4|revista!| REPORTAJE
|Domingo, 13 de febrero de 2011
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los jefes estaban contentos con mi trabajo. “Ni hablar”, dijeron. “Se le nombra apoderado y así no se meten más con él”. Y así fue. Puede decirse que Franco le dio trabajo.
—Huy, Franco me dio mucho tra bajo. ¡Y guerra! Fue directivo en el Pontevedra del Hai que Roelo.
—Seis años. Pude tener una agencia de viajes; una de las primeras de Galicia: Linamar. Yo era el director. ¿Viajó mucho?
—Bueno, estuve en Moscú, Leningrado. Buenos Aires. Todo esto después de las privaciones, después de la dictadura.
—Sí lo es, pero con recuerdos muy felices. Yo tuve mucha suerte. Fui a la guerra voluntario porque quería estar. No me vine aquí porque no quería, quizás podría haberlo hecho. Fue un inerno para mí. Fue
entrañable por la situación que ha bía, familiar incluso, y tomar parte de la defensa de todo esto. La vida continúa, pero esta dicultad que
tengo yo para hablar... Llevamos hora y media de conversación, casi toda suya.
—¡No me digas! Con la Universidade de Santiago hablé casi dos horas. Hace año y pico no había tenido el percance cerebral, y lo llevé mejor. ¿Le asusta la muerte?
—Noooo. Yo me vacuné en la guerra. Me acomodé a todo. Y sigo in—Fue condicionada. No sé si estás tentando sobrevivir con alegría. El enterado o tienes una idea sobre fallecimiento de mi mujer fue muy esto. Yo pienso que la Transición penoso para mí. Pero tengo unos fue una cesión de derechos po- hijos y unas nueras, y dos nietas. líticos. Fue condicionada por la Y voy llevando la vida. Fastidiaderecha. ¡Aún existe hoy Fraga! do por esta coña, porque me da No sé qué piensas tú de todo esto. la impresión de que no me puedo La victoria del PSOE en el 82 fue explicar del todo bien. como si hubiésemos ganado la Bus, el perro, se despierta y se guerra. ¡Para mí, claro! tumba panza arriba. Han pasado dos horas. De la Riega ya está senUsted no fue muy activo políticamente. tado en su sillón preferido después —No quise intervenir nunca. Me de esperar media hora a que el foalié en 1936 en el PSOE. En Gatógrafo acabase su trabajo. “Eslicia debo de ser de los militantes pero salir bien”, exclama. Luego más antiguos [es el militante nú- se dirige al periodista: “Recuerdo mero uno ya desde el año 2002, bien el pasado; no me hacen falcuando lo entrevistó el PSdeG y ta papeles. Me puedo olvidar de contó un encuentro con Castelao algún nombre reciente, o de a lgo y Bóveda: “Na miña época de es- en concreto, pero lo de atrás lo retudante un día estaba repartindo cuerdo todo muy bien”. bien”. folletos duns bailes que organi- “Antes de la guerra, cuando érazabamos e atopeime con eles, e mos unos niños, nuestra pandilla dinlles un. Bóveda contestoume: éramos los del pilón. Por el pilón ‘Pero Celso, ti que fas?’]. Llegué que está en Las Palmeras, frente a ir en una lista con Cuña Novas, al Blanco y Negro. Todos éramos Chalo [Gonzalo Adrio], pero para vecinos. Los Landín, los Fonseacompañar. ca…, y estaba nuestro cabecilla, un ¿Dónde vivió con su mujer? poco mayor. Con éste coincidí en —Estuvimos en Monforte cinco la guerra. Fue una persona impreaños. Fue allí a donde me fui des- sionante; un personaje tremendo. pués de casarme. Hicimos gran- Daniel Álvarez Quintas, ‘Bolche’, des amistades. Seguí pescando, comandante del Batallón Especial porque yo fui un gran pescador de Choque de la División Líster. desde niño. Cazador y pescador. Bolche. Soy muy acionado y veo mucho —Le llamábamos Bolche ya de Caza y Pesca por la tele. Y pesca- niños; por bolchevique. Se exilió. dor lo fui hasta muy poco, hasta Estuvo luego en la Resistencia que me vi imposibilitado. Tenía francesa, vivió en Francia y hasta que tener mucha precaución para que murió Franco no volvió. Érapescar en el río... mos los de la pandilla del pilón. De repente se para, incómodo. Jugábamos al fútbol, estábamos “¿Sabes qué pasa? Hablo mal. ma l. Tuve en la Gimnástica de Pontevedra. un percance cerebral, ya sabes. Y Y teníamos partidos los niños eso con 95 años… ¡Me fastidia no de izquierdas contra los de depoder hablar mejor! No creo que rechas. ¡De niños! No sabíamos me exprese bien, me gustaría ex- exactamente lo que era, pero se presarme mejor. A veces pienso conoce que había una inuencia que podría decir las cosas de otra familiar. Cuando murió Franco, después de la Transición.
“El juicio fue una coña.
Me decía que vio a su mujer por primera vez en el fútbol.
—Fue en un partido contra el Sa badell. Yo me acerqué al campo. Había unos bancos de madera en Pasarón, muy largos, estamos ha blando de los años 40 y tantos, y estaban unas chicas de las que yo conocía a algunas, porque mi hermano hablaba con ellas. “¿Me dejáis un sitio para sentarme?”, les pregunté. Me hicieron un sitio y yo no sabía que me estaba sentando al lado de mi futura esposa. Luego la encontré alguna vez en Cambados. El padre de ella era magistrado de la Audiencia de Pontevedra. La conocí, sí, y empezamos a encontrarnos por casualidad hasta que empezamos a salir. Nos llevábamos quince años. Yo tenía 30 y ella 15. Pero ella tenía una personalidad, una personalidad... ¡Bueno, qué te voy a decir! Falleció hace seis años, allí, en el piso de Eduardo Pondal. Tuvo una enfermedad, pero bueno, qué te voy a contar. Celso García de la Riega y Mercedes Bellver tuvieron tres hijos: Guillermo, Celso y José Ángel ‘Coté’. “Nuestro noviazgo fue una sensación en la ciudad. Pero todo fue bien. Las relaciones fueron consentidas por la familia de ella.
El juez era pariente mío y la acusación se dedicaba a defendernos a Borobó y a mí. ‘¿Verdad que no fueron voluntarios a la guerra?’ ‘No, fuimos movilizados”. “Cuando vino Franco
unas horas a Pontevedra nos metieron a 18 en la cárcel diez días. Allí A llí pude conseguir un trabajo t rabajo.. Así que Franco me dio trabajo, sí, y mucha guerra” “La muerte no me
asusta. Yo en la guerra me vacuné de todo. Trato de sobrevivir con alegría, aunque el fallecimiento de mi mujer fue muy penoso para mí”
¡Yo era el rojo de Pontevedra! Y a ella le decían las beatas: “Ése es un rojo, ¿cómo hablas con él?”. Y ella pasaba de ellas, pasaba de todos. Era una mujer encantadora. ¿Se puso a trabajar?
—Yo —Yo lo había intentado y lo conseguí por recomendaciones familiares, pero me echaron de la Diputación y del Ayuntamiento. Un año vino Franco a Pontevedra. Hubo una redada de prevención y nos metieron en la cárcel a 18. Fue una coña. Franco estuvo tres horas en la ciudad y nosotros echamos diez días en la cárcel. Había de todo: obreros, empresarios… Y entre ellos estaba Ramón Valenzuela, de los Valenzuela de aquí. Yo le dije que no podía estudiar, que no podía trabajar. Y él me dijo: “Tú, Celso, ¿sabes escribir a máquina?”. “Sí”. “Pues aquí se va a inaugurar la sucursal de una empresa y yo voy a ir de apoderado y no sé qué. Y el gerente va a ser un primo mío. Yo hablo con él…”. En efecto, se inauguró y después de la cárc el me fui a trabajar. ¿Le dejaron?
—¡Se metió Falange allí diciendo que yo no podía trabajar! Que antes tenían derecho los franquistas. Pero yo llevaba un cierto tiempo y
manera. Me diculta exponer las
Entiendo.
cosas”.
—Ese Bolche fue un personaje. Murió hace poco. Pertenecía a la División Líster y estuvo en la batalla del Ebro. Él estaba en otro frente distinto al mío, en una unidad diferente. Bolche era maes—Yo estuve solo hasta hace poco, tro. Había tocado en la Banda de pero porque quería, coño. Ahora Música de Pontevedra. Además vivo con mi hijo, y mi nuera, que fue un jugador de fútbol impresioes encantadora, y mi nieta, que ahí nante. Nos encontramos en plena la tienes en las fotografías. Y vivo guerra y fuimos al Centro Gallego con ellos, y con mis recuerdos, y de Madrid. Yo le pregunté por la mi posibilidad de defenderme an- batalla del Ebro y él me contestó: dando, y con la cabeza bien. Leo “¿Tú te acuerdas de cuando íbamucho. No camino tan bien ahora, mos a robar fruta? Pues era como pero salgo. cuando íbamos a robarle la fruta A ciertas edades casi todo es paa Baltasar, escondidos todos allí, sado. detrás de los árboles”. A los que les he contado que le iba a entrevistar me dijeron que andaba imponente por la calle, como si tuviese treinta años menos.
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