en Wáshington; y por lo tanto, los cuadros más sencillos podrán hacer un impacto en l ugare ugares donde donde ante anteri orment mente e no podí podían. an. L a may mayo oría de de l os norteamericanos no saben mucho acerca de los políticos locales; la mayoría no se involucra, y la mayoría, incluso, no se preocupa: les invade una apatía que actúa en favor de la N ueva Derecha. ¡Dur Durante ante l a cam campaña paña pre pr eside sidenci ncial al de 1988,
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por ejemplo, una encuesta mostró que el 49 por ciento de los estado stadoun unii denses denses no sabí sabían que que L l oyd Be Bentse ntsen n era el el compañero de fórmula de Michael Dukakis! Además, la participación de los electores es, por lo gener neral, al, muy le lenta: nta: otr otra a situ situac aciión de la cual cual la Nue N ueva va Der Derecha espera sacar ventaja. “No hay duda —escribió Dugan de la NAE— que los cristianos evangélicos pueden ganar la guerra cult cultural ur al,, por el tr tremendo mendo peso peso de sus votos”.18 Además, con este enfoque mejor hilvanado, las organizaciones independientes que trabajan a nivel de las raíces del sistema político no se espera que atraigan mucho la atención de los medios masivos de comunicación hostiles, como lo ííaría una horda de predicadores en Wáshington disparando versículos bíblicos y declarando: “¡Vamos a controlarlo todo por por J esús! ¡Al ¡Aleluya!” uya!” Quizá Qui zá lo lo que más más favor favorezca zca a este enfoqu oque básico bási co “co “congre gregaci gaci onal”, al ”, es es que eso esoss nu numer merosos osos gru grupos pos independientes dispersos por toda la nación, son mucho más difíciles de detectar que unos pocos personajes notables en Wáshi Wáshing ngto ton. n. ‘Va ‘V a a ser ser difíc difí ci l — advie advierrte J oe Conn, de la organización Americans United for Separation of Church and State (Estado (E stadoun unii dense densess imi i mido doss en en favo favorr de l a separac separacii ón de la I gl esia sia y el el E stado)— stado)— moni monito torr ear la acti activi vida dad d de tantas organizaciones pequeñas”. Recientes movimientos políticos locales de California son un ejemplo de este empeño a niveles básicos. A principios de la década de los noventa la Nueva Derecha se apoderó del control de la mitad del Comité Central del Partido Republicano, así como de las juntas estatales. En el Condado de San Diego, sesenta activistas de la Nueva Derecha —algunos que participaban como “candidatos clandesti nos”— nos”— ,19 ganaro anar on posi posi ci ones nes en en las las juntas esco scol are ares, en en la la J unta unta de del De Dep partam rtamento de Agua Aguass, y en el el conce ncejo mun munic icip ipa al , en no novie vi embre mbre de 19 1990. L os evangé vangélli cos con conservador servadore es que quedaron de la campaña presidencial de Pat Robertson no sólo permanecen en la estructura del Partido Republicano, sino que están luchando para controlarlo. “Después “Después de l as el el ecci ones de de 19 1988 — escr scribió bió F reder deri ck Clarkson— los cuadros de Robertson tomaron el control de la Asamblea del Partido Republicano de California (CRA), una unidad conservadora del partido. El CRA, en alianza con los J óvenes nes N ortea rteameric ri canos nos en P ro de la L ibertad ibertad,, U niver niver si ta ta rios Republicanos y un grupo de oficiales del ala derecha...
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tramaron tomar el control de los comités republicanos a nivel de Condado ndado y final finalm mente la J unta Estatal E statal””. La Coalición Cristiana de Pat Robertson (CC), a diferencia de la difunta Mayoría Moral, está propagando el evangelio político de la Nueva Derecha a nivel local, donde “promoverá los valores cristianos a través de una red de fil fi l i ale ales en en el el E stado y capí capítu tull os en lo los co condados”. ndados”.21 H abie abiendo comenzado con una lista por correo de 1.8 millón de nombres dejados por las maniobras de la última campaña presidencial de Pat Robertson, la organización pretende obtener 250,000 miembros de esa lista en cuarenta estados y, de acuerdo a las publicaciones de la la CC, el número está creciendo. “Si la respuesta que vemos a nivel nacional indica algo —escribió el director nacional de CC, Guy Rodgers—, los cristianos de todas partes concuerdan en que es tiempo para tal excelencia [en poder político], ya que el mensaje se está esparc sparci endo co como fue fuego en la l a prade praderra... L os cri cri sti sti anos están stán tomando en serio la idea de impactar la arena de la política públ públii ca”.2 ca”.22 Según la publicación promocional de la Coalición Cristiana, ésta planea representar las preocupaciones cristianas ante los concilios locales, las legislaturas estatales y el Congreso, así como entrenar a los líderes cristianos para una “acción social y política efectiva”. Un anuncio decía que “ahora los cristianos se pueden imir en un movimiento de base que cambiará el status quo”. Otro, que promovía una Escuela de la Coalición Cristiana de Liderazgo de dos días, decía: “Créalo o no, puede ser que el Señor quiere que usted luche por un puesto político”. Otro decía: “Una unión de base de los evangélicos, católicos pro Familia y sus aliados, estamos decididos a evitar el atropello de nuestra herencia judeocristiana”. Algo de su material, especialmente en la prensa secular, es astuto, indicativo del enfoque más maduro de la Nueva Derecha y el desarrollo político de Pat Robertson. El 20 de junio juni o de 1990, la Coa Coalic li ción ión Cris Cri stiana tiana publi ubliccó una página completa en el Washington Post (a un costo de $44,350), dirigida al “Congreso de los Estados Unidos”. Escrito en forma de carta por Pat Robertson, el anuncio advertía al Congreso acerca de las apropiaciones para el “arte” que muchos norteamericanos encuentran ofensivo. “Puede haber —concluía el anuncio— más homosexuales
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y pederastas en su distrito que católicos y bautistas. Es posible que usted descubra que la clase trabajadora de su distrito desee que usen su dinero en enseñar a sus hijos cómo sodomizarse irnos a otros. Bien podrían notar también que los católicos romanos de su distrito quieran gastar su dinero en la adquisición de retratos del papa empapados de orina. “Pero podría ser que no. “Hay una manera de saberlo. “Vote por la apropiación de la NEA como quieren Pat Wil Wi l l i ams, ams, J ohn F rohnmay hnmaye er y la Fue F uerrza de Avanzada vanzada de de los Homosexuales y Lesbianas. “Y dénme dénme el gusto de ver ver lo que que va a pasar”. pasar ”. Firmado: Pat Robertson. Robertson no hizo advertencias acerca “del furor de un Dios airado” que cae sobre aquellos paganos que votaran para promover el arte hecho por “irredentos sodomitas y pervertidos”. Ni tampoco habló acerca de la “muerte de nuestra civilización judeo-cristiana” ni acerca de “una guerra santa política entre las potestades de las tinieblas y la luz”, típico de la rimbombante oratoria de la Nueva Derecha de los ochenta. Más bien, el anuncio se presenta como una súplica poderosa y bien razonada que apelaría a norteamericanos concienzudos, religiosos o no, que no les gusta la idea de gastar $175 millones de dólares en varios proyectos de “arte” que incluían, para citar a Robertson, “un hombre orinando en la boca de otro”. L a agenda agenda mo moral de la Nueva Nueva Der Derecha para para 199 1990 no difiere de la de 1980. Esta vez, sin embargo, usando un tono más secular, y basando sus doctrinas, no en la teología de la ira de Dios, sino en la simple moralidad del sentido común, el movimiento puede obtener el apoyo de muchos norteamerica nos que, si bien no necesariamente están de acuerdo con sus puntos de vista religiosos, pueden simpatizar con los políticos. U ste sted no nece necesari sari ame amente nte ti ene que que per pertenece necer a l a-fam a-famii l i a-dea-deuna-vez-salvo-para siempre-salvo-fundamentalista-bíblica-quehabla-en-lengua, para que no quiera que el dinero de los impuestos sea usado para financiar la homoerótica de Robert Mapplethorpe. I ncuest ncuesti onable nablement mente e, el más más pode poderroso acti activo vo que ti ene la la Nueva Derecha es el elevado terreno moral en el cual se ha anclado firmemente en muchas posiciones. Aun a mucha gente que es pro-elección, no l e gu st a el aborto, pero lo ven como el
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men menor de dos dos mal male es. Y ¿qué ciudadano udadano, sea sea re rel i gi oso o secularista, no está disgustado por el crimen, las drogas y la depravación moral de nuestras ciudades? ¿Quién no se preocupa por las escuelas norteamericanas, la juventud, la moral y la cultura? Al menos, la Nueva Derecha está haciendo un serio esfuerzo por abordar estas preocupaciones morales, y ese esfuerzo en sí mismo puede depararle simpatizantes y también poder. “Lo “L os nort norteamer ameri canos comune unes de hoy ya est están án har harttos de oír y ver basura: los extravagantes espectáculos de DonahueGeraldo-Ophra (en el mercado; pelados al rape en la lonchería de la esquina; psicólogos pops desvariando acerca de las locuras que pasan por las mentes de los asesinos en serie y ofensores sexuales); de las noticias de Maury Povich; de ‘Hard Copy’; de Howard Stern; de noticieros locales que tienen segmentos especiales dedicados a los narcómanos. El mes pasado, en la supuestamente sofisticada Nueva York, el mayor mercado de la noticia del país, pasaron en el noticiero de las 11.00 .00 en punt punto una una ser seri e de cinco part partes llllamada ‘¿dó ‘¿dónde nde agarran a ese tipo de gente?’, informe especial en el cual Geraldo y Ophra y Donahue sacan a relucir sus extravagan cias (la promoción de la serie presentaba a Donahue entrevistando a un hombre que sólo llevaba pañales y con un chupón chupón en la l a boca)”.23 E ste ste l ament amento o mor moral ace acerca de l os me medio di os masi masi vos vos de comunic muni caci aci ón de los Estado E stadoss Uni U nido doss no pro procedió dió de del Dr. Dr. J ames ames Dobson en su programa radial “Focus on the Family”, sino del reportero del Watergate, Cari Bernstein (no exactamente un J ames Dob Dobson) en en Th e N ew R epu bl i c (no exactamente Focus on th e Fam i l y). y).
A fines de la década de 1980, tras los escándalos de los tele televange vangel i stas, lo l os desó desórrdene deness de I van-Bo van-B oesk sky-Wal y-Walll -Str -Stre eet, el escánda scándallo I rán Co Contr ntra y los los desl desliices de de Gary Gary Har H artt-D Donna Ric Ri ce, artículos masoquistas en revistas nacionales con títulos como, “¿Qu ¿Qué anda anda mal?” mal ?”2 24, o “U na naci nación ón de ment mentii rosos”2 osos”25, llenaron los estanquillos de revistas. Los Estados Unidos pasaban por otro de sus periódicos accesos de moralidad que l os euro ur opeo peos encue encuent ntrran tan dive diverrtido ti dos. s. P ero nada cam camb bió. L os primeros años de la década de los noventa vomitaron en las falda faldass de l os nor nor team teame eri canos anos el affai affai r Bi B i l l Cl i nton-J nton-J ennife nni ferr F lowe werrs, el el escánd scándalo alo S & L , J effre ffr ey Dahme Dahmer, el el trí tr íptic pti co del del ver veredic di cto-de-abuso -de-abuso-R -Ro odney-K dney-K i ng, y el el pro pr oble blema de de los banco bancos
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de la Cámara de Representantes.
M i entr ntras la Nue N ueva va Derec Derecha Cr Cri stiana sti ana no sól sólo pro proteste teste por por nue nuestr stras mise miserri as mo morale ales, como hace hacen to todos dos —de — desde sde J essee ssee J ackson kson has hasta Dav Davi d Duke— Duke— , sino que traba trabaje tiem tiempo completo para remediarlas, se hará, especialmente a medida que madure, mucho más poderosa. “La estrategia contra la extrema izquierda norteamerica na— escribió Pat Robertson en un boletín enviado a los miembros de su Club 700— debería ser la misma que Douglas MacArthur usó contra los japoneses en el Pacífico... Flanquear sus fortalezas y luego rodearlos, aislarlos, bombardearlos, luego volar a los individuos de sus bunkers fortificados en combate mbatess mano mano a mano. ano. L a batal batallla de I wo J i ma no fue fue plac place ente ntera, per pero nue nuestras str as tro tr opas la ganaron. ganaron. L a batal batalll a por por recuperar el alma de los Estados Unidos no será placentera tampoco, ¡pero nosotros la ganaremos!”26 Obviame bviamen nte, desde su fr fracasada campañ campaña a de 19 1988, Robertson ha estado haciendo mucho más que orar. Aunque la Nueva Derecha ha evitado apantallar con líderes de noble per perfil fi l como J err y Fal F alwe well l , com como lo hizo hi zo en la l a déc década de de l os ochenta, Robertson ha tomado la dirección. Además de su Club 700, su escuela de leyes, sus organizaciones políticas, y sus prósperas aventuras comerciales, Robertson se las arregla para sacar casi un libro por año a su nombre. En su T h e N ew (E l N uevo uevo Orde Or den n Mundi M undial al,, 1991), que que estuvo en Wor Wor l d Or de der r (El la lista de los bestseller del N ew Yor Yor k T i m es, hizo advertencias ace acerca de de conspir nspi raci aci ones que i nvol nvolucran a l os Il I l l uminati uminati,, al al Concilio de Relaciones Exteriores, a la Comisión Trilateral, y a las Naciones Unidas, que están intentando “destruir la fe cristiana” y “reemplazarla con una dictadura mundial socialista inspirada en el ocultismo”, la cual incluiría a borrachos, narcotraficantes, comunistas, ateos, adoradores de Satanás de la Nueva Era, humanistas seculares, opresivos dictadores, codiciosos usureros, asesinos revolucionarios, adúl adúl teros y homosexua homosexuall es”.27 Ta T ambi én tiene tiene una una sección ión so sobre los los Diez Diez M anda ndamient iento os. “L os utó utópic pi cos han habl hablado ado del del nuev nuevo o or orden den mundial mundi al —escribió—. “Sin decirlo tan explícitamente, los Diez Mandamientos establecen el único orden mundial que traerá la paz mun mundi dial al”. ”.2 28 L ueg uego hace un resumen sumen de cada uno. uno. E n el cuarto mandamiento, se lamentó de que ya no hubiera leyes religiosas dominicales, sino sólo aquellas que “pueden
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mostrarse que sólo tienen un propósito claramente secular”. El escribió también que “sólo cuando a la gente se l e pe perr m i t a [i.e. ¿le ¿l eyes yes domi domi nic ni cale ales? s?]] desc descansar ansar de sus labo laborres, para para medi meditar tar en Dios, considerar sus caminos, pensar en un mundo mejor, podrá podrá habe haberr pro progre greso y un genu genuii no me mejor amie amiento nto humano”. hu mano”.2 29 El libro no carece de hipocresía, por cierto. Robertson se lamentó de la forma en que las compañías tabacaleras nort norteamer ameri canas expor xportan tabac abaco o •alr al rededo dedorr del del mundo, mientras que en casa “estamos alarmados con los peligros del tabaco abaco, del del cánce áncer y el el enfi nfisem sema pulmo pul monar nar”. ”.3 30 ¡E ntr ntre tanto anto, bajo las mismas cubiertas, se jactaba de la forma en que la Coali ali ci ón Cr C ri stiana sti ana sal salvó a J esse H elms —una de de l as voc voces más potentes de la industria tabacalera en Washington— de la derrota electoral! Robertson se presenta a sí mismo en el libro como una autoridad en historia de los Estados Unidos y el mundo, en finanzas y sistema bancario internacional, en relaciones internacionales, en política, leyes y economía (en la biografía que viene en la solapa posterior dice que su Club 700 es ahora “un programa difusor de noticias”). The N ew Wor Wor l d Or de der r está salpicado, asimismo, de referencias a los numerosos logros de Pat, tales como “radiodifusor, escritor, actor y participante desde hace muchos años en procesos políticos”. El dijo: “Yo personalmente entregué en Guatemala provisiones de emergencia a más de ocho mil personas... En mi discurso de 1987 en el Concilio de Relaciones Exteriores... En un discurso más extenso a la convención nacional del Partido Republicano en Nueva Orleans, mencioné... Serví en la primera división naval en Corea bajo el mando del General Douglas MacArthur... Después de las elecciones generales le hablé al presidente electo Cárter... Como ex candidato a la denominación presidencial del Partido Republicano... Cuando me reuní uní con el el ento ntonces nces pri primer mi nistr ni stro o de de I srae sraell ...”. Aunque no lo ha dicho tan públicamente, Robertson probablemente busca otra aventura presidencial, quizá en 1996, y su impresionante registro, tan claramente expresado en Th e N ew Wor Wor l d Or de derr , se supone que trata de refutar los cargos de que él no califica. Otra poderosa figura de la Nueva Derecha de la década de los nove novent nta a es es el el Dr Dr. J ame ames Dobson. bson. A mpl mpl i ame amente nte respetado entre los cristianos, incluyendo a los adventistas, la defensa que el Dr. Dobson hace de los sólidos principios
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referentes a la familia y la educación de los hijos, suena algo Focu s on th e F am i l y parecido a Elena G. de White. Su revista Focu llega a 1.9 millón de hogares cada mes (incluyendo el mío), más hogares todavía que la revista Parenting. De su primer libro acerca de la paternidad, D ar éto D i sci pl i n e (Atrévete a disciplinar), se han vendido hasta la fecha más de dos mil mil l ones nes de ejemplar plare es. Su pri pri mer mera pel pelí cula ul a sobre sobre la la educ educac acii ón de los hijos, distribuida en forma privada, ya alcanzó los seis millones de espectadores (eso es más de los que vieron W h o programa ama rad radii al, al, “F “F ocus on on the Fr am ed Roge Rog er Rabbit ?). Y su pro F amil amil y” es esc escuchado uchado a diar diariio por por un mil mil l ón de radio adioyent yente es a través de 1,350 difusoras. Para aquellos que están interesados en aplicar los valores cristianos conservadores en sus hogares y sus famil famil i as, el el Dr. Dr. Dobso Dobson n es, co con todo todoss lo los mér méri tos, un héroe. Es tan popular, de hecho, que incluso se le ha instado a postularse para un puesto político, algo que él dice que nunca ocurrirá. “Desde hace dieciocho años -—declaró el Dr. Dobson —he estado hablando acerca de la familia en el contexto de la sociedad, y hasta allí llega mi papel público por ahora”. Aunque puede ser que el Dr. Dobson no se haya postulado a un puesto de elección popular, se ha vuelto muy político. Dobson se ha sumergido en la politiquería de la Nueva Derecha a través de T he F am i l y Res Resear ch Cou Cou nci nci l , el brazo político de su organización nacional. Bajo la dirección del ex consejero de Reagan sobre política interna, Gary Bauer, el Family Research Council ha crecido de dos a diecisiete empleados, y ahora tiene representantes en más de veinte estados. A diferencia de muchas organizaciones de la Nueva Derecha de la década de los noventa, el Family Research Council está centrado en Wáshington, D. C., donde “está luchando para crear conciencia sobre la agenda pro-familia tanto en el poder legislativo como en el ejecutivo del gobierno federal... Nuestros cabilderos están trabajando, desde la Casa Blanca hasta el Capitolio, para asegurar que las necesidades y valo val ores de l a fami famill i a sean sean conoci noci dos dos y respetados”.3 spetados”.31 Pero aun con el F am i l y Res Resear ch Coun Coun ci l , cuyo enfoque es sobre Wáshington, el Dr. Dobson promueve las coaliciones a niveles básicos en todo el país. Un informe del Religious N ews Ser Servic vice dec decí a: “L “L as or organizac ani zaciiones nes de Dobson bson contr ntr i bu yen yen a l a formaci formaci ón de coali ali ci ones nes pro-fami pro-fami l i a”.3 a”.32 L a mi mi sma sma publicación del Dr. Dobson dice que “muchas de las grandes
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acciones políticas públicas relacionadas con la familia se ga nan y se pierden en los niveles local y estatal. Consecuente mente, es esencial que los diversos grupos activistas que pug nan por la aceptación de los valores tradicionales en cada Estado, trabajen juntos para lograr estos objetivos. Con esto en mente, F ocu s on th e F am i l y se ha involucrado activamente para ayudar a estos grupos a coordinar sus esfuerzos a través de la formación de coaliciones pro-familia en todo el Estado. Más o menos la mitad de los Estados ya tiene una de estas coaliciones en operación: el objetivo es desarrollar coaliciones pro pro-fam -famii l i a en en lo l os ci cincuent ncuenta a Est E stado ados”. s”.3 33 Y como ocurre con la mayoría rí a de las las otras orga rganiza nizaci ones nes de la Nueva Derecha, la de Dobson está trabajando también silenciosamente. El vocero de F ocu s on th e F am i l y, Michael J ameson, dice ice qu que el el Dr. Dob Dobson “no quie quiere re el el escrutinio de l os medi medio os masivo masivoss de comunic muni caci aci ón”. Dobson bson tambié ambién ha estado instando a sus admiradores a “mantener secreta su participación en la coalición, e incluso que la coalición exist exi ste”.3 e”.35 “Dobso bson entr ntró a l a po pol í tic ti ca sil si l encio nciosame samente nte — dic dice un raro r aro perfil de él en el Washi Washi n gto gtonn Pos Post — sin las conferencias de prensa ni la pompa que rodearon a sus predecesores, como el rever verendo J erry F alwel alwel l . Esto E sto refle fl eja la madure adurez de de un ci cierto segmento de los evangélicos dentro de las corrientes políticas pri pri ncipal ncipale es, parti parti cular ul arme ment nte e del del Par P arti tido do Republi publ i cano”. ano”.36 Si bien el trabajo de la coalición es silencioso y, por lo general, se lleva a cabo entre bambalinas, el Dr. Dobson mismo tiene una fuerte influencia pública. “Está al alcance de sus seguidores y admiradores diariamente en prácticamente todo el mer mercado r adial adial en lo los E stados stados U nido ni dos”, s”, dic dice el acti activi vista sta l i ber beral, al, abog abogado ado Barr arry Lynn. L ynn. “E sto lo capac apaci ta tre tr emendame ndamente nte para entregar su mensaje al Congreso en prácticamente cual quier asunto específico. El puede, literalmente, lanzar maletas de cartas sobre el Congreso simplemente hablando acerca de algún al gún pro pr oyecto yecto de l ey en en de debate en en su prog progrrama diar di arii o”.37 Sin embargo, la influencia de Dobson se debe más a lo co rrecto de su postura que a su acceso a los medios masivos de comunicación, que es mínimo comparado con el de sus oponen tes. tes. M ientr ntras que M agic agic J ohnso hnson, n, por por ejempl ejemplo o (cuyo (cuyo acc acceso a los medios masivos de comunicación reduce a la nada al del Dr. Dobson), aboga por el “sexo seguro” Dobson, junto con la Nueva Derecha afirma, sin conceder nada absolutmente, la
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abstención de cualquier sexo, seguro o no, hasta el matrimo nio, especialmente cuando los condones no pueden garantizar la protección. Según el Dr. Dobson, ninguno de los 800 sexólo gos que asistieron a una conferencia reciente alzó su mano cuando se le preguntó si confiaban en una delgada funda de hule para protegerlos durante el coito con una persona que se sabe sabe que está inf infe ectada de SI DA. DA . “Y sin sin emb embar arg go — conti nti nuó el Dr. Dobson— están dispuestos a decirles a nuestros jóvenes que el ‘sexo seguro’ está a su alcance y que pueden hacer ‘sus cosa cosas’ s’ i mpun mpunemen emente”.38 ¿Quién puede argüir con tanta lógica? ¿Quién quiere que sus hij hi jos se expongan xpongan a est esto os ri ri esgo sgos? ¿Y cuále uál es organi organizaci zacio o nes que tengan alguna influencia considerable abogan por la abstención sexual antes del matrimonio, que no sea precisamente la Nueva Derecha? Desafortunadamente, además del elevado fundamento moral que la Nueva Derecha ha logrado en éstos y otros asun tos, ha tomado una peligrosa ruta descendente en cuanto a la libertad individual y la libertad religiosa. La conceptualización adventista de los eventos finales, presentada en E l con fl i cto de l os si gl os, os, sólo puede cumplirse cuando esta nación refute los pri pri ncipi ncipio os de separac separacii ón ent entrre la Ig I gl esia sia y el el E stado, stado, que están encarnados en la Primera Enmienda de la Constitución de los E stados stados Uni U nido dos: s: ¡princ pri nciipio pios co contr ntra los cual cuale es la N ueva ueva Der Der e cha lucha abiertamente! Un boletín elaborado por el Centro Norteamericano para la Le L ey y la J ustic ustici a, de de P at Rob Robertson tson (A (ACL J ), fue des desdeñado ñado por la Nueva Derecha a causa de la pared de separación existente entre la iglesia y el Estado con el encabezado: “¡De rri bad bad ese ese muro muro!”39 E l autor autor, Ke K ei th F ourni ur nie er (del (del “E vang vange eli cal Cathol athol i c”), quie quien ahor ahora es es dire dir ector tor ejecuti utivo de l a A CL J de Robertson (¿ve la conexión?), usó el Muro de Berlín como una analogía para referirse metafóricamente al muro norteameri cano. “Sí, hay un muro —explicó— que se ha erigido errónea mente en nuestro muy amado país. Su impacto en la libertad religiosa quizá ha tenido efectos aún más devastadores. Es el así l l amado amado muro ur o de de separ separac acii ón entr entre e la Ig I gl esia sia y el el E stado”. stado”. L uego uego F ourni ur nie er pro procede a hace hacer la adver advertencia ncia de que este muro ha sido usado como un “garrote contra el libre ejercicio de la religión y la prédica religiosa”, que ha estorbado tanto en los Estados Unidos que los cristianos podrían hallar más liber
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tad religiosa en “las calles de Moscú” que en las de los Estados Unidos”. KufL. Por esta razón —no por su advertencia contra el “sexo seguro” o sus cruzadas contra el aborto o las que podría hacer contra la venta de Playboy —, —, la Nueva Derecha constituye una una ame amenaza. L a per persec secució ución bosquej bosquejada ada en E l con fl i ct o de los los siglos no vendrá de los homosexuales militantes, los humanistas seculares, los ateos o los' marxistas, sino de los profeso pr ofesos^cristiap sti apo os. “Se declara que los hombres ofenden a Dios al violar el descanso dominical; que este pecado ha traído calamidades que no concluirán hasta que la observancia del domingo no sea estri estr i ctame ctamen nte obliga| ,Qri$ ,Qri$”.4 ”.40 L os ateo ateos, lo l os humani humanist stas as sec secular ul are es y lo los li l iber berale ales no declararán que los violadores del domingo están “ofendiendo § Dios”. Serán los cristianos conservadores como los militantes de la Nueva Derecha —la élite de los que ya culpan de las tribulaciones de los Estados Unidos a la violación de la ley de pios— quienes lo harán. Simplemente reemplace “violación del domingo” por “aborto” o “pornografía”, o “humanismo ¡secular” en cita anotada arriba, y usted tendrá la retórica de ;la Nueva Derecha actual. “E s una cue cuesti stió ón de supe supervive vivenc ncii a — escr scribió J erry falwell—. Si las Escrituras y la historia humana enseñan falguna cosa, es que ninguna sociedad que viola los principios ;di ;divino vinoss puede puede sobr sobre evivi vi virr por por mucho ucho tie ti empo”. mpo”.4 41 “L os mini ministr stro os ¡que niegan la obligación de obervar la ley divina —escribió E l ena G. de Whi Whi te— pre pr edic dicarán arán desd desde e el púlpi púl pito to que hay que que obedecer a las autoridades civiles porque fueron instituidas ■por Di Di os”.4 os”.42 Su neg negaci ación ón no se pro produc duce por por el abie abi erto re rechazo de la ley, sino del verdadero sábado, el cual la Nueva Derecha —a pesar de toda su retórica pro-ley de Dios— rechaza. “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos” (Sant. 2:10). Y , sin embargo rgo, tod todos los los líd lí deres res de l a N uev ueva De Dere reccha Repudian el sábado, séptimo día, en favor del domingo, un día que no tiene sanción bíblica. A la mayoría de ellos ciertamente se les ha presentado la verdad del sábado. Si bien algunos de ellos se unirán a los que “guardan los mandamientos de Dios” (Apoc. 14:12), la mayoría continuará despreciándolos. íMientras tanto, la Nueva Derecha, a medida que gana terreno político, se está moviendo hacia el cumplimiento de las
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advertencias de Elena G. de White acerca de una persecución de los cristianos unidos con el Estado. “A medida que las iglesias protestantes rechacen los ar gumentos claros de la Biblia en defensa de la ley de Dios, de searán imponer silencio a aquellos cuya fe no pueden rebatir con la Biblia. Aunque se nieguen a verlo, el hecho es que es tán asumiendo actualmente una actitud que dará por resul tado la persecución de los que se niegan en conciencia a hacer lo que el resto del mundo cristiano está haciendo y a reconocer los asert asertos he hechos chos en favo favor del del día día de reposo papal papal ”.4 ”.43 Los no adventistas lo ven también. El director ejecutivo de La Unión Americana para las Libertades Civiles (ACLU), I ra Glas Gl asse serr, ll l lamó amó la atenc atencii ón a aq aquel uel los que que quie quieren “for “formar mar a los Estados Unidos a su i m age agenn : un país dominado por valo valores re r el i gi osos sos im i mpuestos puestos po por el gobie bierno”. no”.44 N o imp impo orta cuán desag desagrradabl adable e pueda pueda ser ser la A CL U para lo l os advent adventii stas, Glasser describió perfectamente el futuro, incluso proféticamente, “un país (Estados Unidos) dominado por valores religiosos impuestos por el gobierno”, eso es exactamente lo que E l con fl i ct o de l os si gl os advierte. “Cuando las prinpipales iglesias de Norteamérica, unidas en puntos comunes unes de doc doctri tr ina, infl i nfluyan uyan sobr obr ^eí E stado stado** par para que imponga los decretos y las instituciones de ellas, entonces la Amér mér i ca "pr "protestant testante e ‘ habrá habrá for formado ado u n a. i mage agen de la jerarqu jerarquíí a rom romana, na, y*la ap aplic li cación ión despenas nas civile ivil es corifra ri fra los los disi di side dent nte es vendrá vendrá por por sí sol sol a”.4 a”.45 *Si" bien la Nueva Derecha no ha logrado suficiente poder o influencia política como para que este tipo de persecución ocurra, se está moviendo en esa dirección. Esta tendencia se vio claramente en la Convención Nacional del Partido Republicano de 1992 que, a veces, según un informe noticioso, “tenía tení a la apar aparii encia ncia de de un ri ri val val rel i gi oso” so”.46 E l énfasi nfasiss de de los republicanos en los valores familiares (muy breve, como se admite), fue posible a través de la influencia de los evangélicos conservadores dentro de la estructura del partido. “Los partidarios de la Derecha Cristiana —escribió el reportero del Washington Post, E. J . Di Di one— ne— no sól sólo fle fl exio xionaro naron sus músculos organizacionalmente, y tuvieron un poder superior a su número, sino también vieron que la campaña de Bush adoptó uno de sus temas favoritos, ‘los valores tradicionales de la familia’, como tema de debate para la campaña de otoño”. ño”.47 E l per peri ódic dico The Wall Str eet J ou r n al informó que
L a n u e v a d e r e c h a c r i s t i a n a ¿n a c i d o s d e n u e v o ?
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una fuente había estimado que los evangélicos conservadores habían compuesto “alrededor del 40 por ciento de la del del egaci aci ón” en Ho H ousto uston.48 E l act acti vista vista de la Nue Nueva va Derecha Martin Mawyer, dijo: “Si yo no estuviera mejor informado, supondría que la plataforma (del Partido Republicano) fue escrita por la Derecha religiosa”. %Pocas semanas después de la Convención Republicana, la Coalición Cristiana celebró su Segunda Conferencia Anual rumbo a la victoria, en Virginia Beach. En la sesión de planeación y estrategia de tres días, que incluía a George Bush como orador, Pat Robertson dijo a los entusiastas delegados, la última noche de la conferencia, que sea cual fuere el resultado de las elecciones de 1992, “estaremos de regre greso en en 1993. E star stare emos mos de regre greso en 1994 1994. E star stare emos mos de regre greso en en 1995. E star stare emos mos de regre greso en 199 1996. E star stare emos mos de regre greso en en 1997. E star stare emos mos de regre greso en 199 1998. E star stare emos mos de regre greso en en 1999. E star stare emos mos de regreso hasta hasta que ganemo ganemos absolutamente”. E n re r ealida ali dad, d, aun ant ante es de la ar arrol lado adora vic victor tori a el el ector toral de Clinton, los líderes de la Nueva Derecha ya se preguntaban si no sería una ventaja para ellos que los Demócratas llegaran a la Casa Casa Blanca nca. Así, Así, si Cl C l inton nton resul resultar tara a otro tro J i mmy Cárte Cárter, o algo peor, la Nueva Derecha podría volver por la vindicatoria en 1996, como lo hizo en 1980 con Ronald Reagan, que se coló en el puesto por la violenta reacción contra Cárter. La Nueva Derecha atribuyó las pérdidas republicanas a la negativa de George Bush de seguir su plan de gobierno. Tan pronto como terminó la elección de 1992 (incluso antes, en realidad), la Nueva Derecha puso sus ojos en 1996. Como dijo Robertson, la agenda de los cristianos conservadores estará “de regreso”. Tómenle la palabra en esto. En un sentido, el título, la Nueva Derecha Cristiana, es un nombre erróneo: No es, ni nuevo (comenzó en la década de 1970), ni tan cristiano (sus tácticas no siempre han sido cristianas), ni tan derecha (si sostiene algunos peligrosos punt puntos de vista vista sobr sobre la separ separac acii ón de l a Ig I gl esia si a y el E stado). stado). ¿Qué es lo nuevo en su enfoque? Como David Duke, que echó el el anzuel anzuelo del del K u K l ux K l an en en busc busca a de un traje tr aje de de tre tr es piezas y ganó una curul en la legislatura del Estado de L uisi ui siana, ana, lo l os eva evangé ngéll i cos están están dom domi nando el el jue juego. go. A hor hora comprenden, entre otras cosas, que amenazar públicamente con la ira de Dios a aquellos que apoyan el pago por
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desempleo a los pobres u objetan los créditos del gobierno para educación, sencillamente es contraproducente en este siglo XX. Ahora son más listos, más sofisticados, y con más tacto que en la década de los noventa, y por lo tanto, más peligrosos. Lo que revela esta estrategia, de paso lento, y a niveles básicos es que, lejos de estar muerta, la Nueva Derecha Cristiana —en el sentido más bajo de la frase— ha “nacido de nuevo”.
Capítulo 1
Disparates de la nueva derecha \ _J n tema común entre los líderes de la Nueva Derecha es la
gran necesidad que tiene nuestra nación de volver a los buenos tiempos cuando reinaba la piedad. “Al reconocer nuevamente el hecho de que un nuevo gobierno justo procede de un pueblo justo que busca el avance del del Reino de de Cristo — dec declaró el el Dr. J ame ames Ke K ennedy nnedy— — , ser será posible revertir las leyes impías de esta generación”.1 “Debe “Debem mos re restable stablecer — escr scribió Fr F rank Schaeffer— Schaeffer— la belleza y la plenitud del amor de una nación cristiana que una vez fue nuestra”.2 “Yo los invito —escribió Pat Robertson— a unirse a un ejército creciente de cristianos patriotas que trabajan para volver a los Estados Unidos de vuelta a Dios”.3 “Permítaseme señalar —escribió Tim LaHaye— que durante 150 años esta nación fue edificada sobre los principios bíblicos que aseguraban la libertad, la decencia comunitaria, y la tranquilidad doméstica”.4 “Es impactante —aseguró Robert Dugan— comprender cuánto se ha alejado nuestra nación de su respeto histórico por el derecho a la vida concedido por Dios”.5 “Dios bendijo a esta nación porque en sus primeros días buscó la honra de Dios y la Biblia, la Palabra infalible de Dios — dec declaró J err y Fal F alwe welll— . Cualq Cualquie uier estudio estudioso so dili dil igente de la 67
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Dragón
historia de los Estados Unidos descubrirá que nuestra gran nación fue fundada por hombres piadosos, sobre principios piadosos para ser una nación cristiana”.6 Uno simplemente se pregunta cuáles serían esos “principios divinos”. ¿Será que se hallan en el desarraigo y el asesinato de miles y miles de nativos norteamericanos perpetrado por “un pueblo justo que buscaba el avance del reino de Dios?” ¿Serían esos principios la esclavitud de millones de negros africanos sobre cuyo abundante sudor y cuya sangre derramada se construyó esta gran “nación cristiana”? ¿O están dichos principios en la persecución de los disidentes religiosos de los primeros días, cuando los Estados U nido ni doss intentar i ntentaro on “h “homar a Di Dio os y la Bi B i bl i a”? a”? ¿O quizá ui zá se se l os percibe mejor en los millones de niños forzados a trabajar más de 16 horas diarias en fábricas supercalientes, donde a veces podían tropezar y caer en las máquinas que les amputaban las extremidades o simplemente los mataban? L a decl declarac aracii ón más el elocuente uente ace acerca del del gl or ioso pasad pasado o cristiano de los Estados Unidos —cuando “fue edificada sobre los principios bíblicos que aseguraban la libertad, la decencia comunitaria, y la tranquilidad doméstica”— nos la dejó uno que experimentó en carne propia aquellos principios, el ex esclavo Frederick Douglass: ¿Qué ¿Qu é es es vuestr vuestro o 4 de j u l i o para para l os escl escl avos estado estadouni unide dense nses? s? Y o les respondo: es un día que revela mucho más que otros días del año la grosera injusticia y crueldad de la cual él es la víctima constante. Para él, vuestra celebración es una farsa... Vuestras oraciones e himnos, vuestros sermones y días de acciones de gracia, con toda la solemnidad de vuestros desfiles religiosos son, para él, meras palabras rimbombantes, fraude, engaño, impiedad e hipocresía: un velo demasiado delgado para cubrir crímenes que l l evarían varí an a la desg desgrraci aci a a una nación nación de salvaj salvaje es. N o hay ninguna ni nguna otra nación sobre la tierra que sea culpable de prácticas tan horrendas y chocantes como las del pueblo de los Estados Uni dos... Vosotros podéis descubriros el pecho ante la tormenta de la artillería británica para tirar por la borda unos centavos de im puestos sobre el té; sin embargo, estáis prestos a arrebatarles por la fuerza el último cuarto duramente ganado a los trabajadores negr negr os de vuestr vuestro o país. Pr P r ofesái fesáiss creer creer que D i os “ de una sang sangre re ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habitasen sobre toda l a faz faz de la tierra” tierr a” (H ech. ech. 17:26), 17:26), y que que ha ha mandado mandado a todos los hombres de todos los lugares que se amen unos a otros; y sin embargo, vosotros notoriamente odiáis (y os gloriáis en vuestro
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odio) a todos los hombres cuya piel no es del mismo color que la vuestra... La existencia de la esclavitud en este país declara que vuestro republicanismo es una farsa, vuestra humanidad una baja pretensión, y vuestro cristianismo una mentira.7
Otro escritor expresó también la forma en que Dios veía a los Estados Unidos durante la esclavitud: “La agonía huma na es trasl traslada adada da de l ugar en luga l ugarr par para ser ser compr mprada ada y vendi vendi da. da. L os ánge ángell es han tomado nota de todo est esto o; y está escr escrito en el Libro. Las lágrimas de los piadosos esclavos y esclavas, de padres, madres, hijos, hermanos y hermanas, todo esto está registrado en el cielo. Dios refrenará su ira tan sólo un poco más. Esa ira arde contra esta nación y especialmente contra las organizaciones religiosas que han sancionado este terrible tráfico y han participado ellas mismas en él”.8 Ahora, por malos que sean el aborto, la pornografía y la televisión hoy (y lo son), ¿se supone que debemos creer que, a pesar de la esclavitud, la opresión, y los arteros crímenes que caracterizaron a esta nación en sus primeros días, Dios bendi jo j o a los los E stad tados Unido U nidoss entonc tonce es, pero qu que sól o ah or a está a punto de soltar los dardos de su ira a causa de R oe vs. vs. Wa W a d e, las llamadas telefónicas pornográficas, y por el hijo ilegítimo de Murphy Brown? No hay duda que los valores morales personales en Nor teamérica han declinado, pero esto refleja más errores de predicadores que de políticos. La solución no es poner a cris tianos nacidos de nuevo en el gobierno, sino tener cristianos nacidos de nuevo en nuestros hogares e iglesias, donde el carácter de nuestra nación se forma con un alma a la vez. El intento de la Nueva Derecha de traer la salvación mediante una legislación revela, no un reavivamiento de la piedad cris tiana en nuestra nación, sino la ausencia de ella. “Nosotros, como cr cri stiano sti anoss — escr scri bi ó el el l í der der cri stia sti ano co conser nservado vadorr J ohn Whitehead—, compartimos gran parte de la responsabilidad de lo sucedido, pues un factor muy significativo ha sido la menguada influencia del cristianismo, que ha permitido el surgimiento y el dominio del pensamiento humanístico”.9 L as encue encuestas stas Gal Galllup re revel vel an que que,, a pesar pesar del del gran nú nú mero de feligreses que hay en los libros de la iglesia, el cristia nism ni smo o nor norteam teameri cano refle fl eja más más a J i mmy mmy Swagg Swaggart art que a Cristo. El involucramiento en la iglesia, dice George Gallup, “no parece hacer mucha diferencia en la forma en que vivimos
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nuestras vidas”. Pero más apabullante aún es que sus encues tas revelen que los “que pertenecen a la iglesia en este país, son exactamente iguales a los que no pertenecen a ella, pues llanamente se involucran en comportamientos cuestiona ble bles”.10Si 0Si hace un sig si glo E lena G. de Whi Whi te pudo escr scr i bir bir en E l con fl i ct o d e l os si gl os que “la h'nea de separación entre los que profesan ser cristianos y los impíos es actualmente apenas per percepti pti ble ble”,11¿qué ¿qué dir dir ía hoy hoy al respec specto? J esús no les les ha fall falla ado a los los cris ri stiano tianoss; ell ello os le han han fa fal l a do a él, y lo que no pueden lograr a través de sus impotentes predicadores y maestros, quieren hacerlo mediante leyes secu lares. “Cuando la iglesia primitiva se corrompió al apartarse de la sencillez del evangelio y al aceptar costumbres y ritos paga nos, perdió el Espíritu y el poder de Dios; y para dominar las conciencias buscó el apoyo del poder civil. El resultado fue el surgimiento del papado, es decir, una iglesia que dominaba al Estado y se servía de él para promover sus propios fines y espe speci alm almente nte extir xti rpar par la “he “herr ejí a”. P ara ara que que l os Estado E stadoss Un U ni dos formen una imagen de la bestia, el p od er r el i gi oso d ebe domi na r d e tal m ane anerr a al go gobi bi er n o ci vi l que la au tori d ad d el E st ad o sea em em pl ead a t am bi é n p or l a i gles glesi a pa r a cu m pl i r sus fi n es” } 2 Eso es exactamente lo que la Nueva Derecha está
tratando de hacer. “Lo que los cristianos tienen que hacer es llevar de regre so a Dios a este país; un barrio a la vez, un vecindario a la vez, un Estado a la vez —dice Robert Reed de la "Coalición Cristiana—. Creo honestamente que todavía viviré para ver a un país país go gober bernado ot otra vez vez por cr i sti sti anos”.1 anos”.13 ¿Cuándo, si es que alguna vez lo fue, ha sido esta nación gobernada específicamente por cristianos? En sus primeros días, incluso mucho antes que la religión estuviera al margen de la ley, los Estados Unidos tenían más gente que no perte nec necí a a ninguna ni nguna ig i gl esia sia que ninguna ni nguna otr otra a naci naci ón de l a cr cr i stian sti an dad. “En Georgia —escribió el educador y líder religioso bau tista, ti sta, Dr. Wil Wi l l i am K euche ucherr— , por por el el ti ti empo mpo de la se segunda convención constitucional, menos de 500 personas aparecían en los registros de la iglesia. Una sociedad misionera europea discutió las necesidades misioneras y las oportunidades de Carolina del Norte en el mismo párrafo donde discutía las apabull apabul l ante antes nec necesidade sidadess de l a I ndia ndi a y de China”.1 hi na”.14 Seg Según el histo hi storr i ado ador R obert H andy andy en en A Chri sti an Am er i
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ca, la situación a principios del siglo dieciocho “no parecía
favorable para las iglesias de los Estados Unidos... Probable mente menos del diez por ciento de la población estadouniden se eran mie miembro bros de la ig iglesia sia en en 1800 1800””. Y aunque aunque muchas personas que no estaban en los libros de la iglesia todavía tenían alguna relación con las iglesias, el “cuadro no era —se gún Handy— muy promisorio”. Por contraste, más del 40 por ciento de los estadouniden ses de hoy asisten semanalmente a la iglesia (a diferencia del 14 por ciento en Gran Bretaña y el 12 por ciento en Francia). Más estadounidenses van a la iglesia en cualquier semana que a todos los eventos deportivos combinados. Noventa por ciento de l os norteam norteame eri canos cr creen en en la la exi existenc stencii a de Di Dio os. Y más más del del 90 por ciento nto or oran alg alguna una vez vez en en la l a seman semana.1 a.16 “Se suponía que la tecnología, la urbanización, la mobilidad social, la educación universal, los altos niveles de vida —escribió Gary Wills—, disolverían a la religión en un baño de ácidos corrosivos. Pero cada uno de ellos ha influido en los E stado stadoss Uni U nido dos, s, com compor portándose más bie bien com como sol sol vent vente e o catalizador en otras áreas, pero revelando poco poder para corroer o disminuir la religión. Las cifras son asombrosas. E ncuesta ncuesta tr tras enc encue uesta sta las las co confir nfi rma”.1 a”.17 E n re r eali alidad, dad, es posi posi ble que los norteamericanos sean más religiosos ahora que en nuestro pasado “cristiano”. “Creemos que un cuidadoso estudio de los hechos de la historia —escribieron tres evangélicos en un libro que baja del pedestal el mito de una Norteamérica cristiana— muestra que este país del principio no merece ser considerado exclusiva mente, clara, o ni siquiera predominantemente, cristiano, si con la palabra cristiano queremos indicar el estado de una soc soci edad que refle fl eje los ide i deal ale es pre present sentado adoss en en la la Santa Santa Esc E scrri tura. No hay ninguna Edad de Oro perdida a la cual los cris ti ano anos estado stadoun unii denses denses deban deban re regre gresar”.1 sar”.18 Sin Si n em embar bargo, para para Rober bertson, son, L aHaye aH aye y K enne nnedy, el el pasado “cristiano” de Norteamérica es parte del anteproyecto para el futuro “cristiano”. Así que necesitamos volver a l a piedad, restaurar los valores cristianos y restablecer los prin cipios bíblicos en el gobierno, o si no, afrontar los juicios retri butivos de Dios (aunque parecería que un Dios justo estaría más dispuesto a juzgar a una nación que mata a los nacidos, que a una que mata a los nonatos, y si Su divina indignación todavía no ha estallado después de siglos de esclavitud, no
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creemos que vayamos a afrontarla después de sólo décadas de Playboy).
Este mito del pasado cristiano de los Estados Unidos no es más que uno de los muchos que la Derecha Cristiana revi sionista de la historia norteamericana sostiene. Otro es la noción de que los Padres Fundadores fueron cristianos orto doxos. “La abrumadora mayoría de los Padres Fundadores de esta nac naci ón —e — escr scribió T i m LaH L aHay aye e— fuer fueron cr cri ado ados en en la la fe cri stiana sti ana y la creían”.1 creían”.19E l arg argument umento o, entonce entonces, es es que que,, sie si en do ellos cristianos, no podrían haber diseñado una Constitu ci ón que fue fuera hosti hostill a la relig reli gi ón, como L aHaye aH aye y otr otro os pre pre tenden que el estricto separacionismo (la idea de que el go bie bierno debi debie era per permanec anecer neut neutrral haci haci a la la re rel i gi ón y no sost soste e nerla) la ha hecho. Más bien, los Padres Fundadores, siendo que eran cristianos, debían haber sido acomodaticios, arguye L aHaye aH aye,, per permi tie ti endo que que el gobi gobie er no apo apoyara yara la la re rel i gi ón mie mien tras no favoreciera a una por encima de otra. “E ste argume argument nto o ac acerca de de la supue supuesta sta fe de los Padr Padre es F undad undado ores — dic dice el expe xperto en Estado E stado-I -I gl esia, sia, Dr. Dr . Stan Stan Has H as-tey—, se ha vuelto moneda corriente entre los que buscan valerse del Estado, ya sea para financiar la religión o para promo pr omover verll a”.20 Lo irónico de este enfoque, sin embargo, es que al afirmar el supuesto cristianismo de estos líderes del pasado, la Nueva Derecha debilita su argumento para acomodar la religión al gobierno. Los Padres Fundadores —aquellos que supuesta mente “creían en la fe cristiana”— apoyaban fervientemente l o que que J ame ames Madi M adiso son n ll l l amab amaba a “l a total separac separacii ón de la Ig I gl e sia sia y el el E stado”. stado”.2 21 P or tanto tanto, mi mi entr ntras más más santos, santos, pío píos y cristianos hace la Nueva Derecha a los Padres Fundadores, más débil se vuelve su argumento: ¿Por qué aquellos cristia nos religiosos que fundaron la nación sostenían puntos de vista vi sta de separ separac acii ón de la Ig I gl esia si a y el el E stado stado que que l a Nue N ueva va Derecha pregona que son hostiles a la religión? P ocos se opondr pondríían a la sel sel ecci ón de J orge Wáshi Wáshi ngton, To T omas J efferso fferson n y J ames M adison ison como los los más destac tacados entr ntre los hom hombre bres que i nfl nfl uyer uyeron en las las rel aci aci ones nes ent entrre I gle gle sia y Estado en nuestro naciente país. Entre ellos están inclui dos “el padre de la patria”, tres presidentes, y el autor de la Primera Enmienda. También son citados comúnmente por aquellos que buscan el apoyo del gobierno, tanto financiero
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como mor moral, al, par para la re rel i gi ón en en lo los Estados E stados U ni dos, dos, apo apoyo que conducirá finalmente a la legislación dominical descrita en E l con fl i ct o d e l os si gl os.
L as histor historiias ace acerca de la vida vida piado piadosa sa de de J orge "Wa "Washi shing ng ton están entr ntrel azada azadass en en la l a tradi tr adicci ón norte norteame ameri cana com como lo están las barras y las estrellas de la bandera nacional. Pat Robertson, en su libro A m er i ca’s a’s D at es Wi th D esti ny, dedica un capítulo entero al cristianismo de Washington. Dijo que éste “era un cristiano cuya fe en Dios y respeto por la Palabra de Di os er eran la la co columna ce centr ntral de su pol pol í tic ti ca públi públi ca”. a”.22T i m LaHaye, en su libro Faith of Our Our F oun di ng Father Father s, hace énfasis en la vida de oración de Wáshington, su estricto estu dio de la Biblia, y su devoción cristiana. “Que el presidente Wáshi Wáshi ngton fue fue un devo devoto to cr creyent yente e en J esucr sucr i sto — escr scribió Tim T im L aH aye— y lo l o ac aceptó co como su su Seño Señorr y Salva Salvador, se de de muestr uestra a cl aram arame ente nte mediant diante e una una le l ectur tura de su lilibro per personal sonal de oración”.23 Comentando ntando las or oraci aci ones nes de Wáshingto Wáshi ngton, n, J ohn E i dsmo dsmoe, historiador jurídico y profesor de religión, en su libro Chris ti ani ty and a nd the Cons Consti ti tu ti on, escribió que “éstos eran los senti mie mientos de un cri sti sti ano or ortodoxo”.2 doxo”.24 Ben Franklin, a quien Eidsmoe se refirió como un “así l l amado deí deí sta” sta”2 25 (aunque (aunque él él se def definió ni ó a sí mismo mismo como un “completo deísta”), también lo representan a la luz de la reli gión lo mejor que pueden. Eidsmoe lo clasificó como un “puri tano tano sec secular ul ar””2 (¿al (¿alg go así así como un “po “porrnóg nógrafo cr cri stiano sti ano””?). Revisando las historias de los amores de Franklin con las coquetas de la co corte francesa, ancesa, E i dsmo dsmoe esc escrribió bió que “no hay ni ni pizca de evidencia de que Franklin tuviera algo que ver con l as muje uj eres franc fr ance esas”. sas”. L aHay aH aye e escr scr ibió que F rankli ankl i n tení tenía a una definida creencia en un Dios personal y soberano, dio crédito a la lectura de la Biblia y a la oración, y sostuvo una profunda dedicación a los valores morales tradicionales de las i gle glesias si as de sus días”. días”.2 28 A unque unque admi admi te que no hay evi evide denci ncia a de que F rankli ankl i n llll egara ara a ser ser cri stia sti ano alg alguna ve vez, LaH L aHay aye e dice que “era en extremo respetuoso del cristianismo y nunca hosti hosti l a él él ”.29 P or supuesto supuesto,, es más más di di fíc fí ci l bautizar auti zar a T hom homas J effer fferson. son. Aunque unque L aHaye aH aye lo dism dismii nuye nuye como “un unitar uni tarii o cerrado ado que no tuvo nada que ver con la fundación de nuestra nación”, E i dsmoe dsmoe ve a J effe ffer son son como un hombr hombre e rel igioso que que no fue fue un verdadero deísta —es decir, él no creía que Dios se hubiera
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desl deslii gado de l os asunto asuntos hum humanos. anos. Tr T ras ci ci tar a J effe fferson son con referencia a que Dios ilumina la mente de los hombres, guía sus concilios, y prospera sus medidas, Eidsmoe escribe: “Estas no son palabras de un deísta. Ni hablaría un deísta de la sumi sumisió sión a Dio Di os co como lo hizo hizo J effe fferson”.3 son”.30 E i dsmo dsmoe enfati nfati za que J efferson fferson l eía la la Bi Bi bl ia dil dili genteme ntemente nte en ing i ngll és, franc fr ancé és, latín y griego, y que creía que Dios no sólo creó el universo sino sino que estaba staba act acti vo en lo los asunt asunto os hum humanos. “J “J efferson son probablemente no se consideraba cristiano antes de la década de 179 1790” 0”,, escri scri bió bió E i dsmoe dsmoe, aun aunque lo cit cita co como que que más tarde tar de dijo que “soy un cristiano de verdad, es decir, un discípulo de l as doc doctrinas de J esús”.31 J ames Ma M adison, ison, tam también, ién, es pre pressenta ntado co como cri crisstiano tiano.. “Po “Porque era un hombr hombre e muy reser servado —coment menta a LaH L aHaye aye— —, y no creía que el gobierno debiera proveer una plataforma para el discurso religioso, los primeros años de su vida nos dan me mejores evi evide denci ncias as de de su fe cri stiana”. sti ana”.3 32 E i dsmo dsmoe cita fuentes del propio Madison para probar la influencia cristiana en su vida vida y en en su fil fi l osofí sofía a po política. I ncl ncl uso di dice que el fam famo oso M em or i al and Rem Rem onstr ns tr ance anc e de Madison, “lejos de ser una declaración anticristiana fue, posiblemente, lo más cercano que este gran líder estuvo de afirmar el cristianismo pública ment mente e”.3 ”.33 E i dsmoe dsmoe escr scr ibió bió tambi ambi én, que “nada en en la la vida vida o los escritos de Madison sugiere que él llegara a desilusionarse del cristianismo, rechazara las doctrinas fundamentales de la fe cr cri stiana, sti ana, o per perdie diera int inte erés en en la l a re r el i gi ón”.3 n”.34 Que Que l as pre pretensio nsi ones de de L aHaye aH aye,, Ei E i dsmo dsmoe o Rober bertson, concernientes a los Padres Fundadores sean correctas o no, no es lo que nos interesa. El caso es que la Nueva Derecha usa este argumento para promover el acomodo de las instituciones y valores religiosos, aunque en realidad, pretender que los Padres Fundadores fueran cristianos debilita la posición de la Nueva Derecha acerca de dicho acomodo. Si J orge Washingto Washi ngton n hubie hubiera si sido un cr cri stiano stiano tan devo devo to, ciertamente no habría sido hostil al cristianismo. Sin em bargo, en 1789, algunos ancianos presbiterianos se quejaron ante él de que la Constitución fuera tan secular y que carecía de un reconocimiento explícito del “único verdadero Dios, y de J esucri ucrissto a quien uien ha enviad nviado o”.35 Wás Wáshingto hington n declaró fue fuera de lugar la protesta, replicando serenamente que “la senda de la verdadera piedad es tan llana que requiere de muy poca dir di recci ón polí polí ti ca”.3 a”.36
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E ste ste “cr “cri stiano sti ano or ortodoxo doxo”” señal señaló ó a lo los anc anci anos lo que el principio de separación estricta había estado diciendo durante muchos años: que no es competencia del gobierno andar pro moviendo la religión. En aquellas pocas y sencillas palabras, Wáshington desplegó una comprensión de los principios bási cos de l a liliber bertad re r el igiosa: sa: que l a I gl esia sia y el el E stado stado debe deben n estar separados y que la religión no necesita “dirección políti ca”: punto de vista que la Nueva Derecha rechaza vehemente mente nte. E ste hom hombre bre, de quie quien Ti T i m L aHaye aH aye dij dijo que “se “se i den denti fi carí ar í a li l ibre brement mente e con el el cri stiani sti anism smo o evang evangé éli co (de hoy)”,3 hoy)”,37 incluso negoció un tratado de paz con Trípoli que decía: “Los Estados Unidos de América no están, en ningún sentido, fun dados sobre la religión cristiana”. Aquellos que se adhieren hoy a principios similares a los de Wáshington son condenados como humanistas seculares, infieles, ateos y comunistas. ¿Bajo cuál de estos encabezados pondr pondríí amo amos a J orge Wáshi Wáshington, el el “devo devotto creyent yente e en J esús” sús” de Tim LaHaye?” ¿Y qué ace acerca de B enjam nj amíí n Fr F rankli ankl i n? Este E ste hom hombre, bre, a quie quien LaH L aHaye aye l l amó amó un “fuerte fuerte abo abogado ado de la lili ber bertad re rel i gio gio sa”, repitió con mucha frecuencia esta declaración: “Cuando la religión es buena, yo la concibo como sosteniéndose a sí mis ma; y cuando no se sostiene sola, y Dios no se preocupa por sostenerla, de modo que sus profesos se vean obligados a lla mar en su ayuda al poder civil, es señal, creo yo, de que es mala”. Aquellos que presionan para que se hagan oraciones y lectura de la Biblia en las escuelas impuestas por el Estado; que quieren que los impuestos financien sus empresas religio sas; que quieren que los símbolos religiosos se pongan en las propiedades públicas; que quieren que haya leyes dominicales, y que pretenden que el gobierno sostenga la religión, son los que Franklin llamó “profesos (que se ven) obligados a llamar en su ayuda al poder civil”. Franklin entendía el principio fundam fundame ental ntal de la separ separac acii ón entre entre la Ig I gl esia si a y el el E stado stado: que la religión no d ebi er a n ecesi t ar el apoyo apoyo del del E stado stado,, a menos, menos, por supuesto, como Franklin escribió, “que sea mala”. Seg Según Ei E i dsmo dsmoe, inclu i ncluso so T hom homas J effe fferson son “apr “apro obó la influencia positiva del cristianismo en la sociedad como un todo”. Si fuera así, entonces, ¿por qué rechazó la petición de un grupo de bautistas en Danbury, Connecticut, durante el primer año de su presidencia para apartar un día de ayuno de
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modo que la nación pudiera sanar más pronto de las heridas de una amarga campaña presidencial? ¿No es tal acción con trari ari a al al cri stiani sti anism smo o? T odaví davía a pe peor, en en esa esa carta arta J effe fferson son incluso utilizó la pérfida metáfora del muro de separación entr ntre la Ig I gl esia sia y el el E stado stado, fras fr ase e tan odi odio osa par para la la Nue Nueva va Derecha como lo fue la Sol Sol a Scr Scr i ptu r a para los católicos del siglo dieciséis. J efferso fferson n se op opuso uso no no só sólo a cualqu ualquie ierr tipo tipo de de imp impues uesto en general para la religión (lo llamó “pecaminoso y tiránico”), sino que también a la imposición de impuestos a un hombre en beneficio de su propia fe, diciendo que “forzarlo a sostener éste o aquel maestro de su propia religión, es privarlo de la agradable libertad de dar su contribución al pastor particu l ar” ar”38 a quie quien el elija. J effe fferson son er era un se separac paracii onista ni sta inf i nfll exibl xible e que sabí sabí a que la reli reli gi ón no deb debi era nec necesitar si tar apoyo apoyo del del E sta do. “Es sólo el error -—escribió— el que necesita el apoyo del gobi gobie erno. L a V erdad pue puede sost soste enerse nerse por sí sí sol sol a”.3 a”.39 A quel quel l os que sosti sostie enen nen punto puntos de vista vista separ separac acii onistas ni stas si si milares en la actualidad son tachados de “anti-cristianos” o “anti-D “anti -Dii os”. Y sin sin emba embarrgo, fue fueron sost soste enido ni doss por por hombr hombre es que, de acuerdo con Eidsmoe, “vieron valor en el cristianismo para la nación y para el individuo; [quienes] asistían a la iglesia, apoyaban a varias iglesias, y vivían una vida piado sa”.40 J ames M adison ison quien, ien, de acuerd uerdo o con T im L aH aye, tenía tenía la “fe cristiana”, no sólo estaba contra la exención de impues tos a las iglesias (ni siquiera los más estrictos separacionistas de hoy van tan lejos), incluso se opuso al nombramiento de capellanes en el Congreso y el ejército, llamando a la capella nía del Congreso “una violación palpable a los derechos de igualdad, así como a los principios constitucionales”. Este hombre que escribió la Primera Enmienda, vetó una ley que le habrí habrí a dado dado tie ti er ras a la Ig I gl esia sia B autista, auti sta, dic di ciendo que “poní ponía a un precedente para la apropiación de fondos de los Estados U nido ni doss para par a uso y apoyo apoyo de l as soc soci edades dades re rel i gio giosas”.4 sas”.41 Y aunque Eidsmoe llamó al M em or i al and Rem Rem onstr nstr ance anc e de Madison “lo más cerca que Madison llegó de afirmar pública mente el cristianismo”, ¡el documento tenía como propósito prohibir los impuestos para las iglesias”! Obviamente, existe una inconsistencia en la política aco modat modatii ci a de la N ueva Der Derecha. L os que que se oponen ponen a l as apro apro piaciones de impuestos para la educación religiosa (el mismo
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Rem on st r an ce), o a principio que inspiró el M em or i al an d Rem leyes que promuevan los ejercicios sectarios de la religión (i.e. la negati negativa va de J effe fferson son a pro procl amar amar días días de de ayuno) o a que que símbolos religiosos se desplieguen en los edificios del gobierno (i.e. la respuesta de Wáshington a los ancianos presbiteria nos), son atacados ahora por la Nueva Derecha como contra rios al cristianismo. Pero, ¿qué en cuanto a las personas que le dieron forma a esta nación, hombres que, con pocas excepciones, promovie ron lo l os mi mi smo smos pri pri nci nci pio pios separaci separacio onistas ni stas estr estrii ctos de aque aquell l os que hoy son tachados de “anticristianos”? (Madison, bajo pre sió sión, con re r enue nuencia, ncia, pro procl amó amó “abs “abso ol utam utame ente nte i ndisc ndi scrri minatominator i os’V os’V y “co “como me meras re recomendaci mendacio ones” días días de ayuno ayuno y ora ora ción.) Si ha de ser consistente, la Nueva Derecha debería cl asi asi fic fi car a J effer fferson, son, Ma M adison, dison, Wáshi Wáshing ngto ton n y Fr F rankli nkl i n, no como hombres religiosos, sino como una pandilla de liberales, anticristianos, humanistas seculares y bolcheviques —lo cual, por supuesto, no hará. Lo que hará será seguir usando en forma mentirosa las creencias religiosas de los Padres Fundadores para promover la falsedad de la agenda acomodaticia, y millones de estadou nidenses continuarán creyendo ambas cosas. La Nueva Derecha tiene entre manos otro truco para reescribir la historia norteamericana de modo que se ajuste a su agenda política. Esto tiene que ver con la “Clásula del Establecimiento”, de la Primera Enmienda, que dice: “El Con greso no promulgará ninguna ley con respecto al estableci miento de una religión...” Aunque el significado parece sufi cientemente claro, que “el Congreso n o promulgará ninguna ley con respecto al establecimiento de una religión” (no hacer absolutamente nada para establecer ninguna religión), la Nueva Derecha y otros dicen que lo único que quiere decir es que el Congreso no puede favorecer a una religión por encima de otra, sino que puede acomodar a todas las religiones en términos de igualdad. “Existen muchos casos en la Suprema Corte” —escribió K ei th F ourni ur nie er— que afir afirman exp expll í ci tame tamente nte que el gobierno debe, no sólo tolerar, sino afirmativamente, adaptarse a la rel i gi ón en lo l os Estado E stadoss Uni U nido dos”. s”.4 42 E l jue juez de la Supre Suprema Co C orte N orteam teame eri cana, ana, Wil Wi l l i am H. Rehnquist concuerda, diciendo que la Cláusula del Estableci miento meramente “prohibió el establecimiento de una reli
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gión nacional y la preferencia entre las sectas y denominacio nes religiosas”. Pero dijo que no “prohíbe al Gobierno Federal dar ayuda ayuda no di di scr scri mi natori natoria a l a re rel i gi ón”.4 n”.43 ¿Quién está en lo correcto? Sie Si endo que J ame ames Mad M adii son son esc escrribió l a Cl áusula áusula de del E sta blecimiento, él debería saber lo que significa —y, afortunada mente, dejó un documento que revela su punto de vista al respecto. Además, “Virginia proveyó el motivo principal y el borrador preliminar para la Primera Enmienda y su interpre taci aci ón post poste eri or”; ”;4 44 su histor historiia puede puede ayudarnos ayudarnos hoy hoy a co com prender el significado de las cláusulas sobre la religión. Los líderes estatales de Virginia, después de la guerra de secesión, estaban preocupados porque las condiciones morales se habían deteriorado y el “libertinaje, la impiedad y el vicio” estaban esparciéndose rápidamente. Para contrarrestar estas tendenci tendencias, as, Patr Patrii ck H enry, nry, el el pol polí tic ti co más más popul popular ar de ese E s tado en aquel entonces, escribió un proyecto de ley para la evaluación general de la religión, que consistía en un impues to a la propiedad para sostener a las iglesias. Cada contribu yente podía determinar a cuál iglesia quería que fuera el dine ro, y si no elegía una denominación específica, el dinero se usaría para edificar escuelas de iglesia. La ley, promulgada en 1784, era específicamente “para el sostén y mantenimiento de varios ministros y maestros del evangelio qu quee son d e d i f er en t es d en om i n aci aci on es r el i gi osas” as”, y para el mantenimiento de sus iglesias. En el caso de los cuáqueros y los “menonitas”, que no tenían clero, el dinero iría a un fondo general “para promover su particular estilo de adoración”. En suma, la ley de Henry era ana ver versió sión del del sig siglo XVI I I de lo que l os aco acomodaci daci onistas ni stas del siglo XX creen que la Primera Enmienda permite: ayuda gubernamental a la religión, sin preferencias ni discrimina ción. J ames M adison ison se se puso frené frenétic tico o. En E n prim ri mer lug l uga ar, co cons ns piró con éxito para sacar a Patrick Henry de la cámara legis lativa del Estado de Virginia, donde su ardiente y poderosa oratoria ganaba apoyo para la ley de “tasación general”, y lo puso como gobernador, donde estaba fuera de la lid. Madison entonces retardó el voto, ganando tiempo para fortalecer el proyecto y escribir su famoso M em or i al and Rem Rem onstr nstr ance ance. “Protestamos contra esta ley”, escribió en la última línea del primer párrafo, y entonces comenzó cada uno de los si guientes párrafos con un “porque”, que enumeraba sus razo
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nes para oponerse a la tasación general. “Porque”, dijo, este proyecto constituye un “peligroso abuso del poder” que amenazaba sus más básicas libertades. “Porque” quince siglos de “establecimiento eclesiástico” han dado origen a la superstición, al fanatismo, y la persecu ción, y esta ley hará lo mismo. ¿“Quién no ve —advirtió- que la misma autoridad que puede establecer el cristianismo, excluyendo a todas las demás religiones, puede también esta blecer con la misma facilidad cualquier secta particular de cristianos, con exclusión de todas las demás?” “Porque el establecimiento propuesto por la ley no es un requisito para el apoyo de la religión cristiana. Decir que es, contraría a la religión cristiana misma, puesto que cada pági na de ella repudia la dependencia de los poderes de este mun do”. ¡Tan alarmado estaba Madison ante este “primer experi mento con nuestras libertades”, que lo comparó a la inquisi ción española! “Tan distante de la inquisición como podría parecer en su forma presente, difiere de ella sólo en un grado. E ste es es el el pri pri mer paso paso,, el el otro tr o es el el últ úl timo en en la la car carrrera de la intolerancia”. Estos eran los sentimientos del hombre que siete años más tarde escribió la Cláusula del Establecimiento, y sin em bargo, ¿la gente manipula la clásula de tal manera que exija al gobierno que apoye a la religión? Comparar el pobrecito proyecto de ley de Henry, que sólo pedía algunos dólares de los impuestos para “diferentes creen cias y religiones”, con la inquisición, podría parecer demasia do, pero la retórica y el fervor revelan que Madison conocía los principios fundamentales de la libertad religiosa: que el go bierno debe abstenerse o de estorbar o de promover la reli gión. “El gobierno federal no tiene ni sombra de derecho para inte nter fer feri r con la la rel i gi ón”.4 n”.45 “Es, por tanto, irrazonable, e incluso fatuo —escribió el erudito udito co constitu nsti tucci onal L eonard nar d Le L evy— vy— , creer que una exp exprresa prohibición de poder —‘el Congreso no diseñará ninguna ley respecto al establecimiento de ninguna religión’— otorga el poder, o lo crea, aunque previamente no existía, de sostener la r el i gió gión medi mediant ante e la ayuda ayuda a todos dos lo l os gr grupo upos”.4 s”.46 E n un li l i bro publ publ i cado ado en en 198 1988, J oel H unte unter re r evel veló una rara sensibilidad sobre el asunto para un activista de la Nueva Derecha: “la expresión institucional no carece de fuer
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za. Como se ha mencionado, el poder del gobierno y sus diver sas i nsti nsti tuc tuci ones nes es es po poder der... Y todas todas las las ac acti vidad vidade es ll l l evadas vadas a cabo por instituciones gubernamentales no pueden hacer otra cosa que transmitir la fuerza que las une a las instituciones gubernamentales. Creer otra cosa es increíblemente inge nuo”.47 Al parecer, la mayoría de los activistas de la Nueva Dere cha son, o “increíblemente ingenuos”, o encallecidamente indi ferentes a las consecuencias, potenciales de su esfuerzo por destr destrui uirr el muro muro de separ separac acii ón Ig I gl esia-E sia-Estado stado.. O, i ncluso ncluso más aterrador aún: saben lo que la destrucción del muro puede hacer —y eso es, precisamente, lo que quieren. “La ‘imagen de la bestia’ —escribió Elena G. de White— representa la forma de protestantismo apóstata que se desa rrollará cuando las iglesias protestantes busquen la ayuda del pode poderr civil vil para para la la impo imposi sicci ón de sus sus dogm dogmas”. as”.4 48 E sto es es exac exac tamente lo que la Nueva Derecha, al oponerse a la separación de la Ig I gl esia sia y el el E stado, stado, está int inte entando ntando.. Aunque unque la Nue N ueva va Der Derecha no ha teni tenido do éxito xito todav todavíí a, ella (o algún grupo similar) lo tendrá. No necesitamos ninguna profecía más para saber que esto es lo que se está preparando. L o úni úni co que nece necesit si tamos amos hacer hacer es obse obserrvar a las las co cortes. ¿Po ¿Por qué? Porque para que nuestro escenario profético, tal como se describe en el Apocalipsis y en E l con fl i ct o d e l os si gl os se cumpla, las cortes deben reformar su posición acerca de la Primera Enmienda.
Capítulo 8
H.R. 2797 C aminando hacia el sur de la Estación Unión, llegué a la
entrada norte del Capitolio. La policía del puesto de seguridad usó espejos adheridos al extremo de largos bastones plateados para husmear debajo de los vehículos; otros, con uniformes grises, guiaban a perros pastores alemanes para oler cada carro antes de permitirle la entrada. A cada lado del puesto de guardia, había maceteros de cemento del tamaño de tinas de baño, que servían de barrera contra camiones bombas. Caminé por entre los setos vivos en flor, junto con docenas de otras personas que se diseminaban por el patio que se extiende a lo largo de unos tres campos de fútbol frente al Capitolio, que relucía bajo el sol de mayo como una vieja fantasía mediterránea. Marines descamisados y en apretados pantaloncitos cortos se ejecitaban en medio de hombres y mujeres que vestían trajes de negocios; multitudes con gafetes prendidos en la solapa se reunían en las gradas del Capitolio para ser fotografiados, un camión de Coca Cola, blanco y rojo, se estacionaba al lado de una puerta de servicio, y la policía ordenaba cortésmente a la gente que caminara por las aceras. Y o entré en el el ed edific ifi cio Ray Rayburn, al la l ado sur de del Ca C api toli tolio o, por una calle lateral. Habiendo pasado por un detector de metales similar a los que hay en los aeropuertos, caminé por los blancos pisos de mármol, tomé un ascensor para el 81
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segundo nivel, y finalmente llegué al cuarto 2237, donde la Subcomisión sobre Derechos Civiles Constitucionales del Comi té J udic udi ci al del del Congre ngreso estaba a punto punto de comenzar menzar su sesión. Adentro, encontré a otros adventistas representantes de la libertad religiosa que estaban allí para hablar en favor de los proyectos que se debatirían esa mañana de mayo ante la Subcomisión: H.R. 2797, conocida también como El Acta de Restaur staur aci aci ón de la L i ber bertad Rel i gi osa de 1991. ¿E ¿E l act a ctaa d e r est a u r a ci ón de de q u é ?
L a mayo mayoría de la gent gente e no estaba estaba cons conscci ente nte de de que la libertad religiosa necesitara ser restaurada. Sin embargo, el nombre era apropiado, y la historia que hay detrás de H.R. 2797 revela no sólo cuán frágiles son nuestras libertades, sino también cuán rápidamente podría formarse el escenario de E l conflicto de los siglos, en el cual los Estados Unidos de Norteamérica repudiarán sus propios principios de libertad religiosa. Como ocurre en la mayoría de los asuntos de libre ejercicio en la actualidad, este drama comenzó con una minoría religiosa: aquellos cuyas prácticas religiosas no son convencionales, pero que su número no es suficiente para influir en las elecciones, de modo que necesitan proteger sus intereses. Como los adventistas. E ste caso caso se centr ntraba aba en en Al Al fre fr ed Sm Smi th, de setent setenta a años, años, un indio Klamath, miembro de la Iglesia Nativa Norteameri cana. E n la l a década década de 1970 1970 este ste ex alc al cohóli ohólico come comen nzó a trabajar como consejero de rehabilitación para el Concilio sobre el Abuso del Alcohol y las Drogas (ADAPT) en el Estado norteamericano de Oregón. Cuando fue aceptado en el empleo firmó el contrato que estipulaba que no debía usar ni alcohol ni drogas ilegales. Más o menos por el mismo tiempo, Smith comenzó a meditar en las antiguas costumbres nativas noteamericanas, tales como la danza del sol de los Sioux, las chozas para sudar, y otras ceremonias que eran parte de su búsqueda espiritual, la cual incluía el uso ceremonial de peyote, acto de adoración y comunión que se remonta a más de catorce siglos en la historia de los indios norteamericanos. Veinticuatro E stados stados han exim ximi do de l as leye leyes anti anti dro drogas a lo los indi i ndio os norteamericanos cuando usan peyote en sus ceremonias religiosas. Si bien en Oregón, para cuando Smith firmó el
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contrato, no existía la exención del ritual de peyote (como ocurre ahora), éste pensaba que su contrato lo incluía. Pero el contrato no lo estipulaba, y ADAPT lo despidió de su empleo. Cuando él y otro nativo norteamericano llamado Galen Black, despedido por la misma razón, solicitaron el benefi beneficci o de los dese desem mple pleados, ados, la l a Di Di visi vi sió ón de E mple mpleos de Oregón le negó su petición sobre la base de que los dos hombr hombres per perdie dieron sus emple pleos • por por “mal “mala a conduc nducta relacionada con su trabajo”. Smith y Black apelaron esa decisión, arguyendo que su uso del peyote tenía que ver con motivos religiosos, por lo cual el Estado no podía negarles su petición. Una corte de apelaciones de Oregón revocó la decisión de la Oficina de Empleos, y cuatro años después que Smith y Black habían perdido sus empleos, la Corte Suprema de Ore Or egón dic dictami tami nó que L a Cláus Cl áusul ula a de del L i bre E jerci ci o de la Religión de la Primera Enmienda, protegía la ceremonia del uso del del peyo peyote. te. Lo L os ofi oficci ale ales del del E stado apel apel aro aron dic di cho dictamen ante la Corte Suprema de los Estados Unidos. La misma, misma, tras tr as devo devoll ver ver el caso al Estado E stado una vez vez más, más, dec deci dió dió finalmente oír a la D i vi si ón d e E m pl eos vs. Sm i th . Cuando se anunció el voto de 6 contra 3 que desfavorecía a Smith, en 1990, grupos de todos los extremos del espectro político y religioso, todos los cristianos, desde el conservador Christian Rutherford Institute hasta la ACLU; desde el Conci nci l i o M usulm usulmán No N orteam teame eri cano hasta hasta el el Conc Concii li o N aci aci onal de M uje uj eres J udías udías;; desde desde L a Asoc soci aci aci ón de la Esc E scue uell a de de Defensa Legal de la Nación hasta el Pueblo Pro Estilo Norteamericano, todos protestaron por el veredicto. E l Conci ncili o N aci aci onal de I gl esias sias lo cali alific fi có co como “una dec deci sió sión de desas desastr tro osas consec nsecuenci uencias” as”.1 .1 E l Congreso ngreso J udío udío Norteamericano, de “devastador para los derechos del libre ejercicio de todos los norteamericanos, particularmente para todos todos aquel aquel l os que que per pertenec tenecen a rel i gi ones nes mi nor nor i tari tar i as”. as”.2 E l repre present sentante ante Ste Stephen phen J . Sol Solarz (D(D-N N .Y.) .Y .) di dijo que “la Cor Corte Suprema prácticamente había eliminado la libertad religiosa —nuestra primera libertad— de la Declaración de Derechos, de un solo plumazo”.3Forest Montgomery, de La Asociación N aci aci onal de E vangé vangél i cos, dij dijo que la dec deci sió sión habí habí a “de “destr strii pado pado la Clásula del Libre Ejercicio de la Primera Enmienda”.4 Lamentando la decisión, David L. Miller, editor de la revista The Lutheran, dijo que “el mayor perdedor podía ser la sociedad norteamericana. El alma de la nación está en
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jue ju ego”.5Inc 5I nclus luso o la juez juez as asociada iada, Sand Sandra ra Day Day O’Co O’Conn nno or, qu qui en estuvo de acuerdo con el resultado de la causa de S m i t h , dijo que la razón fundamental de la Corte Suprema para hacer su decisión “es incompatible con los compromisos fundamentales de nuestra nación respecto a las libertades religiosas individuales”, y denigra los “mismos propósitos de la Declaración de Derechos”. ¿Todo esto por una decisión de la Suprema Corte de negar los beneficios del desempleo a dos indios norteamerica nos despedidos por usar peyote? L ejos sea sea. E l ver verdade daderro pr proble blema no era la la dec deci sió sión —l —la cual, de paso, era bastante cuestionable—, sino la opinión mayoritaria suscrita por el juez Antonin Scalia, pues innegablemente lo era. Scalia sustrajo la protección de la libertad religiosa de las cortes y la puso en manos de los votantes y las legislaturas —que no es precisamente el lugar más seguro, especialmente para la religión de las minorías. “Ahora afrontamos —dijo el representante Solarz— la sini sinie estra str a per perspec specti va de de un re r efer ferendo popul popular ar para para determi determinar nar qué prácticas religiosas serán protegidas y cuáles no. La religión estará sujeta a los intereses normales de los grupos políticos que influyen en muchas de nuestras decisiones. Será material de campañas políticas por correo, de anuncios de 30 segundos, de encuestas científicas, y de astutos regateos legislativos”.6 Con Con el caso aso Sm i t h , los Estados Unidos se alejaron un largo trecho del tiempo cuando la Suprema Corte reconocía que los propósitos de la Declaración de Derechos era, precisamente, “retirar ciertos temas de las vicisitudes de las controversias políticas, para situarlos más allá del alcance de las mayorías y de los oficiales”. Antes de S m i t h , la corte decía que ciertos derechos, incluyendo la libertad de adorar, “no podían someterse al voto”, ni dependían de “los resultados de las elecciones”.7Ahora, como el juez Scalia admitió en S m i t h , “puede decirse con justicia que dejando el acomodo [de ciertas prácticas religiosas] a los procesos políticos colocará en una desventaja relativa a aquellas prácticas religiosas que no están ampliamente involucradas en ella”.8 ¿Qué hizo S m i t h ? La gran pregunta concerniente a la Cláusula del Libre Ejercicio de la Primera Enmienda es, ¿hasta qué grado protege la Declaración de Derechos el libre ejercicio de la
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religión? “La Cláusula del Libre Ejercicio —dijo la Suprema Corte hace muchos años— abarca dos conceptos: libertad para creer y libertad para actuar. El primero es absoluto, pero según la naturaleza de las cosas, el segundo no puede serlo”.9 ¿Por qué no? Porque no todo lo que se hace bajo la rúbrica de la reügión debería protegerse mediante la Primera E nmie nmienda. Suponga upongam mos que surg sur ge un culto ul to que que sig si guie ui era la antigua práctica cananea del sacrificio de niños, o la práctica hindú hi ndú del del suttee (quemar a las esposas-en la pira funeraria del esposo). Ningún tribunal de la tierra permitiría a los ciudadanos involucrarse en tales acciones, no importa cuán sincera y firmemente arraigada estuviera dicha práctica religiosa. Si bien la poligamia, por ejemplo, fue parte integrante del mormonismo, los tribunales no permitirían la práctica porque “el Estado tiene el perfecto derecho de prohibir la poligamia, y todas las demás ofensas abiertas contra el sentimiento iluminado de la humanidad, sin importar la pretendida convicción religiosa con la cual fueran defendi defendidas das o practi pr acticadas”.1 cadas”.10 Y sin em embargo rgo, ¿debería rí an pro prosscrib ri birs ir se tod todas las las práctic ráctica as religiosas contra “el sentir iluminado de la humanidad”, o acas acaso o no es es el el pro propósi pósito to ce centr ntral de la Cl Cl áusula áusul a del del L i bre Ejercicio proteger prácticas consideradas ofensivas por la mayoría? ¿Debería la Corte hacer una diferencia entre el suttee y el uso ritual del peyote? ¿Cuándo y cómo debería trazar la Corte la línea de separación? Por allá por los años cuarenta, la Suprema Corte consideró la libertad religiosa como “derecho fundamental” —preferido y precioso— que requería amplia protección, más que, por ejemplo, la libertad de contrato o la libertad económica. La Corte comenzó a aflojar inclinándose hacia la prueba del “estricto escrutinio” de cualquier carga del gobierno sobre un derecho fundamental, tales como las prácticas religiosas. El gobierno tenía que afrontar el estricto escrutinio de la Corte si negaba una exención a alguien cuyas creencias religiosas estaban en conflicto con la ley. El caso de un adventista, por causa del sábado, ocurrido en 1963, ayudó a cristalizar las normas del estricto escrutinio. En una situación muy semejante a la de S m i t h , la adventista del séptimo día, Adela Sherbert, perdió su empleo porque se negó a trabajar en sábado después que la planta en la que trabajaba en Carolina del Sur cambió de una semana de cinco
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a una de seis días laborales. Como su negativa fue calificada de mala conducta, se le negaron los beneficios del desempleo (aunque en Carolina del Sur se permitían los beneficios a aquellos que eran despedidos por negarse a trabajar en domingo). E l caso convenci nvenci ó a la Supr Supre ema Co Corte, que vot votó a favor favor de ella. En la oponión de la mayoría, suscrita por el juez William Brennan, la Corte dictaminó que una persona no puede ser forzada a tener que hacer una decisión entre su lealtad a sus creencias religiosas sinceramente sostenidas, y la percepción de un beneficio gubernamental regularmente disponible, tales como compensaciones por causa de dese desem mple pleo. E l esgri sgri mi ó tambi ambi én el el concepto ncepto de de “int “inte erés exi exig gido al E stado stado”, ”, lo que signi si gniffica que que éste ste debe debe pro pr obar por por qué ha de prohibir una cierta práctica religiosa, en bien de la comunidad. Esta idea fue aplicada incluso antes del caso Sherbert vs. Verner (como, por ejemplo, en los casos de poligamia de los mormones) lo cual, simplemente, ayudó a codificarlo como un principio legal en los casos del Libre Ejercicio. El genio de la prueba del “interés exigido al Estado”, y lo que lo hizo tan buen (aunque no perfecto) protector de las libertades religiosas, fue que la responsabilidad de probar descansaba en el gobierno, quien debía demostrar por qué un derecho fundamental, tal como el libre ejercicio de la religión, no debía permitirse. “La Constitución —dijo el erudito jurista, Douglas L ayco aycock— no dic dice que el gobie bierno puede puede pro prohibi hi birr el li l ibre bre ejercicio por razones muy fuertes. Más bien, ésta dice absolutamente que ‘no habrá ley’ que prohíba el libre ejercicio. L a exce xcepci pci ón que se i nfi nfiere está basada en en la l a nec necesidad, sidad, y su razón fundamental no va más allá de los casos de clara necesidad”.1 si dad”.11 Conside nsi derró que que “só “sóll o l os más gr graves aves abusos, que ponían en peligro intereses supremos, darían ocasión a una limitación permisible”12, y que “sólo aquellos intereses del más alto orden y aquellos que no pueden cumplirse de otra manera, podrían pesar más que las legítimas pretensiones del l i bre bre ejerci ci o de de la rel i gi ón”.13 idealmente, a menos que el Estado pudiera pasar este estricto escrutinio de sus motivos para gravar una práctica religiosa, las cortes votarían en favor de quienes buscan exoneración de las leyes.
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E l pro proceso no er era per per fecto (¿cóm (¿cómo o, por ejemplo mplo, pue puede definir la Corte lo que es un interés “apremiante” o “un supremo interés”?), y las minorías religiosas no siempre lograron ganar bajo él, especialmente en años recientes. La Corte ha encontrado razones para anular ciertas prácticas religiosas. Pero la prueba fue diseñada para proteger el derecho fundamental de la libertad religiosa de la interferencia del gobierno. Pero entonces vino S m i t h , y de.la noche a la mañana dicha protección desapareció. El juez Scalia, en conformidad con el juez supremo Rehnquist, y los jueces White, Stevens y K enne nnedy (O’Connor vot votó con la la mayor ayoría, per pero rehusó husó fir firmar mar el dictamen) sostuvieron que la prueba del estricto escrutinio no es la norma apropiada para tratar la mayoría de los casos de l i bre bre ejercici o. Ya Y a no era posi posibl ble e exig xigir al gobi gobie erno que que pro probar bara ningún caso de interés que lo motivaba a fin de justificar una ley que infringiera ciertas prácticas religiosas. Más bien, si una ley no tiene el propósito de interferir con una fe religiosa específica, sino que es una ley general aplicable a todos igualmente, entonces no existe derecho constitucional para la exención. Sería constitucional, por ejemplo, elaborar una ley dominical que fuera aplicada particularmente a los adventistas del séptimo día, pero una que fuera aplicada a todos en general, incluyendo a los adventistas, no lo sería. Si usted quisiera cambiar esa ley, o quedar exento de ella, tendría que ir a la legislatura de su Estado. Si ésta no lo exime, pues, mala suerte. Scalia escribió, con la aprobación de otros cuatro jueces, que “con el historial de más de un siglo de nuestra jurisp jur isprude rudenc ncii a del lib li bre ejerc jercic icio io””, ha evi denciad nciado o que l a constitución no releva a un individuo de la obligación de acceder a una ‘ley válida y neutral de aplicabilidad general’ ”, aun cuando ésta pudiera, “incidentalmente”, perjudicar a una prác prácti ticca re rel i gi osa.14P ara ara Scali Scalia a, apl apl i car la l a pr prueba ueba de del i nte nterés que lo motiva “en todas las acciones posibles de exenciones religiosas constitucionalmente requeridas de casi todas las clases concebibles —desde el servicio militar obligatorio... hast hasta el el pago pago de i mpuestos... puestos... L eyes yes que que pro prohíbe hí ben n la l a cr crueldad ueldad con los animales...” Hacerlo así, dijo, sería convertir la Corte en una una “an “anar arquí quía”.1 a”.15 Y sin embargo rgo, el reg registro de más de un siglo iglo de jurisp jur isprude rudenc ncia ia del lib li bre eje ejerc rcic icio io mue muesstra que la constituc nstitució ión n
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hace un intento de relevar al individuo de la obligación de acceder a una ley que condena sus prácticas religiosas. Ese era el propósito único de la protección del Ubre ejercicio. La frase de que el Congreso “no hará ninguna ley” que prohíba el libre ejercicio de la religión, no se refiere sólo a leyes que tengan como blanco específico la religión (lo que Scalia mismo dijo que era anticonstitucional), sino también a leyes de “aplicabilidad general” que podrían “incidentalmente” prohibirla. No sorprende que el juez Blackmun, en su dec decl arac aracii ón de desac desacuer uerdo do,, dij di jera que l a dec deci sió si ón de l a mayo mayorrí a “no caracteriza los precedentes de la Corte”, y que “efectúa un trastorno total de leyes establecidas concernientes a la Cláusula sobre religión de nuestra Constitución”. Además, el argumento de Scalia de que al aplicar la prueba de intereses que las motivan en todas las circunstancias llevaría a la “anarquía”, niega la realidad. I ncluso ncluso después después de déc décadas de apli apli car la prueba prueba,, ¿dónde ¿dónde está está l a anarquí anarquía? a? Y su adve adverrtenci tenci a de que r equer ueri rí a exe exenci nció ón del del “pago de impuestos” ignora un caso previo en el cual la Corte —citando un interés motivador del Estado— ¡votó contra aquellos que, invocando razones religiosas, no querían pagar impuestos! Scalia citó el caso M i n ver ver svi l l e vs. Gobi Gobi t i s, veredicto de la Suprema Corte de 1940 que requería que los hijos de los Te T estigo tigos de J ehov hová sal uda udaran ran a la l a bande ndera, ra, a pesar de sus sus objeciones religiosas contra dicha práctica. Este caso, considerado como el punto más bajo en el trato de la Corte con la religión, dio lugar a una ola nacional de violencia contra los Te T estigo tigos de de J ehov hová. “E n lo l os do dos año añoss siguie siguiente ntess a la decisión isión Gobitis —escribió el erudito constitucional, Leo Pfeffer— hubo un registro ininterrumpido de violencia y persecución contra los Testigos. Casi sin excepción, la bandera, y el saludo a la bande banderra, fuero fueron las las causas”.1 ausas”.16 L o que Scal Scal i a no quiso ui so mencionar, sin embargo, fue que exactamente tres años más tarde, la Suprema Corte abrogó a Gobitis y todo el razonamiento que traía en su estela. Así, citar a Gobitis para justifi justif i car res restric tri cci ones nes sobre la lib li bertad rtad reli relig gios iosa, equiva uivale citar a Stalin para alabar las glorias económicas del comunismo. N o extr extraña aña que Dean K ell y, co consej nsejero en en asunt asuntos de de libertad religiosa del Concilio Nacional de Iglesias, dijera que con S m i t h , la Corte, “prácticamente anuló una de las más
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importantes garantías de la Declaración de Derechos, la Clá Cl áusul usula a de del L i bre E jerc jercic icii o de la P ri mera Enm E nmii enda” nda”.1 E l mundo de la jurisprudencia posSmith es potencialmente hostil a todas las formas de religión. Citando a S m i t h , una una corte federal de apelaciones negó al Ejército de Salvación la solicitud de exención de una ley que reglamentaba las casas de asiste asistencia.1 ncia.18 Citand Ci tando o a S m i t h , una corte federal de apelaciones sostuvo como válida la ley de monumentos de la ciudad de Nueva York, que prohibía a una iglesia la demolición de una estructura y reemplazarla por un rascacielos para oficinas a fin de ganar dinero para sus minis ini steri terio os.1 Y citand itando o a S m i t h , una corte no admitió el desafío de un prisionero ante una prohibición de poseer rosari sar i os y escapul scapular arii os.20 Si S m i t h prevalece como la jurisprudencia del libre ejercicio, no es difícil ver cómo podría afectar a los adventistas. ¿Qué podría ser una más “válida y neutral ley de aplicación general” que una ley dominical? Aunque la legislación descrita en E l con fl i ct o d e l os ,s ,sii gl os es religiosa (como todas las leyes dominicales lo son en realidad), podría iniciarse bajo la máscara de los valores económicos, morales o familiares. En realidad, en una serie de casos de la década de los años sesenta, la Corte Suprema dictaminó que aunque las leyes dominicales eran originalmente leyes religiosas, son ahora seculares, y por lo tanto, constitucionales. Pero no importa bajo qué disfraz puedan presentarse las leyes dominicales, bajo S m i t h , los adventistas podrían no tener protección contra ellas. Por supuesto, el escenario de E l con fl i ct o de l os si gl os sólo podría formarse bajo una reinterpretación mucho más radical de la Constitución que Smith. Para que el gobierno de los Estados Unidos permitiera la persecución de los observadores del sábado bajo la pretensión de que sus acciones han “provocado el desagrado del cielo”, y que sólo con el castigo de ellos podrá esta nación ser restaurada al “favor divino divino y a la la pro prosper speri dad dad temp tempo oral”, al”,2 21 l a Pr P ri mera Enmie E nmienda nda tendría que debilitarse hasta llegar a la insignifcancia. Eso todavía no ha ocurrido. Sin embargo, Elena G. de White escribió que “nuestro país repudiará cada principio de su Consti nsti tuc tuci ón”,2 n”,22 y S m i t h , más allá de toda duda, es un paso en esa dirección. Y porque rque S m i t h fue una decisión tan equivocada, el
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representante Stephen Solarz introdujo a la cámara de representantes en junio de 1991 “un proyecto de ley para proteger el libre ejercicio de la religión”, H.R. 2797, conocido tambi ambié én co como A cta Par P ara a la Restaurac staur acii ón de la Li L i ber bertad Religiosa. En esencia, H.R. 2797, significa “restaurar la prueba del interés motivador, como se declara en el caso Sherbert vs. Verner”. El proyecto declara que el gobierno “puede penar el ejercicio de la religión de una persona sólo si demuestra que la aplicación de esa pena a la persona, (1) es esencial para fortalecer un interés muy importante en favor del gobierno y (2) es el medio menos restrictivo de fortalecer ese i nte nterés muy im i mpor portante tante para para el el gobie bierno”. no”.23 E n otras otras palabras, si se promulga como ley, el proyecto forzaría a la Suprema Corte a restaurar la prueba de interés muy importante para probar los casos del libre ejercicio. Desafortunadamente, H.R. 2797 afronta obstáculos (la derrota electoral de Solarz en septiembre de 1992 no contr ntri buyó en nada al asunto). asunto). L os dos dos días días de audie audi encias ncias de la comisión de la cámara de representantes en mayo de 1992 fueron un intento de ponerlo en marcha otra vez. Representando a dos organizaciones que, por lo general, andan mal, Andrew Dugan de la Asociación Nacional de Evangélicos (NAE) y Nadine Strossen, de la Unión Norteamericana de Libertades Civiles (ACLU), estaban entre aquellos que testificaron a favor de su aprobación. “A menos que el congreso actúe para proteger la libertad religiosa —dijo Strossen de la ACLU—, el dictamen de la Corte en S m i t h tendrá efectos devastadores sobre el libre ejercicio de la religión a través de toda nuestra nación. I nst nstamos amos a qu que se act actúe rápida ápida y favorabl favorable ement mente e en en el el pro proyec yecto H .R. .R. 2797”. 2797”.2 24 Dugan di dijo que que “apl “aplaudi audimo moss este este proyecto bipartidista del representante Stephen Solarz que ahora tiene más de 175 co-patrocinadores. H.R. 2797 restauraría el proceso equilibrado que anteriormente evitaba que el gobierno atropellara la libertad religiosa. El Congreso debe derogar el caso S m i t h y restaurar la prueba del interés apremiante que es el corazón y el alma de la jurisprudencia del del l ibre bre ejercici cicio” o”.2 .25 Sin embargo, H.R. 2797 encontró oposición, particular mente entre los católicos, quienes temían que el proyecto pudiera ser usado como un pretexto para el aborto, especialmente si R oe vs. vs. Wa W a d e fuera derogado por la Suprema
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Corte (lo cual no ocurrió). Mark Chopko, consejero general de la Asociación Católica de los Estados Unidos, testificó ante la subcomisión que “se pretendía incluir reclamos de aborto rel i gi osame samente nte en en H.R. H .R. 2797” 797”..26 Chopko hopko,, junto co con otro otros, impulsó una versión alternativa, llamada H.R. 4040, que estipula: “no se añadirá en esta acta nada que autorice una causa de acción por ninguna persona para desafiar... ninguna limitación o restricción sobre el aborto, sobre el acceso a los ser servic vi ci os para para abo aborto o el fi nanc nanciami ami ento nto para para el el abor aborto”.2 ”.27 L os propo propone nent nte es de del Ac A cta Par P ara a la Restaurac staur acii ón de la L i ber bertad Religiosa temían que el asunto del aborto obstruyera el proyecto hasta que muriera, o que la versión enmendada nunca nunca pasar pasaría, matando el el pro proyec yecto ent ente ero. Y eso fue fue, precisamente, lo que ocurrió. El 5 de octubre de 1992, H.R. 2797 murió en la cámara de senadores. Será reintroducido en el 1039 congr ngreso. so. Aho A horra, bajo bajo Cl into nton, tie ti ene mayo ayores oportunidades de pasar. La oposición católica romana a H.R. 2797 añade interés al debate. Aunque S m i t h pone en peligro el libre ejercicio de todas las denominaciones y religiones, las religiones minoritarias son las más amenazadas. Una iglesia con muchos miembros, como la católica, puede manipular las elecciones, a fin de influir para que ningún cuerpo legislativo tenga probabilidad de pasar una ley poniendo restricciones sobre el l i bre bre ejerci ci o de sus adhe adherr entes. ntes. L a I glesia sia N ativa ati va Norteamericana, Amish, o los Adventistas del Séptimo Día, no tie ti enen ese ese pote potenc nciial. al. Aunque la Ig I glesia sia Cató C atóll i ca ha ce centr ntrado ado su oposición en H.R. 2797 sobre la cuestión del aborto si, como Elena G. de White escribió en E l con fl i ct o de l os si gl os, “la I gl esia si a Ro Romana... emple mplea toda clase de estr stratag atage emas para para extende xtenderr su i nflue nfl uenc ncii a y aum aume entar su pode poderr”,2 l a i glesia podría tener motivos ulteriores para querer que H.R. 2797 sea echado al cesto de la basura. A pesar de los pequeños inconvenientes que pueda representar para los católicos, a largo plazo, S m i t h podría favorecer a Roma. Aunque se relaciona directamente con el libre ejercicio, S m i t h realmente simboliza un asunto mucho más amplio: ¿Qué clase de gobierno tenemos? ¿Es nuestro país una democracia mayoritaria, en la cual la mayoría gobierna, y las decisiones acerca de los derechos y libertades son dejadas en poder de los electores? ¿O somos una república constitucional, en la cual el gobierno deriva su poder no sólo del voto popular,
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sino también, como el erudito de Harvard, Stephen Macedo, escribió, por “su conformidad con ciertos principios de justicia y ‘derechos inalienables’ que se consideran ser ‘naturales’ o de una una posic posici ón más al al ta que l a vol vol unt untad de l a mayor mayorí a”? a”?29 S m i t h , que pone un derecho fundamental como el del libre ejercicio de la religión a discreción de las masas, indica que la Suprema Corte se está moviendo hacia la primera posibilidad. E n E l con fl i ct o d e l os si gl os, Elena G. de White escribió que “hasta en los Estados Unidos de la libre América, se verá a los representantes del pueblo y a los legisladores tratar de asegurarse el favor público doblegándose a las exigencias populares por una ley que imponga la observancia del domingo. La libertad de conciencia que tantos sacrificios ha costado no será ya respetada”.30 Estas palabras implican una democracia mayoritaria. Nuestros derechos religiosos, que ciertamente deberían tener una “posición moral más alta que la voluntad de la mayoría”, serán sujetos al voto de la mayoría de todos modos. Este peligro no está muy distante. La altamente public publi ci tada nom nomi naci naci ón de R ober ber t Bo B ork para la l a Supre Supr ema Co C orte tambi ambié én se rel aci aci ona con este este asunto asunto bási básicco. “L as disc di sco ordias dias por mi nominación —escribió Bork— fueron simplemente una batalla en esta larga guerra por el control de nuestra cultura l egal”. gal”.3 31 B ork re r epre present senta a a l os que apoyan apoyan la la dem democraci aci a mayoritaria, aquellos a quienes les gustaría ver un despliegue de mayor poder en manos de los electores en el sentido de que son opuestos a las Cortes. Para Bork, a menos que un derecho sp exprese específicamente en la Constitución, y sea interpretado de acuerdo a las intenciones originales de los que la redactaron, simplemente no existe, y la Corte no debería inventarlo”. “Donde la Constitución enmudece —escribió— deberíamos votar sobre estos asuntos más que litigar sobre ell ell os”.32 Ese punto de vista podría parecer sensato, pero si se aplica, podría restringir radicalmente nuestras libertades. No importa cuánto reverencien los norteamericanos la Constitución, ésta tiene, después de todo, más de doscientos años años de antig anti güeda üedad. d. L os Estado E stadoss U nido ni doss son son actualm actual mente nte una nación radicalmente más compleja de lo que era cuando se redactó la Constitución por unas cuantas docenas de hombres que llegaron a Filadelfia a caballo o en coche tirado por cabal abal los. I nterpre pretar un docume document nto o de dosc doscii ento ntos años años de de
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antigüedad en la forma como los Padres Fundadores lo hicieron en una nación de menos de cuatro millones de personas, y suponer que esta interpretación supla todas las necesidades, desafíos y problemas de una nación doscientos años más tarde, y con una población sesenta veces mayor, es pre pretender dem demasiado asiado.. L a Co Consti nsti tuc tuci ón simp si mpll emente nte no puede puede ser aplicada hoy en la forma en que los padres fundadores lo hicieron, puesto que ellos no afrontaban nuestros problemas. “L a Consti Constituc tucii ón —escr scribió el el satí satírrico de la po pol ític ti ca P.J . O’Rourke— es una obra escrita en un tipo uniforme, y es bastante suscinta —veintiuna páginas (en una versión tipo grande del Am er i can Civi cs E-Z reader), que contiene las instrucciones completas de operación para una nación de 250 millones de personas. El manual del Toyota Camry, que sólo ti ene cupo cupo para para ci ci nco per personas, es cuat cuatrro vece veces más lar largo go”.3 ”.33 L os pro proble blemas, al apli apl i car un docume document nto o escr scr ito en en la la década década de 1780 1780 a la gen gente que que vive vi ve en en la l a década década de 1990 1990,, pueden verse en un ejemplo. Connecticut tenía un estatuto antic anti cuado que pro prohibí hi bía a el el contro ntr ol de l a natali natal idad. dad. L os especialistas en leyes de la Universidad de Yale lo cuestionaron, y en Gr i sw ol d vvss. Conn ect i cu t, la Suprema Corte abrogó la ley como una invasión anticonstitucional del “derecho a la privacidad”. El juez Douglas escribió en nombre de la mayoría: “¿Permitiríamos que la policía registrara los sagrados recintos de la recámara matrimonial, en busca de i ndici di cio os del del uso de con contracept aceptii vos?” vos?”34 No importa cuán lógicos pudieran ser los razonamientos de Douglas, existe un problemita elemental: nada en la Constitución tiene que ver con el derecho a la privacidad, mucho menos menos co con el el uso de contr ntrace acepti pti vos. vos. Bork ork argüyó, ar güyó, por tanto, que no hay derecho constitucional ni para uno ni para otro, y que esa ley, que él también piensa que es mala, debería ser invalidada, pero por la legislatura estatal, no por las cortes. “No habiendo nada en la Constitución acerca de leyes de horas máximas, o leyes de salarios mínimos, o de contracepción, o de aborto —Bork escribió—, la Corte simplemente debiera haber dicho eso y dejado la decisión l egisl gislat atii va donde donde est estaba” aba”.3 .35 Sin embargo, el razonamiento de Bork es el mejor argumento en contra de su propia conclusión. Puesto que la Constitución no es específica, necesitamos una lectura más exte xtensa para para cubr cubrii r todos l os espe especcíficos de hoy. hoy. L os der derechos,
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libertades y leyes de nuestra moderna sociedad necesitan ir más allá del significado literal de un documento que no es posible que trate los asuntos comunes de la actualidad. ¿Qué sab sabí an, por por ejempl o, Be B enjam njamíí n Fr F rankli ankl i n, J orge Washi Washing ngto ton, n, y los otros grandes que redactaron la Constitución, acerca de las regulaciones de las líneas aéreas o de la industria del video? L o que hace a la dec deci sió sión S m i t h tan amedrentadora es que toma un der derecho me mencio ncionado en en el doc document umento o — el L ibre bre Ejercicio— y lo pone a discreción de las ramas legislativas. Si la Corte puede hacer eso con los derechos mencionados especí ficamente en la Declaración de Derechos, ¿qué no podría hacer con los que no se mencionan allí? Esa tendencia se hace aún más significativa ya que el Estado y el gobierno local son las posiciones donde la Nueva Derecha busca el poder. Ellos son sus objetivos para esta década de los noventa. Aunque la Suprema Corte, en un caso de aborto ocurrido en Pensilvania en 1992, no derogó la ley Roe vs. Wade, permitió al Estado aplicar más restricciones sobre él, lo que le dará a la Nueva Derecha aún más incentivo a obtener poder al nivel de los estados a fin de limitar el abor aborto lo más posi posibl ble e. Y es casi casi segur seguro o que que,, una una vez vez que se se incauten del poder, no se detendrán con el aborto. “Porque la Suprema Corte está ahora en el negocio de devolver los asuntos a los estados —advierte Matthew Moen—, los intentos de la Nueva Derecha Cristiana de organizarse a nivel estatal podrían ser significativos. Es posible que nos sorprendamos al ver lo que hará en los años noven oventa”.3 a”.36 Algo sumamente importante acerca de S m i t h es que revela cuán frágiles son nuestros derechos. Nos gusta pensar que la Constitución enuncia claramente, y con detalles, nue nuestr stras l i ber bertades ades reli religiosas. sas. Pe P ero no es así. así. L as bases bases de de esas garantías están en sólo dieciséis palabras: “El congreso no promulgará ninguna ley para establecer una religión, ni para prohibir su libre ejercicio” —dos expresiones bastante amplias. “Ni “Ni ngún ngún er erudito udito en en Ig I glesia-E sia-Estado stado de la ac actual tualiidad que se respete a sí mismo —escribió Derek Davis— es tan valiente como para declarar, con convicción indivisa, el exacto significado de las cláusulas sobre religión en el tiempo en que se adopt adoptar aron”.3 on”.37 E xist xiste e muy poc poca unidad uni dad ace acerca de lo que significan exactamente esas dieciséis palabras, o la manera
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correcta de interpretarlas, a quiénes se aplican, o incluso, cómo apl apl i carl arl as. Las L as pr pr otecci ones ofr ofre eci das han re r eci bido bido carne arne y sangre sólo de sus interpretaciones en las cortes. Pero, como S m i t h ha probado, las cortes pueden dejar sus huesos limpios y pulidos. Lo que L ee vs. vs. Wi W i sem sem a n (el caso de la práctica de la oración en las escuelas permitida por ley en 1992) mostró, también, es que esta nación estaba solamente a un voto —¡u —¡u n !— de hacer a las primeras diez de aquellas palabras lo !— voto que S m i t h hizo con las ultimas seis —lo cual, equivale, ni más ni menos, a destruirlas. Por supuesto, ahora que Bill Clinton es presidente, ciertamente pondrá jueces en las cortes más dispuestos a proteger nuestras libertades. Sin embargo, los candidatos a la jubil jubila aci ón son los los ión iónico icos que tod todaví a son sensib nsible less a la libertad religiosa. De modo que, aun bajo Clinton, la composición de la Corte todavía será precariamente peligrosa para para la la separ separac aciión de la I gl esia si a y el el Estad E stado o. Tras T ras refe referi rirse rse a las prote rotecccione ioness de la P rim ri mera E nmie nmiend nda a en la Constitución de los Estados Unidos, Elena G. de White escribió en El conflicto de los siglos : “Sólo en flagrante violación de estas garantías de la libertad de la nación, es como se puede imponer por la autoridad civil la observancia de cualqui ual quie er debe deberr rel i gio gioso”. so”.3 38 Con Con S m i t h , acabamos de ver una flagrante violación de estas garantías de la libertad de la nación”. Pero mucho más ocurrirá en el futuro.
Capítulo 9
El engaño de la ECM e estado casi en en todo todo l ugar, ugar, desde desde L aponi aponia, a, Fi F i nlandi nl andia, a, hasta el el M ar del del J apó apón, per pero el el viaj viaje e más extr extraño año que hic hi ce fue a la vuelta de la esquina de mi casa. No porque algo particularmente emocionante existiera allí. No había nada de cóm o l o hi ce. eso. Pero lo extraordinario no es adonde fui, sino cóm Volé, simplemente, a través del techo. Acababa de extenderme sobre mi cama para dormir una siesta en mi cuarto alquilado, una choza de madera pintada de color amarillo en el getto estudiantil de Gainesville, Florida. Apenas hube cerrado los ojos, sentí un extraño hormigueo en los dedos de los pies, que pronto se extendió por todo mi cuerpo, hasta centrarse en mi cabeza. Tuve la sensación de que volaba a través de un túnel saturado por el silbido del viento y una niebla crepitante, como la estática que se ve en la pantalla de televisión cuando el dial se encuentra en un canal vacío. Sentí que dejaba mi cuerpo, salí disparado a través del techo, e instantáneamente me vi flotando en una niebla, fuera del segundo piso del departamento de dos amigos que vivían en la misma cuadra. Demasiado temeroso como para gritar, salí de aquello de alguna manera y me senté en mi cuarto, con los ojos saliéndoseme de las órbitas. L a exp expe eri encia ncia me me dej dejó aturdi aturdido do.. E l poe poeta austrí austr í aco aco, J osé María Rilke, escribió una vez: “Quienquiera que seas: sal
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algunos pasos una noche de tu casa, que conoces tan bien. E norme orme espaci spaci o hay ce cerca de el la”. Y o había abí a dado ese paso. paso. Era cierto que había un espacio enorme allí. Yo quería ir mucho más lejos. Al día siguiente encontré a los adventistas del séptimo día en una tienda de artículos naturistas, quienes me advirtieron que yo estaba siendo engañado por el diablo, y lo que me estaba ocurriendo no era lo que yo pensaba que era. Sin embargo, no dijeron nada que me convenciera que aquella experiencia no era más que mi “alma” dejando el cuerpo. Afortunadamente, dos días después, tuve una dramática conver nversió si ón a J esucri sucri sto, y . nunca nunca más tuve aque aquelll as experiencias ocultistas. A principios de 1992 la revista L i f e publicó un relato titulado “Visiones de la vida después de la muerte: El último misterio”, que trataba la experiencia de aquellos que habían muer muerto y lue l uego go revivi vivido do.. L o asom asombro broso del del caso era que que la descripción de su Experiencia Cercana a la Muerte (ECM) tenía perfecta similitud con lo que me había ocurrido —excepto que yo no estaba cerca de la muerte en lo más mínimo. “Y o me encon ncontraba en en una una espec especi e de túnel, envue envuel to por algo parecido a las nubes”, dijo una mujer que había tenido una ECM, “una opalescencia gris a través de la cual prác pr ácti ticcame amente nte podí podía a yo ver ver. Sent Sentíía el el vie vi ento nto sil silbando contr ntra mis mis oí oídos, dos, exce xcepto que no tenía ní a oí oídos. dos. Yo Y o est estaba aba al allí, per per o mi cuerpo no”.1 Conozco ese tipo de sensaciones, sólo que no tuve que “monr” para tener la misma experiencia. Aunque el artículo de L i f e decía que “el pensamiento popular acerca de las experiencias cercanas a la muerte se basa mayormente en un punto de vista de la existencia que apenas si ha cambiado en miles de años: la creencia de que el cuerpo es habitado por un alma o espíritu, o mente, que da fe de nuestro estado consciente y que deja el cuerpo en el mom momento nto de la mue muerrte”2 te”2 — en re reali alidad, dad, son son ECM E CM— — , como también mi experiencia (llamada viaje astral), son alucinaciones y engaños, manifestaciones del siglo veinte de la viejísima mentira satánica que ya tiene seis mil años de haber sido enunciada, “no moriréis” (Gén. 3:4). “La “L a doc doctrina de que el hombr hombre e queda co conscie nsciente nte en la la muer muerte — advi advirrtió ti ó E l ena G. G. de Whi White—, te—, y más más aún aún la l a creencia ncia
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de que los espíritus de los muertos vuelven para servir a los vivos, preparó el camino para el espiritismo moderno”.3 El conflicto de los siglos está lleno de advertencias similares acerca del espiritismo moderno. Ella nos pone sobre aviso acerca del espiritismo casi tanto como lo hace respecto a las leyes dominicales, porque el espiritismo jugará un papel preponderante en el engaño final de Satanás. “Todos menos los que estén protegidos por el poder de Dios y la fe en su Palabra, se verán envueltos en ese engaño”.4 El mundo está listo. Alrededor del globo, en prácticamente todas las culturas, religiones y países, las almas están siendo cebadas por la gran mentira. El cuarenta y dos por ciento de los norteamericanos, por ejemplo, creen que han estado en contacto con los muertos. ¡Cu ar en t a y d os p or ci en to! Si todos esos creen que han estado en contacto con los muertos, ¿cuántos más creerán, a lo menos, que los muertos viven? E n 198 1988, Esquire, que por lo general se dedica a temas contemplativos como el mejor restaurante en Manhattan y otros snobismos, publicó un artículo del afamado autor Michael Crichton, en el cual describió un encuentro que tuvo con su padre muerto, en el plano astral. “Y o nunca nunca me me l l evé bie bien con mi mi padr padre. Ahora él él se me aparecía mientras yo estaba sensible, en un estado alterado de conciencia. Me preguntaba qué haría, qué ocurriría. Mi padre se veía igual que siempre, sólo traslúcido y nebuloso, como lo es todo en en est este l ugar ugar... De re repent pente e me abrazó abrazó.. E n aquel instante sentí, y vi y comprendí todo acerca de las relaciones con mi padre, los sentimientos que tenía y por qué lo había mal comprendido, todo el amor que en realidad existía entre nosotros, y toda la confusión y malentendidos que habían pre prevale valeci do en en nuestr nuestra a re r el aci aci ón... U na her heri da pr profunda funda que me había molestado durante muchos años fue sanada repentinamente”.5 El capitán Tommy Clark, herido durante un combate en Vietnam, habló acerca de la experiencia de dejar el cuerpo: “A mi alrededor había personas a las cuales yo serví y que ya habían muerto. Se estaban alejando de mí, comunicándose, no con palabras. No tenían forma física, pero yo sabía que eran Dallas, Ralph y Terry, y ellos me conocían”.6 “Satanás puede evocar ante los hombres la apariencia de
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sus amigos fallecidos —escribió Elena G. de White en E l — . L a i mit mitaci aci ón es es per perfect fecta; lo los rasg rasgo os con fl i ct o d e l os si gl os familiares, las palabras y el tono son reproducidos con una exactitud maravillosa”.7 E n la l a rev revista Fam i l y Ci Ci r cl e, una mujer describió su ECM así: “Noté que una niebla azulosa rodeaba mi cuerpo y que salía de la mesa de operaciones”.8 E l R ea d er ’s D i ge gesst describió los fenómenos típicos en los siguientes términos: “En muchos casos, se informan repetidas sensaciones auditivas... Un sonido como un silbido bastante mol mol esto... Y ju j unto co con éste, ste, la l a ge gente nte ti ene a me menudo nudo la la sensación de estar siendo elevada rápidamente a través de un espacio oscuro de cierta clase. He oído describirlo como una cueva, o un pozo, un recinto cerrado, un túnel... Después de este pasaje a través del túnel, una persona agonizante puede hallarse mirando sobre su propio cuerpo desde un punto exterior a él... Palabras y frases usadas por varios sujetos incluyen una niebla, una nube, un vapor, algo así como una energía”.9 McCall’s dijo que los centenares de relatos acerca de ECM eran “demasiado convincentes y demasiado similares para par a negar negarse se a cre creerl os”.10 Ta T ambi én son sem semejant jante es a mi penos nosa ex experie ri encia ncia con el mundo del ocultismo: un fuerte sonido, el movimiento a través de un túnel, la sensación de estar fuera del cuerpo, vina niebla -aunque no tuve que morir, ni siquiera estar cerca de la muerte para experimentarlo. Todo lo que me faltaba era tener un encuentro con lo “muerto”. No hay duda de que si mi experiencia hubiera continuado, también eso habría ocurrido. En mi búsqueda de la verdad, me volví vulnerable a lo ocul to,11 y el el diab diabllo -viend vi endo o mi mi dese deseo o de tener exper xperi encia ncia espiritual- me dio una, sólo que de la clase equivocada. Si no me hubi hubie era yo conver nvertido ti do a J esús, si no no hubi hubie era naci naci do verdaderamente de nuevo, pocos días después de esa experiencia, habría sido atrapado en la telaraña de Satanás. Y tam tampoco hab habría rí a estad tado solo. lo. L as E CM casi se han han convertido en la tendencia normal de hoy. Life, Esquire, R ead er ’s D i ge gesst , M cCa l l ’s y Family Circle —no son amarillistas como National Enquirer. Médicos, psicólogos, sociólogos, biólogos y filósofos de todo el mundo están investigando las ECM. Existe un diario titulado J ou r n a l o f Asoci aci aci ón I nte nternaci nacional de Near Death Studies y una Asoc
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Estudios sobre las Experiencias Cercanas a la Muerte. Las encuestas estiman que “ocho millones de norteamericanos han tenido ni do expe experri encias ncias cer cercanas a la la mu muerte”.12 Si bien fenómenos similares se han registrado en tiempos tan antiguos como los de E l l i br o ti be betan tan o de l os m u er tos, tos, no fue sino hasta mediados de 1970, con el libro del psiquiatra Raymond Moody titulado L ife A fte fterr L ife (Vida después de la vida), cuando las experiencias cercanas a la muerte concitaron la atención de la sociedad norteamericana. El libro, publicado en 1976, habla acerca de las entrevistas de Moody, con más de cincuenta personas que murieron y resucitaron. Se han vendido más de siete millones de ejemplares de dicho libro y desde entonces ha surgido una industria que ha estado creciendo. “Los espiritistas —escribió Elena G. de White— hacen hincapié en el amor como si fuese atributo principal de Dios, pero lo rebajan hasta hacer de él un sentimentalismo enfermizo y hacen poca distinción entre el bien y el mal. La justic justi ci a de de Di Dio os, su re r eprob robación ión del pecado, la l as exige igencias de de su santa santa le ley, todo todo eso lo lo pie pi erden den de vist vi sta”.1 a”.13 Una doctrina bíblica básica es que “todos pecaron, están dest destii tuido ui doss de la gl gl ori a de Di os” (Rom (Rom./ 3:23 :23)', )', y que J esús es nue nuestra str a úni únicca espe esperranza de de salvac salvaciión: “Y “Y en nin ni ngún ot otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombr hombres, en en quie qui en podam podamo os ser ser salvo salvos” s” (He (H ech. 4:12 :12). Y sin sin embargo, pocos, si es que los hay, regresan de su experiencia ECM convencidos de pecado y de su necesidad de la gracia expiatoria xpiatori a de Cri sto. sto. Si bien bien el el apó apóstol stol J uan escr scribió: “P “P ues ues éste es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos” (1 J uan uan 5:3), ¿por qué aque aquellllo os que han han rev revivido ivido, aquell uello os que han tenido una ECM, con la admonición de obedecer la ley de Dios, ¿por qué esos “muertos” no advierten a los demás del jui j uicci o inmine inminente nte que se describ ri be en en la l as Sag Sagrada radas Es E scritura ri turass? Muchos de los “muertos” entrevistados nunca habían sido cri stiano sti anoss para para co comenzar, nzar, y lo l os entre entr evistado vistadorres j amás ll l l egaro aron a ser cristianos genuinos como resultado de su experiencia ECM. “Más bien —dice un artículo de la revista Christianity — tienden a desconfiar de todo “sectarismo” religioso... Today L a conver nversió sión de l os mo moder dernos nos visi visio onari nar i os no es es a una una espi espirri tualidad rígida, sino a una que afirma el gozo y la hilari dad”.14
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Estos hechos solos advierten a los cristianos que mucho de lo que ocurre no es genuino. Sin embargo, cuando un estudi studio o l l evado a cab cabo o po por el Centr ntro de I nvesti vestig gaci aci ones Religiosas de la Universidad de Princeton informó que “un número sorprendentemente alto” de cristianos se identifican con las creencias de la Nueva Era, no es de extrañarse que también las ECM estén embaucando a las iglesias. El estudio de Princeton, basado en una encuesta de 2,045 adultos, dijo que “la línea que separa las creencias y las prácticas de la religión establecida de la superstición puede ser muy delgada e i mpre mpreci sa”.1 sa”.15 U na de l as creencias ncias pri principal ncipale es de l a N ueva Era, que una gran mayoría de cristianos aceptaron, dijo el informe de Princeton, es aquella que tiene que ver con “la vida después de la muerte”. “Muchos de ellos han visto el cielo y a algunos se les ha permitido ver el infierno...”, escribió Pat Robertson acerca de la gente que ha tenido ECM. “Para todos ellos, la experiencia ha sido factor de cambio en sus vidas, y éste es un testimonio coh coherente nte de la exi exist ste encia ncia de la vida vida despu despué és de l a muer muer te”.16 Aunque Robertson admite que estas experiencias no prueban la vida después de la muerte, dice que “constituyen un apoyo a la declaración bíblica de que la vida continúa más allá de la tumba”.1 umba”.17 E n la l a mi sma sma pág págiina dic dice R ober bertson son que l a Bi Bi bli bli a nos advierte contra la práctica de comunicamos con los muer tos, y sin embargo, las ECM, en última instancia, no son más que comunicación con los “muertos”. E l escr scri tor tor y mi nistr ni stro o pro protestante testante,, J ame ames Ke K ennedy nnedy,, usó la información de Raymond Moody acerca de las ECM como he rrami ami enta nta par para testi testifi ficcar. ar. ‘U ste stedes des habían habían dic dicho en el el pasad pasado o, ‘oh, cuando alguien vaya allá y vuelva, entonces escucharé’. Pues bien amigos, comiencen a escuchar, porque alguien ha estado allá y ha regresado, y no sólo alguien, sino cuatro o cin co centenares de personas... Cada una de ellas informó haber visto, por lo regular en la distancia, a una persona a quien describieron como una figura 'religiosa’. Esto fue así incluso para los ateos. La Biblia dice que hay alguien con quien todos tenemos nemos alg al go que ver ver, y ese ese A l guie gui en es es J esucr sucrii sto sto”.18 Si n embar embargo go,, Ke K enne nnedy no menci mencio onó que que esta “f “fi gura gura religiosa” nunca los convenció de pecado, de su necesidad de arrepentimiento, y de la necesidad de la justicia imputada de Cristo como su única esperanza de vida eterna. Más bien, la mayoría de esa gente creía que ya tenía la vida eterna
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después de esa experiencia ECM. En algunos casos, las ECM han tenido un tinte más “cristiano”. “El sábado por la noche del 21 de abril de 1933, a l as 7:3 7:30 0 en punto punto —escr scribió el el evange vangeli sta K enne nneth H agi agi n—, n— , mi corazón dejó de latir y el hombre espiritual que vive en mi cuerpo partió de allí... Muy por debajo de mí, pude ver reflejos flameantes sobre las paredes de las cavernas de los condenados. condenados. Est E sto os er eran causados causados por lo l os fu fuegos gos del del i nfi nfi erno”.1 no”.19 Otr Otros dic dicen hab habe er habl habl ado ado con J esús o con lo l os ángel ángel es. E n algunos al gunos caso casos, s, lo los escé escéptic pti cos re regre gresan más abiertos a las cosas espirituales, o cristianos que han vuelto a la vida con su fe renovada, pero éstos y otros ejemplos no prueban que las ECM provengan de Dios. “Es cierto que el espiritismo está mudando actualmente sus formas —escribió Elena G. de White—, y echando un velo sobre algunos de sus rasgos más repulsivos, reviste un disfraz cri sti sti ano”.2 ano”.20 Un artículo que apareció en Chr isti isti anity T oday hizo un enfo nfoque más caut cauto o con re respec specto a l as E CM que l os que le dieron Kennedy y Robertson. “Si las ECM registradas por Moody se toman como una revelación de la vida después de la muerte, son —dice el artículo—-, en algunos aspectos muy significativos, no del tipo de lo que el cristianismo ha enseñado nseñado tradi tr adicci onalme nal ment nte e”.2 ”.21 P or ejemplo plo, si bie bien el apóst apósto ol Pablo consideraba a la muerte como “el último enemigo”, el artículo afirma que “por contraste, los visionarios de las Experiencias Cercanas a la Muerte descubren que ésta es un ami ami go i ncondi ncondicci onal”. nal ”.2 22 Aunque las ECM E CM fundam fundame ental ntalm mente nte no ‘prueban’ nada acerca de la vida después de la muerte —admite el artículo—, se ha dicho también que en el mejor de los casos no son más que vislumbres parciales, ambiguas y fragm fr agme entar ntarii as (de otr otro o mundo)” mundo)”..23 En un libro publicado en 1992, I nm or tal i ty: Th e Other Other Si d e of D eath , dos cristianos se valieron de las ECM para ayudar a sus lectores a “descubrir lo que les espera al otro lado de de la muer muertte”. A unque unque admi admitten que en las l as E CM “a vec veces están presentes elementos ocultos”, creen que estos ejemplos son “falsificaciones (que) prueban la existencia de experiencias genu genuii nas”.24L uego uego pasan a enu enume merrar eje ejempl mpl os de E CM en la la Biblia, incluyendo la visión “previa a la muerte” de Esteban, y la la parábo paráboll a del del Rico y Lázar L ázaro o, to toda vez vez que su “expe “experr iencia ncia postmorten tiene similitudes con algunas de las ECM que
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hemos emos discut discutiido”.25 E n años años re reci ente ntes hemo hemos sido sido i nundad nundado os por por l i bro bros en en lo l os que se advierten los engaños de la Nueva Era escritos por cristianos. Sin embargo, no importa cuántos libros y artículos escriban autores como Constance Cumbey, Dave Hunt, F. LaGard Smith, y otros, contra Shirley MacLaine, la canalización y la convergencia armónica, mientras estos cristianos no conozcan la verdad acerca del estado de los muertos, seguirán siendo vulnerables a los engaños del espiritismo. En un artículo de Chr i sti ani ty Today To day contra la Nueva E ra, Brooks Al exande xanderr, del del Pr P royec yecto co contra ntr a F alsi alsifi ficcaci aci ones nes E s pirituales, dijo que un tema dominante de la Nueva Era es la “ment mentii ra or ori gi nal” nal ” que dic dice “no mo mori réi s”.2 s”.26 Cuán ir i r ónic ni co es es esto, si sabemos que Brooks Alexander cree en el concepto cristiano tradicional del estado de los muertos (como efectiva mente cree); entonces, a pesar de sus ataques contra la “men tira original”, la cree ciertamente. Después que publiqué un artículo en la revista Liberty, en el el cual l l amé amé a las EC E CM una “al “aluci ucinaci nació ón dem demoníac ní aca”, a”,2 27 recibí una carta bastante fuerte de un capellán adventista que me reprendió por hacer un declaración tan generalizada. Al principio pensé, qu i záh a bl éd em a sia si a d o f u er t e, pero a medida que le contestaba, mi convicción se fue haciendo más y más firme. En primer lugar, toda esta gente cree que sus “almas” o sus espíritus abandonan sus cuerpos, creencia que contradice la importante doctrina bíblica acerca de la naturaleza moral del hombre. En segundo lugar, muchos se han encontrado con los “muertos” flotando como espíritus incorpóreos, otro fenómeno que es contrario a la Escritura. En tercer lugar, muy pocos “regresaron” convencidos de su necesidad de arr arrepent pentii mie miento nto, conver conversi sió ón y fe en J esús como su Salvad Sal vado or. Y finalm finalme ente, nte, las las E CM están tán embauca ucando ndo a millo il lone ness de cristianos alrededor del mundo que tienen la creencia de que “no moriréis”. Si esto no es satánico, entonces ¿qué es? En un artículo publicado en la revista Psych Psych ol ogy T oda y, el psicólogo e investigador de las ECM, Ronald Siegel, las califica como “alucinaciones basadas en imágenes alma almaccenadas en el el cerebro bro”.2 ”.28T ras re r efle fl exio xi onar en lo l os factore factores psicológicos que probablemente están implícitos, dijo que
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“todos estos fenómenos tienen una fuerte semejanza con los informes de las alucinaciones inducidas por las drogas y pro producidas ducidas por por otras tr as co condic ndi ci ones”.2 nes”.29 P ero al marge mar gen n de cuále uál es sean los factores psicológicos, las ECM están siendo hábilmente manipuladas, si no directamente causadas, por el diablo para embaucar a millones de incautos con la creencia de que vivirán después de la muerte. Por supuesto, todavía existe la antigua y más tradicional forma de espiritismo, además de las ECM. Hace pocos años, el Dr. Raymond Moody publicó las entrevistas que hizo a personas que pretendían haber visitado a Elvis Presley después de su muerte ocurrida en 1977. Hilda Weaver, psicóloga clínica que no había tenido ninguna experiencia previa paranormal, dijo acerca del encuentro: Estaba en mi oficina una tarde, escribiendo un artículo para una revista profesional, cuando alcé la vista y vi a Elvis Presley frente a mí, cómodamente sentado en el sillón color canela donde se sientan mis pacientes... Puedo decir que mis pensamientos no estaban muy en orden que digamos. Esto era sorprendente puesto que en ese tiempo yo pensaba estar en la cima del mundo: una psicóloga principiante, muy efectiva, muy lista... El comenzó a habl habl ar conm conmii go, a comun omuniicar car se. se. Di D i j o, “ ¿está usted usted satisfec satisfecha ha con con su vida jovenci joven citt a?” ... Despué Despuéss conve converr samos samos un buen buen rato. rato. M ucho de ello fue muy personal, cosas de las cuales prefiero no compar tir con nadie nadi e más... ás... Y o instinti i nstintiva vam mente i ncl ncl i né mi mi cabeza abeza y junté junt é mis manos como si estuviera en oración. Cuando levanté la vista de nuevo nu evo,, ya se había ido. Y jamás lo l o he vuelto vuelt o a ver. ver. I nmediata nmediata mente después puse sus discos y escuché.30
“Muchos tendrán que vérselas con espíritus de demonios —dice Elena G. de White en E l con fl i ct o d e l os si gl os — que personificarán a parientes o amigos queridos que proclamarán las herejías más peligrosas. Estos espíritus apelarán a nues tros más ti ernos sent sentii mie miento ntos de simp si mpatí atía” a”.3 .31 ...— Por su parte, los católicos de todo el mundo están siendo arrastrados por el engaño de la virgen María. “Un reavivamiento de la fe en la virgen —dice la revista T i m e— está teniendo lugar alrededor del mundo. Millones de adoradores se dirigen a sus templos, la mayoría de ellos, jóvenes. Aún más notable es el número de pretendidas visiones de la virgen, desde desde Y ugosl goslavi avia a hasta hasta Co Col orado, ado, en lo l os úl úl timos mos año años”.3 s”.32 Al mismo tiempo, los protestantes están siendo engaña dos por las ECM y otros fenómenos sobrenaturales que tienen
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un “tinte cristiano”. Un boletín de noticias escrito por la Dra. Mary Stewart Relfe, relató la experiencia de un médico misio nero en Sudamérica que había sido llevado al cielo durante cinco días donde había “hablado con grandes ganadores de alm almas, as, inc inclluyendo uyendo a K athryn athr yn Kuhl K uhlm man, A my Mc M cP her herson son y Smit mith Wigg Wi ggll eswor sworth”. th”.3 33 Y millo il lone ness más es están tán siend iendo o arrull rr ulla ados po por la l as manifes nifes taciones de la Nueva Era como los viajes astrales, la canaliza ción y las ECM en un falso sentido de seguridad y vida eterna. Puesto que los secularistas, protestantes, católicos, judí os, musulmanes, budistas e hindúes no conocen la doctrina del estado de los muertos, están desprotegidos contra los grandes engaños de Satanás en los últimos días. Desde Billy Graham hasta el el Dal D alai ai L ama ama, desd desde e los Mul M ulllahs de de I r án, hasta los los sacerdotes católicos de Sudamérica, todos son susceptibles de ser entrampados por el más sutil, poderoso y universalmente aceptado engaño de Satanás: “No moriréis”. “Satanás ha estado preparándose —dijo Elena G. de White— para su último esfuerzo para engañar al mundo... Poco a poco... ha preparado el camino para su obra maestra de seducción: el desarrollo del espiritismo. Hasta ahora no ha logrado realizar completamente sus designios; pero lo conse guirá en el poco tiempo que nos separa del fin”. 4 Ella escribió estas palabras hace más de cien años. El espiritismo se ha estado multiplicando desde entonces. Casi todo el planeta ha sido engañado por él, en una forma u otra. No llama la atención que Elena G. de White dedicara tanto tiempo a advertirnos acerca de este fenómeno en E l co c onfl i cto d e l os si gl os. Es posible que con las últimas manifestaciones del espiritismo, como las ECM, el diablo ya ha “logrado reali zar completamente sus designios”. Y si no, no, es está a punto unto de log lograrlo rarlo..
Capítulo
10
E l engaño maes maestro tro de de Satanás N o obstante los innegables paralelismos entre las tenden cias políticas y religiosas mundiales y las profecías de E l con fl i ct o d e l os si si gl os, todavía muchas preguntas de difícil
conte ntenido ni do están por por del delante. ante. U na de las más más difí difícci l es tie ti ene que que ver con el sábado. Elena G. de White dijo que “el sábado será la gran piedra de toque de la lealtad”, y que “mientras la observancia del falso día de reposo (domingo), en obediencia a la ley del Estado y en oposición al cuarto mandamiento, será una declaración de obediencia a un poder que está en oposi ción a Dios, la observancia del verdadero día de reposo (sába do), en obediencia a la ley de Dios, será señal evidente de la lealtad al Creador”.1 Por supuesto, una cosa es vislumbrar este escenario en los Estados Unidos o en las naciones occidentales, pero ¿qué en cuanto a los países musulmanes, hinduistas y budistas, donde el domingo es tan santo como el dios azteca Quetzalcoatl lo es para los grandes dignatarios anglicanos de Canterbury? bury? ¿C ¿Cómo se podr podrá á per persuadir suadir alg alguna una ve vez a l os fanáti fanáti cos ir i r a níes, que mandaban a sus hijos a través de campos minados para hacer detonar las minas para gloria de Alá, o a los judíos ortodoxo doxoss de J erusalé usal én que apedr apedre ean a los que manej manejan un automóvil en sus barrios en el Shabbat o a los millones de otras religiones no cristianas, que santifican el domingo?
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Nosotros no lo sabemos. Si bien la Biblia y el espíritu de profecía enseñan que estos asuntos serán mundiales y que ca da individuo los comprenderá con la necesaria claridad para hacer una decisión racional entre la lealtad a las leyes de Dios y la lealtad a las del hombre (“pero nadie sufrirá la ira de Dios —escribió ella— antes que la verdad haya sido presenta da a su espíritu y a su conciencia, y que la haya rechazado”2), no se ha revelado la forma en que todas las naciones quedarán atrapadas en los eventos finales. El siguiente es un escenario posible. E n lo l os últi últim mos días de del ministe nisterri o ter terrenal de J esús, sús, él advirtió acerca de los falsos Cristos. “Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que enga ñarán, si fuera posible, aun a los escogidos” (Mat. 24:23, 24). si glos glos, describe Elena G. de White, en E l con fl i ct o d e l os si la forma en que Satanás aparecerá como el perfecto falso Cris to. “El acto capital que coronará el gran drama del engaño se rá que el mismo Satanás se dará por Cristo... En varias partes de la tierra, Satanás se manifestará a los hombres como un ser majestuoso, de un brillo deslumbrador, parecido a la des cri pci pci ón que del del H ijo de Dios da San J uan en el el Apo A poccali ali psis (Apo (Apocc. 1:1 1:13-15). -15). L a gl gl ori a que le rodee dee superar superará á cuant cuanto o hayan vistu los ojos de los humanos”.3 Aunque este engaño podría embaucar a los cristianos, ¿qué en cuanto a los musulmanes del Sahara, a los judíos de Galilea, o los budistas de los Himalayas? ¿Cómo podrá el “acto capital” del engaño satánico afectarlos a ellos? U na posi posibl ble e respuest spuesta a la l a tene tenemo moss en en l a escatol escatolo ogí a de es tas tas otr otras as reli reli gi ones. nes. L os cr cri stiano sti anoss no son son lo los únic úni cos que espe ran a un Salva Salvado dorr. L os judío udí os, lo l os budi budistas, stas, lo los hindui hi nduistas stas y los musulmanes, todos anticipan la llegada de un personaje sobrenatural, un anhelado libertador, que surgirá después de un período de grandes calamidades y traerá la paz y la felici dad dad al mundo mundo. L a espe esperranza im imiver versal de un liliber bertador tador divi di vino no en el tiempo del fin es lo que podría abrir el resto del mundo al engaño capital de Satanás. To T omemos por ejem jemplo a los los judí judí os. “T odos los los profe rofeta tass profetizaron —dice el Talmud— únicamente para los tiempos mesiánicos”. El filósofo judío Moisés Ben Maimónides (11351204) enseñó que la venida del Mesías era una creencia judía
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básica, y en el número doce de sus trece artículos de fe, decla ró: “Creo firmemente en la venida del Mesías; y aunque puede ser que tarde, espero diariamente su venida”. A pesar de la gran confusión acerca del advenimiento del Mesías, muchos creían, y todavía lo creen, que aparecería durante un tiempo de gran tribulación llamado “los ayes del Mesías”, cuando res cataría a su pueblo, y lanzaría al mundo a un milenio de paz. B ar Coc Cocheb heba, Si Si renio nio de A sirí sir í a, Obay Obayah A bu-I sa Ben Ben IshI shak, David Alroy, Salomón Molcho, Abrahán Abulafia, Isaac L uri uria, Shabb Shabbetai Zebi , J aco acob Fr F rank y otr otro os, hic hi ci eron dec decl ara ciones mesiánicas, y a través de los siglos miles les han creído, generalmente con desastrosos resultados. I ncl ncl uso hoy, hoy, un me mesiani sianism smo o febri febrill l ate entre ntr e alg algunos unos j u dío díos or ortodoxo doxos. s. Mucho M uchoss cr creen que el L ubavit ubavi tcher Rebbe bbe de Brooklyn, Menahen Schnerrson, se manifestará como el Mesí as. Hac H ace e alg algunos años, años, lo los ce cel otes de I srae sraell trataro atar on de vol vol ar en pedaz pedazo os la la Me M ezquita zquita de l a Roca en en J erusalé usalén. Su pro propósi pósito to era provocar ira a los árabes de tal manera que lanzaran una guer uerra santa de tal cali ali br e contra ntr a Isr I srae aell que “el “el M esías sías ten dría que venir para salvar a su pueblo de la destrucción”. Los musulmanes, mientras tanto, no sólo creen en un “restaurador de la fe”, sino que muchos lo asocian con el re greso de de J esús. E l Corán hace hace refer ferenci nci a a la seg segunda unda veni venida da de Cristo (IV (I V, 159). Co Conoci noci do en la la tr adic adici ón isl islámi ámicca co como el M ahdi, ahdi , el el núm número doc doce en una lí l ínea nea de de I mams, ams, el “Co “Cor recta mente Guiado” iniciará un período de mil años de paz y justi cia después que termine el reino del “anticristo”. Según una tradición islámica, el anticristo devastará al mundo, dejando sól sól o a L a M eca y a M edina dina int intac actas, tas, ya que que estas santas santas ci ci u dades dades ser serán pro protegi das po por le l egi ones de ánge ángeles. F i nalme nal ment nte e Cristo descenderá del cielo a la tierra y destruirá al “hombrediablo” en una gran batalla. Si bien todos los musulmanes ortodoxos creen en el retor no del divino “restaurador”, no están de acuerdo en la naturaleza exacta de su retorno, situación que ha producido el advenimiento de los falsos Mahdis. Entre éstos estuvo Muhammad Ahmad, el Mahdi de Sudán, que se rebeló contra la administración egipcia en 1881 y después de varias victorias espectaculares estableció un Estado teocrático que duró hasta 1898, cuando los ingleses lo conquistaron. Mirza Ghulam Ahmad, pretendiendo ser el Mahdi, reunió a muchos seguido res el el sig sigl o pasado pasado.. A l í M ohamme hammed de de Shi Shiraz dec declaró aró: “Y “Y o so soy,
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Yo Y o soy el el Pro Pr ometido tido... Y o soy aq aquel uel cuyo uyo nom nombre hab habéis inv i nvo o cado durante mil años, a cuya mención os habéis levantado, de cuyo adveni advenimi mie ento nto habéi habéis dese deseado ado ser ser te testi sti gos”. gos”. Fue F ue ej ejecutado por un pelotón de fusilamiento. Su secta todavía existe en la actualidad, conocida como el Baha’i. Según una una cr creenci nci a hindú, hi ndú, el dio dios V i snú snú se encar ncarna sie si em pre pre que el mal pre prevale valece. L a enca encarrnaci naci ón más más i mpor mportante ante, sin sin embar mbargo go,, ser será en en la la for forma de K alk alki, quie qui en apare apar ecerá en en las l as nubes con una espada flamígera en la mano, cabalgando en un caballo blanco. El destruirá a todos los malhechores en una batalla apocalíptica que dará inicio a un reino de mil años de paz en la tierra. Ta T an simil imila ar es esta expectativa tativa con la esperanz ranza a mesiáni iáni ca de los cristianos, que hace algunos años un misionero cris ti ano en en la la I ndia ndi a esc escrribió bió un tratado tr atado en el el que muestr muestra a que el Verdadero Libertador y Rey de la justicia ya ha venido en la per per sona sona de J esucr sucristo. sto. Tan T an im impactan pactante te pare pareci ó el cumpli umpli mi en to desde una perspectiva hindú que centenares aceptaron a Cristo como la encarnación de Visnú en la ciudad de Rampore. Según algunas sectas budistas, una larga procesión de bodhisattvas como encarnaciones de Buda han aparecido en la tierra para dotar de conocimiento a la humanidad. En algunas sectas se espera que aparezca viniendo del cielo un futuro sal vador, el último Buda, llamado Maitreya, “El Hijo del Amor”, el cual traerá grandes bendiciones espirituales. Aunque hay pocos incentivos en el budismo para esperar posibles Mesías, en J apón apón apareci apareció un peri periodist dista a en en 1910 pre pretendie ndi endo ser ser el Mesías Buda, afirmando que él era la “consumación de todas l as pro profecí as desde desde el pri pri ncipi ncipio o del del mundo”. Y su pe pequeño queño movimiento finalmente se disipó. Y desde que J esús dijo ij o “he aquí yo vengo ngo pres resto” to”, l os cris ri s tianos han esperado su retomo. Si bien la Biblia, particular mente el Nuevo Testamento, rebosa de textos referentes al ad venimiento, los cristianos no se ponen de acuerdo en cuanto al tiempo de su venida, adonde llegará, cómo vendrá, y qué hará cuando venga. L a espe esperranza advent adventiista, sumada a la la co confusi nfusió ón ace acerca de los detalles concernientes al retomo del Señor, ha dado origen a incontables falsos Cristos. En 1534 el anabaptista radic adical, al, J ohn de L aide aiden, n, se dec decl aró rey me mesiáni siánicco y tomó tomó la la ciudad de M ünste ünster en Westfal Westfaliia. J ame ames N ayl ayl er, lílí der der cuáque uáquerr o del del sig siglo XV I I en Ingl I nglate aterrra, tuvo tuvo muchos uchos seg seguido ui dorres que que er ere-
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ían que él era el Mesías. En Rusia, los movimientos mesiánicos comenzaron bajo varios falsos Mesías, incluyendo la nota ble se secta Sko Sk optsy, ptsy, del del sig sigl o XV I I I , cuyo cuyo l í der der exig xigí a que que sus sus seguidores masculinos se castraran. En China, un autoproclamado Mesías llamado Hung Hsiu-Ch’üan, inició una rebelión que costó stó vei vei nte nte mil mil l ones de vidas vi das ent entrre 18 1850 y 1864. E n lo l os Estados Unidos, William E. Riker pretendía ser el Espíritu Santo, y en la década de los cuarenta fundó la Holy City (Ciuda (Ci udad d Santa), Santa), Cali Cali for fornia, ni a, su su nueva nueva J er usalé usalén. n. I ncl ncl uso hoy abundan abundan lo los falso fal soss Cri Cr istos. stos. L as pre pretensio tensiones nes mesiánicas de Sun Myung Moon han recibido mucha publici dad. J esucr sucr i sto Li L i ghtni htning ng A mén, un anaco anacoreta de mediana diana edad que que viví vivía a en en alg al guna parte parte del del desi desie erto de A r i zona, zona, reci bi ó menos publicidad, no obstante, tiene sus seguidores. Elena G. de White describe en E l con fl i ct o d e l os si glos el caos que habrá antes de la segunda venida. Ella cita Apocalip sis 12:12: “¡Hay de los moradores de la tierra y del mar! por que el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo”. Ella sitúa este pasaje en los últimos días: días: “E “E spantosas son son las l as esce scenas —di —dijjo— que pro provoc vocaro aron esta exclamación de la voz celestial. La ira de Satanás crece a me dida que se va acercando el tiempo del fin, y su obra de enga ño y destrucción culminará durante el tiempo de angustia”.4 Históricamente, el fervor mesiánico entre las diferentes religiones ha culminado durante los tiempos de crisis, puesto que la gente veía a un libertador divino como su única esper speranza. I magí magínese nese,, ent ento onces, nces, las las expe expecctativas ati vas mesi mesiáni ániccas de los hindúes, judíos, musulmanes, cristianos, e incluso budistas, a medida que enfrentan un “tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces” (Dan. 12:1), particularmente porque la mayoría espera que el Mesías venga durante un tiempo de crisis. Es así como, en medio de este gran torbellino, Satanás (“aparecerá en diferentes partes de la tierra” con gloria i nsuper nsuperable able. V i ene —'“un ser ser maj majestuo stuoso de de bri bri l l o desl deslumbr umbran an te”- al mundo musul musulm mán en en la la for forma en en que el M ahdi es esperado, y los musulmanes se inclinarán en sus alfombrillas de oración ante el “Correctamente Guiado”, quien iniciará los mil años de paz. Envuelto en gloria incomparable, que los “ojos mortales jamás contemplaron”, llega ante los hindúes, que lo ven ven y lo re reci ben ben co como a K alk alki, la l a enc encar arnac nacii ón defi defini niti tiva va y apot apoteósic sica de Vi snú. L os j udíos dí os se se regocijan; su M esía s lar-
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garriente esperado ha llegado finalmente, no como un humilde siervo, sino como un poderoso rey sobrenatural que terminará con lo los “aye “ayes me mesiáni si ániccos”. L os budistas budistas ven ven a Mai M aittreya que vie viene a der derramar amar sus sus bendi bendicci ones sobre sobre la la humanidad humani dad.. Y como Elena G. de White escribió, los cristianos gritan cuando lo ven veni venirr: “¡Cr “¡Criisto ha veni venido do!! ¡Cr ¡Criisto ha ve venido ni do!!”5 ¡Y los de la Nueva Era lo ven como todos estos personajes divinos en uno! To T odos es estos tos grupo rupos -c -confundi nfundi dos co con re r especto a la natu natu rale aleza del del adveni advenim mi ento nto, par para co comenzar— nzar— han sido si do embau mbau cados en el pasado por charlatanes con mucho menos poder engañador que el diablo mismo. Si miles pueden creer hoy que ese convicto evasor de impuestos llamado Sun Myun Moon es el Cristo que ya ha regresado, ¿qué ocurrirá cuando Satanás mismo “con gloria insuperable” se haga pasar por Cristo? Además, si un personaje con apariencia divina —un falso J esús, ús, Ka K al ki, o M aitre itr eya, no no imp importa cuá cuáll de ello ll os— aparec reci e ra en la tierra, no pasaría mucho tiempo sin que los millones que todavía viven en los pocos bastiones que aún quedan del comunismo, se den cuenta de cuán irreal es “la realidad socia lista”. Satanás, haciéndose pasar por Cristo, habla profundas ^verdades, sana a lo los enfermos, enfermos, y re reali aliza mil mil agr agros. E n el mun mun do musulmán cita el Corán, y ante los cristianos “enuncia algunas de las verdades celestiales y llenas de gracia que pro nunciaba el Salvador”.6Entonces, siendo que el mundo sufre un tiempo de terrible angustia, dice a los no cristianos que para ayudar a terminar con las calamidades, todos deben te ner un día común, el domingo, para adorar a Dios. En este “engaño... poderoso [que] resulta casi irresistible”, da la mis ma amonestación al mundo cristiano, diciendo que “ha muda do el día de reposo del sábado al domingo”.7 Y los los mil millo lone ness del del mund undo — desesperado rados po porque rque termi termi nen las guerras, hambres, pestilencias y la violencia— obede cen las l as pal pal abr abras de su li li ber bertador tador l arg argame amente nte espe sperado ado y le l e r i n den homenaje, aceptan el falso sábado y reciben así la marca de la bestia. ¿Espe ¿E specculac ul acii ón? Po P or supue supuesto que que lo es. es. Pe P ero, ¿puede ¿puede se ser coincidencia que las más grandes religiones del mundo espe ren a un personaje divino para iniciar la era de paz? ¿Orques tará Satanás su engaño supremo para cumplir las distorsiona das expectativas de la humanidad? Ciertamente parece que está preparando ai mundo para
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ese aco aconte ntecimi ento nto. H ace ace poc pocos años vari varios grup grupo os de la Nu N ue va Era gastaron cientos de miles de dólares anunciando en los más famosos periódicos del mundo que el Mesías de los judíos, el Mahdi de los musulmanes, el Cristo de los cristianos, el M aitr aitre eya de de l os budistas, budistas, y el el K rishna de l os hindúe hindúes, s, todo todoss eran nombres de un solo individuo y que él traería la paz al mundo. En octubre de 1986 el papa reunió a 150 líderes reli giosos de muchas denominaciones —todos, desde el Arzobispo de Canterbury, hasta el Dalai Lama— para orar por la paz mundial. __ _ _ _ j Y sin em embargo rgo, la paz no ha venido, ido, y no vendrá ndrá.. Y , a me dida que la tierra se hunda más y más en el tiempo de angus tia cual nunca fue, millones y millones suplicarán que venga M ai tre tr eya, ya, K al ki ki,, el el M esías, sías, el el Mahd M ahdii , o J esús sús de N aza azaret. E n tonces, a medida que Satanás ejecute su mayor mentira, sim plemente podría aparecer para cada religión como el forjador de la paz que han estado esperando por largo tiempo, mien tras palabras de amor fluyen de sus labios —palabras que en gañan a todos. O, a casi todos. “Sólo aquellos que hayan estudiado diligentemente las E scr scri turas ur as y hayan re reci bido bido el amo amor de la ver verdad en en sus co cora zones, serán protegidos de los poderosos engaños que cautiva rán al mundo”.8
Capítulo
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Tendencias ace poco, un adventista que vino a visitarme en mi oficina en la Asociación General, dijo: “El mensaje de E l conf l i cto de l os si gl os fue relevante para los tiempos de Elena G. de White, pero está fuera de moda en la actualidad”. Aunque le manifesté mi desacuerdo en forma muy cortés, podría haber tomado el número de la revista T i m e (“The Holy Alliance”), ponérselo frente a sus narices y dicho: “¡Despiértate ahora, o estarás en la segunda resurrección!” ¿Obsoleto? Si me hubiera dicho que cierto material, el lenguaje, o algunas referencias lo estaban, podría haber con cordado con él. Si Elena G. de White estuviera escribiendo E l con fl i ct o de l os si gl os hoy, habría citado a Pat Robertson y al Arzobispo Runde, no a Charles Beecher. No habría usado pa labras como r om ani stas, tas, papi st as y papi sm o, que ahora sue nan arcaicas. Habría hablado acerca de proyecciones astrales, E CM s y canal canalii zaci zación, en vez vez de espiri spir itism ti smo o en en ge gener neral. al. E n ese sentido, sí, el libro podría considerarse obsoleto —¿p er o d eci r
H
qu e sus su s i n t en ci on onees básic si ca s p er t en ecen cen a su t i em po, n o a l os nuestros...?
A través de los años los adventistas hemos hecho nume rosas falsas predicciones acerca de las profecías, y estos errores han arrojado descrédito a nuestra escatología a la vista de muchos. Se nos aseguró que Turquía jugaría un papel
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El d ía del D r a g ó n
en los eventos de los últimos días. Que la Primera Guerra M undial undial era el el princ pri ncii pio de del fin. fi n. Que Que la Seg Segunda Guer Guerra M un dial era el Armagedón. Que los “reyes del oriente”, menciona dos dos en en el el Apoc pocali ali psi psi s, er eran lo los ej ejérci tos tos de de H i roi to. to. Que Que l os J u díos nunca volverían a tener un país propio en Palestina. Que el pre preside sident nte e K enne nnedy im impondr pondríí a las las le leyes yes dom domi nic ni cale ales. E l pro proble blema: fui fui mos mos dem demasiado asiado espec specí fic fi cos, cuando l a pro pro fecía, ya sea bíblica o extrabíblica, no lo es. E l con fl i cto de l os siglos, por ejemplo, cubre todo el período que va desde la muerte de Cristo hasta la tierra nueva, todo en menos de sete cientas páginas (el libro de Apocalipsis lo hace en menos de veinticinco). El mejor historiador no podría hacerle justicia a la historia de la Reforma en ese espacio, mucho menos a toda la época cristiana, y más allá todavía. El libro no es una histo ria detallada de la cristiandad; lo que hace E l con fl i cto de l os bien, es exam examii nar l os “pr “prii ncipi ncipio os”1 s”1 que están de de siglos, más bie trás de la lucha entre Cristo y Satanás. No trata asuntos es pecíficos. Así, los eventos específicos del mundo, en y por ellos mis mos, no son el foco obsesivo de la profecía; más bien, deberían analizarse como partes de las tendencias proféticas más am pli plias. Ence E ncerrrarnos arnos dog dogmát máti came amente nte en en eve event nto os pol pol í ti cos espe especcí fic fi cos, tale tales co como la pr preside sidenc ncii a de de J ohn F. F . K enne nnedy, es es pel pel i groso. so. E n ese caso, aso, lo lo i mpor mportante ante no era tanto tanto Ke K enne nnedy mi mi s mo, o lo que podría haber hecho como presidente, sino lo que revelaba acerca de la creciente influencia política católica en los Estados Unidos. Más allá de eso, su gobierno no tenía nin guna significación profética. En los capítulos anteriores, he tratado de mostrar cómo las tendencias cumplen lo que fue escrito en el libro E l confl i c- t o d e l os si gl os. L os det detall alles ti enen re rel evanci vanci a sól sólo en la la me me dida en que calzan en el cuadro profético más amplio. Los eventos particulares, en y por ellos mismos, no deberían preo cuparnos tanto. Elena G. de White, por ejemplo, en el contexto de la uni dad de las iglesias en puntos comunes de doctrina a fin de im poner la adoración en domingo, citó en E l con fl i ct o de l os si - glos extractos de un sermón predicado en 1,846 por el líder pro pr otestant stante e Charl har l es Be Beecher her, en en el cual dij dijo: “¿Y “¿Y qué es l o que vemos por delante? ¡Otro concilio general! ¡Una convención mundial! undial! ¡Al ianza anza evang vangé él i ca y credo unive uni verrsal sal !”2 Sin Si n embar bargo, no habí habí a ninguna ninguna ali al i anza evang evangé él i ca ni ningún ni ngún credo
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universal “por delante”. Hoy, en el esquema de las circunstan cias, sus palabras se han vuelto obsoletas, irrelevantes, e in significantes. Pero las tendencias con las cuales se relacionan, la unidad de las iglesias, eran significativas —incluso si no ocurrió en el tiempo o en la forma en que Beecher lo esperaba. L o que es imp impo ortant tante, por ej ejempl mpl o, ace acerca de L as l l aves aves d e est a san gr e, no es el libro en sí, ni siquiera sus detalles, sino sino l as tendenci tendencias as que que repre present senta. a. Inc I nclluso el papa papa J uan Pab P abllo I I como per persona, sona, o aun su pont pontii fic fi cado espec specí fic fi co, no lo lo es, per pero sí la dirección en la cual ha movido a su iglesia y su creciente prestigio internacional. Reagan y el papa, que se unieron en una operación clan destina para apoyar a Solidaridad, no fueron descritos en las páginas de la profecía, pero las tendencias que sus acciones simbolizan, sí lo fueron. E n la l a déc década ada de de l os oc ochent henta a l a May M ayo orí a Mo M oral de J err y Falwell se adaptaba perfectamente a la profecía. Pero hoy es historia. La Mayoría Moral, en y por sí misma, no era profética; pero las tendencias que estaban detrás de ella sí lo eran. En la década de los noventa tenemos a Pat Robertson y la Coalición Cristiana. Pero dentro de cinco años podrían se guir ui r el cami ami no de de la M ayo ayoría Mo M oral, y Ro R ober bertson tson el el de J i mmy mmy Bakker. Son las tendencias las que cuentan. Observémoslas: la caída del comunismo, el surgimiento del del papado como una una pode poderrosa entidad enti dad geo geopol pol í ti ca, ca, lo l os Est E stado adoss Unidos como la única superpotencia mundial, el surgimiento del espiritismo, la Nueva Derecha, la unión de católicos y pro testant testante es. Cualq ualquie ui era de estas tende tendenci ncias as ser serí a bastante bastante sig si gni ni ficativa, pero el hecho de que todas estén ocurriendo simultáneamente da abrumadora credibilidad no sólo a E l con f l i ct o de l os si gl os, sino a todo el mensaje adventista. P or supuesto supuesto,, la l a pro profec fecí a puede puede manipul anipular arse se,, razón azón por por la cual muchos uchos adve adventi ntistas han er errado ado. J esús desc descrri bi ó el pro pro pósi pósitto de l a pro profecí fecía cuando uando di dijo: “Y “Y ahora ahora os os lo lo he dic dicho ante antes que suceda, suceda, para para que que cuando uando suceda, suceda, cr cr eáis” ái s” (J uan 14:29 :29). L a profecía no fue dada para convertirnos en clarividentes que predijeran osadamente el futuro; su propósito es, más bien, fortalecer nuestra fe cuando las profecías se cumplen. Y, si si l as t en d en ci a s p r of ofé é t i cas d e l os úl úl t i m os cua cu a t r o o ccii n co añ os no han h an for t a l eci d o n u est r a f e en en t on ces ces nad a p od odrr á hace hacer l o.
Sin embargo, los ataques dentro del adventismo contra el
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espíritu de profecía continúan. Algunos insisten en el cuento aquel del “plagio”. Otros pretenden haber “redescubierto el evangelio”, el cual es interpretado por ellos en una forma tal que niega la explicación de E l con fl i ct o de l os si gl os acerca del juic jui ci o inve investiga tigador. Canta Cantan n y danza nzan al so son de de antigua ntiguass y gas tadas orquestaciones. Necesitan una nueva partitura. Y h a sido escrita una nueva partitura por aquellos que —mie mientr ntras pro pr ofesan fesan gran admi admi raci aci ón por E l con fl i ct o d e l os si g l o s señalan sus “errores”, y ofrecen sus propias “soluciones” actualizadas y sus reinterpretaciones que, en realidad, sólo pueden minar la fe en el mensaje total. No hay duda de que el diablo odia E l con fl i cto de l os si - glos, y está usando tanto a los de la izquierda como a los de la extrema derecha para debilitar nuestra fe en él. ¿Por qué? No simplemente porque el libro expone sus estratagemas, sino por porque desde desde el pri pri mer mer capítu apítull o, donde donde E l ena G. de Whit hi te des des cri be a Cristo l l orando por por I srae sraell , hasta hasta el el últi úl tim mo, donde donde J esús vive con sus redimidos en la tierra renovada, cada página está impregnada de la sangre de nuestro Redentor. Desde su relato acerca de la iglesia primitiva, las tinieblas papales, la Refor ma, el movimiento milerista, la crisis final, el milenio, y su descripción relativa a que mientras “los años de la eternidad transcur anscurrran, tr traer aerán consi consig go re revel vel aci aci ones nes más más ri cas y aún más más gl ori osas re respec specto de Di Dio os y de Cri sto”, sto”,3 este li l ibro re revel vel a la la cruz del del Calva alvarri o y la la sal salva vacción que J esús ha l ogrado par para cada ser humano que la acepta. “No es posible saber —dice ella— cuánto debemos a Cris to por por la paz paz y l a pro protecció ción de que disfr disfrut utam amo os. E s el el pode poderr restrictivo de Dios lo que impide que el hombre caiga comple tamente bajo el dominio de Satanás”.4 “L os ángel ángel es del del cielo —coment menta a en en ot otro l ugar— ugar— habían habían visto la gloria de la cual el Hijo de Dios participaba con el Pa dre antes que el mundo existiese, y habían esperado con in tenso interés su advenimiento a la tierra como acontecimiento del del mayo mayorr gozo par para todos todos lo los pueb puebl os... Cri sto había habí a condes condes cendido en revestir la naturaleza humana; iba a llevar una carga infinita de desgracia al ofrendar su alma por el pecado”.5 “P odem demos acudi acudirr a J esús y ser ser puri puri fic fi cados, ados, y per permane maneccer ante la ley sin avergonzarnos ni sentir remordimiento”.6 “M i entr ntr as J esús int inte ercede por por lo l os súbdi súbdi tos de su graci aci a, Satanás atanás lo los acusa acusa ante ante Dios co como tr ansgr ansgr esor sores... J esús no
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disculpa sus pecados, pero muestra su arrepentimiento y su fe y, reclamando el perdón para ellos, levanta sus manos heridas ante ante el el P adre adre y lo los santo santos ángel ángel es, dic di ci endo: ‘L ‘L os co conozco nozco por por ,-gys nombres. L os he grabado en las palmas de mis manos’”.7 .J “N uestr uestro o amad amado o Salvad Sal vado or nos i nvita nvi ta a que nos nos unamos unamos a 'él, a que unamos nuestra flaqueza con su fortaleza, nuestra ignorancia con su sabiduría, nuestra indignidad con sus méritos. La providencia de Dios es la escuela en la cual debemos aprender a tener la mansedumbre y la humildad de J esús” ús”.8 ,^-^“Sólo queda un recuerdo [del pecado]: nuestro Redentor llevará siempre las señales de su crucifixión. En su cabeza I her herida, da, en su cost costado ado,, en sus manos manos y en sus sus pie pies se ven ven l as {únic úni cas hue huel l as de la obr obra a cr cruel efect fectuada por el pecado”. pecado”.9 9 ^,j“ ,j“L a cr cruz de Cristo sto ser será la ci ciencia ncia y el el canto anto de l os Redimidos durante toda la eternidad. En el Cristo glorificado contemplan al Cristo crucificado. Nunca olvidarán que Aquel cuyo poder creó los mundos innumerables y los sostiene a tra vés vés de la inme inmensi nsidad dad del del espac spaci o, el el Amado mado de de Dios, la la Maj M aje es tad del cielo, Aquel a quien los querubines y los serafines resplandecientes se deleitan en adorar, se humilló para levan tar al hombre caído; que llevó la culpa y el oprobio del pecado, y sintió el ocultamiento del rostro de su Padre, hasta que la maldición de un mundo perdido quebrantó su corazón y le arrancó la vida en la cruz del Calvario. El hecho de que el Hacedor de todos los mundos, el Arbitro de todos los destinos, dejase su gloria y se humillase por amor al hombre, desperta rá eternamente la admiración y la adoración del universo. Cuando las naciones de los salvos miren a su Redentor y vean ¡la gloria eterna del Padre brillar en su rostro; cuando contem plen su trono, que es desde la eternidad hasta la eternidad, y sepan que su reino no tendrá fin, entonces prorrumpirán en un cántico de júbilo: ‘Digno, digno es el Cordero que fue inmo lado, y nos ha redimido para Dios con su propia, preciosísima san sangre’ gr e’”. ”.1 10 Además del conmovedor testimonio que contiene acerca de los santos que a través de las edades amaron tanto a Cris to, al grado de arrostrar la mazmorra, el potro y la hoguera por su Salvador, E l con fl i ct o de l os si glos revela la pobreza de nue nuestra str a pro propia pia rel aci aci ón con con J esús. sús. E stos hér héroes de de la fe, fe, pu pu dieron hacer lo que hicieron sólo por amor a Cristo. Nosotros necesitamos lo mismo. E l con fl i ct o d e l os si si gl os, al señalar a
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J esús pue puede, bajo la l a inf i nflue luenc ncia ia del E spíritu ír itu Sant Santo o, ence ncende nder en noso nosotro tr os un amo amor por por J esús, que que pueda pueda re resisti si stirr fre fr ente nte a la más ardiente e implacable oposición. Aquellos que leen E l con fl i ct o de l os si gl os con oración, serán guiados al Libro que está antes que él: la Santa Biblia -y aquellos que estén fundados en la Biblia no serán entram pados por los engaños que están arrastrando al mundo. “El contrahacimiento se asemejará tanto a la realidad —escribió ella—, que será imposible distinguirlos sin el auxilio de las Sagradas Esc E scrr i turas” ur as”.1 .11 Y, Y , finalm finalme ente, nte, E l con fl i ct o de l os si glos anuncia clamoro same samente nte la ce cercánía ání a de de la veni venida da de J esús. Por su pu est o, h e- m os oíd o d e esto an t es. L a ven ven i d a d e Cr i st o ha esta esta d o cer cer ca sin em embar bargo, nun nuncca ante antes en en d u r a n t e l os úl úl t i m os ci en añ os. Y sin
los últimos cien años, los eventos mundiales habían encajado tan perfectamente en el escenario profético como hoy. Nunca antes las piezas del rompecabezas profético habían caído con tanta precisión en su lugar. Siempre hubo antes piezas bas tante grandes que no encajaban: la Unión Soviética, el antica tolicismo norteamericano, el comunismo militante, las fuertes protecciones de la Primera Enmienda —y otros. Pero ninguna de ellas constituye ahora un obstáculo. No conocemos los tiempos y las sazones. Se supone que no debemos conocerlos. En desacuerdo absoluto con aquellos que fechan todo, desde la lluvia tardía hasta el fin del tiempo de gracia y la ley dominical, Elena G. de White advierte: “Des confíen todos nuestros hermanos y hermanas de cualquiera que quisiera fijar una fecha en que el Señor ha de cumplir su Palabra con respecto a su venida, o con respecto a cualquier otra pro promesa mesa de signi si gnififica cado do espe especi cial al que haya hech hecho”.12 No es necesario saber las fechas, pero deberíamos poder leer las señales de los tiempos; y quienes toman el adventismo histórico seriamente, tienen que emocionarse ante lo que éstas pre presagi sagi an. J esús vie vi ene para ll l l evarnos varnos a nuestr nuestro o hog hogar, ar, y noso noso tros tenemos suficientes evidencias del cumplimiento de esas promesas más que nunca antes. Debemos creer, confiar y obe decer como si nuestro destino eterno dependiera de ello —porque sí depende. Hemos ido demasiado lejos para retroce der ahora. Como adventistas, se nos han dado todas las razones del mundo, e incluso muchísimo más, para confiar en el espíritu de pro profec fecí a. L os ataques ataques co contr ntra E l con fl i ct o d e l os si gl os, la i n
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diferencia hacia él, el creciente escepticismo acerca de él —también son tendencias acerca de las cuales hemos sido ad vertidos anticipadamente, y ello también debería aumentar nuestra fe. Elena G. de White, al interpretar las Escrituras a través de los lentes de su don profético, ha validado mucho más de lo que era necesario ese don, y en ningún lugar es más clara e irrefutable esa validación que en E l con fl i cto d e l os
siglos.
Si n emba embarrgo, estad stad pre preparado parados: s: la l a ver vergüen güenza con con re r espec specto a E l con fl i ct o de l os si gl os se acerca. Seremos vistos como necios, idiotas y bufones ante el mundo -especialmente a cau sa de este libro, que incitará a aquellos que rechazan las ver dades que aparecen en él, del mismo modo como incita a los Adventistas que rechazan aquellas verdades ahora mismo. En realidad, la forma en que los adventistas reaccionan ante E l con fl i ct o d e l os si gl os hoy, probablemente revela la forma en que reaccionarán entonces -sólo que quizá sea una reacción peor. O nos rendiremos incondicionalmente al Espíritu Santo, y E l con fl i ct o d e l os si gl os nos acercará más íntimamente a los brazos de Cristo, quien inspiró esas palabras y selló cada una de sus páginas con su sangre; o rechazando al Espíritu, seremos seducidos para caer en las garras de aquel que derramó la sangre de Cristo y quiere derramar la nuestra también. “Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testi moni monio o de J esuc sucri sto sto” (Apo (Apocc. 12:17 :17). “Po “Porque el testi sti moni monio o de de J esús es es el el espír i t u d e p r of ecía ” (Apoc. 1,9:1Q). L as cursi ur sivas vas defi defini niti tivam vame ente nte son son nuestr nuestras as..
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