CUENTO NEGRO PARA UNA NEGRA NOCHE CLAYTON BESS
CAPITULO 1
¿Verdad que la noche está negra esta noche? Les gustaría estar corriendo y jugando por ahí, pero está demasiado oscuro. La fuerza de la tormenta, hizo que la luz se fuera y esta noche la gente tendrá que alumbrarse esta noche con lámparas de petrleo como antes, y ustedes ni!os se quedarán aquí sentaditos conmigo. " abran bien los ojos. " escuchen. Vea cmo anda por ahí la gente con sus lámparas, y #ean esa luz dorada, rebotando y lanzando sus somb sombra rass reto retorc rcid idas as hast hasta a dond donde e esta estamo mos, s, asus asusta tand ndo o a ni!o ni!oss peque!os como $ste. %¿&nda el mal por aquí esta noche, 'á? (i ni!o pregunta) ¿está el mal por aquí?* quiere saberlo. +ueno, estamos cambiando rápido, al igual que toda frica, pero no podemos desechar el mal. &hora tenemos mucho progreso, mucha medicina nue#a, muchos autos nue#os y tambi$n corriente el$ctrica, que se fue esta noche porque no puede ser como -ios. " dicen ahora que la #iruela se fue para siempre. "a no hay #iruela en el mundo entero* los ni!os peque!os como t ya no tienen que ir a que los #acunen, eso dicen. "a #eremos. /ay que esperar. "a #eremos. 0ste peque!o quiere saber cmo es el mal. Les #oy a contar todo acerca del mal. " tambi$n les #oy a contar del bien. 0s cosa del corazn. 0s la gente y lo que hace la gente. 0so es el bien y el mal, y es la pura #erdad. "a no me digan lo que dice el cura, porque es un hombre como todos, que sabe tanto como este hombre que está platicando. &sí
que no me #engan con el cura. 1i $l quiere creer lo que dicen los blancos, allá $l. 'ero yo te cuento lo que s$* y lo que he #isto. 0s cosa del corazn. Les #oy a contar la historia de (aima 2ia3. 4unca les había hablado de eso, ¿#erdad? 56ye, peque!o7 ¿4unca te cont$ la historia de (aima 2ia3?
Lleg en una negra noche, negra como esta, y trajo su mal a nuestra casa. "o entonces era un ni!o, como $ste, en #erdad. 'ero aquí las cosas eran diferentes en aquellos tiempos. 2a8ata era una aldea peque!ita, y esta misma casa estaba rodeada de sel#a, porq porque ue el pueb pueblo lo no habí había a llega legado do hast hasta a acá acá a junta untars rse e con con nosotros. &hora, con el camino de brea, parecería que somos parte de 2a8ata, pero en aquel tiempo había que caminar #arias leguas por un sendero malo para llegar llegar al pueblo. pueblo. " todo lo que rodeaba a esta casa estaba tal y como -ios lo puso en el mundo. (i pá cort los árboles y abri en la maleza un círculo y limpi de yerbas la tierra roja, para que no se acercaran las #íboras. 0n medio de ese círculo estaba nuestra casita, bien solitaria. 0l día cuya noche (aima 2ia3 nos #ino a traer su mal, estaba yo afuera, sentado junto al fogn, #iendo el día acabarse. & mi lado estaba mi (á, dándole el pecho a mi hermanita (eatta, y (á 9rande, solitos los cuatro nada más. 'á ya había muerto entonces, porque en la estacin seca lo mordi una #íbora a la que llaman la :Vieja -os 'asos;. 'á slo pudo caminar dos pasos despu$s de que lo mordi. Vol#iendo a aquella noche, terminamos de cenar cuando de pronto (á 9rande me tom del brazo y me susurr)
que no me #engan con el cura. 1i $l quiere creer lo que dicen los blancos, allá $l. 'ero yo te cuento lo que s$* y lo que he #isto. 0s cosa del corazn. Les #oy a contar la historia de (aima 2ia3. 4unca les había hablado de eso, ¿#erdad? 56ye, peque!o7 ¿4unca te cont$ la historia de (aima 2ia3?
Lleg en una negra noche, negra como esta, y trajo su mal a nuestra casa. "o entonces era un ni!o, como $ste, en #erdad. 'ero aquí las cosas eran diferentes en aquellos tiempos. 2a8ata era una aldea peque!ita, y esta misma casa estaba rodeada de sel#a, porq porque ue el pueb pueblo lo no habí había a llega legado do hast hasta a acá acá a junta untars rse e con con nosotros. &hora, con el camino de brea, parecería que somos parte de 2a8ata, pero en aquel tiempo había que caminar #arias leguas por un sendero malo para llegar llegar al pueblo. pueblo. " todo lo que rodeaba a esta casa estaba tal y como -ios lo puso en el mundo. (i pá cort los árboles y abri en la maleza un círculo y limpi de yerbas la tierra roja, para que no se acercaran las #íboras. 0n medio de ese círculo estaba nuestra casita, bien solitaria. 0l día cuya noche (aima 2ia3 nos #ino a traer su mal, estaba yo afuera, sentado junto al fogn, #iendo el día acabarse. & mi lado estaba mi (á, dándole el pecho a mi hermanita (eatta, y (á 9rande, solitos los cuatro nada más. 'á ya había muerto entonces, porque en la estacin seca lo mordi una #íbora a la que llaman la :Vieja -os 'asos;. 'á slo pudo caminar dos pasos despu$s de que lo mordi. Vol#iendo a aquella noche, terminamos de cenar cuando de pronto (á 9rande me tom del brazo y me susurr)
%5(omo, qu$date aquí7 50l leopardo acecha7 4unca supe cmo (á 9rande pudo saber esas cosas. 0staba ciega. 'ero an así podía #er, sin sus ojos, lo que yo no podía #er con los míos. 0sa noche yo sí #i. &hí donde empezaba la maleza, estaba el leopardo, mirándome con sus ojos amarillos y pálidos como la llama de esa lámpara, que se está apagando. (á se qued como piedra, con (eatta en brazos. " el leopardo inm#il) una estatua tallada en madera. "o, con el corazn en la boca, masticándolo. Los dedos huesudos de (á 9rande se me enterraban en el brazo. %50s una se!al7% susurr (á 9rande. 1abía que tenía razn. 0l leopardo nunca es tan atre#ido como para acercarse tanto a la gente. 50l 5 0l mal se estaba acercando7 (ientras lo mirábamos, el leopardo alz al cielo su mirada de gato y peg un grito tan largo y tan fuerte, que se me hel la sangre en las #enas. Luego, sin un solo ruido, se desliz entre los árboles como sombra en el aire y desapareci. La sel#a #acía y negra estaba ahí otra #ez, mirándome. Los pájaros en lo alto dejaron de cantar.
2a8ata, pero es muy cara, y hay que dejar el mono y comprar el pescado. (e entristece, porque la carne de #enado y la carne de mono son sabrosas. 50h, peque!o7 ¿>e acuerdas de aquella #ez que comimos carne de mono? 5u$ rica7 @ue hace ya mucho tiempo, ¿#erdad? 1í, los pájaros se fueron de aquí porque tambi$n se fueron los árboles altos. 1lo quedaron los matorrales. Areo que a los pájaros no les gusta posarse en fila. >ambi$n puede ser que los asuste el ruido de los autos y camiones camiones que pasan tan cerca de aquí, sobre el camino camino de asfalto. asfalto. (aldito sea el asfalto. 'ero alguna #ez el nico ruido que hubo aquí era el canto de los pájaros, el chillido de los monos monos y a #eces el leopardo rugiendo rugiendo a lo lejos, y el #iento en las ramas altas de los árboles. 'or eso es que aquella noche me asust oír la sel#a llena de silencio. La noche se hacía oscura. Los árboles a nuestro derredor eran tan altos que no dejaban pasar lo que quedaba de luz del sol, y se acercaba una oscuridad sin Luna. Vol#í los ojos hacia (á y hacia (á 9rande, y #i que ellas tambi$n tenían miedo, porque el leopardo llor frente a nuestra casa. (eatta, tambi$n, dej el pecho y #olte a mirar hacia la sel#a y obser#aba y escuchaba. (á 9rande me había ad#ertido muchas #eces que había cosas que mataban, mo#i$ndose en la noche por la maleza, sobre todo cerca de lugares con agua, como $ste. (e había hablado de (amá agua, mitad mujer, mitad pez, que arrastra a los ni!os al fondo del río, hasta su casa, para hacerlos escla#os o para com$rselos. (á 9rande decía que, donde ella #i#ía antes, en la costa, #io muchas #eces cmo (amá &gua aparecía para lle#arse a los ni!os, hasta de las mismas espaldas de sus madres.
1eguíamos sentados ahí, mientras el fuego se iba muriendo. Bápi Bápida dame ment nte e las las somb sombras ras crec crecie iero ron n oscu oscura rass y larga largas. s. (uy (uy pronto estaba ahí una negra, negra noche, y aunque hubiera habido ahí un hombre blanco, no lo hubi$ramos podido distinguir. % (á %dij dije. " mi #oz #oz se hizo hizo d$bi d$bill dent dentro ro de mí%. í%. (á, #ámonos ya a casa. %1í, (omo, está bien.% La #oz de mi (á siempre son cálida y dulce a mis oídos. Aorrí a la casa, me sigui (á con (eatta en brazos y detrás (á 9rande, quien cerr y atranc la puerta y fue a todas las #entanas para cerrar y atrancar los postigos para que no entraran los espíritus de la noche. >odo alrededor era negra noche, pero como (á 9rande no tenía ojos, se mo#ía en la oscuridad como lo hacía durante el día, siempre de algn modo con paso seguro y mano certera. (e acost$ a dormir, pero el sue!o y yo no congeniábamos. 0mpec$ a pensar en aquel leopardo de mal agCero, y a preguntarme qu$ mala suerte estaba atrayendo sobre la casa. 0l silencio estaba en todas partes. 0sa era (á dándose #uelta sobre su estera. ¡Frus, frus! 0sa &hora era (á grande. ¡Frus, frus! &hora ¡Urp! 0sa 0sa era (eatta con sus ruiditos de beb$. " de pronto) ...¡Toc! ¡Toc! ¡Toc 7
0ra la primera #ez en mi #ida que oía eso. 5&lguien tocaba en la noche a nuestra puerta solitaria7
Capítulo 2
-esde que hubiera luz. ue tu#i$ramos una lámpara de petrleo como la tía allá en el pueblo. (uchas #eces se lo había yo pedido a (á, pero siempre decía que era demasiado cara, y que tendríamos que acarrear todo el tiempo el petrleo desde el pueblo, y la distancia era grande, y ahora ya no había en casa un hombre que lo hiciera. &demás, decía, no la necesitábamos, porque ya nadie leía en nuestro hogar desde que ella había guardado su +iblia, despu$s de la muerte de 'á. & (á 9rande no le gustaba que (á leyera. & (á 9rande no le gustaba ningn tipo de libro, pero en particular le disgustaba ese libro. Lo llamaba medicina del mal, y hasta el día en que muri, escupi cuando la tía trato de leerle algn pasaje. 'ero yo eDtra!aba los tiempos en que (á leía. al #ez consiga dinero y compre un refrigerador, para que
este peque!o ponga su tiendita y #enda refrescos fríos. ¿4o te gustaría eso? 'ero aquella negra noche fue antes de que supiera de libros, y antes de que tu#i$ramos petrleo, cuando las cosas eran como eran antes y no como son ahora. 0n aquellos tiempos, cuando la noche llegaba a esta casa, no intentábamos detenerla. iToc, toc, toc!
6í cmo (á se le#antaba en la oscuridad y buscaba su camino hacia la puerta. 1us pies me rozaron al pasar, y alargu$ el brazo % demasiado tarde% para detenerla. (á 9rande le ad#irti, rápido y en #oz baja, %5/a3ah, espera7 (á ya estaba en la puerta, pero no la abri. %¿ui$n está ahí? %pregunt. %(aima 2ia3 la #oz de una mujer jo#en, un sonido dulce. %¿ui$n eres, (aima 2ia3, y qu$ quieres? %0stoy cansada %respondi la mujer%. Venirnos desde (onro#ia, y #amos de camino hasta 9olata. La beb$ está cansada y me pesa, y el sendero está demasiado oscuro para seguir caminando. %¿ui$n está ahí contigo? %1lo estamos, yo, mi (á, y mi beb$. (á 9rande #ol#i a hablar en #oz baja, a (á) %¿'or qu$ no durmieron en 2a8ata, /a3ah? ¿u$ hacen en el casino en medio de la noche, caminando con el diablo? %¿'or qu$ salieron de 2a8ata, si #ieron que iba a llegar la noche? Fdijo (á.
1ilencio. Luego se oy una #oz diferente. (e cubrí la cabeza para no oiría porque me asustaba su sonido #iejo y seco, como el que hace la #íbora cuando se arrastra entre las hojas muertas. %0s la primera #ez que #amos a 9olata.
(á se acerc a (eatta, la arrull, y puso su mano en mi hombro para que me sintiera otra #ez tranquilo. &llá afuera, la mujer le hablaba en #oz baja a su beb$, pero seguía llorando. %1e lo suplico. La beb$ está muy cansada. 1lo queremos pasar esta noche aquí. 4o podemos dormir afuera, por los espíritus. 4o somos ladrones. Ar$anos, por fa#or. (á fue de nue#o hacia la puerta. %¿1lo son ustedes tres? %1í, ya te lo dije (á quit la tranca de la puerta. >embl$, esperando oír pasos precipitados, y esperando que unas manos desconocidas me atraparan. 'ero solamente oí el ruido de gente que entraba en calma. %9racias, gracias% y slo sentí, el aire fresco que entraba en la casa donde estaba encerrado todo el calor del día. Luego (á #ol#i a atrancar la puerta, y el aire caliente de nue#o se cerr sobre mí. %9racias, gracias. %¿>ienen hambre? %dijo (á 9rande, y se le#ant. 50staba enojada, uy7 %1í %dijo (aima 2ia3%, pero no se moleste, traemos comida. %Les prender$ el fogn %dijo (á 9rande, y camin hacia la puerta. %4o %dijo (aima 2ia3%. La comida toda#ía está caliente. %¿Aaliente? %pregunt (á 9rande con desconfianza. %1í, la cocinamos en 2a8ata. (á 9rande salt con esa respuesta.
%¿1alieron de 2a8ata con comida reci$n preparada? ¿" con la noche tan cerca? ¿" con los espíritus andando por ahí? ¿'or qu$? %0s que.. nosotras... %-ale de comer a la beb$ %orden la #oz #ieja y muerta que son como una #ara seca al quebrarse. Luego le dijo a (á 9rande, con sonido de azcar, de azcar #enenosa) %0l hombre dijo que caminando a buen paso podríamos llegar a 9olata antes de la noche. 'or eso en#ol#imos la comida y salimos sin comer. %¿u$ hombre? Les dijo mentiras. %>al parece. %(á, ¿porqu$ no les traes unas esteras para que duerman? %dijo mi (á, tranquila como el jefe que habla de paz. " momentos despu$s, (á 9rande fue, a rega!adientes, a hacer lo que le decía. (ientras comían, (á les dijo) %>u#ieron suerte de encontrarnos. La noche es peligrosa en la sel#a, con tantos leopardos por ahí. %La noche es peligrosa en toda frica %mascull (á 9rande %... con tanto ladrn y mala gente por ahí. %'ero nosotras somos de fiar, porque somos cristianas %dijo la #ieja%. 'or eso les damos gracias y las bendecirnos. %5/um7 %fue la respuesta de (á 9rande. >erminaron de comer y todos nos acomodamos para dormir. 'ero el sue!o no me encontraba. 0n esa casita casi dormíamos unos sobre otros, y pude oler el sudor del día en sus cuerpos, y eso me mantenía despierto. " tambi$n el ruido que hacia la beb$, como tos de brujería. Largos minutos pasaron. &l fin, (á 9rande empez a roncar. 6tros minutos, y la respiracin de (á se #ol#i larga y pesada.
-ormían, y yo tenía miedo. -e las mujeres eDtra!as slo se oía el silencio. -e pronto) Frus, frus. Las eDtra!as se mo#ían. 1e acercaron. Tsss, tsss, tsss. 1usurros de (aima Kiawú. Tsss, tsss, tsss, contest el susurro seco de la #ieja, y slo pude oír las palabras) G...antes de que raye el sol...G Luego call el susurro. &hí estaba yo, acostado, acurrucado, escuchando, con los ojos cerrados en la oscuridad. Auando los #ol#í a abrir, ya había amanecido.
Capítulo 3
(á y (á 9rande y (eatta seguían durmiendo en sus esteras, pero algo, en esta ma!ana, era diferente, y me lle# un momento saber qu$. Aon puerta y #entana cerradas la ma!ana era allí dentro casi tan oscura como la noche, pero esta ma!ana había una luz pálida. (e #ol#í y #i la puerta abierta, por la que se mostraba un cielo gris de amanecer. 0l sol iba a salir pronto. Las mujeres se hablan ido. Vi algo oscuro en un rincn, y camine a gatas hasta ahí, rozando a (eatta al pasar, con lo que despert. (e di cuenta de que lo que estaba ahí era la beb$ eDtra!a. —Urp, urp %(eatta empez a hacer sus ruiditos, así que la
lle#$ cerca de la beb$ eDtra!a y las acost$ una junto la otra para que jugaran, se callaran y dejaran dormir a (á y a (á 9rande. Auando (eatta #io a la beb$ eDtra!a, se call y mir con grandes
ojos a esa cosa. 0ra la primera #ez que #eía a un beb$ tan de cerca, aunque había #isto mujeres con sus beb$s a cuestas en el camino hacia 2a8ata, y aunque ya se había mirado en el peque!o espejo que (á tenía colgado de la pared. &hora reía, y alargaba el brazo para tocar a la ni!a eDtra!a, como los ni!os tratan de atrapar las mariposas que huyen de ellos en el camino. 'ero la beb$ eDtra!a no estaba contenta, y se puso a llorar de nue#o. 6í suspirar a (á 9rande, con el mismo suspiro de cada ma!ana antes de empezar el día, y me pregunt$ cmo sería estar #iejo y suspirar cada ma!ana. Luego (á se #olte y sus ojos se abrieron y me miraron. %+uenos días, (omo. %+uenos días, (á. %¿-nde están las mujeres? %4o s$. %¿4o dijeron a dnde iban? %"a no estaban cuando despert$. %5/um7 %dijo (á 9rande. " se dio otra #uelta y se le#ant%. ¿4o podían dar las gracias? %Van a #ol#er %dije yo% porque dejaron aquí a la beb$. (á se le#ant, estirándose, y camin hasta la puerta. (ir afuera %4o están en el río. ¿-nde habrán ido? %¿& 9olata? %sugerí yo. %¿1in la beb$? i/um7 (á 9rande gru!, tom su estera y la enroll. Luego sali a re#i#ir el fuego que dormía debajo de las cenizas. %(omo, trae agua para el arroz.
Lle#$ el cubo al río y lo llen$ de agua, esa agua de aquí que salía tan dulce en las frescas ma!anas de la $poca de secas, al despertar al cabo de la noche. 1í, aunque no lo puedan creer, hubo un tiempo en que bebíamos el agua de este río. 4o, ustedes ya no la beben, porque hay demasiada gente, y muchos usan el río como desagCe. " ahora los mandingos han llegado tambi$n, a ca#ar el río para buscar diamantes, y a llenarlo de todo. 4o son mala gente, los mandingos, pero son #iajeros. 4o #i#en aquí, y no les importa el lugar a muchos de ellos. -e tiempo en tiempo se oye a nuestros buenos cristianos injuriarles y llamarlos paganos, porque son musulmanes, y tienen creencias algo diferentes. 'ero, ¿qu$ se puede pensar de buenos cristianos como $stos? 'ara #ol#er a mi historia, lle#$ el cubo de agua dulce del río a (á 9rande hasta el fogn. 6ía la beb$ eDtra!a dentro de la casa, acostada junto a (eatta, llorar y llorar y llorar. " como si el llanto fuera una enfermedad, (eatta tambi$n la cogi, y se ech a llorar. 0ntonces la beb$ eDtra!a empez como a atragantarse. %5u$ pareja, para tan temprano %dijo (á saliendo de la casa %. 1on bonitas, eso sí, 5pero cuando quieren cmo gritan7 (á 9rande, que estaba la#ando el arroz, le contest) %(ás #ale que esas mujeres #engan pronto. La beb$ tiene hambre. (á ri y dijo) %" yo no tengo bastante leche en estos pechos para dos beb$s así de grandes. (á tenía pechos grandes, que colgaban hasta su ombligo. Becuerdo que yo pensaba que ahí debía haber suficiente leche como para diez gordos beb$s.
%(omo %dijo (á 9rande%, #e a #er cuánto arroz hay en la olla de las mujeres. Lo pondr$ a calentar aquí para cuando #uel#an. 0ntr$ a la casa y busqu$ en donde habían dormido las mujeres, pero no había nada. %La olla no está aquí. %¿4o está? %4o hay nada aquí. 1ilencio. Vol#í a salir, y #i a (á dar media #uelta y regresar desde el río, donde iba a darse un ba!o. 1u cara estaba toda tensa. (ir$ a (á 9rande. 1u rostro tambi$n estaba tenso, #uelto hacia arriba. %¿4ada? ¿estás seguro? %1lo la beb$ %dije, mientras ponía en su lugar un le!o que había caído del fuego. ¿'or qu$ (á estaba tan seria de pronto? ¿" por qu$ (á 9rande se había quedado inm#il junto al fuego, mientras la le!a se salía por todos lados? %-ejaron solamente a la beb$. (á 9rande oli el aire. (ir hacia la casa. 1us ojos siempre estaban cerrados por la ceguera, nada más se #eían dos ranuras rojas entre sus párpados, pero ahora era como si estu#iera espiando algo. Lentamente, como si midiera cada palabra, dijo) %/a3ah, ¿qu$ tiene esa beb$? (á sali corriendo hacia la casa como una piedra de la honda. Begres con la beb$ eDtra!a, alzándola a la luz del sol, para #erla mejor* ella lloraba desesperada y agitaba los brazos. "o no entendía lo que estaba pasando, pero supuse, por los ojos de (á mientras eDaminaba a la beb$, y por la eDpresin del rostro de (á 9rande en cuclillas junto al fuego, que era algo malo. -e pronto, (á
se qued sin aliento, y su cara se torci. "o me acerqu$ para #er qu$ había #isto, pero ella alej bruscamente a la beb$. %54o te acerques, es #iruela7 &ntes de quedarse sin respiracin, (á 9rande cay en tierra dando de gritos, agitando y golpeando piernas y brazos como un pez fuera del agua. 'eque!o, ¿te acuerdas de aquella mujer que tambi$n se re#olcaba así cuando le trajeron del río a su hijo ahogado? &sí estaba (á 9rande) gritando largo y fuerte, y golpeando el suelo, mientras la sel#a alrededor y el sol naciente la miraban, inm#iles. (á, de pie, quedo como de piedra, y hasta la beb$ eDtra!a se qued callada en sus brazos, mirando. %5-ámela7 %grit (á 9rande como el leopardo en la noche%. 5-ámela7 La dejar$ en la sel#a para que se la coman los leopardos. 6 la lle#ar$ río abajo muy lejos y se la entregar$ a (amá &gua. 'ero (á mir a la beb$, que ahora golpeaba con su manita sus grandes pechos, buscando el pezn y la leche, y dijo, temblando como si tu#iera paludismo) %4o. %¿u$? %4o. Aay el silencio sobre ella. 0l #iento sopl a nuestro alrededor, le#antando el pol#o y haciendo gotear ruidosamente el rocío de los árboles. @inalmente (á 9rande, llena de dureza y frialdad, pregunt) %¿'or qu$? ¿u$ piensas hacer de ella? %4o lo s$.
%0ntonces, dámela %le grit esta #ez (á 9rande, al tiempo que trataba de apoderarse de la beb$%. 5"o sí s$ qu$ hacer con ella, y t tambi$n deberías saberlo7 %4o podemos abandonarla y dejarla morir. %0ntonces la mataremos, y le haremos una caridad. %54o7 %dijo (á, protegiendo a la ni!a con su cuerpo para que (á 9rande no la alcanzara. %¿0stás loca? ¿4o sabes lo que es la #iruela? ¿4o te lo he repetido bastante? -e pronto, se #ol#i hacia mí y me cogi por los hombros, y otra #ez me pregunt$ cmo me podía encontrar en su ceguera. 0ra la primera #ez que #eía su rostro tan de cerca, y me pareci que nunca antes lo había #isto, porque descubrí toda su fealdad y deterioro. %0scchame, (omo, y dile a tu (á lo que te #oy a eDplicar. ¿Ves estos ojos ciegos? &lguna #ez estu#ieron sanos como los tuyos, pero la #iruela lleg y los plag, y los #aci del agua que había dentro de ellos. ¿Ves esta cacara!a en todo mi cuerpo y en mi cara? @ue la #iruela la que los llen de agujeros. 0staba cubierta de llagas que me ardían y me picaban y me comían todo el cuerpo, cada centímetro de mi piel. 50so era la #iruela7 Luego se #ol#i de nue#o hacia (á) %¿0stás loca? 50s la #iruela7 %5'ronto7 %dijo (á%. Ll$#ate de aquí a (omo y a (eatta, y ll$#alos al pueblo con (usu. %¿" t qu$ harás? %"o me quedo aquí con esta beb$. %iu$7
(ir$ a (á 9rande, esa mujer fuerte que estaba ahí, frente a (á. 1u pelo gris y reseco, sin peinar, que le rodeaba la cara huesuda, se #eía como lana de borrego cruda. Los msculos detrás de sus párpados se mo#ían como pu!os, como si estu#iera tratando de #er otra #ez. %¿'or qu$? %repiti al fin. Volte$ ahora a mirar a (á. " les juro mis ni!os, que toda#ía esta noche en que estamos aquí juntos, no se me ha borrado su imagen de la mente. -emasiado hermosa. &hí estaba, recta, fuerte, la cabeza en alto y el beb$ en su pecho. Hunto a ella, toda frica parecía peque!a. %(á %dijo%, nunca podrás saberlo. 4unca conociste el libro. %50l libro7 %(á 9rande escupi. %1í, despr$ciame. 'á me mand a la escuela. > tambi$n. ¿u$ pensaban que haría allí? Leí, y aprendí. (e hicieron diferente. 1oy diferente. -iferente de ti, de 'á. "a no s$ qu$ está bien y qu$ está mal. 1lo s$ que no puedo matar a esta beb$. %5(átala antes de que te mate a ti7 %4o puedo. %¿" si fuera una #íbora? %'ero es una beb$. 1lo una beb$, tan peque!a y tan pobre, y sin culpa. %>rae la muerte, igual que la #íbora. %¿Arees que podría matar a (eatta, o a (omo? 0l silencio #ol#i a caer sobre nosotros, como una roca. 0l beb$ eDtra!o seguía jalando y golpeando el pecho de (á. (á 9rande se #eía tan #ieja como la tierra. 1acudi la cabeza, luego se #ol#i hacia los árboles y el río, y dijo) %4o entiendo nada.
%1í, lo s$ %esas tres palabras cayeron de (á como algodn flotando en el aire. 0l río empez a correr más rápido y los pájaros cantaron más fuerte. @inalmente, (á se #ol#i hacia mí, y dijo%) (omo, 5rápido7, #e ajuntar la ropa tuya y de (eatta. Van a ir con (á 9rande a quedarse con la tía en 2a8ata. 5&prate7 >ras toda esta confusin de gritos y silencio, al fin algos se me hizo claro. Iba a ir al pueblo. /acía mucho que no iba yo allá, así que me puse muy contento porque #ería otra #ez a mis amigos. Aorrí a empacar, y pronto estu#e de nue#o afuera, porque no había gran cosa que lle#arse. (á 9rande se qued sentada sobre una piedra de moler, con el rostro #uelto hacia el río, y (á de pie, mirándola y arrullando a la beb$ eDtra!a contra su pecho. (á 9rande dijo llanamente) %¿Amo #oy a #ol#er del pueblo? %'uedes quedarte allá. "o me las arreglar$ sola. 'ídele a (usu que traiga a (omo y a (eatta todos los días hasta la otra orilla del río, y podremos platicar de un lado a otro. Auando este beb$ #uel#a a estar sano, podrán #ol#er a casa todos otra #ez. %¿" a ti qui$n te #a a cuidar cuando te d$ la #iruela? (á no respondi. %4o, /a3ah. (usu puede traerme de regreso. "o me ocupar$ de ti. La #iruela ya acab su trabajo conmigo, ya no me hará nada. (omo, dame tu mano, ahora #ámonos. (ientras guiaba a (á 9rande para cruzar el puente colgante, me #ol#í para #er a (á, pero no pudo #erme, porque tenía el rostro cubierto con la mano, y estaba llorando, con beb$ toda#ía en brazos. %Aamina Fme dijo (á 9rande%. 0l día no es tan largo como una semana.
Capítulo 4
-urante la jornada hasta el pueblo, yo cuidaba a (á 9rande y ella me cuidaba a mí , y ambos cuidábamos a (eatta. &penas (á 9rande hubo cruzado el río, el enojo de su corazn se acab. &hora contaba historias, algunas #iejas, otras de risa, y cantaba canciones que conocía desde que era ni!a. -e pronto, se detenía y decía) %¿/uelen ese perfume? +usquen una enredadera que crece en las hierbas bajas, con grandes flores blancas entre sus hojas. >ambi$n se ponía a escuchar el canto de los pájaros, y eDtendía la mano hacia donde estaba el pájaro, diciendo) %¿Ven a ese pájaro con el cuerpo azul y amarillo y pico rojo? Aanta así) GtiiiJuiuiii; %sus ojos eran apenas dos ranuras rojas, pero su memoria era su #ista. Auando llegamos a las afueras de la ciudad, oímos a la tía (usu, pero no la podíamos alcanzar a #er an. /abía aprendido el libro desde chica, y ahora era una mujer importante en el pueblo, y como muchas otras mujeres importantes, era demasiado gorda. 5" con una #oz muy fuerte, que si lo sería7 Les decía a dos ni!os cmo cortar la yerba con machetes. %Aorten, corten, corten, giren y corten. 0h, t, muchacho, 59ira7 5Aorta7 Auando nos #io llegar, su boca chiquita se le abri de par en par, y luego se #ol#i a cerrar como una almeja, como los ni!os cuando dicen una mentira y se ponen ner#iosos. %(á, ¿qu$ noticias trae?
%4ada bueno, por desgracia %dijo (á 9rande, con un suspiro de #ieja. %¿-nde está /a3ah, (á? ¿'or qu$ traes a (eatta y a (omo y no está /a3ah? %0spera un momento. -$jame sentarme. (á 9rande alarg el brazo, y tía (usu la lle# hasta una silla. %¿u$ cosa te pasa, (usu?, brincoteas como una mosca atrapada en la tela de una de ara!a. %4ada (á, no me pasa nada. 'ero cualquiera hasta un ni!o chico como yo, podía darse cuenta de que a la tía algo le pasaba. 4o paraba de hablar) %¿-nde está /a3ah? ¿-ices que traes malas noticias? (á 9rande cont toda la historia. " su enojo le #ol#i todo* cuando habl de las mujeres que habían dejado a la beb$, siseaba como una serpiente. " berreaba como #aca parturienta cuando dijo que (á decidi quedarse con ella. 'ara cuando termin de hablar, medio pueblo se había juntado a nuestro alrededor para escuchar la historia. (eatta se asust con tanta gente y se puso a llorar. La gente que teníamos cerca #olte hacia ella, tambi$n asustados, luego me #ieron a mi, y se alejaron de nosotros. %¿'ero por qu$ se qued /a3ah con la beb$? %pregunt tía (usu con una #oz que temblaba como los hue#os gelatinosos que pone la rana y sus ojos se abrían grandes, como hue#os de pata. ¿'or qu$ no se deshizo de ella? %-ijo que era por el libro. %4o lo entiendo. %5'ues ya somos dos7 'ero eso fue lo que dijo. (usu, ahora debes lle#arme de regreso. 4o quiero dejarla mucho tiempo sola. %5'ero yo no puedo ir allá7 %eDclam la tía, y dio un paso hacia atrás%. uiero decir... 5(á, hay cuarentena aquí7 >odos en
2a8ata conocen a esas mujeres. &yer por la noche las eDpulsamos del pueblo. (á 9rande empez a le#antarse de la silla, pero se sent de golpe, como si alguien la hubiera empujado hacia atrás. Luego, lentamente, enojada, dijo) %¿Las echaron del pueblo? ¿/acia donde estábamos nosotros? ¿4o #ieron qu$ camino tomaban? ¿'or qu$ no #ino nadie a a#isamos? >ía (usu se qued ahí, muda, balanceando su gordura de un pie a otro. 0ntonces inter#ino la mujer del pastor, la se!ora 9balí, y tía (usu la mir con aire agradecido. La se!ora 9balí era tal #ez la mujer de más importancia en todo 2a8ata en aquellos tiempos. 0lla y el re#erendo habían estado en 0uropa y hasta en 0stados ía (usu mir con aire de splica a (á 9rande. 'ero ella, claro está, no podía #erla. %Ll$#ame a casa, (usu. %'ero es que... 5si #oy allá, no me dejarán regresar al pueblo7 5La granja está en cuarentena ahora7 %1olamente ll$#ame hasta el río %dijo secamente (á 9rande, gru!endo como un perro que defiende su carne. %(e puedes dejar allí. /a3ah se quedará del otro lado* t podrás irte y /a3ah #endrá a buscarme* t no llegarás hasta la #iruela* no #as a romper la cuarentena. ¿4o le parece bien así se!ora don re#erendo 9balí?
La se!ora 9balí demostr lo poco que le gustaba que la llamaran de esta manera, pero por respeto a su edad, le respondi) %1í, (á 9rande, si (usu se queda de este lado y /a3ah del otro, todos estaremos seguros. 0l rostro de tía (usu se llen de infelicidad. 'ero al fin, acept acompa!arla. (á 9rande me llam) %5(omo7 0n medio de tanta gente, ya no sabía dnde había quedado yo. %&quí estoy. %> y (eatta se #an a quedar aquí en el pueblo con su tía (usu. La #an a ayudar. 1i les dice que tienen que hacer algo, le #an a obedecer, y la #an a respetar en todo. Luego (á 9rande y tía (usu echaron a andar. 4os dejaron a (eatta y a mí en el pueblo. >ía (usu no dejaba de echar miradas hacia atrás. Aorrí a buscar a mis amigos de otras #eces. 'ero cuando los encontr$, me entr algo de timidez, porque no los había #isto en mucho tiempo. 0staban jugando a la pelota. &l poco rato, ya estaba a punto de jugar con ellos cuando interrumpi una mujer jo#en, dando traspi$s de forma muy cmica. 4os reímos de ella porque nos dimos cuenta de que olía a jugo de ca!a, y que estaba muy borracha.
siempre, aunque ya no era cosa de risa. 4o le fue bien a la mujer por tratar de hacerles frente. 0ntonces apareciera las más que se acercaron a #er de dnde #enía tanto alboroto, y cuando #ieron a la mujer empezaron a decirle cosas feas, pero sin risas. , sí, t7 %me grit una mujer%. >oma a tu hermana y regresa a la casa de tu tía. " no #uel#as a salir de ahí. &sí que me lle#$ a (eatta y me qued$ esperando adentro de la casa, perplejo. -e pronto el día parecía demasiado largo. Los ni!os estaban ya jugando otra #ez, al G#iejo pordioseroG ahora* se di#ertían, bailaban, tocaban msica, y le pedían dinero a los que se detenían a mirarlos. " yo y (eatta teníamos que quedamos dentro, solos. ¿'or qu$?
&l fin #ol#i tía (usu, pero antes de entrar, la mujer que me grit la detu#o, hablando precipitadamente, y agitando los brazos, con una mirada espantada. >ía (usu discutía con ella. 6tras mujeres se acercaron a ellas, todas hablando a la #ez, y algunas se!alando la casa. "o tenía miedo, y pens$ que había hecho algo muy malo. 0staba a punto de tomar a (eatta y salir corriendo hacia la granja, cuando de pronto toda esa gente se dispers, y tía (usu se separ de ellas y #ino hacia mí, meneando la cabeza. %(omo %dijo%, no puedes quedarte aquí. La gente teme que tengas la #iruela. >engo que lle#arte de nue#o con (á. 5'or -ios que estaba yo contento7 %5Váyanse ya, ahora mismo7 %gritaban las mujeres. &sí pues, nos fuimos en ese momento. "o cargaba a (eatta. Las mujeres nos siguieron, pero a distancia, sin dejar de gritarnos. Auando pasábamos cerca de alguna granja, los hombres que trabajaban en ella nos #eían y se acercaban para a#eriguar la causa del bullicio. La tía caminaba más aprisa. 1e mantenía lejos de (eatta y de mí, y no me ayudaba con (eatta. "o tu#e que cargarla todo el camino, y estaba bien cansado. &un cuando las mujeres dejaron de seguimos, tía (usu seguía #olteando en direccin del pueblo y hablaba sola* era como los pollos gordos, que cuando se los ahuyenta, no saben para dnde correr. "a era cerca del anochecer cuando llegamos al río. La tía grit) %5(á, /a3ah7 %(á y (á 9rande llegaron corriendo desde atrás de la casa. (á 9rande iba cargando a la beb$ eDtra!a, (á ri cuando nos #io, y grit) %5(omo, (eatta7
'ero de pronto se puso seria) %(usu, ¿por qu$ los trajiste aquí? >ía (usu eDclam) %La gente no quiere que se queden en el pueblo por miedo de que la #iruela ya los haya atrapado. /a3ah, ¿por qu$ no dejas a esa beb$? (á dijo algo, pero el sonido de sus palabras no lleg hasta el otro lado. >ía (usu esper un poco, y luego continu. %Los #oy a dejar aquí. -ebo irme, o si no me alcanzará la noche en el camino. Vendr$ ma!ana, ¿sí? " se fue. (á cruz el puente colgante con cara de preocupacin, y tom a (eatta de mis brazos. 4unca me dejaba cargar a (eatta por el puente, por miedo a que me cayera con ella. "o estaba contento de que me la quitaran, porque estaba cansado de cargarla. 'ero cuando trat$ de darle la mano a (á, se ech para atrás bruscamente %54o, no te me acerques7 4unca antes me había dicho semejantes palabras. %-espu$s de que cruces, tienes que la#arte y la#ar a (eatta muy bien. puede que yo est$ cubierta de #iruela. " así fue como empezaron los malos tiempos.
Capítulo 5
¿" qu$, peque!ito, duermes? ¿&n no? >ráenos co%cola, ¿sí? La compartiremos, y yo seguir$ mi historia. &quella noche, (á nos puso a (eatta y a mí debajo de una #entana, y en un medio circulo a nuestro derredor, hizo una fogata
@ue la primera noche que recuerdo en que dormimos con los postigos abiertos. (á 9rande tenía miedo y protest* decía que seguramente el espíritu entraría y nos atacaría. (á le contest que era mejor arriesgarse con el espíritu que con la mala* debíamos dejar la #entana abierta para que el humo saliera, y tener fuego para alejar a la #iruela* el espíritu no entraría a donde había tanta luz, y además ella se quedaría despierta toda la noche para que el espíritu no entrara. 0ntonces yo empec$ a tener miedo, y no pude dormir más que a ratos por temor a que el espíritu #iniera a buscarme, deslizándose en el aire por la #entana abierta, o a que la #iruela saltara por encima del fuego para atacarme. Becuerdo que en mi mente había imágenes de una criatura gritando, parecida a un chango pero con garras y colmillos bien afilados, que #endría por mí y por (eatta para escarbarnos la cara igual que a (á 9rande. (e qued$ dormido en medio de estas #isiones. -e tiempo en tiempo, cada #ez que (á ponía más le!a en el fuego, yo despertaba sobresaltado y llorando, pensando que la #iruela me había atrapado. 'ero entonces (á me sonreía, con su ternura, y yo me #ol#ía a acostar. 0l fuego ardía con un resplandor fuerte, y el humo hacía que me picaran los ojos.
a "iruea no a pue#es oer fota en e aire que Momo respira$ na#a en e a%ua que bebe Meatta$ "iruea, #ime #&n#e est's... (o "en%as aqu, no "en%as aqu... Esta bebé enferma, pobrecita enferma...
&sí fue como supe porqu$ todo el mundo le tenía tanto miedo a esta #iruela. ¿Amo luchar contra ella, si no se le puede #er? ¿u$ se puede hacer? " me #ol#í a dormir con más miedo en mí. &l día siguiente, (á nos puso a (eatta y a mí en el río cuando el cielo toda#ía estaba gris. %La#a a tu hermana, y usa mucho mucho jabn. -ebes la#ar tu cara y tambi$n la suya tres y cuatro #eces. (á tambi$n se la#. 1e limpi los pechos una y otra #ez, haciendo gran cantidad de espuma que se iba flotando por el agua, y al final se enjuag y se puso a darle pecho a (eatta. %¿Ves, (omo? Aomo la beb$ enferma come del mismo lugar, tengo que estar segura de que está bien limpio para que el mal no atrape a (eatta. %(á, ¿por qu$ es mala esa beb$? (á dej de mirar a (eatta y se #ol#i hacia mí. &l mo#erse, su pecho escap de la boca de (eatta, y lentamente la #ol#i a acomodar y le acarici la cabeza a (eatta. %0sa beb$ no es mala, está enferma. 'ero pronto estará bien otra #ez, y #erás que es buena. %¿0ntonces por qu$ la odia tanto la gente del pueblo? Las echaron de allá a ella y a su má, y ayer tambi$n nos echaron a (eatta y a mí.
%4o quieren enfermarse ellos tambi$n. Igual que yo no quiero que t te enfermes, y por eso hoy #oy a construir un nue#o cuarto para ti y para (eatta, para que no est$n cerca de la beb$ enferma. 'ero cuando #uel#a a estar sana, #amos a #i#ir todos juntos otra #ez, y ustedes tendrán una nue#a hermanita. Veamos, tenemos que pensar en un nombre para ella. ¿'or qu$ no 1eatta, hermana de (eatta? %1i la beb$ está enferma, ¿por qu$ no la abandonas, como dicen (á 9rande y tía (usu, y nosotros no correremos peligro? (á me mir un momento, y luego sus ojos se alzaron hacia lamo 'á 9rande, un árbol que ya era muy #iejo cuando (á 9rande era tan slo una ni!a. "a no se encuentran esos árboles, a menos que uno se adentre en la sel#a, pero el álamo africano es el árbol más grande del mundo, más grande incluso que la mansin del presidente. 0l que les cuento estaba ahí mismo, del otro lado del río. 1í #einte hombres se ponían en círculo alrededor del árbol, no llegaban a tomarse de las manos, de tan ancho que era. 0n su parte más baja, para poder mantenerse en equilibrio, le salían unas como rodillas, cubiertas por peque!os bosques de arbustos, que crecían encima del #iejo lamo 'á 9rande igual que crece el musgo encima del pan. 0ntre estos arbustos había una palmera, que quería ser alta, pero al lado de lamo 'á 9rande, no era más que un beb$. 1u largo tronco blanco subía directo hacia el cielo, hasta una altura como de cuatro casas, y luego las primeras ramas se desprendían de $l* dos ramas gemelas, paralelas al suelo, y cada una era tan grande como un árbol grande. 0stas ramas grandotas formaban como una cuna, y allí se juntaba tierra, y otras plantas crecían dentro de aquella cuna como un jardín que flotaba en el aire, con sus helechos y sus enredaderas que se escurrían por el
gran tronco del álamo. 'ero por muy abajo que colgaran o por muy alto que se alzaran los arbustos, siempre el tronco gigante sobresalía como un gran torso blanco. 'or encima de las primeras ramas grandes, a una distancia de un hombre alto, salían peque!as ramas gemelas con dedos gemelos que parecía que iban a golpear el cielo. " más arriba, an más ramas gemelas. 4unca #i la cima de lamo 'á 9rande, hasta el día en que lo cortaron. 0ra un buen amigo. 'ero cuando lucieron más ancho el camino de a pie para que pasaran autos, le tu#ieron miedo a lamo 'á 9rande y lo tiraron. Auando el #iento soplaba entre sus rara y mecía los helechos, salía de $l como un suspiro, igual que el de (á 9rande por las ma!anas. " (á suspir junto con $l, y al fin me contest) %Auando t eras un beb$ más peque!ito que esta ni!a, t tambi$n te enfermaste, y yo no te abandon$. " me alegra no haberlo hecho. ¿4o te alegra a ti tambi$n? 1e escuch la #oz de tía (usu del otro lado del río) %/a3ah, ¿qu$ hay de nue#o? %4ada nue#o, 5já7 %grit (á, y luego ech a reír. 1e reía porque, imagínense, las no#edades eran todas demasiado eDtra!as. 'ero así reza el saludo. Vol#i a decir) %/ay muchas nue#as, (usu, y todas malas. %>e traje arroz y nueces de palma. Lo dejar$ aquí para que lo recojas cuando me #aya. ¿0n qu$ puedo ayudarte? %0n nada, (usu. & menos que nos hicieras el fa#or de traemos comida preparada esta tarde. Voy a estar muy ocupada hoy construyendo un cuartito para que duerman (omo y (eatta por la noche, porque no puedo tenerlos en casa con la beb$ enferma.
%5Alaro que sí7 %eDclam tía (usu, con su rostro y su #oz llenos de emocin%. >e traer$ comida sin falta, y algo más. "a #erás qu$. " corri hacia el pueblo, con su gordura rebotando, 5flopiti, flop7 (á no pudo mas que reírse ante el espectáculo, con una risa franca y sonora. " yo tambi$n me reía porque era realmente di#ertido #er a tía (usu así. %¿'or qu$ te ríes? %(á 9rande quería saber. %5&y (á, ahora si te hacen falta tus ojos para #er7 %le dijo mi (á, secándose las lágrimas que le había sacado la risa. %...0s la primera #ez que #eo a la gorda de (usu correr desde que era ni!a. ¿Verdad que daba risa, eh, (omo? 0ra como una #aca en una carrera de caballos. 5@lopiti, flop7 Aon esas palabras, (á 9rande tambi$n se ech a reír. " la maleza se sacudi de risa, el sonido rebot en los árboles, y el mundo nos pareci bueno otra #ez, y no nos acordamos de la #iruela, por ese corto rato. La gente del pueblo fue muy buena ese día. (uchos de ellos llegaron menos de una hora despu$s, lle#ando unos troncos de árboles, y piussa"a, y palmas. Le sacaron punta a los troncos para que los pudi$ramos enterrar fácilmente en el suelo* partieron en dos el piussa"a %que algunos llaman bamb% para sacar largas #aras delgadas. " lo lle#aron hasta el río, pero no quisieron cruzar al otro lado, así que (á 9rande, (á y yo acarreamos los troncos y las palmas hasta la casa por el puente colgante. (ientras tanto, los hombres hicieron un hoyo en la tierra, lo llenaron de agua e hicieron lodo, que luego pusieron en hojas de plátano para que lo pudi$ramos lle#ar de una orilla a otra. &l fin, se #ol#ieron a sus granjas a trabajar.
>rabajaron mucho para nosotros ese día. 1i nosotros solos hubi$ramos tenido que cortar los troncos, limpiarlos y sacarles punta, e ir a reco%er piussa"a y paja, y preparar lodo, nos hubiera lle#ado muchos días terminar el cuarto. 0n nuestra orilla, tambi$n trabajamos duro. 0nterrábamos los palos en la tierra de forma que quedaran todos a igual altura, como la altura de mi cuerpo encima de los hombros de (á* los pusimos en un semicírculo pegado a la casa, dejando un espacio para la puerta* luego entretejimos largas #aras de bamb con los troncos que estaban plantados en la tierra, y los amarramos con cuerdas hechas de corteza de árbol. >rajimos más ramas para hacer el techo. Las unimos con el techo de la casa y las entretejimos tambi$n con #aras de piussa"a. Aon eso qued listo el esqueleto del cuarto* los huesos de la pared y del lecho esperaban la piel de lodo y el cabello de palma. (á decía, con la respiracin entrecortada) %0sto es trabajo de hombres. 4osotras no lo sabemos hacer, y seguramente se nos #a a derrumbar todo. %Auando muerde la #íbora, el hombre muere. " no tenemos hombre hoy día %dijo (á 9rande. %Vamos a descansar %dijo (á%. 'ero no mucho, ojalá podamos terminar antes de que se ponga el sol. (ientras yo descansaba, (á le dio de comer a las beb$s, y (á 9rande, que nunca podía estar sosiega, hizo #arios #iajes al río para traer de ahí hojas de plátano llenas de lodo. Luego todos #ol#imos a la tarea. 0mpezamos por rellenar con lodo la cuadrícula formada por las ramas gruesas y las #aras de piussa#a. 4os lle# mucho trabajo y mucho tiempo. "o trabajaba en la parte de abajo, porque era chiquito, (á hacía la parte alta, porque era la más alta* y
finalmente (á 9rande hacía la parte de en medio. 'ens$ que se me iba a romper la espalda de cansancio, pero cuando apenas el sol empezaba a ponerse, terminarnos, y yo tenía toda#ía la espalda entera. 'ara pasar la noche slo a#entamos la palma sobre el techo* la acomodaríamos al día siguiente Auando terminamos, miramos nuestra obra, y en #erdad que era fea. 'ero la habían construido una mujer que criaba a dos beb$s, una abuela ciega, y un peque!uelo. "o por mi parte me sentía más que orgulloso y feliz de poder dormir dentro de algo que yo mismo había construido. >odo el día, (á cuid a las dos beb$s, una dentro de la casa, y la otra afuera en la sombra. Las dos lloraban a cada rato, y (á tu#o que darles de comer y la#arse los pechos, y #ol#erles a dar de comer. 'ara entonces, los grandes nos dimos cuenta de que teníamos hambre tambi$n. (á 9rande fue a a#i#ar el fuego en el fogn, con su cansancio a cuestas, y en ese momento oímos ruido en la otra orilla. &hí estaba tía (usu con otras tres mujeres, lle#ando montones de hojas de plátano, (á 9rande le grit) %6ye, (usu, ¿gana la carrera la #aca? %¿-e qu$ hablas? %respondi tía (usu con otro grito. Auando al fin entendi, dej aparecer una gran sonrisa de dientes blancos. %4o, #aca no, solamente una #ieja ternera gorda. " se puso a bailar para nosotros. Fopiti—fop. Luego, junto con sus tres mujeres, tom rápido el camino de #uelta al pueblo, porque se hacía de noche y no era hora para andar por la sel#a. (á cruz el puente y #ol#i con las hojas de plátano, que encontr llenas de comida) arroz, pollo her#ido, manteca de palma, y #erduras. 54o dejamos nada7
Capítulo 6
Auatro, o tal #ez cinco días despu$s, (eatta cogi fiebre. >odo el día (á o (á 9rande le pasaban un trapo mojado por la piel, eDprimi$ndolo a #eces encima de ella para que el agua fresca corriera por su cuerpo acalorado, y entonces (eatta temblaba y se estremecía y se ponía a llorar. (á 9rande y (á la cuidaban, pero no me dejaban acercarme. " aunque (á decía que la beb$ eDtra!a, 1eatta, estaba mejorando, tampoco podía ir a jugar con ella toda#ía. &sí que iba de aquí para allá, solo. -e tiempo en tiempo, la gente #enía a preguntar desde la otra orilla cmo iba todo. 'or lo general nos traían algo de comida. 0se día, cuando #ino (usu, trajo leche en pol#o para las beb$s. %(and$ traerla de (onro#ia Fgrit%. ¿Amo está la nue#a beb$? %1eatta está mejorando %contest (á%. 'ero ahora (eatta está enferma. %54o, no es posible7 5-ios mío, &y Hess7 ¿0s #iruela? %4o lo s$. 'uede ser. (á dice que así empieza, con fiebre. %5Hess, ten piedad7 ¿4o habrá algo que la detenga, ahora que la enfermedad está jo#en an? %4o lo s$. 0l libro dice nada más que debo poner alcohol en las llagas, que es lo que he estado haciendo con 1eatta, echándole jugo de ca!a. 'ero con (eatta no hay llagas an, slo fiebre. " siguieron hablando, hasta que finalmente tía (usu se acord de mi, y dijo)
%5(omo7, mira lo que te traje Ftenía en la mano una peque!a pelota de goma, y la lanz hacia mí%. Vino desde (onro#ia, o sea que es muy fina. &hora tienes con que jugar y no te acerques a esas beb$s. &quella noche dormí solo, porque se lle#aron a (eatta dentro de la casa. 4o dormí bien. 'or momentos el cuarto se ponía tan caluroso que no podía soportar ningn cobertor sobre mi cuerpo, y de pronto se llenaba de frío y entonces los cobertores no alcanzaban a darme ni un poquito de calor. >oda la noche tu#e miedo. Los ruidos se oían demasiado fuertes. &fuera, las ramas que tronaban me cortaban el sue!o como un cuchillo. Luego los mosquitos empezaron a cantarme al oído para impedirme dormir, y cuando alguno se posaba en mí, pesaba tanto como un escarabajo, y yo brincaba espantado. 0n un momento, al brincar así, me rasp$ la espalda, y fue tanto el dolor que me puse a llorar y dese$ con todas mis fuerzas que llegara el nue#o día. &l fin, la ltima #ez que despert$, pude sentir la ma!ana. (e puse de pie pero apenas y me sostenían las piernas, como los árboles de caucho j#enes que no pueden sostener el peso de sus hojas en la tormenta y se doblan hasta el piso. 1alí del cuarto y camin$ hasta la puerta de la casa, dando traspi$s como un borracho. %(á... (á %dije en un susurro. 0n ese momento círculos negros empezaron a flotar en el fondo de mis ojos, y sentí que me caía. 4o puedo recordar mucho de lo que pas los días siguientes, pero de alguna manera me parecieron más largos que a!os, y sin embargo más bre#es que segundos. 0stu#ieron llenos de demonios que me jaloneaban y de (á sentada junto a mí, sonriendo con
fuerza y ternura para ahuyentar a los demonios, que a #eces se iban por un rato. @inalmente, un día se acab. Lo recuerdo... aunque mis ojos estaban cerrados, podía #er la luz sobre ellos que iba y #enía y re#oloteaba como mariposas de colores que se persiguen entre sí por las brechas en la sel#a tupida, donde casi no penetra el sol. Aon esa luz, los demonios se fueron. 1upe, antes de abrir los ojos, que era de ma!ana y que yo estaba cerca del agua, y la oía correr a mi lado. &l abrir los ojos, #i las ramas de lamo 'á 9rande eDtendi$ndose allá arriba, con tanta fuerza otra #ez, y con todos sus helechos y trepadoras meci$ndose al #iento, dejando que el sol tocara una y otra #ez mi rostro, y luego cubri$ndolo de nue#o sua#emente como nubes de algodn en un día brillante. %¿>e sientes bien ahora, #erdad? 'or la #oz pens$ que era (á 9rande la que estaba a mi lado, pero cuando #olte$ me di cuenta de que era (á. 1e #eía igual que siempre, con su sonrisa y sus ojos brillantes. ¿'ero por qu$ sonaba tan #ieja su #oz en mis oídos? %0stu#iste muy, muy enfermito, pero ahora estás bien otra #ez. ¿'uedes recordar cuánto tiempo estu#iste enfermo? (ene$ la cabeza, porque sentía que no podía hacer sonar mi #oz con tanta debilidad. %1eis días. >e encontr$ junto a la puerta y tu piel ardía en fiebre y luego estu#iste malo seis días. &hora debes comer algo. (e dio arroz con sopa de hojas de yuca, pero me costaba trabajo comerlo* slo pude tomar un poquito de leche de lata. >odo el tiempo su #oz sonaba cascada como la de una #ieja. >ambi$n not$ que sus ojos tenían algo raro, como si estu#ieran lejos, como
si me miraran a tra#$s del agua o del cristal, y como si estu#ieran llenos de pol#o. 1e oy la #oz de tía (usu desde la otra orilla) %/a3ah, ¿qu$ nue#as tenemos hoy? %+uenas noticias el día de hoy. La fiebre de (omo ya cedi. %i6h, 9racias a -ios7 %y tía (usu empez a llorar%. 9racias, se!or, al menos nos dejaste a este ni!o. 9racias, Hess (isericordioso. %1í* $ste ni!o tendrá buena estrella. %i&y, /a3ah, /a3ah7 ¿'or qu$ no echaste fuera a esa beb$ del demonio desde el primer día? %dijo (usu sin dejar de llorar. %(usu, estoy cansada. 4o me #engas con eso ahora. %¿Amo pudiste traer la enfermedad a tu familia?, iy todo por la beb$ de una eDtra!a7 %>e lo pido. (e siento muy triste ahora. (a!ana. %5'ero dime para qu$7 ¿'ara matar a tu beb$?, y mira ahí a (omo enfermo. %"a estaban abiertos al mal, (usu. La #iruela ya había dormido con ellos una noche. %'ero slo una noche, eso no era mucho. 4o creo que la #iruela los haya atrapado en slo una noche. %0so no lo sabes. 4adie puede... %'ues no lo creo. %i'ero no lo puedes saber7 &demás esa ma!ana (omo y (eatta, los dos, jugaron con 1eatta. " había pipí de la beb$ por toda la esterilla. %"o no creo... %¿Amo me sentiría de dejar a 1eatta en la maleza y sacrificarla al leopardo por mi familia, y que luego, de cualquier
modo, por esa sola noche la #iruela los cogiera? ¿Amo me sentiría si hubiera matado a esa beb$ para nada? %'ero, /a3ah, esa beb$ no era tuya* no era nada para ti. ¿Amo pudiste arriesgar a tu propio beb$ de esa manera? -ime, ¿cmo pudiste pensar que hacías algo bueno? &hora tía (usu suplicaba, como si necesitara saber, saber para #i#ir. (á se le#ant, y tambi$n su #oz se alz, como la creciente, y entonces dijo) %(ira (usu, no lo s$. (e lo he preguntado una y otra #ez, y siempre me doy la misma repuesta) no lo s$. %5'ero tienes que saber7 %54o lo s$, no lo s$, no lo s$7 (á desgarr mi corazn con sus gritos. 1e balanceaba sobre la orilla del río, como una cobra erguida, con el cuello inflado y tenso, escupiendo. Vi que sus ojos estaban llenos de agua y de fuego, y #i cmo caminaba dando traspi$s, igual que aquella mujer borracha en 2a8ata que los ni!os apedrearon, y me di cuenta de que estaba muy enferma. 1us pies resbalaron en la orilla hmeda, y cay con un grito dentro del agua. (á 9rande debi estar cerca y escuchar a sus dos hijas peleando, porque sali corriendo en el acto. %/a3ah, /a3ah, ¿qu$ pasa? (á estaba tirada como una muerta, y el agua del río corría #iolentamente sobre su cuerpo, arrastrándola hacia las rocas para ahogarla. >ía (usu grit) %i(á, #en rápido7 i/a3ah cay al agua7 5Ven pronto7
%¿-nde, dnde? %(á 9rande estaba perdida, con los brazos eDtendidos, yendo de un lado a otro de la orilla con el cabello enredado como de loca y el semblante desencajado. %i&ydala, (usu. 'or tu Hess, por el Aielo mismo, tienes que ayudarla7 "o trat$ de arrastrarme hasta (á, que ahora estaba lejos de mí río abajo. ¿'ara hacer qu$, pobre ni!o enfermo? 4o lo s$. Los círculos negros flotaron otra #ez en el fondo de mis ojos, y no record$ nada más.
Capítulo
&ntes de #ol#er a abrir los ojos, sentí algo en mis brazos, que me comía y me quemaba la piel. " un olor fuerte, amargo, como de pipí. Logr$ abrir los ojos y #i a (á 9rande echando jugo de ca!a sobre mi brazo, todo lleno de una plasta de llagas, rojas, amarillas y negras. 0so era lo que me quemaba, el terrible alcohol en todas esas llagas. %54o, por fa#or7 %grit$. %&sí que estás bien #i#o, ¿#erdad? " coleando. 0res un buen muchacho, no te preocupes. 0s la #iruela, pero no es gra#e, tienes fuerzas para resistir Ksas son las nicas llagas que tienes, y pronto se habrán ido. %i"a no7 i(e quema7 Ftrat$ de quitar el brazo, pero (á 9rande me tenía bien cogido. %1í, ya s$, lo s$ todo. 'ero es buena la quemada del jugo de ca!a para matar a la #iruela. (ira, ¿#es a esa beb$?
&lz a 1eatta en sus brazos, el beb$ eDtra!o, y la #ol#í a #er por primera #ez desde aquel día en que la había #isto de cerca. >enía grandes manchas rojas por todo su cuerpo peque!ito, y en sus brazos an había llagas, igual que en los míos. Los dedos de (á 9rande tocaban sua#emente las cacara!as. %¿Ves estas cicatrices? 0n cada cicatriz había una llaga como las que tienes t. ¿uieres tener el cuerpo lleno de llagas como esta pobre ni!a? %54o7 %50ntonces no me #engas con lloriqueos7 >enemos que poner el jugo de ca!a para e#itarlas. 0lla #a a quedar fea para toda la #ida, ahora, pero sobre#i#i. 4o s$ cmo. %¿-nde está (eatta? %pregunt$. Becordaba que estaba enferma desde hacía mucho tiempo. (á 9rande no me contest en ese momento. Vol#i su rostro hacia el río, luego hacia lamo 'á 9rande, y luego hacia mí. &l fin dijo) %0l espíritu se la lle#. (e cost un gran esfuerzo preguntar) %¿uieres decir que... está muerta? ¿(eatta está muerta? %1í. >u (á hizo todo lo que pudo, pero ella... %¿-nde está (á? -e pronto record$ la caída de (á, y su cara en el agua. %0stá durmiendo. (usu la sac del río, pero está enferma, igual que lo estu#iste t. " como t se #a a poner buena, ¿eh? %uiero #erla. %4o, hasta que est$n buenos los dos. -e pensar que podía perder a (á por la #iruela, igual que a (eatta, que tan peque!ita ya se había ido, me puse a llorar.
%4o quiero que el espíritu se lle#e a (á. La necesito. %4o te preocupes por ella %dijo riendo (á 9rande%. 0l espíritu no puede lle#arse a tu (á. 1lo a los muy #iejos como tu 'á 9rande, descanse en paz, y a los peque!itos como (eatta, pobre alma inocente. 0l espíritu no quiere a tu (á. 0s muy correosa. 0n ese momento sali tía (usu de la casa. %(omo, ¿ya despertaste? ¿Amo te sientes? %+ien. ¿u$ haces de este lado del río, tía? 1onri con orgullo y dijo) Vine a cuidarlos a ti y a tu (á, y a esa beb$ eDtra!a. ¿sabes que (á 9rande no podía arreglárselas sola, #erdad? %'ero t tenías mucho miedo de #enir hasta acá Fle contest$. +ien que me acordaba de cmo me había hecho cargar a (eatta desde el pueblo, y cmo corría por el camino, cual pollo gordo, un manojo de ner#ios y cmo se quedaba en la otra orilla, y sobre todo cmo casi deja que (á se ahogue para no coger la #iruela. %4o tenía miedo Fdijo enfadada%. 4o tenía miedo. ¿'or qu$ #enir antes si tu (á toda#ía estaba buena para ocuparse de ustedes? ¿'ara qu$ arriesgarse si toda#ía no era una necesidad? 0ntonces dio (á 9rande, con sua#idad pero con firmeza) %(omo, no corresponde a los ni!os decir si un hombre o una mujer tienen miedo. " t, (usu, sí tenías miedo. 4o hay #ergCenza en admitirlo. 1i /a3ah hubiera tenido más miedo, estaría buena ahora, y (eatta estaría #i#o. -ame tu otro brazo, (omo, el jugo de ca!a está esperando.
Capítulo !
Las siguientes semanas fueron pasando como la tortuga en la arena. >odos los días #enía gente del pueblo trayendo comida y preguntando por noticias. " todos los días tía (usu o (á 9rande respondían a gritos. %5La beb$ eDtra!a está casi buena. Las lceras de (omo están acabando de madurar y se empiezan a secar. /a3ah toda#ía tiene mucha fiebre7 %5/a3ah se está llenando de lceras. La fiebre sigue alta7 %51e nos está acabando la leche en pol#o. +usquen al hermano de mi marido en (onro#ia y díganle que mande más. La fiebre sigue alta7 %5/a3ah está cubierta de lceras. 'ero al fin baj la fiebre7 " todos los días desde la casa llegaban los quejidos de (á. (á 9rande decía que su fiebre había sido mucho peor que la mía, y que la #iruela le estaba brotando por todos lados, mientras que yo la resistí y la tu#e solamente en el brazo. >odos los días pedía #er a (á, y todos los días me decían que no, porque podíamos contagiamos el uno al otro. 'ero cuando estu#ieron seguras de que mi #iruela había pasado, me dejaron entrar a #erla. (is llagas me molestaban de #ez en modo, y aunque tía (usu siempre me rega!aba por rascármelas, no podía dejarlas en paz. & #eces todo el brazo me ardía y me picaba por las llagas, y lo nico que podía hacer era brincar, o correr, o jugar a la pelota y tratar de ol#idar que estaban ahí. 'ensaba que iba a quedarme como el ni!o loquito que anda en estos tiempos por 2a8ata, cantando y bailando, y nunca descansa. La #iruela es la cosa más mala que hay en el mundo, de #erdad que sí. 1i se ha ido como dicen, si se fue de este mundo, entonces
hay que alabar a -ios, que fue quien la puso ahí en un principio. 'ero hay que esperar y obser#ar. &l fin mis llagas se hicieron peque!itas, duras y secas, y ni el ardor ni la comezn eran ya tan fuertes como antes.
%Lo s$. %" por las noches, no podía dormir de la comezn. 4o sabía dnde poner los brazos. %1í, lo s$, lo s$. %4os quedarnos callados. "o la escuchaba respirar y me acord$ de la #ez que matamos a la cabra. 1u respiracin era pesada y como con mucho aire, y silbaba y sollozaba. uería tomar su mano pero no me atre#ía. &l fin dijo) %/uele mal aquí, ¿#erdad? %(mmm, como a rata muerta. %-ile a tu tía que #enga. 0ncontr$ a tía (usu afuera y le dije que (á quería #erla. Bespir hondo, y entr en la casa mientras yo me qued$ afuera. 1e oy la #oz de (á desde la oscuridad. %5(usu7 uiero salir. uiero sentir de nue#o el aire fresco, y el sol. %¿>e sientes con fuerzas? %Areo que si, pero tienes que ayudarme. %+ueno. >oma. 'onte este pedazo de tela sobre los hombros para que yo no toque tu piel. 6í a tía (usu resollar y a (á quejarse. Luego #i las sombras de las dos a#anzar hacia mí y me hice a un lado para dejarlas pasar. 1e detu#ieron justo afuera, y un chorro de luz pas entre los árboles y cay sobre ellas. Ar$anme ni!os* cuando #i a mi (á me puse a llorar. 4o me había imaginado que pudiera estar así. oda cubierta de llagas. 1u cara estaba hinchada, llena de costras, y hasta sus ojos estaban cerrados por las costras. 1u nariz parecía un monte de
pus, y tambi$n estaba tapada por las costras. 1u pelo había desaparecido, carcomido por las costras* y su cabeza estaba toda llena de pliegues de algo podrido. %1e siente bien el sol. 1iento que purifica mi piel. Auando hablaba, se abría un agujero negro* una costra se unía con la otra, y $sos eran sus labios. %4o puedo #er. Ll$#ame al álamo, (usu. Aaminaron hacia mí. (á iba a ciegas, y tía (usu con los ojos bien abiertos de espanto, pero sin #er. (e ech$ para atrás. Vi sus pechos y sus brazos cubiertos de llagas* y cuando pasaron junto a mí, #i que su espalda estaba an peor, en carne #i#a, por haber estado tanto tiempo acostada. Aaminaba torpemente, y mi mirada fue a dar a sus pies, por debajo de la tela que rodeaba su cintura y sus piernas. &llí tambi$n la piel estaba mal. 'iel mala y costras por doquier. Auando llegaron al borde del río debajo de lamo 'á 9rande, tía (usu eDtendi la tela y ayud a (á a recostarse en ella. "o #eía, en la cara atnita de tía (usu, que no se había dado cuenta de lo afectada que estaba (á. La oscuridad dentro de la casa no le había permitido #erlo. 'ero ahora el sol lo mostraba como en un aparador. %5/a3ah, pobre /a3ah7 " tía (usu se puso a llorar. (á 9rande se acerc a nosotros. %4o llores, (usu, la #iruela no está sobre ti. ¿Amo te sientes, /a3ah? ¿>e sienta bien el aire? %(uy bien. %¿Amo está la comezn? %&hí sigue. 'ero el aire refresca, y me hace bien. >ía (usu, de rodillas junto a (á, seguía llorando.
%/a3ah, he hecho mal, te hice mucho da!o. 4o sabía que estu#ieras así de enferma. 'or fa#or, perdname... perdname. 0l río corri más lento, el aire se detu#o. " hasta la respiracin de (á se hizo más tranquila. @inalmente, (á 9rande pregunt) %¿u$, (usu, qu$ fue lo que hiciste? %tía (usu se tap la cara con las manos y su cuerpo se mecía. Llorando, dijo%) &quella mujer... &quella mujer lleg al pueblo con su (á y su beb$, y quiso quedarse en mi casa, porque decía que era prima de mi marido allá en (onro#ia. %¿(aima 2ia3? %-ijo que había #enido en el autobs para quedarse a #i#ir en 2a8ata. 0ra muy buena mujer, y la beb$ era muy bonita. Las mujeres del pueblo habían #enido a darles la bien#enida, y mientras (aima 2ia3 cocinaba, jugaron con la beb$. 5'ero entonces descubrieron la #iruela7 " gritaron, y gritaron más fuerte. @ueron a buscar a los hombres para que las sacaran del pueblo. (aima 2ia3 me mir llorando. ¿& dnde ir$?G, decía. G5(i pobre beb$7... 4os sacaron de (onro#ia* ahora nos echarán de aquí. &ydenos, por fa#or. 1e lo suplico. &ydenos.G %¿u$ hacer? la gente empezaba a acercarse, hombres con palos. La #ieja, con su #oz cascada, corri y tom mi +iblia de la mesa. 5(ira este libro7 >e dices cristiana, ¿y nos dejas ahí, suplicándote, sin ayudamos? 5Idlatra7 5'agana7 5Hess ha de escupirte a la cara7G %'ero yo no podía dejarlas en mi casa. Los hombres con los palos se acercaban. " tampoco podía dejarlas ir sin socorro
cristiano, ya anocheciendo, a morir a la sel#a. Lo nico que se me ocurri fue mandarlas con ustedes, aquí en la granja. Les dije cmo encontrar la casa. 'ero les dije tambi$n que slo podían quedarse una noche. ía (usu dio un grito. %51í, lo s$, lo s$. " deberías hacerlo7 %Ll$#ate de aquí a (omo, (usu %dijo (á 9rande%. 0stá escuchando demasiadas cosas. " t tambi$n #ete. (ás adelante habrá tiempo para estas pláticas. >ía (usu se puso de pie y me dio la mano. "o la tom$ con reticencia. " (á 9rande se #ol#i a decirle a (á) %/a3ah, #oy a ponerte jugo de ca!a. 'repárate al dolor. ¿0stás lista?
(ientras tía (usu me lle#aba lejos de ahí, #olte$ al oír a (á gritando, y pude #er su cuerpo endurecerse y tensarse cuando (á 9rande le #irti encima la botella. &quella tarde, despu$s de que (á grande y tía (usu lle#aron a (á adentro, tom$ a 1eatta y me dirigí hacia el río. >ía (usu sali de la casa y me #io. %(omo, ¿qu$ haces? 0ch$ a correr, pero la tía fue más #eloz, me atrap cuando llegu$ al borde del agua, y me arranc a 1eatta de los brazos. %¿u$ ibas a hacer con está beb$? 4o contest$. >ía (usu me golpe fuerte en la boca. %¿4o me oíste? >rat$ de apoderarme nue#amente de 1eatta, y grit$) %Voy a dárselo al espíritu para que deje a mi (á. %5(omo7 0ra demasiado fuerte para mí, y muy pronto dej$ caer los brazos, me estremecí, y me puse a llorar. >ía (usu me abrazaba y me apretaba contra ella, diciendo) %(omo, (omo... 4o tengas miedo de los espíritus. 4o se #an a lle#ar a tu (á. 0llos se lle#an a la gente de la sel#a, no a gente ci#ilizada como t y yo y tu (á. 1i se la lle#an será cosa de Hess y de -ios, nuestro 1e!or, y si 0llos se la lle#an, estará contenta de irse, porque el 'araíso es un lugar hermoso. %5Lo dudo7 %contest$ yo. %5Aalla7 " #ol#i a golpearme en la boca. 'ero luego se apen y se #ol#i dulce otra #ez, y estir los brazos para ense!arme a 1eatta. %0sta es tu nue#a hermanita, (omo, y debes cuidarla igual que cuidabas a tu otra hermanita. ¿4o te acuerdas cmo lle#abas a
(eatta hasta el pueblo, y de #uelta hasta aquí? ¿'odrías tirar a (eatta en el río? %4o. %¿4o tienes hambre? Vamos a comer, ¿sí?
Capítulo "
'asaron más días. Aada día (á salía para tomar el aire debajo de lamo 'á 9rande. 1e #eía como un árbol caído, de $sos que se encuentran bien adentro en la sel#a, podrido y carcomido por el tiempo y los gusanos e insectos, y ennegrecido por a!os de moho. Vestida con su lappa, de colores brillantes, estampada con pájaros y mariposas, su negra piel de costras se #eía más negra an. -aba #ueltas una y otra #ez, tratando de ali#iar la comezn y el dolor, pero como todo el cuerpo le dolía y le picaba, ¿de qu$ lado iba a girarse? ¿-e qu$ lado podía acostarse, sentarse, estar de pie, aun cuando hubiera tenido la fuerza? 1u boca era una llaga por dentro y por fuera, y no podía comer* slo podía beber leche como un beb$. " cada noche, cuando regresaba adentro de la casa, dejaba en la tela girones de piel enferma. (á 9rande era laque la#aba esta ropa, porque la #iruela y ella ya se habían dicho adis. " así, tía (usu podía andar por ahí, libre* pasaba su tiempo en el río la#ándose y echándose jugo de ca!a. &l fin, todas las llagas de (á endurecieron y se hicieron costra, y entonces supe que se iba a poner buena.
meci$ndose y
sonri$ndonos mientras platicábamos,
mostrando la alegría de #i#ir tan alto, nutridos por la fuerza de un árbol tan noble. (á estaba hablando, y era tan bueno oír su #oz cada #ez más fuerte. -ecía) %(á, si tu beb$ estu#iera enfermo corno $ste, ¿qu$ harías? %Auidarlo. %1i pensaras que fuera a morir y tu#ieras miedo de coger la enfermedad, ¿entonces qu$ harías? %/aría un gran agujero en la cierra, y lo dejaría allí. %¿'ara que muriera? %'ara que muriera. %¿>u propio beb$? ¿/abrías hecho eso conmigo? %1í, contigo misma. omar un palo y echarlo fuera. %¿Aomo a un perro? %¿'or qu$ no? %"o nunca podría hacer eso. 9uard silencio y luego dijo) %-ime, (á... %¿(mm? %¿Lo mandarías con otra persona para que lo cuide? 'arecía que (á 9rande iba a escupir de nue#o.
%%4o. (usu fue muy mala. 4o la entiendo. " tampoco te entiendo a ti. (á se ri, pero empez a ahogarse, se recost de lado, y cuando recobr el aliento se #ol#i a reír y dijo) %+ueno, eso está bien, porque yo no entiendo a (usu y tampoco te entiendo a ti. %5/mm7 %+ueno, (á... no #oy a decir que lo siento. -ebo hacer lo que tengo que hacer. %5/mm7 0ntonces, (á se #ol#i hacia mí) %Aonfusin, ¿#erdad (omo? 0n ese momento, oímos a la se!ora 9balí, la mujer del re#erendo llamando desde la otra orilla) %/a3ah, ¿cmo te sientes? %Aada #ez mejor, se!ora 9balí. %¿" usted, (á 9rande? ¿0stá usted bien? %>ratando de estarlo, se!ora 9balí. %¿-nde está (usu? %&quí estoy %contest la tía, saliendo de la casa como si fuera un gorrin a punto de cantar) %¿u$ no#edades hay de 2a8ata? %4ada nue#o, nada %respondi la se!ora 9balí. %/a3ah, todos te eDtra!amos por allá. La gente pregunta) G¿Amo puede dejar /a3ah que la #iruela le d$ tan fuerte?G ¿Bezas, /a3ah? %Bezo con frecuencia, se!ora 9balí. %'ero, querida, debes haber cometido un gran pecado para que la #iruela te haya atrapado de esa manera. ¿'or qu$ no
acudiste al re#erendo para pedir consejo y confesin? -ebes dar gracias a -ios de que te estás curando. -ios es misericordia. 'uede perdonar hasta los más grandes pecados. %0stoy agradecida de seguir con #ida, se!ora 9balí. La se!ora 9balí prosigui) %(ira a (usu. /a estado ahí todo este tiempo cuidándote, con la #iruela tan cerca de ella, y nunca la atrapa. (usu, tu corazn debe ser profundo y bondadoso. -ios debe amarte. 1i yo tu#iera tu corazn, s$ que siempre me sentiría feliz y segura. >ía (usu, que siempre fue complaciente y gorda, dijo) %/ago lo que puedo, hermana 9balí. /ago lo que puedo. 0n ese momento, por el camino de 9olata apareci una #ieja. Beconocí su rostro seco por haberla #isto detenerse una y otra #ez en la otra orilla y mirar hacía nosotros. Luego se daba media #uelta y se iba nue#amente rumbo a 9olata. 4unca dijo nada, y creo que fui el nico que la lleg a #er ahí. 0sta #ez, al #er a la se!ora 9balí del mismo lado del río, trato de #ol#er sobre sus pues, pero la se!ora 9balí la llam, y le pregunt) %¿u$ tan lejos #a usted, abuela? %& 9olata. La #oz de la mujer lleg hasta nosotros como un ruido de hojas secas en el aire reseco, y mi sangre corri más rápido, como el agua de un torrente frío arremolinándose entre las rocas. (á grande se puso de pie en un instante, y escupi) %(e preguntaba cuándo #ol#ería a escuchar esa #oz nue#amente. ¿u$ quieres, demonio? Aomo un ronroneo de gato, la mujer contest) %>iene buenos oídos, si se acuerda de mi #oz.
%Auando has oído una #ez a la #íbora te acuerdas de cmo suena. ¿u$ buscas aquí, demonio? %/e oído decir que la #iruela ya se fue de este lugar. %'uede ser %dijo (á 9rande%. 'ero #eo que la enfermedad sigue caminando por el mundo. ¿u$ buscas aquí, demonio? %"a
esper$
suficiente.
tienen
a
mi
beb$*
de#u$l#anmela. Vino un silencio de estupor. Luego (á 9rande habl) %54o sienes #ergCenza7 %¿-nde está tu hija? %pregunt (á, tiesa como piedra, ahí sentada con la dureza y el peso de la piedra. %0n 9olata. (e mand a buscar a la beb$. (á 9rande se puso a gritar) %1iquiera ella tiene #ergCenza, no como t. %Vine a buscar a mi nieta. 5>ienen que dármela7 %50ste beb$ es de nosotros7 %grit$ yo. " abrac$ fuerte a 1eatta. (á puso su brazo alrededor de mi cuello, y nos abraz a 1eatta y a mí. Luego se #ol#i hacia la #ieja en la otra orilla) %Lo que abandonaste a la muerte... está muerto. 0stá enterrado justo ahí. >rae una pata y tmalo. " ll$#ate tu propia carne muerta fuera de este lugar. La #ieja se enfureci, y apunt con su dedo retorcido hacia 1eatta) %&hí está el beb$ del que hablo. 0se ni!o tiene a mi beb$, La se!ora 9balí miraba a la mujer de arriba a abajo. %&buela, ahora me acuerdo de ti. >e #i cuando t y tu hija #inieron por primera #ez al pueblo. Vi a tu nieta entonces. Hugu$
con ella. La beb$ que #es ahí no es la tuya* $sa es la beb$ de /a3ah. %5(ienten7 La #ieja se apart bruscamente de la se!ora 9balí para enfrentarse a (á, como un gato acorralado. %51i no me entregan a ese beb$, llamar$ a la policía7 La se!ora 9balí le contest) %uerida, el jefe de la policía es mi hermano, y $l estaba ahí cuando mi marido bautiz a 1eatta. 0stoy segura de que a $l le complacerá decirle que esa beb$ es de /a3ah. %5>raer$ a la policía de (onro#ia7 La se!ora 9balí al fin se puso dura) %5(ire, #ieja sal#aje, y trate de entender7 >odos en 2a8ata atestiguarán en contra de usted. (ejor tome a su hija, y #áyanse hoy mismo. Váyanse de 2a8ata* y tambi$n de 9olata. 1abemos lo que hicieron, y #ol#eremos a eDpulsarlas, como lo hicimos antes. La mujer se rindi y desamparada, llor con grandes lágrimas y temblores) %0s muy triste, demasiado triste. 1iempre me echan como a un animal. ¿u$ hice para que -ios me odie así? -$nme a mi nieta, se lo suplico. 0stoy sola. Les mentí. ( hija ya no está... (aima muri de la #iruela. %¿-nde muri? Fpregunt (á. %&llá, en algn lugar de la sel#a. %&sí como ella abandon a su hija, así la abandonaste. %5(aima se moría7 ¿Amo podía yo ayudarla? 4o soy más que una #ieja, y estoy sola. -e#u$l#anme a la ni!a. 'or fa#or, d$nme a mi nieta. (á dijo otra #ez)
%Lo que abandonaste está muerto. La #ieja nos mir a cada uno, hasta a mí. Auando sus ojos de #ieja se encontraron con los de tía (usu, suplic, pero la tía des#i la mirada, a#ergonzada, y la #ieja guard silencio. 1e dio la #uelta, a#anz unos pocos pasos, esper, y #ol#i a miramos otra #ez. %¿& dnde ir$? %&l lugar del que #iniste, 5-emonio7 (á 9rande no tu#o piedad de ella. &sí que se dio la #uelta y sigui su camino con rumbo a (onro#ia.
Capítulo 1#
&l fin, (á recobr la salud, y sus costras cayeron. 'ero perdi su ojo izquierdo por la #iruela, que lo re#ent y lo #aci, dejando una ranura roja entre los párpados, como (á grande. 'ero le fue mejor que a (á 9rande, porque el ojo derecho de (á se le qued. 1u cabello #ol#i a crecer despu$s de que se acabaron las llagas, pero su piel nunca #ol#i a ser como antes* se #eía como el camino pol#oso despu$s de que caen las primeras gotas gruesas de llu#ia, toda cubierta de montes y #alles.