De la naturaleza del Raciocinio. La tercera operación de la mente humana es el Raciocinio, la cual en verdad es aquella operación a la que se ordenan todas las otras, y consiguientemente, es la más perfecta de todas. y al mismo tiempo, es señal de una gran imperfección de la mente humana. Pues su naturaleza es de tal índole, que ni por la simple contemplación de las cosas, ni por la comparación de dos conceptos o!etivos, aparece a la misma mente la identidad o diversidad de "stos, y necesita de un nuevo proceso, a saer, de una nueva comparación de aquellos conceptos con otro tercero, por la cual #nalmente puede ver la identidad o diversidad de aquellos. $n un entendimiento más perfecto, ien en el entendimiento de %ios, ien en el en tendimiento &ng"lico, tal proceso no se da formalmente, sino que al instante ellos alcanzan con la simple contemplación de las cosas lo que nosotros llegamos á poseer tras un largo proceso. &hora ien, este proceso humano para alcanzar la verdad se llama Raciocinio. Raciocinio. $s menester pues que, con el mismo m"todo que hemos tratado de las anteriores operaciones de la mente, tratemos tami"n ahora del Raciocinio. Artículo II De la noción de Raciocinio. $l Raciocinio es aquella operación de la mente por la cual, estalecida la comparación de dos ideas con una tercera, conoce la identidad o diversidad de ellas entre sí. ' más revemente( es la operación de la mente por la cual de dos !uicios se deduce un tercer !uicio. $n virtud de esta operación, se muestra en la lógica más e)tensamente que el entendimiento conoce nuevas noticias de las cuales antes carecía, y ciertamente, en virtud del ne)o entre los dos !uicios anteriores. La materia remota del Raciocinio son las tres ideas de las cuales conste* aquella idea con la que se comparan las otras dos se llama media, y las que se comparan con la media se llaman e)tremas* ahora ien, la materia o elementos pró)imos del Raciocinio son los tres !uicios, de los cuales los dos primeros a#rman la relación entre las ideas e)tremas y la media, y tomados en su con!unto se llaman antecedentes* y el tercer !uicio a#rma la relación de las dos ideas e)tremas entre sí, y se llama consiguiente. +orma del Raciocinio es la cone)ión misma entre el !uicio consiguiente y los dos primeros !uicios, esto es, el antecedente. %e esta cone)ión, visto el antecedente, necesariamente se sigue tami"n la visión del consiguiente como de algo que uye, y esta cone)ión se llama consecuencia. Rectitud y verdad del Raciocinio. -e ha de distinguir entre la rectitud y la verdad del Raciocinio. Pues hay rectitud, si hay legítima consecuencia, esto es, si es tal la cone)ión de los !uicios que, admitidos admitidos los !uicios anteriores, anteriores, dee admitirse el !uicio !uicio consiguiente. ' hay verdad, si cada !uicio dice aquello que es en realidad de verdad. Por tanto, la verdad y la rectitud pueden darse por separado* a saer( puede darse la verdad sin que se d" la rectitud, y al contrario. $sto puede mostrarse con los siguientes e!emplos( odo vicio dee dee ser evitado* toda paciencia paciencia es un vicio* luego, luego, toda paciencia dee ser evitada. -e da aquí rectitud /el modo completamente perfecto de la primera #gura en 0árara01, y sin emargo no se da verdad porque el segundo !uicio es completamente falso.
oda sustancia es uena* el árol no es sustancia* luego, el árol no es ueno. $n este Raciocinio falta, tanto la rectitud como la verdad. odo homre es animal* todo homre es mortal* luego, todo animal es mortal. $n este Raciocinio se da verdad 0per accidens0, pues de hecho todas las proposiciones son verdaderas* sin emargo, falta rectitud, ya que el t"rmino 0animal0 en la conclusión tiene mayor e)tensión que en las premisas.
Artículo III Del signo del Raciocinio, esto es, de la argumentación. La argumentación es el signo e)terno del Raciocinio* muchas veces se toma en sentido lato como todo el proceso de la demostración. &quí se entiende( el discurso en el que una proposición se deduce de otras. La proposición que se deduce antes de haer sido h echa la argumentación se llama cuestión* en camio, ya en la argumentación, se llama consiguiente o conclusión. Las proposiciones de las cuales se deduce la conclusión, tomadas en su con!unto se llaman antecedentes, y tomadas por separado se llaman premisas. La consecuencia es el ne)o entre la conclusión y las premisas. -ilogismo es una especie de argumentación, que e)presa una argumentación simple y completa, a saer, un Raciocinio integro. ' se de#ne por &ristóteles( 2-ilogismo es el discurso en el cual, dados ciertos elementos, n ecesariamente soreviene otro distinto de "stos que han sido dados, por el hecho de darse este elemento3. 4 sea, el discurso que consta de tres proposiciones cone)ionadas entre sí de tal manera, que dadas dos proposiciones, es necesario que se d" una tercera. Las restantes argumentaciones pueden reducirse al silogismo. &l igual que en la argumentación, se dan antecedentes, consiguientes, premisas y consecuencias. Los t"rminos en el silogismo solamente son tres( aquellos dos que se separan o se unen en la conclusión se llaman e)tremos del !uicio* $l su!eto de la conclusión se llama e)tremo menor y el predicado se llama e)tremo mayor. $l tercer t"rmino, con el que se comparan aquellos dos t"rminos mayor y menor, se llama t"rmino medio. La mayor es aquella premisa en la cual el t"rmino medio se compara con el e)tremo mayor. La menor es aquella en la cual se compara con el e)tremo menor. $n la práctica de la disertación se llama mayor la que se pone en primer lugar, y menor la que se pone en segundo lugar. $l silogismo en el que se oserva la forma se llama silogismo formado, y se llama silogismo informe, esto es, sin forma, a aquel que, mantenida la forma de los argumentos, no se preocupa de la disposición de los t"rminos y de las proposiciones. $stos silogismos son más frecuentes en la vida racional corriente. Artículo IV De las reglas generales del Raciocinio y de las particulares de los silogismos. Reglas estalecidas en cuanto a la verdad en el Raciocinio recto( 1) %e un antecedente verdadero no puede seguirse un consiguiente falso. %e donde,
2) -i el consiguiente es falso, por lo menos una de las dos premisas dee ser falsa. ) %e un falso antecedente puede seguirse, ien un consiguiente falso /0per se01, ien un consiguiente verdadero /0per accidens01. Por tanto, !) %e la verdad del consiguiente no se deduce necesariamente la verdad del antecedente. ") odo lo que está con el antecedente está tami"n con el consiguiente, pero no al rev"s. #) odo lo que va en contra del consiguiente, va tami"n en contra del antecedente, y no al rev"s. %e donde( $) %e lo contradictorio del consiguiente se deduce lo contradictorio del antecedente si es uena la consecuencia, y no viceversa.
%c&o reglas del silogismo. 5ay muchos que quieren reducir todas a una 6nica regla que puede enunciarse as( en general, se da consecuencia en el silogismo si una premisa contiene /virtualmente1 la conclusión, y la otra premisa lo e)plica. &hora ien, esta norma, que está patente por la naturaleza misma del silogismo, puede llamarse regla general de todo silogismo, y e)plícitamente se indica en las siguientes reglas conocidas( 1) anto en realidad como por el sentido, los t"rminos sean solamente tres. 2) Los vocalos en la conclusión deen tener la misma e)tensión que en las premisas. ) $s necesario que la conclusión nunca contenga el t"rmino medio. !) $l t"rmino medio, o una vez o dos, dee tomarse en sentido general. ") Las dos premisas a#rmativas no pueden dar una conclusión negativa. #) -i amas premisas niegan, no se sigue nada de ellas. $) La conclusión siempre sigue la peor parte. ') 7ada se sigue !amás de dos premisas particulares. Las cuatro reglas primeras se re#eren a los t"rminos del silogismo, de tal modo que la primera atañe a los tres t"rminos* la segunda, a los dos t"rminos e)tremos* la tercera y la cuarta, solamente al t"rmino medio. Las cuatro reglas 6ltimas se dirigen a las proposiciones, de modo que la quinta se re#ere a la proposición a#rmativa* la se)ta, a la negativa* la s"ptima, a la cantidad y a la cualidad* y la octava, por 6ltimo, a la cantidad. (e eplican las reglas. La primera regla prohie que el silogismo tenga más de tres t"rminos. -e falta en contra de la misma regla por el hecho de darle al silogismo cuatro t"rminos, y entonces vulgarmente se dice 2que el silogismo tiene cuatro patas3. Puede darse el defecto, ien en realidad, esto es, mani#estamente, a causa de los cuatro t"rminos realmente distintos, ien en el sentido, ocultamente, del siguiente modo( 1) 8uando se usa un t"rmino equívoco seg6n las signi#caciones diversas, v. g., el toro corre en la plaza de toros* pero el toro es un monte luego el monte corre en la plaza de toros.
2) 8uándo se camia la suposición de t"rmino, v.g., Pedro es homre /suposición real1* Pero el homre es una idea universal /suposición lógica1* Luego, Pedro es una idea universal. ) 8uando el t"rmino medio se emplea dos veces de forma particular, por las reglas cuarta y octava. La segunda regla prohie que el t"rmino tenga en la conclusión mayor e)tensión que en las premisas. Pues sólo seg6n aquella parte o aspecto a!o el cual ha sido comparado en las premisas está permitido emplearlo en la conclusión, pues de los otros aspectos nada saemos en virtud de la comparación. Por tanto, es falso y vicioso( todo círculo es redondo* ahora ien, todo círculo es #gura /alguna1* luego, toda #gura es redonda. La tercera regla está clara a simple vista por la noción de silogismo. %e donde se concluiría falsamente( Palo es #lósofo* Palo es grande* luego, Palo es gran #lósofo. La cuarta regla e)ige que el t"rmino medio se tome por lo menos en una premisa en sentido universal o equivalente, como acontece en los singulares* porque en otro caso, el t"rmino medio, tomado dos veces como particular, equivale o puede equivaler a dos t"rminos. &sí. , -e concluye falsamente( alg6n animal es ípedo* el león es animal /alg6n animal1* luego, el león es ípedo. La quinta y se)ta reglas se muestran fácilmente por la misma naturaleza del Raciocinio. La s"ptima regla manda que la conclusión siga siempre la parte más d"il* ahora ien, por parte peor se entiende la negativa por encima de la a#rmativa y la particular por encima de la universal. %e donde( 1) -i alguna premisa es negativa, la conclusión dee ser n egativa* esto es mani#esto por la naturaleza del mismo proceso de la razón. 2) -i una premisa es universal, y la otra premisa es particular, la conclusión es particular. $sto se pruea del siguiente modo( a) -upongamos que amas premisas son a#rmativas* entonces, los tres t"rminos son particulares en las premisas, a saer, los dos predicados de las a#rmativas y el 6nico su!eto de la particular* el otro t"rmino universal dee ser t"rmino medio /regla cuatro1, el cual no puede entrar en la conclusión /regla tercera1* por tanto, la conclusión dee ser particular /regla segunda1. *) -i una es a#rmativa y la otra es negativa* entonces dos t"rminos en las premisas son universales, a saer, el su!eto de la universal y el predicado de la negativa, y los otros dos, particulares /el su!eto de la particular y el p redicado de la a#rmativa1* de estos t"rminos universales, uno dee ser t"rmino medio /regla cuatro1, el otro, e)tremo mayor, porque es el predicado de la conclusión, y universal, ya que la conclusión es negativa* Luego, el otro t"rmino e)tremo menor, a saer, el su!eto de la conclusión, dee ser particular en las premisas y en la conclusión. Por tanto, falla el siguiente silogismo( todo cuerpo es e)tenso* alguna sustancia es cuerpo* luego, toda sustancia es e)tensa. La octava regla prohie que amas premisas sean particulares o equivalgan a la particular. $sto tami"n se pruea del siguiente modo( a) -i amas premisas son a#rmativas, entonces todos los t"rminos son particulares, en contra de la cuarta regla, que manda que el t"rmino medio por lo menos una vez sea universal.
*) -i una es negativa y la otra a#rmativa, entonces se da el 6nico t"rmino universal en las premisas, el cual dee ser t"rmino medio /regla cuatro1* pero además deería ser el t"rmino mayor tami"n universal, porque en la conclusión, como predicado de la proposición negativa, es universal /regla segunda1. &sí, falla contra esta regla( alg6n homre es docto* alg6n homre es rico* luego, alg6n docto es rico. Los t"rminos singulares equivalen a los universales. %een estudiarse adecuadamente los e!emplos que son puestos alguna vez por los autores como silogismos, que fallan contra estas reglas, de tal manera sin emargo, que pruean* pues, o ien concluyen 0per accidens0, por razón de la materia, o ien sólo aparentemente se da una dole negación, o ien puede darse alguna e)plicación seme!ante.