Jacques Derrida. "Decir el acontecimiento ¿es posible?." in: Centro Canadiense de Arquitectura.A Arquitectura. April 1997. (Spanish. Jacque Jac quess Der Derrid rida. a. "!i "!iert erta a po posib sibilid ilidad ad imp imposi osible ble de dec decir ir el aco aconte ntecim cimien iento. to." " in: Derrida in: Derrida en castellano. castellano. (Spanish. (Spanish.
Gracias. Les tranquilizo, lo que voy a decir será mucho más incompleto y expuesto que la bella bella con confer ferenc encia ia de Gad Souss Soussana ana.. Voy, antes antes de balbuc balbucir ir alguna algunass palab palabras ras,, a asoc asocia iarm rmee a los los agra agrade deci cimi mien ento toss que que ya han han sido sido expr expres esad ados os,, y deci decirr a hyl hyllis lis Lambert!i" Lambert!i" y a todos nuestros anfitriones, hasta qu# punto les estoy agradecido por la hospitalidad con la que me honran. $uy pocas cosas han sido convenidas entre nosotros, en todo caso que yo intente decir algunas palabras despu#s de Gad Soussana, que pase la palabra a %lexis &ouss, y que a continuaci'n la vuelva a tomar de manera un poco más duradera. Voy a intentar cumplir con ese primer tiempo de palabras prometidas para decir decir unas cosas cosas muy simples. (onvie (on viene ne record recordar ar que un acont aconteci ecimie miento nto supone supone la sorpre sorpresa, sa, la exp exposi osici' ci'n, n, lo inanticipable, y que entre nosotros hab)amos convenido esto, que el t)tulo de la sesi'n, de la discusi'n, fuera elegido por los amigos que me rodean. %provecho esta ocasi'n para decir tambi#n que es en raz'n de amistad por lo que consider# deber aceptar exponerme as), de amistad no s'lo para aquellos que me rodean, sino para con mis amigos de *uebec+ algunos, que no he vuelto a ver desde hace mucho tiempo, están aqu) en la sala, les saludo. *uer)a que este encuentro abierto, improvisado en gran medida, fuese de este modo inscripto bao el signo del acontecimiento de la amistad. Lo que desde luego, supone la amistad, pero tambi#n la sorpresa y lo inanticipable. -staba entendido que el t)tulo ser)a elegido por Gad Sossana y %lexis &ouss, y que yo intentar)a bien que mal exponer no unas respuestas, sino unas reflexiones improvisadas. -s evidente que si hay acontecimiento, es preciso que amás sea predicho, programado, ni siquiera verdaderamente decidido. %qu), se trata simplemente de un pretexto para hablar untos, tal vez hablar para no decir nada, hablar, dirigirse al otro all) donde lo que se dice cuenta menos que el hecho de que se hable al otro. La frase que constituye la cuesti'n y que forma el t)tulo /ecir el acontecimiento, 0es posible12, es una pregunta. 3iene la forma de una interrogaci'n. -s una pregunta pregunta en cinco cinco o seis palabras. palabras. 4ay un nombre, el acontecim acontecimiento iento,, hay dos verbos, verbos, decir y es ello2+ es2, #ste no es cualquier cualquier verbo, verbo, cualquier cualquier modo+ y además además hay un adetivo, posible25 0es posible12. $i primera inquietud concern)a a la cuesti'n de saber sobre cuál de esas palabras hacer recaer la insistencia. %ntes incluso de preguntarme si hay o no acontecimientos acontecimientos indecibles 6y en el curso de su bella reflexi'n sobre 7il8e, Gad Sossana nos ha dicho mucho a este respecto6 antes incluso, por tanto, de preguntarme aquello en el discurso sin arte y hecho con las primeras palabras que vengan2 que define mi condici'n, me preguntaba si la primera cosa de esa frase sobre la cual era preciso hacer recaer la cuesti'n, no era precisamente la cuesti'n. or el hecho de que se trata de la cuesti'n, de la modalidad cuestionante de esa frase. %qu), %qu), voy a ser muy breve. &o hago sino abrir una o dos avenidas y en ellas me comprometer# despu#s de que %lexis &ouss haya hablado. 4ay dos direcciones en esta frase, f rase, /ecir el acontecimiento, 0es posible12. -se punto de interrogaci'n lo percibo en la apertura de dos posibilidades. or una parte, la de la filosof)a. -stamos aqu) en un lugar dedicado a la arquitectura y ustedes saben cuales son las afinidades desde siempre entre la arquitectura, la arquitect'nica y la filosof)a. La cuesti'n ha estado mucho tiempo determinada, desde siempre sin duda, como la actitud filos'fica misma. 9na cuesti'n como /ecir el acontecimiento, 0es posible12, nos instala verdaderamente en una actitud filos'fica. 4ablamos como fil'sofos. S'lo un
fil'sofo, sea o no fil'sofo de profesi'n, puede plantear semeante cuesti'n, a la espera de que alguien est# atento a ello. /ecir el acontecimiento, 0es posible12. -ntonces, a la cuesti'n lo que quiero responder es s)2, simplemente. &o s)2 el acontecimiento, s)2 decir el acontecimiento es posible+ quiero decirles s)2 como signo de agradecimiento, antes que nada. La filosof)a se ha pensado siempre a s) misma como arte, experiencia, historia de la cuesti'n. Los fil'sofos, incluso cuando no están de acuerdo sobre nada, dicen al final5 s), pero finalmente somos gentes que hacen preguntas+ estemos al menos de acuerdo en eso, queremos salvar la ocasi'n de la cuesti'n2. -sto comenz' con lat'n y llega hasta lo que ustamente cierto 4eidegger, y aun otros en nuestros tiempos, hayan reflexionado a prop'sito de que antes de la cuesti'n 6el antes2 aqu) no es cronol'gico, es un antes2 antes del tiempo6, que antes, pues, de la cuesti'n, hab)a una posibilidad que era la de cierto s)2, de cierta aquiescencia. 4eidegger a su manera dio un d)a, muy tarde en su vida, que si hab)a dicho anteriormente que el cuestionamiento ( Fragen ) o la cuesti'n ( Frage ) era la piedad del pensamiento ( Frömmigkeit des Denkens ), y bien, #l deber)a haber dicho, sin contradecirse, que antes2 de la cuesti'n hab)a eso que #l llama la aquiescencia ( Zusage ). 9na especie de consentimiento, de afirmaci'n. &o la afirmaci'n dogmática que resiste a la cuesti'n. Sino s)2 para que una cuesti'n se plantee, para que una cuesti'n se diria a alguien, para que yo les hable a ustedes, porque he dicho que en el fondo estoy aqu) para hablarles, para dirigirles la palabra, incluso si es para no decir nada. (uando nos dirigimos a alguien, aunque sea para dirigirle una pregunta, es preciso, antes de la cuesti'n, que haya una aquiescencia, a saber5 yo te hablo, s), s), bienvenido, yo te hablo, estoy ah), t: estás ah), ;saludos<2. -se s)2 antes de la cuesti'n, con un antes2 que no es l'gico o cronol'gico, habita la cuesti'n misma, ese s)2 no es cuestionante. 4ay, pues, en el coraz'n de la cuesti'n cierto s)2, un s)2 a, un s)2 al otro que quizás no se halle sin relaci'n con un s)2 al acontecimiento, es decir, un s)2 a lo que viene, al dear venir. -l acontecimiento es tambi#n lo que viene, lo que llega u ocurre. 4oy se va a hablar mucho del acontecimiento como lo que viene o lo que llega. 4ay un s)2 al acontecimiento o al otro, o al acontecimiento como otro o venida de lo otro, del que podemos preguntarnos si, precisamente, eso se dice, si ese s)2 se dice o no. -stán entonces, entre todas las gentes que han hablado de ese s)2 originario, Levinas y 7osenz=eig. 7osenz=eig dec)a que el s)2 es una palabra archioriginaria+ incluso all) donde el s)2 no es pronunciado hay s)2. 4ay s)2 silencioso o indecible que debe o)rse en toda frase. 9na frase comienza por decir s)2. >ncluso las frases más negativas, la más cr)ticas, las más destructivas implican ese s)2. *uerr)a por tanto suspender el punto de interrogaci'n de esa cuesti'n /ecir el acontecimiento, 0es posible12 en ese s)2, en la ocasi'n o en la amenaza, por otra parte, de ese s)2. 9n primer s)2, y además otro s)2+ por mi parte, pero no quiero hablar de m) esta tarde, me ha interesado mucho y he intentado interpretar ese Zusage de 4eidegger. $e he implicado mucho en la cuesti'n de ese s)2, de ese s)2 antes, antes del no2 en cierto modo. *uerr)a hacer otra referencia para hablar de otro s) a2, que oigo resonar del lado de Levinas, del cual ha hablado usted tambi#n. %simismo me refiero a Levinas para establecer un eco con lo que usted ha dicho. Levinas, voy a estar obligado a ir muy deprisa, 6vamos muy deprisa por definici'n+ por otra parte, el acontecimiento es lo que va muy deprisa, no hay acontecimiento sino all) donde ello no espera, donde no se puede ya esperar, donde la venida de lo que llega interrumpe la espera+ por tanto, es preciso ir deprisa6, Levinas, durante mucho tiempo, defini' el origen de la #tica como cara a cara con el otro, en una situaci'n casi dual.
4ace un momento ha hablado usted de una bell)sima frase de 4egel que evoca el abismo de las miradas que se cruzan cuando veo al otro verme, cuando el oo del otro no es ya s'lo un oo visible sino un oo vidente, y que estoy ciego para el oo vidente del otro. Levinas, por su parte, define la relaci'n con la #tica como cara a cara con el otro y, además debi' convenir tambi#n que en el duelo #tico del cara a cara con el otro, el tercero está ah). ? el tercero no es alguien, una tercera persona, un testis , un testigo que viene a a@adirse a lo dual. -l tercero está ya siempre ah), en lo dual, en el cara a cara. Levinas dice que ese tercero, la venida siempre ya ocurrida o llegada de ese tercero, es el origen o más bien el nacimiento de la cuesti'n. (on el tercero aparece la apelaci'n a la usticia como cuesti'n. -l tercero es aquel que me cuestiona en el cara a cara, que de repente me hace sentir que lo #tico como cara a cara corre el riesgo de ser inusto si yo no tomo en cuenta al tercero que es lo otro del otro. La cuesti'n, el nacimiento de la cuesti'n no forma sino una unidad, seg:n Levinas, con lo que me pone en cuesti'n en la usticia, y el s)2 al otro está implicado en el nacimiento de la cuesti'n como usticia. *uisiera que ahora despu#s, cuando volvamos a hablar del acontecimiento y nos preguntemos si su decir es posible, esta evocaci'n de la cuesti'n del tercero y de la usticia no est# ausente. or consiguiente, me preguntaba sobre qu# hacer recaer la insistencia en esa frase /ecir el acontecimiento, 0es posible12. %cabo de decir que sobre ninguna palabra, s'lo sobre el punto de interrogaci'n, sobre la modalidad de la frase5 es una pregunta. 0*u# quiere decir una pregunta1 0(uál es la relaci'n entre la pregunta y el s)21 ero si debo decir algo más acerca de ello, es decir, no contentarme con insistir en el suspenso del punto de interrogaci'n, entonces es preciso que elia una palabra en esa frase, y he dicho que hab)a cinco o seis palabras, si se dean caer los art)culos, un nombre, dos verbos y un adetivo. (uando se dirige una pregunta a alguien siempre hay, usted lo ha se@alado muy bien, el riesgo de que la respuesta est# ya insinuada en la forma misma de la cuesti'n. 4ay en ese sentido una violencia de la cuesti'n, en tanto que ella impone de antemano, preimpone una respuesta posible. La usticia implica que aqu#l a quien se plantea una cuesti'n la vuelva y pregunte al otro5 *u# quieres decir1, antes de responder quiero saber lo que quieres decir, lo que tu pregunta quiere decir.2 -so supone que se haga más de una frase, que se encuadre la cuesti'n, y ah) ustedes saben que mi improvisaci'n está fuertemente encuadrada por unos amigos que han, ellos, preparado sus discursos. 0*u# quieres decir12, esto es en el fondo lo que les pregunto. -llos me han tra)do aqu) para hablar de eso, qu# quieren decir12. ? anuncio lo que voy a hacer ah) dentro. Voy a interesarme por todas esas palabras, por supuesto, cuando retome la palabra, pero he elegido, y volver# a ello inmediatamente, hacer recaer el acento más insistente sobre la palabra posible2. Se volverá, pues, a hablar de decir2, de acontecimiento2, de es que2, pero sobre todo de posible2, que muy rápidamente convertir# en imposible2. /ir#, intentar# mostrar inmediatamente, en qu# la imposibilidad, cierta imposibilidad de decir el acontecimiento, o cierta posibilidad imposible de decir el acontecimiento, nos obliga a pensar de otro modo, no solamente lo que quiere decir decir2, lo que quiere decir acontecimiento2, sino lo que quiere decir posible en la historia de la filosof)a. /icho de otro modo, intentar# explicar por qu# y c'mo entiendo la palabra posible2 en esa frase en la que ese posible2 no es simplemente diferente de2 o lo contrario de2 imposible2, por qu# aqu) posible2 e imposible2 quieren decir lo mismo. ero ah) voy a pedirles que esperen un poquito e intentar# esta explicaci'n en breve. [«Habla sin voz» acaba de ser pronunciada por Alexis Nouss, marcando la segunda apertura de la cuestión del seminario
&o les sorprender# diciendo que me siento indefenso despu#s de otra conferencia tan intimidante y bella. -n el tiempo que me queda es preciso que no sea yo el :ltimo en hablar. -sto se llama tambi#n seminario2, es decir, que es necesario que guardemos el tiempo de las preguntas para ser, como se dice, interactivos2. %unque todo haya sido dicho, en el tiempo de un post !scriptum voy a a@adir algo si ustedes me lo permiten. Le estoy muy agradecido por lo que usted ha dicho. Los nombres de algunos que han sido pronunciados aqu) deben velar sobre nuestra reflexi'n del decir y del acontecimiento5 pienso tambi#n en 7il8e, en (elan, y en algunos de mis amigos muertos o vivos, /eleuze, Aarthes, Sara Bofman. $e ha emocionado mucho el que usted les haya nombrado, a Alanchot tambi#n. %hora voy a volver a una improvisaci'n prosaica, ustedes me perdonarán por intentar apresurarme hacia la cuesti'n que ya ha sido muy sobreelaborada por mis predecesores. 4e dicho que hab)a muchas direcciones por abrir tras la cuesti'n /ecir el acontecimiento, 0es posible12. 4e hablado de la pregunta misma, del punto de interrogaci'n, de la modalidad cuestionante. %hora querr)a hablar de lo que decir2 puede poder decir tratándose del acontecimiento. 4ay al menos dos maneras de determinar el decir en cuanto al acontecimiento. %l menos dos. /ecir, esto puede querer decir hablar 604ay un habla sin voz1, 0hay tambi#n un habla sin decir o un decir sin habla16, enunciar, referirse a, nombrar, describir, hacer saber, informar. -n efecto, la primera modalidad o determinaci'n del decir es un decir de saber5 decir lo que es. /ecir el acontecimiento es tambi#n decir lo que ocurre, e intentar decir lo que está en el presente y ocurre en el presente, por lo tanto, decir lo que es, lo que viene, lo que llega u ocurre, lo que pasa. -s un decir que está pr'ximo al saber y a la informaci'n, al enunciado que dice algo acerca de algo. ? además, hay un decir que hace diciendo , un decir que hace, que opera. -sta ma@ana ve)a la televisi'n 6voy a hablar de la televisi'n, de las informaciones, porque tambi#n se trata de la cuesti'n de la informaci'n, del saber como informaci'n6 viendo cierta secuencia de informaci'n quebequesa, he recalado en una peque@a secuencia al respecto de 7en# L#vesque, un documento de archivo, sinopsis en la cual se ve)a al ascenso de 7en# L#vesque, su acci'n y su fracaso relativo, y lo que pas' antes y despu#s del fracaso. La f'rmula del periodista o de la persona que presentaba la emisi'n era5 despu#s de haber producido el acontecimiento, 7en# L#vesque ha debido comentar el acontecimiento2. (uando se retir' habl' sobre el acontecimiento, mientras que anteriormente #l lo hab)a hecho concretamente mediante su habla. ? como ustedes saben Cno quiero darles un curso sobre lo constatativo y lo performativoD, hay un habla que se llama constatativa , que es te'rica, que consiste en decir lo que es, en describir o en constatar lo que es, y hay un habla que se llama performativa , y que hace hablando. (uando prometo, por eemplo, no digo un acontecimiento, hago el acontecimiento mediante mi compromiso, prometo o digo. /igo s)2, he comenzado por s)2 hace un instante. -l s)2 es performativo. -l eemplo del matrimonio es el que se cita siempre cuando se habla del performativo5 03oma usted por esposo, por esposa a E...1 6 S)2. -l s)2 no dice el acontecimiento, hace el acontecimiento, constituye el acontecimiento. -s un hablaFacontecimiento, es un decirFacontecimiento. 4ay en ello dos grandes direcciones clásicas. >ncluso si Ccomo es mi casoD no se suscribe hasta el final esa oposici'n que actualmente es can'nica, se puede en todo caso, en un primer momento, concederle cr#dito para intentar poner un poco de orden en las cuestiones que tenemos que tratar. 3omemos en primer lugar el decir en su funci'n de saber, de constataci'n, de informaci'n.
/ecir el acontecimiento es decir lo que es, por consiguiente las cosas tal y como se presentan, los acontecimientos hist'ricos tal y como tienen lugar, es la cuesti'n de la informaci'n. (omo hace un instante lo ha sugerido usted muy bien, incluso lo ha demostrado, parece que ese decir del acontecimiento como enunciado de saber o de informaci'n, decir cognitivo en cierto modo, de descripci'n, ese decir del acontecimiento es en cierta manera siempre problemático, porque en raz'n de su estructura de decir el decir viene despu#s del acontecimiento. or otra parte, a causa del hecho de que en cuanto decir, y por tanto estructura de lenguae, resulta abocado a cierta generalidad, a cierta iterabilidad, a cierta repetibilidad, siempre falta la singularidad del acontecimiento. 9no de los rasgos del acontecimiento es no s'lo que viene como aquello que es imprevisible, lo que viene a desgarrar el curso ordinario de la historia, sino tambi#n que es absolutamente singular. %hora bien, el decir del acontecimiento, el decir de saber en cuanto al acontecimiento adolece, en cierto modo a priori y desde el inicio, de la singularidad del acontecimiento, y ello por el simple hecho de que viene despu#s y de que pierde la singularidad en una generalidad. ero hay algo más grave si se quiere no obstante estar atento a las dimensiones pol)ticas, y ustedes ambos lo han recordado de manera muy grave, cuando se habla del decir del acontecimiento bao la forma de la informaci'n. La primera imagen que viene a la mente con respecto al decir del acontecimiento es lo que se despliega desde hace mucho tiempo, pero en particular en la modernidad, como relaci'n de los acontecimiento, la informaci'n. La televisi'n, la radio, los peri'dicos, nos cuentan acontecimientos, nos dicen lo que ha pasado o lo que está pasando. Se tiene la impresi'n de que el despliegue, los progresos extraordinarios de las máquinas de informaci'n, máquinas propias para decir el acontecimiento, deber)an en cierta forma acrecentar los poderes del habla en lo relativo al acontecimiento, los del habla de informaci'n. %hora bien, recordar# con una palabra 6es una evidencia6, que ese pretendido decir del acontecimiento, incluso esa mostraci'n del acontecimiento, no es nunca naturalmente a la medida del acontecimiento, no es nunca fiable a posteriori . % medida incluso que se desarrolla la capacidad de decir inmediatamente, de mostrar inmediatamente el acontecimiento, se sabe que la t#cnica del decir y del mostrar interviene e interpreta, selecciona, filtra y por consiguiente hace el acontecimiento. (uando se pretende hoy mostrarnos «live», en directo, lo que ocurre, el acontecimiento que tiene lugar en la Guerra del Golfo, se sabe que por más directo, por más aparentemente inmediatos que sean el discurso y la imagen, t#cnicas extremadamente sofisticadas de captura, de proyecci'n y de filtrado de la imagen permiten en un segundo encuadrar, seleccionar, interpretar y hacer que lo que nos es mostrado en directo sea ya no un decir o un mostrar del acontecimiento, sino una producci'n del acontecimiento. 9na interpretaci'n hace lo que ella dice5 mientras que pretende simplemente enunciar, mostrar y dar a conocer+ de hecho, ella produce, es ya en cierto modo performativa. /e manera naturalmente no dicha, no confesada, no declarada, se hace pasar un decir del acontecimiento, un decir que hace el acontecimiento por un decir del acontecimiento. La vigilancia pol)tica que esto reclama de nuestra parte consiste evidentemente en organizar un conocimiento cr)tico de todos los aparatos que pretenden decir el acontecimiento all) donde se hace el acontecimiento, donde se le interpreta y donde se le produce. -sta vigilancia cr)tica al respecto de todas esas modalidades del decirFelFacontecimiento, no debe recaer solamente sobre los t#cnicos que operan en los estudios donde se sabe que hay veinticinco cámaras y que en un segundo se puede encuadrar una imagen, pedir a los periodistas que capten esto en vez de aquello. &uestra vigilancia debe recaer
tambi#n sobre las enormes máquinas de informaci'n, de apropiaci'n de las cadenas televisivas. -stas apropiaciones no son solamente nacionales. Son internacionales, transestatales y dominan tambi#n el decir del acontecimiento, ellas concentran sus poderes en lugares que debemos aprender a analizar, incluso a discutir o transformar a nuestra vez. 3enemos ah) un enorme campo de análisis y de cr)tica en lo referente al decir que hace el acontecimiento, ah) donde #l pretende simplemente enunciarlo, describirlo o contarlo. 9n hacer el acontecimiento sustituye clandestinamente a un decir el acontecimiento. -sto nos pone sobre el camino evidentemente de esa otra dimensi'n del decir el acontecimiento que, a su vez, se anuncia como propiamente performativa5 todos esos modos de hablas donde hablar no consiste en hacer saber, en contar algo, en relatar, en describir, en constatar, sino en hacer ocurrir mediante la palabra. %s) pues, podr)a darse un gran n:mero de eemplos. Se entiende que debemos discutir, no quiero retener la palabra demasiado tiempo+ voy simplemente a indicar algunos puntos de referencia para un análisis posible de ese decir el acontecimiento que consiste en hacer el acontecimiento, en hacer ocurrir, y en la imposibilidad que se aloa en esa posibilidad. 3omemos tres o cuatro eemplos. 3omemos el eemplo de la confesi'n5 una confesi'n no consiste simplemente en decir lo que ha pasado. Si por eemplo yo he cometido un crimen, el hecho de que vaya a decir a la polic)a he cometido un crimen2, no constituye en s) una confesi'n. &o llega a ser una confesi'n más que cuando, más allá de la operaci'n que consiste en hacer saber, confieso que soy culpable. /icho de otro modo, en la confesi'n no hay simplemente un hacer saber lo que ha pasado+ puedo muy bien informar a alguien de una falta sin declararme culpable. -n la confesi'n hay algo distinto al hacer saber, al decir constatativo o cognitivo del acontecimiento. 4ay una transformaci'n de mi relaci'n con el otro, donde me presento como culpable y digo5 soy culpable, no solamente te hago saber esto, sino que declaro que soy culpable de ello2. San %gust)n en sus Confesiones preguntaba a /ios, 0or qu# cuando 3: lo sabes todo, tengo a:n que confesarme a 3i12 3: sabes todas mis faltas, 3: eres omnisciente2. /icho de otro modo, la confesi'n no consiste en dar a conocer a /ios lo que l sabe. &o se trata de un enunciado de saber que informara a /ios de mis pecados. Se trata en la confesi'n de transformar mi relaci'n con el otro, de transformarme a m) mismo confesando mi culpabilidad. /icho de otro modo, en la confesi'n hay un decir del acontecimiento de lo que ha ocurrido, que produce una transformaci'n, que produce otro acontecimiento y que no es simplemente un decir de saber. (ada vez que el decirel-acontecimiento desborda esa dimensi'n de informaci'n, de saber, de cognici'n, ese decir-el-acontecimiento se compromete en la noche 6usted ha hablado mucho de la noche6, en la noche de un no saber, de algo que no es simplemente relativo a la ignorancia, sino a otro orden que ya no pertenece al orden del saber. 9n no saber que no es una deficiencia, que no es simplemente oscurantismo, ignorancia, noFciencia. Simplemente es algo heterog#neo al saber. 9n decir-el-acontecimiento , un decir que hace el acontecimiento más allá del saber. -se decir lo encontramos en muchas experiencias en las que finalmente la posibilidad de que advenga tal o cual acontecimiento se anuncia como imposible. Voy a tomar algunos eemplos. %lgunos de ellos me han retenido en algunos textos publicados y otros no. 3omo el eemplo del don. -l don deber)a ser un acontecimiento. /ebe ocurrir como una sorpresa venida del otro o venida al otro, debe desbordar el c)rculo econ'mico del intercambio. ara que un don sea posible, para que un acontecimiento de don sea posible, es preciso en cierto modo que se anuncie como imposible. 0or qu#1 Si doy al otro en agradecimiento en intercambio, el don no tiene
lugar. Si, por otra parte, espero del otro que me agradezca, que reconozca mi don y que de una forma u otra, simb'licamente o materialmente o f)sicamente, me devuelva algo en contrapartida, tampoco hay don. >ncluso si el agradecimiento es puramente simb'lico, el agradecimiento anula el don. -s preciso que el don se lleve más allá del agradecimiento. -s necesario incluso, en cierta manera, que el otro no sepa que yo le doy para que #l pueda recibir, porque desde el instante que #l sepa, está en el c)rculo del agradecimiento y de la gratitud, #l anula el don. /e igual modo, en el l)mite es preciso que yo mismo no sepa que doy. Si s# que doy, me digo as) es, yo dono, yo hago un presente2, 6y ustedes saben el v)nculo que hay entre presente y acontecimiento6 yo hago un presente. Si me presento como donante me felicito ya a m) mismo, me lo agradezco, me gratifico a mi mismo por el don y, por consiguiente, la simple consciencia del don anula el don. Ser)a suficiente con que el don se presentara como don al otro o a m) mismo, que se presentara como tal, ya al destinatario ya al donante, para que el don fuera inmediatamente anulado. Lo que quiere decir, para ir más deprisa, que el don como don s'lo es posible ah) donde parece imposible. -s preciso que el don no aparezca como tal para que tenga lugar. ero amás se sabrá si tiene lugar. Hamás nadie podrá decir, con un criterio de conocimiento satisfactorio, tal don ha tenido lugar2, o bien yo he dado2, he recibido2. or tanto el don, si lo hay, si es posible, debe aparecer como imposible. ? dar, por consiguiente, es hacer lo imposible. -l acontecimiento del don no debe poder ser dicho+ desde el momento en que se dice, se destruye. /icho de otra manera, la medida de la posibilidad del acontecimiento es dada por su imposibilidad. -l don es imposible, no puede ser posible sino como imposible. &o hay acontecimiento que tenga mayor carácter de acontecimiento que un don que rompe el intercambio, el curso de la historia, el c)rculo de la econom)a. &o hay posibilidad de don que no se presente como no presentándose, es lo imposible mismo. 3omen una palabra muy cercana al don, el perd'n. -l perd'n es tambi#n un don. Si perdono solamente aquello que es perdonable, no perdono nada. %lguien ha cometido una falta, una ofensa o uno de los cr)menes abominables que han sido evocados hace un momento, los campos, un crimen sin medida ha sido cometido. ?o no puedo perdonarlo. Si perdono lo que s'lo es venial, es decir, excusable, perdonable, ligera falta, falta comedida y mensurable, determinada y limitada, en ese momento, no perdono nada. Si perdono porque es perdonable, porque es fácil de perdonar, no perdono. &o puedo, pues, perdonar, si perdono, sino all) donde hay algo imperdonable. %ll) donde no es posible perdonar. /icho de otra manera, el perd'n, si lo hay, debe perdonar lo que es imperdonable, de otro modo eso no es un perd'n. -l perd'n, si es posible, no puede advenir sino como imposible. ero esa imposibilidad no es simplemente negativa. -llo quiere decir que es preciso hacer lo imposible. -l acontecimiento, si lo hay, consiste en hacer lo imposible. ero cuando alguien hace lo imposible, si alguien hace lo imposible, nadie, comenzando por el autor de esa acci'n, puede estar en condiciones de austar un decir te'rico, asegurado por s) mismo, a ese acontecimiento y decir5 esto ha tenido lugar2 o el perd'n a tenido lugar2 o yo he perdonado2. 9na frase tal como yo perdono2 o yo he perdonado2 es absurda, y antes que nada es obscena. 0('mo puedo estar seguro de que tengo el derecho de perdonar, y que he perdonado efectivamente y no más bien olvidado, descuidado, reducido lo imperdonable a una falta perdonable1 &o debo poder decir yo perdono2, as) como tampoco deber)a poder decir yo dono2. Son frases imposibles. Siempre puedo decirlo, pero cuando lo digo, traiciono incluso lo que querr)a decir. &o digo nada. &unca deber)a poder decir yo doy2 o yo perdono2. or consiguiente, el don o el perd'n, si los hay, deben anunciarse como imposibles y deben desafiar todos los decires te'ricos, cognitivos, todos los uicios del tipo5 esto es aquello2, uicios del tipo el perd'n es2, yo soy perdonador2, el don está dado2.
3omo otro eemplo que no hace mucho intent# desarrollar al respecto de la invenci'n. -stamos aqu) en un lugar de creaci'n, de arte, de invenci'n. La invenci'n es un acontecimiento+ por otra parte, incluso las palabras lo indican. Se trata de encontrar, de hacer venir, de hacer advenir lo que a:n no estaba ah). La invenci'n, si es posible, no es una invenci'n. 0*u# quiere esto decir1 Ven ustedes que me aproximo a esa cuesti'n de lo posible, que es la cuesti'n que nos re:ne aqu). Si puedo inventar lo que invento, si soy capaz de inventar lo que invento, eso quiere decir que la invenci'n sigue en cierta forma una potencialidad, un poder que está en m), por lo tanto eso no aporta nada nuevo. -so no hace acontecimiento. Soy capaz de hacer ocurrir eso y por consiguiente, el acontecimiento, lo que ocurre ah), no interrumpe nada, no es una sorpresa absoluta. /el mismo modo, cuando puedo donar5 si dono lo que puedo dar, si doy lo que tengo y que puedo dar, no doy. 9n rico que da lo que tiene, no da. -s preciso, como dicen lotino, 4eidegger y Lacan, dar lo que no se tiene. Si se da lo que se tiene, no se da. /e la misma forma si yo invento lo que puedo inventar, lo que me es posible inventar, no invento. >gualmente ocurre en un análisis epistemol'gico, o de historia de las ciencias y de las t#cnicas, cuando se analiza un campo en el cual una invenci'n es posible, una invenci'n te'rica, matemática o t#cnica, se analiza un campo que puede ser aquel que puede nombrarse paradigma con el uno o episteme con el otro, o aun configuraci'n. Si esa invenci'n es hecha posible por la estructura de un campo Cen tal momento tal invenci'n arquitect'nica es hecha posible porque el estado de la sociedad, de la historia de la arquitectura, de la teor)a arquitect'nica, hac)a eso posibleD, esa invenci'n no es una invenci'n. recisamente porque es posible. &o hace sino desplegar, explicitar un posible, una potencialidad que está ya presente+ por lo tanto no hace acontecimiento. ara que haya acontecimiento de invenci'n es preciso que la invenci'n aparezca como imposible+ lo que no era posible llegue a ser posible. /icho de otro modo, la :nica posibilidad de la invenci'n es la invenci'n de lo imposible. -ste enunciado puede parecer un uego, una contradicci'n ret'rica. /e hecho, su necesidad la creo muy irreductible. Si hay invenci'n 6 puede que no haya nunca invenci'n al igual que no hay nunca don o perd'n6 si hay invenci'n ella no es posible sino a condici'n de ser imposible. -sta experiencia de lo imposible condiciona la acontecibilidad del acontecimiento. Lo que ocurre como acontecimiento, no debe ocurrir sino all) donde es imposible. Si fuera posible, si fuera previsible, es que aquello no ocurre. 3omemos, este será mi :ltimo eemplo antes de dearles la palabra, el eemplo de la hospitalidad, por la cual he comenzado agradeciendo a mis anfitriones. 9stedes han hablado del acontecimiento no s'lo como de lo que ocurre, sino como de lo que llega, el arribante. -l o lo arribante absoluto, es alguien que no debe ser solamente un hu#sped invitado que estoy preparado para acoger, que tengo la capacidad de acoger. -s alguien cuya venida inopinada, imprevisible, cuya visitación 6y yo opondr)a aqu) la visitaci'n a la invitaci'n6 es una irrupci'n tal que no estoy siquiera preparado para acogerla. -s preciso que yo ni siquiera está preparado para acogerla, para que haya verdaderamente hospitalidad, y que no est# en condiciones no solamente de prever, sino de predefinir a aquel que viene, de preguntarle, como se hace en la frontera5 0(uál es tu nombre1, 0tu ciudadan)a1 0/e d'nde vienes1 0*u# vienes a hacer aqu)1 0Vas a trabaar12 -l hu#sped absoluto es aquel arribante para el cual no hay siquiera horizonte de espera, aquel que, como se dice, destroza mi horizonte de espera, mientras que yo no estoy siquiera preparado para recibir a aqu#l a quien voy a recibir. -sto es la hospitalidad. La hospitalidad no consiste simplemente en recibir lo que se es capaz de recibir. Levinas dice en alguna parte que el sueto es un anfitri'n que debe acoger lo infinito más allá de su capacidad de acogida. %coger más allá de su capacidad de acogida5 eso quiere decir que debo recibir o que recibo all) donde no puedo recibir, all) donde la venida del otro
me excede, parece más grande que mi casa, va a poner el desorden en mi casa, no puedo prever si el otro va a conducirse bien en mi casa, en mi ciudad, en mi -stado, en mi naci'n. -l arribante no constituirá, pues, acontecimiento sino all) donde yo no soy capaz de acogerlo, donde lo acoo, precisamente, all) donde no soy capaz de ello. La llegada del o de lo arribante es lo otro absoluto que cae sobre m). >nsisto sobre la verticalidad de la cosa porque la sorpresa no pude venir más que de lo alto. or ello cuando Levinas o Alanchot hablan de %lt)simo2 no es simplemente un lenguae religioso. -so quiere decir que el acontecimiento en tanto que acontecimiento, en cuanto sorpresa absoluta, debe caerme encima. 0or qu#1 orque si no me cae encima, quiere decir que lo veo venir, que hay un horizonte de espera. -n la horizontal lo veo venir, lo preFveo, lo preF digo y el acontecimiento es lo que puede ser dicho, pero amás predicho. 9n acontecimiento predicho no es un acontecimiento. $e cae encima porque no lo veo venir. -l acontecimiento, como el arribante, es lo que verticalmente me cae encima, sin que pueda verlo venir5 el acontecimiento no puede aparecerme antes de llegar sino como imposible. -so no quiere decir que no ocurra, que no lo haya+ quiere decir que no puedo decirlo en un modo te'rico, que no puedo tampoco preFdecirlo. 3odo eso que concierne a la invenci'n, a la arribancia ! arrivance", al acontecimiento, puede permitir pensar que el decir queda o puede quedar desarmado, absolutamente desarmado por esa imposibilidad misma, desamparado ante la venida siempre :nica, excepcional e imprevisible del otro, del acontecimiento como otro5 debo quedar absolutamente desarmado. ? sin embargo, ese desarme, esa vulnerabilidad, esa exposici'n no son nunca puros o absolutos. /ec)a hace un instante que el decir del acontecimiento supon)a una especie de inevitable neutralizaci'n del acontecimiento por su iterabilidad, que el decir trae siempre en s) la posibilidad de volver a decir5 se puede comprender una palabra :nicamente porque puede ser repetida+ desde el momento en que hablo me sirvo de palabras repetibles y la unicidad desaparece en esa iterabilidad. /el mismo modo, el acontecimiento no puede aparecer como tal, cuando aparece, sino siendo ya en su unicidad misma, repetible. -s esa idea, muy dif)cil de pensar, de la unicidad como inmediatamente iterable, de la singularidad en cuanto inmediatamente, como dir)a Levinas, comprometida en la sustituci'n, la sustituci'n no es simplemente el reemplazo de un :nico reemplazable5 la sustituci'n reemplaza lo irreemplazable. *ue haya inmediatamente, desde la primera ma@ana del decir o el primer surgimiento del acontecimiento, iterabilidad y retorno en la unicidad absoluta, en la singularidad absoluta, ello hace que la venida del arribante 6o la venida del acontecimiento inaugural6 no puede ser acogida sino como retorno, CreDaparici'n ! revenance " venir de vuelta", CreDaparici'n espectral. %qu), si tuvi#semos tiempo para ello, aunque podr# volver a ello en la discusi'n, yo intentar)a concordar ese motivo de la CreDaparici'n 6 que forma eco con lo que ya ha sido dicho del lado de 7il8e, de (elan, de rimo Levi6, concordar pues lo que digo aqu) de la CreDaparici'n, de la espectralidad, con esa experiencia de la imposibilidad que asedia lo posible. >ncluso cuando algo ocurre como posible, cuando un acontecimiento ocurre como posible, el hecho de que eso deba haber sido imposible, que la invenci'n posible deba haber sido imposible, esa imposibilidad contin:a asediando la posibilidad. $i relaci'n con el acontecimiento es una relaci'n tal que en la experiencia que tengo del acontecimiento, el hecho de que el acontecimiento haya sido imposible en su estructura, eso contin:a asediando la posibilidad. -so sigue siendo imposible, eso tal vez ha tenido lugar, pero sigue siendo imposible. Si he perdonado, sin saberlo, sin decirlo, sobre todo sin decirlo al otro, si he perdonado, es preciso que el perd'n permanezca imposible, siga siendo el perd'n de lo imperdonable. Si cuando perdono la falta, la herida, la lesi'n, la ofensa llega a ser perdonable porque he perdonado, se
acab', no hay ya perd'n. -s preciso que lo imperdonable siga siendo imperdonable en el perd'n, que la imposibilidad del perd'n contin:e asediando el perd'n. *ue la imposibilidad del don contin:e asediando el don. -ste asedio es la estructura espectral de esa experiencia del acontecimiento, le es absolutamente esencial. 7esulta que doy seminarios sobre la hospitalidad desde hace dos a@os en ar)s. 4emos estudiado, concretamente desde el punto de vista antropol'gico, tales ritos de la hospitalidad de antiguas poblaciones de $#xico donde a la llegada del otro, del hu#sped, las mueres deb)an llorar. 4abitualmente, en los ritos de la hospitalidad, cuando se recibe a alguien, se sonr)e. Se debe sonre)r, una risa o una sonrisa deben acompa@ar. &o se recibe a alguien de forma hospitalaria con un rostro hostil o crispado, se debe sonre)r. %ll) las mueres deb)an llorar a la llegada de los hu#spedes, en este caso se trata de un franc#s, Cson relatos de viae de Hean de LeryD. 0('mo interpretar esas lágrimas1 Se dice que esas mueres consideraban a los arribantes como CreDaparecidos, los muertos que volv)an. -ra preciso saludarlos como a CreDaparecidos mediante lágrimas de duelo. -ntre la hospitalidad y el duelo hay cierta afinidad. %quel que viene, incluso si lo acoo más allá de mi capacidad de acogida, debo saludarlo, saludar su venida 6y lo que vale para el arribante vale para el acontecimiento6, como una vuelta. -so no quiere decir que no sea nuevo. -s nuevo, la venida es absolutamente nueva. ero la novedad de esa venida implica en s) misma el venir de vuelta, la CreDaparici'n. (uando acoo al visitante, la visitaci'n de un visitante inesperado, debe ser cada vez una experiencia :nica para que sea un acontecimiento :nico, imprevisible, singular, irreemplazable. ero al mismo tiempo, desde el umbral de la casa y de la venida de lo irreemplazable, es preciso que la repetici'n est# presupuesta. 3e acoo, eso quiere decir5 te prometo acogerte de nuevo2. Si recibo a alguien diciendo5 bueno, que sea por esta vez, pero...2 aquello no se mantiene. -s preciso que la repetici'n est# prometida. /e igual modo que en el s)2, cuando digo s)2 a alguien, es preciso que la repetici'n del s)2 est# inmediatamente implicada. (uando me caso digo s)2, por retomar el eemplo del performativo, pero es necesario que en el s)2, singular, :nico, primero, est# implicado inmediatamente el que yo est# listo para confirmar el s)2, no solamente un segundo despu#s, sino ma@ana, pasado ma@ana y hasta el final de la vida. -s preciso que la repetici'n del s)2 est# implicada desde el primer s)2. /e igual manera, en la singularidad del acontecimiento, es necesario que la repetici'n est# ya en obra y que con la repetici'n, la borradura de la primera circunstancia est# ya comprometida+ de ah) el duelo, lo p'stumo, la p#rdida que sellan el primer instante del acontecimiento como originario. -l duelo está ah). Las lágrimas no pueden dear de mezclarse con la sonrisa de la hospitalidad. /e alg:n modo la muerte forma parte de ello. ara acabar, antes de dearles la palabra, dir)a que esta reflexi'n sobre lo posibleF imposible, /ecir el acontecimiento, 0es posible12, el hecho de que sea preciso responder a la vez s y no , posible , imposible , posible como imposible , deber)a comprometernos a repensar todo ese valor de posibilidad que marca nuestra tradici'n filos'fica occidental. La historia de la filosof)a es la historia de una reflexi'n en torno a lo que quiere decir posible , de lo que quiere decir ser y ser posible. -sta gran tradici'n de la d!namis , de la potencialidad, desde %rist'teles a Aergson, esta reflexi'n en filosof)a trascendental sobre las condiciones de posibilidad, se encuentra afectada por la experiencia del acontecimiento en tanto que ella perturba la distinci'n entre lo posible y lo imposible, la oposici'n entre lo posible y lo imposible. -s preciso hablar aqu) del acontecimiento imFposible. 9n imFposible que no es solamente imposible, que no es solamente lo contrario de lo posible, que es tambi#n la condici'n o la ocasi'n de lo posible. 9n imFposible que es la experiencia misma de lo posible. ara ello es preciso transformar el pensamiento, o la experiencia, o el decir de la experiencia de lo posible o
de lo imposible. (reo que no es simplemente una tarea de especulaci'n para fil'sofos profesionales. (reo que hoy, si se quiere, para volver a la informaci'n, pensar lo que ocurre con la virtualizaci'n y la espectralizaci'n en el campo t#cnico de la imagen o de la percepci'n 6el acontecimiento virtual, en el fondo, /ecir el acontecimiento, 0es posible12, es tambi#n para la cuesti'n de la virtualidad5 0qu# es un acontecimiento virtual1 4asta aqu) no se pod)an pensar como lo mismo la acontecibilidad y la virtualidad6 para pensar el acontecimiento virtual es preciso, pues, perturbar nuestra l'gica de lo posible o de lo imposible. -s en esa direcci'n en la que yo habr)a intentado, si tuvi#ramos tiempo, austar lo que he sugerido hace un momento de una cr)tica pol)tica de la informaci'n, del decir-el-acontecimiento seg:n la informaci'n o seg:n, por otra parte la ciencia, la tecnoFciencia y lo que acabamos de decir hace un instante de la virtualidad de lo posibleFimposible. [#regunta ! $na pregunta procedente de la sala a propósito de la a%irmación de &ac'elard ue se dice a continuación.
*uerer, es querer lo que no se puede2, encuentro la f'rmula muy bella y muy usta. -s tal vez la direcci'n en la cual querr)a comprometerme. &o puedo reconstituir el contexto de Aachelard. Si tuviese que interpretar o discutir, quizás de manera inusta, esa frase, en todo caso si yo quisiera apropiármela, cambiar)a algo en ella. orque yo dir)a que, ustamente, lo que no puedo, por tanto lo imposible, lo que desborda mi capacidad, mi poder, es precisamente lo que no puedo querer . % menos que se transforme el pensamiento tradicional de la voluntad. -stoy aqu) en este momento en el que la experiencia del acontecimiento deshace mi voluntad. Si quiero lo que quiero, lo que puedo querer 6voluntad de poder6 eso que quiero o puedo querer se halla a la medida de mi decisi'n. -stoy tentado, por el contrario, por un pensamiento de la decisi'n 6en el fondo no he pronunciado la palabra decisión , pero es en ello en lo que en verdad pensaba6, de algo que transformar)a tambi#n la l'gica de la decisi'n. -n general, al igual que se dice demasiado fácilmente yo doy2, yo perdono2, se dice fácilmente yo decido2 o bien yo asumo la responsabilidad2, yo soy responsable2. -stas frases me parecen muy poco admisibles tanto unas como otras. /ecir yo decido2, decir usted sabe que yo decido, yo s# que decido2, quiere decir que soy capaz y due@o de mi decisi'n, y que tengo un criterio que me permite decir que soy yo quien decide. Si es as), la decisi'n es en cierto modo la expresi'n de mi poder, de mi posibilidad. -n ese momento, una decisi'n semeante de la cual soy capaz y que expresa mi posibilidad, no interrumpe nada, no viene a desgarrar el curso de lo posible, el curso de la historia como deber)a hacerlo toda decisi'n. &o es una decisi'n digna de ese nombre. 9na decisi'n deber)a desgarrar 6eso es lo que quiere decir la palabra decisión por consiguiente deber)a interrumpir la trama de lo posible. (ada vez que digo mi decisi'n2 o bien yo decido2, se puede estar seguro de que me equivoco. $i decisi'n deber)a ser, 6s# que esta proposici'n parece inaceptable en toda l'gica clásica6 la decisi'n deber)a ser siempre la decisi'n del otro. $i decisi'n es de hecho la decisi'n del otro. -so no me exime o no exonera de ninguna responsabilidad. $i decisi'n no puede nunca ser la m)a, ella es siempre la decisi'n del otro en m), y yo soy en cierta manera pasivo en la decisi'n. ara que una decisi'n constituya acontecimiento, para que ella interrumpa mi poder, mi capacidad, mi posibilidad, y para que ella interrumpa el curso ordinario de la historia, es preciso que yo sufra mi decisi'n, lo que es evidentemente inaceptable en toda l'gica. *uerr)a pues intentar elaborar un pensamiento de la decisi'n que sea siempre decisi'n del otro, porque soy responsable por el otro y decido por el otro+ es el otro quien decide en m), sin que por ello yo sea exonerado de mi2
responsabilidad. or eso Levinas pone siempre la libertad detrás de la responsabilidad. Si quiero lo que no puedo, ese querer debe ser despoado de aquello con lo cual en la tradici'n se viste el querer, se determina como querer, a saber, la actividad, el dominio, el yo quiero lo que quiero2. %ll) se tratar)a de querer más allá de lo que se puede querer. -sa frase, si es aceptable, debe de rechazo destruir, deconstruir o deshacer el concepto mismo de voluntad. -s probablemente lo que quer)a decir Aachelard en esa frase parad'ica5 querer lo que no se puede, en el l)mite lo que no se puede querer. or lo que respecta a Han8elevitch, yo pensaba naturalmente en #l como debe hacerse cuando se piensa en el perd'n, y he pensado tambi#n, como ustedes han o)do, en el eemplo del imperdonable 4olocausto+ hay otros imperdonables. 9na de las razones por las cuales no puedo decir yo perdono2, no es s'lo mi dureza, mi inflexibilidad, mi condena inflexible, es que simplemente no tengo amás el derecho de perdonar. -s siempre el otro quien debe perdonar, yo no puedo perdonar en nombre del otro. ?o no puedo perdonar en nombre de las v)ctimas del 4olocausto. >ncluso los supervivientes, incluso aquellos que, como rimo Levi, estuvieron presentes, han vivido o sobrevivido, no tienen el derecho de perdonar. &o solamente porque deben continuar condenando, sino porque no se puede perdonar por los otros. &o se tiene el derecho de perdonar, el perd'n es imposible. -s ah) donde el perd'n permanece imposible, porque no tiene sentido perdonar si no es lo imperdonable, es ah) donde el perd'n puede tener lugar, si tiene lugar. -n general, en una estructura antropoFteol'gica dominante se dice s'lo /ios puede perdonar, yo no tengo el derecho de perdonar2+ un ser finito no puede perdonar una falta que es siempre infinita. >mperdonable quiere decir infinita. -l nombre de /ios nombra aqu) ese Itro al cual el derecho de perdonar le es siempre concedido, como la posibilidad de donar, de decir yo doy2, yo decido2. -l don o el perd'n se hacen siempre en nombre del otro. [#regunta ! *os preguntas se 'an planteado" la una concierne al enunciado in%initivo del seminario «*ecir el acontecimiento», la otra 'abla del secreto en el acontecimiento."
&o soy el autor del tema de nuestro debate, y me he encontrado como usted delante de esa cuesti'n y su formulaci'n literal+ tambi#n me he hecho preguntas que, por una parte, eran las mismas que las suyas. /ebo decir a ese respecto que, finalmente, lo que ocurre aqu), en la medida en que era imprevisible 6imprevisto para m), hemos improvisado en gran parte6, es que puede que haya habido acontecimiento. -so ocurre y no estaba programado, se ha programado mucho pero no todo. 4ay acontecimiento en cuanto aquello que ocurre no estaba predicho. %lgo se dice a trav#s de ese acontecimiento y se dice del acontecimiento. or lo que respecta a saber quien dice eso, la cuesti'n queda abierta. $e he preguntado, como usted, por qu# ese infinitivo. % menudo es una ret'rica de t)tulo5 el tema propuesto a la discusi'n se dea en infinitivo, aqu) estamos en examen. ero esa impersonalidad del infinitivo me ha dado qu# pensar, en particular, que all) donde nadie está presente, ning:n sueto de enunciaci'n para decir el acontecimiento seg:n los modos diferentes que he evocado, hay un decir que no está ya en posici'n ni de constataci'n, de teor)a, de descripci'n, ni bao la forma de una producci'n performativa, sino en el modo del s)ntoma. ropongo esta palabra, s)ntoma, como otro t#rmino más allá del decir verdadero o de la performatividad que produce el acontecimiento. -l acontecimiento abate lo constatativo y lo performativo, el yo s#2 y el yo pienso2. -n la historia que usted ha contado !ii" el secreto está operando. %ll) donde el acontecimiento resiste a la informaci'n, a la puesta en enunciados te'ricos, al hacer saber, al saber, el secreto está formando parte. 9n acontecimiento es siempre
secreto, por las razones que he dicho, debe permanecer secreto, como un don o un perd'n deben permanecer secretos. Si digo yo doy2, si el don llega a ser fenom#nico o si aparece, si el perd'n aparece, ya no hay don o perd'n. -l secreto pertenece a la estructura del acontecimiento. &o el secreto en el sentido de lo privado, de lo clandestino o de lo escondido, sino el secreto como lo que no aparece. $ás allá de todas las verificaciones, de todos los discursos de la verdad o del saber, el s)ntoma es una significaci'n del acontecimiento que nadie domina, que ninguna conciencia, que ning:n sueto consciente puede apropiarse o dominar. &i bao la forma del constatativo te'rico o udicativo ni bao la forma de la producci'n performativa. 4ay s)ntoma. or eemplo, en lo que ocurre aqu)5 somos bastante numerosos, cada uno interpreta, prev#, anticipa, es desbordado, sorprendido de cara a aquello que se puede llamar el acontecimiento. $ás allá del significado que cada uno de nosotros pueda leer en ello, incluso enunciar sobre ello, hay s)ntoma. >ncluso el efecto de verdad o la b:squeda de la verdad es del orden del s)ntoma. %l respecto de esos s)ntomas puede haber análisis. 9sted ha hablado de saberes diferenciados, tambi#n se puede evocar la identificaci'n de las posiciones de enunciaci'n de los suetos, de las pulsiones libidinales, de las estrategias de poder. $ás allá de todo eso, hay sintomatolog)a5 significaci'n que ning:n teorema puede agotar. ?o pondr)a en relaci'n esa noci'n de s)ntoma, que querr)a sustraer a su c'digo cl)nico o psicoanal)tico, con lo que he dicho hace un momento de la verticalidad. 9n s)ntoma, es lo que cae. Lo que nos cae encima. Lo que nos cae encima verticalmente, es lo que hace s)ntoma. -n todo acontecimiento hay secreto y sintomatolog)a. (reo que /eleuze habla tambi#n de s)ntoma a ese respecto. -l discurso que se asocia a ese valor de acontecibilidad del cual hablamos es siempre un discurso sintomático, o sintomatol'gico, que debe ser un discurso sobre lo :nico, sobre el caso, sobre la excepci'n. 9n acontecimiento es siempre excepcional, es una definici'n posible del acontecimiento. 9n acontecimiento debe ser excepcional, fuera de regla. /esde el momento en que hay reglas, normas y, por consiguiente, unos criterios para evaluar esto o aquello, lo que ocurre o no ocurre, no hay acontecimiento. -l acontecimiento debe ser excepcional, y esa singularidad de la excepci'n sin regla no puede dar lugar más que a s)ntomas. -llo supone no que se renuncie a saber o a filosofar5 el saber filos'fico acepta esa apor)a prometedora que no es simplemente negativa o paralizante. -sa apor)a prometedora toma la forma de lo posibleFimposible o lo que &ietzsche llamaba el quizás2. Semeante texto de &ietzsche dice que lo esperado por los fil'sofos venideros es un pensamiento del quizás2 al cual se han resistido todos los fil'sofos clásicos. 9n quizás2 que no es simplemente una modalidad emp)rica+ hay textos terribles de 4egel sobre el quizás2, sobre aquellos que piensan el quizás2, y que ser)an empiristas. &ietzsche intenta pensar una modalidad del quizás2 que no sea simplemente emp)rica. %quello que he dicho de lo posibleFimposible, es el quizás2. -l don, quizás2 lo hay, si lo hay+ si lo hay, no se debe poder hablar de ello, no se debe estar seguro de ello. -l perd'n quizás2, el acontecimiento quizás2. /icho de otro modo, esa categor)a del quizás2, entre posible e imposible, pertenece a la misma configuraci'n que la del s)ntoma o la del secreto. Lo dif)cil es austar un discurso consecuente, te'rico, a esas modalidades que parecen ser otros tantos desaf)os al saber y a la teor)a. -l s)ntoma, el quizás2, lo posibleFimposible, lo :nico en tanto que sustituible, la singularidad en tanto que repetible, todo eso se parece a contradicciones no dialectizables+ la dificultad es austar un discurso que no sea simplemente impresionista o sin rigor a unas estructuras que son otros tantos desaf)os para la l'gica clásica. 04e respondido a su pregunta1 *uizás2.
[#regunta. +a pregunta solicita una aclaración sobre el vnculo de la promesa con el acontecimiento.
4e hecho una breve alusi'n a la promesa. La promesa es el eemplo privilegiado de todos los discursos sobre el performativo en la teor)a de los speech acts. (uando digo prometo2, no describo otra cosa, no digo nada, hago algo, es un acontecimiento. La promesa es un acontecimiento. -l prometo2 produce el acontecimiento y no se refiere a ning:n acontecimiento preexistente. -l yo prometo2 es un decir que no dice ning:n acontecimiento preexistente, y que produce acontecimiento. Los te'ricos de los speech acts toman el eemplo de la promesa como un eemplo de performativo entre otros. ?o estar)a tentado de decir que toda frase, todo performativo, implica una promesa, que la promesa no es un performativo entre otros. /esde que me dirio al otro, desde que le digo yo te hablo2, estoy ya en el orden de la promesa. ?o te hablo, eso quiere decir prometo continuar, ir hasta el final de la frase, prometo decirte la verdad incluso si miento26y para mentir es preciso, por otra parte, prometer decir la verdad6. La promesa es el elemento mismo del lenguae. /ecir el acontecimiento aqu), no ser)a decir un obeto que fuese el acontecimiento, sino decir un acontecimiento que el decir produce. Los te'ricos serios de los speech acts consideran que una promesa debe siempre prometer algo bueno. &o se promete el mal, prometer2 el mal es amenazar, no prometer. &o se dice a alguien prometo matarte2, se dice a alguien prometo darte, estar en la cita, ser fiel, ser tu marido o tu muer2. La promesa implica siempre la promesa del bien, una promesa benefactora, benevolente. Si se fingiera prometer el mal, ser)a una amenaza disfrazada de promesa. (uando una madre dice a su hio si haces eso, te prometo una azotaina2, eso no es una promesa, es una amenaza. -s la teor)a clásica de los speech acts5 la promesa no es la amenaza. Lo que me atrever)a a pretender es que una promesa debe siempre poder ser asediada por la amenaza, por su devenirFamenaza, sin lo cual no es promesa. Si estoy seguro de que lo que prometo es una cosa buena, que lo bueno no puede transformarse en malo, que el regalo prometido no puede transformarse en veneno, seg:n la viea l'gica de la inversi'n del gift-gift , del don en veneno, del regalo benefactor en regalo mal#volo, si estuviese seguro de que la promesa era buena y no pudiera invertirse en mala, eso no ser)a un promesa. 9na promesa debe estar amenazada por la posibilidad de ser traicionada, de traicionarse a s) misma, consciente o inconscientemente. Si no hay la posibilidad de pervertirse, si lo bueno no es pervertible, no es lo bueno. 9na promesa, para ser posible, debe estar asediada o amenazada por la posibilidad de ser traicionada, de ser mala. Los te'ricos de los speech acts son gente seria, dirán que si prometo estar en la cita, if don "t mean it ,si miento, si s# ya que no estar# en la cita, que no har# todo lo posible para estar en la cita2, no es una promesa. 9na promesa debe ser seria, responder a una intenci'n seria+ al menos cuando digo estar# ma@ana en la cita2 bao un modo de promesa, no bao un modo de previsi'n. 4ay en efecto dos maneras de decir ma@ana estar# en la cita2, una manera de previsi'n ma@ana por la ma@ana tomar# el desayuno2, pero si digo ma@ana estar# all) con usted para tomar el desayuno2, es otra cosa. 9na promesa para ser verdaderamente promesa, seg:n los te'ricos de los speech acts , debe ser seria, es decir, comprometerme a hacer todo lo posible para mantener la promesa. 9na promesa de algo que es bueno. ?o pretender)a que si tal promesa no es intr)nsecamente pervertible, es decir, amenazada de poder no ser seria o sincera, o de poder ser traicionada, no es una promesa. 9na promesa debe poder ser traicionada, de otro modo no es una promesa+ es una previsi'n, una predicci'n. -s preciso que la traici'n o la perversi'n est# en el coraz'n del compromiso
de la promesa, que la distinci'n entre promesa y amenaza no est# nunca asegurada. Lo que adelanto ah) no es una especulaci'n abstracta. Se sabe por experiencia que el don puede ser amenazante, que la promesa más benefactora puede corromperse por s) misma, que puedo hacer el mal prometiendo el bien+ es una posibilidad intr)nseca de la cual podr)amos dar muchos eemplos. -s preciso que esa perversibilidad est# en el coraz'n de lo que es bueno, de la buena promesa, para que la promesa sea lo que es+ es preciso que pueda no ser promesa, que puede ser traicionada para ser posible, para tener la ocasi'n de ser posible. -sta amenaza no es una cosa mala, es su ocasi'n+ sin amenaza no habr)a promesa. Si la promesa fuera automáticamente mantenida ser)a una máquina, un ordenador, un cálculo. ara que una promesa no sea un cálculo mecánico o una programaci'n, es preciso que pueda ser traicionada. -sta posibilidad de traici'n debe habitar la promesa más inocente. % lo cual yo a@adir)a esto que es a:n más grave5 aunque el performativo diga y produzca el acontecimiento del que habla, tambi#n lo neutraliza en la medida en que guarda su dominio en un yo puedo2 ( # can$ # ma! ), yo estoy habilitado2, etc... 9n acontecimiento puro, y digno de ese nombre, abate tanto lo performativo como lo constatativo. %lg:n d)a será preciso sacar todas las consecuencias de ello. ara volver a lo que dec)a de la usticia al principio, ya que he comenzado por hablar de ese s)2, de esa usticia en Levinas, la usticia debe ser ella misma trabaada o asediada por su contrario, por el perurio, para poder ser usticia. Si, por eemplo, en el cara a cara 6que es condici'n del respeto del otro, de la #tica, de lo que Levinas llama el rostro del otro6, el tercero no estuviera ya presente, la usticia, que es la relaci'n con el otro, ser)a ya un perurio. - inversamente, desde que el tercero entra en la relaci'n dual que me compromete en el cara a cara ante al otro singular, hay ya perurio. or consiguiente entre la usticia o la fe urada, el compromiso, el uramento y el perurio, no hay simple oposici'n. -s preciso que el perurio est# tambi#n en el coraz'n de la fe urada para que la fe urada sea verdaderamente posible. *ue est# en el coraz'n de la usticia de manera indesaloable, no de paso o como un accidente que se puede borrar. -s preciso que la posibilidad del mal, o del perurio, sea intr)nseca al bien o a la usticia para que #sta sea posible. or tanto, que lo imposible est# en el coraz'n de lo posible. [#regunta. -uelta sobre la in%ormación la verticalidad del acontecimiento a partir de una pregunta relativa a los dispositivos t/cnicos.
$e parece, en efecto, que el acontecimiento en la interpretaci'n, la reapropiaci'n, el filtrado de la informaci'n, es siempre, si lo hay, lo que resiste a esa reapropiaci'n, transformaci'n o transFinformaci'n. 9sted ha tomado el eemplo de la Guerra del Golfo. 4e subrayado que lo que pasaba all), que lo que se nos pretendi' transmitir en directo, no se reduc)a a esa informaci'n interpretativa, a esa transFinformaci'n+ no se reduc)a tampoco a un simulacro. ?o no tengo en absoluto el mismo punto de vista que Aaudrillard, que dice que la guerra no ha tenido lugar. -l acontecimiento, que es irreductible finalmente a la apropiaci'n mediática o a la digesti'n mediática, es que hubo miles de muertos. Son acontecimientos cada vez singulares, que ning:n decir de saber o de informaci'n habrá podido reducir ni neutralizar. ?o dir)a que es preciso interminablemente analizar los mecanismos de eso que acabo de sobrenombrar la transF informaci'n o la reapropiaci'n, el devenirFsimulacro o televisivo de esos acontecimientos. -s preciso analizar aquello desde el plano pol)ticoFhist'rico, sin olvidar, en lo posible, que del acontecimiento ha tenido lugar algo que no se reduce a ello en ning:n caso. /el acontecimiento lo que no se reduce tal vez a ning:n decir. -s lo indecible5 son los muertos, por e%emplo , los muertos.
-n cuanto a la verticalidad que a usted le inquieta, soy muy consciente del hecho de que el extranero es tambi#n aquel que llega por la frontera, aquel que se ve venir. Son sobre todo los aduaneros, los oficiales de inmigraci'n quienes les ven venir, o aquellos que quieren dominar los fluos de inmigraci'n. (uando tengo más tiempo en un seminario, o cuando peleo por aquellas cosas en Jrancia, complico un poco las cosas, más de lo que hago aqu). Soy consciente de que es preciso tener en cuenta esa horizontalidad, y todo lo que eso requiere de nuestra parte. or verticalidad quer)a decir que el extranero, lo que hay de irreductiblemente arribante en el otro 6que no es simplemente trabaador, ni ciudadano, ni fácilmente identificable6, es lo que en el otro no me previene y desborda precisamente la horizontalidad de la espera. Lo que quer)a subrayar, al hablar de verticalidad, es que el otro no espera. &o espera que yo pueda recibirle o que le d# una tareta de residencia. Si hay hospitalidad incondicional, ella debe estar abierta a la visitaci'n del otro que llega en cualquier momento, sin que yo lo sepa. -s tambi#n lo mesiánico5 el mes)as puede llegar, puede venir en todo momento, por arriba, por all) donde no lo veo venir. -n mi discurso la noci'n de verticalidad no tiene ya necesariamente el uso a menudo religioso o teol'gico que eleva hacia el %lt)simo. *uizás la religi'n comience aqu). &o se puede mantener el discurso que mantengo sobre la verticalidad, sobre la arribancia [ arrivance" acci'n de llegar, de venida inmediata, de ocurrir algo" absoluta, sin que ya el acto de fe haya comenzado 6el acto de fe no es forzosamente la religi'n, tal o cual religi'n6, sin cierto espacio de fe sin saber, más allá del saber. %ceptar)a, pues, que aqu) se hablara de fe. !i" hillis Lamben fund' el (entro (anadiense de %rquitectura.