CARBONCILLO:
Llamamos carboncillo al carbón vegetal que se obtiene de la madera del bonetero o evónimo. Se usa para dibujar y ocasionalmente se obtiene de otras maderas como el sauce, nogal, tilo o romero. El carboncillo fue el primer medio con el que el hombre comenzó a dibujar. A lo largo de la historia se ha ido adaptando a los diferentes estilos sin más proceso evolutivo que el aportado en la técnica a la hora de su uso por los diferentes artistas. Hasta el siglo XVI no se descubrió el fijador; este sencillo avance técnico supuso que el carboncillo dejara de ser un medio dibujantico efímero, para consolidarse, a manos de maestros como Tinterito o Tiziano, como uno de los medios de dibujo más nobles. La historia del carboncillo se remonta a épocas del Paleolítico, cuando el arte primitivo se extendía por las paredes de las cuevas. Más adelante, esta técnica evolucionó y se fue perfeccionando hasta alcanzar en el Renacimiento su época de mayor esplendor, siendo utilizada además por importantes autores a lo largo de la historia, tales como Gustave Courbet, autor francés del siglo XIX, y George Braque o Pablo Picasso, ambos del siglo XX y vinculados al cubismo. El carboncillo como el primer medio técnico de dibujo el carbón se usa desde el arte rupestre como dibujo preparatorio y como dibujo lineal poco a poco se fue comercializando y de la misma forma cambiando el aspecto a veces en lápiz o en barra; este fue el primero en poder ser utilizado en piedra y como fueron evolucionando los soportes y se fue adaptando comúnmente con una función de dibujo preparatorio o aplicado como técnica. En el pasado los pintores se preparaban por sí mismos los carboncillos, teniendo en cuenta que de una madera más o menos dura podían obtener un carboncillo más o menos duro. En la actualidad el carboncillo continúa siendo el principal medio de estudio en las escuelas de Bellas Artes, pero, paralelamente a este medio, existen también otros
sistemas de dibujo compatibles con esta técnica; entre ellos están la sanguina y los lápices de carbón. Como variantes del carboncillo y el lápiz carbón se fabrican varios productos de excelente rendimiento y calidad. Son de carbón vegetal o artificial, comprimido, en algunos casos mezclado con arcilla y añadiendo siempre sustancias aglutinantes, logrando en conjunto la estabilidad del lápiz carbón y (sobre todo en las gradaciones blandas) la intensidad y fluidez de los colores al pastel. Cabe destacar las minas redondas con mezcla de arcilla de un negro intenso, mate, inalterable e incluso difícil de borrar; así como los bastones, barras y cretas en bastones, todos los fabricantes ofrecen estos productos en diferentes gradaciones. Hay que mencionar, también, el carbón en polvo, un medio que generalmente se combina con cretas o carbón comprimido contando siempre con aplicarlo mediante difuminos y dedos El carboncillo se utiliza para hacer dibujos preparatorios, detallados de claroscuro y para esbozar la composición de una pintura. Variando la presión se consigue una gran gama de grises, desde un intenso negro aterciopelado hasta el gris más sutil. Frotando la barra en horizontal sobre el papel se consiguen superficies de mancha con textura que se pueden variar en intensidad y suavizar difuminándolas. Permite realizar dibujos muy rápidos, de gran intensidad y complejidad; el carboncillo también se utiliza en los dibujos académicos, con un acabado muy esmerado, que realizan los estudiantes de arte copiando reproducciones en escayola de esculturas clásicas. Para este tipo de dibujo se utilizan carboncillos de distinta dureza. El efecto es un suave modelado en el que se reproducen sombras, luces y reflejos con mucho detalle y una escala de grises muy amplia.