Norah Devlin se vio obligada a huir de su casa en Virginia cuando se enteró de que su padre pretendía casarla con su socio, un viejo degenerado, pero rico. Así que se refugió en Inglaterra ayudada por su tía aterna, lady !atterson, que le buscó trabajo coo doncella en casa del arqu"s de Devonshire. #uando $arcus %reen&ood regresó a Devonshire, se quedó prendado de su nueva doncella de cabellos rojos y genio vivo. 'as alas lenguas decían que lord Dragón, coo lo apodaban por sus costubres (salvajes), se había enaorado. !ero el peligro acechaba a la bella Norah. Ni el ancho ar que separaba abos continentes aseguraría su protección. *#onseguiría $arcus proteger lo que +s quería
A mi querida sobrina, Rocío una pequeña diosa que siempre ve el lado bueno de las cosas.
Capítulo 1
Inglaterra, agosto de -/0
Norah Devlin ordía una peque1a bri2na de hierba al tiepo que canturreaba un breve fragento de la pie2a que había oído eses antes, durante el transcurso del baile que habían organi2ado los Devlin con otivo de la puesta de largo de $onique3 su querida y a1orada herana enor. A pesar del tiepo transcurrido, a4n sonaba en su cabe2a aquella iperecedera elodía, de d4ctiles copases y onótonas pautas, ipecableente ejecutada por la orquesta. #erró los ojos, iagin+ndose allí3 en el agnífico salón de baile, iluinado por decenas de grandes ara1as de cristal. 5na ligera brisa agitó sus cabellos, devolvi"ndola a la realidad. A aquel nuevo entorno, desabrigado y fero2, donde todo el undo epleaba su tiepo en sobrevivir. 6a no había personas prestas a ofrecerle lo que deseara, ni en4s de platos deliciosos, ni flores frescas sobre la esilla de su doritorio recordó Norah, suspirando profundaente ientras e7traía una de las inaculadas s+banas de algodón del tosco cesto de ibre que descansaba a sus pies. Acercó un poco la nari2 para aspirar el aroa a lipio que despedía el tejido a4n ojado y sonrió para sus adentros. Aquello era una victoria. 5na que la llenaba de orgullo, ya que para ella significaba ucho +s que una siple pie2a de la colada. 5na ve2 +s se dijo que debía darle las gracias a %eorgina, la joven doncella, por la ayuda que le había prestado al abandonar por un rato sus obligaciones para ense1arle una cosa tan siple coo aquella. 8in su ayuda no habría sabido cóo deonios enjuagar la colada en el caudaloso río que atravesaba aquella propiedad, sin terinar al iso tiepo epapada hasta los huesos. Norah no pudo evitar sonreír al recordar la cara que había puesto la joven uchacha al descubrir el desconociiento que ella poseía respecto a aquella tarea. 5n trabajo, que seg4n parecía, toda joven de su clase debía conocer y doinar a la perfección. 'a pobre %eorgina se había rubori2ado tanto que las peque1as pecas que poblaban su redondo rostro parecieron encenderse a4n con +s fuer2a, provocando que su piel se tornara de un tono fero2ente anaranjado. !or un instante, Norah se preguntó cóo reaccionaría la uchacha si llegara a enterarse de su secreto. Desde luego era ejor no pensarlo. 8i la susceptible doncella lo descubriera, con toda seguridad le daría un síncope.
Asió una peque1a pin2a de adera, suspiró y estiró su estili2ado cuerpo tanto coo le fue posible. Aunque ella, con su etro setenta y cinco, no podía considerarse una joven peque1a, se vio obligada a hacer un gran esfuer2o, que incluyó incluso ponerse de puntillas para alcan2ar el cordel y atrapar la suave tela con las pin2as de adera. (*#óo diantres se las apa1ar+ %eorgina), se preguntó. Irguió la espalda y al2ó su rostro al cielo, secando con el dorso de su ano las iperceptibles gotas de sudor que coen2aban a poblar su frente. #onsciente de la aspere2a de su piel, e7tendió los dedos ante sus ojos para poder conteplarlos. #uando lo hi2o, dejó caer los hobros y e7haló un fuerte suspiro. Nunca antes había tenido las anos tan secas y castigadas. Norah frunció el delicado ce1o. 8i no hubiera visto aquellas anos, blancas y tersas, hubiera jurado que aquello era totalente iposible. 8in ebargo, no podía perder el tiepo en laentarse, eso, ade+s de no servirle para nada, la ponía de uy al huor. 9ratando de no darle +s vueltas al asunto se proetió a sí isa el no deorar +s tiepo la preparación de alguno de los nuerosos ung:entos que tía $ariel le había ense1ado a elaborar durante una de sus espor+dicas visitas a Virginia. Aquella isa noche prepararía uno de aquellos aravillosos b+lsaos y se lo aplicaría con cuidado hasta que la ajada piel de sus anos recuperara por copleto el aspecto níveo y saludable que eses antes poseía. ;Deberías ponerte la cofia ;dijo a su espalda una vo2 angustiosaente failiar. Norah dio un respingo.
corriente la arrastró lejos ;e7plicó, tratando de no andarse por las raas. #randall la observó en silencio. 8us ojos reflejaban un chocante brillo. 5n brillo sobre el que ella no deseaba verse obligada a pensar. Norah se repitió una y otra ve2 que debía antener la cala. Dada la delicada situación en la que se encontraba, no podía peritirse el lujo de provocar un enfrentaiento con ese hobre, o con ninguna otra persona en aquella casa. De pronto, "l e7tendió una ano y atrapó uno de los brillantes bucles de ella entre sus dedos. !or instinto, Norah trató de retroceder un paso, notando a su ve2 cóo el color de sus ejillas se evaporaba y la sangre las abandonaba con celeridad. #on los pies clavados en el sitio, Norah contuvo un instante la respiración en el interior de sus pulones, abriendo sus grandes y e7presivos ojos verdes al iso tiepo. Aquellas dos brillantes eseraldas, sitiadas por unas oscuras y densas pesta1as, se clavaron sobre la +spera ano que sostenía sus cabellos, sin dar cr"dito a lo que ocurría. *>u" deonios pretendía aquel hobre, se preguntó ientras carraspeaba tratando de que el nudo que se había adue1ado de su garganta se esfuara. 8in ebargo, lo 4nico que consiguió fue que aquella asfi7iante sensación se acrecentara, su+ndole, ade+s, un fuerte y desagradable escalofrío que invadió su cuerpo con la rapide2 de un rel+pago. Aquella brusca sacudida logró hacerla palidecer coo a un cad+ver. ;9u cabello es coo el isísio fuego ;ururó "l con vo2 ronca, coo si acabase de hacer un asobroso descubriiento. 5na sensación de alara recorrió su coluna vertebral y las rodillas coen2aron a teblarle. 8in ebargo, trató de no ceder ante el teor que aquel hobre le causaba. Ni por un oento debía peritirse parecer desvalida o indefensa. No cuando su honor e integridad estaban en juego. 'o iró con frialdad y trató de que su vo2 no vacilara. ;Adquirir" una cofia en cuanto acuda a la ciudad, se1or #randall ; aseguró ella, agarrando y retirando el echón de entre los dedos del hobre. 'a brillante hebra de cabello se desli2ó sin que "l tratase de retenerlo. 'o que le provocó a ella un inenso alivio. Al enos no tendría que pugnar para que los soltara. Norah aceleró sus oviientos, se dio edia vuelta y retoó nuevaente su trabajo, fingiendo ignorar la presencia de #randall con la esperan2a de que "l se archara. Aquella situación coen2aba a serle insostenible. Desde el iso día que había entrado a trabajar en la casa del arqu"s de Devonshire, no hacía +s de
tres eses, se había visto acosada por aquel aborrecible hobre? perseguida a hurtadillas por los pasillos y observada cuando creía estar a solas. #oo si el espiarla de aquella clandestina anera provocara a aquel degenerado un oculto placer, pensó Norah al tiepo que volvía a suar otra pin2a a la larga fila que adornaba el cordel. #uando lo hi2o, no pudo evitar posar nuevaente la irada sobre sus +speras anos. @l, a4n de pie junto a ella, pareció intuir sus pensaientos. ;8abes perfectaente que solo tendrías que solicit+relo, y no volverías a reali2ar +s este tipo de trabajos. ;Norah sintió coo su nauseabundo aliento le ro2aba el rostro;. 6o, particularente, opino que no son dignos de una joven tan bella y delicada coo t4 ;susurró "l, acerc+ndose +s de lo que a ella le hubiera gustado. ($aldito bastardoB), pensó Norah apretando los dientes con fuer2a.
u1eca, pero "l no ainoró la presión de sus dedos. 9ras un instante que pareció eterno, #randall ovió la ano que tenía libre para obligarla a abrir el pu1o cerrado, con sus rudos y 2afios dedos.
;*9e parece gracioso ;rugió "l, atrap+ndola nuevaente por la u1eca para 2arandearla a continuación. ;No, se1or. No e parece en absoluto gracioso... ;dijo ella achicando los ojos;. De hecho, tengo la convicción de que el asunto es de lo +s grave ; concluyó, sacudiendo su bra2o en"rgicaente hasta que consiguió deshacerse de la ano que lo apresaba. 8eguidaente se alejó unos pasos que le peritieron recuperar el valor y la habitual cautela de la que hacía gala cuando se encontraba cerca de ese detestable hobre. #randall estaba acostubrado a que en aquella casa sus deseos fueran acatados sin rechistar por todos y cada uno de sus epleados. #uando el arqu"s de Devonshire se encontraba ausente, hacía y deshacía a su antojo. !or tanto, el hecho de no lograr sus propósitos lo enfurecía de anera iniaginable. ;Deberías dejar de creer que puedes aspirar a +sB ;estalló "l. <7tendió una ano y tiró del e7treo de la s+bana lipia, arroj+ndola al suelo. Norah se quedó inóvil, conteplando coo el lien2o coen2aba a ancharse de polvo y arena. @l sonrió al advertir su conoción. ;Aunque tengas el aspecto de una daa, solo eres una siple doncella. 9e vendría bien recordarlo si no deseas verte obligada a buscar otra casa en la que ofrecer tus servicios que, dicho sea de paso, dejan uchísio que desear.
arrojo del desafío. @l la acuchilló con la irada y su rostro enrojeció por la cólera. 8u e7presión se endureció. 'uego, giró sobre sus talones reteniendo a duras penas un juraento en el interior de su boca y coen2ó a cainar con paso fire hacia la casa, abandonando por fin el lugar. Norah peraneció inóvil en el iso sitio con los ojos clavados en su espalda. De alg4n odo necesitaba asegurarse de que se archaba, de que no se ocultaba tras la ropa tendida para acecharla coo solía hacerlo por los corredores y recovecos de la ansión. 9ragó saliva al distinguir coo "l giraba su rostro sin detener sus pasos para lan2arle una dura y fría irada de advertencia. #uando #randall pareció centrarse nuevaente en el serpenteante sendero de tierra que llevaba hasta el portón principal de %reenhouse, la joven cerró los parpados y se sintió relativaente aliviada, notando siult+neaente cóo el peso de su cuerpo se aflojaba. #uando Norah volvió a abrir los ojos, "l ya había desaparecido de la vista.
!or fin a solas, e7tendió su bra2o y apoyó el peso de su cuerpo sobre uno de los postes que sostenían la colada, respirando al iso tiepo con dificultad. !or un oento había teido que sus piernas le fallarían, que sus rodillas se doblarían y que caería al suelo ante aquella alia1a ruin e inoral. Fajó los parpados y agradeció secretaente al cielo por que aquello no hubiese sucedido. Despu"s, dejó escapar un hondo suspiro de alivio e introdujo la s+bana nuevaente en el cesto. ;8olo un par de eses +s... ;se dijo a sí isa en vo2 baja antes de asir la canasta y encainarse de nuevo hacia el caudaloso río. 'a suave brua del aanecer, que había reinado cuando la doncella y ella habían enjuagado la colada por priera ve2, ya se había disipado por copleto, dando paso a los resplandecientes rayos del sol que la for2aban a entornar los ojos, ientras una cruel quea2ón le aguijoneaba sin piedad el rostro. Norah rebasó los verdes pastos donde un par de vacas pacían libreente y enfiló el pintoresco caino que con sus sinuosas curvas parecía jugar a confundir al viajante. $ientras cainaba no pudo evitar que a su ente acudieran las palabras que #esar #randall había e7presado respecto a su tía. Aunque le hubiera gustado hacerlo, no había entido al responder a la cuestión, ya que era cierto que tapoco alcan2aba a coprender por qu" tía $ariel se había decidido a recoendarla en una casa de la que su propietario, el arqu"s de Devonshire, go2aba de una +s que dudosa reputación de libertino y ujeriego. 5na escabrosa popularidad de la que incluso ella, en su lejana Nortea"rica, había oído hablar en alguna que otra ocasión. A4n recordaba una de aquellas conversaciones ;'ord Dragón lo había llaado el
se1or 8tuart;, un notable banquero que solía frecuentar los bailes y cenas que su failia, los Devlin, ofrecían con bastante asiduidad. 8eg4n el gordo y charlat+n se1or 8tuart, ade+s de por su ala reputación, el arqu"s de Devonshire era de sobra conocido por su car+cter duro e indiferente. $uchas jóvenes daas, alentadas por sus failias, habían tratado de (echarle el la2o). !ero "l, lejos de resignarse a ser el objeto de las atenciones de una daa, se había ostrado del todo reacio a la e7altación del roanticiso y al atrionio. 8obre todo, a este 4ltio, pensó Norah, repasando entalente lo poco que había oído sobre aquel caballero. 9odavía recordaba el relato de cóo una joven se1orita había tratado de engatusarle con una h+bil artia1a, encerr+ndose junto a "l en su alcoba. #uando abos fueron sorprendidos, ella había dado por sentado que su failia lo obligaría a desposarse. !ero dado que aquella alcoba era la que ocupaba el propio lord %reen&ood, y este había aditido en incontables ocasiones ser un consuado libertino, tan solo consiguió que su virtud y el honor de su failia se viesen altaente coproetidos.
en"rgicaente hasta que logró que todo rastro de ancha o suciedad desapareciese. Absorta en sus pensaientos, dio un respingo cuando advirtió un ligero chasquido a sus espaldas. %iró apresuradaente el rostro por encia del hobro y contuvo la respiración dejando que sus ojos escudri1aran nerviosos el lugar. Norah pesta1eó al ver a un peque1o p+jaro picoteando en el interior de un viejo tronco caído en el suelo, cubierto por un vetusto usgo. 8oltó el aire que había retenido en sus pulones y suspiró aliviada. ;$enuda tontaB ;se reprendió a sí isa. 8e estiró y trató de desentuecer los 4sculos de su espalda. Debería relajarse. 8eguraente, en esos oentos, el sinverg:en2a de #esar #randall estaría espantosaente enredado con los uchos preparativos que srcinaba el ininente regreso del arqu"s al hogar.
escalofrío. A pesar de todo, se obligó a over los pies, uno tras otro, introduci"ndose lentaente en el agua ientras rogaba en silencio para que aquel río tuviese la escasa profundidad que parecía poseer. Agradeció que la corriente no fuera deasiado aniosa aquel día, sobre todo, cuando por fin alcan2ó su objetivo sin que e7istiera el enor peligro de ser arrastrada por las aguas.
Capítulo 2
'ord %reen&ood, arqu"s de Devonshire, galopaba sobre su ontura dejando que la suave y c+lida brisa estival golpeara dócilente su rostro, agitando a su ve2 su larga y brillante cabellera negra. Aunque en un principio había previsto su regreso a %reenhouse para el viernes, el poco afortunado encuentro que había antenido con su dulce y afable proetida, Ivette Feauont, en !arís, había precipitado su regreso. $arcus contrajo la andíbula al recordar cóo había sorprendido a la joven en el invernadero que poseía la herosa villa de los Feauont en una situación un tanto coproetida junto a Hean'uc, el joven y lo2ano jardinero contratado por la failia tan solo unas pocas seanas antes. #uando se vio descubierta, ella había estallado en sollo2os y balbuceos, culpando de su inapropiado coportaiento al pobre uchacho, el cual se liitó a irarla con los ojos abiertos coo platos por la sorpresa que le produjo oír a la bella y virginal Ivette alegar haber sido presa de alg4n tipo de encantaiento +gico y poderoso, epleado por el joven. !or supuesto, $arcus había roto el coproiso de inediato. ;!ero, se1or... ;le había iplorado !ierre Feauont, padre de la uchacha, al tiepo que trataba de seguir los r+pidos pasos del arqu"s.
aquella joven insulsa y necia. @l era suficienteente rico para poder elegir una daa apropiada de entre la flor y nata de la aristocracia inglesa. 6 aunque por desgracia tabi"n era sobradaente conocido por sus iebros, poseía suficiente dinero coo para coprar el afecto de aquella que a "l se le antojara. Al diablo con la joven se1orita FeauontB, se dijo a sí iso, endureciendo a4n +s la andíbula. 6 al diablo con las ujeresB @l estaba uy bien coo estaba3 rico, soltero y, seg4n decían las alas lenguas, disoluto. 'os profundos jadeos del caballo llaaron su atención.
u" deonios... ;asculló en vo2 baja, conteplando el cuerpo de una joven que yacía inerte sobre la hierba Debía encontrarse +s agotado de lo que creía para no haber reparado antes en ella, sobre todo despu"s de coprobar que 4nicaente vestía una fina caisola de algodón y unos cal2ones. u" podría haberle ocurrido
Desde luego era una joven bonita. No deasiado voluptuosa, de acuerdo, pero sí que tenía un cierto aire seductor que costaba definir. 9ras vacilar un segundo, trastrabilló y se dejó caer sentado junto a ella, inspeccion+ndola a continuación con deteniiento. Aquella e7quisita ropa interior solo podía pertenecer a una daa, y no a una capesina, coo había conjeturado en un principio. 8us labios se curvaron en una sonrisa al conteplar la densa y larga cabellera que se desparraaba sobre el suelo en grandes bucles. A $arcus le sorprendió el chocante contraste que la superficie del pasto ejercía sobre aquel intenso granate.
;*>u" ;'o iró desconcertada antes de clavar sus ojos en el brillante aro de oro que pendía del lóbulo de su oreja i2quierda. !or un instante a "l le pareció que la uchacha tenía la intención de decir algo, pero en ve2 de eso, dio un brinco y salió corriendo. @l se levantó tratando de detenerla, pero la joven sorteó su poderoso cuerpo h+bilente. Norah se adentraba cada ve2 +s en el bosque, que se hacía +s tupido y oscuro por oentos. 9enía que hacer verdaderos esfuer2os para no e7traviarse, tratando de eori2ar cada +rbol y cada piedra con la que se cru2aba, ientras sentía cóo las peque1as raitas que descansaban esparcidas por el suelo se quebraban bajo sus pies descal2os. 8u cora2ón parecía querer escap+rsele del pecho.
de oro que pendía de su oreja no auguraba nada bueno, se dijo Norah recordando el brillo de aquel objeto, pregunt+ndose a continuación si se trataría de uno de esos piratas que a4n subsistían surcando los ares en busca de infortunadas fragatas a las que abordar. Despu"s recordó lo lejos que estaban de cualquier puerto y descartó aquella est4pida y novelesca idea de su cabe2a. Aunque no del todo. Despu"s de coprobar que los latidos de su cora2ón casi habían recuperado la noralidad, Norah decidió que ya era hora de levantarse de su iprovisado asiento. Debía regresar lo antes posible al lago y recoger su ropa. !resentarse de aquella anera ante el se1or #randall no era lo que +s le apetecía ni tapoco lo +s conveniente, a ju2gar por la enferi2a inclinación que ostraba por ella. 8eguraente aquel desconocido ya se habría largado. 8e levantó, echó la cabe2a hacia atr+s y soltó el aire lentaente. De pronto se encontró irando una bota de ontar. Durante un eterno segundo antuvo los ojos clavados en aquella negra bota, luego tragó saliva y haciendo un esfuer2o sobrehuano desli2ó su irada lentaente hacia arriba, topando con la insondable irada de aquel enig+tico hobre, ontado esta ve2 sobre un brioso corcel negro. Norah sintió la boca seca ante aquel icono viviente de peligroso y oscuro poder. ;u" es lo que quiere ;ella notó coo se le entuecían las anos. Atractivo o no, no estaba dispuesta a que un desconocido le pusiera las anos en cia.
@l, intuyendo sus pensaientos, se apresuró a decir. ;Deje de teblar coo un cervatillo herido, no pretendo causarle ning4n da1o. ;*6 cóo s" que no iente ;*9engo pinta de ser un hobre sin palabra ;$+s bien tiene pinta de ser un pirata. ;Norah dejó que las palabras surgieran de su boca de anera espont+nea. Abrió los ojos y pesta1eó, asobrada de haberse atrevido a decir seejante barbaridad. $arcus no pudo evitar que de su pecho eergiera una fuerte y profunda risotada. Ha+s le habían dicho nada parecido, pero lo cierto era que podía coprender perfectaente el porqu" de su desconfian2a. #on aquella incipiente barba de dos días, los ropajes polvorientos tras el largo caino, y el arete de oro que e7hibía siepre en su oreja, podía iaginarse el espantoso aspecto que ofrecía en aquellos oentos. ;*6 si lo fuera ;le preguntó "l.
Norah sintió coo si con aquel siple gesto hubiese acariciado su piel. No de una anera convencional, sino peligrosa y desconcertanteente sensual. Aquel pensaiento la turbó. Notó coo le ardían las ejillas y un ine7plicable calor se desli2ó por su vientre. 5n calor que nada tenía que ver con el hecho de que transcurriera ya el es de agosto. No, fue una sensación ucho +s placentera? coo un cosquilleo.
8in el enor esfuer2o, $arcus, inclinado sobre su silla, la i2ó, ignorando sus protestas. Norah no daba cr"dito a lo que ocurría. Aquel hobre la instaló delante de "l, rode+ndola con uno de sus fuertes bra2os, y a4n así, anejaba la ontura con el otro con una asobrosa destre2a. Aquello era huillante. 8e negaba a ser acarreada coo si fuese un chiquillo. $aldito fuera el car+cter de los hobresB #reían tener el derecho de decidir lo que una ujer necesitaba en cada oento. 9rató de apartar el fuerte bra2o que la rodeaba por los hobros, pero solo logró que "l la sujetara con +s fuer2a, deostr+ndole que no podría huir. 'an2ó un suspiro de frustración y se resignó ante la deterinación de "l, sabiendo que si conseguía llevarla hasta %reenhouse, no tardaría un segundo en descubrir que no era +s que una siple sirvienta. 9oó aire y se acoodó ejor en la silla. 5n gru1ido sonó a su espalda. ;!or todos los santos, ujerB Deje de overse asíB ;refunfu1ó $arcus. ;*!or qu" ;8e encogió de hobros. ;!orque si continua haci"ndolo, cabe la posibilidad de que e ponga cari1oso, onada. Norah decidió que lo ejor era peranecer inóvil y antener la boca cerrada. 8in ebargo, tuvo que hacer verdaderos esfuer2os para no chillar cuando "l la atrajo hacia su cuerpo, acood+ndola ejor contra su torso. Fuen DiosB 8e hallaban tan cerca que podía sentir el calor que eanaba de su piel. 5n intenso estreeciiento le recorrió la coluna vertebral. No, no y noB Debía relajarse, se dijo a sí isa, tratando de respirar con noralidad. A enos que quisiera que todo se fuera al traste, debía antener la cabe2a en su sitio y pensar en cóo hallar una anera de escapar de toda aquella enrevesada situación. #erró los parpados e inspiró una profunda bocanada de aire. 5n instante despu"s, descubrió que con aquel gesto solo había logrado paladear el aroa treendaente asculino, a usgo y tierra ojada, que "l despedía. *#óo diantres podía estar deseando saborearlo +s de cerca *Acaso había perdido el juicio Apartó r+pidaente ese pensaiento, casi obsceno, de su ente, sin coprender qu" deonios le ocurría. 8eejante coportaiento no era propio de una daa. De hecho, no deseaba especular a qu" clase de ujer sería confore. Norah tuvo la sensación de que el estóago se le encogía, le daba tres vueltas de capana y epeque1ecía al iso tiepo cuando "l apro7ió su boca para preguntarle su nobre.
Deasiado cerca de su oído. Fueno, deasiado cerca de cualquier parte de su cuerpo, teió ella apretando los labios.
espalda. #uando llegaron a su destino, Norah apenas pudo soportarlo un segundo +s. 8in aguardar a que "l detuviese por copleto a su caballo, se desli2ó de la silla de ontar de un salto y se apresuró a tocar con los pies el suelo, teiendo un instante despu"s por la integridad de sus tobillos. ;$aldita seaB *=a perdido el juicio ;$arcus abrió los ojos de par en par. ;Ch, vaosB ;resopló ella;. 9an solo ha sido un salto. ;*5n salto !odría haberse roto una piernaB ;No e7agere ;repuso ella ientras se dirigía al lugar donde se hallaban sus ropas. 'as recogió antes de ordenarle con el ce1o fruncido;3 Vu"lvaseB ;*Insin4a usted acaso que corro el peligro de ver algo que no haya visto ya ;preguntó "l, envolvi"ndola con una intensa y descarada irada. ;No sea ajadero y vu"lvaseB ;insistió ella. $arcus decidió obedecer. ;Dígae... ;coen2ó a decir "l. 'an2ó una irada al cesto de ropa que parecía estar olvidado a un lado de la orilla y arrugó el ce1o;. *>u" se supone que hacía usted aquí sola ;*#ree que preciso copa1ía para dare un ba1o ;8í, cuando lo hace en un río y no en la seguridad de una ba1era. ;VayaB *Acaso es ahora es un delito ;resopló ella con desd"n ientras sus dedos se afanaban en cerrar con rapide2 los peque1os botones de su vestido. ;No creo haber dicho seejante cosa, sin ebargo, debe reconocer que no es, digaos, apropiado. 8obre todo para la esposa de un caballero coo lord %reen&ood ;respondió "l, esfor2+ndose para que no le teblara la vo2 debido a la risa que coen2ó escapar de sus labios. No hubo respuesta.
Capítulo 3
Norah corría coo ala que lleva el diablo ientras opriía fuerteente entre sus dedos la s+bana lipia, que ya se encontraba pr+cticaente seca. 9ras detenerse un oento ante la colada, y con la respiración agitada por el esfuer2o, la tendió junto a las restantes con anos teblorosas, en el iso lugar que habría ocupado de no haber sido el objeto de la ira de #esar #randall.
%eorgina rebuscó bajo su cofia y e7trajo uno de los alfileres que sujetaban sus cabellos. ;8er+ ejor que te pongas esto. ;<7tendió sus dedos para entreg+rselo. Norah lo asió. 8onrió agradecida y trató de recogerse los cabellos en un iprovisado y confuso o1o. ;*>u" tal estoy ;le preguntó a la doncella al tiepo que se alisaba la falda con una ano. ;*Deseas oír la verdad, o una entira piadosa u" diantres est+s diciendo;arrugó la nari2. ;9al ve2 te lo cuente otro día, %eorgina... ;coen2ó a decir Norah. Aferró con fuer2a el bra2o de la doncella y tironeó de ella;. Ahora debeos darnos prisa si no quereos que al se1or #randall le d" un ataque. ;
roper haciendo ocasionalente alg4n grotesco ruido con su garganta, coo si fuera a cantar o algo parecido para avisar de su cercanía. Aquello era lo que +s e7asperaba a Norah3 la prepotencia de la que hacía gala. ;Veo que hoy reina un huor e7celente en esta casa ;coentó el hobre con sarcaso, deteni"ndose a la altura de las uchachas. Norah levantó el rostro y sus ojos se toparon con la enojada y penetrante irada de "l. DiantresB
apuesto desconocido, logrando huir ientras el pobrecillo peranecía hablando solo. #asi se sentía culpable de haberlo hecho quedar coo un onuental botarate. Aunque solo un poco, claro. 9ensó las coisuras de los labios y evitó que una sonrisa se instalara en ellos. Euera, el repiqueteo de los cascos de un caballo, atrajo inediataente su atención, provocando que sus pensaientos quedasen apartados en alg4n recóndito rincón de su cabe2a.
Norah parpadeó.
notando a su ve2 coo la sangre le huía del rostro. ;6 con esto se confiran is palabras *No es así, se1orita Devlin ; preguntó lord %reen&ood con una e2cla de chan2a e ironía a partes iguales. u" diablos ha sido esoB ;e7claó la joven y pecosa uchacha, volviendo a cerrar la desvencijada puerta tras de sí. ;*>u" diablos ha sido el qu" ;preguntó Norah, aparentando no saber a lo que la doncella se refería. ;*#óo puedes preguntar eso ;resopló %eorgina;. 9odos heos visto lo que ha sucedido en el vestíbulo ;insistió con los bra2os en jarras;. Desapareces durante toda la a1ana y cuando al fin regresas... ;No seas ingenuaB No ha pasado nadaB ;la interrupió Norah, y coen2ó a overse con nerviosiso de un lado para otro, atravesando la estancia
que se encontraba dividida en varias 2onas3 unas destinadas al trabajo? otras reservadas al descanso del personal. Norah abría y cerraba tarros, llenaba cestillos con galletas y despu"s los colocaba en el prier lugar que se le ocurría, tratando de aparentar hallarse atareada. ;*Nada !or DiosB ;bufó la doncella;. Arrancó la aguja de tu peloB Norah le lan2ó una r+pida irada, tragando saliva al iso tiepo. ;9odos los caballeros lo hacen... ;dijo sin resultar convincente para nadie. #osa bastante lógica, pues ni tan siquiera resultó serlo para sí isa. ;No digas bobadasB Nadie hace eso. u" quieres decir con ese, oh ;Norah puso los bra2os en jarras. ;9an solo... ;%eorgina hi2o una pausa para suspirar;, pens" que esta sería una de esas encantadoras y dulces historias de aor... ;anifestó, poniendo un falso seblante de abatiiento. ;Vaos, %eorginaB 9an solo soy una doncella y el arqu"s... pues eso, "l es un arqu"s.
peque1a hoga2a de pan que toó del interior de un cestillo. Norah la atrapó en el aire y despu"s la ordió. ;9e recuerdo que yo tengo veintitr"s, soy cuatro a1os ayor que t4. =a2e caso, s" de lo que hablo3 esas cosas no ocurren ;le dijo, abandonando el trapo sobre uno de los estantes de la vieja alacena de caoba;. Ade+s, *qui"n ha dicho que los enlaces con la alta sociedad sean siepre felices ;'evantó un dedo;. 8in obviar que son iposibles. ;*No lo son ;preguntó %eorgina sin convicción, sent+ndose de un saltito sobre la esa que dividía la inensa cocina en dos. ;No, no lo son. 'a verdad es que casi nunca ;'a vo2 de Norah tebló al recordar. ;!areces saber ucho sobre el tea ;respondió %eorgina, ordiendo otra hoga2a de pan que e7trajo de la isa canastilla. Norah apoyó abas anos en el tablero y a1adió3 ;8" lo suficiente. Abas uchachas dieron un brinco al iso tiepo cuando la se1ora =ayes irrupió en la habitación, haciendo que %eorgina descendiese de su iprovisado asiento y las dos tratasen de recoponer su iagen en la edida de lo posible. $olly =ayes les lan2ó una irada con el rabillo del ojo que las hi2o enudecer de inediato. 'a ujer prestaba sus servicios en %reenhouse coo aa de llaves desde hacía +s de veinticinco a1os. 8u pelo canoso, que siepre llevaba recogido en un estirado o1o y que cubría con una oscura cofia, era la guinda que le faltaba al pastel para hacerla parecer la bruja de cierto cuento que Norah había leído tiepo atr+s. 8u aspecto descarnado y sus huesudos dedos casaban a la perfección con su seblante serio y foral. 9odo ello era inensaente adecuado para la tarea que le había sido encoendada. 8in ebargo, Norah no podía dejar de intuir que debajo de toda aquella fachada, severa e ipasible, ocultaba la personalidad de una ujer sensible y copasiva. 9al ve2 aquella ipresión se debiese al odo que trataba a los epleados. #ierto que anejaba las labores del personal con pu1o de acero, no obstante, se cuidaba de prestar la atención debida a todas y cada una de las quejas u observaciones que estos le anifestaban. ;*Dónde te habías etido 9e he buscado por todas partes, uchacha ;le dijo a Norah antes de apro7iarse a ella para ponerle en las anos una peque1a cesta con jabones, dos grandes lien2os de algodón y un cepillo de cerdas suaves. 'a joven ojeó el contenido del canasto sin coprender que significaba aquello.
;'ord %reen&ood est+ esperando a que le subas esto ;la inforó $olly. Norah lan2ó una fuga2 irada a %eorgina, notando coo el seblante de esta parecía haber perdido todo su lo2ano color. ;!ero... ;coen2ó a decir;, lord %reen&ood estar+ en la tina... ;Así es, querida ;respondió la se1ora =ayes sin dar deasiada iportancia a aquel hecho. ui"n sabe, querida. 'os hobres son así de insólitos, y lord %reen&ood lo es a4n +s ;e7plicó finalente al tiepo que apoyaba una de sus descarnadas anos sobre la espalda de Norah y la epujaba suaveente hacia la puerta. 5na ve2 fuera, se detuvo para irarla. ;6o en tu lugar recogería ese cabello tuyo con un buen alfiler, querida.
nadie pareció oír su llaada. Aguardó un oento, antes golpear de nuevo con +s fuer2a. #uando finalente la vo2 del arqu"s respondió al otro lado, asió el poo fireente y tras inspirar hondo dos veces, lo giró sobre sí iso, entró y cerró tras ella. Norah, decidida a seguir el consejo del aa de llaves, clavó la irada al frente y cainó hasta la chienea para a continuación e7tender los gruesos pa1os de algodón sobre el div+n que descansaba ante ella, evitando irar hacia el recodo donde se encontraba el hobre disfrutando del ba1o. Aquel aposento era tan inusitado coo lo era su e7traordinario propietario.
;Deje de hacer eso ;protestó ella con vo2 ronca sin poder apartar la irada de aquella fuerte espalda. ;*>u" deje de hacer qu" ;preguntó "l con una uestra de falsa ingenuidad. ;
tratando de que su cuerpo y su cabe2a recuperaran la e7traviada noralidad. 8entía un e7tra1o nudo en el estóago, que le era casi iposible controlar. 9rató de aprisionar dos bocanadas +s de aire en el interior de sus pulones. De pronto el repetitivo eco de las capanadas del reloj inundó los aplios y solitarios corredores de la ansión, advirti"ndole del retraso al que se e7pondría de no ponerse en archa de inediato. Norah atrapó el bajo de su falda con los dedos y bajó las escaleras de dos en dos, corriendo a toda prisa hacia la biblioteca. 8i se retrasaba, el se1or #randall insistiría en saber dónde había estado etida durante todo ese tiepo, y ella no tenía intención de dar a aquel hobre ning4n tipo de e7plicación que no se ci1era estrictaente a su trabajo. De pronto arrugó el ce1o. *Desde cu+ndo restregar la espalda del patrón se había convertido en una de sus obligaciones Fuen DiosB
#randall abandonó la copa sobre la repisa de la chienea y giró su rostro para clavar nuevaente los ojos en ella. ;*8abes por qu" est+s aquí ;preguntó. Norah arrugó el ce1o ante aquella obviedad. ;!resuo que desea dare una reprienda. ;Así es, se1orita Devlin. ;'a iró ce1udo;. #reo que coo ayuda de c+ara del arqu"s es i deber el advertirle de que est+ usted uy cerca de ser despedida. 8in poder reediarlo, sus ojos se abrieron de golpe. 8i perdía aquel epleo estaba perdida. 9endría que trasladarse a otro lugar. Algo que debía evitar a toda costa, ya que en esos oentos no le convenía llaar deasiado la atención. 6 había pocas cosas que la llaasen +s que el despido de una doncella, que a buen seguro se convertiría en la tertulia de la hora del t". =asta el oento todo le había salido de aravilla para e7ponerse ahora a que el hobre contratado por su padre diera con ella. No cuando con seguridad la obligarían a regresar a Virginia, a su casa, y a un funesto destino que no deseaba recordar. A Dios gracias, tras aquellos arcaicos uros no corría ning4n peligro. Al enos ninguno que procediera del e7terior. 6a que seg4n le había coentado %eorgina, en aquella casa rara ve2 se celebraba baile, cena o aconteciiento alguno. 8uspiró con resignación. ;'o laento, se1or #randall ;coen2ó a decir con evidente tensión;. !ero proeto sujetar i lengua en el futuro. ;6 un cuernoB ;apuntó "l con sarcaso, antes de a1adir;3 *#rees que soy est4pido, uchacha u"... ;*>ue si crees que soy un botarate ;NoB ;e7claó Norah al tiepo que echaba un vista2o hacia la puerta cerrada;. 'e aseguro, se1or #randall, que ja+s he creído tal cosa. 8i e da una oportunidad, le proeto que tratar" de antener las foras. 8" coportare y antener la boca cerrada y... ;No estoy tan seguro... ;la interrupió, y a continuación dejó que una sorda pausa flotara en el aire. Inerso en aquel dilatado y deliberado silencio, #randall se sirvió otra copa de brandy, agitando el dorado líquido antes de llevarlo lentaente a los labios. Norah coen2aba a sentirse desesperada.
;8e lo suplico se1or #randall, yo... ;94B ;asculló #randall entre dientes;. 'o 4nico que has hecho desde que llegaste a esta casa, es... ;se detuvo, agitando despu"s la cabe2a;. !or el aor de DiosB $e est+s haciendo perder la corduraB Norah lo iró confundida sin saber cóo debía reaccionar ante seejante declaración. ;6o no hago tal cosaB ;alegó ella en su defensa. ;>u" deonios sabr+s t4B ;la contradijo "l, estrellando la copa de cristal en el interior de la chienea apagada.
anos en el frío y arole1o revestiiento de la chienea. 9odavía areada, advirtió el frío brillo del ati2ador y no lo pensó dos veces3 lo aferró apresuradaente y giró su cuerpo, al2ando al iso tiepo aquella iprovisada ara sobre sus hobros con la intención de asestarle a #randall un buen golpe de ser necesario. !arali2ada de iedo, Norah se detuvo y bajó lentaente los bra2os. 'e costaba creer lo que conteplaban sus atónitos ojos3 el arqu"s de Devonshire, con el rostro descopuesto por la furia, aferraba por el cuello a #randall ientras este 4ltio teblaba coo una hoja oto1al arrojada al viento. A4n con el pelo ojado y a edio vestir, %reen&ood lo retenía aplastado contra uno de los paneles de nogal que revestía la pared de la estancia. $arcus, cubierto tan solo por unos cal2ones de lana y sus botas, apenas había tenido tiepo de abotonarse la caisa. Norah clavó la irada en aquel fuerte torso y tragó saliva antes de coprender lo que realente estaba a punto de ocurrir3 si nada ni nadie lo ipedía, ese icono de virilidad, del que ella no podía apartar los ojos, partiría en dos el cuello de aquella libidinosa sanguijuela. ;#óo te atrevesB ;rugió $arcus;
copleto, al tiepo que la acuchillaba con la irada. Norah desencajó la andíbula y lo iró pasada sin poder creer lo que oía. Aquel hobre era realente detestable, un aldito autócrata que trataba a las ujeres coo si fuesen tan solo despojos. u" ;e7claó Norah, atónita.
#randall. 8i hubieran estado en otra situación, $arcus habría encontrado divertido el que una jovencita coo ella osara enfrentarse a un rufi+n coo #randall. 8in ebargo, no era el caso y, por descontado, tapoco le hacía ni pi2ca de gracia el asunto. ;$aldito desvergon2adoB ;gritó ella, lan2ando dos fuertes puntapi"s al aire. Dos patadas que, afortunadaente para el ayuda de c+ara, no llegaron a alcan2arlo. ;8u"lteeB ;chilló ella revolvi"ndose con la esperan2a de que "l la liberara. $arcus ignoró sus intentos por 2afase. ;=e dicho que te larguesB ;le repitió. uitaos del edioB $alditos etoentodoB ;
#egado por la furia, $arcus traspasó el ubral de la puerta, arrastr+ndolo consigo y provocando a su ve2 que los de+s iebros del servicio se echaran r+pidaente a un lado para evitar trope2ar con abos. A pesar de hallarse en clara desventaja física, #randall coen2ó a lan2ar anota2os a ciegas tratando de soltarse. 5n ataque que el arqu"s no parecía ni siquiera notar. ;$aldito desequilibradoB ;braó $arcus. Dio una fuerte patada al portón principal y lo arrojó fuera de un solo epellón. #randall trastabilló y cayó sentado sobre el duro suelo repleto de guijarros, levant+ndose entre juraentos un segundo despu"s. ;9e equivocas en una cosa, #randall, t4 ya ni siquiera eres un criado, ahora no eres +s que una aldita y sucia rata de cloaca ;estalló $arcus con violencia. 'a brusquedad y rapide2 con la que lo sacó de la casa había dejado a todos atónitos, de anera que tan solo pudieron liitarse a observar en silencio sin atreverse a intervenir o ediar para tratar de calar los +nios.
recienteente ha quedado vacante ;ironi2ó. ;6o... ;ururó el hobre, toado por sorpresa;. Necesitareos un nuevo ayordoo, se1or ;concluyó 8cott. ;9oar" eso coo un sí ;respondió $arcus al tiepo que cerraba los botones de su caisa;. Ahora, si e disculpan, a4n tengo otro asunto del que ocupare. !ueden retirarse a descansar, creo que todos lo necesitaos ;a1adió. !asó al interior de la biblioteca y desapareció cerrando la puerta a su espalda. 'os ojos verdes de Norah siguieron al arqu"s ientras este cru2aba la sala, encain+ndose directaente al aparador en donde $olly =ayes solía alacenar el brandy y el oporto. 9ras llenar dos copas del priero, se apro7ió a la joven y le ofreció una. u" deonios crees que est+s haciendo ;preguntó "l, al2ando una de sus oscuras cejas. alta.
;#reo que no debería estar aquí, junto a usted, a solas ;opinó ella en vo2 ;!odrías haber opinado eso iso antes de eterte en la situación en la
que te encontr" junto a i ayuda de c+ara ;dijo "l, clavando la irada en el sonrojado rostro de ella. ;*#óo puede decir algo seejante 6o no he tenido la culpa de lo que ha ocurridoB ;#ierto, no la has tenido ;aditió "l;. 8olo digo que desde que te cono2co, que no es deasiado tiepo, te coportas de una anera poco co4n, e7poni"ndote al riesgo de una fora desedida. Norah e7haló un suspiro. ;!ues agradecería que ilord e indicara la ejor fora de evitar ese peligro al que se refiere en una casa donde acostubran a citarte a solas en la biblioteca o a obligarte a frotar la espalda del patrón ;puntuali2ó ella de anera orda2. ;Dios santoB No soy ning4n s+tiroB ;io "l. ;No es eso lo que he oído. De hecho, he oído tantas cosas sobre ilord que e resulta increíble que a4n no haya saltado sobre í para tratar de llevare a su depravado lecho ;coentó ella con perspicacia al tiepo que observaba el aplio desgarrón en su vestido. 'a repentina carcajada de $arcus atrajo la atención de ella, que reculó un paso cuando "l e7tendió la ano para situarle la tela rasgada nuevaente sobre el hobro. Norah contuvo la respiración, clavando la irada en "l. ;*
Norah sintió una oleada de calor por todo el cuerpo. 8us dedos se debilitaron, dejando caer accidentalente su copa y derraando el contenido sobre la herosa alfobra. ;'+stia, era un buen brandy ;susurró "l sin apartar los ojos de los de ella.
;*!ero qu" deonios est+ diciendo ;#reo que he hablado lo suficienteente claro3 s" que lo deseas. !uedo notarlo en la fora en que e iras.
debes saber que cose habitualente 4nicaente para daas. Norah sintió un atisbo de p+nico y, sin ebargo, no pudo evitar que su irada posara en el coien2o de la usculatura que se distinguía bajo la caisa abierta. ;6o... ;9ragó saliva y se esfor2ó en apartar los ojos de aquel cuerpo. !or supuesto que distinguía el trabajo de le couturier, coo solían llaar al sastre. *6 qui"n no lo haría Aquel odisto solo aceptaba reali2ar un traje de caballero cuando se trataba de un conocido o alguien con cierta relevancia. 'os trajes que cosía para su padre eran bastante siilares al que "l llevaba puesto en aquel oento;.
K-L Gorth fue pionero en atribuirse la categoría de celebridad al firar sus creaciones coo si de pie2as de arte se trataran.
Capítulo 4
Aquella seana parecía haber transcurrido considerableente +s despacio que las anteriores. Durante los cinco días posteriores a su encuentro en la biblioteca con lord %reen&ood, Norah se suergió en la rutina de su trabajo3 por el día lipiaba, fregaba, enceraba los suelos y enjuagaba la cuantiosa colada, y por las noches preparaba en la cocina, junto a %eorgina, poadas hidratantes para la piel, hechas a base de iel y distintas frutas. Norah no podía evitar que una sonrisa aflorara en su rostro cuando la doncella abría la boca sorprendida, al coprobar los r+pidos resultados que producían aquellos aravillosos ung:entos, que incluso la se1ora =ayes les había solicitado para ella isa. 5no de esos ilagros en tarro, los había llaado. De aquel odo había pasado el lunes, luego el artes y así sucesivaente hasta llegar al viernes, su día de descanso. Durante todo aquel tiepo había evitado con notable "7ito a lord %reen&ood que, afortunadaente para ella, fue reclaado con urgencia en una de las uchas plantaciones de cereales que poseía cerca de la Abadía de Eountains. 'os negocios del arqu"s abarcaban un aplio abanico de posibilidades3 desde los trigos que se cultivaban en Inglaterra, a la hoja de tabaco que su flota de barcos trasportaba desde el nuevo undo al resto de
que aquella a1ana %eorgina sería la que lipiaría la colada en su lugar. 8e tapó la boca con la ano, tratando de repriir un grito y corrió todo lo r+pido que sus pies se lo peritieron. ecordaba perfectaente el pavor que le producía a la joven doncella caer al agua, ya que no sabía nadar. #uando llegó a la orilla se detuvo en seco con la respiración entrecortada. $iró a un lado y al otro, y, aunque no distinguió el cesto de ropa por ninguna parte, sabía que no podía estar del todo segura de que aquella canasta no hubiese caído al agua junto a la doncella. 8in detenerse a pensarlo dos veces, coen2ó a abrir r+pidaente los peque1os botoncillos de n+car que cerraban la parte superior de su ligero vestido de algodón a2ul. Apenas había conseguido separar tres botones, cuando ante ella eergió del agua un hobre. Norah se quedó petrificada en el sitio, coprendiendo que el +s ínio oviiento por su parte alertaría a lord %reen&ood de su presencia allí.
ansiando aparentar una fire2a, que en absoluto poseía. @l lan2ó una fuerte risotada que la hi2o estreecer por dentro. Ha+s una risa le había parecido tan seductora a Norah coo la de aquel hobre. ;ChB 6a entiendo >ue torpe he sidoB ;$arcus se golpeó la frente ojada con la pala de su ano. ;*>u" es lo que entiende ;resopló ella entre dientes, al tiepo que se dejaba caer sentada sobre la hierba, justo frente a "l. ;Debe ser usted una de esas uchachas de escasa oralidad que pasan su tiepo libre espiando ientras los pobres e indefensos caballeros nadan ajenos a su presencia. Norah soltó una elodiosa carcajada. ;5sted no es un hobre pobre y, desde luego, tapoco es un indefenso caballero ;a1adió. %reen&ood no pudo evitar sentirse cautivado por el sonido de su risa. u" puede saber una joven doncella coo t4 sobre fortuna o responsabilidades ;Fueno... ;coen2ó a decir ella;. De un odo u otro, todos teneos responsabilidades, ilord. 6 en lo que respecta a la fortuna, prefiero entender +s de felicidad. ;*8abes que eres una uchacha de lo +s e7tra1a ;a1adió $arcus antes de coen2ar a cainar hacia la orilla. ;*>u" est+ haciendo ;preguntó ella tensando su cuerpo e incorpor+ndose con rapide2. ;
;No, pero, pero... yo... ;balbuceó ella y se dio la vuelta r+pidaente, d+ndole la espalda. ;*5n arrebato de virtud ;ió "l ientras se ponía los pantalones que descansaban sobre una roca cercana. 9ras colocarse sus botas de ontar, se apro7ió a la uchacha, que continuaba inóvil, evitando irarlo. ;!or DiosB 9ienes veintitr"s a1os, *recuerdas ;se burló, apro7iando su boca al oído de ella. Norah dio un treendo brincó y giró el rostro para irarlo. #uando lo hi2o, trastabilló y trope2ó fuerteente con el duro torso desnudo de "l. $arcus la envolvió entre sus bra2os para evitar que cayese y ella retuvo abruptaente la respiración. ;No creí que fueras de las que se arrojan a los bra2os de un hobre a la priera ocasión que se les presenta ;se burló "l con vo2 ronca, sintiendo el roce de sus suaves pechos a trav"s de la tela del vestido. Norah apoyó abas anos sobre su torso y le propinó un fuerte epellón, consiguiendo que la liberara. ;$aldito cretinoB *Acaso cree que voy a tolerar que... Norah no pudo terinar la frase. $arcus se precipitó, literalente, sobre sus labios, ipidi"ndoselo. 'uego despla2ó su fuerte ano tras la nuca de ella, enredando sus fuertes dedos entre sus cabellos, haciendo que aquel contacto fuese a4n +s intenso.
abruptaente de "l. No podía dejar de respirar agitadaente al tiepo que sus senos subían y bajaban de fora descontrolada. 8entía coo le ardían las ejillas, consuidas por un sofocante calor. ;Debo regresar a la casa. ;8e obligó a decir. ;'o que deberías, se1orita Devlin, es confesar ese secreto que tanto te obstinas en ocultar. ;No s" a lo que se refiere. ;9rató de cainar, pero "l se lo ipidió obstaculi2+ndole el paso y sujet+ndola por el bra2o;. 9engo ucho trabajo, se1or ;insistió Norah. ;*#rees que no s" que hoy es tu día libre ;8u"ltee el bra2oB ;*>ui"n te regaló ese perfue ;la interrogó. ;*>u" ;Norah arrugó el ce1o. Aquel hobre debía de haber perdido totalente el juicio. ;6a e has oídoB <7ijo saber qui"n te hi2o ese regalo, y por qu". u" se supone que quiere decir con eso ;*Acaso no escuchas cuando te hablan >uiero decir justaente eso3 que
no volver+s a verlo. ;No puede usted iponere tal cosa, ilordB ;ió ella con nerviosiso. ;!uedo y acabo de hacerlo. ;Al2ó una ceja. Norah cru2ó los bra2os ante la cueva de sus senos de una fora casi infantil. ;!ues yo ao a ese hobre. ;$intió;. Así que veo difícil lograr lo que usted e pide. ;9ranquila, preciosa... ;8e burló el arqu"s. 8e apro7ió a ella y le dio un fuerte y r+pido beso en los labios, antes de eprender el caino de vuelta a casa. ;*9ranquila ;*epites siepre las palabras coo una cacat4a ;bufó "l;. A partir de ahora ser" yo quien caliente tu frío lecho, preciosa. u" deonios sabr+ ustedB ;e7claó ella indignada. Cdiaba ser tan suaente transparente para aquel hobre. ;8i tuvieses realente uno, no te iportaría lo +s ínio tu reputación ;le lan2ó una irada de advertencia. ;
;8í que e iporta y uchoB ;*8í *!or qu" ;!reguntó "l. Norah lo iró ansiando encontrar una respuesta sensata ante tan auda2 encerrona. 8i tan solo pudiese apartar un oento la irada de aquellos profundos ojos, a buen seguro hallaría cientos de aravillosos arguentos a su pregunta. ;!ues... porque... yo... ;balbució. $arcus rio en"rgicaente. Norah no pudo evitar apretar con fuer2a su andíbula y lan2ar un rugido antes de darse edia vuelta y coen2ar a cainar con paso fire hacia la ansión, alej+ndose cada ve2 +s de aquel insufrible hobre. A4n le parecía oír su risa cuando atravesó la puerta trasera que conducía a la cocina. Allí agarró un cuenco de una de las estanterías y derraó un poco de la leche ferentada que #orintia, la cocinera, había elaborado días antes. 'uego a1adió iel, algunas especias y coen2ó a batirlo todo en"rgicaente. ;*>u" haces ;preguntó %eorgina, que la observaba desde el rincón donde estaba sentada, ondado unas patatas. ;F+lsao para las anos ;respondió ella de anera auto+tica, apretando a4n +s la andíbula. ;6a preparaos ung:ento para las anos el i"rcoles ;le recordó la doncella al tiepo que abandonaba la faena. 8e lipió las anos en el delantal y se incorporó para apro7iarse a ella. ;*8e puede saber qu" es lo que te ha enojado tanto ;a1adió %eorgina. ;*!or qu" crees que estoy enojada ;replicó Norah, agregando el contenido de otro tarro. ;Fueno, entre otras cosas, porque acabas de terinar con todo el sebo para dar lustre a las botas. Norah, se detuvo y clavó la irada en el cuenco que sostenía entre las anos. 8u espeso contenido y el e7tra1o color que había adquirido la e2cla, indicaban que %eorgina no se había equivocado. ;
saga2ente. ;6a te dije que no hay tal cosa.
KML Aroa uy innovador para la "poca, ya que se trataba de una fragancia uy fresca en contraposición a la de los cargados perfues, usados por aquel entonces.
Capítulo 5
;#on esto no te serviría ni una jarra de i peor cerve2a. ;
barra al tiepo que servía un par de jarras de cerve2a. ;
;*#u+ndo partios ;respondió #randall con vo2 pastosa al tiepo que Hohn colocaba una jarra llena, nuevaente ante "l.
Capítulo 6
;*!uede detenerse allí, se1or 8cott ;Norah se1aló con su dedo un peque1o negocio a un lado de la cal2ada. 8u escaparate, repleto de telas y la2os de infinidad de g"neros y colores, era treendaente llaativo. ;!arece un lugar uy fino, *no te parece ;coentó el hobre, al2ando una de sus cejas al tiepo que detenía el carruaje justo donde ella se lo había indicado. ;Así es, pero necesito con urgencia una cofia nueva y da la casualidad de que este es el 4nico sitio en todo 'ondres donde las venden ya confeccionadas. !roeto que tan solo tardar" unos inutos, se1or 8cott. ;9arda el tiepo que precises, jovencita, yo a4n tengo que hacer un par de recados +s para la casa del arqu"s. 'a se1ora =ayes e pidió que coprara un par de sacos de harina, sal y sebo para dar lustre ;arrugó el ce1o;. Aunque estoy copletaente seguro de que eso 4ltio lo copr" la seana pasada... Al oír aquello, Norah no pudo evitar que sus ejillas ardieran y enrojecieran s4bitaente.
arrugas de su falda con una ano y cru2ó la puerta de Adelaidas, un peque1o y lujoso estableciiento, sobradaente conocido por las diestras anos de su propietaria a la hora de confeccionar las prendas y vestidos +s soberbios y elegantes de 'ondres. u" desea ;Fuenos días, adae ;volvió a desearle;. !reciso una cofia de algodón. ;
palabras.
agradeciiento. ;*Deseas algo +s ;preguntó la ujer, ientras terinaba de envolver la prenda con un suave pliego de papel. A Norah le pareció que la vo2 de adae Adelaida se había tornado suaente afable. ;!uede llaarla se1oritaB ;a1adió lady !atterson, provocando que los asobrados ojos de las presentes se clavasen en Norah, logrando que la joven notase que su cuerpo epeque1ecía por oentos. $adae Adelaida desencajó la andíbula y iró alady !atterson, desconcertada. ;'a se1orita es i querida sobrina, adae. 6 coo tal deseo que usted la trate. uiero decir... yo no podía iaginar... ;No iporta ;interrupió a la ujer;. #oo puede usted observar, la se1orita necesita varios vestidos, iri1aques, cors"s, guantes, sobreros y 2apatos. $i sobrina ha reali2ado un largo viaje y necesita un guardarropa nuevo y elegante. ;6o la había confundido con una doncella, ilady. #uando pidió la cofia... ;dijo con un hilo de vo2. 'ady !atterson le lan2ó una dura irada de advertencia que hi2o que la hi2o enudecer s4bitaente. ;*Acaso est+ usted insinuando que alguien de i failia aparenta ser un siple epleado del hogar ;No, ilady, yo... ;9oó aire;. 9raer" todo de inediato. Dicho esto, adae Adelaida se dio la vuelta y desapareció en el interior de su taller. ;Desconocía el hecho de que tuviese usted una sobrina, ilady ;indicó #atherine #o7, inclinando la cabe2a hacia Norah. 'a joven le respondió de la isa fora. ;!ues ya ve lo equivocada que estaba, se1orita #o7. De hecho, no es la 4nica sobrina que tengo ;respondió lady !atterson. ;8í, ilady, recono2co que estaba treendaente equivocada ;aditió sin entusiaso antes de clavar la irada en el bonito reloj de pared con esfera de porcelana que descansaba sobre el ostrador. A continuación a1adió;3 ChB !ero qu" tarde esB Norah al2ó una ceja, sorprendida por la pedante representación de aquella uchacha de tirabu2ones rubios y boca peque1a sin creer una sola palabra. !arecía
increíble lo h+bil que era para ser tan joven. 'a 8e1orita #o7 sonrió e hi2o una cort"s reverencia antes de abandonar el taller junto a su doncella. 'ady !atterson no se sorprendió del cauteloso coportaiento del que había hecho alarde la joven. 8abía que nadie en su sano juicio se arriesgaría a olestarla o incoodarla. ueridaB ;#reí haber entendido bien cuando dijiste que tenías previsto instalarte definitivaente en 'ondres en noviebre ;coentó Norah. ;6 así era en un principio. !ero las cosas parecen haberse calado en Virginia ucho antes de lo que yo había esperado. ;*A qu" te refieres ;u" *>ui"n va a reconocere aquí, en 'ondres 'a daa guardó un segundo de silencio. ;8í, supongo que tienes ra2ón, sobre todo ahora que el se1or Eord ha dejado de husear por aquí. Ade+s, ya no hay caso de que contin4es ocult+ndote. No solo he regresado definitivaente a la ciudad, sino que tabi"n he puesto de anifiesto tu verdadera identidad ante ese atajo de arpías.
Norah sonrió al oír aquellas palabras de los labios de una ujer tan elegante y educada coo su tía. 'uego, la iró ce1uda. ;*6 cóo piensas evitar que i padre averig:e donde e encuentro ;'o habría hecho de todos odos, de haber partido de Virginia inediataente despu"s de ti. =aber aguardado allí un tiepo, ha evitado que tu padre sospechara nada respecto a nuestro plan ;dijo lady !atterson antes de que adae Adelaida irrupiera nuevaente en la tienda. 'a ujer acarreaba en sus anos una decena de uestras3 telas de seda estapada, encajes, y g"nero liso de algodón. 9ras desli2ar la cinta "trica que llevaba apoyada tras el cuello, inició la tarea de toar edidas a la joven Norah. ;VayaB !osee usted una cintura diinuta, se1orita !atterson ;observó adae Adelaida, anotando una cifra en un peque1o cuadernillo. Norah abrió la boca para indicarle el error que coetía al confundirla con una !atterson. 8in ebargo,lady !atterson, se apresuró a responder por ella3 ;Aun así, deseo que confeccione para i sobrina varios de esos c"lebres cors"s suyos, adae. 9engo entendido que son una e7quisite2 ;apuntó lady !atterson, lan2+ndole a Norah una irada que le indicó lo que podría beneficiarlas aquello. A ella no le costó deasiado coprender el significado de aquel gesto. 8i la creían descendiente del difunto arido de su tía, y no de su propia sangre, correría enos riesgo de ser descubierta. ;!or supuesto, iladyB ;respondió la ujer con evidente orgullo al tiepo que e7traía un enore too de una de las estanterías y lo habría sobre el ostrador para que adirasen los bellos bocetos de sus afaados dise1os;. 8olo tienen que indicare el estilo que desean, y en pocos días tendr+n confeccionado todo lo necesario. #on la valiosa ayuda de su tía y su e7quisito gusto, Norah eligió cuidadosaente los odelos que +s le favorecerían y el g"nero en que se reali2arían los isos3 encajes, terciopelos y sedas estapadas. 8e hallaba tan enfrascada en aquel aravilloso pasatiepo que olvidó por copleto que el se1or Anderson pasaría a recogerla hasta el iso instante que este detuvo el carruaje donde habían acordado un rato antes. Norah apartó los ojos de los e7traordinarios bocetos para conteplar al hobre a trav"s del escaparate, y dejó caer los bra2os a abos lados de su cuerpo cuando vio que Anderson e7traía del bolsillo de su chaleco un peque1o reloj y lo ojeaba con nerviosiso. ;Debería regresar a %reenhouse, tía ;susurró Norah. ;9onteríasB ;respondió lady !atterson. Irguió la espalda y giró con gracia
sobre sus talones para encainarse despu"s hacia la puerta.
pudo evitar que se le iluinase el rostro. ;9ratar" de tenerlo todo a punto el pró7io lunes, ilady ;respondió. 'ady !atterson ofreció su bra2o a Norah, pero esta lo recha2ó alegando hallarse algo ejor. !ero si bien no sentía la isa sensación de p+nico que le había encogido el cora2ón al principio, a4n le teblaban las piernas. Eueran cuales fueran las ra2ones, se sentía coo si le hubiese pasado una carreta por encia.
;6 die... *ese sofocante calor tuyo tiene nobre Norah abrió la boca y dejó caer la andíbula ante la perspicacia de su tía. ;*>u" nobre se supone que debería tener ;$arcus %reen&ood, por ejeplo... ;respondió la ujer, encogiendo un instante sus hobros. 'uego sonrió con picardía. Norah no podía creer lo que su tía le estaba diciendo. *Acaso era trasparente para todo 'ondres ;*6 por qu" $arcus *!or qu" no Iv+n o 9iothy ;!orque, querida, no hay dos hobres coo $arcus %reen&ood. ;6a...B ;la iró entre las pesta1as;*6 por qu" no te casas t4 con "l ; resopló Norah entre dientes. ;!ues porque e sobran unos veinte a1os y e faltan energías. !or eso ; respondió la ujer con tono elancólico. Norah entornó los ojos, fulin+ndola con la irada. ;9ía $ariel... ;*8í ;*u" finalidad podría tener yo para elegir ese lugar en particular ;!ues por ejeplo, el arqu"s ;concluyó Norah, cru2ando abos bra2os ante su pecho. ;*9e has enaorado del arqu"s ;preguntó lady !atterson dedic+ndole una falsa e inocente irada. Norah trató de repriir un gru1ido. ;9ía $ariel, tienes suerte de que te adore ;apuntó ella. 'ady !atterson no pudo contener por +s tiepo la risa.
Capítulo 7
u" deonios... ;Apartó la colcha y depositó los pies descal2os sobre la alfobra. Acto seguido, Norah clavó la irada en lady !atterson, que penetró en la habitación con la respiración entrecortada. ;*>u" ocurre, tía ;Alg4n pobre desquiciado, supongo ;respondió por fin la ujer, lan2ando una inquieta irada hacia el corredor. ;Debe serlo para aporrear tu puerta así a estas horas de la a1ana ;iró hacia donde lo hacía su tía y se levantó de la caa para apro7iarse a ella. Hane #larJ, una de las doncellas, golpeó suaveente con los nudillos el arco de la puerta abierta, atrayendo la atención de abas. ;
;8í, Hane. Dile que lo recibir" en quince inutos. 6 ll"vale ientras tanto una infusión caliente, tal ve2 así ese ogro se tranquilice. 5na ve2 se hubo archado la joven doncella, lady !atterson lan2ó una inquisitiva irada hacia Norah. ;*Debo saber algo que a4n no e hayas contado ;indagó. ;*Algo *Algo sobre qu" ;preguntó Norah, sintiendo coo le ardían las ejillas. ;Algo sobre por qu" cierto arqu"s aporrea i puerta al día siguiente de archarte t4 de su casa. ;No digas tonterías, tía $arielB u" deonios hacía allí lord %reen&ood, se preguntó sin hallar una respuesta lógica a su conducta. 8e incorporó con esfuer2o y se apro7ió r+pidaente a la ventana, corriendo los finos visillos de encaje para poder irar a trav"s de los cristales. #oo siepre, no había carruaje alguno, tan solo un brioso corcel que parecía aguardarlo junto a la herosa fuente del jardín. Dio un treendo salto al oír tres golpecitos tras la puerta. 8e giró y por un oento se quedó irando sin saber si debía abrir, o peranecer allí, pasada y en silencio. #uando trascurridos unos segundos se abrió y apareció la joven Hane #larJ, suspiró aliviada. 8in ebargo, se vio obligada a sujetarse en el quicio de la ventana al notar que las rodillas le fallaban. ;*Ccurre alguna cosa ;8e atrevió a preguntar a la doncella, sintiendo a su ve2 coo un inoportuno nudo parecía querer instalarse de por vida en su garganta. ;'ady !atterson ha ordenado que le pregunte qu" es lo que desea toar esta a1ana. 8eg4n ha dicho ilady, tras su largo viaje, tal ve2 le apete2ca desayunar en su doritorio, y no abajo en el salón ;le indicó la joven. Norah no era ninguna est4pida, conocía perfectaente el peligro al que se enfrentaba y lo iprudente que sería cru2arse con el arqu"s en aquellos oentos. 8obre todo sin estar al corriente de lo que había ido a buscar. ;%racias, Hane, tan solo toar" un poco de fruta y algo de leche caliente ; le dijo a la uchacha enuda y de ejillas sonrosadas. Hane #larJ, de apenas veintitr"s a1os, inclinó ligeraente la cabe2a y se archó tan r+pido coo había aparecido. Norah centró entonces su atención sobre
la puerta cerrada, sintiendo infinidad de sentiientos, tan dispares coo incopatibles3 por un lado tenía la necesidad de abandonar aquel doritorio y correr escaleras abajo para tratar de averiguar el otivo de la irrupción de lord %reen&ood allí, y por otro deseaba encerrarse en aquel doritorio y peranecer allí hasta que aquel hobre desapareciera de la casa y de su ente. Norah intuyó que aquello 4ltio iba a ser treendaente coplicado, por no decir iposible. 8e llevó una ano a la boca e introdujo la punta del dedo índice entre los labios, ordiendo despu"s su u1a. Fuen Dios, aquello sí que era e7asperanteB
Norah al2ó su rostro cuando lady !atterson traspasó la puerta. 'a ujer, con un gr+cil oviiento de sus caderas, se sentó junto a ella. ;Hane, por favor, tr+ee una ta2a de t" ;pidió a la uchacha.
le producía un escalofrío. 8obre todo al recordar por qu" se hallaba bajo la protección de su tía en 'ondres. A4n le parecía iposible que su padre se hubiera dado por vencido despu"s que tan solo tres eses, aunque, por fortuna, parecía ser así. ;*>u" piensas ;preguntó lady !atterson cuando advirtió coo Norah dejaba su plato a un lado. ;$e preguntaba cóo piensas presentare a esos vecinos tuyos. ;!ues con un baile, por supuesto. *#óo si no ;8e encogió de hobros su tía. ;*5n baile ;Norah abrió la boca. ;'a seana pró7ia sería el oento perfecto, dado que adae Adelaida ya tendr+ preparado todo lo necesario. Norah se hundió en el respaldo de su asiento y lan2ó un prolongado soplido. 8u tía la observó con deteniiento antes de a1adir3 ;'o que no s" es qu" vaos a hacer con tu aspecto. ;*$i aspecto *>u" deonios le ocurre a i aspecto 'ady !atterson le lan2ó una inquisitiva irada antes de responderle. ;
Capítulo 8
'a seana pasó sin +s contratiepos. Norah se dedicó durante todo aquel tiepo a conocer ejor todas las dependencias y recodos de 'aJehouse, ya que constituirían desde ese oento su nuevo hogar, y puso especial inter"s en conocer a las personas que habitaban en "l3 la joven y discreta $ary Anne, el habilidoso ayordoo
principal estaba custodiado por dos grandes alas que se al2aban de fora ajestuosa a abos lados. Desde aquella distancia podía atisbar perfectaente los enores conductos dobles, y perfectaente alineados, que sacaban al e7terior el huo de los hogares. Norah se apartó a un lado cuando a tan solo un par de etros de ella desfiló un peque1o carroato cargado de fanales y otros enseres que se suponían necesarios para el baile de aquella noche. 9ía $ariel, haciendo gala de su reputación de agnífica anfitriona, pretendía iluinar los jardines tanto coo fuera posible, ya que el aconteciiento se e7tendería hasta el e7terior de la propia ansión. Así era lady !atterson cuando ofrecía una cena o baile3 recargada y espl"ndida? aunque paradójicaente, ja+s rebasaba el sentido de la elegancia y lo estrictaente correcto. u" te ocurre Norah elevó sus ojos y iró a su tía, que se encontraba en el rellano de la escalera ir+ndola con preocupación. ;No... no es nada ;respondió, llev+ndose una de las anos a su frente entuecida y cerrando los parpados al iso tiepo.
'ady !atterson descendió los pelda1os apresuradaente y cuando llegó junto a ella la abra2ó. #onocía deasiado bien a su sobrina para no entender lo que significaba ese (nada). ;Aquí no va a encontrarte nadie, te lo proeto ;le dijo tratando de tranquili2arla, aunque sabía que si estaba de Dios el que Fasil Devlin la hallara, ni ella ni nadie podrían hacer nada por ipedirlo.
$edia hora despu"s, suergida en el interior de la tina que alguien había dispuesto en el boudoir, junto a la ventana. u" pensaría "l sobre su precipitada decisión al abandonar %reenhouse 9al ve2 incluso "l hubiese valorado la posibilidad de que, tras lo sucedido, aquello fuera una huída en toda regla. 8us ejillas ardieron hasta lo absurdo al recordar la indecente proposición que "l le había hecho junto al río. *!or qu" no se había sentido del iso odo al oírla de los labios de #esar #randall Al fin y al cabo, se suponía que abos hobres trataban de obtener lo iso. 8in ebargo, no fue repulsión lo que e7perientó su cuerpo tras oír
seejante cosa de boca del arqu"s. *Acaso aquel peligroso hobre la había hecho perder el juicio, se preguntó suergi"ndose un poco +s en la tina y sintiendo al iso tiepo que el calor y el rubor se hacían con el resto de su cuerpo. ;*8abe, se1orita ;coen2ó a decir Hane;. =e oído que Ada Qipling vendr+ esta noche al baile. ;*Ada Qipling ;Norah arrugó el suave ce1o, pregunt+ndose qu" iportancia podía tener aquel nobre. ;8í, se1orita.
Dios santoB, se dijo Norah con las ejillas encendidas. *Acaso había un club privado donde las doncellas y de+s epleados del hogar se reunían para intercabiar chises sobre sus patrones, pensó al tiepo que salía de la tina para dirigirse al boudoir, decorado en tonos celestes. 5na ve2 allí, se sentó en el div+n y coen2ó a secar el resto de su cuerpo. ;
Capítulo 9
Norah Devlin pasó junto al piano @rardKRL de adera de palisandro y atravesó despu"s la enore puerta de dos hojas que daba acceso al suntuoso salón de baile. Al2ó sus ojos, bellos y fascinados, observando las iperecederas paredes recargadas y decoradas con ultitud de tallas doradas al aceite que se e7tendían hasta el cielo raso para e7tinguirse allí. ueridaB ;e7claó una daa, delgada e increíbleente p+lida, a la que ella no había visto nunca antes. 'a ujer, ataviada con un heroso vestido de seda a2ul cobalto y una cantidad desesurada de polvos en los póulos, le otorgó un fuga2 y casi qui"rico abra2o antes de coentar3 ;5sted debe de ser la se1orita !atterson ;inclinó su cabe2a. 'as pluas de su tocado se agitaron sobre su coronilla coo si hubiesen recuperado de nuevo el don de volar y Norah tuvo que repriir la intención de sus labios de curvarse hacia arriba;. $e han coentado que se ha despla2ado usted desde !arís. *
todos is invitados. ;ió de anera encantadora al tiepo que abría su abanico de encaje color burdeos y lo agitaba ante su rostro. Norah advirtió el ligero teblor en el labio superior de la ujer. 'uego, eleganteente, lady =arte inclinó su cabe2a y con una for2ada sonrisa se e7cusó antes de girar sobre sus talones, aferr+ndose al instante del bra2o de uno de los caballeros que pasaba casualente junto a ella. ;>uerido se1or #o7B ;e7claó la ujer;. Debe usted contare cóo le ha ido a su preciosa hija. 8eg4n he oído, el se1or #ourtney le ha hecho una aravillosa proposición.
@l contrajo el ce1o y sonrió antes de preguntar3 ;*No va usted a presentarnos a su bella acopa1ante 'ady !atterson asió suaveente a Norah por el codo y la invitó a adelantarse unos pasos. ;#óo noB se1or Qipling, esta es i sobrina, la se1orita !atterson. ;u" deonios hacía nuevaente el arqu"s en ellos ;*'e apetece bailar ;*Disculpe ;iró a Qipling.
Hohann 8trauss, iprescindible en cualquier baile, pero al iso tiepo algo anticuada. u" deonios est+ haciendo usted aquí ;farfulló entre dientes. 8us ojos escudri1aron r+pidaente a su alrededor, asegur+ndose de que se hallaban
copletaente solos. ;6o debería preguntarte lo iso, *no te parece ;indicó "l con tranquilidad al tiepo que se recostaba pere2osaente contra la balaustrada de piedra y encendía con la llaa incandescente de un fanal uno de los cigarrillos que el se1or !hilip $orris vendía en su peque1a tienda en Fond 8treet con notable "7ito. Despu"s la iró con atención antes de a1adir;3 así que este era tu gran secreto. 8inceraente... ;e7pulsó una bocanada de huo;. Iaginaba que se trataría de algo +s sórdido. u" le hace suponer que e entregaría a usted si hubiera sido realente una doncella $arcus abandonó su sitió junto a la balaustrada y con tan solo dos 2ancadas se plantó ante ella. Norah al2ó su barbilla de anera desafiante, neg+ndose a retroceder un centíetro ante aquel asculino y aena2ador cuerpo que le sacaba con facilidad los dos palos. 8in poder evitarlo, las rodillas le teblaron y su estóago dio una voltereta al advertir el brillo inquietante que refulgía en el fondo de sus ojos. Algo que suado al creoso y asculino olor de su jabón de afeitar la obligó a tragar saliva, tratando de huedecer su boca seca, sintiendo al iso tiepo que su pobre cabe2a daba vueltas y su cora2ón se aceleraba al notar cóo le ardían las ejillas. ;No e tientes... ;le susurró "l, inclin+ndose y apro7iando su seductora boca a su oído. Norah cerró los ojos al sentir el tibio aliento de "l acariciar su cuello y coquetear con su hobro derecho. Fruscaente sintió que el coraje había desertado de entre sus filas, abandon+ndola en un terreno deasiado pantanoso y resbaladi2o para resultar inocuo. ;*#óo lo ha descubierto ;8e atrevió a preguntar. @l rio en"rgicaente, provocando que Norah se estreeciera ante aquel asculino y vibrante sonido. ;No seas presuntuosa, querida ;le respondió al tiepo que arrojaba al suelo el cigarrillo para a continuación aplastarlo bajo la punta de su bota de piel negra. Antes de que le fuese posible intuir las intenciones de "l, $arcus ovió su
ano con rapide2, desli2+ndola tras la espalda de ella para atraerla despu"s +s cerca de su propio torso. A continuación coen2ó a cainar epuj+ndola h+bilente hacia el lugar +s recóndito y sobrío del jardín. Norah se vio for2ada a retroceder adherida a su atl"tico cuerpo, tratando al iso tiepo de no trope2ar con sus pies o con los de su asaltante. 8us piernas se ovieron en sentido contrario hasta que notó sobre la desnuda piel de sus oóplatos el frío contacto de la pared que le ipedía continuar reculando. 5na ve2 consiguió atraparla entre aquel uro y su propio cuerpo, $arcus a1adió3 ;No tenía ni la enor idea de que fueses pariente de lady !atterson. Norah notó coo el calor inundó s4bitaente su rostro hasta el punto de que sus oídos pitaron, record+ndole la huillante farsa que se había visto obligada a representar durante eses. No le e7tra1aba lo +s ínio que tras lo sucedido "l se sintiera furioso con ella. !ero no había tenido otra elección. ;No creo que i parentesco con ella sea en absoluto de su incubencia, ilord. ;!ues seg4n lo veo yo, creo que sí que lo es. 6 ju2go ade+s que e debes una, sobre todo despu"s de quitarte de encia a ese al nacido de #randall. Norah tragó saliva al oír ese nobre. ;!ues se lo agrade2co, ilord. Aunque dudo que vaya a recibir nada +s de i persona por haberse coportado coo se supone que cualquier caballero habría hecho de encontrarse en seejante situación ;respondió ella con un profundo suspiro. Aquellas palabras le provocaron a $arcus un s4bito ataque de risa. #ualquier otra daa hubiese coen2ado a chillar copletaente despavorida al verse alejada del resto de los invitados y asaltada de aquel odo. 8in ebargo, ella parecía no intiidarse con facilidad. Aquella insólita anera de actuar lo incitaba a descubrir hasta qu" e7treo debía llevar a aquella joven para traspasar los ine7pugnables uros que había construido a su alrededor y tras los que parecía escudarse con bastante "7ito. 8e apro7ió cerniendo su poderoso cuerpo sobre el de ella, haciendo que Norah contuviese un segundo la respiración y lan2ara un instante despu"s un geido ahogado, cuando sintió la posesiva presión de la boca del arqu"s sobre la suya. 8in saber cóo ni por qu", abrió sus rojos labios ante aquella invasión, periti"ndole e7plorar con su +vida lengua su interior. 8intió coo su pulso se aceleraba y aldijo por un oento el aldito e incóodo cors", que parecía ipedirle respirar con noralidad. 8u sangre parecía hervir en el interior de sus venas y ese chocante calor no tardó en e7tenderse por el resto de su cuerpo haci"ndola creer que de un oento a otro se desayaría. 8in ebargo, aquel
desfalleciiento ja+s llegó, tan solo el deseo y el arrebato de locura peranecían junto a ella ordiendo su ala. Aquel beso se hi2o +s profundo, +s intenso, puede que incluso carente de inhibiciones. 8e dejó llevar, al2ó sus bra2os y rodeó el fuerte cuello de "l al tiepo que una pun2ada apreiante se hacía due1a de su vientre. $arcus apartó repentinaente su boca y la iró e7tra1ado. A Norah le fue iposible descifrar si era enojo, furia o conoción lo que reflejaban los ojos del arqu"s de Devonshire. ;VeteB ;le ordenó "l con vo2 ronca. Norah se quedó petrificada. 'a sangre se heló en sus venas s4bitaente y el calor que antes se había adue1ado de su cuerpo coen2ó a evaporarse tan r+pido coo había aparecido. Abrió la boca para protestar. !ero $arcus, lejos de escucharla, la interrupió ech+ndose a un lado para que a ella le fuera posible overse f+cilente sin trope2ar con "l. 'uego insistió3 ;=e dicho que te vayas. $aldita seaB
en cuanto estuvo en su interior. 'a estancia estaba suaveente alubrada por un par de candelabros de plata que descansaban sobre una esita de nogal, iluinando las altas estanterías repletas de libros eleganteente encuadernados. Norah anduvo unos pasos y se dejó caer sobre un elegante sillón orejero de piel que se hallaba ante la chienea apagada. Al instante, clavó sus ojos sobre uno de los le1os que aguardaban a ser queados, al tiepo que sentía coo su cuerpo coen2aba a teblar. *Acaso aquel hobre pretendía volverla loca, se preguntó hundi"ndose por copleto en el respaldo de la butaca. *>u" deonios estaba pasando allí
$arcus %reen&ood se frotó la ejilla dolorida con sus largos y fuertes dedos. No lo había visto venir. 6 aunque hubiera sido así, no habría hecho nada por evitarlo ya que sin duda alguna creía erec"rselo. No entendía que le ocurría con aquella ujer. 'a había deseado hasta lo irracional cuando la creía una siple doncella y ansiaba poseerla a4n +s ahora que sabía que para "l era intocable. ;5na daaB ;resopló al tiepo que en sus facciones se dibujaba una virulenta edia sonrisa. Acababa de roper no hacía ucho su coproiso con Ivette y ya parecía estar anhelando suergirse nuevaente en otra est4pida e7periencia. *6 por qu" !orque su aldita entrepierna desconocía el autocontrol, por eso. Irritado, $arcus recapacitó sobre eso 4ltio. Aquel doinio sobre sí iso y sobre sus naturales ipulsos asculinos solo había flaqueado desde que conocía a aquella dichosa ujer. @l ja+s había tenido reparos en yacer con cuanta ujer, daa o raera se le antojara. Nunca había tenido deseos de +s, ucho enos de averiguar si podría haberlo habido. Ni tan siquiera cuando la dulce y delicada Ivette Feauont se despedía de "l apro7iando su boca y otorg+ndole dos ligeros
besos que h+bilente posaba cerca de sus coisuras. !or alguna ra2ón, con aquella joven todo era distinto. 'o hacía sentirse fren"tico, tierno e incluso furioso, pensó lan2ando al iso tiepo un juraento. ecapacitó un oento sobre cóo lady !atterson, coincidiendo con "l hacía no +s de cuatro eses, durante una de sus uchas visitas a la ciudad de 8an Erancisco, le había solicitado que adquiriera teporalente los servicios de la joven coo doncella en %reenhouse, ya que, seg4n ella, debía viajar a Virginia, por lo que se ausentaría de 'ondres por un tiepo indeterinado. @l desechó la idea de preguntar a la daa sobre sus otivos para evitar llevarla consigo en aquel viaje. 'ady !atterson era una de las pocas daas londinenses que realente le sipati2aban y no deseó iportunarla con una serie de cuestiones que podrían resultar ser de índole personal. Así pues, escribió en cuanto le fue posible a su, por aquel entonces ayuda de c+ara, el se1or #esar #randall, infor+ndole de que aditiera a la joven en cuanto esta llegara. Apretó la andíbula y clavó su irada en el fondo del oscuro jardín al recordar cóo lo había encontrado tubado sobre ella. 8i "l no hubiera estado justo en aquel oento en la habitación colindante a la biblioteca.... !refería no pensarlo. 8us dedos asieron con fuer2a el pasaanos de la balaustrada y sintió coo una angustiosa pun2ada aguijoneaba su estóago. Allí estaba de nuevo ese inadisible reconcoe. <7trajo su pitillera y sacó otro de aquellos cigarrillos, deteni"ndose a continuación para irarlo fijaente. Ning4n cigarrillo o !artag+sKSL lograría arrancar aquella sensación de su estóago, dedujo arrojando la pitillera lejos de sí. *
ella quien lo había buscado y tentado a propósito, pensó al tiepo que giraba sobre sus talones, abandonando el jardín y dirigi"ndose al interior de la casa. $arcus arrugó el ce1o al advertir coo el hijo bastardo de su padre, Ada Qipling, estaba coo de costubre rodeado de daas y uchachas con ejillas arreboladas. Qipling había obtenido el reconociiento por parte de Gallace %reen&ood coo su hijo. 6 a pesar de lo ucho que había insistido el padre de $arcus en que adoptase tabi"n su apellido, este se había negado categóricaente a ello. Aun así, Gallace lo incluyó en su testaento, design+ndole un buen pelli2co de su fortuna, junto con la agnífica posesión llaada FacJdo&n, denoinada así por la característica pendiente que la rodeaba. 'ord %reen&ood apartó la irada de su edio herano para desli2arla a continuación a su alrededor, escudri1ando el salón con sus profundos ojos a2ules. Cbviando las claraente asculinas, una centena de cabe2as feeninas con herosos tocados repletos de coloridas pluas se ovían de un lado para otro inundando el lugar. !ero ninguna de ellas poseía el llaativo color encarnado que "l estaba buscando. Eue entonces cuando su atención se posó en las puertas abiertas que daban al interior de la ansión. Inediataente despu"s decidió encainarse hacia ellas, abri"ndose paso entre los invitados.
Norah, enfrascada en recordar todas y cada una de las notas y acordes que contenía aquella intrincada pie2a de #hopin, apenas notó la presencia de $arcus en la biblioteca. #uando "l abandonó el lugar que ocupaba junto a la puerta y se apro7ió a ella, esta al2ó sus ojos y al advertir la sobra que se avecinaba se incorporó de un salto alej+ndose del piano. 'a e7igua lu2 del candelabro que ella había posado sobre la cubierta del piano, alubro el severo e inescrutable seblante de "l. Norah sintió coo su respiración se tornaba inconstante al tiepo que notó coo la sangre abandonaba su rostro. 9ragó saliva sin apartar los ojos de "l y dio un ligero rodeo en torno al piano para tratar de archarse de allí. $arcus se ovió +gilente y la atrapó por abos bra2os antes de que consiguiera alcan2ar la puerta cerrada. ;*Acaso pretende iportunare adonde quiera que vaya ;le espetó ella, agitando al iso tiepo sus hobros sin lograr deshacerse de sus fuertes anos. ;
4nico que le parecía racional era el hecho de que deseaba +s. *#u+nto No estaba segura, pero su cuerpo parecía estar dispuesto a averiguarlo. @l tiró con suavidad de su vestido hacia abajo, dejando que este cayera a sus pies.
convirtieran en un delirante frenesí. u" deonios significaba aquello 8e preguntó apretando la andíbula. #reía que con tocarla una sola ve2, el encantaiento al que ella lo soetía se evaporaría y no al contrario. 8e incorporó y se dirigió a uno de los espejos tratando de adecentarse los cabellos. Norah le lan2ó una irada con el rabillo del ojo. u" deonios pretendes decir con eso ;ascullo "l, dirigi"ndose hacia ella. Norah lo evitó pasando por su lado y se acercó al lugar que $arcus acababa de abandonar. Allí, frente al espejo, copuso su peinado y coprobó que su aspecto fuese lo +s correcto posible. Despu"s giró para enfrentarse a "l. ;$arcus %reen&ood, decídeteB 8í o noB !ero trata de no volvere loca.
!or el aor de DiosB *>ui"n te has creído que eres para entrar aquí y seducire de esta anera ;!ues no es que t4 no hayas participadoB ;rugió "l, apoyando al tiepo una de sus fuertes anos en la pared, junto al espejo. ;No lo niego... ;coen2ó a decir;. !ero a diferencia de ti, yo s" lo que quiero. ;Desvió los ojos del espejo para posarlos en "l, antes de a1adir;3 6 no quiero volver a verte ja+s. @l apretó la andíbula sintiendo que una estocada ortal atravesaba certeraente su torso. Aun así, no osó over ni un solo dedo cuando Norah dio edia vuelta y se dirigió a la puerta y salió dando un porta2o. Norah se detuvo un segundo en el corredor, tratando de respirar. 8u cora2ón parecía querer escap+rsele de su pecho y su pulso no era que digaos ucho +s tranquilo. 8acudió su cabe2a, luchando contra las l+grias que pugnaban por escapar de sus ojos, y coen2ó a cainar hacia el salón. *Notaría su tía el cabio operado en ella, se preguntó. No tenía ni la enor idea si aquello era posible, pero de lo que no le cabía la enor duda era de la inteligencia que poseía la daa. ;$aldito bastardoB ;asculló entre dientes antes de atravesar las puertas del salón de baile.
;8e1orita !atterson... ;ió "l;, creo que usted y yo vaos a llevarnos ;'l+ee Norah y proeto intentarlo .;Froeó ella.
;8i proete llaare Ada ;dijo "l, reparando al instante en la silueta de $arcus, que apoyado en el ubral de la puerta cercana al @rard, los iraba con cara de pocos aigos y con la andíbula copletaente copriida. ;9rato hechoB ;aditió ella, e7tendiendo su ano. Ada la asió suaveente y besó deliberadaente el interior de su u1eca, sonriendo al coprobar coo el seblante de su herano se hacía +s hosco y seco. Despu"s de tanto tiepo, el destino le había puesto en las anos el ara perfecta para poder reali2ar lo que llevaba a1os deseando3 vengarse de su edio herano.
KRL 8"bastien @rard, prier fabricante franc"s de pianos a gran escala, creando la fira de pianos que lleva su apellido. KSL 'a Elor de 9abacos cubanos de !artag+s apareció en el registro de los nobres de arcas en -S/.
Capítulo 10
$arcus había pasado los tres peores días que recordaba en sus treinta y dos a1os de vida. De haber sabido que yacer tres noches atr+s junto a Norah !atterson le iba a provocar aquel aldito desasosiego, no se habría acercado a enos de treinta Jilóetros a 'aJehouse. Desde entonces, sus días estaban saturados de la iagen de su cuerpo desnudo, su piel aterciopelada y las íntias caricias que abos habían copartido en la penubra de la biblioteca.
era propietaria de aquel libro usando su falso apellido
Norah Devlin, bajó r+pidaente las escaleras para dirigirse hacia el peque1o saloncito a2ul donde su tía solía recibir a las visitas. Hane le había anunciado inutos antes, y con la isa agitación con la que lo había hecho los tres 4ltios días, que el joven Ada Qipling la aguardaba en aquella peque1a sala de paredes color celeste cubiertas con los retratos de la estirpe !atterson al copleto? desde la propia iagen de lady !atterson hasta la representación del prier !atterson del que había constancia.
deliberada pausa que se dilató hasta que pudo observar el parpadeo ipaciente de ella;. 8eg4n tengo entendido, hace unas seanas un coronel llaado uiso saber Norah con ipaciencia. 'as noticias del nuevo undo le interesaban particularente. ;$ucho. 8eg4n parece se trata de un grasiento líquido que puede sustituir el aceite de las l+paras y resultar+ +s econóico que las odernas l+paras de gas. !or lo visto ese coronel ha hallado una especie de enore ebalse subterr+neo. ;
;=a2lo pasar, Hane ;despu"s susurró;3 9engo curiosidad por saber que osca le ha picado a su herano. ;$edio herano... ;aclaró "l, arranc+ndole a ella una sonrisa. ;!uede usted llaarlo coo desee. ;8e e ocurre una cosa... ;susurró Qipling. u" es lo que le trae por aquí, ilord ;preguntó. 'uego se giró hacia Hane y le pidió que trajera +s t" y pastas. ;Ante todo quisiera e7cusare por i coportaiento ;indicó $arcus, acood+ndose en la butaca de piel. ;8u coportaiento... ;se liitó a repetir ella con desgana, haciendo un gran esfuer2o por no arrojarle el contenido de su ta2a de porcelana sobre la cabe2a. Qipling, con gesto lacónico, apoyó su entón sobre la ano y los iró atentaente. ;*!odríaos hablar en privado ;preguntó a su edio herano.
suficienteente bajo para que aparentase tratarse de una confidencia, y lo necesariaente alto para que %reen&ood pudiera oírlo con claridad. 'uego soltó su ano y pasó junto a $arcus, regal+ndole una triunfal sonrisa antes de desaparecer por la puerta. ;*!reciosa ía ;resopló el arqu"s cuando por fin estuvieron solos;. *>ui"n deonios se ha creído Qipling que es para hablarte de ese odo
con iles de diinutas florecillas verdes. 8e levantó de su asiento antes de ser iitada por "l y dio un peque1o paso hacia $arcus. ;
asiento.
$arcus alcan2ó el vestíbulo al cabo de pocos segundos. uerido herano... ;coen2ó a decir Ada;. 'o 4nico que e haría feli2 en esta vida sería ver coo uerdes el polvo ;le confesó. $arcus giró su rostro para irarlo. ;De verdad que no te entiendo. *9anto odiabas a nuestro padre ;9anto coo para no soportar a nadie que ostente el apellido %reen&ood ;le sonrió aargaente. ;!ues, suerte. ;8e puso el sobrero y coen2ó a descender por las escaleras, antes de a1adir;3 'a vas a necesitar. ;Fueno, seg4n parece tapoco e va tan al. $arcus se detuvo en el 4ltio pelda1o de piedra que daba al jardín. %iró y le dijo3 ;*>u" deonios tratas de decire ;!ues que para variar soy yo quien tiene algo que t4 deseas. ;'o iró desafiante. $arcus ascendió de dos en dos los pelda1os que los separaban y enfrentó su duro rostro con el de su herano. ;#uídate de no ponerte en i caino, Qipling. !orque puede que terine olvidando el triste la2o que nos une. ;%olpeó con la punta de su fusta el ala de su sobrero, echando este 4ltio un ilíetro hacia atr+s, antes de decir entre dientes;3
Capítulo 11
Norah tuvo especial cuidado de que sus pies no trope2aran con algunas de las aderas sueltas del viejo ebarcadero, aunque iba con +s cuidado con las que aun sin parecerlo estaban podridas y dispuestas a quebrarse bajo sus pies en el oento +s inesperado. #uando alcan2ó su líite, se agarró la falda y se sentó cru2ando las piernas bajo su vestido de seda verde. 'uego observó con atención los destellos anaranjados del ocaso que se reflejaban en las quietas aguas del lago. Aquella arcaica platafora de adera que se hallaba en tierras de su tía y se usaba de fora ocasional para recibir la harina que trasportaban los r4sticos botes del se1or HacJson desde el olino que se ubicaba al otro lado del lago, había pasado a forar parte habitual de sus tardes porque desde allí aquel oento del día se ostraba incluso +s fascinante que desde cualquier otro lugar. Norah disfrutó del instante. uisiera o no, el da1o ya estaba hecho. Apretó los labios deseando sollo2ar. Desconocía cu+l iba a ser su futuro a partir de aquel oento. !ero si de algo estaba segura, era de que no iba a engatusar a ning4n aristócrata para ocultar su falta de recato, coo había hecho la tal se1orita
serlo. !refería que con el tiepo la terinasen considerando una solterona antes que poner de anifiesto su desli2 con el arqu"s de Devonshire, decidió, ocultando el rostro con abas anos. *#óo podía haber sucubido ante aquel hobre ui"n deonios le dijo dónde encontrare;e7igió saber ella, cru2ando los bra2os y alej+ndose dos pasos de "l. $arcus se encogió de hobros. 8us labios se curvaron, regal+ndole una de aquellas e7asperantes edias sonrisas que a ella tanto la irritaban.
;*Así que te pare2co un hobre ipresionante ;repitió sus palabras. ;No sea usted presuntuosoB ;prorrupió, evitando trope2ar con la adera rota con la que aparenteente "l lo había hecho;. No ha respondido a i pregunta. ;'ady !atterson se encargó de inforare ;confesó "l, resoplando y al2ando sus asculinas cejas;. No s" por qu" debería sorprenderte. 9e sugiero que dejes de disiular conigo. ;*Disiular ;preguntó desconcertada. ;9e aseguro que no soy ning4n botarate. 8" lo que t4 y tu tía est+is aquinando ;le dijo al tiepo que cernía su cuerpo sobre el de ella. Norah abrió los ojos y sintió coo un odioso e inesperado calor invadía su rostro. *Acaso "l había descubierto su secreto 6 si así era... *'o usaría para e7torsionarla 8u ente se inundó de todo tipo de preguntas? algunas coherentes y otras no. u" tiene que ver tu padre en todo esto ;indagó "l, arrugando el ce1o. Norah deseó caer en las frías aguas del lago para que estas la engulleran para siepre. 8e sintió desorientada, acorralada contra una qui"rica espada y una ine7istente pared. 8e ovió con nerviosiso tratando de huir, pero
nuevaente "l se lo ipidió, asi"ndola por el bra2o. u" iporta eso ;$aldita sea, ujerB *u" deonios tiene de especial que haya reto2ado junto a usted y no con otro $arcus achicó los ojos y e7haló un suspiro. #reía iposible lo que estaba a punto de decir. ;#+sate conigo ;pidió "l coo si reclaase una libra de queso. u" se apuesta ;asculló Norah a escasos centíetros de su rostro. ;5sted isa... ;e7haló cansadaente;. Discutir" con Ada Qipling este tea. #oo coprender+ es i deber coo herano ayor ponerlo sobre aviso. ;VayaB Huega usted uy fuerte, lord %reen&ood. !ues d"jee decirle que su desinteresada advertencia le llegar+ un poco tarde. ;#ru2ó nuevaente los bra2os sobre su pecho;. !orque "l ya lo sabe ;intió. $arcus enudeció. 'an2ó un fuerte bufido por la nari2 y a continuación ropió a reír. ;
fin el ebarcadero. ;!i"nsaloB ;ió "l;. u" atenta... ;ironi2ó;. Tltiaente deja entrar a cualquiera en su casa. ;No sea usted cruel... . ;8e rió "l. ;'a crueldad en este caso sería una virtud, ilord. ;'a virtud... ese es un tea que e interesa sobreanera. Norah detuvo s4bitaente los pies y giró el rostro para irarlo. @l, haciendo caso oiso de las centellas que despedían los ojos de ella, pasó por su lado sin detenerse, adelant+ndose y cru2ando oentos despu"s las puertas del vestíbulo. Allí el se1or
sus supuestos efectos
;*94 crees ;8us labios se curvaron en una gloriosa sonrisa. ;Veo que finalente ha encontrado usted a i sobrina... ;indicó lady !atterson en el instante que entró en la sala, interrupiendo aquel e7asperante oento. Norah desvió la irada hacia la copa que retenía entre los dedos, agradeciendo que su tía hubiese hecho acto de presencia. !or alg4n otivo no pudo evitar preguntarse si "l se había burlado de ella, o si por el contrario aquel olor era verdaderaente perceptible.
ferrocarril interoce+nico. 'ady !atterson, adicta a cualquier cosa que contuviera la palabra (libra) en su conte7to, prestaba atención sin perder detalle ientras Norah picoteaba con su tenedor el toate asado de su plato. No podía sacar de su cabe2a las palabras del arqu"s de Devonshire. 8u propuesta de atrionio había sido indiscutibleente ridícula. No había conocido nunca antes a un caballero tan seguro de triunfar en todo lo que se proponía, aunque lo acoetiera de fora p"sia. Norah caviló en lo irónico de la situación3 en prier lugar yacían juntos y despu"s sin tener otivo le pedía atrionio. *=abía pedido tabi"n la ano de la se1orita u" deonios se había perdido, se preguntó al tiepo que $arcus, a su lado, le daba suaves golpecitos a la altura de los oóplatos. ;*>uiere dejar de hacer eso ;lo fulinó con la irada en cuanto reitió el ataque;. 8abe perfectaente que no vaos a casarnosB *#óo ha podido contarle a i tía lo de la biblioteca ;asculló ella. 'ady !atterson los observaba a abos en silencio. ;!orque es allí donde esta noche he pedido su ano. No veo la ra2ón de oitir ese detalle ;e7plicó, poni"ndola al corriente de su invención. Norah le dedicó una iracunda irada. *Así que aquel iba a ser su juego Adulterar la verdad de anera que ella no supiese cóo actuar. Asió el pa1uelo que le entregó $ary Anne y trató de secar el agua caída sobre su rega2o. 8eguidaente volvió a sentarse plantando la irada en el toate.
;*>u" deonios quieres decir con eso de que no vais a casaros ;habló finalente lady !atterson. ;#reo que est+ suficienteente claro, tía. 'ord %reen&ood e lo ha pedido y debe haber entendido al i respuesta ;e7plicó irando a este 4ltio. @l inclinó su cabe2a entornando los ojos al iso tiepo. ;!ues no veo por qu" no ;opinó lady !atterson. ;!ues porque ya estoy coproetida, tía ;suspiró Norah, teiendo llevar aquella farsa hasta un punto sin retorno. ;*8í ;preguntó pasada;. *#on qui"n ui"n deonios se había creído ese hobre que era, se dijo a sí isa introduci"ndose en el sobrío corredor que llevaba a su doritorio. No consentiría que ni "l ni nadie anipulara su vida tratando de decidir por ella.
=abía tenido bastante con Fasil Devlin para ahora soportar tabi"n aquello.
K/L 'icor de absenta, llaado el hada verde #!ée verte$ hasta su prohibición en -0-/.
Capítulo 12
$arcus descabalgó, entregó su ontura al +s joven de los heranos $atheson y atravesó un oento despu"s la puerta del vestíbulo.
aquel a1o sus negocios quedasen severaente perjudicados. !or un oento especuló sobre la idea de que aquello fuera tan solo un juego del destino. 5no en que a "l le correspondía pagar por la vida disoluta y vacía que había llevado hasta ese oento, caviló, clavando sus ojos sobre la ultitud de bosquejos que decoraban las paredes tapi2adas en el iso oento que tocaban la puerta suaveente con los nudillos. $olly =ayes con su acostubrada y sobria vestienta, entró en la habitación. ;'a correspondencia, ilord ;lo inforó, depositando los sobres en el e7treo de la esa. @l llenó sus pulones antes de decir3 ;#reo que e ocupar" de eso a1ana ;le indicó al aa de llaves. 9ras desearle las buenas noches, $olly =ayes abandonó el despacho dej+ndolo nuevaente a solas con aquel inacabable papeleo. $arcus se levanto de la butaca y desabrochó los botones forrados de su chaleco al tiepo que se encainaba hacia la ventana. Allí, lan2ó una profunda e7halación, clavando los ojos en el oscuro anto de la noche. Aunque lo hubiera deseado, le habría sido tan iposible ojear aquellas cartas coo lo había sido e7ainar los libros de cuentas. 9al y coo "l lo veía solo le quedaba una opción3 conseguir a esa ujer coo fuese. !asó los dedos por su brillante y espeso cabello negro. !or lo poco que sabía, el herano del difunto esposo de lady !atterson se había visto obligado a e7iliarse a !arís tras un controvertido atrionio que le supuso la p"rdida de un buen pelli2co de su heredad, junto a su título. #on tales credenciales, no costaría deasiado hallar a aquel hobre, dado que los cotilleos no eran doinio e7clusivo de las gentes de 'ondres. !osibleente, el padre de Norah la estaría buscando por toda Erancia, ignorando su aut"ntico paradero. Despu"s de seejante b4squeda agradecería cualquier inforación respecto a su fugitiva hija, especuló $arcus entornando los ojos. *Huego sucio 8in duda. !ero reatadaente efica2. 5na ve2 al tanto de su indiscreción, su progenitor la obligaría a contraer atrionio con "l cuanto antes y ni todos los Ada Qipling del undo podrían evitarlo. 8e dijo el arqu"s, escudri1ando la oscuridad a trav"s de los ventanales, ientras una ladina sonrisa se hacía con su boca.
Norah aaneció el prier día de septiebre con un insufrible dolor de cabe2a. 'a noche anterior había reaccionado irrefle7ivaente. 'o sabía. 6 ahora, con la llegada del nuevo día, era plenaente consciente del alcance de su
ipulsivo y pernicioso coportaiento. Ccultó los ojos con una ano al tiepo que presentía coo una nube de desastre se cernía sobre su cabe2a. Hadeó y clavó la irada en el techo. No podía dejarse vencer por aquello. No podía y no lo haría, se dijo con un suspiro. 8e incorporó y se dispuso a coen2ar la a1ana coo si nada hubiera ocurrido, suponiendo que tratar de tranquili2arse era lo +s productivo en aquellos oentos. #on seguridad, tras un vigori2ante ba1o lo vería todo +s claro, se dijo. !ero edía hora despu"s, envuelta en un grueso pa1o de lino, coprendió que el ba1o no era la solución. Norah sabía que Ada Qipling, coo era ya habitual, se presentaría en 'aJehouse de un oento a otro, y entonces no tendría +s reedio que hacerle partícipe del lío en que había etido a abos. Hane se afanó en cerrarle los peque1os y argentados botoncillos que atravesaban la espalda del vaporoso vestido, copuesto por un ajustado corpi1o y una falda larga con vuelo, que se fruncía en la cintura. $adae Adelaida, uy acertadaente, había decidido reali2arlo en nans4KOL de color crudo, con peque1os estapados de tea floral y le había a1adido coo copleento una aplia la2ada verde que envolvía y ajustaba su talle. 'a anga, caída y ribeteada en batista de algodón, se unía a la hobrera con adornos de pasaanerías aterciopelados. Norah entendía perfectaente por qu" su tía sentía aquella predilección por la costurera, ignorando los dise1os de otros odistos +s populares. Hane le peinó el largo cabello rojo, separ+ndolo en dos partes copletaente iguales, que procuró cubriesen sus peque1as orejas. 'uego, con el resto, foró un rodete de gran taa1o en la parte baja de su cabe2a, dejando escapar algunos echones que enarcaron su bello rostro. ;
;Fueno, lo cierto es que gracias a í, abos lo teneos ;suspiró ella con abatiiento. ;<7plíquese ;le rogó, ignorando de qu" podría tratarse. Norah inhaló una bocanada de aire antes de coen2ar a relatarle lo ocurrido la noche antes. 8us ejillas ardían con +s fuer2a con cada inuto que pasaba y de ve2 en cuando hacía una pausa en su relato para e7ainar las facciones de "l, teiendo que se sintiera utili2ado u obligado de alg4n odo. !ese a todo, fuera de todo pronóstico, Qipling parecía divertirse enoreente con aquel enrevesado relato. u" propone que hagaos ;quiso saber ella. ;!odeos continuar con esta farsa. 'a cuestión es, *qu" es lo que pretende lograr con ello u" piensa hacer cuando logre su propósito Ada Qipling era un hobre realente perspica2, pensó Norah, coprendiendo que no había pensado qu" iba a pasar si aquello realente sucedía. ;8upongo que tan solo e basta con la satisfacción de dar una buena lección a su edio herano ;dijo ella. ;
'ady !atterson entró en la sala haciendo que abos se levantaran apresuradaente de sus asientos. 'a daa hi2o un gesto con su ano para que los dos se relajasen antes de decir3 ;Fuenos días ;los saludó;. 8e1or Qipling, desearía hablar con usted, si no tiene inconveniente. ;
;*9eneos botas ;preguntó ella pasando la vista alrededor. ;8e las conseguir" en solo cinco inutos ;proetió el uchacho, otorgando un par de golpecitos en el loo de o+ntico, antes de salir del establo para ir a buscarlas. #uando volvió con ellas, Norah coprobó que apenas habían sido utili2adas y que por fortuna eran casi de su talla. 8e las puso, se incorporó y se apro7ió despu"s al caballo. o+ntico retrocedió un paso, relinchando incluso antes de que ella pudiera asir las riendas. ;*
del anial sobre su pierna derecha. 9ras caer, el nervioso corcel se puso nuevaente en pie, haci"ndola teer a4n +s por su vida. 'a uchacha trató de overse fuera de su radio de acción, pero el dolor de su pie la hi2o gritar de nuevo. Despu"s, todo a su alrededor pareció desvanecerse, sui"ndola en la +s absoluta oscuridad. KOL 9ela de algodón, blanca, de color o bordada, superior al lien2o, pero inferior a la batista. 5sada por las ujeres para blusas, vestidos de verano, ropa interior, etc. KUL Asientos, cuya fora, perite a una persona sentarse frente a otra.
Capítulo 13
uieres dejar de hacer eso ;farfulló Norah, olesta. 'a doncella pesta1eó, perpleja. ;No entiendo... ;Deja de tratare coo si no e conocieras. ;!ero usted es una daa. $i deber es tratarla con respeto. ;ChB Vaos, %eorgina...B 8oos aigasB 'a joven pelirroja titubeó un oento antes de sentarse junto a ella en el colchón y preguntarle3 ;*!or qu" no e lo habías contado ;Abrió los ojos e7altada;. Ahora e siento coo una verdadera est4pida. ;No digas esoB 94 no eres ninguna est4pida. ;*No ;resopló;. Ni siquiera s" cóo debo coportare o cóo debo hablarte. 'levo tres días pensando en la anera en que debía reaccionar cuando despertases. !or dios, eres la sobrina de lady !attersonB ;*9res días ;preguntó Norah, alarada, sintiendo otra pun2ada de dolor;. *>u" deonios ha pasado %eorgina apartó las sabanas a un lado y retiró los pa1os que envolvían su tobillo. ;!or lo visto tu caballo cayó sobre tu pie. Norah contuvo el aliento al recordarlo. ;*
uy inflaado. %eorgina aplicó una cataplasa de patata, acelga y harina de trigo coo le había indicado el doctor Fenning que hiciera y despu"s volvió a cubrir la hincha2ón. ;Al enos tiene ejor aspecto que cuando te trajo aquí, ilord. uieres decir que fue lord %reen&ood quien e encontró ;No iporta que e lo agrade2cas ;recostado sobre el dintel de la puerta, $arcus la observaba con gesto tranquilo e iperturbable. #uando sus iradas se encontraron, ella estuvo segura de que no e7istía en el undo un hobre +s irresistibleente perturbador. Norah se aclaró la garganta al tiepo que la doncella se incorporaba y abandonaba el doritorio. ;Veo que te relacionas de aravilla con el servicio ;se burló el arqu"s. ;Clvida que fui parte de "l, ilord. ;>uerida, vaos a casarnos. *No crees que deberías coen2ar a tuteare ;sugirió "l. u" ironía, *verdad ;resopló la joven con desidia;. Aquí es justo donde deseaba tenere... y, sin ebargo, ahora que por fin lo consigue, le es del todo in4til. Norah tragó saliva cuando "l se cernió sobre ella, apoyando las anos a abos lados del alohadón donde recostaba su cabe2a. 8us ojos verdes se posaron en los sensuales labios del arqu"s, deasiado cercanos, deasiado irresistibles. 5n brillo divertido flotó en la irada a2ul de "l. ;#reo que es justo aquí donde t4 tabi"n deseabas estar. *$e equivoco ; 8u tibio aliento le ro2ó la ejilla. !or un oento deseó con todo su ser sentir aquellos labios contra los suyos? sin ebargo, "l se incorporó apart+ndose de ella y cainando hasta el alto ventanal para despu"s irar a trav"s de los cristales. ;5sted no puede saber lo que yo deseo o no deseo ;le espetó ella. @l sonrió sin apartar los ojos del jardín. ;#reo que ni t4 isa lo sabes, querida. ;Deje de llaare así. No soy su querida, ni su proetida, ni nada de nada.
$arcus giró sobre sus talones s4bitaente y se dirigió hacia ella, atrapando bruscaente su boca. Norah dejó de sentir el dolor de su articulación. #asi creyó que esta había sanado ilagrosaente. 6a tan solo lo sentía a "l, jugando con su boca, con su lengua. Notó coo una de sus fuertes anos cubría su seno, percibiendo coo el calor de la piel de sus dedos traspasaba su fino caisón. 5na ola de calor la invadió cuando las anos de "l coen2aron a desatarle el fino cordón que cerraba el cuello del caisón.
i herano. ;De ser así, nada hace suponer que saliera usted victorioso. ;*
una segunda oportunidad. 5nas palabras gentiles y ro+nticas, eso era todo lo que ella hubiera deseado escuchar. No obstante, las palabras de "l solo habían conseguido trastocarla, haci"ndole desear una pronta recuperación para poder huir del lado de ese hobre en cuanto le fuera posible. (*!orque en aquel oento no había otra ejor $aldito cretinoB). *#óo podía haber sido tan est4pida al pensar que el deseo que "l ostraba hacia ella era algo +s que carnal 8e sentía coo una grandísia tonta. 5na ajadera que había creído que su aor era reciproco. #erró los parpados lan2ando a su ve2 un juraento. 6a había jugado bastante con ella, se dijo, proeti"ndose que a partir de entonces la cosa iba a ser uy distinta. $arcus iba a pagar por todos sus pecados para con las ujeres. !ero sobre todo, iba a pagar por haberle destro2ado el cora2ón.
Capítulo 14
Respetado marqués de Devonshire% "e siento realmente consternado tras recibir en mi casa la misiva que el mensa&ero, enviado por su persona, deposit' en mis manos en su nombre. Tanto mi esposa como yo mismo nos sentimos tremendamente abochornados por el escandaloso comportamiento de nuestra queridísima hi&a (elíne. )in duda le atañer* conocer el hecho de que tras su constante e insubordinada conducta, su madre y yo resolvimos recluirla durante un tiempo en un coleio para señoritas cercano al ch+teau de (hantilly, de donde, por lo que usted relata en su carta, se ha !uado. Roamos acuda a arís cuanto antes para ponernos en persona al corriente de sus prop'sitos para con nuestra hi&a. -uelvo a reiterar mi pro!undo malestar por el comportamiento de (elín, aradeciendo que prudente obre de lay manera se esperaría social de manera discreta que al mismo tiempo.lo hiciera un caballero de su estatus "is respetos y pro!undo aradecimiento, Dare atterson
$arcus plegó con suo cuidado la carta que el se1or Anderson le había entregado aquella isa a1ana, durante el aluer2o. A continuación, la introdujo en el interior del bolsillo de su chaqueta de lana gris dando a su ve2 por sentado que la joven que ocupaba en aquellos oentos sus aposentos y que se había negado a verlo durante las tres 4ltias seanas le había vuelto a entir respecto a su verdadera identidad. Al2ó el cuello de su chaqueta, encogiendo al iso tiepo los hobros hacia delante. Cctubre en 'ondres era de todo e7cepto c+lido, pensó ientras cainaba por el sendero que conducía a su propiedad. 5na ve2 alcan2ó a ver la suntuosa fachada de ladrillo rojo, elevó el fuerte entón, clavando despu"s la irada en la priera ventana de la segunda planta, su doritorio. !or un breve segundo, trató de sacarse de la ente la iagen de ella sobre su lecho con tan solo un blanco caisón que para epeorar las cosas solía desli2arse sobre la nívea piel de piel.su hobro. Apretó los pu1os. #asi tenía la sensación de haber tocado aquella 'a priera ve2 que la vio junto al río supo que ella sería un problea.
!oseía algo, no alcan2aba a saber el qu", que le decía que no se parecía a las daas que "l había conocido con anterioridad. No fue tan solo el hecho de hallarla tubada sobre la hierba, casi desnuda. Aquella certe2a le sobrevino cuando la joven abrió pere2osaente los ojos, ostr+ndole aquel brillo auda2 que nadaba suergido en un oc"ano de color verde. Eue entonces cuando entendió que ella era copletaente distinta? rebelde, intr"pida y teeraria. Aunque para su desgracia, ahora sabía que era igualente terca. #reía, no, estaba convencido, de que ella le correspondía del iso odo. Notaba coo su piel se inflaaba bajo sus caricias y coo reaccionaba su cuerpo al contacto de sus labios. !ero *por qu" se obstinaba en negarlo, renegando a su ve2 de "l $arcus siepre había creído conocer a las ujeres. !ero cuanto +s tiepo pasaba con aquella, +s progresaba en "l la seguridad de que no era así. Norah... #elíne !atterson... ni siquiera sabía cóo llaarla. Aun despu"s de haber copartido un íntio interludio, ella continuaba siendo para "l todo un isterio. *!or qu" deonios huiría de aquel internado para uchachas *8abría lady !atterson que cobijaba bajo su techo a su sobrina prófuga 6 si era así... *>u" ra2ones tendría una daa coo ella para haberlo hecho Deasiadas preguntas y escasas respuestas. espuestas que obtendría cuando llegara a !arís. %reen&ood atravesó las puertas del vestíbulo y se deshi2o de la chaqueta, antes siquiera de que 8cott Anderson pudiera au7iliarlo en la tarea. !ara cuando el hobre apareció, la prenda ya estaba debidaente colgada en el lugar que le correspondía. ;*=a disfrutado de su paseo, ilord ;'o cierto es que no deasiado. =ace un día endiabladaente frío y h4edo ;soltó los botoncillos de n+car que cerraban los pu1os de su caisa de algodón y a continuación se la reangó;. *8e ha despertado la se1orita !atterson 'os ojos del ayuda de c+ara reflejaron una sobra vacilante. ;$e teo que sí, ilord? aunque ha reiterado su negativa a verlo ;le recordó. ;Fueno, tal ve2 sea hora de que cesen esos berrinches infantiles ;aseveró "l, subiendo de dos en dos los pelda1os de la escalera cubiertos por la acostubrada y aburrida alfobra de un solo tono. 5na ve2 llegó arriba, cainó por el corredor con paso fire. =acía días que por fortuna la joven estaba copletaente recuperada del accidente. 6a no había lugar para seguir evit+ndolo, alegando su indefenso estado, se dijo a sí iso abriendo la puerta del aposento y desli2+ndose en el interior sin llaar. 'os ojos de $arcus se clavaron en el lecho vacío y en las s+banas revueltas. Norah, en el interior de la tina ubicada en el rincón junto a la chienea
encendida, había disfrutado del ba1o hasta el oento en que "l entró en el doritorio s4bitaente sin siquiera anunciar antes su presencia. u" ser+ lo siguiente ;Díelo t4. ;#ontin4a usted tute+ndoe... ;u" penaB Veo que tabi"n contin4a al de la cabe2a ;ironi2ó ella. ;8i al no recuerdo, te coent" en una ocasión que hacías que e sintiera coo un anial ;coentó inclinando su cuerpo y apoyando abas anos sobre el borde de la tina. Norah se preguntó si no lo habría incitado a propósito. Verlo de aquella anera coen2aba a causarle los isos estiulantes efectos que la orfina que le había adinistrado el doctor Fenning hacía tan solo un par de seanas. ;*8í ;dijo con una nota de sarcaso;. #asi lo había olvidado.
;9al ve2 t4 sí lo hayas olvidado, pero yo no ;resopló;.
"l de aquella e7plícita anera. !ero desde luego nunca antes uno así3 perfectas curvas que en el lugar adecuado? pechos plenos de pe2ones e7ultanteente rosados y unos uslos que concluían en unas prietas y voluptuosas nalgas. $arcus tragó saliva al tiepo que ocultaba aquel c4ulo de virtudes, envolvi"ndolas con el lien2o. u" ocurriría si en aquel preciso oento lo tocase, se preguntó. Al diabloB, se dijo. u" iportaba si lo tocaba o no 9an solo deseaba ro2ar la piel de su atractivo rostro. 8olo un poco. 8olo un oento. #uando $arcus sintió los dedos de Norah ro2ar su entón, el calor y la precipitación se hicieron con su cuerpo. Apenas podía aguantar +s el dolor de su erección. *#óo deonios lo lograba 'o e7citaba de una anera incoprensible con tan solo tocarlo. 8in apenas darse cuenta, sus anos entuecidas se desli2aron por las caderas de ella, atray"ndola hacia sí. Norah arqueó suaveente la espalda y sus senos quedaron copriidos contra el chaleco de seda, oj+ndolo.
despu"s. $arcus tebló un instante tensando la espalda y adelantado instintivaente la 2ona erecta bajo su pantalón. ue le era suaente f+cil llevarlo al líite y despu"s detenerlo. (8olo un poco +s), volvió a repetirse dejando que el calor de los besos de $arcus sobre su vientre la abrasaran. 8us ojos se abrieron al percibir coo "l se desli2aba hacia abajo, pasando despu"s sus piernas sobre sus fuertes y nervudos hobros. #uando vio su orena cabellera bucear entre sus uslos, inhaló fuerteente y decidió que a4n no era el oento de detener aquello. 5n e7travagante y tortuoso sinfín de sensaciones se hicieron con su cuerpo. 8e estreeció y tensó todos sus 4sculos cuando $arcus pasó las anos bajo sus nalgas asi"ndolas con fuer2a y elev+ndolas para que aquel contacto fuese a4n +s penetrante. @l volvió a subir, tub+ndose sobre ella. 'a presión de su iebro sobre la huedad de su interior la hi2o estreecer poco antes de sentir coo "l la penetraba lentaente.
Norah sintió la teblorosa y en"rgica respiración de "l en su oído. !uso las anos sobre su torso y coen2ó a overse al salvaje rito que el cuerpo del arqu"s confería al suyo propio. 9odo se desvaneció. 6a solo eran "l y ella en aquel doritorio. !lacenteros espasos toaron posesión de sus cuerpos cuando abos llegaban a una e7plosiva culinación. #uando su cuerpo se relajó, $arcus se apartó y se tubó junto a ella. ;u" deonios le había ocurrido 8i ese era el odo en que ella trataba de darle una lección, estaba todo destinado al fracaso, pensó sent+ndose en la caa, alhuorada. $arcus observó coo ella, con gesto circunspecto, se levantaba y cainaba hasta la chienea encendida. 9ras aquella intiidad, con las ejillas arreboladas y su cabello revuelto, le pareció la criatura +s e7quisita que "l había visto. Norah, frente al calor del hogar, percibió coo "l abandonaba el lecho para despu"s rodearla con sus fuertes bra2os. u" es lo que pretendes ;!retendo que se vista y se vaya de i doritorio ;susurró. @l la retuvo por los hobros, haci"ndola rotar sobre sí isa para for2arla a que lo irase. ;No luches contra esto, #elíne ;le dijo $arcus al2ando su barbilla. 'os ojos de Norah se dilataron, abri"ndose de par en par. *>ui"n deonios era #elíne #ontuvo la respiración. *=abría equivocado su nobre con el de alguna de sus aantes ;$aldito bastardoB ;rugió ella asiendo una de sus botas del suelo para despu"s lan2+rsela;. =e dicho que te vayasB $arcus esquivó el 2apato justo a tiepo. ;Deja de luchar contra esto... sabes uy bien que abos sentios lo iso. ;6 usted sabe perfectaente que estoy proetida. @l la atravesó con la irada. ;No peritir" que el bastardo de i herano te ponga un dedo encia ; rugió poni"ndose los pantalones. ;*>ui"n le ha dicho que no lo haya hecho ya ;lo retó ella cru2+ndose de
bra2os. @l, con las botas a4n en sus anos y la caisa abierta, se apro7ió a ella, acorral+ndola junto a la chienea.
;No, gracias ;dijo, arrastrando las palabras contra su paladar. ;94 isa... ;se incorporó "l. Norah pudo oír el repiqueteo de sus pasos abri"ndose caino hacia la puerta y a continuación percibió coo esta se abría para luego cerrarse de un solo golpe. !eraneció inóvil, con la irada perdida en las inquietas llaas que dan2aban seductoraente sobre los le1os. 8us 4sculos se negaban a overse. 9eía que de hacerlo, "l estaría aga2apado, aguardando para abalan2arse sobre ella.
Capítulo 15
!arís había recuperado algo de noralidad despu"s de que 'uis Napoleón III diera un certero golpe de estado, present+ndose despu"s ante los franceses coo el 4nico defensor de la deocracia. De aquello, hacía ya ocho largos a1os. Desde entonces, Erancia había e7perientado un notable creciiento econóico, que se reflejaba en sus prósperos coercios y sobre todo en sus elegantes y asobrosos escaparates, la gran ayoría e7traordinarias obras de arte. Aprovechando su visita a aquella ciudad, $arcus había adquirido algunos productos para el aseo personal, junto con dos grandes pie2as de seda estapada que con toda seguridad haría las delicias de la se1ora =ayes. A $arcus le había sorprendido sobreanera su visita a Fon $arche, un inenso estableciiento que poseía precios que no fluctuaban, evitando por priera ve2 el regateo. 'os productos, innovadoraente, se hallaban al alcance del cliente sobre ostradores anchos y bajos. Aquella nueva fora de coercio, que atraía a las gentes con aplios y luinosos escaparates, otorg+ndoles la posibilidad de descabiar los artículos e incluso anunci+ndose en Le !iaro,KL realente lo había dejado ipresionado. 8entado cóodaente en el interior de su carruaje, %reen&ood investigaba el e7terior a trav"s de la ventanilla. !odía entender a la perfección por qu" las daas inglesas devoraban los artículos publicados por La mode. 6a que la revista contenía ilustraciones donde describían las esplendidas prendas que ordenaba la oda de aquellos oentos y que en gran parte era ejecutada por odistos parisienses.
Dare !atterson se puso en pie en cuanto lo vio, d+ndole la bienvenida. A su lado, su esposa se liitó a peranecer sentada, inclinando ligeraente su cabe2a.
;No veía ejor solución, se1or. Dadas las circunstancias ;respondió "l acood+ndose en unos de los sof+s tapi2ado en seda de color caresí.
;%racias al cielo, i esposo pretende toar en breve las edidas oportunas ;indicó ella, posando la ta2a sobre la esita a su derecha. ;Así es, aunque ahora... coo supongo que estar+ usted de acuerdo, el asunto que nos ata1e en estos oentos es que nos haga saber sus intenciones con #elíne ;observó su arido. $arcus se ovió inquieto en su asiento. ;!or supuesto, i intención es la de contraer atrionio con la joven de inediato. u" deonios est+ usted diciendo ;dijo el hobre, frunciendo el ce1o ientras su esposa trataba de que la chica bebiera un poco de t" caliente;. $i hija est+ aquí isoB $arcus descolgó la andíbula irando a la joven de ojos y cabellos pardos
que balbucía algo sobre su e7pulsión tras la falta de pago. %reen&ood, intuyendo el error, irguió su espalda antes de indicar3 ;'o laento, pero esta no es la joven con la que pretendo contraer atrionio. 'a daa en cuestión es Norah, su otra hija. #elíne lloró a4n con +s fuer2a, haciendo que todos volcasen su atención sobre ella. ;No s" de qu" e est+ usted hablando, ilord. #elíne es i 4nica hija.
KL Diario de Erancia, de tirada nacional. Eundado el -/ de enero de -M/.
Capítulo 16
de que tras el incidente con su caballo, no hubiese habido que laentar algo +s que un tobillo inflaado? pero, había sorteado en +s de una ocasión, incidir sobre el hecho de que lord %reen&ood se hubiese negado a counicarle el paradero de su sobrina, llev+ndola a creer que esta, había sido obligada a regresar junto a su padre a Virginia. Norah percibía que tía $ariel intuía +s de lo que trataba de aparentar. !ero a decir verdad casi prefería que continuara disiulando y obviara coentar nada sobre aquel peliagudo tea. ;VayaB Veo que el se1or Qipling tabi"n ha sido invitado ;coentó la daa al advertir coo el joven, al otro lado de la sala, estaba rodeado de daas jóvenes y no tan jóvenes. ;No veo por qu" no, tía ;respondió a su observación con desgana, al tiepo que entrela2aba el bra2o de la ujer con el suyo propio sin dejar de cainar en ning4n oento. daa.
;*A4n sigues con esa ridícula idea del coproiso ;quiso saber la
;9e confesar" algo, tía... ;coen2ó a decir bajando la vo2 para que solo su tía pudiese oírlo. 'uego a1adió;3 Ha+s he estado coproetida con ese caballero. 'ady !atterson detuvo los pies y la iró asobrada. Norah se apresuró a e7plicar3 ;'o 4nico que pretendía era dar una lección al arqu"s de Devonshire ; suspiró;.
orales se refería. Norah sintió coo su tía tiraba de su bra2o, oblig+ndola a cainar. Abas se abrieron paso con elegancia entre la ultitud y para toar asiento en el rincón +s alejado y solitario del salón de baile. Allí, cóodaente sentadas en elt1te2a2 t1te,K0L tapi2ado en seda a2ul, les sería +s f+cil hablar de aquella espinosa situación. ;6 ahora, *qu" es lo que pretendes ;>uiso saber lady !atterson, apoyando eleganteente su codo sobre el apoyabra2os de adera que dividía el asiento en dos. Nerviosa, Norah retuvo el ipulso de retorcer entre sus dedos la tela de la falda de su elegante vestido de tafet+n color crea, circundado de vistosas cenefas de terciopelo. ;'o cierto es que no tengo ni la enor idea ;dijo en vo2 baja al tiepo que soltaba lentaente el aire de sus pulones;. #reo que esto se e ha ido de las anos, tía $ariel. ;<7plícate... ;e7igió la ujer con un susurro. ;9an solo deseaba que lord %reen&ood recapacitara sobre su autoritario odo de proceder ;clavó su irada en los alidonados volantes de su falda;. 8in ebargo, ahora... es coo si deseara batallar constanteente con ese caballero. 9ras un incóodo silencio, lady !atterson ropió a reír ante aquella sincera respuesta. 'uego hi2o una se1al con la ano a uno de los lacayos para que les sirviera sendas copas de ponche y se relajó en su asiento ante la atónita irada de Norah, la cual se preguntaba qu" gracia podrían tener sus palabras, pero a ju2gar por la absurda reacción de su tía, debían de resultar uy graciosas? por +s que lo intentaba, no podía iaginarse de qu" se trataba. 5n grupo de personas pró7io a donde ellas copartían confidencias, estallaron en risas tras la graciosa observación de alguno de sus coponentes. 'ady !atterson toó un sorbo de su copa antes de decir3 ;*Así que est+s enaorada del arqu"s de Devonshire Norah, con los dedos aferrados a su copa de ponche, observó a la uchedubre que se api1aba en grupos jocosos y despreocupados. 8e reovió en su asiento, valorando la posibilidad de continuar intiendo sobre lo que realente sentía. ;*6 si así fuera ;tanteó. ;8i así fuera... ya se nos ocurrir+ algo ;indicó lady !atterson con un brillo de picardía en sus alendrados ojos. Norah se apoyó en el respaldo y la observó con atención. <7ainando su seblante en busca de alguna se1al que le indicara qu" era lo que estaba
traando. ;*6 qu" es lo que propones, tía ;le preguntó finalente. 'ady !atterson se liitó a encogerse de hobros para despu"s decir3 ;!or el oento, continuar+s siendo la proetida de Qipling. 8i es que "l est+ de acuerdo... ;
K0L 8of+ ancho y profundo, en el que cabían dos personas.
Capítulo 17
3l anuncio del compromiso de la señorita atterson con el señor Adam 4iplin promete ser la noticia m*s emocionante del año. Ambos han hecho p5blico su compromiso con la ilustre aprobaci'n de lady atterson, dando a conocer su intenci'n de contraer esponsales durante el presente año. )e5n se rumorea, 4iplin, con motivo del inminente enlace, ha realado a su prometida una hermosa &oya, dina de una ran dama un maní!ico cama!eo reali6ado por Thomas 7ebb 8 )ons. Todo Londres les desea un próspero y prometedor !uturo. (andice ne9ton redactora de sociedad
releyó una y otra ve2 aquella nota de prensa a creer lo que %reen&ood sus ojos veían. Arrancó la p+gina del doinical e hi2oneg+ndose con ella una bola entre sus anos. No podía ser cierto. 8e repitió hasta que en el interior de su cabe2a no resonó otra cosa que aquellas palabras, creadas para su propio autoconvenciiento. =acía tan solo un par de días que había regresado a 'ondres, y ahora se encontraba con aquello. Norah !atterson, o cooquiera que se llaara realente, lo estaba volviendo loco con su ipredecible anera de actuar. 9ras el corto periodo que había residido bajo su techo, creyó haberle dejado lo suficienteente claro que debía roper su coproiso con Ada Qipling. !ero ella no solo había ignorado su orden, sino que con aquellas palabras ipresas, lo había hecho oficial. Arrojó la bola de papel a la chienea encendida, donde las llaas dieron buena cuenta de ella, envolvi"ndola y consui"ndola r+pidaente, coo si ja+s hubiera e7istido. Norah !atterson estaba ret+ndolo a gritos. =abía desenterrado el hacha de guerra y ahora esperaba que "l ostrara tabi"n sus aras. 8e dijo a sí iso al tiepo que abandonaba el salón, dejando a edio acabar su desayuno. 8eguidaente se dirigió con paso fire hacia su despacho. 5na ve2 allí, cerró la puerta a su espalda antes de cru2ar la estancia con tan solo cuatro largas 2ancadas. Erente a la licorera de adera, se sirvió una generosa copa de co1ac, que luego toó de un solo trago antes de servirse una segunda. 8e sentía copletaente desorientado por priera ve2 en toda su vida. 9odo y cuanto había deseado, lo había toado, tan f+cilente coo la copa de co1ac que asía entre sus dedos. 8in ebargo, con Norah todo era distinto. 8e negaba a dejarse llevar, a
actuar coo "l o los de+s esperaban que lo hiciera, e incluso había persuadido a la propia lady !atterson para que aceptara su coproiso con un bastardo. $iró a trav"s de los ventanales y dio nuevaente un largo trago. Advirtiendo que sus dedos asían el cristal con +s fuer2a de la necesaria, se giró y apoyó la copa sobre la esa, reparando en el sobre cerrado que había depositado sobre ella la se1ora =ayes seanas antes.
coo3 *qu" se le ofrece, *deseaba usted alguna cosa, o redundantes estupideces por el estilo. ;Crdene que preparen i carruaje, se1or Anderson. ;<7trajo del bolsillo de su chaleco su Lonines,K-PL y lo ojeó antes de ocultarlo nuevaente en el iso sitio;.
%reen&ood trató de iagin+rsela lipia y perfuada. !ero a decir verdad, costaba creer que bajo toda esa ugre hubiese un ser huano. ;*#óo te llaas ;preguntó a la joven.
;*Feneficioso *Feneficioso para qui"n, se1or ;Feneficioso para abos, $attie. ;Disc4lpee, se1or, pero si no se e7plica, dudo que pueda ayudarlo en algo. ;>uiero que finjas ser i proetida durante unos días ;dijo "l, esperando en las facciones de la joven un gesto de asobro. 8in ebargo, $attie resopló creyendo que sus palabras eran tan solo una burla. #ru2ó los bra2os sobre su pecho, esperando a que "l se decidiera a hablarle en serio. #uando tras unos segundos, no vio en "l ning4n gesto que le indicara que estaba de broa, dejó caer la andíbula. ;*
enfera tras un est4pido golpe con la pala de adera que usaba para sacudir la colada. Aquel insignificante golpecito le había provocado una herida igual de superficial. !ero, por lo visto, 'idia estaba agotada y deasiado d"bil para repeler una infección. ;Intuyo que todo esto lo hace usted por una daa. ;Así es. ;9al ve2 debería decirle lo que siente, sin +s... @l se reovió con nerviosiso en su asiento. ;No hay nada que decir. 'a deseo y ella a í. No creo que haya una ra2ón ejor para que abos nos coproetaos. $attie tuvo que eplearse a fondo para repriir la risita que aena2aba con salir de sus labios. No solo le iban a pagar e7treadaente bien, sino que ade+s iba a divertirse de lo lindo, se dijo a sí isa al tiepo que observaba coo abandonaban el depriente
alrededores. No era ucho, pero sin duda era +s de lo que les esperaba de continuar en el u" se supone que debo hacer con ella, se1or ;Algo treendaente difícil, se1ora =ayes.
$arcus clavó los ojos sobre la joven, que en aquellos oentos iraba a trav"s del cristal de la ventana, y a1adió suspirando3 ;#onvertirla en una daa.
K-PL #asa de relojes fundada en -RM por Auguste Agassi2.
Capítulo 18
Norah frunció el entrecejo al observar su iagen reflejada en el gran espejo sobre el cual las finas capas de escayola de !arís creaban un bonito e intricado bajorrelieve dorado. 'ady !atterson había insistido en que aquella noche llevara puesto aquel vestido en particular, descartando veheenteente la posibilidad de que luciera cualquier otro. #ierto que la prenda era realente e7quisita.
del piano antes de traspasar las puertas acristaladas del salón de baile. 'ady !atterson, engalanada con un heroso vestido de tafet+n de seda color granate, que destacaba claraente sobre las c+ndidas induentarias de las daas +s jóvenes, se apro7ió a ella en cuanto la vio. ;
se disipó al atisbar entre la ultitud la espalda de un hobre que sabría reconocer entre un illón. 'a joven observó coo $arcus, con su elegante frac y unas cal2as que no dejaban lugar a dudas de su inejorable estado físico, departía aniadaente con varios caballeros. #uando la api1ada ultitud de invitados se ovió, su atención se posó en la ano que lord %reen&ood posaba sobre la cintura de la joven y esbelta rubia que lo acopa1aba. Norah no se atrevió a respirar. 6 solo volvió a hacerlo cuando coen2ó a arearse por la falta de o7ígeno. 8us senos coen2aron a subir y bajar descontroladaente. 8u cabe2a daba vueltas y un velo oscuro se cernió sobre la ultitud, haci"ndola desaparecer ante sus ojos. 'ady !atterson arrugó el ce1o al observar la palide2 que se había adue1ado del rostro de su sobrina. Inediataente la condujo hacia una de las sillas francesas de nogal con tapicería de Abusón, ayud+ndola a toar asiento en una de ellas.
;*9e encuentras bien *Fien 8i pudiera definirse coo se sentía en aquel oento con una sola palabra, dudaba ucho de que esa fuese (bien). 8u tía, con gesto preocupado, coen2ó a darle aire con su abanico al tiepo que Hane, alertada por la visión del lívido rostro de la uchacha, se acercó a ellas para ofrecerle una de las copas de ponche que portaba en su bandeja. 'ady !atterson cogió el fino cristal tallado y a continuación la llevó a los resecos labios de su sobrina.
9odavía perturbada por la presencia de $arcus en la sala, Norah se incorporó apoy+ndose en el +ngulo de noventa grados que había forado el bra2o de Ada Qipling. Al punto, abos coen2aron a cainar, deliberadaente despacio, ientras ella evitaba en todo oento irar hacia el lugar donde el arqu"s se hallaba junto a aquella desconocida. No pudo repriir una incóoda pun2ada de celos, pregunt+ndose al iso tiepo si no habría llevado todo aquello hasta el teido punto de no retorno. 'e teblaron las rodillas al percatarse de que Qipling cainaba directaente hacia $arcus. uisiera aprovechar para presentarles a la se1orita $attie Gilson, i proetida. Norah iró a la joven rubia. 8us oídos coen2aron a pitar por el areo y su cuerpo se inundó de nauseas cuando la uchacha la saludó con una elegante reverencia.
Norah trató de recuperar parte de su copostura. Irguió la espalda y sus labios se curvaron en una fingida sonrisa. ;8i e disculpan, ir" a toar el aire. ;8in esperar a que ninguno de ellos le respondiese, se volvió y coen2ó a cainar hacia las puertas acristaladas. 'an2ó un profundo suspiro cuando salió al jardín y un incóodo escalofrío le recordó que no había cogido su capa. 8in ebargo, trató de relajarse cainando por el sendero que se ocultaba entre los +rboles. Absorta en sus pensaientos, epe2ó a juguetear con sus dedos, retorciendo la tela de su vestido. !oco a poco las luces de los fanales dieron paso al sutil resplandor de la luna, creando sobras grotescaente alargadas.
otra. ;uerida... ;'a vo2 de $arcus sonó cortanteente fría;. A4n no has visto a lord Dragón. Dicho esto, tiró de su articulación atray"ndola hacia sí y apresando despu"s su boca. Norah se resistió a separar los labios cuando la lengua de "l forcejeó contra ellos, consiguiendo su objetivo un segundo despu"s. Aquel beso, copletaente distinto a los que habían copartido antes, fue en e7treo posesivo.
Aquel gesto lo provocó a4n +s, si es que eso era posible. 8u respiración se hi2o +s pesada y la erección bajo su pantalón, insoportableente dolorosa. ;ope tu coproiso con i herano ;ururó "l deteni"ndose en su oído. ;Dae una buena ra2ón ;jadeó ella. 8entía la necesidad de oírlo de sus labios. 5na siple confesión que le indicara que aquello era algo +s que deseo. 9an solo necesitaba eso. ;
Capítulo 19
De peque1a siepre había creído que alg4n día se casaría con un príncipe a2ul. 5no con unas cualidades uy específicas3 tenía que ser alto, con el cabello rubio dorado y, a ser posible, ser sensible. C lo que era lo iso, un joven hidalgo opuesto por copleto al arqu"s de Devonshire. Norah era +s que consciente del problea en el que se había etido. Ha+s debería haber dejado que ese hobre la tocara, la besara y ucho enos la sedujera. Aquello había sido un error iperdonable. !arecía entira lo ucho que la iagen de su príncipe a2ul había cabiado desde entonces.
que los nudillos se le epe2aron a poner blancos. Durante un oento sintió unas ganas terribles de abandonarse a su propia desolación y regodearse en su dolor. Al fin y al cabo era todo lo que podía esperar del arqu"s. !eraneció inóvil, sintiendo coo las notas arrancadas con sua destre2a a aquel violín la transportaban a alg4n lugar de Virginia, y solo el oír los urullos que parecían elevarse a su alrededor, consiguió devolverla a la realidad. Norah abrió los ojos y giró sobre su asiento tratando de descubrir qu" sucedía. Ante ellas, la gente se agolpaba frente a un hobre que trataba de llaar la atención de los viandantes. 8u vo2, sonaba segura y adiestrada, anunciando la proesa de una diversión sin precedentes en todo 'ondres. *>ui"n deonios era adae #allista, se preguntó la joven levant+ndose de su asiento y poni"ndose de puntillas para tratar de ver algo sobre las innuerables cabe2as que se e7tendían ante sus ojos. 9ras un breve oento, coprendió desalentada que desde donde ella y $ary Anne se encontraban, no alcan2arían a saber lo que aquel hobre estaba diciendo. 8in detenerse a pensarlo dos veces, plegó su sobrilla, asió a $ary Anne por el codo, abri"ndose paso entre la gente, tirando a su ve2 de la doncella. $ary Anne, sorprendida por la ipulsiva actitud de su joven patrona, se dejo llevar hasta la priera fila. Allí las palabras (uertos) y (espíritus) resonaron en sus oídos coo si fueran pólvora, logrando que abriera desesuradaente los ojos sin poder evitar que sus ejillas palidecieran en el instante que el hobre la se1aló, pregunt+ndole al iso tiepo si no le interesaba conocer su futuro. @l, continuó e7poniendo la isa cuestión a los de+s congregados sin aguardar a que nadie le diese una respuesta. ;
fueron seguidos por el crujir de la seda alidonada de las faldas y el golpeteo de los bastones contra el suelo. !oco a poco, la ultitud coen2ó a dispersarse en todas direcciones. 'os urullos se habían transforado en susurros, referidos con seguridad a las palabras que acababan de oír. Norah retuvo el aire en sus pulones antes de lan2ar una viva2 irada a $ary Anne. ;NoB No puede usted estar pensando en acudirB ;e7claó la doncella, incr"dula. ;*!or qu" no ;8onrió con satisfacción;. *Acaso correos el riesgo de que haya un pasatiepo a4n +s divertido ;dijo con ironía. ;*5na ujer que predice el futuro
:o cual los héroes es de antiua ra6a, de alma in!ernal, mas de beldad divina, el misterioso capit*n su aspecto no la curiosa admiraci'n e;cita% s' neras pestañas, solo un rayo de las oculto !ueo concentrado brilla. :o iuala a la de un <ércules su talla%
mas !ornido es y !uerte, y quien le mira con tranquila atenci'n, alo descubre de superior en él. Todos admiran la honda impresi'n que su mirada causa que todos sienten y ninuno e;plica.
$aldita seaB *
isa. Despu"s, continuó hablando sobre el poco cerebro que había deostrado poseer el joven Nicholas al ensillarle a o+ntico. =ablaron incluso sobre el espect+culo al que Norah tenía la intención de acudir aquella isa noche. !ero en ning4n oento, ninguna de las dos osó pronunciar siquiera el nobre del arqu"s de Devonshire. 'o cierto era que no lo habían hecho desde que Norah revelara a lady !atterson los funestos resultados que habían dado sus intentos de que lord %reen&ood dejara a un lado su actitud dictatorial. Ahora por desgracia, coprendía dos cosas3 que ese hobre no la aaba y que su p"treo cora2ón no aaría a ninguna ujer, ja+s. ;*=as pensado cóo ropereos nuestro coproiso ;dijo, aludiendo al futuro y ficticio enlace de ella con Qipling al tiepo que toaba un sorbo de agua fresca. #uando no obtuvo respuesta, posó el vaso sobre la esa y observó el sonrojado rostro de su tía. uiso saber lady !atterson, aun cuando la respuesta era bastante obvia. ;Así es... ;carraspeó;. !osees un servicio de lo +s inforado ;dijo aludiendo a cierta doncella. ;!or desgracia, e teo que sí.
se veían a sus espaldas. Norah abandonó su cubierto en el plato. ;!ronto lo sabr+ todo 'ondres ;opinó. ;8in lugar a dudas. Ante aquella aseveración, Norah se sintió repentinaente indispuesta. 8abía perfectaente que aquello sucedería +s tarde o +s teprano. De hecho, y en vista de los 4ltios aconteciientos, deseaba que ocurriera con la ayor prontitud posible. A pesar de que no podía dejar de pensar que aquel hecho los situaría en el blanco de las críticas de toda la ciudad. Al enos, por un tiepo.
arrellanó en el peque1o banco y soltó un profundo suspiro cuando su espalda se hundió en los ahuecados cojines. 'os 4ltios rayos del sol reverberaban a trav"s de las espesas copas de los arboles ientras la ligera brisa ecía suaveente la hierba. Ante ella, dan2aba la belle2a y la serenidad de aquel oento, y sin ebargo, no pudo evitar e7perientar una oleada de aargura. 8uida nuevaente en sus pensaientos, apenas notó coo sus ojos se huedecían, pero nada +s cobrar conciencia de ello, trató de contener las l+grias. *>u" esperan2as podía tener de que "l cabiara, se preguntó, notando coo el pecho le ardía. A fin de cuentas, lord %reen&ood lo tenía todo3 era increíbleente atractivo, perspica2 y rico. *!or qu" iba a desear cabiar 6 enos a4n por ella, una joven que hasta aquel entonces había peranecido en el anoniato. 6 que para +s infortunio, seguía suida en "l. Apoyó las anos sobre su rega2o y sus dedos coen2aron a juguetear nerviosos con la fina puntilla que decoraba su falda. *6 si no volvía a verlo 8u cora2ón latía tan r+pido que apenas podía respirar. !or un instante se quedó conocionada al entender que lo deseaba tanto coo "l a ella. 8u cuerpo revivió sus encuentros con una intensidad casi dolorosa. Cleadas de dulce anhelo la recorrieron, haciendo que sus 4sculos se contrajeran. $aldito hobreB *
Norah se detuvo en la puerta observando cóo las daas y caballeros toaban asiento en las peque1as sillas tapi2adas en un color granate, oscuro y ate.
'ondres sabía que #orintia, la hija de Gillia y
echando aquellas coloridas cartas llaadas tarot. 5no +s, o uno enos, debía de carecer de iportancia. !ero por alguna e7tra1a ra2ón, aquella advertencia había conseguido abruarla e ipactarla realente. ;Wndese con ojo, jovencitaB ;le aconsejó la ujer antes de apartar su bastón, al2+ndolo para dirigirse al pró7io asistente. #arente de color en las ejillas, Norah iró de nuevo a $arcus.
5na ve2 a solas, un ensordecedor silencio pareció adue1arse del vagón, flotando prorrogadaente entre ellos. ;*>u" es lo que pretende ;preguntó ella ropiendo s4bitaente aquella incóoda pausa. ;'o sabes de sobra. ;*5sted ja+s se da por vencido ;No contigo ;ratificó veheenteente $arcus. Norah lo iró con la boca abierta. *8ería posible que algo hubiese cabiado *>u" tal ve2 hubiera estado equivocada con "l ;*>u" deonios trata usted de decire ;9rato de decirte que no voy a detenere hasta conseguir lo que deseo. Norah bufó.
arrebatadora, que la instó a irar hacia otro lado. ;*A qu" se refiere ;dijo ientras centraba su atención en la oscura calle iluinada por la abarina lu2 de los faroles. ;6o te hago una pregunta, y a cabio de tu respuesta, perito que t4 e hagas otra ;e7plicó $arcus, e7tendiendo los bra2os y apoy+ndolos sobre el respaldo de su asiento. Norah giró su rostro, observ+ndolo con recelo. ;6a...y piensa que voy a creere que usted responder+ a la ía... ;se burló ella, enarcando una de sus finas y delicadas cejas. ;!alabra de caballero ;contestó "l, poni"ndose la ano sobre su pecho, a la altura del cora2ón.
deseo u" es eso tan iportante que desea contare ;Ada Qipling est+ vi"ndose en secreto con i proetida ;respondió sin deora. Norah giró s4bitaente su rostro para irarlo horrori2ada. ;*>u" ;preguntó asobrada;. *#óo se ha enterado ;!ues coo se enteran las personas de nuestra posición, querida... ; $arcus enudeció un oento al advertir la insólita reacción de ella;. *94 lo sabías ;Fueno... sí ;balbució. ;*>ui"n es ahora el traposo ;dijo "l, cru2+ndose de y al2ando abas cejas. ;8u turno, ilord ;le dijo ella tratando de cabiar de tea. ui"n deonios eres realente, Norah !atterson ;le preguntó lord %reen&ood. 8u vo2, +spera y segura, pareció rebotar contra las paredes tapi2adas del carruaje para despu"s inyectarse en los oídos de la atónita uchacha. 8u piel,
ya de por sí nac+rea, se volvió casi trasl4cida. 8u cora2ón parecía haberse detenido, y hubiese creído que de verdad era así, si su pulso no hubiera indicado lo contrario. u" deonios es eso !ero si son las luces de los fanales de %reenhouseB ;ironi2ó ella. ;No seas ridículaB %reenhouse est+ coo ínio a un Jiloetro. ;VayaB Debe fallare la vistaB ;suspiro e7ageradaente alto;? en fin, le conviene hacer ejercicio. Tltiaente est+ usted uy desejorado. ;!odría deostrarte lo en fora que estoy ahora iso ;la retó "l.
DeoniosB ui"n en su sano juicio se atrevería a asaltar a un hobre así ;bufó.
Capítulo 20
'as prieras luces de la a1ana se filtraban por los herosos ventanales eploados, arrancando a sus cristales cientos de tornasolados y diinutos destellos ulticolor, al tiepo que innuerables partículas de polvo flotaban en el ha2 de lu2, suspendidas a su antojo. Norah, sentada ante la gran esa ovalada de adera de caoba sustentada en seis patas de estilo cabriol", degustaba en silencio el desayuno a base de huevos, jaón y toates asados, y t" que pocos inutos antes le había servido Hane. 9ras la insone noche que había padecido, había abandonado el lecho de un salto con los prieros cacareos de los gallos que pululaban libres en el redil ubicado tras la casa, y se había puesto apresuradaente un sencillo vestido forado por cuerpo y falda en raso de seda en color alva, para dirigirse a continuación a la cocina. Allí, le sorprendió encontrar a la se1ora Fach, la cual parecía estar ajetreada desde hacía un par de horas, afanada en preparar el aluer2o de todos los oradores de 'aJehouse, tanto asalariados, coo patrones. Norah dio un sorbo de t", depositando la ta2a caliente a un lado al tiepo que el se1or
;!obre hobre ;dijo la daa con una sonrisa, agregando un poco de iel a su infusión.
dirigió apresuradaente hacia ella, to+ndola despu"s de abas anos. ;#u+nto lo laento, querida se1orita !attersonB ;le dijo con verdadero pesar. Norah le dirigió una irada tranquili2adora. ;No lo pongo en duda, se1or Qipling ;dijo se1alando uno de los sillones colocados ante la chienea de +rol, una e7cepcional e iponente pie2a de estilo rococó, trasladada a 'aJehouse desde 8icilia cincuenta a1os antes. #uando abos toaron asiento, Norah arrugó su ce1o al verse obligada, coo de costubre, a esperar a que Hane concluyera la invariable labor de abrir todos los postigos y encender la chienea. ;%racias, Hane ;dijo a la doncella tratando de que finali2ara con prontitud. Afortunadaente la uchacha no deoró en obedecer, abandonando la sala y cerrando las puertas acristaladas tras de sí. ;*>u" es lo que ha ocurrido, Ada ;le preguntó Norah con nerviosiso. ;No se lo iagina... ;suspiró "l con ipaciencia;. Algo increíble. ;!or Dios, e7plíqueseB ;le suplicó ella. ;
parecía haber sonado coo una proesa que una siple observación. ;!or lo que a í respecta... ;coen2ó a decir levant+ndose de su asiento;. 'o 4nico que va a ocurrir hoy es que visitar" la librería del se1or $onroe, junto a i tía. @l no dudo un oento en iitarla, incorpor+ndose para despu"s acopa1arla hasta el vestíbulo. Allí lady !atterson no vaciló en fulinarlo con la irada al tiepo que introducía los dedos en los orificios de sus itones, ajustando la prenda a sus frías anos. ;$e alegra verla, ilady. ;Inclinó la cabe2a con suo respeto. 'ady !atterson al2ó una ceja ientras asía su heroso anguito de piel. ;*#óo puede usted... ;9íaB ;la interrupió Norah corrigi"ndola con cuidado. 'a daa lan2ó una fuga2 irada al caballero antes de decir3 ;8í, se1or Qipling, es un placer. ;8e dio la vuelta y cainó decidida hasta la puerta.
asiento. !esta1eó al encontrar la irada a2ul del arqu"s clavada en ella. Debía de ser un sue1o. No podía tratarse de otra cosa.
su totalidad en porcelana, iluinaba el abiente suaveente, lo justo para apreciar la divinidad de aquellos toos. A pesar de su avan2ada edad y su +s que incipiente barriga, apenas disiulada por el apretado chaleco de seda y la chaqueta de lana, el se1or $onroe se abrió paso entre los clientes con una agilidad asobrosa. 'uego asió una pesada escalera, la arrastró y subió para coger un libro que dejó posteriorente sobre la superficie del ostrador. Norah pasó los dedos enguantados sobre la bella cubierta de piel, observando las letras doradas y repujadas de su cubierta33l orien de las especies por medio de la selecci'n natural, o la preservaci'n de las ra6as !avorecidas en la lucha por la vida. 5n título algo pretensioso, tal ve2, as decidió otorgar un voto de confian2a a un caballero que había pasado gran parte de su vida estudiando los orígenes de la especie huana. Aunque, por supuesto, prefería continuar denoinando la obra tan coo 3l orienpor de las especies ? en fin, dudaba ucho queobra el se1or fuesesolo a incoodarse aquella concentrada alusión a una cuyo Dar&in título sobrepasaba lo recargado. =No s"... =di&o lady !atterson, ientras ojeaba el interior del libro;. 9al ve2 debería adquirir un par, >no le parece, se1or $onroe Al fin y al cabo... nunca se sabe qué puede atacar a estas agníficas obras ;concluyó refiri"ndose entre otras cosas al frío y la huedad que solían alojarse en ciertas dependencias de una casa. =8í, sin duda debe de ser una agnífica obra.
Va a adquirir usted la obra ;le preguntó el desconocido apro7i+ndose un poco +s a ella. =Así es... *!iensa hacer usted lo iso =
deoraron en abandonar el local. 5na ve2 se hubo cerrado la puerta tras ellas, lady !atterson ocultó sus anos en el interior de su anguito de piel, tratando así de calentarlas.
=
K--L
Capítulo 21
aquel hobre, +s le hubiera valido no poner un pie en sus tierras. ;'aento tener que inforarle de que ha hecho usted un largo e infructuoso viaje. ;'levó la copa a sus labios y esbo2ó edia sonrisa antes de a1adir;3 'a se1orita Norah Devlin no trabaja aquí. 84bitaente, Fenjain Qlaus dejó caer la epu1adura de su bastón sobre la pila de papeles que se interponía entre abos, atrayendo de inediato la atención del arqu"s. ;9eo discrepar, ilord. !ero tengo is fuentes ;hi2o una intiidatoria pausa;. 6 ellas e aseguran que trabaja para usted coo doncella. $arcus clavó los ojos sobre la plateada cabe2a de león que descansaba hundida sobre sus papeles, antes de al2ar lentaente su fuerte entón y dirigirle al hobre la +s hostil de las iradas, fría, casi glacial, que hi2o que Qlaus se estreeciera, antes de cabiar dr+sticaente de actitud, retirando enseguida aquella epu1adura. 'uego, lord %reen&ood se inclinó en su asiento, depositando al iso tiepo con un fuerte golpe seco, su copa sobre la esa y apoyando una ano sobre la isa. ;*uiero decir ;continuó e7plicando Qlaus;, que seg4n is infores, debía recoger aquí a la uchacha.
carta que tratara de retenerla aquí el tiepo que fuese necesario hasta que nosotros lleg+raos. ;*6 que esperaba ese ajadero que yo hiciera *>ue la atara a la pata de una esa ;braó $arcus, apenas conteniendo ya su irritación. $arcus no pudo evitar darse cuenta de la irada estupefacta del hobre, el cual, sin ebargo, pareció obligarse a sí iso a relajar los 4sculos de los hobros, preguntando inediataente despu"s por el paradero de la uchacha, fingiendo no haber percibido el arrebato furioso de "l. ;!or supuesto que lo s" ;respondió lord %reen&ood a su pregunta, al tiepo que a sus espaldas una g"lida r+faga de aire penetraba por las ventanas abiertas, agitando sus cabellos negros y confiri"ndole una apariencia a4n +s peligrosa, si es que era posible. 'as facciones del hobre, p+lido y de desusada apariencia, parecieron saltar de un estado nervioso, a uno no enos perturbado. ;%racias al cieloB ;suspiró Qlaus indudableente aliviado;. *Dónde se encuentra ;preguntó inclin+ndose y abandonando su copa vacía sobre la esa. ;No creo haberle coentado en ning4n oento que tuviera la +s ínia intención de decírselo. Aquella respuesta cogió por sorpresa a Fenjain Qlaus.
puerta y se archó. 5na ve2 a solas, $arcus anduvo hasta las ventanas abiertas, observando tras los visillos coo el hobre subía en un carruaje, claraente de alquiler pues carecía de escudo, y cerraba de un porta2o. Fenjain Qlaus no le gustaba lo +s ínio. No cabía duda que ocultaba algo, pensó al tiepo que asía la plua que yacía sobre su escritorio y escribía con pulso fire unas r+pidas líneas sobre un pliego de papel. 9ras plegarlo sobre sí iso, derraó un poco de cera sobre su parte delantera y lo selló, antes de cainar hasta la chienea para tironear del llaador que se ubicaba cerca de aquella pared. #asi de inediato, apareció el se1or Anderson. ;!ide a uno de los $atheson que se prepare para llevar una carta a 'aJehouse ;ordenó en el iso instante que reparaba en la presencia de $attie Gilson. 'a uchacha, en el ubral de la puerta, se echó a un lado para que el ayordoo pudiera abandonar el gabinete sin trope2ar con ella. $attie lo iró y vio coo "l la observaba pensativo y con irada ausente. ;*>u" ocurre ;preguntó lord %reen&ood. ;8olo venía a... ;8e huedeció los labios al tiepo que cerraba la puerta tras de sí;. 8olo venía a disculpare, ilord ;consiguió decir la joven. $arcus toó aliento, se dejó caer en el sillón de piel arrón aguantando la respiración, y a continuación soltó el aire lentaente, adivinando de qu" se trataba. ;No tienes por qu" disculparte, $attie. ;8í ;lo interrupió ella, apro7i+ndose al lugar donde "l se encontraba; . Debo disculpare, ilord. =e actuado coo una verdadera inconsciente. 'ord %reen&ood se levantó, apoyando despu"s una ano sobre su peque1o hobro. ;No siepre podeos doinar lo que el cora2ón desea ;resopló;. #r"ee $attie, s" de lo que hablo ;dijo, sintiendo una repentina desolación. 'os ojos de la uchacha centellearon antes de clavarlos en el suelo sin atreverse a decir nada. Apretó los labios y se encogió de hobros, al tiepo que hacía todo lo posible por coportarse con noralidad, ya que por dentro era un verdadero anojo de nervios. ;9an solo desearía preguntarte algo... ;dijo $arcus clausurando aquella incoodidad.
@l la iró pasado, vi"ndose ca2ado nuevaente por la sagacidad de aquella uchacha. 8e llevó la copa a sus labios y toó un largo trago antes de decir3 ;8in duda... eres deasiado buena para i herano.
Apenas entró en la habitación de la sucia taberna que copartía con #randall, Fenjain Qlaus se despojó del redingote y la chaqueta, arroj+ndolos despu"s sobre su caastro, pulcraente arreglado. 'an2ó una irada al lecho alborotado donde yacía #randall, tubado boca abajo y arrugó el ce1o. ;!odrías al enos recoger esto un poco. ;regon2ó aflojando el pa1uelo de hilo blanco en torno a su cuello, antes de dar dos pasos apartando de una patada las botas de ca1a alta que #randall había depositado justo en edio de la habitación. ;Dejo eso para 8andie ;farfulló con edio rostro hundido en la alohada;.
caa, aldiciendo para sus adentros. ;'o que est+s oyendo ;contestó con una risotada aarga Qlaus;. Devlin no va a pagarnos ni una sola libra. ;No digas tonteríasB ;le dijo apoyando una ano sobre la chienea y ir+ndolo directaente a los ojos;.
;9al ve2 lo haga la sobrina de su arido. 'a joven no parecía tan desabrida coo esa daa. ;*'a sobrina de Gillia !atterson ;#randall sintió una pun2ada de curiosidad. ;Así es ;afiró Qlaus recost+ndose contra el respaldo de su silla;. 5na agnifica joven, por cierto. 'o que daría yo por enredar is dedos en esos cabellos suyos. #randall entornó los ojos con fastidio. ;*6 puede saberse que tenía de especial ;*$e toas el pelo ;dijo el hobre entre dientes;, esa se1orita !atterson debe poseer Los dieciocho libros de los secretos del arte y la naturale6aK-ML. ;*De qu" deonios est+s hablando ;preguntó #randall. ;$e sorprende la falta de cultura que deuestras a veces ;observó sin dejar de adirarse las ipecables u1as. 9ras eliinar de ellas una peque1a ancha de hollín, lo iró;. 8obretodo habiendo sido el ayuda de c+ara de ese equetrefe de %reen&ood. ;No e lo recuerdes, y die de una ve2 a qu" deonios te refieres. ;>ue su piel es perfecta y que dudo ucho que el color de los cabellos de esa daa sea natural. 9an solo a eso. #randall lo atravesó con la irada. ;*De qu" color estaos hablando *5n rubio, tal ve2 ;Ni de lejos... esa ujer posee un color granate +s profundo que el iso borgo1a. #randall enudeció y abrió los ojos de par en par. ;*#asualente poseía esa joven unos brillantes ojos verdes ;a1adió ientras se servía algo +s fuerte que el oporto y se bebía la itad de un trago. Qlaus arrugó el entrecejo cuando #randall le ofreció otra copa. 'a aceptó y la acercó a su boca. ;#oo eseraldas, sí ;dio un sorbo, tosiendo al coprobar que se trataba de bourbon;. *>u" iportancia tiene eso ;!ues que nos han toado el pelo coo a chiquillos. Qlaus bajó su vaso, observ+ndolo con el ce1o fruncido. ;<7plícate ;le pidió arrojando el resto del bourbon al interior de la chienea. ui"n es el inculto ahora
K-ML 'ibro de -OO- en el que se e7plican varios "todos para cabiar el color del pelo a negro, oro, verde, rojo, aarillo y blanco.
Capítulo 22
9ras la breve publicación de la se1orita #andice Ne&ton en el doinical respecto a la ruptura del coproiso con el se1or Qipling, no cesaron de llegar a 'aJehouse las cartas e invitaciones a +s eventos de los que podría asistir en cien a1os, apil+ndose una tras otra sobre la consola de estilo Fiedereier, de adera de caoba con peque1os adornos de bronce y tallas doradas, que se hallaba en el vestíbulo. #ada día, la joven ojeaba aquellas cartas, tratando de responder a todas con la ayor brevedad posible y e7cus+ndose lo ejor que sabía. Apenas tenía ganas de divertirse. De bailes o de fiestas. !asaba las frías tardes leyendo ante el acogedor fuego de la chienea o paseando por el jardín cuando el tiepo y el sol lo peritían. Derrochaba largas horas de su tiepo junto a la fuente de piedra que decoraba aquel espacio verde y gris, envuelta en un c+lido chal de lana tejida que seg4n lady !atterson había pertenecido a %loria, su adre. Norah era consciente de que su tía coen2aba a inquietarse por el desaliento que se había apoderado de ella, ya que en +s de una ocasión había pillado a la daa espi+ndola entre los pliegues de los visillos desde alguna de las uchas ventanas de 'aJehouse. A ella le habría encantado poder decir algo que apaciguara el ala de la ujer, pero lo cierto era que durante aquellos acilentos días, no se le había ocurrido gran cosa. ué tenía de malo anhelar casarse por amorB
bueno, recordando a su ve2 la carta enviada por el arqu"s de Devonshire, tan solo tres días antes. Ni tan siquiera se había olestado en abrirla. 9eía que de hacerlo, descubriría en ella otro otivo +s de frustración. De eso, tenía ya bastante, se dijo a sí isa e7halando un suspiro. 8e sentó bajo la copa de uno de aquellos protectores +rboles y abrió el libro. u" hace usted aquí ;preguntó sacudiendo el polvo adherido al bajo de su falda de tafet+n a cuadros, antes de coen2ar a cainar. ;Fueno, e disponía a visitar a i tío en el Gets
los dos. ;$i carruaje est+ junto al ebarcadero. ;'a detuvo una ve2 +s, obstaculi2+ndole el paso. Norah arrugó el entrecejo. ;u" caballero insistiría de ese odo en que una joven copartiera su carruaje 8obre todo sin carabina que los acopa1ara.
5na sensación incoprensible hasta que la vio correr por el caino. $arcus ja+s había creído en intuiciones y supercherías por el estilo, pero en aquel oento supo que de alg4n ine7plicable odo, los dos estaban unidos +s all+ de lo consciente. 'a apartó un poco de sí y le retiró con dul2ura los ensortijados echones que se habían desprendido de su recogido, que cayeron alborotados sobre su frente. Norah lo iraba con la respiración agitada y las ejillas arreboladas. Aquel aspecto instó a $arcus a conteplarla con deteniiento. Dudaba que en el undo hubiese otra ujer coo aquella, una ujer que no podía estar +s bonita con la e7igua lu2 de la tarde reflejada en sus cabellos y aquellos ojos verdes, brillantes tras el esfuer2o. De repente se le antojó un ser sublie, casi inalcan2able... una Venus terrenal. ;*8e puede saber que te ocurre ;le preguntó con el ce1o fruncido. Norah apenas tuvo tiepo de responder a su pregunta.
entre algodones, se podría haber ganado la vida perfectaente coo actri2? o peor a4n, coo una ebaucadora de priera. ue pase un buen día, se1or Qlaus ;se despidió ella antes de dirigirse al interior de la casa. Abos hobres la observaron en silencio hasta que Norah despareció, cerrando la puerta tras de sí. %reen&ood se cru2ó de bra2os y le lan2ó a Qlaus una irada envenenada. ;#reí haber dejado uy claro que no estaba dispuesto a que supiera donde se hallaba i proetida ;soltó sin conteplaciones;. *8e puede saber a qu" ha venido ;'o sabe perfectaente, ilord ;contestó el otro, al2ando los hobros;. Ade+s, no recuerdo que e dijese en ning4n oento que la se1orita era su proetida. ;*6 cree que el que yo lo haya obviado le da a usted alg4n derecho ;dijo e7trayendo del bolsillo de su levita un cuchillo para fingir a continuación repasar la punta de sus u1as con "l. Qlaus abrió los ojos desorbitadaente al ver el brillo del afilado etal.
;No creer+ usted que va a intiidare... ;dijo, tragando saliva y huedeci"ndose la seca boca. $arcus al2ó las cejas con desinter"s y lo iró. ;*'o dice por el cuchillo ;le preguntó sosteni"ndolo entre sus dedos por la hoja;. 'o cierto es que el ara es para usted, caballero. ;Alargó la ano y se la ofreció. Qlaus observó el ara ientras un peligroso brillo fluctuaba en el interior de sus ojos? as, no hi2o el enor esfuer2o por cogerla. ;*6 por qu" desea entreg+rela ;!ues... ;sonrió $arcus alargando a4n +s su ano;, porque e sentir" terribleente al ropi"ndole a usted la cara sin darle priero la ocasión de defenderse.
se1orita Devlin. Norah abrió la boca y lo observó sin pesta1ear, se llevó la ano a la garganta y luego rio de anera nerviosa, apart+ndose de "l al iso tiepo. ;*9e has vuelto loco ;bufó. ;No tanto coo tu padre al contratar a ese bastardo. 'a sonrisa se esfuó de los labios de Norah, sintiendo al iso tiepo que la sangre se le helaba en las arterias. ;*>u" est+s tratando de decir ;$aldita sea, NorahB ;e7claó ientras la observaba con el ce1o fruncido;. *Acaso no leíste i carta u" est+ sucediendo aquí ;la vo2 de lady !atterson atrajo la atención de abos, ropiendo aquella t+cita beligerancia. 'a joven notó que el cora2ón se le subía a la garganta. 8e alejó de "l y se recostó en el arco de la ventana abierta. ;Nada, tía ;dijo, toando aire. ;*#óo puedes decir eso, querida ;replicó $arcus. Norah al2ó su rostro sorprendida. ;*!erdón... ;arrugó el entrecejo antes de abrir los ojos de par en par
cuando "l asió una de sus anos para apoyarla despu"s sobre su fle7ionado bra2o. ;8u sobrina y yo nos heos proetido, ilady. Norah se llevó la ano libre al cuello tratando de recuperar el resuello ientras advertía coo su tía dejaba caer la andíbula. Aquello, pensó Norah al tiepo que abría los ojos, era lo 4ltio que esperaba oír de los labios de aquel hobre. De repente tuvo ganas de ser coo la ítica Anne Fonny, vestirse de hobre y enrolarse coo pirata en la priera corbeta que fuese a navegar bien lejos. ;5sted est+ coproetido, ilord ;le recordó lady !atterson. ;!erítae contradecirla, ilady. ;Desvió su atención hacia Norah;. #reo que todos sabeos el catastrófico resultado de i coproiso... ;Debo aditir que estoy francaente sorprendida ;aditió lady !atterson, lan2ando una irada de conspiración hacia su sobrina;. No creí que esto acabara sucediendo. Norah sacudió la cabe2a. ;6 no ha sucedido, tía ;dijo ella, volviendo la cabe2a hacia $arcus;.
;D"jalo, tía. ;8e puso nuevaente en pie;. No insistas. $ilord lo sabe $arcus la observó en silencio con una e2cla de enojo y asobro.
;>u" +s quisieraB ;replicó "l, haciendo que las dos girasen el rostro para irarlo;. A4n no e has contado por qu" decidiste huir y por qu" lady !atterson se ha e7puesto de seejante anera al ayudarte. Al2ó una de sus cejas irando a la daa, decidido a descubrir la respuesta. $arcus percibió que esta se ponía tensa, reparando sin duda sobre el hecho de que había tuteado a su sobrina. 8u agitada respiración hacía que su torso se hinchara de tal fora que parecía que iba a reventar las ballenas de su cors". #on nerviosiso, lady !atterson al2ó el entón y trató de aclararse la garganta. ;8er+ ejor que paseos a la biblioteca, ilord ;dijo recuperando la copostura;. #reo que nos vendr+ bien una copa. Ante la asobrada irada de Norah, lord %reen&ood cru2ó con solo tres 2ancadas la estancia hasta el lugar donde se hallaba su tía junto a la puerta. ;Despu"s de usted ;dijo, alargando la ano con elegancia. Eingiendo ignorar su despótico tono, lady !atterson abandonó la habitación. #uando tras un oento reparó en que Norah continuaba de pie en el iso sitio, "l ladeó su cabe2a y le indicó que siguiera a su tía. $ientras cainaba por el corredor, $arcus la observó, evalu+ndola inuciosaente. u" desea beber, ilord ;preguntó lady !atterson junto a la licorera. ;Frandy, ilady ;respondió apoyado su hobro contra una de las altas paredes repletas de libros. Norah negó con la cabe2a recha2ando la peque1a copa de!ée verte que lady !atterson le ofreció? pero sí aceptó un poco de agua fresca. 9enía la boca deasiado seca para beber algo que no fuera agua. 9ras huedecer su garganta, depositó su vaso sobre la peque1a esita a su derecha y cru2ó la habitación para asir el cordón de seda junto a la chienea. 'uego, hi2o sonar la capanilla antes de regresar junto a $arcus y sentarse a escasos etros de "l. 'ord %reen&ood intuyó que aquel gesto no tenía +s función que la de deorar a4n +s su conversación? en fin, podía aguadar un oento. 'o cierto,
era que tenía todo el día para abordar el tea. #uando la puerta se abrió y entró Hane, a4n continuaban en silencio. 'a doncella iró atónita al arqu"s, asobrada por su presencia allí por no haber anunciado su ininente visita, no había tocado a la puerta para que el ayordoo lo recibiera, coo correspondía haberlo hecho. ;*8í, ilady;consiguió preguntar. ;Hane, ha2 el favor de pedirle al joven Nicholas que traiga le1a y encienda la chienea. Aquí hace un frío de uerte ;le pidió Norah, sintiendo la irada del arqu"s clavada sobre ella. ;Inediataente, se1orita. ;8e giró, arch+ndose de anera apresurada. $arcus cru2ó los bra2os sobre su fuerte pecho. ;*6 bien ;obviaente, aquello no era ninguna pregunta? sino +s bien una orden. Norah suspiró y cabió de postura sin poder apartar la irada de "l y de su pecainosa boca. 9ragó saliva reparando en la sonrisa que anidaba en sus labios y volvió el rostro hacia su tía. 'a tarde pasó lentaente. 9al ve2 +s despacio de lo que a ella le hubiera gustado. $arcus pareció prestar sua atención a todas y cada unas de las palabras de su tía, ientras ella los oía en silencio. No deseaba verse obligada a relatar el porqu" de su for2osa huida. $ucho enos la huillante ra2ón que había llevado a Fasil Devlin a proeterla con seejante degenerado. Aquello la hacía sentirse realente insignificante. #on el rostro girado hacia la chienea, que Nicholas había encendido hacía ya un rato, jugueteaba con sus anos y los pliegues de su falda de anera inconsciente.
ardieron inauditaente al recordar lo sucedido sobre aquel tapi2 de vivos colores y foras coplicadas. =>9e encuentras bien, querida u" estupide2. Desea acompañarnos, ilord Cl mir' a :orah, haciendo que esta frunciese el ce1o, sorprendida de que por priera ve2, desde que lo conocía, quisiera conocer su opinión. =#laro... =dijo, levant+ndose=. )er* para nosotras un honor. $edia hora despu"s, $arcus parecía relajado sentado frente a la elegante esa ientras conversaba pl+cidaente con su tía. Norah cortó un tro2o de salchicha y se la llevó a la boca observando al arqu"s con atención al tiepo que su cabe2a se llenaba de il y una foras de evadir aquella peligrosa situación, evitando a su ve2 fingir ser su proetida. !ero para su desconcierto, no parecía ocurrírsele nada.
había hecho una ve2. *>u" le ipedía a repetirlo, se preguntó a sí isa sin tener ni idea porque destino se decantaría.
espalda y rode+ndola con sus tibios bra2os. #erró los ojos y dejó que aquellos eróticos pensaientos fluyeran libres a su antojo. Ha+s sería realente su esposa. Así pues, qu" +s daba lo que iaginara o no. !or lo enos esa parte de una ujer no estaba sujeta a restricciones. 8u ente era totalente libre para iaginar lo que ella deseara, cuando lo deseara, se dijo suspirando y cerrando las puertas del balcón. 9ras ati2ar el fuego, se etió en la caa y sopló la vela. #on una sacudida, la llaa se apagó dejando que la habitación quedase tan solo iluinada por el roji2o fulgor de las brasas que perduraban a4n, oribundas en el hogar. u" deonios est+s haciendo t4 aquí ;preguntó con un susurro. ;=e decidido adelantar la noche de bodas ;respondió $arcus a escasos centíetros de su boca. Norah contuvo la respiración, tratando de ser coherente. ;No habr+ ninguna noche de bodas... ;!or eso iso ;susurró "l asiendo la colcha y tendi"ndose junto a ella. ;$i tía duere al fondo del pasillo. 8i despierta... ;
;*Dejar de hacer qu" ;se burló "l, depositando +s besos a lo largo de su cuello. ;Deja de besare y sal de i caa ;le dijo con un hilo de vo2. ;!ara eso, priero tendrías que soltare el cuello, *no te parece (#ielo santo), pensó Norah apartando r+pidaente sus anos. @l le acarició el pecho, aplastando un seno entre sus dedos con suavidad. Norah hundió la nuca en la alohada cuando "l bajó la cabe2a y succionó su pe2ón, lai"ndolo y ordisque+ndolo con sutile2a. u" pretendes ;le dijo con el rostro rojo de la cólera. ;
sobre su hobro. ;8on las rosas ;lo iró;. $e encanta tener flores frescas en i habitación. ;#uando seas i esposa, llenar" toda la casa de jarrones.
#oo si se hubiera esfuado por arte de agia, se topó tan solo el sonido de los grillos y el crepitar de la o7idada cancela de hierro que daba al redil.
Capítulo 23
'a lu2 de las tres grandes ara1as de cristal que colgaban fastuosas del cielo raso, acariciaba suaveente la superficie del ponche en el agnífico bol de plata. $ientras, los urullos y el tintineo de las copas anegaban grataente el abiente y los invitados se hallaban dispersos por todos los rincones3 salón, terra2a y jardín. 8in obviar, claro est+, aquellos que se encontraban go2ando del baile bajo la inquebrantable irada de las nuerosas carabinas e institutrices o de las viudas que solían chisorrear en peque1os grupos. 'a fresca brisa que penetraba por las puertas dobles y acristaladas que daban al jardín ecía suaveente los delicados p"talos de las rosas que decoraban el interior de la sala inundado el espacio de un penetrante y e7ótico aroa.
sobre la perfección de sus curvas, sonreía y saludaba a los asistentes, atrayendo a la ve2 un incontable n4ero de iradas3 algunas de adiración, otras, por supuesto, de rivalidad. 8us gruesos y llaativos cabellos caían sobre su hobro i2quierdo y llevaba prendidas en su tocado varias pluas de color grana tan encarnadas coo el antifa2 que cubría su bello rostro. 5nas facciones que, sin ebargo, "l, habría reconocido bajo cualquier disfra2. #uando sus iradas se encontraron, $arcus se quedó inóvil, abruado por el deseo que esa uchacha volvió a despertar en "l a pesar de que sus cuerpos ya coen2aban a failiari2arse. 8in apartar los ojos de ella, advirtió coo se ovía con soberbia gracia, abri"ndose paso entre los asistentes y saludando al iso tiepo. Aquellos elegantes adeanes parecían ser innatos en ella3 su fora de cainar, de sonreír e incluso de pesta1ear. 8e ovía coo un anial en su h+bitat? coo un gato frente a un cuenco de leche teplada? con seguridad y devorando la distancia que los separaba. ;$ilord ;dijo, haciendo una e7agerada reverencia cuando llegó a su lado. ;$ilady ;respondió "l, iit+ndola. 'uego se inclinó hacia ella;. Fonito disfra2, est+s agnífica. #asi e dan ganas de arrastrarte al jardín y hacerte el aor tras su espesura ;le susurró con una aquiav"lica sonrisa. ;Dudo que eso sea posible. ;'e devolvió aquel gesto educadaente. ;*9an segura est+s ;*Debo recordarte que la 4ltia ocasión que nos vios no te despediste ;8abes uy bien que entre nosotros sobran esos foralisos, querida. ;8í, es cierto ;suspiró d+ndose la vuelta para irar a los invitados. ;9e confieso que ese antifa2 te da un aire provocadoraente isterioso. ;= ;ronroneó ella al tiepo que enla2aba su bra2o al suyo. epentinaente, $arcus se sintió orgulloso de tener a su lado una daa coo aquella. $isteriosa, bella e insuperable. u" caballero la dejaría escapar
ópera y teatro. epentinaente, y coo de costubre, ella volvió a roper sus esqueas pregunt+ndole si había leído Los mohicanos de arís, de Alejandro Duas, a lo que "l respondió negativaente.
;ue podía decir 8in darse cuenta, lord %reen&ood batallaba con el estuche tratando de abrirlo ante la sorprendida irada de Norah. 8e puso de rodillas y toó una ano entre las suyas.
Norah pensó que todo parecía perfecto, ansiaba escuchar por fin una pregunta de sus labios. 9an solo eso, no una orden o dictaen. 8olo una pregunta que la involucrara en aquella decisión. #on ansiedad, esperó a que aquellas palabras surgieran de su boca. 8i era así, ja+s abandonaría a aquel hobre. !eranecería a su lado hasta que sus huesos se consuieran con el tiepo. De repente, la noche pareció destapar una sobra tras "l. Norah abrió los ojos coo platos advirtiendo al iso tiepo coo $arcus se plegaba sobre su estóago y un desgarrador alarido eergía de su pecho.
!asaba la edia noche cuando lady !atterson se percató de la ausencia de su sobrina.
;8e1or Qipling...se1orita Gilson ;los saludó. ;'ady !atterson. ;@l inclinó la cabe2a con suo respeto. #uando al2ó la irada coprendió por la inquietud que se alojaba en las facciones de la ujer que algo no iba bien;. *>u" ocurre, ilady 'ady !atterson le hi2o un gesto para que se apartara de la puerta.
sujetara por los pies;. NicholasB ;*8í, se1or ;Ve a buscar enseguida al doctor Fenning. Dile que es un asunto de vida o uerte ;le ordenó Ada, acarreando el cuerpo de su herano.
hubiera adirado. 9uvo que esfor2arse para no sonreír ante aquel descubriiento. No era el oento ni el lugar para hacerlo. !ero en su cora2ón supo que su herano, lord
$arcus %reen&ood, arqu"s de Devonshire, era el hobre +s respetable y noble que había conocido. De pronto se oyeron golpes en la puerta y se sobresaltó. $iró al frente y vio que lady !atterson se apoyaba cansada sobre el arco. ;8e pondr+ bien ;le dijo lentaente a Ada. 8u rostro denotaba una profunda triste2a;. *6 Norah ;volvió a preguntar. 'ady !atterson agitó fatigadaente la cabe2a. ;
K-RL 9"cnica pictórica que consiste en e2clar en distintos grados agua con diversas tintas. !erite la utili2ación de una aplia gaa cro+tica a partir de un 4nico color de base.
Capítulo 24
Norah despertó al notar un fuerte y pestilente olor a huedad. 9rató de abrir los ojos, pero a pesar de sentir el ligero aleteo de sus pesta1as, no veía nada. 'a oscuridad la envolvía y un ruido sordo, difícil identificar, parecía rasgar el silencio. !ronto descubrió que la superficie rugosa donde tenía apoyado el rostro era adera. 8e echó hacia atr+s, apart+ndose de aquella base lijada, dando un respingo cuando su espalda topó con el líite de aquel claustrofóbico espacio. Aturdida, intentó tantear con las anos delante de ella, pero se dio cuenta de que las tenía fuerteente atadas a la espalda. 8u ente se abrió a la dura y desagradable realidad3 Fasi Devlin finalente la había encontrado. #erró fuerteente los ojos y contuvo el aire en el interior de sus pulones al oír el inequívoco sonido de unos pasos. 'uego, 2arandearon la caja en la que estaba encerrada, provocando que se precipitara nuevaente contra la superficie pulida de adera. 5n grito apenas audible eergió de su garganta. Notó el sabor del lien2o que ordía en su boca. u" +s le podía suceder 9rató de apretar los dientes. !ero la tela en el interior de su boca no se lo peritió. De repente, se preparó para lo peor. 'os golpes y crujidos indicaban que iban a abrir la caja donde se hallaba retenida de un oento a otro. #ontuvo el aliento. 9al ve2 encontraría el hosco rostro de su padrastro ir+ndola con altanería. #oo si pretendiera decirle3 (te he ca2ado, Norah Devlin). #uando fueron retirados los gruesos tablones, la tenue lu2 del e7terior penetró en el cajón, seejante a un ata4d. Norah al2ó la irada. Abrió la boca y su cora2ón se detuvo congel+ndose coo uno de esos icebergs de los que le había hablado en alguna ocasión Ada. 'a grotesca vo2 de #esar #randall resonó en sus oídos. ;Fienvenida ;dijo entrecerrando los ojos;3 u" le habría sucedido a $arcus, se preguntó repriiendo una oleada de n+useas. A pesar de estar uerta de iedo, giró sobre sí isa y lo iró furiosa. 8us ojos eseraldas echaron chispas cuando se encontraron con los del hobre.
;Veo que sigues tan afectuosa coo de costubre ;dijo "l con sarcaso, acerc+ndose a ella. 8u cuerpo se puso tenso por el iedo al advertir coo el hobre al2aba su pu1o apretado. Cpriió los dientes sobre el trapo, aguardando el golpe, cuando Fenjain Qlaus irrupió en la habitación con gesto cansado, y iró incr"dulo a #randall. ;*8e puede saber que pretendías hacer ;braó, cerrando la puerta a su espalda y girando la llave en el picaporte. ;*>u" deonios te iporta ;vociferó #randall bajando la ano. ;!ues claro que e iportaB ;'o epujó haci"ndolo caer sobre su litera;. *#rees que he venido hasta aquí para no obtener ni un solo penique #randall se incorporó e inclinó despu"s su cuerpo para apoyar los codos en sus rodillas. ;No seas est4pido... ;bufó;. 9an solo trataba de asustarla. Qlaus entornó los ojos y lo iró entre las pesta1as. 'uego asió la bolsa de viaje del hobre e introdujo en ella la chaqueta y la caisa que oentos antes se había quitado. ;*>u" deonios crees que est+s haciendo ;le preguntó a Jlaus. u" deonios crees t4 ;9orció la boca;. 8er+ ejor que busques otro caarote. 6a he tenido bastante con lo del arqu"s.
ujer. Incluso e inclino a creer que ella estaría encantada de fingir ser i esposa, casi ultrajada, pero no ancillada. #randall desvió la irada hacia Norah. 'a rabia y el arrojo que brillaba en el interior de los ojos de la uchacha le indicaban que Qlaus estaba en lo cierto. !+lido y furioso, se levantó asiendo con fuer2a su escaso equipaje. #on un gesto de desagrado en la boca, lan2ó una 4ltia irada de profundo desprecio hacia Qlaus.
Erot+ndose las u1ecas doloridas dedujo que había pocas posibilidades de que la hubiera enga1ado realente. 8e e7ponía deasiado liber+ndola de aquel odo. !uede que Qlaus fuera un hobre inquietante y pendenciero, pero no era ning4n
tonto. ;*#óo est+ $arcus;fue su priera pregunta. ;8eg4n is pesquisas, no uy bien... ;respondió;, pero sobrevivir+. ;No lo dude ni por un oento. @l la iró intentando descubrir si aquellas palabras contenían una aena2a iplícita. $anteniendo una e7presión copletaente estoica, ella volvió a preguntar3 ;*Así que nos dirigios a !ortsouth ;observó, abriendo y cerrando las anos para que volviera a circular por ellas la sangre;. *#u+nto tiepo hace que partios ;
Norah se encogió de hobros antes de responder. ;A enos que no logre antener alejado de í al nauseabundo de #randall. Qlaus lan2ó una risotada dej+ndose caer otra ve2 sobre el catre. ;9ranquila. #randall no ser+ ning4n problea... a enos que desee servir de coida a los peces. u" tipo de vida era esa 'as ujeres no podían elegir con quien contraer atrionio, tener e7periencias antes del iso u obviar los preceptos que un hobre ordenaba, fuera padre, arido o desconocido, pensó deseando darle un buen golpe en la cabe2a al se1or Dar&in con cierto libro.
torre, deseó con todas sus fuer2as que Fasil hubiese estado allí para poder verlo. A su padre le apasionaban los relojes.
Capítulo 25
$arcus sintió un intenso esco2or en el costado cuando Ada le retiró el vendaje para a continuación aplicarle la cataplasa. Durante el 4ltio es su herano se había cuidado de que la herida estuviese copletaente libre de infecciones y de que cicatri2ara coo era debido, oblig+ndolo para ello a peranecer en caa. @l no se habría ostrado dispuesto a recibir órdenes de nadie. 8obre todo desconociendo lo que podría haberle sucedido a Norah despu"s de que abos fueran sorprendidos y asaltados en el ebarcadero. !ero a pesar de que su inquietud por ella crecía día a día, se había visto obligado con resignación a peranecer inóvil en aquel lecho hasta finales de enero ya que se encontraba deasiado d"bil para tratar de hacer cualquier heroicidad.
irada en la pared +s alejada de la puerta, sobre los cristales de las ventanas. ;*#óo puedes estar tan seguro ;resopló conteplando las descoloridas cortinas. ;!or lo que parece, ese barco no descargó nada en el puerto. 9an solo esperó y se largó el día veinticinco de diciebre ;e7plicó al tiepo que concluía el trabajo. ;uerido heranito, trato de decirte que $attie nunca ha sido i proetida ;aditió $arcus. Ada lo iró con una e2cla de incredulidad y asobro a partes iguales. 8i bien la joven le había hecho saber que el arqu"s no pretendía casarse con ella, había obviado el hecho de que ni tan siquiera se hubieran proetido realente. ;*'o sabe Norah ;
Norah.
Capítulo 26
No era la priera ve2 que visitaba ciudades coo !ortsouth o NorfolJ. 8in ebargo, en aquella ocasión se sorprendió al coprobar que los uelles se encontraban atestados de gente. #ientos de personas3 pescadores sentados en el suelo que reparaban sus redes para la siguiente faena? arinos que prestos a ebarcar en cuanto la carga fuese desalojada de las bodegas, cainaban o apostaban a los dados usando la superficie de cualquier caja o tonel? e incluso alguna que otra prostituta ansiosa por ofrecer sus favores a cabio de unos centavos de dólar que ayudaran a poner un plato de caliente coida en su esa. $arcus observaba todo atentaente desde la cubierta del 7arrior, una agnífica fragata de ciento veintisiete etros de eslora y cuarenta ca1ones de distintas cargas. 'a travesía no había discurrido seg4n lo esperado. A unas illas de alcan2ar su destino toparon con una desagradable torenta, que desgarró parte de las velas y alborotó la cubierta y los estóagos. Aunque gracias al cielo, aquella tepestad fue tan violenta coo breve. Despu"s de aquello, el puerto le pareció un glorioso caos. Falbuciendo aldiciones sobre el despiadado frío reinante en !ortsouth aquel dos de ar2o, al2ó las solapas de su abrigo, ajust+ndolo ejor en torno a su cuello. 'uego giró sobre sus talones y enfiló hacia la pasarela que la tripulación había dispuesto para facilitar a los pasajeros el desebarque. 8eanas antes, tras su ardua y lenta recuperación, el doctor Fenning se había ostrado confore con su decisión de abandonar 'aJehouse, si bien no se había quedado uy confore con la deterinación que ostró $arcus respecto a su propósito de reali2ar tan larga travesía. 8in ebargo, el arqu"s desoyendo aquella 4ltia opinión, ebarcó en el 7arrior en cuanto tocó puerto ingl"s. Durante el viaje, y con cada illa de recorrido, su teor a no descubrir el paradero de la uchacha se había ido acrecentando de tal anera que cuando llegó por fin a Virginia fue incapa2 de soportar el quedarse un segundo +s en aquella fragata. Así pues, en cuanto la vo2 del gruete confiró su pronta llegada a puerto, había abandonando el caarote, subiendo a cubierta con la rapide2 de un galgo. 'ord %reen&ood se detuvo para cederle el paso a que una elegante daa que pretendía cru2ar el inestable puente, portando en su ano derecha un lujoso aletín de cuero y en la i2quierda a un peque1o de tan solo cuatro o cinco a1os. #uando la ujer alcan2ó el dique, "l se dispuso a desebarcar tabi"n, pero la vo2 de Qipling lo detuvo, acerc+ndose a "l a paso r+pido. ;*Dónde est+ el equipaje ;preguntó Ada, elevando la vo2 sobre la
ultitud para que $arcus lo oyera claraente, escudri1ando al iso tiepo la serie de bultos que a4n yacían sobre la cubierta. ;uince inutos +s tarde, ellos iban sentados en el interior del carruaje y el cochero era die2 dólares +s rico, lo cual no ipidió que el desgarbado hobre tirara bruscaente de las riendas, haciendo que la berlina se 2arandeara topando al iso tiepo con todos los baches del caino? los habidos y por haber. $arcus se aferró con una ano al arco de la ventanilla para evitar precipitarse sobre el asiento de piel que ocupaba su herano. ;$enudo...B ;Dejó suspendido el juraento en el aire. ;Dios íoB ;resopló Qipling, e7tendiendo sus bra2os y apoyando abas
anos en las paredes;. #reo que deberíaos haberle pagado veinte dólares y no die2. ;De cualquier odo, ju2go que ya es deasiado tarde ;dijo $arcus rebotando nuevaente en su asiento. A lo que Ada respondió arrugando el ce1o. !asaron los dos días posteriores dirigi"ndose al noroeste y deteni"ndose ocasionalente para recobrar fuer2as en tabernas infectadas de pulgas y hostales que podrían haberse confundido f+cilente con establos. Al enos, se había dicho $arcus hasta la saciedad tratando de alentarse a sí iso, doritaban en una caa, resguardados del intenso frío de la noche.
una herosa casa de dos plantas, cuyo pórtico principal descansaba sujeto por seis grandes y ostentosas colunas, tan blancas coo el resto de la propiedad. Hhoss tiró de las riendas y giró hasta situarse a la altura de los viajeros. ;Ir" a avisar al patrón ;les dijo el uchacho a trav"s de la ventanilla del vehículo. 'uego espoleó al anial y trotó r+pidaente hasta la casa, desli2+ndose despu"s de su ontura sin esperar a que esta se detuviera por copleto. ;9al ve2 no desee recibirnos... ;teió Ada cuando el carruaje se detuvo ante la puerta. ;No creo. Actuar así pondría de anifiesto su iplicación en la desaparición de Norah. ;De todas foras est+ etido hasta el cuello ;repuso Ada. ;8i hacen el favor de aguardar en el vestíbulo ;les interrupió Hhoss abriendo la porte2uela y desplegando el peque1o pelda1o de adera oculto en la parte inferior de la berlina. Abos hobres abandonaron el lujoso interior del vehículo y siguieron al uchacho, un joven de cople7ión robusta, +s alto que la edia. 9ras observarlo detenidaente, $arcus llegó a la conclusión de que tan solo le faltaban un par de pie2as dentales para aseejarse a un querubín de ejillas esf"ricas y rubicundos caracoles. $arcus y Ada obedecieron y aguardaron a que inforase de su presencia en el vestíbulo. Aquel era un espacio curioso. No había tapices, alfobras ni uebles. 9an solo una aplia escalera de color blanco que conducía a las plantas superiores en fora de seicírculo y los ubrales correspondientes a cuatro largos corredores3 uno a su derecha? otro a su i2quierda? y finalente dos +s que se hallaban a cada lado de la escalera, y que parecían conducir a la parte posterior de la casa, pensó $arcus al tiepo que una doncella les pedía sus sobreros y chaquetas. ;
sus ojos3 peque1os, hundidos y de pesta1as cortas. 5nos ojos que le recordaron deasiados a los de Gallace %reen&ood, su padre. De alguna anera supo que aquellos ojos pertenecían a un hobre artificial e igualente falso. ;Fuenos días, caballeros ;los saludó. Abos inclinaron respetuosaente la cabe2a. ;*>u" les trae por aquí ;preguntó Fasil Devlin a continuación. $arcus escudri1ó sus facciones con el entrecejo arrugado. ;*No recibió i carta ;indagó el arqu"s a sabiendas de que la respuesta era afirativa. 8in ebargo, Devlin se encogió de hobros aparentando desconocer ese hecho. ;*6 usted es... ;'ord %reen&ood ;respondió, volviendo su rostro hacia Ada;. 6 i herano, el se1or Qipling. ;Ch, es un verdadero honor, ilord ;abrió los ojos;. De haber sabido de su visita, habría enviado a alguien a !ortsouth a recogerlos. ;No hubiera peritido que se olestara, se1or Devlin ;dijo $arcus ientras lan2aba una irada a su herano por el rabillo del ojo.
hallaba junto a la chienea. ;*Fourbon ;les preguntó. ;!referiría co1ac, si es posible ;opinó Ada.
padre. A $arcus le fue del todo iposible no reparar en el brillo anhelante que iluinó los ojos de Devlin. u" ocurre ;e7igió saber la joven con cierta ansiedad en su vo2. ;$e resulta cuando enos e7tra1o que su padre no la haya inforado de que su herana se encontraba conigo en 'ondres. =ubo una pausa. 'a cara de Devlin enrojeció hasta lo inaudito e hi2o un ade+n de responder directaente. 8in ebargo, no lo hi2o. #erró la boca y se liitó a terinar su copa de un solo trago para a continuación carraspear con fuer2a. ;*u" +s daB ;e7claó, depositando su vaso vacío sobre la esa con un golpe fuerte y seco. ;*#óo puedes decir eso ;8e apro7ió a su padre lívida coo la cera. ;>uerida.... =ablareos luego. Ahora teneos visita ;ururó su padre, intercabiando iradas con ella. ;6 un coinoB 'os tres hobres abrieron los ojos sorprendidos. ;8olo tienes dieciocho a1os, hija, no puedes coprenderlo. ;Fobadas, lo entiendo perfectaente. $e has entido. $e has hecho creer que desconocías su paradero. !or diosB =ace tan solo un es encionaste que tal ve2 no estuviera vivaB Devlin frunció sus espesas cejas e hi2o una honda inspiración.
Aquello en cierta anera le pareció a $arcus de lo +s cóico. Fasil Devlin, aedrentado por una ujer peque1a, delgada y de ejillas sonrosadas, pero indudableente herana de Norah. De haberse encontrado en otra situación, no habría dudado en roper a reír allí iso? sin ebargo, no era risa lo que sus labios ansiaban e7teriori2ar. #on los ojos cristalinos por las l+grias, $onique se giró hacia ellos. ;8i e disculpan... ;se e7cusó. 'uego dio edia vuelta y se dirigió hacia la puerta por donde inutos antes había entrado. 5n incóodo silencio flotó entre los tres hobres cuando aquella puerta fue cerrada de un solo y brusco golpe. $arcus advirtió en la respiración agitada de Devlin, el cual apenas podía repriir su nerviosiso, sus evidentes deseos de ir tras su hija y el estado neurast"nico en el que se hallaba suido. !or un oento, odió profundaente a aquel hobre. 5n padre que reverenciaba a una hija, pero echaba a los lobos a la otra. *!odía haber en el undo algo +s ruin, se preguntó sintiendo una profunda oleada de repulsa hacia aquel despótico eleento.
;No va a decire donde est+, *verdad ;a1adió $arcus, aceptando el sobrero y los guantes que le entregó la doncella. A su lado, Ada iró e7pectante a Devlin, aguardando una contestación a aquella cuestión. ;No. ;Aquella siple palabra pareció retubar en la casa, golpeando los oídos y el estóago de $arcus. ;*Dónde est+ Norah ;No la encontrar+ ja+s ;fue la fría respuesta de Fasil Devlin. ;
#on la cabe2a hecha un ar de dudas, $arcus subió lentaente a su carruaje. No podía dejar de pensar en Norah, especulando sobre cu+l sería su paradero. Erustrado, eitió una larga e7halación cuando Fill =o&ard a2u2ó a los caballos para que se pusieran en archa. u" ocurre ;preguntó Ada, notando que el carruaje se volvía a detener. 'a porte2uela se abrió ostrando a un agitado Hhoss Ne&an. ;u" te hace suponer que iento
;Norah no se casaría nunca. 8olo lo har+ por aor. u" tipo de locura ;5na que no tenga reedio, se1or.
Capítulo 27
'e resultaba iposible no conteplar la seductora iagen que tenía ante sí3 el alto pasto y los arboles que cubrían casi por copleto la visión del serpenteante caino de tierra, aunque los refulgentes rayos del sol priaveral lo iluinaban a la perfección.
a #esar #randall para vigilarla. 8e ovió visibleente incóoda al tiepo que apartaba la irada de aquel cuervo despluado para clavarla de nuevo en los barrotes de la ventana. #on el tiepo, tal ve2 adelga2ara tanto que cupiera entre aquellos hierros sin esfuer2o. '+stia que para aquel entonces... tal ve2 ya estuviera uerta.
teblaba y tenía la respiración acelerada. ;*>u" deonios... ;asculló #randall inóvil en lo alto de la escalera. 8orprendida, al2ó el entón y vio a #randall dirigirse apresuradaente hacia ellos. Asobrada, anali2ó la corpulencia del hobre que la tenía sujeta. 5n rayo de esperan2a iluinó sus ojos, a pesar de estar convencida de que no se trataba de $arcus. u" deonios est+s haciendo ;Ir +s deprisa... ;dijo golpeando tres veces el techo del carruaje.
'a niebla ocultaba a4n la línea del hori2onte cuando ebarcaron en el 7arrior, que 2arpó en cuanto los tres pusieron un pie sobre la cubierta. A Norah no
le pasó por alto la gratificación que le entregó $arcus a uno de los oficiales de ayor rango, seguraente en pago por haberlos aguardado el tiepo suficiente para que pudiesen abordar la nave. Ni tapoco le fue ajeno el hecho de que la tripulación parecía estar al tanto del porqu" de la deora.
;Deberíaos bajar al caarote ;dijo $arcus con una sonrisa apro7i+ndose a ella y acariciando el suave cabello de la uchacha con sus dedos. ;$arcus... ;usitó con un suspiro. ;= ;contestó con un ronroneo al tiepo que le besaba el cuello;. !uedo continuar aquí iso si es lo que deseas.
;$e contentaría con que fueras enos andón ;respondió ella sonriendo. $arcus e7tendió el bra2o y la atrajo hacia sí para besarla apasionadaente. ;!or aor de Dios... quer"is hablar de una ve2 con el capit+nB ;e7claó Ada, poniendo en blanco los ojos con un sonoro suspiro. #uando acabó de vestirse, tenía las anos entuecidas y su cuerpo estaba tiritando.
'os ojos dorados de Ada adquirieron un brillo casi líquido. ;
solo reaccionó cuando los vítores y chan2as del pasaje la despertaron de toda aquella deliciosa enso1ación, tan solo para verse suergida despu"s en el suave y e7quisito beso que le dio $arcus. uítate el resto ;le ordenó "l suaveente. Dio un paso hacia su esposo, contone+ndose coo una pantera, y sin dejar de irarlo deshi2o los la2os de su cors", poco a poco, dej+ndolo caer al suelo un instante +s tarde. $arcus contepló aquellos senos, libres y plenos, tratando de no saltar sobre ella. 8obre todo, cuando percibió que Norah clavaba ip4dicaente la irada sobre su +s que evidente erección.
calló. No precisaba decir nada. Ninguno de los dos lo necesitaba. 8olo estar así3 unidos y en silencio.
Capítulo 28
Norah carraspeó y entornó una traviesa sonrisa. ;#reo que e estoy clavando el ango de la sobrilla en las costillas. ;Ch... ;e7claó "l apart+ndose de ella al oento;. Dichosos artilugios. ;!ues yo creo que son uy 4tiles ;dijo ella ri"ndose ientras epe2aba a cainar junto a "l hacia la casa;. De hecho acabo de encontrarle un nuevo uso. ; 'o iró con un brillo de diversión en los ojos. @l la observó esperando una e7plicación. ;Aleja a los aridos deasiado ipetuosos ;dijo con una elodiosa risa. $arcus frunció el entrecejo. ;>uerida... ni un illar de esos aratostes conseguirían apartare de ti ; le dijo pas+ndole una ano por los hobros y atray"ndola un poco hacia su cuerpo. ;*Dónde te habías etido ;le preguntó ella al2ando una ceja. ;Debía recibir a unas personas en los uelles. ;*Negocios...;dijo Norah poniendo un falso ohín. ;Negocios ;aditió "l encogi"ndose de hobros. ;Deberías deshacerte de ese aldito chise ;opinó ella, sintiendo la dure2a del revólver contra su cintura. ;A4n no e acostubro a pensar que ya no corres ning4n peligro. ;!ues es cierto. Así que desha2te de ese ara lo antes posible ;dijo con una sonrisa. ;9e lo proeto ;le dijo;, esta isa tarde lo ocultar" en la biblioteca. 5n fuerte y tintineante sonido de cristales los recibió en cuanto traspasaron el ubral principal de %reenhouse, haciendo que abos se iraran asobrados y cainaran r+pidaente en dirección al gran salón de baile, respirando tranquilos un segundo +s tarde al descubrir que el sonido se debía a que, que estaban descolgando desde el techo una de las grandes ara1as de cristal para adecentarla y sacarle lustre. Norah desli2ó la irada alrededor, observada atentaente por $arcus. ;Ha+s hubiera dicho que... ;se interrupió para irarlo;.
;$i adre lo llaaba el salón del
instantes.
$edia ta2a de avena, una cuarta parte de leche ferentada y dos cucharadas de iel.
;*#on tal cantidad de ropa ;$olly se rio;. Ni hablarB ;Fien... ;suspiró entendiendo que disponía de algo de tiepo antes de coent+rselo. ;Aunque yo de usted, no lo deoraría deasiado. $e e7tra1a que copartiendo el iso aposento, "l a4n no lo sepa. Norah se estreeció y suspiró. ;8iepre fui uy delgada. ;
Capítulo 29
ueridaB ;'ady !atterson se dirigió a ellos, salud+ndolos y toando las anos de su sobrina entre las suyas;.
;
Norah toó aire y asintió. Antes de que los nervios la hicieran darse la vuelta y regresar de nuevo al salón de baile, abrió la puerta y entró en la biblioteca. 'a estancia, sutilente iluinada por dos l+paras de aceite y un candelabro de plata de cuatro bra2os, olía coo de costubre, a piel y tinta. Norah percibió con asobro que en el interior del hogar las brasas estaban encendidas, a pesar de que el calor estival. !or un breve oento, se preguntó qui"n podría haber encendido la chienea y por qu". 8in ebargo, entendió que aquella lu2 le peritiría observar con ayor claridad lo que la rodeaba, un lugar que en aquel oento se encontraba pr+cticaente en silencio, ya que los tapices y las gruesas paredes aortiguaban la 4sica y los urullos que provenían de la fiesta. Al fondo, la silueta de Fasil Devlin le dio la bienvenida. Norah cerró la puerta tras ella, anunciando así su presencia.
;!adre... ;Cfuscada, Norah atrapó la u1eca del hobre, el cual se detuvo respirando entrecortadaente. !or un oento el silencio quedó suspendido en el aire.
+s atención a sus negocios que a lo que ocurría a su alrededor. ;*!odr+s perdonare ;rogó en vo2 baja. ;No lo s"... ;se sinceró ella. u" deonios haces aquí, #randall #reí haberte dicho que esto era una reunión privada. Deberías estar junto al resto del servicio. #randall se incorporó y cerró la puerta con lentitud. #uando lo hi2o, Norah no pudo evitar que a su ente acudiese el recuerdo de lo sucedido allí, casi un a1o atr+s. ;Digaos que no soy deasiado popular entre los trabajadores de esta casa... *No es así, se1orita Devlin *C tal ve2 debería llaarla, ilady Despu"s de todo, eso es lo que has estado buscado desde el principio. ;*De qu" deonios est+s hablando ;lo aonestó Devlin, desconociendo el tipo de sabandija que había contratado. ;
ni pi2ca de gracia. 8in darle tiepo a hacer nada, ella lo retuvo por el bra2o. ;!adre, es peligroso... ;le dijo Norah sintiendo los latidos del cora2ón de su padre retubar contra la piel de sus dedos. Devlin la iró arrugando el ce1o. ;$+s vale que prestes atención a tu hija... sabe de lo que habla ;farfulló #randall arrojando la botella vacía sobre al suelo, donde la alfobra persa absorbió el ipacto. 'uego, pasó la ano tras su espalda y con una sórdida sonrisa, e7trajo un revólver. Norah se quedó sin aliento al reconocer en sus anos el ara de $arcus. ;6 ahora... t4 y yo vaos a continuar donde lo dejaos ;le dijo a Norah, apuntado directaente a Devlin cuando este se dispuso a dar un paso hacia "l. #randall chasqueó la lengua. ;Vaos, papaíto ;bufó entre dientes;, no pretender+s que e crea que ahora sois coo u1a y carne. ;$e iporta un bledo lo que creas o no, aldita alia1a. ;Devlin apretó los dientes ientras Norah asía su bra2o con +s fuer2a a4n que antes. uieto, valienteB ;#randall giró su cuerpo y apoyó el ca1ón de la pistola sobre la sien de Norah, haciendo que tanto Devlin coo $arcus retrocedieran un paso;. 8upongo que ninguno de los dos dese+is veros obligados a recoger sus sesos.
'a estancia se suió de nuevo en el silencio. Norah, sentada en el div+n, sintió coo un sudor frío se e7tendía por todo su cuerpo al percibir el duro contacto del ara sobre la delicada piel de su frente. 8u irada iba de $arcus a su padre y de su padre nuevaente a $arcus. 8u respiración se aceleró y, sin ebargo, su pulso parecía estar detenido. ;D"jala en pa2 ;siseó $arcus y el cora2ón le dio un vuelco;. 9e recuerdo que ella no fue quien te sacó de esta casa a patadas. ;6 yo recuerdo perfectaente que fue la culpable de que eso sucediera ; repuso "l, epuj+ndole la cabe2a con el ca1ón del ara. Norah no pudo evitar que las l+grias coen2aran a desli2arse por sus ejillas ientras apretaba fuerteente los parpados, tratando de peranecer inóvil. Euera la orquesta coen2ó a ejecutar un vals y el urullo de los invitados se hi2o +s alto e intenso. #on un gesto de fastidio, #randall asió a la joven por el bra2o y la obligó violentaente a incorporarse, epuj+ndola y cainado con ella hacia la puerta, observados de cerca por Devlin y el arqu"s.
brasas de la chienea;. $e encantan las casta1as... Devlin se dirigió a #randall y colocó una ano sobre la nari2 y boca del hobre. ;!arece que continua vivo... ;le dijo a $arcus. ;#orre a por el se1or Anderson y dile que vaya a por el doctor Fenning ; ordenó el arqu"s a la estupefacta doncella ientras al2aba en bra2os a su esposa para llevarla al fondo de la biblioteca, apart+ndola al iso tiepo de #randall;. 6a est+ aor ío. 6a ha terinado todo ;la consoló sent+ndose en el div+n e instal+ndola sobre sus rodillas para abra2arla con fuer2a, ientras ella hundía su rostro en su pecho tratando de contener las l+grias. Devlin se apro7ió a la puerta y la cerró para evitar que alg4n invitado despistado pudiera ver lo que sucedía en aquella sala. 'uego se apro7ió a donde ellos estaban, pasando junto al inconsciente asaltante. Nadie pareció reparar en el oento en que #randall abrió los ojos, sintiendo un increíble dolor de cabe2a. Al fondo de la sala vislubró la fora de tres siluetas, borrosas, totalente desenfocadas. 8intió que su estóago se arqueaba y los sollo2os de una ujer le aporreaban los oídos. *!or qu" deonios estaría lloriqueando, se preguntó antes de advertir el brillo plateado del revólver escasos etros de "l, sobre el suelo. !oco a poco, su ente se fue aclarando y su odio regresando.
#esar #randall, con un agujero en su pecho del taa1o de un pu1o, trastabilló a un lado antes de que las rodillas le fallaran, cayendo despu"s al suelo fulinado, ti1endo la elegante alfobra persa de un oscuro color escarlata. Norah gritó en el iso oento que la puerta de la biblioteca se habría, llen+ndose la estancia de caballeros curiosos y daas a punto de perder la consciencia. Norah, abra2ada a $arcus, dejó por fin que las l+grias eergieran de sus ojos sin restricciones sin percatarse del oento en el que $onique y lady !atterson entraban precipitadaente en la habitación, abri"ndose paso entre la uchedubre. 'ady !atterson abrió los ojos y contuvo el aliento ientras su sobrina, $onique, epujaba suaveente a los invitados, invit+ndolos a abandonar el lugar y pedía que buscaran un "dico. 5na ve2 salió el 4ltio de los convidados, cerró la puerta y lan2ó un prolongado suspiro, evitando irar hacia el cad+ver. ;*>u" deonios ha pasado aquí ;Norah abrió los ojos para clavarlos a continuación sobre su padre. $arcus abandonó a su esposa un segundo, dejando que Devlin ocupara su lugar junto a ella, se inclinó y asió el revólver para estudiarlo. ;!odría habere sucedido a í ;usitó con los ojos clavados en el ara, que seg4n parecía había sufrido alg4n tipo de desperfecto, debido con toda seguridad a su falta de uso y anteniiento. Norah, recuperando el autocontrol, lo iró. ;*>u" est+s tratando de decir ;le preguntó con un ahogado sollo2o, al tiepo que su padre le apartaba el echón de cabellos que se había desli2ado por su frente. ;8i hubiese disparado el ara, la e7plosión del ca1ón e habría atado ; aseguró $arcus. Norah se levantó y fue hasta "l para abra2arlo ientras sus labios se encontraban. Despu"s apoyó la cabe2a sobre su hobro. ;Afortunadaente no soy aigo de estos cachivaches ;dijo, bes+ndola tiernaente en la frente. ;Afortunadaente ;se liitó a decir ella cuando la puerta se volvió a abrir y apareció el doctor Fenning. 'os urullos crecieron nuevaente para despu"s verse silenciados tras la puerta. ;!or todos los santosB;e7claó el hobre al reparar en el cuerpo inerte de #randall sobre la alfobra. 9ras inclinarse y toarle la u1eca para coprobar la falta o no de pulso, la dejó nuevaente caer, agitando la cabe2a negativaente;. *
;'levar" a i esposa a su doritorio ;dijo abriendo la puerta y ayud+ndola a salir de la biblioteca ientras los curiosos asistentes se apartaban, periti"ndoles llegar hasta la escalera. 5na ve2 en el doritorio, $arcus depositó a Norah suaveente sobre la caa y a continuación abrió las ventanas para que entrara algo de aire fresco. 'uego, dirigió su atención al doctor, el cual depositó su aletín junto a la uchacha y puso una ano sobre su frente, tratando de coprobar su teperatura. ;No estoy enfera, doctor Fenning ;observó Norah. ;'o s", ilady, pero la fiebre tabi"n puede ser un síntoa de shocJ. ;No estoy bajo ning4n tipo shocJ, doctor... ;suspiró al tiepo que $arcus apresaba suaveente su ano;. 9an solo estoy alterada. ;9al ve2 debería adinistrarle algo que calara sus nervios. =a sido una noche horrorosa ;le pidió $arcus. ;No... ;se apresuró a decir Norah;. 6o... no creo que deba... ;#ielo, es coprensible, dadas las circunstancias. ;'o s", querido. ;o2ó la piel de su rostro con la punta de sus dedos;. !ero tal ve2 no sea lo ejor para... el beb". $arcus se sintió desorientado por un oento. 'a noche había resultado ser un desastre y habían estado a punto de orir... y ahora Norah encionaba una palabra que se escapaba a su entendiiento. ;*>u" beb" ;$arcus... pens" que lo entenderías inediataente ;se burló al tiepo que en sus ojos flotaba un brillo risue1o. ;*5n ni1o *$ío ;!or aor de dios, $arcus... ;coen2ó a decir ella tan roja coo un toate aduro al tiepo que lan2aba al doctor una irada por el rabillo del ojo;. Dicho así, cualquiera diría que podría ser de otro. @l no respondió, tan solo la abra2ó fuerteente ientras el doctor Fenning, sonriente y colorado a partes iguales, recogía su aletín y se disculpaba con ellos antes de dejarlos solos sin que ninguno de los dos reparara en ello. ;!ro"tee que no volver+s a hacer algo sin contar conigo... ;dijo "l, apart+ndose ir+ndola a los ojos;. No quiero ni pensar que hubiera podido suceder de no hab"rsee ocurrido ir a buscarte. ;9al ve2 te lo proeta... si a cabio t4 haces algo por í. ;'o que desees ;le aseguró con una sensual sonrisa. ;Die que e quieres ;suspiró con una ueca de abatiiento;. 8" que es una tontería, pero a4n no e lo has dicho y necesito oírlo. 8obre todo, esta
noche. 'os blancos dientes de $arcus centellearon en una sonrisa. ;Norah %reen&ood... no voy a decirte que te quiero. uiero a i casa y a is caballos. !ero a ti, i dulce esposa... ;ro2ó sus labios;, a ti te ao. Abos se suergieron en un profundo beso, tierno y ardiente al iso tiepo. ;'os invitadosB ;e7claó ella con un hilo de vo2. ;6a se encargar+ tu tía... ;!ero... ;#+llate, Norah. Ahora soy yo quien te necesita ;dijo antes de volver a atrapar sus labios.