IDENTIFICANDO LA ETAPA DEL CONFLICTO MARITAL Tomado de Guerin, Philip; Fay, Leo; Burden, Susan y Gilbert Katto, Judith. The Evaluation and treatment of Marital Conflict, Cap. 6 143 -167. Traducción libre: Margarita Saldarriaga. Noviembre de 2011 .
La evaluación del conflicto marital es un procedimiento de dos pasos en este modelo de terapia marital. Primero, el terapeuta obtiene información acerca del sistema familiar multigeneracional por medio de un genograma, el cual permite que el terapeuta evalúe el estado de la familia a lo largo del tiempo y la cantidad de estrés acumulado que la familia está experimentando en el momento. Segundo, el terapeuta considera a cada uno de los esposos, a la pareja marital y los triángulos circundantes a la luz de varios criterios para determinar la severidad del conflicto e idear un plan de tratamiento tratamiento efectivo. Durante estos dos pasos del procedimiento, es importante que el terapeuta conecte exitosamente con cada uno de los esposos y los enganche en el proceso de la terapia. El terapeuta debe mantener baja su propia ansiedad, dar relevancia a la visión que la pareja tiene del problema, escuchar a ambos esposos y validar a cada uno de ellos sin tomar partido. Estas medidas, combinadas con una retroalimentación a la pareja, en el tiempo apropiado, crea el clima seguro esencial para un compromiso exitoso. En este capítulo se describirá cómo evalúa el terapeuta la etapa del conflicto marital usando el genograma y se ilustrará el proceso con una historia de caso.
CRITERIOS PARA LAS ETAPAS DEL CONFLICTO MARITAL Este modelo contempla cuatro etapas del conflicto marital las cuales corresponden corresponden a estos cuatro grupos de parejas: Grupo 1: las parejas demuestran un grado preclínico o mínimo, de conflicto marital y responden favorablemente a la educación sobre cómo funcionan o no, los matrimonios. Son capaces de tomar esta información y usarla para cambiar sus relaciones por unas mejores. Grupo 2: está constituido por parejas que han tenido un conflicto activo por menos de seis meses. El conflicto incluye un grado significativo de proyección y pérdida de auto-enfoque. Cuando el terapeuta examina detenidamente el proceso marital conflictivo, sin embargo, ambos esposos generalmente pueden mover el auto-enfoque en seis u ocho sesiones y la intensidad del conflicto se reduce sustancialmente. sustancialmente. Las parejas en el Grupo 3 presentan clínicamente un conflicto marital severo; dicho conflicto viene de los últimos seis meses y la proyección es intensa. Cada
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esposo culpa al otro y ambos son totalmente incapaces de obtener o mantener el auto-enfoque. En estos casos, el terapeuta está casi exclusivamente dedicado a tratar de controlar la reactividad instantánea de la pareja – su tendencia a reaccionar emocionalmente cada uno con el otro y sin pensar. Más aún, cuando se obtiene un resultado positivo a través de la terapia, ocurre inevitablemente un reciclaje del conflicto a los seis y ocho meses. En un porcentaje significativo de casos, en este grupo, sin embargo, cuando ocurre el reciclaje ambos esposos y la relación marital misma han perdido su resiliencia y no responden a futuros tratamientos. Las del Grupo 4 son parejas que se presentan a la terapia después de que uno o ambos esposos han comprometido a un abogado. En esta etapa, la situación es más de adversarios que potencialmente conciliadora. En un alto porcentaje de casos cualquier intento para mantener lejos la disolución, parece perdida. El trabajo de la terapia se aprovecha más para disminuir el dolor emocional en los esposos, sus hijos y sus familias extensas. Con el fin de asignar una pareja a una etapa particular, se evalúa el sistema familiar total, la relación marital misma, incluyendo los triángulos que los rodean y el funcionamiento y bienestar emocional de cada esposo. Algunos de los criterios son difíciles de definir y medir con precisión pero un conocimiento de cada uno es esencial para la evaluación y el tratamiento del conflicto marital. Factores del sistema familiar.Los factores más importantes del sistema familiar son el estado pre mórbido de la familia – esto es, qué tan bien o qué tan pobremente están funcionando los miembros individuales y qué tan separados están cada uno del otro- y los momentos de transición y de estrés. El estado familiar pre-mórbido es el que resulta o es el resultado de un estrés acumulado de largo tiempo hasta el final de la historia familiar y una fuente de estrés acumulado crónico en el presente. Mientras más problemático sea esto, más intenso será el conflicto marital. Planteamos que el estrés acumulado crónico en la familia de origen tiene impacto tanto directo como indirecto en el desarrollo de la relación marital. Los momentos de transición son momentos de vulnerabilidad para cualquier sistema. El matrimonio, el nacimiento de un hijo, la adolescencia, la mitad de la vida, el retiro y la muerte de un miembro de la familia son algunos de los momentos significativos de transición que pueden producir la sensación de pérdida de control. Todos son estresores y elevan el nivel de ansiedad de la familia y el nivel de despertar en los miembros individuales. En cada familia hay períodos en los cuales ocurren varios momentos de transición en un intervalo corto, produciendo estrés. Es en estos momentos cuando los síntomas
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emocionales y físicos en los individuos o los conflictos en las relaciones están probablemente más en la superficie. Como regla general, las parejas en las etapas III y IV del conflicto marital, sienten el impacto, en un indicador significativamente más alto, de los momentos de transición y de estrés acumulado que aquellas que están en las etapas I y II con niveles menos severos de conflicto. Factores de la diada marital.El proceso conflictivo en la relación marital misma se evalúa sobre la base del clima emocional, las maneras en las cuales la pareja mantiene la relación y el grado de fusión en el matrimonio. El clima emocional de un matrimonio es una combinación de temperatura, en el rango entre el frío helado y el calor intenso; la turbulencia versus la estabilidad; la seguridad, el grado de riesgo supuesto en la aproximación de otro por conexión o soporte. A menos que el terapeuta lea certeramente el clima emocional y actúe para hacerlo estable y seguro, cualquier intervención fracasará inevitablemente. Puede haber un grupo de preguntas simples para evaluar el clima emocional. Por ejemplo, el terapeuta puede preguntar, “¿Es seguro ser vulnerable en este matrimonio?” y “¿Usted puede decir si ella está enfadada cuando usted primero entra a la casa antes de que usted la haya visto o haya hablado con ella?” Hacer estas preguntas a ambos esposos dará al terapeuta no solamente una lectura del clima emocional sino información acerca de cuán sensible es el clima emocional de cada esposo. Las dos áreas críticas para nutrir y mantener la relación marital son la comunicación y el tiempo de la relación y las actividades juntos . Importantes para la comunicación son tanto su contenido – no solamente el intercambio de información sino un autodescubrimiento más personal - y su carácter- los niveles de crítica y de credibilidad. El tiempo de la relación y las actividades juntos, dan las medidas del investimento en la relación por ambos esposos. La tabla 6-1 muestra cómo estas dos áreas se relacionan a las etapas del conflicto marital. La tabla clarifica que en la medida en la cual el conflicto se vuelve más severo, la comunicación se ve más comprometida, más reactiva y más crítica, con menos credibilidad, mientras declinan el tiempo de la relación y las actividades juntos. La fusión marital puede ser urdida en una serie de pasos llamados secuencia interaccional. Hemos encontrado que el paso 1 (persecución y distancia como respuesta al estrés) y el paso 2 (persecución y distancia intensificadas) están casi siempre asociadas a la etapa II del conflicto marital; el paso 3 (el perseguidor en una distancia reactiva y el distanciado en una persecución reactiva) puede estar
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presente tanto en la etapa II como en la etapa III del conflicto; y el paso 4 (ataque y contraataque) y el paso 5 (distancia fija) son buenos marcadores de la etapa III del conflicto. Factores de los triángulos.Es esencial una evaluación de los triángulos que rodean la relación marital para una evaluación precisa del conflicto. La triangulación puede intensificar el conflicto marital, como en el clásico triángulo de la suegra, o estabilizar o abrir un conflicto encubierto como en la igualmente clásica aventura extramarital. La actividad y la intensidad de la triangulación escalan considerablemente en las etapas III y IV; ellas son menos prominentes en los conflictos menos severos. Mientras más fijas y polarizadas estén las relaciones en un triángulo, el conflicto marital será de mayor intensidad. Factores individuales.Cualquier terapia de conflicto marital debe incluir la evaluación del estado emocional de cada uno de los esposos. Hay tres criterios esenciales: el grado de proyección y el autoenfoque, la posición en la progresión de la esperanza a la alienación y el nivel adaptativo de funcionamiento. Descubrir cuánto autoenfoque tiene cada uno de los esposos para visualizar el conflicto marital, es un indicador importante de la severidad del conflicto así como un signo para pronosticar un resultado. A mayor proyección, mayor intensidad del conflicto. Una forma de evaluar el grado de autoenfoque es preguntar a cada esposo que haga, sin ayuda del otro, una lista de las limitaciones -propias y de las del otro- que están participando en la manera como está a relación. La posición de cada esposo individual sobre el progreso de la esperanza a la alienación, está estrechamente relacionada con la severidad del conflicto. En las etapas I y II la posición varía de la decepción al dolor y al enojo. El resentimiento y la amargura se encuentran, en abundancia, en la etapa III y la alienación está presente al final de la etapa III y en la etapa IV. Las tres medidas para el nivel adaptativo de funcionamiento son productividad, relaciones y bienestar personal. Las distintas maneras en las cuales el nivel adaptativo de funcionamiento de los esposos individuales se pueden presentar clínicamente, son muy complicadas, pero en general los niveles más bajos de funcionamiento en al menos uno o más a menudo en ambos esposos, se encuentran en el conflicto marital más severo. En las etapas I o II, ambos esposos pueden estar haciéndolo bien en dos o tres medidas y no estar severamente comprometido el tercero. En la etapa III o IV, ambos esposos pueden estar
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funcionando bien solamente en una medida y estar significativamente comprometidas las otras dos.
Las Etapas del Conflicto Marital ETAPA I.Las parejas en la etapa I están en un nivel bajo de conflicto. El sistema familiar alrededor de la relación marital en esta etapa, es relativamente saludable y el clima emocional es seguro, cálido, no turbulento. El número de momentos de transición y la cantidad de estrés acumulado son mínimos. Los niveles de ansiedad y de excitación emocional despertados están bien dentro de la habilidad de la relación para contenerlos. Los estilos de conducta operantes de los esposos están o balanceados o fácilmente restauran o recuperan el balance. La reactividad y la crítica están en niveles bajos mientras que la credibilidad es alta. La comunicación en el matrimonio es abierta y es mínima la polarización del poder. Los esposos individuales están mayormente auto enfocados, con estallidos ocasionales de proyección. Su productividad y su bienestar personal son altos y la respuesta negativa para las expectativas insatisfechas ha progresado solamente de acuerdo a la decepción. La experiencia es que la etapa I es en efecto una realidad limitada. Ocurre mayormente en los primeros años del matrimonio cuando ambos esposos vienen de un buen funcionamiento familiar que ha aguantado solamente cantidades mínimas de estrés. Este comienzo estable tiene en cuenta un curso tranquilo de separación de las familias de origen y un clima emocional que conduce al desarrollo de una vinculación marital segura. Para ayudar a estas parejas a mantener este nivel de funcionamiento y reforzar la fuerza de su relación para que se preparen para los inevitables momentos de transición y el estrés, se les pueden ofrecer cursos de educación sobre cómo funcionan los sistema familiares. ETAPA II.Las parejas en la etapa II experimentan conflictos maritales significativos que definen como un problema. El clima emocional se ha enfriado, hay más turbulencia y menos seguridad. Los momentos de transición y el estrés acumulado correspondiente han comenzado a construirse. La ansiedad y la excitación emocional son suficientes para anular la habilidad de la relación para contenerlas así que se producen síntomas explícitos en forma de conflicto marital activo.
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La comunicación permanece abierta en la etapa II; sin embargo, con un adecuado intercambio tanto de información general como personal. Aún es fácil hacer juntos ciertas cosas. La crítica va en incremento pero la credibilidad permanece alta. Hay poca polarización del poder y la lucha por el control es más juguetona que mortal. Cada esposo está en una posición proyectiva y es incapaz de restaurar solo, el autoenfoque. La progresión de la esperanza a la alienación ha alcanzado el nivel de dolor y enojo con un grado de resentimiento que comienza a construirse. La pareja está en el paso 1 o 2 de la secuencia interaccional: perseguidor y distanciado como respuesta al estrés o en una intensa persecución y distancia. El paso 3, el perseguidor en una distancia reactiva, se ve algunas veces pero el último paso no se observará usualmente en la etapa II del conflicto. En la terapia de la etapa II, el terapeuta proporciona una estructura a la pareja instalada directamente en el conflicto marital trabajando tanto en las formas para mantener la relación como en la fusión o en ambas. Esta estructura baja la excitación emocional y la ansiedad y ayuda a los esposos a restablecer el autoenfoque. Es en el tratamiento de la etapa II como el lazo cercano entre las maneras de mantener la relación y la fusión en el matrimonio se ve más fácilmente. Por ejemplo, se puede hacer un experimento en el cual al más distante emocionalmente se le da la responsabilidad de iniciar un intercambio de información y que planee algún momento de la relación para hace algo juntos y al más perseguidor emocional se le instruye para crear la distancia verbal y emocional necesaria para que el más distante haga lo suyo y se abstenga de comentarios críticos sobre cómo lo hace. Este experimento les da a ambos esposos la experiencia de comportarse de manera opuesta a sus propias inclinaciones y observar lo que hay dentro de ellos mismos y en la relación en la cual están. Experimentos como este pueden ayudar a las personas a entender cuánto sirve su comportamiento al propósito de calma interior y cuánto dependen de sus esposos para llenar los déficits en su propio funcionamiento. Esta experiencia ayuda a cada esposo a tomar la conducta del otro menos personalmente y a recuperar algún grado de autoenfoque. Es importante, sin embargo, presentar tales tareas como experimentos de la terapia más que como soluciones. Obviamente hay muchas variantes de la estrategia presentada. ETAPA III.En la etapa III el número de momentos de transición y el nivel de estrés acumulado están significativamente elevados. El clima emocional está marcado por repentinos y dramáticos cambios en la temperatura y por turbulencias. El nivel
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de ansiedad y de excitación emocional es alto, como lo son la intensidad y la polarización de los triángulos que los rodean, aunque estos no son visibles de manera inmediata. Los dos esposos tienen una deteriorada habilidad para intercambiar información tanto a nivel general como personal. El autodescubrimiento es o bien una liberación incontrolada de emociones reprimidas o es mal escuchado: como una crítica o queja que aumenta aún más el malestar. El nivel de crítica es alto y la credibilidad a menudo se encuentra desvanecida. Las actividades juntos con frecuencia parecen juegos paralelos con una distancia considerable y sin compromiso. El balance perseguidor-distante está perturbado al punto que las características de conducta vistas anteriormente como ventajas de la relación, ahora son experimentadas como problemáticas. El terapeuta puede tener dificultades para identificar quién es el perseguidor y quién el distante. La lucha de poder ha perdido mucho de juguetona y está como una cualidad de “vida o muerte” en la interacción de la pareja. En la secuencia interaccional, la pareja está en un paso 3 (el perseguidor en una distancia reactiva) o más probablemente en un paso 4 (ataque y contraataque) o en el paso 5 (distancia fija). El autoenfoque es efímero en ambos compañeros y el proceso de proyección es violento. Uno o ambos compañeros se está marinando en su amargura y uno o ambos puede haber pasado sobre “la isla de la invulnerabilidad”. En el tratamiento de la etapa III un movimiento directo sobre el proceso interaccional de la pareja creará tanto confusión como podría escalar el conflicto. El terapeuta puede dar pasos para evitar caer en esta trampa y al mismo tiempo fomentar o favorecer un movimiento terapéutico más positivo. En sesiones individuales o conjuntas, los dos primeros órdenes a negociar son definir la fuente de estrés, hacerlo explícito y trabajar para mejorar el clima emocional. Lo anterior permite que los esposos vean su matrimonio sufriendo por estrés más que como intrínsecamente enfermo. Esto último establece las condiciones necesarias para la experimentación clínica adicional. Una técnica útil para alterar el clima es mover al esposo, especialmente si él está en una posición distante crítica, hacia los hijos. Esta maniobra demuestra su voluntad de hacer un esfuerzo y con frecuencia ablanda el clima que rodea la relación marital. El esposo puede estar motivado simplemente para decir que si el matrimonio fracasa los niños seguirán siendo suyos y él querrá una relación con ellos. Desintoxicar los aspectos o temas relacionados con la familia extensa también puede ser útil para mejorar el clima emocional y restar presión al matrimonio. Por
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ejemplo, si el esposo no ha hablado por años a un hermano debido a una disputa por la herencia y si este tema nunca se trató entre esposa y esposo, el terapeuta puede normalizar el problema para la pareja simplemente haciendo, con mucha calma, preguntas no enjuiciadoras acerca de qué hacer en este caso. Cuando se han dado estos dos pasos, el terapeuta puede comenzar a poner el foco directamente en la pareja marital. Los instruirá a limitar su intercambio de información a tópicos de interés general, dejando pasar las discusiones sobre las cuestiones tóxicas y cualquier intento para hablar de corazón a corazón. A ambos esposos se les puede animar para disminuir tanto su crítica implícita como explícita hacia cada uno del otro. Esta actividad juntos también debe ser para mantener la luz. Mientras tanto en las sesiones individuales el terapeuta puede trabajar para que decrezca la proyección y se mejore el autoenfoque. Focalizarse en la progresión de la esperanza a la alienación ayuda con frecuencia en esto. Usualmente cada esposo experimenta resentimiento y amargura significativos. Si los sentimientos negativos han progresado hasta el punto en que uno o ambos esposos se han movido a una isla de invulnerabilidad, es esencial moverlos de regreso. El terapeuta explora inicialmente con cada uno de ellos los riesgos de volverse vulnerable otra vez. Lo inevitable de ser herido de nuevo si se toma el riesgo y pregunta si el dolor emocional vale la pena si al riesgo se le da un ritmo lento y una larga reflexión. Si este enfoque es exitoso, está abierto el camino a la desintoxicación de la amargura y el resentimiento. El terapeuta camina con cada esposo hacia atrás a través de la progresión de la esperanza a la alienación, para que hagan contacto con su ira y su dolor, su decepción y finalmente sus propias expectativas. Si estas intervenciones son efectivas, se vuelve posible el acceso directo a los patrones interaccionales en la pareja marital y ellos pueden ser dirigidos clínicamente con muchas mejores oportunidades de éxito. ETAPA IV.La etapa IV está marcada por los extremos en todos los criterios usados para la evaluación del conflicto marital. Sin embargo, lo que marca definitivamente esta etapa es el compromiso con un abogado por uno o ambos esposos. En la gran mayoría de los casos, esto mueve al cierre de la puerta de la conciliación y pone al matrimonio en un contexto de adversarios. El trabajo del abogado es fomentar la duda y la suspicacia respecto a la credibilidad del otro esposo, ahora un adversario, con el fin de proteger la posición de negociación de su cliente. Cuando una pareja ha alcanzado esta etapa, la terapia es más provechosa si se hace para ayudar a cada esposo con la experiencia emocional interna y con una desvinculación exitosa de la relación. Además es importante tratar de
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minimizar el daño emocional en cada uno de los involucrados, especialmente en los niños y en los padres de los esposos.
EL GENOGRAMA Determinar la etapa del conflicto marital y escoger un plan de tratamiento apropiado depende de una evaluación cuidadosa y minuciosa. La evaluación de este modelo consiste en hacer un genograma y evaluar la pareja en términos de los criterios descritos arriba. El genograma es una variante clínica del árbol familiar y del “diagrama familiar” introducido por Bowen. Es un mapa del funcionamiento interno de la vida de la familia a través de tres generaciones. Es un modelo estructural desarrollado por Guerin que permite una vasta cantidad de información acerca de la familia. En el conflicto marital el terapeuta es cuidadoso con la etapa pre mórbida de la familia y el estrés agudo que la pareja experimenta actualmente. La etapa pre mórbida incluye disfunción física o emocional significativa en los miembros de la familia, conflictos significativos dentro de la familia y algún distanciamiento (cortes) completo o ritualizado entre los miembros de la familia. La presencia de estrés agudo está indicada por los momentos de transición y un estrés acumulado en el sistema familiar y por los cambios en el sistema familiar tales como que la esposa regresa a estudiar o comienza a trabajar. Mientras se obtiene esta información, el terapeuta monitorea el clima emocional tanto de la relación marital como el que se describe en el sistema familiar. Para hacer el genograma, el terapeuta busca la siguiente información: Nombres, edades y estado de salud de cada uno de quien es o ha sido un miembro del sistema familiar, incluyendo la pareja misma, sus hijos, sus padres y hermanos, sus abuelos, tíos, tías y cualquier esposo anterior. Fechas de nacimientos, muertes, matrimonios, divorcios y separaciones, enfermedades serias y ritos de pasaje tales como salidas para colegios o cambios de casa. Estos son todos los momentos de transición e inevitablemente son fuente de estrés. Es importante para el terapeuta anotar cuáles, si es que hay alguno, de los momentos de transición han ocurrido dentro de los seis meses que preceden el comienzo o la exacerbación del conflicto marital. Localización física y patrones de cohesión . Al anotar dónde viven los miembros significativos del sistema familiar y al preguntar cuán a menudo visitan o tienen contacto y cómo es esto, el terapeuta puede hacerse una idea de si el sistema familiar esta físicamente cercano y sobre involucrado, completamente distanciado o ritualísticamente distanciado.
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La posición de los hermanos de cada uno en el sistema. Si el genograma se hace correctamente, esta información saldrá de manera natural. Su importancia está documentada en el trabajo clásico de Toman. La información de los hermanos es importante para evaluar el conflicto marital por varias razones. Los hermanos pueden gatillar un vuelco en los esposos; pueden ser fuente de conflicto y también pueden ser una fuente de conexión y soporte. Cortes emocionales. Al preguntar cuán a menudo, dónde y cómo tienen contacto las personas en el sistema con cada una de las otras, el terapeuta descubre probablemente que una o más relaciones importantes en el sistema están cortadas: madre e hija no se hablan, por ejemplo o dos hermanos no tienen o no han tenido contacto por años. Es muy importante para el terapeuta notar que esta última exploración sobre los cortes, siempre implica un alto grado de reactividad emocional. Es más, un corte es una manifestación de fusión intensa: es la otra cara del amalgamamiento. La educación, ocupaciones e historia ocupacional de ambos esposos y de sus padres. Esta información es importante por un número de razones, especialmente para saber cómo les ha ido a algunos miembros específicos del sistema en relación con otros. Por ejemplo, los hijos que han experimentado movilidad social ascendente en relación a sus padres qué visión de sí mismos tienen, mientras que los que tienen la misma condición a sus padres han tenido una experiencia diferente. Quien ha perdido posición socioeconómica tiene otros problemas como tener gente a quien no le ha ido tan bien como a sus hermanos y hermanas. La etnia y los antecedentes religiosos de cada esposo. Las diferencias en etnia y en religión, como las de clase social, frecuentemente se convierten en la base de los conflictos.
APLICANDO LOS CRITERIOS Después de que se ha hecho el genograma y el matrimonio ha sido ubicado en el gran contexto del sistema familiar multigeneracional, el terapeuta evalúa a la pareja sobre las bases del criterio de las cuatro etapas del conflicto marital. Factores del sistema familiar.El genograma proporciona la información básica desde la cual el terapeuta evalúa el estado pre mórbido y el estrés agudo. Además, la existencia de triángulos que rodean la relación marital comienza a emerger durante la elaboración del genograma.
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La información acerca de la pareja.Al menos una sesión debería tener como su foco primario, la evaluación de la pareja en términos de su comunicación, incluyendo la credibilidad y la cantidad de crítica así como su habilidad para intercambiar información, pensamientos y sentimientos personales, los tiempos de la relación, la actividad y su localización en la secuencia interaccional. Evaluación de los triángulos.El número de triángulos que operan alrededor del matrimonio y la intensidad y polarización del proceso emocional dentro de ellos, son marcadores esenciales de la intensidad del conflicto marital. La existencia de estos triángulos comienza a ser clara durante la toma del genograma y el terapeuta revisa su intensidad y polarización en el momento evaluar el estado del conflicto. La intensidad del proceso en los triángulos está en función del grado en el cual está fijada y polarizada su estructura. Evaluación individual.Este modelo recomienda que cada esposo sea visto por separado al menos una vez durante el período de la evaluación. Estas sesiones individuales permiten al terapeuta evaluar el nivel de funcionamiento de cada uno y permite a cada uno comunicar al terapeuta cualquier cosa que él o ella sientan que es importante pero que son incapaces de decirlo frente al otro. Durante esta parte de la evaluación, se evalúa la productividad de cada esposo, el bienestar personal y las relacione; su localización en la progresión de la esperanza a la alienación y su grado de proyección o autoenfoque. Determinar la etapa del conflicto.Si por ejemplo la evaluación de una pareja tomara cuatro semanas, eso no querría decir que el tratamiento comienza solamente en la quinta semana. Los esfuerzos para bajar la ansiedad y crear un clima de seguridad comienzan cuando ellos llegan por primera vez al consultorio. Se dan también algunas sugerencias específicas durante el período de evaluación.
PLANEACION DEL TRATAMIENTO Una vez que se ha determinado la etapa del conflicto y se ha entendido la especificidad de los problemas de la pareja, el terapeuta está listo para formular un plan de tratamiento.
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No hay garantía sobre el resultado para un matrimonio pero se cree que este tipo de trabajo le da a ambos esposos grandes oportunidades en y para sus propias vidas e incrementa las posibilidades para que la relación crezca.