ISSN 1514 - 4186 ISSN 1666 - 9479 en línea INSTITUTO SUPERIOR DE CORRELACIÓN GEOLÓGICA (INSUGEO)
Serie Correlación Geológica 24
LOS GEÓLOGOS Y LA GEOLOGÍA EN LA HISTORIA ARGENTINA
Coordinador-Editor: FLORENCIO G. ACEÑOLAZA
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo Universidad Nacional de Tucumán San Miguel de Tucumán 2008
CONSEJO NACIONAL DE INVESTIGACIONES CIENTIFICAS Y TECNICAS Universidad Nacional de Tucumán Instituto Superior de Correlación Geológica (INSUGEO) Director: Dr. Director: Dr. Florencio G. Aceñolaza Driectores alternos: Dr. Alejandro Toselli y Dr. Alfredo Tineo Editor: Dr. Florencio G. Aceñolaza Consejo Editor: Dr. Alejandro J. Toselli (INSUGEO), Dr. Alfredo Tineo (INSUGEO), Dr. Rafael Herbst (INSUGEO), Dra. Juana N. Rossi de Toselli (INSUGEO), Dra. Susana B. Esteban (INSUGEO), Dr. Guillermo F. Aceñolaza (INSUGEO), Dr. Dr. M. Franco Tortello (UNLa Plata), Dr. Dr. Carlos Cingolani (UN La Plata), Dr. Roberto Roberto R. Lech (CENPAT-T (CENPAT-Trelew), relew), Dr. Ricardo Alonso (UN Salta); Dra Beatriz Coira (UN Jujuy), Dr. Juan Carlos GutierrezMarco (CSIC-España), Dra. Isabel Rábano (IGME-España), Dr. Julio Saavedra Alonso (CSIC-España), Dr. Hübert Miller (U. München-Alemania), Dr. Alcides N. Sial (U. Pernambuco-Brasil), Dra. Valderez Ferreira. (U. PernambucoBrasil), Dra. Renata Guimaraes Netto (UNISINOS, Brasil). Dirección: Instituto Dirección: Instituto Superior de Correlación Geológica. Miguel Lillo 205. 4000 San Miguel de Tucumán. Argentina. E-mail:
[email protected] - http://www.unt.edu.ar/fcsnat/INSUGEO http://www.unt.edu.ar/fcsnat/INSUGEO Serie Correlación Geológica Es una serie periódica editada por el INSUGEO. Tiene por objeto dar a conocer información de interés g eológico, siendo los trabajos allí publicados originales (entendiéndose que no hayan sido publicados ni sometidos simultáneamente a otras publicaciones). En ella se incluyen artículos temáticos como asimismo trabajos monográficos. Todas las contribuciones tienen revisión siendo puestas en consideración de miembros del Consejo editor y de árbitros especialistas (ver Instrucciones a los autores).El contenido de los artículos es de responsabilidad de cada autor. Integra el Núcleo Básico de Revistas Científicas Argentinas y se r egistra indizada en Latindex, Scielo Argentina, Ulrich´s International Periodical Directory ,Scirus,Georef, Informe Académico de Gale Cencage y Zoological Record. Serie Correlación Geológica 1: Segunda Segunda Reunión del Proyecto 192 IGCP-UNESCO. Serie Correlación Geológica 2: Geología Geología de América del Sur. Procesos Metalogenéticos. Serie Correlación Geológica 3: Procesos El Ciclo Pampeano en el Noroeste Argentino. Serie Correlación Geológica 4: El Serie Correlación Geológica 5: Eventos Eventos del Paleozoico Inferior en Latinoamérica. Serie Correlación Geológica 6: Cuencas Cuencas Sedimentarias Argentinas. Bioestratigrafia. Serie Correlación Geológica 7: Actas del V Congreso Argentino de Paleontología y Bioestratigrafia. El Magmatismo del Noroeste Argentino. Serie Correlación Geológica 8: El Serie Correlación Geológica 9: El Paleozoico Inferior en Latinoamérica y la Génesis del Gondwana. Serie Correlación Geológica 10: Geología En prensa Geología del Noroeste 2da Edición ( En ). Hidrogeología Subterránea. Serie Correlación Geológica 11: Hidrogeología Serie Correlación Geológica 12: El Paleozoico Inferior en el Noroeste del Gondwana. Serie Correlación Geológica 13: II Congreso Argentino de Hidrogeología. Serie Correlación Geológica 14: El El Neógeno de Argentina. Serie Correlación Geológica 15: Geología de los Cuerpos Igneos. Aspects of the Ordovician System in Argentina. Serie Correlación Geológica 16: Aspects Serie Correlación Geológica 17: Ordovician from the Andes. Serie Correlación Geológica 18: Proceedings of the 7th. International Graptolite Conference. Serie Correlación Geológica 19: Simposio Bodenbender. Serie Correlación Geológica 20: Hidrogeología del Valle de Santa María. Serie Correlación Geológica 21: Temas de la la Geología Argentina 1 y 2 Serie Correlación Geológica 22: Geología y Recursos Geológicos de la Mesopotamia Serie Correlación Geológica 23: Historia de la Mineralogía
Instituto Superior de Correlación Geológica Miguel Lillo 205 4000 - San Miguel de Tucumán - República Argentina
I NDICE NDICE 009 | - EDUARDO EDUARDO OTTONE.- Jesuitas y Fósiles en lala Cuenca del Plata. Plata. 021 | - RICARDO ALONSO Y SVEN EGENHOF.EGENHOF.- Las observaciones geológicas de A. Z. Helms en 1789. 035 | - RICARDO PASCUALI Y EDUARDO EDUARDO TONNI.- Los Hallazgos de MamífeMamíferos Fósiles Durante el Período Colonial en el Actual Territorio de la Argentina. 043 | - EDUARDO EDUARDO OTTONE.- José Sánchez Labrador (1717-1798) (1717-1798) y la Geología Geología del Paraguay Natural. 055 | - LUCAS POMI Y EDUARDO EDUARDO TONNI.- La Utilización Utilización Temprana de de Herramientas Tafonómicas: Leonardo da Vinci y Florentino Ameghino. 063 | - EDUARDO EDUARDO TONNI, RICARDO PASCUALI PASCUALI Y JOSÉ LAZA.- Auguste Auguste Bravard y su Contribución al Desarrollo de las Ciencias de la Tierra en La Argentina. 071 | - FLORENCIO G. G. ACEÑOLAZA.- Estudios Estudios Geológicos en el lapso 18521868. Científicos y exploradores en la época de la Confederación. 085 | - MARIO HÜNICKEN HÜNICKEN Y HERMAN HÜNICKEN.HÜNICKEN.- Contribución de Emilio Hünicken en el inicio de la Minería y Geología en la Argentina. 091 | - ALEJANDRO J.J. TOSELLI Y JUANA N. N. ROSSI.- Alfred W. W. Stelzner ¿Porqué solo tres años en Argentina?. 103 | - HORACIO CAMACHO.CAMACHO.- La Contribución Contribución de la Dirección General General de Minas, Geología e Hidrología de la Nación a la Formación de la Primera Generación de Geólogos Argentinos, y la Actuación del Ing. Enrique M. Hermitte. 109 | - ALBERTO RICCARDI.- El Museo de La Plata en en el avance del conocimiento geológico a fines del Siglo XIX. 127 | - ALFREDO TINEO.- Ricardo Stappenbeck: El Primer Hidrogeólogo en Argentina. 137 | - OSVALDO OSVALDO E. GONZÁLEZ.- Juan Rassmuss Rassmuss (1886-1971): Su Contribución Contribución a la Geología Argentina. 151 | - RUBÉN J.J. CUCCHI Y NORMA PEZZUTTI.PEZZUTTI.- Breve Historia de de la Petrografía y de la Mineralogía de Menas Metalíferas en el SEGEMAR. 165 | - HÉCTOR LEANZA.- Los Aportes de Algunos Algunos Ilustres Geocientíficos del del SEGEMAR al Conocimiento Geológico del Territorio Nacional. 179 | - LUIS A. SPALLETTI.SPALLETTI.- Notas sobre la vida y obra del Dr. Dr. Egidio Feruglio. Feruglio. 195 | - JOSÉ E. LAZARTE.- Pablo Pablo Groeber y las posibilidades posibilidades de una tectónica tectónica teórica: explicaciones orogénicas para un refinamiento de la teoría de los geosinclinales. 207 | - M. ALDERETE Y YOLANDA VACA.VACA.- Contribución de la Universidad Universidad Nacional de Tucumán al Conocimiento Geológico del Noroeste Argentino. Período 1930 a 1950. 231 | - ALBERTO RICCARDI.RICCARDI.- Horacio J.J. Harrington: significación y trascendencia de su obra geológica.
251 | - CARLOS CINGOLANI.- Alex L. du Toit (1878-1948): Semblanzas de su vida y de su aporte al conocimiento de la Geología S udamericana. 267 | - MARÍA M. VERGEL, JOSEFINA DURANGO DE CABRERA Y RAFAEL HERBST.- Breve historia de la Paleobotánica y Palinología del Noroeste arg entino.
P RÓLOGO
En Septiembre de 2007 tuvo lugar en San Miguel de Tucumán el Primer Congreso Argentino de Historia de la Geología, el cual convocó a una serie de estudiosos que brindaron conferencias sobre cómo se construyó la geología del País. Sin lugar a dudas que este acontecimiento no sólo permitió conocer aspectos variados sobre ideas y descubrimientos hechos por colegas e instituciones que desde épocas coloniales desarrollaron una intensa actividad que permitió ir descubriendo aspectos que hacen a la potencialidad geológica del territorio argentino. Como en su momento habíamos referido en nuestra Miscelánea 15, previo a este Congreso hubieron reuniones y textos que se abocaron al estudio de personajes, instituciones e ideas que se desarrollaron en el país, entre los que se cuentan la Academia Nacional de Ciencias, el SEGEMAR y en diferentes eventos científicos cuyos resultados aparecieron en actas y libros de amplia difusión. Pero fue en éste donde se produce el quiebre gracias al cual se institucionaliza el estudio de la historia del desarrollo de nuestra disciplina.Es de esperar que en próximos años se celebre una nueva reunión y que nuestros colegas, sin descuidar sus trabajos geológicos, hagan su aporte a la historia de como fueron desarrolladas tareas, criterios y conceptos que han hecho conocer a la Argentina en el mundo.. Para llevar adelante esta reunión se contó con el fundamental apoyo de la Universidad Nacional de Tucumán, Agencia de Promoción Científica del Ministerio de Ciencia y Tecnología y de la Fundación EMPREMIN quienes, en su momento, dieron un inestimable apoyo financiero y hoy permiten que podamos editar las contribuciones «in extenso» de lo tratado en ella. Florencio G. Aceñolaza
Historia de la Geología Argentina I
JF.G. ESUITAS Y FÓSILES EN LA C UENCA DEL P LATA Aceñolaza (Coordinador-Editor)
Serie Correlación Geológica, 24: 9-20 9 Tucumán, 2008 - ISSN 1514-4186 - ISSN on-line 1666-9479
Jesuitas y Fósiles en la Cuenca del Plata Eduardo G. OTTONE1 Chi potrebbe sostenere che tutte le ipotesi ‘’romanzesche’’ siano state o siano prive di efficacia sulla crescita del sapere scientifico? Paolo Rossi, I segni del tempo, p. 128
Abstract: J ESUITS AND F OSSILS AT THE C UENCA DEL P LATA.- Petrified wood, shells and bones referred by the Jesuits Ovalle, del Techo, Sepp, Lozano, Guevara, Sánchez Labrador, Dobrizhoffer, Falkner and Juárez in several texts written during the XVII and XVIII centuries constitute one of the first records of plant and animal fossils at the Cuenca del Plata. Most Jesuits considered the Paraná and Uruguay rivers as capable of transforming wood, but also bone, into stone, and thus, the petrifactions commonly unearthed from their sandy banks as formed by the water. Besides, while Guevara related to a race of giants, extinct nowadays, the great bones commonly found near the Carcarañá river mouth, Falkner described a cuirass of glyptodont and Sánchez Labrador explained the presence of marine invertebrates on the outskirts of Buenos Aires by invoking the scriptural Flood. Resumen: J ESUITAS Y F ÓSILES EN LA C UENCA DEL P LATA.- La madera y huesos petrificados referidos por los jesuitas Ovalle, del Techo, Sepp, Lozano, Guevara, Sánchez Labrador, Dobrizhoffer, Falkner y Juárez en varios textos escritos durante los siglos XVII y XVIII constituyen uno de los primeros registros de plantas y animales fósiles en la Cuenca del Plata. La mayoría de los jesuitas consideraba a los ríos Paraná y Ur uguay capaces de transformar la madera y t ambién los huesos, en piedra, y por ende, a las petrificaciones comúnmente desenterradas de sus barrancas arenosas como f ormadas por el agua. Por otro lado, mientras Guevara relacionaba los g randes huesos comúnmente hallados en la desembocadura del río Carcarañá con una raza extinguida de gigantes, Falkner describía la coraza de un gliptodonte y Sánchez Labrador explicaba la presencia de invertebrados marinos en los alrededores de Buenos Aires invocando al Diluvio. Key words: Jesuits. Fossils. Cuenca del Plata. Palabras clave: Jesuitas. Fósiles. Cuenca del Plata.
Introducción
El adjetivo latino fossilis , desde un punto de vista etimológico, significa ‘‘que se saca de la tierra’’, y fue usado ya a principios de la era cristiana por Plinio el Viejo (23-70) en Natvralis Historiae , Liber XXXVI : CXXXIV , CLXI , CLXXV y CXCII (Plinio el Viejo 1993); fossilis deriva a su vez del término griego oryktós , empleado por Aristóteles (384-322 a. c.) en el libro tercero de Meteorologiká (Aristóteles 1996). La palabra fósil habría de utilizarse entonces, aún durante los siglos XVII y XVIII, para caracterizar a todo tipo de objeto desenterrado. Es así que hasta f ines del siglo XVIII algunos naturalistas llegarían a considerar un origen inorgánico para las petrificaciones de claro aspecto vegetal o animal, en tanto que otros relacionarían la presencia de invertebrados preservados como moldes o partes duras en las sedimentitas con el Diluvio o con grandes inundaciones que habrían cubierto valles y montañas, o bien referirían a una raza extinguida de gigantes los huesos de vertebrados hallados en las rocas (Adams 1938; Guyénot 1957; Céard 1978; Rudwick 1985; Schnapper 1986, 1988; Pelayo 1994; Buffetaut 1998; Rossi 2003; Gould 2004). 1
Departamento de Ciencias Geológicas, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad de Buenos Aires, Pabellón nº 2 Ciudad Universitaria, C. P. C1428EHA, Buenos Aires, Argentina. E-mail:
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El bagaje conceptual que hoy nos permite entender a los fósiles como restos de organismos que vivieron en el pasado estaba aún en desarrollo. Entre los naturalistas de los siglos XVII y XVIII que se interesaron por los fósiles hubo muchos sacerdotes y particularmente miembros de la Compañía de Jesús como Athanasius Kircher (1602-1680) quien los ilustrara en su libro Mundus Subterraneus publicado en 1665 (Kelber y Okrusch 2002; Gould 2004). La Compañía, creada por Ignacio (Íñigo) de Loyola (1491-1556) en la primera mitad del siglo XVI, propagó la fe católica en África, América y Asia (Lécrivain 2005) y, en forma paralela, desarrolló una destacada actividad científica (O’Malley et al . 1999, 2006; Romano 2002, 2005; Feingold 2002, 2003; de Asúa 2003; Millones Figueroa y Ledezma 2005; Harris 2005, Bermeo 2007). La Compañía fue muy influyente en diferentes reinos europeos y principalmente en España. Hacia mediados del siglo XVI, misioneros jesuitas llegaron a Sudamérica, instalándose en la Cuenca del Plata a comienzos del siglo XVII. Los jesuitas fundaron en el noreste de Argentina, sur de Brasil y Paraguay las Reducciones Jesuitas, donde cientos de guaraníes y unos pocos sacerdotes vivieron y trabajaron hasta la expulsión de la Compañía del Reino de España por Carlos III (1716-1788) en 1767 (Gálvez 1995; Gardes de Fernández 2004). Los jesuitas de las misiones son principalmente reconocidos por su legado arquitectónico y artístico (Sustersic 2004, 2005; Bollini 2006, 2007), sin embargo, no menos importantes son sus publicaciones que incluyen relatos históricos sobre la colonización, estudios etnohistóricos sobre las poblaciones indígenas e historias naturales (Furlong 1933, 1948, 1969, 1970; Sainz Ollero et al . 1989; Mañé Garzón 1996; de Asúa 2003; Huffine 2005; Anagnostou 2005). Estas narraciones siguieron en líneas generales el modelo de Historia Natvral y Moral de las Indias de José (Ioseph) de Acosta, un libro pionero en lo que luego sería la vasta producción de textos sobre historia natural llevada a cabo en Sudamérica por los miembros de la Compañía (Acosta 1590; del Pino 2000; de Asúa 2003), y que incluye además una de las primeras citas de vertebrados fósiles en el continente (Pelayo 1994). La producción de textos destacados sobre temas científicos de los jesuitas en la Cuenca del Plata contrasta, sin embargo, con el aparente atraso de los programas de ciencia en las universidades jesuíticas de la región (Lértora de Mendoza 2001), y con la escasez de libros científicos presentes en las bibliotecas de las misiones (Furlong 1925a, b). En 1757, la biblioteca universitaria jesuítica de Córdoba, probablemente la más importante del Virreinato del Río de la Plata, sólo poseía 156 libros de ciencias, cerca del 5% del total, entre los que figuran autores como Aristóteles, Claudio Galeno (131-201), René Descartes (1596-1650) y Ulisse Aldrovandi (1522-1607) (Fraschini 2005). De estos datos se desprende que en la Cuenca del Plata, tal como habría ocurrido en otros escenarios coloniales (Romano 2002), la actividad científica no habría sido abiertamente promovida por las autoridades de la Compañía; sin embargo, resulta claro que, en vista de la producción de orden científico realizada por los jesuitas en la región, dicha actividad tampoco habría sido interferida. Este artículo analiza y parcialmente reproduce los textos sobre fósiles de la Cuenca del Plata escritos por los jesuitas. Los textos analizados son en su mayoría éditos, con excepción del libro primero del Paraguay Natural de Sánchez Labrador que permanece inédito. Aguas que petrifican y madera fósil
La madera silicificada fue uno de los fósiles más comunes que encontraron los jesuitas en la Cuenca del Plata. Estos fósiles se forman cuando la madera queda inmersa en una solución con
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alta concentración de hidróxido silíceo que infiltra el tejido leñoso para luego precipitar como sílice amorfa o criptocristalina en los espacios intercelulares o bien reemplazando al tejido orgánico original (Koeninguer 1992; Martin 1999). Los jesuitas comúnmente encontraron la madera petrificada en las barrancas de los ríos Paraná y Uruguay, y supusieron que las petrificaciones se formaba n por el agua de los ríos, siguiendo en este sentido el argumento de autores clásicos como Plinio el Viejo y Alberto Magno (1206?-1280) (Plinio el Viejo 1950; Alberto Magno 1995), o bien de otros autores de textos sobre historia natural sudamericana como Albaro Alonso (Alonfo) Barba (1569-1662) y Louis Feuillé (1660-1732) (Alonso Barba 1640; Feuillé 1714). Alonso de Ovalle (1603-1651), jesuita chileno, en Historica Relación Del Reyno de Chile realizó una de las primeras menciones acerca de las propiedades petrificantes de los ríos en la Cuenca del Plata (Ovalle 1646) (figura 1). Ovalle refiere una anécdota, que sería luego repetida por otros jesuitas, sobre el gobernador Hernando Arias de Saavedra (1561-1634), conocido como Hernandarias, quien aparentemente habría tenido en su casa un gran tronco petrificado tomado del río. Los dichos de Ovalle acerca de las cualidades petrificantes de los ríos de la Cuenca del Plata habrían de ser luego recogidos en sus memorias por el capitán inglés Woodes Rogers (16791732), futuro gobernador de Bahamas (Rogers 1712), quien probablemente haya leído el libro de Ovalle en una temprana traducción inglesa (Ovalle 1649). Nicholaus du Toit (Nicolás del Techo) (1611-1687), jesuita francés, también refirió la capac idad de petrificar que poseía el río Paraná y la comparó con la del Silaro, un río italiano citado ya por Plinio el Viejo, repitiendo además la anécdota del tronco petrificado de Hernandarias (del Techo 1673) (figura 1). Una referencia interesante es la del jesuita tirolés Antonii Sepp (1674-1733). En su diario de viaje de Buenos Aires a las misiones, Sepp cita madera petrificada en la costa del río Uruguay cerca de Salto Grande pero, contrariamente al resto de los jesuitas, duda que el origen de estos objetos naturales esté en relación con la propiedad petrificante del agua del río (Sepp en Sepp y Böhm 1696) (figura 1). Sepp localiza sus hallazgos en un área donde hoy se conocen afloramientos del Plioceno de la Formación Salto Chico (Zucol et al . 2004). En su viaje por el río Uruguay, el padre Sepp habría entonces producido el primer registro confiable de madera petrificada en la zona. El jesuita español Pedro Lozano (1697-1752) es autor de varios libros sobre etnografía, histori a y ciencias naturales, en su mayoría publicados durante el siglo XIX. Lozano menciona madera petrificada en los ríos Paraná y Uruguay, y refiere que el proceso es debido a la acción del agua; cita también a Ovalle y la famosa anécdota del tronco petrificado de Hernandarias; al río Silaro, que compara con el Paraná; y comenta, por último, en acuerdo con Alberto Magno, la cualidad petrificante del océano Báltico (Lozano 1733, 1874). José Guevara (1719-1806) fue otro jesuita español quien también mencionó las propiedades petrificantes de los ríos Paraná y Uruguay. La gran obra de Guevara, Historia de la Conquista , escrita entre 1752 y 1767, se publicaría por vez primera en la década de 1830 (Guevara 1836), y luego, en una versión completa, a fines del siglo XIX. Guevara explica en diferentes pasajes de su texto que la formación de la madera petrificada se debería a la presencia de ácidos disueltos en el agua de los ríos, los que producirían pequeñas cavidades en la madera que lue go serían, a su vez, rellenadas por ‘‘partículas sutiles’’ hasta lograr el completo reemplazo de la madera por piedra (Guevara 1882). Sugerida en la explicación de Guevara parece quedar implícita la existencia de una suerte de solución mineralizante interviniendo en la formación de la madera petrificada. Este concepto de solución mineralizante, o succus lapidescens , fue enunciado por Georgius Agricola (1494-1555) en el siglo XVI y más tarde retomado por Niels Stensen (Steno) (1638-1686) (Agricola 1955; Stensen 2002). A pesar de sus interesantes ideas acerca de la génesis de las petrificaciones
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vegetales, Guevara, como el resto de los jesuitas, cree que estos objetos naturales eran de formación reciente. El hecho de suponer que un fragmento de madera petrificada podía representar el resto de una planta que habría crecido en la región millones de años atrás resultaba difícil de pensar para Guevara, y también para los otros jesuitas, en tanto que el proceso de asimilación conceptual del tiempo geológico, con su vastitud actual, estaba en plena elaboración en la época de las misiones (Rossi 2003; Rudwick 2005; Wyse Jackson 2006). José (Joseph) Sánchez Labrador (1717-1798), un jesuita nacido en España, fue un autor prolífico de textos de doctrina católica, arte, lengua guaraní, antropología, ag ricultura y ciencias naturales. Un título destacado sobre este último sujeto es Paraguay Natural (Furlong 1931, 1948, 1957, 1960, Sainz Ollero et al . 1989; Sainz Ollero y Sainz Ollero 1997; Ottone 2007), cuya primera parte, dividida a su vez en tres libros inéditos, es un tratado sobre minerales que incluye además descripciones de montañas y notas sobre el clima de la región. Sánchez Labrador se refiere también a las propiedades del agua y sostiene que los ríos Paraná y Uruguay serían capaces de petrificar; el autor explica la génesis de las petrificaciones de modo similar a Guevara; sin embargo, a diferencia de este último, intenta demostrar el modo en el que se formarían estos objetos naturales por lo que, teniendo como premisa que ‘‘el arte sabe imitar a la naturaleza en estas filosóficas metamorfosis’’, cita distintas maneras por las que sería dable obtener madera petrificada artificial (Sánchez Labrador 1771). El jesuita inglés Thomas Falkner (1710-1784) también se refiriere a las propiedades petrificantes del río Paraná (Falkner 1774), mientras que el austriaco Martin Dobrizhoffer (1717-1791) cita la presencia de madera petrificada en el Paraná, pero sin dar su parecer acerca del origen de las petrificaciones (Dobrizhoffer 1784). Gigantes y fósiles de vertebrados
Los huesos, ricos originalmente en fosfato de calcio, se preservan comúnmente casi inalterad os o bien reemplazados por compuestos más estables tales como carbonato, óxido férrico o sílice (Behrensmeyer 1991). Los huesos de tamaño inusual hallados por los jesuitas en la Cuenca del Plata son restos de los grandes mamíferos que poblaron la región en el pasado (Fariña y Vizcaíno 2001; Tonni y Pasquali 2002, 2005; Novas 2006). Los jesuitas, sin embargo, no los consideraron como tales, ya que según Guevara serían restos de una raza de gigantes extinguida, en tanto que para Sánchez Labrador serían comparables a los huesos de los g randes mamíferos actuales. Los mitos acerca de la existencia de gigantes en épocas pretéritas constituyeron un recurso muy usado para explicar los hallazgos de fósiles de vertebrados tanto en Europa como en América precolombina (Céard 1978; Schnapper 1986, 1988; Pelayo 1994; Mayor 2001, 2005), y además, el hecho que la Biblia hiciera referencia en varios pasajes a estos seres (Génesis 6:4; Deuteronomio 1:28, 2:21, 3:11, 9:2) fue para muchos una prueba tangible de su existencia en el pasado. La mención de Nicholaus du Toit de ‘‘huesos gigantescos de tamaño cuatro veces mayor al de los humanos’’ constituye una de las primeras citas de vertebrados fósiles en la Cuenca del Plata, sin embargo, la proveniencia del material es desconocida (del Techo 1673). El primer jesuita en referir geográficamente sus hallazgos de ‘‘grandes huesos’’ en la región es José Guevara quién menciona molares, cráneos, mandíbulas y tibias en las barrancas del río Carcarañá (Guevara 1882). Los niveles del Pleistoceno aflorantes en la desembocadura del río Carcarañá preservan una rica asociación de huesos y dientes de caballos, cérvidos, mastodontes, perezosos gigantes ( Lestodon y Megatherium ), carpinchos, osos y gliptodontes (Lehmann-Nitsche 1907; Ameghino 1915). Guevara era conciente que en sus días no había gigantes en las misiones
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. ) 3 7 6 1 ( o h c e T l e d y ) 6 9 6 1 ( m h ö B y p p e S , ) 6 4 6 1 ( e l l a v O e d s o t x e t s o l e d a d a t r o P . 1 a r u g i F
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aunque, conociendo los relatos de viajeros que sostenían que los gigantes vivían aún en la Patagonia (Penhos 2005), le resulta coherente pensar que esas ‘‘torres for midables de carne, que en solo el nombre llevan el espanto y el asombro de las gentes’’, hubiesen vivido en la zona de las misiones en épocas de Noé y probablemente también luego del Diluvio. Guevara describe los restos óseos como tan desproporcionados que en uno de los cráneos, ‘‘metiendo una espada por la cavidad de los ojos apenas alcanzaba al cerebro’’, en tanto que, según el largo de una tibia, otro esqueleto podría estimarse en ‘‘doce para catorce varas de altura’’, o sea cerca de 3,5-4 m. Sánchez Labrador también menciona los grandes huesos del río Carcarañá (Sánchez Labrador 1771), ‘‘huesos largos…semejantes a canillas de piernas y brazos humanos’’, cráneos ‘‘metidos en la barranca a la manera de hornos’’ y muelas ‘‘petrificadas… mayores que las de los hombres de estos tiempos’’ que en parte parecen ‘‘pura piedra’’, aunque en ellas ‘‘se ven también algunas partes interiores esponjosas’’. Este autor duda sobre la existencia de una antigua ‘‘nación gigantesca’’ y, de acuerdo con el benedictino Benito G. Feyjoó y Montenegro (1676-1764), gran divulgador de las ciencias en España, considera que los grandes huesos bien podrían ser de elefantes o ballenas (Feyjoó y Montenegro 1778). Sánchez Labrador cita además la presencia de yacarés petrificados en las barrancas del río Paraná explicando que, en determinadas condiciones, si hay ‘‘aguas que conduzcan el jugo lapidífico’’, los despojos de animales pueden adquirir la consistencia de una piedra. Falkner también cita la presencia de gran número de huesos de largo extraordinario ‘‘que parecen humanos’’ (Falkner 1774) en las barrancas del río Carcarañá. Acerca del origen de estos huesos, el autor refiere que Garcilazo de la Vega (1539-1616) los menciona en Perú ‘‘y nos cuenta que los indígenas tienen la tradición, que gigantes habitaban antiguamente estos países, y fueron destruidos por Dios por el crimen de sodomía’’. Falkner describe además los restos de una coraza ‘‘compuesta por pequeños huesos hexagonales, cada hueso de por lo menos una pulgada de diámetro’’, la que, a excepción de su tamaño mayor, ‘‘se parece en todo a la parte superior de la coraza del armadillo’’, y que evidentemente se trataría de una coraza de gliptodonte, mencionando luego, ‘‘cerca del río Paraná, un esqueleto entero de cocodrilo monstruoso’’ cuyas vértebras habrían alcanzado ‘‘cerca de cuatro pulgadas de espesor y seis pulgadas de ancho’’. Los ‘‘cuernos de vacuno’’ petrificados citados por Dobrizhoffer (1784) en el río Paraná podrían también considerarse como probables huesos fósiles. La referencia a grandes huesos en Santa Fe de Gaspar Juárez (1731-1804), autor junto a Francisco Javier Iturri (1738-1822) de Historia natural, eclesiástica y civil del Virreinato del Río de la Plata , un texto mayormente perdido del que solamente se han conservado unas pocas páginas, también podría considerarse como una cita probable de vertebrados fósiles (Furlong 1948, 1954). Testigos del Diluvio Universal
El texto más antiguo que cita la presencia de invertebrados fósiles es Historias ( ἱστορια ) de Herodoto ( ca . 484-425 a. c.), quién en el libro segundo de su conocida obra refiere la presencia de conchillas marinas en las montañas de Egipto (Herodoto 2004). Sin embargo, un siglo antes, otro griego de nombre Xenophanes ya habría mencionado estos restos en Malta y Siracusa aunque sus escritos se conocen solamente por referencias indirectas; también los citarían otros autores como el griego Estrabón (64 a. c.-19 d. c.) y el romano Ovidio (23-43) (Buffetaut 1998; Mayor 2001). Todos estos clásicos coinciden en que las conchillas halladas en las montañas, son de origen marino, sin embargo, con el paso del tiempo, esta idea iría variando, y es así que distintos estudiosos habrían de considerar un origen inorgánico para estos objetos naturales, en tanto que otros los tomarían como evidencia del Diluvio Universal (Guyénot 1957; Rudwick 1985; Buffetaut 1998).
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Sánchez Labrador menciona conchillas fósiles en la ciudad de Buenos Aires en la tercera parte, libro tercero, de Paraguay Natural (Sánchez Labrador 1968). Los fósiles constituyen un horizonte de coquina referible al Belgranense (Isla et al . 2000) que afloraba hacia el norte de la ciudad y que, luego de haber sido explotado como fuente de cal hasta principios del siglo XIX, está actualmente cubierto por remoción del suelo y la urbanización intensiva del área. Sánchez Labrador afirma que las conchillas halladas en las Barrancas de Belgrano eran comparables a las que vivían en el mar, para luego plantear que debido a la falta de ‘‘movimiento progresivo’’ en los bivalvos, ‘‘no fuera fácil que desde el mar y los ríos grandes hubieran caminado a lugares mediterráneos distantes, y aún a montes en que se hallan petrificadas’’. Sánchez Labrador concluye entonces que estas conchillas eran testimonio del Diluvio Universal, para luego agregar que ‘‘dudar de la universalidad del diluvio, porque no se puede concebir cómo cayó tanto golpe de agua sobre la tierra, es querer medir las obras de Dios con nuestro limitado alcance’’. Discusión
El rol de los jesuitas como hacedores, intermediarios o propagadores de las prácticas científicas europeas en las misiones y, a su vez, del saber indígena en Europa fue ya referido en la Introducción. En la Cuenca del Plata, los jesuitas se destacaron por sus estudios del mundo natural y también en tópicos tan diversos como farmacopea, astronomía y electricidad (Montenegro 1945; Tignanelli 2004; de Asúa 2004; de Asúa y Hurtado de Mendoza 2004; Anagnostou 2005); sin embargo, al igual que muchos de los naturalistas- exploradores que visitaron Sudamérica durante los siglos XVII y XVIII, los jesuitas no reconocieron como fósiles a las petrificaciones y grandes huesos del litoral, ni tampoco a las conchillas del Belgranense. Los textos de Ovalle, del Techo, Lozano, Dobrizhoffer y Juárez son referencias breves que incluyen anécdotas y descripciones someras de los fósiles, por lo que no es posible profundizar demasiado en su análisis. Una excepción en este conjunto de textos breves es el relato de Sepp que, aunque también muy conciso, resulta destacable en tanto el autor pone en duda que la madera petrificada del río Uruguay se haya generado a par tir del agua del río; Sepp contesta, de este modo, principios fundados en la autoridad de la tradición, al oponerse a los dichos de autores como Plinio el Viejo y Alberto Magno, y también va en contra de la opinión común, reflejada en los textos de otros jesuitas como Ovalle y del Techo; Sepp antepone, en definitiva, su propia experiencia sensible, de carácter empírico, al saber legitimado por la opinión común y la tradición, a la ‘‘experiencia histórica’’ en un sentido escolástico y aristotélico (Gómez López 2002). Los textos sobre fósiles de Guevara, Sánchez Labrador y Falkner son más extensos y posibilitan un análisis algo más pormenorizado. Resulta claro que los escritos sobre ciencias naturales del siglo XVIII muestran, a diferencia de los textos concebidos en épocas anteriores, una clara diferenciación entre caracteres observacionales, datos provenientes de la documentación disponible y fábulas (Foucault 2005). Es en este marco que, los relatos sobre fósiles de Guevara, Sánchez Labrador y Falkner muestran, al igual que la mayor parte de los textos jesuíticos sobre ciencias naturales escritos en la Cuenca del Plata durante el siglo XVIII, una búsqueda manifiesta de objetividad (Huffine 2005). En este sentido, Guevara y Sánchez Labrador, independientemente de las conclusiones que alcanzan en sus análisis, testean sus ideas acerca del origen de la madera petrificada con sus observaciones y, en el caso del segundo, también con experimentos, empleando su propia experiencia como método de contrastación de hipótesis (Gómez López 2002); Falkner, por su parte, al describir los restos de un gliptodonte y compararlos con huesos de Dasypodidae actuales, confronta una hipótesis de trabajo con la observación. Sin embargo, estos relatos incluyen,
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junto a datos empíricos, explicaciones de carácter dogmático, explicaciones que encuentran su fundamento en la mitología o la teología; y es así que, a pesar de mostrar una búsqueda manifiesta de objetividad, Guevara cree en gigantes, los que encuentran también su lugar en el texto de Falkner, en tanto que Sánchez Labrador recurre al Diluvio Universal, una figura de carácter dogmático- teológico, para explicar la presencia de invertebrados en las barrancas de Buenos Aires. En resumen, Guevara, Sánchez Labrador y Falkner llegan a la caracterización de los fósiles a través de su propia experiencia sensible pero sin abandonar el marco de una serie de supuestos dogmático- teológicos y ontológicos sobre el origen de los mismos. El estudio de las ideas científicas debe llevarse a cabo teniendo en cuenta el contexto histórico (García 2000). El proceso que daría como resultado la elaboración del concepto actual de fósil junto a las nociones de morfología comparada, evolución de las especies y un tiempo geológico de varios millones de años, se iniciaría en el siglo XVII, pero habría de culminar recién durante el siglo XIX, con posterioridad a la época de las misiones, modificando en gran medida el encuadre teórico de la paleontología (Rudwick 1985, 2005; Rossi 2003). El hombre se concibió durante siglos descendiente de Adam y distinto en esencia de los animales, centro de un universo limitado en espacio y tiempo, habitante de un mundo creado por Dios hace unos pocos miles de años (Rossi 2003, 2006). Para los jesuitas de las misiones, visualizar a los fósiles como restos de organismos de un pasado remoto hubiese sido equivalente a contestar algunos de estos supuestos e ir en contra del aparato conceptual e ideológico subyacente al ‘‘marco epistémico’’ de la época (Piaget y García 1996); estos supuestos, con su carácter dogmático, representaron entonces para los jesuitas un verdadero ‘‘obstáculo epistemológico’’ (Bachelard 2004) y les habrían impedido alcanzar una comprensión más acabada de los fósiles. Tomando en cuenta entonces la discusión precedente, se puede concluir que los aparentes ‘‘errores’’ interpretativos de los jesuitas sobre la naturaleza de los fósiles no se debieron a su incapacidad o falta de objetividad, sino a las presuposiciones epistemológicas en las que basaron sus observaciones (Piaget y García 1996); y que en definitiva para comprender las ideas de los padres, deberíamos intentar olvidar lo que hoy sabemos acerca de los fósiles y adoptar en cambio razonamientos y principios que en la época de las misiones eran tan válidos como lo son actualmente las leyes físicas o matemáticas (Rossi 2005); de este modo y dentro de este marco, los textos jesuíticos adquieren sentido y consistencia, resultando además totalmente coherentes. Los textos jesuíticos sobre fósiles son, en conclusión, obras de innegable valor histórico; sin embargo, su utilidad como fuente de información taxonómica es limitada, en tanto no poseen ilustraciones ni descripciones detalladas. Años después de la expulsión de la Compañía de los territorios de la Cuenca del Plata, hacia fines del siglo XVIII, sería Georges Cuvier (1769-1832) quien habría de ilustrar y describir por primera vez un fósil de la región según parámetros taxonómicos modernos, el Megatherium , un perezoso gigante hallado cerca de la ciudad de Luján (Ramirez Rozzi y Podgorni 2001; Mones 2002; Tonni et al . 2007). Agradecimientos: A las
autoridades y el personal de la Academia Argentina de Letras, la Biblioteca Nacional de la República Argentina y el Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti, por su ayuda en la localización de la literatura histórica consultada; a Horacio Aguilar por facilitarme una copia de la primera parte del Paraguay Natural de José Sánchez Labrador; al CONICET y a la UBA por haberme brindado las facilidades necesarias para realizar este trabajo.
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Z. HELMS
Serie Correlación Geológica, 24: 21-34 21 Tucumán, 2008 - ISSN 1514-4186 - ISSN on-line 1666-9479
Las observaciones geológicas de A. Z. Helms en 1789 Ricardo N. ALONSO1 y Sven EGENHOFF2 Abstract: A NTON Z. H ELMS AND HIS GEOLOGICAL OBSERVATIONS IN 1789.- Anton Zacharias Helms (Hamburg, 1751 Vienna, 1803) formerly Director of the mines in Poland and late Director of the Mines in Peru, was a scientific traveler that arrived to South America in 1789. He was one of the 15 members of the Nordenflycht Mission to Potosi. During his trip to Potosi, Helms crossed Argentina from Buenos Aires to Jujuy making very important observations on the geology of the country. In 1798 he publish a book in Dresden with results of the expedition entitled: “Tagebusch einer Reise durch Peru, von Buenos Ayres an dem grossen Platastuffe, über Potosi nach Lima, der Haptstadt des Ronigreiches Peru. Dresden, Waltherrischen Losbuchhandlung, 300 p”. The diary book contain a unique set of information among them the first geological observations made in northwestern Argentina and southern Bolivia known to date. He describe granite, limestone with fossil shells, and precious metal mines from the Cordoba hills; the large saline deposit of Salinas Grandes; the “primitive granite” (igneous origin) and alternate green and red granite in the Tucuman hills. At Salta, he mentioned blue shale’s (today Puncoviscana Fm.) that is covered by red beds and limestone (Pirgua and Yacoraite Fm.). He writes “Strata of limestone, and large masses of ferruginous sandstone, ar e in many places superincumbent on the argillaceous slate”. Also, he describes salt beds, coal (perhaps bituminous shale) and gypsum in the upper part of the mountains. During the journey from Eastern Cordillera to the Puna region he describe surprised the tectonic of the mountains, strongly folded and faulted, completely different to other mountains in Europe. He writes “In no place does a revolution of nature appear to have been so general as in South America”. In the Helms book we find primitive references to igneous and sedimentary rocks, unconformities, alluvial placers, ore minerals and tectonic ideas. Therefore, Helms observations are the first made by a professional on geology and mineralogy, almost 100 years before Alfred Stelzner, today considered the “father” of Argentinean geology, started modern earth science studies. Resumen: L AS OBSERVACIONES GEOLÓGICAS DE A NTON Z. H ELMS EN 1789.- Entre las observaciones geológicas más antiguas de la República Argentina se tienen las realizadas en 1789 por el “geominero” alemán Anton Zacharias Helms (Hamburgo, 1751-Viena, 1803). Helms formó parte de la misión del barón de Nordenflycht a Potosí contratada por el rey de España y fue el único de los 15 mineros alemanes que dejó plasmadas sus impresiones de viaje las que publicó en Dresden en 1798 (Tagebusch einer Reise durch Peru, von Buenos Ayres an dem grossen Platastuffe, über Potosi nach Lima, der Haptstadt des Ronig reiches Peru. Dresden, Waltherrischen Losbuchhandlung, 300 p.), trabajo que fue traducido al inglés en 1806 y al francés en 1812. Es importante destacar que a diferencia de otros viajeros coloniales, Helms tenía formación específica en el campo de la geología y mineralogía habiéndose desempeñado hasta entonces como director de minas de Cracovia (Polonia), con estudios en diferentes sistemas montañosos europeos. La rigidez del contrato con el rey de España, establecido a diez años, les impedía a los alemanes dar a conocer cualquier información po lítica o económica sobre el estado de las colonias. Helms sorteó el problema escribiendo su libro como un “diario de viaje”. Gracias a ello contamos hoy con una información única sobre distintos aspectos del territorio argentino a fines del siglo XVIII por la pluma de un observador privilegiado. Entre las principales observaciones geológicas se cuentan las realizadas en las Sierras de Córdoba sobre granitos; un censo de minas metalíferas del país; la descripción de las pizarras, calizas y areniscas rojas en Tucumán y Salta; una descripción sobre el tor rente de Volcán; la tectónica de láminas imbricadas en la Quebrada de Humahuaca; y las pizarras con cuarzo auríferos y los aluviones de oro que los acompañan en Jujuy. Encontramos en el trabajo de Helms rudimentos modernos en la descripción de rocas ígneas y sedimentarias, discordancias, placeres aluviales, menas minerales y cuestiones tectónicas. Las observaciones del alemán A.Z. Helms son así las primeras de un p rofesional de las ciencias geológicas y mineralógicas realizado en Argentina. Key words: Anton Z. Helms. history of geology. history of mining. Nordenflycht Mission. Mining colonial travelers. Palabras claves : Anton Z. Helms. historia de la geología. historia de la minería. Misión Nordenflycht. viajeros coloniales mineros. 1 2
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Introducción
La historia de la geología argentina se remonta a las primeras observaciones escritas de los conquistadores españoles y demás cronistas de Indias de naturaleza descriptiva de los fenómenos naturales, paisajes, hallazgos minerales y otros, sin desconocer el importante avance en la prospección, exploración y explotación de sustancias minerales metalíferas y no metalíferas de los pueblos originarios americanos, entre ellos los Incas. La historia del virreinato del Alto Perú es muy rica en toda clase de documentos mineros de la época colonial que se remontan a mediados del siglo XVI. En general los viajeros arribaban a Lima por mar y desde allí se dirigían a los importantes distritos mineros, entre ellos el famoso cerro Rico de Potosí, descubierto y puesto en producción en 1545. Hacia el sur, la información es más escasa y estuvo limitada a observaciones circunstanciales de viajeros religiosos que aportaron algunos datos sueltos, aunque siempre valiosos, sobre terremotos, volcanes, aguas minerales y minas. Existe sin embargo un trabajo de fines del siglo XVIII, escrito por un profesional de la geología y la minería, que había pasado desapercibido hasta ahora, en gran parte por no haber sido traducido al español. Se trata del relato de viajes escrito por el alemán Anthony Zachariah Helms ( sic en la versión inglesa) quién cruzó por los territorios de Córdoba, Tucumán, Salta y Jujuy en los últimos meses de 1789. Este metalurgista y minero que vino con la misión del barón von Nordenflycht, un respetado mineralogista sueco, pasó tres años en las minas del Perú y luego regresó a Europa para radicarse definitivamente en Viena. En 1798 publicó en Dresden su diario de viajes al que tituló “Tagebusch einer Reise durch Peru, von Buenos Ayres an dem grossen Platastuffe, über Potosi nach Lima, der Haptstadt des Ronigreiches Peru. Dresden, Waltherrischen Losbuchhandlung, 300 p”. La obra se editó primero en alemán (Helms, 1798) y luego fue traducida al inglés (Helms, 1806, 1807) y al francés (Helms (1812) (cf. Santos Gómez, 1983). Las numerosas ediciones y traducciones hablan del interés que despertó la obra en su tiempo. Helms, se adelanta a muchos viajeros posteriores en sus observaciones, entre ellos en 35 años al capitán inglés Joseph Andrews, quién habría solicitado concesiones mineras en el Aconquija y reconocido rocas metamórficas esquistosas en las serranías circundantes de la ciudad capital (Aceñolaza, 1998), quien también realizó actividades mineras y observaciones geológicas interesantes en Salta y Jujuy (Alonso, 2005). Vida y obra de A.Z. Helms
Anton Z. Helms, nació en Hamburgo (Alemania) el 31 de agosto de 1750, era hijo de un peluquero (Johann Jürgen Helms), su profesión era la de un geominero (“Bergfachmann”) y murió a los 51 años, en Viena, el 27 de Diciembre de 1801 (Gicklhorn, 1963; Henze, 1978). Casi nada se sabe de sus primeros 37 años de vida, salvo que alrededor de 1780 fue contratado como un especialista minero por la corona polaca para las minas de Cracovia. También que en 1787 acompañó al barón von Nordenflycht a Austria para estudiar algunas minas y para estudiar el método de amalgamación que se utilizaba en Schemnitz (Banská Stiavnika), hoy Eslovaquia. Antes de venir a América, Helms se desempeñaba como director de minas en Cracovia. En su condición de experto metalurgista fue contratado por la corona española para que buscara mejorar los métodos de amalgamación y fundición de metales nobles que se usaban en Potosí y Perú. La idea era introducir en América el método de amalgamación en toneles desarrollado por
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el vienés von Born. Helms, recibió el permiso de viaje y el dinero para gastos por parte del embajador español en Viena, el marqués de Llano. Se embarcó en La Coruña (España) acompañado por su esposa, unos pocos sirvientes negros y un equipo de mineros alemanes. Precisamente, Helms se casó antes de emprender el viaje y su esposa lo acompañó en su viaje por América del Sur a lo largo de cuatro años. El 29 de Octubre de 1788, comenzó su travesía desde Buenos Aires hacia el norte utilizando el servicio de carruajes que operaba por la ruta de las postas hasta Salta. En ese trayecto realizó valiosas observaciones geológicas, que volcó cuidadosamente en su diario de viajes y que han permanecido casi desconocidas para los historiadores de la ciencia (e.g., Turner, 1970; Babini, 1986; Camacho, 1971; Aceñolaza, 1998). De acuerdo con un documento de Potosí de 1788 (previo a la llegada de la misión de Nordenflycht con los datos enviados por la corona española) Helms tenía ese año 31 años, era casado, de religión católica y su lugar de nacimiento era Hamburgo (Ovando Sanz, 1975). Fue contratado durante la misión del barón de Nordenflych por la suma de 1500 pesos. Si nos atenemos a estos datos, Helms habría nacido en Hamburgo en 1757 (Maffei y Figueroa, 1871, T. II, p. 510), no habiendo coincidencia con los datos biográficos aportados por Gicklhorn (1963), puesto que en 1788 tendría 38 años. Maffei y Figueroa (1871) sostienen que la profesión de Helms era la de “Químico, ensayador y metalurgista” (p. 511). La misión Nordenflycht
Es poco conocido que el barón de Nordenflycht pasó por el actual territorio argentino en 1789 camino al cerro Rico de Potosí (Alonso, 1999, 2000, 2005). Este es un hecho histórico de gran relevancia por lo que significó su misión no sólo desde un punto de vista científico sino también político. El barón Fürchtegott Leberecht Nordenflycht (1738-1815), había nacido en Prusia, su padre era un noble sueco y su formación y lengua eran la germana. Como muchos otros de su tiempo, estudió en el mayor centro de excelencia minera como era la Academia Minera de Freiberg en Sajonia. Antes de venir a América, donde terminó residiendo por veinte largos años, se desempeñaba como consejero del rey de Polonia. De profesión mineralogista y metalurgista estuvo a cargo de las minas de Miedzianagora, cerca de Cracovia, en 1786. Fue en estas lides que tuvo bajo su responsabilidad aplicar un nuevo método de amalgamación de la plata que había descubierto el vienés Ignaz von Born. El método conocido como de los toneles, funcionó muy bien y tuvo su éxito en las viejas minas europeas. Enterada la corona española envió a uno de sus funcionarios de confianza, el químico Fausto D’Elhuyar que tenía fama por haber descubierto el elemento tungsteno, para que realizara la contratación de una comisión de científicos para que vinieran a las minas de América a aplicar el sonado método. Así, se contrató como jefe de la misión al barón de Nordenflycht quién formó su equipo con un experto en laboreo minero como Johann D. Weber (su segundo al mando); Anton Zacharias Helms, quién durante el viaje realizaría las primeras observaciones geológicas en el Noroeste argentino; Federico Mothes, que había estudiado metalurgia en la célebre academia de minas de Freiberg y que fue contratado como geómetra subterráneo; a los cuales acompañaron otros once técnicos y mecánicos de diferentes artes y oficios. Es interesante destacar que en el gr upo había católicos y protestantes. El contrato consistía en permanecer 10 años en América del Sur al servicio de la corona española, fomentando el uso racional de las explotaciones de metales preciosos y logrando los
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mejores beneficios en los procesos de amalgamación. A cuenta se les ofreció seguridad para sus personas, bienes y familias, libertad en el ejercicio de su religión, indemnización de gastos de viajes, pago puntual de sus sueldos, y señalamiento, terminado el contrato, de una pensión vitalicia según sus méritos. La expedición salió de La Coruña y arribó a Buenos Aires en 1788. El 29 de Octubre de ese año emprendieron el viaje a Potosí cruzando transversalmente el territorio argentino por Córdoba, Tucumán, Salta y Jujuy hasta arribar a Potosí el 24 de enero de 1789. A.Z. Helms dejó escrito un rico diario del camino de postas realizado con observaciones de las ciudades que fueron atravesando, los tipos de gentes y la conformación geológica de los terrenos (Alonso, 1998). Al llegar Nordenflycht a Potosí –la mayor concentración de plata del planeta- se encontró con que el bajo rendimiento de los yacimientos se debía a los métodos anticuados de explotación y a la corrupción, negligencia, empirismo y rutina de la burocracia colonial. Era Nordenflycht un hombre de la ilustración, con ideas renovadoras y afanes reformistas. Al parecer trajo escondidas entre sus pertenencias los primeros ejemplares de la Enciclopedia Francesa que entraron en América. No es de extrañar entonces que su misión fue obstaculizada por la maledicencia y la hostilidad abierta que tachaba a los alemanes de charlatanes, herejes, judíos y extranjeros perniciosos, a más de peligrosos agitadores de los indígenas, a quienes trató siempre de proteger contra la explotación inhumana, la cual constituía forma habitual de las faenas mineras desde los tiempos de la conquista. Los alemanes querían poner maquinarias que reemplazaran la fuerza bruta de los mineros y esto les trajo un fuerte rechazo de los que explotaban esa mano de obra. Estando en Lima en 1801 tuvo dificultades con el Santo Oficio de la Inquisición, que le instruyó un oficio preliminar por leer y difundir libros prohibidos. Más que prohibidos por lo religioso, lo que se estaba incubando eran los afanes independentistas y Nordenflycht llevaba ya largos años en el Alto Perú y había tomado contacto directo con grupos de intelectuales como los que nucleaban alrededor del Mercurio Peruano y de los cuales Hipólito Unánue (amigo de San Martín) era el mentor. En 1802 se reunió en Lima con el famoso sabio alemán Alexander von Humboldt, quien también colaboró activamente con los movimientos independentistas americanos. En 1810 pasó a Chile donde contrajo matrimonio, dejo descendencia y siguió a Europa tiempo después. Para entonces comenzaban a independizarse varios países y no puede desconocerse el papel movilizador que tuvieron las ideas de hombres como Humboldt, Unánue y Nordenflycht entre tantos otros. El diario de Helms
El texto del diario está organizado de forma cronológica, aunque sin embargo las fechas están muy aisladas y se pierde fácilmente la correlación de los eventos con el tiempo de su ocurrencia. Esto resulta inusual para un diario, que precisamente se lleva día a día. Las distancias, sin embargo, están siempre dadas y son bastante exactas. Las menciona en leguas o sea las millas españolas (veinte leguas equivalen a un grado del Ecuador o aproximadamente 5,57 km (Alonso and Egenhoff, 2005). Helms hizo un listado de las minas existentes en el virreinato del Río de la Plata en 1788, cubriendo gran parte de Argentina y Bolivia, de acuerdo a los datos que le entregaron en las oficinas del gobierno. Para la región del Noroeste Argentino, llamada generalizadamente como “Tucumán” menciona dos minas de oro, una mina de plata, dos minas de cobre y dos minas de plomo. En total indica para el virreinato 30 minas de oro, 27 minas de plata, 7 minas de cobre, 2 minas de estaño y 7 minas de plomo. Estos datos son especialmente valiosos ya que constituyen
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Figura 1. Portada
alemana de 1798
del diario de Helms en la edición
Figura 2. Portada
del diario de Helms de la segunda edición inglesa de 1807.
una de las pocas fuentes sobre el estado de la actividad minera a fines del siglo XVIII (Alonso and Egenhoff, 2005). Es importante remarcar que cuando visita una mina, Helms describe los minerales que observa, la composición de la roca de caja y la localización más o menos exacta de donde se encuentra. Si bien hay abundantes observaciones geológicas y mineras, dominan en el diario otros aspectos relacionados con suelos, ganados, biología, clima, vientos, y las gentes locales. Lo curioso es que nunca habla ni de su esposa ni de los otros miembros de la expedición con lo cual esos aspectos debieron ser removidos expresamente. Es importante señalar que la primera y única edición alemana de 1798 es mucha más rica y completa en información que las inglesas de 1806 y 1807. La edición francesa de 1812 es simplemente la traducción de la edición inglesa de 1806. Por ello, hacemos referencia en forma permanente a la primera edición alemana que los autores tuvimos oportunidad de consultar en la biblioteca de la Universidad de Freiberg.
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Observaciones geológicas en Córdoba
Helms comienza su narración al salir de Buenos Aires y describe principalmente los temas relacionados con indios, gauchos, milicianos españoles y cuestiones de la flora y la fauna. Al llegar al río Tercero, más concretamente a una localidad llamada Cabeza de Tigre (se trataría de la actual Cruz Alta, según F.G. Aceñolaza, comunicación personal), menciona que el río corre sobre granitos descompuestos y que el río mismo, probablemente se inclina debido a su posición (geográfica) hacia el gran Plata o río Plata („Das Bett dieses Flusses ist aufgelöster Granit; der Fluss selbst aber fällt wahrscheinlich seiner Lage nach in den großen Plata- oder Silberfluss“; 1798, p. 13). Esos granitos serían a la postre las rocas más antiguas que Helms observara en su recorrido. Desde allí continúa viaje hasta Saladillo y le llama la atención que la mayoría del terreno es ondulado y está cubierto por una eflorescencia blanca de salitre (“saltpetre”) que luce a la manera de escarcha. Continúa el viaje hacia Barrancas y Zarjón (probablemente Zanjón) donde menciona que el río corre sobre margas endurecidas las que están interestratificadas con capas calcáreas conteniendo gasterópodos (“calcareous shells”). Dice: “Das Flußbette bestand hier aus verhärtetem Mergel mit vielen verkalkten Schnecken”; 1798, p. 13. Esta última es quizás la primera cita concreta en la Argentina de invertebrados fósiles en sentido moderno. Luego se refiere a una cuestión de ríos y cuencas hidrográficas al especular que siguiendo aguas arriba por el río Segundo se llega a la unión con el río Tercero ya que “este río es una continuación del río Tercero ya que el río Segundo recibe sus aguas de la Precordillera peruana que comienza aquí, en las vecindades” (“Dieser Fluss ist eine Fortsetzung des Flusses Rio Tercero, denn der Rio Segundo empfängt sein Wasser von dem hier in der Nähe anfangenden Peruanischen Vorgebirge”; 1798, p. 16). Al llegar a Córdoba se refiere a ella como un pueblo limpio y hermoso ubicado sobre una rama de los Andes, habitado por 1.500 españoles y criollos y unos 4.000 negros esclavos. Refiere que es lugar de tránsito comercial al Potosí, asiento del Obispo, con edificios importantes entre los que se destaca la Catedral y con calles mucho más limpias que las de Buenos Aires. Luego afirma que, no muy lejos del pueblo, en las montañas de granito, se encuentran vetas de plomo y cobre las cuales son argentíferas. Dice que hay: 1) Labores mineras, como pozos a pique, algunos profundos, a lo largo de vetas que contienen galena diseminada con proustita, que de acuerdo con los rumores locales contiene 25% en peso de plata. El contenido de plomo parece ser entre 70 y 80%; 2) Galena intercrecida con menas de plomo blancas y grises; 3) Menas grises de plomo; 4) Calcopirita con “fahlore” diseminada (“fahlore” es un término generalizado para cualquier mena mineral grisácea consistiendo normalmente de sulfoarseniuros y sulfoantimoniuros de cobre, específicamente tetraedrita y tennantita). El mineral de ganga de las vetas es cuarzo. Dice Helms: (...“findet man 1) einige Ellen tief ausgeschürfte unaufgenommenen Gänge von derbem Bleyglanze mit Rotgüldenerze eingesprengt, welches der unwissenden hiesigen Sage nach 25 Loth Silber im Zentner enthalten soll. Der Bleygehalt muss dem Ansehen nach zwischen 70 und 80 pro Cent seyn. 2) Bleyglanz mit durchwachsenem weiß und grauem Bleyerze. 3) graues Bleyerz. 4) Kupferkies mit eingesprengtem Fahlerze. Das Ganggestein ist Quarz.“; 1798, p. 22). Luego informa que la roca de caja consiste de gneiss sobreimpuesto sobre granito. El feldespato ha sido parcialmente descompuesto a tierra porcelánica con mica (“Das Gebirge ist auf Granit theils aufgesetzter Gneiss, worinn der Feldspath zur Porcellainerdetheils aufgelöst und theils Glimmer war.”; 1798, p. 24). Afirma que los diques o vetas tienen un rumbo de 83º. Como se aprecia estas observaciones gozan de actualidad geológica ya que menciona por su nombre a rocas clásicas como los granitos y los gneises. Señala el fenómeno de alteración de los feldespatos que se convierten en una tierra porcelánica (caolín). Menciona minerales por su
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nombre como el caso de la galena, proustita y calcopirita, además de otras menas que acompañan a estos minerales como los cobres grises. Igualmente se refiere a la ganga de cuarzo de las vetas y al control estructural de estas, dando incluso el rumbo o dirección (83º). Señala también las leyes o porcentajes de algunos metales tal como el plomo y la plata. Luego menciona que las sierras están formadas por granitos rojos y verdes y que gradualmente se hacen más altas. Por detrás de ellas y hasta cerca de Tucumán dice que el viajero pasa a través de una llanura salina, de 210 millas de longitud, que en su mayor parte es estéril y desértica y desde la cual las montañas son vistas a la distancia. Describe que todo el piso de la salina está cubierto con una incrustación blanca de sal y no contiene otra planta que la salsola hali , la cual crece hasta una altura de 4 yardas. Aclara que el muy venido abajo pueblo de Santiago del Estero se encuentra en esta planicie. Se detiene en las consideraciones sobre los tipos humanos y hace una encendida defensa de los indios como mineros diciendo que son a ellos a los que se les deben las enormes cantidades de oro y plata producidas en las colonias españolas puesto que los criollos, españoles y negros no sirven para estas tareas. Sostiene que la escasez de agua en Córdoba y sus alrededores son un problema tanto para la explotación de las minas como para la purificación de las menas. Reproduce información oficial minera que constituye un primer censo minero para las provincias del Tucumán (que abarcaba gran parte del actual centro y NOA de la R. Argentina) y que entonces contaba con las siguientes minas: Oro (2); plata (1); cobre (2) y plomo (2). En el norte de Córdoba, entre San Pedro y Durazno dice que “las montañas continúan estando compuestas de granitos rojos y verdes y contienen vetas de menas de plata córnea” (antiguamente se designaba como plata cornea al cloruro de plata, Alonso, 1995), así como diques de hornstein, refiriéndose probablemente a “cuarzo finamente cristalino” o “chert”. Dice: “Das Gebirge bleibt noch immer ursprünglich rother und grüner Granit, und enthält Hornsteingänge”; 1798, p. 25. El camino desde Durazno sigue a través de Channar (¿Chañar?) o Cachi (15 millas), Portezuelo (27 millas), Remanso (24 millas) y Yuncha (90 millas). Dice que entre las pequeñas localidades de Remanso y Yuncha el piso está en su totalidad cubierto con una sustancia salina blanquecina suelta (… „dessen ganzer Boden mit einer weißen lockern Salzrinde überzogen ist.“; 1798, p. 26). En la Villa de Remanso y Yuncha los pobladores debieron comentarle a Helms que el material era halita o salitre. Sin embargo Helms dejó establecido que el nombre español „salinas“ significando planicie de sal prueba que el mineral es halita o sal común lo cual también se correspondía con sus análisis (“Sein spanischer Name aber beweist das Erstere, indem man diese Felder Salinas oder Salzfelder nennt, welches auch mit meiner Analyse übereinstimmte.“; 1798, p. 26). Se trataría de las Salinas de Ambargasta. Helms asume que la sal dentro del valle se originó de capas de sal en el subsuelo. Y además teoriza que el valle debe contener un manto de sal como lo indica su posición y el suelo arcilloso suelto que es resbaladizo y muy salino, lavado por las lluvias y luego precipitado a través del calor del sol y distribuido sobre todo el terreno, (…) luego debería haber una enorme cantidad de este mineral oculto (en el subsuelo). Dice (“Sollte, wie es die Lage des Thales und die lockere Thonerde, die ganz schmierig und durch und durch mit diesem Salze durchdrungen, vom Regen ausgezogen, und durch die Sonnenhitze hernach über die Felder wie Schnee ausgesotten wird, und wie es noch übrigens die ausserordentliche Kalipflanze wahrscheinlich zu machen scheint, ein Salzflöz seyn, so müsste hier ein ungemeiner Reichthum dieses Minerals verborgen liegen”; 1798, p. 2627). Se trata sin dudas de la primera observación científica moderna sobre el origen de las sales en la cual hace jugar el lixiviado de sales más antiguas y la evaporación y distribución en el ambiente actual.
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De nuevo, y cerca de Santiago del Estero (Helms: Sant Jago del Estero), menciona que uno de los ríos que cruzó muestra una arena procedente de la descomposición de un granito (“Der Fluß hat einen sandigen Boden, der aus aufgelöstem Granit besteht”; 1798, p. 28). También hace referencia que „el calor en Santiago del Estero es casi intolerable, especialmente cuando el viento sopla desde el norte“. Desde Santiago del Estero continúa viaje a San Antonio (18 millas), a Chachilla (24 millas) y Vinara (localidad próxima al límite entre Santiago del Estero y Tucumán) otras 24 millas. Comenta que a lo largo de 15 millas cruzaron el río St. Jago (ríos Dulce y Saladillo) en todas las direcciones y aclara que en enero, sin embargo, cuando la nieve comienza a derretirse sobre las montañas de Potosí, el río crece hasta convertirse en peligroso para los viajeros. Observaciones geológicas en Tucumán
Desde Vinara continúa hasta Palma (18 millas), luego hasta Talacha (18 millas) y desde allí hasta Tucumán (24 millas). Helms arriba a Tucumán y la describe como un pueblo pequeño y bonito, rodeado por plantaciones de frutales y cítricos, entre los que destacan naranjas, higos y granadas. La ubica a 450 millas de Córdoba y 700 millas de Potosí. Dice que cuenta con tres monasterios y es asiento de un Obispo. Sostiene que los habitantes son ricos pero podrían serlo más aún si se dedicaran a explotar las minas de oro y plata que hay en las sierras vecinas. Dice que no más pasar las sierras al otro lado “todo el cuerpo de la sierra contiene los metales preciosos en abundancia” (1806, p. 15). Se refiere al oeste y más precisamente al Aconquija-Cumbres Calchaquíes donde existen documentos sobre metales preciosos desde el siglo XVII para los distritos de Choyana, Huaschaciénaga, Cerro Bayo y Alto de la Mina (Aceñolaza, 1998). Sin embargo echa la culpa del atraso en la minería a los pésimos mineros que son los esclavos negros y los rústicos métodos de explotación consistentes en cargar sobre las espaldas los sacos de mineral extraídos de los socavones (se refiere a los apiris que sacaban el mineral en los capachos del fondo de los socavones). Se queja que los empleadores son tan ignorantes que no han aprendido a usar los sencillos tornos o cabrestantes y que esto lo encontró como una mala práctica no solo en Tucumán y Potosí sino en todo el reino del Perú. Para Helms la región alrededor de Tucumán parece ser rica en minas de oro y plata mencionó la presencia de vetas que afloraban en la superficie (“Die meisten Gänge gehen zu Tage aus…”; p. 30). Helms visitó la mina de oro “Anconquija” (Aconquija) a pedido del tesorero real de Tucumán. Dice que “Las labores mineras de la rica mina de oro Anconquija están situadas en una cadena montañosa granítica, y las vetas están compuestas de cuarzo con oro. La mineralización está compuesta de argentita (?), parcialmente nativa (¿plata nativa?), parcialmente asociada con oro finamente diseminado, malaquita y también minerales de hierro”. Y apunta que “el contenido de oro de este mineral debe ser significativo si estimamos de acuerdo con su apariencia (…) (“Die Goldanbrüche der reichen Grube Anconquija brechen im Granitgebirge, und die Gangart besteht in fettem Quarz mit Gold durchwachsen. Die Erzbestandtheile bestehen im Silberglaserze, theils gediegen, theils in reichem Goldmulm mit Kupfermalachit, auch Eisenerze gemischt. Der Goldgehalt in diesem Mineral war schon dem äußeren Ansehen nach beträchtlich (...),1798; p. 32)”. En otro orden menciona que viniendo de Córdoba vio que las montañas eran de “granito primitivo” pero a medida que avanzaba hacia Tucumán este granito comenzaba a mezclarse con pizarras arcillosas de varios colores, entre las que predominaban las azules. Esto constituye la primera referencia regional concreta a un gran cambio de grandes provincias geológicas, esto es desde el viejo y “granítico” ambiente de Sierras Pampeanas hasta el ambiente “sedimentario”
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más joven y dominante del norte argentino está definido por Helms cuando dice que “hasta Tucumán, las cadenas montañosas están compuestas de granito original (primitivo), pero desde Tapia en adelante este cambia a una pizarra azulina parcialmente meteorizada”. (“Bis Tucuman besteht das Gebirge aus ursprünglichem Granit; von Tapia an aber wechselt es mit ursprünglich blauem Thonschiefer, der zum Theil verwittert ist, ab“; 1798, p. 35). Continúa luego el viaje siguiendo el camino de Postas desde Tucumán a Tapia (21 millas), desde Tapia a Duralde (24 millas). Dice que Duralde está situado sobre un torrente de montaña del mismo nombre y que a causa de los pésimos caminos (debe tenerse en cuenta que es la época lluviosa en esta región del país) no arribaron allí hasta la noche del 14 de diciembre (1789). Desde Duralde siguieron hasta Paso del Pescado (18 millas) y desde allí alcanzaron “Trinca” (Trancas) que describe como “un pequeño pueblito placentero, con una iglesia, sobre un torrente de montaña del mismo nombre” (1806, p. 24). Finalmente, entraron en el actual territorio de Salta (Paso del Pescado en Tucumán hasta Arenal en Salta, 27 millas). Antes, señala que “las montañas entre Tapia y Duralde consisten de fangolitas descompuestas o meteorizadas. Dichas pizarras micáceas muestran un color azulino cuando no están todavía descompuestas y forman los rodados que se encuentran dentro del lecho del río (“Das Gebirge von Tapia bis Duralde besteht in aufgelösten oder verwitterten Thongebirgen, deren noch unaufgelöster Theil bläulicher, glimmerreicher Thonschiefer ist, aus deren abgerundeten Graupen hier auch das Flussbette besteht.“; 1798, p. 35). Se está refiriendo a lo que conocemos actualmente como las Fm. Medina y Fm. Puncoviscana de edad Precámbrico superior hasta Eocámbrico, unidades silicoclásticas marinas ampliamente distribuidas en el norte ar gentino. Una cuestión curiosa es una frase que aparece en la edición inglesa de 1806 que no figura en la edición alemana como tal pero tiene un gran valor estratigráfico. Es la que se refiere “estratos de calizas y grandes espesores de areniscas ferruginosas que en muchos lugares se apoyan (discordantemente) sobre la pizarra arcillosa”. Dice Helms: “Strata of limestone, and large masses of ferruginous sandstone, are in many places, super-incumbent on the argillaceous slate” (1806, p. 23). En este caso se está refiriendo concretamente a la Formación Puncoviscana que actúa como basamento regional y a las unidades del Grupo Salta y Grupo Orán que se le superponen, entre ellas, a la Fm. Yacoraite, unidad calcárea del Cretácico superior de amplia distribución en el NOA y a las sedimentitas rojas cretácicas que la infrayacen (Subgrupo Pirgua) y las terciarias que la recubren (Subgrupo Santa Bárbara y Grupo Orán). Observaciones geológicas en Salta
Continúa su relato diciendo que “Nosotros pasamos el lecho seco de un río a dos millas y medias de Talo (Tala) bajando la pendiente de la sierra. Las barrancas del lecho del río estaban compuestas de arena roja o de un pórfido suelto descompuesto mezclado con arcilla. La barranca oriental era alta y grande y estaba cubierta con una ceniza blanca. Esta ceniza tenía la forma y el gusto como una perfecta sal de cocina. Las barrancas estaban construidas de capas apiladas (estratos) y en Pasaje (una pequeña villa al sur de Salta), descubrimos también carbón y yeso esparcido que argumenta por una probabilidad de encontrar mantos salinos en esta área („Zwey und eine halbe Meile von Talo, dem Gebirge herunter, passierten wir ein trockenes Flussbette, welches mit Wänden von rothem Sande, oder aufgelöstem Porphyrlager, welches locker und mit Thon vermischt eingefasst ist. Ein große und hohe Wand an der Morgenseite war ganz weiß übersintert; der Geschmack und die Form des Sinters war gleich einem vollkommenen Küchensalze. Die Struktur dieser Wände sind Flözlager, und in Pasaje entdeckten wir auch
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Steinkohlen und Gipsspäthe, woraus sich denn die Wahrscheinlichkeit von Salzflözen in dieser Gegend schliessen lässt.“; 1798, p. 37). Se aprecia el interés permanente de Helms en la observación de potenciales fuentes de sal común, muy valorada en la época para distintos usos entre ellos los mineralúrgicos. Helms estaba convencido de la presencia de sal fósil en las proximidades de la región que estaba recorriendo y dice “…y tomando en cuenta varias otras indicaciones, nos lleva a concluir que hay grandes capas de sal fósil en esta parte del país” (1806, p. 26). La cita de yeso es muy común en toda la región en las llamadas Formación Rio Salí en Tucumán y Formación Anta en Salta. En cuanto al carbón, que en la edición alemana aclara que se encuentra cerca de Pasaje, no hay dudas que se trataría de los esquistos bituminosos que afloran en el Río Piedras y que 100 años más tarde estudiaría Brackbusch durante sus investigaciones de la “Formación Petrolífera” en el norte argentino. Desde Arenal (nombre que aún se conserva) hizo el recorrido hasta Rosario (Rosario de la Frontera) separados 15 millas. En el río Rosario menciona la presencia de rodados abundantes de pizarras azulinas muy comunes en las montañas vecinas (Fm. Medina). Luego sigue desde Rosario a Concha separados 20 millas y dice que “la cresta principal de las montañas comienza a elevarse aquí considerablemente” (1806, p.25). Desde Concha a Rodeo del Tala 24 millas (no hay ninguna mención a Metán) y otras 24 millas hasta alcanzar Pasaje sobre el río del mismo nombre (hoy río Juramento). El camino sigue desde Pasaje hasta Sienage (¿Ciénaga?) separados 30 millas y desde Sienage hasta Cobos, otras 21 millas. Dice Helms: “Dos millas después de pasar Cobos (hacia Salta), dos cadenas montañosas se aproximan desde el Este y el Oeste y se acercan tanto entre ellas que en algunos lugares tuvimos que circunvalar algunos pie de montes y tuvimos que cruzar algunos ter renos altos y hendiduras que estaban todas cubiertas por clastos redondeados de fangolitas, marg as y esquistos así como también cuarzo y otros tipos de fósiles que hacían muy difícil la tarea de transitar” (“Zwo Meilen hinter Cobos kommen beide Gebirge von der Abend- und Morgenseite so nahe gegeneinander, dass man an einigen Stellen schon vor einigen ihrer Absätze vorbey, durch viele Klüfte und über Anhöhen fahren muß, die alle mit abgerundeten Bergarten von festem Thon, Mergel und Thonschiefer, Quarz und anderen Fossilarten so überschwemmt sind, dass der Weg dadurch sehr beschwerlich wird.”; 1798, p. 37-38). Efectivamente, el camino debió cruzar en zonas de materiales de acarreeo que forman las altas terrazas cuaternarias entre Cobos y la sierra de Mojotoro. Lo que no queda claro es el uso de la palabra fósiles. Comenta luego que “…en la vecindad de Salta algunas de las laderas de las montañas están compuestas de estratos relativamente planos que tienen un rumbo norte-sur. La roca es sólida y está compuesta de esquistos rojizos mantiformes algunos con una gruesa costra de ceniza carbonática. En algunos lugares las capas están compuestas de carbonato” („Nahe von Salta findet man einige Gebirgsrücken kahl, bestehend aus flachfallend- nach Mitternacht streichend- fest- röthlich- flözartigen Thonschieferlagen, zum Theil mit einer starken Rinde Kalksinter aufgesetzt; hin und wieder findet man ganze Kalklager.“; 1798, p. 38). Esta observación resulta la primera de tipo geológico estructural en que se señalan las rocas que se encuentran en la sierra de Mojotoro y que buzan hacia Salta con un rumbo norte-sur. No sabemos cuál fue la entrada de Helms a Salta (Angosto de Mojotoro, Portezuelo o La Quesera), pero la descripción de “esquistos rojos mantiformes” se condice con las capas del Grupo Mesón (Cámbrico) que afloran allí. Desde Cobos hasta Salta dice Helms que recorrió 27 millas. Llegó a la ciudad de Salta en los últimos días de diciembre de ese año de 1789 y en su diario escribió: “El pueblo de Salta está situado sobre el río Arias. Está dividido en cuatro calles principales, muy irregulares, pero más anchas que aquellas de Córdoba. La Plaza Mayor muestra sobre el lado oeste bellas residencias y sobre el opuesto la Catedral, que es la residencia del g obernador-intendente y de la administración de la provincia de Tucumán. Hay también siete iglesias y monasterios. Viven unas 600 familias
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españolas y la población total, incluyendo criollos y esclavos se estima en unas 9.000 almas. Los habitantes, quienes mantienen un considerable comercio con Potosí, Perú y Chile, son más ricos, distinguidos y cultos que aquellos de Córdoba y Tucumán”. Cuenta lueg o que en Salta se cambia los carruajes por animales de silla y el camino a Lima sigue por La Caldera, Jujuy, la quebrada de Humahuaca y así sucesivamente. Comenta que al dejar Salta la vegetación comienza a disminuir y que “el viajero ya no es molestado por una increíble multitud de langostas, grillos, ranas cantoras, sapos, serpientes, cocodrilos y mosquitos”. Se queja luego Helms de que las penurias del viaje los llevan a enfermarse en parte debido a las sucias posadas llenas de bichos, a tener que apagar la sed con aguas fétidas de charcos y a tener que respirar el aire nauseabundo contaminado por los efluvios nocivos de esqueletos de animales en descomposición (es importante recordar que para esa época Salta era una importante plaza abastecedora de mulares a Potosí). Hace comentarios varios sobre las hormigas, sobre los tigres y pumas, y sobre las abejas melíferas no domésticas que construyen sus nidos en las ramas de los árboles. Dice Helms en su recorrido hacia Jujuy que “Algunas cadenas montañosas están compuestas de “rocas lavadas” como las que se observan entre Salta y Jujuy mirando hacia el frente a través de esquistos sólidos de color rosado carne. Las montañas incrementan en altura y están algunas veces cubiertas con nubes” („Man sieht auch von Salta bis zu dem folgenden Städtchen Jujui vorwärts zwischen den festen fleischfarbigen Thonschieferlagen Rücken von aufgeschwemmten Bergen, die öfters wegen ihrer ansteigenden Höhe mit Wolken bedeckt sind.“; 1798, p. 43). Se refiere al actual camino de cornisa entre Salta y Jujuy, por la ruta 9, donde antiguamente corría el camino real. Al parecer las “rocas lavadas” podrían ser las cuarcitas ordovícicas que buzan hacia el río Caldera; las capas rojas corresponderían al Terciario de la sierra de Vaqueros, y las altas montañas cubiertas por nubes pertenecen a los Nevados de Castillo y Cordón de Lesser. Observaciones geológicas en Jujuy
Respecto a Jujuy comenta que es un pequeño pueblo de unos 3.000 habitantes con ricos minerales en sus montañas, pero cuyos pobladores -al igual que los de Salta y Tucumán- “no tienen iniciativa ni habilidad para hacer un uso apropiado de los regalos que la naturaleza ha derramado con mano liberal sobre estas interesantes regiones”. Desde Jujuy sigue hacia la Quebrada de Humahuaca por el río Grande de Jujuy. Hace aquí una nueva descripción geológica cuando dice que “las montañas lentamente incrementan en altura y están parcialmente compuestas de esquistos rojo carne, rojo oscuros y principalmente azules con venas de cuarzo” („Das Gebirge steigt immer mehr sanft in die Höhe, und besteht zum Theil in fleischfarbigem, dunkelrothem und größtentheils blauem Thonschiefer mit Quarzgängen.”; p. 45). Efectivamente, el primer tramo de la quebrada de Humahuaca muestra las rocas pizarrosas azules de la Formación Puncoviscana, portadora de venas de cuarzo, y también las capas rojizas del Grupo Mesón. Describe “Bolcan” (léase Volcán) como el más grande de los torrentes de montaña que les toca ver en la travesía. Al llegar a Humahuaca (“Humaguaca” sensu Helms) menciona nuevamente la presencia de capas de sal cuando ya casi habían alcanzado la parte más alta de las montañas. (“Eine Meile vor dem Dorf Humaguaca, da wir fast die ganze Höhe allmählich erstiegen hatten, fand ich auf mergelartigen Lagen viel Salzanflug; dieses setzte bis Humaguaca fort und noch weiter. Dies lässt, bergmännischer Wahrscheinlichkeit nach, nicht allein in dieser Gegend, sondern auch in vielen ähnlichen zurückgelegten, einen außerordentlichen Überfluß dieses Minerals in Südamerika voraussetzen.“; p. 47).
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Luego vuelve a realizar una defensa de los indios como mineros por ser superiores a cualquiera de las otras gentes que habitan en la región tales como españoles, criollos, mulatos, sambos y negros. En especial los negros son los que más sufren los cambios diurnos y nocturnos de las temperaturas de la montaña al punto que se enferman, desfallecen y finalmente mueren. A partir de Humahuaca continúa el viaje por Cueba (léase Cueva) hasta Los Colorados. „...hacia el Este y el Oeste (del camino) una cresta montañosa prominente consistente de esquisto azul está expuesta y es parcialmente rojiza oscura y contiene algún (mineral) de hierro“ (“[Es] steigt an der Abend- und Morgenseite ein mächtiger Rücken blauer Thonart, und theils dunkelroth-eisenschüssigen Thonschiefers allmählich (...) in die Höhe.“; 1798, p. 49). En ese punto se detiene a hablar en una de las observaciones geológicas más ricas del texto: “Montañas tan extraordinariamente irregulares y fragmentadas como en esta parte de las Cordilleras, con tanta alternancia de cambios bruscos en la composición de las rocas en cortas distancias, no las he visto ni en Hungría, ni en Sajonia, ni en los fuertemente cortados Pirineos españoles y franceses. En ninguna parte una revolución de la naturaleza parece haber sido tan general como en América del Sur, existiendo evidencias de ella por todas partes”. („Die außerordentliche Zerstückelung dieser Kordilleren, die mannichfaltige Abwechslung der Gebirgsmassen in so kurzen Distanzen, wie ich solche getreu erzählt habe, sahe ich weder in Ungarn, Sachsen, noch in den Französischen sehr zerstückelten und Spanischen Pyrenäen. Hieraus lässt sich unvorgreiflich und sehr wahrscheinlich schließen, dass nirgends eine Revolution in der Natur so allgemein, als in Südamerika gewesen sey.“; p. 50). Esto constituye una clara referencia a la tectónica andina, más precisamente a la faja fallada y plegada de la Cordillera Oriental con sus láminas imbricadas. Además demuestra que Helms había estudiado la estructura geológica de otros sistemas montañosos europeos en su condición de minero con conocimientos específicos de Geología. Su próximo paso es la Puna a la que describe en función de su altura, su frío, sus elevadas montañas nevadas y la presencia de las llamas y las vicuñas. Un poco más al norte, entre los dos pequeños parajes de Colorados y Cangrejos, dice que “la unidad de arenisca roja (…) está cubierta por esquistos y aflora hasta Cangrejos, pero está intensamente fallada. Tres millas más adelante (entre Cangrejos y Guayaca) es posible observar su origen más joven en la manera en que está depositado sobre el tope del esquisto (“Oben erwähntes auf einfachen Schiefer aufgesetztes rothes Sandsteingebirge gieng in einem hin und wieder zerstückelten Zustande bis Cangrejos fort, und noch drey Meilen vorwärts sieht man ganz überzeugend seinen jüngern Ursprung, wie er auf dem Thonschiefer abgesetzt ist.“; p. 52). Todo parece indicar que se trata de la relación entre las capas rojas del Subgrupo Pirgua y las sedimentitas marinas ordovícicas del Grupo Santa Victoria. Aquí claramente queda expuesta la experiencia geológica de Helms al señalar que en un caso parecían más antigua las capas rojas pero se debía a la relación por falla ya que más adelante quedaba demostrado el verdadero orden temporal de las capas. Dice luego Helms que la unidad de arenisca roja puede ser seguida “hasta tres millas antes de alcanzar Guayaca, luego es aplanada y prominente, se levantan montañas de esquistos grises simples que contienen abundante hierro. Esas cadenas de montañas pueden ser seguidas hasta una milla y media de Guayaca donde ella está cubierta por una potente capa de carbonato que es margosa en la superficie y contiene abundante natrón” („Bis drey Meilen vor Guayaca strich noch immer das rothe Steingebirge fort, als dann verflächt es sich, und statt dessen steigt ein mächtiges, einfaches graues Thonschiefergebirge in die Höhe, das sehr eisenschüssig ist, und setzt fort bis anderthalbe Meilen vor Guayaca, wo es mit einem mächtigen K alklager überdeckt, oberflächlich aber mergelartig und stark mit Natrum angeschossen ist.“; p. 52-53). Probablemente la „potente capa de carbonato“ sea la Formación Yacoraite que pudo haberla alcanzado en el cordón de los Siete Hermanos, antes de internarse en Bolivia.
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Finalmente ingresa en lo que hoy es territorio boliviano y se detiene hablar de las “pizarras arcillosas con venas de cuarzo aurífero”, que sabemos tienen edad ordovícica. Describe vetas de varios minerales como “yellow-copper ore” (calcopirita), “lead-ore” (galena) y “iron-spath” (siderita). Luego analiza los placeres auríferos modernos y también los placeres fósiles (próximos a Cotagaita), estos últimos capas aluviales elevadas que descansan sobre las pizarras ordovícicas (“resting on the base of argillaceous slate”). Al llegar a Caiza describe y hace una muy interesante interpretación genética de fuentes termales con alumbre. Nueve millas antes de llegar a Potosí declaró su sorpresa al comprobar que las cumbres nevadas más altas están cubiertas con un vistoso y grueso estrato de clastos ganíticos redondeados por la acción de las aguas. Es en ese momento que se pregunta cómo pudieron esas masas de granito haber sido depositadas allí, teniendo en cuenta qu e la pendiente es desde Potosí hacia el Tucumán y precisamente los granitos están hacia esta última región y las capas de pizarras arcillosas (ordovícico) en sentido contrario. Esto le sirve para abordar el tema de un diluvio general (dice “General Deluge”, y debe recordarse que profesaba el catolicismo a diferencia de los otros miembros de la Misión del Baron de Nordenflycht que eran protestantes) o de alguna otra revolución posterior de la naturaleza. Como él no tiene una respuesta deja escrita una frase elegante: “La solución de esta cuestión yo se la dejo planteada a los naturalistas sistemáticos y a los geólogos (“geologist”, 1806, p. 42). Tal vez sea esta la primera vez que la palabra geólogo es usada en su sentido moderno en un escrito colonial. Conclusiones
El diario del viajero alemán A.Z. Helms representa una fuente primera y original a las observaciones geológicas y mineras en Argentina y sur de Bolivia, desconocido para la mayoría de los investigadores. El trabajo en alemán de 1798 fue traducido al inglés (1806) y al francés (1812) pero no al español, por lo que permaneció desconocido en los países que él recorrió y describió (Argentina, Bolivia y Perú). El trabajo de Helms es el primero de un profesional de las ciencias geológicas y mineralógicas realizado en la República Argentina. Se anticipó casi un siglo a las observaciones de Alfred Stelzner, considerado con justicia el padre de la Geología Argentina y en unos 30 años a Alcides D’Orbigny, el sabio francés considerado como uno de los padres de la Geología boliviana. Helms describe por primera vez rocas ígneas, rocas sedimentarias, rocas metamórficas, discordancias, fallas, placeres aluviales, especies minerales, menas minerales, procesos genéticos (evaporitas) y cuestiones tectónicas en un sentido moderno. Se agradece muy especialmente al Prof. Dr. Florencio Gilberto Aceñolaza por la invitación a participar en este volumen y los valiosos intercambios de información sobre la historia de la geología argentina. También al Prof. Dr. Mario Hünicken, por sus interesantes observaciones y por habernos incentivado a publicar una versión preliminar de este trabajo en el año 2000. En igual sentido agradecemos al Prof. Dr. Hubert Miller, quién nos incentivó a escribir una versión inglesa en 2005. Discusiones sobre el texto alemán original fueron sostenidas con los doctores Dieter Wolf y Karl-Armin Tröger, ambos de Freiberg, y Manfred Strecker de Potsdam. Agradecimientos:
Bibliografía Aceñolaza, F.G., 1 998. Los estudios geológicos en la histo ria de Tucumán. In: Gianfrancisco, M., et al., eds. Geología de Tucumán. Colegio de Graduados en Ciencias Geológicas de Tucumán, pp. 11-19, 2da. Edición. Tuc umá n.
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Alonso, R.N., 1995. Diccionario Minero. CSIC, 263 p. Madrid. Alonso, R.N., 1998. „El viaje de Mister Helms“. El Tribuno, Opinión, 18-5-98, pp. 26-27. Salta. Alonso, R.N., 1999. Viajeros por Salta. El Tribuno, Opinión, 4-10-99, pp. 26-27. Salta. Alonso, R.N., 2000. Las observaciones geológicas de A.Z. Helms (1789) en el interior de la República Argentina. Academia Nacional de Ciencias, Boletín, Tomo 64, pp. 349-353. Córdoba. Alonso, R.N., 2005. Los Antiguos Mineros. Ensayos para una Historia de la Minería de Hispanoamérica. Crisol Ediciones, ISBN 987-1209-11-9, 168 p. Salta. Alonso, R.N. y Egenho ff, S.O., 2005. The first geological obser vations in Argentina and southern Bolivia: The diary of Anton Zacharias Helms (1788/1789). N. Jb. Geol. Paläont. Abh., 236 (1/2), 1-17, Mai, Stuttgart. Babini, J, 1986. Historia de la ciencia en la Argentina. Ediciones Solar, 273 p. Buenos Aires. Camacho, H.H., 1971. Las ciencias naturales en la Universidad de Buenos Aires. Estudio Histórico. EUDEBA, 150 p., Buenos Aires. Gicklhorn, R., 1963. Nordenflycht und die deutschen Bergleute in Peru. Freiberger Forschh., D 40: 1-200 Helms, Anton Zacharias, 1798. Tagebusch einer Reise durch Peru, von Buenos Ayres an dem grossen Platastuffe, über Potosi nach Lima, der Haptstadt des Ronigreiches Peru. Dresden, Waltherrischen Losbuchhandlung, 300 p. Helms, A.Z., 1806. Travels from Buenos Ayres by Potosi, to Lima. Printed for Richard Phillips. 92 p., London (se trata de la primera edición inglesa) Helms, A.Z., 1807. Travels from Buenos Ayres by Potosi, to Lima. Printed for Richard Phillips. 92 p., London (segunda edición inglesa). Helms, A.Z., 1812. Voyage dans l’Amérique méridionales, commencant par Buenos-Ayres et Potosi jusqu’a á Lima. Galignani. Paris. Henze, D., 1978. Enziklopädie der Entdecker und Erforscher der Erde. Graz: Akad. Druck-u.Verl.Anst., 4 T; Tomo 2 (1983), letras D-J, 728 p. Maffei, D.E. y Rua Figueroa, D., 1871. Apuntes para una biblioteca española de libros, folletos y artículos, impresos y manuscritos, relativos al conocimiento y explotación de las riquezas minerales y a las ciencias auxiliares. 2 tomos; TI. 529 p., TII. 623 p. Madrid. Ovando Sanz, G., 1975. La Academia de Minas de Potosí (1757-1970). Academia Boliviana de la Historia. Edición Banco Central de Bolivia, 157 p. La Paz. Santos Gómez, S., 1983. Bibliografía de viajeros a la Argentina. Fundación para la Educación, la Ciencia y la Cultura, 2 tomos. 650 p. Buenos Aires. Turner, J.C.M., 1970. Historia de la Geología del Noroeste Argentino. Primer Congreso Argentino de Historia de la Ciencia. Boletín de la Academia Nacional de Ciencias, T. 48, Entregas 1-4, pp. 495-512. Córdoba.
Recibido : 15 de Abril de 2008 Aceptado: 15 de Julio de 2008
Historia de la Geología Argentina I L OS H ALLAZGOS DE M AMÍFEROS F ÓSILES F.G. Aceñolaza (Coordinador-Editor)
Serie Correlación Geológica, 24: 35-42 35 Tucumán, 2008 - ISSN 1514-4186 - ISSN on-line 1666-9479
Los Hallazgos de Mamíferos Fósiles Durante el Período Colonial en el Actual Territorio de la Argentina Ricardo C. PASQUALI1 y Eduardo P. TONNI2 Abstract: T HE DISCOVERIES OF FOSSIL MAMMALS DURING THE C OLONIAL PERIOD IN THE PRESENT TERRYTORY OG ARGENTINA . A review of the discoveries of fossil vertebrates in the colonial period and their historical context, is carried out in this paper. The discoveries of great size fossil vertebrates during this period, were awarded to an old race of giant humans. An alternative hypothesis, attributed the presence from these enormous bony remains to the capacity that possess certain terrains of "to increase the bones excessively." The Jesuit Thomas Falkner discovers in 1760 the first remains of a glyptodont. An interesting progress in the interpretation of this type of remains was the correct identification carried out for academic of the Real Academia de la Historia of Spain of a supposed "burial of rational with a giant stature" discovered in Arrecifes in 1766. The most significant discovery during the colonial period is that of the skeleton of Megatherium americanum (Luján, 1787); it was described by Georges Cuvier, being based on a notable unpublished study of the Spanish naturalist Juan Bautista Brú de Ramón.
Resumen: L OS HALLAZGOS DE MAMÍFEROS FÓSILES DURANTE EL PERÍODO C OLONIAL EN EL ACTUAL TERRITORIO DE LA ARGENTINA .- Se realiza una reseña de los hallazgos de vertebrados fósiles en el período colonial y su contexto histórico. Los hallazgos de vertebrados fósiles de gran tamaño durante este período fueron adjudicados a una antigua raza de humanos gigantes. Una hipótesis alternativa, atribuía la presencia de estos enormes restos óseos a la capacidad que poseen ciertos terrenos de "acrecentar excesivamente los huesos". El jesuita Thomas Falkner descubre en 1760 los primeros restos de un gliptodonte. Un interesante progreso en la interpretación de este tipo de restos fue la correcta identificación realizada por académicos de la Real Academia de la Historia de España de un supuesto "sepulcro de racionales con una estatura gigante" descubierto en Arrecifes en 1766. El hallazgo más significativo durante el período colonial es el del esqueleto de Megatherium americanum hallado en Luján en 1787; fue descrito por Georges Cuvier, basándose en un notable estudio inédito del español Juan Bautista Brú de Ramón. Key words: Argentina, fossil mammals, colonial period, glyptodonts, Megatherium Palabras clave: Argentina, Mamíferos fósiles, período colonial, gliptodontes, Megatherium.
Introducción La existencia de gigantes humanos está profundamente enraizada en la mitología de los distintos pueblos de la Tierra (Díaz del Castillo, 1977: 68), así como en los relatos bíblicos (Génesis 6:4; Números 13:33; Deuteronomio 2:11, 2:20-21, 3:11, 3:13; 1º de Samuel 17:4-7; 2º de Samuel 21: 16-22; 1º de Crónicas 20: 4-8) y de la antigüedad greco-romana (Cañete y Domínguez, 1952: 257-258), sin olvidar, en épocas recientes, su vinculación con civilizaciones extraterrestres (véase el análisis de Schobinger, 1982). No puede resultar extraño entonces que en el siglo XVII, o aún en los comienzos del XIX, cuando la Paleontología era una disciplina incipiente, los hallazgos de grandes huesos fosilizados fuesen vinculados con estas "razas" de gigantes. Era lo que indicaba el "sentido común" de las personas cultas de ese tiempo y en ese contexto debe ubicarse lo que sigue, poniendo en valor las explicaciones que trataban de desechar los viejos conceptos. 1
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Departamento de Tecnología Farmacéutica, Facultad de Farmacia y Bioquímica, Junín 956, 6° piso (1113)-Buenos Aires, Argentina. E-mail:
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Los "gigantes" del Virreinato Entre los primeros restos de mamíferos fósiles descubiertos en lo que más tarde sería el Virreinato del Río de la Plata se encuentran aquéllos que habían sido atribuidos a una raza de humanos gigantes. Así, en la segunda mitad del siglo XVI, fray Reginaldo de Lizárraga (1539 ó 1540-1609) decía, al referirse al valle de Tarija: "Hállanse en este valle a la ribera y bar rancas del río sepulturas de gigantes, muchos huesos, cabezas y muelas, que si no se ve, no se puede creer cuán grandes eran; cómo se acabasen ignórase, porque como estos indios no tengan escripturas, la memoria de cosas raras y notables fácilmente se pierde. Certificome este religioso nuestro [se refiere a fray Francisco Sedeño] haber visto una cabeza en el cóncavo de la cual cabía una espada mayor de la marca, desde la guarnición a la punta, que por lo menos era mayor que una adarga; y no es dificultoso de creer, porque siendo yo estudiante de Teología en nuestro convento de Los Reyes, el gobernador Castro envió al padre prior fray Antonio de Ervias, que nos la leía, y después fue obispo de Cartagena, en el reino de Tierra Firme, que actualmente estaba leyendo, una muela de un gigante que le habían enviado desde la ciudad de Córdoba del reino de Tucumán, de la cual diremos en su lugar, y un artejo de un dedo, el de en medio de los tres que en cada dedo tenemos, y acabada la lectión nos pusimos a ver qué tan grande sería la cabeza donde había de haber tantas muelas, tantos colmillos y dientes, y la quijada cuán grande, y la figuramos como una grande adarga, y a proporción con el artejo figuramos la mano, y parecía cosa increíble, con ser demostración; oí decir más a este nuestro religioso, que las muelas y dientes estaban de tal manera duros, que se sacaba dellas lumbre como de pedernal" (Lizárraga, 1916a: 283-284). Lizárraga también se refiere al hallazgo de "sepulturas de gigantes" en Córdoba: "La cibdad de Córdoba es fértil de todas fructas nuestras, fundada a la ribera de un río de mejor agua que los pasados, y en tierra más fija que la de Tucumán, está más llegada a la cordillera; danse viñas, junto al pueblo, a la ribera del río, del cual sacan acequias para ellas y para sus molinos; la comarca es muy buena, y si los indios llamados comichingones se acabasen de quietar, se poblaría más. Tres leguas de la cibdad, el río abajo, en la barranca dél, se han hallado sepulturas de gigantes, como en Tarija" (Lizárraga, 1916b: 237-238). Otro hallazgo de restos de supuestos gigantes había realizado Esteban Álvarez del Fierro, capitán de la fragata de guerra española "Nuestra Señora del Carmen", la que estaba anclada en el puerto de Buenos Aires y próxima a partir de regreso a España. Álvarez del Fierro se presentó en 1766 con un escrito ante el Alcalde de Buenos Aires, Juan de Lezica y Torrezuri (1709-1783), expresándole que en Arrecifes se encuentran unos "sepulcros de racionales con una estatura gigante". En ese escrito, del Fierro solicitaba el envío de varias personas entendidas con el fin de que reuniesen ese material. En el mismo escrito, Álvarez del Fierro expresa su interpretación de estos hallazgos: "...siendo estos monumentos un testimonio auténtico y demostrable de que en la antigüedad hubo en esta región americana, sea antes ó pos del diluvio racionales giganteos que están negados por varios historiadores y críticos de la historia sag rada y profana, suscitándose de esto varios puntos controvertibles con perjuicio de la veracidad de la sagrada historia y de los autores fidedignos que con tanto acierto han escrito la profana, y lo que mas es, el que la secta de los materialistas llega á negar varios puntos en dogma de fé sobre la estatura gigantea que nos espresa la Sagrada Escritura..." (véase Gutiérrez, 1866: 106-108). Poco después arribaron a Arrecifes los enviados del Alcalde y procedieron a extraer los restos óseos de dos sitios con "sepulcros o sepulturas": uno que se encontraba en la estancia de Luna, a orillas del arroyo del mismo nombre, actual límite entre los partidos de Arrecifes y Capitán Sarmiento, y el otro en la estancia de Peñalva, en el río Arrecifes.
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Los huesos fueron llevados a Buenos Aires para embarcarlos con destino a España. Previamente fueron examinados por tres cirujanos: Matías Grimau, Juan Parán y Ángel Casteli, quienes deberían decir ante escribano público si eran o no de persona humana, según su saber y entender. Sólo uno de ellos, Grimau, opinó bajo juramento que los restos eran humanos, ya que "no se halla en los brutos semejante figura y desformidad agigantada y según tradición de los antiguos, ha oído decir con el motivo de haberse hallado estos huesos, de que había unos hombres muy altos y corpulentos, por lo que no estraña sean los referidos huesos de estos hombres..." (Gutiérrez, 1866: 113). Una vez en España, los académicos de la Real Academia de la Historia dictaminaron que los huesos no "pertenecían a la especie humana, conjeturando que más bién parecían ser de algún Quadrúpedo, y acaso de la casta del Elefante" (citado por Cabrera, 1930: 64). El dictamen de los académicos españoles no era erróneo, ya que los restos en cuestión pertenecían a mastodontes, parientes extintos de los elefantes cuyos enormes molares semejan someramente a los humanos. En el capítulo III, De los Gigantes y Pigmeos, de su obra Historia del Paraguay, Río de la Plata y Tucumán, el jesuita José Guevara (1719-1806), hace referencia a los fósiles descubiertos a orillas del río Carcarañá, en la provincia de Santa Fe, de la siguiente forma: "Sin embargo ocurren algunas cosas dignas de particular relación. Los gigantes, torres formidables de carne, que en sólo el nombre llevan el espanto y asombro de las gentes, provocan ante todas cosas nuestra atención. No se hallan al presente, pero antiguos vestigios, que de tiempo en tiempo se descubren sobre el Carcarañal, y otras partes, evidencian, que lo hubo en tiempo pasado. Algunos, convencidos con las reliquias de estos monstruos de la humana naturaleza, no se atreven a negar claramente la verdad, pero retraen su existencia al tiempo antediluviano. Yo no me empeñaré en probar que los hubo antes del diluvio, pero es muy verosímil que después de él poblasen el Carcarañal, y que en sus inmediaciones y barrancas tuviesen el lugar de su sepultura. Lo cierto es que de este sitio se sacan muchos vestigios de cráneos, muelas y canillas, que desentierran las avenidas, y se descubren fortuitamente. Hacia el año de 1740 vi una muela grande como un puño casi del todo petrificada, conforme en la exterior contextura a las muelas humanas, y sólo diferente en la magnitud y corpulencia. El año de 1755 don Ventura Chavarría mostró en el colegio seminario de Nuestra Señora de Monserrat una canilla dividida en dos partes, tan gruesa y larga, que según reglas de buena proporción, ¡a la estatura del cuerpo correspondían ocho varas! Como este caballero es curioso y amigos de novedades, ofreció buen premio al que le desenterrase las reliquias de aquel cuerpo agigantado. Puede ser que el estipendio aliente para éste y otros descubrimientos, que proporcionarían al orbe literario novedades para amenizar sus tareas" (Guevara, 1910: 39). En cuanto al tamaño de estos seres, el Padre Guevara comentaba: "Sobre la estatura de los gigantes es necesario discurrir con alguna variedad. Hay en este gremio unos mayores que otros, como entre los hombres de mediana estatura. Las reliquias que de ellos nos han quedado, arguyen notable variedad de estatura. Que altura tan desmedida no corresponderá a aquel gigante cuyo cráneo se habría en una circunferencia tan dilatada, que metiendo una espada por la cavidad de los ojos apenas alcanzaba al cerebro, como testifica el ya nombrado D. Lorenzo Suárez de Figueroa, testigo ocular de la experiencia. Por la canilla de otro, hecho geométricamente el cálculo, se infiere una estatura tan elevada, que incado de rodillas en el pretil de la iglesia del Colegio Máximo de Córdoba, alcanzaría a recostarse de codos sobre el umbral de la ventana del coro, que tendrá doce para catorce varas de altura" (citado por Freyre, 1973: 4).
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La tierra hace crecer los huesos Uno de los sitios en los que se realizaron hallazgos de "gigantes" es Tarija, Bolivia. En el periódico Telégrafo Mercantil Rural, Político, Económico, e Historiografo del Río de la Plata del 15 de agosto de 1802, bajo el título Fenómeno, se da una explicación al tamaño agigantado de los huesos hallados en esa localidad: "El terreno de la Villa de Tarija, tiene la virtud de acrecentar excesivamente los huesos. Enterrado un cadáver de regular estatura, si se saca después de algún tiempo se encuentran los huesos sumamente crecidos, por lo cual están algunos creídos que en aquella tierra hubo Gigantes y bajo este propio concepto D. Matías Baulen, vecino de dicha Villa, y natural de Canarias, llevó a Lima el año de 1768 un esqueleto en 4 cajones grandes, que le presentó al Exmo. Señor Virrey de aquel Reino D. Manuel de Amat, y obtuvo en premio el Corregimiento del Cuzco. Pero examinados bien por varios facultativos, es visto que tales Gigantes nunca los produjeron estos países, y que la magnitud de los huesos proviene de que aquella tierra tiene la secreta virtud de dilatarlos y engrosarlos hasta aquel grado en que conservan su intrínseca sustancia, pues acabada ésta, como ya no tiene en que obrarla de la tierra, se reducen en polvo. De esta propia especie eran los huesos que trajeron a Buenos Aires de los confines de Luján, los cuales se remitieron a la Corte pocos años, hace y han dado ocasión a que se escriba que las Provincias Argentinas abundaban de Gigantes, y es falso." (Cabello y Mesa, 1802: 269). Esta curiosa explicación, que trata de contrarrestar la antigua idea de una raza de gigantes poblando la tierra, tiene un antecedente. En 1787, Pedro Vicente Cañete y Domínguez (fallecido en 1816), un interesante personaje colonial licenciado en teología y abogado, escribe sobre el mismo tema. Dice en la Noticia Quinta de su "Guía histórica, geográfica, física, política, civil y legal del gobierno e intendencia de la provincia del Potosí" que "Debe pues inferirse que agregando a este principio [el jugo lapidífico, responsable del "crecimiento" de los huesos] el movimiento, el calor, una circulación continuada y una especie de fermentación insensible, fueron todas estas causas juntas formando en el decurso de muchos siglos el crecimiento o aquella admirable vegetación de los huesos del gigante de Tarija, pareciendo ahora monstruoso a nuestra vista, un esqueleto que en su principio tal vez sería de un tamaño regular o, aunque extraordinario, no monstruoso" (Cañete y Domínguez, 1952: 259). Ciertamente, ambas explicaciones son estrictamente similares. O se trata de una notable coincidencia o la nota anónima del "Telégrafo Mercantil" no es más que una repetición algo modificada de la idea de Cañete y Domínguez, sin citar la fuente. Si esto último es correcto representaría un interesante antecedente para esta actual y frecuente "costumbre" periodística.
El primer descubrimiento de un gliptodonte Entre 1739 y 1779, el médico, naturalista y jesuita inglés Thomas Falkner recorrió la Patagonia y las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Tucumán. En 1760, Falkner realizó a orillas del río Carcarañá, el primer descubrimiento de restos de un gliptodonte. Dice Falkner (1974: 82-83): "En los bordes del río Carcarañá, o Tercero, como a unas tres o cuatro leguas antes de su desagüe en el Paraná, se encuentra gran cantidad de huesos, de tamaño descomunal, y que a lo que parece son humanos: unos hay que son de mayores y otros de menores dimensiones, como si correspondiesen a individuos de diferentes edades. He visto fémures, costillas, esternones y fragmentos de cráneos, como también dientes, y en especial algunos molares que alcanzaban a tres pulgadas de diámetro en la base. He oído decir que se hallan huesos como éstos en las orillas
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de los ríos Paraná y Paraguay, como lo mismo en el Perú. El historiador indígena Garcilaso de la Vega Inga hace mención de estos huesos en el Perú, y nos cuenta que, según la tradición de los indios, unos gigantes habitaban antiguamente estos países, y que fueron destruidos por Dios por el delito de sodomía". "Yo en persona descubrí la coraza de un animal que constaba de unos huesecillos hexágonos, cada uno de ellos del diámetro de una pulgada cuando menos; y la concha entera tenía más de tres yardas de una punta a la otra. En todo sentido, no siendo por su tamaño, parecía como si fuese la parte superior de la armadura de un armadillo; que en la actualidad no mide mucho más que un jeme de largo. Algunos de mis compañeros también hallaron en las inmediaciones del río Paraná el esqueleto entero de un yacaré monstruoso: algunas de las vértebras las alcancé a ver yo, y cada una de sus articulaciones era de casi cuatro pulgadas de grueso y como de seis de ancho. A hacer el examen anatómico de los huesos me convencí, casi fuera de toda duda, que este incremento inusitado no procedía de la acreción de materias extrañas, porque encontré que las fibras óseas aumentaban en tamaño en la misma proporción que los huesos. Las bases de los dientes estaban enteras, aunque las raíces habían desaparecido y se parecían en un todo a las bases de la dentadura humana, y no de otro animal cualquiera que haya yo jamás visto. Estas cosas son bien sabidas y conocidas por todos los que viven en estos países; de lo contrario, no me hubiese yo atrevido a mencionarlas." La primera descripción formal de un gliptodonte se realizó recién en 1838, cuando el naturalista inglés Sir Richard Owen, basándose en un espécimen hallado en el río Matanza --actual partido de Cañuelas, provincia de Buenos Aires--, fundó el género Glyptodon (al que a juzgar por la descripción, pertenecía la coraza descripta por Falkner) y la especie Glyptodon clavipes (Owen, 1838: 178).
El megaterio de Luján En 1787, el fraile dominico Manuel de Torres desenterró de las barrancas del río Luján, cerca de la villa del mismo nombre, los restos óseos de un gigantesco mamífero, que posteriormente recibió el nombre de Megatherium. Las tareas de extracción de este fósil fueron muy lentas debido a que Torres no permanecía cons-tantemente en Luján (debía atender su ministerio en el Convento de Buenos Aires) y a su preocupación científica por documentar las condiciones del hallazgo. Así, en una carta que dirigió al virrey Nicolás Francisco Cristóbal del Campo, Marqués de Loreto (década de 1740-1803), el 29 de abril de 1787, unos dos meses después de que iniciara la excavación, Torres le pidió un dibujante "para que lo extraiga al papel; porque de otro modo, pienso se malogrará todo el trabajo, y V.E. se privará del gusto de ver una cosa muy particular; respecto a estar sumamente tiernos los huesos, y el sol no calentar nada para que se sequen, porque están en un lugar que vierte agua. Haciendo un mapa o estado de ellos, no dudaré que por él se podrán acomodar después, aunque se quiebren, o cuando menos, saber su figura y magnitud." Al día siguiente, el virrey le manifiesta su apoyo en una carta, en la que al final dice "aplaudiendo yo entretanto su celo a favor de estos útiles descubrimientos" (Trelles, 1882: 444). Ese mismo día, el virrey designó al Teniente del Real Cuerpo de Artillería Francisco Javier Pizarro como la persona indicada para proceder "a sacar puntual dibujo antes que se mueva, y arriesgue la dislocación o fractura de sus partes, sacando también sus dimensiones en detalle" (Trelles, 1882: 445-446).
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Pero entre Pizarro y Torres se había producido un rozamiento. En una carta que envió al virrey el 9 de mayo de 1787, el sacerdote decía "Pero V.E. mejor que nadie sabe la injusticia con que este hombre me calumnia ... lo que ha llenado las medidas del sentimiento, es haberme imputado el crimen de embustero... Cuanto he dicho a V.E. es tan cierto como lo más, que hombre ha dicho en este mundo. No quiero que se den crédito a mis palabras, si no a las obras, con que lo haré ver en breves días." Al día siguiente, apurado en probar al virrey la veracidad de su descubrimiento, Torres comenzaba a recoger los huesos. El 27 de junio, Torres anunciaba al virrey por carta que había encontrado media cadera. Arribados los huesos a Buenos Aires, se procedió a montarlo por partes con la colaboración de "varias personas inteligentes". El esqueleto fue enviado a España el 2 de marzo de 1788 en siete cajones, con una extensa nota del virrey (Figura 1) y un dibujo atribuido al general portugués, al servicio de España, Custodio de Saa y Faría, que posiblemente fue una copia de la lámina del Teniente Pizarro. Fue tal el interés que despertó este enorme esqueleto de cerca de cinco metros de largo, que el rey Carlos III pidió que se "procure por cuantos medios sean posibles averiguar si en el partido de Luján o en otro de los de ese virreinato, se puede conseguir algún animal vivo, aunque sea pequeño… remitiéndolo vivo, si pudiese ser, y en su defecto disecado y relleno de paja…" El fósil fue llevado al Real Gabinete de Historia Natural de Madrid, donde se hizo cargo del mismo Juan Bautista Brú de Ramón (1740-1799), "pintor y primer disecador" del Gabinete de Historia Natural de Madrid (citado por López Piñero y Glick,1993: 56; véase también López Piñero, 1985). Brú limpió los huesos del megaterio y armó el esqueleto en una pose más o menos similar a la que tendría en vida. El esqueleto de este megaterio se conserva actualmente en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid.
Figura 1. Fragmento de la carta remitida por el virrey Nicolás Cristóbal del Campo al rey de España, dando cuenta del
hallazgo de los restos del megaterio en el río Luján (1788).
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En 1795, Philippe-Rose Roume (1724-1804), oficial de las Indias Occidentales Francesas en Santo Domingo, viajó desde esa isla a Francia pasando por España. En Madrid, Roume pudo obtener las pruebas de impresión de una publicación futura de Brú sobre el fósil de Luján. Roume envió esas pruebas al recientemente fundado Instituto de Francia, del cual era miembro, las que fueron entregadas al naturalista Georges Cuvier (1769-1832). Cuvier (1796) escribió inmediatamente la que sería la primera de muchas publicaciones sobre vertebrados fósiles, en la que incluyó una mala copia de la figura del esqueleto completo del mamífero fósil que denominó Megatherium americanum , atribuyendo erróneamente la localidad de Luján al Paraguay. Cuvier, quien nunca había visto los huesos del megaterio, obtuvo prioridad en la publicación de su descripción. El estudio anatómico, acompañado de excelentes ilustraciones (Figura 2) que había realizado Brú en Madrid en 1793, quedó así prácticamente en el olvido. El megaterio fue el primer vertebrado fósil montado para fines de exhibición y el primer mamífero fósil del nuevo mundo estudiado y nominado científicamente. El hallazgo y extracción del esqueleto de Megatherium por parte del padre Torres y colaboradores es un hecho significativo en la América colonial. Se concatenaron aquí inquietudes científicas con un singular apoyo por parte de las autoridades, encabezadas por el virrey Marqués de Loreto. Como bien señala Julián Cáceres Freyre (1973), es "Increíble, este celo y celeridad del virrey en acceder a un pedido del día anterior en pro de la ciencia. Ojalá hoy día existiera en nuestra burocracia administrativa, casos similares de rapidez expeditiva y colaboración g enerosa. Pensar que estamos relatando un acontecimiento de 1787, en plena 'colonia oscu rantista'" (Cáceres Freyre, 1973: 15-16). Agradecimientos: A la Agencia Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas, Comisión de Investigaciones
Científicas de la provincia de Buenos Aires y Universidad Nacional de la Plata por el apoyo financiero.
Figura 2. El megaterio del río Luján dibujado por Juan Bautista Bru de Ramón (1793)
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Bibliografía Cabello y Mesa. F. A. (ed.) 1802. Fenómeno. Telégrafo Mercantil Rural, Político, Económico, e His-toriografo del Río de la Plata. Tomo IV, Nº 16, 15 de agosto de 1802. Cabrera, A., 1930. Una revisión de los mastodontes argentinos. Revista del Museo de La P lata 32, tercera serie, tomo 8: 61-144. Cáceres Freyre, J. 1973. Precursores de la paleontología humana y animal en América del Sur y es-pecialmente en el Río de la Plata. Contribuciones a la historia de la ciencia en la Argentina (de Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología Nº 7 pp.367-398), Ministerio de Cultura y Educación, Subsecretaría de Cultura, Buenos Aires, pp.1-32. Cañete y Domínguez, P. V. 1952. Guía histórica, geográfica, física, política, civil y legal del gobierno e intendencia de la provincia de Potosí. Volumen I, Colección Primera: Los escritores de la Colonia, Nº 1, Editorial Potosí, Bolivia, 838 pp. Cuvier, G., 1796. Notice sur le squelette d'une très-grande espèce de quadrupède inconnue jusqu'à présent, trouvé au Paraguay, et déposé au cabinet d'histoire naturelle de Madrid. - Magasin Encyclopédique, ou Journal des Sciences, des Lettres et des Arts 7: 303-310; Paris. Díaz del Castillo, B. 1977. La conquista de la Nueva España. Selección de la obr a "Historia verdadera de la conquista de la Nueva España". EUDEBA, Buenos Aires, 201 pp. Falkner, P. T. 1974. Descripción de la Patagonia y de las partes contiguas de la América del Sur. Segunda edición, Hachette, Buenos Aires, 174 pp. Guevara, J., 11910. Historia del Paraguay, Río de la Plata y Tucumán. En Angelis, P. de (editor) Co-lección de obras y documentos relativos a la historia antigua y moderna de las Provincias del Río de la Plata, 2º edición, Lajouane, Buenos Aires, 542 pp. Gutiérrez, J. M. 1866. La paleontología en las colonias españolas a mediados del siglo XVIII. La Revista de Buenos Aires XI: 100-114. Lizárraga, R. de 1916a. Descripción colonial (el título original es "Descripción breve de toda la tierra del Perú, Tucumán, Río de la Plata y Chile"). Libro primero, Colección Biblioteca Argentina, dirigida por Ricardo Rojas, Buenos Aires, 309 pp (disponible en internet). Lizárraga, R. de 1916b. Descripción colonial (el título original es "Descripción breve de toda la tierra del Perú, Tucumán, Río de la Plata y Chile"). Libro segundo, Colección Biblioteca Argentina, dirigida por Ricardo Rojas, Buenos Aires, 239 pp (disponible en internet). López Piñero, J. M. 1985. Ciencia y arte: Juan Bautista B ru. Investigación y Ciencia 100: 40-46. López Piñero, J. M. y Glick, T.F., 1993. El megaterio de Brú y el presidente Jefferson. Una relación insospechada en los albores de la paleontología. Universidad de Valencia, CSIC, 168 pp. Owen, R. 1838. Note on the Glyptodon. In Buenos Aires and the P rovinces of the Río de La Plata (Parish, W.; editor), p. 1-178. Schobinger, J., 1982.¿Vikingos o extraterrestres? Ed. CREA, 217 pp. Buenos Aires. Trelles, M. R. 1882. El padre Fray Manuel de Torres. Revista de la Biblioteca Pública IV: 439-448.
Recibido : 28 de Diciembre de 2007 Aceptado: 4 de Mayo de 2008
Historia de la Geología Argentina I
JF.G. S ANCHEZ(Coordinador-Editor) L ABRADOR Y LA G EOLOGÍA OSÉAceñolaza
Serie Correlación Geológica, 24: 43-54
DEL P ARAGUAY N ATURAL 43 Tucumán, 2008 - ISSN 1514-4186 - ISSN on-line 1666-9479
José Sánchez Labrador (1717-1798) y la Geología del Paraguay Natural Eduardo G. OTTONE1 Abstract: J OSÉ S ANCHEZ L ABRADOR (1717-1798) AND THE GEOLOGY OF P ARAGUAY N ATURAL .- Sánchez Labrador was a prolific author of texts on Catholic doctrine, art, Guaraní language, anthropology, agriculture and natural sciences. A title of worth in this last subject is Sánchez Labrador’s Paraguay Natural (unpublished manuscript, Ravenna, 1771). The first part of Sánchez Labrador’s Paraguay Natural is divided in three books. Book one, mostly dealing with minerals, also includes descriptions of rocks and fossil invertebrates. In book two, dealing with rivers and the water properties, Sánchez Labrador referred that the Paraná and Uruguay rivers were capable of petrifying wood and bone, and compared the great bones of the Carcarañá river mouth with the remains of elephants or whales. The book three deals with meteorology, earth-quakes and volcanoes. The first part of Paraguay Natural constitutes thus a bench-mark to the Cuenca del Plata geological knowledge. Resumen: J OSÉ S ANCHEZ L ABRADOR (1717-1798) Y LA GEOLOGÍA DEL P ARAGUAY N ATURAL .- Sánchez Labrador fue un autor prolífico de textos de doctrina católica, arte, idioma guaraní, antropología, ag ricultura y ciencias naturales. Un título destacado en este último sujeto es su Paraguay Natural (manuscrito inédito, Rávena, 1771). La primera parte del Paraguay Natural está dividida en tres libros. El libro primero mayormente se ocupa de minerales, aunque también incluye descripciones de rocas y fósiles. En el libro segundo, que trata principalmente sobre los ríos y las propiedades del agua, Sánchez Labrador refiere que los ríos Paraná y Uruguay eran capaces de petrificar madera y hueso, comparando además los grandes huesos de la desembocadura del Carcarañá con restos de elefantes o ballenas. El libro tercero trata sobre meteorología, terremotos y volcanes. La primera parte del Paraguay Natural constituye entonces un punto de referencia ineludible para el conocimiento geológico de la Cuenca del Plata. Key words: Jesuits. Sánchez Labrador. Geology. Cuenca del Plata. Palabras clave: Jesuitas. Sánchez Labrador. Geología. Cuenca del Plata.
Introducción
La Societatis Iesu (Compañía de Jesús), que fuera creada por Íñigo (Ignacio) de Loyola (14911556) en la primera mitad del siglo XVI, actuó activamente en la propagación del catolisimo en África, América y Asia (Lécrivain 2005), practicando además una importante actividad científica (O’Malley et al . 1999, 2006; Feingold 2002, 2003; Romano 2002, 2005; de Asúa 2003; Millones Figueroa y Ledezma 2005; Harris 2005; Bermeo 2007). Los jesuitas llegaron a Sudamérica a mediados del siglo XVI, estableciéndose en la Cuenca del Plata a comienzos del siglo XVII donde fundaron las Reducciones Jesuíticas. En estos poblados, emplazados en el noreste de Argentina, sur de Brasil y Paraguay, unos pocos sacerdotes convivieron con cientos de indígenas guaraníes hasta que la Compañía fuera expulsada de estos territorios por el rey Carlos III (1716-1788) en 1767 (Gálvez 1995). Los jesuitas de las misiones son principalmente reconocidos por su legado arquitectónico y artístico, sin embargo, no menos importantes son sus escritos que incluyen relatos históricos y etnográficos, libros de catecismo y gramáticas, junto a descripciones de la gea, la fauna y la flora 1
Departamento de Ciencias Geológicas, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad de Buenos Aires, Pabellón nº 2 Ciudad Universitaria, C. P. C1428EHA, Buenos Aires, Argentina. E-mail:
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(Furlong 1933, 1948, 1969, 1970; Sainz Ollero et al . 1989; Mañé Garzón 1996; de Asúa 2003; Huffine 2005; Anagnostou 2005; Ottone 2007). José (Joseph) Sánchez Labrador (1717-1798) nació en el pueblo manchego de La Guardia. Luego de ingresar en la Compañía arribó a Buenos Aires ordenándose como sacerdote. Fue profesor en Córdoba y Asunción de donde pasó a las misiones en 1746. Lueg o del extrañamiento de 1767, Sánchez Labrador fue llevado a Europa junto a más de setenta jesuitas, recalando finalmente en Ravenna, donde redactó, o terminó de redactar, una gran cantidad de textos sobre doctrina católica, arte, gramática guaraní, antropología, agricultura y ciencias naturales, entre los que se destaca Paraguay Natural , obra dedicada a la historia natural de la Cuenca del Plata. El Paraguay Natural es una obra dividida en cuatro partes. La primera parte está reservada a la descripción física y geológica de la región, la segunda es sobre botánica, la tercera incluye tres libros sobre mamíferos, aves y peces, y la última trata los anfibios, reptiles e insectos (Furlong 1931, 1948, 1957, 1960; Ruiz Moreno 1948; Sainz Ollero y Sainz Ollero 1997; Sainz Ollero et al . 1989). Los libros sobre aves y peces, junto a aquellos pasajes de la obra referidos a temas médicos son los únicos éditos (Ruiz Moreno 1948; Sánchez Labrador 1968). La geología del Paraguay Natural
La primera parte del Paraguay Natural incluye tres libros. El primero trata sobre sedimentos, minerales, rocas y fósiles. El segundo se refiere a las propiedades del agua y describe ríos, lagos y manantiales, ocupándose también de los fósiles. El tercer libro es basicamente un tratado metereológico pero se ocupa también de volcanes y terremotos (Sánchez Labrador 1771). El texto está dividido entonces en tres libros, I, II y III, y a su vez, cada uno de ellos, en parágrafos correlativamente numerados en arábigos; hay muy pocas ilustraciones acompañando el texto. En este artículo figuran encomilladas las transcripciones textuales y entre paréntesis, luego de cada cita y a fin de referenciarla, los números de libro y parágrafo. En la Introducción, Sánchez Labrador delínea la temática general de la obra a la vez que reivindica el método científico seguido por los discípulos de Isaac Newton (1643-1727) que, por medio del análisis e inspección minuciosa de los fenómenos, determina las causas próximas y singulares de los mismos y luego, por medio de la inducción, las causas y leyes generales de la naturaleza (I, 39). El texto abunda en citas de autores clásicos como Aristóteles (384-322 a. c.), Estrabón (63 a. c.- 19) o Plinio el Viejo (23-70); científicos renacentistas como Gabrielle Fallopio (1523-1562), Giovanni Cassini (1625-1712) y, sobre todo, Robert Boyle (1627-1691); jesuitas europeos destacados por sus estudios del mundo natural como Athanasius Kircher (1602-1680) y Juan E. Nieremberg (1595-1658); jesuitas que misionaron en Sudamérica como Alonso de Ovalle (1603-1651), Lodovico A. Muratori (1672-1750) y Buenaventura Suárez (1679-1750); autores de enciclopedias como el benedictino Benito G. Feyjoó y Montenegro (1676-1764) y Jacques Ch. Valmont de Bomare (1731-1807); y por último, autores de textos específicos sobre geología entre los que se destaca Albaro Alonso (Alonfo) Barba (1569-1662), autor de Arte de los Metales , uno de los primeros libros sobre minería en Sudamérica (Alonfo Barba 1640), Georgius Agricola (1494-1555), Jean E. Gettard (1715-1786) y Johann G. Lehmann (1719-1767). El Paraguay Natural dedica, a comienzos del libro primero, un capítulo a las montañas; allí el autor refiere que la tierra es heterogénea y está formada por capas o estratos (I, 114), ricos a veces en petrificaciones animales y vegetales (I, 130), y que los montes pueden ser antiguos o antediluvianos, formados bien por compresión o dilatación del terreno (I, 141), o posteriores al Diluvio, formados por vulcanismo (I, 143).
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Las ‘‘sustancias terrestres’’ se dividirían, según Sánchez Labrador, en siete clases: ‘‘tierras, fósiles, piedras, tierras o piedras de minas, minerales, metales y cuerpos o sustancias extrañas’’ (I, 170). El concepto de ‘‘tierra’’ no queda claramente explicitado en el texto aunque sería equivalente a lo que se entiende por sedimento, sin embargo, el autor también caracteriza como capas de tierra a los distintos bancos de sedimentitas poco consolidadas que afloran en las barrancas del río Paraná (I, 173) o en pozos hechos en Buenos Aires (I, 174). Entre las diferentes ‘‘tierras’’ menciona a la tierra franca o negra, buena para el cultivo; la marga o ybimoroti , presente en algunas reducciones (I, 196), especie de greda o caliza buena para abono (I, 198); la arcilla o naú (I, 233), muy útil en alfarería y para hacer ladrillos (I, 236); el cieno o tuyú (I, 247), común en sumideros o tembladerales; la tierra torba, que no es más que la turba, común en Patagonia e Islas Malvinas (I, 251); y la arena que es una ‘‘tierra’’ muy común en la región (I, 257). El autor define la arena como un cuerpo seco, duro al tacto, formado por granos más o menos grandes, impenetrables al agua y cuyas ‘‘partes o masas’’ tienen poca adherencia (I, 258); la arena puede ser cuarzosa, típica de médanos, calcárea o de conchillas, y arcillosa (I, 259); y es de suma utilidad, ya que cuando se encuentra bajo la tierra hace los terrenos porosos, aptos para constituirse en buenos reservorios acuíferos (I, 269), en tanto que hallada en niveles más superficiales propicia tierras francas para el cultivo (I, 270); la arena se usa además en la construcción (I, 271). Sánchez Labrador utiliza la palabra ‘‘fósil’’ en un sentido clásico, semejante al que le diera Plinio el Viejo, a comienzos de la era cristiana, en Natvralis Historiae (Plinio el Viejo 1993); desde un punto de vista etimológico, la palabra ‘‘fósil’’ deriva del latín fossilis que significa ‘‘que se saca de la tierra’’; en tanto que fossilis es a su vez la traducción de la palabra griega oryktós , ya usada por Aristóteles (1996) en el libro tercero de Meteorologiká . Sánchez Labrador considera entonces que hay ‘‘fósiles’’ que no pertenecen a la tierra, tales como ciertas producciones del reino vegetal y animal como las conchillas (I, 316), y otros ‘‘fósiles’’ propios de la tierra en los que ubica a algunos elementos que a su entender no son fáciles de clasificar entre los metales, minerales y piedras, tales como la sal y el azufre (I, 317). Acerca de la sal común, menciona que las reducciones se aprovisionaban de ésta en Yapeyú, donde, cerca del río Miriñay, había buenas salinas (I, 326); se refiere luego a la regularidad de los cristales de sal (I, 333); sostiene que el origen de las salinas estaría en el Diluvio Universal (I, 335); y señala, por último, la utilidad de la sal para evitar la descomposición de los alimentos (I, 345), como antiflatulento (I, 346) y como antiescorbútico (I, 350). La caparrosa (nombre genérico por el que se conocen varios sulfatos de cobre, hierro o zinc) es otro de los ‘‘fósiles’’ mencionados en el texto. Sánchez Labrador la caracteriza por poseer cristales romboidales y por su sabor astringente (I, 351). El autor se refiere principalmente a la caparrosa verde, presente en las misiones (I, 356), que define como una sal ácida formada por corrosión del hierro o el cobre (I, 357), muy útil en la confección de tinturas (I, 360), y, en especial, tinta de escribir (I, 361), a la que da su color negro (I, 374). El alumbre (nombre con el que se conoce a los sulfatos dobles de aluminio y otro metal, que por lo general suele ser potasio), según Sánchez Labrador, puede ser natural o artificial (I, 397), obteniéndose en este caso a partir de la pirita (I, 401). El alumbre fija los colores de los tintes (I, 404), en tanto que como medicamento, ayuda a curar las escaras y mezclado con sangre de drago ( Croton urucurana Baillon, Euphorbiaceae) es estíptico, o sea, usado para detener hemorragias (I, 408). El salitre o nitro (nitrato potásico) es, según el autor, una sal de cristales hexagonales y sabor amargo (I, 443), bastante común en las misiones (I, 448). Por otro lado, el azufre se define en el texto como una substancia sólida, insoluble, inflamable, de olor desagradable (I, 462), que puede tanto encontrarse nativo (I, 463) o bien extraerse de ‘‘tierra azufrosa’’ (I, 464); tiene usos diversos,
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sirviendo para blanquear la seda (I, 467), y principalmente, junto a salitre y carbón, para confeccionar pólvora (I, 483). Las ‘‘piedras’’ son definidas por Sánchez Labrador como substancias terrestres insolubles que, a diferencia de los metales, no son maleables ni fusibles; las hay blandas como el talco, porosas como la piedra pomez y muy duras como el ágata (I, 539); pueden ser comunes o preciosas (I, 541). Entre las comunes está la piedra esmeril (variedad de corindón con mica y óxidos de hierro), piedra muy dura conocida en las misiones como ytaratá (I, 550), usada para labrar piedras preciosas (I, 554); el pedernal (sílice amorfo o criptocristalino), conocido en las misiones como piedra del fuego o tata itá (I, 557), usado en chisperos (I, 563); y la piedra amoladera o de afilar, una arenisca fina, compacta, conocida como itaaymbé (I, 567) o itaquí cuando no tan compacta (I, 568), ambas comunes en las misiones, y en el caso de esta última, muy usada en construcción (Sustercic 2004). Otra de las ‘‘piedras’’ descriptas por Sánchez Labrador es el ‘‘mármol’’, cuyo nombre no emplea en sentido moderno, sino como sinónimo de caliza (I, 577); se trata de una ‘ ‘piedra’’ que está comunmente formada por conchillas marinas y otros elementos calcáreos (I, 578), presente en las misiones (I, 584). En un apartado de la descripción de su ‘‘marmol’’, el autor se refiere también a la existencia de las entonces conocidas como ‘‘piedras figuradas’’, o sea piedras de formas geométricas definidas, y que en su g ran mayoría son restos fósiles tales como las llamadas trochites (artejos de crinoideos) o los belemnites (I, 589). En otro apartado, describe el ‘‘basalte o piedra de toque’’, una ‘‘piedra’’ oscura, dura como el esmeril, muy común en las misiones, conocida como tepotiy en guaraní o amogue en la lengua de los nativos mbyá (I, 590), y que sería el Basalto de Serra Geral (Herbst 1971). Entre las últimas ‘‘piedras comunes’’ referidas por Sánchez Labrador está el talco, piedra refractaria, de aspecto lustroso, compuesta por hojas o planchas regularmente ordenadas unas sobre las otras (I, 622); usado como afeite para las ‘‘caras mujeriles’’ (I, 630). La cal, no tan común en las misiones (Sustercic 2004), aunque presente en La Bajada, actual ciudad de Paraná (I, 634); la cal se caracteriza por reaccionar con los ácidos y calcinarse al fuego (I, 637); un tipo común de cal, es la conocida como ‘‘cal de conchas o de los caracoles’’, llamada yatita en guaraní; esta cal, formada por conchillas amalgamadas, poseía caleras importantes en Buenos Aires y en el pueblo de Yaguarón, Paraguay (I, 652). El yeso, que es una ‘‘piedra’’ de colores variados formada por laminillas o romboides cuya superficie es fácil de raspar (I, 655); se usa fundamentalmente en arquitectura (I, 654). Las ‘‘piedras arenosas’’, compuestas por arena cuarzosa (I, 686) y originadas a partir del transporte de la arena por corrientes ácueas (I, 687). Las ‘‘piedras arcillosas’’, suaves al tacto (I, 690). Las rocas, formadas por un conjunto de dos o más ‘‘piedras’’ las cuales poseen color, dureza y propiedades diversas (I, 694). Las ágatas, muy comunes en las misiones (I, 696) y los jaspes (I, 699). Las ‘‘piedras preciosas’’ se caracterizan según Sánchez Labrador por su carácter cristalino, dureza extrema, color vivo, transparencia, figura externa y peso específico (I, 709). El ‘‘cristal de roca’’, conocido como itaberá por los guaraníes (cuarzo de las geodas), es muy abundante en las misiones (I, 711); se trata, de un cuerpo duro, transparente, regularmente angular y con forma de prisma de seis caras (I, 712); Sánchez Labrador sostiene que es una ‘‘piedra’’ y no hielo condensado (I, 720); destacando su empleo en la confección de lentes (I, 742). Otra ‘‘piedra’’ muy dura sería lo que el autor refire efectivamente como ‘‘cuarzo’’ (I, 755), ‘‘piedra’’ que casi siempre se formaría ‘‘contra las paredes de las cavernas’’ (I, 756) y que, cuando es transparente, se parece al cristal de roca (I, 758). El diamante es otra ‘‘piedra preciosa’’ comunmente hallada en el sur de Brasil (I, 765); que se caracteriza por su gran dureza y peso específico y por poseer una figura de cristalización cúbica
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(I, 766). El topacio es un cristal de color amarillo (I, 782) que se suele hallar cerca de Montevideo (I, 783), así como en Brasil y en Paraguay (I, 789). El rubí, también presente en la zona (I, 798) es una ‘‘piedra preciosa’’ de un colorado muy gracioso (I, 799). El granate, en tanto, muestra un tono colorado oscuro (I, 811). La amatista es otra ‘‘piedra preciosa’’ sumamente abundante en las costas de los ríos Paraná y Uruguay (I, 816); se halla comunmente dentro de concreciones llamadas ‘‘cocos de mina’’ (I, 821) que al romperse producen un gran estrépito (I, 823). La esmeralda es una ‘‘piedra’’ de color verde (I, 838); la ‘‘malachita’’ (malaquita) también es verde, hallándose comunmente en las vetas de cobre (I, 844); la ‘‘piedra agua marina’’ (variedad de berilo) es verde azulado (I, 846), lo que la diferencia del berilo (I, 848). El ágata, común sobre el río Uruguay (I, 850), es una ‘‘piedra’’ fina y semitransprente, compuesta por igual ‘‘sustancia’’ que el pedernal (I, 851); el calcedonio (calcedonia) es una ‘‘variedad’’ de ágata (I, 862). La turquesa es una ‘‘piedra’’ azul (I, 867); para el autor ‘‘todas las turquesas no son otra cosa que dientes fósiles de un animal incógnito’’ (I, 869). Los dendrites son piedras en las que ‘‘se ve efigiada la imagen o de vegetales o de animales’’ (I, 874). La ‘‘etite o piedra del águila’’ (I, 881) es una concreción que, debido a su carácter particular, fue ampliamente citada en distintos lapidarios desde la edad antigua hasta inicios del siglo XIX (Adams 1938); se trata de una ‘‘piedra’’ subesférica, laminada, hueca, con un ‘‘núcleo o grano’’ en el centro (I, 882). Por último, Sánchez Labrador cita el ytahú (geoda), una especie de ‘‘geodes’’ o pequeño ‘‘cambutis’’ (I, 887). Sánchez Labrador enumera diferentes modos en que se produce en la naturaleza la ‘‘generación y formación de las piedras’’, o sea la ‘‘petrificación’’. La ‘‘petrificación estalactita’’ es ‘‘aquella especie de piedra que se forma en las bóvedas de las grutas y cuevas, que gotean’’ (I, 899). La ‘‘petrificación por pelotoncillos’’ se observa ‘‘en aquellas costras de piedra que el agua de algunos encañados y fuentes forma en los conductos por donde pasa’’. Por último, ‘‘las maderas conchas y otras varias materias petrificadas debajo de la tierra’’ se petrifican por ‘‘introducción de otro cuerpo’’ (I, 900), o sea por ‘‘penetración’’, de modo tal que ‘‘un gran pilón de arena, una masa de arcilla o de otra materia, se puede hacer piedra por medio de las sales’’ disueltas en el agua (I, 912). Estos mismos ‘‘materiales lapidíficos’’ son los que actúan sobre madera, huesos y otros restos (I, 915) formando los ‘‘fósiles extraños a la tierra’’, y es así que, el ‘‘palo petrificado no es totalmente el mismo palo, puesto que, quedando por varias causas destruida una parte de los principios que le componían, la reemplazan substancias arenosas o tierras muy sutiles que condujeron las aguas que le bañan, disipándose ella’’ (I, 916). Entre las petrificaciones de animales y vegetales, Sánchez Labrador menciona las ‘‘conchas petrificadas’’, comunes en algunas canteras de Buenos Aires y en el Cerro Yaguarón, cercano a Asunción, relacionándolas con el Diluvio (I, 918), junto a los ‘‘astroites o piedras estellares’’ (estrellas de mar) (I, 920), los belemnites (I, 921) y los echinitos o erizos marinos fósiles (I, 922). Todas estas ‘‘conchas’’ habrían existido ‘‘antes del Diluvio y la petrificación que los rodea sucedió después’’ (I, 924). Junto a estos fósiles el autor refiere sus hallazgos de ‘‘sesos petrificados’’ en Paraguary, en las cercanías de Asunción (I, 925), y, a orillas del río Paraná, no muy lejos de Santa Fe, un ‘‘yacaré convertido en piedra’’ (I, 926). Después de ocuparse de los fósiles, el autor intercala en el texto algunas ‘‘ilaciones’’. Sanchez Labrador sostiene que ‘‘las pampas de Buenos Aires no tienen piedras’’ por que ‘‘no bastan granos de arena, arcilla y agua, para formar piedras, si faltan los otros coprincipios o aquel humor lapidífico que les da unión y consistencia’’ (I, 929). Las ‘‘piedras’’ se formarían entonces a partir de la existencia de un ‘‘jugo lapidífico’’ que sería ‘‘cierto líquido cargado de partículas terrestres, arenosas, salinas, más fijas y más duras’’ (I, 930). En este enunciado del autor queda implícita la existencia de una solución mineralizadora como responsable de la formación de algunas ‘‘piedras’’
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y ‘‘fósiles’’, un concepto ya enunciado en el siglo XVI por Georgius Agricola y luego retomado por Niels Stensen (Steno) (1638-1686) (Adams 1938; Agricola 1955; Stensen 2002). Sánchez Labrador finaliza su tratamiento de los fósiles refiriéndose a la existencia de impresiones de animales y vegetales en las ‘‘piedras’’ (I, 942). Sobre el origen de las impresiones vegetales (improntas) el autor asevera que ‘‘la regularidad de casi todas las impresiones, cotejadas con sus análogos vivientes, hace presumir que estas plantas nadaron en a gua barrosa, muy densa, sobre las cuales cayó tierra que recibió la impresión’’ (I, 943). Los metales no abundan en las misiones (I, 947), son ‘‘cuerpos duros, sólidos, que se pueden fundir al fuego y extenderse con el martillo, o maleables, propiedad que los distingue de las piedras’’ (I, 952), y estarían compuestos ‘‘de dos partes, que son: azufre o materia oleosa y otra substancia más densa que llaman tierra o escoria de metales, la cual se puede vitrificar’’ (I, 953), y además, con respecto a su génesis, ‘‘siendo los metales obra de la fermentación, es preciso que cooperen el sol y el calor subterráneo, por lo que la producción de los metales se puede atribuir, como a causas segundas universales, a estos solos calores que obran sobre las materias que se hallan en convenientes matrices’’ (I, 955). Según Sánchez Labrador, habría seis metales, o siete si se agrega el platino (I, 956). Entre ellos están en primer lugar los ‘ ‘metales blandos’’; estos son el plomo y el estaño que funden a baja temperatura y ‘‘pierden su flogístico’’ (flogisto) mudándose luego en vidrio (I, 957); la teoría del flogisto, una supuesta substancia que surgiría durante los procesos de combustión, fue popularizada en el siglo XVIII por Georg E. Stahl (1660-1734), pero cayó en desuso luego de los experimentos sobre la oxidación de los metales de Antoine Lavoisier (1743-1794) (Papp y Babini 1955). El autor menciona luego los ‘‘metales duros y que dificilmente se derriten’’ como el hierro y el cobre, y los ‘‘metales nobles y durables en el fuego’’ como el oro y la plata (I, 957). Sánchez Labrador se refiere a las minas como un ‘‘lugar subterráneo en que se hallan los minerales y metales’’ (I, 962), para seguir luego con el enunciado de una serie de conceptos acerca de la génesis de los metales. Conceptos por cierto erróneos, pero que en el siglo XVIII eran aún tenidos en cuenta tanto por mineros como por personajes ilustrados (Adams, 1938). De este modo, el autor sostiene que ‘‘por lo común las minas se hallan en sitios elevados y montes altos, porque en tales lugares se reconcentra mejor el calor, que no en lugares bajos, obrando así más expeditivamente y con mayor fuerza la fermentación para producir el metal’’ (I, 964); ‘‘Los metales y sus minas comunmente se hallan ramificados a manera de árboles que esparcen sus ramas hacia varias partes. Aquellas ramas metálicas a las cuales dan el nombre de vetas’’ (I, 965); ‘‘El oro y la plata se crían más abundantemente en las minas que caen en lugares situados entre los trópicos, y los otros metales hacia septentrión. El hierro es raro en climas calientes’’ (I,966). Por último, entre los ‘‘indicios de minas’’ (I, 968), Sánchez Labrador menciona los ‘‘fuegos fatuos, meteoros de fuego, vapores azufrosos y sutiles exhalados’’, de modo tal que ‘‘sobre las minas de azufre y sobre las vetas metálicas dura poco la escarcha y nieve, porque las exhalaciones secas y calientes que salen de la tierra las disipan’’ (I, 973); el desarrollo del concepto de ‘‘exhalación’’ ( Witterung en el alemán de la época) como evidencia superficial de la mineralización fue de uso frecuente en los textos mineros germanos de los siglos XVI a XVIII (Adams 1938). El oro, según Sánchez Labrador, no existe ‘‘en caja, pero si en lavaderos de subidísimo metal’’ cerca de la ciudad de Jerez, en Paraguay (I, 983). El oro ‘‘es un metal amarillo, poco duro y poco elástico’’ que ‘‘cae al fondo del azogue que le deshace del todo o en parte, mientras todos los otros metales sobrenadan en él hasta que este menstruo los haya desleído’’ (I, 992); por lo tanto, este metal se extrae de las rocas amalgamándolo con mercurio (I, 1003). ‘‘Una masa de oro puede dividirse con la imaginación en veinticuatro partes’’ conocidas como ‘‘quilate o carato’’, por lo que el oro puro se dice de veiticuatro quilates (I, 1006), y cuando ‘‘es inferior a doce quilates, le
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suelen llamar tumbaga rica; y la moneda que no pasa en el comercio sin que se vuelva a fundir, se dice oro bajo’’ (I, 1007). La supuesta existencia de fabulosas minas de plata en las misiones fue usada por el franciscano Bernardino de Cárdenas (principios del siglo XVII-1668), en ese entonces Obispo del Paraguay, en su campaña de desprestigio contra los jesuitas (I, 1012); la plata es un metal blanco, que sigue al oro en belleza y ductilidad (I, 1016), y se encuentra en las minas de Lipes y Potosí (I, 1017); este metal, igual que el oro, se extrae de las rocas con mercurio (I, 1025). La ‘‘platina’’ (platino) es otro metal que se halla en algunas minas del Perú (I, 1072) y que parece tener características semejantes al oro y la plata (I, 1074). El cobre que se usa en las misiones proviene en su mayoría de Chile (I, 1090); es u n metal ‘‘de color rojo fuego, resplandeciente, sonoro, duro, dúctil, que se dilata y extiende con el martillo’’ (I, 1091). El cobre nativo o virgen ‘‘no se halla ordinariamente en masas gruesas sino en partecillas chicas en las tajaduras de las piedras’’; otros minerales de cobre son la crisocola o ‘‘verde de montaña’’ (silicato hidratado de cobre y aluminio) y la caparrosa (nombre que se da al conjunto de varios sulfatos de cobre, hierro o zinc) (I, 1094). Entre los derivados de este metal, Sánchez Labrador menciona ‘‘la flor, orín y herr umbre del cobre, o cardenillo’’ (carbonato de cobre), que se emplea para confeccionar tintes y pintura (I, 1101) y es también un veneno fuerte (I, 1102); el latón, ‘‘compuesto de cobre fundido con la piedra calamina, cadmía nativa o cadmía fósil’’ (óxido de zinc) (I, 1113); el latón blanco, compuesto de cobre y arsénico (I, 1116); y la ‘‘tumbaga’’, que es latón mezclado con estaño o zinc (I, 1117). El plomo no se encuentra en las misiones aunque habría indicios de su presencia (I, 1126); es un metal blando, pesado, de hábito prismático y color azul blanquecino a ceniciento (I, 1127) que, mezcaldo con oropimente (sulfuro de arsénico), sirve para hacer perdigones (I, 1141) o balas (I, 1142). El estaño es un metal blanco, ‘‘muy flexible y blando’’ que se trae a las misiones del Perú (I, 1143) y se usa, junto al mercurio, para cubrir el reverso de los espejos (I, 1144) o en soldaduras (I, 1146). El hierro, aunque relativamente abundante en las misiones, es dificil de extraer de las rocas (I, 1151); es un metal duro, que ‘‘dificilmente cede al fuego y al martillo’’; en el Chaco, en un lugar llamado Monte del Fuego (I, 1155), hay una ‘‘como mesa g rande bastantemente’’, y ‘‘toda ella es del hierro dicho’’ (I, 1156), cuya presencia, según Sánchez Labrador, ‘‘se puede dar con la opinión de la vegetación de los metales y su reproducción contínua, de lo que en el Perú hay continuas pruebas en los que llaman criaderos de oro y plata’’, o bien, como explicación alternativa, ‘‘por medio de los fuegos subterráneos, muy frecuentes en esta parte de América Meridional’’ (I, 1160). Los conceptos de crecimiento vegetativo y reproducción contínua de los metales, así como la idea sobre la existencia de un gran fuego subterráneo en el centro de la tierra son enunciados comunes en muchos textos sobre minerales escritos entre los siglos XV y XVIII (Adams 1938); por otro lado, la ‘‘mesa de hierro’’ referida por Sánchez Labrador en el Chaco, parece ser el ‘‘Mesón de Fierro’’, un siderito largamente citado en nuestra historiografía (Alvarez 1926; Cassidy et al . 1965). El hierro se encuentra también en la ‘‘piedra imán, o calamita, o magnes’’ (magnetita) (I, 1161) que es un mineral oscuro (I, 1163), que tiene la propiedad de orientarse con respecto a los polos (I, 1164), pero ‘‘no mira derecha y positivamente los polos de la tierra, sino que declina más o menos hacia el oriente o hacia el poniente’’ (I, 1165). Con el hierro se hace el acero (I, 1181), calentando en un crisol una mezcla de ‘‘carbones de los vegetales o de los animales, mezclados con ceniza, huesos calcinados, cuernos, pelos, o pieles de animales’’ (I, 1183). Los ‘‘medio-metales’’ (no metales) son ‘‘fósiles’’ que no ‘‘son propiamente metales por que no se extienden al golpe del martillo’’ (I, 1205); de los ‘‘semi-metales conocidos’’, cinco son
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sólidos (arsénico, cobalto, bismuto, antimonio y zinc) y uno fluído (‘‘azogue’’ o mercurio) (I, 1205). El arsénico puede presentarse como ‘‘arsénico virgen’’, que es blanco, y es ‘‘un veneno muy corrosivo, contra el cual los mejores remedios son el aceite y la leche’’ (I, 1206); oropimente (sulfuro de arsénico, As2S3 ) que es ‘‘algo verdoso o rojo de cidra’’ (I, 1207); o ‘‘rezalgar’’ (rejalgar, sulfuro de arsénico, AsS) (I, 1208). El cobalto es ‘‘duro, friable, de color amarillo, ceniciento o negrillo’’ (I, 1209); el bismuto es de color parecido al estaño pero expuesto al aire ‘‘representa los colores del cuello de la paloma’’ (I, 1210); el zinc es dúctil y frágil (I, 1212); el antimonio, cuando ‘‘nativo parece compuesto de hilitos brillantes, dispuestos por lo común sin orden’’ (I, 1214); el ‘‘azogue, mercurio o hidragyro’’ es una substancia ‘‘fría al tacto y ordinariamente fluída’’, que pesa ‘‘catorce veces más que el agua y ochocientas cuarenta veces más que el aire’’ (I, 1218), y se encuentra normalmente, incluso en las misiones, como ‘‘bermellón o cinabro natural’’ (I, 1221) (cinabrio, sulfuro de mercurio), un mineral de ‘‘color encarnado, un poco oscuro a la vista’’ (I, 1222). El libro primero del Paraguay Natural culmina con un apéndice que incluye notas y observaciones sobre los diferentes temas tratados. Sánchez labrador refiere hacia el final del mismo, citando a Noël A. Pluche (1688-1761), que las ‘‘lenguas petrificadas, que se encuentran en la Isla de Malta, probablemente son dientes de peces canes (latín Canis carcharias ) de los cuales algunos pesan más de 400 libras’’, o sea ‘‘especies de tiburones’’ (I, 1274). Las lenguas de piedra o glossoptera , originalmente citadas a comienzos de nuestra era por Plinio el Viejo en Natvralis Historiae (Plinio el Viejo 1993), habrían de ser reconocidas como dientes de tiburones fósiles a partir de los trabajos de Conrad Gesner (1516-1565), Paolo Boccone (1633-1704) y Niels Stensen (Adams 1938; Rudwick 1985). El libro segundo del Paraguay Natural comienza explicando la naturaleza y propiedades del agua y de los ríos, comentando luego que en las misiones, a falta de puentes, los cursos de agua se cruzaban por medio de pelotas de cuero o itapayeres (II, 66), en tanto que para viajar aguas arriba, lo más común era silgar y toar (II, 72). Los ríos Paraná y Uruguay tienen numerosos saltos o ytus (II, 76); también son comunes las crecidas, aún en el río de la Plata que ‘‘más de una vez ha puesto grande consternación a la Ciudad de Buenos Aires’’ (II, 84). En las misiones hay además numerosos lagos y lagunas (II, 99), como las de Iberá y ‘‘Apupé’’ (Apipé) (II, 103) o de ‘‘Yupacaray’’ (Ypacaray) (II, 105); todas son en general permanentes, a diferencia de las que hay en las ‘‘Pampas de Buenos Aires’’ que ‘‘se agotan y secan con bastante susto y trabajo de los que viajan por dichas campañas’’ (II, 108). En las misiones hay por último fuentes o manantiales, conocidos como ybus (II, 109); las aguas surgentes no salen comunmente a presión desde ‘‘estos hidrofilacios o conchas’’ (II, 116), salvo excepciones, como en el caso de una fuente de la reducción de San Ignacio Miní (II, 120). Los hidrofilacios fueron concevidos por Athanasius Kircher en su obra Mundus Subterraneus de 1665, para explicar la presencia de agua subterránea, y serían, según este autor, grandes cavernas por donde circularía el agua dentro de la tierra; también existirían los pirofilacios o cavernas por las que circularía el fuego interno del planeta (Adams 1938; Kelber y Okrusch 2002). Sánchez Labrador sostiene que las aguas de los ríos Paraná y Uruguay tienen ‘‘la virtud de convertir en piedra algunas cosas que caen en ellas’’ tales como huesos y madera, y es así que, a orillas del Paraná, ‘‘se halló entero un esqueleto de yacaré hecho una piedra’’, y en las inmediaciones de Paraguary un ‘‘cráneo y sesos de animal vacuno’’ (II, 133). El leño se petrificaría, según el autor, cuando ‘‘la arena menudísima o la greda o las piedrecillas o las sales o todas estas cosas se insinúan en los poros de la madera y se unen y aprietan las unas contra las otras’’, de modo que ‘‘los jugos, como los corpúsculos petrosos’’ serían los que ‘‘convierten los cuerpos en piedra debajo de la misma configuración que primero tenían’’ (II, 134). Sánchez Labrador cita luego al ‘‘Licenciado Alonso de Barba’’ quién comenta la presencia de ‘‘materias lapidíficas’’ en Perú como responsables de la génesis de petrificaciones diversas (II, 135). Alonso (Alonfo) Barba (1640) no fue sin embargo el único autor en mencionar pertificaciones vegetales o animales en Sudamérica relacionando la génesis de estos objetos naturales con el agua de los ríos; en las misiones, jesuitas
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como Alonso de Ovalle (1603-1651), Nicholaus du Toit (Nicolás del Techo) (1611-1687), Pedro Lozano (1697-1752), José Guevara (1719-1806) y Thomas Falkner (1710-1784), sostuvieron también estas ideas (Ottone 2007). Sánchez Labrador describe con bastante detalle los restos óseos hallados en ‘‘la orilla occidental del río Paraná, cerca de una hacienda nombrada San Miguel y de otro lug ar llamado Carcarañal junto al paso del mismo río’’; hay ‘‘huesos largos de más de una bara castellana’’, muelas ‘‘mucho mayores que las de los hombres de estos tiempos’’ y ‘‘craneos o calaveras’’ muy grandes que ‘‘están metidas en la barranca a manera de hornos’’, de modo que ‘‘metiendo un hombre el brazo derecho y teniendo en la mano un espadín que vuelve hacia todos lados no llega a tocar en los lados, ni en lo alto del cráneo’’ (II, 137). Otro sitio donde hay huesos gigantescos es en Tarija (II, 138). Sobre el origen de los huesos, Sánchez Labrador, de acuerdo con Benito G. Feyjoó y Montenegro, duda en referirlos a una antigua ‘‘nación gigantesca’’ (II, 139). La idea sobre la existencia de una antigua raza de gigantes, actualmente extinguida, cuyos restos serían los que hoy se reconocen como huesos de vertebrados fósiles, tuvo fuerte predicamento en los medios intelectuales europeos y americanos, aún hasta fines del siglo XVIII (Ottone 2007). Sánchez Labrador continúa refiriendo distintas propiedades y carcterísticas de mares y ríos. El mar es una extención de agua cuya salinidad se debería a ‘‘minas inmensas de sal que están en el fondo de este elemento o, según otros, a montañas de sal esparcidas sobre la tierra que continuamente deshacen las lluvias’’ (II, 147); las aguas del mar tiene flujo y reflujo (II, 150), fenómeno éste relacionado con ‘‘el curso de la luna’’ (II, 151). Las aguas termales deben su calor a la ‘‘acción de fuegos subterráneos que corren por todo o se hallan en grandes pyrofilacios encerrados’’ (II, 176). Con respecto al origen de los ríos y fuentes, el autor refiere que ‘‘el agua subterránea está en el hydrophylacio y alambique; el calor permanece en el pyrophylacio, y el aire no faltará en el aerophylacio’’ (II, 224); en el hidrofilacio entraría el agua de mar, y por acción del fuego subterráneo se separarían de ella ‘‘sus sales y betún’’ que se difundirían por ‘‘varios conductos de la tierra’’ para formar depósitos minerales; y en cuanto al agua, ‘‘se eleva en vapores que insinuándose por los poros de la tierra, parte sale a la región del aire, donde se condensa en nieves y se resuelve en lluvias’’, en tanto que ‘‘parte entra en las frías concavidades de los montes y forma manantiales y fuentes y, de éstas, los ríos que restituyen todas aquellas aguas al mar para volverse a introducir en la tierra’’ (II, 251). Los pirofilacios serían ‘‘cavernas llenas de fuego’’ (II, 253), en tanto que los aerofilacios serían también conductos subterráneos, y ‘‘el aire de estas cavernas por diferentes canales se comunica a los hidrofilacios y pirofilacios’’, por lo que ‘‘se avivan los incendios de unos y se impele el agua de los otros, facilitando así su subida por caminos ocultos que suministran materia a los manantiales’’ (II, 254). El libro tercero del Paraguay Natural empieza explicando las propiedades del aire y la atmósfera, los vientos, las estaciones y el clima de las misiones, para luego referirse a terremotos y volcanes. Los terremotos son comunes en Tucumán (III, 222), Perú (III, 223) y Chile (III, 226). El terremoto es ‘‘un espantoso fenómeno que sucede en el interior del globo terrestre’’, un ‘‘temblor de tierra’’ cuya génesis ‘‘está tan conexa, o por decir mejor, es tan una con la de los volcanes’’ (III, 230). En Chile hay muchos ‘‘montes que arrojan fuego, o volcanes’’ (III, 231), o sea, ‘‘abismos montuosos y ardientes que vomitan impetuosamente y en diferentes tiempos ríos de materias bituminosas, azufrosas, fogosas y que arrojan como una tempestad de casquijo o piedras, las unas calcinadas y algunas otras más o menos vitrificadas o que despiden remolinos de vapores nublados de cenizas, torrentes de humo’’, que se originan en ‘‘los horribles fuegos escondidos en los senos de las montañas, cuyas bóvedas impelen y hacen volar por los aires’’, por lo que este fenómeno ‘‘llega a producir sacudimientos fortísimos que conmueven y hacen temblar la tierra, alborotar el mar’’ (III, 232). En lo que respecta al origen de los volcanes, es probable que el ‘‘fuego central’’ que los origina no se esparza por los pirofilacios, ‘‘parece más acertado decir que este fuego central no es otro que el
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que se excita por golpeamiento y refregamiento de varias partes comprimidas fortisima mente cerca del centro de la tierra, y que de allí obra hacia el exterior, por otros lados’’, por reacción de ‘‘varias materias ácidas y azufrosas’’ como las ‘‘pirites’’ (pirita) (III, 239). La génesis de los terremotos es entonces una, según Sánchez Labrador, con la de los volcanes, ya que ‘‘cuando la descomposición de las pirites suceda en cavidades subterráneas, llenas de aire y de agua, se seguirá la inflamación y rarefacción del aire, la dilatación del agua y su extensión en vapores y finalmente las explosiones o reventazones con sacudimientos’’ (III, 248). Sánchez Labrador culmina el libro tercero del Paraguay Natural describiendo fenómenos tales como rayos, truenos y relámpagos, las estrellas y el arco iris, las enfermedades más comunes de las misiones y una serie de notas generales a la obra. Discusión
La primera parte del Paraguay Natural es un texto que fue expresamente elaborado por José Sánchez Labrador para compilar toda la información geológica y paleontológica disponible en la región que ocupaban entonces las misiones jesuíticas de la Cuenca del Plata. Esta obra es, por lo tanto, el primer trabajo íntegramente dedicado a esta temática que fuera concebido en nuestro territorio, antecediendo por unos pocos años a los realizados por Filiberto de Mena, Anton Zacharias Helms (1750-1801) y Francisco Serra Canals (1739-1806?) (Serra Canals, 1999; Alonso 2000, 2005; Catalano 2004; Alonso y Egenhoff 2005). El Paraguay Natural no tiene, sin embargo, un formato enteramente original. La obra tiene puntos en común con distintas publicaciones enciclopédicas, textos que fueron usuales en el siglo de las luces; uno de éstos, el Teatro crítico universal de Benito Geronimo Feyjoó y Montenegro, es de hecho, comúnmente citado por Sánchez Labrador. La primera parte del Paraguay Natural guarda también similitudes con los textos conocidos como lapidarios; éstos fueron libros sobre fósiles, gemas, metales y minerales en general, escritos en Europa desde la antigüedad hasta el siglo XVII (Adams 1938). La obra guarda, por último, semejanzas con el Arte de los Metales de Alonso (Alonfo) Barba (1640), un texto sudamericano pionero en mineralogía y metalurgia. La primera parte del Paraguay Natural muestra, por otro lado, un claro intento de mantener un enfoque objetivo sobre los diversos temas abordados; sin embargo, el recurso al Diluvio Universal es constante en varios pasajes de la obra para explicar, por ejemplo, la presencia de fósiles marinos en afloramientos lejanos a la costa (Ottone 2007). El Paraguay Natural es una obra que vio la luz en los años previos a la publicación de una serie de textos capitales que serían los que habrían de modelar el pensamiento geológico moderno. La obra fue terminada unas décadas antes de la publicación de Theory of the Earth de James Hutton (1726-1797) en 1795, o de la aparición de los primeros mapas g eológicos regionales de William Smith (1769-1839), publicados en la última década del siglo XVIII, o bien de Essai sur la géographie minéralogique des environs de Paris de Georges Cuvier (1769-1832) y Alexander Brongniart (17701847) publicado en 1811. Estos trabajos, junto a Principes of Geology de Charles Lyell (1797-1875), que vería la luz unas décadas más tarde, implicaron un cambio de paradigmas en el pensamiento geológico en general y de los principios estratigráficos en particular, de modo tal que conceptos tales como hidrofilacio o pirofilacio, citados por Sánchez Labrador, serían absolutamente desechados. Hacia fines del siglo XVIII, el desarrollo de la mineralogía química (Adams 1938) y, sobre todo la cristalografía, con el aporte de René J. Haüy (1743-1821) dio también un nuevo enfoque al estudio de los minerales, descartándose, en consecuencia, el recurso a teorías tales como la que intentaba explicar ciertas reacciones químicas a partir de la existencia de un fluido llamado
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flogisto. Por último, el desarrollo de los estudios sistemáticos en diferentes gr upos de fósiles, y en especial, los trabajos estratigráficos de William Smith (Morton 2001) y la anatomía comparada de Georges Cuvier (Rudwick 1985), dieron paso a una mejor comprensión del origen de los fósiles, dejando de lado teorías como el diluvianismo o la gigantología, ambas sustentadas o discutidas por Sánchez Labrador (Ottone 2007). Lo más interesante del Paraguay Natural , tal vez esté dado por el cúmulo de datos geológicos y paleontológicos locales que presenta, sus referencias a minerales y rocas con nombres en español y guaraní, las diversas aplicaciones dadas a las mismas en las misiones, sus citas de animales y vegetales fósiles, y además, datos históricos sobre modos de producción y tratamiento de los distintos productos líticos extraídos en la zona. La primera parte del Paraguay Natural es entonces, en definitiva, un texto de innegable valor histórico, cuyo interés resulta acendrado por tratarse del primer libro sobre geología y paleontología de nuestro país. Paraguay Natural de José Sánchez Labrador; al CONICET y a la UBA por haberme brindado las facilidades necesarias para realizar este trabajo.
Agradecimientos: A Horacio Aguilar por haberme facilitado una copia de la primera parte del
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Recibido : 15 de Marzo de 2008 Aceptado: 15 de Julio de 2008
Historia de la Geología Argentina I L TEMPRANA DE HERRAMIENTAS T AFONÓMICAS A U TILIZACIÓN F.G. Aceñolaza (Coordinador-Editor)
Serie Correlación Geológica, 24: 55-62 55 Tucumán, 2008 - ISSN 1514-4186 - ISSN on-line 1666-9479
La Utilización Temprana de Herramientas Tafonómicas: Leonardo da Vinci y Florentino Ameghino Lucas H. POMI y Eduardo P. TONNI1 ¡Oh tiempo, rápido devastador de las cosas creadas! ¡Cuántos reyes, cuántos pueblos has hecho desaparecer, cuántas mutaciones han ocurrido, desde que la maravillosa forma de este pez, muerto aquí en las cavernosas y retorcidas entrañas, consumido por el tiempo, yace inmóvil en este oculto lugar, con los huesos descarnados y desnudos, convertido en armadura y sostén del monte superpuesto! Leonardo
Abstract: E ARLY USE OF TAPHONOMIC TOOLS : L EONARDO D A V INCI AND F LORENTINO A MEGHINO.- We present a synthesis about the interpretation of the Biblical Deluge carried out by two important historic personages separated by four centuries: Leonardo da Vinci and Florentino Ameghino. These authors used in your interpretations tools that pertain to the modern Taphonomic Theory. Da Vinci, within the framework of the Renaissance, very far still of the basic development of earth sciences, studied the autochthony, transport and disarticulation of fossil shells from Monferrato (Italy). Ameghino, under a evolutionist and gradualist paradigms, analyzed the configuration of fossil assemblages from the “Pampean Formation”. Both concluded that the analyzed evidence does not correspond with the description of a catastrophic event as the universal Biblical Deluge. Resumen: L A UTILIZACIÓN TEMPRANA DE HERRAMIENTAS TAFONÓMICAS : L EONARDO D A V INCI Y F LORENTINO A MEGHINO.- Se realiza aquí una síntesis sobre la interpretación del Diluvio bíblico efectuada por dos personajes históricamente significativos separados por cuatro siglos: Leonardo da Vinci y Florentino Ameghino. Estos autores utilizaron, en sus interpretaciones herramientas que pertenecen a la moderna Teoría Tafonómica. Da Vinci, en el marco del Renacimiento, muy lejos aún del desarrollo básico de las Ciencias de la Tierra, estudia la autoctonía, transporte y desarticulación de valvas fósiles de moluscos halladas en Monferrato (Italia). Ameghino, bajo un paradigma evolucionista gradualista, analiza el modo en que fueron configuradas las asociaciones fósiles de la “Formación Pampeana”. Ambos concluyen que la evidencia analizada no se corresponde con la descripción de un evento catastrófico como el bíblico diluvio universal. Key words: Taphonomy . da Vinci. Ameghino. Deluge. Palabras claves: Tafonomía. da Vinci. Ameghino. Diluvio.
Introducción
Las inundaciones catastróficas (o diluvios), integran el acervo cultural de diversas naciones y etnias a lo largo de la historia (e.g. hindúes, chinos, celtas, aztecas, incas; véase Frazer, 1988; Mercante, 1988). De los numerosos ejemplos, el más conocido en occidente es el relato bíblico del Diluvio universal. Este se narra en el Génesis, representando un quiebre en la relación entre Dios y los hombres. Dios selecciona a Noé de entre los hombres y le otorga la tarea de preservar a las bestias de 1
Departamento Científico Paleontología Vertebrados, Museo de La Plata. Paseo del Bosque S/Nº, 1900 - La Plata, Buenos Aires. E-mail:
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la tierra del diluvio que desatará, el cual durará cuarenta días. Para esto encomienda la construcción de una embarcación, el Arca, en la que se mantendrá a salvo Noé, su familia y parejas de cada especie. Unas de las primeras discusiones en torno al relato bíblico y su contrastación histórica, la plantea Leonardo da Vinci (1452-1519). Sin embargo, debido a la tardía difusión (siglo XIX) de sus escritos, estas ideas no tienen ningún impacto en el posterior desarrollo de las ciencias de la Tierra, donde el Diluvio, en general, se sigue considerando como un suceso histórico. De tal forma, se desarrollan los paradigmas Diluvista y, parcialmente derivado de él, Catastrofista (ver abajo). En este sentido, Sequeiros (2002) considera que el concepto del Diluvio, resultó ser un obstáculo e pistemológico que retrasó en varios siglos el conocimiento de la naturaleza. Cuatro siglos después el Diluvio universal sigue vigente, influyendo en el campo de las ciencias. Así, en la Argentina, Florentino Ameghino (1854-1911) discute el tema y lo pone a prueba en cuanto relato histórico, a través de la evidencia que le proporciona el estudio geológico y paleontológico de la región pampeana. Da Vinci, al igual que Ameghino, utiliza una serie de observaciones y razonamientos que pertenecen a la actual Teoría Tafonómica. Sin embargo, la Tafonomía no se desarrollaría como una rama autónoma de la paleontología hasta la primera mitad del siglo XX, con las contribuciones de investigadores germanos como Othenio Abel, E. Wasmund, Johannes Weigelt, Rudolf Richter y el ruso Ivan Antonovich Efremov. Este último es quien acuña el tér mino Tafonomía (Efremov, 1940) y define a la disciplina como el estudio de la transición de los restos de animales desde la biosfera a la litosfera, además de plantear los lineamientos fundamentales de la misma. Recientemente, Behrensmeyer y Kidwell (1985) redefinieron a la Tafonomía como el estudio de los procesos de preservación y cómo estos afectan la información del registro fósil. La presente contribución tiene como objetivo fundamental documentar el uso de herramientas tafonómicas con anterioridad al desarrollo de la disciplina. Para ello se toma como ejemplo a dos personajes muy distintos, da Vinci y Ameghino, que en situaciones sociales y culturales también diferentes abordan un mismo tema: la puesta a prueba del Diluvio universal como hecho histórico. L EONARDO DA V INCI
Leonardo di Ser Piero da Vinci nace en la localidad italiana de Anchiano el 15 de abril de 1452. Sequeiros (2002), considera que da Vinci es uno de los primeros autores en referir a los fósiles como restos de organismos del pasado. Gerhard Cadée (1991) señala que da Vinci fue unos de los primeros investigadores en realizar observaciones tafonómicas, las que se incluyen en su Libro de Notas , en el marco de sus Problemas Geológicos . Estos escritos aparecen en Roma por primera vez en 1690; sin embargo no se difunden hasta fines del siglo XVIII y no se publican hasta el XIX-XX (e.g. Richter, 1883; MacCurdy, 1939). Da Vinci utiliza un razonamiento tafonómico para explicar que la presencia de valvas fósiles en las montañas de Monferrato (Italia) no constituyen evidencia del Diluvio universal. Basándose en sus observaciones actualistas sobre valvas de moluscos vivientes, considera que los bivalvos no pudieron transportarse suficientemente rápido desde el mar Adriático hasta Monferrato en sólo 40 días y que las olas no pudieron llevar las valvas completas a través de grandes distancias (400 kilómetros). En las montañas de Monferrato, da Vinci observó estratos con bivalvos articulados in situ , interpretando que los mismos habían vivido allí, mientras que otros niveles, con valvas desarticuladas, habrían sido acumulados por la acción de las olas. También reconoció cuatro niveles fosilíferos superpuestos, lo que le permitió razonar que éstos se habían depositado en diferentes momentos y no en un solo evento. Además observó que si las valvas hubiesen sido transportadas desde grandes distancias por agentes de alta energía, deberían estar mezcladas con otros tipos de restos, lo cual no se verificaba.
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La falta de difusión de estas conclusiones (quizá como motivo de su no aceptación) generó, como se dijo, un notable retraso en la interpretación de los eventos geológicos y paleontológicos. Tanto es así que recién en 1667, el danés Niels Stensen, asentó el origen orgánico de los fósiles en su tratado De solido intra solidium naturaliter contento dissertationis prodromus . Sin embargo, contrariamente a lo sugerido por Leonardo, para Steno todos los fósiles eran contemporáneos y testigos incontrovertibles del gran Diluvio bíblico. F LORENTINO A MEGHINO
Florentino Ameghino nació en Luján (provincia de Buenos Aires, Argentina) el 18 de setiembre de 1854, o alternativamente en Moneglia, Italia, en el mismo mes pero de 1853. Ameghino recurre a observaciones tafonómicas para, por un lado, fundamentar la presencia del hombre en la “formación pampeana” (de antigüedad pliocena en su concepto, véase Ameghino, 1881) y el origen sudamericano del hombre, y por otro para generar un modelo sobre la génesis de esta “formación”. En su ensayo sobre los “terrenos de transporte” de la provincia de Buenos Aire s (1876; 1914), discute el Diluvio universal. Ya en la introducción de este ensayo, Ameghino descarta su existencia y pasa a dar cuenta de los datos empíricos que soportan sus ideas. En primer lugar, señala que el agua existente en los océanos no lograría cubrir toda la tierra, observación que curiosamente, ya había sido formulada, aunque desde un punto de vista creacionista, por el reverendo Burnet en el siglo XVII (Gould, 1977). Luego, enumera los argumentos por los que considera que el Diluvio no pudo ser el agente involucrado en la muerte y sepultamiento de los fósiles de la “formación pampeana”. Entre estos argumentos, aquéllos que incluyen observaciones tafonómicas son: 1- Ausencia de vertebrados y moluscos marinos en los depósitos pampeanos . Aquí descarta la presencia de elementos alóctonos en la “formación pampeana”, considerándola de origen exclusivamente continental. Aunque no lo cita, es probable que esta observación esté relacionada con aquélla que en el mismo sentido realizó Charles Darwin en su descripción de la localidad de Punta Alta (ver abajo). 2- Los huesos fósiles pampeanos se encuentran en todos los niveles de la formación. Considera que el modo de muerte catastrófico del diluvio no se corresponde con la distribución espacial de las asociaciones fosilíferas: en lugar de disponerse en una capa, los especimenes se distribuyen verticalmente en todos los niveles. 3- Todos los huesos fósiles no se hallan en las mismas condiciones . En este punto las observaciones tafonómicas son numerosas. Compara, apoyado en sus observaciones actualistas, la disposición de las carcasas producto de entrampamientos en ambientes pantanosos, con las que fueron sepultadas por inundaciones. Cita: Los defensores de la catástrofe diluviana suponen que los esqueletos que se encuentran completos y con todos los huesos en su lugar, no podrían haberse conservado de ese modo, a no haber sido sepultados momentáneamente por una inmensa cantidad de materias terrosas, y son, por consiguiente, la prueba más segura del Diluvio Universal . (1914:63) Agregando luego: Los esqueletos de los animales que quedaron enterrados vivos en los pantanos, se encuentran siempre parados, es decir con la parte ventral abajo, la dorsal arriba y las piernas generalmente dobladas; los que han sido enterrados por las inundaciones nunca se encuentran en esa posición, sino descansando horizontalmente, de costado, y algunas veces, aunque raramente con la parte ventral hacia arriba y la dorsal hacia abajo. (1914:63)
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Descarta con esto, que la presencia de esqueletos completos y articulados esté asociada a eventos de inundaciones catastróficas y en su lugar propone un modo tafonómico (ver clasificación de Behrensmeyer y Hook, 1992) ligado a trampas naturales en ambientes pantanosos (ver también Pomi, en prensa). Con relación a los especímenes aislados, recurre al proceso de desarticulación. Plantea, correctamente, que el tiempo involucrado en las etapas de necrólisis y desarticulación (ver Hill, 1979), evidencia que la muerte y el sepultamiento no han sido sincrónicas (como lo requiere la idea de un evento catastrófico). 4- Esqueletos enterrados por tormentas de arena . Aquí, afirma que muchos de esos esqueletos completos y articulados han sido sepultados por tormentas de loess, lo cual contradice la idea de una gran inundación como agente fundamental. En relación a esto, cita las observaciones efectuadas por Bravard (1857) sobre la presencia de impresiones o moldes de crisálidas de insectos asociadas con esqueletos articulados, que utiliza como prueba de un rápido sepultamiento eólico. Ameghino señala que Burmeister confirma esas observaciones, aunque en realidad este había discrepado con la interpretación de Bravard (Burmeister, 1876: 193). 5- Depósitos lacustres encontrados en la “formación pampeana” . Las valvas de moluscos dulceacuícolas halladas en los sedimentos pampeanos poseen un buen estado de conservación, lo que evidencia un escaso o nulo transporte. Discusión
Leonardo escribe sus notas en un entorno renacentista temprano, con el sol girando en torno a la tierra. En relación a los fósiles, persiste aún la concepción “no orgánica”, secuela del paradigm a de vis plastica (Teofrasto , 372-288 AC). Como se indicó, Leonardo es uno de los primeros autores en defender la postura “orgánica” de los fósiles (Gould, 1999; Sequeiros, 2002). Girolamo Fracastoro (1483-1553) y Bernard Palissy (1510-1589) plantean ideas similares en la misma época. Sin embargo, las ideas de estos tres hombres siguen trayectorias diferentes. Palissy es quemado en la hoguera, los textos de da Vinci permanecen inaccesibles, y la propuesta de Fracastoro sobre un origen orgánico y diluviano de los fósiles, se incorpora al conocimiento del momento. Luego de varios siglos emerge un nuevo paradigma, el Catastrofista, de carácter laico pero no ateo. Las diferencias anatómicas observadas entre vertebrados fósiles y actuales obligó a que Cuvier (1769-1832) reconociera 3 principios básicos: 1) la historia de la Tierra responde a un modelo múltiple; 2) la Tierra tiene una gran antigüedad y las faunas fósiles fueron cambiando en el transcurso del tiempo geológico, y 3) muchos de los fósiles representan especies extintas. Se reconocía por primera vez la existencia de extinciones producidas por revoluciones periódicas durante las cuales un conjunto de especies eran barridas de la faz de la tierra. Según Sequeiros (2002), Cuvier admite que la última de sus revoluciones se correspondía con la inundación descrita en el Génesis. En este período, fue introducido el término diluvium en la nomenclatura geológica por Buckland en su Reliquiae diluvianae de 1823 (Bravard, 1857). Bajo este nombre, se incluyó a los sedimentos más recientes (el actual Pleistoceno) apoyados sobre el Terciario y producto del Diluvio Universal. Si bien, como veremos más adelante, el término se escinde posteriormente del relato bíblico, el origen del concepto de diluvium , se relaciona directamente con la concepción bíblica. Entre los catastrofistas más influyentes de la época, se encuentra Alcide d’Orbigny. En su Voyage dans l’Amerique Méridionale , al abordar el tema de los “terrains pampéenes” (véase Tonni y Pasquali, 2006), d’Orbigny (1842) plantea que los terrenos pampeanos se depositaron en un lapso de tiempo
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relativamente corto, producto de una gran conmoción terrestre (i.e. ingresión marina de g ran magnitud, asociando el evento al levantamiento de cordillera). Se basa en la extensión y homogeneidad del depósito, en la presencia de esqueletos completos, valvas de moluscos marinos y sales. Divide a los “terrains diluviens” en terrestres y marinos, afirmando que este último se corresponde con la tradición del diluvio: Ce dernier mouvement s’ étant opéré depuis notre époque, et pouvant coïncider avec les traditions du deluge, dont on trouve partout des traces dans l’historie des peuples, j’ai du nommer terrains diluviens, ceux qui en sont le produit (1842:261). Contrariamente, Charles R. Darwin (1846), considera que su “Pampean formation ” se conformó de un modo gradual, en un ambiente estuarial semejante al río de La Plata actual. Aquí, no sólo chocan las ideas de dos grandes naturalistas sobre una unidad geológica, sino que entran en competencia dos fuertes paradigmas (i.e. catastrofista y gradualista), utilizándose un gran caudal de información tafonómica en la discusión. En relación a este último punto, se recomienda ver el tratamiento (estrictamente tafonómico) que ofrece Darwin sobre reelaboración en la asociación fosilífera de Punta Alta. Posteriormente, Auguste Bravard (1857) plantea que el origen de la “Formación Pampeana” es básicamente eólico. Explica que los esqueletos completos y articulados de grandes mamíferos fósiles, son el producto de un modo de muerte, acumulación y sepultamiento, asociados a tormentas de arena. Asigna esta unidad al diluvium , aunque es importante aclarar que considera al Diluvio universal como un suceso fantástico. Hermann Burmeister, acepta el concepto de diluvium , considerando la presencia de estos depósitos tanto en Europa como en América y denominando al Cuaternario sudamericano bajo el nombre de “Formación Diluviana”. Posteriormente Burmeister (1876), parece abandonar una postura catastrofista previa (véase Burmeister, 1843) cuando se refiere a la génesis de la “Formación Pampeana” y discute a d’Orbigny: la manera en que se disponen los esqueletos enteros de animales extintos, nos demuestra que no fueron víctimas de una fuerza momentánea, de un cataclismo (1876: 192) En relación a esta hipótesis, opina por ejemplo, que el modo en que se desarticularon y mantuvieron asociadas espacialmente las extremidades de una carcasa de Megatherium estudiada por él, no se corresponde con altos niveles de energía como los de un río o un diluvio general. Los cuatro autores citados dan forma al estado de conocimiento en el tiempo en que Florentino Ameghino aborda su investigación sobre el origen de la “Formación Pampeana”. Sin embargo, es necesario señalar que la discusión es más amplia e incluye otros investigadores e hipótesis (e.g. Lund, Parish, Heusser y Claraz, Doering). La discusión de Ameghino sobre el origen de la “formación pampeana” lleva a formular al menos dos preguntas: 1) ¿Por qué y con quién discute la asignación de los sedimentos pampeanos al diluvio universal? y 2) ¿Por qué recurre a herramientas tafonómicas en su análisis? El análisis de Ameghino sobre este tema, está influido por su pensamiento invariablemente ateo y anticlerical. Scillato-Yané (1999) afirma que su ensayo de un estudio de los terrenos de transporte cuaternarios de la provincia de Buenos Aires, es un ataque directo a la ortodoxia católica de la época. Este ensayo fue rechazado por los revisores de la Sociedad Científica Argentina (i.e. Arata, Moreno y Berg). Sin embargo, el escrito no se perdería, ya que Florentino volcó esa información en la sección geológica de La Antigüedad del Hombre en el Plata (1881), bajo el título: Estudio sobre los terrenos de transporte de la cuenca del Plata . Aquí, a diferencia del trabajo original, cita a d’Orbigny y Darwin y sus respectivas hipótesis (ver arriba). Es probable que Ameghino no haya leído a estos dos científicos europeos al escribir el ensayo original, aunque conociese sus hipótesis a través de otros autores (tanto Bravard como Burmeister las describen).
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Es claro que la hipótesis sobre la génesis de la “formación pampeana” de Ameghino es contraria a una idea catastrofista. Entre los autores comentados, el único que sostiene una vinculación del origen de la “formación pampeana” con el Diluvio es d’Orbigny, de manera que resulta éste el principal destinatario de las críticas de Ameghino. Respecto del uso de herramientas tafonómicas, éstas lo han sido por todos los autores preameghinanos que se refirieron a la temática del origen de la “formación pampeana”. Es por ello que Ameghino se ve prácticamente obligado a utilizar este tipo de herramientas, incluso con mayor extensión debido a sus extensas obser vaciones de campo. El caso de da Vinci, fue analizado por Gould (1999) quien concluye que el objetivo de las indagaciones era fundamentar sus ideas acerca de la analogía existente entre el funcionamiento de la Tierra y los organismos. Según su interpretación, la presencia de asociaciones fósiles marinas a gran altura, apoyaba la hipótesis de da Vinci de una corteza terrestre sujeta a movimientos ascendentes. El análisis de Gould tiene dos puntos, al menos, discutibles. Por un lado, minimiza el embate de da Vinci (y su ateísmo explícito entonces) contra el dogma cristiano en pleno siglo XV. El título mismo de la monografía de Gould [ Los fósiles móviles y ascendentes de la Tierra viva de Leonardo ] demuestra claramente la escasa importancia que el autor le otorga a la discusión del Diluvio de Noé efectuada por da Vinci. Sin embargo, es evidente que la propuesta de da Vinci, tiene por finalidad embestir al paradigma diluviano recientemente desarrollado, luego de la aceptación de la naturaleza orgánica de los fósiles. La decisión o imposición de no publicar sus ideas, dificulta o impide el desarrollo de nuevos paradigmas. Adicionalmente, debe señalarse que Gould designa como paleoecológicas a las indagaciones de da Vinci, cuando éstas son claramente tafonómicas.
Inspección del Arca de Noé en un Puerto Alemán (Mark Twain, 1893) / Coffer of Noah Inspection in a German Port (Mark Twain, 1893)
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Conclusiones
1. Las primeras observaciones tafonómicas se producen en el mismo período en que se establece —aunque no se acepta de forma generalizada— la naturaleza orgánica de los fósiles (siglo XV). 2. El contexto y el impacto de las obras de da Vinci y Ameghino no son comparables. Sin embargo, es curiosa la utilización de herramientas tafonómicas en sus discusiones acerca del Diluvio. Ambos concluyen en que la evidencia analizada no se corresponde con la idea de un evento catastrófico como el diluvio universal bíblico. 3. A las contribuciones de Florentino Ameghino en sistemática y estratigrafía, deben ser también reconocidas las efectuadas en el campo de la tafonomía. 4. La recurrencia con que se utilizan herramientas tafonómicas en las discusiones acerca del origen de la “Formación Pampeana”, evidencian tempranamente el potencial de la Teoría Tafonómica en las Ciencias de la Tierra. Agradecim ientos: A
Mariano Lelli, Laura Zampatti, Francisco Prevosti, Estela Lopreto y Javier Gelfo por sus sugerencias, ayuda con el francés y aporte bibliográfico. A Néstor Toledo por la elaboración de la figura. A la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológ ica por el apoyo económico.
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Recibido : 18 de Abril de 2008 Aceptado: 15 de Julio de 2008
Historia de la Geología Argentina I
Serie Correlación Geológica, 24: 63-70 63 1666-9479
A B RAVARD UGUSTE Y EL DESARROLLO DE LAS C IENCIAS DE LA T IERRA 2008 - ISSN 1514-4186 - ISSN on-line F.G. Aceñolaza (Coordinador-Editor) Tucumán,
Auguste Bravard y su Contribución al Desarrollo de las Ciencias de la Tierra en la Argentina Eduardo P. TONNI1, Ricardo C. PASQUALI2 y José H. LAZA 3 Abstract: AUGUSTE BRAVARD AND THEIR CONTRIBUTION TO THE DEVELOPMENT OF THE HEARTH SCIENCES IN THE ARGENTI - NA.- Probably in 1853 arrives to the Argentina the French engineer Pierre Joseph Auguste Bravard. In 1857 it is h ired by Urquiza like director of the Museo de la Confederación, and in charge to relieve of the mineral resources of the country. In spite of the brief lapse in that Bravard worked in Argentina, and the consequently scarce published work, its contribution to the sciences of the Earth is very significant. Their geologic contributions are strongly influenced by the principles of the actualism and uniformitarism, principles that he uses to interpret the formation of the paleontological sites, introducing concepts that modernly belong to the field of the taphonomy. Although it was not a paleontologist, because their contributions to the discipline didn’t pass of mere enunciative lists, it used to the fossils with stratigraphic meaning, in a similar way to the current biostratigraphical practices. Their topographical and geologic map is the first of this type in the Argentina. Resumen: AUGUSTE BRAVARD Y SU C ONTRIBUCIÓN AL D ESARROLLO DE LAS C IENCIAS DE LA T IERRA EN LA ARGENTINA .- Probablemente en 1853 llega a la Argentina el ingeniero francés Pierre Joseph Auguste Bravard. En 1857 es contratado por Urquiza como director del Museo de la Confederación y encargado del relevamiento de los recursos minerales del país. A pesar del breve lapso en que actuó y de la consecuentemente escasa obra publicada, su contribución a las ciencias de la Tierra es muy significativa. Sus aportes geológicos están fuertemente inf luidos por los principios del actualismo y uniformitarismo, principios que utiliza para interpretar la for mación de los yacimientos paleontológicos, introduciendo conceptos que modernamente pertenecen al campo de la tafonomía. Si bien no fue un paleontólogo, pues sus aportes a la disciplina no pasaron de meras listas enunciativas, utilizó a los fósiles con fines de correlación estratig ráfica de manera similar a la actual práctica bioestratigráfica. Su mapa topog ráfico y geológico es el primero de este tipo en la Argentina. Key words: Argentina. Bravard. biostratigraphy. stratigraphy. pampean formation. taphonomy. Palabras clave: Argentina. Bravard. bioestratigrafía. estratigrafía. formación pampeana. tafonomía.
Introducción
Justo José de Urquiza (1801-1870) contrató a varios estudiosos europeos con el objetivo de realizar un relevamiento de los recursos naturales del país. Uno de ellos fue el ingeniero francés Pierre Joseph Auguste Bravard (1803-1861), a quien en 1857 Urquiza designó como Inspector General de Minas y director del Museo de la Confederación Argentina. Bravard llegó al país probablemente en 1853, instalándose en Buenos Aires. Continuó aquí con el coleccionismo de fósiles, tal como lo hacía en su país natal. Recorrió las costas del Río de la Plata en el área metropolitana, logrando reunir una buena colección de mamíferos fósiles del Pleistoceno temprano y medio, que en 1854 vendió al British Museum of Natural History. Instalado ya en Paraná, incursionó en temas básicos de geología general, incluyendo estratigrafía, paleontología y génesis sedimentaria. 1
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Departamento Paleontología Vertebrados, Museo de La Plata, Paseo del Bosque, 1900-La Plata, Argentina. CICPBA. E-mail:
[email protected] Departamento de Tecnología Farmacéutica, Facultad de Farmacia y Bioquímica, Universidad de Buenos Aires, Junín 956, 1113-Buenos Aires, Argentina, E-mail:
[email protected] División Icnología, Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” Av. Ángel Gallardo 470 1405, Buenos Aires.
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Auguste Bravard murió trágicamente en ocasión del terremoto que devastó la ciudad de Mendoza el 20 de marzo de 1861. Resultaron de su corta estadía en la Argentina tres publicaciones fundamentales: “Observaciones geológicas sobre diferentes terrenos de transporte en la hoya del Plata”, “Estado físico del territorio. Geología de las pampas”, publicado en “Registro Estadístico del Estado de Buenos Aires”, ambas de 1857, y “Monografía de los terrenos marinos terciarios de las cercanías del Paraná”, publicada en 1858. A ellos se agrega el “Mapa geológico y topográfico de los alrededores de Bahía Blanca” (1857) y un catálogo enumerativo: “Catalogue des especes d’animaux fósiles recueillies dans l’Amerique du Sud de 1852 a 1860” (1860). Bravard y su interpretación de los procesos geológicos
Los aportes geológicos de Bravard están fuertemente influidos por las ideas del geólogo escocés Charles Lyell (1797-1875), quien, basándose en el concepto del Actualismo de James Hutton (1726-1797), lo lleva al “más extremo y dogmático” del Uniformitarismo (Harrington, 1973: 305). Estos conceptos, al igual que el concerniente al enorme lapso temporal involucrado por los procesos geológicos, distaban mucho de tener un consenso generalizado en la época de Bravard, aún fuertemente influida por la antigüedad bíblica atribuida a la Tierra. Referencias a Lyell y a la gran antigüedad de la Tierra se encuentran con frecuencia en las contribuciones de 1857. En estas obras refuta también las hipótesis respecto a la génesis de la “formación pampeana”, la cubierta sedimentaria más o menos superficial que cubre a la llanura chaco pampeana, hipótesis generadas por dos predecesores, su coterráneo Alcide Charles Victor
Figura 1. Retrato de Auguste Bravard según una albúmina conservada en
el archivo del Museo de La Plata.
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Marie Dessalines d´Orbigny (1802-1857) y el inglés Charles Robert Darwin (1809-1882). Fue d’Orbigny quien utilizó por primera vez los términos “terrains pampéenes” y “argile pampéenes” para referirse al conjunto sedimentario caracterizado por una marcada homogeneidad litológica y amplia extensión geográfica (véase Tonni y Pasquali, 2006). En 1846, Darwin utilizó los términos “Pampean Formation” para esos sedimentos, con igual connotación que d’Orbigny. Para Darwin, los sedimentos de la “formación pampeana” se habían depositado bajo las aguas de un estuario. D´Orbigny, por su lado, suponía que estas capas eran una acumulación producida por grandes cataclismos. Para Bravard, en cambio, la ausencia de arena gruesa y la presencia de restos óseos fósiles articulados en estos sedimentos eran evidencia de un depósito generado por acción del viento, como las dunas actuales. Nuevamente, el principio del actualismo de Lyell lo llevaba a defender esa hipótesis, tal como lo relata en su obra de 1857a: “A nuestro arribo a Bahía Blanca… vimos …una larga y ancha colina o banda de polvo terroso de 2 m 66 c de alto… que ofrecía los mismos caracteres y composición de las Dunas… esa acumulación de polvo había sido transportada allí durante el año anterior…”, y continúa: “No podemos comprender como la vista de estos montecillos de arena terrosa y pulverulenta que los Sres. Darwin y d’Orbigny han observado… no le haya inmediatamente revelado el verdadero origen de la formación pampeana…” En 1857b señala: “La tosca [se refiere a los sedimentos pampeanos, no a las diversas formas del carbonato de calcio a las que denomina correctamente “nódulos y terrones calcáreos”] no ha sido formada, ni bajo las aguas del mar, ni bajo la de grandes lagos, porque no contiene ningún cuerpo organizado marino ó lacustro, y en ningun punto de su inmensa estension presenta en su espesor esas alteraciones de capas de arena, de guijarros y de cascajo, tan características de los aluviones de todas las edades, en que se ve...el movimiento de las ondas que las han conducido” (1857b:16). El capítulo final, el VI, de su obra sobre la geología de las pampas lleva por título “La acumulación de los depósitos pampas es el resultado de causas atmosféricas y terrestres”; esta misma frase es la que utiliza como conclusión de su hipótesis acerca del origen de la “Formación Pampeana” (pág. 22). Cabe destacar que Bravard reconoce, asimismo, el aporte volcánico a los sedimentos pampeanos. Así escribe: “Se percibe en ella [la arena que integra dos muestras de sedimentos pampeanos]...fierro oxidulado titáneo que se separa facilmente por medio de una barra imantada” “... el fierro titáneo ó iserina ... sustancia que se encuentra...en las rocas volcánicas, es aquí un exelente medio para establecer la contemporaneidad de esta formación con algunos de los fenómenos volcánicos que contribuyeron á la configuración actual de los Andes” (1857b: 4). Los conceptos tafonómicos
La Tafonomía, como disciplina independiente, surge al finalizar la primera mitad del siglo XX, aunque —dentro del siglo— reconoce antecedentes en la década de 1920 a través del aporte de investigadores alemanes (por ej. Wasmund, 1926; Weigelt, 1927). Fue el paleontólogo ruso Ivan Antonovich Efremov (1907-1972) quien acuñó el término Tafonomía (Efremov, 1940), definiéndola como “the science of the laws of embedding” (Efremov, 1940: 93). En su aporte sobre la geología de las pampas, Bravard utiliza con frecuencia conceptos que modernamente pertenecen al campo de la tafonomía. Así, por ejemplo, escribe: “Hemos observado, con frecuencia, que las partes de la roca en contacto con los huesos contenia una considerable cantidad de celdillas cilíndricas que se pueden reconocer perfectamente por otras tantas impresiones o moldes de crisálidas... pera [pero] es necesario decir que esas impresiones nunca se encuentran sinó junto á esqueletos enteros...¿no indica que estos esqueletos estaban
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todavia revestidos de una parte de su carne, ya atacada por larvas de dipteros, cuando la arena arcillosa los cubrió? ¿no se reconoce forzosamente que los animales no han sido sumerjidos como se cree ordinariamente...?” (1857b: 11). Otro párrafo sorprendente es aquel en el que Bravard hace referencia al aspecto que presentan los huesos fósiles. Dice: “...se encuentran frecuentemente un grupo de huesos mas ó menos aproximados los unos de los otros...é igualmente bien conservados; otras veces ...están de tal modo corroidos y fisurados que es imposible extraerlos...de otro modo que en numerosos fragmentos” “Esos diversos estados de esqueletos que yacen al mismo nivel, indican evidentemente, ó que los animales no murieron al mismo tiempo, ó...que sus despojos han sido cubiertos en diferentes épocas” (1857b: 11). Estas observaciones se inscriben en el concepto de estadios de meteorización ósea desarrollado por Behrensmeyer (1978 y aportes posteriores), el cual tiene un alto impacto en la reconstrucción de sitios arqueológicos y paleontológicos. En su contribución de 1858 se encuentran otros aportes tafonómicos. Dice: “La mayor parte de las ostrea tienen sus dos valvas reunidas; sin embargo, ya estaban muertas, cuando fueron cubiertas, pues generalmente se las halla envueltas por numerosos balanus, pero se observará, con todo eso, que es imposible no admitir que no hayan vivido en el lug ar en que yacen…”. Y sigue: “…los balanus … han sido sorprendidos en sus conchas; por un movimiento de contracción natural, á la aproximación de las arenas que los han sepultado, han cerrado las tapas de su habitación para no volverlas á abrir jamás”. Es notable el poder de observación de Bravard, que llega a una reconstrucción de los procesos que condujeron a la “asociación de muerte” (tanatocenosis) tal como es concebida actualmente por la tafonomía.
Figura 2. Portada del libro “Observaciones geológicas sobre diferentes terrenos de transporte en
la hoya del Plata”.
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Los aportes estratigráficos
Los conceptos estratigráficos, establecidos en la primera década del siglo XIX por el francés Alexandre Brongniart (1770-1847), el italiano Giovanni Battista Brocchi (1772-1826) y el inglés William Smith (1769-1839), más los principios básicos de la geología desarrollados por Lyell, fueron asimilados por Bravard, quien utilizó a los fósiles como una herramienta estratigráfica a
Figura 3. “Mapa geológico y topog ráfico de los alrededores de Bahía Blanca” (1857), el primero de su tipo de la Argentina.
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los fines de determinar la antigüedad y sucesión de las rocas sedimentarias. En su “Monografía de los terrenos marinos terciarios de Paraná” se encuentran frases como: “Hemos recogido en esta capa una vértebra lumbar de Scelidotherium. Es la primera pieza característica de los terrenos cuaternarios (según nuestra clasificación) que haya sido hallada en las cercanías de Paraná”. Para no dejar dudas acerca del valor que le otorgaba a los fósiles en cuanto al ordenamiento estratig ráfico, dice más adelante en la misma obra: “Pero, si la disposición de las capas de que se componen, la naturaleza mineralógica de las rocas… no presentan caracteres suficientes para poder determinar… las conexiones que nos proponemos investigar en este capítulo, la comparación de los cuerpos organizados fósiles, recogidos en Paraná, con los que se han encontrado en otras partes, no dejará ciertamente ninguna duda á ese respecto”. Bravard (1857b) utiliza a los fósiles también para determinar la extensión geográfica de sedimentos que considera de antigüedad y génesis similar a los sedimentos pampeanos. Dice: “...Mr. Lund, naturalista sueco, ha recojido en el Brasil restos fósiles de algunas especies de mamíferos que pertenecen al terreno pampa, y que por las antiguas relaciones, si puede dárseles crédito, se habian también hallado en el Paraguay y aun en Lima” (1857b: 3). Por otra parte, debe destacarse que el aporte estrictamente paleontológico de Bravard se limita a listados donde crea numerosos nombres específicos, y aun genéricos –especialmente para los vertebrados–, sin acompañarlos de una descripción; ciertamente, esos nombres carecen actualmente de validez nomenclatural. Sin embargo, algunos de los mamíferos fósiles nominados por Bravard fueron reconocidos ya en el siglo XIX como de valor estratigráfico. Tal es el caso del “Typotherium”, nombre dado a un ungulado nativo extinto que frecuentemente se encontraba en los sedimentos del Pleistoceno inferior y medio que afloraban en la costa del Río de la Plata, en la actual ciudad de Buenos Aires. Este mamífero fue descrito formalmente por el geólogo y paleontólogo francés Marcel de Serrés con el nombre de Mesotherium. Adolf Doering (18481925) utilizó al “Typotherium” como fósil característico de su “Piso pampeano inferior” (Doering, 1882), criterio que compartieron Kaspar Jacob Roth (Santiago Roth, 1850-1924), y Florentino Ameghino (1854-1911). Este último lo toma como fósil característico de su “piso pampeano inferior” o “ensenadense” (Ameghino, 1889). El nombre específico válido de este ungulado, Mesotherium cristatum, designa la biozona sobre la que se sustenta el Piso/Edad Ensenadense (Cione y Tonni, 2005). De esta manera ha perdurado a través de un siglo y medio la validez bioestratigráfica de este mamífero nominado por Bravard. Conclusiones
“Cuando un naturalista es llamado á estudiar un terreno osífero, debe, á medida que descubre, levantar en cierto modo un proceso verbal haciendo constar el estado de las cosas y de los lugares; y nunca será minucioso en el cumplimiento de este deber, porque frecuentemente el hecho más insignificante en apariencia puede tener en realidad una importancia muy grande...” (Bravard, 1857b: 7). Conceptos como estos signaron la actividad de Bravard en la Argentina. Los pocos años que aquí pasó fueron suficientes para sentar las bases del conocimiento estratigráfico del Cenozoico. No fue un paleontólogo pues, tal como Florentino Ameghino lo puso de manifiesto, sus aportes a la disciplina no pasaron de meras listas enunciativas. Sin embargo, supo utilizar a los fósiles con fines de correlación estratigráfica de manera similar a la moderna práctica bioestratigráfica. Sus observaciones tafonómicas, muy anteriores al desarrollo de esta disciplina, le permitieron interpretar la génesis de los yacimientos y de los sedimentos portadores. Aunque no ha sido
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objeto de análisis en este aporte, no menos significativa es la elaboración de un mapa topográfico y geológico, el primero de este tipo en la Argentina (véase Borrello, 1970). Este breve análisis de la obra de Auguste Bravard, demuestra que trascendió a su tiempo, contribuyendo significativamente a la construcción del gran edificio del conocimiento. Agradecimientos: A la Agencia
Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas, Comisión de Investigaciones Científicas de la provincia de Buenos Aires y Universidad Nacional de la Plata por el apoyo financiero.
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Recibido : 15 de Abril de 2008 Aceptado: 4 de Mayo de 2008
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Historia de la Geología Argentina I E GEOLÓGICOS STUDIOS DE LOS AÑOS 1852-1868 F.G. Aceñolaza (Coordinador-Editor)
Serie Correlación Geológica, 24: 71-84 71 Tucumán, 2008 - ISSN 1514-4186 - ISSN on-line 1666-9479
Estudios Geológicos de los años 1852-1868. Científicos y Exploradores en la Época de la Confederación Argentina. Florencio G. ACEÑOLAZA1 Abstract: T HE G EOLOGICAL RESEARCH IN THEYEARS 1852-1868. T HESCIENTISTS AND E XPLORERS IN THE ARGNTINE C ONFEDERATION EPOCH .- Deep
political changes dones by the Argentine Confederation began 1852 brought the need to display the potentiality of the country. As a result of these, a qualificied group of exp erts wher hired between 1852-1868 tu study the geology, minning and natural resources of the national territor y. Among others Du Gratty, Bravard, de Moussy, Burmeister and Rickards need to be mentioned Phullippi, Page, Jacques and von Tschudi travelers. The maps compilers Petterman and Fopetterle provided numerous information that allowed to place the country as nation on the international scheme.
Resumen: ESTUDIOS G EOLÓGICOS DE LOS AÑOS 1852-1868. C IENTÍFICOS Y E XPLORADORES EN LA ÉPOCA DE LA C ONFEDERACIÓN ARGENTINA .- El profundo cambio político que significó la organización de la Confederación Argentina en 1852 trajo aparejado la necesidad de exponer la potencialidad del país, motivo por el cual se contrataron expertos que en el lapso 1852 - 1868 se abocaron al estudio de la geología, minería y recursos naturales del territorio nacional. Entre ellos se destacan A. du Gratty, A. Bravard, M. de Moussy, G. Burmeister y Rickard. También, en esa época hubieron viajeros extranjeros como Philippi, von Tschudi y compiladores como Pettermann y F. Foetterle que asimismo aportaron información que sirvió para calificar al país en el contexto internacional. Key words: Argentine Confederation. Bravard. de Moussy. Burmeister. Palabras clave: Confederación Argentina. du Gratty. Bravard. de Moussy. Burmeister
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Introducción Ocurrido el combate de Caseros, el 3 de febrero de 1852 el general Justo J. de Urquiza, vencedor de la contienda, se abocó a la etapa de dar organicidad a la dispersión de los estados provinciales que integraban el Plata. Para ello sabía que era importante disponer de una Constitución que sirviera de «pacto social» que tratara de unificar las provincias tras un proyecto nacional. Recordemos que para entonces el territorio nacional tenía una población del orden del 1.200.000 habitantes la que, en su mayoría, se encontraba en una franja con vértice en Buenos Aires y que por un lado se abría hacia las provincias mesopotámicas y otro que involucraba al espacio que va desde Mendoza a Jujuy apoyada en las zonas serranas. Al norte y sur, al decir de Martín de Moussy, estaban los «territorios indianos» y la Patagonia, escasamente habitados por población de origen europea. De allí que una de las principales medidas que se adoptan a partir de 1853, siguiendo el pensamiento de Alberdi, fue lograr inmigrantes europeos que hagan crecer la población y que ocupen los grandes espacios vacíos del territorio nacional. Tal es así que incorporan al preámbulo de la Constitución que se sanciona ese año el precepto de facilitar el ingreso de «inmigrantes eu ropeos» a nuestra patria. Pero ello era solamente declarativo ya que hacer venir gente de la convulsionada y pauperizada Europa no era fácil. Había que ofrecer tierras y medios de vida que no siempre estaban disponibles. 1
INSUGEO.- Conicet – Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo. Universidad Nacional de Tucumán. Miguel Lillo 205. San Miguel de Tucumán. E-mail:
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Los coletazos de las luchas civiles mantenían en conflicto muchas provincias con las autoridades de la flamante Confederación Argentina que tenía como capital a la ciudad de Paraná. Tanto era así que la provincia de Buenos Aires se escindió como un estado independiente, situación que se mantuvo hasta el año 1861 cuando, al reformarse la constitución, luego de la batalla de Pavón, se reintegra a la que desde entonces se denomina la República Argentina. Este capítulo apunta a brindar datos sobre algunos personajes que participaban del gobierno de la Confederación y cuya misión fue lograr información sobre las características naturales de las distintas regiones del país. Como resultado de ello, para el gobierno de la Confederación, se lograría una información fundamental que habría de servir para atraer capitales e inmigrantes a nuestro país (Ruiz Moreno, 1907) Entre los hombres que trabajaron para la Confederación en esta etapa de relevamientos del territorio nacional deben señalarse al noble belga Barón Alfredo Marbais Du Gratty, al naturalista francés Auguste Bravard, al médico y geólogo Martín de Moussy y al naturalista alemán Germán Burmeister. Cada uno de ellos hizo diferentes descripciones del territorio argentino destacando, en muchos casos, sus particularidades geológicas y mineras. Sin perjuicio de los relevamientos ordenados por las autoridades de la Confederación, en Prusia el importante cartógrafo y editor A. Petermann promovía viajes y, con distintos autores, recopilaba información geográfica y geológica del mundo, especialmente de Sudamérica. Ello permitió que participaran de la acumulación de información sobre lo que era y sería el territorio argentino a Phillipi, Domeyko, von Tschudi y Foetterle quienes publicaron en el Mittelungen , varios artículos que contribuyeron al diseño de la geología argentina en ese período histórico. A continuación se hará una reseña biográfica y comentarios sobre la obra de quienes fueron protagonistas de ese importante momento de la historia argentina, cuando hubo decisión de internacionalizar la información a partir de investigaciones especiales sobre los diferentes dis tritos mineros y las distintas regiones geográficas de lo que entonces conformaba nuestro país.
Personajes Barón Alfredo Marbais Du Gratty Du Gratty nació en el seno de una aristocrática familia belga en Bruselas, en el año 1828, habiendo recibido educación en la Escuela Militar de ese país donde obtuvo un grado militar. Esto lo llevó a, fines de la década de 1840, a integrar la delegación de su país en Rio de Janeiro como «agregado militar». Hacia 1850 ofreció sus servicios al general Urquiza quien lo incorporó a su ejército con el grado de Sargento Mayor. En la campaña del «Ejército Grande» contra Oribe, que a la sazón sitiaba Montevideo, tuvo a su mando la División «San José», con la que formó parte de la batalla de Caseros en febrero de 1852. Dos años más tarde fue nombrado edecán del Presidente Urquiza logrando el grado de Coronel. La necesidad de fortalecer el proceso de colonización que se iniciara en esta etapa, ese mismo año fue comisionado para reconocer distintos sectores del territorio arg entino, como lo era la cuenca del Rio Salado y sectores del Chaco. Esto lo llevó a avanzar en sus investigaciones hasta el territorio de Paraguay y sus límites con el Brasil. Como el avance de los conocimientos requería tener en disponibilidad un ámbito adecuado en el cual se podrían apreciar las riquezas del territorio nacional, Du Gratty fue nombrado Director del recientemente creado Museo Nacional en Paraná. Éste tenía como misión realizar exploraciones y obtener colecciones que permitieran demostrar las cualidades geológicas y mineras del territorio de la
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Confederación. Para lograr este objetivo estructuró una organización ágil y de sólidos conocimientos en este campo. Tal es así que en 1855 se le encarga la preparación de la muestra que habría de enviarse a la Exposición Internacional de París, para lo que escribió la obra «Memoria sobre la riqueza minera de la Confederación Argentina» . Como hombre útil a la política de Urquiza, en el año 1856 es nominado diputado suplente por Tucumán, manteniendo este cargo hasta 1858. En 1857 Du Gratty renuncia al cargo de Director del Museo Nacional, cediendo la conducción del mismo al francés Auguste Bravard. Al año siguiente redacta una obra dedicada a quienes pretendían invertir o radicarse en nuestro país, denominándola «La Confederación Argentina», como asimismo otra dedicada a «La República del Paraguay». En la obra dedicada a la Confederación, entre otras cosas, hace hincapié en la importancia minera del país y de la documentación que amparaba su explotación. Su ilustración lo llevó incluso a participar como redactor de el diario «El Nacional Argentino» que resumía las actividades nacionales, de gobierno y culturales de la Confederación. En 1860 al ser derrotado Urquiza por Mitre en la batalla de Pavón decide regresar a su patria con el cargo de Encargado de Negocios de la República del Paraguay ante el gobierno belga y el de Prusia. Allí también logró insertarse en la estructura de gobierno del reino, ocupando cargos en los ministerios de Finanzas y de Relaciones Exteriores, siendo director fundador del Museo Nacional . Falleció en Bruselas. S U OBRA
La creación del Museo Nacional del Paraná el 17 de octubre de 1854 fue fruto de la gestión de Du Gratty quien no solo era un importante hombre del entorno de Urquiza, sino también un incansable promotor del conocimiento de las riquezas mineras de la Confederación. En el decreto de creación se remarcaba el hecho de que el mismo serviría para “...satisfacer la curiosidad pública y servir de base al estudio práctico de las ciencias naturales..”. Desde allí Du Gratty logró montar un un laboratorio de análisis mineral, que le permitía tener una acabada información sobre las calidades de los minerales que le enviaban desde otros puntos del país, o aquellos que el mismo había recolectado en sus viajes.
Auguste Bravard Auguste Bravard nació en Auvergne (Francia) a principios del siglo 19. De su trayectoria en Francia es muy poco lo que se conoce, salvo el hecho de que se habría graduado en ingeniería situación que lo acercó a la geología y minería. Trabajando como ingeniero municipal de ClermontFerrand aprovechó la oportunidad para hacer importantes colecciones, alguna de las cuales logró vender al Museo de Historia Natural de Londres. Bravard habría llegado al país en el año 1853, siendo contratado por el gobierno de Buenos Aires para desarrollar trabajos geológicos en diferentes puntos de la provincia. Estando allí se abocó al estudio de la geología de la cuenca del Riachuelo y de las barrancas de la Recoleta. Luego es enviado a la frontera con el indio para relevar topográfica y geológicamente sectores cercanos al fortín de Bahía Blanca y otros aledaños a la Sierra de la Ventana. Al renunciar Du Gratty a la dirección del Museo Nacional de Paraná, en el año 1857, Bravard fue contratado por el gobierno de la Confederación para asumir la la conducción del mismo, dándole también el cargo de Inspector General de Minas. Esta situación lo llevó a efectuar trabajos de campo sobre las barrancas que hacía ya varias décadas había indagado su connacional y amigo Alcide D´Orbigny, como asimismo ponerse a disposición de las diversas provincias que reclamaban medidas que facilitaran la explotación de sus minerales.
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Por requrimiento del gobierno de Mendoza en 1861 dirigió sus exploraciones a Cuyo donde debía revisar aspectos de la geología precordillerana como asimismo hacer un informe sobre la actividad sísmica que se había incrementado en esos año en toda la región. Lamentablemente no solo previó la inestabilidad tectónica de la zona andina sino que fue una de las víctimas del fatal terremoto que asoló la ciudad de Mendoza en marzo de 1861 (Tonni, et al, 2008). S U OBRA
Bravard fue uno de los exploradores de la geología regional cuya obra no ha sido totalmente evaluada en la magnitud de sus realizaciones. Hay comunicaciones de trabajos hechos en su estadía en Buenos Aires tales como «Observaciones geológicas sobre los terrenos de transporte de la hoya del Plata» y « Memoria sobre la geología de Las pampas » aparecidas en 1856. También Borrello hace referencia a un « Mapa geológico y topográfico de los alrededores de Bahía Blanca» impreso en 1857 impreso por un Instituto Histórico Geográfico de Buenos Aires en la Litográfia de Julio Beer de calle Perú 71, en Buenos Aires. Hay que hacer notar que para esa época, solo Darwin había visitado alrededor de 1840 la Sierra de la Ventana que, a la sazón, se ubicaba en un territorio dominado por indígenas de la parcialidad Puelche. De allí que investigar estas regiones no era un simple paseo sino que se arriesgaba ser hecho prisionero o muerto; además Bahía Blanca era un fortín que en más de una oportunidad fue invadido por las huestes de Cafulcurá. De allí que este trabajo de Bravard adquiere un relieve inusitado ya que no solo es un documento de exploración sino que también una demostración de la composición geológica del espacio que va desde la ria de Bahía Blanca hasta las cumbres de las sierras de Curamalal/Ventana. El mapa en cuestión, cuya escala es estimada por Borrello (1970) en 1:220.000, representa las variaciones topográficas de la región con las trazas con el que se acostumbraba utilizar en esa época. Si bien el registro latitudinal y longitudinal tiene muy buen posicionamiento ( el eje pasa por 62° W y los límites norte y sur, 38° y 39° S ). El diseño de los arroyos Napostá, Sauce Grande y Sauce Chico, como asimismo los desniveles que definen la ria se representan con el hachurado que hacemos referencia. A un costado están las referencias estratigráficas que señalan que la geología. Como «Terre- no primitivo» , marcado con color rosa, incluye a las sierras de La Ventana y Curamalal a quienes le atribuye una composición de rocas metamórficas. Luego marca como «Terreno cuaternario» que con un tono celeste marca una amplia extensión entre la sierra de la ventana y Bahía Blanca. En este terreno diferencia un «Calcáreo, arena arcillosa y Marga blanca» , diferenciable de una « Arcilla arenosa rojiza y pulverulenta que contiene restos fósiles de cuadrúpedos de especies perdidas» que tienen su mejor expresión en Monte Hermoso. El «Diluvium » es caracterizado por «Capas marinas» y se expresa con color verde nilo con afloramientos en la zona de la ria y al sur de Bahía Blanca; mientras que con color amarillento se marcan las «Capas formadas por agua dulce» , con expresión en el fondo de los valles del Napostá, Sauce Grande y en Bahía Blanca. Bajo el nombre de «Aluvion limosa » se representan los médanos, cangrejales se representa en un castaño claro; mientras que el borde pedemontano y la franja que entre nueva Roma y Monte Hermoso se representa con un color castaño sepia. En el mismo plano se incluyen ocho secciones estratigráficas las que llama: Sección teórica del terreno de la sierra de la Ventana hasta el Puerto Nuevo de Bahía Blanca; Sección de un Pozo del Fuerte; Sección de la Barranca del Monte Hermoso (al oeste), Sección tomada al Este de Punta alta; Sección del Ramal Oeste del Río Napostá; Sección y vista del Valle de la Nueva Roma, Vista de la Sierra de la Ventana tomada de la Bahía, cerca del arroyo Pareja y Sección Geológica tomada desde la Loma de la Sentinela hasta el Puerto. En todas ellas el color utilizado para los estratos es el mismo de la representación planimétrica. Otra obra referida a Buenos Aires y aparecida también en 1857 editada por el Registro Estadístico del Estado de Buenos Aires en el tomo 1, lleva como título: «Geología de las pampas y observaciones geológicas sobre diferentes terrenos de transporte en la hoya del Plata».
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A poco tiempo de asumir como Director del Museo Nacional de Paraná y con motivo a una errónea interpretación cronoestratigráfica que Martin de Moussy hace de la columna geológica donde se asienta la entonces capital de la Confederación, publica en la Imprenta del Estado su trabajo «Monografía de los terrenos marinos terciarios de las cercanías del Paraná». Este trabajo constituye una pieza importante en el avance del conocimiento geológico. Puede calificarse como el primer aporte nacional al conocimiento geológico argentino ya que no solo resume anteriores versiones sobre la geología de la Mesopotamia y el área atlántica de Argentina, sino que incorpora una serie de datos sobre la estratigrafía del terciario entrerriano y su fauna fósil. Este libro surge como respuesta a un artículo que hacia fines de 1857 había publicado Martín de Moussy en el diario El Nacional Argentino que se editaba en Paraná. De Moussy había afirmado que la columna estratigráfica era una «melange» con fósiles que iban desde el Devónico al Terciario, hecho que no dejó pasar Bravard quien, de inmediato en la Imprenta del Registro Oficial logró imprimir en 1858 su trabajo que consta de un texto de 107 páginas. Solo hubieron dos cente nanes de ejemplares que se agotaron rápidamente hecho que años más tarde fue advertido por Burmeister quien ordenó una reimpresión «anotada» en los anales del Museo de Ciencias Naturales, como asimismo la hubo en las primeras décadas del siglo 20 de parte del Museo de Entre Rios. En esta obra Bravard hace una reseña sobre los antecedentes que había sobre la geología del sector a partir de las observaciones que habían efectuado D´Orbigny y Darwin, sobre las que naturalmente plantea sus coincidencias. A continuación hace un análisis de las opiniones de de Moussy, descalificando sus apreciaciones estratigráficas y sobre la antigüedad de la fauna fósil. A partir de allí pasa a hacer una prolija descripción de la estratigrafía de diferentes puntos de las barrancas donde se asienta la ciudad de Paraná y afloran las capas del Terciario. En ese punto es cuando describe la Formación Marina del Paraná (Formación Paraná) indicando como uno de los lugares de mejor observación de la misma a la quebrada del Arroyo La Santiagueña ( unos 15 metros de espesor visible), en la zona que hoy se conoce como Puerto Nuevo. Como columna estratigráfica complementaria señala la de la cantera del Señor Garrigó, ubicada en la zona del actual Parque Urquiza (unos 32 metros de espesor). En ambos sectores hace un detallado relevamiento de los niveles estratigráficos que componen la columna, como asimismo da indicación de la fauna fósil que contienen. Estas secciones le permiten concluir que la Formación marina del Paraná etaba constituida por dos unidades diferentes: la superior, que llama «Estado o Sistema calcáreo» al cual define constituido por « las capas de calcáreo y de areniscas que contienen impresiones de numerosas especies de conchas marinas bivalvas y de algunas univalvas- Osamentas rotas de mamíferos terrestres y marinos- Dientes de escualos- Restos de crustáceos». A la inferior la llama « Estado o sistema de las arenas arcillosas» a las que identifica de la siguiente manera: « Las capas de arenas y de arcilla contienen conchas bien conservadas, de las mismas especies de las impresiones de las capas precedentes - Algunos restos de mamíferos terrestres y marinos- Una muy grande cantidad de osamentas hechas pedazo de varias especies de pescados- Dientes de escualos- y, muy raras veces, restos de cocodrilos y tortugas». En dicho trabajo también hace una amplia reseña sobre la fauna fósil y establece correlación con afloramientos de la costa patagonica, basándose en los datos relevados por D¨Orbigny y Darwin. Al hacer una evaluación cronológica acepta la interpretación de D´Orbigny considerando que las capas marinas pertenecen al Mioceno. Por último considera que las capas marinas del ámbito mesopotámico son producto de una «sumersión» y luego elevadas por acción orogénica en un rango que estima de 80 metros por sobre el actual nivel del mar. En 1860 da a conocer un opúsculo que titula « Catalogue des especes d´animaux fossiles recueilles dans l´ Amerique du Sud de 1852 a 1860».
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Victor Martín de Moussy Victor Martín de Moussy nació Brissac ,inmediaciones de Angers (Francia) el 26 de junio de 1810, hijo de un padre arquitecto, afecto a las ciencias naturales, lo que lo impactó y decidió el rumbo de su vida. Cursó sus primeros estudios en los colegios “Enrique IV” y “San Luis” de París, para más adelante desarrollar sus estudios superiores en medicina militar en Estrasburgo, para luego doctorarse en París. Allí ejerció su profesión en el hospital de Val de Grace, aunque su espíritu inquieto hizo que se vinculara a los principales movimientos literarios de la época. En estos, cuando a la naturaleza se referían, calaban hondo las narraciones de Humbolt, Bonpland y D´Orbigny sobre las exóticas tierras de Sudamérica. Esto lo llevó, en 1841, a buscar la posibilidad de dejar Francia y venir a ejercer su profesión, primero en Brasil y después en Montevideo donde logró el cargo de médico del Hospital Francés. Era una época que en Francia si bien era común la lucha entre sectores bonapartistas y liberales, el común denominador pasaba en que ese país configuraba un centro de cultura universal que requería expandirse por el mundo entero. Influido en estos conceptos y en sus deseos de continuar las obras de franceses que le habían precedido participó activamente de la vida de la ciudad y de las luchas que se libraban contra el sitiador ejército de Oribe. En este sentido su desempeño como médico militar en el cargo de Cirujano-Mayor de los defensores de Montevideo, le valió el reconocimiento de todos, quienes admiraban su valentía al recorrer permanentemente las trincheras en busca de heridos. Sin perjuicio de esto instaló, de su propio peculio, un observatorio meteorológico, mantuvo relaciones con Aimé Bonpland con quien se encontraba y debatía sobre la flora regional o con Alcide D¨Orbigny con quien mantuvo un importante intercambio epistolar, en el cual se refería a la geología rioplatense. Al ser liberado el cerco de Montevideo por las tropas de Urquiza, de Moussy se acercó al general argentino ofreciendo sus servicios científicos quien, en enero del año 1855, aceptó contratarlo para efectuar un relevamiento integral del territorio argentino. Desde 1854 vivía en Gualeguaychú y desde allí partía en sus viajes de exploración que le llevaron hasta el año 1858, habiendo recorrido más de 20.000 kilómetros. Sobre ello dice «..gracias a la salubridad del clima y a la resistencia de mi organismo pude superar las fatigas de esas largas excursiones que devoraron más de 20.000 kilómetros, para los cuales empleé unas veces buques a vela, diligencias, carros, carretas de bueyes, caballos y mulas». En abril de ese año había visitado a Urquiza reclamando el pago del contrato que preveía un costo de un peso por legua, aunque solo le habían entregado un adelanto de tres reales por legua. Esto le llevó a evaluar que el costo total de la primer parte del trabajo rondaba las $ 3.385, cifra que se le pagaba con reticencia. En 1859 de Moussy viajó a París para comenzar con la edición de la obra: «Descriptión physique et stadistique de la Confederación Argentina» que habría de constar de tres tomos y un atlas geográfico. Para entonces de Moussy tenía asignado un sueldo en la aduana de La Concordia (sic), el cual le comenzó a ser retaceado generándole no pocas dificultades mientras se encontraba trabajando en la obra. Por este motivo, en reiteradas oportunidades, reclama que se le paguen los servicios para poder continuar en la edición de la obra pactada. En 1860 Urquiza es sucedido en la presidencia de la Confederación por Santiago Derqui quien, al decir del naturalista, le tenía «poca simpatía». También hacia él fueron los reclamos financieros, aunque sin mucha respuesta por parte del gobierno nacional. Esto hizo que insistiera sobre Urquiza, que a la sazón era nuevamente gobernador de Entre Rios, quien para resolver de alguna manera la cuestión lo designa como presidente del Consejo de Higiene provincial.. Esto valió que en una misiva Moussy le dijera a Urquiza que «..No olvidaré nunca, señor General, la connsideración con que vuestra Excelencia me ha siempre tratado y le doy expresivas gracias por su fina benevolencia conmigo».
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En 1860 vieron la luz el primer y segundo tomo los que fueron impresos en idioma francés y en su mayoría remitido a las cortes europeas y a distintos ámbitos donde se promocionaba la inmigración hacia Argentina. El combate de Pavón cambió el eje de sus relaciones y si bien mantenía excelentes relaciones con Urquiza, se vio obligado a renegociar el contrato con el presidente Bartolomé Mitre, situación que no le generó problema. Tal es así que en 1865 aparece el tercer tomo, en cuyo prefacio agradece a Mitre porque en él « encontró la misma simpatía y protección que el general Urquiza» 2 . Mientras continuaba su trabajo mantuvo una importante relación epistolar con Mitre, mediante la cual no solo le informa de la actualidad europea sino que le advierte no ingresar a la guerra por los problemas de Uruguay y de Brasil. En 1868 aparece el atlas sobre el cual había trabajado durante su estadía en Francia. Al año siguiente, el 28 de marzo de 1869, muere en París por efecto de una apoplejía.
Karl Herman Konrad Christian Burmeister Mucho es lo que hay que decir acerca de los aportes que este «grande» de las ciencias argentinas hizo al país. Como en este punto solo nos referimos a la etapa de la Confederación Argentina, época de su ingreso a nuestra patria, dejamos para más adelante la continuidad de su obra con posterioridad a 1861./Biraben, 1968) Más conocido en nuestra literatura geológica como Germán Burmeister, este investigador había nacido en el seno de una familia de posición económica acomodada en Stralsund, Prusia, el 13 de enero de 1807. Desde jóven había manifestado su inclinación por la naturaleza durante sus estudios en el Gymnasium, situación que lo llevó a realizar estudios en la Universidad de Greifwald en 1825, pasando luego a la Universidad de Halle donde obtuvo el título de médico en 1829. Para lograr su doctorado realizó su tésis sobre el sistema natural de los insectos, situación que lo posicionó como uno de los entomólogos más destacados de Alemania. Ya doctorado regresó a Stralsund para luego, en 1830, pasa a Berlín donde se incorpora al ejército como cirujano en el regimiento de granaderos «Kaiser Franz», cumpliendo su ser vicio militar en Silesia. De vuelta en Berlín se inicia como profesor de historia natural y se habilita como «privatdozent» en la universidad de Berlín. En 1837 se radica en Halle donde, en su universidad, es designado profesor de Zoología. Allí también contrae matrimonio con María Sommer con quien tuvo dos hijos, uno de los cuales Germán, supo acompañarlo en su primer estadía en Argentina. Su obra «Historia de la Creación» aparecida en 1843 lo impulsó hacia los más altos niveles de la ciencia europea. Esta, y la titulada « The organization of Trilobites» aparecida en 1846 en la Ray Society de Londres, lo involucró en temas de la geología y paleontología mundial. De la red de conexiones científicas es posible que la que logró con el Barón von Humboldt sea la que más impactó en su vida ya que no solo le facilitó el acceso a distintos ámbitos, sino que lo proyectó en la búsqueda de nuevos mundos en Sudamérica. En 1847 motivado por su pasión se involucró en política militando y siendo electo diputado por un partido nacionalista prusiano de tendencia socialista. Pero en este campo solo duró dos años, renunciando a la banca en 1850. Desilusionado de esta experiencia recurrió a von Humboldt para que se le otorgue licenci a y un subsidio que le permitiera viajar a Brasil para estudiar allí su flora, fauna y gea. Allí permaneció por 19 meses, debiendo regresar a Alemania en 1852, luego de un accidente que lo dejó cojo. Entre 1854 y 1855 realizó investigaciones en Italia, hasta que en 1856 se decide continuar con sus trabajo en Sudamérica, teniendo como objetivo investigar regiones de Argentina.
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Habiendo conocido en París al encargado de negocios de la Confederación, Juan. B. Alberdi, logró de éste una recomendación para el General Urquiza que, fechada el 22 de septiembre de 1856, decía «..Mi querido señor Presidente: Tengo la honra de presentar y de recomendar a su benevolencia la muy distinguida persona del señor doctor Burmeister, de Halle, sabio alemán que va en misión especial del Rey de Prusia, a estudiar la Provincia de Mendoza en su faz geológica. Se atribuye a un Gobierno de Sud América una medida de prohibición que privó a esos países de la felicidad de ser estudiados por el Barón de Humboldt a principios de este siglo. Todos sabemos que el dictador del Paraguay confiscó los manuscritos del sabio señor Bompland y defraudó a la ciencia y a la América del Sur ese tesoro. A Vuestra Excelencia, mi querido señor Presidente, es dado hoy dia reparar esos errores cometidos en la América del sur, prodigando el apoyo y la consideración de vuestro ilustrado Gobierno a los sabios de la Europa que van para darnos a conocer a nosotros mismos las riquezas de que somos por ahora poseedores inconscientes. Quiera Vuestra Excelencia añadir el valor de mi recomendación especial a la que el señor doctor Burmeister lleva por si mismo en el objeto de su misión y en la celebridad de su nombre..» 3 Con esta carta bajo el brazo, Burmeister se embarcó en Southampton el 9 de octubre de 1856 dirigiéndose primero a Rio de Janeiro, luego a Montevideo y por último a Buenos Aires donde arribó el 31 de enero de 1857. En el tiempo que duraron las estadías logró hacer colecciones entomológicas y observaciones de campo que lo fueron familiarizando con lo que más tarde encontraría en Argentina. Cuando llega a Paraná, el 6 de febrero, no lo encuentra a Urquiza, pero lo mismo entrega sus credenciales al Vicepresidente Salvador del Carril quien no solo lo atiende con deferencia sino que le brinda todo el apoyo que Burmeister requería para trasladarse a Mendoza. A este efecto dispuso que se le adecúe un carretón cubierto, tirado por cuatro caballos y un jinete en cada uno de ellos. A Mendoza llegó el 10 de marzo dedicándose de inmediato a realizar observaciones geológica en la Precordillera, zona de Uspallata. Allí permaneció trabajando hasta el 19 de abril de 1858, fecha en la que partió hacia Paraná donde permaneció hasta el 12 de junio de 1859. Para entonces había comprado un campo de unas 10 hectáreas en la zona de El Paracao, al sudoeste de la ciudad, donde con su hijo Carlos, se dedicó a las tareas agrícolas sin mucho éxito. Esto hizo que vendiera su propiedad, fuera a Rosario donde despachó a Alemania las colecciones que había logrado en esos años y, en diligencia, partiera hacia Córdoba para reconocer parte de las sierras de esa provincia. De allí se dirigió a Tucumán donde habitó por espacio de 6 meses, quedando fuertemente impresionado por el paisaje de vegetación tropical contrastando con el de las altas cumbres de la Sierra del Aconquija. Sobre esto dice: «..Durante los seis meses que estuve allí me sentí sumamente bien, tanto física como espiritualmente y considero ese tiempo como uno de los más agradables y útiles de todo mi viaje. Aún me deleito a menudo con los afectuosos recuerdos que me ligan a Tucumán «. Desde Tucumán cruza la cordillera hacia Copiapó donde se embarca a El Callao y Panamá. De allí regresa a Southampton y luego a Alemania, adonde arribó en mayo de 1860. Luego retoma su cátedra en la Universidad hasta que, en marzo de 1861, una resolución hace que no sea obligatoria la enseñanza de la biología para los estudiantes de medicina. Esta medida sumada a una situación familiar, como lo era el divorcio de su esposa, lo llevó a renunciar y decidirse regresar a Buenos Aires en septiembre de 1861. Para entonces la provincia de Buenos Aires estaba gobernada por Bartolomé Mitre y como ministro de gobierno a Domingo Faustino Sarmiento, quienes deseaban reorganizar el Museo Público adecuándolo a las normas de la época. Esta situación le fue favorable a Burmeister quien, el 21 de febrero de 1862, asumió la dirección del Museo que solo dejó con su muerte, en mayo de 1892. S U OBRA
En este punto solo se hará referencia a las actividades geológicas efectuadas durante su viaje a Mendoza , año 1857 y a las ejecutadas en su residencia en Paraná hasta el año 1859.
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Protagonistas de la etapa de la Confederación Argentina. ARRIBA: Alfredo du Gratty y Germán Burmeister. ABAJO: Augusto Bravard y Martín de Moussy
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En su viaje de ida describe un sector de la Sierra de Achiras señalando la presencia de «macizos graníticos alisados por la erosión », señalando que hay sectores con afloramientos de sienita y filones de cuarzo y mica, como asimismo algunas mineralizaciones «de cobre y galena argentífera ». Mas adelante se refiere a San José del Morro, donde señala que « reconozco las desnudas rocas como gneis, compuesto de feldespato color carne con mucha mica pardo oscura..», para luego refierirse a la Sierra de San Luis también asignándole una composición granítica. Desde Mendoza explora la Sierra de Uspallata donde comprueba que en parte se compone de «..formaciones sedimentarias de un período bastante remoto.», destacando que en la zona de El Challao reconoció la existencia de «..una roca arcillo-arenosa de color marrón rojizo» que inclinaba al noreste unos 45°; mientras que en una quebrada encontró «..pizarras arcillosas esquistosas, de hojas finas, color gris brillante..» . Siguiendo hacia la cumbre su acompañante «..halló una impresión muy bien conservada de Calamites en el que se distinguían claramente dos segmentos del tronco de más de dos pulgadas de espesor y varios fragmentos de hojas. Esta fue la única petrifiacción que se encontró en la sierra; pero felizmente es tan caracterís- tica que la edad de la formación como una grauwacke silúrica seperior no deja lugar a duda». En las cumbres «..predominaba la misma clase de grauwacke arcillo arenosa-,interrumpida aquí y allá por enormes diques per pendi- culares de masas eruptivas, con preferenci pórfidos rojos y esas rocas sedimentarias macizas gris obscuras que he mencionado antes como alojadas dentro de la gauwacke..». Burmeister menciona que gran partes de esta sierra la componen las mencionadas «grauwackes», mientras que la senda que bajaba a Uspallata por Canota las laderas estaban compuestas de «..pizarras micáceas ricas en cuarzo y pizarra clorítica» y también sectores con serpentinas, pórfido castaño rojizo, y « meláfiro negro y rocas eruptivas afines» En dirección a Villavicencio en primer lugar encuentra rocas pizarrosas de color negro a las que atribuye a la « formación carbonífera». Estas están en contacto con «poderosas rocas eruptivas negras, muy fracturadas cuyas superficies en descomposición muestran un color marrón..» que son frecuentes en Agua del Zorro a las que considera son basaltos. Más adelante describe un sector con rocas arcill osas con abundantes restos de troncos fósiles, los cuales ya habían sido visitados por Darwin quien los había vinculado con coníferas «..cercanas a las Araucarias». En la bajada de Paramillos hacia Villavicencio señala la presencia rocas volcánicas que atribuye a basaltos, traquitas y meláfiros, reiterándose los esquistos pizarrozos en las inmediaciones de esta localidad. Al regresar a Mendoza reconoce la existencia de una « piedra calcárea que allí aparece, yace delante de la grauwake, teniendo inclinación y rumbo igual. Es una piedra de cal gris clara, cristalina y gruesa, sin clivaje determinadamente expresado, que tiene todo el aspecto de un calcáreo paleozoico, al que sin dudas debe ser atribuido». « La sierra de Uspallata, por sus elementos constitutivos básicos principales es una serranía de pizarras, pertenecientes al período de las grauwake cuyas superficies de esquistosidad llevan rumbo del sudoeste al nordeste y se inclinan hacia el noroeste. Los ángulos de inclinación son bastante grandes y alcanzan por regla general de 60° a 75°, y no son menores de 45°. La roca predominante es una grauwacke fuertemente arenosa, por lo general de color marrón oscuro; tiene una gran cohesión, contienen en algunas partes muchas hojitas finas de mica y en otras es bastante pobre en micas. Debido al fuerte contenido de hierro en numerosos superficies de las grietas que hienden la roca presentan comúnmente un color ocre, producido por la acción de la intemperie, color que también se observa en las superficies de esquistosidad de la masa, en total muy vagas donde éstas se presentan con claridad. Por regla general la roca forma bancos de varias pulgadas hasta un pie de espesor, separado por capas delgadas menos duras.»
Mayor F. Ignacio Rickard Este había nacido en Inglaterra, donde había recibido formación como Ingeniero de Minas, profesión que lo llevó a trabajar varios años en la República de Chile. Estando a punto de regresar a
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su país, en 1862, fue contratado por la provincia de San Juan, a la sazón gobernada por Domingo Faustino Sarmiento, para estudiar diferentes distritos mineros cuya explotación se buscaba incentivar. Luego de revisar minas, describirlas y hacer referencia a las rocas que la contienen, presentó su informe a Sarmiento. Se retiró a Buenos Aires para regresar a Inglaterra donde publicó una obra que tituló « A Mining Journey across the Great Andes., with explorations in the silver mining districts of the provinces of San Juan and Mendoza and a Journey across the Pampas to Buenos Aires». Era miembrio de la Real Sociedad de Geografía y Geología de Inglaterra. Nuevamente en Argentina es nombrado Inspector de Minas y, por encargo del entonces ministro del Interior Dalmacio Vélez Sársfield, motivo por el cual hubo de realizar viajes a las provincias de San Luis, La Rioja, Catamarca, Mendoza, San Juan y Córdoba. Con motivo de ello, publica un extenso infome sobre cada uno de los distritos mineros indicando características geológicas de los yacimientos, forma de tratamiento de los minerales y un aconsejamiento general para promover la minería en cada uno de ellos (Rickards, 1868/69 ).
Viajeros En este grupo se incorpora a distintos personajes que por razones puramente académicas o bajo contrato hicieron descripciones geográficas y geológicas en distintos puntos de Argentina brindando la información obtenida en diferentespublicaciones.
Thomas J. Page (1816-1902) Thomas Jefferson Page nació en Virgina, Estados Unidos donde, de joven, ingresó a la Marina desempeñándose en diferentes lugares donde era comisionada por razones de guerra o servicios. En 1852 arriba a nuestro país al mando del barco de guer ra “Water Witch” (“Bruja de las aguas”) con la misión de explorar ríos en la cuenca del Plata, tarea que emprendió mediante convenio con los gobiernos de Paraguay y Argentina. En sus viajes hizo un pormenorizado informe sobre los tipos de suelo, flora y fauna y, fundamentalmente, una detallada cartografía de los ríos Paraná, Uruguay y Salado del Norte. También fue contratado por el gobierno de Mendoza para estudiar los ríos cordilleranos con miras a conocer la posibilidad de que éstos permitieran contar con una vía fluvial al mar por el Chadi-leuvú y Colorado. Page sintetizó sus observaciones en una importante obra publicada en Estados Unidos que llamó;: “La Plata, The Argentina Confederation and Paraguay. Being a narrative of the exploration of the tributaries of the La Plata and adjacent countries during the year 1853 54, 55 and 56 under the orders of the United States government.
Amadeo Jacques Educador francés nacido en París en 1813 ciudad donde, en su Universidad, cursó estudios superiores en letras y ciencias naturales. En la década de 1840 se exilió en Montevideo, oportunidad en que conoció al general Urquiza, quien una vez al frente de la Confederación lo designó como Director de Catastro. En estas funciones se le encomendó estudiar el Río Salado y el acceso, a través de éste, al “desierto del Chaco”. También se le requirió efectuar estudios geográficos en las provincias de Córdoba, Tucumán y Santiago del Estero. En este sentido, una de las preocupaciones del gobierno
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de la Confederación era unir por vía fluvial, por el Río Salado, Santiago del Estero y Tucumán con Santa Fe. Para ello necesitaba de expertos que, como Page y Jacques, que hicieran un estudio que determine su factibilidad. El trabajo de Jacques sobre la fauna, flora y geografía del trayecto fluvial tuvo una especial mención de la Academia de Ciencias de París en 1857, con la que estaba relacionado (Bosch, 1998).
Rudolfo Armando Philippi Este naturalista de origen alemán y graduado en la Universidad de Kassel, se radicó en Chile en 1851 donde fue nombrado académico de la Universidad de Chile y director del Museo Nacional. Sus investigaciones sobre el desierto de Atacama le permitieron obtener información sobre la geografía, fauna y flora del mismo. Si bien su desempeño fue en Chile, sus itinerarios lo llevaron a revisar la cadena de volcanes que forman el límite con el territorio de Catamarca y Salta. Para la época del estudio de Phillipi el extremo austral de Atacama era territorio boliviano que, luego de la Guerra del Pacífico, fue incorporado a Chile. El laudo arbitral que definió los límites con ese país, permitió que el hoy departamento de Antofagasta de la Sierra pertenezca a la provincia de Catamarca.
Johan Jakob von Tschudi Naturalista suizo que desarrolló importantes trabajasen Perú en la década de 1850. Asimismo, en esa época, realizó un viaje que lo llevó desde Córdoba hasta el Puerto de Cobija, entonces bajo jurisdicción boliviana. Hace una detallada descripción de diferentes aspectos geográficos y geológicos observados en su itinerario, siendo publicadas por la Academia Nacional de Ciencias. En su trayecto describe a la sierra de Capillitas como “macizo de las Capillitas” rico en minerales de cobre que “.. aparecen en un granito que ha perforado rocas antiguas. Las cúpulas son pórfidos y esquistos cloríticos”. Al describir la zona de Palo Pintado, en Salta, se refiere a las rocas del Terciario diciendo :” Estas montañas están recortadas y quebradas con capas muy inclinadas y depósitos de esquistos verdes sienita, granito, cuarzo, etc. similares a estratos. Estas cumbres agudas, angulosas y dentadas, corroidas por el agua y muestran frecuentemente las formas más estrafalarias” Para cruzar Puna y Cordillera se internó en la Quebrada de Luracatao desde donde hace observaciones sobre la serranía del Cachi diciendo que ella “consisten en esquistos arcillosos, granitos y pórfiros”. Para seguir más adelante señalando que “..muy peculiares son los macizos de esquistos arcillosos rojos que están erosionados hasta una altura de 50 pies sobre el nivel del riacho..” . Las Cumbres de La Cortadera, al llegar a la Puna en esa época constituían el límite con la República de Bolivia.
Cartógrafos Compiladores Franz Foetterle y Augusto Petermann Franz Foetterle fue un geógrafo austríaco que, si bien no formó parte de quienes en esa época se dedicaban a evaluar la potencialidad geológica de Argentina, su trabajo de recopilación cartográfica de la geología de Sudamérica fue de gran importancia para quienes trataban de dar expresión gráfica a la distribución de los distintos tipos rocas y formaciones geológicas en este amplio territorio.
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Es así que en 1854 había sido invitado a efectuar la recopilación de datos geológicos por el cónsul general de Brasil en Prusia, J. Sturz y el director del Instituto Geológico Imperial, W. Haidinger. Por este motivo trabajó en la impresión de un “ Mapa sinóptico de la parte media de Sudamérica” , que prácticamente involucraba gran parte del territorio brasileño. Este trabajo llamó la atención del cartógrafo Augusto Petermann quien lo invitó para que lo completara integrando la información existente al sur y norte y, de esa manera, pudiera lograrse el primer mapa geológico para la América del Sud. Este quedó completado en 1855 y fue publicado a escala 1: 15.000.000 por el Servicio Geológico de Austria en el año 1856, mientras que una versión simplificada a escala 1:25.000.000 fue publicada por Petermann. En este último señala que: “A simple vista el mapa permite reconocer a tres grandes divisiones muy diferentes entre ellas, con las cuales también está relacionada la orografía del continente. Mientras que en el Este y Noreste predominan esquistos cristalinos y rocas macizas, ígneas, se encuentran en el Oeste, de acuerdo con el rumbo de los Andes, formaciones estratificadas, en largas cadenas, muchas veces perforadas por estructuras volcánicas que que permiten sentir el efecto de su poderío todavía ahora por los numerosos volcanes en actividad . Entre ambas divisiones, depósitos más jóvenes forman un área inmenza que está caracterizada por los ríos más grandes del mundo, el Amazonas, La Plata y Orinoco” Entre los antecedentes que sobre Argentina recopila Foetterle (1856) están, entre otros, los que surgen de las descripciones hechas, entre otros, por Helms (1812), D´Orbigny, Darwin, vonTschudi. En el escrito que acompaña al mapa señala los distintos tipos de roca enumerándolas, señala ndo que el número 1 corresponde a granito, gneis, esquistos micáceos y anfibólicos diciendo: “.De extensión considerable, aunque no en masas contínuas tan enormes, se encuentran también en las Cordilleras, granito, gneis y micaesquisto. En las laderas orientales, Helmreichen cita grandes porciones de granito entre Córdoba, San Miguel de Tucumán y Salta a los cuales siguen esquistos cristalinos. Como 4 y 5 describe la “ formación de grauvacas” mencionando que ellas tienen amplia distribución en Bolivia, Perú e Islas Malvinas donde se reconocen los niveles de Cruziana , braquiópodos y trilobites. Generaliza los otros puntos, señalando a Magallanes y el Cabo de Hornos, lo que es por la costa. En el mapa (1856) se individualiza con el color de rocas cristalinas al núcleo que conforman las sierras de San Luis y Córdoba por un lado y las de Tucumán, Catamarca y La Rioja por otra. Con colores parecidos identifica a los núcleos serranos de Tandilia, Ventania y el borde oriental del macizo norpatagónico. En este mismo ámbito trata de dar posición a rocas volcánicas basálticas y traquíticas que Darwin había descubierto en el Rio Negro. Con el nombre de “formaciones terciarias” se refiere a una amplia extensión de la Patagonia
Conclusiones El momento histórico considerado en esta contribución fue de gran importancia para sentar las bases del conocimiento geológico del territorio argentino. Este momento fue favorecido por los criterios que desde el Gobierno se aplicaron a partir de la etapa conocida como el de la Organización Nacional que no solo sirvió para institucionalizar el País, sino también para afianzar la unión territorial. La visión prospectiva de Presidentes como Urquiza, Derqui, Mitre y Sarmiento, salvando las disputas que entre ellos existían, de esta manera dieron el necesario apoyo a la incipiente Ciencia argentina. La contratación de expertos en las Ciencias Naturales para evaluar la potencialidad de la República Argentina fue de gran importancia para ofrecer en Europa planes migratorios. Sin dudas los trabajos científicos cumplieron con el objetivo planteado, éxito que fue notable a partir de estas décadas que vieron la radicación en nuestras tierras de miles de españoles, suizos, italianos, alemanes, etc.. Ellos, nuestros antepasados, encontraron en estas tierras la manera de llevar adelante una forma de vida que les permitió crecer y constituir la nueva nacionalidad argentina de la que somos partícipes.
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Si bien los mencionados investigadores de la geología y minería actuaron, casi diríamos, inorgánicamente y siguiendo los dictados de sus criterios y sapiencia, produjeron un volumen de información que fue sustancial en el momento en que se funda la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba, momento en el cual los estudios científicos se vuelven más sistemáticos e institucional es. La creación de la Academia es otro momento en la historia en el conocimiento geológico de Argentina y como tal merece un tratamiento aparte.
Bibliografía Biraben, M. 1968 Germán Burmeister. .Su vida. Su obra. Ediciones Culturales Argentinas. 98 pp. Buenos Aires Bosch, B. En la Confederación Argentina, 1854-1861. Temas de Historia. EUDEBA. 322 pp. Borrello, A. 1870 Augusto Bravard, precursor de la cartografía geológica argentina. Boletín de la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba. 48, 455-460. Foetterle, F. 1966 La Geología de Sudamérica. Boletín de la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba . 45 (1-4), 407-417. Foettterle, F. 1856 Mittheilungen aus Justus Perthe´s Geographischer Anstalt über, Wichtiege Neue Erforschungen auf dem Gesammtgebiete der Geographie von Dr A. Petermann, 1856. Gotha, pp 187-192. Helms, A.Z. 1812 Voyage dans l´Amerique meridionale commencant par Buenos Aires et Potosi, juspuá Lima. París. Leguizamón Pondal, M. 1970. Victor Martín de Moussy: su vida y su obra. Boletín de la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba 48, 573- 582.. Philippi, R. A. 1860 Viage al Desierto de Atacama, hecho de orden del gobierno de Chile en el verano 1853-54.236 +6 p. 25 tablas; 7 perfiles Halle Sajonia, Librería Eduardo Anton. Ruiz Moreno, M. 1907. La Organización Nacional. Imprenta La Capital. 298 pp. Rosario. Rickards, F.I. 1868/69.- Informe sobre los distritos Minerales, minas y establecimientos de la República Argentina en 1868-69- Publicación Ministerio del Interior . 190 pp. láminas y planos. Tonni, E.; Pascuali, R. y Laza, J. 2008. Auguste Bravard y su contribución al desarrollo de las Ciencias de la Tierra en la Argentina. Serie Correlación Geológica. 24. Zuretti, J.C. 1970 Victor Martín de Moussy: pionero de la geografía argentina. Boletín de la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba 48, 593-597..
Recibido : 14 de Abril de 2008 Aceptado: 22 de Agosto de 2008
Historia de la Geología Argentina I Serie Correlación Geológica, 24: 85-90 C GEOLOGÍA ARGENTINA ONTRIBUCIÓN DE EMILIO HÜNICKEN EN EL INICIO DE LA MINERÍA Y 85 F.G. Aceñolaza (Coordinador-Editor) Tucumán, 2008 -EN ISSN 1514-4186 - ISSN on-line 1666-9479
Contribución de Emilio Hünicken en el inicio de la Minería y Geología en la Argentina Mario HÜNICKEN1 y Hermán HÜNICKEN2 Abstract: C ONTRIBUTION OF E MILIO H ÜNICKEN IN THE BEGINNING OF MINING AND GEOLOGY OF ARGENTINA.- The paper reviews briefly the mining research, metallurgical factories and geological observation made by german engineer Emilio Hünicken (1827-1897) in the northwest of Argentina and specially in the Famatina system in the La Rioja province from 1869 to 1897. It was very important his cooperation with the german geologists Stelzner, Brackebusch and Bodenbender of the National Academy of Science in Córdoba. Resúmen: C ONTRIBUCIÓN DE E MILIO H ÜNICKEN EN EL INICIO DE LA MINERÍA Y GEOLOGÍA EN LA ARGENTINA.- Se reseñan brevemente las investigaciones mineras, las Factorías metalúrgicas y las observaciones geológicas hechas por el ingeniero alemán Emilio Hünicken (1827-1897) en el noroeste de la Argentina y especialmente en el sistema de Famatina de la provincia de La Rioja desde 1869 a 1897. Fue verdaderamente importante su cooperación con los geólogos alemanes Stelzner, Brackebusch y Bodenbender de la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba. Key words: Hünicken Emilio. Cientific Mining. Famatina. La Rioja. Argentina. Palabras clave: Hünicken Emilio. Minería Científica. Famatina. La Rioja. Argentina.
Introducción
Emilio Hünicken estuvo vinculado fuertemente con el desarrollo científico de la minería en el noroeste argentino y países vecinos y con el conocimiento geológico del Nevado de Famatina en la provincia de La Rioja. Afincado en La Rioja desarrolló numerosas tareas vinculadas con el quehacer minero regional e impulsó actividades productivas fundamentalmente en la zona de Chilecito. Sus mapas y escritos han servido para que otros geólogos desarrollen sus investigaciones en todo el ámbito regional. Su biografía es casi desconocida, motivo por el cual hemos acordado presentar el relato que a continuación se incorpora. Periodo en Alemania
George Ernst Emil Hünicken nació en Herzog Juliuhütte, cerca de Goslar, en Prusia, Alemania, el 14 de octubre de 1827. Se educó en la casa paterna hasta 1831 y luego en la pequeña ciudad de Oker, Harz, ducado de Brunswick conocido por la riqueza minera. Continuó los estudio en el Gimnasium de Klausthal hasta el otoño de 1847, ingresando de inmediato en la famosa Academia Real de Minas de la Universidad de Freiberg en Sajonia, donde se graduó como Ingeniero de Minas a los 25 años. Después de una intensa práctica en algunos establecimientos industriales alemanes, en 1852 decidió trasladarse a Chile en la empresa naviera de su hermano Julius Hünicken, con oficinas 1
Academia Nacional de Ciencias, CRILAR CONICET, Anillaco, La Rioja; (2) Dirección General de Minería, La Rioja.
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comerciales en Valparaíso, haciendo el tramo Hamburgo-Southanpton-La Habana en Cuba y Panamá, luego el cruce por tierra del istmo para continuar por barco hasta Valparaíso. Período en Chile
La llegada a Chile, se vincula con la apertura comercial alemana en el vecino país. Es así que en 1846, la firma Hochgreve & Vorwerk de Hamburgo envió al aludido Julius a Chile, con un capital para que se estableciera en Valparaíso, este se asoció con Otto Uhde, formando la firma Uhde, Hünicken y Cía, dedicada al rubro Exportación / Importación. Tan fuerte era el vínculo comercial alemán, que hasta llegaron a formar en Chile, distintas representaciones consulares, provenientes de distintas ciudades germanas. Aprovechando este contacto comercial y familiar que ya sentaba raíces en Valparaíso, emprende el novel Ing. Hünicken, su recorrido por Latinoamérica. En Chile dirigió durante 2 años una fundición de cobre vinculada a empresarios austríacos de apellido Erdmann. En 1854 se trasladó a Bolivia contratado para explorar varios distritos mineros de importancia en este país. En 1856 volvió a Chile para fundar en Juntas, (del valle de Copiapó), una empresa metalúrgica que alcanzó gran importancia. La rica historia minera Chilena recuerda el paso del Ing. Hünicken, citando a Burmeister, 1859/ 60: “Hünicke, Emil, Director de una pequeña fundición cerca de Amolanas donde el mismo vivió”.. y continuaba Burmeister, relatando las experiencias de sus recorridos mineros copiapinos. En 1865 contrajo matrimonio en Copiapó con Celestina Sánchez Godoy (1844-1904), naciendo allí sus tres primeros hijos, dos mujeres y un varón, mientras que los ocho varones menores nacieron en Los Sarmientos, próximo a Chilecito en La Rioja. Desde 1865 a 1869 alternó la actividad minera en Copiapó con la agrícola en la chacra San José, cerca de Tinogasta, provincia de Catamarca, Argentina. Período en Argentina
Probablemente, el arribo del Ing. Hünicken a la Rioja, esté ligado con la sociedad con los citados empresarios Austriacos Erdman, con minas en Jagüel (oeste riojano, y cerca de Copiapó). En 1869 fundó el establecimiento metalúrgico de Escaleras, cerca de Famatina, donde construyó un horno para fundir minerales de cobre de la mina La Mejicana, hecho señalado por el Dr. Francisco Latzina (1883), académico y profesor de la Universidad de Córdoba, como “la primera vez que en el país se beneficiaron minerales con arreglo a los principios técnicos que rigen la materia. A Hünicken debe considerárselo como el fundador de los Ingenios Metalúrgicos que funcionan hoy al pie del Famatina.” Entre ellos el de Tilimuqui (1872), San Miguel, de Vicente Almandos Almonacid (1887) y Nonogasta (1890), todos en el Departamento Chilecito, provincia de La Rioja. Según lo manifestado por Crovara, E. (2002) y Crovara, E. y Hunicken H. (2004) el aporte de E. Hünicken a la minería riojana y de la región va más allá de la construcción de plantas de tratamiento mineral, ya que encaró la problemática minera de manera integral. Se ocupó de un análisis exhaustivo de los distintos distritos mineros, teniendo en cuenta factores estratégicos como los métodos de explotación y sustancias minerales extraídas. Tenía un claro conocimiento de los aspectos geográficos, geológicos, geomorfológicos y genéticos, como así también datos técnicos de las minas, como ley mineral y características de las vetas. Los primeros geocientíficos alemanes que se incorporaron a la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba a partir de 1871, estuvieron estrechamente vinculados con Emilio Hünicken, según lo
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manifestaron Alfredo Stelzner y Luis Brackebush. En la obra clásica de Stelzner (1923-1924) traducida del original alemán por Bodenbender encontramos mencionado a Emilio Hünicken como “un paisano que me ayudó eficazmente a los fines de mi viaje, acompañándome a las minas de La Mejicana y a La Caldera y proveyéndome de un baquiano para visitar los puntos Silurianos fosilíferos (Ordovicico) del Potrero de los Angulos y la localidad carbonífera de Tambillos en la pendiente occidental del Famatina.” “Hice mis excursiones desde Las Escaleras y Chilecito ayudado muy eficazmente por Emilio Hünicken.”. En el capítulo XX sobre Yacimientos Metalíferos del Famatina en la provincia de La Rioja, menciona Stelzner como literatura de referencia: E. Hünicken, 1876 Die Argent. Provinz La Rioja, La Plata Monats-Sch IV Nº1 y E. Hünicken, 1876 Der Nevado von Famatina Mit Seinen Grubenbezirken, en Napp, Argent. Republik p.. 215-234. También menciona Stelzner que E. Hünicken describió su tentativa de ascensión al Overo (Oscuro Overo), en La Plata Monats-Sch, 1876, IV Nº3. Bodenbender (1916) en su obra “El Nevado del Famatina” reconoce a Hünicken y a Stelzner como los descubridores del “Siluriano Inferior” (Ordovícico) en los afluentes del Río La Hoyada. Igualmente Bodenbender menciona a E. Hünicken cuando se refiere a los yacimientos minerales del Famatina. En 1883 por encargo del Gobierno Nacional, Hünicken proyectó un ferrocarril minero a La Mejicana en la Sierra de Famatina, que no llegó a concretarse. El nombre y la obra del Ing. Emilio Hünicken, son citados en textos de Geología, de Minería de Geografía, Diccionarios biográficos, Anuario del Club Alemán de Buenos Aires (Obra del Centenario), etc. Es nombrado con frecuencia en las obras de Estanislao Ceballos, José María Jaramillo, Juan B. Ambrosetti, Francisco Latzina, Julio Muzzio, Joaquín V. González, Miguel Bravo Tedín, y otros.
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Siendo Gobernador de La Rioja el Dr. Joaquín V. González, le solicitó a Emilio Hünicken la revisión del Código de Minería y sobre el particular le responde en los siguientes términos: “a S. E. el Sr. Gobernador de la provincia, Dr. Joaquín V. González, Exmo Señor: Durante mi permanencia en esa Capital, tuve el honor de ser recibido en varias audiencias y V. E. me encargó, entre otras cosas, la redacción de unos apuntes que sirvieran de base para la confección de una Ley que no ponga tantas trabas al minero y no lo obligue al cumplimiento de tantos trámites como exige el Código de Rodríguez, obra demasiado complicada para el simple minero. Me permito poner en sus manos el resultado de mi pequeño trabajo. Entendí yo que el encargo de V. E. era de carácter privado y es por esto que lo remito directamente sin ocupar la vía oficial. Es mi deseo que progrese nuestra Industria Minera en general y en particular la del sonante y único Nevado del Famatina”. Estos apuntes se publicaron en la Revista de la Biblioteca (Emilio Hünicken 1890). Mas tarde, y en las arduas jornadas en el Senado de la Nación de 1915, Joaquín V. González, (por entonces Ministro de La Nación y comisionado por el Poder Ejecutivo para proponer la Reforma del Código de Minería, toma para fundamentar los argumentos relacionados con las distintas formas de amparo de la minas, que eran las que imperaban en ese entonces, los argumentos del Ing. Emilio Hünicken y lo expresaba en estos términos… “Citare ahora la de otro verdadero sabio, no ya en jurisprudencia, sino en minería, y que al mismo tiempo que fue ingeniero de minas y geólogo procedente de la escuela alemana, contribuyendo a enriquecer la ciencia geológica argentina, ha sido durante largos años minero practico en Chile, y también en nuestro país. Me refiero al Ing. Emilio Hünicken, hijo de noble familia, alejado de su patria por razones que ignoro y residente en Chile desde los últimos tiempos de nuestra Confederación, hasta que vino a radicarse definitivamente en La Rioja, donde ha ejercido su profesión, dejando al país, en libros que por desgracias no creo sean lo suficientemente conocidos , el fruto de su larga experiencia de minero, de ingeniero y de práctico, como ingeniero geólogo en los distintos minerales del interior de la República” Y agrega Joaquín V. González en su alocución al Senado…”El Señor Hünicken, con motivo de la primera Exposición Nacional de Minería, presentó una serie de trabajos de exploración geológica y mineralógica, en donde exponía el capital minero de cada una de las provincias del interior, desde Mendoza hasta Jujuy. Su libro es un tesoro inagotable de observaciones y de ciencia útil y práctica para todo industrial. Este hombre de ciencia, vino a vincularse con nuestra industria minera y vivió en ella cerca de cuarenta años. Por eso me permito citar sus opiniones, mas como las del minero científico y práctico, que como las de un jurisconsulto puesto que él no profesaba esta ciencia. A su enorme erudición en otras materias, se unía un espíritu justo y equilibrado.” Y abordando el tema, Joaquín V. González continuaba diciendo… “Hablando del amparo sobre las minas, en un trabajo que tuve ocasión de pedirle personalmente, al Ing. Hünicken y sobre el cual me contestó con la galantería que lo caracterizaba, con un verdadero libro en que estudiaba el Código de Minas, desde el punto de vista científico y práctico, dijo lo siguiente”: De acuerdo al informe presentado al Dr. González, el ing. entre otros aspectos citaba... “Los gobiernos de los Estados que desde tiempo inmemorial son dueños de los tesoros subterráneos, exigen en todos los países del orbe, como única recompensa para la cesión de una pertenencia de minas, que sea trabajada, por éste, el trabajo, el único medio de hacer progresar la industria minera, este ramo importantísimo de la economía o hacienda nacional”. “Nadie puede negar que tal obligación es lo mas sano necesario y justo que pueda haber, pero al imponerla, hay que reflexionar muy bien sobre todas las circunstancias del caso. Es necesario conocer bien el estado social e industrial del país para el cual se quiere legislar, conocer su población, su agricultura, su vialidad, su topografía, su meteorología, el carácter de sus habitantes, su comercio, los recursos generales, etc.” “Poco de esto ha tomado en cuenta el redactor del Código de Minas para la República Argentina. Es imposible que las leyes sobre minería sean cortadas por la misma tijera para todos los países; aun en nuestra republica, que es mas grande que el imperio Federal Aleman y la República Francesa juntos, se deben hacer las diferencias del caso entre los estados del sur y los del norte, entre los cerros nevados y las tierras del fuego, y las playas tropicales de Misiones y Jujuy. El mandato de amparar las minas con cuatro operarios y por tantos días fijos en el año, se ha
CONTRIBUCIÓN DE EMILIO HÜNICKEN EN EL INICIO DE LA MINERÍA Y GEOLOGÍA EN ARGENTINA
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hecho ya estereotipo para todos los códigos, y las palabras de un legislador, Gamboa, que cita el doctor Rodríguez varia veces, en vez de favorecer la minería riojana, la matan” “Son estas: el que carece de dinero para costear el pueble, debe buscar otro oficio, pues lo principales el caudal para la labor y el pueble, que siempre la mina quiere mina. Creo que esta máxima es completamente errónea ella da a los acaudalados el monopolio a trabajar las minas ; y si las minas dan lo suficiente para costear todos los gastos de amparo ¿Quién no las ampara?” 2 En la Cámara de Diputados de la Nación, en ocasión del debate sobre la reforma del Código de Minería, en agosto de 1917, el Dr. José María Jaramillo exponía acerca… : “de la amplia colaboración que han tenido en este país hombres de ciencia extranjeros, consagrando su vida, su capital y su entusiasmo al trabajo de las minas, me voy a permitir leer una opinión de un ingeniero alemán que ha hecho trabajos de mérito en esta materia. Me refiero al Sr. Ing. Emilio Hünicken, un verdadero sabio, a quien la minería del país tiene mucho que agradecer y a la que se ha consagrado con su saber en esfuerzo constante e inteligente.” Comentarios similares fueron expuestos por el Dr. Cesar Reyes en el Diario La Razón de Buenos Aires en 1935 al considerar la “Crisis Económica actual y un medio de conjurarla. Su legado minero
Por encargo del Gobierno Nacional en 1894 recorrió las provincias del Norte Argentino hasta la frontera con Bolivia para realizar estudios de prospección, localización de yacimientos y perspectivas de explotación. Al término de ese viaje de investigación, produjo el informe “Minería y Metalurgia de las provincias de La Rioja, Catamarca, Salta y Jujuy de la República Argentina” . Este informe figuró en la Exposición de Minería de Santiago de Chile de 1895. En el trabajo de E. Hünicken (1894),“Industria Minera y Metalúrgica de la Provincia de La Rioja” distingue tres regiones: Cordillera, Sierra de Famatina y Sierra de los Llanos, Chepes y Minas. Para la primera región, describe las minas de los distritos de Guandacol (yacimientos de galena y plata), Jagüel (níquel con labores de la época incaica, y seleniuros de plata) y Valle Hermoso (con minas de oro y cobalto y yacimientos de carbón). En la Sierra de Famatina, distingue cinco distritos mineros importantes: La Mejicana, El Tigre, El Oro, La Caldera y El Cerro Negro. Al referirse a La Mejicana comenta: “es el distrito más interesante de la zona metalífera del Famatina. No son intrínsecamente ricos los minerales que dá, pero son potentes y constantes sus filones de gran abundancia de mineral y compuestos de cobre, oro y plata” . Al referirse al distrito El Oro menciona (op. cit.) “que muchas pilcas de ranchos destruidos demuestran que antiguamente se ha trabajado con gran número de operarios, hay labores muy antiguas, estrechas y atrevidas que seguramente son obra de los indios que indudablemente aquí ya sacaron oro y cazaron guanacos. Morteros de piedra y puntas de f lecha halladas allí confirman mi opinión.”. De la región de Las Sierras de los Llanos, Chepes y Minas menciona el relevamiento de las vetas de mineral de plomo y hace observaciones sobre la Planta de Miraflores, donde se fundía mineral destinado a las balas de Quiroga y Peñaloza. Además se ocupó del relevamiento de yacimientos de carbón. Falleció Emilio Hünicken en su Casa Quinta de Los Sarmientos, Chilecito, La Rioja, el 24 de Junio de 1897, rodeado de su numerosa familia. Fue sepultado con altos honores a costo del gobierno, por sus grandes méritos de haber estudiado y trabajado durante treinta años para la Minería de la República Argentina. El Diario La Prensa de Buenos Aires publicó la siguiente nota el 25 de Junio de 1897: “Acaba de fallecer en Chilecito, Provincia de La Rioja el sabio Geólogo y Mineralogista, Ingeniero Emilio Hünicken, hombre consagrado hace 30 años al estudio de la Minería industrial y científica de Los Andes, habiendo comenzado en las
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célebres Minas de Copiapó, Chile, para radicarse después en la Argentina, a la que ha prestado valiosos servicios en su especialidad. El Ingeniero Hünicken ha vinculado su nombre a obras de verdadera importancia para el país. Sus estudios técnicos sobre la “Minería y Metalurgia de las Provincias de La Rioja, Catamarca, Salta y Jujuy” impresos para la Exposición de 1895 en Chile, sus “Observaciones de un minero lego en jurisprudencia, sobre el Código de Minería”,otros trabajos sueltos publicados en diarios o inéditos aún y sus colaboraciones en las Leyes locales relacionadas con la industria minera, bastarán para que su memoria sea conservada como la de un buen servidor del país en el ramo, por desgracia tan poco popularizado en estos grandes centros, como es la ciencia geológica y minera. Nació el señor Hünicken en Alemania de noble familia. Sus hijos son argentinos, buenos y laboriosos ciudadanos, y así es como se hallaba, aquel hombre de ciencia, vinculado a nuestra tierra, habiéndola honrado y acreditado siempre en el extranjero por sus escritos, muchas veces publicados en revistas técnicas de Europa. La Rioja pierde en él uno de sus hombres más dignos y útiles.”. El Museo Molino de San Francisco de Chilecito ha dedicado con el nombre del Ing. Emilio Hünicken una de sus salas. En su homenaje también, la calle de Los Sarmientos, que nace en la vieja quinta, lleva su nombre. En su homenaje, el Municipio de la Ciudad de La Rioja, por iniciativa del Dr. Florencio G. Aceñolaza, impuso su nombre a una importante avenida, en un sector de la ciudad dedicado a recordar los nombres de naturalistas argentinos y extranjeros. Bibliografía Bodenbender, G., 1916. El Nevado de Famatina, Provincia de La Rioja. Academia Nacional de Ciencias, Boletín, 21, 100-182, Córdoba. Cortez, I., 2007. ¿Quién fue el Ingeniero Emilio Hünicken? A 110 Años de su Fallecimiento. Diario El Independiente, La Rioja, 24 de Junio de 2007. Crovara, E., 2002. Actividad Minera riojana en el Siglo XIX. Mito o Realidad. Seminario de Historia. Instituto de Formación Docente Continua “Albino Sanchez Barros, La Rioja (Inédito). Crovara, E. y H. Hünicken, 2004. Actividad minera riojana hasta los albores del Siglo XX. En Segemar (Ed.), Historia de la Minería Argentina. Buenos Aires. González Joaquín Victor: Obras Completas de Joaquín V. González; Edición ordenada por el Congreso de la Nación Argentina; Volumen IV, Capitulo XII, pag. 525 y ss,. Buenos Aires, 1935. Hoskold, H.D., 1889. Memoria General y Especial sobre las Minas, Metalurgia, Leyes De Minas, Recursos, Ventajas, etc. de la explotación de Minas en la República Argentina. Informe preparado para la Exposición de París de 1889. Hünicken, E., 1876. Die Argent. Provinz La Rioja. La Plata Monats-Sch. IV, Nº 1. Hünicken, E., 1876. Der Nevado von Famatina mit seinen Grubenbezirken. Napp Die Argent.Republik, 215-234. Hünicken, E., 1876. Tentativa de Ascensión al Overo (Overo Oscuro). En La Plata Monats- Sch, IV, Nº 3. Hünicken, E., 1890. Opiniones de un Minero lego en jurisprudencia sobre el Código de Minería del Dr. Rodríguez y sobre las modificaciones que se le podría hacer para que sea más aplicable a la Minería de la Provincia de La Rioja. Revista de la Biblioteca (Director Pedro Delheye), Año 1, Tomo 1, Abril de 1890, La Rioja. Hünicken, E., 1894. Minería y Metalurgia de las Provincias de La Rioja, Catamarca, Salta y Jujuy de la República Argentina. (Informe producido por Comisión del Gobierno Nacional). Hünicken, E., 1894. Industria Minera y Metalúrgica de la Provincia de La Rioja. Para la Exposición Minera y Metalúrgica de la República de Chile, 1894. Delegado Especial Dr. Adolfo Carranza) Kühn, Franz., 1922. Fundamentos de Fisiografía Argentina. Biblioteca del Oficial. Edición Especial, Buenos Aires. Latzina, Francisco, 1883. Die Argentinische Republik als Ziel der europäischen Auswanderung, StatischGeographische Uebersicht über desLand und Seine Hülpsquellen Amtliche Veröffentlichung.Buenos Aires. Stelzner, A., 1923-24. Contribución a la Geología de la República Argentina con la Parte limítrofe de los Andes Chilenos, entre los 32º y 33º S. Academia Nacional de Ciencias, Actas, Tomo VIII (Entrega 1-2) Córdoba (Traducción del original alemán por Bodenbender, G.)
Recibido: 14 de Julio de 2008 Aceptado : 23 de Septiembre de 2008
Historia de la Geología Argentina I
Serie Correlación Geológica, 24: 91-102 91 1666-9479
A W. S TELZNER ¿PORQUE SOLO TRES AÑOS EN A RGENTINATucumán, ? LFRED F.G. Aceñolaza (Coordinador-Editor) 2008 - ISSN 1514-4186 - ISSN on-line
Alfred W. Stelzner ¿Porqué solo tres años en Argentina? Alejandro J. TOSELLI1 y Juana N. ROSSI1 Abstract: ALFRED W. S TELZNER . W HY OLNY THREE YEARS IN ARGENTINA ?.- Alfred Wilhelm Stelzner arrives to Córdoba at April 6, 1871, to assume its contract of Mineralogy profesor in the National Academy of S ciences in Córdoba. Stelzner was one of the eight young and distinguished professors that came to be taken charge of to organize and to open the way in the scientific investigation from our territory to proposal of Germán Burmeister, being designated by the president of the Republic, Don Domingo F. Sarmiento, inside a project of modification of the teaching in the “National University of San Carlos in Córdova.” The hired professors should use their time, apart from the educational activity, in carrying out trips for the country to investigate the natural resources of the Estados del Plata, and the varied wealth of the susceptible underground of use. Then they should make know the results of th eir studies in wider circles, by means of the bulletin and records of the academy. A. Stelzner begins with great enthusiasm its activities of basic recognition of a practically unexplored territory for the scientific investigation and in little time they come the light its concepts of “Pampinen Sierres” and of the “Anticordillera”, as well as the description of such minerals as: famatinite, rhodocrosite, beryl, triplite, apatite and other minerals; together with the first geologic profiles and regional maps of the Sierra of Córdoba and of San Luis, as of the north of the República Argentina. But Scientific Director’s position that G. Burmeister showed, granted him great interference on the activities of its subordinates, what motivated little of arriving hard confrontations with the scientific ones and especially with A. Stelzner, when taking direct behavior on the different collections, in the controller of the classes, in the contralor of the results of the expeditions and the obligation of publishing the results of the studies in the “Bulletin and Actas of the Academy” that were observed and questioned difficultly by this director. This produced a serious institutional crisis that took to ceassations and renouncements that practically paralyzed the scientific activity of the National Academy of Sciences. This motivated the renouncement of A. Stelzner to their position and the early return to Germany June 2 1874, after hardly 3 years of their arrival, to act as professor of the Real Academy of Mining of Freiberg, where it published their work of more important synthesis on the Argentina geolo gy, titled Beitra ge zur Geolog ie und Palaeont ologie der Argentinisch e Republi k.
Resumen: ALFRED W. S TELZNER . ¿P ORQUÉ SOLO TRES AÑOS EN ARGENTINA ?.- Alfred Wilhelm Stelzner llega a Córdoba el 6 de abril de 1871, para asumir su contrato de profesor de Mineralogía en la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba. Stelzner fue uno de los 8 profesores jóvenes y distinguidos, que vino a hacerse cargo de organizar y dar los primeros pasos en la investigación científica de nuestro territorio a propuesta de Germán Burmeister, siendo designado por el presidente de la República, Don Domingo F. Sarmiento, dentro de un proyecto de modificación de la enseñanza en la “Universidad Nacional de San Carlos en Córdova” . Los profesores contratados debían emplear su tiempo, aparte de la actividad docente, en realizar viajes por el país para investigar los recursos naturales de los Estados del Plata y las variadas riquezas del subsuelo susceptibles de aprovechamiento. Luego debían hacer conocer los resultados de sus estudios en círculos más amplios, mediante el boletín y actas de la academia. A. Stelzner inicia con gran entusiasmo sus actividades de reconocimiento básico de un territorio prácticamente inexplorado para la investigación científica y en poco tiempo ven la luz sus conceptos de Sierras Pampeanas y de la Antecordillera, así como la descripción de minerales tales como: famatinita, rodocrosita, berilo, triplita, apatita y otros minerales; junto con los primeros perfiles geológicos y mapas regionales tanto de las Sierras de Córdoba y de San Luis, como del norte de la República Argentina. Pero el cargo de Director Científico que ostentaba G. Burmeister, le otorgaba g ran ingerencia sobre las actividades de sus subordinados, lo que motivó a poco de llegar duros enfrentamientos con los científicos y en especial con A. Stelzner, al tomar ingerencia directa sobre las distintas colecciones, en el dictado de las cátedras, en el contralor de los resultados de las expediciones y la obligación de publicar los resultados de los estudios en el Boletín y Actas de la Academia, que eran observados y cuestionadas duramente por dicho director. Esto produjo una grave crisis institucional, que llevó a cesantías y renuncias, que prácticamente paralizaron la actividad científica de la Academia Nacional de Ciencias. Esto motivó la renuncia de A. Stelzner a su cargo y el temprano regreso a Alemania el 2 de junio de 1874, después de apenas 3 años de su arribo, para desempeñarse como profesor de la Real Academia de Minería de Freiberg, donde publicó su obra de síntesis más importante sobre la geología de Argentina, titulada Beitrage zur Geolog ie und Palaeontologie der Argentinische Republik. 1
INSUGEO.- UNT- CONICET - Miguel Lillo 205. Tucumán. E-Mail:
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Key words: Alfred Stelzner. Academia Nacional de Ciencias. Universidad Nacional de Córdoba. Palabras Clave: Alfred Stelzner. National Academic of Sciences. National University of Córdoba.
Introducción Hace 137 años, Alfred Wilhelm Stelzner llegaba a Córdoba, más precisamente el 6 de abril de 1871, para hacerse cargo de la enseñanza y de la investigación en geología de la Ar gentina, al ser contratado para ese propósito, por la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba. A. Stelzner fue uno de los profesores alemanes, jóvenes y distinguidos, con muy buenas referencias científ icas, encargado de organizar y dar los primeros pasos en la investigación geológica de nuestro territorio en forma integrada. Hasta entonces se habían llevado a cabo estudios de carácter individual y disperso por empeñosos viajeros, que cruzaban nuestro país sin permanecer el tiempo suficiente para realizar correlaciones geológicas regionales. La Academia Nacional de Ciencias constituyó la base desde la cual este pionero de la geología desarrolló sus actividades de investigación durante tres años, hasta su regreso a Alemania el 2 de junio de 1874, para tomar la responsabilidad de la cátedra de su antiguo profesor Bernhard von Cotta, en la prestigiosa Bergakademie de Freiberg.
Dr. Alfredo Stelzner
Datos personales Alfred Stelzner nació en Dresden, entonces capital del Reino de Sajonia, el 20 de diciembre de 1840, hijo de un alto funcionario. Realizó sus primeros estudios en la Escuela de Kreuz, distinguiéndose por su afición a las ciencias naturales. Continuó en la Escuela Politécnica de Dresden, haciendo sus cursos de geología y paleontología bajo la dirección del profesor Hans B. Geinitz, consolidando una grande y verdadera amistad entre profesor y alumno, siendo a su vez un excelente asistente de su maestro. En 1859 ingresó a la Real Academia de Minería de Freiberg, para seguir los cursos de práctica minera (Matricula Nº 2115), donde obtuvo el título máximo en 1864 con su tesis sobre “El
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granito de Geyer y Ehrenfrieddersdorf y los yacimientos de estaño de Geyer”. En 1865 como empleado del servicio estatal minero, hizo estudios sobre dicha especialidad. Desde 1866 hasta 1870 estuvo en la Real Academia de Minas de Freiberg con la categoría de inspector, teniendo a su cargo la administración y super visión de las colecciones mineralógicas y geológicas. Asimismo tuvo a su cargo la dirección de la biblioteca y en parte de la enseñanza. El grado de doctor lo obtuvo con el estudio y disertación sobre “El cuarzo de superficie trapezoédrica. Estudio paragenético”. Por entonces fue contratado por el gobierno argentino como miembro del proyecto presentado por Germán Burmeister que actuaba como Director Científico del mismo, para dictar cátedra de mineralogía y geología en la Universidad Nacional de Córdoba, proyecto que al fracasar, por la oposición del claustro universitario, produjo en consecuencia la creación de la Academia Nacional de Ciencias, al margen de la Universidad Nacional de Córdoba y con dependencia directa del Poder Ejecutivo Nacional. El proyecto contemplaba la creación de los Museos de Mineralogía, de Zoología, de Botánica y de un Laboratorio Químico. En 1871, viaja desde Liverpool a Montevideo, desde donde por vía fluvial llega a Rosario, evitando Buenos Aires, que en esa época era azotada por la fiebre amarilla , para llegar por ferrocarril a Córdoba. A poco de llegar este ilustre científico inició con empeñosa dedicación su fructífera labor de investigación. Efectúa sus primeras excursiones en la provincia de Córdoba (noviembre de 1871), pero rápidamente amplia sus acciones a las provincias de Santiago del Estero, Tucumán, Catamarca, La Rioja, continuando a San Juan, Mendoza y cruzando a Chile (1872 y 1873). De esta manera cumplía con el deseo del presidente Sarmiento de explorar el territorio nacional e inventariar sus recursos naturales. A su regreso a Alemania en 1874, se hace cargo de la cátedra que dejara su maestro nada menos que Bernhard von Cotta en la Escuela de Minas de Freiberg, donde se dedica por completo a la ciencia, la enseñanza y sus discípulos. El científico permaneció soltero y vivió junto a su hermana menor, quien se encargaba de su casa y cuidado. En noviembre de 1894, siente los primeros efectos agudos de una grave enfermedad a los riñones, situación que interrumpe su actividad en la academia, a la cual no volvería más. Al mes siguiente visiblemente aumenta la gravedad de la dolencia, sin embargo se tenía la esperanza que unos días de reposo en Wiesbaden, cuyas aguas gozaban de propiedades curativas, pudieran mejorar su situación. Allí permaneció durante el mes de enero, sin mejoría de ninguna especie, con una declinación permanente de su salud, hasta que el 25 de febrero de 1895 falleció este hombre y científico notable. Fue enterrado en el cementerio de Donat y su sepultura se encuentra al lado de la de su inolvidable maestro, von Cotta “y por sobre las dos tumbas asoman las colinas que ocultan las minas de plata”; de plata eran las minas que ambos estudiaron, pero del más puro oro, eran la ciencia y el corazón de estos dos hombres a quienes tanto deben los que con amor y dedicación cultivan las ciencias de la Tierra (García Castellanos 1973). En su honor se ha designado algunas especias paleontológicas y con el nombre de Stelznerita al mineral que responde a la fórmula: Cu 3(SO4 )(OH)4, también llamado Antlerita.
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Nombramiento de Profesor D. Alfredo Stelzner Buenos Aires, Noviembre 7 de 1870. Haciendo uso de la autorización que confiere la ley de 11 de setiembre del año ppdo., y en vista de la propuesta elevada por el Dr. Burmeister , Comisario Extraordinario de la Facultad de Ciencias, Matemáticas y Físicas de la Universidad de Córdova. El Presidente de la República
HA ACORDADO Y DECRETA: 1. Nombrase Profesor de Mineralogía de la Facultad de Ciencias Matemáticas y Físicas de la Universidad de Córdova al Dr. D. Alfredo Stelzner . 2. Comuníquese a quienes corresponde, publíquese y dése al R.N. Firmado —
SARMIENTO N. Avellaneda
Una azarosa per manencia En 1868 Burmeister eleva al entonces presidente de la República, Don Domingo F. Sarmiento y a su Ministro de Instrucción Pública Dr. Nicolás Avellaneda, un memorando donde se plantea la reforma de la enseñanza en la entonces “Universidad Nacional de San Carlos en Córdova” . Esta propuesta es aprobada por el Honorable Congreso de la Nación, que autoriza a Sarmiento la contratación de ocho profesores alemanes para la fundación de la Facultad de Ciencias Exactas de la universidad. Entre los profesores que postularon su venida se encontraba el Dr. Alfred Stelzner de la Real Academia de Minería de Sajonia, en Freiberg, que se propone como Profesor de Mineralogía el 29/10/1870, siendo designado como catedrático el 7/11/1870. A decir del propio G. Burmeister (1874) “...Pero aquel caballero no llegó al país sino en el mes de marzo de 1871,
continuando su viaje directamente de Montevideo a Córdoba, para evitar los inconvenientes que causaba en Buenos Aires la fiebre amarilla,...” Los profesores contratados debían emplear su tiempo, aparte de la actividad docente, en r ealizar viajes por el país para investigar los recursos naturales de las Estados del Plata y las variadas riquezas del subsuelo susceptibles de aprovechamiento técnico. Luego debían hacer conocer los resultados de sus estudios en círculos más amplios, mediante publicaciones apropiadas, primero en las de la academia y luego en revistas del exterior. Las relaciones con Burmeister, que fue el gestor de la venida de los investigadores alemanes, no fueron buenas desde el principio, como puede verse en la “Reseña Histórica” publicada por este investigador en el tomo 1 del “Boletín de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, existente en la Universidad de Córdova” ; lo que motivó la renuncia de Burmeister al “comisariado” para la instalación de la facultad, argumentando que los “catedráticos no suficientemente versados en el idioma castellano, han retardado mucho el principio de sus lecciones, aplicándose mas preferentemente al estudio científico del país, que ha la enseñanza de las ramas científicas que cultivan. Alguien ha viajado repetidas veces por el norte y occidente de la República, sin dar durante los 2 hasta 3 años pasados, lecciones a los estudiantes. Mucho me afligió esta conducta poco recomendable, como también la dificultad de reunir los catedráticos que aun faltaban.”
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Miembros consocios fundadores de la Academia Nacional de Ciencias. De pié de izquierda a derecha : Pablo Lorents, Carlos Schults-Sellack, Hendik Weyenbergh. Sentados: Max Siewert, Augusto Vogler y Alfred Stelzner
Dr. Germán Burmeister
Dr. Manuel Lucero, Rector de la Universidad
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El Superior Gobierno aceptó la renuncia de Stelzner por el siguiente decreto: Departamento de Instrucción Pública. Buenos Aires, Junio 1º de 1874. El Presidente de la República
DECRETA: Art. 1º. Acéptase la renuncia que de la Cátedra de Mineralogía de la Academia de Ciencias Exactas de Córdova ha presentado el Dr. D. Alfredo Stelzner . Art. 2º. El Rector de la Universidad de Córdova recibirá del renunciante, por inventario, el Museo Mineralógico y los libros pertenecientes a la expresada cátedra, para hacer opor tunamente la entrega de ellos al nuevo Catedrático designado por el artículo siguiente: Art. 3º. Nombrase para la referida cátedra al Dr. D. Ludovico Brackebusch , propuesto por el Director de la Academia. Art. 4º. Comuníquese a quienes corresponde, publíquese e insértese en el Archivo Nacional Sarmiento Juan C. Albarracin
Ya anteriormente Burmeister, había recibido de los profesores, Dres. D. Max Siewert, H. Wyenberg y A. Vogler, que permanecían aún en sus empleos, una nota, participándole que habían dirigido una solicitud al Superior Gobierno, declarándose en ella contra algunos párrafos del Reglamento de la Academia; pidiendo la alteración de ellos y manifestando que no estaban dispuestos a sujetarse a ellos, por no haber aceptado sus empleos bajo dichas condiciones. Como consecuencia de la misma, Burmeister, eleva una comunicación al Exmo. Gobierno con fecha 26 de mayo de 1874, por la que declara no poder continuar con la Dirección de la Academia, ... ”por la mala voluntad demostrada tan claramente por mis subordinados y pido que el Exmo.
Gobierno tome medidas convenientes, para que no se impida, como ahora, por la oposición premeditada contra el reglamento, en el cumplimiento de las funciones que dicho reglamente encarga; proponiendo destituir los profesores obstinados y nombrar otros en su lugar..” En contestación el Superior Gobierno expresa: Departamento de Instrucción Pública Buenos Aires, Junio 1º de 1894. Vista la nota del Director de la Academia de Ciencias Exactas Dr.D.Germán Burmeister, en que da cuenta de que algunos profesores se resisten abiertamente a reconocer la autoridad de que ha sido investido, llegando hasta calificar de ilegal el Reglamento de l0 de enero de 1894 y negándose a prestarle obediencia, no obstante las órdenes reiteradas del Gobierno;-en el deber de velar por la disciplina de la enseñanza y teniendo en consideración las propuestas del mismo Director. El Presidente de la República
DECRETA: Art. 1º. Quedan separados de la espresada Academia los Catedráticos Doctores D. Max Siewert, D.H. Weyenbergh y D. Augusto Vogler. Art. 2º.......... Art. 3º. Nómbrase para la referida Academia de Ciencias: Catedrático de Química, al señor D. Federico Schikendantz, Catedrático de Zoología, el Dr. D.H. de Ihering, Catedrático de Matemáticas, al Dr. D. Oscar Doering.... Sarmiento Juan C. Albarracin
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A decir de Burmeister: ...”Restablecida de este modo la Academia de Ciencias Exactas sobre bases satisfac-
torias, que prometen una marcha regular y bien asegurada para el porvenir, he creído conveniente, retirarme de la Dirección, para dar a los nuevos miembros completa libertad en su marcha propia, considerándome innecesario” . Para lo cual presenta su renuncia al Exmo. Gobierno, con fecha 25 de marzo de 1875, la que es aceptada. Hacia fines de 1873, cuando terminaba la presidencia de Sarmiento y asumía Nicolás Avellaneda se designa a Germán Burmeister con el cargo de Director Científico de los profesores que actuaban en Córdoba, para implementar el proyecto del Exmo. Gobierno de la Nación, de cambiar la Facultad de Ciencias Exactas en Academia Nacional de Ciencias Exactas. Esta designación le otorga a Burmeister grandes a tribuciones sobre las actividades de sus subordinados, lo que motivó duros enfrentamientos con los científicos y en especial con Stelzner, al tomar ingerencia directa sobre las distintas colecciones, al controlar los resultados de las expediciones y la obligación de publicar con exclusividad, los resultados de los estudios practicados en el Boletín y Actas de la Academia, prohibiéndose expresamente publicar en revistas extranjeras los temas de investigación desarrollados, como puede leerse en el “Reglamento aceptado por el Excmo. Gobierno de la Nación, para regir en la Academia de Ciencias Exactas” del 10 de enero de 1870 (en el Boletín de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, tomo I, 1874). Por otra parte el control ejercido sobre las contribuciones realizadas en los medios de oficiales de la Academia, era casi draconiano como puede leerse en la comunicación publicada por Stelzner en 1875, donde al final del trabajo se publica como “anotación” las críticas y observaciones que hace Burmeister a las interpretaciones geológicas de Stelzner, en forma sumamente agresiva y peyorativa; o bien cuando se refiere a las “..capas de arenisca vaja de la falda oriental de la primera Sierra de Córdova..” , que Stelzner expresa que por el momento deja la descripción de esta formación para otro artículo, una llamada de pié de página de Burmeister , expresa “..este artículo no se ha publicado jamás por el Dr. Stelzner, sus comunicaciones concluyen con esta noticia.” El desenlace de tal conflicto derivó en la pérdida de control sobre los científicos, por parte de Burmeister, lo que lo llevó a tomar la decisión de cesantear a algunos investigadores, pero antes de que esto le ocur riera, Stelzner elevó su renuncia al cargo. Estos graves hechos de cesantías y renuncias de científicos, llevó a la casi paralización de las actividades de la Academia. Actividades, estudios y publicaciones de Stelzner sobre Argentina A decir del Dr. Luis Brackebusch (1879), Stelzner fundó el museo que lleva su nombre, el mismo día de su llegada. Al respecto dice: ....”El día de la fundación del Museo debe considerarse el 6 de abril
de 1871, fecha en que Stelzner colocó provisoriamente en armarios inadecuados, en una pieza con puertas y ventanas pequeñas, y que antes había servido de habitación a los estudiantes internos del Colegio Nacional Monserrat (aunque ella pertenecía al cuerpo del edificio de la Universidad) la cantidad de 625 muestras de minerales, 406 rocas y 18 fósiles, comprados todos en París. Minerales del territorio Argentino no figuraban aún, en el Museo recientemente abierto; pero el celo científico de su fundador no permitió que continuara por mucho tiempo este vacío; sus vastas excursiones por varias provincias de la República Argentina le dieron ocasión suficiente de coleccionar una serie de preciosas muestras de minerales y rocas. Los aportes de Stelzner a la paleontología, radican en el hallazgo de diferentes localidades fosilíferas, que las podemos agrupar siguiendo a Leanza (1973) de acuerdo a su edad y cronología.
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Muestras provenientes de la Cordillera Oriental fueron estudiadas por Kayser (1876), que en esa época las clasifica como fósiles “primordiales” y corresponden a lo que actualmente se considera Cámbrico. Estas muestras no fueron coleccionados por Stelzner. Asimismo clasifica como “infrasilurianos” a fósiles que ahora se asignan al ordovícico y que fueron coleccionados por Stelzner, en la Sierra Chica de Zonda; Quebrada de La Laja; Quebrada de Talacasto; Cerro de las minas de Gualilán y quebrada de Huaco (provincia de San Juan). Se incluye en este grupo a Potrero de Angulos en la Sierra de Famatina. Estas localidades proveyeron trilobites, esponjas, cefalópodos, braquiópodos, gasterópodos, corales y restos de espongiarios. Fósiles marinos pertenecientes al Jurásico, fueron descubiertos por primera vez, por Stelzner (1873) en las localidades de Paso del Espinacito (Cordillera de Los Patos) y en Puente del Inca (Mendoza) y corresponden a belemnites, amonoides, nautiloides, gasterópodos, pelecípodos y braquiópodos. Originariamente Stelzner envió estos fósiles jurásicos a K arl von Zittel, quién le encargó a C. Gottsche la realización del trabajo que fue publicado en 1878, mientras que la versión en castellano traducida por Bodenbender fue publicada en 1925. En el trabajo de Geinitz (1876), traducida por Bodenbender y publicada en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias en 1925, describe los fósiles correspondientes a plantas, escamas de peces y filópodos, que fuera obtenidos en la pendiente oriental de la Sierra de Famatina; en Marayes y en Punta de La Laja, Callao y Agua Salada, en la Precordillera de Mendoza, y en Cacheuta y Agua de La Zorra en Sierra de Uspallata. Todo el conjunto de fósiles fue referido por Geinitz al Rético y que ahora se asignan a horizontes comprendidos entre el Triásico y el Carbonífero. Stelzner no dejó de prestar atención a muestras del extranjero, de modo que al tiempo de su partida del país, a principios del mes de mayo de 1874, la colección de mues tras extranjeras, formada principalmente en Freiberg (Sajonia) contaba ya con, 1347 muestras de minerales, 618 de rocas y 240 fósiles. A más de esto, el Dr. Stelzner se había ocupado con mucho esmero en la fabricación de preparados microscópicos cuya colección, cuando dejó el Museo, consistía en 90 secciones delgadas de muestras del País y 15 del extranjero. Con ellas los futuros discípulos practicaban el manejo del microscopio petrográfico. Al poco tiempo de afincarse en Córdoba, Stelzner toma contacto con la geología local y hace su primera publicación con carácter monográfico que aparece en Alemania con el título “Obser- vaciones sobre los minerales explotables de la República Argentina” . En ella encontramos la notable aptitud de Stelzner para comprender con certeza la realidad geológica. Enseguida vienen las tres cartas a su maestro, el Prof. Geinitz; la primera de noviembre de 1871, donde hace un resumen de la geología de Córdoba. La segunda de junio de 1872 , explicita la geología de las provincias de La Rioja, Catamarca y Tucumán; y en la tercera de junio de 1873, da a conocer la geología de Mendoza y San Juan, hasta Santiago de Chile y Valparaíso. Todas ellas fueron publicadas en el Neues Jahrbuch für Mineralogie, Geologie und Palaeontologie de Stuttgart. Las correspondientes traducciones, realizadas por el Dr. E. Kittl, se publicaron en el tomo 45, del año 1966, del Boletín de la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba. En los Anales de Agricultura de la República Argentina, publica en diversos números a partir del 15 de agosto de 1873 , “Comunicaciones sobre la geología y minería de la República Argentina”, donde deja bien sentado dos conceptos que llegan a nuestros días y que son: el de Sierras Pampeanas ( Sierras Pampinas , como él las llamaba), para referirse a todos los levantamientos en el centro y norte del país que no forman parte de la Cordillera de los Andes y del contrafuerte oriental, o sea la precordillera, que la designó con el nombre de “anti-cordillera” . En su visita al distrito Minero de Capillitas, describe detalladamente la geología y asociaciones mineralógicas del distrito y señala por primera vez la existencia de la Rodocrosita asociada con
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galena y blenda, citándola como “espato de manganeso, por lo común en capitas, raras veces en romboedros”.... En la provincia de San Juan pone de manifiesto su interés por el estudio de las vetas de fisura relacionándolas con el carácter ígneo de las rocas que las han originado y que después defendería con notable éxito. Al respecto anota que: ..”Por la experiencia de siglos y por datos
obtenidos en los más diferentes distritos metalíferos se sabe, que las vetas casi siempre son compañeras de rocas eruptivas, así que la idea actualmente más adoptada respecto a la formación de vetas, a grandes rasgos es la siguiente: Las erupciones de rocas cristalinas desplegando grandiosas fuerzas mecánicas, produjeron en las sierras penetradas la abertura de hendiduras y grietas. Además las erupciones eran acompañadas y seguidas del desarrollo de vapores, como en la actualidad puede verse en los volcanes. Esos vapores, en parte metálicos, podían condensarse en las grietas recién abiertas, las cuales además daban lugar a infiltraciones de aguas minerales, que depositaban en las mismas grietas las diferentes sustancias de que iban cargadas...” “Los resultados, pues de tan complicados procedimientos son las vetas, que pueden considerase como productos secundarios de erupciones de rocas cristalinas. Es cierto que no todas estas rocas son acompañadas por vetas; pero las vetas, por su parte, siempre son acompa- ñadas de aquellas”. Encontramos en estas observaciones al discípulo de B. von Cotta y al defensor de la teoría hidrotermal relacionada con el magmatismo para explicar la formación de los yacimientos en vetas de fisura. Sabemos del empeño que tomó Stelzner para invalidar la teoría de la secreción lateral, que sostenía que las vetas mineralizadas se formaban por la contribución y concentración de minerales de las rocas en las cuales se encontraban los yacimientos, siendo famosa la polémica que sostuvo con Sandberger, sobre el particular. O también sus críticas a la teoría de la s soluciones descendentes, ambas muy en boga en esos tiempos.
Carátula del trabajo original de Stelzner en la que describe la geología de Argentina
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Sobre minerales de Argentina publicó en Mineralogische Mittheilungen Gesammelt von Gustav Tchermak (1873) y constituye la relación más clara y científica, hechas sobre los minerales argentinos hasta ese momento. Su traducción se encuentra en el boletín 45 del año 1966 de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba. En la obra “La República Argentina” de R. Napp (1876), los capítulos de Geología y de Minerales Explotables, fueron también escritos por Stelzner y constituyen una excelente síntesis de los conocimientos que se tenían en ese momento. La obra máxima de Stelzner, donde hace conocer los lineamientos geológicos de gran parte del centro y norte de nuestro país, es “Beiträge zur Geologie und Palaeontologie der Argentinischen Republik”, Cassel 1876-1885, con una extensión de más de 100 páginas, con 15 láminas, 214 dibujos y 1 mapa que cubre entre los 63º y 71ºW y 26º y 34ºS, que es el primer mapa geológico del noroeste de Argentina. Esta obra fue traducida al castellano por el Dr. Guillermo Bodenbender en 1923 en las
Primer mapa geológico del Noroeste de Argentina realizado por Stelzner
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Actas de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba. Por desgracia en esta traducción no se reprodujeron ni las láminas, ni los dibujos y tampoco el mapa original del norte de Argentina. Complementariamente en esta misma acta se publicó la traducción al castellano realizada por Bodenbender, de los trabajos originales de Geinitz (1876), Kayser (1876) y Gottsche (1878), que describen y clasifican los fósiles invertebrados y plantas coleccionadas por Stelzner y remitidas a dichos especialistas. En septiembre de 1876, el rector de la Universidad de Córdoba, Don Manuel Lucero, propone al Ministro de Educación de la Nación, el Dr. Nicolás Avellaneda, la designación como Miembro Corresponsal al Dr. A. Stelzner, la que es aceptada el 26 de septiembre de 1876.
Comentario final Siempre nos va a quedar como una gran incógnita, si el gran enfrentamiento entre A. Stelzner y G. Burmeister, fue la causa determinante del regreso de Stelzner a Alemania o si ya había contactos previos entre la Academia de Minas de Freiberg, con este gran investigador y los altercados, fueron sólo un justificativo, para presentar su renuncia indeclinable y regresar a su patria. Debemos señalar que los otros investigadores, que estuvieron como “consocios fundadores de la Academia” y que en su momento fueron cesanteados o presentaron sus renuncias, cuando cambiaron las condiciones políticas, fueron reincorporados.
Bibliografía Brackebusch, L. 1879. Informe sobre el museo mineralógico de la Universidad Nacional, de 1875-1878. Boletín de la Academia Nacional de Ciencias de la República Argentina. T.III:135-163. Burmei ster, G. 1874. Reseña Histórica y anexos. Boletín de la Academia Nacional de Ciencias Exactas existente en la Universidad de Córdova . Tomo I. Pág. 1-29. García Castellanos, T. 1973. Alfredo Guillermo Stelzner, 1840-1895. Boletín Academia Nacional de Ciencias . Tomo 50: 5-26. Geinitz, H.B. 1925. Contribuciones a la Paleontología de la República Argentina. Sobre plantas y animales réticos en las provincias argentinas de La Rioja, San Juan y Mendoza. Actas Academia Nacional de Ciencias en Córdoba. T. VIII(3-4): 333-347. (Versión en castellano del original alemán de 1876, traducido por G. Bodenbender: Ueber rhätische Thier-und Pflzenreste in der argentinischen Provinzen La Rioja, San Juan und Mendoza. Palaeontographica, Suppl. III-2: 1-14). Gottsche, C. 1925. Contribuciones a la Paleontología de la República Argentina. Sobre fósiles jurásicos de la Cordillera Argentina (Paso del Espinacito, prov. de S. Juan). Actas Academia Nacional de Ciencias en Córdoba . T. VIII(3-4): 231296. (Versión en castellano del original alemán de 1878, traducido por G. Bodenbender: Ueber Jurasische Versteinerung en in der argent inische Cordillere. Palaeontog raphica, Suppl. III: 2-3). Kayser, E. 1925. Contribuciones a la Paleontología de la República Argentina. Sobre fósiles primordiales e infrasilurianos. Actas Academia Nacional de Ciencias en Córdoba . T. VIII(3-4): 297-332. (Versión en castellano del original en alemán de 1876, traducido por G. Bodenbender: Ueber primordiale und unter silurische Fossilien aus der argentinischen Republik. Palaeontographica Suppl. III, Lief. 2). Leanza, A. 1973. Los hallazgos paleontológicos de Stelzner en la República Argentina. Boletín de la Academia Nacional de Ciencias, Córdoba . 50 (1-4): 37-43. Napp, R.1876. La República Argentina. Buenos Aires. (Versión en castellano del original alemán de 1876). Stelzner, A., 1973. Observaciones sobre los minerales explotables de la República Argentina. Academia Nacional de Ciencias . T. 50: 59-67. Traducción: Dr. C. Gordillo del original, 1872, “Berg-und Huettenmaeinnische Zeitung,” Jahrg. XXXI (1): 1-6. Stelzner, A. 1873. Comunicaciones sobre la geología y minería de la República Argentina. Anales de Agricultura de la República Argentina . Págs. 123-133, 142/3, 154/5, 184/5, 195. Stelzner, A. 1875. Comunicaciones sobre la Geología y Mineralogía de la República Argentina. Actas de la Academia Nacional de Ciencias Exactas existente en la Universidad de Córdova . T. I. Pág. 1-12. Mapa y perfiles.
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Stelzner, A. 1923-1924. Contribuciones a la Geología de la República Argentina, con la parte limítrofe de los Andes Chilenos entre los 32º y 33º S. Actas de la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba (Rep. Argentina). Tomo VIII: 1-227. Tradución: G. Bodenbender de: 1885. Beiträge zur Geologie und Palaeontologie der Argentinischen Republik. Ed. Theodor Fischer. Cassel und Berlin. Stelzner, A. 1966. Comunicaciones al profesor H.B. Geinitz. Boletín de la Academia Nacional de Ciencias . T. XLV: 115120. Traducción: Dr. Erwin Kittl, del original del 12/11/1871, publicado en “ Neues Jahrbuch für Mineralogie, Geologie und Palaeontologie. Jahrgang 1872, 193-198. Stelzner, A. 1966. Comunicaciones al profesor H.B. Geinitz. Boletín de la Academia Nacional de Ciencias . T. XLV: 121127. Traducción: Dr. Erwin Kittl, del original del 22/06/1872, publicado en “ Neues Jahrbuch für Mineralogie, Geologie und Palaeontologie. Jahrgang 1872, 630-636. Stelzner, A. 1966. Comunicaciones al profesor H.B. Geinitz. Boletín de la Academia Nacional de Ciencias . T. XLV: 129-150. Traducción: Dr. Erwin Kittl, del original del junio de 1873, publicado en “ Neues Jahrbuch für Mineralogie, Geologie und Palaeontologie . Jahrgang 1873, 726-746. Tognetti, L., y Page, C. 2000. La Academia Nacional de Ciencias: Etapa Fundacional – Siglo XIX. Academia Nacional de Ciencias , 94 pág. Córdoba. Wikipedia , la enciclopedia libre. http ://es .wikipedi a.org/wiki/Alfredo_Stelzner.
Recibido : 15 de Mayo de 2008 Aceptado: 12 de Agosto de 2008
Historia de la Geología Argentina I C ONTRIBUCIÓN DE LA D IRECCIÓN G ENERAL DE M INAS F.G. Aceñolaza (Coordinador-Editor)
Serie Correlación Geológica, 24: 103-108 103 Tucumán, 2008 - ISSN 1514-4186 - ISSN on-line 1666-9479
La Contribución de la Dirección General de Minas, Geología e Hidrología de la Nación a la Formación de la Primera Generación de Geólogos Argentinos, y la Actuación del Ing. Enrique M. Hermitte Horacio H. CAMACHO1 Abstract: P ARTICIPATION OF THE E NG.E NRIQUE M. H ERMITTE AND THE DIRECCIÓN G ENERAL DE M INAS , G EOLOGÍA E H IDROLOGÍA TO THE EARLY DEVELOPMENT OF THE ARGENTINEAN GEOLOGISTS .- During the first half of the 20th century, the pioneer Argentinean geologists graduated from the Universidad de Buenos Aires thanks to the efficaceous performance carried out by the Engineer Enrique M. Hermitte (1871-1955). As the Director of the Dirección General de Minas, Geología e Hidrología (DGMGH) and Professor at the Universidad de Buenos Aires, Hermitte ellaborated a plan to promote the inclusion of advance university students into the DGMGH, in order to take advantage of the knowledge and qualify experience of the European geologists that worked by then in that institution. The success of this carefully designed development was strictly possible due to Her mitte’s efforts, since no official resolution neither any other kind of agreement intending to bring a solution to the absence of native geological-minning researchers, never throve between both institutions. Resumen: L A
DIRECCIÓN G ENERAL DE M INAS , GEOLOGÍA E HIDROLOGÍA DE LA N ACIÓN A LA , Y LA ACTUACIÓN DEL I NG. E NRIQUE M. H ERMITTE.- La FORMACIÓN DE LA PRIMERA GENERACIÓN DE GEÓLOGOS ARGENTINOS formación de los primeros geólogos argentinos, en la primera mitad del siglo XX, se debió a la inteligente y eficaz acción llevada a cabo por el Ing. Enrique M. Hermitte (1871-1955) quien, al frente de la Dirección General de Minas, Geología e Hidrología y siendo también, Profesor de Mineralogía y Geología de la Universidad de Buenos Aires, desarrolló un plan basado en que la Dirección General incorporara alumnos universitarios a los efectos de que ellos tuvieran la oportunidad de aprovechar las experiencias y los conocimientos de los geólogos europeos que trabajaban en la misma. El éxito de este plan se debió pura y exclusivamente a Hermitte, ya que entre las dos instituciones participantes nunca se emitió una declaración oficial ni se firmó algún convenio u otro documento, expresando el propósito de contribuir a remediar la ausencia de geólogos nacionales en las investigaciones geológico-mineras del país. CONTRIBUCIÓN DE LA
Palabras clave: E. M. Hermite. Dirección General de Mineralogía, Geología e Hidrología. Universidad de Buenos Aires. Key words: E. M. Hermitte. General Direction of Mines. Geology and Hydrology. early university geologists. Buenos Aires University.
El comienzo del siglo XX significó un momento trascendental para el desarrollo de la minería argentina, al decidir el Gobierno Nacional llevar a cabo la planificación oficial de las actividades geológico-mineras del país. Hasta ese momento, se había reunido una información importante acerca de las riquezas mineras del suelo argentino mediante la contratación, en 1851, de Alfredo M. du Gratty, en 1855 de Víctor Martín de Moussy y, en 1857 de Augusto Bravard. En 1860 se destacó a Domingo de Oro para recorrer las provincias mineras recolectando datos sobre minerales, legislación, usos, prácticas, necesidades y proponer las medidas más convenientes para proteger nuestra emergente industria minera. En 1870, Francisco I. Rickard presentó al Presidente Sarmiento una memoria sobre el estado de la minería nacional. 1
Museo Argentino de Ciencias Naturales «Bernardino Rivadavia», Av. Ángel Gallardo 470 - (C1405DJR) Buenos Aires, E-Mail:
[email protected]
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A principios de 1885, en el Departamento de Obras Públicas de la Nación se creó la Sección Minas la que, en 1887 se convirtió en el Departamento Nacional de Minas y Geología, dependiente del Ministerio de Hacienda, con Henry D. Hoskold como Director, quien realizó una meritoria labor con proyecciones internacionales (Servicio Geológico Minero, 2004). Cuando se organizó el Ministerio de Agricultura, en 1898, el Departamento quedó bajo su órbita y pasó a denominarse División de Minas y Geología, con competencia en todo lo relativo al régimen, aprovechamiento y estudio de la riqueza minera del país. En 1902 se estableció la Comisión de Estudios de Napas de Agua y Yacimientos Carboníferos, como una dependencia de la Sección Industrias Mineras de la División Industrias, teniendo como jefe a Enrique M. Hermitte, y en 1904 al reestructurarse el Ministerio de Ag ricultura y tras la muerte de Hoskold en ese año, dicha Comisión se incorporó a la División de Minas y Geología, constituyéndose la División de Minas, Geología e Hidrología, bajo la dirección de Hermitte, quien tendría a su cargo todo lo atinente a la minería, exploraciones geológicas, mineralógicas e hidrológicas, y la confección del mapa geológico-económico del país. En 1912 dicha División pasó a denominarse Dirección General de Minas, Geología e Hidrología de la Nación continuando Hermitte como Director hasta 1922. Enrique Martín Hermitte (1871-1955) nació en Buenos Aires y se graduó de Ingeniero Civil de Minas (1894) en la Escuela Superior de Minas de París, título que revalidó en la Universidad de Buenos Aires en 1901. Regresó al país en 1897 y después de ocupar diversos cargos, se desempeñó como Jefe de la Comisión de Estudios de Napas de Agua y Yacimientos Carboníferos hasta que, por fallecimiento de Hoskold, pasó a dirigir la División de Minas, Geología e Hidrología, renunciando a dicha función en 1922. Al frente de esta Repartición Hermitte dio gran impulso a las actividades geológico-mineras y en sus decisiones mostró tener una notable visión de la realidad que le tocaba enfrentar, así como de las soluciones más inmediatas que se deberían adoptar. Una de las más importantes se vinculaba sin dudas, con la falta de geólogos, principalmente argentinos. Por cierto que Hermitte reconocía y valoraba la obra científica llevada a acabo por los geólogos alemanes radicados en Córdoba, como lo muestra el hecho de haber recurrido a Guillermo Bodenbender para que lo asesorara en la organización de la Institución que debía dirigir. Sin embargo, dichos científicos no habían podido despertar vocaciones entre la juventud de su época, como tampoco lo había logrado la Universidad de Buenos Aires al punto tal que, a la designación de Hermitte como Profesor (1907), aún no se había producido el egreso de ningún naturalista dedicado específicamente a la Geología y solo el Ing. Eduardo Aguirre mostró interés por estos conocimientos. En 1875, en la Universidad de Buenos Aires, comenzó sus actividades la Facultad de Ciencias Físico-Naturales con un Doctorado en Ciencias Naturales que incluía un curso de Mineralogía y Geología, inicialmente a cargo de Juan Ramorino, pero que no llegó a dictar debido a su fallecimiento en 1876. Lo reemplazó Eduardo Aguirre quien así, se transformó en el primer profesor argentino que enseñó Geología en nuestro país. En el discurso inaugural del curso, pronunciado el 29 de mayo de 1878, Aguirre se refirió a los principales científicos que, a través del tiempo, habían contribuido a la elaboración de los conocimientos geológicos y mineralógicos de su época. Aguirre enseñó a los naturalistas Mineralogía y Geología entre los años 1878 y 1907 y Petrografía desde 1903 hasta 1907, siendo reemplazado por Hermitte en la primera materia desde 1907 hasta 1933 y en la segunda, desde 1907 hasta 1924. En consecuencia, las actividades de Hermitte al frente de la Dirección General de Minas, Geología e Hidrología y Profesor de la Universidad, ocurrieron simultáneamente, motivando que entre ambas instituciones surgiera una fructífera vinculación que, sin necesidad de declaraciones oficiales ni la firma de convenios u otros documentos, perduraría por décadas y contribuiría
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Prof. Ing. Enrique M. Hermitte
decididamente al surgimiento de la primera generación de geólogos argentinos, destinada a continuar la obra de los geólogos europeos que habían actuado hasta ese momento en el país. El curso de los acontecimientos que condujeron a tan exitosa relación señala a Hermitte su indiscutido planificador y ejecutor. Como Director reunió en su Repartición a un selecto conjunto de experimentados geólogos europeos que estudiarían los problemas geológicos y mineros del territorio nacional. En calidad de docente universitario, ambicionó que los estudiantes egresaran habiendo recibido una formación científica lo más sólida posible, objetivo que solo se podía obtener incorporándolos a la Repartición que dirigía, ya que la Universidad por sí misma se hallaba imposibilitada de lograrlo debido a sus magros recursos. En la Dirección General, los jóvenes aspirantes a geólogos seguramente se nutrirían con los conocimientos y experiencias obtenidos a través del trato directo con los científicos extranjeros quienes además, los guiarían tanto en las prácticas de campo como en la confección de sus trabajos de Tesis. Por otra parte, la reciente organización de una biblioteca especializada en temas geológicos y mineros ponía a disposición de los investigadores y estudiantes un recurso único en nuestro país, destinado a la actualización de la información. Desde Alemania, llegaron Ricardo Stappenbeck y Juan Keidel en 1906, Anselmo Windhausen en 1909 y Enrique Gerth en 1910, de manera que en dicho año, la Dirección General contó con un modesto pero prestigioso elenco de geólogos europeos, integrado por Keidel, Windhausen, Stappenbeck y Gerth, a los que se agregaban los geólogos ad-honorem Guillermo Bodenbender y Walther Schiller, el Geólogo Ayudante A. Flossdorf y los alumnos Elías Pelosi y Franco Pastore. Con respecto a la designación de los mencionados alumnos Hermitte (1912: 37) expresó que los trabajos efectuados por los geólogos experimentados contribuyeron a iniciar la formación de un personal de geólogos nacionales. “Así, la División tuvo en cuenta, como razones principales, la necesidad imperiosa de aumentar su personal de geólogos y ofrecer un aliciente a los alumnos del doctorado en ciencias de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de nuestra Universidad. El nombramiento de los señores Elías Pelosi y Franco Pastore, alumnos del doctorado, es el primer paso dado en este sentido, incorporando a los estudios geológicos nacionales los primeros geólogos argentinos”.
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El número de geólogos europeos se incrementó con el arribo, en 1911, de Pablo Groeber y Guido Bonarelli; en 1912, de Walther Penck y Ricardo Wichmann, y entre 1912 y 1913, de Helge Backlund, Ricardo Beder, Juan Rassmuss, G. Delhaes y J. Hausen. La presencia argentina, en los años 1912-1913 estuvo dada por Pastore y el ingreso de Juan J. Nágera quien en 1913 realizó con Bonarelli un viaje geológico a las provincias de Entre Ríos y Corrientes. En 1914, en reemplazo de Holtedahl que había sido propuesto pero no se hizo cargo, se incorporó José M. Sobral, graduado el año anterior con el título de Geólogo, en Uppsala (Suecia). En el mes de julio de 1914, Penck regresó a Alemania y su lugar fue ocupado por Pastore, recién graduado1 . En consecuencia, en el inicio del año 1914 actuaban en la Dir ección General: Keidel (Jefe Sección Geología), Beder y Hausen (Geólogos Petrógrafos), Bonarelli, Groeber, Penck, Rassmuss y Wichmann (Geólogos), Flossdorf y G. Senilosa (Geólogos Ayudantes), Pastore y Nágera (Geólogos de Segunda) y R. Faikosch (observador en la Estación Sismológica de Mendoza (Hermitte, 1916). Hasta entonces, Argentina había sido un país próspero y la Dirección General de Minas, Geología e Hidrología disponía de un presupuesto que le permitía realizar cómodamente sus actividades. Pero la iniciación de la Primera Guerra Mundial modificó rápidamente el panorama económico del país, reduciéndose a la mitad el presupuesto de la Repartición, lo que paralizó la incorporación de alumnos y además, varios geólogos alemanes interrumpieron sus trabajos y regresaron a Alemania, como: Gerth, Delhaes, Schiller, Backlund y Penck, por lo que en el año 1918, sólo permanecían los europeos Keidel, Windhausen, Stappenbeck, Bonarelli (quien se ausentaría transitoriamente en 1919), Wichmann, Groeber, Beder y Rassmuss, mientras que entre los argentinos se hallaban: Pastore, Nágera, Sobral y Luciano Catalano. Finalizada la contienda mundial, las actividades se reanudaron lentamente y Hermitte incorporó, en la Sección Geología, a la alumna Edelmira Mórtola quien, en 1920 se doctoró con una Tesis dirigida por Hermitte, sobre rocas alcalinas del Chubut, colectadas por Keidel. De esta manera, Mórtola resultó no solo la primera mujer geóloga de nuestro país, sino también la primera que desempeñó tareas científicas en la mencionada Institución. En 1921, Martín Doello Jurado, designado Geólogo Asociado de la Dirección General, junto con Pastore como Profesor Suplente de Hermitte, realizaron una expedición científica a Tierra del Fuego, auspiciada por el Museo Nacional de Historia Natural y la Dirección General de Minas, Geología e Hidrología. En el año 1924 aún actuaba un número reducido de geólogos europeos (Beder, Groeber, Wichmann, Windhausen, Luis F. Delétang), que se reduciría poco después con los fallecimientos de Beder y Wichmann en 1930, Delétang en 1931 y Windhausen en 1932. Keidel, por su par te, en el año 1922 había renunciado a la Dirección General de Minas, Geología e Hidrología para dedicarse a la docencia universitaria, tarea que cumplió hasta su jubilación en 1941, sin por ello dejar de realizar importantes trabajos geológicos (Borrello, 1952). En cuanto a los argentinos que, durante el año 1924, efectuaban trabajos geológicos, se hallaron: Juan J. Nágera (Jefe Sección Geología), Luciano Catalano, Remigio Rigal (Director del Museo de Aguas Subterráneas), Franco Pastore, Augusto Tapia y José M. Sobral (Director de Minas, Geología e Hidrología entre 1922 y 1930). En 1925 se ag regarían los Ayudantes Isaías R. Cordini, Ramón J. Guiñazú, Eduardo Riggi y Ernesto Soler. Los dos primeros mencionados realizaron trabajos de campo bajo la dirección de Carlos C. Caldenius. De esta manera, una joven generación de geólogos argentinos fue sustituyendo g radualmente a aquella compuesta por quienes habían sido sus maestros. Tal reemplazo, que en su parte 1
Pastore fue el primer geólogo g raduado en una universidad argentina, con su Tesis n° 103 rendida a principios del año 1914. Recién el 22 de diciembre de 1915 era aprobada la Tesis n° 109 de Juan J. Nágera (Camacho, 1996).
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principal insumió unos 20 años, significó un hecho singular en la historia de la Geología argentina, en el cual la Dirección General de Minas, Geología e Hidrología cumplió una función protagónica, conducida hábilmente por Hermitte, mérito que la posteridad no le ha reconocido aún plenamente, si bien algunas importantes voces lo recordaron públicamente, como Juan Olsacher (1962) para quien, Sarmiento y Hermitte fueron los dos hombres que más hicieron, desde la función pública, en beneficio de la Geología argentina; mientras que para Keidel (1941), Hermitte tuvo el gran mérito de haber fomentado con entendimiento y energía, los estudios de carácter científico al lado de las exigencias prácticas. También la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, en el año 1923, lo nombró Miembro Titular y la Escuela Técnica N° 34 de la Ciudad de Buenos Aires lleva su nombre. En sus cátedras de la Universidad de Buenos Aires, Hermitte fue reemplazado por Pastore, actuando como Jefe de Trabajos Prácticos Edelmira Mórtola. En sus primeros años de docencia, el único sueldo percibido por Pastore fue el de Geólogo de la Dirección General de Minas, Geología e Hidrología y, en cumplimiento de dicha función, durante sus viajes reunió una importante colección de rocas y minerales de nuestro territorio, cuyos duplicados sirvieron para organizar un ejemplar y didáctico Museo Mineralógico y Petrográfico en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Algunos de los geólogos europeos que trabajaron en la Dirección General de Minas, Geología e Hidrología de aquella época, se radicaron definitivamente en el país y culminaron su actividad científica dedicándose a la docencia universitaria. Keidel y Groeber cumplieron una notable actuación en la Universidad de Buenos Aires, donde Keidel dictó Geología desde 1924 hasta su jubilación en 1941, y Groeber comenzó como Profesor Adjunto de Mineralogía y Geología para Ingenieros, pasando en 1935 a Profesor Titular de Geografía Física y Climatología. En la Universidad Nacional de La Plata igualmente ejercieron con gran éxito, Keidel y Schiller, mientras que Windhausen y Beder enseñaron en la Universidad Nacional de Córdoba; el primero de ellos escribió la obra «Geología Argentina» (1929-1931), que durante décadas fue un texto clásico para estudiantes y egresados. La identificación de una primera generación de geólogos no excluye el reconocimiento de la existencia de un núcleo precursor, representado por naturalistas de la talla de los hermanos Ameghino. Si bien, ellos concentraron su vocación principalmente en el estudio de los mamíferos fósiles, también se destacaron por sus aportes a la geología del país. Bibliografía Aguirre, E. 1878. Discurso inaugural. Pronunciado por el Catedrático Don Eduardo Aguirre. En la apertura del curso de Mineralogía y Geología, en la Universidad de Buenos Aires, el 29 de mayo de 1878. El Naturalista Argentino, Tomo 1, Entrega 7°, Julio de 1878: 194-201. Borrello, A. 1952. Profesor Doctor Juan Keidel. Homenaje en su septuagésimo quinto aniversario. Revista Asociación Geológica Argentina 7 (3): 145-156. Camacho, H.H. 1971. Las Ciencias Naturales en la Universidad de Buenos Aires. Estudio Histórico. EUDEBA/Temas. Buenos Aires. Camacho, H.H. 1996. Origen y Evolución de la enseñanza de las Ciencias Geológicas en la Universidad de Buenos Aires. Ciencia e Investigación 48 (1-2): 48-53. Camacho, H.H. 2001. Las Ciencias Geológicas en la Argentina, hasta 1939. Saber y Tiempo 12: 177-220. Dirección General de Minas, Geología e Hidrología. 1929. Memoria de la Dirección General de Minas, Geología e Hidrología correspondiente al año 1924. Publicación 48: 1-54. Hermitte, E. 1910. Las investigaciones geológicas, mineralógicas e hidrológicas en la República Argentina. Necesidad de fomentarlas. Memoria presentada al Congreso Científico Internacional Americano. Hermitte, E. 1912. Memoria de la División de Minas, Geología e Hidrología correspondiente al año 1910. Anales del Ministerio de Agricultura. Sección Geología, Mineralogía y Minería. 7 (2): 1-129.
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Recibido : 15 de Febrero de 2008 Aceptado: 15 de Abril de 2008
Historia de la Geología Argentina I E L A PLATA A FINES DEL SIGLO XIX N M USEO DE F.G. Aceñolaza (Coordinador-Editor)
Serie Correlación Geológica, 24: 109-126 109 Tucumán, 2008 - ISSN 1514-4186 - ISSN on-line 1666-9479
El Museo de La Plata en el avance del conocimiento geológico a fines del Siglo XIX Alberto C. RICCARDI1 Abstract: T HE L A P LATA MUSEUM GEOLOGICAL CONTRIBUTION IN THE XIX CENTURY .- The contributions of the La Plata Museum to the geological knowledge of Argentina, began after this institution was founded in 1884, as an aftermath of the exploratory trips beg an by F.P. Moreno in 1873. The geological studies of the La Plata Museum, org anized by Moreno, covered the Andean region between Puna and Tierra del Fuego, but with their main focus in the Patagonian Andes, took relevance from 1893 onwards when they became related to geographic explorations aimed at fixing the boundary between Argentina and Chile. As a result in about ten years the geographic and geological basis of extense and almost unknown regions were established. The study of the area between the Ultima Esperanza Inlet and lago Belgrano was mainly due to R. Hauthal, who defined its general stratigraphy and published the first geological map of the cordilleran region between c. 49° 30' and 52° S. The general geological scheme north of Lago Buenos Aires, to río Negro, was established by Santiago Roth. The stratigraphic succession, facies and structural changes through the argentine-chilean cordillera at the latitude of Lago Nahuel Huapi and Lago Lacar was studied by L. Wehrli, whilst at the latitude of Neuquén and Mendoza is mainly due to C. Burckhardt, with the contribution of R. Hauthal for the region between the Atuel and Diamante rivers. Important collections of Mesozoic and Cenozoic invertebrates, plants and vertebrates were made in these large areas, which were studied, respectively, by C. Burckhardt, F. Favre, W. Paulcke, O. Wilckens, F. Lahille y H. Ihering, by F. Kurtz, and by F. P. Moreno, A. Mercerat, A. S. Woodward, R. Lydekker and F. Ameghino. Resumen: EL MUSEO DE L A P LATA EN EL AVANCE DEL CONOCIMIENTO GEOLÓGICO A FINES DEL SIGLO XIX.- Las contribuciones al conocimiento geológico de la Argentina vinculadas al Museo de La Plata, dieron continuidad, luego de la fundación de esa institución en 1884, a las observaciones efectuadas por su fundador F. P. Moreno durante las exploraciones que realizó a partir de 1873. Los estudios del Museo de La Plata, org anizados por Moreno, que se centraron fundamentalmente en la Patagonia y en la región andina, abarcaron desde la Puna hasta Tierra del F uego y adquirieron mayor dimensión a partir de 1893 debido a las exploraciones efectuadas para establecer el límite con Chile. Con ello en aproximadamente 10 años se sentaron las bases geográficas y geológicas de regiones prácticamente desconocidas. El estudio de la geología entre el Seno de la Ultima Esperanza y el lago Belgrano se debió fundamentalmente a R. Hauthal, quien estableció la estratigrafía general de esa región y publicó el primer mapa geológico de la región cordillerana ubicada entre c. 49° 30' y 52° S. Las bases de la geología al nor te del Lago Buenos Aires, hasta el río Negro, fueron establecidas por Santiago Roth. La sucesión estratigráfica, variaciones faciales y estructurales en sentido este-oeste de la región correspondiente a los lagos Nahuel Huapi y Lacar fue estudiada por L. Wehrli, y la de la cordillera argentino-chilena a la latitud del Neuquén y Mendoza se debió fundamentalmente a C. Burckhardt, con los aportes de R. Hauthal para la región entre los ríos Atuel y Diamante. En el Mesozoico y Cenozoico de esta extensa región se efectuaron importantes colecciones paleontológicas de invertebrados, plantas y vertebrados, que fueron estudiadas respectivamente, por C. Burckhardt, F. Favre, W. Paulcke, O. Wilckens, F. Lahille y H. Ihering, por F. Kurtz, y por F. P. Moreno, A. Mercerat, A. S. Woodward, R. Lydekker y F. Ameghino. Key words: La Plata museum. Geology. History. Palabras clave: Museo La Plata. Geología. Historia.
Introducción
En la segunda mitad del Siglo XIX los estudios geológicos originados dentro del país se debieron fundamentalmente a tres instituciones: el Museo Público de Buenos Aires, la Academia Nacional de Ciencias, en Córdoba, y el Museo de La Plata.
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La institución señera fue el Museo Público de Buenos Aires, cuya creación en 1812 se debió a la iniciativa de Bernardino Rivadavia, pero cuya trascendencia científica se produjo entre 1862 y 1892, bajo la dirección de German Burmeister (1807-1892). Desde esa institución Burmeister influyo en la creación y desarrollo inicial de las otras dos instituciones (cf. Riccardi, 2000a p. 157). Así a Burmeister se debió la organización y primera dirección de la Academia Nacional de Ciencias, nacida en 1869 por inspiración del Presidente de la Nación Domingo F. Sarmiento y del Ministro de Instrucción Pública Nicolás Avelleneda. Su influencia en la creación del Museo de La Plata en 1884, fue en cambio indirecta y debe buscarse en las enseñanzas y ejemplo que transmitió a su fundador, F.P. Moreno, en el transcurso de su adolescencia y juventud. Los aportes al conocimiento geológico de la Argentina originados en la Academia Nacional de Ciencias durante la segunda mitad del Siglo XIX tuvieron como foco el centro y noroeste del país y se debieron a Alfredo Stelzner, Luis Brackebusch y Guillermo Bodenbender. Este último también contribuyo, junto con Federico Kurtz, al estudio de la geología del sur de Mendoza y norte del Neuquén. Los trabajos del Museo de La Plata, como se verá, cubrieron casi todo el país, pero sus logros mas importantes tuvieron como escenario la región patagónica, cuyo interior hasta la década de 1870 había permanecido virtualmente desconocido. El conocimiento geológico de la Patagonia anterior a 1870
Hasta 1870, año en que el capitán inglés Jorge Musters efectuó su travesía entre Punta Arenas y Carmen de Patagones (Musters, 1870), el conocimiento que se tenía de la Patagonia se hallaba restringido a algunas observaciones aisladas, mayormente limitadas al litoral atlántico, realizadas por navegantes y exploradores extranjeros. Los reconocimientos de Fernando de Magallanes en 1520, registrados por el cronista Fernando Antonio Pigafetta, fueron seguidos entre los siglos XVI y XVII por numerosas expediciones marítimas a lo largo de la costa patagónica. El interior en cambio permaneció poco conocido, pese a algunos viajes de los misioneros jesuitas Nicolás Mascardi en 1670-2, José Cardiel, José Quiroga y Matías Strobel en 1745 y a la exploración de Antonio de Viedma, en 1782, de la región entre Puerto San Julián y el lago que lleva su nombre. Las observaciones más amplias y detalladas, basadas generalmente en relatos de terceros, fueron sin embargo transmitidas a la posteridad por otro misionero el Padre Tomás Falkner (1774). En 1826 los buques ingleses «Beagle» y «Adventure» comenzaron una serie de exploraciones científicas al mando del capitán Parker King, las que continuarían entre 1830 y 1836 bajo la dirección del capitán Roberto Fitz Roy. En esta última época, en 1831, se unió a la expedición el naturalista de sólo 22 años Carlos Darwin, a quien se deben los primeros estudios geológicos sobre la Patagonia que merecen ser tomados en consideración. La búsqueda del lago que da origen al río Santa Cruz, intentada en 1834, fracasó a sólo pocos kilómetros del mismo y a la vista de los cerros que lo circundan, tales como el Hobler y Castillo bautizados por Fitz Roy. No obstante, fue en ese recorrido que Darwin (1842, 1846) realizó diversas observaciones geológicas sobre el interior de la Patagonia. Aproximadamente en la misma época, en 1829, Alcides d’Orbigny en el curso de un viaje de estudios por América del Sur llegó a Carmen de Patagones, localidad en la que permaneció nueve meses y desde la cual recorrió la región aledaña, mayormente la costera entre los 40º y 42º de latitud sur, y efectuó estudios, en especial referidos al Terciario, los cuales serían luego incorporados a la síntesis geológica presentada en su obra «Voyage dans l’Amerique Meridional» (1842).
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Notablemente, hasta los viajes de Moreno, realizados entre 1875 y 1880 al Nahuel Huapi, Tecka y los lagos Argentino, Viedma y San Martín, el interior de la Patagonia era virtualmente desconocido, en especial la vertiente oriental de la cordillera. Es que como dijera Moreno la Argentina civilizada tenía «como centros principales extremos, el Azul en la Provincia de Buenos Aires, Río IV en la de Córdoba, Villa Mercedes y San Luis en la de este nombre, y San Rafael en la de Mendoza; Bahía Blanca era un punto aislado, y había peligro de muerte en cruzar desde allí hasta el Azul o el Tandil» (Moreno, 1898, p. 207). «Sólo Carmen de Patagones, la población que fundara Antonio de Viedma en 1779, era la vigía solitaria y aislada que apuntaba hacia el desolado sur» (Destefani, 1977, p. 31). La colonia galesa del río Chubut iniciada en 1865, era «un oasis en el desierto. . . el Puerto Deseado se encontraba... en el mismo estado en que lo dejara Víedma... y la bahía de Santa Cruz permanecía tan solitaria como en el tiempo en que el almirante Fitz Roy reparara en ella . . . las averías de la veterana Beagle» (Moreno, 1898, p. 208-9). La isla Pavón en la desembocadura del río Santa Cruz y la isla de los Estados más al sur, eran los enclaves donde un pequeño grupo de hombres encabezado por el Comandante Luis Piedrabuena reivindicaba la soberanía argentina hasta el Cabo de Hornos (Riccardi, 1986). Las exploraciones de Moreno (1875-1880)
Las exploraciones de Moreno a la Patagonia tuvieron siempre los mismos propósitos, según sus propias palabras, «conocer esos territorios hasta sus últimos rincones y convencer con pruebas irrecusables a los incrédulos y a los apáticos, del gran factor que, para nuestra grandeza, sería la Patagonia, apreciada en su justo valor» (Moreno, 1898, p. 209). Su primer viaje a Car men de Patagones en 1873 fue seguido en 1874 por otro, en barco, hasta la desembocadura del río Santa Cruz. Entre fines de 1875 y principios de1876 a los 23 años de edad se convirtió en el primer hombre civilizado en alcanzar el lago Nahuel Huapi desde el Atlántico. Y en 1876-1877 realizó una expedición en barco a Santa Cruz, pasando por Chubut, con el objeto de reconocer el río Santa Cruz y averiguar la verdadera situación de la Cordillera (Moreno, 1898, p. 209). Así llegó, junto con Carlos M. Moyano, a los lagos que llamó Argentino y San Martín (Moreno, 1879). En 1879-1880 Moreno cruzó la Patagonia desde Carmen de Patagones a Tecka en Chubut, regresando por el Nahuel Huapi. Su visita a las Tolderías de Shaihueque concluyó en una legendaria huida en balsa, de 6 días de duración, por los ríos Collón Cura y Limay hasta la confluencia de este último con el Neuquén. En los relatos de estos viajes de exploración efectuados por Moreno las obser vaciones geológicas suelen ser mayormente anecdóticas y/o confirmatorias de conclusiones de otros. Entre ellas se encuentran las que efectuó en Chubut (Moreno 1879), referidas fundamentalmente a la “formación geológica que d’Orbigny llamo Terciaria Patagónica ” y a los rodados que la cubren. De la primera describió aspectos litológicos, estratificación y características de su contenido fósil, al tiempo que la ubicó en el contexto mas amplio de la totalidad de la Patagonia e incluso de la Provincia de Buenos Aires y la región del litoral, en algunos casos corroborando observaciones de naturalistas como Darwin, Bravard, Burmeister y Agassiz. Moreno (1879, p. 70) concluyó que el levantamiento de las capas marinas terciarias de la región oriental fue uniforme y continuó hasta la actualidad. A este fenómeno de elevación gradual, con interrupciones temporarias, atribuyó Moreno la formación de mesetas a diferentes alturas sobre el nivel del mar, señalando que las mismas muestran una ligera inclinación desde los Andes hacia el este, con una disminución del tamaño de los rodados que las cubren en la misma dirección. Con respecto a esta cubierta de
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rodados o “manto de cascajo rodado”, como lo llamó (Moreno, 1879), Moreno (1879, p. 68-69) describió su composición y distribución, desde la orilla del Atlántico a las faldas andinas, con una extensión norte-sur de 1000 Km y este-oeste de 320 Km, al tiempo que observó que en Chubut, a diferencia de Santa Cruz, no existen bloques erráticos en proximidad al océano, todo lo cual lo llevó a suponer que estos rodados se originaron en la región cordillerana y que fueron diseminados por acción del agua. Moreno, entre otros aportes, también describió (Moreno, 1879) las características y origen de las salinas de la Patagonia, a las que comparó con las de otras regiones del país, registró los diferentes tipos de unidades litológicas, ígneas, metamórficas y sedimentarias, en los trayectos que recorrió, descubrió yacimientos de vertebrados terciarios en el valle del río Santa Cruz con diferentes tipos de “marsupiales, roedores, carnívoros, paquidermos y hasta desdentados”, apuntó la presencia de invertebrados cretácicos y de plantas del Terciario inferior en la región de los lagos San Martín y Viedma, describió la disposición estructural de las capas sedimentarias representadas en el valle superior del río Shehuen, la naturaleza eruptiva del cerro Kachaike y del que denominó Moyano, registró la existencia de troncos silicificados de hasta 1 metro de diámetro y de moluscos marinos del Terciario inferior en la región de Valcheta y puso de relieve las similitudes geológicas de la Patagonia con otros continentes australes (Moreno, 1882). Las exploraciones y estudios originados en el museo de La Plata A NTECEDENTES
El 17 de septiembre de 1884 (Riccardi, 1977), luego de un viaje a Francia, y cuando contaba 32 años de edad, Moreno fundó el Museo de La Plata, el que dirigió hasta 1906, año en el que renunció debido a su oposición a que esa institución fuese incorporada a la recién creada Universidad Nacional de La Plata. Este establecimiento estaba destinado, en sus palabras “a reunir, estudiar y divulgar materiales para la Historia Física y Moral del Continente Sud-Americano” y “el plan adoptado abarca diferentes temas: estudio bajo el punto de vista geológico y geográfico, de la parte de la corteza terrestre que hoy forma el continente Sud-Americano”. Desde esta institución, disponiendo de medios más importantes que en la década anterior, en especial de varios colaboradores, Moreno continuó con mayor dedicación el estudio de los territorios patagónicos. E XPEDICIONES DE 1888-1889
Luego de la etapa de construcción de su edificio, concluida en 1888, el Museo La Plata comenzó a desarrollar una serie de actividades, mayormente centradas en la Patagonia y la Pro vincia de Buenos Aires. Las expediciones llevadas a cabo tuvieron como objetivo principal la exploración geográfica y la colección de materiales paleontológicos, biológicos y antropológicos destinados a enriquecer las colecciones y exhibiciones del museo. En este período inicial las observaciones geológicas sin embargo no fueron importantes y estuvieron acotadas por el nivel de conocimiento de los encargados de tales exploraciones. Entre 1888 y 1889 la Sección Exploraciones Nacionales del Museo de La Plata efectuó varias expediciones para coleccionar materiales en los yacimientos fosilíferos del río Santa Cruz, descubiertos por Moreno en 1877 y efectuar reconocimientos y colecciones en la isla de los Estados, Tierra del Fuego y Chubut Central (Moreno, 1890).
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La expedición al Chubut inició su viaje en agosto de 1888. Estuvo integrada por Carlos Ameghino, Antonio Steinfeld y Eduardo Botello y pese a que Carlos Ameghino fue separado del Museo el 12 de marzo de 1889 debido al incumplimiento de instrucciones recibidas, Steinfeld y Botello prosiguieron los trabajos en la misma región el 24 de abril, pasando el invierno de 1889 en las inmediaciones de los lagos Colhue Huapi y Musters. La primera remesa de materiales enviada desde el campo incluyó 14 cajones de restos paleontológicos (fundamentalmente mamíferos y restos de dinosaurios) y antropológicos. La expedición al río Santa Cruz, integrada por Santiago Pozzi y Clemente Onelli, llevando como ayudantes a Juan Ivovich y Francisco Larumbe, salio el 31 de octubre de 1888 y llego a Punta Arenas a principios de Noviembre, zona en la que examinaron la “formación lignítica” del Terciario y coleccionaron muestras. Los expedicionarios continuaron viaje a caballo hasta Río Gallegos, donde obtuvieron restos de mamíferos fósiles y rocas. Luego siguieron hasta el río Santa Cruz, a donde llegaron el 28 de noviembre, para recorrer varias veces el trayecto entre el Océano y la Cordillera y obtener una importante colección de vertebrados fósiles, incluyendo toxodontes y aves de gran tamaño. Regresaron a La Plata el 2 de agosto de 1889 con 100 cajones de fósiles. Con igual propósito, a fines de agosto de 1889, Ivovich, Larumbe y el indígena fueguino Maisch se dirigieron a la isla de los Estados y Tierra del Fuego, para pasar en octubre a Santa Cruz, donde permanecieron hasta principios de 1890. Por la misma época el Museo de La Plata también se enriqueció con abundante material fósil (incluyendo varios gliptodontes, 2 milodontes, 1 lestodonte, 1 megaterio) proveniente de la pro vincia de Buenos Aires, especialmente de Monte Hermoso y Lujan. Al finalizar esta época, en 1890, se iniciaron las publicaciones del Museo de La Plata, las que fueron impresas en talleres propios montados a tal efecto gracias al aporte económico del mismo Moreno. Los primeros trabajos, dados a conocer en los Anales y la Revista incluyeron contribuciones de Alcides Mercerat (1890, 1891a-i), primer encargado de la Sección Paleontología, y de Moreno y Mercerat (1891a), sobre los mamíferos fósiles coleccionados por Moreno en 18741875 y 1876-1877 en el Terciario de Chubut y Santa Cruz. Moreno y Mercerat (1891a, b ) también publicaron un catálogo bilingüe castellano-francés de pájaros fósiles. Por su parte Moreno (1891a, b, 1892) dio a conocer estudios sobre vertebrados, especialmente cetáceos, del Terciario de Chubut y Santa Cruz. E XPEDICIONES DE 1890-1895
Entre 1890 y 1895 Moreno envió otras expediciones a diferentes partes del sur y oeste del país y las tareas de exploración cobraron mayor dimensión a partir de 1893, año en el que «el gobierno nacional decidió prestar su cooperación a fin de que los trabajos que el Museo hacía para estudiar el suelo argentino, se realizaran con mayores facilidades» (Moreno, 1898, p. 210). Así entre 1893 y 1895 el personal del Museo recorrió «desde las heladas regiones de la Puna. . . hasta el Departamento de San Rafael en la provincia de Mendoza, estudiando la geografía, la geología y la mineralogía, en las altas cumbres y en los vastos llanos y revelando por vez primera la fisonomía exacta de la orografía andina en tan vasta extensión, hasta entonces casi completamente desconocida» (Moreno, 1898, p. 210) A fines de 1891 una comisión viajó al Puerto Santa Cruz. La integraba el Naturalista Viajero del Museo Carlos Burmeister, secundado por Emilio Beaufils, Juan Ivovich y Federico Berry, Pedro M. Rosa, y el yahgan Maish. En el mes de septiembre Burmeister efectuó colecciones fósiles en la zona de Monte Observación (Burmeister, 1891) y, a partir del 29 de diciembre de 1891, en una amplia región ubicada entre la costa atlántica y la cordillera y los ríos Santa Cruz y Chalia. Esta expedición tuvo como base “un galpón” del Museo ubicado en proximidad al Puer-
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to Santa Cruz. Desde allí, con un pesado carro de cuatro ruedas, se avanzó por la margen norte del río Santa Cruz en dirección noroeste, hasta el río Chalia o Shehuen, para continuar luego hacia el suroeste hasta la margen oriental del lago Viedma, recorrer la margen oriental del río Leona hasta lago Argentino, del cual se exploró su margen norte hasta más allá de los cerros Hobler y Castillo, en cuyas inmediaciones se bautizaron los arroyos de las Hayas y de los Loros. En este trayecto la comisión, entre otros fósiles, hallo restos de dinosaurios en la región del río Leona y del cerro que se denominó Fortaleza. Posteriormente Burmeister y sus acompañantes retornaron hacia el norte hasta “Shanijeshk-aik” (= Piedra Clavada), en el río Shehuen, y siguieron de allí al lago San Martín. Finalmente regresaron por los valles de los ríos Chalia y Chico hasta Santa Cruz, a donde llegaron, con las colecciones obtenidas, a fines de marzo de 1892 (Burmeister, 1892). Los dinosaurios, cetáceos y ungulados fósiles obtenidos por las expediciones del Museo en Neuquén, Chubut y Santa Cruz fueron estudiados por Richard Lydekker, quien, invitado por Moreno, visito el Museo entre septiembre y noviembre de 1893. Sus estudios, realizados en un tiempo relativamente breve y, como el mismo señaló, no disponiendo de la bibliografía necesaria, fueron dados a conocer en forma inmediata (Lydekker, 1893, 1894) en ediciones bilingües castellano-inglés de los Anales del Museo. Entre otros restos fósiles los trabajos comprenden la descripción del Titanosaurus australis , especie cuyo esqueleto sería montado y exhibido en las salas del Museo a partir de 1928, por iniciativa de Angel Cabrera. Así el material paleontológico coleccionado en Santa Cruz por Moreno en 1877, y por otro personal del Museo entre 1887 y 1896, sirvió de base al conocimiento de invertebrados y vertebrados, fundamentalmente del Cenozoico gracias a los estudios de Lahille (1896, 1898, 1899), Mercerat (1890, 1891a-i), Moreno y Mercerat (1891a, b) y Florentino Ameghino (1887, 1889). El contexto estratigráfico de estos hallazgos fue establecido detalladamente por Mercerat (1897), quien entre 1892-1893 y 1893-1895, como investigador del Museo Nacional de Buenos Aires, efectuó diez perfiles regionales al sur del río Santa Cruz. Mercerat (1896-7). En estos aportes, estableció la relación correcta entre el Patagoniense y el Santacrucence, y las características de los rodados que cubren la región, a los que denominó «Tehuelches» y refirió al Plioceno. Mientras tanto, el 13 de junio de 1892, otra expedición del Museo integrada por Rodolfo Hauthal, quien desde 1891 era Encargado de la Sección Geología y Mineralogía, se dirigió a Mendoza con el objeto de hacer un informe sobre la existencia de carbón al sur de San Rafael. En su transcurso se realizaron observaciones desde el Triásico de Cacheuta y Challao, pasando por la sierra de Piedra Pintada, hasta la región ubicada entre los ríos Diamante y Atuel, en la cual se ubicaba el yacimiento. Así a Hauthal (1892b) se debió la primera descripción generalizada de los yacimientos de asfaltita del Cretácico superior existentes en esa región (cf. Borrello, 1956). Moreno complementaria estas observaciones con la publicación, en los Anales del Museo, de un estudio de Ave Lallement que comprende un mapa geológico en escala 1: 25.000 de la región al norte del río Mendoza (Ave-Lallemant, 1892). Todos estos estudios fueron ampliados en 1894, cuando Hauthal por orden de Moreno, participó en el examen topográfico y geológico de los departamentos de San Carlos, San Rafael y Villa Beltrán en Mendoza. A resultas del mismo, y en el término de 2 meses y 13 días, los ingenieros Gunardo Lange y Enrique Wolff realizaron un levantamiento topográfico en escala 1:500.000 de 35.000 km 2, determinaron 175 alturas sobre el nivel del mar y confeccionaron, conjuntamente con Hauthal, un plano topográfico-geológico en escala 1: 25.000 de 88 km 2 entre los ríos Atuel y Diamante (Moreno 1896; Lange 1896; Hauthal 1896a). Como resultado de su estudio Hauthal (1896a) presentó un perfil y discutió de manera general la estratigrafía de la región ubicada al oeste del arroyo de la Manga, especialmente la sucesión del Jurásico y Cretácico
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y las rocas volcánicas. Hauthal (1895) también realizó un estudio de los ventisqueros de Mendoza, en la región entre Mendoza y el río Atuel. En definitiva a Hauthal (1892b-c, 1895, 1896a) se debieron los estudios sobre la estratigrafía y la presencia de asfaltitas en la región ubicada entre los ríos Atuel y Diamante, sobre el Triásico del Challao, y sobre ventisqueros y sedimentos glaciales en las proximidades de Mendoza. Por la misma época, en la provincia de Buenos Aires, Hauthal (1892a) estudió la Sierra de la Ventana, en la parte oeste de la de Las Tunas y parte oeste de Pillahuinco, zona de la cual presentó un croquis geográfico, un perfil y describió la litología y el plegamiento, que atribuyó a movimientos provenientes del sur-suroeste. Posteriormente extendió sus observaciones litológicas, estratigráficas y estructurales a las sierras septentrionales de la provincia de Buenos Aires, entre Hinojo y Cabo Corrientes (Hauthal, 1896b), complementando así los efectuados por Juan Valentin (1895) en las sierras de Olavarria y Azul. En estos últimos se había dado especial énfasis a las características e importancia de las rocas de aplicación allí existentes y también se habían registrado los primeros icnofósiles en las cuarcitas de Balcarce, atribuidas al Paleozoico inferior. Valentin también efectuó una comisión a San Luis, entre septiembre y octubre de 1894, con el objeto de estudiar las zonas auríferas de las sierras. Allí examinó la zona de Cañada Honda, Mina La Carolina y las principales minas de la sierra de San Francisco y los distritos mineros de Quines y San Martín (Valentin, 1896). Los estudios en esta provincia se vieron enriquecidos además por el que realizó Kurtz (1895) de las plantas coleccionadas por Moreno en 1883 en el Bajo de Véliz. L A CAMPAÑA ENTRE S AN R AFAEL Y L AGO B UENOS A IRES (1896)
En 1896 Moreno decidió efectuar «el reconocimiento geográfico y geológico, dentro de lo posible y en el perentorio plazo de cinco meses, de la zona inmediata a los Andes y de la parte oriental de éstos comprendida entre San Rafael, en la provincia de Mendoza, y el lago Buenos Aires en el Territorio de Santa Cruz» (Moreno, 1898: 212). Decía Moreno “Las República no puede quedar estacionaria, ni contentarse con su fama de rica, fama más o menos bien merecida. Los que siguen el desenvolvimiento de las naciones sudamericanas, observan que no poca parte del progreso de la Argentina es ficticio. Sienten que solo se mueve en ella lo que está inmediato a los puertos, que pueden considerarse como pedazos de Europa, y que con raras excepciones, se abandona el interior, desequilibrándose el país cada vez más, como Nación” (Moreno, 1896). Para ello encomendó a sus colaboradores el estudio de diferentes zonas: La región entre San Rafael-Chos Malal (Figura 1) fue estudiada por el geólogo Rodolfo Hauthal y los ingenieros topógrafos Enrique Wolff y Carlos Zwilgmeyer, quienes fueron acompañados por el dibujante paisajista Carlos Sackmann y el cazador del Museo Matías Ferrua. La región entre río Negro, Limay, Collon Cura, Nahuel Huapi fue relevada por el geólogo Santiago Roth, los ingenieros topógrafos Adolfo Schiörbeck y Eimar Soot, y el ayudante Juan M. Bernichan. Todo el grupo se dirigió por el río Negro y el Limay hasta Collon-Curá. Desde este punto Roth y Soot se internaron por el río Caleufu y reconocieron sus afluentes, mientras Schiörbeck y Bernichan se dirigieron al lago Nahuel Huapi (Figura 2), donde el último se hizo cargo de la estación meteorológica, mientras el primero se internó por el lago Gutiérrez y reconoció las serranías vecinas. La región entre los lagos Gutiérrez y Buenos Aires fue recorrida por el ingeniero de Minas Joanny Moreteau, el naturalista viajero Julio Koslowsky y los ingenieros topógrafos Gunardo Lange, Teodoro Arneberg. Juan Waag, Juan Kastrupp, Emilio Frey y Ludovico Von Platten. Frey exploró la región de Cholila y los valles y serranías situados al norte y noroeste del Lago Puelo y al oeste del principal afluente norte del Chubut, desde las nacientes del río Manso. Moreteau tuvo a su cargo el estudio geológico
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del valle 16 de octubre y de las montañas vecinas. Lange recorrió la red de lagos entre los de Cholila y el Fetaleufú, hasta donde éste recibe las aguas del río Corintos, en el Valle 16 de Octubre (Fig. 3). Waag reconoció la región del río Corcovado, o Carrenleufú, mientras Kastr upp, levantó la topografía de la región al oriente del Lago General Paz (=Gral. Wintter), y el valle del Gennua y Von Platten los valles del río de Las Vacas y del río Pico, al igual que la región montañosa aledaña. Arneberg, acompañado de Koslowsky, exploró los lagos Fontana y La Plata y la región entre el río Senguerr y el lago Buenos Aires, hasta los primeros cerros nevados que cruzan los afluentes del río Aysén. “Todo este competente personal, perteneciente a las secciones topográfica y geológica del Museo de La Plata”, se puso en marcha a principios de Enero de 1896. Moreno por su parte se dirigió a San Rafael y desde allí cubrió a caballo el trayecto hasta lago Buenos Aires, encontrando a su paso a las distintas comisiones “para tener así una impresión personal del conjunto de los resultados y poder con ella darme cuenta luego de sus detalles” (Moreno, 1898, p. 213). Los resultados de esta expedición múltiple que finalizó en junio de 1896 fueron reseñados por Moreno (1898), reseña que incluyó parte de las instrucciones que el mismo diera a sus colaboradores La expedición realizada por el Museo entre enero y junio de 1896 sirvió para el reconocimiento de un área de 170.000 km 2 entre San Rafael y lago Buenos Aires con vistas a elaborar un plano en escala 1:400.000. En ella se recorrieron 7155 Km a caballo, se determinaron 3 longitudes, 328 latitudes y 201 azimutes; se hicieron 360 estaciones con teodolito y 180 con brújula prismática; se realizaron 1072 estaciones barométricas y 271 observaciones trigonométricas de altura; se tomaron 960 clichés fotográficos y 6250 muestras de rocas y fósiles; y se confeccionaron los primeros planos preliminares del lago Nahuel-Huapi y del Valle 16 de Octubre. En esta expedición Roth, que se había incorporado al Museo en 1895 como Encargado de la Sección Paleontología, en reemplazo de A. Mercerat, describió (Roth, 1899a) los niveles fosilíferos de General Roca (Figura 4), recogiendo materiales que lueg o fueron estudiados por Burckhardt (1902b), quien los consideró de edad cretácica superior y daniana y comparables a los hallados por Bodenbender (1892) en Malargüe (cf. Behrendsen 1891-2). Burckhardt (1902b) estableció además que la fauna correspondía a una ingresión atlántica que había estado limitada hacia el sur y el oeste por una masa continental. Material de esta localidad, recogido por Roth en viajes posteriores, fue también estudiado por Ihering (1903, 1904, 1907) y Wilckens (1905). Roth (1899a) realizó además un perfil geológico transversal desde Carmen de Patagones hasta el lago Falkner, estableciendo las características principales de la estratigrafía de la región; descubrió el Jurásico inferior marino de Piedra Pintada (Roth, 1902), cuyas plantas e invertebrados fueron estudiados respectivamente por Kurtz (1902b) y Burckhardt (1902c); coleccionó restos de vertebrados en sedimentos continentales cretácicos, los que fueron descriptos por Woodward (1896, 1901); y halló y describió restos de mamíferos fósiles en sedimentos hoy atribuidos a la Formación Collón Cura. En este viaje y los realizados en 1898-9 y 1902 Roth (1899a, 1904a, 1908, 1922, 1925) documentó la presencia de Jurásico inferior marino en Chubut, atribuyó al Terciario afloramientos posteriormente referidos a la Serie Andesítica, descubrió plantas miocenas cerca del Nahuel Huapi y sedimentos marinos patagonianos en Corral Foyel, en las cabeceras del río Villegas y en el cerro Otto; y coleccionó el material de vertebrados de la región de Laguna Blanca, río Fénix, río Genguel, río Senguerr, río Huemules y río Frías que años después sería estudiado por Kraglievich (1930). También descubrió Roth (1899a) varios yacimientos de mamíferos en el valle inferior del Chubut y en el norte del lago Musters. Cabe destacar que hasta hace pocas décadas la mayor parte del conocimiento geológico que se tenía de la región ubicada entre lago Fontana y Esquel se debía fundamentalmente a Roth,
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Figura 1. Chos Malal en 1896 (Moreno, 1898).
Figura 2. Personal del Museo de La Plata
Figura 3.
navegando el lago Traful en 1896 (Moreno, 1898).
El Valle 16 de Octubre y el Cerro Situación (Esquel, Chubut) en 1896 (Moreno, 1898).
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Figura 4. Perfil geológico frente a General Roca, Río Negro
(Roth, 1899a).
quien también fue considerado en su época como el mejor conocedor de la geología pampeana (Roth, 1888, 1921; véase Kraglievich, 1925). La importancia de los aportes de Roth se extendió a los estudios y exhibiciones paleontológicos (cf. Riccardi, 2000b). Roth efectuó numerosas determinaciones de géneros de mamíferos y realizó el primer estudio detallado de la región auditiva de ungulados sudamericanos, lo que permitió el reconocimiento de un grupo natural diferente a otros del resto del mundo, para el cual introdujo la denominación de Notoungulata. Su habilidad en montaje de esqueletos contribuyó a la fama internacional del Museo de La Plata que pudo gracias a ello exhibir colecciones únicas en el mundo (Torres, 1927), con reconstrucciones que no han sido superadas hasta la actualidad. Las exploraciones y observaciones realizadas por la expedición que el Museo de La Plata efectuó a principios de 1896 hallaron continuidad natural en los trabajos de la comisión de límites, presidida por Moreno a partir de septiembre de ese año. De esta manera la concepción integradora de Moreno entrelazó las investigaciones geográficas y geológicas del Museo de La Plata con la determinación del potencial económico del país y la afirmación de su soberanía territorial y política. L OS ESTUDIOS DE LA C OMISIÓN DE L ÍMITES (1892-1898)
Moreno, como Perito y Jefe de la Comisión Argentina en la cuestión de límites con Chile, efectuó con posterioridad a 1896 numerosos viajes entre Buenos Aires, Santiago de Chile y la región cordillerana. Las tareas de la comisión de límites desarrolladas entre 1892 y 1898 estuvieron a cargo de nueve subcomisiones (República Argentina, 1902) y los estudios realizados abarcaron las siguientes regiones: la Sub-comisión No. 1 entre los paralelos 26° 40', y 32° 25'; la Sub-comisión No. 2 entre el paralelo 32° 20' y el sur del volcán Maipú; la Sub-comisión No. 3 desde el Paso de Santa Elena hasta el paralelo 37° 30'; la Sub-comisión No. 4 desde el paralelo 37° 30' hasta las proximidades del paralelo de 41° al oeste del lago Nahuel-Huapi; la Subcomisión No. 7 entre el lago Nahuel-Huapi y el río Palena, explorando los lagos Gutiérrez, Mascardi, Guillermo, Menéndez y Rivadavia; la Subcomisión No. 8 entre el río Palena y el paralelo de 47°, incluyendo los ríos Aysén, Las Heras, Queilal, y los lagos Fontana, La Plata, Buenos Aires y Soler; la Subcomisión No. 9 una zona casi completamente desconocida, en la que se descubrió, entre otros, los lagos Pueyrredón, Brown, Nansen, Burmeister, Azara, Cardiel y Quiroga y se navegaron los lagos San Martín y Viedma; la Subcomisión No. 5 entre los grados 50° y 52°, incluyendo la región al oeste del lago Argentino y la situada al sur y al oeste de la Sierra de los Baguales. Estas tareas fueron complementadas por mar por el trasporte Azopardo y el aviso Golondrina , que reconocieron zonas extensas de costa entre los paralelos de 42° y 52°. Finalmente en 1901, durante tres meses, Moreno y Hauthal acompañaron a T homas Holdich, representante del Tribunal Arbitral, en el reconocimiento de la región ubicada entre el lag o Lacar
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y el Seno de la Ultima Esperanza (Hünicken, 1970). Las tareas desarrolladas por estas subcomisiones, especialmente las 5, 7, 8 y 9, a las que se debió el descubrimiento de 43 lagos y varios ríos importantes, fue aprovechada por Roth y Hauthal para realizar numerosas observaciones geológicas e importantes colecciones fósiles. Las mismas permitieron al primero, entre 1897 y 1899, ampliar, directa o indirectamente, el conocimiento geológico de la pendiente oriental de la cordillera patagónica y zona aledaña, entre los ríos Negro y Limay y lago Fontana, en el oeste del Chubut, tal como se señaló más arriba (cf. también Roth, 1898, 1899c, 1904b, 1905). En cuanto a los estudios que Hauthal realizó, desde 1897 a 1902 (cf. Hünicken, 1970), entre lago Belgrano y Ultima Esperanza, en su calidad de Jefe de la Sección Geológica del Museo y colaborador de la Comisión Argentina de Límites (Hauthal 1898, 1904b), ellos significaron el primer esquema estratigráfico de la región del lago Belgrano (Hauthal, en Wilckens, 1905; Feruglio 1949, p. 182) (Figura 5), el cual hasta hace casi tres décadas atrás era el único publicado de esa región. También se debió a Hauthal (en Wilckens 1907a) el primer mapa geológico de la región ubicada entre lago Argentino y el Seno de la Ultima Esperanza, donde se estableció con claridad la sucesión estratigráfica de toda la región. Invertebrados fósiles recogidos por Hauthal en el Mesozoico de esa amplia zona fueron estudiados por Favre (1908) y Paulcke (1908), al tiempo que las plantas lo fueron por Kurtz (1902a). Material de moluscos terciarios y cretácicos fue remitido para su estudio a Ihering (1904, 1907) y Wilckens (1907b), el primero de los cuales estableció la proporción de especies vivientes para cada “formación” desde el Eoceno al Cuaternario y la relación de las faunas del Terciario más antiguo con las de Nueva Zelanda y el Océano Indico. Hauthal (1904b) también efectuó un levantamiento de los depósitos glaciales, asignó al Jurásico las rocas que hoy se incluyen en el Complejo El Quemado, y participó en la descripción de los hallazgos de la Cueva del Mylodon o Caverna de Eberhardt (Hauthal 1899, Hauthal et al. 1899; véase también Moreno, 1899, Moreno y Woodward, 1899 y Woodward, 1900). Cabe finalmente destacar el estudio realizado por Hauthal (1904a) sobre la distribución y clasificación de centros volcánicos a lo largo del límite argentino-chileno desde la Puna a Tierra del Fuego. L OS ESTUDIOS DE LA C ORDILLERA A LA LATITUD DE N EUQUÉN Y M ENDOZA
Entre 1897 y 1898 Leo Wehrli y Carl Burckhardt, quienes se habían incorporado al Museo en 1896, realizaron por ordenes expresas de Moreno dos perfiles geológicos transversales de la cordillera argentino-chilena a las latitudes de Malargüe (Mendoza) y Las Lajas (Neuquén) (Figura 6) (Wherli y Burckhardt, 1898; Burckhardt, 1899). Estos perfiles y el estudio de los invertebrados fósiles en ellos hallados (Burckhardt 1900a-b, 1903), permitieron establecer la sucesión estratigráfica de la región y sus variaciones faciales y estructurales en sentido oeste-este. Así pudo Burckhardt (1902a, 1903) determinar las variaciones de las rocas hoy referidas a las Formaciones Río Damas y Tordillo, la existencia de una línea de costa occidental, coincidente con la actual costa chilena, para el engolfamiento marino jurásico desarrollado más al este, y un esquema paleogeog ráfíco de la región durante el Jurásico. En las palabras de Pastore (1925) «Burckhardt prestó a la geología argentina un ser vicio comparable a los que ella debe a Stelzner y Brackebusch». Wehrli por su parte (1899a, b) realizó perfiles geológicos transversales en la región del lago Lacar y entre Puerto Montt y el lago Nahuel Huapi, determinando las características generales de la geología de ambas áreas.
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Figura 5. Estratigrafía de la zona
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norte del lago Belgrano, Santa Cruz (Hauthal, en Wilckens, 1905).
Figura 6. Esquema estratigráfico entre Lonquimay (Chile) y Las Lajas (Argentina), según Burckhardt (1900b).
Conclusiones
Los estudios efectuados desde el Museo de La Plata a fines del Siglo 19 permitieron establecer en aproximadamente 10 años las bases geográficas de una región, la patagónica, que hasta entonces era prácticamente desconocida. Los descubrimientos geográficos y los levantamientos topográficos, que en muchos casos no fueron superados durante casi un siglo, permitieron el desarrollo inmediato del conocimiento geológico de toda la Patagonia. En esos pocos años se levantaron mapas topográfico-geológicos y perfiles, se realizaron incontables observaciones y se coleccionaron miles de muestras las que fueron estudiadas en forma inmediata por personal del mismo Museo o recurriendo a la colaboración de terceros. Para ello las exploraciones e investigaciones se efectuaron dentro de un verdadero trabajo de equipo, con instrucciones precisas y la máxima celeridad posible en relación con los medios disponibles. Los trabajos de campaña fueron realizados de acuerdo a instrucciones escritas redactadas por Moreno, quien en la mayor parte de los casos las supervisó personalmente en el terreno, introduciendo cuando lo consideraba conveniente las modificaciones que fueran necesarias para un mejor logro de los objetivos establecidos. Prueba fehaciente de ello es la planificación de la campaña de 1896 de San Rafael a lago Buenos Aires, y las razones de Moreno, dadas a conocer por Wehrli y Burckhardt (1898) para ordenar la realización de los perfiles geológicos transversales de la cordillera argentino-chilena. Nada fue improvisado, previéndose itinerarios y tareas alternativas, y sancionándose, tal como lo prueba la exoneración de Carlos Ameghino (véase Moreno 1890, p. 60), las desobediencias a
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Figura 7. Santiago Roth (1850 - 1924).
Figura 9. Carl Burckhardt (1869 – 1935).
Figura 8. Rodolfo Hauthal (1854 – 1928).
Figura 10. Francisco
P. Moreno (1852-1919).
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las instrucciones recibidas. El material coleccionado en el campo era estudiado en forma inmediata por el personal del Museo o por especialistas de otras instituciones, y los resultados de los trabajos eran dados a conocer mediante publicaciones en forma casi instantánea. Así en apenas 10 años una región virtualmente inexplorada de nuestro país de cientos de miles de km2 de extensión fue relevada en toda su amplitud. Y el avance del conocimiento geográfico y geológico producido en un lapso tan breve puede ser considerado como uno de los más espectaculares de la historia de esas ciencias en el país. Los responsables principales de las tareas desarrolladas fueron solamente cuatro hombres: Santiago Roth (1850-1924) (Figura 7), Rodolfo Hauthal (1854-1928) (Figura 8) y Carl Burckhardt (1869-1935) (Figura 9) en lo que hace fundamentalmente a los estudios y descubrimientos en el campo, y Francisco P. Moreno (1852-1919) (Figura 10), Alma Mater que planificó y supervisó todas las tareas desde los estudios de campo a la impresión de las publicaciones en las que se volcaron los resultados de las investigaciones realizadas (cf. Riccardi, 1987). No es de extrañar que al recomendar Moreno una investigación más sistemática aún apoyada por los poderes públicos dijera «el día que una docena de geólogos activos investigue nuestro suelo, cuánta riqueza aumentará el caudal de la Nación» (1896, p. 16). Bibliografía Ameghino, F., 1887. Enumeración sistemática de las especies de mamíferos fósiles coleccionados por Carlos Ameghino en los terrenos eocenos de la Patagonia. Museo de La Plata, Boletin 1: 1-26. Ameghino, F., 1889. Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina. Academia Nacional de Ciencias, Actas 6: 1-1028. Córdoba. Ave Lallemant, G., 1892. Observaciones sobre el mapa del departamento de Las Heras, Provincia de Mendoza. Museo de La Plata, Anales, Sección Mineralogía y Geología, 1 (1): 5-20. Behrendsen, O., 1891-2. Zur Geologie des Ostabhanges der argentinischen Cordillere. Zeitschrift Deutsche Geologische Gesellschaft, 43 (1891): 369-420; 44 (1982): 1-42. Bodenbender, G., 1892. Sobre el terreno Jurásico y Cretácico en los Andes Argentinos entre el río Diamante y el río Limay. Academia Nacional de Ciencias, Boletín, 13: 4-44. Córdoba. Borrello, A.V., 1956. Recursos Minerales de la República Argentina. Tomo 3, Combustibles Sólidos Minerales. Instituto Nacional de Investigaciones de las Ciencias Naturales, Museo Argentino de Ciencias Nat urales « Bernardino Rivadavia », Revista, Serie Ciencias Geológicas 5: 1-665. Burckhardt, C., 1899. Rapport préliminaire sur une expédition géologique dans la región andine située entre Las Lajas (Argentine) et Curacautin (Chili) (38-39° latitude sud). Museo de La Plata, Revista 9: 197-219. Burckhardt, C., 1900a. Profils géologiques transversaux de la cordillére argentino-chilienne. Stratigraphie et Tectonique. Museo de La Plata, Anales, Sección Mineralogía y Geología, 1 (2): 1-136. Burckhardt, C., 1900b. Coupe Géologique de la Cordillére entre Las Lajas et Curacautin. Museo de La Plata, Anales, Sección Mineralogía y Geología, 1 (3): 1-102. Burckhardt, C., 1902a. Traces Géologiques d’un ancien Continent Pacifique. Museo La Plata, Revista, 10: 179-192. Burckhardt, C., 1902b. Le gisement supracrétacique de Roca (Rio Negro). Museo de La Plata, Revista, 10: 209-222. Burckhardt, C., 1902c. Sur les fossiles marins du Lias de la Piedra Pintada avec quelques considérations sur l´age et l´importance du gisement. Museo de La Plata, Revista, 10: 243-249. Burckhardt, C., 1903. Beiträge zur Kenntniss der Jura- und Kreideformation der Cordillere. Palaeontographica 50:1-144. Burmeister, C. V., 1891. Breves datos sobre una excursión a Patagonia. Museo La Plata, Revista 2: 275-287. Burmeister, C. V., 1892. Nuevos datos sobre el Territorio Patagónico de Santa Cruz. Museo La Plata, Revista, 4: 227256, 337-352. Darwin, C., 1842. On the distribution of the Erratic Boulders and on the Contemporaneous Unstratified Deposits of South America. Geological Society of London, Transactions (2) 6: 415-431. Darwin, C., 1846. Geological observations on theVolcanic Islands and parts of S. America vísited duríng the voyage of H.M.S. Beagle. 2nd. Edition 1876. London. Destefani, L. H., 1977. Francisco P. Moreno: Sabio y Pionero Explorador. Museo La P lata, Obra Centenario, 1: 29-38.
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Recibido : 2 de Junio de 2008 Aceptado: 4 de Agosto de 2008
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Historia de la Geología Argentina I Serie Correlación Geológica, 24: 127-136 R S TAPPENBECK : E L P RIMER H IDROGEÓLOGO EN A RGENTINA ICARDO 127 F.G. Aceñolaza (Coordinador-Editor) Tucumán, 2008 - ISSN 1514-4186 - ISSN on-line 1666-9479
Ricardo Stappenbeck: El Primer Hidrogeólogo en Argentina Alfredo TINEO1 Abstract: R ICHARD S TAPPENBECK : T HE F IRST H IDROGEOLOGIST IN ARGENTINA .- At the beginning of the last century an important group of German geologists came to Argentina in order to participate in a research program created by the Direccion de Minas, Geologia e Hidrologia which intended to do geological research all over the country. Dr. Ricardo Stappenbeck, born on May 2 nd 1880 in Salzwedel, in Hannover, Germany, took part of the program and his first destination was to check the drillings in Comodoro Rivadavia in 1908, some months after having discovered oil through a drilling aimed at looking for water on December 13 th 1907.From that moment on, he did some work on geological recognition in Chubut, San Juan and Mendoza Precordillera area, where he did several valuable observations on the geological structure in the South of the Cacheuta mount (where some time later the first oil drillings were placed), and in the Northwest of Argentina. The province of Tucuman received the visit of the wise man several times between 1915 and 1921, where he left the founding of hydrogeology of the oriental plain, with a detailed map in a 1:500.000 scale.His observations in the Argentinean regional geological environment allowed him to dedicate more emphatically to the study of the hydrogeology all over the country, based on the underground information offered by the amount of drillings done by the Direccion de Minas, Geologia e Hidrlogia during the first decades of the century and the information provided by several other German geologists who, like G Bodenbender, shared their observations in Cordoba and La Rioja. He also highlights in his work the drillings done by the Direccion de Ferrocarriles (railway) which offered drillings profiles and water analysis. His hydrogeological comments cover most the countr y, from the Rio Colorado in the North and from the Cordillera to Rio de la Plata. These observations allowed him to summarize part of his work in the most significant hydrogeological work ever done in the country: Geologie und grundwasserkunde der Pampa, published in Stuttgart in 1926, back in his Germany. The hydrogeological work Stappenbeck did was based on the significant knowledge about the regional geology which enabled him to determine the limits of the most important hydrogeological basin, leaving out the idea that “…the ground water comes from the Cordillera, thus the pampeano ground is the recipient of the water that recharg e from the Andes…” Ricardo Stappenbeck died on July 16 th 1963, in Munich Germany, and based on his endless work in our country during the first decades of the 20 th century, we consider him the first hydrogeologist in the country. Resumen: R ICARDO S TAPPENBECK : EL P RIMER H IDROGEÓLOGO EN ARGENTINA .- A principio del siglo pasado llegaron al país un grupo importante de geólogos alemanes para participar en un programa de investigaciones iniciados por la Dirección de minas, Geología e Hidrología, para realizar investigaciones geológicas en todo el territorio nacional. El Dr. Ricardo Stappenbeck nació el 2 de M ayo de 1880 en Salzwedel, Reino de Hannover (Alemania), se incorporó al prog rama y tuvo como primer destino el control de perforaciones en Comodoro Rivadavia en el año 1908, a pocos meses de haberse descubierto petróleo, durante una perforación realizada en búsqueda de agua, el 13 de Diciembre de 1907. A partir de esa fecha realizó trabajos de reconocimiento geológico en Chubut, en la Precordillera de San Juan y Mendoza, donde realizó valiosas observaciones de las estructuras geológicas donde posteriormente se ubicaron perforaciones que alumbraron petróleo. Estudió la geología de la cuenca del Noroeste argentino. La provincia de Tucumán recibió la visita de Stappenbeck en varias oportunidades entre 1915 y 1921, donde dejó sentada las bases de la hidrog eología de la llanura oriental de dicha provincia, con un detallado mapa a escala 1:500.000. Sus observaciones de la geología regional arg entina le permitieron dedicarse con mayor énfasis a estudios hidrogeológicos en todo el país, basado en la información de subsuelo que ofrecía la gran cantidad de perforaciones realizadas por la Dirección de Minas, Geología e Hidrología. Stappenbeck ocupó el cargo de Jefe de la sección Hidrogeología en dicha repartición en las primeras décadas del siglo, situación que no solo le permitió conocer la información aportada por destacados colegas alemanes que trabajaban allí, sino por la que obtenía en sus trabajos en el ámbito pampeano. Aportó trabajos a la sección perforaciones de la Dirección de Ferrocarriles que aportaron perfiles de pozos y análisis de aguas. Sus observaciones hidrogeológicas cubren gran parte del país, desde el Río Colorado al Norte y desde la Cordillera al Plata. Estas observaciones le permitieron sintetizar en la, hasta hoy, obra hidrogeológica más importante realizada en el país: Geologie und grundwasserkunde der Pampa , publicada en el año 1926, cuando ya había regresado a su Alemania natal. 1
INSUGEO - UNT - CONICET. Miguel Lillo 205. Tucumán. E-mail:
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Keywords: Hydrogeogist. History. Stappenbeck. Palabra clave : Hidrogeólogo. Historia. Stappenbeck.
Introdución
La Hidrogeología es una ciencia interdisciplinaria que vincula la geología de subsuelo con la física y la química y el desarrollo científico de la misma es muy reciente; si bien existen antecedentes de utilización del agua subterránea en la antigüedad, recién a principios del Siglo XX aparecen los primeros textos específicos sobre la especialidad. Meizer (1923- 1928- 1942) considerado el padre de la hidrogeología norteamericana introduce las primeras ideas básicas sobre el coeficiente de almacenamiento y el estudio del régimen variable fue resuelto satisfactoriamente por Theis (1935) que introdujo la formula de su nombre. Varios trabajos clásicos aparecen en los años de 1930 a 1940 que reflejan el interés científico dedicado a la hidráulica de acuíferos en EE.UU., Francia y Alemania. C HUBUT : 1908-1909. A principios del siglo XX, se iniciaron las primeras investigaciones en nuestro país se comenzó con un programa de perforación de pozos para abastecimiento de agua potable a través de la Dirección de Minas, Geología e Hidrología. Uno de esos equipos fue el descubridor de petróleo en Comodoro Rivadavia en Diciembre de 1907 y en el año 1908, R. Stappenbeck es destinado a esa zona donde además del control de las perforaciones realizó el trabajo: “Informe preliminar relativo a la parte Sudeste del Territorio del Chubut”
Torre de perforación en Comodoro Rivadavia.
Facsímil. Tapa informe sobre Chubut.
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Dice el Ing. Hermitte en su elevación el 10- 08- 1908, “… El informe del Dr. Stappenbeck se compone de dos partes: una del punto de vista de la geología aplicada a la investigación del agua subterránea y la otra del punto de vista de la aplicación de la misma ciencia a la investigación de los horizontes petrolíferos…” destacando dos importantes conclusiones: 1. Que la napa de agua freática, producido por las filtraciones de las lluvias y nieves derretidas que caen sobre la gran pampa del Castillo, es suficientemente poderosa para satisfacer las necesidades presentes y futuras, aún en el caso que la industria en ciernes se desarrollara vigorosamente. 2. Que el yacimiento petrolífero está cubierto por un espesor enorme de terrenos impermeables y que, debajo de ellos, hay poca probabilidad de encontrar agua; lo que representa condiciones sumamente favorables para la explotación, desde que puede decirse que queda eliminado el principal enemigo de todo yacimiento petrolífero, el agua. La detallada descripción geológica del área es acompañada de un mapa geológico a escala 1:500.000. Recomienda R. Stappenbeck “… Si se quiere seguir perforando para buscar petróleo de un modo metódico, es imprescindible primeramente averiguar por sondeos cuidadosamente hechos, si en el subsuelo existen realmente capas inclinadas y que rumbo lleva su inclinación”. El segundo de los objetivos principales que deben tener los sondeos:…” es constatar en que horizonte está el petróleo en Comodoro Rivadavia… “. De acuerdo a la información elevada en el año 1908 y la publicación de la misma indica la presencia de R. Stappenbeck como el primer geólogo en asistir en el control, estudio y recomendaciones en yacimiento de petróleo de Comodoro Rivadavia. L A P AMPA - M ENDOZA - S AN J UAN . 1911-1913. En informes posteriores de la Dirección de Mina, Geología e Hidrología se observa su activa participación en el control de perforaciones que se realizan en todo el país, lo que le permite realizar en 1911 un informe denominado “ligeros apuntes sobre el agua subterránea en la llanura de la República Argentina” como guía de la Dirección de Mina, Geología e Hidrología para la exposición de Turín. En 1910 publicó “La Precordillera de San Juan y Mendoza ”, y posteriormente en 1913 realizó trabajos en la Pampa “Investigaciones hidrogeológicas de los Valles Chaleó y Quehué y sus alrededores (Gob. De La Pampa) ” y “Apuntes hidrogeológicos sobre el Sudeste de la Provincia de Mendoza” . En el mismo año se publicó en los Anales del Ministerio de Agricultura “ El agua subterránea al pie de la Cordillera Mendocina-Sanjuanina” , realizado en el año 1910, donde ya figura como Geólogo Jefe de Hidrogeología, con J. Keidel como jefe de la sección Geología y el Ing. E. Hermitte, Jefe de la Dirección de Mina, Geología e Hidrología.
Basándose en trabajos previos de G. Bodenbender, Stelzner, Avé-Llallemant, y Keidel, describe los depósitos de importancia para la circulación del Agua Subterránea y acompaña un mapa hidrológico a escala 1:500.000 en dos hojas y un mapa hidrogeológico de los alrededores de Mendoza a escala 1:200.000. Las descripciones cubren todo el frente de la precordillera, desde el Sur de Mendoza hasta San Juan, dice “…el principal acarreo de agua subterránea proviene de las Sierras, las precipitaciones de la llanura ejercen una pequeña influencia sobre el régimen de agua subterránea…” “… Las napas de agua más honda, están, casi todas, bajo presión hidrostática…” , después agrega “… Se puede designar como zona más
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favorable para la búsqueda de agua artesiana, las regiones donde los depósitos gruesos de la región marginal pasan a los depósitos finos del centro de la cuenca, zona que coincide más o menos con la línea del F.F.C.C. de Mendoza a San Juan y desde allá al Este…” . “… pero el agua que se encuentra en estos puntos no siempre es potable…” . A partir de 1915, R. Stappenbeck realiza estudios en el Norte, destacándose aquellos referidos principalmente a la Provincia de Tucumán. En el mes de Junio de ese año realizó un “Informe geológico sobre la conveniencia de hacer perforaciones en Muñecas en busca de agua potable para la ciudad de Tucumán” y en el mes de agosto de 1915 finaliza su informe “El Agua Subterránea en el cono de deyec- ción de Tucumán” (base geológica para proveer de agua subterránea a la ciudad de Tucumán). En su síntesis R, Stappenbeck dice: “…Al cono de deyección de Tucumán penetra un caudal anual de agua subterránea calculado en cien millones de metros cúbicos…”. “… El eje de la zona permeable corre en dirección de Tafí Viejo a Pacará, pasando Mataderos Nuevos y Cervecería del Norte por Mate de Luna…” finalizando dice “… el cono de deyección ofrece la posibilidad de abastecer con agua subterránea buena a una ciudad mucho más grande que Tucumán…” . Posteriormente desde la cátedra de Hidrogeología de la U.N.T. se realizó una revisión del área en base a nuevas perforaciones y con la interpretación de fotografías aéreas e imágenes satelitales se determinaron los ambientes hidrogeológicos entre la Sa. de San Javier y el río Salí y se describió el abanico aluvial del río Salí. En el año1919, publicó un bosquejo de la zona de aguas surgentes de la llanura tucumana y partes adyacentes de Santiago del Estero a escala 1:500.000 con un asombroso detalle con curvas de nivel y los límites de la zona de aguas surgentes. Se destacan en el mapa el trazado de las vías férreas que cruzan la llanura tucumana y la red hídrica, realizado en 1916.
Facsímil. Tapa del Informe sobre cordillera Mendoza y San Juan.
Facsímil. Tapas de informes en Tucumán.
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En base a estas observaciones de Stappenbeck interpretamos la existencia de (2) dos cuencas hidrogeológicas en la llanura tucumana, la cuenca hidrogeológica de Burruyacu al Norte y la cuenca hidrogeológica del río Salí al Sur, separadas por el “espolón de Tacanas” destacado por Stappenbeck y que recientemente hemos definido como una manifestación estructural de la prolongación Norte de la Sa. de Guasayán que ahora podemos determinar mediante imágenes de radar. En Octubre de 1925 realizó un trabajo titulado “Informe sobre posibilidad de encontrar agua surgente en las propiedades de la Compañía Azucarera Wenceslao Posse, Ingenio Esperanza y Agua Dulce” . “…En la zona de Wenceslao Posse parece existir un brazo borrado antiguo del río Salí por el que se explican las condiciones favorables del agua subterránea de aquella región…”. S ALTA Y T UCUMÁN -1921. En el año 1921 se editó el trabajo “Estudios geológicos e hidrogeológicos en la zona Subandina de las Provincias de Salta y Tucumán” .
Croquis de los alrededores de Tucumán.
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Facsímil del mapa de las aguas subterraneas en la llanura tucumana.
Dice Stappenbeck en su introducción “… cuestiones de índole puramente práctico, han sido las causas que han determinado en tres ocasiones a la Dirección de Mina, Geología e Hidrología, a enviar al autor de estas líneas a Tucumán y a la parte oriental de la Provincia de
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Facsímil de tapa del Estudio Hidrogeológico en la zona Subandina de Salta y Tucumán.
Salta. En el primer viaje se trataba de la investigación de las relaciones hidrogeológicas del Departamento Burruyacú, porque se proyectaba llevar a cabo perforaciones para proveer de agua a esa región y especialmente a la línea férrea de Las Cejas a Antilla; en el segundo se trataba de estudios geológicos de los sitios para los diques de embalse proyectados: el uso sobre el río Pasaje, cerca de la Estancia , El Tunal, Departamento Metán y el otro sobre el río Marapas, en el Sur de la Provincia de Tucumán. El tercer viaje fue motivado por la consecuencia de decidir si sería o no posible suministrar a la ciudad de Tucumán la cantidad de agua potable que faltaba al caudal existente, por medio de perforaciones. A este último estudio se agregó una investigación de toda la llanura tucumana. Mientras tanto, ya se había ejecutado con buenos resultados un buen número de las perforaciones aconsejadas anteriormente de modo que, “para dilucidar las probabilidades que ofrece el suelo de la Provincia de Tucumán, especialmente respecto al agua subterránea, actualmente es posible basarse en he- chos…”. En este trabajo describe la cuenca de Metán y las aguas termales de Rosario de la Frontera, analizando las estructuras regionales que controlan la circulación de las aguas subterráneas. También incluye su trabajo sobre “El Cono de Deyección de Tucumán” ; la región artesiana del Noreste de Tucumán (Burruyacú) y la zona de aguas surgentes de la parte meridional de la Provincia de Tucumán que alcanza hasta el límite con la Sierras de Guasayán y Termas de Río Hondo. Finaliza el trabajo con un análisis de los yacimientos explotables de Petróleo, Sal Común,
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cal, yeso y adoquines y un anexo con perfiles de perforaciones y datos geológicos sobre el sitio del dique de embalse proyectado sobre el Río Pasaje, en el Tunal. A partir de 1910, R. Stappenbeck figura como jefe de la sección Hidrogeología, dependiente de la División Geología (Keidel) de la Dirección Nacional de Minas, Geología e Hidrología (Hermitte). En este período ya había (14) catorce equipos de perforación con capacidad de 1000 m (2), 750 m (1), 500 m (6), 300 m (2) y los restantes entre 120 m y 250 m, que en 1909 tenían (37) treinta y siete perforaciones iniciadas en todo el territorio Nacional, con más de 3000 m perforados. Este proyecto hidrogeológico nacional se materializó luego de la aprobación de la ley Nº 6816 del 19 de Octubre de 1909, que en su artículo 1º dice “… El poder ejecutivo procederá a hacer construir el mapa hidrogeológico de la República Argentina por intermedio de la división de Minas, Geología e Hidrología del Ministerio de Agricultura ”. Y la ley Nº 6817 que en el artículo 1º dice: “Autorizare al Poder Ejecutivo a invertir hasta la cantidad de trescientos mil pesos moneda nacional en la adquisición de perfora- dora y de doscientos cincuenta mil pesos para contratar con la industria privada las perforaciones para buscar agua subterránea en el territorio de la República Argentina” .“Dicha ley ha venido a sancionar trabajos desde hace algún tiempo en plena ejecución, desde que, el mapa geológico de la R. Argentina, que paulatinamente viene realizando esta división desde el año 1902, en su acepción más amplia, comprende el conocimiento de la hidrología subterránea que, por otra parte, la sección hidrología investiga prácticamente” .- (Memoria de la división de Minas, Geología e Hidrología correspondiente al año 1909-Bs. As. 1911.). S TUTTGART -1926. Dentro de su vasta obra realizada en nuestro país se destaca la síntesis final de la misma publicada en el año 1926 en Stuttgart, “Geologie und GrundwsserKunde der Pampa” editada en idioma alemán con una traducción al español por Tomás O´Connor en Córdoba en el año 1979, apoyado en la primitiva traducción efectuada por la Dra. Verena Kull, para la Dirección Nacional de Geología y Minería.
Dice Stappenbeck en su introducción “… Esto me indujo a compilar todas las observaciones, propias y ajenas realizadas hasta la fecha y a considerarlas desde un punto de vista armónico…” . En efecto en su obra final sintetizó todos los trabajos realizados durante su per manencia en el país, desde el Río Colorado al Norte hasta la zona de límite con el Chaco. La información geológica obtenida en sus trabajos clásicos en Patagonia, Precordillera y Sierras Subandinas y el aporte de sus colegas de la época a quienes cita con frecuencia como G. Bodenbender, Keidel, Beder, Windhausen, Grobber, Wichmann, Penck, Rassmuss y otros le permitieron obtener un modelo geológico conceptual qu e posibilitó interpretar el desarrollo de cuencas hidrogeológicas y su caracterización además por la gran cantidad de información de subsuelo aportada por numerosas perforaciones profundas realizadas por la Dirección de Minas, Geología e Hidrología y por la sección perforaciones de Ferrocarriles. Este trabajo en su parte principal lo tenía preparado desde el año 1918, pero “condiciones desfavorables de la época impidieron su publicación…” . Es notable seguir las descripciones que realiza Stappenbeck desde los Ríos Pilcomayo, Bermejo, Juramento- Salado, Río Dulce en el Norte y los bañados y Esteros que desde los Esteros de Patiño del Río Pilcomayo, los Bañados del quirquincho en Salta, La Laguna de los Porongos en Mar Chiquita, la Laguna Amarga del río Quinto, las Lagunas de Guanacache en el Río San Juan y Río Mendoza, y los Bañados de Atuel en el límite de Mendoza con La Pampa, en lo que destaca que aquellos ríos se pierden por infiltración y que llevan caudal en agua subterránea. Continúa con su descripción de los Ríos Diamante y Colorado y destaca las variaciones en los cauces de todos los ríos mencionados.
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Facsímil. Tapa de Trabajo geología e hidrología de la Pampa
La importancia que tiene la base geológica de todo estudio hidrogeológico lo destaca con una descripción basada en sus propias investigaciones de campo y en trabajos realizados por sus colegas. La gran cantidad de localidades mencionadas en su trabajo con información de subsuelo es sorprendente, con detalles asombrosos en cada una de las Provincias Argentinas desde La Pampa y el Sur de Buenos Aires hasta Salta-Tucumán y Santiago del Estero con detallados perfiles al Oeste de las Sierras de Ancasti-Guasayán, desde Tafí Viejo a Iscayacu y Pozo Hondo; AñatuyaQuimili-Aerolito en el Chaco; en el Sur de Córdoba entre Gral. Lavalle y Rufino y desde Idiazabal hasta Justiniano Posse; desde Mar Chiquita hasta Paraná; en Buenos Aires a lo largo del Río de La Plata, desde Victoria hasta La Plata correlaciona perfiles de pozos. A continuación dedica un capítulo al origen de Las Salinas y el contenido de sal en el suelo. Finalmente describe las condiciones generales del agua subterránea y sus relaciones con la vegetación. Destacando la importancia de los “conos de deyección” como reservorios de agua subterránea, mencionando los de Perico del Carmen en Jujuy, Guemes en Salta, el cono de deyección de Tucumán, el de Tunuyán, Tupungato en Mendoza, San Juan y otros. Después de analizar el movimiento del agua subterránea y las fuentes artesianas en Las Lajas, San Juan, en Iscayacu y el Palomar en Santiago del Estero; Bahía Blanca, El Balde en San Luis, en Aguilares y la llanura tucumana, además realiza un análisis del origen de las temperaturas en estas manifestaciones. En estas descripciones la Provincia de Tucumán ha tenido el privilegio de contar con trabajos detallados en la zona del piedemonte (El cono de deyección de Tucumán) y en la zona de la llanura oriental (Bosquejo del agua subterránea en la llanura tucumana, con un mapa a escala 1:500.000).
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También describe las aguas subterráneas en S. del Estero, Córdoba, Santa Fe y Chaco. En La Rioja y Catamarca describe los valles, destacando el Valle de Chilecito y la cuenca de Belén (Pipanaco) y la depresión del campo del Arenal, con un detalle de las localidades que menciona que solo es posible seguir con un buen conocimiento de la geog rafía de la región. Lo mismo sucede con las citas en el Este de Mendoza cuando analiza la zona de Catitas, Pichi Ciego, Comandante Salas y Ñancuñan, localidades que solamente tenían acceso por ferrocarril y en los últimos años recién se puede acceder por caminos asfaltados. De la misma forma analiza en detalle la Provincia de San Luis y en Buenos Aires con información de perforaciones profundas, y las Provincias de Corrientes y Entre Ríos. De esta manera Stappenbeck realiza una síntesis de las principales características hidrogeológicas en la zona que va desde el río Colorado al Norte hasta el límite con el Chaco, con un trabajo destacado para la época. R. Stappenbeck había nacido el 2 de Mayo de 1880 en Salzwedel, en Reino de Hannover (Alemania), llegó a nuestro país en el año 1908, incorporándose a la Dirección de Minas, Geología e Hidrología donde permaneció durante 12 años, siendo el jefe de Hidrogeología de esa repartic ión. Regresó a su Alemania natal donde publicó la síntesis de la Hidrogeología de La Pampa en el año 1926, en Stuttgart. Falleció en Munich en el año 1963, cuando en nuestro país aún se dictaba la Cátedra de Hidrogeología como materia optativa en las Universidades Nacionales. Bibliografía Stappenbeck, R. 1909. Informe preliminar relativo a la parte Sudeste del Territorio del Chubut. Anales Minist. Ag ricultura. Stappenbeck, R. 1910. Sección Geología. Tomo IV Nº 1. Bs. As. 1909 “La Precordillera de Sanjuán y Mendoza “Anales. Min. Agric. Sección Geol.. Tomo IV Nº 3 Stappenbeck, R. 1911.Ligeros apuntes sobre el agua subterránea en la llanura de la República Argentina. Guía de la Dirección Gral. de Minas para la explotación de Turín. Stappenbeck, R. 1913. Investigaciones hidrogeológicas de los Valles Chapalcó y Quehué y sus alrededores (Gob. De La Pampa) Boletín Nº 4B, Dirección Gral. De Minas, etc. Bs. As. Stappenbeck, R. 1913. Apuntes hidrogeológicos sobre el Sudeste de la Provincia de Mendoza, ídem, Boletín GB. Bs. As. Stappenbeck, R. 1913. El agua subterránea al pie de la Cordillera Mendocina y Sanjuanina, Anales del Minist. Agricultura, Secc. Geología, etc. Tomo VIII, Nº 5, Bs. As. Stappenbeck, R. 1913. Resultados geológicos de algunas perforaciones en las Provincias Orientales de la Rep. Argentina. Boletín Ministerio de Ag ricultura, Tomo XVI, Bs. As. Stappenbeck, R. 1914. Reseña hidrogeológica de la parte meridional de la Provincia de Tucumán, Boletín Ministerio de Agricultura, Tomo XVII, Bs. As. Stappenbeck, R. 1914. Reseña hidrogeológica del Nordeste de la Provincia de Tucumán y partes adyacentes Ibídem, Tomo XVII, Bs. As. Stappenbeck, R. 1915. Informe geológico sobre la conveniencia de hacer perforaciones en Muñecas en busca de agua potable para la ciudad de Tucumán- Preliminar, Junio 1915. Stappenbeck, R. 1915. El agua subterránea en el cono de deyección de Tucumán-Base geológica para proveer de agua subterránea a la ciudad de Tucumán-Agosto 1915. Stappenbeck, R. 1918. El Agua Subterránea en los conos de deyección, Primera Reunión Nac. Soc. Arg. Ciencias Naturales, Tucumán (1916). B s. As.(1918). Stappenbeck, R. 1921. Estudios geológicos e hidrogeológicos en la zona Subandina de las Provincias de Salta y Tucumán. Anales Minist. Agricultura. Secc. Geología, etc. Tomo XIV, Nº 5 Bs. As. Stappenbeck, R. 1925. Informe sobre Posibilidad de encontrar agua surg ente en la propiedad de la Compañía Azucarera Wenceslao Posse, Ingenio Esperanza y Agua Dulce-INEDITO-06-10-1925. Stappenbeck, R. 1926. Geologíe und Grundwasserkunde der Pampa. Stuttgart (Schweizerbart).
Recibido : 8 de Agosto de 2008 Aceptado: 22 de Septiembre de 2008
Historia de la Geología Argentina I
JF.G. R ASSMUSS : S U CONTRIBUCIÓN A LA G EOLOGÍA UANAceñolaza (Coordinador-Editor)
Serie Correlación Geológica, 24: 137-150 13 7 Tucumán, 2008 - ISSN 1514-4186 - ISSN on-line 1666-9479
Juan Rassmuss (1886-1971): Su Contribución a la Geología Argentina Osvaldo Edgar GONZÁLEZ1 Abstract: J UAN R ASSMUSS (1886-1971): H IS CONTRIBUTION TO THE ARGENTINIE GEOLOGY .-Dr. Rassmuss stayed in Argentine between 1912 and 1926, where he made several investigations in the field of regional geology like in the areas of Aconquija and Candelaria rang es, Metán basin, south of Bariloche and many others. He studied the geolo gy, hidrogeology and morphology of the Velasco Range as a consequence of a great decrease in the volume of water of La Rioja river. He evaluated the coal discoveries of the country and studied different zones with lignite where he remarks the geology, structure and the possibilities of this resource. He studied the veins of Rafaelita in Neuquen and described an exploration oil drilling in Tartagal, where he interpreted the stratigraphy and structure of Subandinas Ranges. Also he analyzed the geology, structure and genesis of Rosario de la Frontera hot springs. Resumen: J UAN R ASSMUSS (1886-1971): S U CONTRIBUCIÓN A LA GEOLOGÍA ARGENTINA. El Dr. Rassmuss permaneció en Argentina desde 1912 hasta 1926, donde realizó investigaciones de geología regional en las sierras de Aconquija y Candelaria, en la Cuenca de Metán, al sur de Bariloche y otras regiones. Estudió la geología, hidrogeología y morfología de la Sierra de Velasco como consecuencia de una fuerte disminución del caudal del río de La Rioja. Evaluó los hallazgos de carbón del país y estudió zonas con lignitos donde resaltó su geología, estructura y posibilidades del recurso. Estudió las vetas de rafaelita en Neuquen y describió un pozo de exploración petrolera en Tartagal, donde interpretó la estratigrafía y estructura de las Sierras Subandinas. También analizó la geología de la región, estructura y el origen de las termas de Rosario de la Frontera. Key words: Rassmuss. Regional Geology. Geology and structure. Coal. Palabras claves: Rassmuss. Geología regional. Geología y estructura. Carbón.
Introducción
En 1904 con la reestructuración del Ministerio de Agricultura se crea la División de Minas, Geología e Hidrogeología, bajo la dirección del Ing. Hermitte se organizaron los trabajos sistemáticos de perforaciones, geología y exploración de recursos minerales, del agua, carbón e hidrocarburos del territorio. Se inician los trabajos de topografía con un programa de relevamientos de las zonas montañosas, también un agresivo programa de perforaciones de búsqueda del agua, que deriva circunstancialmente en el hallazgo de petróleo en Comodoro Rivadavia (07/12/1907) y más tarde se descubre también en Plaza Huincul (29/10/1918) En esos tiempos para asegurar la capacidad técnica necesaria para el desarrollo de los programas científicos se contrató a grupos de geólogos, esencialmente de origen alemán, que habrían de sentar las bases de la geología Argentina. En ese grupo se incorporaría en la década del 1910, el geólogo Dr. Juan Rassmuss. El doctor Rassmuss nació en 1886 en Berlín, Alemania, realizando estudios en Astronomía y Geología en Suiza y Alemania y se doctoró en la Universidad de Berlín. 1
SEGEMAR, Delegación Tucumán / Facultad de Ciencias Naturales e Inst. M. Lillo - Miguel Lillo 251 – San Miguel de Tucumán - E-mail:
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Dr. Juan Rassmuss
Llegó a la Argentina en 1912, contratado por la entonces Dirección General de Minas, Geología e Hidrogeología del Ministerio de Agricultura de la Nación, siendo su Director el Ing. Enrique M. Hermitte y Jefe de Sección Geología el Dr. Juan Keidel. Permaneció en Argentina hasta el a ño 1926, primero integró el plantel profesional de la Dirección General hasta 1923 y luego trabajó para la Banca Tornquist con sede en Buenos Aires, como consultor independiente, donde realizó trabajos de exploración petrolera en Argentina y en los yacimientos de Zorritos, recién descubiertos, al norte de Perú. De 1927 viaja al Perú donde se casó con Margot Echecopar Herce y permanece en ese país trabajando como geólogo en petróleo. En 1929 fallece su madre en Alemania y retorna a su país con su familia y como geólogo consultor trabajó en el yacimiento de níquel Petsamo, al norte de Finlandia, y también en otros países europeos. En 1936 retorna a Lima (Perú), para realizar estudios en petróleo como consultor y a comienzos de 1939, viaja a Alemania con su familia por negocios, donde lo sorprendió la guerra y al poco tiempo es nombrado Gerente General de dos compañías petroleras rumanas, Petrol Block y IRDP, en donde fija residencia en Bucarest durante la guerra. Con el ingreso de las tropas rusas fue detenido y deportado a Rusia con todos los petroleros alemanes residentes en Rumania. En el viaje se enfer ma gravemente y es dejado en un Hospital, por ese motivo puede regresar posteriormente a su casa en Bucarest donde se recupera. En 1946, por intermedio del Vaticano puede reunirse con su familia en Francia y volver al Perú, donde desarrolló una intensa actividad fundamentalmente en el campo petrolero para el Ministerio de Fomento y después como geólogo independiente. Publica numerosos trabajos en revistas internacionales sobre petróleo y posteriormente se traslada a Santiago de Chile, donde fallece en 1971 a la edad de 85 años. La actividad desarrollada en Argentina en el campo de la Geología fue intensa y diversa, desde estudios geológicos regionales, estructurales, exploración de minas de carbón, aguas termales y en el campo petrolero. Con ese fin visito numerosas regiones del país y sus principales estudios fueron publicados en los Boletines del Ministerio de Agricultura de la Nación
JUAN R ASSMUSS: S U CONTRIBUCIÓN A LA G EOLOGÍA
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Estudios realizados por el Dr. Rassmuss
Uno de sus primeros trabajos fue el que realizó en la sierra de Aconquija publicado recién en el año 1918 – 1919 donde describe por primera vez el gneis de Suncho , en el paraje homónimo sobre el faldeo oriental de la sierra. Se trata de “un de “un gneis biotítico de color gris con una estructura paralela bien pronunciada, atravesada por numerosas venas aplíticas. Éstas generalmente tienen un diámetro de medio a un centímetro pero también se ensanchan hasta un espesor mayor. Es significativo que generalmente las venas siguen líneas tortuosas así que la roca parece muchas veces intensamente plegada. Pero la observación más prolija de las venas tortuosas no son paralelas entre si, como se supondría por una presión exterior, sino que a menudo una vena queda horizontal, mientras que la otra manifiesta las sinuosidades más complicadas. Éstas, muchas veces, se explican porque las venas pasan de un estrato, al que siguen por cierta distancia, a otro, y así, por repetición múltiple, forman figuras paralelas a plegamientos. Todos estos fenómenos indican que las venas aplíticas han penetrado posteriormente en una roca en el estado de amoldamiento y que el plegamiento aparente cor responde solamente a las figuras tortuosas dibujadas por la inyección del material aplítico. Sederholm (l913) ha llamado a este fenómeno plegamiento ptigmático”. Reconoce estas rocas en distintos parajes de la sierra como Cumbre de Santa Ana, Escaba, Singuil y hasta en la ciudad de Catamarca. En su viaje de Monteros a Tafí Tafí del Valle y Santa Santa María observa una roca constituida constituida por cuarcitas intercaladas con capas de biotita más delgadas, que fuera definida como micaesquistos listados por Stelzner (1885) y ahora denominados Esquistos denominados Esquistos Listados de de Rassmuss. También reconoció una roca gneis-granito que corresponde a un proceso proceso más transformado y cristalino que el gneis de Suncho, que definió como gneis de Piscoyacu , nombre del lugar típico ubicado en la parte sur de la sierra. sier ra. Lo caracteriza como “un gneis biotítico de grano medio y color gris. No presenta los fenómenos del plegamiento ptigmático. Es característico que muchas veces está ligado con granito por medio de transiciones de granito-gneis tan paulatinas paulatinas que no es posible establecer establecer su separación”. El grupo de estos gneises está compuesto por tipos diferentes, donde el principal es gneis biotítico. biotítico. Parece ser que es una roca intensamente mezclada con material granítico y refundida a profundidad. Considerándola como la roca más profunda del fundamento cristalino de la sierra. También reconoce ocurrencias de rocas básicas en las secuencias metamórficas en el río Vallecito Vallecito en el faldeo oriental de la sierra, aunque los afloramientos no permitieron definir definir si son filones o mantos eruptivos. eruptivos. Los granitos del Aconquija pertenecen a una época época posterior, Paleozoica, y son de colores claros de dos micas, que se distingue por los grandes g randes fenocristales porfíricos, principalmente de microclino. microclino. Afloran en los ríos Arenal y Zarzo Zarzo en el faldeo occidental, en el sector sur de la sierra, sierra, al noreste noreste de Capillitas. Reconoce rocas volcánicas como diques de andesitas y basaltos, en el faldeo occidental en la vertiente hacia hacia la población población de Andalgalá y su fuente procede procede de la región de Capillitas. También menciona una serie de volcanes andesíticos y basálticos en el cerro Las Animas, que se ubica en el filo principal, al norte de la sierra. Finalmente en este trabajo de la sierra de Aconquija describe los rasgos morfológicos morfológicos y tectónicos observados en la sierra, donde define una estructura compleja de bloques del basamento cristalino y establece su relación con las sedimentitas terciarias, aflorantes en las depresiones (valles) y zonas bajas entre los bloques. Este estudio es el primero que contribuyó a interpretar y establecer la estratigrafía del Basamento Cristalino en las Sierras Pampeanas, Pampeana s, que luego fuera utilizado en el primer bosquejo bosquej o geológico de la provincia de Tucumán de Bonarelli y Pastore (1918-1919), como se observa obser va en el cuadro estratigráfic estratigráficoo de correlaciones (Figura 1) y en el mapa en su parte occidental correspondiente a las sierras de Aconquija - Cumbres Calchaquíes, Calchaquíes, y el Valle de Santa María (Figura 2).
14 0
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o j a b a r t e t n e s e r p l e n e a d a t p o d a n ó i c a c i f i s a l C
s o t s e r n o c o n n a e o p d o m t a p p y
l
s G e o y l y n o s d o o t i s r a a n r M e t e a d u c s o t i s ó p e D
a e n o á r n o i d p n m a e o t n m o s c i f o a r s t s o a i p i i r d l e e i r d e S n o c o n a c u a r A a í
a t n a S a e í r d a e M l l a V ) 6 1 9 1 ( s s u m s s a R
Figura 1. Cuadro Estratigráfico del Mapa Geológico de la
o n a c u a r A
s a c n e u c e d s o t a r t s E
Provincia de Tucumán. ) 4 1 9 1 ( k c e b n e p p a t S
s e s t n o e t i i s c ó e r p e s D á m
s o t a r t s E
14 1
JUAN R ASSMUSS: S U CONTRIBUCIÓN A LA G EOLOGÍA PRIMERA REUNIÓN N ACIONAL : TUCUMÁN, 1916 45'
66°
45'
30'
15'
L AMINA I
45'
65°
30'
Ruiz de los Llanos
CANDELARIA
15'
15'
San Pedro de Colalao
N O J A C l e d A R R IE S
30'
r a M a t n a S
a í
s e í u q a h c l a C
A N I D E M e d
í l a S
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A R R E I S
o í R
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30'
BURRUYACU a
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SANTA MARIA r e i v a J n a S e d
45'
San José
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45'
TUCUMAN
a r r e i S
TAFÍ del VALLE
Ramada
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Río
Lu
le s
27°
27°
MONTEROS
LEALES
15'
15'
J A I J A N Q U O N Q A C A C O
BOSQUEJO GEOLOGICO DE LA PROVINCIA DE TUCUMAN
A R A C U P l e d
30'
Arreglado por
Guido Bonarelliy Franco Pastore Escala =
5
30'
10
REFERENCIAS
VILLA ALBERDI
O P M A C
Granito - Gneis Gneis de Piscuyacu
LAMADRID Escaba
45'
LA COCHA
45'
0
66°
45'
3 0'
15 '
6 5°
Granito antiguo
Gneis de Suncho Micaesquistos bandeados Esquistos conglomerádicos
Granito de Aconquija
Esquistos precámbricos
Diabasa
Cuarcitas cámbricas
Tobas y mantos de pórfido cuarcífero
45'
Serie continental mesozoica
Basalto nefelínico
Serie margoso yesífera y capas con Cyrena, etc
Andesitas y basaltos
Estratos de cuencas y Araucano fosilífero
Tefritas 4 5'
30'
Figura 2. Bosquejo Geológico de la P rovincia de Tucumán.
Los rasgos geológicos de las Sierras Pampeanas fueron fuero n descriptos en un trabajo publicado en el año 19l6, que comienza desde el punto de vista geotectónico geotectónico con una descripción general sobre las unidades montañosas de argentina y las relaciones con el escudo brasilero. Para luego analizar exhaustivamente los rasgos principales de las Sierras Pampeanas en la sierra del Aconquija, tanto del punto de vista de las litologías litologías como de la estructura estructura relacionándola con las sierras ubicadas al sur, en los alrededores de Catamarca. Analiza la estratigrafía y tectónica de las sierras de Córdoba basado en las observaciones de Bodenbender (1905), Beder (1913 y 1916) y de Tannhäuser (1906), en las sierras sier ras de La Rioja utilizando
14 2
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los estudios de Bodenbender (1911 y 1912), en las sierras de San Luis las descripciones de Gerth (1913) y de Pastore (1915) y en las sierras australes de Buenos Aires, Tandil y Olavarria, los trabajos de Hauthal (1901 y 1904), Keidel (1916) y Backlund (1913). Finalmente analiza los rasgos esenciales de las Sierras Pampeanas, en donde menciona que las rocas metamórficas posiblemente se las pueda dividir en dos grupos; uno más antiguo compuesto por rocas gneísicas con los granitos interpuestos y el otro con esquistos cristalinos conglomerádicos, conglomerádicos, formado como productos de erosión de rocas antiguas con fuertes cambios por diagénesis. A las cuales asigna una edad arcaica a los gneises y precámbrica a los esquistos. Menciona que el grupo superior está en Aconquija metamorfoseado por contacto con un granito más joven (Paleozoico). (Paleozoico). También analiza la estructura de los bloques y los distintos movimientos orogénicos antiguos y terciarios referidos a las Sierras Pampeanas, relacionándolo con rasgos geológicos de precordillera y meseta patagónica. Este análisis general sobre las Sierras Pampeanas contribuyó a mejorar y actualizar el conocimiento de esta importante unidad morfoestructural. morfoestructural. Otra investigación importante fue el estudio de la estructura estru ctura tectónica de la cuenca imbrífera del río de La Rioja con motivo de la disminución del caudal de dicho río a una tercera parte de su volumen. El mismo fue realizado en mayo de 1917 y publicado en 1918. 1918. Con tal fin analiza la orografía de la cuenca, considera los aportes por lluvias y nevadas, la geología del área, la superficie total de la cuenca con sus aportes hídricos y analiza las posibles causas de la disminución de los caudales en su curso inferior, que afectó los aportes a la ciudad de La Rioja. Keidel en la presentación del estudio dice: “El estudio contribuye al conocimiento geológico de la Sierra de Velasco y muestra la relación entre entr e los fenómenos morfológicos y la hidrología de la cuenca”. Es de destacar el aporte geológico indicado en los perfiles de la sierra de Velasco al conocimiento litológico del basamento cristalino y de las cuencas sedimentarias intermontanas, con una precisión y detalles aún hoy no superados (Figura 3).
Rocas cristalinas
Perfil transversal esquemático de la
Cues
Sierra de Velasco
La Puerta
Cuesta de Yacuchiri La Puerta
Campo de Chilecito Queb. de La Rioja
Campo de Chilecito Cuenca de los Sauces
Gneis
La Rioja Gneis
Granito del macizo central
Granito comprimido Filones de Aplita
Gneis
Esquistos y cuarcitas metamorf.
Filones de granito
Filones de granito Paganzo superior
Esquistos y cuarcitas metamorf.
Cretáceo ? Conglomerado y Paganzo inf.
Figura 3. Perfiles Geológicos de la S ierra de Velasco.
Granito compr Filones d
JUAN R ASSMUSS: S U CONTRIBUCIÓN A LA G EOLOGÍA
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En una publicación corta del 1920 describió en la provincia de Salta, el hallazgo de carbón en Escoipe, en la quebrada de Agua del Castillo, ubicada en la cercanía del camino carretero a unos 30 km de Chicoana yendo a Cachi. Menciona los niveles niveles de carbón asociados a conglomerados terciarios. El análisis químico indica un lignito de buena calidad pero en trozos aislados, no continuos y por lo tanto de escasa importancia económica. También realizó una evaluación sobre los hallazgos de carbón en el país (Rassmuss, (Rassmuss, 1920) con el objetivo de indicar zonas para posibles explotaciones, que hasta ese tiempo no habían tenido el éxito deseado. La causa principal fue la pobreza de la calidad del combustible. En este estudio describe los recursos del punto de vista geológico en las for maciones de edades carboníferas hasta el terciario, fundamentalmente en las provincias de San Juan, La Rioja, Mendoza, Neuquen, Santa Cruz y Tierra del Fuego, Fueg o, en los casos donde se habían realizado análisis químico se incluyen los valores. Concluye en la necesidad de realizar estudios de detalle en algunos yacimientos, ubicados en los estratos de Gondwana inferior, Pérmico y Triásico de las Sierras Pampeanas, teniendo en cuenta las tendencias de explotación en el mundo, en cuanto a comprobar la cantidad de recursos del mineral, pudiendo la calidad cuando fuera deficiente ser mejorada a posterior con procedimientos mecánicos modernos. El estudio de la Cuenca de Marayes, provincia de La Rioja, fue realizado y publicado en 1922 b, en la presentación del estudio Keidel dice: “describe la constitución y disposición tectónica de las capas carboníferas de la cuenca, situada en la extremidad meridional de la Sierra La Huerta. Este trabajo da nuevos datos sobre las condiciones económicas de la explotación del carbón, trae también algunos resultados de importancia general: como lo es la extensión transgresiva de la serie carbonífera del rético sobre r ocas de constitución y edades diferentes” . En esta publicación Rassmuss aporta información geológica relevante de una zona poco conocida y de importancia por las acumulaciones de carbón en la Mina Rickard Rickard y Mina Carrizal en exploración en esa cuenca (Figura 4 y 5). En 1922 a, publica los apuntes geológicos sobre el hallazgo de carbón al sur del lago Nahuel Huapí, en donde realizó observaciones geológicas principalmente al este del Lago Puelo en granitos antiguos, antigu os, serie porfirítica, granodiorita blanca, capas cretácicas y terciarias. Además analiza la estructura de la región e ilustra el trabajo con un mapa a escala 1:400.000, indicando la geología reconocida en este estudio. Describe los hallazgos de carbón, la geología local y sus características en las Cuencas Interandinas del Bolsón, Marginal de Epuyén – Río Chubut, Subandina del Montoso – Chiquiniyeu y Extraandina de Lepá – Cushamen. También comenta y describe las emanaciones de petróleo en la zona senoniana del Foyel Foyel y anticlinal de Nirihuau. Realiza observaciones geológicas en la Cuenca de Metán, provincia de Salta con un objetivo hidrogeológico, trabajo publicado en 1921. Estudio referido no sólo a la cuenca sino también a sectores ubicados al oeste como los Altos de Muñoz (sierra de Metán), La Bodeguita, La Bodega, Peñas Azules, La Troja, Cebilar, Cebilar, etc., en donde reconoce calizas con oolitas y un calcáreo con un fósil problemático (pucalithus), margas verdes, margas coloradas, areniscas claras, pizarras abigarradas, etc. que fueron descriptas puntualmente para localidades que muestra en un plano topográfico general de la zona. Hace referencia a la abundancia de agua en la cuenca y la existencia de zonas cultivadas, en donde destaca el contraste entre los sectores con irrigación o no. En ese sentido analiza las precipitaciones registradas en las poblaciones importantes, para luego comentar los pocos pozos de agua ejecutados en la región, relacionándolo con la información geológica. Recomienda la ejecución de perforaciones de ensayos en el borde occidental de la cuenca, las cuales serían poco
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profundas para localizar los niveles de agua y si resultaran aguas surgentes serían de gran importancia para el desarrollo. Se publica en el 1922 c, la descripción de la perforación de Capiazuti II, ubicada en la región petrolera de Tartagal en la provincia de Salta, fue la única hasta ese momento con recuperación de testigos que permitió reconocer la estructura geológica del subsuelo. La perforación que alcanzó los 630 m de profundidad y atravesó unidades litológicas que fueron interpretadas como Terciario Subandino Superior, Areniscas inferiores de la parte inferior, Areniscas superiores y nuevamente Terciario Subandino (Figura 6)
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Figura 4. Mapa Geológico de la Cuenca de Marayes.
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JUAN R ASSMUSS: S U CONTRIBUCIÓN A LA G EOLOGÍA
Perfil I.
C u e n c a d e l a M i n a R i c k a r d
S.O.
N.E. Sierra de la Hu erta
Lomas 2 Km.
50 º
10 - 12 º 10 º 15 - 20 º
Mina
50 º
F Congl omer ado de Paganzo
Ar eni scas ré ti cas
Areniscas Areniscas entrever adas coloradas de Paganzo
60 º
Gneis y anfibolitas
E
a c e S a n u g a L a i c a h e i c i n a l P
O
C o r t e d e l F e r r o - C a r r i l Si err a de las Imanas
L omas
Pozo Salas 15 º - 20 º
25 º
Río Sec o 30
20 º - 40 º
10 º
º
F F II I
Diorita Ar eniscas Sinclinal etc. r é ti cas cr etáceo
F
Sinclinal cr etáceo
Perfil II.
F
Conglomerado d e Paganzo Perfil III.
Per fi l Long itudin al del Río Seco
Casas Mi na Rickard
1Km.
2Km.
3Km.
C asa del Dr Salas 4Km.
Ar eni scas ré ti cas F Ar. Conglomerado Ar eni scas ré ti cas Anti clin al color . y F F de Paganzo F ré ti co Ar. verdes F F F Color adas y Ar. verdes cr etáceas
Ar eni scas ré ti cas
Perfil IV.
Perfil de la Quebra da de Quebrachos Quebrachito
25°
30°
Mina Carrizal 25°
45°
70°
90°
F
F
Rocas metamó rficas
Médanos
Planicie
Areniscas Areniscas coloradas réticas de Paganzo con mantos 150 - 200m. carbonosos 120 - 150 m.
Areniscas y conglomerados cretáceos 400 m.
Rocas metamórficas
Rodados
Perfil V.
N.E.
S.W.
Los Hornitos
Planicie 2 Km.
20°
F
F
F
F
Areni scas Ar en iscas Con glomerado Esquistos Cal iza ré ti cas cr etáceas de Paganzo cristalinos Silúr ica con apófi sis de granito
Figura 5. Perfiles Geológicos de la
Cuenca de Marayes.
Rodados
Mé da n os
Rí o B er mejo
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m. m. m.
tierra. arenisca colorada (formación petrolífera) arenisca amarillenta (formación petrolífera)
e b m u r r e D
margas y areniscas blandas tobáceas de color claro. arena triturada.
Cuaternario Terciario subandino superior ?
CORRIMIENTO Y ESTIRAMIENTO
m. m. m. m.
grauvaca gris dura. arenisca fina calcárea. grauvaca gris hasta verdusca. grauvaca, arenisca clara, rodados de cuarcita cámbrica. grauvaca. gas > 2 atmosf. ( 80,8 % metano; 12,3 % etano ) grauvaca, intercalaciones de cuarcita blanca y arenisca clara. intercalaciones de pizarra oscura bituminosa. gas > 15 atmósf. predominan areniscas gruesas de color claro en parte cuarcíticas. rodados de cuarcita cámbrica, areniscas claras, grauvaca oscura. gas ( 88 % metano; 8,3 % etano ). areniscas y cuarcitas. en 474 - 493 m. se encuentran rodados de caliza.
s e r o r i o r i e r f e n f i n i s e a t c r s i a n p e r A
SOBREESCURRIMIENTO
m.
areniscas margosas coloradas.
Areniscas superiores
SOBREESCURRIMIENTO
m.
margas rojizas en parte yesíferas.
Terciario subandino
Figura 6. Perfil de la Perforación de Exploración Capiazuti II.
El perfil reconocido muestra una estructura en escamas, separadas por corrimientos intensos y dice: “si las Areniscas inferiores corresponden al núcleo de un anticlinal rebatido y sobrescorrido hacia el Este con fuerte estiramiento de las alas o si se trata de una verdadera estructura de sobrescorrimiento no se puede deducir de un perfil único” La perforación atravesó tres horizontes de gas con metano y etano en las Areniscas inferiores. Esta perforación demostró la necesidad de un conocimiento real de la estructura para la ubicación de las perforaciones. En 1923 se publica “Breves apuntes geológicos sobre la parte del territorio de Neuquen entre Auca-Mahuida y El Tromen” por el interés en conocer la formación de las vetas de rafaelita y la procedencia del petróleo en ese área. Describe la geología y estructura en esa región mencionando en varias de las unidades litológicas la presencia de cobre y magnetita. Un tema específico e interesante es la existencia de las vetas de rafaelita, las cuales en Neuquén están ligadas a los centros volcánicos describiendo en distintos lugares la geología y la relación con la estructura.
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Teniendo en cuenta la ideas de Suess (1902) sobre las explosiones freáticas, una explicación para las vetas de rafaelita fue elaborada por Rassmuss así “ Yo creo que podemos comparar la formación de las vetas de rafaelita del Neuquen con esas explosiones freáticas, explicando su origen en el contacto del magma efusivo con el horizonte petrolífero. La explosión subsiguiente ha producido aquellas vetas largas y delgadas que no revelan ninguna relación con la tectónica aunque puede haberse servido en trechos de grietas ya existentes. El carácter explosivo lo indica también la subida instantánea del asfalto en las vetas de Utah, donde los trozos despedazados de la caja no han tenido tiempo de hundirse en la veta. En la región de Auca Mahuida, he descripto la distribución de las vetas alrededor del centro efusivo de ese nombre. Una agrupación parecida se observa alrededor del centro volcánico del Tromel. En este caso se encuentra las vetas de Tril, en el norte la del Paso del Carbón en la Sier ra de Reyes, en el oeste las vetas cerca de Chosmalal (Las Máquinas, La Parva) y en el sur la de Tilhué” Rassmuss (1920 c y 1925) publica la geología e interpretación de las Termas de Rosario de la Frontera, que se ubica a unos 7 kilómetros al sureste de la localidad homónima, en el sur de la provincia de Salta. En esta zona existe actualmente el Establecimiento Termal de Rosario de la Frontera que fuera fundado en abril de 1880 por el médico español Dr. Antonio Palau, como consecuencia del entusiasmo que despertaron en sus reiteradas visitas las vertientes termales en una zona boscosa, en donde edificó y organizó el complejo termal con ciento setenta habitaciones y zonas de esparcimiento, que fue un emprendimiento muy importante para la época. Las termas se encuentran en el extremo norte de la sierra de Candelaria y pertenece a la parte austral de las Sierras Subandinas (Bonarelli, 1913). En la descripción se relaciona esta sierra con la de Medina, El Campo, La Ramada, Nogalito y San Javier, localizadas al sur, con características semejantes en cuanto a que representan anticlinales sobre elevados con núcleos de esquistos precámbricos y en ambos faldeos, reconoce las sedimentitas de la formación petrolífera y del Terciario subandino, separadas del núcleo del basamento cristalino, a menudo, por fallas meridionales de gran rechazo. En detalle las facies estratigráficas de la formación petrolífera de la sierra la divide en tres partes y que son areniscas inferiores, calcáreo con “melania” y areniscas superiores, a las cuales se sobreponen la serie de margas abigarradas y la serie margas y areniscas blancas del Terciario subandino, en la que se intercala otro horizonte de caliza oolítica, de menor espesor y sin fósiles y más arriba areniscas margosas con intercalaciones de conglomerados. Describe estas series en distintos ríos y quebradas brindando datos de sus características litológicas, buzamientos, alturas locales, espesores y relaciones estratigráficas. Comenta lo siguiente “En el este y el oeste, el anticlinal de la sierra de Rosario de la Frontera, está limitado por fallas” . Luego describe la geología local de las termas y dice que “Los baños de Rosario de la Frontera, se encuentran sobre un anticlinal del Terciario Subandino, que está perturbado por varias fallas. Sobre estas fallas salen las termas” Describe diez fuentes termales distribuidas en el sector con denominaciones locales o de acuerdo a su composición, con temperaturas variables de hasta casi 100º C y las composiciones químicas de las vertientes son diferentes y Rassmuss dice: “La composición química que distingue las diferentes aguas depende de las rocas que hayan atravesado” . Las aguas que penetran únicamente en areniscas son poco mineralizadas como la Vertiente Palau (agua mineral). Cuando tienen una temperatura muy alta y un fuerte caudal como el grupo La Silicosa de 94º puede disolver también una cierta cantidad de sílice la que se deposita en la boca de salida de las aguas. El contenido de sulfa to y ácido sulfídrico de la Vertiente Sulfurosa procede de la descomposición del yeso y de los sulfatos, comunes en las margas verdes; el de las aguas con cloruros proviene de las sales de las margas terciarias; el agua ferruginosa se explica fácilmente por la circulación a través de las areniscas y margas ferruginosas.
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En cuanto al origen establece una relación íntima entre las vertientes calientes y la estructura tectónica, especialmente con la falla del oeste de la sierra y otras menores este–oeste, siendo la fuente principal de agua para Rassmus (1925) el agua vadosa (meteórica) formada por infiltración del agua superficial a profundidad, donde adquiere temperatura, y luego retornando por las fisuras de las fallas y por supuesto , contaminándose en su trayecto. Explica también como fácil de imaginar, la profundidad de 1000 m para el rechazo de la falla del oeste de la sierra para alcanzar las altas temperaturas de las aguas y el otro factor a tener en cuenta para esas temperaturas de las vertientes, la explica por la condensación de gases por la cual se liberan muchas calorías. Conclusión
El Dr. Rassmuss realiza la primera estratigrafía del Basamento Metamórfico de las Sierras Pampeanas en la sierra de Aconquija, que al día de hoy continúa con cierta vigencia. Designa también algunas rocas metamórficas como los gneises de Suncho y Piscoyacu que no han perdido actualidad con los años transcurridos. También reconoce intrusivos graníticos antiguos, vinculados a los gneises, y más jóvenes Paleozoicos. Asimismo observa rocas básicas en las secuencias metamórficas que ya habían sido estas rocas reconocidas en otras Sierras Pampeanas. Ha contribuido al conocimiento geológico de la sierra de Velasco, cuando realiza un perfil trans versal entre Campo de Chilecito y La Rioja, donde reconoce distintas unidades metamórficas y graníticas, el cual posee un detalle significativo para la época y aún con vigencia hoy en día. En el otro perfil de Nacimientos, muestra a las unidades sedimentarias y su disposición en los valles intermontanos. En Marayes (San Juan) realiza un aporte importante con su mapa y perfiles al conocimiento de la cuenca gondwanica. También realiza una descripción detallada de la geología de la cuenca de Metán y sus alrededores, comprendiendo a la sierra de Candelaria. Finalmente interpreta a través de la descripción del pozo de exploración de Capiazuti II, la estructura del subsuelo de la región de Tartagal como un aporte significativo a la búsqueda del petróleo en el norte argentino. En los pocos años que permaneció en Argentina dejó un cúmulo de trabajos notables, que marcan amplios conocimientos geológicos, gran capacidad de trabajo y observación de este geólogo, que pese a los años transcurridos sigue vigente. Agradecimientos: El autor agradece al Dr. Alejandro Toselli
por los interesantes comentarios y sugerencias efectuadas a la versión original de esta contribución y al Sr. Ernesto Rodríguez Lascano por su colaboración en la confección de las figuras.
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Recibido : 18 de Julio de 2008 Aceptado: 15 de Septiembre de 2008
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Historia de la Geología Argentina I Serie Correlación Geológica, 24: 151-164 B METALÍFERAS REVE HISTORIA DE LA PETROGRAFÍA Y LA MINERALOGÍA DE MENASTucumán, 15 1 F.G. Aceñolaza (Coordinador-Editor) 2008 - ISSN 1514-4186 - ISSN on-line 1666-9479
Breve Historia de la Petrografía y de la Mineralogía de Menas Metalíferas en el SEGEMAR Rubén J. CUCCHI* y Norma E. PEZZUTTI Tanto vivir entre piedras que creí que conversaban, Voces no sentí nunca pero el alma no me engaña, Algún algo han de tener aunque parezcan calladas, No de balde se ha llenado de secretos la montaña. Atahualpa Yupanqui
Abstract: BRIEF HISTORY OF THE P ETROLOGY AND M INERALALOGY OF METALIC ORES IN THE SEGEMAR.- This brief history was made to honor all those professionals who have dealt with petro graph y and minera logy of metalliferous ores in one of the oldest institutions of the country, i.e. the SEGEMAR (Argentine Geological and Mining Survey), an official entity which is devoted to research and development in Geology. It includes the period since 1904 until the last entry in the Records of Microscopic Slides in 1988. It also comprises the petrography that was fundamentally applied to the hydrothermal alteration and ore microscopy performed in Geological and Mining Prospecting Plans since 1966 until the creation of the SEGEMAR (Argentine Geological and Mining Survey) in 1996. Resumen: BRVE HISTORIA DE LA P ETROGRAFÍAY DE LA M INERALOGÍA DE MENAS METALÍFERAS EN EL SEGEMAR.- Esta breve historia se realizó con la aspiración de homenajear a todos aquellos profesionales que hicieron petrografía y mineralogía de menas metalíferas en una de las instituciones más antiguas del país, el Servicio Geológico Minero Argentino, organismo oficial abocado a la investigación y desarrollo de la Geología. Abarca el período que va desde 1904 hasta la última anotación en los Libros de Registros de Preparaciones microscópicas en 1988 y comprende, además, a la petrografía fundamentalmente aplicada a la alteración hidrotermal y a la “calcografía” efectuadas en los Planes de Exploración Geológico-Mineros desde 1966 hasta la creación del SEGEMAR en 1996. Key words: History. petrography. ore microscopy. SEGEMAR. Palabras clave: Historia. petrografía. “calcografía”. SEGEMAR.
Introducción
Esta contribución se basa, en parte, en las anotaciones que se encuentran en los cuatro libros de “Registro de Preparaciones Microscópicas” que existen en el actual Servicio Geológico Minero Argentino. Recordamos que éstas son sólo algunas citas de las numerosas que podrían efectuarse, dado que muchos de los investigadores nombrados desarrollaron una intensa labor en el campo de la Geología, muchas de ellas fundamentales. También de la larga lista de colegas que han trabajado “haciendo” petrografía han quedado muchísimos sin mencionar y con tantos méritos como los citados en esta síntesis. Esta Breve Historia abarca el período que va desde 1904 hasta la última anotación en los Libros de Registros en 1988 y como tal es única en el país y se extiende además, a la petrografía principalmente de alteración hidrotermal y “calcografía” realizadas en los Planes de Exploración Geológico-Mineros desde 1966 hasta la creación del SEGEMAR en 1996. *
SEGEMAR. E-mail:
[email protected] -
[email protected]
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Quizás merezca una continuación y desde luego perfeccionamiento de lo que hemos elaborado y sin duda podría ser una labor a encarar para el futuro. El comienzo de la Petrografía
Alrededor de 1827, W. Nicol, geólogo escocés, fue el primero en utilizar la luz polarizada aplicada a la observación microscópica de los minerales. Poco después, en 1833, el francés Camille Sébastien Nachet fabricó uno de los primeros microscopios petrográficos. A partir de esta fecha podría señalarse que dieron comienzo en el mundo los estudios petrográficos utilizando el microscopio de polarización, aunque al principio los geólogos permanecieron indiferentes a la aplicación de este instrumento. Recién en 1851, con trabajos de Oschatz y H.C. Sorby, en especial de este último, continuaron los intentos del uso del microscopio de polarización. Pero no será sino hasta los trabajos de K.F. Zirkel en 1870, que la Petrografía microscópica empezará a consolidarse. En la Argentina, Luis Brackebusch al donar muestras representativas de sus colecciones de rocas recolectadas entre 1891 y 1906, a los museos de las universidades de Berlín y Goettingen, dará lugar en forma indirecta al comienzo de las investigaciones petrográficas en nuestro país (véase Pastore, 1915:29 y 1925:15). Otro probable inicio está vinculado a la expedición antártica italiana de 18821883, que en la región magallánica realizó un “apreciable conjunto de observaciones geológicas y especialmente petrográficas ” (en Pastore, 1925:18). Si bien no hay una fecha exacta para establecer cuando empezó la Petrografía en la Argentina, sí la hay para establecerla, al menos aproximadamente, en una de las instituciones oficiales más antiguas del país abocada a la investigación y desarrollo de la Geología. Nos referimos a que es a partir del mes de marzo de 1885, cuando se crea la Sección Minas incluida en el Departamento de Obras Públicas del Ministerio de Interior con la misión de efectuar el estudio g eológico, minero e hidrogeológico del territorio nacional, que se puede inferir que se dio comienzo pues al estudio de las rocas, una de las bases esenciales del conocimiento geológico. Esta etapa, sin dudas, se consolidará a partir del año 1904 con la creación de la Dirección General de Minas, Geología e Hidrología dependiente del Ministerio de Agricultura de la Nación, que poco tiempo atrás celebrara sus 100 años y que luego, bajo diferentes nombres, dará lugar a la creación del Servicio Geológico Minero Argentino, conocido bajo la sigla SEGEMAR en 1996. Libros de Registros
Entre el rico y variado acervo histórico de esta institución se encuentran los cuatro libros de “Registro de Preparaciones Microscópicas” (Figs. 1 y 2), en los que se asentaron casi 15.000 anotaciones de cortes delgados, los que incluyen el nombre del geólogo que recolectó la muestra, su ubicación geográfica y quien realizó el estudio correspondiente. Estos registros, que han sido objeto de este bosquejo histórico, llegan hasta 1988; a partir de ese año en la Institución se implantó un sistema digitalizado, el que no se analizará. Estos libros fueron adquiridos por la Dirección Nacional de Minas, Geología e Hidrogeología a la firma Guillermo Kraft, situada en la calle Florida 434 y con talleres en España 151, los que tenían la particularidad de que, mediante la referencia al número, en este caso el 34.490, se podía encargar un libro idéntico al primero. No se ha podido saber si fue una única compra o si se la hizo en forma escalonada. Guillermo Kraft, establecida en 1864, era una empresa de litografía, imprenta y taller de encuadernación y fábrica de libros comerciales, que también actuaba como papelera al por mayor y menor y que tenía la especialidad de hacer billetes de banco.
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Estos cuatro Libros de Registros guardan, además, notas curiosas como la historia de vida de algunas de las petrógrafas como el cambio de estado civil, ya que algunas al casarse agregaron a su apellido el de sus respectivos cónyuges, mientras que otras continuaron usando su nombre de soltera. También estos libros, además de señalar la actuación de los geólogos fundadores de gran
Lámina 1. Documentación
de Registros Petrográficos.
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parte de la Geología de la Argentina, marcan el inicio de algunos geólogos en el campo de la Geología Regional, en especial entre los años 50 y 80 del siglo XX, mientras que otros indican el paso, al parecer fortuito, por trabajos de levantamiento geológico y aún de estudios petrográficos. Etapas
El análisis de estos registros permite establecer, a grandes rasgos, distintos períodos del sector encargado del estudio petrográfico de las rocas en los distintos ciclos de la Institución, el que podría ser considerado como la etapa fundacional del conocimiento sistemático de la Petrografía en el país. La etapa inicial comenzó alrededor de la primera o segunda década del siglo XX, con los trabajos de Roberto Beder, Helge Backlund, Juan Hausen, Juan Keidel, Franco Pastore, Remigio Rigal, Walter Schiller, Roberto Wichmann, Anselmo Windhausen, entre otros, quienes recurrieron a petrógrafos o hicieron por sí mismos el estudio de sus rocas. La segunda etapa sería la de la División Petrología, en las sedes de la Av. Alem y de la calle Perú, con diversas petrógrafas entre los cuales se cuentan a renombradas profesionales como Edelmira Mórtola, Carolina Lazzari de Pandolfi, María Teresa Carri de Riggi, María Eugenia Hermitte de Nogués y Verena Kull de Kapeluz, y entre los petrógrafos a Félix González Bonorino, Jorge Villar Fabre, Bernabé J. Quartino, Fernando L. Sesana, Jorge Buenanueva, Roberto L. Caminos y Federico Roellig. Luego continúa un período que podríamos llamar de transición con Beatriz Coira, Mabel Costas, Noemí Feliú, Magdalena Koukharsky, Eduardo Llambías, Juan C. Mirré, Norma Pezzutti, Nina Mishkovsky de Ramos, Jorge Viand y Luisa Villar. Una última etapa sería la correspondiente al Departamento Investigaciones de Base del Servici o Geológico Nacional, en la Av. Santa Fe 1548, con el desempeño de Alicia Busteros, Rubén J. Cucchi, Hebe A. Lema, Héctor Martínez, Juan C. Riggi, Liliana Sacomani y Alicia Spiegelman. Cabe aclarar que aparte de hacer petrografía, la mayoría de los profesionales citados realizaron trabajos de campo, tanto de apoyo a un geólogo regional o efectuando su propio relevamiento. Siguen los registros
De estos casi 15.000 registros de preparaciones petrográficas, los cuatro primeros (Fig. 3) corresponden a pórfidos cuarcíferos y tobas provenientes de la perforación Puerto Madryn II, Chubut, y su estudio fue realizado por Franco Pastore, mientras que el quinto, sin señalar su procedencia, fue descripto por José María Sobral. La petrografía de la perforación de Puerto Madryn la prosiguió Remigio Rigal quien continuó con la descripción de 6 secciones delgadas de niveles comprendidos entre los 229 y 575 m bajo boca de pozo. Las últimas anotaciones (Fig. 4) son las descripciones realizadas por Héctor Martínez (sobre muestras aportadas por Antonio Lizuain) correspondientes a la Hoja 43d, Sierra de Taquetrén, Chubut, registradas en 1988. El último pertenece a la muestra 14.719. Los registros no guardan un orden cronológico puesto que, por ejemplo, a los que se relacionan con rocas recolectadas y estudiadas por Walter Schiller en 1907 o por Helge Backlund en 1913, les anteceden los que fueron adjudicados a Franco Pastore que datan de 1920. El más antiguo es del año 1906, sobre un granito cercano a la estación Dufaur al oeste de la Sierra de la Ventana (provincia de Buenos Aires) (Fig. 5), que recogiera Santiago Roth, aunque no se indica quien hizo la petrografía.
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Figura 5.
Figura 6.
Figura 7.
Figura 8.
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Lámina 2. Figura 5.- Fotomicrografía
del granito de Dufaur, al oeste de Sierra de la Ventana, recolectado por Santiago Roth en 1906. Se desconoce el nombre del petrógrafo que lo describió. Está registrado con el número 963, Libro 1:34. Figura 6.- Fotomicrografía de un pedernal localizado cerca de la estancia del Dr. Rocha, en la sierra de Olavaria. Es del año 1907. Recolectado y estudiado por Walter Schiller, Libro de Registro 1:5, N° 144. Figura 7.- Fotomicrografía de un rodado del Conglomerado antiguo del Monte de la Cuesta al norte de Deán Funes. Roberto Beder lo muestreó y estudió en 1917.Corresponde al registro 658 del Libro 1:23. Figura 8.- . Fotomicrografía de una teschenita de la provincia del Chubut, que estudió Edelmira Mórtola a pedido de J. Keidel. Número de registro 194, del Libro 1:7.
El que le sigue en antigüedad corresponde a 1907 (Fig. 6) e incluye varias muestras de las sierras de Olavarría y de la Ventana y rocas calcáreas de la Sierras Bayas, así como un rodado de la playa de Mar del Plata, todo ello recolectado y estudiado por Walter Schiller, autor recordado entre otras investigaciones, por su interpretación de la estructura (pliegues telescópicos) de las Sierras Australes de la provincia de Buenos Aires. En orden cronológico, que como se dijo no coincide con el orden de anotación, siguen las 280 rocas que, entre 1911 y 1912, Ricardo Stappenbeck coleccionó y estudió él mismo, que provienen de Mendoza y San Juan, así como 2 de San Lorenzo, en Salta, y 6 de Tucumán de la quebrada de Marapa y el valle de Escaba, estas últimas quizás en relación con la construcción del dique de Escaba. Las muestras cuyanas serían luego la base de sus investigaciones en la Precordillera (aunque “La Precordillera de San Juan y Mendoza” fue publicado en 1910 en el tomo IV, N°3, de los Anales del Ministerio de Agricultura de la Nación) o bien corresponderían a “Geología de la falda oriental de la cordillera del Plata, provincia de Mendoza”, editado en 1917 (tomo XII, N° 1, Anales Ministerio de Agricultura de la Nación).
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Entre 1911 y 1912, Guillermo Bodenbender trabajó en la provincia de La Rioja, en Villa Unión y en las sierras de Umango y de Valle Fértil y en la sierra catamarqueña de Ambato y las muestras, en un total de 216, fueron descriptas por M. Delhaes, quien también analizó los esquistos de San Julián (Santa Cruz) muestreados por Bodenbender. Este último investigó los “meláfiros” de Los Cerrillos, cerro Leoncito Chajau, ubicados en La Rioja, que examinaron Chelius y otros. En 1912, Juan Hausen estudió la colección que A. Flassdorf trajo de la provincia Misiones, en ese entonces Territorio Nacional. En general se trata de basaltos que proceden de varias localidades de la provincia, entre ellas San Ignacio, Loreto, Santa Ana, Bonpland y San Javier y que recién son publicadas en 1919 en el Boletín B-21 de la Dirección General de Minas, Geología e Hidrología bajo el título “Contribución al estudio de la petrografía del Territorio Nacional de Misiones”. En 1915, entre mayo y septiembre, Hausen recolectó y describió 105 muestras de La Rioja, de la sierra de Umango, la cuesta del Espinal, sierra de Tambillos, cerro Cacho, Villa Unión y cerro Guandacol. Roberto Beder, entre 1912 y 1919, coleccionó y estudió numerosas muestras, varias de las cuales procedían de Catamarca, de las minas San Antonio y Romay. Las restantes son de Córdoba y provienen de diferentes localidades; entre ellas merece señalarse la de un conglomerado antiguo, son 4 rocas del norte de Dean Funes (Fig. 7) que podrían ser del que más tarde fuera llamado Conglomerado de La Lidia. Además, trajo muestras de las canteras San Antonio, Suncho, Malagueño, entre otras. Más tarde trabajó en las localidades de San Marcos Sierra, Cruz del Eje, La Falda, etc. entre cuyas rocas analizó una aplita que intruye un skarn con epidoto, granate y diópsido, proveniente del oeste de La Calera, que le entregara Flassdorf en 1916. Las primeras Hojas Geológicas registradas y otros datos
Pablo Groeber, en 1914, en la Hoja 30c, muestreó y estudió cortes delgados del escorial del Payún Matrú en Mendoza, así como de la Hoja 31c, Confluencia de los ríos Grande y Barrancas, relevada entre 1914 y 1916. En 1918, R. Wichmann relevó la Hoja 35m, Bahía Blanca (Geología e Hidrología de Bahía Blanca y sus alrededores), aunque con un enfoque hidrogeológico. Sin embargo, como primera Hoja Geológica registrada en los libros es la que Franco Pastore comenzara en 1920 y cuya redacción fue presentada en agosto de 1927 y recién fue publicada en 1932 en el Boletín Nº 36, bajo el título “Hoja 20i del Mapa Geológico de la Argentina. Región oriental media de la Sierra de Córdoba. Relevamiento geológico y explicación”. La Dirección de Minas y Geología del Ministerio de Agricultura de la Nación estaba entonces bajo la dirección del Ing. Tomás M. Ezcurra y el Jefe del Servicio Geológico era el propio Dr. Pastore. Las rocas de esa región provenían de distintas localidades de la sierra Chica de Córdoba, entre ellas las del río San Antonio, Pampa de Olaen, sierra de Achala y dique San Roque. El conjunto ascendía a 97 muestras y sus correspondientes cortes delgados fueron asentados entre 1920 y 1922 Cabe recordar que Franco Pastore fue el primer geólogo recibido en la Argentina, en junio de 1915, a diferencia de José María Sobral que lo hizo en Suecia. A su vez Juan José Nágera tuvo su título en diciembre de 1915, también en la Universidad de Buenos Aires en la entonces Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. En otro orden de cosas, la primera teschenita registrada, si no en el país al menos en el Libro 1, es la que recolectó en 1912 Pablo Groeber en el cerro Negro, Chubut, y estudió Franco Pastore, a las que siguen las de Juan Keidel en 1917. Las últimas procedían del cerro Negro y de la pampa de María Santísima, ambas localidades en Chubut, y fueron estudiadas por Edelmira Mórtola (Fig. 8). En 1923, Edelmira Mórtola, primera geóloga argentina, recibida en 1920, dio a conocer en el Boletín B-34, su contribución sobre el tema de las teschenitas, en un trabajo titulado “Rocas alcalina
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Figura 9.
Figura 10.
Figura 11.
Figura 12.
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Lámina 3. Figura 9.- Fotomicrografía
de la segunda ignimbrita mencionada en los registros. Es de la Hoja 31e, Chical-Có, recolectada por Enrique Núñez y clasificada por Mabel Costas e inscripta en el Libro de Registros 3:15 bajo el N° 9867. Figura 10.- Fotomicrografía de la primera carbonatita citada en los Libros de Registro, es de Novillo Muerto, Cordillera Frontal, provincia de Mendoza. Fue clasificada por Luisa Villar, lleva el N° 10.902, Libro 3:50. Figura 11.- Fotografía del meteorito de Otumpa, Campo del Cielo, provincia del Chaco, que Sir. W. Parish presentara al Museo de Ciencias Naturales de Londres, Inglaterra, en 1826. Figura 12.- Fotomicrografía del aerolito de San Cristóbal, Santa Fe, descripto por María E. Hermitte de Nogués en 1927. Registro N° 2218, Libro 1:77.
básicas del sur de Chubut”. Las teschenitas del cerro Negro, Chubut, también fueron del interés de Windhausen, quien también las analizó al microcopio en 1921. Keidel, además, coleccionó y describió muestras de Catamarca (del socavón Fortuna en la sierra de Fiambalá), 4 de Chubut y 50 de San Juan (Jáchal, Agua Negra, quebrada de Talacasto). Curiosamente, también examinó una muestra del Puerto Nuevo de la ciudad de Buenos Aires. En relación con las ignimbritas, cuya génesis comienza a reconocerse en décadas intermedias del siglo XX, la primera descripción efectuada en el país es la que hizo Félix González Bonorino sobre una muestra de El Refugio, Río Diamante, provincia de Mendoza, recolectada por Raúl N. Dessanti. La segunda descripción es la de Mabel Costas sobre una muestra procedente de la Hoja 31e, ChicalCó, La Pampa (Fig. 9). González Bonorino, que venía trabajando en Río Negro, en la región de El Foyel, continuaría con la transecta de la Cordillera de los Andes a la altura del cerro Aconcagua y seguiría con varias Hojas geológicas en las Sierras Pampeanas trabajos fundamentales de Geología metamórfica y estructura (fallas lístricas) de dichas sierras.
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Curiosidades que merecen mencionarse
La arenisca de Plaza Huincul recolectada por R. Rigal entre 1921 y 1922, marca el inicio de las citas de Carolina Lazzari de Pandolfi en el registro de preparaciones microcópicas. Richard Wichmann inició en 1925 sus investigaciones en la provincia del Río Negro con el estudio de granititas, antigua denominación de granitos biotíticos, procedentes del cañadón de Lonco Vaca y Carriyegua. Asimismo analizó rocas de las provincias del Neuquen (Piedra del Águila, Pichi Leufú, etc.) y de la de La Pampa (Chical-có, Puelén, etc.) Victorio Angelelli estudió una muestra de Virorco, San Luis, un cuarzo con rutilo coleccionado en 1935. En la página 59 del Libro 1, se asentaron los trabajos iniciales de M.T. Carri, quien analizó un gabro alterado de Andalgalá, Catamarca y de M.E. Hermitte, una anfibolita actinolítica con granate de la sierra de Pie de Palo, traída por Angelelli. Otra nota que llama la atención es el registro de R. Agustín Riggi quien examinó una diabasa, filón en un granito, de la quebrada de los Chorrillos, en la antigua Gobernación de Los Andes (hoy provincia de Tucumán). Otra, es la de la descripción de una toba liparítica de Mencué (Río Negro) hecha por Hermitte a pedido de una Dirección de Arquitectura, o la madera fósil que enviara J. Rosen proveniente de Marayes, en San Juan. Dos granitos de la sierra Chica y una diorita cuarcífera de Tandil, en la provincia de Buenos Aires, fueron analizados y recolectados por Nágera alrededor del año 1927. En el Libro 1, también está citado Sobral, en 1927, con el estudio de una anfibolita, cuya procedencia no está asentada, y de una roca basáltica del cerro San Bernardo (Chubut). Luisa Villar describió una carbonatita de Novillo Muerto, Mendoza; quizás sea la primera cita de este tipo de roca realizada en la Institución (Fig. 10). Además del trabajo institucional sobre el territorio continental vinculado con el relevamiento del país, la acción de los investigadores se volcó hacia nuevos campos, si bien no como planes de desarrollo previstos, sino respondiendo a un espíritu inquisitivo individual. Entre ellos se destacan los correspondientes a rocas provenientes del espacio exterior o bien de territorio insular argentino así como de la Antártida. Las rocas extraterrestres
Las rocas extraterrestres son conocidas en nuestro país desde tiempos de la colonia y en especial las del Campo del Cielo en la provincia del Chaco. Tanto así es que en el Museo de Ciencias Naturales de Londres, Inglaterra, se encuentra un meteorito de hierro que fuera presentado a dicho museo por Sir Woodbine Parish en 1926 (Fig. 11). En el año 1923, Juan J. Nágera, por entonces jefe de la División Geología de la Dirección de Minas, Geología e Hidrología, fue el encargado de estudiar fragmentos hallados en Campo de Cielo (Chaco), reconociendo su carácter meteorítico, aunque solo atribuyó tal origen a los hoyos de la Laguna Negra y Rubin de Celis. En el catálogo de publicaciones del Servicio Nacional Minero Geológico se menciona el trabajo de Nágera titulado “Los hoyos de Campo del Cielo y el meteorito, provincia del Chaco” (Dirección General de Minas, Geología e Hidrología del Ministerio de Agricultura de la Nación, Publicación N° 19, 1926). También fueron analizados los meteoritos de La Colina (Buenos Aires) y de Santa Isabel (Santa Fe). Uno de La Colina es una condrita con olivina y enstatita y troilita. En total son 6 aerolitos estudiados por F. Pastore.
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Otro aerolito (condrita) procedente de Pujato, provincia de Santa Fe, fue analizado por María E. Hermite de Nogués (Fig. 12) presumiblemente en 1927, según consta en la nota administrativa de presentación, si bien no es claro si esa fecha es de recolección o de estudi o. Es de hacer notar que no quedó registrada la participación de Luisa Villar, quien en colaboración con el geólogo estadounidense Bill Cassidy investigó los meteoritos del Campo del Cielo (Chaco), resultados que fueron publicados en Science, publicación oficial de la Asociación Norteamericana para el Avance de la Ciencia. Las rocas de la Antártida Argentina e islas de la región antártica
La participación del Sector Petrografía en las campañas antárticas se remonta a la primera cita correspondiente a 4 muestras de rocas ígneas recolectadas por Rafael González quien también las estudió. Estas rocas son de punta Gallows de la isla Observatorio del grupo Melchior del archipiélago de Palmer, de la isla 1° de Mayo del mismo grupo Melchior y dos ejemplares del puerto Neko a la latitud del 65° S sobre el estrecho de Geslache. Siguen las rocas recogidas por Isaías Rafael Cordini en diversas islas: Observatorio, Melchior, Kappa, Sobral, Decepción, Paradise en la Tierra de Gram, que totalizan 15 muestras y que se encargará de describir Carolina Lazzari de Pandolfi. Se trata de rocas plutónicas o volcánicas como los basaltos de la isla Decepción. Posteriormente, Horacio Camacho trajo 35 muestras de la base Almirante Brown, Isla Luna, Bahía Esperanza, canal Murature de la isla Melchior, que fueron estudiadas por Jorge Villar Fabre. Son rocas de variada composición con predominio de plutonitas y vulcanitas sobre grauvacas y tobas. González Stegmann coleccionó 19 rocas de las islas Shetlands del Sur, cuya descripción hiciera Bernabé Quartino. Preponderan las rocas volcánicas sobre las plutónicas. Isaías Rafael Cordini recogió e investigó petrográficamente varias muestras de las islas Ur uguay, una grauvaca de la isla Grainville y un basalto vesicular de la isla Paulet; en el cabo Dubouzet recolectó una diorita y un par de pórfiros. También trajo muestras de las islas Thule, Robertson, Neny, Stomington, Puerto Charcot, costa norte de la isla Hiard que Fernando Sesana examinó al microscopio. En las Orcadas del Sur, Roberto Caminos analizó sus propias muestras recogidas en el cerro Mossman, la mayoría grauvacas que totalizan 11 ejemplares. También estudió la petrografía y la geología de la Isla de los Estados en colaboración con Francisco Nullo. El comienzo de la microscopía por reflexión
Los primeros intentos en el mundo para hacer microscopía por reflexión fueron a través de la aplicación (en 1783, por parte de Lieberkühn) de un espejo a un microscopio. En 1888 se ideó el microscopio metalográfico y, en 1920, se creó la platina giratoria. Entre 1908 y 1910, J. Königsberger utilizó por primera vez dispositivos para ver efectos de anisotropía (Schneiderhöhn, 1952). No se tiene certeza a partir de que fecha se inicia en la Argentina el estudio de la mineralogía de menas metalíferas al microscopio. De la memoria de algunos colegas surgió el recuerdo que en el año 1945, geólogos de Fabricaciones Militares aprendieron dicha técnica en Chile. En la Dirección Nacional de Minería fue quizás Pascual Sgrosso quien recurrió al uso del microscopio para la determinación de minerales de mena (“calcografía”). En su “Contribución al conocimiento de la Minería y Geología del Noroeste argentino”, en las páginas 92 a 100 y especialmente en la 101, cita
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la andorita como analizada microscópicamente en el año 1938 si bien la Contribución fue publica da en 1943. En 1948 Jorge Valvano estudió la mineralización metalífera de la zona de Castaño Viejo, San Juan. Las continuadoras de esa importante práctica de investigación fueron Lidia Malvicini (1962-63), quien comenzó sus conocimientos de “calcografía” en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA) y Melba Guerstein (1963-1968). En la década del 70 se incorporaron Milka K. de Brodkorb, Eva Donnari y Susana Segal. La petrografía y la mineralogía de menas metalíferas en los Planes de Exploración Geológico-Minera
La Secretaría de Minería, hacia mediados de la década del 60, creó los denominados Planes de Exploración Geológico-Minera, con sede en diversas ciudades de la Argentina. La petrografía, fundamentalmente la aplicada a la alteración hidrotermal, y la mineralogía de menas metalíferas (“calcografía”) constituyeron un instrumento de mucho valor para dilucidar áreas con mineralización y la posibilidad de hallar yacimientos minerales de valor económico. Ambas especialidades fueron escuela dentro de lo que hoy es el SEGEMAR, escuela que también se extendió a otras instituciones y a universidades tanto del país como del exterior. Cabe recordar que los “Planes” están aún en actividad. Se hará un breve resumen de cada uno de ellos, primordialmente en lo relacionado a la práctica de esas dos materias. Los profesionales que se mencionarán a continuación ejercían sus tareas en las propias sedes de los Planes, en algunos casos viajaban temporariamente y en otros lo hacían desde Buenos Aires. A título informativo sólo se enumerarán alguna de las áreas de interés minero investigadas. S EDE L A R IOJA El primer Centro de Exploración que instaló un gabinete para estudios al microscopio fue el Plan Cordillera Norte, cuya sede fue la ciudad de La Rioja y data del año 1966. La primera etapa de prospección de yacimientos se realizó en la sierra del Famatina y noroeste de Jagüé (La Rioja) y en las sierras de Capillitas, El Candado y Aconquija y minas Cerro Rico y El Atajo (Catamarca) y algunos distritos de la parte norte de San Juan. También se revisaron y evaluaron los principales distritos mineros de La Rioja (La Mejicana-Los Bayos, Cerro Negro-La Viuda, El Cantadero, La Josefa, San Santiago, King Tut, La Cébila y Villa Unión, entre otros) y se hicieron los primeros relevamientos y prospecciones detalladas en cercanías del bajo de La Alumbrera como San Lucas, El Durazno, Tampa Tampa, Agua Tapada, El Espanto y Los Jejenes. Las rocas coleccionadas en las distintas campañas fueron analizadas por las siguientes profesionales: Mabel Costas, Elena Bianchi de Planas, Noemí Feliú, Nina Mischkovsky de Ramos, Norma Pezzutti, Ana Prieri de Vega y Luisa Villar. Se efectuaron descripciones a g rano suelto y sobre cortes delgados y pulidos. Los datos brindados en una publicación del año 1973 (véase Servicio Nacional Minero Geológico, 1973) revelan que hasta esa fecha el “ gabinete petrográfico realizó determinaciones de rocas, minerales pesados de fondos de batea y calcografía sobre 3960 muestras ”. S EDE T UCUMÁN En 1969 se creó la Sede Tucumán del Plan Cordillera Norte. Mediante un convenio con la Universidad Nacional de Tucumán - Fundación Miguel Lillo, el entonces Instituto Nacional de Geología y Minería instaló en la ciudad de Tucumán su centro operativo, gabinetes y laboratorios.
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En este Centro de Exploración se desarrolló una profunda investigación de las áreas: Bajo de La Alumbrera, Diablillos, Antofalla, La Borita, Filo Colorado, Cerro Atajo, Cueros de Purulla. La Hoyada, Cerro Toronado, Fiambalá-Zapata, Valle Ancho, Cerro Azul y Aconquija, entre otras. En distintas etapas de avance de este Plan, a cargo de las investigaciones petrográficas (P) y mineralógicas de menas metalíferas (C) de las muestras recolectadas estuvieron: Milka K. de Brodtkorb (C), Marta Godeas (P), Magdalena Koukharsky (P), María A. Leguizamón de Auriemma (P), Norma Pezzutti (P), Susana Segal (C), Mavel Valoy (P y C) y María E. Viruel (P). Para dar un detalle del volumen de trabajo realizado en las áreas de interés minero entre 1973 y 1983 se describieron 21.172 cortes petrográficos y 5687 calcográficos (Lavandaio, 2004:277). S EDE S AN J UAN En el año 1972 se inició el Plan San Juan, con asiento en la ciudad de San Juan. Desd e esta Sede también se hicieron algunos estudios en la provincia de Mendoza. Las áreas de interés investigadas por el Plan en la provincia de San Juan, desde su instalación hasta 1980, fueron Marayes, El Arriero, Gualilán, Cerro Negro, La Cortadera, El Tontal, Gualcamayo, El Salado, entre otras. A partir de 1980 se efectuaron tareas de prospección y exploración en Río Castaño, El Retamal y se comenzaron las campañas al Valle del Cura, área con oro y plata, de suma importancia económica. Los estudios petrográficos fueron hechos por Marta Carullo, Ana Escalante, Marta Godeas, Isabel Lorenzetti y Norma Pezzutti, en tanto que los “calcográficos” por Silvia Ametrano y Eva Donnari. S EDE M ENDOZA El Plan Mendoza comenzó a fines de 1973, como un programa de prospección regional, bajo un convenio firmado con la provincia de Mendoza. Desde ese año y hasta fines de 1978 se analizaron en detalle 14 áreas de interés minero, con mineralización metalífera diseminada o en vetas, minerales industriales como fluorita, cuarzo, bentonita, caolín, entre otros. Se describieron 1500 muestras al microscopio (Lavandaio, 2004:288). Entre las zonas examinadas se cuentan Arroyo La Chilca, Cerro Tres Hermanos y Cerro Nevado y Agua Escondida. A partir de 1982 se promovió la prospección de áreas con rocas ultrabásicas, como Cortaderas, Bonilla y Tupungato. Luego se revisó y actualizó el conocimiento de minas de oro y se hizo un relevamiento de vetas con oro y plata y una investigación de los distritos Cortaderas y Paramillos. El estudio petrográfico estuvo a cargo de Graciela Santamaría y Estela Zanoni de Tonel, en tanto Eva Donnari colaboró con el análisis de la mineralogía de menas metalíferas. S EDE C OMODORO R IVADAVIA El 15 de mayo de 1973 se implementó formalmente la ejecución del Plan Patagonia Comahue que originalmente incluía parte de la provincia del Neuquén, 13 partidos del extremo sur de la provincia de Buenos Aires, totalidad de los territorios de La Pampa, Río Negro, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego e Islas del Atlántico Sur, con el correr del tiempo varias zonas fueron luego liberadas (Lavandaio, 2004:280-281). La cabecera del Plan fue la ciudad de Comodoro Rivadavia, con una subsede en Los Álamos (Río Negro) y otra en Gobernador Gregores. Como consecuencia de la prospección y revisión detallada de varias zonas, se descubrieron áreas mineras muy promisorias, entre ellas Cerro Vanguardia, Río Pinturas, Río Oro, La Josefina y El Dorado Monserrat en San Cruz; Mina Beatriz, Río Túnel y Río Remolino en Tierra del Fuego;
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Cordón Caquel-Cerro Gonzalo, Cerro Riñón-Cerro Colorados, Cordón de Esquel, Huemules, Cerro Coihue y Arroyo Cascada en Chubut y La Veranada en Río Negro. En distintas etapas de avance del Plan y a cargo del estudio petrográfico (P) y mineralógico demuestras recogidas estuvieron las profesionales: Silvia Ametrano (C), Milka K. de Brodtkorb (C), María I. Covaro (P), Eva Donnari (C), Marta Godeas (P), María Amalia Leguizamón de Auriemma (P) y Norma Pezzutti (P). La Institución a la cual estamos homenajeando fue escuela de profesionales tanto del país como del exterior en las especialidades anteriormente mencionadas Post Scriptun
En una carta de José María Sobral, fechada el 31 de mayo de 1915, dirigida al Ing. Enrique Hermitte, se puede conocer que Sobral, en respuesta a una inquietud del Ing. Hermitte de instalar un “buen” laboratorio petrográfico y mineralógico, estuvo preparando una propuesta para montar un laboratorio con tales fines y, en tal sentido, señala una serie recomendaciones, entre las que incluye la construcción del edificio “ad-hoc” con detalles tales como que las ventanas deben mirar al Sur, además de otras interesantísimas ideas que son ajenas a nuestra historia, excepto la que por aquellos años fuera planteda por Hermitte: la necesidad de contar con laboratorios petrográficos y por consiguiente la de desarrollar la Petrografía en el país. Lista de Petrógrafos
De los registros de los libros surge la actuación, en muchos casos solamente transitoria, de los siguientes petrógrafos: Andreis, Renato Angelelli, Víctor Backlund, Helge Bassi, Hugo Beder, Roberto Böckmann de Cianciarulo, Susana Bermúdez, Adriana Bodenbender, Guillermo Bonarelli, Guido Busteros, Alicia Buenanueva, Jorge Carri de Riggi, María T. Caminos, Roberto Chelius, J. Coira, Beatriz Cordini, Isaias Rafael Costas, Mabel Cucchi, Rubén J. De Benedetti, R. Delhaes, M.
Escalante, Ana Feliú de Riggi, Noemí Fernández Lima, Juan C. Gay, Hebe D. Gentilli, Carlos González, Rafael González Bonorino, Félix Groeber, Pablo Guerstein, Melba Hausen, Juan Heim, Arnold Hermitte de Nougués, María Elisa Holmberg, Eduardo Keidel, Juan Kittl. Erwin Kouharsky, Magdalena Kull de Kapeluz, Verena Lage, Julio Lazzari de Pandolfi, Carolina Lema, Hebe A.
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Lippmann, Marcelo Llambías, Eduardo Madel, Joaquín Malvicini, Lidia Martínez, Héctor Miró, Roberto Mirré, Juan C. Mischkovsky de Ramos, Nina Mórtola, Edelmira Nágera, Juan José Pastore, Franco Pezzutti, Norma Polak, Dra. Quartino, Bernabé J. Rigal, Remigio Riggi, Agustín Riggi, Juan C. Roellig, Federico Romero, Arístides G.B.
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Rossi, Natalia Ruiz Huidobro, Oscar Saccomani, Liliana Schiller, Walter Sesana, Fernando Sepúlveda, Eliseo Sgrosso. Pascual Sobral, José María Spiegelman, Alicia Stappenbeck, Ricardo Valvano, Jorge Viand, Jorge Villar, Luisa Villar Fabre, Jorge Wahnish de Carral Tolosa, Estela Weber de Bachmann, Elsa Wichmann, Ricardo Windhausen, Anselmo Zagalsky de Bianucci, Ruth
Lista de “Calcógrafos” y de Petrógrafos vinculados con los planes de exploración
No hay libro de registros para identificar a los profesionales abocados a esas especialidades, pero de la historia de la Institución surgen los siguientes nombres (se remarcaron con una C a los que hicieron “calcografía”): Ametrano, Silvia (C) Auriemma, María Leguizamón de Bianchi de Planas, Elena (C) Brodtkorb. Milka K. de (C) Carullo, Marta Donnari, Eva (C) Godeas, Marta
Lorenzetti, Isabel Santamarina, Graciela Segal, Susana (C) Valoy, Mavel Vega, Ana Prieri de Viruel, María E. Zanoni de Tonel, Estela
Agradecimientos: Al
SEGEMAR por permitir la consulta de los Libros de Registros; a los Licenciados. Matías Salvarredy y Carlos Wilson por su ayuda con programas de computación, a la Dra. Mariela Echevarría por su asistencia en las fotomicrografías y al Dr. Eduardo Zappettini por facilitarnos copia de una carta del Dr. José M. Sobral al Ing. Enrique M. Hermite.
Bibliografía Academia Nacional de Ciencias en Córdoba, 1973. El desarrollo de los métodos petrográficos de investigación en los últimos cincuenta años. En homenaje al Dr. Alfredo Stelzner en el centenario de su llegada al país. Córdoba. Hausen, J., 1919. Contribución al estudio de la petrografía del Territorio Nacional de Misiones. Dirección General de Minas, Geología e Hidrología, Boletín 21. Buenos Aires.
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Recibido: 10 de Agosto de 2008 Aceptado : 20 de Septiembre de 2008
Historia de la Geología Argentina I
A PORTES DE I(Coordinador-Editor) LUSTRES G EOCIENTÍFICOS F.G. Aceñolaza
DEL SEGEMAR
Serie Correlación Geológica, 24: 165-178 165 Tucumán, 2008 - ISSN 1514-4186 - ISSN on-line 1666-9479
Los Aportes de Algunos Ilustres Geocientíficos del SEGEMAR al Conocimiento Geológico del Territorio Nacional Héctor A. LEANZA1 Resumen: L OS APORTES DE ALGUNOS ILUSTRES GEOCIENTÍFICOS DEL AL CONOCIMIENTO GEOLÓGICO DEL TERRITORIO NACIO- síntesis ofrece algunos de los más significativos aportes al conocimiento geológico del Territorio Nacional personificados a través de varias figuras relevantes que actuaron en el SEGEMAR desde la fecha de su fundación, con la idea de brindar a las jóvenes g eneraciones una visión de la envergadura y jerarquía de nuestros antecesores. La elección de la lista, integrada por 20 ilustres g eocientíficos, es fruto de la visión del autor, incluyendo solamente personas ya fallecidas. Diez de estas figuras forman parte del selecto g rupo de los “20 Grandes Maestros de la Geología Argentina” seleccionados por la Asociación Geológica Arg entina en ocasión de celebrarse su 50º aniversario. Por orden de ing reso a la Repartición, la lista es la siguiente: Walter Schiller (1879-1944), Juan Keidel (1886-1954), Ricardo Stappenbeck (1880-1963), Anselmo Windhausen (1882-1932), Enrique Gerth (1884-1971), Franco Pastore (1885-1958), Guido Bonarelli (18711951), Pablo F. C. Groeber (1885-1964), Juan José Nágera (1887-1966), Roberto Beder (1885-1939), José María Sobral (1880-1961), Augusto Tapia (1893-1966), Ricardo Wichmann (1880-1930), Horacio J. Harrington (1910-1973), Félix González Bonorino (1918-1998), Juan C. M. Turner (1918-1979), Ar mando F. Leanza (1919-1975), Eduardo Holmberg (1915-1979), Jorge Polanski (1892-1975) y Roberto Caminos (1931-1997). NAL .- Esta
Abstract: T HE CONTRIBUTIONS OF SOME DISTINGUISHED GEOSCIENTIST OF THE SEGEMAR TO GEOLOGICAL KNOWLEDGE OF THE NATIONAL TERRITORY .- This synthesis offers some of the most relevant contributions to the geological knowledge of the National Territory, personified through several outstanding figures, which worked in the SEGEMAR since the time of its foundation, with the idea to recall the young generations a vision of the significance and hierarchy of our ancestors. The election of the list, composed of 20 distinguished geoscientists, is the result of the own author’s choice, including only already deceased people. Ten of these figures form part of a selected group of the “20 Great Masters of the Argentinean Geology” selected by the Asociación Geológica Argentina in occasion of its 50º anniversary. By order of entrance to the Institution, the list is the following: Walter Schiller (1879-1944), Juan Keidel (1886-1954), Ricardo Stappenbeck (1880-1963), Anselmo Windhausen (1882-1932), Enrique Gerth (1884-1971), Franco Pastore (1885-1958), Guido Bonarelli (1871- 1951), Pablo F. C. Groeber (1885-1964), Juan José Nágera (1887-1966), Roberto Beder (18851939), José María Sobral (1880-1961), Augusto Tapia (1893-1966), Ricardo Wichmann (1880-1930), Horacio J. Harrington (1910-1973), Félix González Bonorino (1918-1998), Juan C. M. Turner (1918-1979), Armando F. Leanza (1919-1975), Eduardo Holmberg (1915-1979), Jorge Polanski (1892-1975) and Roberto Caminos (1931-1997). Palabras clave: SEGEMAR. geoscientíficos. historia. Argentina. Keywords: SEGEMAR. geoscientists. history. Argentina.
Introducción
La División de Minas, Geología e Hidrogeología - antecesor directo del actual Servicio Geológico Minero Argentino - fue creada por Decreto del 25 octubre 1904 con la finalidad de “efectuar las exploraciones geológicas, mineralógicas e hidrogeológicas y especialmente los estudios de combustibles minerales y fuentes termales”, siendo su primer director el Ing. Enrique M. Hermitte (1871-1955). El decreto fundacional establecía la organización de la División de Minas en tres secciones: Minas, Geología e Hidrogeología. 1
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Esta novel institución, con el fuerte impulso que le imprimió el Ing. Hermitte, contribuyó desde un principio en forma sustantiva al conocimiento geológico del Territorio Nacional, iniciando, desde un primer momento, la búsqueda, evaluación y promoción de los recursos energéticos del país. Para ello contaba Hermitte con el sabio asesoramiento ad-honorem del Dr. Guillermo Bodenbender (1847-1941), destacado miembro de la Academia Nacional de Ciencias con sede en Córdoba, una tradicional Institución sarmientina que ya para ese entonces contaba, al decir de Edward Suess (1904, p. 512), con un sólido prestigio internacional. Así, es Bodenbender quién sugiere a Hermitte la contratación para dirigir el Sector Geología al distinguido geólogo Dr. Juan Keidel, egresado de la Universidad de Strassburg, en Alsacia, que en esa época se encontraba bajo dominio alemán. A partir de entonces se suceden aportes continuos al conocimiento geológico del Territorio Nacional que sería imposible reseñar en pocas líneas. Por tal razón, la idea de esta síntesis es ofrecer algunos de los más significativos aportes al conocimiento geológico personificados a través de varias figuras relevantes que actuaron en la Repartición desde la fecha de su fundación ocurrida hace más de un siglo, de modo de brindar a las jóvenes generaciones una visión de la envergadura y jerarquía nuestros antecesores. Se deja constancia que la elección de la lista, integrada por 20 ilustres geocientíficos, es fruto de mi propia visión e incluye solamente personas ya fallecidas. Digno es mencionar que diez de ellos forman parte del selecto grupo de los 20 Grandes Maestros de la Geología Argentina seleccionados por la Asociación Geológica Argentina en ocasión de celebrarse el 50º aniversario de dicha Institución, que tuvo lugar el 30 de junio de 1995. Por orden de ingreso a la Repartición, la lista es la siguiente: Walter Schiller (1879-1944), Juan Keidel (1886-1954), Ricardo Stappenbeck (1880-1963), Anselmo Windhausen (1882-1932), Enrique Gerth (1884-1971), Franco Pastore (1885-1958), Guido Bonarelli (1871- 1951), Pablo F. C. Groeber (1885-1964), Juan José Nágera (1887-1966), Roberto Beder (1885-1939), José María Sobral (1880-1961), Augusto Tapia (1893-1966), Ricardo Wichmann (1880-1930), Horacio J. Harrington (1910-1973), Félix González Bonorino (1918-1998), Juan C. M. Turner (1918-1979), Armando F. Leanza (1919-1975), Eduardo Holmberg (1915-1979), Jorge Polanski (1892-1975) y Roberto Caminos (1931-1997). La sola mención de los nombres precedentes y su inigualable obra, dan una clara idea de la riqueza y excelencia de las ilustres personalidades que nos precedieron en la Repartición, lo que sin dudas nos brinda un legítimo orgullo de pertenecer a ella y una sólida base para afrontar los desafíos del futuro. Breve reseña de los aportes de las personalidades seleccionadas
A continuación se brindan algunas de las características más salientes de las contribuciones de los 20 insignes maestros mencionados en la introducción en favor del conocimiento geológico del Territorio Nacional. Asimismo, según un ordenamiento basado en su fecha de ingreso a la Repartición, se mencionan algunas relevantes publicaciones de los colegas seleccionados, las que de por sí ponen en evidencia la importancia que han tenido o la vigencia que aún mantienen dichas contribuciones para el conocimiento de nuestro suelo. W ALTER S CHILLER (1879-1944) Desde su ingreso en la Repartición acaecido en 1905, Schiller se dedicó a estudiar la parte más elevada de los Andes: la región del Aconcagua. Allí descubrió la ausencia de Lías y parte del Dogger, con la superposición del Calloviano sobre estratos paleozoicos atravesados por pórfidos cuarcíferos e identificó al Yeso Principal (Schiller 1912). También reconoció el carácter
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dominantemente clástico del Cretácico temprano y la importancia de los depósitos molásicos terciarios, destacando la existencia de un intenso tectonismo cenozoico expresado en sobrecorrimientos e intensos plegamientos (Schiller 1922). Otros campos de investigación fueron las Sierras Australes Bonaerenses, Martín García y las regiones petrolíferas de Comodoro Rivadavia, del Neuquén, Tierra del Fuego y sur de Bolivia. Tuvo también una brillante labor docente en la Universidad de La Plata, ejerciendo la enseñanza hasta su solitaria muerte, cerca de la cumbre de su tan querido Aconcagua, en febrero de 1944. D R. J UAN K EIDEL (1886-1954) Arribado al país en 1906 para hacerse cargo de la Sección Geología de la Repartición, Keidel trazó el programa base del levantamiento geológico-económico del país con sus cartas al 1 : 200.000. Se dedicó preferentemente a la estratigrafía y tectónica del Paleozoico, desde Salta hasta la Patagonia, pasando por las Sierras Australes Bonaerenses. Fue el primero en efectuar una detallada comparación geológica entre éstas y las montañas de África del Sur, brindando, junto con Dutoit, la principal base geológica con la que contó Wegener para desarrollar su teoría de la deriva continental (Keidel 1916). Pero sin dudas Keidel trascendió por ser quién ubicó exitosamente el pozo descubridor de petróleo en Plaza Huincul (Neuquén) sobre la base de estudios tectónicos por el mismo realizados (Keidel 1917, 1925). Generó al propio tiempo el concepto de “Patagónides” para la fase de movimientos supracretácicos, así como describiera antes el concepto de “Gondwánides” para los movimientos hercínicos cordilleranos (Keidel 1938). Dr. Ricardo Stappenbeck (1880-1963) Inició levantamientos geológicos regionales en 1909 en la Precordillera, donde reconoció la distribución de las calizas ordovícicas y las subsiguientes unidades paleozoicas, triásicas y terciarias, tanto sedimentarias como ígneas (Stappenbeck 1910). Gran parte de sus 40 años de ininterrumpida labor estuvo dedicada también a la hidrogeología de extensas regiones del país, desde las depresiones intermontanas de Cuyo y el noroeste, hasta la vastedad de las planicies orientales y la Mesopotamia. Estos trabajos permitieron la delimitación de potentes cuencas artesianas, así como el alumbramiento de aguas potables en sinnúmero de localidades. En su obra magna “Geologie und Grundwasserkunde der Pampa ”, (Stappenbeck 1926), se condensa en forma íntegra la hidrología subterránea de gran parte de la Argentina, al punto de ser hasta hoy de obligada consulta por la amplia riqueza de su información básica. D R. A NSELMO W INDHAUSEN (1882-1932) Tras su ingreso en 1909 y colaborar en la preparación de importantes exposiciones internacionales de la Repartición (Turín, 1911; Rubais, 1912; San Francisco, 1914), Windhausen comenzó investigaciones en la Patagonia extraandina (Neuquén y Río Negro), orientado a la geología del petróleo. Su “Contribución al conocimiento geológico de los territorios del Neuquén y Río Negro” (Windhausen 1914) avanza en estudios que llevaron al descubrimiento de petróleo en la región de Plaza Huincul. En “Líneas generales de la estratigrafía del Neocomiano...” (Windhausen 1918a), efectúa correlaciones de faunas de ammonites en el ámbito mundial que hoy en día son motivo de consulta. Otro tanto puede señalarse en “The problem of the Cretaceous/Tertiary boundary in South America ...” (Windhausen 1918b). Sus vastos conocimientos estratigráficos, estructurales y paleontológicos, al iniciarse en la docencia universitaria en Córdoba en 1926, le permitieron llegar a compendiar en su magnífica obra “Geología Argentina” (Windhausen 1931) , la síntesis más completa que haya sido encarada hasta entonces, enriquecida con muchos datos recogidos por otros especialistas.
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D R. E NRIQUE G ERTH (1884-1971) Entre 1909 y 1913, Gerth investigó primero las sierras de San Luis y los bolsones terciarios circundantes. En sólo un par de campañas de verano (1911-12 y 1912-13) realizó el carteo geológico y topográfico de un área de 7.200 km 2 en los contrafuertes andinos entre los ríos Grande y Diamante (Gerth 1925, 1928). Además del mapa a escala 1:200.000, Gerth levantó 15 secciones transversales y numerosos perfiles columnares, coleccionando ricas faunas fósiles y rocas que fueron estudiadas por Jaworski (Lías y Dogger), Krantz (Tithoniano), Backlund y Kuenen (petrografía), reservándose para sí el estudio de los ammonites neocomianos. Dada la celeridad con que se realizó este trabajo y su calidad, Groeber lo calificó “como una hazaña geológica inigualable”. De regresó a Bonn como profesor titular, Gerth inició su admirable “Geologie Südamerikas ”, publicada en Berlín entre 1932 y 1955. D R. F RANCO P ASTORE (1885-1958) Incorporado a la Repartición en 1910, fue el primer geólogo egresado de una universidad argentina (junio de 1915). Orientado preferentemente a la mineralogía y petrografía, Pastore se desempeñó allí hasta su jubilación en 1943. La investigación de complejos metamórficos y de los procesos intrusivos en las Sierras Pampeanas constituyeron sus temas predilectos (Pastore 1915, 1932). También abordó también investigaciones geológicas regionales mediante el relevamiento de varias hojas geológicas, efectuando reconocimientos hidrogeológicos para seleccionar áreas de emplazamiento de diques de embalse y estudios sobre la génesis de yacimientos (Pastore 1940). Su remarcable actividad docente universitaria fue también destacada y aún más prolongada, desde 1906 a 1956, siendo digno recordar que por más de 20 años ejerció una cátedra “ ad- honoren ”. D R. G UIDO B ONARELLI (1871- 1951) El Dr. Guido Bonarelli, Conde de Ascona, trabajó en la Repartición entre 1911 y 1917. En 1923 asumió como director de la División Geología de YPF, recién fundado. Sus inquietudes académicas y la importancia que le asignó a la paleontología y al desarrollo de trabajos de mapeo geológico regional le permitieron grandes logros en la búsqueda hidrocarburos (Bonarelli 1913), colocándolo como uno de los más ilustres precursores de la geología del petróleo en Argentina. Asimismo, fue uno de los precursores del estudio de las turberas de Tierra del Fuego (Bonarelli 1917). En su trabajo “Tercera Contribución al conocimiento geológico de las regiones petrolíf eras subandinas del norte (provincias de Salta y Jujuy)”, Bonarelli (1921) definió sólidamente los rasgos geológicos de la Sierras Subandinas y avanzó decididamente en el conocimiento paleontológico del Horizonte Calcáreo Dolomítico. D R. P ABLO F. C. G ROEBER (1885-1964) Maestro por antonomasia de la Geología Argentina, tras su ingreso a la Repartición en 1911, Groeber dedicó 49 años a la investigación de nuestro suelo. Sus clásicas obras “Edad y extensión de las estructuras entre San Juan y Nahuel Huapí” (Groeber 1918a) , “Estratigrafía del Dogger en la República Argentina (Groeber 1918b) , “Líneas fundamentales de la geología del Neuquén, sur de Mendoza y regiones adyacentes ” (Groeber 1929) y “Observaciones geológicas a lo largo del meridiano 70º” (Groeber 1946, 1947), son imprescindibles para acometer cualquier estudio en esas regiones. Con prontitud y sapiencia logró reconocer diferentes fases de deformación de la orogenia andina, estableciendo correlaciones de las unidades terciarias, tanto sedimentarias como intrusivas y volcánicas (Groeber 1951). Se ocupó asimismo de la Paleontología del Jurásico, el desarrollo de los niveles pedemontanos y los ciclos glaciarios y de la evolución de los sistemas de drenaje. También incursionó con el máximo nivel en el campo de tectónica teórica y provincias magmáticas (Groeber, 1927).
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D R. J UAN J OSÉ N ÁGERA (1887-1966) Fue el segundo geólogo recibido en una universidad argentina (diciembre de 1915) y cuya formación se produjo en la Repartición, tras su ingreso en 1912. El momento histórico en que le tocó desempeñare es donde comienzan a formarse los primeros geólogos argentinos, cuya meta es continuar la ciclópea obra realizada por los reconocidos especialistas extranjeros. En tal sentido, sus miras no fueron exclusivamente la geología y el interés científico en sí mismo, sino el de la geología y la ciencia argentina puestas al servicio del país, de lo cual fue un ilustre propulsor. Sus estudios geológicos más importantes se ubican en la Sierras Septentrionales de la provincia de Buenos Aires (Nágera 1919) y en la provincia de Santa Cruz, donde junto con Bonarelli, produjo la vigente obra “Observaciones geológicas en las inmediaciones del lago San Martín, provincia de Santa Cruz ” (Bonarelli y Nágera 1921). Pero sin dudas, Nágera trascendió por establecer la base científica de la Doctrina (Nágera 1936) bajo la cual se destaca la jurisdicción nacional sobre la plataforma continental, destacando claramente su potencial de hidrocarburos.
Arriba: Anselmo Windhausen y Félix Gonzáles Bonorino
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D R. R OBERTO B EDER (1885-1939) Entre 1913 y 1930, Beder se dedicó, siguiendo a Pastore, a la geología minera. Inició el estudio detallado de la petrografía de los ambientes cristalinos de las Sierras Pampeanas, especialmente de las calizas metamórficas. Trascendió por sus estudios mineralógicos sobre la génesis de gran número de yacimientos metalíferos del país, fundamentalmente la mineralización de plomo de los yacimientos del NOA (Beder 1928a). También realizó estudios hidrogeológicos y mapeos geológicos de la sierra de Guasayán (Beder 1928b), de la región de La Quiaca y el reconocimiento de los sistemas de fracturación en bloques de las sierras del centro argentino, en particular las de Córdoba (Beder 1922). Sus investigaciones mineras llegaron hasta el Paraguay, en donde reconoció la existencia del Devónico y del Pérmico fosilífero de esa región. D R. J OSÉ M ARÍA S OBRAL (1880-1961) Defensor de la nacionalidad y héroe de la Antártida como Alférez de Marina en su odisea con Nordenskjöld (“Dos años entre los hielos del Sur, 1901-1903”) en los albores del siglo XX, José María Sobral fue el primer argentino que invernó en el continente Antártico y el primer argentino en obtener el doctorado en Geología (Universidad de Uppsala, Suecia). Ingresó a la Repartición en 1914, siendo director de la Repartición tras la renuncia de Hermitte en 1922. A parte de sus observaciones geológicas en la Antártida, Sobral se reveló como uno de los mejores petrólogos de su tiempo en “Estudio petrográfico de algunas rocas argentinas” (Sobral 1918) y fue autor de excelentes trabajos fundacionales como “Problemas hidrográficos en los Andes Australes” (Sobral 1921) y “Geología de la región occidental del Territorio de La Pampa al oeste del Chadileuvú y zona vecina de l a provincia de Mendoza ” (Sobral 1942), donde produjo un excelente mapa geológico de esa vasta región que aún mantiene intacta su vigencia. P ERITO A UGUSTO T APIA (1893-1966) Ingresado a la Repartición en 1915, Tapia fue el continuador de la obra de Stappenbeck en el campo de la Hidrogeología. La intensidad y frecuencia de sus viajes y trabajos de campo, le permitieron adquirir un conocimiento muy amplio sobre el territorio de nuestro país, desde La Quiaca y las Islas del Atlántico Sur hasta el Sector Antártico Argentino, y de los países limítrofes en las áreas de frontera de Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia y Chile. Tapia fue un preclaro precursor de los estudios de Geología Aplicada en el país, especialmente para el emplazamiento de obras hidráulicas (Tapia 1926), habiendo trascendido también por los estudios realizados en la llanura pampeana plasmados en un sinnúmero de publicaciones e informes de la Repartición (Tapia 1935; 1937). Además, fue un eximio docente, desempeñándose entre los años 1924 y 1948 como profesor de Geografía Física argentina en el Colegio Militar de la Nación y simultáneamente, entre 1931 y 1933 en la Escuela Superior Técnica del Ejército. D R. R ICARDO W ICHMANN (1880-1930) Tras su ingreso en la Repartición en 1917, Wichmann dedicó casi todo su tiempo a la investigación en Patagonia extraandina, en especial a las provincias del Neuquén y Río Negro. Allí realizó extensos itinerarios a lomo de mula, algunos de hasta 6.000 km. Han sido publicados numerosos de sus trabajos parciales y preliminares, habiéndose conservado también sus originales libretas de campo que, al decir de Groeber, eran una prolija colección de innumerables obser vaciones y bosquejos geológicos de una preciosa exactitud. A Wichmann le cupo el mérito de ser autor de la primera Hoja geológica del país a escala 1 : 200.000, en la región de Bahía Blanca (Wichmann 1918). Pero sin dudas trascendió por desentrañar la estratigrafía nordpatagónica cretácico-terciaria, junto al séquito efusivo que llega hasta el Pleistoceno (Wichmann 1924). Sus
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estudios sobre los “Estratos con Dinosaurios” y el “Senoniano Lacustre” con su fauna, son clásicos insustituibles en esa temática (Wichmann 1927a, 1927b). D R. H ORACIO J. H ARRINGTON (1910-1973) Ingresó a la Repartición en 1933 y, siguiendo a Keidel, se dedicó en forma brillante al Paleozoico (Keidel & Harrington 1938). En las Sierras Australes Bonaerenses produjo las memorables hojas geológicas Sierras de Cura Malal y de la Ventana (Harrington 1947) que continúan siendo la base
Arriba: Franco Pastore y Horacio Harrington. Abajo: Guido Bonarelli y Jorge Polanski.
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fundamental para estudiar esa región. De singular importancia fue el primer hallazgo en esa comarca de la fauna pérmica de Eurydesma (Harringtonn 1955). En el área de Paleontología se especializó en trilobites, produciendo junto con A. F. Leanza la obra “Ordovician trilobites of Argen- tina” que logró gran reconocimiento científico internacional (Harrington y Leanza 1957). A ello se suman trabajos en Precordillera, estudios paleogeográficos de Sudamérica, más un cuantioso número de informes inéditos de empresas petroleras que abarcaron muchas áreas de otros continentes, que efectuó una vez alejado de la Repartición. También fue autor de estimulantes obras de divulgación científica como “Volcanes y terremotos” (Harrington 1944) y “Geología entre bambalinas ” (Harrington 1955). Su erudición y su elegante estilo se revelaba también en su actuación docente universitaria desarrollada en Argentina entre 1936 y 1953, y a su regreso al país, entre 1971 y 1973. D R. F ÉLIX G ONZÁLEZ B ONORINO (1918-1998) Como geólogo ingresado a la Repartición en 1942, trascendió por sus investigaciones en la Sierras Pampeanas de Catamarca y Tucumán, plasmadas en 5 hojas geológicas y varias publicaciones. Con metodologías novedosas y avanzadas para su época, caracterizó fajas miloníticas que atraviesan los granitos, sistematizó los procesos metamórficos (González Bonorino 1946) y postuló modelos de tectónica compresiva terciaria vigentes en la actualidad. Fue el primero en introducir el concepto de ignimbrita en la Argentina al describir los depósitos piroclásticos del río Malargüe (González Bonorino 1944). En 1960 presentó una hipótesis sobre el origen de la esquistosidad en el Congreso Geológico Internacional realizado en Copenhague. También contribuyo al conocimiento de la Patagonia Septentrional, en las comarcas del río Foyel y regiones vecinas a Bariloche (González Bonorino 1979). Ejerció la docencia en la Universidad de Buenos Aires hasta 1966, redactando varias series didácticas de notable impacto como el “Léxico sedimentológico” (González Bonorino y Teruggi 1952). D R. J UAN . C. M. T URNER (1918-1979) Ingresó a la Repartición como ayudante alumno en 1942. Su estudio sobre faunas g raptolíticas de América del Sur efectuado en Gran Bretaña, que le permitió obtener su PhD, es el mayor análisis de conjunto este importante grupo de invertebrados del Paleozoico que se haya efectuado hasta la fecha (Turner 1959). A su retorno, Turner se dedicó durante 30 años a desentrañar la geología regional de las provincias geológicas de la Puna, Cordillera Oriental y Sierras Subandinas, merced al levantamiento de 7 hojas geológicas. En ese marco reconoció, además, diversas fases tectónicas, su delimitación temporal y su nomenclatura. Estas investigaciones lo convirtieron en un indiscutido referente de la geología del NOA. Las síntesis “The Cambrian of Northern Argentina” (Tuner 1963) y “The Andes of northwestern Argentina” (Turner 1970) son claros exponentes de ello. También incursionó en la Cuenca Neuquina con dos excelentes Hojas Geológicas en las comarcas de Aluminé y Junín de los Andes (Turner 1973, 1976). También le corresponde el mérito de haber sido el editor del segundo Simposio de Geología Regional Argentina (Turner 1979-1980). D R. A RMANDO F. L EANZA (1919-1975) Ingresó a la Repartición en 1943, desempeñándose como paleontólogo, trascendiendo por el estudio de los “Ammonites del Jurásico superior y del Cretáceo inferior de la Sierra Azul, en parte meridional de la provincia de Mendoza” (Leanza 1945). Con Cristian S. Petersen fue autor del libro “Elementos de Geología Aplicada” de intensa utilización en las carreras de Geología e Ingeniería (Petersen y Leanza 1953). Más tarde, junto con H. J. Harrington, produjo la clásica obra “Ordovician trilobites of Argen- tina” (Harrington y Leanza 1957), de amplia repercusión internacional. Sus inquietudes por la
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geología regional se ven plasmadas en el capítulo escrito en La Argentina: Suma de Geografía (Leanza 1958), idea que derivaría después en el libro “Geología Regional Argentina” por él editado con motivo del centenario de la Academia Nacional del Ciencias (Leanza 1972). A partir de 1969 dirigió el “Plan Fosforita”, hallando manifestaciones fosfáticas en las provincias de Neuquén y Jujuy. También ejerció la docencia en las Universidades de La Plata, Buenos Aires, Córdoba y Tucumán, formando numerosos discípulos.
Arriba: Juan C. Turner y Juan José Nágera. Abajo: Ricardo Stappenbeck y Pablo Groeber.
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D R. E DUARDO H OLMBERG (1915-1979) Ingresado a la Repartición en Junio de 1944, fue uno de los clásicos exponentes que dedicaron su vida a la investigación geológica regional. Trascendió por realizar excelentes hojas en inhóspitas regiones del Neuquén extraandino y el sur de Mendoza, como Chachahuén (Holmberg 1962), Auca Mahuida (Holmberg 1964) y Buta Ranquil (Holmberg 1976), que implicaron ag otadoras y dilatadas campañas en su mayoría a lomo de mula. En las mismas se translucen prolijas y minuciosas observaciones de quién estuvo mucho tiempo en el terreno, por lo cual conservan su frescura y vigencia. Tuvo inquietudes en la búsqueda de bauxita, fosforita, azufre y hierro, así como en la ubicación de aguas subterráneas, temas a los que dedicó varios escritos. Holmberg también ejerció la docencia a partir de 1946 en la Universidad de Buenos Aires en la cátedra de Geografía Física y Climatología continuando hasta 1957, y, en sus últimos años, en la Universidad Nacional de San Luis. D R. J ORGE P OLANSKI (1892-1975) Ingresó en la Repartición en 1951, trascendiendo por sus investigaciones en el ambiente morfoestructural de la Alta Cordillera de Mendoza y las regiones pedemontanas adyacentes (Bloque de San Rafael y la depresión de los Huarpes), tanto como por contribuir al conocimiento del Carbonífero y Pérmico de la Argentina. En el ambiente de Cordillera Frontal estableció un cuadro evolutivo del magmatismo suprapaleozoico asociado con el diastrofismo varíscico. Sus hojas Volcán San José (Polanski 1964) y Cerro Tupungato (Polanski 1972), cuyos portezuelos más bajos alcanzan alturas de 5.000 msnm, son compendios geológicos insustituibles de la Alta Cordillera mendocina. Su incursión en el campo de la Geomorfología y en el estudio del Cuaternario pedemontano marcaron nuevos rumbos en esas disciplinas (Polanski 1954). Fue asimismo docente en la Universidad de Buenos Aires, donde dirigió varias Tesis Doctorales, entre ellas las de Roberto Caminos y Emilio F. González Díaz. D R. R OBERTO C AMINOS (1931-1997) Ingresado a la Repartición como estudiante en 1957, Caminos fue uno de los más prestigiosos geólogos regionales, especializándose en problemas del basamento plutónico y metamórfico del Proterozoico superior y Paleozoico de Argentina. Sus provincias geológicas más asiduamente visitadas fueron las Sierras Pampeanas la Cordillera Frontal y el macizo Nordpatagónico, aunque también incursionó en la isla de Los Estados y en la Antártida (Caminos 1972). En las sierras de Chepes y Ulapes, Caminos reconoció un importante batolito de composición tonalítica, destacando el concepto de enclaves microgranulares máficos en el modelo de mezcla de magmas (Caminos 1979). En el Macizo Nordpatagónico, sus estudios ayudaron a comprender el magmatismo neopaleozoico-triásico inferior. Autor de excelentes obras de síntesis en los libros de Geología Regional Argentina (Leanza 1972; Turner 1979-80), la muerte lo sorprendió cuando se encontraba editando la Geología Argentina publicada por el SEGEMAR (Caminos 1999). También ejerció la docencia en la Universidades de Buenos Aires y La Plata.
Conclusiones
Desde la fecha de su fundación, acaecida el 25 de octubre de 1904, han transitado por el SEGEMAR más de 400 geocientíficos, produciendo a partir de entonces y en distintas épocas importantes investigaciones y aportes al conocimiento geológico del Territorio Nacional. De esa manera, a través de más de 100 años, pese a las vicisitudes y altibajos que le ha tocado en suerte
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sobrellevar a la Institución en consonancia con los vaivenes políticos de la Argentina, sus fines fundacionales han sido en mayor o menor medida logrados. Sintetizar los avances al conocimiento producto de dicha tarea sería una improba tarea que evidentemente escapa a los alcances del contexto de este Primer Congreso Arg entino de Historia de la Geología. No obstante, estimo que la sola mención de los nombres precedentes con breves anotaciones sobre unos pocos de sus significativos aportes, brindan una clara idea de la excelente obra de algunas de las ilustres personalidades que nos precedieron en la Repartición. Para finalizar, digno es recordar las palabras de uno de los grandes maestros de la Geología Argentina y el primer jefe de la Sección Geología de la antigua División de Minas, el Dr. Juan Keidel: “El conocimiento geológico de una región o de un país depende de los investigadores, pero no olvidar que, frente al progreso de la Ciencia, cada generación de éstos descansa sobre los hombros, en el esfuerzo y en el sacrificio de toda la generación anterior” (véase Irigoyen 1995).
Arriba: Ricardo Wichmann y Roberto Caminos. Abajo: Roberto Beder, Augusto Tapia y Walter Schiller.
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Recibido : 28 de Diciembre de 2007 Aceptado: 4 de Mayo de 2008
Historia de la Geología Argentina I N OTAS SOBRE(Coordinador-Editor) LA VIDA Y OBRA DEL D R . E GIDIO F ERUGLIO F.G. Aceñolaza
Serie Correlación Geológica, 24: 179-194 17 9 Tucumán, 2008 - ISSN 1514-4186 - ISSN on-line 1666-9479
Notas sobre la vida y obra del Dr. Egidio Feruglio Luis A. SPALLETTI1 Abstract: N OTES ON THE LIFE AND WORK OF D R . EGIDIO F ERUGLIO.- Egidio Feruglio was born on 1 September 1897 at the family home of Feletto Umberto, Tavagnacco county, Udine, Italy. From his teenage years, Egidio Feruglio had held a keen interest in geolog y and geomorphology, becoming involved in the Udine´s Speleological Society. After the end of the World War I, in which he ser ved as an officer of the Italian Army, and at the age of twenty two years old, he earned his geologist degree in the University of Florence. While at Udine, he worked as a geologist in the Hydrographic and Agricultural Departments. Between 1922 and 1925 he served as assistant professor in the University of Cagliari. Egidio Feruglio was not a politician, but he had strong democratic principles. When Benito Mussolini suspended de political activities and removed politically suspect employees (including university professors) from their jobs unless they had demonstrated loyalty to fascism, Feruglio decided to accept a position in the Dirección de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (the National Oil Copany) of Argentina. Between 1925 and 1928 he worked as a regional geologist in southern Argentina (Patagonia). In 1928 he returned to Italy and married Amelia Magrini, with whom he would have two children, Ana Eugenia and Arturo. In 1929 he went back to Argentina to lead the Geologic Group of the San Jorge Gulf Basin in Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). In 1932 he relocated again in Italy as a professor in the University of Bologna, but in 1934 he decided to return to YPF until 1940, when he accepted a professor position in the University of Cuyo (Mendoza), where he organized the Petroleum Institute (1943). After the end of the World War II and the creation of the Italian Republic the Feruglios decided to move back to Italy. Since 1948 Egidio became professor of Geology of the University of Turin, but the death of his young son Arturo profoundly grieved him. He decided then to move to the University of Rome. However, early in 1954 he settled back in his natal place where he died on 14 July at the age of fifty six years old. From 1926 to 1957 (three years after his death) Feruglio published a large number of contributions on regional geology, stratigraphy, paleontology, geomorphology and Quaternary g eology of Argentina, as well as several papers on its orography and glaciology. The main focus of his regional research was the south of Argentina and his monumental work entitled Descripción Geológica de la Patagonia resumes years of field work and data collection. This book was published by YPF in three volumes, between 1949 and 1950. It constitutes a detailed synthesis of the geology, paleontology, geomorphology and geog raphy of the southern territories of Argentina. Far from a merely description, Ferugio realized valuable and well supported interpretations that demonstrated that he had a clear view of the problems of geology and the determination to solve them. Egidio Feruglio was one of the most prominent geologists of Argentina. For early on he discovered his love for Earth Sciences. He enjoyed geology as a whole, since he was able to combine basic research with valuable works on hydrocarbon exploration and exploitation. Resumen: N OTAS SOBRE LA VIDA Y OBRA DEL D R. EGIDIO F ERUGLIO.- Egidio Feruglio nació el 1 de septiembre de 1897, en Feletto Umberto, comuna de Tavagnacco, provincia de Udine, Italia. Después de la finalización de la Primera Guerra Mundial de la que part icipó como oficial, y a la edad de 22 años, completó sus estudios universitarios en la Universidad de Florencia. En sus primeros tiempos como profesional se desempeñó como geólogo en la Oficina Hidrográfica y en el Departamento Agrario de Udine, y entre 1922 y 1925 ocupó el carg o de auxiliar docente de la Cátedra de Geología de la Universidad de Cagliari. Egidio Feruglio no era un político, pero tenía fuertes convicciones antifascistas. Como consecuencia de la suspensión de las actividades de los partidos políticos y el aniquilamiento de la oposición democrática por parte de Benito Mussolini, decidió emigrar a la República Argentina en 1925, incorporándose como geólogo de la entonces Dirección de Yacimientos Petrolíferos Fiscales donde inicia sus trabajos profesionales y de investigación en la región patagónica. En 1928 regresa a Italia y contrae matrimonio con la señorita Amelia Magrini. De esta unión nacerán dos hijos Anna Eugenia y Arturo. En 1929 se instala nuevamente en YPF donde ocupa las funciones de Jefe de Comisión y luego Jefe del Grupo Geológico del Golfo San Jorge hasta el 1932, año en que acepta el cargo de profesor en la Universidad de Bologna. No obstante, en 1934, retorna a nuestro país para retomar su actividad profesional en la empresa petrolera estatal. En 1940 acepta la designación de profesor en la Escuela de Ag ronomía de la Universidad de Cuyo, y en 1943 organiza y dirige el Instituto del Petróleo. Permanece en Mendoza hasta 1948. Terminada la Segunda Guerra Mundial e instaurada la república italiana, regresa definitivamente a su país donde ejerce las funciones de profesor en las universidades de Turín y de Roma. A principios de 1954 vuelve a Udine donde fallece el 14 de julio, a la edad de 56 años. 1
Centro de Investigaciones Geológicas (UNLP-CONICET), calle 1 nº 644, B1900TAC La Plata.
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Los trabajos publicados sobre la República Argentina por el Dr. Egidio Feruglio, abarcan desde 1926 hasta 1957 (tres años después de su muerte). Sus estudios comprenden contribuciones geológicas regionales y estratig ráficas, paleontológicas, geomorfológicas y de la geología del Cuaternario, así como geog ráficas referidas a la orografía y glaciología del territorio argentino. Desde el punto de vista regional, sus más importantes aportes están referidos a la Patag onia continental, tanto extraandina como andina. Su obra más trascendente fue la Descripción Geológica de la Patagonia, elaborada en la década del 40, cuando el autor se desempeñaba como docente e investigador en la Universidad Nacional de Cuyo. El excepcional trabajo fue publicado por la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales en tres tomos, entre los años 1949 y 1950, y puede considerarse uno de los aportes más trascendentes al conocimiento geológico de nuestro país publicados por un único autor. El texto es de un rigor científico extraor dinario, constituye una obra metódica en la que se brindan extensas y detalladas descripciones geológicas, paleontológicas, geomorfológicas y geog ráficas, y se efectúan valiosas y bien fundadas interpretaciones. La obra sintetiza toda la información obtenida p or el Dr. Feruglio en largas y minuciosas tareas de campaña, pero sin excluir muy completas referencias a los trabajos realizados por investigadores que lo precedieron y que fueron sus cont emporáneos. El Dr. Egidio Feruglio fue sin dudas uno de los geólogos más prominentes de nuestro país. Desde muy temprana edad sintió profundo amor por las ciencias de la Tierra. Supo entreg arse a la investigación básica geología, paleontología y geomorfología, así como a la actividad profesional, especialmente en el área de la prospección de hidrocarburos. Su obra refleja un notable empeño por su tr abajo, minuciosidad y creatividad. Su vida fue un ejemplo de dignidad civil y social.
Key words: Feruglio. Patagonia. Argentina. Geolog y. Palabras clave: Feruglio. Patagonia. Argentina. Geología.
Sinopsis biográfica del Dr. Egidio Feruglio
Durante la segunda mitad del siglo XIX, con los reinados de Víctor Manuel II y Humberto I se produjo, no sin importantes dificultades y luchas, la unificación de Italia. La región del Friuli, incluido el territorio de Udine, pasó a formar parte del reino de Italia en 1866 (Carrie-Albrecht, 1950). En 1878 Humberto I asumió como rey de Italia. Casado con su prima la Princesa Margarita Teresa de Saboya, el matrimonio tuvo un hijo, Víctor Manuel. Humberto I firmó el tratado de la Triple Alianza con Alemania y Austria-Hungría, medida que no fue respaldada por la opinión pública, a causa del dominio que ejerció el Imperio Austrohúngaro en el norte de Italia. En mayo de 1898 hubo protestas populares en Milán relacionadas con las guer ras coloniales mantenidas por Italia en África, las que fueron reprimidas brutalmente por el ejército, con un saldo cercano al centenar de muertos (Carrie-Albrecht, 1950; cf. Coppa, 1985). A todos estos acontecimientos se sumó el creciente deterioro de la situación social y económica. Especialmente los campesinos sufrían grandes dificultades a causa de la presión fiscal, por lo que los jefes de hogar tuvieron que buscar empleos alternativos, se produjeron así fuertes inmigraciones internas y emigraciones a países americanos con las consecuentes crisis familiares. La consecuencia inmediata fue que la figura de Humberto I en particular como de la Casa de Saboya en general perdieron el respaldo popular, hasta que el 29 de julio de 1900 Humberto I fue asesinado en Monza el por el anarquista Gaetano Bresci. Su hijo Víctor Manuel le sucedió en el trono de Italia como Víctor Manuel III (Coppa, 1985). En este marco complejo, el 1 de septiembre de 1897, en Feletto Umberto, comuna de Tavagnacco, provincia de Udine, nace el séptimo de doce hijos del matrimonio Feruglio, a quien bautizan con el nombre de Egidio, santo de ese día, y protector de los pobres y discapacitados. Contrariamente a la situación general de la región y el país, la familia Feruglio tenía una posición relativamente holgada, y poseía una propiedad amplia y cómoda en la vieja calle de Pagnacco (Grossutti, 1997; Instituto Scolastico Comprensivo di Tavagnacco, 1999).
NOTAS SOBRE LA VIDA Y OBRA DEL D R . E GIDIO FERUGLIO
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Todos los hermanos recibieron una muy adecuada educación, pero Egidio se perfilaba como el más inteligente y aplicado de la familia. En su tierra natal concurre a la escuela elemental durante tres años, pero luego pasa al Seminario de Cividale al tiempo que se inicia su vocación por las Ciencias Naturales. Ya adolescente desarrolla sus estudios de nivel secundario en el Liceo Classico Stellini del cual egresa con excelentes calificaciones a los 17 años. En esta etapa de su vida se siente fuertemente atraído por los trabajos geográficos, se incorpora al Círculo Espelelógico Friulano y da a conocer sus primeras investigaciones en esa disciplina. Ha tomado ya la decisión de hacer sus estudios avanzados en Ciencias Naturales ingresando a la Universidad de Florencia (Petriella y Miatello, 1976). Durante su reinado, Víctor Manuel III trató de conformar un imperio colonial que llevó al país a verse envuelto en varios conflictos: en un primer momento mantuvo la Guerra Ítalo-Turca en 1911-12, luego participó en la Primera Guerra Mundial (1915-18) en el bando aliado (Carrie-Albrecht, 1950). Poco después de su ingreso en la Universidad se desató la Primera Guerra Mundial por lo que Egidio Feruglio debió suspender sus estudios para ingresar al cuerpo de los Alpinos. Cerca de la finalización del conflicto fue enviado al frente de combate con el grado de oficial, recibiendo como condecoración la Medaglia d'Argento al Valor Militare (Instituto Scolastico Comprensivo di Tavagnacco, 1999). Una vez finalizada la guerra completó sus estudios, graduándose en Ciencias Naturales el 31 de julio de 1920, a la edad de 22 años. En las dos primeras décadas de su reinado, Víctor Manuel III actuó dentro de los límites marcados por la Constitución y no interfirió en la acción de los sucesivos gobiernos. Pero en 1922, ante la presión ejercida sobre el gobierno por la Marcha sobre Roma que habían organizado los fascistas liderados por Benito Mussolini, el monarca no aceptó declarar el estado de sitio solicitado por su gabinete. Por el contrario, el 30 de octubre, decidió el nombramiento de Mussolini como primer ministro, vulnerando sus atribuciones constitucionales. Con Mussolini en el poder, el monarca no se opuso y tampoco opinó sobre el desmantelamiento del sistema constitucional y la imposición de la dictadura fascista en 1925 (Carrie-Albrecht, 1950; Coppa, 1985). Una vez culminados sus estudios, Egidio Feruglio regresa a su tierra friulana y hasta 1922 se desempeña como geólogo en la Oficina Hidrográfica y en el Departamento Agrario (Stazione Chimico-Agraria Sperimentale) de Udine (Petriella y Miatello, 1976). En octubre de 1922 inicia su carrera como docente universitario con el cargo de auxiliar en la Cátedra de Geología de la Universidad de Cagliari (Cerdeña) que ocupa hasta marzo de 1925. Durante este período desarrolla investigaciones geoagrológicas, hidrológicas, geológicas y glaciológicas en los Alpes, los Apeninos y en la isla de Cerdeña, en especial de la Cuenca del río Flumendosa (Gossutti, 1997; Instituto Scolastico Comprensivo di Tavagnacco, 1999). Los resultados de sus trabajos profesionales y de investigación se reflejan en muy diversas y calificadas publicaciones, como "Le Prealpi fra l'Isonzo e l'Arzino. Descrizione Geologica", publicada en el Bollettino dell'Associazione Agricola Friulana (1925) y "La zona delle Risorgive del Basso Friuli fra il Tagliamento e il Torre" en Annali della Stazione Chimica Agraria Sperimentale di Udine (1925). A ello se suma el relevamiento del "Foglio geologico di Udine scala 1:100.000" (1925), todo ello con una edad menor a los 28 años. Egidio Feruglio no era un político, pero tenía fuertes convicciones antifascistas. Como consecuencia de la suspensión de las actividades de los partidos políticos y el aniquilamiento de la oposición democrática y liberal por parte de Benito Mussolini, decide emigrar a la República Argentina en 1925, aceptando un contrato como geólogo de la entonces Dirección de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (luego YPF) donde inicia sus trabajos profesionales y de investigación en la región patagónica (Grossutti, 1997). En la República Argentina, durante el año 1910 y bajo la presidencia de Roque Sáenz Peña, se crea la Dirección General de Explotación del Petróleo en Comodoro Rivadavia, formada por una comisión presidida por el Ing. Luis Huergo. Hacia 1922, durante el gobierno de Hipólito
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Yrigoyen, debido a una serie de rumores de irregularidades en la venta de petróleo y a la baja producción de los pozos del gobierno frente a la alta operatividad de los yacimientos privados, se decide reestructurar la administración de la Dirección General de Explotación del Petróleo en Comodoro Rivadavia reemplazándola por la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (Kaplan, 1972). En octubre de ese mismo año, pero ya durante la presidencia de Marcelo T. de Alvear, el entonces coronel Enrique Mosconi asume la dirección general de YPF (Pien, 1999). Mosconi fue un apasionado defensor de la industrialización y de la autosuficiencia económica. Presenta un informe completo y crítico sobre la situación de los yacimientos de Comodoro Rivadavia, destaca la necesidad de contar con una flota petrolera, se preocupa por incrementar la capacidad operativa de las destilerías de Comodoro Rivadavia y Neuquén, en donde muchas veces el petróleo era quemado sin llegar a ser procesado, así como de incrementar la capacidad de descarga del puerto de Buenos Aires. Entre sus principales contribuciones cabe mencionar la electrificación de los yacimientos, la adquisición de barcos petroleros, la construcción de la destilería de La Plata, que cuando se inaugura en 1925 llega a ser una de las más grandes del mundo en términos de capacidad, la activación de la producción petrolera en Salta y en Neuquén y la ampliación de la red de surtidores en la vía pública. Emprende asimismo una inmensa obra social en nombre de YPF. La sede central de su repartición es inaugurada recién en 1929, en Paseo Colón al 900, despacho que abandonaría al año siguiente al producirse la revolución antidemocrática encabezada por el general Uriburu. Egidio Feruglio desarrolla su actividad profesional en YPF durante tres años. En 1928 decide regresar a Italia, y en el mes de octubre contrae matrimonio en la localidad de Ovaro (Carnia) con la señorita Amelia Magrini, unión de la que nacerán dos hijos Anna Eugenia y Arturo (Grossutti, 1997; Instituto Scolastico Comprensivo di Tavagnacco, 1999). Hasta 1929 realiza investigaciones sobre el Anfiteatro de Garda y la región del Bergamasco en el noroeste de Italia, pero en ese mismo año decide regresar con su familia a la Argentina, donde Hipólito Yrigoyen ejercía su segunda presidencia. Nuevamente en YPF ocupa las funciones de Jefe de Comisión, pasando en 1930 a desempeñarse como Jefe del Grupo Geológico del Golfo San Jorge. En 1930 participa del XV Congreso Geológico Internacional celebrado de Sudáfrica y en 1931 lo hace en el Congreso Geográfico Internacional celebrado en París. Con 34 años de edad, en 1932 y en plena dictadura de Mussolini, regresa a Italia, donde obtiene el cargo de profesor en la Universidad de Bologna. Además del ejercicio docente, estudia material paleontológico recogido en sus numerosos viajes de campaña en la República Argentina. Se presenta posteriormente a un concurso de profesor de geología en la Universidad de Turín, pero es obligado a renunciar por rehusar a inscribirse como miembro del partido fascista (Grossutti, 1997). Mosconi estuvo ocho años al frente de YPF (cf. Pien, 1999). Sin embargo, el g obierno radical no pudo lograr que el congreso votara la ley de petróleo ni la ley orgánica de YPF, por lo que la empresa creció y se desarrolló en los años previos a 1930 en un marco bastante precario. En la década de 1930 se producen cambios trascendentes en política petrolera. Aún cuando los g obiernos que se sucedieron favorecieron la radicación de empresas extranjeras, ya que cesó el monopolio estatal y muchos funcionarios tenían estrechos lazos con empresas británicas (recuérdese el tratado Roca-Runciman), YPF mantuvo un singular crecimiento (Solivérez, 2007). Bajo la presidencia de Ricardo Silveyra, quien ocupó ese puesto entre 1932 y 1943, se construyeron las refinerías de San Lorenzo, Mendoza y Salta, el laboratorio de Florencio Varela y la sede central de Diagonal Norte, en Buenos Aires. Se aprobó la ley petrolera que significó el inicio del pago de regalías a las provincias e YPF retuvo el 50% del mercado de comercialización de combustibles en el territorio argentino.
NOTAS SOBRE LA VIDA Y OBRA DEL D R . E GIDIO FERUGLIO
A. Familia Feruglio, poco antes del comienzo de la Primera Guerra Mundial. B. Egidio Feruglio, como oficial del Cuerpo de Alpinos en tiempos de la Primera Guerra Mundial. C. Consu esposa, Aurelia Magrini en el Tigre (1932).
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En 1934, durante la presidencia de Agustín P. Justo, Feruglio se instala por tercera vez en la Argentina, recuperando su antigua responsabilidad como Jefe del Gr upo Geológico del Golfo San Jorge de YPF (Grossutti, 1999). En ese mismo año participa de otro congreso geográfico internacional celebrado en Varsovia, Varsovia, y en 1937 lo hace en el Congreso Geológico Internacional (Leningrado). En 1940 deja sus funciones en la compañía petrolera estatal y se traslada a Mendoza donde ejerce el cargo de profesor de Mineralogía, Geología y Petrología en la Escuela de Agronomía de la Universidad de Cuyo. En 1943 organiza y dirige el Instituto del Petróleo, Petróleo, cargo en el que permanece hasta 1948. En ese lapso realiza exploraciones e investigaciones geológicas en el Uruguay, Uruguay, en las provincias de Córdoba, San Juan, La Rioja, en la región cordillerana vecina al lago Argentino (Santa Cruz) y también el sur de Chile. En plena madurez intelectual obtiene diversos reconocimientos. reconocimientos. Entre los más trascendentes figura el de haber sido designado Miembro de la Academia Nacional de Ciencias (1939). Además, participa activamente del Primer y Segundo Congresos Panamericanos de Ingeniería de Minas y Geología, organizados en Chile y Brasil, respectivamente. respectivamente. En la década del 30 Víctor Manuel III embarcó a Italia en la Guerra de Etiopía (1935-36) y también tomó partido por el "bando nacional" liderado por Francisco Franco en la Guer ra Civil española (1936-1939). En 1929 había suscripto con el papa Pío XI los Pactos de Letrán, por los que se creaba el estado soberano de la Ciudad del Vaticano y se cerraba el conflicto abierto en 1870 con la toma de Roma por parte de las tropas del nuevo reino de Italia (Carrie-Albrecht, 1950; Coppa, 1985). Víctor Manuel III no mostró reparos a la entrada de Italia junto a la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial (1939-45). No obstante, cuando se vislumbraba que la victoria de los aliados sería segura, puso a Italia en el bando de los aliados (en 1943) y acabó con el régimen de Benito Mussolini (Coppa, 1985). La corte abandonó Roma, ocupada por las tropas alemanas, y trasladó la capital a Bari. La monarquía había perdido el poco prestigio que le quedaba y siendo consciente del rechazo que provocaba entre la población italiana, Víctor Manuel III trató de salvaguardar la continuidad de la Casa de Saboya abdicando, abdicando, el 9 de mayo de 1946, a favor de su hijo y heredero Humberto II, que había asumido las funciones de jefe del Estado desde 1944 como "lugarteniente del Reino de Italia" (Villari, 1959). No obstante, en el referéndum celebrado el 2 de junio de 1946, los italianos optaron mayoritariamente por la República. Tras su abdicación, Víctor Manuel de Saboya partió al exilio bajo el nombre de Conte di Pollenzo y murió un año después en Alejandría, Egipto (Villari, 1959). En 1948, terminada la Segunda Guerra Mundial e instaurada la república, Feruglio decide regresar definitivamente a Italia en compañía de su mujer y sus dos hijos. Había permanecido en la Argentina por catorce años. Las autoridades educativas de su país le reconocen el cargo de profesor de Geología en la Universidad de Turín (que se le había denegado en los tiempos fascistas), con retroactividad al 1 de diciembre de 1933. En esta Casa de Estudios debe desarrollar una intensa labor de reconstrucción académica. En el año 1950 participa del 18 Congreso Geológico Internacional celebrado en Londres (Instituto Scolastico Comprensivo di Tavagnacco, Tavagnacco, 1999). Su hijo Arturo fallece en 1952 con tan sólo diecisiete años a raíz de una simple operación de apendicitis. apendicitis. Feruglio jamás puede superar el golpe producido por esta desg racia y en 1953 decide alejarse del ambiente del norte italiano aceptando un llamado para actuar como profesor en la Universidad de Roma (Grossutti, 1997). En el período publica nuevos artículos de revisión paleobotánica de la Patagonia y retoma las investigaciones espeleológicas con "La regione carsica di Villanova in Friuli" que dedica a la memoria de su hijo escribiendo "quale dolcezza di ricordi e quanto dolore!". No obstante, fatigado y debilitado por la muerte de Arturo retorna a la región
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del Friuli a principios de 1954. Muere a los 56 años en Udine el 14 de julio de 1954. Su cuerpo reposa en el cementerio de Feletto Umberto. La ascética figura del Dr. Feruglio refleja fielmente su personalidad, tan bien descripta por la amiga de la familia, la Sra. Caterina Ceschia. "Era una persona simple… aunque se mostraba gentil y sonriente, tenía un carácter reservado… y se lo notaba muy concentrado en sus responsabilidades. … era verdaderamente un estudioso" estudios o" (Instituto Scolastico Comprensivo di Tavagnacco, 1999). El Dr. Feruglio fue una persona excepcional, tanto en el plano personal como profesional. Sentía profundo amor por la investigación geológica y un notable empeño por su trabajo. Aportes del Dr. Egidio Feruglio al conocimiento geológico y geomorfológico de la República Argentina
Los trabajos publicados sobre la República Argentina por el Dr. Egidio Feruglio, abarcan desde 1926 hasta 1957 (tres años después de su muerte). Sus estudios comprenden contribuciones geológicas regionales y estratigráficas, paleontológicas (de invertebrados, vertebrados y paleobotánicas), geomorfológicas y de la geología del Cuaternario, y geográficas referidas a la orografía y glaciología del territorio argentino. Desde el punto de vista regional, sus más importantes y abundantes aportes están referidos a la Patagonia continental, tanto extraandina como andina, y también de Tierra del Fuego. Sus contribuciones de la región extraandina se centran en el área de la cuenca del golfo g olfo de San Jorge y en toda la región costera, mientras que los del sector andino comprenden a las regiones del lago Nahuel Huapi y una amplia faja que abarca los lagos de la provincia de Santa Cruz, en especial el lago Argentino. El Dr. Feruglio es el autor del primer mapa geológico (escala 1:200.000) de la región de San Carlos de Bariloche, y describe con g ran minuciosidad la estratigrafía y la compleja estructura del área andina y preandina de los alrededores del lago Nahuel Huapi. Particularmente, es interesante destacar que Feruglio emplea la palabra "Patagonia" en el título de numerosas publicaciones. Sus trabajos incluyen prácticamente a todos los períodos geológicos. Se ocupa de las rocas magmáticas y metamórficas así como de las sucesiones sedimentarias del Paleozoico inferior en las regiones del lago Nahuel Huapi y en el noroeste argentino (por ejemplo en la quebrada de Humahuaca). Hace aportes específicos al conocimiento estratigráfico y paleontológico del Devónico en la región subandina del norte argentino, los que son publicados tanto en nuestro medio como en Italia. Con respecto al Paleozoico superior, superior, describe la cuenca de Tepuel Tepuel - Genoa y presenta las primeras caracterizaciones caracterizaci ones sobre sus plantas fósiles que atribuye en primera instancia al Jurásico, pero posteriormente las ubica en el Permo-Carbonífero. Permo-Carboníf ero. Sus contribuciones sobre el Mesozoico son extensas y variadas, y comprenden tanto al área andina como extraandina de la Patagonia. Sobre la base del hallazgo de diversos restos fósiles asigna edad jurásica al que hoy conocemos como magmatismo Chon Aike y Complejo El Quemado, al que previamente se lo incluía en el Triásico. En su extensa monografía Paleontographia Patagonica, publicada en Italia, hace especial referencia a las unidades marinas del Jurásico tardío y del Cretácico del sudoeste de Santa Cruz. Cr uz. Las investigaciones sobre el Cretácico de la Argentina son un aspecto altamente destacable en su producción. En la Patagonia hace una descripción y revisión exhaustiva de la estratigrafía de la cuenca del golfo de San Jorge, en especial de las sucesiones del Grupo Chubut y de las unidades y restos fósiles marinos que comprenden al límite K-P (Roca - Salamanca). También se
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ocupa de los terrenos cretácicos de la región andina patagónica, especialmente de las d el lago Argentino y del lago San Martín. Da a conocer además una síntesis s íntesis sobre las plantas fósil fósiles es mesozoicas de la Patagonia. Por otra parte, estudia las sedimentitas de las formaciones Pirgua y Yacoraite Yacoraite del las provincias de Salta Salt a y Jujuy. Un párrafo destacado merecen sus trabajos sobre el Terciario de la Patagonia, los que comprenden tres grandes regiones: 1) las terrazas costeras y los depósitos de la cuenca del golfo de San Jorge (en los que analiza prácticamente todo el registro sedimentario continental y marino del Terciario de esta amplia región, así como su paleontología de vertebrados, invertebrados y plantas fósiles); 2) las sedimentitas "patagonianas" del lago Argentino; y 3) las unidades terciarias de la región del lago Nahuel Huapí, para las que hace descripciones minuciosas de las rocas volcánicas y piroclásticas piroclásticas de la denominada denominada "Serie Andesítica" y de la sucesión sedimentaria sedimentaria de la cuenca de Ñirihuau, es decir los depósitos de la Formación Ñirihuau y equivalentes, y de la Formación Collón Cura. En estos trabajos analiza la posición estratigráfica de las floras fósiles que identifica en todas las unidades nombradas. El Dr. Egidio Feruglio prestó especial atención al conocimiento del Cuaternario y de la geomorfología de la Patagonia. Se ocupó del estudio de los depósitos glaciales, fluvioglaciales y glacilacustres, así como de los postglaciales de las regiones andinas y preandinas. Analizó también la vinculación entre el desarrollo de los depósitos morénicos y los eventos volcánicos de la Patagonia. Estableció el desarrollo de cinco terrazas marinas y continentales, y atribuyó al Cuaternario las tres de menor altura, detallando sus atributos litológicos, faunísticos y analizando los principales factores de control sobre su desarrollo. Hizo correlaciones regionales con otros niveles de terrazas y con los eventos glaciales, y efectuó interpretaciones sobre los cambios climáticos del Cuaternario. Por último, en la Geografía de la República Argentina, brinda una descripción de los campos de hielo de la Patagonia y de su dinámica. Fue autor de siete obras monumentales destinadas al conocimiento geológico y geográfico de la Argentina en general y de la Patagonia en particular. La primera de ellas está referida a la constitución geológica del Golfo de San Jorge (1926, 1929). En 1937 aparece la Paleontographia Patagonica, editada en Italia por la Universidad de Padova. En sucesivas publicaciones detalla la constitución, edad y origen de las terrazas marinas patagónicas (1932, 1933, 1937, 1947 y 1950). Los estudios geológicos y glaciológicos de la región del lago Argentino aparecen entre 1944 y 1945, mientras que en 1946 se da a conocer su revisión sobre los sistemas orográficos de la mor tem Argentina. En 1957 ( post mortem ) se incluye la síntesis sobre los glaciares de la Cordillera en la Argentina Suma de Geografía, editada por la Sociedad Argentina de Estudios Estudios Geográficos. Su obra más trascendente fue sin dudas la Descripción Geológica de la Patagonia, que le fuera encargada tempranamente, en 1927, por el General Mosconi cuando ejercía la Dirección General de YPF. YPF. No obstante, fue elaborada mucho más tarde, entre 1940 y 1945, cuando el Dr. Feruglio se desempeñaba como docente e investigador en la Universidad Universidad Nacional de Cuyo. El trabajo fue publicado por la Dirección General de Yacimientos Yacimientos Petrolíferos Fiscales en 3 tomos, entre los años 1949 y 1950. Su obra cumbre: Descripción Geológica de La Patagonia
Esta obra excepcional es uno de los aportes más significativos sobre el conocimiento geológico de nuestro país publicados por un único autor (cf. Rolleri et al., 1999; Rolleri y De Barrio, 2002). En este trabajo se pone de manifiesto el profundo conocimiento que el Dr. Feruglio tenía de toda la región de la Patagonia argentina.
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A. En las cercanías de Colonia Sar miento, 1927. B. En la región del lago Colhué Huapí,1936. C. En la región del Lago Argentino con León Bron y Evaristo Croux, 1931. D. En Estancia Las Violetas, 1927. E- En la región de Jáchal, 1942. F- Con su esposa y
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sus dos hijos Ana Emilia y Arturo.
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El texto es de un rigor científico extraordinario, constituye una obra metódica en la que se brindan extensas y detalladas descripciones geológicas, paleontológicas, geomorfológicas y geográficas, y se efectúan interpretaciones interpretaci ones fundadas en los propios datos del autor. aut or. La obra sintetiza toda la información obtenida personalmente en largas y minuciosas tareas de campaña desarrolladas por todo el territorio patagónico durante sus tres períodos de permanencia en el país (1925-1928, 19291932, 1934-1948), pero sin excluir muy completas referencias a los trabajos realizados por investigadores que lo precedieron y que también fueron sus contemporáneos (la obra tiene aproximadamente 1200 fichas bibliográficas). La redacción es de una notable claridad, impecable. Puede decirse que en este monumental trabajo de síntesis no existe un solo párrafo que pueda parecer confuso o inentendible para el lector. lector. Además del texto, son abundantes y muy ilustrativos las fotografías, dibujos, mapas, perfiles, esquemas y cuadros estratigráficos. El libro posee una doble organización, regional (áreas andina y extra-andina) y estratigráfica, tratando las unidades en sentido cronológico decreciente. En el Tomo I, y después de un prólogo, el Dr. Feruglio brinda un panorama pan orama sobre la Patagonia Patag onia y Tierra del Fuego, y describe los rasgos generales morfológicos y geológicos de las dos grandes regiones patagónicas: la andina y la extra-andina. Trata luego a los conjuntos de unidades metamórficas y magmáticas de ambas regiones, los sedimentos marinos y continentales jurásicos, el complejo volcánico jurásico de la Patagonia extra-andina y de la Cordillera, el conjunto sedimentario tithoniano-cretácico tithoniano-cretácico y los depósitos depósitos del Grupo Chubut, para finalizar con los los del límite Cretácico-Paleógeno. El Tomo II está enteramente dedicado a la descripción e interpretación de los terrenos terciarios, incluidas las unidades sedimentarias, volcano sedimentarias y volcánicas. Además de minuciosas descripciones sobre la constitución litológica y los diseños de superposición estratigráfica, analiza el registro fósil con gran minuciosidad, hace consideraciones sobre las edades y también incluye interpretaciones sobre los principales procesos de acumulación y sobre el desarrollo de los ciclos eruptivos terciarios. En el Tomo III describe los depósitos glaciales cuaternarios de la Patagonia y Tierra del Fuego, trata con detalle a los aluviones terrazados (Rodados Patagónicos) y analiza a naliza ampliamente a las terrazas marinas, desde San Antonio Oeste hasta Tierra del Fuego. Más adelante incluye con observaciones sobre los eventos postglaciales, tanto sedimentarios como volcánicos y una sucinta descripción de las regiones estructurales y consideraciones consideraciones sobre los movimientos tectónicos en la Patagonia. La obra culmina con un apéndice en el que el Dr. Feruglio incluye trabajos originales que permanecían inéditos y que bien podrían haber aparecido como publicaciones independientes. Se consignan aquí observaciones obser vaciones y opiniones novedosas sobre diversos aspectos, como la geología geologí a de yacimientos petrolíferos, petrolífe ros, de lignitos y de minerales metalíferos, discusiones sobre la edad de unidades leptometamórficas, sedimentarias y volcánicas, y nuevos hallazgos fosilíferos. Publicaciones del Dr. Feruglio referidas al conocimiento geológico de la República Argentina E HAN COMPILADO 62 S E 62 TRABAJOS Feruglio, Feruglio, E., 1926. Apuntes sobre la constitución geológica de la región r egión del golfo San Jorge. Sociedad Argentina de Estudios Geográficos (GAEA) 3, 2: 395-486. Feruglio, E., 1927. Estudio geológico de la región pre- y subandina en la latitud de Nahuel Huapi. Anales Sociedad Argentina de Estudios Geográficos (GAEA) 2: 425-437.
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Feruglio, E., 1929a. Fósiles devónicos del Quemado (San Pedro de Jujuy), en la región subandina del Norte. Boletín de Informaciones Petroleras año 6, 62: 951-861. Feruglio, E., 1929b. Origen de las depresiones sin desagüe de la región del golfo San Jorge. Boletín de Informaciones Petroleras año 6, 62: 841-849. Feruglio, E., 1929c. Apuntes sobre la constitución geológica de la región del golfo de San Jorge. Boletín de Informaciones Informaciones Petroleras año 6, 63: 925-1025. 925-1025. Feruglio, E., 1929d. Constituzione geologica dell regione regi one del Golfo di San Giorgio (Patagonia). Boll. Soc. Geol. Ital. 47: 253-274. Feruglio, E., 1930a. Fossili devonici del Quemado (San Pedro de Jujuy) nella regione subandina dell´ Argentina settentrionale. Estr. Estr. Giorn. Geol. Ann. R. Mus. Geol. Bologna, 2: 3-29. Feruglio, Feruglio, E., 1930b. Il Devonico della regione subandina dell´ Argentina settentrionale. XV Congr. Geol. International Geological Congress, Cong ress, Compt. Rendu 2: 568-571, Pretoria. Feruglio, Feruglio, E., 1930c. Observaciones acerca de un trabajo del ing. T. Serghiesen sobre la región petrolífera de Comodoro Rivadavia. Revista Minera 2: 209-220; 230-244; 257-269. Feruglio, Feruglio, E., 1931a. Nuevas observaciones geológicas en la Patagonia Central. Contribución Primera Reunión Nacional de Geografía, Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Petrolíferos Fiscales, 6. Feruglio, Feruglio, E., 1931b. 1931b. Observaciones geológicas g eológicas en las provincias de Salta y Jujuy. Jujuy. Contribución Primera Reunión Nacional de Geografía, Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Petrolíferos Fiscales 7, 5-39. Feruglio, Feruglio, E., 1931c. Origine delle depressione chiuse della regione del Golfo di San Giorgio (Patagonia). Mem. Geol. E Geogr. Di Giotto Dainelli (Instituto Geol. Univ. Univ. Firenze) 2: 153-233. Feruglio, Feruglio, E., 1932a. Informe preliminar sobre los resultados resultados de la expedición de A. de Agostini al lago Argentino (Patagonia). Primera Reunión Reunión Nacional de Geografía, Anales Sociedad Argentina de Estudios Geográficos (GAEA) 4: 116-131. Feruglio, Feruglio, E., 1932b. Risultati scientifici della spedizione A. De Agostini nelle Ande del Lago Argentino (Patagonia australe). australe). Boll. Soc. Geol. Ital. 51: 85-94. 85-94. Feruglio, Feruglio, E., 1932c. Las terrazas ter razas marinas del golfo g olfo de San Jorge (Patagonia). Boletín de Informaciones Petroleras año 9, 89: 7-56. Feruglio, Feruglio, E., 1932-1935. Sobre la presencia de g randes rodados en las mesetas de la región del golfo de San Jorge (Patagonia) y las Guayquerías de Tunuyán (Mendoza). (Mendoza). Sociedad Argentina de Estudios Geográficos (GAEA) 4: 189-208. Feruglio, E., 1933a. Fossili devonici della Sierra Porongal nella regione subandina dell´ Argentina settentrionale. Ann. R. Museo Geol. Bologna, 2, 8: 3-22. Feruglio, Feruglio, E., 1933b. 1933b. Fossili liassichi della valle del río Genua (Patagonia). Giorn. Geol. Ann. Reale Mus. Geol. Bologna 9: 1-54. Feruglio, Feruglio, E., 1933c. La Serie Mesozoica nelle Ande del Lago Argentino (Patagonia Australe). Estrato del Ghiornale di Geologia, An. Reale Museo Geol. Bologna 9: 1-17. Feruglio, Feruglio, E., 1933d. Prospetto riassuntivo dei terrazzi marini della Patagonia. Congr. Geogr. Intern. 1931, 2, 1: 140-155. París. Feruglio, E., 1933e. Osservazioni intorno all´ anfiteatro morenico del lago Buenos Aires (Patagonia) e a un cono vulcanico su di esso inserito. R. Soc. Geogr. Ital. 10, 4-5: 246-255. Feruglio, Feruglio, E., 1933f. Nuevos datos sobre las terrazas marinas de Patagonia. Boletín de Informaciones Petroleras 102: 87-111. Feruglio, E., 1933g. La glaciazione attuale, le fasi glaciali quaternarie e i loro rapporti coi terrazi marini nella Patagonia. Boll. Comitato Glaciol. Ital. 13, Torino. Torino. Feruglio, Feruglio, E., 1933h. I terrazzi marini della Patagonia. Giorn. di Geol. 8 bis, 288 p. Imola.
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Feruglio, E., 1934a. Sobre un depósito reciente de ceniza volcánica en los alrededores al rededores de Comodoro Rivadavia (Patagonia). (Patagonia). Notas del Museo de La Plata 2: 41-49. Feruglio, E., 1934b. I ghiacciai della de lla Patagonia. L´Universo, Riv. Riv. Inst. Geog.. Milit. 15: 825-838. 82 5-838. Feruglio, Feruglio, E., 1934c. Les terrasses marines de la Patagonie. Congrés Internat. de Géographie, Varsovia. Varsovia. Résumé des communications: communications: Geogr. Physique. Physique. Feruglio, Feruglio, E., 1935a. Relaciones estratigráficas y faunísticas entre los estratos cretáceos y terciarios en la región del lago lag o Argentino y en la del Golfo San Jorge (Patagonia). Boletín de Informaciones Petroleras año 12, 128-130: 69-93 y 65-91. Feruglio, Feruglio, E., 1935b. Sobre la presencia del Santacruciano en la Pampa del Castillo (golfo (g olfo de San Jorge). Notas del Museo de La Plata 1, Geología, 2: 237-246. Feruglio, Feruglio, E., 1935c. Aspetti della Patagonia. La Vie d´ Italia e del Mondo3: 1223-1247. Feruglio, E., 1936a. Nota preliminar sobre algunas nuevas especies de moluscos del Supracretáceo y Terciario de la Patagonia. Notas del Museo de La Plata 1, Paleontología: 277300. Feruglio, Feruglio, E., 1936b. Nuevas especies de moluscos supracretáceos y terciarios de la Patagonia. Nota preliminar. Boletín de Informaciones Petroleras año 13, 139: 121-136. Feruglio, Feruglio, E., 1936c. Sobre la presencia del Santacruciano en la Pampa del Castillo (Región del Golfgo de San Jorge). Boletín de Infor Informaciones maciones Petroleras 13 (139):121-136. También También publicado como Notas Museo de La Plata, I (Geología): 237-246. Feruglio, Feruglio, E., 1937a. Una interesante Filicinea fósil de la Patagonia. Boletín de Informaciones Petroleras 151: 5-20. Feruglio, Feruglio, E., 1937b. Una nueva Dipeteridea del Mesozoico superiores della Patagonia. Boll. Soc. Geol. Italiana 56: 1-16. Feruglio, Feruglio, E., 1937c. Dos nuevas especies de "Hausmannia" de la Patagonia, Notas Museo de La Plata 2, Paleontología 9: 125-136. Feruglio, Feruglio, E., 1937d. Paleontographia patagonica. Mem. Inst. Geol. Univ. Univ. Padova 11: 1-384. Feruglio, Feruglio, E., 1937e. Las terrazas marinas de Santa Rosa, estancia Darwin y punta Guanaco en la Patagonia. Anales Sociedad Argentina de Estudios Geográficos Geog ráficos (GAEA) 5: 221-228. Feruglio, E., 1937f. Sullo stato attuale della conosconza geologica della Patagonia. 17º International Geological Congress, Abstracts Paper 225. Leningrado. Feruglio, E., 1938a. El Cretáceo superior del lago San Martín (Patagonia) y de las regiones adyacentes. adyacentes. "Physis" 12 (44): 293-342. Feruglio, E., 1938b. Relaciones estratigráficas entre el Patagoniano y el Santacruciano en la Patagonia austral. Revista del Museo de La Plata, nueva serie, 1, Geología 4: 128-159. Feruglio, E., 1938c. Variaciones del frente del glaciar Moreno (lago Argentino). Sociedad Argentina de Estudios Geográficos (GAEA) 6: 185-192. Feruglio, Feruglio, E., 1938d. La nomenclatura estratigráfica de la Patagonia y Tierra del Fuego. Boletín de Informaciones Petroleras 171: 82-95. Feruglio, Feruglio, E., 1939. Mapa geológico de la Patagonia al sur del paralelo 42º y Tierra del Fuego. Publicación Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Petrolíferos Fiscales, Buenos Aires. Feruglio, E., 1941. Nota preliminar sobre la Hoja Geológica San Carlos de Bariloche (Patagonia). Boletín de Informaciones Petroleras 200: 27-64. Feruglio, E., 1942a. Recientes progresos en el conocimiento geológico de la Patagonia y Tierra del Fuego. 1er. Congreso Panamericano Panamericano de Ingeniería de Minas y Geología 2: 380-401, Santiago. Feruglio, E., 1942b. La flora liásica del valle del río Genoa (Patagonia) Ginkgoales et Gymnospermae incertae sedis. Notas Museo de La Plata 7, Paleontología 40: 93-110.
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N OMBRE DE ESCUELA La Scuola Media Statale de Feletto Umberto, Comune di Tavagnacco, Udine lleva el nombre de Egidio Feruglio. N OMBRES DE CALLES Dos calles llevan su nombre. Una en el Barrio Güemes de Comodoro Rivadavia, provincia del Chubut. En abril de 2002, en oportunidad del XV Congreso Geológico Argentino, se impone el nombre de Egidio Feruglio a una calle de la ciudad de El Calafate, provincia de Santa Cruz. P REMIO E GIDIO F ERUGLIO A LA S EDIMENTOLOGÍA INSTITUIDO POR LA A CADEMIA N ACIONAL DE C IENCIAS E XACTAS , F ÍSICAS Y N ATURALES En 1996 la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la República Argentina decide instituir el Premio Egidio Feruglio en la disciplina Sedimentología de las Ciencias de La Tierra. P REMIO E GIDIO F ERUGLIO INSTITUIDO POR EL M USEO P ALEONTOLÓGICO E GIDIO F ERUGLIO El Museo Egidio Feruglio otorga anualmente el premio Egidio Feruglio a la innovación paleontológica. B ECA BIENAL DEDICADA A UNA INVESTIGACIÓN SOBRE T AVAGNACCO Y E L F RIULI EN MEMORIA DE "E GIDIO F ERUGLIO " El Comune di Tavagnacco, en colaboración con la Municipalidad de Trelew, con la Universidad de los Estudios de Udine y con la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, ha establecido la Beca "Egidio Feruglio", que tiene por finalidad promover los estudios e investigaciones sobre los aspectos humanísticos, técnicos, científicos, médicos, jurídicos y sociales de Tavagnacco y del Friuli. H OMENAJE EN EL CENTENARIO DE SU NACIMIENTO El 24 de abril de 1997 se realizó un homenaje a instancias de la Comuna de Tavagnacco y se edita el libro "Egidio Feruglio : l'attività scientifica e gli altri doveri verso la Patria (1897-1954). Atti della giornata di studio [nel centenario della nascita]". Feletto Umberto, editado por Javier Grossutti. Comune di Tavagnacco, 1997. - 156 p. Participaron de este homenaje los geólogos y científicos argentinos Jorge Hechem - Pedro Kress - Mateo Turic (Y.P.F. - Buenos Aires), con un aporte sobre los estudios efectuados por Egidio Feruglio en la Patagonia, y Néstor R. Cúneo (Museo Paleontológico Egidio Feruglio Trelew), con un trabajo sobre el Museo Paleontológico Egidio Feruglio de la Patagonia. T OPONIMIA Cordón Feruglio, conjunto de cerros que con rumbo norte sur se extiende por el sector norte del lago Argentino, al este del valle del glaciar Upsala, provincia de Santa Cru z. Torres Feruglio, grupo de montes torres y agujas (denominación propuesta por el padre De Agostini) ubicadas entre el cerro San Lorenzo (límite entre la Argentina y Chile, el más elevado de la provincia de Santa Cruz con 3.700 m s.n.m.) y el cordón Cochrane (Chile).
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Recibido: 12 de Diciembre de 2007 Aceptado: 15 de Abril de 2008
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Historia de la Geología Argentina I Serie Correlación Geológica, 24: 195-206 P G ROEBER Y ABLO LAS POSIBILIDADES DE UNA TECTÓNICA TEÓRICA 195 F.G. Aceñolaza (Coordinador-Editor) Tucumán, 2008 - ISSN 1514-4186 - ISSN on-line 1666-9479
Pablo Groeber y las posibilidades de una tectónica teórica: explicaciones orogénicas para un refinamiento de la teoría de los geosinclinales José E. LAZARTE1 Abstract: P ABLO GROEBER AND THE POSSIBILITIES OF A THEORETIC TECTONIC : OROGENIC EXPLANATIONS FOR A REFINEMENT OF THE GEOSYNCLINES THEORY .- On the basis of a Pablo Groeber´s paper, “ Essay on theoretic tectonic and magmatic provinces ”, from 1927, 30 th bulletin of the Academia Nacional de Ciencias, initial theoretic geologic studies are discussed. Clear contributions about the geosyncline theory are emphasized. Conspicuous elements deals with theoretic change in Geology are brought out, while g eosyncline paradigm was the dominant one. Resumen: P ABLO GROEBER Y LAS POSIBILIDADES DE UNA TECTÓNICA TEÓRICA: E XPLICACIONES OROGÉNICAS PARA UN REFINAMIENTO DE LA TEORÍA DE LOS GEOSINCLINALES .- A partir del trabajo de Pablo Groeber, Ensayo sobre tectónica teórica y provincias magmáticas (1927), publicado en el volumen 30 del boletín de la Academia Nacional de Ciencias, se discuten aspectos de los estudios g eológicos teóricos en sus mismos inicios, explorando la posibilidad de una geología teórica. Se resaltan aportes esclarecedores que realiza este autor acerca de la teoría geosinclinal. Se destacan elementos significativos referidos al cambio teórico en las ciencias geológicas en una época en que predominaba el paradigma de la teoría de los geosinclinales. Keywords: History. theoretic tectonic. geosynclines theor y. Palabras clave: Historia. tectónica t eórica. teoría de los g eosincllinales.
Introducción
El presente trabajo es una contribución a la historia de la geología de nuestro país. Tiene por objetivo revisar aspectos de los estudios geológicos teóricos en sus mismos inicios explorando la posibilidad de una geología teórica. Al mismo tiempo, se procura encontrar elementos significativos referidos al cambio teórico en las ciencias geológicas en una época en que predominaba el paradigma de la teoría de los geosinclinales. Para ello se tomó como objeto de estudio el trabajo de Pablo Groeber de 1927 titulado Ensayo sobre tectónica teórica y provincias magmáticas , publicado en el volumen 30 del boletín de la Academia Nacional de Ciencias. Es conveniente aclarar que no se persigue hacer una crítica del trabajo de Groeber, salvo en lo indispensable para cumplir con el objetivo expuesto. El problema de la formación de las cadenas orogénicas preocupó a los geólogos desde los primeros tiempos de la historia de la Geología. Se ensayaron diversas teorías, como la de Suess, de 1886, de la contracción de la Tierra, o la de Wegener, de 1912, de la deriva de los continentes. Las ideas de Groeber se inscriben en la teoría de los geosinclinales, desarrollada a partir de las ideas de Hall y Dana, surgidas en el siglo XIX pero que recién a partir de la década del ´30, en el s.XX, tomaron la forma de una teoría organizada. Esto pone en relieve el trabajo de Groeber como un adelanto notable, según se verá más adelante. 1
Facultad de Ciencias Naturales e I.M.L., U.N.T. - CONICET. Miguel Lillo 205. Tucumán. E-mail:
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Groeber comienza su trabajo diciendo de qué trata el mismo. Aclara que es un “esbozo de ideas” y que, al ser un ensayo, le es permitido “aducir como pruebas un cúmulo de ejemplos”. Se propone tratar el asunto con mayor extensión en el futuro. El trabajo consta de cuatro apartados principales, constitución de la Tierra y de su manto silicatado, tectónica teórica, provincias magmáticas y estructura del océano Pacífico y de sus contornos , los cuales se subtitulan de la misma manera en que se encuentran en el original. En primer lugar se hará una reseña de la obra, con observaciones acerca del significado epistemológico de los temas tratados, para luego discutir los aspectos sobresalientes de la misma, haciendo hincapié en el apartado referido a la tectónica. Estructura del trabajo C ONSTITUCIÓN DE LA T IERRA Y DE SU MANTO SILICATADO
En este primer apartado se especula acerca de la constitución de la Tierra, especialmente del manto. Comienza con los valores de densidad como argumento: debería haber defecto de masa en los fondos oceánicos pero esto no ocurre, lo que indica que habría diferente constitución. Sigue una especulación sobre el valor del gradiente geotérmico donde se ve que utiliza los conceptos de sial y sima como dados o como “términos primitivos” si los vemos en sentido lógico, es decir, no los discute. “… con Suess (y con Wegener) llamamos a estas masas sial”. Concluye que hay una estratificación en la corteza análoga a la que se da entre atmósfera e hidrósfera. En este tópico se maneja con especulación pura (pág. 181). Del estudio del granito y el gabro como prototipos de sial y sima, concluye que la separación no ocurriría tanto por influencia de la gravedad como por el hecho de que la composición gábrica “es en un equilibrio químico sumamente estable”. En el granito reconoce alguna posibilidad de separación por gravedad de donde las pegmatitas – aplitas serían productos de procesos que tienden a restablecer ese equilibrio químico (da algunas observaciones de campo que confirmarían esa especulación). El uso de ejemplos como elemento de contrastación plantea una posible dificultad, ¿hay dependencia de la interpretación de los ejemplos? Aparentemente sí, puesto que ante hechos similares, muchos científicos sacan diferentes conclusiones. Es un problema epistemológico ya señalado por críticos como Feyerabend (Nasif y Lazarte, 2004). Reconoce que la separación por gravedad sí podría ocurrir en la cámara magmática (a página 188 especula acerca de la existencia de corrientes convectivas en el seno de una masa batolítica). Saca como conclusión que “El resultado final del proceso debe haber sido entonces una separación clara entre el ambiente siálico y el símico… en la parte externa de la corteza terrestre”. Otra consecuencia: el sial no puede extenderse a grandes profundidades ya que se fundiría ascendiendo nuevamente. Prácticamente toda la masa siálica está solidificada. Las observaciones sismológicas indican un cambio de composición o de densidad a 110- 120 Km. de profundidad que podría corresponder a la separación entre manto gábrico (arriba) y peridotítico (abajo) “ya que el sial no puede alcanzar esas profundidades” Hace una primera especulación acerca de los geosinclinales: se relacionan a la llegada de material del manto a la superficie por “ventanas en el sial” quedando “costras más delgadas” o “fajas de menor solidez”. La discontinuidad que se observa a 50- 60 Km. correspondería al límite inferior del sial. A continuación intenta un test “por otro camino” mediante un cálculo matemático considerando Pe, espesor cortical para llegar al espesor del sima debajo de las masas continentales, usando un segundo supuesto- ley: la isostasia.
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Vemos en este apartado, el uso de dos conceptos que serán básicos en toda la elaboración: sial – sima e isostasia. Al respecto, Pratt y Airy, en 1855, realizan mediciones de gravedad en zonas de montañas, comprobando un exceso de masa por debajo de los cordones montañosos, compensado en profundidad; pero luego, con los datos en la mano, realizan diferentes interpretaciones (Metz, 1963). Las ideas de Groeber parecen coincidir más con la propuesta de Airy que postula bloques de diferentes espesores pero similar densidad, “flotando” en un substrato de mayor densidad. La lámina I del trabajo de Groeber (Fig. 1-A), ilustra el tema de la isostasia. Los espesores de sial se calculan con la prueba expuesta a pág. 192, cuyos resultados son de 50-55 km, similar a los resultados de los estudios sísmicos. Se supone un gradiente geotérmico de 2º/100 m. Se ve la posibilidad de adelgazamiento cortical. Se marcan dos discontinuidades a 30-35 Km. (Moho) y a 110-120 Km. Cita el trabajo de Mohorovicic del año 1922. Es de notar que pone “Temp.> a la de fusión” y no “material fundido”, seguramemnte en atención a las presiones reinantes a esas profundidades. T ECTÓNICA TEÓRICA
Es el apartado más extenso y en el que se desarrollan las principales ideas. Una de las características del estilo del trabajo es la exposición de una hipótesis que intentará refutar. Por ejemplo, a página 194 hace una afirmación fundamental: “… suponiéndose que los continentes tengan tendencia a alejarse de los polos y a agruparse alrededor del ecuador a causa de la rotación de la Tierra ...”, observaciones que ponen al autor al filo de la “conversión” a la teoría rival, hablando en términos kuhneanos. A continuación hace estas objeciones “a las ideas de Wegener”: - Ni la fuerza centrifugal (sic) ni la masa de los continentes sería suficiente para vencer la resistencia del sima para reemplazarlo. - “No se ha intentado justificar la formación de sierras y de las protuberancias en la base de las masas continentales” que serían 10 veces más pronunciadas hacia abajo que hacia ar riba. El plegamiento (“prensado en sentido horizontal”) sólo sería posible en la zona de contacto entre sial y sima.
Figura 1-A.
de su trabajo.
Lámina I del trabajo de Groeber. Espesores calculados con el método propuesto por Groeber a pág. 192
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Concluye que “los acontecimientos tectónicos no pueden nacer del sial ni de sus movimientos propios o de sus desplazamientos y menos de la contracción”. Postula movimientos en el sima los cuales serían causa de movimientos tectónicos. Para Groeber, la coincidencia de los geosinclinales con las zonas de plegamiento orogénico indica que son parte de un mismo proceso. Esto ya fue anticipado por Shuchert, en 1923, quien afirma que “los geosinclinales originan montañas” (in Metz, 1963). Refuta que el hundimiento pueda deberse a acumulación de sedimentos (la corteza es siempre pasiva). Esta es una de las ideas fuertes del trabajo. Admite que “debe haber” corrientes de convección, tomando el antecedente de Ampferer y haciendo un razonamiento propio sobre la base de la transmisión de calor. Las corrientes de convección son una hipótesis introducida en 1906 por Ampferer (Groeber, 1927, Metz, 1963) como “corrientes magmáticas profundas”. Posteriormente Vening-Meinesz (1934, in Metz 1963) habla de “corrientes en el manto” y recién en 1939, Griggs las incorpora a la teoría de los geosinclinales. Esto hace de las ideas de Groeber especialmente interesantes, tema que se retoma en el apartado de discusión. La afirmación de que “magma activo puede encontrarse en nuestra época únicamente fuera de la esfera del sial” es un indicio de que Groeber podría haber estado cerca de considerar la existencia de placas litosféricas en sus especulaciones. El enfriamiento progresivo produce el retiro de las cúspides de las corrientes hacia el interior. De lo antedicho predice que entre el Cámbrico y el Cuaternario debiera darse una reducción en el ancho de la faja geosinclinal y, a causa de un exceso de calor en la cúspide de la corriente, fusión “en la base del sial”, en la cúspide de la corriente de convección (este refinamiento de la teoría acerca a Groeber al moderno concepto de delaminación). El material así removido engrosa sectores vecinos. Esta pérdida de material relacionada a la cúspide no corresponderá directamente al espesor removido. El retiro de la cúspide de la corriente de convección es una idea importante en esquema de Groeber, como se verá más adelante. El ascenso de masas continentales vecinas produce mayor erosión y mayor afluencia de material hacia la cuenca. De este modo, la formación de la cuenca es independiente de la acumulación de sedimentos en ella. A partir de las observaciones de las láminas y del apartado II, se puede inferir el siguiente esquema fundamental propuesto por Groeber: - Traslación del eje de rotación de la Tierra - Movimientos de sima - Desarrollo del geosinclinal - Cambios en la corriente de convección - Engrosamiento cortical - Fusión de sial “desde abajo” - Redistribución de material fundido (magma mesosilícico) - Restablecimiento de los espesores originales aproximadamente La fusión de sial mencionada produce mezcla con el sima lo que da lugar a magma mesosilísico. El debilitamiento y posterior retiro de la corriente convectiva marca la “muerte natural de una zona geosinclinal”. Es interesante señalar que el autor realiza aquí predicciones bastante precisas, de qué tipo de rocas deberían encontrarse en zonas donde se desarrolla un geosinclinal (la penetración de material ígneo se debe principalmente a la isostasia), lo que revela su estilo más acorde al falsacionismo que al neopositivismo imperante en esa época para las ciencias naturales. Otra muestra de que nuestro autor es “un adelantado”.
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Lámina II de Groeber. Esquema teórico de la formación de un geosinclinal. Ver texto. 1: sial en masa continental. 2: sima (lerdo) normal. 3: corriente de convección. 4: zona siálica afectada por ablandamiento y adición de material símico. 5: sial fundido y mezclado con sima. 6: penetraciones formando batolitos. 7: sedimentos acumulados en el geosinclinal y centros eruptivos. 8: sial en fusión arrastrado por cor rientes de convección. 9: ascenso de masas de sial. Figura 1-B.
En la lámina II (Fig. 1-B), se observa lo siguiente: formación, composición y estructura esquematizada de un geosinclinal. Groeber aclara que no existiría una sola corriente de convección sino un haz, que se subdividiría en varias corrientes “de ancho menor”. Las fajas de convección obrarían en regiones extensas de sial. Esta ilustración uestra que el geosinclinal está estrechamente ligado a la corriente de convección. También brinda una explicación del engrosamiento cortical y del ascenso epirogénico. Reconoce que la convección puede darse sin la presencia de sial (no entra en tema). Objeción importante: “, los factores causantes señalados (se refiere a los del g eosinclinal) no parecen suficientes, ni tener un radio de acción de bastante alcance para producir la reducción extraordinaria del ancho de un geosinclinal durante la fase orogénica y acaso menos aún la elevación grande de las zonas plegadas arriba del nivel del mar”. Agrega otro factor: “las depresiones en el sima (necesarias para las protuberancias hacia abajo en el sial) “obran solamente en las regiones del geosinclinal” y son temporarias. Sigue un razonamiento que lo lleva a afirmar, previo descarte del enfriamiento terrestre, que “los plegamientos orogénicos están ligados a una traslación del eje de la Tierra”, pero deja esta hipótesis sin explicación. Introduce una hipótesis ad hoc de “las influencias cósmicas”. El elipsoide de rotación debe ajustarse a la nueva posición del eje lo que producirá el desplazamiento de material del sima. Es posible que para un “fijista” sea más aceptable dar una categoría legaliforme a esta hipótesis, mucho más que para un “movilista” quien carece de puntos fijos de referencias. Wegener, al exponer su famosa hipótesis, también hace referencia a la “deriva polar” (Wegener, 1926) considerándola “superficial” es decir, signada por los movimientos continentales sin que implique cambios en el eje terrestre. Sin embargo, no descarta cambios en el eje de rotación. Wegener parece inclinarse por la aceptación de fuerzas relacionadas a la rotación o cambio del polo, pero al final del capítulo dice solo estar seguro de que las fuerzas de la deriva son las que producen los cordones montañosos, sin definir si son causa o efecto. En otros puntos cita trabajos que apoyan la idea de que las fuerzas así originadas serían suficientes para mover los continentes, contrario a lo que afirma Groeber a página 205 de su trabajo. En la lámina III (Fig. 2), se observan dos esquemas. Esquema A: se subdivide en “causas del movimiento” y “deformaciones tectónicas”. Diferencia entre sial y sima rígido y plástico. Explica desde el lado fijista por qué la fosa está de un solo lado, relacionándolo con el movimiento
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general o global del sima. Se mencionan desplazamientos laterales de sial y sima en estado rígido que, en términos actuales, serían “intraplaca”. “El factor determinante del movimiento orogénico es el descenso de la corriente de convección”. Parece haber contraposición entre datos y teoría. Postula la existencia de dos cadenas de plegamientos en la zona orogénica, con una depresión central, “que será tanto más importante, cuanto más ancho ha sido el g eosinclinal”. Esquema B: emplazamiento definitivo de la masa siálica afectada por los movimientos orogénicos. El movimiento epirogénico (“en bloc”) es por defecto de masa en la zona descendente, al cesar el movimiento convectivo. Las intrusiones tienen un papel pasivo en la orogénesis. Groeber sostiene que las partes rígidas no participan de los movimientos pero las partes móviles se desplazan hacia el nuevo ecuador y se adelgazan en los polos. Cita: “la traslación del sima activo producirá necesariamente una substracción en el material de las corrientes de convección... El resultado será un descenso de la cúspide... necesarias pata que se pudiesen formar a su vez los engrosamientos de sial en las zonas de plegamiento orogénico”. En menor escala se verá afectado lo que llama “sima lerdo”, debajo de las masas continentales. Cita: “... cuya mayor viscosidad le impide reemplazar al sima activo con la misma velocidad que éste abandona la depresión, lo que resulta condición para que la depresión o fosa pueda formarse”. ¿Groeber se refiere a la fosa que se forma fuera de la zona orogénica, en el borde del bloque siálico? La lámina III así parece indicarlo ya que, el geosinclinal (o zona orogénica) aparece como ajeno a la fosa, como algo que ocurre en el interior del bloque siálico y no en el límite, como sería en una moderna interpretación. Esta es una diferencia fundamental con la tectónica actual. La fosa a la izquierda del dibujo no queda explicada. La parte inferior del sial (semiplástica) se desplaza más que la parte superior, más rígida, generando un “subempuje” en términos de Groeber. (Se hace notar que estas observaciones ponen a Groeber cerca de la hipótesis de la deriva de los continentes y cuán fuerte es la apelación a la isostasia).
Lámina III de Groeber. Esquema del proceso orogénico. Ver texto. 1: sima mayormente rígido. 2: corriente de convección durante el pasado estado del geosinclinal. 3: desplazamiento de sial plástico. 4: desplazamiento de sima. Demás referencias como en figura 1. Figura 2.
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Con el movimiento de sima predice que el sial “dentro del área de la depresión símica... se deslizará por el declive en el substratum” donde queda implícito un movimiento horizontal de sial. También habla del sima “ejerciendo una presión horizontal” que lo empuja. Cita: “La masa siálica puede ser puesta en movimiento por las fuerzas resultantes de la rotación de la Tierra...” Pero a continuación aclara que “es únicamente a base de la mencionada pérdida de apoyo lateral que puede producirse este movimiento que Wegener adoptó como causa... para su desplazamiento o la migración de sus continentes”. Este desplazamiento horizontal es un factor importante para los esquemas tectónicos de la época, y muestra que Groeber supera el debate entre movimientos horizontales y verticales. Nuevamente el autor se acerca a la hipótesis de la deriva continental. Menciona otros hechos que podrían (deberían) generar desplazamientos laterales, como separación o apertura de una grieta por donde penetraría una masa ígnea. Nótese que para un mismo hecho cambian las interpretaciones teóricas. Según se lee en Metz (1963), Cloos elabora la teoría del rift en 1939, a la que se podría adherir la propuesta de Groeber, mientras que Willis, en 1928, propone la teoría del ariete ( ramtheorie ) con esfuerzos convergentes y compresivos. Pablo Groeber sería el verdadero interlocutor de Willis, no registrado por la bibliografía posterior a la década del ´20. Las cuencas continentales son atribuidas a lo que llama “semiorogenia”, designando con este término a una depresión “similar al geosinclinal pero atenuada” que produce cuencas siálicas, lo que explicaría la existencia de cuencas continentales en sectores aledaños a un orógeno. “El descenso que sufre la parte superior de la corriente de convección ocasionará consecuencias tectónicas muy parecidas a las de una verdadera zona orogénica, pero éstas se exteriorizarán frecuentemente por fracturación... En fajas semiorogénicas anchas subsistirá la actividad sísmica pero faltará la actividad eruptiva”. Groeber sitúa este caso en un término medio entre la orogenia y la epirogenia. Intenta una explicación de los arcos de islas atribuyéndolos a las masas siálicas menores desprendidas que se deslizan “hacia la fosa”. Groeber pretende “haber dado una explicación más satisfactoria de la existencia de las fosas que bordean especialmente el océano Pacífico, que la que expuso Wegener” que fallaría al querer aplicarla al borde americano, pero, en la leyenda de la lámina III no queda explicada debidamente esta presencia. Cita: “En el lado opuesto [al lado de donde viene las corriente símica] podrá formarse, en cambio, tal ranura, porque la corriente símica de las partes profundas y trasladables imprimirán una tendencia de alejamiento de las partes superiores más o menos rígidas en relación a la isla, lo que no impide que la isla o todo el arco de trozos siálicos siga el movimiento símico. Tales fosas pueden formarse también en el borde de las grandes masas continentales...” Groeber hace referencia a las islas que rodean principalmente el Pacífico y hace extensivo el razonamiento a los continentes, algo que no se aprecia en la lámina III. Aduce que la explicación de Wegener falla en el borde americano y requiere dos explicaciones (sin dar más detalles). El desarrollo aún incompleto de la propuesta de Wegener fallaría al dar algunas explicaciones pero también es posible que fuera parcialmente incomprendido por Groeber, al menos en todas sus posibilidades. El autor concluye que cada revolución orogénica reduce la extensión horizontal de las masas continentales y aumenta su espesor. Este proceso se revertirá al “disolverse paulatinamente por fusión” los engrosamientos y al incorporarse este material al borde exterior lateral de la masa continental, restableciéndose la extensión lateral. La existencia de continentes emergidos es indicio de enfriamiento lento de la Tierra, el que ocurre de manera lenta y continua (radiación normal) y de manera brusca (períodos de migración de los polos y consecuentes corrientes símicas a las que habría que sumar el vulcanismo).
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Para explicar la intrusión de grandes masas batolíticas dice que es necesario que se formen fajas de disgregación y disyunción en la corteza siálica. “Para que se pueda mantener el equilibrio isostático durante estos procesos, la fusión y la erosión deberían mantenerse en una cierta relación: el defecto de masa producido por al erosión debería ser compensado por una mayor velocidad en la fusión de la protuberancia siálica y su reemplazo por material símico”. Al analizar un caso concreto concluye que se establece un defecto de masa y una tensión con tendencia ascendente. Cuando la tensión supera la rigidez se producen pequeños movimientos ascendentes, los llamados movimientos póstumos (parecidos pero no iguales a los epirogénicos). Todo tiende al restablecimiento del grosor normal de la masa siálica. Si se establece una corriente de convección, el sial sería fundido desde abajo, la superficie debe descender y se producirá la cuenca de sedimentación o geosinclinal. En este marco, las sierras Pampeanas quedan sin explicación satisfactoria pero más adelante vuelve sobre el problema. Retoma el comportamiento de las masas siálicas situadas a espaldas de la faja orogénica y da cuatro razones por las que dicha masas mantienen cohesión con la zona plegada (se observa aquí distancia con la teoría de la tectónica de placas) 1)“la masa continental es llevada por el sima de su basamento que se mueve ... hacia la depresión símica ...” 2)“por la presión que ejerce el sima en el borde exterior del extremo opuesto de la masa siálica” 3)“por la circunstancia de que la masa siálica puede ser afectada o puesta en movimiento por los efectos de la rotación de la tierra a causa de la pérdida de su apoyo lateral producida por la reducción de extensión horizontal de la zona en plegamiento” 4)“porque la zona inferior del sial, hasta cierto punto plástica y deformable sin fracturas podrá ser aplastada o reducida en su grosor por el peso de las partes superiores”. Esto provoca fenómenos tectónicos en la costra rígida, lo que explicaría las Sierras Pampeanas y, por defectos de masa se explicarían las cuencas continentales. Concluye a pág. 217: “las deformaciones en el sial nacidas en el mismo, su engrosamiento, ya sea tectónico o por acumulación de sedimentos no afecta mayormente al sima de su basamento y no pueden producir un desplazamiento del sima,...” “Debe ser el sima el causante”. “El defecto de masa de las depresiones de las masas continentales sostenible únicamente por un sima indiferente o lerdo, explica, cómo en ellos pueden acumularse cantidades relativamente importantes de sedimentos sin que se produzca... un descenso continuo de las cuencas”. El sima “lerdo” o “indiferente” funciona también como una hipótesis ad hoc . P ROVINCIAS MAGMÁTICAS
En este apartado, Groeber especula acerca de la posibilidad del magma de abrirse camino hacia la superficie y concluye que es imposible que el sial ceda en sentido horizontal “porque el desplazamiento debería afectar a toda la corteza”. De este modo, se for marían sierras de decenas de kilómetros de altura, pero el autor no adhiere a la teoría plutónica de la formación de montañas. Afirma que para que una masa ígnea pueda atravesar parte de la corteza terrestre, es necesario que ocurran fusión o digestión por el magma y agrietamiento de la parte inferior del sial. Por fusión, en condiciones normales, no sería posible ya que es necesario un exceso de calor en el sima. Si ocurriera un sima sobrecalentado, podría haber fusión pero con un alcance relativo. En cuanto a la fracturación, sería “permitida” por un adelgazamiento del sial, lo que conduciría al geosinclinal.
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La idea fuerte que se maneja es que el sima tiene punto de fusión más bajo que el sial. “El sial no puede desarrollar actividad magmática propia ..., tal actividad (ocurre) únicamente para la época más primitiva del Arqueozoico”. (luego cita ejemplos de Mendoza, La Pampa, etc.). Esta afirmación no podría explicar un magmatismo netamente cortical, desde el punto de vista actual, lo que llevaría a discutir la relación existente entre sial y corteza. “Una perforación del sial por fusión no es posible desde el Proterozoico hasta hoy” lo que implica necesidad de fracturamiento. Luego se refiere a la diferenciación magmática afirmando que “la producción efusiva del magma será en su gran mayoría ácido”. Las grandes efusiones símicas provendrían directamente del sima. “... las masas continentales atravesadas por el sima deben haber perdido su cohesión a causa de disyunciones que producen hendeduras por las cuales puede ascender el sima”. E STRUCTURA DEL OCÉANO P ACÍFICO Y DE SUS CONTORNOS
En este apartado Pablo Groeber trata de aplicar lo expuesto más arriba a un caso concreto. En una primera apreciación, afirma que Australia y América carecen casi por completo de “shelf, que es sial indudable”. Esta frase remite a los escudos precámbricos como sial seguro, lo que implica una diferencia importante entre sial y corteza. Considera que “tiene que existir una masa continental sumergida en la región oceánica vecina (a Sudamérica)”. Considera prueba de ello el hecho de que “todas las estructuras del borde del continente terminan a lo largo de la línea de la costa en ángulo oblicuo con dirección NNW y ésta línea es de fecha reciente y corresponde a una disyunción ...”· Otra afirmación llamativa: “... la agrupación de islas en arcos y todo el aspecto de su distribución insinúa que han sido transportadas y separadas de la masa siálica madre por corrientes de una masa viscosa, por el sima”, afirmación que remite nuevamente a la posibilidad de que porciones de sial sean transportadas por el sima. Groeber nuevamente se coloca cerca de la tectónica de placas. Las apreciaciones de este apartado revelan las dificultades de la teoría de los geosinclinales, que no alcanza a explicar aceptablemente muchos rasgos y cuando el investigador trata de dar explicaciones, éstas resultan forzadas. Discusión y conclusiones
El trabajo de P. Groeber se destaca entre lo que se publicaba en la primera mitad del s. XX en nuestro país (1927). Es una época dedicada especialmente a trabajos descriptivos ya que se da a conocer la geología básica de nuestro territorio nacional. Las interpretaciones a la luz de teorías se restringen a la teoría dominante, especialmente sostenida desde los centros principales de investigación que ya habían rechazado “en bloque” las hipótesis de Wegener. Tampoco es frecuente el estilo ensayístico, si bien aún no se había conformado un lenguaje científico propio de las ciencias naturales, aún alejadas de la física y la matemática. El ensayo es un estilo que ahora no se acepta como propio de las publicaciones científicas. Pero, este estilo de ensayo en que está escrito el trabajo presenta la dificultad de que el autor no se siente impelido a citar fuentes de las numerosas especulaciones que hace (él mismo lo reconoce en la Introducción del trabajo), como por ejemplo las relacionadas al desplazamiento del eje terrestre.
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En este sentido, algunas de las ideas que maneja el autor tienen antecedentes, como por ejemplos movimientos orogénicos y epirogénicos de Stille (1924) que según Metz (1963) están propuestas como términos descriptivos. Cailleux (1964) cita como antecedente más antiguo a Guilbert, quien en 1890 distingue ambos movimientos. Wegener se anticipa a la extensión del fondo oceánico que Hess postularía en los años ´60 y cita a R. Schwinner (1919) y a G. Kirsch (1928) como antecesores en la hipótesis de corrientes convectivas. No obstante Pablo Groeber sería el primero en aplicar tan específicamente y con nombre propio, estas corrientes a la teoría de los geosinclinales. Observamos aquí la curiosidad de que Wegener cita un trabajo de 1928 en la edición de 1926 de su libro, un anacronismo cuya explicación escapa a los fines de esta contribución. Dentro de ese estilo, Groeber utiliza con frecuencia el recurso de exponer una hipótesis (que en realidad no apoya) como si la sostuviera, para, a continuación, exponer la refutación, al mejor estilo popperiano (diríase hoy) pero varios años antes de que el falsacionismo se afiance en la epistemología. Encontramos entonces los siguientes elementos sobresalientes en el trabajo: - Tectónica teórica: es posible no sólo la especulación teórica aplicada a la tectónica sino que se puede poner a prueba la posibilidad de hacer una geología teórica. No debe confundirse o tomar este término como una especulación sin fundamentos. Si se logra fundamentar adecuadamente un razonamiento (por ejemplo como hace Groeber), se puede hacer geología sin “ir al campo” o estudiar las muestras o datos analíticos. Sería un caso análogo a la física teórica fundada en las matemáticas. Sin embargo, habría que ver si esto resulta aceptable para la comuidad que actuaría “árbitro final” del estudio. Este, posiblemente, sería también un componente positivista que influyó en el rechazo a Wegener. - Discute mecanismos que podrían configurar una posición “intermedia” en el debate entre movilistas y fijistas. Esta disputa nace en la biología como fijismo vs. transformismo, en referencia a las especies vivientes; la que se podría trasladar a la geología, teniendo como criterio los movimientos orogénicos. De este modo, se podría llamar “fijista” a la teoría de los gesinclinales y “movilista” a la de la deriva de los continentes, lo que ya utilizan autores como Anguita Virella (1983, Epílogo al libro de Alfred Wegener). Si bien en el comienzo se debatía acerca de la existencia o no de fuerzas y movimientos horizontales en los procesos orogénicos, o si éstos se debían exclusivamente a ascensos verticales, rápidamente se pasó a la aceptación de la idea de que existen ambas componentes. Según Cailleux (1964), Steele, en 1925, es el primero en reconocer la existencia de movimientos horizontales. Lo que diferencia a fijistas de movilistas, en el fondo, es la dimensión o escala de los posibles desplazamientos horizontales derivados. En Groeber se ve el esfuerzo que rea liza para explicar hechos a la luz de la teoría de los geosinclinales pero se ve obligado a admitir la posibilidad de movimientos a escala global, al menos para el manto terrestre o lo que él llama sima. - Desde esta perspectiva, hace propuestas sobre la orogenia, donde se reconocen, con otros nombres, elementos de la tectónica global actual, como rift o delaminación. El concepto de isostasia, que es tomado de manera axiomática en el sentido de ser un punto de partida, resulta fundamental en Groeber. Del mismo modo se observa en otros autores no “fijistas” como el mismo Wegener, lo que autoriza a postularlo como una ley de la geología, con fuerte raigambre en la física. Groeber utiliza los conceptos de isostasia, sial, sima, oscilaciones del eje de rotación de la Tierra y densidad de las rocas para una propuesta teórica sobre la orogenia que no parece romper el esquema fijista respecto a los continentes pero postula movimientos laterales en el manto
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terrestre y en la corteza. Sin embargo no va más allá. Queda en una explicación más detallada de las causas del proceso orogénico, en el marco de la teoría geosinclinal, en un intento de transparentar aspectos de “caja negra” de dicha teoría. Usa axiomas y leyes, hipotetiza y compara con ejemplos (obviamente, según su propia interpretación) para llegar a una conclusión (que debiera reconocer como provisoria). Sus hipótesis y modos de razonamiento resultan de g ran interés y se adelantan en unos 50 años a las especulaciones sobre tectónica en nuestra comunidad geológica argentina. Exhibe evidentes y justas aspiraciones de globalidad al pretender haber explicado satisfactoriamente los movimientos orogénicos y epirogénicos. Se adelanta a la aplicación de las corrientes de convección en la orogenia de una manera esclarecedora. Pero al no publicar en revistas internacionales, no es tenido en cuenta por la comunidad científica de “primera línea”. Esto saca a la luz un problema que podría resumirse en esta pregunta: ¿qué es lo que vale, lo que se publica o dónde se publica? No debe tomarse esto como una apelación al relativismo, pero no cabe duda del fuerte papel que representaría la comunidad en sentido kuhniano. Agradecimientos: El autor desea agradecer especialmente al Dr. Florencio Aceñolaza por la generosa cesión de la copia
del trabajo de Groeber, como así t ambién por su estímulo a elaborar esta contribución. Este trabajo se realizó en el ámbito de la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Lillo de la U.N.T.
Bibliografía Cailleux, A., 1964. Historia de la Geología. Biblioteca cultural EUDEBA, cuaderno 112. 104 pp. Buenos Aires. Groeber, P., 1927. Ensayo sobre tectónica teórica y provincias magmáticas. Boletín de la Academia Nacional de Ciencias, vol. 30: 177-231. Metz, K., 1963. Manual de geología tectónica. Ed. Omega. 328 pp. Barcelona. Nasif, N. y Lazarte, J.E., 2004. El desarrollo de las ideas en Ciencias Naturales desde una perspectiva histórica y epistemológica. U.N.T., 142 pp. Tucumán. Wegener, A., 1983. El origen de los continentes y océanos (traducción de la edición de 1926). Ed. Pirámide. 230 pp. Madrid.
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Historia de la Geología Argentina I Serie Correlación Geológica, 24: 207-230 C CONOCIMIENTO GEOLÓGICO DEL NOROESTE ARGENTINO ONTRIBUCIÓN AL 20 7 F.G. Aceñolaza (Coordinador-Editor) Tucumán, 2008 - ISSN 1514-4186 - ISSN on-line 1666-9479
Contribución de la Universidad Nacional de Tucumán al Conocimiento Geológico del Noroeste Argentino. Período 1930 a 1950. Mario C. ALDERETE1 y Yolanda VACA2 Abstract: C ONTRIBUTION OF THE N ATIONAL U NIVERSITY OF T UCUMAN TO THE GEOLOGICAL KNOWLEDGE OF THE ARGENTINIAN N ORTHWEST . P ERIOD 1930 TO 1950.- Until 1930, the Argentinean northwest was an almost unknown region from the geological point of view. Virtually since its foundation, the National University of Tucumán created institutions that contributed to the development of knowledge about the Earth. From this same year, with the incorporation of the Museum of Natural History, geological activities begin in the region. Later, in 1921, the Career in Mines’ Engineering is included in its structure. However, its fate is uncertain. This work continues in 1937 with the creation of the Department of Regional Investigations merged, among others, with the Institute of Mineralogy and Geology. In 1943, as a contribution to the educational needs required by the regional labor perspectives, the Mining School is created in Jujuy. Subsequently, the Oil School is opened in Vespucio (Salta) in 1947 as a contribution to the national oil industry. This experience starts with a small structure that the House of Studies will improve and perfect in the following years. The effort that the University was making to develop Geology strengthens when the PEN, by Law of 1946, creates the Institute of Geology and Mining in Jujuy. Thus the School of Mines is merged with the Institute de Mineralogy and Geology of Tucumán. Through the resolution of the Dean Descole and the tenacious work of Peirano, the recruitment of European specialists in the field is achieved. By their integration to this center of investigation and development, the bases of the Careers in Geology and Geological Engineering are built. Researches into geology and mining of great part of Salta, Jujuy, and especially, the area of Agua de Dionisio in Catamarca are done from there. In 1950, geological investigations return to Tucumán through the creation of the Institute of Geognosy. This is projected by PhD. Peirano. Outside the boundaries of this work, we append that, in the year 1951, the province of Salta creates the School of Natural Sciences. Finally, the UNT transforms it into Faculty of Natural Sciences in December of 1952, including in its curricula the Career in Geology. The writing of this report intends to highlight the results of that experience, and the social and political circumstances of the time. It points out the background of the protagonists, who proved the geological potential of the Argentinean northwest with their contribution. Resumen: C ONTRIBUCIÓN DE LA U NIVERSIDAD N ACIONAL DE T UCUMÁN AL CONOCIMIENTO GEOLÓGICO DEL N OROESTE ARGENTINO. P ERÍODO 1930 A 1950.- El Noroeste argentino hasta 1930 era una región poco estudiada del país desde el punto de vista geológico. La Universidad Nacional de Tucumán, prácticamente, desde su fundación en el año 1912 fue creando instituciones que lentamente aportaron al desarrollo del conocimiento de la Tierra. Desde este mismo año con la incorporación del Museo de Historia Natural inicia con pequeños pasos su actividad geológica en la región, incluyendo en la estructura de la Universidad en el año 1921 la Carrera de Ingeniería de Minas cuyo destino fue incierto. Esta labor se continúa en 1937 con la creación del Departamento de Investigaciones Regionales el cual absorbiera las secciones del Museo referido en sus distintos institutos, allí se creaba entonces el Instituto de Mineralogía y Geología iniciándose así el sostenido crecimiento de los estudios geológicos y mineros con investigació n y aportes de docentes, estudiosos en materias afines, quienes se empeñaron en relacionar sus especialidades con la investigación de la superficie y subsuelo de esta vasta región, y fueron encontrando, resultados altamente provechosos desde el punto de vista científico y técnico. Esta Institución fue altamente positiva para el NOA .Sin contar con geólogos recibidos, los siguientes investigadores y docentes, trabajaron y publicaron numerosos artículos especializados que enriquecían el acervo geológico del área, ellos 1 2
Mario C. Alderete, Facultad. de Cs Naturales e IML, UNT e YMAD. E-mail:
[email protected] Yolanda Vaca UNT-YMAD.
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eran: Dr. Abel Antonio Peirano, Dra. Zulema Catalina Chieza de Cetrangolo, Ing. Segundo Villareal, Dr. Pedro Amadeo Heredia, Dr. Wurmischdt, C.Odonell, C.Stubbe, G. Álvarez, y los Dres. F. Alfheld y E. Fossa Manccini, estos últimos, reconocidos geólogos externos a la Universidad. En 1943 le llegó el turno a la enseñanza secundaria y es así que la UNT crea la Escuela de Minas de Jujuy, y subsidiariamente como un aporte a la industria petrolera nacional en 1947 se crea la Escuela de Petróleo en Vespucio (Salta). Amb as nac en como una con tri buc ión a las necesidades edu cacion ales req ueridas por las perspe ctivas laborales de esas regiones, fundadas con la voluntad de sus pueblos las que con una mínima estructura comienza una experiencia que la Universidad irá mejorando y perfeccionando en los siguientes años. Es así que en 1945 designa al Sr. Abel A. Peirano como Interventor reorganizador de la Escuela de Minas, con asiento en Jujuy, para reencauzar la misma.El esfuerzo que la Universidad venía realizando para tener medios para desarrollar la Geología se potencia cuando el PEN por Decreto del año 1946 crea en Jujuy el Instituto de Geología y Minería fusionando la Escuela de Minas con el Instituto de Mineralogía y Geología de Tucumán. La tarea es ímproba, con la decisión del Rector Descole y el tesonero trabajo de Peirano se logra traer de Europa varios especialistas los que integrados a este centro de investigación y desarrollo constituyeron las bases de las Carreras de Geología e Ingeniería Geológica Desde allí se investiga sobre la geología y minería de gran parte de Salta, Jujuy y, muy especialmente, el área de Agua de Dionisio en Catamarca. En 1950 la UNT resuelve volver a Tucumán con un organismo que estudie estos temas y lo hace con Peirano y el Instituto de Geognosia que tendrá su asentamiento en el Instituto Lillo. Ya casi fuera de los límites que abarca este trabajo ag regamos que en el año 1951 la provincia de Salta crea su Escuela de Ciencias Naturales que luego la UNT transforma en Facultad de Ciencias Naturales en diciembre de 1952 abarcando sus planes de estudios la carrera de Geología. Con esta revisión documental se trata de reconstruir el esfuerzo de la U.N.T. puesto al servicio de las ciencias geológicas y algunas de sus herramientas a través de la creación de centros de estudios geológicos mineros a nivel de Museos, Institutos secundarios y universitarios conformados por una pléyade de investigadores y docentes. Para la confección de esta memoria y el papel que le cupo en esta ciencia se consultaron: archivos y publicaciones de la Universidad, libros de actas, legajos, memorias, compilaciones históricas, discursos. Como así también, diarios locales y publicaciones periodísticas. El desarrollo de tan importante tema permite comprender el concepto social, regional e integral de nuestra Casa de Altos Estudios, los resultados de aquella experiencia, las circunstancias políticas y sociales de la época, indicando la trayectoria de sus protagonistas, los hombres que con su aporte mostraron el potencial geológico del norte argentino.
Keywords: Abel Peirano. Universidad Nacional de Tucumán. Argentine Northwest. Palabras clave: Abel Peirano. Universidad Nacional de Tucumán. Noroeste argentino.
Orígenes de Instituciones en la UNT relacionadas con la Geología desde 1910 a 1950. ATURAL M USEO DE H ISTORIA N
Antecedentes de su creación
Transcurría el año 1884 cuando las charlas y conferencias de Federico Schickendantz, científico radicado en Tucumán, despertaron en el ambiente de la ciudad y en sus autoridades afanes de progreso científico. Es así que el entonces intendente Dr. Ignacio Colombres, envía una nota a Schickendantz solicitándole opinión sobre la idea de fundar una Sociedad Científica. El hombre de ciencia acoge con entusiasmo la idea expresando que los objetivos de la misma, entre otros, deben consistir en “…reconocer el carácter geológico del país, nuestras rocas, petrefactos y metales…”. La Sociedad se funda con el nombre de Instituto Científico Industrial.
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En octubre de ese mismo año el Consejo Deliberante aprueba el proyecto de creación de la Oficina Química designando como su Director a Schickendantz quien permanece en el cargo hasta el año 1892, fecha en que renuncia para trasladarse a Córdoba, en su lugar se designa al Dr. Miguel Lillo quien ejercía el cargo de subdirector. Su fundación
El Museo de Historia Natural es fundado en el año 1908 por ley de la provincia de Tucumán durante el gobierno del Dr. Ernesto Padilla, por el mismo decreto se autoriza a adquirir por compra una colección de historia natural de propiedad del Dr. Miguel Lillo. Por Decreto Provincial de fecha 28 de diciembre de 1915 se designa al Dr. Lillo director honorario de dicho Museo facultándolo a solicitar los fondos necesarios para la instalación y organización inmediata dentro del mismo de la Sección Etnografía y Ciencias Naturales, agregando que una vez organizado el mismo en sus secciones principales sea puesto a disposición de la Universidad de Tucumán en cumplimiento de lo dispuesto en el Art. 10/Inc. a de la ley de creación de la misma de fecha 2 de julio de 1912. Este organismo se incorpora a nuestra Casa de Estudios como un anexo juntamente con el Laboratorio de Bacteriología; Oficina de Química y la Estación Agrícola Experimental. El 16 de julio de 1925, el gobernador de la provincia de Tucumán, considerando que el actual Museo de Historia Natural, instalado en dos salas del edificio que ocupa el Archivo General de la provincia resultan insuficientes para contener el material existente e inadecuadas, por su ubicación, para el servicio del público, por decreto, autoriza a la Universidad a trasladar provisoriamente a su edificio el Museo, conservando la provincia la propiedad exclusiva de las colecciones e instalaciones existentes y las que en adelante se adquieran por compra, donaciones o cualquier otro medio. El mismo decreto ordena a la Universidad ejercer la custodia y conservación del Museo habilitándolo para ser visitado por el público en horas adecuadas debiendo la misma construir, en el Parque 9 de Julio en el término de dos años, el edificio para el mismo, de acuerdo con el plano del ingeniero Thais, y con la comisión administradora del parque. El Museo enriquecido con el fruto de excursiones realizadas por la Universidad desde su traspaso a la misma, el 4 de agosto de 1925 confía su dirección al Dr. Lillo. Dos años después el mismo Consejo de la Universidad, por unanimidad de votos, da a este Instituto el nombre de su Director como homenaje a su ciencia y a sus condiciones de fundador y promotor y el mismo año acepta la donación del Dr. Lillo de un terreno de su propiedad ubicado en calle San Lorenzo prolongación 2º cuadra entre 2º y 3º paralela al B. Alem a fin de que en él sea construido el Museo de Historia Natural. Organización
En el año 1927, la Universidad considerando que ha llegado el momento de dar por terminado el período de ensayo, propio de una institución que cuenta con muy pocos años de vida se consagra a definir sus caracteres, limitar su cuadro de enseñanza y a ahondar en la medida máxima sus esfuerzos y recursos. El 22 de mayo de este mismo año en un nuevo local ubicado en Ayacucho 482, la Universidad abre al público el Museo de Historia Natural, organizado como un instituto científico que acentúa su condición universitaria por sus trabajos puramente especulativos y científicos. El mismo es puesto a cargo del Sr. Rodolfo Schreiter y lo forman sus diversas secciones investigadoras: de botánica sistemática; de Fito-química; de zoología; de arqueología y paleontología. El discurso pronunciado en esa oportunidad por el rector de la Universidad, Dr. Juan B. Terán, aclara que “ no es, sin duda, su sitio definitivo…” y destaca el carácter no solo social sino también regional
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de la Universidad ya que busca con lo primero” habilitar al mayor número de jóvenes sobre la base sólida de una aptitud profesional, que mire al mismo tiempo satisfacer las necesidades técnicas de la explotación de los recursos naturales de una considerable porción del país, y con lo segundo aspira a traducir en el orden de los fenómenos naturales la historia y la característica del Norte Argentino.” Durante el año 1929 la biblioteca de la Universidad (Ayacucho 482), comienza a adquirir material relacionado con la materia. Actividades
A partir del año 1930, el Dr. Abel Antonio Peirano inicia sus actividades dentro del Museo realizando el arreglo y determinación de los minerales, rocas y fósiles que componían las colecciones donadas por el Dr. Lillo una parte de las cuales perteneció a Schickendantz, otras habían sido adquiridas por Lillo en Europa. Este trabajo es encomendado por el Rector Prebisch a solicitud del Dr. Lillo. En el año 1932 se incorpora al Museo la sección Mineralogía donde se clasifican, catalogan e incorpora a la colección, el material recogido durante éste año consistente en 150 piezas entre muestras de rocas y minerales. En los años siguientes el Museo continúa acrecentándose con numerosas piezas de rocas procedentes de los puntos más elevados de la Sierra del Aconquija. El 29 abril de 1933, el Dr. Enrique Herrera Ducloux, comisionado por la Nación, en su informe sobre la organización y funcionamiento de la Universidad Nacional de Tucumán desde la creación de la misma hace referencia entre otros al Museo de Ciencias Naturales, integrado por los Institutos: Miguel Lillo (Botánica y Zoología); de Etnología; de Fitoquímica; de Microbiología; de Mineralogí a y Geología, diciendo “constituirán los núcleos, modestos al principio, de un gran organismo de investigaciones científicas cuyo porvenir está asegurado…” El Rector Dr. Julio Prebisch en su discurso de fecha 23 de octubre de 1933 al entregar el rectorado al Ing. Ayala Torales menciona entre otras tareas las desarrolladas durante su mandato relacionadas con la organización de materiales mineralógicos que eran pocos y estaban en estado de abandono y que se ha nombrado una persona capacitada para clasificarlos (se refiere al Dr. Abel A. Peirano), agrega que en el año 1931, la sección de mineralogía del Museo había emprendido una excursión a la parte tucumana del Valle de Santa María recogiendo valioso material didáctico. El 17 de enero de 1934, la Comisión Especial designada para redactar un informe sobre la organización de la Universidad, en sus conclusiones al referirse a los Institutos componentes del Museo de Ciencias Naturales, entre los que se encuentra el de Geología y Mineralogía, dice que como una forma de reunir en un mismo sitio los institutos similares se construirá un edificio nuevo, en los terrenos donde está situado el Instituto Lillo el cual fue donado por el sabio a la Universidad. Durante el año 1935 el Museo de Historia Natural esta integrado por las secciones: de Zoología; de Botánica; de Arqueología; y de Mineralogía, Geología y Paleontología. El año 1936, último año en que este organismo funciona con las secciones que lo componían ya que en el siguiente período las mismas pasaron a formar parte de los distintos Institutos del Departamento de Investigaciones Regionales, las actividades de las distintas secciones del Museo de Historia Natural han tenido por resultado, como en años anteriores el aumento de todas las colecciones y el acopio de datos de toda índole, se recoge material de todas las ramas, a fin de aprovechar el tiempo y los dineros invertidos en esas tareas
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Departamento de Investigaciones Industriales F UNDACIÓN
El 13 de abril de 1916 a propuesta del rector de la Universidad de Tucumán, Dr. Juan B. Terán, se crea este departamento con profesores de materias afines como los Dres. Willia m E. Cross, Fidel Zelada y bajo la dirección del Dr. Miguel Lillo. Con su creación se intenta señalar caminos nuevos al trabajo económico, ver las posibilidades de aprovechamiento de materias primas regionales y velar por las condiciones propias para nuevos empeños industriales. En lo que respecta al tiempo en que dicho Departamento desarrolla su actividades no fueron encontrados datos precisos, interpretamos por la fecha de sus publicaciones que el mismo existió durante aproximadamente 10 años. En un principio el funcionamiento de la Universidad Provincial de Tucumán se vio grandemente dificultado, por la falta de recursos suficientes para adquirir material de laboratorio, maquinarias, etc. En dos o tres salitas del modesto edificio de la Oficina Química Provincial (Ayacucho 491), se instaló la Universidad y para dictar sus clases y realizar ejercicios prácticos, es necesario utilizar laboratorios prestados y aulas ajenas a ese fin. Con recursos por demás exiguos, durante los siete años de vida de esta Institución con dependencia provincial, muy poco se puede hacer para mejorar su difícil situación pues durante este período sólo es posible construir un pequeño edificio para la Biblioteca y otro para laboratorio destinado al Departamento de Investigaciones Industriales. Ivestigaciones
En el año 1917, sobre el tema geológico minero, encontramos dentro de la Universidad org anizada una pequeña instalación industrial para la producción de sales de la serie sódica, utilizando la sal común, de la que hay abundantes depósitos en la región norte del país, y el sulfato de sodio. La Universidad solicita la concesión de explotación de un yacimiento de sal existente en la provincia. El profesor Carlos Días produce en este año soda cáustica que es ofrecida al comercio, partiendo de cenizas vegetales. En el año 1916 se publican trabajos sobre investigación “Estudios del Cajón de Tapia” “Purificación de la Sal Común”. Dos años después, “Estudio de las arcillas para alfarería” y al año siguiente bajo el número 11 de la serie correspondiente a éste Departamento “Investigaciones mineralógicas de la provincia de Tucumán: Compilación de investigaciones anteriores y primer mapa mineralógico de la provincia”; todos pertenecientes al profesor de Geología Dr. Carlos Díaz y sobre “Análisis químicos de tierras” (Famailla y de los Departamentos de Cruz alta y Monteros) del Ing. Iván R. Fontana. Durante el año 1927 alumnos de la cátedra Geología y Mineralogía a cargo del Dr. Carlos Díaz de la Facultad de Ingeniería, realizan excursiones a Villa Nougues y a la perforación de pozos que se hacen en Villa Urquiza. Facultad de Ingeniería
El 7 de octubre de 1922 el Poder Ejecutivo Nacional, de acuerdo con lo dispuesto por la Ley 11.027 de nacionalización de la Universidad de Tucumán, y en virtud del cual fue suscrito el convenio de fecha 3 de abril de 1921 con el Poder Ejecutivo de la provincia, decreta que la Universidad Nacional de Tucumán se constituye con tres facultades: a) de Ingeniería; b) Química y Ciencias Naturales y c) Farmacia e Higiene subtropical. Además quedan a su cargo la enseñanza popular con las actuales
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extensiones universitarias: Escuela de Mecánica y Electrotecnia; Secretariado Técnico Comercial; Cruz Roja y Economía doméstica. La Facultad de Ingeniería tiene a su cargo la habilitación de profesionales de industrias existentes y capacitar para otras fuentes de riquezas propias de la región NOA según planes establecidos y las siguientes orientaciones: Ingeniería Industrial; Ingeniería Química e Ingeniería de Minas. Como curso práctico de aplicación común a las tres especialidades los estudiantes deben realizar excursiones geológicas y aprender el manejo de aparatos usuales para nivelaciones y levantamientos sencillos de planos. Los estudiantes de Ingeniería de Minas, además, deben ejecutar proyectos referentes a los cursos de Tecnología del Calor, Mecánica, Metalurgia y para la explotación de minas. No fueron encontrados antecedentes sobre si esta última carrera fue llevada a la práctica en cambio encontramos la materia “Geología y Mineralogía” incluida en los planes de estudios de la Facultad de Ingeniería dictada por el Dr. Carlos Díaz y posteriormente por el Ingeniero Químico Industrial Gervasio Álvarez, egresado de la Facultad de Ingeniería en el año 1923. Departamento de Investigaciones Regionales C REACIÓN Y ORGANIZACIÓN
En sesión del Honorable Consejo Superior de fecha 15 de diciembre de 1937 a propuesta del Sr. Rector Dr. Julio Prebisch y los señores Consejeros Dr. Manuel García Morente, Sr. Alfredo Coviello, Ing. Arturo M. Guzmán y el Dr. Eduardo L. Sabaté, se presenta y aprueba la organización del Departamento de Investigaciones Regionales creado por ordenanza de fecha 6 de noviembre de este mismo año. Los organismos que lo constituyen son: a) Instituto de Medicina Regional; b) Instituto de Historia, Lingüística y Folklore; c)Instituto de Investigaciones Económicas y Sociológicas; d)Instituto Miguel Lillo (de Investigaciones Botánicas)(antes denominado Instituto de Investigaciones Botánicas y Anexas al Museo Lillo); e) Instituto de Antropología (antes denominado Instituto de Investigaciones etnológicas y anexas al Museo de Historia Natural) f) Instituto de Investigaciones Técnico-Industriales. Esta organización se completó al año siguiente con el agregado de las siguientes dependencias: a) Instituto de Mineralogía y Geología; b) Instituto de Zoología; c) Laboratorio de fotografía y Dibujo. Los Institutos, componentes de éste Departamento respondiendo al plan de divulgación cultural y científica contribuyen a la radiodifusión de conferencias sobre temas de la especialidad de cada una de ellas, igualmente se pronuncian disertaciones en diversas provincias circunvecinas. Instituto de Mineralogía y Geología
Este organismo, desde el año 1938, está destinado a llenar, dentro de su especialidad, finalidades altamente provechosas para el Norte Argentino desde el punto de vista científico y económico. El material estudiado y cuidadosamente catalogado va constituyendo el fondo científico con que el Instituto emprenderá la extensión de sus actividades a la enseñanza especializada y a su divulgación. Su primer Director, el Dr. Abel Antonio Peirano, recibe las colecciones de minerales, rocas y fósiles del Museo de Historia Natural, ésta es una de las razones que nos permiten afirmar que éste último es el antecedente del Instituto, siendo la otra el hecho de encontrar en sus Secciones materias referidas a Mineralogía, Geología y Paleontología.
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En calle Crisóstomo Álvarez 616, de San Miguel de Tucumán, despliega sus actividades, lugar que es también sede del Laboratorio de Química Mineral perteneciente al Instituto de Investigaciones Técnico Industriales, el cual presta importante colaboración al Instituto dirigido por el Dr. Peirano, porque además de la preocupación científica inherente a sus investigaciones, se ocupa en dar a conocer las fuentes de riqueza pública de distintas regiones del NOA, señalando siempre las bases seguras de su aprovechamiento. O RGANIZACIÓN
Lo componen: a) El Gabinete de Geología: a cargo del mismo Director del Instituto secu ndado por un dibujante cartógrafo; b) Laboratorio de Mineralogía y Petrografía: a cargo de la Dra. Zulema Catalina Chieza de Cetrángolo, dotado de moderno instrumental, de un taller para cortes micrométricos de rocas y de una vasta biblioteca; c) Sección Paleontología que se agrega recién en el año 1939, como auxiliar para las determinaciones geológicas, a cargo del Dr. Dante Bertini A CTIVIDADES
Las actividades técnicas, científicas, de investigación, difusión y también docentes que comienzan en el año 1938 se extienden hasta el año 1946 en razón que el año anterior el Director de dicho Instituto, Dr. Peirano, es designado Delegado Interventor de la Escuela de Minas con asiento en la capital de la provincia de Jujuy hecho que provoca la casi paralización de los estudios geológicos y que el movimiento de investigación se reduzca a trabajos complementarios y de taller. Sin embargo en este año logra completar la publicación de su “Cuadernos de Mineralogía y Geología” que lleva el Número 16, revista del Instituto de gran importancia por hacer conocer el resultando de trabajos de investigación no sólo con fines científicos sino también pedagógicos.. Entre las principales actividades que a través de sus secciones despliega a lo largo de su vida útil citamos las siguientes: Gabinete de Geología: · Segundo viaje a
la sierra de La Ramada, llegando a determinar el levantamiento topográfico y estudio geológico de su ladera oriental. · Determinación de rocas y minerales propias del Instituto y de particulares que han hecho posible conclusiones geológicas de indudable utilidad por sus aplicaciones en la provincia de Tucumán. El Departamento de Obras Públicas, Hidráulica e Industria de la provincia de Tucumán en el año 1939, en conocimiento de los trabajos de investigación de la Universidad sobre cales y calizas se interesó en el estudio de estas materias primas, procedentes de la provincia. · Excursiones a los siguientes puntos de la provincia de Catamarca: Sierra de Aconquija (ladera oriental); Sierra de Capillita y cerro del Atajo (minas)Departamento de Andalgalá; Agua de Dionisio y cerro Del Loconte (Departamento de Belén); Viaje al cerro del Remate(Santiago del Estero); Viaje a las regiones que circundan el vértice de los límites de las provincias de Tucumán, Salta y Santiago del Estero con la finalidad de unir los estudios de las serranías más orientales del Norte de Santiago del Estero con las del Departamento Burruyacú (Tucumán) en todos los casos los trabajos consisten en levantamiento topográficos, mapas geológicos, colección y determinación de muestras. · Inspección, en el terreno, por dos veces del yacimiento cuprífero del Depar tamento Cochinoca entre los cerros de Vizcachani y Chumarte (Jujuy), a pedido de los dueños de las concesiones de exploración. · Cuatro viajes de índole científica: a La Ramada; al Departamento de Tafí; al ángulo N.O. de la Provincia de Tucumán y a la Quebrada de Lules.
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· En el año 1943, el Dr. Alberto Castellanos, Director del Instituto de Fisiografía y Geología de la
Universidad Nacional del Litoral participa de un viaje al valle de Santa María con el objeto de continuar sus estudios estratigráficos de la zona tucumana del valle citado. · Excursiones dominicales al río India Muerta (Dpto. Trancas –Tucumán); sierra San Javier; río Calera (Dpto. Burruyacú) y río Colorado. · Viaje a Santa María (Dpto. de Tafí-2ª Distrito), en las partes de Tiopunco y Yasyamayo donde se han continuado los estudios comenzado en años anteriores con el fin de conocer la serie estratigráfica del valle de Santa María. · Viaje al ángulo de los Dptos. de Trancas, Burruyacú y Capital (El Cadillal – India Muerta), habiéndose completado la serie estratigráfica de esa región, material que servirá para la preparación de la 2ª hoja geológica de Tucumán. · Viajes al terreno comprendido en la 1ª hoja del mapa geológico de Tucumán, hoja que tiene una superficie superior a los 100 km2. La serie estratigráfica de esta hoja comprende alrededor de 500 muestras de rocas. · Viaje a la quebrada de Amaicha (Dpto. de Tafí – 2ª Distrito). Todas estas investigaciones arrimarán datos para la preparación de la 3ª hoja del mapa geológico de Tucumán, la que comprende también la parte tucumana del valle de Santa María. En el año 1944, el Dr. Peirano asiste al Congreso Industrial Mineros Argentino en Capital Federal como Delegado de la Universidad y del Superior Gobierno de Tucumán. Laboratorio de Mineralogía y Petrografía , a grandes rasgos las labores desarrolladas por el mismo son: Investigación
a) Determinaciones petrográficas en cortes delgado; b) Estudios de superficies pulidas por reflexión; c) determinaciones mineralógicas cualitativas y cuantitativas; d) Informes sobre clasificación de minerales, a pedido de particulares, e) Clasificación y fichado de materiales bibliográficos; f) fotomicrografía. En el año 1942, continuando con sus trabajos de Investigación científica regional realiza el estudio de materiales pertenecientes a los trabajos “Roca de la quebrada de Amaicha”; “Roca del Cerro del Remate”; “Roca y minerales de Agua de Dionisio” Docencia
Progresivamente esta sección va contribuyendo en algunos aspectos a la enseñanza de la especialidad a la que se dedica, en razón de que prepara muestra para la ilustración de clases sobre rocas de la provincia de Tucumán dictadas en la Facultad de Filosofía y Letras, el Colegio Nacional y además porque con cierta frecuencia también la consultan alumnos de otras Universidades del país. En el mes de julio de 1944, la Dra. De Cetrángolo se traslada a la Dirección General de Minas y Geología de la Nación con fines de estudio, vinculaciones científicas e intercambio cultural Gabinete de Paleontología
Tiene a su cargo la limpieza, reconstrucción y determinación de material fósil, preparación de fichas y catálogos.
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Laboratorio de Química Mineral
Párrafo aparte merece este Instituto que está a cargo del Ing. Segundo D. Villareal y el Farmacéutico Sr. Pedro A. Heredia, y que forma parte del Instituto de Investigaciones Técnico- Indus trial por ser un auxiliar indispensable y eficaz de los laboratorios precedentemente referidos. Realiza el estudio químico de algunos minerales de manganeso del centro y noroeste argentino. Estas investigaciones van construyendo un fondo científico con el cual el Insti tuto de Mineralogía y Geología comenzó un extenso desarrollo con la incorporación de profesionales que fue facilitando la formación de un núcleo de estudios geológicos mineros. Peirano secundado por cartógrafos, petrógrafos dotados de instrumental suficiente, inicia también la formación de una Biblioteca especializada. Las determinaciones Químicas mineralógicas se ejecutaban en otro de los Institutos de la UNT el de Investigación Técnico Industriales que poseía un laboratorio especializado. Se habilitó también una sección de Paleontología dando comienzo a la tarea de limpieza, preparación y determinación de una incipiente colección de fósiles procedentes, en su gran parte de los Valles Calchaquíes. Se suman los aportes de la Dra. Z.C.Chiessa de Cetrangolo, petrógrafa y mineralogista. En este Instituto, ente de investigación para el desarrollo de las potencialidades mineras del NOA y es donde se concentra el apoyo de otros especialistas para sumar conocimientos a la exploración geológica minera. En dicho Instituto se comienza a editar los Cuadernos de Mineralogía y Geología de la UNT desde 1938 a 1946. Salieron 4 Tomos (I a IV) con cuatro cuader nos por tomo. En el colaboraron con trabajos sobre química Mineral el Ing. S. Villareal, sobre Paleontología hizo su aporte el Dr. Carlos Odonell, en meteorología física colaboró el Dr. Wurmischdt y en temas geológicos hubo aportes de los Dres Fossa Manccini y Pastore. También colabora en Química Mineral y de Arcillas el Dr. Pedro A. Heredia y permanentemente en esta publicación la Petrógrafa Z. de Cetrangolo que ya mencionáramos
Laboratorio de Química Mineral.
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Escuela de Minas C REACIÓN
En sesión del Honorable Consejo Superior de fecha 27 de abril de 1943, el rector de la Universidad Nacional de Tucumán, Ing. José G. Sortheix informa sobre su reciente viaje a las provincias de Jujuy y Salta, con el propósito de establecer una Escuela de Minas en la primera y otra de Petróleo en la segunda en la convicción de que la Universidad no debe estar ausente de las aspiraciones e iniciativas de los hombres de esas provincias que quieren crear institutos oficiales para el estudio de esas técnicas. Agrega que se proyecta en el orden nacional el otorgamiento de fondos para la organización de tales Institutos. La Escuela se funda el 8 de julio de éste mismo año en calle Salta Nº 1.143 de la capital jujeña, y desarrolla en el breve espacio de un año y meses una eficiente labor cultural. La dirección de la escuela y las autoridades de de la Universidad gestionan y obtienen de la Intervención Federal de Jujuy, subsidios especiales con lo que dotan a los laboratorios de elementos indispensables que agregados a los que se tenían permitieron salvar las necesidades más apremiantes de la enseñanza. No podemos dejar de resaltar el significado que en los inicios de la Escuela tiene la valiosa cooperación de la Dirección General de Fabricaciones Militares; Sección Altos Hornos Zapla, quien concurre también con el aporte de sus técnicos, en la faz didáctica, y en la faz práctica dona elementos de laboratorio y pone incondicionalmente a disposición del establecimiento sus instalaciones en los yacimientos de hierro de Zapla para la práctica reglamentaria que deben realizar los alumnos. Asimismo, es significativa la ayuda de establecimientos mineros, de la Dirección General de Minas y de otras Instituciones todas ellas de la provincia de Jujuy. La enseñanza se reimparte en dos cursos y de acuerdo al Plan de Estudios aprobado con carácter provisorio por Resolución de fecha 18 de abril de 1944 (Exp. 1620-I-44). La ubicación estratégica de yacimientos, permiten subsanar muchas deficiencias y dictar clases lo más práctica posible con los elementos que se dispone sobre el terreno, en forma eficaz y de provecho efectivo para los futuros técnicos y peritos. En el año 1945, la Escuela atraviesa por un estado de desorganización, perturbación e indisciplina comprometiendo su prestigio haciéndola blanco de todo género de críticas lo que lleva a la Universidad Nacional de Tucumán a declarar su intervención y designa al Dr. Peirano Delegado Interventor de la misma, el que además pasó a ejercer como profesor de Geología y Petrografía. En setiembre de este año luego del informe que el Sr. Interventor eleva a la Universidad sobre el estado en que encuentra la Escuela, éste pone a su consideración el proyecto de unión de éste establecimiento con el Instituto de Mineralogía y Geología con asiento en San Miguel de Tucumán y del cual él es su Director. Esta fusión se concreta en el año 1947, la Escuela es anexada al nuevo Instituto sólo por pocos meses ya que desde el 1 de enero de 1948 la misma pasa a depender directamente de la Facultad de Ciencias Exacta y Tecnología de la U.N.T, dependencia que mantiene hasta el año 1952 en que pasa a depender, junto con el Instituto de Geología y Minería (Jujuy) y la Escuela Técnica de Vespucio (Salta), de la nueva Facultad de Ciencias Naturales que la UNT crea en Salta (capital). En setiembre de ese mismo año, el Dr. Peirano cesa en su cargo de Director de la misma y es nombrado en su lugar el Ing. Raúl R. Berlingeri. Los alumnos que ingresan en este año reciben la enseñanza especializada que le permite obtener al finalizar el presente año lectivo el título de “Cateadores” , y al siguiente año una Comisión Especial integrada por el decano de la Facultad de Ciencias Exacta y Tecnología, profesores de la Universidad
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Geología La Ramada Cuadernos de Mineralogía y Geología. T.III-C. 3 Año 1944 Nº11
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Nacional de Cuyo, personal técnico del Instituto de Geología y Minería y profesores de la Escuela reestructuran su planes de estudios dando como resultado una enseñanza de seis años al cabo del cual se alcanza el título de “Técnico en Minas”. Respecto a la proyectada Escuela del petróleo a la que hace mención el señor rector Sorthéix, luego de las gestiones de la U.N.T. junto con autoridades de Yacimientos Petrolíferos Fiscales ésta se crea en el año 1947 como escuela técnica en Vespucio (Salta), anexada a la Escuela Industrial dependiente de la primera. El Instituto de Geología y Minería de Jujuy C REACIÓN
El 18 de setiembre de 1945 el Dr. Peirano pone a consideración del rector de la UNT, Dr. Prudencio Santillán el proyecto de unión en un solo instituto de la Escuela de Minas con asiento en San Salvador de Jujuy y el Instituto de Mineralogía y Geología con asiento en San .Miguel de Tucumán, ambos dependientes de nuestra Casa de Estudios, debiendo el nuevo organismo instalarse en la primera ciudad. En un diagrama adjunto explica gráficamente la organización y distribución de las diversas secciones de la dependencia del proyecto agregando también todo lo referido a los fines, trabajos y utilidad del mismo. El mencionado proyecto también es expuesto por Peirano a las autoridades de turno de la provincia de Jujuy, prometiendo el Interventor de dicha provincia incluir en el presupuesto provincial de 1946 un subsidio de veinte mil pesos, destinado a cubrir gastos de instalación y funcionamiento del Instituto a crearse, promesa que luego es revocada por el mismo Interventor ya referido. La ingente riqueza minera del noroeste exige con incuestionable urgencia la formación de profesionales en las ciencias geológicas y en las técnicas mineras y metalúrgicas. Por lo demás se hace sentir la necesidad de un mejor conocimiento científico en lo que respecta a la constitución geológica de nuestro territorio. Considerando esta razones fundamentales y con el objeto de formar jóvenes técnicos, capaces de contribuir plenamente por sus conocimientos y experiencia al acrecentamiento de la riqueza nacional el 13 de noviembre por Resolución 588-116- 1945 la U.N.T., dispone la unión proyectada por Peirano agregando como condición que debe quedar en San Miguel de Tucumán bajo dependencia de la nueva institución una sección con los minerales y rocas propias de nuestra provincia. La U.N.T. inicia gestiones ante las autoridades nacionales para lograr la provisión necesaria de fondos suficientes para la consecución de los fines de éste Organismo. Es importante destacar la actuación que le cupo al Sr. Miguel A Tanco, por entonces senador nacional de Jujuy, quien en enero de 1947 es designado Miembro Propulsor de la Universidad pues desde su lugar de legislador pudo concretar la aprobación del Honorable Congreso de la Nación de una ley especial que otorga $ 3.500.000 para la construcción del edificio destinado al Instituto. Después de un largo tramite iniciado por autoridades jujeñas y de nuestra Casa de Estudios, el Poder Ejecutivo de la Nación por Decreto 15567-946, firmado por el Presidente E. J. Farrell con el acuerdo de los Ministros J.M. Astigueta, Amaro Ávalos, Humberto Sosa Molina, Felipe Urdapilleta y P. Marotta crea el Instituto de Geología y Minería de la Universidad Nacional de Tucumán con sede en San Salvador de Jujuy. Durante el año 1947 el Instituto lleva adelante los planes trazados por el Interventor de la U.N.T., Dr. Horacio R. Descole, quien una de las primeras providencias que dictó fue la contratación de distinguidos profesionales extranjeros y nacionales.
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También en éste año el mismo se encuentra en pleno período de organización en su mayor parte dirigido a la preparación de locales, instalaciones y elementos de trabajo necesario para sus labores de: Investigación; Asesoramiento y Enseñanza , los que determinan que su estructura este integrada por el : a) Departamento de Estudios Geológicos (luego Sección de Mineralogía y Geología); b) Departamento de Minería (luego Sección de Minería y Metalurgia); c) Escuela de Minas ( esta institución que comienza a renacer y que prepara técnicos mineros de nivel secundario, permanece bajo dependencia del nuevo Instituto sólo un año ya que a comienzo del año 1948 pasa a depender de la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología de la U.N.T.); d) Sección Minas Experimentales. El 13 de febrero del año 1948, el Dr. Peirano recibe en nombre de la U.N.T. la donación, por escritura pública, que el gobierno de Jujuy hace de un terreno sito entre las calles Alberdi y Av. 19 de abril (Jujuy), para la construcción del edificio del Instituto. El cuadro siguiente indica la estructura y nómina del personal del Instituto. a) Director: Dr. Abel Antonio Peirano (las oficinas de esta dependencia junto a las administrativas funcionan en calle Belgrano Nº 1.211 de S.S. de Jujuy) b)
Sección de Mineralogía y Geología (desarrolla sus actividades en calle Patricias Argentinas
452 ,S.S. de Jujuy) Jefe: Dr. Juan José Pedro DE BENEDETTI Subsección de Mineralogía Jefe: Dr. Juan CECIONI Ayudante de Mineralogía: Geol. Juan C. PORTO Ayudante de Petrografía: Geol. Luis R. DE LA FUENTE Subsección de Geología Jefe: Dr. Renato LOSS Ayudante de Geología: Geol. Enrique Alabí Ayudante de Hidrogeología: Geol. Rogelio BELLMANN Subsección de Geofísica Jefe: Dr. Jorge MELCHIORI Ayudante: Geól. Gregorio E. DE LA PUENTE Subsección de Química (desarrolla sus actividades en calle Salta Nº 1140 de S.S. de Jujuy, espacio cedido por el gobierno nacional y que ocupa también la Escuela Monotécnica de la Nación) Jefe: Dr. Luciano RICCI Subsección de Paleontología (Junto al Museo y el Gabinete de Cartografía y dibujo desarrollan sus labores en la Escuela Normal de San Salvador de Jujuy, calle Lavalle esq. Independencia) Jefe: Dr. Alejandro DE NEVESTINE Ayudante: Geól. José Saturnino IGLESIAS Museo: Encargado: Dr. Pílade TOSI Ayudante: Wilfredo A. LYONS Relevamientos Geológicos: Técnico: José DÍAZ TORRICO Topografía: Técnico: Ismael MONROY CANO Ayudante: Alfredo C. SISTI
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Petrotomía: Técnico: Gregorio GARCÍA PALACIOS Ayudante: Raúl A. CUÑADO Cartografía y Di bujo: Dib.: Jesús A. ALDERETE Dib.: Alberto FERNANDEZ Dib.: Oscar ARGAÑARAZ Fotografía: Gertrudis M. de AHLERS c)
Sección de Minería y Metalurgia
( ubicado en Av. Fascio de S.S. de Jujuy)
Jefe: Dr. Federico AHLFELD Subsección de Minería: Jefe: Ing. De Minas Antonio BONINO 2ª Jefe: Ing. Mec. Jorge MAIWALD Ayudante: Geol. Celestino DANIELI Subsección de Metalurgia: Jefe: Ing. Metalúrgico Alberto L.F. BREINING Subsección de Yacimientos Minerales: Jefe: Dr. Rodolfo FORSTER Ayudante: Geol. Carlos Córdoba Subsección Mineralogía, Petrografía y Metalografía Jefe: Dr. Jorge Ghigi Laboratorio de Ensayo de Minerales Encargado: Quím. Ensay. José G. Dávila Subencargado: Quím. Ensay. Walter KONFELD Ayudante: Luis E. AGUIRRE Ayudante: Walter TELL Maquinaria Minera Encargado: Mec. Guido DONNINI Ayudante: Mec. Martín GIACHETTO Auxiliar: Bruno F. TARIFA d)
Sección de Minas Experimentales
El Director del Instituto, Dr. Peirano por falta de jefe titular, toma inicialmente, a su carg o el control de la misma I NVERSIONES
Rubro maquinarias: compra de un camión volcador ($ 34.500), que es usado en las exploraciones
mineras de Agua de Dionisio; Máquinas, motores y herramientas ($ 494.724,71); motores Diesel y Eléctricos y sus correspondientes generadores para la provisión de energía a los citados yacimientos; guinches a fricción para trabajos de extracción de material de los pozos mineros; cuatro partidoras neumáticas a nafta y otras máquinas indispensables para trabajos de tornería, labrado y aserrado de madera. Rubro Instrumental científico : Se adquieren microscopios; goniómetro; aparato de Rayos X; aparato de difracción de rayos; Microcolorímetros; Teodolítos; Planchetas con alidadas. Rubro construcción: ($ 50.063,65) Elementos sanitarios para la instalación de la Sala de primeros auxilios para le personal que trabaja en las exploraciones de los yacimientos ubicados en Catamarca;
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Los Geólogos Celestino Danieli, Juan Carlos Porto en un vehículo de la UNT.
Equipo IGM Jujuy. Dr Cecioni hablando con equipo de ayudantes. 1ª fila de derecha a izquierda: Porto, de la Puente, Alabi, Chomnales. 2ª fila: de la Fuente, Cordoba, Lyons, Iglesias y Bellmann.
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a i v i l o B o r e n i m o f a r g ó p o T T N U e t n e c o D
s a t s i n o g a t o r p s o l e d o d a t s i L
h c i r u Z . v i n U . v n I . c o D
a c i r G f Á y y M a I i l a e t d I . o v r e e R n i a c M l . i b v u n I P
a i l a t I . n i M . v n I
s a r e n i . M o c e . h p C m e y e . d m o e c l i s A í . f o p x e E G
n í r u T e d . v i n U e t n e c o D
a i l a t I a i g r u r e d i S . v n I
T T N N U . U . f f o r o r P P
M G I a í r e n i M . c e S e f e J 6 4 9 1
T N U e t n e c o D 5 1 9 1
T N U . f M o M r G I P G a í M I a í g r M G o I e l G n o a i I t e M s n i M G r G ó . i M f M c a o c r M I e s M G r a G e s r I I r e G a t r r T e I G p M a a e a n f I í t s i c G e e N n u s g s i M J M c o M I y o - U G e l t M l a n t s m o I G M s i . I G n a o s a i r i I o e s a r g a i n t o a e i a e n i n C a n M r G o i í n s c n t m n o s g I i i i u M e o g i a a c a s o M G q u t í r v l o . e I v M M . l f a f q n c c o e n ó l o o a á t o o s s a I c b c l r e M a e M e e g g n a E E e g . P R o o o . c . l L . e G l . Y S d f . G ó . c f l ó ó c p u e e e e e c o o e f e y n f e n f o r o a f r e A e e f e G e T T E J J P D P J E J P G J 7 8 8 8 8 8 9 6 8 7 8 9 7 6 7 8 4 4 4 4 4 4 3 4 4 4 4 4 4 4 4 4 9 1 9 1 9 1 9 1 9 1 9 1 9 1 9 1 9 1 9 1 9 1 9 1 9 1 9 1 9 1 9 1
6 4 9 1
4 0 9 1
0 5 7 3 2 4 9 9 1 1 9 1
7 3 9 1
9 3 9 1
2 8 3 3 9 1 9 1
8 3 9 1
a n d o a t n i g a s . v r . n S . i h . é . v r P c a h . i s i d g r m a A S n n r u o W U U A O Z R
o c i n a n á n t r c í m l a a é u n t T u u í i P d r c l u o e u a a T P d T L P
. y . a o a . . í c o c g i i o m a . f l o m a í í í c o r i u g n e u g o l á Q ó c G . Q . o g p o e r r e n I T M D D G
. o g o l ó e G
6 0 2 3 9 1 9 1
2 2 9 1
4 2 9 1
2 4 9 1
6 7 4 4 9 1 9 1
0 2 9 1
. a t S l n a i g á a r a . t v i e n m o r a b o u u . s u . d i n c c e j d r a u e s n e a F S T G E I F P
. n á m u c u T
. o c i . m í a í u g o Q l o o e c i G n . c é r T D
. o c i m í u Q . g n I
. a t a l P a L
. . a u a v l o s n e r e B G
. s a . n . . s i e q í l . M i o a a g o o c B o r u i r t e y l n i o a á e N n c e m e G r g a n s M n F e C I . . r . r . r . c r e T D D D D
. a í g o l o e G . r D
. o . c a i c n i s á í c e F n M . e . g r n I D
. o f a r g ó p o T
. a c . i a m . í g í s o u a l n o i e Q n M G . . e . g r r n I D D
o o n i n o i t t o n n n n a e a e i i l r g r l a g a t t I A A I
o n i t n e g r A
n o á n a m l e i l a t A I
o n a u r e P
o n n i t o á n n a e i m e l g r l a t A A I
o n i t o n n a e i g r l a t A I
o n i t n e g r A
. A . , A P S , N A S . A I A I R D D S , R E E S R S O I E L O G G H I L
. A . W , S N O Y L
. O . J F , N . A J I , R C D O Y L I O A H C R W I L N I . A E O . M M M H
. o W . n C i R . a c E J , u N O L , T T I T C A R C L O I P P R
. A . e G d a l W i P , , L I L S E O T T
. S L A E R A L L I V
o o n i n i t t n n e e g r g r A A
o n a o i n v i a o i z l i a o l u t S B I
o n a i l a t I
. L E T N E U F A L E D
. J O C . . I G R I R , R R O N I E T N T Z N S R A I O O D D F
. M O T T E . J H . I C G I N H A I G G
. C Z A I D
9 4 9 1
G y . M . I l T e N d . U v e e t R n n e e c o a D c i l b u P T N U r M o G d I a g o i i t r o M s e t a G v r I n o o i e b a f e a t r L g n . ó e d r c u t o y e A P D 7 8 4 4 4 2 9 1 9 1 9 1
o n a i l a t I
CONTRIBUCIÓN AL CONOCIMIENTO GEOLÓGICO DEL NOROESTE ARGENTINO
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compra de materiales para levantar viviendas en Agua Tapada y laboratorio, oficinas administrativas y galpones para vehículos. Rubro materias primas y materiales : ($ 19.945,44) indispensables para trabajos de elaboración de elementos necesarios para completar las plantas mecánicas e instalaciones en los pozos de los yacimientos ya referidos. A CTIVIDADES DE I NVESTIGACIÓN CIENTÍFICA Y TÉCNICA DE LAS S ECCIONES DEL I NSTITUTO
Sección Minería y Metalurgia :
Su organización esta conformada por subsecciones y los laboratorios de Microscopía, Químico Física, Análisis Químicos cualitativos, Preparación, Mecánica de los Minerales y Petrotomía. Durante el año 1949 se trataron alrededor de dos toneladas de minerales en especial auríferos, procedentes de la zona de Agua de Dionisio (Catamarca), como también pruebas de flotación. Trabajos científicos: “Investigaciones geológicos Mineralógicos, sobre el yacimiento de plomo y zinc de Aguilar”; “Informe sobre la geología y mineralogía de Agua de Dionisio y Agua Tapada”; “Estudio sobre algunos minerales interesantes de Mina Pirquitas” y “Estudio de algunos yacimientos de minerales importantes del norte de la provincia de Jujuy”, cuyo autor es el Dr. Rodolfo Forster. El Dr. Jorge Ghigi instala en este año la planta experimental de preparación y tratamiento por flotación, amalgamación, cianuración y gravedad, de diez toneladas por hora en la Mina Experimental de Agua Tapada (Catamarca). Sección de Mineralogía y Geología : Como tareas sobresalientes se destacan la formación de las colecciones de rocas, minerales y fósiles de la región y la contribución a la labor docente con el dictado de cursos prácticos de carácter externo ofrecidos a egresados de Universidades del país, estos cursos consistieron en trabajos de levantamiento geológicos con planchetas de las zonas de Las Capillas y Tilcara. Publicaciones: “Posible origen del petróleo en el flanco este de la Sierra de Zapla”; “La sierra de Zapla-Jujuy a través de las épocas geológicas”; “Estudio de las cuarcitas del Norte Argentino”; “Fenómenos de clivaje en las estructuras geológicas”, autor Dr. Juan J. P. De Benedetti. El personal de la Subsección Geología, participa en los trabajos de investigación geo-minera en la zona de Agua Tapada (Catamarca). Los resultados preliminares de esta campaña en la zona de La Josefa, Santo domingo y Rincón Grande, de un duración de treinta días, son volcados en un mapa geológico a escala 1: 1000 y por nota informativa elevada por el Sr. Jefe de la Subsección y los ayudantes Geólogos E. Alabí y Juan Carlos Porto La Subsección de Mineralogía participa de los trabajos de investigación geo-minera en la zona de Alumbrera (Agua de Dionisio, Catamarca), por intermedio del Jefe de la subsección y el ayudante Dr. Wilfredo Lyons. Los resultados preliminares se concretaron en un mapa geológico a escala 1: 2000 y en una nota informativa Publicaciones: “Informe preliminar sobre el levantamiento de la zona sur del anticlinal de Zapla y parte de Santa Bárbara (Jujuy); “Mapa geológico y su ilustración de la zona de Zapla y parte de Santa Bárbara (Jujuy), autor Dr. Juan Cecioni. “Estudio sobre los basaltos de la provincia de Jujuy”, “Estudio petrográfico de las rocas magmáticas del cerro Escaya (Dpto. Yavi, Jujuy), autor Dr. Wilfredo Lyons. La labor de la Subsección de Geofísica, como rama especializada de la Geología tiene los siguientes resultados: “Trabajos preliminares de investigación geofísica sobre los yacimientos de Agua Tapada (Catamarca)”, con aplicación del método magnetométrico, como así también del método eléctrico de resistividad (Wenner); “Trabajos de sondeo eléctricos hasta profundidad de 100m.”; Estudio de fallas con métodos geofísicos, en la zona del río Las Capillas”.
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Las actividades del Laboratorio de Química consisten en: Trabajos de análisis, se realizan aproximadamente 1.500 determinaciones cuantitativas de las cuales 1.200 son de oro y plata de minerales de la Sección de Minas Experimentales de Agua Tapada y 300 sobre minerales de rocas de distinta procedencia; Fabricación de copelas y crisoles para ensayos de oro y plata salvando de esta manera la falta de estos elementos en el mercado; Preparación de un fichero bibliográfico para trabajos de investigación. “Estudio espectrofotométrico de una reacción colorimétrica de oro”; “Posibilidades de aplicación de la electrometría al análisis químico de los minerales”, autor Dr. Luciano Ricci. “Determinación fotocolorimétrica de oro en los minerales”, autores Dr. Luciano Ricci y el Técnico Luis E. Aguirre. “El análisis volumétrico cuantitativo del antimonio y del estaño”, autor el Químico Metalurgista José Gregorio Dávila “Aplicación de la determinación Pehachimétrica a los análisis de aluminio en los minerales de bajo tenor”, autor Luis. E. Aguirre. S ECCIÓN M INAS E XPERIMENTALES
Como hechos principales de esta sección, se cuenta el haber obtenido las concesiones de dos minas de plomo “La Italiana” y “La Unificada”(León Jujuy) destinadas, por la ubicación de las mismas ha hacer posible el traslado diarios de alumnos de la Escuela de Minas, a la enseñanza práctica y experimentación en campo. Para ello se adquieren dos plantas experimentales de preparación mecánica y concentración de minerales. Previniendo el agotamiento de las minas citadas precedentemente la Dirección del Instituto gestiona un contrato para la exploración y posible explotación de un yacimiento de mineral de antimonio ubicado en las cercanías de Volcán (Jujuy). También la sección dedica todo su esfuerzo a la exploración del yacimiento auroargentífero de Agua de Dionisio (Catamarca), del cual durante el año 1949 se obtienen resultados altamente promisorios de los trabajos allí realizados. Se comienzan cuatro pozos (Farallón Negro, Agua Tapada, La Josefa y Santo Domingo) En el pozo de Farallón Negro se llega a los 120 metros de profundidad, comprobándose el enriquecimiento gradual en oro del material filoniano, los otros pozos no pueden alcanzar igual profundidad por falta de compresores para el bar renado mecánico, como se hizo en Farallón Negro. Por lo precedente se aumentan las construcciones para laboratorios, talleres, depósitos, plantas, viviendas, instalación de un aserradero, se preparan los elementos para electrificas las instalaciones de los pozos que dará más limpieza, rapidez y seguridad al trabajo que en estos lugares se efectúa, se habilita el camino de acceso a Agua Tapada desde el camino nacional (Ruta 40) con una longitud de 16 Km. 600 metros. Desde este camino se abre otro hacia Farallón Negro y Santo Domingo con el fin de abastecer con rapidez las necesidades propias de estos trabajos. Este Instituto en su organización y posterior funcionamiento se comporta como una Facultad, ya que dadas las condiciones geológicas favorables de la provincia de Jujuy la U.N.T. desde el año 1950 crea dentro del mismo las carreras de Licenciado en Geología (con sus diversas especialidades), e Ingeniero Geólogo con el fin de contribuir a la formación de expertos necesarios al desarrollo de la minería del país. Los investigadores contratados se desempeñan como docentes en las carreras mencionadas. La labor efectiva que, en el primer período (1946-1950), realiza el Instituto puede sintetizarse de la siguiente manera: Se llevan a cabo prospecciones mineras tanto en el ámbito de la provincia de Jujuy como en Catamarca. En esta última provincia la actividad es más notable es en Farallón Negro, donde no sólo se limita a estudios de levantamientos y prospección sino que la U.N.T., apoyando
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la visión de un hombre (Dr. Peirano), encara el laboreo minero con enormes inversiones. Afortunadamente Farallón Negro se convierte en una mina. Estaban previstas tres Secciones, cada una de ellas con Subsecciones que fueron cubiertas a 1948 de la siguiente manera: La Sección de Mineralogía y Geología fue dirigida por el Dr. Juan De Benedetti, reconocido geólogo argentino egresado de la Univ. de Stanford en California USA y que en 1940 había regresado al país a desarrollar actividades profesionales. Dotado de amplia experiencia en minería .Se le designó Jefe de Sección y a su vez se le encomendó una asignatura la Geología Practica para Graduados. Res.343-130-947. Como Jefe de la otra Sección denominada Minería y Metalurgia fue designado el Dr. Federico Ahlfeld .Prominente geólogo alemán que había estado al servicio de la minería Boliviana desde los 30 y hasta ese momento había hecho importantísimas contribuciones a la geología y Minería de Bolivia, entre las cuales merece destacarse su Geología de Bolivia, preparada en 1945 como Geólogo Jefe de Minas y Petróleo de Bolivia y publicado por la Univ. de La Plata en 1946. La otra Sección del Instituto era la denominada Minas Experimentales que tuvo como acción importante y mayoritaria los estudios de la UNT en Agua Tapada, Catamarca desde 1948 a 1950. En la Sección Mineralogía y Geología estaba la Subsección de Mineralogía donde se contrató al Dr. Giovanne Cecione, geólogo italiano de especialidad estratígrafo, con experiencia en yacimientos de Eritrea y en Petróleo para agencias italianas y empresas internacionales. En estas funciones realiza estudios geológicos mineros importantes para la UNT, como es su estudio de La Alumbrera y otros sobre el hierro de Zapla y la confección parcia l del mapa geológico de Jujuy. Este geólogo paso luego a Chile donde en los 60 llegó a ser uno de los más importantes investigadores de la Geología Chilena y Pte. de la Sociedad Geológica de ese país. Colaboradores de esa Subsección fueron el Geol. J. C. Porto y el Geólogo Luis de la Fuente. Porto trabajó para la UNT desde 1947 y realizó toda una carrera de investigación y docencia, culminando en los 90 como Profesor de Mineralogía e investigador de la Fundación M. Lillo. En la Subsección de Geología: estuvo contratado el Dr. Renato Loss, quien era secundado por dos profesionales argentinos Enrique Alabi y Rogelio Bellmann, quien luego sería conocido por sus estudios de Yacimientos Carboníferos. La Subsección de Paleontología estuvo dirigida por el Dr. Alejandro de Nevestine, secundado por el Geólogo José Iglesias. · Subsección de Geofísica : para este cargo fue contratado en 1949 el Dr. en Física y Geofísica italiano Jorge Melchiori quien fue colaborado por el Geol. Argentino Gregorio de la Fuente, especialista que luego continuó su carera en la UNT hasta los 50. · Subsección de Química : su Jefe fue el Dr. en Química, italiano, Luciano Ricci, especialista en aceros y metalurgia, miembro de AIME. Contratado como Jefe de Química y Profesor de la Escuela de Minas El Museo del Instituto estuvo a cargo del Dr. Geólogo Pilades Arturo Tosí, profesor de Geología general y aplicada en la Esc de Minas. Le colaboraba el geol.argentino Wilfredo Lyons quien luego será un renombrado profesional en la minería argentina. Los relevamientos geológicos de esta Sección estaban a cargo del Topógrafo Cartógrafo Boliviano José Díaz Torrico, quien tuvo gran experiencia en topografía minera en su país, colaboro entre otras con el Dr. Ahlfeld en su obra la Geología de Bolivia. Mientras la topografía tuvo como encargado al Sr. Ismael Monroy Cano quien era secundado por Alfredo Sisti y Jesús Alderete. La Sección de Minería y Metalurgia, estuvo integrada por las siguientes Subsecciones: · Subsección de Minería : a cargo del Ing. de Minas italiano, Antonio Bonino, por Res 473-146948 y que fue secundado por el Ing. Mecánico alemán Jorge Maiwald, egresado de Breslau, experto en maquinaria de concentración de minerales, docente en Oruro desde 1941 a 1948.En 1949 fue contratado como encargado de Plantas experimentales.
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En esta subsección estuvo el Dr. Celestino Danieli, graduado de Dr. en Geología en la Univ. Nacional de Córdoba, trabajo como asistente del Dr. Ahlfeld en los relevamientos mineros geológicos de la Prov. de Jujuy. La experiencia del Dr. Danieli comprendía trabajos en Fabricaciones Militares, YPF, Agua y Energía y fue uno de los profesionales que acompaño a Peirano en la gesta de Agua Tapada. Este digno profesional continuo luego en le Inst. de Geognosia y luego fue Profesor de la Escuela Universitaria y de la Facultad de Cs Naturales de la UNT. Sin dudarlo este profesional es uno de los ejes de la educación en Geología en la Universidad Nacional de Tucumán. En la Subsección de Metalurgia se designó al metalurgista alemán, Breining quien fue contratado como Jefe. · Subsección de Yacimientos Minerales , en junio de 1948 por Res.549-146-948 se contrató al suizo Rodolfo Forster Dr. en Geología, quien fuera mineralogista en Zurich. El mismo es otro de los técnicos que particularmente describieron la zona de La Alumbrera en Agua de Dionisio. También colaboro con el Dr. Ahlfeld en investigaciones en la Prov. de Jujuy. En esa misma subsección trabajó el geólogo Carlos Córdoba, luego reconocido profesional en la Prov. de Jujuy, quien continuó en este Instituto hasta los 70. · Subsección de Mineralogía, petrografía y Metalografía . Para este cargo se contrato por Res.987-146-948 al Dr. en Química y Geología Jorge Gighi, quién también tuvo a su cargo los laboratorios de Petrografía, química y tratamiento de minerales realizando trabajos de Investigación sobre flotación, amalgamación y cianuración de los minerales auríferos de Agua Tapada. El mismo realizo el proyecto de Instalación de la Planta Piloto de Agua Tapada. Colaboraron en esta Subsección el Químico boliviano José Dávila, ensayador químico de la Escuela de Minas de Potosí y el Tec. Químico. Walter Tell, quién luego continuara en la docencia Universitaria y secundaria en la UNT hasta los 90.También el Tec. Químico Luis Aguirre y durante muy poco tiempo el diplomado en Química oriundo de Austria Dr. Juan Gualterio Kornfeld. Esta Sección también tuvo un área de Maquinaria Minera para la que Peirano contrató a los técnicos mecánicos italianos, Guido Donini, Martino Gianchetto y Orlando Colafigli. El primero fue contratado como técnico mecánico, encargado de las maquinarias mineras. El segundo fue contratado como perforista para la sección Minas Experimentales y fue uno de los activos especialistas en Agua Tapada en los laboreos allí realizados. Toda la Organización descrita desde 1948 y hasta 1953 fue el núcleo de la educación universitaria en las especialidades geología y Minería en la UNT. El Instituto de Geognosia
En el año 1950 el Dr. Abel A. Peirano, todavía Director del Instituto de Geología y Minería con asiento en Jujuy propone al rector de la U.N.T., Dr. Horacio R. Descole la creación en San Miguel de Tucumán y con dependencia Universitaria de un organismo que podría denominarse Instituto de Geognosia con su inclusión en la Fundación Lillo. El 8 de noviembre de este mismo año el Honorable Consejo Superior de la U.N.T. crea este organismo técnico como integrante del Departamento de Geología y Minería y designa al autor del proyecto su organizador. El mismo esta dedicado a la docencia, investigaciones mineralógicas y geológicas en consideración que toda la región que abarca la provincia de Tucumán, la parte meridional de Salta y la zona nororiental de Catamarca con el traslado del Instituto de Mineralogía y Geología a Jujuy, han quedado privadas de investigaciones geológicas que podrían servir de base a estudios geológicos o mineros con aplicaciones industriales de beneficio común y que además un cuerpo técnico de esta naturaleza podría subsanar estos problemas y tener a su cargo la enseñanza superior de la Mineralogía y de la Geología para las carreras universitarias sin necesidad de que los
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estudiantes tengan que trasladarse a Jujuy para asistir a dichos cursos. Como se aprecia la realidad volvía a traer a sus orígenes a la Geología. Es así que el H. C. Universitario crea un cuerpo técnico para Investigaciones Estratigráficas y estructurales y que por otra parte, tendría a su cargo la enseñanza superior de la Minería y Geología. Creándose así el Instituto de Geognosia organizado por el Dr. Peirano. Pasan a depender de este nuevo instituto, entre otros varios empleados y funcionarios el Dr. Celestino Danieli y el Técnico Walter Tell. Conclusiones
La Universidad Nacional de Tucumán, prácticamente, desde su fundación en el año 1912 aporto instituciones que desarrollaron el conocimiento de la Tierra: a) Museo de Historia Natural inicia con actividad geológica en la región, incluyendo en el año 1921 la Carrera de Ingeniería de Minas cuyo destino fue incierto b) Continúa en 1937 con el Departamento de Investigaciones Regionales el cual absorbiera las secciones del Museo referido en sus distintos Institutos, y creaba el Instituto de Mineralogía y Geología iniciándose así el sostenido crecimiento de los estudios geológicos y mineros con investigación y aportes con la creación de la primera publicación geológica periódica denominado Cuadernos de Mineralogía y Geología de la UNT . c) En 1943 la UNT crea la Escuela de Minas de Jujuy, y subsidiariamente como un aporte a la industria petrolera nacional en 1947 crea la Escuela de Petróleo en Vespucio (Salta). d) El PEN por Decreto del año 1946 crea para la UNT , en Jujuy el Instituto de Geología y Minería fusionando la Escuela de Minas con el Instituto de Mineralogía y Geología de Tucumán. El Rector Descole y el tesonero trabajo de Peirano permite traer de Europa especialistas que formaron profesionales argentinos y constituyeron las bases de las Carreras de Geología e Ingeniería Geológica. Se investigó la geología y minería de Salta, Jujuy y, muy especialmente, el área de Agua de Dionisio en Catamarca. e) En 1950 la UNT vuelve a Tucumán con el Instituto de Geognosia que tendrá su asentamiento en la Fac.de Ciencias Exactas y luego en 1953, en el Instituto Lillo. f) Ya casi fuera de los límites que abarca este trabajo se menciona que en 1951 la provincia de Salta crea su Escuela de Ciencias Naturales que luego la UNT transforma en su Facultad de Ciencias Naturales en diciembre de 1952 abarcando sus planes de estudios la carrera de Geología. Bibliografía Aceñolaza, F. G. 2006 “La Universidad Nacional de Tucumán en la década 1945 -1955” Actas del Primer Congreso de Historia de la UNT. pp 447-463 Alderete, M. C., Vaca Y. 2006 “Abel Antonio Peirano: Un ejemplo de Universitario” Actas del Primer Congreso de Historia de la UNT pp 127 -143 Alderete, M. C. y Vaca Y. 2006 “ La Universidad Nacional de Tucumán y los Yacimientos Minerales de Agua de Dionisio” Actas del Primer Congreso de Historia de la UNT. pp 297-313. Colegio de Graduados en Ciencias Geológicas de Tucumán, julio 1979, “Norte Geológico”, publicación Año III, 23. Expte. 11011-M-950, Archivo General de la UNT. Expte. 3653-C-1945, Archivo General de la UNT. Expte. 4460-E-945, Archivo General de la UNT. Expte. 4778-E-945, Archivo General de la UNT. Expte. 4941-E-945, Archivo General de la UNT.
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Expte. 5090-I-945, Archivo General de la UNT. Expte. 574-936, Archivo General de la UNT. Expte. 9302-I-950, Archivo General de la UNT Expte. 3182-I-946, Res. 357-125-946, Designa al Dr. Peirano director del Instituto de Geología y Minería, Archivo General de la UNT. Expte. 3835-R-945, Res. 392-116-945, Declara intervenida la Escuela de Minas, designa Delegado Interventor al Dr. Peirano. Archivo General de la UNT. Expte. 4778-E-945, Res. 588-116-945, Dispone unión de la Escuela de Minas y el Instituto de Mineralogía y Geología con la denominación de Instituto de Geología y Minería. Libro de Actas, 13/04/1916, sesión del H. C. S. de la UNT. Memoria anual Instituto de Mineralogía y Geología, 1944, pp 53. Memoria anual Instituto de Mineralogía y Geología, 1947, pp 32. Memoria anual Instituto de Geología y Minería, 1948, pp 73. Memoria anual Oficina Técnica Ciudad Universitaria, 1948, pp 101. Memoria anual Instituto de Geología y Minería, 1949. Memoria anual Instituto de Geología y Minería, 1950, pp 20. Memoria anual del Instituto de Mineralogía y Geología- Memoria- 1940. Archivo General de la UNT. Nota 27/11/45, al rector UNT, Dr. Prudencio Santillán. Nota Nº 916- I -46, 12/03/46, al rector de la UNT , Dr. Prudencio Santillán. Peirano A.A. 1944“ Agua de Dionisio. Un centro volcánico moderno en el Distrito de Hualfín”, Cuadernos de Mineralogía y Geología 12, pp 56 - 65. Peirano A.A. 1945, “Agua de Dionisio. Un centro volcánico moderno en el Distrito de Hualfín (conclusiones)”, Cuadernos de Mineralogía y Geología Nº 13, pp 28 - 60. Peirano A.A. 1938 “La Antigua zona minera de Agua de Dionisio (Catamarca)”, Cuadernos de Mineralogía y Geología 1, pp 41 - 46. Peirano, A.A.,1947, Notas autobiográficas inéditas, pp 1- 15. Res. 1339-180-950, Crea el Instituto de Geognosia. Archivo General de la UNT. Res.15-73-938, Completa organización del Departamento de Investigaciones Regionales. Archivo General de la UNT Res. 372-116-945, Aprueba informe de la comisión de enseñanza sobre situación actual de la Escuela de Minas.Archivo General de la UNT. Toselli, A. J. 2006 “ Federico Ahlfeld, una figura olvidada de nuestra Universidad”, en Actas del Primer Congreso de Historia de la UNT. pp 673-679. UNT “Boletín de la UNT, julio 1923, Nº 27 UNT Secretaría General “Creación de Yacimientos Minerales de la UNT”, 1958 UNT Legajos Personales varios. Archivo General de la UNT. UNT Memoria anual, 1916, pp 10. UNT Memoria anual 1917 /1918 pp 3-4 UNT Memoria anual, 1918/1919, pp 3. UNT Memoria anual, 1919/1920, pp 2. UNT Memoria anual, 1929. UNT Memoria anual, 1938, pp 52. UNT Memoria anual, 1943, pp 81. Villareal S.D. 1943 “Est udio químico de algunos minerales de mang aneso del centro y noroeste argenti no”, Cuadernos de Mineralogía y Geología 9, pp. 55 - 58.
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Historia de la Geología Argentina I Serie Correlación Geológica, 24: 231-250 H J. H(Coordinador-Editor) ORACIO ARRINGTON: T RASCENDENCIA DE SU OBRA GEOLÓGICA 231 F.G. Aceñolaza Tucumán, 2008 - ISSN 1514-4186 - ISSN on-line 1666-9479
Horacio J. Harrington: significación y trascendencia de su obra geológica Alberto C. RICCARDI1 Abstract: H ORACIO J. H ARRINGTON : I MPORTANCE AND RELEVANCE OF HIS GEOLOGICAL CONTRIBUTIONS .- The geological contributions made by Horacio Harrington between 1934 y 1974 are characterized by their broad thematic range and excellence. The published works were devoted to regional geology, paleontology, stratigraphy, and to theor y, teaching and outreach of the geological sciences. Studies on regional geology were mainly focused, within Argentina, to the Sierras Australes and Precordilleran regions. For other countries they comprised the Chilean region of Antofagasta and Atacama, eastern Paraguay and Uruguay. Devoted to larger areas were his studies on morphostr uctural units, Cambrian, Ordovician, Silurian, Devonian, regional geology of South America, Argentina, Paraguay, and Uruguay. Studies on paleontology included detailed surveys on invertebrate systematic, biostratigraphy and paleobiogeography of trilobites and brachiopods, mainly from the Paleozoic of Argentina and, marginally from Bolivia and Colombia, and contributions to the volumes on trilobites and cnidarians of the Treatise on Invertebrate Paleontology. Harrington’s contributions to theor y, teaching and outreach were mainly focused in the development and foundation of basic concepts of the geosciences and to the spatial and temporal meaning and classification of geological events. Resumen: H ORACIO J. H ARRINGTON : S IGNIFICACIÓN Y TRASCENDENCIA DE SU OBRA GEOLÓGICA.- Las contribuciones a la geología realizadas por Horacio Harrington lo largo de cuatro décadas, entre 1934 y 1974, se caracterizaron por su variedad temática, su alcance regional, y su excelencia. Los trabajos publicados se focalizaron en temas de geología regional, paleontología y estratigrafía y de teoría, educación y difusión de la geología. Los estudios de geología regional estuvieron referidos, fundamentalmente, dentro de la Argentina a las Sierras Australes y a la Precordillera y en el ámbito de otros países abarcaron las regiones chilenas de Atacama y Antofagasta, el oriente del Paraguay y el Uruguay. En un contexto regional más amplio se inscribieron sus aportes sobre provincias morfoestructurales, Cámbrico, Ordovícico, Silúrico, Devónico, geología de América del Sur y de la Argentina, Paraguay y Ur uguay. En lo que hace a la paleontología las contribuciones de Harrington comprendieron, por un lado, detallados estudios sistemáticos, bioestratigráficos y paleobiogeográficos de faunas de invertebrados, fundamentalmente trilobites y braquiópodos, del Paleozoico de la Argentina y marginalmente de Bolivia y Colombia, y por otro su participación como autor principal de los volúmenes sobre trilobites y cnidarios del tratado internacional sobre Paleontología de Invertebrados. La obra de Harrington sobre aspectos teóricos, educativos y de difusión de la Geología estuvo referida al desarrollo y fundamentación de conceptos básicos de la disciplina y a la significación y clasificación espacio-temporal de los objetos y eventos geológicos. Keywords: Horacio Harrington . History. Geology. Palabras clave: Horacio Harrington. Historia. Geología.
Introduccion
Horacio Jaime Harrington nació en Bahía Blanca el 17 de septiembre de 1910. Realizó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional Buenos Aires y en 1919 ingresó en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. En 1932 finalizó con Diploma de Honor y al año siguiente obtuvo el título de Doctor en Ciencias Naturales con una tesis sobre la geología de las Sierras Australes de la provincia de Buenos Aires. En el verano de 1933-1934 realizó el estudio geológico de la isla de los Estados, como miembro de la Comisión Científica del Museo Argentino de Ciencias Naturales, adjunta a la Misión Hidrográfica del Ministerio de Marina. En 1934 recibió el 1
CONICET y Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata, Paso del Bosque s/n, 1900 La Plata, Argentina. E-mail:
[email protected]
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Premio Strobel, otorgado por la Universidad de Buenos Aires y obtuvo la beca “Príncipe de Gales” para efectuar estudios sobre las faunas de trilobites de la Argentina en la Universidad de Oxford, en Gran Bretaña. Allí obtuvo un Ph. D. en geología en 1936, tras lo cual realizó un curso sobre geología alpina en la Universidad de Berna, Suiza. Al regresar a la Argentina, en 1936, ingresó en la Dirección de Minas y Geología, y en los años siguientes efectuó estudios geológicos en varias regiones del país. En el mismo año inició actividades docentes como Ayudante y Profesor Adjunto de Hans Keidel en la Cátedra de Geología de la Universidad de Buenos Aires. En 1942, al retirarse Keidel, fue designado Profesor Titular de Geología General e Histórica. Paralelamente entre 1938 y 1942 fue Profesor Suplente de Paleontología y en 1950 Profesor de Geología Regional en el Instituto del Museo de la Universidad Nacional de La Plata. En 1938 recibió el Premio Eduardo Holmberg, otorgado por la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. En 1945 fue miembro fundador y primer Presidente de la Asociación Geológica Argentina y en 1947 y en 1951, respectivamente, primer Director del Instituto de Geología y Jefe del Departamento de Ciencias Geológicas en la Universidad de Buenos Aires. En 1953 emigró a los Estados Unidos de América, donde se desempeñó como Profesor de Geología en el Hamilton College, Clinton, Nueva York. Pasó luego a la Universidad de Kansas donde fue, entre 19541956, Research Professor en Geología, con la misión principal de ayudar a R.C. Moore en la edición del “Treatise on Invertebrate Paleontology” y, posteriormente Profesor Honorario de Sedimentología y en 1957 Profesor “Rose Morgan” en Geología. Por la misma época fue miembro de la “International Subcommission on Stratigraphic Classification”. En 1957 pasó a ser Jefe del Departamento de Geología de la División de Ultramar de Tenneco Oil. Co. en Houston, Texas y entre 1964 y 1971 desarrolló actividades de consultoría geológica en la misma ciudad. Regresó a la Argentina en 1971, oportunidad en la que perdió todos sus archivos, biblioteca y efectos personales al naufragar el buque que los transportaba. Fue contratado como Profesor en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires e invitado por el CONICET a incorporarse a la Carrera de Investigador Científico. Lamentablemente la posibilidad de completar numerosos proyectos y volcar en la enseñanza universitaria de nuestro país sus conocimientos y experiencia se vieron truncados con su prematura muerte el 21 de diciembre de 1973. Como bien lo señaló Turner (1974), aunque la dimensión de su actuación profesional no se reflejó en el volumen de sus publicaciones, fue por la calidad y jerarquía de las mismas y de su actividad nacional e internacional el geólogo argentino de su época de mayor renombre mundial. Ello fue claramente evidenciado en las publicaciones que dio a conocer, las que abarcaron temas geológicos, paleontológicos, teóricos, docentes y de difusión. Al respecto Turner (1974) ha destacado que si bien su interés principal fue la Geología Estructural, comprendió desde alumno que para encarar adecuadamente esa disciplina era imprescindible conocer la estratigrafía y por ende la paleontología. Esta aproximación lógica a la Geología lo llevó a analizar en profundidad los fundamentos teóricos que sustentaron sus estudios, todo lo cual se reflejó implícita o explícitamente en sus publicaciones y en las enseñanzas que transmitió. De esta manera las publicaciones de Harrington si bien en su mayoría comprenden aspectos geológicos, paleontológicos y teóricos íntimamente entrelazados, usualmente están centradas en algunos de ellos. Consecuentemente y por un problema de ordenamiento la obra de Harrington será analizada siguiendo la división expuesta, por más que sea evidente que ella fue en todo momento abarcativa y totalizadora.
HORACIO J. H ARRINGTON: T RASCENDENCIA DE SU OBRA GEOLÓGICA
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Estudios Geológicos L AS SIERRAS DE LA PROVINCIA DE B UENOS A IRES
Los estudios geológicos de Harrington se iniciaron en las Sierras Australes, zona en la que realizó los trabajos de campo de su tesis doctoral, que posteriormente darían lugar a una serie de publicaciones. Según Bracaccini (en Harrington, 1980), esta región fue el “escenario de su mas dilatada y probablemente mas brillante labor de campo”. En la primera contribución referida a estas sierras, Harrington (1934), dio a conocer la presencia de elementos de la Flora de Glossopteris en el Grupo Bonete de la Sierra de Pillahuinco, los cuales describió y caracterizó evolutivamente, al tiempo que los ubicó en el contexto de la estratigrafía de diferentes regiones del hemisferio austral (Malvinas, Sudáfrica y Australia). Allí puso en evidencia sus sólidos conocimientos paleontológicos y su versación en la estratigrafía y paleontología del Paleozoico superior del Gondwana. Dos años después (Harrington, 1936) se ocupó del “Conglomerado Rojo” de la misma región, para lo cual diferenció explícitamente las descripciones de las explicaciones, por considerar “que en todo estudio morfológico se debe separar la parte objetiva de lo que es interpretación, siempre algo hipotética, de las observaciones” y en un ejemplar ejercicio de análisis geológico atribuyó este conglomerado, que posteriormente (Harrington, 1972a) denominaría “Conglomerado Abra”, al Mioceno superior (o Plioceno inferior). Finalmente (Harrington, 1947) dio a conocer la geología de toda la región, al publicar las Hojas 33m (Sierra de Curamalal) y 34m (Sierra de la Ventana), donde caracterizó, definió y denominó a todas las unidades estratigráficas allí aflorantes (Grupos/Formaciones Curamalal, La Lola, Mascota, Trocadero, Hinojo, Ventana, Bravard, Naposta, Providencia, Lolen, Pillahuinco, Sauce Grande, Piedra Azul, Bonete, Tunas), al tiempo que describió sus relaciones y estructura, todo ello con una precisión tal que el esquema establecido no ha sufrido modificaciones substanciales pese al tiempo transcurrido (cf. Harrington, 1972a, 1980; Limarino et al., 1999).
Horacio J. Harrington, 1910-1973.
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Paralelamente, Harrington (1942b) analizó las ideas de Du Toit (1937) sobre el “Geosinclinal de Samfrau” y evaluó la posible continuidad de las rocas y estructura correspondientes en la Argentina. Para ello describió en forma comparativa la sucesión estratigráfica y la estructura tectónica de las Sierras Australes, de las montañas del Cabo en Sudáfrica y de la Precordillera. Sobre tal base concluyó que las Sierras Australes se asemejan a las de Sudáfrica, pero difieren litológica, estratigráfica, faunística y tectónicamente de la Precordillera. Harrington mantuvo su interés por la geología de las Sierras Australes a lo largo de su vida, promoviendo trabajos de detalle, como los realizados en la década de 1960 por alumnos de la Universidad de Buenos Aires, bajo su supervisión y la de A. J. Amos y M. J. Mesigos (Harrington, 1969) y redactando la síntesis geológica regional (Harrington 1972a, 1980) publicada en dos ediciones sucesivas de la Geología de la Argentina. Su interpretación (Harrington, 1970) de las Sierras Australes como un aulacógeno si bien no parece adecuada a las interpretaciones actuales, fue planteada como rechazo a la aplicación del concepto de miogeosinclinal, en momentos en que comenzaba a imponerse el nuevo paradigma de la tectónica global o de placas. Lamentablemente, estudios más detallados de esta sierras se perdieron con sus efectos personales al naufragar el barco que los transportaba en su regreso al país en 1971 (Amos, 1974). Corresponde mencionar que Harrington (1940) incursionó brevemente en aspectos vinculados a la geología de las sierras septentrionales de la provincia de Buenos Aires, probablemente como consecuencia de sus estudios en las sierras australes y de un hecho fortuito. Tres moldes internos y dos externos de valvas sueltas de un braquiópodo hallados por Sydney F. Kendall, supuestamente en las dolomitas de Loma Negra (Sierras Bayas), le fueron entregados para su identificación. Harrington los atribuyó correctamente a una especie originalmente descripta del Carbónico superior de Bolivia. A raíz de este hecho, Harrington efectuó un levantamiento geológico de la zona y aunque visitó la cantera “en la esperanza de encontrar nuevos fósiles, pero la búsqueda (fue) en vano”, atribuyó erróneamente tal edad a la Formación La Tinta al tiempo que propuso la existencia de corrimientos horizontales entre la sucesión paleozoica y el basamento (cf. Teruggi y Kilmurray, 1980). I SLA DE LOS E STADOS
Por la misma época en que comenzó a desarrollar sus estudios en las Sierras Australes de Buenos Aires, en el verano de 1933-1934, Harrington efectuó un breve viaje a la Isla de los Estados como miembro de la Comisión científica del Museo Argentino de Ciencias Naturales adjunta a la Misión Hidrográfica del Ministerio de Marina. La publicación resultante (Harrington, 1943) constituyó el primer aporte de importancia a la geología de esta isla, que solamente era conocida por estudios petrográficos de D. Lovisato (en Hyades, 1887) y consideraciones, mayormente erróneas, efectuadas por otros investigadores que nunca la visitaron. Harrington presentó un bosquejo geológico estableciendo la presencia, de rocas volcánicas del Jurásico superior (pretitonianas), de una serie sedimentaria superpuesta, la que asignó al Jurásico superior - al menos en su parte inferior - a cretácico, incluidas luego, respectivamente, en las formaciones Lemaire y Beauvoir, seguida más arriba por depósitos glaciales del Pleistoceno. Harrington infirió que las rocas fueron afectadas por movimientos tectónicos de gran intensidad provenientes del sur, de edad “supracretácica”, que produjeron corrimientos en gran escala. Harrington complementó sus observaciones de campo con estudios petrográficos de detalle que le permitieron establecer la presencia de un grado variable de deformación y alteración por metamorfismo dinámico. La determinación de restos de Belemnopsis , que ilustró y comparó con los conocidos de la cordillera de Santa Cruz, fue sometida por Harrington a la revisión del reconocido especialista L. F. Spath, quien la confirmo. El esquema establecido por Harrington perduró por más de
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treinta años y fue posteriormente ratificado en sus aspectos esenciales (cf. Caminos y Nullo, 1979). O ESTE Y NORTE DE LA A RGENTINA
En la segunda mitad de la década de 1930 Harrington inició una serie de estudios en el oeste y norte de la Argentina, fundamentalmente dedicados a la estratigrafía y paleontología del Paleozoico. En 1939 realizó un mapeo geológico en las sierras de Villavicencio y Mal País, Precordillera de San Juan y Mendoza (Harrington, 1941a), en una zona previamente relevada por Darwin (1846) y Stappenbeck (1910). Allí estudió la cubierta triásica y sus relaciones con las rocas plegadas del Paleozoico, diferenciando dentro del Triásico tres conjuntos sedimentarios y volcánicos separados por discordancias. Paralelamente consideró de edad devónica a las rocas leptometamórficas – término de su autoría - de Villavicencio (Grupo Villavicencio) y aportó datos a favor de la edad Triásica del llamado “Retiense” de Paramillo. Estos estudios fueron posteriormente ampliados hacia el norte, con el levantamiento de la Hoja Ramblón (Harrington, 1971a). En este relevamiento efectuado en 29 días, entre el 2 y el 30 de julio de 1953, y en el cual la región montañosa fue recorrida a lomo de mula, Harrington describió y denominó una serie de unidades del Paleozoico (Grupo Villavicencio, formaciones San Juan, Rinconada, Hilario, Jagüel, Andapaico, Ansilta, Grupo Santa Clara, facies Alojamiento, Cortadera) y del Triásico (Grupos Tigre y Cacheuta), no obstante lo cual, debido a la demora en producirse la publicación de esta hoja, la autoría de muchas de ellas correspondió a otros geólogos. Como consecuencia del sismo de San Juan, ocurrido el 15 de enero de 1944, Harrington realizó una evaluación geológica de la zona del desastre que dio a conocer en dos notas de divulgación científica (Harrington, 1944a, 1945b), aunque también se ocupó del tema en su libro “Volcanes y Terremotos” (Harrington, 1944c). Allí explicó las características geológicas del sismo. Remarcó la desproporción entre intensidad y destrucción, especialmente en comparación con el terremoto de San Francisco, que fue más intenso (8600 muertos contra 700). La importancia de los daños la atribuyó a la pésima calidad de las construcciones, en su mayoría de adobe, por lo que consideró que el desastre era una “cara y dolorosa lección” que debería servir para tomar previsión en construcciones futuras, especialmente en ciudades del oeste y noroeste de la Argentina. P ARAGUAY
En agosto y septiembre de 1946 Harrington (1950) realizó un viaje de estudios al Paraguay y como resultado publicó el primer bosquejo geológico de la mitad oriental de ese país. Pese a la pérdida de todas las muestras de rocas y numerosos fósiles, debido a los enfrentamiento armados que se produjeron en el Paraguay entre marzo y agosto de 1947, Harrington acompañó un mapa geológico y un perfil entre Asunción y Colonia Independencia, con una detallada descripción de la sucesión estratigráfica expuesta en la zona, que abarca el Precámbrico, Ordovícico, Silúrico, Devónico, Pérmico y Triásico ( recte Jurásico-Cretácico). Describió también la estructura e historia geológica y los pocos fósiles que le quedaron, gracias a que los transportó personalmente con su equipaje, incluyendo cnidarios, braquiópodos, bivalvos, trilobites, tentaculítidos, gastrópodos y hiolítidos. De los taxa descriptos, 7 correspondían al Silúrico, 8 al Devónico y 2 al Pér mico, y 7 representaban especies nuevas para la ciencia. N ORTE DE C HILE
Como resultado de varias visitas efectuadas entre 1945 y 1952 a Antofagasta y Atacama, en el norte de Chile, Harrington (1961a) describió la geología de la región comprendida entre 22º y 26º
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S presentando un bosquejo geológico de la misma. En este estudio se concentró en áreas claves y trató en mayor detalle las sucesiones sedimentarias del Jurásico y Cretácico aflorantes en Moctezuma, Caracoles, Potrerillos-Pedernales, Purilactis, Sierra de Almeida y El Way. Así determinó la existencia de Sinemuriano, Pliensbachiano, Bajociano, Calloviano, Oxfordiano, Kimmeridgiano y Tithoniano y diferenció una serie de unidades estratigráficas (formaciones Moctezuma, Montandón, Asientos, Limón Verde, Coronado, Torcazas, Mina Chica, Caracoles, Descubridora, Doralisa, Millonaria, Honda, Potrerillos, Pedernales, Coloso, Pajonales) que hasta la fecha constituyen el esquema fundamental de la geología de la región. E STUDIOS VARIOS
Al margen de las contribuciones mencionadas más arriba, Harrington mostró la amplitud de su formación geológica en otras publicaciones, en las que hizo observaciones e interpretaciones geológicas de diferente naturaleza. Así describió, en coautoria (Harrington y Rayces, 1944), aspectos geológicos y mineros de la mina de vanadio la “Nelly”, ubicada 60 km al este de Concoran, provincia de San Luis. De igual manera se ocupó (Harrington, 1946) de las corrientes de barro de “El Volcán”, producidas en el verano de 1943 en la Quebrada de Humahuaca, Jujuy, de las describió su composición, características estructurales, origen y movimiento. Allí discutió la significación del término “fanglomerado” y propuso usar “cenuglomerado” (lat. cenum = barro, glomerare = juntar o unir) para depósitos resultantes de la consolidación de corrientes de barro. En la misma categoría se inscribió el estudio (Harrington, 1971b) sobre las estrías de “tipo glacial” observadas en 1957 en una toba riolítica del Holoceno aluvial de la Quebrada de Tambores, en el desierto de Atacama, Chile, las que luego de una ponderada discusión, enmarcada en la descripción de la geología de la zona, atribuyó a la acción de flujos torrenciales. Entre sus trabajos inéditos conocidos se registran: un bosquejo geológico y evaluación sobre yacimientos minerales, de la Antártida (Harrington, 1939e) y tres informes geológicos sobre proyectos de embalses en Salta y Buenos Aires (Harrington, 1939f, 1941b, 1942d) S ÍNTESIS REGIONALES
A partir de 1953, año en el que se radicó en América del Norte, la actividad geológica de Harrington se centró en estudios, mayormente de consultoría y por ello inéditos, sobre diferentes regiones del mundo (véase Amos 1974). Sus contribuciones éditas versaron sobre la Argentina y América del Sur y constituyeron importantes aportes de síntesis, basados en el conocimiento existente en la época. Así se ocupó (Harrington, 1956) de las unidades morfoestructurales de América del Sur y de la geología de Argentina, Paraguay y Uruguay, y resumió el conocimiento existente sobre el Cámbrico (Harrington, 1961b) y Devónico (Harrington 1967) de América del Sur y el Silúrico del Paraguay (Harrington, 1972b). En estas publicaciones describió las principales unidades litoestratigráficas, discutió la bioestratigrafía, paleobiogeografía y los eventos tectónicos y efectuó reconstrucciones paleogeográficas. Pero su aporte más importante, en esta gama de trabajos, lo constituyó su “Paleogeographic development of South America” (Harrington, 1962). Esta s íntesis incluyó 46 mapas paleogeográficos que mostraron los avances en el conocimiento geológico de América del Sur producidos en los 15 años transcurridos desde la publicación de los 16 mapas de Weeks (1947). Como en prácticamente todas sus contribuciones, Harrington introdujo el tema con una exposición metodológica, en la que puso de relieve las dificultades que conllevan representaciones de este tipo, pues constituyen, en el mejor de los casos, intentos imperfectos de sintetizar interpretaciones basadas en datos estratigráficos. Remarcó también que los mapas paleogeog ráficos son síntesis subjetivas, nacidas de valoraciones e interpretaciones personales de numerosos hechos
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observacionales y que, si bien su exactitud y detalle guardan relación directa con la cantidad y calidad de los datos, por más que estos sean abundantes y de alta calidad su representación cartográfica es una “posibilidad” subjetiva teñida por la ideas y experiencia personal de cada autor. En el desarrollo del trabajo partió de la distribución de las principales unidades geotectónicas, definidas sobre la base de su estabilidad vertical, tendencias positivo-negativas y grado de deformación tangencial sufrido durante períodos de levantamiento o compresión. Allí reiteró el uso del término “leptometamorfismo”, en relación con rocas de bajo metamorfismo y de “nesocratón” para regiones que han tenido a través de su historia una persistente tendencia subpositiva y han estado caracterizadas por su moderada estabilidad vertical y resistencia a la deformación tangencial. Esta contribución constituyó una síntesis magistral, de acuerdo con el conocimiento de la época, del desarrollo paleogeográfico de América de Sur desde el Cámbrico al Plioceno. Junto con otras similares (Harrington, 1956, 1961b, 1967, 1972b, 1975) condensó “el resultado de pacientes investigaciones personales, de mas de 10 años de trabajo”, representado por “varios volúmenes de su obra inédita Stratigraphy of South America , cuyo manuscrito se hundió con el Tacuarí el 13 de abril de 1971” (Amos, 1974). N ORMAS Y TERMINOLOGÍA ESTRATIGRÁFICAS
Finalmente restan mencionar las contribuciones realizadas por Harrington en el campo de las normativas tendientes a homogeneizar la aplicación de la terminología estratigráfica, las que tuvieron por base una profunda y meditada concepción de sus fundamentos teóricos. En la misma línea se inscribió la participación de Harrington en las tareas iniciales de la “International Subcommission on Stratigraphic Classification”, que culminaron con la publicación de la International Stratigraphic Guide (Hedberg, 1976). Su posición crítica, con respecto a la clasificación usada originalmente en el Código Norteamericano de Nomenclatura Estratigráfica (American Commission on Stratigraphic Nomenclature, 1961), adoptado en la Argentina (Comité Argentino de Nomenclatura Estratigráfica, 1972) fue claramente expuesta en la publicación de Harrington y Turner (1975) “Comentarios al Código Norteamericano de Nomenclatura Estratigráfica” y en una versión mecanografiada de ambos autores (1972) de un “Proyecto Comentado de Código Argentino de Nomenclatura Estratigráfica”. Pese a que esos códigos han sido superados por versiones posteriores, en ambos análisis se expusieron diferentes conceptos básicos que hacen a la distinción o utilización de diferentes tipos de unidades, e interesantes consideraciones sobre el uso de varios términos (e.g. acrozona, cenozona, taxonomía) con raíces griegas. D ERIVA C ONTINENTAL
Uno de los aspectos menos conocidos de la obra de Harrington es el referido a sus ideas, de avanzada para la época, con respecto a la deriva continental y sus causas, probablemente debido a que ellas se hallan mayormente dispersas en textos de carácter general. Así en su obra “Volcanes y Terremotos” (Harrington, 1944), al explicar las causas de los terremotos y el volcanismo, sostuvo que el desplazamiento de bloques siálicos, debido a corrientes plásticas del sima que “provocan la deriva de los continentes”, daba cuenta del origen de la energía liberada por los sismos. Allí Harrington también diferenció el frente que se halla en la dirección del desplazamiento continental, con presiones tangenciales que producen fracturación en gran escala, del borde continental opuesto, en el cual “se originan tensiones de distensión, tracciones que también pueden originar fracturación en gran escala”. Y a renglón seguido aplicó esta explicación a América del Sur “que tiende permanentemente a alejarse de Africa” por lo que “se producirán compresiones en el frente occidental del continente y tracciones en la región
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atlántica”, lo cual explica “la fundamental diferencia entre las costas atlánticas y las pacíficas del continente americano”, que pasó a detallar. En conexión con estas explicaciones Harrington mencionó finalmente la posibilidad de que ellas también den cuenta de focos sísmicos profundos, tema que volvió a tratar en su libro “Geología entre Bambalinas” (Harrington, 1955a) y en una publicación específica (Harrington, 1963, en Munyan, 1963), producto esta última del Simposio “Mineralogical and Paleontologic aspects of Continental Drift and Polar Wandering” Wandering” organizado por la Society of Economic Paleontologists Paleontologists and Mineralogists en Atlantic City, City, N.J., N.J., en 1960. Allí Harrington realizó un detallado análisis de distribución de los focos sísmicos intermeinter medios y profundos en relación con la propuesta de Benioff de la existencia de un corrimiento de alto ángulo inclinado hacia el E a lo largo del margen Pacífico de América del Sur. Para Harrington las profundidades de los focos sísmicos, correspondientes a diferentes posiciones latitudinales, constituían una evidencia negativa con respecto a tal propuesta y se inclinó por buscar otra explicación en la supuesta existencia de corrientes estratificadas fluyendo diferencialmente de este a oeste. Notablemente, se aproximó a inferir la segmentación tectónica de la cadena andina al observar que el efecto compresional del borde Pacífico sobre la pila sedimentaria del Mesozoico había producido acortamientos cuyas diferencias latitudinales atribuyó a las existentes en la geología del continente sudamericano. Adicionalmente explicó la existencia de fallas transcurrentes E-O en el norte de Venezuela al movimiento diferencial del arco antillano con respecto al macizo de Guayana. Estudios Paleontológicos LORAS Y FAUNAS DEL P ALEOZOICO SUPERIOR F LORAS P ALEOZOICO SUPERIOR
El primer trabajo paleontológico de Harrington (1934) correspondió a la descripción de la flora de Glossopteris de de Sierras Australes, Australes, tal como ha sido mencionado más arriba en el contexto de su significación geológica. A este estudio se agregaría, años después, el relativo a la fauna de Eurydesma (Harrington, (Harrington, 1955b), en el que dio a conocer la fauna, hallada por Harrington y Keidel en 1937, de bivalvos, braquiópodos y gastrópodos del Pérmico de la Formación Piedra Azul, de la misma región. Con ello se documentó la existencia en Sierras Australes, de una fauna similar a las del Pérmico de Australia y el primer hallazgo de Eurydesma de Eurydesma en en América del Sur. Durante la década de 1930 Harrington también encaró otros trabajos sobre faunas del Paleozoico superior (Harrington, 1939a, c; en Keidel y Harrington, 1938; Harrington y Leanza, 1952b). Uno de ellos, en coautoría con Keidel (Keidel y Harrington, 1938), es un estudio sobre depósitos glaciales del Carbonífero Ca rbonífero del valle del arroyo Las Cabeceras, en el oeste de la Precordillera de San Juan, 25 Km al sur-sureste de Barreal, localidad en la que Du Toit recogiera fósiles del Carbónico-Pérmico que fueron descriptos por Cowper Reed (en Du Toit, 1927). De allí describió una fauna constituida esencialmente por braquiópodos, braquiópodos, incluyendo dos nuevas especies, para cuya caracterización hizo uso, por primera vez en el país, de la novedosa técnica de secciones pulidas. La misma técnica fue utilizada posteriormente por Harrington (1939a; Harrington y Leanza, 1952b) en estudios efectuados a instancias y/o con material provisto por Hellen Muir Wood Wood del Museo Británico de Historia Natural, en los que se caracterizaron otras especies de braquiópodos del Paleozoico Paleozoico superior de la Argentina e Inglaterra.
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T RILOBITES Y P ALEOZOICO INFERIOR RILOBITES Y OTROS INVERTEBRADOS DEL INVERTEBRADOS DEL P ALEOZOICO INFERIOR
Al margen de lo expuesto, la mayor parte par te de los estudios paleontológicos de Harrington estuvieron centrados en faunas, especialmente trilobites, del Paleozoico inferior de la Argentina, los cuales fueron iniciados a instancias de Hans Keidel. Es de señalar que los mismos se complementaron con los de T. Kobayashi, cuya primera contribución específica fue publicada en 1935, y que ellos siguieron a un u n período de más de treinta años sin aportes a este tema.
Figura 1.
Unidades tectónicas de América del Sur (Harrington, 1962).
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La primera contribución de Harrington (1937) sobre esta materia, que estuvo dirigida a describir algunos fósiles provenientes del Ordovícico de la quebradas del Toro y de Chalala, en el norte de la Argentina, fue seguida en forma inmediata por otra (Harrington, 1938a), en la que comprendió todas las colecciones de esa edad depositadas en instituciones científicas y docentes del país. El estudio incluyó 89 especies, 2 de cistoideos, 15 de braquiópodos, braquiópodos, 6 de gastrópodos, 6 de bivalvos, 2 de ostrácodos y 58 de trilobites, incluyendo varios taxa nuevos, entre ellos 1 superfamilia, 1 familia, 5 subfamilias, 8 géneros, 44 especies y 2 subespecies. subespecies. Solamente no pudo incluir a los cefalópodos, cuya descripción detallada quedó postergada para una publicación futura, la que lamentablemente no se concretó. La ubicación estratigráfica del material, que fue discutida en detalle, le permitió hacer, dentro del Tremadociano, una diferenciación de faunas, que años después culminaría (Harrington y Leanza, 1957) en una zonación bioestratigráfica formal, que ha sido ratificada por estudios posteriores. posteriores. Esta publicación puso en evidencia la amplitud de los conocimientos paleontológicos de Harrington, en especial de los trilobites, trilobites, y la precisión y el detalle de su metodología de trabajo. trabajo. Sus siguientes publicaciones sobre las correlaciones paleozoogeográficas del Ordovícico argentino (Harrington 1938b) y las faunas del Tremadociano de la quebrada de Coquena, Jujuy (Harrington, 1939d), corroboraron su versación en la temática. Allí demostró un acabado conocimiento de las faunas y zonaciones de trilobites del Báltico, América del Norte, Francia, Bohemia, y Asia, discutió las afinidades de las faunas de la Argentina con otras equivalentes de las regiones atlántica y pacífica del hemisferio norte, describió las variaciones faciales del Tremadociano, Jujuyaspis en ubicó Parabolinella y y Jujuyaspis en el Tremadociano, Tremadociano, planteó la incidencia de los factores ecológicos en las zonaciones y analizó las conexiones marinas que posibilitaron los intercambios faunísticos con Europa y América del Norte. Paralelamente dio a conocer (Harrington, 1939b) un trabajo sumamente didáctico y excelentemente ilustrado sobre la morfología de los trilobites, sus relaciones con otros artrópodos y su paleoecología, preliminar al que redactaría para el “Treatise on Invertebrate Paleontology” Paleontology” (Harrington, 1959). A estas contribuciones contribuciones siguieron siguieron otras (Harrington, 1942c), 1942c), incluyendo una síntesis sobre las formaciones y faunas del Paleozoico inferior de la Argentina (Harrington, 1942a) y otros estudios, en coautoría con A. F. Leanza, sobre faunas de trilobites del Ordovícico de la Argentina y de Bolivia (Harrington y Leanza, Leanza, 1942, 1943b) y sobre faunas de Cámbrico medio de San Juan Juan (Harrington y Leanza, 1943a). En esta esta última se presentó además una síntesis sobre el estado del conocimiento del Cámbrico en América del Sur y las relaciones de sus faunas con América del Norte y Europa. Posteriormente ambos autores (Harrington y Leanza, 1952a), a instancias de C. Poulsen (Copenhague) adelantaron resultados expuestos en el estudio sobre los trilobites del Ordovícico de la Argentina (Harrington (Harrington y Leanza, 1942) respecto de la clasificación de los trilobites Olenidae y Ceratopygidae, donde describieron dos nuevos géneros y dividieron los Olenidae en 4 subfamilias, una de ellas nueva. Con estos antecedentes no es de extrañar que Marshall Kay requiriera la ayuda de Harrington para el estudio de colecciones, efectuadas por geólogos de Shell Petroleum Company en el Paleozoico inferior inferior de Colombia oriental, que le fueran enviadas para su estudio. La contribución resultante (Harrington y Kay, Kay, 1951) incluyó la descripción de 7 especies de braquiópodos y 13 de trilobites, trilobites, 1 de cistoideos, 2 de gastrópodos, 1 de ortocerátidos, or tocerátidos, del intervalo Cámbrico medio – Ordovícico medio, medio, en lo que constituyó el primer registro del Cámbrico en el norte de América del Sur. Una consecuencia más trascendente fue su participación en la redacción del volumen del “Treatise on Invertebrate Paleontology”, dedicado fundamentalmente a los trilobites, trabajo que fue precedido por un estudio que publicó, conjuntamente con A. F. Leanza (Harrington y
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Leanza, 1957), sobre los trilobites del Ordovícico del norte y oeste de la Argentina. Esta última publicación fue el resultado de un proyecto, proyecto, iniciado en 1942 y completado entre 1947 y 1951, en el que se estudiaron miles de ejemplares - 30.000 solamente de Salta y Jujuy -, coleccionados por los geólogos de Yacimientos Petrolíferos Petrolíferos Fiscales. Fiscales. En el se describieron 124 especies y un total de 70 taxa nuevos, incluyendo 26 géneros sobre un total de 78 y dos subfamilias sobre 25. Adicionalmente, y a sugerencia de R. C. Moore, se redactaron secciones específicas sobre la estratigrafía del Ordovícico de la Argentina, la edad y correlación de las faunas y los ambientes de sedimentación, todos los cuales fueron preparados por Harrington. Un capítulo final dio cuenta de los fósiles identificados en las diferentes localidades, localidades, cuya ubicación fue precisada en un conjunto de 16 mapas. Este trabajo constituye un ejemplo, tanto en lo que hace al estudio sistemático, en sus aspectos descriptivos descriptivos e ilustrativos, ilustrativos, como en lo referente a la bioestratigrafía y facies del Ordovícico, excelentemente excelentemente complementado con información precisa sobre la posición geográfica y estratigráfica del material estudiado. Los aspectos fundamentales de la sistemática y bioestratigrafía allí establecidos han persistido hasta la actualidad y constituyen la base de todos los estudios posteriores sobre el tema. La participación de Harrington en el primer volumen del “Treatise on Invertebrate Paleontology”, dedicado fundamentalmente a los Trilobites, lo tuvo como autor principal del mismo (Harrington et al., 1959) y significó la culminación de los estudios que comenzara casi treinta años antes. En el fue redactor único de los capítulos dedicados a la descripción y clasificación y principal de los correspondientes cor respondientes a los términos morfológicos y a las descripciones sistemáticas. En esta última parte fue responsable de la redacción de 12 familias del Cámbrico y Ordovícico, entre ellas la de los Pliomeridae, grupo del cual había dado a conocer previamente varios géneros nuevos nuevos (Harrington, 1957). La participación de Harrington en la redacción del “Treatise on Invertebrate Paleontology” se extendió además a la parte dedicada a los Coelenterata (en Bayer et al., 1956), en la que colaboró con R. C. Moore, como primer o segundo autor, en la redacción de nueve capítulos, fundamentalmente los dedicados a celenterados medusoides y conuláridos, en los que se incluyeron novedosas reconstrucciones, especialmente de géneros extinguidos de la fauna de Ediacara. Su participación en esta obra constituyó una evidencia más de su capacidad y disposición para encarar con excelente nivel académico los más diversos temas paleontológicos. Pues como lo señaló R. C. Moore, editor del “Treatise”, en la sección introductoria, Harrington aceptó realizar el trabajo que otros autores no habían cumplido, y pudo completarlo, completarlo, con habilidad y energía, en un tiempo increíblemente corto. ONTRIBUCIONES TEÓRICAS , DOCENTES Y DE DIFUSIÓN C ONTRIBUCIONES TEÓRICAS
Una de las primeras contribuciones de Harrington a la educación geológica consistió en una conferencia, que dio en 1943 y fue publicada al año siguiente (Harrington, 1944b), dedicada al estado en que se encontraba la geología argentina en ese momento. Entre otros temas Harrington puso de relieve la significación práctica de los estudios geológicos y al respecto destacó que si bien la Dirección de Minas y Geología descubrió el primer yacimiento de petróleo del país, en Comodoro Rivadavia, Rivadavia, de manera inesperada y casual mientras perforaba en busca de agua, también descubrió los de Plaza Huincul y Salta, donde desde un comienzo la exploración fue dirigida a la localización de yacimientos explotables de combustibles. También explicó, de manera didáctica, qué es un mapa geológico y cuál es su objeto y significación práctica y puso de relieve la importancia que tienen las publicaciones, cuyo número usó para mostrar los altibajos sufridos a través de su historia por la Dirección de Minas y Geología. Así remarcó la importancia que tiene, para la investigación sistemática del territorio y el relevamiento regular del país, que esa institución esté dotada del personal y los recursos necesarios. necesarios.
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Pero una de las primeras contribuciones importantes de Harrington en estas temáticas quizás haya sido su obra “Volcanes “Volcanes y Terremotos”. Notablemente, este libro escrito para estudiantes a raíz del terremoto de San Juan (Amos, 1974), ocurrido el 15 de enero de 1944, fue redactado en unos pocos meses y publicado el 27 de septiembre se ptiembre de ese mismo año. Constituyó una introducción al tema del vulcanismo y la sismicidad, que sir vió de base para explicar las características del terremoto de San Juan, todo ello acompañado por una serie de dibujos y fotografías fotog rafías de la autoría de Harrington. Un aspecto destacable de esta obra lo constituye el capítulo final, en el cual Harrington analizó y las causas y orígenes de los terremotos en relación con la deriva continental, como ya se mencionó más arriba ar riba al considerar sus aportes al conocimiento geológico. geológico. Es interesante observar que aproximadamente en la época en que estaba por comenzar la enseñanza de la Ingeniería de Minas en la provincia de San Juan, Harrington (1945c) publicó un comentario sobre el libro de T. T. Read “The Development of Mineral Industry in the United States”, en el que hizo una serie de comentarios sobre la enseñanza de la Ingeniería de Minas en los Estados Unidos de América, con vistas a su eventual aplicación a su desarrollo en la ArgentiArg entina. En tal sentido se ocupó de remarcar que dicha enseñanza tendría que estar destinada a otorgar sólidos conocimientos de minería y geología, que debería ser académica y no práctica, evitando en tal sentido una hibridación que “siempre tiene un efecto esterilizante”, y que la institución que la impartiese no necesitaba estar enclavada en una zona minera. En 1955 Harrington publicó su libro “Geología entre Bambalinas”, obra reimpresa en 1957 que según Amos (1974) tuvo como destinatarios a sus colegas. El propósito de la misma fue, según Harrington, que se entendiese mejor cómo y por qué se han for mulado las teorías, hipótesis y explicaciones de la Geología y lo transitorio de las mismas. A través de quince capítulos, con títulos poco ortodoxos, ortodoxos, Harrington pasó revista a una serie de temas de significación geológica, mediante una exposición erudita pero sumamente didáctica en la que se excluyen las certezas y se promueve la reflexión. Es una obra que en muchos aspectos ha mantenido su vigencia hasta la actualidad, en algunos casos por explicar conceptos fundamentales de la disciplina y en otros por historiar el desarrollo de diferentes hipótesis explicativas en relación con determinados estados del conocimiento. Todo Todo ello matizado con reflexiones de trascendencia: e.g. “siempre hay varias hipótesis para cualquier cosa”, “lo cautivante de la ciencia está precisamente en lo ambiguo, lo inseguro y lo nuevo”, “la Geología es ciencia moderna y puramente occidental”. En este libro Harrington dedicó un capítulo al tema del “actualismo” de Hutton y el “uniformismo” de Lyell, señalando que el primero “es poco más que una simple afir mación de que las leyes naturales químicas y físicas son inmutables” y que el segundo “consiste en combinar esta verdad apriorística con una generalización intuitiva y dogmática”. “Eso de que el presente es la clave del pasado es muy bonito, pero tan cierto como que el pasado es la clave del presente”. Es interesante comprobar que Harrington diferenció claramente lo que muchos años después algunos autores denominaron “uniformismo metodológico”, “uniformismo sustantivo” y “uniformismo revertido”. Idéntica aproximación al mismo tema sería expuesta por Harrington al final de su vida (Harrington, 1973). De especial significación resultó su exposición sobre el concepto de “geosinclinal”, especialmente en relación con el de “tectógeno”, temas sobre los que recomendó “no creer todo a pie juntillas como si fuera probado y cierto”. Este análisis debe ser relacionado con el que realizó sobre la deriva continental, continental, dando continuidad a la exposición que hizo en su obra “Volcanes “Volcanes y Terremotos” (Harrington, 1944c), tal como se señaló más arriba al tratar sus aportes geológicos. g eológicos. En tal sentido cabe destacar que con respecto a la deriva finalizaba diciendo: “Ya sabemos que los geofísicos dicen que no. Pero también Lord Kelvin dijo que no cuando los geólogos dijeron que 40 millones de años era muy poca cosa para la vida de la Tierra”…“Si Tierra”…“ Si el desplazamiento desplazami ento continental es imposible para los geofísicos, geofísi cos, peor para los
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geofísicos. Para los geólogos es perfectamente posible. Y para nosotros los geólogos australes más que posible, es casi necesario”. Un capítulo en el que se revela la capacidad de análisis de Harrington y que es de vigencia actual en relación con la definición de GSSP, es el referido al “Espacio y al Tiempo” en el que, entre otros temas, explicó la conformación progresiva de la escala estratigráfica internacional, concluyendo “Lamentablemente eran geólogos europeos y todo comenzó en Europa. Y digo lamentablemente porque el resultado final de aquellos esfuerzos hubiera sido mucho más satisfactorio si el trabajo hubiera comenzado en una región más normal y más representativa de la condiciones medias de la Tierra”... “Pero tuvo que ser Europa. Que siempre fue el mismo caos de islas, golfos, penínsulas, montañas, mares internos y lagos. Allí se construyó el estándar internacional, que es un verdadero desastre geológico”. De especial significación en este contexto es su afirmación de que “solo las unidades tiempo-roca son conceptos puramente geológicos” y que “el tiempo ‘puro no es concepto histórico, ni humano, ni geológico”. De vigencia actual resultan también sus observaciones sobre el registro de los diferentes grupos fósiles, la esqueletización, el incremento en la diversidad, la evolución y expansión sucesiva de la vida, y la convivencia actual de organismos primitivos y evolucionados. Finalmente, al confrontar el origen de la vida con el concepto de “uniformismo” planteó la posibilidad de su generación actual, para concluir: “Estamos, otra vez, en el campo metafísico de lo desconocido y no es cuestión de descartar una posibilidad porque nos parece imposible. También parecía imposible que la Tierra girara alrededor del Sol”. Un digno final para una obra realmente estimulante.
Figura 2.
Reconstrucción de Jujuyaspis keideli Kobayashi, X3,2 (Harrington y Leanza, 1957).
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Figura 3. La montaña de la vida (Harrington,
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1955a).
Algunos temas de este libro fueron retomados por Harrington años después, en dos contribuciones específicas. Una de ellas, mencionada más arriba (Harrington, 1973) está referida al tema del Actualismo y el Uniformismo. La otra, gestada en sus años como Profesor de la Universidad de Buenos Aires y expuesta en una conferencia dada en 1950, es un análisis de una serie de conceptos básicos de la geología que relacionan los objetos geológicos, el espacio, el tiempo y los acontecimientos (Harrington, 1965). Este último trabajo constituye un verdadero ejemplo de claridad conceptual, expresada tanto en el razonamiento deductivo como en la exposición.
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Conclusiones
Las contribuciones a la geología realizadas por Horacio Harrington lo largo de cuatro décadas, entre 1934 y 1974, se caracterizaron por su variedad temática, su alcance regional, y su excelencia. Los trabajos publicados se focalizaron en temas de geología regional, paleontología y estratigrafía, y de teoría, educación y difusión de la geología. Las temáticas mencionadas se hallan entrelazadas en la mayor parte de los trabajos pues Harrington entendió que para encarar adecuadamente estudios geológicos de índole regional era imprescindible conocer la estratigrafía y por ende la paleontología y que para conjugarlas adecuadamente era necesario tener un conocimiento acabado de los fundamentos teóricos de la disciplina. Esto hizo que la obra geológica de Harrington fuese en todo momento abarcativa y totalizadora. Los estudios de geología regional estuvieron referidos, fundamentalmente, dentro de la Argentina a las Sierras Australes, la isla de los Estados y el noroeste de la Argentina. En la primera de estas regiones caracterizó, definió y denominó a todas las unidades estratigráficas aflorantes y describió sus relaciones y estructura con una precisión tal que el esquema establecido no ha sufrido modificaciones substanciales pese al tiempo transcurrido. De igual manera su estudio sobre la Isla de los Estados constituyó el primer aporte de importancia a su geología y el esquema estratigráfico que describió perduró por más de treinta años y ha sido confirmado en sus aspectos esenciales. Los estudios efectuados por Harrington en el oeste y norte de la Argentina estuvieron, fundamentalmente dedicados a la estratigrafía y paleontología del Paleozoico. Así mapeó primero las sierras de Villavicencio y Mal País, Precordillera de San Juan y Mendoza y estudió el Paleozoico y la cubierta triásica sus relaciones, para extender posteriormente sus trabajos hacia el norte, donde levantó la Hoja Ramblón y describió y denominó una serie de unidades litoestratigráficas (formaciones, grupos) del Paleozoico y del Triásico. La contribución de Harrington sobre la geología del Paraguay, constituyó el primer bosquejo geológico de la mitad oriental de ese país, el cual incluyó una detallada descripción de la sucesión estratigráfica y de la estructura e historia geológica. De igual manera su estudio de la región del norte de Chile comprendida entre 22º y 26º S y en especial de las sucesiones sedimentarias del Jurásico y Cretácico allí aflorantes constituye, hasta la fecha el esquema fundamental de la geología de la región. Sus contribuciones sobre aspectos geológicos regionales de la Argentina y América del Sur y representaron importantes aportes, sobre la base del conocimiento existente en la época, entre ellos una síntesis sobre unidades morfoestructurales y la g eología de Argentina, Paraguay y Uruguay, y un resumen del conocimiento existente sobre el Cámbrico y Devónico de América del Sur y el Silúrico del Paraguay, para lo cual describió las principales unidades litoestratigráficas, discutió la bioestratigrafía, paleobiogeografía y los eventos tectónicos y reconstruyó la paleogeografía. En su contribución más importante, mostró en 46 mapas el desarrollo paleogeográfico de América del Sur desde el Cámbrico al Plioceno, en una síntesis magistral del conocimiento de la época. Harrington se ocupó además de las normas que regulan la terminología estratigráfica y, tal vez por ello, fue uno de los primeros autores argentinos en definir unidades lito y bioestratigráficas (formaciones, grupos, zonas de asociación) de manera moderna. En lo que hace a la paleontología las contribuciones de Harrington comprendieron, por un lado, detallados estudios sistemáticos, bioestratigráficos y paleobiogeográficos de faunas de in vertebrados, fundamentalmente trilobites y braquiópodos, del Paleozoico de la Argentina y
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marginalmente de Bolivia y Colombia, y por otro su participación como autor principal de los volúmenes sobre trilobites y cnidarios del tratado internacional sobre Paleontología de Invertebrados. En lo que hace al Paleozoico superior sus trabajos sobre la flora de Glossopteris y la fauna de invertebrados de las Sierra Australes constituyeron verdaderos hitos, tanto para el conocimiento bioestratigráfico de esta región como para establecer sus vinculaciones paleogeográficas con otras regiones del Hemisferio Austral. En lo que hace al Paleozoico inferior, sus estudios sobre las faunas de invertebrados y en especial los trilobites del Cámbrico y el Ordovícico del oeste y norte de la Argentina se constituyeron en referencias fundamentales sobre el tema, tanto en los aspectos sistemáticos, como bioestratigráficos y paleobiogeográficos. En todos estos estudios Harrington demostró su excelencia mediante descripciones detalladas de los taxa estudiados, que fueron acompañadas de excelentes ilustraciones y de toda la información pertinente con respecto a la procedencia geográfica y estratigráfica del material, y de exhaustivas y bien fundamentadas discusiones de la bioestratigrafía y paleobiogeografia La obra de Harrington sobre aspectos teóricos, educativos y de difusión de la Geología estuvo referida al desarrollo y fundamentación de conceptos básicos de la disciplina geológica. De especial significación resultan sus análisis sobre una serie de conceptos de la geología que relacionan los objetos geológicos, el espacio, el tiempo y los acontecimientos constituyen un verdadero ejemplo de claridad conceptual, expresada tanto en el razonamiento deductivo como en la exposición. En otras temáticas resultan sorprendentes, además de su capacidad de análisis y claridad de exposición, su erudición. Finalmente son notables y de avanzada sus observaciones y reflexiones, comenzadas en 1944 y continuadas en 1955 y 1963, sobre la deriva continental y su relación con corrientes convectivas, terremotos profundos y la existencia de márgenes continentales pasivos y activos. Bibliografia American Commission on Stratigraphic Nomenclature, 1961. Code of Stratig raphic Nomenclature. American Association of Petroleum Geologists, Bulletin 45(5): 645-665. Amos, A.J., 1974. Horacio Jaime Harrington, 1910-1973. Asociación Geológica Argentina, Revista 29(3): 379-380. Amos, A.J., 1974. Horacio Jaime Harrington, 1910-1973. Asociación Geológica Argentina, Revista 29(3): 379-380. Bayer, F.M., Boschma, H., Harrington, H.J., Hill, D., Hyman, L.H., Lecompte, M., Montanaro-Gallitelli, E., Moore, R.C., Stumm, E.C. y Wells, J.W., 1956. Coelenterata. En: Moore, R.C., ed., Treatise on Invertebrate Paleontology, Part F, pp. F1-F498. Geological Society of America and University of Kansas Press. Caminos, R. y Nullo, F., 1979. Descripción geológica de la Hoja 67e, Isla de los Estados. Servicio Geológico Nacional, Boletín 175: 1-52. Buenos Aires. Comité Argentino de Nomenclatura Estratigráfica, 1972. Código Argentino de Nomenclatura Estreatigráfica. Asociación Geologica Argentina, Serie B, 2: 1-40. Darwin, C., 1846. Geological observations in South America. Smith, Elden and Co. Du Toit, A.L., 1927. A geological comparison of South America and South Africa. With a paleontological contribution by F.R. Cowper Reed. Carnegie Institution, Publication 381: 1-158. Washington. Du Toit, A.L., 1937. Our Wandering Continents; An Hypothesis of Continental Drifting, Oliver & Boyd, London, UK. Harrington, H.J., 1934. Sobre la presencia de restos de la flora de Glossopteris en las Sierras Australes de Buenos Aires. Museo de La Plata, Revista 34: 303-338. Harrington, H.J., 1936. El Conglomerado Rojo de las Sierras Australes de Buenos Aires. Museo de La Plata, Obra del Cincuentenario 2: 145-185. Harrington, H.J., 1937. On some Ordovician fossils from northern Argentina. Geological Magazine 74(873): 97-124. Harrington, H.J., 1938a. Sobre las faunas del Ordoviciano Inferior del norte argentino. Museo de La Plata, Revista, N.S., 1: 209-289. Harrington, H.J. 1938b. Las correlaciones paleozoogeográficas del Ordoviciano argentino. Sociedad Argentina de Estudios Geográficos, GAEA, Anales 6: 193-199. Harrington, H.J., 1939a. El aparato apical de Spirifer verneuilli, Sp. leoncitensis y Sp. rugulatus. Museo de La Plata, Notas 4, Paleontologia 17: 123-141.
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Recibido : 10 de Marzo de 2008 Aceptado: 27 de Mayo de 2008
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Historia de la Geología Argentina I
A L. DU T(Coordinador-Editor) LEX OIT: SEMBLANZAS DE SU VIDA F.G. Aceñolaza
Serie Correlación Geológica, 24: 251-266 25 1 Tucumán, 2008 - ISSN 1514-4186 - ISSN on-line 1666-9479
Alex. L. du Toit (1878-1948): Semblanzas de su vida y de su aporte al conocimiento de la Geología Sudamericana Carlos A. CINGOLANI1 Abstract: ALEX . L . DU T OIT (1878-1948): ASPECTS OF HIS LIFE AND CONTRIBUTIONS OF THE S OUTH A MERICA G EOLOGY .- This contribution deals on a biographical sketch of the main activity developed by the South African geologist Alexander Logie du Toit, who about 1920, was constituted in a geological authority in all that referred to the Gondwanan Upper Paleozoic glaciations. His geological knowledge was stimulated to work in other regions of Africa, Madag ascar, India, Australia and Sout h America. It is evident that in your interior, was insta lled the possibility of a union of continents as coherent explanation of many geological phenomena that he had observed. In 1923 supported by a grant of the Carnegie Institution of Washington, he travels to South America for 6 months. The field trips being employed at the Palaeozoic and Mesozoic of Argentina, Chile, Uruguay, Bolivia and Brazil. As a result of this research he published in 1927 the paper on the “Geological Comparison of South America with South Africa”, already strongly stimulated by the theory of the continental drift, defended for A. Wegener. During his trips in South America, he had contact prominent colleagues of several countries. In Buenos Aires he took contact with the Director at the time of the Geological Survey Dr. Jose María Sobral. Franco Pastor, Augusto Tapia and Juan José Nágera were designed by Sobral to accompanying him on the field trips, which had during two months visiting Córdoba, San Luis, San Juan, Mendoza and Buenos Aires provinces. Also du Toit is grateful during his visit in Argentina for the collaboration of Pablo Groeber, Roberto Beder, Juan Rassmuss, Anselmo Windhausen, Ricardo Wichmann, H. Hausen and Juan Keidel. Likewise he recognizes also the support of the Walther Schiller of the Museum of La Plata. The historical personal correspondence with relevant geologists from Argentina, especially with Horacio Harrington, is preserved at the University of Cape Town, South Africa. These historical documents, partially exposed in this article, are a clear demonstration of du Toit’s geological knowledg e of several regions of our country. Resumen: Se presenta una semblanza de la actividad desarrollada por el geólogo sudafricano Alexander Logie du Toit , quien hacia 1920, se constituyó en una verdadera autoridad en todo aquello referido a la glaciación carbonífera y a partir de allí nació en el la inquietud de conocer otras regiones de África, pasando a Madagascar, India, Australia y Sudamérica. Es evidente que en su interior estaba instalada la posibilidad de una antigua unión de continentes, como explicación coherente de muchos fenómenos geológicos que el había observado. En 1923, apoyado por un subsidio de la Carnegie Institution de Washington, viaja a Sudamérica durante 6 meses, trabajando en el Paleozoico y Mesozoico de Argentina, Chile, Uruguay, Bolivia y Brasil. Como resultado de ello logra publicar en 1927, avalado por la institución norteamericana, su “Comparación Geológica de Sudamérica con Sudáfrica”, ya fuertemente estimulado por la teoría de la deriva de los continentes, defendida por A. Wegener. Durante su estadía en Sudamérica, tuvo vinculación con prominentes colegas de varios países. En Buenos Aires tomó contacto con el entonces Director del Servicio Geológico Dr. José Maria Sobral, quien designó colaboradores para que lo acompañaran al viaje de campo, que tuvo una duración de aproximadamente dos meses. Los elegidos fueron los Dres. Franco Pastore, Augusto Tapia y Juan José Nágera. Así fue recorriendo puntos geológicos importantes en las provincias de Córdoba (Saldan, Capilla del Monte), San Luis (Bajo de Veliz), San Juan (en varios sectores como Marayes, Sierra de Zonda, Barreal), luego Mendoza (visitando Cacheuta, Uspallata) siguió enseguida su viaje a Valparaíso, Chile, para regresar a Buenos Aires y hacer trabajos de campo en Olavarría, Sierra de la Ventana y Mar del Plata para estudiar, según sus palabras “unidades equivalentes del Sistema Plegado del Cabo”. Tamb ién agra dece durante su visita a Arge ntin a, la cola bora ción que le prestara n los Dres. Pablo Groeber, Roberto Beder, Juan Rassmuss, Anselmo Windhausen, Ricardo Wichmann, H. Hausen y Juan Keidel del Servicio Geológico Nacional. Asimismo reconoce el apoyo del Dr. Walther Schiller del Museo de La Plata. La histórica correspondencia personal mantenida, con ilustres colegas argentinos, especialmente con el Dr. Horacio Harrington, preservada en universidades sudafricanas, marcan claramente el conocimiento geológico de algunas regiones del país, logrado por el Dr. du Toit. 1
CIG (UNLP-CONICET) y División Científica de Geología, Museo de La Plata, Paseo del Bosque, 1900-La Plata. E.mail:
[email protected]
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Palabras clave: Gondwana. Glaciación carbonífera. Sudamérica- SAMFRAU. Correspondencia. Keywords: Gondwana. Carboniferous Glaciation. South América. Letters.
Sus antecedentes y formación académica
Uno de los geólogos sudafricanos más destacados por su labor en el campo de la geología del Gondwana, fue sin duda Alexander Logie du Toit (Fig. 1). Nacido el 14 de Marzo de 1878, en Rondebosch, en la antigua colonia del Cabo de Buena Esperanza ( Cape of Good Hope ). Como muchas otras familias sudafricanas la suya era de origen francés, quienes por persecuciones religiosas debieron emigrar a otros países. Después de sus estudios primarios y secundarios, obtuvo el Batchelor Degree en la Universidad del Cabo de Buena Esperanza (luego Universidad de Ciudad del Cabo), para continuar en el Royal Technical College de Glasgow, Escocia, donde se graduó de Ingeniero en Minería en 1899. Posteriormente estudió Geología en el Royal College of Science en Londres, culminando los estudios a la edad de 23 años, destacándose ya, según sus discípulos y contemporáneos (Gevers, 1949) por “su versatilidad de pensamiento y su prodigiosa capacidad de trabajo”. Siendo aún estudiante en Glasgow, se casó con Adelaide Walker, quien lo acompañó después a Sudáfrica, teniendo el matrimonio un hijo, Alexander Robert. En 1923, se produce el fallecimiento de su esposa y dos años mas tarde du Toit contrae nuevo matrimonio con Evelyn Harvey, quien le sobrevivió. Sus primeros trabajos
Hacia 1903 pasa du Toit a formar parte del grupo de trabajo de la Comisión Geológica del Cabo de Buena Esperanza, dependiente del Departamento de Agricultura, teniendo como objetivo prioritario organizar la exploración y mapeo geológico de la región. El joven du Toit, mostró aplicación al trabajo, volcando su energía en el relevamiento geológico de las extensas comarcas sudafricanas. Desde los comienzos de sus tareas geológicas, muchos de sus esfuerzos fueron dedicados a la entonces “Formación Karroo” del Paleozoico superior, marcando sus cambios graduales, límites con otras unidades del Sistema del Cabo y la conexión con intrusiones doleríticas. Con otros colegas describió posteriormente dentro de la sucesión estratigráfica del Karroo, a la “Tillita Dwyka” con sus atributos sedimentarios y facies, llegando a constituirse con el tiempo, en un destacado conocedor de su vasto desarrollo y génesis glaciar. Luego abordó el examen del volcanismo del Drakensberg y las chimeneas de kimberlitas, complementando siempre su labor con mapas geológicos de detalle. En los primeros trabajos que realizara para la Comisión Geológica ya mencionada, utilizaba un carromato, tirado por caballos o mulares (“ donkey wagon ”), que le servía como casilla para la estadía en el terreno, la cual a veces compartía con su esposa e hijo (Fig. 2). El trabajo de campo lo hacía desarrollando largas caminatas o en bicicleta, cuando el terreno era favorable, cosa que fuera admirada por colegas, discípulos y visitantes extranjeros que lo acompañaron. El entonces Profesor de la Universidad de Harvard, R. A. Daly, quedó tan gratamente impresionado por la actividad de du Toit, que llegó a expresar durante su visita a Sudáfrica: “Alex es el geólogo de campo mas grande del mundo”. Para los relevamientos acostumbraba du Toit a apoyar un papel en una tablilla de madera, donde colocaba con gran cuidado, todas sus observaciones y asimismo, si lo consideraba necesario, levantaba su propia base plani-altimétrica.
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Figura 1. Retrato
de A. du Toit (tomado de Anderson & Anderson, 1985) preservado en el Servicio Geológico, Pretoria y medalla con su figura.
Figura 2. A.
du Toit con su esposa e hijo en trabajo de campaña como miembro de la Comisión Geológica de Ciudad del Cabo. Tomado de Fuller (1999)
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No retaceaba esfuerzo en la toma de muestras y especialmente en el colectamiento de fósiles. Cabe mencionar la muy buena colección de la Flora de Thinnfeldia de las Capas Molteno, que en 1927 publicara como extensa obra, que pasó a ser de consulta clásica para especialistas del Triásico. Por su labor de recolección paleontológica, le fueron dedicados importantes especimenes, como la planta devónica Dutoitia por Hoeg, en 1923 y diversas especies mencionadas en la síntesis de Anderson y Anderson (1985). Los estudios en la glaciación carbonífera
Hacia 1920, du Toit se constituyó en una verdadera autoridad en todo aquello referido al “Sistema Karroo”, especialmente de la glaciación carbonífera (du Toit, 1921) y a partir de allí seguramente nació en el la necesidad de poder conocer otras regiones de África, como asimismo de Madagascar, India, Australia y Sudamérica. Pareciera que ya en su interior estaba instalada la posibilidad de una antigua unión de continentes, como explicación coherente de muchos fenómenos geológicos que el había observado. La formación académica adquirida en Gran Bretaña, le permitió realizar también trabajos en rocas precámbricas y hasta estudios de aguas subterráneas y termales en territorio sudafricano. Llegó a constituirse en un especialista en hidrogeología de la región y así fue llamado a colaborar con grupos militares, asignándosele el grado de Capitán. Tenía a su cargo la provisión de este esencial recurso para las tropas de la Unión Sudafricana, durante la campaña del Kalahari en la Primera Guerra Mundial, que tuviera lugar durante 1914-15. Más tarde continuó su actividad en la oficina gubernamental del llamado Departamento de Irrigación. Hacia 1920, du Toit había logrado completar un relevamiento geológico de detalle para una región de más de 50.000 millas cuadradas, esencialmente en el Cabo y Natal. En 1925 el Servicio Geológico de la Unión, así era el nombre dado por la integración de varios territorios sudafricanos, publicó en escala 1:1.000.000 el primer mapa geológico en colores, fundamentalmente logrado por su trabajo minucioso. Su verdadera pasión fue el estudio la glaciación del Paleozoico superior de Sudáfrica, tal que después de muchos años de relevamientos geológicos, lo llevó a estipular una fuente “extra africana” para esa particular depositación glaciar. Sobre la base de éste criterio, pudo realizar en 1914 un viaje a Australia y luego Madagascar, donde comprobó semejanzas en la geología del Carbonífero-Pérmico. Hacia 1921 ya estaba convencido de la existencia del continente de Gondwana por deriva continental, como independientemente postularan varios autores como Taylor y Wegener. En 1926 se publica finalmente su trabajo, tras muchos años de labor, sobre la Geología de Sudáfrica, una de sus grandes obras donde condensaba todos los conocimientos basados en observaciones personales directas e interpretaciones sólidamentefundamentadas. Estadía en Sudamérica
Un momento clave en su formación geológica, se produce en 1923, cuando apoyado por un subsidio de la Carnegie Institution de Washington, viaja a Sudamérica durante 6 meses, trabajando en el Paleozoico y Mesozoico de Argentina, Chile, Ur uguay, Bolivia y Brasil. Como resultado de ello logra publicar en 1927, avalado por la institución norteamericana, la “Comparación Geológica de Sudamérica con Sudáfrica”, ya fuertemente estimulado por la teoría de la deriva de los continentes, defendida por A. Wegener.
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Figura 3. A.
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du Toit (izquierda) junto a Juan José Nágera durante su viaje de campaña (archivo SEGEMAR).
Durante su estadía en Sudamérica, tuvo contactos con prominentes colegas de varios países. Según expresa en su importante trabajo (du Toit, 1927) fue recibido en Buenos Aires por el entonces Director del Servicio Geológico Dr. José Maria Sobral, quien designó colaboradores para que lo acompañaran al viaje de campo que tenía programado, el cual tuvo una duración de aproximadamente dos meses. Los elegidos fueron los Dres. Franco Pastore, Augusto Tapia y Juan José Nágera (Fig. 3), quedando a cargo del gobierno argentino el costo de transporte en tren. Así fue recorriendo puntos geológicos importantes como en las provincias de Córdoba (Saldán, Capilla del Monte), San Luis (Bajo de Veliz), San Juan (Marayes, Sierra de Zonda, Barreal), luego Mendoza (Cacheuta, Uspallata) siguiendo a Valparaíso, Chile, para regresar a Buenos Aires y hacer trabajos de campo en Olavarría, Sierra de la Ventana y Mar del Plata para estudiar, según sus palabras “unidades equivalentes del Sistema Plegado del Cabo”. También agradece durante su visita a Argentina, la colaboración que le prestaran los Dres. Pablo Groeber, Roberto Beder, Juan Rassmuss, Anselmo Windhau sen, Ricardo Wichmann, H. Hausen y Juan Keidel del Servicio Geológico Nacional. Asimismo reconoce el apoyo del Dr. Walther Schiller del Museo de La Plata.
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Su etapa como Geólogo Consultor. El concepto de “Geosinclinal de SAMFRAU”
A su regreso de Sudamérica en el año 1927, du Toit renuncia al servicio gubernamental, para constituirse durante 14 años, en consultor geológico de la compañía De Beers Consolidated Mines , una de las mayores productoras de diamantes del mundo. Era evidente que sus conocimientos sobre la geología sudafricana y especialmente sus estudios en el vulcanismo de Drakensberg y kimberlitas, eran un apoyo valioso para la prospección de diamantes. De todas maneras, continuó estudia ndo y enviando a publicación sus estudios previos sobre la flora fósil del Karroo superior, plantas fósiles de capas del Gondwana de Uganda, movimientos crustales como factor en la evolución geográfica de Sudáfrica, Antártida y edades glaciares, cañones submarinos y el origen de los fondos oceánicos. Asimismo terminó su obra cumbre, ampliamente conocida y a mi juicio con un título que incitaba el interés del lector y demostraba la valentía para defender sus ideas: “ Our Wandering Continents ”. En este trabajo desarrolla el concepto de “Geosinclinal de SAMFRAU”, previamente denominado ‘cinturón de plegamientos gondwánicos’, para designar una faja de sedimentación que dentro de la paleogeografía gondwánica abarcó Sudamérica, Sudáfrica y Australia. Este sector, se distingue por presentar una sucesión estratigráfica y desarrollo paleobiológico similar, especialmente para el Paleozoico (Fig. 4). Este fecundo concepto generado por du Toit, tiene actualidad con marcada identidad de condiciones paleoclimáticas, a pesar de las diferentes interpretaciones de evolución tectónica.
Continente de Gondwana durante el Paleozoico. El gráfico de la izquierda corresponde a un original de du Toit conservado en los archivos de la University of Cape Town y reproducido por Fuller (1999). En grisado (a la derecha) se identifica el “Geosinclinal de SAMFRAU” del Paleozoico superior según du Toit (1937). Figura 4.
Su correspondencia con geólogos argentinos
También mantuvo du Toit un extenso trabajo de correspondencia con geólogos argentinos, especialmente por su interés en los depósitos glaciares del Carbonífero. Los originales de sus cartas enviadas y recibidas, como sus prolijas libretas de campo, están preservadas en la University of Cape Town, constituyendo documentos históricos de las discusiones, opiniones y criterios, mantenidos por du Toit. Destacamos los intercambios epistolares con el Dr. Roberto Beder (Fig. 5) de origen suizo, quien entonces se desempeñaba como Profesor de Mineralogía y Petrografía de la Universidad Nacional de Córdoba. En carta del 29 de Agosto de 1928, escribe en idioma francés Beder a du Toit, quien a la sazón era geólogo de la De Beers Consolidated Mines , en Kimberley, respondiéndole sobre hallazgos fosilíferos realizados por G. Bodenbender en Precordillera. En parte de la carta dice Beder textualmente: “Bodenbender me ha dicho que cuando había hecho sus estudios en San Juan, no ha visto los depósitos glaciares o por lo menos no los ha reconocido como tales, de manera que le es imposible decir si las plantas fósiles se encuentran entre el primero y el segundo horizonte”...
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Por su parte el Dr. Horacio J. Harrington (Figs. 6), escribió en inglés a du Toit en 1937, a quien pide disculpas del atraso porque sus tareas de Profesor en las Universidades de Buenos Aires y La Plata (y que además en esos meses había contraído matrimonio) lo tuvieron bastante atareado. Expresa Harrington que se encontraba en ese momento en Sierra de la Ventana, trabajando en el mapa 1:100.000 y que ya había terminado el levantamiento a escala 1:10.000 de la región del Bonete con un texto explicativo que esperaba publicar en colaboración con J. Keidel. En otra parte de la carta comenta Harrington que tuvo oportunidad de visitar junto a J. Keidel, la zona de Leoncito Encima, Barreal, la Sierra Chica de Zona y otras localidades clásicas de la Precordillera de San Juan. Se disculpa por encontrar en el Paleozoico superior diferencias con las interpretaciones de du Toit, especialmente por la presencia de ventanas tectónicas y no domos con tillitas como manifestaba du Toit, es decir que dudaba que fueran contactos discordantes primarios. Mas adelante dice “El Dr. Keidel publicará pronto en Geologische Rundschau una síntesis del conocimiento de la Precordillera. El artí culo, en colaboración, sobre Leoncito Encima será publicado este mes por Geological Magazine. Cuando tenga separatas será un placer enviarle una copia”. En 1939 vuelve a escribirle Harrington a du Toit (Fig. 7) pidiéndole ante todo disculpas por su largo silencio...porque había estado ocupado en completar el mapa de Sierra de la Ventana, donde Tapia (quien le mandaba sus recuerdos a du Toit) está a cargo del Terciario y Pleistoceno y A. Cabrera describirá los restos de vertebrados. Expresa Harrington “Como resultado de mis investigaciones lamento que mis ideas han tomado importantes cambios y no concuerdo con muchas de las observaciones de Keidel, pasadas y presentes...” Por otra parte, dice Harrington que ha realizado una visita a las Sierras Septentrional es y que está publicando un trabajo corto de su estructura tectónica. Agrega “Los fósiles de las dolomitas fueron encontrados hace unos dos años atrás por un amigo quien no le dio ninguna importancia al hecho. Todos los especimenes fueron colectados en la cantera de dolomía de Puerta del Diablo, cerca de Loma Negra, Sierras Bayas...En mi opinión ellos recuerdan a Spiriferina campestris descripta para el Carbonífero superior de Bolivia”. Por otro lado brinda Harrington detalles de la geología de la región de Olavarría, tanto del basamento como de la cobertura sedimentaria (‘La Tinta beds’ de J. J. Nágera). Explica que la secuencia de Olavarría es muy diferente a las de las Sierras de Balcarce, donde las areniscas cuarcíticas contienen restos de Arthrophycus y Cruziana . Mas adelante agrega Harrinton “Es entonces, imposible correlacionar las areniscas y pelitas de Balcarce con ‘La Tinta beds’. Menciona que fuertes movimientos tectónicos han tenido lugar a lo largo de los planos de las capas. No son sobrecorrimientos como creía Schiller, tampoco como planos de fallas horizontales inversas. Por el contrario ellos son un tipo de movimiento ‘decollement’. Los diferentes tipos litológicos han deslizado diferencialmente unos sobre otros. Se lamenta Harrington, que tratando de ser conciso se puede haber vuelto oscuro, por ello le agrega un conjunto de dibujos de perfiles que simplificarán la explicación (Fig. 7). Mas adelante explica que poco se ha dicho sobre la edad de los movimientos. En su opinión “son probablemente contemporáneos con el plegamiento y corrimiento de las Sierras Australes, lo cual serían post-paleozoicos”. En Noviembre de 1939, du Toit responde a Harrington donde le agradece su larga e iluminada carta, expresando que le ha resultado de mucho interés la estratigrafía de Sierras Bayas que le ha detallado. Dice textualmente du Toit más adelante:
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Figura 7. Extensa
carta de Horacio Harrington a A. du Toit fechada en Noviembre de 1939, donde le adjuntaba esquemas de sus recientes perfiles de la zona de Boca de la Sierra (Sierras Bayas, Olavarría).
“Sus argumentos parecen ser que tales capas con Spiriferina deben ser de edad pre-tillítica, lo cual sugiere que las glaciares deben ser por lo menos más antiguos que Pérmico inferior. Como las calizas y lutitas pueden ser equivalentes a nuestro Witteberg esto permanece incierto, pero no imposible; solamente mas fósiles de ambos países podrían fijar este punto. He fallado en la búsqueda de buenos fósiles este año. Los restos de peces fueron palaeoniscidos, pero los géneros fueron indeterminables”. Mas adelante se lamenta du Toit que desafortunadamente todos los Profesores de la Universidad son petrólogos y ninguno de nuestros estudiantes ha demostrado interés en la estratigrafía o paleontología. En consecuencia no hay interés en la sucesión del Cabo o sus fósiles”.
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“Como Ud. ha demostrado interés en el problema de las cuarcitas de Balcarce, puedo llamar su atención hacia las sucesiones pre-Cabo del Nama en la costa atlántica con cuarcitas basales, seguidas de calizas y lutitas con poca inclinación u horizontales. Fósiles mal preservados sugieren una posible edad cámbrica, pero estamos todavía en la oscuridad sobre esto. Aquí también necesitamos más investigación para establecer importantes correlaciones estratigráficas…. Estoy inmensamente interesado en aprender de lo que ha realizado en las Sierras de Buenos Aires, su estudio especial y mapeo en gran escala. Es realmente esencial que una persona haya tenido la oportunidad de observar la región entera y no solamente parte…Espero que en el término de años tengam os la oportunidad de estudiar su ‘magnus opus’, la cual es seguro que marcará otro gran avance en la geología de Argentina. Tengo planeado ir a Inglaterra el año próximo para el Congreso Geológico Internacional, pero presumiblemente todo esto será cancelado. Como alternativa estoy planificando la idea de revisitar la Argentina y examinar en mayor detalle las áreas bajo discusión con Keidel, Schiller y Ud…..Mi decisión deberá de todas maneras esperar la finalización de las hostilidades en Europa”. Cabe destacar que ha existido también correspondencia de du Toit con Anselmo Windhausen, en 1930 comentando sobre la flora, probablemente triásica, hallada en Paraguay. Su retiro
En 1941 a la edad de 63 años, du Toit alcanza su retiro de la actividad profesional, volviendo a su lugar de nacimiento en los suburbios de Ciudad del Cabo (Pinelands). De todas maneras, esto no constituyó un alejamiento de la Geología, continuando una intensa labor alternando campo y estudio en el hogar. Según su discípulo y biógrafo (Gevers, 1949), la casa de du Toit (2, Bye Way, Pinelands ) se constituyó en una verdadera “Meca” para la visita de científicos tanto de África como de otros continentes, que concurrían asiduamente a solicitar su asesoramiento. Concretó también en esta etapa varias publicaciones sobre temas muy diversos, como por ejemplo la referida a ambientes climáticos de las faunas de vertebrados del Sistema Karroo y también dedicó tiempo a preparar su tercera edición considerablemente revisada y ampliada de la Geología de Sudáfrica, q ue apareció después de su muerte acaecida en 1948 cuando tenía 70 años. Síntesis de su personalidad y labor geológica
Como fuera explicado, du Toit fue un geólogo reconocido por la versatilidad de temas que abarcó, llegando a concretar contribuciones mayores sobre estratigrafía, paleobotánica, volcanología, glaciación, cambios climáticos, ingeniería geológica, tectónica, deriva continental, fisiografía, geología económica (carbón, aguas subterráneas, depósitos diamantíferos, manganeso, asbestos, etc.), inclusive estratigrafía del Pleistoceno y hasta aspectos geológicos de lugares arqueológicos. Su labor de campo, sus publicaciones y su intercambio epistolar, son una prueba fehaciente de la influencia científica que lograra para la comunidad geológica argentina. Fue reconocido como un gran sintetizador regionalista con una verdadera visión holística. Según lo expresan sus biógrafos era poseedor de una personalidad de intensa concentración (solía escribir en ómnibus, trenes, estaciones, etc.), con escritura simple y natural. Dotado de una modestia innata que lo hacía eludir toda publicidad. Era también abstemio en sus costumbres cotidianas. Si bien era claro y conciso para corregir trabajos o contribuciones que le solicitaban diversas asociaciones, no fue un buen orador y poco didáctico en sus conversaciones. Su forma de escapismo de la labor geológica, fue la música, dedicando mucho tiempo al oboe y toda otra manifestación artística. Llegó a ser el geólogo sudafricano mas reconocido
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internacionalmente y “Fellow ” de la Royal Society de Londres en 1943. Alcanzó a publicar 151 entre trabajos y memorias y varios libros de mucha difusión. Mis primeros trabajos bajo la dirección del Dr. A.V. Borrello, fueron en Sierra de la Ventana (parte importante del ‘Geosinclinal de SAMFRAU’ de du Toit), ya en aquellos años de la década del 60, la consulta de sus trabajos marcaron mi admiración por sus contribuciones. Mas tarde, durante una estadía en la Universidad de Cape Town en 1983, tuve oportunidad de apreciar como era reconocida fuertemente su labor por profesores y alumnos. Otra anécdota que deseo comentar, es aquella que me mencionara el Dr. Alfredo Cuerda, quien trabajando en Barreal para completar su tesis doctoral, hacia el año 1938, tuvo como colaborador a un baqueano de la zona, Don Juan Gallardo Díaz (de origen chileno), quien le comentara que allí había estado también un “gringo sudafricano” quien le había expresado que “estas rocas son iguales a las de mi país”. Por ello A. Cuerda reconoció que esa persona se identificaba con du Toit. Señalo finalmente la valentía intelectual de du Toit quien no dudó en publicar, en las épocas en que no era aceptada la movilidad de continentes, sus resultados y conclusiones que apoyaban las comparaciones, que seguramente no fueron bien recibidas en las escuelas ortodoxas. Justo es señalar que en la última edición de su libro, A. Wegener (1929), remarcó entre los argumentos geológicos para explicar la deriva de los continentes, los trabajos de Keidel (1916) en Sierra de la Ventana y Precordillera y muy especialmente los trabajos comparativos de du Toit (1927) en Argentina y Brasil. Wegener llegó a admitir que el libro de du Toit le causó una fuerte impresión por la correlación estrecha que describía entre Sudamérica y África entre el Precámbrico y el Cretácico. Expreso mi especial agradecimiento a la Sra. Lesley Hart, de la Biblioteca y Archivos de la University of Cape Town, Sudáfrica, por facilitarme valiosa información sobre la correspondencia de A. du Toit. A los Dres. Udo Zimmermann y Eduardo M. Morel también les estoy reconocido por la bibliografía importante que me facilitaran. A los Dres. Alfredo J. Cuerda y Pedro N. Stipanicic por haberme alentado para dar a conocer esta semblanza. El Lic. Norberto Uriz y el Técn. Mario Campaña fueron eficientes colaboradores en la compaginación final de las figuras que acompañan al texto. Agradeci mientos:
Bibliografía Anderson, G.M. and Anderson, H. 1985. Palaeoflora of Southern Africa. Prodromus of South African megafloras Devonian to Lower Cretaceous . Balkema, Rotterdam. Du Toit, A.L., 1921. The Carboniferous Glaciation of South Africa. Transactions of the Geological Society of South Africa , 24:188-217. Du Toit, A.L., 1927. A Geological Comparison of South America with South Africa . Carnegie Inst. Publ. N. 381, 157 p. Washington. Du Toit, A.L., 1927. Geology of South Africa . Oliver and Boyd, Edinburgh, 447p. Du Toit, A.L., 1937. Our Wandering Continents. Oliver and Boyd, Edinburgh, 366 p. Fuller, A.O., 1999. Alex Logan du Toit. Journal of African Earth Sciences, 28 (1):3-9. Gevers, T.W., 1949. The life and work of Dr. Alex. L. du Toit . Transactions of the Geological Society of South Africa 52, 109 p. Keidel, J., 1916. La Geologìa de las Sierras de la Provincia de Buenos Aires y sus relaciones con las montañas de Sud Àfrica y los Andes. Anales del Ministerio de Agricultura de la Naciòn, Secciòn Geologìa, Mineralogía y Minería , 11: 3:1-77. Buenos Aires. Wegener, A., 1966. The Origin of Continents and Oceans. Ed. Dover 246 p. (versión inglesa de Die Entstehung der Kontinente un Ozeane, 1929, Friedr. Vieweg & Sohn).
Recibido: 10 de Agosto de 2008 Aceptado: 22 de Septiembre de 2008
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Historia de la Geología Argentina I Serie Correlación Geológica, 24: 267-279 B REVE HISTORIA DE LA PALEOBOTÁNICA Y LA PALINOLOGÍA ENTucumán, EL NOROESTE ARGENTINO 267 F.G. Aceñolaza (Coordinador-Editor) 2008 - ISSN 1514-4186 - ISSN on-line 1666-9479
Breve historia de la paleobotánica y la palinología en el noroeste argentino María M. VERGEL1, Josefina DURANGO de CABRERA2 y Rafael HERBST 3 Abstract: BRIEF HISTORY OF THE PALEOBOTANY AND THE PALYNOLOGY IN THE NORTHWEST ARGENTINE.- This contribution provides an overview of the records of fossil plants and palinomorphs in northwest Argentina. The description and mention of fossil plants were scarce until the last decades of the last century, being limited to the widely known “stromatolites” ( Pucalithus ) of the Cretaceous, and a few silica trunks from the Upper Tertiary of the Valle de Santa Maria. There are also occasional mentions of fossil plants in diverse papers related to Devonian, Cretaceous and Cenozoic stratigraphy, but they were never studied. On the mid-’80s began a systematic exploration with publications of detailed descriptions of wood, leaves and fruits as well as a few Charophytes from the Neogene strata of the Valles Calchaquies. The publications related to palynology finding started in the 1970s, ,focused mainly in Lower and Upper Paleozoic sequences, with preliminary studies and reports from the oil companies. Beginning in the 1980s, a more conspicuous research on palinomorphs started , with a significant advance towards the knowledge of the palinoflora from northwest Argentina. Research were conducted mainly in the Ordovician, Carboniferous and Tertiary sequences. The current proposal also display the repositories of major collections of plants and palinomorphs. Resumen: BREVE HISTORIA DE LA PALEOBOTÁNICA Y LA PALINOLOGÍA EN EL NOROESTE ARGENTINO.- Se brinda un panorama de los hallazgos de restos de megafósiles vegetales y palinomorfos en la región del noroeste de la Argentina. En general, los restos de megafósiles vegetales citados y descritos hasta las últimas décadas del siglo pasado, son escasos; se limitan a los ampliamente difundidos “estromatolitos” (del género Pucalithus ) del Cretácico, y a unos pocos troncos silicificados del Terciario Superior del valle de Santa María. Existen también ocasionales menciones de plantas fósiles en varios trabajos relacionados con el Devónico, el Cretácico y el Cenozoico, pero éstas nunca fueron estudiadas. Hacia la década de los ’80 comienza una búsqueda sistemática con la p ublicación de descripciones detalladas de maderas, hojas y fr uctificaciones, así como unas pocas carófitas, de unidades del Neógeno de los valles Calchaquíes, áreas de los principales hallazgos. Los trabajos sobre microfloras se iniciaron a partir de los años 1970, principalmente en secuencias del Paleozoico Inferior y Superior, con estudios preliminares e informes a empresas petroleras. A partir de los 1980, se inició una más conspicua búsqueda de palinomorfos que en años recientes marcó un avance significativo para el conocimiento más acabado de la palinoflora del NOA con investigaciones que se desarrollaron principalmente en sucesiones ordovícicas, carboníferas y terciarias. Se indica también los repositorios de las principales colecciones de restos megascópicos de plantas y palinomorfos. Key words:
Palaeobotany. Palynology. Northwest Argentina.
Palabras clave : Paleobotánica. Palinología. Noroeste
Argentino.
Introducción
La historia del conocimiento de las megafloras y palinomorfos autóctonos de la región del noroeste de Argentina es bastante breve. A diferencia, quizás, de la zona del Litoral, región oeste de Argentina y Patagonia, durante la primera mitad del siglo XIX, el noroeste fue poco visitado por destacados naturalistas de la talla de d’Orbigny, Martin de Moussy y otros que realizaron 1
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INSUGEO-CONICET, Cátedra de Paleontología, Facultad de Ciencias Naturales e I.M.L., Universidad Nacional de Tucumán Miguel Lillo 205, 4000 San Miguel de Tucumán. E-mail:
[email protected] Cátedra de Paleontología, Facultad de Ciencias Naturales e I.M.L., Universidad Nacional de Tucumán. Lamadrid 390, 4000 San Miguel de Tucumán. E-mail:
[email protected] INSUGEO-CONICET, Las piedras 201 7º/B , 4000 San Miguel de Tucumán. E-mail:
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importantes contribuciones paleontológicas para aquellas regiones. En el NOA se destacaron más los geólogos como Brackebush (1883) o Stelzner (1885), para mencionar quizás los más notables que hicieron extensa exploración geológica, aunque no aportaron mayormente a la paleontología. Las menciones o los hallazgos de plantas fósiles han sido esporádicos hasta bastante avanzado el siglo XX. Esto, a pesar del reconocimiento de la geología regional y de la estratigrafía de la región, pero sin que haya habido una búsqueda sistemática de fósiles. De ello se exceptúan las exploraciones y hallazgos de invertebrados y vertebrados que en muchos casos sentaron las bases para la cronología de las unidades involucradas (véase también Peirano, 1943). Solamente durante las últimas décadas de ese siglo hubo progresos notorios, particularmente en las megafloras Neógenas de los valles Calchaquíes y microfloras paleozoicas que permitieron comprender mejor las condiciones paleoambietales generales de esta región del país. Megaflora
Quizás los primeros restos de vegetales de esta zona hayan sido las citas sobre hallazgos de plantas fósiles realizados por Bodenbender (1906) en las cercanías de Orán, Salta. Allí se señala la presencia de Phyllotheca y Equisetites , géneros cuyo registro en otras áreas gondwánicas sugiere una antigüedad pérmica. Asimismo y como precursores de los primeros registros de “vegetales ” fósiles en la región, es de los “estromatolitos” del Cretácico de Salta (Bonarelli, 1921) que fueran clasificados como Pucalithus Steinmann, por Fritzsche (1923). Estos restos fueron tratados con mayor extensión en su clásica obra, por Frenguelli (1936); en la misma, Frenguelli también brinda datos concretos sobre megarestos vegetales, cuando en la página 425 menciona “…frecuentes troncos opalizados de árboles, probablemente en su mayor parte Pityoxylon y Dadoxylon ( Araucarioxylon )….” y cuando ilustra unos (problemáticos) restos de vegetales (pág. 307, fig.83). Aparte de todo esto, determina la presencia de unos 14 géneros de diatomeas y algunos otros restos de vegetales microscópicos silíceos. Las primeras menciones de plantas fósiles, como maderas petrificadas, se deben quizás a Stelzner (1885) quien, en el valle de Santa María vio los troncos que por aquel entonces se atribuían a Araucarioxylon . Si bien Penck (1920) cita por primera vez los troncos fósiles, el primero en describirl con algún detalle estos troncos petrificados es O’Donell (1937) que define que se trata de Leguminosas. Este material, del Plioceno de la Formación Andalhuala en la nomenclatura moderna, fue redescripto por Menéndez (1962) y luego por Lutz (1987) quién le confirió el status taxonómico definitivo que tiene hoy, Paracacioxylon o’donelli (Menéndez) Müller-Stoll y Mädel. Esta autora, adicionalmente describe otros dos géneros de esta Familia, Mimosoxylon Müller-Stoll y Mädel y Menendoxylon Lutz, de las actuales Formaciones San José y Andalhuala, del Mioceno Medio y Plioceno Inferior respectivamente. También, recientemente Martínez y Lutz (2006 y referencias) reconocen troncos de Fabaceae en la Formación Chiquimil. Merece mencionarse también las citas de Peirano (1946) quien, en la descripción de sus perfiles de la Quebrada de Amaicha (Tucumán), señala la presencia de hojas fósiles. Del resto de la región, aparte de los estromatolitos ya citados, no existen registros concretos salvo unas pocas menciones de hallazgos, como algunos restos de plantas del Devónico en la Sierra de Zapla (de Benedetti, 1948; Feruglio, 1931). Vale recordar que el Dr.John J. P. Benedetti, durante parte de las décadas de 1940 y 1950 fue jefe de la sección de Mineralogía y Geología del Instituto de Geología y Minería de la UNT, con asiento en la ciudad de San Salvador de Jujuy, creado por el Dr. Abel Peirano. Se deben al Dr. de Benedetti importantes estudios relacionados a la exploración del petróleo en el noroeste del país.
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En la Sierra de Santa Bárbara, provincia de Jujuy, Harrington (1967) refiere los restos de plantas primitivas como pertenecientes a Rhynia sp. y Hornea sp. También restos de megaflora asignados a Cyclostigma fueron identificados en la Formación Tonono, subsuelo del Chaco-Salteño (en Tortello et al ., 2008). Recientemente Malanca et al. (2008), en sedimentitas de la Formación Lipeón (Silurico), en el angosto de Alarache, río Bermejo y río Los Toldos o Huaico Grande, límite argentino boliviano, refieren restos de plantas con características compatibles a los géneros Hostinella, Drepanophycus y posiblemente Cooksonia . En la sierra de Aguaragüe en la provincia de Salta, sedimentitas del Carbonífero Superior de la Formación Tarija (Grupo Macharetí) brindaron el primer hallazgo de semillas platispérmicas asignadas a los géneros Samaropsis y Cordaicarpus , junto a fragmentos foliares de probables Cordaitales (di Pasquo, 2004). Estos hallazgos permitieron confirmar la edad carbonífera tardía de la Formación Tarija en esa región, edad anteriormente determinada por microflora. Es en la región de los valles Calchaquíes, valle de Santa María, valle del Cajón y valle Calchaquí, en secuencias del Mioceno Medio y Superior y del Plioceno Inferior, donde se producen los modernos hallazgos, con la descripción de numerosos taxones de hojas y fructificaciones de Angiospermas que representan numerosas familias de plantas (Anzótegui, 1998, 2002, 2004; Anzótegui y Cristallli, 2000; Anzótegui et al ., 2007; Anzótegui y Herbst, 2004). Pero también se describieron restos de Pteridophyta como el género Equisetum (Durango et al , 1997), helechos acuáticos como Salvinia (Herbst et al ., 1987) y Charophytas como los géneros Chara y Strobilocarpa (Garcia y Herbst, 1997). La presencia de algunos carófitos sin determinación, del valle de Santa María, ya había sido referida por Frenguelli (1936). Es menester mencionar la descripción de algunas Charophytas del Cretácico de la provincia de Jujuy, que serían los más antiguos citados de esta región (Musacchio, 1972). Esta numerosa cantidad de trabajos se ve complementada con las descripciones de diversas asociaciones polínicas, que contribuyen, sin duda, al mejor conocimiento de las floras Neógenas del NOA. Una síntesis de todos aquellos hallazgos puede encontrarse en Herbst et al . (2000). Esta cantidad de información, permitió además comenzar a mejorar el conocimiento de las características paleoambientales y paleoclimáticas de las unidades estratigraficas involucradas, por ejemplo Starck y Anzótegui (2001), tarea que deberá ser completada en el futuro. Tratándose esta contribución de una reseña histórica, es oportuno mencionar algunos datos referidos al profesor Carlos Alberto O´Donell (1912-1954) por tratarse del primer investigador que aporta una detallada descripción anatómica, que le permitió ubicar en la Sistemática Botánica alguno de los trocos fósiles citados anteriormente. El profesor O´Donell se graduó como farmacéutico en 1937 en la Escuela de Farmacia y Bioquímica de la Universidad Nacional de Buenos Aires, su ciudad natal. En aquella institución venía desempeñándose como Asistente Honorario, en el Instituto de Botánica y Farmacia. Su trayectoria académica comienza en 1938 en la Fundación Miguel Lillo de Tucumán donde además de realizar numerosos trabajos científicos, relacionados mayormente a la Anatomía Vegetal, fue Secretario de Lilloa, se desempeñó como docente y ocupó cargos jerárquicos. Fue Jefe de la sección Sistemática Fanerogámica del Instituto Miguel Lillo. En 1945 fue designado Director Interino de ese instituto en ausencia de su Director, el Dr. Horacio Descole y en 1948 fue Vice Decano en el Decanato del Dr.José Manuel Rodríguez de la Universidad Nacional de Tucumán.
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Palinología
Con respecto a la microflora, los primeros registros palinológicos en el noroeste argentino corresponden en la mayoría de los casos a trabajos iniciados en exploraciones de empresas petroleras. Se trata principalmente de muestras de subsuelo procedentes del Chaco-Salteño y Sierras Subandinas, en unidades paleozoicas. Esta primera etapa con datos preliminares de asociaciones, analizadas sin demasiado detalle (Pothe de Baldis, 1971, 1974; Pothe de Baldis y Salas, 1977; Volkheimer et al., 1983, 1986) y varios trabajos inéditos de infor mes a las empresas petroleras (e.g. Pothe de Baldis, 1967; Archangelsky, 1978; Harris y Miller, 1978), coincidió con el inicio de los estudios paleopalinológicos en Argentina, información que sir vió de base a trabajos posteriores con detalle taxonómico y bioestratigráfico, utilizados en muchos casos en la presentación de esquemas bioestratigráficos. Si se comparan los estudios paleopalinológicos del noroeste argentino con los realizados en otras áreas de nuestro país, la información publicada es escasa y concentrada en pocos niveles estratigráficos. Estos datos señalan la existencia de importantes hiatos del registro palinológico en el área, con perspectivas a tomar en cuenta para nuevas exploraciones. No obstante, en los últimos 10 años la palinología de secuencias fósiles del noroeste argentino ha cobrado mayor impulso y se iniciaron trabajos modernos con enfoque de índole bioestratigráfica que están revirtiendo esta situación. Artículos de síntesis recientes en los cuales se dan a conocer estudios paleopalinológicos en el noroeste argentino pueden consultarse en Gavriloff et al. (1998), di Pasquo y Azcuy (1999), Ottone (1999), Quattrocchio, (1999), Herbst et al. (2000), Vergel et al. (2002), di Pasquo (2003) y Tortello et al. (2008). A modo de simplificar el registro de datos, se presentan los antecedentes palinológicos separados de modo cronoestratigráfico. A SOCIACIONES DEL P ALEOZOICO T EMPRANO
Si bien a nivel mundial existe una conspicua cantidad de trabajos sobre asociaciones de palinomorfos (acritarcos, prasifitas y quitinozoos) en secuencias del Paleozoico Temprano, el sur de Sudamérica no obstante registrar considerables extensiones y potentes espesores en secuencias del Paleozoico Inferior, muestra déficit de estudios principalmente debido a la insuficiencia de prospecciones y en algunos casos, escasez de unidades litoestratigráficas adecuadas. Esta carencia de trabajos específicos sobre asociaciones palinológicas en unidades del Paleozoico Inferior es significativa en el noroeste de Argentina. No obstante, pese a la escasez de registros, las sucesiones cámbricas del NOA son las que presentan los únicos datos palinológicos de esa antigüedad en nuestro país. Corresponden a los del sector medio de la Formación Casa Colorada (miembro arenoso) aflorante en Quebrada de Moya en el ámbito de la Quebrada de Humahuaca. En esa localidad de la Cordillera Oriental, Rubinstein et al. (2003) dieron a conocer fitoplancton marino con dominio de for mas esferoidales simples, además de varias especies asignadas a nivel mundial al Cámbrico Tardío. Con posterioridad a ese hallazgo, Aráoz y Vergel (2006) y Vergel et al . (2007) amplían el registro con otras formas reconocidas e incluyen asociaciones más jóvenes (Tremadociano temprano), dentro del mismo perfil que registra el pasaje entre los sistemas Cámbrico y Ordovícico. Las sucesiones del Ordovícico Inferior del noroeste argentino presentan también la particularidad de haber sido las que brindaron los primeros hallazgos de acritarcos y quitinozoos de Argentina e incluso Sudamérica. Fueron pioneros los estudios llevados a cabo por Volkheimer et. al. (1980) en rocas del Ordovícico (Llanvirniano temprano Arenigiano) de la Sierra de Mojotoro, provincia de Salta, en afloramientos de la Formación Mojotoro. Allí se da a conocer la primer
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asociación de acritarcos ordovícicos de América del Sur junto a los primeros quitinozoos registrados para el noroeste argentino. También Bultynck y Martin (1982) reconocieron en la región de Yacones y La Caldera, provincia de Salta los primeros acritarcos tremadocianos de Sudamérica. Estos trabajos fueron el punto de partida de posteriores prospecciones e importantes hallazgos de palinomorfos ordovícicos en la región. Merecen destacarse como primeras contribuciones las de Manca et al . (1995) y Rubinstein (1997) aunque sin descripciones sistemáticas de las asociaciones. Sin embargo ya se menciona la afinidad con la provincia paleogeográfica Mediterránea (Vavrdová, 1974; Martin, 1982). Posteriormente los trabajos de Ottone y Holfeltz (1992), Ottone et al . (1992, 1995), Rubinstein y Toro (1999, 2001, 2002), Rubinstein et al. (1999) inician una segunda etapa de análisis de asociaciones palinológicas ordovícicas con mayores detalles taxonómicos, bioestratigráficos y paleogeográficos en nuevas localidades, principalmente de la Cordillera Oriental, donde en algunos de ellos se complementan con otras referencias paleontológicas de graptolites y escolecodontes. Igualmente, la prospección en sedimentitas ordovícicas de la Puna produjo el primer registro de cryptosporas en la región (Rubinstein y Vaccari, 2001, 2004), a la vez de determinar con los palinomorfos una edad comprendida entre el Ordovícico Tardío (post-Hirnantiano) – Silúrico Temprano (Rhuddanian), coincidente con los datos obtenidos de invertebrados fósiles. También Aráoz y Vergel (2001), Aráoz (2002) y Aceñolaza et al . (2003) dieron a conocer los primeros registros palinológicos en la Sierra de Zenta, provincia de Jujuy, unidad orográfica carente hasta ese momento de datos paleontológicos. Se citan asociaciones relacionadas a la biozona de trilobites Kainella meridionalis . y se presentan consideraciones paleogeográficas y paleoambientales. Asimismo, Aráoz y Aceñolaza (2004) presentan los primeros registros palinológicos para el Tremadociano superior de Sierra de Zenta en niveles de la Formación Santa Rosita y también con macrofauna asociadas. Recientemente, Aráoz et al. (2008) registran asociaciones características del límite Tremadociano–Arenigiano. Igualmente en niveles del Tremadociano superior de la región de Pascha-Incamayo, en la Cordillera Oriental, de la Puente y Rubinstein (2006) registran el primer hallazgo de quitinozoos, y de la Puente et al . (2005) identifican quitinozoos Arenigianos en la Formación Acoite. En Sierras Subandinas, Rubinstein (2003b y 2005) da a conocer las primeras asociaciones palinológicas del pre-Hirnantiano en Sierra de Zapla. Considera la transición ordovícica-silúrica y los efectos de la glaciación hirnantiana en base a los palinomorfos (acritarcos, quitinozoos, prasinoficeas, escolecodontes y cryptosporas). En Rubinstein (2005) se analizan las asociaciones palinológicas de rocas expuestas en el Río Capillas (Sierra de Zapla), las mismas provienen de las Formaciones Zanjón, Labrado, Capillas, Centinela y Zapla (Ordovícico) y de la Formación Lipeón (Silúrico). En dicho trabajo se analiza el control bioestratigráfico de las unidades, sus afinidades paleogeográficas y cambios paleoambientales relacionados con fluctuaciones del nivel del mar. Las asociaciones incluyen acritarcos y otras for mas marinas relacionadas, tales como quitinozoos y cryptosporas. Igualmente, de la Puente et al. (2006) registran por primera vez quitinozoos en el Ordovícico de la Sierra de Zapla (Formación Zanjón y transición con el Miembro suprayacente Laja Morada de la Formación Labrado) asignando la edad de las asociaciones al Arenigiano medio. Si bien aún no se ha presentado una propuesta formal de biozonación palinológica para el Ordovícico del NOA, Rubinstein (2003a) identifica diferentes asociaciones con formas clave, entre el Cámbrico Tardío y el Silúrico Temprano del noroeste argentino y Famatina, ajustadas con biozonas de graptolites. Recientemente, Rubinstein et al. (2007) enfatiza los estudios e integra los datos de las asociaciones de palinomorfos con el registro de macrofauna del límite Tremadociano tardío–Arenigiano medio de Argentina, en el cual incluye además datos previos (Rubinstein et al., 1999; Rubinstein
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y Toro, 2001, 2002) de sucesiones del noroeste argentino y destaca la identificación de la biozona de acritarcos messaoudensis -trifidum (Tremadociano tardío-Floiano) en el noroeste argentino. A SOCIACIONES DEL P ALEOZOICO M EDIO
Las rocas del Silúrico y Devónico del noroeste argentino afloran principalmente en las Sierras Subandinas y el Sistema de Santa Bárbara y se extienden hacia el subsuelo de g ran parte del Chaco Salteño y Llanura Chacoparanense. Si bien la estratigrafía de estas secuencias fueron ampliamente tratadas en numerosas publicaciones, el contenido fosilífero registrado corresponde principalmente a hallazgos de trilobites, graptolites, braquiópodos y moluscos. Desde el punto de vista palinológico es una región escasamente estudiada, aunque en los inicios de la palinología en nuestro país fue una de las regiones de significativas exploraciones a cargo de empresas petroleras, de allí la existencia de informes inéditos (ver Vistalli, 1989). Síntesis de estudios palinológicos en estas unidades cronoestratigráficas puede consultarse en Ottone (1999), di Pasquo y Azcuy (1999) y di Pasquo (2003). Trabajos pioneros completos que merecen destacarse son los realizados por Pothe de Baldis (1971, 1974) sobre el microplancton recuperado de muestras de subsuelo (Formación Copo) de la Cuenca Chacoparanense; la distribución estratigráfica de los taxa hallados asignaron una antigüedad wenlockiana tardía a la asociación (Rubinstein, 1995). Con posterioridad a ese período, si bien Turner y Mon (1979) mencionan la presencia de “histricosféridos ” en afloramientos de la Formación Mecoyita (Silúrico) en Cordillera Oriental, se desconocen publicaciones vinculadas a la cita. No obstante, Bultynck y Martin (1982) en el ámbito de la Cordillera Oriental ilustran una microflora recuperada de niveles basales de la Formación Lipeón, pero sin demasiados datos de los escasos taxones identificados. También para Cordillera Oriental, en niveles de la Formación Lipeón (área Los Colorados-Chamarra), Rubinstein y Toro (2006) registran una asociación de palinomorfos marinos y terrestres (acritarcos, cryptosporas y algas) junto a graptolites y braquiópodos, determinando un ambiente claramente marino transgresivo post-glacial y le asignan una antigüedad llandoveriana media a tardía. Recientemente de Inunciaga y Gutiérrez (2006) registran datos palinológicos obtenidos de afloramientos de la Formación Cachipunco (Silúrico) de Jujuy. Esta asociación de microplancton es asignada, en base a la distribución estratigráfica de las especies, como del Wenlockiano-Ludloviano. En la Cuenca de Tarija Grahn y Gutiérrez (2001) presentan asociaciones de quitinozoos silúricos provenientes de las sierras de Santa Bárbara y Zapla (provincia de Jujuy), y asociaciones de quitinozoos devónicos (Givetiano inferior) de una perforación de la provincia de Santiago del Estero (pozo Horcones), aducen semejanzas con asociaciones halladas en regiones contemporáneas de Bolivia, Paraguay y Brasil y asignan una correspondencia para el eo-silúrico del noroeste argentino con las biozonas propuestas en la Cuenca Paraná (Brasil y este de Paraguay). Las asociaciones palinológicas reconocidas en rocas del Devónico del noroeste argentino, en su mayor parte proviene de muestras de subsuelo. Trabajos preliminares con citas de asociaciones de acritarcos y prasinofitas se conocen de Azcuy y Laffitte (1981) y Durango de Cabrera y Vergel (1984), pozos Tonono, Salta y Laguna del Cielo, Salta respectivamente. Trabajos más completos con descripciones e ilustraciones corresponden a Barreda (1986) que analiza el paleomicropláncton Givetiano-Frasniano del pozo Santa Victoria, Salta, y Ottone (1996) una asociación de esporas, quitinozoos y escolecodontes provenientes del pozo Quebrada Galarza, Salta en sedimentitas de la Formación Los Monos (Devónico Medio a Superior). Este último estudio presenta además aspectos paleogeográficos y paleoambientales. Las asociaciones de esporas resultaron ser equivalentes a microfloras contemporáneas de paleolatitudes altas en Brasil, Africa del Norte y Europa, mientras que el microplancton indicaría una probablemente nula variación climática en las cuencas marinas del Givetiano/Frasniano.
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Los estudios posteriores a la década de los 80´ permitieron reconocer el retrabajo de palinomorfos devónicos y del Mississippiano en capas del Pennsylvaniano, y la datación de las unidades litoestratigráficas de la Cuenca Tarija y sus eventos diastróficos. (Azcuy y Jelin, 1980; di Pasquo y Azcuy, 1997a). Como novedades de exploraciones actuales se reconoce el estudio palinológico preliminar (Noetinger y di Pasquo, 2007; di Pasquo y Noetinger, 2008 y Noetinger y di Pasquo, 2008) de perforaciones de la Cuenca Tarija en el norte de Salta. Estos estudios identifican asociaciones palinológicas atribuidas al Eifeliano, Givetiano y Frasniano temprano y redepósito equivalente en sucesiones del Pennsylvaniano, con puntualización del límite entre el Devónico y el Pennsylvaniano y evidencia del hiato existente entre parte del Frasniano y el Mississippiano tardío, datos que reflejan la compleja historia geológica de la cuenca. También entre trabajos preliminares de microfloras del Paleozoico Medio cabe destacar el primer registro palinológico de sucesiones devónicas en la Sierra de Zenta (di Pasquo y Noetinger, en prensa). A SOCIACIONES DEL P ALEOZOICO T ARDÍO
La historia de la palinología sobre estratos del Carbonífero del NOA, al igual que el resto de los niveles estratigráficos de la región, se remonta a una etapa de investigadores pioneros que vinculados a la prospección de empresas petroleras brindaron los primeros registros de palinomorfos, principalmente de materiales de subsuelo. Azcuy y Laffitte (1981) fueron los primeros en determinar por palinomorfos, la edad carbonífera de una de las unidades litoestratig ráficas aflorantes en la Cuenca Tarija. Se trata de la Formación Tupambi que con posterioridad fue objeto de diversos análisis palinológicos. También fueron Azcuy y Laffitte (1981) quienes por primera vez dan a conocer la presencia de retrabajo de unidades del Devónico y Carbonífero Temprano. Posteriormente Azcuy et al . (1984), por la equivalencias de las asociaciones con las de palinozonas determinadas por Azcuy y Jelin (1980) para secuencias del Paleozoico Tardío de Argentina, ubican la parte superior de la Formación Tupambi en el Carbonífero Tardío (Westfaliano). Con posterioridad a esos primeros trabajos palinológicos en la Cuenca Tarija, en los 80´ se inició una destacada tarea de investigación en el conjunto de las unidades neopaleozoicas de la cuenca. Así se presentaron numerosas contribuciones taxonómicas, una propuesta bioestratigráfica e interpretaciones paleoecológicas y paleogeográficas (di Pasquo y Azcuy, 1999; di Pasquo et al ., 2001; di Pasquo, 2002, 2003; del Papa y di Pasquo, 2007). Además, la presencia de importante cantidad de material de retrabajo, con hasta un 80 % en algunos casos, permitió a di Pasquo y Azcuy (1997 a y b) interpretar la discordancia producida por efectos de los movimientos chánicos, y confirmar la erosión de potentes secuencias desde la base del Carbonífero hasta el Devónico s.l . Entre los trabajos recientes en la Cuenca Tarija destacamos como novedad una síntesis actualizada de los registros paleontológicos (di Pasquo, 2007) para unidades del Carbonífero y Pérmico, incluyendo datos del sur de Bolivia, y el primer registro paleontológico (palinológico) de las unidades del Pennsylvaniano en la Sierra de Zenta (Vergel et al ., 2008; di Pasquo y Vergel en prensa y Vergel et al ., en prensa). A SOCIACIONES M ESO -C ENOZOICAS
Estudios palinológicos sobre sedimentos cretácicos y terciarios son escasos en la región. Una de las causas de esto puede deberse a la gran cantidad de secciones de colores (rojizos) no apropiados para la búsqueda de palinomorfos. Los primeros investigadores que produjeron datos polínicos sobre estas secuencias lo hicieron recién a fines de los años 70. Corresponde principalmente a contribuciones de Quattrocchio (1978 a, b, c,), Moroni (1982), Quattrocchio y Volkheimer (1988), Quattrocchio et al. (1988).
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En la Cuenca del Noroeste, el Grupo Salta (Neocomiano-Eoceno) y sus formaciones Yacoraite y Tunal (facies de la Formación Olmedo) fueron las primeras unidades que produjeron niveles fértiles. Moroni (1982), como palinóloga de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, analizó muestras de perforaciones y superficie de la Formación Yacoraite, entre los diversos palinomorfos reconocidos indica la probable edad paleocena determinada por algunos taxa identificados. También, las asociaciones de edad Maastrichtiano – Daniano reconocidas permitieron identificar el límite Cretácico-Terciario. La Formación Lumbrera fue estudiada en su contenido sistemático (Quattrocchio, 1978a; Quattrocchio y Volkheimer, 1988), su significado paleoambiental (Quattrocchio, 1978b) y el registro bioestratigráfico (Quattrocchio, 1978c) y la Formación Tunal en idénticos aspectos por Quattrocchio et al . (1988). Con posterioridad a estos estudios Quattrocchio (1999 con referencias, Marquillas et al , 2005) presentan la primer propuesta de zonación palinológica para el Paleoceno-Eoceno del Grupo Salta. En esos trabajos se presentan inferencias climáticas y la evolución en el tiempo de las palinofloras por biozonas. Además se registran los taxa de las formaciones portadoras (formaciones Tunal, Mealla, Maíz Gordo, Lumbrera). Nuevas referencias de asociaciones palinológicas en la cuenca corresponden a los registros en las formaciones Anta (Quattrocchio et al . 2003), Las Curtiembres y La Yesera (Narváez et al ., 2005 y Narváez y Sabino, 2006). También antecedentes y actualizaciones sobre las palinofloras del Grupo Salta, específicamente en lo referente al grupo de las Angiospermas, se discute en Prámparo et al . (2007). Sucesiones del Neógeno del noroeste argentino registran microfloras en el Grupo Santa María de los Valles Calchaquíes. Este grupo y sus formaciones han brindado importantes datos paleontológicos en general. Los estudios paleobotánicos (referidos anteriormente) y en particular los palinológicos han tenido un significativo incremento en las últimas décadas, así el trabajo de Herbst et at . (2000) presenta una actualizada guía con las correspondientes citas de los numerosos trabajos que principalmente corresponden a hallazgos en las formaciones San José, Las Arcas y Anta (Mioceno Medio), y Chiquimil y Palo Pintado (Mioceno Tardío). Recientemente en un trabajo de síntesis sobre la diversificación paleoflorística de Argentina durante el Neógeno (Barreda et al., 2007) presentan las características fitogeográficas evolutivas en los Valles Calchaquíes. Principales repositorios
1- Colección Paleobotánica de la Fundación Miguel Lillo (Tucumán), con el acrónimo LIL-PB. 2- Colección Paleobotánica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura, Universidad Nacional del Nordeste (Corrientes), con el acrónimo CTES-PB y CTES-PMP. 3- Colección Paleobotánica-Preparados Microscópicos del Instituto Miguel Lillo (Tucumán), con el acrónimo LIL-PB-Pm y una sub-colección con el acrónimo LIL-PB (Pm)/ICGPal, del Instituto Superior de Correlación Geológica (INSUGEO-CONICET), Tucumán. 4- Colección de la Unidad de Paleopalinología, IANIGLIA, CRICYT (Mendoza) con el acrónimo MPLP (Mendoza-Paleopalinoteca-Laboratorio de Paleopalinología). 5- Colección del Departamento de Ciencias Geológicas de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), con el acrónimo BAFC-Pl. 6- Colección del Laboratorio de Palinología de la Universidad Nacional del Sur (UNS), Bahía Blanca con el acrónimo LP UNS.
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Conclusiones
A pesar de la breve historia de la paleobotánica y palinología del noroeste argentino, sobre todo con anterioridad a los años 1990, el impulso que cobró en años recientes es un importante estímulo para generaciones presentes y futuras abocadas a estas disciplinas. Bibliografía Aceñolaza, G.F., Aráoz, L., Vergel, M.M., Tortello, M.F. y Nieva, S.M. 2003. Paleontolog y and biostratigraphy of the Lower Ordovician strata cropping out at the Abra de Zenta (Cordillera Oriental, Jujuy and Salta Provinces), NW Argentina. Serie Correlación Geológica , 17: 23-28. Anzótegui, L. M. 1998. Hojas de angiospermas de la Formación Palo Pintado, Mioceno superior, Salta, Argentina. Parte I: Anacardiaceae, Lauraceae y Mo raceae. Ameghiniana, 35: 25-32. Anzótegui, L.M. 2002. Hojas de Myrtaceae en la Formación San José (Mioceno Medio) Provincia de Tucumán, Argentina. Ameghinian, 39: 321-330. Anzótegui, L.M. 2004. Megaflora de la Formación Chiquimil, (Mioceno Superior), en los valles de Santa Maria y Villavil, provincias de Catamarca y Tucumán, Argentina. Ameghiniana, 41: 303-314. Anzótegui, L.M. y Cristalli, P. 2000. Hojas de Malvaceae en el Neógeno de Argentina y Brasil. Ameghiniana, 37: 169-180. Anzótegui, L.M., Garralla, S. y Herbst, R. 2007. Fabaceae de la Formación El Morterito, (Mioceno Superior) del valle del Cajón, provincia de Catamarca, Argentina. Ameghiniana, 44: 183-196. Anzótegui, L. M. y. Herbst, R. 2004. Megaflora (hojas y frutos) de la Formación San José (Mioceno Medio) en río Seco, departamento Santa María, provincia de Catamarca, Argentina. Ameghiniana, 41: 423-436. Aráoz, L. 2002. Palinología de los niveles inferiores de la Formación Santa Rosita, en el Abra de Zenta, provincias de Salta y Jujuy, República Argentina . Seminario Inédito. Facultad de Ciencias Naturales e I.M.L, Universidad Nacional de Tucumán. 187 pp. Aráoz, L. y Aceñolaza, G.F. 2004. Primeros registros palinologicos para el Tremadociano Superior de la Sierra de Zenta, Cordillera Oriental Argentina. XI Reuniao de Paleobotanicos e Palinologos , Gramado, Brasil, Boletim de Resumos: 9. Aráoz, L., Aceñolaza, G.F., Vergel, M.M, Heredia, S., Tortello, F. y Milana, J.P. 2008. El Ordovícico del sector central de la Sierra de Zenta (Sistema Interandino de las provincias de Jujuy y Salta): Cronoestratigrafía y correlación. XVII Congreso Geológico Argentino, Jujuy. Actas: 339-340. Aráoz, L. y Vergel, M.M. 2001. Acritarcos del Ordovícico Inferior (Formación Santa Rosita) en el Abra de Zenta, Cordillera Oriental, Argentina. V Jornadas de Comunicaciones, Facultad de Ciencias Naturales e I.M.L, Universidad Nacional de Tucumán. Serie Monográfica y Didáctica. 41: 55. Aráoz, L. y Vergel, M.M. 2006. Palinología de la transición cambro-ordovícica en la Quebrada de Moya, Cordillera Oriental, Argentina. Revista Brasileira de Paleontología 9: 1-8. Archangelsky, S. 1978. Informe palinológico del período 1/12 al 29/12/78. Pozo YPF.SE.EC.x-1 (El Caburé). Inédito. Azcuy, C.L. y Jelín, R. 1980. Las palinozonas del límite Carbónico-Pérmico en la Cuenca Paganzo. 2° Congreso Argentino de Paleontología y Bioestratigrafía y 1° Congreso Latinoamericano Paleontología , Buenos Aires, 1978, Actas 4:51-67. Azcuy, C.L. y Laffitte, G. 1981. Palinología de la Cuenca Noroeste Argentina. I. Características de las asociaciones carbónicas: problemas e interpretación. 8º Congreso Geológico Argentino, Actas 4: 823-838. Azcuy, C.L., Laffitte, G. y Rodrigo, L. 1984. El límite Carbónico-Pérmico en la cuenca Tarija-Titicaca. 3º Congreso Argentino de Paleontología y Bioestratigrafía, Corrientes, 1982, Actas 1: 39- 44. Barreda, V.D. 1986. Acritarcos givetiano-frasnianos de la cuenca del Noroeste, provincia de Salta, Argentina. Revista Española de Micropaleontología, 18: 229-245. Barreda, V.D, Anzótegui, L.M., Prieto, A.R., Aceñolaza, P., Bianchi, M.M., Borromei, A.M., BREA, M. Caccavari, M., Cuadrado, G.A., Garralla, S. Grill, S., Guerstein, G.R., Lutz, A.I., Mancini, M.V., Mautino, L.R., Ottone, E.G., Quattrocchio, M.E., Romero, E.J., Zamaloa, M.C. y Zucol, A. 2007. Diversificación y cambios de las angiospermas durante el Neógeno en Argentina. Ameghiniana 50º Aniversario - Publicación Especial, 11: 173-191. Bodenbender, G. 1906. Informe sobre una exploración geológica en la región de Orán (provincia de Salta). Boletín Minis- terio Agricultura , 4: 392-399. Bonarelli, G. 1921. Tercera contribución al conocimiento geológico de las regiones petrolíferas subandinas del Norte (provincias de Salta y Jujuy). Anales Ministerio Agricultura de la Nación , Geología XV, 1. Brackebush, L. 1883. Estudios sobre la for mación petrolífera de Jujuy. Boletín Academia Nacional de Ciencias , 5: 135-184. Bultynck, P. y Martin, F. 1982. Conodontes et Acritarches de l’ O rdovicien Inférieur et acritarches du Silurien inférieur de la partie septentrionale de la Cordillère Argentine. Bulletin de l´Institut royal des Sciences naturelles de Belgique, Sciences de la Terre , 53: 1-21.
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DE LA PALEOBOTÁNICA Y LA PALINOLOGÍA EN EL NOROESTE ARGENTINO
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Recibido : 10 de Julio de 2008 Aceptado: 28 de Septiembre de 2008
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CORRELACIÓN GEOLÓGICA 24
BREVE HISTORIA
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