FILOSOFÍA GRIEGA
SÓCRATES: EL MÉTODO MAYÉUTICO Sócrates nunca aceptó el relativismo ni el escepticismo de los sofistas. Éstos eran incapaces de reconocer su propia ignorancia; en cambio Sócrates parte de la afirmación de que “sólo sé que no sé nada”, es decir, que para saber es imprescindible reconocer la propia ignorancia. Para superar el relativismo sofista Sócrates pensó en la existencia de conceptos generales, universales, cuyo origen es la razón o logos. El concepto debe expresarse en una definición, que recoja la esencia de aquello que queremos conocer. Si, por ejemplo, logramos conocer la definición de virtud o de justicia, conoceremos lo que es la virtud y la justicia, de modo que obtendremos un concepto universal e inalterable independiente de las circunstancias particulares o relativas de personas, costumbres, hábitos de vida, etc. Según Sócrates es posible conocer las esencias o definiciones porque en el alma humana se encuentran los conceptos. Por tanto, la tarea del educador es ayudar al discípulo a descubrir la verdad que hay en su interior. La mayeútica es el método por el que Sócrates, mediante un diálogo de preguntas y respuestas, va sacando del interior del discípulo el verdadero concepto del tema que tratan. Ese concepto, no obstante, lo ignora el discípulo y es tarea de Sócrates descubrirlo ante los ojos del alumno como un contenido que tiene en su alma. El nombre “mayéutica” es griego y alude a la metáfora de “salir o dar a luz”. Proviene de un término que significa “experto en partos” o también “comadrona”. Con ello Sócrates se compara con una comadrona que da a luz conceptos que están dentro del discípulo. La labor socrática es ayudar a que el discípulo saque de dentro de sí un conocimiento del que no es consciente. La mayéutica tiene dos fases: 1. Ironía o fase destructiva. En un primer momento Sócrates quiere rechazar los prejuicios e ideas previas del discípulo mediante preguntas sucesivas que dejan al alumno sin respuestas. Una vez que consigue que acepte que no sabe aquello que cree saber, Sócrates le ayuda a reconstruir el conocimiento de lo que estudian a partir de nuevas bases. 2. Mayéutica o proceso constructivo. Continuando con las preguntas y respuestas Sócrates por fin va poco a poco ayudando a dar a luz una definición que descubre el mismo discípulo. Al final, el interlocutor descubre por sí mismo la definición correcta, el concepto universal, gracias a la orientación de Sócrates.
1
PLATÓN: LOS DOS MUNDOS (ONTOLOGÍA) La teoría de las Ideas es la respuesta que da Platón a dos asuntos que trataron los presocráticos y los sofistas. Los presocráticos abordaron cuáles son los principios de la realidad sin llegar a una conclusión clara. Por su parte los sofistas defendieron que el bien y el mal no se podían conocer con certeza, por lo cual todo es relativo y circunstancial. Con la teoría de las Ideas (o de las Formas) Platón sostiene que la realidad se divide en dos ámbitos o mundos: el ámbito sensible y el ámbito suprasensible o inteligible. A esta división de la realidad se la llama dualismo ontológico. 1. Mundo sensible. Todo el conjunto de realidades que conocemos por los sentidos: cosas materiales, diversas, cambiantes, plurales, que generan un conocimiento subjetivo o también llamado opinión. Es el ámbito de lo que cambia, de los fenómenos. Según Platón hay tres elementos que explican el origen del mundo sensible: a) El Demiurgo. Es una inteligencia ordenadora; no es un creador o Dios (en el sentido cristiano). Es distinto de las Ideas u tiene como finalidad ordenar la materia sensible. b) La materia. Es eterna e indeterminada; sobre ella opera el Demiurgo transformando su estado caótico en un estado ordenado. c) Las Ideas. Son los modelos o arquetipos en los que se fija el demiurgo para ordenar las Ideas. 2. Mundo suprasensible o inteligible. Además del mundo o ámbito sensible o material hay otras realidades inmateriales o espirituales, que por tanto no percibimos sensiblemente, y que Platón llama Ideas o Formas. Sólo se pueden conocer mediante la razón. Las Ideas hacen posible un conocimiento objetivo y universal sobre los fenómenos, puesto que las Ideas nos informan sobre lo que son las cosas. Las Ideas son, pues, las esencias de la realidad. Aunque son dos mundos separados, sin embargo, Platón establece una relación entre ambos. Por un lado, el mundo sensible participa del mundo de las Ideas. El hombre es hombre, por ejemplo, porque participa de la Idea (o esencia) de hombre y lo mismo con las cosas bellas, buenas o justas. En segundo lugar, el mundo material imita al mundo de las Ideas, es decir, las cosas que vemos son copias de las Formas puras, del mismo modo en que las sombras son copias imperfectas del original. Platón afirma que las Ideas no existen en las cosas, ni son conceptos de nuestra mente, sino que son realidades en sí mismas, inmateriales y accesibles al hombre sólo mediante la razón. Las Ideas son los principios de la realidad que buscaban los presocráticos y, con ellas, sí podemos conocer el bien y el mal, con lo cual se puede escapar del escepticismo y del relativismo de los sofistas. Así pues las Ideas son esencias separadas. Según Platón poseen las siguientes características: -Eternas: las Ideas no tienen ni origen ni final. Existen y existirán siempre. -Inmutables: no han cambiado ni cambiarán jamás.
2
-Únicas: hay una sola Idea por cada objeto sensible (por cada silla, por cada hombre, etc.). -Inteligibles: se captan por la razón, pero no por los sentidos. Se piensan, no se perciben. -Perfectas: no se le puede añadir nada mejorándolas, pues ya son la suma perfección. -Causas y modelos de todo lo sensible: la causa de todo lo conocido por el ser humano se halla siempre en las Ideas. En contraposición a estas características, la materia de la que forma parte el mundo sensible posee las notas opuestas. Platón establece una jerarquía entre las Ideas, pues no todas las Formas son igual de importantes. Las Ideas menos importantes son las de las cosas sensibles (las de mesa, silla, libro, etc.). Siguen las ideas matemáticas (idea de igualdad, de triangularidad, de número, de unidad, etc.). Más importantes que las matemáticas son las Ideas de Belleza, de Justicia, de Verdad, de Uno. Por último, la Idea más importante es la Idea del Bien. Cada Idea participa de las situadas en el plano superior, con lo cual la Idea del Bien, que está en la cúspide de esta jerarquía, está presente en todas las Ideas restantes.
3
PLATÓN: DOS TIPOS DE CONOCIMIENTO (EPISTEMOLOGÍA) Platón explica en el mito de la caverna y en la llamada alegoría de la línea los dos tipos o grados de conocimientos que existen. 1. Conocimiento sensible (doxa). Da origen a la opinión. Trata sobre los fenómenos o materia de nuestros sentidos, es decir, sobre lo concreto y cambiante. Hay dos tipos de conocimiento sensible: a) Conjetura. El más imperfecto de todos; es el conocimiento de la imagen o representación de una cosa sensible, no la cosa sensible. Por ejemplo, el conocimiento de una persona que tenemos viéndola en una foto o en un retrato. b) Creencia. Es el conocimiento directo de la cosa sensible. Es más perfecto que el anterior. Por ejemplo, cuando tenemos conocimiento sensible de la persona de la foto: hablamos con ella, la escuchamos, etc. La opinión que se deriva del conocimiento sensible es siempre, según Platón, un conocimiento contingente, subjetivo y particular. De él es imposible hacer ciencia. Por eso, Platón afirma que es un conocimiento muy inferior del conocimiento intelectual. 2. Conocimiento intelectual (nous). Es el conocimiento más importante. A diferencia del anterior, es un saber necesario, objetivo y universal. Es el conocimiento propio de las ciencias y de la filosofía basado en las Ideas. También hay dos tipos de conocimiento intelectual. a) Pensamiento discursivo. Es el conocimiento de las Ideas relacionadas con las matemáticas. El alma se sirve de las Ideas (las de número, círculo, triángulo, etc.) y formula hipótesis, pero todavía las imágenes de los objetos sensibles. Por ejemplo, cuando dibujo un círculo (objeto sensible), puedo extraer propiedades matemáticas del círculo. Esas propiedades serán necesarias, puesto que pertenecen a una ciencia y no son opinables, aunque parten de fenómenos sensibles. b) Dialéctica. Conocimiento intelectual más elevado. Se identifica con la filosofía. El alma humana no recurre a los sensible, sino que contempla las ideas o esencias puras, en especial la idea del Bien. Es la parte final de toda educación. Sin embargo, se plantea un problema grave: ¿cómo puede el alma humana conocer las Ideas sin intervención de los sentidos? Por ejemplo: ¿Cómo podemos saber qué es la Idea de Bondad si lo único que percibimos son cosas buenas (mundo sensible) y no la Idea misma de Bondad? Para responder a esta objeción Platón recurre a la teoría de la reminiscencia o del recuerdo. Según esta teoría platónica, conocer es despertar en alma un conocimiento que ya poseía antes de unirse al cuerpo cuando gozaba de un conocimiento directo e inmediato de las Ideas. Al encarnarse, el alma olvida ese conocimiento, sin que quede anulado o suprimido.
4
PLATÓN: ALMA Y CUERPO (ANTROPOLOGÍA) Para Platón el hombre es un compuesto de cuerpo y alma, es decir, cree en un dualismo antropológico. Sin embargo esta unión cuerpo-alma es accidental y temporal. El alma es la parte más importante del hombre porque, como las Ideas, tiene naturaleza espiritual; en cambio, el cuerpo, al ser material, es un elemento inferior e imperfecto que supone como una “cárcel” para el alma que se siente aprisionada en él. Platón distingue en el alma tres partes: 1. Parte racional. Es la parte que, mediante la razón, logra dar equilibrio o armonía a los impulsos contrapuestos de las otras dos partes del alma. 2. Parte irascible. Son los impulsos nobles, de fuerza y energía que existen en el alma humana. 3. Parte concupiscible. Son los impulsos que buscan el placer sensible, que pueden arrastrar al alma y a los hombres hacia el mundo material o sensible. Los tipos de hombre se explican entonces por la primacía de alguna de esas tres partes del alma. Para Platón, claro está, el hombre virtuoso es aquel cuya parte racional domina sobre la irascible y la concupiscible. Al igual que los pitagóricos, Platón pensó que el alma es inmortal; afirmó que sólo podemos conocer las Ideas si el alma humana ha tenido un contacto previo con ellas: un contacto inmediato y directo. Esto implica afirmar que el alma es como las Ideas, es decir, espíritu. La naturaleza espiritual del alma conlleva afirmar su destino inmortal al lado de las Ideas puras. Sin embargo, Platón afirma con los pitagóricos que para que el alma pueda vivir con las Ideas es necesario un proceso de purificación que le permita ir independizándose del mundo sensible. Para ello el alma deberá ir reencarnándose sucesivamente hasta llegar a vivir una vida cada vez más virtuosa y perfecta. Sólo así se evitarán los impulsos sensibles del alma (parte concupiscible) y dominará la racional. Un ejemplo de ese tipo de vida perfecta, según Platón, fue la de Sócrates.
5
PLATÓN: VIRTUDES Y FELICIDAD (ÉTICA) La ética platónica se fundamenta en su teoría de las Ideas, la antropología y en la epistemología. Platón está convencido de que el hombre no puede ser virtuoso (es decir, obrar bien) sin un conocimiento del bien en sí. Por lo demás Platón sostiene el llamado intelectualismo moral, es decir, que todos los hombres desean por naturaleza vivir virtuosamente y ser feliz. Según eso nadie obra mal de modo voluntario, sino por mera ignorancia. El modo de evitar el mal en el ser humano es a través de la educación, que nos preserva de la ignorancia. Para Platón el bien y la felicidad no se pueden alcanzar más que conociendo las Ideas, especialmente la Idea del Bien. Ahora bien, el único modo de conocer las Ideas es mediante el cultivo de la sabiduría y de la virtud. La primera tarea del filósofo es definir la virtud. En el diálogo platónico Menón se indican algunas características de la virtud: 1. La virtud es un saber o conocimiento del bien. Cuanto mejor sepamos qué es el bien, más virtuosos seremos. Ser virtuoso significará ser capaz de distinguir los bienes verdaderos de los fugaces. 2. La virtud es una purificación. El alma debe liberarse del cuerpo y retornar al mundo de las Ideas después de la muerte. El hombre virtuoso se desliga del cuerpo ya en la vida mortal al no dejarse arrastrar por los deseos y placeres sensibles. 3. La virtud es el dominio de la razón sobre las demás partes del alma y sobre el cuerpo. Según eso podría definirse. La virtud y la felicidad como la justicia y armonía entre las partes del alma y del cuerpo que sólo se produce mediante el dominio de la razón. Una idea importante sobre las virtudes es que éstas no se pueden enseñar. Según Platón una vida virtuosa ha de brotar del alma, en concreto recordando o despertando en el alma aquellos conocimientos que hay en ella adquiridos con el contacto directo de las Ideas y olvidados al encarnarse (teoría del recuerdo). Ésa es la tarea del educador. Hay cuatro grandes tipos de virtudes: a) Sabiduría o prudencia. Radica en la parte racional del alma proporcionando a las otras dos partes e3l conocimiento de lo que es conveniente para ellas. Su misión es orientar al alma y a los otros hombres según el conocimiento intelectual y no la opinión. Valentía o fortaleza. Radica en la parte irascible del alma y regula los b) impulsos y las pasiones nobles. Las pasiones se someten a la razón para saber qué es lo que se debe hacer y qué no. c) Moderación o templanza. La virtud propia de la parte concupiscible del alma. Modera los deseos sensibles de modo equilibrado para que el alma no se deje llevar por ellos. Justicia. Consiste en hacer lo que corresponde a cada uno de modo adecuado. En el individuo esta virtud le permite que cada parte del alma realice la función adecuada a su fin, subordinándose las partes inferiores a las superiores.
6
PLATÓN: LA CIUDAD JUSTA (POLÍTICA) Según Platón la vida en sociedad surge por las ventajas materiales que aporta a los individuos concretos mediante la división del trabajo y le logro de la convivencia pacífica. Sin embargo, Platón no aceptó un sistema político concreto, sino que planteó la descripción ideal, perfecta de una organización social o política, es decir, una utopía. En su obra República Platón afirma que la polis ideal debe estar compuesta por tres clases sociales, de manera semejante a como el alma está compuesta por tres partes distintas. La primera clase social, la más importante y más reducida, es la de los filósofos. Se dedican al gobierno de la polis. Se llega a ser filósofo después de un prolongado tiempo de educación, que consiste en el cultivo de las ciencias y en adquirir la virtud de la sabiduría o prudencia, propia de la parte racional del alma. Los filósofos estarán en condiciones de conocer el Bien en sí, la Justicia en sí y así todas las Ideas. De esa manera los filósofos son los mejores gobernantes posibles, puesto que conocen las esencias puras que les permiten regir la vida política de la sociedad según el bien común, olvidándose de sus intereses personales como individuos. La segunda clase social es la de los guardianes, mucho más numerosa que la anterior. Su función es la de conservar la paz social interna y exterior. La virtud que practican los guardianes o militares es la valentía o fortaleza, propia del alma irascible. Los filósofos, antes de serlo, forman parte de esta segunda clase social. La última clase social, la inferior de todas, es la de los productores o artesanos. Es la más numerosa, compuesta por trabajadores manuales y comerciantes. Trabajan para toda la sociedad, no sólo para sí mismos. Su virtud propia es la moderación o templanza, que regula los deseos del alma concupiscible, ya que han de usar los bienes que producen con medida porque deben pensar en la comunidad en su conjunto. Todo ciudadano en esta sociedad ideal debe pertenecer a alguna de esas clases sociales. Quienes estén dotados mejor de los guardianes en su parte racional deberán ser filósofos-gobernantes; quienes tengan una parte irascible predominante, tendrán que dedicarse al ser vicio de las armas, etc. La justicia aplicada a la sociedad consistirá en el hecho de que cada ciudadano esté en el puesto que le corresponde haciendo lo que debe en cada momento según su clases social, en esto consiste una sociedad justa. Para Platón la educación es fundamental en una sociedad justa. Mediante la educación podemos seleccionar adecuadamente quiénes son los mejores gobernantes posibles, así como a los guardianes. La educación supone varias etapas. La primera incluye el estudio de música, gimnasia, aritmética y geometría, hasta los treinta años. Los pocos que superen esta etapa estudiarán durante cinco años la dialéctica. A continuación servirán en la administración del Estado durante quince años. A los cincuenta años, los que superen esa segunda etapa, se convertirán en filósofos y gobernantes de la polis,
7
Los gobernantes-filósofos y los guardianes no deberán tener familia ni poseer bienes materiales, para evitar el deseo de obtener ventajas para sus allegados o para sí mismos. Sus hijos, tanto de los guardianes como de los filósofos, los deberá cuidar comunitariamente la polis, nunca mediante la familia. Según todo lo anterior tendríamos el siguiente esquema que pone en relación las clases sociales con las virtudes y las partes del alma. LA ORGANIZACIÓN IDEAL DE LA SOCIEDAD Clases sociales
Funciones
Partes del alma
Virtudes
Filósofos
Gobernar la polis
Racional
Sabiduría o prudencia
Guardianes
Defender la polis
Irascible
Valentía
Productores
Abastecer la polis
Concupiscible
Moderación o templanza
Todas
Cumplir con su deber
Sus tres partes en armonía
Justicia
8
ARISTÓTELES: NATURALEZA, HILEMORFISMO Y TELEOLOGÍA (FÍSICA) A diferencia de Platón, Aristóteles centró su atención en los seres materiales, individuales y cambiantes, es decir, los que comúnmente se llama fenómenos. Todos los filósofos anteriores enfrentaron el ser (siempre estable e inmutable) con el devenir (lo cambiante, material). Aristóteles piensa cuál es la relación entre ambos sin que se niegue la existencia de ninguno de ellos. En primer lugar, Aristóteles intenta dar solución al problema del movimiento: 1. Frente a Heráclito, en todo cambio hay un sustrato o sujeto que permanece y que gana o pierde algo. Lo que cambia, pues, es siempre un sujeto. Además, ese sujeto adquiere una perfección, que es lo logrado con el cambio. A esa perfección lo llama acto. Por ejemplo, cuando el alumno (sujeto) termina 2º de Bachillerato logra algo: un título, que es una perfección (es decir, algo que no tenía). A esa perfección Aristóteles le llama acto. 2. Para adquirir un acto o perfección el sujeto tiene que poder adquirirlo; es lo que llama Aristóteles estar en potencia. Siguiendo nuestro ejemplo, el alumno de 2º de bachillerato está en potencia de lograr un título mientras está haciendo el curso de bachillerato. Esto quiere decir que el alumno puede conseguir el título, pero no es seguro. En consecuencia, la potencia no es una realidad acabada, como el acto, sino que a la vez es carencia y capacidad de llegar a ser (el que un alumno de bachillerato tenga sólo potencialmente el título significa que carece de él, pero que puede conseguirlo). Según todo lo anterior, Aristóteles definirá el movimiento como el paso de la potencia al acto. A partir de esa explicación del movimiento Aristóteles presenta el hilemorfismo. Llama al sujeto que permanece en el cambio de los seres materiales materia (hylé, en griego). A lo que cambia lo llamó forma (morfé). Materia y forma no existen separadamente en la naturaleza, sino que son dos principios que coexisten en el ser material. La estructura hilemórfica de la naturaleza permite a Aristóteles distinguir dos tipos de movimiento. El primero de ellos es el movimiento accidental. Aquellos movimientos que experimenta un sujeto material respecto de algunas características que no transforma su naturaleza. Aquello que cambia serían las propiedades sensibles de la materia o accidentes. El tener un título sería un movimiento accidental, pues el alumno no deja de ser quien es con o sin título de Bachillerato. Al sujeto de este movimiento lo llama Aristóteles sustancia o materia segunda. El segundo movimiento es el sustancial. Se produce cuando unas sustancias se transforman en otras distintas. Por ejemplo, cuando un niño se convierte en adolescente o éste en un adulto. Hay en esos cambios un movimiento que transforma profundamente a la persona, la hace otra. Para Aristóteles hay una materia prima que es aquello que permanece en un cambio de este tipo, mientras que llama forma sustancial a lo que varía en un movimiento sustancial. En nuestro ejemplo, la materia prima sería el ser 9
personal del individuo (que sigue siendo el mismo) y lo que varía es el conjunto amplio de disposiciones afectivas, volitivas e intelectuales involucradas en aquellos cambios biográficos. Todo lo anterior permite a Aristóteles abordar el llamado principio de causalidad, es decir, por qué se producen las cosas y sus cambios. El principio de causalidad afirma que todo lo que llega a ser es por una causa o, con otras palabras, todo lo que se mueve ha de ser movido o producido por otro ser. Aristóteles distinguió cuatro causas: a) causa material: la materia a partir de la que está hecha una cosa. b) Causa formal: forma que otorga a la cosa un determinado modo de ser. c) Causa eficiente: el ser que produce el movimiento. d) Causa final: término o fin al que tiende el movimiento. Para Aristóteles es la causa más importante, puesto en la naturaleza nada se hace sin una finalidad. Todo está determinado por fines o metas. Es lo que se llama teleologismo. Pensemos en nuestro ejemplo. La causa material sería el alumno; la causa formal el hecho de poseer un título; la causa eficiente, el conjunto de actos o hechos que realizo para lograr el título (estudiar, sacar apuntes, presentarme a los exámenes, etc.); la causa final, es la meta o fin que me he propuesto: tener el título.
10
ARISTÓTELES: DE LOS SENTIDOS AL ENTENDIMIENTO (EPISTEMOLOGÍA) Como Platón, Aristóteles distingue dos conocimientos: el sensible y el intelectual. 1. Conocimiento sensible. Es común al hombre y a los animales; mediante este conocimiento se perciben formas sensibles que se corresponden con cualidades de las cosas. Para Aristóteles hay dos tipos de sentidos: a) sentidos externos: son la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. Captan las cualidades simples que hay en los fenómenos como el color, el sabor, etc. b) sentidos internos: consiste en el sentido común, cuya función es unificar los cinco sentidos externos con la intención de obtener la unidad del objeto y la imaginación, que permite conservarlo y reproducirlo cuando no está presente. Además los sentidos internos captan las cualidades complejas que se dan en las cosas, como un movimiento de lugar o la figura de un cuerpo. 2 Conocimiento intelectual. Es el conocimiento propio del ser humano. Por él se obtienen las formas inteligibles. Sin embargo, el intelecto necesita partir de los datos sensibles, ya que sin ellos es como un papel en blanco. A diferencia de Platón, el alma no posee ningún conocimiento concreto que deba recordar previo a cualquier experiencia sensible. La imaginación capta las formas inteligibles (o conceptos) que existen en las cosas concretas. Sin embargo, en las imágenes están presentes sólo en potencia. Pues bien, se llama intelecto agente a un principio intelectual que permite actualice esa potencia, de manera que de la imagen sensible pueda surgir un concepto universal. Por ejemplo, por el entendimiento agente el hombre puede llegar al concepto de caballo partiendo de la imagen sensible de un caballo concreto. Este proceso de extraer de una imagen sensible su forma inteligible o concepto se llama abstracción. Pero el conocimiento intelectual no sólo obtiene conceptos por abstracción partiendo de los datos sensibles. Además tiene que relacionar esas formas inteligibles mediante juicios y razonamientos, haciendo posible el conocimiento ordenado y sistemático propio de las ciencias. Pues bien, Aristóteles llama intelecto paciente a esa parte del entendimiento que tiene esa función de unir y relacionar lógicamente los diferentes juicios y conceptos.
11
ARISTÓTELES: ALMA Y CUERPO (ANTROPOLOGÍA, PSICOLOGÍA) Para Aristóteles toda sustancia es un compuesto de materia y forma. También es así en el caso de los seres vivos, incluidos los hombres. Aristóteles llama alma a la forma de un ser vivo (sustancia) que tiene un principio vital, es decir, que “anima” al ser vivo. En consecuencia, todo ser vivo posee un alma, un principio inmaterial de vida. Sin embargo, hay distintos tipos de alma, como hay distintos tipos de vida. a) Alma vegetativa. Es la propia de los vegetales. Determina la nutrición, crecimiento y reproducción. b) Alma sensitiva. Propia de los animales. Además de cumplir las funciones del alma vegetativa, hace posible la capacidad de moverse de lugar propia de los animales. c) Alma racional. Es la de los hombres. Asume las funciones de las almas vegetativa y sensitiva. Permite el conocimiento racional y la existencia de la voluntad libre. Para Aristóteles el hombre, como animal que es, es el resultado de la unión de alma y cuerpo. Pero, a diferencia de Platón, esa unión no es violenta o accidental, sino necesaria. El ser humano concreto es la unión de un cierto cuerpo (materia) con su principio vital correspondiente (alma). Se entenderá así que Aristóteles afirma la mortalidad del alma: cuando muere el cuerpo, muere el alma. Por tanto, el alma humana tendría tres partes: las funciones propias de nutrición, crecimiento y reproducción, la del movimiento y la de razonar y querer. Un nivel puramente sensitivo, que recogerían las funciones biológicas de las almas vegetativa y sensitiva, y otra intelectual. En este último nivel intelectual, por el que conocemos racionalmente, se incluye también la voluntad, una facultad apetitiva. Es la facultad de apetecer lo conocido por el entendimiento: la voluntad, dice Aristóteles, se mueve iluminada por el entendimiento a la búsqueda de bienes que trascienden lo sensible.
12
ARISTÓTELES: EL HOMBRE COMO ANIMAL POLÍTICO (POLÍTICA)
Para Aristóteles el ser humano es un ser sociable (o político) por naturaleza, es decir, los seres humanos tienen un impulso natural a unirse entre sí para formar sociedades. Por eso, la sociedad es un bien en sí mismo, porque responde a una exigencia inmanente y necesaria de todo hombre. El individuo, que busca siempre la felicidad, no la puede encontrar solo o aisladamente, sino que la tiene que lograr en la polis. De este modo ética y política están íntimamente unidas en la obra de Aristóteles. El que el hombre es un ser social por naturaleza se manifiesta en dos hechos: 1. Sólo el hombre posee logos (razón o palabra). Los animales, en cambio, poseen voz, que les permite únicamente manifestar dolor o placer. Sólo el hombre es capaz de expresarse y conocer qué es lo bueno o lo malo, lo justo y lo injusto, lo correcto y lo incorrecto. La razón humana es por naturaleza social, esto es, sólo expresa en sociedad. 2. Sólo la polis es autosuficiente. El individuo aislado no puede bastarse a sí mismo; necesita de los demás para satisfacer todo tipo de necesidades materiales o espirituales. Es en la sociedad donde cada uno encuentra lo que necesita para vivir bien. Aristóteles parte del principio según el cual la polis debe favorecer el bien de los ciudadanos individuales; en consecuencia, debe buscar el bien común partiendo del respeto del bien individual. Esto supone poner los medios para que los ciudadanos no sólo convivan, sino que alcancen una vida buena. El papel de las leyes es muy importante. La función de las leyes debe ser la de garantizar el bien común, pero manteniendo las costumbres tradicionales. Las leyes proceden de una tradición basada en costumbres sociales; por eso el cambio frecuente de las leyes, afirma Aristóteles, debilita a la sociedad. Por tanto, la función de las leyes es sobre todo impedir la trasgresión de las costumbres y no imponer nuevos preceptos que no se basen en las costumbres. El buen político es el que busca la justicia en la polis. Aristóteles distingue dos tipos de justicia: a) Justicia distributiva. En las relaciones entre el Estado y los ciudadanos particulares, se refiere a la distribución proporcional de bienes (riquezas y honores) y de cargas y obligaciones de los individuos, según la responsabilidad de cada cual en la sociedad. Este tipo de justicia la aplica los magistrados y los legisladores. b) Justicia conmutativa. Es la que se encarga de corregir o reordenar las relaciones entre los ciudadanos particulares. Se aplica al ámbito del comercio, las relaciones laborales, a situaciones de litigio o de conflicto (robos, asesinatos, agresiones de cualquier tipo). Aristóteles distinguió tres tipos de comunidades humanas: 1. La familia. Es el grupo humano fundamental, al que todo ser humano pertenece desde su nacimiento. Su finalidad es satisfacer las necesidades cotidianas del individuo.
13
2. La aldea. Es una comunidad formada por varias familias. Su finalidad es satisfacer aquellas necesidades que pueden ser cumplidas en la familia 3. La polis o ciudad-estado. Es una agrupación de aldeas organizadas bajo un mismo gobierno. La familia y la aldea anteceden cronológicamente a la polis, pero ésta es la comunidad más perfecta o, con palabras de Aristóteles, es “autosuficiente”. La polis constituye la culminación natural del agrupamiento de los hombres. La polis es el fin natural de la naturaleza comunitaria de los hombres. No es una simple alianza militar, ni económica, ni un mero territorio donde vivir. Además de eso es el ámbito donde los seres humanos se realizan plenamente como tales y alcanzar así la felicidad. Sin embargo, para Aristóteles no todos los seres humanos son aptos para alcanzar la plenitud, sino sólo los ciudadanos (es decir: los varones libres, nacidos en la misma polis). La polis es la comunidad de varones libres o ciudadanos.
14
LA FELICIDAD Y LA VIRTUD (ÉTICA)
Al igual que Platón, Aristóteles pretende encontrar una moral que busque la vida buena, es decir, la felicidad. Sin embargo, rechazó el recurso platónico a un mundo de las Ideas o esencias puras. Por tanto, su moral es muy distinta en su desarrollo que la de su maestro. Podemos diferenciar dos grandes conceptos en la ética aristotélica: 1. El bien. El bien depende de la manera de la naturaleza de cada tipo de ser: al existir una pluralidad de seres, habrá una pluralidad de bienes. Por tanto, el bien se identifica con la perfección de cada tipo de ente, es decir, es su causa final. El bien supremo o fin último del hombre será la finalidad principal para la que se ordena la vida humana, que la razón. La vida humana se caracteriza por el cultivo de la razón: sólo así el hombre podrá ser feliz. Aquellos otros que deseen otros bienes humanos que no sean tan importantes como el bien que logramos mediante la razón, como por ejemplo, el bien del dinero, del poder, de la comodidad, de los placeres sensuales, etc., esos hombres no serán felices. 2 La virtud. La virtud perfecciona al hombre, le ayuda a alcanzar el bien. Define Aristóteles la virtud como un hábito adquirido, operativo y voluntario. Es un hábito adquirido porque se obtiene por la constante repetición de los actos, no es una cualidad con la que el hombre nazca. Es un hábito operativo porque hace posible el conjunto de actos para alcanzar el bien buscado. Por último, es un hábito voluntario porque conlleva deliberación y elección por parte del individuo, esto es, la voluntad de alcanzar la virtud. Por ejemplo, la virtud de la moderación o templanza. Es un hábito adquirido porque no es espontáneo, es resultado del esfuerzo del individuo por no dejarse llevar por sus impulsos primarios. Es operativo, pues gracias a la adquisición de la moderación nos comportamos de un modo distinto que si no fuéramos moderados. Es voluntario, dado que constantemente nos obliga a elegir entre diversos modos de actuar, decidimos qué es lo mejor y nuestra voluntad está comprometida con una vida moderada. Para Aristóteles existen las llamadas virtudes éticas y las virtudes dianoéticas o intelectuales. Las virtudes éticas o morales se refieren a la acción y se definen como el término medio entre dos extremos, que son el exceso y el defecto. Por ejemplo son vicios (lo contrario de la virtud) tanto el comer excesivamente (gula), como el comer muy poco. La virtud en este caso sería el hábito de comer lo que se necesita en cada momento. Por otro lado, el término se entiende en relación con el individuo concreto y el contexto vital en el que está: no es un término matemático. Varía, pues, según las personas y sus situaciones. Ejemplos de virtudes éticas son la fortaleza, la templanza o moderación, la justicia, la magnanimidad y la amistad. Las virtudes dianoéticas perfeccionan el entendimiento humano. Hay dos tipos de virtudes dianoéticas. En primer lugar, aquella que perfecciona el entendimiento práctico. Aristóteles se refiere al arte, permite producir adecuadamente y la prudencia, que ayuda a realizar bien las acciones humanas.
15
El segundo tipo de virtudes dianoéticas son las perfecciona el entendimiento teórico: la ciencia, el entendimiento y la sabiduría. La ciencia nos ayuda a razonar bien y conocer las verdades universales; el entendimiento ayuda a conocer lo que es evidente y la sabiduría es la perfecciona completa del conocimiento humano que nos permite ascender hasta el conocimiento de lo divino. La virtud de la sabiduría es la más importante de todas, según Aristóteles.
16