VAQUERA SÁFICA
Una Novela por K’Anne Meinel Edición Kindle Publicada por: Shadoe Publishing para K’Anne Meinel en Kindle Propiedad Literaria © Enero de 2015 por Meinel K’Anne Octubre de 2015 VAQUERA SÁFICA Notas de Licencia de la Edición Kindle: Este eBook está licenciado solo para que lo disfrute personalmente. Este eBook no puede ser ni revendido ni regalado a otras personas. Si le gustaría compartir este libro con otra persona, por favor compre una copia adicional para cada persona con quien lo quiera compartir. Si usted
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Alex puso sus dedos a los labios de Marley para silenciarla, ella se sentó en la cama y la miró profundamente a los ojos. “Yo no he cambiado de opinión, ¿tú?”, preguntó suavemente. Marley lo negó usando la cabeza ya que Alex efectivamente la había silenciado con su toque, pero se sentía agradable, sus dedos tocando sus labios. “¿Estás nerviosa?”, le preguntó Alex después, empezando a verse preocupada. Marley asintió con la cabeza. “¿Estás segura de que no deseas cambiar de opinión?”, le preguntó Alex empezando a sonar preocupada. Ella lo negó usando la cabeza otra vez. “No dices mucho”, comentó un poco molesta. Marley retiró los dedos de Alex de sus labios y dijo con una sonrisa, “¡Porque me detuviste, boba!”. La risa pareció relajarlas a ambas, pero la mirada intensa de Alex estaba causando que
Marley sintiera una especie de estremecimiento por todo su cuerpo, estaba nerviosa y esto no era común en ella, pero esta era Alex, la mujer en la que había pensado y a la que había tratado de olvidar durante años. Ella esperaba que Marley la enseñara, la dejara ser su primera, la amara. No hay problema en eso, ella la había amado durante tanto tiempo como podía recordar. Habían sido amigas desde antes de ir al kínder y a pesar de los años lejos la había amado como a una amiga, a una hermana, y con un amor no correspondido que ella no se dio cuenta podría convertirse en esto, este sentimiento que no exactamente podía definir claramente. No podía recordar un tiempo cuando ella no la había amado. Incluso en los años en que la había odiado, la había amado. Marley se había resignado hace mucho tiempo que nunca estarían juntas, pero al estar ambas sentadas en una cama en una cabaña, Marley pensó en todo lo que podría salir mal y todo lo que podría salir tan, tan
bien entre ellas. “Regreso en un minuto, lo prometo”, dijo Alex levantándose de la cama con una sonrisa tímida que hizo que el corazón de Marley latiera más rápido. Marley se sentó esperando usando solo su ropa interior y una camiseta, recordando. ***** “Y esta es nuestra pequeña Alexandra”, dijo la Sra. Collins al presentarles a su hijita rubia con coletas en el pelo a la Sra. Peabody y su hija Marley. Marley nunca había visto pelo rubio tan perfecto, ni un vestido tan limpio como el de la niña frente a ella. Pensó en ella como en los dibujos en sus libros, como una niñita perfecta. Alex nunca había visto ojos de color marrón aterciopelado, le recordaban de los ojos de cristal de su oso de peluche favorito, y se sintió conmovida con el pensamiento, como si ella ya
tuviera una amiga aquí esperándola. El kínder era atemorizante, y algunas de las madres se habían reunido previamente para presentar a sus pequeños ‘amorcitos’ para que en el primer día no se sintieran tan asustados, ni se sintieran tan abrumados. Unas cuantas amistades se forjaron ese día en la hacienda, y la de Alex y Marley fue una de ellas. Ambas niñas estaban vestidas con sus mejores vestidos, su pelo agarrado con lindas y pequeñas cintas, y al final del día estaban sucias y raspadas, sus cintas colgando en hilachos, y sus madres apropiadamente horrorizadas, pero la amistad fue rápida y duradera. En la segunda semana en la escuela Alex le había pegado en la nariz a Tommy Blisters con un gancho a la derecha que enorgulleció a su papá cuando se enteró de una indignada Sra. Collins. El hecho de que estaba defendiendo su mejor amiga Marley no era el asunto, ella había sido marcada como una pequeña marimacha.
En el cuarto grado Alex fue enviada a su casa de la escuela por no usar ninguna ropa interior debajo de su vestido, un hecho que fue descubierto porque Ellie Delaney la había retado a subirse al asta de la bandera diciéndole que ella no era lo suficientemente ‘fuerte’ para llegar a la cima. Todos los niños podían ver que ella de hecho era bastante fuerte, y que ella no estaba usando ninguna ropa interior. Su amiga Marley le levantó a Ellie la ropa interior sobre la cabeza delante de muchos de los niños y la empujó en el lodo en su nombre. Algunos de los niños recibieron lodo en la cara, así como puñetazos, a la hora en que Marley había acabado con ellos. Nadie se metía con una sin tener que lidiársela con la otra. Se unieron al club 4-H a los nueve años y comenzaron a montar a caballo, compitiendo y mostrando lo mejor de sus capacidades. Alex incluso entrenó y exhibió perros y su mejor amiga Marley estaba ahí para animarla en las ferias a las que asistieron y en las que exhibieron. En la
escuela intermedia todos sabían que eran mejores amigas, y ellas permitieron que unas cuantas otras fueran incluidas en su amistad unida, pero seguían siendo las dos de ellas hasta el final, hasta que descubrieron que los muchachos no eran lo peor. En la secundaria, la amistad empezó a cambiar. Ninguna estaba muy segura cómo cambió, pero lo hizo. Ambas se alocaron un poco con los muchachos, y parecía que de repente estaban en competencia no sólo entre sí, sino entre los muchachos que asistían a la escuela secundaria de su pequeño pueblo. Ahora las competiciones de 4-H, y de la escuela, eran en serio. Cuando ambas estaban en la pista casi se podía sentir subir el nivel de teatralidad, nadie más tenía una posibilidad contra ellas dos, y cuando llegaba al resultado entre las últimas dos, fue un juez difícil el que tuvo que dar el voto decisivo. Escolásticamente, ambas eran las mejores de sus clases, y a veces debates animados resultaban debido a un tema en clase y a sus
diferentes puntos de vista. Los maestros aprendieron a no favorecer a una contra la otra, ya que en última instancia, sus objetivos eran los mismos. Los muchachos aprendieron que si salían con una de ellas nunca podrían esperar salir con la otra, no había ningún perdón de parte de ellas sobre este tema. Si el muchacho no tenía el sentido de elegir a una o la otra primero, no era lo suficientemente bueno para la otra desde ese momento, y una vez que dejaba de ver a una o la otra, se convertía en un inadaptado social en los ojos de cualquiera con quien pudiera conseguir salir con él desde ese momento. Pocas de las muchachas en su pequeña escuela secundaria querían a los rechazos de Alex o de Marley. Cuando fueron a la universidad, se fueron a extremos opuestos del país y perdieron contacto, excepto ocasionalmente teniendo noticias una de la otra de los chismes del pueblo o de sus madres. No era gran cosa, ambas habían hecho nuevas
amistades, ambas habían madurado de sus amigos y juegos de la infancia, y ambas eran adultas ahora. La universidad presentaba nuevos retos y oportunidades que su pequeño pueblo jamás podría ofrecer. En raras ocasiones se volvieron a reunir en la pista, cada una comparándose con la otra viendo qué cambios había forjado la universidad y la vida. Ambas se graduaron con honores como el periódico del pueblo proclamó con orgullo. Una de Yale, una de Berkley, y luego no tuvieron noticias de la otra durante muchos años mientras continuaron sus vidas en el grande y amplio mundo. ***** “Tengo una cita con la Srta. Peabody”, le dijo ella a la muchacha detrás del escritorio en la oficina. “¿Y usted es?”, respondió la muchacha, tratando de sonar profesional. La Srta. Peabody lo
requeriría, pero ella no lo logró, debido a la goma de mascar que tenía en la boca, y su propensión para masticar como una vaca. “Alexandra…”. “Oh, aquí está”, interrumpió la muchacha cuando examinó su libro de citas. “La Srta. Peabody aún está en la pista de entrenamiento, ¿le gustaría esperar?”, indicó ella señalando hacia las aparentemente cómodas sillas. “¿Puedo ir a ver?”, preguntó Alex en vez. La muchacha miró su traje caro con una mirada que decía claramente ‘¿en eso?’, pero ella asintió y le señaló hacia dónde. “El palco está abierto y puede salir al balcón si lo desea, pero no haga ni un sonido, a ella no le gustaría”. Alex asintió con la cabeza mientras cambiaba su maletín de la mano derecha a la izquierda y comenzó a subir la pulida escalera de madera que conducía a un palco de observación con grandes ventanas de vidrio y cómodos asientos de cuero, donde ella colocó su maletín. Un balcón de
observación conducía del palco sin asientos disponibles y ella salió a éste para ver la pista. Adentro ella podía ver los famosos Gypsy Vanners que había venido a ver, así como a la entrenadora a la cual esperaba poder ofrecerle sus servicios. Ella también secretamente esperaba obtener derechos genéticos para uno de sus famosos sementales, pero eso era en un nivel personal, y su empresa no tenía idea que ella también quería eso. La muchacha la vio subir las escaleras y admiró los tacones de dos pulgadas que estaba usando y sacudió la cabeza en incredulidad, el traje y los zapatos eran tan inadecuados en una hacienda como ésta, que era risible. Pero ella deseaba que pudiera verse tan bien usando esa ropa mientras miraba hacia abajo a sus propios pantalones vaqueros y botas. El teléfono sonó y ella lo contestó, “Feathered Farms, ¿cómo puedo dirigir su llamada?”. Alex observó mientras una mujer alta con un sombrero Stetson sacó a un caballo con una
cuerda larga, y sin usar un látigo ni cualquier cosa más allá de palabras habladas suavemente, lo hizo que se sometiera a todas las pruebas. Primero una caminata, luego un trote, y luego una carrera que la hizo reírse. Fue la risa lo que causó que Alex se diera cuenta que la Srta. Peabody era de hecho Marley Peabody, cosa que Alex se había preguntado cuándo ella había hecho la cita. Peabody era un apellido bastante común, pero no en el mundo de los caballos. Alex no estaba a menudo en el mundo de los caballos, por lo menos no tanto como le gustaría, pero ella mantenía un pie dentro del mismo criando caballos en su propia granja, una operación pequeña, pero una que esperaba mejorar con el esperma de uno de los sementales de Feathered Farms. Su corazón se hundió cuando la idea que esta Peabody podría ser Marley fue confirmada con esa risa. Nadie se reía tan exuberantemente, como si no pudiera ser contenida. Era única, era la de Marley, y Alex estaba bastante segura que su solicitud de comprar
una ampolleta de semen de Feathered Farms sería rechazada en principio. El caballo respondió a la risa mostrando entusiasmo, y sabiendo que estaba agradando a la mujer, puso la cabeza más alta, su paso cambió a pasos altos y orgullosos, su cola voló hacia afuera detrás de él y parecía estar volando. Alex se quedó sin aliento por la belleza del Gypsy Vanner, sabiendo que un caballo más hermoso no existía en su mundo. Sí había hermosos caballos Árabes, Cuarto de Milla, Morgans y muchas otras razas, pero ella era parcial a los Gypsy Vanners, y su belleza le tocó el corazón. El caballo gitano, también conocido como un Irish Cob, no era muy conocido aquí en los Estados Unidos, habiendo sido introducido tan recientemente como 1996. Desde su descubrimiento mutuo del caballo moteado, ambas mujeres, entonces niñas, se habían enamorado con la raza. Marley obviamente había tomado su pasión y destacado en ella, pero la
verdad es que Alex no estaba sorprendida que ella había hecho lo que ella dijo que haría, trabajar con caballos hasta su muerte. Ella siguió observando mientras Marley hablaba con el caballo que se detuvo y se mantuvo orgullosamente quieto mientras ella se le acercaba. Marley le habló otra vez y el caballo se inclinó, realmente se inclinó hacia ella y bajó su cabeza orgullosa en sumisión. Marley lo abrazó y Alex sonrió, ella también abrazaría a tan hermoso y bien comportado caballo. Marley le quitó la cuerda y empujó al caballo lejos de ella, y así comenzaron un maravilloso juego. El caballo ligeramente tocaba a la mujer con la nariz extendida, y luego Marley corría y le daba una palmada en la rabadilla mientras el caballo se iba corriendo con placer. Esto continuó por un tiempo a través de la grande pista antes de que Marley estuviera agotada, y con una última palmada y un aplauso de manos, ella gritó, “Suficiente”, y el caballo se detuvo inmediatamente. Marley se
subió sobre el lomo del caballo con un solo salto y se sentó ahí; sin cabestro, sin rienda, sin silla de montar ni cuerda... el caballo la llevó alrededor de la pista una y otra vez con solo el mando de su voz, dándole un paseo encantador mientras ella se agarraba con sus poderosas piernas, antes de que ella volviera a hablar y se dirigieran hacia una puerta. Marley se bajó y el caballo la siguió hacia lo que deben ser los establos. Alex observó todo esto y casi lloró debido a su belleza, envidiosa hasta cierto grado, pero orgullosa de su antigua amiga. Marley siempre había dicho que quería entrenar caballos. Ambas habían querido crecer y trabajar con ellos y criarlos. El 4-H y su estilo de vida rural les habían dado un sentido de esto, las competencias sólo habían aumentado su amor de las bestias hermosas, pero la vida se había metido en sus caminos, por lo menos para Alex. Ver a su antigua amiga viviendo el sueño que ambas habían compartido la agradó a ella, todo el dolor y
angustia de la escuela secundaria fueron olvidados, mientras admiraba y compartía la alegría en la cara de su amiga mientras ella anónimamente la observaba jugando con el animal bien entrenado. ***** “Srta. Peabody, su cita de las diez la está esperando”, la muchacha le dijo a Marley cuando la vio entrar desde los establos. “¿Mi cita de la diez? ¿No son ya las once?”, le pregutnó Marley frunciendo el ceño a la chica que estaba resultando ser una terrible recepcionista para la granja, mientras miraba el gran reloj detrás del escritorio. Ella no tenía idea de cómo debía funcionar una oficina y sólo quería estar con los caballos, pero Marley había necesitado una recepcionista y ninguna otra muchacha había respondido que fuera alguien loca por los caballos y que ayudara a limpiar los establos y admirara a
sus bebés. “Está bien, no me importó esperar”, dijo Alex suavemente mientras entró caminando por detrás de la recepcionista. “Disfruté viéndote entrenar a tu caballo”. Marley estaba asombrada. De todas las personas que podrían haber entrado a su vida después de todos los años desde que había dejado Texas, Alex fue la última a la que hubiera pensado ver. Desde la muerte de sus padres y la venta de la pequeña hacienda que habían tenido, ella había fundado esta pequeña hacienda y la había convertido en algo que quería y gozaba. Con una licenciatura en negocios y mercadeo, y el deseo de volver a tener caballos, había comprado esta pequeña hacienda fuera del camino en la costa de California y la había convertido en una bien conocida hacienda de Gypsy Vanners llamada Feathered Farms. Ella miró a su vieja amiga, su antigua Némesis, y tuvo que admitirse que el tiempo realmente había sido amable con Alex.
Ella aún seguía siendo rubia, pero el corte de pelo caro y los toques de luz de sol realmente la habían convertido en una mujer muy atractiva, tal vez era el maquillaje expertamente aplicado, o el caro corte de su traje, la combinación hacía que Alex se viera fantástica y Marley lo admitió a regañadientes al darse cuenta que sus pantalones de mezclilla, su camiseta con una camisa de franela por encima, y botas creaban una combinación poco atractiva. Tuvo que pensar si se había o no había peinado su propio cabello castaño esta mañana, pero se trataba de una granja y no importaba cómo se viera, lo importante eran sus bebés. “Pues si no es la Srta. Collins del lugar más remoto de Texas”, dijo ella con un acento exagerado. Marley había perdido la mayor parte de su acento Tejano mientras estudió en Berkley, pero de vez en cuando resurgía, pero ahora ella deliberadamente lo estaba usando mientras le daba la bienvenida con una sonrisa a Alex. Alex le devolvió la sonrisa y encontró que su
corazón estaba latiendo más fuerte ante la guapa morena con los ojos de color marrón aterciopelado. Se veía tan, pero tan saludable, era increíble. Acostumbrada a clientes dinámicos que pasaban horas cada semana en un gimnasio o balneario, este era un cambio refrescante. “Hola Marley”, dijo ella en su voz sensual, realmente encantada de verla. “¿Tú eres con la que tengo una cita?”, preguntó Marley en su asombro. “¿Creí que me iba a reunir con un vendedor de seguros?”, dijo viendo a su recepcionista perplejamente. “Ella es”, dijo la chica retorciéndose y preguntándose si había cometido aún otro error y éste le iba a costar su trabajo. “Soy yo”, dijo Alex al mismo tiempo. “¿Tú eres una vendedora de seguros?”, Marley le preguntó y luego le asintió a la recepcionista para que se fuera, la chica se fue apresuradamente, enormemente aliviada de irse de la presencia de su jefa.
Alex asintió y sonrió otra vez, causando que Marley calladamente respirara profundamente ante la belleza frente a ella. “Qué coincidencia tan extraña que tú de todas las personas fuera la que enviaron”. “Bueno, ellos sabían que yo sabía sobre caballos, pero no pensé que TÚ serías la Srta. Peabody de Feather Farms”, contestó nerviosamente, preguntándose si haberse conocido en otra vida sería algo bueno o algo malo. “Feathered Farms, no Feather”, la corrigió Marley automáticamente. “Oh sí, discúlpame”, dijo Alex. “Así que estás aquí para darme una cotización, ¿no?”, Marley le preguntó para mantener la conversación en tono de negocio, no necesitaban regresar por el mundo de los recuerdos ni discutir viejas disputas. “Sí, ¿quieres mostrarme la propiedad?”, le preguntó Alex, secretamente deseando que lo hiciera, ya que por lo que había visto, era impresionante.
Marley la miró, desde la parte superior de su cabeza perfectamente peinada, luego observando su traje caro, las medias y tacones, y sacudió la cabeza. “No con ese atuendo”, le dijo secamente. Alex bajó la mirada y se rió. “Estoy un poco demasiado vestida, pero ésta es mi ropa de trabajo. Tengo ropa más adecuada en mi auto de alquiler, si no te importa que me cambie”. Marley se rió y sacudió la cabeza. “Confío en que estarás lista para cualquier cosa. Sí, anda y cámbiate, tengo un montón de papeles que esperan mi atención. Solo me avisas cuando estés lista”. Alex asintió con la cabeza y se apresuró a su auto para agarrar un cambio de ropa. Aunque se había esperado una hora agradable para reunirse con Marley, no quiso mantenerla esperando más tiempo de lo que ya lo había hecho. Esta cuenta era importante para su empresa. Estas haciendas eran una puerta de entrada a otras haciendas grandes, y su lista de clientes podría usar otra
afluencia de cuentas. Alex era buena en lo que hacía, y ella le había dicho a Marley la verdad cuando le dijo que la habían enviado porque sabía de caballos. Ella también sabía de bastantes haciendas que podrían utilizar las pólizas de seguros que ellos vendían, y con Feathered Farms en su lista de clientes, conduciría a más pólizas para su empresa. Ella quería ser esa agente. Ella se apresuró al interior y usó el baño para cambiarse a pantalones de mezclilla, una camiseta blanca sin mangas, y botas desgastadas. Ella se puso una camisa de cuadros y la dejó desabotonada para cubrir la camiseta, añadiendo un cinturón la ayudó a mantener puestos los pantalones de mezclilla, y deseó que hubiera empacado su propio sombrero Stetson ya que había admirado el de Alex. Era obvio que era un sombrero viejo favorito ya que tenía un aspecto muy ‘vivido’, y le quedaba a Marley como una extensión de su propio ser. Marley se sorprendió agradablemente al ver a
Alex quince minutos más tarde viéndose muy similar a la chica que había conocido en Texas, ya una mujer de más edad y mucho más refinada a pesar de la ropa. Ella respiraba sofisticación y ‘gran ciudad’, a pesar del cambio de ropa. Marley encontró que le gustaba, y deseaba que sólo pudiera olvidarse de los años de la escuela secundaria que la habían lastimado tan gravemente, y la chica que había sido su Némesis en aquel entonces. Quería recordar a su mejor amiga que había sido a lo largo de su infancia y en la escuela intermedia, pero los cuatro años de secundaria habían eclipsado eso. La competencia que había comenzado como una broma, se había convertido en un serio ensayo para ambas de no solo ser la mejor escolásticamente, sino personalmente y luego en las competiciones. Había sido una pesadilla de siempre tener que ser la mejor. Marley era una profesional; tenía que serlo en un negocio que seguía siendo un club solo para
hombres. Aunque muchas mujeres habían superado mucho en la reproducción, crianza, y exhibición de caballos, era todavía un mundo de hombres. Marley había aprendido a ocultar sus sentimientos verdaderos en muchos niveles que ya era una experta en hacerlo. Ella había recibido el consejo de muchos ‘hombres’ en contra de iniciar esta hacienda, de criar estos caballos tan frívolos, pero ella había silenciado a algunas de las peores personas negativas al no solo tener éxito, sino también al ser buscada para dar asesoramiento y sobre todo por su linaje. Marley usó ese profesionalismo ahora al empezar a mostrarle a Alex por los alrededores de la granja. Los establos eran impresionantes con sus altos techos con vigas de madera parecidos a una catedral; las ricas maderas muy bien pulidas prestaban un aire de profesionalismo y decadencia al mismo tiempo. “Esto me recuerda algunas de las fotos que he visto de algunos de los establos ingleses con la madera y el ladrillo”, comentó Alex mientras
admiraba la arquitectura y los caballos mimados en sus establos. “Eso es lo que yo pensé también cuando encontré este lugar, ésta es una de las estructuras originales. Continué con ese tema cuando construí la pista de entrenamiento, la pista de exhibición, y los otros dos establos”, respondió Marley, satisfecha que su ex amiga lo había notado. Ella escuchó la genuina admiración en la voz de Alex y se enorgulleció, aunque lo escondió bien. “¿Cómo encontraste este lugar?”, le preguntó Alex mientras le mostraba el segundo establo y la sección veterinaria de tecnología avanzada. Estaba bien equipada y tenía una mesa especial para acomodar a un caballo en su costado, o podían usar una eslinga resistente para suspender a un caballo y mantenerlo fuera de sus patas. A veces simplemente dejar que un caballo descanse de su propio peso era un bono y le permitía curarse sin que su propio peso le causara
dolor en las patas o pezuñas dañadas. La pezuña de un caballo es como una uña y puede causarle un dolor inmenso a la bestia asustada. Marley sonrió mostrando dientes bellos y rectos que los frenillos que usó en la escuela secundaria habían enderezado, también ya no tenía las espinillas que habían aparecido con la pubertad. En su lugar había una cara bañada por el sol, profundamente bronceada debido a horas en la silla de montar a pesar del Stetson. “Tuve suerte, estaba en una exhibición en Arizona cuando escuché a alguien mencionar este lugar, y que era una lástima que lo iban a rematar en una subasta. De seguro que lo hubieran vendido en parcelas. Después de la competencia le pedí a un amigo que se llevara mi camión, tráiler y caballos a mi casa, y me dirigí aquí a California. Llegué aquí y este lugar era un desastre, con solo un establo construido y todo había estado sucio y desarreglado por años. Era asombrosa la cantidad de residuos y suciedad. El hombre viejo dueño de
este lugar era un acaparador, y los pocos animales que mantenía en los alrededores estaban enfermos y eran tan viejos como él. Era un hombre viejo de mal genio que había perdido el lugar porque debía muchos impuestos. Me presenté y le dije que quería comprar el lugar directamente de él. Inmediatamente pensó que yo tenía millones, o que el lugar valía tanto como los cientos de miles de acres que Hearst tiene ahí”, señaló ella hacia el gran Hearst Ranch al norte en la costa de su propiedad. Alex estaba fascinada y esperó con impaciencia a que Marley continuara con su historia, pero fueron interrumpidas por los adiestradores, que viendo a su jefa caminando por la propiedad, tenían preguntas que creían eran importantes sobre los diversos animales con que estaban trabajando. Ella vio como Marley lo manejaba sin esfuerzo, diciéndoles a grandes mujeres y hombres fornidos cómo quería que fueran manejadas las cosas, dónde quería las cosas, y a quién quería
haciendo las cosas. Ella se preguntó si esto ocurría todo el tiempo o si ella había venido en un día especialmente ocupado para Marley. Al entrar el tercer establo, ella vio que la arquitectura abierta había sido continuada. Grandes vigas de madera sosteniendo una cúpula de cristal que proporcionaba luz en el pasillo largo y limpio con establos en ambos lados. El piso debajo de ellas no era simplemente de cemento o tierra, sino de ladrillo y mortero y un poco inclinado para que cuando fuera lavado, el agua se fuera hacia los canales y lejos de los caballos. Los ricos paneles de madera de los establos con las partes superiores con barras se veían bellos en la luz del sol que acababa de aparecer. Los tonos de la madera limpia y muy pulida sólo daban un aire de caballos caros. “Aquí es donde albergamos caballos”, le dijo Alex, mientras explicaba que para hacer rentable la hacienda ella albergaba otros caballos en su hacienda. Esto proporcionaba ingresos cuando
normalmente los caballos eran un gasto. Alguien había dicho una vez que los caballos no podían ser una empresa rentable, pero Alex era una de las pocas que había demostrado que estos consumidores de heno podían ser rentables. La hacienda lo demostraba. La siguiente estructura a la que entraron era un granero básico, los techos otra vez con vigas de madera grandes y altas, pero sin cúpula. En el interior había unas cuantas vacas, pollos y patos, así como algunos perros y gatos. Alex se sorprendió por el contraste, hasta que Marley le explicó que la hacienda también tenía ganado en los confines que eran una buena fuente de ingresos y mantenían algunas vacas lecheras para alimentar a algunos de sus caballos. Los gatos eran todos buenos atrapando ratones y mantenían a un mínimo el número de ratones y ratas. Tenían veterinarios en capacitación que venían de la Universidad de California en Davis para hacer rotaciones y aprender sobre la cría de animales grandes. Esto le proporcionaba una
fuente barata de cuidados veterinarios, y le permitía a los estudiantes a aprender si querían especializarse en algo como esto. También mantenía a todos los animales bajo el mejor cuidado y en la mejor condición física, por lo cual tenía las instalaciones veterinarias de tecnología avanzada. “Obtuve la idea de esa película que vimos en la secundaria con Mel Gibson, no recuerdo el nombre, pero es en la que se va a la fuga con Goldie Hawn”, recordó ella, sonriendo al recordarse de mejores momentos cuando todavía habían sido amigas. “Oh, me recuerdo de eso, ¿no se llamaba High Wire o algo así?”, reflexionó Alex, tratando de recordar. Marley negó usando la cabeza. “No ese no era el nombre”, titubeó ella tratando de recordar. “Bird on a Wire! ¡Así se llama!”, dijo sonriendo al recordarse. “¿Así que copiaste la sala del veterinario de esa película?”, Alex le preguntó
incrédula. Marley asintió con la cabeza. “¡Algunas de esas cosas tenían sentido!”. Alex sonrió. “¿Cuántas veces tuviste que verla antes de que la tuvieras de la manera en que la querías?”. Marley sacudió la cabeza ante las bromas, no estando acostumbrada a ellas. “No muchas, tuve la ayuda de los estudiantes que querían un lugar que fuera fácil de usar y tuviera sentido con sus pacientes grandes. En realidad inventamos algunas cosas juntos; tengo una patente o dos junto con un par de exalumnos. Eso también le ha proporcionado algunos ingresos a la hacienda”. Alex estaba impresionada, pero a la vez no sorprendida, después de todo Marley había estudiado negocios en la universidad. Ella estaba disfrutando de la gira, pero sabía que tenía que estar llegando a su fin ya que se estaban quedando sin edificios. A ella se le había olvidado la pista de exhibición y era impresionante. La parte
superior estaba cubierta con vidrio como las cúpulas en los establos, pero ésta era inmensa y diseñada como un conjunto de diamantes para traer luz desde varios ángulos, aprovechando la luz natural en vez de encender la eléctrica. Creaba un ambiente acogedor en la pista que era bastante abierta, y tenía soportes por todo su alrededor, y un grupo de palcos para jueces a la mitad del camino en un lado. El piso de la pista estaba profundamente rellenado con lo que parecía ser turba y había sido rastrillado recientemente, dándole un aspecto uniforme e intocado. “Caramba, Marley, ¿cómo te las arreglaste para hacer todo esto empezando con el edificio quebrado que describiste que tenía el acaparador?”. “Oh sí, te estaba contando la historia de este lugar ¿cierto? Nos interrumpieron”. Miró alrededor del lugar, sabiendo que había trabajo esperando, pero siempre habría trabajo esperando por ella, después de todo era su lugar de trabajo.
“¿Cómo te gustaría ver los rebaños?”, le preguntó impulsivamente. Ella no lo había mostrado, pero estaba disfrutando de la visita de Alex y tal vez presumiendo un poco a la vez. “Me encantaría Marley, pero no quiero mantenerte lejos de tu trabajo”, Alex dijo reconociendo la cantidad de tiempo que ella había mantenido a Marley lejos de dicho trabajo. Marley encogió los hombros. “Estará ahí ya sea que yo esté aquí o no”. Ella miró a su alrededor y viendo a un vaquero caminando a través del área común lo llamó, “Brent, ¿podrías ensillar mi caballo y…”, miró a Alex sabiendo que probablemente podría montar cualquier caballo en el lugar, “a Whiskers?”. Él la miró sorprendido y luego a la rubia bonita a su lado y asintió, al casi saludarla moviendo solo un dedo hacia el ala de su sombrero en reconocimiento y se dirigió hacia uno de los establos. “¿Whiskers?”, Alex le preguntó secamente, preguntándose si ella estaba a punto de ser
sometida a un rito de iniciación por su antigua amiga, o si esto era retribución por un millón de heridas imaginarias a través de la escuela secundaria. Marley sonrió. “Ya verás, no es como suena”. Entonces vio a otro vaquero dirigiéndose hacia la pista. “Mack ¿le puedes pedir a Jenni que coloque una merienda en una de mis alforjas?”. Él asintió con la cabeza, haciendo el saludo como lo había hecho el otro vaquero y dirigiéndose hacia la pequeña casa en la propiedad. “Apuesto que realmente les gusta trabajar aquí”, dijo Alex, mientras ponía un pie en una de las barandillas de la valla, y mientras veía a los caballos en uno de los corrales. Estos deben ser los albergados; no había ningún Gypsy Vanner entre el montón. “Sí, no es difícil conseguir trabajadores buenos para que trabajen aquí, pero es difícil mantenerlos durante largo tiempo. Se les paga mucho más en lugares más grandes y con Feathered Farms en sus
resúmenes profesionales están en demanda”, Marley dijo irónicamente, reconociendo el problema de una manera divertida. “Hay algunos que son muy leales y se han quedado, pero muchos vienen y se van después de unos pocos años”. “Pero, ¿cómo ha crecido tan rápidamente? La cantidad de dinero que veo aquí que aseguraríamos es bastante, tienes instalaciones de tecnología avanzada, y yo sé cuánto cuesta mantener este tipo de lugar”. Marley sonrió, Alex no era ninguna tonta y era muy astuta. No, ésta no era una operación que desaparecería de un día para el otro, y ella tampoco la había empezado de esa manera. Cuando dos Gypsy Vanners fueron traídos para su paseo, Alex vio que Whiskers estaba bien nombrado. Un caballo castrado, cuyos bigotes tenían que ser los más largos que había visto en un caballo, lo hacía verse extraño y grisáceo, pero aun así la belleza del Gypsy Vanner no podía ser
ocultada. “¿Por qué no le cortas esos bigotes?”, preguntó ella, mientras que sin esfuerzo se montaba, los músculos de sus piernas aún fuertes de toda una vida de haber montado a caballo. Marley la había admirado mientras se montaba en la silla, los pantalones de mezclilla que usaba, aunque de marca de diseñador, todavía la apretaban en todos los lugares correctos de su cuerpo citadino liso y terso. Ella se detuvo a sí misma de advertirle a la capitalina, recordando que ésta era Alex, y probablemente sabía tanto de caballos como Marley. “Lo hacemos, eso es lo que le ha crecido en una semana”, dijo ella riéndose mientras se montaba en su propio semental. “¿Una semana?”, Alex le preguntó asombrada mientras veía el crecimiento de casi tres pulgadas en el caballo castrado. Marley se volvió a reír. “Sí, es una bestia peluda caminante. Desearía haber podido procrearlo antes de que lo castraran. Su
crecimiento de pelo es fenomenal y no es sólo en los bigotes, sino en la crin, cola, y en las cuartillas”. Indicó el pelo largo en sus patas. “Pude utilizar eso en algunas de mis yeguas y sus crías”. “¿Dónde los conseguiste?”, le preguntó Alex cuando empezaron a cabalgar fuera del patio de la hacienda, observando mientras Marley se inclinaba para abrir un portón, sus pantalones de mezclilla bien apretados contra sus nalgas, y su camisa apretada contra los músculos de su estómago. Se sorprendió de que había notado eso, ya que siempre había sabido que Marley estaba en forma y esbelta. Era parte de ser un competidor y montar a caballo, te mantiene físicamente en forma. “Un carnaval que no se había dado cuenta que tenían un Gypsy Vanner estaba a punto de irse en bancarrota, y querían enviar al viejo Grizzly, como llamaban a la bestia peluda, a la fábrica de pegamento. Era demasiado salvaje para darles
paseos a los niños, pero podía jalar una carreta llena de cualquier cosa si lo enganchaban. Tomó un rato para acostumbrarlo a los jinetes, pero es un paseo impresionante sino enérgico”, sonrió ella mientras Alex expertamente lo mantenía bajo control, sus manos extrañamente fuera de lugar con su piel blanca pálida, largos dedos y uñas largas bien cuidadas. Era evidente que sabía lo que estaba haciendo, mientras se agarraba con sus muslos, y se sentaba cómodamente erguida en la silla de montar. “¿Era él también un desastre cuando lo compraste?”, Alex le preguntó, mientras admiraba al semental simplemente espectacular que Marley estaba montando. Era de músculo sólido, y el color blanco y negro de su lomo estaba excelentemente mantenido, y parecía que lo habían pulido con algo. Marley lo estaba controlando con solo una mano y sus muslos, hablándole suavemente y dándole órdenes. Era obvio que él la escuchaba, y sus órdenes fueron
obedecidas inmediatamente, sus orejas titilaban esperando más órdenes. También era obvio que estaba impaciente de ir a correr mientras trotaban entre portones, y su poderoso cuerpo apenas se podía contener, pero obedecía a Marley sin duda alguna, con una mirada de esperanza en sus ojos y con sus orejas titilando esperando las órdenes que ansiaba. “Sí, tuvimos que limpiarlo y tener mucha paciencia, pero es hermoso y se merecía una oportunidad. Creo que me quedaré con él aunque no pueda engendrarlo”. “¿Qué tan lejos vamos a ir?”, preguntó Alex. “Oh, lo siento, ¿tienes otras citas? No me entró en la mente cuando te invité a ver los rebaños…”. Alex estaba negando usando la cabeza. “Nada a lo que no le pueda cambiar de fecha”, le aseguró, quería ver lo que Marley había construido aquí y hablar con ella, había pasado mucho, mucho tiempo. “¿Están tus nalgas citadinas listas para galopar?”, le preguntó Marley con una sonrisa, las
orejas de su caballo titilando al oír la palabra ‘galopar’ con la esperanza de que conduciría a lo que él deseaba hacer desesperadamente. Alex aceptó el reto. “Puedo lamentarlo más adelante, pero sí, vamos, ¡muéstrame el camino!”. Las palabras apenas acababan de salir de la boca de Alex antes de que Marley le ordenara a su semental a galopar y se fueron como un tiro de pistola, dos mujeres atractivas, una rubia, una morena, con el pelo volando detrás de ellas y los hermosos Gypsy Vanners, con su propio pelo emplumado también volando detrás de ellos. ***** “Oh cielo santo, Marley, ¡ésta es la vista más increíble que he visto!”, le dijo Alex honestamente, mientras lentamente cerraba la boca al ver la manada de Gypsy Vanners que se acercaba por la loma para saludar a las dos mujeres. Había empezado como un pequeño
rugido de cascos, y desde lejos parecía una manada bastante grande, pero la abrumadora realidad de casi cuarenta caballos con manchas blancas y negras, y marrones y blancas, algunos casi blancos sólidos con crines y colas largas, fue increíble. Verlos flotando sobre el suelo, rápidamente cubriendo el terreno en el cual estaban corriendo, era impresionante. Marley estaba justificadamente orgullosa. Ésta era una de las más grandes manadas de Gypsy Vanners en el país, y no mucha gente sabía qué tan grande realmente era. Ella los mantenía en la parte trasera de su hacienda en un pequeño barranco en las colinas que requería una caminata bastante difícil para encontrarlos, si fuera posible encontrarlos. A cada lado de esta sección en particular, habían rebaños de ganado que ella mantenía para apoyar su operación y su sueño, una buena cubierta para la calidad y cantidad de caballos que ella estaba criando. Pocas personas sabían o se daban cuenta de que estando tan cerca
del océano Pacífico causaba que el pasto tuviera un alto contenido de sal. Como resultado, los animales criados comiendo este pasto eran diferentes. Ella obtenía precios altos por la carne de su ganado criado comiendo este pasto, pero sus caballos eran un montón de increíbles bestias malcriadas y mimadas. Ella tenía animales inusualmente sanos, y ella opinaba que era debido a las nieblas que entraban durante la noche y se quedaban hasta la mañana, por el pasto que crecía aquí y por el aire sano que abundaba. Ellas comieron los emparedados, agua y fruta de las alforjas de Marley mientras miraban las yeguas, caballos castrados y a los potros y potrancas jugar en los campos y en la maleza en sus alrededores. Se veían tan salvajes y libres, que a Alex se le empezó a formar un nudo en la garganta al verlos. Viendo a Marley, se preguntaba si ella no se sentiría igual al verle la expresión en su rostro. Ella continuó su historia que había empezado
anteriormente después de haberle mostrado orgullosamente sus rebaños a Alex. “Sí, él pensó que podría conseguir millones por este desmedrado lugar, todas las vallas eran una broma y mucho menos los edificios, el tipo tenía tanta basura que cuando la saqué de aquí como chatarra, recibí mucho por las libras de hierro y acero, y créeme, tomó meses para acarrearlo y sacarlo todo. Todo el lugar era una verdadera monstruosidad y estaba desmedrado. Personas habían estado botando cosas aquí durante años y él las había dejado. Tratar de recuperar la tierra después de ese tipo de abuso fue una pesadilla”. Ella se estremeció mientras recordaba lo mucho que había trabajado. “¿Cómo lo convenciste que vendiera, y no por millones?”, le preguntó Alex viendo las colinas ondulantes que terminaban en las Montañas de Santa Cruz al norte de la hacienda y las haciendas de San Simeon que incluían el Hearst Ranch y el Hearst Castle.
Marley las dirigió de regreso a la hacienda, viendo a sus hermosos y curiosos caballas volviendo a comer después de que habían satisfecho su curiosidad de los intrusos. Su semental había querido unirse a este harén, pero ella le había hablado y él se calmó, pero los seguía viendo, observando a su alrededor por cualquier posibilidad de un semental contendor. “Le expliqué que estaba en peligro de perder la hacienda por no haber pagado impuestos, y que se había presentado una petición por personas que querían que el sitio con toda la basura fuera derribado y detuvieran el botado de basura”. Ella se rió de lo enojado que él se había puesto al pensar que su preciosa colección de ‘objetos coleccionables’ estaba siendo considerada como ‘basura’. “Hablamos una y otra vez, literalmente durante días. Quería demasiado dinero y yo tenía muy poco que podía pagarle. Le señalé que iba a ser subastada, salvo que él hiciera algo
inmediatamente para frustrar a aquellos que lo querían ver ido. Era un maldito y terco viejo de mal genio, pero pensó que estaba lidiando con una mujer tonta de Oklahoma y no se dio cuenta que yo era una tejana obstinada”. Alex sonrió y luego se rió, sabiendo cómo a menudo un acento sureño podía trabajar en su contra, y luego uno podía usarlo en alguien y utilizarlo para su ventaja. “Esta ‘mujer tonta’ lo convenció de venderle la propiedad por el precio de los impuestos que debía, los cuales yo podría pagar”. “¿Cuánto fue eso?”, Alex le preguntó cautivada por la historia, y tal vez un poco envidiosa. “Cuarenta mil”, dijo Marley tranquilamente, dándole una mirada a Alex para ver su reacción. “Pero nadie lo sabe, así que no quiero que nadie lo cuente”. Alex asintió con la cabeza mientras miraba la propiedad y se daba cuenta de cuánto valdría el terreno y se quedó asombrada. “¿No se dio cuenta
de que él no recibiría nada después de que tú pagaras los impuestos?”. Marley negó usando la cabeza. “No, le proporcioné un lugar para vivir, había un pequeño remolque que llevamos hasta el punto más extremo de la hacienda, y él accedió a cuidar las vacas y las vallas mientras pudiera hacerlo. A cambio yo le proporcionaba suministros, y evitaba que fuera molestado por cualquiera, que era lo que él realmente quería, en realidad es un ermitaño. Muy rara vez alguien lo ve, y aún más raramente viene él a la hacienda para verla. Yo sospecho que él la visita más a menudo de lo que sabemos, pero ha cambiado tanto de lo que él tenía aquí que es irreconocible”. “Caramba, Marley, realmente tuviste suerte al encontrar este lugar”, dijo Alex con admiración. “Bueno, no sabía cuánta suerte tuve cuando la estaba limpiando. Afortunadamente encontré algunas plataformas de vagones para heno que me dejaron poner la basura en el piso de los vagones y
pude seguir transportando cosas a la planta de reciclaje en San Luis Obispo, pero ese es un viaje largo y tienes que atarlo todo”. Ella sacudió la cabeza recordando esto, “¡Hice tantos viajes que a veces me preguntaba si estaba perdiendo más en gasolina por viaje que el dinero que estaba recibiendo por los metales!”. “Pero no más mírala ahora”, dijo Alex, mirando a su alrededor mientras aparecían en la distancia los edificios de la hacienda. “Sí, pero eso llevó muchos años y un montón de sudor y lágrimas”, confesó Marley. “¿Tomaste fotos de antes y después?”. “De hecho lo hice, y también durante…”. Marley sonrió de la pregunta de su amiga. “¿Quieres quedarte a cenar y verlas?”. “¿No te importaría?”. Alex estaba fascinada, ésta era una gran aventura que su amiga había tenido, y deseaba que ella podría haberla ayudado, pero al mismo tiempo viendo el resultado de lo que había construido la había impresionado.
Marley negó usando la cabeza y la vio por debajo de su Stetson. “No, va a ser como en los viejos tiempos”, y luego se preocupó que había insinuado malos momentos con esa declaración. “Sabes, si me hubieras dicho en la escuela secundaria que estaríamos hablando de esta manera, te hubiera dicho que eras una mentirosa”, confesó Alex sobre la referencia a los viejos tiempos. Marley asintió con la cabeza. “Sí, esos cuatro años fueron un infierno, ¿cierto?”. Alex asintió. “Pero me hiciste falta”, dijo calladamente, ella pensó que tal vez muy calladamente, pero al ver que Marley había levantado la cabeza para verle los ojos debajo del Stetson, sabía que la había oído. “Tú también me hiciste falta, nunca pude comprender cómo se volvió en algo tan malo”, respondió Marley. “Yo sí lo comprendí, tú eras demasiado bonita, y la competencia que había sido divertida se convirtió en algo real”.
“Bueno, tú me robaste a Danny”, bromeó Marley. “No lo hice, él vino a mí por su propia voluntad”, respondió Alex al darse cuenta de la broma. “Además, él no duró mucho tiempo, ¿o sí?”. “¿Por qué no lo hizo?”, le preguntó Marley. “Siempre me lo he preguntado, él era un buen tipo”. Alex encogió los hombros. “Al principio vino a mí con una historia triste, y yo caí de tonta. Cuando tú y yo peleamos debido a esto, primero pensé que era divertido y luego me indigné que me culparas de su deserción. Luego ganaste esa exhibición, ni me recuerdo cuál de todas fue, pero de ahí en adelante, empezó la batalla”. Se estaban acercando al primero de los portones y Marley se inclinó para abrirlo, esperando que Alex lo pasara sobre Whiskers antes de cerrarlo detrás de ellas. Alex trotó al siguiente, deseando detener la conversación por el
momento, mientras los recuerdos de hace mucho tiempo la asaltaban, y parte del dolor resurgía. Trotar les impedía hablar, aunque el semental de Marley fácilmente rebasó a Whiskers, pero Marley parecía entender que Alex no quería continuar esa conversación en particular. Alex siguió a Marley por el resto de la tarde, admirando como ella, sin esfuerzo, manejaba y controlaba su operación; era mucho más grande de lo que le había hecho creer. Hablaron sobre las diversas pólizas que Alex le podría ofrecer, para la hacienda en sí, mucho menos para caballos individuales como sus sementales, que si algo les pasara, podría realmente detener o retrasar el funcionamiento de la hacienda. Una póliza amplia no iba a trabajar en la operación sin igual que Marley estaba operando aquí, y la experiencia de Alex era obvia mientras ella explicaba lo que opinaba que Marley necesitaría, así como cómo las pólizas se entremezclarían y cubrirían completamente a Marley y su operación. Marley
estaba contentamente sorprendida de encontrar que Alex podría ahorrarle dinero, y cuando le mostró a Alex sus otras pólizas, Marley le mostró maneras de reducir costos y de ahorrar dinero no sólo en los seguros, sino también en los impuestos. Una de las maneras era al instalar rociadores en las vigas del techo de muchos de los edificios existentes, así como en los techos porque esta zona era propensa a incendios forestales y esto ayudaría a proteger los edificios y la propiedad. Ya que la hacienda tenía sus propios pozos, los rociadores no estarían sin una fuente y no tendrían que depender de agua bombeada desde tierra adentro o de una fuente poco fiable. Paneles solares podrían proveerles energía a muchos de los edificios, y al generador de respaldo puesto que la hacienda era un poco remota y una de las últimas en la línea para recibir energía en caso de un apagón. “¿Cómo sabes tanto sobre los rociadores y los paneles solares?”, le preguntó Marley después de
que Alex le proporcionó conocimiento a fondo sobre ambos, y muchas otras cosas para ahorrarle dinero a la hacienda, incluyendo portones accionados por paneles solares. Alex sonrió. “Vale la pena como vendedora de seguros que tenga conocimiento sobre muchos temas, y mantener felices a los clientes. Sabes bien siendo criada en Texas, que el agua es un problema, y con todo el sol que este estado recibe, deberíamos aprovecharnos de él y de la tecnología que está disponible”. “¿Tienes los nombres de algunas de las empresas que puedo contactar acerca de esto?”, le preguntó Marley, indicando los rociadores y los paneles solares que Alex había dibujado. Alex anotó un par de nombres de empresas y números de teléfono y se los dio a Marley, sus manos tocándose al pasar el papel, y ambas sintieron la chispa de electricidad estática que las hizo saltar a ambas y reírse de sus reacciones. Marley examinó detalladamente los nombres y
números y luego los puso a un lado para más tarde. “Vamos a cenar y ponernos aún más al día”. Alex se sorprendió de lo pequeña que era la casa, pero como Marley lo había citado ‘cuida del granero y el granero se hará cargo de la casa’. Aunque significaba que si ella se encargaría de sus caballos, ellos la apoyarían, en realidad significaba que Marley estaba tan ocupada en sus graneros que no tenía ni el tiempo ni la necesidad de cuidar una casa más grande; era un lugar para reposar la cabeza si de cierto llegaba a la cama por la noche. Durante una cena agradable de asado con un montón de verduras, cuidadosamente preparada por el cocinero de Marley, y que Alex disfrutó enormemente, ella no había comido así en años, probablemente desde que había vivido en Texas, se pusieron aún más al día. “¿Así que continuaste compitiendo aún después de la universidad?”, le preguntó Alex
mientras bebía el vino Atascadero que Marley estaba sirviendo, un vino tinto local que sabía bien con el asado. Marley asintió con la cabeza. “Sí, mi papá quería que yo entrara en los negocios, pero yo sabía que podría hacer un negocio de la cría de caballos y ganado, pero pensé que iba a ser en Texas. Cuando él murió, no tuve que seguir escuchando sus argumentos, y a mi mamá dejó de importarle. Ella vive en una casa de jubilación en San Luis Obispo, pero ya no me reconoce, por lo que dejé de visitarla, en mi mente ella ha fallecido, aunque todavía pagó sus facturas. Me dan informes semanales que siempre son deprimentes”. “¿Sufre de la enfermedad de Alzheimer?”, preguntó Alex con compasión. Marley negó usando la cabeza. “No, demencia. La última vez que la visité me acusó de robarle su gelatina de la bandeja de la cena. Ella no tenía idea que ya se la había comido, y
cualquiera que estaba presente era un sospechoso, pero como ya no sabía quién era yo, yo fui el objetivo. Me estaba rompiendo el corazón, así que decidí no volver a visitarla. Su médico estuvo de acuerdo ya que podía ver que me estaba afectando”. “Lo siento, tu mamá siempre fue un chichicaste”, dijo Alex sinceramente. “¿Y qué hay de tu padres? Ya no tengo noticias de Texas desde que mudé a mi mamá”. “Mis padres y yo ya no hablamos”, confesó Alex. “¿Y eso, por qué?”, le preguntó Marley sorprendida. “Eran tan apegados que a veces me daba envidia”. Alex miró hacia arriba. “Me divorcié hace unos cinco años y como somos católicos, realmente los decepcioné”. “¡Ni siquiera sabía que te habías casado!”, exclamó Marley sorprendida. Alex encogió los hombros. “No era un gran
matrimonio, supongo que yo quería una valla blanca de estacas puntiagudas y vivir feliz por siempre, pero sabía que él era el hombre equivocado aún en el día en que me casé con él”. “¿Dónde te casaste?”, dijo Marley sorprendida, ella no había oído acerca de esto. Algo tan importante como un matrimonio en su pueblito, seguramente ella se habría enterado. “En la Iglesia de Santa Teresa”, declaró ella mientras tomaba un sorbo de vino y vio la mirada de su vieja amiga. “Oh caramba, apuesto que fue bella”, dijo Marley. Alex asintió sardónicamente. “Sí lo fue, pero también se sentía muy falsa, prometiendo amar, honrar y apreciar hasta que la muerte los separe. Era casi irónico que duró sólo unos meses antes de que me diera cuenta que él era un borracho y un idiota y que no sabía nada de nada”. “¿Qué quieres decir con que no sabía nada de nada?”, le preguntó Marley.
Alex encogió los hombros y luego vio la cara de su vieja amiga. “No sabía nada acerca de hacer el amor y fue probablemente la peor experiencia de mi vida”. Marley casi se rió, pero sabiendo que era Alex, se lo guardó a sí misma, en realidad aún no habían hablado sobre el dolor de la escuela secundaria y sería fácilmente malinterpretado como un triunfo. “Él no era como Billy Moier, ¿eh?”. “¿Cómo sabes acerca de él?”, preguntó Alex estupefacta. Marley se sonrió. “Él es un fanfarrón. Lo siento, en ese momento yo era tan anti-Alex que escuchaba los chismes acerca de ti y me alegraba cuando eran malos”. Alex asintió con la cabeza. “Él sí sabía lo que estaba haciendo, pero a pesar de la opinión popular o de su propio alardeo, nunca llegamos ‘hasta el final’ como él lo dijo”. “¿Eras virgen en tu noche de bodas?”, preguntó
Marley sorprendida. Alex negó usando la cabeza. “No, pero creo que Trent sí lo era y su ego no lo dejó admitirlo. Tal vez si lo hubiera hecho, no hubiera sido tan terrible y empeorado”. “¿Se empeoró?”. Alex asintió mientras comía el sabroso asado y jugosas verduras que tenía ante ella, entre bocados contó su cuento. Trent era un amante inadecuado y después de un par de años de abuso mental, Alex era un desastre, y él quería hijos. Ella quería caballos, pero él no comprendía eso, y se cercioró que no podrían costearlos. Ella trató de ahorrar para comprarse un pequeño lugar propio, pero cuando él encontró ese dinero ‘adicional’, se lo gastó frívolamente en cosas que ‘necesitaba’, fuera o no fuera que las necesitara. A pesar de ser una buena vendedora y una estrella en ascenso en el negocio de los seguros, ella no estaba feliz. Constantemente reprendida en su hogar, y nunca habiendo tenido algo que le perteneciera
solo a ella, se sentía atrapada en un matrimonio, Trent era un hombre guapo, y nadie en su familia podía entender que él no la trataba bien. Todo lo que tenían era debido a la ardua labor de ella. Trent no podía mantener un empleo por más de seis meses antes de que ‘ellos’ se convirtieran en idiotas o pendejos, y él tenía que encontrar otro. Alex sospechaba que a los seis meses, sus empleadores siempre encontraban una razón para deshacerse de él, o le sugerían que encontrara un empleo en otro lugar. “¿Qué tuvo Mickey que decir sobre todo esto?”. Alex sonrió cuando oyó mencionar a su hermano favorito. “El pobre Mickey empezó a creer todo lo que mamá y papá le decían. Traté, realmente traté de hacerle ver lo que Trent me estaba haciendo, pero el catolicismo ganó al final. Mickey es casi todo un sacerdote en sus arengas sobre la iglesia, y ese fanatismo me hace recelar de hablar con él otra vez. Los demás no importan,
pero realmente me dolió perder a Mickey”. “¿Así que ahora eres una mujer escarlata?”, bromeó Marley. Alex se rió de sus palabras mencionando a la ‘mujer caída’ de la que habían leído en la secundaria y habían encontrado tan fascinante. Ambas habían recibido las mejores calificaciones sobre sus reportes sobre La Letra Escarlata ya que su fascinación las había conducido a un profundo estudio que ningún otro estudiante había tratado. Ella encogió los hombros. “Aparentemente”. “Lo siento, Alex, sé que tuvo que dolerte cuando te desertó Mickey”. Marley cubrió la mano de Alex con su mano bronceada, debería sentirse áspera debido al trabajo que Marley hacía, pero Alex en vez sintió su suavidad y calidez. Ella miró a su amiga cuyos ojos mostraban la profundidad de su sentimiento. Alex encogió los hombros y lentamente retiró su mano para agarrar su cuchillo y cortar un poco más de asado en su plato. “Fue hace bastante
tiempo, ahora estoy sola, y me va bastante bien”. “Además de vender excelentes pólizas de seguro, las cuales por cierto voy a adquirir, ya que me has mostrado que estoy pagando demasiado, y si puedo ahorrar dinero en cualquier cosa lo hago, ¿qué más haces?”. Alex encogió los hombros otra vez no muy segura si debería decirle a Marley que ella también quería criar Gypsy Vanners, pero tenía otras ideas sobre la crianza de estos y la dirección en que quería ir. “Vamos, no puedes trabajar todo el tiempo, ¿vives aquí en California?”. Alex negó usando la cabeza. “No, vivo en Texas, tengo un pequeño lugar como a cincuenta millas de la casa de mis padres. Supongo que siempre he estado esperando que me perdonen y no tendría que viajar muy lejos cuando regresara a mi hogar. Pero me es obvio que eso no va a suceder muy pronto, si fuera a suceder del todo”. “¿Tú vives en Texas y volaste aquí para esta
reunión?”, Marley le preguntó asombrada. “Tengo a todo el sudoeste como mi territorio, y tengo varias empresas que dependen de mi asesoramiento para establecer sus metas sobre lo que nosotros debemos promover, y doy mi asesoramiento en distintos territorios para mi propia empresa, por lo cual me enviaron para hablarte sobre las pólizas de tu hacienda. Son muchos viajes, pero todos me pagan bien y tengo mis manos en muchas cosas”. “Debe ser bastante solitario para ti. ¿Qué hay en Texas en tu hogar, tienes a alguien?”. Alex negó usando la cabeza. “No, solo a mis animales y a ellos los cuida Morris, ¿te acuerdas de él?”. “¿Morris?”, le preguntó Marley, tratando de recordarse, y luego se le abrieron los ojos totalmente cuando se recordó. “¿El borracho del pueblo?”. Alex asintió con la cabeza mientras se sonreía y reía. “Él ha estado sobrio durante diez años, y le
ofrecí un lugar donde vivir y él cuida del lugar cuando estoy viajando. Vive bastante bien en una casa en las afueras de la propiedad, pero no necesita de mucho. Cuando me contaste del viejo ruco dueño de este lugar y lo que habías hecho por él, me sonó muy familiar”. Marley asintió con la cabeza, siempre habían tenido mucho en común. “Sabes, me alegro de que tú hayas sido la que enviaron hoy. Te extrañaba terriblemente, pero tal vez necesitábamos crecer para darnos cuenta de eso”. A Alex se le empezaron a llenar los ojos de lágrimas con el recuerdo, todo el dolor de la escuela secundaria empezó a disminuir cuando ella le sonrió a su amiga, la única persona que sabía más sobre ella, incluso más de lo que sus padres o su hermano Mickey sabían. Mickey había estado ahí a través de todo el dolor de la escuela secundaria, pero él no había sido la muchacha con quien ella había compartido todas sus fantasías, confidencias y amistad de niña.
“Sabes que no tenía que ser así”. “Tal vez lo sabía, tal vez fue inevitable y necesitábamos ese tiempo para darnos cuenta de algunas cosas”. “¿Cómo qué?”. “Que tú eras más para mí que una hermana y yo había valorado eso una vez, me hizo falta cuando te fuiste, y desearía poder tenerlo otra vez”, compartió Marley, desnudando su alma. Alex dejó de comer para ver a su vieja amiga. “¿Dices eso en serio?”. Marley asintió con la cabeza mientras levantaba el tenedor a su boca. “Me has hecho falta Blondie”. Alex sonrió de la broma. Sólo porque ella era rubia mucha gente en la escuela intermedia había supuesto que no era muy inteligente, pero ella los había engañado a todos. Haber sido aceptada en Berkley había sorprendido sus mentalidades de pueblo pequeño. ¿Por qué una chica de Texas querría ir tan lejos de su hogar y a una de esas
locas universidades de ‘California’? Cuando Marley Peabody se fue al este, eso también había causado que mucha gente hablara. Recordaron el pasado por un rato antes de que Alex preguntara, “¿Y qué de ti? ¿Hay algún amor en tu vida?”. Una mirada extraña nubló la cara de la morena, pero ella miró profundamente el vino tinto en su copa mientras tomó un buen trago del mismo, cuyo efecto no sentiría por algunos minutos, pero en su mente le dio la confianza que necesitaba. “Bueno, hubo uno, pero la verdad es que no funcionó”. “¿Te importaría compartir o es muy doloroso?”, preguntó Alex, sin no haber visto la mirada extraña, o el hecho de que necesitaba el vino. Marley la miró y luego encogió los hombros. “Bueno, estaba en la universidad y conocí a alguien realmente especial. Pensé que era la manera en que Dios me estaba gratificando después de sobrevivir el infierno que había sido la
escuela secundaria. Tenía un nuevo mejor amigo, alguien con quien podía compartir, confiar y amar”. Alex se retorció un poco, sintiendo como si ella había defraudado a Marley por no haber estado ahí en la secundaria, pero Marley tampoco había estado ahí para ella. “Me enamoré durante mi tercer año, había estado planeando en convertirme en un magnate de negocios y comprar toda la ciudad, sabes, se los pondría en cara”, dijo ella un poco amargamente. “Ya se los habías demostrado, compartimos las mejores calificaciones en la escuela”, señaló Alex. “Sí, pero aun así se lo dieron a Stuart quien fue el que dio los discursos. Ambas sabemos que fue una artimaña porque él era un hombre, eso me enojó”. Alex asintió, ambas habían sido estafadas debido a la mentalidad del ‘clan masculino’.
“De por sí, conocí a esta persona fantástica que me mostró lo que era querer y cambié mi especialización de negocios a la cría de caballos y todo el mundo se sorprendió, ya que no ofrecen esa carrera en Yale. Estaba lista para transferirme y finalizar mis estudios en otro lugar cuando mi consejero me sugirió que obtuviera mi título de negocios en Yale y luego asistiera uno o dos años adicionales en otro lugar para obtener una maestría en la cría de animales. Seguí su consejo ya que mi amor estaba un año detrás de mí y eso significaría que aún estaría en la universidad. Estaba dispuesta a esperar, pero mi amor no lo estaba”. “¿Él no estaba dispuesto a esperar a que terminaras la universidad mientras él lo hacía?”, preguntó Alex, enfurecida en nombre de Marley. Marley suspiró profundamente de la historia que le había estado contando a Alex y la miró directamente a la cara mientras le dijo, “No, ella no estaba dispuesta a esperar”, y luego esperó a
que la palabra clave fuera captada por la psiquis de su amiga. “Ohh”. Alex parpadeó, sorprendiéndose ante lo que Marley le había revelado con esa declaración. “¿Estás segura de que era amor y no experimentación?”, preguntó rápidamente para ocultar su asombro. Marley sonrió irónicamente y sacudió la cabeza. “No, me di cuenta de la diferencia inmediatamente con Brenda. Nunca antes había pensado en estar con una mujer hasta que la conocí, y una vez estuvimos juntas todo parecía tan natural, tan perfecto. Yo estaba muy feliz y dispuesta a hacer lo que ella quisiera para quedarnos juntas. Me di cuenta un poco tarde que ella no estaba muy interesada en animales y mi deseo de obtener una maestría en la cría de animales no la emocionó. También sospecho que conoció a alguien en su último año, pero no se molestó en decirme; en cambio me dejó congelada, diciendo cosas tales como que una
relación de larga distancia no estaba funcionando para ella a pesar de que yo me subía en un tren cada fin de semana para ir a verla. Cuando ella me dejó plantada una vez en la estación de tren diciéndome que se le había ‘olvidado’ que yo iba a venir, comencé a darme cuenta que yo estaba más entusiasmada por la relación que ella, y me empezaron a dar sospechas. El próximo fin de semana la espié, y la vi con un grupo de chicas bastante militantes que también eran lesbianas, y aunque no la vi emparejarse con nadie, me di cuenta que la había perdido sin realmente intentarlo. Ella se había desenamorado de mí porque ya no quería estar enamorada de mi”. “¿No la confrontaste para hablar del asunto?”, Alex le preguntó indignada. Marley negó usando la cabeza. “El siguiente fin de semana cuando la visité empaqué todas las cosas que había dejado en su lugar, y ni siquiera habíamos tenido sexo en muchos de los fines de semana que la visité. Ella ni se dio cuenta, ni de
la falta de sexo ni de las cosas que empaqué. No la llamé, no le escribí, y ya que no había tenido noticias de ella me di cuenta de que todo había sido un esfuerzo por mi parte para mantenernos en contacto, pero ella simplemente dejó de hacerlo. Me dolió por un tiempo, este había sido el primer romance que había tenido de esta manera, pero en retrospectiva veo todo esto mucho más claro”. “Oh Marley, eso es tan triste, no debes de estar sola por causa de ella”. Marley negó usando la cabeza. “No estoy sola, tengo a mis caballos. Tengo mi casa que construí yo misma. Han habido algunos romances, incluso he intentado otra vez con hombres, pero simplemente ya no me es conveniente y tengo que tener cuidado en nuestro pequeño mundo sobre cualquier mujer a la que me acerco porque ya sabes lo viciosos que pueden ser los chismes en el mundo de los caballos”. Alex asintió sabiendo eso muy bien. Por eso era que no le hacían falta ni las competencias ni
las exhibiciones. Eran viciosas, maliciosas y estúpidas. Había sido lo mismo cuando ella había entrenado y mostrado perros, pero ella había aprendido antes con los caballos lo horribles que las personas podían ser, y había dejado eso por detrás más temprano. “¿Te he sobresaltado?”, dijo Marley sonriendo, sin importarle totalmente que Alex supiera, pero a la vez sabiendo que podía confiar en Alex con la información que ella le había dado. Alex negó usando la cabeza. “No sé, que has amado a mujeres debería sobresaltarme ya que después de todo venimos de un pueblo tan pequeño, pero al mismo tiempo después de haber ido a Berkley y visto algunas cosas, me di cuenta de que amar a alguien no se trata sobre el sexo de la persona, sino más bien de la persona. Creo que si te dio felicidad por incluso una pequeña cantidad de tiempo, un par de años, no puedes arrepentirte ya que te ayudó a ser quien eres”. “¿Y quién soy yo?”, le preguntó Marley
tranquilamente, terminando de tomar su vino. “Tú eres una ganadera exitosa, que está criando excelentes Gypsy Vanners así como ganado y algunos otros animales. Tú no necesitas ni a un hombre ni a una mujer para completarte, pero siempre has sido una buscapleitos”, agregó Alex astutamente. Marley se echó a reír, ambas habían sido buscapleitos. Era como si los cuatro años terribles de que ambas habían agonizado nunca hubieran sucedido mientras platicaban y se ponían al día. Era bastante tarde cuando Alex repentinamente se dio cuenta de la hora y dijo que tenía que irse, tenía una reservación en un motel y tenía citas con dos clientes mañana. “¿Te gustaría quedarte aquí? Tengo una habitación para huéspedes y con mucho gusto la puedes usar”. “¿Estás segura? No quiero salir a buscar este lugar porque no tengo ni idea de dónde está y el sistema de navegación GPS en mi auto de alquiler
es un mentiroso, me hubiera mandado directo al Océano Pacífico si lo hubiera escuchado. No se puede engañar a una chica de Texas acerca de qué dirección es la correcta”. Marley se rió. “Seguro que estoy segura, trae tus cosas y te voy a mostrar dónde está la habitación de huéspedes. Nos levantamos bastante temprano por aquí, pero puedes dormir más tarde si quieres”. “Me levantaré cuando tú lo hagas e iré a mis otras citas”, respondió Alex mientras se levantaba para ir a traer su maleta. Ellas charlaron mientras Marley le mostró la habitación de huéspedes y el baño y luego se dieron un abrazo de buenas noches. “Me alegro que tuvimos la oportunidad de aclarar las cosas”, le dijo Marley francamente. “Yo también me alegro”, dijo Alex sinceramente. *****
Se mantuvieron en contacto después de eso. Alex no le pidió a Marley la ampolleta de semen como había sido su intención, por alguna razón sintió que eso hubiera cruzando la línea de su nueva amistad, y no quería ponerla en peligro por nada. Marley trató de aceptar sus llamadas cuando tenía la oportunidad de llamar desde el camino, pero le gustaba mejor cuando llamaba en la noche después de básicamente haber terminado con su jornada de trabajo, aunque en una hacienda ese trabajo nunca acababa y también no pudo aceptar algunas de esas llamadas. Se las arreglaron para hablar una o dos veces por semana y permanecieron en contacto, estableciendo una nueva amistad como adultos que era mejor para el tiempo que habían estado separadas y para hacerla más fuerte. De vez en cuando pasaba uno o más meses, y luego tenían mucho de qué ponerse al día, pero básicamente la amistad estaba intacta y ambas estaban interesadas en mantenerla de esa
manera. Alex trató de no llamar demasiado a menudo, sabiendo lo ocupada que ella misma estaba, pero se encontró pensando mucho en Marley y como no había tenido a nadie en quien confiar en años, utilizaba a Alex como la confidente que le había hecho falta. ***** No se volvieron a ver otra vez por casi un año. Su amistad estaba firmemente en su lugar, pero era superficial hasta un grado ya que solo era por teléfono. Eran tan apegadas como solían serlo, pero era diferente con ambas siendo mujeres adultas ahora. Marley estaba ocupada llevando a sus animales a exhibiciones y arraigando firmemente a Feathered Farms en la mente de las personas como EL lugar para encontrar Gypsy Vanners de calidad, además de buen ganado. Ella exageraba sobre la hierba salada, y de los animales sólidos y sanos, los cuales ella exhibía
por todo el oeste, y consideraba cuáles exhibiciones podría asistir en el este y en el medio oeste. Fue en la exhibición de caballos de Tucson en la que sin saberlo se toparon una con la otra. Feathered Farms tenía un puesto grande con tres de yeguas y uno de los sementales de Marley. Ella lo iba a exhibir en la pista más tarde e iba a lucir sus talentos y belleza. Ella tenía un traje para montar especialmente diseñado que la hacía verse como una doncella sobre el caballo. Ella estaba orgullosa de este traje y había entrenado a Brutus, el semental en la exhibición, a no tenerle miedo a la falda ondulante con sus muchas enaguas. Le permitía presumir en ferias, festivales y desfiles. Era un hermoso caballo de exhibición por su cuenta, pero con la adición de su encantadora dueña se creaban muchas fantasías. Él también era perfecto para enganchar la pequeña calesa que Marley tenía para demostrar la versatilidad de los Gypsy Vanners.
Alex observó montada en su propia yegua Gypsy Vanner mientras Marley lucía a Brutus. Él era un animal increíble, puro músculo, con una crin y cola larga y ondulada, con pelo en las cuatro cuartillas que se ondulaba cuando daba pasos altos. Escuchó los suspiros de la muchedumbre mientras él se lucía en la pista, su inteligencia increíble e innegable. Marley en su traje se veía igual de preciosa, lo que le recordó a Alex de las señoritas españolas de antaño con todas las enaguas y estilo que mostraba. De seguro que ganaría la exhibición. La yegua de Alex se movió con impaciencia mientras esperaban su turno. Alex no había sabido que Marley iba a estar aquí porque había estado demasiado ocupada con su trabajo y organizando este viaje para poder estar aquí para llamarla y averiguar. Marley raramente la llamaba porque nunca sabía dónde iba a estar. Ella trató, después de todo le había dicho que el teléfono funcionaba para ambas, pero Alex hacía
la mayoría de las llamadas. Justo en ese momento el caballo que estaba frente al de Alex fue descalificado y un funcionario corrió a decirle a Alex que ella era la siguiente. Su nerviosismo aumentó. Ella no había competido muy a menudo con Leah, su yegua, y su traje era un poco atrevido. Estaba diseñado al estilo del de una mujer en un harén, tan parecido a lo que ella se imaginaba se vería el de una gitana al estar bailando. Era bastante revelador, pero ella lo usaba bien con su pelo rubio y largo rizado en su espalda y tentadores atisbos de su piel en las aberturas del traje, un velo frente a su nariz y boca ocultaban quién era, pero esto también intrigaría a la audiencia. Leah estaba emocionada y olfateando impacientemente mientras esperaban que Marley terminara su exhibición en la pista. De la manera en que las rampas estaban colocadas, Marley saldría de una y Alex entraría de la otra, así que Marley no tenía idea que era Alex, y debido al sonido de la multitud, pudo no
haber oído el anuncio sobre el cambio en el orden de la línea. Alex entró con la música de una marcha de carreras la cual mandaba a Leah alrededor de toda la pista, con sus orificios nasales extendidos viéndose feroz, mientras Alex se agarraba sin una montura y una brida que parecía haber sido hecha a mano, la cual era similar a su traje y se veía tan incitadora como la doncella gitana que la montaba. Al principio parecía como si el caballo se estuviera escapando con esta chica en su espalda, pero luego la audiencia se dio cuenta que el caballo estaba desacelerando con la música y empezaron a aplaudir al compás de la música mientras el caballo desaceleraba a un trote que lo hacía verse como si estuviera llevando el compás con sus propias patas y con la doncella gitana en su espalda. La participación del público era lo que distinguía a Alex de los otros concursantes, y cuando la música tomaba velocidad, ella usaba los músculos fuertes de sus piernas para montar de lado a su caballo y luego
se paraba, montando en su espalda y agarrándose a la cuerda trenzada. Marley, observó mientras la amazona detrás de ella usaba lo que parecían ser trucos baratos y música para mantener al público cautivado. La yegua que estaba usando era hermosa, una belleza absoluta, pero la falta de trucos del caballo en sí debería contar en su contra, o así lo opinaba. Pero era un truco bonito y un traje divino. Ella deseaba poder verse bien como gitana, pero con su pelo castaño se hubiera visto horrible, o por lo menos eso era lo que ella opinaba. Fuera quien fuera la mujer, se veía como gitana, y la combinación con su caballo hizo que Marley se diera cuenta de que probablemente ganaría, o quedaría en segundo lugar después de su propio Brutus. Marley dejó la salida solo después de que la amazona había montado alrededor de la pista a una velocidad vertiginosa casi por debajo del cuerpo de su caballo usando sus fuertes músculos de la pantorrilla para agarrarse y mostrar lo bien
entrenada que estaba su yegua. Marley estaba impresionada y rápidamente le dio a Brutus a uno de sus entrenadores para que ella pudiera ver a los otros tres competidores. Ninguno de ellos podría competir contra ella ni contra la mujer con la yegua. Alex estaba decepcionada que ella no podía encontrar a Marley cuando dejó la pista. Ella opinaba que tenía una buena oportunidad de ganar, si los otros tres contendientes no fueran tan buenos como ella o Marley. Ella no tenía un entrenador, así que tenía que llevar a Leah a su establo y limpiarla ella misma, por lo que se perdió las exhibiciones de los tres últimos contendientes. Ella montó a Leah de regreso a la pista para la última caminata alrededor de la pista, poniéndose en línea detrás de Marley y sonriéndole a través de su velo. Todos se alinearon y caminaron y luego trotaron alrededor de la pista para emocionar a la audiencia una última vez antes de volver frente a los jueces.
Entregaron la cinta del ganador del tercer lugar primero. Redobló el tambor para el segundo lugar, y llamaron a Marley. La cinta, el trofeo, y el dinero del premio para el primer lugar fueron otorgados a Alexandra Collins y a su caballo Leah. Marley casi dio un trallazo del tirón que le dio a su cabeza cuando ella vio a la belleza gitana acercándose con su yegua para aceptar los premios de su primer lugar. Alex había intentado obtener la atención de Marley para decirle que era ella, para reducir la sorpresa que sabía que iba a ser. Ella no sabía que Marley había venido a Tucson para competir, y ella no tenía la intención de que fuera una sorpresa, pero la pista en el último recorrido no era ningún lugar para tener una conversación y francamente no hubo ninguna oportunidad excepto cuando estaban lado a lado. Alex trató de obtener la atención de Marley, pero debido al ruido de la multitud, perdió la oportunidad. Ella le dio un guiño a Marley lo cual estaba segura le hizo
pensar a Marley que ella estaba coqueteando con ella, pero luego el nombre de Marley fue llamado y había desaparecido. Alex sintió que había ganado y Leah también estaba segura porque tan pronto como anunciaron su nombre dio un pequeño salto al avanzar debido a la presión de las rodillas de Alex. La audiencia se rió en ondas al darse cuenta que el caballo había presumido un poco. Alex muy amablemente acepto el premio y les dio la mano tanto al ganador del tercer lugar así como a Marley. Marley la miró con incredulidad. Luego se esperaba que Alex montara alrededor de la pista una vez más mientras los otros salían y ella los seguiría por detrás. Las aclamaciones de la muchedumbre demostraron que había aprobado la selección de Alex como la ganadora. Alex no estaba sorprendida de encontrar a Marley esperándola cuando salió de la pista. Alguien se había llevado a Brutus, pero Marley estaba parada ahí viéndose molesta. Alex se
deslizó para bajarse de Leah y agarró la brida hecha a mano. “Hey, no sabía que ibas a estar aquí, te lo juro”, dijo ella subiendo la mano mientras comenzó a caminar a Leah a su establo asignado. “Me lo podrías haber dicho por teléfono”, susurró Marley enojada. Esto era lo que había sucedido en la secundaria y ella no estaba contenta, ¿había confiado en Alex solo para que la misma mierda de siempre volviera a surgir? “No hemos hablado en casi un mes, ambas hemos estado muy ocupadas. Lo siento, no sabía que ibas a estar aquí, y sólo llegué a tiempo para l a competencia anoche”, se defendió Alex mientras se quitaba el velo. Personas caminaban cerca de ella mirándola curiosamente o felicitándola por su victoria. Marley estaba molesta. Cada victoria de sus caballos ayudaba al prestigio de su hacienda; la anunciaban de maneras que eran intangibles. Creaban noticias libres de cargo. De vez en
cuando perdían, pero perder contra alguien que ella conocía, alguien que le concernía, ¡alguien que no había tenido las agallas de decirle que iba a competir contra ella! Fue entonces que se dio cuenta de que Alex nunca le había dicho que ella también era dueña de un Gypsy Vanner. “¿Nunca mencionaste que tenías un Gypsy Vanner?”. Alex soltó a Leah en su establo y cerró la puerta con el picaporte. Leah había acabado por el día y lo sabía, así que se fue a revisar su cubo de agua y esperaba que su cubo de comida estuviera lleno, pero aún no lo estaba y ella miró a Alex curiosamente como preguntándole, “Hey, ya acabé con mi trabajo, ¿por qué no me has recompensado?”. Alex se dirigió a Marley. “¡Yo te dije acerca de Leah! Te dije cuánto la amaba y la adoraba. ¡Te dije que de vez en cuando competía con ella!”. “Sí me dijiste todo eso, ¡pero no me dijiste que era una Gypsy Vanner!”. “¡No tienes el monopolio sobre ellos!”, le
contestó Alex acaloradamente. Marley miró la cinta y el pequeño trofeo con un caballo en la parte superior. Alex también tenía el cheque en la mano. Todo esto la enfureció, recordando por qué había odiado a esta mujer hace todos esos años. “No, no lo tengo, pero todo el tiempo que te he conocido desde que regresaste a mi vida, ¡creería que podrías haber mencionado que eres dueña del mismo tipo de animal que estoy criando!”. “Sabes algo, Alex; yo también me enamoré de ellos cuando estábamos creciendo. Sin embargo yo no seguí la ruta que tú tomaste y los convertí en mi mundo entero. Tomé un poquito de felicidad después de mi matrimonio y compré a Leah, ella me costó una enorme fortuna. Incluso te envié un correo electrónico sobre la compra de una ampolleta de semen de tu precioso Brutus para inseminar a Leah, pero me dijeron que su linaje no era lo suficientemente puro. Pensé en pedírtelo personalmente cuando regresaste a mi vida, pero
sentí que estaba tomando una ventaja injusta de nuestra amistad. ¡No te engañé como pareces estarlo insinuando, pero maldita sea, tengo el derecho de competir con mi propio caballo!”. Marley se sintió un poco mal, como si hubiera sido arrogante por ser dueña de un Gypsy Vanner, pero todavía sentía que Alex podría haberle dicho. “¿Por qué nunca mencionaste que Leah era una Gypsy Vanner?”, le preguntó. Alex encogió los hombros, el traje de harén la hacía verse muy sexy y vulnerable. “No sé. La verdad es que nunca salió a luz. Estábamos tan interesadas en los caballos Cuarto de Milla cuando estábamos creciendo que supongo que pensé que si tú asumías que Leah era una Cuarto de Milla eso estaría bien”. “¿Tú sabías que yo pensaba eso?”, le preguntó Marley incrédula, sintiéndose traicionada y atrapada. “No, supuse que ya que eran lo que montábamos cuando estábamos creciendo, que
pensarías de esa manera. No te lo escondí deliberadamente; ¡hemos hablado de muchas cosas este último año!”. “¡Maldita sea, Alex, me hubieras dicho algo en algún momento!”. “¿Por qué? ¿Qué diferencia tendría? Tenemos otra cosa en común. No es tan inverosímil, teníamos todo en común cuando estábamos creciendo”. Marley se sintió como si hubiera reaccionado rencorosamente. Otros podían ser dueños de Gypsy Vanners; después de todo era la razón por la cual ella los criaba, para que otros los pudieran comprar. “¡No puedo creer que usaste eso, creo que cautivaste a la multitud porque les enseñaste un poco de piel!”, le dijo cambiando su voz a un tono de broma. Alex se relajó realizando que Marley estaba tratando de hacer las paces sin humillarse. “La verdad es que solo pensaron que estaban viendo un poco de piel”, le dijo a Marley, que estaba tan
cerca que le pudo mostrar que los cortes eran realmente material color de piel y no el cuerpo de Alex lo que estaban viendo. “Muy inteligente”, respondió Marley con una sonrisa. “¿Cómo le enseñaste a Leah a marchar a esa música?”. Alex se rió sabiendo que la ira de Marley se estaba disipando y su nueva amistad aún estaba intacta. “Vamos, te invito a cenar, pero primero tengo que cambiarme de traje”, dijo tratando de abrazar a su amiga, pero Marley se puso tiesa. “Oh, Dios mío, casi se me olvida que tengo que preparar a mis yeguas para la calesa y a Brutus también. Me tengo que ir a cambiar”, dijo ella comenzando a correr, pero se volvió para gritar, “¿Cenamos más tarde?”, y cuando Alex asintió, se dio vuelta y corrió. Alex se preguntaba si su gesto de abrazar a su amiga había sido malinterpretado, o si Marley realmente tenía que ir a prepararse. Ella se fue a cambiar en su remolque enganchado en la parte
trasera de su camioneta. ***** Alex observó mientras dos Gypsy Vanners perfectamente emparejados trotaban alegremente por toda la pista, jalando una calesa, y Marley usando otro de sus ondulantes trajes también viéndose llamativa. Ella observó mientras el hermoso Brutus hacía lo mismo media hora después mientras la multitud se asombraba de los impresionantes caballos. Otras razas fueron presentadas, pero el color moteado definitivamente captaba la atención. Ella adoraba los Gypsy Vanners, pero no podía evitar admirar a un par de Frisones y algunos pocos otros de las razas más pequeñas. Ella sabía que Marley estaba criando el tamaño más grande de los Gypsy Vanners, o los que eran conocidos como Grand Gypsy, ya que si el caballo tiene una estatura de 14 a 15.2 manos, es conocido como un “Classic Gypsy”, y si el
caballo tiene una estatura de 15.2 o más, es conocido como un “Grand Gypsy”. A Marley le gustaban los caballos más grandes, así que todos los de ella eran Grand Gypsy. Era lo que atraía a miles de espectadores a estas exhibiciones de caballos, la variedad de caballos, su belleza, y las mejores de las mejores competencias. Hasta las competencias entre ellos les atraían más fanáticos a varios caballos. Era obvio que Marley tenía fanáticos cuando la gente abucheaba y gritaba cuando sus caballos eran mostrados en la pista, llamando su nombre o el de Brutus. Había una multitud alrededor de su exhibición cuando ella trajo de regreso a las yeguas y a Brutus al corral ubicado detrás de su tienda donde ella repartió volantes y tarjetas de negocio y le habló a la gente. Muchos habían venido e ido y hablado con los dos entrenadores que ella tenía ahí, pero ella realmente era su mejor herramienta de mercadeo, ellos querían hablar con la ‘dueña’ si estaban interesados en criar, entrenar,
o comprar. Alex observó mientras Marley se mantenía ocupada durante horas. Incluso su equipo, aparejo, y hasta su calesa eran discutidos, y Alex estaba orgullosa de su amiga y de lo que había logrado, lo que todavía estaba logrando. Fue horas más tarde cuando las multitudes empezaron a desaparecer y las dos mujeres estaban vestidas en camisetas ‘normales’, camisas de franela para apaciguar un poco el frío de la noche, pantalones de mezclilla, botas y los sombreros Stetson familiares cuando al fin pudieron cenar juntas. Ambas tenían maquillaje que habían usado en la competencia, pero lo habían atenuado un poco, ambas estaban perfumadas con olor a caballo, pero ninguna lo notó ya que les era tan familiar. Se veían como lo que eran, dos mujeres tejanas que podían manejarse a sí mismas. “Caramba, fue un día muy divertido”, comentó Marley mientras cortaba su bistec apilado con cebollas y salsa para bistec.
“Me gustaría aprender a manejar esa calesa, parece ser algo divertido”, contestó Alex mientras le ponía mantequilla a su papa. Hablaron sobre caballos durante toda la cena y nunca les faltó de qué hablar mientras disfrutaban de su mutua compañía. La irritación que Marley había sentido anteriormente se había disipado; ella se sentía un poco avergonzada ahora de su enojo y de su reacción a que Alex le hubiera ganado justa y honestamente. Leah era una yegua hermosa y si ella no supiera que Alex era su dueña, ella la hubiera querido comprar, y no le importaría que Brutus engendrara un potro con ella, pero no sabía cómo hablar del asunto sin causar un problema después de lo que Alex le había dicho. Caminaron hacia la zona de la feria donde ambas se estaban alojando, Alex en su remolque y Marley en una de las literas del gran tráiler que remolcaba a los animales de Feathered Farms. El tráiler de Marley era casi tan elegante como una habitación de hotel, algo lógico ya que sus
animales eran valiosos y por lo tanto el alojamiento para hombres y bestias debería ser agradable, y hasta tenía agua corriente para ducharse. Sabía que los muchachos se habrían cerciorado que los caballos estuvieran cómodos para la noche; tenían otras dos exhibiciones mañana donde mostrarían los caballos antes de que pudieran empacar y regresar a su casa, pero ella había hecho algunos contactos muy buenos como siempre lo hacía en estas exhibiciones. “Maldita sea, ha sido un día largo”, comentó Alex mientras caminaban. Marley sonrió, era como en los viejos tiempos estando con Alex de esta manera y a la vez no lo era, ya que ahora eran mujeres adultas y maduras. De vez en cuando decían o hacían algo que les recordaba cuando eran niñas y también disfrutaban de eso. “Estoy de acuerdo y todavía no se ha acabado, aún tengo el día de mañana. ¿Te vas a ir mañana?”, preguntó ella. “Sí, normalmente me iría a primera hora de la
mañana, pero me gustaría echarle un vistazo a tus caballos una vez más cuando estén en la pista”, dijo Alex elogiándola. Marley sonrió, no había nada mejor que escuchar a alguien admirando a sus ‘bebés’. Caminaron hacia el remolque de Alex primero. “Si no te importan los espacios pequeños creo que tengo una botella de jugo de fruta que podemos compartir, ¿o estás demasiado cansada?”, le preguntó Alex, poco dispuesta a terminar su maravillosa noche juntas. “Voy a aceptar tu oferta, probablemente me pueda quedar despierta durante otra media hora, más o menos”, bromeó ella. Compartieron una botella de jugo de naranja mientras discutían linajes de caballos prácticamente hasta la época de Adán y Eva. Alex se puso más silenciosa cuando la media hora se volvió en una hora y se dio cuenta de que Marley tendría que regresar a su propio tráiler. “¿Qué te pasa?”, le preguntó Marley al darse
cuenta de que Alex se había callado y que ella era la única que estaba hablando. Debido al tamaño del pequeño remolque en la parte trasera de su camioneta, estaban sentadas en el mismo banco, sus cuerpos volteados de tal manera que estaban una frente a la otra con una mesa delante de ellas. Alex miró a los bellos ojos marrones en la morena que había amado toda su vida, primero como amiga, luego como una mejor amiga, después como una hermana, y ahora ella realizado que era con el amor de una mujer madura, esta amiga era más que eso. Ella apartó la mirada, pero Marley captó su atención y la miró directamente a sus ojos azules y suavemente le volvió a preguntar, “¿Qué te pasa?”. Marley tenía una idea de lo que estaba pasando, ella era bastante astuta cuando se trataba de su amiga, pero no se atrevía a pensar que fuera lo que ella estaba pensando. Ella se había equivocado antes, y esta vez no quería estar equivocada. Ella sabía cómo se sentía, pero nunca
impondría sus valores y tendencias en otra persona, si estuviera interesada tendría que dar el primer paso. Alex se sentía un poco incómoda, pero esos ojos la hacían quererse derretir. “Me preguntaba”, empezó a decir mientras daba un trago para crear un poco de saliva en su boca repentinamente seca. “Me preguntaba”, volvió a repetir. “¿Cómo se sentiría darte un beso?”. Marley quería eso más que nada, desde que Alex había reaparecido en su vida había vuelto a analizar todo sobre su amistad y se dio cuenta de que eran perfectas la una para la otra de muchas maneras. Ella también se había sentido atraída por Alex cuando estaba ahí vendiéndole pólizas de seguros, la había engañado para poder dar un recorrido por la hacienda, manteniéndola ahí durante horas, cuando lo único que realmente necesitaba era ver las pólizas viejas y ver si podía encontrar algo mejor. Ella se había sentido aliviada de sobrepasar el dolor y la mezquindad de
la secundaria y encontrar la amistad que tuvo una vez, pero mejor. La Alex madura era alguien con quien realmente se podría enamorar, y lo había hecho a través de sus conversaciones telefónicas. La ira que había sentido hoy fue por haber sentido un poco de la frustración de su forzada separación debido al trabajo y la vida. Para ser justa, ya que ella conocía sus propios sentimientos, y se preguntaba si tal vez Alex sólo era curiosidad, le dijo, “Tú no quieres hacer eso”. “¿Por qué no?”, le preguntó Alex confundida y herida, preguntándose si Marley no estaba interesada en ella de esa manera, todas sus dudas de sí misma que la habían llevado a este momento causándola a sentirse terriblemente insegura. “Porque te va a gustar”, le contestó Marley suavemente, con una pequeña sonrisa de ánimo. Ella había sido justa y le había dado a Alex una salida si la quería, pero al parecer no la quería. Ella había oído el poco de dolor en su voz cuando le había contestado.
Alex sonrió y se inclinó hacia ella para su primer beso. Ella se sorprendió de lo calientes que se sentían los labios de Marley. Al mismo tiempo, no la sacó de quicio porque estaba besando a una mujer. Se sentía cómoda besando a Marley. No como cuando habían practicado a los trece años, no entre sí, pero más bien con sus muñecas y el espejo. Esto se sentía bien, se sentía normal, y pues caramba, ¡era Marley a la que estaba besando! Ella había pensado mucho sobre lo que Marley le había dicho sobre su ex novia, y el hecho de que habían sido amantes. Ella tuvo que admitir que había tenido curiosidad sobre las mujeres desde entonces, hasta yendo tan lejos como observarlas de vez en cuando en sus viajes, pero ella siempre había regresado a pensar sobre esta mujer. A Marley le gustaba la manera en que los labios de Alex se sentían contra los suyos, se sentían tan bien. Se sentía cómoda con Alex, pero también la quería, así que se sentía
verdaderamente bien. Pero ella se preocupaba de Alex, y de cómo se estaba sintiendo, así que se hizo un poco para atrás y le preguntó silenciosamente, “¿Estás bien?”. Alex asintió con la cabeza, demasiado tímida para decir algo y se acercó para seguir besando a Marley, suavemente abriendo la boca para dudosamente lamerle los labios con su lengua. Con el nuevo toque de la lengua de Marley, ella suspiró ante los besos, ¡se sentían tan bien! Vacilantemente sus manos se deslizaron por los brazos de Marley y alrededor de su torso, y Marley devolvió el abrazo. El calor de su cuerpo contra el de ella causó que Alex sintiera deseo, lo que la sorprendió con su intensidad. Ella profundizó el beso, ya que su cuerpo comenzó a responder a las señales que estaba recibiendo. Marley terminó el beso y se hizo hacia atrás, respirando fuertemente. Ella se sonrió viendo a Alex, disfrutando de los sentimientos que Alex generaba en su propio cuerpo acalorado. Ella
esperaba que la confianza y el amor que vio reflejados en los ojos azules de Alex estuvieran reflejados en sus propios ojos, diciéndole a Alex sin palabras lo que sentía. “Eso fue agradable”, le dijo resollando. “Verdaderamente agradable”, concordó Alex mientras se acercaron hasta juntar sus frentes. “Si hubiera sabido cómo iba a ser esto, tal vez hubiera salido contigo en la secundaria en vez de con Stevie Wonder”, le dijo Marley, con una sonrisita sardónica. Alex empezó a reírse. Stevie Wonder era el apodo de Steve Wajenowicz, el mariscal de campo de su secundaria, un chico robusto de descendencia polaca que no tenía cerebro, solo músculos. “No, ¿te podrías imaginar si dos chicas se hubieran juntado en nuestra secundaria en aquel entonces?”. “Así que, ¿no sabías acerca de Patty y Bianca?”, le preguntó Marley sorprendida. Alex parpadeó mientras pensaba recordando
sobre esos años. “Patty tiene sentido, pero Bianca?”, preguntó sorprendida. Marley asintió con la cabeza. “De hecho, me encontré con Bianca en un club de la ciudad, y había dejado a Patty para salirse de aquel pueblo tan pequeño”. Alex sacudió la cabeza. “¿Quién lo habría pensado?”. Luego se dio cuenta de que tenía a Marley en sus brazos y volvió a pensar, ‘¿quién lo habría pensado?’. Marley sonrió mientras veía a Alex, y se preguntó a sí misma adónde iría esto. Ella sabía adónde le gustaría a ella que fuera, pero no quería forzarlo. Era un camino de descubrimiento y no quería arruinarlo. Si ocurría mucho demasiado pronto, agobiaría a Alex. Ella tendría que dejar que Alex estableciera el ritmo y ver adónde iría desde ahí. “¿Quieres dormir aquí?”, le preguntó Alex tímidamente, sorprendiéndola. Marley sacudió la cabeza. “No, no quiero que
nuestra primera vez ocurra en la parte posterior de un remolque. Quiero que nuestra primera vez, tú primera vez, sea romántica y con música de fondo agradable”. Podían oír música de diferentes remolques y tráileres, y no era para nada romántica entre la competencia de música country y rock pesado. También oyeron a algunos borrachos gritando y haciendo ruido. No era propicio para una noche romántica, ni para una primera vez, y Alex tuvo que admitir que Marley estaba en lo cierto. “¿Por qué no tomamos esto lento y vemos adónde nos lleva? Esto es nuevo para ti, y quiero que tú estés segura antes de que tomemos el siguiente paso”. Alex estaba segura, en este momento estaba m u y segura, pero tenía que admitir que un ambiente romántico sonaba agradable y perder su ‘virginidad’ con una mujer en la parte posterior de un remolque no era del todo romántico. “¿Y por qué no solo duermes aquí?”, le preguntó tratando de persuadirla.
Marley sonrió, ella tampoco quería irse. “No puedo prometer que solo vamos a dormir”, admitió. Alex se sintió bien sobre dicha admisión, no quería que Marley se fuera, pero tendría que dejarla ir hasta que la viera mañana. Ella se acercó para darle otro beso que les permitió a ambas explorarse entre sí, y sus manos tampoco fueron tímidas. Ambas estaban jadeando de necesidad y deseo, antes de que Alex se hiciera hacia atrás por primera vez, sintiéndose un poco abrumada de los sentimientos y emociones que la estaban acosando. “¿Estás bien?”, le preguntó Marley, repitiendo su pregunta anterior. Alex asintió. “¿Es siempre tan ‘intenso’?”. “Solo si es bueno y se siente bien”, susurró Marley mientras le daba a su amiga, a su mejor amiga, un beso en los labios. “Me voy a ir ahora, estoy segura de que ambas tenemos mucho en que pensar y espero que pueda dormir, aunque lo
dudo”. Alex sonrió y accedió. Ella tenía mucho en que pensar y en lo que todo esto significaría. Se alegró que Marley no hubiera accedido a su oferta de pasar la noche. Al mismo tiempo quería la cercanía y el tacto de esta mujer contra ella. Los mimos y caricias amorosas no habían sido suficientes, quería más, necesitaba más, pero todavía tenía un poco de miedo, no estaba segura de qué esperar en realidad, no era como estar con un hombre después de todo. Marley la dejó a regañadientes después de besarla una vez más, un beso muy casto considerando su último tan apasionado. Ella le sonrió a Alex y susurró, “Te amo, ¿los sabes?”, mientras se iba. Alex sabía que debería decírselo también, ya que ella también amaba a Marley, pero se le había vuelto a secar la garganta. Ella sonrió débilmente mientras observaba a Marley irse.
***** Marley pasó una noche terrible. Generalmente ella podía ignorar a los muchachos y los ruidos que hacían mientras dormían, pero esa noche en su litera, los ruidos parecían estar amplificados y la molestaban. Hubo varias veces que quería levantarse y despertarlos para que se sintieran tan miserables como ella. Casi se levantó para ir a tocar ruidosamente en la puerta del remolque de Alex y hacerle compañía, pero sabía que deberían tomarlo despacio y que si regresaba le haría el amor a Alex. No quería que fuera algo asqueroso o de mal gusto. Ella había llegado a una edad donde quería encontrar a la Srta. Vivieron Felices Desde Entonces, y no a la Srta. Ahorita. ***** Alex dio vueltas en la cama durante horas, preguntándose si debería haber insistido, o
¿podría haberlo hecho? Ella no se había sentido tan insegura de sí misma en mucho tiempo, y siguió cuestionándose a sí misma durante horas. Sabía que quería esta relación, ella había pensado sobre ésta muchas veces en los últimos meses, es más, durante el último año. Había alquilado varias películas de naturaleza ‘lesbiana’ y sabía que el ‘acto’ no le repugnaba, de hecho le atraía mucho. Marley era una de las únicas lesbianas que conocía, y también sabía que quería que ella fuera la primera, tal vez la única. Ella la había amado toda su vida, pero no sabía cómo proceder. ¿Qué exactamente era romántico entre lesbianas? Ella obtuvo una respuesta bastante rápido, al darse cuenta que cualquier cosa que era romántica entre una pareja heterosexual sería romántica entre dos mujeres o dos hombres. Fue muy tonto de su parte pensar que sería ‘diferente’ para una pareja del mismo sexo. Sin embargo, ella se dio cuenta que sería diferente, ésta era Marley, su mejor amiga de casi toda la vida aún si habían estado
separadas durante muchos años. Ellas se habían hundido en la amistad otra vez como si nunca hubieran estado separadas, para darse cuenta de que podría ser más era solo algo adicional. Alex sentía como si no podía esperar, y sin embargo se seguía preguntando si Marley la encontraría demasiado ignorante, demasiado ajena, pero ella había investigado el tema ardientemente al darse cuenta de que quería tener una relación con una mujer, ella quería a Marley. ***** “Tuve una noche podrida y todo es culpa tuya”, le susurró Alex a Marley al juntarse con ella para desayunar, se habían empezado a enviar mensajes de texto desde casi las seis de la mañana para reunirse. Marley la vio por encima de sus gafas de sol y le dijo, “¡Igualmente guapa, igualmente!”. Sus propios ojos rojos eran prueba de no haber
dormido suficiente y de tener demasiado en qué pensar. Compartieron una sonrisa sabiendo que cada una no había dormido por la misma razón. Se sentaron en una mesa de picnic después de haber comprado desayuno de uno de los vendedores de comida y estaban comiendo juntas y disfrutando la compañía de la otra después de su inquieta noche de sueño. Platicaron sin esfuerzo, tenían tanto en común, ambas sabían adónde se estaba dirigiendo esto y estaban felices que era con la otra. ***** Ver a Marley controlar los caballos sin esfuerzo, tirando de una vagoneta o calesa, era increíble. Alex no podía sino admirar los músculos que podía ver a través de ese vestido ridículamente hermoso que usaba, pero le parecía totalmente afeminado para ella. Tenía que preguntarse cómo se sentiría cuando Marley la
abrazara estando desnuda con esos brazos musculosos, y ella se estremeció al pensarlo en anticipación. Ella tuvo que ir a su remolque, cambiarse los calzones, y cerciorarse de usar una toallita protectora esta vez. Ella quería ayudar a empacar el equipo y los caballos de Marley, pero ella tenía a los muchachos para ayudarla y Marley quería pasar los últimos minutos que pudiera con Alex. Se sentaron en la cabina de la camioneta de Alex después de que ella había puesto a Leah en su propio remolque. Alex miró hacia afuera al caos organizado del final de una exhibición mientras la gente empacaba y se iba. Marley se preguntó si Alex se sentiría arrepentida de hacia dónde esto estaba yendo. Ninguna de las dos estaba diciendo nada y luego ambas empezaron a hablar al mismo tiempo. “Quieres..”., comenzó Marley. “Así que cuando..”., comenzó Alex y luego se detuvo para dejar que Marley continuara. Ambas se rieron un poco al darse cuenta que
ambas tenían la lengua atada. Marley se dio cuenta que le correspondía hacer la próxima jugada. “Me gustaría llevarte a un lugar que vi una vez, ¿crees que puedes tomar tiempo libre de tu trabajo?”. “¿Y tú? ¿Y qué de la hacienda?”, le preguntó Alex, suponiendo que un cambio de rumbo era juego limpio. Marley sonrió. “Creo que los muchachos se las podrán manejar unos días sin mí, Dios sabe que les gustaría”, dijo ella riéndose. “Ah, eres el tipo de jefa que siempre está ahí, ¿no?”, le contestó Alex burlándose. Marley sonrió impenitentemente. “Sí, la pueden manejar cuando estoy en exhibiciones, pero rara vez se las dejo completamente salvo que esté entregando un caballo al otro lado del país, y aun así las pocas veces que ha pasado, el dueño se reúne conmigo a medio camino o usamos una compañía de envíos o algo parecido”. “Debes confiar más en esos muchachos”,
bromeó Alex. “¿O no son buenos?”. Marley se rió, sabiendo lo que Alex estaba haciendo. “Lo sé, lo sé, lo quiero controlar todo, pero, híjole, amo a esos caballos y es mi vida”. Alex, de todas las personas, sabía exactamente lo que Marley estaba diciendo. Era un nivel entero de locura hacia los caballos que algunas personas nunca comprendían, una pasión que supera a todas las demás, una dedicación que desafiaba la razón. Que ella estaba dispuesta a dejarla por detrás por unos días para pasar tiempo con Alex la tocaba. Sabía lo difícil que podría ser. “¿Estás segura, yo podría venir a California y tratar de hacerlo un viaje de negocios...?”, empezó a decir. Marley la detuvo. “No, quiero que esto sea algo especial. Hay un lugar al que fui una vez por mi cuenta, y me gustaría enseñártelo. Creo que entenderás una vez lo hayas visto. ¿Podrías volar a Jackson Hole?”. “¿Wyoming?”, preguntó Alex para estar
segura. Marley asintió y la miró para ver si estaba interesada o alarmada. “Estoy segura que podría. Sólo tendré que tomar algún tiempo libre, pero tengo montones de vacaciones que se me deben, así que estoy segura que no será un problema”. “Si no lo puedes pagar..”., empezó a decir Marley, pero Alex la detuvo. “Sí puedo”, dijo ella sonriendo con una sonrisa misteriosa. “Puedo pagar por el viaje, créeme”. Marley la miró directamente y sonrió un poco tímida. “Si cambias de opinión... Quiero decir, lo entenderé... ¿estás segura de esto? Me refiero a que si quieres terminar con esto ahora mismo, lo entenderé. No quiero perder a mi mejor amiga debido a esto”. Alex estaba agradecida con el comentario, realmente lo estaba, pero estaba segura, ella sí quería esto. “Yo sí quiero esto, Marley, más que
nada”. Marley la vio y se vieron directamente a los ojos. Los ojos de color marrón aterciopelado de Marley veían intensamente los familiares ojos azules de Alex y ella sonrió. “Pues entonces, haré los trámites y te enviaré la fecha para que puedas llegar a Jackson Hole y proseguimos desde ahí, ¿te parece?”. Alex asintió y le preguntó calladamente, “¿Dentro de dos semanas?”. No sabía si podría esperar mucho más que eso. No sabía lo que esperaba, pero sabía que quería estar con Marley y pronto. Marley se vio las manos ocultando una pequeña sonrisa, ella también estaba emocionada y ansiosa. Ella volvió a ver hacia arriba y dijo, “Dentro de dos semanas suena bastante bien”. Alex se hizo ligeramente hacia delante, y tuvieron que organizar la inclinación de sus cabezas para que sus sombreros Stetson no
chocaran, mientras compartían un beso. Éste comenzó bastante inocente, pero ambas se dieron cuenta mientras se besaban profundamente que las próximas dos semanas iban a ser muy, muy largas. ***** Alex observó mientras Marley caminaba de regreso a su puesto, notando la manera en que ella caminaba y se sorprendió de que nunca antes había pensado en eso. Ella siguió observando hasta que Marley estaba fuera de vista, y luego lentamente retrocedió de su lugar de estacionamiento y hacia el tráfico esporádico, saliendo del terreno de la exhibición y hacia la carretera. Se dirigió hacia el este camino a New Mexico y hacia la carretera interestatal que la llevaría a su hogar en Texas. Fue un viaje largo y agotador, y ella se detuvo de vez en cuando para comprar gasolina, algo de comer, y para ver cómo
estaba Leah. El caballo parecía viajar mejor que Alex en este viaje. A ella ya le hacía falta Marley y tenía demasiado tiempo para pensar mientras la camioneta devoraba las millas. Ella quería llamarla, pero no quería sentir la incomodidad cuando uno está hablando con alguien por teléfono y tiene gente a su alrededor. Los vaqueros de Marley estarían en la cabina de su camioneta con ella y no podría decir mucho, así que Alex no la llamó. Las muchas millas a través de Arizona y hacia New México y a través de éste le dieron a Alex toneladas en qué pensar, lo que podría pasar, lo que podría ser, y la anticipación que le estaba causando que el estómago se le hiciera un nudo. Alex envió una solicitud de tiempo libre por correo electrónico tan pronto como llegó a su hogar, colocó a Leah en el establo, limpió el remolque y lo estacionó fuera del camino, y desempacó la camioneta y la estacionó en el cobertizo. Su auto regular la llevaría al trabajo mañana, ya que sólo utilizaba su camioneta para
remolcar el tráiler, o heno, o un millón de otras cosas en la pequeña hacienda que era su propiedad. Ella miró a su alrededor en la oscuridad y se sintió orgullosa de la victoria que había obtenido, se sintió mal que Marley no había ganado, pero estaba contenta con lo que había logrado. Marley la había molestado sobre su traje de ‘harén’, pero también la había elogiado, susurrando que le gustaría verlo otra vez, con suficientes insinuaciones que hicieron que Alex se sonrojara. Alex había pensado continuamente en las millas que tomó llegar a su hogar sobre adónde iría todo esto. Sí, ella era capaz de ver que la invitación a Jackson Hole, Wyoming, era para que pudieran hacer el amor. Ella se preguntaba qué ocurriría después, ¿era ésta una prueba de algún tipo? Si ella fallaba, ¿significaba esto que la relación no continuaría? No, su amistad podía soportar cualquier cosa después del juicio por fuego conocido como la escuela secundaria. Esto
se trataba de una prueba para adultos, a un nivel que ella estaba segura que quería, sea que fuera buena o mala. Pero no sería mala, ¿o, sí? ***** Marley se mantuvo callada en el viaje a través del desierto de Arizona. Ella condujo todo el camino a Los Angeles antes de darle el timón a uno de sus obreros. Las paradas de descanso no eran suficiente para quitarles los nudos de la espalda, pero éstas eran necesarias no sólo para comprar gasolina, sino calorías necesarias que habían sido quemadas todo el fin de semana y para revisar a los caballos que estaban resistiendo el viaje bien. A Marley le encantaba revisarlos en su tráiler de ultra lujo. Había espacio para más de los cuatro que estaba transportando, y la calesa estaba encima boca abajo para que pudieran pasar fácilmente debajo de los puentes, pero rara vez llevaba más de cuatro en un momento dado. Le
encantaba ver sus blancos, marrones y negros, sus crines y colas onduladas, el pelo en sus patas. Ellos también la observaban a ella, le veían los ojos, y sabían que estaban bien cuidados. Ella los revisó para ver si alguno de ellos estaba estresado, y se sabía que los sacaba a caminar alrededor de la parada de descanso si sentía que lo necesitaban. Había creado emoción las pocas veces que había hecho esto, ya que mucha gente nunca había visto a un Gypsy Vanner, y éstos eran especímenes excepcionalmente finos. Pero conducir le daba a una persona demasiado tiempo para pensar, y como sus vaqueros no eran grandes conversadores, fue un viaje tranquilo a excepción de la estación de música country que escuchaban, o los discos compactos cuando la estática era bastante mala. Marley se preguntaba si ella estaba presionando a Alex, pero sabía que realmente no lo había hecho. Alex podría no saber en lo que se estaba metiendo aquí. Estar en una relación con
una mujer no era como estar en una con un hombre. Aún había mucha gente con prejuicios contra este tipo de relación. No iba a ser fácil. Además, tenían una historia larga. Fue por esto que estaba preocupada de poder dañarla irreparablemente. Alex había sido su mejor amiga por siempre, ¿qué pasaría si no le gustaba hacer el amor con Marley? Pero sus besos, y Marley había gemido en voz alta pensando en ellos y lo caliente que la habían hecho sentir, indicaban que estaba dispuesta. Marley sabía que ella no debería pensar demasiado en esto, pero ¿cómo podía evitarlo? Éste era un gran paso y con su mejor amiga. ***** Alex le envió a Marley un mensaje de texto al día siguiente cuando se despertó. Su oficina sabía que iba a llegar tarde, por lo que ella había sido capaz de dormir tarde, después de su largo viaje
desde Arizona remolcando el tráiler. Ella no esperaba una respuesta ya que sabía que Marley no sabía mucho de tecnología, así que estaba gratamente sorprendida de una respuesta de ‘hola, buenas tardes’ de su propio texto de ‘buenos días’. Alex se duchó y empezó su día, e intercambiaron textos periódicamente durante el día. Marley tentativamente hizo los arreglos para su viaje a Jackson Hole y más allá, pendiente del horario de Alex. De su horario propio, sabía que lo podría arreglar, tenía buena ayuda, y la verdad es que sus vaqueros podrían sentirse aliviados que su jefa no iba a estar debajo de sus pies. Ella sabía que necesitaba unas vacaciones de su trabajo, aunque amara a sus ‘bebés’. Tomar un viaje con Alex sin duda sería relajante. Alex tuvo noticias de su casa matriz a finales de la tarde, aprobando su tiempo libre. Incluyendo los fines de semana, ella estaría fuera durante diez días, y recibió un texto de Marley diciéndole ‘MUY BIEN’, todo en mayúsculas. ¡Ella se echó a reír
cuando recibió eso, siendo alguien que no sabía mucho de tecnología, lo estaba haciendo ‘muy bien’! ***** Tenían razón; parecía que las dos semanas iban a tomar mucho tiempo en pasar. Trataron de hablar por teléfono todas las noches y enviar textos al azar de sus teléfonos celulares, pero Marley no tenía la mejor recepción en las colinas donde vivía. Ambas estaban muy ocupadas, Marley con sus animales, Alex con sus clientes, ambas estaban muy cansadas, pero lo trataron. El viernes en que se iban a reunir en Jackson Hole, Marley tomó un vuelo de San Luis Obispo hasta Los Angeles y luego uno hacia Jackson Hole. No muy eficiente, pero la llevó ahí. Alex tuvo un poco más de suerte. Ella tomó un vuelo desde Dallas, ya que estaba ahí por negocios en la casa matriz, y hasta Jackson Hole. Ella se
emocionó al ver a la bella morena parada con su Stetson, esperándola. Marley se sorprendió de ver a la esbelta Alex en su traje de negocios bajarse del avión de Dallas, no esperaba verla vestida tan elegantemente. La hizo sentirse demasiado simple en su traje de vaquera. Con un fuerte abrazo, Alex envolvió sus brazos alrededor de Marley, causando que se le torciera su Stetson. Marley le dio una gran sonrisa de vuelta, mientras devolvía el abrazo y luego se hizo hacia atrás y se ajustó el sombrero. Alex se veía muy empresarial en un traje de negocios y tacones que destacaban sus bellas piernas. Marley se sentía muy agreste con sus habituales pantalones de mezclilla, camiseta y su Stetson. “¡Ay, caramba, me veo como una golfa a la par tuya! ¡Mira cómo te ves!”, exclamó ella con un fuerte acento para ocultar su vergüenza. “Acabo de salir del trabajo, por lo que no he tenido tiempo de cambiarme”, respondió Alex, avergonzada de estar tan bien vestida mientras
veía a su alrededor a toda la gente vestida casualmente en el aeropuerto esperando a estos pequeños vuelos. Varios se habían dado la vuelta para ver a las dos mujeres abrazándose. “Te ves estupenda”, le dijo Marley con admiración, observando su maquillaje expertamente aplicado, su pelo en un moño, y el obviamente caro traje que usaba. Alex se sonrojó, pero estaba contenta. “Creo que deberíamos haber comparado notas para haber sabido cómo vestirnos cuando nos fuéramos a reunir”. Marley se echó a reír. “Yo debí haber sabido que no muchos vuelos vendrían para acá. Supuse que ya que el mío fue el más largo, te vería esperándome aquí por mí”. Alex tuvo que reírse al comparar su equipaje de Louis Vuitton con los sacos de marinero que usaba Marley. Una camioneta conducida por un hombre alto vino y las recogió, era una de cabina extra grande con las palabras ‘Echo Acres’
estampadas en ambos lados. Marley tampoco le dijo a Alex adónde iban, y el nombre en la camioneta no le dio ninguna pista, así que ella trató de disfrutar la vista. Pronto estaban subiendo hacia los árboles de pino y ella no podía ver nada, ya que la noche se estaba acercando. “Así que, ¿dónde está este lugar?”, trató de preguntar casualmente, pero Marley no le iba a decir y en su lugar empezó a hablar de caballos con el conductor. Tenían un montón de razas mixtas, así como bastantes Cuarto de Milla y Mustangs en la mezcla. Él sabía que eran personas que sabían de caballos por la manera en que con confianza hablaban de los varios méritos de las razas, aún si una parecía ser una viajera o algo parecido con su traje. Pero ella aprendería qué usar en la hacienda, pensó él. Tomó casi una hora para llegar a la hacienda, y al entrar a la propiedad, el conductor que se había introducido como Jason dijo, “Habrán guardaron comida caliente para ustedes, así que si tienen
hambre, llevaré su equipo a las literas y las dejaré comer antes de que se haga demasiado tarde”. Ellas le dieron las gracias mientras él las dirigía al edificio para que cenaran. Alex suspiró y le dijo a Marley, “¿Literas?”, pero con una sonrisa misteriosa mientras caminaban hacia la cena. “Hola Marley, qué bueno es verte aquí, ¿estás lista para divertirte?”, la saludó una mujer baja y pelirroja con una sonrisa peculiar. “Pues, tú me prometiste un poco si venía aquí”, le contestó Marley con su propia sonrisa mientras envolvía a la mujer con un abrazo. “¿Quién es tu amiga?”, le preguntó la pelirroja, mirando el traje de Alex de la misma manera que todos lo habían hecho desde que había llegado a esta parte del país. Alex mentalmente volteó los ojos, sabía que ella habría hecho lo mismo en su lugar, pero estar en el extremo receptor no era agradable. Usando su mejor acento tejano, cerciorándose que la mujer
oyera que era una mujer sureña, extendió la mano y le dijo, “Hola, soy Alex Collins”. La mujer se sorprendió al oír el acento y le dio la mano, mirándola cautelosamente. “Pues eres bienvenida aquí. Cualquier amiga de Marley lo es. Soy Sydney Pleasanton y mi esposo y yo somos dueños de Echo Acres, ambas coman algo y hablen sobre la ruta que van a tomar a las praderas más altas para que sepamos dónde buscarlas cuando se pierdan”. Ella sonrió para mostrar que estaba bromeando. Alex asintió y sonrió y esperó hasta que estaban poniendo carne y papas en sus platos para susurrarle a Marley, “¿Praderas más altas?”. Marley sacudió la cabeza. “Sólo tienes que aceptar las cosas, te va a encantar este lugar, te lo prometo”. Alex aspiró debido al doble sentido, pero fue la mirada en los ojos de Marley la que había hecho la promesa. La cena fue agradable, y Sydney les dijo todo
sobre Jackson Hole y las ‘celebridades’ que visitaban el valle, y sobre todas las comodidades si decidían regresar temprano. También sobre qué debían precaverse, y algunas de las vistas que podrían ver en su camino hacia praderas más verdes. “¿Tienen osos grises por aquí?”, preguntó Alex mientras usaba su cuchillo y tenedor con cuidado, como le había enseñado su mamá. Con su traje y modales sólo le confirmó a Sydney en su mente que ésta era una muchacha de la ciudad a pesar del acento sureño. “Oh sí, tendrán que cerciorarse de no dejar nada afuera cuando estén ahí, o ellos lo encontrarán. Cierren bien las ventanas cuando salgan”, les aconsejó Sydney. A Alex le dio la impresión que este rancho en la pradera baja era solo la ‘entrada’ a las ‘praderas más altas’ donde estaban las cabañas y los huéspedes podían quedarse por períodos indefinidos de tiempo. El hijo de Sydney y su
esposa vivían ahí todo el año y manejaban esa parte de la operación. Ellos dirigían el ganado y los caballos, y los huéspedes lo usaban como un lugar de vacaciones cuando querían experimentar una hacienda ‘de recreo’. Después de la cena se dirigieron al ‘barracón’, que era exactamente como lo que sonaba, con ocho literas que acomodaban fácilmente a dieciséis huéspedes. Podían ver que un par estaban ocupadas por el equipo en los extremos de ellas, así que Alex sabía que aquí no era donde iban a consumar su relación. Estaba amueblado muy escasamente, con un baño comunal en un extremo, y una pequeña cocina con una pequeña nevera, un microondas y una cafetera. Estaban solas en el gran barracón por el momento, y Marley abrazó a Alex con sus brazos. “¿Qué es esto?”, le preguntó Alex con una sonrisa, preguntándose a qué habría acordado durante la próxima semana y media. Marley le sonrió, por fin no mirando hacia
abajo a la rubia, cuyos tacones de ciudad la hacían tan alta como Marley para variar. “Sólo tienes que aceptar las cosas, es una hacienda de ‘recreo’, pero en realidad es una hacienda en funcionamiento para vacaciones. No tenemos que arrear ni ganado ni caballos, estoy esperando con anticipación ver las vistas”, dijo mientras señalaba las montañas más allá de los edificios de la hacienda, pero sus ojos estaban viendo a Alex y contaban una historia diferente. Alex sintió un relámpago de deseo pasar a través de ella mientras se inclinaba para darle un beso de bienvenida. El beso rápidamente se profundizó, y ella estaba contemplando lo difícil que sería hacer el amor en la estrecha litera detrás de ellas, cuando oyeron ruidos de los otros regresando al barracón. Ella gimió desilusionada, y Marley se hizo hacia atrás con una sonrisa cómplice. “Mañana”, susurró Marley mientras se inclinaba para jalar y colocar uno de sus sacos de marinero sobre una litera vacía. Alex hizo lo
mismo con su equipaje Louis Vuitton, y a la hora en que sea quién sea entró al barracón, ambas estaban buscando sus pijamas. “Hola, soy Frank y esta es mi esposa Susan, y somos de Illinois”. Un hombre chaparro se les acercó extendiendo la mano. Alex y Marley les dieron la mano a los dos huéspedes, y eso fue todo, pero al parecer era temprano en la temporada. Platicaron un rato llegándose a conocer, y Alex descubrió que ella y Marley eran las únicas que iban a ir a las praderas más altas al día siguiente. Tomaron turnos cambiándose a sus pijamas en el baño y se metieron debajo de las frazadas. Dándose la cara a través de las dieciocho pulgadas que separaban sus literas, se miraron larga y profundamente antes de que el sueño extenuara a una de las dos. ***** “Hey, dormilona, es hora de despertarse,
vááááámonos”, dijo Marley bromeando mientras sacudía a Alex con la mano, tratando de despertarla. “No”, se quejó Alex mientras trataba de ocultarse debajo de las colchas y la almohada. Fue inmediatamente transportada como a hace veinte años atrás a innumerables fiestas de pijamas que ella y Marley habían tenido, y ya que Marley era la madrugadora, siempre era la que tenía que despertar a Alex. “Te traje café”, le dijo Marley de manera seductora. Alex asomó uno de sus ojos azules de por debajo de la almohada y vio a Marley sosteniendo una humeante taza de café y viéndose hermosa a pesar de la falta de maquillaje. Ella no estaba segura si estaba más feliz de ver el café, o a la mujer, y luego se dio cuenta de que ambos eran bienvenidos. Ella salió completamente de por debajo de la almohada y se sentó, estirándose. Marley casi se rió al ver el gesto familiar, Alex
era una gran perezosa, y siempre lo había sido. Sacarla de la cama para sus excursiones se había convertido en un hábito arraigado que regresaba sin esfuerzo a pesar de los años. Una vez que Alex estaba sentada, Marley le entregó el café. Era lo suficientemente fuerte para mantener una herradura a flote, pero Alex murmuró, “Mmmm”, no con la intención de sonar erótica, pero le tocó a Marley en sus zonas más íntimas como un relámpago. Habiendo dormido a sólo pulgadas de ella, sin haber podido tocarla, y sabiendo que esta noche probablemente, finalmente, harían el amor la tenía sintiéndose nerviosa. No fue hasta que Alex se había tomado casi la mitad del café caliente que ella consideró la vida digna de ser vivida y abrió los ojos completamente. Ella vio que Marley estaba vestida para empezar el día y vio a su alrededor a los otros que estaban profundamente dormidos. Miró por la ventana, sin sorprenderse de que
Marley se había levantado antes que el sol. Ella sacudió la cabeza. Esto era algo típico de Marley. “¿Tienes miedo de perderte algo?”, murmuró ella para no despertar a los otros huéspedes. Marley asintió sin pedir disculpas, ella quería llegar a las praderas más altas. Ella las había visto solamente una vez antes en una visita y había oído de otras, y estaba ansiosa por llegar y no solo para que pudieran consumar su relación. Ella quería que Alex viera estos lugares y disfrutara, que recordara esta primera vez placenteramente. Ella se sonrió a sí misma del doble sentido. Dejaron el resto del café en el centro de la estufa para que se mantuviera caliente, Marley le añadió un poco de agua, sabiendo que no a todo el mundo le gustaba el café fuerte como le gustaba a una buena vaquera de Texas. Alex estaba vestida igual que Marley con una camiseta de algodón que, abotonada atrevidamente por el centro, parecía que los botones estaban en tensión
sosteniendo sus grandes senos. Sobre esto se puso una camisa de franela y metió ambas dentro de sus pantalones de mezclilla mientras se los abotonaba. Ella se volvió a sacar la franela para darle una apariencia fresca y fácil, así que estaba cómoda mientras se ponía sus calcetines y luego fácilmente sus botas. Ella se peinó rápidamente con un cepillo y se cercioró que no se había dejado nada del maquillaje que había usado el día anterior en su rostro. Incluso sin maquillaje, Alex era una mujer muy guapa. Marley pensó esto mientras observaba a su amiga alistarse, y luego las dos se fueron a desayunar. Ninguna de las mujeres se sorprendió que el desayuno estuviera caliente y esperándolas, mientras se servían panqueques, tocino y huevos. Con una segunda taza de café, aún más fuerte que el que había hecho Marley, Alex al fin se sintió humanamente despierta. Ella sonrió cuando la propietaria pelirroja pasó por el cuarto y se detuvo en seco al ver a la chica de la ‘ciudad’ vestida
como vaquera. Sydney se asombró por la transformación de la mujer, incluso sin maquillaje era una belleza, y con ropa adecuada podría pasar por una vaquera cualquier hora del día. Sydney trajo un mapa a la mesa y examinó sus opciones de rutas hasta las praderas más altas y lo que podrían esperar ver si elegían un sendero en vez de otro. Iban a llevar una manada de veinte vacas con ellas para ‘ayudar’ a Sydney y les debería tomar entre cuatro a seis horas para hacer el viaje hasta ahí. “¿Ustedes no se ofenderán de tener que montar caballos Cuarto de Milla, o sí?”, les preguntó Sydney con una sonrisa sabiendo que Marley criaba a esos bonitos Gypsy Vanners. Ambas mujeres se rieron sabiendo que Sydney les estaba tomando el pelo. “Tengo una mula que las acompañará en el viaje para llevar su equipaje y algunas otras provisiones”, les informó Sydney. “Se pone un poco testarudo, pero estoy segura de que lo podrán controlar”, le dijo ella a Marley, todavía no
estando segura sobre la mujer que había llegado en un traje de negocios a su rancho. Ambas mujeres comieron un desayuno enorme mientras escuchaban a su anfitriona y le daban la mayor parte de su atención. Sydney sabía que un huésped bien alimentado era un huésped feliz, y ya que consideraba a Marley como una de ellos con sus costumbres de ‘vaquera’, ella asumió que comería como una verdadera vaquera. Ella todavía estaba reservándose su opinión sobre la ‘chica de la ciudad’ aunque parecía que se las estaba defendiendo en el departamento de alimentación. Mientras se levantaban para poner sus platos sobre un mostrador, dándole las gracias por el desayuno, el cocinero les sonrió y les asintió con la cabeza mientras llevaba los platos para lavarlos. Al llegar afuera, Alex se sorprendió del frío que hacía, pero mientras el sol había comenzado a subir podía ver que estaban rodeadas de montañas, algunas de ellas todavía tenían
nieve, y muchas todavía estaban en la sombra por ser temprano en la mañana. Mientras regresaron a empacar su equipo calladamente, debido a que los otros huéspedes aún estaban dormidos, cada una sacó una chaqueta para usar en el viaje que podría ser desechada más tarde. Marley se rió mientras Alex sacaba un par de guantes que hacían juego, y Alex la miró furiosamente por un momento, ¡pero ella no se iba a congelar! Ella se puso su Stetson ostentosamente. Acarreando su equipaje afuera, estaban encantadas de ver a dos bellos caballos Cuarto de Milla con pelo marrón, ya preparados y listos para ellas y una mula grande que, por lo que parecía, se las podría defender por sí mismo. Tenía encima una albarda, y las mujeres le entregaron al peón su equipaje mientras él terminaba de empacar sus cosas en las bolsas y por encima. “Bueno, diviértanse señoras”, les dijo Sydney mientras señalaba hacia la cabeza del sendero. “Las vacas están en esa pradera, no vayan a perder
a muchas”, bromeó ella, dándole una sonrisa a Marley, mientras observaba a la chica de la ‘ciudad’ montarse al caballo con facilidad, lo que le dijo que sabía montar. Se acomodó en la silla de montar como si fuera nada, y Sydney sabía que ella era una vaquera, por lo menos en el corazón. Algunas de las personas que venían aquí decían que podían montar, pero ella no le había preguntado a ésta, y ahora estaba aliviada de no haberlo hecho, habría parecido tonta preguntándole a ésta si ella sabía cómo montar. El peón que había ensillado a los caballos les abrió el portón hacia la pradera, y con un saludo con dos dedos en su sombrero, les dio un gesto para que procedieran. Marley empezó a cabalgar con la cuerda guía de la mula atada a su silla y luego empezó a cabalgar alrededor de las vacas que Sydney quería que llevaran a la pradera, y Alex fue en la otra dirección para bloquear el otro portón, y para ver lo difícil que iba a ser, las vacas a veces tenían la noción de no ir hacia donde
estaban siendo conducidas, aún era temprano en el día y podrían ser problemáticas. Mientras Marley comenzó a cabalgar a su alrededor, todas se levantaron, las que aún no estaban de pie en la mañana masticando su bolo, y empezaron a alejarse lentamente del entrometido caballo y mula. La mula miraba curiosamente, preguntándose si podría salirse con las suyas, pero algo le dijo que no se molestara, la mano en su cuerda guía era muy segura a pesar de que estaba atada a la silla de montar. Él siguió viendo las vacas y a la mujer en el caballo delante de él. Marley empezó a despertar a las vacas, dándoles suficiente tiempo para que pudieran estirarse. “Yo siempre estoy despertando a alguien”, le gritó a Alex, quien se sonrió con aprecio de la broma. Las vacas comenzaron a dirigirse hacia el portón donde estaba Alex y cuando ella lo abrió, empezaron a cruzarlo laboriosamente. Dos trataron inmediatamente de desviarse del sendero que conducía a las praderas
más altas hacia donde iban, y Alex fácilmente las bloqueo con su caballo, ejerciendo presión y orientándolas sin parecer que moviera las manos o piernas. Sydney dejó de observar en ese momento cuando vio desaparecer a la chica de la ‘ciudad’ y a la vaquera asumir el control, ella había manejado eso expertamente y sabía lo que estaba haciendo. “Pon tu caballo en el establo”, le dijo al peón que tenía uno ensillado y en espera en caso de que Marley no pudieron manejar las vacas por sí misma. Ella había visto lo suficiente para saber que Marley tenía toda la ayuda que necesitaba. ***** Alex se asombró de las vistas que pasaban mientras subían lentamente de elevación, siguiendo el sendero que habían trazado con Sydney en el desayuno. El denso bosque mantenía a las vacas en el sendero, y Alex cabalgaba lo
suficientemente adelante para ver los hermosos árboles, las montañas elevándose y viéndose frías, distantes y a la vez tan cerca como para poder tocarlas con las manos, o así parecía. Era hermoso ver al bosque despertándose mientras los animales salvajes se quitaban de su camino en el viaje hacia las praderas más altas. Alex vio animales que sabía que nunca volvería a ver en Texas, y disfrutó mirando a su alrededor. Ella cambió de lugar con Marley para que pudiera guiar por un rato, intercambiaron una sonrisa y un beso montadas en sus caballos, recordándoles a ambas hacia dónde las estaba llevando su destino en más de una manera. A Alex no le había molestado montar en la cola, ya que las vacas sabían hacia dónde iban, y habían pasado por este camino muchas veces; sólo necesitaban un pequeño recordatorio de vez en cuando. Marley no podía creer las vistas, ésta era su segunda visita aquí y en la primera el clima había estado nublado y sombrío. Estaba encantada de
que podía ver durante millas cuando salieron de los bosques y miraban desde lo alto de un cañón, o podían ver otra cordillera de montañas. La nieve sobre las montañas parecía fría, pero mientras el sol subió por encima de ellas, a ambas les dio calor y se quitaron las chaquetas, atándolas a sus sillas de montar. Se detuvieron cerca de las nueve de la mañana e hicieron un fuego para el café y para darles un descanso a todos. Marley había elegido un prado que hacía que las vacas quisieran pastar para que no se alejaran mucho. Hasta había un pequeño arroyo para que todos pudieran disfrutar un buen trago de agua directamente de la montaña. Alex hizo el café, un poco más débil del que Marley había hecho en la mañana, pero todavía fuerte. “Para que te crezca pelo en el pecho”, dijo bromeando evocando sus risitas de la infancia sobre el horrible pensamiento, especialmente en dos niñas impresionables. Se sentaron y disfrutaron la luz del sol mientras
tomaban su café y sus caballos descansaban con sus sillas de montar aflojadas. La mula las veía curiosamente, preguntándose por qué se habían detenido, y contento de poder comerse el pasto con el cual lo habían tratado de fraternizar. “Este lugar es bello Marley, ¿cómo encontraste este lugar?”, le preguntó Alex mientras terminaba su café y comenzó a apagar el fuego con el último poquito en la cafetera, cerciorándose de que todas las ascuas estuvieran apagadas. “Oh Sydney tenía información sobre un par de gitanos que tenían caballos en venta y vine aquí, estaban en las praderas más altas escondidos por una razón u otra, viviendo en una caravana, y ella me llevó ahí en su auto”. “¿Hay un camino ahí?”, Alex preguntó exageradamente, mientras se frotaba las nalgas para aumentar el efecto. Marley se rió de ella mientras puso su brazo alrededor de la cintura delgada de Alex y la jaló hacia ella. “Pero el viaje vale la pena”, dijo ella
mientras frotaba suavemente las nalgas de Alex. Alex estaba sorprendida y satisfecha de las sensaciones que esto empezó y ella se acercó para darle un beso, olvidándose que ambas estaban usando Stetsons, y volcándolos al suelo mientras ella apasionadamente besaba a Marley. Ambas habían tenido mucho tiempo hoy para pensar mientras cabalgaban desde el valle, y sabiendo lo que les esperaba al final del sendero, cada una estaba ansiosa en su manera. Marley no estaba sorprendida de lo mucho que quería a esta mujer que había estado en su mente por días, semanas, meses, ¡maldita sea, por años! Lo que la sorprendió fue que Alex también la quería de igual manera. Ella nunca se había permitido a sí misma a pensar de Alex de esta manera. No era que Alex no era atractiva o alguien que ella no hubiera deseado, pero ella se veía extremadamente heterosexual y Marley no había permitido que sus pensamientos fueran de esta manera hacia su amiga. Sólo porque le gustaban las mujeres no
significaba que a ella le gustaban todas las mujeres, y ella había sentido eso con muchas mujeres heterosexuales que asumían que ella estaba tratando de ‘convertir’ a cada mujer que conocía, ¡si solo fueran tan dichosas! Aun cuando ella se dio cuenta que era lesbiana, ella nunca se sospechó que un día, algún día, ella estaría aquí con Alex y ambas estarían ansiosas de hacer el amor con la otra. Todavía se preguntaba si esto no iba a ser una ‘única vez’ para Alex, si ella estaba experimentando. Ella conocía a su propio corazón y aunque fuera solo esta vez, ella sabía que tenía que tenerla, tenía que saber lo que era hacer el amor con la única mujer con que había confiado y amado toda su vida. Ella sólo esperaba y oraba que no arruinaría su recién encontrada amistad. Alex le habría hecho el amor a Marley ahí y entonces, en el suelo de esa pradera, junto a los restos de la fogata, pero uno de los caballos hizo un sonido de susto y eso hizo que Marley, que
había estado a punto de hacerle el amor a Alex en la pradera, girara repentinamente y viera a su alrededor. A ella se la había olvidado dónde estaban por un momento. “Tal vez sería mejor que nos fuéramos”. Ella asintió, viendo hacia el caballo que Alex había montado, el cual estaba viendo hacia el norte a través de la pradera donde ya había oído u olido algo. “Se me olvidó que hay gatos aquí”. “¿Gatos?”, le preguntó Alex confundida, mientras bajaba de la euforia en la que había estado temporalmente al estar besando a Marley. “¿Quieres decir pumas?”. Marley asintió mientras se fue a apretar la cincha en silla de montar de su caballo. Alex recogió las dos tazas y la ya fría cafetera y se movió hacia la mula, que también estaba viendo hacia el norte a través de la pradera. Ella empacó rápidamente y ató las lengüetas. Caminó hacia su propio caballo para apretar la cincha mientras Marley comprobó que las ascuas estuvieran frías,
Alex se encontró fascinada por lo largos que eran sus dedos estirados donde habían estado las ascuas, algo que la distrajo. Marley levantó la vista y sonrió de la mirada confundida de Alex. “Vamos a llegar ahí pronto”, dijo reconfortantemente. Alex podría ser ‘del campo’, pero no había estado alrededor de gatos grandes antes. “Tengo un rifle en caso de que lo necesitemos”, dijo gestando hacia el artefacto en su silla de montar, el cual Alex había pasado por alto totalmente. Alex se montó en su caballo y se dio cuenta que no había apretado la cincha lo suficiente y se volvió a bajar para apretarla, su rostro estaba rojo ya que no podía recordar la última vez que ella había cometido tal error, pero se dijo a sí misma que no había estado tan distraída en mucho tiempo. Ella miró a Marley para ver si no se había dado cuenta, o al menos no parecía haberlo notado, mientras agarraba la cuerda guía para la mula y se montó sin esfuerzo. Alex se encontró
admirándole las nalgas apretadas en los pantalones vaqueros y casi causó que su propio caballo se parara sobre ella. Ella se abofeteó mentalmente mientras apretaba la cincha y luego se montó. “Me voy a encargar de la mula para que tengas las manos libres si las necesitas”, dijo ella, asintiendo con la cabeza hacia el rifle, y luego tendió su mano hacia la cuerda. Marley asintió y le entregó la mula, que se preguntó si se podría salir con las suyas con esta nueva adiestradora, pero estaba más preocupado por el olor en la pradera, el cual le decía ‘peligro’. Él siguió a Alex mientras regresaban al sendero y esperaban a que Marley empezara a guiar al ganado hacia ella. Marley cabalgó un poco más deprisa esta vez, ya que podía ver que parte del ganado estaba consciente del olor que estaba viniendo desde el norte y que los estaba inquietando, así que colocándolos en una manada y dirigiéndolos por el sendero haría que sus mentes simples se distrajeran de lo que fuera. Ella
se preocupó que si le hubiera dado a Alex un rifle ya que ella estaba al frente, pero con la mula para advertirla, confiaba en que sería suficiente. Por estar fastidiada, ella usó su pie para patear a una d e las vacas caminando lentamente, y luego se sintió mal por la tonta bestia; no era su culpa que ahora ella estaba de prisa. Tomó un par de horas más para llegar a las praderas más altas, y habían sido avistadas. Un hombre alto y pelirrojo que sólo podía ser hijo de Sydney estaba esperando y las dirigió hacia una pradera para la cual estaba abriendo un portón. Después de que la última vaca pasó, él la cerró ruidosamente, y miró a sus dos huéspedes. “Usted debe ser la señorita Peabody”, dijo viendo a la morena y luego se volvió hacia Alex. “¿Y usted es la señorita Collins?”. “Por favor, yo soy Marley y ella es Alex”, dijo ella mientras se inclinaba para darle su mano extendida. “Yo soy Derek”, dijo él con una sonrisa
mostrando los dientes perfectamente rectos, aunque un poco grandes. Él le dio la mano a Alex y dijo: “¿Cómo estuvo el viaje?”. Marley le habló del viaje mientras caminaban hacia un conjunto de corrales y un granero que podían ver en la distancia. Ella mencionó que los caballos se habían molestado en la pradera más abajo, y él asintió cuando ella dijo que pensaba que podría haber sido un gato, pero no había estado segura ya que habían decidido irse de ahí tan rápido como pudieran. “Sabia decisión, también hay osos grises por aquí”, les dijo él y miró a ambas desde las esquinas de sus ojos para ver sus reacciones. Se decepcionó un poco cuando ninguna de las mujeres reaccionó, pero acababan de arrear veinte cabezas de ganado por el sendero solas sin ninguna ayuda. Estaban hechas de material más rígido de lo que las que su madre solía enviar, y sin un guía, le dijo mucho más. “Pueden poner su equipo en cualquiera de las
cabañas, no tenemos gente aquí tan temprano en la temporada”, les dijo mientras gestionaba hacia una fila de pequeñas cabañas largas más allá del granero. “Yo me encargo de sus caballos y la mula”, les dijo. Ambas desmontaron y descargaron su equipaje de la mula, él se sorprendió que la morena tenía sacos de marinero y la rubia equipaje regular, por alguna razón él hubiera pensado que hubiera sido al revés. Pero él se sorprendió aún más cuando eligieron una de las cabañas más lejanas y entraron juntas a la misma. Tal vez estaban más asustadas de lo que él había pensado. “Es realmente bonita”, dijo Alex, mirando a su alrededor en la cabaña de una sola habitación con chimenea, un tocador y un baño real, ella se había preocupado que tendría solo una letrina, y ella se estaba muriendo por una ducha. “Sí, Sydney y su esposo construyeron estas hace años, por lo que me dijo”, dijo Marley asintiendo mientras bajaba su equipo.
“Vamos a explorar”, sugirió Alex mientras colocaba sus maletas junto al único tocador en la habitación. De repente se sintió nerviosa cuando vio la cama donde ella y Marley llevarían esto más lejos. Si Marley se dio cuenta de que Alex estaba nerviosa, no lo mostró, mientras caminaban por el patio de la hacienda y disfrutaban de las vistas más bonitas del día. Las praderas más altas estaban situadas en lo alto, o más bien colgadas sobre los enormes valles por debajo de ellas, y la vista era impresionante. Cualquier cosa moviéndose ahí se veía más pequeña que una hormiga si se podía ver a través de las millas. Con el aire limpio y claro de la montaña, ambas lo respiraron profundamente y disfrutaron de las vistas, hasta que ya no podían hacerlo. Con esto también les dio hambre y se dirigieron hacia el patio de la hacienda donde fueron dirigidas hacia un pequeño comedor donde Gail, la esposa de Derek, estaba sirviendo la cena o almuerzo
caliente. Comieron un montón de puré de papas, ejotes frescos que habían sido sembrados el año anterior, y chuletas de cerdo. La comida incluía una porción generosa de salsa para las chuletas y el puré, y leche o agua para beber. Marley molestó a Derek por comer carne de cerdo en vez de carne de res, y los cuatro de ellos se llevaron muy bien. Las dos mujeres podían ver que Gail estaba muy embarazada. Derek evidentemente sabía de la hacienda de caballos de Marley, y hablaron sobre caballos durante la comida mientras Alex se mantuvo callada, escuchado. Fue interesante escuchar los puntos de vista de otras personas sobre la hacienda de Marley. De vez en cuando la incluían a ella en la conversación, pero Gail intercambió una mirada conspirativa con Alex y las dos comieron hasta que ya no había más campo, hasta que Gail trajo por arte de magia una tarta de cerezas como postre. De alguna manera, en algún lugar, todos encontraron espacio para una
generosa rebanada de tarta y los cuatro lograron comerse la tarta entera. “Caray, si continúo comiendo así no cabré en mi ropa cuando regrese a la civilización”, gruñó Alex. “Pero si todo sabe tan bien como esto, me iré feliz”, dijo ella sonriéndole a Gail quien se enrojeció del elogio. “Buena comida”, le dijo Derek a su esposa mientras se levantaba para regresar a trabajar y le pellizcaba la nalga. Gail se ruborizó aún más, si eso fuera posible. “Si ustedes dos toman el sendero hacia el lado oeste de la hacienda, verán terrenos muy bonitos”, les ofreció Gail mientras las dos mujeres se levantaban. “Ayudará a digerir el almuerzo”, dijo ella tímidamente. “¿Te podemos ayudar con los platos o algo?”, preguntó Marley, pero Gail le aseguró que ella estaba bien y las empujó hacia afuera por la puerta. “Supongo que vamos a dar una caminata”,
comentó Alex secamente mientras ambas se ponían sus Stetsons y se dirigían hacia el lado oeste de la hacienda. Gail tenía razón. La vista era casi tan hermosa como la cresta colgante con vistas a los valles de más abajo. Este lado debe ser el otro lado de la montaña y un nuevo conjunto de montañas y valles saludaron sus ojos mientras miraban su entorno y suspiraban por la vista. Calladamente se agarraron las manos mientras caminaban por el sendero y simplemente disfrutaban de su mutua compañía. Se habían ido por horas y su almuerzo había sido bien digerido antes de que se dirigieran de regreso hacia la hacienda. Alex se estaba apresurando un poco más que Marley ya que necesitaba un baño. Ponerse en cuclillas en el bosque estaba bien si uno tenía que orinar, pero no tenían papel higiénico para la otra cosa, y ella no iba a utilizar hojas. Marley se había reído de ella y le había ofrecido hiedra venenosa y ambas se habían reído ante la idea de lo que eso le haría.
No fue tan divertido un poco más tarde ya que Alex diciéndole a Marley que tenía que ir tan urgentemente causó que el pensamiento se convirtiera en un hecho necesario para Marley también, y ambas se apresuraron a la cabaña para usar el baño. Alex llegó primero y Marley se quedó en el porche para darle suficiente espacio mientras que ella saltaba de un pie al otro en espera de aliviar su propio colon. ***** La cena esa noche fue tan abundante como había sido el almuerzo, pero ambas mujeres comieron un poco menos. Si no fue la expectativa de lo que ellas sabían que la noche iba a traer, fue la sensación de estar demasiado llenas que no podrían caminar y digerir lo que les impidió hartarse por completo. Jugaron un par de manos de cartas con sus anfitriones antes de simular bostezos que no eran demasiado fingidos en esta
mayor altitud, y se dirigieron a su cabaña. Marley agarró a Alex en el porche y en la oscuridad la besó profunda e intensamente. Ambas estaban sin aliento cuando se hizo hacia atrás para tratar de ver a Alex, pero con ninguna luz salvo la del cielo lleno de estrellas y sin luna, ella no podía ver lo que ella pensaba. Pero ella lo podía sentir con sus otros sentidos. El cuerpo de Alex se sentía caliente contra el suyo, su respiración era errática y ella podía sentir su corazón latiendo locamente en su pecho presionado contra el suyo. Alex se emocionó con el beso; la calentó por todo el cuerpo a pesar del frío que hacía a esta altitud en las montañas. Ella desesperadamente quería a Marley y la anticipación casi la había matado. Saber que Marley la quería la hacía sentirse tan bien. Se sentía un poco tímida mientras dijo jadeantemente, “Me voy a duchar primero”. Marley asintió y Alex se deslizó dentro de la
cabaña. Marley deseaba en este momento que fumara para darle algo que hacer con los dedos que habían querido tocar el cuerpo exuberante de su amiga. En este momento, a ella no le importaba que hubieran estado montando la mitad del día y caminando la otra mitad, ella quería a Alex terriblemente y ella estaba esperando con impaciencia. Fue entonces que pensó en la pequeña y linda chimenea, al menos podría encender el fuego. Además de la calidez que brindaría a la pequeña cabaña, sería terriblemente romántico. Ella abrió la puerta de la cabaña y la cerró con llave detrás de ella. Ella se quitó la chaqueta y colocó los troncos en la chimenea con fajina entre ellos, recordando a algunos de sus amigos que habían tratado de persuadirlas de que fueran niñas exploradoras cuando eran pequeñas, y debido a que ella era luterana y Alex era católica, no pudieron serlas. Su tipo de luteranismo ofrecía una alternativa a las niñas exploradoras llamadas niñas pioneras; no eran tan
buenas como lo que las dos de ellas habían escuchado acerca de las niñas exploradoras. De todos modos, habían aprendido a hacer fuego ellas mismas; como Alex tenía hermanos mayores y salían a acampar, su aprendizaje había sido inevitable, y ella compartió todo con Marley. Ella tenía el fuego listo en un dos por tres. A continuación tomó velas votivas de su bolsa y las encendió y colocó alrededor de la habitación para crear un ambiente aún más romántico. Ella trató de usar el radio en el tocador, pero lo único que consiguió fue estática, así que lo apagó. Sentada en el extremo de la cama, Marley se quitó las botas, viendo las que Alex había usado y desechado antes de que ella se fuera a duchar. Ella se sentó ahí, parecía que le estaba tomando mucho tiempo a Alex ducharse y ella estaba nerviosa. Cuando ella oyó que se apagó el agua, casi saltó a sus pies. En vez se levantó y agarró algo de ropa para cambiarse mientras Alex salía del baño. Marley vio a la mujer sexy que se
cepillaba su largo cabello y usaba una toalla para ayudar a secarlo. Los ojos de Alex se juntaron con los de ella y ambas titubearon por un momento. “Espero que no hayas usado toda el agua caliente”, gruño Marley para ocultar su nerviosismo mientras se dirigía al baño lleno de vapor. Marley se lavó el cabello y todo el cuerpo dos veces, teniendo cuidado al afeitarse bajo los brazos y las piernas dos veces. Ella se dio cuenta lo que le había tomado a Alex tan largo mientras su propia ducha duraba más y más. Ella apagó el agua y usando una toalla se secó el cabello antes de atacarlo con un cepillo y tratar de desenredarlo. Se puso antiperspirante antes de empezar a vestirse. Ella no tenía ropa interior realmente sexy, pero había comprado algunas cosas nuevas para este viaje. Ella favorecía bikinis de corte francés y se puso un par con los lados cortados altos en sus caderas y formando una V perfecta en su pelvis.
Poniéndose una camiseta blanca sin mangas limpia, pensó que parecía obvio que no estaba usando brasier, y se dio cuenta entonces que estaba tratando de retrasar entrar al dormitorio. Mientras Marley salía del baño, Alex pasó hacia el baño a la par de ella murmurando, “Ya era hora”, antes de cerrar la puerta del baño. “¿Estás bien?”, le preguntó Marley a través de la puerta cerrada. “Sí”, oyó de manera amortiguada. Marley parpadeó mientras miraba por todo el cuarto. Alex había movido toda su ropa hacia el tocador. Ninguna de ellas había desempacado, prefiriendo vivir desde sus maletas y sacando lo que necesitaban. Su ropa sucia, la que no estaba en el piso del baño, estaba colocada nítidamente al lado de la cama. Marley vio que Alex había arreglado las cosas un poco. Fue entonces que oyó el iPod que Alex había puesto en el tocador, estaba tocando una canción que la llevó de regreso a sus años de adolescencia. Ella encogió los
hombros y se metió en la cama tirando hacia abajo las frazadas y las sábanas en el lado opuesto para darle la bienvenida a Alex cuando regresara, si regresara. ***** “Si has cambiado de opinión, creo que podría pedir otra cabaña, estoy segura de que tienen algo”. Alex puso sus dedos a los labios de Marley para silenciarla, ella se sentó en la cama y la miró profundamente a los ojos. “Yo no he cambiado de opinión, ¿tú?”, preguntó suavemente. Marley lo negó usando la cabeza ya que Alex efectivamente la había silenciado con su toque, pero se sentía agradable, sus dedos tocando sus labios. “¿Estás nerviosa?”, le preguntó Alex después, empezando a verse preocupada. Marley asintió con la cabeza.
“¿Estás segura de que no deseas cambiar de opinión?”, le preguntó Alex empezando a sonar preocupada. Ella lo negó usando la cabeza otra vez. “No dices mucho”, comentó un poco molesta. Marley retiró los dedos de Alex de sus labios y dijo con una sonrisa, “¡Porque me detuviste, boba!”. La risa pareció relajarlas a ambas, pero la mirada intensa de Alex estaba causando que Marley sintiera una especie de estremecimiento por todo su cuerpo, estaba nerviosa y esto no era común en ella, pero esta era Alex, la mujer en la que había pensado y a la que había tratado de olvidar durante años. Ella esperaba que Marley la enseñara, la dejara ser su primera, la amara. No hay problema en eso, ella la había amado durante tanto tiempo como podía recordar. Habían sido amigas desde antes de ir al kínder y a pesar de los años lejos la había amado como a una amiga, a una hermana, y con un amor no
correspondido que ella no se dio cuenta podría convertirse en esto, este sentimiento que no exactamente podía definir claramente. No podía recordar un tiempo cuando ella no la había amado. Incluso en los años en que la había odiado, la había amado. Marley se había resignado hace mucho tiempo que nunca estarían juntas, pero al estar ambas sentadas en una cama en una cabaña, Marley pensó en todo lo que podría salir mal y todo lo que podría salir tan, tan bien entre ellas. “Regreso en un minuto, lo prometo”, dijo Alex levantándose de la cama con una sonrisa tímida que hizo que el corazón de Marley latiera más rápido. Marley se sentó esperando usando solo su ropa interior y una camiseta, recordando. ***** Alex regresó oliendo a un perfume delicado que se había peinado en el cabello ahora casi seco
mientras se lo ponía en una cola de caballo para mantenerlo fuera de su camino. A ella casi se le había olvidado ponerse antiperspirante o polvos y había esperado ansiosamente a que Marley saliera de la ducha para poder volver a entrar al baño. Ella sabía que no debía usar polvos en sus zonas más íntimas ya que asumió que en algún momento Marley la iba a tocar ahí, y tal vez más si se estaba sintiendo valiente. Era eso más lo que la estaba haciendo sentirse nerviosa. Alex vio que Marley había bajado las frazadas y las sábanas en el lado opuesto y estaba sentada ahí esperándola, y se preguntó ¿estaba Marley tan nerviosa como ella? Ella se metió en la cama sin mirar a Marley y se sentó ahí también. Ella se dio vuelta para apagar las luces y le preguntó, “¿Quieres las luces apagadas?”, pero encontró a Marley tirando de su mano. “No, déjalas encendidas”, le dijo Marley calladamente mientras obligaba a Alex a mirarla, a realmente mirarla de cerca.
Alex sintió el impacto de esos hermosos ojos, los cuales la miraban intensamente. Ella tragó sintiéndose insegura de sí misma. Marley podía sentir el nerviosismo de Alex; coincidía con el suyo, viendo a Alex tragar le dijo calladamente, “No tenemos que hacer nada para lo que no estés lista”. Alex temía que iba a hacer algo tonto. Ella había querido esto durante tanto tiempo que la estaba matando. Marley siendo caballerosa no había sido parte del escenario en su mente. Ella sacudió la cabeza nerviosamente e inconscientemente su boca rogaba ser besada. Marley vio la forma en que los labios de Alex se fruncieron levemente y suavemente se inclinó hacia ella para besarlos. En el primer contacto Alex suspiró en su boca, separando sus labios para darle la bienvenida a la lengua de Marley, la cual lamió suavemente sus labios para alentarlos a que se abrieran. Con indecisión Alex levantó la mano para poner el calor en el hombro de Marley
y para mantener su equilibrio, por alguna razón se sentía desequilibrada. Su mundo estaba constantemente empezando a dar vueltas y ella desesperadamente quería acostarse, pero no quería que Marley pensara mal de ella por ser tan... promiscua. Los pensamientos de Marley estaban lejos de dicho sendero. Ella estaba besando suavemente a Alex, ayudándola a relajarse. Pero el calor de la mano de Alex en su hombro desnudo era bienvenido. Ella levantó las manos para suavemente pasar sus dedos por ambos brazos de Alex, sintiendo la piel de gallina que se formaba mientras ella los acariciaba una vez más hacia abajo, antes de tomar a Alex en sus brazos, profundizando el beso y empezando a acariciar su espalda tibia. Alex podía sentir una sensación revoloteante dentro de ella sabiendo que Marley estaba aquí sosteniéndola; tentativamente, ella empezó a abrazarla sabiendo lo cálido que se sentía su pecho inmediatamente mientras se abrazaban
mutuamente en sus brazos. Alex podía sentir sus pezones endureciéndose contra la tela de su camisa, y luego los de Marley se rozaron contra los de ella. Ella admiraba los músculos que había percibido más que visto antes de estar totalmente a la vista con la camiseta que Marley estaba usando. Suavemente, lentamente, Marley bajó a Alex a la cama para que pudiera inclinarse sobre ella y besarla completamente. Sus lenguas empezaron un baile donde no había ninguna competencia entre las dos mujeres, solo un dar y recibir que cada una disfrutaba de la otra. Marley acarició la cara de Alex, sus dedos tocando su mentón y debajo de su oreja, atrapando el suspiro de su boca con sus labios y lengua. Alex estaba alegre de dejar a Marley tomar la iniciativa, aunque ella había estudiado sobre el tema, se sentía inadecuada en el momento actual de hacer el amor entre las dos mujeres. Marley la estaba haciendo sentirse tan bien, tan adecuada, debería sentirse
así de caliente, ¿o no? Marley suavemente empezó a tocarla con las puntas de los dedos por el hombro y ligeramente por su pecho, calibrando sus reacciones mientras la besaba ardientemente. Alex se retorció un poco, pero Marley lo interpretó como que se estaba excitando y no como si estuviera incómoda y empezó una marcha determinada hacia el pezón erecto que podía ver por el rabillo de su ojo. Alex suspiró cuando las yemas de los dedos de Marley rozaron su pezón rígido e inconscientemente arqueó su cuerpo en la palma caliente que la tocó. Las yemas de los dedos de Marley regresaron y suavemente pellizcaron el pezón que causó que un pequeño gemido escapara de la mujer. Marley se hizo ligeramente hacia atrás para mirar a Alex y medir si este gemido era de placer o dolor, viendo la mirada desconcertada en la cara de Alex, ella determinó que a Alex le gustaba y volvió a besarla profundamente, mientras sus manos continuaban su exploración.
Marley suavemente acariciaba el exterior de la camiseta de Alex, y encontró su orilla y empezó a deslizar sus manos por dentro de ella, la sensación de la piel caliente de Alex contra las palmas de sus manos era deliciosa. Alex no sabía qué hacer con sus propias manos, así que empezó a acariciar la espalda y el cuello de Marley con sus propios dedos y manos, sintiendo la ondulación de los músculos que ella había admirado. Ella no lo sabía, pero varias veces ella encontró un punto en el cuello de Marley que hizo que la morena se tensara un poco, y si Alex hubiera tenido más experiencia, se hubiera dado cuenta de lo que era y hubiera continuado con sus labios y lengua para enloquecer a la mujer. A Marley le fascinó cuando Alex la tocó a cambio. Mientras levantaba la camiseta, le gustaba el calor y desesperadamente quería besar cada pulgada de lo que estaba exponiendo con sus manos. A la misma vez, no quería dejar los labios
de Alex desatendidos ya que los besos eran deliciosos y excitantes. Mientras levantaba la camiseta por encima de los senos de Alex, ella podía sentir su peso deteniendo a la camisa antes de que rebotaran libres de la tela. “Vamos a quitarte esto”, susurró contra los labios de Alex, creando un escalofrío en Alex que ambas sintieron. Alex se levantó ligeramente y ayudó a Marley a quitarle su camisa, liberando sus senos para que Marley los viera. Marley suspiró profundamente, nunca habiéndose dado cuenta de que Alex era tan bien dotada ya que los brasieres que usaba escondían mucho desde sus profundidades acolchadas. Los senos de Alex eran de un buen tamaño, por lo menos una talla C con aureolas bien formadas y un pezón grande en el centro de cada una. Se le hizo agua la boca al verlos, sus manos deseando tocarlos, y ella se complació en ambos. Su boca capturó a uno, sus dedos y mano el otro. Alex volvió a arquearse en la cama en
súplica de las atenciones que Marley le estaba dando. Suavemente Marley los lamió, besó, y chupó para determinar cuánto podía soportar Alex. No sólo eran senos hermosos, sino Alex había esperado toda una vida por alguien que los apreciara. Marley no solo los apreciaba, los adoraba, y les dio debida consideración. Alex casi tuvo un orgasmo de la admiración que Marley colmó primero en uno y luego en el otro. Sus manos estaban alentando a Marley y finalmente jalaron y quitaron la camisa de Marley para liberar sus propios senos. Alex no tenía palabras; no se había imaginado cómo se verían los senos de Marley. Ella había asumido que serían tan grandes como los suyos y lo eran, pero Marley tenía toda una vida de montar a caballo y otras actividades físicas que había causado que sus senos rebotaran hacia un lugar más bajo, eran más largos y delgados que los de Alex, pero igual de apetitosos para la rubia que los estaba mirando. Nunca habiendo tocado el seno
de otra mujer, se sintió un poco indecisa al principio y luego los tocó con admiración. Marley podía ver la mirada en su rostro y la sintió hasta los dedos de sus pies mientras Alex suavemente tomó un pezón en su boca caliente y tocaba el otro con indecisión. Arrodillándose frente a ella, Marley le dio sus senos uno a la vez a la boca caliente de su amiga. Habiendo cambiado de posición ahora, ella disfrutó de las atenciones de Alex, sus propios dedos y manos amasando los de Marley. Lentamente ella retiró los suyos por ahora, mientras se agachó y empezó a lamer y a besar los amplios senos de Alex mientras escuchaba su respiración volverse más rápida mientras le hacia el amor a ella. Marley deslizó una de sus piernas entre las piernas cerradas de Alex, animándola a abrirlas mientras empezó a besar su camino a lo largo del vientre plano de Alex. Ella enganchó sus dedos en los calzones y los jaló constantemente hasta que se arrodilló y se los quitó a Alex. Ahora
desnuda, Alex la miró, sus ojos azules mostrando voluntad y deseos que sólo Marley podría satisfacer en este momento. Marley pensó en jugar con ella un poco, pero no quería nada más que sumergirse en su interior al mismo tiempo. Se dio cuenta de que Alex se afeitaba y una linda y pequeña pista de aterrizaje la esperaba mientras empezó a acariciar el interior de las piernas de Alex. No era suficiente mientras Alex se retorcía bajo ella, animándola a moverse más rápido. Alex estaba ardiendo. No podía recordar ni una vez cuando se había sentido tan excitada. Hasta el autoservicio nunca la había excitado a este tono febril. Su esposo de seguro nunca jamás lo había logrado. Ella necesitaba a Marley dentro de ella y ella se estaba tomando un tiempo terriblemente largo para llegar ahí. “¡Ahora! ¡Te necesito ahora!”, dijo ella jadeando, arqueando sus caderas hacia Marley quien se arrodilló sobre ella y entre sus piernas. Marley no pudo resistir una súplica como ésta
y se agachó entre las piernas de Alex para poner sus labios en el clítoris extendido de Alex que la estaba espiando y esperándola. Ella podía oler el olor que era únicamente de una mujer, únicamente de Alex, mientras sus dedos empezaron a jugar con la humedad que encontraron ahí. Los círculos suaves que jugó alrededor de Alex no eran suficientes mientras Alex gemía debajo de ella. “Más”, jadeó ella suplicando. Marley no podía dejarla permanecer con este dolor, las súplicas enviaron a sus dedos rápidamente dentro de ella, su boca y lengua en su clítoris creando el mismo baile y Alex se arqueó fuera de la cama como un resorte en respuesta. La sensación de Marley dentro de ella la tenía jadeando por algo que no sabía qué era, ella solo sabía que necesitaba esa plenitud, ese calor, la lengua en su clítoris era algo que nunca había sentido antes y ella se arqueaba para mantener contacto y tal vez conseguir que entrara más profundo en la boca de Marley. Sintió un extraño
y pequeño hormigueo y lo trató de seguir, como si estuviera en un sendero tenue montando a caballo. Siguiéndolo, parecía hacerse más fuerte, ella continuó siguiendo la sensación que se volvió cada vez más fuerte, esparciendo el hormigueo. Alex jadeó al experimentar su primer orgasmo completo en las manos de Marley, en las manos de cualquiera. Ella no podía creer la sensación que se esparcía a través de ella mientras su cuerpo corcoveaba y eyaculaba. Marley sonrió cuando sintió a su amante renunciar a los sentimientos que se habían estado acumulando en ella. Fue una sorpresa agradable ver a Alex eyaculando en su mano y en sus labios mientras tenía su orgasmo. Sus corcoveos casi lastimaron a Marley cuando hizo subir su hueso pélvico, pero Marley se colgó de su clítoris con los labios mientras perduraba el orgasmo de Alex y la calmaba mientras ella se recuperaba de él. Marley la abrazó de cerca para calentarla con su propio cuerpo mientras se estremecía por los
efectos secundarios de su orgasmo. La había golpeado duro y Alex aún estaba un poco aturdida por el mismo mientras analizaba lo que estaba sintiendo. Sus labios todavía sentían el hormigueo así como sus dedos. “¿Estás bien?”, le preguntó Marley finalmente al escuchar que la respiración de Alex regresó a la normalidad. “Es... ¿es siempre tan intenso?”, le preguntó ella ingenuamente, pero no tenía a nadie más a quien se lo podía preguntar. Marley se inclinó para mirar a Alex y ver si estaba hablando en serio. Ella podía ver la confusión en la cara de Alex y se dio cuenta entonces lo que había sucedido. “¿Nunca antes habías tenido un orgasmo?”. Alex intentó darse vuelta avergonzada, pero antes de que pudiera darle vuelta a su cabeza, Marley la había detenido con su toque y mirándola profundamente a los ojos le preguntó, “¿Yo fui tu primera?”.
Alex tragó y asintió con la cabeza mientras se retorcía. Ella era una mujer adulta que nunca había experimentado lo que algunas mujeres tienen naturalmente. Su esposo nunca le había dado un orgasmo y ella había sido criada para no tocarse ahí. El año pasado ella había experimentado con autoservicio con uno o dos juguetes para adultos, pero sabía que todavía le faltaba algo, algo que Marley le había mostrado en un período de tiempo relativamente corto. Una vez lo encontró sabía que nunca perdería esa sensación otra vez. Ella vio como los suaves ojos marrones aterciopelados que amaba tanto se enternecían aún más mientras se llenaban de lágrimas. “No puedo decirte lo honrada que me siento en este momento, y sé que suena raro, pero lo estoy”. Una lágrima se filtró de uno de sus ojos. Alex la cogió con su dedo y levantándola, la trajo a sus labios para lamerla, mientras empezó a sonreír. “Me alegro que hayas sido tú”, murmuró
ella, ya no avergonzada. Marley devolvió la sonrisa mientras observaba la cosa más erótica con la lágrima siendo lamida del dedo de Alex. La hizo consciente de su propia necesidad de satisfacción mientras la mitad de ella yacía sobre Alex, su pierna entre las de Alex, su hueso púbico contra la cadera de Alex. Gentilmente rotó su pelvis contra ella para recordarle a Alex que estaba ahí y que aún tenían algunos asuntos pendientes. Los ojos azules de Alex se abrieron ampliamente cuando sintió la humedad contra su cadera. Sabía que algunas mujeres tenían orgasmos al mismo tiempo, pero estaba bastante segura de que Marley no lo había hecho, aún no en todo caso. Ella subió el brazo para traer más cerca la cabeza de Marley a la suya para poder besarla. Una vez que estuvieron implicadas en eso, ella suavemente les dio vuelta a las dos para que su propio cuerpo cubriera el de Marley y ella comenzó a usar su peso para gentilmente rotar su
pelvis sobre el cuerpo de Marley. El gemido que recibió en respuesta resonó contra su lengua y le dijo que estaba haciendo algo bien. Ella comenzó a besar su camino hacia los senos de Marley, accidentalmente tocando el punto en su cuello que sus dedos habían encontrado antes. Marley abrió la boca mientras ella se ablando en súplica esperando y orando que Alex lo entendiera y la siguiera tocando ahí. Alex se sorprendió y la besó ahí otra vez mientras Marley jadeaba otra vez. Ella la lamió y acarició hasta que Marley estaba retorciéndose un poco, ansiosa de que ella continuara y amando cada momento del tiempo que pasaba en ese punto de su cuello. Alex lo archivó para futura referencia mientras volvió a besar su camino hacia los senos de Marley. Ahora que ella estaba en su espalda, aún señalaban hacia el sur por su peso, pero estaban un poco más abiertos viéndose llenos y más grandes que un puñado. Alex acarició los pezones oscuros y gentilmente los chupó en su
boca, pero Marley había tenido suficientes caricias estimulantes y la empujó más hacia el sur con su mano en la parte posterior de la mano de Alex. Marley habría empujado la cara de Alex entre sus piernas, pero no quería asustarla esta primera vez. Sus ‘inocentes’ caricias estimulantes estaban volviendo loca a Marley, y las chupadas y lamidas en su cuello habían comenzado un fuego entre sus piernas que necesitaba ser apagado. Si no con la lengua y labios de Alex, ella se conformaría con los dedos y esperaba que hubiera captado la pista mientras ella le agarró la mano y la empujó hacia abajo de su cuerpo donde la V unía sus piernas. Alex sonrió, dándose cuenta de que Marley, que tenía mucho más experiencia que ella, estaba impaciente por sentirla ahí. Ella respiró profundamente mientras miraba el clítoris de Marley. Marley no se afeitaba y aún lo podía ver más allá del cabello. Si había algún momento para arrepentirse y no convertirse en una ‘verdadera’ lesbiana, este era el momento. Ella no
tenía que lamer a Marley, pero cuando pensó en cómo Marley la había satisfecho a ella y atendido a su propia necesidad, se dio cuenta que a ella no le importaba lo que dijera la gente, y quería que Marley sintiera el mismo placer que ella le había dado a Alex. Ella tragó y luego vacilantemente se inclinó para obtener su primer gusto de un clítoris. Ella se sorprendió de que estuviera seco. Entonces se dio cuenta de que la humedad que sentía contra su mano y brazo venía de entre las piernas de Marley y no desde aquí arriba. Ella tocó esa humedad y la trajo hacia arriba. Parecía gustarle a Marley ya que dejó escapar un jadeo. Ella jugó con la humedad un poco más mirando a Marley por el rabillo de su ojo mientras se arrodillaba junto a ella. Ella puso su cabello fuera del camino, ya que se había salido de su cola de caballo durante sus actos amorosos y volvió a probar. Se sentía caliente, sabía un poco salado, pero no estaba mal. Sin embargo olía delicioso a sus sentidos desentrenados. Ella empezó a jugar
con la humedad usando su lengua en el clítoris de Marley mientras ella experimentaba. Alex no tenía idea de lo que sus juegos inocentes le estaban haciendo a los sentidos de Marley. Ella quería algo más fuerte, más profundo y más salvaje, y los juegos provisionales la estaban volviendo loca. No quería asustar a Alex, pero tenía una necesidad, una necesidad desesperada de lo que Alex podía darle si ella sólo lo haría todo... más fuerte. Ella trató de rotar sus caderas hacia la boca de Alex, pero la inexperta Alex pensó que estaba siendo apartada a la fuerza. Marley puso su mano en el hombro de Alex, ella no se atrevía a ponerla en la parte posterior de su cabeza como ella hubiera querido, y la animó a regresar. “Necesito más”, jadeó ella tratando de transmitir su necesidad. Alex se dio cuenta de que estaba haciendo algo mal y con indecisión puso un dedo dentro de Marley, sintiendo lo mojado que estaba su agujero. Se dio cuenta que había sitio para otro y
puso ese dentro también mientras observaba la respuesta de Marley. Marley suspiró con alivio que Alex estaba comprendiendo, su cuerpo febril necesitaba el orgasmo y la sensación completa de sus dedos dentro de ella era exquisita. Ella empujó su pelvis contra los dedos para darle a Alex otra sugerencia. Alex comprendió, Marley necesitaba el empuje de sus dedos y recordó cómo Marley había usado la lengua en su clítoris al mismo tiempo. Ella empujó su largo pelo sobre su hombro otra vez y se inclinó para lamer el clítoris de Marley más fuertemente mientras empujaba, aprendiendo el ritmo. Ella vio por el rabillo de su ojo como Marley se arqueaba disfrutándolo. Marley miró hacia abajo y vio a Alex lamiéndola, eso en sí era casi suficiente para mandarla sobre el borde. La sensación de ella dentro de ella era suficiente, pero siguió esperándose mientras la tensión en su cuerpo se acumulaba y ella luchaba contra el orgasmo. Fue cuando Alex había encontrado el
ritmo que Marley perdió el control, mientras sus pezones se endurecieron terriblemente y su cuerpo empezó a dar espasmos fuera de control. Ella dio un grito mientras corcoveaba y se retorcía bajo las atenciones de Alex. Alex continuó a pesar de ser casi tumbada fuera de la cama donde ella estaba arrodillada debido a los corcoveos, ella se había arrodillado junto a Marley en vez de entre sus piernas y esta posición casi la había enviado volando cuando Marley tuvo su orgasmo y convulsionó el cuerpo. Marley casi se sentó mientras gritaba, y sus manos agarraron fuertemente la almohada antes de volver a caer sobre la cama. Alex estaba fascinada de ver a Marley tener un orgasmo ya que ella misma era tan novata al mismo. Ella continuó empujando, lamiendo y jugando hasta que Marley dejó de tener espasmos y dijo con voz áspera, “Basta”. Alex levantó la vista para ver a Marley completamente repleta en su orgasmo. Ella se
limpió los dedos que acababa de sacar del cuerpo de su amiga, los cuales estaban arrugados, gentilmente en las sábanas. Ella usó el dorso de su mano para limpiar la humedad de alrededor de su boca, mejillas y labios. Gentilmente se acostó junto a Marley, quien le dio la bienvenida al recuperar su aliento y mientras su cuerpo descendia de las alturas que ella había forzado aún más altas. Había sido muy bueno, pero ella tenía más control sobre su cuerpo que Marley. Pero requería más tiempo para recuperarse. Alex tenía frío y el fuego se había apagado mientras hacían el amor. Ella puso las sábanas y las frazadas sobre ellas y se acurrucó bien contra Marley para compartir su calor corporal. Marley sacó una pierna ya que ella aún se sentía muy caliente y se tensó cuando la sábana se sobó contra su clítoris aún hinchado y tierno. Ella abrazó a Alex contra ella, no estando lista para hablar, y agradecida que Alex estaba callada, no quería hablar sobre lo que acababan de compartir.
Era aún mejor de lo que ella había anticipado y ella esperaba, no, oraba, que Alex sintiera lo mismo. Alex estaba disecando cómo se sentía en el momento. Ella había experimentado una sensación física como ninguna otra en su vida. Que había sido Marley la que se la había dado a ella la hacía más especial. Ella comenzó a dormitar al calentarse contra Marley y su calor corporal. Marley estaba feliz de escuchar a Alex dormirse. Ella al fin se sentía ‘normal’ otra vez y su calor corporal también estaba regresando a una temperatura normal. Ella sabía que tendría que levantarse e ir al baño pronto, pero no quería molestar a Alex ni despertarla, así que se aguantó. Pero, mientras más se esperaba, más tenía que orinar. Fue angustioso y solo la idea de orinarse accidentalmente en la cama finalmente causó que se levantara con cuidado, cerciorándose de que el frío no se deslizara bajo las frazadas y
despertara a Alex quien se dio vuelta y murmuró algo mientras Marley se congeló en su sitio, segura de que la había despertado. Mientras ella se daba vuelta hacia el lado opuesto, Marley corrió al baño y dejó la puerta entreabierta para que su cierre no despertara a Alex mientras ella corría al baño a orinar. A su regreso le agregó leña al fuego, un tronco grande que debería durar toda la noche y sacudiéndose las manos, sopló las velas restantes, apagó el iPod y regresó a la cama. Ella se alegró cuando Alex se volvió hacia ella y abrazándola se acurrucó contra ella. Hacía frío en el baño, y después de haberle añadido leña al fuego, la calidez y presencia de Alex se sentían muy agradables. ***** Se despertaron a un par de minutos la una de la otra, y mientras que Marley miraba a Alex para ver si se veía arrepentida, se complació cuando
Alex le sonrió brillantemente y se inclinó para darle un beso de ‘buenos días’, una costumbre que Marley se complació en iniciar esa misma mañana. Miraron hacia afuera y vieron que estaba nevando. Probablemente estaba lloviendo en elevaciones más bajas, pero a esta altura y tan temprano en la primavera la nieve podía acumularse bastante. Se bañaron y vistieron bien abrigadas para ir a desayunar con Derek y Gail, llevando meriendas con ellas ya que no iban a ir a ‘explorar’ las praderas más altas en esta nieve. Era demasiado fácil desorientarse o perderse, y a estas alturas era demasiado peligroso, por lo que planearon ‘leer’ los libros que Gail les había prestado generosamente. En su lugar se exploraron mutuamente y aprendieron lo que a cada una de ellas le gustaba mientras hacían el amor una y otra vez. Se volvieron en unos cuantos días muy carnales mientras continuaba nevando. Al final del tercer día ambas se sentían un poco enclaustradas, pero sabían más una sobre la otra
de lo que hubieran pensado que sabrían. Caminaron alegremente en la nieve que se derretía rápidamente mientras lanzaban bolas de nieve y exploraban usando las huellas que dejaban sus botas para encontrar su camino de regreso. La semana que pasaron ahí fue maravillosa para ellas mientras hablaban y hacían el amor, hacían el amor y hablaban. Alex encontró una capacidad en sí misma que solo se podría haber imaginado en las novelas románticas. Marley descubrió que Alex era multi-orgásmica y resaltó esto en ella contentamente. Alex descubrió que Marley era una excelente maestra, amante y compañera, mucho más que la mejor amiga que ella había sido toda su vida. Ella la amaba tanto que le traía lágrimas a los ojos al pensar que esta semana terminaría. Montaron lado a lado cuando pudieron mientras bajaban de la montaña, Marley sosteniendo la cuerda atada a la mula y a su equipaje, no habían muchos suministros en las
albardas ahora a excepción de raciones de emergencia que todos esperaban no iban a necesitar. “¿Y ahora qué?”, preguntó Alex y Marley sabía exactamente lo que esto significaba. Marley también se había inquietado sobre esta idea. Ella sabía que quería continuar la relación con Alex, pero ¿cómo? Alex tenía su propia vida, Marley tenía la hacienda. “No tengo todas las respuestas”, dijo Marley calladamente. “Pero me gustaría continuar con esto”, indicó sobre la increíble semana que acababan de pasar, su mano señalando las praderas más altas que acaban de dejar. “Así qué, ¿nos juntamos cada vez que estoy en California?”, preguntó Alex sintiéndose herida y petulante. Marley sacudió la cabeza mientras miraba a Alex, ella podía ver el dolor y también sentía algo de él. “No, eso no es lo que quise decir, te quiero conmigo siempre, pero no puedo venir a verte tan a menudo como tú podrías venir a mí. No puedo
pedirte que abandones tu vida por mí, pero si pudiera, lo haría”. Alex se mantuvo callada por un tiempo; de hecho estaba tan callada que Marley estaba segura que había estropeado sus idílicas vacaciones de alguna manera. Pero cuando Alex empezó a hablar, Marley no pudo esconder el pequeño resplandor de felicidad que empezó a arder en el hoyo de su estómago. “Creo que probablemente podría establecer una oficina en San Simeon o Cambria y trabajar desde ahí. Les he dicho a mis jefes que tenemos que establecer más agentes que me ayuden a cubrir estas áreas y tener cuatro estados son tres y medio estados de más”, reflexionó ella. Ella miró a Marley para medir su reacción y al ver la mirada de esperanza en su rostro, le preguntó, “¿Crees que habría espacio en la hacienda para mí y Leah así como para mis perros y gatos y tal vez Morris?”. Marley trató de no empezar a llorar, pero ella asintió mientras sonreía a través de las lágrimas.
“No quiero que renuncies a tu trabajo por mí”. Alex se rió entre dientes. “No voy a renunciar a nada; de hecho probablemente voy a ganar más dinero a largo plazo por la formación y la creación de estas oficinas. Además, podría renunciar mañana y tener suficientes ingresos para jubilarme”. “¿Qué?”, le preguntó Marley confundida mientras cabalgaban entre una sección más estrecha del sendero. Alex se había movido hacia adelante mientras había dicho lo último de eso y Marley estaba asustada que la había incomprendido. No fue hasta que volvieron a estar lado a lado que Marley le pidió que lo repitiera. “¿Te acuerdas de esas empresas a las que te referí con las empresas solares, y los rociadores?”. Marley asintió confundida. “Sí, vinieron y me dieron una cotización que parecía muy baja, pero los instalé y estoy haciendo los pagos en lo que
instalaron”. Alex se rió lo que confundió aún más a Marley en cuanto adónde iba esta conversación. “Yo soy una accionista importante de esas empresas así como en otras. No tengo que trabajar en la compañía de seguros. Lo hago porque me encanta trabajar. Había planeado hacer algo similar a lo que tú estás haciendo y Leah fue mi primer caballo hacia dicho objetivo, pero no estaba lista para dejar de trabajar, pero ahora creo que puedo tener lo mejor de ambos mundos”. Marley la miró fijamente sorprendida. “¿Así que eres rica?”. Alex negó usando la cabeza. “No, sólo bien establecida, he invertido todo lo que pude con excepción de lo que necesitaba para mi pequeña granja. Si vengo a vivir en tu hacienda me gustaría comprar parte de ella si me dejas. Podríamos añadir molinos de viento en las colinas fuera de la vista y venderle la energía adicional de regreso a la empresa eléctrica después de que se
encargue de todas nuestras necesidades. Podríamos añadirle a la casa. Podríamos adquirir más caballos y ganado si así lo quisieras”. Su voz se había elevado con entusiasmo. Marley resintió las sugerencias al instante. Era su hacienda después de todo. Ella la había construido de la nada. ¿Y ahora Alex quería venir y cambiarla? Entonces ella se dio cuenta la manera tan tonta en que estaba pensando. Ésta era Alex. Si ella invertía en la hacienda y establecía una oficina cercana, esto significaba que ella viviría ahí y estaría con Marley todo el tiempo. Ella había vivido sola durante mucho tiempo; ¿querría vivir con Alex? Ella sabía que quería continuar viéndola, pero vivir con ella había sido tan inverosímil que ni siquiera lo había considerado. Alex podía ver la indecisión en la cara de Marley y pensó que tal vez ella había asumido demasiado. Ella pensó que Marley le daría la bienvenida a ella y a su dinero para ayudarla a
continuar su sueño, lo que podría ser el sueño de ambas. Sus sueños fueron aplastados repentinamente y surgieron inseguridades que casi la ahogaron. Ella lo comprendió. Ella era buena para el sexo, pero como una pareja probablemente dejaba mucho que desear. Repentinamente ella se sintió enojada. Le dio una patada a su caballo y trotó más adelante por el sendero. Cuando este se amplió hacia la pradera o un sendero amplio, ella volvió a patear a su caballo para que galopara. Detrás de ella escuchó a Marley llamándola. La mula se resistió a trotar más rápido que el paso en el que habían estado durante tanto tiempo. De vez en cuando ella consiguió que trotara, pero de ninguna manera galoparía de la manera en que Alex lo estaba haciendo. Ella se dio cuenta de su error inmediatamente y del daño que le había infligido a Alex sin querer. No había manera que podría continuar sin soltar la cuerda guía y dejar a la mula y no se atrevía a hacer eso porque no estaba segura que la mula bajaría de la montaña a
la hacienda en la pradera baja sin ser guiada. Ella observó desamparadamente a Alex galopar fuera de la vista. Alex llegó a la hacienda en la pradera baja mucho antes que Marley. Ella todavía estaba muy dolida y enojada. Si tuviera su equipaje hubiera exigido que la llevaran a la ciudad y al aeropuerto, pero debido a la situación no podía ir a ninguna parte sin su boleto de vuelta, dinero, ni cosas. Le dio mucho tiempo en el cual ella no tenía que pensar y solo podía pasearse. “¿Dónde está Marley?”, le preguntó Sydney, sorprendida de ver al caballo ya cepillado y en el corral y a Alex paseándose fuera del barracón. “Tuvimos una pelea y me vine adelante”, le dijo Alex concisamente, esperando que ella no le pidiera detalles. Sydney asintió y vio que Alex aún estaba bastante molesta. No había rastro de la muchacha de la ciudad en esta chica con pantalones de mezclilla y camisa de franela. Su pelo era un
desastre debido a su recorrido por la montaña, pero se veía tan agitada que solo agregaba a su apariencia salvaje. “Bueno, cenamos al ponerse el sol”, le contestó mientras dejó a su huésped con sus pensamientos. Alex esperó una hora antes de empezar a preocuparse acerca de cuánto tiempo le estaba tomando a Marley bajar de la montaña. Cuando pasó una segunda hora, ella se estaba paseando pero no debido a su ira o dolor, sino por genuina ansiedad sobre la cantidad de tiempo que había estado esperando a Marley. Mucho pudo haber pasado con pumas y osos grises en la montaña, y siendo principios de la primavera probablemente tenían hambre. Ella en algún lugar había leído que la carne de mula era una de sus favoritas y muy sabrosa. ‘Ella probablemente lo está haciendo deliberadamente para molestarme’, pensó maliciosamente. Cuando Marley finalmente apareció después de dos y media horas, Alex no dejó que su rostro mostrara su alivio. En cambio
fue directamente hacia la mula y empezó a descargar el equipo, no sólo el suyo, sino también el de Marley. Marley la miró para ver si ella le hablaría y decidió que no lo iba a hacer. Ella le quitó la silla de montar al caballo que había montado y lo cepilló antes de soltarlo en el mismo corral donde estaba el caballo de Alex. Para entonces las albardas de la mula estaban vacías y colgando en el granero. Alex empezó a llevar su equipo al barracón, mientras Marley cepillaba a la mula sorprendida y contenta antes de soltarla en el corral. La cena fue callada ya que sólo Sydney tuvo algo que decir. Los otros invitados se habían ido debido a toda la lluvia que habían recibido. Marley confirmó que había nieve en las montañas y eso fue todo lo que le agregó a la conversación de Sydney. Alex comió en silencio hasta que estaba llena y fue a empacar sus maletas para el viaje que estarían tomando en la mañana.
“¿Qué le dijiste, ella llegó aquí con el freno en la boca?”, le preguntó Sydney. Marley se encogió de hombros, no estaba dispuesta a discutir esto con nadie que no fuera Alex. Ella terminó su cena y se dirigió al barracón para hablar con Alex. Ella había tenido mucho tiempo para pensar mientras jalaba a la mula terca a regañadientes por la montaña, casi separándose el brazo del hombro. La mula había detectado su urgencia, su deseo de ir más rápido y firmemente los había retrasado hasta que Marley casi la había golpeado. Ella llegó al barracón y encontró su equipo en extremos opuestos, Alex estaba haciendo una declaración. Sus maletas estaban cuidadosamente empacadas y al final de una litera, las bolsas de marinero de Marley en el otro extremo del barracón en una litera y obviamente habían sido arrojadas ahí. No había señal de Alex. Marley encontró a Alex en el granero a la par de unos caballos, acariciándolos, la única luz por
encima de su cabeza creando muchas sombras. “¿Quieres hablar de esto o quieres continuar malhumorada?”, le preguntó. Alex se tensó al oír su tono. Ella la había oído entrar al granero y varios de los caballos que estaba acariciando se dieron vuelta para ver, por lo que ella sabía que alguien había entrado. Pero al oír la voz de Marley, se dio vuelta enojada. “¿Cuál sería el punto?”. “¿Tal vez si me escuchas lo comprenderías?”. “¿Qué? ¿Que no quieres que esté cerca de ti todo el tiempo en tu hacienda? Que soy lo suficientemente buena para una aventura, ¿pero eso es todo? ¿Que quieres una amante solo para algunas veces?”. Marley se sintió vencida, era tan malo como se lo había imaginado. Ella suspiró. “¿Quieres oír lo que tengo que decir, o quieres seguir creyendo todo eso?”. Alex solo se paró ahí, estaba oscuro y aunque la pequeña luz brillaba por encima de sus cabezas,
no era suficiente para verse a sí mismas excepto en sombras. Esperó calladamente sin responderle a Marley, pero tampoco animándola. Marley por fin empezó; ella se cansó de esperar. “Cuando primero sugeriste mudarte, me sorprendió. Pensé que tenías una vida en Texas que no desearías abandonar”. Esperó a oír si Alex discutiría o al menos agregaría algo. “Nunca pensé que dejarías tu trabajo, pensé que sería muy presuntuoso de mi parte esperarlo o pedirlo”. Nuevamente esperó a oír si Alex agregaría algo, y cuando no lo hizo, Marley continuó, “En mi sorpresa creo que de repente me sentí protectora de mi hacienda, como si tú estuvieras invadiendo mi espacio”. Alex estaba escuchando, ella estaba acariciando a un caballo y a veces al otro cuando sacaba la cabeza e insistía, pero ella estaba escuchando. Pero no le gustaba lo que estaba oyendo. “Nunca pensé que lo que había estado
soñando, que tú vivieras ahí, podría convertirse en una realidad. Me sorprendió y cuando empezaste a hablar sobre las cosas que podríamos hacer para mejorar la hacienda, supongo que me lastimó un poco, como que lo que yo ya había hecho no era lo suficientemente bueno y aquí estabas llegando y entrometiéndote. Lo dije mal y no quise tirarte tu oferta en la cara”. Ella estaba llorando y no le importó si Alex lo sabía o no. “Nunca pensé en ti como una amante para algunas veces, simplemente no pensé que seríamos capaces de tener más que eso, y me resigné. Esta semana ha sido increíble, y te amo, pero por favor, no estés enojada porque no reaccioné de la manera que tú pensaste en que debería hacerlo”. Alex habló por primera vez, “Supongo que pensé que te había malinterpretado, que habías conseguido lo que querías de mí y cuando te ofrecí más, lo estabas rechazando”. Marley sacudió la cabeza, pero dudó que Alex la hubiera visto. “No, mi amor, no. Quería más,
pero no me atrevía a esperarlo. Tus ideas son geniales, pero he estado sola y haciéndolo todo sola durante tanto tiempo, que me sobresaltó, eso es todo”. Alex podía oír las lágrimas en la voz de Marley y le rompió su ya agrietado corazón, ella empezó a llorar también. “Sólo quería ayudar, estoy tan impresionada con lo que has hecho. Tú estás haciendo exactamente lo que siempre dijiste que harías, y yo también quería eso, pero pensé que tenía que tener todo este dinero para lograrlo”. “Estoy viviendo con un presupuesto muy limitado, he aumentado la hacienda al economizar y ahorrar y al no tener algunas cosas durante tanto tiempo que no estoy acostumbrada a que alguien me ayude. Lo viste con la ayuda que tengo, no me atrevo a dejarlos hacer nada sin mi autorización porque lo he querido controlar todo durante tanto tiempo porque no me puedo dar el lujo de cometer errores”. “Ya no tiene que ser de esa manera, podemos
ampliar, podemos relajarnos un poco, pero podemos hacerlo juntas si quieres”. “Nunca he tenido a nadie en que pueda depender que no sea yo misma. No estoy acostumbrada a esto y voy a cometer errores aquí. Lamento si te lastimé por lo que dije”. Ambas estaban llorando mientras hablaban y por mutuo consentimiento se encontraron en brazos de la otra. “Sólo quiero ayudar, quiero lo que tú tienes, pero solo quiero estar contigo”, dijo Alex sollozando en el cuello de Marley teniendo cuidado de no tocar su punto especial, y después de una semana juntas haciendo el amor, sabiendo exactamente dónde estaba. “Lo sé, y quiero estar ahí, sólo tengo que aprender a dejar que lo hagas”, le dijo Marley mientras la abrazaba más cerca. *****
Durmieron esa noche juntas en una litera, sin hacer el amor, solo abrazándose muy de cerca. No fue fácil. Las literas estaban hechas solo para una persona, y para una persona delgada en lo que a eso se refiere. Ellas se acostaron en sus costados y hablaron sobre sus planes. Ninguna durmió mucho en la perca estrecha, se abrazaron y se besaron y murmuraron su amor mientras hablaban y dormitaban. Pero por la mañana ya habían hecho algunas decisiones provisionales. Sydney se complació en verlas entrar a la cocina juntas para desayunar, riéndose y charlando, aunque con los ojos borrosos. Cualquier púa que se les hubiera metido debajo de las sillas de montar ya había sido removida. Ella misma las condujo al aeropuerto y todas hablaron sobre caballos durante todo el camino. Ella se complació en saber que la ‘chica de la ciudad’ era una buena vaquera como ella y podía defendérselas a pesar de su primera impresión. Ella estaba vestida como vaquera ahora mientras
regresaba a Texas, pero según lo que estaban hablando, iba a mudarse pronto a California para ayudar a Marley a manejar su hacienda. ¿Algo sobre molinos de viento? ***** Tomó cuatro meses antes de que Alex tuviera suficiente gente en suficientes oficinas para manejar la cantidad de trabajo que les estableció. Ellos podrían hacer exactamente lo que ella había estado haciendo, y al solo tener una oficina central en vez de la oficina principal, todos se reportaban a ella en Cambria, donde ella había abierto su propia oficina, y ella se reportaba a la oficina principal en Dallas. La cantidad de negocios que estaban entrando era fenomenal y solo raramente tuvo ella que viajar y manejarlos por sí misma. Ella guardó la mayor parte de sus viajes para exhibiciones ecuestres, acompañando a Marley y a los Gypsy Vanners que ambas adoraban. Su
oficina también manejaba una base para molinos de viento, colectores solares y sistemas de riego para las varias haciendas a lo largo y ancho de la Costa Central, y cuando comenzó a convencer a los viñedos a que se le unieran, abrió otra división que la mantenía a ella y a todo el personal que se vio obligada a contratar muy ocupados. Marley estaba fascinada el día en que Alex y Leah, así como los otros varios animales y Morris, vinieron a vivir permanentemente en la hacienda. Había tomado tres meses para vender su pequeña granja en Texas, y conducir un U-Haul con su auto detrás de él, y Morris conduciendo su camión con el tráiler detrás de él, había formado una pequeña caravana. Alex tenía una relación mágica con la gente que Marley adoraba. Ella les encontró una recepcionista decente para la hacienda y envió a la otra a los establos donde estaría más feliz. Ampliaron la casa de la hacienda, convirtiéndola en un tipo de lugar de gran interés, con el mismo estilo de los establos
con grandes vigas de madera pulida, grandes ventanales ofreciendo luz desde todos los ángulos y vistas que eran impresionantes, colectores solares sobre el techo, dándoles la libertad de la red eléctrica que era tan poco confiable. Su casa y su hacienda de hecho se convirtieron en un buen punto de venta para los negocios de Alex. Alex encontró una caravana genuina que ella y Morris inmediatamente se pusieron a remodelar y reparar para mostrarla en las diversas exhibiciones. Era perfecta para que dos mujeres ‘acamparan’ en las exhibiciones si así querían hacerlo y las ayudaba a vender a sus caballos Gypsy Vanner que la jalaban sin esfuerzo y hacía una excelente ‘oficina’ portátil cuando ellas no la estaban mostrando. Eran muy felices juntas mientras veían a sus empresas crecer y prosperar, Marley aprendió a dejar ir un poco de su obsesivo control de todo, y Alex por fin tenía a alguien en su vida con la que podía depender y cuyo orgullo en ella la hacía
sentirse querida y necesitada y amada. Sobre todo había el amor, y cualquiera en la industria ecuestre que se oponía a una relación de personas del mismo sexo encontró que eventualmente tenían que lidiar con este dúo dinámico de alguna manera y aprendieron a respetarlas por sus logros y no juzgarlas por su relación. Finish