LAS 64 VÍAS TRANSFORMACIONALES 23.ª Clave Genética - Audio transcripción El vía transformativa de la 23.ª Clave Genética conduce desde la Complejidad hasta la Quintaesencia por la vereda de la Simplicidad. La 23.ª Sombra: Complejidad El dilema: Acumulación
Si tuviéramos que elegir la Clave Genética más útil desde el punto de vista práctico para el momento de la historia que estamos viviendo, seguramente sería la 23.ª, pues contiene varias ideas inteligentes de utilidad para todos. Me resulta fascinante observar cómo ciertas Claves Genéticas le van como anillo al dedo a estos tiempos, y esta Sombra de la Complejidad es ciertamente una de ellas. Nuestro mundo se ha vuelto complejo. Desde luego que ha mejorado respecto del pasado, pero también se ha vuelto muy complejo. Los sistemas que hemos creado, las estructuras, el modo en que gobernamos, nuestros modelos económicos, todo eso se nos ha ido de las manos. Hemos perdido el contacto con lo simple y con lo sostenible. El dilema de esta Clave Genética es la Sombra de la Acumulación. Se trata de un término que se puede emplear en muchas dimensiones: acumulamos cosas, opiniones, creencias, preocupaciones, emociones. Sobre todo acumulamos lo que no es esencial, para perder de vista lo esencial. Esta es la razón por la que tanta gente pierde su brújula interior. Y también por eso está llegando al mundo toda una nueva generación con un sentido real de propósito. La tecnología estimula, pero no suple el propósito y, antes o después, verás una pila de gente que llegada a la mitad de su vida, se quiebra. No es posible
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realizarse en la vida sin un sentido de propósito superior. Y para eso están estas Claves Genéticas. Esa es la razón por la que están aquí y ahora: porque este conocimiento se va a necesitar cada vez más. Nuestra educación se basa en la acumulación: de datos, de hechos, de teorías, de recuerdos. Pocas veces se dedica a algo de uso realmente práctico: como aprender a cultivar verduras y cocinarlas bien, o cómo lavarlas adecuadamente. Imagina ese montón de niños que se lanzan al mundo sin saber los nombres de los árboles que tienen alrededor, no los usos que tienen. Hemos pasado de largo sobre las cosas simples. Puede que seas capaz de escribir ristras de código HTML, pero ¿qué me dices de hilar o de zurcir la ropa? ¿Y qué pasa con otra cosa todavía más simple como es tratar al otro con respeto? En este mundo complejo las relaciones se han convertido en un chiste. Todos buscamos la pareja perfecta, pero cuándo la encontramos no podemos mantener la relación. ¡No tenemos ni idea de cómo hacerlo¡ Nos hemos topado con los valores esenciales de la vida: la intimidad profunda, la familia, la comunidad, el compañerismo. La 23.ª Sombra nos está llevando hacia el borde del precipicio como a borregos. Pero ¿qué pasa contigo a nivel individual? ¿Qué te enseña esta Sombra? Bien, por un lado te enseña a observar con cuidado tu tendencia a la complicación. No estoy diciendo que no podamos disfrutar de los beneficios del mundo moderno. ¡No estoy en contra de ir de compras! Me encanta comprar. Puede ser muy divertido. Pero la acumulación se ha llegado a convertir en una norma. Tanto que ahora la palabra “frugal” nos parece negativa. La lección de la 23.ª Clave Genética es simple, como no podría ser de otro modo: acumula lo esencial, lo superior, la belleza, lo práctico. Si estás entrando en una contemplación profunda de esta Clave Genética entonces
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deberías hacer un inventario de toda tu vida, tanto interna, como externa: las creencias sobre ti mismo, sobre lo que eres capaz de hacer, en aquello que has claudicado, qué opiniones de tus padres has hecho tuyas y a cuáles, por el contrario, has reaccionado, etc. Y luego mira a tu alrededor. ¿Utilizas todas esas cosas? ¿Te inspiran? Esas son las dos únicas cuestiones que tienes que contestar. Piensa en las decisiones. Cada decisión que tomas en la vida o la vuelve más sencilla o más complicada. Cada flujo de palabras emitidas ¿hace tu vida más sencilla o más difícil?. Si tratas a alguien sin respeto, tu vida se vuelve más complicada. Si discutes o te quejas de algo, pones en juego una energía que te llega de vuelta. Refuerzas la creencia sobre ti mismo de que eres víctima de algo. Acumulas karma. Te quedas enganchado en patrones auto repetitivos, auto defensivos, y simplemente así acumulas más karma. Esto es lo que significa karma: es el término antiguo para decir acumulación. ¿Tu vida es densa? ¿O pasas tus días como coser y cantar? ¿Con cuántas cosas, emociones, miedos, enfermedades de otras personas cargas? ¿Cómo te traba todo ello? ¿Ves con qué facilidad nos complicamos la vida? Es una enfermedad que circula y molesta por todos los rincones de tu ser. En el I Ching original, ¿sabes cómo se tradujo este 23º hexagrama? Como “Cortar en rodajas”. ¿No es precioso? Cortar en rodajas. Y su símbolo es un cuchillo. No cuesta mucho imaginarse de qué va esta Clave Genética. Va de cortar las ataduras que te mantienen amarrado. Tienes que cortarlas. Si tu relación está fallando, probablemente sea tu mente la que está equivocada. Es tu pensamiento. Tienes que simplificar toda tu vida para ver claramente, de nuevo, lo que tú
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eres. La complejidad viene siempre de la mente. Así que tienes que ir hasta la raíz de la causa para enfrentarte con esta Sombra, y aquí es donde entra en juego el Don.
23.º Don - Simplicidad
Ahora permite que se transforme en acción tu contemplación de esta Clave Genética. Hay Claves Genéticas a las que se accede viendo, hay otras a las que se accede haciendo. Esta pertenece a ambos grupos. Aquí tienes un desafío: echa un vistazo alrededor de tu casa y encuentra algo que no sea esencial. Encuentra algo que no sea hermoso y que tampoco tenga un verdadero uso práctico. Entonces dáselo a alguien o tíralo. Ese es un buen comienzo. Y haz lo mismo internamente. Mira en un aspecto de tu vida actual que te esté produciendo incomodidad. La manera en que lo estás abordando ¿te hace bien? ¿Te está inspirando hacia una solución creativa o, por el contrario, te está estancando? Así que deshazte de tu viaja actitud y ponte a encontrar una manera creativa de abordarlo. Deja de ser lo que te preocupa o te deprime y comienza a ser lo que te fortalece. Se necesita más energía para dar la vuelta a un problema, porque le cambias la dirección de giro. Elevas tu frecuencia en relación con el tema. Pero también recibirás como contrapartida mucha más energía una vez que te hayas deshecho de toda tu antigua mentalidad. ¿Sabes lo que acabas de hacer? Has usado el principio de la energía libre. En la Sombra, que parece tan carente de vida y tan depresiva, has encontrado un torrente de energía creativa que, además, has liberado. Esto es simplicidad en acción. Simplicidad es mucho más que un mero gesto externo: es una mentalidad que lo abarca todo, es un hábito alquímico. Todo lo que toca la simplicidad se convierte en oro.
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Esta es la belleza y la alegría que trae el hacer rodajas con el 23º Don. Cortas los patrones de Sombra en rodajas, podas lo que es inútil y detrás de ello encuentras los brotes verdes de lo que es esencial. Lo esencial es el amor. Es la creatividad enfocada en un propósito superior. Se trata de estar alineado con el propósito superior. En el momento en que comienzas a seguir el sendero del propósito superior, todo se simplifica. La vida trabaja en armonía contigo. Esto es aplicable a todos los campos. En los negocios poda lo que no es esencial, lo ineficiente. Erradica la complejidad. No sobre acumules. Esta es una de las cosas más graciosas que hacemos. A veces las cosas van desarrollándose realmente bien y entonces nos empeñamos en que se expandan todavía más, aunque ya sean lo suficientemente grandes. Y así es como nos complicamos de nuevo la vida. Lo mismo en los negocios: un negocio no necesita seguir expandiéndose. Algunos negocios sencillamente funcionan mejor si se quedan a un cierto nivel y aportan un servicio de valor y suficientes fondos para alimentar a un buen número de personas. Si está funcionando ¿para qué intervenir? Nos hemos obsesionado con la expansión, necesitamos más y más. Se asume que el propósito de todos los negocios es continuar expandiéndose. Pero ¡eso es una locura! No es sostenible. Hemos perdido el contacto con el saber cuándo es suficiente. Un exitoso hombre de negocios de la pequeña o mediana empresa es justo eso: un pequeño o mediano negocio exitoso. El dolor de cabeza que supone convertirse en un gran negocio habitualmente no merece la pena sufrirlo. Tu vida se complica. Tus relaciones pagan ese precio, tu vida familiar sufre, el tiempo que pasas con tus hijos se reduce. Te preocuparás más. Así que ¿por qué lo hacemos?
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Pues porque hemos perdido el contacto con la belleza de la simplicidad. Si tienes el Don del a Simplicidad en tu vida, entonces estás bendecido. Te realizarás. Serás feliz con más frecuencia porque tienes las prioridades adecuadas. La simplicidad termina con las preocupaciones. Te permite respirar. Te permite ver la vida claramente. No necesitamos todo este lío. No lo necesitamos. Así que cultiva el amor por la simplicidad en tu vida y notarás que tu felicidad aumenta, que tu sentido de libertad crece, que tus relaciones progresan y que tu cuenta bancaria está en el punto de equilibrio justo donde debería estar. Ni más, ni menos. Y como la vida es así, tiene sus ciclos. Habrá años que el dinero lloverá del cielo, otros años serán más espartanos, pero son las idas y venidas del destino. La simplicidad progresa por todos lados, no importa cuáles sean las condiciones externas. Progresa porque está enraizada en lo esencial, en el amor, en la libertad, en la creatividad del espíritu humano que puede volverse a favor cualquier situación con tan solo verla de manera sencilla y comportándose con la misma sencillez.
El 23.º Siddhi: Quintaesencia
Y por fin llegamos al meollo de la cuestión. La Quintaesencia. Una palabra realmente maravillosa. Tiene que ver con el 5.º elemento, la sustancia alquímica, mística, que convierte todo en oro, el elixir de la inmortalidad, la panacea de la sabiduría universal. Sea cual sea tu cultura de proveniencia habrá alguna leyenda sobre esta misteriosa sustancia, chi, prana, vibuthi, éter… de la que se dice que tiene propiedades mágicas para esto y para lo otro… Adoro esas viejas leyendas, que por supuesto, son alegóricas –y lo digo sin querer disminuir su magia, porque todo es posible– pero para el aspecto que nos ocupa, estas leyendas son alegóricas. El 5º elemento es tu verdadera percepción. Es la visión clara. La Clave Genética 23.ª está vinculada
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a la 43.ª, cuyo Siddhi es la Epifanía. Epifanía y Quintaesencia. ¡Vaya exquisito par de palabras! La alquimia, como la homeopatía, destila una y otra vez la verdad. La Clave Genética 23ª es una especie de chef: le encanta la reducción. Tiene que ver con la salsa. Haces una buena salsa si añades una variedad y cantidad perfecta de ingredientes y si, después, los reduces a su punto justo. Lo mismo pasa con el whisky. Aplastas la cebada, la harina y agregas el agua; luego lo dejas fermentar y por último lo pones en un alambique y lo destilas. Al final tendrás una esencia, una quintaesencia. Incluso se podría llamar espíritu. Todo tiene un espíritu: una esencia innombrable e imposible de nombrar. Cada ser humano que encuentras tiene esa cualidad interna que es lo que irradia. De tu nivel de frecuencia dependerá la potencia a la que se pueda sentir tu Quintaesencia. Alrededor de un ser despierto es tan tangible que la puedes alcanzar y tocar. Hasta la puedes oler. Así que provenimos de la Complejidad y nos dirigimos hacia la Quintaesencia. La vida es una destilería. Nosotros somos el grano. Nos vapulean hasta que nos abrimos y liberamos nuestros corazones y nuestros Dones, y entonces esos Dones se refinan aún más hasta que se vuelven tan puros que reflejan en su núcleo el eterno principio. El lema de este Siddhi es Solve et coagula, un término alquímico latino que se refiere a la degradación de los elementos de manera que se puedan sintetizar a nivel superior. Y por supuesto, las Claves Genéticas también son esto. La vida es esto. Mi hija pequeña me dijo esta mañana. “Papá, ¿por qué existe la vida?” No le respondí directamente porque cada uno de nosotros tiene que experimentar esa pregunta durante toda su vida, pero si la hubiera respondido debería de haberle dicho: “Solve et coagula”
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Los aminoácidos de nuestros cuerpos son elementos que nos convierten en quienes somos. Son los bloques constructivos. Conforme evolucionamos vamos reconstruyendo nuestra química. Primero tenemos que desintegrar la versión antigua (este hexagrama se conoce también con el nombre de “la desintegración”) para que después aquellos aminoácidos se puedan recombinar en las frecuencias superiores. Los mismo patrones, los mismos codones, pero activados a una frecuencia superior, así que en el cerebro se comienzan a sintetizar también nuevas hormonas. Y esas sustancias químicas que se dan naturalmente dentro de nosotros nos permiten ver la vida tal y como es, sin las lentes de nuestro pasado, eternamente fresca, eternamente nueva. Por eso te voy a decir a lo que yo creo que se refiere este Siddhi. Tiene que ver con destrozar cosas y volver a construirlas, de manera que su verdadera naturaleza interior brille. Tiene que ver con exponer la Sombra, pero no a una luz negativa, sino mostrando a las personas que detrás de la Sombra yace la luz. Se trata de encontrar la belleza dentro de la fealdad, de ver la vida de una manera nueva y creativa. La cuestión es que, cuando miras al mundo y a su complejidad, si lo haces con la mente, probablemente pienses ¿cómo vamos a poder arreglar esto alguna vez? La hemos liado tan gorda… Tenemos que destrozarlo todo en algún evento apocalíptico tremendo y, después, volver a comenzar. Pero el 23.º Siddhi tiene la mirada más amplia y más larga que todo eso: sabe que la Quintaesencia, en realidad, está escondida justo tras el problema y que con mostrárselo a la gente, con tan sólo mostrarles su propósito superior, su Quintaesencia, el mundo puede volverse sencillo y hermoso una vez más.
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Toma la Sombra de aquellos con los que estés en lucha. En realidad no es una Sombra, no es más que el modo en que lo estás viendo. Mira en el corazón de la cuestión y encontrarás algo inspirador. Descubrirás la oportunidad de resplandecer que lleva implícita. Podemos convertir en arte la fealdad, podemos transformar la miseria en un jardín, podemos hacer que lo desperdiciado y lo roto se vuelva consciente de su propio espíritu y de su propia belleza, una vez más. Los humanos podemos hacer cualquier cosa. Pero primero tenemos que encontrar, dentro de nosotros mismos esa Quintaesencia. Esa belleza resplandeciente, mística, ese perfume, esta salsa, este aroma celestial que emana de la olla de cocción de nuestro ser. Eso es un Siddhi: una emanación, una destilación de todo lo que es puro y bueno, digno y noble. Es la Quintaesencia chisporroteante, mercurial, brillante zarabanda de la consciencia, un baile sensual que congrega todas las piezas separadas en un todo unificado que gira.
Este audio es un recurso gratuito ofrecido desde la web http://www.lasclavesgeneticas.com , traducido al español por Victoria Malvar sobre un texto original de Richard Rudd y protegido por la leyes
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