Sobre bueyes perdidos Nelo Curti
1
Para Anna, por quien no se notaba cuando nos cortaban la luz.
2
Estoy en una esquina de esta casa inmensa oyendo ese estruendo de aguas apresuradas que se acercan y cortándome los dedos. De repente, a un costado de mi pecho me nace un perro; perro; al otro, un pájaro de colores. Los dos me piden en voz baja que que abandone este lugar. lugar.
Reinaldo Arenas Arenas – “Otra vez el mar”
3
Uno
as puertas del ropero ten!an por dentro unos espe"os que, a pesar de la ve"ez, se#u!an copiando al#o. $uido se estuvo adivinando durante %oras en el re&le"o podrido. 'esde apartamento de arriba ca(eron los primeros ruidos de una mala canci)n.
'eber!a pintarme as!, como insultado, pero se#uramente no entender!an nada. *en los brazos, las piernas, la ver#a cansada, ( se ponen a cotorrear sobre la proporci)n, el equilibrio ( la madre que los pari).
+arta por lo #eneral le se#u!a la corriente, ( aquella noc%e, mientras l meaba una &arola ( repet!a &urioso ideas sueltas, balbuce) una especie de l-stima. /Por qu no te %acs mon"ita ( de paso me de"-s tranquilo0
'espus vinieron las %oras &rente al espe"o, una o dos botellas de vino, ( la tortura de la canci)n. Pens) en subir a darle un disco, provocar un cortocircuito, inventar una madre en&erma pero se durmi) en mitad del estribillo. Al d!a si#uiente se#u!a siendo invierno, ( repiti) el "ue#o de cada maana en los vidrios escarc%ados. on la punta del dedo escribi) 454$64O, se apart) medio metro, ( comenz) a mirar. a primera ene estaba llena de -rbol, %o"as casi quietas. 7n el punto de la i movimientos de mu"er limpiando ventanal, desapareciendo a veces o ca(endo por la pierna de la letra. a se#unda ene se enredaba en las antenas, la #e estaba nublada, en la u se mov!a una camisa col#ada en el balc)n de en&rente. 7n la tercera ene, mu( al &ondo, parpadeaba un letrero trasnoc%ado, ( en la o no %ab!a nada, como si el dedo %ubiese a#u"ereado la maana. as botellas en el suelo le recordaron la canci)n. osa de mierda, murmur), encendiendo una colilla para llenar de %umo las posibilidades de +arta. 8ab!a que despus de comer comenzar!a a buscarla, a necesitar los #olpecitos en la puerta o el silbido desde la vereda de en&rente que si no lle#aba la ima#inar!a en cualquier mesa del -rdenas %asta casi verla ( entonces no podr!a soportar m-s &rente al cuadro e ir!a vistiendo al persona"e que prota#onizar!a el reencuentro. 8e abroc%aba la camisa cuando #olpearon ( o() el vozarr)n del $rin#o. 9uiso detenerse, pero la radio #ritando noticias desbarat) su plan. :
/'orm!a el artista0 4o, me despert %ace un rato. Anoc%e; 8eal) las botellas ( aprovec%) las risas para entrar al bao. And-bamos con el $rin#o %aciendo el reparto, pero con este c%aparr)n es imposible. As! que di"imos vamos a ver si $uido nos convida un ca&ecito, est-bamos "usto ac- a la vuelta (. 7l ruido de la duc%a rompi) el &inal de la &rase, de"-ndolos solos con la mitad de su mentira. 7l $rin#o solt) un c%asquido ( busc) ci#arros. 4o le %a#as caso, se#uir- medio borrac%o. e tomamos un poco el pelo ( nos vamos para el bar; Apa#- esa porquer!a, %ac el &avor.
iene que volver con el pincel, sin remedio, sabiendo que si se pasa un poco, si el lu#ar o el matiz que eli#e no es el que le esta pidiendo la tela, revienta todo lo dem-s. 6na mierda,
omprendieron el mensa"e, se abri#aron. 7l problema no es el %ombro, sino el cuadro entero. 8olt) el $rin#o en las escaleras, ase#ur-ndose de que $uido lo o(era. 7l mediod!a se %ab!a tra#ado las letras en la ventana, al otro lado la lluvia limpiaba lo dem-s.
D
Dos
7s as!. omemos lo que %a(a ( despus sacamos cualquier libro ( lo leemos en voz alta ( en al#En silencio nos mordemos. Por lo #eneral, a&uera llueve. aen unas #otas enormes, que roban a la ciudad sonidos impensables. 'ebe %acer &r!o all-, creemos, mirando las copas nerviosas de los -rboles ( la calle como una postal le"ana. 7n la mesa %a( platos sucios ( botellas. 'e repente al#o protesta en la cocina ( %a( que levantarse a media p-#ina ( correr sin prisa caramba, esto se quemó, ( los azule"os llenos de la#rimones de ca& dan pena ( estamos un rato riendo la des#racia. Ponemos un disco ( sin querer nos desnudamos. a noc%e lle#a primero a los rincones donde se amontonan libros, dibu"os ( recibos pendientes, esconde a%! sus araas ( a cierta %ora las desata para que tiznen el aire. a veo salir de su re&u#io mientras una len#ua pasea por mi %ombro. a lluvia a&uera se va poniendo ne#ra ( tambin la mEsica ( los cuerpos. a luz arrastra su ver#Fenza ( nos quedamos solos contra un &ondo de tormenta que de a poco se va volviendo mentira ( resiste en su sonido. Ga no nos vemos. as manos se llenan de trampas, espe"ismos. 8on improbables las sillas, los cuadros, las noticias, uno mismo se va tornando sospec%a ( no %ace &alta creerse. 7l mundo #ira, eso dicen, desde ac- nada lo con&irma. 'espus &umamos siempre &umamos, ( %a( %umo en todas partes. Hestias blancas, abrazadas, que se revuelcan ( se matan parsimoniosamente, mientras los o"os de los ci#arrillos van ( vienen a caballo de manos invisibles. 4o podemos nunca saber qu pasar-, tal vez ella encuentre en el bolsillo un papelito con una direcci)n ( ten#a que irse de repente, o al#uien silbe aba"o para que le abramos ( suba con botellas que nos llevar-n por la ciudad %asta el amanecer. >odos los d!as lo mismo, di&erente. 7l desorden cada vez ma(or, rode-ndonos ( %acindonos caer al suelo con zancadillas de papel, los discos #irando con menos prisa que la tierra, olor a vino ( la lluvia ensalivando los cristales ( el pedazo de ciudad que nave#a como puede. 8abemos que volver- el sol tarde o temprano ( ba"aremos las persianas, que el ruido de los coc%es carbonizar- cualquier poema, silbar- en la calle un tipo sin ami#os ( subir para cobrarnos ( decir que (a no puede esperar m-s, que acabaremos encerrando en una maleta nuestro mundo. Pero nada nos preocupa. >odav!a queda al#o en la botella, unos cuantos ci#arros sacan el pescuezo del paquete, ( sin darnos cuenta nos estamos desnudando. A&uera, por supuesto, llueve, ( quin sabe si a la verdad no se le despe#aron de&initivamente los zapatos.
I
Tres
'esde que se sentaron, antes del mediod!a, en la terraza del -rdenas, estuvo mir-ndole el relo". 8u mu"er (a insultar!a a los nios, alborotados con el olor del #uiso aEn le quedaban dos entre#as de la lavander!a, ( en la mueca de $uido las a#u"as se apretaban contra el doce. 7l $rin#o dice teor!as, pura perorata. Go te %ablo desde la e=periencia de %aberme pasado meses, aos, intentando resolver un cuadro ( acabar tir-ndolo por la ventana en un arranque de impotencia. A%! c%upaba el ci#arro ( miraba la avenida, donde los autos corr!an como si el as&alto los quemase. e envidio,
8i, puede ser, murmuraba
K
Cuatro
Primero l abre la puerta ( a"usta la mirada a la ranura, despus asoma medio rostro ( lue#o saca un pie. 7lla espera diez minutos para repetir sus movimientos, con la di&erencia de que por lo #eneral el miedo la %ace trastabillar cuando adelanta el primer paso. A esas alturas la calle del ostal +atilde siempre est- desierta, ( quien camina busca o %u(e de al#En cuarto. as &arolas son demasiado altas, ( un colc%)n de noc%e se cuela ba"o los tobillos de la luz. Bl enciende un ci#arro al lle#ar a la esquina el &ue#o le alumbra las canas del bi#ote ( trepa, resbalando en la calvicie cuando quiere ir m-s arriba. Al %undir la cara en el c%arco amarillento a&ila los p-rpados, ( los %ilitos de o"o brillan con cierta le"an!a. Parece tranquilo, aunque al#o tiembla en la brasa del ci#arro. as persianas se desovillaron %ace rato, un silencio enemi#o va de puerta en puerta, abriendo su saco %asta romperlo para dar lu#ar a otro silencio menos c%ismoso, distra!do. 7lla, repuesta del traspi, escapa en sentido contrario al &)s&oro quemado, con pasitos numerosos, penitentes, curv-ndose para atravesar una llovizna que &alt) a la cita. 6n d!a de estos volver-n. *einte pesos ( el conser"e les dar- la llave con su ci&ra de madera. Aunque nadie, nunca, a lo lar#o de los aos, los %a visto lle#ar.
1L
Cinco 7velio mir) en el espe"o los o"os, la mueca prevista, ( comenz) a desabotonarse la camisa. Hrill) en el pec%o un instante el sudor ( despus el ombli#o casi vivo, un %o(o de sombra nadando la palidez ( los aos almacenados en la panza. O!me, 7velio, a ellos le %abr- pasado una, cien veces, pero a m! no. A las mu"eres %a(
que saber tratarlas, lanzar las cartas, s!, pero cuando nadie las espera ( sin embar#o no pueden aceptar otra cosa que eso que uno de"a caer sobre el tapete. As! se te van quedando no lo piensan, tal vez no quieren pero se quedan, desorientadas, tontas, ( uno nom-s debe medir las cartas que restan ( saber cu-l cierra me"or el c!rculo.
'e") la camisa en el suelo mientras ella le mordisqueaba la ore"a ( esbozaba entre insultos las primeras l!neas de un desa&!o. 8us pec%os calent-ndole la espalda ( el ci#arro cada vez m-s solo en el cenicero, aEn ansioso, &umado por el verano que ven!a de todas partes. “4o te atrever-s, cobarde, ( maana cuando te levantes no tendr-s a nadie para el desquite, te vas a "oder ( querr-s cortarte esa porquer!a inEtil que pretende %acerme creer que sos un mac%o”.
G es cuesti)n de aos, sabs, tiempo que uno lleva e"ercitando esas bobadas. *os
todav!a sos un nio, ( %abr-s %ec%o lo tu(o, no lo nie#o, pero a mi edad todo est- m-s claro, (a sabs cu-ndo es #ato ( cu-ndo liebre. 6na mirada basta, un poco de atenci)n cuando te %abla, ( no tanto las palabras, no, los #estos son la cosa, a%! te dan la clave de si el asunto es de una noc%e o pods tirar el lazo.
7velio busc) a tientas, con la a(uda &alsa del espe"o, una pierna. 7ncontr) el tobillo ( apretando subi) mientras sin querer respond!a a los insultos ( era otro, m-s inmundo, rid!culo, cuando lle#aba a la rodilla ( medio#ritaba “abrite, cara"o”, como peleando a un animal.
Por eso te di#o que ellos son un caso aparte. +iralos, nom-s por la ropa te das cuenta,
la manera de sentarse, quebrados sobre el escritorio, %ablando mierdas de m! pero con el “s!, seor” bien aprendido, viniendo como mascotas &ieles cuando embocan una buena noticia para que les d unas palmaditas. 9u pods esperar de esos tipos, nada, 7velito, nada aparte de tristeza ( un sin&!n de posturas para sobrellevar el &racaso.
“>e di"e que te abrieras ( te quedes quieta”, ( ella "u#ando a obedecer a ese dios escu-lido ( lampio que le daba a conocer el tamao de sus dedos ( de su torpeza. 4o %ab!a puentes entre los cuerpos ( el calor, eran el mismo &antasma creciendo por el cuarto, de una pared, de un ruido a otro, sin pensamiento ni sentido en#ordando %asta %acerse insoportable. 11
4o tienen remedio, van a estar siempre en la misma, los mu( des#raciados, ( a veces
pienso que los devor) la mala suerte ( me resulta %asta perdonable que sean unos perros &alderos atendiendo a sus "e&es o su esposa. Porque las mu"eres no son tontas? se vuelven ( depende de uno que as! sea... estrate#ias, trucos, /entends0 Por eso a m! no se me escapan, ( a ellos se le van dos, tres, cien de las manos.
a puso de espaldas, al#o er#uida, ( le %izo saber que estaba vivo mientras la ve!a alzar protestas %acia el cruci&i"o que por culpa del cuarto clavo no pod!a olvidarse de su&rir ( caer en el enredo donde se entusiasmaba el tiempo ( se pon!a otro vestido, casi eterno. Pens) en el 'irector diciendo “a m! no se me escapan”, “in&elices”, “mascotas”, mir) el anillo amordazando uno de sus dedos ( la llen) de otro verano, el su(o, el que escond!a en la man#a cuando a&irmaba, cien veces al d!a, “s!, seor”.
12
Seis 8i uno no sab!a que en las plantas superiores escup!an titulares las rotativas de un peri)dico, la ca&eter!a de luz apolillada, oculta tras propa#andas de bebidas, pod!a pasar por otra cosa, ( m-s de uno %abr- entrado con intenci)n de conse#uir al#o m-s que ca& ( alco%ol barato. 7velio era un tipo de esos a los que les da lo mismo matar que llenar vasos de M%isNies, s)lo por eso el director nunca pens) en ec%arlo ( le cont) desde el comienzo aventuras ( recuerdos, todo tipo de mentiras. 8ueldo ( un ca& por d!a, ambos malos, era la o&erta para quien quisiera traba"ar en “a voz del litoral”, nombre pomposo para el peri)dico de un pueblo, rebautizado ciudad, donde no pasaba nada, ni siquiera un r!o. os clientes de la ca&eter!a nunca se mezclaban con los empleados, que demoraban su ca&salario en las mesas del &ondo, "unto a la escalera, discutiendo, por una cl-usula muda del contrato, asuntos de traba"o. 7l director, en cambio, s)lo %ablaba con los clientes, o se desa%o#aba con su camarero. A media tarde casi nunca %ab!a #ente. 7ntonces 7velio se reman#aba la camisa, le pon!a el tercer o cuarto M%isN(, ( preparaba la serenidad de con&esor con que oir!a primero las burlas ( lue#o el rosario de intimidades con que terminaba de emborrac%arse. >om- lo que quieras, 7velito, no %ace &alta que te lo di#a. /e!ste lo que sac) %o( $utirrez0 8i no pudiste, me"or para vos, ni se te ocurra %acerlo. Parece que a travs de un ami#o conoci) la %istoria de la tipa aquella que lle#) con el Padre 7steban, que en paz descanse. a 8anta, le dec!an, %asta que pas) lo del &uneral. 7l asunto es que ste, como cree en serio que es periodista, mete siempre la nariz. o(, no s)lo le dio por %ablar de la porquer!a esa, sino tambin por de&enderla. 'ice que era actriz ( recorri) los principales teatros del pa!s con las compa!as de $-lvez, +olina, ( no s cu-ntos m-s, %asta que un buen d!a se le ocurri) representar sus propias obras. >uvo =ito, pero cambi) el #obierno, ( ra") para ac- medio e=iliada; uentos, 7velio, pavadas que a $utirrez lo conmueven ( por las que acaba, sin querer, mintindole a la #ente. 7velio sab!a qu #esto enca"ar en el silencio de cuatro o cinco tra#os que necesitaba el otro para mirar alrededor ( re!rse contra el %umo. ace unos meses se mand) una parecida, no s si te acord-s. 7scribi) sobre la puta &u#ada ( por poco no culpa a los padres de los delirios porno#r-&icos de la mocosa. +e dir-s que podr!a supervisar los art!culos, o directamente tirarlo a la calle. Pero la cosa no va por a%!, 7velio, es m-s complicado de lo que crees. Para empezar, si empiezo a &iltrar lo que se publica saldr!a el diario con las p-#inas en blanco, ( %a( otro asunto, comercial, que vos a%!, sirviendo ca&ecitos, se#uramente no ves? estos tipos, torpes, asustados, a pesar de todo tienen ami#os, ( esos ami#os van al quiosco, pa#an, ( se llevan el peri)dico unos por compromiso, otros de puro buenos. a mec-nica es esa, ( aunque no te #uste coms #racias a eso. A esa altura 7velio soltaba un claro, seor, o recuperaba la botella para re&orzar la dosis. Al director (a se le a&ilaba la mirada ( c%asqueaba la len#ua, ensa(ando a veces en el espe"o de la estanter!a muecas de satis&acci)n. 13
7n adelante pod!an venir an-lisis pol!ticos, recuerdos de via"es de ne#ocio con su padre, donde se mezclaban esta&as ( campesinas adolescentes que a cambio de &uturos re#alos se de"aban usar en los bald!os, ( toda clase de e=a#eraciones para las que no necesitaba m-s que la curiosidad embalsamada de su camarero. 7ra el pre-mbulo –lo sab!an 7velio, los clientes, la l-mpara del tec%o de su m-s sonado or#ullo? la estupidez de su mu"er. Parec!a inevitable que a la %ora en que ba"aban los empleados con sus porta&olios de adorno, m-s aburridos que cansados, estuviera sentenciando %a( que saber domesticarlas, si no te comen crudo, la ma(or!a de los %ombres muerden el anzuelo, %ace &alta a"ustarles la correa. >erminando con una especie de lema? mi esposa, (a conoce el re#lamento. ubo, sin embar#o, un anoc%ecer en que el ciclo se rompi). Pero sucedi) despus. os d!as todav!a son mu( cortos. uando aquello %ac!a, %ar- un calor tremendo.
1:
Siete
levo tres %oras traba"ando, tres %oras vindolo pasar por la ventana, siempre i#ual, a veces con la pipa, a veces con el perro solo. *a %asta la esquina, se detiene, suelta el %umo, insulta a la mascota, ( re#resa satis&ec%o, como si acabara de vencer al#o invisible, &i"ando la mirada en un lu#ar distante, tal vez ine=istente. ace dos o tres aos que la escena se repite, ( se#uramente suced!a desde muc%o antes a que (o la contemplara. Pero antea(er me di cuenta, tom conciencia de que eso era un %ombre, no m-s, no menos que (o, ( me &ue imposible de"ar de pensar qu diablos pretend!a, ( creer que nada, que (a no quiere nada, ( por eso resulta victorioso. >en#o que traba"ar intento convencerme de un momento a otro vendr-n a pedirme el mont)n de &ormularios ( no me servir- e=plicarles que el vie"o que va ( viene no me de"a concentrar, dir!an que esa ventana per"udica los intereses de la empresa ( llamar!an a un albail para sellarla. a( tambin un dibu"o que me mira, col#ado en la pared del &ondo. 6n tipo de sombrero, con una botella a mano. 'esde el primer d!a noto que me observa cada tanto me #iro con la esperanza de encontrarlo dormido, pero nunca, los o"os siempre quietos, estudi-ndome, sin nin#una conclusi)n. >ampoco puedo abrir la boca, porque antes que al cuadro me tirar-n a m! a la calle. Acaba de pasar. >osi) ( maldi"o no s a quin. /7nve"ece0 reo que (a no, est- salvado a su manera, o se perdon) %asta el punto de no tenerse en cuenta? es esa quiz-s la Enica &orma de tranquilidad sincera. 8in embar#o camina, veinte metros de ida ( veinte de re#reso se despierta, come, ( pasa, en invierno con un abri#o enorme ( cuando es insoportable el calor mostrando su barri#a p-lida, todav!a viva. amina, ( eso es lo que no comprendo. A veces me pre#unto d)nde estar!a si en lu#ar de &renarse en el l!mite de la esquina %ubiera avanzado cincuenta o cien metros por d!a, mirando como l sabe cualquier punto en la distancia. 5ma#ino pa!ses, #ente e=traa vindolo pasar inalterable, con la mueca de e=tran"ero que (a tiene en este barrio, donde todos lo conocen. Al#unos d!as, en la %ora del descanso, me lo cruzo ( le comento cualquier estupidez sobre el clima aunque %a(a sol o nubarrones, murmura una porquera, a ver si cambia ma!ana, ( me siento esta&ado cuando dice ma!ana porque ec%a por la borda todas mis suposiciones sobre su desesperanza. e interesa el &uturo tanto como a la seorita que acaba de soltar una perorata sobre los pro(ectos de la empresa porque no alcanc a rellenar los &ormularios previstos. 7stuve a punto de con&esarle el problema del dibu"o, su vi#ilia inaceptable, pero por suerte me contuve ( promet! tenerlos listos por la tarde. A ambos les preocupa el &uturo, aunque sepan que no ser- m-s que una repetici)n citas, c%arlas, tiempo calcado. a di&erencia es que ella todav!a piensa que su repetici)n vale la pena. 6n problema el de los dos, el m!o de comodidad ( cobard!a. G a%ora es terrible c)mo me mira el dibu"o, parece comprender el traba"o acumulado, las %oras inmundas que me esperan, ( se burla. 6n d!a de estos me levanto, lo escupo, ( 1C
sal#o sin despedirme de nadie. Pienso cosas as! cuando me siento entre la espada ( la pared, pero es mentira, no me atrevo siquiera a demorarme diez minutos en el ca&, s en el &ondo que la pared ( la espada mantendr-n la distancia necesaria para de"arme respirar d!a tras d!a, completando planillas mientras el retrato me vi#ila con un cinismo de otro si#lo. A%ora es insoportable, no me %ace &alta #irarme, siento los o"os del maldito vie"o ba"o el ala del sombrero, ( no se puede #ritar ( ser!a idiota cualquier tipo de llanto saber que no se mover-, que mantendr- su contemplaci)n %asta el &inal de la tarde, ( se#uirmir-ndome incluso despus de mi partida. Go, el pobre in&eliz que pusieron ba"o su "eta de colores, volcado sobre unos papeles que nunca tendr-n que ver conmi#o ni con nada de lo que todav!a importa, doblado sin embar#o %acia las casillas blancas, interminables, que en unas %oras tendr-n que con&ormar a la muc%ac%ita esa para la que no so( m-s que un simple e"ecutor, el eslab)n desec%able de una ambici)n que no me pertenece. A%! est- otra vez, se detiene, escupe, mira con desprecio a su mascota qu sentir!a si de pronto la acariciase. +iedo, se#uramente miedo ( por lo tanto con muc%a m-s desesperaci)n me entre#ar!a al traba"o. A nadie le resulta &-cil asumir que los dem-s rompan el molde donde los coloc) para amarlos o i#norarlos. Pero no, dice bicho del diablo ( re#resa sobre sus pasos para sentarse en la puerta de su casuc%a a escuc%ar en la radio noticias que lo tienen sin cuidado, que como muc%o lo %acen asentar con otro escupita"o su opini)n sobre el #nero %umano. 8 c)mo se siente, pero la empresa depende de todos, tambin de usted. 'ebo %aber puesto cara de c%impancs a#radecido, porque ba"o el maquilla"e la secretaria por un momento tuvo otra luz. a&irm), sin un m!nimo temblor, pero qu diablos va a saber, si se acercara un poco a lo que siento saldr!a corriendo o llamar!a al #uardia. Asco, seorita, asco por lo estEpidos que somos ( lo poco que nos damos cuenta, eso siento, /le #usta, animalito responsable0 /*e a%!, ese rect-n#ulo podrido0 a salida nunca nos atreveremos a usarla sin el convencimiento de volver, porque alcanzamos el colmo de la necedad ( nos encontramos desprote#idos sin deberes que cumplir, aunque se trate de arc%ivar papeles que "am-s nadie mirar- otra vez. /7ntiende0 7s lo que pienso, ( como usted, como todos, aprend! a disimular. 4o se crea m-s inteli#ente que el tipo que colecciona barati"as ( cada d!a pierde tres o cuatro %oras limpi-ndolas meticulosamente pretende lo mismo que nosotros, no asomar la cabeza para que el tiempo ll-mele %istoria, ll-mele vida cumpla en ella su &unci)n. 8omos cobardes, seorita, ( es triste que culpemos al destino o la necesidad ( no nos %a#amos car#o nosotros, tan responsables del peso total de nuestra cobard!a. A%ora, aunque le cueste %acerlo sin temblar, puede decir que sabe m-s o menos lo que siento. "# cómo se siente,
Pero debo %aber puesto cara de mono satis&ec%o ( ella supo encontrar una misericordia e=traa para consolar mi invalidez. *uelvo a estar solo con el cuadro. altan quince minutos para el descanso ( siempre, a esta %ora, los o"os se le a#randan, cuando el relo" cierre las piernas para marcar las doce estar-n a punto de reventar, ( saldr deprisa por miedo antes que cansancio. 8i me #iro ver una burla con dos puntos enormes que brillan ( quieren escapar de la pared. 1D
9uedan oc%o minutos, el tictac de a%ora en adelante sonar- m-s &uerte, pero antes que me ensordezca empezar-n los ruidos en la parte alta del edi&icio ( ba"ar-n creciendo como en un derrumbe ( saldr con ellos compaeros, ruidos a la calle. 7st- nublado ( con el calor las nubes dan la impresi)n de al#o pe#a"oso, capaz de embadurnar los p-"aros. 7l vie"o escuc%a la radio en la vereda, supon#o que ni nos ve salir, enardecidos, como si nos %ubiesen concedido treinta minutos de in&ancia. Al#uno %asta lle#a a dar saltitos, pero ense#uida se retracta ante la mueca inc)moda de la ma(or!a. 4o, ni nos mira, &ormamos parte de lo que abandon) %ace tiempo. Podr!a %ablarle, pero de qu, /tiene %i"os0, me mandar!a al diablo, cualquier cosa que le pre#unte est- resuelta (a en su absoluta indi&erencia. a radio %o( %abla Enicamente de &Etbol ( es una prueba m-s de que recin empieza la semana. 8e dispersan todos (a nin#uno da saltitos en distintas direcciones. 9u tal, perdone, quiero pre#untarle una cosa. ace d!as que lo ten#o en la cabeza. +e mir) sin mover un mEsculo ( sent! la necesidad de pre#untarle al#o importante. /6sted es reli#ioso0 8olt) un ruido e=trao, que rebot) adentro de su boca. o que so( es calvo, desde los 23 aos. +i padre ten!a #rasa, ( %ered eso de l. ontra la #rasa no %a( nada que sirva prob de todo, desde productos qu!micos %asta mierda de caballo, pero sin &ortuna. a ciencia no %a podido con eso, %an lle#ado a la luna, pero los %ombres se#uimos siendo calvos. ompr una vez un peluqu!n, pero con la #rasa se me ensuciaba mu( pronto, as! que tuve que comprar un se#undo para usarlo mientras el otro se secaba en el tendedero? no se puede ir un d!a con pelo ( otro sin, la #ente se burla. *olvi) a olvidarme, concentrado en un punto le"ano, ( me desped! para lle#ar a tiempo al ca&. Recin cuando el camarero apo() el pocillo en la barra descubr! que %asta entonces no %ab!a reparado en que era calvo, ( me interes) el destino del par de peluquines. Re#res deprisa, pero no lo encontr. a puerta de la casa estaba entreabierta, me asom, ( vi una %abitaci)n abarrotada de cosas inservibles, botellas anti#uas, repuestos de autom)viles, relo"es, treinta, cuarenta relo"es de todas las pocas ( tamaos amontonados en estanter!as para nadie, silenciosos. +et! medio cuerpo ( en la oscuridad &ueron apareciendo &oto#ra&!as, pe#adas en la %umedad de la pared. 7n la m-s #rande, &umaba con los o"os interesados en al#uien que estar!a a pocos metros de quien apret) el disparador, a su espalda un mar triste, arru#ado. 'eba"o beb!a en la terraza de un bar "unto a varios tipos, con quienes compart!a carca"adas ( uni&ormes. 7n otra con tra"e oscuro en medio de un "ard!n. As! muc%as, casi %asta el tec%o, pero lo que me devolvi) de un #olpe a la calle &ue la cara de un nio &i"a en la distancia. Ga esto( en la o&icina ( mi mano avanza sobre los papeles como si no me perteneciera, vo( al bao ( ten#o la impresi)n de que permanece en el escritorio, &iel a su tarea. 7l cuadro no me molesta como antes, lo puedo devolver a su &icci)n. A%ora me perturba un "ue#o de reconstrucciones. 8e trata de rastrear en las personas al nio que de"aron atr-s, 1I
( %a( in&inidad de trampas, ( es casi imposible #anar cuando cada cual cre) su propia estrate#ia para de&ender la mentira que representa d!a a d!a con ma(or naturalidad. 7l vie"o se detuvo un momento en la ventana, sabe tal vez que conozco me"or su secreto, mir) de reo"o ( sonri) antes de obedecer los tirones del perro. on l es al revs, puesto que (a ten#o al nio, ( desde el recuerdo de la ima#en debo lle#ar a esa cosa que suelta peroratas sobre su calvicie. 7s insoportable, peor que el cuadro, a cada uno que pasa le cambio la ropa, las preocupaciones, lo siento en pupitres de escuela o en las %amacas del parque. 4o resulta, (a todos se mataron a s! mismos, ( no podr recuperarlos nunca. 'an #anas de correr, correr porque s que de lo contrario en cuanto lle#ue al apartamento ir directo al espe"o, ( all! tampoco %abr- nada parecido a un nio. orrer, %undirse o correr, no %a( m-s, levantar la vista cuando nadie lo espera ( escapar desparramando en el aire el mont)n de &ormularios, correr, correr, la Enica manera de no dar con uno de ellos cuando me busque a la noc%e en el espe"o. 7ntonces re#resa la pre#unta, /d)nde estar!a el vie"o de no %aber retrocedido nunca0 a di&erencia es que a%ora el interro#ante me seala, aprieta mi cuello, nos acusa a todos. 'isculpe, me piden de arriba el e=pediente 1LLCQ32. 7star!a al otro lado de la tierra. 7l tipo me mir) como si lo %iciera por primera vez en su vida. /9uin0 7l vie"o, ese de a%!, si no se %ubiese &renado nunca en esta esquina. ubo un silencio, al#o cru"i), pens que iba a insultarme. Puede ser, pero tarde o temprano volver!a a pasar por esta calle. Reco#i) el e=pediente ( trep) las escaleras. 8in dudas, acababa de insultarme.
Ocho 1J
7ra buscarle los o"os desde aba"o, verla retorcerse, protestar medio#ritando. 7l dolor, la bronca, ( no poder llorar. 7so era el amor, al cabo. on una mano estru"aba la cortina ( los #emidos parec!an salir del puo cerrado, (a basta pero si#ue. G aba"o olor, saliva sonando. 9uer!a mirarla, pod!a mirarla, la miraba, aunque ella le ne#ase la recompensa de los o"os ( sacudiese la cabeza como para volverla invisible. 4o pod!a escapar, no quer!a, no escapaba, ( se complac!a en la impotencia. Hasta, basta? m-s. Apretaba las piernas rec%az-ndolo, atrap-ndolo, mientras murmuraba una alabanza de insultos. 'e un momento a otro pasar!a, era necesario acentuar la vi#ilancia, alar#ar el brazo ( su"etarle la cara, devolverle un insulto ( observar c)mo le #olpeaba los o"os, que se contra!an en un llanto seco. a mano en la boca los dedos, los dientes, un animal dentro de otro se#u!a murmurando ( la voz se le pe#aba en las uas, mo"ada, cruel, inEtil. 8uceder!a pronto ( no volver!a a repetirse, o s!, pero peor. >en!a entonces que #anar la ima#en del deseo ( la rabia para cuando &uera necesaria la ven#anza. 9uer!a tenerla, pod!a, la ten!a, ( ella &in#!a resistencia ( no quer!a, no pod!a, (a no se resist!a. 7staba todo dispuesto, la cara por &in quieta, el puo llen-ndole la boca, los o"os como siempre le"os, ne#ando un encuentro a medio camino, sobre los pec%os que temblaban ( eran a%ora el lu#ar donde se ori#inaban los #emidos. >odo iba a mezclarse, elplacerlabroncapiernasaliva, lo sab!an aunque desde que estuvieron desnudos abandonaron cualquier pensamiento. 7mpez) en los dientes, vacil) en el cuello ( lle#) al abdomen para entrar por el ombli#o ( via"ar por el interior del cuerpo %asta la punta de su len#ua, donde se multiplic) para desaparecer. 4o quer!a mirarla, no pod!a, no. >al vez se amaban ( por eso se durmieron, para no mirarse.
El microscopio, por 7delmiro $utirrez 1K
8i bien desde que +arcelino lores #an) el 55 ertamen Provincial de Poes!a, en nuestra localidad no era prota#onista el arte, siempre el a&-n creativo estuvo latente en muc%os ")venes de nuestra tierra. o( ten#o el #usto de re&erirme a un muc%ac%o que e=presa a travs de la pintura sus inquietudes m-s %ondas, con tem-ticas que van desde lo personal o “e=istencial”, como dir!a aquel memorable #alo, a lo social. Al escribir esto recuerdo una tela plasmada %ace unos meses, durante la %uel#a de pescadores. 7l "oven se llama ucio >orres, estudia en la Academia de Artes $enerales, diri#ida por +atilde Romero, ( en la planta ba"a de dic%a instituci)n podemos contemplar su obra.
'!as atr-s, cuando visit) nuestra redacci)n, comentaba +atilde sobre su pupilo? “es un traba"ador nato, casi un iluminado, capaz de atrapar con su pincel el movimiento, %asta el olor del r!o. uando in#res) en nuestra Academia apenas sab!a mezclar los colores, ( en menos de un ao se %a convertido en el talentoso pintor que podr-n dis&rutar los amantes de la pl-stica a lo lar#o de este mes en nuestra sala”. 8in dudas vale la pena pasar por la calle 8arand!, nEmero 1C, de 1L a 1: o de 1I a 2L %oras, de lunes a viernes, para #uardar en la retina la pincelada ma#istral de ucio, que no tardar- en pasear por el pa!s &ra#mentos de nuestra cuidad, de nuestra #ente.
2L
Nueve 7l suelo de servilletas ( colillas dec!a que era tarde. Por la avenida pasaban cada tanto ta=is ( perros desconcertados. 7l $rin#o calentaba la c%arla en una mesa. 4o te animar!as nunca. >ras esas &otos ( no pods demostrar otra cosa que el buen sueldo que tens. Pero si supieras que por ir ( estar semanas paseando con tu camarita te cortar!an ac- el c%orro, otro #allo cantar!a. 4o saldr!as ni a la esquina. +arta evit) responder ( el ataque se desvi) %acia u caso es distinto, casi lo contrario. 4o tens nada, ni tus %i"os sabs si son tu(os, ( sin embar#o te asustan %asta las moscas. /Por qu0 *os sabr-s ser- que en el &ondo sos i#ual a todos, ( te mir-s el ombli#o demasiado. Go lo Enico que miro es la cara de mi mu"er a &in de mes, las puteadas, el olor a ropa sucia, los nenes llorando. Atr-s del mostrador +at!as tosi) con #anas de cerrar. 7n la vereda de en&rente &umaba un tipo como si el invierno no tuviese nada que ver con l. lorar, llorar, ( llorar. 7se es tu ciclo, ( de a%! no te saca ni una botella de las buenas. onoc! un tipo como vos, %ace al#En tiempo, cuando traba"aba en la cantina del 8ocial ( 'eportivo. *en!a todas las tardes, ped!a un vaso de caa ( buscaba con los o"os, desesperado, buscaba a al#uien, cualquiera que le diera al#o de pelota, ( siempre acababa lar#-ndome a m! la perorata. uentos, puros cuentos, se#uro, que se le ocurr!an sobre la marc%a ( acomodaba al #usto de quien lo soportara. 7ra vie"o, no como vos, ( por eso se le perdonaba. 'ec!a que a su %i"o lo %ab!a matado un perro ( su mu"er lo abandon) al d!a si#uiente, de"-ndole una notita con todos los derec%os de la culpa. As! arrancaba, despus se iba por las ramas, ( m-s que con la caa se emborrac%aba con sus disparates. 4o me compares con un vie"o c%i&lado, $rin#o, (o; 8e lo est- inventando, como siempre, para soltar despus la &rasecita esa de la e=periencia ( no s que diablos. 6n d!a de estos a#arro ( mando todo al cara"o. 8i %ace &alta me pon#o a pedir, a revolver la basura, o asalto un banco, no s, pero me vo(, ( a%! quisiera ver d)nde te mets tu discursito. Adem-s, $rin#o, vos %abl-s muc%o de l, pero a la maana est-s i#ual de "odido en la misma camioneta llev-ndole la ropa limpia a tipos que ni siquiera te dan una propina. 9ue asaltes un banco, puede ser, pero revolviendo la basura, s! que no te veo. G vos qu sabs, qu mierda sabs. 7l or#ullo,
9u or#ullo ni qu oc%o cuartos, ser-n m-s bien las #anas de levantarme un d!a ( no tener que poner cara de an#elito para que el #ordo de la esquina me &!e un poco de lec%e; ( vos me %abl-s de or#ullo. 8! seor, or#ullo, ( vos +artita tambin, ( por supuesto que me inclu(o, pero la di&erencia est- en que al menos lo reconozco, ( por eso no me da ver#Fenza ec%-rselos en cara ( decirte a vos que sos un ca#)n irremediable ( a ella que sus via"es son una estupidez, un mal consuelo. G me quedo tan tranquilo, no saben despus lo bien que duermo, mientras ustedes se#uramente den vueltas en la cama o se pon#an a co#er para sacarse la bronca. /Hronca0 Go lo que ten#o es sueo. 8i, +artita, un sueo tremendo, por eso %ace una %ora que +at!as nos est- ec%ando ( vos se#u!s ac- como si te %ubiesen atornillado a la silla. Hueno, muc%ac%os, no s ustedes, pero (o me vo(. Hrome) +at!as, de"ando la cuenta entre los vasos. +arta sac) un billete ( los otros, como siempre, se %icieron los distra!dos. +aana me toca a m!. A&irm) ra"e esto, capaz %asta se con#el). a 8anta sonri), como de costumbre, para que l entreverase ancdotas durante un rato, cosas del d!a, c%arlas ( discusiones que los clientes le de"aban en la barra ( no ten!an importancia. />e #usta0 6na #uitarra salt) del tocadiscos. 22
+e lo mand) el Ren#o, dice que all- es lo que m-s se escuc%a. Al&redo Acosta, se llama el tipo. >oca raro, /no0 Raro no. Otra cosa. A +at!as no le #ustaba %ablar del Ren#o. 8ab!a la %istoria de la 8anta en la costa, ( todo lo que remitiera a ella le molestaba. 7l Ren#o era un %ilo que no acababa de cortarse todos los meses un disco, al#una revista, ( se#uramente cartas que l desconoc!a. Anoc%e me llam). +at!as se %izo el distra!do. 'ice que la cosa se calm), que (a no es peli#roso. /7%0 9ue (a no es como antes, la polic!a tiene buenos sueldos, ( entonces "oden menos, pueden pa#arse el vicio con los a#uinaldos, ( a las barriadas van s)lo cuanto tienen que comprar. And- a saber. apaz lo dice porque quiere verte. 7l tal Acosta punte) en el silencio que la 8anta intent) disimular llenando los vasos %asta que +at!as se disculp) no me des pelota, ( pasaron a otro tema. 'os, tres veces por semana repet!an el encuentro, que empezaba siempre con el simulacro de sospec%a ( el recuerdo del d!a que %ab!an soportado esos cuerpos que buscaban en la noc%e "usti&icaci)n. 7=ist!a una ciudad con nombre ( sitio en los mapas, a la que pod!a acceder cualquier visitante ( comprar postales o llev-rsela como un rompecabezas dentro de su c-mara &oto#r-&ica, una ciudad que modi&icaban a su anto"o los #obernadores ( una vez al ao vest!an de &iesta ( devolv!an ense#uida a su intrascendencia pero adem-s %ab!a otra, que la 8anta, +at!as, ( casi todos conoc!an bien, la de los rincones, los cuartitos en la madru#ada, donde cada cual cobraba la recompensa por %aber participado en el dis&raz de la ciudad con nombre ( se reencontraba con su %istoria. 5#ual no volver!a, aunque los milicos no me roben los ci#arros ni la billetera, ni siquiera para o!r a un tipo como ste. Ga ten#o armado un recuerdo, ( es como una tumba, ( me convence. Rellen) los vasos, prendi) un ci#arro. A lo me"or viene l. A#re#), para que la sinceridad no &uese completa. 7n el 8ocial ( 'eportivo cada tanto toca al#uno, no suele ser #ran cosa, pero podemos ir. lev-s un ao ac- encerrada ( la c%usma olvida &-cil, (a #astaron tu %istoria. 8i vamos tarde, como a la una, s)lo %abr- borrac%os. a 8anta no respondi) ( los Eltimos acordes del disco resbalaron casi mudos.
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7st- borrac%a, pens) +at!as, tambin puedo conse#uir un coc%e, al#En &in de semana, ( cruzamos la &rontera para o!r los tamboriles, pero volvi) a pensar que %ab!a bebido m-s de la cuenta ( ser!a inEtil tomar en serio su contestaci)n. 'etuvo con un dedo el disco, que se#u!a #irando sin orquesta, ( ella solt) de #olpe qu olvidaron, decime qu mierda olvidaron. ubo entonces un vac!o que no me corresponde rellenar a m!. Al rato desapareci) la luz en la ventana.
2:
Diez Parecen los restos de un en&rentamiento. 8in embar#o, nada est- roto, apenas la suela de un zapato que misteriosamente aparece "unto a su par, deba"o de la cama. 6na pila de libros se derrumb) sobre unas plantas, ( al#uien decidi) %ace tiempo no volver a re#arlas. 7l silencio ser!a absoluto si el viento no caminara a veces sobre las te"as sueltas. A%! %ubo al#uien, ( queda como imparcial testi#o el desorden ( la &i#ura e=traa que dibu"an aEn las s-banas. 8obre la m-quina de escribir %a( ropa sucia, trapos de colores que de"an asomar una %o"a en la que estamparon cuatro versos. Al#unas botellas acostadas ( cubos que delatan los cauces secos de varias #oteras. 8e ven las cabezas de muc%as mentiras ( ser!a &-cil equivocarse al recomponer el estado inicial del cuarto. $l otro lado de la puerta hay un animal que come %ábulas. &adie podrá nunca asustarlo.
'icen los versos, ( deba"o aparecen los #olpes sin tinta de al#unas letras. 7n la pared, clavados con c%inc%etas, %a( retratos de escritores? anteo"os, ci#arros #estos &irmes, de una ve%emencia desolada. /abr-n completado su deseo0 7l tec%o es alto, entre el cielorraso ( mi sombrero podr!a pasar un -n#el #ordo. Al costado de la cama un libro abierto en sus Eltimas p-#inas encima, un cenicero que de"a asomar medio p-rra&o? 'ebió con ella el (nico vaso y trató de emborracharla mientras opona al torrente de mentiras, preguntas y reproches, tantas veces odo, la sonrisa distrada y altiva que le haban permitido usar por unas horas. Despu#s dijo) *+os te callás y apartó cuidadoso la jarra con hojas y %lores para-
Apenas se puede caminar, al i#ual que en los lu#ares mu( ordenados. 7s esto una &oto#ra&!a del tiempo, lo que qued) de una emoci)n. Al#uien se encar#arde estropearla, lavar- los vasos, barrer- las colillas ( cada cosa ir- volviendo a su primi#enia soledad, cuando en la %abitaci)n todav!a nada estaba vivo. 4o ser (o ese 'ios in&ame. Retrocedo. ierro la puerta muere, nos deja sin misterio.
A&irman los #olpes sin tinta de las Eltimas palabras. 2C
Once
Hien, $utirrez, lo dic%o por tel&ono? maana empieza. >uvimos en cuenta su e=periencia, por supuesto, ( no podemos olvidarnos de su t!o, tantos aos en la empresa. 7n &in, no vamos a ponernos tristes, ac- nos #usta que la #ente sonr!a, desde la muc%ac%ita que limpia %asta el director, todos contentos. *amos a ir ba"ando ( le muestro por encima las instalaciones, para que se va(a orientando. Primera puerta a la derec%a, s!, esta misma. Abra, pase tranquilo. /*e0 ontabilidad, silencio ( muc%a luz, important!simo. A%ora le di#o, usted %abrobservado que entramos ( no movieron un mEsculo? concentraci)n, $utirrez, concentraci)n se llama eso; +e #ustar!a que los viera a la tardecita en el bar, arman una, que 'ios nos libre de tenerlos de vecinos. 8on ")venes, claro, aunque al#unos llevan quince o veinte aos con nosotros. 8i#amos, no va(a a ser que se distrai#an ( en vez de cien apunten diez. Prep-rese, para m! esto es lo me"or. '"eme buscar la llave. Ac- est-. Hienvenido a la %istoria, ami#o. uela, %uela. 8! seor, el arc%ivo #eneral. +aravilloso, /verdad0 Ac- est- todo, desde la cr)nica del crimen m-s brutal %asta la de una nia que perdi) su bicicleta %ace medio si#lo, no &alta ni un punto ni una coma, nada. 6n buen lu#ar donde pasar las %oras en verano, cuando la #ente se va a las pla(as del norte ( ac- no muere ni una mosca. ontinuemos, (a tendr- tiempo para revolver papeles. Ha"emos a la se#unda, ac- se acab); bueno, la puerta del &ondo, dir- usted. e e=plico? s)lo %a( una llave, ( el dueo de esa llave es quien le pa#ar- a usted sus %onorarios, /entiende0 Hien, (a estamos ac-. 7ntre nom-s, que en las buenas &amilias no %ace &alta pedir permiso. 9u le parece, lindos aparatos, e%. “a &-brica de la verdad”, le llamaba su t!o. 9u me dice del olor a tinta. S$randioso@ $randioso es la palabra; lo pre&iero al de las &lores. >remendo bic%os stos, claro que s!, lo Eltimo en tecnolo#!a, nunca &allan, a veces %asta les %ablo. 7n &in, no vo( a entretenerlo con mis cosas. Ha"emos, que a%! est- lo que importa. Asombrado, /no0 uarenta ( siete redactores, bueno, cuarenta ( seis, usted es el cuarenta ( siete.
2D
8iempre traba"ando, investi#ando, volcados sobre las m-quinas, si los mira desde atr-s no se les ven las cabezas. *a(amos al #rano? tercera &ila, mesa catorce, s! seor, la su(a, con tel&ono ( todo. 6n lu"o, e%0 Pero no se me va a ir sin conocer el bar. 6n ca&ecito, una copita, ( a descansar para maana. Go dormir!a ac- adentro, crame, si no &uera por los %i"os ( la mu"er, que rezon#an. 7velio, mir-, el seor $utirrez, el nuevo de 8ociales, sobrino de su t!o, bueno, claro, de quin si no0 'os M%isNies ( ca&, que improvisamos un &este"o. /e #ust), $utirrez0 )mo no le va a #ustar, si esto es de otro mundo. 6n detalle, antes del brindis, (a para terminar, una cuesti)n de estilo. 4os #ustan las cosas claras, sin muc%o adorno. 9uiero decirle que si, por e"emplo, una seora octo#enaria va tranquilamente por la calle con las bolsas de la compra ( pisa un bac%ecito, trastabilla, cae al suelo, se abre la crisma ( muere antes de que lle#ue la ambulancia, diremos sencillamente que una seora de oc%enta aos &allece al tropezar en una vereda de la ciudad cuando volv!a mu( car#ada del mercado. as %ip)tesis sobre por qu trastabill) o lle#) tarde la ambulancia, que las %a#a el lector. A nosotros no nos atae la polmica, sino la verdad, que dec!a su t!o. +u( bien, $utirrez, el deber me llama. +aana a las siete, con una corbatita, cualquiera que ten#a por a%!, ( si puede ser la camisa al#o m-s apa#ada, que no parezca esto una quermese. 7ncantado, ami#o. G no se preocupe por las copas, %o( la casa invita.
2I
Doce
8obre el mueble del tocadiscos, "unto a otras cosas que no quiere, la 8anta apo(a siempre un "arr)n con &lores. A medianoc%e, antes de que silbe +at!as, o aunque no espere a nadie, se dedica a mirarlas, les da un vaso de a#ua ( lo rellena despus con vino. 6stedes no son la ciudad, les dice, ( ve en el pasado un tren del que ba"a un cura ( detr-s ella con la o"eras de un recuerdo viciado, no son este lu#ar %i"o de puta, repite ( recupera la botella del desorden donde %a( a veces una carta del Ren#o. >ambin est-n las paredes, manc%adas de %umedad, en las que desci&ra otras %istorias, pero las medianoc%es son tiempo de &lores ( el silencio a(uda, ( el vino, ( el tabaco ne#ro. leva aos %abl-ndoles, o(ndolas callar, retrocediendo por pre#untas que nadie volver- a solucionar porque pertenecen a un mundo del que s)lo lle#an cartas del Ren#o ( %ablan de otras cosas, discos, c%ismes, ami#os en&ermos. as &lores ( la noc%e, enmarcada en la pequea ventana que da al "ard!n, el tocadiscos mudo, con el est)ma#o lleno de #uitarras, bandoneones, cantores dormidos, el tabaco crepitando a cent!metros de la boca, ilumin-ndole la cara, los o"os detenidos en el ramo que %ace m-s de cinco inviernos se acab) de secar.
2J
Trece
Puede llamarse $utirrez o al vez entren en la o&icina de al lado, se sienten "unto a la ventana, ( te miren pasar $utirrez,
2K
Catorce 7l pasillo era una ele. 'os tramos unidos por la &lacidez de la espera. as c%arlas de uno ( otro se mezclaban en la esquina &ormando una especie de tac%)n, de cosa sucia. Por el ascensor ba"aba #ente a &umar ( sub!a m-s a la espera. uando entraba al#uien saludaba como un recin nacido. os otros, recostados en la pared, %ec%os bulto en el suelo, contestaban sin &e, ( el recin nacido intu!a su destino ( comenzaba a buscar posturas, a bostezar, mirar la %ora, a rascarse, protestar ( enco#erse para recibir sin esperanza al si#uiente que lle#ara.
TRÁ!TE "# unes ( "ueves. TRÁ!TE $# +ircoles. TRÁ!TE C? *uelva maana. a c%arla crec!a, se apelmazaba tanto, que a veces por aburrimiento se encontraban parientes, ( el primo u!s con el primo Alberto olvidaban la bEsqueda ( %u!an detr-s de una cerveza. Paredes de plomo oscurecindose, apretando. alor, nervios, c%asquidos, la ele un intestino atra#antado con una idea muerta. 7l relo" #oteando su sentencia, el ascensor del tec%o al suelo. a soledad condimentando su banquete. etreros admonitorios, bara"ando el bien ( el mal, recordando certi&icados, aranceles, normativas, d!as de descanso. os o"os los recorren para no caerse de las caras, pero la carcoma aumenta ( mircoles no suena a d!a ni muc%o menos a ombli#o de la semana. 7l tiempo avanza no se nota , las palabras se impre#nan del #ris miedoso de las luces, el tiempo se derrama no se nota , le si#ue la corriente al relo" una mu"er recuerda de #olpe que tiene un beb ( se pierde corriendo por las escaleras, salpicando con la teta el polvo de los peldaos ( las #-r#aras del eco el tiempo no se nota ( sin embar#o es lo Enico real entre las paredes del pasillo, donde al borde de las diez (a ni siquiera queda el vaivn del ascensor. %e, ni que se %ubiera muerto al#uien bromea uno, pero ni l mismo se convence. 7ntonces escuc%a su saliva en la #ar#anta, la sonrisa anmica de los otros, el reproc%e de quienes se dieron cuenta con la &rase de la terrible verdad? no estaban muertos. >ras la puerta del &inal sonaba cada tanto el tel&ono (, en el &ondo, cada cual comprend!a que la espera era m-s anc%a que aquella ele con cuerpos a#olpados, que la ciudad tambin, los caser!os le"anos ( tal vez %asta los peces a#uardaban a aquellos tres o cuatro tipos que vendr!an con un sello en cada mano, manc%ar!an unos cuantos papeles, ( volver!an a sus casas para sentirse esperados. A&uera pod!a ser verano, octubre, marzo, pod!a llover vidrio ( &lores secas, pasar un %ombre a caballo por la avenida m-s triste, evaporarse tu %i"o, pod!a esperarte la mu"er m-s pr)=ima a la dic%a ( nunca lo sabr!as porque un bostezo tra#) tu nombre, otro tu cara, ( un c%asquido te separ) del Eltimo pensamiento sincero.
3L
%uince >u boca se me est- perdiendo en el ruido de las avenidas ( el #esto traicionero de cada bocacalle. os carteles %ablan de parques ( edi&icios o&iciales, nin#En a&ic%e dice nada de la #ente. omo si un ilusionista resentido %ubiese entreverado las coordenadas ( este barco de ladrillo &uese a la deriva, ( entonces todo se vuelve de cart)n, tras los timbres de las casas nunca %a( nadie, los bares abren a una %ora que no e=iste, ( los museos son cementerios de demencia. /')nde buscarte0 7l recuerdo es un tonel vac!o, ca)tico. +e miro las uas ( la luz de la maana las dilu(e, las de"a azules, moribundas, ( es terrible tener al borde del cuerpo esa "aur!a en&erma. uando pasa al#En p-"aro arrastramos dos o tres en el nau&ra#io pienso en tu boca que resbalaba dentro de la m!a para que mis dientes se dis&razasen de ma#o ( &uesen a buscarla tu boca &u#itiva, lluviosa, dentro de la m!a, despert-ndose como de una muerte para mo"ar mi que"a, esa &alsa protesta que uno #rita en la cara del misterio cuando (a es inevitable que el c-ntaro se rompa. +e est-n de"ando sin tu boca los bostezos de los #uardias ( la miop!a del peri)dico, miro atr-s ( al#uien me empu"a, al#uien sin nombre ni %istoria que quiere que camine sobre una p-#ina en blanco, sin nada que decir.
31
Diecis&is Al#uien lo col#) en la pared del &ondo, la m-s #rande ( blanca. 6na muc%ac%ita reco#iendo &rutas ( alrededor, &uera de ar#umento, tres o cuatro del&ines. *i al#o parecido cierta vez, en un barco, adornando la piscina, aunque bastaba con #irar la cabeza para distraerse en la contemplaci)n del mar, ( los del&ines, adem-s, ten!an al#o que ver con el paisa"e. Pero ac-, en este barsuc%o, qu quiere decir ese cuadro, a quin le %abla. Parece saber que en las ventanas (a son repetidas las im-#enes ( entonces uno no tiene otro remedio que dedicarle caravanas de #estos estEpidos. apaz estuvo antes que la pared, ( &ue la e=cusa para todo esto. /G +at!as0 e pre#untar!a si se dio cuenta. Aunque %a( tipos, sobre todo los que aceptaron de entrada que no les importa el arte ( "am-s se preocuparon en disimular, a los que un mamarrac%o as! puede enternecerlos, quiz-s por l-stima, burla, por cualquier soberbia. uatro metros por dos de desacierto, parece &-cil, pero %a( que tener el dinero, la paciencia ( la torpeza. 4o cualquiera. 9uin lo pint). Aba"o %a( una &irma, un enredo de iniciales que %uele a mea culpa, pero me %ace &alta una cara, un apellido, cualquier cosa insultable. Pudo %aber sido tanto un adolescente como un vie"o plasmando su Eltima posibilidad de ven#anza. 9uien &uera est- en el olvido, sepultado por su peor, Enica obra. 8i &ue el propio +at!as, como arries#an al#unos, &ue otro +at!as, m-s cobarde, buc)lico, sin el sentido de la utilidad que lo %izo camarero, ( ese improbable +at!as no tiene pasa"e de re#reso. reo que reco#e duraznos, unos duraznos monstruosos, que a una muc%ac%ita de su estirpe la %ar!an salir corriendo. os del&ines saltan sobre la escena ( a "uz#ar por sus caras parecen conscientes de que el macabro pintor les cambi) el mar por la tierra. ace aos que nadie tiene el descaro de limpiarlo, ( m-s de uno, al pasar, lo %abrescupido o araado sin querer con el ci#arro. /9u lo %ace insoportable, d)nde empieza el error0 Porque la situaci)n, aunque absurda, tampoco importa, ni son decisivas las cabezas de %ipop)tamos de los del&ines. 7s otra cosa, que lo aparta de cualquier belleza ( a su vez me obli#a a mirarlo ( a putear, la que determina su des#racia. Arte o no, dir!an los cr!ticos, c%arlatanes como el $rin#o, pero esa respuesta no alcanza ( acabamos como siempre, desilusionados o e=pectantes, sin coartadas contra el misterio. 8i no te #usta and- a otro bar, dice +at!as, sabiendo que nadie m-s en la ciudad me &iar!a. O cuadro o ventanal, cara o cruz. 32
8entarme %acia la calle tiene el inconveniente de que pasan ami#os, o s)lo conocidos con los que al#una vez compart! tres pisos de ascensor, ( e=i#en reverencias, levantamientos de mano ( %asta #estos de ale#r!a. Al#unas tardes, en la esquina, se apo(a un tipo bastante e=trao. 7nciende un ci#arro tras otro ( a#u"erea con la brasa %o"as de &resno. 8e ve que no le #usta el otoo, bromea el $rin#o, sin importarle que con el tiempo la burla (a no cause #racia. 8e queda %oras a%!, &umando ( per&orando la #ente pasa ( no lo ve, los nios pasan ( se r!en con una estupidez %ereditaria. le#) %ace unos aos ( nunca supo nadie d)nde vive, si duerme por las plazas o alquila un cuarto en el %ostal de +atilde. Por eso, porque no %abla ni se mete con nadie, tiene mEltiples pasados en la ima#inaci)n local, de los que se#uramente nin#uno se apro=ima al verdadero. 8i acepto uno, ten#o que creer en todos, ( entonces ese %ombre escap) de un manicomio, de tres o cuatro c-rceles, perdi) una &ortuna en los casinos, com!a cucarac%as, via") al espacio, mat) a toda su &amilia ( se suicid) sin punter!a, &ue despus candidato a presidente (, se#En las Eltimas noticias, se ca() de una avioneta ( su &amilia, su patria ( el resto de la %umanidad lo dieron por muerto. Por qu, seme"ante aventurero, no %ace otra cosa en su ve"ez que calcinar %o"itas, es al#o para lo que la sabidur!a re#ional no %a encontrado aEn una mentira. 4o caben dudas de que entre la postal de %ombreotoo%umo, ( la muc%ac%a cercada por del&ines, pre&iero al va#abundo del ci#arro pero no viene siempre, ( entonces me pon#o a insultar el cuadro. 'eber!a rematar la botella, %acer la sea para que +at!as apunte, e irme a buscar un sueo donde el %ombre de la esquina acerque la brasa a un duraznero ( escapa la muc%ac%a ( un c!rculo de del&ines rueda %acia el mar que no de"an ver las llamas.
33
Diecisiete
Trbol enorme querido tan #rande ( callado qu %acs en la pared sal! de a%! o %ablame %ablame %ablame dame la raz)n mentime dec! nadie entiende nada te est-s volviendo loca eras tan linda comeme arbolito %undime en la pared sorda muda sin a&anes no seas tan solo usame de p-"aro de &lor de miedo borrame de esta silla de"- de ir %acia arriba ( metete por mi boca para adentro para adentro dorm! un rato en mi est)ma#o rompelo ( sal! a buscar la %istoria como un %i"o, olvidame, por &avor, olvidame, no te quedes en m!.
3:
El microscopio, por 7delmiro $utirrez
7s cierto que la ciudad (a tiene un %roe, %irusto en la plaza, en&rentando las %uestes del tiempo. Pero a la sombra de los %ombres eternos crecen otros, de breve #loria, que el curso acelerado de los d!as tiende a sepultar, rele#-ndolos a soledades de bar, cuartuc%os de pensi)n, atardeceres en el parque. ace unos aos arrib) a nuestra localidad un seor parco de palabra, en"uto, ( e=trava#ante en el vestir, que el l=ico c%abacano apod) irco, con cierta simpat!a. +uc%os lo %abr-n visto permanecer durante %oras, en al#una esquina, &umando sin pausa, ausente la mirada, acariciando cada tanto uno de sus corbatines, o per&orando melanc)licamente las %o"as del invierno. 4adie tal vez se interro#) nunca sobre su pasado, aunque es &-cil pre#untarse a qu vino, por qu pasa las %oras va#ando en el silencio. Por mi parte ser!a descorts revelar en estas l!neas su nombre verdadero, pero considero un acto de "usticia resear m!nimamente su %istoria ( decir que merece ad"etivos %eroicos. 8er tanto por su#erencias editoriales, como del lector escueto.
lespantr!a, -stilde, las 5slas 4esalEnicas, los con"untos volc-nicos del sur de Haim!r; ( la lista ser!a interminable. Aceptaremos que, a simple vista, el periplo es poco m-s que desconcertante, pero lo realmente llamativo, intri#ante, ( dir!a que %asta materia de sicoanalistas o &il)so&os, radica en la motivaci)n que empu") a un %ombre durante m-s de veinte aos por caminos i#notos. 4uestro entraable via"ero se entre#) a la senda porque durante su in&ancia ca() en sus manos un volumen enciclopdico donde se ase#uraba que ba"o determinadas condiciones clim-ticas era posible la #erminaci)n de rosas ne#ras. Andando el tiempo, la sorpresa inicial se torn) en obsesi)n, ( irco consult) otras &uentes ( acab) rastreando en los planis&erios ecosistemas que se a"ustaran a las todav!a %ipotticas rosas. A%ora el lector morir- en deseos de saber si la empresa de nuestro caminante tuvo =ito, ( %asta quiz-s sal#a a la calle para interro#arlo, pero l mantendr- como conmi#o el silencio o contestar- la otra pre#unta, que (a no nos importa, diciendo que vino aqu! para olvidar.
irco, antes de lle#ar a nuestras, visit) los para"es m-s remotos del planeta.
3C
Dieciocho
8on las once ( media. 4o quiero decir que ten#a %ambre ni que el calor del mediod!a est a punto de quemarlo, sino que lleva cinco %oras &rente a la tela ( el resultado no parece con&ormarlo. Al amanecer una motocicleta se estamp) contra un sem-&oro ( el ruido del impacto, m-s los #ritos de una anciana que paseaba a su mascota, lo desvelaron. 'esde entonces no para de mezclar colores ( desparramarlos por la tela. Pasa el pincel ( se ale"a, c%ocando por lo #eneral al#una silla, para descubrir con la distancia la dimensi)n de su &racaso. 7ntonces putea ( mira por la ventana esa ciudad a la que culpa casi siempre de su mala suerte. a noc%e anterior en el -rdenas tens raz)n, esto al &in ( al cabo es un pueblito, vos necesit-s al#o importante, di"o el $rin#o, si#uindole la corriente, ( l le cre(), aunque media %ora antes tuviera la convicci)n de que era un irremediable idiota. Pero las ciudades son enemi#os simples, como toda cosa muerta. 7l cuadro en un rato ira a parar a la basura, mezcl-ndose con los restos de la motocicleta ( los e=crementos del perrito de la pobre anciana, para la que %izo &alta una ambulancia. 9u museos pods ver ac-. /a pa(asada de Artes $enerales0 4ada, no %a( nada, ( un artista que no pueda contemplar a sus maestros est- condenado a la i#norancia, lo mediocre. 8i#ui) el $rin#o, (
-rboles o casas o &antasmas. A medida que avanzaba destru!a el misterio, encontrando el nombre de lo que atr-s era ilusorio. >en!a %ambre, el ronquido de la motocicleta se le met!a en el est)ma#o mientras lo cercaban las casitas ba"as de los suburbios, tec%os de cart)n, ropa col#ada en los alambres ( perros que lo perse#u!an ladrando al#unos metros. 7ntr) en un ca&. o atendi) un tipo que le recordaba a al#uien. 7staba lleno de obreros que vaciaban el pocillo ( de"aban sus monedas sin comentar el camarero casi no alzaba la vista, ( cuando lo %ac!a era para atender a al#una noticia en el televisor. 8in embar#o, a l lo atendi) con cierta &amiliaridad, casi con a&ecto, ( mientras a#re#aba lec%e al ca& de") asomar un #esto c)mplice. +e suena su cara, sabe. Pero el otro era de nuevo una m-quina que pon!a una taza ( reco#!a una moneda. ada tanto se #iraba para dedicarle una seal, lo su&icientemente r-pido como para impedir respuestas. 7n determinado momento, al comentar con un albail al#o del noticiero, %izo una mueca que borr) las dudas? era el $rin#o, aunque con unos cuantos aos m-s. onservaba aEn, en el modo de moverse, al#o de ele#ancia, ( que no levantara la vista de la barra era indicio claro de que lo que manten!a por sobre todas las cosas era el or#ullo. 8in embar#o, con el c%alequito ne#ro ( el moo estran#ul-ndolo, parec!a un animal de circo, escondiendo lo salva"e para no morir. a #ente entraba, ped!a alzando apenas el !ndice, ( permanec!a unos minutos con la cara apo(ada en el %umo que trepaba de las tazas despus se iban sin saludar. ada vez que lle#aba uno el $rin#o enve"ec!a, sal!an arru#as, curvaba m-s la espalda ( el pelo de a poco se le &ue tupiendo de canas al rato era irreconocible, ( casi no se sosten!a sobre sus pies cuando vino el compaero a relevarlo. Husc) r-pido la calle. 8obre el asiento de la moto %ab!a una nota? sos el mismo cagón de siempre, tendra que haberte escupido el ca%#.
in#i) re!rse ( arranc). a avenida estaba desierta, ( en poco tiempo el paisa"e suburbial dio paso a casas con "ardines ( altos enre"ados. Aceler) sobre el as&alto sin nadie, la velocidad pon!a a su lado r!os borrosos, "ue#os de espe"os o &antasmas. 7l aire le quemaba en la cara, ( tuvo tiempo aEn, antes de lle#ar al sem-&oro, de comprender que al#uien le %ab!a cortado los &renos. Abri) los o"os para escapar del mareo, vio la tela en el suelo, el vaso roto, ( al#o #rande, murmur), con #anas de vomitar, al#o #rande, qu estupidez.
3I
Diecinueve
8e cae, mir-, en cualquier momento se va al suelo. 4o creas, tiene cuerda para rato, lo conozco bien, vive ac- a la vuelta, al lado del almacencito. 6sted lo conocer- bien, pero (o me"or, &ue novio de mi sobrina. 6n traidor, en suma, tuvimos que ec%arlo para que no des#raciara a la &amilia. 7s un pobre diablo, pero %a( que comprenderlo. a semana pasada clav) tres banderitas en los "ardines de la municipalidad ( amenaz) con matar al "ardinero si las re#aba. Pero se va a caer, est- loco, un paso m-s ( se revienta. Antes nos dormimos. O"al- se parta la cabeza ( de"e de "orobarnos. Al &inal vino el #uardia ( lo sac) a empu"ones del "ard!n. A punto estuvo de arruinarle la carrera. +enos mal que intervenimos, pobre muc%ac%ita. 4o es mal c%ico. >iene ese problema, siempre se zampa una de m-s. Go ir!a llamando a una ambulancia. +e"or %able al loquero, a ese no lo arre#lan en un %ospital. !"ese en la ore"a, la &lor, cada d!a se pone una distinta. 'ice que del color de la &lor dependen las otras cosas. /6na de m-s0 7se desa(una con #inebra, se lo di#o (o, que todas las maanas me lo encuentro en el bar. 8e va para atr-s, de un momento a otro; 8i, con ur#encias, por &avor. 4o es mal c%ico, l-stima que no se sepa moderar. /8e &i") en los ami#os0 7sos de all-. Recin a%ora se dan cuenta de que el pobre; G qu pretende, si est-n peor que l. Por lo menos no se cuel#an &lorcitas. /6r#encias0 e e=plico, %a( un borrac%o en la estaci)n que est- a punto de romperse la crisma. 'e paso que se lleven a los otros. 3J
-#ame caso ( llame al loquero. 4o %ace &alta, a%! van los ami#uitos a ocuparse. +e col#). 'ice que %asta que no se parta la cabeza no %a( en&ermo. 'espus se que"an de los salarios. 8i se necesita una ambulancia por borrac%o se nos va el pa!s al diablo. 7n una caben varios. Parece que se eno") con los ami#os, /no0 e robaron la &lor. 8eorita, /por qu no busca al #uardia0 8e ca(). +adre m!a, se est-n matando. 9u buen #anc%o tiene el #ordo. 7n &in, seores, me retiro, en cualquier momento caen los del diario ( nos meten a todos en la misma bolsa.
3K
'einte
8e acab), maana si te %e visto no me acuerdo, ( que busque otro pobre diablo con #anas de "u#ar al periodista ( ser siempre el Eltimo ore")n del tarro. $utirrez %a#a el &avor ( sEbase unos ca&ecitos, c)mpreme ci#arros, pase un trapito por los escritorios. 4o seor, maana a primera %ora, en cuanto me mande al bar, mire, seor director, ba"o (a mismo, pero en vez de pedir ca& para usted ( su colecci)n de lameculos vo( a comprar una botella ( secarla pensando en su madre ( toda su &amilia. A ver qu cara pone, a quin manda en nombre de su valent!a. 8on muc%os aos a#uantando, esperando a que lle#ue uno m-s "oven ( tome el relevo pero nunca, siempre el mismo estEpido subiendo ( ba"ando las escaleras, ca&, ci#arros, ( re&rescos, parezco un quiosco, ( despus encima me corri#e los art!culos ( amenaza con ec%arme por sentimental. Al cara"o, uno tiene tambin su di#nidad, ( maana el #ordo va a conocer la m!a entre tostada ( tostada. 'ice 7belio que en el &ondo es un pobre des#raciado, que sus %i"os ( su mu"er lo a#uantan s)lo por la plata, pero creo que eso le importa un bledo, lo %e visto varias veces saliendo del ostal +atilde, ( un tipo con &amilia a un lu#ar as! no va a dormir. +aana, tempranito, va a saber usted, seor director, que el in&eliz de los mandados no quiere verlo m-s, que nunca cre() en las &ec%as, %roes ( batallas que tuvo que maquillar durante aos para darle un pasado, una %istoria medianamente cre!ble a esta ciudad, no seor, todos sabemos que ac- nunca pas) nada, que se pintan los edi&icios cada tres o cuatro aos ( se podan los -rboles en otoo para que nadie descubra el esqueleto de la &arsa, usted lo sabe, ( si la municipalidad le subvenciona el peri)dico ( compra opiniones durante la campaa electoral no es por necesidad, sino parte de lo mismo, la ilusi)n de que se mueve el a#ua de este pozo. Pero maana o dentro de un rato se lo suelto en la cara, a ver con qu me sale, d un paseo ( vuelva, se#uro que dice, buscando de reo"o al#En alca%uete dispuesto a pe#arme por usted, pero la cosa es mano a mano, ( se va a callar para escuc%arme. 8on aos soportando, metiendo en el bolsillo los sopapos para mantener el puesto ( suplicar cada tanto una semana de vacaciones. 7n cuanto aparezca por la puerta se lo di#o, que le muerdan la panza los tra#os que se estar- zampando, no so( un pelotudo, #ordo vividor, aprender!a %asta a morir de %ambre con tal de no desa(unar un d!a m-s tu &iloso&!a mu"erie#a, bestia babosa, ( and- sabiendo que con un tele&onazo te reviento la &amilia. 9ue entre a%ora ( ver-, s! seor, adi)s $utirrez asistente &iel, mascota, bi)#ra&o, &re#asuelos, periodista, camarero, camarero, pelotu; /9u0 omo te lo di#o. 4o puede ser. 8!, %ace un rato, en la ca&eter!a. /5n&arto0 7so parece, aunque %a( manc%as de san#re. 'icen que no za&a. :L
Pobre %ombre, al &in ( al cabo...
'eintiuno
7sa %ora en que te vas, cuando a la luz todav!a le duele la noc%e, ( es invierno siempre. Ha"o la &razada me da por pensar que es una estupidez lo de los cuadros, ( lo dem-s, la ambici)n de un estilo o una idea que al &inal siempre aparece en manos de un pasado que quiz-s nunca e=isti) 8e desmorona el arte ba"o la &razada ( me abrazo al miedo tibio de mis %uesos, (a te &uiste ( di#o maana me despertar temprano. 8e suicida tu olor al borde de mis uas. 8i saco la cabeza me mirar-s desde el atril con una ale#r!a que no te pertenece, lo sabs ( me de"-s mentir porque en el &ondo sabr-s tambin que nunca quise empezar ese retrato, que es una deuda con todos tus perdones. A(er di"o odos &umamos, escuc%amos discos, nos re!mos en el -rdenas pero %a( que ver despus, cuando acaba el teatro, qu caricatura #uardamos de cada uno. A quin odia
7sto( desnudo, quiz-s a(er pudimos desearnos, no lo recuerdo, ( ten#o el pincel a un cent!metro de tu cabeza. /7s un &usil0 /7s dios0 7s mi cobard!a, que siempre a tiempo te cubre de &lores, ( (a no so( culpable de nada.
:2
El microscopio, por 7delmiro $utirrez
o( me ocupar de ese %ombre an)nimo, de actitud por lo #eneral curiosa, simpat!a mani&iesta, aunque no carente de desdn, que %allaremos a toda %ora – variando su vestuario ( sus maneras se#En la zona urbana en la puerta de los bares.
ocasi)n de %aberme el susodic%o solicitado encendedor. Pero nadie ne#ar- que su "ovial ( tenaz presencia &ue capaz de despertarle, aunque apenas una vez, cierta inquietud de pensamiento.
on&ieso no %aber mantenido nunca con este perenne persona"e m-s trato que la respuesta a su saludo, o un breve comentario sobre el clima en
+aana domin#o, por e"emplo, eli"a usted un bar ( estructure un plan de vi#ilancia, pida colaboraci)n a su &amilia, determine unos %orarios.
Puedo ase#urarle que ese %!brido de &il)so&o ( portero no &altar- a nin#una de las citas, lo encontrar- &irme en su puesto, e=poniendo teor!as sobre los m-s diversos asuntos, o simplemente demorando su ci#arro.
>ermino, aunque no sea conclusi)n una pre#unta? /quin %ace #irar la manivela, quin da cuerda al inamovible an&itri)n que a nadie espera0
:3
'eintid(s
/A d)nde0 A un lu#ar m-s #rande, no dio nombres, supon#o que ni l lo sabe. /G vos0 +e cans. /'e qu0 'e todo, pero tambin de l. 7ntonces te qued-s. +e vo(, te "uro. Pero primero necesito saber adonde va a parar. /Por qu0 Para no ir. /G qu #an-s0 8e trata de no perder de nuevo. /9u perdiste0 a ciudad. /9u0 8!. 7sto es c%ico, ( (o ten#o &acilidad para los s!mbolos, ( ser tambin un poco estEpida. 4o entiendo, perdoname. 5ma#inemos que durante aos al#uien escribe la bio#ra&!a de un tipo, lo persi#ue por las calles, %abla con sus ami#os, sus compaeros de traba"o, lee lo mismo que l, ( adopta para conocerlo casi todas sus costumbres. le#ado un punto, cuando cree %aber contado absolutamente todo sobre aquel %ombre ( se dispone a terminar el libro, descubre que ste %ab!a actuado continuamente? en un se#undo la supuesta v!ctima se convierte en bi)#ra&o de su perse#uidor. A%ora esta ciudad es para m! lo mismo que el libro en manos del escritor burlado, al#o que no me pertenece ( sin embar#o oculta en cada uno de sus rincones un pedazo de mi %istoria. +e parecen e=a#eraciones. 8e#uramente, pero qu no lo es, qu cosa que ten#a un m!nimo sentido, o al#o de belleza, o que provoque odio, no es en cierto modo una e=a#eraci)n. A lo me"or tens raz)n, desde tu lu#ar, porque no ves otros problemas.
/Otros0 8!, menos te)ricos. And- al #rano. 9uiero decir que %a( #ente a la que no se le mueren ciudades ni persona"es, sino otras cosas, m-s "odidas. o s, pero a m! me pasa esto, ( es i#ual de complicado. 4o creas que se arre#la si me vo(. 7ntonces quedate. 5mposible, (a te e=pliqu. 7stamos de acuerdo en que se#uir ac- es para vos eso que dec!s del libro, el escritor esta&ado ( todo lo dem-s. Pero si irte no resuelve nada; 7s una posibilidad, que ac- no e=iste. *uelta de tuerca, aventura. lamale como quieras. 7scapar. 8e acepta, ( lo pens m-s de una vez, ( acab pre#unt-ndome de qu, de qu cuernos se escapa. 'e la ciudad, recin di"iste. Pero suena tan estEpido culpar a los lu#ares. A lo me"or maana, m-s tranquila, lo ves distinto ( decid!s quedarte, o se quedan los dos. Bl lo tiene claro, la responsabilidad de todo es de este pueblito de mierda, donde no %a( nada, donde nunca nadie %izo ni se le ocurri) al#o importante. /G no quiere ser el primero0 e lle#-s a decir eso ( se a#arran a trompadas. apaz le viene bien, tambin so( la ciudad, /no0 G (o, aunque me est %aciendo un retrato. 4o te pon#as as!. 9uin te dice que dentro de un rato aparece, se sienta ac-, nos a(uda con el vino ( le dan #anas de alquilar un #alp)n para armar el taller. G maana se despierta al mediod!a, con mal%umor, diciendo que con ami#os as! nunca va a acabar un cuadro. 9u tipo, por &avor. >odo el mundo ser- i#ual, en el &ondo, como las casitas esas con &lores ( enanitos de (eso en el "ard!n, que en el patio tienen cosas podridas. >e despertaste meta&)rica, parece.
8i &uera cosa de un d!a, va(a ( pase, el problema es estar siempre as!, comparando, merodeando, busc-ndole la quinta pata al #ato, ( acabar perdiendo de vista el pobre #ato. 7st-n todos medio locos. +ir- quin viene por all-.
'eintitr&s
*en!s ca(endo, toro, ( te vas a reventar, nadie puede nacer en el tec%o, tampoco vos, tan bravo, tan &urioso. 4o quieras en#aarme, se te nota el miedo en los cuernos, en el %ocico volando para atr-s. >odos los animales estamos %ec%os con un poco de terror. +aana o pasado, dentro de un si#lo, te vas a derrumbar ( nadie vendr- a buscar tus pedacitos, el rompecabezas de tu rabia, lluvia cornuda, bestia inmunda que no de"-s de mirarme con ese susto que no llora. >e est- violando el cielo, como a todos, ( nunca vas a darte cuenta, como todos.
'einticuatro
+ire, debe ser la quinta vez que intento decirle esto, ( capaz ni siquiera sal#a bien. *os me conocs, qu cuernos, ( te debe sonar rid!culo. o de la otra noc%e &ue un error, no quise decirle esas barbaridades, estaba borrac%o, ( tambin la bronca, aos de su encierro, la ne#ativo a todos mis intentos de llevarla al#una vez al 8ocial ( 'eportivo, cosas que se "untan, querida. 8e#uro %asta me perdonaste, aunque no creas que vo( a caer silbando como si nada, tampoco me %abr-s perdonado tanto. o( a la maana no quer!a levantarme, pensaba en el bar, los vie"os tomando #rapa ( ca&, %ablando de &Etbol ( pol!tica. 7ncima anoc%e tom m-s de la cuenta ( tuve una idea testaruda, que todav!a; e di#o? las manc%as de su pared, esas de las que tanto %ablaba, tienen continuidad en mi cocina, en la %umedad que sube desde el patio. +e e=plico, (a que no so( tan optimista como para invitarla a verlas, ni tendr el atrevimiento de una se#unda carta. as ra!ces de su ombE violeta est-n en mi casa, aparecieron %ace muc%o, pero recin a(er pude verlas. 8on al#o m-s oscuras que la tremenda copa de su -rbol, ( #ruesas, tanto que al#En d!a reventar-n la pared. 8uben por detr-s de un mueble vie"o, donde mi madre #uardaba revistas que mandaba desde el e=tran"ero mi padre o al#En amante, 'ios sabr-. ' a%! para arriba se "untan &ormando un tri-n#ulo que desaparece contra el tec%o, desembocando, por motivos que usted ( (o desconocemos, al sur de la ciudad, en el tronco de su ombE. A(er %ab!a un mont)n de lombrices, pero se &ueron secando a lo lar#o del d!a, ( (a no queda ni una. >ambin ten#o las &lores del "arr)n, ese que sali) en su bao. amento decirle que no son #irasoles, como supon!as. 7n realidad no puedo darte un nombre, sabe bien mi i#norancia sobre plantas, las que olvid) mi madre al morir se secaron de tristeza, como vos dec!as. 8on casi ne#ras, aunque a(er vino un vecino ( di"o cada vez est- m-s #rande ese manc%)n morado. 4i quise e=plicarle que son &lores, sabs c)mo es la #ente. a( diez o doce, un buen ramo, ( si#uen saliendo, aunque al#unas desaparecen por la ventana. 8e tomaron en serio la primavera, ( con las lluvias del mes pasado ni le cuento, m-s que una cocina parec!a esto una selva, /se ima#ina0 -stima que ten#as que con&ormarte con mi descripci)n, si las vieras saltar!as de ale#r!a, pondr!as uno de esos discos que manda tu ami#o de la capital ( acabar!amos borrac%os.
4o se puede, est- claro, aunque lo de la otra noc%e &ue una equivocaci)n, vos tambin estabas nerviosa, pero tuviste la inteli#encia de callarte. Ga termino, qu estupidez, podr!as mandarme un disco cada tanto, el vecino pone todo el d!a c%amam ( parece que ten#o un acorde)n en la cabeza. 4o me culpe de nada, %a#a el &avor, ( sepa que estar ac- si necesita, quin si no va a re#arle el ombE.
:K
'einticinco
Ga no puede pasarles nada. 7l viento a veces descompone la simetr!a de sus canas, pero ella, antes de que saque las manos del abri#o, reconstru(e con las su(as la blancura del paisa"e. Bl a#radece con la curva del bi#ote. Por la tarde pasean entre los sauzales de la costa. 8e sientan cada tanto en uno de esos bancos que resisten desde la poca del r!o ( contemplan el cauce, por donde de rato en rato #alopa al#En caballo. Para ellos si#ue sonando la corriente, ( no ser!a e=trao verlos una tarde acerc-ndose a pescar. uando o(en la contrasea puntual del campanario se persi#nan ( re#resan, ella a sus te"idos, l a su peri)dico, donde perdurar-n, %asta el olvido.
CL
'eintis&is
/>e contaron0 4o, /%a( al#o nuevo0 Para qu te %acs el despistado, se#uro %ablaban de eso. /9u dec!s0 Hueno, no importa. +e vo(, en un mes, dos a lo sumo. Ga amenazaste varias veces, ( al &inal. 7sta vez no %a( vuelta. 4ecesito un lu#ar m-s #rande, donde nadie me conozca. o se#undo lo arre#l-s &-cil, con irte a tres quil)metros. ablo en serio. Go tambin. uando viniste a mi barrio pensaban que eras turista. Pero tu barrio no es un lu#ar m-s #rande. laro. Aunque se comenta que van a abrir un centro cultural, ( le pusieron arcos a la canc%ita de &Etbol. 'e ac- a un tiempito capaz %asta nos independizamos. +e ale#ro por vos. 8i te eli#en presidente me das un ministerio. Por supuesto, aunque te veo m-s de emba"ador, con eso de irte por a%!, a descubrir ciudades. />omaste muc%o0 +enos que vos, se#uro. /G ella0 /9uin0 a muc%ac%ita que acaba de ir al bao, pelo castao, o"os verdes; 4unca se sabe, en principio me vo( solo. 4o %a( muc%o dinero, ( ella tiene ac- sus cosas, traba"o, &amilia. 9u tipo libre que sos, e%. 7sto( %arto, s)lo eso, ( aburrido. /4o tens la impresi)n de que esto (a lo %ablamos mil veces0 Puede ser, ( a lo me"or dentro de unos meses lo volvemos a c%arlar. 5mposible, a menos que ven#as a visitarme. 8i no volvs, es porque tuviste suerte, ( los tipos con =ito me caen mal. Adem-s, las ciudades #randes no me #ustan. C1
/>e dan miedo0 Asco. 6na ampliaci)n de la misma mierda. inda &rase, pero es una pavada. Ga me contar-s, ( si te #ust) la &rasecita, te la re#alo, pods usarla si te salen mal los planes. $racias, mu( #eneroso. 'e nada. 7spero no te sirva.
C2
'eintisiete
7so duro en la cintura a aquella %ora de la siesta en que las cosas parec!an acolc%adas le daba con&ianza, lo desli#aba de las calles en las que (a no l, sino otro, %ab!a sido nio ( adolescente para detenerse despus, durante aos, en ese cuerpo #astado que dis&rutaba de su Eltima tranquilidad. uando escondi) el pual contra la in#le ten!a la temperatura de su casa, pero se %ab!a calentado a lo lar#o del paseo ( por momentos tuvo la certeza de que el acero transpiraba. as persianas, atrinc%eradas en %ilera contra el verano, ase#uraban soledad para acomodarlo o secarlo con el mismo pantal)n. a con&ianza ven!a tambin de un pensamiento? l %undir!a el cuc%illo ( tal vez sobrevivir!a, pero todos, desde su esposa %asta el Eltimo vecino, eran culpables, ( si al d!a si#uiente escupir!an su recuerdo, ser!a Enicamente por cobard!a. 9uiso premiarse ( entr) en un bar. a& ( medio de #rapa. 8e#En la radio lle#ar!a un temporal. 7l tipo que de") el vaso ( el pocillo sin mirarlo %o"e) el peri)dico con la curiosidad de quien no sabe leer. Pens) en las lluvias que empapar!an la siesta ( le divirti) la idea de que el camarero lo ver!a por primera vez al d!a si#uiente, en la portada del peri)dico, con al#unos aos menos, se#uramente ale#re, se#En la &oto que su mu"er pre&iriese re#alar a la polic!a. 4o merece que le %able, pens), movindose en el taburete para que no se duerma el pual, no merecemos %ablarnos, cada uno arries#) sus &ic%as, a#otamos las reservas, no puede darme nada ni ten#o manera de a(udarlo, no necesita que lo a(ude. 'e") un billete en el mostrador ( se &ue sin saludar. Al &in ( al cabo no ten!an importancia en sus %istorias ni las despedidas ni el dinero. entamente la ciudad sal!a de la siesta. Aquella se#unda parte, continuaci)n inEtil, cobraba sentido en el metal caliente, tendr!a, #racias al %ombre que lo ocultaba ba"o el cinto, al#o que la di&erenciar!a en el pasado. a tarde era una de tantas a comienzos del verano, con ventanas entornadas ( lentas bicicletas, lo su&icientemente aburrida como para que un vecino %ablara lue#o, en el anoc%ecer lluvioso, del lunar "unto a la ore"a que permitir!a identi&icar al asesino. uando entr) estaba de espaldas. 7n el suelo la mu#re de siempre ( los zapatos de al#unos empleados del peri)dico que terminaban su ca&. alcul) la espalda, pero ver re&le"ado en el camarero el terror del otro no era la recompensa que buscaba. As! que pidi) una #rapa, la Eltima, ( &um) uno, tres, muc%os ci#arros, escuc%ando el mon)lo#o, perdon-ndole las mentiras &inales. 8e#En di"o despus no pudo ni siquiera decidirlo al#o o al#uien se lo e=i#i), tal vez el mismo muerto, que (a %ablaba de mu"eres, o el cuc%illo, que sac) con naturalidad ( C3
escondi) en el est)ma#o del otro que antes de derrumbarse le o() decir %o( te toc) perder a vos, #ordo %i"o de puta.
C:
'eintiocho
a carretera, al &inal del pasillo, invadida por los &ocos, empez) a enroscarse en mis o"os. +e dorm!. 6na mu"er dec!a al#o desde m-s le"os que el pasado ( no pude contestarle porque cuando quise acordar estaba llorando ( escapaba ( quise perse#uirla ( no, ( quise #ritar ( no, ( entonces una sacudida se encar#) de evaporarla. Oi#a, oi#a. 7%, pus%, usted. Abr! los o"os para que el tipo lar#o que me apretaba el %ombro supiera que se#u!a vivo. +i asiento. 7s ste, el 3J. 8!. Pero en el m!o, all- seal el pasillo, que se#u!a en#ullendo carretera %a( un nio. /7ntiende0 6n beb dormido. A m! esto no me #usta. Go quiero mi asiento. 'etr-s %a( otros, /qu m-s da sentarte ac- o unas &ilas m-s all-0 7n el billete pone que mi asiento es el 3J, ( (o quiero via"ar en el... Adelant unos asientos ( la noc%e que no se de"aba alcanzar por los &ocos &ue ara-ndome %asta cavar un al"ibe interminable. >ir de la cuerda ( sucesivamente subieron trozos de %istorias, %asta que las ventanillas volvieron a encontrar una ciudad. uando me puse de pie mir sin querer los o"os enormes del pobre diablo del 3J. A%! supe que el nio despertar!a maana, con sol ( -rboles #ordos, sin noticias del &r!o de la noc%e ( de los %ombres.
CC
'eintinueve
'esde el patio de al lado lle#aban los ruidos del domin#o, c%arlas, re(ertas de truco ( una radio a&)nica, se#uramente col#ada de un -rbol, relatando los partidos. 7ra verano ( la ciudad se reclu!a en la sombra de los muros o en los sauzales de la costa, las siestas alar#aban su cad-ver ( %asta el atardecer casi nadie pedaleaba por los barrios. a 8anta tomaba vino ( &umaba, absorta en la %umedad de sus paredes, las piernas apo(adas en dos maletas pequeas.
Trbol, and- tranquilo, mandate a mudar, qu nos vamos a quedar %aciendo. 9uin podrdecirnos al#o. 4adie, -rbol, nadie.
7l tren ven!a desde el norte, dividiendo montes de espinillos, desempolvando la monoton!a de los rieles. >ardar!a dos, cinco, nueve %oras en lle#ar. 1I?3L %s. Andn 1.
Trbol, querido m!o, me vo( en cuanto acabe el vino ( no puedo llevarte. >endr!as que %aberme comido. A%ora me conden-s otra vez a estas calles de porquer!a, des#raciado, lindo m!o, arbolito empapado indi&erente cruel inalcanzable.
Por la %ora, pocos la ver!an recorrer la avenida que mor!a en la estaci)n, pero siempre %abr!a un vi#!a casual, dispuesto a o&recer en los ca&s o en los banquitos de la plaza la imposible ima#en de una mu"er descendiendo por la siesta. 7l tren se#uir!a acerc-ndose, anmico, descon&iando del tiempo en la repetici)n del paisa"e. 7ncendi) otro ci#arro, un #ol %izo caer la radio del %ipottico -rbol, %ubo un se#undo de luto, ( ense#uida las burlas que solventan cualquier muerte. ab!a concluido al#o, era imposible darle un nombre pero en las siluetas de las manc%as, en el peso del aire se notaba. 9uedaba apenas despedirse del tocadiscos, del montoncito de cartas con sellos o&iciales, ( de las otras, tra!das desde el norte de la ciudad por carteros improvisados, que las colaban en el "ard!n sin ba"arse de las bicicletas. 8aludar sin ruido el "arr)n con &lores ( darles por Enica, Eltima vez, el vaso de vino que esperaban.
CD
Treinta
A%ora que miro un cuadrito que olvidaste a lado del ropero me do( cuenta de que te &uiste ( te acompa a la estaci)n ( complet tu abrazo ( di"e que te va(a lindo no seas bobo ( escrib!. +aana viene el vie"o a buscar las llaves ( esto es un desastre, parece que vivieron leones. 4o pienso limpiar, aunque tuve el detalle de abrir una ventana. 'e"aste tambin media botella de vino. 8e puso un poco a#rio, pero el est)ma#o lo a#uanta. reo no %aberlo visto nunca, al#uien &uma, %ombre o mu"er, la cara es una manc%a, le pasaste un dedo por las ce"as ( te %abr-s limpiado lue#o en el pantal)n, el ci#arro es un cartoncito que pe#aste para "usti&icar la e=plicaci)n de aba"o? olla#e 4U 5*. Al volver de la estaci)n pas por el -rdenas, endr!as que ver la cara que se le est- poniendo, sabe que lo nuestro tiene los minutos contados, que vos te ale"as corcoveando con el tren ( esta carta lle#ar- cuando no puedas encontrarlo. +e vo(. o recost en la cama, (a no parece un olvido. 'e"o las llaves a su lado, que se arre#le maana con el dueo ( e=plique lo del espe"o ( la botella que acaban de romperse. 9u vino de mierda. 7spero que ests bien. 8alud. 7scrib! cada tanto.
CI
Treintaiuno
a tristeza es mala conse"era la con&ianza, demasiado puta. As! que di#o esto recelando de las dos, o con un o"o tal vez en cada una. 7s di&!cil darse cuenta, pero con el tiempo se acaba aceptando, ( nunca se comprende? lle#a un d!a en el que al atravesar una puerta un libro, un pan, nada ba"o el brazo la verdad ensea su #ota polvorienta. Go me lo di"e as!? nunca volver a vivir sin la palabra “le"os” en la espalda, ( me &ui silbando una melod!a descompuesta. A%ora vos dir-s este caradura se cree que lo que necesito son "ustamente palabritas, ( mandar-s al diablo la verdad, sus #otas, ( te quedar-s o(endo la tristeza mientras el papel ir- %ec%o una pelota a "u#ar con los zapatos de aquella, tu avenida. *o( a se#uir aunque no ests para que quien desdoble la pelota sepa los motivos, la pobre e=cusa de esta %istoria. 4o se puede re!r muc%o en medio de esta secuencia de luces, ca&eter!as, plazas ( candados, tampoco se puede llorar a moco tendido porque los consuelos de la abuela se acabaron %ace tiempo ( la luna es una teta que no ba"a. 'e manera que %a( que ir tirando, ( a veces ir tirando si#ni&ica insomnio, al#o de alco%ol, ( acostarse i#norando que maana ser- el mismo d!a ( %abr- que secundar el bostezo #eneral. Pero qu le vo( a %acer, vine, ( sobre todo de" aquello que son aos, abrazos, batallas a medio perder ( el recuerdo de una cara que no de"ar nunca de con&undir con la esperanza. 4o &ue cobard!a, tampoco entusiasmo. Poco a poco comenc a no estar, a pudrirme de decir “buen d!a” ( antesaber el #esto que acompaar!a la respuesta, del cambio de estaci)n en las vidrieras ( los maniqu!es deca(endo sin enve"ecer, las discusiones repetidas, el ci#arro (a ritual, en la esquina ( con los ami#os de siempre, a morirme en la soledad que naci) como un lunar ba"o su ombli#o ( se dedic) a crecer. 4o lo#ro culparlos cuando lle#an cartas manc%adas de e#o!smo ( buenas intenciones, repitiendo que no era para tanto, que una mala rac%a la tiene cualquiera, que la #ran ciudad un monstruo, la #ran ciudad bandidos, la #ran ciudad un mito. 8 que no lo piensan, pero cada cual esconde la cabeza a su manera, ( no i#noro que en esa mueca mansa con que los indulto me esto( perdonando a m! tambin. 9u estupidez m-s #rande salir en busca del “por qu”. as cosas pasan ( no me importa saber qu cuernos %a#o ac- &umando un ci#arrillo ( mirando en la ventana el amanecer lluvioso, las %ileras de edi&icios donde nos amontonamos para cumplir con la pirueta establecida ( rozarnos ( a#itarnos %asta que al &inal del "ue#o nos vemos desnudos ( tan solos como si no %ubisemos amado. G escapar no es la palabra. 6no se va, sencillamente, ( no %a( muc%a distancia entre el tipo que de a poco de"a de ir al bar de siempre ( el que se sube a un tren i#norando que cierra una puerta irrevocable. a( otra cosa, tal vez la que #enera el movimiento, el absurdo pataleo del pe)n que quiere #ritarle "aque al re(? ni el lu#ar al que se lle#a es el an%elado, ni se re#resa nunca al del recuerdo. Por eso la palabra “le"os” en&r!a tanto la nuca mientras las azoteas sostienen el cad-ver de la lluvia ( (o abandono este papel que era para ella pero tropez) antes de partir con la tristeza.
CJ
Treintaid(s
Pared del sur, /qu sur0 7l sur no e=iste, nadie vendr- del sur a %acerte dos trenzas en el pelo ( devolverte la mueca que perdi) una pierna ( %ubo que abrazarla ( consolarla ( mentirle siempre. *os tampoco, pared, /vos tampoco e=ist!s0 /G tus tetas enormes0 >us pezones son lo Enico que queda del sur, lo Enico cierto de esta casa, de la vida. A tu espalda %a( un "ard!n, %ubo un "ard!n con &lores %asta que brotaron los (u(ales ( se las comieron, a mi espalda no %a( absolutamente nada, nadie, ni un ruido, ni dolor. 8)lo tus tetas, pared, tus #i#antescos pec%os %Emedos me miran ( se r!en, cantan cuando pon#o un disco, dan su lec%e si un animal en&erma adentro de mi sueo. Pero atr-s est- desierto, ( no quiero perderme en las #-r#aras del eco, ni pisar donde nada es real con estos zapatos tan &ormales, ne#ros, de cuero, nEmero cuarenta. er! tus tetas en mi boca, so( tu %i"a, tus %i"os, un &uturo sucedido. Pared, a#ua violeta, mam-, risa de lec%e, lar#os pezones de un sur que (a no suea.
CK
Treintaitr&s
4o deber!a decir esto, entre otras cosas porque es verano ( aunque la noc%e (a nos recompens) con varias cervezas el sol si#ue calent-ndonos desde el otro lado de la tierra. G siempre aparecer- el c%impanc col#ado de ideas vie"as diciendo maana, m-s tranquilo, entender- que su tendencia al ni%ilismo lo va a de"ar contra las cuerdas. +e importa un bledo ese %ombre mono. A(er llovi), se mo") la ropa que %ab!a col#ado en la ventana ( por eso a%ora esto( de mal %umor, casi desnudo, a punto de ponerme el mismo pantal)n ( la misma camiseta para volver al bar a se#uir emborrac%-ndome. >odos est-n a%! riendo, pute-ndose las caras llenas de %umo, coloradas, se#uras en una ale#r!a que no tienen. +iren el espe"o? ese so( (o, un tipo mu#riento, con una panza resi#nada que se bambolea al ritmo de la tos. 4ada m-s. o otro, los libros del &ondo, las &oto#ra&!as de pa!ses que acaso (a escaparon espantados de la tierra, los cuadros apilados, son escombros de uno que se escondi) ba"o mi nombre ( (a no quiere salir. lueve de nuevo, en quince minutos las #oteras empezar-n con su clicclac a a#u"erear el silencio que me queda. os baldes est-n llenos ( como no pienso vaciarlos se desbordar-n ( el a#ua ir- escaleras aba"o, despertando a los vecinos. 9ue sal#an, que se a%o#uen, con seme"ante calor nadie puede patalear porque pase un r!o a la puerta de su casa. />iene usted al#una tuber!a rota0 8!, todas, ( no las quiero arre#lar, as! que p)n#anse a rezar ( sintanse escuc%ados si no se los lleva la corriente antes de acabar el padrenuestro. Porquer!a de espe"o, loro de vidrio, vomit- mi ima#en, no la acepto, ( los cuadros, ( el pasado no so(, no somos lo que re&le"-s, bestia obediente. 7l %umo del ci#arro es un pedazo de mi cuerpo, de"alo escapar como a esos pensamientos que no ves. +e vo(, te re#alo los cuadros, la ropa mo"ada, ( las #oteras que empiezan a sonar. 6na v!bora de a#ua avanza %acia los libros ( un viento anmico embaraza las cortinas. 7n el bar me espera una c%arla que (a tuve. +e pre#unto en qu esquina el &uturo de"arde coincidir con mis recuerdos.
DL