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UNAM
610725 BIBLIOTECA CENTRAL
MITOS Y SOCIEDADES INTRODUCCIONALA MITODOLOOiA
UNAN! C:BLlOTECA CENTRAl CLASIf.
13L. 3/:d '0£5 / 2
MATR1Z / (2 ).,Q PC ")'
WW~u\El@:0l () 7j 5
!1RR=J]COLECCION IL1DAIMON
Dirigida par
Leandro Pinkler
y Fernando Schwarz
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Gilbert Durand
MITOS Y SOCIEDADES INTRODUCCION ALA MITODOLOGiA
Traducci6n
Sylvie Nante
I~] COLECCION
~DAIMON
Editorial Biblos
Durand . Gilbert
Mitos y soeiedades: introduccton a la mitodologia.
1a ed .- Buenos Aires: Biblos , 2003.
192 p.: 23 x 16 em . (Daimon)
Tradueei6n de: Sylvie Nante ISBN 950-786-393-1
1. Mitologia - 1. Titulo COD 291.13
© Editions Albin Michel, SA. Paris, 1996 Titulo del original frances: Introduction a La mythodoLogie. Mythes et societes
Dlseno de tapa: Horacio Ossani Armado: Hernan Diaz Coordinacton: Monica Urrestarazu
© Editorial Btblos, 2003 Pasaje Jose M. Gluffra 318, C 1064ADD Buenos Aires
[email protected] / www .editorialbiblos.corn Hecho el deposito que dispone la Ley 11 .723 Impreso en Ia Argentina Nlnguna parte de esta publlcacion . inclutdo el diseno de la cublerta. puede repro ductrse, almacenarse 0 transrnitirse en forma alguna, nl tarnpoco por medio algu no. sea este electrtco, quimlco. rnecanico. 6plico de grabaclon 0 de Iotocopla, sin la previa autorizaci6n escrtta por parte de la editorial.
Esta prtmera edicton de 1.000 ejemplares
fue Impresa en Graflca Laf SRL.
Loyola 1654, Buenos Aires.
Republica Argentina,
en noviernbre de 2003.
Indice
Prefacio. La razon de las imageries, por Michel Cazenaue
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Pr6logo
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Capitulo 1. EI retorno del mito (1860-2100)
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Como que es esclarecedor comenzar pOl' el final - Lo s medios tecni cos de la imagen - Museo imaginario - Psicoanalisis y nuev as criticas - A partir del iconoclasrna occidental - La herencia socratica - EI re bote positivists - La desmitologizacion como rnito - Revueltas 1'0 rnanticas y rupmr~s decadentistas - Lo s gr andes remitologizadores: Richard Wagner, Emile Zol a, Thomas Mann, Gustave Moreau, Sig mund Freud ... - Perfil mitol6gico de un a sociedad definid a - Ejem plo: corte anarornico de nuestra sociedad - La capa prometeica de nuestras pedagogias - EI contrapeso dion isiaco de los medios - La via hermesiana de Ia ciencia - EI debilitarniento de la episteme clasica - £1 Encuentro de Cordoba - La antropologia en rumor - £1 descubri miento de los "pensamientos salvajes" - Los africanistas franceses Lejnnias y "Am ericas negras" - Las sintesis de Mircea Eliade y Carl G .Jung - La Escuela de Francforr y el repliegue del marxism o - Geor ges Durnezil y la desmirificacion del historicismo - Los "mite s del siglo xx" y las religiones seculares
Capitulo II. Ep istemologia del significado Retorno sobre una pesada herencia - De la "loca de la casa" a la "reina de la facultades" - Gaston Bachelard y la epistemologfa del nombre - Nuevas etapas del "nuevo espfriru ciennfico" - Lejos de la objetividad "pesada" (Bern ard d 'Espagnat) - La fisica paradojica: de Paul Langevin a la EPR - La "no-separabilidad" - La causalidad efi ciente en rrizas - Lo "real velado" - EI "orden implicado" (David Bohm) - EI objero complejo - Recurrencias de saberes muy antiguos - EI ticmpo de b rosa - Paracelso y bermeticaratio- Las dos identida des no idenricas (Rene Thorn) - EI mito, discurso "n o localizable" La no-metricidad - La no-dccidibilidad (Pitirim Sorokin) - Lo real semdntico - "Lo que permanece" - La no-agnosticidad - £1 universo
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de la comprcnsirin (Max Weber, Max Scheler, Gcorg Sinuncl) - La "profundidad" (I ung, Elindc) - EI mcrodo siguc al mitodo.
Capitulo Ill. La nocion de "cuenca semantics"
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EJ como y cl porque de la "cuenca scnuinrica" - Las fases de la histo ria - (Oswald Spengler) - EI problema de los barrocos (Eugenio d'Ors, Germain Buziu, erc.) - La dimimica sociocultural (Sorokin) y los trend de los econornistas - La cuesrion de las "gcneracioncs" esreticas - Las seis fases de la "cuenca senuinricn": torrentes, divisi6n de las aguas, confluencias, nOIl1 bre del rio, aprovcchamienro de las orillas, mean drus y deltas - £1 ejcmplo de la "cuenca sernantica" franciscaua - £1 ejernplo de lu Naturpbilosopbic - EI problema de la duracion de una "cuenca sernantica",
Capitulo I\!. £1 concepto de "topica" sociocultural
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Un cuncepto inspirado por Freud - Arriculacion de las pluralidades, de los nivcles, de las "profundidades" sistcmicas - Los tres niveles del modelo t6pico - EI "ello" fundador, como "inconscicnte colecrivo" de una especie - "Ello' y psicoide - EI segundo inco nscient e colecti vo: la neotenia, 101 irnpregnacion (Karl Lorenz) y eI primer aprcndiza je - Hacia el "superyo" y las racionalizaciones - Roles y jerarquias del "yo" cultural - Roles dorninantes, roles marginados - La noci6n de escala en eI espacio y las duraciones culrurales - Aplicacion de la topi ca a la epoca "decadentisra" (1860-1920) - Los roles dominances pro metcicos - El superyo del deslumbramiento tecnico - Los "malditos": el "tcnebroso, eI viudo, el desconsolado", eJ artisra, el artesano arne nazado, el prolctario... - Las rccaidas de la indusrrializacion - Dejean Des Esseintes a Mijafl Bakunin - Aplicacion de la topica a la "posgue rra" - La inversi6n de los roles - Asuncion del mito dccadcnte - £1 superyo videornedi.itico - EI retorno de Dionisio - Los nuevas tita nes : Stalin. Hitler, Mao - Valorizaci6n de los roles : la star, el periodis ra, ellocutor, el sindicalizado... - Los marginados: el provinciano, eI carnpesino, eI soldado perdido, el eterno estudiante... - Hermes el despreciador - EI "nuevo" rornanricismo - La noria del devenir - Los subconjunros y los "cumulos" - La "disirnulraneidad" (Ernst Bloch) La vida de los mitos: ,muerte 0 eclipse?
Capitulo v: Conceptos auxiliares del mitologo EI concepto de "recepcion" de un miro (Hans-Robcrtlauss) - Ejemplo del rniro herodiano - EI concepto "de explosion" del miro (Abraham Molcs): ejemplo del mitologerna decadentista - EI concepro de '\,'1"3n deza relativa" (Moles) - El concepto de "operador social" (Moles): el eicmplo del ejerciro romano - "El operador social" Tercer Esrado en 1789 - Los "media paga" y el "mito" de Napoleon (lean 1111ard) - Los conceptos de latencia y de manifiesro (Roger Bastidc) - El problema
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del "eclipse" delmitu - POl' imperialismo de un rnitema : el conccpto "de hcrejia": eicmplo del pclngianismo y de SIIS prolongnciones francis canas - POl' cscotomizaciou volunruria de una scrie de mitemas: eI con cepto de cisrna - ...I ravesti" 0 falsa denominacion - EI concepto de "dis rancia ;1 10 real" (Moles) - EI conccpro de "fuerza problenuiricn" (Mo les) - Proyecro de consrruccion de UII "mirograrna"
Capitulo VI. EI irnaginario literario y los conceptos opera tori os de la mitocririca
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El "texto" no escrito - ,Vl ultivocidad - Lo glle 1105 "concierne" - EI "lugar comiin" - Los antepasudos de la mirocnrica: Victor Hugo, Emile Zola, Richard H'agner, Thomas Mann - Claude Levi-Strauss y Mir ceu Eliade - £1 "cuento de hadas" entre mitu y relate - M;is alhi del "suceso' y de la cronica - La identidad mitica en el arrihuro y el verbo - La afasia retrograde: Thcodule Ribot y Henri Bergson - Charles Mauron r Iii psicocririca - " Lo que permanece" allendc el psicoanali sis - La "redundancia", fen6men o fundador de 10 mitico - Las cons relacioncs sincronicas (Levi-Strauss) - La interpretacion no es una explicacion binaria - Ni estadistica ni elementarismo - La Escucla de Grenoble y 105 centres de invcsrigacion sobre 10 imaginario - Mues tra mitocritica r "grundeza relarivu' - Del titulo a la obra complete Victor Hugo lector de \Villiam Shakespeare - La obra y su tiempo: hacia el mi roaruilisis.
Capitulo VII. EI mitoanalisis: hacia una mitodologia
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Del texto a los contextos - £1 recurso sociologico La sociologia 0 el homicidio sin cadaver "El objeto nido" (Georges Balandier) de los contextos - Entre 10Invisible (lean Servier) y 10significante "de poco" - El paradigma del "privilegio brasilefio' - No hay mitoamilisis sin madurez cultural- Difcrenres ejemplos del "dcslizarnicnto" del texto hacia los contextos - Gilbert Bosetti y elmito de la infancia en Italia Aurore Frasson-Marin allende 1a obra complera de Italo Calvino: ca mino de la ohra y andar del ticrnpo; al rirmo de las "estrucruras de 10 imaginario" - iVlitoamilisis de 10 imaginario del siglo XX - "Gran obra y modernidad" (Francoise Bonardel) - Obras bajas y modernidad : na zisrno y stalinisrno (lean-Pierre Sironneau) - Lo imaginario del Re nacimiento (Claude-Gilbert Dubois) - Lo imaginario de la latinidad (locl Thomas, Patric~ Cambronne) - Lo imaginario medieval (Pierre Gallais, Philippe Walter) - Lo irnaginario del siglo XIX (Leon Cellier, Simone Viernc, Alain Pessin) - Retorno a "10 actual ya 10 cotidiano" (Michel ,\tlaffesoli, Pierre Sansor) - Urgencia de una mitodologia Para una "crftica de la razon irnpura" (Sylvie Joubert): "otro riernpo" y "otra tierra" - Revelacion (apocalipsis) "sin fronteras",
Bibliografia
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PREFACIO
La razon de las imageries
No hacfa mucho que habia finalizado mis estudios cuando por ca sualidad me tope con ese enorme libraco titulado Las estructuras an tropologicos de 10 imaginario de un tal Gilbert Durand, del que jarnas habia oido hablar. Pero muy pronto me pregunte si esa casualidad, en realidad, no era el nombre disfrazado de un destino de mi alma, y hoy me pregun to si al fin de cuentas no se trataba de aquello que, como 10 aprendi mucho mas tarde, Jung denominaba una sincronicidad, es decir, un encuentro en donde se desplegaba un sentido, quiza un sentido de In oida, y en donde se revelaba un orden de creacion renovada. Educado y formado, en efecto, segun los canones de un positivis rno bastante estricto, ala luz de una razon que no queria admitir nada mas que su territorio balizado donde velaban los dragones universita rios (y no admitir, sobre todo, que habfa otras razones -las cuales, mirandolo bien, eran tambien legitimas-), me sentia medio asfixiado, para no decir del todo, en una atmosfera de pensamiento donde sin embargo se condescendfa en reconocer que existian, en la historia de la cultura, unas muy extrafias curiosa -como los misterios egipcios, las religiones de salvadores, la cubeta de Mesmer 0 el ensuefio despierto del gran romanticismo alernan-: estos fenomenos, se puede decir, eran tan masiuos que de ninguna manera se podian ignorar, pero pronto se los recuperaba, segiin tecnicas cornprobadas, reduciendolos ferozmen te, sea a sus condiciones "objerivas" de aparicion en su contexto eco nornico y social, sea a su naturaleza supuesta cleexcrecencia en forma de fantasma que todavia perrnitia, en su epoca, la no consumacion de la historia de una razon dialectica en vias de instaurarse. Me en con traba, debo decirlo, en oposicion muy violenta a este sistema de pen sarniento pOl'que nada, en mi ser, Ie encontraba su luz, y sospechaba con fuerza que alli existia, sin duda alguna, como una "fullerfa de
I II 1
,\ l r l'o s Y SOCIED.\DES
11
cartas" cuyo metoclo no era todavia capaz de discernir, perc> que en revancha experimentaba en 10 mas profundo de mi mismo. ~Se me ensefiaba Descartes y Kant? Me apasionaba pOl' Schelling y pOl' Ins Dirinidadcs de Samotracia. cSe me ensefiaba Racine? Me su mergia en Marlowe. ~Se me explicaba la p.IJcbt! solo segun las leccio nes de Freud? Empezaba a descubrir a .lung y sus Metmnorjosis del nlma. ~Se intentaba hacerrne leer a Nietzsche polra encontrar ahi los principios de la desconstruccion ya reconocida? Releia mas aun las paginas 111,1S candentes de su Zaratustrn e, interesandome pOl' Ariana, por el rnisterio de la noche y pOl' el canto de la eternidad, meditaba hasta el vertigo sus mas extra nos aforismos: "Las enferrnedades del sol, las siento, yo, hijo de latierra, como mis propios eclipses y como el diluvio que sumerge mi alma ... ". Dicho en una palabra, me encontraba Iisto p<1ra recibir las leccio nes de Durand, que tendian a mostrar que en el espfritu de todo hom bre existia una dimension intrmseca a la funci6n irnaginaria, y que el poder del suefio, hasta el del fantasrna, que la fuerza del simbolo y la maternidaJ de la imagen componfan una especie de fantdstica trascen dental que no se podia ignorar, salvo que se quisiera mutilarse. jProdigioso proceso de liberacion personal, de liberacion del pen sarniento, de liberacion de las facultades de crftica y del libre examen!
*** cCuantos somos los que debemos a Durand el hecho de haber podido respirar de repente y de no tener mas vergiienza de nuestros pensamientos disidentes? Sf, es sin duda gracias a el, ]0 reconozco, ya los lazos que el desat6, que tuve, mucho [m1S tarde, vol viendo al positivismo, que descubrir todo 10 que nuestros maestros tan severos nos habian escondido -jempezando por el culto de Clotilde de Vaux y la rnanera disfrazada con la que Auguste Cornte, despues de todo, resucitaba la figura del profeta acornpafiado de la ennoia de Dios! Seguidos por los extra nos y necesarios vinculos del hermetismo renaciente con el nacimiento de la ciencia; terrninando quiza con el conmovedor descubrimiento del mito de la razon, que pOl' cierto no revocaba la legitimidad de esta ultima, pero 13 volvia 3 surnergir, como decian los alquirnistas, en su bafio original, haciendo resurgir la razon general de todas las razones desplegadas, AUf no habia, en efecto, un irracionalismo cualquiera, sino un tra
Prejaci»
bajo sobre el fundamento que anclaba la razon a su razon superior. Como yo descubria, esrupefacto, que Kant no habia sido solamente, como se me habia explicado, el gran maestro de una crfrica que no se podia superar mas, sino que tarnhien habia definido la irnaginacion como un medio de conocimiento, y quiza, de todos, el mas original. Todo esto, 10 repito, se lo debo a la obra princeps de Durand: el haber hecho S<1ItClr los cerrojos, el haber abierto las ventanas y hacer circular el aire ernbriagador en toda su arnplirud, el haber abierto 13 via a nuevos modos de pensar, el haber hecho descubrir continentes clesconocidos cuyo espacio, sobre los mapas, no habra figurado mas que bajo [a forma de blancos. Gilbert Durand, es cierto, no se contento con esa proeza. En un intento sistematico y ordenado por explorar todos los datos antropo logicos del imaginario humano, no ceso, desde ese momento, de des plegar su ernpresa, de asegurarse uno a uno todos los dominios del saber, de balizar los carninos, de buscar por todas pClrtesy siempre los linearnientos simbolicos, las cuencas mitologicas, los excesos de la irnaginacion que siernpre han irrigado, inervado, estructurado, nues tras forrnas de sociedad, nuestros modes de vivir juntos, nuestros modos de sofiar que 3 menudo dicen mas sobre nuestro propio secre to de 10 que a veces quisierarnos adrnitir... iVasta mvesngacion, de hecho, trabajo ilirnitado en donde hizo mucha falta arrastrar con el a tantos otros con el fin de tratar de res ponder a su programa inicial! Es aSI como, poco a poco, se encontro a la cabeza, no de una escuela por cierto, sino de un arnplio movi miento en el que llegaron a reunirse investigadores a quienes antes todo separaba de el, preocupaciones en apariencia totalmente ajenas, regiones del saber cuyos lirnites se habia crefdo sin embargo eran mu}" estancos. En resumen, se constiruyo un campo de Jo imaginario, del que Ie somos deudores, cuya aparicion cada vez mas afirrnada en el horizon te de la episternologfa tradicional no ha dejado todavia de hacer sen tir sus efectos, y cuyas nociones mas fecundas, las de mitocritica y, mas alia, de mitoandlisis, para desembocar finalmente en el concepto a ia vez abarcador y explicative de mitodologifl, comienzan apenas, asi pa rece, a subvertir los saberes hasta ahora cornpartirnentados, circuns criptos y lirnitados. ***
l'rejaci»
bajo sobre el fundarnento que anclaba la razon a su razon superior. Como yo descuhria, estupefacto, que Kant no habra sido solamente, como se me habra explicado, el gran maestro de una crftica que no se podia superar mas, sino que tarnhien habia definido la imaginacion como lin medio de conocimiento, y quiza, de todos, el mas original. Todo esto, 10 repito, se 10 debo a la obra princeps de Durand: el haber hecho saltar los cerrojos, el haber abierto las venranas y hacer circular el aire ernbriagador en toda su amplitud, el haber abierto la via a nuevos modos de pensar, el haber hecho descubrir continentes desconocidos cuyo espacio, sobre los mapas, no habia figurado mas que bajo la forma de Mancos. Gilbert Durand, es cierto, no se contento con esa proeza. En un intento sistematico y ordenado por explorar todos los datos antropo logicos del imaginario hurnano, no ces6, desde ese momento, de des plegar su ernpresa, de asegurarse uno a uno todos los dominies del saber, de balizar los caminos, de buscar por todas partes y siempre los lineamientos sirnbolicos, las cuencas mitologicas, los excesos de la irnaginacion que siempre han irrigado, inervado, estructurado, nues tras forrnas de sociedad, nuestros modes de vivir juntos, nuestros modos de sonar que :.1 menudo dicen mas sobre nuestro propio secre to de 10 que :.1 veces quisierarnos admitir... jVasta investigaci6n, de hecho, trabajo ilimitado en donde hizo inucha falta arrastrar con el a tantos otros con el fin de tratar de res ponder a su programa inicial! Es asf como, poco a poco, se encontro :.1 la cabeza, no de una escuela pOl' cierto, sino de un amplio movi miento en el que llegaron a reunirse investigadores a quienes antes todo separaba de el, preocupaciones en apariencia totalmente ajenas, regiones del saber cuyos limites se habia crefdo sin embargo eran muy estancos. En resumen, se constituy6 un campo de 10 imaginario, del que Ie somos deudores, cuya aparicion cada vez mas afirmada en el horizon te de la epistemologia tradicional no ha dejado todavia de hacer sen til' sus efectos, y cuyas nociones mas fecundas, las de mitocritica y, mas alla, de mitoandlisis, para desembocar finalmente en el concepto a la vez abarcador y explicativo de mitodologia, comienzan apenas, asf pa rece, a subvertir los saberes hasta ahora compartimentados, circuns criptos y Iimitados.
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Mrros Y SO Cl r-.D,\ D ES
La obra realizada es inmensa. Se encontrara en estas paginas su resumen esencial que, segiin una doble dimension histories y cultural pOl' un lado, axiologica pOl' el otro, intenta delirnitar sus aportes, su brayar sus puntos principales, hacer resaltar de la mejor manera posi ble toda la nueva lectura que podemos extraer de nuestra propia his tori a y de nuestra propia emergencia del fin de siglo xx, en este fin de milenio en el que cada uno de nosotros puede realmente ver que todo se bambolea poco a poco. Resta, sin embargo, una cuestion a dilucidar: (es todo igual en el imaginario 0, dicho de otra manera, todas las imagenes vienen a ser 10 mismo? Lo que nos lIeva a interrogarnos sobre el modo, no sola mente social y cultural sino tarnbien psfquico en su sentido mas ver dadero, de la imagen, y sobre la eventual diferencia, filosoficarnente fundada, de los registros y de los tipos de imaginacion establecidos. Gilbert Durand esboza esta tarea: el entusiasmo mftico que suscita un dictador, mas alla de un sociologismo horizontal, no puede ser aprehendido de la misma manera como 10 seria el entusiasmo mfstico que se manifiesta alrededor de un santo creador de orden. No se trata allf asimismo de una diferencia de grade sola mente, sino de una diferencia de naturaleza. (Y no debemos remitirnos ala antigua distincion que ya introducia Platon entre la irnaginacion mi metica y la irnaginacion inspirada, que mas tarde el herrnetisrno, yen particular la alquimia, reubicara en gran medida en el centro de sus preocupaciones poria distincion establecida entre imaginatio uera e imaginatio pbnntasticn? Dicho de otro modo, (entre esa "loca de la casa'', esta "maestra de error y de falsedad" como generalmente la considero Occidente, y esa imaginacion que, dandose sus propios objetos, se despliega en un horizonte del alma que ella contribuye a crear? En este estadio, abandonamos el horizonte de la investigacion por elde la busqueda, de esa biisqueda que, 10 sabemos, Gilbert Durand, toda su vida, no deja de perseguir. Pero se advierte al instante que nueva profundidad se afiade aquf, donde la reflexion del espejo se aumenta y se sustituye poria reflexion de aquel que esta detras del espejo, MICHEL CAZENAVE
Pr61ogo
Se reiinen aquf diversas conferencias brindadas en las universida des de Lisboa y seminarios dictados en las universidades de Sao Paulo y de Pernambuco." Estas actividades iban dirigidas a un amplio publico; culto, cierta mente, pero no especializado. Esto significa que el autor se esforzo en facilitar la comunicacion, en evitar -ranto como sea posible- las jergas dernasiado tecnicas, en cornentar y explicar los conceptos utili zados. Adernas, siendo estas exposiciones de la decada del 80, el autor ha querido aqui consolidarlas con informaciones y confirmaciones ulteriores, completando una docurnentacion que cubre mas de cua renta afios de investigaciones. Tal como estan, estos textos aSI "arrnados" proveen una introduc cion precisa y coherente a toda una corriente de pensamiento que se esta ampliando desde hace ya un siglo y que esta prefiada de una re volucion epistemologica, incluso axiologica, que no tiene otro prece dente que el del Renacimiento del siglo XIV)' principios del siglo )".'V, o tambien la institucion escolastica del siglo xn y principios del siglo XIII. Los temas que siguen coinciden tanto con el desarrollo prodi gioso de las tecnicas de la imagen -0 "video"- como con la constiru cion de las nuevas ffsicas (relatividad, mecanica ondulatoria, cuantica, etc.), con el nacimiento y la expansion del psicoanalisis y de la psico logfa de las profundidades, con la "explosion" de la etnologia, de las "nuevas criticas" literarias y artisticas. Eso significa que estos "discur
• EI autor es doctor /;011017.\' causa de la Universidad Nueva de Lisboa, profesor visi tante en la Universidad de Sao Paulo y presidente del Consejo Cientifico Internacio nal del Nncleo do estudos sabre 0 i111agil1fl1'io de la Universidad Federal de Pernambuco .
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[I'TRODUCcr()1' A L,\ ,vllTOf)OLOC(,\.
Mrros Y SOCIFDr\I)ES
sos", cuyo estilo oral s-mas familiar y mas directo- hemos conservado en lineas generales, pueden servir de propedeutica para una buena cornprension de nuestro siglo xx que se acaha y para la programacion de 10 que seran las primeras decades del tercer miJenio.
CAPiTULO I
El retorno del mito (1860-2100)
Cada vez mas personas que forman parte de nuesrra cultura occi dental, se 10 puede constatar todos los dias, se encuentran hoy en reso nancia con eJ terna del retorno del mito y de los resurgimicntos de las problernaticas y de las visiones del mundo que gravitan en torno del sirnbolo, en una palabra, en tome de esta "galaxia de 10 irnaginario"! en cuya atraccion se despliega eJ pensamiento contemporaneo mas pro fundo. Puesto que nosotros hemos entrado, desde hace un cierto tiem po -POl' "nosotros" entiendo nuestra civilizaci6n occidental-, en 10 que podemos [lamar una zona de alta presi6n imaginaria. Esta comenz6 en el siglo XLX, frente al estruendo triunfante de la revoluci6n industrial, con la eflorescencia rornantica y luego sirnbo lista, despues se infl6 progresivarnente para lanzarse -como dice don Basilio- a partir del com ienzo del siglo xx con el gran saito de los medios tecnicos audiovisuales. Entonces se fue instalando poco a poco ese clirna de alta presi6n en el cual toda la cultura occidental se com prometio, por las buenas 0 por las malas, a gusto 0 a disgusto. Efecti vamente, es a menudo a disgusto -y sus "efectos perversos" son bien notorios- como nuestra civilizaci6n , armada con el racionalismo rna ternatico excomunicador de imageries, produjo finalmente por e1 re finamiento de las tecnicas cientfficas mas alejadas de la imagen, el advenirniento material, la toma de poder de la "reina de las faculta des". En esta torna de poder, la invenci6n de la fotograffa por quirni cos habilidosos y su corolario, los medios tecnicos de la reproducci6n (de la " ti rad a") infinita del cliche, jugaron un papel inicial. Andre Malraux hace algunas decadas sefialaba ya en el prearnbulo de su "rnu-
I. Vease M . Maffcsol i (dir.), l.11 Crl!r/xie deI'Imtlgillr/in. Diriueatuourdel'tnturede C. Durand, Pans, Berg International, 1980.
[ 17 ]
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\NTROD UCCI(li" t\ LA .VIITODOLOciAo
Mrros
Y SOCIEDt\D F.S
seo imaginario'" que nuestros medios para "conocer" (es decir, para comprender y para explicar) una obra de arte se habfan centuplicado gracias a esa "tirada" ilimitada del cliche, gracias a las estratagernas fotografica s como agrandamiento, seleccion y contorneado de una parte del motive, montajes, etc. Desde entonces, la invasion de la imagen ha ido en progresion geornetrica: fotografia en colores, ani macion cinernatografica del cliche, transmision de las imageries por satelite e incluso auscultacion radiografica de la obra han lIegado a construir un "museo" -iba a decir, refiriendorne al titulo cruel de un libro dirigido contra Malraux- "inimaginable", al menos digamos que "no hubierarnos podido imaginar" hace solo diez 0 quince lustros: Paul Cezanne al comienzo del siglo x,x, Vicent Van Gogh a fines del siglo XIX, no tenian mas que malas litograffas 0 raros grabados de algunas obras maestras de la pintura italiana como unico "rnuseo ima ginario". Incluso en los aspectos escolar y pedag6gico, los nifios de migeneracion no conocieron mas que el Malet e Isaac miserablemen te ilustrado 0 ei Manual de bistoria de Uby. Mientras que en la actua lidad las obras de historia, y especialmente de historia literaria -como las firrnadas por Andre Lagarde y Laurent .Michard- estan pobladas de numerosas fotograffas que Began a acentuar, ya veces a "orientar", la pregnancia imaginaria de los textos literarios que presentan, En esta corriente de inflacion de la imagen, existe, por supuesto, la vulgarizacion -a menudo en los "ilustrados"- de un cierto psicoa nalisis. jSigmund Freud es realmente contemporaneo de los herma nos Lumiere, de Henri Cartier-Bresson y... de Andre Malraux! Los conceptos de Freud han pasado allenguaje cornun, han penetrado el horizonte de los comportamientos y de las explicaciones de todos y de cada uno. El "mito" de Edipo se convirtio en denorninacion co rriente, e induso el de Yocasta, para un publico un poco mas cultiva do, es decir, cultivado por la television y los "ilustrados", EI psicoana lisis revalorize, en un nivel paracientffico, medico y psiquiatrico, las nociones de simbolo y de imagen, dado que una parte del diagnostico psicoanalftico descansa sobre las imageries del suefio rememorado sobre el famoso divan del doctor Freud y de sus ernulos.' Se puede igualmente observar, como consolidando esta misma orbita actual de
2. Vease Ao Malraux, LesVoix du Silence, Paris , G aJlimard, \951 , cap. I.
3 Vease ] .-] Wun cnburger, Sigmund Freud, 11m vie, ttneepoque, IIl1e atun'e, BaJJand, 1985. °
°
m ,'('10/7/0 dcl miro (/860-2/00)
IC)
rehabilitacion de la imagen, Ia rnanera en la cual la critica literaria y artistica bascul6 desde una cririca preocupada ante todo por las expli caciones "historicas" extrinsecas <1 Ja obra -como la de Hippolyte Tai ne 0 mas aun la de Gustave Lanson-" hacia un acercarniento mas intrinseco de la obra que se denomin6, hacia los 50, la "nueva crfri ca". Esta ultima se volco en primer lugar sobre la ternatica de las obras, y el terna -10 veremos- apen
4. Veasc H. Taine, L'lntelligence, ParIS, 1870; Pbitosopbie de 1'(/11, ParIS, 1865-1869; G. Lanson, Manuel bibliograpbique de In litteratttre fi'(//lr(/i.l"e, ParIS, Hachctte, 1909,4 vol. 5. Vease H. Marcuse, L'Hommeunidimensionnel, ParIS, Minuit, 1968. 6. Vease M. Ferguson, LesEnjantsdu 11:':1"((/11, Pads, 1981. 7. Vease CI. Levi-Strauss, Tristes Tropiques, ParIS, Plan, 1955.
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di.itico. EI siglo XX, el siglo de Freud, es tamhien el de Georges Sorel y el de Alfred Rosenberg." Los dirigenres puritanos, inquie tos, no pudieron contener las presiones del imaginario politico ni la nueva reogonia del "culto a Ia personalidad". Alrededor de un per sonaje 0 de una ideologia politica se cristalizan verdaderas "religio nes seculares" -para retornar el titulo de la tesis de Jean-Pierre Si ronneau-" de las cuales mi generacion pudo ver desde mny cerca su eficacia aterradora ... Dicho de otro modo, todos esos indicios de una alta presion ima ginaria y simbolica en la cual "vivirnos y nos movemos" son el sindro me de una profunda revolucion, de un gigantesco resurgimiento de 10 que nuestras pedagogias -y las episteme resultantes- habian cuida dosarnente, durante siglos y siglos, rechazado 0, por 10 menos, mini mizado. En 10 que voy a precisar habra, entonces, dos partes. Una, bastante breve, donde resurnire 10 que ya he desarrollado en otro lugar relativo al movimiento profunda de iconoclasia y desmito logizacion del pensarnienro occidental. La otra en donde voy a tratar de revelar cuales son las diferentes motivaciones (ya no me atrevo mas a emplear la nocion de "causa ", porque prirnerarnente soy socio logo y se con G. Gurvitch'" que no hay "factor dorninante" y porql1e adcmas toda la episternologfa actual disuelve esta nocion en deterrni nismos "a causales"), I I las rnorivaciones, pues, de este resurgimiento actual de 10 irnaginario en general y del mito en particular. De esta rnanera, toda una larga tradicion pedagogics -y pOI' consi gniente cientifica y tecnica- se quiso, como 10 he escrito en mi pe quefio libro La imaginacuin simbdlica.'! verdaderarnente iconoclasts. No significa que Occidente -que ciertarnente conocio una querella histories de los iconoclasmas en su protohistoria bizantina- prohi biera las irnagenes como 10 hace el islam, par ejemplo. Este ultimo
8. Vcase G . Sorel, Rijle,riol1s SIIr III violence, Paris, M , Riviere, 1947; A. Rosenberg, Der lv(yllJII.l' das XX.7"brblll1den, I Iohcrnechcn, 1937. 9. VeaseJ.-P. Sironncau, Seatlarisarion et religion» politiques, La Haya, Mouton, 1982. 10. Vea se G. Gurvirch, La Vocation actuelle de Insociologic, Paris, Presses Universirai res de France, 1963,2 vol. 11. Vcase M. Cazcnave (dir.), LII Svncbronicite, I'p'me et ln science, Preface G. Durand, Paris, Albin Michel , 3" ed., 1995. 12. G . Durand, /:lmllgil/f/riIJII .1 'm !Joli'l1le, Paris, reed . Pres ses Universitaires de fran ce, 1964.
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proscribe 1<1 figuracion de la imagen de Ala y del Profeta, y rechaza representor al hombre, refugiando su creatividad artistica en caligra Has abstractas, mientras que Occidente parece haber multiplicado las figuraciones plenas de imagenes con una intenci6n iconoclasta total mente diferente. Mi maestro)' amigo el gran islarnologo Henry Cor bin mostro bien que esta censura de la imagen visual en el islam con llevaba a la par una interiorizacion intensa del imaginario literario y visionario. Corbin escribi6 al respecto un libro que es todo un pro grama: La imaginacuin creadora en el sujismo de 1b11 'Arabi. U Entre nosotros, en la "cristiandad", sucede exactarnente 10 inver so: se autoriza la proyecci6n desenfrenada de irnagenes visuales peru marginalmente, en los patios de recreo -por asi decirlo- de nuestras pedagogias y de nuestras episternologias, Al respecto siempre cito eJ ejemplo de la ley francesa sobre construcciones piiblicas que reserva un presupuesto a la ornarnentacion de los monumentos... ipero un presupuesto del "uno por ciento" del presupuesto total de la cons trucci6n! Es que en Occidente ha habido una separacion progresiva de los "poderes de la imagen" y los poderes efectivos, iconoclastas, tecnologicos, cientfficos 0 politicos. Todo el arte de la controversia, en Occidente, consiste en arrojar al adversario a las tinieblas exterio res de la "fantasia", del fantasrna, de 10 irracional, de 10 irreal. Cierta mente, las irnagenes estan autorizadas, se expanden sin control, pero como la Cenicienta de nuestros cuentos de hadas. De un lado, la ima gen reducida a un juego estetico, a un "ornarnento" de uno por ciento de valor; del otro, por el contra rio, el saber rentable, serio, el de la percepcion y del concepto, aquel tan querido, tan apreciado, del "pen sarniento sin imageries", segiin el celebre programa de la Denkpsycbo logie. H Es esta separacion de poderes la que hemos vivido hasta aqui, Y si rerrazarnos las etap<1s de esta minimizaci6n axiologica de la ima gen, nos darnos cuenta de que se rernonta a nuesrra antiguedad espi ritual, la de Aristoteles, derivada ella misma de la de Platen y de So crates. Se ha encerrado a la imagen dentro del dominio inferior del suefio y de la fantasia; un autor del siglo X'VIII, el cartesiano Nicholas de Malebranche, la pudo denorninar sin parpadear "la loca de la casa".
13. Vease H. Corbin, L'11l1agillfltion creatrice dam lesonjisnre d'l/TII 'AmM, Paris, flam marion, 1958. 14. Vease i\. Burloud, La Pensic d'apri» lcsrccbercbes "xperi1lJentales de fl.J. Watt , Ales scr ct Buhler, Paris, Alcan, 1927.
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Ii\:TRODl'CCI()j\' A L1\,'v([TODOLOCiA. ;\ t IT OS Y SOCIED.\DES
Denorninacion que Voltaire retoma con avidez en SlI Diccionario jilo srijlco... POI' el contrario, Oecidente privilcgio las dos Fuentes aristote lieas de su saber: la experienci a (la empiria) perceptiva, luego el con cepto y SlI 16gica, primeramente silogfstica, mas tarde maternatica. No se exactarnente cuando desernboco esta querella realmente en divorcio. En 1979, nos reunimos en Cordoba (cientificos de alto ni vel y menos cientfficos, ide alto nivel igualmente!), en una suerte de peregrinaje expiatorio, ya que Henry Corbin -que acababa de aban don al' este mundo- hacfa remontar ese divorcio tragico a la partida definitiva de Ibri'Arabi de Cordoba hacia el Oriente tanto geografico como espiritual, en oca sion de los funerales de su maestro Averroes, el traductor y resurrector en Europa del corpus aristotelico. A partir de entonces el Mediterraneo marca una ruptura entre la "imagina cion visionari a" del sufismo de Ibn'Arabi y mas hacia el este del shifs mo , por un lado y, por el otro, en Europa, el advenimiento del pensa miento pragrruitico descansa sobre la percepcion y eI concepto. Per cepcion y concepto que no autorizan como imaginario mas que los calc os "realistas" -Ia famosa mimesis- 0 los disefios formalistas. No se deja lugar alguno ala "irnaginacion creadora", al imaginario poetico. Quiza de allf data la catastrofe que separo a Oriente y a Occidente del pen sarniento, el pensamiento visionario y el pensamiento racional, desde Guillermo d'Auvergne hasta Descartes pasando por Santo To mas de Aquin o." Lo imaginario queda reducido para nosotros cada vez mas a la insignificancia ornamental, estetica, y, en vfspera s del siglo rornantico, el divorci o se consuma . Los poeras, "hijos de ese siglo ", quedaron muy sensibles oponiendo, con desesperanza altiva, por un lado al "filisteo" (jantigua reminiscencia biblica de los ene rni gos del Pueblo elegido!), el burgues inmortalizado y ridiculizado por el grabador Honore de Daumier, el que nada en abundancia 0 el "in dustrial", y por el otro lado el poeta so fiador, el irrisorio "prmcipe de las nubes", el Pierrot lunar, mago y profeta incomprendido... Asf te nemos este reparto de los poderes -constitutivo de una "topica", como 10 diremos despues- que se va ampliando en el transcurso de un siglo de triunfal revolucion industrial y tecnica. Si pase muy rapidarnente por esta lenta forrnacion del "mito del Occidente", que solo ven era la "positividad" de los objetos, de los razonamientos, de las maquinas y de los hechos historicos, es porque
15. Vease H. Corbin, Ell Islam iranien, Paris, Gallimard, 1972,4 vol.
El retorno del mito (1860-2/00)
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10 he hecho con mas arnplirud en otro lado, en ese pequefio libra que cite. Pero el siglo XJX, si marca el paroxismo del positivismo y de sus dogmas progresista y racionalista, abunda, si no en una "inversion" de valores, al menos en un retroceso. Puesto que, en ese siglo que cubre paradojicarnente tanto la revolucion industrial, el triunfalismo tecnico, su pragrnatismo por un lado, y por otro el ensuefio romanti co que encarnan los mas grandes poetas, rmisicos 0 pintores, se efec nia a partir de cierto momenta una especie de mezcla, una especie de mezcolanza entre estas dos corrientes no obstante tan enemigas. Esta mezcla es fa obra de los grandes filosofos sociales de la epoca: para Saint-Simon, para sus discipulos Barthelemy Enfantin 0 Fernand de Lesseps -el farnoso. constructor del canal de Suez-, para Charles Fourier, para Auguste Comte, el padre del positivismo y de su peque fia herrnana la sociologia, 10 "social" se convierte de alguna manera en el refugio, serio, no confesado, disfrazado de "fisica" 0 "fisiologfa" sociales, de 10 imaginario y del suefio utopico." Saint-Simon, Comte, tienen una filosofia progresista de la historia y para ellos 10 "irnagina rio" es sin duda ernpujado de manera manifiesta hacia los limbos pre historicos, hacia "estados" -"teologico" luego "metaffsico"- oscuran tistas y medievales. £1 estado positivista, el ultimo, el actual, sera el estado de la felicidad hurnana permitido por el progreso de las cien cias y de las tecnicas, jPero quien no ve que ese "positivismo" se instaura a la manera de un mito -que todos los resultados... positivos de la historia desmien ten-, y de un mito progresista que se posa paradojicarnente como destructor del mito! Cornte, como Saint-Simon antes que el en La religidn industrial, quiere superar y destruir el oscurantisrno del mito, pera por medio de otro mito, de orra teologfa que no es nueva, cuyos inventores son el abad calabres del siglo xm joaqum del Fiore y, se gun el bello estudio del padre Henri de Lubac," toda su nurnerosa "posteridad"... La herencia joaquinista es enorme y continua: se be nefician de ella jacques-Benigue Bossuet y Giambattista Vico, Con dorcet, Georg Wilhelm Hegel, Auguste Comte y Karl Marx.... Por 10 tanto, existe en efecto un "retroceso" causal porque, para combatir el
16. Vease P. TacusseJ, L'Attraction sociale, la dyna1l1ifJue de l'i7l1aginaire dam ln societe monocepbale, Paris, Meridiens, 1984. 17. Vease H. de Lubac, La Posterite spirituelle de]oacbinde Flare, LethielJeux, 1979 1980,2 vol.
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Mrros Y SOCIFD.·\lJCS
oscurantismo de la edad del mito y de las irnagenes "teologicas", se acennia una mitologfa progresista en donde triunfa el mito de Pro meteo! " y sobre todo en donde se entreven los "mananas que cantan" del reino final del Espiritu Santo. Nada i lustra mejor est.' colusion secreta entre el mito joaquinista y la ideologia del progreso que el proyecto de ley presentado el Z? de septiernbre de 1848 en la Camara de Diputados en Francia pOI' Pierre Leroux -e1 amigo y confidente de George Sand-, reconociendo en la Santisirna Trinidad, historiza da por el abad del Fiore, "la simple figura del ineluctable y del total mente natural Progreso de la Humanidad...". La laicizacion de 10 teo logico, lejos de debil itar el mito, no hace, absorbiendolo en la moder nidad positivista, mas que reforzarlo, al transfundirle de alguna rna nera la sangre nueva del modernismo. Sin duda, no se nos ha acosrurnbrado a leer ese siglo XIX de la industria a traves de un contexte tal de remitologizacion. Nuestras pedagogfas se esforzaron por ver, en ese siglo de la maquina de vapor, al heredero glorioso de las Luces. iDe ningiin modo son los doctos teoricos de las ciencias sociales del sig:u X1X los que intentaron des mitificar nuestro quietismo progresista! Y sin embargo... sin embar go Saint-Simon, Cornte sobre todo, quieren fundar, y fundan (en Rio de janeiro existe todavia una institucion asi), una religion nueva! " con su liturgia, su calendario e jincluso su santoral ! Y sin embargo... (sa bemos por que Karl Marx se deja crecer una barba tan linda, la barba mas linda de la historia moderna? Simplernente por su adrniracion hacia un busto helenfstico de JUpiter (cuyo molde siernpre guardo en Londres, en la antesala de su escritorio), sofiandose el mismo como el fundador olfrnpico de los tiempos rnodernos, Efectivamente, la teo gonfa es el primer modelo de un cierto progresismo: despues de la edad de los Titanes, despues del reino de Kronos, de pronto irrumpe la edad de las Luces olfmpicas, la edad del orden jupiteriano... Es exactarnente a ese Zeus de Olirnpia al que Karl Marx quiso cons cienternente, muy conscienternente, parecerse... Pues, ya, que clirna extrafio eI del siglo XIX, en donde el progre
18. Veasc R. 1r0\1S S011, Le Tbhn e de ProllTi,bit· dans III litrerature europeenne, Paris, Droz, 1%4. 19. Veasc A. C ornrc , Cours de Philosophic positive, Paris, 190R, 2 vol. Acer ca de esas "desviaciones" acruales del sigl o XL" vcanse los recientes rmbajos de Alain Pessin y de Patrick TIC\1Ss el.
El rctoruo del unto (/860-2 /()O)
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sismo marcha sobre su impulso tecnologico triunfante hasta nues tra propia epoca , pero donde ya constructores de ideologfas total mente miticas (en el sentido muy peyorativo como 10 entendian los positivisrnos, es decir, 110 verificadas, uropicas, fantasnuiticas ...) ase dian hi asepsia racionalista, Ya la "historia" y sohre todo las proyec ciones fururas de la historia estan muy cerca del "relatar" novelesco de Honore de Balzac y luego de Emile 20Ia ... La Feuomenologia del espiritu de Hegel," en donde se ve en grandiosas perspectivas al Es piriru revelarse poco a poco a simismo, es por 10 menos una epope ya, como 10 es el materialisrno historico de Marx: la historia se de tiene aquf en la organizacion del Estado prusiano; alia, en la socie dad sin clases. Sabemos como la historia misma desmitifico bajo nuestros ojos a esos hermosos fantasmas. Tenemos entonces el ejem plo de una emergencia muy explicita del mito en el seno de una ideologfa que se cree desmitificante. Y esa observacion nos permite entrar en Ia parte escncial de mi desarrollo. Es decir, la exposici6n de los motivos que creo que generan el resurgimiento deliberado del mito en el siglo xx. Existe una motivaci6n que se encuentra en la raiz de todo carnbio: es la saturacuin, "Uno se cansa de ser platonico, y eso es 10 que signi fica Aristoteles", decfa el filosofo frances Alain. Nuestro conternpo raneo el sociologo ruso-arnericano Pitirim Sorokin subrayo mllY bien ese fenorneno durante el pasaje de las civilizaciones de una etapa ima ginaria a la otra." Para este soci61ogo es asi como, por una suerte de anemia de los grandes ternas inspiradores, basculamos desde uno de los tres "estados" que el disciernc hacia otro, abandonarnos una "vi sion del mundo" pOl'otra. Por ejernplo, desde el fin del siglo XVIII ala mitad del )"'L\': la herencia de las Luces, el sbock de la Revolucion Fran cesa, pusieron en primer plano, en todos los autores, desde]oseph de Maistre a Karl Marx -corno Raymond Trousson bien 10 mostro-, el recurso del mito de Prometeo, el Titan blasfemo, rebel de, que roba el fuego divino para ofrecerselo a la humanidad. Contestatario, la dron del secreta de la potencia divina, benefactor de los hombres injustarnente castigado, tales son los rniternas que construyen esta gran
20. Vease G.\N.F. Hegel, Pbdnomenologie des Geistes, 1807, en Siillltlicbe werRe, Stutt gart, 1827,20 vol,
21. Vease P. Sorokin, Social and Cnlmm! Dynamics, Boston, Poter Sargent, 1957, 4 vol.
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I!\!TRODlICCI()!\: A LA .vIITODOLOCiA. j\ 1JT OS Y SOCIEDADES
imagen que llegara a confonnar, por supuesto, la biograffa mitica de Napoleon, como Jean Tulard bien 10 esmdi6. 21 Poco a poco este mito esta como min ado, desgastado, por los "des tellos" -vereruos mas tarde el sentido tecnico de este concepto- del nocturne rornantico. En la ultima mitad del siglo, frente a los desen cantarnientos tecnicos, frente a los "efectos perversos" como la pro letarizaci6n galopante -pensemos en la Inglaterra de Charles Dic kens y de Karl Marx...-, frente a ese rnalestar prometeico que Ilega ran a escandir las guerras napoleonicas primero, luego las guerras coloniales, mas tarde la destruccion sangrienta de 1870 yel fracaso de la Comuna, poco a poco se infiltran las mitologias desengafiadas de aquellos que, finalmente, se llarnaran a sf mismos los "decadentes"." Denominaci6n rabiosa, no para constatar el declive de una civiliza ci6n material en su apogeo, sino para desolidarizarse de los efectos perversos de un triunfalismo industrial, progresista, positivista inso lente. Nos lIamamos "decadentes" hacia los 70-80, jun poco como actualrnente nos Ilamamos "posmodernos"! Es a fines de ese siglo cuando aparecen tarnbien los grandes rerni tologizadores. Uno de ellos, Thomas Mann, el celebre novel ism ale man que va a erigir contra el mito nazi de un Rosemberg el mito de Jose en la tetralogfa de Josey sus bermanos.l" vio bien con conocimien to de causa que, en este domino recuperado del mito, Richard Wag ner y Emile Zola marchaban al mismo paso." jSorprendente consta tacion, en primera instancia, y que trastorna nuestros cliches pedag6 gicos habiruales! Ahora bien, tanto el padre del drama lirico como el padre de la novel a naturalista restauraron de manera muy consciente -explicita para Wagner, mas oculta para Zola-la utilizaci6n del mito como estructura profunda, como asiento comprehensivo, de toda narraci6n dramarica 0 novelesca. A estos tres grandes nombres -Mann, Zola y Wagner- hay que agregar por supuesto el de Freud cuyos tra bajos, durante mas de cincuenta afios, van a dar el color principal al rio de las resurgencias de 10 imaginario y de los simbolos." Agregue
J. Tulard, Le Mytbe de Napoleon, Paris, Armand Colin, n. Vease J. Pierrot, L'lrnagillaire decadent, PariS, 1977. 22. Vease
1971.
24. Vease Th. N[ann ,.7o.l"epb lindseine Briider, Berlin , 1933. 25. Vcase Th . Mann, SOIlJfmnce et gTlmdeul' de Ridiard U/ngllel", Paris, Fayard, 1933. 26. Vease S. Freud, Trois c.I".I"ny.l" .1"1/1' In tbeorie de la se xtt alite, 1905, cf. S;;,ntlicbe Werl«, Francfort, 1940-1952, 18 vol.
El retorno de! mito (1860-2100)
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mos a Nietzsche a ese cortejo, el mas consciente de ese carnbio de divinidades rectoras del alma de un siglo, el padre de Zaratustra." el profeta vaticinador, luego el poeta jean-Paul, la "rnuerte de Dios", el fin de un Dios anciano y desgastado por el abuse de sus usos, el anun ciador del "gran mediodia" y del resurgimiento de los dioses anti guos, Dioniso 0 Hermes ... En la emergencia de estos "nuevos" mitos (j"siempre los mismos", escribira Michel Foucaultl)," se precipitan muchas confluencias: por ejemplo, la gran corriente de la pintura sim bolista ... No deja de ser irnportante que actualrnente redescubramos a esos pintores dernasiado eclipsados pOl' el impresionismo: Gustave Moreau, Odilon Redon, los prerrafaelistas, Arnold Bocklin, Fernand Khnopff, Aubrey Beardsley, Giovanni Segantini. EI movimiento sim bolista es realmenre el signo de una saturacion de las visiones del mundo que se han vuelto por dermis contingentes a causa de la ideo Iogia del progresismo cientifico del que el neoimpresionismo foe uno de los paradigmas." iPero decir que una cosa cambia porque "duro bastante" no es un principio de explicacion en verdad probatorio! La saturacion es una explicaci6n facil.; Por esta razon algunos han refinado esta no cion haciendo intervenir los esquemas explicativos, entonces nue vos, del psicoanalisis, La revuelta de los hijos contra los padres se torno el vis a tergo explicativo de las "generaciones literarias"." Sin duda, es verdad que hay un cierto equilibrio entre la sensibilidad de los padres y la de los hijos, como bien sefialaron Henri Peyre 0 Guy Michaud," pero la duraci6n de un conflicto de generaci6n es una explicacion dernasiado corta para justificar movimientos como el romanticismo, el clasicismo 0 el decadentismo, que perduraron lar gamente durante mas de un siglo. Adernas, podemos preguntarnos por que ciertos "hijos" se rebelan todos al mismo tiempo y en el mismo senti do contra ciertos "padres": (no existen, siempre y en todo momento, en una sociedad, la misma cantidad de "hijos" y la misma cantidad de "padres"? Ese "movimiento browniano" demo
27. Vease F. Nietzsche, Ainsiparlait Zaratbonstra, Parfs, Gallimard, 1989. 28. Vcase M. Foucault, LesMotset lesCboses, Parfs, Gallimard, 1966. 29. Vease R.L. Delevoy,]oIl171al dy sumbolisme, Ginebra, Skira, 1977. 30. Vease G. Mendel, La Revolu' contre Iepere, Parfs, Payor, 1972. 31. Vease G. Michaud, Iml'odI1L't;OI1 h une science de In iittirature, Esrarnbul, 1950; H. Peyre, Les Generations litteraires, Nueva York, 1947.
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gr.ifico basta para justificar
1<1 poca eficacia de la explicacion por las "generaciones literarias". Me parece rnucho mas deterrninante la segunda moti vacion, 50 ore la cual no insistire dernasiado aqui, pues la evoque nurnerosas veces y volvere eon mas detalle sobre este irnportante motive en el proximo capitulo. Por el memento digarnos que esta moti vacion con siste en el desmoronarniento de la epistemologfa clasica y en la total subversion -Gaston Bachelard habla de la "filosoffa del no"- de la "razon clasica"." No s610 el siglo x:x puso en tela de juicio, a partir de su aurora con Max Planck y Albert Einstein, las bases de la ffsica cla sica y de la geometria de Euclides sobre la cual ella se funda, sino que ayudado por la "mecanica cuantica" se encontro trastornado hasta nuestros dfas por los ffsicos de van guardia que fueron Niels Bohr, Werner Heisenberg 0 Wolfgang Pauli, sin contar la reflexion de epis ternologos como Edgar Morin, Stephane Lupasco, Hannah Arendt... Los cimientos sacrosantos de la logica y de la filosoffa clasicas se en contraron entonces totalrnente subvertidos. "Forrnas a priori de la sensibili•Iad", que nos habfa legado Kant, "categorias del entendi miento", herencia de Kant y Aristoteles, no son mas 10 que eran... Y este fenomeno de subversion epistemologies se arraiga en el siglo XIX por los alumnos de Charles Gauss, por las geometrfas de Bernard Riemann y de Nicolai Lobatchevski..Y Si queremos recordar 10 que ya he enunciado, a saber, que en la sociedad occidental hay dos "poderes": uno fuerte -el del racionalis mo clasico proveniente de Aristoteles y que culmina con Newton y las Luces-, el otro debil , irrisoriamente debil , porcion congruente y "parte maldita", toleradas por 10 imaginario, por sus pompas poericas y por sus obras artisticas, se puede conjerurar que si el poder fuerte se desmorona, se resquebraja e incluso se derrurnba, el poder debil se encuenrra ocupando automaticarnente todo el lugar estrategico que de este modo se dejo vacante por una especie de efecto de "vasos comunicantes": en cuanto uno se vacia, el otro se llena. Mejor aun: la dialectics feroz, las exclusiones axiologicas, las excomunicaciones epis
32. Vease G. Bachel ard, La Pbilosopbie du uon, Paris, Pres ses Universitaires de Fran ce, 1940 . 33. Sohre 101 epi srcm ologia contemponinea la bibliografla es enorme. Para un com pend io, yeast: Ga ston Bachelard, Le Nouuel Esprit scientifique, Paris, Presses Univer sitaires de France, 1971.
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temologicas, desaparecen: desde ese momento, los lfrnites entre la marcha cientifica y el discurso poetico se borran. Eso es 10 que signi fico y corroboro el memorable Encuentro de Cordoba en 1979, en donde por primera vez en siglos la ffsica mas moderna se sentaba en la misrna mesa del convite con los antropologos y los poetas." Esa es sin duda la segunda rnotivacion del cambio del mito a fines del siglo XIX: la mitologia de las Luces, que habia llevado con un exito brutal todos los artilugios de la razon, de repente se aniquila por las trans formaciones no euclidianas, no cartesianas, no newtonianas, de la ra zon misma. La tercera motivacion es la expansion de la antropologia. Esta expansion coincide can las conquistas coloniales de las naciones eu ropeas a fines del siglo XIX. Una curiosidad por 10 lejano y la extrafie za de 10 extranjero conduce primero a todos los "orientalismos" de los romanticos a partir de 1830, y luego al exotismo puro y simple: despues de 1861, el "niponismo"; a comienzos del siglo xx, "eI arte negro" y el jazz ... Pero si nos quedamos sobre eI plano unicarnente episternico, si no cientifico, de pronto irrumpe en nuestro pensarniento de adulto blanco y civilizado 10 que Claude Levi-Strauss llama el "pen samiento salvaje"." Las descolonizaciones del siglo XX refuerzan los descubrimientos coloniales del XL'{ en cuanto nos percatarnos de que los "hombres" -iY especialmente los "salvajes"!- "siempre han pensa do tan bien", como se atreve a escribirlo Levi-Strauss. Hay que citar aqui aroda la admirable escuela africanista francesa, desde Marcel Griaule hasta Germaine Dieterlen, pasando por Dominique Zahan, Viviana Paques y Jean Servier, quien se atreve a titular uno de sus libros EI hombre y 10 imiisible." Desde Georg Ferdinand Frobenius 0 desde George Frazer a Mircea Eliade, a Henry Corbin 0 a Roger Bastide, el hombre "blanco, adulto y civilizado" se abre a fenornenos aberrantes: suefios, relatos visionarios, trances, posesiones, que el Si glo de las Luces nunca se hubiera atrevido a citar con decencia. Des de ya se entiende que tal redescubrimiento del hombre "confluye"
34. AA.W., Science et Conscience, lesdeux lectures de l'Unioers, Coloquio de Cordoba, Stock, 1980. 35. L. Levy-Bruhl, La Mentnlite primitive, Pads, Alcan, 1925; Cl. Levi-Strauss, La Pensee JllI/vnge, Pads, Pion, 1962. 36. J. Scrvier, L'Homme et i'lnuisible (I 96-l), Pads, Rocher, 199-l; l.es Tedmiqnes de l'inuisible, Paris, Rocher, 1994.
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Y SOCIEDADES
con los descuhrimientos del psicoanalisis freudiano y, mejor aun, con la "psicologia de las profundidades" de Carl G. lung. Estos antropologos de toda clase: etnologos, "historiadores" de las religiones, psicoanalistas, filologos, se reencontraron cada afio en su mayoria en ese crisol extraordinario que fueron durante cincuenta ai10S los encuentros de Eranos, en Ascona, en el Ticino suizo. Yo ruve el honor de ser introducido por Henry Corbin y Mircea Eliade, en 1964, a ese cenaculo, y realmente es alli -al margen, subrayernoslo, de todas las universidades del mundo-Ven don de, libremente, los uni versitarios mas eminentes crearon una ciencia antropologica nueva cuya base descansaba sobre la facultad esencial del sapiens sapiens: a saber, su indeformable poder de simbolizar, su "imaginacion sirnboli ca". Los diferentes horizontes de la "ciencia del hombre" al fin unifi cada (medicina, anatornia, fisiologia, psiquiatria, psicoanalisis, etno logfa, sociologia, historia y especialmente "historia" de las religiones, filologia, etc.) se encontraron de esta manera focalizados sobre el des cubrimiento del poder de las imageries y de la realidad (la "real pre sencia", como George Steiner escribiera en nuestros dias) de los sim
bolos." Esta "nueva" orbita antropologica en la cual estarnos y "nos mo vemos" alcanz6 de manera significativa al viejo marxismo mismo, el cual de algiin modo se subvirtio en su interior, incluso cuando desde 1917 parecia triunfar pesadarnente en las diversas revoluciones polf ticas mundiales. EI marxismo "ortodoxo", 10 sabemos, fundado triun falmente sobre una "inversion" de 1a dialecrica hegeliana en un "rna terialismo historico", hacia prevalecer, de un modo muy clasico en el industrial siglo XIX, la infraesrructura tecnologica y sus entornos ins tirucionales sobre las "superestructuras", es decir, las ideologfas mas o menos legitimantes. Sin embargo, en el interior del mismo marxis mo, en la tan interesante escue1a de Francfort, y tambien para el ita liano Antonio Gramsci, poco a poco se vio a las "superestructuras" volver a "rernontar la pendiente"." Ya Gramsci establecia que las su perestructuras tenfan de alguns manera un efecto de feed-back y mo dificaban Ia infraestructura originaria. Pero son sobre todo los ale
37. Vease G. Durand, "Le genie du Eliu et les heures propices", en Eranos fabrbucb, Insel Verlag, 1982, vol. 51. 38. Vease G . Steiner, Reeles Presences, Paris, Gallimard, 1991.
• EI autor utiliza la cxpresi6n familiar francesa "du poildeln bite". [N. de 1<1 T]
EI retorno del miro (l86(j-21 o»
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manes Walter Benjamin, Ernst Bloch, Karl Mannheim (autor de Ideo Jogia y !ttopfli) y Herbert Marcuse" quienes, en diferente grado, se percataron todos -para su gran estupefaccion a veces- del poder de las estructuras miticas y de las irnagenes sirnbolicas sobre los compor tarnientos sociales y sobre 10 que ellos llarnaban "la infraestructura". Estos descubrimientos en el interior de la ortodoxia marxista fueron muy decisivos: contribuyeron a liberalizar y hasta "tercer" una doc trina rigidamente dogmatics. Asimismo yeo con relativa sorpresa mis Iibros traducidos "del otro lado de la cortina", en Rumania yen Polo nia, iYo que nunca hice sacrificio, ni de cerca ni de lejos, a una teolo gfa historicista cualquiera!" Es que hubo, precisamente en numerosos pensadores criados y alimentados en el haren marxista, una doble torna de conciencia: la de la eficacia de las "superestructuras" y la de su corolario: la erner gencia de "disimultaneidades" (EmgJeichzigkeit), de vueltas "para arras", de "cumulos" (el terrnino es de Sorokin) del pasado en el paso hacia adelante -jque crefarnos bien acompasado!- del dcvenir y de la histo ria de los grupos sociales, Este descubrimiento -sorprendente, a ve ces aterrador para los religiosos del materialismo historico- no se lirnita al marxismo. A decir verdad, Giambattista Vico en el siglo XVIII, con la nocion de ricorso, bien habfa notado, aunque sin eco en la sin fonia heroica del Progreso, que la historia a menudo marcaba "vuel tas"." Pero la historia, hija primogenita de la Revolucion Francesa tan bien cantada por Jules Michelet, se habia ernbriagado de su pro pia sustancia en las "fiIosoffas de la historia", del siglo de Hegel, de Comte y de Marx. Se afirrnaba entonces que habia una Historia de la Humanidad, con dos H mayiisculas, sobre el modelo que proponian pronto las teorfas evolucionistas de las especies animales. La marcha hacia adelante, sin temor y sin retroceso, vislurnbrada por Comte, se salpirnentaba de herofsmo dialectico en los esquernas hegeliano y luego darwiniano, Sin embargo, a partir del fin "decadente" del siglo, pensadores
39. Vease K. Mannheirn, Ideologie et Utopie, Paris, Riviere, 1959; H. Marcuse, ob. cit. , 1968. 40. Vease G. Durand, Structurile antbropologice ale imngilln17lluui, Buearest, Un ivers, J 977; Wyobrazni« sywboli('z1/n, Varsovia, 1986. 41 . Vease G. Vico, Principes d'unescience nouuelle nutourdela commune naturedesnatio ns (1725), trad. J. Miehelet, 1835.
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I"'TROJ)L'CU(J:'\ A L.-\ .\IITOJ)OI.O(;i,,- i\1rlOs Y SOCIEJ),\DES
como Cobineau 0 el Richard Wagner de la Gdtterdiimmerung y, a cornienzos del siglo xx, Georges Sorel y Oswald Spengler," ya ha bran vislumbrado que 10 que nosotros llarnarnos "la historia" no s610 no marchaba hacia adelante de una sola zancada, sino que estaba sujeta a vueltas, decadencias, y que "las civilizaciones eran mortales" (Paul Valery) 0, mas aiin, que 10 que creiarnos objetividad positiva e indubitable del relato historico no era mas que mitologizaciones par tidarias y subjetivas. La sombra que conlleva la propaganda se pro yectaba sobre la ingenua objetividad positivists . Tan bien que se lle go a ernitir una "duda sobre la historia", como 10 escriben dos his toriadores conternporaneos, Guy Bourde y Herve Martin, que se ponen a hacer "Ia historia de la historia", como 10 hacen tarnbien Cl.-G. Dubois 0 J. Schlobach. iMal signo cuando un medico se inte rroga sobre enfermedades de las cuales su medicina esta gravida! Hay, sin embargo, una corriente profunda con R.G. Collingwood a partir de 1946, con el "presentismo" de Henri 1. Marrou, el "recepcionis mo" de C. Beckee y de Hans-Robert jauss, el "relativismo" mitigado de Raymond Aron," el escepticismo absolute de Paul Veyne'" al cons tatar que no se puede proponer ninguna diferenciaci6n objetiva en tre la novela y la historia ... Pero sobre todo es la obra de largo aliento de Georges Durnezil, heredero de los cornparatisras Antoine Meillet y J. Vend ryes, la que aporto las pruebas decisivas de la reduccion del relato historico al modelo mitico." Todos aquellos de entre nosotros que poseen una cultura clasica recuerdan haber leido como palabra de Evangelio -ies decir, de historiador!- el relaro de la fundacion de Roma segun el "historiador" Tiro Livio . iEncantamiento de nuestras adolescencias acunadas par las certezas positivistas! Estaban el rey Rornulo, Hora tius Cocles, Mucius Scaevola, Tarpeia ... Sin embargo, es Durnezil sin duda -erudito de una enorme informacion cultural- quien cornenzo a enconrrar un cierto parecido y una semejanza filologica esencial entre los terrninos y los roles que denotaban la historia romana pri
42. Vease A. de Gobineau, Essai JIll" l'i71igaliti des races, J 880; O . Spengler, Le Didin du l'Occident (1916-1920), Pans, Gallimard, 1948. 4 3. Vcase G. Bourde y H. Martin, Le.•· Ewles bistoriques, Paris, Seuil, 1983; Cl.-G. Dubois, La Conception de l'bistoire fII Fm71Cf au >..1·7c. ...iecle, Paris, N izet, 1977. 44. Vease P. Veyne, Comment 0/1 ecrit I'bistoire, Paris, Seuil, 1971. 45. Vease G . Dumczil,]lIpitC'l; ;Han , Qllit'illll.l', Pans, Gallimard, 1941-1948 , t. I, II, III.
El retorno del mito (/860-21 DO)
mitiva, y los roles, los terrninos, las situaciones que connotaban los mitos indoeuropeos desde Escandinavia hasta la India actual. Sefial6 minuciosarnente que eran los rnismos rnitos fundadores, con sus ro les, sus situaciones, sus atributos y sus denominaciones filol6gicas, los que se encontraban en los germanos, los escandinavos, los celtas, los indoeuropeos de Asia central, los caucasicos, los indios de la India yen ... jTito Livio! Dicho de otro modo, 10 que alguna vez se ensefia ba como historia de Roma no era mas que el muy arcaico e inmemo rable relato de un mito indoeuropeo. Pienso -iY la Academia France sa, ante la insistencia de Levi-Strauss, finalmente acaba de honrar tardiamente a Dumezill- que la enorme labor de este erudito frances relativiza y pone en duda los dominios, hasta aqui patentados "positi vos", de la historia en beneficio de 10 que se puede llamar las profun didades miticas de todo relato humano. Como 10 vio profundamente Thomas Nlann,4610 que "sondea" la sed de comprensi6n del hombre a traves de la unidimensionalidad del relato historico es 10"insondable" del sentido, 10 que hace de un acontecimiento un advenimiento sim bolico (kerygma). Eso era rehabilitar al mito de modo brillante contra las usurpaciones descaradas de la historia. Esta brecha en la fortaleza historicista fue ampliamente ensanchada, sea en los trabajos recientes de Pierre Solie y de Philippe Walter sobre los mitos cristianos, en los de Andre Reszler sobre los mitospoliticos modemos" 0 los de mi amigo Sironneau sobre las religiones polfticas conternporaneas. ,Que hay para decir? S610 que en una historia moderna que cam i na a paso mas 0 menos cadencioso hacia el progreso y el porvenir radiante de la humanidad, nos damos cuenta de que los dados histori cos estan mas 0 menos cargados. Algo se podia conjeturar, despues de que Ernst Bloch descubriera con espanto que la marcha de su siglo -jel nuestro, el xxl- no ascendia hacia porvenires radiantes, sino que de repente se fisuraba, retrocedia, se detenia bajo la ofensiva de la disimultaneidad nazi ... Y es alli en donde se debe meditar sobre las "facilidades" del exito del nazismo en Europa, jasi como Joseph de
46. "Profundo es el pozo del pasado. ,No deberfamos decir que es insondable?", es la frase inicial del "Preludio" de Joseph et sesfreres: "Las historias de Jacob". 47. Vease R. Girardet, Mytheset mythologies politiques, Paris, Seuil, 1986; A. Reszler, LesMytbespolitiques modemes, Paris, Presses Universitaires de France, 1981;Ph. Walter, La Mythologie cbritienne, Paris, Entente, 1992; P. Solie, Le Sacrifice, Paris, Albin Mi chel,1988 .
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Mrros Y SOCJF.lJ.\DES
Maistre meditaba sobre las "facilidades" de la Revolucion Francesa! tC6mo uno de los pueblos rruis "civilizados" de Europa, la cuna de una parte inmensa de la culrura europea, a quien se Ie debe Goethe, Schiller, Bach, Beethoven, Einstein, Weber, Cassirer, Holderlin, como ese pueblo que Germaine de Stae!" proponia como modelo y oponia a la barbarie napoleonica, como ese pueblo se precipito en los brazos de un remitologizador de opereta, 0 mas bien de tragicornedia, y ad hirio hasta el crimen al sistema tan sirnplista del Mito del siglo .'0: de Alfred Rosenberg? Es que el nazismo, como la Revolucion Francesa, proveyo a un pueblo, con ingenuidad y brutalidad, de un con junto de ritos y mitos, una protesis de 10 religioso, del cual el aleman del Kul turkampf como el frances de las Luces se hallaban privados; Wotan -como 10 denuncia Jung a partir de 19363 ) era dernasiado rechazado por las Iglesias reforrnadas y el Estado prusiano como para no adqui rir una fuerza aterradora en las profundidades del inconsciente ger rnanico. Asf de "facil" fue la irresistible ofensiva, en Francia, del mito revolucionario, de su corolario el Terror, y de su prolongacion napo leonica. Jean Tulard ha escrito dos libros sobre la rapida ernergencia del mito de Napoleon." Exito fulminante, adhesion cuasirreligiosa a ese pequefio oficial corso que se proponia como el resurrector de un Santo Imperio revisto y corregido por las Luces. No hay que olvidar que Bonaparte fue tal catalizador del mito que desde su desaparicion se pudo escribir un libro, Como que Napoleon nunca existio, reabsor biendo la personalidad historica del farnoso general en un mito solar: nacido en una isla al este, muerto en una isla oceanica al oeste, escol tado por doce mariscales... Asimismo, en Portugal, toda una parte esencial de la historia ~no esta fundada sobre el resurgimiento del mito gibelino -e incluso del mito augusteo isi le creemos a Joe! Tho mas~-q sobre ese mito del retorno del ernperador "oculto" quien, a pesar del testimonio de sus restos que descansan en el convento de Jeronimo cedidos por la generosidad de un califa, sigue siendo "espe rado" casi cuatro siglos despues del desastre de Alkacer Kebir? A ori
48 . Vease G. de Stael, De I'Alle1l1ngne, Charpentier, 1810. 49. Vease e.G. lung, Aspects dn drnme contemporain, Bucher-Chastel, 1951; M. Elia dc, !I,[)'thes, "eves et mystires, ParIS, Gallimard, 1957. 50. Vease]. Tulard, ob. cit. 51. Vease ]. Thomas, Structures de i'Imngi77nh'e dan..-I'Elliide, Paris, Belles Lettres, 1981.
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llas del Tajo, la restauracion de los Braganza, el advenimiento de la Republica, el advenimiento de Antonio de Oliveira Salazar, la eflo rescencia de la Revolucion de los Claveles, (no fueron recibidos a su rurno por unos y por otros como el mensaje del rey oculto, del rey heredero de la farnosa profeda de Ulrico? Tanto es asi que las sorprendentes "facilidades" de la historia, en una suerte de evernerisrno "al reves", no se deben mas que ala peren nidad "coriacea" -segiin la expresion de Roger Bastide- de un rnito fundador del grupo social. (Por que reaparece el mito, trafdo se entiende por medios audio visuales tecnologicos hasta ahora nunca alcanzados, pem reaparece de manera sorpresiva, salvaje,imprevisible, en el corazon de la quie tud triunfalista del cientificismo vencedor? No mas de 10 que se pu diera inducir 0 deducir la ofens iva del nazismo en el corazon de la Republica de Weimar, 0 el regicidio y el Terror del idilio monarquico de 1789. Hay, por 10 tanto, en el seno de la narracion historica unidi mensional preapitados miticos -10 que Abraham Moles llama "explo siones" miticas, de las que hablarernos mas tarde- que son al mismo tiempo precipitaciones historicas, Ahi estan realmente las famosas "aceleraciones de la historia", pero que no son propias de nuestra modernidad. Aceleraciones sin duda, pero tarnbien brutales bifurca ciones. Lo que Ernst Bloch , con los lamentos de un progresismo des mentido, llamaba "disimultaneidades". Sobrevienen tales fen6menos de "aceleracion", de "precipitados" o de "coagulacion" miticos en cuanto, en una civilizacion dada, las instiruciones no han seguido el lento movimiento de las visiones del mundo. Y bien parece que, en el fin del siglo )L'(, las naciones hubie ran llegado a ese momento. En una epoca, precisamente, en donde los mitos cornenzaban a volver a los horizontes de la sensibilidad y del pensamiento occidental, en una epoca en la que Wagner, 201a , Nietzsche, Freud, inyectaban con su arte a un Occidente estrecha mente racionalista los germenes de fascinantes mitologfas, los gran des magisteries del Occidente -Iglesias y Estado- le pusieron mala cara a la remitologizacion. En un principio las Iglesias, fieles a una tradicion que se exacerbo sobre todo despues del fin de una cristiandad todavfa portadora de mitologfas, erradicaron todo rastro de recursos a las mitologfas pre cristianas 0 incluso sirnplernente medievales. La politica de desmito logizacion se acelero a partir del siglo ;"''V11I, infectada por josefismo y febronianismo ... En el siglo XIX, del Concordato se paso al Concor
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1!''TRODUCCI<')N A LA MITODOLOGiA, MITOS Y SOCIEDADES
dismo. Una multitud de teologos, desde eJ abad Moigno hasta Teil hard de Chardin pasando por Alfred Loisy 0 Bullman, se esforz6 por calcar las verda des de la fe sobre las diferentes -ifluctuantes!- verda des cientificas, pero sabre todo sobre la fasciname y pretendida "ciencia historica", tan legitimante y tan legitimada por un encarnacionismo mal comprendido. De esta manera las Iglesias metfan el dedo en el engranaje de la secularizacion, multiplicando los "concordatos" con los po de res profanes y los aggiornamenticon la moda del tiempo pre sente y fugitivo. Paralelamente, los poderes politicos -que se disfra zan de cortejo de "ciencias (sic) polfticas"- renegaron de su carisma mitol6gico, ya que todo poder reposa sobre un consentirniento, un "aumento" (augustus, de auge1'e) mitogenico. En el mismo sentido, Iglesias y Estados dernocraticos laicizaron los saberes, secularizaron los poderes... Georges Gusdorf pudo hablar graciosamente al respec to de una "desavenencia cordial entre las Iglesias y los Estados... ".52 Occidente, sacrifidndose a las mitologias desmitologizantes de los positivismos, perdi6 de esta manera magisterio religioso y magis terio politico a la vez. Lo que explica que haya habido en nuestras sociedades "modernas" una enorme falta, una enorme y anarquica aspiracion hacia todas las cosas maravillosas, todos los suefios, todas las utopias posibles. Al pasar y para ilustrar en que medida la parte de 10 imaginario -de la que el suefio es una gran manifestaci6n- es indis pensable para la vida normal del hombre y del animal, recordare aquf las experiencias de Michel jouvet.!' que mostraron con una experi rnentacion precisa que el gato privado de suefio se tornaba rapida mente neur6tico, insomne, alucinado... 2C6mo probar esto, nos pre guntaremos? Y bien, recordando en primer lugar que el comporta miento del sofiante -y esto esta confirmado por el electroencefalo grama- y el del simple durmiente son radicalmente diferentes: cuan do uno duerme profundamente, se conserva el control postural, los rmisculos permanecen tensos en posruras de equilibrio; en el "estado parad6jico" del suefio, por el contrario, hay una relajaci6n de toda la contexrura muscular... Basta con poner en un recipiente lleno de agua el islote de una media esfera resbaladiza y hacer subir al gato que se duerme... Siempre que duerme profundamente, el minino conserva
52, Vease G. Gusdorf, Naissance dela conscience romantique all siecle des Lumieres, Paris,
Payor, 1976.
53, M. jouver, Le Sommeil et le Riue, Paris, O. Jacob, 1992.
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el equilibrio, pero en cuanto suefia, ipumbale!, se cae al agua y des pierta ... EI resultad o es que muy rapidamente el gato privado de sue nos tiene alucinaciones aterradoras, descargas de adrenalina repenti nas sucedidas pOl' irritacion, agresividad, neurosis... Con un procedi miento semejante (reernplazando el bafio forzado pOl' una leve des carga electrica 0 un timbre), se procedi6 a una experimentacion iden tica sobre voluntarios humanos, y se obruvieron rapidarnente (al cabo de ocho a diez dias) las mismas perturbaciones. Estas experiencias de clinicos demuestran bien que existe en el animal superior y en el hom bre una necesidad vital de sofiar... Como 10 escribia iiltimamente Ba chelard, hay un "derecho de sofiar" fundamental , constitutivo de la vitalidad normal del sapiens sapiens. Pero ~no es un fen6meno parecido el que nosotros, "antropolo gos", constatamos sobre el plano colectivo (cultural y social), en cuanto tratarnos de privar al "adulto blanco y civilizado", como se ha hecho en las pedagogfas positivistas, de la "actitud sofiadora", 0 bien sofian te 0, mejor dicho, del poder simb61ico constitutivo de las mitologiza ciones? En cuanto se trata de reducir la educacion del hombre a un adiestramiento tecnocratico, funcional, pragmatico, burocratico... se produce automaticarnente una "transferencia", dirfa un psicoanalista, de ese poder "vital" hacia los horizontes salvajes de ensofiaciones en libertad... Es exactarnente 10 que pasa hoy en dfa ante nuestros ojos, ya que no hay mas magisteries para reconocer y encuadrar al incoer cible poder de sofiar... Muchas pedagogfas y especialistas de ciencias de la educaci6n se rebelan cada vez mas siguiendo los pasos del profe sor Bruno Duborgel " contra un sistema de educaci6n que -si cree mos en los trabajos del premio Nobel Roger Sperry- jse puede tachar de herniplejico! ~Cuantos padres se horrorizan al ver a sus hijos, es peranzas brillantes para la Escuela Politecnica, el ENA 0 Ciencias Polfticas, afeitarse el craneo, vestir una tunica amarilla y retirarse a una "secta" de Krishna siruada en el Cantal ( jes menos lejos que Kat mandril)? Si nuestras sociedades fueran tan racionales como 10 quie ren y 10 dicen, jhabrfa en nuestros gobiernos un ministerio de Sectas como ya existe un ministerio de Cultura! jP u esto que las sectas estan cada vez mas expandidas, y las Iglesias desafectadas estan cada vez mas celosas de su competencia! jExiste un buen porvenir, para nues
54. Vease B. Dub orgel, Imaginaire et pedagogie, de l'iconodasme scolaire ala culture des songes, Le Sourire qui mord, 1983.
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II':TRODUCC:I<',1': t\ LA MITO[)OLOciA. i\'l!TOS Y SOCl ED:\DES
tros esrudiantes aprendices de desocupados; existe un porvenir muy lucrative en hacerse gurti, charnan 0 derviche girovago! He tratado de mostrar como, progresivamente desde la decades ter minales del siglo XIX, hemos entrado -POl' diferentes "motivaciones" en una zona de intensas remitologizaciones. Hay que agregar que 13 ausencia de magisterios colectivos para controlar las olas ofensivas de nuevas "teologfas" abandons nuestras remitologizaciones a riesgo de sus efectos. Un mito, en sf mismo, no es ni bueno ni malo. Es la utiliza cion que se hace de el, es su totalitarisrno "rnonocefalo" el que puede ser peligroso. Y el alarde contra los efectos desastrosos de una ensofia cion monopolizante ("obsesiva" si se quiere) como los efectos terribles de un mito totalitario -jlease el mito progresista y positivista!- es justa mente el establecimiento y la ensefianza de una "ciencia del mito", de una mitodologia. Si queremos decirlo de otro modo, es el mito frater nalmente "abierto" de Josey sus bermanos y de las multiples Historias de Jacob el que s610 puede oponerse al aterrador Mito del siglo xx, a la supremacfa de la raza de los Wiilsungen y de la "bestia rubia" sobre el conjunto de los mitos fundadores de la humanidad ... Sin embargo, quisiera insistir en el defase que existe, en nuestras sociedades occidentales modernas, entre las diferentes instancias mito genicas. En efecto, cohabitan en nosotros tres poblaciones -tres estra tificaciones- que poseen, cada una, su mito fundador propio. En pri mer lugar hay una estratificacion pedagogics, la mas decisiva pOl' ser la mejor financiada. Nuestras pedagogfas siguen distribuyendo a una po blacion de al menos cinco a dieciocho afios (y mas bien de tres a veinti cinco afios...) la ideologfa prorneteica del siglo XIX. Enviamos a nues tros chicos a la escuela obligatoria y gratuita, para que tengan si no un oficio, al menos la ideologfa de un oficio totalmente integrado en la tecnologfa y el ideal de "crecirniento" de nuestras sociedades. Desde nuestros jardines de infantes, se exhibe con orgullo una computadora allado de los indispensables orinales para los chicos. Se multiplican las "ramificaciones" de una sola rama, esperando encontrar "salidas" para todos. Es esa la buena y vieja pedagogia positivista, que reposa sobre el metodo cuantitativista, el metodo objetivista, el metodo agnostico, EI Prometeo libre es encadenado, devorado por el buitre de las reglamen taciones. Este exclusivismo totalitario reina todavia como un senor al cabo de casi diez siglos ... sobre la pletorica institucion de nuestra peda gogfa. Es muy curioso que la mayor parte de nuestros politicos, incluso los ministros de Educacion, tanto de derecha como de izquierda, se complazcan con este mortal caracter prima rio pedagogico, ernparcha do de afio en afio pOl' "reformas" agravantes...
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La otra estratificacion ideol6gica es la de los medios rnasivos. En apariencia es antagonist" de la mitologia de los profesores, de los maes tros y de tod os aquellos que intervienen, sea del tipo que fuere. En el mejor de los casos, que son pocos, el service de los medios esta asegura do pOl' los cazadores furtivos que no quisieron sorneterse al dictado universitario, pero, iay!, el mecliatico esta librado generalmente a los ilotas, a los que no pudieron enrrar en el magisterio del alma mater. Darnos mas bien aqui con los rnitos orficos 0 dionisiacos. Se les perm i te una cierta "anomia", como dirfaJean Duvignaud, una marginalidad. Pero una marginalidad dorada por Silvio Berlusconi 0 Bouygues inter puestos. Se podra magnificar, como el cine 10 hacia desde hace tiempo, al "miserable", al truhan, al permisivo... Sin duda, hay una liberaci6n cierta en las innumerables "variedades" de los medios, pero una libera cion salvaje cuya iinica regIa es "el rating". Pero sobre todo hay, en este nivel, un exrraordinario dominio sobre todos los otros poderes politi cos y, mas todavia, un dominio cuyas cabezas -iY sus bolsosl- dirigentes permanecen ocultas... En nuestra sociedad, los poderes politicos: eje cutivo, legislative, incluso judicial, se disolvieron en el enorme poder mediatico. Ya no son mas los politicos los que manejan los hilos de la "politica especciculo", sino los industriales sin rostro y sin nombre -jcomo Hades!- de 10 espectacular, Por ultimo, frente a la dialectica de sus dos poderes, hay un tercer estrato, el de los sabios, mas secreto, y con la fuerza del termino, mas "herrnetico". Sabios en la biisqueda del universo del mundo material: fisicos, astronornos, biologos, 0 en el universo del mundo humano (aquello que los alernanes denominan Geistesunssenscbajren. las "cien cias del espiriru") psicologos, sociologos, filologos... El resultado de todos esos esfuerzos cientfficos, que son los de una casta separada de todas las vulgarizaciones pedagogicas 0 mediaticas, es la construcci6n de una nueva mitologia, 0 al menos de una nueva vision del mundo que, mas alla de nuestras modernidades, se asemeja singularmente a otras, muy antiguas. Es asi como Niels Bohr recurre a un modelo chino inmernorial, el del taoismo, 0 tarnbien como Erwin Schrodin ger se refiere al vedanra para dar cuenta de las estrucruras de la fisica mas moderna... Olivier Costa de Beuaregard" reconocia en un ar tfculo que las mil y una paradojas de la mecanica cuantica, admirable mente verificadas poria experiencia y cuya interpretacion es general
55. Vease O. Costa de Beauregard, "Un cheminernent intellectu el", en Pensees bon du rond, Paris, Hachette, 1986.
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mente imposible en el marco de una metaffsica "realista a la occiden tal", 10 incitaban a recurrir a "una metafisica cercana a la maya del hinduismo". Es decir que nuestra fisica de vanguardia -y el enorme poder tecn ologico que contiene- encuentra los esquemas directivos de su propio pensamiento no en el positivismo pedagogico de Occi dente, en su binarismo aristo telico , en sus "forrnas a priori" newto nian as y euclidianas, en su determinismo galileano, sino en los mitos fundadores lIegados de otras partes 0 de antes de las conceptualiza ciones del siglo XVII de Galileo y de Descartes; tal el hermetismo, por ejemplo, como bien 10 mostro Francoise Bonardel en su tesis monu
mental." Finalmente estamos, en nuestras sociedades europeas, en presen cia de tres niveles miticos sirnultaneos, de los cuales uno data por 10 menos del siglo XIX -el de nuestras pedagogfas- y el otro consiste en una liberaci6n sostenida por medios tecnologicos enormes, estupefa cientes espirituales y visuales que distribuyen los medios y que per miten soportar las monotonias de la vida tecnocratica y burocratica que nos ensefiaron nuestras escuelas, Por ultimo, en la "soledad de la razon", como 10 escribia Ferdinand Alquie," pero de otra "razon", por 16 tanto mas solitaria, estan los sabios que se percatan, sin cono cerse entre ellos, que estan reencontrando mitologias descuidadas u olvidadas, que construyen, en Princeton 0 en otra parte, la gnosis" de nuestra modernidad... Hay que insistir much o sobre este punto: ellos "reencuentran" mitos. Puesto que en verdad se trata de "retorno". Es una ilusion muy superficialla de creer que hay mitos "nuevos". EI potencial genetico del hombre, tanto sobre el plano anatomico-fisiologico como sobre el plano psiquico, es constante desde que hay hombres "que pien san", es decir, despues de los quince a veinte mil afios de existencia del Homo sapiens sapiens. Levi-Strauss bien 10 dijo: "EI hombre siem pre ha pensado asi de bien con su «gran cerebro»", como dice Henri Laborit, y con sus dos hemisferios cerebrales de distintas funciones como 10 puso en evidencia Roger Sperry. Por eso, cuando un mito se desgast6 y se eclipsa en el habitus de las saturaciones, se vuelve a caer
56. Vease F. BonardeI, Pbilosopbie deI'Alcbimie, Grand(Euureetmoderniti, Paris, Presses Universitaires de France, 1993. 57. Vease F. Alquie, Solitude de/a raison, Losfeld , 1966. 58. Vease R. Ruyer, La Gnose de Princeton, Paris, Fayard, 1974.
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sobre mitos ya conocidos. El juego rnitologico, con un mirnero de cartas lirnitadas, es redistribuido inagotablemente y, desde hace mile nios por 10 menos, la especie Homo sapiens ha podido confiar y sobre vivir a causa de este "ensuefio" continuo, en el cual, por saruracion intrfnseca 0 por acontecimientos extrinsecos, se transmite la herencia rnitica. La roca del Sisifo "feliz" es entonces un sempiterno y torna salado ensuefio ... Sin embargo, nuestra civilizacion occidental habia sido muy des mitificante e iconoclasta. El mito era relegado y tolerado como el "uno por ciento" del pensamiento pragrnatico. Y bien, bajo nuestros ojos, en aceleracion constante, esta vision del mundo, esta concep cion del ser, de 10 real (Wesenscbau), esta desapareciendo. No solo mitos eclipsados recubren los mitos de ayer y fundan la episteme de hoy, sino que todavia los sabios a la vanguardia de los saberes de la naturaleza 0 del hombre toman conciencia de la relatividad constitu tiva de las verdades cientificas y de realidad perenne del mito. El mito no es mas un fantasma gratuito que se subordina a 10 perceptible y a 10 racional. E~ una res real, que se puede manipular tanto para 10 mejor como para 10 peor.
CAPITULO II
Epistemologfa del significado
Ahora hay que examinar el basarnento , el fundamento episterno logico, de este famoso "retorno del mito" y de 10 que mi s colaborado res y yo mismo tr atamos de hacer desde hace mas de treinta afios. Quisiera poner de manifiesto, a como epfgrafe de este desarrollo, la Frase de nn fisico frances, a quien citare a menudo, Bernard d'Espagnat. Yes muy notable que un fisico se perrnita tal reflexion, que mas bien parece firmada por Mircea Eliade, Carl G. lung 0 Karl Kerenyi: "EI mito de Prometeo , el mito del Paraiso Terrestre y el m odelo planeta ria del atomo -rnod elo de Niels Bohr- se asemejan plenamente". He aqui la exrrafi a comparacion que voy a tratar de co rnen tar -pero de comentar de m anera epistemologies y par 10 tanto " histo rica", ya que la epistemologfa es en gran parte " histo ria de las ciencias"- mostran do como se ha Ilegad o a un acercamiento entre el universo de la cien cia y el de los "ensuefios" del que el mito es el paradigma . EI famoso Encuentro de C ordoba, I en el que participe hace algunos afios , de alguna manera rubri co este acercarniento al denom in arse "Las dos lecturas del universe ". Encuentro a l que iban a sucederse tantos orros en Fez, Washington , Tsukuba, Viena, Venecia ... Hay que tratar de mostrar entonces como el "retorno del mito", un resurgimiento del acercamiento sim bol ico y de las Weltanscbauun gen que gravitan alrededor del simbolo, van en concierto co n una profunda modificaci on de las perspectivas metodologicas y episte rnol ogicas, EI metod a -proveniente de mctodos- es, 10 sa ben ustedes, el "c amino" que conduce a una verdad . EI camino ha cambiado pro fund amente. La verdad y su filosoffa -los alem anes dicen Wesenscbau:
1. Vease Culoquio de C ordoba, ob. cit.
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el "punto de vista sobre el ser"-, tarnbien. Puesto que la verdad esta al final del camino que cambia... Reflexionar sobre los caminos de 10 verdadero, sobre el metodo, es urgente para el pensamiento contemporaneo. Edgar Morin publi co hace poco tiempo a este respecto el segundo tomo de un vasto estudio consagrado al metodo.' Este terrnino, para los franceses, tie ne una resonancia muy fuerte, porque vivimos desde hace mas de tres siglos ala sombra del pequefio libro, terrible y terriblemente descon fiado -jsi puedo permitirme ese juego de sentido!- de Descartes, el famoso Discurso del metodo. Por 10 tanto, yo tarnbien me ubicare en una perspectiva no cartesiana, sernejante a la de Morin, pero enfo cando objetivos mas localizados, mas globaJes, que los de ese viejo amigo. (Como es entonces que, en nuestros dias, se reconcilian campos de nociones que, hasta aquf, eran tan adversos: el del "rnetodo cienti fico", de la carrera tecnocientffica, y el que agrupa las otras activida des del pensamiento: bellas artes, poesia, mfstica 0 religion? Hasta aqui, siernpre se ha opuesto un "rnetodo" racional , experimental, y por 10 tanto "serio", cartesiano si no socratico, a las imaginaciones errantes y locas del poeta, del mfstico, del teologo... La Grecia tardia, acentuando la distincion platonica, oponfa ellogos (palabra ambigua en griego, que designa el discurso pero tarnbien el calculo) a los pro cedimientos reservados (jcomo se dice de los indios en una "reser va"!) a los poetas, a los artistas, a los misticos, que se clasificaban facil mente bajo la nibrica del mitos (discurso cierto, sermo, pero desde muy temprano cargado del acento peyorarivo de "fabula", de irreali dad positiva, de imagen fantasiosa ...). Sin embargo, en nuestros dias, constatarnos que estos dos caminos tanto tiempo separados tienden a acercarse, incluso a acercarse en el seno de un denominador sernanti co cormin, llevado par nuestra presente cultura. Examinaremos entonces primero -y muy brevemente, ya que 10 he hecho en el capitulo precedente- la rnetodologia de la ciencia tal como ha sido practicada hasta el siglo xx. Luego trataremos de mos trar 10 que ha sido la revolucion epistemologies de ese siglo. Como de pronto, en algunas ecuaciones, este metodo todopoderoso, totali tario, se desmorono, implotando desde el interior por eJ rnovimiento mismo de la ciencia. Finalmente, en tercer lugar, rratarernos de des
2. Vease E. Morin, La Methode, Paris , SeuiJ, 1977,3 vol.
Epistemologia delJignijimdo
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cribir 0, mejor, de indicar como esta transformaci6n radical de las ciencias dichas "exactas" alcanza, 0 esta alcanzando, 10que Louis Neel (grenobles y premio Nobel de Fisica) denomina, para hacernos ra biar, las "ciencias inexactas", es decir nuestras "ciencias humanas", nuestras "ciencias sociales", e incluso -como 10decia mi antiguo pro fesor Guy Michaud- 1 las "ciencias de la literarura"... Desde entonces la famosa ruptura entre logos y mythos, entre trivium y quadrivium, entre ciencias duras y puras y saberes ernpirico, estetico, mistico, poe tico, esta desdibujada en el seno de una epistemologia general reno vada, unitaria en su diversidad, sisternica y holistica a la vez, 0 sea -si no Ie tememos demasiado a la palabra-, una gnosis, como 10 dice Raymond Ruyer," de Princeton y de otras partes.... Empecemos por resumir 10que habiamos adelantado en el capitu lo precedente, y que he consignado en mi pequefio libro La imagina cion simb6lica, relativo al "Occidente iconoc!asta". La imagen ha sido entonces cada vez mas minimizada y reducida al "uno por ciento" del costa total de nuestras inversiones ideol6gicas. La inflaci6n de las dialecticas de tipo socratico, plat6nico, aristotelico, escolastico, gali leano, cartesiano, no hizo mas que ampliarse en el transcurso de los siglos, acentuando no s610 el irremediable divorcio del pensarniento occidental y de los pensamientos "salvajes" de los diversos orienta les... sino mas aun y, sobre todo, "desgarrando" -Ia palabra es de Kant la conciencia occidental en una parte noble, clara y distinta, causa y signo de todos "los progresos de la conciencia" (Leon Brunschvicg titulaba asi a uno de sus libros),' y en otra parte, magra porci6n del "uno por ciento", "parte maldita" -segiin la expresi6n de Georges Bataille-," abandonada a los divertimentos cada vez mas mediaticos, Desde luego, sobre todo si hacemos la lectura a traves de la famosa "ley de los tres estados" de Auguste Comte (para la cual, 10recuerdo, s610 el estado positivista, el ultimo en fecha, tiene valor de acceso a la verdad, siendo los otros dos arrojados al oscurantismo de los siglos caducos), esra iconoclastia podria pasar por una simple seculariza ci6n. Sin embargo, no es asi porque la Iglesia se asoci6 de hecho, par
3. Vease G. Michaud, ob. cit. 4. Vease R. Ruyer, ob. cit. 5. Vease L. Brun schvicg, Le Progres de la conscience dans la pensee occidentale, Paris, Pre sses Universitaires de France, 1937. 6. Vease G . Bataille, La
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maudite, Parfs , Minuit, 1949.
Ir-:TRODUCCI<'lN t\ L\ .\IITODOLOGL~MITOS Y SOCIFDADES
otras razones, a la iconoclastia teologica. Es pOl'un mismo movimiento que el saber racional nacia con los franciscanos de la baja Edad Me dia, Guillermo de Occam y Francis Bacon, y que la Iglesia se aliaba con la reologia escolastica. Tanto para la ciencia naciente como para la Iglesia, la imagen es "idolatria'' pagana que hay que combatir, Etien ne Gilson,' el gran historiador frances de la filosoffa medieval, bien mostro, en la edicion crftica que hizo del Discurso del metodo, como Descartes -jmuy lejos de despreciar los escritos de Aristoteles!- era el heredero de la escolastica de Santo Tomas de Aquino. Y si sobrevola mos, mas alto todavia, con Henri de Lubac, Ja historia global de la filosofia occidental, vemos con evidencia que nuestros modern os cien tismos, sea el positivismo de Cornte y de sus sucesores, los fund ado res de la escuela publica en Francia 0 el materialismo historico de Marx, vienen en linea recta del reologo visionario del siglo Xlll joa qufn de Fiore." Los famosos "tres estados" de Auguste Cornte no son mas que el relevo apenas secularizado de las "tres edades del mundo" de la teologia paracletica de Joaquin. Nuestras pedagogfas francesas, durante siete siglos, desde la escolastica tomista hasta Jules Ferry -pasando pOI' los relevos de la ratio studiorum de los jesuitas, por las "pequefias escuelas" de los jansenistas, por el cartesianismo delibera do de los oratores-, hicieron ofrend as al enorme mito progresista puesto en marcha pOl' el abad calabres, Es sin duda esta fe mitologica en el progreso tecnico como madelo de todo progreso, en el "desarrollo" material, en el "crecimiento", la que sostiene a Occidente en una ico noclastia reductora: la creencia en la reduccion de toda imagen, de todo mito -asimilado a la "novela" 0 ala fabula-, a la porcion magra, al "acornpafiarniento" de la fe 0 del saber. No quiero insistir mas sobre este aspecto negative tan especffico de la episteme occidental. Sin duda alguna, es a partir del rornanticis mo, e incluso desde la aurora de este rornanticismo, al final del siglo >"'VIIl, en 10 que los franceses llarnan el prerromanticismo, como bien 10 mostro Henri Ellenberger en su historia del psicoanalisis" y como volvi sobre el terna en mi libra Bellas artesy arquetipos, cuando se in
7. Vease
E. Gilson , edicion critica de Discours de III Methode, Paris, Vrin, 1938.
8. Vease H. de Lubac, ob. cit. 9. Vease H. de Ellenberger, A In decouverte de l'inconscient, bistoire de III psychiatrie dyllllmiqnc, SI.\1ED, 197-1-; A. Mongl ond, Histoire interienre du prnromantismejim71·lIi.I·, Grenoble, 1929.
Epistl'lIIologin delsig7l!limtlo
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troduce una oposicion del reino de la Razon y el de la Empiria. La estetica del siglo XVIII con Edmund Burke y Joseph Addison en In glaterra, con Alexander Baumgarten e Immanuel Kant en Alernania, 10 presenta 0 expresa clararnente que hay otras vias de conocimiento fuera del razonamiento 0 de Ja percepcion utilitarista. EI gran Kant reconocfa que, para que Ia raz6n y sus categorias puedan funcionar sobre los datos de las "formas a priori de la sensibilidad", es necesario un terrnino medic que no es otro que la proyecci6n irnaginativa que el denomina "esquernatisrno trascendental". La estetica romantica reivindica hasta la evidencia los "poderes de la imaginaci6n", y Char les Baudelaire, en la mitad del siglo, consagrara a esta ultima como la "reina de las facultades", Pero este siglo de hierro -y de acero- que se abre con Robert Fulton y se clausura con Gustave Eiffel 0 Alfred Krupp, no Ilega a dar libre vuelo al poera "prfncipe de las nubes"... Sin embargo, todo esto carnbiara bruscamente en los primeros afios del siglo XX calendario, y es sobre las rakes de esta revolucion que siempre estarnos vivien do en 10 que ahora quisiera insistir. Mostrar como la misma ciencia, tanto por la usura del racionalisrno clasico como por la usura de la observacion "factica", se ha transforrnado radicalmente y ha permitido otra mirada -una "lectura" fraterna-ssobre los saberes "inexactos" de la poesfa 0 del mito. Tuve la suerte de ser alumno, discfpulo y amigo de Gaston Bache lard. 11 Es decir, del pensador en el cual el destino habra depositado tanto una considerable formaci6n cientffica como una insaciable pa sion por la poesfa . Profesor de Filosoffa de las Ciencias en la Sorbo na, autor de una tesis sobre "EI pluralismo coherente de la qufmica moderna", que denuncia en La[ormation del espiritu cienrifico las ton terfas de las irnagenes que producen "obstaculos epistemologicos", de pronto este cientifico, este epistem61ogo criado en el haren del positivismo escolar de principios de siglo, descubre, en ese memora ble libro que es El psicoandlisis delfuego, 12 que las imagenes poseen una coberencia tan pertinente como las largas cadenas de la razon deductiva o experimental. De hecho, Bachelard ha sido para nosotros el primer
10. Vease G . Durand, Beaux-Arieset Archetypes, Paris, Pre sses Un iversitaires de France, 1989; V Basch, Essai cri tique SII1' l'estbetique de Kant, Paris , Vrin, 1927. 11. Vease G. Bachelard, La Formation del'esprit scimtijique, contribution a 1II1e psy cba nalyse de In connaissance objective, Paris, Vrin, 1947. 12. Vease G. Bachelard, La Psycbanalyse du Feu, Paris, Gallimard, 1937.
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reconciliador, el primer cientffico que se dio cuenta de que si existe realmente un cierto orden rnetodologico, logico y epistemologico de la ciencia, no menos existe un orden de la no-ciencia, un orden de la poetics, del ensuefio, de 10 imaginario... Y si Bachelard mantenfa to davfa distancias entre ciencia y poesfa, a las cuales, decfa el, hay que "amar con dos amores diferentes", estas distancias se achicaron (como 10 he mostrado en un articulo sobre el "despues de Bachelard")!' en el curso de los cuarenta iiltimos afios, En realidad, si se pudo realizar un acercarniento poco a poco, es porque en el interior del bastion cientffico mas celosamente guarda do -el de la ffsica, el cual por su parte ha servido siempre de modelo desde Galileo para el "pensamiento verdadero"- una fisura se fue agrandando hasta modificar totalrnente la serenidad desconfiada de la certeza cientffica. Bachelard describio esta revolucion en un pe quefio libro, El nueuo espiritu cientijico, 14 donde daba cuenta de que los grandes descubrimientos de los fisicos de principios de siglo -Einstein, Planck, Bohr, Pauli, por citar a los mas conocidos- subver tian totalmente el consenso episternologico de los siglos precedentes. La ciencia, muy lejos de perpetuar en una redundante parafrasis el saber del siglo XIX, era por el contrario una suerte de oposicion dia lectica. Habfa entonces que repudiar la famosa imagen cartesiana del "arbol del saber", y reemplazarla por irnagenes mas polernicas de poda, incluso de derribamiento puro y simple. De ahi ellibro complemen tario del que acabo de citar, y cuyo titulo resume todo el programa: La filosofia del no. La episternologia einsteniana, por no citar mas que un ejemplo ilustre, es no euclidiana ya que utiliza la geometrfa de Bernhard Riemann. Es igualmente no newtoniana, ya que el tiempo einsteniano no es mas un continente absoluto del universo sino una variable ligada a un observador en desplazamiento. Finalmente, de los descubrimientos de Einstein y de los sabios de principio de siglo se desprende una filosoffa de la subversion epistemologies, activada en nuestros dias por los trabajos de Heinz Von Foerster, de Stephane Lupasco, de Edgar Morin, etc., pero que paso desapercibida cuando Bachelard publicara sus trabajos: no estaba en el "aire de los tiempos" de los 30-40, mientras que ahora 10 esta, jgracias aDios!
13. Vease G . Durand, "Le grand changement au l'apres-Bachelard", en Cabiers de l'Imaginaire, N" I, Privat, 1987. 14. Vease G. Bachelard, Le Nouvel Espritscientijique, Paris, Presses Universitaires de France, 1971.
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Este "despues de Bachelard" se desplego, como hada alusion, en el "espiriru de C6rdoba". En Cordoba, ffsicos como Fritjof Capra, David Bohm, Olivier Costa de Beauregard, astroffsicos como Her bert Reeves, neurologos como Karl Pribram, se "encontraron" con gente de "ciencias no exactas" como nosotros, antrop6logos, psicolo gos 0 poetas... Creo que es la primera vez que tal "encuentro" fue posible... jdesde el Renacimiento! Y descubri con asombro que fisi cos te6ricos, como pOI' ejemplo Costa de Beauregard, abordaban con mucha mas soltura y competencia que nosotros temas tabues como la parapsicologfa y la existencia de un "meta-ffsico". Porque no nos atre vemos a hablar de eso en nuestras facultades de ciencias humanas, bloqueadas en los positivismos del siglo XIX, mientras que ellos, los "cientificos'', hablaban en presente, si puedo decirlo, de sus ecuacio nes que daban cuenta de fen6menos de no-separabilidad, de relativi dad, de imposibilidad de observaci6n, etcetera. No hay que ceder en ese dominio a los cuestionamientos, motiva dos pOl' una prudencia celosa, que nos hacen ciertos cientfficos res pecto de la utilizaci6n transversal de los conceptos elaborados en un campo preciso del saber. Prohibirnos, como 10 hacia el respetable episternologo jean-Marc Levy-Leblond, utilizar la jerga de la encaje ra para referirnos al trabajo del herrero (he respondido a esta obje ci6n en un articulo de Mende fechado el 22-23 de julio de 1984). jYo replico que las nociones de la encajera de Vermeer estan mas cerca pOl'ejemplo de las del herrero pintado pOl' Le Nain que de los oficios de tejer programados pOl' computadora en Seiil en 1980! Asimismo, la prudencia demasiado grande de Rene Thorn" (que Ie vali6 una respuesta muy mordaz: "EI ucase del tio Tom", pOl' parte de Beigbe der), esa pusilanimidad, me parece muy lamentable en el combate filos6fico que se sostiene. Hay que tener en cuenta sobre todo la orien tacion sernantica global de una cultura dada en una epoca dada -10 que yo llamo, y que tratare mas tarde, una "cuenca semantica"-, mas que confiar en una taxonomfa tecnol6gica que no toma en cuenta las "derivaciones" sernanticas de epoca (la palabra es de Wilfredo Pare to) y las "recepciones", segun ]auss. A partir de ese instante, y en el instante en el que un concepto es utilizado para facilitar la explica cion en algun lado, esto no 10 vuelve de manera alguna generalizable a todas las escalas del fen6meno, pero 10 torna legftimamente utiliza
15. Vease M. Beigbeder, "L'ukase de I'Onde Thorn", en La Bouteillea Inmer, agosto
de 1986.
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ble y aclaratorio para otros campos adem as del fenorneno esrudiado, supuesto, no se trata, pOl' ejemplo, cle generalizar el concepto de "relaciones de incertidumbre" a la libertad hurnana, sino pOl' 10 me nos de constatar que ese concepto de estricta microfisica legitima el indeterminismo, 10 admite como "pensable" en otras escalas distintas de la del objeto ffsico. El concepto que designa una ecuacion es siern pre, mas 0 menos, una rnetafora minima que se abre a otras explica ciones. ASI, pOl' ejernplo, los conceptos tan graficos de "bootstrap", de "catastrofe", de "supercuerda", etc. -como 10 fueron en orros tiem pos los de "masa", de "atraccion", de "gravitacion" 0 de "diferencia de potencial". Bachelard sabia esto muy bien, el que preconizaba ha cer un "psicoanalisis objerivo" para cada concepto cientifico y des prenderle el "perfil epistemologico". Puesto que todo concepto tiene un perfil, no esta absuelto de toda sedirnentacion. Nunca se presenta "de frente", incluso hasta en su compendio maternatico. Mas aiin, este "novedoso nuevo espiriru cientifico", si puedo de cirlo, invita al buscador a la humildad, probandole que el "objeto" no es tan objetivo como tal, que depende del sistema que 10 manifiesta (teoria de la relatividad) y del procedimiento ineluctable de observa cion 0, mejor aun, de insrrumentacion al cual esta sometido ("rela cion de incertidumbre" de Werner Heisenberg). Como 10 subraya Bernard d'Espagnat, se abandona un concepto imperiaJista "de obje tividad pesada" para siruarse en una objetividad "oculta" por las rela tividades, Iigada al observador y a su observatorio." Ya podemos ver despuntar el esdndalo en el horizonte de nues tros habitos logicos. Este escandalo se expresa por paradojas. La mas conocida es la paradoja de Paul Langevin, nacida de la relatividad einsteniana en don de el tiempo es un simple pararnetro de una reali dad de cuatro dimensiones. La paradoja consiste en dernostrar que, en una teoria tal, el tiempo marcado por los relojes de diferentes sis temas no es sincr6nico. Si un observador -reorico- parte muy lejos y muy rapido hacia otra galaxia diferente de la nuestra con la ayuda de un cohete, si envejeci6 dos afios cuando vuelve a Tierra, esta ultima puede muy bien, por su lado, haber envejecido dos siglos ... Otras proposiciones todavfa mas paradojicas nacen con las iiltirnas explicaciones de la ffsica. Al respecto quiero decir dos palabras, a pe sar de que parezca lejano del tema que motivo esta exposicion, a sa POl'
16. Vease B. d' Espngnat, A 1111Wbe1"Cbe dn del, Gauthier-Villars, 1984.
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. her, la construccion de una episternologfa de los significados . Sin embargo, de hecho estarnos rnuy cerca de nuestra problernritica . Existe una paradoja cuantica todavia mas sorprendente, que pro voco una querella ardiente entre los fisicos hasta su verificacion re ciente a cargo de Alain Aspect y su equipo de Orsay, paradoja plan teada en 1935 pOI' Einstein, Podolsky y Rosen (Ilamada "paradoja EPR"). Para hacerlo simple, digamos que en el sistema de Einstein s-o de Langevin- el tiempo puede ser retardado 0 acelerado, pero nunca es reversible. El pasado y el futuro son disirnetricos y la velocidad de la luz se torna velocidad limite. El viajante interestelar de Langevin envejece menos rapidamente que el habitante de la Tierra, pero no rejuvenece. En las verificaciones cle la paradoja ErR, si es que me pue do permitir esta imagen grosera, jalgo "rejuvenece"! 0 mas exacta mente la disimetria, que quedaba atada -ide manera casi constituti va!- al tiempo newtonia no y todavia einsteniano con un "pasado" no simetrico a un "futuro" con roda la filosoffa de la causalidad eficiente que esto implicaba (post hoc, erg propterhoc) se volatiliza si uenficamos que pasado y futuro pueden ser sirnetricos, Es decir, si la velocidad de la luz no es mas que patron-limite y si, tecnicarnente, se sustituyen por el calculo las "cadenas" de jordan a las de Markov. Es esa propo sicion, segun la palabra de Costa de Beauregard, la que "espantaba" tanto a Louis de Broglie, hace una veintena de afios, Como 10 anun cia Olivier Costa de Beauregard 17 al rneditar a la luz de las reflexiones de Josef Loschmidt y de Ludwig Boltzmann el famoso diario de La place, Sobre In probabilidad de las causas (177 4), la disimetrfa temporal no es de ninguna manera evidente. Mas aun, Costa de Beauregard suscribe al exarnen de la "paradoja ErR" puesta en relieve por Max Born, concerniente a la correlaci6n "de las dos medidas efecruadas sobre fragrnenros divergentes de un sistema inicial preparado en un estado estrictarnente conocido". Sean dos estallidos L y N de una misma granada C, 0 incluso dos dados lanzados de un cubilete C de partida ... La mecanica clasica postula que L y N estan correlaciona dos en C, mientras que la mecanica cuantica ubica la correlaci6n de hecho, sirnultanearnente, jen L y N! De donde la necesidad, entrevis ta por Henri Poincare y Eugene Minkowski, de sustituir la dicotornia pasado/fururo por una tricotomia pasado/futuro/so-e lugrn: Es en otra
17. Vcase O . Co sta de Beauregard, Le Second Principe de III science dn telllp.,', Paris, Scuil, 1963.
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parte en donde se hace la correlacion. La simetria pasado/futuro, cau sa/efecto, no es mas que una "probabilidad condicional"; la "causa li dad esfimdamentalmente no flechada". Y Costa de Beauregard agre ga : "Es una causalidad auanzada, que se ejerce en el sentido futuro pasado... jhe aqui atravesado el Rubicon!", Ciertarnente, la audaz verificacion de Alain Aspect reiine filosofi carnente las concepciones del prirnado de la "irnplicacion" en David Bohm, del holograms en Karl Pribrarn, de la "forma causativa" en Sheldrake, IX pero sobre todo tal conceptualizaci6n de la simetria tem poral y del estaruto del "otro lugar" refuerza episternologicamente esta antropologfa del simbolo, por 10 tanto de 10significado, que per fora tod a la reflexi6n filos6fica del medio siglo transcurrido. Como 10 habia sefialado, asimismo sin consecuencia, el empirismo de David Hume en el siglo XVIII, el flechaje de la causalidad, y por 10 tanto del tiempo, no era mas que un habito groseramente macrosc6pico. Po drfa ser ahora, filos6ficamente al menos, jun mal habito! A partir de entonces vemos c6mo la teorfa del sirnbolo, que ubica por asi decirlo a la "causalidad" del simbolizante en un simbolizado a menudo inaccesible, en "otro lugar", pero determinando la plurali dad de los impactos simb6licos, es confirmada por la teoria que sos tiene la "probabilidad condicional" de Costa de Beauregard. En el orden de las causaciones, no hay mas disirnetria entre el hoc y el post hoc. Se enrreve que la noci6n de causa podrfa subsumir un tertium datum: el oU'O lugar. Si dirigimos la misma reflexi6n crftica sobre la noci6n de espacio como 10 hace Bernard d'Espagnat, el que se debilita ya no es el con cepto de disimetrfa, sino el de distancia y el de separabilidad. Contra riamente al pensamiento cientffico "clasico", para el cual, incluso con la geometrfa de Riemann, los puntos y los objetos que situamos en un espacio se ubican sobre coordenadas que las singularizan y las sepa ran, retomando la experiencia de Aspect, pero tarnbien la de las "hen diduras de Young", d'Espagnat muestra en efecto que, cuando se emite un solo fot6n (un "grano" de energfa luminosa: hoy en dia hay equi pos que permiten al ffsico emitir una sola partfcula...) y se pone como blanco de ese objetivo dos -io mill- agujeritos en una pantalla, mien tras que, 16gicamente, el fot6n deberia pasar por uno solo de esos agujeros, pasa por los dos, los cien, los mil, se difracta ... Con eso
) 8. Vease R. Sheldrake, Une nouvelle science de In vie, Paris, Le Rocher, 1985.
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manifiesta una suerte de don de la ubicuidad, ya que al mismo tiempo puede estar en dos, cien 0 mil "Juga res" del espacio. Es 10 que d'Espagnat llama el "principio de no-separabilidad"! " al igual que, en la experiencia de Aspect, L y N siguen formando para el un todo "indivisible" cualquiera sea la distancia que los separe. EI espacio y el tiempo, tales como se los concebfa a traves de Newton y de su codificacion por Kant en "formas a priori de la sensi bilidad", ya no son para nada 10 que eran . EI tiempo se torna no fle chado. No solo hay tiempos locales como en la teoria no newtoniana de Einstein, sino que hay tiempos reversibles porque "simetricos" en donde es el futuro el que "causa" el pasado... EI espacio igualmente pierde su monarquia de "geometrfa analitica"; ya no se convierte mas en la medida de toda cosa, el "estado civil" exigido de un fenorneno. La esencia del fen6meno se sima en 10 que d'Espagnat llama la "no-separabilidad", en 10 que Costa llama "el otro lugar", en 10 que nosotros, gente de las ciencias inexactas, lIamamos el sentido, es decir las connotaciones inagotables del fenomeno. Es el semantismo, es la referencia sirnbolica la que cuenta mucho mas que su "localizacion" en las coordenadas cartesianas 0 incluso en el espacio-tiempo einste niano. Sin embargo, notemos bien que este "otro lugar", esta "no separabilidad" rransespacial, esta "sirnetria" fundamental, no supri men el dominio paralelo del aqui-abajo, de la separacion, de la disi men-fa. Algunos grandes fisicos como Ilya Prigogine defienden ese dominio paralelo. Pero digamos que el aqui-abajo, la separacion, la entropfa disirnetrica del tiempo, estan al lado de otras realidades que la ffsica conternporanea permite "pensar" -y quiza las "fundan" ...-. Pero esta "desposirivacion" del fenorneno, de la "cosa" (res), tiene consecuencias incalculables sobre las cuales vamos a volver, Noternos que, anteriormente, ya en la teoria de De Broglie, en la "rnecanica ondulatoria", esta dislocacion del fenomeno era sensible. Heisenberg habia probado que cuando se quiere localizar un cor piisculo (por ejemplo, un electron en orbita, alrededor del micleo ato mico, si nos atenernos al modelo planetario de Bohr . . .), se pierden sus "cualidades ffsicas" (masa, velocidad, etc.), ya que el electron obtiene su energfa fisica de su cinetica alrededor del micleo. Si se 10 inmoviliza para identificarlo, pierde sus cualidades. Un poco a la manera de esas viejas fotograffas demasiado largamente "posadas", en donde el sujeto
19. Vease B. d'Espagnat, ob, cit.
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fotografiado ino puede reconocerse mas! Por Jo tanto -yes esta la fa mosa "ecuacion de incertidumhre"- hay que elegir: 0 se 10 inrnoviliza y pierde sus cualidades, 0 se guardan sus cualidades energeticas, pero entonces pierde su "lugar" punrual en el espacio del ,homo y no es mas que una onda portadora de energfa que invade todo eJ espacio ... Esta dis-Iocacion del fen6meno, asi como su coexistencia de no separabilidad, su arraigarniento pOl' simetria en el "otro lugar", inci tan a repensar la nocion de identidad, de ese "principio de identidad" que es el dogma de toda la episternologia y de 13 filosoffa clasicas desde Aristoteles, Sin embargo el rnaternatico, inclinandose por la definicion del sirnbolo cuya etimologfa denote siempre una dualidad, observa que de hecho esta dicotomfa es debida ados nociones de identidad muy diferentes. jNotemos que todavia es una paradoja de cir que hay quiza dos principios de identidad! Puesto que Rene Thom escribe : "EI simbolo esla coberencia (en el sentido fisico del termino, es decir, el hecho de que las cosas pueden ser puestas juntas sin que haya exclusion) de dos tipos de identidaddijerente". 20 Por 10 tanto hay sin duda dos principios de identidad. Uno de localizacion, que asirnilarernos al simbolizante. La sirnbolizacion llama al sentido por un nombre, una imagen, un concepto, el cual, asi denorninado, rernite a un lexico. El lexico localiza a la apelacion en un tiempo, si no un espacio, el mas trivial. Es de alguna manera un "certificado de estado civil", con fe cha y lugar de nacimiento. En cuanto se abre un diccionario en una palabra, este ultimo da su etimologfa (su "espacio" de alguna manera) y tarnbien su fecha de nacimiento, de urilizacion. El lexico erige en compendio 10 que Bachelard llama un "perfil" que, si no es episterno logico, 10 es al menos de uso nocional. Ahi esta 10 que Rene Thorn llama "identidad de localizacion". Pero hay otra identidad cornpleta mente distinta, que podemos ubicar bajo el sirnbolizado, la identidad que Thorn llama simplemente "no localizable", pero que llarnare mas precisamente, teniendo en cuenta los trabajos de d'Espagnat, "iden tidad de no-separabilidad", 0 incluso "idenridad semantics". Es cer cana a 10 que los antiguos lIamaban la "cornprension" 0 la connota cion. Es la colcccion no localizada de las cualidades, de los epitetos, que describe y define a un objeto. Y estas dos identidades estan ligadas, son "coherentes"; cada una de estas identidades no se da mas que par la orra. En el sirnbolo, 10
20. R, Thorn, Modeles matbematiqtres de Itl1l101pbo,l!;C11I:Se, UGE, 10/18, 1974.
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inexpresable del simbolizado, del sentido, necesita del med io de ex presion del sirnbolizante. Viceversa, roclo simbolizante no adquiere sentido mas que remitiendo a 10 inexpresable que el sirnboliza. En otros tiempos, yo escribia que el sirnbolo era "la epifania de un rniste rio ". EI sentido inexpresable se expresa localizandose pero toda loca lizacion lexical, incluso reducida a la mas estrecha serni otica, necesi ta, para no ser irnbecil, lastrarse del sentido... De ahi la obra del artis ta y del poeta que localizan, de ahi la del rnitico que "sincro niza", que captura el senti do en las redes inextinguibles de la expresion. Vayamos aun mas lejos. Todo un capitulo del libro de d'Espagnat al que me refiero esta curiosamente -por p
21. ].-P. Vernant, "CEdipe sans complexes", cap . TV de Mytbe et tmgidie en Greer Ancienne, Paris, Maspero, 1977; d. D . Anzieu, en Temps moderues, octubre de 1961.
22. Vease G . H olton, L'17l1l7gil1flfinn scienti jiq ue, Paris, Gallimard, 19HZ.
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[NTRODUCU()1'i A LA MITODOL( )(;IA.
Mrros Y SO CIEDADES
EI mito como la ciencia rnarnan la leche de 10 universal. Pero segun d'Espagnat -iY es la unica diferencial-, el mito refiere el deber ser al modelo de un Ser te6rico que lo funda, mientras (lue la ciencia refiere un "siendo" ("hecho", "objeto", verificacion, experiencia, etc.) a un deber ser logico-matematico que se plantea, a una axiornatica. En ambos casos, el procedimiento de referencia es eJ mismo. Esta revolucion epistemologies radical, en donde las nociones de simetria temporal, de localizacion del fenorneno, de cornplicacion del principia de identidad, al mismo tiempo que acerca el saber cientifico a los otros saberes de la actividad humana, en 10 que llarnare "el efecto Cordoba", conduce a una modificacion no menos radical de la concep cion del objeto. EI objeto simple, localizado "clara y distintarnente", ya no tiene esta "objetividad pesada" que tenia para Galileo, Descartes, Newton, Avogadro 0 Lavoisier. Ese objeto se destaca -otra expresion de d'Espagnat- de 10 "real velado". Yo agregarfa que esta "velado" pOI' su carga mas grande de semanticidad. POI'eso incluso es mas "comple jo": "el otro lugar" es mas complicado que "el aqui-ahora" de las loca lizaciones espacio-rernporales. Porque, pol' definicion, "el otro lugar" funda la alteridad, funda la dualidad que es el incentivo de todas las pluralidades... Esta cornplejizacion ran cara a Morin ya nos la sefialaba rill maestro Bachelard en sus cursos, hace mas de treinta afios, cuando nos mostraba como la ecuacion de la frecuencia, tan simple en sus co mienzos acusticos en el siglo A'VII puesto que no recurria mas que al mirnero de oscilaciones en un tiempo dado, se cornplico progresiva mente hasta la formula de]ohann Balmer que emplea mas de una de cena de pad metros entre los cuales esta la velocidad "limite" (para la relatividad) de la luz... Este movimiento de cornplejizacion se generali zo con el progreso de todas las ciencias. Cuanto mas simples eran ya los cuerpos galileicos, respondiendo a las leyes de la caida, que la gravita cion universal de Newton, y esta mas simple aun frente a las cornplica ciones gravitacionales del electrismo de Charles Coulomb y a las fuer zas intraatomicas... Bachelard tenia la costumbre de lamentarse: "Ay, jsi nuestra ciencia hubiera cornenzado porIa electricidad!", Y esto efec tivarnente se hubiera podido hacer en el siglo A'VII cuando se conocia, desde la Antigi.iedad adernas, la atraccion electrica porIa varilla de arnbar (que en latin se dice electrum) de bolas de medula de sauce suspendidas de un hilo ... Hubierarnos podido tener desde el siglo XVII un "electris mo" en lugar de ese "mecanisme" que, ciertarnente, desarrollo prodi giosamente nuestra cinematics y nuestra balfstica pero... obstaculizo toda nuestra episternologfa. Hemos heredado este habito funesto de
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representarnos rodo fen6meno ffsico como una sucesi6n disirnetrica de choques rnecanic os. iNuestro gnm modelo fue el juego de billar] Los carresianos eran gr ande s jugadores de hillar, jMalehranche fue in cluso una especie de campe6n! Sin embargo, no olvidemos que la fisica fue, a partir de sus modes tos exitos de origen, el tutor de todo nuestro pensarniento cientifico occidental. Y justarnente sobre ese punto voy a volver progresiva mente en nuestro propio campo, el de las ciencias "inexactas", cien cias del hombre. Elias tam bien nacieron y se desarrollaron a la som bra de la mecanica. Nuestra psicologfa naci6 tfmidamente en el siglo xvn, con el arco retlejo para Descartes y el "atomismo psicoI6gico". EI padre Malebranche daba patadas a su perro para ver si el arco re tlejo funcionaba bien... Se tr ataba de eliminar al ser mismo del des afortunado perrito, regresar sobre la "caninidad" 0 las "virtudes cani nas" de la antigua escolastica, EI modelo mecanicista se transmiti6 a la psicologfa, ala ciencia -y, en la sombra, ja la filosoffa!- de la histo ria naciente donde se irnplantaba con soberbia (a pesar de las consta taciones escepricas de Burne) el axiorna del propter hoc. EI "hecho" positivists reemplazaba a la bola de billar, pero actuaba de la misma man era. Y la sociologfa, creada en el seno 0 mas bien en la cumbre de la filosoffa de la historia por Cornte, no podfa sino pisarle los talones y manipular, con Durkheim, en las famosas Reg/as, "los hechos socia les como cosas...". No hay que buscar mas alla de esta "lengua de madera" del mecanismo totalitario la distancia que torna nuestra con ciencia occidental -y especial mente la de los cientfficos en el frente del "no" epistemo16gico- y la raz6n de ir a buscar sistemas justificati vos, modelos, justamente "en otro lugar" y especialmente en muy antiguos saberes de este lado del corte galileico de comienzos del siglo A\/I1. Ya dije cuan tentador era para el ffsico conternporaneo ir a buscar modelos que corroboren los resultados de sus investigaciones: para Capra 0 Bohr es la dualidad taoista. " Para Schrodinger 0 Costa de Beauregard, "se nos conduce a una metafisica muy cercana a la maya del hinduismo... cuyas correlaciones EPR perforan el velo ... " . ~4 Para Basarab Nicolescu," es el modelo de la gnosis de Jakob Bohrne
23. Vease F. Capra , Le Tao dela pbysique, Paris, Le Rocher. 24. O. Costa de Beauregard, Le Second principe de la science du temps. 25. Vcase B. Nic olescu , La Science, Ie sens et l'roolution. Essai JlI1"}akob Bobme, Du Fclin , 1988.
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-el rnistico visiouario de fin del siglo XVI- el que logra aclarar las estructuras mentales del ffsico moderno. POl' otro lado, este recurso regresivo a la filosofia preclasica, y especialm ente al hermetismo, ya reactivado en el Renacirniento , se explica en cuanto se adopts la teo ria de la "cuenca sernantica" . Nicolescu puede hablar con mucha ra zan de "Nuevo Renacimiento" para los descubrimientos de los para digmas de nuestra modernidad cientffica . En este punto basta pensar que ya Paracelso," el famoso medico del siglo Xvl, admitia -conforme a 10 que seran muy posteriormente a ella filosofia ernpfrica de un Bergson, la relatividad de Einstein 0 los ternas de la "sim et ria" del tiempo de Costa de Beaugerard- que habia rnuchas cualidades de tiempo; el tiempo de la rosa -que a nues tros ojos "no dura rruis que una mariana"- es en sf, dice el, tan com pleto y "largo" como la vida de un hombre 0 de una cabra ... Paracelso discernia -jlo que iba a aniquilar el reloj newtoniano!- que habia dos cualidades ternporales diferentes: un tiempo " cualitativo ", tiempo de la maduracion de cada "sistema" (jsi puedo aqui permitirme esta ex presion einsteiniana') y un tiernpo cronologico... Esta duplicacion del tiempo sera aproximadarnente la que had Bergson al final de siglo XIX. Otra noci on paracelsica que van a retomar, de modo multiple, nuestros episternologos conternporaneos: la de "similitud" 0 de "sig natura". Y ahi esta en principio el fundarnento de la homeopatia que Samuel Hahnernann" -jcontra viento y marea de las rnedicinas me canicistasl- tratara de sisternatizar en el siglo XL\:. Paracelso llama a la enferrnedad con el mismo nombre que la planta, el mineral 0 el ex tracto animal que Ja cura, porque esta cura se realiza con un medica mento que puede producir -en alta dosis-los mismos sintornas que la enfermedad que cura . Simi/in shnilibus curantnr : Concepcion medica que, rodavia en nuestros dias -y a pesar de que en Francia el medica mento homeopatico sea reintegrado por la seguridad social, ilo que significa el reconocimiento oficiall-, suscita ardientes controversias, pues tan terraces son los esquernas impuestos por Claude Bernard en el siglo XIX y por la medicina pasteuriana, reforzada por el exito in mensa de la vacunacion .
26. Vease Paracelso, Siilllllicbe We1"/,:e, Munich, 1922-1935, 16 vol., especialrnente Pbiiosophia S"gax, I, 4- 10; cf. una rica bibliografia en Paracelse, Cabiers del'Hennetisme, ParIS, Albin Michel, 1980.
27. Vcase S.F. Hahncmann, Doctrine bomeopathiqne 0/1 organon de l'nrt deg7le7"i1", ParIS, Vigor, 1952.
F.p i..-tc1t/% g'(f tid "'igJl{fiuu/o
Pero hay mas todavia en est a controversia: la rabia d esatada en contra de Jacques Benveniste, por ejemplo, cua ndo verifica expe ri rnentalmente la eficacia de dilu ciones h omeopaticas en donde - segun la reoria de Avogadro- no su bs iste mas una sola molecul e del produc to, alude a tabue s episternologicos todavia mas profundos que la con trove rs ia mecanicista. Es que proclarna r una "memoria del agua" que ha diIuido el producto (es decir, que no es el poder molecular del producto el que provoca el efecto terapeutico sino su sentido, su i11 tentio, dirfa la escolastica , la huella formal con la cu al inforrno al agu a) atenta y golpea de lIeno al "principio" de causalidad cla sic a. Para Ben veniste, como para los biologo s H. W addington y R. Sheldrake -y agreguemos: como en la desintegracion de la disirnetria temporal en la ffsica de Costa de Beauregard 0 b de Bohm-, el deterrnini smo no tien e nada mas de mecanico, pero se sinia en "implica ciones" forma les en donde podemos entonces hablar, con Sheldrake, de "forma cau sativa...". EI escandalo es que la cau salidad se sinia en un "o t ro lugar", en un rneta-fisico (que quiere decir al lado.fuera de la physis...). No por irracionalidad , sino por un a hiperracionalidad, como dice Charles Fourier, que agrega a la sola causalid ad mecanica otras cau salidades posibles. EI racionalismo com plejo , liberado tanto de las cadenas disirnetri cas de sucesion temporal como de las se parabilidades de un espa cio hornogeneo, y que se rnanifiesta en toda nuestra episternologfa de las ciencias conternportineas de van gu ard ia, esta mas cerca del de Boh me, de Paracel so 0 de Cornelio Agripa que del de Descartes 0 de Kant. AI respecto pude hablar de bermetica ratio. H ermetica ratio que nu estras ciencias del hombre taman - sin saberlo, jasf como M . Jour dan ignoraba que habl ab a en prosa!- de las ciencias " exactas " de la m ateria ... Puesto que son realmente las audacias de est as iiltimas, yen particular est a "perforacion del velo de Maya" mediante los procedi rnientos de sirne tr izacio n del tiempo, de subversion de las causal ida des , y por la torna de conciencia de 10 que "v ela" 10 real, las que hacen penetrar a la ciencia del hombre, tam bien ella , en la filosofia del sen tid o, en la episternologia del signi ficado . He proclarnado en Ciencia del hombre y tradicion'" por qu e prefiero el s in gu lar: "la ciencia del hombre" , antes que los plurales fraccionis tas utilizados hasta el presente: ciencias humanas, ciencias so ciales,
28 Paris, Berg International, 1980, reed. Paris, Albin Michel , 1996.
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I "'TROD UC C\( ') ~ A LA .\ lIT OJ)OLOGiA. MITOS Y SOC IEDAJJ ES
etc. Por la buena razon que precisarnente trato de mostrar aquf, a saber, que nu estra episteme conternpo ranea perrnite afirrn ar la unidad de la ciencia, ciertamente sisternica, pero en donde un "objeto" no se asienta mas que mediante eJ respaldo, la integraci on de su contrario, y especialmente la unidad de la ciencia en el campo de las investiga ciones antro po log icas. Nuestra ciencia del hombre actual coincide exactarn ente con el esquema episternico -es decir, la Weltanscbauung. las orie ntaciones co ncepruales, la metodologfa- que acabo de evocar brevemente a pro posito de la ffsica. . En primer lugar, la objetividad "pesada ", la heredada del do gma de "hecho ", ya no basta en nuestra ciencia del hombre. La sociol ogia francesa de hace set enta afios se jact aba de no descender nunca "al campo", por temor de perrurbar la pureza de los hechos por una in trusion su bjetiva. El ilustre Emile Durkheim escribio un irnportante libro sobre los aborfgenes -Las[ormas elementalesde la vida religiosa-?' sin hab er puesto jarnas los pies en Australia. Marcel Mauss, igual mente, solo conocio de segunda mana a los esquirnales. En nuestros dias , por el contrario, existe la obli gaci6n etica, si puedo decir, de ir "al campo". El observador esta irnpli cado en su observaci6n. No nos contentamos mas con identificar un fen6meno por su "estado civil", por su localizaci6n geografica {jmas aiin, en nuestros dias, toda una escuela de geografia, conducida por Antoine Bailly en Ginebra, se proclama geograffa humanista l),'? 0 incluso por su siruaci on cronol o gica en la historia. El o bjeto positivista se dilata aqui a la dimension del sujeto humano. M as tarde volveremos so bre las calificaciones de ese sujeto antropol6gico. Digamos a modo de anticipo que es un ani mal cuyo rasgo constitutive es la re-presentacion 0, dich o de otro modo, este pensamiento mediato que es el simbolo. Es "en el campo" concreto y vivo de los sfm bolos en donde deb e ser buscado el "senti do" de un fen6meno social. Roger Bastide, quien tanto investig6 en Brasil, debe se r reconocido como el pionero de esta sociologia de 10 irnaginario." Esta objetividad "cel ada" por su est aruto su bjetivo y no localizable
29. E. Durkheim, Les Formes elementaires de la vie religieuse (1912), Paris, Presses Un iversitaires de Fr ance, 1960. 30. Vease A. Bailly, L'Humanisme en geograpbie, Anthropos, 1990. 31. Vease R. Bastide, Lex Sciences de lafolie, La H aya, Mouton, 1972.
Epiytemologia del..-igni/irado
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esta ligada a una no -rnetricidad mas 0 menos admitida. Las estadisti cas, consideradas otrora como la panacea y la etiqueta de toda ciencia verdadera, se revelaron muy decepcionantes. En la investigaci6n lite raria, debemos sefialar, por ejemplo, el fracaso de la Escuela de Gro ningen, con Pierre Guiraud," que trataba de hacer un compute lexi cal de los textos y de observar las aberraciones con respecto a una norma establecida por el americano Van der Berge, a partir de un inventario lexical de los auto res franceses de 1880-1900. Los desvios obtenidos fueron muy poco significativos. Por el contrario, todos los departamentos de nuestra ciencia del hombre ahora utilizan 10 que Levi-Strauss llama "maternaticas cualitativas", es decir modelos to pol6gicos, del tipo de las maternaticas que utiliza Rene Thorn, la de las "catastrofes", en el estudio de las morfogenesis, S610 los medios, sobre todo en perfodo electoral, manipulan todavfa los computes es tadfsticos y se entregan al juego de los "sondeos"... En cuanto a la psicologfa, esta abandon6 -jno sin reticencias conservadorasl- el ex perimentalismo rnetrico en provecho de las psicologfas de las profun didades de las cuales el psicoanalisis fue pionero. Claro esta, la causalidad lineal, robustecida por las justificaciones que Ie aporta la nueva fisica, tiende tambien a borrarse. Mas ann cuando los observadores de los fen6menos humanos desde hace tiempo ha bian notado frecuentes manifestaciones de recurrencias, de reinci dencias, de disimultaneidades. No s610 periodicidades muy formales simplemente, como las sefialadas por la dialectics hegeliana, sino mas bien sucesiones de fases indecidibles -0 "simetricas", como dice Cos ta de Beauregard-, de las cuales una no es necesariamente el pasado de la otra. Volvere en detalle sobre los "mecanismos" de estas fases en "cuencas sernanticas" de las que Pitirim Sorokin y su escuela en Esta dos Unidos fueron los primeros observadores metodicos. Indique mos solamente aquf que el determinismo de tales "cuencas" -debido ala "excavaci6n" de la informacion cada vez mas marcada- nos orien ta a concebir para las sociedades, como los embriologos 10 hacen para el individuo vivo, una suerte de atracci6n causativa siruada en la in tencionalidad futura . Como si todavia alli un "otro lugar" regulara por asf decirlo las perspectivas ilusorias (jla Mayal) de un pasado y de un futuro ... Esto nos conduce a elevar en la ciencia del hombre, como fue ele
32. Vease P. Guiraud, Indexdu uocabulairedusym bolisme, Paris, Klincksieck, 1953,3 vo!.
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II'TRODlI CCJ(')[\; A LA ,vIIT ODOLO(;r \ , MITOS Y SOCIEIMDFS
vad a en las ciencias de la m ateria, la hipotesis agnostica tan firme mente enunciada pOl' Kant. Recordernos que, para este ultimo, el fil tro del espiriru hurnano a traves de las "formas (/ priori de la sensibili dad" y las "categorfas del entendimiento" jamas perrniten alcanzar el "en sf" de las cosas, el notlnt enon radicalmente separado del fenorne no. Del "otro lugar" del fenorneno nada se puede decir, 0 mas bien se puede antinornicamente decir todo de manera in-significante. Sin embargo, toda la ciencia de van guardia actual nos esta mos trando que la rnisma es -segun una palabra de Bachelard- "noume notecnica". £1 observador convertido en manipulador "construye" la cosa , la res, que el estudia. 0, mas bien, la farnosa "rasgadura" entre fen6meno y notimenon 'se borra. Y esta reconduccion, de la fenome nologfa a la nournenotecnica, nos muestra que nuestra investigacion se sima adecuadarnente en un "despues de Bachelard " (recordemos que este ultimo mantenia asirnismo la ruptura kantiana). No por azar toda la gigantesca r evolucion del "nuevo espiriru cientifico" fue acom pafiada en sus lejanos horizontes filosoficos por las fenomenologfas: Edmund Husserl, Ernst Cassirer, incluso Martin Heidegger, son con ternporaneos de Albert Einstein, de vVolfgang Pauli, de Niels Bohr... ~Y que orra cosa dice [a fenomenologfa sino que el pensarniento de los fenornenos, el pensarniento kantiano si se puede decir, alcanza y funda "algo" que ella piensa? Ami entender es asf como se debe com prender la farnosa sentencia husserliana : "Todo pensarniento es pen samiento de algo". Es la rnisma Maya el acto de levantar los velos de Maya. £1 "objeto" que se ubica en un tiempo y espacio dados, mediante y mas alia de ese "posicionamiento", se idenrifica en una cierta con sistencia sernantica . L a simetrfa de los "velo s" del pasado y del futu ro 10 sima en la no-separabilidad de un "otro lugar", Y gracias a este "holismo" filos6fico -0, si queremos decirlo mas simplemente, este "unitarismo" mas alia de las separaciones utilitarias-Ta ciencia con temporanea, como 10 habia hecho con agrado Raymond Ruyer, puede concebirse como una "gnosis" (gnosis: conocirniento total, funda mental): fa gnosis de Princeton. Dicho de otro modo, cuand o se lanza un sirnbolizanre -un simbolizanre de tipo lexical- se esta obligado a poner un "otro lugar" que 10 funde . Precisemos bien para evitar, como 10 hace Henry Corbin, todo malentendido: esta "gnosis" es sin "gnosticismo". No hace mas que dibujar las vias y las perspecti vas del conocimiento sin arriesgarse a sacar conclusiones eticas 0 teologicas de elias.
fpi.rtclIIologif/ del.rigl1ijiCtldo
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Pero en la ciencia del hombre deberiaruos habernos percatado desde hace tiempo (si no fuera pOl" esas "durezas" pedagogicas que denuncia Sorokin) de <.jue es la realidad del sirnbolizado 13 que penni te toda "traduccion". Puesto que siempre se puede paS,lr de uno 3 otro de esos sistemas lingiifsticos totalmente diferentes -tanto por sus "sintagrnas" como por sus " paradigmas", como dicen los linguis tas-, siernpre se puede "traducir". Ciertarnente con una "perdida", 0 un "ru ido" -corno dicen los expertos en informatica-, pero que se debe al solo hecho de la incidencia de la localizacion diferente -en el tiernpo y en el espacio- del mismo y del otro. EI mismo, el locutor, no tiene el mismo lexico, la misma sin taxis que el otro, el destinata rio. No es menos cierto que siernpre se puede traducir (0 sinonima mente "comunicar" 0 "comprender"). Y esto bien 10 dernostro Noarn Chomsky." que, detras de todos los conjuntos estructurales forrnales (sintaxicos, paradigrnaticos, lexicales, etc.) radicalrnente tan diferen tes y fundarnentalrnente agnosticos, hay un fondo, un "otro lugar", de alguna rnanera gnostico, el cual perrnite transvasar -traducir- el sentido de una lengua a otra. Ese "otro lugar" que "mora" mas alia de una y de la otra y que, segiin la palabra magnifica de Holderlin, "fun dan los poetas... ".H En el horizonte de las ciencias conternponineas se eleva -iO se rele va!- un realismo muy lejano al relativismo (no digo a la relatividad, jcuidado!) de un cierto cientificismo pragmatists del siglo XIX . Pero es el misrno "realismo" el que emerge de la ciencia del hombre. Cuando Max Weber;" pOl' ejemplo, postula la noci6n de Ideal typus -jnociones que los esrudiantes, pegados a una informacion positivista , nunca entienden bien!-, se cuida rnucho de precisar que este Ideal typus jarnas se encuentra en carne y hueso, si puedo decir Cen el espacio y en el tiernpol): es "invisible" pero determinante. Es de alguns manera un "tipo semantico" el que subtiende los diversos "accidentes" historicos, sociales, culturales. Esta nueva "gnosis" se encuentra igualmente en Cassirer 0 Scheler. Ernst Cassirer escribe explicitarnente una Filosofia de las[ormas simbolicas," y Max Scheler esrudia este Urgrund social
33. Vcase N . Ch omsky, Le LOIIgtlge et In Pensie, Pari s, Payor, 1970. 34. Vease el comenrario de M. Heidegger, Approcbe de Holder/in, Paris, Gallimard, 1962. 35. Vease M. Weber, Essai su rln tbeorie de la science, Paris, Pion, 1965. 36. Vease E. Cassirer, Pbilosopbie des Formes symboliques, Pans, Minuir, 1972, 3 vol.
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Mrros
Y SOCIEDADES
-que Michel Maffesoli recuperara bajo el concepto de "societal", que es la "sirnpatia"-. Ferdinand Tonnies despues de Wilhelm Dilthey, cuando adelanta la famosa nocion de Versteben (el comprender), sefiala bien que, detr.is del "velo" explicable de un objeto, hay que postular obligatoriamente un "lugar cormin" ("jque no tiene nada de espacial!") de encuentro entre el observador y 10 observado. Para decirlo todo, la ciencia del hombre, especial mente en el area gerrnanica, alcanza a esta epistemologia del simbolizado, de ese sim bolizado que el objeto de la ffsica conternporanea, repudiando los velos del espacio, del tiempo y del determinismo causal, habia permi tido fundar maternaticarnente. No quisiera terminar este parrafo que glorifica la especulacion gerrnanica sin darle un lugar tarnbien a]ung, psiquiatra y psicologo, cuyas tomas de posicion, inducidas por una larga experiencia clinica, provocan todavia tanto escandalo en el con fortable haren de los psicologos positivistas. En particular, las dos nociones centrales de la axiomatica junguiana, que son las de sincroni cidad y la de psicoide, su corolario. Estas dos nociones permiten gene ralizar la "gnosis de Princeton", si puedo decirlo, ya que Henan la zanja que podia existir todavia entre "ciencias de la materia" y Geis teswissenchaften (ciencias del espiritu), Hay que recordar que]ung per fecciono la nocion de "sincronicidad" con la colaboracion de su com patriota, premio Nobel de Ffsica (1945), Wolfgang Pauli." Este "re cuerdo" solo tiene como proposito sefialar el "encuentro" efectivo y la colaboracion entre un fisico ilustre y el psiquiatra de Zurich. ,Como resumir brevemente esta famosa "sincronicidad"? Dicien do que es el reconocimiento de una correlacion entre un fenorneno psiquico, una imagen, y un fenorneno 0 incidente no psiquico que acontece en el mundo "objetivo" -0 por 10 menos no estrictamente "subjetivo"- de la materia. Es a la vez (jparahablar como los fisicosl) la constatacion de una "no-separabilidad" y de una "simetria"entre el incidente material y el fenomeno psiquico. Entre ellocalizable en el mundo macrofisico y el no-localizable absoluto que es el pensa miento, La ausencia de separabilidad mecanica y de disimetria tem poral produce un acausalismo radical en el cual no se puede saber si es el fenomeno material el que produjo el fenorneno psiquico 0 vice versa. Los curiosos por las manifestaciones parapsicologicas desde
37. CG.Jung yW. Pauli, Naturerklarnng und Psyche, 1952, para el texto de JUl1 r Syncbronicite et Paracelsica, Paris, Albin Michel, 1988.
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hace tiempo habian sefialado (especialmente en instantes cruciales de un destino humane, como es e1 caso relativarnente freeuente de "trans mision de imageries" en el momenta de una muerte violenta, etc.) tales fen6menos de relacion a distancia entre una imagen psiquica y un incidente material. Jung trivializa, por asf Jecirlo, tal "sincronici dad", sefialando 1a produccion de esta ultima en circunstancias me nos drarnaticas que la muerte, la herida grave, el peligro inminente. De todas maneras, los remito sobre este punta a la excelente investi gaci6n de Michel Cazenave," Marie-Louise von Franz, Kare Pribram y otros mas. La nocion de "psicoide" es como el corolario de la sineronicidad: ella alcanza la hipotesis de una "realidad" que serfa cormin a la subje tividad mas intima (die See/c) V al universo material. Este ultimo se darfa finalmente solo a traves de su capacidad de informar -en dife rentes grades de inmediatez cornprensiva- a1 sujeto pensante. Por 10 tanto, ya no hay mas ahf solamente un corte entre res extenso (cos a extensa) y res cogitans (cosa pensante) como en Descartes; no sola mente, como en Kant, una posrulacion de un "sujeto trascendental" al que se le escaparfa la realidad "en sf", el notimetum, sino una posi cion de un UnItS mundus ciertarnente trascendental, pero en donde la rea Iidad "en sf" puede estar dada segun diversas "formas sirnbolicas" (para retomar una expresion de Cassirer)" que van desde la "noume notecnia" del cientffico hasta la famosa "inruicion" delimitada por Bergson, inruicion que desernboca en la posesion de 10 real, de "10 que mora" (Holderlin), par eJ poeta, el artista a el mistico. Para Jung hay asf un universo iinico, un Unus mum/lis que gobierna tanto el cielo del alma como la tierra de las localizaciones objetivas. Este uni verso, aJ ser concretarnente "creado", es plural sobre la tierra como en el cielo: es el universo de los arquetipos, suerte de grandes confi guraciones iiltimas que generan, de alguna manera, todos los feno menos y su representacion, tanto en las "forrnas sirnbolicas" cientffi cas (el ffsico Gerald Holton 10 dernostro de rnanera brillante en La imaginacion cientifica)40 como en las "forrnas sirnbolicas" del sueiio, de la poesfa, de la inruicion (como toda la escuela junguiana, y especial mente Marie-Louise von Franz, Aniela Iaffe.james Hillman, Roland
38. Vease M. C azenave, ob. cit. 39. E. Cassircr, of>. cit. 40. G. Holton, ob. cit., p. 23.
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Cahen, Pierre Solie, no han dejado de mostrarlo). Otros carninos ade mas del de la antropologfa alernana han lIegado a confirmar esta "epis ternologia del significado", entre los cuales esta eI del gran historia dor de las religiones Mircea Eliade, acerca del que escribi "Mircea Eliade 0 13 antropologia profunda"," y que consiste en mostrar que detras de los fenornenos religiosos "historicos", localizados hieet nunc en una epoca y una sociedad dadas, habia grandes conjuntos imagina rios perrnanentes, "no separables", que consrituyen la funcion reli giosa de un Sapiens cuya "sabiduria" conlleva tarnbien la religacion (homo religiosus) a Otto Lugar absoluto. En el mismo espiritu hay que citar, sin lugar a dudas, la obra monumental del islarnologo y filosofo de las religiones que fuera Henry Corbin," que hace resaltar magis tralmente a partir de una religion bien Iocalizada, el islam shiita -y una religion que pasa paradojicamente por modelo de iconoclastia-, como el imaginario reconstitufa en este contexto los "relates visiona rios" del alma, instrumentaba las reconducciones (tiitoil) del simbolo, la interiorizacion de los relatos biblicos. POl' sus funciones eminen tes, eI imaginario -y su arsenal de arquetipos, de grandes irnagenes arquetipicas- merecia, bajo el "vocable" imaginal, ser salvado de las vulgaridades reductoras tan caras a Occidente. Este imaginal, que revela con predileccion la imagen literaria -por oposicion, como bien 10 habia vista Bachelard, a los diktats de las imagenes iconicas que no apelan a la irnaginacion activa del espectador-, exige pues la no-loca lizacion y la sefial literaria (oral 0 escrita) que la desencadena, la coal se quiere simbolizando el simbolizado de un "otro lugar". EI sentido es justamente entonces "real presencia", como Steiner 10 avanza en un hermoso titulo," y la "galaxia Gutenberg" es paradojicamente mas "imaginante" que la galaxia Mcl.uharr" (recuerdo que es este ultimo el que anunciaba el fin de la galaxia Gutenberg -Ia de la impresiori en beneficio de la television...). Asimismo toda una "an tr opologfa de las profundidades" que reve Ian de diferente manera la psicologfa de lung, la "historia de las reli giones" de Eliade 0 el culturalismo islarnico de Corbin, manifiesta una
41. G. Durand, "Mircea Eliade au l'anthropologie profonde", en Cablerde l'Heme Mircea E/inde, 1978. 42. Vease H . Corbin, Ellis/am iranien. 43. G . Steiner, oh. cit.
44. M. McLuhan, Undemanding Media, Toronto, 1964.
E/Jiste7l1o!og[fI delsigllifimdo
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epistemologia del significado, un "realismo" antropologico de la me tafisica de la ffsica conternporanea para la cual son "el implicante", el "holograrna", el "no-separable", el "otro Jugar", los que determinan realmente el aspecto, a veces paradojico, de los fenornenos. En cuanto a nosotros -y aqui hablo en nombre de mi "especialidad" academics, Ia sociologia-, no hicimos mas que practicar dernasiado una sociologia de superficie, una sociologfa de marketing, de "sondeos", de instanta neas. El gran historiador Fernand Braudel" reprocho a los sociologos haber dejado ruerta su investigacion focalizando sobre "cortas dura ciones" y no sobre la "larga dura cion" de las sociedades y de las cultu ras, Braudel incluso utiliza el terrnino, que encanta a un arquetipolo go, "duracion cuasiinmovil"... Sin embargo, tal "sociologia profunda" es la que mis colaboradores y yo mismo hemos intentado implantar en el matorral bien esteril e infructuoso de la sociologia francesa. Nume rosas tesis importantes -pienso en las de Gilbert Rosetti 0 Alain Pes sin, por ejernplo- prueban que detras de los movimientos ideologicos que se enfrentan, a veces con violencia, detras de las disputas polfticas de circunstancia, hay movirnientos (corrientes, trend, dicen los ingle ses) mucho mas unitarios, mucho mas profundos e "implicantes", que dominan y abarcan a las polernicas ideologicas, politicas 0 religiosas, localizadas en un instante y en un lugar dado. ,No es cierto que Du mezil" ya nos habia probado que 10que habia sido tornado al pie de la letra de la historia arcaica de Roma no era, en el fondo, mas que un resurgimiento latino y punrual de la inmemorable mitologfa indoeu ropea? Mostrando -en una suerte de "evemerismo al reves"- que era, en ultima insrancia, la perennidad del mito, su "real presencia" la que deterrninaba las elecciones historicas, el estilo de la historia tanto como el de las sociedades y las culturas. Estas consideraciones me parecen decisivas para encarar la reno vacion de una sociologfa francesa en crisis por indigestion de estadis ticas, de sondeos, de instantaneas mediaticas. Mis estudiantes de 1968 sublevados (johl, itan pocol) proclarnaban: "[No queremos que nues tras encuestas sirvan s610 para promocionar una marca de mostaza!". A 10 que yo respondfa con cinismo: "jPero por supuesto que sf! jAl menos eso les dara para vivir en nuestras sociedades de consumo!".
45. Vease E Brandel, Le Temps du monde, Paris, Armand Colin, 1979. 46. Vease G. Dumezil, Tarpeia, essni de pbilo!ogie comparatiste indo-earopeene, Paris, Gallimard,1947.
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Pero concehia perfectarnente COn ellos que 13 esencia de la sociologia no residia en el marketing de 13 mostaza 0 los detergentes. ADios gracias, poco a poco se revela una sociologia -en el seno de una an tropologfa de las profundidades- que intenta superar las instantaneas de superficie y alcanzar las motivaciones profundas, mas alia del hie et 1l111lC, mas alta de las modas indumentarias 0 electorales; una sociolo gfa que trabaje, ella tarnbien -iRoger Bastide 10 habia previstol-:" en el Urgrund de 10 imaginario y de los mitos. Dicho de otra manera, el famoso "metodo", socavado en su pro pio territorio, el de las ciencias de la materia, debe ser reemplazado -"refundado", como dicen los politicos- por un repertorio de los gran des mitos que han presidido a la ereccion misma de todo saber, com prendido el saber "cienrifico". Georges Canguilhern" -rnedico y fi losofo- ya bien habia notado que, en los estrechos procedimientos de una ciencia, habia diversas modalidades imaginarias. La investigacion biologica, por ejernplo, difiere segun se uti lice un irnaginario de los conjuntos, de los tejidos 0 de los organos, 0 por eL contrario un ima ginario de los detalles celulares 0 incluso rnoleculares, Asimismo, a partir de 1952, el ilustre fisico Pauli ponia de relieve la influencia de un regimen imaginario en los descubrimientos de Johannes Kepler,"? EI ffsico e historiador de la fisica Gerald Holton escribio todo un libro, muy competente y bien documentado (La imaginacioll dentiii ca), que prueba que el celebre malentendido entre Einstein y Bohr provenfa, ante todo, de la incompatibilidad de dos regimenes dife rentes de la imagen. Poco a poco, en el transcurso del siglo XIX y dentro de una gran coherencia entre las ciencias de la materia y las del hombre, las metodologias sevieron dominadas por una necesaria mitodologia . Y acerca de esta necesidad he tratado de hacer tomar conciencia a traves de In gigantesca "revolucion cultural" que revela la episternologfa contemporanea. Ahora puedo concluir rapidamenre deseando que se puedan llevar hacia otra Cordoba los acuerdos e intercambios entre investigadores de "ciencias exactas" e investigadores de otros saberes, a fin de cons truir en cormin esta mitodologia que exigen las conclusiones episte
47. Vease R. Bastidc, Le Procbain et le Lointain, Paris, Cujas , 1970. 48. Veasc G. Canguilhcm, Connaissance de In vie, Paris, fIachette, 1952. 49.
c.c.Jung y \V. Pauli, Naturerklarung und Prycbe.
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mologicas de nuestro siglo. Bien podemos concluir, por otro !ado -con Basarab Nicolescu," pOl' ejernplo- que hernos entrada desde hace mas de medio siglo en una perspectiva de un saber sin fronteras, de una "gnosis" que se manifiesta como una epistemologfa general de 10 significado. Exigencia que 13 ciencia de la materia prueba, para rnejor 0 para peor, mediante confirmaciones tecnicas estupendas, y que la ciencia del hombre prueba a contrario por el rnalestar general sufrido por todos los invcstigadores autenticos ante las insuficiencias, las impasses, los fracases, los quiebres eticos de ciencias hurnanas des pedazadas, monocefalas, obnubiladas por el sinsentido de 10 sernioti co y de 10 arbitrario del significante.
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50. B. Nicolescu, ob, cit.
CAPITULO
III
La noci6n de "cuenca sernantica"
Que hemos elaborado entonces en nuestros capftulos precedentes sino las articulaciones de una vasta cuenca cuyas orillas balizan nues tra modernidad, y que bafia con sus aguas un area/era bastante vasta -una "duraci6n mediana", diria un discfpulo de Braudel- que va des de las ultimas decadas del siglo XIX: 1857 (publicaci6n de Lasflores del 111ft/ de Baudelaire) 0 1860-1870, hasta la decada de 1980-1990. Era de unos ciento cincuenta afios aproximadarnente en donde un "aire de familia", una isoropia, una homeologfa cornun, enlaza epistemolo gfa, teorfas cientfficas, estetica, generos literarios, "visiones del mun do"..., en sintesis, 10 que llarne una homeologfa sernanrica 0, para hacerlo mas grafico, una "cuenca sernantica". I" Previamente al analisis conceptual de esta ultima, quisiera hacer Illl Ill' sin embargo una observaci6n que corrobora mi pertenencia a tales I '" aguas semanticas. Queriendo mostrar los orfgenes de las concepciones presentes de IIIl ,,1) la historia, cornence subrepticiamente pOl' el final, mediante los me
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todos de analisis mas recientes y sus conceptos aferentes. Para descri IIJ II~
bir y analizar la corriente, los flujos y reflujos hist6ricos, sus mismas fuentes, me servi de los aluviones episrernologicos mas frescos, los
mas alejados de sus fuentes. En esta subversion que podra chocar a
algunos, demasiado atados a la vieja escolastica del post hoc, ergo prop ter hoc, me place reconocer precisamente uno de los rasgos de nuestra
actual y conternporanea episteme: el que denuncia radicalmente la ilu
si6n de origen, la ilusi6n de la causaprimera y eficiente, la ilusion de
un tiempo vectorial y disirnetrico. Entre estos "comienzos" muy va
gos, sin fecha precisa de nacimiento (j 1857 no es mas que una fecha
completamente metaforical) y nuestro tiempo presente, Meine Zeit,
como 10 escribe Thomas Mann, se dieron la relatividad de Einstein,
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la discontinuidad cuantica, el causalismo formative de los ernbriolo gistas Waddington y Sheldrake, 10 "real velado" y la "inseparabili dad" de los microffsicos, la nocion de "sincronicidad" en Jung y Pau li, el principio de "implicacion" y la nocion de "orden irnplicado " en David Bohm, la aternporalidad y 1<1 no-localizacion de 1£1 transicion cuantica en Costa de Beauregard. Como 10 dice este ultimo ffsico eminente, "las paradojas se tornaron paradigrnas", y notablernente esa paradoja logica segun la cual "[se debe comenzar por el final!". Eso es 10 que hice ingenuarnente desplegando el transcurso de mas de un siglo y medio de nuestra modernidad. Ahora quisiera ana lizar como este "transcurso" originario y pasado se origina, si puedo decirlo, a traves de las estructuras de nuestra cornprension presente, en mecanisrnos conceptuales recientes que legitiman las Fuentes y los desarrollos pasados de nuestra area de civilizacion occidental. En una palabra, quisiera rnostrar como el "fin" -es decir, el presente actual-, si no justifica los medios, justifica, porque los "explica ", 0 mas preci sarnente los "irnplica", a los comienzos. La nocion de "cuenca sem.intica" -los conceptos aferentes que aquf voya definir-- es real mente la mas reciente que nuestros grupos de investigaci6n coordinada sobre 10 imaginario han puesto a pun to. EI origen lexical de esta nocion se debe a numerosos factores heurfs ticos que se superponen. En primer lugar, es muy necesario que el modelo haya sido dado por esos especialistas del tiempo vivido que son los ernbriologos que revelan , en la forrnacion de individuos de una misrna especie, las "creodas" (Waddington) 0 los "recorridos ne cesarios, apremiantes" que marcan por asf decirlo la evolucion espe cifica del individuo 0, mejor aun, las "forrnas causativas" (Sheldrake),' sucesiones de esquemas planificadores que a partepost deterrninan los incidentes y los procedimientos de aquello que los precede. Estas nociones que, a 13 vez, trazaban un plan deterrninante para el devenir espeeffico e invertfan el viejo determinisrno de la causalidad efectiva, son muy cercanas a ciertas nociones dadas de modo conternporaneo por las ciencias exactas: la nocion de logoi plurales que son las "catas trofes" elernentales en la teoria matematica de Rene Thorn, las no ciones de "orden irnplicado" y de "reinyeccion causativa" en el mi croffsico David Bohm, la nocion de holograrna en el neurologo Karl Pribram ... !
I. Vcase R. Sheldrake, ob. cit. 2. Vease R. Thorn, ob. cit.; D. Bohm, Wholeness and the implicate
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Londres,
Paralelamente, los SOCi('!OgOS, a pesar de la pesada capa del positi vismo y de su determinismo progresista de causa a efecto, se habian percatado de que el modelo de causalidad mecanica, analftica y pos tulante del post hoc se aplica muy mal al devenir humane: es 10 que rnanifestaban las nociones de "heterotelia" en Jules Monnerot (reto mada por Raymond Boudon bajo el vocable de "efecto perverso"), de "desafio-respuesta" en Arnold Toynbee, de "inhibicion estimulante" en Patrick Rarnbaud y].-P. Bozonnet.' Nociones todas que significan que el famoso "efecto" ya no se pega mas a su "causa", que las motiva ciones de un fen6meno deben ser buscadas "en otro lugar" distinto de sus antecedentes y su pasado disirnetrico. Mas aun, como 10 ha bian sefialado, sin intentar explicarlo demasiado, muchos historiado res (la "contemporaneidad" en Spengler; "los dias y las noches" del devenir humane en las "generaciones literarias" de H . Peyre, Guy Michaud, Georges Matore; las "fases de la dinarnica sociocultural" en Pitirim Sorokin; los retornos periodicos del "barroco" en K. Wo rringer 0 Eugene d'Ors)," el curso de la historia marca ciertos retor nos -ricorso, )'a deda Vico-, aSI como la coherencia semantics del re lata exige memoria y rerniniscencias... A medida que el mito joaqui nista, que habia tutelado al progresismo historico de Occidente, se eclipsaba, volvian modelos temporales del "retorno" y de la redun dancia de la misma manera que, en la contexrura profunda del mito, el historiador veia que la "redundancia" y los enjambres sincronicos volvfan a ser explicativos. EI encadenamiento de los actos y de las obras de los hombres (la "historic"), asf relativizada, ya no marca en tonces una diferencia radical con el senna mytbicus cuyo sentido esta constituido por los haces de "variaciones" redundantes. Era posible una convergencia metodologica, gracias a Levi-Strauss, a Dumezil r a los "nuevos historiadores" como Paul Veyne,' entre el acercamien to del mito y el de historia.
1980; K. Prj bram, "La synchronicite et Ie fonctionnement du cerveau", en M, Caze nave (dir.), ob. cit. 3. Vcase J. Monncrot, Lesfaitssociaux 1U sontpasdes cboses, Pans, Gallimard, 1946; R. Boudon, L'Annipe empirique de In cansalite, Paris, Plan, 1962; ].-P. Bozonnet, Des moms et des mytbes, "L'imaginaire social de la montagne", P.U. Grenoble, 1992. -l, Vease O. Spengler, ob. cit.; H. Peyre, ob. cit.; P. Sorokin, ob. cit.; E. d'Ors, DlI Baroque, Parts, Gallimard, 1935.
S. Vcase CI. Levi-Strauss, Antbrapologic stntcmrale.Peii«, Plan, 1958, I; G. Durnezil,
.7upitel; Mar s, Ollil"h/1/s; P. Veyne, ob. cit .
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Il"TROI)llCC](')l" ,\ LA .\ ll T O DOLO(;iA. Mrros Y SOClFDADES
Finalmente agreguemos que tam bien los muy serios econornistas Thomas Kitchin.josephjuglar, Labrousse, Nicolai Kondratieff, Kuz net, habian identificado trend (corrientes) en fases en los movirnien tos econornicos de una sociedad dada . No obstante, 10que permane cia borroso y generaba apreciaciones muy divergentes, era la ausen cia de definicion de escalas precisas. Nos pareci6 entonces pertinente, por un lado, introducir en un devenir cultural -por 10 tanto en el arsenal de irnaginario que 10 acornpafia e incluso 10 senala- la noci6n de "fase", y por otro man tener en consideracion el mimero restringido y lirnitado de proce dirnientos imaginarios que necesitan "reempleos". Dos preguntas se forrnulan necesariamente a partir de ese hecho: una relativa a la duracion de las fases de 10 imaginario sociocultural en un area y una sociedad en escala netarnente balizada, la otra relativa a los "reem pleos", y que atafie al tipo muy particular de deterrninismo consta tado en antropologfa. Pero, por el momento, permanezcamos en el analisis de la noci6n de "cuenca sem.intica" r en la distincion de las fases que definen en el tiempo una "cuenca sernantica". En efecto, a esos conjuntos hornogeneos les hemos dado el nom bre de "cuenca sernantica", utilizando bien de cerca los recursos de la metafora hidraulica e incluso potarnologica ipotamos: rio). Es ne cesario describir la fases que, en el tiempo, definen las estrucruras de una cuenca sernanrica. Estas seis fases, insistarnos bien, se expo nen aquf s610 en tanto estrucruras formales tipificadas por la meta fora e1egida. 1) Torrentes. Distintas corrientes se forman en un medio cultural dado:
a veces son resurgencias lejanas de la misma cuenca sernantica pa sada; esos torrentes nacen, otras veces, de circunstancias historicas precisas (guerras, invasiones, acontecimientos sociales 0 cientffi cos, etcetera). 2) Division deagufls. Los torrentes se reiinen en partidos, en escuelas, en corrientes y crean asf fenomenos de frontera con otras corrien tes orientadas diferentemente. Es la fase de "querellas", de los en frenrarnientos de regfmenes de 10 imaginario. 3) Conjluencias. AI igual que un rio esta formado por afluentes, una corriente constituida necesita ser apafiada por el reconocimiento y el apoyo de autoridades establecidas, de personalidades influ yentes.
La noclon de "OIeI1m seuuintica"
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4) En nombre del rio. Es entonces cuando un mito
0 una historia re forzada porIa leyenda promueve un personaje real 0 ficticio que denornina y tipifica la cuenca sernantica. " 5) Aprouecbamiento de lasorillas. Se constituye una consolidacion esti- ~ lfstica, filosofica, racionaJ. Es el momento de los "segundos" fOI1 dadores, de los teoricos. A veces las crecidas exageran ciertos ras gos tfpicos de la corriente. 6) Agotamiento de los deltas. Se forman entonces meandros, derivacio nes. La corriente del rfo debilitado se subdivide y se deja captar pOl' corrientes vecinas.
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Este analisis de la "cuenca sernan rica" no esta en contradiccion con el diagrama circular que dierarnos' hace algunos afios y que exa
minaremos mas adelante como "topica" del movimiento genetico de una sociedad, ya que la ultima "fase", que fragments la corriente pri mitiva en arroyos, introduce elementos para un nuevo torrente (fuen
tes, resurgencias, etcetera). No obstante, se impone una observacion prelirninar antes de en trar en el detalle del analisis de una cuenca semantica: es que estas "cuencas" estan cohesionadas dentro de un mismo con junto cultural pOl' largas y casi perennes duraciones culturales. POl' 10 tanto todavia existe ahf un problema de escala en donde quien ordena y cohesion a las duraciones menores es la mas larga duracion. Como si los 010 mentos sernanticos y sus fases se despegaran, para empezar, del fondo inmemorial de una cultura, del oceano mitico primordial, "insonda ble", como escribe Thomas Mann. Sin embargo, la "cuenca sernanti ca" mas vasta, la mas oceanica si puedo decirlo asf, la que constituye ellecho constante del pensarniento faustico de Occidente, es sin duda el joaquinismo y su herencia . AI padre De Lubac no Ie costa trabajo mostrar que todo el pensamiento y la sensibilidad de Occidenre, des de Buenaventura y Tomas de Aquino hasta Marx y Soloviev, pasando pOl' Hegel, Michelet, Cousin, Fourier, Saint-Simon, Schelling, Mais tre, BalJanche, Herder, Lessing, Campanella, CEtinger, Bohrne y much os otras habfan sido constantemente bafiados pOl'el modelo del inocente y oscuro abate calabres.' ~Que podemos decir? ~Que quiere
6. Vease G, Durand, "Le r enouvcau de l'ancharement", en Cadmos, y Mito e Socieda de, Lishoa, 1983, 7. Vcase H. de Lubac, ob . cit .
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decir esto? Si no que si el Espiritu Santo esta un poco a! margen de la teologfa oficial, esta en el corazon de la predicacion joaquinista , a saber que el siglo Xlii aborda tina rercera edad del rnundo que no es otra que la edad del Paraclito, habiendo estado las dos prirneras eda de s bajo la inspiracion del Padre y luego del Hijo. Esta edad del Espf ritu Santo, el "tiempo de los lirios" despues el tiempo de las ortigas luego el de las rosas, vera no solo la conversion del universo al mona quismo sino que tarnbien realizara la vision de Nabucodonosor que explica el profeta Daniel : a saber, la realizacion del quinto Imperio, el Imperio universal y la venida del "Papa angelico"." Pero esta cuenca semantics tan vasta, que bafia literalmente siete sigJos de menralidad del Occidente "faustico" y que el clero mantiene constanternente bajo sospecha, ya que corre siempre eI riesgo de sumergir el magisterio de la Iglesia pOl' medio de las inspiraciones directas de los dissenterscomo de las ambiciones gibelinas, ve sin embargo dos momentos en donde se va a manifestar, pOl' asf decirlo, el gran dia, en una "cuenca sernan tic a" secundaria, ciertarnente, pero netarnente especificada con res pecto 31 oceano paraclito-gibelino que definio su horizonte lejano. Estas dos apariciones intensivas de una rnisma cuenca semantics se sinian, en lineas generales, la primera: de la mitad del siglo XlI al comienzo del xv, y la segunda, de la mitad del siglo X\lII a los dos primeros tercios del Xlx. Sefialarnos estos dos mornentos historicos, y ello de manera arnpliarnente difundida en los esrratos culrurales del siglo XIV y del comienzo del siglo XlX, el filosofema -jsi no el teolo gernal- de acento netarnente, y a veces explicitamente, paraclitico, a. sa bel' que ln naturaleza esbella porq1le participa iguahnente de la Bondad divino, es el "Libraprimero de la Creation" , consoladora y mensajera. Des de luego, este filosofema esta explicito en la quinta fase de nuestra cuenca sernanrica , la del "aprovechamiento filos6fico" de las arillas concepruales e imaginarias y, en los casos precisos que nos interesan, este "aprovechamiento" filosofico sera constituido en el siglo XlI! pOl' el ejemplarismo buenaventuriano y a fin del siglo )""VlII poria Natur
pbilosopbie. Sefialernos que este acercarniento, a pesar de parecer ins6lito, no es a priori de ningun modo forruito, Stiirmen prerromanticos, luego rornanticos," ruvieron siempre la intuici6n de que el arte y la sensibi
8. Vease H . Monu , LI1 A!f/llijc.(tl1tiol1 del'esprit selon Toacbim de Plore, Delachaux, 1971; tarnhien el articulo de E. Benz, en Eranos]l1hdl/lcb , N° 2,';, 19,';6.
9. Vease M . Le Bris, J01l171111 d71 Romantlsme, Gin chra, Skira.
La nocion de "CIIl'l7m scmdntica"
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lidad "goticas" anticipaban a los de su epoca. Sin detenernos en el estilo "trovador" y en el encantarniento de la arquitectura g6tica que va a obsesionar a todo el romanticismo, y esto todavia mucho despues de la ardiente llamarada de los primeros 3110S del siglo, con la pasion de un Viollet-Ie-Duc, el restaurador-creador de las catedrales de Amiens y Sens, de Notre-Dame de Paris, de Pierrefonds y de Carcas sonne, notemos ya, muy precisamente en William Srukely, a partir del siglo XVIII, el nacimiento de la famosa cornparacion entre la cate dral gotica y la naturaleza. Delante de la catedral de Gloucester, el juzga que la inspiracion de arquitecto "ernana de un sendero de arbo les"; Pope suefia con plantar una catedral con forma de bosque de alamos y Goethe canta la catedral de Estrasburgo como un "arbol rnajesruoso". Cuando el siglo "tiene dos afios", Chateaubriand, en su tratado de rehabilitacion del cristianismo (El genio del cristianismo, 1802), especialrnente en ellibro V de la tercera parte consagrada a las "bellas artes y Iiterarura", oficializa el acercarniento y la "Armenia de la religion cristiana con las escenas de la naturaleza y las pasiones del corazon humano", y abre asi la Yi3 al "medievalismo" de Agustin Thierry, de Michelet, de Hugo, de Vitet, de Merimee. Las famosas paginas de Lamennais sobre la catedral derivan igualmente en linea directa de la "armenia" sefialada por el padre del romanticismo fran ces. Esta vasta corriente que incluso reconoce fisonomia al arte, al "tiempo de las catedrales", y al sentimiento 0 a la obra de la naturale za, se lee aiin en las lucubraciones de un Fulcanelli!" en el siglo xx, derivando fantasticarnente "gotico" de "goetico", es decir, magico; el argot -ya el de la corte de los milagros- 0 "art gotb", ellenguaje ce rrado de los Argonautas, poseedores de los secretos de la Colquida y del arte de la naturaleza, "dialecto maldito", desterrado de la alta so ciedad y reservado a los "granujas" 0, dicho de otto modo, ia los "vi dentes'"! Finalmente, y de modo mas pertinente, el historiador del arte Elie Faure, I I retomando la antigua comparacion catedral-bos que, escribio: "En la catedral francesa, en sus largas columnas palidas, tiemblan los bosques de alburas y de abedules, los bosques claros y aireados de la Picardia y de Champagne...". Este parentesco experi mentado a 10 largo de todo el siglo entre la catedral gotica y la sensi 10. Vcase Fulcanelli, Le IHy.\1ere des catbedrales, ParIS, 1926. • En frances hay un juego de palabras entre "uovous" (grnnujas) y ''voyente.r'' (viden res). [N. de la T.]
II. Vease E. Fame, Histoire de l'art, l'art medicual, Livre de Poche, 1975.
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bilidad rornantica no es mas que un sentimiento intuitivo, pero etlan significativo, de esta similitud de cuenca semantics que ahora varnos a sefialar, esperernos, con mas precision. En primer lugar, interesernonos pOI' el "ejemplarismo" francisca no e intenternos delimitarle las seis fases. 1) Torrentes. Como todo movirniento de importancia, eJ resplandor franciscano no nacio todo armada en Umbria a fin del siglo XII (1182,
nacimiento de Francisco) y no se desarrollo en el corto cuarto del siglo XIII que limita la vida publica del Pouerello (rnuerto en 1226). EI tiempo de las catedrales cornenzo a partir de fines del siglo XI y la "eflorescencia" del arte nuevo, el "gotico", precede y acornpafia el nacimiento de Francisco de Asis. (No se ha escrito, en una formula sobrecogedora, que "Ia catedral iraliana es Francisco de Asis"?12 Pero al norte de Europa, y especialmente en tierra celtica, entre el Escalda y el Sena, brota espontanearnente el "bosque" de catedrales de pie dra: Chartres, San Denis, primero Sens, luego Noyon (1150), Senlis (1153), Laon (1160), Paris (1163) y finalrnente Bourges (1185). A paso lento, mientras el pequefio Francisco crece en Umbria, toda la exu berancia naturalists contenida durante un largo periodo por el asce tismo cisterciense resurge con una frondosidad mas y mas acelerada en ese gotico que se reconcilia, a menudo sin saberlo, con el natura lismo celtico. Entonces, lentarnente, como 10 escribe Elie Faure, 'lei suelo natal subio al corazon de las razas".1.1 Todo 10 que la victoria de los cistercienses habia rechazado del arte de Cluny, ese aporte nor mando y escandinavo, nuevamente puede desarrollarse en tierra eel tica. De la misrna manera que, contra San Bernardo, Abelardo reto rna por su cuenta Ia vieja "herejia" pelagiana que niega el peeado ori ginal mientras que su discipulo Arnaldo de Brescia restaura la digni dad de los sentidos. A este torrente naturalista se van a agregar las resurgencias del platonismo transmitido por el pensamiento oriental que descubren, a pesar de elias , las cruzadas. EI teologo probable mente de origen sirio, llamado el Pseudo Dionisio, pronto confundi do con San Denis, el patrono de Paris, luego con un discipulo del mismo San Pablo, adquiere, gracias a Escoto Erigena, una autoridad extraordinaria, instalando el platonismo del siglo XIII frente a la ma
12. Ibidem. 13. idem, p. 239.
ttl /loriol/ de "cuencasemdntlea"
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rea del aristotelismo importado pOl' las traducciones de Averroes... EI "gusto de la felicidad terrestre", H como 10 escribe Georges Duby, y la ernancipacion estetica que 10 acompafia, haciendo penetrar en el arte religioso tan constrefiido por las prohihiciones cistercienses I;J belle za profana, la luz, los colores y las forrnas naturales que estallan en rosetas, vitrales, capiteles y follajes "rebosantes de savia"," se instala en eJ corazon de la sensibilidad religiosa. Se instala tarnbien en los municipios libres del norte: Cambrai, Le Mans, Noyon, Laon, Sens, Amiens, Soissons, Reims, Beauvais, como se instala, ciertarnente de otra manera, en los condados de Italia, la exigencia de una religion "mas fraternal", fuera del aislarniento rural y de la c1ausura aristocra tica de la abadia cisterciense. "Allf donde nace el gran municipio, la catedral aparece. "1(, Pero ya vemos que esos torrentes impetuosos sus citan oposiciones y controversias.
2) Division de ngufls. Mucho antes de la aparicion de los franciscanos, la Edad Media se desgarra, y se vivifica, por numerosas disputas. Em pezando por aquella, referida a la sensibilidad, que acabamos de evo car en tanto torrente, y que opone la eflorescencia nueva del gotico, cuyos fastos despliega un Maurice de Sully, obispo de Paris, en el palacio episcopal, supervisando los trabajos de Notre-Dame de Paris, contra las austeridades del arte cisterciense que defiende todavia Pie rre Ie Chantre, nostalgico de las primeras cabanas que albergaron a los monjes blancos." Irresistiblemente, la ornarnentacion gorica re cubrira al edificio religioso con sus eflorescencias, sus colores, en el resplandor de las rosetas primero y luego, en el transcurso del siglo XIV, en el brillo de la esculrura. Es Ia lucha y el triunfo del naruralis mo, de la decoracion vegetal, floral , a veces animal, contra I;J absrrac cion ascetica de Cireaux. La disputa sobre todo, mas profunda, en la que toda la Edad Me dia se vioenvuelta, es la famosa "disputa de los universales" que vio enfrentarse, entre otros, a San Bernardo y Abelardo. Esta disputa se va a reanudar cuando en el siglo A'III los escritos de Aristoteles, por medio del canal de los arabes de Espana, vengan a consolidar las po
14. G. Dully, Saint Bernard, Part cistercien, Parfs, Flammarion, 1979. 15. E. Faure, ob. cit., p. 267. 16. G. Dully, ob, cit., p. 178. 17. idem, pp. 157 Y 174.
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I~TRODUCCI()i'\ c\ L\ ,\ IIT OJ)O LO( ;iA. MITOS
Y SOCIEDADES
siciones "conceptualistas". Ahora bien, desde su nacimiento, la fra ternidad franciscana, mendicante, nomada, urbana y sin claustro, se alinea instintivarnenre ala vez dellado de los que ubican al verdadero mundo mas alia del mundo -y abrazan el platonismo- y del lado, 10 que viene a ser 10 mismo, de los que otorgan s610 una irnportancia muy secunda ria a las argumentaciones del mundo, los norninalistas. Tarnbien veremos constanternente, en el transcurso de los siglos XIII y XIV, profundizarse la fosa entre los partidarios del platonismo del franciscano Duns Scoto (los escotistas) y los dominicos alistados en las filas aristotelicas de Santo Tomas. Pero a decir verdad, esta farno sa "disputa" es una falsa disputa 0 al menos una vana "division de aguas": los hermanos mendicantes enemigos, tanto por la via peripa tetica de los dorninicos como por el camino nominalists de los fran ciscanos, conducen al pensarniento a reconsiderar la experirnentacion, a sumergirse nuevarnente en 10 concreto. jBuen ejemplo de la preg nancia dominante de un mito respecto de las disputas y de las divisio nes ideologicas y partidarias! IH EI gotico cobra toda su irnportancia solo reforzado por la "ciencia" universitaria de la ffsica de Aristoteles y por el empirismo franciscano de Roger Bacon 0 de Guillermo de Occam ... En una palabra, disputa mas pregnante, y de donde va a salir la fraternidad, aquella que opone la sociedad de orden, las es tructuras de la Iglesia del siglo XII, separando muy netarnente a los laicos y los clerigos, y sobretodo separando de modo todavia mas marcado a los seglares ya los religiosos enclaustrados, a toda esa co piosa corriente, mas 0 menos hererica, de sectas, de grupusculos, de tendencias que no piden mas consejo y proteccion a la Iglesia sino al Cristo solo, ya no mas Cristo historico, sino "espiriru" sensible al corazon, Cataros, valdenses, begardos, arnauricianos, apostolicos de Tanchelin d'Anvers y de Gerardo Segarelli de Parma, "nuevos" de Hadewijch d'Anvers, sin contar codas las fraternidades que se reuni ran bajo el vocablo cormin de "Herrnanos del Espfritu Libre", pulu Ian a partir del fin del siglo XII. Todos se oponen tanto a la autoridad eclesiastica -en nombre del Espfritu Santo que ilumina y sopla "don de quiere"- como a las riquezas de la Iglesia y de la sociedad urbana en pleno crecimiento que ella sostiene. No es muy diffcil constatar de que lado se ubican la sensibilidad y la etica franciscanas: pobreza, re pugnancia a crear un "orden", vida igualitaria en fraternidad, man
18. Vease G. Bosetti, Le mytbe del'enjance dansle 1'Q111f111 contemporain italien, pre facio de G. Durand, Grenoble, ELLUG, 1987.
La nocidn (It- "cuenca senuinrkn ,.
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rendran al grupo siempre dentro de una cierta arnbiguedad. Paradoja de estas ordenes mendicantes nacidas de y dentro de la ciudad, y que cuestionan inmediatamente la riqueza y las facilidades urbanas... (jpen sernos en el "separatismo" de los jraticelli, reconocidos sin embargo por el papa Celestino V [1294], luego perseguidos porJuan XlI [1317]!j ipensemos en el decidido joaquinismo de uno de los grandes "santos" franciscanos: Bernardino de Siena') Por 10 tanto, la gran division de aguas que va a recibir la corriente franciscana y que la conducira muy pronto, a partir de 1338, ala rup tura con la Iglesia oficial es la afirrnacion intangible por medio de la cual protestara el general de la orden Michel de Cesene: Radix om nium malorum est cupiditas. Los mendicantes, regulares 0 disidentes, estan deliberadamente dellado de la pobreza. Pero tam bien estrin del lado de Platen, dellado de los trahajadores manuales, dellado de los campesinos, dellado de la naruraleza ... jParadoja, pues, que tarnbien estos mendigos de las ciudades esten alineados en las jerarqufas aris tocraticas de Platen y sean defensores de la naruraleza! 3) Conjluencias. La fraternidad creada por Giambattista di Bernardo ne, eI futuro San Francisco, no habria sido probablemente mas que una secta "espiritual" entre tantas otras si uno de los mas grandes papas de la Iglesia de Roma, Inocencio III, no hubiera tomado en serio las palabras pronunciadas por el crucifijo de la Iglesia San Da miano al futuro santo: "Francisco, ve, repara mi Iglesia que se cae en ruinas...". Lotario de Segni, quien iba a reinar sobre el trono de Pe dro de 1198 a 1216, tenia entonces cuarenta y siete afios, Habia here dado una cristiandad desgarrada por las herejias pululantes, por las luchas de los gibelinos y de los giielfos por la sucesion del Imperio, por las provocaciones y las desobediencias abiertas del rey de Fran cia, Felipe Augusto, luego del de Inglaterra, Juan sin Tierra. Si bien, supuesto autor de dos de los mas hermosos himnos de la liturgia, el Stabat Mater y el Veni creator (notemos al pasar que se trata de un himno a la Virgen terrenamente sufriente y de un himno al Espiritu Santo), Inocencio III fue en principio un politico decidido y habil y cuando reconocio en Francisco al "pobre destinado a sostener a la Iglesia" es que con fines politicos vela en Francisco de Asis -corno tarnbien en Domingo de Osma- los contrafuegos que, por medio de nuevas actitudes (pobreza y predicacion, para los emulos del domini COj pobreza y caridad, para los de Francisco), perrnitian contener la marea de herejias y de sectas. Paralelarnente, el Papa desataba, con el apoyo de los cistercienses, luego del asesinato de uno de los suyos, eI
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Mrros Y SOCIFDADES
legado pontificio de Pierre de Castelnau, 1£1 cruzada contra los albi genses, poniendo de rodillas finalmente £11 conde de Toulouse, Rai mundo VI, excomulgado, como habia puesto de rodillas al rebelde rey de Francia Felipe Augusto luego de haber "prohibido" su reinado, como habia quebrado 1£1 voluntad de hierro del rey de Inglaterra juan sin Tierra, como habia decidido el asalto a Constantinopla en 1204 y momentanearnente reunificado a 1£1 Iglesia de Oriente y 1£1 de Roma, como habia depuesto a su antiguo protegido, el ernperador gerrnani co Oton ... Inocencio III ruvo pues 1£1 genial intuici6n de que para "re parar" 1£1 Iglesia necesitaba, no una milicia aristocratica de conternpla tivos, sino de religiosos activos, disponibles, liberados de las limitacio nes de la c1ausura y de las cargas seculares a la vez, trabajando muy cerca de un pueblo cristiano que se encontraba agitado pOl' tantas nue vas aspiraciones. Todavfa es necesario sefialar, entre estas confluencias, la del Pouerello con su compatriots Clara Favarone di Offreduccio di Bernardino, cia furura santa Clara? Es ella quien fue la heredera y la defensora -ante papas menos comprensivos que Inocencio III, como Gregorio L\':- del espfriru franciscano. Durante los veintisiete afios que la santa sobrevivio a Francisco (1226), conternporanea de Antonio de Padua (1231) y de Tomas de Celano (1260), duplica asi los aproxima darnente veinte afios de vida santa de su padre espiritual. De esta manera constatarnos que una "confluencia" ala accion y al pensamiento legendarios de todo personaje fundador de un mito de civilizacion es necesaria para la emergencia social e historica. cQue seria Wagner sin Luis II de Baviera? cRacine sin Luis XIV? cFrancisco sin el poderoso Inocencio III? 4) En nombre del rio. Todas esas corrientes esparcidas que irrigan la primera floracion gotica del naciente siglo AlII, todas esas opciones eticas y esteticas que presiden a la "conversion" del santo por el solo "negocio espirirual", todas esas confluencias repentinas se encuen tran confirmadas por el curso majesruoso de la leyenda del Pouerello. "Leyenda" escrita desde 1£1 desaparicion del santo por Tomas de Ce lano (1260), Henri d'Avranches (1232-1234), el "hermano" Elias de Asis, el amigo y sucesor de Francisco (1254), Yfinalmente por el pres tigioso Buenavenrura (1274).1'1
19. Para la enorrne bibliografia concerniente a Francisco de Asfs, vease Diction/wire de spiritualir», call. 1268-1269, Beauchesne, 1964.
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No se trata aquf de resumir todas las fases de esta leyenda maravi llosa en donde la iconograffa va a rivalizar, ya menudo en los edificios franciscanos "eclipsar", Ja iconograffa del mismo Cristo: despojarniento de ropas de cornercianre rico, casarniento con la Dama Pobreza, sue fio de Inocencio II r, caza de dernonios de Arezzo, paz con el lobo de Gubhio, ordalias ante el Sudan de Egipto, estigmas aparecidos en eJ serafin de Alverne, pesebre viviente de Greccio, etc. Pero, para nues tro prop6sito, notemos en primer lugar que Francisco, hijo de un rico comerciante, contrariarnente 3 Dominico el diacono, a Bernardo el hidalgiie!o, recibi6 una educaci6n mundana : hablaba frances co rrectarnente y cantaba en esa lengua, leyo a los trovadores y a los escritos cortesanos. Su espirirualidad no sera Jade un intelecrual sino, como 10 dice Melchor de Pobladura, 13 de un "adorador lirico" de la Trinidad. Ciertarnente, existe un lirismo bernardino, pero pleno de severi dad y de conquista, mientras que en Francisco "Ia adoraci6n lirica tiene su caracter propio", que es "magnificar la bondad suprema, la liberalidad, la cortesia con la cual Dios cornunica sus bienes a todos". La adoracion no es mas que la dilecci6n, la glorificaci6n de "Aquel que esta por encima de todo", como 10 dice la Regta (1., cap. 23). Es verdaderamente "cantico en donde participa 13 creaci6n en una exul tacion universal, suave, amable, deleitable y deseable"." Ciertamente, la familia franciscana no se quedani arras de las gran des 6rdenes conquistadoras exaltadas por San Bernardo. EI joaqui nismo, al que toda la fraternidad mas 0 menos va a adoptar, impulsa la instauracion del quinto Imperio y del "Papa angelico". Tarnbien esta ran presentes los franciscanos en todas las conquistas del mundo de los siglos XIV Y X\'. Pero no nos equivoquemos: si todavia es recon quista contra el infiel, es sobre todo voluntad rnisionaria y caritativa de llevar al infiel a la fidelidad paraclitica del Imperio universal. Mien tras que Bernardo -segiin Georges Duby" sigue siendo ese "cornba tiente duro, todo brotado de colmillos y de vehemencia, hombre de hazafias, de proeza en las luchas contra Satan, contra todo 10 que se Ie resiste...", Francisco, muy por el contra rio, "haciendo entrar al espi ritu humane en la naturaleza", reestablece la dulzura de la Creaci6n, puesto que "es por reacci6n que nacio la dulzura"." 20. Dictionnaire despirlttmlite, t. XXVII-XXVIII, p. 1295. 21. Vease G. Duby, ob, cit., p. 82. 22.
E.
Faure, ob, cit. p. 333.
BIBlIOTECA CEWffiAl
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Cuenca semdntica delmitofranciscan 0 y "trend" secular Este Imperio es anunciado por toda la Creacion: tal es el sentido de los Fioretti, de ese naruralismo sentimental que ilustran las predi caciones a los pajaros -0 a los peces de San Antonio-, el cantico al sol, el dialogo con el lobo de Gubbio. Es ahi donde se efecnia la separa cion del siglo XlI de Citeaux renunciando "a esta pedagogia del pue blo cristiano poria palabra, poria imagen, par los juegos paralinirgi cos ... ".z; EI monasterio cisterciense huye del mundo entre zarzales y brefias impenetrables. "Torno cuerpo en el seno de esta envolrura cubierta de maleza esa envolrura enrnarafiada, [...) no siendo -corno 10 dice Bernardo- el oficio del monje el de ensefiar sino el de 110 rar"." Par el contrario, el siglo de Francisco, el siglo irrigado pOI'
V . G. Duby, ob. cit., p. t s.
H idem, p. 103.
LII nocidn de "cuenca sem dn tica"
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esos alegres rnendicantes, es el de las catedrales que flarnean en Ia ciudad episcopal, recorclando la eflorescencia de la Creacion de Dios. Sin embargo se debe profundizar aun mas en el retrato del trova dol' de Alverne. A menudo se ha dicho que la intensidad de su leyenda y el enrusiasmo de esta orden que, veinte aIl0S despues de la muerte de su fundador, cubria literalmente Europa con doce mil conventos, treinta provincias, treinta mil religiosos sin contar a los miles de ter ciarios no convenruales, haefan de Francisco un "segundo Cristo". Afirrnacion inocentemente sacrilega y falsa : Francisco es mas bien -en la efervescencia joaquinista- el "otro consolador". De manera continua, desde San Buenavenrura hasta eI papa Leon X (bula Ite et vos in uineam de 1517) pasando por el franciscano Pedro Juan de Oli va, por San Bernardino de Siena, Francisco es asimilado al angel apo calfptico del "sexto sello" (Apocalipsis, III, 7-8). Buenavenrura es de los mas explfcitos: "Nuestro muy Santo Padre Francisco fue el pri mero y principal fundador, iniciador y modelo del sexto estado y de su regia evangelica". Buenavenrura incluso se pregunta (yen su In Hexaemeron, cementa De Lubac," "Buenavenrura se expresa al res pecto de modo singularmente vacilante") si Francisco no serfa el fun dador de la "orden de los serafinos", expresion que confirrnaran Ger son y Dante, quienes la aplican, esta vez, al rnismo Buenavenrura. La irresistible "fraternidad" franciscana ~serfa pues esta orden angelica prometida, viniendo Francisco a la Tierra al final del sexto tiempo asf como el Cristo venia a prometer, al final del sexto tiempo hebraico, la venida del "otro consolador"? Asimismo, la vision celebre de Fran cisco ~no se Ie aparece llevada por un serafin? La fecha fatfdica de 1260, profetizada por los joaquinistas como el comienzo de la "terce ra edad", es inminente. Francisco, como el Espiritu Santo, ~no es el maestro del fuego delante del Sudan de Egipto, del agua aSI como Moises, del aire cuyo "Ienguaje de los pajaros" conoce? Finalmente, fundador del "tercer orden", ~no permite cumplirse la profeefa joa quinista, autorizando a todo laico -celibe 0 casado- a entrar en el monaquismo? Se debe dar sin duda todo su vigor y todo su sentido a esta creaci6n revolucionaria: con eso, Francisco corta netamente con las herejias, que en su mayorfa condenan el casamiento, pero al mis mo tiempo permite el advenimiento esperado del "tiempo de los li rios", que es el tiempo de los rnonjes.
25. I-I. de Lubac, ob. cir., I, p. 131.
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xtrros \' S<>Cl EDADES
Esra presencia paraclitica de la predicacion y del ejernplo de Fran cisco consumani litcralmenre al elmz del naturalismo g6tico. Pasernos r.ipidamenre p or el vivificante impulse que dan los " eje rcicios espiri males" y populates franciscanos a las represeutaciones teatrales tall proscriptas -en la tradicion de los Padres- por el ascetismo bernar diano." Los franciscanos llevan a la esceua la Pasion de Cristo in ven tando el via crucis, pero sobre todo organizar.in el espacio escenico de los milagros y de los misterios. Asf como 10 escribe Emile Male, "es el espfritu fr anciscano el que vivifico el drama de Ja Ed ad ivl e dia"." Via crucis, escenas de la col ocacion en la rumba en su verdade ra dimension, pesebres, "misterios" y, finalrnente, esos Sacra Monte entre los cuales se halla en Orta, en el Piernonte, un hermosa ejem plo- que de spliegan en veintiuna capillas, y en su verdadera dimen sion, las peripecias de la vida de Francisco. Existe una iconofilia fran ciscana fundamental, y la filosofia de San Buenaventura es una de las raras de Europa en haber atribuido, antes del rornanticismo, la parte real a la imagen. Pero 10 que importa, sobre todo, es que se le debe al irnpacto fr anciscano el nacimiento de 13 pintura europea "moderna". Vinculados a la basilica de Asfs estan los nombres de Juan Cimabue, de Pietro Lorenzetti, de Jacques Turridi, de Simone Martini, y por sobre todo de ,Giotto. "Francisco otorgo a Italia el arnor por las for mas", escribe EJie Faure. Agreguemos junto a Rene Huyghe: "Es este naruralisrno franciscano el que restituye a los paises del norte del Loire el amor por las materias"." Puesto que es, repitarnoslo, en tierra gotica sin duda en donde la espirirualidad del "pequerio Francisco" brindara toda su medida este tica. Ciertarnente, la Italia de Giotto libera la forma de la sujeci6n bizantina, pero el norte de los hermanos Limbourg y de los herrna nos Van Eyck elevara los "vestigio s" de la materia al rango plenario de Creaci6n. Sin lugar a dudas, como 10 mostro Rene Huyghe, tam bien hubo razones polftico-econ6micas para ell o. Pero esas estan in disolublemente ligadas a las razones etnico-culrurales del z6calo eel tico y al color muy carnal que torna la herejfa bajo el encantamiento de los cielos de la Pi cardia. Puesto que , mirandolo de cerca, la herejfa
26. Vease G . Batclli , L.lspimzione franccscana nella uita, nell« letteratttrn, nell' arte, Asis,1922.
27. E. M.illc , I. 'Art religien» de III jin ell! ,Hoyen Age en F1'III1CC , Paris, 19'; I. 28. E. Faure, 00. cit., p. .148; R. Huyghe, L'An et l'Am e, Paris, Flammarion, 1960.
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CIICfI
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puritana de los cataros del Mediodia no tiene mas que un parentesco su per fic ia l con los begardos y los Hermanns de Espiritu Libre vesti dos "de pordioseros 0 de re yes ". Espiritu mas que doctrina, la sensi bilidad franciscana , en el encuentro con el humanismo abstracto del arte cisterciense, reforzara la corriente naturalista que habia iniciado el primer g6tico. Es el firm de la Sainte-Chapelle de Parfs como el de la Di vino Comedia del terciario de Dante Alighieri. Eflorescencia del vitral y de sus ornarnentaciones vegetales, de las estarnpas ilumina das: mas tarde, de la tapiceria que, a fines del siglo xv, dad el florile gio flamenco y picardo de los lirios de " miJ- flo res". (No es adernas extrafiarnente ernocionante que el celebre tapiz de la Caza 01 unicor nio, conservado en Nueva York en el museo de los Cloisters, haga figurar en el centro de su pafio central, La tnuerte del unicornio, entre las "rnil-flores" y los pa jaros, el monograma "A.E. " de Ana de Breta fia, cefiido del cordon franci scano? Insensiblemente, la decoracion natural y luego el paisaje se infiltran en el stil nU07JO de pintar, " Son testigos de ello, a fines del sigl o XIV y a comienzos del A'V, la decora cion de la carnara del guardarropa de Clemente VI, en el Palacio de los Papas de Avignon (1343), consagrada iinicamente a figurar un paradisiaco jardin con flores, frondosidades y fruta s. Como los fres cos de Ambrogio Lorenzetti, en Siena, Los eiectos del bum y del-mal gobiemo, en don de, mucho antes de Van Eyck, el paisaje hace su plena entrada en la sensibilidad pictorica y final mente, y sobre todo, en 1416, la aparicion ejemplar del paisaje "obligado" -si podemos decir 10- en las pinruras de rernatica religiosa, en las famosas Horns muy ricas..., de los hermanos Limbourg. Se debe in sistir un poco sobre esta obra, de la cual no se conoce a menudo mas que el famoso -y admirable- calendario. Es que \'3 a fijar, por dos siglos al menos, la intrusion y el acornpafiarniento del paisaje en las secuencias ma yores de los libros santos: Anunciacion, Natividad, Descanso en Egipto, Victoria de David {donde eJ paisaje azulado ya anuncia a Patinir), Invencion de la cruz, bautismo de Cristo, nocturno misterioso del arresto de jesus, crepusculo estriado de la misa en la rumba, y final mente paisaje rural-qel cual espera a Bruegel el Anciano!- de la can a nea . Puesto que si esa "cuenca sem.intica" toma toda su consistencia figurative en la pintura y el grafismo del norte, indisolublernente
29. Vease J. Dupont y C. Gnudi , La Pci7ll117"C gotbiqllc, Cincbra, Skira, 1953; G. Du rand, B CfllIX-Al1J et Arclmypes.
I~TRO[)llC:C:I()i\.' ,\ 1..\ .\·lI T O I) O!.O C,"L\ .
t\1rros
Y SOClF.D ..IDFS
rnotivado, en el mismo movimiento, por el clirna etnico "celtico", por el desarrollo de las ciudades burguesas y por la espirirualidad nueva cuya mas clara expresion es el franciscanismo, hay que constatar un fenorueno de supervivencia tenaz de tal pinrura que se rnantendra a pesar de la irrupcion humanists italians hasta eI siglo );,"VI con Patinir, Metsys 0 Mernling." En toc!o este nuevo resurgimiento artistico se manifiesta clara mente una nueva vision del mundo para la cual la leyenda de San Francisco y el espiritu franciscano no contribuyeron poco. La naru raleza es una gracia permanentej el Gran Consuelo divino prometido no solo es "sensible al corazon" en el sentirnentalismo franciscano sino que, si asf podemos decirlo, tarnhien es sensible al ojo. Y debe mos concluir con esta profesion de fe de Giotto, el pintor de Asis: "Todos nuestros deseos y todos nuestros suefios, todo 10 que es divi no en nosotros... nos viene de nuestro encuentro con la forma ... de los sitios arnables y rigurosos en medio de los cuales hemos vivido".
5) Aprooecbnmicnto de las uri/Ins. Si el espiriru franciscano consumaba esplendidarnente el siglo gotico, tam bien debia consumarse en una profunda y bril1ante filosoffa . No sin modificaciones insensibles de estrucrura: estas "fraternidades" se convertian en una "orden", por la voluntad de Juan x..X1IIj estas comunidades nornadas v mendicantes, que respetaban poco las querellas intelecruales, iban a asentarse en las universidades. EI aliento franciscano se desplaza al norte, en el sitio etnocultural natural del estilo gotico en donde Giotto ya habria podido consolidar su inspiracion." Norte del "milagro frances" de fines del siglo );,11, pero tarnbien de esta "reserva" espirirual que cons tiruyen las islas britanicas, Alexandre de Hales, Fons Vitae, el maestro de Buenavenrura, es oxfordiano, al igual que Roger Bacon, Doctor Afirabilis(1214-1294),Juan Duns Scoto, DoctorSubtilis, luego Gui llermo de Occam ... No olvidemos tampoco que antes de 13 ruptur3 de la orden con el papado en el siglo xrv, Bacon es el amigo de Cle mente rv y San Buenavenrura, el de Gregorio x. Pero es a traves del mas prestigioso de los universitarios francisca nos, San Buenaventura, el doctor serapbicus, como la filosoffa francis
30. Vease M . Pons y A. Barret, Patinirou Tbarmonic dn maude, Paris, Laffont, 19RO, p. 50; A. Lothe, Haite dn pl/)'.I'lIge, Floury, 19'-11. 31. Vcasc
E. Faure, o h. cir.,
pp. 357 y 36.1.
1.11 1I1Jt-;U1I
til' "cuenca semduriar"
cana podni desplegarse. San Buenaventura, cuya doctrina del "ejern plarismo" se funda, segun el titulo de uno de sus tratados, sobre un ltinerario del Espiritu bncia Dios, pero que descansa en sus bases sobre esos "alrededores del Reinado de Dios" que significan la naturaleza: "El mundo no tiene otra razon que la de hacernos probar las primi cias de 1<1 Beatirud final ". ::No es ese , traducido por un filosofo, el sentimiento que se experimenta ante esta pinrura "gotica" -de la que Patinir sera el ultimo representante-- que entrafia este llarnado a las lejanias y es una lecci6n optica de reminiscencia? La Creacion no esta acabada, esta siempre anirnada por Dios. Es un "Iibro vasto en donde leemos la firma del Creador". ;EI ejemplarismo es, tarnbien el, un Veni Creator Spiritus: Es el comentario filosofico del cantico natura lista franciscano: "Toda criatura es palabra del Senor". Dicho de otro modo, Dios es la causa paradigrnatica de toda criatura existente. De hecho existen tres grades jerarquicos de esta ejernplaridad 0 "coope racion" de Dios." En el mas lejano, Dios coopera con toda criatura -que es su uestigio- bajo la forma del principio que lleva al ser. Luego la criarura puede ser imllgrm de Dios, siendo este ultimo el principio motor de toda creaci6n . Finalmente en el cenit reside la semejanza de toda obra meritoria, aceptada, asirnilada por Dios. Este "itinerario" no es otro que el proceso platonico y dionisiano de Ia deificatio. Pero ::quien no siente que este "itinerario", que no concierne en eI fond o mas que a la lecrura del espfritu humano dentro del gran libro del mundo, toma , muy a pesar de sf sin duda, cierto aire heretico? EI padre De Lubac, incomodado.t' con referencia a Buenaventura, ha bla de una "asuncion" ortodoxa del joaquinismo. Sea como fuere, es innegable que los mas ardientes propagadores del joaquinismo fue ron sin duda franciscanos: Gerardo de San Donnino, Salimbene, Ber nard Delicieux, Pierre Jean d'Olive... Y mas tarde el doctor invenci ble Guillermo de Occam, quien irnpulsara deliberadarnente al gene ral de In orden Michel de Cesene, en el cabildo general de Perouse (1322), a destituir al papa Juan XAl1 y a refugiarse en In corte de Luis de Baviera, luego a hacer elegir como papa un [mticello, Renalucci de
n.
No podemos evitar acercar el ejemplarismo buenavenruriano al tmuil del islam de las luces. Nos podemus pregunrar tam bien si no existi6 una influencia de la C abala nacienre -en particular de la doctrina de los seji7"Ot- sobre cI sistema buena venruriano.
33. Vease H. de Lubac, ob. cir., I, p. 142.
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Ii'TI{(JI)L'CCI(lN .\ LA .\ IIT OJ)O LO( jl.\ . i\ I [T OS Y SOCIEUr\DES
Corbieres (N icolas V)... Sin embargo, con esta seria crisis, las sa bias orilla s del ejernpla rismo buena venturi ano estan ya desbordadas por el norninalisrno de Occam y la orden -3 traves de mucha s co nvu lsio nes, reforrnas y tr<1spasos de mario- se encarnina hacia un delta que de sernboca en el oceano del Renacimiento. Examinarern os 111,15 tar de el agotamiento de esta cuenca sem antics. Estudiemos aho ra su resurgencia en el siglo XVI11 , tornando no obstante una precaucion necesaria : la Iglesia de Clemente IV no es mas la de Inocencio III; el estallido de la cristiandad por la Reforma no ubica mas a la "cuenca semantics" en el mismo relieve de acogida. Digamos, para simplificar nuestro objetivo, que el paraclitisrno , libe rado parcialmente del magisterio de la Iglesia, sera de algun s manera mas "exagerado". Ahi reconocemos una co nstatacion ya hecha por Sheldrake: existe un aho ndam iento , por su s mismas redundan cias, de toda "creo da" . Faltaria preguntarse, en el dorninio de la informaci6n cultural, si el ahondamiento es entropico 0 , por el contrario, esta si tuado en las perspectivas de una depuraci6n sernan rica que conduci ria a la negentropfa.
1) Torrentes. Mucho antes de la mitad del siglo X\1II, y a pe sar -pero no siempre en contra- de la hegemonfa de las Luces heredad as del ideal clasico, multiples corrientes toman la misma orientacion, 10 que en Alernania se llam6 el Sturm und Drang; 0 todavia 10 que algunos llamaron en Francia, a falta de algo mejor, el "prerromanticisrno"." No se necesita insistir aquf demasiado sobre los celebres movim ien tos cuyo representante m as ejernp lar filos6fi cam ente sera Jean-Jac ques Rousseau, suizo emigrado en Francia. Se podria decir que la fecha de nacimiento de este rornanticismo precursor, de este carnbio de filos ofta como de sensibilidad, es sin duda ese 1750 que ve a la Academ ia de Dijon coronar la respuesta pesirnista de Rousseau a la pregunta "(Si el progreso de las ciencias y de las letras contribuyo a corromper 0 a depurar las costumbres?". Pero Rousseau sintetiza ya much as co rrientes dispersas, co m o el "sentim entalisrno" ingles y el frances . A partir de 1719, el abate Dubos pri vilegiaba un sexto se nti do, corazon 0 sentimiento, que daba acceso a una suerte de valor ab soluto estetico. Los ingleses Joseph Addison, Hutcheson, Edmund
34. Vease A. A'lan gland, ob. cit.
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1I0Ci(/1I de "({I I'lI m scnnimic« t '
Burke, luego Home Y pOI" supuesro William Blake" rnanifiesran la inj;ilibilidflll del gusto. Todos encuentran que, sin que haya sin embar go, asi parece, difusion directa, 10 que v: Basch" en su admirable estudio llama "el deposito aleman", y notablernente Leibniz que re toma una antigua tradicion alern ana , contra Descartes, la idea de una armonfa natural acabada, no rnecanica , y que escribe: "La naruraleza esta hecha para nosotros y nosotros estamos hechos par3 la naturale za... la naruraleza es tarnbien nosotros" ." Reaparece en Mendelssohn yen Sulzer (1757) e incluso en Winckelmann la afirrnacion bien pla tonica de que existe, entre "el conocer y el desear", una facultad espe cffica: la de asentir, de aprobar, de sentir, de la cual Kant se acordara en su concepto de "esquernatismo trascendental", l~ Todo el siglo X'VIlI, y especialmente su segunda parte, "fluye" entonces literalmente ha cia 10 que sera el romanticismo. Pero (podemos decir que un "goti co" arquitecrural, pict6rico, grafico, precedio, como en el siglo XIII, a la nueva revolucion filosofica ? Como 10 habia presentido Spengler, la sensibilidad del siguiente siglo, hacia los afios 1770-1790, esta rnucho rnenos anunciada por Ia arquitectura que por la rnusica, Sobre la arquitectura se va a sentir la pesada carga del neoclasicisrno," y mas que las timidas y encantado ras ernancipaciones del estilo rococo de la Regencia y de Luis xv, es la rmisica la catedral del siglo del Sturm and Drang. Paradojica care dral defsta de un "Gran Arquitecto del Universo", que es ante todo -jarmonfas de la naruraleza obligan!- rmisico. Ya no es mas la ferula de Inocencio m la que rige la sensibilidad y los espiritus en el siglo de Voltaire sino el cristianismo vago y "trascendenre" (como 10 Hamad Maistre) que se elabora en las logias masonicas nacidas hacia 1717 1720. Esta vez el padre De Lubac no tiene ningtin escnipulo en alis tar bajo las filas joaquinistas tanto a Sweden borg, Lessing 0 Herder
35. Vcase K. Raine, L'bllllgintitiolllTcatrice de William Blake, Paris, Berg Internatio nal, 1983; D. Chauvin, Ltliuure de W Blake, apomlyp.re et transfiguration, Grenoble , ELLUG,1992. 36. Vease V Basch, ob, cit. 37. Vease E. Benz, Les Salinesmystiques de la pbilosopbie romantique allemande, Paris, Vrin, 1968. 38. Vease J.-L. Vieillard-Baron, Platen et l'idealistne allemand 1770-1830, Beauches ne, 1979.
.\9. Vcasc G . Durand, "La ronianomanic: de la ratio stndiorum it Napol eon Bonapar
te" , cn ] . Thomas (dir.), L'!7nl1gil1l1h'e des Latins, PU, Perpignan, 1982.
I ~TR ( )[){ ICCI ('l7\' A L.\ .\ lI T()[)( lU )(;ir\. ;\
1660
I
I Clasicismo
1761 1762 1774 1781
I 1715
I rn lS r SOC lElHD ES
La Nueva Eloisa
Et con/rata social Werther Las contes tones Critica de la rszon pu ra
1787 1790
Don Juan La flaura magica primer Fausto
1797 1799
Discurso sabre
la religion
Lucinda
DIVISION DE 1760
CONFLUENCI
tdeas para una fitosofia de la naturateza
TORRENTES
1800 1802 1805
I
I
1807 I Romanticismo I 1813 I I
1818
1815
ORILLAS
Genio del ctistisnismo FIdelia Rene Discurso
a ts Nad on alemana
Fenomenologia del espirilU Sobre Alemania E1mundo como vcluntad y como
teptesemscion 1821 1827 1828 1830
NOMBRE DEL
Athenaeum
EI Freiscnuu
Cromwell, t de Beethoven
t de
F. Schubert
Hemani Curso de fiJosofia posiliva
1831
Raja ynegro Oberon
DELTAS 1860
I
I
I
I
I
I
I
1915
1838 1839 1842 1843 1851 1857
RuyBlas La cettuie de Parma Rienzi
Et buou e tan/asma Rlgolello Las flares del mal Madame Bovary
1862
SalambO Los miserables
Fases de uno cuena: remdntica
La uocion de "cuenca seuuintica'
9.1
a Maistre 0 Ballanche." Ciertamente, el siglo XVHI es tarnhien el siglo de Fragonard, de Boucher y de Watteau. Pero es, por sobre todo, la epoca de Haydn, de Gluck y de Mozart. Bach murio en 1750. Si la ruptura del invasor ideal clasico ya no puede hacerse por la ar quitectura que consagra Europa al triunfo frances, se hace a la vez, no obstante, contra el clasicismo de Rousseau y contra el bel canto formal italiano. EI "nuevo gotico" no es mas frances, su inspiracion primera -a pesar de la rnitologia osianesca- no es mas celtica, sino netarnente gerrnanica y anglosajona. EI fin de siglo ve consumarse una mutacion musical en la que , detras del humanismo de la opera todavia triunfan te, emergen otras preocupaciones, otras intenciones que Bevan al na cimiento de la rmisica "pura". 0, mas exactamente, de una rrnisica que, incluso en la opera de Gluck (1774-1779) 0 de Mozart, cada vez otorga mas lugar a la exaltacion de los sentimientos y al sentimiento de la naruraleza. La confluencia de estos torrentes esteticos estara marcada en 1798 y en 1801 por los dos magistrales oratorios de Ha ydn La creacion delmundo y Las estaciones. Pero esto ya nos hace tocar el fondo de esos torrentes intensos, las querellas que signan la "divi sion de aguas".
C01110
2) Division deaguas. Se puede decir sin exageracion que ese siglo, que nace con el antihumanismo de Jean-Jacques Rousseau y se cierra en una de las mas grandes confrontaciones civiles y militares que haya conocido Europa, esta bajo el signo de las querellas. Yen principio de aquella que va a dividir, durante un buen siglo, las sensibilidades en tre el neoclasicismo de los "filistinos" y el chaleco rojo rornantico, Curiosa querella que a rnenudo no va de la mana de la separacion revolucionaria: muchos "chalecos rojos" senin los defensores de la Resrauracion y de las monarquias; muchos neoclasicos, entre los cua les esta Louis David por supuesto, seran partidarios de la Revolucion. Es aun la inextinguible querella del rousseauismo contra el espfritu de la Enciclopedin. Frente a los 36 vohirnenes de la Enciclopedia que, desde 1751 a 1780, escanden el siglo, estan, desde 1750 a 1778, las novel as, los manifiestos, los tratados de Rousseau. Como tarnbien es a Rousseau a qui en vemos comprometido -jcuriosamente en sentido contrariol- en otra memorable que rella, esta vez musical, la que opo ne a los "bufones" y la musics italiana a la tradicion francesa . Quere
40. Vease H. de Lubac, ob. cit., Il, p. 245.
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,\Irros Y S()U EUi\!J ES
lIa que resurgio entre 1777 y 1780: el italiano Niccolo Piccinni, apo
yado por la Pompadour y por jean-Francois Marrnontel, contra el aleman Christophe Gluck, amparado por su antigua alumna Marfa Antonieta." Ciertarnente, en estas querellas, las cartas ideologicas y esteticas no siernpre se distribuyen a los mismos antagonistas: es, una vez mas, la prueba de que la magnitud de la disputa va mucho mas alia de tal 0 cual compromiso de susceptibilidad privada... Querella que aun escinde la nueva Iglesia masonica en dos partes poco reductibles, y cup consagracion es el farnoso convento de Wilhelmsbad en 1782. Querella permanente como la de los "salones", que desposan a todas las querellas del siglo, con sus herrnanas enemigas que son Madame du Deffand y Mademoiselle de Lespinasse. Finalmente la querella econornica de los fisiocratas contra los industriales, y pronto -quere lla implacable y mortal- de los girondinos contra los Montafieses, de Robespierre contra Danton ...
3) Confluencias. Si es bastante facil de establecer la linea divisoria en tre las ideas y una sensibilidad nuevas y el "antigun regimen" filosofi co, los otros problemas - y notablernente los de las confluencias so ciopoliticas- son mas complicados que en el siglo XIII. Es que no solo no hay mas cristiandad para conforrnar a la ortodoxia de las opinio nes, sino que ya no existe ni siquiera Europa . A pesar de la Interna cional de las Luces, la anglomania adrniradora de la Revolucion in glesa y el aval que da Prusia, mediante su rey Federico II, al despotis mo ilustrado, es el problema de las nacionalidades que -heredando y sustituyendo a las guerras de religiones- cornplicara la libre circula cion de la corriente de ideas y de sensibilidades nuevas. Es eJ naciona lismo revolucionario de los franceses el que paradojicamente animara a las naciones que se buscan sobre el continente: Alemania, luego ltalia ... Como es Inglarerra -objero, en Francia, de una tan amplia anglornania en donde Osian (al que no obstante Bonaparte lela con predileccion) esta unido con Shakespeare en una suerte de culto este tico- Ia que paradojicamente se convierte durante todo un siglo en enemigo hereditario... Bonaparte furioso, por su lado, hace destruir el libro que acaba de publicar la hija de Jacob Necker, Germaine de Stael, sobre Alemania... Agitaciones enormes pues en esta division de
-II. 'lease G . Durand, "Un sociologu e
Archetypes, la l'eligioll de/'a11.
a l'Opera", en Societes,
198-1; Beaux-Arts et
l.a nociou de "cneuca scm.imica "
95
aguas, que tipifiea ellegendario cambio de dedicatoria de la Sinjimifl beroiat de Beethoven y que con cretan tantos virajes, rnalestares, mal entendidos, "N apo leo n se manifiesta bajo Bonaparte". Tarnbien, las confluencias son dificiles de captar. Napoleon , en Francia, jug'{) el papel de un freno a la expansion de la sensibilidad nueva. Muy lejos de confluir, como medio siglo antes Federico el Grande, con el movimiento de las artes, n(degitim6 finalmente mas que el neocJasicismo de David y su escu-eTa: 2 EI emperador tenia pOI' costumbre decir con pertinencia: "Tengo a mi favor la literarura pe quefia, yen contra a la grande". Otra paradoja: es en Francia, luego de su muerte en el exilio en el penon de Santa Elena, en donde Napo leon sera, por aSI decirlo, rehabilitado por la tardia mitologfa roman tica francesa. Existe una suerte de "confluencia" postuma del empe rador con los chalecos rojos de 1830Y Pero, a comienzos del siglo, las confluencias se realizan contra Francia, 0 al menos fuera de Fran cia, y es fuera de Francia en donde un mecenazgo mas iluminado perrnitira el desarrollo de una nueva sensibilidad. No se debe descuidar, como se 10 hace demasiado a menudo en tendiendo al reves 10 que son las "casa s" y las "servidumbres" del Antiguo Regimen que sobrevive en Europa, el poder de confluencia de las potencias politicas las cuales, a ejemplo de Federico el Grande, anirnaran el genio del nuevo siglo. (Que serfa Haydn, ese faro ejem plar del cambio de la sensibilidad de los Stiirmet; sin la gran protec cion de los Esterhazy? (Que seria Goethe y su mito sin la incorpora cion a la corte del duque de Weimar, Carlos Augusto? (Que seria de Beethoven sin el cortejo principesco de sus admiradores: Waldstein, Razoumovski, Lichnowsky y el archiduque Rodolfo? (Que habrfa sido de ese pintor provinciano Caspar David Friedrich sin la condesa Marfa Teresa von Thurn-Hohenstein? (Que serfa finalmente de la nueva sensibilidad del siglo que comienza con los pintores "nazarenos" ilus tradores del Fausto de Goethe y (ya) del Nibelungenlied, y que se ter mina con el "caso " Wagner, sin esa extraordinaria rnonarquia bavara que fuera, desde Luis I al famoso Luis II, una constante sobreoferta de mecenazgo? Sabemos que lazos profundos se estableceran, bajo la tutela "caro lica" de los monarcas de Baviera y de Austria, entre el grupo de los
42. Vease R. Bourgeois, La Litterature Empire. 43.]. Tulard , ob. cit.
l "T[{( )l)lICCl()i\" ,\ 1.,\ ,\ \I T( )I)OI.O(;iA , ,\'1rro s Y SOCl EDM) ES
jovenes pintores y toda la corriente de filosofia que ilu stra Friedrich Schlegel y Sll grupo del Atbenaetun; asi como sus yernos los pintores johannes y Philippe Veir." Paradojicarnente, es la "Santa Alianza" -cuyo funcionario oficial es Schlegel- i:J que constituye, antes de dar muerte al "ogro corso", la potente corriente de confluencias en dOI1 de se bafiaran las aspiraciones esteticas y filosoficas de la Nueva Eu ropa. Georges Gusdorf" tiene toda la razon al mostrar que el Atbe naettm es el centro de las confluencias, en estos prirneros afios del siglo XIX, en donde convergen, por Schelling, las inspiraciones pie tistas de la facultad de Tubinga -cuyos otros dos eminentes represen tantes son Hegel y Holderlin- y la corriente de los "conversos" cato licos, cuyo gufa es Schlegel. Se establece sin duda , bajo la bendicion del abate Seiler, mas tarde del "Fenelon de Zurich ", La vater, un con senso catolico-protestante, perc de un catolicismo privado de los ci mientos de una cristiandad y de un protestantismo mas cercano a los padres suabos que a Calvi no. Catolicismo rnuniques tan poco "roma no" que dad, despues de 1870, la corriente disidente de los "viejos catolicos". Protestantismo muy lejano al moraJismo reformado y que se inspira sobre todo en las teosofias disidentes de CEtinger, de Bob me, incluso de Sweden borg... Hay que sefialar tarnbien la confluen cia -premonitoria del "arte total" wagneri
+t
Vease M. Le Bris, ob. cir., pp , 93 r ss. "Les Nazareens ou le desir de religion",
45. Vease G. Gusd orf, Du nfrl11t;' Dim danslesaooir romantiqur , Paris, Payor, 19lB,
1.11 lIodl/1I de "cttcnca semtintica"
partir de la decada de 1760 es ante todo un rio alemdn . De alguna manera ies la leyenda del Rin la que asurne la esencia del mito que va a sostener a la Natnrpbilosopbie: El padre De Lubac" no tiene incon venientes en mostrar como todo el pensarniento y la sensibilidad ale mana se precipitan en el poderoso desfile del joaquinismo, es decir, no 10 olvidernos, de 1~ profecia de una "tercera edad", la del Espiritu Santo. A partir de Bohrne, de Valentin Andreae, de CEtinger, luego de Lessing y de Herder, todo el romanticismo aleman, el de Schleier macher, de Fichte, de Holderlin, de Novalis, de Schlegel y finalmen te de Hegel y de Schelling, tiene como denorninador cormin la fe en la inminente presencia del "tiernpo de los lirios", profetizada por Joa quin y luego por Bohrne." Ciertarnente, volveremos sobre la irnpor tancia de la germanizaci6n de la "cuenca semantics" que esrudiarnos -iY cuya valiente propagandists fue Madame de Staell- pero sefiale mos por el momento la dificultad que existe en fijar el mito en medio de tal eflorescencia de poetas, de filosofos, de rmisicos, todos ellos transportados por la gran ola de fondo del paraclitismo rormintico. P aradojicarnente, es el poeta mas distante, mas sibilino en cuanto a sus intenciones, quien servira de emblema a todo ese movirniento anunciador de la "religion ultima":" Goethe parece verdaderamente cristalizar muy pronto -con Werther primero, luego sobre todo con Fausto interpuestos- esta doble necesidad de padre fundador rnitico. Si debemos encontrar a fines del siglo un farnoso "caso Wagner"," encontramos a su lado un no menos irritante y enigrnatico "caso Goethe". Tan enigrnatico como las reflexiones preliminares del Doc tor Fausto sobre el Logos. Lo que aportara Goethe en medio del cora concertado de toda la sensibilidad germanica de su tiempo, de HCiI derlin a Beethoven, y tanto con el suicidio del "joven Werther" como con el pacto faustico, con los "afios de aprendizaje" y con las innume rabies poesias y baladas que son EI rey de los Aulnes, EI rey de Tbule, LII calma del mar; La pequeiia rosa, que alimentaran a todos los Lieder ro manticos, es un retorno de toda 13 sensibilidad, e incluso del pensa
46. Vease H. de Lubac, ob, cit., I, p. 327 Yss. 47. Vease R. Minder, "Herrlichkeir chez Hegel ou Ie monde des Peres Souabes", en Ewde.fGennaniques, 1951 , r. VI. 48. Vease H. de Lubac, ob. cit., I, p. 328, cita de AlJl1eJ de Voyage. 49. Vcase ,'vI. Beaufils, I-Vag7le1' et le 7l.'ilgnr!t·/l7m, Paris, Aubicr, 19-H, especial mente II Parte, cap. I "C limats".
INTRODL'CC! ()1'.' .-\ LA AIITOI)OLOcit\. N!ITOS Y SOClEIJr\DES
miento, a 10 "natural", sea esc natural su bjetivo (instinto, pasion, alma) u objetivo (naruraleza "inmensa" y sedimentos inmernoriales de 1<3 cultura), EI todo en una sublime incoherencia anunciadora de la de Wagner. La leyenda goetheana recoge entonces todas esas contradicciones: pertenencia del ministro de Estado de Saxo-Weimar a la francma so neria revolucionaria de los Iluminados de Baviera, presencia en la batalla de Valmy en el estado mayor del duque de Brunswick y diez afios mas tarde, en el Encuentro de Erfurt, recibiendo de manos de Napoleon la cruz de la Legion de Honor... Goethe olfmpico, prenda do del sol meridional, y Goethe "dernonico", resucitando las antiguas leyendas de Alemania;!" Goethe, apasionado del saber, esrudiando la metamorfosis de las plantas y ofreciendo una famosa teorfa de los colo res; Goethe sensible al misterio, a la magia, a las tinieblas, "al camino tortuoso de los enemigos de la Luz..." (Fausto, "Prologo en el cielo"). EI Doctor Fausto, de hecho, sera verdaderamente la autobio graffa constante, de 1798 a 1822, del enigrnatico poeta de Weimar, asf como la autobiografta y el referente de todo el siglo rorruintico, irrigando a la vez la obra de pintores como Peter Cornelius, Franz Riepenhausen y Eugene Delacroix, de rmisicos como Berlioz, Gounod, Boito y Liszt, de poetas como Gerard de Nerval... Podemos decir que el mito de Goethe no forma mas que una unidad con la pareja mftica Fausto-Mefistofeles," simbolo de la ambigiiedad constitutiva del alma, y especialmente del alma alemana, de la cual se recordara el Wotan de Wagner y la "Psyche" de Jung... Pero el lugar epifanico de esta arnbiguedad, de esta contradicto rialidad, es verdaderamente la "Naruraleza'V y la belleza natural ante la eual un poeta frances -el Vigny de la Casa delpastor- permanecera todavia en una deliciosa vacilacion. Asf como Giono y luego el arte del paisaje habian testimonia do el ejemplarismo franeiscano en el si glo XIV, es la pintura rornantica y su larga ola hasta las orillas del impresionismo las que seran testimonio de esta teofania natural. Lo que presentian, a partir de los iiltirnos afios del siglo XVIII, Jean Ho
50. Vease H . Lichtenberger, "L'idee du demoniaque chez Goethe", en Etudes sur Goethe, Estrasburgo, 1932. Cf.la reciente obra de Pascal Ha chet, LesPsvcbanalystes et Goethe, ParIS, L'Harmatran, 1995. 51. Vease A. Dab ezies, Le J' ~ytb e de Fanst Albin Michel , 1972 . 52. VeaseJ.v\!. Goethe ,Apbori.l7m:.I"Jllrlllll11ture, 1928.
LIIlIociOI/ de "ctt ctun seuuiuttea"
<)9
nore Fragonard, Thomas Girtin, Joseph Vernet 0 Hubert Robert, se profundizara repentinarnente en los pintores del roinanticismo, de los cuales el Giotto es ciertarnente Caspar David Friedrich, en quien, como bien 10 vio Michel Le Bris" a proposito del Monje en In orilladel mar de 1810, "el paisaje se torna religioso". Sf, como 10 escribe una vez mas Le Bris, esta pinrura pretende hacer de la obra de arte "el lugar singular de una nueva Revelacion" -una teofanfa- y para citar aJ poeta Joseph Eichendorff: "Hay un canto adonnecido en todas las cosas que suefian sin fin y el mundo se pondra a cantar, si encuentras la palabra rnaestra ...". Esta "palabra maestra" pictorica son much as obras constirutivas de una sensibilidad y de una vision del mundo nuevas, ta les como Dos hombres conteruplando la Luna (1819), El nacer de In Luna sobre el mar (1822), La abadia en lin bosque (1810), de los que se hacen eco tantos cuadros de Ferdinand Oehme 0 de Carl Gustav Carus, pero tarnbien -eontrariamente a 10 que adelanta Le Bris- de William Turner 0 de Ferdinand Olivier Samuel Palmer... Ya que la teofanfa romantics asume tanto la pureza de Margarita como el de monismo de Mefistofeles. EI angelismo de Philippe Otto Runge 0 mas tarde de Camille Corot tanto como la tiniebla fuliginosa de las aguadas de Victor Hugo 0 de los cataclismos y de las minas de William Turner y de John Martin ... Ciertarnente, la obra de Friedrich es el insuperable punta de equilibrio -como el Fausto de Goethe- entre las potencias de noche 0 de muerte y las de las luces de la esperanza y del amor. No resta mas que la naruraleza teofanica del romanticismo, para retornar las expresiones franciscanas, salude con igual aquies cencia "herrnano sol" y "hermana muerte"... A 10 largo de todo el siglo verernos progresivamente romperse el antagonisrno entre el Mal y las flores ... y podemos descubrir facilmente esa tendencia "necro rnantica" -como 10 dice irreverentemente .i\1urray_54 jque esta en eJ corazon del rornanticol Si son los "torrentes" de la sensibilidad "de cadente?" los que ya estan obrando en el corazon del romanticismo, resulta no menos cierto que el rornanticismo es un momenta de equi librio. Todo 10 que podemos decir es que el campo del filosofema que recordabarnos al comienzo se extendio considerablernente desde el
B. M. Le Bris, oh. cir., pp. 78 Y55 . 54. Veasc Ph. Murray, Le XLYe. siede « trnuerslesliges, Paris, Denoel, 1984. 55. Vease G. Durand , "Wagner et les ruythes decadents", en Recb. et Timmux de l'Un. de Greno/J!e, III, N° 2, 1984; Beaux-Artset Archetypes, III Parte, cap. 9-10.
100
I i'TIWDL ; CCJ( ~)i\' :\ 1.:\ ,\ IIT O DO I.OC L\ . t\lITUS Y SOClED,\DES
ejernplarismo buenaventuriano. Muchos diques se rompieron, y en particul ar el derrumbarniento de I;] cristiandad con la Reforma y I;] desaparicion del poder pontificio ante las monarquias nacionales, Tambien podemos, paradojicamente, decir que el paraclitismo de la estetica y de la filosoffa romanticas es mas decidido, mas extrerno, mas patente, que el de siglo de Inocencio III.
5) Aprouechamiento de las orillas. EI padre De Lubac" no tiene incon veniente en rnosrrar que la Naturpbitosopbic es la ernpresa mas franca de vuelta a la carga del milenarismo joaquinista. Con todos los mati ces, todas las variantes que permite esta intensificacion y esta exten sion de una perspectiva paraclitica: de Fichte (y de sus ilustres disci pulos enJena: Holderlin y Novalis) a Schelling del que es sin embar go el opuesto, a FS. Schleierrnacher, a F Schlegel y a Baader, es el acto de fe en la Darstellung, en la "mostracion" de la divinidad en y por la naturaleza. Esta Darstelltmg; no estando ya mas, 0 poco, con trolada por un magisterio dogrnatico, llega por supuesto hasta el pan teismo y a la invocacion de Holderlin: ";Santa Naruraleza, oh, mi Divinidad! ". EI poeta de Hiperion y de Patmos anuncia decididarnente un "nue vo Pentecostes"." En Novalis, el desborde trinitario es tarnbien evi dente puesto que "el Espiritu Santo nos es mas que la Biblia" y "todo se acerca de nuevo a la edad de oro ", "epoca creadora y consoladora" en donde "la naturaleza era la arniga de los hombres". Para el maestro de nuestros dos poetas, para Fichte ," la herejia paraclitica esta fran carnente declarada: el Espiritu es independiente del Jesus hist6rico. Pero el cristiano Schleiermacher, ese pensador "hiperjoaquinista", como 10 afirrna el padre De Lubac, no queda en deuda can el anticris tianismo de Fichte: como Maistre y Ballanche en Francia, Schleier macher ve en los eventos dramaticos de fin del siglo XVUI el anuncio de la "palingenesia" y torna conciencia a la vez de que el cristianismo tiene limites, y que "los tiempos estan maduros" para entrever 10 ili mitado: "El Espiritu que es libertad sin lirnites ". Friedrich Schlegel, por un lado gracias a la cre acion del Athenaeum,
56. Vease H. de Lubac, ob . cit ., I, p. 378. 57. Vease C. Gusdorf, oh. cit ., 1I Parte, cap. 5, "Panthcisme".
58. Initiation n /11 vie hieubcnreuse, 1800j vease X . Tillete, Le Cbrist des pbilosopbes, Paris, lnst. Cath., 1974.
L" Ilolin" de "cuenca .I'C7IIt!lIf;m ·'
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verdadera "co n fed eracio n de poetas", como 10 dice Gusdorf" por otro ludo gracias a su parentesco con Philippe Veit, bijo de su mujer Dorotea y uno de los anirnadores de los pintores "nazarenos", ocupa una posicion estrategica en esta edificacion de una Naturpbilosopbie explicita yen la difusion artistica de esta ultima. Es Schlegel quien formula clararnente el problema de la presencia paraclitica cuando escribe, criticando a Friedrich Jacobi (en De Ins casas diuinas y de Sit reuelacion, 1811) que no podernos separar la obra de Dios, la naturale za, de Dios mismo el Creador. La formula de Scoto Erfgena ya plan teaba el problema de la Darstellung: "Deus estin se, fit in crenturis". Pew es sin duda Schelling, el Buenaventura de ese nuevo ejern plarismo, es el, escribe Karl Lowith, quien proveyo eI esfuerzo "mas original para fundar filosoficamente el reino del Espiritu"." Sus dos obras, Ideas pnm 1l11n filosofin de In naturaleza (1797) y Aforismos pam introducir a la filosofin de 1(/ naturaleza (1815), fundan por supuesto esta Naturphilosopliie, peru manifiestan un paraclitismo patente: exis te en Schelling la explicita recuperacion de la tesis joaquinista de las "rres edades'' del mundo, de la Trinidad activada por la Historia del Mundo, no siendo todo el cosmos mas que "la expansion del corazon de Dios". Sin embargo, ese "corazon", esa "copula infinita" que co necta el universo en una cadena viviente, no es otra cos a que "el Amor infinito de Dios por Sf-rnisrno": el Espiritu Santo "solo y unico mun do saturado de Dios". De esta manera vemos, a traves de todo el pensarniento y la sensi bilidad del romanticismo naciente, una recuperacion del filosofema del ejemplarismo, pero aqui, en la Darstellung, con mas decision que la que tenia la teorfa buenavenruriana de los "vestigios" y de las "ima genes". Ahora existe una "rnostracion" directa del Espiritu, sin las precauciones de un magisterio y de una casta de vicarios. Notemos pues que en el seno de una misma "cuenca serruin t ica", la que se arti cula sobre el filosofema paraclitico segun el cual "la Naruraleza reve la y sefiala algo del Soberano Bien Divino", se rnarca en la continui dad de una misrna culrura una suerte de intensificacion y de clarifica cion de la posicion filos6fica y de sus aplicaciones -uqui artisticas-. La Nnturpbilosopbie y la pintura de paisajes rornanticos explicitan una presencia paraclitica capaz de lIegar hasta el panteismo mas de 10 que 10 hacia el ejernplarismo de los siglos X/fl y XIV. 59. G. Gilsdorf, ob. cit., pp. 66 Y55. 60. Citado pOl' H. de Lubac, ob, cit., I, p. 378.
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Mrros Y SOCIEDADES
Nos toea ahora exarninar rapidamente, a fin de siruarnos, las fases de la "cuenca sermintica " que nos irriga. -
De 1867 a 1914-1918 aproxirnadarnente, la fase inicial que pode mos llarnar torrentc simbolista )' dccadentista, £1 concepto de "to rrente" implica que el imaginario en cuestion, en este caso fuerte mente prometeico (Troussonj.?' con el positivisrno, especialmen te frances, como tutor y consolidado por la dorninacion revolucio naria e imperial del reciente pasado europeo, recubre todavia (seu domorfosis) las tentativas de ernancipacion y las nosralgias de 10 irnaginario, esparcidas desde ese momento como arroyos multi ples y divergentes. - De 1914 a 1939-1944 hay sin duda division de aguas surrealista y cientijicista. Pero esta division se ve perrurbada, inc1uso pervertida, por el conflicto permanente franco-aleman, prolongado hasta la posguerra por la querella de los estrucruralismos y los historicis mos : el conflicto de las herrneneuticas. - Tambien en 1938-1944 se entablan las conjluencias tdcitas, que re posan sobre mitos latentes," entre las tecnicas de la imagen en pleno desarrollo y las teorias del "nuevo espfritu cientffico": las primeras tornas en consideracion de 10 irnaginario solo se mues tran tfrnidarnente en raros pensadores. Habra que esperar mas de treinta afios para que cientificos, tecnicos de la informatica y de la imagen, y poetas se encuentren abiertarnente. - Frenado por una division de aguas perrurbada y que perpetuando se durante todo el siglo xx desde 1930 a nuestros dias, ei nombre del rio (apex de 1945-1950 a 1960) es incontestablernente el de FreudJ eI de In bngiogrnffl/ psicoanalitica. £1 "nombre del rfo" impli ca una fuerte mitizacion de aquel que 10 lleva, tal como San Fran cisco y su mito inventariado por los hagiografos Buenavenrura y Tomas de Celano. iQue no se sorprendan por esta inesperada re ferencia de mi parte! Poner a Freud en 10 n1:1S profundo del rio no es para nada garantia de Ja "verdad" del freudismo, sino simple mente garantfa de su pregnancia semantica. La historia, lejos de ello, no es una escala triunfante de verdades, Puesto que la ciencia
61. Vease R. Trousson, ob. cit. 62. Vease R. Basride, Anatomicd'Andr«Gide, Parts, Presses Un iversiraires de France, 1972.
La nockin de "cuenca snudntica"
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puede todavia y siernpre progres3r, es que historicarnente esta he cha de errores rectificados... El aprouechamiento de las orillas, si es que comienza a partir de los 50, se precisa y se intensifica sin discontinuidad desde los 60 hasta nuestros dias , Esta constituido por [as teorizaciones y [a construe cion de filosofias de 10 irnaginario, por las reflexiones sobre [as invariantes y sus derivaciones, pOl' las transversalidades, en donde, contrariamente a la afirrnacion de Levy-Leblond.?' el imaginario de la encajera puede rnodelizar al del herrero.Importante reflexion que bien muestra que el antiguo privilegio de las especialidades epistemol6gicas se ha reabsorbido dentro de un englobamiento mayor: el del momenta serruintico en donde 13 encajera flirtea con el herrero. Finalmente quiza existan -de un modo latente y escondidas por las vulgatas neosurrealista, freudiana, jungiana ... y la mfa- disi dencias, meandros, deltas en donde fluyen ya las primeras corrientes de 10 que sera el siglo XXI...
Las redundancias de la "cuenca semantics" se hacen pues con una suerte de excavacion explfcita de sus "relieves". Es que nuestra enti dad episternologica y heuristica de "cuenca semantics" es, una vez mas, comparable al "campo morfogenetico" que pone en evidencia el biologo Sheldrake 0 al "orden irnplicado" del ffsico David Bohrn." Tanto uno como el otro no son "arquetipo inrnutable" como aiin 10 piensa Brian Goodwin, a quien Sheldrake critica . Asf como 10 formu la David Bohm en su entrevista con el biologo, cada memento con tiene una "re-inyeccion" de los momentos anteriores, Existe un feno meno de "bola de nieve". Dicho de otro modo, el sistema considera do posee segiin Bohrn "una suerte de memoria" 0, como 10 afirrna Sheldrake, una "resonancia morfica ". Cuanto mas se repite un "cam po morfogenetico", mas se facilita su repeticion, como si hubiera un verdadero "ro daje" de la forma. Sucede 10 mismo con la "cuenca se rnantica" : a cad a redundancia esta " re- inyecta " -para utilizar el ter mino de Bohm- en la totalidad cultural una suerte de probabilidad mayor para reproyectarse ulteriormente.
63. Vease J.-;\{. Levy-Leblond, L'Erpl'it de JeI, Paris, Fayard, 1983; G. Durand, "La dentelliere et le forgeron ", en Lc Monde, 22-23 de julio de 1994. 6-1-. Consiiltese la capital "co nversacion" de D. Bohm y R. Sheldrake en Rel/ision, vol. v, N° 2, Londres, 1982.
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Pero es significative, en el dialogo entre los dos sa bios que cita mos, que los ejernplos metaforicos sean tornados de un procedirnien to de transmision de 13 info1711(fci6n. EI biologo y el Fisico se ponen de acuerdo par3 decir que la verdadera causalidad, en una transmision radiofonica, no es el gran potencial energetico provisto por IJ torna de corriente "contra la pared", sino el insignificante potencial ener getico llevado por la onda electrornagnetica, 0 mejor aun: es la "for ma" de esta onda la que importa. Nos encontramos pues implicita mente ante la oposicion, ya sefialada por Leon Brillouin, entre la en tropia que afecta el desgaste, debido al uso (segun el segundo princi pio de la termodinarnica) de una energla, y la neguentropia que resul ta del poder acumulatioo de la informacion. Sin embargo, "Ia cuenca sernantica", aSIcomo el "campo morfogenetico", es del dominio de IJ informacion ya que "cuanto mas 10 utilizamos, menos se desgasta", Si ese problema ya se Ie plantea al biologo e incluso al fisico, se Ie plan tea a[ortiori al antropologo, ya que todo fenorneno de culrura es, pOl' aSI decirlo, dohlemente neguentropico: a la vez, repitiendose, "culti va" mas, r a la vez enriquece la memoria del grupo y facilita su repe ticion. Cada vez, como diria Bohm, que hay "proyeccion" de una for ma cultural, hay 31 mismo tiempo re-inyeccion de esta forma en la totalidad cultural, y Sheldrake agrega: hay entonces mayor probabili dad de una reproyeccion de esta forma. Se plantean entonces por supuesto, una vez admitido este fortale cimiento de la "cuenca sernantica" por la redundancia, una serie de preguntas que no podemos abordar aqui en su totalidad: "(Hay pues una suerte de perfeccionamiento, si no de progreso, de las «cuencas sernanticas» que se repiten en un campo cultura!?"" (No vemos algu nas culturas desaparecer en una suerte de «colapso» y entrar en fases de decadencia?" "Finalmente, 13 «cuenca sernantica» misma, segiin el esquema formal que usted da, ( no conoce una fase interna de «de clinacion» y no se pierde en meandros y en deltas? ". Podernos sola mente indicar que no existe progreso de la sociedad 0 de la cultura global, sino perjeccionamiento, 0 rnejor, "refinamiento", y que es plau sible que sean esos pe1feccionnmientos acumulados en un campo cultu ral y social dado los que provocan paradojicamente la declinacion de la sociedacl en cuestion. Los "decadentes" fueron siempre conscientes de ser "refinados", y desde hace tiempo se ha observado que en cuan to una cultura es impregnada por demasiados refinamientos se ve amenazada por un estallido interno 0 pOl' una subversion exterior. Todas las culturas dernasiado "refinadas", conscientes del inextrica
1./1 1/0Cil;" de "cuenca scunlntica "
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ble enrnarafiarniento de los perfeccionisrnos en medio de los "bizan tini smos" de culrura 0 de civilizacion, siernpre -mas 0 menos secreta mente- han aspirado a una regresion, y a veces a una regresion hasta la "barbaric" jO pOl' 10 menos 10 "sal vaje"! No podemos aqui responder verdaderarnente las dos primeras in terrogaciones. Pero la tercera atafie directamente a nuestro topico. D iremos pue s que no hay nunca "colapso" de la "cuenca sernanrica" en una cultu ra en don de esta se perfecciona a medida que se repite. Pero con Sheldrake y Bohm, se debe reflexionar acerca de este "per feccionarn iento", puesto que este es justarnente creativo, en el proce so de "excavacion por las aguas" sernanticas que se modifican yagre gan entonces a la herencia cultural. Re inyectando esta nueva puesta en forma, introduce una modificacion de Ia inrui cion inicial, de 10 que Spengler habia demasiado vagamente -y groseramente, pensan do que no habia repeticion en las "estaciones" culturales- presentido bajo el nom ore de "primavera cultural". Diremos que hay unfemhne no de[ase (observado por todos los investigadores, de Hegel, Wolfin, Eugenio d'Ors y Sorokin a Guy Michaud y Hem)' Peyre, asf como tarnbien por los econornistas Kitchin,Juglar, Labrousse, Kondratrie ff y Kuznet)" y diremos incluso notablemente que hay un fenomeno de fase de una "cuenca semantica" pm'que tambien hay desjase. Yeste de dos maneras: a la vez pOI' el cambio de tempo, si se puede decir, 0 de contenido ideologico intrinseco (es decir, por una suerte de saturacion psicotemporal que impulsa a "dar vuelta la pagina"), como 10 piensan en general los filosofos de la historia y todavia Radcliffe-Brown." e igualmente por las modificaciones extrinsecas de la sociedad porta dora de la cultura considerada. Pero no puede tratarse mas que de un eclipse: la misma "cuenca sernantica" no puede mas que resurgir, to davia con mas nitidez, del hecho de la "memoria" cultural-o del ha bitlls- en una fase ulterior. ~Se puede estirnar la duracion de la fase de una "cuenca sernanti ca"? Ciertarnente, Michaud y Peyre habian exarninado los finos ba lanceos del carnbio, en el orden de una generacion de veinticinco a treinta an os. Pero esas "rebeldias de los hijos contra el padre" no
65.Vease E Brandel, ob, cit. 66. Vease A.R. Radcliffe-Brown , /I Natural Science ofSociety, Glencoe, Free Press, 1957; R.l':isbet. "Reflcxion sur une metaphore", en Social CIJl1I1ge andHistory, Oxford University Press, 1969.
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tienen la arnplitud sufici ente para hacer evoluciouar y expand ir en meandros a la cuenca de origen. Si nuestras observaciones son exac tas, y sa Ivo observacion contraria, el tierupo dellenado y de extension de una "cuenca sernantica " esta mny cerca, con una anticipacion de alrededor de cincuenta a sesenta a fio s debido al tiempo de difusion "pedagogics" en todo el grupo social, de aquello que los econornistas Haman el trend secular," esto es, tres a cuatro generaciones. Y esta unidad de duracion se justifies en parte : es la que permite a un nieto beneficiarse de las informaciones de la "edad del padre" y de las del abuelo, siendo este ultimo el testigo directo, y por transmision de boca a oreja, de la edad del bisabuelo, de la "edad del abuelo". Dicho de otro modo, mas alia de las pequefias fluctuaciones edipicas, habria una continuidad de cien a demo veinte afios aproxirnadamente en la transmision vivida de una informacion. Adernas de eso, la informa cion inmediatarnente ancestral (como maximo por el abuelo) se pier de en las arenas y abandona el estadio de la informacion directa para llegar a instalarse, como un agua que se infiltra, en los conservatorios instituidos de una cultura. EI "memento" de un a "cuenca sern anrica" no se reduce pues al individualismo de la liquidacion del Edipo, pero se extiende sobre tres 0 cuatro generaciones mas el tiempo de institu cionalizacion pedagogica . sea de 90 a 120 an os mas 50 a 60 afios, sea finalmente de 140 a 180 afios, Asimismo, es facil ver ificar, en nuestras propias experiencias temporales, la division que se establece entre la informacion de "oidas" directamente y la informacion "historica" dis tribuida por las pedagogfas y los conservatorios instirucionales. Exis te un trend de la duracion de una memoria "vivida" por decir asi, 10 que recubre aproximadarnente un perfodo de noveuta a ciento veinte afios, De ahi la irnportancia de la "familia" en la transrnision cultural. Otra observacion se impone: esos 140-180 afios que dura la "cuenca sernantica", ritrnada por sus seis fases, pueden subdividirse en tres pulsaciones de cincuenta a sesenta afios cada una, especie de resacas, de fenornenos internos de feed-ba ck, de "retoques", peru que no son mas que modos pasajeros que no perjudican en ningun modo el esta blecimiento global de la "cuenca semantics" en "epoca" esrilistica mente y esteticarnente bien marcada. Debemos ahora examinar como desde el fin de la cuarta genera
67. Vease J, Griziotti-Kretschmann , /I prohlcma del N 'CIIS secolare nellejlutmazioni dei pressi, 1935; C. Irnbert, Des mouvements de longuc dl/de Kondratiejj, 1959.
ttl nocion de "met/fit semdnticn "
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cion se inicia el "eclipse" sernantico. Como la rnayoria de los autores coinciden, eJ QUflttTocento marca sin duda la "decadencia" 0 el debut del "fin de 10 Edad Media". ~Pero como, de manera mas precisa, el paraclitismo naruralista de los franciscanos es alcanzado en ese clima de "gran carnbio" que a la vez ve abrirse para Europa el Nuevo Mun do ya los turcos tornar Constantinopla? Vamos a retener, como primer factor, aquel cornpletamente inter no de la evolucion del anticonceptualismo tradicional de los francis canos hacia un nominalismo cada vez mas afirmado, hasta el capitulo general de Perouse, en 1322, en donde Guillermo de Occam sostiene abiertamente, contra el papa Juan X."\lI, el nominalismo. Ya el extre mismo franciscano , el de los [raticelli, se ejerce contra los conventos que permanecieron fieles al decretal QuonllllJam exigit de juan XA1I, que ubica la obediencia por encima de la pobreza. EI general de la orden, Michel de Cesene, y su consejero, el ilustre hermano Guiller mo de Occam, son excomulgados, en gran medida por haber sosteni do que la pobreza evangelica, verdadera signatura divina, prima so bre la obediencia al magisterio. Se refugian en la corte del emperador Luis Il de Baviera, el gibelino, enemigo encarnizado del Papa. Con la ayuda intelecrual de Occam, Marsilio de Padua y Jean de jeandun, el general de la orden ataca la legitimidad misma del trono de Pedro. Ciertarnente, Luis Il es excomulgado a su turno, pero el14 de abril de 1328, en la gran plaza San Pedro de Roma, depone el mismo al papa Juan X.'(lI y coloca en el dedo del [mticello Renalucci de Corbiere el aniJlo pontificio. Y si la aventura polftica funciona mal a partir de 1333, no es menos verdad que esta breve secesion de parte de los papas de Avignon, anticipo de ese largo "cisma de Occidente" que, de 1378 a 1417, iba a escindir al papado y al Imperio en dos bandos rivales durante casi medio siglo, marca el "colapso" de la cristiandad -signa prernonitorio de la Reform a que anuncian por orro lado John Wycliffe, Jean Hus y Jerome de Praga a partir de fines de siglo. Asf desaparecio la ortodoxia franciscana en la unidad del orden. Aquf se impone una observacion: 10 que, en una sociedad, permanece dellado de la entropfa, es decir las instituciones y las relaciones entre los indi viduos y los grupos, puede desaparecer sin retorno, rnienrras que el imaginario (sfmbolos, mitos, ideologfas ...), puesto en circulaci6n por esas effmeras "energfas portadoras", se rnantiene sin desgaste -pero no sin modificaciones por las re-inyecciones sucesivas- en el consen so cultural. A esos factores "intrfnsecos", y casi en su prolongaci6n, se suman
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factores mas exteriores: la quere\la, Y<1 casi luterana, de los fraticelli y de Marsilio de Padua contra el lujo pontificio y eJ de los ordinarios, incornoda cada vez mas <11 clero secular contra las fraternidades rur bulentas. Los franciscanos en particular, y todo el monaquismo men dicante en general, se encuentran denigrados, ridiculizados pOI'el den> secular y por eJ famoso individualisrno'" que desarrollan los primeros atisbos de 10 que sera el Renacimiento. Finalmente, este individualismo de las ciudades, de las sefiorias y de los principes en medio del derrumhe general de los poderes fede radores de 1<1 Iglesia 0 del Imperio, ve desarrollarse <11 humanismo neopagano. A partir de fines de! siglo xv, con Nicolas V (1447), como 10 afirma Burckhardt," 'lei gusto por los monumentos, que distingue al Renacirniento, sube al trono pontificio". Con lEneas Silvius, el poeta convertido en el papa PIO II (1458), luego con Alejandro VI Borgia (1492) y finalmente con el advenimiento deJulio II en el alba del siglo )(\,1, el humanismo penetra toda la sensibilidad de Europa. Detras de ese humanismo descubridor de la Antigiiedad, no hay que perder de vista que esta el movirniento de la sociedad toda del siglo XIV que se caracteriza por el esfuerzo de urbanizacion y el respeto de los edi ficios civiles aSI como por la mayor sociabilidad en un mundo en don de las clases antiguas son "niveladas"," pero niveladas en beneficio de los nuevos valores mercantiles. iQue lejos estan la pobreza y el naru ralismo franciscano de este "humanismo" urbano, festivo, gastador y fastuoso! EI arte naruralista del paisaje es al mismo tiempo criticado por la enorme inflacion del neopaganismo hurnanista de los ponnfi ces del Renacimiento y de sus pintores, escultores y arquitectos: el Pinturicchio, el Perugino, Rafael, Miguel Angel y Brarnante. Huma nismo que se ira afirmando aun mas en la apologia cristologica del arte de la Contrarreforrna a pesar de que la iconoclastia de la Refor rna, interiorizando de manera completarnente gerrnanica la inspira cion estetica, conrribuira a deshacer aque\lo que habia edificado, al que podriamos \lamar el "ejemplarismo" estetico franco-flamenco. Ciertamente, quedaran "cumulos" de este impulso dado por el naturalismo gotico. De manera continua, el "paisaje cornpuesto" se mantendra desde fines del siglo xv hasta fines del siglo A\TlIl: pero
68. Vease ]. Burckhardt, La Civilisation de ia Renaissance en ltalie, Paris, PIon, 1958, t. I. 69. idem. 70. idem, t. II, Quinta Parte.
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entonces el paisaje es sacrificado ala bulimia de constructivismo pers pectivo en Giovanni Bellini, en Andrea Mantegna, mas tarde en Ni cholas Poussin. Tarnbien existira ese "retraso" flamenco que hemos seiialado y que hace de pintores del siglo xv como Van Eyck y sobre todo Patinir y luego Bruegel el Anciano elementos, atrasados en tierra celtica, de la gran inspiracion g6tica. Finalrnente sefialernos una cierta "resisten cia" alernana a la mares humanista de la Contrarreforma ya la vez ala iconoclastia luterana, con Durero, Cranach 0 Altdorfer. Pero todos esos "meandros" son captados en beneficio del humanismo pagano 0 neocristiano y el paisaje se convierte en solo un telon de fondo "deco rativo". EI elernento "natural", flores, animales, follajes, se refugia en la pura decoracion, como en los marcos de los tapices 0 de los ador nos del esruco del barroco. Nubes, frutos, paisajes, se tornan ellos mismos antropomorfos, como ya en Mantegna y mas tarde en Ar chimboldo. Es que la corriente del rio cultural se despliega ahora en otra "cuenca semantics" y esto incluso en el sentido geografico del terrnino : ya no son mas las llanuras flamencas, de la Picardia 0 de Champagne, la Meuse 0 el Escaut, las que rodean a la nueva civiliza cion, ni tarnpoco las colinas de Fiesole 0 de Asfs, sino las orillas opu lentas de urbanisrno del Arno, del Tiber 0 del Po, y los palacios sofis ticados de la laguna veneciana. EI humanismo y el urbanisrno se des posan continuamente en esta tierra que exhuma tantos monumentos y estaruas del pasado pagano y ve desarrollarse a las ciudades inmor tales que son la Roma de Julio II y de Alejandro Borgia, la Florencia de los Medicis, el Milan de los Sforza, la Venecia de los Doges. Si a su vez examinarnos el conjunto de factores que permiten el eclipse de la corriente romantics, notemos en principio ese factor intrinseco, ese "gusano en la fruta" que ya sefialamos y que \leva en germen en la sensibilidad rornantica, por ese gusto de las "minas", par esta necrofilia mas a menos pronunciada que emerge con la este tica de Goya y el cataclismisrno de Turner, 10 que sed, a fines del siglo, el decadentismo. Pero, sobre todo, luego de la gran exaltacion de [a Naturpbilosopbie e infiltrandose muy rapidarnente por y en las filosofias de la historia , hay una Kulturpbilosopbie que descansa sobre la mitologia prometeica y que ira acentuandose en el curso triunfante de ese siglo de los des cubrimientos cientificos y tecnicos. La "naruraleza" pronto se con vierte en el peligro a sl1perar par el heroisrno de la invenci6n tecnica, EI siglo XIX ve nacer el deporte, el alpinismo, la exploracion conquis
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(l"TRO[)l 'CCI ()l\''\ LA ,\'IITO[)OL()CiA. MrrllS Y SOC IE D,\ DES
tadora del mundo (incluso "sofiada" como en Julio Verne)." Hegel , Comte, Marx, son filosofos de la cultura. EI siglo desernboca sobre el Kultnrkmnpfe« Alemania )' la escuela publica positivista en la Francia de jules Ferry. EI prometefsmo es antinaruralista por exceso de heroisrno con quistador, el decadentismo 10 sera por defecto: pero Huysmans se une a Eiffel en la misma idolatria de 10 artificial. Ahi, todavia, con sta tamos una comunidad semantics en los hermanos enemigos. EI arr i fice, para Des Esseintes como p:Ha su tiempo, "es la marca distintiva del genio del hombre " ya que la naturaleza "curnplio su momento", "definitivamente canso, por la desagradable uniformidad de sus pai sajes y sus cielos...". £1 praxico -y la praxis- prevalece sobre la con ternplacion y el contemplative. EI refinamiento decadente se une en la misma "creoda " al dandismo de Des Esseintes ya la "transforms cion" tecnica cantada por Marx. Otro factor, que estaba ciertamente en germen en el "yo" roman tico nacido de las grandes derelicciones politicas y sociales -ese yo se reabsorbia y se refugiaba entonces en el oceano de la naturaleza-, es el advenimiento 0 el resurgimiento (pensernos en el individualismo del Renacirniento) del "culto de la personalidad", lanzado paradoji camente por el crisparniento de una ortodoxia religiosa en "colapso" y proclamando en 1870 la "infalibilidad" pontificia. Se desarrolla un culto de las divas, de los hombres politicos, de los conquistadores co loniales, de las stan, de los "artistas" en tanto que personas, apoyado por el nacimiento de la fotograffa , y luego por supuesto del cine. A partir de 1860-1870 se despliega una gigantesca "mundanalidad" de la pornpa." Toda la "prensa" naciente, luego invasora en los iilrimos afios del siglo, pondra el acento en un humanismo del aparecer, cuyos herederos todavfa son nuestros actuales hebdomadarios ilustrados, Jours de France 0 Match. Ese "culto de la personalidad", que desernbocara en elfiihrnprin zip , se duplica y se refuerza por la inflacion del yo que manifiesta la moda del psicoanalisis y las circunvoluciones de los existencialismos. Ni Sartre ni Freud son sensibles a los encantos de la naruraleza. Por supuesto, esos egotismos invaden la sensibilidad artfstica: el pintor ya
71. Vcase S. Vierne,]II!e,l' Ve17le et Ie rowan initiatique , Paris, Sirac, ) 97R;]lIles Ve17le, mvtlre et modernite, Paris, Presses Universiraires de France , 19R5 . 72. Vease G. Durand, "Un sociologue a l'Opera",
la I1IJc;';n de "cuenca senuintica"
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no se preocupa humildernente y laboriosamente pOl' acercarse 10 mas posible a la "revelacion" de la naturaleza. La obra de arte no es mas que una proyeccion del yo y la "belleza es convulsiva" 0 no es... EI arte se husca del lado de esas inflaciones y de esos abandonos del yo que son las enfermedades mentales. La marca artistica esta dada por la expertizacion psiquiatrica. Paul Margueritte no se equivoca en 1884 cuando cali fica A contrapclo de Huysmans de "manual del perfecto neurotico". "EI aparecer" en el dominio del individualismo es la ex hibicion. La regia del arte ya no es para nada el imitar 0 descifrar la naturaleza sino entregarse a la exhibicion de las pulsiones menos con troladas del yo. EI caso del impresionismo es muy significativo: en un senrido es el acabarniento triunfante del naturalismo rornanrico. Pero eso no es mas que una apariencia. En profundidad, no es mas que la invasion cientificista y prometeica de la sensibilidad, mediante las leyes de Eugene Chevreul sobre la luz que estan en los antfpodas de la Farben lebre de Goethe, mientras que la eleccion del nombre de la escuela rnisma, "impresionisrno", conduce r reduct a la naruraleza a una co dificacion puramente psicologica. Puesto que la apologfa decadente y cientificista de la paranoia se casa muy feliz con la diseccion cientifi cista de los datos naturales y el frenesi invasor de las pulsiones del yo. La obra de Freud y el psicoanalisis son el paradigma de esta alianza propiamente "contra natura". Ciertamente, a pesar de la inmensa corriente que precipita el arte hacia la insignificancia querida y concertada de la impresion subjeti va, de la proyeccion de todo el aparato psfquico sobreexcitado y de las disecciones morrificadas de las factualidades positivistas, existen -como en el siglo X\l- supervivencias, cumulos, prolongaciones inmediatas del romanticismo como en las obras de Corot, de Theodore Rous seau, de Millet -ide Viollet-Ie-Duc cuando se hace pinrorl-, pero tam bien en las furtivas intuiciones de Cezanne rornpiendo con el impre sionismo, 0 de Van Gogh, entreviendo a la vez los parafsos perdidos del romanticismo y los del ejemplarismo. Y sobre todo "curnulos" que emergen por la pinrura simbolista de las pesanteces de la ideolo gfa decadente: paisajes de Gustave Moreau, de Arnold Bocklin, de Pierre Puvis de Chavannes, de Paul Serusier, de Paul Gauguin, de Giovanni Segantini, ya veces de Max Ernst. Pero el fin del siglo XIX, como el fin del xv, vio emerger un humanismo nuevo e invasor que sumerge a los lejanos islotes de supervivencia de la Naturpbiloso pbie. Este humanismo adosado a una conquista y a una "posesion" de
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Y SOCl EDADES
la naruraleza se integra quiza -no podernos afirmarlo aqui- en la mis rna "cuenca senuintica" que vio nacer el Renacimiento y sus conquis tas cientfficas y geognificas: "el aparato", 13 bulimia cientifica y tecni ca, la socialidad de los cursos, de los salones burgueses 0 de los cafes, el individualismo -al menos ap arente- y el resurgimiento pagano de los dioses olvidados deberian alertar nuestra curiosidad sobre el tema. Sea como fuere, vernos esbozarse el mecanismo pOl' el coal se eclipsa una "cuenca sernantica": pOl' una parte, acnian tendencias intrinsecas a la corriente general las que, cuando esta ultima , pOl' una u otra ra z6n, se debilita y se divide, pueden poco a poco fluir y converger hacia otros relieves culturales: pOl' un lado intervienen, cuando la memoria continua de tres 0 cuatro generaciones se debilita, orienta ciones de torrentes innovadores. Pero es necesario entender bien que esas "cuencas sernanticas ", a la manera de los "campos rnorfogeneti cos" del biologista, no desaparecen jamas definitivarnente. Primero sobreviven en "ciimulos testigos", de alguna rnanera, pero sobre todo permanecen en la memoria colectiva de una cultura, la que por sus monumentos, sus documentos, sus rradiciones )' sus modos de vida , sus conservatorios de todo tipo, su s bibliotecas y sus pedagogias, su pera en mucho el corto ciclo del trend secular de una memoria vivida y de la continuidad solidaria de las tres generaciones que viven con junta mente en el mismo momento del siglo. Una sociedad en el fon do no esta caracterizada y constituida sin o por sus "renacirnientos" culturales periodicos que, cada vez , marcan un poco mas su genio singular. Como si esruviese sostenida por grandes conjuntos irnagi narios; "ensuefios" especificos como hubiera dicho Bachelard, rnito logemas significativos preferimos decir nosotros. Una vez adrnitida esta perennidad 0, como 10 dice David Bohm, esta "trascendencia" de la "cuenca sernantica", podriamos forrnular nos diferentes preguntas todavia, que aqui indicarnos a titulo de sim ple recordatorio: ~no existe un ajuste de "cuencas sernanticas" (como nos 10 dejaba presentir la "cuenca semantics" muy global del joaqui nismo para Occidente) donde, sobre tres 0 cuatro niveles, tendria mos "cuencas sernanticas" cada vez mas especializadas, particulariza das de alguna manera? Luego, ~no podrfamos pregumarnos si la fase de las "cuencas sernanticas" sucesivas no revel a una cierta ley de alter nancia y no permite la prevision? Lo cierto, de todas maneras, es que esta noci6n de "cuenca serruin tica" que hace intervenir a la vez la perrnanencia y el carnbio nos parae considcrablemente beuristica. En "con fIuencia sernan tica" - j ta m bien
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ellal-, con las concepciones mas avanzadas de la fisica cuanrica y de la biologia formative conternportinea, perrnite explicar, gracias al mo delo del "orden irnplicado", es decir de [a accion deterrninante del todo, del bolon, y de sus corolarios "re-inyeccion" y "proyeccion", c61110 podemos a la vez comprender, 0 sea, identificar una cultura 0 un memento cultural, una "epoca", ala propia cultura r ala propia epo ca del observador, y diferenciar; para singularizarlo exactarnente, tal objeto cultural.
CAPiTULO IV
£1 concepto de "t6pica sociocultural"
Acabarnos de ver, can respecto a la "cuenca sernantica", que las fases de esta ultima, sabre todo las iniciales y las terrninales, se super ponfan 'e n parte. Dicho de otro modo, si hacemos un corte instanta neo , fuera del devenir, si se esboza un "perfil" -no estrictarnente "epis ternologico", como 10 recomendaba Bachelard, sino ampliarnente "se mantico"- de un conjunto imaginario en un momento cultural dado, descubrimns entonces un "espesor" (0 una "profundidad") de este fragrnento arbitrariarnente seleccionado, abstraido de su futuro y de su pasado. Se distinguen al menos dos "capas" en este corte: la que se csfuma y la que se anuncia. Asi se vislumbra la nocion de "topica", que en un lugar puntual (tapas) constata un "espesor", un "sistema" de tensiones 0 de antago nismos (cf. Lupasco), Aun incluso en corte delgado, el capital de irna ginario de una instantanea socioculrural aparece como complejo, plural y sisternico. Esta "complejidad", no obstante, nos dictara aquf una precaucion metodologica: 10 mas simple puede convertirse en el modelo de 10 mas complejo solo metaforicarnenre. 0 mas exactarnente, solo de manera "rnetonimica", puesto que el sistema social no beneficia las "simplificaciones" que camporta un organismo individual, ligado a la entropia biologica. Por ello la metafora "psfquica" de 10 social nos parece mas heuristica que la rnetafora biologics. Pero no por eso es menos metafora: el sistema social, contrariarnente al sistema indivi dual psiquico, es de "decisores multiples". La relacion deterrninista expresada par el viejo esquema causa-efecto se esfuma todavia mas que en la madeja de determinaciones individuales. Siempre sorpren dio a los sociologos el caracter "paradojico", incluso "perverso", de la "causalidad" en sociologfa. Muy a menudo los "efectos" producidos [ 115]
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son inesperados, e incluso contrarlictorios con las orientaciones de 1£1 C£1US;]. T£1ll1poCO podremos tornar tal cual al esquema aun muy ortogonal -ica1'tesiano~- de las fainosas topicas freudianas en donde la pulsion "vertical" del ello esta como cortada por la horizontalidad del supery«.' Ello.vo y stlpelYo s610 seran aqui referencias rneraforicas. En realidad, la "topica" sociohistorica esta encerrada en una especie de diagrarna en donde "el irnplicante" general (el sermo 711ythicus y sus micleos ar quetipicos) contienen, po1' asi decirlo, las "explicaciones", los des pliegues que son el "ello" social analizado pOI' los rnitologos, el "yo" social pasible de la psicosociologfa yel "superyo", el "consciente co lectivo" en tanto que dominio de los analisis institucionales, de las codificaciones juridicas y de las reflexiones pedag6gicas. EI que pro ponemos es pues un esquema metaforico, que ya se despega de la pura ortogonalidad freudiana. EI orden de nuestra descripcion puede parecer tarnbien arbitrario: digamos que, para justificarlo, hemos co menzado por describir 10 que nos parece ser justarnente una innova cion en el campo de la sociologfa, tradicionalmente apegada a los analisis del "superyo" de las instiruciones y de las pedagogfas episte mologicas. Lo que encontramos entonces en la primera parte del diagrarna jO en 10 mas "profunda" de la escala topical- es pues el "ello" antro pol6gico, ese Urgrund "cuasiinrnovil",' "que nunca se transforrna", y £11 que .Tung llama "inconsciente colectivo" pero que muy pronto se distribuye en dos series: una especifica, Iigada a la estructura del ani mal social que es el bomosapiens; la otra mas "larnarquiana" -como 10 afirrna Michel Cazenave en un excelerite artfculo-) y que es pasible de habitos culrurales. Una dellaclo del arquetipo propiarnente dicho, pura instancia numinosa; la otra dellado de "la imagen arquetipica", ya envuelta en una representacion, por 10 tanto "localizada" (Thorn). En cuanto a nosotros, podrfamos hablar de un inconsciente coleaiuo especijico que emerge apenas a nivel de la toma de conciencia e identi ficado en Sl1 abstraccion por los linguistas y los estrucruralistas que hablan de 10 "siempre traducible" del mito (Levi-Strauss), de los "uni-
I. V ease S. Freud, Alfwps)'cbologie, Paris, Callirnard, 1968; Nottrelles Conjcrences sur ln p.')'Cbflllflly.l"e, Paris, Gallimard, 198 I. 2. Vease F. Braudel, ob, cir. 3. Vease NI. Cazenave, en Cabiers tic Pc
1':1 concept» de "fo/lim" sociocnltnrn!
versales" de la lengua (G. Mounin, T de Mauro)
Iii 0
de "base generati
va" (Noarn Chomsky)." En efecto, se trata alii sin duda de un metnlen
gttrrje, que s610 aparece -ipuesto que sin duda debe aparecer para ser identificado y estudiado!- a nive! de las grandes sincronias, de las grandes homolog-las de imageries, de esas Urbilder que ,descubre la etologfa (Lorenz, Portman, Spitz, Keyla, entre otros). i Este emerge en esos "rnitos laterites" que muy bien identifico Roger Bastide" en el momenta gideano, y que no Ilegan totalmente a anclarse en image nes precisas 0 a darse un nombre fijo. Estan, como 10 dijimos en otro momento, a nivel "verbal", en rigor, a nivel "epitetico", no a nivel "sustantivo", Borrosas en cuanto a su figura, no son menos precisas en cuanto a su estrucrura. Exactarnente como esas divinidades latinas a las que Durnezil considera pobres en representaciones figuradas pero ricas en coherencias estrucrural-funcionales.' Puesto que este incons ciente especifico no tiene nada de anornico, como 10 mosrraron los trabajos experirnentales del psicologo Yves Durand," estas integran clararnente los "paquetes" de imagenes y las homologfas en series bien definidas. Un rasgo fundamental que se vincula a la logica de toda "sisterni ca" es que esos arquetipos son plurales: constiruyen a la vez el poli teismo fundamental de los valores imaginarios (Weber, Corbin, Mi ler, etc.)" y el caracter "dilernatico" (Levi-Strauss) que reviste todo senna mythicus. A partir del estado naciente del mito, sus instancias estan en plural. Son absolutarnente heterogeneas en su nomos irre ductible. EI politeismo funcional que trasparece en los conflictos de la psiquis individual es aun mas vigoroso entre las instancias de la psiquis colectiva. Pero este "inconsciente especffico" se fija (como se dice del yeso que se fija en un molde) cuasiinrnediatamente en las irnagenes simb6
4. Vease Cl. Levi-Strauss, Allfbropologic structurale, t. I. Sobre De L'vlauro, Mounin, Chomsky, G. DurJIlU, fi,gll7'e.\·mytbiqlles et 1'i.mges de l'I£IIl.'7'C, cap. I, "Langage et me ralangage", 2' ed., Paris, Dunod, 1993. 5. \lease A. Porrmann, "Das Problernen des Urbilder in biologischer Sinn", en Emnos]abrfmcb, 1950, vol. 18. 6. Vease R. Bastide, Anntomie d'Andri Gide.
7. G. Dumezil, La Religion arclmiqne desRemains, Paris, Payor, 1966. 8. Y. Durand, L'Erplomtion de l'inmginnire, introduction ?t la modelisation des ttniuers mytbiques, Espace Bleu, 19RR. 9. \lease H. Corbin, I.es Paradoxes dn monotbeisme, Paris, L'Herne, 1981.
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1l':'J'IWDl'CCI(lt" .\ L,\ .\lIl'()Il()!.()ci.\. ,\ llTO S Y S() Cl EIJ \ DES
licas llevadas pOl' el entorno cultural. El metalenguaje prirnordial lle ga a ubicarse en la lengua natural del grupo social. El inconsciente colectivo se hace cultural; las ciudades, los rnonumentos, las cons trucciones de la sociedad, llegan a captar e identificar la pulsion de los arquetipos en la memoria del grupo. La ciudad concreta Ilega a modelar el deseo de la "ciudad ideal"," puesto que una utopia jarnas esta depurada de su nicho sociohistorico. Los verbos y los epitetos que sefialan la generalidad del inconsciente especffico se sustantifi can. Los dioses del arcaico Latium taman los rostros, y desposan las querellas, del panteon pleno de imageries de IJS Helenas. A nivel de esra mjesociofogia estan esos fen6menos de primera irn pregnacion cultural que los norrearnericanos identificaron con el nornbre de basic personnnlity (Kardiner, Linton, etc.), y los alernanes con el de "paisaje cultural", Landscbaft (0. Spengler, E . Benz);" Pero ese nivel fundador, bajo el impulso mismo de la representatividad, conlJeva ipso facto el nivel en donde esas sustantificaciones se arribu yen roles humanos y se "teatralizan" (Duvignaud, Maffesoli). Es ese conjunto "ac tancial" (para retomar la terminologia de Greimas, de Souriau 0 de Yves Durand)!' el que constiruye 10 que se podrfa llarnar metafor icamente el "yo social". Por una capilarizacion insidiosa ," las instancias jerarquizadas, conflicruales y heteronornas de la "ciudad ideal" ponen en escena las personae y los personajes del juego social. Como su origen fundamental, los roles sociales (que esrudian la so ciologfa de Ia relaci6n y la psicologia social) son plurales. Los particu larismos de los "empleos" dan segregaciones y juegos de oposicion y de alianza entre castas, clases, sexos, categorlas de edad, en una pala bra, entre "estratificaciones sociales", Adernas, nos parece -y por las vias completamente diferentes pero de identico resultado de aquellas purarnente esrrucrurales de las que se sirven por ejemplo Propp, Grei mas y Souriau, y aquellas experirnentales que sigue Yves Durand que esos "ernpleos" actanciales no exceden el mimero de siete (seis opuestos dos a dos, mas uno). Sea como fuere, es irnportante subra
10. Vcase R. Mucchiclli , Le A()'tbe de la cite ideale, Parfs, Presses Universitaires de France, 1960; P. .T ouve, Gengl'npbit?s imfigil/ni1'C.f , Paris, Jose Corti , 1991. II. Vease E. Benz, Geist lind Landscbajr, Stuttgart, Lett Vael, 1972.
12. Vease J .-A. Creimas, Smmrnique structurale, Larousse, 1986; E. Sourau, u, DCllx Cent Mille Situations dmmatiqnes, Paris, Flauunarion, 1950; Y. Durand, ob. cit. 13 . Vease M. Maftcsoli, Le Temps destribus, Paris, Mcridicns, 1988.
I~I
conccpto de "tiipica'
sociocttltttra]
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yar -como 10 prueban los trabajos de Yves Durand y los de Albert Yves Dauge sobre el "Barbaro'v-" que, en esta constelacion de roles, no s6]0 se esboza una jerarquia, sino que se integra la negatividad de ciertos roles por otro lado indispensables: descastados, marginales, barbaros mas 0 menos integrados... Esta negatividad, introducida sis ternicamente en el conjunto de los roles, juega ciertarnente una fun cion irnportante en los movirnientos de revitalizacion del mito. El trabajo monumental de Nicole Martinez" sabre los gitanos y los marginales muestra muy bien desde ese punto de vista que estos ulti mos son el soporte de un mito muy rico, muy fecundo, en la psiquis colectiva. De todas maneras, el tbeatrum societatis implica unos roles diversificados hasta un cierto antagonismo y es significative constatar que este diagrama de siete actantes, como lo describe Yves Durand en perspectivas puramente psicol6gicas, es semejante aJ gue Charles Baudouin fijo para "integrar" las instancias arquetipicas de la indivi duacion, de la misma manera como 10 reencontramos espontanea mente en el analisis que hemos efectuado de los "lirnites" de un con senso sociocultural." No es este el lugar para extendernos sobre los mecanisrnos gue regularizan y cohesionan esas instancias actanciales del tbeatrum so cietatis. Recordemos, en beneficio del funcionamiento de nuestra to pica, la clasificacion de los "roles" en positivo y negativo 0, como 10 habian subrayado los antiguos griegos 0 latinos, en divinidades intra y extranutros... Digamos muy someramente que en una sociedad dada, cuando el mito tiende a expurgar sus recursos al imaginario profundo y cuando los roles mas adecuados a la racionalizacion y a la concep rualizacion del sistema son los unicos honrados (es el caso de los roles "tecnicos" en la tecnocracia, de los roles "adrninistrativos" y "juris diccionales" en la burocracia ...), son los roles descuidados y "margi nados' los que constiruyen el reservorio de las revitalizaciones rnito logicas, Pero insistarnos mucho sobre un punto: rnienrras que los ro les positivos se instirucionalizan en un sistema iinico que tiene sus
14. Vease A.Y. Dauge, Le Barbare, recherche .1711' In conception romaine deInbarbaric et de In civilisation, Bruselas, Laromus, 1981. 15. Vease N. MartIncz, "Mythe et realite du phenomene «ts igane»", tesis de Estado, Universite de Montepellier, 1979.
16. Vcasc G. Durand, "La notion de limite dans Ia morphologie religieusc et les thcophanics", en Eranosfabrimcb, vol. 49, Insel Velag, 1980.
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codigos propios Y su terminologia, los roles negatives son dispersa" I "opo (OS ue l en un " torrente " Iiastante con fuso, hastante anarqurco, uentes". £1 Sllpe1:Y') se pasa f:kilmente al singular, pero el ella perm
[7. VeaseJ.-P. Sironncuu, Db. cit . 18. Veasc V. Pareto, Traiti de.'o(iologiegellernle, Pads,
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!'.'/ concept» de "/fip;m" sociocnltnrtt]
I~ I
utopica, en metbodos racional, en el instante pues en que esta mas rna nifiesto en las instiruciones y las jurisdicciones, en que es el mejor integrado a la "conciencia colectiva", en que sus "orillas" son mejor aprovechadas 0, hablando como Lupasco, es en el instante en que se "actualiza", que el mito se neutraliza en tanto que fuerza mitica, que se desmitologi za de alguns manera. Es en ese mornento cuando existe un "rnalestar en la civilizacion", cuando se manifiesta una peligrosa ocul racion que (lung 10 mostro justamente a proposito de la Aujkliirung, aSI como del Wotan nazi)" ) envia [a nurninosidad de 10 mftico dellado del yo mas exacerbado, dellado del egorismo individualists. Entonces, ya no se trata mas de una "sociedad", ni siquiera de una Gemeinsclmft, de una "comunidad", sino de una "rnasa", de una "multirud" que va a facilitar las "capilarizaciones" del1lll1tlen mftico y las va a reagrupar en un torrente a menudo subversive y a veces devastador, Una sociedad oscila asi entre diastoles y sfstoles mas 0 menos 1"3 pidas, que no van mas alla de una generacion humana (H. Peyre, G. Matore, G . Michaud) ni mas alia de un milenio (0. Spengler) -y que nuestras investigaciones sobre la "cuenca sernanrica" estiran aproxi madarnente alrededor de 150 a 180 afios-, una sociedad oscila pues alrededor de un eje 0, si se prefiere, en el seno de un "irnplicanre" mitologico, cuya apreciacion, 0 bien cuya medida (siempre podemos "contar", como 10 hicieron Sorokin 0 el critico literario Trousson," las epifanfas culturales de un mito), es para nosotros el indicador prin cipal del "estado" de una sociedad. £1 miro aparece no solo como un indicador fundamental para el observador sino, en un conjunto siste mico, como un "decisor" capital para el actor politico. No es que la divinidad intervenga desde el exterior pOl' una espontaneidad teolo gica como en el devenir hegeliano, marxista 0 spengleriano, sino en el senti do de que 10 numinoso de un mito puede enconrrarse reacti vado, fortalecido, exacerbado, y que hace entonces galopar a la histo ria, gracias a una personalidad que tiene la inruicion 0 la inteligencia del mito pertinente ala sociedad y a! kairos dados. Tales fueron en su tiempo Alejandro, Augusto, Juana de Arco, Napoleon, Lenin y, qui za, Hitler. Si no fueron siempre el "nombre del rio", al menos fueron el "confluente" decisivo. Ciertarnente 10 fueron con mayor 0 menor
19. Vease e.G. J\lng, articulo de 1926 sobre Wotan, en Aspects dtt drnme C01ltL'7l1pO mil1 .
20. Veasc R. Trousson, ob. cit.; P. Sorokin, ob. cit.
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felicidad, quiero decir con esto: con mayor 0 menor aperture e inte ligencia a la pluralidad de los rnitos constitutivos de una sociedad. A ese respecto, la estrechez de un Hitler y su obsesion pOl' el rnito de la rna como tarnbien su odio al judio estan en los antipodas de Na pole6n Bonaparte quien, apenas primer consul, pronuncio esa su blime e inteligente sentencia: "Quiero asurnir todo, de Clovis a Ro bespierre". Es que, precisarnente, una sociedad debe adrnitir el pluralismo de los roles -por 10 tanto de los valores- garante de la pluralidad de mitos. Como ya Friedrich Nietszche 10 habia visto profundarnente, Grecia no es 13 pa tria exclusiva de Apolo: Dionisio vigila en la sombra en pos del buen equilibrio de la psyche helenica . 21 Tarnbien en rnitolo gfa, como 10 decia Montesquieu de la dernocracia, "el poder debe derener al poder". En toda sociedad existe en un mornento dado -y esto es sensible al antagonismo de los roles- una tensi6n entre fit me nos dos mitos directores. Si la sociedad no quiere reconocer esta plu ralidad y que Sll "supery6" rechaza brutalmente toda mitologizaci6n antagonista, hay crisis y disidencia violenta. Todo totalitarismo nace de 10 exclusivo y de la opresi6n -a menudo con la mejor fe del mun do- por una sola 16gica vigente. Es en ese momento en el que "los dioses tienen sed" y se vengan desencadenando oscuramente, en la tiniebla de los inconscientes, la ternpestad de los dioses adversos. Entre las "causas" del hitlerismo y del resurgimiento de Wotan -"el hura can devastador de las estepas'', como 10 llama jung-, esta el complejo: derrota hurnillanre del Il Reich/liquidaci6n de la dinastia imperial a manos del extranjero/calco de la republica de Weimar sobre las insti tuciones del vencedor. Es aSI como la republica de Weimar se convir tio en el emblerna de toda la herencia de la derrota. j \Votan/Hitler no sale de la rumba de Wagner sino de las urnas anonirnas de la Republi ca Alernana! Es en la intimidad de los cuartos oscuros en donde se mancomunaron todos los resentimientos, los suefios mas locos, las revanchas mas crueles.f Mas aiin, en el seno de ese pluralismo, los mitos no .juegan todos en el rnismo nivel de urgencia politics: un grupo social rararnente esta circunscripto con nitidez, generalmente se inscribe en un grupo
21. Vease F. Nietzsche, La Naissance de /11 f1'flgidie, Paris, Deuocl, 1950; tvl. Maffesoli, LXnnln» de Dionysos, Paris, i\1eridiens, 19R2. 22. VeaseJ.-P. Sironneau, oh, cit.
1':1 COIln-PfO de "topica " sociocnlrnrnt
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mas vasto y circunscripto en SU memento a los particularismos res tringidos. Ahf tarnhien se trata de diferencias de escala. Los pueblos larinos y sus particularismos se in scriben pOl' ejemplo dentro de una vasra, pero difusa, culrura indoeuropea. 0 ma s aun , tal nacion de Europa se inscribe dentro de LIS orbitas de la Reforma; tal otra, de la Contrarreforrna. Pero no se puede decir de 3 nte 111 3 no 3 que nivel pertenecera , en un momento tal, el mito decisor. Puede provenir del mito mas difuso, del menos racioualizado, pero el mas potente como fermento de la decisi on , tal como el islam shiita en el Iran moderno 0 la Iglesia en l~ Polonia de Solidaridad; por el contra rio puede nacer de un mito anclado en una minorfa muy particular, como el Estado de Israel brota de algunos rebeldes que presienten la temible Sboa, 0 como tam bien Estados Unidos de America "fundado" en su origen por los refugiados del Mnyjl(m'el:.. Una vez mas, la nocion de "con curso de circunstancias" adquiere toda su irnportancia dentro de este analisis. Ya no se trata, propiamente hablando, de "causalidad", sino de un concurso de elementos sincronicos muy diversos, que repenti narnente el mito viene a "irnplicar": es 10 que nosotros hemos deno minado las "confluencias" en el seno de la cuenca semantics. Nos queda decir una palabra acerca del movimiento de 10 mitico en una sociedad dada. Ya hemos sefialado que este movirniento perte nece a la " Iarga duracion" tan cara a Braudel y no se reduce jarnas ala corta duracion de una generacion humana. Podriarnos clasificar a los mitos, 0 al menos a los mitologemas que irnplican una sociedad, segun el orden de su duracion: es evidente que el mito cristiano subtiende un buen rniienio de la sensibilidad, de los valores y del discurso de Europa. Ciertarnente se metamorfosea a merced de los leadersbips politicos y etnoculturales de los pueblos del continente, pero conserva hasta nuestros dias grandes rasgos cornu nes casi inrnutables. En el interior de ese mitologerna "implicante" y general, se injertan corrientes y conrracorrientes que vienen a tipifi car, aproximadarnente de siglo en siglo, grandes imageries: imagen mariana en los siglos XII y XIII, irnagenes de crucifixion en los siglos XIV y xv, estarua de Hercules en el Renacirniento, imageries solares del clasicismo y de la Alljkllirllng, imageries prorneteicas en los siglos XIX y XX . Pero 10 que irnporta subrayar, y que habia sefialado Sorokin sin fundar su observacion en procesos imaginarios, es que una socie dad, en sus directivas pedagogicas, en sus "clases dirigentes", pasCl por las sistoles y las diastoles de una racionalizacion institucional 0, por el contrario, de una degradacion de esta racionalizacion de donde
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"resurgen" las disidencias. No es exactamente la oposicion entre idea listico y sensato tan cara :.1 Sorokin,:" sino una oposicion entre fases de desencantamiento racionalista y reencantarniento imaginario en don de, como 10 dijimos a proposito de la "cuenca sernantica", existe un desgaste de los mitos dernasiado "aprovechados" y, en sus declives y en sus "deltas", resurgimientos en donde fluyen otros mitos ocultos, En lineas genera res, el imaginario mitico funciona -10 hemos re presentado en eI diagrarna de la pagina siguiente- como una lenta noria que, lJena de energias fundadoras, se vacia progresivamente y se inhibe autornaticamente por las codificaciones y las conceptualiza ciones, luego se sumerge lentarnente -a traves de los roles margina dos, a menudo forzados a la disidencia- en los ensuefios rernitifican res conducidos por los deseos, los resentimientos, las frustraciones, y se llena de nuevo del agua viva del torrente de imagenes, Ciertarnen te, algunos mitos -los mas "coriaceos'', segun Bastide- pueden resis tir victoriosarnente a esas pruebas historicas de la usura escolasrica y conceptual y cobrar vida cuando se encuentran metarnorfoseados por alguna "reformacion". Pero la mayor parte del tiernpo, el mito origi nario sale irreconocible de ese tratarniento. A 10 largo de la rura pier de mitemas e integra otros en los casos mas mitigados, por ejemplo Prometeo que se transforma en Fausto. Finalmente, 10 mftico puede cambiar cornpletarnente de piel a 10 largo de todo ese cicio: la disi dencia es demasiado aguda, su ironfa y su duda con respecto al mito vigente dernasiado patentes (como el de Gide en su Prometeoi, su re vuelta dernasiado indignada. Lo mftico se sumerge entonces en las fuentes de un mito que perrnanecia a la espera en la sornbra y se rege nera con frenesf. Fausto ya no Ie basta al siglo XIX: en el horizonte del pensamiento renacen Orfeo, Dionisio, y aun mas lejos, Hermes, sin contar el cortejo de los Zararustra y de los Wotan ... Se va a formar una mitologia nueva, contestataria. Esta se va a forrnar, y general mente son disidencias 0 movimientos de desmitificacion con respec to ala sociedad vigente las que vamos a encontrar en sus atribuciones. Toda sociedad se establece segun el modelo topico, es decir que el inconsciente social no esta encerrado en una actirud unica como pue de estarlo el inconsciente de un individuo -10 que perrnite el analisis del psicoanalista-. £1 inconsciente social es difuso, jamas esta ence
23. Vease P. Sorokin, oh, cit,
FJ((Il/CCPfO de "'opicn" suciocnlturnl
-
NIVEL RACIONAL Conceptualizaci6n, logos Pedagogia, eoisteme. ideologia Eros, utopia, programas , etc.
NIVEL ACTANCIAL Los acto res del juego social. Roles, jerarquias, castas , estralificaciones ...
Roles "posit/vas" impulsados por la ideologia vigenle
-
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Roles "negati vos " marginados. disidentes
NIVEL FUNDADOR Inconscient e colecnvo cullural Landschaft y basic pers onality Lengua natural Inconsciente cotectlvo especifico pluralidad de los arquetipos
uronaer.
T6pica delsistema social
rrado en un cuerpo, en un sistema nervioso, en una historia bien 10 calizada y corta como puede serlo la vida de un hombre. Varia en el estadio mas amplio de los milenios. Si pOl' ejemplo tratarnos de anali zar una sociedad muy global como la cristiana, vemos bien que parte de los primeros siglos despues deJesucristo y que Ilega hasta nuestros dias. Es evidente que ahi dentro tendremos una carcaza mitica global y, en el interior, un a cantidad enorme de movirnientos, de agitacio nes. Trate de diferenciar, de discernir en un articulo, dentro de la cristiandad, bajo-conjuntos perfectarnente bien distintos y articula dos , excornulgandose a veces los unos a los otros, segiin se trate de berejia 0 de cisma." Traternos de aplicar ese esquema a los cambios de cuenca sernan tica. Si tornamos el perfodo en Francia, y probablernente en Alerna nia, ya que hemos estado ligados como dos hermanos enemigos du rante todo un siglo, de la sociedad "decade n tista" y simbolista de 1860
24. Vease G. Durand , "La noti on de limite...".
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a 1920, que es Ja de comienzo de siglo, Ia de nuestros padres y abue los, pero que se prolong-a con nosotros en el final del siglo xx, ,que constatamos? Vemos justa mente un mito proveniente del siglo XIX precedente, Prorneteo, que va a pasar pOl' diferentes fases, y luego, desgastandose poco a poco, termina por eclipsarse. Pero al principio, jque suerte que tuvo! Primero es eJ mito de Icaro, el Prorneteo vola dor, y, durante la guerra de 1914-1918, una mitificacion en Francia del as de la aviacion Georges Guynemer, "as de ases", jel que paraba las balas con la mano! Tarnbien es la mitificacion de la conquista pro meteica propiamente dicha, y cito algunos nombres: Eiffel, eJ cons tructor de la torre y el promotor de la construccion metalica; Pasteur, el heroe de la mejorfa de la salud por la vacuna y por la culrura cons ciente y perfecta mente explicitada de la microbiologfa; Lesseps, el que abrio el canal de Suez. De hecho, tenemos tantas encarnaciones como queramos, sean reales 0 literarias. Se podria tarnbien encontrar en las novelas de julio Verne al capitan Nemo 0 al ingeniero del cas tillo de los Carpatos, que son tambien encarnaciones "a la Unamu no", pero tan validas como las encarnaciones vivas, puesto que todas estan intensamente mitificadas, Tenemos entonces los roles de la epoca, los roles privilegiados, los roles valorizados. Sefialo aquf algunos de ellos: el inventor que reina en los manuales de la escuela primaria (se cita a los inventores de la lampara a filamentos de carbon, al inventor del gas, Lebon, Edison, entre otros); tenemos al maestro, aque! que difunde la corriente pro meteica; tenemos al que 10 l1eva lejos, el colona 0 el misionero; tene mos al que 10 defiende, el defensor de la patria: durante la guerra de 1914-1918, en Francia, esta la leyenda del "poilu"," armas en mano, que defiende a la patria y al pueblo; tenemos al viajante de comercio, y numerosas novelas del siglo XL"X 10 Ilevan a escena; tenemos al maestro herrero... iY podrfamos seguir aun mas! Tal es la imagen racionalizada de esta sociedad, su superyo. Se puede completar la lista. Las tecnicas; es la era de una cierta admira cion; hay una suerte de poetica, 0 bien de reencantamiento tecnico en el siglo XL,<, producido por las invenciones, pero par las invenciones mas extravagantes que nunca se llevaron a cabo. Por su lado, la novela de ciencia ficcion nace en esta epoca, Es Julio Verne, por supuesto,
0 "velludo": aludc al valienre soldado frances de In Prirncra Guerra Mundial, [N. de la T.]
* Lireralmente "peludo"
1':1 ermall/O de " lIipi cfI " sociocnltur«!
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quien tendra todavia, durante mucho tiempo, tanta repercusion, lo que fue muy esrudi ado pOl' Simone Vierne." Las tecnicas son tam bien las vias de tren, el telefouo, las rotativas, la linotipo inventada por un estadounidense y que perrnite arrnar un diario directamente, muy rapidarnente, lo que va a acelerar la informacion; finalm ente es Ia escuela publica la que representa un gran momento institucional. La escuela publica, en Francia, es el laicismo; la difusi6n del saber obligatorio y gratuito para todos -10 que asegura en Alemania el Kul ttl1'kmnpf-: todo esto compone los valores racionales de ese mito pro rneteico que poco a poco se racionalizo. Del otro lado, se ubican todos los que estrin descontentos y que tarnbien tienen roles, pero roles minimizados. En primer lugar esta el artista, cada vez mas devaluado. Los artistas malditos se engrandecen en esta epoca. E1 artista no solo es todavia el "principe de las nubes", el "mago", el "vidente", sino que se convertira en el maldito, elloco, el "tenebroso, el viudo, el deseonsolado". Esta el dandy, que es provo cador. Pensemos en la respuesta estupefacta de Jarry a su locadora : eomo a jarry Ie gustaba tirar con la pistole, la locadora le dice: "iCui dad o, hay chicos! jLos va a matar!", a 10 que el responde: "Senora , no se preocupe, le vamos a hacer otros". Es el tipo exacto de respuesta provocadora de un dandy. Tenemos tarnhien al anarquista, cuya "ilu sion" ha sido muy estudiada por Alain Pessin." Tenemos al artesano amenazado, incornodo en medio de una sociedad que se industrializa; al comerciante minorista aplastado por las grandes tiendas, La[elici dad de lasdamns, etc. Esta el aristocrata, el oriental , el mistico, hi mu jer ernancipada, esa sufragista que se reivindiea, pero que todavia es minoritaria y que es el hazrnerreir de todo el mundo: es un gag de la epoca , se la cita riendo, se la muestra can grandes sombreros yaren gando a un pueblo que se burla de ella. Si ponemos rostros sobre todas estas funciones , tenemos al Des Esseintes del A contrapelo de Huysmans; tenemos a Bakunin, verda dero personaje mitico, que en Suiza va a tener un irnpacto sobre los artesanos relojeros del Jura (vean ustedes, Lipp ya estaba ahf: jexisten tradiciones de anarco-sindicalismo muy profundas en los obreros del jural), tenernos a Louise Michel, tenemos incluso a un personaje de
25, Vease S. Vtern e,]lIlcJ Ve1'lle et le roman initintiqne. 26. Vease A. Pessin, La Reucrie anarcbistc (1848-1914), Paris, Meridiens, 1982.
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I "Tl{Ol)l· U :I<·l:,\ .\ LA .\ I IT O I) O I. () c L\ . ,\ 1rro s Y S()CI F.IH I) F.S
novels , Buddenbrook, es rodo el mito de cadente que se va a consti nil r poco a poco. Si pasamos £11 segundo conjunto por el cual me definia en el capi tulo precedente, que se rfan la Francia de posguerras -de 1920, pri mera posguerra, a 1YHO, nuestra posguerra de hoy-, varnos a encon trar el mismo funcionamiento sisternico , pero con o tras valorizacio ne s. Es el mito decadente el que va a tornar aqui el lugar del mito ofici al hasta convertirse en manifestacion dionisiaca de donde inclu so emerged el Znratustm de Nietzsche. Y vamos a enconrrar un nue vo ordenamienro de roles valorizados. Comencernos por el superyo, va a ser mucho m as explfciro, El supery6 de 192 0-1945 esta definido por el gran contexto de los me dios masivos, el desarrollo instirucional de los medios de cornunica cion sofisticados. Ahi se lleva a cabo algo nuevo. A traves de esos medios, en efecto, Dionisio rernonta y se instirucionaliza. Podria de cir que los medios son dionisfacos a traves de las distracciones que aparecen , la seguridad social que se instala (Dionisio en la oficina) y el dominio sobrehumano de las energias. El superhombre es el po seedor de medias energeticos inauditos: a la revolucion se surna la electricidad; y se instalan religiones poliricas, que pesan sabre toda la vida publica de nuestro pais porque ellas mitifican intensarnente el rol de los hombres politicos -hayan sido a veces muy modestos a la sombra de los grandes Idolos que fueron Mao Tse-tung, Hitler, Mus solini 0 Stalin-. Tenemos entonces roles que se distribuyen, roles va lorizados especificos de nuestra sociedad. Pero (cwiles son? No es exhaustiva la lista que doy, ipodemos completarla! Esta el periodista, el burocrata, el sindicalista, el politico y los diferentes idolos, estrellas de deportes 0 de "arres": aun cuando, en este compartimiento, vamos a encontrar tanto a Hitler como a Stalin, Rockefeller, Mistinguette 0 Marlene... Son las imageries difundidas por los medios, todos los dias, y que impregnan al pueblo. En un viaje en subte en Parfs, observo 10 que lee 1£1 gente. EI diario mas leido es en la actualidad L'Equipe, en com petencia can las paginas de turf y de carrera de otros diarios. Yallf, para los rurfistas, tambien hay heroes : par ejemplo, Yves Saint-Mar tin. Alli hay pues una suerte de nueva mitologizaci6n dionisiaca: l"e torno de Dionisio" para algunos (lean Brun), sombra de Dionisio para
27. Vease ]. Brun, Le Retourde Dionvsos, Paris, Desclce de Brouwer, J 969.
EI concepto de "topica' sociocultnral
otros (Maffesoli), pero que se institucionaliza, es decir que pierde de ese modo su aspecto salvaje y contestatario. Ahora, en las manifesta ciones, toman su puesto los homosexuales de los dos sexos -a veces de tres 0 cuatro- que desfilan con banderines y se reivindican muy COI1 cienzudamente,o las prostitutas que se sindican y presentan un plie go de reivindicaciones. Sucede que 10 dionisiaco se vuelve burocrati co, se vuelve triste, y aSI continua. En las manifestaciones de las calles parisinas veremos una buena muestra, organizada con un servicio para el orden interno, un servicio para el orden externo (la policia), una autorizacion para desfilar, y se pueden encontrar las cosas mas here roclitas, desde los ciclistas que se reivindican contra los automovilis tas y los patinadores a ruedas contra los ciclistas. JAM tenemos esbo zada la organizacion de los roles en nuestra sociedad actual! Del otro lado, quedan los nuevos marginados. Y voy a citar a algu nos: el provinciano, en primer lugar, ya que todo se hace en las gran des ciudades y, en Francia, sobre todo en Paris. A eso se 10 denomina el "mal frances"." Tenemos tarnbien al campesino, y jcomo 10 vemos en nuestros dias, en donde los campesinos se toman violentos y se cuestran a los ministros! Los campesinos estan marginados con res pecto a las leyes sociales que se les ofrece a los obreros de las ciuda des. Nos dicen: para nosotros, las treinta y nueve horas por semana, ' para nosotros, la quinta semana de vacaciones paga, ~que quiere de cir? Es que nosotros, finalmente, trabajaremos siempre setenta horas por semana, no tenemos vacaciones porque tenemos ganado y nues tro nivel de vida no aumenta. He aquf un buena reivindicacion con testataria, violenta, cada vez mas violenta, puedo predecirlo a nues tros politicos. De ahf el barullo que crean nuestros campesinos en la "Europa verde". Un dia quiza la "Europa verde" se partira por el descontento de los campesinos franceses. Tarnbien esta, y en Francia cada vez mas, el inmigrante: el espafiol, el portugues, pero sobre todo el inmigrante menos asimilado que es nordafricano (tres millones); el desempleado, que representa un rol ya que esta institucionalizado: existe una credencial de desempleo y el in tendente de Paris incluso les otorgo a los desernpleados una credencial de circulacion gratuita para los transportes parisi nos; todavia esta el soldado perdido, el soldado vencido: el militar esta, despues de las de rrotas de Argelia e Indochina, muy marginado en Francia.
28. Vease A. Pcyrefitte, Le Malfrancais, Paris, PIon, 1976.
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:\Irros Y SOCl ED.\ D ES
Finalmente, estan los estudiantes, eternos descontentos porque son muy numerosos y pOl'que los frutos no conservan las pro mesas de las flores; luego, tenemos al sabio, y esto es drarnatico: el sabio csta ence rrado en su gueto epistcmologico y se comunica poco 0 nada con esta civilizacion de medics, esta civilizacion de la vulgarizacion, esta civi lizacion de la difusi6n brutal de la informacion. EI sabio es cada vez mas solitario. Entonces, allado de Des Esseintes, pondria a Einstein, pondrfa el "rnito de Joseph", en Thomas Mann, pondrfa al pastor Martin Luther King, la encarnacion misma de la marginacion racista, pondria a Jung, que se sinia en esta orbits. Y, por supuesto, todo el mito de la oposicion. EI mito opositor es un mito de Hermes que se encuentra difuso en todos los rnovirnientos opositores. Yo los he vivi do de rnuy cerca, metido en el terna, en esa epoca, vivi la "revolucion" de 1968 (es una palabra muy grande; la verdad es que no era la revo lucien de los claveles," era muy inferior, apenas una revolucion de las margaritas). ~Que clirna se vivia en esos tiempos? Era un clirna de fraternidad much a mas que otra cosa. Nuestros estudiantes nos de efan: "(Como, ustedes estan allf, del otro lado de la mesa? Nosotros los queremos, pero ustedes estrin separados de nosotros, ustedes, los mandarines... ". Ahi habia algo muy conmovedor, por otro lado, de antiguas doctrinas rornanticas que resurgfan. EI hombre, el filosofo de la accion de 1968, ya no era mas Marx ni Lenin; era Fourier y el "nuevo mundo enarnorado", era eso con una liberacion de la fraterni dad, de la amistad, de las costumbres: un sitio en donde todo el mun do era hermano y herrnana con todos los incestos posibles. Podem os entonces darnos cuenta de algo: y es que esta reivindicacion de frater nidad, esta reivindicacion de coincidencia de los opuestos, es cons tante en ese tipo de rnarginacion. Vemos pues cual es la aplicacion que hago del esquema del meca nismo topico. Excelente mecanismo que reinstaura la negatividad en ciencias: se 'debe practicar la filosoffa del no. Pero nunca hay que despreciar 10 que ha sido descubierto y permanece valido : por ejem plo, yo reasirnilo, yo reinstauro la nocion de lucha, la nocion de diale ctica. Pero ya no es mas una lucha de clases, es una lucha de roles aleatorios y una tension de esos roles en el interior de una sociedad
• Durand alud e ,1 la revolucion que el 25 de ahril de 1974 acabo ca n la dictadura de Antonio de Oliveira de Salazar y que ahri6 el camhio hacia 1<1 dem ocracia en Portu gal. Torno su nombre de los claveles que los soldados colocaban ell la punta de sus fusiles. [N. del E .]
1':1 concept» de "topica ' sociocultural
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dada. Con esta innovacion : no soy mas rornantico, no creo que haya un fin de la historia, un fin de la lucha. Creo que la sociedad descansa, pOl' el contra rio, sohre esta tension dialectica que la constituye y que la hace carninar, jSobre el modele del caduceo 0 del tai-ghi-ru! Se la podria imaginal' como una lenta noria que, cada 150 afios aproxima damente, al ritrno de nuestras propias sociedades, sube y vuelve a bajar, 0 mejor aun: imaginernosla como una noria en tres dimensio nes . Me explico: mientras que, de rnanera plana, la vuelta temporal es de aproximadamente sesenta afios, sea la union, por "padre" inter puesto, de la edad del abuelo y de la del niero, tres de esas "vueltas" nos dan aproxirnadarnente el "cambio" -en una tercera dimension de 10 que hemos lIamado la "cuenca semantics" (3 x 60= 180 afios...) Las fases de sesenta afios son fases de "rn odas" si se puede decir, y una sociedad necesita tres de esas fases de sesenta afios para que haya "re volucion" y no "c aprichos" de la moda. De 1860 a 1914 tenemos Ia moda belle epoque; de 1918 a 1938 la moda art deco y el constructivis mo; de 1940 al 2000 eI1'etro de la sospecha yel desencanto... Pero el conjunto de esas tres "modas" nos dan "nuestro tiempo", nuesrra modernidad perforada desde 1960 pOl' el "posmodernismo" que des pega definitivamente nuestra "modernidad" de la apologfa prometei ca y rormintica de 10 "moderno". , Lo que "fluye" y opone sus aguas, ya en los primeros ciclos de la noria, 10 que confluye en la entreguerras, toma subitarnente el nom bre del rio e inunda nuestra reciente modernidad. En las sociedades mas frfas quiza sucede mas lentarnente, pero (hay todavia socieda des "frfas" (la palabra es de Levi-Strauss) en nuestra epoca? POl' ulti mo, cuando Jean-Pierre Vernant estudia, pOI' ejemplo en los griegos, el pasaje de una fase mitol6gica a una drarnanirgica, dramatis pe-rso nne, luego una filosofica, es un poco el mismo movimiento, pero ex tendido a muchos siglos." EI esquema que tenemos aquf parece pues verdaderamente heuris tico: la maquina funciona bastante bien con sus dos engrasadores, uno ascendiendo hacia Ia racionalidad y Ia ocupacion del poder insti tucional, el orro pOI' el contrario descendiente y contestatario. Todas las sociedades -micro y macrosociedades- parecen vivir a ese ritmo. Sin embargo, no podemos quedarnos ahi sin complicar un poco
29. VeaseJ.-P. Vernant y P. Vidal-Naquer, Mytbe et tmgidie ...; !v~ytbe et pensee cbez.les Paris, Maspcro, 1969.
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el esquema, pot'que no hay que hacer cortes muy delgados en una sociedad. Ya vemos que complejo es ese esquema puesto que , en el fondo, una sociedad vive al menos sobre dos mitos: un mito ascen dente y que se agota, y, por el contra rio, una corriente mirologica que se va a saciar en las profundidades del ello, del inconsciente social. Pero, en realidad, los mitos no se bon-an de la memoria social, y se podrian superponer los dos esquemas, 10 que dada aproxirnadarnente nuestro propio perfil episternologico, nuestro propio perfil mitologi co. Todavfa vivirnos del viejo Prometeo del siglo XLX, esta en nuestras pedagogfas; vivirnos todavia dentro de nuestros medios de difusion de una manera bastante intensiva del mito de Dionisio; y vivimos solo un poquito del nuevo mito del siglo xx, que es ese mito herrne tista que se transparenta aqui y alia: (por que la senora Centeno, de repente, se interesa por la alquimia y la senora Bonardel, par el her metismo?" (POl' que Jung se apasiono por la alquimia? Porque asisti mas a la toma de conciencia de un modelo muy antiguo del saber, aquel anterior al Renacimiento, el que utilizaba las reglas de la simi litud, eI que no utilizaba las reglas de exclusion de tipo hipotetico deductivo, y que es mucho mas valedero para esclarecer ciertas cons tataciones presentes que un mito binario: "0 bien a bien", sf/no, etc. Entonces tomamos conciencia de que es un mito el que, par las ho mologfas y las similitudes, permite 10 "psicoide" -magnffica nocion hermetista- y el que perrnite comprender las situaciones a partir de otras hornologas. Solamente que todavia esta en estado de germen en nuestras so ciedades. Es el hecho de los sabios de vanguardia en fisica, en las ciencias de la vida, y adernas ahara, poco a poco, en las ciencias del hombre. Intento mostrar en Ciencia del hombre)' tradition como la nueva antropologfa, mas 0 menos conscientemente, reutiliza los es quemas hermetistas, como los grandes sociologos, alernanes en parti cular (y Hermes es mas aleman que frances): Cassirer, Scheler, We ber, Simmel, etc., utilizaban procedirnientos fundados sobre la simi litud y la homologfa. Entonces, si queremos hacer un corte horizontal en un momento dado en el estado social, en el momenta social, nunca olvidemos que, en toda sociedad, hay ctimulos de nieue (Sorokin); en toda prirnavera
30. Vease Y. Centeno, A Alquimia r 0 Fausto de Goetb», Arcadi a, 19fB ; F. Bonardel, UHermetisme, Paris, Pre sses Universiraires de Fr ance, 198 5.
/.:/((I/It"l'/JfO de " flipim" sociocultnr«l
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quedan montones de nieve del invierno como en todo invierno ya esta el brote de una primavera: el brote es tarnbien un curnulo. En mi region, Saboya, a pesar de la nieve, los avella nos que dejan caer sus largas flores cornienzan a tornarse arnarillos a partir de diciernbre, y decimos que la prirnavera no esta lejos: esta ahi, en el invierno, pues to que el avellano estalla ya sus brotes y esparce su polen. No olvidernos entonces nuuca que, en nuestras sociedades, hay cumulos de nieve mas 0 menos importantes, y que en realidad vivi mos sobre un pasivo 0, al menos, sobre un pasado. No sirve de nada indignarse -jcomo Ernst Blochl- por estas disimultaneidacles. Vivi rnos todavia, por la peJagogfa, por la lentitud de las reformas de los programas universitarios, sobre esquernas que datan al menos de fi nes del siglo XvlII -la Alljkliinmg- y del siglo A1X, y que son esquemas prometeicos. En ciertos mementos de optimismo, creemos en el pro greso de las cosas, de los partidos politicos, de los programas. En realidad, s6lo podemos buscar modelos todavia mas rioarriba de nues tras penosas supervivencias. Las "revoluciones culrurales" no son mas que peligrosas y barbaras utopias, Y adernas, otro estrato irnportante es el descenso de la noche de cadente, dionisfaca, 6rfica, que encontramos difundida en los medios de modo mas 0 menos c1andestino. Asi podrfamos hacer un analisis de las emisiones de televisi6n en Francia y, con estupor, descubriria mos que cuanto mas avanzarnos en la hora nocturna, mas dionisiacas son las emisiones: antes de las ocho de la noche, los chicos pueden mirarIas; despues de las ocho y media, ya es mas arriesgado. En otros tiempos, se ponia un cuadrado blanco para decir que los chicos tenfan que acostarse, que iban a pasar cosas que no tenfan que ver, Entonces, si avanzarnos poco a poco en la noche, 0 es eJ gueto de la cultura 0 es la plena bacanal, son las bailarinas desnudas del Folies-Bergere y del Moulin-Rouge. Los chicos estan acostados, los padres tam bien, ja veces no estan mas que los abuelos para mirar! Se deberfa entonces hablar de todo el sector de la liberalizacion de las costumbres, de la provocaci6n -pero "ordenada"- y que reivindica instituciones, que reivindica una institucionalizacion, un estatuto, de los reintegros de la seguridad social. Finalmente, en el fondo de nuestra conciencia, esta el misterio de la informacion cientifica que se transparenta . Leemos un articulo que, de repente, nos atrae pOi'que somos atraidos por nuestro tiempo, y la punta de nuestro tiempo es esta ciencia nueva que se haec y que se esta trastornando cornpletamente, no solo la episternologia, sino los
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datos mismos de nuestras fiJosoffas, en donde las nociones de tiempo y de espacio son totalrnente puestas en tela de juicio. Cada vez que hablarnos de una ruprura de las codificaciones 16gi cas, de una ruprura cientifica, se ejerce una atraccion sobre las gene raciones jove nes pOl'que, en su "gnosis de Princeton", como 10 afir maha Raymond Ruyer en un libro que era mitad ciencia ficcion, los sa bios forman una minoria solitaria que tiene otra logica, otra con cepcion del espacio." Sin embargo, todos esos sabios se percatan con audacia de que los esquemas sobre los cuales vivfan las ciencias peda g6gic
3\. Vease R. Ruyer, ob. cit.
CAPITULO V
Conceptos auxiliares del mit6logo
Ahora quisiera definir los conceptos operacionales que facilitan nuestro correcto conocimiento de 10 imaginario y del mito en parti cular. Cornence a hacerlo en el capitulo precedente. Quisiera desta car aun como prearnbulo la que considero mi opci6n epistemologies: no hacer un corte entre 10 cultural y 10 social 0 -si se prefiere- entre los "textos" culrurales, literarios en particular, y los "contextos" so ciales. Todo corte introduce subrepriciarnente la indagaci6n y luego la afirrnacion iruitil de una "infraestrucrura" que devahia una super estructura. Sin embargo, creo haber mostrado que la "topica" de 10 sociocultural era mucho mas cornpleja que esta simplista dicotornia. "Leyes escritas" de los textos y contextos difusos, poco conscientes, estan estrecharnente imbricados. En 10 que alguna vez Harne el "tra yecto antropologico'" -ir y venir incesante entre el consciente indivi dual que enuncia, 0 bien escribe, su "texto" y el conjunto de las inti maciones contextuales del entorno, de la sociedad "ambiente", como dice Emmanuel Mounier- iexiste un intercarnbio incesante sin pri mera gallina y sin primer huevo! Sefialemos pues -a modo de recor datorio- este primer concepto heurfstico de "trayecto anrropologi co" que repudia la indagaci6n de la infraestrucrura, que facilita el acceso al analisis sin importar la "punta" por la cual se comience. En estos ultirnos afios (1972, 1975 Y muy recientemente con la publica ci6n en frances dellibro de Hans-Robert Jauss Para una estetica de til recepcion.' y especialrnente en Alemania con C. Trager, R. Weimann 0
J. Vease G. Durand, Ley Structures anthropologiqnes de t'imflgi71flil'e, introduction fl 11" ed., Paris, Dunod, 1993.
I'flnN~ypotogie gillem/e (1960);
2. Veasc H .-R . jauss, Pour1/11e estbetiqtte de ttl reception, Paris, Gallimard, 1978. [ l3S]
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P. Mandelkow, vimos desarrollarse el campo fructffero de los esru dios sobre la "recepcion " de los rnensajes comunicados. En Francia estuvieron proxirnas las retlexiones sobre la interpretacion.' Los con ceptos de "recepcion", de " interpretacio n", Ilegan a torcer la dicoto rnia dernasiado marcada entre productor y consurnidor, Enojosa rup tura que, muy a menudo, obsesiona a nuestras instituciones academi cas, en donde se separa cuidadosarnente a los "literarios" que operan en el empfreo textual, y a los "sociologos" que desprecian soberbia mente toda cultura y estan ernbriagados de "cosas" positivas, mate riales. Incluso en nuesrros cenaculos de esrudios de 10 imaginario ve mos, en interrninables sesiones de "definiciones previas", a los puris tas defensores del "rnito literario" y a los impuros anrropologos etnologos 0 psicoanalistas- quienes por el contrario jr3strean el mito en todas partes! Esteri] dispura contra la cual lucho desde hace mas de treinta afios, Y si, por razones didacticas, diferenciamos -como se vera mas adelante-Ios metodos de "mitocritica" (los que parten de un texto) y los merodos "rnitoanalfticos" (aquellos que desencadenan el farnoso "trayecto antropologico" de los contextos sociales), la pala bra "rnito" que esta en la raiz de estos dos conceptos metodologicos deberfa sefialarnos sin embargo que todos obrarnos sobre la rnisrna materia prima. iNo existe ninguna diferencia, en efecto, entre el mito difuso, no escrito, el de las literaruras orales, las "oraliruras" como dicen algunos etnologos, y la literarura de las bibliotecas! Pero la afir macion de una materia prima cormin, digamos entre los mitos guara nies y su literarizacion a cargo de los sabios jesuitas del siglo XVI, ya es una opcion antropologica.' Ciertarnente, no es "par el camino de Swan" en donde hoy me ubico, sino del lado del mitoanalisis, es de cir, del lado de esta prudencia antropologica desde donde se descon fia del anti guo concepto de "causa" aristotelico, prefiriendose el con cepto de "topica sisternica" y rechazando el hila unidimensional del expllcare, de la explicacion, para sustituirlo por las nociones rnixtas por esencia de "comprension", de "interpretacion" e incluso de "re 0, " cepclOn .
3. Vease P. Ricoeur, Det'interpritation. essai sur Freud, Paris, Seuil, 1965; Le conjlit des interprerations, Paris, Seuil, 1970. 4. "Literaturas de cordel", pcquefi as colcccioncs de poesia epica suspendidas de las "cucrdas" de los cesros de los vendedores arnbulanres. Tcxtos escritos, sin ducla, pero cantados por cI vcndedor 3 su comprador, lJlle no sabe, 13 mayoria dc las veces, leer...
COIICfpfO.,· til/xi/ian'sde/lIIirri/ogo
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Ahora voy a insistir mas bien -digo "mas bien" p()l"que, una vez mas, todo esto pertenece al dominio del matiz- sobre una bateria de conceptos muy iitiles para nuestros analisis. Pero subrayando con enfa sis que ningiin concepto que se considere cientffico, 0 al menos heurfstico, es "palabra de Evangelio": todo concepto tiene, como mfnimo, 10 que Bachelard llama un "perfil episternologico" que re fleja las evoluciones de significacion. Por 10 tanto voy a insi stir mas bien sobre los conceptos generales que inician un mitoanalisis. EI primer concepto que voy a abordar 10 debo a Abraham Moles," como tantos otros que estudiaremos en algunos instantes, yes el de explosion 0 de periodo explosiuo del mito. Digo "perfodo" mas que mo mento porque esas explosiones van a lenta velocidad como cuando en el cine vernos explotar la bomba atornica: tenemos la impresion de que acontece lentarnente, cuando la en orrne masa de vapor se eleva en arnplias volutas hacia el cielo. En la larga duracion de una culrura dada, en el apex de la "cuenca sernantica", en cinco 0 diez afios, de repente se tiene una condensacion extraordinaria, una "recepcion" generalizada que pone de moda un mi to. Esta ind agacion del periodo explosive es mucho mas fructifera que la de los "orfgenes" tan cara al historicismo. Por ejemplo, el origen del mito " herodiano " (aquel del viejo seducido por su nuera que exige todo de el hasta lIegar al cri men) se pierde, como dice Thomas Mann , en "el insondable pozo del pasado", y a partir del siglo V la "decapitacion de San Juan Bautista" se convirtio en fiesta canonica de la Iglesia. No; si se buscara varia mente antafio un "origen" a la difusi6n de un relato mftico, hoy ya no necesitariamos en contrar un cordon umbilical que ligue, de modo certero, una leccion inicial con una expresion mftica moderna . S610 se descubre la "noche de los tiempos", se cae en los errores descabe llados del difusionismo y, para asegurar una ascensi on decente, es decir histories, se inv entan cordones umbilicales en su momento bien mi tieos. Ahora bien, ese mito se 10 descubre ya en su 1ugar desde los albores del cristian ismo e ilustra los capiteles romanos. Sin embargo, este mito que es retomado continuamente desde el siglo Xl! a1 XVI no hace caer e1 acento sobre e1 mitema que privilegiara el "decadentis mo" del fin del siglo XIX. La "recepcion", como dirfa jauss, no es la
5. Veanse las sociologfas cornprcnsivas de Max Web er y Georg Simmel, entre otr os. 6. Vease A. Moles, P~)'fb%gie de l'espace, Castermanu, 1978; Tbeori« des acres, Caster mann, 1977.
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II\'TRODUCCJ()I\' A LA.,\llTO[)OLO(;i,\.
Mrros Y SOCIEDc\DES
rnisma. EI acento cae sobre la escena de la decapitacion : el siglo X\:1 es toclavia prodigo en "plates de San Juan", plates de orfebrerfa con la cabeza del santo al medic y en relieve. EI acento no cae entonces sobre la snltarina, la bailarina Salome, sino que se prefiere sustiruirlo pOl' las mas nobles decapitaciones: y -corno sucede a menudo en los procesos del imaginario, el acto expresado pOl' el verbo cambia en 10 que los gramaticos llarnan "voz", voz pasiva 0 activa- no es mas la bailarina depravada que decapita a un santo, sino una cortadora 0 un cortador de cabeza santificado que decapita a un malo, como Judith 10 hace con Holofernes 0 David con Coliat, Cuando esruve en Ma drid, en el Museo del Prado, descubri cuatro 0 cinco Judith y cuatro o cinco Salome -indiscernibles asimisrno, fuera del titulo del cuadro . POI' el contrario, alrededor de los afios 1865-1875, asistirnos a una nueva explosion del mito, pero despojado de todo contenido religio so y de toda "derivacion" politica: ya no se terne mas vel' decapitar al Santo Precursor, no se sustiruye mas esta decapitacion blasfernatoria con la de un tirano 0 de un opresor. La responsabilidad mitica -jsi puedo decirlo!- jesd totalmente asumida poria perversa Salome! Es el imaginario de fin de siglo XIX, con Mallarrne -su proyecto inacaba do de Herodiade-; con la Herodias de Flaubert en los Tres cuentos, con Gustave Moreau confundiendo a menudo, deliciosamente, la sangrien ta saltarina y las hijas tracias que decapitan a Orfeo, con la Herodiade de Jules Massenet y, a comienzos del siglo x..x, con la Salome de Ri chard Strauss... Ahora debemos exarninar los otros conceptos que manejan las fa ses de desarrollo del rnito que confirman much as de las nociones exa minadas en los primeros capirulos, tales como las fases de la "cuenca sernantica" 0 los polos que subtienden la topica de un rnito. Las fases del "torrente", pOl' ejemplo, de la "division de aguas" e incluso de la "confluencia" que preceden a la denorninacion explicita de un mito de culrura, igual que la parte subterranea, si asf puedo expresarme (rernitarnonos a 13 parte derecha del diagrama de la topica, en don de, en una culrura dada, un mito se constituye frente a los mitos codifica dos, oficializados), todas estas secuencias pueden remitir a la nocion de latencut que un sociologo como Roger Basride torno del psicoana lisis. EI sociologo de las Americas negras, con referenda a la obra... literaria de Andre Gide/ pone en evidencia, de modo ejemplar, los
7. Veuse R. Bastide, Anatomicd'A17dri Gidc.
Concepros nnxilinres dcl7J1itri/ogo
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rechazos socioculturales que provocan una suerte de c1andestinidad de un mito -no obstante obsesivo- y que Ie impiden actual' explfcita mente con su propio nombre. En el caso de Andre Gide, la sociedad bien pensante a comienzos del siglo xx, su forrnacion cristiana e in c1uso estrechamente calvinista, toda una etica agustiniana que ensefia -jcon un Pascali- que "s610 se busca 10 que ya se ha encontrado", estan en total oposici6n con la personalidad y la experiencia Intima del escritor que escandalosamente descubre jque s610 se encuentra aquello que no se busca! Gide tratara a tientas de denominar ese mito: ipuede ser Cristobal C01611. ejemplo tipo de aquel que encuentra Ame rica allf donde buscaba la ruta de las Indias! Es Edipo, quien, para devolver a Tebas su seguridad, salvar a la ciudad de la peste y resti tuirle su tranquilidad, solo encuentra la angustia del parricidio, la in seguridad del incesto, el ojo ahuecado y cegado... Finalmente, es Satil quien parte hacia el desierto en busca de sus asnos perdidos, iY que trae de vue Ita una corona real! EI "mito laterite" es un personaje "en busca de autor", 0 mejor aun un mitologema, aquf: "S610 encuentras 10 que no buscas", en busca de un nombre que 10 fije y 10 sustantive. El mito esta latente pOl'que su ethos es rechazado, jno osa decir su nombre! En el otro extrema del panorama mitogenico, sea en las ultimas fases de la "cuenca semantics": el "nombre del rio", "el aprovecha miento de las orillas"..., 0 en la parte "a cielo abierto" -jla parte iz quierda de nuestro diagrama!-, de la topica, tenemos 10 que los ana listas y Bastide llaman 10 manijestado, 10 patente, en cuanto el mito se anima a decir su nombre. Fase muy apreciada pOl' nuestro amigoJean Rudhart, eI helenista de Ginebra, quien otorga una gran importancia a la denominaci6n. Esta fase esta seguida de una puesta en lugar ra cional y filosofica, "el aprovecharniento de las orillas", en donde el mito se vuelve tan seguro de sf mismo que se olvida de su origen "mftico" y quiere aferrarse a toda costa a una historia positiva: ies la fase evernerista! Asf, dos conceptos importantes, aunque auxiliares: es latente y el manijestado, que confirman tanto las dos mitades dinarnicas de la to pica como cuatro de las seis fases de la cuenca sernantica: "division de aguas", "confluencias", "nombre del rio" y "aprovecharniento de las orillas'l.jean-Pierre Vernant" obtiene un sistema algo parecido cuan
8. Vease J.-P. Vernant, ob, cit.
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I1"TR()[)l ·CCI(ll'\.\ L\ ,\ lIT () [)O L() ( ;iA. MITOS Y SOClEIMDES
do, en el pensamiento griego, observa el pasaje de un mito religioso propiamente dicho a una puesta en escena tragica y finalrnente a una rnodelizacion filosofi ca en donde el mito, como en Platon, sirv e de apologia mas 0 menos ironica con fine s metafisicos. He aquf un ejem plo, entre muchos otros, que puedo dar de esta "latencia ". Para el "decadentismo" de fines del siglo XIX, esta latencia se sinia dentro del perfodo que yo denominaria la "predecadencia", Las flares del mal de Baudelaire es de 1857, pero la adrniracion de su autor por Edgar Allan Poe, el autor de "El cuervo" (I845), data de las Historias ex traordinarias de 1839. La embrujada de Barbey d'Aurevilly es de 1854, y las famosas diabolicas veran el dia en 1874... En estos autores toda via no existe una teoria decadentista rnanifestada , pero ya ha y una ruptura de 10 que podemos llarnar "Ia buena saIud romantics". Pode rnos ver, en esta ruptura, un retorno a la novela negra de fines del siglo XVIII. Inversarnente podemos ver allf una apertura hacia 10 que sera el decadentisrno, explfcito y manifiesto... Pero esos torrentes de horror, de fantasia maca bra , aiin estan en la ignorancia de la denomi nacion de su mito, de su "es rado civil" de alguna manera. Es verdade ramente un perfodo de "latencia" en el cual el mito se rnanifiesta solo a traves de movimientos de humor literario. La "denorninacion" lIega de repente con la avalancha de las Hero dias, herodiadas, Salome... y tarnbien Carmen, Dalila y quiza Isolda y Brunilda. Insisto mucho sobre un pun to: y es que el mito preexiste en sus estructuras y sus secuencias a toda denorninacion precisa. EI mito se satisface sobremanera por n o poder ser nombrado -como el Edipo en el paciente de Freud-, quiza pOl"que su esencia es mas "verbal" (ligada a una accion, un hacer, una "gesta "...) que sustantiva, Es la gesta del mito la que cuenta, mas que una fe de vida . Lo que cuenta para Gide, y que censura toda su epoca tan "bien pensante" aun, mas que Colon, Saul 0 Edipo, es el acto de encontrar 10 que no se busca; 10 que importa en Baudelaire, como mas tarde en Huysrnans, es ex traer un bien de todo mal: jextraer la flor del lodo del Mal! jBJasfemi a inaudita a la salida del optimismo rornantico, a la salida del dogma del progreso de las ciencias y de las tecnicas' La nueva etica innomi nab Ie Ie da la espalda a los moralismos vigentes... En la tercera fase -una vez nom brado el innominable-Ia etica de Des Esseintes se bus cad antepasados en Petronio y los poetas de la "decadencia" romana. La doctrina entonces se difunde, "aprovecha sus orillas", de modo muy manifiesto con el Diario delos decadentes, la revista EI Decadents y can el cortejo de sus egerias: Luisa Michel, Raquilde , Severina . A
COl/aptos anxilmre»de! 1IIitri/op:o
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elias se les unen, pOl' supuesto, poetas como Paul Verlaine 01I-istan Corbiere a los que Des Esseintes va a adular en El anttario de fa deca dencia en razon de su estilo "provocador, aspero, insensate"... Dentro de esta toma de conciencia manifiesta, a comienzos del siglo xx, es tan esos farnosos Buddenbrooks en donde Thomas Mann, muy explici tamente, desprende el gran mitologema: es en la ineluctable caida de una familia de financistas e industriales de donde emerge un ser en c1enque y enfermo, pera que sed redimido por la poe sia y la rmisica. Alii tambien: "Me diste ru barro y 10 converti en oro...". Toda la obra posterior de Mann retornara ese mitologema: sea con la famasa Muerte en Venecia, La montaii« 1l1rigicn y, prolongandose a traves de las dos guerras mundiales que ensangrentaron a Europa, hasta 1947 con El Doctor Fausto, es la larga y manifiesta meditacion sobre la enferrnedad y la decadencia salvadora- en contrapunto con la ohra de un teorico como Spengler que escribe en plena Gran Guerra su famoso libra La decadencia de Occidente (1918), Y haciendose eco de Nietzsche (que se defiende de ser decadente) con su doctrina del amorjati, en donde no s610 se nos pide constatar la famosa "decadencia" de nuestra civiliza cion tan magnifica sino tarnbien arnarla ... Como mas tarde, despues de otra guerra, Sisifo arnara a su roca que 10 tritura, En contrapunto tam bien, y de un modo muy lucido en el autor de Tristan (1902) Yde Wiilsungenblut (1921) del Ring de Wagner, ese Ring cornpuesto tan lentarnente durante un cuarto de siglo y en un rornantico de la gene racion precedente: en 1873, repentinarnente, se efecnia la torna de conciencia muy clara del "crepusculo de los dioses", de la decadencia del rnundo... Pero para Wagner, tarnbien, la latencia fue muy larga, a traves de Cola Rienzi, Lonhengrin, Heinrich von Tannhauser, antes de descubrir a Sigfrido y Parsifal... Luego de haber esrudiado estos conceptos bastideanos tan fructi feros para la "cornprension" (Versteben) que son 10 latente y 10 mani fiesta, acudo nuevarnente a Abraham Moles para utilizar su concepto de grfl7ldeza relation del mito." Un mito, incluso cuando ha explotado, tiene un impacto variable dentro de una sociedad 0 una culrura dadas, sobre las diferentes estratificaciones sociales 0 sobre los diferentes roles sobre los que se ejerce. Como podriamos decirlo luego de haber lefdo a Jauss, existen muchos grades posibles de "recepcion". Gene ralrnente, el mito explota en las grandes ciudades en donde la red de
9. Vease A. Moles, Lnbyrintbe du veCII .
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I "T IW l) l~ CC J( ')~ ,\ L\ .\ ll T O I) O LOc;j .\ . ,\ 11,],O S Y SOClED,\DES
cornunicaciones es mas densa. La repercusion en las provincias y en
el campo se hace mas lentarnente. Es cierto qlJe, en la actualidad, estan la television, la radio, pero no son "recibidas" de la misrna rna nera en el medio urbano y en el medio rural. En lfneas generales, el rural y el carnpesino roman la informacion radiodifundida y televisa da de un modo mas hidico que el urbane. Dejan pasar la "distraccion" antes que la informacion. Los discursos del presidente de la Republi ca, los ]lashes de noticias, son puestos en el rnisrno plano que un es pectaculo de variedades 0 un partido de futbol. Globalrnente, todo "espectaculo" de television es tornado puntualmente como una dis traccion can respecto a la vida "real". Se gira la perilla, se hace zap ping si el espectaculo no es gracioso, jY como los discursos politicos son los menos graciosos entonces son los menos escuchados! Y mas aun, dentro de las mismas ciudades se debe hacer una diferencia se gun los medios. E1 cornerciante, el funcionario, el obrero, el ernplea do, el escribano 0 el medico tienen una "recepcion" muy diferente. La "grandeza relativa" es precisamente la penetracion mas 0 menos profunda, mas 0 menos "penerrante", de las imageries. Pero este fe norneno de relatividad de la informacion estilistica de la imagen con respecto a su medio de recepcion es mas antiguo que la television y esta no hizo mas que ponerlo en evidencia. Un buen ejernplo de esta "distancia" esta dado por Rene Huyghe cuando sefiala que "el ideal clasico", luego de la explosi6n del rnito del "Rey-Sol" en Francia en el siglo XVII, se desarrollo primero en la corte de Versalles, luego en los salones parisienses, pero que por el conrrario en el interior -espe cialrnente en la rradicion tan "refractaria" de Toulouse y de Aquita nia- hubo una oposici6n estilfstica al idea! clasico.!" En el interior se continuo con el impulso estetico del barroco mientras que la regula cion "clasica" de las sensibilidades y de las forrnas en el seno del am plio cenaculo que gravitaba alrededor del gran rey era cornpleta: los Notre, los Mansardt, los Lebrun, los Boileau, pero tarnbien los Jour dain 0 los Trissotin . La "grandeza relativa" del mito apolineo del Rey Sol, del estilo o de la ornarnentica que 10 acompaiian, es muy fuerte en Versailles, mas debil en Lyon 0 en Bordeaux, y casi nula en Toulo use 0 en Quimper. A esta "grandeza relativa" quiero relacionar otro concepto -jesta vez mio!-, el de "operador social", es decir que en todo grupo social
10. Vease R. Huygue, ob, cit.
COIlCt'JI!0S auviliarcs del 7II;ltilo,'!.o
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dado existen subgrupos que arrastran positiva 0 negativamente al con junto. Recordemos el diagrama de la "topica sociocultural": ala dere cha del esquema, se encontraban los mitos de los marginados. Y bien, estos subconjuntos juegan a menudo el rol de operadores sociales; a traves de ellos pasan las transformaciones del mito director del gru po. En el bajo Imperio romano, por ejemplo, en una epoca en donde el ejercito romano ya no esta mas aureolado de la imagen del miles inuictus, que esta desacreJitado pOI'su derrotas frente a los barbaros, los galos -ide los que estarnos tan orgullosos, nosorros, franceses! acampan en Roma y los pronunciamientos se suceden. Vernos en el Imperio agonizante a los ernperadores ser plebiscitados por los solda dos, jeligiendo anarquicarnente cada legion a un cesar! Pero son esas legiones devaluadas, rnarginadas dentro del suefio dorninante del Imperio, descontentas, cosmopolitas, con sus contingentes orienta les, sirios 0 egipcios, las que difundiran en todas las guarniciones del Imperio los mitos soteriologicos y escatologicos. Mitos que prome ten un "mas alla" del actual marasmo, mitos de "un saito hacia ade lante". Cuando un grupo esta descontento y humillado jsuena con los "mananas que cantan"! Es 10 que pasa a fines del siglo III despues de Cristo: las legiones romanas son las que difundiran el culto y la mito logfa de Mitra y el culto y el mito preiiado de todo el futuro: la reli gion de j esucristo. En verdad, durante una buena mitad del siglo III, se difundieron tanto el culto cristiano como el de Mitra. Encontra mos mitraea en las regiones de fuerte concentracion militar como la Alsacia renana. Asimismo encontramos el culto de soldados cristia nos ... Cerca de mi tierra, en el Valais suizo, se venera ados oficiales, San Mauricio y San Victor, de la legion lIamada "tebana" porque es taba cornpuesta por mercenarios orientales. El ejercito romano des calificado curnplio por 10 tanto el rol de "operador social". Habrfa muchos otros ejemplos para citar, En 1789, en Francia, burgueses, comerciantes, notarios y medicos reivindican derechos para el Tercer Estado que ellos constituyen, marginados frente a los ordenes diri gentes que son la nobleza y el clerigo. En el periodo rornantico, que en Francia va desde 1815 a 1830-1835, tarnbien son militares margi nados, los famosos "media paga" del difunto Imperio, quienes seran los operadores sociales del mito de Napoleon que tan bien estudio Jean Tulard,!' el Napoleon republica no, defensor de los valores po
\1. Vease]. 1l1lard,
01>. cit.
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!t\TRODlICCH)N,\ L.\ \IITO!JOL()(;i,\. 1\ IITOS Y SOCIEDADES
pulares, el "peladito", "el cabo dirninuto", que prueba la sopa en el carnparnento de sus sold ados y al que ilustraran rantos grabados de Dionise Raffet y... jtantos heroes de Stendhal! Napoleon, "hijo del pueblo" frente a la horrorosa Restauracion monarquica. Especie de encoberto -jcomo dicen mis queridos arnigos portuguesesl- frances que irnpulsara la II Republica y el golpe de Estado del principe-presiden te, Napoleon III. Ahora quisiera pasar a un grupo de conceptos que circunscriben la deforrnacion, la usura, el "fin" de un mito. Pongo la palabra "fin" entre cornillas porque un mito no terrnina nunca, se mete en la maz morra por un tiempo, se eclipsa, pero no puede morir puesto que atafie a la anatornia mental mas intima del Sapiens. Este eclipse puede deberse a series de motivaciones muy diferentes. En primer lugar, el mito puede deforrnarse por el imperialismo de uno de sus mitemas. Es 10 que denomine, en un articulo de Eranos ]ilhrbuch, 11 una berejia, 10 que etimologicamente qui ere decir "elegir una sola via", erein. Es casi el sentido que da a esta nocion la historia de las religiones. Re cordemos la gran herejia, la del breton Pelagio, que San Agustin com batio, En el interior del mito crfstico hay un miterna constante que es el de la responsabilidad, del merito individual. EI merito es una cierta libertad de eleccion, y la voluntad del hombre ocupa un lugar impor tante en la teologfa cristiana. Pelagic acentuara ese rasgo. Para el, un pecado, una falta, es siempre voluntario; dicho de otto modo, 13 pesa da herencia del pecado original de Adan es un escindalo inmoral: la falta no puede ser irnputada mas que al que ha eJegido libremente. Por esta razon es ridiculo bautizar a los pequefios que estan sin liber tad, en consecuencia, sin pecado. Esta "herejfa" resonara a traves del pensamiento cristiano durante largos siglos, hasta en los "voluntaris tas" como Duns Scoto y sobre todo Descartes. Este antiagustinismo se reencuentra en el voluntarismo bien galicano de los heroes de CorneilJe: "Yo soy tan duefio de mi como del universo", frente al agustinismo de los Iuteranos y de los jansenistas. jHermoso terna de disertacion el de una lectura jansenista del jansenista jean Racine y el de una lectura galicana del alumno' de los jesuitas Pierre Corneille! No solo esta antigua herejfa fue sostenida en el transcurso de los si glos par muchos franciscanos, alahadores de la naturaleza, un poco revolucionarios -jrecordemos la novela y la pelicula El nombre de la
12. Veasc G. Durand, "La notion de limite ... ".
CUI/aptos auxiliare« dr/mir%go
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rosl/!- sino que adernas- mas alia de Corneille, desernboca en un cis ma que trabajara tanto al siglo xviu y del que Rousseau had el gran dogma de toda filosofia revolucionaria: "[Todo es bien 10 que sale de las manos del Autor de la Naturaleza!". Vemos entonces todo el inte res heuristico de esta nocion, que en un conjunto mitico infla de al guna manera un solo mitema, Para Pelagio, es el miterna de la elec cion voluntaria de Adan de morder 0 no la famosa manzana; para otros, es la eleccion voluntaria de obedecer 0 de desobedecer, el de Abraham, pOI' ejemplo, que instiruye pOI' asi decirlo frente a 13 poten cia divina el poder y la responsabilidad del hombre. ,Pero quien 110 ve que privilegiar un mitema es descuidar, e inclu so suprimir, toda una serie de orros mitemas? Este proceso, al hacer caer el acento en la supresion, nos da el segundo procedimiento que tiene un mito de transformarse: es 10 que denornine -jquiza por si metrial- un cisma. Sabemos por ejemplo, gracias al hermosa catalogo de Tiousson, 11 como el poderoso mito prerrornantico y rornantico de Prometeo, el ladron del fuego, pero tam bien su donador generoso y rnartir de los hombres, Prometeo el despreciador, por cierto, d~1 pri vilegio divino pero, indisolublemente, el filantropo, el bienhechor de la hurnanidad, como entonces este mito es tentado a sembrar en el camino sus mitemas de generosidad, de altruismo, de heroismo sacri ficial -jtodas ellas cualidades que hacen del Titan otro Cristol- para no conservar mas que la transgresion y la revuelta y entonces no te nemos nada mas que el egofsmo de Fausto 0 incluso de Don Juan... Estos ultirnos no son mas que "cisrnas" del miro de Prometeo. En el articulo de Eranos ]ah7'bllch anteriormente citado di un esquema de este complejo juego entre cisrna y herejia. Estas dos nociones definen de alguna rnanera deformaciones en hyper yen hypo algo semejantes a las que usan los endocrinologos." Pero en este ultimo caso, como en aquellos retenidos por la fenomenologfa de las religiones, debemos en verdad sefialar que la "normal" -ila salud 0 la ortodoxia mitologi cal- 5610 son "tipos ideales" (como dice Max Weber) nunca realiza dos totalrnente en la practica. jSe es siempre mas 0 menos heretico 0 cisrnaticol Existe un tercera manera de deformar un rnito: es el enmascara
13. Vease R. Trousson, ob, cit. 14. Vease G. Durand, "Structure religieuse de la transgression", en M. MaffesoJi (dir.), Violence et Tmnsgrcssion, Anthropos, 1979.
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Mrros
Y SOU EOe\[JES
miento pOl' falsa denorninacion, el trnuesti de algun modo. Un mito, inc1uso un simple miterna, se recubre de una apelacion que no es 1,1 suya. Este travesti se encuentra a menudo en los periodos de latencia en los que el mito no puede confesarse. Esta entonces "en busca de autor" iY i1 menudo se equivoca de autor! Traigo a colacion el caso del poema en prosa de Baudelaire "EI tirso". EI poeta cree describir el tirso de Baco y, analizandolo, descubrimos una descripcion del cadu ceo de Hermes... 2Cual de las dos entidades escondi6 a la otra? 2E1 caduceo esconde 10 dionisiaco que no se atreve a manifestarse, 0 mas bien la alusion baquica enmascara al hermetismo profunda del pen sarniento del poeta?" 2No es el mismo travesti que advertimos en Nietzsche, quien presenta a Zaratustra como Dionisio, pero que Ie otorga los atributos de Hermes: "bailarfn de cuerda" sobre la via del medio, entre el aguila y la serpiente? Asf como Marcel Proust cuando describe al baron Charlus encadenado y azotado en 13 escabrosa casa Jupin deletrea la imagen facil de Prometeo encadenado mientras que, en las numerosas descripciones del farnoso baron que nos ofrece Ala lnisqueda del tiempo perdido, se rrata siempre de un Hermes herrnafro dita, como bien 10 dernostro Chantal Robin en su elegante pequefio libro.!" Podrfamos interrogarnos sobre las razones que, en la deca dencia del siglo XIX, travis ten siempre al mito y al personaje mftico de Hermes... En esta latencia 2no existe un rechazo, una negativa a la gufa herrnesiana del alma, del psicopompo? jLe corresponde al mi toanalisis dedrnoslo! Las nociones cuarta y quinta estan tarnbien tornadas de Abraham Moles. La cuarta es la de "distancia a 10 real". Lo que significa que un mito es mas 0 menos llevado a cabo por la ciencia, la tecnica, el coraje "sobrehurnano" de un hombre. Un mito tiene por 10 tanto una dis tancia mas 0 menos grande de 10 "real" perceptible y reproductible. Por ejemplo los scenarii mfticos del viaje a la Luna, que conforma el mito del desafortunado Icaro, iposeen todavia una gran distancia a 10 real en los siglos X"VII y xvm con Cirano de Bergerac 0 Haydn! En nuestros dias pudimos ver realmente a los cosmonautas caminar so bre la Luna. Hoy poseemos pues una muy pequefia "distancia a 10 real" de ese mito -10 que no impidio, en compensacion quiza, una mitificacion de los cosmonautas, que se divinizaron por asf decirlo, 0
15. Vease P. Arnold, I:E.(ore-ri.l7fle de Baudelaire, Paris, Vrin, 1972. 16. Vcase Ch. Rohin, L'lmf/gillf/i7'e et le Temps l'ef1"01IVe, Minard, 1977.
C'IJ/W'PfO.l· onxiliare«
tid mifli/oK"
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por 10 menos " hero izaron ", como los prirneros aviadores de princi pios de sigh los Lindbergh, los Bleriot, los Cu ynemer ...-. En [a oposicion el mito psicopompo -jlllla vez mas l- del "suefio de Esci pion ", de la lIikyll, es decir del descenso a los Infiernos, en el imperio del Hades "sin rostro", conserva tina mtly gran distancia a 10 real porque -pese a toda tina literaru ra reciente consagrada a los [enome nos de la muerte aparente-!' el acceso perceptible y a[ortiori repetiti vo al Otro Lado no nos es autorizado. Asi, sea que esten cerca de 10 " rea I" 0 "I' . cornportan un parametro , de "diistan cia a a eJados "I , os mitos 10 real " que se puede indicar. EI quinto concepto es 10 que M oles llama "la fuerza problernatica" de una imagen 0 de un mito, es decir, la capacidad de una entidad irn aginaria de incitar, de dirigir la biisqueda cientifica 0 tecnica, An tes , Georges Canguilhem habia sefialado correctamente que el cami no heurfstico sigue un plan y un objetivo imaginarios. " Tal biol ogo posee un imaginario del fragmento, de la celula, de la m olecule. su esquema verbal es "c ortar" y "fragmentar", mientras que por el con trari o tal otro no pone su investigacion ma s que en conjuntos, tejidos, organ os, funciones, y su esquema verbal es "dar cohesion" y"globali zar". Bachelard ya habia nota do este fen orneno: no se inventa de cual quier m anera; siempre se esta preparado por un ensuefio inventivo, una inclinaci6n imaginaria. Gerald H olton, el ffsico de Harvard, mostro rnagistralmente que son " fuerzas problernaticas", o puestas ra dicalrn ente, las que condujeron a Einstein y Bohr a sus teorias. Para uno un imaginario del continuo, para el o tro -compatriota de Soren Kierkegaard, que frecuento al psicologo Harald HOffding- un irnagi nari o de 10 puntual y de 10 discontinue." Si combinamos estos dos ultimos conceptos - "Ia distancia a 10 real " y "la fuerza problernatica'l-, podemos verificar 10 efic az de esta conceptualizacion. En la acrua lidad, por ejem p lo, como 10 vemos en literarura, en las ciencias del hombre, y con Ruyer en epistemologfa, el mito director de nuestra "rnodernidad " que esta finalizando es el mito de Hermes. Posee una gran " fuerza problernatica" pOl' que esta conformado por "distancias a 10 real" cada vez mas pequefias, "rea li 0
17. LV Thomas, Amb7'flpologie de In 111011, Paris, Payor, 1975; E. Kubler-R oss, La dcmiere h llpc de In croissance, Parfs, Le Rocher, 1985.
Jl,101°1,
18. Veasc G . Canguilhcm, 01>. cit. 19. Vease G . Holton, ob, cit.
14H
zado" como esta en los modelos sisternicos de los diferentes saberes." Sobre las estrucruras de este mito, sohre los arrihutos simbolicos de Hermes y de su gesta, podernos construir rnodelos poco distantes de 10 "real" y muy heuristicos. EI modelo que yo mismo he construi do -rernito a mi topica- en donde se ve al imaginario difuso equili brar la codificaci6n racional y, reciprocamente, al acceso, a la ascen sion a 10 racional equilibrando el Urgrund mitologico, es un proyecto herrnetista adrnitido, cuyo diagrarna puede sin dud a recordar al tai ghi-tu taoista, pero aun mas todavia al caduceo de Hermes. Por el contrario, el mito de Prometeo -ique tanto forzaba al her metisrno ala "latencia'T- se encuentra en la acrualidad cada vez mas debilitado. EI esquema (muy joaquinista) de un progreso lineal, el miterna prometeico del bienestar a traves de la tecnica, no es mas incitante en nuestras civilizaciones desencantadas (BeZfl1lbe17mg). Hoy en dfa el sabio sabe muy bien que 10 que descubre es peligroso . Ya no se esta en la belle epoque de fines del segundo Imperio en la que el inventor de los explosivos y de la dinarnita Alfred Nohel pensaba ha ber ayudado a la fraternidad de los pueblos con un explosivo que per mitia ... jcavar nineles! Rohert Oppenheimer, Albert Einstein, ya no poseen ese hermoso optimismo. EI mito de Prometeo mal encadena do es ridiculizado. Sabemos, con Vernant, como una mitologia se de bilita en rragedia, iahora vernos como el he roe puede convertirse en heroe de comedia! Podemos, para concluir el examen de estos conceptos, rratar con Abraham Moles de trazar un mitograma (ver pagina siguiente), otor gando signos a estas diferentes entidades y relacionandolas por me dio de para metros. Podemos, por ejernplo, dar a la "grandeza relati va" el signo del circulo. Este circulo quedara simple en el caso de 13 "latencia", luego estara duplicado por un cfrculo circunscripto en el estadio de la denorninacion explicita, "el aprovechamiento de las ori lias" filosoficas podra representarse con un circulo triple ... La "ex plosion";« el apex de la cuenca sernantica, estara sefialada por la proxi midad topologica de cfrculos que simbolizan conjuntos miternicos cercanos: en 1857, son Lasflores delmal, y no muy lejos el drama lirico Tristan e lsolda, en 1859. Tarnbien muy cerca, se encuentra la muerte del filosofo Arthur Schopenhauer (1860) al que Wagner, dieciseis afios mas tarde, dedicara su Ring. Esta Madame BovlI1Y en 1857, 'pero tam
20. Veasc P. Ricccur, o h. cit.
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bien Y::Iun ("aun" porque puede preguntarse si las grandes novel as de Hugo no pertenecen en cierto modo
1. Los elem entos A, "Grandeza
o
reteuv»:
integrada en contexto Ejempl o: Los deeadentes, 1884
explfcita Ejemplo : Isolda , 1865
latente Ejemplo: Las flares del mal , 1857
B, "Distaneia a 10 rest ":
grande
E~m~o :
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His/arias comics s de los Estados de la Luna, 1657
o
C. "Fuerza prabtem etice": pequeiia Ejemplo: 1790-1850 Hermes eelipsado por Promeleo
D pequeiia Ejemplo:
Alunizaje de Armstron g,
1969
l:::.
grande Ejemplo: 1870-1990 Retorno al "ereero dado" y a los valores herrneticos
Elementosy construccion de 1111 mitograma (A, M oles)
La "distancia a 10 real" puede ser sirnbolizada mediante un cua dr ado mas 0 menos grande, inscripto dentro de uno de los cfrculos y significando "Ia grandeza relative". La gran "distancia" esta dada por un cuadrado pequ efio; la pequefia distancia - cuando el mito es coex tensivo a su "realiza cion"-, por un gran cuadrado . La "fuerza proble matic a" tiene por signo a un triangul o circunscripto ... Se pueden combinar todos estos signos , todas estas distancias y grandezas topo
I t\TROJ)L iCC:J('Ji'~ .\ 1..\ .\IITOJ)OI.O(;L\. :\ llTOS \'
150
sou FD.\I)ES
II. Esbozo-de construccion de un mitograma: el rnito decadenre Fechas
Lugares
1820
Paris, Londres . Berlin
Milo rornannco de fa "mujer eilica" y del hombre promeleico
1850
Paris, Munich, Roma
Milo decadente de la "mujer fatal" y del "hombre inseguro" Las f/ores del mal, 1857
1870
Paris, Munich , LObeck, Venecia 1876 Bayreuth
1900
Venecia. Berlin Paris , Milan, etc ... La doc.adencia de Occidentfl,1918
NB: aqui
D
significa "realizados" en escena .
6
significa "fuerza" dada por su "recepc.on" en fa opinion.
Esquema de construccion de un mitogrnma: el mito decadente
graficas, para constiruir un mitogrmn«. Un esquema, un diagrarna, facilitan siempre Ia lecrura 0 la ubicaci6n mental de un problema, No obstante, y para concluir honestarnente, es necesario prevenir contra toda conceprualizacion, e incluso contra los diez conceptos que hice mfos en esta exposicion. Los conceptos, como los cuadros 0 los diagramas, no son mas que medios que simulan a su objeto con mayor 0 menor adecuacion, pero siempre conservando el juego de una cierta imprecision, el lugar para la excepcion 0, si se trata del diagrarna, de una sofisticacion rnoderada, muy atenuada, si puedo decirlo asi. Si se cornplejiza dernasiado un cuadro 0 un diagrarna, se torna cada vez men os legible. Una conceprualizacion no es mas que una especie de red que tiramos sobre las cosas para llevarnos la mayor
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cauticl ad dentro de nuestra cesta de cornprension. iPero siernpre hay pececillos que pasan a tra ves de 1<1 mall a de la red! Aun ma s, tengamos la humildad de saber que nuestra cornprension es limitada. S610 po i "recibir' "S'l uernos reci II' t Ijauss); au ss), ":mterpretarv.c 00 po d ernos captar 10 que se nos perrnite captar, pOI' nuestra cu ltu ra, poria cuenca s em an tica en donde nos siruarnos: taletn capere potui, "tal como me es au to r izado captar", No existe un texto dado de una vez p OI' todas, objeti varnente, pOI' el compositor 0 escritor, no existe un contexto inrnutable dado por el especialista en estadistica. Ninguna enunciacion oral, literaria, musical 0 contable , posee la inrnutabil idad de una ecuaci6n. E1 texto mas preciso no puede arrancarse de las densidades, de las profundi dades del lexico. Como toda partitura , es un convite a la interpreta cion, si no se queda sin voz, sin rmisica, sin se rnan tism o . Mitologos, "textolo gos" -si asi puedo llarn arlos, mas que "crfticos literarios"-, sociologos, historiad ores, todos somos interpretes, maestros de lee tura de stin ados a hacer leer mejor un texto , a hacer descifrar mejor un contexto so cial 0 historico. Todos tenemos, pues, un denorninador cornun : es 1a orgullosa hurnildad de ser "interpretes". Esta intencion esta en los antipodas de nuestra pedanterfa universitaria que quiere encerrarel saber en reci pientes herrneticos. Soy un feroz defensor, y desde ha ce mu cho tiern po, no solo de la multidisciplinarid ad, sino tarnbien de la transdisci plinaridad. No que ca da un o de n osotros no tenga necesidad de ser formado por una especialidad estricta pero esta ultima, so pena de esterilidad tota l, debe ab r irs e, en un ni vel su pe r io r, a todo el apone h euristico que pueden proponerle las otras ciencias. Recuerdo a me nudo que Pasteur no era medico sino qufrnico, que Descartes n o era maternatico 0 asociado de filosofia sino soldado irnprovisado, que Herschel no era asrronomo sino musico . . . Todo esto para repetir, habiendo defin ido de rnanera practica los diez co ncep tos que acabo de desarrollar, que estas no so n m as que receta s de interpretaci on . Recetas puestas a punto par practices del texto 0 del terreno : Roger Bastide, Abraham Moles, Georges Dumezil, Claude L evi-Strauss y, en segundo terrnino , la gran master class del psicoanalisis y de la psi col ogia de las profundidades. A ese respecto di modesta s recetas para sostener bi en nuesrras manos so b re el tec1ado, ipero a h ora le toea a cada uno, textologo, rnitologo, soci ologo, a cada uno le toea ejecutar!
CAPITULO
VI
£1 imaginario 1iterario y los conceptos operatorios de la mitocrftica
AI comienzo de este libra cite la frase del fisico Bernardo d'Espagnat -extrafda de uno de los capirulos de su libra Mitos y modelos- que ubi caba dentro de una misma comprensi6n al mito y al modelo ffsico marernatico del atomo de Bohr. De esa manera, nos otorgabamos una suerte de "diploma epistemol6gico " para poder utilizar el len guaje de 10 imaginario y del mito con una cierta "seriedad" cientifica y una eficacia heuristicas en 13 ciencia del hombre. Sin embargo, un gran sector de esta ciencia exarnina los modos de expresi6n de la ho minizacion y, entre ellos, la expresi6n "Iingiifstica" como se dice hoy en dfa -y, en casos mas raros, el texto escrito de ese tipo de expre si6 n- . Digo "en casos mas rar os" , puesto que se sabe muy bien que en un pais como Brasil, el ochenta por ciento de Ia poblaci6n aproxirna damente se las arregla para expresarse sin la escrirura, y sin la Iectura para identificarse y conrnernorarse. "Oralidad", se puede decir, que nada Ie quita a la exacrirud de la repetici6n estereoripica de la palabra. Podemos entonces utilizar can Eliade la expresi6n "texto oral", I tex to que tiene la misma exigencia, la misma regularidad, la misma fiabi lidad que una escritura. Cuando frecuentarnos a los tereiros del can dornble , del shango, del urnbanda, nos ernocionamos y nos sorpren demos al constatar cuan intactos subsisten los antiguos relatos, los simbolos, las irnagenes e incluso la sintaxis y el vocabulario yoruba 0 banni en esos hijos de la antigua esclavitud africana, Texto oral asi como texto escrito tienen pues la misma dignidad : tanto a uno como
I. Vease Nt Eliade , "Lirterarure orale", en Histoire des Littcratures, Paris , Gallimard, 1955, t. I. Vease la distinci 6n heuristic a qu e haec A. Siganos entre texto mirico y mito "literulizado" en Le Minotaure et .1"011 myrbe, P,lr1S, Presses Universitaircs de Fr ance , 1993. [ 153 ]
al otro se aplica esta critica literaria que ahora varnos a exarninar y que hernos denorninado "mitocrftica". Esta critica, que poclernos, ~i queremos, uhicar dentro de la corriente llarnada la "nueva cririca", irnpulsada por todo el renacirniento del interes por el mito, de la rein tegraci6n del pensamiento dentro del cortejo de los pensarnienros "serios", y que consiste en revelar detras del relato que es un texto, oral 0 escrito, un micleo mitologico, 0 mejor aun un patron (pattern)
mitico. Dicho de otra manera, nunca un texto es inocenternente univoco, el lexico y la culrura que acarrea abren en el niveles de signi ficacion entre los cuales la sign ificacio n del mito incluido nos pareee determi name para su buena comprensi6n. Sea el desarrollo, el "discurso" del texto un pequefio poerna, un centon 0 la totalidad de una coleccion de cuentos 0 de poesias, sea asimismo la obra cornpleta de un novel is ta 0 la narracion linirgico-rnftica de un orixa, ese texto revela en sus "profundidades" un "ser pregnante" -utilizo la expresion de Ernst Cassirer- que funda su interes por el auditor 0 ellector. En frances tenemos la hermosa expresion "Ca me regarde!". * Pues bien, detras de los significantes de superficie, pasibles de todos los juegos del semio tico, se oculta "la mirada" del significado. A las epistemologfas del significado, que ya hernos examinado, les responde en la acrualidad una estetica 0, pOl' 10 menos, una critica literaria que se le apega. Toda mirada es intercambio de miradas... Para hablar con las precio sidades de nuestra modernidad, digamos que toda mirada es cruza miento de Ja del locutor y de la del 0 de los destinatarios. Y el "Iugar cormin" en donde se constiruyen estas miradas cuando se cruzan, el micleo mejor compartido de la cornprension, es el mito. (Tengo que recordar el sentido arnplio en el que interpreto la nocion, demasiado divulgada, demasiado desgastada, de mitoi" Es, 10 recuerdo, un relato (se17l1O mytbicus) sin dernosrracion ni proposito descriptivo -de ahf la necesidad de las "redundancias"- y que quiere mostrar como fuerzas diversificadas se organizan en un universo mental "sistemico". Re cuerdo tarnbien que "sisternico" -jcontrariamente a su casi homoni rno "sistematico'{- quiere decir que un objeto, una entidad existe, se reaJiza solo par tensiones de subsistemas antagonistas. Levi-Strauss ya
* En casrellano: "Esto es asunro mio" , El auror hace un juego de palabras en los proximos p.lrrafos can el verba "ngl17'der" (rnirar) y "regmd" (mirada). [N. de lu T] 2. Vease G. Durand , Le Decormyrbiqtte dc l« Cbattreuse de Parme, ParIS, Corti, 1961.
t :1 i7lltigil ltl J'i o lit crnrio y 10.'" (1I/lU'!,f".'" 0f!I'1't!forio.\ tie II1111ifrJl7-ifiw
habia co nstatado que todo mito es "dilematico".' Por 10 tanto es ese mito el que en un " texto " -oral 0 "literalizado"- nos mira en 10 mas profundo de nuestra mirada ... Voy a aprovechar este capitulo para elahorar un lenguaje bastante preciso -0 bien una "jerga": todas las ciencias, todas las disciplinas tienen su jerga, jla nuestra tarnbien!- para dar algunas definiciones de palabras que parecen ser cornodas cuando se utiliza tal tipo de anali sis. Voy a extender, de alguna manera, 10 que decfa en el capitulo precedente a proposiro de los "conceptos auxiliares del mitico": mi presente discurso estara mas focalizado sobre las nociones que sirven para la elucidacion de un texto. Voy a dividir esta exposici6n en tres partes: en primer lugar quiero rendir homenaje -rapidarnente- a los antepasados de la mitocritica, indicar como, mediante vias diferentes, no concertadas, hemos Ilegado progresivamente a ese tipo de crftica . Luego recordare -ya 10 he hecho desde 1979 en las conclusiones de mi libro Figurtlsmiticns...-cual es el procedimiento de conjunto, en el tratamiento de un texto, de la mitocritica. Finalmente, tratare de res ponder al problema siernpre crucial de las unidades sernanticas que se utilizan en este tipo de critica: los miternas. En un primer mornento, resulta algo futil -jaunque honesto! buscar antepasados de nuestro metodo. Desde siernpre, nos hemos percatado de que una narracion, sea poetica, novelesca 0 dramatics, tenia un parentesco con el senna mythicus. Poseen la misma "estrucru ra"; hago hincapie en que tomo este terrnino en el sentido mas trivial : el de elementos y procedimientos de coii-struccicn, y no en el sentido tecnico de los linguistas y de los semi6ticos conternporaneos. Si qui sierarnos entrar en el detalle de una genealogfa de la mitocritica, ten drfamos entonces -con la estetica de la recepcion de jauss-" que mos trar en que epoca y en que medio de "recepcion" cornenzo a plantear se esta cuestion. Hasta un periodo avanzado -por 10 menos el siglo XVIII en Europa y mas segura mente el siglo XJX- el senna mytbicus estaba mal separado y mal sefialado con respecto a todo otro relato, historico, descriptivo, etico. EI problema se planrea cuando se co mienza a insistir en la separacion de los "generos literarios": cuando, en particular, la novelistica, mas aun incluso el romanticismo, define
.\. Vease CI. Levi-Strauss, AIltI)1'opologie structurale, r. I.
4. Vease H.-R.]auss, oh, cit.
15(,
I:"TIHlJ)l ;CCl()~' ,\ 1.,\ .\ IIT O f) () LO ( ; i \ . ,\lJTOS Y SOClI'l) i\J)FS
discurso al lado de otros "discursos": politico, catequisti co, cienti fico, etcetera. Sin embargo, en ese siglo XIX, en ese siglo de la novela, los gran des novelistas se percatan rruis 0 menos clararnente de que no hac en mas que prolongar pOI' orros medios los discursos fundadores del mito. Honore de Balzac, cu ando tirula su monumental obra La comedia bu l1UI1W, es muy consciente de estar tomando el relevo de esa ilustre surna de mitologias que es La Diuina Comedia, Si leemos el texto apa sionado que Victor Hugo consagra a William Shakespeare,' nos da mos cuenta de que nuestro gran poeta es probablernente desde 1864 el padre de la mitocritica cuando descubre en "34 obras sobre 36" del drarnaturgo ingles las duplicaciones insolitas de la accion que el desa rrollo del drama no necesita . Secuencias que "repiten en pequefio" la accion principal, como la relacion de Hamlet con Sll padre, repetida por la de Laertes con su padre Polonio. Esas duplicaciones son 10 que denominamos "redundancias". Podemos tarnbien afirrnar, con Thomas Mann," que Emile Zola es, junto con Richard Wagner, uno de los mas poderosos mirografos de los tiempos modernos. En 201a hay textos que son tan flagrantes -pienso en la pequefia novela La mien, en donde las evocaciones al mito de Dionisio son constantes y explicitas- que no Ie podemos ne gar al autor de Rougon el haber percibido, a traves de la chata "histo ria natural" de la sociedad de su tiempo, las potencias de la mirada mirologica. No dire nada de Wagner, en qui en Levi-Strauss ve al "fun dador incontestable de la mitologfa estructural".' Pero el primero que enuncio clararnente y con consrancia el prin cipio de correspondencia, 0 incluso el de inextricable interpenetra cion, de los "textos" de la literarura y de los "textos" de la mitologfa, es Mircea Eliade. 1'0 resulta en absoluto extrafio enterarnos de que este gran rnitico, autor de una Historia de las religiones que marca un hito en este dominio, es el mismo uno de los mas gran des novelistas rumanos conternporaneos." Para el, la connivencia entre el texto no
Sll
5. Vease
v. Hugo, Wifliil1t1 Shakespeare (1864), Parls,Flalllrnarion, 1973.
6. Vcase Th. Mann, Soujfrnnfe et gm ll dell1:" 7. Veuse Cl. Levi-Strauss, Le Cru et le Cnit, Paris, Plan, 1964, y " De Chretien de Troyes it Richard Wagner", Progr.unmhefr Parsifal , Bayrcurhfesrpiele, 1975. 8. Vease M. Eliade , Ii'aite d'Hisroire des Religion..-, Paris, Payor, 1949.
r:1 illlllp;il/lirio litemrill y 111.1" WI/""fItO)' o{ll,rtIto r io," tie III mito crirk»
157
velistico y su fondo mftico no hizo mas que intensificarse en el curso del siglo XIX, luego del xx, en donde el mito esci a flor de texto en La tierra bnldi« de TS. Elliot 0 en el farnoso Ulises deJamesJoyce. Dentro de este juego de miradas entrecruzadas, hay que dejarle un lugar irnportante -y fue dado por la crftica- al cuento de hadas, ese genero intermedio en donde las potencias del imaginario mftico es tan todavia visihles, pero en cierta medida rebajadas a un simple y placentero relato profano. Sabemos que esos cuentos fueron, por ejem plo en Francia, simples relates orales que escritores como Charles Perrault 0 madame D'Aulnoy dejaron sentado por escrito. Esra, en primer lugar -yen los fundamentos de la serniotica estructural- 13 famosa obra de Vladimir Propp sobre el cuento ruso. Pero a conti nuacion le sigue toda una cohorte de psicologos y psicoanalistas como Bruno Bettelheim 0 Marie-Louise von Franz, amiga y discipula de Jung. Hay que citar tarnbien a Antoine Faivre, especialista del esote rismo y de los mitos prerrornanticos, quien ha consagrado un peque no y elegante libro pertinente a los Cuentos de Grimm? Todos yen en los cuentos de hadas una suerte de "curnulo" -b palabra es de Soro kin- rnitologico que las abuelas habrian transmitido a sus nietos. Cons tatacion mas profunda de 10 que parece, puesto que resalta la infor macion basica "de oidas'', el "boca a boca", fundamento de 1a dura cion de la "cuenca sernantica". Mas aun, el cuento se dirige a la infancia, al perfodo de la vida en el que las intimaciones sociales que estan mas presentes -utilidad, res ponsabilidad, edad... del juicio, etc.- todavfa no se asimilan (porque todavfa no son asimilables) del todo. Y se considera que ellocutor de ese CIlento esta en esa edad, y en ese "arte de ser abuelo", que es la edad del "retire" en la que tales intimaciones sociales pierden parale larnente sus exigencias y su respetabilidad... EI cuento de badas es algo que nos concierne, * no es una simple cancion que usan las nodrizas para adormecer al bebe, y que nos concierne en y a traves de los ojos de nuestra infancia, esa parte (como bien 10 habia sefialado Bache lard) de la eternidad, de 10 inmernorial, que permanece en nosotros. Esas retlexiones sobre Pielde nS110 0 Cenicienta conducen a la crfti ca a recibir todo texto como un perpetuo "mas alia" de su decir, mas
9. Paris, Lettrcs Modernes, 1972. * EI autor utiliza nuevarnente cl verb a "reglll"dcr" en su doble acepcion de "concer
nir" y "rnirar ". [N. de la T.)
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SOCIF.D ,\I)I ·~S
alla de sus colecciones y de sus procedirni entos de significantes. jU na vez mas, estetica d el sig n ificado ! POl' detras, las tri vialidades del re la to llano, alleude el "suceso". Conozco bien a un novelista, pOl' haber 10 esrudiado anteriormente en los afi os 50, para quieu resulta mu)' claro ese juego d el sentido "que nos concierne" con la mimesis vulgar del suceso. Es Stendhal quien declaraba que el novelists paseaba un espejo a 10 largo del camino)' observaba 10 que se veia durante ese trayecto ... E sta bien, pero i3 Dios gracias! el autor de La cartuja, de Raja, de Brulard, ino se contento con la simpleza de esos daguerroti pos! Ro]» y negro s in duda parte de un "suceso" de la cronica judicial de su tiem~)o y de su region -Dauphine- que resume la tentativa de asesinato perpetrada por un adolescente a una mujer m ayor que el, En sf posee un interes minirno. Pero 10 que repentinarnente capta la "mirada" es que esta anecdota se arnplifica por medio de referencias a la literarura ya las cronicas del siglo A"\'1. Asi como en las construe ciones en un vertiginoso abismo sin fondo de las Historias deJacob, de Thomas Mann, se revel a que el "suceso" de la aventura de Julien SorellBerthet calza los coturnos historico-legendarios de Boniface de La Mole, antepasado lejano de la segunda arnante de julien, Matil de de La Mole. EI relato "nos concierne", entonces de repente, cuan do no mira mas "a traves de la mirilla" factica y reducida a la narra cion de La Gaceta de los Tribunales. Notemos tam bien que, como 10 probara la pasion coleccionista de Stendhal por las Cronicas italianas de los siglos A"\T y XVI, la referencia historico-legendaria es aqui una vez mas una referencia mitica : para el autor, estas C1'oniCIIs no son "historia ", sino al menos leyendas que se calzan y se visten con los arributos sobrehumanos y no localizables de los dioses. La conver sion de Beyle a Ita Ii a, ya la Italia legendaria del Renacimiento, es una conversion a 10 que Eliade denomina el illud tempus, e igualmente a 10 que Corbin llama el "no-donde". "[Una ciudad Hamada mil afiosl'"" Esta Italia fuera del tiempo m ediocre de la Restauracion, fuera de los lugares mezquinos de Paris, de Grenoble e incluso de un Piemonte ocupado por Austria, sera el referente constante del irnaginario sten dhali ano, Y su obra maestra, La cartttja de Parma, s610 a prirnera vista -iel de Maurice Bardechel- es el relate de los sinsabores personales del oficial Beyle, de las querellas politicas de la Europa del tratado de
10. Vcase Annie CoJlet, Stendbn! et Milan, Paris, Jose Corti , 1986,2 vol., Pr cfacio de G. Durand.
E! iu/(/gillf/1 ·io lit erariov III.\" coucepn» opcratorl os de III tnitocritica
1.'1<)
Viena ... En carnbio, la lectura inteligente, 1<1 que atrae la mirada, no cornienza sino cuanclo se descubre, detras de Fabricio del Dongo, la cronica italiana de Alejandro Farnese convertido en el importante papa Paulo Ill. Si nuestra mirada se hace rodavia m as profunda, a traves de las reminiscencias de las lecruras de Ludovico Ariosto y de Torcuato Tasso, grandes imageries c1aramente mitol6gicas y a menu do anonirnas roman el relevo de los Bradarnante, Armida, Alcides: Teseo, Heracles, Euridice.... Que no vengan a objetarnos que esos nombres propios de la mito logia no estan citados: recordemos la regia bien esrablecida por Bas tide relativa a la latencia. Oponiendorne en este punto a Jean Rud hart, afirmo que un mito existe por su gesta, por su drama, par su cortejo de epitetos y de verbos. Toda la mitologfa clasica nos ensefia .. que, mucho antes del nombre, es el atributo el que caracteriza al dios: Afrodita, "nacida de la espuma" (Ik toil apbroii), Hefestos "el que no envejece" (d'yvashf/tha sanscrito, atributo de Agni); Apolo, "el que aleja (el mal)" (apel/on); Zeus, "el brillante" (rafz Djf= brillante), finalmente Agar significa "Ia fugitiva" (sern. Hugill); Christos, "el ungido" , etc. Asirnismo, a menudo el nornbre del dios se condensa luego en un atributo: stator(el que detiene), elicius (que atrae a la multitud), mone ta (la que advierte), lucina (la que pone el dia ...). EI dios es un conjun to, una letania de calificativos, Yel mismo Heracles no es mas que un epiteto: "glorificaci6n de Hera", otorgado por Apolo a Alcides, el nieto de Alceo. Cuando P. Brunelli me reprocha por abusar, respecto
11. Vease P. l3runel, MytboCl'itique, tbeorie et pr/1"{"Ol11"S, Paris, Presses Universitaires de France, 1992. Cuando Brun ei, con refercncia a la apelacion pudica dada a Agar -"Ia sirvien ta de Abrnham"-, cnco ntrada "en alguna Biblia vieja", se burla de rni formu lando ironicarnente la pregunta: ",Cmil (Biblia), un a Biblia imaginaria?", que Ie sea permitido al especialista en mitos saboyano responder al cornparatista parisiense: " iA burlador, burlador y medi c!". EI comparatista par cce ignorar la existencia, mu y positiva, de esta pudica expresion en las lllUy positi vas y celebres "Biblias rnoral iza das", ent re las cuales la nuis ilustre , y modelo de un a larga dinastia, es ese suntuoso manu scrito ilustrado del siglo xm que comparten la Biblioreca Nacional , la Bodlei a na de Oxford, el Mu sco Britan ico..., yal que el conde Alexandre de Laborde consa gr o cinco vohirnenes (Etude SI/1 ' 11I Bible Moralisee illustrec, conseruee n Oxjord, PII1'is et l.ondres, Paris, 1911-1927). Recienternente (1973), Rein er Hausscrr reprodujo las 130 laminas fuera de texto de otro rnanuscrito del siglo xm con servado en Viena : Bible moralisee, FIlk.l"imile-Amgllf,e i111 OriginlllFIJ171111t des Codex Vindobonensis 2 SS4 des osterreidiiscben Nnzionalbihliothck, Paris, Graz, 1973. Aun nuis importante es saber que esta Biblia Moralis (cuyo ejcmpl ar de Viena 2554 esta en france s) sirvio de proto i ~'
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de los heroes stendhalianos, del "nornbre" de Heracles reteniendo S{l[O un rasgo (miterna) del heroe griego: el dohle nacimiento -que efectivamente comparte con Teseo y con Cristo, como nuestro ami go 10 destaco- a su vez yo le reprocho 3 nuestro cornparatista el he cho de olvidar los otros rasgos herculeanos que no obstante yo ad vierto: el afrontamiento heroico (que Heracles comparte, 10 indico, con Teseo), y del que Heracles es un gran modelo; las predicciones y presagios del destine heroico: el nino hebe la leche de inmortalidad de Hera, el hebe estrangula las dos enormes serpientes que querian ahogarlo, el compafiero del heroe (al que consagro un parrafo) sera el fiel Iphicles que acornpafia al sernidios en muchos de sus trabajos y el segundo en la guerra de Troya : finalmente el rasgo tan insolito en Heracles del heroe afeminado y que hila a los pies de Omphalos, que Dumezil s-al que aqui retorno- relaciona con el tema indoeuropeo del oro y de la mujer fatal. 12 En efecto es Circe, Pentesilea, Bradamante... pero es uno de los rasgos constirutivos del mito de Heracles como de todo heroe stendhaliano: Lucien,Julien, Lamiel, Fabrice... POl' 10 tan to, no he cometido la "irnprudencia" que se me reprocha y, para para frasear, dire que no he "vista a Heracles pOI' todos lados, incluso cuando no se 10 nornbra". Doble nacimiento, predicci6n del destino heroico, estaruto patentado de perdonavidas de monstruos, doblaje pOI' medio de un cornpafiero 0 de una cornpafiera, peligro siernpre presente de la "omphalizacion"; sin duda aqui tenernos cinco rasgos (rniternas) que son comunes al nieto de Alcides y a la mayoria de los heroes stendha
tipo tanto a la celebre Bib/in Paupennn como al Speculum bmnanae saluationis, grandes corupilacioncs tipologicas del siglo XIV de las que conocemos mas de treinta manus critos (cf Lutz y P. Perdizet, Spew/lim hunmnae saluationis, Mulhouse, 1907, Y la edici6n tie la lliblia Paupennn pOl'H . Cornell, Estocolmo, 1925). Esos textos morali zadores no dejaron de ser edirados Yluego difundidos especial mente pOl' los domini cos, lucgo (lor los jesuitas (en el siglo XV1 pOl'Jean Leclerc, Pierre Eschrich, Hans Holbein..., en el siglo X'V11 pOl' C. de Passe, Sebastian Leclerc.] , Vischer... , en el sigl o X'VIU pOl' H. Picard, COli la celebre edici6n ilustruda de 1712 del prior de Sombreval), Hay que agregar a la cadena continua de estas notorias ediciones nurnerosas vulgari zaciones en los fasciculos y almanaques populares. De 1770 a 1830 se contabilizaron cuatrocientos folletos para el uso de la predicacion moral... Exponer que el fie! alum no de los jcsuitas Xavier de Maistre pudo proferir [a piidica expresion "sirvienta de Abraham" no carece de "seriedad" (sit) iY la ilustre y rica tradici6n de la Bib/ill Moralis no es absolutameute cI frnto de mi modesta irnaginacion ! 12. Vease G . Durnezil , 'lhrpei«, essai... , pp . 139 Y 55 . ; Lt'S Dieux drs lndo-Enropeens, Paris, Presses Universiraires de France, 1952 , pp. 96, 140,213 Yss.
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lianos. Ciertarnente que cada uno de esos rasgos no es eI propio de Heracles, pew el conjunto de esos cinco miternas esta "amafiado", cada uno de manera distinta de 10 que esta en Teseo, jason, Epirne teo. Brunei, a proposito de mi breve estudio sobre 13 obra de Xavier de Maistre, me reprocha ademas el hecho de evocar al rnito de Agar, "la sirvienta de Abraham", quien, notablemente, no aparece m,1S que en la ultima obra del saboyano, La joven siberiann. Ademas de que nuestro cornparatista admire que el "providencialismo" del que Maistre daba fe desde el Vinje alrededor de mi alcoba "encuentra un dia en la historia de Agar una ilustraci6n ejemplar", parece desde fiar los poderes y contrapoderes que definen la "latencia" de todo mito y olvida que Hagar en las lenguas serniticas signifies la "huidi za", la "fugitiva"... .. En fin, podriamos fundar "cientificamente" esta primacia de 10 verbal y de 10 epitetico sobre el nornbre, y mejor aiin sobre el nombrc propio, refiriendonos 3 los celebres trabajos de Theodule Ribot (Las enfermedades de la memoria, 1881)Y <1 los de su adversario Henri Berg son 0Hflteri(/'y memoria); sobre la afasia progresiva que sigue un or den invariable en la desaparicion de los vocables: el que se borra en primer lugar es el nornbre propio, y en ultimo solarnente los verbos y los "gestos verbales" que consriruyen las interjecciones. Los verbos y los "gestos verbales" son por 10 tanto el zocalo mas profunda de la significaci6n del lenguaje. La mitocrftica nos permite por esto hundir nuestra mirada en la mirada del texto hasta las ultimas confrontacio nes con la gesta de los heroes inmemorables y de los dioses. En otro estudio consagrado a los grandes novelistas Marcel Proust, William Faulkner, Thomas Mann, rnostre como toda gran creacion de pala bras, por el poder de la re-citacion 0 de la relecrura, tiende 3 elevar a sus heroes al estatuto de inmortalidad.!' EI parentesco de todo texto literario -oral 0 escrito- can el mito me parece pues evidente, y legf rima toda tentativa de mitocritica. Otro puma de vista con el que se pueden abordar los contenidos miticos del texto nos fue provisto en primer lugar por el psicoanalisis, luego por la psicologfa de las profundidades. £1 mismo Freud bien habia nota do que se podia tratar una obra de arte, un cuadro, un poe
13. Vcase G. Durand, "Le retour des immortels, structures et procedures de l'imrnortalisation dans le roman de Proust, de Thomas Mann er Faulkner", en Le 'Temps de Itl Rejlexion, Paris, Callimard, 1982, t. III.
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ta, un relato cualquiera, de la misrna manera como el relato del suefio
y el relato de los fantasmas. Recordamos las celebres paginas acerca del buitre descubierto en los cuadros de Leonardo da Vinci ... A partir de ahi, fructifico la interpretacion psicocrftica de toda ob ra de arte. A modo de ejernplo citare los trabajos de Charles Baudoin que se ubi can arrnoniosamente en las confluencias de las opciones -antagonis tas sobre muchos puntos- de Freud y de]ung. Se Ie debe un Psicoand lisis de Vietor Hugo y un Psicoandlisis del nrte que marcan un hito. H Dentro de la misma perspectiva, podernos citar el gran trabajo de Marie Bonaparte sobre Edgar Allan Poe, de Lafargue, d'Allendy sa bre Stephane Mallarrne, de Gilberte Aigrisse sabre Paul Valery y so bre Vincent Van Gogh ... Estas investigaciones fueron precisadas y sisternatizadas bajo el nombre de psicocritica en la destacada obra de Charles Mauron, en la que el titulo del trabajo mayor constituye todo un programa explicito: Metdforas obsesiuas del mito personal. II Cierta mente, he enredado el ernpleo del epiteto "personal" con respecto al mito: un mito es siernpre transpersonal y, en definitiva, transcultural y metalinguistico ya que, segun palabras de Levi-Strauss "es el dis curso que rnejor se traduce". En definitiva , ina es ni siquiera necesa rio "traducir" un mito! Pero Mauron nos da un buen bosquejo mero dol6gico: selecciona en un texto las imageries que, por su redundancia, son "obsesivas", e intenta justificar sus obsesiones a traves de la bio grafia, a traves de 10 que el denomina "el mito" (yo preferirfa: el com plejo) personal del autor, Este camino es muy interesante: es un esbo zo de metoda para colacionar las imagenes significativas, pero las ex plicaciones por medio de un "mito" personal, por medio de una suer te de reducci6n biografica 0 existenciaJ , nos dejan hambrientos, a mejor aiin no respond en a la perspicacia de nuestra mirada. Hay que dar un paso mas, 0 como dice lung en el famoso suefio que dio cuenta de su ruptura con Freud, hay que descender mas y mas al subsuelo de la psique." Es 10 que sin duda parece haber hecho un celebre autor espafiol, Miguel de Unamuno, en su Vida de Don Quijo te y de Sancho Panza (1905), treinta afios antes de la publica cion de El
14. Vease Ch. Baudouin, Psycbaualyse de Victor Hugo, Ginebra, Mont Blanc, [94.). 15. Vease C h. Mauron, Desmhflpbonl" obsedatttes 11/1 mvthe personnel. Introduction lr la psycboaitique, Paris ,] ose Corti , 1962. 16. Vease C.G.]ung, J/fl vic, somieuirs, rives et pensee..·, compopor Aniela j affe, Paris , Gallimard, 1962.
El imll.!!;il1flri" liternrio » Ius couceptos opcrarorios de III mitocritica
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el Occidente (1939) del suizo Denis de Rougemont, cuando nos muestra que el relate y sus heroes se desprenden de la biograffa de Cervantes y adquieren esa realidad autonorna que, en nuestros dias, George Steiner denomino magnfficarnente una "presencia real". Es ahi donde se puede constatar, con el apoyo de un texto, 10 que uno de los grandes filosofos del simbolo, Ernst Cassirer, habia denorninado la "pregnancia" sirnbolica . El personaje de novela, mitificado pOI' pro cedimientos que he serialado en ese articulo sobre el cual no deseo volver aqui, escapa a las soluciones egotistas de los psicoanalistas. Quiza porque todo "sentido", si es verdaderamente una "vista" de rni, es sobre todo una mirada fuera de mi, el llarnado de un "otro lado" mas real que el bicet nunc. Toda "representacion" -por no decir tivialmen te "pensarniento" humano-Io es en tanto que representacion de algo ". fuera de mf... Habiendo dado con Unamuno 0 Steiner este paso hacia delante, nos percatamos de que toda rnitocritica reposa sobre capas sernanticas mas implicantes que las lineas del texto propuesto. Toda mitocritica implica un mitoanalisis, un reconocimiento de una numi nosidad trascendente, al cual se anima timidamente la escrirura. Pero antes de incitar a cualquiera a leer entre Iineas en impruden tes interlineas, 0 en intertextos, volvamos a nuestro metodo de lectu ra de un texto, ya que 1£1 redundancia es 1£1 clave de toda interpreta cion mitologica, el indicio de todo procedimiento mitico. Es sin duda Claude Levi-Strauss qui en advirtio 1£1 cualidad esencial del mito, a saber, la redundancia. No siendo el sermo mythiClts ni un discurso de mostrativo, del tipo silogistico 0 hipotetico-deductivo, ni un relato narrative, una descripcion para mostrar el encadenamiento positivo de los hechos debe utilizar 1£1 persuasion por 1£1 acumulacion obsesiva de "paquetes", de "enjambres" 0 de "constelaciones" de imageries. A partir de ahi, mas alia del hilo obligatorio de todo dis-curso (1£1 dia cronia), esas redundancias, muy cercanas al espiriru musical de 1£1 va riacion, pueden ser reagrupadas en series sincronicas, que nos pro veen los "miternas", es decir, las mas pequefias unidades sernanticas sefialadas por redundancias. Esas unidades pueden ser acciones ex presadas por verbos: subir, luchar, veneer..., por situaciones "actan ciales": relaciones de parentesco, rapto, homicidio, incesto..., 0 in c1uso por objetos emblernaticos: caduceo, tridente, doble hacha, pa loma... Asi un mito se inscribe en un cuadro de doble entrada: una, horizontal, que sigue el hilo del discurso, la diacronicidad, y 1£1 otra, vertica 1, que apila las redundancias en cuatro 0 cinco columnas sin cronicas. Levi-Strauss aplico primero su formula a los mitos de los (/11llrry
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indios de Brasil (narnbikwara, hororo, entre otros), luego trato "a la americana" los mitos clasicos de Occidenre como Edipo 0 Parsifal." No obstante, el celebre etnologo, probahlemente influido pm el lin guista Roman Jakobson, se nego a constatar que esas eonexiones sin cronicas, transversales al relate binario y disimetrico (con un "antes" y un "despues"), instauraban a! menos una tercera manera de leer el relato, un "tercer-dare" seruautico que escapaba tanto a 13 dernostra cion como a la linealidad del relate descriptivo. Tarnbien es necesario tornar la precaucion -jes casi una profesion de fe!- de no creer que existe un texto "objetivo", Todo texto se halla sujeto a Ia interpreta cion y la interpretacion comienza a partir de la prirnera lecrura, aun la del autor, Aqui, la teorfa de la recepcion se juega a pleno. Y el problema de la eleccion del mitema esta vinculado a esa vaguedad, a esa libertad fundamental de toda interpretacion. Aquello que se Ie concede al rmisico "interprete", cpor que se 10 negarfamos allector, al "enrico" de una obra literaria? No hay que dejarse ernbaucar, ni por la susodicha precision del lexico, ni por las falsas seguridades de los estrucruralismos formalistas, emhriagados de un suefio de purifi cacion cientffica. La gran equivocacion de estos ulrimos esta en haber creido que un texto se adherfa a un hinarismo cornpletarnente socratico, que existia una verdad del texto opuesta a los errores, y que toda critica era "un juego de las perlas de cristal" -jconocemos la novela de Hermann Hessel- en donde todo funciona objetivarnente dentro de una trans parencia metodologica sin riesgos... En otro momento critique algo ferozrnente -y los remito a esa crftica-Ia interpretacion unidireccio nal que jakobson y Levi-Strauss hacfan del poema de Baudelaire "Los gatos"." Deberfan los linguistas tener mas humildad filologica para decidirse a ver en una palabra del lexico una apertura sernantica prac ticamente infinita ... Digamos, para abreviar, que el vocahlo "gato", e incluso el animal concreto al que el remite, no tiene la misma acepta cion en el antiguo Egipto -en donde se 10 diviniza- que en Europa a partir de las cruzadas (ya que antes, el animal "gato" no existe ..) y que en japon 0 incluso en China en donde, como 10 hemos sefialado, ad quiere un sentido todavia mucho mas peyorativo que en nuestra Edad
17. Vcase CI. Levi-Strauss, //mbropu/ogie st ructurale . 18. Veuse G. Durand, FigllrcslI~yt/;i1I1cSet l'isilges... , cap. III, "Lcs chats, les rats et les structuralistes".
FI imllghilirio titcrario y los WllCl'f!IIiS opcratnrn» tic III minuritic«
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Media ... Pero tam bien resulta vano lJuerer confiarse en un estudio esradistico -corno 10 habia inrentado Pierre C;uiraml con la Escuela de Groningue ell Holanda- pOl'que, finalmente, las desviaciones es taclisticas en el empleo de un vocable en una epoca y ell un autor dados no son ni siquiera significativas. Guiraud se desvelo pOl' mos trar pOl' ejernplo que la palabra "claridad" era en Valery mas frecuen te que en la literarura de su epoca, inventariada lexicologicamente pOl' Van del' Berge. Correcto, pero pueden existir tics de la epoca, modas pasajeras, como cuando en el siglo XVllI los autores franceses utilizan la palabra "llama" para decir "arnor", sin que exista una in tencion de subrayar el caracter elemental del fuego. La raiz pirotec nica de la palabra "llama" se apago, pOl' asi decirlo.., POI' In tanto, ni pOl' media de lin juego de estrucruras binarias ni par media de la referencia a un lexica estadisticamente e1egido, se Ilega a establecer la verdad iinica de una interpretacion canonica. "In terpretacion" siempre debe ponerse en plural, tanto para el pianista, para el actor, para el director, como para el modesto lector. La iinica regia que gobierna la eleccion de un "rnitema" es su redundancia en el texto, redundancia librada a la sutileza, 0 par asf decirlo a la inteli gencia del lector que tiene que saber arrnar las garnas de las rnetafo ras ." Redundancia garantizada tarnbien en su pertinencia por la refe rencia a un complejo grarnatical, y no solo poria reduccion a un nom bre propio, 0 incluso a un sustantivo "cormin" tal como un elemento bachelardiano. Siempre Ie he reprochado a mi buen maestro el haber elegido como base de su clasificacion imaginaria a los elementos bien elaborados, bien etnocentricos (China se refiere a cinco elementos...) de la fisica griega . Sin embargo, es evidente -sea solo pOl' los dos libros opuestos que Bachelard esta obligado a consagrar al elernento "tierra": La Tierra)' los ensueiios del repose y La Tierra)' las ensueiios de la vahmtfld- que el elernento, como el dios nornbrado, irnplica un com plejo contradictorio de significaciones. Insisto una vez mas sobre el referente real mente heuristico que debe partir del verbo, yen conse cuencia de su cortejo atributivo. Por 10 tanto, en la eleccion del mite rna importa antes que nada partir no de una palabra sino de un grupo de palabras 0 -10 que es 10 mismo- de un ernblema en donde esta condensado, resurnido, todo un fraseo significative. Bemos realizado dos verificaciones "cientfficas" de la legitimi
19. Veasc P. Ricecur, LII Metapbore vive, Paris, Seuil, 1975.
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dad bien fundada de este metodo "verbal" en la lectura de los mite mas . La prirnera se pudo hacer gracias ala confirrnacion experimen tal, pOI' el psicologo Yves Durand, de nuestros trabajos posteriores consagrados a las estructuras figurativas de 10 imaginario: los "en jambres" de imagenes se reunen de acuerdo can tres "intenciones" actanciales que gravitan alrededor cle tres arquetipos verbales. La segunda fue la experirnentacion de un "banco de datos", programa da pOl' el especialista en inforrnatica j.c P Dupont, y apJicable a todo simbolismo. jGigantesca empresa en la que se hubiera necesitado el aporte de los dolares arnericanos! Pero tal como existe, tal como ha sido experirnentada, muestra de manera notoria que el estableci mien to de un lexico de sfmbolos no se concibe sino apoyado sobre matrices verbales. Se sobreentiende que una parte de la eleccion subjetiva que inter viene en toda lectura sigue siendo un "residuo" de "ruidos", como dicen los especialistas en informatica, un residuo de sentidos desvia dos (no digo de "contrasentidos": esos sentidos invertidos tienen de recho de existencia en toda interpretacion) que no son sino la recom pensa de la polisemia de todo lexico, y que sobre todo no son mas que el precio de la interpretacion. Toda interpretacion posee el derecho a 10 que llarnamos equivocadamente "el error". Siempre irnplica un "riesgo"; necesariamente es arriesgada ya que es "rnetafora viva". Sin embargo este rnetodo es la indispensable introduccion a todo diagnostico de un mito, sea en un texto oral 0 en uno escrito, 10 que proporciona nuestra "mitocritica", sea en un contexto social 0 histo rico, 10 que proporciona, como veremos, el mitoanalisis, En Francia, el hogar incontestable de estos esrudios de mitocrftica es sin duda la Escuela de Grenoble, cuyo Centro de Investigacion sobre 10 Imaginario fue fundado en 1966 par iniciativa de tres profe sores, entre los que me cuento, y al que Ie siguio siete afios mas tarde el Laboratorio Multidisciplinario de Investigacion sobre el Irnagina rio Literario (LAPRIL) en la Universidad de Bordeaux III, que edita el boletin de investigacion Eidolon bajo la direccion del especialista en el siglo XVI Cl.-G. Dubois. Luego vino el Centro de Lecturas Imagina rias que dirige en la Universidad d'Angers Georges Cesbron, y que edita desde hace veinte afios los Cuadernos de Investigaciones sabre lo Imaginario, seguido pOI' el Equipo Multidisciplinario de Investiga cion sobre el Imaginario de los Latinos (EPRIL) que impulsa en la Universidad de Perpignan el larinista joel Thomas, y tarnbien el GRIM, Grupo de Investigacion sobre 10 Imaginario y el Mi to, impulsado pOl'
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Alain Verjat-Massmann en Barcelona... Seguidos ademas en Brasil pOl' nuestros ceutros y "nucleos" de investigacion sobre 10 imaginario de Sao Paulo, Rio de janeiro, Brasilia, Recife -este ultimo impulsado desde hace diecisiere afios pOl' Daniele Rocha-Pitta-. Seguido... Se guido: de hecho, habria que nombrar los 43 centros de investigacion que hemos reunido en 1982 en las estructuras de un Agrupamiento de Investigaciones Coordenadas (GRECO) en el CNRS frances... que "cubre" los cinco continentes de Sydney a Seiil, de Brazzaville a Lu blin, de Montreal a Recife, de Lisboa a Tunez... Si insisto un poco sabre esta "difusi6n", ino es por reivindicar la paternidadl A lo sumo para ubicarme entre los iniciadores al lado del extrafiado Leon Cellier, con mi trabajo de 1960 sobre El escenario mitico de "La cartuja de Parma" y para destacar el rol pionero y capital de la Escuela de Grenoble que, con los trabajos editados (por no citar mas que el departamento concerniente a las mitocrfticas literarias y sus ochenta tesis sostenidas, de las cuales veinticinco son de doctora do, desde 1972 ...), con los trabajos pues de Simone Vierne (julio Ver ne, 1972), de Jean Perrin (Shelley, 1973), de Chantal Robin (Proust, 1977), de Paul Mathias (Baudelaire, 1977), de Aurore Frasson-Marin (Calvi no, 1983), de Daniele Chauvin (Blake, 1981)y aquellos en donde ya se perfila un mitoanalisis, de G. Bosetti (la novel a italiana del siglo xx, 1981), de A. Rocher (la mitologfa japonesa, 1989), de J. Marigny (la literarura anglosajona, 1983), de Arlette y R. Chemain (la novela africana, 1973), investigadores calificados a los que se unieron al poco tiempo Philippe Walter (imaginario medieval) y Andre Siganos (bes tiario del imaginario). Ciertamente, el Centro de Grenoble es multi discipljnario y sus trabajos desbordan una estricta mirocritica: nos parecio no obstante oportuno insistir sobre su importancia en el pa norama actual de las "nuevas crfticas". Si volvernos nuevamente al metoda propiamente dicho de la mi tocrftica, a sus procedimientos de lectura "a la americana" de un tex to , hay que agregar una reflexi6n sobre una suerte de "grandeza rela tiva" de la muestra . Ya nos hemos topado con este concepto de "gran deza relativa" en Abraham Moles, pero de alguna manera aplicado a dimensiones geograficas y sociales. Aqui, hay que aplicarlo a la longi tud mas 0 menos extensa de la muestra: esto va desde el simple titulo que el autor le da hasta la obra cornpleta de un escritor. Ciertarnente, el titulo no puede tener mas que un parentesco lejano con el mito fundador del poema 0 de la novela. En StendhaJ, el titulo significa poco 0 a veces significa mal: Armance, Rojo y negro, La cartuja de Par
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tnn, mientras que en orros significa mucho y repite un miterna ohse sivo. Por ejemplo, en un autor del siglo xvin como Xavier de Mais tre, todos los tirulos de sus pequerias novelas V nouvelles son claustro filos : indican una eleccion de cornportnrniento -a IJ que yo llarnaria "rni stica" en nuestra jerga de antropologo- que privilegi a 10 que esta cercado, cerrado . Vinje alrededor de 1I1i alcobn, seguido de cerca por Expedicion alrededor de mi alcoba, que plantea un lindo oximoron entre la alcoba cerrada y denorninacion es de gran arnplirud como "viaje " 0 "expedicion", son retornados por los otros titulos de la ohra: Los pri S;011eI"OS del Cducaso, El leproso de In ciudad de Aosta, evocan ambos 1a obsesion de la prision 0 del enclaustrarniento del leproso. Habra que esperar la ultima obra que es Lajo uen siberiana para que se resuelva esta obsesion gracias a la cita biblica de Agar "la fug itiva" encarnada aquf por la herofna Prascovie, figura de la "realizaci6n" del viernes santo (Paraskeua en ruso). Asimismo, en Baudelaire, el tftulo indica a menudo, y resume, la intencion sernantica de la totalidad del poe rna ... jPero, una vez mas, insisto en que hay que desconfiar a pesar de todos los nombres propios! A menudo, incluso en un gran escritor, el nombre propio esta tornado en un faJso sentido real (es decir, en don de e1 autor se equivoca jsin prerneditacionl): ya me entreruve antes denunciando a Baudelaire y a su "EI tirso", asf como a Proust y a Nietzsche. Apenas pasamos a "grandezas relativas" intrinsecas pero mas am plias, cae de maduro que la redaccion de una novela -sobre todo cuando es repetitiva y preparada por muchos bosquejos como La cartuja de Paf"Jl1a- trae aparejado necesariamente el hecho de que el autor se ha impregnado de, y ha impregnado, una atmosfera de la epoca menos puntual que un soneto 0 incluso SlJ simple titulo. La obra de un autor es sin duda "de su tiempo" pero, sobre todo, "es su tiernpo". Insensiblernenre, nos deslizamos de una mitocritica lirnita da hacia un mitoanalisis . . . Para no retornar por ejemplo Ja obra de Stendhal que, por cierto, "refleja" su tiempo, como 10 m ostro profusarnente Maurice Bardeche," pero que es sobre todo fundadora de su tiempo, que es de alguna manera In asuncion de su tiernpo, tornare como ejemplo aquel a quien Victor Hugo consagro todo un libro: William Shakespeare. Y si no se Ie teme a cierta cornplejidad, quiero mostrar como Shakespeare "fun
20. Vease M. Bardeche, Stendha! nnunncier, La Teblc Ronde, 1947.
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· I ,,, Sll nernpo to - "I 0 que perrnanece, i Ios poetas l0 funclan !"-, pero asimismo como Hugo, iniciador de la mitocritica, por una falta de metodo, jfalto a ese tiempo! 1',1 he sefialado como el gran poeta frances advertia en Shakespea " - II t Ie una "I(0 bl e accion " que atraviesa . re ese hec h0 muy extrano eI drama y que 10 refleja en pequefio ... ", "un drama menor que copia y se codea con el drama principal, la accion que conlleva su capricho, una accion mas pequefia, su sernejante. ..''. Muy bien, eso es descubrir la maquinaria redundante del miterna. Sin embargo, Hugo no extre ma su ventaja y concluye: "Es segurarnente un hecho muy extrafio", arriesgandose como maximo a ver en esta "extrafieza" "el espiriru del siglo )(\'1" que es un "espejo" ya que "e1 Renacirniento" (jsic') siernpre hace "reflejar el Antiguo Testamento por el Nuevo". Ciertamente, todos los especialistas del harroco han puesw en relieve 10 que CI.G. Dubois llama "la fuucion del espejo" que acnia de lIeno en el "rnanie rismo"." Esta funcion, sin embargo, no se limita, como 10 hace Hugo, a una llana mimesis, a una "manera", sino que remite tarnbien a una mania -junto a la hiperbole, a la anuresis, a las hipertrofias del yo, incluso del supery6-. Y Hugo pasa al lado de las virrudes de la sincro nicidad cuando cita para ilustrar "los habitos de ese gran arte profun do del sigJo xvr...", la redundancia de tres crist6foros: san Cristobal, se sobreentiende, la Virgen encinta "que es un cristoforo", y la Cruz... agregando llanarnente: "Idea duplicada, idea triplicada, era el sello del siglo A'VI ... ", sin sospechar que esta cristoforfa signifies mucho mas que un juego de espejos que, despues de todo, sefiala simple men te, y en todo memento, la virtud redundance del mito. La Virgen encinta, la Cruz, Cristobal el barquero, mas alia la humilde imitntio Christi del medioevo, son una exaltacion del hurnanismo que "lleva Dios" en el su fr im ie n to como en toda criatura. AI lado del Renaci rniento y luego del barroco que refleja a la Antigiiedad, luego refle jandose el mismo en el rnanierismo, existe sin duda una mania, una exaltacion apasionada, henchida de todas las hiperboles, de todas las hipertrofias del yo y de esos superyos que constiruyen El principe a la Ciudad... Shakespeare no duplica solarnente a Hamlet en Laertes, a Lear en Glocester, a Cornelia en Edgar... sino que adernas, a traves de Desdemona, Julieta, Ofelia, Lucrecia, Tisbe, es el cbnntrc de un
21. Vease Cl.G. Dubois, Lc BII1"01"(, Iff prllfondem' de l'apparence, Parfs, Larousse, 197.3; l.e Alnlliil'if7l/e, Paris, Pre sses Universitaires de France, 1979.
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mito obsesivo de multiples nornbres, el de " prirn avera sacrificada", de est a Prinutr era qu e anta fio pintaba Boti celli, y que su cumbe en ese " so rn hrio y perverso siglo XVI " , como afirrn a Hugo. Aqui es pues la obra la que funda su sig\o, pero tambi en es 1<1 que da testimonio de ese siglo. Hubierarnos podido elegir, con Gilbert Bosetti , otro siglo y las obras que 10 fundan: el Ventennio nero de Itali a en donde se ve e l mito de la infanci a (y todos sus atri bu ros), ma s alla de los C apul etos y los Mo n tes cos del siglo XX, correr c omo un hilo rosado que unifies toda s las esperanza s contradi ctorias de un tiernpo ... No obstante nos da rn os cu enta a partir de ahora de qu e, cuando "la grandeza rel ativ e" de una obra lIega a coincidir can Ia longitud temporal de un siglo, hay que cambi al' una mitocritica par un mitoa nalisis. Es 10 que intentarernos hacer en el siguiente capitulo.
CA PiTULO VII
E1 mitoanalisis: hacia una mitodo1ogfa
Hemos visto, en los iiltirnos parrafos del capitulo precedente, que cuando la "grandeza relativa" de una obra lIegaba a coincidir, si bien no can el siglo, al menos can una "cuenca sernantica", habia que des lizarse de una mitocritica a un mitoanalisis. Este deslizamiento es en principio muy simple: eonsiste en aplicar los metodos que hemos ela borado para el analisis de un texto a un campo mas amplio, el de las practices sociales, el de las instituciones, el de los monumenros e in c1uso el de los documentos. Dicho de otro modo, pasar del texto lite rario a todos los contextos que 10 bafian. Yes ahi en donde empiezan las complicaciones. jComplejo y extrafio terreno el de la sociologfa! Complejo, 10he mos visto, porque toda "sociedad" descansa sobre tensiones sisterni cas; extrafio porque un "sistema" esta abierto a una cierta alteridad, a una cierta "contradietorialidad". La sociologfa es un poco como esas novelas policiales en donde hay un homicidio ipero no se encuentra a la victima! Como 10 sefiala Balandier,' en sociologfa eJ "tema" nunca esta dado objetivamente: s610 el proyecto -eterno imaginante- es el tema de la sociologfa . EI sociologo habla mucho -ja veees demasia do!- en "ocasion" de 10 social, pero nunca lIega a circunscribir el "cuer po del delito", como se denornina en terrninos policiales, que aquf es el "cuerpo social". La escala, la "grandeza relativa", toea de lIeno so bre el teclado del soei6logo. Como ya 10 sefialaba con graeia Levi Strauss, la Ilegada de un nino al "cuerpo social" de una famil ia mo-
I, Vease G. Balandier, Antbropo-logjques, Paris, Presses Universiraires de France, 1974; Sens et Puissance, Paris, Presses Universiraires de France, 1971; G. Durand, "Une reponse a la Sociologic fraucai se", en NL Maffesoli (dir.), Sociologie des turlntlenccs, Paris, Berg, 1985. [ 171 ]
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desta crea un camhio mas considerable que el aurnenro de centenas de miles de inclividuos en el "cuerpo social" de un vasto imperio. Y Georges Balandier, discipulo de Georges Gurvitch, fue el gran ex plorador de esos encajes de "cuerpos sociales" dentro de otros cuer pos sociales mas vasros, de esas "sociedades nido". Hay veces en (Jue el objeto de la sociologfa se presents como una vasta coleccion de significanres, como la cuasitotalidad de los significanres que caen hajo la observacion del sociologo en un "instante" dado -pero enronces podernos preguntarnos en donde esta el significado si todo es signifi cante ...-. Es 10 que puede llegar a ocurrirle al etnologo -iY al arqueo logo!- que, en el campo, recoge absolutarnente todo 10 que encuen tra: utensilios, tiestos, graffiti, palabras y cosas multiples, sintaxis, ali mentos, etc. Pero entonces las signifieaciones se pierden, mas aun cuando se cruzan y se contradicen, y se puede decir que el ernologo "pierde ahi su latin", jO su rupi-guarani! 0 bien tenemos entonces una siruacion radicalmente inversa: ya no se tienen mas objetos loca lizables, catalogables, identificables -como en eJ casu de esos indige nas que esrudio Levi-Strauss y que niegan que su sociedad este cons rruida material mente sobre un plano diarnetral que, sin embargo, iper fora los ojos del observador!- y corrernos tras un referente huidizo, desencarnado, "invisible" segiin el bello titulo de Jean Servier.' £1 desaforrunado sociologo se encuentra as! arrinconado entre una ple tora de signos que por su abundancia se tornaron insignificantes, iY el desplorne de un Invisible que escapa a toda figuraci(')n! De ahi enton ces dos especies extrernas de sociologfas: las que coleccionan 10 "rni nusculo",' 10 in-significante, y las mas cornunes que reabsorben 10 invisible dentro de las tablas de la ley sociologies sin rosrro y sin voz. De un lado el politeismo hormigueante de los valores, del otro el monoteisrno perentorio del merodo. Y bien, es este campo doblernente paradojico, ya que no solo hay "paradoja del monotefsmo"" sino que tarnbien hay paradoja de las in significancias, "en 10 profundo de las apariencias",' que el mitoanali
2. Vcnsc ] . Servier, Llllomme ct /'illririNe y l.es Tecbniqnesde l'inuisihle.
3. Vease lv!. Maffesoli, LI/ Conquiti dn present, POIII' [me.rociologie de In nie quotidienne, Paris, Presses Universiraires de France, 1979.
4. Vease H . Corbin, Le Paradoxe d71 unmotbiisme, S. F.ste es el titul o de un libro de AI. ,\ h ffcsoJi, I l lIX crcnx desappnrmces, Paris. Pion, \990.
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sis debe investigar, Si nos rernitirnos a los ternas que hernos adelanta do, relatives ala "topica" sociocultural ya hl dinarnica de las "cuencas seuuinticas", constatarnos que, en el horizonte de esos dos rnetodos de acercarniento, el "Ingar cornun" es el mito. Uno y otro no tratan mas que de la "explosion" de un rnito y de su usc> hasta su desgaste. Roger Bastide" habia presentido que el fundarnenro de todo recorri do sociologico era el imaginario, Y habia podido verificar ese presen timiento en el Brasil "de todos los santos" en donde la mezcla y la friccion de culruras multiples permiten precisarnente poneI' en relie ve 10 que significa -10 que "permanece"- en la conciencia mestiza del brasilefio, i10 cual es realrnente in-significante! jSin embargo, 10 que significa es muy a menudo aquello que, a prirnera vista, se tornaba como in-significante! Irreernplazable laborarorio brasilefio en don de, sobre un fondo arnerindio, ise encuentran los valores culrurales de Europa y los de Africa! Sin duda es aqui, mas que en ningun otro lado, en donde se puede aprehender como 10 invisible adquiere ros tro y llega a "montar" la vida m3S cotidiana, sin duda es aquf en donde se puede constatar la realidad pregnante del mito iY entrever los ho rizontes de una mitodologfa! Mientras que la mayoria de las civiliza ciones "aculrurales" han vivido, y aun viven con dificultad "la arnbi giiedad"7 que resulta de las confrontaciones de culrura, I1egando a plantearse hasta tensiones destructivas -como sucedio en America del Norte-, el mestizaje brasilefio perrnitio en efecto extraer la quintaesen cia de 1<"1 confrontacion: al aporte indio, y sobre todo el africano, se rnezclo el suplemento europeo: imaginario catolico, filosoffa com tis ta, espiritismo de Allan Kardec... Es esa mezcla la que perrnitio poneI' en evidencia los rostros de 10 Invisible -Servier diria las "tecnicas"- a traves de las trivialidades y las "insignificancias" de 10 cotidiano. jY esta "vida" brasilefia nos perrnite, mas que cualquier otra -incluso mas que las de grandes culruras, como las asiaticas (India, China, Ja pon, Corea ...) que se acercaron a esta "inculturacion"- comprender 10 que es la rnixrura constirutiva del mito y el interes antropologico de un mitoanalisis. Sin lIegar a ese terreno ejemplar que constiruye Brasil, contente monos con retener aqui que el mitoanalisis, construyendo una irna
6. Vease R. Basride, "0 espriti smo, psicannlise e sociologin", en 0 Estado, Sao PllU!O, 6 de ahril de IIN7 ; "Sociologic et psychanalyse", ell C[S, N° 2,1947.
7. Vease G. Balnndier, Afrique nmbiglli:', Paris, Pion, 1957.
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gen de ese objeto ambiguo y paradojico que es [0 "social", necesita estar bien arrnado de una experiencia de vida que, como ya 10 reivin dicaba Descartes, vio " rnuc ha gente y curses diterentes "; de una ex periencia que confronto much as lenguas, muchas costumbres distin tas y que reflexiono -cno ubicaba Comte a la sociologfa en la cima de la pirarnide de los saberes?- desde la cuna a la edad madura, e incluso en la "tercera edad", acerca de los imaginarios, acerca de las cuencas sernanticas, acerca de epistemes diferenres. .. Se necesita toda esta ma durez de conocimiento para abordar este amplio comparatismo que constituye el mitoanalisis, puesto que esta construido de unos treinta a cuarenta afios de acercamientos prudentes, de reflexiones, tam bien de tanteos... En una primera parte, quisiera simplemente indicar como pudo efectuarse el "deslizamiento" de la mitocritica a un miroanalisis. En la segunda parte mostrare como, a partir de que la reflexion sociolo gica interviene, cuando se deja el terreno tan seguro del texto para abandonarse a los vientos peligrosos de los contextos, no por eso se dejan de advertir micleos miticos 0 simplemente sirnbolicos que son significativos de una sociedad en un momenta dado de su devenir. Deslizarse de una mitocrftica a estudios mas contextuales, a cons tataciones mas sociales; es naturalmente en este crisol en donde tra baja la Escuela de Grenoble, lugar don de -ipor primera vez en Fran cia, y de manera duradera desde hace mas de veinticinco afios!- se efecruo una multidisciplinariedad armoniosa y heuristica. Leon Ce llier," por ejemplo -uno de los padres fundadores de esa escuela- se deslizaba gradual mente desde consideraciones puramente literarias, "textuales", 0 en rigor biograficarnente bien circunscriptas, hacia una amplificaci6n a todo eJ romanticismo frances de los "rasgos" (ahora dirfamos "mitemas") observados en Lamartine, Hugo, Soumet, Ba llanche. En esta obra fundadora esbozaba un verdadero mitoanalisis del romanticismo. En el horizonte mitico de todas estas derivaciones biograficas y circunstanciales se elevaba en efecto el gran mito escan dido por los mitemas de la caida, de la prueba de la re-surreccion, de la redencion. Aun mas explicitas de ese "deslizamiento" resultan las tesis magis trales de los italianistas de Grenoble, dirigidos por Michel David -el
8. L. Cellie r, L'Epopie Innnanitaire etlcs grnndl" mythesromantiqttes, Paris, SEDES, 197 L.
Fl ntitnaunlisis: bacia 1I1II/1IIiIOdoloWi/
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erninente autor de EI psicoandlisis en la cultnra itnlinnn.' cuyo titulo mismo es un progr;JIna de multidisciplinariedad-, tesis cuyas edicio nes tuve el honor de prologar, Yen primer lugar el monumental tra bajo de tres mil paginas de Gilbert Bosetti'" que se resume, en tres cientas setenta pagin;Js, en el libro El mito de la infanci« en la nove/a italiana contempordnea y donde estan publicados "los dos libros (II y IV) que presentaban el mayor in teres interdisciplinario", Par la am plitud "exhaustiva" (ciento sesenta y tres autores italianos esrudia dos), por la vasta duracion explorada, que va desde el rornanticismo hasta nuestra conternporaneidad de los arias del Ventennio nero, "el espiritu abierto" a Ia multidisciplinariedad de Bosetti encontro natu ralmente 10 que Pareto denominara las "derivaciones" y los "resi duos" del mito esrudiado, Yen primer lugar el autor examina el pri mero que aparece de esos "contextos" socioanaliticos: "El arnbiente definido por el bergsonismo al igual que por el freudismo, la herencia completarnente nueva de Piaget, de E!lenkey y de Maria Montes sori". Pero tambien la herencia europea inmediata del mito de la in fancia en George Sand, Charles Dickens, Pierre Loti, Anatole Fran ce y Antoine de Saint-Exupery, Se impone pues una primera consta tacion mitoanalitica: y es que en Italia, el "rnito de la infancia" esta como atrasado con respecto a sus emergencias europeas. Este "atra so" en la explicitacion revel a en Italia la presencia laterite del mito del "Nino rey" en la patria de los puppi y de los corales de nifios ... 0 de los castrados. A este juego de escondite entre una imagen de la infancia angelica, con el catolicismo como tutor, y una "explosion" del mito del "Nino rey", compensando por aSI decirlo la discrecion de las la tencias, se agrega en Italia el fenorneno triplemente historico de la "carencia de padres" signado por el "agujero negro" de la Gran Gue rra, el flujo creciente de los emigrantes paternos y finalmente la cap tacion politica en manos del Duce de las virtudes paternales. Se so breentiende que esta carencia esta compensada por el culto exorbi tante de la madre -Ia famosa mamma italiana- que puede !legar hasta la terrorffica madre castradora 0 abusiva... Con notable maestria, Bosetti muestra como esta "version moder na de la edad de oro" que es el mito de la infancia adquiere en Italia
9. iVI. David , La psicoanalise mila cttltnra italinna, Turin, Boringhicri, 1966; Letteratu epsicoannlisi, i\lihin, Mursia, 1967.
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10. G. Bosetti, ob . cit.
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un acento patetico, cornpromerido como esta con las "confluencias" historicas que concilian los contrarios: "La hreve infancia y la eterna infancia ... irnperecedera por ser desde ahora nuis iejana e inaccesi ble". Siruacion "patetica", a nuestro entender, puesto que de ese shock entre la experiencia de la eternidad, de la prehistoria y la desgarrante nostalgia del no-retorno, "de ]0 que nunca mas se repetini", emerge quiza "la explicacion" (preferirfa decir la "cornprension") de esta "edad de oro" -que, no 10 olvidemos, fue en tierra italiana la edad de Sarur no y, de ese jefe, la edad del Imperio "modele" de Octavia Augus to-, de esa edad de oro que, en nosotros, y can mas fuerza aun en el alma italiana, permanece como un lamento para siernpre "rnelancoli co", 1\ pero tarnhien como un recuerdo lacerante de una experiencia de la satisfaccion de todos nuestros deseos... Asi la "rnitocritica" de unos ciento sesenta y tres autores contern poraneos conduce -gracias a la apertura multidisciplinaria y a las muchas capacidades de un investigador- a un rnitoanalisis de una cul tura precisa en un tiernpo media preciso -1920-196S, jalrededor de medio siglo tan rico en acontecimientosl- y pone en relieve de mane ra evidente, a la vez, los "residues" que sefialan la perennidad de un mito y las "derivaciones" sociohistoricas que despliegan todas sus ri quezas, las significancias mas 0 menos latentcs. Otro buen ejemplo de este "deslizarnienro" es el trabajo definiti YO, ipar desgracia! -debia aparecer impreso un afio despues de la muerte de Italo Calvino- que Aurore Frasson-Marin consagraba al gran novelista italiano.!' Por cierto que la investigacion adquir ia aquf nuevarnerite un acento mas "mitocrftico" pOt'que se ocupaba de 1a obra de un solo novelista. Se aproxima a 10 que yo habia hecho veinte afios antes dedicandome a la obra de Stendhal. .. Pero, en nuestra joven colega, con una dimension suplernentaria, si puedo asi decirlo, un plus que me "llarnaba at orden", al orden de una no cion que era sin embargo mia -Ia de "trayecto antropologico"-, de la que quiza habia descuidado demasiaclo una "punta", en los afios 50, tomando como excusa la que se daban como programa los es tructuralistas de la epoca: atravesar con una espada esquizornorfa e1 historicismo ... Aurore Frasson-Marin justifica su posicion ideol6gi
11. Sohre eI tema de 1.1 " melancolia" suturniana, vease R. Klibansky, E. Panofsky y F. Saxe, Sntnrne et t« mclancnl]«, Paris, Callimard, 1989,
12, Vease A. Frasson-Marin, ltnlo Caluino et /'l7l1ngillnil'c, Cincbra-Paris, Slatkine,
1986.
[,:1UlifO'I//,ili.,·i...: !t'h'i'l 111111 1fIillJIl"logi"
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ca y h euristi ca - co mo se en cu entra al m ovimiento c
U . M. Bard eche , ob. cit.
17X
II\:TRODl'(TI<'),\; ,\ 1..\ ,\IITOUOLO(;i,\. ,\ I IT OS Y SOCl EU,\UES
mente, i10 que fue el irnpulso epico de Fabrice del Dongo 0 de Henry Brulard! EI segundo grupo de obras, el segundo segmento de 1<1 trayectoria, son esas "nouvelles cosmicas" del escritor italiano en donde el imagi nario bascula en el "regimen noctumo" pero en su aspecto de "es tructuras sinteticas" que en esos textos tipifica la imagen de la luna dentro de una logica de la coincidentia oppositorum, la de la "caida sus pendida", de "la ascension invertida", que abandona "el tiempo dra matico del regimen diurno" por un tiempo cfclico en tanto que "hi potiposis del pasado como del futuro". En el afuera de los afios 60 existe, en efecto -como el mismo Calvino 10 afirrna-, "caida de la tension histories". En 1959, despues del drama hungaro, Calvino abandon a el Partido Comunisra... y para el -como para much os de sus conternporaneos, entre ellos yo mismo y... [Aurorel-vse impone el tiempo de la duda. Es tam bien el tiempo en el que el autor deja -rnomentanearnente- Roma 0 Milan por Paris. El tercer grupo, que la analista denornina "las obras del imaginario espacializado" (La Citt« inoisibile, 1972, II castello dei destini incrociati, 1973), vuelve a traer las esrructuras esquizomorfas, ricas en irnagenes polernicas, en donde la ciudad se opone al palacio, en donde el castillo se opone al bosque... Y por sobre todo desaparecen las problernaticas historicas: "el exceso de espacializacion" ofrece al lector "el velo tran quilizador de la intemporalidad" y del distanciamiento. Sucede que el novelista -jcomo quiza su joven critical- vio el relajamiento de la ten sion de 10 inmediato en la posguerra, el derrumbamiento de los encua dres ideologicos, el pulular de problemas que plantean las secuelas de la "revolucion industrial", que necesitan que se "retome las riendas" (que en este caso es un "ponerse manos ala obra") de un estallido ilimi tado prefiado de una anarqufa ilirnitada ... Como 10 advierte Aurore Frasson-Marin: "La tension historica dio lugar a una tension cultural; esto es, al unico compromise para un escritor de hoy dia ...". cNo era ya la "trayectoria", a comienzos del siglo xx, de un escritor ala busqueda del tiempo perdido? Pero, podemos agregar, con un "afuera" menos to cante, la edificacion de un "estilo", sea siguiendo las huellas de John Ruskin 0, en el caso de nuestro novelista conternporaneo, las de Algir das Greimas 0 del Oulipo, 0 las del "retire" parisiense... Finalmente, cuarto y supremo "grupo": la "novela de las diez nove las": Se una notte d'inuerno 1/11 viaggintore... (1979). Es la epoca del "re torno" a Roma para el novelista, es la epoca de su gran actividad perio distica. La mitocrftica advirtio tempranamente estructuras irnaginarias
F.llIIifOl/llrilisi.\": baci« 1I11f1l11ifodningin
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que hasta aquf permanecieron discretas: las estructuras "misticas". Los personajes ferneninos ocupan en esta novela un lugar inhabirual para el autor, pem no obstante sin sacrificar al "rnisticismo" -ranto vela en la creatividad de nuestro escritor la vigilante desconfianza de las image nes heroicas de antafio...-. Ningun "abandono" a la mujer, al nocturno o al laberinto. Situaci6n "erotica" en el sentido de que el abandono esta controlado y "se convierte en el instrumento ideal de conocirniento". La "trayectoria", el "disefio" mismo, se transforma en "dibujo" que delimits todos los contornos de la obra. Esta lectura tan pertinente de Calvino se concluye con una profesi6n de fe "mirica": "En nuesrra epoca, la obra de arte se ha tornado absolutarnente indispensable, sustituyendo a los otros valores, cfvicos, sociales y politicos, que durante mucho tiern po fueron autoridad en el mundo de la culrura ...". Pero es notable que Frasson-Marin recurre, para conduir su estudio sobre esta obra "de anarqufa dominada", a una cita de uno de mis libros" -subrirulado pro videncialmente "de la mitocritica al mitoandlisis"- en donde yo mis mo, para ilusrrar ese "retorno de Hermes" en nuestra modernidad, uti lizaba el estudio magistral ace rca de Andre Gide que habia hecho Ro ger Bastide... Como si todos estuvierarnos obsesionados de manera lu minosa: Calvino, Bastide, Gide -jagreguemos a Proust!-, Aurore Fras son-Marin y yo mismo, por ese "disefio" que, a traves de un Narciso "retornado" (jcomo se dice en las novelas de espionajel), es decir, no contentandose con reflejar su imagen sino "reflejando la ley de su re flejo", conduce muy naturalrnente en la segunda rnitad del siglo x:x de Prometeo a Hermes... Esta notable convergencia que sacamos ala luz a traves del estudio de la obra de Calvino, esta concepcion del mitoanalisis de un siglo por la mitocrftica de un autor, pone realmente en evidencia la consangui nidad de los metodos de la mitocrftica literaria y del mitoanalisis mas sociologico, Ciertarnente, se podria concluir insistiendo en esta "con fluencia" que surge en todos los autores del siglo xx, yen los crfticos que irnplican, sobre la toma de conciencia de un "mito herrnesiano" cada vez mas pregnante y que coincide can la emergencia -a partir de los afios SOJi de las reflexiones sabre 10 imaginario en general... Contentemonos en esta exposici6n can detenernos simple-
14. G. Durand, Figures myrbiques et visnge..-: ..
15. Vcanse Annates d« colloqne de eeri.IY de 19CJ 1, "A partir de l'ceuvre de G. Durand", e/p.
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mente en el advenimiento del mitoarnilisis. AJ respecto hay un monu mental trabajo que, a la vez, responde a nuestra interrogucion sohre "por que el herrnetismo en la segundo mitad del siglo xx", y es sobre todo ejemplar por la arnplitud de la cosccha de obras que alrnacena en el andar plenario del mitoanalisis, Es la gran tesis de setecicntas pagi nas de Francoise Bonardel, Pbilusopbic: de l'Alcbhnie... ,II, subtirulada de un modo explicito y adecuado par<1 nuestro tema : Gran obmy nioderni dad. Partiendo deliberadarnente del rnitoanalisis de nuestro tiernpo y constatando el mal profundo de nuestra epoca faustica y prometeica "cansada de sus guias", "des-ocupada", desencantada, el autor colec ciona todos los signos de un radical cambio de mito, no s610 en los restauradores explicitos de corrientes ocultas como 1\1ircea Eliade, Henry Corbin, Carl lung, Gaston Bachelard, Rene Guenon 0 Rene Daurna!... sino tarnbien en Richard Wagner, Friedrich Nietzsche, An tonin Artaud -al que Bonardel consagro un esrudio cornpleto,!' Roger Caillois, Thomas Mann, Bousquet, Martin Heidegger, Yves Bonne foy, Rene Char, Rainer Maria Rilke ... Todos fueron inspirados en su profunda intenci6n por un consenso mitico y pregnante que no es sino el antiguo -jqUiZ3 inmemorial!- mito constitutive de la "busque da" alquirnica. Los famosos colores ernblematicos que trazan el dise no de la obra, nigredo, albedo, rubedo, son tantos miternas principales que definen a la alquirnia como un recorrido iniciatico concreto. Si seguimos a Bonardel en su rico analisis, nos darnos cuenta de que en todos estos autores enurnerados que constiruyen nuestra modernidad -jlL1meSe posmoderna!- existe una "inruicion filosofal" (es decir, se gUn Corbin, una trascendencia del imaginar) que sostiene grandes irna genes y desmicnte las pesadas herencias concepruales. Como acabarnos de verlo, el mitoanalisis puede aSI proceder de dos maneras: sea prolongando naturalrnente la mitocritica, y esta via es la que mas bien siguen los literates forrnados en analisis de textos, sea -yes la via filos6fica- partiendo de las secuencias y de los miternas de un mito bien establecido y leyendo las resonancias en tal sociedad o en t<11 memento historico. Sin perder nunca de vista, sin embargo, que toda soeiedad esta modelada por una topica sisternica y que el alma de un grupo (pueblo, etnia, nacion 0 tribu ...) es siempre mas 0 menos "atigrada".
16. Vease F Bonardcl , 01,. cit. 17. Vcase F. Bonardcl, Artmu!
011
Injidf/iff nl'injiui, Paris, Galland, 1987.
Fl rmman.ilisi«: bacin lillil lIIifOt!olog;ti
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Es
18. Vease LP Sironneau, ob, cit. 19. Tocl os los libros de Cl. Dubois son de consulra, sea solo par sus exhausrivas y competcntes hibliog-rafias, pem mu~r especialmente Le Jli177ib-;,I'lIle, 1.11 Conception de Fbistoire CII P1IIilfl'11II X17e. siccle, L'11Ift/gil/ilin' de Iii RCi771l1iJ,I'llI/ce, Paris, Presses Uni vcr sit.iircs de France, J 9R5; l.c Baroque, III projondem:de I'lIpPIl1"('//a.
lHl 177iC71to y, sobre todo, como la historia misma se deforrno en el siglo XVI y desde ese memento no puede ya mas recornendarse ell calidad
de patron unico como "rnedida de todas las cosas". Siguiendo a LAPRIL, que publico mas de treinta mirneros de su apasionante revista Eidolcn, debemos mencionar el ejernplar trabajo de Patrice Cambron ne," quien parte de una mitocrftica de las Confesiones de San Agustfn y desemboca en un verdadero mitoanalisis de esa corriente "agusti niana" que ha irrigado una gran parte del cristianismo occidental. Si se quiere insistir en eJ hecho de que la investigacion mitoanali tica se establece sobre toda un red de mitocriticas, se puede agregar el trabajo de Cambronne en Bordeaux, que despeja el gran mitologema de la Roma cristiana apoyandose en los "cuatro doctores", entre eJlos Agustin; el trabajo de Joel Thomas" en Perpignan y de su Equipo Multidisciplinario de Investigacion sobre 10 Imaginario de los Lati nos" (EPRIL), que saca a la luz el decisivo mitologema del Imperio romano cuyo promotor es Augusto y su poeta teorico Virgilio, y que influira sobre los tres siglos en los que para Occidente briIl6 ... "ila Gloria del Imperio!". Estos son dos ejemplos sacados de nuestros "laboratories" espe cializados, pero que entre ellos mantienen relaciones "transdiscipli narias",o mejor aiin, de "transespecializacion" y que brindo solo para indicar el valor heurfstico de grupos de especialistas que trabajan "en red" y permiten cubrir poco a poco con un entramado mitoanalitico un conjunto cultural mas 0 menos vasto. P estas dos "redes" ejernpla res de rnitoanalisis, la del Renacimiento de Dubois y de LAl)RIL y la de la latinidad en torno de joel Thomas y del EPRIL, habrfa que agre gar la de la Edad Media cuyopolo de atraccion es sin dud a Pierre Gallais en Poitiers -y vecino en Limoges, Gerard Chandes- que edi ta desde hace mas de veinte afios un boletfn de investigacion, PRl-SNL1, pero al que tarnbien se conecta la red constituida por el Centro de Investigacion sobre 10 Imaginario Arturiano que impulsan Herve y Claudine Glot en La Gacilly, lindero al bosque de Broce liande, y que regularmente publican los magnfficos libros de Artus, sin olvidar a Philippe Walter quien, en el CRr de Grenoble, es el por
20. Vease P. Cambronne,
Recl~e1"(hc.lllT les structures de l'imaginairc
dans les "Conjes
SiOIl.I·" de saint AUglWill, Paris, Etudes Agustiniennes, 1982.
21. Vcase J. Thomas, Strnctures de l'llllfigillilil"e.... Baja la direccion de J. Thomas: L'lmnginaire des Latins, P.U., Perpiguan, 1982; Y-A. Daugc, ob. cit.
El mitomuilisi«: bllCil/
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t;)VOZ pOl' aSI decirlo del imaginario medieval." Ya hemos menciona do, con referencia <1 Cellier, ,1 Vierne, a Bonardel y a Sironneau, de que rnanera el CRl de Grenohle estaba mas bien inspirado en los mi toaruilisis de los siglos XlX y xx. Aiin falta sefialar a ese respecto los trabajos del sociologo Alain Pessin relatives a la mitologfa del siglo XIX, los de].-P. Bozonner " consagrados a las rnitologfas del siglo xx. Trabajos que convergen, mas alia de las fronteras universitarias, con los de Michel Maffesoli en Paris 0 a los de P. Sansot en Montpellier sobre los imaginaries de 10 "cotidiano" y de 10 actual, los de Patrick Tawssel, tarnbien en Montpellier, sobre 10 "cotidiano" del siglo XIX, los de Viola Sachs en Paris sobre el mitoanalisis del irnaginario arne ricano, los de Anne Sauvageot en Toulouse sobre las irnagenes publi citarias, ipero no quiero dejarrne llevar en hojear dernasiado el "cata logo" de nuestras... conquistas! La pluralidad de estas investigaciones rnitoanaliticas no solo perrni te, mediante el intercambio incesante entre grupos -inventariados pe riodicarnente en el Boletin de enlace de centros de investigaciones sobre 10 imaginario por Jean-Jacques Wunenburger," tarnbien impulsor en la Universidad de Bourgogne (Dijon) de un irnportante Centro Gaston Bachelard- afinar la investigacion, precisar las metodologfas, circuns cribir bien de cerca las "cuencas sernanticas" y sus fases, sino que aun esa reflexi6n tan arnplia, tan coordinadora de informacion, tan bien "armada", suscita una reflexion filosofica y un trastrocarniento de tan tos valores anclados en nuesrro etnocentrismo europeo que resulta muy necesario, para concluir esta serie de exposiciones, cultivar esta "mito dologia" portadora de una revolucion cultural sin precedentes. Habrfamos podido, si hubierarnos querido divertirnos, dar a esta obra el titulo muy provocador de "Discursos -jell plural!- del mito
22. Vease P. Allais, Perceval et l'initiation, Paris, Sirac , 1972; Dialeaique du ricit mEdie ual, Chretien de Troves et I'bexogone logique, Amsterdam, Rodopi, 1982; G, Chandes, Le So pent, III Femme et l'Epee, recherches SI/1' l'i1l111gilltJire symholique d'un romancier mediroal. Chretien de 'n-oye.f , Amsterdam, Rodopi, 1986; Ph. Walter, La Mimoire de temps. Fires et calendriers de Chretien de Troyes it 11/ Mort ATtn, Champion, 1989; Le Glint de Ve1"l'e. Le Mitbe de "[i-iSII/1I et {sent, Artus, 1990 . 23. Vease A. Pessin, LII Reverieanarcbiste .. " Le iVI)'lbe dn pcup!« et II/ societe jraniaise du Paris, Presses Univcrsitaires de France, 1992.;]'-P. Bozonnet, Desmonts el desmytbes.. . )\lX siecle,
24, Vease ] .»]. Wunenburger, La Vie tit'S images, Estrasburgo, Presses Universitaires, 1995.
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do". No para medirnos sin humildad con la ilustre ohra de Descartes, que SllPO ser a partir del siglo XVIIla biblia de todos nuestros rnoder uismos, sino para poner en eviclencia que tocla la corriente de los pen sarnicntos a los cuales pertenezcoy CllyO padre patronfrnico fue Freud csta preriacla, esni "en termino" podriamos decir, de un gigantesco movimiento de subversion constructive (jy de ningiin modo nihilista o "desconstructivista", como les gusra decir hoy en dial), subversion que provoca, sin duda, "revisiones desgarradoras" en las pedagogfas y las escuelas del viejo continente, pero tarnbien tanto entusiasrno, no solo en Grenoble sino incluso en Sao Paulo, en Recife, en RIO de Janeiro y asirnismo en Sydney, en Seul, en Wuhan, en Meshed, en Tunez, en Brazzaville ... iY hasta en Paris! Nuestros Dlscursos del mito do son mundialmente recibidos, mas aun cuando muchas alrnas del mundo no fueron "cultnralizadas" por el colonialismo, iespecialmen re frances! Esta revolucion "rnitodologica" no s610 hace tit/miff rasa con la logica heredera de Arisroreles y sobre to do de Descartes, sino que trastorna la carta kantiana de la Critica de Itl razon p1l1"fl. Como 10 afirrna con irnpertinencia uno de nuestros jovenes colegas, " nos hace falta una Critics de III razon imp II ra, es decir -segun la expresion de P.-L. Fournier- dar prueba de una "hiperracionalidad" que inregre, adernas del racionalismo, pequefia herencia de algunos siglos del "adul to blanco y civiJizado", toda la cosecha inrnemorable de los "pensa mientos salvajes" que son las de toda la esoecie humans desde su apa rici6n sobre la Tierra, Y que aun son las del hombre cotidiano, del "hombre cualquicra" en cuanro sale de su laboratorio, de su compu radora a de su fahrica ... EI "gran cerebro" humane que envuelve todo daro can un aura simbolica , con una significacion, ya no puede, par derecho, contentarse con bloqueos en las anrinornias de la razon pura. La inmensa mayoria de los simbolos que el espfritu humano se otorga remiten al dorninio del m as alia, de 10 "invisible", como le gusta clecir a Jean Servier; del "otro lugar" como 10 establece Ia ffsica mas avan zada, la de un COSt3 de Beauregard pOI' ejemplo, de 10 "imaginario" y del "suefio" -que Bruno Duborgel" reivindica para nuestras escue las- del "imaginal" tan caro a Henry Corbin ... En resumen, todo nues
25. Vcase S. J oubert, La Raison po(ytbCi.,tc. Fssai de Jodolo[!.ic quantiqnc, Prefacio de G. Durand, Paris, I,'] la rill utt a 11 , 1991 .
26. Ve,ISC 13. Duborgel, oil . cit.
I H.'i
tro pensarniento, todas nuestras " ra zo ues", se ponen a las ordenes del
significado. No solo, como a menudo
10 he indicado, todas las catego rfas de
nuestra 16gi ca cl.isica -10 que Kant catalogaba hajo 1<1 nibrica de "dia lectica tra sccndental"- son rr astocadas, sino tambien los fundarnen tos de las re alidades, el espa cio y el tiempo -10 que Kant caralogaba bajo la ru b rica de "esretica tra scendenral"- ya no estan m as sujeros sol arnenre a las geometrias de Euclides y a los relojes de Newton. EI tiempo , en su esencia vivido pOl' el hombre aSI como en las experiencias ma s finas de la ffsica cuantica, ya no es la impl acable disimetria, irreversible, negentropica, que nos han legado la fisica de Newton 0 1<1 d e Carner. Ya Bergson , ya Proust, establecian que la "duracion" concreta nunca era un " tie rnpo perdido" sino que se en garzaha con las sabidurias de culturas inmemorables en las que el riernpo es el de la repeticion, el refran, el recital, en una palabra, como Mircea Eliade 10 dernostro a traves de toda su obra, el illud tempus del mito... Tiempo repetitivo, cfclico, en donde se capitaliza la negentropia de la informacion cultural y que construye la o bra del hombre ... Con respecto al espacio, hace muchisimo tiernpo -desde las ge o metrias "no euclid ian as " del siglo XIX, rerornadas por la relatividad de la ffsica einsteniana- que no es mas el rnedio inerte de los despla zarnienros, el campo hornogeneo de las di stinciones y de las separa hilidades. A la simetria del "tiempo recobrado", y recobrado par los fisicos, responde la no-separabilidad del espacio, 10 que podernos denorninar la "ubicuidad" tal como 10 establece la fisica cuantica." T31 como 10 establecen y 10 experirnenran sobre todo las "razones del corazon". "Cerca" y "lejos" no son ma s, a partir de Bastide, Levi Strauss y sobre todo Corbin, un registro de las disrancias abstractas en el seno de 13 s u p uesta "res" extensn. Las "relaciones de parentes co " del alma -y de las sociedades de hombres- ino dependen de pretenciosos cuadros geneticos 0 cromosornicos! Atafien a una "iden ridad" que, 10 hemos dicho a menu do, no encaja en un simple "esta do civil" clasificador y sujeto al principio del " te rcero excluido". La "identidad" en el hombre es el fruto de una "participacion" en valo res comunes, es decir -en rcrminos grarnaticale s-, en calificativos 0 atributos comunes. E ste espacio anrropologico en donde la porcion
27. VC,lse B. de Espagnat, ob. cir.
I "TROUl 'CCl<')~ ,\ U ,\ IIT O ()O LO(; i.\ . ,\ 1rros Y SOCIED,\DES
desdefia las distancias y las separabilidades es sin duda el "Iugar" -como 10 mostro tantas veces Henry Corbin- de una "extension visionaria'':" que es la que en su memento hemos calificado como "geograffa mitica". Tiempo del mito, geograffa mitica, que son las bases mismas de toda mitodologla, nos dejan entrever, mejor aiin, nos permiten justi ficar 10 que todos los recorridos de una "epistemologfa del significa do" del conocimiento mas moderno nos dejan constatar, a saber, una filosoffa -en el sentido mas precise y mas fuerte del terrnino: un acer camiento, un arnor del Sapiens hacia la "sabidurfa"- totalmente reno vada, "sin fronreras". jTales son, sin duda, evocados a grandes rasgos, los horizontes de una mitodologfa hacia donde nos condujeron nuestra reflexion co rnun, nuestra informaci6n arnpliamente multidisciplinaria!
28. Sobre el tiernpo en Eliade y eJ espacio en Corbin, vease nuestra parricipacion en el Tratatro di autropologj« del $(/C1"0, Milan, jaca Book, 1989, t. 1.
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