Soldados para Cristo Una exposición de la Epístola del apóstol apóstol Pablo a los los Efesios
DR. BRIAN J. BAILEY
Título original: “Soldiers for Christ” Titulo en español: “Soldados para Cristo” Registrado © 1997 Brian J. Bailey Libro de texto de Zion University. University. Usado con permiso. Todos los derechos reservados Primera edición en español impresa en mayo 2004. Segunda impresión diciembre 2008, marzo 2009. Impreso en los EE.UU. © Zion Fellowship 2008. Todos Todos los derechos reservados Diseño de portada: © 2008 Zion Fellowship, Inc. Imagen ©2007 McKevin Chaughnessy, usada con persmiso a través de acuerdo de liecencia con istockphoto, Inc. Todas las citas bíblicas de este libro han sido tomadas de la versión Reina-Valera en su revisión de 1960, © 1960 Sociedades Bíblicas Unidas a menos que se indique lo contrario, Para mayor información o copias adicionales, diríjase a:
Zion Christian Publishers P.O. Box 70 Waverly, New York 14892 Teléfono: 607-565-2801 Fax: 607-565-3329 www.zionfellowship.org
ISBN 1-59665-243-8
Agradecimientos A Patty de Gularte y el equipo de trabajo de IBJ Guatemala, por su ayuda en la revisión y corrección del manuscrito de este libro. A Sarah Kropf, por el exelente diseño de la portada. A Raquel Pineda, por su trabajo en el formato final de este libro. Equipo Editorial: Carla Borges, David Kropf, Justin Kropf, Sarah Kropf. Deseamos extender nuestr nuestroo agradecimiento a todas esas personas queridas, pues sin sus muchas horas de inestimable ayuda este libro no hubiera sido posible. Estamos verdaderamente agradecidos por su diligencia,, creatividad diligencia creatividad y excelencia en la compilación de este libro para la gloria de Dios.
Contenido Prefacio
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Introducción
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Bosquejo de Efesios
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Mapa de Éfeso
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PARTE I - LA POSIC POSICIÓN IÓN DEL CREY CREYENTE ENTE EN CRISTO
Capítulo 1
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Capítulo 2
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Capítulo 3
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PARTE II - LA CONDUCTA DEL CREYENTE EN CRISTO CRISTO
Capítulo 4
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Capítulo 5
123
Capítulo 6
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Epílogo
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Prefacio La Epístola a los Efesios nos muestra de una manera muy hermosa a Cristo como el Rey guerrero, vestido de la armadura de Dios. Esta misma armadura está disponible para nosotros por Su gracia para que también podamos ser victoriosos sobre el enemigo. Efesios es una epístola epístola de gracia, amor amor y poder. poder. Sus páginas están impregnadas con la fragancia de la oración. Debido a su alto grado de verdad espiritual y revelación, Efesios ha sido llamada: “La Reina de la Epístolas del Nuevo Testamento”. La primera parte de Efesios (capítulos 1 al 3) nos lleva a los lugares celestiales en Dios a través de Cristo Jesús. La segunda parte (capítulos 4 al 6), después de revelarnos nuestros derechos al trono con Cristo, nos muestra cómo caminar victoriosamente sobre el mundo, la carne y el diablo en nuestra vida diaria. La epístola fue escrita (junto con Colosenses, Filemón y Filipenses) durante el primer encarcelamiento de Pablo, en Roma. Es una de las enseñanzas más ricas y profundas de toda la Palabra de Dios, principalmente porque estos amados creyentes efesios tuvieron el privilegio de sentarse bajo la enseñanza del apóstol Pablo en persona, por más o menos 3 años. Uno de los temas principales de esta epístola es el amor amor.. Sorprendentemente, fue debido a la falta de este amor
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personal por Cristo que el Señor reprendió reprendi ó a los creyentes efesios muchos años después en Apocalipsis 2:4: “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor” . Es menester que aprendamos de esta reprensión, ya que a menudo es en nuestra área más fuerte en la que podemos fallarr. Por ejemplo, Moisés falla Mois és que fue el hombre más manso de toda la tierra, fue provocado en su espíritu por los hijos de Israel y perdió el control. Su reacción, y su consecuente desobediencia, no le permitieron entrar a la Tierra Prometida (vea Sal.106:33). Este pequeño libro es presentado a ustedes con la oración de que puedan alcanzar lugares espirituales más altos en Cristo, y así dar contentamiento a Dios el Padre en quien vivimos, y nos movemos y somos. Mi oración es que este libro sea una bendición para usted. Brian J. Bailey
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Introducción El apóstol Pablo dirige esta epístola a los creyentes en Éfeso. La ciudad de Éfeso fue construida sobre varios montes a aproximadamente cuatro millas del mar Egeo, en la desembocadura del río Cayster. Estaba situada entre el río Meander al sur y el río Hermes al norte. nort e. Esta posición estratégica hizo que Éfeso floreciera. Vale la pena notar que las siete iglesias de Apocalipsis están todas situadas en esta área. Laodicea se encuentra cerca del nacimiento del río Maeander, mientras que Esmirna, Tiatira, Sardis y Filadelfia están cerca del Hermes. Pérgamo Pérgamo está más más al norte por por el río Caicus. Caicus. En el Valle del río Cayster, tuvo lugar el nacimiento de la antigua Asia. Eventualmente la provincia de Asia se extendió de mar a mar. mar. Fue gobernada por los reyes de Pérgamo. El último rey de Pérgamo, el rey Attalus III, quien murió en el 133 a.C. dejó la totalidad de sus dominios a los romanos. Según el historiador Estrabo, la provincia de Asia fue ascendida a provincia proconsular por Augusto. Hoy, forma parte de la nación de Turquía. Para el tiempo del Nuevo Testamento, la ciudad de Éfeso se había convertido en la capital de la provincia de Asia y fue la cuarta ciudad más grande del Imperio Romano, con una población de más de 250,000. Era una ciudad extremadamente rica y su tesorería sirvió como como banco en donde muchos reyes aplicaron para obtener préstamos masivos.
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Su vida religiosa fue gobernada por el templo te mplo pagano a Diana, que fue una de las siete maravillas del mundo, y mantenía a cientos de comerciantes que hacían recuerdos e imágenes de la diosa. Éfeso también estaba llena de la adoración a lo oculto, como parece sugerir Hechos 19:13–20. La visita de Pablo a esta ciudad de riqueza y paganismo, está registrada en Hechos 19:1-2: “Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer recorr er las regiones superiores, vino a Éfeso, Éfeso , y hallando a ciertos discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo.” Pablo permaneció en Éfeso durante dos años completos, enseñando en la escuela de Tirano de tal manera que todo aquel que vivió en esta provincia de Asia oyó la Palabra de Dios. Una razón por la que el Evangelio se esparció desde Éfeso fue porque la ciudad estaba conectada por carreteras a todas partes de la provincia y más allá. Sin embargo, embargo, el factor más importante fue que Dios hizo milagros especiales por medio de la imposición de manos de Pablo y por paños, que después de ser puestos sobre su cuerpo, sanaba a cualquier enfermo al que le era enviado. Esta epístola está llena de oraciones algunas veces largas y complicadas que son difíciles de descifrar. Debemos recordar que en realidad la epístola no fue escrita por Pablo, sino dictada por él mientras se encontraba encadenado encadenado a un soldado romano.
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Timoteo llegó a ser el primer obispo de Éfeso. Años más tarde, Onésimo, el esclavo fugitivo de Filemón, fue nombrado obispo de Éfeso. Según cuenta la tradición, el amado apóstol Juan, vivió allí y posiblemente María, la madre de Jesús, murió allí. Por esto, la Iglesia fue bendecida por muchos maravillosos santos de Dios a lo largo de los años. Sin embargo, a principios de la Edad Media, Éfeso ya no era útil como puerto debido a sedimentos depositados por el río y decayó al igual que su influencia espiritual. Sin Si n embargo, su nombre continúa vivo mediante esta hermosa carta espiritual, la cual ahora procuraremos estudiar. Sobre todo, queremos experimentar las verdades más preciosas contenidas en sus páginas, ya que la Epístola a los Efesios no es un libro que pueda comprenderse a través de un entendimiento mental, sino únicamente a través de una experiencia personal.
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Soldados para Cristo OS T RES T EMAS D OMINANTES L OS T RES T EMAS D OMINANTES
1. La elección divina. 2. La reconciliación. 3. La Iglesia (el Cuerpo Cuerpo de Cristo). BOSQUEJO
1. La vida interior La posición del creyente en Cristo (1:1 – 3:21). 2. La vida práctica La conducta del creyente en Cristo (4:1 – 6:24). BOSQUEJO DETALLADO
La posición del creyente en Cristo (Cap. 1-3) 1. Bendit Benditos os con con toda todass las ben bendic dicion iones es espi espirit ritual uales es en los lugares celestiales en Cristo: a. Elegidos. b. Adoptados. c. Redimidos. d. Perdonados. e. Se Sell llaado doss co con el el Esp Espír írit ituu. 2. La necesidad de recibir el espíritu de sabiduría y revelación: a. La esp esper eran anza za de de Su ll llam amam amie ient nto. o. b. La gl glor oria ia de Su he here renc ncia ia.. c. La ab abun undan dante te gr grand andeza eza de Su po poder der par paraa con con nosot nosotros. ros. 3. Los miembros de la Iglesia son: a. Vivi ivific ficado adoss de de sus sus tra transg nsgres resion iones es y peca pecado dos. s.
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b. c. d. e.
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Hechos Hech os sen senta tarr en lu luga gare ress cele celest stia iale les. s. Salvos por gracia. Hec echo hoss por Su obra ra.. Hec echo hoss un un nue nuevo vo homb mbrre.
4. Una morada de Dios por Su Espíritu: a. Fo Fort rtal alec ecid idos os con con po pode derr por por Su Su Esp Espír íritu itu.. b. Ha Habi bita tado doss por por Cris Cristo to por por med medio io de de la fe. fe. c. Ar Arra raig igad ados os y cim cimen enta tado doss en en amo amorr. d. Ll Llen enos os co conn tod todaa la la ple pleni nitu tudd de de Dio Dios. s.
La conducta del creyente en Cristo (Cap. 4-6) 1. Cualidades del liderazgo: a. Humildad. b. Mansedumbre. c. Paciencia. d. Tolerancia. e. Paz. 2. Dones del liderazgo: a. Apóstol. b. Profeta. c. Evangelista. d. Pastor. e. Maestro. 3. Metas del liderazgo: a. Pe Perf rfec ecci cion onar ar a los los sa sant ntos os.. b. Equ Equip iparl arlos os pa para ra la ob obra ra del min minist isteri erio. o. c. Ll Llev evar arlo loss a la la uni unida dadd de de la la fe. fe. d. Llev Llevarl arlos os ala medi medida da de la estat estatura urade la plen plenitu itudd de de Cristo Cristo..
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4. Los aspectos de de caminar en Cristo para el creyente: a. Caminar en amor. b. Ca Cam minar en la luz. c. Cam Camina inarr pru pruden dentem tement entee co como mo Cri Cristo sto cam camina ina.. 5. La vida vida abundante se revela revela en: a. La vi vida da en el ma matr trim imon onio io.. b. La vid idaa fam amiili liaar. c. La vida secular. d. La vi vida de de or oración.
Mapa de Éfeso
R om a
Mar M ar N egro Negro
Marr Ma Ad riáti Adri ático co
Tesalónica
Filipos
S o l d a d o s p a r a C r i s t o
Troas
Pérga mo Pérgamo Tiatira Sardis Esmirna Filadelfia Laodicea
M ar Mar Egeo Eg eo
Corinto
Atenas
Éfeso
Mar M ar M edi edite terráneo rráneo
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P AR ARTE TE UNO LA POSICIÓN DEL CREYENTE EN CRISTO 1:1 – 3:21
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Capítulo 1 El capítulo uno de Efesios nos habla de la buena voluntad del Padre. En este capítulo vemos que todo en la vida sucede de acuerdo a la buena voluntad de Dios. Todo ha sido creado para complacer al Padre y eso hermano, nos incluye a usted y a mí.
1:1 “Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Éfeso”. Pablo inicia su carta a sus amigos en Éfeso, en su manera acostumbrada. Él dice que es un apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios. Nuestro ministerio es de acuerdo a la voluntad de Dios. No podemos escoger lo que queremos ser dentro del Cuerpo de Cristo; el Señor es quien escoge. Hebreos 5:4 nos dice que no cualquiera que aspira a estar en el ministerio recibe el llamamiento: “Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón”. Nosotros creemos saber qué nos haría felices, pero en realidad solamente Dios sabe aquello para lo cual fuimos creados, y qué nos satisfacerá realmente. Mucha gente pasa su vida entera buscando hacer aquello para lo cual no fueron llamados a hacer, o persiguiendo una profesión a la que Dios no los ha llamado y nunca son felices. Conozco personas que pasaron toda su vida queriendo ser pianistas de concierto, pero nunca fueron felices, ni se sintieron satisfechos, porque Dios no los había llamado a ese ministe min isterio rio.. Es nec necesar esario io que que cono conozca zcamos mos cuál cuál es la vo volu lunt ntad ad y el llamado de Dios para nuestra vida y busquemos,
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por Su gracia, cumplirlos. Sólo entonces encontraremos la verdadera felicidad. El término santos (que significa aquellos que son santos ) se usa para los cristianos. Ellos son llamados santos porque están unidos a Cristo, quien es santo. El término fi fiel eles es es usado aquí para denotar a aquellos cristianos que están caminando camina ndo de todo corazón en los estatutos, mandamientos y caminos de Dios. Es a los fieles a quienes se les confía la verdad y las enseñanzas de Dios (2 Ti. 2:2). Pablo nos habla en 1 Corintios 4:1-2 acerca de los exigentes requisitos para ser un siervo y un ministro del Señor: “Así, pues, téngannos los hombres por servidores servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se req requier uieree de los administrador administradores, es, que cada uno sea hallado fiel”. Cristo dijo en Lucas 16:10: “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto”. Dios, como cualquier buen empleador, al principio siempre nos da pequeñas responsabilidades para ver si seremos fieles y logremos calificar para tener mayores responsabilidades y un nivel mayor en el ministerio. Al ser fieles en las cosas pequeñas, Dios nos promueve en Su reino, porque el ser promovidos no viene del hombre sino solamente del Señor (Sal. 75:6-7). Poco tiempo después de ser salvo, el Señor me dijo que debía preguntarle al encargado de la escuela dominical de la iglesia a la que asistía, si podía ser maestro de escuela
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dominical. El encargado me dijo: “Tenemos una clase con diez niños, todos alrededor alred edor de diez años de edad, y creemos que tú serías el maestro ideal para ellos”. Otros maestros se habían dado por vencidos con estos pequeños pícaros, pero yo estaba decidido a ser fiel a la tarea que el Señor me había dado. Dios fue muy misericordioso y fiel conmigo, y en un corto periodo todos estos niños dieron su corazón al Señor en conversiones dramáticas. Otra muy importante lección en la vida que debemos aprender, es que debemos ser fieles en nuestro empleo secular. Jesús dijo en Lucas 16:11: “Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero?” Muchas personas, en su celo por servir al Señor, renuncian a sus trabajos seculares de manera prematura. Esto sucede especialmente durante los avivamientos. He tenido el privilegio de haber presenciado varios avivamientos en diferentes partes del mundo, y he visto a mucha gente cometer errores trágicos al renunciar a sus trabajos para servir al Señor. Debemos ser fieles en terminar la obra que el Señor nos ha dado antes de que Él nos promueva y nos lleve más adelante. Yo Yo tuve que completar la obra que el Señor me dio con ese pequeño grupo de la escuela dominical antes de que Él me llevara a algo mayor en el ministerio. Por lo tanto, no debemos abandonar nuestro trabajo secular s ecular hasta que hayamos pasado las pruebas allí y entonces Dios nos pondrá en el ministerio a tiempo t iempo completo, en Su tiempo perfecto.
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1:2 “Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”. La paz significa unidad, ser uno con Dios. La gracia significa un favor inmerecido. Nosotros no fuimos escogidos por algún mérito que hayamos hecho, sino porque Dios escogió mostrarnos Su favor. La gracia también significa capacitación divina. Cuando el apóstol Pablo estaba sufriendo con una aflicción, el Señor Jesucristo le dijo: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Co. 12:9). Fue la gracia de Dios la que capacitó a Pablo para resistir la aflicción. Es únicamente la gracia del Señor la que nos capacita para cumplir Su voluntad y Sus propósitos. Los últimos cuatro años de la vida de mi esposa fueron para ella una pesadilla pesadill a hecha realidad. Ella estaba paralizada de un lado de su cuerpo y también padecía del corazón. c orazón. Yo Yo tenía que hacerle todo. Bañarla, vestirla, alimentarla y llevarla a todas partes. A finales del cuarto año de estar cuidando de ella, empecé a sentirme muy débil y pude sentir cómo me abandonaba la gracia de Dios Di os para cuidarla. cuidarl a. Ya Ya no tenía la fuerza física físic a para continuar y no sabía qué era lo que estaba sucediendo. Y fue entonces cuando el Señor se la llevó a casa para estar con Él. Me di cuenta de que sólo la gracia de Dios me había capacitado y fortalecido para cuidar de ella durante todo ese tiempo. ¡Verdaderamente, ¡Verdaderamente, podemos hacer todas las cosas por medio de Cristo que nos fortalece!
1:3 “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”. La idea o
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pensamiento de bendiciones viene de la palabra griega eulogetos , que significa: alabar, adorar o exaltar, recitando las bondades o virtudes de una persona. En este caso, la persona es el Padre mismo. Debemos bendecir a Dios y hablar cosas buenas de Él por Sus bondades para con nosotros. Él nos ha bendecido dándonos todas las bendiciones espirituales (dones y virtudes espirituales) que hay en el cielo. Pedro dice: “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder,, mediante el conocimiento poder conocimiento de aquel aquel que nos llamó P. 1:3). Dios, Dios, como cualquier cualquier por su glo gloria ria y exc excele elenci ncia” a” (2 P. buen padre, no nos da todo lo que le pedimos porque algunas de las cosas que le pedimos pueden ser perjudiciales para nosotros. Él nos da las cosas que necesitamos y que serán de bendición para nosotros. Nosotros hemos sido bendecidos porque un aspecto de la naturaleza de Dios es que Él se deleita en bendecir a otros. El Salmos 145:9 dice que Dios es bueno para con todos. De hecho, todo el Salmo 145 nos habla de la bondad y la compasión de nuestro Dios para Su creación. El apóstol Pablo escribe en Romanos 8:32 lo siguiente: “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Nuestro Padre Celestial es un Padre generoso que se deleita en bendecir a Sus hijos. Así como en Navidad, y algunas otras ocasiones, cuando los padres dan regalos a sus hijos y se regocijan cuando ellos dicen “gracias”, así
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nuestro Padre Celestial nos da regalos porque Él ama ver esa chispa en nuestros ojos y el gozo en nuestro corazón cuando nos bendice, y se deleita en escuchar nuestra gratitud sincera. Por lo tanto, debemos tener la confianza de acercarnos al trono del Señor, como el apóstol Pablo declara en Hebreos 4:16: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. El apóstol Pablo nos dice en Hebreos 7:25 (RVA) que el Señor Jesucristo es capaz de salvar por completo, o como dice un refrán en inglés, el Señor es capaz de llevar a todo aquel que se acerca desde la peor condición imaginable (del lodo cenagoso) hasta lo sumo. ¡Alabado sea el Señor! Es importante que tengamos un concepto correcto de Dios, el Padre. Muchas veces la relación con nuestro padre natural afecta nuestra relación con el Padre Celestial, Dios no ya sea de una manera positiva predestina a o negativa. Yo, Yo, personalmente, nadie para ir tuve un padre maravilloso y una relación muy estrecha con él. al infierno. Uno de los recuerdos más vívidos que tengo de mi niñez es la de mi padre tendido en la cama conmigo una noche que tenía dolor de oído. Él puso su
Él sangró y murió en la cruz por cada alma.
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mano sobre mi oído para mantenerlo caliente y aliviar el dolor.. Por lo tanto, para mí, como cristiano dolor cristi ano e hijo de Dios, ha sido muy fácil pensar en Dios, el Padre, como un maravilloso padre, debido a mi padre terrenal. Sin embargo, lamentablemente, otros no han tenido muy buenos padres. Muchas veces hay recuerdos que deben ser olvidados y cicatrices emocionales que deben ser sanadas, antes de poder tener una relación estrecha con Dios, el Padre. No hace mucho me encontraba en otro país y estaba cenando con algunos pastores y uno de ellos me comentó acerca de la maravillosa relación que tenía con su hija. Ella se sentía con la libertad plena de acercarse a él y arreglar su corbata, acomodar su cabello, abrazándolo y mostrándole su afecto. Ella lo amaba mucho y él de la misma manera siente un gran amor por ella. Lo interesante es que la esposa de otro pastor que compartía la mesa con nosotros dijo: “Yo nunca me atrevería a tocar a mi padre de esa manera o a hablar con él así”. Ella tuvo un padre muy cruel y difícil de complacer. Es sorprendente que esta visión tan negativa de su padre haya podido influenciar su visión de Dios el Padre. Era fácil para ella relacionarse con el Señor Jesucristo, pero era muy difícil para ella acercarse a Dios el Padre. Inconscientemente, su relación con su padre terrenal estaba afectando su relación con su Padre Celestial. Por lo tanto, es muy importante que entendamos que Dios es un Padre muy bueno que se preocupa por nosotros. Ahora, me gustaría considerar las bendiciones bendicio nes que hemos recibido de Dios el Padre por medio de Jesucristo.
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1:4 “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos y sin mancha delante de él”. Dios nos ha escogido a cada uno de nosotros y nos ha llamado por nuestro nombre, desde antes de la fundación del mundo. Cuando consideramos este tema, somos llevados a examinar una de las verdades teológicas más profundas de la vida: el Señor nos conocía a cada uno de nosotros de antemano. Entonces, debido a que Él nos conoció desde antes de la fundación del mundo, Él ha planificado los pasos que serían necesarios en nuestra preparación para la vida y la eternidad. Este pensamiento es desarrollado por Pablo en Romanos 8:29–30: “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de Su Hijo, para que él sea el primogénito entre entre muchos hermanos. Y a los que predestinó a éstos también llamó, a éstos también justificó; y a los que que justificó, a éstos también también glorificó”. La pr predestinación edestinación de Dios está basada en Su pr presciencia esciencia. Estas dos palabras teológicas son inseparables. Porque Él conoce todas las cosas y planifica la vida de todos de acuerdo a este conocimiento. Sin embargo, Él da a cada persona la oportunidad de recibir la salvación y la vida eterna. Dios no predestina a nadie para ir al infierno. Él sangró y murió en la cruz por cada alma. Sin embargo, Él sabe quién lo aceptará y quién lo rechazará. En 2 Pedro 3:9 leemos: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente pacient e para pa ra con nos nosotr otros, os, no que querie riendo ndo que nin ningun gunoo per perezc ezca, a, sin sinoo que todos procedan procedan al arrepentimiento”. arrepentimiento” . Dios desea que
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todos sean salvos. Pablo establece en 1 Timoteo 2:4 que Dios “quiere que todos los hombres sean salvos salvo s y vengan al conocimiento de la verdad”. Dios nos escogió a cada uno de nosotros y nos llamó de acuerdo a Su plan para nuestra vida. En verdad, no somos nosotros quienes lo hemos elegido a Él, sino Él quien nos ha elegido a nosotros. Jesús le dijo a Sus discípulos en Juan 15:16: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotr vosotros, os, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto perman permanezca; ezca; para que todo lo que pidier pidiereis eis al Padr Padree en mi nombre, él os lo dé”. ¿Por qué nos escogió Dios a nosotros y cuál es el propósito de la vida? Éstas son dos de las preguntas más importantes que podemos hacernos. Antes de ser salvo, yo solía preguntarme a mí mismo todos los días durante algunos años, ¿cuál es el pr el propósito opósito de la vida? En la búsqueda de mi respuesta, leí los escritos de muchos filósofos quienes ni siquiera sabían el verdadero propósito de la vida. Sus libros solamente aumentaban mi depresión. Por algunos años durante mi juventud, solía levantarme cada mañana, viajar por una hora en autobús rumbo a Londres y regresar a casa en la noche. Día tras día veía la misma gente, quienes parecían no alcanzar ninguna meta o propósito en su vida. Esta pregunta del propósito de la vida me persiguió hasta que fui salvo. Fue entonces cuando pude darme cuenta de cuál es el propósito de la vida. Dios nos ha escogido a nosotros entre miles de millones de personas en el mundo para recibir la salvación y la vida eterna. Pero ese no es el verdadero propósito de
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nuestra vida, si me es permitido decir esto. Dios nos ha escogido no solamente para ir al cielo, sino para que lleguemos a ser santos sa ntos y sin mancha delante del ante de Él en amor, como Pablo lo explica en el versículo 4. El Señor nos escogió y nos llamó desde antes de la fundación del mundo para que lleguemos a ser santos y sin mancha delante de Él en amor. Examinemos pues estas tres partes de nuestro llamamiento.
1. Santidad significa “ser diferentes y separados del mundo”. La santidad incluye una separación de las cosas mundanas, de las obras de la carne y del diablo. 2. Sin mancha viene de la palabra griega amomos, que significa “sin mancha”. La mejor analogía de este término es la ofrenda encendida de la que habla Levítico. Cada parte del buey era dividida y lavada (Lv (Lv.. 1). Por lo tanto, como Pablo dice en Romanos 12:1, debemos presentar nuestro cuerpo como sacrificio vivo sobre el altar de Dios, y cada parte de nosotros, nuestra mente, nuestra voluntad, nuestras emociones, nuestra caminata y nuestro servicio, deben ser lavados por el lavamiento de la Palabra de Dios, a través de la obediencia a Su Palabra (Ef. 5:26). 3. Delante de de Él Él en en am amor significa que tenemos una relación de amor con Él. Nunca debemos olvidar que la relación entre Dios (quien es amor) y Sus hijos está arraigada arraigada y cimentada en amor. Cuando tenemos el verdadero amor desarrollado en nuestro corazón podemos presentarnos delante del Señor Jesús. Dios desea que nosotros seamos santos e irreprensibles, pero Su mayor deseo es que lo amemos a El y a los demás.
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Solamente piense en usted como padre. ¿Sería feliz si s i su hijo fuera limpio, tuviera buenos modales, fuera obediente, pero no lo amara? ¿Cómo se sentiría? No habría satisfacción o gozo en su corazón a menos que su hijo lo amara. Lo que un padre anhela más que cualquier otra cosa de su hijo es que lo ame. Lo mismo sucede con nuestro Padre Celestial. Lo que Él anhela más que cualquier otra cosa es que le amemos con todo nuestro corazón. Consideremos entonces las bendiciones espirituales específicas que Dios pronuncia sobre nosotros:
1:5 “En amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puroo afecto pur afecto de de su voluntad”. Por lo tanto, primero somos predestinados por Dios y después adoptados. 1. Pr Pred edee st stii na nado dos. s. L a p pre redd e s t i n a c i ó n significa predeterminar un evento o acción, y literalmente significa signifi ca “limitar de antemano”. Esto lo podemos entender en Hechos 17:26: “Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación”. Dios ha predeterminado los límites de las naciones y la duración de cada imperio que ha existido. La dispensación de la Edad de la Iglesia tiene también impuesto un cierto límite, como Pablo dice en Romanos 11:25: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la
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plenitud de los gentiles”. Por lo tanto, el regreso de Cristo está también basado en el hecho de que todos los gentiles que han sido llamados, deben primero entrar al rebaño del Señor antes de que Él regrese. También, También, antes de que Cristo regrese, las potencias de los gentiles dominarán el área del templo reconstruido en Jerusalén por cuarenta y dos meses, culminando con el Anticristo y sus nefastas obras y caminos (Ap. 11:1-2,7).
2. Adoptados. Únicamente nuestro Señor y Salvador Jesucristo es engendrado del Padre, en el sentido que Él vino directamente del Padre. Juan 1:18 dice: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer”. Nosotros fuimos adoptados por el Padre en Su familia cuando aceptamos a Jesús en nuestro corazón. Romanos 8:15-16 dice: “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre Padre!! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”. Cuando hemos nacido de nuevo, el Espíritu de Dios da testimonio a nuestro corazón de que hemos “nacido” a la familia de Dios y que somos Sus hijos, redimidos por Su sangre. s angre. Con el propósito de dar un balance a esta verdad de la predestinación, debemos aclarar que la predestinación está fundamentada en la presciencia de Dios; las dos son inseparables. Dios sabe cómo va a reaccionar reaccionar la gente a la verdad que tiene tiene e incluso cómo reaccionará a la verdad que no les ha sido dada. Eso es ejemplificado en las palabras del mismo Señor Jesucristo
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en Lucas 10:13: “¡A “¡Ayy de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! que si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho hec ho ent entrre vosotros, tiempo tiemp o ha que qu e sentadas sent adas en cilici cilicioo y ceniza, se habrían arrepentido”. Debido a Su presciencia o conocimiento previo, el Señor sabía que si Tiro y Sidón hubieran visto las obras que Él había hecho en Corazín y en Betsaida, ellos se hubieran arrepentido y vuelto al Señor Señor.. Pero ellos no fueron encontrados dignos de una luz mayor por haber rechazado la luz que tenían. t enían. Estas verdades son predicadas dentro de la buena voluntad del Señor. De hecho, todas las cosas en esta creación son debido a Su buena voluntad. Ahora citaremos algunos otros aspectos de la buena voluntad de Dios. Cristo dijo en Lucas 12:32: “No temáis, manada pequeña,, porque a vuestro Padre le ha placido daros el pequeña reino”. Pablo declara en Filipenses 2:13: “ Porque Dios es el que qu e en vosotros vosot ros produce así el querer como el hacer, hacer, por su s u buena volunt voluntad”. ad”. Por lo tanto, es por Su buena voluntad que heredamos el reino de Dios que fue desocupado por el diablo y sus ángeles. El Señor es el sabio Maestro Alfarero quien nos moldea para ser vasijas de gloria, de acuerdo a Su buena y predeterminada voluntad. Por esto, debemos tratar de conocer aquello que Él ha ordenado para nuestra vida desde des de antes de la fundación del mundo, para que no echemos a perder Su obra mediante la desobediencia o la negligencia. Pablo dijo: “Por lo cual; asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder” (2 Ts.1:11).
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Nosotros fuimos creados únicamente por la buena voluntad del Señor y para Sus propósitos. Los veinticuatro ancianos se postraron y dijeron, en Apocalipsis 4:11: “Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; pode r; por porque que tú cr creaste easte toda todass las cosa cosas, s, y por tu volun voluntad tad existen y fueron creadas”.
1:6 “Para alabanza de la gloria de su gracia, con la Todas odas las cosas son s on cual nos hizo aceptos en el Amado”. T por la gracia de Dios, porque por gracia somos salvos (Ef. 2:8). El principio de nuestra vida espiritual es por gracia y somos capacitados para terminar cualquier cosa que iniciamos, sólo por gracia. Zacarías 4:7 dice: “¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella”. A Zorobabel le fue dicho que por la gracia de Dios terminaría la reconstrucción del templo, la cual había sido detenida por el Imperio Persa. Todos los obstáculos son removidos por gracia. Para la construcción del Templo Templo de la Restauración, Res tauración, los obstáculos incluían los edictos del Imperio Persa. La piedra angular del templo, la piedra que completó el edificio fue colocada en su lugar solamente por la gracia de Dios. Todo lo que nosotros somos y todas las cosas que logramos son por la gracia de Dios. Dios hizo esto est o muy real para mi hace años, en una visión que duró cinco días en periodos interrumpidos. En esta visión, yo estaba en el cielo sentado delante del Señor, quien estaba en persona sentado sobre una verde loma. Lo único que se
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me dijo fue: “Gracia, gracia, gracia”. Y yo sabía que cualquier cosa que el Señor escogiera hacer en mí o a través trav és de mi vida vida serí seríaa únicamente únicamente por Su gr grac acia ia.. La dependencia que el hombre tiene de la gracia fue echa real al apóstol Pablo, ya que 1 Corintios 15:10 dice: “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo”.
1:7 “En quien tenemos redención redenci ón por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia”. Ahora vemos dos bendiciones espirituales más que el Padre nos ha otorgado de acuerdo a la abundancia de Su gracia: la redención y el perdón de pecados de pecados. 1. La redención. La redención significa “aquello que estaba perdido ha sido recuperado o comprado nuevamente de aquel que lo tenía bajo ba jo su control”. Antes de ser salvos, nosotros éramos posesión de Satanás debido a nuestros pecados. Aquellos que estábamos perdidos hemos sido redimidos y comprados por la sangre del Señor Jesucristo (ver Ef. 1:14). Dios ha pagado el precio para redimirnos. redi mirnos. También También la redención significa haber sido liberados del poder del pecado que tan fácilmente nos asecha. 2. El pe perd rdón ón de lo loss pec pecad ados os.. Nuestros pecados han sido perdonados por medio de la muerte del Señor en la cruz del Calvario. Nosotros recibimos el perdón de pecados por medio de las riquezas de Su gracia maravillosa para con nosotros, que somos pecadores miserables.
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1:8 “Que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia”. Este versículo contiene muchas verdades hermosas. Primero, vemos que Dios nos trata trata o se acerca en en la medida en que que podemos podemos entender, entender, apreciar y habitar en Su luz. Él desciende al lugar donde estamos sentados, nos enseña y nos habla de acuerdo a nuestro nivel de comprensión. Esto lo encontramos ilustrado por las palabras del Señor a Sus discípulos, en Juan 16:12: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar”. Había muchas verdades que el Señor quería compartir con Sus discípulos pero ellos no estaban listos para escucharlas en ese momento. Cuando un niño está empezando a aprender lo básico de la aritmética (sumas y restas) no se le puede confundir con operaciones complejas de cálculo. Es lo mismo en el reino de Dios. El Señor comparte verdades con nosotros de acuerdo a nuestro nivel espiritual. Entre más progresemos en Él, más se revelará a nosotros. Esto es algo que debemos tener en mente cuando predicamos y enseñamos. No sirve de nada dar un sermón perfecto, lleno de sabiduría y verdades profundas, si esas verdades van a ser incomprensibles a nuestros oyentes. Debemos predicar de acuerdo al nivel de nuestra congregación y buscar llevarlos a un nivel más alto. Cuando viajamos a ministrar a otras iglesias u otros países, debemos estar muy conscientes de esto. Debemos pedir al Señor que nos revele el nivel de la iglesia donde vamos a estar ministrando. Ésta es una lección que se hizo muy real para p ara mí en Indonesia. Allí
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conocí a un oftalmólogo de los Estados Unidos. Él dedicaba un mes de cada año para viajar a Indonesia e instruir a los doctores nativos. Él me decía que cada vez que iba a algún hospital o clínica, él trataba de averiguar el nivel de conocimiento que tenían, para realizar una cirugía que les ayudara a incrementar su conocimiento conocimi ento un paso o nivel más. Hace varios años, cuando mi esposa y yo vivíamos en Suiza, yo estaba tomando cursos de hotelería, con el fin de convertirme en el director de un hotel cristiano que también servía para misioneros y también como centro de conferencias. Yo tuve que estudiar para un examen final muy difícil. Una cosa que aprendí fue que el vino tenía que sacarse de la bodega y guardarse a temperatura ambiente dos horas antes de ser servido, de esta manera se serviría a temperatura ambiente. ambi ente. Aquí podemos observar un principio. Debemos ministrar a la temperatura espiritual de la congregación. Si vamos a una iglesia que tiene como característica característica principal el tradicionalismo y no está llena del Espíritu Santo, debemos ser muy cuidadosos de no ofenderlos tratándolos de cambiar de manera inmediata. Debemos D ebemos tratar de impartirles verdad y visión que los lleve un nivel más alto en el reino de Dios. Dios anhela que tengamos sabiduría y pruden prudencia cia . La palabra sabiduría en el griego es sophia que habla de la comprensión de las verdades espirituales. La palabra griega para “prudencia” que Pablo utiliza es phronesis , que denota una sabiduría práctica o prudencia en el manejo de las diferentes situaciones. La diferencia entre
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ambas es que la sabiduría es principalmente espiritual y la prudencia es principalmente práct práctica ica. La sabiduría es el entendimiento espiritual de las verdades eternas y la prudencia es la habilidad dada por Dios para manejar las situaciones que se nos presentan día a día. Estas dos bendiciones, la sabiduría y la prudencia, nos capacitarán para llegar a ser personas bien equilibradas para la gloria de Dios, tanto a los ojos de los habitantes de los cielos como de la tierra. Lo importante en la vida cristiana es tener equilibrio . Como humanos, tendemos a irnos a un extremo o al otro. Muy a menudo nos concentramos ya sea en la sabiduría espiritual e ignoramos la prudencia, siendo poco prácticos o de poco beneficio terrenal. O somos muy prácticos y carecemos de sabiduría espiritual. Dios quiere que tengamos ambas.
1:9 “Dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo”. Esta palabra misterio se refiere a algo que no puede ser entendido por alguien que no tiene un conocimiento previo, pero es claro para aquellos que pertenecen a la Iglesia verdadera. Esto se debe únicamente porque el Padre ha predeterminado mantener Sus planes ocultos al mundo y revelarlos solamente a Sus amados hijos e hijas. Esta afirmación puede ser respaldada por las palabras de Pablo en 1 Corintios 2:7–8: “Mas hablamos sabiduría de Dios Di os en mi mist ster erio io,, la sa sabi bidu durí ríaa oc ocul ulta ta,, la cu cual al Di Dios os predestinó pr edestinó antes de los los siglos para nuestra gloria, la que que
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ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria”. Esta verdad también la podemos ver en la respuesta de Cristo a la pregunta de los discípulos de por qué Él hablaba en parábolas. El Señor les respondió en Mateo 13:11, diciendo: “Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos, mas a ellos no les es dado”.
1:10 “De reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra”. Esta pequeña frase “la dispensación del cumplimiento de los tiempos” parece referirse al tiempo después del reinado Milenial de Cristo sobre la tierra, cuando Dios Padre creará Cielos Nuevos y Tierra Nueva de acuerdo a Su buena voluntad. La reunión de todas las cosas será la reconciliación de todas las cosas que están en Cristo, como Pablo establece en 2 Corintios 5:19: “Que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación”. Debemos enfatizar nuevamente que esto solamente se aplica a aquellos que están en Cristo. De ninguna manera Pablo respalda la doctrina de la reconciliación de todas las cosas cos as incluyendo al diablo, como algunos sugieren. Solamente aquellos que estén en Cristo, ya sea que estén en los cielos o en la tierra, serán reconciliados con Dios el Padre, porque ellos están en Cristo.
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1:11 “En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados pre destinados conforme al propósito propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad”. Nosotros, que hemos confiado en Cristo para nuestra salvación, recibiremos recibirem os así mismo una herencia en el Señor, Señor, conforme a nuestras obras (ver los comentarios de Ef. 2:10). Como podemos ver en este versículo, todas las cosas son planeadas y predestinadas predestina das conforme a la voluntad de Dios, quien hace que Sus propósitos se cumplan. Pero ¿para qué y por qué somos predestinados?
1:12 “A fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros nosotr os los que primeramente esperábamos en Cristo”. Nosotros hemos sido escogidos y predestinados para glorificar al Señor. Pablo dice en Romanos 8:29 que Dios, de acuerdo a Su presciencia, predestina a aquellos que Él sabe que son capaces de ser conformados a la imagen de Jesús. Por lo tanto, nosotros somos llamados a ser como Él y a glorificarle a Él. Como lo afirma Pedro: “para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 P. 2:9). vosotros, os, habiendo oído la palabra 1:13 “En él también vosotr de verdad, verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creídoo en él, fuisteis sellados creíd s ellados con el Espíritu Santo de la promesa”. Aquí encontramos la secuencia normal de eventos para los creyentes en Cristo:
1. Oír la palabra de verdad. 2. Confiar en Cristo para salvación. 3. Nacer de nuevo o ser sellados con el Espíritu Santo.
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El término sellados era usado en los tiempos del Nuevo Testamento para referirse a mercancía que había sido comprada y esperaba ser recogida por el comprador. Dios, el Padre, nos ha comprado con la sangre de Cristo y ha puesto Su Espíritu Santo en nosotros como un sello, dando a entender que le pertenecemos y que estamos esperando nuestra redención final en ese día glorioso de la resurrección. Sin embargo, ser sellados por el Espíritu Santo de ninguna manera significa seguridad eterna N.T.. Mientras caminemos en obediencia, tenemos la garantía de Él dio Su la vida eterna, pero fuera de la vida por cobertura de la obediencia, no nosotros y Su tenemos ninguna seguridad.
deseo es que seamos transformados
1:14 “Que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión posesi ón adqu adquirida, irida, para alab alabanza anza de su gloria”. El bautismo del Espíritu Santo es una muestra del poder del siglo venidero hasta que nuestro cuerpo sea completamente redimido en la primera resurrección (ver He. 6:5). Las arras significan una muestra de lo que será la plenitud. Por lo tanto, la experiencia del Espíritu Santo que conocemos hoy, es apenas una pequeña muestra de lo que será en el cielo. 1:15 “Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos”. Los cristianos de Éfeso eran conocidos especialmente por su fe y amor, tema que Pablo explica más a fondo, más adelante en esta epístola. Seguridad eterna se refiere a la doctrina que enseña “Una vez salvos, siempre salvos”.
N.T N. T.
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1:16 “No ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones”. Aquí vemos una verdad de gran importancia para todo cristiano, y para los pastores en particular. particular. El apóstol Pablo da gracias en todas sus epístolas, por todos aquellos que eran miembros de las congregaciones bajo baj o su autoridad apostólica apos tólica (1 Ts. Ts. 1:2). Es una evidencia de madurez espiritual el reconocer que el Señor no sólo ha llamado y escogido a pastores específicamente para ciertas congregaciones, sino también Él ha escogido a las congregaciones para cada pastor. Recordemos que Él ha escogido la iglesia a la que Él desea que pertenezcamos. Ésta es la primera de las oraciones apostólicas de Pablo por los creyentes de Éfeso. 1:17 “Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él”. La oración de Pablo es que Dios dé sabiduría a los santos en Éfeso. En el libro de Proverbios, el rey David amonesta a Salomón para que obtenga sabiduría, ya que la sabiduría es la cualidad principal o lo más importante en esta vida y en la vida venidera (Pr.4:7). Sin embargo, la sabiduría que Pablo ora para que recibieran los creyentes en Éfeso no es abstracta, abst racta, sino es una sabiduría muy específica. Su deseo era que sus amados hermanos en Éfeso pudieran tener una revelación de Cristo como nunca antes. 1:18 “Alumbrando los ojos de vuestro vuest ro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos”. Pablo ora para que su entendimiento espiritual fuera iluminado, para que ellos pudieran conocer la esperanza de
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Su llamamiento y la gloria de Su herencia en los santos. Necesitamos saber que está disponible para nosotros una revela rev elació ciónn much muchoo mayo mayorr de la l a bondad bo ndad de Jesu J esucris cristo, to, más allá que simplemente la salvación salvación del infierno. Sin embargo, esto de ninguna manera pretende minimizar la bendición de nuestra redención del abismo del infierno. Si alguien, alguna vez, ha contemplado o tenido una revelación de los horrores del castigo eterno, eso sería, por sí s í solo, una razón suficiente para alabar a nuestro Salvador durante toda la eternidad. Por los siglos venideros, el Padre estará continuamente revelando revelando Su gracia a nosotros, a los que fuimos miserables y perdidos pecadores. Pablo también habla de la herencia del Señor en los santos. Deuteronomio 32:9 dice: “Porque la porción de JEHOVÁ es su pueblo, Jacob la her heredad edad que le tocó”. La herencia del Señor en Su pueblo es la obra que el ha hecho en y a través de ellos mientras están sobre la tierra. El Señor ha invertido mucho en nosotros y como vemos en la parábola de los talentos, Él está buscando algo a cambio. Él dio Su vida por nosotros y Su deseo es que seamos transformados a Su imagen.
1:19 “Y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la l a operación opera ción del poder de su fuerza”. No debemos ser negligentes en experimentar el gran poder del Señor Señor.. Al dar los cuatro requisitos para aquellos que participarán de la Primera Resurrección (Fil. 3:10–11), Pablo menciona experimentar el poder de Su resurrección como una de esos requisitos, él ahora especifica este aspecto de Su poder en el versículo 20.
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1:20-21 “La cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales,, sobre todo principado y autoridad y poder celestiales y señorí señ orío, o, y sobre sob re todo nombre nom bre que se nomb n ombra, ra, no n o sólo sól o en este siglo, sino también en el venidero”. Para comprender este pasaje primero debemos considerar el lugar en donde se encontraba el Señor Jesucristo cuando fue resucitado. Ciertamente, Su cuerpo físico estaba en la tumba; sin embargo, Su espíritu estaba en el centro de la tierra tierra (tal como Pedro lo declara de clara en 1 Pedro 3:19, que por el Espíritu Santo Cristo “fue y predi pre dicó có a lo loss es espí píri ritu tuss en enca carce rcela lado dos” s” ). En el tercer día, el Padre resucitó a Jesús y también a todos los justos que se encontraban en el paraíso, en el centro de la tierra. Efesios 4:8-10 dice: “Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres. Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo”. Un ejército poderoso de santos del Antiguo Testamento ascendió juntamente con el Señor al mismo cielo de los cielos. Este poder de resurrección es el gran poder que Pablo oró para que fuese revelado por el Espíritu de sabiduría a los santos hermanos en Éfeso. Ahora, Cristo es exaltado a la diestra del Padre, y todo poder le ha sido dado a Él. Después de Su resurrección, Cristo dijo a Sus discípulos en Mateo 28:18: “Toda
43 potestad me es dada en el cielo y en la tierra”. Amy Carmichael tuvo una visión de la ascensión de Cristo a los cielos. Cuando el Señor Jesús llegó al cielo, el Padre dejó Su trono y vino al encuentro de Su Hijo y lo abrazó. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se regocijaron juntos porque el Hijo había cumplido la voluntad de Su Padre.
1:22-23 “Y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo”. El Padre ha puesto todas las cosas bajo los pies de Cristo y lo ha puesto puesto por por Cabeza Cabeza de la Iglesia. Iglesia. La cabez cabezaa dirig d irigee todas las acciones del cuerpo. Por lo tanto, Cristo dirige todos los miembros de Su Cuerpo (la Iglesia) Igl esia) de manera que el Cuerpo unido cumpla la voluntad y propósitos del Padre. Éste es un gran misterio (Ef. 5:32). Como cristianos formamos el Cuerpo de Cristo. Somos miembros de Su Cuerpo espiritual y, como tal, estamos íntimamente unidos con Él en espíritu y en propósito. Vivamos entonces de tal manera que glorifiquemos a nuestra Cabeza que ha resucitado. En una visita a Sudáfrica, el Señor le dio a mi esposa una visión de un niño que sufría de espasmos (espástico): un niño en quien funcionan todos sus miembros sin ser coordinadoss por la cabeza, por lo tanto no realizan función coordinado alguna. El Señor le dijo a mi esposa: “La mayor parte de Mi Cuerpo es como este niño espástico”. Muchos cristianos son muy activos, pero no son gobernados por Su Cabeza, Cristo, ni tampoco son guiados por el Espíritu.
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Por lo tanto, ellos logran cumplir muy poco que sea de valor eterno. Que nosotros, amados, seamos controlados por nuestra Cabeza, el Señor Jesucristo, por medio del bendito Espíritu Santo.
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Capítulo 2 Pablo desarrolla varios temas diferentes en el capítulo dos. Primero, él habla de nuestra liberación de los poderes de las tinieblas, luego habla de nuestra posición en Cristo: del hecho que fuimos salvos por gracia, y de la unidad que Cristo ha traído entre judíos y gentiles, por medio de Su muerte en la cruz. vosotros, s, cuando estabais muertos 2:1 “Y él os dio vida a vosotro en vuestros delitos y pecados”. Aquí encontramos una verdad que es de gran importancia. Nosotros estamos muertos cuando estamos bajo el cruel yugo del pecado. Jesús declaró: “Todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado” (Jn. 8:34). Él continua advirtiendo que el que sirve al pecado no permanecerá en la casa del Señor para siempre (Jn. 8:35). El pecado no sólo nos impide ir al cielo sino que también nos lleva al infierno.
Debemos recordar la frase que dice: “siembra una acción y cosecharás un hábito: siembra un hábito y cosecharás un carácter, siembra un carácter y cosecharás un destino”. dest ino”. El profeta Ezequiel dice que si el justo se apartare de su just ju stic icia ia de desp spué uéss de ha habe berr si sido do ad adve vert rtid idoo te tend ndrá rá un tropiezo (o una excusa válida) que le hará abandonar la casa de Dios y caminar en un camino que lo llevará al infierno (Ez.3:20). Esto se refiere a las personas que una vez conocieron los caminos de Dios. Recordemos, el pecado mata: nuestra inocencia , nuestros ideales y nuestra voluntad .
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El pecado nos destruirá completamente a menos que recibamos gracia para dejar de pecar pecar.. Leí una historia muy triste acerca de un escritor nacido en Irlanda durante el siglo diecinueve llamado Oscar Wilde. El señor Wilde Wilde fue un hombre brillante – un niño prodigio. Siendo Si endo muy joven, recibió premios literarios que eran muy codiciados, sus escritos eran extremadamente populares, especialmente en Gran Bretaña. Lamentablemente, él empezó a degenerarse y a dejarse llevar por los placeres y pecados de este mundo. No pasó mucho tiempo antes de que estos placeres lo dominaran. La confesión dada por su propia boca, con respecto a estos placeres, fue la l a siguiente: “Yo “Yo ya no controlaba mi destino. Estos placeres me controlaban a mí”. Wilde terminó en prisión debido a su estilo inmoral de vida. En la prisión escribió un volumen grande explicando lo que le había sucedido. La esencia de lo que él escribió es que él había arruinado su vida al haberse entregado a los placeres. Este es el tremendo poder y destrucción del pecado.
2:2 “En los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del air aire, e, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia”. En tiempos pasados, antes de que fuéramos salvos, caminábamos siguiendo la corriente de este mundo. “La corriente de este mundo” significa que éramos gobernados por las costumbres, patrones y la ética de este mundo, las cuales básicamente son de acuerdo a las situacionesN.T. En otras palabras, los patrones de este mundo no concuerdan con los absolutos de la Palabra de Dios y de los Diez Mandamientos.
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Los espíritus malos que se han aliado a Satanás, Sataná s, controlan la mente de la gente de este mundo y gobiernan sobre sus asuntos. Ellos no solamente controlan a los que gobiernan, también moldean su carácter. La gente adopta la naturaleza nat uraleza y el carácter del espíritu que gobierna cierta localidad o país. Esto responde al hecho de que los ciudadanos de cada nación tienen diferentes características: algunos son violentos, algunos son pasivos, algunos son diligentes, otros son holgazanes e indiferentes.
2:3 “Entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás”. Los deseos de la carne se mencionan en Gálatas 5:19–21: “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán heredarán el reino de Dios”. Estas diecisiete obras de la carne, que el apóstol Pablo menciona, nos descalifican para entrar al cielo. En una ocasión estudiaba un libro acerca de los reyes de Inglaterra,, un aspecto interesante es que uno de los reyes Inglaterra mencionados en este es te libro dijo: “Y “Yoo tengo mil pecados y me atormentan continuamente”. Este rey nunca encontró a Jesús como su Señor y Salvador y se fue al infierno después de morir mori r. Fueron las obras de la carne las que lo destruyeron.
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Los deseos de la mente son contrarios a la voluntad de Dios: “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoc tampocoo pueden” (Ro. 8:7). Por lo tanto, la forma de pensar de un hombre determina su forma de ser (Pr. 23:7). Nuestra mente, así como nuestros deseos deben ser transformados, transformado s, tal como Pablo dice: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, (Ro.. 12:2). 12: 2). Debemos tener tener cuidado agradable y perfecta” (Ro con lo que deseamos. Nuestros deseos des eos nos mantendrán en el camino de Dios o nos alejarán de Él.
El hombre nuevo, vivo para Dios 2:4 “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó...”. Cimentado y arraigado en los propósitos de Dios para Su creación está el hecho ineludiblee de que Dios amó al mundo (Jn.3:16). ineludibl (Jn. 3:16). Todas Todas las cosas provienen provien en de Su amor. amor. De hecho, la misericordia miseri cordia es producto de Su amor. amor. Por esto también debemos ser llenos de amor para poder comprender Sus acciones. Dios es misericordioso y la misericordia está siempre asociada con las buenas obras (Stg. 3:17). 2:5 “Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)”. Una de las verdades más sobresalientes asociadas al amor de Dios es que Él nos amó primero; no cuando fuimos
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creyentes, sino cuando estábamos perdidos en nuestros caminos de pecado. Pablo nos dice en Romanos 5:8: “Mas Dios muestra su s u amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Es al borracho, a la ramera y al necesitado a quienes el Señor Jesús, por Su gracia, extiende Su mano de salvación. A menudo se escuchó el clamor de Cristo que decía: “ No he venido a llamar a justos sino a pecadores” . Aun cuando noventa y nueve ovejas estén a salvo sal vo en el redil, el verdadero Pastor irá en busca de la oveja perdida en las horas de la noche, sin importarle sus propias comodidades (Lc. 15:4-7). Nosotros no podemos reformarnos a nosotros mismos. Únicamente la gracia capacitadora del Espíritu Santo puede transformarnos.
Nuestra posición en Cristo 2: 6 “Y juntamente con él nos resucitó, y asimismo 2:6 nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jee s ú s ” . Este versículo habla de la posición J espiritual que el creyente tiene en Cristo y su autoridad. “ Sentar en los lugares celestiales con Cristo” es una verdad presente y futura. Es una posición: sentados en los lugares celestiales; ésta es una realidad ahora para que podamos hacer valer los derechos al trono sobre nuestro adversario, el Diablo. Al mismo tiempo, debemos dar equilibrio a esto no olvidando que mientras estemos sobre esta tierra estamos sujetos a todas las vicisitudes de nuestro cuerpo temporal con todas sus limitaciones. El libro de Efesios está gobernado por tres palabras: sentar , caminar y permanecer . En Efesios 2:6 Pablo nos habla
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del hecho de que Cristo nos ha hecho sentar sent ar en los lugares celestiales. Luego, Pablo habla en el capítulo cinco de caminar en amor, caminar en la luz y caminar prudentemente. Y en el capítulo seis, él nos dice que habiendo hecho todo, debemos permanecer. si glos venideros las abundantes 2:7 “Para mostrar en los siglos riquezas de su gracia grac ia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús”. El propósito de Dios es que en el cielo Él pueda revelarnos Su bondad de una manera que nunca sería posible hacerlo sobre esta tierra. En el cielo habrá una continua revelación de las riquezas de Su gracia. Por siempre estaremos en el cielo aprendiendo del gran amor del Señor para con nosotros.
Es claro el hecho de que hay un límite para cuánta verdad divina del Señor podemos recibir sobre la tierra. En 2 Corintios 12:4, Pablo nos habla de cuando él fue tomado por el Espíritu y llevado al tercer cielo, donde oyó palabras que “no le es dado al hombr hombree expresar” sobre la tierra. Moisés también dice en Deuteronomio 29:29: “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotr nosot ros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplam cumplamos os todas las palabr palabras as de esta ley”. Esta verdad fue hecha realidad realida d en mi vida cuando vi a una de nuestras estudiantes en el cielo, ella estaba tocando un instrumento que estaba velado a mis ojos. Por lo tanto, es evidente que el Señor, Señor, en Su infinita sabiduría, ha escogido escog ido limitar nuestro conocimiento sobre la tierra. Lo importante es que aprendamos todo lo que Él ha propuesto para
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nosotros mientras estamos sobre la tierra, para que no nos quedemos cortos en esta área del conocimiento que Él tiene para nosotros. Todo lo que Dios nos revelará por la eternidad será de acuerdo a Su bondad para con nosotros. Él tiene un deseo
No somos salvos por buenas obras, sino para buenas obras. Las buenas obras perfeccionan nuestra fe salvadora. ferviente de mostrarnos mostrarno s mucho de Su amor; sin embargo, nosotros no estamos capacitados para recibirlo en la tierra teniendo nuestras limitaciones humanas. Así como son más altos los cielos que la tierra, así es Su ilimitado amor para con nosotros.
Salvos por gracia 2:8 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y es esto to no de vo voso sotro tross pu pues es es do donn de Di Dios os”. ”. En el versículo 8 encontramos una de las afirmaciones teológicas más profundas de toda la Palabra de Dios. No somos salvos por nuestras propias obras o por nuestra propia bondad, sino que la salvación es únicamente el don gratuito de Dios. La salvación no se obtiene por nuestros méritos, sino solamente por el favor y la gracia de Dios. La salvación se obtiene por
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fe, que es también un don de Dios. Para recibir el don gratuito de la salvación salva ción del Señor, debemos tener fe, y solamente Dios puede darnos la fe necesaria. Cuando entendemos esta verdad preciosa, comenzamos a clamar: “¿Por qué yo Señor?” y nos postramos a Sus pies en adoración y acción de gracias.
2:9 “No por obras, para que nadie se gloríe”. La salvación no es el resultado de nuestras buenas obras. No podemos trabajar para obtenerla; si fuera así, Dios sería deudor nuestro. Todo es por gracia para que nadie se jacte en Su presencia. Este punto es enfatizado repetidas veces en la Palabra de Dios, incluyendo 1 Corintios 1:27–29 donde Pablo declaró: “Sino que lo necio del mundo escogió Dios, para aver avergon gonzar zar a los sabi sabios; os; y lo débi débill del mun mundo do esco escogió gió Dios,, para Dios para averg avergonza onzarr a lo fuert fuerte; e; y lo vil del del mundo mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia”. Ahora somos introducidos a otra verdad: los propósitos de Dios para nuestra vida están determinados y son cumplidos por Él.
Salvos para buenas obras 2:10 “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Nosotros somos el barro y el Señor es el Alfarero Alfarero que nos moldea conforme al patrón predeterminado que Él tiene. Él nos creó para cumplir ciertas tareas y buenas obras que Él ha ordenado para nosotros desde antes de la fundación del
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mundo. ¿Puede ver el equilibrio entre el versículo 8 y el 10? En el versículo 8, Pablo nos dice que no somos salvos por nuestras propias obras, sino únicamente por la gracia de Dios. Después, en el versículo 10, él nos dice que debemos vivir una vida realizando buenas obras. No somos salvos por buenas obras, sino para buenas obras. Las buenas obras perfeccionan nuestra fe salvadora. Caminemos en el Espíritu para que podamos llevar a cabo las buenas obras que el Señor ha ordenado para nosotros día a día.. Cada día, el Señor ha preparado de antemano ciertas obras que debemos llevar ll evar a cabo. Puede ser algo tan simple como un apretón de manos o una sonrisa que pueda animar a alguien que está desanimado. Debemos ser sensibles al Espíritu Santo, y ser guiados por el Espíritu para saber s aber qué es lo que el Señor quiere que hagamos cada día.
La condición sin esperanza del pecador pecad or que no conoce a Cristo 2:11 “Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne”. La condición actual de los pecadores es descrita aquí. Se requiere de una explicación para comprender la división escritural de las naciones. La Biblia Bi blia clasifica a los pueblos de la tierra básicamente en tres grupos principales. des cendientes de Abraham a 1. Los israelitas que son los descendientes través de Isaac y Jacob y, por lo tanto, son herederos de la
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salvación conforme a las promesas hechas a Abraham. Ellos tienen la señal del pacto en su carne: la circuncisión.
2. Los gentiles son aquellos que estaban fuera de las promesas hechas a la simiente de Abraham, y que más tarde son mencionados en los tiempos del Nuevo Testament estamentoo como aquellos que eran er an griegos o que hablan el idioma griego. 3. Lo Loss pag pagan anos os o los los bá bárb rbar aros os eran los que carecían de instrucción de entre las naciones-incultos, ordinarios, vulgares y rudos. En la Escritura, los paganos y los bárbaros son términos para referirse a todas aquellas naciones que no eran griegas, tales como el pueblo de Malta quienes eran de origen fenicio (Hch. 28:2–4). Pablo pone a todos aquellos que están fuera de Cristo Crist o en la categoría de gentiles, que estaban perdidos sin Cristo y sin esperanza. Ahora continuamos enumerando las condiciones lamentables de aquellos gentiles que están sin Cristo, y recordemos también que esta lista se aplicaba a nosotros antes de conocer a Cristo como nuestro Salvador.
Aspectos de la condición sin esperanza de los gentiles 1. 2. 3. 4. 5. 6.
Incircuncisos. Sin Cristo. Extranjeros de la ciudadanía de Israel. Ajenos a los pactos de la Promesa. Sin esperanza. Sin Dios en el mundo.
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7. Alejados. 8. Destinados a la eterna maldición en la oscuridad de las tinieblas del infierno. 2:12 “En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo”. Uno de los aspectos más trágicos de la existencia de los incrédulos inc rédulos es que viven su vida solos, sin la compañía ni la comunión del Señor Jesús. Ellos no tienen esperanza más allá de la tumba y a medida que la hora de su muerte se acerca, se vuelven más tensos y aprehensivos. Así éramos antes de que el Señor entrara a nuestra vida.
Las bendiciones del sacrificio de la sangre de Cristo 2:13 “Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos cercanos por la sangre de Cristo”. Hemos sido hecho cercanos a Dios por la sangre de Cristo. La eficacia de la sangre de Cristo es ilustrada simbólicamente simbóli camente en el Tabernáculo Tabernáculo de Moisés. Bajo el Antiguo Pacto, únicamente únicamente por rociar la sangre de los animales podía un hombre mortal (el sumo sacerdote, en particular) acercarse al asiento de misericordia, lugar donde moraba la presencia de Dios (He. 9:25). De esta manera el Espíritu Santo estaba mostrando que solamente por la sangre de Cristo podemos acercarnos a Dios. Pablo habla acerca de esto en Hebreos 10:19 “…Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo” .
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2:14 “Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la par pared ed intermedia de separación”. Existía un muro de separación entre judíos y gentiles debido a las leyes y los mandamientos que el Señor había dado a Israel. Estas leyes no solamente dividían a los gentiles de los judíos, sino también separaban a los gentiles de la presencia del de l Señor. Sin embrago, los judíos que no guardaban las leyes también eran separados de la presencia de Dios. Esas leyes fueron cumplidas por Cristo. Él hizo de dos naciones (o pueblos) un nuevo hombre, como Pablo ahora continúa explicando. Además, Además, Cristo ha hecho que tanto judíos como gentiles estén e stén en paz con Dios. El muro de separación se compone de ladrillos de rebelión; cada ladrillo representa un acto de desobediencia. Y así, ladrillo por ladrillo, debe de ser desmantelada como lo fue, por ejemplo, el muro de Berlín. 2:15 “Aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos mandamien tos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, hombre, haciendo la paz”. Este pensamiento de un nuevo hombre debe ser explicado. Presenta una verdad teológica t eológica muy importante. En la Escritura, Cristo Crist o es representado como la Cabeza de la Iglesia. También, se nos dice que somos carne de Su carne, hueso de Sus huesos y miembros de Su cuerpo. Por lo tanto, existe en el cielo un cuerpo celestial de creyentes. Cada creyente no es solo un miembro del Cuerpo de Cristo sino que tiene una cierta función (aquellos que han tenido visiones del infierno han podido ver que allí también hay un cuerpo que está unido a Satanás).
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El cumplimiento práctico de esta verdad es que estamos siendo desarrollados para funcionar en nuestro llamamiento celestial. Estamos siendo preparados en esta vida para cumplir ciertas funciones por toda la eternidad. Por lo tanto, como miembros de un cuerpo, todos debemos estar unidos aun cuando tengamos diferentes funciones y personalidades. Pablo explica esta verdad en 1 Corintios 12:27–28: “Vosotros, “V osotros, pues, sois el cuerpo c uerpo de Cristo, Crist o, y miembros cada uno en particular. Y a unos puso Dios en la iglesia, prim pr imer eram amen ente te ap após ósto tole les, s, lu lueg egoo pro profe feta tas, s, lo te terce rcero ro maestros, maestr os, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas”. Los judíos y los gentiles que han sido redimidos son miembros de este único cuerpo. Esto lo vemos ilustrado más adelante en la ciudad celestial llamada la Nueva Jerusalén, que tiene doce puertas con los nombres de las doce tribus de de Israel, mientras que las piedras de los cimientos tienen escrito los nombres de los doce apóstoles del Cordero (Ap. 21:10-21).
2:16 “Y mediante la cruz recon reconciliar ciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades”. Tanto judíos como gentiles gentile s son reconciliados con c on Dios por medio del sacrificio de Cristo en la cruz. Por Su muerte, Cristo venció el espíritu de enemistad (o antagon ant agonism ismo) o) que existía existía entre judíos judíos y gentiles. gentiles. vosot ros 2:17 “Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca”. cerca”. El Evangelio de paz fue predicado no sólo a los gentiles que estaban lejos
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de la verdad de Dios, sino también a los judíos j udíos que servían a Dios en la ceguera de su mente y no estaban guardando verdaderamente verdaderame nte la Ley. 2:18 “Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu Espí ritu al Padre”. Ambos, judíos y gentiles, tienen acceso al Padre por medio de Cristo. Inicialmente esta fue una piedra de tropiezo para muchos judíos, judí os, como Pab Pablo lo lo dec declara lara en Roma Romanos nos 10:3 10:3-4. -4. Efes Efesios ios es un libro escrito principalmente a los creyentes gentiles en Éfeso y en la provincia romana de Asia (actualmente Turquía). La epístola tiene el propósito de animar a los creyentes que no son judíos.
2:19 “Así que ya no sois extranjer extranjeros os ni advenedizos, sino conciudadanos conciudada nos de los santos, y miembros miembros de la familia de Dios”. En vista del hecho de que Cristo ha hecho tanto a los gentiles como a los judíos uno en Él, nosotros los gentiles hemos recibido la misma posición y hemos sido colocados en el mismo fundamento que los judíos, siendo sie ndo ahora ciudadanos ciudadanos del reino reino del cielo. cielo. Ya no somos llamados extranjeros, sino tenemos igualdad de posición y derechos con los judíos. Hay un lugar en la casa de Dios para nosotros (ver Jn 14:2).
El Templo Templo Santo 2:20 “Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y prof pr ofet etas, as, siend siendoo la princi principa pall pi pied edra ra del án ángu gulo lo Jesucr Jesucrist istoo mismo”. Nosotros somos piedras vivas en el templo de Dios. 1 Pedro 2:5 nos dice: “V “Vosotros osotros también, como piedras piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, paraa ofr par ofrecer ecer sacr sacrifici ificios os espi espiritu rituales ales acep aceptab tables les a Dios por
59 medio de Jesucristo”. Jesús es la Principal Piedra del Ángulo Áng ulo (1 P. 2:6 2:6). ). Todas Todas las medidas de otras otras piedras son tomadas de Él.
La analogía de un edificio, edifici o, y la de un templo en particular parti cular,, es usada en diferentes partes de la Escritura para ilustrar la unión que existe entre Cristo y Su pueblo, la Iglesia. Pedro nos llama piedras vivas. El cimiento de un edificio es de suprema importancia importancia,, especialmente especial mente cuando se trata de un edificio espiritual. Las piedras del cimiento no son simplemente la vida de los apóstoles, sino también sus enseñanzas (las cuales deben permear nuestro ser). Los cimientos y las piedras tienen la misma textura. Pidamos las “sendas antiguas” como Jeremías nos manda (Jer.. 6:16). Las sendas antiguas (Jer ant iguas nos hablan de las verdades fundamentales del arrepentimiento de obras muertas y de la fe en Dios (He. 6:1). Pablo también nos exhorta: “Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros” (Fil. 4:9). Que seamos edificados sobre tales tal es vidas, como la de Pablo y Jeremías. El Señor mismo es la Piedra Principal del Ángulo, la cual en un edificio edific io es la piedra a partir de la cual cua l se toman todas las demás medidas. Su vida siempre debe ser nuestro ejemplo y el patrón con el cual evaluemos nuestra nuest ra vida. En particular, debemos responder en obediencia a Sus enseñanzas, las cuales están resumidas en el Sermón del Monte, en Mateo capítulos 5 al 7.
2:21 “En quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor”. El pensamiento de ser bien coordinado significa que todo
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creyente tiene una posición y una función destinada por Dios en la Iglesia. Nosotros estamos unidos a aquellos que tienen una visión y una forma de pensar similar a la nuestra. Por lo tanto, debemos ser miembros de aquella congregación que tenga las mismas verdades que el Señor nos ha impartido, para que podamos crecer y llegar a la madurez plena en el ministerio que Dios nos ha dado. La Iglesia forma un templo espiritual. Al igual que con todos los templos y tabernáculos mencionados en la Escritura, que tienen en sí grados definidos de progresión, hay diferentes niveles en la Iglesia. Por ejemplo, todos los templos están compuestos de tres lugares básicos: El Atrio, el Lugar Santo y el Lugar Santísimo. Por lo tanto, de acuerdo a nuestra posición espiritual en Cristo, debemos estar en una iglesia que nos dé la verdad que necesitamos para nuestro desarrollo particular partic ular..
2:22 “En quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu”. Finalmente, debemos recordar que no podemos crecer solos, sino debemos estar unidos a las demás partes del Cuerpo para estar nutridos en la fe. Recordando, sobre todo, que el propósito de un templo es ser s er la morada de Dios. Es esencial que Cristo esté en nosotros, y que podamos ser llenos del Espíritu Santo y de la plenitud de Dios. Buscaremos desarrollar más este pensamiento en Efesios 3:19.
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Capítulo 3 En el Capítulo tres el Apóstol Apóstol Pablo habla de la anchura, la longitud, la profundidad y la altura del amor de Dios que sobrepasa todo entendimiento. Su oración es que seamos fortalecidos en nuestro hombre interior y seamos llenos de toda la plenitud de Dios.
3:1 “Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles”. gentiles” . La estructura de esta parte de la epístola es compleja. Pablo inicia una oración pero no la termina, sino que la retoma en el e l versículo 14, donde finalmente declara el motivo por el cual escribe. En lugar de completar su pensamiento, en el versículo dos dice que ha recibido la mayordomía (o la dispensación) de la gracia para los gentiles. Por lo tanto, buscaremos examinar y analizar esta exposición de la l a gracia de Dios para con los gentiles. Sin embargo, antes de hacerlo no debemos pasar por alto la importante doctrina de los sufrimientos vicarios mencionados en este versículo. versícul o. Podemos ver primero que el apóstol Pablo no se llama a sí mismo prisionero de Roma, sino prisionero de Cristo Jesús. Pablo reafirma la siguiente verdad: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Ro. 8:28). El apóstol Pablo estaba en Roma por la voluntad de Dios. El Señor mismo se le apareció a Pablo y claramente le
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dijo que iría a Roma para ser Su testigo: “A la noche siguiente se le le presentó el Señor y le dijo: Ten Ten ánimo, Pablo, pues como has test testifica ificado do de mí en Jerus Jerusalén, alén, así es necesario que testifiques también en Roma” (Hch. 23:11). Pablo también estaba también sufriendo en prisión para beneficio de los creyentes gentiles. Esto Est o se puede explicar por medio del mismo escrito de Pablo a la iglesia de Corinto, en 2 Corintios 4:10–15: “Llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. cuerpo. Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida. Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Cr Creí, eí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos, sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente juntame nte con vosotros. Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios”. Pablo estaba atado con cadenas para que otros pudieran conocer la abundancia de la gracia de Dios en su vida. Pablo perdió su libertad para que otros la pudieran recibir. La muerte en él estaba obrando vida en otros. Mientras él sufría, la gracia de Dios estaba siendo derramada sobre los creyentes gentiles de los cuales Pablo era responsable responsable..
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3:2 “Si es que habéis oído de la administración (o mayordomía) de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros”. Pablo había recibido del Señor la verdad de una nueva dispensación que a su vez él debía revelar a los gentiles, aquellos que en otro tiempo habían estado excluidos de los pactos de Dios, tal como ya lo mencionamos anteriormente anteriormente en el capítulo dos (ver Ga. 2:7). 3:3 “Que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente”. Pablo no había recibido esta verdad de un hombre, como lo menciona claramente en Gálatas 1:15-17: “Pero cuando agradó a Dios, que me apartó ap artó desde des de el vientre vien tre de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles gentiles,, no consulté en seguida con carne y sangre, ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco”. Pablo fue personalmente enseñado por el Señor en el desierto de Arabia por aproximadamente tres años. 3: 4 “Leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi 3:4 conocimiento conocimie nto en el misterio de Cristo”. Al seguir con la lectura, podemos apreciar la revelación que Dios le dio a Pablo. Dios le revela el misterio miste rio de Cristo, el cual había sido escondido de generaciones pasadas. Dios ordenó que este misterio fuera revelado al inicio de la Edad de la Iglesia. 3:5 “Misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas profetas por el Espíritu”. Espíri tu”.
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Para que algo sea considerado verdadero, debe ser declarado por boca de dos o tres testigos. Por esto, el Señor lo reveló no solo a Pablo, sino también a otros profetas y apóstoles. En el Concilio Apostólico de Jerusalén, Jacobo citó Amós 9:11-12 9:1 1-12 para afirmar que el Evangelio era para los gentiles así como para los judíos, diciendo en Hechos 15:15-17: “Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como co mo está escrito: Después de esto volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar, para que el resto de los hombres busque al Señor, y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre”.
3:6 “Que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús Jes ús por med medio io del eva evange ngeli lio”. o”. Éste es el misterio escondido que le fue revelado a Pablo. Los gentiles, gentil es, que estaban fuera de las bendiciones de Dios, en estos esto s últimos días han sido incluidos y hechos coherederos con los judíos. Como gentile gentiles, s, hemos sido hechos miembros del Cuerpo de Cristo junto con los judíos y partícipes de Sus promesas. Todas las promesas del Antiguo Testamento para los judíos están disponibles para los creyentes gentiles en Cristo. Los pactos que Dios hizo con los patriarcas, incluyendo a Abraham, han sido abiertos a nosotros por medio de la misericordia de Dios el Padre (ver Ro. 9:4). 3:7 “Del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación
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de su poder”. Pablo continúa explicando el ministerio que el Señor le dio. Debemos entender que solamente el Señor nos llama al ministerio. Pablo repite esta verdad vez tras vez, a lo largo de la epístola, ya que ésta había sido una profunda convicción en su propia vida. El ministerio no se merece, ya que es sólo por la obra efectiva del poder de Dios y de Su gracia que lo recibimos y podemos cumplirlo.
Nuestra función y ministerio en el Cuerpo de Cristo ya ha sido predeterminado en la mente y en el corazón de Dios, el Padre. Sin embargo, debemos usar los dones que el Señor nos da y ser productivos y fructíferos en nuestro ministerio, específicamente en nuestro campo en particular.. Esto se cumple en la medida en que permitimos particular que el poder de Dios obre dentro de nosotros sin que se lo impida la carne. Pongamos atención al ministerio que el Señor nos ha dado, para asegurarnos de completar la obra que Él nos ha dado, como Pablo exhorta a Arquipo en Colosenses 4:17.
3:8 “A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo”. Pablo meditaba acerca de la tremenda gracia de Dios, del don del cual era tan inmerecedor. Verdaderamente, Verdaderamente, ninguno de nosotros merecemos, ni tenemos derecho para recibir la gracia de Dios, pero Pablo sentía que él era la persona menos digna de recibir la gracia de Dios debido a su pasado. Antes de su conversión, él había sido perseguidor de los santos, poniendo a muchos de ellos en prisión.
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Pablo testifica testifi ca en 1 Timoteo 1:12–13,15: “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio, habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad... Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero”. Pablo también testifica en 1 Corintios 15:9: “Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios”. Pablo se sentía indigno del tremendo llamamiento y ministerio que el Señor le había dado. Su llamamiento fue presentar el Evangelio de Cristo a los gentiles. ¡Qué riquezas hay en Cristo, cuán inescrutables riquezas! Pablo le escribió a los santos colosenses acerca de “las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” (Col. 1:27). Pablo recibió el llamamiento de dar a conocer a Cristo a los gentiles, mientras que Pedro fue enviado a los judíos.
3:9 “Y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas comprendamos este las cosas”. El Señor desea que todos comprendamos misterio: los gentiles son ahora unidos a los judíos a través de Cristo Jesús por la voluntad predeterminada de Dios, el Padre. 3:10 “Para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestad potestades es en los lugares celest celestiales”. iales”. Ahora Pablo expone el propósito de este misterio. El llamamiento dado
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a la Iglesia, el Cuerpo compuesto de creyentes, tanto judíos como gentiles, es para manifestar la multiforme sabiduría de Dios. La palabra multiforme significa “muchas y diferentes tonalidades de color”. Por medio de esto nosotros entendemos que la sabiduría de Dios tiene muchos diferentes colores o facetas. Así como los problemas se presentan en diferentes grados de dificultad, dificulta d, existe un color específico de sabiduría para resolver esa tonalidad de problema particular. Para ilustrar esto, mi esposa solía decir que para un “problema de tonalidad azul”, existía la misma “tonalidad azul de sabiduría”. N.T. Los ángeles entronados en la gloria de los cielos son enseñados acerca de los caminos de Dios, por medio del derramamiento de la sabiduría de Dios a través de Su Iglesia y por nosotros como miembros individuales del Cuerpo de Cristo. Pedro escribe algo muy interesante, en 1 Pedro 1:12: “A éstos se les reveló que no para si mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles”. Los ángeles desean ver la obra de Dios en Su pueblo. Ciertamente podemos decir juntamente con Pablo, Romanos 11:33: “¡Oh profundidad profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” Todo esto, como ahora leemos, estaba dentro del propósito de Dios desde antes de la fundación del mundo.
3:11-12 “Conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestr nuestroo Señor Señor,, en quien tenemos segurid seguridad ad y acceso N.T.
El problema color azul tenía una pareja azul de sabiduría.
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con confianza por medio de la fe en él”. Es por medio de Jesucristo que tenemos acceso al Padre. No debemos acercarnos tímidamente tímidament e a la presencia del Señor, sino con la certeza que Él nos recibirá con gran gozo, porque el Padre nos ha escogido a nosotros para ser Sus hijos hi jos y para estar con Él por toda la eternidad.
Como Pablo dice en Hebreos 4:16: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia para alcanzar misericordia misericor dia y hallar gracia para el oportuno socorro”. socorro”. Por el sacrificio de Cristo en la cruz, ahora tenemos acceso al Padre. El apóstol Pablo afirma en Romanos 5:2, que por medio de Jesucristo es “por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios”.
3:13 “Por lo cual pido que no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros, las cuales son vuestra gloria”. Pablo regresa al tema con el cual empezó el capítulo: su sufrimiento por estos amados creyentes efesios. Necesitamos darnos cuenta de que los ministros y los pastores están llamados a sufrir por su rebaño (o congregación), no viceversa. Así como el pastor pasa largas noches de angustia guardando su rebaño para que pueda descansar en paz, así los pastores espirituales deben sufrir angustia, pruebas y tribulaciones para que sus rebaños sean los beneficiarios de las bendiciones espirituales de lo alto. 3:14 “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo”. Recordemos que todas las
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oraciones son dirigidas al Padre en el nombre de Jesús. Es por la sangre derramada de Cristo que tenemos acceso al trono de la gracia. La Epístola a los Efesios sobresale por sus oraciones. Si alguna vez tuviera dificultad para estructurar sus oraciones, una sugerencia es que use las oraciones del apóstol Pablo como ejemplo para orar. Ésta es incidentemente la segunda de las oraciones apostólicas de Pablo por los creyentes efesios. La primera oración se encuentra en Efesios 1:16-20 y la segunda en Efesios 3:14–19. nombre toda familia en los cielos y 3:15 “De quien toma nombre en la tierra”. El concepto de cielo es el de una familia. Debemos nutrir esta verdad continuamente en nuestro corazón. Como creyentes, somos una familia y todos tenemos un Padre, quien es bendito para siempre.
El camino hacia la plenitud de Dios Estamos ahora entrando a uno de los pasajes más sagrados de la Escritura. Estos versículos nos muestran el camino para participar de toda la plenitud de Dios. Por esto, hemos tratado de delinear muy claramente los l os pasos que Pablo nos señala.
3:16 “Para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos fortaleci dos con poder en el hombre hombre interior por su Esp Espíri íritu” tu”.. Al inicio de nuestro viaje hacia la plenitud de Dios, debemos notar que el apóstol Pablo está escribiendo, principalmente, a creyentes maduros.
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Los fundadores de la iglesia de Éfeso habían recibido el bautismo del Espíritu Santo por las oraciones del apóstol Pablo (Hch. 19:1–6). Luego, Pablo enseñó en Éfeso por alrededor de tres años. Más aún, varios líderes de la iglesia, como Timoteo y Tíquico habían pasado por Éfeso. Por lo tanto, fue una iglesia que había tenido muchos maestros maravillosos que habían colocado un cimiento espiritual profundo y sólido. Es importante que recordemos este hecho al considerar lo que Pablo ahora expone.
Cuando tenemos una revelación del amor de Dios, nuestra vida es transformada.
Pablo primeramente ora por ellos para que sean fortalecidos por el Espíritu Santo en su hombre interior. Pablo no está hablando de la experiencia del bautismo del Espíritu Santo que tiene como primera señal el hablar en lenguas, porque estos creyentes ya estaban llenos del Espíritu Santo. Él se refiere a una experiencia mayor, una llenura progresiva del Espíritu Santo. Dios quiere llenarnos de toda Su plenitud. Ser fortalecidos con con poder poder en nuestro hombre interior incluye las siguientes áreas de nuestra vida:
1. Nuestra mente. Dios quiere que seamos capaces de discernir entre el bien y el mal. Esto se lleva a cabo únicamente cuando nos “ponemos” la mente de Cristo. El apóstol Pablo dice en 1 Corintios 2:16: “Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le
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instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo” . Tener la mente de Jesucristo significa que también adoptemos la naturaleza humilde de siervo de Cristo como lo ilustra Filipenses 2:5–7.
2. Nu Nues estr traa conc co ncie ienc ncia ia.. Debemos tener “ u n entendimiento diligente en el temor de Jehová” para saber lo que le agrada y lo que no le agrada al Señor (Is. 11:3). Queremos tener una conciencia sensible que nos dé convicción de pecado, no una conciencia cauterizada como tienen los malvados. 3. Nu Nues estr traa vo volu lunt ntad ad.. Nuestra voluntad debe estar regulada y controlada por el Señor. Queremos formar parte de la promesa del Señor en Ezequiel 36:27: “Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, preceptos, y los pongáis por obra”. o bra”. 3:17 “Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor”. El propósito de ser fortalecidos en nuestro hombre interior es que Cristo pueda habitar en nuestro corazón por la fe. Por lo tanto, ésta no es la experiencia inicial de la salvación, cuando el Señor entra a nuestro corazón, ni tampoco la experiencia que le sigue del bautismo del Espíritu Santo. Habit Habitar ar significa en el griego “tomar permanentemente permanentemen te la morada de otro”. En otras palabras, el Señor desea hacer de nuestro cuerpo Su morada permanente. Ésta es una experiencia que tuve en una conferencia, hace ya algunos años.
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El orador, quien era un misionero de otro país, había disgustado tanto a los otros ministros en la plataforma, que ellos no estaban escuchando su mensaje. Mientras él hablaba, pude ver al Señor caminando por el pasillo del auditorio. Él subió las gradas hacia la plataforma, la cruzó y caminó directamente hacia dentro de mí. Después para sorpresa mía, Él se inclinó hacia adelante; y como Él estaba en mi, yo también me incliné para escuchar con mayor claridad lo que el orador estaba diciendo dic iendo acerca del Señor. Señor. Fue entonces cuando me di cuenta que el Señor me estaba enseñando algo acerca de la naturaleza de Su amor que yo no sabía. Él amaba a este misionero errante, aun cuando los demás ministros y yo lo habíamos rechazado, porque era de una condición no muy refinada. Así, es el Señor Jesús en nosotros quien nos capacita para estar arraigados en el amor . Esto quiere decir que todos nuestros pensamientos, palabras y acciones tienen su origen en el amor.. Dios quiere que estemos amor est emos arraigados en el amor para que todo lo que hagamos sea se a producto del amor. No es un asunto de hacer lo que es correcto, sino que todo lo que hagamos sea por amor. Por supuesto que es correcto que los padres disciplinen a sus hijos, pero la pregunta es: ¿Qué es lo que los está motivando a disciplinar a sus hijos: enojo y frustración, o amor? Puede ver entonces que todo lo que hacemos debe ser hecho por amor. También, Dios quiere que estemos para que todo lo que edifiquemos, cimentados en amor para sea edificado sobre los sólidos cimientos del amor.
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capac es de comprender con todos 3:18 “Seáis plenamente capaces los santos cuál sea la anchura, la l a longitud, la profundidad y la altura”. El deseo de Dios es que comprendamos la anchura, la longitud, la profundidad y la altura de Su amor sin límites. Cuando tenemos una revelación del amor de Dios, nuestra vida es transformada.
La anchura. Debemos extender nuestros brazos para recibir a todas las nacionalidades y clases de gente, así como aquellos con un temperamento difícil. La longitud. Debemos estar dispuestos a no solo ir una milla más, sino muchas más con el propósito de redimir y ayudar a un hermano o hermana en necesidad. Cristo dijo en Mateo 5:41: “Y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos”. El Señor nos da una lección acerca del amor usando una ilustración natural, de algo común en los días que Él vivió. Un soldado romano podía obligar a un ciudadano ciuda dano a cargar su armadura y sus pertenencias por una milla. Pero el soldado no podía forzarlo a llevar la carga por dos millas. Sin embargo, el Señor Jesucristo nos muestra aquí lo que es el verdadero amor: el amor es ir más allá de lo que se nos pide. Debemos anhelar llevar la carga por dos, tres o cuatro millas más, las que sean necesarias para mostrar el amor del Señor a aquellos que nos rodean.
La profundidad. Debemos estar dispuestos a bajar al mismo abismo o pozo al que alguien ha caído para poder sacarlo de allí, así como alguien tuvo que sacar a David del horrible pozo en el cual había caído a causa del pecado que
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había cometido con Betsabé (Sal. 40:1-3). Este amor fue manifestado en una manera muy dramática por el Ejército de Salvación, en tiempos pasados, cuando con insistencia iban tras los alcohólicos y vagabundos en Londres, durante el siglo diecinueve. Ningún individuo se encontraba en un estado tan deplorable como para no recibir su ayuda.
La altura. La altura del amor de Dios puede tener varias connotaciones. Se puede aplicar a alcanzar a aquel grupo llamado la elite de la sociedad, como también también poder levantar, como dice Ana en su cántico, del muladar al menesteroso, para hacerle sentar con príncipes y heredar un sitio de honor (1 S. 2:8). En inglés, decimos que “Él nos saca del peor de los lugares para llevarnos a lo mejor de lo mejor”. Nosotros vimos esta realidad ilustrada en Kenya donde Dios ha salvado a hombres y mujeres de la tribu tri bu Masai, quienes literalmente se sentaban sobre sus muladares y vivían en chozas hechas de estiércol de ganado. El Señor hizo que muchos de ellos se convirtieran en grandes evangelistas. Uno de los hombres de la tribu Masai incluso impuso sus manos y oró por uno de los presidentes anteriores de Kenya. Dios literalmente levantó a esta gente tan pobre, de los muladares para hacerlos sentar con príncipes.
3:19 “Y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”. El amor de Cristo desafía el entendimiento humano. Va más allá de nuestro entendimiento el hecho que alguien tan lleno de la gloria de los cielos pudiera condescender y morir por nosotros. El apóstol Pablo dice que pudiera ser que alguno osara morir por el bueno, pero
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Cristo murió por nosotros siendo aun pecadores, encontrándonos en la degradación de nuestros caminos de pecado, cubiertos por el lodo de la bestialidad del pecado (ver Ro. 5:7-8). Sin embargo, éste es el camino a seguir para ser llenos de la plenitud de Dios, quien qui en es amor. amor. El amor es el vínculo de la perfección (Col. 3:14). El Señor en Su oración como Sumo Sacerdote, nos habla de la unión de amor entre el creyente, el Padre y el Hijo: “Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfecto perf ectoss en uni unidad dad,, par paraa que el mun mundo do con conozca ozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado” (Jn. 17:23). Esto es imposible por medio de nuestra fuerza natural, pero el apóstol dirige nuestra atención a Aquel que es capaz de cumplirlo, diciendo:
3:20 “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros”. El apóstol Pablo nos recuerda que necesitamos una infusión fresca del poder del Espíritu Santo para que esta gloriosa verdad se haga realidad en nosotros. Pablo elogia al Padre. ¡ Él es capaz de hacer mucho más de lo que nosotros podemos pedir e incluso pensar! 3:21 “A él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén”. Concluyendo la primera mitad de la Epístola, que nos habla acerca de nuestra posición en Cristo, Pablo hace que nos enfoquemos en la verdad que esta gloriosa experiencia será demostrada por todo el inmensurable tiempo de la eternidad. ¡Alabado sea Su precioso nombre!
P AR ARTE TE DOS LA CONDUCTA DEL CREYENTE EN CRISTO 4:1 – 6:24
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Capítulo 4 Ahora entramos a la segunda mitad de esta “Reina de las Epístolas”, considerando el hecho que desde nuestra posición siendo uno con el Padre y Su amado Hijo, debe haber una manifestación práctica de esta experiencia tan gloriosa. Los cambios que se dan en nuestra vida interior deben manifestarse por sí mismos en nuestra vida diaria, de lo contrario, no hemos sido realmente transformados.
Las cualidades para el liderazgo “Yoo pues, preso p reso en el Señor Se ñor,, os ruego rue go que andéis an déis como co mo 4:1 “Y es digno de la vocación con que fuisteis llamados”. Pablo ahora vuelve a su propia posición. Él reitera el hecho que no se considera a sí mismo prisionero de Roma sino prisionero del Rey de reyes. Es interesante y muy importante notar que los que son prisioneros de Cristo son llamados prisioneros de esperanza, en Zacarías 9:12. Así que amados hermanos, aun cuando esté experimentando una prisión, nunca piensen que es el fin. En realidad es solamente una fase pasajera. Ésta lo llevará hacia una luz y gloria mayor, después de que Aquel que tiene todas las cosas en Sus manos haya determinado que la sentencia divina ha llegado a su fin y ha cumplido Sus propósitos en su vida.
Roma, donde se encontraba bajo arresto domiciliario, encadenado a un miembro de la Guardia Pretoriana. Sin embargo, es aquí donde él escribió algunas de las gemas
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de mayor valor de la literatura divina de todos los tiempos. Pablo expuso verdades que han bendecido a millones de creyentes a lo largo de la Edad de la Iglesia. Luego, este viejo guerrero de la fe usa una palabra traducida como rogar que es uno de los clamores más profundos que jamás ha salido de los labios de un hombre. Ésta es una palabra pronunciada por un prisionero que está siendo azotado a muerte y ruega por su vida. Expresa el clamor de aquel que efectivamente dice: “Con todo lo que hay en mí”. Él nos insta a que “caminemos dignamente” de acuerdo a nuestro llamamiento celestial. Debemos comportarnos haciendo honor al llamado de heredar el trono de la gloria de los cielos. Este pensamiento me recuerda a un joven miembro de una familia real en años pasados. Cuando sus compañeros le pidieron que se uniera a ellos para hacer una travesura deshonesta, él respondió: “No puedo; yo soy un príncipe”. Nuestra vocación (o llamamiento) es alto y santo, no puede ser manchado con obras deshonestas que puedan ensuciar ensuci ar al portador de tan gloriosa esperanza. Debemos caminar prudentemente (Ef. 5:15).
4:2 “Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor”. Pablo define la conducta y la actitud de un creyente cristiano. Ahora consideremos estas virtudes que Pablo nos manda a que manifestemos en nuestra vida diaria. La humildad. La palabra griega que traduce humildad era una palabra usada para referirse a aquellos que eran
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despreciados . Nos habla de aquel que se humilla como un despreciados. esclavo. Sin embargo, el cristianismo ha hecho de esta despectiva palabra en la cultura griega una virtud que debe figurar entre los aspectos más deseados del carácter cristiano. ¿Cómo podemos ser vestidos de tal vestidura espiritual? La clave, como en muchos de los atributos del carácter cristiano, es nuestra mente. La humildad comienza y termina con la apreciación que tenemos de nosotros mismos. Es darnos cuenta, por medio de una apreciación mental lo indignos que somos, que realmente no somos nada, y estimar a otros mejores que nosotros mismos. Por supuesto, tampoco debemos de ninguna manera ser negligentes de contemplar a Cristo, y la humildad que viene de Aquel que ha sido llamado digno por el Padre, de ser la misma fuente de sabiduría y gloria. Confío que por el resto de mi vida y, y, mejor dicho, por toda la eternidad, que nunca olvide contemplarlo como la sabiduría. Aquel que conoce y comprende todas las cosas y tiene la habilidad de hacer todas las cosas, está vestido de la misma esencia de la humildad. En una experiencia que tuve con el Señor, Él me dio la impresión de que no lo alteraba en lo más mínimo la sabiduría, el conocimiento y el entendimiento que el Padre le había dado. Él buscaba solamente agradar a Su Padre Celestial. Mientras estuvo sobre la tierra, Jesús manifestó un sentimiento de completa dependencia en Su Padre. El declaró: “No puede el Hijo hacer nada por sí mismo mismo,, sino lo que ve hacer al Padre: porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente” (Jn 5:19). Esta
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actitud de humildad también fue expresada por David en el Salmo 8:3-4 y el Salmo 131:1-2.
La mansedumbre. Una persona mansa es “alguien que tiene control total sobre su espíritu y manifiesta la actitud correcta en cada circunstancia”. En una persona verdaderamente mansa no existe la ausencia del enojo, como podríamos pensar, pensar, pero tiene tal control que sólo se manifiesta en el momento que es justificable y meritorio. Sin embargo, a diferencia de Moisés, el espíritu del manso no es provocado ni habla como respuesta a una circunstancia. La mansedumbre incluye aceptar cada circunstancia que se nos presenta como que viene de parte del Señor (Ro.8:28). La paciencia. El griego makrothumia se traduce “paciencia” y describe a una persona que nunca admite la derrota. El creyente que tiene la paciencia del Señor obrada en su vida nunca se desanimo ante ningún contratiempo, sufrimiento, desilusión ni infortunio, sino que persiste hasta el final. La paciencia nos capacita para soportar insultos e injurias sin quejarnos o amargarnos, es sufrir con gracia por un largo tiempo con gente que no es muy placentera, y sufrir con los necios sin que nos irritemos. Cuando este fruto del Espíritu es obrado en nuestra vida, podemos tener la victoria sobre las desilusiones sufridas cuando los demás nos defraudan.
La tolerancia. La tolerancia, que está cimentada en el amor, es capaz de soportar una falta o pecado en otra persona, que Dios todavía no ha tratado. Es la habilidad
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de entender por qué una persona actúa y habla de la forma en que lo hace. Con este entendimiento, los cristianos pueden alcanzar la gracia de Dios para soportar la debilidad de otra persona, hasta que Dios lo libere en esa área. La tolerancia es la habilidad de ver más allá de las faltas y fallas, y escuchar el clamor del corazón que anhela ser liberado.
4:3 “Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”. En el versículo 3, Pablo añade una amonestación más para los escogidos en su caminata cami nata sobre la tierra. Se requiere de un gran esfuerzo y empeño de nuestra parte para mantener la unidad. La palabra griega que traduce la palabra solicitud tiene la connotación de labor y diligencia; esto no implica que la tarea sea fácil. Pablo, por lo tanto, indica que guardar la unidad del Espíritu no es de ninguna manera simple. Para poder apreciar de una mejor manera esta exhortación de guardar la paz, consideremos la ofrenda de paz, descrita descrit a en Levítico capítulo 3. En esta ofrenda, el Señor deja muy claro que toda la grosura del animal debía ser ofrecida a Dios. La energía de un animal o de un humano se encuentra en la grosura (la grasa). En otras palabras, toda nuestra fortaleza debe ser ofrecida a Dios. Por lo tanto, para guardar la paz o la unidad se requiere de toda nuestra fortaleza (fuerza o energía). ¿Qué significado espiritual tiene el guardar la unidad del Espíritu? En años recientes, el derramamiento del Espíritu Santo ha venido sobre prácticamente todas las denominaciones, especialmente durante el movimiento
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carismático de los años 60. La convivencia que antes era imposible, por fin se pudo llevar a cabo. Personas de diferentes denominaciones y creencias que fueron bautizados en el Espíritu Santo unieron manos y corazón. Las barreras y muros denominacionales fueron derribados por el derramamiento del Espíritu de Dios. Dios . Esta unidad del Espíritu requirió que la gente pusiera a un lado sus diferencias doctrinales y que no tuvieran disputas sobre asuntos que dieran lugar a duda o debate (ver Ro. 14:1). La importancia de la unidad para el Cuerpo de Cristo, para las familias cristianas crist ianas y las naciones no puede ser suficientemente enfatizada. En el aspecto negativo, cuando los habitantes de Babel se unieron, el Señor dijo que no había nada que ellos no pudieran hacer (Gn.11:6). (Gn.11 :6). ¡Ése es el poder de la unidad! La iglesia debe llegar, y llegará, a la unidad antes de que el Señor Jesucristo regrese. Mientras la Iglesia esté dividida, será débil. Cristo mismo dijo: “Una casa dividida en contra de sí misma no prevalecerá”. A principios del siglo veinte, el enemigo más grande de España era ella misma. Era una nación que estaba partida por la división. El general Francisco Franco condujo una rebelión en contra del partido conservador en España. La guerra civil española duró desde el 18 de julio de 1,936 al 28 de marzo de 1,939. España era una nación dividida en contra de sí misma. Por lo tanto, nosotros como creyentes debemos
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aprender de la historia y buscar ser un cuerpo unido que cumpla con todos los propósitos de Dios. El último enemigo que fue derrotado antes de que David tomara el monte de Sion y unificara la tierra de Israel, fueron los jebuseos (2 S. 5:6-9). Los jebuseos representan represent an a aquellos que siembran discordia entre los hermanos (comparar con Dt. 7:1-2; Pr. 6:16–19). Éste es también el último enemigo que será derrotado por la Iglesia en estos últimos días. Dios está llevando a Su Iglesia a la unidad que está en el monte de Sion espiritual (Sal. 133), y aquellos que siembren discordia entre los hermanos serán echados fuera por Dios.
4:4-6 “Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos”. Pablo ahora enuncia los siete aspectos de la unidad. Examinemos Examine mos rápidamente estas siete facetas:
Los dones del liderazgo 4:7 “Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo”. Una de las principales verdades de la Palabra Pa labra de Dios es que el Señor ha dado a cada uno de nosotros dones multifacéticos. Algunos de ellos son mencionados en Romanos 12 y en 1 Corintios 12. Entonces para nosotros es una necesidad conocer y reconocer nuestros dones, así como desarrollarlos para poder hacer uso de ellos y aprovecharlos al máximo (Ro. 12:6-7). Queremos ofrecer
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al Señor el fruto de nuestros talentos. El Señor pudo dar estos dones a los hombres porque Él primero descendió a las partes más bajas de la tierra. Discutiremos esta verdad al considerar el versículo ocho.
4:8 “Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva e l Dr. la cautividad, y dio dones a los hombres”. Como el Barclay, comentarista de renombre, resalta acertada y correctamente ésta una cita del Salmo 68:18 con una pequeña diferencia. Este salmo dice: “Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, tomaste dones para los hombres y también para los rebeldes, para que habite entre ellos JAH Dios”. Aquí encontramos la imagen del conquistador, conquistador, el Rey de reyes, regresando del campo de batalla, recibiendo recibi endo dones. Sin embargo, el Nuevo Testamento Testamento lo muestra mues tra dando estos dones a los hombres. Por lo tanto, podemos deducir que debido a que Él conquistó el pecado, la muerte y al diablo, diabl o, Él recibió estos dones y a su vez nos los dio a nosotros. El apóstol Pablo menciona algo muy interesante aquí. Él dice que Cristo llevó cautiva la cautividad . Esto se refiere al hecho de que aunque Su cuerpo terrenal se encontraba en el sepulcro en el Jardín de Getsemaní, Su espíritu descendió a las profundidades de la tierra. Cuando Él resucitó, llevó consigo a los santos del Antiguo Testamento, llevando cautiva la cautividad.
4:9 “Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero primero a las partes más bajas de la tierra?” Pedro amplía esta verdad en 1 Pedro 3:18–20: “Porque
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también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; espírit u; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, e ncarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual cua l pocas personas, per sonas, es decir decir,, ocho, fueron salvadas por agua”.
Sin embargo, cuando Él ascendió, el Señor tomó consigo a todos los santos del Antiguo Antiguo Testamento Testamento que estaban en el Paraíso junto con todos aquellos que habían creído en los días de Noé pero que no habían vivido en suficiente luz para ser librados por el Arca Arca de Noé.
4:10 “El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo”. Como Pablo ya mencionó en Efesios 1:20, el poder de Dios vino sobre Cristo después de tres días y tres noches mientras Él estuvo en el centro de la tierra, y lo levantó con todos los santos del Antiguo Testamento a los cielos en las alturas. Mientras Cristo estaba en la tierra, Él estuvo confinado a un cuerpo terrenal y limitado a estar en un solo lugar, lugar, pero Él ahora es Omnipresente, capaz de estar en todo lugar al mismo tiempo.
Los cinco ministerios 4:11 “Y él mismo constituyó a unos apóstoles; a otros, profe pro feta tas; s; a ot otros ros,, ev evan ange geli list stas as;; a ot otros ros,, pa past store oress y maestros”. Estos cinco dones ministeriales son dados por la gracia de Dios. No podemos funcionar en ninguno de
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estos oficios sin el manto de Dios. Estos dones ministeriales no pueden ser reclamados; solamente son dados por el Señor a aquellos que Él ha llamado soberanamente soberanamen te al ministerio.
La función de los cinco ministerios es la siguiente: 1. Apóstol. El apóstol , o “el enviado”, es un sabio maestro de obras que establece los fundamentos para la obra de Dios y funda diferentes obras (1 Co. 3:10). Él es el que tiene la visión para una obra en particular, y a menudo la provisión económica para la obra fluye a través de él (ya sea personalmente o a través de sus oraciones). El apóstol se asegura a segura de que los fundamentos sean firmes y que todas las medidas, ya sea doctrinales, éticas o espirituales, son claramente tomadas de Cristo, Crist o, la Principal Piedra del Ángulo. Un apóstol es aquel que ve al Señor Jesucristo. El apóstol Pablo dice en 1 Corintios 9:1: “¿ No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto a Jesús el Señor nuestro? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor?” El apóstol tiene una revelación progresiva de la vida, persona y ministerio de Jesús, no solamente de Su ministerio terrenal, sino también de Su ministerio celestial. El apóstol comparte con los hombres y mujeres fieles que están a su alrededor, la visión que el Señor Jesucristo le imparte a él, y ellos a su vez, transmitirán esas enseñanzas a las congregaciones que ellos levanten.
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Un apóstol debe ser un hombre de integridad y fidelidad en toda su casa, como lo fue Moisés (He. 3:2). El apóstol es un patrón de amor al Señor y a los demás. Él es llamado a sufrir por otros, y cumple en su carne los sufrimientos del Señor Jesucristo por aquellos bajo su responsabilidad (ver Col. 1:24). Hay tiempos en que el apóstol es grandemente amado y admirado, mientras que en otros tiempos es maldecido. A veces él experimenta privaciones, llevando en su cuerpo “la muerte del Señor Jesús” por el bien de otross (2 Co. 4:1 otro 4:10–12 0–12). ). Per Peroo aun aun cuand cuandoo exper experime imenta nta todo todo esto, tiene un espíritu animado, regocijándose continuamente en el Señor y orando que la abundante gracia de Dios fluya hacia los demás para que puedan ser más que vencedores. El llamado y responsabilidad responsabili dad de un apóstol es sembrar las verdades que Cristo le ha dado en los corazones de otros, para que ellos a su vez se conviertan en los jardines del Señor, en los cuales Cristo Crist o se complazca en morar en toda Su plenitud. Finalmente, el apóstol debe manifestar las señales, las obras y el poder de Cristo para que la l a fe de los creyentes no sea en una sabiduría terrenal, sino en el poder de Dios. La Iglesia Primitiva tuvo muchos apóstoles de diferentes niveles. Algunos eran llamados “apóstoles estimados entre los apóstoles” porque habían funcionado plenamente en su ministerio (Ro. 16:7). Cualquiera que sea nuestro ministerio, tratemos de imitar el carácter de un apóstol y seamos como el
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apóstol Pablo. Queremos ser aquellos que trabajen diligentemente en el campo de cosecha en particular que Dios nos ha dado.
2. Profeta. Ciertamente, a través de la Santa Escritura encontramos que el profeta de Dios es aquel que habla por Dios. Él es un hombre (o una mujer) con un mensaje de parte de Dios y, en el sentido más real, él mismo es el mensaje. Él es una carta conocida y leída por todos los hombres, en todo lugar (ver 2 Co. 3:2). Encontramos la primera mención del profeta en los días antes del Diluvio. Mahalaleel (alabador de Dios) descendente de la línea piadosa de Set, sin duda alguna alababa y adoraba a Dios con una unción profética. Enoc, el nieto de Mahalaleel profetizó de la Segunda Venida de Cristo (Jud. 1:14–15). Estos primeros patriarcas, como Enoc, caminaron con Dios y agradaron a su Hacedor. Su entendimiento de los eventos futuros era claro y preciso, por esto Enoc llamó a su primogénito Matusa Matusalén lén que significa “a su muerte serán enviadas las aguas”, significando por medio del espíritu de profecía, que el Diluvio vendría en el año que él muriera. Por la historia, sabemos que el Diluvio ocurrió en el mismo año que Matusalén murió. Lamec, el hijo de Matusalén, era un hombre justo. Él llamó a su hijo No Noé é , que significa “reposo”. Él tuvo entendimiento en cuanto a que Noé traería reposo y consuelo a la tierra después del Diluvio, siendo el puente entre dos dispensaciones y, por lo tanto, preservó la humanidad.
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Un profeta, por lo tanto, es alguien que puede ver de antemano los eventos futuros (Hch. 11:27–28). El profeta Isaías vio muchas cosas que sucederían en el futuro, incluyendo los días de Cristo y los Cielos Nuevos y la Tierra Nueva. Juan 12:41 dice de Isaías: “Estas cosas dijo (Isaías), cuando él vio la gloria de (Cristo) y habló de él” (ver Is. 6:1). A medida que estudiamos la vida de los profetas en la Escritura, es sorprendente notar que muchos de ellos veían con sus propios ojos los eventos que ellos mismos profetizaban. Fue así como pudieron declararlos con tanta confianza, autoridad y precisión. En Isaías 13:1 leemos: “Profecía acerca de Babilonia, que Isaías hijo de Amoz recibió en visión” (RVA). El profeta Isaías literalmente vio con sus propios ojos los eventos que sucederían con Babilonia, incluyendo la caída de Babilonia muchos años antes de que ésta siquiera fuera una potencia mundial. El profeta Jeremías verdaderamente oyó y experimentó las cosas que sucederían muchos años después en el futuro. Jeremías vio la tierra de Israel desolada y escuchó los clamores de guerra. Todo esto estaba sucediendo delante de sus ojos y sus oídos podían podía n oírlo (Jer.. 4:19–21). Ésta no fue únicamente una experiencia (Jer experienci a común para los profetas del Antiguo Testamento. El apóstol Juan, quien fue un verdadero vidente, nos ha transmitido la más precisa exposición de los eventos futuros en el libro de Apocalipsis. Sin embargo, embargo, los profetas, no están limitados a ver sólo el futuro. Algunas veces pueden ver y declarar eventos
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pasados y presentes. Moisés, quien escribió acerca de la historia futura de Israel, también escribió con respecto a la creación, que se había llevado a cabo miles de años antes de su nacimiento. Juan nos revela los Cielos Nuevos y la Tierra Nueva, y también declara las cosas que sucedieron antes de la fundación del mundo (Ap. 13:8). Los profetas también se mueven bajo una cobertura profética del Señor. Señor. Cuando otros están en su presencia, a menudo darán declaraciones ungidas, como en el caso de Saúl cuando estuvo delante de Samuel (1 S. 10:9–13). Este ministerio profético se manifiesta de la manera que el don de profecía opera, como dice 1 Corintios 12 y 14. Sin embargo, aquellos que tienen el don de profecía no son considerados como profetas, quienes tiene el don del ministerio de un profeta. Cualquier creyente puede profetizar bajo la unción del don de profecía, pero el don ministerial de un profeta es dado por el mismo Señor a aquellos que Él soberanamente ha llamado a ese ministerio. El don de profecía es dado por el bendito Espíritu Santo. Que todos podamos conocer nuestros dones y llamados, y busquemos hacer buen uso de ellos para la gloria de Dios, Dios , el Padre. Aquellos que han sido llamados al ministerio de un profeta deben elevar su visión para creer que en estos últimos días de la Edad de la Iglesia su precioso ministerio llegará a la perfección y madurez. principalmente nte alguien 3. Evangelista. Un evangelista es principalme que gana almas. El fuego de Dios arde en lo profundo de
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su corazón con compasión por los perdidos. Su deseo continuo es llevar a hombres y mujeres por el camino de la vida eterna. Los evangelistas tienen un buen conocimiento de los principios de las doctrinas de Cristo y pueden proclamar los caminos de Dios. Algunas veces tienen el don del ministerio de sanidad y milagros, con señales que les siguen para confirmar la predicación de la Palabra. Felipe el evangelista era uno de estos hombres (Hch. 21:8). Su predicación, acompañada de señales y milagros (Hch. 8:5–8), guió a muchos de la ciudad de Samaria al Señor. Él también dio a conocer el mensaje del Mesías Sufriente en Isaías 53, al eunuco etíope, en el desierto y lo llevó al Señor. En cierta forma, todos debemos tratar de ganar almas, ya que Proverbios 11:30 nos dice que “el que gana almas es sabio”. Es de gran ayuda para un evangelista tener una experiencia del cielo y del infierno para que pueda advertir con pasión a hombres y mujeres del juicio eterno que está por venir.
4. Pasto Pastorr. La tarea de un pastor es la misma que realiza un pastor con su rebaño, como se menciona en el Salmo 23. Él les guía por sendas de justicia, llevándoles a la paz y el reposo de Dios. La responsabilidad de un pastor es poner el aceite y el vino cuando algún miembro de su congregación está herido o desanimado. Él también debe tratar de llevarles a las alturas y a nuevos pastos, esto quiere decir que él debe implantar una visión progresiva en sus corazones, llevarles a través de su viaje cristiano y también alimentarles continuamente
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con nuevas verdades de la Palabra de Dios. Un pastor debe ser un estudiante constante de la Palabra para obtener revelación y verdad fresca para su congregación. Un pastor debe tener la “lengua de sabios” para saber hablar a tiempo palabras al cansado (Is. 50:4). Él debe estar presente en los tiempos de necesidad necesida d y de dolor para consolar, animar y prestar su oído. El pastor también es un padre para la congregación, dando guianza, dirección y sabiduría a su rebaño cuando ellos se encuentran frente a los difíciles problemas de esta vida. Él debe ser una torre fuerte para ellos cuando experimentan las pruebas y las tormentas de la vida. El pastor siempre trata de ser un conducto del amor, la paz y el gozo de Jesucristo, y que éstos ést os fluyan a través de él a su congregación. Recordemos, Cristo es el Buen Pastor, significando que Él es bueno siendo un pastor. El pastor siempre debe esperar en el Señor para recibir instrucción en cuanto a la forma en que debe cuidar del rebaño de Dios. Haciendo esto, él oirá en el día del juicio: “Bien hecho, buen siervo y fiel, entra al gozo gozo de tu Señor”. Señor”.
5. Maestro: Un maestro es aquel que expone la Palabra de Dios y hace que la doctrina y la verdad sean muy claras y fáciles de entender para el pueblo. Él utiliza tópicos y temas para que las Escrituras sean apetitosas para sus oyentes. Eclesiastés 12:9 nos habla de la responsabilidad de un maestro: “Y cuanto más sabio fue el Predicador, Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; e
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hizo escuchar, e hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios”. pr overbios”. El alto llamamiento y responsabilidad de un maestro es darle al pueblo una buena y sana doctrina.
Un maestro también debe alimentar a sus estudiantes o a la congregación de acuerdo a su edad espiritual. Usted no le da a un bebé un pedazo de carne; le da leche. Lo mismo sucede en el aspecto espiritual. El apóstol Pablo dijo a los hebreos: “Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de de Dios; y habéis llegado a ser tales que que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal” (He. 5:12-14). En Mateo 5:19 encontramos las recompensas de un maestro fiel: “De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el rein reinoo de los cielos”. Dos ejemplos excelentes de maestros en e n la Palabra de Dios son Esdras, quien hizo que el pueblo entendiera la Ley (Neh. 8:8) y por supuesto el apóstol Pablo, que nos recuerda en 2 Timoteo 2:15: “Procura con diligencia presentarte pr esentarte a Dios aprobado, aprobado, como obr obrero ero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”.
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Si usted es un maestro, nunca olvide la amonestación de Abraham Lincoln, quien dijo: “¡Quien se atreve a enseñar a otros, nunca debe dejar de aprender!”
Los cinco ministerios fund ador y líder líder.. 1. Apóstol. El fundador
2. Profeta. El que habla por Dios. 3. Evangelista. El que gana almas. 4. Pastor. El que cuida y nutre al rebaño. 5. Maestro. El que alimenta aliment a al rebaño con las verdades espirituales más refinadas para que pueda crecer espiritualmente.
El propósito de los cinco ministerios 4:12 “A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”. Los ministerios han sido dados a la Iglesia con los siguientes propósitos: para perfeccionar a los santos, para la obra del ministerio y para la edificación del Cuerpo de Cristo. Tres aspectos específicos de la vida de un cristiano son cubiertos en este punto. 1. Pa Para ra pe perf rfec ecci cion onar ar a los los sa sant ntos os.. Esto significa que se debe equipar apropiadamente al pueblo de Dios, asegurándose de que están usando sus dones al máximo,
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siendo completamente equipados para cumplir con la misión y el propósito de Dios en la vida.
2. Pa Para ra la ob obra ra de dell mini minist ster erio io.. La palabra griega ergon quiere decir “industria” o “trabajo”. Los santos no son únicamente equipados para hacer su trabajo, sino que son literalmente animados a hacerlo. Muchos son bien equipados o ricamente dotados en esta vida para lograr mucho, pero debido a la falta de dirección o motivación no llegan a producir nada de verdadero significado signifi cado durante su caminata terrenal. 3. Pa Para ra ed edif ific icar ar la Ig Igle lesi sia. a. La edificación de la Iglesia es la meta final de todos los dones. Éste es el propósito del don de profecía. 1 Corintios 14:4 dice: “... el que profetiza pro fetiza edifica a la iglesia”. Es el deseo de Dios que la Iglesia sea edificada en la más santa fe. 4:13 “Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. Hay cuatro metas indicadas aquí tras las cuales cual es debemos correr: 1. La un unidad de de la la fe fe. Esto significa que todos tenemos la misma doctrina y predicamos y hablamos la misma cosa. Obviamente, ya que el maestro de la Iglesia es el Espíritu Santo (Jn. 14:26; 1 Jn. 2:27), si Su pueblo camina en el Espíritu, no habrán diferencias en la doctrina. Esta unidad de doctrina (la fe) se llevará a cabo a medida que la Iglesia madure en estos últimos días. Isaías profetiza que los atalayas (o ministros) con sus ojos verán (Is. 52:8 RVA).
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2. El co cono noci cimie mient ntoo del del Hi Hijo jo de Di Dios os.. Como Pablo escribe en Filipenses 3:10 conocer a Cristo, no académicamente, académicamen te, sino experimentalme experimentalmente, nte, es uno de los más grandes propósitos de nuestra vida. Necesitamos tener una revelación progresiva de Su persona, carácter y ministerio. Esto es posible únicamente por la gracia de Dios. Aun cuando es solamente por la misericordia de Dios y por Su soberana voluntad que podemos creer en Cristo como nuestro Salvador y darnos cuenta que Él es el Hijo de Dios (Mt. 16:16–17), de la misma manera solo podemos conocer a Cristo experimentalmente así como el apóstol Pablo lo conoció por la gracia de Dios. 3. A un varó rónn pe perf rfec ectto. El deseo de Dios para nosotros es que lleguemos a ser perfectos (Mt. 5:48), tanto moral como espiritualmente. Debemos ser moralmente justos y espiritualmente desarrollados para comprender los caminos de Dios. Esta palabra perfe perfecto cto significa “ser completo”. Esto no implica que son infalibles, sino que caminamos en todos los caminos de Dios. 4. A la me medid didaa de la est estat atur uraa de la ple plenit nitud ud de de Cristo. Somos llamados a ser maduros como Cristo. La madurez es relativa a la edad de cada quien. Un hombre madura en el transcurso de su vida pasando por varias y diferentes etapas: et apas: como un bebé, como un niño, como un joven y finalmente como un adulto. De una forma muy similar, en nuestro desarrollo como cristianos debemos crecer y progresar de ser un bebé espiritual en Cristo (un nuevo creyente) a un santo maduro y un padre espiritual espi ritual en el Señor S eñor..
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Necesitamos comprender la diferencia entre la madurez y la perfección. Estas dos palabras son muy importantes para la vida cristiana. Una persona puede ser madura, pero no perfecta; y también perfecta pero no madura. Dios quiere que seamos tanto maduros como perfectos. Cuando un bebé nace, los doctores lo examinan para asegurarse de que esté sano. Si todos los miembros de su cuerpo están funcionando debidamente, es considerado un bebé perfecto. Sin embargo, ese bebé, de ninguna manera es maduro, pero es perfecto para su edad. Ésta es una verdad también en la vida de un cristiano. Cuando nacemos de nuevo somos inmaduros, pero somos considerados perfectos para nuestra edad espiritual. Sin embargo, embar go, si después de diez años de haber sido salvos no hemos crecido espiritualmente, ya no somos perfectos. Consideremos esta verdad usando como ejemplo una manzana. Esta verdad fue muy clara para mí cuando viví en el estado de Washington, donde pude ver cómo se cosechaban las manzanas “Golden Delicious” N.T.. Cuando la manzana empieza a brotar en el árbol, el horticultor la ve con orgullo, porque es el tiempo de que brote. Después empieza a crecer y es una manzana de tamaño pequeño que sigue creciendo. En cada etapa del crecimiento de la manzana, si ésta ha crecido tanto como debe, es considerada perfecta. Sin embargo, la manzana no es lo suficientemente madura para ser cosechada. Cuando llega el tiempo de la cosecha, las manzanas han crecido, son maduras, madu ras, perfect perfectas as y están listas listas para para ser comid com idas. as. Di Dios os quiere que nosotros seamos perfectos, (o completos) y maduros en Él. N.T.. N.T
“Golden Delicious” es una variedad de manzana.
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4:14 “Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia astuc ia las artimañas del error”. Cristo dijo que conoceremos la verdad y la verdad nos hará libres (Jn. 8:32). Debemos notar, sin embargo, que el lado opuesto de afirmación es también verdad. El error nos encadenará y traerá consigo mucho dolor dolor.. Por lo tanto, la meta final de Satanás es que seamos ignorantes de la gran salvación que existe por la fe en Cristo. Sin embargo, si Satanás no triunfa en su intento por mantenernos sin que conozcamos la gracia salvadora de Cristo, entonces él busca ocuparnos con errores que nos impedirán recibir nuestro galardón completo en Cristo. Juan dijo: “Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuest vuestro ro trabaj trabajo, o, sino que recibáis galardón completo” (2 Jn. 1:8). He mencionado anteriormente en mis escritos a una pequeña niña africana que recibió revelaciones maravillosas del cielo. En una de sus revelaciones, mientras el Señor estaba sobre Su Trono en el cielo, Él le dijo a esta pequeña niña que aquellos cristianos que no abandonan sus ídolos no tendrán acceso directo al trono, que ella tanto disfrutaba. Balaam, quien tenía tal mezcla de verdad y error en su propia vida, declaró que él vería al Señor, más no de cerca (Nm. 24:17). Es un amor por la verdad y por Aquel que es la Verdad, lo que nos guardará de abrazar falsas doctrinas, así como la rectitud y el compromiso con el Señor también nos guardarán (Jn. 7:17).
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Amados, que podamos madurar en el Señor Jesucristo para que no nos veamos atrapados por las falsas doctrinas, doctrinas de demonios (1 Ti. 4:1). La falsa doctrina nos confundirá y nos hará inestables en nuestra caminata cristiana. He notado que aquellos que abrazan las falsas doctrinas tratan de propagarlas cuando c uando pueden y no toleran a aquellos que abrazan la verdad. Todas Todas sus energías están consumidas por la falsedad y no llevan ningún fruto a la perfección. Sin embargo, debemos especializarnos en el amor y la verdad, como Pablo nos los manda a continuación.
4:15 “Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo”. Dios trató conmigo con respecto a este versículo hace muchos años cuando estaba en el sur de los Estados Unidos. Tan Tan pronto como mi esposa y yo entramos a la habitación de un hotel en el que nos estábamos hospedando una noche en particular, la presencia literal de Dios estaba en la habitación. El Espíritu de Dios me llevó al cielo, y tan pronto como empecé a cruzar el río que está exactamente antes de la entrada al cielo, sentí una terrible dureza y tristeza en mi corazón. Y el Señor me dijo: “No es solamente s olamente el hecho de hablar la verdad, sino que debes hablar la verdad en amor”. Entonces entendí que no es suficiente hablar o predicar la verdad, sino que debemos hacerlo en el espíritu correcto, en la ternura y el calor del amor. Esto es únicamente posible si permitimos que el Señor ablande nuestro corazón. Debemos permitirle al Señor que quite el corazón de piedra y nos dé un corazón tierno (Ez. 36:26).
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Para que la verdad sea efectiva en la vida de las personas, primero ésta debe ser aceptada. Para que las personas acepten y abracen la verdad, debemos compartirla en amor. Si las personas saben que las amamos, aceptarán prácticamente cualquier cosa que les digamos. Pero si venimos a ellos bruscos y fríos, entonces será más difícil para ellos aceptar lo que nosotros decimos. Ésta es la razón por la que debemos especializarnos en el amor.
4:16 “De quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según se gún la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor”. Otra versión dice: “De quien todo el cuerpo, unido y tejido juntamente con todo lo que suplen las coyunturas, de acuerdo acuer do al trabajo efectivo por el que cada parte cumple su propósito causando el crecimiento del cuerpo para la edificación del mismo en amor”. Esta sección concluye con el apóstol dirigiendo nuestra atención otra vez al Cuerpo corporal de la Iglesia que tiene una cabeza: Cristo. El cuerpo humano es guardado y nutrido por su cabeza, pero todos los miembros contribuyen al bienestar mutuo, nutriéndose unos a otros. De la misma forma, el Cuerpo de Cristo (la Iglesia) también es nutrido y crece por medio de lo que recibe de cada miembro, aun cuando sea gobernado por la Cabeza. Otra verdad que es importante entender es que cada miembro del cuerpo humano está unido a otro miembro específico del cuerpo. El brazo está unido al hombro, no al hueso de la cadera. Es lo mismo en el Cuerpo de Cristo.
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Aun cuando debemos tener comunión con todo el Cuerpo de Cristo y recibir de cada miembro, hay algunas personas a las que Dios nos ha unido. Es con estas personas con las que fluimos juntamente y funcionemos mejor. En Ezequiel 37, se le dijo al profeta Ezequiel que profetizara sobre un valle de huesos secos. Cuando él profetizó, el Espíritu de Dios vino sobre esos huesos secos, el aliento de vida entró en ellos y fueron unidos para formar un poderoso ejército, representando la restauración de la nación de Israel. Es muy interesante notar que estos huesos se unieron en sus lugares señalados. Ezequiel 37:7 dice que: “los huesos se juntar juntaron, on, cada hueso con su hueso”. Esto es lo que Pablo dice. Nosotros somos unidos a aquellos que tienen la misma visión, llamamiento y propósito para cumplir con los propósitos que Dios tiene para Su Iglesia. Pablo dice que estamos unidos y tejidos juntos por lo que cada coyuntura provee. Recibimos revelación, alimento y ánimo de otros miembros del Cuerpo de Cristo. Nunca debemos olvidar que no podemos triunfar sin recibir de los demás miembros del cuerpo. Incluso algunos de los órganos vitales, aun el corazón, son inútiles sin los otros miembros del cuerpo. Nos necesitamos unos a otros. Es por eso que no debemos olvidar congregarnos unos con otros (He. 10:25).
La caminata de los gentiles 4:17 “Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad
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de su mente”. Ya hemos establecido que nuestra mente controla nuestras acciones y nuestro caminar. El estado de nuestra mente determina tanto, nuestra conducta inmediata y final, como la dirección de la senda en la que nos encaminemos. La condición de nuestra mente determinará nuestro destino final: espiritual y moral, así como nuestro destino secular. La mente de los gentiles mencionados en este versículo es gobernada, no por un sentido de juicio eterno o valores espirituales, sino por las costumbres de este mundo.
4:18 “Teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia i gnorancia que en ellos ell os hay, por la dureza de su corazón”. Pablo aquí enumera las consecuencias de la mente humana que es enemiga de Dios (Ro. 8:7), y que nunca podrá ser reconciliada con Dios. La mente humana produce ceguera espiritual en el corazón, haciendo que el entendimiento espiritual sea entenebrecido. La consecuencia es que uno es incapaz de percibir la gloriosa luz del Evangelio. Ésta es solamente una muestra de la oscuridad eterna a la que serán condenados aquellos que rechacen la luz de Cristo. Por lo tanto, los que no han sido redimidos son ignorantes ignorant es de los verdaderos asuntos y propósitos de la vida, viviendo sobre la tierra, inconscientes de las divinas retribuciones que les esperan en el asiento de juicio, cuando sean abiertos los libros y todo hombre tenga que dar cuenta delante de Dios de las obras hechas en la carne. Debido a su falta de entendimiento en cuanto al propósito de la vida, moran sin cuidado y quitan toda restricción (ver Pr P r. 29:18).
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4:19 “Los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza”. De este modo, son cautivos voluntariamente de toda clase de perversiones y prácticas sexuales perversas que están ligadas a menudo a la avaricia y la codicia de las comodidades de este mundo. La versión NIV dice: “Han perdido toda vergüenza, se han entregado entregado a la inmoralidad, y no se sacian de cometer toda clase de actos indecentes.” La vida cristiana es la antítesis misma de lo que los gentiles practican.
El camino a la santidad 4:20 – 5:20 Ahora el apóstol Pablo se dirige a aquellos efesios cristianos que han sido liberados de tal estilo de vida, y les indica ahora el camino a la santidad en Cristo del capítulo 4:20 al capítulo 5:20. Una vida santa no es una opción, sino un requisito para todos los cristianos. cristianos . “Sed santos, como yo soy santo” dice el Señor en Levítico 20:7 (ver 1 P.1:16). P.1:16). Pablo les recuerda a los hebreos creyentes que “ si sinn santidad nadie verá al Señor” (He. 12:14). La santidad es estar separados del mundo, de la carne y del diablo, y estar unidos a Dios, Quien es el único santo, como Pablo ahora lo explica en los versículos siguientes.
4:20–21 “Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, Crist o, si en verdad le habéis oído, y habéis sido si do por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús”. La Biblia de
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Las Américas dice: “Pero vosotros no habéis aprendido a Cristo de esta manera, si en verdad lo oísteis y habéis sido enseñados en Él, Él , conforme a la verdad que hay en Jesús” Jes ús”.. El apóstol Pablo comienza recordándoles que ellos han recibido el Evangelio y aprendido del Señor Jesucristo, quien es la única verdad (Jn. 14:6). pas ada manera de vivir vi vir,, despojaos 4:22 “En cuanto a la pasada del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos”. En su teología, Pablo desarrolla el concepto que nosotros tenemos dos naturalezas que él llama “dos hombres”. Hay dos naturalezas: la naturaleza del hombre caído, la cual hemos recibido de Adán y la naturaleza pura del último Adán, Cristo, quien conquistó el pecado y la naturaleza de pecado. Pablo desarrolla esto detalladamente en Romanos capítulo 5 y 6, y también en Colosenses 3:5-8 (por favor lea nuestro libro Romanos – M á s q u e Ve n c e d o re ress , para obtener una mayor explicación de esta verdad).
Cuando nacemos de nuevo, recibimos la naturaleza del Señor Jesucristo dentro de nosotros. El apóstol Pablo dice en 2 Corintios 5:17: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. Como creyentes, tenemos en nuestro interior dos naturalezas que están luchando por el control. Conforme nos rendimos a los caminos y mandamientos de Dios, la naturaleza de Cristo se fortalece cada vez más y nuestra vieja naturaleza se debilita más y más hasta que es dejada inactiva. Si alimentamos la nueva naturaleza, ésta se fortalecerá y gobernará sobre nuestra naturaleza caída.
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El nuevo hombre y la naturaleza de Cristo en nosotros no pueden pecar, mientras que nuestra vieja naturaleza adámica no puede hacer aquello que es correcto. El apóstol Juan confirma esto en 1 Juan 3:9: “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”. Este versículo ha sido grandemente malinterpretado a través de los años. Juan no está diciendo que los creyentes no pueden pecar, pecar, sino que está diciendo que la nueva naturaleza dentro de ellos no puede pecar, porque porque es la naturaleza de Dios. Sin embargo, los creyentes aún tienen en su interior la vieja naturaleza que puede pecar. Pablo dijo que su vieja naturaleza hacía que él hiciera aquello que no quería hacer y le impedía hacer aquello que él quería hacer (Ro. 7:15–20). Pablo llama a nuestra vieja naturaleza, la cual recibimos de nuestros padres el viejo hombre . Debemos “despojarnos” del viejo hombre con todos sus deseos y caminos engañosos. Despojarnos de los hábitos y obras del hombre viejo es como si nos quitáramos una vestimenta. No debemos rendirnos a los placeres y las pasiones de nuestra naturaleza carnal. ¡Qué lucha! Nuestra naturaleza humana se inclina hacia el pecado. Sin embargo, cuando tenemos al Señor Jesucristo en nuestro corazón, podemos triunfar sobre nuestra naturaleza pecaminosa, ya que tenemos al nuevo hombre en nosotros. A medida que las personas crecen y se vuelven mayores, su ropa vieja ya no les queda. Es lo mismo con nuestra vida espiritual. Conforme alimentamos al nuevo hombre
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en nosotros, él crece y se fortalece más, y las vestiduras (las obras) de nuestra vieja naturaleza ya no nos quedan (o ya no nos atan).
4:23 “Y renovaos en el espíritu de vuestra mente”. El camino hacia el nuevo hombre y hacia una nueva vida comienza en la mente. La mente, como ya hemos mencionado, es uno de los miembros más importantes de nuestro cuerpo, tanto en el sentido físico como en el sentido espiritual. Por lo tanto, es menester que cultivemos nuestra mente para ponernos la mente de Cristo (1 Co. 2:16). Pablo usa la palabra renovados aquí y en Romanos 12:2, donde dice que somos transformados por medio de la renovación de nuestra mente. ¿Cómo es renovada nuestra mente, y cuál es nuestra parte en esta maravillosa transformación? transformación ? Proverbios 23:7 dice que: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”. Nuestros pensamientos por lo tanto, determinan en gran parte qué clase de hombre o mujer llegaremos a ser. Debemos alimentarnos de pensamientos buenos y provechosos que nos transformará a la imagen de Cristo. En un sentido negativo, somos advertidos por medio de aquellos que vivieron antes de los días del Diluvio, cuyos pensamientos eran de continuo al mal (Gn. 6:5). El salmista habla del mismo modo del impío diciendo que “No hay Dios en ninguno de sus s us pensamientos” (Sal. 10:4). El rey Salomón dice que los pensamientos pensami entos del impío son una abominación (Pr. 15:26). Qué contraste con los pensamientos del justo, que son justos y puros (Pr. 12:5). Por lo tanto, el Señor Jesucristo recompensará al impío
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dándole el fruto de sus propios pensamientos. En otras palabras, de la misma manera que han intentado hacer con otros será hecho con ellos (Jer. 6:19). Por esto, el Señor clama en Isaías 55:7: “Deje el hombre inicuo sus pensamientos”. Por lo tanto, nuestros pensamientos son los que gobiernan y moldean nuestro carácter. Algo muy importante, que debemos tomar en cuenta es que nuestros pensamientos son condicionados por nuestras obras. Pablo dice en Colosenses 1:21: “Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras”. Si estamos haciendo obras de iniquidad, esos actos de maldad pervertirán y corromperán nuestra mente. En el sentido positivo, las buenas obras van a condicionar nuestra mente para producir pensamientos rectos. También debemos entrenar nuestra mente meditando en la Palabra. El salmista exclama en el Salmo 119: 97: “¡ Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo Todo el día es ella el la mi meditación”. medit ación”. Y también nos dice en el Salmo 119:113: “Los pee n s a m i e n t o s v a n o s a b o r re p rezz c o ; M a s a m o t u l e y ” (RV (R V 1909). 1909). Debemos meditar en las cosas correctas. Meditar en la Palabra de Dios y las cosas puras trasformarán, no solo nuestra mente, sino todo nuestro ser. Estos dos aspectos de caminar en el camino correcto y meditar en la Palabra de Dios, los cuales son dos claves para una vida cristiana próspera, son mencionados en el Salmo 1:1-3: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores,
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ni en silla de escarnecedor escarnecedores es se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. noche. Será como árbol plantado junto junto a corrientes corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará”. prosperará”.
4:24 “Y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”. El nuevo hombre, nuestra nueva naturaleza, ha sido creada conforme a la semejanza de Dios, en verdadera justicia y santidad. Estas dos virtudes del nuevo hombre deben ser comprendidas profundamente. significa La justicia. ¿Qué es la justicia? Básicamente significa guardar los Diez Mandamientos y las leyes de Dios. El hombre justo hará aquello que es justo, correcto y recto delante de los ojos de Dios y del hombre en toda ocasión y en cada circunstancia. De esta posición de hacer lo que es correcto, él clama cla ma por un corazón puro y entonces recibe el don de la justicia (Sal. 24:5). Son aquellos que tienen hambre y sed de justicia los que serán saciados (Mt. 5:6). Después de ser llenados de la justicia de Dios, el cristiano debe también procurar llegar a ser santo, ya que es posible que un creyente sea justo y no sea santo. Esto está es tá ilustrado en la vida de Lot, 2 de Pedro 2:7-8 dice: “Y libró al justo Lot, abrumado abrumado por por la nefanda conducta de los malvados (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos)”. En cierto sentido, Lot es llamado un hombre justo, pero no era un hombre santo. La santidad habla de estar
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separado de los pecadores, lo l o cual Lot no era; trata con los motivos y la pureza del corazón. Una persona puede obedecer las leyes de Dios y no tener un corazón puro y santo. Después de que Lot fue rescatado de la destrucción de Sodoma y Gomorra, cometió actos de incesto con sus hijas.
La santidad. Consideremos la santidad desde el punto de vista Escritural. La santidad es estar separados del mundo, la carne y el diablo, y ser unidos al Señor quien es el único Santo. Lot fue atraído a Sodoma debido a la codicia de sus ojos: “Y alzó Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar, antes que destruyese Jehová a Sodoma y Gomorra. Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; y se fue Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro” (Gn.13:10–11). La codicia de sus ojos fue el factor determinante en la decisión de Lot de morar en las ciudades de la llanura y levantar su tienda cerca de Sodoma, aun cuando los hombres de Sodoma eran perversos. Por lo tanto, la santidad incluye ser limpiados de la codicia y el deseo de los ojos, así como estar íntimamente entrelazados con Dios.
4:25 “Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros”. Ahora Pablo revela aquellas cosas de las cuales debemos despojarnos . La mentira, verdaderamente, es transgredir el noveno mandamiento que dice: “no levantarás falso testimonio
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en contra de tu prójimo” (Ex. 20:16). Todos los mentirosos, aquellos que no dicen la verdad, serán condenados conden ados al lago de fuego (Ap (Ap.. 21:8). 21:8). Aqu Aquello elloss que no dicen la verdad están literalmente lastimando last imando a sus prójimos en el Cuerpo de Cristo.
Cuando no hablamos la verdad, estamos contaminando (o enfermando) al Cuerpo de Cristo impidiendo su crecimiento, ya que el Cuerpo de Cristo se fortalece y madura por la verdad que se habla en amor (ver Ef. 4:15). El cuerpo humano solamente puede funcionar cuando el cerebro envía señales verdaderas a este. Los mensajes falsos y erróneos ponen en peligro no sólo a los miembros que los reciben, sino en realidad a todo el cuerpo. Lo mismo sucede en el Cuerpo de Cristo.
4:26 “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo”. Ahora, el apóstol Pablo trata ahora con la ira. Sus palabras necesitan una explicación. Si leemos esto literalmente, el apóstol está ordenándonos que nos airemos (enojemos) . Esta sorprendente afirmación debe ser comprendida a la luz de la Santa Escritura. Existe la ira, fruto de nuestra naturaleza carnal, pero también hay una ira divina que es parte del carácter de Dios mismo. Algunas veces, la ira del Señor era manifestada en contra de Israel a causa de sus rebeliones. Moisés dijo en Números 32:14: “Y he aquí, vosotros habéis sucedido en lugar de vuestros padres, prole de hombres pecadores, pecadores, para añadir aún a la ira de Jehová contra Israel”. Entonces podemos estar airados justifica just ificadamente damente cuando alguie alguienn peca delib deliberadam eradamente ente
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en contra de otro miembro de la iglesia; sin embargo, no debemos permitir que ese enojo nos quite el sueño o dure hasta que caiga la noche porque entonces éste va a dominar y gobernar sobre nosotros.
4:27 “Ni deis lugar al diablo”. Este versículo también amerita un estudio minucioso porque, generalmente entre los cristianos no se comprende que podemos darle entrada al diablo a nuestra vida e iglesias. Por ejemplo, aquellos que se exaltan exal tan con orgullo y no tienen un buen testimonio delante de aquellos en el mundo, son culpables de permitirle a Satanás que se aproveche de ellos y, por lo tanto, traen desolación en la Iglesia. Igualmente, una iglesia que no perdona a un pecador arrepentido le está permitiendo a Satanás aprovecharse de eso (ver 2 Co. 2:10–11). Yo supe de cierto cier to pastor que había h abía caído en e n pecado y que después pidió perdón, pero no fue perdonado por la congregación. Debido a que no perdonaron a su pastor, le permitieron a Satanás hacer mucho daño a la iglesia a través de espíritus de ira, odio y falta de perdón. Cuando ellos verdaderamente perdonaron perdonaron a su pastor pastor,, la paz y el gozo envolvieron a la iglesia nuevamente. Si Satanás no puede evitar que aceptemos al Señor Jesucristo como nuestro Salvador, Salvador, él tratará de evitar que recibamos un galardón completo y todo lo que Dios tiene para nosotros. El diablo quiere que perdamos la meta de Dios en nuestra vida. Hay varias maneras enunciadas en la Escritura por medio de las cuales el diablo trata de aprovecharse de un cristiano:
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1. El orgullo. El apóstol Pablo dice en 1 Timoteo 3:6: “No un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo”. 2. La ma mald ldad ad o una una vi vida da in inju just sta. a. Pablo dice en 1 Timoteo 3:7: “T “También ambién es necesario nec esario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo”. 3. La fa falta de de pe perdón. Leemos en 2 Corintios 2:10–11: 2: 10–11: “Y al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo que qu e he perdonado, si algo he perdonado, por vosotr vosotros os lo he hecho en pr presencia esencia de Cristo, para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos ignoramos sus maquinaciones”. maquinaciones”. 4. L a fa fa l sa d o ct ctrr i na na.. Juan dice en 2 Juan 1:7-8: “Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo. Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón galar dón completo”. Esto también es confirmado a través de la advertencia de Pablo a los colosenses: “Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente vanament e hinchado por su propia mente carnal” (Col. 2:18). Esto lo podemos entender de la siguiente manera. El Sultán de Brunei, uno de los hombres más ricos del mundo, da considerables sumas de dinero para la
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propagación del Islam. Él está respaldando algo que es falso. Por lo tanto, cuando él esté delante del trono de Dios, no recibirá una recompensa por todo lo que ha dado, sino en su lugar, recibirá condenación por respaldar una religión falsa. De la misma manera, si nosotros como cristianos abrazamos doctrinas falsas que no glorifican a Cristo, también recibiremos condenación. Por lo tanto, nuestras doctrinas deben venir del trono de Dios para que podamos recibir una recompensa justa por nuestras obras. Podemos tomar un ejemplo más de las enseñanzas del Señor Jesús. Él dijo en Mateo 5:19: “De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombr hombres, es, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos”. Por lo tanto, para resumir lo que hemos dicho: el orgullo, una conducta injusta, la falta de perdón y doctrinas erróneas, todas pueden hacer que Satanás gane ventaja sobre nosotros.
4:28 “El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad”. Cuando una persona conoce a Cristo y recibe la nueva naturaleza, hay una transformación. Aquellos que en su vida pasada robaban, ya no lo hacen. El robo quebranta el séptimo mandamiento: “No robarás” (Ex. 20:15). Pablo entonces exhorta a aquellos que han estado acostumbrados a robar en el pasado (y han entregado ahora su vida a Cristo) a que trabajen.
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El trabajo arduo ha sido siempre una de las cualidades de una vida piadosa. Pablo dejó muy claro que él no sólo trabajaba con sus manos, sino que también trabajaba más arduamente que los otros apóstoles (1 Co. 15:10; Hch. 20:34). El propósito principal del trabajo arduo es que tengamos suficiente para dar a aquellos que están en necesidad. Puede ser de beneficio en este tiempo considerar algunas de las claves que Pablo nos da en cuanto a dar. dar. Éstas son tomadas de 2 Corintios 8:5: “Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios”. Hay un orden divino asociado con el dar.
1. Primero debemos entregarnos nosotros mismos de todo corazón al Señor, sin reserva, procurando desarrollar una relación de amor que vaya en aumento. Debemos tener siempre cuidado de no caer en las trampas de poner el ministerio antes que el Señor. Señor. La iglesia de Éfeso fue amonestada por esto en Apocalipsis 2:4: “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor”. Los efesios creyentes fueron alabados por sus obras (Ap. 2:2), pero habían descuidado su relación con el Señor, quien siempre debe ocupar el primer lugar en nuestra vida, antes que cualquier otra cosa o persona. El primer mandamiento: “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, alma y mente” , debe ser la prioridad en nuestra vida (Mt. 22:37). De este corazón de amor hacia el Señor viene el siguiente paso en el ministerio de dar: entregarnos a nosotros mismos a la iglesia.
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2. Debemos entregarnos a nosotros mismos en un compromiso de amor a nuestra iglesia o cobertura. Estoo incluye ayuda económica, así como el sostenimiento Est de los líderes y miembros de la iglesia en oración y también con nuestro compromiso, teniendo una sola visión y propósito con ellos. 3. Después de que q ue nos hemos entregado al Señor Señ or y a nuestra iglesia, estaremos entonces en condición para dar a la obra del Señor y a las necesidades del pobre. Debemos meditar a menudo en las enseñanzas del Señor en cuanto al dar, especialmente en lo que Él dice en Lucas 6:38: “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir”. También recordemos las palabras pala bras del apóstol Pablo en 2 Corintios 9:6: “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente ; y el que siembra generosamente, generosamente también segará” . Obviamente, un campesino sólo espera cosechar en el campo donde ha sembrado las semillas. De la misma manera, nosotros como cristianos, solamente podemos esperar cosechar en los campos del mundo donde hemos sembrado semilla ya sea en oración, dando, ministrando allí nosotros mismos o a través de nuestros hijos espirituales. Queremos un fruto eterno en muchos países del mundo. Por lo tanto, como dice Isaías 32:20: “Sembráis junto a todas las aguas”. Esto significa muchos lugares alrededor del mundo.
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4:29 “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”. El apóstol se dirige ahora a lo que podemos llamar una serie de contrastes en el comportamiento entre el viejo y el nuevo hombre. No debemos dejar que ninguna palabra corrompida o inmoral salga de nuestra boca. Nuestras palabras son un reflejo de nuestro corazón. Y nuestra nueva naturaleza, Cristo en nosotros, solamente habla palabras de edificación y que glorifican al Señor. Oremos como lo hizo el rey David en el Salmo 19:14: “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca roca mía, y re redentor dentor mío”. Nuestras palabras deben edificar a otros. Queremos ser canales a través de los cuales sea impartida gracia a otros por medio de nuestras palabras. Las palabras sinceras de alabanza son de mucha ayuda cuando se trata de animar a los hermanos en su peregrinaje terrenal. Al edificar a otros, estamos asegurando una recompensa eterna para nosotros mismos. La importancia de nuestras palabras la podemos ver en las palabras del Señor Jesucristo en Mateo 12:36: “Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día de juicio”. Conocí a cierta dama que había tenido una visión increíble del cielo. Una de las verdades que le fue mostrada fue que por cada sonrisa y palabra amable dada sobre la tierra seremos recompensados en el cielo.
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4:30 “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”. Siempre debemos tomar en cuenta que el Espíritu Santo es comparado en la Escritura a una paloma. La paloma es conocida como un ave de paz y es extremadamente sensible a cualquier sobresalto o disturbio que rompa con la serenidad de su ambiente. Ésta es la razón por la que las palomas se encuentran a menudo junto a las aguas tranquilas. El Espíritu Santo es fácilmente contristado y ahuyentado por el pecado, la rebelión, la desobediencia, la murmuración y las malas actitudes. El Espíritu Espírit u Santo mora en la vida del creyente que está en paz con Dios y quien tiene la justicia y la santidad de Dios obrada en su vida. El Espíritu Santo es el que nos sella o nos marca hasta el día en que que el el Señor Señor nos nos redima redima de esta esta tierra tierra.. Dura Durant ntee el titiem empo po de la destrucción de Jerusalén, el Señor envió a Sus ángeles a la ciudad de Jerusalén para poner una marca espiritual en la frente de los hombres que clamaron y gimieron a causa de todas las abominaciones que se hacían hac ían en med medio io de ell ellaa (Ez. ( Ez. 9). Di Dios os po pone ne un unaa se seña ñall so sobr bree los creyentes para guardarlos de la destrucción siempre y cuando caminen en obediencia.
4:31–32 “Quítens “Quítensee de vosotros toda amargura, amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdo pe rdoná nánd ndoo ooss un unos os a ot otros ros,, co como mo Di Dios os ta tamb mbié iénn os perdonóó a vos perdon vosotro otross en Cri Cristo sto”. ”. Una vez más vemos el contraste entre la fealdad del viejo hombre y la dulzura
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del nuevo hombre. Ahora trataremos de examinar las obras de la carne carne y determina determinarr sus antí antídotos dotos..
Las características del viejo hombre 1. L a am a r gu r a es un resentimiento que ha sido guardado por mucho tiempo en el corazón de una persona. La amargura generalmente entra al corazón y espíritu de una persona cuando ésta ha sido herida por otro cristiano. Situaciones de desilusión también pueden causar amargura. La amargura viene cuando una persona se ofende y falla en apropiarse de la gracia de Dios. El apóstol Pablo dice en Hebreos 12:15: “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando brotan do alguna raíz de amar amargura, gura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”. Lo terrible de la amargura es que no solamente afecta a aquel que está amargado y atormentado por ella, sino que también afecta y contamina a otros. La amargu amargura ra se propaga como una enfermedad. En realidad, nos amargamos cuando nuestra voluntad es perturbada. Por lo tanto, se necesitan dos antídotos para poder vencer la amargura: una aceptación santa de todas las situaciones y un espíritu de perdón.
2. L a ira es un enojo o pasión encendida. Es una forma de enojo muy intensa. La ira quema como fuego en el pecho de una persona, pero tiene el hábito de apagarse tan rápido como se enciende.
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Únicamente puede ser apagada cuando no meditamos en la persona que nos ha ofendido.
3. El enojo es un fuerte sentimiento de hostilidad. Aquí Aquí Pablo no está hablando del enojo divino en contra del pecado (versículo 26), sino del enojo que es una de las obras de la carne. Una persona se enoja cuando no se sale con la suya y generalmente hace berrinche. El antídoto para el enojo es un espíritu sumiso. 4. La gritería es un tumulto o unos gritos fuertes a causa de una controversia o disputa. El antídoto es ser especia espe cialist listas as en la paz de d e Dios. Dio s. 5. La maledicencia se refiere a un lenguaje que insulta. Esto es condenado en Santiago 3:9: “Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios”.. Estimemos a los demás como mejores que Dios” nosotros y hablemos respetuosamente de ellos. 6. La malicia es el deseo de herir a los demás o de verlos sufrir. Una persona con malicia es viciosa y trata de herir a los demás. A menudo los rasgos de un carácter pueden entenderse mejor por medio de contrastes. Kakia es la palabra griega para malicia, que significa “maldad”, y puede ser contrastada con la palabra griega arete, que significa “excelencia”. El antídoto de la malicia es tratar de ser amable y dulce con todos y, sobre todo, buscar lo mejor para los demás.
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Los atributos del nuevo hombre Pablo nos da una lista de las gracias (o virtudes) que son agradables a la vista de Dios nuestro Padre Celestial. Notemos el contraste entre los atributos del viejo hombre y el nuevo hombre:
1. Ser benignos con los demás cristianos y prójimos, significa considerar sus necesidades en cada aspecto de su vida. Su bienestar total debe ser lo primordial. 2. Se Serr mis miser eric icor ordi dios osoos quiere decir que seamos tiernos y de buen corazón hacia los demás, siendo gentiles como una enfermera lo sería con su s u paciente enfermo. 3. Perdonar significa disculpar por un acto de nuestra voluntad lo que otros han hecho en contra nuestra. El verdadero perdón no sólo incluye perdonar a la persona que nos ha hecho mal, sino olvidar lo lo que nos han hecho. Nuestro Salvador, mientras sufría en la cruz, dijo a Su Padre acerca de aquellos que tan equivocada y cruelmente lo habían maltratado: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”. Si Cristo pudo perdonar a aquellos que lo crucificaron,, cuánto más nosotros debemos estar siempre crucificaron dispuestos a perdonar a nuestros hermanos amados en la Iglesia así como los que no son creyentes.
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Capítulo 5 Los diversos aspectos de caminar en Cristo para el creyente son uno de los temas principales de este bendito capítulo. Nosotros somos llamados a caminar en amor, caminar en luz y caminar pr prud uden ente teme ment ntee . Luego Pablo toca el importante tema del matrimonio, hablando de las bendiciones de la vida en el matrimonio, pero también de las responsabilidades.
5:1 “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados”. Somos exhortados a seguir a Dios, o a imitarlo, así como los niños imitan a sus padres terrenales. Un padre quiere que su hijo sea como él. Así mismo es Dios el Padre, quiere que nosotros seamos como Él y Su Hijo, Jesucristo. La palabra griega que traduce a seguidores literalmente significa “imitadores”. Un adagio entre los griegos era que, para alcanzar el éxito, uno tenía que aprender primero la teoría del oficio, imitar al maestro maest ro experto y luego practicar todo lo posible. Un cristiano debe, por lo tanto, estudiar las doctrinas de la Palabra de Dios y tratar de imitar a Cristo en todo tiempo. Cuando un creyente es confrontado con un problema, él simplemente debe hacer la siguiente pregunta: “¿Qué haría Jesús en esta situación?” La respuesta entonces será obvia. Dios es nuestro Padre. Cuando nacemos de nuevo, nos convertimos en Sus hijos y Él se convierte en nuestro Padre. Dios, el Padre, se deleita en Sus hijos. Una vez tuve una visión del Padre en el cielo visto de espalda. Él
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estaba jugando con unos niños en el cielo. Los tocaba y los acariciaba con mucho amor y ternura. El Salmo 103:13 dice “Como el padre se compadece (toca o acaricia) de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen”. Esta visión hizo que entendiera de una manera real la l a naturaleza del Padre y cuánto Él anhela ser nuestro Padre. Lo que el Padre desea más que cualquier otra cosa es una relación íntima de amor con Sus hijos, aun más, si pudiera decir esto, que la obediencia. El verdadero amor, amor, por supuesto, siempre incluye la obediencia. amor, como también Cristo Cri sto nos amó, y 5:2 “Y andad en amor, se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante”. Entonces viene la amonestación de caminar en amor así como Cristo nos amó. ¿Con qué amor nos amó Cristo? Su amor por nosotros hizo que Él diera Su vida por nosotros. Por lo tanto, nosotros debemos damos de todo corazón al Señor y poner nuestra vida por Él y por otros. Cristo es nuestro hermano mayor . Él es el Unigénito Hijo de Dios y nosotros hemos sido adoptados para formar parte de Su familia. Como nuestro hermano mayor, Él nos muestra cómo debemos caminar y vivir.
El amor es el cumplimiento de la Ley, así como Jesús le respondió al intérprete de la Ley cuando le preguntó cuáles eran los principales mandamientos: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas” (Mt. 22:37– 40).
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El caminar en amor incluye básicamente dos leyes espirituales: (1) El amor, como fruto del Espíritu, debe ser desarrollado de una manera constante en nuestro corazón y vida; y (2) como dice Romanos 8:4, debemos caminar en el Espíritu. Esto no significa simplemente que estemos llenos (o bautizados) con el Espíritu Santo, sino ser guiados y dirigidos por ese mismo Espíritu. Cuando caminamos en el Espíritu cumpliremos con todas las buenas obras que Dios ha ordenado que cumplamos (Ef. 2:10). Así como la vida de Jesús fue un olor fragante a Su Padre, así nosotros debemos enviar continuamente ese aroma a los cielos.
5:3 “Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos”. Pablo ahora regresa a la amonestación en contra de las obras de la carne. 1. La fo fornicación es la relación ilícita entre un hombre y una mujer que no se han casado. La fornicación es prohibida y condenada en la Santa Escritura. La castidad casti dad moral es siempre el estándar para un cristiano nacido de nuevo. 2. La inmundicia nos habla de las prácticas sexuales que son contrarias a las leyes de la naturaleza. En el sentido más amplio esto incluye la homosexualidad. 3. La codicia significa avaricia, los insaciables deseos de la naturaleza carnal que nunca son satisfechos. Proverbios 30:15–16 nos da una descripción muy similar de la avaricia: “La sanguijuela tiene dos hijas que dicen:
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¡Dame! ¡dame! Tres Tres cosas hay ha y que nunca se sacian; sac ian; aun la cuarta nunca dice: ¡basta! El seol, la matriz estéril, la tierra que no se sacia de aguas, y el fuego que jamás dice: ¡basta!” La avaricia es también una característica del mismo infierno, el cual continuamente abre su boca y nunca se satisface de las almas de los condenados que recibe (Is. 5:14).
Estos pecados son tan terribles y diabólicos que Pablo ordena que ni siquiera sean nombrados entre los santos. La versión NVI dice que ni siquiera deben mencionarse estos pecados entre los creyentes. Ninguno de estos pecados debe ser cometido por los santos.
5 : 4 “Ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias”. Pablo hace una lista de algunas otras cosas que los cristianos no deben hacer. 1. Pa Pala labr bras as desho deshone nest stas as (ind (indec ecen ente tes) s).. No debemos decir nada que sea contrario a la pureza. Las palabras deshonestas significan obscenidades o un lenguaje impuro. 2. Necedades. Aun los paganos saben que lo que uno habla puede crear dentro del corazón de los oyentes un deseo de llevar a cabo esos mismos actos. El decir tonterías o necedades no es propio de un hijo de Dios. 3. Truhanerías (chistes groseros, NVI) significa decir bromas o chistes con un sentido vulgar, obscenidades o chistess con doble sentido (colorados) chiste (colorados)..
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Tales formas de hablar no deben escucharse entre los santos. Mejor debemos ser devotos y usar nuestro tiempo de conversación para hablar y hacer mención de las cosas buenas que el Señor ha hecho por nosotros y de toda Su bondad para con nosotros. En Malaquías 3:16 leemos: “Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito escr ito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y paraa los que pie par piensa nsann en su nom nombre”. bre”. Queremos ser contados entre este grupo que se hablan continuamente unos a otros del Señor, de Su Palabra y de Su bondad.
5: 5 “Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o 5:5 inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios”. Amados, no debemos ser engañados. Aquellos que practican actos sexuales y lujuriosos no entrarán en el reino de los cielos. No debemos permitir que el diablo robe nuestra herencia eterna a causa de un estilo de vida pecaminoso, como Pablo ahora dice, nos espera únicamente el juicio eterno en el infierno. Pablo habla de la avaricia o codicia, como idolatría. Pablo N.T.. lo repite en Colosenses 3:5 donde dice: “... y la avaricia, N.T que es idolatría”. La avaricia o codicia hace que nosotros adoremos aquello que deseamos deseam os y lo pongamos antes que el Señor, convirtiéndose así en un ídolo. Que el Señor limpie nuestro corazón de este rasgo del hombre viejo.
5:6 “Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia”. Muchos que se dicen cristianos y aun
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ministros tienden a minimizar estas advertencias dadas por Pablo. Ellos enfatizan que Dios es amor y por lo tanto Dios no será tan severo en juzgar a Su propio pueblo. Pero, amados, recordemos las palabras del apóstol Judas que dijo: “Mas quiero recordar recordaros, os, ya que una vez lo habéis sabido, que el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto, después destruyó a los que no creyeron” (Jud. 1:5). El apóstol Pablo también dice en 1 Corintios 10:5-6: “Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedar quedaron on postrados en el desierto. Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron”. codiciaron”.
5:7 “No seáis, pues, partícipes con ellos”. Una de las lecciones espirituales más importantes que podemos aprender es que aquellos con los que nos relacionamos determinarán, en gran manera, nuestro estilo de vida. Por esta razón ambos libros, Salmos y Proverbios inician con advertencias concernientes a nuestros conocidos y amigos. Ya que hemos citado el Salmo 1 anteriormente en este libro, veamos entonces las advertencias que David le da a Salomón: “Hijo mío, si los pecadores te quisieren qui sieren engañar, engañar, no consientas” consient as” (Pr. 1:10); “Hijo mío, no andes en camino con ellos. Apart Apa rtaa tu pie de sus vered veredas” as” (Pr. 1:15). Recordemos también las palabras de Pablo quien en 1 Corintios 15:33 dice: “No erréis; las malas compañías corrompen las buenas costumbres” (NVI). “Porque que en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora 5:8 “Por sois luz en el Señor, andad como hijos de luz”. Recordemos siempre que nuestro pasado debe ser
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exactamente eso: pa pasa sado do , y no debe ser resucitado. Al escribirle a los corintios, el apóstol apóstol Pablo dijo: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; por porque que ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿y qué comunión la luz con las tinieblas?” (2 Co. 6:14). Debemos recordar que nuestra comunión comuni ón debe ser con el Padre y Su Hijo (1 Jn. 1:3), y esta comunión solamente es posible al caminar en la luz como Él está en luz. 1 Juan 1:7 deja esto muy claro: “Pero si andamos andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos nos limpia de todo todo pecado” pecado”. Andar en la luz quiere decir caminar en obediencia a los mandamientos del Señor.
5 : 9 “(porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad)”. Los nueve frutos del Espíritu son mencionados en Gálatas 5:22–23, pero aquí Pablo los resume. 1. La bondad es la naturaleza intrínseca de Dios mismo. Él le declaró a Moisés en Éxodo 33:19 que Su gloria era efecto de Su bondad. Su bondad, en realidad, es Él mismo. Una vez el Señor se me apareció, extendió Su brazo hacia mi y dijo: “Tócame, soy todo bondad”. Por esta declaración, entendí que Él es incapaz de hacer el mal, y eso es lo que Él espera de las acciones accion es de Sus hijos. Todo lo que hacemos, nuestros pensamientos, acciones y manera de hablar hablar,, deben estar cubiertos por Su bondad. El resumen de la vida de Ezequías lo encontramos en 2 Crónicas 32:32: “Los demás hechos de Ezequías, y
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sus misericordias N.T ., he aquí todos están escritos en la profecía del profeta Isaías hijo de Amoz, en el libro l ibro de los reyes de Judá y de Israel” . En otras palabras, el rey Ezequías fue un hombre lleno de la bondad del Señor.. Esta bondad puede ser también traducida como Señor amabilidad.
También encontramos encontra mos un registro similar acerca acer ca de la vida del rey Josías: “Los demás hechos de Josías, y N.T.. sus obras piadosas N.T ...” (2 Cr. 35:26). Estos dos reyes fueron conocidos y recordados por su bondad. Que nuestra oración sea ser conocidos por nuestra bondad y nuestros actos bondadosos.
2. La justicia es la cualidad o virtud que hace que nos asociemos únicamente con aquello que es correcto, legal y recto a los ojos de Dios y del hombre. El Salmo 45:7 habla proféticamente de Cristo: “Has amado la justicia y aborr aborrecido ecido la maldad; por tanto te ungió Dios, el Dios Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros”. La verdadera justicia implica tanto aborrecer la maldad como amar la justicia. 3. La verdad en este contexto significa doctrina. El Señor Jesucristo dijo en Juan 8:32: “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. Uno de los ministerios del bendito Espíritu Santo es revelarnos la verdad. Jesús declaró en Juan 16:13: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque porque no hablará por su s u propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”. Es el Espíritu Santo el
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que nos capacitará para cumplir el resto de las exhortaciones de Pablo.
5:10 “Comprobando lo que es agradable al Señor”. El Espíritu Santo nos dará el discernimiento necesario para que sepamos lo que le agrada y desagrada desagra da al Señor. Es más, debemos mostrar con nuestra forma de hablar y nuestra conducta aquellas cosas que son santas. Debemos mostrar lo que es aceptable delante del Señor.
Necesitamos enumerar o contar nuestros días para que podamos usarlos sabiamente, ya que nadie sabe cuánto tiempo vamos va mos a vivir. vivir.
5:11 “Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más m ás bien reprendedlas”. reprendedlas”. Una de las trampas que usa el enemigo y en la que muchos cristianos caen es tener compañerismo con los incrédulos que practican las obras del maligno. A menudo, se tiene la idea de que si tenemos comunión con los incrédulos en sus estilos de vida y participamos de las cosas que hacen, entonces podremos ganarlos para Cristo. Esto Est o es un concepto falso. Únicamente el Espíritu puede dar convicción y llevar a alguien a Cristo; nosotros somos únicamente los canales, y los canales deben ser limpios y sin s in contaminación. 5:12 “Porque vergonzoso vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto”. El poder de nuestras palabras no es bien entendido. Sin embargo, cuando consideramos que el Señor habló y todo el universo existió, entonces nos
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damos cuenta que en un sentido positivo, nuestras palabras pueden ser creativas y capaces de hacer realidad aquello que decimos. Por lo tanto, como consecuencia, las malas conversaciones pueden engendrar malos pensamientos en los oyentes y desarrollar malos deseos en aquellos que permiten que sus mentes retengan tales pensamientos. Éste es el razonamiento de la publicidad, crear el deseo por cierto producto. Las compañías presentan sus productos, tal como los cigarros, en un ambiente saludable, esperando inducir a la gente a que compre su producto, y en este caso, hacer que comiencen o sigan fumando. El deleitarnos en las obras que el mundo hace en secreto no es sólo peligroso, sino que cuando sea esto traído a la luz en la compañía de personas puras y honestas, cubre a los oyentes y a los que hablan, con el espíritu de vergüenza. Por lo tanto, Pablo continúa dando esta advertencia:
5:13 “Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo”. En esta declaración, el apóstol Pablo está diciendo que la luz reprueba o reprende las obras de las tinieblas. La luz revela su maldad y perversidad. En lo natural, así como la luz revela aquello que está escondido en las tinieblas, así sucede s ucede en el aspecto espiritual, la luz revela los pecados ocultos. 5:14 “Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo”. El hacer las obras de las tinieblas hace que seamos
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espiritualmente insensibles, inconscientes y adormecido espiritualmente adormecidoss a las cosas de Cristo. Dios quiere que despertemos a la santidad y a la justicia. Me recuerdo de lo que decía cierto profesor, el Dr. Dr. Dalton, que después se convirtió en el Canciller de Exchequer en Inglaterra. Él habló del gran sueño, en el sentido que después de esta vida todo lo que le l e esperaba al alma era un sueño eterno. Sus palabras son muy reveladoras para todos los cristianos con discernimiento. En realidad, él ya estaba adormecido en cuanto a las cosas espirituales. La amonestación para nosotros es muy clara.
5:15 “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios”. Debemos caminar prudentemente. La palabra prudente quiere decir “diligentemente” o “cuidadosamente”. El caminar prudentemente puede ser ilustrado por la manera en que caminan los gatos sobre las paredes altas que rodean el jardín de un edific edificio, io, las cuales tienen pedazos de vidrio para prevenir robos. El gato considera cuidadosamente dónde va a poner su pata, casi con un aire calculador, para no tocar con la planta de sus patas el vidrio roto, para no lastimarse. Si el gato es tan cuidadoso acerca ac erca del lugar en donde pone sus patas, cuanto más debemos caminar nosotros prudentemente y asegurarnos de que los lugares donde pongamos nuestros pies sean sendas de justicia. Si no tenemos cuidado con nuestra caminata espiritual, podemos
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ser heridos por la contaminación del pecado, de la misma manera que un gato puede ser herido por el vidrio roto en lo alto de una pared.
5:16 “Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”. En este versículo hay una verdad que debe gobernar nuestra vida. Hay una batalla por el tiempo que nos ha sido asignado sobre la tierra. El diablo provee toda clase de atracciones que están cuidadosamente diseñadas para robarnos el precioso tesoro llamado tiempo, el cual no puede ser recuperado. Una vez que hemos vivido un día, éste nunca regresará. En El progreso del Peregrino, la “Feria “Feri a de las Vanidades” Vanidades” es la que desvía nuestra atención de las cosas eternas. Hoy, Hoy, y tal vez a través de toda la historia, el mayor consumidor de tiempo, es la televisión. Hay una intensa batalla por nuestro tiempo, minuto a minuto, con el adversario de nuestra alma. Ciñamos los lomos de nuestro entendimiento para no permitirle que nos robe el tiempo aquí en la tierra (1 P. P. 1:13). Debemos Debe mos ser disciplinados disci plinados en nuestro nue stro pensar. Cada persona sobre la tierra tiene veinticuatro horas al día, y ciento sesenta y ocho horas a la semana, y trescientos sesenta y cinco días al año. Sin embargo ¿por qué algunos hacen valioso uso de su tiempo y otros no logran nada? Aquellos que hacen buen uso de su tiempo son aquellos que prosperan en la vida. Moisés dijo en el Salmo 90:12: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría”. Necesitamos enumerar o contar nuestros días para que podamos usarlos sabiamente, ya que nadie sabe cuánto tiempo vamos a vivir.
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Pablo nos dice que redimamos (y arrebatemos de la mano del diablo) el privilegio que Dios nos dio, de decidir, minuto a minuto, qué haremos con el tiempo de vida que nos ha sido dado. Hace algunos años hubo un programa de radio en Nueva Zelanda llamado La opo oportun rtunidad idad llam llamaa. Este programa consistía en una llamada telefónica al azar hecha a una persona. Esta persona tenía que responder una pregunta y si la contestaba correctamente, recibía un premio. Cuando el teléfono sonaba la oportunidad llamaba para ellos. Para nosotros, como cristianos, hay incontables oportunidades oportunidades para servir al Señor, día a día. Saquemos el mayor provecho de nuestras oportunidades y de nuestro tiempo.
5:17 “Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor”. La voluntad de Dios es que nosotros hagamos el mejor uso de las oportunidade oportunidadess que llegan a nuestra vida. El apóstol Pablo escribe acerca de un pecado que fácilmente robará nuestros galardones eternos: la borrachera. 5:18 “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”. Mientras que escrituralmente es imposible fundamentar la posición de total abstinencia de bebidas alcohólicas, posiblemente las palabras de Agustín de Hipona nos ayuden. Él dijo que “la abstinencia es más fácil que la templanza”. Yo estoy completamente de acuerdo con esto. ¡No toque el licor ni se acerque a él! Ésa es la manera más segura de evitar la borrachera. El vino es escarnecedor y a menudo lleva a la inmoralidad a aquellos que caen en la tentación de tomar excesivamente.
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En lugar de esto, los cristianos deben procurar ser bautizados con el Espíritu Santo y hablar diariamente diari amente en otras lenguas. Ser llenos del Espíritu Santo no es un evento único. Hay una continua llenura del Espíritu Santo: siendo ustedes llenos del Espíritu (como se lee en el griego original). En Inglaterra, cuando usted lleva su automóvil a la gasolinera, el empleado frecuentemente le pregunta: ¿Quiere que se lo llene hasta el tope?” Con esto él quiere decir: ¿Quiere que le llene completamente el tanque con gasolina? Aun cuando el nivel de la gasolina estuviera ligeramente debajo de la marca de lleno, ellos le preguntarían a usted si lo quiere lleno hasta el tope. Necesitamos estar llenos hasta el tope diariamente con el bendito Espíritu Santo. En el versículo 19, Pablo nos da la clave para ser llenos ll enos de una manera fresca diariamente con más del Espíritu Santo: himn os y 5:19 “Hablando entre vosotros con salmos, con himnos cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones”. El ejercicio espiritual de hablarnos a nosotros mismos no es entendido por algunos amados del pueblo de Dios. Por esto, se s e necesita una explicación.
Somos una creación compuesta de un Dios trino que nos hizo a Su imagen (Gn. 1:26). Somos seres tripartitos, existen tres partes pa rtes en nosotros. nosotros . Tenemos Tenemos un cuerpo físico, físic o, un alma y un espíritu. Esto es ilustrado por las palabras de Pablo, en 1 Tesalonice Tesalonicenses nses 5:23: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”.
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El alma es el asiento de nuestra vida emocional. Es gobernada por las influencias externas. Esto es ilustrado por el piadoso rey David cuando se enfrentó con el ejército ejérc ito de Israel, bajo el mando de Absalón. David habló a su alma, que estaba temerosa y sobrecogida en su interior, diciendo: “¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío” (Sal. 43:5). Cuando nos desanimamos, nosotros mismos debemos animarnos en el Señor (1 S. 30:6) y hablar palabras de fe y esperanza a nuestra alma. Otra cosa que es beneficiosa es cantar cánticos espirituales, cantando en nuestra lengua materna y también en lenguas del Espíritu. Es bueno dar gracias al Señor en todo tiempo. Alabar al Señor eleva nuestro espíritu, haciendo que nuestro espíritu tenga dominio sobre nuestra alma, así como Pablo escribe ahora.
5:20 “Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”. Un corazón agradecido es un corazón gozoso. Como dice Proverbios 17:22, un corazón alegre constituye buen remedio. La gratitud nos capacita para levantar vuelo como un águila a los lugares celestiales, haciendo que triunfemos sobre los problemas de la vida. 5:21 “Someteos unos a otros en el temor de Dios”. Ahora tenemos lo que podemos llamar la doctrina de la sujeción. Esto nos lleva al tema del matrimonio. Necesitamos aprender a someternos a los deseos de otros, diariamente.
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A veces esto significa someternos a aquellos que están bajo nosotros en autoridad.
Las bendici bendicione oness y res respons ponsabil abilida idades des de la vida matrimonial El matrimonio fue establecido estableci do por el Señor para que fuera como “el cielo sobre la tierra” (ver Dt. 11:21). Por lo tanto, nuestros hogares deben estar En el cielo, todos llenos de la fragancia del gozo recibiremos una del cielo y la paz por medio calificación por de la hermosa armonía del nuestro esposo, la esposa y los hijos morando juntos en la bendita matrimonio institución de la familia. Hay un orden santo y divino en cuanto a la sujeción que consideraremos a continuación. Las Escrituras hablan mucho acerca de la estructura de la autoridad. Pablo dice en 1 Corintios 11:3: “Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo”.
La estructura de la autoridad 1. La cabe cabeza za de de toda todass las las cosas cosas es Dio Dioss el Pad Padre re.. Todas las cosas emanan de Él, y todas las cosas fueron creadas por Él y para Su buena voluntad volu ntad (Ap. 4:11). En Su buena voluntad, Él hizo que en Cristo, Su único Hijo engendrado, habitara corporalmente toda la plenitud de la Deidad (Col. 2:9). Por lo tanto, Dios es la cabeza de Cristo.
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2. La ca cabe beza za de dell hom hombr bree es es Cri Crist sto. o. Cristo está en autoridad sobre el hombre. 3. La ca cabe beza za de la mu muje jerr es el ho homb mbrre. La mujer está en sumisión a su marido. La cabeza espiritual espir itual de una mujer y su autoridad es su esposo. Dios le dijo a la mujer en Génesis 3:16 que su marido “gobernaría sobre ella”. Sin embrago, en esta cadena divina de autoridad y sumisión, existe el pensamiento que debemos someternos en amor unos a otros como el apóstol Pablo dice en Efesios 5:21: “Someteos unos a otros en el temor de Dios”. Cada uno de nosotros debe reconocer los dones especiales que otros miembros del Cuerpo de Cristo tienen y, y, por lo tanto, debemos someternos a ellos en el momento adecuado. Cuando tenemos que tomar decisiones, debemos buscar la opinión de los demás y pedir su consejo, para que así todo el Cuerpo de Cristo funcione en perfecta armonía. Esto es especialmente importante en el matrimonio. Aunque el esposo está a cargo, un esposo sabio aprenderá temprano en el matrimonio a someterse a los deseos de su esposa. Él debe ser la cabeza del hogar, pero debe también ceder a los deseos de su esposa en las cosas que no son decisivas de una forma u otra. El esposo espos o también debe orar antes de tomar cualquier decisión y buscar el consejo de su esposa. Mi esposa espos a y yo hicimos un pacto que consistía en que nunca tomaríamos una decisión a menos que ambos estuviéramos de acuerdo. Aunque muchas veces pude haber tomado yo las decisiones
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aunque ella no estuviera de acuerdo, yo esperaba hasta hast a que ambos sintiéramos el testimonio. Y muchas veces ella tuvo la razón.
5:22 “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor”. Una de las señales más terribles de este tiempo es la falta de respeto a los votos matrimoniales. Cuando una mujer se casa con un hombre, ella ell a promete delante de Dios amarlo, honrarlo y obedecerlo. Este versículo establece claramente que la mujer debe ver a su marido como si estuviera viendo el Señor Señor.. Honrando a su marido ella honra el Señor. Señor. Lamentablemente, hoy hay mucho desprecio a los esposos de parte de las esposas. El resultado es que los matrimonios están colapsando en todas partes, incluso los matrimonios de cristianos nacidos de nuevo y llenos del Espíritu Santo. La clave para un matrimonio feliz generalmente comienza con la esposa. A las mujeres se les ordena que se sujeten a sus maridos y a los maridos se les dice que amen a sus esposas. Tan a menudo he visto vis to que cuando una esposa no se sujeta a su esposo, es muy difícil para él poder amarla. Tan pronto como una esposa comienza a sujetarse a su esposo, ella encontrará que el corazón de su esposo comenzará a abrirse a ella. Recuerden esposas, no es su responsabilidad corregir o cambiar a su esposo, ése es trabajo del Señor. Su responsabilidad es amarlo, sujetarse a él y serle fiel y, a medida que lo haga, el Señor comenzará a tratar con su esposo. es poso.
5:23 “Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es
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su Salvador”. La cabeza del cuerpo humano no sólo controla sino también da dirección al resto del cuerpo. Los esposos, de la misma manera, deben darse cuenta de la responsabilidad que Dios les ha dado, de guiar y dirigir a sus esposas. Muchas esposas me han dicho que ellas estarían dispuestas a sujetarse a sus esposos, pero tienen el problema que han tenido malas experiencias. Él las lleva de un desastre a otro. La esposa, por lo tanto, pierde confianza en el liderazgo de su esposo y ya no puede sujetarse a él.
Por lo tanto, el esposo debe darse cuenta que él tiene la responsabilidad de dar a su esposa un liderazgo guiado por el Espíritu. Esto solamente es posible al grado que el esposo more en el Señor Jesucristo. Sin embargo, las Escrituras son muy claras, la esposa debe sujetarse amorosamente a su esposo, no sólo sujetarse con una mala actitud, esto nunca ganará el corazón de un hombre.
5:24 “Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo”. La palabra todo, verdaderamente significa eso: ¡en todo! Otra traducción aceptable sería en todos los aspectos, caminos y circunstancias. También También debe entenderse que la esposa no está obligada a sujetarse, si su marido le demanda algo que va en contra de la Palabra de Dios. Como cristianos y miembros del Cuerpo de Cristo debemos, sobre todo, sujetarnos a nuestra Cabeza: Cristo. 5:25 “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella”. Ahora llegamos a uno de los mandamiento mandamientoss más grandes de las
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Sagradas Escrituras. Dios demanda de los maridos un amor ágape, o el amor de Dios para con sus esposas. Éste es un estándar muy alto. El esposo está llamado a ser como Cristo es con Su Esposa. En él, su esposa debe ver los atributos de Cristo mismo en su relación con ella. Ella no solamente debe ver el amor de Cristo en su esposo, pero ella misma debe ser la que reciba ese amor. Así como Cristo lava a Su Iglesia con la Palabra, así el esposo lava espiritualmente a su esposa con la ley de la bondad. Uno de los aspectos más difíciles del matrimonio es la diferencia que existe entre el esposo y la esposa. La esposa es definitivamente definitivament e el vaso más frágil. El esposo debe saber que ella no piensa ni habla como él. Ella fue creada de una manera distinta por la infinita sabiduría sabid uría de un amoroso Padre Celestial. Por esto, ella el la debe ser tratada con la debida consideración y se debe dirigir a ella de una manera suave porque sus emociones son fácilmente perturbadas y acongojadas. Lo que un esposo siembre, eso va a cosechar; y lo va a cosechar de su esposa. Es un hecho verdadero de la vida, que como un esposo trata a su esposa, así va a tratar el Señor con él. Recuerdo bien a un pastor a quien su esposa le pidió un vestido nuevo. Cuando el esposo dijo: “No”, el Señor le dijo a él: “como trates a tu esposa, así te trataré yo”. Inmediatamente, Inmediatamen te, su esposa recibió un vestido nuevo. El ser esposo es una gran responsabilidad. responsabi lidad. Al esposo le es requerido presentar a su esposa al Señor. Conocí a un pastor que estaba pasando momentos difíciles con su esposa, y el Señor Jesús le dijo de una manera muy
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directa: “quiero que presentes a tu esposa delante de Mi”. El respondió: “Señor, no puedo”. El Señor dijo: “Te daré un año para preparar a tu esposa para Mi”. En gran parte, los esposos son responsables de la condici con dición ón espiritual de sus esposas. esp osas. Mi esposa murió en el otoño de 1994. Tuvimos un matrimonio maravilloso. Fue como el cielo en la tierra, éramos muy felices. Mientras escribía este libro de Efesios, el Señor me dio una visión de mi libreta de calificaciones en el cielo. Me sorprendí al ver solamente una materia en mi libreta; era el matrimonio. Yo le pregunté al Señor por qué solamente había una materia y Él me dijo que ése era el único aspecto de mi vida que había completado. Por misericordia, recibí una calificación de aprobado en el matrimonio debido en gran manera, a la maravillosa esposa que tuve. Ahora sigo presionando para completar completa r mi carrera y recibir una calificación aceptable en las demás materias de mi vida. Pero, saben, en el cielo, todos recibiremos una calificación por nuestro matrimonio. Y queremos recibir calificaciones califica ciones aceptables. aceptables .
5:26 “Para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra”. La Palabra de Dios nos limpia. Esto puede hablar de la Palabra escrita de Dios, incluyendo los manuales de instrucción y libros, la palabra hablada por medio de la predicación y también la palabra vivificada dada por un rhema (la palabra hablada) de Dios. La palabra hablada es muchas veces más creativa y poderosa. Somos lavados por el agua de la Palabra. Hay niveles de lavamiento de acuerdo al material. En las lavadoras de ropa modernas encontramos
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ciclos de lavado para ropa delicada y para ropa normal. Es lo mismo con las personas. Algunas personas son más delicadas y necesitan una palabra más suave, pero si el carácter de la persona es más necio, se necesitan reprensiones fuertes para quitar de su alma la mancha de pecado. Aquellos que son llamados a ser limpiadores espirituales deben tener las cualidades necesarias para su vocación. Deben ser templados y gentiles, teniendo cuidado de no destruir lo delicado por un lavado fuerte y también no vacilar en amonestar fuertemente cuando sea necesario a aquellos que anden errantes y endurecidos por el pecado.
5:27 “A fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”. Viajando, como lo hago a diferentes países del mundo, me veo en la necesidad de darle mi ropa, para que sea lavada, a diferentes personas de diferentes nacionalidades. Es muy interesante ver el estado en que me devuelven mi ropa algunas veces. Mi ama de llaves ve mi ropa a mi regreso y en algunas ocasiones ha tenido que deshacerse de algunas prendas, porque han sido literalmente restregadas sobre piedras o rígidos lavabos en países subdesarrollados. Mi ropa necesitaba necesit aba ser lavada con más delicadeza. Sin embargo, la finalidad de todos estos métodos de lavado alrededor del mundo es dejar mi ropa sin mancha. El color del agua también puede afectar la ropa. Si el agua está sucia o contiene óxido, puede dejar manchas
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en la ropa. Esto nos muestra otra verdad espiritual muy interesante. Si el agua de la Palabra está contaminada con doctrinas que no son correctas, deja manchas en el almaa y espí alm espíritu ritu de aquellos a los que q ue se les predica. p redica. A mí también me gusta mi ropa bien planchada, de tal manera que no tenga arrugas. Esto también tiene un significado espiritual. Debemos asegurarnos de no tener ninguna arruga espiritual o doctrinal que pueda distorsionar la imagen de Cristo dentro de nosotros.
5:28 “Así también los maridos deben amar a sus mujere mujeress como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama”. En este versículo encontramos una verdad que también encontramos en el segundo mandamiento: “amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt. 22:39). Nuestras acciones hacia otros están gobernadas por los pensamientos que tengamos acerca de nosotros mismos. Por lo tanto, debemos amarnos a nosotros mismos ya que ese amor condicionará nuestros sentimientos hacia otros. El camino para amarnos a nosotros mismos, en un sentido santo y escritural, es que primero debemos aceptarnos a nosotros mismos tales y como fuimos creados. Esto incluye aceptar nuestra apariencia física, dándonos cuenta de que fuimos hechos de la manera que nuestro Padre Celestial quiso. David dijo en el Salmo 139:13–16: “Porque tú formaste mis entrañas, Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque porque formidables, maravillosas son s on tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado,
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y entr entretejido etejido en lo más profu profundo ndo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas”.
Así, por este pasaje podemos ver que el Señor nos formó desde que estábamos en el vientre de nuestra madre, de acuerdo al libro celestial escrito por el Padre santo, antes de la fundación del mundo. Nunca debemos quejarnos de nuestra apariencia física, físi ca, Isaías 45:9–11 nos advierte: “¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ¡El tiesto con los tiestos de la tierra! Dirá el barro al que lo labra: ¿Qué haces? o tu obra: ¿No tiene manos? ¡Ay del que dice al padre: ¿Por qué engendraste? Y a la mujer: ¿por qué diste a luz?! Así dice Jehová, el Santo de Israel, y su Formador: Preguntadme de las cosas por venir; mandadme acerca de mis hijos, y acerca de la obra de mis manos”. No podemos cuestionar cuestiona r nuestra apariencia aparienci a física y, y, en ese caso, el lugar dónde nacimos o quienes son nuestros padres. Nuestro Padre Celestial en Su infinita sabiduría ha escogido todos estos pequeños detalles en nuestra vida desde antes de la fundación del mundo. Por lo tanto, murmurar es cuestionar Su sabiduría, como lo hizo Job cuando se quejó por las pruebas que estaba pasando. De hecho, cuando el Señor finalmente habló a Job, Su pregunta fue: “¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?” (Job 38:4). Para concluir este pensamiento de amarnos a nosotros mismos, me gustaría solamente decir que es necesario tener una aceptación divina de la forma en que Dios nos ha creado, y que debemos amarnos a nosotros mismos, a la luz del hecho que Dios nos ha creado de acuerdo a Su buena voluntad.
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Por lo tanto, a los esposos se les ordena amar a sus esposas como a ellos mismos, aceptándolas tal y como el Señor las creó. Los esposos necesitan darse A medida que cuenta de que sus esposas maduramos son el vaso más frágil. Los hombres necesitan ser en el Señor, comprensivos con sus tratamos de esposas y deben, asimismo, complacerlo a Él, apreciarlas por su manera de dándonos cuenta ser y por la forma en que Dios las creó. Esto las de que le animará grandemente y las pertenecemos capacitará para ser las a Él. ayudas idóneas que Dios ha querido para su esposo. Al amar a su esposa, está realmente amándose a usted mismo ya que ella es parte de usted. Cuando usted la trata con bondad y le hace el bien, usted está invirtiendo en ella y recibirá a cambio dividendos eternos. eternos. La esposa de un hombre en efecto es su propia carne. Como Pablo ahora lo escribe:
5:29 “Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia”. Una vez más, el pensamiento que se reitera es que los esposos deben ver a sus esposas de la misma manera en que el Señor ve a Su Iglesia.
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El misterio sublime 5:30-32 5:30 -32 carn e 5:30 “Porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos”. Sin una revelación del Señor es casi imposible para el hombre mortal entender verdaderamente este misterio divino. El Señor es la Cabeza del Cuerpo. Nosotros somos miembros de Su Cuerpo con un ministerio diferente, tal y como el Padre Celestial Celest ial lo ha ordenado. Es posible ser una parte de la cabeza, así como los ojos son parte de la cabeza. Ésta fue realmente la función que cumplieron los antiguos profetas. Otros son oídos en el Cuerpo de Cristo, como Samuel, quien oyó la Palabra del Señor. Los que declaran la Palabra del Señor son Su boca. Los que usan sus manos para proveer para el necesitado y los ayudan, son los que funcionan como las manos en el Cuerpo de Cristo.
Necesitamos buscar al Señor para saber lo que Él nos ha llamado a ser y a hacer. No es bueno tratar de ser una mano cuando hemos sido llamados llamad os a ser un ojo. Queremos ser fieles a las tareas que el Señor nos da para poder llegar a ser, como dijo el escritor de himnos, Su mano extendida. A medida que nos rindamos a la voluntad del Señor, Él podrá llevar a cabo la voluntad de Su Padre en y a través de Su Cuerpo, la Iglesia. Cada miembro del Cuerpo de Cristo tiene un papel muy importante que cumplir. cumplir. Dios tiene un lugar para cada uno de nosotros en el Cuerpo de Cristo. Algunos miembros del cuerpo humano son más visibles que otros. Lo mismo
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sucede en la Iglesia: algunas personas tienen ministerios que son más visibles que otros, pero todos tenemos una parte importante en el cumplimiento de los propósitos de Dios. Pablo nos dice en Romanos 12:6, que todos nosotros tenemos “diferentes dones, según la gracia que nos es dada”. Permítame darle una pequeña y simple ilustración para mostrarle cómo cada parte del cuerpo trabaja en unión para ayudarse mutuamente. Si me corto la mano derecha, mis piernas corren hacia el botiquín de las medicinas, mis ojos buscan una venda adhesiva y mi otra mano pone la venda adhesiva sobre la mano derecha. De la misma manera, cada miembro del Cuerpo de Cristo es necesario para cumplir una tarea.
5:31 “Por esto est o dejará el hombre h ombre a su padre y a su madre, y se uni unirá rá a su muje mujerr, y los dos será seránn una sola carn carne”. e”. Pablo ahora retoma el tema del matrimonio matrimoni o en el contexto de la unidad con Cristo, citando las palabras de Adán en Génesis 2:23–24: “Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, Varona, porque del varón fue tomada. Por Po r tanto, dejará el hombre hom bre a su padre padre y a su madre, y se unirá a su su mujer, y serán una sola carne”. El propósito del matrimonio es para que un hombre y una mujer lleguen a ser una sola carne, teniendo una sola mente, un solo corazón y un solo propósito para cumplir la voluntad de Dios para su vida. Espiritualmente, como miembros del Cuerpo de Cristo, todos hemos sido llamados a ser Su Esposa. El Salmo 45:10–11 dice: “Oye, hija, y mira, e inclina tu oído; olvida tu pueblo, y la casa de tu padre; y deseará el rey tu
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hermosura; e inclínate a él, porque él es tu señor”. Debemos dejar todo atrás y seguir al Señor de todo corazón si queremos ser Su Esposa. Nuestro Esposo Celestial se deleita en Su Esposa y desea su hermosura.
En Cantares podemos ver que hay tres grados de relación entre la esposa y el esposo y entre la Iglesia y el Señor. Señor. El primer grado de relación lo encontramos en Cantares 2:16 “Mi amado es mío y yo suya, El apacienta entre entre lirios”. Al inicio de su vida matrimonial, la esposa muchas veces siente que su esposo le pertenece a ella, que él es su posesión. A las mujeres recién casadas les gusta presumir a su esposo delante de sus parientes y decir: “él es mi esposo”. Lo mismo sucede con nosotros cuando empezamos nuestra relación con el Señor Jesucristo. Sentimos que Cristo nos pertenece. El segundo grado de relación lo encontramos en Cantares 6:3: “Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; mí o; El apacienta entree lirios”. A medida que progresa el matrimonio y la entr esposa madura, ella se da cuenta que existe solamente para su esposo y que en realidad ella le pertenece a él. La esposa ya no busca ser complacida por su esposo sino ella complacerlo a él. A medida que maduramos en el Señor, tratamos de complacerlo a Él, dándonos cuenta de que le pertenecemos a Él. Hay otra etapa muy importante en el matrimonio, la cual determina si un matrimonio es exitoso y satisfactorio o es un matrimonio como todos los demás “que sobrevive”. Este paso final en el matrimonio es la diferencia entre un buen matrimonio y un gran matrimonio. En Cantares 7:10,
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la esposa dice: “Yo soy de mi amado, y conmigo tiene su contentamiento”. El propósito final del matrimonio es que la esposa gane totalmente el corazón de su esposo y que él se deleite y se complazca en ella, amándola más que a nadie. Ésta es la meta para todo cristiano: el ser agradable a los ojos del Señor y ganar a Cristo. Es la belleza de la esposa la que gana el favor de su esposo. Sin embargo, una mujer puede ser atractiva físicamente, pero si ella se queja constantemente y critica a su esposo, pierde su atractivo para él. En nuestra relación con el Señor,, es la belleza interna de la naturaleza de Cristo (los Señor frutos del Espíritu) en nosotros lo que hace que seamos atractivos a Él. El Salmo 45:13 habla de la esposa: “Toda gloriosa es la hija del rey en su morada; de brocado de oro es su vestido”. La Esposa de Cristo está llena de la gloria y la naturaleza divina de Dios (el oro representa la naturaleza divina). El Salmo 45:2 habla del esposo (Salomón), pero también de la esposa porque ella debe tomar para sí los atributos y la naturaleza del esposo: “Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; la gracia se derramó en tus labios; por tant tanto, o, Dios te ha bend bendecid ecidoo para siemp siemprre”. Solamente por la gracia de Dios podemos llegar a ser hermosos a los ojos del Señor. El bendito Espíritu Santo es quien nos prepara para nuestro Esposo Celestial, así como Hegai, el guarda de las mujeres, preparó a Ester para el rey.
5:32 “Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia”. El matrimonio es un tipo de la bendita unión entre Cristo Cri sto y Su Iglesia. Así, el matrimonio
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fue instituido por nuestro Padre Celestial no sólo con el propósito de procrear sino para que podamos comprender la relación que Él desea que tengamos con Su Hijo, el Señor Jesucristo.
5:33 “Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido”. El Señor nos ama tanto que se entregó a sí mismo por Su Iglesia. Por lo tanto, los esposos deben entregarse totalmente por sus esposas. Un esposo tiene una tremenda responsabilidad. responsabil idad. A los ojos de Dios, Dios , él es responsable por su esposa. Debe amarla con un amor sin egoísmo y entregar su vida por ella. La esposa en pago debe reverenciar y respetar a su esposo como lo haría con el Señor mismo. Esto concluye el capítulo cinco y esta sección del matrimonio.
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Capítulo 6 Del tema del matrimonio, Pablo ahora cambia su atención en el último capítulo de Efesios, para amonestar a casi todo tipo de personas: hijos, padres, siervos y amos. Luego continúa describiendo la armadura espiritual del soldado cristiano, la cual estudiaremos detalladamente.
Amonestación a los hijos 6:1 “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo”. El deber de un hijo con respecto a sus padres se divide principalmente en dos partes: la obediencia y el honor. 1. La ob obediencia. Aun el Señor mismo, cuando fue niño, tuvo que aprender la obediencia a su madre, María, mientras estuvo sobre la tierra. Hebreos 5:8 nos da un enfoque a la niñez de Jesús: “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia”. Lucas 2:51 dice acerca de Jesús: “Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba guardaba todas estas cosas cos as en su corazón”. Jesús estaba sujeto a Sus padres. Por lo tanto, los hijos deben sujetarse a sus padres. Para que un hijo aprenda la obediencia (y enfatizo que debemos aprender a a ser obedientes porque no lo somos por naturaleza), él debe ser corregido por sus padres (lo que incluye a veces darle vara).
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Proverbios 13:24 dice: “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece. aborrece. Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige” (NVI). Un padre que realmente ama a su hijo, lo disciplinará. Salomón continúa diciendo en Proverbios 22:15: “La necedad está ligada en el corazón del muchacho: mas la vara de la corrección la alejará de él”. Mas aun, Proverbios 29:15 dice: “La vara y la corrección dan sabiduría: mas el muchacho consentido avergonzará a su madre”. El único camino para que un hijo sea obediente es a través del castigo y de la corrección. Colosenses 3:20 dice: “Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor”.
2. El honor. Los hijos deben honrar a sus padres. Éste es el quinto mandamiento, y es el primer mandamiento con promesa de bendición. Siempre debemos honrar a nuestros padres, sin importar la circunstancia. Aun cuando nuestros padres estén equivocados, aun cuando no estemos de acuerdo con ellos, debemos guardarles respeto y honrarlos como se lo merecen. Dios nunca bendecirá a una persona que deshonra a sus padres. Notará usted que no hay una edad límite dada en la Escritura para este mandamiento. Muchas personas creen que pueden dejar de honrar y obedecer a sus padres después de cierta edad (dieciocho o veintiún vei ntiún años) o después de que se han ido de la casa de sus padres. Pero la Escritura no dice que solamente debemos honrar a nuestros padres mientras vivamos en su casa. Éste es un mandamiento que debemos guardar mientras vivamos.
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6:2-3 “Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra”. El quinto mandamiento, honrarás a tu padre y a tu madre, pronuncia una bendición bendici ón sobre aquellos que lo guarden. Larga vida y prosperidad son bendiciones que vienen por honrar a nuestros padres. He notado durante mi vida, que aquellos que honran a sus padres siempre prosperan pero aquellos que los critican y no los cuidan sufren adversidades que no son necesarias. En un caso extremo, he sido testigo te stigo del juicio mencionado en Proverbios 30:17: “El ojo que escarnece a su padre y menosprecia la enseñanza de la madre, los cuervos de la cañada lo saquen, y lo devoren los hijos del águila”. Un joven que constantemente desobedecía a sus padres y era muy cruel con ellos se lanzó desde la cima de una montaña en Suiza y cayó al valle abajo. Un río con una corriente fuerte lo arrastró y cuando lo encontraron días después, sus ojos habían sido literalmente sacados por los pájaros. Por lo tanto, busquemos siempre honrar a nuestros padres para que podamos complacer al Señor.
Amonestación Amonest ación a los padres vues tros hijos, 6:4 “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. Pablo ahora se dirige a los padres, a los varones en particular. La responsabilidad de los hijos es obedecer a sus padres. Los padres deben asegurarse de no provocar a ira a sus s us hijos. El apóstol Pablo repite esto en Colosenses 3:21: “Padres, no exasperéis exaspe réis a vuestr vuestros os hijos, hijos, para que que no se desa desalie lienten nten”. ”.
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Cuando los padres disciplinan a sus hijos, deben controlar sus espíritus y asegurarse de que están disciplinando a sus hijos por amor y no por ira o por mal carácter cará cter.. A los hijos se les dice que respeten a sus padres, pero honestamente, Cosechamos muchos padres no viven de lo que sembramos. tal manera que amerite el No cosecharemos respeto de sus hijos.
el bien si hemos sembrado el mal.
Debemos educar a nuestros hijos con f fii r m e z a y benignidad . Estos dos ingredientes son necesarios. Ésta es una perla de sabiduría que sería bueno que los padres recordaran y aplicaran a su vida. Aunque un hijo debe ser disciplinado para que aprenda la obediencia, debe ser disciplinado discipl inado en una atmósfera de auto-control auto- control y amor. Si un padre pierde el control de su temperamento y se enoja mientras disciplina a su hijo, su hijo no se beneficiará de su corrección, sino que únicamente se amargará. amargará. También, los padres no deben demandar niveles ilógicos ni tener expectativas irreales de sus hijos. He visto a muchos padres arruinar a sus hijos, siendo demasiado estrictos con ellos. Esto provoca que los hijos pierdan todo el respeto hacia sus padres. Los hijos también son provocados a ira cuando sus padres les gritan y menosprecian, especialmente en presencia de otros. Es sorprendente el número de adolescentes y aun personas maduras que han sido afectados tan negativamente por la ira de sus padres hacia ellos el los que no han podido desarrollar
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una relación espiritual sana con su Padre Celestial. Recordemos la enseñanza de Salomón en Proverbios 22:6: 22:6 : “Instruye al niño en su camino y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. Por la gracia de Dios, procuremos implantar en nuestros hijos (ya sea naturales o espirituales) las cualidades de la bondad, la justicia y la templanza. Ellos a su vez las implantarán en sus hijos.
Amonestación Amonest ación a los siervos 6:5 “Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor te mblor,, con sencillez senci llez de vuestro vu estro corazón, como a Ahoraa Pablo se dirige a los siervos (o esclavos). Cristo”. Ahor En los días de Pablo había varios millones de esclavos en el Imperio Romano, quienes servían a la clase social alta. El apóstol Pablo no los animaba a rebelarse en contra de sus amos, sino que creyendo que Dios ordena y obra por medio de todas las cosas, les dijo que debían sujetarse a sus amos y obedecerlos. No importa cuán injusta parezca nuestra situación, si tenemos la actitud correcta, el Señor nos bendecirá. La Iglesia Primitiva estaba esta ba compuesta de muchos esclavos y personas de la clase servil. Pablo dijo a los Corintios: “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para aver avergon gonzar zar a los sabi sabios; os; y lo débi débill del mun mundo do esco escogió gió Dios, para para averg avergonzar onzar a lo fuerte; y lo vil del mundo mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es” (1 Co. 1:26-29). Muchas veces aquellos que
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han tenido una vida difícil son más receptivos al Señor, que aquellos que han vivido en abundancia y riqueza. Las condiciones en que vivían y trabajaban la mayoría de los esclavos en el Imperio Romano eran pobres e inhumanas. La descripción en 1 Samuel 22:1-2, de cierto grupo de hombres que se unieron a David, coincide con la descripción de los esclavos en el tiempo de Pablo: “Yéndose luego David de allí, huyó a la cueva de Adulam; y cuando sus hermanos y to toda da la ca casa sa de su pa padr dree lo su supi pier eron on,, vin vinier ieron on al allí lí a el el.. Y se junt ju ntar aron on co conn él tod todos os los afl afligi igido dos; s; y to todo do el qu quee est estab abaa endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos...” Los esclavos durante el tiempo de Pablo murmuraban y se quejaban, y generalmente trabajaban cuando sus amos los estaban viendo. Es por esto que el apóstol Pablo los anima a servir a a sus amos como que estuvieran sirviendo al Señor Jesucristo mismo. A ellos se les dice que sirvan a sus amos fielmente, con un corazón sincero y reverente. Ésta es una lección que todos debemos entender, ya que toda autoridad está en las manos del Padre. Pablo escribe en Romanos 13:1-5: “Sométase toda person per sonaa a las aut autori oridad dades es sup superi eriores; ores; porqu porquee no hay autoridad sino de parte de Dios y las que hay, hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza
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de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. bie n. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo”.
6:6-8 “No sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libr libre”. e”. Pablo les dice a los siervos cómo deben servir a sus amos, y esto también se aplica a nosotros con respecto a nuestros líderes o jefes. Debemos servir a aquellos que están en liderazgo sobre nosotros, haciendo todas las cosas como para el Señor. Debemos ser fieles no sólo cuando nos están viendo, sino cuando nadie nos observa. Todas las cosas que hagamos serán recompensadas recompensad as por Dios mismo. Pablo ahora toca el tema de las recompensas, así como lo hace en sus otras epístolas a las demás iglesias. Él le escribió a la iglesia de los gálatas: “No os engañéis; Dios Di os no puede pued e ser burlad bur lado: o: pues todo to do lo que el hombre hom bre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra siembr a para pa ra su ca carn rne, e, de la l a carn ca rnee seg s egar aráá corr co rrup upci ción ón;; mas ma s el el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna” (Ga. 6:7-8). Nosotros recibiremos una recompensa o un castigo por todo lo que hagamos en esta vida. Algunas de las recompensas las recibimos en esta vida, pero la mayoría de ellas están reservadas para el cielo. El hombre malvado
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muchas veces no recibe la recompensa por sus obras malvadas, hasta el gran juicio frente al trono blanco de Dios. A menudo, debido a que no son castigados en esta vida, sienten que se están saliendo con la suya con su pecado. Sin embargo, no seamos engañados. Cosechamos lo que sembramos. No cosecharemos el bien si hemos sembrado el mal, así como no cosecharemo cosecharemoss manzanas si hemos sembrado naranjas. La doctrina del juicio eterno con el tema de las recompensas (o la justa retribución) fluye a lo largo de la Santa Escritura, concluyendo en el juicio del trono blanco descrito en Apocalipsis 20:11-13: “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras”. Por lo tanto, como siervos del Señor y de aquellos que están en autoridad sobre nosotros, ¡sembremos fidelidad y lealtad a ellos para poder cosechar recompensas eternas!
Amonestación a los amos mis mo, dejando 6:9 “Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas”. perso nas”. Pablo amonesta a los amos (aquellos que están en autoridad) a tratar a aquellos que están bajo su mando, de la misma manera que los esclavos (o siervos) deben
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tratar a sus amos. El NVI dice: “Y amos, tratad a vuestros esclavos de la misma manera. No los amenacéis, sabiendo que aquel que es su Maestro y el vuestro está en los cielos, y no hay ningún favoritismo en él” . Los amos deben hacer lo mismo que se les dice a los esclavos en los versículos 5 y 6. Habiendo estado en ambos lados de la cerca a lo largo de mi vida (estando bajo autoridad y estando en autoridad), he aprendido a apreciar la posición de ambos, siervos y amos. Mientras que el amo goza de numerosos privilegios que su rango le concede, la responsabilidad y las presiones que debe soportar son fenomenales. Es por esto que Santiago escribe: “Hermanos míos, míos , no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación” (Stg. 3:1). Aquellos que ocupan una posición de autoridad o liderazgo de cualquier índole (incluyendo los maestros), deberán rendir más cuentas de sus actos que otros. En una posición de autoridad, podemos con facilidad ofender a muchos que se encuentran bajo nosotros, durante cada día de trabajo y cada batalla. batal la. Es por esto que debemos ser tardos para hablar y prontos para escuchar a aquellos de quienes somos responsables. Los justos que se encuentran en una posición de autoridad harían bien en meditar en las palabras del patriarca Job: “ Si hubiera tenido en poco el derecho de mi siervo y de mi sierva, cuando ellos contendían conmigo, ¿qué haría yo cuando Dios se levantase? Y cuando él preguntara, ¿qué le respondería yo?” (Job 31:13–14).
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El soldado cristiano 6:10 “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Ahoraa llegamos al tema Señor,, y en el poder de su Señor s u fuerza”. fuerza” . Ahor de Soldados para Cristo , el cual hemos escogido como título de este libro. Analizaremos este tema muy detenidamente.. Como creyentes, nunca debemos olvidar detenidamente que estamos en una batalla espiritual en contra del enemigo: el diablo y todos sus ángeles caídos. El deseo del enemigo es robarnos no solamente nuestra recompensa completa, sino también nuestra salvación eterna, la cual tenemos en el Señor Jesucristo por medio de la gracia de Dios Padre. El enemigo es muy poderoso pero debemos recordar re cordar que él es menor en número. Cuando Satanás (llamado (ll amado en ese entonces Lucifer) dirigió la rebelión en contra del Señor en el cielo, un tercio de los ángeles lo siguieron y fueron echados del cielo. Sólo necesitamos un poco de matemáticas para darnos cuenta de que dos tercios permanecieron fieles a Cristo. Por lo tanto, por cada ángel caído hay dos ángeles ángele s buenos. Además de esto, muchos de los ángeles caídos han sido s ido ya atados y encadenados (Ap. 9:14). Cuando el siervo de Eliseo se encontraba atribulado debido a que el ejército sirio los tenía rodeados, Eliseo oró para que sus ojos espirituales fueran abiertos y pudiera ver que más eran los que estaban con ellos que en contra de ellos (2 R. 6:15–17). ¡Gloria al Señor, formamos parte de la mayoría!
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Satanás sabe que ha sido vencido, su única esperanza es que los hijos de Dios no lo sepan. Él conoce la Biblia muyy bie mu bienn y ha leído la sentencia que le espera. Cuando Cuando Jesús estuvo sobre la tierra, los demonios clamaron a Él con terror: “¿Has venido a atormentarnos antes de tiempo?” (Mt. 8:29). Los demonios saben que su tiempo es limitado limitado y que el día de su juicio está cerca. Hace muchos años cuando un pastor amigo mío se encontraba en Las Vegas, Nevada, sus ojos espirituales fueron abiertos y literalmente pudo ver los gemelos espirituales que gobernaban la ciudad. Estos ángeles caídos eran de inmenso tamaño y tenían una gran influencia. El Señor ungió a este pastor para que les dijera: “Su tiempo es corto”. ¿Saben cuál fue la reacción de estos ángeles? Ellos no negaron lo que este pastor les había dicho ni tampoco se resistieron a él; ellos simplemente inclinaron sus cabezas reconociendo que su juicio estaba cerca. Es muy importante para el Señor que Su pueblo aprenda a batallar espiritualmente. Dios les dijo a los hijos de Israel cuando estaban a punto de tomar posesión de la tierra de Canaán que Él había dejado a siete naciones en la tierra para enseñarles a pelear (ver Dt. 7). El rey David dijo del Señor: “Quien adiestra mis manos para la batalla, para entesar con mis brazos el arco de bronce” (Sal. 18:34). Un aspecto de la naturaleza del Señor Jesucristo que a menudo olvidamos es que Él es el Rey Guerrero. Si, Él es el dulce tierno Jesús que derrama el aceite y el vino,
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pero Él también pero también es un guerrer guerreroo (Ex. (Ex. 15:3). 15:3). Él es el Ca Capi pitá tánn del del Ejército de Jehová, como se le apareció apareció a Josué (Jos. 5:14–15). Si queremos ser como Jesús en cada aspecto de Su carácter y naturaleza, debemos aprender también tambié n a hacer guerra espiritual. Y no podemos aprender a pelear a menos que haya un enemigo. Muchas personas se preguntan: “¿Por qué dejó el Señor a Satanás aquí durante la Edad de la Iglesia? ¿Por qué no le dio su juicio final en el Calvario?” La razón es que el Padre quiso dejar a Satanás para que nos atormente y ataque, para que así podamos llegar a ser como Cristo y aprendamos a hacer uerra espiritual. En la vida, raramente aprendemos o logramos algo si no hay un obstáculo de por medio. Hay un dicho muy común que dice: “sin dolor, no hay ganancia”. Para que nuestros músculos sean desarrollados, debemos trabajarlos con una fuerza de resistencia. Para que los músculos se vuelvan más fuertes debe haber una fuerza contraria a ellos que ejerza cierta resistencia, usualmente las pesas. Para que nosotros crezcamos y nos hagamos más fuertes como cristianos, debe haber una resistencia que venga en contra de nosotros. Ésta es la razón raz ón por la que Dios permite que el enemigo oponga resistencia y nos persiga. Para pelear y ganar la batalla, debemos estar equipados, como cualquier otro soldado, con el uniforme apropiado (o armadura) y las armas apropiadas. Por lo tanto, consideremos ahora nuestra armadura espiritual.
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La armadura de Dios 6:11 “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”. En los tiempos antiguos, un guerrero usaba una armadura para protegerse a sí mismo de los ataques del enemigo. Hemos incluido un dibujo de un soldado romano para que pueda apreciar mejor estos versículos. Como cristianos, debemos vestirnos vest irnos de toda la armadura de Dios. Ninguna pieza de esta e sta armadura debe faltar, de lo contrario, seremos fácilmente vencidos. Usando el ejemplo de un soldado romano, Pablo menciona seis piezas específicas de la armadura espiritual es piritual que debemos ponernos. s angre y carne, 6:12 “Porque no tenemos lucha contra sangre sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Nuestra batalla no es contra carne y sangre, sino en contra de poderes espirituales. Una de las cosas que hace que la guerra espiritual sea diferente de la guerra militar es el hecho que nuestro enemigo es invisible. Por lo tanto, ta nto, él tiene una gran ventaja, ya que algunas veces no estamos conscientes de que está presente.
A menudo el diablo nos hace pensar que el problema somos nosotros mismos. Debemos luchar en contra del archi engañador de nuestras almas. Para que podamos ganar la batalla, debemos estar equipados espiritualmente con el don de discernimiento de espíritus, para que
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seamos capaces de detectar su presencia y sus artimañas en contra nuestra. Estos principados son ángeles caídos de un rango muy alto, que tienen gran autoridad y poder. Ellos pueden gobernar sobre naciones enteras, ciudades y pueblos, así como sobre gobiernos y agencias. Ellos tienen gran influencia sobre los habitantes de esos territorios. Estas fuerzas espirituales pueden también influenciar e incluso darle poder a los programas de televisión y grupos musicales que se encargan de influenciar a sus oyentes de una manera maligna y hacer que caminen en las sendas de la injusticia.
6:13 “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes”. En la batalla, la clave para ganar es proteger el territorio propio y permanecer firmes en contra del enemigo. No podemos ceder ni una parte de nuestro territorio al enemigo. Para estar firmes, debemos ser fuertes en el Señor, ya que ciertamente no podemos resistir al enemigo con nuestra propia fuerza. Recuerdo, hace algunos años, un ángel caído trató de estrangularme para matarme mientras yo estaba recostado sobre mi cama. Él entró a mi habitación y empezó a atacarme. Traté de defenderme pero mis manos lo atravesaban y solo fue hasta que clamé el nombre del Señor en mi espíritu, que se fue. Como consecuencia, mi garganta estuvo inflamada por algunos días, así que fue un encuentro muy real.
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En Su sabiduría, Dios nos ha provisto de una armadura para que podamos combatir a los enemigos que vienen del abismo del infierno. Obtenemos la armadura por fe, es instantánea y prog pr ogrres esiva iva.. Un soldado debe ponerse su armadura cada día. Como creyentes, debemos ponernos la armadura de Dios, todos los días, por la fe. No es bueno ganar una batalla un día y después ser descuidados el siguiente día, porque el enemigo nos ataca cuando menos lo esperamos. Mañana tras mañana debemos buscar ponernos la armadura de Dios. Conforme un soldado practica el uso de su equipo y armas, se hace cada vez más y más diestro con ello. De una manera muy similar, a medida que usamos la armadura de Dios, progresivamente llegamos a ser más expertos en su uso.
6:14 “Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia”. Ahora, el apóstol Pablo menciona, de una manera muy específica, los artículos de la vestimenta espiritual que un soldado de Jesucristo debe ponerse. 1. El ci cint ntoo de la ver erda dadd. El cinto es un tipo de cinturón o banda que se lleva alrededor de la cintura y la parte media del cuerpo. El cinto cubre nuestros lomos. Espiritualmente, los lomos representan representan nuestro ser interior. En los lomos se encuentra nuestra vida y fuerza. En el ejército, los soldados deben hacer ejercicio para que estos músculos se fortalezcan y se afirmen. Cuando yo estaba en la Real Fuerza Aérea de Inglaterra, teníamos que hacer 150 sentadillas sin descansar, para fortalecer nuestro estómago. De la misma manera, debemos tener “la verdad en nuestro interior” (Sal. 51:6), esto significa un conocimiento profundo de la Palabra de Dios.
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Necesitamos aprender a dividir, de manera correcta, la Palabra de verdad. Esto involucra estudiarla, así como Pablo le escribe a su s u hijo espiritual, en 2 Timoteo Timoteo 2:15: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” . Un cinto funciona como un cinturón que soporta la armadura de un soldado. La verdad y la integridad sostienen todo unido (Is. 11:5).
2. La co cora raza za de ju just stic icia ia.. La coraza es una protección para los órganos vitales del cuerpo. Si el corazón de un soldado es herido, esto afecta las otras partes de su cuerpo. Espiritualmente, debemos hacer todo lo posible para proteger nuestro corazón de los ataques del enemigo. El rey Salomón declaró: “Sobre toda cosa guardada, guarda (o aparta) tu corazón; coraz ón; porque de él mana la vida” (Pr. 4:23). La justicia es la que va a proteger nuestro corazón. La coraza de justicia representa hacer siempre de corazón todo aquello que es recto a los ojos del Señor y de los hombres. Es tener hambre y sed de justicia para que todo nuestro ser sea lleno de la justicia jus ticia del Señor (ver Mt. 5:6). La justicia protege nuestro corazón para que el enemigo no pueda penetrar penetrar.. 6:15 “Y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz”. 3. El ev evan ange geli lioo de de la la paz paz.. Las sandalias protectoras que usaba un soldado romano eran una parte muy
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importante de su vestimenta. Evitaban que se quedara cojo, protegiendo sus pies de ser traspasados por piedras o espinas (espiritualmente hablando, las obras de la carne). Entonces, la paz de Dios nos previene de volvernos cojos espirituales (ver He. 12:13), y también nos capacita para poner a Satanás debajo de nuestros pies (Ro. 16:20). Nuestros pies nos dan estabilidad, postura y balance. Ellos también nos mueven y nos llevan a donde queremos ir. Por lo tanto, siempre debemos llevar paz a dondequiera que vayamos. Para pode hacer esto, debemos ser pacificadores, por lo tanto, nosotros mismos debemos estar llenos de la paz de Dios. El profeta expresa en éxtasis, en Isaías 52:7: “Cuan hermosos son sobre los montes los pies de aquel que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, de l que trae las nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion ¡T ¡Tuu Dios reina!”.
6:16 “Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno”. 4. El es escu cudo do de la f e: Antiguamente, cada tropa portaba escudos, debido a que la mayoría de las armas ofensivas más comunes eran flechas, lanzas o dardos. El principal medio de defensa era el escudo. Los dardos de los ejércitos de Satanás son las palabras de duda lanzadas en contra de los santos. A menudo, como ya lo hemos he mos mencionado, el creyente cree que él mismo está pensando estos
pensamientos de maldad, pero la fe de Dios nos capacitará para que podamos animarnos en el Señor Señor.. Nosotros estamos protegidos en contra del enemigo en la medida que estamos cubiertos con la fe de Dios. Los escudos de piel eran ungidos con aceite para proteger al soldado de los dardos de fuego del enemigo. Nuestra fe debe ser ungida por el Espíritu Santo San to par paraa que que asípue pueda da serefe efecti ctiva va en co cont ntra ra de dell en enem emig igo. o.
6:17 “Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”. 5. El ye yelm lmoo de de la la sal salva vaci ción ón:: La batalla también tiene lugar en nuestra mente. Por lo tanto, necesitamos ponernos el yelmo de la salvación por medio del cual nuestra mente está protegida de todos los pensamientos tormentosos que el enemigo pueda poner en nuestro camino. La presión en contra de la mente de Cristo fue tan grande que Él sudó gotas de sangre en el Jardín del Getsemaní. Una de las cosas que más le gusta al enemigo es atormentar nuestra mente. Voltearnos al Señor en medio de estos ataques nos capacita para recibir Su paz, que es tan fuerte como las guarniciones de las huestes celestiales, y guarda tanto nuestro corazón y nuestra mente en la paz de Dios.
6. La es espa pada da de dell Esp Espír írit itu: u: La espada es nuestra única arma ofensiva. Debemos usarla. La Palabra de Dios es comparada con una espada de dos filos (He. (H e. 4:12) que
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La armadura de Dios 1. El cinto de la verdad. 2. La coraza de justicia. 3. El calzado del Evangelio de la paz. 4. El escudo de la fe. 5. El yelmo de la salvación. 6. La espada del Espíritu.
6:18 “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda persever pers everanci anciaa y súpl súplica ica por todos los santos”. santos ”. El poder de la oración es impresionante. La oración cambia las cosas. Por lo tanto, somos exhortados a orar sin cesar, esto quiere decir que nuestra nuest ra vida debe ser una vida de oración. A través de esto entendemos que verdaderamente estamos orando o estamos en comunicación con el Señor prácticamente cada momento del día. Aun cuando estamos realizando nuestras tareas cotidianas, podemos estar en una actitud de oración. Esto condiciona nuestras acciones, ya que estamos continuamente continua mente hablándole a Aquel que ama nuestra alma.
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¡Qué preciosa es la oración! Podemos conversar con el Señor en cualquier actividad que estemos realizando. Estar velando en oración por otros significa que estamos continuamente conscientes de sus necesidades espirituales. Si se encuentran encuentran en peligro, el Espíritu del Señor puede puede usarnos para interceder por ellos.
6:19 “Y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra pala bra para dar a cono conocer cer con denuedo denuedo el mist misterio erio del evangelio”. Uno de los aspectos de la oración que más nos humilla es que sin importar nuestro rango o ministerio, dependemos en gran parte de las oraciones de otros. Pablo le ruega a sus convertidos que oren por él para que pueda dar a conocer con denuedo el Evangelio en Roma. Rom a. En otras epístolas, él pide las oraciones de los santos para que le sean abiertas puertas (ver Col. 4:3). Haríamos bien en aprender del ejemplo del gran apóstol y pedir las oraciones aun del más pequeño de los nacidos de nuevo en el reino. 6:20 “Por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar”. El apóstol Pablo se llama a sí mismo embajador de Cristo. El sólo usa este título y rango en otra ocasión cuando describe su misión como representante del Señor Jesús en 2 Corintios 5:20: “Así que, somos embajadores em bajadores en nombre nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombree de Cristo: Reconciliaos con Dios”. Un embajador nombr es uno que habla de parte de su jefe de estado a la nación a la que es enviado. Entonces vemos la autoridad con la que Pablo dignifica su ministerio. Él habla como uno de los oráculos orácul os de Dios (1 ( 1 P. P. 4:11). Pero este gran gr an embajador del Señor dependía de las oraciones de otros.
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6:21-22 “Para que también vosotros sepáis mis asuntos, y lo que hago, todo os lo hará saber Tíquico, hermano amado y fiel ministro ministro en el Seño Señorr, el cual envié a voso vosotr tros os para esto mismo, para que sepáis lo tocante a nosotros, y que consuele vuestros corazones”. Uno de los aspectos más notables de la vida y ministerio de Pablo es el hecho que siempre estaba en comunicación con aquellos que él había ganado para Cristo. En este aspecto, Pablo era muy parecido al reverendo John Wesley esley,, quien publicaba frecuentemente frecuenteme nte su diario para que aquellos que había ganado para Cristo conocieran de las maravillas que Dios estaba haciendo por medio de él. Pablo, sin embargo, estaba enviando a su amado Tíquico a los efesios. Tíquico era de la provincia romana de Asia (hoy Turquía), acompañó a Pablo mientras estaba en Éfeso, le acompañó a Macedonia y estuvo con él en Grecia. Fue un conocido compañero del apóstol Pablo y fue también el portador de la carta a la iglesia de los colosenses col osenses (Col. 4:7). Aparentemente, él conocía conocí a muy bien a los efesios, porque fue enviado por Pablo a ellos desde Roma durante su último encarcelamiento (2 Ti. 4:12). A Tíquico le fue dada la comisión de explicar a la congregación de los efesios efesi os la situación de Pablo en Roma durante su primer encarcelamiento. Obviamente, él fue uno que sobresalió en el ministerio del consuelo y la consolación.©12
6:23–24 “Paz sea a los hermanos, y amor con fe, de Dios Padree y del Señor Jesucristo. La gracia sea con todos los Padr que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable.
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Amén”. Ahora, llegamos a la conclusión, que como al inicio de la epístola, escribiendo el típico saludo neotestamentario de paz y gracia.
El apóstol Pablo también habla del amor del Señor que viene por medio de la fe. Ciertamente es un saludo de despedida de un padre a sus hijos espirituales y amigos, en esta congregación que había avanzado mucho espiritualmente. Mi oración es que la paz de Dios sea sobre usted, querido lector. ¡Dios le bendiga!
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Epílogo La Epístola a los Efesios, que magnifica la gracia de Dios, puede resumirse en tres palabras: sentarse, caminar y permanecer . Nosotros estamos espiritualmente sentados con Cristo en los lugares celestiales. De este lugar de autoridad y gracia, podemos entonces caminar en amor y santidad delante de Dios. Y por esto podemos vestirnos de la armadura de Dios, con la cual podemos resistir todos los ataques del Maligno y habiendo permanecer.. hecho todo esto, permanecer Hemos presentado esta Epístola de tal manera que usted pueda llegar a ser uno de los soldados triunfantes de Cristo, Cri sto, no sólo permanecer, permanecer, sino llegar a ser victoriosos sobre el mundo, la carne y el diablo. Con esta oración por usted, amado lector, lector, fue escrito este libro.
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