LA TEORÍA CAUSAL DE LOS NOMBRES I 1. En un artículo que sirve como punto de partida de esta investigación, Saul Kripke crítica lo que él llama la teoría descripcionista de los nombres y hace una contrapropuesta de lo que llamaré la teoría causal. 1 Tener claridad con respecto a lo que está en juego y a lo que debería ser el resultado en el debate que él inició me pa rece re ce impo im port rtan ante te tanto ta nto para pa ra nues nu estr traa comp co mpre rens nsió iónn del de l disc di scur urso so y el pens pe nsam amie ient ntoo acer ac erca ca del de l mund mu ndoo en gene ge nera rall como como para para nue nuest stra ra compr compren ensió siónn del del funci funciona onami mient entoo de los nombre nombress propio propios. s. Ansío Ansío,, por tanto tanto,, que identifiquemos las bases profundas y las generalizaciones probables de las posiciones rivales y que no nos contentemos con contraejemplos. Habría que decir que Kripke se contuvo deliberadamente de presentar sus ideas en la forma de una teoría. Tendré entonces que presentarlas en una forma más rigurosa, y es posible que sugiera lo que quizá sean generalizaciones no pretendidas por el autor; por lo tanto, debería revisarse su artículo antes de atribuirle la teoría causal que present
1 S.A. Kripke, "Naming and Necessity", en D. Davidson y G. Harman (comps), Semantic of Natural Language , Reídel, Dordrecht, 1972, pp. 253-355 (véase además el apendice)
2
GARETH EVANS
e Con respecto a los nombres propios hay dos preguntas relacionadas aunque distinguibles. La primera es acerca de lo que el nombre denota en una ocasión particular en que es usado cuando esto se entiende como aquello que determina en parte lo que estricta y literalmente, el hablante dijo. Para esta noción usaré el discreto barbarismo: lo que el hablante denota (en una ocasión). La segunda pregunta es acerca de lo que el nombre denota; queremos saber qué condiciones tienen que satisfacer una expresión y una cosa para que la primera sea el, o un, nombre de la segunda. Existe un par de preguntas totalmente paralelas concernientes a los términos generales. En ambos casos es la ambigüedad lo que impide una respuesta fácil a la prim pr imer eraa preg pr egun unta ta en térm té rmin inos os de la segu se gunn da; da ; para pa ra deno de nota tarr a χ no es suficiente con simplemente emitir algo que sea el nombre de x. Por consigui consiguiente ente,, hay dos teorías teorías descrip descripcion cionist istas as que Kripke Kripke no disting distingue ue 2 . La teoría descripcionista descripcionista de la denotación del hablante sostiene que un nombre "NN" denota a χ en una ocasión particular en que es usado por un hablante Η sólo en el caso en que χ sea eso único que satisface todas o la mayoría de las descripciones φ tales que Η asentiría asentiría a "NN es φ" (o a "Ese NN es φ"). Dicho toscamente: el cúmulo de información que Η ha asociado con el nombre determina determina su denotación denotación en un caso particular porque se ajusta con lo denotado. SÍ el hablante no tiene ninguna información individualizadora, no denotará nada. La teoría descripcionista de lo que un nombre denota sostiene que, asociada con cada nombre tal como es usado por un grupo de hablantes hablantes que creen y tienen la intención intención de usar el nombr nombree con con la mism mismaa den denota otaci ción, ón, hay hay una descr descripc ipció iónn o un con conjun junto to de descr descripcion ipciones, es, obtenible de sus creencias, que una cosa cualquiera tiene que satisfacer para ser la portadora del del nombr nombre. e. Esta Esta descr descrip ipció ciónn se usa para para expli explicar car el papel papel del nombre nombre en conte contexto xtoss existenciales, de identidad y opacos. De ninguna manera la teoría está comprometida con la tesis de que todo usuario del nombre debe poseer la descripción, del mismo modo en que Kripke no está forzado a sostener que todo usuario de la expresión "un metro" sabe de la varilla del metro que está en París al decir que su referencia está fijada por la descripción "La longitud de la varilla V que está está en París". París". En efec efecto, to, si se llega llega a la descri descripci pción ón a la manera manera de Strawson 3 —pro —p rome medi dian ando do las la s dife di fere rent ntes es cree cr eenc ncia iass de dife di fere rent ntes es habl ha blan ante tess- es suma su mame ment ntee improbable que la descripción aparezca en el cúmulo de descripciones que todo usuario tiene asociadas con un nombre. El ataque directo en el artículo de Kripke pasa por alto a esta última teoría, y en especial a la acusación de que la teoría descripcionista ignora el carácter social del nombrar. Yo tampoco la discutiré discutiré de manera explícita, explícita, aunque aparecerá de cuando en cuando y su grado de corrección debería quedar claro hacia el final del trabajo. Es incuestionable incuestionable que los ataques directos de Kripke están dirigidos en contra de la primera teoría descripcionista. Kripke argumenta que: (a) (a ) Un hombr hombree común común y corri corrient entee pue puede de denot denotar ar al físi físico co Feynma Feynmann usando usando el nombr nombree "Feynman" y decir algo verdadero o falso de él aun cuando no haya ninguna descripción que sea sea la ún única ica verda verdader deraa del físico físico que él pue pueda da hacer hacer.. (Las (Las con condicio diciones nes no son necesarias.) (b) (b ) Una persona que asociara con el nombre "Godel" tan sólo la descripción "el que probó la incompletitud de la aritmética" estaría de todos modos denotando a Godel y diciendo algo falso de él al emitir "Godel probó la incompletitud de la aritmética", incluso si la prueba, que posteriormente Godel hubiera dado a conocer como suya, hubiera sido de hecho construida truida por un desconoc desconocido ido vienés vienés de nombre Schmidt. Schmidt. (Si se está de acuerdo acuerdo en que el hablante no denota a Schmidt, las condiciones no son suficientes; si también se está de acuerdo en que denota a Godel, tampoco son necesarias.)
2 Esto puede verse en la forma en que las listas de tesis que definen a la teoría descripcionista varían entre aquellas que mencionan a un hablante y aquellas que no lo hacen y que culminan en la incómoda idea de un idiolecto. Desde lu ego que tampoco los teóricos descripcionistas las distinguen claramente, y muchos adoptan ambas.
3 P.F. Strawson, Individuals, Methuen, Londres, 1959, p. 191.
LA TEORÍA CAUSAL DF. LOS NOMBRES
33
La tesis tesis fuert fuertee (que (que las las condi condici cione oness del teór teórico ico descr descripc ipcion ionist istaa son sufic suficie iente ntes) s) es extravag extravagante ante.. Lo que el hablante hablante deno denota, ta, en el sentido en que a nosotro nosotross nos incumbe, incumbe, está conectado conectado con el decir en ese sentido estricto que los lógicos tan acertadamente acertadamente valoran, y las condiciones condiciones de verdad estrictas estrictas que la teoría proporciona son por completo inaceptables. inaceptables. Éstas tendrían tendrían como consecuencia, consecuencia, por ejemplo, que si previamente previamente yo no dispusiera en absoluto de conocimiento conocimiento o de creencias respecto al sr. sr. Y, Y, y equivocadamente equivocadamente me presentaran presentaran a X como el sr. Y, entonces yo tendría que estar diciendo la verdad al emitir "el sr. Y está aquí", puesto que X satisface la abrumadora mayoría de las descripciones que yo asociaría con el nombre, y X está allí. Tengo profundas dudas respecto de si alguien sostuvo alguna vez con toda seriedad esta tesis. Es la tesis más débil —que es necesar necesaria ia alguna alguna identif identificac icación ión descriptiv descriptivaa para que el hablante denote algo— la que es importante comprender. En rigor, los ejemplos de Kripke no muestran muestran que sea falsa, puesto que en ningún lugar proporciona una razón convincente para no tomar en cuenta la posesión por parte de los hablantes de descripciones como "hombre que lleva tal y cual nombre"; pero yo también pienso que es falsa. Puede considerarse como la fusión de dos ideas. Primero, que para decir algo mediante la emisión de una expresión uno debe emitir la oración con ciertas intenciones; se piensa que esto requiere, en el caso de oraciones que contienen nombres, que uno apunte hacia algo en el uso que se hace del nombre. En segundo lugar —y es aquí que se vuelve evidente el apuntalamiento de cierta filosofía de la mente— que para tener una intención o una creencia concerniente a alguna cosa (que uno no está en posición de identificar demostrativamente) uno debe poseer una descripción que sea verdadera únicamente de ella. Ambas vertientes merecen por lo menos un pequeño escrutinio. Tendemos a pasar con demasiada rapidez de la observación de que ni los pericos ni el viento dicen cosas a la conclusión de que decir que p requiere que uno tenga que tener la intención de decir decir que p y, por por lo tant tanto, o, por por así así deci decirl rlo, o, que que uno uno sea sea capa capazz de iden identi tifi fica car r p independientement independientementee de su oración. Pero lo más que estamos autorizados autorizados a concluir concluir es que para decir algo uno tiene que tener la intención de decir algo emitiendo una oración (normalmente, uno tiene la intención de decir lo que dice). La aplicación del requerimiento más estricto nos llevaría a relegar demasiado de nuestro discurso al status de mera gesticulación gesticulación bucal. Usamos constantemente términos generales de cuyas condiciones de satisfacción sólo tenemos una remota idea. "Microbiólogo", "cloro" (lo que echan a las albercas), "nicotina" (lo que tienen los cigarros); no podemos definir a éstas y a innumerables otras palabras, así como tampoco pode po demo moss ofre of rece cerr obse ob serv rvac acio ione ness que qu e dist di stin ingu guir iría íann sus su s sig si g nifi ni fica cado doss de los lo s de pala pa labr bras as estrechamente estrechamente relacionadas relacionadas con ellas. Es un error decir que no decimos nada cuando emitimos oraciones que contienen estas expresiones, incluso si nos abstenemos de formular la tesis fuerte de decir que lo que efectivamente decimos está determinado por aquellas ideas brumosas y semiidentificaciones que ofreceríamos si se nos instara a ello. La filosofía de la mente es curiosamente popular, pero rara vez se hace perfectamente explícita 4 . La adopta todo aquel que sostiene que Η cree que a es F si y sólo si ∃φ [S cree ∃ x (φχ & ( ∀y ) {φγ x= y) & Fx) & φα & (∀ y) (φγ y = a)] Alteraciones Alteraciones obvias darían cabida a las otras actitudes psicológicas. El rango del cuantificador cuantificador para pa ra la prop pr opie ieda dadd debe de be rest re stri ring ngir irse se para pa ra excl ex clui uirr prop pr opie ieda dade dess "com "c omoo ser se r idén id énti tico co a a", pues de 5 otro modo el criterio es trivial trivial . La situación en la que un humano que piensa, planea o quiere tiene alguna cosa como objeto de su pensamiento, plan o deseo, está representada como una especie de lo que es esencialmente la misma situación que la que se produce cuando no hay →
→
4 Véase, por ejemplo, J.R. Searle, Speech Acts, Cambridge University Press, Cambridge, 1969, p. 87; E. Gelíner, "Ethics and Logic", 1954-1955, pp. 157-178; B. Russell, Problems of Philosophy, Oxford University Press, Oxford, 1976, p. 29. E. Sosa la critica en "Quantifiers, Belief and Sellars", en J.W. J.W. Davis, D.J. Hockney y W.K. Wilson (comps.), (comps.), Philosophical Logic, Reidel, Dordrecht, 1969, p. 69.
Proceedings of the Aristotelian Society 55,
5
Debo esta observación a G. Harman.
4
GARETH EVANS
ningún objeto y el pensamiento, el plan o el deseo son, como podría decirse, puramente generales. Hay pensamientos, como el pensamiento de que hay hombres con once dedos, para cuya expresión los términos generales del lenguaje bastan. La idea es que, cuando el estado psic ps icol ológ ógic icoo impl im plic icaa a un obje ob jeto to,, en su espe es peci cifi fica caci ción ón figu fi gura rará rá un térm té rmin inoo gene ge nera rall del de l cual cu al se cree que está instanciado instanciado en forma única por la cosa que es el objeto de la situación, situación, y que de hecho así lo está. Esta idea puede acoplarse con la concesión de que hay ciertos objetos priv pr ivil ileg egia iado doss con co n los lo s cual cu ales es uno un o pued pu edee esta es tarr rela re laci cion onad adoo más má s dire di rect ctam amen ente te;; de hech he cho, o, tal ta l concesión parece necesitarse necesitarse si la teoría ha de poder permitir lo que parece ser una posibilidad evidente: pensamientos dirigidos a objetos en un universo perfectamente simétrico o cíclico. Obviamente esta idea acerca de la naturaleza de las actitudes psicológicas dirigidas a objetos le debe mucho al presentimiento de que tiene que haber algo que podamos decir acerca de lo que es creído o querido incluso cuando de hecho no se encuentre en el mundo ningún objeto apropiado. apropiado. Pero también se puede considerar considerar como si estuviera apoyada apoyada por un principio principio de caridad: atribúyasele atribúyasele objetos a las creencias de manera que se maximice maximice la creencia verdadera. verdadera. (No pienso que éste sea un principio principio aceptable; el principio principio aceptable impone la minimización minimización de la atribución del error inexplicable y no se lo puede, por lo tanto, hacer operar sin una teoría de la causación de la creencia para las criaturas investigadas.) No pode po demo moss aquí aq uí ocup oc uparn arn os de esta es ta filo fi loso sofí fíaa de la ment me ntee en toda to da su ampl am plit itud ud.. Mis objeciones a ella son esencialmente las de Wittgenstein. El hecho de que una cosa sea el objeto de alguna alguna actitud actitud psicológic psicológicaa tuya puede deberse deberse simplem simplemente ente a que tú estás ubicado ubicado en un contexto que te relaciona relaciona con esa cosa. ¿Qué hace que estés enamorado de una y no de otra de un par de gemelas idénticas? Ciertamente no alguna especificación grabada en tu mente; podría ser nada más que esto: fue con una y no con la otra con quien te encontraste. encontraste. El teórico podría señalar la descripción "aquella con la que me encontré", pero no puede dar ninguna explicación en favor de la imposibilidad de que sea superada por otras descripciones que podrían haberse adquirido como resultado de un error y que de hecho resultan adecuadas para la otra gemela, con la que uno no se ha encontrado. encontrado. Si Dios hubiera visto en nuestra mente, mente, Él no habría visto allí de quién de las dos estabas enamorado y en quién estabas pensando. Me propongo con esto empezar a considerar la teoría causal. 2. La teoría causal, causal, tal como la formula Kripke, puede exponerse más o menos como sigue. Un hablante que use un nombre "NN" en una ocasión particular particular denotará alguna cosa χ si hay una cadena causal de vínculos que conservan referencia y que en última instancia llevan desde su uso en esa ocasión hasta la cosa x, la cual a su vez está involucrada en una transacción de adquisición de un nombre tal como la de bautizar explícitamente algo o como el proceso más gradual mediante el cual se imponen los apodos. Menciono la noción de vínculo que conserva la referencia para incorporar una condición que Kripke enuncia; la transmisión de un nombre "NN"" por parte "NN parte de un habla hablante nte Ha un habla hablante nte H' con consti stituy tuyee un víncu vínculo lo que conser conserva va la referencia sólo si Η tiene la intención de usar el nombre con la misma denotación que aquel de quien a su vez aprendió el nombre. Empecemos por considerar considerar la teoría en respuesta a nuestra pregunta acerca de la denotación denotación de un hablante (i.e., en el nivel del hablante individual). individual). Consideremos en particular la tesis de que es suficiente para que con el nombre alguien denote a χ en una ocasión particular que este uso del nombre en esa ocasión sea una consecuencia causal de haber sido expuesto al uso, por part pa rtee de otro ot ross habl ha blan ante tes, s, de la expr ex pres esió iónn para pa ra deno de nota tarr a x. Un ejemplo ejemplo que podría podría inclina inclinarnos rnos en favor favor de esta esta teoría teoría es éste. Un grupo grupo de persona personass mantiene una conversación en un bar acerca de un tal Luis de quien Η nunca antes ha oído nada. Η se interesa y pregunta: "¿Qué hizo entonces Luis?" No parece ponerse en cuestión que Η denota a un hombre particular particular y pregunta acerca de él. O bien, en alguna ocasión posterior, pu edee usar us ar el nomb no mbre re para pa ra ofre of rece cerr algú al gúnn pens pe nsam amie ient ntoo nuev nu evoo a uno un o de los lo s part pa rtii cipa ci pant ntes es:: "Lui "L uiss Η pued tuvo toda la razón al hacer eso". De nuevo, es claro que él denota a quienquiera que fuese el tema de conversación en el bar. Esto es difícil de conciliar con la teoría descripcionista, puesto que los fragmentos de información que él recogió durante la conversación podrían incluir
LA TEORÍA CAUSAL DF. LOS NOMBRES
35
alguna distorsión y adecuarse mucho mejor a alguien diferente. El tiene, desde luego, la descripción "el hombre acerca del cual hablaban", pero la teoría no tiene ninguna explicación para pa ra la impo im posi sibi bili lida dadd de que qu e dich di chaa desc de scri ripc pció iónn sea se a desb de sban anca cada da.. La teoría causal puede, en un caso así, asegurar la respuesta correcta; pero pienso que una reflexión más profunda revela que también ella implica una decisión de no reconocer la intuición intuición acerca de la determinación determinación contextual que mencioné anteriormente. Pues la teoría tiene la siguiente consecuencia: que en cualquier tiempo futuro, independientemente de qué tan remota u olvidada esté la conversación e independientemente de qué tan ajeno sea el tema o qué tan confundido esté el hablante, hablante, Η denotará a un francés particular —tal vez a Luis XIII— mientras haya una conexión causal entre su uso en ese momento y la muy distante conversación. Es importante, al poner a prueba nuestras intuiciones con la teoría, que uno imagine un cambio de predicado —de manera que él diga algo como "Luis era un jugador de baloncesto", lo cual no había sido oído durante la conversación y que surge como resultado de una confusión. Esto es para impedir que opere lo que llamo el "síndrome de la bocina", mediante el cual dotamos dotamos de sentido sentido y de referencia referencia a los comentar comentarios ios de un hombre sólo porque porque oímos oímos hablar a alguien diferente a través de él; como lo podríamos hacer con un mensajero que llevara un mensaje acerca de asuntos de los cuales ignora todo. Ahora bien, no hay ningún argumento argumento contundente para mostrar que esta consecuencia es inaceptable; con intuiciones suficientemente flexibles se puede uno tragar cualquier cosa en filosofía. filosofía. Pero nótese cuán poca utilidad tiene decir que él denota a un rey francés antes que a otro o a cualquier otra persona nombrada por el mismo nombre. No hay ahora nada que el hablante esté dispuesto a decir o a hacer y que lo relacione de manera diferenciada con aquel rey. rey. Es por eso que es tan extravaga extravagante nte decir que él cree que Luis XIII es un jugador jugador de balo ba lonc nces esto to.. Simp Si mple leme ment ntee se ha sepa se pa rado ra do a la noci no ción ón de deci de cirr de toda to dass las la s cone co nexi xion ones es que qu e la vuelven interesante. Ciertamente no pensábamos que nos exponíamos a esto cuando encaramos la cuestión acerca de la conversación en el bar. ¿En dónde tuvo lugar el error? 6 De nuevo, la teoría causal ignora la importancia del contexto circundante y considera la capacidad de denotar algo como un truco mágico que de alguna manera pasa de unos a otros y que, una vez transmitido, ya nunca se pierde. Más bien deberíamos decir: en virtud del contexto en el que se encontraba el hombre, sus disposiciones lo inclinaban hacia alguien en part pa rtic icul ular ar —Lui —L uiss XIII XI II— — cuyo cu yoss esta es tado doss y acci ac cion ones es serí se rían an lo únic ún icoo que qu e él admi ad mitir tir ía que qu e sir si r ven ve n para pa ra veri ve rifi fica carr obse ob serv rvac acio ione ness hech he chas as en ese es e cont co ntex exto to usan us ando do el nomb no mbre re.. Y desd de sdee lueg lu egoo que qu e ese es e contexto puede persistir, ya que podemos aludir a esa conversación después. Pero puede también desaparecer de manera que el hablante sencillamente no sea sensible al resultado de ninguna investigación concerniente a la verdad de lo que se dice que dijo. Y en este punto el decir se vuelve algo separado del contexto y carente de interés. (Vale la pena observar lo ambivalente que es Kripke respecto a la relación entre denotar y creer; cuando la conexión lo favorece, la usa; se nos recuerda, por ejemplo, que el hombre común tiene una creencia falsa acerca de Godel y no una verdadera acerca acerca de Schmidt. Pero es obvio obv io que los resul resulta tados dos del del crite criteri rioo "¿A "¿Ace cerca rca de quién quién creen creen?" ?" se separ separará aránn en forma forma dramática de los resultados del criterio "¿Quién es el portador original del nombre?", aunque no sea más que por la razón de que el primero debe ser construido para dar resultados resultados en casos en los que no hay ningún nombre y cuando el segundo no puede aplicarse. Cuando esto sucede, se nos recuerda con severidad que se están usando "x se refiere" y "x dice" en sentidos técnicos. técnicos.7 Pero hay límites. Se podría considerar que el objetivo de este artículo es restaurar la conexión que debe de existir entre las condiciones estrictas estrictas de verdad y las creencias e intereses de los usuarios de las oraciones, si es que ha de ser de interés para nosotros la noción técnica de condiciones estrictas de verdad.) La reflexión sobre la conversación en el bar parecía proporcionar una razón para favorecer la teoría causal. Hay otra razón vinculada a ella que deberíamos examinar brevemente. brevemente. Podría pa 6 Kripke expresa dudas acerca de la suficiencia de las condiciones por esta clase de razones; véaseop. Cit. P 303 7 Ibid, p.398, nota al pie de pagina.
6
GARETH EVANS
recer que la teoría causal proporciona las bases para una respuesta general no intencional al prob pr oble lema ma de la ambi am bigü güed edad ad.. El prob pr oble lema ma es muy mu y clar cl aro: o: ¿Qué ¿Q ué cond co ndic icio ione ness tien ti enen en que qu e satisfacerse para que un hablante diga que p cuando emite una oración que puede además usarse apropiadamente para decir que q y que r y que s? Dos respuestas alternativas obvias son: (a) (a ) el grado en el que es razonable que sus oyentes concluyan que estaba diciendo que p y (b ) su intención de decir que p, ninguna de las cuales está libre de dificultades. Podemos, por lo tanto, imaginar que alguien mantien mantienee la esperanza esperanza de que en forma forma natural se extiend extiendaa la teoría causal causal a los términos términos generales, lo cual la capacitaría para, por ejemplo, explicar por qué un niño que no tenía intenciones intenciones determinativas determinativas debido a la naturaleza técnica del tema puede de todos modos decir algo determinado usando una oración que de hecho es ambigua. Menc Mencio iono no esto esto para para aseg asegur urar ar qu quee se mant manten enga ga en su debi debida da ampl amplit itud ud el rang rangoo de consider consideraci aciones ones pertinent pertinentes es para el debate, debate, pero pero pienso pienso que es poca la ventaja ventaja general general que pued pu edee acum ac umul ular arse se en favo fa vorr de la teor te oría ía caus ca usal al por po r esta es ta ampl am plia iaci ción ón de cons co nsid ider erac acio ione nes. s. I.a I. a razó ra zónn es que ésta simplemente simplemente no tiene la generalidad de las otras dos teorías; no tiene, por ejemplo, ejemplo, ninguna ninguna aplicaci aplicación ón obvia obvia para la ambigüed ambigüedad ad sintáct sintáctica ica o para para la ambigüe ambigüedad dad producid producidaa por intentos para referir con descripciones descripciones no únicas o con pronombres. Parece inconcebible que la teoría general para eliminar las ambigüedades, y que se requiere para dichos casos, sea inadec inadecuad uadaa para para lidia lidiarr con con el fenóm fenómeno eno de los no nombr mbres es compa comparti rtidos dos y que requ requier ieraa ser ser complementada ad hoc con la teoría causal. Deseo subrayar ahora cómo la teoría causal, precisamente porque ignora el modo como el contexto puede ser determinante determinante de lo que se dice, tiene consecuencias totalmente inaceptables. Supóngase, por ejemplo, que en un concurso televisivo se me pide que nombre una ciudad capital y que digo "Kingston es la capital de Jamaica". Me gustaría decir que dije algo verdadero estricta y literalmente, aunque resulte que el hombre de quien extraje este fragmento infor informa mativ tivoo de hecho hecho se estab estabaa refir refirie iendo ndo a Kings Kingsto tonn sobre sobre el Támes Támesis is [Kings [Kingsto tonn upo uponn Thames] y hacía una observación racista. Puede empezar a verse que lo que se diga habrá de quedar determinado por el nombre que se use, por qué cosas lleven el nombre y por los principios generales que cancelan la ambigüedad contextual. El origen causal de la familiaridad del hablante con el nombre, salvo en ciertos "casos bocina" especializados, no parece desempeñar ningún papel crítico. Esta impresión puede reforzarse mediante la observación de que una conexión causal entre mi uso del nombre y el uso de otros (independientemente de que en última instancia se retrotraigan o no al elemento mismo) simplemente no es necesaria para que yo use el nombre con el fin de decir decir algo. algo. Entre Entre los indios Wager Wagera, a, por ejemplo, ejemplo, los "niños recién nacidos nacidos reciben, de acuerdo con ciertas reglas estrictas, los nombres de miembros fallecidos de su familia [...] el primero toma el nombre del abuelo paterno, el segundo el del hermano mayor del padre, el tercero el del abuelo materno". 8 En estas y otras situaciones (nombres de calles en las ciudades de los E.U., etc.), un hablante conocedor conocedor puede inventar un nombre y usarlo para denotar alguna cosa que lo porta sin que haya ninguna conexión en absoluto con el uso de ese nombre por parte de otros. Kripke podría aceptar estas estas críticas y seguir sosteniendo la posición general de que de todos modos la denotación de un nombre en una comunidad ha de hallarse rastreando una cadena causal de referencia que preserve los vínculos retrospectivam retrospectivamente ente con algu na cosa. Es de esta teoría de la que me encargaré ahora. 3. Supóngas Supóngasee que se ofrecier ofrecieraa una teoría paralela paralela para explicar explicar el sentido sentido de los términos términos generales (no nada más de términos para clases naturales). Uno respondería como sigue:
8 E. Delhaíse, "Les Wagera", Monogr. Monogr. Ethnogr., Ethnogr., 1909.
LA TEORÍA CAUSAL DF. LOS NOMBRES
37
no hay dos mecanismos fundamentalmente diferentes involucrados en el hecho de que una pala pa labr braa teng te ngaa un sign si gnif ific icad ado: o: uno un o que qu e haga ha ga que qu e la pala pa labr braa adqu ad quie iera ra un sig nifi ni fica cado do y el otro ot ro —un —u n meca me cani nism smoo caus ca usal al — que qu e oper op eree para pa ra aseg as egur urar ar que qu e se pres pr es erva er va su sign si gnif ific icad ado. o. Los Lo s prim pr imer eros os proc pr oces esos os está es tánn acti ac tivo voss todo to do el tiem ti empo po;; sea se a lo que qu e sea se a lo que qu e expl ex plic icaa cómo có mo obti ob tien enee una palabra su significado, ello también explica cómo lo preserva, si es que lo preserva. En efecto, una teoría así no podría dar cuenta del fenómeno del cambio de significado de una pala pa la bra. br a. Es perf pe rfec ecta tame ment ntee posi po sibl blee que qu e esto es to pase pa se sin si n que qu e nadi na diee se prop pr opon onga ga inic in icia iarr una un a nuev nu evaa prác pr ácti tica ca con co n la pala pa labr bra; a; la cade ca dena na caus ca usal al nos no s harí ha ríaa retr re troc oced eder er ento en tonc nces es dema de masi si ado ad o lejo le jos. s. El cambio de significado significado sería un hecho decisivo en contra de tal teoría del significado significado de los términos generales. De manera similar, un cambio de denotación es decisivo en contra de la teoría causal de los nombres. Los cambios de denotación denotación no sólo son imaginables, imaginables, sino que de hecho parecen ocurrir. Nos enteramos por Names and their History (1898), de Isaac Taylor, que: En el caso de "Madagascar" un reporte conocido de oídas de marineros malayos o árabes mal entendido por Marco Polo [...] tuvo el (Todo de transferir una forma corrompida del nombre de una p orción del continent e africano a la gran isla isla africana. Un caso imaginario imaginario simple sería éste: nacen dos niños y sus madres madres les ponen nombres. Sin darse cuenta, una enfermera los intercambia y nunca se descubre el error. De allí en adelante será Innegablemente el caso que el hombre universalmente conocido como "Jaime" se llama así debido a que una mujer le puso a algún otro niño el nombre. Es claro que la teoría causal sin enmendar enmendar no es adecuada. Parece como si, una vez más, se debiera permitir permitir que las intenciones intenciones de los hablantes al usar el nombre para referirse a algo contaran en la determinación de lo que el nombre denota. Pero no basta con decir eso y dejar las cosas allí. Debemos por lo menos esbozar una teoría que permita permita que "Madagas "Madagascar car"" sea el nombre nombre de la isla pero que, no obstante, obstante, no tenga tenga la cons consec ecue uenc ncia ia de que que "God "Godei ei"" se conv convie iert rtaa en un nomb nombre re de Schm Schmid idtt en la situ situac ació iónn contemplada contemplada por Kripke, ni "Goliat" un nombre del filisteo muerto muerto por David. (Los estudiosos de la Biblia ahora sugieren que David no mató a Goliat y que la atribución del crimen a Elhanán el belemita en 2 Sam. 21:19 es correcta. correcta. Se piensa que David mató a un filisteo, pero 9 no a Goliat.) Porque aunque esto nunca se ha argumentado explícitamente, yo estaría de acuerdo acuerdo en que incluso si la "informaci "información" ón" conectada conectada con el nombre que posee posee toda una comunidad fuera tan solo que "Goliat era el filisteo al que David mató", ello de todos modos no significaría que en esa comunidad "Goliat" se refiriera a ese hombre y, por lo tanto, que la oración expresara una verdad. Y si al mismo tiempo pensáramos que el nombre denotaría al filisteo filisteo muerto por Elhanán, entonces entonces se rechazarían rechazarían tanto la necesidad como la suficiencia de las condiciones sugeridas sugeridas por la teoría descrípcionista descrípcionista de la denotación denotación de un nombre. Ésta es la tesis que Kripke debería haber discutido pero que no lo hizo. 4. Antes Antes de pasar pasar a esbozar esbozar dicha teoría en la segunda segunda parte de este este artícul artículo, o, permíta permítasem semee examinar globalmente globalmente la posición alcanzada y usarla para hacer una enunciación enunciación sumaria de la posi po sici ción ón que qu e dese de seoo adop ad opta tar. r. Puede considerarse a la teoría descrípcionista en general como la expresión de dos ideas. determinada por aquello a lo que los hablantes tienen la (a) (a ) La denotación de un nombre está determinada intención de referirse al usar el nombre. (b ) El objeto al que un hablante tiene la intención de referirse mediante su uso de un nombre es aquello que satisface o se ajusta con la mayoría de las descripciones que constituyen el cúmulo de información que el hablante ha asociado con el nombre. Hemos visto que hay grandes dificultades dificultades con (a) cuando se in terpreta terpreta como una tesis en el nivel micro. Pero la consideración del fenómeno de obtención o de cambio de denotación por part pa rtee de un nomb no mbre re sugi su gier eree que qu e es prob pr obab able le que qu e el que qu e haya ha ya una un a comu co muni ni dad da d de habl ha blan ante tess que qu e usen el nombre con tal y cual objeto como el referente intencional [intended referent] es un 9 Η AV. Robinson, The History of Israel, Duckworth, Londres, 1941, p. 187.
8
GARETH EVANS
compone componente nte crucial crucial en estos estos proceso procesos. s. Con los nombres nombres como con otras expresio expresiones nes en el lenguaje, lo que significan depende de cómo los usemos para significar; es ésta una verdad cuyo reconocimiento es compatible con la negación de la fusión del decir con el querer decir en el nivel del hablante individual. En donde está la auténtica debilidad es en (b): en la vieja y mala filosofía de la mente que por po r un mome mo ment ntoo saca sa camo moss a luz. lu z. No tant ta ntoo en la idea id ea de que qu e el refe re fere rent ntee inte in tenc ncio iona nall está es tá determinado por la información asociada de un modo más o menos complicado, sino en la forma específica específica que se supone que reviste la determinación: determinación: el ajustarse. Hay algo absurdo en suponer que el referente intencional de algún uso perfectamente común de un nombre por parte de un hablante hablante podría ser alguna alguna cosa que estuviera estuviera totalmen totalmente te aislada aislada (causal (causalmen mente) te) de la comunidad comunidad y la cultura del usuario simplemente en virtud del hecho de que se ajusta mejor que cualquie cualquierr otra cosa con el cúmulo de descrip descripcion ciones es que él asocia asocia con el nom ine. Estoy Estoy de acuerdo con Kripke en pensar que lo absurdo reside el la ausencia de la relación causal entre la cosa en cuestión y el hablante. Pero me parece que él ubica mal la relación causal; causal; la relación causal importante se encuentra entre los estados y actividades de esa cosa y el cuerpo de información del hablante —no entre el acto de dotar a la cosa con un nombre y el uso actual que el hablante hace de él. Los filósofos se percatan cada vez más de que la causalidad está metida en conceptos centrales de epistemología y filosofía de la mente. Tanto ver como saber son buenos ejemplos. Lo absurdo de suponer que la denotación de nuestro uso actual del nombre "Aristóteles" pudi pu dier eraa ser se r algu al guna na cosa co sa desc de scon onoc ocid idaa (n.b (n .b)) cuya cu yass acti ac tivi vida dade dess estu es tuvi vier eran an caus ca usal alme ment ntee aisl ai slad adas as de nuestro nuestro cumulo cumulo de informa informació ción, n, es estrict estrictame amente nte paralel paraleloo a lo absurdo absurdo de suponer suponer que uno podr po dría ía esta es tarr vien vi endo do algo al go con co n lo que qu e no tien ti enee ning ni ngún ún cont co ntac acto to caus ca us al sólo só lo sobr so bree la base ba se de que qu e el objeto y la Ι impresión visuales se ajustan espléndidamente. Es probable probable que en el caso de ver haya algún algún requisit requisitoo de grado de ajuste, ajuste, lo cual significa que después de cierta, cierta, cantidad de distorsión distorsión o de fantasía no podemos seguir sosteniendo que se sigue viendo la cosa causalmente activa. Y pienso que es probable que haya un requisito para pa rale lelo lo para pa ra el acto ac to de ref erir. er ir. Nos No s ente en tera ramo mos, s, por po r ejem ej empl plo, o, grac gr acia iass a la obra ob ra Arthur of Britain, de E.K. E.K. Chambe Chambers rs,, que Arturo Arturo tenía tenía un hijo, hijo, llama llamado do Anir, Anir, "a quien quien la leyend leyendaa ha qu quizá izá confundido con su lugar de entierro". Si la noción de Kripke de fijar la referencia es tal que aquellos que dijeron que Anir era un lugar de entierro entierro de Arturo podrían estar denotando a una pers pe rson ona, a, ento en tonc nces es pare pa rece ce poco po co reco re come mend ndab able le y cier ci erta tame ment ntee no está es tá just ju stif ific icad adaa por po r la crít cr ític icaa que qu e él desarrolla en contra de la teoría descripcionista. Pero la existencia o naturaleza de este requerimiento de "grado de ajuste" es algo de lo que no me ocuparé aquí. Debemos permitir, entonces, que la denotación de un nombre en la comunidad dependa, de un modo complicado, de aquello a lo que quienes usan el término tienen la intención de referirse, pero nosotros entenderemos "referente intencional" de manera tal que usualmente una condición necesaria (mas no suficiente) para que χ sea el referente intencional del uso de un nombre por parte de Η es que χ sea la fuente del origen causal del bloque de información información que Η ha asociado con el nombre.
II 5. El objetivo que me he fijado es, pues, modesto; modesto; no es el de presentar una teoría completa de la denotación de los nombres. Sin presentar presentar una teoría genera! para resolver el problema de la ambig ambigüed üedad ad no pue puedo do prese present ntar ar una teor teoría ía de la denot denotaci ación ón del habla hablante nte,, aunqu aunquee haré haré observaciones que de alguna manera nos predispondrán en relación con dicha cuestión. Me prop pr opon ongo go mera me rame ment ntee esbo es boza zarr una un a expl ex plic icac ació iónn de lo que qu e hace ha ce que qu e una un a expr ex pres esió iónn sea se a un nomb no mbre re para pa ra algo al go y que qu e perm pe rmit itaa que qu e los lo s nomb no mbre ress camb ca mbie ienn sus su s deno de nota taci cion ones es..
LA TEORÍA CAUSAL DF. LOS NOMBRES
39
El proyecto es incluso más modesto, modesto, ya que me propongo utilizar una noción no definida de referencia referencia del hablante tomándola tomándola prestada de la teoría de la comunicación. comunicación. No estarán de más un par de palabras a manera de explicación. Un hablante puede tener éxito en hacer entender o en comunicar que qu e p incluso si usa una oración que no puede ser usada apropiadamente para decir que p. Supuestamente este éxito consiste en que sus oyentes se forman una creencia acerca de él. Esta no tiene por qué ser la creencia de que el hablante tenía la intención de decir en sentido estricto que p, puesto que el hablante pudo haber tenido éxito en hacer entender algo a pesar de usar una oración de la que se sabe que él sabe que no puede ser usada apropiadamente para decir que p. El hablante se habrá referido a a , en el sentido sentido en que me he permitido permitido utilizar utilizar,, sólo si ha tenido tenido éxito en hacer hacer entender entender que Fa (para (para alguna alguna sustituc sustitución ión F). Se requier requieren en cond condicio iciones nes rigurosa rigurosass adicionales. adicionales. Ciertamente, Ciertamente, esta noción es por completo diferente de la noción de denotación denotación que he estado usando, ligada como está la denotación al decir en el sentido estricto. Podemos referirnos a x usando una descripción que x no satisface; no podemos denotar de ese modo a x. Ahora bien, un hablante puede saber o creer que hay tal y cual cosa en el mundo y tener la intención de referirse a ella. Y es aquí que se debe hacer valer la sugerencia hecha antes, porq po rque ue esa cosa no es (en general) el satisfactor del bloque de información cuya posesión por part pa rtee de! de ! habl ha blan ante te hace ha ce verd ve rdad ader eroo que qu e él sepa se pa de la exis ex iste tenc ncia ia de la cosa co sa;; es más má s bien bi en esa es a cosa co sa la que es causalmente responsable, o predominantemente predominantemente responsable responsable si hay más de una, de la pose po sesi sión ón por po r part pa rtee del de l habl ha blan ante te de ese es e bloq bl oque ue de info in form rmac ació ión. n. (Des (D esde de lueg lu egoo que qu e este es te señalamiento señalamiento no atañe específicamente específicamente a esta intención intención o a la intención en tanto que opuesta a otras actitudes psicológicas.) psicológicas.) Exploremos entonces, muy brevemente, estas dos ideas: fuente y pred pr edom omin inio io.. En general, nuestro conocimiento o creencia acerca de objetos particulares se deriva de transacciones de recopilación de información, las cuales involucran una interacción causal, conducida por nosotros, nosotros, con alguna que otra cosa, o que se deriva, quizá a través de una larga cadena, de las transacciones de otros. La percepción del elemento en cuestión es la principal manera, pero de ningún modo la única, de cómo un objeto puede fijársenos; por ejemplo, un hombre puede ser la fuente de cosas que descubrimos al esculcar su maleta o leer sus trabajos. Desde luego que una relación causal no es suficiente, pero podemos servirnos de la teoría del conocimiento y decir algo como lo siguiente. X es la fuente de la creencia que Η expresa mediante mediante la emisión "Fa" si hubo un episodi episodioo que causara causara la creencia creencia de Η γ en el que X y H estuvieran causalmente relacionados en un tipo de situación apropiado para la producción del conocimiento de que algo F-ea ( ∃χ (Fx)) (Fx)) —un tipo de situación situación en el que la creencia creencia de que algo F-ea estaría estaría causada causada porque porque algo algo estaría estaría f-eando. Que éste sea un modo de producir conocimiento conocimiento no significa que no pueda fallar; es por ello que X, por fumar cigarros franceses, pued pu edee ser se r la fuen fu ente te de la cree cr eenc ncia ia que qu e Η expresa mediante "a fuma cigarros griegos". Desde luego que algo de nuestra información acerca del mundo no está basada de ese modo; pode po demo moss dedu de duci cirr que qu e exis ex iste te el homb ho mbre re más má s alto al to del de l mund mu ndoo y dedu de duci cirr que qu e mide mi de más má s de dos do s meme tros de altura. Ningún hombre es la fuente de esa información; un nombre que se introduzca en relación con ella podría funcionar de manera semejante como la teoría descrípcionista no modificada indicó. La leyenda y la fantasía pueden crear nuevos personajes o añadir cúmulos de materiales materiales sin fuente fuente a otros otros exp expedie edientes ntes;; las restricci restricciones ones sobre la relaci relación ón causal causal impedir impedirían ían que los inventores de las leyendas resultaran ser las fuentes de las creencias a las que sus leyendas dan lugar. Alguien diferente de φ puede ser la fuente de la creencia que Η expresa mediante "a es el φ"·, el Godel de Kripke, al reclamar reclamar para sí la prueba, era la fuente de la creencia que la gente manifestaba diciendo "Godel probó la incompletitud de la aritmética", no Schmidt. La mala identificación puede causar que la cosa que es la fuente de la información sea diferente de la cosa acerca de la cual se cree la información. Puedo formarme la creencia acerca de la esposa de algún colega de que tiene piernas bonitas sobre la base de ver a alguien diferente —pero la joven que yo vi es la fuente de mi información.
10
GARETH EVANS
Por lo tanto, un cúmulo o un expediente de información puede ser predominantemente de10 una cosa aunque contenga elementos cuya fuente sea diferente. Y sin duda queremos permitir que sea posible que una mala identificación persistente pueda causar que un cúmulo sea pred pr edom omin inan ante teme ment ntee de algu al guna na otra ot ra cosa co sa que qu e de aque aq uell llaa de la que qu e pred pr edom omin inan ante teme ment ntee lo era er a en un principio. Supóngase que llego a conocer ligeramente a un hombre. Supóngase que después un gemelo idéntico adecuadamente preparado para la ocasión ocupa su posición y que llego a conocerlo bast ba stan ante te bien bi en,, sin si n perc pe rcat atar arme me de la perm pe rmut utac ació ión. n. Inme In medi diat atam amen ente te desp de spué uéss de la perm pe rmut utac ació iónn mi expediente expediente será todavía predominantemente predominantemente el del hombre original y yo falsamente creo, como lo reconocería si ello se me señalara, que él está en el cuarto. Después pasaría por un periodo en el que ninguno de los dos sería predominante; no he identificado mal a uno como si fuera el otro, lo cual es una relación asimétrica, sino que más bien los he confundido. Finalmente, el gemelo ocuparía la posición predominante; predominante; yo no tendría creencias falsas acerca de quién está en el cuarto, sino creencias falsas acerca de, por ejemplo, cuándo me encontré encontré por primera vez con el hombre en el cuarto. Estas diferencias diferencias pa recen residir enteramente enteramente en las diferencias en las las reacc reaccio iones nes del creyen creyente te frent frentee a los los diver diversos sos descu descubri brimi mient entos os y se prete pretende nde qu quee el pred pr edom omin inio io refl re flej ejee esas es as dife di fere renc ncia ias. s. El predominio no es simplemente una función de la cantidad de información (si eso es siquiera inteligible) inteligible).. En el caso de las per sonas, por ejemplo, la vida de cada hombre presenta un esqueleto y la fuente predominante puede ser el hombre que contribuyó a revestirlo en su mayor parte, más que el hombre que contribuyó con la mayor parte del revestimiento, Los detalles detalles en un área particular particular pueden quedar superados superados por la difusión. Asimismo, Asimismo, las razones del creyente para estar interesado en la cosa en cuestión no pesarán en absoluto. Considérese otro ejemplo. Si resulta que un impostor se hubiera apoderado del papel de Napo Na pole león ón de 1814 18 14 en adel ad elan ante te (pos (p oste teri rior orme ment ntee al dest de stie ierr rroo en Elba El ba), ), el cúmu cú mulo lo de la inform informaci ación ón del del histor historia iador dor común común segui seguirí ríaa siend siendoo predom predomin inant antem ement entee el del del hombre hombre responsable responsable por las proezas anteriores (a en el diagrama I) y diríamos que los historiadores historiadores sostienen creencias falsas acerca de quién peleó en Waterloo. Si, no obstante, la permutación hubiera ocurrido ocurrido mucho antes, y se hubiera suplantado suplantado a un oficial «el ejército en ese entonces entonces desconocido, desconocido, entonces la información información «el historiador historiador común habría sido predominantemente predominantemente la del segundo hombre (B en el diagrama 2). En tal caso, no diríamos que tendría creencias falsas acerca de quién era el general en Waterloo, sino más bien que tendría creencias falsas acerca de la carrera anterior de ese general. Creo que podemos decir que en general un hablante tiene la intención de referirse a la cosa que es la fuente predominante de su bloque asociado de información. Es importante entender que esto no cambiará de ocasión en ocasión, dependiendo del asunto de que se trate. Algunos han propuesto que si en el caso 1 el historiador dice "Napoleón peleó hábilmente en Waterloo" es el impostor β quien es el referente deseado, en tanto que si hubiera dicho inmediatamente después "a diferencia de como actuó en el senado", habría sido a. Esto parece que es un error; no sólo lo que el hombre dijo es falso, sino también lo que quería decir es falso, como él mismo sería el primero en admitir; no era Napoleón quien peleó hábilmente en Waterloo.
10 El término es de D. Kaplan, véase "Quantifying in ", en D. Davidson y J. Hintikka (comps.), Words and Objections, Reidei, Dordrecht, 1969: pienso que hay similitudes ciaras entre mi noción de una fuente predominantey nociones que él esboza allí. No obstante, no quiero tener nada que ver conia vividez. Tomo prestado el término "expediente" del a rtículo de H.P. Grice, "Vacuous "Vacuous Names", que está en el mismo volumen K.S. Donnellan, "Proper Names and Identifying Descriptions", en Davidson y Harman (comps.), op cit, p. 371 Véase O. Eissfeldt, The Oxford University Press, Oxford, 1965, p. 441.
Old Testament: An Introduction.
Diagram a1
Diagrama 2
LA TEORÍA CAUSAL DF. LOS NOMBRES
3 11
Con este trasfondo, entonces, podemos ofrecer la siguiente definición tentativa: "NN" es un nombre de χ si existe una comunidad C 1. En la que es conocimiento común que los miembros de C tienen en su repertorio el proc pr oced edim imie ient ntoo de usar us ar "NN" "N N" para pa ra refe re feri rirs rsee a χ (con la intención de referirse a x). 2. Se tenga la intención, en cualquier caso particular, de hacer descansar el éxito de la
referencia referencia en el conocimiento común al hablante y al oyente de que a "NN" lo han usado los miembros de C para referirse a χ y no en el conocimiento común de la satisfacción por part pa rtee de χ de algún predicado metido en "NN". 11 (Para mantener simple simple a la definición definición no se hace ningún intento por cubrir el sentido en el que un nombre no usado pero institucionalmente aprobado es un nombre.) Esta distinción (entre uso-porque-(sabemos que)-lo-usamos y el uso con otras bases) es justo lo que se necesita para distinguir a las metáforas muertas de las vivas; creo que es la única base sobre sobre la cual cual se pue puede de disti distingu nguir ir el funci funcion onami amien ento to refer referen encia ciall de los no nombr mbres es,, qu quee 12 gramaticalmente pueden ser descripciones, del de las descripciones. La definición no tiene la consecuencia de que la descripción "el hombre a quien llamamos “NN' " sea un nombre, porque su éxito como un mecanismo referencial no descansa en el conocimiento común de que ella es o ha sido usada para referir a x. Las intenciones por sí solas no conducen a que un nombre obtenga una denotación: si las intenciones intenciones no se hacen manifiestas no puede haber el conocimiento conocimiento común requerido pava la prác pr ácti tica ca.. Nues Nu estr tras as cond co ndic icio ione ness son so n más má s seve se vera rass que qu e las la s de Krip Kr ipke ke,, pues pu esto to que qu e para pa ra él una un a expr ex pres esió iónn se convierte en un nombre en la medida en que alguien ha nombrado algo con él y, por ello, ha causado que esté en el uso común. Esto parece casi mágico. Supóngase que alguien de un grupo de pueblerinos bautizara bautizara como "Ricitos de oro" a una niñita que hubiera estado de vacaciones en esos parajes parajes y que el nombre nombre se popu popular larizar izara. a. Supóngas Supóngase, e, sin embargo, embargo, que hubiera hubiera dos gemelas idénticas que los pueblerinos no distinguieran en absoluto. Yo negaría que "Ricitos de oro" sea el nombre de cualqui cualquiera era de las dos —incluso —incluso si por algún milagro milagro cada pueblerino pueblerino usar usaraa el nomb nombre re en form formaa cons consis iste tent nte, e, pero pero qu quee en ning ningún ún sent sentid idoo caye cayera rann en do doss subcomunidades coherentes. (El nombre podría denotar a la primera niña nombrada si por alguna razón especial los pueblerinos tuvieran deferencias deferencias hacia el introductor introductor del nombre — hablaré más sobre esto posteriormente.) Considérese el siguiente caso. Se descubre en el Mar Muerto un recipiente que contiene documentos en los que se encuentran pruebas matemáticas fascinantes. Inscrito al calce está el nombre "Ibn Khan", al que naturalmente se considera el nombre del constructor de las pruebas. Por consiguiente, pasa al uso común de los matemáticos que se ocupan de esa rama de las matemá matemática ticass "Khan "Khan conjetur conjeturóó que... que... " y cosas cosas por el estilo. estilo. Sin embarg embargo, o, supóngas supóngasee que el nombre era el nombre del escriba que transcribió las pruebas mucho después; se había borrado un pequeño "id scrips it". Aquíí hay un caso Aqu caso perfec perfecto to en don donde de una comuni comunidad dad coheren coherente te usa usa el nombr nombree con el matemático como el referente intencional y una consecuencia de la definición sería que "Ibn Khan" sería uno de sus nombres. nombres. Asimismo, Asimismo, "Malaquías" habría sido el nombre del autor de la obra obra bíbl bíblic icaa del del mism mismoo nomb nombre re a pesa pesarr de que que su uso uso estu estuvi vier eraa basa basado do en una una 13 malinterpretación ("Malaquías" significa "mi mensajero"). En tales tradiciones, los hablantes usan nombres bajo la impresión equivocada de que su uso coincide con el uso de otros hablantes hablantes que se refieren a la cosa pertinente. pertinente. Probablemente Probablemente los nombres serían retirados cuando se revelara la impresión equivocada o empezarían una vida 11 Para la noción "conocimiento común", véase D.K. Lewis,Convention, Harvard University Press, Cambridge, Mass., 1969 y la noción, ligeremente diferéiue, en S.R. Schiffer, Meaning, Clarendon Press, Oxford, 1972. Para la noción de 'un procedimiento en el repertorio", véase "Utterer's Meaning, Sentence Meani ng, Word Word Meaning", Foundations of Language, 1968, de K.P. Grice. Es claro que la empresa le debe mucho a Grice, pero no se establece aquí ningún compromiso con ninguna versión específica de la teoría de la comunicación 12 Y si Schiffer tiene razón, mucho más claramente —véase Meaning, cap, V 13 Véase O. Eissfeldt, The Old Testament: An Introduction, Oxford University Press, Oxford, 1965, p. 441.
12
GARETH EVANS
más más bien bien difer diferent entee como como "nu "nues estr tros" os" no nombr mbres es para para los ob objet jetos os de los los qu quee se trate trate (cfr. "Deuteroisaías", "Deuteroisaías", etc.). Esto podría impresionarnos impresionarnos y hacer que lo consideráramos consideráramos como una razón para negar que quienes estaban dentro de esas tradiciones tradiciones dijeran literalmente literalmente la verdad al usar los nombres. Es muy fácil añadir un codicillo a la definición que tuviera este efecto. De hecho, ésta no es una razón razón muy buena para negar que los hablantes hablantes dentro dentro de tales tales tradiciones digan literalmente la verdad. 14 Pero no quiero insistir sobre ninguna decisión en este este punto. punto. Esto es porque porque uno puede hacer hacer concesio concesiones nes y permiti permitirr que se modifiq modifique ue la definición sin abandonar nada importante. Primero: la definición con su codicillo permitirá aún que muchos nombres nombres cambien cambien sus denotacione denotaciones. s. Segundo: Segundo: del hecho hecho de que, en nuestro nuestro ejemplo, ejemplo, la comunidad comunidad de los matemáticos matemáticos no denotara al matemático obviamente no se sigue que ellos estuvieran denotando al escriba y que, hablando con todo rigor, rigor, estuvieran diciendo en sentido estricto montones de falsedades acerca de él. Permítaseme desarrollar el primero de estos señalamientos. Hay un modo bastante estándar en el que la gente obtiene sus nombres. Si usamos un nombre de un hombre esperamos que el nombre se haya originado del modo estándar, y esta expectati va pued pu edee cond co ndic icio iona narr nues nu estr troo uso us o del de l nomb no mbre re.. Pero Pe ro cons co nsid idér éren en se nomb no mbre ress de gent ge ntee que qu e obviamente obviamente son apodos o nombres de lugares o de piezas de música. Puesto que no hay ningún modo estándar de imponer esos nombres, los ulteriores usuarios en general no usarán el nombre teniendo en mente el origen y, por lo tanto, cuando haya una divergencia entre la cosa involucrada en el origen del nombre y el referente intencional del hablante no habrá ninguna i nterpretación, ningún motivo latente para retirar el nombre y, por consiguiente, ninguna mal ma l interpretación, objeción en contra de que el nombre adquiera una nueva denotación, incluso de acuerdo Con la defini definici ción ón modifi modifica cada. da. Mien Mientra trass no tenga tengann ningu ninguna na razón razón para para creer creer que el no nombr mbree ha arrastrado con él alguna información, los hablantes reaccionarán a la revelación de que el nombre fue en alguna ocasión usado para referir a algo diferente con la misma clase de indiferencia con la que reciben la información de que [la palabra inglesa] meat [carne] en alguna ocasión significó abarrotes en general. Podemos Podemos contar fácilme fácilmente nte la histor historia ia en el caso caso 2 de nuestro diagrama diagrama de Napo Napoleón león de manera que a sea el portador original del nombre "Napoleón" y que haya sido transferido al imposto impostorr debido debido a la similitud similitud de sus apariencia aparienciass y, por lo tanto, tanto, sin que nadie I eriga eriga la intención de iniciar una nueva práctica. Aunque no es este un caso tan claro, probablemente diría que los historiadores habrían usado el nombre "Napoleón" para referirse a β. Quizá lo abandonen, pero es claro que eso no logra mostrar que todos ellos estaban denotando a a. Así como tampoco mostraría mostraría nada el hecho de que alguien que estuviera al tanto de todo viniera y dijera dijera "Napoleón "Napoleón era un vend vendedor edor de pescado pescado y nunc nuncaa estuvo estuvo en Waterloo aterloo". ". La pregunt preguntaa relevante es: "¿contradice esto la aseveración que se hizo cuando los historiadores dijeron: “Napoleón estaba en Waterloo" aterloo" Dar una respuesta respuesta afirmativa a esta pregunta requiere requiere la previa determinación de que ellos han estado todo el tiempo denotando a a. Ne cesi ce sita tamo moss cons co nsid ider erar ar otra ot ra comp co mpli lica caci ción ón mayo ma yor. r. Aunq Au nque ue de mane ma nera ra está es tánd ndar ar usam us amos os expresiones expresiones con la intención intención de ajustarnos al uso general que en la comunidad se hace de ellas, en algunas ocasiones las usamos con la intención intención dominante de ajustamos al uso que hacen de ellas otra u otras personas. En ese caso, diré que usamos la expresión con deferencia deferencia (hacia esa otra persona o grupo de personas). Esto también es verdadero de algunos términos generales: "viola" y "minueto" serían ejemplos. Yo diría, por ejemplo, que el hombre en la conversación en el bar usaba "Luis" con deferencia. deferencia. No es nada más una cuestión de ignorancia de su parte; él podría, en efecto, tener una opinión respecto a quién es este Luis (quizá el hombre con quien se topó antes), pero de todos modos usa la expresión con deferencia. Hay una brecha importante entre tener la intención de referirse al φ y creer que a = el φ; tener la intención de referirse a α
14
John McDowell me persuadió de esto, como de muchas otras cosas. El deleita mis mis conclusiones.
LA TEORÍA CAUSAL DF. LOS NOMBRES
3 13
porq po rque ue,, incl in clus usoo si él tuvi tu vier eraa una un a opin op inió iónn resp re spec ecto to de quié qu iénn es de quie qu ienn esta es taba bann habl ha blan ando do,, yo diría que él tenía la intención de referirse al hombre de quien estaban hablando y no al hombre que se había encontrado antes. Los arqueólogos podrían encontrar encontrar una tumba en el desierto y sostener falsamente falsamente que es el lugar de entierro de algún personaje poco conocido de la Biblia, Podrían descubrir mucho acerca del hombre de la tumba, de manera que fuera él y no el personaje de la Biblia la fuente pred pr edom omin inan ante te de su info in form rmac ació ión. n. Pero Pe ro,, da da la natu na tura rale leza za y el obje ob jeti tivo vo de su tare ta rea, a, los lo s arqueólogos estarían usando el nombre con deferencia hacia los autores de la Biblia. Afirmaría entonces que ellos denotan al hombre y dicen cosas falsas acerca de él. Obsérvese que en un caso así esta caracterización sirve a algún fin. De hecho, el caso no es diferente de ninguna otra situación en la que se use un nombre con la intención dominante de referirse a algo que satisface tal y cual descripción. Kripke ofrece el ejemplo ejemplo de "Jack "Jack el destripador destripador". ". Una vez más, después después del arresto arresto de un hombre a que de hecho no es responsable responsable de los crímenes, a puede ser la fuente predominante de la información información de los hablantes, pero el referente deseado bien podría ser el asesino y no a. De nuevo, esto prod pr oduc ucir iráá un mont mo ntón ón de fals fa lsed edad ades es.. No usam us amos os todo to doss los lo s nomb no mbre ress con co n defe de fere renc ncia ia,, y meno me noss toda to da vía ví a con co n defe de fere renc ncia ia haci ha ciaa la pers pe rson onaa de quie qu ienn los lo s reci re cibi bimo mos. s. Por Po r ejem ej empl plo, o, los lo s mate ma temá máti tico coss no usab us aban an el nomb no mbre re "Ibn "I bn Khan Kh an"" con la intención dominante de referirse a quien fuera que llevase el nombre o a quien alguna otra persona o comunidad se referían. Por lo tanto, debemos ser cuidadosos en distinguir dos razones para algo que se consideraría como "retirar oraciones que contienen el nombre”: (a) (a ) que el elemento no lleve el nombre "NN" ("Ibn Khan", "Malaquías") (b) (b ) que el elemento no sea NN (los arqueólogos bíblicos) Quisiera terminar con un ejemplo que me permitirá juntar todos estos hilos y resumir en dónde difiere mí posición de la teoría causal. Un joven A deja un pueblito en los altiplanos escoceses para buscar fortuna después de haber adquirido el apodo de "Zonzo" (espero que la razón por la que se escoge un apodo sea clara). Más o menos cincuenta años después, un hombre Β viene al pueblo y vive como ermitaño en la colina. Los tres o cuatro sobrevivientes de la época de la partida del joven creen falsamente que éste es el habitante del pueblo que se fue hace mucho y que está de regreso. Por consiguiente, consiguiente, ellos usan entre sí el nombre "Zonzo" y éste empieza a circular entre los jóvenes del pueblo, los cuales no tienen idea de cómo se originó. Estoy suponiendo que, si se les esclarecieran los hechos, los habitantes más viejos dirían "después de todo no es el Zonzo" más que "parece que, después de todo, el Zonzo no regresó a este pueblo". Diría, en ese caso, que ellos usan el nombre para referirse referirse a Λ y que de hecho dicen, denotándolo, cosas falsas acerca de él (incluso al emitir "He aquí al Zonzo que viene de nuevo a tomar su café"). Empero, los viejos podrían morir dejando una comunidad homogénea que usa el nombre para pa ra refe re feri rirs rsee alfo al fomb mbre re de la coli co lina na.. Creo Cr eo que qu e no hay ha y obst ob stác ácul ulos os para pa ra que qu e se vuel vu elva va su nomb no mbre re.. La historieta no se ve muy afectada si los habitantes viejos pasan alguna información, cuya fuente es A, diciendo cosas como "al Zonzo le encantaban las muchachas", porque los cúmulos de información de los hablantes más jóvenes seguirían siendo predominantemente los del hombre de la colina. Pero es un rasgo importante de mi explicación que la información que los habitantes más viejos podrían dar a los más jóvenes podría ser tan rica, coherente e importante para pa ra ello el loss que qu e A podr po dría ía ser se r la fuen fu ente te pred pr edom omin inan ante te de su info in form rmac ació ión, n, de mane ma nera ra que qu e tamb ta mbié iénn ellos reconocerían "Después de todo, aquel hombre de la colina no es el Zonzo". Una última posibilidad posibilidad sería que ellos, por alguna razón, usaran ese nombre con deferencia hacia los habitarles del pueblo más viejos, con la consecuencia de que, independientemente de quién fuera predominante, denotarían a quien fuera que los más viejos denotaran. 6. Conclusión. Quienes adoptan ambas teorías podrían pretender razonablemente ser reivindicados por la posición a la que hemos llegado. Le hemos asegurado al teórico descripcionista mucho de lo que quería. Vimos que al menos para el casomás fundamental de
14
GARETH EVANS
uso de nombres (nombres usados sin deferencia), la idea de que su denotación queda fijada de un modo más órenos complicado por los cúmulos de información asociados que uno podría extraer de los usuarios del nombre resulta dar no muy lejos del blanco. Pero es claro que el fijarla tiene un origen causal y no se debe a que se ajuste, lo cual afecta de manera cruc crucia iall el impacto que esta idea tiene sobre el enunciado de las condiciones de verdad de las oraciones existenciales u opacas que contienen nombres. El teórico puede también apuntar a la idea de pred pr edom omin inio io como co mo una un a idea id ea que, qu e, cier ci erta tame ment ntee en form fo rmaa crud cr uda, a, aseg as egur uraa o que qu e él esta es taba ba tra tr a tand ta ndoo de asegurar mediante su discurso acerca de la "mayoría de" las descripciones y al "requisito del grado de ajuste” para bloquear consecuencias que encontró objetables
LA TEORÍA CAUSAL DF. LOS NOMBRES
3 15
LA TEORÍA CAUSAL DF. LOS NOMBRES
3 15
.El teórico causal puede también ver con satisfacción el resul tado, el cual efectivamente incorpora en una posición central su intuición acerca de la importancia de la causalidad. Además, las doctrinas lógicas que le incumbía establecer, por ejemplo, la no contingencia de los enunciados de identidad hechos con el uso de nombres, no son objetadas. La información es individuada por po r la fuen fu ente te;; si a es la fuen fu entt e de un cú cúmu mull o de i nfor nf orma maci ción ón,, ninguna otra cosa pudo haberlo sido. Por consiguiente, nada diferente podría haber sido ese a. Los únicos teóricos que se quedan incómodos son aquellos que, qu e, igno ignora rand ndoo las las ob obse serv rvac acio ione ness ex expl plíc ícit itas as de Krip Kripke ke en sentido sentido contrario contrario supo suponía níann qu quee la teor teoría ía causa causall les les po podr dría ía prop pr opor orci cion onar ar un unaa resp re spue uess ta en entt eram er amen entt e no intencional para los prob pr obll emas em as plan pl ante teaa do doss po porr los lo s no nom m bres br es.. P ero er o no lame la ment ntoo su aflicción. Nues Nu estr tras as i de deas as ap apun unta tann tamb ta mbié iénn ha haci ciaa ad adel elan antt e, po porq rque ue pare pa rece ce qu quee ella el lass , o algu al gunn as i de deas as f amil am ilia iarr es cerc ce rcan anas as,, de debe benn usarse en la explicación del funcionamiento de por lo menos algunos demostrativos. Una expresión como "Ese montañés" en "Ese montañés viene a la ciudad esta noche" puede, a través quizá de los periódicos, desviar de un bloque de información que se supone que es propi ed ad común y que fija su denotación. Nadie puede ser ese montañés a menos de que él sea la fuente de esa información, independientemente de qué tan perfectamente se ajuste con ella y, desde luego, alguien pued pu edee ser se r ese es e mont mo ntañ añés és y no ajus aj usta tars rsee co conn minc mi ncho ho de ell el l a. Es en dicha dicha gen genera eralida lidadd que deb debee radicar radicarla la defens defensaa de nue nuestr stras as ideas. Pero debo, con estas indicaciones, dejar aquí el tema.
Kripke.Op.Cit,p.302
LA TEORÍA CAUSAL DF. LOS NOMBRES
3 16