808-S06 NOVIEMBRE 15, 2007
GEOFFREY JONES
¿Las Empresas Multinacionales como Motores del Crecimiento? El siguiente estudio de caso ofrece amplias evidencias respecto al impacto histórico de las empresas multinacionales sobre las economías de sus anfitriones.
El petróleo y los bancos en Irán antes de los 50s En el siglo XIX Irán tenía una de las economías más pobres y menos desarrolladas del mundo. La gran mayoría de la población estaba empleada en agricultura de subsistencia y sus ingresos eran extremadamente bajos; hacía falta infraestructura moderna desde la educación hasta el transporte. El nivel tecnológico era muy bajo; no existía un sector bancario doméstico. Habían mercaderes y artesanos, pero no habían empresas modernas de negocios a gran escala. La autoridad del gobierno era débil y estaba fragmentada. La economía estaba dominada por empresas extranjeras. Las dos más importante eran el banco y la empresa petrolera, ambas respaldadas por los británicos. El Banco Imperial de Persia, fundado en 1889, era un banco gubernamental y mantenía un monopolio de facto hasta finales de los años 20. La Anglo-Persian Oil Company (más tarde, British Petroleum) descubrió petróleo en la región sureste del país en 1908. Para 1914 había construido un gaseoducto hacia la costa y una refinería en Abadan. Irán surgió como el mayor exportador de petróleo del mundo, y el petróleo fue con mucho su mayor exportación en los años entre las dos guerras mundiales. El Banco Imperial creó un sistema bancario moderno a escala nacional y proveyó de apoyo administrativo y financiero a un gobierno falto de recursos y de poder. Tanto el Banco Imperial como la Anglo-Persian Oil Company operaban con base en concesiones monopólicas que les daban enormes privilegios. La concesión del Banco Imperial, que duró 60 años, lo constituyó como banco estatal de Irán, con derechos exclusivos para la emisión de moneda, y lo exentó de todos impuestos.1 La Anglo-Persian Oil Company operaba con base en una concesión que le concedió el monopolio de la exportación y desarrollo de la industrial petrolera en casi todo Irán. Las importaciones y exportaciones eran libres de impuestos, aunque el gobierno poseía el derecho poco definido de recibir una proporción de las ganancias anuales de las empresas establecidas para trabajar con la concesión.2 Las inversiones británicas, en especial Anglo-Persian, eran de naturaleza altamente esclavista. Debido al aislamiento geográfico de los campos de petróleo, así como a la descentralización del gobierno anterior a la mitad de los 20, la compañía petrolera tenía que proveer su propia red de servicios, incluyendo carreteras, suministro de electricidad y de agua, líneas telefónicas, transportes, ________________________________________________________________________________________________________________ El caso de LACC número 808-S06 es la versión en español del caso de HBS número 9-803-108. Los casos de HBS se desarrollan únicamente para su discusión en clase. No es el objetivo de los casos servir de avales, fuentes de datos primarios, o ejemplos de una administración buena o deficiente. Copyright 2008 President and Fellows of Harvard College. No se permitirá la reproducción, almacenaje, uso en planilla de cálculo o transmisión en forma alguna: electrónica, mecánica, fotocopiado, grabación u otro procedimiento, sin permiso de Harvard Business School.
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educación, y seguridad. Respondió a la falta de industria local y a la ausencia de trabajadores capacitados volviéndose completamente auto-suficiente. Abadan, en donde estaba ubicada la refinería, se convirtió en un complejo industrial auto-suficiente con pocos contratistas locales, y poco contacto con la economía local. Aún a fines de los 30, sólo un 5% de la producción total de AngloPersian se consumía en Irán. La percepción que se tenía del Banco Imperial era que se concentraba exclusivamente en financiar el comercio internacional y discriminaba en contra de los iraníes en sus políticas de préstamo.3 No faltaban efectos de vinculación. Las regalías pagadas por la empresa petrolera británica al gobierno, junto con sus ventas de divisas extranjeras para asegurar la moneda nacional necesaria para sus operaciones, constituían la mayor fuente de divisas extranjeras para la economía en los años entre las guerras. Las empresas extranjeras tenían un gran impacto sobre el empleo. La petrolera empleaba 27 mil iraníes en 1930, y era el mayor empleador en el sector industrial moderno. Un creciente número de iraníes recibía capacitación técnica. Una escuela especial de capacitación en Abadan tomaba egresados de las escuelas y les daban un curso de aprendizaje. Aunque la mayoría de los trabajadores seguían con la empresa, una minoría salía, y las industrias iraníes se llenaron de personas que habían sido capacitadas por la petrolera. El personal del Banco Imperial era menornunca excedió 400- y era más lento en promover iraníes a puestos gerenciales y en ofrecer capacitación formal. Aún así, la capacitación que ofrecían no estaba disponible en ningún otro lugar de Irán antes de los 30, y los ex-empleados del banco eran una valiosa fuente de trabajo para la economía.4 Muchos iraníes reaccionaron con extrema hostilidad frente a la influencia de los extranjeros, tanto dentro como fuera de lo laboral. Tanto su cultura Islámica como su historial político podían explicar este alto grado de sensibilidad. En 1907 Irán fue dividido en “esferas de influencia” reconociendo el “interés” de Rusia en el norte, y el “interés” de Gran Bretaña en el sur. Durante la Primera Guerra Mundial se convirtió en campo de batalla de ejércitos contrarios, y los británicos y los soviéticos lo volvieron a ocupar durante la Segunda Guerra Mundial. La posición focal como centro de rivalidades diplomáticas ocupada por Irán forzó a los gobiernos locales y a los empresarios a entrar en una relación cercana, aunque no necesariamente armoniosa. Tanto el Banco Imperial como la AngloPersian Oil Company tenían contacto cercano con el gobierno británico. Esta relación se hizo aún más cercana cuando el gobierno británico adquirió el 51% de las acciones de la petrolera en 1914. Para la mayoría de los iraníes, la Anglo-Persian se convirtió en símbolo del imperialismo británico. El papel simbólico indeseable de las empresas extranjeras provocó una violenta reacción de los gobiernos iraníes de los 20s, quienes buscaban modernizar el país. El gobierno estába decidido a maximizar su control sobre la Anglo-Persian Oil Company, así como los ingresos obtenidos de ella, como parte de una estrategia para desarrollar la economía de Irán y revertir la dominación política y económica extranjera. El petróleo, la mayor fuente de divisas extranjeras, se convirtió en un recurso vital para el progreso nacional. Cuando el inicio de la Gran Depresión redujo la demanda mundial de petróleo, y redujo también los ingresos, las relaciones entre empresa y gobierno se deterioraron. En 1932 se canceló la concesión de la empresa de manera unilateral. Una nueva concesión fue otorgada al año siguiente, reduciendo la concesión y mejorando los términos financieros para el gobierno iraní. Pero, de hecho, el episodio resultó ser el inicio de un ataque más dramático en contra de la empresa británica veinte años después.5 El Banco Imperial fue sustituido como banco estatal por un banco gubernamental en 1928. Posteriormente fue sujeto a legislaciones discriminatorias, lo cual redujo de manera dramática su participación en el mercado a fines de los 30. Después de un breve lapso durante la guerra, el banco se retiró de Irán en 1952.6
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Transferencia de tecnología en Japón 1899-1970 A pesar de la poca inversión directa extranjera recibida por Japón, existen evidencias de que los negocios internacionales desempeñaron un papel importante en los primeros años de la modernización de aquel país. Entre 1899 y los años 30, las empresas occidentales multinacionales hicieron inversiones directas en las empresas tecnológicamente avanzadas de Japón, especialmente en equipos eléctricos y de maquinaria, que eran débiles o inexistentes en las empresas japonesas. Empresas estadounidenses, tales como Western Electric y General Electric, fueron de los inversionistas anteriores a 1914, mientras que las empresas automotrices de Estados Unidos invirtieron en los 20. En muchos casos, las empresas extranjeras formaron empresas conjuntas con socios japoneses, muchas de las cuales se convirtieron después en empresas japonesas líderes. La primera de estas empresas conjuntas fue la Nippon Electric Company (NEC), establecida en 1899 con Western Electric como socio con 54% de las acciones.7 Hubo transferencias tecnológicas y administrativas a Japón desde filiales extranjeras o asociados. Mitsubishi Electric, fundado en 1921, se convirtió en un importante fabricante de aparatos eléctricos pesados hacia fines de la década, como resultado de su afiliación con Westinghouse, a través de la cual se hizo una gran transferencia de técnicas de producción y administración. Hubo una rápida diseminación dentro de Japón de técnicas aprendidas de filiales extranjeras, al emular las empresas unas a otras, y al cambiar los trabajadores de empresa. Este último fenómeno fue notable en el caso de la industria japonesa del hule, cuyos orígenes se deben a la fábrica Dunlop que abrió en Kobe en 1909. Bridgestone, la primera empresa de hule japonesa en fabricar llantas para automóvil, dependía de ex-trabajadores e ingenieros provenientes de Dunlop para su tecnología de producción, sobre todo en sus primeras etapas. En el mismo periodo, la organización de ventas de Toyota fue formulada por personal que había aprendido métodos norteamericanos de mercadeo al trabajar con la filial de General Motors.8 Aunque los niveles de tecnología en Japón eran inferiores a los occidentales de la misma época, el sistema de negocios parecía tener la capacidad de absorber y adaptar nuevas tecnologías. Una característica notable de las transferencias a Japón fue que las empresas receptoras hacían adecuaciones apropiadas para las condiciones japonesas. Las políticas públicas fueron también factor importante en la transferencia de tecnología. La industria automotriz japonesa tuvo su origen en los 20s, a través de las operaciones de Ford y de General Motors, quienes establecieron en Japón operaciones de ensamblaje. Las firmas estadounidenses compraban refacciones localmente, y una red de proveedores surgió a su alrededor. Estos incluían Nissan, quien tuvo sus inicios en la industria automotriz como proveedor de refacciones para Ford. En los 30, el gobierno de Japón estableció una serie de restricciones sobre Ford y General Motors, las cuales finalmente llevaron a que estas empresas salieran de Japón justo antes del inicio de la guerra en el Pacífico.9 Nissan y Toyota pudieron tomar el control de muchos de los antiguos proveedores y distribuidores de Ford y de General Motors, así como de personal clave.10 Después de la Segunda Guerra Mundial, las políticas públicas japonesas desalentaban las inversiones controladas totalmente por extranjeros, pero alentaba la adquisición de tecnología extranjera a través de acuerdos de licencia. Entre 1950 y 1970, el gobierno japonés aprobó más de 7,800 contratos de licencia con más de un año de duración para que así las empresas extranjeras pudieran transferir tecnología a empresas japonesas en industrias como la química, los alimentos, la maquinaria, el acero y otros.11
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Empresas multinacionales norteamericanas y la dieta británica en el Siglo XX El impacto norteamericano sobre la dieta británica inició aun antes de la Primera Guerra Mundial. Este impacto se concentró en productos que se prestaban a técnicas de producción en masa: enlatado, congelado, secado, más que en comidas frescas. En estas áreas, firmas estadounidenses se beneficiaban de las nuevas tecnologías y de la aplicación de técnicas de mercadeo masivo. Una de las primeras áreas afectadas fue el desayuno, una comida en la que los británicos tradicionalmente comían huevos, tocino, y otros alimentos, o simplemente, pan. La Quaker Oats Company comenzó a vender sus productos de avena en Gran Bretaña a fines de la década de los 1870, y fundó su propia filial de mercadotecnia en 1899. Con base en una agresiva campaña de publicidad, y adaptando sus productos al gusto local, Quaker Oats había establecido su avena como alimento de consumo masivo en la Gran Bretaña antes de la Primera Guerra Mundial.12 Otro cambio a los hábitos alimenticios británicos llegó cuando H.J. Heinz introdujo las sopas enlatadas. En 1886, la empresa recibió un pedido de la prestigiosa tienda Fortnum and Mason de Londres de algunas de las “57 variedades” de sopa que producía. Después, se creó la filial británicas para la mercadotecnia, y se abrió una fábrica en Londres en 1905. No existía competencia británica, ya que los británicos se habían tardado en adoptar la nueva tecnología de enlatado a alta velocidad.13 Posteriormente, Heinz introdujo otros productos al Reino Unidos: frijoles horneados, alimento para bebé, salsas, pepinillos- con los cuales se pudo retener un alto porcentaje del mercado durante un largo periodo. Durante el periodo entre las dos guerras, el desayuno británico fue cambiando aún más y de manera más radical con la introducción de los cereales fríos listos para comer. El periodo entre guerras fue testigo de una campaña vigorosa para introducir al mercado británico marcas que ya eran populares en Estados Unidos. Alentados por las crecientes ventas de importaciones, estas se empezaron a producir en Gran Bretaña. Shredded Wheat abrió una fábrica británica en 1926, Quaker Oats abrió una fábrica pequeña en 1920, y una mucho más grande en 1936; Kellog comenzó a exportar Corn Flakes a Gran Bretaña en 1922, abrió una fábrica- la más grande de su tipo fuera de Estados Unidos- en 1938. Kellogg’s realizó una extensa campaña de mercadotecnia durante los 30s en Gran Bretaña. Para 1939, la mayoría de los hogares británicos compraban cereales listos para comer. Al igual que Heinz, Kellogg logró una importante participación del mercado a largo plazo, siendo aún el 50% en los 80.14 A través de la introducción de productos como los cereales para el desayuno, las sopas enlatadas, y los frijoles horneados, las empresas multinacionales de Estados Unidos en corto tiempo ejercieron una influencia considerable sobre la dieta británica y los hábitos alimenticios de ese país. Se trataba de productos nuevos que tuvieron que crear mercados, a través de la transferencia de estrategias de diferenciación de producto y de publicidad, importadas junto con las tecnologías de producción desde los Estados Unidos. En otros productos alimenticios, las firmas estadounidenses tuvieron una influencia firme, aunque menos radical. Mars logró una participación considerable del mercado de chocolates y dulces después de la Segunda Guerra Mundial con sus barras de chocolate, pero esto fue en el contexto de un gran mercado ya existente, que mantuvo su carácter distintivamente británico, junto con su preferencia por los chocolates “de leche” más dulces. La entrada de McDonald’s al Reino Unido inició cambios aún más radicales en la dieta y los hábitos alimenticios británicos. Sus tradicionales servicios de comida de bajo costo eran las tiendas de “fish and chips”, y los pubs que servían comidas ligeras junto con bebidas alcohólicas, aunque la pobre calidad de estos productos era notoria.
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Después de abrir su primera tienda en el Reino Unido en 1974, McDonalds’s enfrentó bastantes dificultades para ofrecer un producto alimenticio de calidad junto con un servicio rápido y eficiente. Aunque en algunos países europeos McDonald’s fue criticado por bajar los estándares de calidad de los alimentos, en Gran Bretaña el problema fue que sus estándares eran demasiado altos, tanto para los consumidores como para los proveedores. Los consumidores británicos preferían en un inicio la comida tradicional de pobre calidad pero gran cantidad, más que el producto más caro ofrecido por McDonald’s. La empresa también tuvo que establecer su propia empresa proveedora de pan y otros suministros para lograr productos de calidad confiable.15 Con el tiempo, la empresa logró establecer un gran negocio y su éxito abrió las puertas de Gran Bretaña a otras empresas estadounidenses de comida rápida. No existe consenso para determinar si el desplazamiento de platillos tradicionalmente británicos como el tocino con huevo, el pescado frito con papas, la anguila, o el pie de carne con puré de papas deben considerarse como costo o beneficio para el consumidor.
Creación de la Industria de la Electrónica en Malasia después de 1970 Malasia se convirtió en un país anfitrión emergente significativo durante los 70. Su importancia en cuanto a influjos sólo era sobrepasada por la de Brasil, México, Singapur, y (desde los 80) China. Una buena infraestructura, estabilidad política, sueldos bajos, y el uso generalizado del inglés estaban entre los atractivos de lugar. Las empresas multinacionales desempeñaron un papel importante en la transformación de Malasia, de ser una economía basada en commodities, a ser una manufacturera. Mucha de la inversión era en el área de la electrónica. Antes de 1971 sólo habían dos empresas japonesas fabricando en Malasia: Matushita y Toshiba. Ambas se dedicaban a ensamblar televisores en blanco y negro para el mercado doméstico. A principios de los 70, las empresas electrónicas norteamericanas empezaron a ubicar sus operaciones de ensamblaje en Malasia, y las firmas japonesas siguieron.16 El crecimiento de la industria electrónica fue espectacular. Para los 80, Malasia se había convertido en el mayor exportador de componentes electrónicos del mundo.17 En 2000, la electrónica componía el 70% de las exportaciones manufacturadas, y más del 50% de las exportaciones totales. La industria de la electrónica de Malasia se convirtió en el principal empleador. Los empleos en empresas electrónicas crecieron de 577 en 1970 a más de 80 mil en 1984.18 También surgió como la mayor exportación de Malasia. En un inicio, la mayoría de estas exportaciones fueron a Estados Unidos, reflejando los fuertes vínculos entre las empresas estadounidenses y sus filiales en semiconductores. Wafers producidos en Estados Unidos eran enviados por carga aérea a Malasia, en donde se ensamblaban en circuitos, y los circuitos eran enviados de regreso a su origen. La entrada de empresas japonesas ayudó a crear patrones de comercio más diversos. Para fines de los 80, sólo el 30% de las importaciones de semiconductores provenían de Estados Unidos; Singapur, Japón, y Corea era proveedores importantes. La industria de la electrónica en Malasia estaba concentrada de manera abrumadora en zonas de procesamiento de exportaciones- o zonas de libre comercio, como se les conocía. Estas zonas eran más importantes que las de cualquier otro país, con (en 1982) más de la mitad de las exportaciones totales de Malasia en bienes manufacturados, y casi el total de los componentes electrónicos. El ímpetu original para la primera de estas zonas, establecida en Penang en 1971, vino del gobierno estatal, como respuesta al creciente desempleo que se dio después del retiro lento del estatus como puerto libre de la isla.19 Malasia fue uno de los primeros países en establecer estas zonas, en una época en que la mayoría de los mercados emergentes aún dependía de substitutos para las importaciones. La promoción de la manufactura fue también una importante característica de la Nueva Política de la Economía del gobierno de Malasia. La política estaba condicionada por la situación étnica que prevalecía en el país. En 1969, después de severos motines por motivos raciales entre la mayoría 5 This document is authorized for use only in Leswin Valenzuela's Microeconomia course at UTH, from November 2017 to May 2018.
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malay y la minoría china, la creación de empleos se convirtió en una meta importante, pero el gobierno, dominado por los malay, también estaba decidido a incrementar la participación de los malay en los negocios, y a reducir la dominación de los chinos, que representaban dos quintas partes de la población, pero que ejercían un papel importante en los negocios.20 En 1971 se establecieron zonas de libre comercio en donde los productos podían ser comercializados sin el pago de impuestos aduanales. Los bienes adquiridos por empresas dentro de las zonas de libre comercio dentro de Malasia eran tratados como exportaciones de Malasia. Las empresas estaban exentas del pago de impuestos sobre ingresos por periodos de hasta diez años. El gobierno permitía a las empresas extranjeras tener el 100% de la tenencia de las subsidiarias, con la condición de que exportaran el total de su producción. Así, existían pocos incentivos para la formación de empresas conjuntas con firmas locales.21 Las políticas de gobierno incentivaban prioritariamente empresas que generaban muchos empleos y niveles de inversión. Las zonas de libre comercio estaban dominadas por firmas extranjeras. Para principios de los 80, las empresas extranjeras constituían más del 70% del total de firmas en las zonas, y ofrecían más del 90% de los empleos. La concentración de la industria malasia de la electrónica en estos enclaves, y la estructura de propiedad de la industria dieron como resultado una situación en donde el 80% de los productos intermedios utilizados para la manufactura eran importados del extranjero. Esto significaba que la industria importaba casi en la misma medida de sus exportaciones. Las empresas locales proveían sólo suministros básicos como cajas de cartón. La industria estaba concentrada en el subsector de componentes, sin vinculaciones entre los componentes y los manufactureros de productos industriales o de consumo. El gobierno no ofrecía incentivos para que las firmas locales se involucraran en productos tales como televisores o teclados.22 Componentes de bajo valor agregadoen los cuales las fábricas malasias sólo agregaban un 30% del valor del producto-componían el 80% del sector electrónico del país en los 80. En Malasia no se diseñaba, ni se realizaban labores de investigación y desarrollo, en parte por la falta de científicos a nivel de posgrado y de técnicos capacitados, reflejo de la preferencia local por el estudio de carreras como Contaduría o Negocios. Al aumentar la integración de las operaciones japoneses o de otros países dentro de la región ASEAN, las vinculaciones se establecieron regionalmente, en lugar de localmente. Las empresas tendían a escoger Singapur para ubicar sus actividades de intenso conocimiento, debido a su excelente infraestructura, y las facilidades para la comunicación y el transporte, mientras que Malasia nunca fue considerada más que como un lugar barato para ensambles. Desde fines de los 80, en el estado de Penang, en donde la mayoría era china, sí se adoptaron políticas para alentar que las grandes multinacionales extranjeras subcontrataran parte de su cadena de valor a firmas locales, y hubo crecimiento significativo en empresas pequeñas y medianas de componentes. Pero, más allá de Penang se establecieron pocos vínculos entre empresas extranjeras de electrónica y empresas locales.23 Las empresas de electrónica ofrecían gran número de empleos. El sector de la electrónica en Malasia creció de 600 a mitad de los 70 a 300 mil en 1995. En 2000, la electrónica contribuyó a más de una cuarta parte de los empleos manufactureros del país. Estos empleos requerían, de manera abrumadora, de poca capacitación. Un análisis de costo-beneficio de los enclaves industriales orientados a la exportación concluyó que contribuían al bienestar nacional principalmente al absorber a la fuerza laboral de poco o mediana capacitación. En 2000, las mujeres formaban el 80% de la fuerza laboral en electrónica. Desde el inicio de sus operaciones, las firmas electrónicas prefirieron contratar mujeres de entre 16 y 23 años, más diestras que los hombres, y más disciplinadas. La movilidad vertical dentro de las empresas era poca, pues existían pocos empleos que requerían mayor capacitación o que fueran de mayor nivel en las plantas manufactureras, y los puestos de supervisión
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estaban cubiertas por hombres. Los empleadores aceptaban mujeres en la esperanza de que sólo estuvieran en la empresa por tres años. Malasia ha rehusado firmar las convenciones ILO relativas a mujeres y niños, y las mujeres no tienen derecho a membresía en sindicatos.24 La naturaleza y condiciones del trabajo en una fábrica de electrónica- los trabajadores deben mirar por un microscopio potente durante ocho horas diarias- acarreaban numerosos problemas de salud. En los primeros años del crecimiento de la industria, los incidentes de histeria masiva eran frecuentes en los turnos nocturnos en Malasia.25
Las empresas japonesas y la industria automotriz estadounidense en los 80 La manufactura multinacional japonesa en la industria automotriz estadounidense creció con rapidez después de que el gobierno de Estados Unidos introdujo un programa de Restricción Voluntaria de Exportaciones (RVE) en 1981. Mediante este programa, el gobierno japonés acordó de manera “voluntaria” evitar que los fabricantes de automóviles japoneses incrementaran sus exportaciones a Estados Unidos. Combinado con una creciente demanda por automóviles japoneses en los Estados Unidos, esto dio mayor incentivo para invertir en instalaciones de producción. El pionero fue Honda, con una relativamente pequeña participación en el mercado japonés, en comparación con Nissan o Toyota, y una asignación insuficiente de cuotas bajo la RVE. Honda había construido una planta de producción de motocicletas en Marysville, Ohio, y una planta automotriz adyacente a ella. Aquí produjo su primer automóvil en 1982. Siguió una planta Nissan en Smyrna, Tennessee, en 1983, mientras que Toyota entró al mercado estadounidense más cautelosamente, a través de una alianza con General Motors, para producir automóviles en una vieja planta de ensamble de GM en Fremont, California. Esta planta NUMMI (New United Motor Manufacturing, Inc.) diseñada para probar la factibilidad de transferir el sistema Toyota a los Estados Unidos, inició sus operaciones en 1984. Dentro de pocos años, al introducir nueva tecnología y el sistema de producción Toyota, requería sólo la mitad de la fuerza laboral para ensamblar el mismo número de autos. En 1988 Toyota comenzó a producir en plantas totalmente propietarias en Kentucky y Ontario, Canadá. Para principios de los 90, las empresas automotrices japonesas tenían nueve importante plantas de ensamble en los Estados Unidos y tres en Canadá.26 Los transplantes japoneses crearon una industria automotriz virtualmente nueva en Estados Unidos en sólo una década. Para 1990 las fábricas japonesas producían 1.5 millones de automóviles anuales. Esta producción, así como las importaciones, permitió a Japón controlar una tercera parte del mercado automotriz de Estados Unidos. Los transplantes empleaban 30 mil trabajadores norteamericanos, y para principios de los 90 empezaban a exportar vehículos a Japón y a otras partes de Asia y de Europa. Durante este periodo, los “tres grandes” productores norteamericanos se convirtieron en los “cinco grandes” incluyendo GM, Ford, Chrysler, Honda, y Toyota. Entre 1979 y 1991, los manufactureros de automóviles en Estados Unidos redujeron su fuerza de trabajo entre 250,000 y 300,000 empleos, en parte como resultado del cambio de producción a México, y a subsidiarias en el extranjero. Pero aquí también había mucho que aprender de las empresas japonesas. Ford pasó por una importante crisis a principios de los 80, e introdujo muchos métodos de producción similares a los japoneses durante la siguiente década. Chrysler atravesó el mismo ciclo un década más tarde. Surgió una compleja red de relaciones entre las empresas automotrices estadounidenses y sus competidores japoneses. Este dieron a los manufactureros norteamericanos autos más pequeños y eficientes en el consumo de combustible, y les introdujeron a los métodos de manufactura de estilo japonés a cambio de acceso a los mercados americanos. Desde 1969 Chrysler ya había adquirido el 35% de Mitsubishi Motors- una relación de tenencia de acciones que duró hasta 1993- y en 1971 GM adquirió el 34% de Isuzu.27 Posteriormente se formaron otros vínculos. Ford adquirió el 24% de la empresa automotriz japonesa Mazda en 1979, mientras que GM se aseguró el acceso a la tecnología 7 This document is authorized for use only in Leswin Valenzuela's Microeconomia course at UTH, from November 2017 to May 2018.
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de Toyota a través de su alianza conjunta en NUMMI. Las empresas estadounidenses utilizaron estos vínculos para importar modelos japoneses, rebautizándolos con nombres norteamericanos- para complementar sus modelos producidos en casa. Desde los 70, Chrysler lanzó al mercado el Dodge Colt, un automóvil fabricado por Mitsubishi. Los vínculos también fueron utilizados para aprender sobre los métodos japoneses de producción, aunque la rigidez de la organización en ocasiones impedía la transferencia de ideas y prácticas a la empresa norteamericana.28 Los productores japoneses de automóviles transfirieron partes de su sistema de producción a fábricas norteamericanas. El uso de equipo de trabajos era generalizado y existía un número limitado de clasificaciones de empleo. Las oficinas eran abiertas y había una sólo cafetería para todo el personal. Los círculos de calidad y planes de sugerencias de los empleados, estilo japonés, también eran utilizados, aunque en menor grado que en Japón.29 Sin embrago, algunos estudios parecen mostrar que sólo algunas partes del sistema japonés fue transferido a Estados Unidos, creando una especie de fábrica “híbrida” que ni era japonés, ni era norteamericana en su organización. Existía gran dependencia en los japoneses inmigrados para hacer que las cosas funcionaran.30 Los proveedores japoneses siguieron a las ensambladoras a Estados Unidos. Para 1960, ya había más de 300 proveedores de refacciones japoneses o en alianza que daban servicios a las ensambladoras trasplantadas a Estados Unidos. Esto reflejaba la relación cercana entre las ensambladoras y sus proveedores, y la importancia crítica de suministros confiables para que funcionara el sistema de producción just-in-time. Muchos aspectos de la relación japonés ensambladora-proveedor se reprodujeron en Estados Unidos, tales como el intercambio continuo de información tanto en producción como en diseño. La reproducción de estas relaciones fue un problema potencial para los proveedores norteamericanos de refacciones, cuya sustentabilidad a largo plazo quedó en duda, aunque algunos proveedores tradicionales de refacciones estadounidenses se integraron a complejos de proveedores. Las ensambladoras dieron su apoyo para que los proveedores estadounidenses estuvieran en condiciones de ajustarse a los programas de entrega just-in-time.31 Una crítica muy difundida en el tiempo de los transplantes de automóviles japoneses era que (según la creencia) su estrategia estaba limitada al establecimiento de fábricas de “destornillador”, en los cuales se ensamblarían coches a partir de kits importados de Japón, mientras que las actividades de mayor valor se quedarían en Japón.32 Resultó que las empresas japonesas se movieron rápidamente para producir en Estados Unidos componentes de alto valor agregado tales como motores y transmisiones. Hubo también desarrollos sustanciosos en Investigación y Desarrollo y diseño. Para 1990 las ensambladoras transplantadas de Japón operaban 22 plantas de ingeniería de productos, Investigación y Desarrollo, o diseño en los Estados Unidos. La gran mayoría estaban involucradas en investigación adaptativa cercana a las plantas de producción, pero en 1987, Honda estableció una planta de Investigación y Desarrollo en Ohio, con el fin de desarrollar experiencia en Investigación y Desarrollo e Ingeniería en los Estados Unidos. La meta era producir en Estados Unidos automóviles nuevos desde su diseño hasta su producción.33
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Notas finales 1
Geoffrey Jones, Banking and Empire in Iran (Cambridge: Cambridge University Press, 1986), 23.
2
R.W. Ferrier, The History of the British Petroleum Company, Vol. 1, (Cambridge: Cambridge University Press, 1982), 42-3. 3
Jones, Banking, 45-8, 94-9.
4
Geoffrey Jones, "The Imperial Bank of Iran and Iranian Economic Development 1890-1952," Business and Economic History 16, 1987: 69-80; Frances Bostock and Geoffrey Jones, "British Business in Iran, 1860s-1970s," in R. P. T. Davenport-Hines and Geoffrey Jones (eds) British Business in Asia since 1860 (Cambridge: Cambridge University Press, 1989), 63-6; J.H. Bamberg, The History of the British Petroleum Company, Vol. 2, (Cambridge: Cambridge University Press, 1994), 80-103. 5
Ferrier, History, 588-622; Bamberg, History, 33-50.
6
Jones, Banking; Frances Bostock and Geoffrey Jones, Planning and Power in Iran (London: Frank Cass, 1989). 7
Mark Mason, American Multinationals and Japan (Cambridge, Mass: Harvard University Press, 1992), 20-47. 8
M. Udagawa, "Business Management and Foreign-Affiliated Companies in Japan before World War lI," in T. Yuzawa and M. Udagawa (eds) Foreign Business in Japan before World War II (Tokyo: University of Tokyo Press, 1990), 18-19. 9
Mason, American, 72-97.
10
M. Wilkins, "The Contributions of Foreign Enterprises to Japanese Economic Development" in Yuzawa and Ugadawa (eds), Foreign Business, 44-8. 11
Mason, American, 151,197-8.
12
Thomas Horst, At Home Abroad (Cambridge, MA: Ballinger, 1974),41.
13
AD. Chandler, Scale and Scope (Cambridge, MA: Harvard University Press, 1990), 262.
14
E. J. T. Collins, "Brands and Breakfast Cereals in Britain," in Geoffrey Jones and Nicholas J. Morgan (eds) Adding Value. Brands and Marketing in Food and Drink (London: Routledge, 1994), 239-42. 15
John F. Love, McDonald's, Behind the Arches (New York: Bantam, 1987),439-44.
16
N. Kawabe, "Problems of and Perspectives on Japanese Management in Malaysia," in S. Yamashita (ed.) Transfer of Japanese Technology and Management to the ASEAN Countries (Tokyo: University of Tokyo Press, 1991), 239-44. 17
Peter G. Warr, "Malaysia's Industrial Enclaves: Benefits and Costs," The Developing Economies 25 (1) 1987, 30. 18
James V. Jesudason, Ethnicity and the Economy (Singapore: Oxford University Press, 1989), 174.
19
Warr, "Malaysia," 31-2. 9
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21
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10 This document is authorized for use only in Leswin Valenzuela's Microeconomia course at UTH, from November 2017 to May 2018.