La ci cie enc ncia ia y la te tecn cnol olo ogí gía a co como mo pr proc oces esos os so soci cia ale les. s. Lo que la educación científica no debería olvidar. olvidar. Jorge Núñez Jover Director de osgrado de la !niversidad de La "abana
De la ciencia a la tecnociencia# pongamos los conceptos en orden. $ntroducción. A lo lo largo de los ensayos ensayos incluidos incluidos en este libro se utilizarán utilizarán reiteradamen reiteradamente te conceptos conceptos como ciencia, técnica, tecnología y tecnociencia. Parece de rigor que comencemos por discutir esos esos concepto conceptos s y definam definamos os aproxim aproximada adament mente e el signific significado ado que les atribuir atribuiremos emos.. Los conceptos aludidos encuentran en la literatura disponible un uso muy variado. e !ec!o existen una infinidad de definiciones de ciencia y algo seme"ante ocurre con la tecnología. etrás de esa abrumadora diversidad diversidad está el enorme arraigo social que una y otra tienen en la sociedad contemporánea, lo que conduce a su uso cotidiano en la educaci#n, los medios de difusi#n, los discursos políticos y muc!os otros canales de divulgaci#n. e igual modo esa diversidad se explica por las muy diferentes corrientes filos#ficas, sociol#gicas e !ist#ricas que a lo largo de este siglo !an estudiado sistemáticament sistemáticamente e la ciencia y en menor medida la tecnología. $esulta necesario entonces poner un orden conceptual mínimo en nuestro discurso. ebe destacarse además que en esta obra los problemas de la ciencia y la tecnología se examinarán como procesos sociales, como dimensiones de la totalidad social. Para estos fines las diferentes definiciones de ciencia y tecnología no son de igual utilidad. %ecesitamos proveernos de conceptos amplios cuya riqueza permita el énfasis social que nos interesa. e igual modo deben destacarse las profundas e intensas interacciones que caracterizan !oy los vínculos entre la ciencia y la tecnología. La copulaci#n recíproca entre ellas, el binomio binomio interact interactivo ivo que !an constit constituido uido,, represen representan tan un element elemento o esencia esenciall de la actual actual civilizaci#n tecnol#gica. &l concepto de tecnociencia, menos extendido en la literatura, servirá para destacar los límites borrosos, indistinguibles y a veces inexistentes entre ciencia y tecnología. ebo ebo adve adverti rtirr que que el métod método o de expo exposic sici#n i#n que !e escogi escogido do para para este este ensay ensayo o pued puede e traicionar traicionar el fin que me m e propongo. 'omenzaré 'omenzaré por mencionar mencionar el modo clásico en que suelen dist distin ingu guir irse se cien cienci cia a y tecn tecnol olog ogía ía (o técn técnic ica, a, seg) seg)n n el caso caso** para para lueg luego o desa desarr rrol olla lar r consecutivamente los conceptos de ciencia, técnica, tecnología y por )ltimo, tecnociencia. &ste orden, sin embargo, pudiera sugerir separaciones indeseables. &spero que al final el planteamiento te#rico que deseo desarrollar quede suficientemente claro.
%isiones de la ciencia. igamos para comenzar que el concepto de ciencia se suele definir por oposici#n al de técnica, seg)n las diferentes funciones que ellas realizan. &n principio la funci#n de la ciencia se vincu vincula la a la adqu adquisi isici# ci#n n de conoc conocimi imien ento tos, s, al proce proceso so de conoce conocer, r, cuyo ideal ideal más tradicional es la verdad, en particular la teoría científica verdadera. La ob"etividad y el rigor son atributos de ese conocimiento. La funci#n de la técnica se vincula a la realizaci#n de procedimientos y productos, al !acer cuyo ideal es la utilidad. La técnica se refiere a procedimientos operativos )tiles desde el punto punto de vista vista prácti práctico co para para deter determin minado ados s fines fines.. 'onst 'onstitu ituye ye un saber saber c#mo, c#mo, sin exigi exigir r nece necesa sari riam amen ente te un sabe saberr por por qué. qué. &se &se por por qué, qué, es deci decirr, la capa capaci cida dad d de ofre ofrece cer r explicaciones, es propia de la ciencia. +bservemos que lo anterior constituye no s#lo una distinci#n analítica !ist#ricamente !an existido civilizaciones dotadas de técnicas desarrolladas y escaso conocimiento científico&gipto, '!ina, el mperio nca, son algunos e"emplos. &n cambio la civilizaci#n griega clásica avanz# más en la ciencia, acompa/ada de una técnica menos avanzada. Agazzi (0112* (0112* admite que en su evoluci#n la ciencia ciencia !a cambiado considerableme considerablemente, nte, desde una una cienc ciencia ia basa basada da en la conte contempl mplac aci#n i#n,, para para lueg luego o orient orientars arse e al desc descub ubrim rimien iento to y finalmente, lo cual sería su rasgo contemporáneo, a la investigaci#n. 3eamos esto con mayor detalle. esde la antig4edad !asta el renacimiento la ciencia constituye un conocimiento que se apoya en la contemplaci#n de la naturaleza. &s a través de la observaci#n y el razonamiento que es posible acceder a la esencia de la naturaleza. La cien cienci cia a mode modern rna, a, lide lidera rada da por por 5ali 5alile leo, o, modi modifi fica ca parc parcia ialm lmen ente te esto esto,, desp despla laza za la contemplaci#n y la especulaci#n sobre las esencias y promueve una racionalidad apoyada en la experimentaci#n y el descubrimiento de las leyes matemáticas que están 6detrás6 de los fen#menos sensibles. Para escartes, no es suficiente la observaci#n- es a través del experimento que se formulan preguntas a la naturaleza, obligándola a revelar la estructura matemática subyacente. &l intelecto, más que los sentidos, es lo fundamental. Al ocuparse de la naturaleza (en general de la realidad* realidad* la ciencia contemporánea contemporánea lo !ace a través del con"unto de mediaciones que a lo largo de su desarrollo la propia ciencia y la técnica !an venido construyendo- modelos, teorías, instrumentos, tecnologías y es a través de ellas que se realiza la investigaci#n. Agazzi resume resume este proceso proceso diciendo que que el ideal de la ciencia ciencia antigua fue fue la observaci#n, observaci#n, el de la ciencia ciencia moderna moderna el descubri descubrimien miento to apeland apelando o fundame fundamental ntalment mente e al recurso recurso de la experimentaci#n y la matematizaci#n, en tanto la ciencia actual realiza investigaci#n en sentido estricto (p.077*.
La investigaci#n se refiere a la actividad de producci#n de conocimientos que se despliega a partir de los resultados anteriores expresados en modelos, leyes, teorías y también, instrumentos, equipos, experiencias, !abilidades, todos los cuales son constructos creados por el !ombre con el fin de explicar y manipular. Los científicos apelan a esos recursos creados no s#lo en sus propios campos de investigaci#n sino utilizando los que provienen de otros, a veces distantes. &sa utilizaci#n de los resultados precedentes, su modificaci#n permanente, el cruce de informaciones, modelos, es lo que constituye la ciencia en una tradici#n acumulativa de conocimientos y prácticas. Por ello el 6alevín de científico6 que se incorpora al e"ercicio profesional no se coloca frente a una naturaleza 6desnuda6 que espera ser observada o descubierta, sino que se sumerge en disciplinas constituidas dentro de las cuales aprenderá a formular y resolver problemas. &ste planteamiento nos permite comprender la adscripci#n disciplinaria de la práctica científica, su articulaci#n comunitaria e incluso paradigmática (8u!n*. esde el mismo, sin embargo, se pueden deducir diferentes conclusiones. Agazzi, por e"emplo, concluye de todo esto que, 6la ciencia no indica ya la necesidad de salir de si misma para continuar existiendo6 (p.077* y 6la ciencia contemporánea !a llegado !oy día a constituirse como sistema aut#nomo6 (idem*. e inmediato él mismo introduce la correcci#n de que esto no convierte a la ciencia en 6sistema cerrado6 y que apenas de trata de una autonomía cognoscitiva que no abarca todas las dimensiones de la ciencia como actividad. La importancia de esa correcci#n es fundamental en un discurso sobre la ciencia contemporánea. &n efecto, con la 'iencia 9oderna se desenvuelve un proceso de diferenciaci#n de la ciencia como producto espiritual (respecto a la teología y la filosofía, por e"emplo* y como instituci#n y profesi#n peculiar. Pero como es conocido, la capacidad de explicar y manipular que la ciencia !a demostrado, la !a convertido en una fuerza social extraordinaria, cuya relaci#n con los intereses sociales es indiscutible. Por eso, decir que la ciencia no depende más que de sí misma es una afirmaci#n de alcance muy limitado que aquí s#lo admitiremos en un sentido bien restringido- como constituci#n de líneas de investigaci#n que se alimentan de los resultados precedentes y del diálogo con otras seme"antes. &n tal sentido la ciencia se impulsa a sí misma y adopta en lo fundamental recursos cognoscitivos creados por ella misma. &n ello se expresa su madurez y autonomía relativas. &l proceso de crecimiento acumulativo de la ciencia !a sido descrito por Price (01:;* a través de un curioso modelo que tiene en com)n con las ideas anteriores la identificaci#n de la ciencia con el conocimiento que ella produce. A ello Price agrega que ese conocimiento puede ser estudiado a través de su expresi#n en forma de artículos científicos, por lo que propone considerar como ciencia 6lo que se publica en los artículos científicos6 (p.02<*, aparecidos en la 6Lista 9undial de Peri#dicos 'ientíficos6 (idem*. A la luz de esta definici#n y contando con fuentes como el =cience 'itation ndex de 5arfield, es posible disponer de informaci#n sobre artículos, autores y citas que pueden investigarse y obtener a partir de esas estadísticas medidas de los inputs y outputs de la ciencia, así como comprender algunos mecanismos característicos de su crecimiento. Así, estudiando las citas, es posible
determinar c#mo los artículos se relacionan entre sí y van conformando algo seme"ante a un te"ido de agu"as. A partir de ese modelo es posible obtener alguna explicaci#n sobre el ritmo de crecimiento exponencial de la ciencia (seg)n Price el n)mero de artículos se duplica cada 0; o 0> a/os*- la ciencia crece como lo !ace porque el vie"o conocimiento engendra el nuevo, la vie"a ciencia se va transfiriendo a la nueva a través de un proceso acumulativo. ?n artículo se vincula con otros similares a través de las citas. &se mecanismo de citaciones que relaciona unas ideas a otras, es lo que Price llama el 6frente de investigaci#n6 (p.02@*, en tanto reserva el nombre de 6'olegio nvisible6 para aquellos científicos que son responsables de la mayoría de la producci#n 6y de muc!o más de la mitad de su valor6 (idem*. &n la misma línea, se considerará científico al que alguna vez !a contribuido a la redacci#n de un artículo seme"ante. e esto resulta que la participaci#n del investigador en las publicaciones, el esfuerzo por incorporarse al frente de investigaci#n y a)n al 'olegio nvisible, es un importante motor del crecimiento de la ciencia. Pero la ciencia no es s#lo el conocimiento por ella creado y que circula en publicaciones. &lla tambin puede ser vista desde el ángulo de los procesos de profesionalizaci#n e institucionalizaci#n que genera. Barnes (011>* introduce esos ángulos de análisis. Para ello fi"a su atenci#n en el proceso de transformaci#n de las ideas científicas y su impacto en la cultura que tuvo lugar entre 0>@; y 0<;; aproximadamente, plazo en el que ocurre una gran revoluci#n científica que cambi# considerablemente el panorama de la ciencia y su proyecci#n en la cultura. &l período considerado abarca desde la formulaci#n inicial del sistema copernicano de astronomía !asta la culminaci#n de la filosofía que inspir# en la obra de saac %eCton. &se plazo incluye numerosos logros específicos en astronomía, mecánica, #ptica, anatomía, !istoria natural, química, entre otros campos y 6supone una profunda transformaci#n del pensamiento con el rec!azo de la cosmología teleol#gica y centrada en el !ombre de Arist#teles y de los pensadores aristotélicos, y su sustituci#n por una visi#n del mundo fundamentalmente impersonal y mecánica6 (p.DD*. &s este también un período rico en discusiones sobre aspectos del método científico imprescindibles para desarrollar los fundamentos de la ciencia- el papel de la observaci#n y el experimento la necesidad de plantear !ip#tesis y de recurrir a la cuatificaci#n y matematizaci#n, entre otros. Aunque muc!as de esas ideas tenían notables antecedentes, durante la revoluci#n científica ellas alcanzaron mayor aceptaci#n entre la gente culta. urante el siglo E3 declinaron la astrología y la bru"ería, se fundaron sociedades científicas nacionales en nglaterra, Francia y Alemania antropocentrismo, antropomorfismo y teleología experimentaron un notable declive. Por ello dice Barnes- 6&l siglo E3 merece probablemente ser considerado como un punto de inflexi#n en la !istoria del pensamiento y las ideas6 (p.D7*. &xiste, sin embargo, otro ángulo muy relevante que permite entender la evoluci#n de la ciencia y su constituci#n en la actividad social que es !oy. Gambién este punto es desarrollado por Barnes (idem*. =e trata de observar la ciencia desde la perspectiva de su
aparici#n y desarrollo como una ocupaci#n profesional, proceso que viene a manifestarse claramente en el siglo EE. &l término científico fue utilizado por primera vez en 0:77 cuando Hilliam H!eCell lo emple# durante una reuni#n de la Asociaci#n Británica para el Avance de la 'iencia para referirse a los allí reunidos. &l crédito del término se extendi# en la medida en que los !ombres de ciencia aceptaron la imagen de sí mismos como profesionales. &ste proceso de profesionalizaci#n tuvo notables consecuencias. ?na de ellas fue la creaci#n de numerosos puestos de traba"o. urante los siglos E3 y E3 apenas existían puestos científicos remunerados- la ciencia era una actividad de aficionados que durante el siglo E3 fue dominada por la aristocracia y durante el E3 se convirti# fundamentalmente en una actividad de la clase media, lo cual redund# en una mayor presi#n por su profesionalizaci#n. urante el siglo EE se crearon muc!os puestos de traba"o para científicos, sobre todo en el sistema educativo, por e"emplo, las &coles de la Francia posrevolucionaria y luego en las universidades alemanas. &l apoyo gubernamental permiti# la consolidaci#n de la carrera científica. Iunto a la creaci#n de nuevos puestos de traba"o se fue creando la infraestructura para la ciencia. 6Por primera vez, comenz# a ser posible una preparaci#n sistemática en los diferentes campos de la ciencia, preparaci#n que podía basarse en la práctica en un laboratorio. Al mismo tiempo, los diferentes niveles de formaci#n pasaron a estar estrec!amente vinculados con unas calificaciones formales, y las oportunidades determinadas de la carera con las calificaciones. Iunto a la ense/anza, también la investigaci#n comenz# a ser apoyada, y los científicos más eminentes podían aspirar a dirigir su propio laboratorio o incluso su propio instituto de investigaci#n, así como a conseguir la ayuda de técnicos capacitados y competentes. &sta es, ciertamente, una de las innovaciones más notables y significativa del siglo EE !asta entonces eran desconocidos los laboratorios permanentes, que son como las centrales eléctricas de la ciencia moderna. Finalmente, conforme avanzaba la centuria, se fundaron más y más asociaciones científicas profesionales, y publicaciones profesionales cuyo ob"etivo era dar a conocer las investigaciones desarrolladas en el seno de la comunidad científica, que experimentaba un rápido proceso de crecimiento y fragmentaci#n. Las diferentes disciplinas y especialidades científicas proliferaron con notable rapidez, y cada una de ellas necesitaba con urgencia una publicaci#n6 (Barnes, pp.D@ JD>*. &n consecuencia, el n)mero de publicaciones y artículos creci# exponencialmente. Aunque los procesos de profesionalizaci#n e institucionalizaci#n a que se alude tuvieron diferencias nacionales, lo cierto es que el modelo de la ciencia académica alemana desarrollado en sus universidades fue el que sirvi# de patr#n para otros países. La profesionalizaci#n increment# la eficacia de la investigaci#n científica pues la respald# con una formaci#n sistemática de las personas ocupadas en ella le proporcion# canales de comunicaci#n y mecanismos de control de la calidad y renovados recursos técnicos. &se proceso de profesionalizaci#n dot# a la sociedad de una nueva 6figura social6 (Barnes, p.D>* organizada en una instituci#n especializada que asume el ob"etivo de organizar y modificar el conocimiento existente.
&l punto anterior es fundamental para entender la ciencia y su lugar en la sociedad y la cultura. Prácticamente todas las sociedades !an tenido individuos y a)n instituciones que !an trasmitido y preservado conocimientos, pero parece un !ec!o )nico y decisivo en la evoluci#n social !aber creado una profesi#n y una instituci#n cuya misi#n es "ampliar y modificar el conocimiento, como cuestión de rutina (sic*, como práctica !abitual de una ocupaci#n específica6 (p.D>*. 'on ello surgi# en el siglo EE 6un gran motor de cambio en el seno mismo del te"ido social6 (idem*. &sa práctica sistemática, rutinaria, !a quedado integrada a la estructura institucional, sostenida por los intereses de sus practicantes y de otras instituciones y actores sociales que se apoyan en ella.
&ntonces' (qu) es la ciencia* A la luz de las consideraciones precedentes se revelan diferentes manifestaciones del fen#meno que llamamos ciencia. Gambién se aprecian los cambios profundos que !a experimentado en su devenir y el cambio en su posici#n social. Por eso es que es tan difícil ofrecer una caracterizaci#n breve y precisa de lo que entendemos por ciencia. =e le puede analizar como sistema de conocimientos que modifica nuestra visi#n del mundo real y enriquece nuestro imaginario y nuestra cultura se le puede comprender como proceso de investigaci#n que permite obtener nuevos conocimientos, los que a su vez ofrecen posibilidades nuevas de manipulaci#n de los fen#menos es posible atender a sus impactos prácticos y productivos, caracterizándola como fuerza productiva que propicia la transformaci#n del mundo y es fuente de riqueza la ciencia también se nos presenta como una profesi#n debidamente institucionalizada portadora de su propia cultura y con funciones sociales bien identificadas. La raz#n por la cual es posible apreciar tantas facetas diferentes de la ciencia es porque ella constituye un fen#meno comple"o cuyas expresiones !ist#ricas !an variado considerablemente. Por eso las definiciones de ciencia resultan escurridizas y a veces inalcanzables. I.. Bernal (01>@*, por e"emplo, consideraba que- 6&n realidad, la naturaleza de la ciencia !a cambiado tanto en el transcurso de la !istoria !umana, que no podría establecerse una definici#n de ella6 ( p.07*. &n su polémica con ingle, y no sin cierta ironía lleg# a caracterizarla como 6aquello que !acen los científicos6 (ibid, p.7D*. &n el curso del debate, arrib# a la conclusi#n que muc!o más provec!osa que una formulaci#n breve era una enumeraci#n del con"unto de los rasgos que tipifican el fen#meno en cuesti#n y expuso que la ciencia debe ser entendida como- instituci#n, método, tradici#n acumulativa de conocimiento, factor principal en el mantenimiento y desarrollo de la producci#n y una de las influencias más poderosas en la conformaci#n de las opiniones respecto al universo y el !ombre. =e trata de un enfoque amplio que permite una aproximaci#n rica y diversa al fen#meno ciencia. Abierta, sobre todo, a lo que él consideraba principal 6estudiar su !istoria y contexto social6 (ibid, p.DD*.
&ste )ltimo ob"etivo, anunciado por Bernal unas cinco décadas atrás, !a pasado a ocupar un lugar central en los estudios de la ciencia. &llo !a ocurrido de la mano de dos circunstancias fundamentales. La primera es que en la segunda mitad de este siglo la ciencia se !a convertido en una fuerza social extraordinaria y sus estudios !an debido reconocerla así- las resonancias econ#micas, éticas, políticas del traba"o científico !an impuesto un temario renovado de la ciencia. Iunto a esto y en parte por ello, aquellas tradiciones te#ricas que prestaban escasa atenci#n a la dimensi#n social de la ciencia o la ignoraban, !an sido desplazadas. &ste es el caso del Positivismo y el &mpirismo L#gico ('arnap, $eic!enbac!, Kempel* y el $acionalismo 'rítico (Popper*. &l enfoque social que se viene abriendo paso representa una opci#n radicalmente distinta a la tradici#n positivista en el campo de la Filosofía de la 'iencia. La tradici#n l#gico positivista centra su atenci#n en el sistema de conocimientos formado, se interesa por la verdad y la busca en la co!erencia l#gica del lengua"e científico este lengua"e se considera s#lo si refiere a !ec!os comprobables. e esta opci#n J empirista, fenomenalista y descriptivista J se deriva un campo de análisis filos#fico reducido- estudio del procedimiento de comprobaci#n de los fen#menos, formalizaci#n de las teorías científicas mediante la l#gica matemática y delimitaci#n del lengua"e científico de otras expresiones ling4ísticas. =eg)n 9ario +tero (01<1* &sta postura realiza una 6operaci#n ideol#gica de ocultamiento6 que presenta a la ciencia como aut#noma, universal, extra!ist#rica6. =in embargo, puede decirse que !asta los a/os >;, la tradici#n positivista (a través de tendencias y autores con posiciones diferentes* fue dominante en toda la filosofía occidental de la ciencia. &n consecuencia, durante las primeras décadas de este siglo esa filosofía parecía atrapada en una visi#n estática de la ciencia, concentrada en el estudio del lengua"e de las teorías ya formadas, dominada por una visi#n simplificada de la relaci#n entre las teorías científicas y la naturaleza a las que ellas se remiten y en un enfoque acumulativista del progreso del saber científico. La elaboraci#n de una concepci#n del método científico entendido como cierto algoritmo conducente a la verdad, absorbía buena parte del traba"o en filosofía de la ciencia. =obre todo desde los a/os 2; el temario de análisis de la ciencia se !a enriquecido considerablemente, como se explicará más adelante ?n con"unto de reacciones académicas y sociales (5onzález 5arcía, et al, 0112, pp 7>J2>* favorecieron la entrada en "uego de nuevas perspectivas. Lo que interesa subrayar aquí es que desde entonces los enfoques sociales de la ciencia !an cobrado la mayor relevancia, lo cual debe ser refle"ado en el concepto de ciencia que adoptemos para nuestro traba"o te#rico. Lo esencial es que el concepto adoptado debe abrirnos la puerta al estudio social de la ciencia. La b)squeda de un concepto debe subordinarse al ob"etivo de procurar un fundamento te#rico que sirva de base a una estrategia de investigaci#n de la ciencia. Por ello, la caracterizaci#n de la ciencia !a experimentado varios desplazamientos. La atenci#n se !a desplazado de los productos de la ciencia (en particular los conocimientos, con énfasis en las teorías científicas* a la actividad científica misma, es decir, a la ciencia en
el 6proceso de ser !ec!a6. 'on ello, el problema de las fuerzas motrices del desarrollo de la ciencia, la interacci#n de la ciencia con otras actividades sociales (políticas, econ#micas*, los factores sub"etivos e intersub"etivos que intervienen en los procesos de producci#n, difusi#n y aplicaci#n de conocimientos, aparecen en primer plano. ?n segundo desplazamiento tiene que ver con la diferente percepci#n de los resultados de la actividad científica. La idea del conocimiento científico como teorías ob"etivas, rigurosamente formalizadas, probadas, y por ello verdaderas, !a sido sustituida por una visi#n que acepta en uno u otro grado la falibilidad del conocimiento, su carácter transitorio admite un demarcacionismo menos radical entre ciencia y otras formas de conocimiento, y entiende el conocimiento científico como un producto de la !istoria, la sociedad y la cultura, influido por tanto por sus valores y prioridades. Iunto a esto se reconoce que la ciencia no consiste s#lo en el traba"o de investigaci#n que perfecciona sistemáticamente el universo de las teorías disponibles. La ciencia tiene muy diversas expresiones en la educaci#n, en la industria, en los servicios, en las labores de consultoría y direcci#n que realizan las personas que poseen una educaci#n científica. &n esos y otros ámbitos, la ciencia tiene una presencia relevante. &l análisis de esos contextos, no reductibles al ámbito del laboratorio, ofrece posibilidades adicionales para captar los nexos ciencia J sociedad. ?n tercer desplazamiento consiste en explorar la ciencia desde el ángulo de los procesos de profesionalizaci#n e institucionalizaci#n que !acen posible la actividad científica. La ciencia no es la obra de $obinson 'rusoe. La ciencia es una actividad profesional institucionalizada que supone educaci#n prolongada, internalizaci#n de valores, creencias, desarrollo de estilos de pensamiento y actuaci#n. La ciencia es toda una cultura y así debe ser estudiada. Los desplazamientos descritos apenas describen algunas de las muc!as transformaciones que en las )ltimas décadas !a experimentado la comprensi#n de la ciencia. Parece fundamental que la ciencia sea vista cada vez más como una actividad social. &ste planteamiento tiene consecuencias te#ricas y metodol#gicas esenciales. A continuaci#n trataré de aclarar un poco más esas consecuencias apelando en parte a los argumentos anteriores e incorporando otras consideraciones.
La ciencia como actividad. La actividad que denominamos ciencia se desenvuelve en el contexto de la sociedad, de la cultura, e interact)a con sus más diversos componentes. Al !ablar de ciencia como actividad nos dirigimos al proceso de su desarrollo, su dinámica e integraci#n dentro del sistema total de las actividades sociales. esde esta perspectiva se promueven a un primer plano los nexos ciencia J política, ciencia J ideología, ciencia J producci#n, en general ciencia J sociedad. La sociedad es un continuo pluridimensional donde cada fen#meno, incluso la elaboraci#n de conocimientos, cobra sentido exclusivamente si se relaciona con el todo. &l conocimiento aparece como una funci#n de la existencia !umana, como una dimensi#n de la actividad social desenvuelta por !ombres que contraen relaciones ob"etivamente
condicionadas. =#lo dentro del entramado que constituyen esas relaciones es posible comprender y explicar el movimiento !ist#rico de la ciencia. &sto no significa, sin embargo, que la actividad social que denominamos ciencia no tenga sus particularidades que es preciso reconocer. &l punto de vista que aquí sostenemos es que el enfoque social de la ciencia apunta a sus diferentes interrelaciones e interpenetraciones con las restantes formas de actividad !umana, pero no borra sus diferencias respecto a ellas. Kay que admitir, sin embargo, que este punto de vista no goza de unanimidad ni muc!o menos. Hoolgar (0110*, por e"emplo, cree que entre las constricciones que se presentan ante los estudios de la ciencia está 6la persistente idea de que la ciencia es algo especial y distinto del resto de formas de actividad social y cultural, a)n a pesar de todos los desacuerdos y cambios en las opiniones de los fil#sofos que !an tratado de dilucidar un criterio de distinci#n. &n lugar de tratarlos como logros meramente ret#ricos, muc!os analistas de la ciencia siguen respetando los límites que delimitan a la ciencia frente a la noJ ciencia. 9uc!os otros niegan la posibilidad de la demarcaci#n pero siguen discutiendo en términos de límites. &l uso continuado de un esquema que construye la ciencia como un ob"eto tiende a reforzar la concepci#n de la misma como algo distinto antes que a potenciar un desafío a tal punto de vista.6 (0110, p.@;*. J A diferencia de esta apreciaci#n considero necesario admitir que la ciencia supone la b)squeda de la verdad o al menos un esfuerzo a favor del rigor y la ob"etividad la ciencia es, ante todo, producci#n, difusi#n y aplicaci#n de conocimientos y ello la distingue, la califica, en el sistema de la actividad !umana. Pero la ciencia no se da al margen de las relaciones sociales, sino penetrada de determinaciones práctico materiales e ideol#gico valorativas, tipos de actividad a las cuales ella también influye considerablemente. &l privilegio de la ciencia como actividad supone una tergiversaci#n cientificista, internalista y en )ltima instancia idealista, que conduce a la incomprensi#n de sus fuerzas motrices, funciones sociales y otros problemas de significaci#n social relevante. =i por el contrario se ignora la especificidad de la ciencia, entonces se borra la diferencia entre ciencia y pseudociencia, entre investigaci#n seria y c!arlatanería. =i se pierde la identidad de la ciencia, el economicismo c!ato del externalismo se adopta como alternativa para explicar su movimiento !ist#rico y el voluntarismo asoma la nariz en la política científica. ?na política correcta debe emerger de la identificaci#n adecuada de la ciencia como actividad y de sus determinaciones y resonancias en el cuerpo total de la cultura donde ella se desenvuelve. La ciencia no es un "uego meramente intersub"etivo a"eno a los prop#sitos de rigor, ob"etividad y verdad. La ciencia supone tanto relaciones su"eto J ob"eto como su"eto J su"eto. Las primeras permiten comprender que el "uego creativo de la ciencia cobra sentido en la medida que ella refle"a realidades que están más allá de sus esquemas conceptuales y todavía más, los determina en )ltima instancia. 'iencia es creaci#n pero creaci#n con arreglo al plan de refle"ar en las representaciones y teorías ob"etos que guardan una relativa independencia ontol#gica respecto del su"eto que investiga. &ste enunciado se sit)a frente al convencionalismo e intenta superar la imagen de la teoría como calco inmediato del ob"eto. La imagen de la ciencia vista como relaci#n su"eto J ob"eto !a sido desarrollada, sobre todo, por la metodología del conocimiento científico y la epistemología. de a!í sus temas clásicos- método, verdad, ob"etividad, explicaci#n, argumentaci#n, entre otros.
=in embargo, comprender la ciencia exige también entenderla en el marco de la relaci#n su"eto J su"eto. &ste es el ángulo preferente que !a aportado la =ociología de la 'iencia. &l su"eto de la ciencia no es el individuo aislado, no es un !ombre abstracto. =i se presta atenci#n a la naturaleza social del proceso científico pudiera indicarse como su"eto a la sociedad toda. &s preferible, sin embargo, un enfoque estratificado que identifique a los diferentes su"etos que definen la actividad científica. =e trata, para comenzar, del individuo (cuya actividad cognoscitiva está socialmente condicionada* que en su interacci#n con otros conforma comunidades científicas u otras comunidades profesionales, las que interact)an con sus seme"antes tanto nacional como internacionalmente. &n el interior de las instituciones la producci#n de conocimientos puede s#lo lograrse estableciendo un con"unto de relaciones sociales intracientíficas (8elle, 01<:*. =on, en primer lugar, relaciones informativas que aseguran los flu"os de informaci#n imprescindibles para el traba"o científico son sociales no s#lo porque suponen la interrelaci#n con el conocimiento social y su producto se destina al consumo social (al menos del socium científico* sino porque la participaci#n del científico en tales relaciones está influida por factores propios del contexto social en que ellos se desenvuelven- prioridades sociales, factores que frenan el flu"o informativo (monopolio del conocimiento por grupos, clases o países* etc. =e constituyen además relaciones de organizaci#n, entendiendo que ellas, de un lado, se determinan por las exigencias de la producci#n de conocimientos, y de otro, por las particularidades del medio social. Finalmente, existe otro grupo de relaciones de variado carácter- "urídicas, morales, psicol#gicas, ideol#gicas, etc. que siendo específicas de la producci#n científica a su interior se deslizan las peculiaridades de la sociedad en que ella se desenvuelve. &ste con"unto de relaciones su"eto J su"eto son imprescindibles para la ciencia. =in embargo, reducir las interacciones su"eto su"eto al ámbito de las comunidades, es a)n un enfoque restrictivo. &n !aber promovido el análisis de tales entidades como portadoras del conocimiento radica el mérito y la limitaci#n de 8u!n, muy especialmente en su obra La Estructura de las Revoluciones Científicas . 8u!n (01:D* propone un modelo de desarrollo de la ciencia varios de cuyos aspectos destacaremos en otros apartados de este libro. Aquí s#lo deseo destacar que en su modelo la comunidad científica se propone como su"eto de la actividad científica. &ste punto de partida le va a ofrecer la posibilidad de salir de un enfoque puramente inmanente de la ciencia y a permitirle ampliar el marco de su comprensi#n. &n principio, si la ciencia se aprecia como actividad realizada por las comunidades científicas, entonces lo social y lo individual aparecen como elementos propios de la creaci#n científica. e esta forma 8u!n se manifiesta contra el neopositivismo y desarrolla una tesis opuesta al 6tercer mundo6 popperiano que priva a los conocimientos de su"etos portadores y los remite a un mundo plat#nico. Gampoco coincide con la noci#n de LaMatos (01:7* sobre los Programas de nvestigaci#n pues como argumenta 8u!n con raz#n las teorías no planean por encima de las circunstancias sociales, esto es, los investigadores no se desenvuelven en un vacío
social sino en el seno de comunidades que son las productoras y validadoras del conocimiento. &n su posdata de 0121 y en respuesta a numerosas críticas, 8u!n observa que de reescribirse el libro comenzaría por considerar la estructura comunitaria de la ciencia y se/ala que en gran parte del ensayo !a permanecido subyacente la noci#n intuitiva de comunidad que comparten extensamente científicos, soci#logos e !istoriadores- 6?na comunidad científica consiste en quienes practican una especialidad científica. Kasta un grado no igualado en la mayoría de los otros ámbitos, !an recibido una educaci#n y una iniciativa profesionales similares6 (p. D
&n general el modelo Mu!niano carece de una adecuada caracterizaci#n de lo social. =u noci#n de comunidad es intuituva y s#lo de modo impresionista la presente como factor en la incompatibilidad de los paradigmas. =u planteo queda a nivel de la intersub"etividad que aquí implica un control colectivo de la comunidad sobre sus resultados. ntersub"etividad institucional, es cierto, pero ello no lo conduce a buscar las raíces sociales que nutren la ciencia e influyen las relaciones intelectuales entre los científicos. Nuedan planteadas las diferencias en términos de paradigmas distintos pero no se esclarecen las raíces sociales de esos conflictos. Nueda 6sin problematizar la forma básica en que se estructuran lo l#gico y lo social en los conflictos6 (5arcía 'anclini, 01:0, p.D>*. La comprensi#n de las interacciones su"eto J su"eto vinculadas a la ciencia debe ampliarse más allá de las comunidades entre otras cosas ello significa relacionar las colectividades científicas agrupadas en instituciones con otros su"etos de la vida social, entre ellas las clases sociales. &stas, seg)n sus intereses, en primer lugar econ#micos, y a la luz del proyecto político e ideol#gico que propugnan, definen su posici#n ante la ciencia, promoviéndola, retardándola, planteándole fines !umanitarios o des!umanizados, confiriéndole un sentido social o elitista a su acci#n en fin, las clases no s#lo son su"eto de la política en un sentido estrec!o sino que en la medida que la política asume a la ciencia como ve!ículo para materializar proyectos econ#micos, militares o de otra índole, la propia ciencia queda incorporada a ella como una de sus variables. La ciencia se presenta así como un valor social- ciencia para algo y ciencia para alguien. A ella se le asigna determinado interés e importancia, se le orienta en una u otra direcci#n, o simplemente se le menosprecia. &n cualquier caso se manifiesta una definida proyecci#n valorativa de las clases sociales respecto a la ciencia. &l enfoque de la ciencia como actividad presta especial atenci#n a la institucionalizaci#n de la ciencia. 'omo se !a visto, la actividad científica supone el establecimiento de un sistema de relaciones (informativas, organizativas, etc.* que !ace posible el traba"o científico orientado a la producci#n, diseminaci#n y aplicaci#n de conocimientos. 5arantizar ese sistema de relaciones es la tarea de las instituciones científicas. &n tanto instituci#n, la ciencia se presenta como un cuerpo organizado y colectivo de personas que se relacionan para desempe/ar tareas específicas, que !an seguido un proceso de profesionalizaci#n y especializaci#n que los distingue de otros grupos sociales. &l largo proceso de educaci#n que ello implica supone no s#lo la adopci#n de lengua"es compartidos así como métodos y técnicas, sino también, entre otras cosas, de la internalizaci#n por sus practicantes del et!os propio de la profesi#n, de los criterios de evaluaci#n del traba"o científico, del estilo y la psicología que le es típico. 'omo toda instituci#n tiene su ordenamiento interior con la consiguiente "erarquizaci#n y distribuci#n de funciones. La !istoria y el funcionamiento contemporáneo de las instituciones científicas transparentan claramente su condicionamiento social. esde la $oyal =ociety de Londres y la Academia de 'iencias de París, creadas durante el siglo E3 y que sirvieron en cierto sentido de modelos a las instituciones que se crearon en los siglos siguientes, !asta los modernos laboratorios, sociedades academias y organismos gubernamentales dedicados a realizar, organizar y promover el traba"o científico, su difusi#n y aplicaci#n, la !istoria revela una línea ascendente
de comprometimiento de las estructuras políticas y econ#micas de la sociedad con la institucionalidad de la ciencia. ?n !ito fundamental lo marc# la =egunda guerra 9undial y la generalizaci#n de la práctica gubernamental de establecer políticas para la ciencia y la tecnología. Lo curioso es que esta misma !istoria de comprometimiento está asociada a la génesis y extensi#n paralela de una ideología propia de algunos medios académicos seg)n la cual la ciencia debe permanecer al margen de los conflictos sociales y los científicos especie de sacerdotes en esta perspectivaJ s#lo tienen como funci#n la de producir saber ob"etivo, neutral, sin que su traba"o sea influido por la sociedad. 'on ello, desde luego, la responsabilidad social de los científicos es negada. =in entrar en detalles, esta respuesta de la comunidad científica (ya apreciable en el manifiesto constituyente de la $oyal =ociety* está animada más por el temor a la acci#n sobre ellos de agentes y valores sociales (políticos, religiosos, econ#micos* que por la convicci#n de que ellos son irrelevantes (9endelso!n, 01:D*. iversos autores !an argumentando que la acentuada separaci#n de la ciencia de la política, la moral, los movimientos por reformas sociales y la religi#n, se debi# sobre todo a situaciones sociales, al medio absolutista donde se producía la institucionalizaci#n de la ciencia. Parad#"icamente, fue por razones sociales que se form# el postulado normativo de la neutralidad de la ciencia. &ste postulado se acentu# con el proceso de profesionalizaci#n del traba"o científico. Fue en las primeras décadas del siglo EE que los fil#sofos naturales pasaron a llamarse científicos en ese mismo plazo fue cambiando el tono de las publicaciones científicas, abandonando su tono especulativo, mezcla de ideas normativas y !ec!os, !aciéndose más riguroso. &l estilo sobrio, el dominio de los !ec!os pasaron a ser el signo distintivo del científico. Fue acentuándose la idea de 6librar de valores6 a la ciencia, tesis que sería sancionada por la filosofía neopositivista de inicios de siglo con énfasis en el neopositivismo de las décadas del 7; y el @;. La interpretaci#n estrec!amente funcional del científico como simple portador de saber especializado, a"eno a la esfera de los valores, apareci# en determinada etapa del desarrollo de la ciencia, ba"o condiciones sociales e !ist#ricas definidas. esde luego que el planteamiento de la dialéctica de lo cognoscitivo y lo valorativo en la producci#n científica no persigue restituir la especulaci#n y la falta de profesionalidad. &xige, eso sí, ofrecer una imagen más exacta de la multitud de factores que influyen en este problema, y la necesidad de abrir la discusi#n sobre la regulaci#n valorativa #ptima. &n las condiciones de la universalizaci#n de la intervenci#n estatal y empresarial en el desarrollo científico técnico queda poco espacio para defensa de la neutralidad de la ciencia, aunque la ideología que la sustenta persiste !asta !oy. 'omo venimos comentando, la comprensi#n de la ciencia como un tipo de actividad social tiene consecuencias metodol#gicas relevantes, algunas de las cuales ya !emos expuesto. A!ora quiero agregar que el enfoque de la ciencia como actividad ofrece un excelente punto de partida para explorar sus relaciones con el marco cultural en que ella act)a.
Lamentablemente las ideas de ciencia y cultura !an estado a menudo disociadas. %o lo deberían estar si como Furtado (01<1* interpretamos la cultura como el espacio de toda la actividad creadora de los !ombres, expresiva de su libertad. &xaminar los rumbos de la creatividad y sus obstáculos es decisivo para entender las diferentes sociedades, sus tendencias de desarrollo, su vitalidad y capacidad de respuesta al reto que plantea el ambiente físico y social y las relaciones competitivas o !egem#nicas que entre ellas se establecen. Para responder a esta expectativa, la cultura deberá pensarse como el proceso de asimilaci#n, producci#n, difusi#n y asentamiento de ideas y valores en que se funda la sociedad es el con"unto de representaciones colectivas, creencias, usos del lengua"e, difusi#n de tradiciones y estilos de pensamiento que articulan la conciencia social, es el ámbito en que se producen y reproducen nuestras formas de vida y nuestra ideología vista así la cultura es un mecanismo de regulaci#n social. &n el interior de la cultura, la ciencia se comporta como una subcultura sostenida por la actividad comunal de grupos practicantes (8u!n*. &l que toma el camino de la ciencia se incorpora a un tipo de subcultura, la científica, distinguibles de las demás (la religi#n, por e"emplo*. 'omo cualquier otra, ella porta sus propios ritos, "erarquías, estándares, autoritarismos, controles, etc. %o es un mundo donde el talento florece s#lo por incentivos personales, sino que resulta de la educaci#n que tiene lugar en el interior de esa subcultura. Pero esa subcultura no está desconectada de las determinaciones culturales de la sociedad global donde la ciencia act)a. =eguramente fen#menos perceptibles en la ciencia contemporánea como la superespecializaci#n, burocratizaci#n, autoritarismo, competici#n, cooptaci#n por parte de las empresas militar e industrial, entre otros, no pueden comprenderse sino a partir de los rasgos y tendencias que tipifican el medio socio cultural donde esa ciencia opera. (3essuri, 01:2 y 01:<* e los razonamientos precedentes debe derivarse la siguiente conclusi#n- la idea de la ciencia como un con"unto de conocimientos ob"etivos (teoremas, leyes, métodos, técnicas, etc.* adquiridos por la !umanidad, que se incrementa de forma acumulativa y de facto contribuye al progreso social es una representaci#n superficial de corte cientificista. Pr#xima a ella es también la idea de la ciencia dotada de un espacio aut#nomo en relaci#n de exterioridad con el contexto social con el cual se limita a mantener relaciones de aplicaci#n (aunque sean bilaterales*, por lo que estas dos instancias influirán 6a distancia6 la una con la otra. &n lugar de ambas tesis 6!ay que partir, pues, de la idea de que la producci#n científica ocupa un lugar bien determinado en la sociedad que condiciona sus ob"etivos, los agentes y el modo de funcionamiento. Práctica social entre otras, irremediablemente signada por la sociedad en la que se inserta, contiene todos los rasgos y refle"a todas las contradicciones, tanto en su organizaci#n interna como en sus aplicaciones J =e trata pues de verdaderas relaciones de constituci#n entre la ciencia y la sociedad6 (LevyJLeblond, 01:;, p.D>*. &n la explicaci#n de la ciencia !ay que evitar las dos posiciones extremas que Foucault denomina 6extrapolaci#n genética reduccionista6 y 6extrapolaci#n epistemol#gica reduccionista6. &n la primera se privilegia el efecto de las fuerzas y dinámicas
socioecon#micas sobre el cambio científico, mientras que en la segunda se acepta la autodeterminaci#n de la ciencia y con ello su autonomía. La alternativa a ellas es un enfoque que englobe dialécticamente dos movimientos aparentemente contradictorios. Por una parte debe sostenerse que la ciencia no es una entidad aut#noma, determinada por si misma. &lla, como se !a dic!o, es una dimensi#n de un mundo real en cambio y está marcada por la sociedad en que se inserta en sus fines y agentes, en sus modos de organizaci#n y funcionamiento, en sus resultados y usos, en los valores que le comunica. La ciencia está anclada en las demás actividades e instituciones sociales- las fuerzas, actores, relaciones, estructuras, procesos actuantes en la sociedad condicionan la emergencia, perduraci#n, crecimiento, orientaci#n y decadencia de la ciencia. &llos no son el escenario donde act)a la ciencia sino que afectan directamente su constituci#n y actividades. Por otra parte debe admitirse que la ciencia es un fen#meno sociocultural comple"o que posee sus propias fuerzas motrices, lo que impide !ablar de un condicionamiento casual lineal y mecánico entre la sociedad y la ciencia. e tal forma ella posee su especificidad, autonomía relativa, eficacia propia, capacidad de influencia sobre las restantes actividades e instituciones sociales. &n su maduraci#n y progreso la ciencia puede crear potencialidades que trascienden las expectativas que de ellas tienen los agentes y estructuras sociales que la fomentan o al menos toleran. &n su capacidad de penetraci#n de la vida material y espiritual de la sociedad la ciencia puede devenir un factor decisivo de ésta. Al final de este recorrido es posible recurrir a una definici#n de ciencia que en alguna medida resuma la diversidad de aspectos relevantes de la ciencia que !asta aquí !emos discutido. =ituado explícitamente en la tradici#n de 9arx, 8rOber (01:2* resume el tema así6entendemos la ciencia no s#lo como un sistema de conceptos, proposiciones, teorías, !ip#tesis, etc., sino también, simultáneamente, como una forma específica de la actividad social dirigida a la producci#n, distribuci#n y aplicaci#n de los conocimientos acerca de las leyes ob"etivas de la naturaleza y la sociedad. A)n más, la ciencia se nos presenta como una instituci#n social, como un sistema de organizaciones científicas, cuya estructura y desarrollo se encuentran estrec!amente vinculados con la economía, la política, los fen#menos culturales, con las necesidades y las posibilidades de la sociedad dada6 (p.7<*.
De la t)cnica a la tecnología. &n el apartado anterior !emos tratado de presentar una cierta imagen de la ciencia que nos aproxime a su comprensi#n y en particular que nos permita comprender su naturaleza social. A!ora nos detendremos en las nociones de técnica y tecnología. 'omo vimos antes, la idea de técnica está asociada !abitualmente al !acer, al con"unto de procedimientos operativos )tiles desde el punto de vista práctico para determinados fines. &n una forma muy primaria y elemental, asociamos ciencia al conocer y técnica al hacer . Por las explicaciones anteriores debe !aber quedado claro que esta idea de ciencia como teorizaci#n, como conocimiento puro !a quedado desplazada como una visi#n que integra las diversas dimensiones del traba"o científico. %o obstante, puede admitirse que conocer,
explicar, son atributos incuestionables de la ciencia. e igual modo, las técnicas, aunque en mayor o menor medida estén respaldadas por conocimientos, su sentido principal es realizar procedimientos y productos y su ideal es la utilidad. 9ás adelante intentaré insistir en que el feedbacM entre ciencia y tecnología contemporáneas !ace borrosos esos límites entre conocer y !acer. La noci#n de tecnociencia contribuirá a ese fin. =in embargo, provisionalmente, y con el fin de discutir las nociones de técnica y tecnología, se puede admitir inicialmente que la técnica se refiere al hacer eficaz, es decir, a reglas que permiten alcanzar de modo correcto, preciso y satisfactorio ciertos ob"etivos prácticos (Agazzi, 0112, p.1>*. e inmediato es preciso advertir que de igual modo que la ciencia, vinculada al saber, !a experimentado profundas transformaciones en su evoluci#n, la técnica !a sufrido un proceso de diferenciaci#n que !a dado lugar a la tecnología que 6constituye aquella forma (y desarrollo !ist#rico* de la técnica que se basa estructuralmente en la existencia de la ciencia6 (idem*. esde esta perspectiva la tecnología representa un nivel de desarrollo de la técnica en la que la alianza con la ciencia introduce un rasgo definitorio. e igual modo que la ciencia contemporánea no cancela otras formas de conocimiento y saber, sino que coexiste con ellas, la aparici#n de la moderna tecnología no elimina la existencia de muc!as otras dimensiones de la técnica cuya relaci#n con el conocimiento científico no tiene el mismo carácter estructural. Al establecer distinciones entre técnica y tecnología, !ay que tomar en cuenta sus usos en diferentes lenguas. &n inglés, por e"emplo, technology es el vocablo más usado y envuelve los significados que aquí atribuimos a técnica y tecnología. &l vocablo technics, de escaso uso, designa pormenores y metodologías utilizadas en determinadas actividades. &n francés, por el contrario, technique, es el vocablo dominante, en tanto technologie se considera más bien un anglicismo no muy recomendable (ibid, p.12*. &n espa/ol se utilizan ambos vocablos lo que parece aconse"ar que los utilicemos con significados diferenciados. &n sentido lato la técnica constituye un con"unto de procedimientos operativos )tiles para ciertos fines prácticos. =on descubrimientos sometidos a verificaci#n y me"orados a través de la experiencia, constituyendo un saber c#mo que no exige necesariamente un saber por qué. =in embargo, a partir del siglo 3 antes de nuestra era, en el seno de la civilizaci#n !elénica, se produ"o la notable innovaci#n que consisti# en 6la b)squeda del por qué6 (ibid, p.1:*. &n la b)squeda nacieron, "untos e indiferenciados, la filosofía y la ciencia, preocupados por las razones de la existencia y la constituci#n del cosmos. &sa indagaci#n del por qué de los procedimientos eficaces que el !ombre utilizaba origin# el nacimiento de la noci#n de téc!ne 6que es precisamente la de un operar eficaz que conoce las razones de su eficacia y sobre ellos se funda6 (ibid, p.11*.
La noci#n de téc!ne guarda seme"anza con la idea de tecnología, pero son diferentes. La idea griega de téc!ne expresa la necesidad de poseer una conciencia te#rica que permita "ustificar el saber práctico que ya está constituido, lo que favorece su consolidaci#n. =in embargo, la téc!ne no supone la capacidad de producir nuevo saber !acer, ni me"ora la eficacia operativa del existente. A la téc!ne la conduce un prop#sito de inteligibilidad (seme"ante a la episteme o saber puro* más que de eficacia. &sto es normal porque 6la idea de un saber que !a de ser puesto en servicio de la práctica es extra/a a la sensibilidad cultural clásica Q . A este modo de concebir el saber se acompa/aba igualmente un cierto modo de concebir el mundo y la naturaleza- ambos se consideraban como algo que constituía para el !ombre un ob"eto de conocimiento y no de intervenci#n, una realidad a la cual es razonable, )til y sabio, adecuarse, y no una realidad que se manipula y transforma seg)n el capric!o o los intereses del !ombre6. (ibid, p.0;;*. 'omo se sabe el pensamiento griego menospreciaba la técnica, lo práctico y consideraba superior la vida contemplativa o teorética. Plat#n y Arist#teles propusieron que ning)n traba"ador manual pudiera ser ciudadano el traba"o artesanal y manual es vergonzoso y deformador (Kottois, 0110, p.00*. Aquí encontramos un de los orígenes remotos del privilegio concedido a la ciencia como teoría más que como práctica social y también una de las razones del énfasis excesivo en la diferenciaci#n entre ciencia y técnica (o tecnología* que !asta !oy nos acompa/a. =obre esto volveremos después. &l $enacimiento marc# un punto de vira"e al establecer el primado del !ombre sobre la naturaleza. &l dominio del !ombre exige del conocimiento, de un saber )til. 'on ello la idea de un saber desinteresado va a ir cediendo paso a la idea de un saber )til, orientador de una práctica de dominio de la naturaleza. La nueva ciencia natural alimenta el proyecto de aprovec!ar el descubrimiento de leyes naturales para dominar la naturaleza. 9ás a)n, esos conocimientos permiteron inventar máquinas que se basan en proyectos racionales sustentados en la nueva ciencia, abstracta y matematizada esas particularidades son las que le permiten proyectar instrumentos y prácticas, es decir, inventar. &s ese proceso de articulaciones renovadas entre conocimiento te#rico, abstracto, matemático y creaci#n de equipos, aparatos, máquinas, lo que permite el tránsito a la tecnología- la técnica se enriquece en virtud de su asunci#n dentro de un nuevo !orizonte de racionalidad, la racionalidad científica, alimentada de un m#vil utilitario. &n efecto, la nueva ciencia vino a proporcionar posibilidades inéditas a la técnica. =in embargo, debe insistirse en otro ángulo de esa relaci#n- en gran medida esa creencia fue posible por su estrec!a relaci#n con los desarrollos técnicos y sus demandas. 6&l proceso de teorizaci#n de la mecánica dinámica, en especial de la balística ingenieril del $enacimiento, será uno de los desencadenantes de la ciencia moderna6 (9edina, 011>b, p.0:*. La mecánica de las máquinas de tiro experiment# grandes avances en la &dad 9edia con la introducci#n del trabuco o catapulta de contrapeso y del ca/#n. A diferencia de la ingeniería clásica, dedicada a la producci#n de artefactos, la balística ingenieril renacentista se interes# por los problemas del uso de estos, es decir, problemas de tiro. Los problemas de la balística movieron a 5alileo a ocuparse de la caída de los graves. 6La ciencia moderna es, pues, el
resultado del reencuentro renacentista entre la antigua tradici#n te#rica científica y la tradici#n operativa inmanente en la mecánica ingenieril. Ambas tradiciones confluyen en los ingenieros J académicos como 5alileo, conocedores entusiastas, por un lado, de la ciencia antigua y de los tratamientos te#ricos medievales de cuestiones mecánicas, y poseedores, por otro, de amplios conocimientos e intereses técnicos6. (ibid, pp.0:J01*. &n consecuencia, en los comienzos de la ciencia moderna, desde el siglo E3 al E3, se produ"eron transformaciones notables cuyas consecuencias se prolongan !asta !oy. Kottois resume ese proceso como un desplazamiento de la ciencia antigua (a la cual denomina logote#rica*, de la ciencia aristotélicoJtomista, y su sustituci#n por un proyecto de ciencia orientado a la operatividad que él llama 6tecnomatemática6. &l ideal de la ciencia antigua consistente en constituir un cuerpo l#gicamente organizado, apoyado en definiciones que nos !ablan de los seres y las cosas, y en principios a partir de los cuales se procede deductivamente, ofrece una imagen del mundo de indudable valor, pero que al mismo tiempo es bastante poco operativa. &sa imagen logote#rica no permite la predicci#n ni la intervenci#n efectiva en lo real. &n cambio, las dos grandes características de la ciencia moderna son la matematizaci#n y la experimentaci#n, las que le permiten convertir al mundo en un gran campo de acci#n. =e trata de una ciencia operativa que permite cálculos, predicciones, actuaci#n- 6La característica fundamental de la ciencia moderna es la tecnomatemática, es decir, la operatividad6 (Kottois, 0110, p.0:*. Francis Bacon, ide#logo de la nueva ciencia ridiculizaba a los fil#sofos aristotélicos que no se atrevían a actuar sobre la naturaleza, dedicados a la contemplaci#n. A!ora se trataba de conquistarla y someterla. 'omo vemos, los procesos descritos conducen a cambios profundos en las relaciones entre ciencia y técnica. La técnica se inscribe en un nuevo !orizonte de racionalidad científica, en tanto la propia racionalidad científica, sus modalidades y fines, experimenta cambios notables.
La definición de tecnología. &n un apartado anterior !emos intentado ofrecer diversos elementos que permiten comprender el fen#meno que llamamos ciencia, insistiendo en su naturaleza social. 'omo pudo apreciarse, una cierta concepci#n tradicional de la ciencia de raíz positivista trae consigo el ocultamiento del carácter social de la misma. Gambién en relaci#n con la tecnología puede ocurrir algo seme"ante. Kay por lo menos un par de imágenes de la tecnología que limitan su comprensi#n- la imagen intelectualista y la imagen artefactual (5onzález 5arcía, et. al, 0112*. &n la primera, la tecnología se entiende apenas como ciencia aplicada- la tecnología es un conocimiento práctico que se deriva directamente de la ciencia, entendida esta como conocimiento te#rico. e las teorías científicas se derivan las tecnologías, aunque por supuesto pueden existir teorías que no generen tecnologías. ?na de las consecuencias de
este enfoque es desestimular el estudio de la tecnología en tanto la clave de su comprensi#n está en la ciencia, con estudiar esta )ltima será suficiente. 6La imagen ingenua de la tecnología como ciencia aplicada sencillamente no se adecua a todos los !ec!os. Las invenciones no cuelgan como frutos del árbol de la ciencia6 (Price, 01:;,p.021*. &n el enfoque intelectualista la inexorabilidad del desarrollo científico (sucesi#n de teorías, ideas, en la perspectiva más tradicional* genera una l#gica de transformaciones tecnol#gicas también inexorable. 'on ello, cualquier consideraci#n sobre los condicionamientos sociales del desarrollo tecnol#gico y las alternativas éticas que él envuelve queda fuera de lugar. 9ientras tanto, la imagen artefactual o instrumentalista (5onzález 5arcía, et.al., p.07;* aprecia las tecnologías como simples !erramientas o artefactos. 'omo tales ellas están a disposici#n de todos y serán sus usos y no ellas mismas susceptibles de un debate social o ético. &n virtud de esta imagen com)nmente se acepta que la tecnología puede tener efectos negativos (contaminantes, por e"emplo* pero ello seguramente se debe a algo extrínseco a ella- la política social o algo seme"ante. 'on ello la propia tecnología y su pertinencia econ#mica, ética, cultural o ambiental queda fuera de la discusi#n. &s obvio que como mínimo la imagen artefactual reduce considerablemente el ámbito de la evaluaci#n de tecnologías. &n el caso más extremo no priva de la capacidad de discutir los fines sociales y !umanos que deben modelar el desarrollo tecnol#gico. &sa visi#n reduccionista de la tecnología impide su análisis crítico e ignora los intereses sociales, econ#micos y políticos de aquellos que dise/an, desarrollan, financian y controlan la tecnología. 9ocMus (01:7* ofrece una alternativa a las imágenes anteriores. &n relaci#n con la producci#n industrial indica que las decisiones que a!í se adoptan dependen cada vez menos del conocimiento empírico y más de los conocimientos científicos. La ciencia se encarga de la 6exploraci#n racional de lo posible6 (p.@@*, mientras queda pendiente derivar lo real de lo posible a través de la selecci#n de la variante #ptima. &sa es la tarea de la tecnología- la b)squeda sistemática de lo #ptimo dentro de un campo de posibilidades. Así, la tecnología no se identifica con algunos productos ni tampoco con la ciencia aplicada. Kay decisiones y acciones propiamente tecnol#gicas influidas por un criterio de optimizaci#n inevitablemente afectado por circunstancias sociales. Por e"emplo, industrializar la agricultura no es simplemente introducir equipos y maquinarias, es sobre todo algo que se basa en una comprensi#n de la naturaleza y de la acci#n !umana sobre ella y se adoptan decisiones que parten de racionalidades econ#micas y sociales, de valores e intereses. La tecnología no es un artefacto inocuo. =us relaciones con la sociedad son muy comple"as. e un lado, no !ay duda de que la tecnología está su"eta a un cierto determinismo social. La evidencia de que ella es movida por intereses sociales parece un argumento s#lido para apoyar la idea de que la tecnología está socialmente moldeada. Pero también es importante visualizar el otro lado de la relaci#n entre tecnología y sociedad. Para ello !ay que detenerse en las características intrínsecas de las tecnologías y ver c#mo ellas influyen directamente sobre la organizaci#n social y la distribuci#n de poder. ?n e"emplo tomado de la planificaci#n urbana puede ilustrar esto (5onzález 5arcía, et.al, 0112, pp.07;J
07D*. 6?n artefacto tan aparentemente inocuo como un puente puede estar cargado de política, tal como muestra Langdon Hinner (01:2* en su conocido e"emplo de los puentes de Long sland, %ueva orM. 9uc!os de los puentes sobre paseos de Long sland son notablemente ba"os, con apenas tres metros de altura. $obert 9oses, arquitecto de la ciudad de %ueva orM responsable de esos puentes, así como de otros muc!os parques y carreteras neoyorMinas desde 01D;, tenía un claro prop#sito al dise/ar los doscientos pasos elevados de Long sland. =e trataba de reservar los paseos y playas de la zona a blancos acomodados poseedores de autom#viles, las clases acomodadas que Francis =cott Fitzgerald describe en El ran atsby (01D>*. Los autobuses que podían transportar a pobres y negros, con sus cuatro metros de altura, no eran capaces de llegar a la zona. 9ás adelante, 9oses se asegur# de ello al vetar una propuesta de extensi#n del ferrocarril de Long sland !asta Iones Beac!6. Las consecuencias políticas y sociales de la energía nuclear, las telecomunicaciones, las políticas tributarias, son, entre muc!os, e"emplos del notable impacto social de la tecnología en los estilos de vida, en las relaciones interpersonales, en los valores, en las relaciones de poder. &n la civilizaci#n tecnol#gica que vivimos la tecnología es una red que abarca los más diversos sectores de la actividad !umana 6un modo de vivir, de comunicarse, de pensar, un con"unto de condiciones por las cuales el !ombre es dominado ampliamente, muc!o más que tenerlos a su disposici#n6 (Agazzi, 0112, p.0@0*. Las imágenes artefactual e intelectualista de la tecnología nos llevan de la mano a una concepci#n de su evoluci#n vista como un proceso aut#nomo ante el cual es posible asumir posiciones tecnoJoptimistas o tecnoJcatastr#ficas, seg)n sea la visi#n positiva o no del papel de la tecnología en la evoluci#n social. Para ambas la tecnología está fuera de control y s#lo cabe esperar que su desarrollo termine por dominarnos completamente y des!umanizarnos (catastrofismo* o de"ar que se expanda su acci#n benefactora y desear que nos alcance a todos (optimismo*. &n el primer caso el desenlace fatal !abrá que evitarlo destruyendo la tecnología en el segundo, adaptarlo todo a las exigencias de la tecnología y de"ar que se imponga su racionalidad. Ambas posturas per"udican la adopci#n de actitudes sensatas en términos econ#micos, políticos y culturales respecto a temas cruciales como la evaluaci#n de tecnologías, las políticas tecnol#gicas, la transferencia de tecnologías, entre otros. &llas descontextualizan a la tecnología e ignoran las redes de intereses sociales que informan su desarrollo por lo que ofrecen pocas posibilidades al debate sobre los fines sociales del desarrollo tecnol#gico. La superaci#n de la tesis de la autonomía de la tecnología pasa por desbordar la concepci#n estrec!a de la tecnología como un con"unto de artefactos construidos a partir de teorías científicas. La tecnología, más que como un resultado, )nico e inexorable, debe ser vista como un proceso social, una práctica, que integra factores psicol#gicos, sociales, econ#micos, políticos, culturales siempre influido por valores e intereses. Las muy diversas definiciones de tecnología existentes, demuestran su comple"idad. $epasemos algunas de ellas.
=eg)n Price (01:;* 6efiniremos la tecnología como aquella investigaci#n cuyo producto principal es, no un artículo, sino una máquina, un medicamento, un producto o un proceso de alg)n tipo6 (p.021*. Para Nuintanilla (0110* 6los términos RtécnicaR y RtecnologíaR son ambiguos. &n castellano, dentro de su ambig4edad, se suelen usar como sin#nimos Jse tiende a reservar el término RtécnicaR para las técnicas artesanales precientíficas, el de RtecnologíaR para las técnicas industriales vinculadas al conocimiento científico J Los fil#sofos, !istoriadores y soci#logos de la técnica se refieren con uno u otro término tanto a los artefactos que son producto de una técnica o tecnología como a los procesos o sistemas de acciones que dan lugar a esos productos, y sobre todo a los conocimientos sistematizados (en el caso de las tecnologías* o no sistematizados (en el caso de muc!as técnicas artesanales* en que se basan las realizaciones técnicas. Por )ltimo, el concepto de técnica se usa también en un sentido muy amplio, de forma que incluye tanto actividades productivas, artesanales o industriales como actividades artísticas o incluso estrictamente intelectuales, como la técnica para !allar la raíz cuadrada. (p.77* . &ste autor también define tecnología como 6técnicas industriales de base científica. Para estas reservamos el término tecnología6. (p.77* y también- 6Las tecnologías son comple"os técnicos promovidos por las necesidades de organizaci#n de la producci#n industrial, que promueven a su vez nuevos desarrollos de la ciencia6 (p.@D*. =ábato y 9acMenzie (01:D* definen tecnología a partir de la noci#n de 6paquete6 el cual subraya el carácter de sistema de los conocimientos que conforman la tecnología. 6Gecnología es un paquete de conocimientos organizados de distintas clases (científico, técnico, empírico* provenientes de distintas fuentes (ciencias, otras tecnologías* a través de métodos diferentes (investigaci#n, adaptaci#n, desarrollo, copia, espiona"e, etc.6 (p.7;*. =eg)n nuestro punto de vista, un análisis social de la tecnología debe !acer explícitos otros elementos no contenidos en las definiciones anteriores. Para esto sirve la definici#n de Pacey (011;*. &ste autor considera que existen dos definiciones de tecnología, una restringida y otra general. &n la primera se le aprecia s#lo en su aspecto técnicoconocimiento, destrezas, !erramientas, máquinas. La segunda incluye también los aspectos organizativos- actividad econ#mica e industrial, actividad profesional, usuarios y consumidores, y los aspectos culturales- ob"etivos, valores y c#digos éticos, c#digos de comportamiento. &ntre todos esos aspectos existen tensiones e interrelaciones que producen cambios y a"ustes recíprocos. Pacey sugiere que el fen#meno tecnol#gico sea estudiado y gestionado en su con"unto, como una práctica social, !aciendo evidentes siempre los valores culturales que le subyacen. Las soluciones técnicas deben ser consideradas siempre en relaci#n con los aspectos organizativos y culturales. &n otros términos, las soluciones técnicas son s#lo un aspecto del problema !ay que observar también los aspectos organizativos y los valores implicados en los procesos de innovaci#n, difusi#n de la innovaci#n, transferencia de tecnología. La superaci#n del enfoque estrictamente técnico conduce de paso a definir con mayor precisi#n el papel de los expertos y a aceptar que en tanto proceso social, como experimento social que representa todo cambio tecnol#gico de cierta envergadura, es imprescindible tomar en
cuenta la participaci#n p)blica, las expectativas, percepciones y "uicios de los no expertos quienes también participarán del proceso tecnol#gico. La naturaleza social de la tecnología puede ser subrayada a través de la noci#n de sociosistema (5onzález 5arcía, et.al, 0112, pp.0@;J0@>* en analogía con el concepto de ecosistema utilizado en ecología. =e conoce el delicado equilibrio de los ecosistemas la introducci#n o supresi#n de una nueva especie animal o vegetal puede provocar inestabilidades e incluso catástrofes. e modo seme"ante, las tecnologías, entendidas como prácticas sociales que involucran formas de organizaci#n social, empleo de artefactos, gesti#n de recursos, están integradas en sociosistemas dentro de los cuales establecen vínculos e interdependencias con diversos componentes de los mismos. &n consecuencia, la transferencia de tecnologías, los procesos de difusi#n tecnol#gica pueden generar alteraciones en los sociosistemas seme"antes a los que ocurren en los ecosistemas cuando alteramos el equilibrio que los caracteriza. &l intento conocido de controlar la natalidad en países carentes de !ábitos, cultura y sistemas sanitarios apropiados a través de la transferencia de dispositivos intrauterinos de amplio uso en sociedades donde las condiciones sanitarias y culturales son bien distintas con el consiguiente costo de vidas !umanas, es un e"emplo claro de la pertinencia de la noci#n de sociosistema. %o importa s#lo el artefacto, !ay que tomar en cuenta el sociosistema real donde deberá funcionar. &l e"emplo anterior también ilustra la necesidad de contar con la participaci#n p)blica y la reacci#n de las personas afectadas cuando se pretende introducir una novedad tecnol#gica. 6La tecnología, por tanto, no es aut#noma en un doble sentido- por un lado no se desarrolla con autonomía respecto a fuerzas y factores sociales, y, por otro, no es segregable del sociosistema en que se integra y sobre el que act)a (como elemento que es de su sociosistema, su aplicaci#n a otros sociosistemas diferentes puede acarrear problemas y efectos imprevistos*. La tecnología forma una parte integral de su sociosistema, contribuye a conformarlo y es conformada por él. %o puede, por tanto, ser evaluada independientemente del sociosistema que la produce y sufre sus efectos6. (ibid, p.0@D*.
La naturaleza de la +ecnociencia. La ciencia contemporánea, seg)n !emos visto, se orienta cada vez más a ob"etos prácticos, a fomentar el desarrollo tecnol#gico y con este la innovaci#n. &s notable también el soporte tecnol#gico de buena parte de la investigaci#n científica su realizaci#n s#lo es posible en virtud de la existencia de un equipamiento tan sofisticado como caro, el cual además influye en el curso mismo de la investigaci#n, en lo que contará como !ec!o científico, en las posibilidades y modalidades de acceso a los ob"etos investigados. La presencia progresiva de la experimentaci#n a partir del siglo E3 y la comple"idad creciente de los recursos y !abilidades técnicas que ellas reclaman, determinan que la relaci#n del investigador con los procesos que estudia es cada vez más mediada por toda una extensa red de dispositivos tecnol#gicos. Lo que se puede investigar y las conclusiones que es posible alcanzar sobre los procesos estudiados con frecuencia es altamente dependiente de la tecnología disponible.
La sociedad tecnol#gica contemporánea !a colocado a una buena parte de la ciencia en funci#n de prioridades tecnol#gicas. =eg)n ?%&='+ (0112* la investigaci#n básica representa menos del D;S de la investigaci#n que se !ace en los países desarrollados. =eg)n esa misma fuente, las empresas son las que están corriendo !oy con una buena parte del gasto en T e incluso con la e"ecuci#n de las investigaciones. +bsérvese que !asta la ciencia básica (si a)n este término es sostenible* se caracteriza por una alta sofisticaci#n tecnol#gica. &stas realidades colocan a la ciencia en una relaci#n inédita con la tecnología y es de suponer que esta situaci#n siga afirmándose. A su vez, la tecnología, como !emos visto, es cada vez más dependiente de la actividad y el conocimiento científico. Godo esto sugiere que los clásicos límites atribuidos a ciencia y tecnología se están volviendo borrosos y a)n más, disolviéndose. &stamos frente a un comple"o ciencia J tecnología donde como dice Barret- 6&l gui#n que une los términos de Rciencia J tecnologíaR indica esa uni#n esencial Q La nueva ciencia es, por su esencia, tecnol#gica6 (citado en Kottois, 0110, p.D0*. Kottois (ibid* incluye un razonamiento del I.I. =alom#n que reproduzco a continuaci#n- 6La ciencia pura no es sino un elemento entre los varios que constituyen las actividades de investigaci#n- no tiene por que ocupar un lugar prioritario en el camino que conduzca a la resoluci#n de los enigmas del universo. Goda la investigaci#n contemporánea se produce en un vaivén entre el concepto y la aplicaci#n, entre la teoría y la práctica, en palabras de Bac!elard, entre Rel espíritu traba"ador y la materia traba"adaR. &n esa relaci#n, la t!eoría es la instancia primera de la tec!ne, más en sentido cronol#gico que "erárquico y sin que sus prioridades epistemol#gicas sean una constante respecto a los logros técnicos que las fundan las conquistas de la ciencia pasan también por las de la tecnología. La experiencia de la guerra y, más recientemente, las investigaciones espaciales por los grandes laboratorios industriales (los Bell Laboratories, la 5eneral &lectric, el u Pont o la B9* son una muestra de que si bien el desarrollo técnico depende estrec!amente de la ciencia pura, el progreso de la ciencia depende también, muy estrec!amente, de la técnica. &l empleo masivo de instrumentos no se !a convertido menos en una norma para los científicos que los conceptos y teorías para los ingenieros Q . e igual modo que la ciencia crea nuevos seres técnicos, la técnica crea nuevas líneas de ob"etos científicos. La frontera es tan tenue que no se puede distinguir entre la actitud del espíritu del científico y las del ingeniero, ya que existen casos intermedios6 (p.D0*. &l término tecnociencia es precisamente un recurso del lengua"e para denotar la íntima conexi#n entre ciencia y tecnología y el desdibu"amiento de sus límites. &l término tecnociencia no necesariamente conduce a cancelar las identidades de la ciencia y la tecnología, pero sí nos alerta que la investigaci#n sobre ellas y las políticas prácticas que respecto a las mismas implementemos tienen que partir del tipo de conexi#n que el vocablo tecnociencia desea subrayar. =e trata de tomar conciencia de la naturaleza tecnocientífica de la actividad científica y tecnol#gica contemporánea. La Biotecnología, la Farmacología, la Nuímica =intetética serían algunos e"emplos, entre muc!os, que ilustran la naturaleza de la tecnociencia.
=in eliminar las identidades de ciencia y tecnología, la idea de tecnociencia tiene consecuencias fundamentales para nuestros análisis. &n esta perspectiva la intencionada separaci#n entre contemplaci#n te#rica y práctica, acompa/ada del privilegio de la primera, es desplazada por una actitud esencialmente activa donde la representaci#n te#rica es puesta al servicio de la actividad manipulativa. 6Los términos RtecnocienciaR y RtecnocientíficoR se/alan, a la vez, el entrelazamiento entre los dos polos y la preponderancia del polo técnico y, además, son apropiados para designar la actividad científica contemporánea en su comple"idad y originalidad6 (Kottois, p.D2*. &n otros términos, no se trata s#lo de insistir en las interrelaciones, sino incluso de colocar el polo técnico o tecnol#gico como preponderante. Las tecnociencias no s#lo indagan procesos naturales sino cada vez más ob"etos y procesos que la propia instrumentalizaci#n de la investigaci#n !a !ec!o posible. e igual modo los resultados de la investigaci#n son evaluados principalmente por criterios de eficacia manipulativa, de operatividad, y s#lo a través de ellos puede "uzgarse el valor de verdad de los conocimientos implicados. La idea de tecnociencia subraya también los comple"ísimos m#viles sociales que conducen el desarrollo científicoJtecnol#gico. &l papel de los intereses sociales en la definici#n de su curso es tanto más claro en la medida que la dimensi#n tecnol#gica pasa a ser preponderante. ?na consecuencia de ello es la colocaci#n en primer plano de los dilemas éticos. 9anipular, modificar, transformar, son acciones que comportan siempre dudas acerca de los límites de lo moralmente admisible.
,bservación final. La sociedad contemporánea está sometida a numerosos impactos por la tecnociencia impactos econ#micos, culturales y de todo orden. 9uc!as personas se dedican a la tecnociencia y prácticamente todos los ciudadanos del planeta experimentan sus efectos. =in embargo con frecuencia mane"amos en relaci#n con ciencia y tecnología conceptos que difícilmente dan cuenta de la naturaleza social de ambas. 9odificar esos conceptos, enriquecer nuestra visi#n social de la tecnociencia parece ser una obligaci#n de los sistemas educativos formales e informales. &spero que los conceptos de ciencia, técnica, tecnología y tecnociencia discutidos en este ensayo tengan alguna capacidad de enriquecer las prácticas educativas que sobre ellos descansan.
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