COMENTARIO DE TEXTO
Santiago Nasar era un hombre de fiestas, y su gozo mayor lo tuvo la víspera de su muerte, calculando los costos de la boda. En la iglesia estimó que habían puesto adornos florales por un valor igual al de catorce entierros de primera clase. Esa precisión había de perseguirme durante muchos años, pues Santiago Nasar me había dicho a menudo que el olor de las flores encerradas tenía para él una relación inmediata con la muerte, y aquel día me lo repitió al entrar en el templo. «No quiero flores en mi entierro», me dijo, sin pensar que yo había de ocuparme al día siguiente de que no las hubiera. En el trayecto de la iglesia a la casa de los Vicario sacó la cuenta de las guirnaldas de colores con que adornaron las calles, calculó el precio de la música y los cohetes, y hasta de la granizada de arroz crudo con que nos recibieron en la fiesta. // En el sopor del medio día los recién casados hicieron la ronda del patio. Bayardo San Román se había hecho muy amigo nuestro, amigo de tragos, como se decía entonces, y parecía muy a gusto en nuestra mesa. Ángela Vicario, sin el velo y la corona y con el vestido de raso ensopado de sudor, había asumido de pronto su cara de mujer casada. Santiago Nasar calculaba, y se lo dijo a Bayardo San Román, que la boda iba costando hasta ese momento unos nueve mil pesos. Fue evidente que ella lo entendió como una impertinencia. «Mi madre me había enseñado que nunca se debe hablar de plata delante de la otra gente», me dijo. Bayardo San Román, en cambio, lo recibió de muy buen talante y hasta con una cierta jactancia. -Casi -dijo-, pero apenas estamos empezando. Al final será más o menos el doble. Santiago Nasar se propuso comprobarlo hasta el último céntimo, y la vida le alcanzó justo. En efecto, con los datos finales que Cristo Bedoya le dio al día siguiente en el puerto, 45 minutos antes de morir, comprobó que el pronóstico de Bayardo San Román había sido exacto. GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ, Crónica de una muerte anunciada Elaborado con las aportaciones de los alumnos de 2º Bachillerato A 1. Señale y explique la organización de las ideas contenidas en el texto. tex to.
Desde un punto de vista externo, el texto está compuesto por tres párrafos. Al primero, de mayor extensión, le sucede una intervención en estilo directo y, por último, un breve párrafo. La cohesión viene dada tanto por recurrencias léxicas (flores/florales) y semánticas (fiestas, boda, iglesia, adornos, flores, música, cohetes, guirnaldas…), como por elementos anafóricos (Esa precisión, se propuso comprobarlo). Así mismo, cabe destacar los verbos dicendi para introducir las palabras de los personajes y el marcador del discurso “en efecto”. Desde un punto de vista interno, se pueden observar tres partes: - Primera (Santiago… fiesta). El narrador pone de manifiesto la afición de Santiago Nasar por las celebraciones y por calcular el dinero que se invierte en ellas (idea principal). - Segunda (En… doble). Centrada en la fiesta de la boda, recoge las distintas reacciones de los recién casados al conocer la estimación que ha hecho Santiago Nasar (idea secundaria). - Tercera (Santiago… exacto). Se determina que Santiago Nasar conoció con exactitud los costes de la boda poco antes de morir (idea principal). Por consiguiente, de acuerdo con la organización de las ideas, podemos considerar que el fragmento presenta una estructura circular, esto es, parte de la idea principal que se va desarrollando paulatinam paulatinamente, ente, conforme avanza la exposición de los hechos, y finaliza ratificando la premisa de la que había partido.
2.
2 a) Indique el tema del texto.
EJEMPLO 1 La fascinación de Santiago Nasar por el boato de la boda y su interés por los dispendios derivados de ella. EJEMPLO 2 La curiosidad de Santiago Nasar sobre el coste de la boda y la jactancia de Bayardo San Román. 2 b) Resuma el texto.
EJEMPLO 1 Santiago Nasar, gran entusiasta de las celebraciones, lleva a cabo un recuento de los cuantiosos costes de la boda de Ángela Vicario y Bayardo San Román. Finalmente, poco antes de morir, conoce el precio total de toda la fiesta. EJEMPLO 2 Santiago Nasar calcula el coste de cada uno de los detalles de la boda, resultado que comenta a los recién casados quienes se pronuncian con total discrepancia, debido a su distinta educación y valores. Santiago Nasar, minutos antes de morir, comprueba que, efectivamente, es cierta la estimación económica realizada por Bayardo San Román. 3. Comentario crítico del contenido.
Este fragmento pertenece a la obra Crónica de una muerte anunciada, que relata, de forma muy curiosa, todos los pormenores que envuelven la muerte de Santiago Nasar. Está escrita por el colombiano Gabriel García Márquez, autor sobresaliente de la narrativa hispanoamericana, galardonado con el Premio Nobel en 1982. Destacan entre otras muchas, sus novelas Cien años de soledad y El amor en tiempos de cólera. El texto elegido se inserta en la segunda parte de la novela, dedicada a la historia de Bayardo San Román y Ángela Vicario, incluida la boda entre ambos. Resulta elogiable la forma de elocución escogida: la narración en estilo indirecto (“…Santiago Nasar me había dicho a menudo que el olor de las flores…”) y directo (“…-Casi -dijo-, pero apenas estamos empezando. Al final será más o menos el doble…”) está envuelta en una técnica periodística, propia de la crónica de los hechos que el narrador pretende reconstruir, haciendo referencia a las aportaciones de otros personajes (“… «Mi madre me había enseñado que nunca se debe hablar de plata delante de la otra gente», me dijo…”). Reseñables son las pinceladas descriptivas (“Santiago Nasar era hombre de fiestas”), como la mención a los gastos de la celebración (“adornos florales, guirnaldas de flores, cohetes, música…”), con el fin de cuantificarlos. Por tanto, considero que la adecuación al género narrativo es intachable. El narrador, que es interno, aunque no el protagonista de la novela, ofrece al lector una certera caracterización de la figura principal (“…el olor de las flores encerradas tenía para él una relación inmediata con la muerte…”), así como de los personajes clave en esta parte de la obra: Ángela Vicario (“…había asumido de pronto su cara de mujer casada…”) y Bayardo San Román (“…se había hecho muy amigo nuestro…”, “…lo recibió de muy buen talante y hasta con una cierta jactancia…”). Se menciona también a uno secundario, Cristo Bedoya, para dar más credibilidad a los hechos. Además, tenemos constancia del espacio (iglesia, calle, casa, patio…) y un tiempo interno (desde la boda hasta 45 minutos antes de la muerte de Santiago Nasar). La subjetividad está presente en el texto y queda de manifiesto en cómo repercute en el narrador el hecho (“Esa precisión había de perseguirme durante muchos años…”). Desde mi punto de vista, la actualidad de los temas es innegable. Basta con observar las numerosas muestras que verifican la importancia de las fiestas y la ostentación en las mismas en nuestra sociedad. En primer lugar, comentaré el eco de esta realidad en los distintos medios de comunicación. Por ejemplo, en televisión, existen numerosos programas de telerrealidad en forma de documental que exponen las numerosas celebraciones de todo tipo que se llevan a cabo en nuestros días, como Callejeros, donde la audiencia puede ser testigo de las prácticas emprendidas por la juventud; Mujeres ricas, en el que una serie de personas con gran poder adquisitivo
exhiben, con todo tipo de detalles, su nivel de vida llena de lujos; o Palabra de gitano, que adentra al espectador en el mundo de la ceremonia nupcial propia de la etnia gitana y sus innumerables fastuosidades, similares a las que se refieren en el fragmento. En la prensa, también se ha tratado este tema, pues el periodista Ángel García Pintado, en el diario La Verdad , critica en un artículo de opinión, ‘La ostentación’, algunos de los diferentes programas televisivos anteriormente mencionados; la periodista Mónica Cruz, en El País, escribe un artículo, ‘Miles de personas asisten a la fiesta de Rubí, la quinceañera mexicana más famosa de internet’, como consecuencia de un vídeo que el padre subió a You Tube y se hizo viral, hecho que refleja cómo vivimos en tiempos donde la apariencia supera con creces a lo real y el consumismo es un azote del que es difícilmente sustraerse. Asimismo, las revistas del corazón introducen a los lectores en el mercadeo de personajes famosos que venden, por entregas, su boda y cuanto conlleva de gastos y presunción, a cambio de cuantiosas cifras. En segundo lugar, aportaré referencias en otros ámbitos. Quiero señalar, por un lado, la parte final del tango titulado Catalina de la cantaora Rosalía, que evoca un testamento en el que un moribundo gitano plasma una ostentación irónica de la redacción de su testamento, para presumir de su miseria (“…Apúnteme usted un camisón que no tiene cuello, puños ni faldón…”, “…Apúnteme usted cinco duros que si me los presta me sacan de apuros…”), al contrario de Bayardo San Román en el texto; y, por otro, la canción Get up, Stand up del autor jamaicano Bob Marley que emplea esta metáfora “no todo lo que brilla es oro” aludiendo a que el dinero, el lujo, lo que es caro y difícil de conseguir no es lo más valioso. En el cine, igualmente, hallamos numerosos ejemplos, aunque destacaría, especialmente, la película norteamericana Tú a Londres y yo a California (un matrimonio de conveniencia en el que priman los intereses económicos y una lujosa celebración en la que no se repara en gastos) y el clásico La heredera, que refleja una situación análoga. Del mismo modo, guarda similitud con las primeras escenas de la famosa película, y mejor valorada por la academia, El padrino de Francis Ford Coppola, que presenta la boda de la hija del protagonista con un excesivo derroche y abusivo consumismo, y con Mi gran boda griega de Joel Zwick. En tercer lugar, pruebas fehacientes de la falta de límites y comedimiento económico al planificar una boda son, de un lado, los numerosos datos estadísticos (FUCI, INE) que, continuamente, salen a la luz, desglosando el coste tanto para los novios como para los invitados; y, de otro, las empresas, los talleres o las páginas web que se crean, con el fin de ayudar a los novios a planificar el enlace. En otro sentido, se nos previene y alerta, desde enfoques distintos, del erróneo camino al que nos está conduciendo este afán desmedido por poseer y destacar, es el caso del estudio de Global Footprint Network El poder ecológico de las Naciones que redunda en el hecho de que, si seguimos consumiendo al ritmo que lo hacemos ahora, necesitaremos 1,6 planetas como la Tierra para satisfacer nuestras demandas , o las palabras del Papa Francisco quien, recientemente, criticó “la búsqueda obsesiva de bienes terrenales y de las riquezas” y consideró que las tentaciones de “reducir todo al dinero, al placer y al poder son apremiantes”. En mi opinión, la intención del escritor en estas líneas es dejar constancia de la personalidad de tres de los personajes principales de la novela y de su forma de entender la vida y las costumbres. Ha logrado transmitirme la banalidad del materialismo, máxime cuando se compara con el amor, en este caso el que deberían experimentar los recién casados. La finalidad, por tanto, se ha cumplido, porque me ha permitido recapacitar acerca de lo que es verdaderamente importante, darme cuenta de la cantidad de tiempo, dinero y esfuerzo que puedo llegar a malgastar; y, sobre todo, concienciarme de que, antes que los placeres momentáneos, ha de primar una complacencia duradera como la amistad, la solidaridad, la familiaridad, el respeto, el cariño… En cuanto a la originalidad, el texto me ha recordado a otros autores y obras en algunos aspectos: la unión de un hombre con una mujer de condición humilde, aun sabiendo que no le corresponde y que se ha visto obligada a casarse por voluntad de su familia, se observa en la novelas de Thomas Hardy Tess la de los D’urberville y de Jane Austen Orgullo y prejuicio; la diferente manera de entender unos simples esponsales o una boda por parte de los protagonistas está reflejada en El Cantar de la bodas cuando las hijas del Cid se comprometen con los Infantes de Carrión y son humilladas, como es el caso de Ángela; la distinta clase social y cultural de cada miembro de la pareja se ve en El sí de las niñas, donde priman intereses varios en los protagonistas, aunque su desenlace es feliz; el carácter orgulloso, prepotente, transgresor, dispuesto a saltarse las normas para conseguir sus fines que se aprecia en Bayardo San Román se aproxima, en parte, al personaje
romántico de Don Juan Tenorio y, al igual que él, en su madurez, por el amor de una mujer es capaz de cambiar y reconducirse. Para terminar este apartado, voy a comentar algunos tópicos que, desde mi punto de vista, de tenerlos presentes, hubieran dado un giro a la historia de estos personajes, pues están relacionados con algunas ideas recogidas en este fragmento (la muerte, el materialismo, la vanidad) y ya fueron abordados por autores clásicos: Horacio, en su Carmina I, el carácter igualador de la muerte, ya seamos ricos o pobres, la muerte equipara inevitablemente a todos (“Mors aequo pulsat pede pauperum tabernas regumque turris”); Petrarca, en el Fragmento I de su Cancionero (“y que es el fruto que mi furia toca, / vergüenza porque entiendo ya y no dudo/ que cuanto cautiva al mundo es breve sueño”), nos quiere decir que todos los bienes terrenales que posee el hombre se acaban (vanitas vanitatis); Fray Luis de León, en su oda XXIII (aurea mediocritas), invita a buscar una vida tranquila situada en un punto medio para no suscitar envidias ni dar sombra a nadie (“Dichoso el humilde estado del sabio que se retira aqueste mundo malvado […] ni envidiado ni envidioso”). A continuación, expondré las ideas secundarias que más han llamado mi atención: en primer lugar, “había asumido de pronto su cara de mujer casada”, me estremece la coyuntura de quienes, como Ángela, tienen que amar por obligación y asimilarlo de forma natural por tal de complacer a otros; en segundo lugar, “su gozo lo tuvo la víspera de su muerte” refleja la superficialidad y la escala de valores por la que se regía Santiago; en tercer lugar, “al final será más o menos el doble” es una alarde innecesario de riqueza que enfatiza el poder del dinero y, al mismo tiempo, una descortesía, propia de quienes lo anteponen a la educación y a la mesura; en cuarto lugar, “ella lo entendió como una impertinencia” es una marca más de la distancia abismal entre la pareja, debido a que no tenía un proyecto común para su vida matrimonial; en quinto lugar, “esa precisión había de perseguirme durante muchos años” es una invitación a vivir el momento, a aprovechar las oportunidades, con el fin de que, luego, no nos tengamos que arrepentirnos de nuestra negligencia; por último, “el olor de las flores encerradas tenía para él una relación inmediata con la muerte”, ratifica mi idea de que somos nosotros, como individuos, los que debemos decidir sobre nuestra vida y construirla sobre nuestros deseos y capacidades, anulando la validez del determinismo fatalista. En conclusión, Gabriel García Márquez demuestra una gran maestría narrativa, pues dosifica y envuelve, hábilmente, la realidad cotidiana con cierta dosis de misterio para crear un clima en el que el lector, a pesar de que conoce el desenlace, se siente atrapado y forma parte de los hechos. La crítica que vierte no solo afecta a su sociedad, sino también a la actitud indolente, materialista, superficial, jactanciosa e insolidaria por la que se decantan algunas personas, como hemos observado en Santiago Nasar y Bayardo San Román o de conformismo (“había asumido de pronto su cara de mujer casada”) en el caso de Ángela. Frente a esto, la voluntad, el ser partícipes de una sociedad en constante mejora, la creación de cuanto redunde en el bien común… es algo que debe estar implícito en nuestro comportamiento, en nuestras acciones de cada día. No podemos ser víctimas como Santiago Nasar, que constituye el más perfecto ejemplo de un sujeto despreocupado. Es, por ello, por lo que estas líneas, que dejan traslucir el goce de la vida, deben servir al lector como reflexión para plantearse cómo debe disfrutarla. Según Aristóteles, en Ética a Nicómaco, si queremos alcanzar la felicidad plena, hemos de actuar conforme al bien y la virtud. Desde un punto de vista personal, me invita, por un lado, a ser agradecido por los valores que me han transmitido (“Mi madre me había enseñado…”) tanto mi familia como quienes han participado en mi formación y, por otro, a asumir la responsabilidad de transmitirlos, ya que solo con educación, respeto y mesura se puede nadar contra la corriente social que se sustenta en lo banal, lo mundano y lo convencional. En definitiva, que otros no hablen de nuestra muerte… ¡sino de nuestra vida y obra!
Elaborado con las aportaciones de los alumnos de 2º Bachillerato B 1. Señale y explique la organización de las ideas contenidas en el texto.
Desde un punto de vista externo, el texto se estructura en dos párrafos, de muy desigual extensión, separados por el guion que introduce un escueto diálogo directo. La cohesión entre ellos se consigue a través de la propia conversación (“- casi - dijo (Bayardo San Román) …”, Santiago Nasar se propuso comprobarlo…) en la que se emplean elementos anafóricos y verbos dicendi. Además, se observan recurrencias léxicas (florales-flores fiesta, boda) y semánticas (calculando, estimó, iba costando; adornos florales, guirnaldas de colores, música, cohetes, granizada de arroz crudo) y el uso de marcadores espaciales (En la iglesia, En el trayecto de la iglesia a la casa de los Vicario…) y temporales (aquel día, En el sopor del medio día, 45 minutos antes de morir). Desde un punto de vista interno, el texto está dividido en tres partes: La primera (Santiago... fiesta), en la que se nos indica la afición del protagonista, Santiago Nasar, a las fiestas y a calcular sus costes (idea principal). De ahí, su interés en ir sumando el gasto en flores, guirnaldas, cohetes… La segunda (En el sopor... doble) continúa con el desarrollo de esta misma idea, en este caso, introduciendo a los personajes protagonistas del evento y sus distintos puntos de vista a la hora de hablar de dinero (ideas secundarias). En la tercera (Santiago... exacto), es el propio narrador quien nos muestra cómo Santiago, antes de morir, logró su propósito al comprobar, con gran satisfacción, que la estimación de Bayardo era cierta y que, por tanto, había acertado en sus cálculos. Atendiendo a la organización de las ideas, podemos concluir afirmando que el fragmento presenta una estructura circular, puesto que la acción parte de la idea principal con la que el autor también cierra su descripción del protagonista; de esta forma, se refuerza este rasgo, porque “su gozo mayor lo tuvo la víspera de su muerte, calculando los costos de la boda” y “45 minutos antes de morir, comprobó que el pronóstico de Bayardo San Román había sido exacto”. ,
Esther Castro 2.
2 a) Indique el tema del texto.
EJEMPLO 1 Precisión de Santiago Nasar en el cálculo de los gastos de la boda y satisfacción por ello. EJEMPLO 2 Interés de Santiago Nasar por los gastos de la boda. Minerva Martínez 2 b) Resuma el texto.
EJEMPLO 1 Santiago Nasar asiste a la boda de Ángela Vicario. Calcula mentalmente los costos de la boda y los comenta con los novios. Por último, comprueba, justo antes de morir, que Bayardo tenía razón respecto al precio de la boda. Víctor Fernández
EJEMPLO 2 Santiago Nasar disfruta calculando el coste de la boda de Ángela Vicario y Bayardo San Román y habla de ello con los recién casados. Bayardo estima que el precio se va a duplicar al final de la celebración, y así es. El protagonista recibe los datos finales poco antes de morir y se siente feliz por su acierto. Marta Jiménez
3. Comentario crítico del contenido.
Este fragmento pertenece a una de las obras más conocidas de Gabriel García Márquez, Crónica de una muerte anunciada. Publicada en 1981, es famosa, sobre todo, por su técnica porque el autor, con un complejo juego narrativo de los tiempos verbales, consigue mantener al lector atrapado en una historia de la que conoce el final desde la primera línea. Está estructurada en cinco partes y este texto corresponde a la segunda, en la que se nos narran distintos aspectos de la vida de los protagonistas de la boda, la boda en sí y la fatídica noche de bodas cuando la novia es devuelta a su casa. La forma de elocución escogida es una perfecta muestra de esa gran habilidad del autor, a la que se acaba de hacer mención, para relatar unos hechos usando todos los modos discursivos, perfectamente entremezclados: narración (“En el trayecto de la iglesia a la casa de los Vicario sacó la cuenta de las guirnaldas de colores…”), descripción (“Ángela Vicario, sin el velo y la corona y con el vestido de raso ensopado de sudor…”) y diálogo directo (“-Casi -dijo-,…”) e indirecto (“pues Santiago Nasar me había dicho a menudo que…”). En este mismo sentido, la adecuación al género narrativo también pone de manifiesto su extraordinaria capacidad para cautivar al lector en una lectura, aparentemente anodina (en este caso, los gastos de la boda). De esta manera, un narrador subjetivo cronista, en el marco de la boda de Bayardo San Román y Ángela Vicario, relata cómo al personaje protagonista, Santiago Nasar, le gusta calcular lo que cuestan las fiestas. Este hecho tiene lugar en un espacio (la iglesia, la casa de los Vicario) y se observa cómo el autor ha jugado, especialmente, con el tiempo, pues alude al pasado que reconstruye, (“En la iglesia estimó que habían puesto adornos florales…”) y al futuro, mediante la técnica del flash forward («No quiero flores en mi entierro», me dijo, sin pensar que yo había de ocuparme al día siguiente de que no las hubiera…”, “45 minutos antes de morir, comprobó que el pronóstico de Bayardo San Román había sido exacto”). Creo que la intención de García Márquez, como en toda la novela, es realizar una crítica de las costumbres sociales de la época, basadas en la pura apariencia (“Ángela Vicario, sin el velo y la corona y con el vestido de raso ensopado de sudor, había asumido de pronto su cara de mujer casada”, “«Mi madre me había enseñado que nunca se debe hablar de plata delante de la otra gente»”) y que, en esta obra en concreto, supondrán la ruina de todos los personajes implicados en este fragmento. La finalidad se cumple en mí solo en parte y, a pesar de que estoy de acuerdo con gran parte de los planteamientos del autor, pienso que los actos sociales tienen su importancia y no me parece bien ridiculizarlos, ya que cada cual tiene sus costumbres y, aunque no las compartamos, hemos de respetarlas. En relación con esta idea, me resulta importante resaltar que la subjetividad del texto queda manifiesta, pues el autor, a través de ese juego de caracterizaciones, más o menos directas o indirectas, que parecen querer mostrar una apariencia de objetividad (“Santiago Nasar era un hombre de fiestas, y su gozo mayor”, “Bayardo San Román, en cambio, lo recibió de muy buen talante y hasta con una cierta jactancia”), lo único que hace es exponer su punto de vista crítico acerca de la realidad en la que se mueve. La actualidad del texto me parece muy evidente e indiscutible. En nuestra sociedad, los eventos de cualquier tipo son la base de cualquier programa de cotilleo ( Corazón, Sálvame…) o de las más conocidas revistas del corazón (Semana, Hola, Lecturas…) y están a la orden del día. Además, la forma que tiene el autor de enfocar los gastos, con su derroche correspondiente, e incluso la disposición de los adornos (“estimó que habían puesto adornos florales por un valor igual al de catorce entierros de primera clase…”, “las guirnaldas de colores con que adornaron las calles… la granizada de arroz crudo con que nos recibieron en la fiesta…”) no dista mucho de la de cualquier colaborador de los programas del corazón actuales. Además, cuando se trata de bodas en concreto, se multiplican las perspectivas, dado que hay programas de televisión centrados en ofrecernos distintos tipos de ritos, como el de los gitanos (“Los Gipsy Kings”), o alternativas más extrañas (Casados a primera vista) o la forma de organizar ese gran día (Una boda perfecta o El vestido de tu boda en el canal Divinity). También en Internet se pueden encontrar numerosas páginas webs que ofrecen sus servicios para que la celebración de un día tan señalado sea todo un éxito. La cuestión es, en mi opinión, que, puesto que es incuestionable que las bodas y, en general, las fiestas sociales, constituyen un gran negocio, habría que tratar de conseguir que esto no oculte la verdadera razón por la que se ha decidido celebrar algo, sea lo que sea.
Por tanto, desde mi punto de vista, no se puede hablar de originalidad. Por una parte, porque las bodas, como en este texto, han estado, desde siempre, en mayor o menos medida, en el trasfondo de todo tipo de obras artísticas (el teatro – Aulularia de Plauto, La dama boba de Lope de Vega, El médico a palos de Molière…-, la novela – Emma, de Jane Austen, El amor en los tiempos del cólera, de este mismo autor, Como agua para chocolate de Laura Esquivel…-, la música - Las bodas de Fígaro de Lorenzo da Ponte, convertida en ópera por Mozart; la zarzuela La boda de Luis Alonso de Javier de Burgos y música de Gerónimo Giménez, que trata el tema de la infidelidad; “Noches de boda” de Joaquín Sabina… - o el cine – La princesa prometida, Cuatro bodas y un funeral, Novia a la fuga…-). Por otra parte, porque, además, el uso de este tipo de acontecimientos, con mucha frecuencia, ha tenido, como en este texto, una intención crítica, pues, por diversas razones, permite a sus autores mover a la reflexión acerca de lo que puedan o no ser el amo, la pasión, las conveniencias sociales… desde distintas perspectivas. Por ejemplo, en el teatro de Lorca (Bodas de sangre y La casa de Bernarda Alba) se expone la tragedia que supone, en el primer caso, el dejarse llevar por una pasión descontrolada y, en el segundo, el tener que vivir sujetos a la esclavitud de unas normas sociales que se consideran demasiado rígidas y opresoras. También las numerosas películas del género de la comedia ( La boda de mi mejor amiga, 27 vestidos, Experta en bodas…) se convierten en ocasión para reflexionar sobre lo que es o no verdaderamente importante en una boda, más allá de las convenciones sociales. Con respecto a las ideas secundarias que aparecen en el texto, me gustaría comentar, sobre todo, el hecho de que el narrador mencione, en varias ocasiones, que Santiago Nasar murió la mañana siguiente de la boda y que él mismo se vio obligado a ocuparse de que no hubiera flores en su funeral, algo impensable tan solo unas cuantas horas antes. Asimismo, me llama la atención que la máxima satisfacción de un hombre antes de morir sea el cálculo de los gastos de una boda, un asunto, a mi parecer, insignificante y banal (“la vida le alcanzó lo justo”). Esta idea me ha hecho pensar, lo que ya me ha ocurrido cada vez que la muerte ha llegado a alguien cercano a mí, en que la forma de emplear el tiempo es realmente importante. No se trata de vivir agobiados porque en cualquier momento nos podemos morir; pero sí de ser conscientes de que la muerte existe y de que, por tanto, es muy importante cómo vivimos, qué decisiones vamos tomando, con quién compartimos nuestra vida y en qué nos dejamos la piel o para qué y por qué hacemos lo que hacemos. En conclusión, me ha parecido este texto, como toda la obra, una ocasión para revisar mis prioridades en la vida, para volver a insistir en la importancia que nosotros, que aún somos jóvenes y tenemos por delante muchas decisiones que tomar y muchas elecciones que hacer, nos formemos bien y seamos capaces de ir viviendo sin dejarnos arrastrar por lo superficial y por lo que marcan, sin más, las normas externas y los que pretenden manipularnos. Con las lecturas que he realizado a lo largo de este curso, he aprendido, desde distintas perspectivas, a elegir la acción y el compromiso (aunque no como Andrés en El árbol de la ciencia o los hermanos Vicario en esta obra), a valorar la libertad y la democracia (de la que no gozaron los personajes de Los girasoles ciegos o Ángela Vicario, aplastada por las normas sociales) o a no tomar ejemplo de la hipocresía de los personajes de esta novela.