Curso de Radiestesia
De la mano de Ashram Jorge
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Curso de Radiestesia Ante todo alumno ten en cuenta que:
¿Quién puede ser radiestesista?
Todos los seres humanos están en condiciones de desarrollar cualidades radiestésicas. Bastará que estén iniciados en la práctica y cuenten con una "base" ínfima de facultades. El resto derivará de un constante ejercicio y de una prudente asimilación de conocimientos, evaluación de fenómenos y confronto de constancias acumuladas. No ha de confundirse la radiestesia con un simple arte conjetural. Recuerde que la respuesta del péndulo o la varilla es el fenómeno motriz indicador y nada más. El número de movimientos o desplazamientos de péndulo o varilla corresponderá específicamente a una contestación que el operador tendrá que saber descifrar, es decir, contar, interpretar y transmitir de manera clara y precisa.
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Ingresando en el mundo de la
La palabra «radiestesia» se deriva del latín radius (rayo) y del griego aisthanomai (sentir). Es la “sensibilidad a los rayos”. Se conoce desde tiempo inmemorial. Para encontrar los orígenes de la radiestesia hay que remontarse a la cultura del pueblo chino unos milenios antes de Jesucristo. Tiene cerca de 4200 años de existencia ya que se la conocía en la dinastía china Yü... En la Edad Media la radiestesia recibía cierta desconfiada aceptación. La culpa de ello tal vez podría atribuirse a que se la juzgaba prima hermana de la brujería que tanta persecución, muerte y cenizas dejara tras de sí en esa etapa oscura de la civilización, llena de sectarismo, ignorancia y crueldad disfrazada de misticismo y fe. En tal sentido, el abate Vallemont, en su "Física Oculta", publicada en 1693, ofrece una versión muy austera y exacta sobre esta original materia. Hacia la segunda década del siglo XVI, G. E. Lohneysz, experto en prospección, da a luz su "Relato sobre la Industria Minera", en el que fueron puestos de manifiesto muchos hechos naturales y otros que no lo son tanto, íntimamente ligados con la radiestesia. Martina de Berteaux y Juan de Chastelet son quizás los personajes más enigmáticos de una época de esplendor y ambición.
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Reina Luis XIII y Richelieu ejerce su astuta diplomacia, letal más allá de todo almibarado romanticismo. Aquellos dos nobles, con consentimiento del monarca, descubren más de ciento cincuenta minas... Y para ello se ayudan nada menos que con extrañas varillas de diversos compuestos. Fueron ricos pero les duró poco. Las intrigas palaciegas pudieron más que el entusiasta escudriñar de aquellos radiestesistas de alma. Murieron en prisión; dejaron escritos; Apenas subsiste de ellos un título: "La Restitución de Platón", materialmente escrito por Martina... Un hecho policial interrumpe la larga siesta de años chatos, temulentos, prejuiciosos. Jacques Aymar es más que un nombre. Se le conoce como zahorí o rabdomante, pero demuestra ser un detective de la mejor cepa. La justicia le convoca para esclarecer un robo de vinos y joyas por una suma abultada de la época: más de ciento cincuenta escudos. Lo cierto es que, con el empleo de objetos con los que el delincuente había estado en contacto, Aymar llega al fondo de la verdad, logra la restitución de lo sustraído, y lo premian. Esto es más que singular y merece el aplauso. Su autenticidad histórica corre por cuenta de H. Mager en "La Radiestesia y sus Métodos", Editorial J. A. Duclout, 1944. Eso ocurrió en 1692. Un año después, la literatura específica se abre camino en un intento de hacer conocer su verdad. El reverendo párroco de Vallemont, doctor en ciencias por la Sorbona, publica su "Tratado de la Varilla Adivinadora", donde señala rotundamente que las "reacciones obedecen a corpúsculos infinitamente pequeños, emanados de los cuerpos y objetos sometidos a investigación". Nicolás de Grenoble da a conocer sus experiencias personales respecto de la prospección de manantiales subterráneos con la ayuda de la ya popular varilla. De manera más bien intuitiva, los estudiosos se afanan con tesón realmente encomiable. Transcurre un siglo. La mayor parte de las proposiciones son meras sospechas pero algo queda en pie: la relación directa existente entre las varillas, los fenómenos del magnetismo y las corrientes eléctricas. Hay un personaje importante: Thouvenel. Su profesión es la medicina y fácil es advertir que, para perpetuar su capacidad en "Memoria Física y Médica", París, 1781, supo refinar sus conocimientos radiestésicos a la luz de su propia experiencia y de los logros alcanzados por Bleton, en su país de origen, Francia.
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Para esa misma época, un italiano, Anfosi, también cobró singular prestigio con sus prospecciones, y ello en tal medida que mereció la particular referencia a su personalidad por parte del insigne físico Amoretti en su obra "De la Rabdomancia a la Electrometría Animal", Milán, 1796. Y después de ello, ¿qué? 1799: Geboin, catedrático de la Universidad de Estrasburgo, entrega a la Academia de Ciencias de París el segundo informe documentado sobre péndulos y varillas. El primero fue de 1653. Ambos tuvieron un empolvado anaquel como lecho y cobijo hasta 1812. Entonces, surgió un triunvirato de la Academia de Ciencias de París. Su misión consistió en definirse sobre el tema. Chevreul, Boussignault y Babinet razonaron, discutieron y ofrecieron una nebulosa que recuerda aquel: "¿Entiendes, Fabio, lo que estoy diciendo?"... En fin, los tres sabios, con Chevreul a la cabeza, dan su vuelta de manivela para que el progreso de una disciplina se estanque oficialmente sin mayores ceremonias ... Entre 1834 y 1843 el abate Parmenelle rastrea los más insólitos rincones de Francia en busca de agua. El resultado de sus prospecciones es estimulante. Frente a 1000 napas de agua computadas como aciertos, hay apenas una docena de fiascos. El hecho da que pensar. Parmenelle es, sin duda, algo más que un señor de suerte. Es un rabdomante hecho y derecho, y con títulos más que suficientes como para dar a la estampa su "Arte de Descubrir Vertientes" ... Después de esto, hay otros nombres: Desplaces, Chavert, Riondet de Hyeres. Sus minuciosos informes ante la Academia de Ciencias de París sufren igual fin: al archivo liso y llano. Por lo visto, para los árbitros científicos de la época el término "radiestesia" era sinónimo de "sanseacabó". La historia seguía su curso sin que quedara marginada la participación entusiasta de más abates. En efecto, el abate Parmenelle hace lo suyo, en base a sus destacadas dotes intuitivas. Pero el abate Richard tampoco le va en zaga. Sus inquietudes indagativas lo llevan por Austria-Hungría, Inglaterra, Holanda, Suiza, España, Francia, Alemania, Bélgica, Argelia, Túnez, Egipto, Palestina y Líbano. Donde arriba este trotamundos, su "bastoncillo milagroso" señala con precisión vertientes, cursos de agua... en fin, da índices inconfundibles que en Richard se manifiestan físicamente como modorra o cierto malestar indefinido pero generalizado.
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Y para no ser menos, emulando aunque más no sea el afán publicista, el abate Carrié, cura de Barbaste, da a conocer su "Hidroscopia y Metaloscopia" o "Arte de Descubrir las Aguas Subterráneas y los Yacimientos Metalíferos por Medio del Electromagnetismo". Por supuesto, Carrié tiene sus pautas. Según él, tanto el agua como los distintos minerales proyectan emanaciones cuyo contacto con la superficie terrestre genera cargas electromagnéticas.Como la varilla del radiestesista guarda en sí misma una corriente de igual significación, es natural que se establezca entre operador y medio prospectado una suerte de relación física, con el consiguiente movimiento del elemento detector. Hacia 1867, el inglés Child quiebra esa monotonía exploratoria con un adminículo muy sugestivo, cuyo empleo aprendiera de otro rabdomante llamado Burges. Es una cinta de acero, flexible, en forma de letra U. Cuando entra en operación, adopta la forma de un número ocho, y así determina la eventual existencia de napas subterráneas. Child prodigó su saber, pues junto con otro radiestesista de nombre Tompkins dejó a la posteridad varios escritos suficientemente ilustrativos sobre sus experiencias. El siglo XIX toca a su fin. Queda, sin embargo, el recuerdo de otros dos dotados: Chiabrera, italiano, que se destaca por sus prospecciones hídricas en Piamonte, y el Hermano Arconse, francés, que hace lo propio en el sector del Ródano. Ambos superan con creces el millar de hallazgos de vertientes. Todo un "record" de esa época. Jansé es una radiestesista muy destacado de principios de siglo. Sus aciertos casi detectivescos crean escuela, de la que Enrique Mager es quizás el más preclaro discípulo. "Los Instrumentos de Estudio de las Radiaciones de la Materia" y "Las Radiaciones de los Cuerpos Minerales, Búsqueda de Minas y Vertientes" son sus obras fundamentales. Las resonantes protestas de Lutero, condenando a este arte milenario, que calificó de maligno, han quedado por fortuna muy atrás, apagadas por las voces mesuradas de la sensatez y la practicidad. El siglo XX tiene una larga lista de anécdotas sabrosas en torno de la radiestesia. Hacia 1909, mediante un Congreso de rabdomantes, celebrado en Munich, Alemania, resuélvese recomendar la adopción de esta disciplina para la detección de cañerías subterráneas averiadas. Dos años después, en Hannover, Alemania, un Congreso de rabdomantes resuelve constituir una entidad oficial para encarar estudios sobre el tema.
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Los contactos entre los especialistas son cada vez más estrechos. Por ello no resulta sorprendente que en 1913 la Sociedad de Psicología Experimental de Francia, con la participación del Ministerio de Agricultura de ese país y periodistas, organice el Primer Congreso Internacional de Rabdomancia. Su sede es París. Sus objetivos son sustancialmente prácticos, de modo que la concreción de un certamen de destreza es el corolario más pintoresco de esa reunión. La ubicación de metales ocultos enterrados, y de cavidades y aguas subterráneas, constituye realmente un éxito de parte de los operadores intervinientes. Todo se documenta con la minuciosa formalidad francesa. No hay duda: la rabdomancia no es un embuste. Inglaterra se apresura a organizar un concurso de ribetes similares. Y la Academia de Ciencias, aquella que arrumbara trabajos enjundiosos de una época, pero enmohecidos por el tiempo y la desidia, resuelve designar una comisión para que estudie las cosas "comme il faut". El humo de la tremenda conflagración de 1914-1918 se ha disipado. D'Ansonval, Branly, Bigourdan, Richet, Perrier y otros integran un equipo científico. Responden a directivas de la Academia de Ciencias de París. Al fin la ciencia oficial arrimará sus barruntos. Corre el año 1920. Una década después, el Padre Bouly inventa el vocablo que ahora emplearnos: "Radiestesia", sancionado por el Congreso celebrado en Aviñón en 1933. Al año siguiente créase la Asociación Internacional de Médicos Radiestesistas y la Sección Radiestesia Médica dependiente de la Academia de Medicina de París. Lo lamentable es una llamarada de odio que destruye muchas ilusiones y centenares de miles de vidas. Estalla la Primera Guerra Mundial y el proyecto de estudios sucumbe en un canasto o en un cajón. (Esto no está claro... ¡y sería motivo de otro largo estudio!) Sin embargo, entre los años 1914 y 1918, el arte de las varillas y los péndulos atrae a los señores entregados al esfuerzo de guerra. Es así como los especialistas son utilizados para detectar minas y... hasta emplazar correctamente el célebre cañón Berta, celoso destructor de esa época. Hasta los franceses crean su cuerpo militar de radiestesistas.
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La gran revolución en el ámbito radiestésico se inicia con el abate Mermet, quien desde fines del siglo XIX hasta 1937 echa las bases de una disciplina coherente, ordenada, racional y desprovista de poses misteriosas y consejas, su trabajo sustancial: "Comment J'Opere pour Decouvrir, de Près au à Distance, Sources, Metaux, Corps Cachés, Maladies"... Pero como la historia se repite, en la segunda guerra mundial actuarán nuevamente los señores del péndulo y la varilla. Y esta última será aplicada hasta en Vietnam por los soldados que recibirán cursos acelerados de la especialidad para detectar túneles, minas y bombas calabobos del Vietcong. Ni Rusia Soviética se sustraerá a esa inquietud pues incluso su ejército aprovechará esta técnica. Pero no nos adelantemos en el tiempo...
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LA RADIESTESIA Cómo comprender y definir la radiestesia
Sobre la radiestesia parece que ya está todo dicho, y lo cierto es que hay una abundante bibliografía de consulta para iniciarse en el tema., el que quiera dedicarse a la investigación radiestésica tiene que recorrer un largo camino. Hay quien dice que hay que «tener un don», que el que tiene aptitudes para saber manejar bien un péndulo es porque tiene capacidades innatas para ello. Lo cierto es que, si bien hay individuos que sin haberse entrenado previamente tienen facilidades radiestésicas naturales, la radiestesia se aprende. Con un poco de perseverancia, cualquier persona puede captar las ondas y las vibraciones emitidas por los cuerpos circundantes. Todo el mundo tiene ese sexto sentido, aunque la mayoría no lo ha desarrollado. No obstante, muchos son los que han intentado, siquiera una vez, hacer girar un péndulo, sea a solas o ante un círculo de amigos, como un juego. Algunos son más curiosos y se inician en el verdadero aprendizaje, guiándose en sus investigaciones por las revistas y obras especializadas, o incluso poniéndose en contacto con veteranos radiestesistas. Un día, mientras estaba realizando una investigación , en las sierras de la provincia de Córdoba, Argentina, vi que un muchacho de unos quince años estaba muy interesado en mis indagaciones. Me preguntó si podía ver y aprender lo que hacía...se inició con gran rapidez y me sorprendió por la diversidad de sus posibilidades: búsqueda de agua, de objetos perdidos .
Es evidente que ese chico posee un don extraordinario, pero todo el mundo puede recobrar sus facultades perdidas, y para ello de poco sirven los diplomas que se tengan.
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Siempre que cumpla ciertas condiciones, cualquiera puede practicar con facilidad la radiestesia. Todo el que siga un constante adiestramiento se convertirá con sorprendente rapidez en un auténtico radiestesista.
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CÓMO HACERSE RADIESTESISTA ¿Qué actitud requiere la práctica de la radiestesia?
El estado de ánimo deberá estar predispuesto convenientemente, ya que cualquier arrebato o depresión se derramará en resultados negativos, imprecisos o falaces. La pasividad mental es condición sine qua non. El ambiente en que se lleve a cabo la experiencia no deberá incluir circunstancias que alteren, mortifiquen, perjudiquen o actúen negativamente sobre el operador. Una investigación no se tendrá por cierta y definitiva luego de una sola experiencia. Si es preciso repetir varias veces la práctica, no habrá dificultad en que se proceda de esa manera. La reiteración, a diferentes horas del día, con distintas condiciones atmosféricas, etc., es de importancia primordial para que la indagación adquiera la máxima seriedad posible. ¿Qué conocimientos debería tener entonces el radiestesista?
Tendría que atenerse a tres objetivos primarios: 1. el primero se refiere a un conocimiento general de los aspectos y propiedades físicas de los minerales y metales más importantes, o si se quiere, más valiosos y buscados. 2. El segundo atañe a un conocimiento más acabado de cuáles son los métodos empleados habitualmente para la detección de esas propiedades. 3. El tercero se relaciona con el manejo de los aparatos detectores. Ha de recordarse que la actividad del radiestesista lo pondrá necesariamente en contacto con técnicos o especialistas que usarán estos artefactos o aparatos, y no estará de más que los conozca suficientemente, sin desdeñarlos, teniéndolos como instrumentos de indagación que, si él no los utiliza, no por ello dejarán de tener su importancia.
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La tenacidad, el espíritu de iniciativa, la sana reflexión, el propósito de habilitarse reflexivamente en procura de un objetivo dado, son motivaciones fundamentales para obtener resultados positivos. * La existencia oculta de aguas, metales, o minerales, no siempre aflorará de inmediato. Muchas veces habrá que insistir un día y otro día, a distintas horas, bajo diferentes condiciones climáticas e incluso anímicas. En oportunidades, una predisposición especial del operador le inducirá resultados siempre iguales, pero siempre equivocados... En fin, la indagación del radiestesista debe ser tan minuciosa, seria y metódica como la del mejor científico o profesional dedicado a las prospecciones con los más modernos aparatos.
La exploración radiestésica es un acto de la inteligencia, secundada por la imaginación para descubrir seres y cosas de las cuales se supone la existencia: AGUAS SUBTERRÁNEAS, YACIMIENTOS METALÍFEROS, OBJETOS PERDIDOS, PERSONAS DESAPARECIDAS, etc. Para acostumbrar al principiante a proceder adecuadamente durante el acto de la exp1oración radiestésica, bien sea operando directamente sobre el terreno o a distancia, modalidad esta última conocida por el nombre de TELE RADIESTESIA y a la cual dedicamos un apartado especial en este curso.
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Los instrumentos: el péndulo y la varilla La elección del péndulo Todo cuerpo suspendido de un hilo puede constituir un péndulo. Se puede elegir entre péndulos de madera, de vidrio, de metal, de ébano o de cristal, poco importa el material que se utilice. El abate Mermet, padre de la radiestesia, sólo utilizaba su viejo reloj de cadena. Es muy fácil hacer un péndulo de improviso: un anillo atado a un hilo, una llave atada a un hilo, etc.; su peso puede variar según la utilización requerida. Por ejemplo, los principiantes pueden emplear un péndulo de más peso, para poder sostenerlo mejor. Estos péndulos también son muy útiles para resistir al viento en los casos de búsqueda al aire libre. Algunos radiestesistas muy veteranos se limitan incluso a dejar caer sus brazos y esperar la oscilación o el giro. Otros péndulos son huecos y contienen lo que se llama un testigo, a saber: sangre, orina, cabello, o cualquier objeto que haya estado en contacto con la piel del sujeto.
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Forma de sostener el péndulo
Al empezar es esencial estar totalmente relajado, para que así pueda darse una completa neutralidad. La relajación es el requisito indispensable para que la radiestesia surta efecto. Hay que colocarse en una postura cómoda, con los brazos y las manos bien relajados. No hay que tomar nunca el péndulo cuando se está preocupado, nervioso o angustiado por cualquier tipo de problema ,
esto es, cuando se está distraído. Entonces procede con calma y tranquilidad, y con el codo sobre la mesa se toma el hilo o la cadenita del péndulo entre el pulgar y el índice de la mano derecha (de la mano izquierda los zurdos). Algunos aconsejan que se sostenga el péndulo en el extremo de un palillo o de un lápiz, pero es una técnica muy poco eficaz, debido sobre todo a que el influjo electromagnético sale por las puntas, por las extremidades de los dedos. Este influjo debe transmitirse directamente al péndulo para favorecer sus movimientos.
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¿Hay algunas normas genéricas respecto del péndulo?
Existen reglas primordiales en las que todos los maestros coinciden. Un radiestesista notable: el Sr. J. Iglesias Janeiro las detalla con precisión: El péndulo oscila en línea recta al detectar vibraciones masculinas; en círculo al detectar las femeninas; y oscila de manera irregular, si las vibraciones son mixtas. Las oscilaciones para lo masculino, lo femenino y lo mixto se producen igual si la acción es directa o proyectada. Es decir: si se opera sobre la mano de un hombre o de una mujer, o sobre una prenda usada por cualquiera de ambos, una carta, etcétera. Las oscilaciones de lo masculino y lo femenino también son efectivas para los metales; por ejemplo, oro en lo masculino, plata en lo femenino, etc., extendiéndose la misma regla para las semillas: trigo en lo masculino, avena en lo femenino, cebada idem, mijo en lo masculino, etcétera. Las oscilaciones sólo se producen teniendo en la mente la idea de la cosa, sin necesidad de que ésta se halle a la vista, y en cada caso conforme al conocimiento que el operador tiene de ella. En la detección de lo masculino y lo femenino, la dirección en que se sitúa el operador puede influir en los resultados, debiendo situarse en dirección Norte para lo masculino, y Sur para lo femenino. Según el grado en que el operador es sensible a la reacción contraria, algunos radiestesistas obtienen, empero, efectos fidedignos en la dirección opuesta, siendo por ello aconsejable experimentar en ambas. Si se hace oscilar el péndulo sobre ciertas semillas y oscila de la misma manera sobre determinado terreno, la igualdad de oscilación indica que tierra y semilla son armónicas, y una adecuada para la propiedad de la otra. Si no hay afinidad, el péndulo no oscila o lo hace en sentido contrario a como lo hizo con la semilla. Si el péndulo oscila sobre determinada parte del cuerpo de una persona enferma, es indicación de que en esa parte se halla el centro del mal. Haciéndolo oscilar sobre diversas medicinas, será medicamento adecuado aquel en que oscila en la misma forma que osciló en la parte enferma. Lo antedicho es probable que abarque otros designios. De todas maneras es primordial que el operador trate de afinar su aptitud día tras día, controlando de 19
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manera fácilmente cotejable el comportamiento de su péndulo en relación con distintos elementos. Hablando de péndulos, podríamos dividirlos en tres categorías: los individuales, los compuestos y los específicos. 1. Los individuales abarcan diversos componentes elementales. Podrían ser: una piedra imán sostenida por un cabello de mujer; un anillo que ya estuvo en uso, suspendido de una cabello de mujer, o un hilo de seda; una pelotita de avellano, de cedro o de sándalo; una pelotita de cobre niquelado, sostenida de hilo de cáñamo, etcétera. 2. Los compuestos pueden ser: una pelotita de avellano, cargada con arena magnética o azogue; una plomada de avellano, pintada de rojo la parte inferior; de amarillo, la media, y de azul, la superior; una esfera hecha con tres metales o tres maderas distintas, etcétera. 3. Los específicos podrían ser: un aro de metal diamagnético, con una aguja imantada a cada lado, que pueda situarse en distinta dirección; una plomada de cobre con carga fija de azogue y un hueco para introducir distintas muestras (testigos) de metales y minerales, según la investigación que se desee llevar a cabo. En todos los casos el péndulo se sostiene entre el pulgar y el índice, se guarda pasividad mental hasta que empieza a oscilar, y se vigila la forma de sus desplazamientos.La interpretación dependerá de otras experiencias anteriores del operador, debidamente documentadas y cotejadas.
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Es indispensable dejar al péndulo el tiempo de vencer la fuerza de su inercia, de transformar su movimiento inicial en un movimiento convencional. Es aconsejable no dejar el péndulo inmóvil, sino balancearlo ligeramente, para iniciar lo que se convertirá en una oscilación o un giro. Si no ocurre nada, el péndulo, o el instrumento que fuese, se detendrá.
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La/s varilla/s Se puede utilizar tanto un péndulo como una varilla, si bien los principiantes manejarán el péndulo con más facilidad. En la antigüedad:se utilizaba una rama de avellano, láminas de acero o dos barbas de ballena unidas por sus extremos con un hilo de nylon. hay establecimientos especializados en los que pueden adquirse varillas o péndulos.
Desde tiempo inmemorial las varillas han estado en uso con fines radiestésicos. Exigen el empleo del material que se reseña en cada figura que acompaña al texto.
Fig. 16.
Fig. 17.
FIG. 16. Esta varilla es la que se juzga como clásica. La madera de avellano fue considerada a través de los años como la más apta para esta clase de operaciones. Sin duda, un buen radiestesista sabe que también resulta conveniente la varilla confeccionada con otras maderas. Dejamos la elección librada a propia decisión. El ángulo característico oscila entre 20 y 60 cm; y la longitud entre 40 y 45 cm. El grosor será de unos 2 cm en el vértice, y la rama central, o de unión, no excederá los 3 centímetros.
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FIG. 17. Esta es la flexión que se generará en la horqueta. Las puntas o extremos estarán hacia afuera, mientras el vértice oficiará de índice que, al comienzo, como primer movimiento, deberá hallarse horizontal, sin presionar demasiado con los dedos. Esos extremos estarán curvados. Los codos descansarán sobre el cuerpo y los antebrazos adoptarán una posición horizontal, sin tensiones. Según varios autores, entre ellos J. M. Burgues, las horas ideales para este tipo de prospecciones son: 4 a 6; 10 a 12; 16 a 18; y 22 a 24. Bueno es apuntar que si se las confecciona con avellano, almendro, fresno y junco, su polaridad será negativa, y con pino, positiva. - influencia radiante (SI, AFIRMATIVO). Si la varilla es de aluminio, cobre, hierro y oro, su polaridad será positiva, y si es de níquel, negativa.
FIG. 18. Esta varilla parece más bien tosca, y en realidad lo es. Su aptitud depende de la congenialidad del propio operador. Son dos varas separadas y atadas con un material no conductor, que puede ser hilo sisal, plástico, etc. Procure que las dos ramitas sean de diámetro y longitud similares, y bien pulidas. El detalle importante consiste en que el material con que se las ate no debe tener agregados y ha de seguir circundando naturalmente un extremo.
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FIG. 19. Esta varilla ha sido clásica en determinadas regiones. Su material esencial es la ballena, de las que se utilizan para los corséts. Es un conjunto sobrio, sin añadidos, recordando que tendrá que existir un buen ángulo para que, al efectuarse su torsión, se produzca la reacción natural de la tensión ejercida con las manos. También se la conoce como Varilla de J. Calte según la versión de "La Maison de la Radiésthesie", es de 5 mm de diámetro y 33 cm de largo. Si se desplaza hacia arriba, con firmeza, señala el sitio de mayor influencia radiante (SI, AFIRMATIVO). Si se desplaza hacia abajo, señala alejamiento del sitio de mayor influencia (NO, NEGATIVO). Si se desplaza en círculo, con fuerza, señala cruce de corriente en sentido transversal. Si se desplaza en círculo, débilmente, señala cruce de corriente en sentido oblicuo. Estos son los datos convencionales más corrientes. Los restantes, el propio operador los irá observando, clasificando e interpretando según su capacidad e inventiva.
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Fig. 20
Fig. 21
Fig. 22
FIG. 20 y 21. El material de estas dos varillas es alambre, más bien grueso, de vuelta doble y, en lo posible, con ambas terminales debidamente unidas con soldadura autógena. Su empleo es idéntico al de la horqueta. FIG. 22. Se trata de la célebre varilla "Argus", existente en diversos largos (33 cm y 50 cm) fuertes y dúctiles (versión de "La Maison de la Radiésthesie").
FIG. 23. El fleje de acero es un elemento idóneo para un buen radiestesista. Observe que su modo de empleo en nada varíe de lo precedentemente enunciado.
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FIG. 24. Este es el motorscopio Logson, muy publicitado en la época de su puesta en práctica. El grosor del alambre no debe exceder los 3 mm. La aislación correcta es condición indispensable en los sectores donde el alambre puede hacer contacto. Las dos terminales, con un ángulo "especial", permiten el giro natural cuando se las toma correctamente. Un implemento algo similar es el aurómetro del Reverendo Vern Cameron, de Elsinore, California, Estados Unidos de Norte América. Puesta la varilla en una manija no conductora, se levanta cuando es aproximada al margen del campo del aura de un ser humano, por lo común entre 15 y 30 cm en torno de la cabeza. (Véase Nat Freddland, "La Explosión del Ocultismo".)
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Las varillas metálicas se usan de la siguiente manera, tienen dos movimientos principales, hacia afuera separándose, o uniéndose, mostrándonos solo dos respuestas posibles.
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Se puede usar una sola varilla, pudiendo tener un movimiento hacia la derecha o hacia la izquierda, dándonos una respuesta de si o no dependiendo del movimiento que se experimente. Las varillas profesionales de manifactura industrial suelen tener un mango que les permite girar con mucha facilidad, por lo que pueden girar en sentido de las agujas del reloj para indicar un si y en sentido contrario para un no.
Para el uso de éstos instrumentos, siempre se debe hacer una convención mental, se debe establecer como será la respuesta del instrumento en el caso de un si o un no.
La figura anterior muestra como se usa una sola varilla, permite responder si, no y probablemente que puede significar que reformule la pregunta.
Cómo sostener la varilla La varilla debe sostenerse horizontalmente y con la punta dirigida hacia adelante. El operador mantendrá los brazos ligeramente pegados al cuerpo, con los músculos relajados. Los antebrazos deben estar libres para posibilitar que la varilla se mueva.
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Para sostener la varilla se estiran ambos extremos ligeramente hacia afuera, y luego se doblan un poco, lo justo para iniciar una cierta vibración que facilitará la torsión de la varilla, sea hacia arriba o hacia abajo. Hay que apretar los extremos de la varilla entre el pulgar y el índice y entre el anular y el meñique, tal como indica la figura. En cualquier caso, la varilla siempre debe estar por encima del objeto que se vaya a tratar. Ejemplos: Las vibraciones que emite el objeto son recibidas por el organismo y transmitidas mediante la varilla o el péndulo. Jean Auscher ideó un «scriptopéndulo», o péndulo provisto de un pincel mojado en tinta china, con el que obtenía un dibujo que luego interpretaba. A partir de ahí, emitía brillantes diagnósticos que concordaban con los de los médicos. El reverendo padre Jurion, una autoridad en la materia, escribía: «La radiestesia es un forma de conocimiento universal. La intuición, en el amplio sentido del término, recurre a una memoria que se extiende más allá de los recuerdos personales. El organismo humano reacciona con fenómenos circulatorios, musculares y nerviosos no sólo ante agentes físicos, sino también frente a toda actividad mental, racional o intuitiva. Las reacciones fisiológicas harán que la varilla o el péndulo se muevan». En consecuencia, las investigaciones radiestésicas deben realizarse con calma, sin precipitarse.
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Las dos reglas de oro: la orientación mental y la convención mental
La orientación mental Los señores Christophe y Lousi Chouteau demostraron la absoluta necesidad de esta ley. La orientación mental es la llave de todos los procedimientos de detección. «Es el deseo que el prospector expresa mentalmente, antes de toda búsqueda, de ser sensible sólo a las radiaciones que le interesan, con exclusión de todas las demás, y la fijación de su espíritu sobre ese deseo que crea una considerable agudeza de percepción de la radiación deseada.» Louis Chouteau dice: «Quiero volverme sensible sólo a las radiaciones del sujeto o de la cosa a examinar, con exclusión de cualquier otra radiación». Utilización de la orientación mental:
Los movimientos del péndulo deben responder a una sola pregunta, planteada de forma que sólo puede haber dos soluciones: Sí o No. Hay que enunciar con corrección y claridad el objetivo de la detección, mantener la atención sobre ese deseo, pero con el espíritu relajado, y estar sólo pendiente de lo relacionado con la investigación en curso.
La convención mental Después de la orientación mental, el péndulo y la varilla reaccionan. Previamente se habrá convenido la elevación o el descenso de la varilla, o bien la oscilación o el giro del péndulo en el sentido de las agujas del reloj o en el sentido contrario. Louis Chouteau dice: «Si parto del péndulo inmóvil, convengo que distinguiré que capto tal radiación cuando el péndulo pase de la inmovilidad a cualquier movimiento sin preferencia, ya sea giro u oscilación». Una vez tomadas estas precauciones, se pueden hacer interesantes investigaciones. Por ejemplo, para el pricipiante he aquí dos ejercicios de entrenamiento bastante importantes, pues constituyen el primer contacto con las formas radiestésicas, unido, claro está, a la orientación y la convención mentales ya estudiadas. Atribuimos la paternidad de estos ejercicios a Louis Chouteau, quien los explicó magistralmente.
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¿Cuáles son los péndulos más corrientes?
Los formatos y dimensiones son variables. Sin embargo, los que aquí incluimos dan una idea aproximada de sus características más notables. El material puede ser: madera, metal (aleación especial, si se prefiere), marfil, ebonita o cristal de roca. El color es variable pero resulta, en ocasiones, altamente recomendable el negro, por considerárselo neutro y muy absorbente de las radiaciones. Algunos expertos se inclinan por el péndulo cónico o esférico, por su mayor versatilidad. En esto sólo es cuestión de predilección y nada certifica concluyentemente que un péndulo sea mejor que otro. La propia capacidad es la que dirá la última palabra. Además de los modelos reseñados luego gráficamente, también existen los siguientes. Péndulo del doctor Obre; Péndulo de Reinchenbach; Péndulo de Luy; Péndulo de bi-espiras; Péndulo de Villaume; Péndulo de Krasinsky; Péndulo de Larvasson; Péndulo de Angade; Péndulo de Le Gall; y Scripto-péndulo de Auscher.
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FIG. 3. El péndulo que aquí reproducimos es del tipo de los utilizados por el abate Mermet. Se caracteriza por su aleación de diversos metales y la oquedad de su parte central. En ella, el célebre abate depositaba los "testigos" que le permitían orientar debidamente sus indagaciones. Es posible apreciar la "rosca" con que estaba dotado el péndulo de Mermet, que colgaba de una cadenita. Su elemento negativo radica en su proclividad a la remanencia o impregnación. En todos los casos habrá que recordar que, luego de retirado el testigo, habrá que dejar transcurrir igual lapso al que estuvo allí depositado para que desaparezcan los efectos de esa remanencia, eliminando la posibilidad de error de apreciación por parte del operador. ¿Existe algún otro instrumento interesante que convenga considerar?
Además de : El electrotesoroscopio, el magnetómetro de minerales, orómetro sensitivo, existe el revelador radio-magnético "Schumfell". Según sus fabricantes y distribuidores (Véase Asociac. y Casas de Radiestesia, Establ. Luminox, Suiza), este péndulo responde a los siguientes principios: "Todos los cuerpos de la naturaleza emiten radiaciones, ya sean sólidos, líquidos o gaseosos. Esos cuerpos producen alrededor de sí un campo de influencia o un campo de fuerza”...
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Fig. 4
Fig. 5
FIG. 4. Las características de este péndulo son de suma sobriedad. Más bien semeja una pelotilla con una pequeña agarradera. Puede ser de metal, madera o marfil. No resulta descartable la posibilidad de adaptarle una rosca para que, en su interior, se albergue el "testigo" necesario para una prospección, por ejemplo. En cuanto a sus características externas, recuérdese que, en función de mayor peso, resultará mucho más apropiado para experiencias al aire libre, en especial si sopla fuerte viento. Se le denomina "Péndulo esférico de A. Lambert". Uno similar lleva el nombre de Armand Viré, especialmente diseñado para prospecciones mineras. FIG. 5. Este péndulo se parece al frente de un escudo tradicional. Naturalmente, todo su contorno se halla debidamente pulido. El material puede ser madera, metal, marfil o ebonita. Si se le agrega el dispositivo hueco a rosca, estaría más completo.
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Fig. 6
Fig. 7
FIG. 6. Las características de este péndulo tal vez compliquen un tanto su fabricación casera. Todo depende de la habilidad manual de cada uno. En caso de agregársele un hueco a rosca para el "testigo", estaría más acabado. FIG. 7. Dibujo del famoso péndulo de cristal de "de A. Lambert y Serht", cuyo peso de 7, 20 ó 60 gramos responde a las características de "La Maison de la Radiésthesie".
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Fig. 8
Fig. 9
FIG. 8. Este péndulo es de líneas más simples. Según algunos, la precisión de sus desplazamientos resultará más burda o lenta. De todos modos, la utilidad de este implemento, o si se prefiere, su eficiencia, dependerá de cada operador. FIG. 9. No se trata de una granada ni de una mina marina. Este es otro péndulo. Se lo denomina "de Treyve", por ser el apellido de su inventor. De más está decir que su fabricación resultará más complicada. Sus efectos estarán condicionados a la suficiencia del operador.
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FIG. 10. Este péndulo une, a la sobriedad de sus líneas, la definida terminación acuminada de su extremo inferior. En muchos sentidos este es un péndulo ideal ya que, si se lo confecciona con dimensiones apropiadas, más bien reducidas, su sensibilidad será mucho mayor que todos los demás y permitirá un más cabal dominio y una más prolija prospección por parte del operador.
FIG. 11. Péndulo de A. Lambert.
FIG. 12. Péndulo de Heimme.
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FIG. 13. Péndulo R. O. L. (Heimme).
FIG. 14. Péndulo de Lesourd.
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Como se puede ver los movimientos del péndulo son muy precisos, es preferible que el péndulo termine en forma de punta, porque puede servir de apuntador de precisión para los cuadrantes auxiliares, que nos permite obtener muchos y muy exactos resultados.
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La forma de usar el péndulo es tomar la cadena con los dedos pulgar, índice y medio en forma firme con la mano que usted use. Debe usarse sentado en un escritorio o mesa que sea firme, apoye su codo en la mesa y doble su mano de forma que el péndulo quede a una altura conveniente sobre la superficie de la mesa. No intente mover la mano, mientras más firme esté, el péndulo se moverá mejor, éste suele moverse solo. En esa forma se pude apuntar el péndulo al cuadrante que se desee usar, para obtener la lectura adecuada, localice el cuadrante para que el péndulo quede en una posición adecuada y la visión permita definir correctamente dónde apunta la punta del instrumento. Mas adelante analizaremos el uso de algunos cuadrantes, que se puede obtener y que seguridad de respuestas puede dar este instrumento
Uso de Testigos El testigo es un elemento usado para relacionar el instrumento radiestésico con la persona o cosa que se quiera investigar, en la figura siguiente se puede ver como usar los mismos. Puede ser una foto, una prenda, material o mineral buscado. La radiestesia es una facultad paranormal. Por supuesto el uso de los instrumentos radiestésicos esta condicionado a la fuerza de la misma y de acuerdo a esta facultad las personas podrán tener mas o menos éxito con el uso de los mismos, por lo tanto serán útiles los testigos en el manejo de los mismos, cuando las facultades radiestésicas aumenten, comienza a ser innecesario el uso de los testigos.
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La física y el concepto de "campo" "Campo" es una región del espacio que, por una razón cualquiera, se encuentra en estado de tensión. A veces nuestros sentidos son influidos por la presencia del campo. Una llama, por ejemplo, crea un campo luminoso que nuestros ojos ven, y un campo de calor que afecta a nuestro sentido del tacto. No obstante, el hombre es insensible a muchos otros campos. Por ejemplo, el campo magnético que, alrededor de los polos de un imán, hace moverse a las limaduras de hierro. Lo mismo sucede con el campo que recorren las ondas de radio, que solamente se hacen sonoras por intermedio de un aparato especial. El revelador radio-magnético "Schumfell" es el instrumento necesario para hacer perceptibles las corrientes de fuerza de los campos radiestésicos. Cuenta con patente de invención Nº 734.234 y está constituido por un aro de aleación especial (3) (Figura 15). Sobre este anillo van abobinados, en dos puntos diametralmente opuestos, dos solenoides amplificadores, de hilo de cobre, aislados (4-4). Dichos solenoides aseguran, a través de la corriente que los recorre, el desarrollo de los electrones.
FIG. 15. Revelador radio-magnético Schumfell.
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El conjunto constituye un anillo de Gramme, fraccionado, que produce un campo radio-magnético intenso. Entre los solenoides está fijado el cuerpo central en su base (2). Contiene un anillo formado por un hilo de cobre aislado, enrollado en forma de espiral (8) cuyos polos van conectados a un condensador fijo. Este bobinaje se asimila a un cuadro receptor de Radio T.S.F. Permite percibir a gran distancia todas las radiaciones útiles, hasta las que son muy débiles, eliminar las imágenes parásitas y hasta las remanencias e impregnaciones. La parte superior del cuerpo central comprende un cuadrante graduado (1), en su centro hay una aguja móvil (5) que posee, por tratamiento especial, imantación permanente. Dicha aguja asegura, por sus desviaciones, la orientación normal del operador. Un botoncito móvil permite sujetar la aguja y mantenerla inmóvil, cuando el aparato no está funcionando. La punta azul de esta aguja indica siempre el Norte, es luminosa como también el cuadrante, y resulta muy útil cuando se opera de noche. Siguiendo el eje mediano vertical, están dispuestos, de una parte, el hilo de suspensión (6) de una materia conductora especial, indispensable para asegurar el funcionamiento del aparato. En el opuesto hay una punta de metal especialmente dispuesta para prospecciones sobre planos y mapas (tele-radiestesia)." El mismo folleto detalla luego lo siguiente: "Para buscar una fuente, minerales, un tesoro, etc., deberá tomarse el aparato entre el pulgar y el índice de la mano derecho. Después, se comenzará a caminar lentamente por el lugar que se quiere explorar, o por donde se presume la existencia de una fuente, minerales, etc. A partir del momento en que el operador entre en el campo de fuerza del cuerpo buscado, el aparato se pondrá en marcha por sí mismo. Cada uno de los cuerpos emite radiaciones diferentes que influyen en la marcha del "Revelador" y permiten reconocer al cuerpo con toda certidumbre. Así, si el operador se halla sobre una fuente, el aparato describirá siete vueltas y después se detendrá; para el oro, once; para la plata, seis; para el hierro, cuatro; para el carbón treinta; para el petróleo líquido bruto, catorce; para el petróleo gaseoso, dieciséis, etcétera.
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La profundidad en que se halle el objeto o cuerpo localizado es igual a la distancia existente desde el punto en que el aparato se pone en marcha hasta el lugar en que, según se camina, el aparato se detiene y deja de estar bajo la influencia del campo del objeto". La firma que patrocina este ingeniosísimo dispositivo afirma que, junto con el aparato, se incluyen ciertos medios de control a fin de poder verificar la exactitud de las primeras observaciones, esto es: profundidad, cantidad, sentido de la corriente y naturaleza de lo descubierto.
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Cómo confeccionar una varillas rudimentarias , para comenzar la práctica.
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DESPLAZAMIENTO DE PENDULOS Y VARILLAS. POLARIDAD. SELECCION
¿Cuál es el significado de los desplazamientos de péndulos y varillas?
Cada operador puede tener polaridad positiva o polaridad negativa. Nunca ambas al mismo tiempo. Si tiene polaridad positiva, el desplazamiento del péndulo, siguiendo la dirección de las agujas del reloj, tendrá carácter positivo; el desplazamiento a la inversa tendrá carácter negativo. Si tiene polaridad negativa, el desplazamiento del péndulo, siguiendo la dirección de las agujas del reloj, tendrá carácter negativo; el desplazamiento a la inversa, tendrá carácter positivo. Si tiene polaridad positiva, el desplazamiento de la varilla, desde su posición horizontal hasta su posición vertical hacia abajo, tendrá carácter positivo; el desplazamiento a la inversa, tendrá carácter negativo. Si tiene polaridad negativa, el desplazamiento de la varilla, desde su posición horizontal hasta su posición vertical hacia abajo, tendrá carácter negativo; el desplazamiento a la inversa tendrá carácter positivo. Los dibujos elementales que se acompañan aclararán mejor estos conceptos definitorios que hemos transmitido repitiendo vocablos a fin de que sea más fácil su captación y memorización. Estos movimientos, que podemos denominar "básicos", responden a un código convencional aceptado por todos los radiestesistas del mundo. La apta relación de estas respuestas, del largo del soporte, de la posición corporal adecuada, y de la concentración y los reflejos del operador, dará por consecuencia la correcta "sintonía" radiestésica y, eventualmente, su interpretación justa.
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Además, el operador debe imponerse una convención mental respecto de sus instrumentos y polaridad a fin de mantener en su intelecto un coherente "lenguaje" radiestésico que facilite sus respuestas ante indagaciones o prospecciones dadas. Esta actitud mental le ayudará, asimismo, a ampliar, ajustar o rectificar sus conocimientos en sus contactos con otras entidades que se especializan en el quehacer radiestésico.
FIG. 25. Polaridades
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Ejercicio nº 1 Búsqueda y detección del rayo vertical luminoso Sostener el péndulo sobre una linterna encendida. Mentalmente se desea volverse sensible a las radiaciones eléctricas verticales, y se conviene que dichas radiaciones harán girar el péndulo en el sentido de las agujas del reloj. Se puede iniciar ese giro dando al péndulo un movimiento de balanceo muy ligero. En ese preciso momento hay que desenrollar el hilo o la cadena entre los dedos. Cuando el péndulo empiece a girar, dejar de desenrollar y anotar la longitud del hilo o de la cadena. Esa longitud será válida para las futuras experiencias.
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Ejercicio nº 2 La antena radiestésica Se coloca el objeto (monedas, joyas, etc.) sobre una mesa. Mantenerse bastante alejado de la mesa y tender hacia el objeto el índice izquierdo en antena. El péndulo girará según el deseo y la convención. Al colocar otra vez el brazo izquierdo a lo largo del cuerpo, el péndulo se para. Volverá a girar si el índice apunta a la dirección inicial. Al girar un poco sobre uno mismo, con el brazo izquierdo siempre tendido pero sin señalar ya el objeto en cuestión, el péndulo dejará de girar y oscilará. Al deslizarse ligeramente sobre los talones para encarar de nuevo el objeto, el péndulo volverá a girar.
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¿Hay algunas experiencias de aproximación por parte del operador en etapa de aprendizaje?
Efectivamente, aunque no debe olvidarse un hecho fundamental: en esta disciplina es menester siempre la presencia de un maestro quien previamente comprobará el grado de capacidad o facultad del aspirante a operador radiestesista. En términos generales, podría decirse que, provisto del péndulo que se considere más adecuado, el operador procederá a "chequear" las distintas reacciones que aquél produzca en proximidad con diferentes objetos o personas. El vaivén o rotación responderá a las características individuales del operador. Para ello, éste habrá determinado antes si es positivo o negativo. Sus ejercicios podrán iniciarse, por ejemplo, a modo de autoindagación respecto de un hombre o una mujer. En cada caso anotará los desplazamientos del péndulo. Hará esta prueba en distintas ocasiones, procurando en todo momento una actitud mental independiente, libre de toda autosugestión. La tranquilidad espiritual es una condición indispensable. Para eludir la posibilidad de error derivado de autosugestión -siempre que existan condiciones correctas- podrá incluso actuar con los ojos vendados, y valer se de dos personas que voluntariamente se ofrezcan para experimentar. Serán, por supuesto, un hombre y una mujer. Uno u otra extenderán su mano. El operador no sabrá de quién se trata. Iniciará entonces su indagación con el péndulo y determinará el sexo, según el movimiento que se presente, que le será comunicado por la persona que le secunda, o dirige. Este ejercicio de principiante puede extenderse luego a diversos objetos que se hallen en una habitación cualquiera. En cada caso el operador anotará si se trata de vaivén o giro. Si este último es directo o inverso.
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E incluso la cantidad que constituye cada serie de movimientos. Para ello tendrá en cuenta que cada serie es uniforme, constante. Finalizado, hay un lapso que podría denominarse de "vacilación" por parte del péndulo, para reiniciarse seguidamente la serie con igual número de movimientos en igual sentido, o a la inversa, con diferente secuencia. De esta manera, el operador logrará determinar las diferencias de material constitutivo de los distintos elementos que examina (p.e.: madera, cobre, corcho, tela, vidrio, metal, plomo, bronce, hierro, acero, etcétera) Resultará asombroso comprobar cómo, con el correr del tiempo, la sensibilidad del operador irá agudizándose. Podrá detectar con rapidez, luego de un estudio personal de múltiples elementos, y en consulta directa con sus propias anotaciones, cuál es el material específico de cada cosa. Para esto hará que un tercero cubra el elemento con un papel fino, preferentemente verde, por considerarse que éste es un color neutro en el orden radiestésico. Es más que probable que las señales obtenidas varíen entre un operador y otro. Por ello conviene que tome cuidadosamente sus notas, recordando que su cotejo con otros radiestesistas puede arrojar notables diferencias. Esto no deberá descorazonarlo. La radiestesia habrá cobrado importante impulso y trascendencia el día en que realmente sea universalizada a través del intercambio de información clara, fidedigna y pormenorizada de las experiencias efectuadas en diversas partes del mundo.
Un ejercicio muy adecuado a fin de controlar posibles errores de apreciación o evaluación consiste en estudiar los desplazamientos del péndulo ante distintos colores. Existen para ello muchísimos gráficos cromáticos y, para el operador inquieto, servirán hasta los catálogos de pinturas. Los papeles de colores son también utilísimos en ese sentido. El examen por separado tendrá que ser muy minucioso. La experiencia se documentará en cada caso, cuidando de que no exista sugestión.
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Asimismo, a título experimental, el operador podrá hacer incidir el péndulo (o una piedra imán) sobre huevos. Luego de concretar su comprobación personal en cuanto a serie de cada uno, los marcará por separado. Cuando llegue el tiempo de nacimiento del ave, realizará sus cotejos, con el consiguiente cómputo de aciertos y fallas. Este experimento sensibilizará mucho al operador. La determinación del sexo del remitente de una carta es otra experiencia fascinante. Estos son sólo unos pocos ejemplos de cuanto puede hacerse para ir ductilizando la propia facultad radiestésica. El resto es simplemente el camino "que se va haciendo al andar". La iniciativa personal juega un rol categórico en radiestesia.
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¿Es necesario que el radiestesista tenga conocimientos generales de prospección de metales, minerales y agua?
Todos los conocimientos se hallan interrelacionados. Sería absolutamente irracional pensar que puede llegarse a la verdad a través de un solo carril. Los distintos recursos de la mente humana, canalizados mediante descubrimientos, invenciones, aparatos, etc., permiten, de una u otra manera, obtener resultados concretos según los propósitos que se persiguen. Algo similar ocurre con la radiestesia. Su finalidad es eminentemente práctica. No se pierde en divagaciones ni metafísicas. El empleo de las varillas o los péndulos no tiene otro objetivo que un descubrimiento tangible. En el caso de agua, minerales, etc., el operador debe estar al tanto de una serie de detalles específicos que le ayudarán beneficiosamente en su búsqueda. Si los descuidase, naturalmente pondría de relieve una ignorancia muy fuera de lugar. Eso sería como si un carpintero, capaz de confeccionar distintos elementos del mobiliario, considerase inapropiado, imprudente, temerario o innecesario conocer la calidad de las maderas con que trabaja. Nada sería más absurdo, ¿verdad?
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¿Es bueno juzgar por las apariencias?
En el caso que nos ocupa es de primerísima importancia saber juzgar por las apariencias. Habrá que estudiar, para una detección correcta, las características del terreno en que se habrá de operar, efectuando un análisis de su topografía que, a su vez, delatará el lugar cuya exploración será más adecuada. En ningún caso el operador descuidará lo esencial del razonamiento sano. Si la radiestesia es arte e intuición, la prospección concienzuda es también estudio, lógica, inferencia, capacidad de observación, análisis. Descansar única y exclusivamente en la intuición para encauzar una prospección -al menos en el caso de las aguas- puede ser contraproducente. El agua es posible hallarla en todas partes, pero hay algo que debe primar: la sensatez. Cavar para hallarla debe imponer una tarea ajustada a las posibilidades. Por ello, alumbrar fuentes hídricas implica detectar lugares donde la explotación de aquéllas es bastante económica en cuanto al uso de aparatos y al tiempo insumido para lograr extraerla. Las apariencias son importantísimas para que el operador radiestesista no pierda su tiempo ni lo haga perder a los demás. Las “señas particulares” de un terreno darán la pauta de si la indagación que se emprenderá está bien encauzada. La presencia de humedad es delatora de agua. Algo así como el humo es señal de fuego. El nivel hidrométrico delatará vegetación e incluso vida de animales e insectos peculiares. Plantas y animales hidrófilos son de primerísima importancia para determinar la oportunidad de iniciar en un lugar una determinada prospección: Puede considerarse animales hidrófilos a: topos, sapos, ranas, babosas, opiliones, lombrices de tierra, cochinillas, y nubes de mosquitos. Un dato característico: donde el conejo montés tiene su sitio para dormir es muy fácil que haya agua a un nivel de escasa profundidad. Las plantas hidrófilas incluyen: menta acuática, junco, cicuta, hepática de las fuentes, aliso, saúco, berro, chopo, sauce y mimbre, si tomamos como referencia la vid y el trigo, sabremos que en los lugares donde éstos germinan y crecen no hay humedad constante.
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Sí la hierba crece prematuramente en algún sitio, ese es un indicio de agua, lo mismo que ciertos vapores que flotan en el aire, en horario matutino, como una alfombra, que pueden detectarse echándose en el suelo y observando al ras. Un trozo de lana seca, hundido en un pocito de un metro de profundidad durante la noche, y cubierto debidamente para librarlo del rocío, bastará para determinar el grado de humedad del terreno, si a la mañana siguiente se lo halla considerablemente embebido.
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¿El radiestesista debe conocer los minerales por el color?
Es muy provechoso atesorar conocimientos suplementarios que apuntalen el arte puesto de manifiesto por el operador. Las tonalidades de los minerales son índices bastante precisos. Así, el amarillo metalizado corresponde a la pirita de hierro; el amarillo con matices anaranjados, a la pirita de cobre; el azul marino, a la galena o estibina; el negro lustroso, al acero; el negro con reflejos azulados, al ogisto u óxido de hierro; el negro mate a la magnetita; el negro metalizado, a la moliebdenita y al grafito; el violáceo, a la filipsita; el negro tipo grafito, al wolfram; el gris blancuzco al níquel, al cobalto y al bismuto; el rojo, al cobre nativo; el rojo violáceo, al cinabrio; el rojo cochinilla, al sulfuro de arsénico; el rojo oscuro, al rutilo; el rojo rubí, al circón; el amarillo limón, al azufre nativo; el verde claro, a la malaquita (carbonato de cobre) y a la garnierita (silicato de níquel); el verde diáfano, a la calamina, las esmeraldas y la fluorita; el azul opaco, al lapislázuli y al carbonato de cobre; el azul oscuro, a la azurita; y el rosa opaco, a las sales de cobalto. ¿Qué instrumentos físicos se suelen utilizar en radiestesia, a modo de "testers"?
Los implementos más corrientes en ese aspecto son: Ondómetro pendular; Aparato pendular de Briche; Magnetoscopio de Paz Alvarez, magnetoscopio universal de Chaumery y Belizal; Aparato de radarcosmia; Magnetoscopio de Rutter; Radiómetro de Descry; Balanza péndulo de precisión; Balanza de cromo-radiestesia de Villaume;
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Gerámetro y gerámetro con imán de West y Wedler; Brújula doble; Electro-testigos de Charloteaux; Indicador de agua de Mager; Hidroscopio del abate Carrié.
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Ejemplo: Péndulo Material:
¿Conviene que sea de madera? ¿Me resultará el de cristal de roca? ¿Será más adecuado el de metal? ¿Procuraré uno de ebonita? ¿Sería apta una aleación especial?
Forma:
¿Emplearé el esférico? ¿Será más conveniente el cónico? ¿Se adaptará a mi personalidad el piramidal? ¿Será bueno el cilíndrico? ¿Será más exacto el de forma de pera?
Color:
¿Me inclino por el negro?
¿Escojo el verde? ¿Lo dejo de natural, sin variantes? (Mencionar, separadamente, distintos colores) Características:
¿Recurro al péndulo compacto? ¿Me decido por el hueco a tosca?
(Preparar una lista de medidas apropiadas, en las que separadamente se enunciará largo, ancho, grosor, etc. De esa reseña se escogerá, según la respuesta obtenida, lo más apropiado.) Tamaño:
(Poner ante la vista una proporción que abarque de los 10 gramos en adelante, sin que sobrepase los 40 gramos.) Peso:
Suspensión:
¿Cadena? ¿Cabello? ¿Plástico? ¿Hilo de seda? ¿Cerda? ¿Alambre? (En este caso, detallar diversos metales.)
Soporte:
¿Madera? (Señalar diversas clases.) ¿Plástico? ¿Cable? ¿Metal? (Indicar diversas clases.)
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El empleo de un disco de selección, con la gotita de sangre en el centro es, según la mayoría de los entendidos, un excelente aliado en la determinación de los materiales más aptos para llevar a cabo una indagación radiestésica dada. Disco de Selección
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PRECAUCIONES DEL BUEN RADIESTESISTA
¿Hay que precaverse contra algo en especial o estar alerta ante ciertos hechos a fin de que la evaluación o prospección radiestésica no resulte errónea? 1. Absténgase por completo de cualquier clase de generalización. Tenga por seguro solamente un hecho determinado por usted, de modo muy preciso, para luego poder seguir tanteando otro grupo de eventualidades. 2. Los preconceptos conducen inexorablemente a errores de juicio, sobre todo cuando se hallan asociados con ausencia de ponderación, justo equilibrio y exagerados devaneos de la imaginación. 3. Un péndulo cuyo peso resulta excesivo puede demostrar tan sólo torpeza en cuanto a la captación de "ondas" radiestésicas más bien flojas o débiles. 4. Una serie de líneas de fuerza, que corran paralelas, pueden significar una desorientación suplementaria que el operador habrá de superar con paciencia y mucho don de observación e inferencia. En tal sentido téngase muy en cuenta lo que se relaciona con napas, vetas metalíferas, yacimientos petrolíferos, etcétera. 5. Cierta velocidad en los desplazamientos del péndulo no habrá de confundirse, en muchos casos, con la presencia de ondas radiestésicas fuertes. Ello puede obedecer también a la utilización de un péndulo demasiado liviano. 6. Si la atmósfera está tormentosa, las posibilidades de efectuar indagaciones precisas se desvirtúan. La abstención en estos casos nunca estará de más. 7. El color del péndulo puede guardar muy estrecha relación con los cuerpos motivo de investigaciones.
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8. El operador, por más que haya sido sometido a pruebas de suficiencia por parte de un experto radiestesista, es posible que esté atravesando un período de insensibilidad. En tales circunstancias, por más que se esfuerce, obtendrá resultados imprecisos, discordantes o erróneos. No siempre el continuo ejercido da por consecuencia una mejor graduación de sensibilidad; a veces, un buen relax será más que suficiente para elevar el nivel de rendimiento y seguir luego adelante con un progreso mucho más pronunciado. 9. El pie derecho deberá estar debidamente apoyado en tierra. Un descuido en este aspecto bastará para que el péndulo se mantenga inmóvil. Este recaudo básico habrá de ser respetado siempre. Distraerse en ese sentido, es fracaso seguro. 10. A veces se supone que el oro se manifiesta en un rayo fundamental de desplazamiento constante hacia el Oeste. Ese principio no es invariable y habrá que recordarlo asiduamente para no entregarse a especulaciones fútiles. 11. Muchas veces, el temperamento impulsivo inducirá al radiestesista a enzarzarse en aseveraciones temerarias, donde la gran ausente será una virtud madura y señera: la prudencia. 12. Quizá haya que estar prevenido muy en especial contra ciertas veleidades personales. A veces, como resultado de una reunión social y un comentario imprudente sobre las virtudes de la radiestesia, el operador es lanzado a una suerte de demostración de su capacidad, o mejor dicho, a concretar un "show". El gran peligro consistirá en que tal vez en ese momento no esté preparado, en que hubo una copiosa ingestión de viandas y/o libaciones, y en que cierta mal entendida vergüenza lo impulse a representar una sesión radiestésica más bien con la intención de adquirir renombre que patentizar probidad. En tales circunstancias, lo más correcto es excusarse, pues dedicarse a esa labor en pésimas condiciones, además de, desacreditar una práctica seria, generará mucha desconfianza cuando más de un espectador descubra que los "aciertos" del operador fueron simples triquiñuelas de saltimbanqui.
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13. Habrá que tener mucha precaución con la ingestión de analgésicos, somníferos y psicofármacos en general. La experiencia enseña que en tales ocasiones puede producirse -y por regla general se produce- el "fading" o síncope radiestésico. El operador tendrá entonces que dejar de lado la tarea emprendida y reiniciarla recién transcurridas entre cuatro y seis horas de la ingestión de aquellas sustancias. 14. La contracción muscular derivada de una mala posición o una particular tensión del operador derivará en errores de apreciación. 15. El rigor climático, al trabajar a la intemperie, puede incidir negativamente sobre el operador, si éste no se halla lo suficientemente desarrollar su actividad. 16. Cuando la mente se fija con demasiado rigor en el denominado “rayo mental”, habrá que tener en cuenta que ese lapso no se prolongue más allá de la medida. Caso contrario, un estado de cierta obnubilación dejará perplejo al operador, impidiéndole reunir elementos de juicio bastantes como para sacar provecho de sus experiencias. 17. Si en la zona en que se opera hubo trastornos telúricos de cualquier índole en fecha reciente, lo más prudente es suspender todo tipo de experiencias por el momento. 18. La hipersensibilidad del operador no es algo tan extraordinario como parecería a primera vista. Si alguien se halla ante ese fenómeno, será proclive a magnificar los hallazgos de que sea protagonista. Lo más aconsejable será que cambie el péndulo con que opera por otro de mayor peso, hasta hallar el equilibrio más conveniente. Cuando hablamos de "magnificar", queremos decir que esa hipersensibilidad le hará suponer, por ejemplo, que una insignificante napita sea un importante torrente subterráneo.
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19. Las radiaciones parásitas suelen plantear problemas aparentemente insolubles. La situación es muy similar a la que ocurre en radiofonía. Los medios para superar este inconveniente son variados y dependen de la aptitud y tendencias de cada operador. En cualquier caso, por sí podrá determinar, desplazando su mano izquierda si es diestro (o su derecha, si es zurdo), en distintas posiciones, a modo de antena, hasta lograr un atenuamiento de esas condiciones perturbadoras del ambiente. 20. La presencia de objetos metálicos sobre el cuerpo del operador o entre sus ropas, y el uso de calzado con suela de goma, especialmente en experiencias al aire libre, pueden significar trastornos en el campo de la captación radiestésica. 21. Si el operador efectuó un estudio detenido de cada cuerpo simple, contará con prolijas constancias en las que podrá ubicar graduaciones y números de serie. Esto es primordial para evitar luego errores de juicio producidos precisamente por una evaluación ligera de los desplazamientos del péndulo o una confusión derivada de la memorización defectuosa de los pormenores subjetivos de cada operador. 22. Las distracciones originadas en tensiones emocionales, agotamiento físico, mental o psíquico, etc., tendrán que superarse descansando debidamente, pues redoblar el grado de concentración tendrá por consecuencia, en tales ocasiones, burdos errores de evaluación por sobreexcitación. 23. En radiestesia no existe el optimismo ni el pesimismo sobre los resultados a obtener. Una correcta abstracción mental será el paso previo importantísimo para llegar a óptimas conclusiones. 24. El testigo mental es un aliado de singulares posibilidades en la detección de algunos elementos. La unidireccionalidad mental en conexión con el objeto o ser buscado habrá de obrar maravillas en la ejecución de la labor radiestésica. Si no se emplea este recurso es probable que, en casos muy especiales (el operador descubrirá por sí cuáles), el testigo mental es insustituible y su desaprovechamiento implica fracaso inexorable.
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25. El insomnio y la fatiga son tremendamente nocivos para todo radiestesista. Si atraviesa por cualquiera de esas etapas psicofísicas anómalas, lo mejor será que prescinda de sus experiencias hasta superar ese estado. 26. La radiestesia es una práctica sana, jamás una “idea fija”. Quien así no lo entienda y no sea capaz de dominar sus tendencias, además de una suerte de desubicación insalubre, sufrirá los perniciosos efectos de una anulación progresiva de sus facultades que luego, insensible, irremisible y hasta inconscientemente, irá reemplazando con fantasía, alucinación, autoengaño y... quizá locura. 27. El apresuramiento jamás será buen consejero del radiestesista. Habrá que avanzar con sosiego, extraer conclusiones con intuición y lógica, y convalidar los hallazgos con otros hallazgos concomitantes que servirán de ratificación adicional de cada aserto. Es decir, luego de ubicarse varios indicios ciertos y concordantes, se los irá asociando y correlacionando debidamente hasta lograr el fin buscado. 28.Confundir los rayos es error común de casi todos los principiantes. No resulta, por tanto, extraño, que se tome al rayo luminoso por el rayo testigo, y viceversa. Esta equivocación sólo es corregible mediante mucha práctica y autoanálisis. 29. El aislamiento adecuado impide interferencias y radiaciones parásitas. El buen radiestesista tendrá al exitismo como una de las peores maldiciones. Si trabaja solo, obtendrá mejores efectos, sobre todo si sabe guardar reserva. 30. La existencia de dos cuerpos idénticos en un sitio dado causar inconvenientes de evaluación. Dos trozos de metal, uno en forma de llave inglesa y el otro en su estado natural, puede ser que ofrezcan igual reacción pendular en cuanto a desplazamientos. Habrá incluso personas con igual cifra radiestésica. En este caso quedará más de relieve todavía por qué el buen radiestesista hará de la prudencia una de sus principales virtudes.
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31. Jamás habrá que descuidar el largo de suspensión del péndulo. Muchas fallas de “sensibilidad” responden únicamente a una inexactitud en este aspecto. 32. Es posible que estén dadas todas las condiciones ideales a la captación radiestésica de un elemento dado y, sin embargo, los resultados son nulos. Esto se corrige sólo con perseverancia pues no es desechable el hecho de que el operador se encuentre ante un caso típico de "bloqueo". Es entonces cuando deberá poner en juego toda su capacidad y disposición, pues ese fenómeno se origina, en la generalidad de los casos, en que otro elemento oficia de "aislante" entre lo buscado y el operador. Si existe prolijidad y minuciosidad, amén de espíritu de indagación indeclinable, es posible llegar a lo que se busca. 33. Un "testigo" demasiado pesado sólo producirá confusión. El operador irá perfeccionando paulatinamente su conocimiento empírico sobre el particular para evitar ulteriores trastornos. 34. Hay una causa reiterada de fracasos en el orden radiestésico. Se denomina "remanencia". Este fenómeno ocurre cuando un elemento dado permaneció en un lugar x tiempo y luego se lo retira. Allí quedará "algo" que será captado por el péndulo, como si el elemento aún estuviera allí. René Lacroix-à-l'Henry propone una solución para evitar cualquier clase de error: colocar en el lugar "sospechado" un trozo de papel blanco, de bastante espesor. Luego de ello se colocará el péndulo que, en caso de desplazarse, señalará la existencia de un objeto; caso contrario, se tratará de simple remanencia. Cuando se trabaja en "laboratorio" habrá que cuidarse al máximo contra la remanencia. 35. Deberá vigilarse que en los alrededores no existan plantas rediotransmisoras. De ser así, habrá que cambiar de ubicación para cesen los inconvenientes perturbadores. 36. Si se trabaja en el “laboratorio”, pueden ser perjudiciales: a) la luz directa; b) la mesa, sillas y mobiliario que no sean de madera, y c) los colores vivos. Los elementos de bronce o aluminio pueden ser contraproducentes.
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37. Es imprescindible tener confianza total en el instrumento que se manipula, es decir, el péndulo o la varilla. 38. En caso de operaciones quirúrgicas o tratamientos médicos en los que tenga lugar la ingestión dé medicamentos o su aplicación por vía inyectable, es probable que el operador experimente cambios físicos que repercutan en su capacidad radiestésica o bien en una marcada diferencia respecto de sus propias "series" y mediciones. 39. El hecho de que la utilización del propio péndulo o varilla por parte de terceros modifique sus cualidades es aceptado por unos expertos y negado por otros. Ante la duda... tal vez lo mejor sea abstenerse de prestarlo.
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BUSCANDO OBJETOS, CORRIENTES DE AGUA... Está admitido que un cuerpo enterrado emite alrededor de él de una manera constante radiaciones siguiendo un principio, que define las condiciones de su propagación. Estas radiaciones, independientemente de las que subiendo verticalmente de la superficie del cuerpo dibujarían por decirlo así la forma del objeto sobre la superficie del terreno, se extienden alrededor de él en, el caso teórico de un cuerpo exacto, formando una superficie cónica vuelta del revés, cuya cima A ocuparía el cuerpo buscado y cuyos lados L y L forman con la vertical del cuerpo un ángulo de 45º. DERIVASE DE ESTO que un cuerpo exacto u otro cuerpo de forma regular y de pequeñas dimensiones está siempre en el centro de una circunferencia C, descrita sobre la superficie del terreno y a una profundidad R en el suelo igual al radio R de esta circunferencia. Para mejor comprensión de lo que antecede ver la. (figura n 1)
Este principio, permite determinar la PROFUNDIDAD a la cual se encuentra un cuerpo, un yacimiento de forma cualquiera, una corriente de agua, etc. tiene un carácter general y en caso de que se buscase un cuerpo, un yacimiento una corriente de agua, su profundidad se deduciría de la posici6n de los puntos de emergencia de sus radiaciones, representando sobre el suelo el contorno AMPLIFICADO del cuerpo del yacimiento, que en el caso de tratarse de una corriente de agua estaría representado por las dos orillas o márgenes.
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La profundidad de la corriente de agua en el subsuelo, medida al nivel de la superficie del liquido, es, pues, siempre igual a la mitad de la distancia de las dos orillas, medida sobre el suelo y, para los cuerpos o yacimientos, esta profundidad es sensiblemente igual a la mitad de la distancia levantada entre los dos puntos opuestos de la línea de emergencia de Las radiaciones. Hemos estimado conveniente hacer esta consideración genera. Sobre la profundidad antes de pasar adelante, tanto por las ventajas que su utilización puede prestarnos durante las exploraciones radiestésica, que vamos a describir, como por el uso que hacen numerosos prácticos del método de los 45º para de terminar la profundidad de los cuerpos buscados.
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BÚSQUEDA DE OBJETOS ENTERRADOS Cuando se han enterrado en el suelo objetos metálicos o de otras clases, poco tiempo antes de proceder a su detección radiestésica los resultados generalmente no son muy brillantes, debido a varias causas que dependen por una parte de la presencia de los espectadores, que pueden influenciar a los radiestesistas poco entrenados hasta el punto de paralizar completamente su sensibilidad e incluso tratándose de operadores muy experimentados, de dificultarles seriamente su labor, y, por otra parte, pueden depender del objeto mismo. En efecto, si la masa del objeto enterrado no es muy considerable, su irradiación tendrá poca intensidad, y, si hace que está enterrado poco tiempo, apenas si será perceptible en la superficie del terreno, no pudiendo aceptar la tarea de su localización más que operadores muy experimentados, o sea aquellos cuya sensibilidad ha sido a- finada por una larga practica. De todos modos debe hacerse, al parecer de según oler tos autores, una excepción si se trata de oro, cuyas radiaciones, por ser particularmente intensas, harían que se pudiese encontrar poco tiempo después de haber sido enterrado.
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UTILIZACIÓN RADISETISICA DE LA RADIACIÓN DE LOS CUERPOS Se ha escrito mucho Y en realidad se sabe muy poca cosa, reduciéndose todo a las hipótesis o a las afirmaciones sus garantías de operadores, que han atribuido a la baqueta y al péndulo el fantasma de radiaciones especiales, de las cuales nada seguro puede indicar su existencia. En tales condiciones y en ausencia de todo medio de percepción y de control, que ofrezca garantías reales de objetividad, es imprudente contar en las búsquedas con la presencia de las radiaciones, que no pueden invocarse más que a título de hipótesis o de AUTO-SUGESTIÓN; ha faltado algo mejor contentémonos con esto...
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CUANDO SE BUSCA UN OBJETO ENTERRADO
La complejidad de la búsqueda depende de varias condiciones, según las circunstancias en que se presente la misma, pudiendo darse los siguientes casos: 1 La naturaleza del objeto y el sitio que ocupa son conocida, falta determinar a qué profundidad se encuentra. 2 La naturaleza del objeto es conocida, pero el sitio en que se encuentra y la profundidad hay que terminarlos. 3 La naturaleza del objeto es desconocida, su situación es conocida, pero no su profundidad. 4 La naturaleza del objeto, su situación y su profundidad son desconocida. Pueden presentarse otras variaciones, pero con saber solucionar adecuadamente los cuatro casos expuestos se podrán solucionar los domas, que puedan presentarse, operando por analogía. LA BÚSQUEDA debe BÚSQUEDA debe efectuares en una superficie bien de terminada de terreno, pero como que la radiación del objeto en terrado puede ser muy débil o inexistente, conviene en la expresión del deseo el HACERSE SENSIBLE A SU PRESENCIA. Los ejercicios que describiremos a continuación pueden ser Considerados como una síntesis de diversas búsquedas, las más usuales, estando graduadas les dificultades. Los principios anunciados son valederos para todas las búsquedas ulteriores, operadas sobre los más vastos vast os espacios, lo mismo si se trata de objetos enterrados accidentalmente que de yacimiento. Que se encuentren en el subsuelo. Hay que tener presente que el enterramiento accidental o voluntario de objetos en el subsuelo puede tener lugar en las grietas o aberturas de los terrenos y por consiguiente a considerable profundidad, pero las condiciones de la búsqueda nunca cambian, aunque esta ultima circunstancia nos advierte que, al tratar de determinar la profundidad a que se encuentra un objeto enterrado, al igual que en todos los factores que se traten de averiguar por medio de una detección radiestésica, no debe u no formaras nunca con anticipación una idea de cual va a ser el resultado, que se tiene que obtener, pena de ser víctima de una autosugestión, que nada tiene que ver don la realidad del objeto de la exploración.
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EJERCICIO I Sea un objeto de cobre que se ha enterrado en un punto marcado por una estaca; es preciso Indicar a qué PROFUNDIDAD del suelo se encuentra. El operador, baqueta o péndula en mano, se coloca en el lugar donde está la estaca, encuadrándola entre sus des pies, y luego anuncia por tres veces la expresión de su deseo, con diez segundos de intervalo, poniendo al mismo tiempo el péndulo en oscilaciones o la baqueta en posición de espera. La fórmula de la expresión del deseo será la siguiente: DESEO HACERME SENSIBLE A LAS RADIACIONES DEL OBJETO DE COBRE COLOCADO EL SUELO DEBAJO DE MIS PIES Seguidamente se aleja de la e ataca, caminando hacia atrás, lentamente, en una dirección cualquiera y pronuncian do a cada paso la interrogación: ¿A qué profundidad está el objeto de cobre? En un momento dado las oscilaciones oscilaci ones convierten en giros, se para uno, entonces, y coloca a sus pies una estaca o marca el punto donde se produjeron loe giros con Cualquier objeto o señal bien visible. Los giros se produjeron el punto de emergencia de las radiaciones en ángulo de 45 del objeto de cobre; es suficiente medir la distancia desde este punto hasta la estaca colocada encima del objeto para conocer la profundidad a que está enterrado. Si esta distancia es, por ejemplo, de un metro veinte centímetros, según el principio enunciado anteriormente el objeto obj eto de cobre está enterrado a un l'20 m, de profundidad. Ni que decir tiene que el operador ha convenido consigo mismo por medio de la CONVENCIÓN MENTAL, MENTAL, que las oscilaciones se conviertan en giros en el punto de emergencia de las radiaciones de 45 ó en el punto equidistante de la estaca en la misma longitud que está el objeto enterrado en el subsuelo.
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EJERCICIO II Sea el mismo objeto de cobre del cuál se ignora el sitio en que se encuentra y la profundidad a que yace enterrado. El operador se sitúa en un punto cualquiera del perímetro del terreno, y a continuación, fijando su mirada en el centro del espacio a explorar, coloca su mano izquierda en antena y pronuncia la expresión del deseo: "DESEO HACERME SENSIBLE A LA PRESENCIA DE LAS RADIACIONES DEL OBJETOS DE COBRE QUE ESTA ENTERRADO DEBAJO DE ESTE TERRENO, CUALQUIERA QUE SEA LA DISTANCIA A QUE SEA ENCUENTRA. Tras haber pronunciado tres veces seguidas la expresión del deseo con diez segundos de intervalo entre cada expresión, teniendo el péndulo puesto en oscilaciones, empieza muy lentamente a dar la vuelta sobre sí mismo, mientras pronuncia la interrogación: ¿El objeto de cobre está enterrado enter rado en esta dirección? (La indicada por la mano izquierda extendida en forma de antena). Es conveniente describir pequeños arcos de circulo con la mano extendida en antena, deteniéndose en cada uno de ellos, mientras se pronuncia mentalmente la interrogación. Caso de no entrar en giros el péndulo en la primera vuelta, se camina unos pasos y se repite la operación dando siempre muy lentamente lentament e la vuelta sobre sí mismo, y así sucesiva mente hasta que el péndulo convierte sus oscilaciones en giros; en este momento, la dirección señalada por la mano extendida en antena, señala la DIRECCIÓN EN QUE SE ENCUENTRA EL CUERPO BUSCADO. El operador señala convenientemente esta dirección y seguidamente se traslada a otro punto del terreno, sensiblemente sobre la línea de noventa grados en relación a la dirección que termina de señalar, repitiendo toda la operación, sin olvidarse del pequeño ceremonial de la expresión del deseo y de la interrogación. Señala una segunda dirección que se cortará con la obtenida anteriormente en un punto determinado, se traslada a dicho, punto debajo del cual se encontrará el objeto enterrado y, entonces, no queda ya más que buscar la profundidad a que se halla, operando según se ha indicado en el ejercicio anterior. Para mejor comprensión ver la.
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(figura 2.)
La X señala el punto donde se halla el cuerpo enterrado, la P el punto desde donde el operador señala la primera dirección D y la P' el punto desde donde el operador señala la segunda dirección D, que al cruzarse en X marcan el punto buscado. Queda bien entendido que si el resultado de toda la operación no es satisfactorio, tiene que empezaras de nuevo todo el proceso hasta un éxito completo y repetido. Debe tenerse presente que en estos ejercicios se trata de búsquedas de objetos cuya presencia real es cierta, de no ser así, en un caso como el presente, tras tres o cuatro tentativas de encontrar la DIRECCIÓN sin que el péndulo transforme sus oscilaciones en giros, debe abandonarse la búsqueda, de otro nodo el deseo inconsciente de encontrar una dirección haría, a la larga, hacer actuar la autosugestión dando indicaciones el péndulo completamente falsas. En toda operación radiéstesica hay que proceder con las máximas precauciones.
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EJERCICIO III Tratase de un objeto cuya naturaleza es desconocida, su situación es conocida, pero no su profundidad. Debe, pues, buscar se la naturaleza del objeto y luego la profundidad. Aquí el problema es, en apariencia, complicado, pero en el fondo es sencillo. El operador se coloca encima del punto que señala el emplazamiento del objeto, pone su péndulo o baqueta en posición de espera y despu4s expresa su deseo tres veces, con intervalos de diez segundos: "DESEO HACERME SENSIBLE A LA PRESENCIA DEL OBJETO ENTERRADO DEBAJO DE MIS PIES". Como que el objeto enterrado es de naturaleza desconocida, se ignora si emite radiaciones o no. Teniendo el operador el péndulo en la mano derecha, señala con el índice de la mano izquierda, puesto en antena hacia el suelo, el punto donde esta enterrado el objeto, mientras interroga lentamente: El objeto enterrado en el suelo, debajo de mis pies, es metálico?". Después de repetir cinco o seis veces la interrogación, a razón de una vez por minuto, con la correspondiente espera, si las oscilaciones continuas sin convertirse en giros sacan la conclusión de que el objeto enterrado no es de naturaleza metálica. Modificase la interrogación tantas veces como sea necesario, empleando expresiones relativas a grupos de sustancias diferentes, como por ejemplo: El objeto enterrado debajo de mis pies es una pieza de vajilla, de batería a de cocina, de vidrio, etc.? En el caso de que el péndulo responda afirmativamente a una de las interrogaciones, puede conocerse la naturaleza del objeto, pudiendo en ocasiones precisarse aun mas, como por ejemplo en el caso de tratarse de una pieza de vajilla, interrogando si es de porcelana, de loza, de tierra, de aluminio, etc. La fórmula de interrogación será: ¿El objeto enterrado debajo de mis pies ea de porcelana, de loza, etc.? Pero cada interrogación repetida como es conveniente, no deberá contener más que el nombre de una sola sustancia. Si el péndulo, a la primera interrogación, indica que se trata de un objeto metálico, el operador ya tiene un punto de partida, pudiendo, mediante sucesivas interrogaciones, determinar de qué clase de metal se trata.
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De todos modos, como que sólo se trata de un ejercicio de entrenamiento, para que no sea en exceso fatigoso el operador puede hacerse dar una lista con un determinado numero de sustancias entre las cuales se encuentre la naturaleza del objeto enterrado. Determinada la naturaleza del objeto enterrado, se pasa a determinar la profundidad por el procedimiento descrito en el ejercicio.
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EJERCICIO IV La naturaleza del objeto, su situación y su profundidad son desconocida. Es necesario ante todo localizar el sitio, luego la naturaleza y a continuación la profundidad, operando según se ha des arito en los ejercicios anteriores. Por los ejercicios anteriores uno puede darse cuenta de la sencillez del método de las interrogaciones y de la seguridad de sus resultados; para ello as necesario que no se olvida nada en el proceso de las operaciones: estado pasivo de espera, expresión del deseo, INTERROGACIONES, conformándose exactamente a las prescripciones indicadas en nuestro CURSILLO ELENTAL y en el presente trabajó.
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LA BÚSQUEDA DEL AGUA Los procedimientos empleados en la búsqueda de las corrientes de agua subterránea son diversos, pero todos se reducen en el fondo a dos modalidades: en una de ellas los radiestesistas recorren el terreno péndulo o baqueta en mano; en la otra, prospecta desde un punto fijo por medio de la proyección del pensamiento, pero tanto en uno corno en otro procedimiento LA ACCIÓN MENTAL ES SIEMPRE LA BASE DE LA BÚSQUEDA. En el primer caso, el operador, provisto de su instrumento radiestésica y llevando, generalmente un TESTIGO, formado por un pequeño frasco de agua, recorre en línea recta el terreno, cruzándolo en varias direcciones, hasta el momento en que la baqueta o el péndulo acusan una primera reacción en relación con la proximidad del agua. Datos por supuesto que en el terreno explorado se encuentran alguna corriente de agua subterránea. La varilla sube o baja según sea su posición de EQUILIBRIO INESTABLE, mientras el péndulo se pone a oscilar PARALELAMENTE a la corriente de agua. Téngase presente que los movimientos de los instrumentos debe estar previstos por CONVENCIÓN MENTAL. La primera reacción no indica la presencia del agua bajo los pies del operador, pero le previene que entra en la ZONA DE INENOIA del agua. (figura n 3.)
La zona de influencia está compuesta de una sucesión de planos A, B, O, de radiaciones paralelas a la orilla de la corriente de agua y cuya intensidad aumenta al acercarse a la vertical del río o corriente subterránea, como lo indican las reacciones del instrumento, más débiles sobre él limite de esta zona y cada vez más fuertes al avanzar hacia el agua.
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Tras la primera reacción del instrumento, los radiestesistas continuas su marcha; si se vale de la baqueta, esta reacciona cada vez con mayor intensidad conforme se avanza hacia C, haciéndolo la máxima intensidad entre C y D, para disminuir conforme se acerca a E, cesando en absoluto en absoluto en F. Si se trata del péndulo, este convierte en A sus oscilaciones normales en oscilaciones bien diferenciadas y paralelas al eje de la corriente, para transfórmalas en oscilaciones bien marca das y de dirección vertical a la corriente, conforme uno se acerca a B, para transformarlas en giros elípticos entre B y C y claras rotaciones entre C y D), o sea sobre el paso de la corriente, repitiendo desde D a F el mismo ciclo pero a la inversa.
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Colocándose sobre las orillas C y D de la corriente el operador puede, siguiéndolas subiendo o rajando, DETERMINAR EL CURSO, con todas las sinuosidades de la corriente, sobre una parte de su recorrido en la extensión que sea necesario. SENTIDO DE LA CORRIENTE.- Para conocer el sentido de la corriente el operador se coloca sobre su eje y marcha en una dirección, caminando en sentido contrario a la corriente, la baqueta sé alza como bajo los efectos de una repulsión, bajando o permaneciendo inmóvil sí se canina en el sentido de la corriente. Con el péndulo el operador, colocado sobre el eje de la corriente, da vueltas sobre sus talones muy lentamente; al estar tiente a la parte baja, oscila en el sentido de la corriente, mientras que al hallarse cara la parte alta, de donde proviene el curso del agua, describe rotaciones. No debe olvidarse, como hemos dicho anteriormente, que los movimientos de los instrumentos se establecen por CONVENCIÓN MENTAL.
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Sea cual fuete el procedimiento empleado para la búsqueda del agua, el radiestesistas lleva siempre ventaja, si, al iniciar la exploración, se adapta a las indicaciones relativas al estado pasivo y a la expresión del deseo. Es una condición indispensable para el éxito de su prospección, ya que su sensibilidad perceptiva y selectiva aumentan así enormemente.
Así, pues, tras el estado pasivo expresar su deseo en los siguientes términos "Deseo hacerme sensible a las radiaciones verticales del agua corriente que se deslice en el subsuelo, a una distancia cualquiera, y deseo ser insensible a todas las demás radiaciones", y después al ponerse en marcha, interrogará: Esta aquí el agua?". 82
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En el segundo caso, o sea cuando el operador prospecta desde un punto determinado del terreno, cae debe explorar, procederá exactamente igual a cómo hemos indicado para la búsqueda del objeto del ejercicio II. Tras formular la convención mental de que el péndulo entrará en giros cuando la mano izquierda extendida en antena señale la dirección en la cual se encuentra el agua, expresa su deseo, y, girando lentamente sobre sus talones, interrogará: ¿Es ésta la dirección eh la que se encuentra el agua? Si tras des o tres vueltas completas el péndulo no entra en rotación, es señal de que en las inmediaciones no se encuentra agua y debe buscarse mucho más lejos. En el caso dé que el péndulo empiece a girar, el operador debe señalar con cuidado el lugar en que sé encuentra, así como la dirección encontrada, sobre cuya linda ima4naria, trazada sobre el terreno, se encuentra un punto más o menos distante en el que existe emergencia de las radiaciones verticales del agua. Los radiestesistas se desplazan entonces a Otro punto, distante primero unos 50 metros, y, desde este nuevo punto, Continua la exploración exactamente igual como lo hizo desde el primero, sin olvidar la expresión del deseo y las interrogaciones. Lograda una. Segunda dirección, que se cortará con la primera en un punto determinado, señala dicho punto de intersección como el emplazamiento de la vertical de una corriente de agua subterránea, vertical que corresponde a la orilla de la corriente más próxima al operador. Partiendo de dicho punto continuará su prospección como se indicó en el primer caso, para determinar el curso, su anchura y el sentido de la corriente. La expresión del deseo y las interrogaciones permitieron al operador el hacer, inconscientemente, la proyección de su pensamiento en la dirección del agua y no tener en cuenta las complicaciones de orientación con que se sobrecargan ciertos métodos de búsqueda, los cuales perjudican la precisión de las indicaciones PENDULARES. POR PRUDENCIA es conveniente controlar los primeros resultados de la operación, empezándola de nuevo sobre das puntos diferentes, colocados respectivamente a una distancia igual de los anteriores; el punto de intersección puede encontrarse en el mismo sitio o bien estar desplazado en otro punto de emergencia de las radiaciones verticales del agua.
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Por el mismo procedimiento pueden descubrirse capas de agua subterráneas durmientes, cuya extensión es a veces considerable. Siendo sus radiaciones mucho más débiles que las de las aguas corrientes, resultan más difíciles de discernir y por este motivo el operador debe reforzar sus medios, de acción: Estado pasivo de espera y atención voluntaria. Además las aguas durmientes se encuentran, a veces, en cavidades que emiten radiaciones particulares. POR LA EXPRESIÓN del deseo, es preciso llevar pues al inconsciente a que opere en la selección de las radiaciones; ejemplo: “DESEO hacerme sensible a las radiaciones verticales del agua o de las cavidades que existen en el suelo y hacerme insensible a todas las demás radiaciones”. LAS BÚSQUEDAS de agua deben hacerse con mucho cuidado, ya que puede ciar origen a trabajos costosos, que en casos de error serian motivo de una pérdida total.
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LA PROFUNDIDAD DEL AGUA La profundidad de la corriente de agua bajo tierra, se deduce del principio que demostramos en la figura 1. En efecto, los planos de las radiaciones, al elevarse verticalmente encima de las orillas, son los más perceptibles y se ha notado que al operar sobre un terreno llano que cubre el suelo homogéneo, la distancia que separa el plano B del plano O, siendo igual a la distancia 1, 3 se puede medir la profundidad de uno u otro lado de la corriente. (figura 4.)
De todos modos no se debe fijar demasiado en una regla tan sencilla, ya que en ciertos casos se reveló capaz de dar valuaciones a menudo erróneas y esto sucede, sobre todo, cuando varia a corrientes de agua circulan poco más o menos paralelamente y están separadas por pequeñas distancias. Para averiguar la profundidad, entre todos los métodos, los más seguros son los que ponen en juego un inconsciente bien entrenado. Cuando el terreno forma pendiente, como en la. (figura 5.)
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Las distancias de las radiaciones verticales. es tomadas de las orillas de una y otra parte, no son iguales. La distancia B, E' del lado más tajo es más corta que la distancia 1), E, La profundidad es entonces sensiblemente igual a la mitad de la suma de las dos distancias. En los TERRENOS no homogéneos, la medida de la profundidad presenta serias dificultades, hasta el punto que constituye los mayores escollos encontrados por los radiestesistas, cuya prospección resulta macho más fácil si puede ayudarse por algunos conocimientos geológicos. LOS TERRENOS LOS TERRENOS que tienen más o menos hendiduras, general mente dan las distancias B, C, y D, E, desiguales y más débiles que las que corresponderían a su profundidad real, ya que las radiaciones emitidas por las corrientes están desviadas o refractadas contra las irregularidades del suelo. En los terrenos arenosos o arcillosos la difusión de las radiaciones en los elementos finamente divididos .3. suelo es tal que en la evaluación de la profundidad se ven obligados a añadir el espesor de los bancos de arcilla, para compensar los errores debidos a su presencia. Ahora bien, como que existen húmeros operadores que en la búsqueda de la profundidad presiden en sus métodos de el posible espesor de los estratos arcillosos en cuanto a sumar dicho espesor a la profundidad y rasan a localizar directamente por convención mental la profundidad real del agua, coronando el éxito sus prospecciones, y como que por otra parte el estado actual de los conocimientos científicos no permiten aseverar en absoluto que los estratos arcillosos disminuyan la profundidad real, sin que hasta la fecha nadie sepa exactamente quien lanzó tan fantasiosa hipótesis, que mientras los trabajos de unos parecen confirmar, los de los otros desmienten rotundamente, cabe creer que se trata de un fenómeno de autosugestión inconsciente, que establece a priori una convención mental que hace que los operadores que creen en la misma, encuentren realmente la Profundidad real disminuida en el espesor de los bancos de arcilla, mientras que los demás operadores prescinden de esta superflua convención, pasando directamente a encontrar la profundidad real, estratos a callosos incluidos. La búsqueda de la profundidad se efectúa por muy diversos métodos; el operador puede adoptar el que crea más conveniente según su personalidad.
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En la base de la mayoría de estos métodos, se encuentra un principio común que consiste en con contar algo, con determinado compás, fijado por convención mental: números, monedas, guijarros, con el talón sobre el suelo, unidades de tiempo, pasos, etc.
LA CONVENCIÓN mental atribuye a cada unidad un valor correspondiente a determinada fracción de la profundidad busca. Así por ejemplo, si se cuenta por segundos conviniendo mentalmente que un segundo representa 5 cm. De profundidad, la baqueta deberá levantarse ó el péndulo entrar en giros, cuando se alcance el número de segundos correspondiente a la profundidad; si el instrumento acusa una reacción al cabo de 100 segundos, la profundidad será igual. A 100 x 0’05= 5 metros; si llega a 200 segundos será de 10 metros y así sucesivamente • Se tiene interés en adoptar una pequeña equivalencia en centímetros para cada segundo, a fin de obtener una valuación más precisa de la profundidad sin tener que contar tanto tiempo. PARA BUSCAR la profundidad los radiestesistas se coloca directamente sobre la corriente del agua; después expresa su deseo "deseo hacerme sensible solamente a la profundidad del agua que corre (ó existe, para el agua durmiente) en el suelo, bajo mi pie” Aquí la interrogación se reemplaza por la numeración de los segundos: uno, dos, tres, cuatro, etc. PERO en vez de contar acompasadamente, pueden adaptarse los sistemas interrogaciones directas, diciendo: a está a un metro de profundidad?, ¿a un metro cincuenta?. ¿ A dos metros etc. y el instrumento debe reaccionar cuando la profunda anunciada corresponda aproximadamente a la profundidad real. POR INTERROGACIONES se encuentra si la profundidad comprende al espesor de los bancos de arcilla. El operador teniendo en sus manos una boleta de arcilla Como testigo, o un testigo artificial, interroga: "Exactamente a esta profundidad hay arcilla?" El péndulo en oscilaciones indica su presencia por los giros; si no la hay, continúa en oscilaciones. Una nueva interrogación fija el espesor del banco, si se desea. Pero antes de buscar la arcilla, el operador debe expresar su deseo: "Deseo hacerme sensible a la presencia de la arcilla que pueda interponerse en la profundidad del agua, que existe en suelo, bajos mis pies". En CASO DE QUE EXISTA ARCILLA, es preciso añadir el espesor, a la profundidad encontrada; así pues, por ejemplo, si se encontró agua a 25 metros y que se haya descubierto una capa de arcilla de 1'75 de espesor, el agua realmente se encuentra a 25 4 1’75 = 2675 metros. Todo esto, claro está, para aquellos operadores que crean que la arcilla falsea la profundidad.
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TAMBIÉN se ha imaginado otro medio para determinar la profundidad agua. Este consiste en clavar una estaca metálica en el suelo, en el eje central de la corriente del agua. (figura 6)
Después se fija en ella un hilo de cobre de un diámetro cualquiera, que se desarrolla perpendicularmente al sentido de la corriente, manteniéndolo por medio de otras estacas, ligeramente separado del suelo. El operador, baqueta ondulo en mano, camina sobre él habiendo establecido por convención mental que cuando atraviese el punto distante de la primera estaca, desde donde inició Su recorrido, la misma distancia de la base de aquélla a la superficie del agua, su instrumento reaccionará. Este método no es más que una variante del de los 45, siendo su uso muy extendido. En un principio se creyó que las radiaciones del agua se extendían por el hilo metálico en idéntica distancia a la profundidad a que aquella se encontraba. Este hecho, carente de todo fundamento científico y que fue el motivo de que muchos operadores aislasen cuidadosamente el hilo de todas las estacas menos de la primera para establecer un hipotético contacto, quedó seriamente desvirtuado cuando algunos operadores empezaron a emplear un hilo de cáñamo en vez de cobre, puesto que mal se podía pretender mantener la existencia de radiaciones de las que el cáñamo fuese un buen conductor. Y lo que terminó de demostrar plenamente que el método del hilo de cobre no e más que una convención mental y que es el inconsciente, operando a través de las indicaciones obtenidas por la emisión de radiaciones psíquicas o mentales, quien determina la profundidad, fue lo siguiente:
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Que el hilo de profundidad puede ser empleado para valuar profundidades muy superiores a su longitud. Es suficiente admitir por convención mental que tal fracción de longitud del hilo corresponde a tal profundidad; esta consideración demuestra bien cual es su verdadero Carácter radiestésica. CIERTOS RADIESTESISTAS emplean otro procedimiento para apreciar LA profundidad. Toman como base la altura del péndulo, puesto en oscilaciones en la mano derecha. Cuando el agua es poco profunda, el péndulo entra en giros a la altura de dos metros; bajando la mano hacia 1'75.m el agua esta a 25 metros; 1’50 m el agua está a 50 metros; m el agua está a 50 metro; 1’25 m el agua está a 1 metro: Otros autores toman las alturas al nivel de los ojos, del pecho, la cintura, las rodillas, los tobillos del operador. Es una regla empírica que cae por la base, ya que hay hombres de pequeña y gran estatura y, entonces, también aquí interviene una convención mental. Las alturas tomadas sobre el hombre son independientes de toda valuación numérica.
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EL CAUDAL DEL AGUA BUSCAR EL CAUDAL de una corriente de agua subterránea es una operación bastante difícil; El caudal esta determinado por la sección transversal de la corriente de agua y por la rapidez de su derrame. Existen diferentes métodos para valuar este caudal y la convención mental forma, también, la base de cada uno de ellos. Hay operadores que han notado que para una determinada corriente, la baqueta daba un numero determinado de golpes, bajando y levantándose alternativamente y el péndulo un numero fijo de oscilaciones invariables sobre todo el recorrido de la corriente. Si la corriente se divide, el numero de golpes u oscilaciones sobre cada derivación disminuye, pero su suma es igual al numero de golpes u oscilaciones, que se obtuvieron sobre la corriente principal. Si dos o más corrientes de agua se reúnen, la suma de las oscilaciones y golpes obtenidos, sobre cada una de ellas, es igual a la que se obtiene sobre la corriente resultante. Partiendo de las consideraciones precedentes, pueden hacer estudios de evaluación sobre corrientes de- agua de diferente importancia, para establecer tablas, ya que el número de oscilaciones o de golpes parece muy ligado a la importancia del caudal; puede deducirse, también, del fenómeno observado que cada golpe o cada oscilación equivale a un valor arbitrario, que corresponde a un numere determinado de litros. EL OPERADOR se coloca sobre la corriente, de cama la parte alta, teniendo en la mano su instrumento, y cuenta, exactamente los movimientos, basta que se pare completamente. Si conviene consigo mismo que un movimiento corresponde a 1 paso de X litros de agua y que habrá tantos movimientos como tantas veces 1 litros de agua pasen en 1 minuto, si por ejemplo conté cuarenta movimientos, el paso de agua por minuto será igual a cuarenta multiplicado por X. Al igual que para la profundidad, muchos operadores establecen convenciones mentales personales, a base de contar determinada unidades de cosas, monedas, golpes de talón, etc., a un determinado compás, mientras que otros se limitan a meras preguntas o interrogaciones sobre la cantidad de litros de agua por minuto, por hora, etc. Sobres la evaluación del caudal hay que ser muy prudentes, realizando muchos ejercicios prácticos de comprobación antes de atreverse a dar un diagnóstico exacto, en una búsqueda real. Hay que tener presente que, como que entre un estudio radiéstesica y la terminación de la perforación de un pozo pueden transcurrir bastante tiempo, 90
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generalmente ocurre así, el caudal en centrado en el momento de hallar la veta o corriente subterránea puede ser muy distinto al encontrado en el momento del estudio se comprende perfectamente si ambas cosas, como es frecuente, se realizan en épocas o estaciones distintas del año. No pasa la misma cantidad de agua por una veta, sobré todo si no es muy profunda, en verano que a últimos de invierno. La localización de corrientes de agua subterránea sobre el terreno puede considerarse cono el prototipo de las búsquedas radiestésica de todas clases, ya que los mismos métodos, convenientemente adaptados, son los que se usan en la localización de yacimientos minerales, paveras, etc. Mas, lo que hay que tener siempre presente es que en radiasteis, al igual que en todas las actividades humanas, los más espléndidos éxitos se consiguen solamente tras una cuidadosa especialización. Es por ello que el operador radiestésica, que verdaderamente quiera destacar en este bello y apasionante arte, debe especializarse únicamente en uno, a lo más dos generes de búsquedas determinadas. Solamente los genios radiestésicos, y de éstos existen pocos, pueden dedicarse con éxito a todo genero de prospecciones, pero estos hombres poseen cualidades y aptitudes especiales, entre las cuales juegan un gran papel las derivadas de una genealogía he reeditaría.
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COLORES, CONCORDANCIAS Y DISCORDANCIAS
¿Existe alguna concordancia entre los colores y los cuerpos de iguales radiaciones?
La concordancia existe pero habrá que advertir de manera terminante que sólo en el orden subjetivo. Cada operador obtendrá sus propios resultados que, para él, serán precisos, pero que no hallarán, en muchísimos casos, correspondencia alguna con otros radiestesistas. En pocas palabras, el cromatismo y la longitud de “onda radiestésica” representan nada más ni nada menos que un "hecho" que cada cual, de acuerdo con su experiencia y capacidad profesional, interpretará de manera individual pero no por ello desprovista exactitud. La concordancia a que hacemos referencia implica el empleo de péndulos cuya coloración coincida con el elemento a buscar. El gráfico siguiente, en el que incluimos los resultados obtenidos por diversos radiestesistas, puede ser de interés, no a los efectos de sujetarse a sus determinaciones ni crear preconceptos subconscientes sobre el particular, sino para que cada aprendiz de operador vaya trazando su propio gráfico a fin de contar, en el momento oportuno, con elementos de juicio propios y suficientes que le permitan llevar a cabo sus actividades sin inconvenientes ni errores.
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GRAFICO DE CONCORDANCIAS CROMATICAS Y ELEMENTALES Color
Rojo
R.P. J.A. De Tureni Voilau Lacr Mellin Ioffe Marie Duclo Franc ne me oix Bernard ut e
Alumini o, cobalto, hierro, níquel, pizarra, sal, cavidad es Amarillo Arcilla, azufre, plata Verde Agua, bronce, plata, plomo Anaran- Cinc, jado estaño Azul
Violeta
Hierro
Níquel
Plata Agua, Oro oro Cobre
Agua Agua contam. conta , m. carbón, carbono , diamant e, rocas calcárea s, basalto Carbón, Agua granito, conta plomo, m., potasio, plomo, Rocas uranio
Plata
Níqu Hierro Plata el , oro, plata, merc. Volfra mio, fosfato s
Mauri Gerard cio L´Ermit Flamm te el
Bronc Cavida e, des hierro
Sodio
Cobre, Hierro Silicio Agua volfra mio Cromo Agua Potasi Granit Carbó Hierro , oro o, o n sílice
Arséni co, cobre, cinc Radio, uranio
Cobr e
Sílex
Tiza
Plomo
Hierr Estaño Uranio Uranio Tiza o , plata, , agua cinc
Calcár Oro eos, níquel, sulfato s
Diama Uranio nte
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Blanco
duras, sílex Calcáre os, electrici dad, estaño, radiactividad, oro
Negro
Indigo Gris
Alcali Plomo Sodio Cobre
Diama nte, petróle o
Mercu rio Tiza
Silicio
Agua Nitróg Rocas Potasi Petróle conta eno, calcáre o o m., sílice as Plata
Arcilla Cromo Plata Plomo Mercu Volfra Níquel rio mio
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ANOTACIONES, TESTIGOS, DISCOS Y CUADRANTES
¿Conviene llevar un fichero con anotaciones?
El fichero será de invalorable ayuda para el investigador serio, pues resulta medio de consulta más ágil que una libreta o un cuaderno. El estudio de elementos, por separado, especialmente aquellos referidos a un tipo especial de actividad de parte del operador, tendrán su correspondiente ficha, en la que estarán incluidos los siguientes datos: 1) Denominación; 2) Especificación de los movimientos del péndulo, número de serie; 3) Polaridad; 4) Rayo fundamental; 5) Todos los demás detalles que sean de importancia.
TELE-RADIESTESIA
¿Qué secretos esconde la tele-radiestesia?
Esta especialidad consiste en la aplicación de los métodos de indagación radiestésica, pero a distancia. El elemento o persona buscada no se encuentran al alcance del operador. Existen diversos hechos que ratifican la seriedad de estas prácticas. Es famoso el caso del abate Mermet. En una ocasión, con este método, siguió el curso del dirigible "Italia". En otra oportunidad, detectó frente a un plano, en Francia, agua a 28 metros de profundidad, en el Colegio de la Inmaculada Concepción, en Pasto, Colombia, en el año 1927. Asimismo, Mermet localizó agua desde Francia, en Puerto León, isla de Tule. Otro hecho interesantísimo es el experimentado por Andrés Capron, quien descubrió importantes reservas mineras en Hamond River, Alaska, consultando un plano de la región en una aldea francesa. 95
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Por su parte, un argentino de singulares dotes, Jorge A. Duclout, a quien ya citáramos, con el plano de un sanatorio de Resistencia, Chaco, República Argentina, ubicó el sitio exacto donde se hallaban alrededor de cinco miligramos de material radiactivo. La distancia desde donde realizó su detección es clara muestra de lo extraordinario de este logro: unos 1000 kilómetros. ¿Existen algunas nociones elementales sobre esta práctica?
La tele-radiestesia tiene también sus secretos. Como nociones más características habrá que tener en cuenta lo siguiente:
- El rayo mental será factor determinante e insustituible. - Los planos a utilizar serán reticulados y lo más exactos posibles. - La escala estará de acuerdo con la extensión que se ha de explotar. - En ningún caso el mapa para experimentos tele-radiestésicos superará las dimensiones de un metro por un metro. - El péndulo a utilizar será de los livianos y su peso no excederá de los quince gramos. - El matiz o color del péndulo, igual que la longitud de su soporte, se modificarán de acuerdo con el material que se indaga. - La mesa donde se llevará a cabo la experiencia deberá contar con luz suficiente (más de 50 W), estando aislada, con material adecuado, para que no existan radiaciones parásitas provenientes de instalaciones eléctricas, calefacción, refrigeración, agua corriente, etc. La lamparilla de iluminación se hallará a más de un metro y medio de distancia. - La habitación tendrá suficiente tranquilidad, cuidando que los fenómenos de impregnación o remanencia no jueguen malas pasadas al operador. - El plano deberá ubicarse con orientación Norte-Sur. Esto se realizará con ayuda de una brújula, cuidando luego que a la presencia de ésta no altere el medio, por lo que ser imperioso retirarla del lugar. - El plano estará debidamente adherido a la mesa, para evitar cualquier desplazamiento perturbador.
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- El péndulo recorrerá, retícula tras retícula, la superficie del plano. - Habrá que prestar debida atención a cada uno de sus desplazamientos, anotando, por sectores, las reacciones apreciadas. - Cumplido un lapso de observación, será conveniente detenerse y descansar para evitar el "fading" o síncope radiestésico. - No siempre será menester utilizar sólo el rayo mental para detectar una cosa dada. A veces es posible emplear un testigo apropiado, que de esa manera facilitará el encauzamiento de la búsqueda. - El color del péndulo puede incidir significativamente sobre el desarrollo de las indagaciones. - En lugar de colocar el péndulo sobre las retículas, es posible recorrerlas con una varilla de madera o el dedo índice, mientras con la otra manó se observa las reacciones del péndulo. - La tele-radiestesia es el nivel más elevado de percepción por parte del operador serio. - La concentración máxima es requisito sine qua non. - La ausencia de equilibrio psicofísico repercutirá en señales pendulares inadecuadas y engañosas.
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Antes de pasar a hablar de las prospecciones radiestésica a distancia o Tele radiestesia, queremos brindar a nuestros lectores la oportunidad de entrenarse, mediante un sencillo dispositivo, en la práctica de la atención y concentración voluntarias y en la exteriorización del pensamiento, tras cuyo entrenamiento adecuado estarán en condiciones inmejorables para afrontar con garantías de éxito este apartado, apasionante y maravilloso, de la radiasteis, que es la Tele radiestesia. Este dispositivo dé entrenamiento, denominado ESTENOSCOPE, de cual datos los detalles de los materiales que entran en su construcción así como las dimensiones y forma de montaje, tiene la ventaja que puede ser construido por todo el mundo, a un precio de coste nulo, puesto que lo que se necesita para su construcción y adecuado funcionamiento no es más que aguja de coser, un tan de corcho, aria tarjeta de visita y un papel de y una gran perseverancia, puesto que no siempre da inmediatamente los resultados apetecidos, a menos de poseer, ya de naturaleza, unas con resultados especiales para la exteriorización del pensamiento. (figura 7)
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- Está compuesto de un agua de cartón delgado, que se puede recortar de una tarjeta de visita. Dicha aguja forma en B por medio de un pliegue una pequeña asa, que debe procurarse no forme un ángulo interior a demasiado pronunciado. En b se coloca un pequeño estribo de papel de seda, cuyas funciones otra que aumentar la superficie sobre la cual debe volver la fuerza, que pondrá la aguja en movimiento • Este pequeño estribo es colocado simplemente sobre la rama e dé la agua a de cartón. En O se coloca un pequeño contrapeso a, recortado de la misma tarjeta de visita, tendiendo a equilibrar la aguja cuando ésta es colocada sobre su pivote E, formado de un alfiler de acero muy delgado (puede servir una aguja de coser) atravesando un pequeño tapón de corcho, que le sirve de soporte. EL alfiler debe estar bien vertical y su punta bien afilada. La aguja A debe ser delicadamente colocada sobre su pivote, la parte media e1 asa B en contacto con la punta del alfiler P, corno muestra la figura, y, cuando todo el sistema está bien equilibrado, se dispone de un equipo móvil de la más alta sensibilidad, influenciado por los menores movimientos de aire. Es por ello que cuando sé experimentar debe trabajarse dentro de una habitación bien cerrada, sin que haya corriente de aire alguna. El operador, cómodamente sentado, debe colocar el dispositivo sobre el borde de una mesa, el estribo b girado hacia él. Cuando la aguja esta completamente inmóvil, se acerca muy lentamente, para no originar ningún movimiento del aire, una de las dos manos, manteniéndola verticalmente a una distancia de la aguja de unos ocho milímetros, poco más o menos, en la posición representada en punteado en la.(figura 7.) Al cabo de unos diez segundos aproximadamente, la aguja es atraída por el dedo más cercano a ella y entra en contacto con el mismo Es bueno repetir el ejercicio con una y otra nana alternativamente hasta obtener una obtener rápida Hasta este momento el fenómeno de atracción de la aguja es producido únicamente por la exteriorización de energía nerviosa. si intervención mental de ningún género. Mas, si entonces se manifiesta mentalmente el deseo de atraer o repeler la agua, es cuando después de una serie dé ensayos infructuosos, mas o menos prolongados ensayos el individuo, termina por obedecer a la mano del operador el pensamiento motriz, modificando el sentido de la acción de las radiaciones nerviosa que emanan de la mano. La experiencia se prosigue a continuación sin la intervención de la mano, provocando el desplazamiento de la aguja en Un sentido o en el otro, únicamente por medio del pensamiento motriz exteriorizado.
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Nosotros debemos decir en honor de la verdad que solamente una minoría de personas es capaz de hacer mover el Estenoscope por medio del pensamiento, sobre todo por falta de perseverancia en los entrenamientos, pues muchos podrían llegar a lograrlos, estando, entonces, en las mejores condiciona tras estos ejercicios de llevar a cabo con exilo cualquier clase de prospección radiestésica y sobre todo telerradiestésica. Los ejercicios por medio del Estenoscope deben llevarse a cabo estando solos, pues la presencia de espectadores dificulta, cuando no imposibilita totalmente, la obtención del fenómeno. Para llevar a cabo éste, debe operarse en las mismas condiciones que en una operación radiestésica, sin olvidar nunca el ESTADO PASIVO Y LA CONCENTRACIÓN.
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Los cuadrantes Cartulinas impresas que nos permiten el uso del péndulo con forma puntiaguda para la obtención de resultados exactos y precisos. Este cuadrante permite buscar la orientación hacia el norte geográfico, se coloca en la mesa, se ubica el péndulo encima del cuadrante tomando como referencia el punto cercano al oeste o al este y observando como se mueve el instrumento, luego se gira el cuadrante hasta conseguir que el movimiento pendular coincida con la línea punteada que tiene dos puntas de flecha. Puede ser que el cuadrante este invertido apuntado al sur en vez del norte, para verificar que está en dirección correcta, llevamos la punta del péndulo al centro de cada una de las líneas circulares con una flecha en la punta, el instrumento debe rotar en la forma en que lo indica la flecha en cada una de ellas, si esto no es así rotemos el cuadrante en 180 grados. El manejo de este cuadrante es muy importante porque nos permite de una forma simple adquirir seguridad en el manejo del instrumento y ver las posibilidades del mismo.
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Cuadrante de Facultades paranormales Este cuadrante nos permite usar las dos formas principales de movimiento de los cuadrantes, la rotación y el movimiento angular.
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Este cuadrante nos permite usar las dos formas principales de movimiento de los cuadrantes, la rotación y el movimiento angular. El movimiento circular se maneja de la siguiente forma, se ubica la punta del péndulo en el centro del círculo, el péndulo puede girar un momento en cualquier dirección y luego oscilar en dirección del número que representa la facultad paranormal que la persona examinada posea. Luego el péndulo se ubica en el centro del semicírculo, el instrumento se balanceara apuntando un número que nos indicará el nivel de desarrollo de la facultad seleccionada. Si se quiere saber de otra facultad, haga la convención mental de la misma y repita los pasos anteriores.
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En este cuadrante se representan los chakras principales del ser humano, adicionalmente los puntos representan algunos de chakras auxiliares, como son los de la manos donde reside la capacidad de curar con la imposición de las mismas (Reiki) La forma de medir los chakras con este cuadrante es la siguiente, se ubica el péndulo en el centro del chakra a medir, este empieza a girar en sentido contrario a la agujas del reloj, algunas veces gira en sentido contrario mostrando que hay problemas en el aura o alguna enfermedad en un órgano relacionado a este chakra. Cuando el chakra cardíaco esta invertido o muy débil, puede significar que la persona es egoísta y no sabe dar amor. De los cuatro chakras inferiores se puede decir que pertenecen al cuerpo físico y los tres superiores al astral. El chakra de la garganta es el del decreto, al tener este chakra activado y se desean cosas hablando pueden pasar. El chakra del entrecejo es el tercer ojo donde se visualizan y presienten cosas paranormales y el chakra de la corona es la comunicación con Dios.
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A continuación los ubicación de los chakras :
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Este cuadrante tiene una utilidad extraordinaria, porque nos permite averiguar cantidades, porcentajes, etc. Antes de usarlo mentalmente fije los valores, por ejemplo que porcentaje del trabajo realizado el va a marcar 50 sies el 50%, cuantos días, meses, años faltan, se puede asumir 10, 100, 1000, etc para la totalidad del cuadrante, si la cantidad es mayor el puede sobrepasar el final y seguir girando, por ejemplo cuantas botellas hay en esa caja y hay mas de cien; el llega a cien, luego sobrepasa y se detiene marcando abajo la cantidad equivalente, si hay 150 el se detendrá marcando debajo del 50.
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Existen dos corrientes de pensamiento dentro de la radiestesia; una respalda el criterio puramente técnico, basado en la sensibilidad humana y de aplicación necesaria y puramente científica respecto de la radiestesia. La otra corriente se inclina a considerar la cuestión desde el punto de vista del mentalismo y los fenómenos paranormales. A pesar de esa aparente discrepancia, la entidad coincide en los siguientes ítems: "El fenómeno radiestésico es de carácter fisio-psicológico infraconsciente, y se manifiesta en diversos hechos y etapas, a saber: a)
captación o percepción de radiaciones por el organismo humano en forma subconsciente o inconsciente;
b) reacción orgánica resultante, también subconsciente o inconsciente; c) visualización del fenómeno por un amplificador que el radiestesista sostiene en sus manos (péndulo, varilla, u otro instrumento) que permite la comprobación del fenómeno producido; d) como manifestación de la sensibilidad humana, es patrimonio de los seres normales y en intensidad acorde con su sensibilidad; e) el fenómeno radiestésico, como acto reflejo, no requiere intervenciones de carácter ocultista o similares; f) en su variedad físico-mental y tele-radiestesia puede ser practicada por el individuo normal; no es adivinación, captación de conocimientos por medios no habituales, ciencia oculta, don de excepción, intuición, magia, premonición, taumaturgia ni videncia, que son fenómenos de otros órdenes, y no radiestésicos, aunque en estos últimos casos el actuante use el péndulo o la varilla; g) la radiestesia no crea conocimientos ni los reemplaza; h) la sensibilidad radiestésica es desarrollable pero no creable; i)
como fenómeno se agrupa en los parapsicológicos;
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