LOS ORISHAS EN CUBA Natalia Bolívar Aróstegui Aróstegui
Bendigo a dos, no a uno. Esto fue profetizado al lirio de mar Que se alarga hasta el fango, origen de la creación. ¡El momento de la creación ha llegado! Orden de Ifá
UNA VENTANA VENTANA AL MUNDO AFROCUBANO AFROCUBA NO En cua no es raro escuchar "ue los #hi$os% de determinado orisha &sus fieles' tienen en sus personalidades personalidades características características predeterminada predeterminadas, s, como un fatum del "ue no pueden ni "uieren escapar. (ami)n aceptan "ue por seguir los dictados de #su padre% no deen comer algu algunos nos alim alimen ento tos, s, o usar usar*n *n ropa ropass + prenda prendass pecul peculia iare res, s, "ue los los ident identif ifi" i"ue ue o "u "ue, e, llev*ndolas, constitu+an un permanente saludo a su deidad protectora. Ese capricho, tan similar o parecido a las características "ue segn las afirmaciones del horóscopo los astros otorgan a los nacidos en su regencia, es una de las m*s eficaces tentaciones para asomarnos al complicado mundo de las creencias afrocuanas + tratar de conocerlas. Así apreciaremos m*s a "uienes las practican. Es lo "ue deseamos mostrar con Los orishas en Cuba, de Natalia Bolívar Aróstegui. -o atractivo de su lectura radica en "ue las eplicaciones + con$eturas de ese enmara/ado universo mítico nos vienen dadas entre le+endas + f*ulas de una comple$idad o de una simpleza siempre seductora. 0on los #caminos% &avatares' de los orishas etendiendo su impronta a las generaciones sucesivas, en una síntesis digna de encomio. 1e no interesar estos asuntos por el insosla+ale im*n sociológico, valdría la pena asomarse para conocer el caudal imaginativo "ue epresan. Allí, dioses, homres, animales, astros, elementos de la fauna + la flora, mares, ríos, monta/as + espe$ismos de la mente, comulgan en poesía para estructurar una cosmovisión de las m*s comple$as "ue se pueda conocer. 2racias a esos relatos llegamos al encantador mundo de 3f*, sistema adivinatorio al "ue sus fieles atriu+en el origen de toda vida, muerte o suceso intermedio. Es la poesía viviente + actuante en mitos + dilatada en la inmediatez por sus seguidores, uno de los aportes culturales culturales del africano africano a la g)nesis de la nación cuana, cuana, cuando todo menos el paisa$e paisa$e era etran$ero, luego de eterminada la polación autóctona. Esos esclavos "ue ensangrentados en las odegas de los arcos negreros 4miles de arcos en la m*s siniestra aventura "ue, por parado$as de la historia, se trocó en hallazgo5 el milagro de una raza otra4, se derramaron en las sedientas tierras de Am)rica, desnudos, desasidos de todo ien material + epuestos a la inclemencia del l*tigo, pero tra$eron consigo a sus dioses, nica esperanza para urlar la fatalidad. 0u etraordinaria saiduría secular pudo sorevivir al desprecio +, +, amalgamada a la del europeo, armó el estallante corolario de nuestra idiosincrasia colectiva. 6ese a no pocos esfuerzos en su contra, mantuvo su lugar + se hace valer por derecho propio. -a 0antería, o 7egía de 8cha, ha merecido incontales estudios + acercamientos desde disciplinas mu+ variadas, pero todavía ofrece espacios intocados, pues sus misterios se develan con lentitud + no siempre llegaron a la letra impresa o a los curules sancionadores. 6or demasi demasiado ado tiempo tiempo la pr*cti pr*ctica ca oficio oficiosa sa + la discri discrimin minaci ación ón racial racial contriu contriu+e +eron ron a considerar de menor cuantía lo "ue, sin emargo, constituía uno de los fundamentos populares de la cultura cuana. El mundo m*gico de la santería, los orishas del panteón +orua trasladados a tierras de Am)rica, sus patta9ies &le+endas', inclu+en una saiduría nada desde/ale, con su refranero, su lírica, su )pica + una aleccionadora vinculación al herario insular o el importado, por si fuera poco el mosaico rítmico + melódico de sus epresiones cantadas o conceidas para ailarle a los santos, ganar su atención, su gracia o su perdón.
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El monte cuano, las piedras, los caracoles, los misterios del oc)ano o de los ríos, las monta/as, las estaciones, todo halló eplicación, utilización + magnificación en la síntesis transculturadora del africano + del europeo en la 3sla. El tiempo limó contradicciones, maridó las pieles + las sangres e hizo "ue a los templos de origen +orua acudieran por igual lancos, negros + mulatos, la ara$a )tnica de la criollez. -a 7egla de 8cha, nacida de la sincretización +orua;católica, reciía la confirmación de su legitimidad. Eso se epresa, con la grandeza de una desmandada poesía, en el cuerpo de conocimientos de 3f* + del 1iloggn, los sistemas adivinatorios "ue, segn sus cre+entes, a+udan a conocer el presente, el pasado + el futuro, a avizorar e impedir desgracias, confirmar intuiciones, guiarse en la vida material + espiritual. 0i se mira como corpus cultural, se aprecian su ri"ueza + su intrincada saiduría. 0i nos acercamos al terreno donde esos preceptos hallan pr*ctica, vemos "ue la relación de los cre+entes de la santería con sus sacerdotes & babalawos' gana una familiaridad "ue no cuestiona deslumrantes hechos po)ticos + con"uistas del pensamiento. 0ólo el desprecio oficial pudo desconocer tan seductora aventura de la imaginación. -a vinculación del santoral católico con los orishas, estalecida por la historia &primero por oligados h*itos de encurimiento + sorevivencia, luego como recurrencia asumida + t*cita complicidad, siempre como posiilidad de salvaguardar el acervo del dominado en el tir*nico espacio de la cultura dominante', generó un mestiza$e cultural valiosísimo. Es el "ue contriu+e a develar este liro, particularmente escrito para el neófito, pero tami)n para el desconocedor "ue $unto a la saiduría popular desea disfrutarse ealtada imaginación humanística. los vemos con sus vestidos + colores, reciiendo las ofrendas de sus acólitos, rigiendo la ondad de sus +eras + #palos% del monte "ue #les pertenecen%, de$*ndonos atisar en sus cazuelas + soperas, donde atesoran las piedras de su fundamento, su representación venerada a ritmo de tamores. 6ara comprender todo eso deemos sosla+ar la imagen hier*tica de santos incontaminados, la de los dioses de otros panteones religiosos, pues estos negros llegados de ?frica muestran con desenfado sus caprichos, se e"uivocan, ri/en, een + comen, eigen, se alegran o encolerizan, son faliles a un tiempo "ue en)ficos + magn*nimos. .Así se eplica la estrecha relación "ue sus cre+entes estalecen con ellos, en un di*logo a trav)s de caracoles, piedras + toda una saiduría capaz de retar las m*s avisadas inteligencias. El traslado de esas creencias al Nuevo @undo generó variantes en algunas regiones + países, segn las condiciones históricas, la permisiilidad o represión de las diferentes
metrópolis + hasta de la puesta en pr*ctica, in situ, de medidas "ue en el oc)ano desdiu$aan su rigor + resultaan deilidades por una lenidad religiosa no prevista + segn el grado de mestiza$e racial de los practicantes, o su dinamismo. El sincretismo solo no alcanza a eplicar la fuerza + contumacia de esas pr*cticas religiosas, sus modalidades, su capacidad de sorevivencia frente a la hostilidad, su acendrada raigamre en sectores + capas polacionales epansivas, "ue contaminaron a "uienes se consideraan incontaminales, hasta amalgamar en un solo cuerpo lo "ue provenía de fuentes primigenias opuestas. En ua, donde +a no se practican las acciones represivas + discriminatorias del pasado, los cre+entes de la santería e$ercen sus ritos + ealtan a sus deidades sin hallar en ello un motivo de confrontación o disentimiento con las ideas motrices de la sociedad socialista. Ahora no se impone, desde una mentalidad aristocratizante + desentendida del entorno, el desprecio a lo "ue constitu+e todo un comple$o emplazamiento cultural + una estructura intelectual digna de reconocimiento + estudio. @uchos de los "ue practican esa fe pertenecen a los estratos sociales m*s pores + esforzados de la sociedad, "ue son los principales eneficiarios de la 7evolución.
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PREFACIO Y RECONOCIMIENTOS Hacer este libro no fue tarea fácil, pero me sentía un tanto obligada. Desde hacia tiempo amigos teatristas, coreógrafos, cineastas, escritores , en general, traba!adores de la cultura, me "enían pidiendo información sobre distintos aspecto de la #antería del $alo %onte. &enía mucho material recopilado, incluendo documentos familiares del siglo 'I' , finalmente, me decidí a organi(ar algo )ue fuera como un "adem*cum sobre el panteón de la +egla de Ocha. %i inter*s por el tema "enía de mu atrás. ui(ás hubiera )ue comen(ar con Isabel Cantero, )ue murió en -/-, a los ciento cuatro a0os de edad. 1ra una negra conga )ue le regalaron a mi familia en &rinidad, a fines del siglo pasado. Le gustaba mucho cantar, fue mi nana me inició en el conocimiento de nuestros antecedentes africanos. La recuerdo siempre. #iendo una muchacha, entre -22 -23, comenc* a traba!ar como guía t*cnica en las salas de etnografía afrocubana del %useo 4acional, en el $alacio de 5ellas 6rtes. +ecuerdo )ue entonces comenc* a "isitar la cada de Don 7ernando Orti(, el %aestro. 4unca ol"idar* su bondad, su sencille(, su gentile(a conmigo. %e apasionaba la etnografía afrocubana, aun)ue tambi*n tenía otras pasiones. Cuando caí presa en -23 8entre esas otras pasiones estaba la lucha re"olucionaria9, la dirección del %useo me e:pulsó, !unto con el resto de las inocentes guías t*cnicas. Cuando caó 5atista me di el gusto de tomar re"olucionariamente el $alacio de 5ellas 6rtes. De alg;n modo esto determinó )ue me )uedara al frente de la institución. 1n el %useo 4acional traba!* mucho, fund* el %useo 4apoleónico establecí las bases de "arios otros, pero me des"incul* de la etnografía. raciela &abío, mis !ó"enes amigas de hace tantos a0os. He apro"echado el traba!o de muchos estudiosos, como se obser"ará en la bibliografía, pero )uisiera referirme a &eodoro Día( 7a"elo, infatigable analista de nuestras raíces. He utili(ado algunos de sus documentos, toda"ía infortunadamente in*ditos. 6lg;n día se reconocerá toda su medida. 6na 5arrios, del 7rente $atriótico %anuel +odrígue(, Carla
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del +ió, han cargado con todo el agobiante traba!o mecanográfico. #in su auda no le hubiera podido ganar la lucha a ese mar de papeles. Ifaomí ha significado mucho para mi como artista, como fuente de consulta, como estimulo, como compa0ero. 1l o sospechamos )ue a)uel 7*li: de la clandestinidad fue en"iado por Obatalá como nuestro dimanga nuestro ángel tutelar. $or supuesto, me resulta imposible terminar sin mencionar a Ldia Cabrera. Con ella comenc* a traba!ar en el %useo, "isit* la casa de 7ernando Orti(, aprendí a amar profundi(ar en los estudios afrocubanos. Casi toda la información sobre los caminos de ?emaá Och;n está tomada de su libro del mismo nombre. Cuando ninguno de nosotros est* a)uí, la historia se encargará de separar lo permanente fecundo de lo transitorio est*ril. @OluAoni 6ugbaB
Natalia Bolívar Aróstegui. -a haana, de $unio de FGH
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INTRODUCCIÓN La presencia negra -a colonización del Nuevo @undo planteó un grave prolema de mano de ora + la importación de negros esclavos africanos comienza +a hacia CI. 0e les utilizaa en la construcción, las minas, el campo, el servicio dom)stico +, en general, para todo tipo de traa$o "ue el colono lanco consideraa ecesivamente rudo o desagradale. 6ortugal fue el primer país europeo "ue inició el tr*fico negrero en los tiempos modernos. -a trata de la Am)rica hispana se originó con esclavos africanos "ue venían de la 6enínsula provenientes de las factorías portuguesas. -a esclavitud eistía en ?frica desde hacia mucho tiempo. 2eneralmente los negreros se apo+aan en algunos $efes + trius "ue vivían en las costas + "ue organizaan la cacería + venta de los miemros de otras trius, "ue consideraan etra/as u hostiles. omo ha se/alado @ar, el r)gimen esclavista &J' recorre tami)n una escala "ue va desde el sistema esclavista patriarcal, orientado predominantemente hacia el propio consumo, hasta el verdadero sistema de las plantaciones "ue traa$an para el mercado mundial. El desarrollo de la industria azucarera sirvió de acicate para transformar el r)gimen cuano de esclavitud, m*s o menos patriarcal, en un sistema comercial de eplotación. En las condiciones de aundancia de tierra, típicas del Nuevo @undo, la esclavitud era la nica fórmula "ue garantizaa a los due/os "ue sus #oreros% no aandonaran sus plantaciones para convertirse, en pe"ue/os agricultores independientes. En ua la economía de plantación no se desarrolló hasta mediados del siglo KL333. -a plantación, con su eplotación intensiva del negro, agotaa la vida del siervo en sólo siete a/os + eigía un feril ritmo de reposición. El hamre de traa$o esclavo "ue provocó el auge de la plantación azucarera, condu$o a un incremento sin precedente de la importación de negros. 6or e$emplo, el contraando negrero de G;GDI significó la entrada de no menos de trescientos cincuenta mil esclavos africanos. Ellos fi$aron características sociales definitivas en la 3sla e impusieron patrones culturales "ue an susisten. Entre las numerosas etnias "ue fueron introducidas en nuestro país estaan los llamados carabalíes &por"ue provenían del *rea alaar', del sudeste de Nigeria. Entre ellos se destacaan los efi9, io, ras, Elo+, aa$a, ricamos, oa e iiios. (ami)n vinieron esclavos procedentes de las regiones comprendidas entre la osta de @arfil, la osta de 8ro + la llamada osta de los Esclavos. Entre ellos los ashanti, fanti, fon + mina popó. @uchos esclavos procedieron de la enorme cuenca del ongo, + aun"ue eran mondongo, anguela, @u9alla, isongo, agunga, ainda, motemo + ma+ome, a todos se les llamaa simplemente #congos%. 1el sur de esa *rea venían los Angola. 1esde la costa de 0enegal hasta -ieria vinieron los mani, 9ono, *mara + mandinga. 1e la 2uinea Mrancesa los +ola, fulani, 9issi, ererí + hausa. 6or su influencia entre nosotros, ninguna etnia m*s importante "ue la de los +oruas, entre los "ue soresalían los eguadó, e9iti, +esa, ega, fon, cu)vanos, agicón, saal + o+ó. Estos +oruas venían del antiguo 1ahome+, de (ogo, + sore todo de una gran parte del sudoeste de Nigeria, "ue limita desde la costa de 2uinea, al sur, hasta unos trescientos
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9ilómetros al norte + desde el 2olfo de Benin, al oeste, hasta el 1ahome+. 0e trata de una región de ?frica Ecuatorial caracterizada por grandes os"ues. El *rea costera es a$a + pantanosa, pero de ella se levanta un altiplano "ue alcanza unos mil "uinientos metros sore el nivel del mar. El clima es c*lido + hmedo. El altiplano es una región de saanas her*ceas, pero al sur, en las zonas hmedas de la llanura costera, se encuentra la selva tropical. #>orua% es el t)rmino "ue identifica a todas las trius "ue halan la misma lengua, aun"ue no estuvieran unidad ni centralizadas políticamente. >orua, por consiguiente, es una denominación *sicamente lingística, aun"ue estas trius estuvieran vinculadas por una misma cultura + la creencia de un origen comn. Esta lengua es parte de la sufamilia Awa "ue, a su vez, es un elemento de la gran familia lingística negritica + "ue se halla dividida en mltiples dialectos propios de las divisiones triales. Ona de estas trius fue la Ol9umí, mencionada +a en HG, + origen de la palara lucumí , denominación "ue durante mucho tiempo fue aplicada a todos los +oruas "ue llegaron a ua durante la trata. En contra de lo "ue muchos suponen, ?frica distaa de pertenecer al grupo de los continentes m*s atrasados. En el siglo KL3, por e$emplo, los indios americanos m*s avanzados eran agricultores neolíticos, usaan herramientas de piedras pulidas + mu+ pocos de ellos se iniciaan en la utilización de metales. on escasas ecepciones, los africanos del mismo período eran agricultores e"uipados con instrumentos de hierro. Mue una pura casualidad "ue pr*cticamente ninguno de los granos cosechales "ue tienen importancia en el mundo fuera oriundo de ?frica. 0us principales cosechas selv*ticas eran el anano, el /ame asi*tico &discorea' + el /ame coco &colocasen'. Esto fue una importante limitación para el desarrollo, hasta "ue los portugueses llevaron la +uca, el maíz + el oniato de Am)rica. En realidad, la despolación ocasionada en muchos distritos africanos por la trata de esclavos fue m*s "ue compensada por el crecimiento de la polación gracias a estos nuevos medios de susistencia en toda el ?frica tropical. uando los primeros traficantes llegaron a la costa de Nigeria, durante el siglo KL, los +oruas estaan organizados en pe"ue/os reinos independientes, "ue se encontraan en plena decadencia. (odo hace suponer "ue eistió un gran imperio de 3f), "ue se etendía desde el 2hana actual hasta m*s all* del valle del Níger, + "ue alcanzó su apogeo entre los siglos K + K333 de nuestra era. -os hallazgos escultóricos de esta )poca causaron asomro por su realismo + factura cl*sica. Este período cl*sico de 3f) sólo duró dos o tres siglos, pero su gran arte del ronce fue trasmitido al reino de Benín. -os portugueses llegaron a la capital en H. El holand)s 1apper descriió la ciudad de Benín en el siglo KL333. #No ha+ ciudad tan grande en todas esas regiones. 0ólo el palacio de la reina tiene tres leguas de perímetroJ + la ciudad tiene cinco. -a ciudad est* rodeada por una muralla de seis pies de alto. (iene varias puertas, con unos ocho + nueve pies de alto + cinco de ancho, son de madera, de una sola pieza. -a ciudad est* compuesta de treinta calles principales, rectas + de ciento veinte pies de ancho, entre una infinidad de calles menores "ue las cortanJ -a gente lava + friega sus casa de tal modo "ue relucen como espe$os.%
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Ahora ien, un relato de HI sugiere "ue hacia mucho tiempo "ue la ciudad languidecía, era apenas un p*lido refle$o de su antiguo esplendor. -os pe"ue/os estados independientes volvieron a reunirse a$o el poderoso reino de 8+ó, pero )ste +a se estaa descomponiendo en el siglo KL333 + a principios del K3K casi todo el territorio estaa envuelto en sangrientas guerras. -as trius +oruas eran esencialmente agrícolas + cultivaan la calaaza, el sorgo, el mi$o, el s)samo, el algodón + la palma. (uvieron tradicionalmente un intenso tr*fico comercial con el norte, pero no se puede decir "ue se dedicaran a producir para la eportación ni nunca llegaron a tener moneda como medio universal de intercamio.
La religin !e l"s #"r$%as -os +oruas haían conocido el desarrollo urano m*s importante del ?frica tropical + un desarrollo artístico sin paralelo en el continente. 0u fundamental influencia cultural sore nosotros la e$ercieron a trav)s de su religión, de imaginación, vitalidad + colorido deslumrantes. 0u panteón de deidades u orishas no sólo no cesa de interesar a los estudiosos, sino "ue sigue vivo e influ+ente. No la descriieron en detalle + sólo apuntaremos sus aspectos m*s significativos para la me$or comprensión de la 7egla de 8cha o 0antería. En ?frica, cada orisha estaa originalmente vinculado a una aldea o a una región. 0e trataa de cultos locales "ue refle$aan la autonomía de muchos puelos "ue vivían en economías cerradas, propias del estadió triual. Así, dentro del territorio +orua se adoraan a hangó en 8+ó, a >eman+* en Ega, a 8ggn en Emití + 8ridó, a 8chn en 3$osa e 3$eu.
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