Gestión de Residuos Peligrosos
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6.Gesti Gesti ón ón... de Residuos Peligrosos 6.1 Aspectos Generales Para disminuir los riesgos que representan para salud y el medio ambiente el manejo de residuos peligrosos, es necesario elaborar e implantar un sistema de gesti ón ambientalmente adecuado . Un sistema de esta naturaleza comprende un conjunto de medidas preventivas, que deben contemplar tanto la disminuci ó n de la generaci ón de residuos como su peligrosidad y asegurar el uso de p r á cticas de gesti ó n ambientalmente adecuadas en el almacenamiento, transporte, reciclado, tratamiento y disposici ón final de los residuos. Para ello es esencial conocer la real dimensi ón y complejidad del problema, a efectos de dise ñar soluciones adecuadas, sobre la bases de una visi ón sistémica. Al introduci introducirse rse en el análisis de las soluciones, se debe tener en cuenta que la gestión ambiental de residuos tiene tiene múltiples aspectos y no puede abordarse exclusivamente exclusivamente desde un punto de vista t écnico y ambiental, sino que tendrá que contemplar la dimensi ón social y econ ómica, así como factores polí ticos, ticos, institucionales y culturales de cada región. El sistema de gesti ón requerirá el desarrollo un modelo conceptual que permita analizar en forma amplia la problem ática de la generaci ón y la gesti ón actual de residuos y los actores involucrados. Se debe tener en cuenta que el dise ño de un sistema de gesti ón de residuos y en particular el de residuos peligrosos ser á complejo en atención a la diversidad de actores que intervienen y la amplia variedad de tipos de residuos que lo componen. Históricamente la pol í tica tica de gesti ón de residuos estaba centrada en la búsqueda de soluciones de disposici ón final, en un modelo de gestión de "fin de tuber í a". a". Esta visi ón, parcializada del problema, ha evolucionado hacia un enfoque estrat égico integral que cubre todo el ciclo de vida de los productos y residuos. Es as í que la disposici ón final, si bien sigue siendo necesaria, es un elemento m ás en la gesti ón de residuos, dejando de ser el centro de atenci ón a la hora de implementar mejoras. F U N D A M E N T O S
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La concepci ón de ciclo de vida de productos y residuos deberá ser la base para el el desarrollo de un modelo conceptual que permita abordar en forma sostenible y eficaz un sistema en la gesti ón de residuos. El an álisis del ciclo de vida de los productos contempl a todas las etapas, desde la extracci ón para la adquisici ón de las materias primas, hasta el descarte del producto cuando ya no sirve para el fin que fue adquirido o que dej ó de satisfacer las necesidades de su propietario. En la siguiente figura se esquematiza el ciclo de vida de un producto indicando la generaci ón de residuos en cada una de las etapas.
Etapa
PRODUCTO
Extracci ón de materias primas Producci ón
Generación de Residuos
R1: Est é riles, descartes, insumos descartados,
residuos del tratamiento de emisiones, residuos varios R2: Productos fuera de especificaci ón, envases
vací os, os, derrames, insumos descartados, residuos del tratamiento de emisiones, residuos varios.
RESIDUO
Transporte, almacenamiento, venta
R3: Residuos generados en accidentes, derrames,
Consumo
R4 : Envases, insumos agotados, producto
productos alterados y vencidos. descartado luego de su uso.
Reciclado
R5: Residuos derivados del reciclado
Tratamiento
R6: Residuos derivados del tratamiento.
Disposici ón final
El estudio del ciclo de vida de lo s productos nos permite observar que en to das las etapas se producen residuos y que cada una de esas etapas se convierte en una oportunidad o un desaf í o para reducir el impacto que genera dicho producto. Esta concepci ón permite tener una visi ón sistémica a efectos de adoptar medidas en la etapa de mayor eficacia para la disminuci ón de los impactos ambientales y además prevenir el desplazamiento innecesario de cargas ambientales hacia las etapas finales. FUNDAMENTOS
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Visualizar la gesti ón de residuos con un enfoque estrat égico integral permite contar con un panorama global y minimizar los errores en la estrategia a implementar. Desde el punto de vista ambiental permite seleccionar las alternativas de menor impacto y desde el punto de vista de la viabilidad econ ómica permite realizar el an álisis teniendo en cuenta los costos del conjunto del sistema.
6.2 Principios de Polí tica La Agenda 21, aprobada en el a ño 1992 por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (Conferencia de Rí o), constituyó un hito importante en la definici ón de polí ticas y planes de acci ón mundial para el desarrollo sostenible. Diez a ños después de su aprobaci ón, vigente en toda su dimensión, la Agenda 21 se reafirma en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible desarrollada en Johannesburgo en el a ño 2002. La Agenda 21 sigue siendo hoy un documento de referencia ineludible para el desarrollo de pol í ticas ambientales sectoriales en el marco de desarrollo sostenible. La definici ón de una pol í tica de gestión integral de residuos peligrosos es deseable para facilitar la aplicaci ón de un sistema ambientalmente adecuado y sostenible de residuos. La pol í tica deber á tener como objetivo la definición de una estrategia ampliament e concertada y pautar el ordenamiento de las acciones a ejecutar en el tiempo, teniendo en cuenta un horizonte de planificaci ón e inversiones adecuadas a las realidades locales y nacionales. Muchos de los pa í ses de América Latina y el Caribe no cuentan co n una pol í tica desarrollada en forma explí cita, sino que la misma se deduce del dictamen de un conjunto de normas espec í ficas. En este sentido se debe tener en cuenta que la definici ón explí cita de una pol í tica no es imprescindible para una adecuada gesti ón de residuos pero si es deseable. Su formulaci ón facilita la planificaci ón estratégica de acciones a corto y mediano plazo, establece el marco conceptual para el desarrollo de las normas especí ficas y orienta a los actores, tanto p úblicos como privados, en el cumplimiento de los objetivos perseguidos. El establecimiento de una pol í tica de residuos peligrosos involucra la participación del gobierno nacional y local, a los empresarios y a la poblaci ón a trav és de los ámbitos de representaci ón. Muchas veces es la propia poblaci ón la desencadenante del proceso de definici ón de polí ticas de residuos. Previo al establecimiento de una pol í tica de residuos peligrosos se debe t ener en cuenta que la misma deberá ser consistente con la pol í tica ambiental general y a su vez deber á considerar las dimensiones sociales, econ ómicas y productivas que pautan el desarrollo del pa í s. Para lograr en forma eficaz el desarrollo sostenible es necesaria la coh erencia de las pol í ticas públicas y la integraci ón de las mismas a efectos que sean compatibles y se refuercen mutuamente. En este sentido es conveniente que el componente de gesti ón de residuos peligrosos se integre a la pol í tica de gesti ón integral de residuos sólidos y de prevenci ón de la contaminaci ón. Asimismo se deben considerar los convenios internacionales de car ácter ambiental, que permiten caminar hacia un proceso de definici ón de criterios ambientales comunes, a efectos de trasladar dichos criterios a la órbita de su implementaci ón en el ámbito nacional. A continuación se presenta una s í ntesis de los principales principi os y/o criterios rectores que integran en general las pol í ticas de gesti ón de residuos peligrosos en el marco del desarrollo sostenible. F U N D A M E N T O S
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Principio/Criterio
Responsabilidad del generador en todo el ciclo de vida
Prevenci ón
Precauci ón
Autosuficiencia
Concepto El generador del residuo ser á responsable de su adecuada gesti ón en todo el ciclo de vida. Este principio es esencial para la asignaci ón de los costos de prevenci ón de la generaci ón y de la gesti ón de residuos peligrosos. Los agentes económicos generadores, directos o indirectos, de residuos peligrosos deberán hacerse cargo de los costos asociados a las acciones de prevenci ón, aprovechamiento, tratamiento y disposici ón final de residuos. En este principio se incluye el concepto de responsabilidad extendida aplicado a los importadores o productores de bienes de consumo quienes ser án responsables de la gestión de residuos producidos al t érmino de la vida útil del producto. El generador ser á el responsable de todas las etapas del ciclo de vida del residuo independientemente que en las diferentes etapas hayan intervenido otros actores. Se debe prevenir la generaci ón de los residuos en la fuente, tanto en cantidad como en su potencial de causar contaminaci ón, involucrando en consecuencia sistemas productivos más eficientes, sustitución de materias primas por otras de menos peligro o cambios tecnol ógicos. En este principio se incluye la modificaci ón en el dise ño de los productos, tanto para minimizar la cantidad de materiales peligrosos presentes en los mismos, como para viabilizar el reciclaje de los materiales al final de la vida útil. Se deben aplicar medidas para prevenir los riesgos asociados al manejo de residuos a ún cuando no existieran pruebas concluyentes sobre el posible da ño, pero siempre y cuando existieran antecedentes razonables para presumir el mismo. La aplicaci ón de este principio se restringe en general a situaciones complejas y debe ser utilizado con responsabilidad. Se debe procurar que la gesti ón de residuos se realice dentro del territorio donde se generan, siempre y cuando ello sea posible desde el punto de vista ambiental, social y econ ómico. Este principio debe ser aplicado en forma flexible y su mayor aplicaci ón es a nivel nacional y no local.
Proximidad
Los residuos deberán ser gestionados preferentemente lo m ás cerca de su origen, tanto por razones de seguridad, como por razones de costo. Este principio se encuentra asociado al principio de autosuficien cia y al igual que aquel deber á ser aplicado en forma flexible en función de las realidades de cada regi ón.
Equidad
En la distribuci ón de tareas, deberes y derechos con relaci ón al manejo de residuos, se deberá mantener el principio de equidad y solidaridad social.
Participación pública
Establecer mecanismos para que los diferentes sectores de la sociedad puedan tener acceso a la información sobre la gestión de residuos y oportunidades de participaci ón en la toma de decisiones. La participaci ón de la sociedad se deber á ver desde la perspectiva proactiva y preventiva.
Transparencia
La gestión de residuos debe basarse en un adecuado manejo de la informaci ón con el objetivo de asegurar su disponibilidad y accesibilidad por parte de cualquier actor interesado.
Eficacia y eficiencia
Las etapas de gestión de residuos, desde su generaci ón hasta su disposición final, deben desarrollarse sobre la base de criterios de eficacia y eficiencia ambientales y econ ómicas.
Gradualismo y mejora continua
La implantaci ón de un sistema de gestión integral de residuos necesariamente implicar á una aplicación gradual, en un proceso de mejora continua, que permita la efectividad de las acciones y acompañe el desarrollo del conocimiento y el avance tecnol ógico. Este aspecto es importante explicitarlo a la hora de comunicar los planes de gesti ón a la sociedad.
Aceptación social
La aceptaci ón social de las alternativas de gesti ón de residuos peligrosos deberá ser un elemento adicional a tener en cuenta en la selecci ón de alternativas de gestión.
Compensación
Se aplicarán instrumentos que permitan compensar los impactos aceptables no mitigables.
Flexibilidad
La heterogeneidad de situaciones que pueden generarse en torno al manejo de residuos peligrosos, sobre todo aquellas resultantes de las realidades territoriales espec í ficas, hacen necesario que los instrumentos de polí tica sean flexibles a efectos de poder dar soluci ón a casos especí ficos y viabilizar la aplicaci ón efectiva.
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6.3 Principios de Jerarquí a En el marco de una pol í tica de gesti ón integral de residuos acorde con el desarrollo sostenible, es necesario definir jerarqu í as en las estrategias de gesti ón. Las jerarqu í as en la gesti ón obviamente tendrán como primera prioridad evitar la generaci ón de residuos en la fuente, dejando la alternativa de disposici ón final como última opción de manejo.
Prevenir y minimizar la generaci ón. Como primera escala en el orden jer árquico se encuentra la prevención y la minimizaci ón. Promover la minimizaci ón en la generaci ón de residuos y prevenir los riesgos inherentes a su manejo involucra establecer una pol í tica de producci ón más limpia. Esta etapa de gestión está orientada a la autogesti ón y depender á en gran parte del cambio de conducta del generador. Dentro de este concepto tambi én se incorpora el concepto de consumo sustent able, donde el consumidor final es clave para minimizar la generaci ón de residuos peligrosos generados como resultado del final de la vida útil de un bien de consumo. La aplicaci ón de campa ñas de educaci ón y sensibilizaci ón tendientes a modificar h ábitos de consumo es esencial para atender este aspecto. Sin perjuicio de ello es necesario tambi én incorporar una pol í tica de producci ón de bienes que apunte a disminuir, entre otras cosas, la cantidad de materiales peligrosos presentes en los mismos. Aprovechamiento y valorizaci ón de residuos. Como segundo orden jerárquico se debe fomentar la recuperación de materiales en un contexto de eficien cia econ ómica y ambiental, involucrando tanto el reciclaje como cualquier valorizaci ón de residuos, incluyendo la valorizaci ón térmica. Para su efectiva implementaci ón es necesario que se desarrollen los mercados de materiales reciclados. Tratamiento. Ubicado en el tercer lugar en el o rden jer árquico, el tratamiento involucrar á procesos de transformaci ó n ambientalmente aceptables, que tienen como objetivo reducir el volumen y la peligrosidad de los residuos. Disposición final. Última opción en la escala jer árquica, la disposici ón final involucra la pr áctica de disponer residuos en el terreno mediante la modalidad de relleno de seguridad, dise ñado y operado para minimizar los riesgos de contaminaci ón ambiental. Dada las caracter í sticas de los residuos peligrosos, esta modalidad involucra el almacenamiento de largo plazo de los residuos dispuestos. Es F U N D A M E N T O S
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por esta raz ón que se debe lograr un sistema donde se asegure que los residuos que ingresan a disposici ó n final sean el m í nimo imprescindible, teniendo en cuenta aspectos tecnol ó gicos y econ ómicos. A continuación se presentan algunos aspectos a tener en cuenta sobre el orden jer árquico en la gesti ón de residuos.
La actuación de las entidades públicas, tanto nacionales como locales, se deberá orientar a facilitar la aplicación de prácticas de minimización de los residuos en la fuente, el reciclaje y valorización de residuos, además de fijar los estándares mínimos para el transporte, tratamiento y disposición final y controlar que todas las etapas de gestión se realicen en forma ambientalmente adecuada. La aplicación de los principios de jerarquía en la gestión debe ser la meta a alcanzar pero no necesariamente podrá ser aplicada en el inicio de la estrategia. Por lo tanto la escala jerárquica deberá interpretarse de manera flexible ajustándola a las realidades locales y a la mejora continua del sistema de gestión de residuos. Este aspecto debe ser especialmente tenido en cuenta en relación al reciclado y valorización de residuos. El reciclaje y otras formas de valorización deberán ser jerarquizados frente a la alternativa de tratamiento y disposición final si existen los mercados para la ubicación de los materiales reciclados y si el reciclado de residuos garantiza su operación en condiciones adecuadas desde el punto de vista ambiental. En caso de no ser así, se podrá optar en forma interina por la opción de tratamiento y disposición final, mientras que en forma paralela se procede a implementar un programa para el desarrollo de mercados que potencien las oportunidades de reciclar materiales. El reciclaje, si bien en general tiene una elevada aceptación social, puede en algunos casos tener aspectos negativos o no deseados. No debe ser considerado como una meta en sí misma sino como parte integrante del sistema de gestión integral de residuos. Para favorecer el mismo resulta clave, entre otras cosas, realizar una adecuada segregación de residuos en la fuente, ya que esto permite procesar residuos de mejor calidad desde el punto de vista sanitario y ambiental. La aplicación incorrecta de pautas de segregación en la fuente trae aparejado no sólo problemas de viabilidad técnica y económica para el reciclaje de residuos, sino que además aumenta sensiblemente los costos de la gestión de los mismos.
6.4 Actores y Roles Para poder identificar el problema que representan los residuos peligroso s y definir estrategias para el abordaje del mismo, es esencial tener en cuenta los actores involucrados en forma directa e indirecta en la gesti ón de los mismos. Para ello ser á necesario identificar y conocer a los distintos actores, sus roles e interrelaciones. Esto permitir á definir estrategias de organizaci ón, integraci ón, coordinaci ón y fortalecimiento de todos los grupos de inter és, asegurando el adecuado desarrollo de una gesti ón ambiental de residuos. A continuaci ón se listan los actores y los principales aspectos de su participaci ón en la gesti ón de los residuos peligrosos.
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Generadores Este grupo comprende a todas aquellas personas f í sicas y jur í dicas que por su actividad generan residuos peligrosos. Este conjun to de actores es amplio y diverso en funci ón de los diferentes tipos de residuos peligrosos que se pueden generar. Abarca tanto al sector p úblico como privado e incluye:
actividades productivas (industria manufacturera, producción agrícola ganadera, minería). sector comercial. sector de servicios (atención a la salud, energía, telecomunicaciones, puertos, almacenamiento de sustancias y productos, entre otros). sociedad de consumo (todos los individuos de una sociedad son generadores de residuos peligrosos, como resultado del uso de bienes de consumo que contienen sustancias peligrosas). empresas de valorización y tratamiento de residuos. El manejo de residuos peligrosos es responsabilidad directa del generador, a excepci ón de aquellos generados en los hogares donde la gesti ón de residuos es responsabilidad municipal. Para aquellas corrientes de residuos generadas por los consumido res, para las cuales se hayan establecido sistemas de gestión especiales a trav és de la aplicaci ón del principio de responsabilidad extendida, el responsable de la gesti ón será el productor o importador del bien. De esta forma se introduce al importador como otro actor dentro de este grupo.
Operadores del sistema de residuos Por operadores del sistema de gesti ón de residuos peligrosos se entiende a todos aquellos actores formales que participan de la gesti ón de los residuos una vez que estos salen de la órbita del generador. Este conjunto de actores incluye a los transportistas, empresas de reciclaje y valorizaci ón energética, tratamiento y disposición final de residuos, as í como cualquier otro actor asociado que opere facilitando la gestión de los mismos. Los operadores pueden ser p úblicos o privados.
Sector informal En paí ses en desarrollo es com ún que en la gesti ón de residuos participe en mayor o men or medida un conjunto de actores de car ácter informal. Estos actores comprenden a aquellos individuos que realizan actividades de manejo de residuos no registradas, ni reguladas. La informalidad puede actuar en todas las etapas de manejo de residuos peligrosos. La falta de reglamentaciones espec í ficas ha permitido el desarrollo de diverso s actores informales que operan en el ámbito de residuos s ólidos y peligrosos, constituyéndose en un elemento de riesgo sanitario y ambiental. Por un lado tenemos el conjunto de poblaci ón de clasificadores, que por razones socio-econ ómicas se sustentan a trav és de los materiales que pueden recolectar de los residuos, en general en condiciones inaceptables desde el punto de vista humano y sanitario. Adicionalmente existe otro conjunto de actores informales que pueden intervenir en cualquiera de las etapas de manejo, como por ejemplo depósitos de chatarra o transportistas de residuos. F U N D A M E N T O S
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La informalidad del sector es un aspecto importante a tener en cuenta a la hora de ordenar su gesti ón, ya que en principio son sujetos qu e no son pasibles de control. A su vez, es necesario comprender que su participaci ón bajo la ví a de la formalidad puede ser po sible si se desarrollan los procesos adecuados para su inclusi ón. Se debe tener en cuenta que un sistema ordenado de residuos, que opere en forma ambientalmente aceptable, no es compatible con la participaci ón de operadores informales, ya que representan riesgos significativos para la salud y el medio ambiente, siendo pr ácticamente imposible operar en el control de los mismos. En general la informalidad en el manejo de residuos tiene asociado m últiples aspectos, entre los que se destacan:
Condiciones de empleo inadmisibles desde el punto de vista de la seguridad social, sanitario y laboral. Contaminación ambiental producida por el descarte en forma incontrolada de los residuos en los cursos de agua, la quema a cielo abierto o el vertido en el terreno de residuos peligrosos sin control y sin ningu na medida de protección ambiental. Ineficiencias en el sistema formal por desvío de residuos desde el sector formal al informal. Generación de sitios contaminados difíciles de identificar. Contrabando de residuos. El ordenamiento de la gesti ón de residuos hace entonces necesario conocer en profundidad como opera el sistema informal a efectos de definir una estrategia que permita atender con éxito la problemática asociada a este sector. Estas estrategias deber á n contemplar medidas tendientes a facilitar la formalizaci ón del subconjunto de actores que operen en el sector informal, con énfasis en la atenci ón de los sectores de m ás bajos recursos (clasificadores de residuos).
Autoridades públicas locales y nacionales Estos actores son los responsables por definir y ejecutar las pol í ticas públicas que permitan asegurar una adecuada calidad de vida a la poblaci ón y el desarrollo sostenible del pa í s. Son por lo tanto actores esenciales en la gesti ón de residuos, desde el punto de vista de formular pol í ticas y fijar pautas para su gestión y asegurar el control y vigilancia del sistema. A diferencia de la gesti ón de los residuos s ólidos urbanos, que se trata de un servicio p úblico cuya responsabilidad recae en el gobierno, los residuos peligrosos son responsabilidad del generador. La función del gobierno estar á centrada entonces en dise ñar e implementar acciones directas que permitan una gestión ambientalmente adecuada de los residuos peligrosos, en un ámbito de concertaci ón, articulaci ón y coordinaci ón de acciones. Estos actores tienen bajo su responsabilidad el dise ño e implementación de campa ñas de educaci ón y sensibilización ambiental, as í como el desarrollo de los canales y el fo rtalecimiento de los mecanismos de participaci ón.
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Poder polí tico Su rol principal es de legislar y tomar decisiones en torno a pol í ticas públicas y por ende las pol í ticas ambientales. Son agentes clave en el proceso de b úsqueda de soluciones, entre otras cosas por ser receptores de las inquietudes de la ciudadan í a y participar en mayor o menor grado de las decisiones del gobierno nacional y local. Muchas veces no cuentan con la informaci ón suficiente sobre la dimensi ón de los problemas ambientales y de las posibles soluciones por lo cual es esencial implementar canales de comunicaci ón e informaci ón que permitan facilitar y mejorar la toma de decisiones.
Comercio internacional El comercio internacional, si bien es un actor indirecto en la gesti ón de residuos, debe ser tenido en cuenta a la hora de definir una estrategia de implantaci ón básicamente por dos aspectos:
Las pautas del comercio internacional pueden incidir favorablemente en la mejora de la gestión de residuos, a través de las exigencias impuestas a las empresas exportadoras. El establecimiento de estándares de calidad cada vez más exigentes para la exportación de los productos, pueden repercutir negativamente en la economía de no implantarse medidas de gestión de residuos ambientalmente adecuadas.
Educadores Los educadores tienen un papel muy importante en la sociedad, ya que son el veh í culo a trav és del cual se lograr á efectivamente incorporar los valores de la protecci ón ambiental. La educaci ón se puede dividir en dos grandes grupos: la educaci ón formal y la educaci ón informal. Ambas son importantes a la hora de dise ñar un plan de gesti ón ya que apuntan a diferentes p úblicos objetivo.
Sociedad civil organizada Esta categorí a la integran aquellas organizaci ones sin fines de lucro que representan a la sociedad civil en forma organizada, como por ejemplo las organizaciones no gubernamentales (ONGs) ambientalistas y las asociaciones de trabajadores. Estos actores son clave en la identificaci ón del problema y en la b úsqueda de soluciones. Juegan un rol esencial en la implantaci ón de un sistema de gesti ón de residuos y en particular en la aceptaci ón de la instalaci ón de la infraestructura para el tratamiento y disposici ón final. Las organizaciones no gubernamentales pueden ayudar a que la comunidad juegue un papel activo en la gestión de residuos y a generar canales de comunicaci ón entre la sociedad y las autoridades gubernamentales.
Comunicadores Los medios de comunicaci ón deben tener un rol de facilitadores en un proceso de parti cipaci ón de los distintos actores sociales en la toma de decisiones y b úsqueda de soluciones. En gran medida aportan a la construcci ón de la opini ón p ública, por lo que juegan un rol sumamente importante en cualquier programa que se quiera implementar. F U N D A M E N T O S
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La formaci ón de los comunicadores en temas ambientales es esencial para que este actor se transforme en un facilitador de un sistema de gesti ón de residuos.
Asociaciones empresariales y profesionales Dentro de este conjunto de actores los m ás relevantes para la gesti ón de residuos son las c ámaras empresariales y las asociaciones de profesionales vinculadas a los generadores o el manejo de residuos. Todo sistema de gesti ón de residuos requiere contar con la participaci ón y el apoyo de las c ámaras empresariales en su dise ño e implementaci ón. Las c ámaras empresariales son en general el mejor interlocutor para poder llegar a la diversa gama de generadores de sector productivo, comercial y de servicios. Por otro lado las asociaciones de profesionales, de aquellas profesiones clave en los sectores generadores y en la gesti ón ambiental de residuos, son actores de suma importancia a la hora de definir las soluciones y difundir las mismas. La actualizaci ón profesional y la concientizaci ón de estos actores debe ser tenida en cuenta en la elaboraci ón de los planes de gesti ón.
Organismos internacionales de cooperación técnica Los organismos internacionales de cooperaci ón técnica juegan un rol de suma importancia en el fortalecimiento de las capacidades nacionales y locales para la gesti ón ambiental. Existe un n úmero importante de organismos de cooperaci ón que cuentan con programas espec í ficos de residuos peligrosos. Conocer sus l í neas de acci ón y la modalidad de relacionamiento facilita el acceso a dicha cooperaci ón. A modo de ejemplo se listan algunos de los principales organismos de cooperaci ón técnica a nivel internacional en materia de residuos peligrosos:
Organización Mundial de la Salud - Organización Panamericana de la Salud (OMS-OPS) Centro Panamericano de Ingeniería Sanitaria y Ambiental (CEPIS) Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) Agencia Alemana de Cooperación Técnica (GTZ) Dentro de este grupo se incluyen tambi én los Convenios Internacionales de car ácter ambiental, los cuales plantean medidas globales para proteger la salud humana y el medio ambiente considerando algunos de los aspectos del ciclo de vida de estos productos qu í micos y residuos. Estos acuerdos son el Convenio de Basilea sobre el control de los movimientos transfronterizos de residuos peligrosos y su eliminaci ón, el Convenio de R ótterdam sobre el procedimiento de consentimiento fundamentado previo aplicable a ciertos plaguicidas y productos qu í micos peligrosos objeto del comercio internacional y el Convenio de Estocolmo sobre contaminantes org ánicos persistentes. Las propias Secretar í as de los Convenios y los Centros Tecnol ógicos de Capacitaci ón y Transferencia de Tecnolog í a creados en su ámbito, cooperan con los pa í ses para mejorar la implementaci ón nacional y local de los mismos.
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Los programas de capacitaci ón, entrenamiento y la elaboraci ón de manuales y gu í as por parte de estos actores son un importante apoyo en el proceso de desarrollo de capacidades nacionales y locales.
Organismos financieros La implementaci ón de un Plan nacional o local de gesti ón de residuos peligrosos requerir á de un conjunto de inversiones p úblicas y privadas, las cuales seguramente necesitar án de un componente de financiamiento. Las fuentes de financiamiento estar á n integradas por los organismos de financiamiento nacionales y los organismos de financiamiento que operan en el ámbito internacional. En el ámbito internacional se destacan el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, los cuales tienen l í neas de cr édito habilitadas, tanto para el sector p úblico como privado, operando bajo acuerdo previo con el Estado a trav és de sus programas de financiamiento. Para acceder a estos créditos es imprescindible que se realice la planificaci ón previa del sector, a efectos de introducir en los presupuestos nacionales las l í neas de cooperaci ón financiera. La operativa de los organismos de financiamiento locales depender á de la realidad de cada pa í s y en particular de las pol í ticas económicas que se pauten. El an álisis de la viabilidad de la implantaci ón del sistema de gesti ón de residuos requiere tener en cuenta las posibilidades del sector financiero, a efectos de determinar la necesidad de tomar algunas medidas que faciliten el acceso al cr édito.
Sector Académico Las universidades y los centros de investigaci ón constituyen actores de suma relevancia a la hora de la implementación de medidas tendientes a la mejora de la gesti ón de los residuos peligrosos. La investigaci ón aplicada, es clave para el desarrollo de soluciones nacionales acordes a los problemas particulares, as í como para la adaptaci ón de tecnologí as. Este sector es relevante en la formaci ón de una masa cr í tica capacitada para el abordaje de la problemática vinculada a los residuos peligrosos. Adicionalmente la participaci ón del sector acad émico puede facilitar la comprensi ón por parte de la ciudadan í a de las alternativas de gesti ón de residuos peligrosos y mejorar la confianza sobre los distintos sistemas.
6.5 Corrientes de Residuos y Sistemas de Gesti ón Integral Básicamente cualquier actividad es potencialmente generadora de residuos peligrosos. Teniendo en cuenta el generador y atendiendo a que el agrupamien to de corrientes de residuos apoye el dise ño del sistema de gesti ón, los residuos se pueden agrupar de la siguiente forma:
Residuos peligrosos generados directamente por las actividades productivas y de servicios. Residuos peligrosos generados en los centros de atención a la salud. Residuos peligrosos generados como resultado del consumo, para los cuáles se ha desarrollado o se pretende desarrollar un sistema de gestión específico. Residuos peligrosos presentes en la corriente de residuos urbanos que no se encuentran incluidos en el grupo anterior. F U N D A M E N T O S
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Los residuos peligrosos generados directamente por las actividades productivas y de servicios involucran una amplia gama de tipo de residuos que estar án condicionados por: la actividad misma del sector productivo y de servicios que los genera, las materias primas utilizadas, la tecnolog í a de producción y la modalidad de gesti ón interna. Para este grupo de residuos el generador, ya sea p úblico o privado, deber á ser responsable de la gesti ón ambientalmente adecuada de los residuos, asumiendo los costos asociados. Para ello los generadores deber án elaborar planes y programas de gesti ón de residuos donde incorporarán un plan espec í fico para la fracci ón de residuos peligrosos. Por ello, m ás allá de la diversidad de tipos de residuos que integran este grupo, la asignaci ón de responsabilidades de la gesti ón hacen posible considerar dichas corrientes como un único grupo de residuos en atenci ón a que las estrategias para implantar la gesti ón son similares. En general este grupo de residuos pelig rosos es el de mayor magnitud y por ende el prioritario a la hora de dise ñar un plan de gesti ón. Los residuos generados en los centros de atenci ón a la salud , si bien podr í an incluirse en el grupo anterior, han tenido en la mayor í a de los pa í ses un tratamiento diferencial a la hora de implementar el sistema de gesti ón. Las pautas de responsabilidades y obligaciones en la gesti ón son las mismas que para el grupo anterior. Estos residuos son m ás homogéneos en sus caracter í sticas que en el grupo anterior y la magnitud y calidad de los mismos depender án básicamente de tres aspectos: la complejidad del servicio de atenci ón a la salud, el sistema de manejo interno y de la cobertura. En general este grupo representará un porcentaje menor de la totalidad de residuos peligrosos generadores por una comunidad. Sin perjuicio de ello, han sido los residuos que han tenido m ás atenci ón a nivel local por la alta sensibilidad de la poblaci ón frente a los mismos. Los residuos peligrosos generados como resultado del consumo , para los cuales se ha desarrollado o se pretende desarrollar un sistema de gesti ón especí fico. Existen una serie de corrientes de residuos, que podrí amos denominar clásicas, para las cuales hace a ños que se han definido programas espec í ficos de gestión. Como ejemplos de estas corrien tes se pueden citar los aceites, pilas, bater í as, neumáticos, residuos contaminados con PCB, envases de pl aguicidas, plaguicidas fuera de especificaci ón, chatarra met á lica, solventes y l á mparas de mercurio. Dentro de las corrientes para las cuales se han implementado planes de gesti ón m ás recientemente tenemos chatarra electr ónica, veh í culos al final de su vida útil y residuos de madera tratada, entre otros. Para estos residuos es posible aplicar el concepto de responsabilidad extendi da, donde el importador o productor del bien deber á asumir la responsabilidad de la gesti ón de los residuos que generan sus productos, una vez que los mismos han culminado su vida útil. Para implementar efectivamente este principio es necesario contar con instrumentos dise ñados espec í ficamente para cada corriente de residuos. Los instrumentos pueden ser de distinta í ndole, desde acuerdos voluntarios a normas espec í ficas. En estos casos se debe tener en cuenta que la efi cacia del subsistema integral de residuo s depender á siempre de un cierto grado de devoluci ón voluntaria por parte del consumidor final, por tanto los objetivos de retornabilidad deber án estar pautados teniendo en cuenta el tipo d e consumidor final y el tipo de residuo en cuesti ón. Adicionalmente a desarrollar los sistemas de gestión que involucran la responsabilidad extendida, es necesario avanzar hacia una pol í tica integral del producto que recoja todos los aspectos de su ciclo de vida.
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El grupo de residuos peligrosos que forman parte de la corriente de residuos s ólidos urbanos está integrado por aquellos residuos generados a nivel domiciliario y comercial con caracter í sticas peligrosas y que ingresan al sistema de gesti ón de residuos s ólidos urbanos. Son en general los de menor relevancia en su magnitud, pero deben ser tenidos en cuenta a la hora de implementar los planes de gesti ón de residuos s ólidos urbanos. El desconocimiento de la presencia de materiales peligrosos en los residuos s ólidos urbanos puede llevar a cometer errores en la selecci ón de alternativas de gestión, sobre todo en aquellas que apuntan a la valorizaci ón de residuos no peligrosos a trav és del reciclaje y compostaje. Se destaca por ejemplo que, m ás allá de las limitaciones propias del desarrollo de mercados para materiales como el compost, es necesario garantizar la calidad del mismo y en particular asegurar que est én libres de sustancias peligrosas. Las pr ácticas de segregaci ón en origen y la recolecci ón selectiva son un elemento clave para asegurar la calid ad de los residuos no peligrosos que ingresan a un sistema de valorizaci ón.
En cuanto a la recolecci ón selectiva de residuos peligrosos en ho gares se debe tener en cuenta que su implementaci ón, a cargo del sistema municipal, s ólo deberá realizarse si existe un sistema de valorizaci ón diseñado en forma espec í fica o si se derivar án a los sistemas de tratamiento y disposici ón final de residuos peligrosos. Adicionalmente se debe analizar si su implementaci ón es prioritaria, ya que involucrar á un costo adicional para el usuario.
Sistema integral de gestión de residuos y sus subsistemas El sistema integral de gesti ón de residuos involucrar á todas las etapas inherentes al manejo de los mismos, desde que se generan hasta su destino final, incluyendo en consecuencia: generaci ón, almacenamiento, transporte, reciclado, valorizaci ón, tratamiento y disposici ón final. El sistema integral de residuos estar á a su vez compuesto por varios subsistemas de gesti ón. Dichos subsistemas estar án diseñados y funcionarán para corrientes espec í ficas de residuos que ser án definidas en cada caso en función de las caracter í sticas de los residuos, del tipo de generador y las alternat ivas de gesti ón de los mismos. Estos subsistemas estar án en mayor o menor grado interrelacionados entre s í , permitiendo dar soluciones integrales a la totalidad de residuos que genera una comunidad. Básicamente podemos identificar cuatro subsistemas bien diferenciados:
ᕡ El sistema de residuos sólidos urbanos. ᕢ El sistema de residuos de las actividades productivas (industriales y agroindustriales) y de servicios. ᕣ El sistema de residuos de atención a la salud. ᕤ El sistema de residuos especiales, estando éste a su vez integrado por sistemas individuales en función del tipo de residuos en cuestión. Dentro de los subsistemas no se incluyen los residuos derivados de la extracci ón y beneficio de minerales, ya que debido a los importantes vol úmenes producidos se gestionan en el propio lugar de generaci ón.
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La complejidad de cada subsistema depender á de la realidad de cada regi ón, en cuanto a sus caracterí sticas socio-económicas y al nivel de desarrollo en materia de gesti ón de residuos. El punto clave est á en lograr diseñar un sistema de gesti ón integral, eficiente y eficaz, que responda a las necesidades y contextos locales y a los principios de pol í tica ambiental. Al introducirnos en este análisis, debemos considerar que no es imprescindible contar con infraestructura para cada una de las fracciones de residuos que se generan en la localid ad, ya que se pueden integrar sistemas en base a soluciones regionales siempre y cuando existan los acuerdos necesarios. Este aspecto debe ser especialmente tenido en cuenta en relaci ón a las limitaciones de escala. La implementación y desarrollo de infraestructura tecnol ógica para la valorización, tratamiento y disposici ón final de residuos peligrosos para peque ñas cantidades tendr á serias limitaciones desde el punto de vista económico-tecnol ógico y también ambiental. El principio de autosuficiencia deber á efectivizarse en la medida que de su aplicaci ón surjan soluciones viables de implementar a nivel local. La conceptualización del sistema de gesti ón integral de residuos y de los distintos subsistemas permitir á mejorar el proceso de planificaci ón. En particular clarifica el desarrollo de herramientas e instrumentos normativos y facilita la selecci ón de alternativas para el manejo de residuos y la implantaci ón de la infraestructura necesaria. Los sistemas deber án visualizarse como sistemas din ámicos, que evolucionar á con la incorporaci ón de mejoras continuas y no como algo est ático y permanente. La integración y el relacionamiento de los subsistemas permitir án el uso eficiente de los recursos y el desarrollo de experiencias que permitir án apoyar la implementaci ón paulatina de un sistema de gesti ón especial para distintas corrientes espec í ficas de residuos. En ese camino de mejora continua, deber án ser tomadas decisiones interinas que permitan avanzar hacia el establecimiento de sistemas capaces de manejar adecuadamente las distintas corrientes de residuos. Un sistema de manejo integral de residuos deber á:
Ser económica, tecnológica y ambientalmente viable y sostenible. Socialmente aceptado Suficientemente flexible, capaz de manejar en forma eficaz todos los tipos de residuos generados en la localidad o región. Cada sistema tendr á un conjunto de actores clave para su funcionamiento. La participaci ón de los mismos en el proceso de desarrollo es esencial para su éxito. A su vez cada subsistema deber á contar con un sistema de control dise ñado especí ficamente en funci ón de las caracter í sticas de los residuos y de los actores involucrados en toda la cadena de gesti ón. Las operaciones dentro de cualquier sistema de gesti ón de residuos estar án interconectadas. La modalidad con que se realice cada una de ellas condicionar á las siguientes etapas. La siguiente figura presenta un esquema b ásico de la integraci ón de los distintos subsistemas de residuos sólidos en base a los principales grupos de corrientes de residuos previamente identificadas.
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6.6 Bases para la Elaboración e Implementación de Planes de Gestión Para la elaboraci ón e implementaci ón de los planes de gesti ón será necesario considerar los t ópicos:
Desarrollo de Planes y Programas Bases para la reglamentación de residuos peligrosos Vigilancia, control y seguimiento Indicadores de gestión Instalación de infraestructura adecuada para la gestión Participación ciudadana y aspectos sociales Ordenamiento territorial
Desarrollo de Planes y Programas El proceso de planificaci ón es necesario a la hora de encarar acciones para mejorar la gesti ón de residuos peligrosos en una comunidad. Planificar para la acci ón disminuye la probabilidad de cometer errores y permite iniciar en forma ordenada un proceso de concertaci ón y participaci ón en la toma de decisiones. La elaboraci ón de un Plan involucra la proyecci ón de la situaci ón actual en un horizonte de tiempo determinado, estableciendo objetivos, metas y l í neas de acci ón estratégicas para lograr los objetivos establecidos, as í como la definici ón de las responsabilidades y roles para su ejecuci ón. El plan estar á integrado por una serie de programas que involucrar án un conjunto de proyectos y acciones espec í ficas con la correspondiente asignaci ón presupuestaria y la programaci ón de la ejecuci ón. El Plan podrá tener alcance nacional, regional o local. En los casos en que el alcance del Plan sea regional o local, se deber á conocer claramente cu áles son las pautas actuales y proyectadas para la gestión de residuos a nivel nacional a efectos de asegurar la compatibilidad de las l í neas de acci ón que se proyecten. En la siguiente figura se presenta un esquema de las fases que intervienen en la elabo raci ón de un plan de gestión de residuos peligrosos.
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Fase I: Definición del alcance y objetivos del Plan - Definición del problema En esta fase se deber á definir el alcance que tendr á el Plan a desarrollar y los objetivos generales que se persiguen. Asimismo se deber á lograr la definición del problema a trav és de la mejor conceptualizaci ón y análisis del mismo, en funci ón de la informaci ón disponible y los estudios espec í ficos que se decidan realizar. Cuanto más precisamente se logre definir el problema menor ser á el riesgo de fracasar en el diseño del Plan. En la definición de los objetivos del Plan se deber án incorporar los principios de pol í tica y los criterios de gestión que pautar án la ejecuci ón. El establecimiento del alcance requerir á definir que se entender á por residuos peligrosos a los efectos del Plan, en aquellos casos que la reglamentaci ón nacional o local no lo tengan definido. La definici ón de residuos peligrosos es una tarea compleja que involucrar á aspectos ambientales, de gesti ón y costos asociados, que deben ser co nsiderados para establecer el alcance. La definici ón del problema involucra dar respuesta como m í nimo a las siguientes preguntas b ásicas:
¿Cuál es el problema? ¿Cuál es su dimensión (magnitud, espacio y tiempo)? ¿Cuáles son las causas del problema? ¿A quién afecta y en qué medida? ¿Cómo evolucionará el problema si no se actúa sobre él? Para poder dar respuesta a estas preguntas ser á necesario conocer, entre otros aspectos, cu ál es la generación y gestión actual de residuos peligrosos. Esto lleva a la necesidad de conocer qui énes son
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los potenciales generadores de residuos peligrosos y qu é actores (formales e informales) operan en el manejo de los mismos. Se debe tener en cuenta que el primer abordaje que se realice para definir el problema en los pa í ses o localidades en las que no exista reglamentaci ón tendrá como principal restricción la falta de informaci ón. Esta restricci ón hace necesario utilizar m étodos de estimaci ón a efectos de contar con un inventario primario de generaci ón de residuos, para lo cual existen diferentes metodolog í as. M ás allá de las incertidumbres, el primer inventario permitir á identificar claramente cu áles son las corrientes de residuos de mayor importancia y los sectores prioritarios a atender. Las cantidades que reporte dicho inventario estar án sujetas a variaciones importantes, aspecto que deberá ser considerado a la hora de dise ñar las capacidades necesarias para el tratamiento y disposi ci ón de residuos. La aplicaci ón de la reglamentaci ón especí fica será un elemento esencial para mejorar el conocimiento sobre la gestión y generaci ón de residuos. En esta fase se debe adem ás incorporar la identificaci ón de los actores que intervienen, incluyendo los actores informales, a efectos de analizar: las condiciones en las que operan, la disposici ón para el cambio y las modalidades de relacionamiento. Es importante tamb i én analizar desde el punto de vista social cuál es la percepci ón del problema de residuos peligrosos e identificar aquellos puntos cr í ticos a los que habr á que prestar especial atenci ón.
Fase II: Establecimiento de prioridades y metas del Plan Esta fase involucra la toma de decisiones en base a la definici ón del problema realizado en la fase I. Para la definici ón de prioridades y el establecimiento de metas, se debe tener en cuenta que es necesario:
Definir criterios para la priorización. Realizar la definición de prioridades en un ámbito de concertación con los actores clave involucrados en el sistema, que como mínimo incluye al Estado, las autoridades locales, los generadores, los oper adores y representantes de la sociedad civil. Que las metas propuestas sean factibles. Los criterios de priorizaci ón deberán tener en cuenta, entre otras cosas, los siguientes aspectos:
La significancia del problema, incluyendo dentro de ésta la magnitud del mismo, el tipo y número de afectados y la percepción pública sobre el mismo. La urgencia de atención del problema. La prevención de problemas futuros. La oportunidad y la viabilidad de implementación.
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Las corrientes de residuos peligrosos prioritarias, en funci ón de la magnitud, la peligrosidad y la gesti ón actual, surgirán como uno de los resultados de esta fase. La definición de prioridades y la programaci ón de actividades deber án tener en cuenta la aplicaci ón de Convenios Internacionales de car á cter ambiental como ser el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes y el Convenio de Basilea sobre transporte transfronterizo de residuos peligrosos.
Fase III: Formulación y evaluación de alternativas - Diseño del Plan En función de los resultados de la fase II, se fo rmular án y evaluar án un conjunto de alternati vas para la atención de los aspectos prioritarios que se hubieren identificado. Esta fase debe responder a las siguientes cuestiones:
¿Qué alternativas existen para alcanzar las metas fijadas? ¿Qué riesgos, beneficios y costos acompañan cada alternativa? ¿Cuál de las alternativas produce los mejores resultados con menores impactos negativos? La selecci ón de alternativas de gesti ón de residuos peligrosos deber á realizarse teniendo en cuenta criterios de viabilidad que contemplen la dimensi ón tecnológica, econ ómica-financiera, ambiental, social y legal. Una vez definidas las prioridades, las metas y las alternativas correspondientes se proceder á a culminar el diseño el Plan y definir su estrategia de implantaci ón. La definici ón del Plan estar á compuesta por una serie de programas, proyectos y actividades espec í ficas, que har án viable el cumplimiento de las metas establecidas. En esta fase se deber á además diseñar la forma en que se evaluar á la eficacia y eficiencia de la implementación del Plan. Esto involucra la selecci ón de indicadores, la forma de implementar su medición y el dise ño del programa de evaluaci ón en s í mismo. Al finalizar esta etapa el Plan tendr á definidos los siguientes aspectos:
Objetivos generales y específicos, metas y cronograma de ejecución. Programas de gestión integral para cada grupo de residuos y/o corrientes prioritarias de residuos. Responsabilidades y roles de los actores directos y organización institucional necesaria. Instrumentos necesarios para su implementación (normativos, económicos, ámbitos de participación, etc). Programas para la atención de la informalidad del sector. Programas de sensibilización, educación y capacitación. Programas para el fortalecimiento de las instituciones a las que se asignará el control. Sistema de información, control de las operaciones y monitoreo del Plan. Programas económico-financieros. F U N D A M E N T O S
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Fase IV: Implementación y monitoreo Esta fase involucra la implementaci ón del Plan en s í mismo. Se debe recordar que la implementaci ón será gradual y que necesitar á estar acompa ñada en forma permanente del monitoreo y evaluaci ón de la eficacia y eficiencia de las acciones realizadas, a efectos de permitir su ajuste y reformulaci ón en los casos que corresponda. Se debe tener en cuenta que en la medida que se avanza en la definici ón del Plan es conveniente comenzar a tomar acciones interinas que apunten a la mejora gradual de la gesti ón de los residuos peligrosos. A continuaci ón se listan como ejemplo algunas de las posibles medidas a implementar. Su aplicaci ón depender á del análisis de la situaci ón local, la conveniencia de su ejecuci ón y la aceptaci ón de los actores para llevar adelante medidas transitorias.
Establecer un registro obligatorio de los generadores de las corrientes identificadas como prioritarias, donde se deba declarar la cantidad y calidad de residuos peligrosos generados. Establecer interinamente estándares técnicos mínimos de gestión en forma paralela a que se avanza en la definición de la reglamentación. Mejorar los controles de ingreso en los sitios de disposición final de residuos sólidos urbanos, a efectos de identificar las fracciones de residuos peligrosos que ingresan a los mismos. Una vez identificadas las fracciones, se debe evaluar cada situación en particular para decidir si es posible continuar permitiendo su ingreso en el marco de una solución interina y transitoria. La decisión sobre permitir el ingreso en forma transitoria, hasta tanto no exista infraestructura adecuada, deberá tener en cuenta las condiciones del relleno sanitario y la calidad y cantidad de residuos. Cada residuo detectado deberá tener un estricto control, ya sea que se permita continuar con la disposición final o no. Determinar el almacenamiento transitorio, a cargo del generador y en condiciones de s eguridad adecuada, de fracciones de residuos peligrosos que no tienen solución para su destino final. Esta opción se debe acompañar necesariamente de la búsqueda de soluciones para la gestión de dicha fracción y debe establecer se un límite máximo de tiempo para su almacenamiento. Analizar para estas fracciones soluciones regionales que permitan derivar las mismas hacia localidades que cuenten con infraestructura adecuada para su gestión y/o la exportación hacia otros países. Generar en acuerdo con las cámaras empresariales una bolsa de residuos para facilitar la valorización de los mismos. Comenzar a desarrollar herramientas normativas y de estímulo para potenciar la minimización en origen y la gestión ambientalmente adecuada de los residuos. Comenzar a desarrollar acuerdos voluntarios para algunas de las corrientes de residuos peligrosos que surgen como resultado del uso de un bien, identificadas como prioritarias.
Bases para la reglamentación de residuos peligrosos La reglamentaci ón en materia de residuos peligrosos es una herramienta necesaria para la efectiva aplicaci ón de la pol í tica y los planes de gesti ón, la cual debe ser desarrollada dentro del contexto de la polí tica ambiental nacional y de residuos. Para aquellos casos en que no se hubiera definido una FUNDAMENTOS
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polí tica explí cita, la reglamentaci ón puede constituirse de hecho en la expresi ón de la pol í tica de residuos. En general la normativa marco de residuos peligrosos tiene car ácter nacional. Sin perjuicio de ello los gobiernos locales deber án conocer los aspectos clave de la misma, a los efectos de evaluar si es necesario el establecimiento de normas adicionales para mejorar la gesti ón en su territorio. La reglamentaci ón deberá contemplar los siguientes aspectos:
Pautar la gestión de residuos peligrosos como un sistema de gestión integral que involucra la totalidad de las etapas del ciclo de vida del residuo, desde la generación hasta el destino final. Contener la definición y la clasificación de residuos peligrosos, pero no debe restringirse a ello o ser el centro de la norma. Establecer claramente el alcance de la norma para facilitar su aplicación. Establecer en forma explícita las responsabilidades en la gestión de residuos, diferenciando todos los actores clave: generador, transportista, empresas de valorización, tratamiento y disposición final. Consolidar los principios rectores de la gestión de residuos y en particular el orden jerárquico, por lo que en forma explícita deberá tender a la minimización de residuos en la fuente. Definir estándares técnicos que permitan su aplicación y garanticen la gestión ambientalmente adecuada de los residuos en todas sus etapas. El establecimiento de estándares técnicos deberá pe rmitir acompañar el avance tecnológico en los sistemas de gestión de residuos. Definir criterios de localización que permitan lograr la adecuada instalación de los emprendimientos necesarios para el tratamiento y la disposición final de residuos y facilitar el proceso de su inserción social. Pautar un sistema de control y operación que garantice la detección temprana de problemas y establezca las garantías necesarias para su adecuado funcionamiento, señ alando las competencias correspondientes. Establecer claramente un sistema de habilitaciones y licencias y el sistema de aut ocontrol y generación de información e incorpore procedimientos que permitan el rastreo de los residuos. Incorporar un sistema de garantías para aquellas actividades de mayor riesgo en el manejo de residuos. Pautar ámbitos de participación de los actores clave para dar seguimiento a su aplicación. Se debe tener en cuenta que la prevenci ón de los riesgos asociados a los residuos peligrosos, no puede ser cubierta exclusivamente desde el ámbito de la gesti ón de los residuos, debi é ndose complementar con otras normas que apunten al control integral de las sustancias qu í micas, la prevenci ón integral de la contaminaci ón y al dise ño de los productos. Asimismo, deber á complementarse con el diseño de una serie de instrumentos de gesti ón ambiental, que potencien la aplicaci ón de producci ón más limpia y hagan sostenible el sistema de gesti ón de residuos.
Vigilancia, control y seguimiento La vigilancia y el control de la gesti ón de residuos peligrosos tendr án como objetivo asegurar que cada corriente siga las pautas establecidas en el Plan y se realice acorde a la reglamentaci ón vigente, minimizando los impactos sobre la salud y el medio ambiente. El sistema de vigilancia y control F U N D A M E N T O S
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deberá ser diseñado y operado de tal manera que opere como alerta temprana para posibilitar la toma de acciones preventivas. La vigilancia y el control de la gesti ón de residuos peligrosos tienen tres ejes centrales de acci ón:
El control de la generación y destino final de los residuos, a efectos de detectar oportunidades de dismin ución en la generación, así como desviaciones de residuos hacia destinos que pongan en riesgo la salud y el medio ambiente. El control de las operaciones de manejo a nivel del generador, almacenamiento, transporte, valorización, tratamiento y disposición final, a efectos de asegu rar que las mismas se cumplan de acuerdo a las pautas preestablecidas, minimizando los riesgos. El control de los impactos ambientales asociados a la gestión de residuos en todas las etapas. La vigilancia y el control se sustentar án en buena parte en el procedimiento estableci do para el rastreo de residuos. Es importante considerar la necesidad de incluir un sistema de trazabilidad de residuos desde "la cuna a la tumba". Este sistema permite garantizar cu ál ha sido el curso seguido por los residuos desde el generador hasta su destino final, asegurando as í que no se efect úen desví os hacia canales informales o se produzcan vertidos ilegales por parte del generador del residuo. Los procedimientos de trazabilidad o rastreo b ásicamente estarán compuestos por los siguientes elementos:
Reportes periódicos del generador a la autoridad competente, dando cuenta de la cantidad y calidad de residuos generados y el destino final de los mismos. Dichos reportes deberán ser consistentes con la producción o nivel de actividad. Es conveniente que la modalidad del reporte sea bajo la figura de declaración jurada a efectos de asegurarse la fuerza legal de la misma. Manifiestos de carga para el transporte de residuos peligrosos. Reportes periódicos de los operadores del sistema, dando cuenta de la cantidad de residuos procesados discriminados por cliente. Las autoridades locales conocen mejor la realidad del lu gar, por lo que son un actor clave a la hora de identificar la existencia de actores informales o pr ácticas inapropiadas por parte de los generadores u otros actores que operen con corrientes de residuos peligrosos y alertar a la autoridad competente para la implementaci ón de medidas correctivas. Es importante recordar que, aunque el órgano de control sea nacional, el contralor puede y debe ser reforzado a nivel local. Un ejemplo de esta sinergia es la incorporaci ón de controles en el sistema de disposici ón final de residuos s ólidos urbanos y detecci ón de vertidos clandestinos. El control de las operaciones de manejo de residuos deber á tener en cuenta la tecnolog í a utilizada, la magnitud del emprendimiento y el tipo de residuos involucrados. El cont rol ser á más o menos complejo en función de la tecnolog í a de tratamiento y disposici ón final utilizada. El autocontrol del operador será un componente m ás del sistema de control de la calidad de la operaci ón, por lo cual se deber án tomar los recaudos necesarios para que el mismo tenga suficientes garant í as de confiabilidad.
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Se debe tener en cuenta que el tomar decisiones para el control de residuos peligrosos, implica no sólo aspectos t écnicos, sino tambi én económicos y jurí dicos. El sistema de control y vigilancia debe ser efectivo para asegurar el cumplimiento de la norma. Se debe formular sobre la base de la cooperaci ón y articulación de organismos p úblicos, nacionales y locales, y debe integrar mecanismos de alerta temprana. Implementar adecuadamente un sistema de control implica cont ar con recursos humanos capacitados y en número suficiente, as í como con la infraestructura b ásica para las tareas de contralor. La inclusión de canales de participaci ón pública en la vigilancia del cumplimiento colaborar á en la efectividad del sistema.
Indicadores de gestión La implementación de un Plan de gesti ón de residuos peligrosos deberá ser acompañada necesariamente de una evaluaci ón permanente, que permita verificar los avances en el cumplimiento de los objetivos, as í como detectar desviaciones, a efectos de corregir el curso de acci ón. El diseño del sistema de seguimiento y el control del Plan deber án ser realizados en base a indicadores de gesti ón. Un indicador de gesti ón de residuos es una variable cuantitativa, cuya finalidad es entregar informaci ón sobre la generaci ón y gestión de residuos o acerca del grado de cumplimiento de un determinado objetivo. Los indicadores deben ser cuantificables y adem ás mostrar claramente el avance del sistema, se deben registrar de forma de permitir dirigir la atenci ón hacia los aspectos clave. La calidad de la informaci ón que se utiliza para calcular el indicador ser á esencial para asegurar su confiabilidad. Para el dise ño del sistema de evaluaci ón y seguimiento del Plan se debe tener en cuenta que recabar la información tiene un costo asociado, el cual debe ser razonable de forma que haga viable su medici ón. A la hora de definir un indicador se deben considerar los siguientes aspectos:
¿Qué se va a medir? ¿Cómo se va a medir? ¿Cómo se va a procesar la información? Los indicadores pueden dise ñarse para distintos objetivos espec í ficos, entre los que se destacan:
Informar sobre el nivel de generación de residuos peligrosos en un área geográfica determinada o en una actividad específica. Informar sobre la gestión de los residuos peligrosos generados. Evaluar la eficacia y eficiencia de la implementación de los planes, comparando los objetivos propuestos con los efectivamente cumplidos. Evaluar el grado de cumplimiento de una normativa. Evaluar el grado de aceptación social que tiene la implementación de Plan a efectos de prever potenciales conflictos. F U N D A M E N T O S
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A continuaci ón se presentan algunos ejemplos de indicadores y su aplicaci ón.
Producción de residuos peligrosos por localidad, región o país (toneladas de residuos/ año). Permite evaluar la magnitud de la generación de residuos peligrosos en una determinada área geográfica y dar seguimiento a su evolución a lo largo del tiempo. Tasa de generación por nivel de actividad (toneladas de residuos/nivel de actividad). El nivel de actividad se medirá en función del tipo de actividad específica como por ejemplo toneladas producidas para el caso de una industria manufacturera o camas para un Centro de Atención a la Salud. Su utilidad se centra en poder evaluar el índice de generación para un generador específico a lo largo del tiempo, a efectos de determinar la eficacia de las medidas de minimización de residuos o para comparar la tasa de generación de un generador determinado, con la tasa media de generación de la actividad o con los índices de generación establecidos por referencias internacionales. La cuantificación de este indicador está muy ligada al análisis de oportunidades de aplicar medidas tendientes a la minimización de residuos. Destino final de residuos peligrosos medido como porcentaje (porcentaje en base a la generación total de residuos peligrosos). Este indicador integrará la información sobre el destino final que tiene la totalidad de los residuos generados en una determinada área geográfica y cuantificará en forma relativa las cantidades que van a cada una de las alternativas de destino final (reciclado, valorización energética, tratamiento y disposición final controlada y no controlada, exportación). La apertura de estas alternativas y la cuantificación relativa a lo largo del tiempo, permitirá evaluar la eficacia de las acciones tendientes a favorecer la valorización o a disminuir las prácticas no controladas de gestión de residuos. Nivel de informalidad (porcentaje en base a la generación total de residuos peligrosos). Cuantifica la cantidad de residuos peligrosos manejados por el sector informal en base a la totalidad de residuos generados en un área geográfica. Permite ide ntificar la magnitud que representa el problema de la informalidad en el sector. Nivel de cumplimiento de la norma. Cuantificará en forma relativa el número de empresas generadoras y de operadores formales del sistema de gestión de residuos que cumplen la norma vigente. Se expresará como porcentaje calculado sobre el número total de empresas generadores y operadores existentes. Nivel de aceptación social. Mide el nivel de aceptación social en un momento determinado. Este indicador se puede evaluar mediante encuestas de opinión pública especialmente diseñadas o en forma indirecta evaluando el tipo y cuantificando el número de conflictos sociales existentes en torno a la gestión de residuos. Adicionalmente a la constru cción de los indicadores se debe tener en cuenta que la informaci ón es el sustento que permite una acci ón colectiva y transparente, habilitando los consensos y disminuyendo los desencuentros. Para cumplir con este objetivo, la informaci ón debe ser confiable, completa y oportuna. Es por ello que el dise ño de un sistema de informaci ón de residuos deber á en lo posible aprovechar las sinergias con las operaciones de control y seguimiento y deber á ser conceptualizado para dotar de la transparencia necesaria al sistema. Esto posibilita que en forma directa o indirecta todos los actores sociales oficien como contralor de las operaciones.
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Instalación de infraestructura adecuada para la gestión El establecimiento de un sistema de gesti ón integral de residuos peligrosos ser á complejo, entre otras cosas por el problema de c ómo crear la infraestructura adecuada necesaria. Es entonces que surge el dilema de qué es primero, la reglamentaci ón o la infraestructura. Las instalaciones para el tratamiento y disposici ón final de residuos peligrosos requieren inversiones importantes que no ser án efectuadas por el sector privado, a menos que se asegure un mercado determinado y que represente un negocio atractivo. Salvo que la inversi ón sea p ública, ser á entonces necesario desarrollar la reglamentaci ón, de forma de generar el ámbito adecuado para el desarrollo de inversiones privadas. La adecuaci ón de la gesti ón será un proceso de múltiples aproximaciones, donde se aplicar á el concepto de mejora continua, siendo necesario adoptar soluciones de car ácter interino para resolver las carencias de infraestructura adecuada. En forma paralela se deber á impulsar el desarrollo de la misma. La infraestructura necesaria para el manejo de residuos deber á ser adecuada al tipo y cantidad de residuos generados, adem ás de ser compatible con los principios de jerarqu í a y con los est ándares ambientales que se hayan establecido. Las caracter í sticas de los residuos peligrosos y la necesidad de minimizar los riesgos involucrados en el tratamiento y disposici ón final tienen como resultado altas inversiones en tecnolog í a y altos costos de mantenimiento, operaci ón y control. A su vez el mercado de tratamiento y disposici ón final de residuos peligrosos es incierto, especialmente en los primeros a ñ os de implementaci ó n de la reglamentación. Esta incertidumbre tiene como origen b ásicamente tres causas:
La incertidumbre propia de las primeras estimaciones de residuos peligrosos que serán objeto del tratamiento y disposición final. La efectividad de los controles que aseguren la aplicación de la reglamentación. La disminución de las cantidades objeto de tratamiento y disposición final como consecuencia de procesos de minimización de residuos o el direccionamiento de residuos hacia sistemas de aprovechamiento y valorización, debido a los altos costos de tratamiento y disposición final. En muchos paí ses se ha optado entonces por realizar a cargo del sector p úblico la totalidad o una importante parte de la inversi ón necesaria para generar infraestructura, pero tambi é n existen experiencias exitosas donde la inversi ón es netamente privada. No existe una opci ón en este sentido que pueda se ñalarse claramente como la mejor alternativa. Las opciones deber án ser evaluadas teniendo en cuenta las realidades locales (sector industrial, pautas nacionales de gesti ón, recursos disponibles por el sector p úblico y capacidad para gestionar emprendimientos de dichas caracter í sticas). En la implantación de infraestructura se debe tener en cuenta el riesgo de generaci ón de monopolios en el tratamiento o disposición final de residuos. La principal causa de la creaci ón de monopolios radica en los problemas de escala, donde el mercado de residuos no permite la existencia de m ás de una empresa.
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Los riesgos de contar con sistemas monop ólicos en la gesti ón de residuos est án centrados básicamente en dos aspectos:
La no competencia puede derivar en un precio del servicio no acorde a la calidad del mismo, pudiendo llegar a costos que hagan inviable la adaptación por parte del sector generador. Las carencias en sistemas alternativos involucran en mayor o menor grado que sea muy difícil suspender la actividad en caso de determinarse fallas operativas que ameriten una adecuación importante. Es en este sentido que, a la hora de planificar la implantaci ón de un sistema de gesti ón integral de residuos, se debe analizar cu ál es la probabilidad que se instauren monopolios y en caso que ésta sea alta, prever medidas para regularlos y establecer planes de contingencia.
Participación ciudadana y aspectos sociales Los aspectos sociales deber án ser incluidos en todo el proceso de dise ño de un plan de gesti ón de residuos. Es com ún que las comunidades locales planteen inquietudes sobre la instalaci ón de infraestructuras para el tratamiento y disposici ó n de residuos peligrosos en su localidad. Las preocupaciones en general se centran en dos ejes: el porqu é se selecciona su localidad para la implantación del emprendimiento y cu áles serán los impactos ambientales, a la salud y socioecon ómicos que tendrá dicha instalación. La carencia de infraestructura necesaria para el manejo adecuado de residuos peligrosos, la falta de informaci ón clara y mensajes concretos por parte del sector p úblico y la poca credibilidad en los sistemas de control gubernamental, acent úan los problemas de aceptaci ón social de las soluciones tecnológicas proyectadas. El surgimiento de iniciativas de localizaci ón de emprendimientos para el tratamiento y disposici ón final de residuos peligrosos incrementan la inquietud de la poblaci ón, enrareciendo el clima para lograr una concertaci ón necesaria e imprescindible para dar soluci ón a la problem ática de gesti ón de residuos peligrosos. En la mayor í a de los pa í ses, en particular en los pa í ses en desarrollo, los antecedentes de pr ácticas inadecuadas de gesti ón de residuos han sido la causa del fracaso de muchas de las iniciativas de instalaci ón de infraestructura adecuada. La falta de criterios concertados en forma previa para la selecci ón de sitio, el desarrollo incipiente de medidas compensatorias y las carencias mismas del proceso de comunicaci ó n del proyecto, hacen dif í c il la aceptaci ó n social de este tipo de emprendimientos. La transparencia en las acciones, el desarrollo de un proceso que involucre a la comunidad, la comunicaci ón y la credibilidad en las autoridades de control, son aspectos clave para resolver este complejo problema. Es imprescindible que los gobiernos y los operadores de las instalaciones conozcan las inquietudes de la comunidad y la involucren desde las primeras etapas del proyecto, para poder encontrar soluciones a las preocupaciones legí timas y así facilitar la instalación del emprendimiento en un ámbito de consenso comunitario.
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Los gobiernos locales juegan un papel crí tico a la hora de definir la localizaci ón de un emprendimiento, ya que son en general los administradores del plan de desarrollo de la comunidad y por ende del ordenamiento de su territorio.
Ordenamiento territorial El ordenamiento y la planificaci ón territorial se constituyen en un elemento fundamen tal para la gesti ón adecuada de residuos s ólidos y en particular de residuos peligrosos. El manejo de la variable espacial es esencial en la determinaci ón de la localizaci ón, tanto de las actividades productivas como de las instalaciones para el aprovechamiento, tratamiento y disposici ón final de residuos. La pol í tica de residuos peligrosos deberá interactuar con la pol í tica de ordenamiento territorial a efectos de contemplar en la planificaci ón territorial las actividades generadoras y gestoras de residuos peligrosos. Se debe tener en cuenta que desde la pol í tica de residuos s ólo podrá ser cubierto el aspecto vinculado a los criterios de localizaci ón en el marco de garantizar la minimizaci ón de los riesgos, pero no podr á incorporarse la planificaci ón del uso del territorio a efectos de evitar potenciales conflictos del uso.
6.7 Referencias Agenda 21 www.un.org Aspectos social es de la ubicaci ón de instalaciones de residuos peligrosos. US EPA, 2003. www.epa.gov Bases conceptuales y de diagn óstico del programa para la prevenci ón y manejo integral de residuos peligrosos. Gobierno del Estado de M éxico, Gobierno del Distrito Federal , Comisi ón Ambiental Metropolitana, GTZ, 2002. Gestión ambientalmente adecuada de residuos s ólidos "Un enfoque de polí tica integral", CEPAL-GTZ, 1997. Informe de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, Johannesburgo, 2002. Los medios de comunicación y la gestión del medio ambiente urbano: roles y perspectivas en Am érica Latina y el Caribe. Instituto de Promoci ón de la Economí a Social, 2001 www.ipes.org Minimizaci ón y manejo ambiental de residuos s ólidos. Instituto Nacional de Ecolog í a, SEMARNAP, 1999. Plan de gestión de residuos peligrosos de la Comunidad Aut ónoma del Pa í s Vasco, 2003-2006. Polí tica de productos integrada "Desarro llo del concepto del ciclo de vida medioambiental", Comunicaci ón de la Comisión al Consejo y el Parlamento Europeo. 2003. www.eu.int Polí tica nacional sobre gesti ón integral de los residuos s ólidos - CONAMA, Chile, 2005. www.conama.cl Pollution prevention and abatement handbook, World Bank Grouo,1998. Programa para la minimización y manejo integral de residuos industriales peligrosos en M éxico 1996-2000. Instituto Nacional de Ecolog í a, SEMARNAP, 1997. Valorización de residuos, participaci ón social e innovación e su gesti ón. Cristina Cortinas de Nava, M éxico, 2003. Waste management planning and environmentally sound approach for sustainable urban waste management. Internacional Solid Waste Associationg (ISWA). www.iswa.org
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Guí a para la Gesti ón Integral de Residuos Peligrosos - Fundamentos
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