CAPÍTULO
44
Psicopatología de la percepción C. Gastó y V. Navarro
PUNTOS CLAVE • Las alteraciones de la la percepción fueron de suma importancia en la psicopatología clásica para establecer un cierto orden clasicatorio. • Este capítulo esboza brevemente, en su primera parte, las ideas clásicas sobre las alucinaciones y otros fenómenos perceptivos. • Actualmente los trastornos de la percepción, aun siendo fundamentales durante la exploración clínica, no se
consideran primordiales a la hora de establecer un diagnóstico. Son diversas las hipótesis etiológicas que describimos en este capítulo. • En la actualidad, tiene especial interés la hipótesis cognitiva, que está permitiendo elaborar técnicas neuropsicológicas tanto de exploración como de manejo del fenómeno alucinatorio.
INTRODUCCIÓN
frecuencia, el observador debe apoyarse en otros elementos de la conducta simultáneos al fenómeno. Así pues, la demarcación psicopatológica de las alteraciones perceptivas no debe tomarse como un ejercicio de erudición, sino más bien como un requisito indispensable para establecer el juicio clínico en medicina (tabla ( tabla 44-1 44-1).
El binomio alucinación-delirio representó, durante decenios, la piedra angular de la taxonomía, del diagnóstico diferencial y de la terapéutica en psiquiatría. La ausencia o presencia de alucinaciones, en un paciente con un trastorno mental, determinaba, y aún sigue siendo así en gran parte, su ubicación en el grupo de las neurosis o bien en el de las psicosis. Con la disolución paulatina de ambos conceptos en los sistemas de clasicación modernos, el fenómeno alucinatorio ha perdido la relevancia de antaño, quedando a nivel de síntoma posible, pero no imprescindible para el diagnóstico. Igualmente se han eclipsado diversos cuadros clíniclíni cos en los que las alucinaciones constituían su núcleo fisiopatológico, tales como las «psicosis alucinatorias crónicas» de Ballet, las «psicosis por automatismos» de Clerambault, las «locuras discordantes» de Chaslin, la «paranoia alucinatoria» de Mendel o las «parafrenias» de Leonhard (Lauteri-Laura, (Lauteri-Laura, 1989). 1989). Por otra parte, aunque la alucinación rara vez constituye un fenómeno aislado, es posible deducir, a partir de ella, entidades psicopatológicas y médicas de naturaleza y pronóstico diversos (Berrios, (Berrios, 1985 1985). En efecto, el diagnóstico diferencial de las alteraciones perceptivas (alucinaciones, ilusiones, alucinosis, etc.) suele darnos la clave del proceso subyacente, bien sea éste orgánico-cerebral, somático, tóxico, psiquiátrico exclusivamente o alguna combinación de éstos. Las alteraciones de la percepción no son fáciles de explorar ni pueden deducirse rápidamente de la conducta del paciente. Con
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Epidemiología del fenómeno alucinatorio En los últimos años se han realizado diversos estudios epidemiológicos en la población general occidental sobre experiencias alucinatorias con sorprendentes resultados. Lejos de suponer que solamente aquellas personas afectadas de trastornos mentales sufrían alucinaciones, estas parecen suceder con mayor frecuencia de lo esperado en la población general. En adultos de la población general, un 2% reere haber tenido alucinaciones (visuales, auditivas, olfativas, gustativas y somáticas) con relativa frecuencia (Ohayon, (Ohayon, 2000 2000). Las causas de este fenómeno no están todavía aclaradas. Dado que el fenómeno alucinatorio es multifactorial y subjetivo, cabe suponer que la cualidad de la experiencia perceptiva varíe de persona a persona al igual que la manera de referirse a ella.
IDEAS CLÁSICAS SOBRE LAS ALUCINACIONES
Alucinación como error de la imaginación Hasta la sistematización del fenómeno alucinatorio por los alienistas del siglo ���, ���, éste se consideraba una entidad © 2011. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
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CAPÍTULO 44 Psicopatología de la percepción TABLA 44-1 Trastornos de la percepción 1. Percepción visual
Ceguera cortical Akinetopsia Acromatopsia Anomia al color Alucinaciones visuales Simples Complejas Autoscopia Síndrome de Charles Bonnet Pedunculares Ilusiones visuales Palinopsia Sinestesia visual Alestesia visual Agnosia visual Aperceptiva Asociativa Prosopagnosia Síndrome de Balint
2. Percepción auditiva
Sordera cortical Agnosia auditiva Amusia Alucinaciones auditivas Ilusiones auditivas
3. Percepción táctil
Agnosia táctil Anomia táctil Alteración del esquema corporal Miembro fantasma Autotopagnosia Alucinaciones somestésicas
4. Trastornos de la imaginería mental
. o Trastornos Tr astornos de identificación t i l e d n u s e n ó i c a z en sí misma, es decir, una alteración psíquica global por i r o t un error de la imaginación del hombre. Siunco (1763) u a imaginarii) de las visiovisio ndiferenció la alucinación (morbi imaginarii) de i s r nes y ruidos subjetivos (syringmus y phantasme), phantasme) , del vér a i ptigo y de la pantofobia. Boissier de Sauvages (1768) iden o c o t oticó la alucinación con una entidad la «locura por error», F . sosteniendo que «los alucinados son aquellos que toman N Osus sensaciones sensaciones por imágenes imágenes y sus imaginaciones por S S 1983). En Esquirol (1817), la identi(Silva, 1983). Asensaciones» (Silva, M cación del alucinado con alucinado con el visionario visionario se dedujo de la n ó
convicción en ambos de la realidad de sus experiencias
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1951) y en ciertas posiciones conductistas que llegaron 1951 a considerar las alucinaciones auditivas, en la esquizofrenia, una amplicación del lenguaje subvocal (Gould, ( Gould, 1949). 1949 ).
Demarcación alucinación-ilusión El concepto de «imagen intensa», y más estrictamente el de intensidad del fenómeno, fue duramente atacado por Baillarger (1880) (1880), que observó algo que a nuestro juicio aún se ignora en la valoración de los fenómenos psicopatológicos («por intensa que sea, una imagen sigue siendo una percepción») (Silva, (Silva, 1983). 1983). La alucinación, por tanto, no es una imagen ingeniada morbosamente por la mente y lanzada al exterior. En efecto, la capacidad imaginativa no guarda relación alguna con la actividad alucinatoria, como muy bien han apuntado diversos autores (Ey, (Ey, 1967 1967;; Schneider, 1963; Hecaen, 1978). 1978). Ahora bien, el propio Baillarger (1980) cuestionó el carácter «sensorial» (o de canal sensorial) de las alucinaciones en la mayoría de enfermos mentales, armando que la alucinación psíquica no se debe a una excitación sensorial atenuada (Ey, (Ey, 1939). 1939). La propuesta de este autor fue separar las alucinaciones derivadas de una enfermedad psíquica idiopática (alucinaciones psíquicas) de las secundarias a lesiones difusas o localizadas del cerebro (alucinaciones psicosensoriales). Sin embargo, Baillarger utilizó la idea mecánica de su tiempo de excitación, excitación, considerando considerando que ambas alucinaciones derivarían de la excitación interna («endógena»), que conere a la representación un carácter sensorial (Ey (Ey,, 1973). 1973 ). Así Así pues, el fenómeno no es una excitación más o menos intensa o anormal de los sentidos propiamente dichos, sino un estado originado por procesos patológicos, sean éstos primariamente psiquiátricos o neurológicos. ilusión se Desde Esquirol, la ilusión se concibió como una transformación subjetiva de un dato realmente presente. Otra de sus características diferenciadas con la alucinación era la posibilidad de modicarla a voluntad. Para Lasègue, la ilusión siempre se apoya en la realidad, deformándola, mientras que la alucinación (nada dice acerca de la realidad) es un producto de la mente enferma.
Alucinaciones verdaderas y seudoalucinaciones La taxonomía de Baillarger, y especialmente la denición atribuida a Ball (1890) de percep de percepción ción sin sin objeto, objeto, provocó un considerable alboroto entre clínicos y psicólogos a nales del siglo ���. ���. Se aceptó que las alucinaciones verdaderas
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CAPÍTULO 44 Psicopatología de la percepción
5. Independencia del grado de intensidad de la alucinación. Las alucinaciones psicosensoriales se tratan, pues, de percepciones, sin objeto real, cuyas características de nitidez y corporalidad las aproximan a las percepciones sensoriales normales. Su carácter patológico se patológico se debe a que: 1. No existe en el campo de conciencia un estímulo real que las provoque. 2. En el sujeto no hay duda sobre lo vivenciado, a diferencia de lo que ocurre con una percepción normal o una ilusión, en la que la persona puede dudar de su existencia y, por tanto: 3. Es aceptada por el conocimiento como si fuera una imagen sensorial . 4. La conducta del sujeto es consecuente consecuente con la experiencia alucinatoria. Cuando se arma que las alucinaciones verdaderas se vivencian en el espacio exterior, exterior, puede pensarse que nunca suceden o el paciente nunca las reere en su cuerpo. En realidad, signica que las alucinaciones verdaderas no derivan de procesos cognitivos o ideatorios, como cuando pensamos o dejamos libre nuestra imaginación. Por ejemplo, las alucinaciones táctiles, táctiles , en las que el enfermo percibe minúsculos animales bajo su piel, son verdaderas por estar relacionadas con una modalidad sensorial. Las alucinaciones psíquicas se psíquicas se consideraron «falsas» seudoalucinaciones (Kandinsky, (Michea, 1849) o seudoalucinaciones (Kandinsky, 1881) porque: 1. El paciente no las relaciona con ninguna modalidad sensorial (visión, audición, tacto, etc.). 2. Suceden en la mente del enfermo y son difíciles de separar de otros procesos delirantes; no obstante: 3. Se vivencian reales, como las anteriores, y el paciente no tiene sentido de absurdo. Este último punto es fundamental y permite demarcar el fenómeno de las imágenes obsesivas de obsesivas de algunos enfermos, a veces complejas, pero que siempre generan un sentimiento de absurdo y consecuentemente de duda. Cuando se consiguen demostrar, las alucinaciones psíquicas (seudoalucinaciones) orientan el diagnóstico de esquizofrenia. Berrios (1985) (1985) propone que se deseche el término hasta que tenga un auténtico co ntenido empírico, es decir, describa un subgrupo de alucinaciones y posea valor diagnóstico. En la gura 44-1 44-1 se reeja la taxonomía clásica del fenómeno alucinatorio.
Ilusión patológica En la ilusión hay la presencia efectiva de un dato senso-
FIGURA 44-1. Representa Representación ción del modelo de desconexión de la experiencia alucinatoria según Allen y cols. (2008). (2008) . 1) Hiperactivación de Hiperactivación de la corteza sensorial secundaria y la circunvolución de Heschl (corteza sensorial primaria). Ambas zonas procesan la información sensorial. 2) 2) Cingulado Cingulado anterior. 3) anterior. 3) Circunvolución orbitofrontal. 4) Circunvolución 4) Circunvolución orbitofrontal. 5) 5) Estructuras Estructuras subcorticales 6) Vías corticales descendentes (topexcitatorias (bottom-up). 6) Vías down). El down). El modelo asume una disfunción bottom-up bottom-up sobre sobre la activación del córtex sensorial que elicita percepciones vívidas en ausencia de estímulos sensoriales. La experiencia alucinatoria se
5. Su aspecto corregible, apuntado por los autores clásicos, sucede en los sujetos sanos y muy rara vez en los enfermos, ya sean psiquiátricos o neurológicos. La imagen ilusoria, según Jaspers, proviene de: a. Deficiencias en la capacidad atencional , por ejemplo, en pacientes somnolientos, obnubilados y confusos. En sujetos normales aparecen bien por fatiga extrema, por ansiedad masiva generalizada o durante las crisis de pánico, e igualmente, en condiciones normales antes de despertar por completo del sueño, cuando se abren los ojos. En este caso deben distinguirse de las alucinaciones hipnopómpicas. hipnopómpicas. Asimismo se producen en casos leves de intoxicación por alcohol, drogas y otras sustancias tóxicas. b. Estado afectivo o emocional , denominándose en este caso ilusiones catatímicas. catatímicas . Consiste en la participación de la emoción en el mecanismo de deformación de lo percibido. Probablemente también interviene la sugestibilidad de la persona. En efecto, algunos psiquiatras consideran «alucinaciones» las ilusiones visuales de pacientes histéricos graves, realizando el cuestionable diagnóstico
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CAPÍTULO 44 Psicopatología de la percepción ténticas percepciones delirantes delirantes de los enfermos esquizofrénicos. c. Ilusión inducida voluntariamente, voluntariamente , dejando libre juego a la fantasía. Se denomina pareidolia denomina pareidolia o o imagen desiderativa que, a juicio de Mira López (1935)), no es una ilusión propiamente dicha, por(1935 que siempre el observador la acepta como irreal por nítida que sea, por ejemplo, las guras que vemos en el fuego del hogar o en el cielo, etc.
Alucinosis Wernicke, en 1906, denió la alucinosis como alucinaciones auditivas en auditivas en alcohólicos, de naturaleza nítida y amenazante, con claridad o mínima alteración del nivel de conciencia y juicio de realidad preservado (Berrios, ( Berrios, 1985 1985). El estado de alucinosis se ha descrito en diferentes condiciones patológicas además del alcoholismo, tales como estados orgánicos cerebrales, episodios crepusculares (dream-like) y psicosis paranoides, entre otros (Berrios, (Berrios, 1985 1985). Bumke consideró la alucinosis una forma especial de intoxicación subaguda por alcohol, y Bonhoeffer, una forma delirante exógena,, dado que, en ocasiones, sobre el estado alucinatoexógena rio se instalan concepciones interpretativas de tipo persecutorio, con mantenimiento de lucidez del conocimiento. Gracias a este último hecho, arma Mira López (1935) (1935), es posible que algunos enfermos convivan socialmente e incluso atiendan sus ocupaciones profesionales. Las características psicopatológicas son: 1. Alucinaciones intensas (en cualquier esfera sensorial, pero especialmente auditivas y visuales) con gran pregnancia. 2. Presentación variable con oscilaciones y cambios dependiendo del contexto o del estímulo (p. ej., en una . o t i habitación con poca luz, etc.). l e d3. Egodistónicas, es decir, no integradas en la personali n u dad del paciente. s e n ó4. Conciencia de irrealidad . i c 5. Naturaleza invariablemente orgánica central periféri a z i r ca (Ey, (Ey, 1957; Berrios, 1985 1985). o t
u a n i s r a i pResultan del consumo agudo de sustancias alucinógenas. o c o t oEl primer cuadro clínico fue descrito por Moreau de F . Tours en su obra Du hashish et de l’aliénation mentale N O(1845). Moreau enumeró ocho grupos de síntomas deri S S Avados de la intoxicación por hachís: M n1. Sentimiento general de placer. ó
Percepciones inducidas por alucinógenos
2. Incremento de la excitación junto a la de todos los
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8. Ilusiones y alucinaciones, las primeras relacionadas con los objetos en el mundo exterior (Holmstedt, (Holmstedt, 1979). 1979). Los efectos de la mayoría de sustancias alucinógenas se describieron en el siglo pasado, utilizándose frecuentemente con nes terapéuticos y en círculos de intelectuales famosos para consumo privado. Merecen citarse las revisiones sobre este tema de Efron, Holmstedt y Kline (Holmstedt, ( Holmstedt, 1979), 1979), de Grins Grins-poon y Bakalar (1979) (1979) y de Jacobs de Jacobs (1984) (1984). La mayoría de alucinógenos inducen efectos sobre la percepción similares, diriendo en sus efectos tóxicos. La personalidad del consumidor es decisiva en el efecto alucinógeno y en la conducción durante la intoxicación. La dietilamida del ácido lisérgico (LSD) fue sintetizada por Albert Hoffmann, en 1938, en los Laboratorios Sandoz de Basilea. En 1966, a raíz del Love Festival en el Golden Gate Park, se prohibió en California y poco después la prohibición se extendió a todo el mundo. La fenciclidina (PCP), sintetizada en 1957 como potente analgésico, superó a la LSD en su capacidad alucinógena. La PCP, PCP, en opinión de diversos investigadores, mimetiza mejor que la LSD las alucinaciones de la esquizofrenia. No obstante, las alucinaciones inducidas por drogas son cualitativamente diferentes a las idiopáticas, sean de origen neurológico o psiquiátrico. El síndrome psicodélico se caracteriza por: 1. Síntomas perceptivos. perceptivos. Alteración de la forma y color, dicultad en localizar los objetos, incremento y deformación de la audición, y alucinaciones visuales muy visuales muy intensas que en ocasiones se modican al abrir o cerrar los ojos. 2. Síntomas mentales. mentales. Alteración del humor (que puede adoptar cualquier forma e intensidad). Desorientación del sentido del tiempo (más espacial). El nivel de conciencia depende del grado de toxicidad (con PCP, la muerte por coma sobreviene a dosis de 100 mg). mg). 3. Síntomas somáticos. somáticos. Vértigo Vértigo intenso, temblor, mareos, parestesia y visión borrosa. El síndrome tiende a ser secuencial, apareciendo primero los síntomas somáticos y los últimos los perceptivos. El juicio El juicio de realidad , que está conservado en el síndrome psicodélico, al menos con las primeras drogas que se consumieron (mescalina, LSD, etc.), puede perderse en el síndrome inducido por alucinógenos derivados de la anfetamina y cocaína (tabla (tabla 44-2 44-2).
Alucinaciones experimentales Son las que se presentan en ciertas condiciones, tales como la estimulación eléctrica cortical y subcortical,
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CAPÍTULO 44 Psicopatología de la percepción
TABLA 44-2
Efectos clínicos de las sustancias alucinógenas
Síntomas somáticos Vértigo Temblor Náuseas Parestesias Visión borrosa Síntomas perceptivos Alteración de forma y color Dificultad en focalizar objetos Sinestesias Alucinaciones visuales (raras veces auditivas) Síntomas mentales Alteraciones del humor Ansiedad Distorsión del sentido del tiempo Dificultad para expresar pensamientos Despersonalización Sentimientos de ensoñación
Alucinaciones por estimulación eléctrica. Las denió Peneld como experiencias vivenciadas del pasado o del presente inmediato (ilusiones psíquicas o ilusiones de interpretaciones comparativas) (Ey, 1973). 1973). Particularmente suceden con la estimulación del lóbulo temporal. Deprivación sensorial. Un 40% de sujetos con deprivación sensorial estricta de más de 8 horas maniestan distorsiones sensoriales e imágenes visuales con colorido y geométricas, de corta duración, no relacionadas con los contenidos mentales del sujeto (Shaw ( Shaw y Crossland, 1981 1981). La deprivación sensorial o selectiva de sueño no induce alucinaciones psicosensoriales similares a las que suceden en cuadros neuropsiquiátricos.
HIPÓTESIS DEL FENÓMENO ALUCINATORIO
Actividad cerebral en las alucinaciones La teoría orgánica clásica del fenómeno alucinatorio sostiene que éste deriva de: 1. Liberación de la actividad nerviosa, en zonas corticales sensoriales primarias, por una pérdida de la inhibición de las zonas corticales o subcorticales de asociación dañadas por diversos procesos patológicos. Esta teoría fue ampliamente desarrollada por Hughlings Jackson en el siglo pasado y ha sido esgrimida en los últimos
mas nerviosos primarios, teoría defendida por De Clérambault (1942) (1942). En esta teoría, las alucinaciones serían un síntoma más de un amplio síndrome, el automatismo mental, caracterizado caracterizado por una triple agrupación sintomática: a. Automatismo sensorial (alucinaciones, ilusiones). b. Automatismo ideoverbal ideoverbal (eco de pensamiento y lectura, etc.). c. Automatismo motor (sensación de pasividad, de conducta involuntaria, etc.). El síndrome tendría un carácter impersonal y autónomo provocado por noxas distintas. Su carácter preformado lo asemeja a otros cuadros psicopatológicos, tales como los estados oneroides de Mayer-Gross, con perturbación de la conciencia, y al síndrome de despersonalización-desrealización, en este caso sin elementos perceptivos. Ambas teorías adquieren consistencia neurobiológica, a nivel experimental, con el concepto de «mapas computacionales» (Knudsen, (Knudsen, Du Lac y Esterly, 1987). 1987). Mediante la computación, el sistema nervioso elige y evalúa la información biológica y psicológicamente importante. Un «mapa» es una representación neuronalmente codicada de una información sensorial. El mapa computacional más conocido es el descubierto por Hubel y Wiesel (1963) (1963 ) en el córtex visual primario (VI). Las «hipercolumnas neuronales» del córtex occipital son un mapa computacional de la retina. El proceso de computación implica: 1. La determinación del valor de la señal. señal. 2. La asociación (o integración) de un grupo particular de valores de las señales, con la localización de éstas en el mundo real. Se han descrito mapas del sistema auditivo similares a los del sistema visual. La capacidad del cerebro de hacer mapas de la información es innata, aunque muy probablemente algunos mapas (incluidos los cognitivos) elementales son heredados, en función del principio de con1987 ). Dado que servación (Knudsen, (Knudsen, Du Lac y Esterly, 1987). los mapas son organizaciones de las neuronas corticales, sometidas a inuencias químicas y eléctricas de estructuras límbicas y mesencefálicas, cabe suponer que un daño en estas últimas podría desorganizar la capacidad topológica y/o facilitar la emergencia de mapas aplazados o «demorados», tanto visuales como auditivos o somestésicos. Según esto, una alucinación psicosensorial sería la expresión topológica de informaciones demoradas en el cerebro, que emergerían por la desorganización secundaria a lesiones en estructuras subcorticales. En cambio, el daño directo en el propio córtex rara vez induciría alucinaciones, sino más bien deformaciones en la capacidad
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CAPÍTULO 44 Psicopatología de la percepción tomotora, sino también de forma activa en los procesos perceptivos y cognoscitivos. El hipertono dopaminérgico es una de las teorías más sólidas de la esquizofrenia. El córtex primario visual, auditivo y somatosensorial recibe aferencias dopaminérgicas de estructuras estriales. Igualmente se ha demostrado una elevada inervación dopaminérgica en el córtex de asociación y estructuras límbicas (Foote y Morrison, 1986). 1986). Se supone que el patrón laminar y regional de esta inervación interviene en mecanismos córtico-corticales integrativos de la información sensorial y motórica que podrían estar dañados en los síndromes que cursan con trastornos de la percepción y de la motricidad, tales como la esquizofrenia y procesos degenerativos corticales y subcorticales Silbersweig y cols. (1995) (1995) estudiaron mediante PET a 6 pacientes esquizofrénicos y detectaron un incremento de la actividad en las siguientes áreas: córtex orbitofrontal, circunvolución del cíngulo y parahipocámpica, y núcleos subcorticales (tálamo y estriado). Este hallazgo conrma una alteración neurofuncional como base del fenómeno alucialucinatorio en la esquizofrenia. A partir de estos estudios iniciales se han llevado a cabo numerosos trabajos mediante técnicas de neuroimagen estructural y funcional en pacientes esquizofrénicos y otros pacientes afectados de alucinaciones prominentes con resultados muy dispares. En una extensa revisión de los trabajos de neuroimagen, Allen y cols. (2008)) han propuesto un modelo neurocognitivo en el (2008 que diversos mecanismos de conectividad cerebral interactúan para producir percepciones erróneas. El modelo asume la existencia de diversas alteraciones volumétricas (sustancia gris), de conectividad funcional y de activación de regiones cerebrales (corteza prefrontal dorsolateral, . cingulado anterior, circunvolución temporal, etc.) que o t i l e 44-1). dintegran procesos de percepción consciente (v. g. 44-1 nLas áreas cerebrales implicadas en la regulación emocio u s e nal (amígdala, corteza cingulada e ínsula) desempeñan n ótambién un importante papel en pacientes esquizofréni i c a z cos con alucinaciones persistentes comparados con suje i r o t tos control (Sanjuan y cols., 2007). u a n i s r a i p o c o t oPostula que las alucinaciones derivan de huellas en el re F . cuerdo de experiencias catectizadas (kathexis) (kathexis) o conte N Onidas (detenidas o reprimidas). El modelo seguiría la S S Asecuencia: tensión creciente-ausencia de objeto de M impulso-imagen lso-imagen alucinatoria alucinatoria suya (Rapaport, (Rapaport, 1960 1960). Una nimpu ó
Psicoanalítica
alucinación, pues, según la teoría psicoanalítica, sería la
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edad adulta, en forma de imágenes fantasmales, ilusiones o alucinaciones, tanto en pacientes neuróticos como en psicóticos. Una imagen alucinatoria según la teoría psicoanalítica es una «idea» que nace en el inconsciente, que en condiciones normales se da en el sueño y en condiciones patológicas durante la vigilia. El vestigio motórico (impulsivo)) de la idea como alucinación se desprende de (impulsivo la capacidad de condensación, sustitución y desplazamiento, que Freud suponía que se daba en todos los procesos «primarios» del inconsciente. En denitiva, la alucinación sería la satisfacción actual de aquellas experiencias experiencias catectizadas durante los primeros años de vida. Aunque no existe prueba alguna de que esto sea cierto, para los psiquiatras psicoanalistas estrictos las alucinaciones pueden ser interpretadas, ya que son la máxima expresión, al igual que los sueños, de los conictos inconscientes. Se suele ignorar que el enfermo con alucinaciones corre el riesgo de suicidio y/o conductas heteroagresivas, por lo que su reducción mediante un tratamiento farmacológico farmacológico adecuado es prioritaria, más que preservar el fenómeno con ánimo de interpretaci interpretación. ón.
Órgano-dinámica Fue desarrollada por Henri Ey siguiendo el modelo de disolución de Jackson en la epilepsia. Sostiene que la organización psíquica del ser consciente está estructurada de tal forma que es antialucinatoria, para para poder adecuar al sujeto a la realidad de su mundo. La propensión a las alucinaciones está contenida en la misma estructura psíquica jerarquizada a nivel elemental o inconsciente, que se manifestaría como «conciencia alucinante» en el sueño, en los estados crepusculares y oniroides, y en la psicosis. La conciencia normal («lúcida») posee la capacidad de organizar y actualizar su campo, en cada momento, durante la vigilia. Frente a una alteración, psíquica psíquica u orgánica, determinados sujetos agotan su campo de conciencia, reduciéndose ésta a niveles de menor organización y perdiéndose el acuerdo previamente establecido con la realidad objetiva. Las «voces», por ejemplo, serían, en realidad, la propia voz del sujeto que, inconsciente de la alteración de su experiencia, las transere a otro lugar, es decir, fuera de su conciencia. Las voces representarían vestigios intrusos del sistema de comunicación verbal, establecido antes y jerárquicamente almacenado en el cerebro, de tal manera que el sujeto vive realmente sus voces, es decir, las objetiviza, pero a su vez falsica su procedencia considerándolas provenientes del exterior. Ey habla de la presencia de «desdoblamiento alucinato-
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CAPÍTULO 44 Psicopatología de la percepción
antia lucinatoria de la conciencia se pierde dando lugar a antialucinatoria diversos fenómenos clínicos tales como la despersonalización, el onirismo, etc. (Ey, ( Ey, 1976). 1976). Así, la alucinación escapa al control de la conciencia y deviene un fenómeno autónomo e irreductible, a partir de la misma conciencia dañada. Es irreductible (y, por tanto, patológica), porque, no habiendo «objeto que percibir», la alucinación otorga una realidad falsa que revierte y es integrada de nuevo a la propia conciencia. Esto explica por qué la alucinación no posee una naturaleza simplemente sensorial, sino una naturaleza psíquica o cognoscitiva. Ey clasica las alucinaciones en función de: 1. La desorganización del ser consciente. 2. La desintegración de los sistemas perceptivos (tanto centrales como periféricos). En el primer caso, tendríamos las alucinaciones auténticas (psicosensoriales), en las que estarían comprometidos los procesos cognoscitivos y sensoriales primariamente integrados en la «conciencia del Yo». En este tipo de alucinaciones, el juicio de realidad se decantaría hacia la percepción sin objeto percibido. En el segundo grupo, que Ey denomina «eidolias» (v. tabla 44-2 44-2), la desorganidesorganización se debería a un daño en los analizadores perceptivos, sin graves repercusiones en la capacidad integrativa de la conciencia. Serían alucinaciones «compatibles con la razón» (p. ej., alucinosis o alucinaciones psicodélicas).
Bioquímica La existencia de sustancias químicas, naturales y sintéticas, capaces de inducir alucinaciones es un poderoso argumento sobre la naturaleza bioquímica del fenómeno. Los alucinógenos comprenden sustancias de diversa naturaleza con acciones similares al nivel cerebral. Los estudios in vivo e vivo e in vitro de vitro de 3H-LSD y 3H-PCP demuestran una distribución en estructuras nerviosas relacionadas con los procesos de integración sensorial. La administración de PCP in vivo induce ostensibles incrementos del consumo de 3H-desoxi-
TABLA 44-3 Alucinaciones Alucinaciones auditivas simples y complejas en distintas patologías Esquizofrenia Psicosis agudas Depresión psicótica Trastorno bipolar Trastornos disociativos Sordera Intoxicación por salicilatos Intoxicación por cocaína Intoxicación por anfetaminas Alucinosis alcohólica Delirium Tirotoxicosis Hiperadrenocortisolemia Migraña Epilepsia parcial Meningitis Encefalitis Estimulación eléctrica de la circunvolución de Heschl Estimulación eléctrica temporal y de áreas límbicas
Una de las acciones más espectaculares, a nivel bioquímico, de la LSD es su capacidad para bloquear de forma completa la actividad del marcapasos espontáneo neuronal formado por las neuronas 5-HT del rafe dorsal (Ag(Aghajanian, 1968; Aghajanian, 1984). 1984). Tanto Tanto la propia p ropia 5-HT como la LSD poseen acciones extracelulares inhibitorias, similares, a través de los autorreceptores serotoninérgicos. serotoninérgico s. Este marcapasos neuronal depende de la integridad de las neuronas del rafe dorsal, que descargan a un ritmo periódico durante la vigilia, siendo muy sensibles a los estímulos sensoriales y modicando su ritmo de descarga, y se tornan virtualmente silenciosas o inactivas sólo en la fase REM del sueño, en la cual la imaginería sensorial es abundante en los humanos. La LSD induce a un silencio bioeléctrico de las neuronas serotoninérgicas del rafe dorsal,
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CAPÍTULO 44 Psicopatología de la percepción 2. Incremento de su sensibilidad a estímulos sensoriales. sensoriales. Ello daría lugar a una pérdida de la acción moduladora de estructuras neuronales encargadas del almacenamiento de información sensorial. Las acciones bioquímicas de la LSD y sustancias relacionadas pueden explicar ciertos tipos de alteraciones de la percepción de cuadros clínicos muy estereotipados, tales como la alucinosis, episodios crepusculares y confuso-oníricos orgánicos o inducidos por tóxicos, donde las alucinaciones poseen un fuerte carácter sensorial y escaso o nulo componente «psíquico» (cognitivo). Al contrario, las alucinaciones que suceden con claridad de conciencia, inmersas en una estructura delirante (esquizofrenia, parafrenia), todavía no pueden explicarse en términos bioquímicos. Los estudios de imagen cerebral con 18F-uordeoxiglucosa en humanos han revelado que la mayoría de alucinógenos incrementan el metabolismo cortical prefrontal. Los receptores serotoninérgicos 5-HT2A parecen estar directamente implicados en el fenómeno alucinatorio (Nichols, (Nichols, 2004). 2004). Cognitiva. Los estudios cognitivos recientes se basan en paradigmas que intentan aislar las alteraciones en el procesado de la información asociados a la propensión para alucinar. En la mayoría de estos estudios, que con frecuencia utilizan también técnicas de neuroimagen, se enfatiza en la cualidad de sesgo atribucional al al perc percepto epto que que reeren los pacientes. Algunos autores sugieren que la atribución externa de las voces voces que que hacen los pacientes es un mecanismo de defensa explicativo a eventos internos privados derivados de deciencias cognitivas (Firth, 1992) o de sesgos cognitivos (Bentall, (Bentall, 2003 2003). Recientemente, Shergill y cols. (2003)) han sugerido que los pacientes con alucinaciones (2003 prominentes y persistentes presentan una hipoactivación de . zonas cerebrales (hipocampo, cerebelo, núcleo lenticular, o t i l e accumbens)) durante el esfuerzo de gene dcorteza temporal o accumbens nrar imágenes. Estas regiones están implicadas en la produc u s e ción de lenguaje interno (no verbalizado). Estos datos se n óinterpretan como una imposibilidad de automonitorizar de
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la conciencia de forma integrada. Sin embargo, estas experiencias perceptivas percep tivas pueden ser, ser, fenomenológicamente, distintas de las experimentadas por pacientes adultos afectados de enfermedades neurológicas o mentales, de la misma manera que la experiencia de dolor, por ejemplo, es enormemente variada según la patología subyacente y las características del sujeto que lo sufre. Alucinaciones subclínicas y le petit automatisme mentale. El concepto de alucinaciones subclínicas deriva de los estudios epidemiológicos y clínicos de poblaciones no afectadas por alguna enfermedad. Usualmente, los probandos son adolescentes y adultos jóvenes. Aunque la denición de alucinación subclínica es muy imprecisa, se ha descrito en sujetos sanos de la población general (Van Os y cols., 2000). Las personas interrogadas reeren fenómenos perceptivos inusuales en todas las modalidades sensoriales (visuales, auditivas, olfativas, táctiles y cenestésicas). En un trabajo de Simon y cols. (2009) (2009) se incluyeron también como alucinaciones las siguientes manifestaciones perceptivas: fotopsias, ver guras oscuras, micropsias, oír una voz que llama a la persona por su nombre, ver la cara cambiada en el espejo, voces que cuchichean, oír la propia voz, etc., en una extensa muestra de jóvenes entre 14 y 20 años de edad. La mayoría de autores, en este campo de investigación, aceptan la hipótesis de un continuo de estas experiencias perceptivas con las psicosis. En este sentido, las alucinaciones subclínicas, en ausencia de patología mayor, serían una variante fenotípica de la esquizofrenia y de otras patologías mentales graves. No obstante, esta conclusión puede ser prematura. Tales Tales fenómenos perceptivos ya fueron fue ron descritos por G. de Clerambault como peti petitt aut automat omatism ismee ment mentale ale con la característica de ser incompletos, incomple tos, en los que la persona experimenta evocación de actos, impulsiones verbales, comentarios de su propio pensamiento, extrañeza de su propiopensamiento,entreotrosfenómenosseudoperceptivos. En algunos casos, la persona puede dudar del control de su propio contenido fonológico y considerar alienas estas experiencias (Lanteri-Laura, (Lanteri-Laura, 2000 2000).
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CAPÍTULO 44 Psicopatología de la percepción
FIGURA 44-2 Modelo del procesamiento de la información fonológica de Baddely Baddely.. Concepción del lenguaje subvocal lenguaje subvocal interno en función de la memoria. El modelo propone la existencia de un loop loop articulatorio articulatorio del almacén fonológico capaz de edificar la información basada en el habla y un proceso de control. El loop es responsable de mantener y elicitar en segundos la información verbal de la memoria de trabajo. En las psicosis, las alucinaciones verbales derivarían del reservorio del lenguaje subvocal interno no controlado por el proceso de control de la articulación.
cia de un circuito neuronal articulado del almacén fonológico, derivado de la información almacenada, junto con un proceso de control o ltro de dicha información (g. ( g. 44-2 44-2). En este modelo, la articulación del contenido fonológico permite que el lenguaje internalizado se mantenga estable y también que podamos acceder a él en pocos segundos. Según este modelo, las alucinaciones derivarían más de un fallo en los procesos de memoria que de alteraciones en los canales perceptivos. Morrison y Wells (2003) (2003) estudiaron a 35 personas con alucinaciones/delirios y observaron que el 71% de casos reportaban percepciones asociadas con memorias pasadas. Harvey y cols. (2004) (2004), en una amplia monografía, apoyan la idea de que las imágenes y las memorias son informaciones asociadas a los síntomas psicóticos. Recientemente, Crow (2010) (2010) ha perfeccionado su hipótesis lingüística de las alucinaciones en la esquizofrenia. Sostiene que el lenguaje es bihemisférico y que intervienen
cuatro zonas corticales de asociación (g. (g. 44-3). 44-3). Considera que el cerebro humano es un órgano constituido por cuatro cámaras interconectadas (fonológica o de generación del lenguaje, pensamiento y planes para la acción, percepción del lenguaje y organización de los signicados). La hipótesis sostiene que las áreas fonológicas y del pensamiento envían mensajes de los engramas encapsulados generados intrínsecamente que sólo, en condiciones normales, son accesibles (o activos) mediante estímulos acústicos. Las alucinaciones auditivas se debería a un counterflow del flow del circuito del lenguaje en el que la actividad neural autogenerada (pensamientos o planes) activaría anormalmente engramas fonológicos en el hemisferio no dominante.
EXPLORACIÓN DE LA EXPERIENCIA ALUCINATORIA
Elementos generales Los elementos generales de la experiencia alucinatoria, que son expresión de enfermedades mentales especícas, son los siguientes: alucinatorias numerosas o continuas, 1. Experiencias alucinatorias durante horas, días o semanas, bien de forma persistente o intermitente. 2. Pérdida de juicio de realidad , sobre la experiencia. El paciente nunca duda acerca de la realidad de sus alucinaciones, sin convencimiento convencimiento de que puedan derivar de una enfermedad. Este aspecto de la conducta y cognición debe diferenciarse de la «aceptación pasiva», que algunos enfermos adoptan, en determinados ambientes, sin que por ello cambie su convicción. 3. Resistencia a comunicar la experiencia. La experiencia. La mayoría de enfermos con alucinaciones verdaderas evitan referirlas por diversos motivos, particularmente por el miedo a que se les considere «locos». La comunicación espontánea de las alucinaciones es un fenómeno raro entre
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CAPÍTULO 44 Psicopatología de la percepción Estadio agudo. Es muy similar en todos los enfermos psicóticos, sean orgánicos o funcionales. Se caracteriza por: 1. Sentimiento de excitación y de pérdida de control. 2. Humor disfórico-irritable. disfórico-irritable. 3. Desorganización de la integridad de la conciencia con caos perceptual y cognitivo, que se traduce por confusión y actitud perpleja. 4. Organización delirante (delirio) que probablemente depende, entre otros factores, del grado de integridad de la conciencia. 5. Conducta delirante-alucinatoria. delirante-alucinatoria. La conducta motora es variable, frecuentemente agitada, en esquizofrénicos y orgánicos. Este estadio agudo no tiene por qué coincidir con el inicio de la enfermedad. Cuando así ocurre y se trata de un sujeto joven, el diagnóstico diferencial debe realizarse con la esquizofrenia y manía aguda. En pacientes de mediana edad o seniles, un estadio agudo alucinatorio es sugestivo de trastorno orgánico cerebral. Estadio crónico. La actividad alucinatoria crónica es característica de la esquizofrenia. Las alucinaciones suelen ser auditivo-verbales y rara vez de otra modalidad sensorial. Las alucinaciones auditivo-verbales consisten en voces que comentan permanentemente la conducta o los pensamientos del paciente. El juicio de realidad es nulo y el comportamiento del paciente está en función de la temática delirante-alucinatori delirante-alucinatoria. a.
ALUCINACIONES SEGÚN LA MODALIDAD SENSORIAL
Alucinaciones auditivo-verbales . o t Este tipo de alucinaciones son frecuentes en la forma i l e dinicial de la esquizofrenia, perdiendo intensidad a medida nque el proceso avanza. Kurt Schneider las llegó a conside u s e rar «patognomónicas», junto a otros diez signos, en au n ósencia de organicidad, claridad del sensorio y de trastor-
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mente, hablar de sus alucinaciones. En la esquizofrenia, estos fenómenos suceden con absoluta claridad de la conciencia y ausencia de patología del humor humor.. Con frecuencia, el enfermo presenta un distanciamiento afectivo o falta de resonancia, siendo infrecuente que durante la primera entrevista se extienda excesivamente sobre sus voces. En las etapas iniciales de la enfermedad, el paciente suele estar perplejo antes de la organización del delirio. El resto de síntomas de primer rango se plasman en la tabla 44-3. 44-3. Este tipo de alucinaciones poseen la característica de estructurarse según estructurarse según el discurso delirante y probableme probablemente nte dependan de procesos intelectuales del paciente (Lothane, (Lothane, 1982 198 2). Este fenómeno las diferencia de otras alucinaciones que parecen independientes del discurso delirante. Manía. Dado que los jóvenes esquizofrénicos y maníacos pueden parecerse durante la fase aguda, ciertos autores sostienen que en los últimos no son infrecuentes las alucinaciones. Las voces, que dialogan entre sí sobre la conducta del paciente, son improbables improbables en la manía. Sin duda, la categoría diagnóstica de trastorno esquizoafectivo ha favorecido la idea de que en la manía se dan alteraciones psicosensoriales. Por otra parte, en algunos enfermos esquizofrénicos se observan euforia y sentimiento de grandiosidad favoreciendo su inclusión en el grupo de maníacos. Melancolía. En la depresión endógena, las alucinaciones auditivo-verbales son igualmente raras. Algunos enfermos de edad avanzada reeren oír voces insultantes o reprobatorias esporádicas. El fenómeno suele ir acompañado de inhibición (estupor) y/o agitación. Nunca las voces son largas frases dialogantes y los sentimientos de culpa o ruina orientan el diagnóstico. Otras patologías. Las alucinaciones auditivas simples o complejas no son exclusivas de las psicosis. En diversas condiciones médicas pueden darse fenómenos perceptivos en los que el paciente reere voces audibles tanto en el espacio interior como en el exterior (v. tabla 44-3). 44-3).
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CAPÍTULO 44 Psicopatología de la percepción
y Rabins, 1989). 1989). El fenómeno se caracteriza en el hemicampo correspondiente a la lesión. Al contrario, en el delirium tremens, tremens , las zoopsias suelen ocupar los dos campos visuales. Las alucinaciones visuales siempre deben hacer sospechar la existencia de una alteración orgánica cerebral o intoxicación por drogas alucinógenas. En este último caso se trata más bien de deformaciones del mundo real con sobreimposición de formas y colores.
tratarse de sensaciones con participación del sistema vestibular en sujetos alcohólicos, en el delirium delirium o o en enfermos orgánicos. Deben diferenciarse de las sensaciones, en sujetos sanos, durante el sueño o momentos antes del despertar,, que arman sentir cómo vuelan o se hunden en despertar la cama (Benson (Benson y Gorman, 1996). 1996).
Otras alteraciones de la percepción Autoscopia. Es la visión de uno mismo en el espacio
Alucinaciones táctiles Generalmente, el paciente las reere en la dermis. Suelen ser sensaciones de animales pequeños que circulan por debajo de la piel (formicación). Los autores clásicos hablaban de «delirio de parasitación» o «parasitosis» (Be ( Be-rrios, 1982 1982). Suceden en las psicosis tóxicas y en la patología orgánica, particularmente en carcinomas de mediastino y pulmón (Berrios, (Berrios, 1985 1985). No es infrecuente que el paciente presente excoriaciones producidas por actividad de rascado en busca de los insectos u otros animales. Algunos enfermos esquizofrénicos reeren alucinaciones táctiles localizadas en sus genitales en forma de erecciones u orgasmos difíciles de diferenciar de sus delirios.
Alucinaciones olfativo-gustativas Se trata de olores o sabores rara vez agradables. Son frecuentes en la epilepsia del lóbulo temporal. En este caso las alucinaciones nunca van acompañadas de delirios relacionados. Al contrario, en la patología psiquiátrica, el enfermo suele atribuir la percepción al delirio. Por ejemplo, el esquizofrénico paranoico está convencido de que el olor o sabor de la comida o bebida oculta algún veneno. Siempre que estas alucinaciones se presenten aisladas, sin grandes alteraciones de la conducta, es necesario descartar procesos tumorales o comiciales.
exterior (fenómeno del doble; Lhermitte, 1959). No se trata de una alteración del canal sensorial visual en sentido estricto. La imagen alucinatoria suele ser completa en el sentido de que el sujeto se ve a sí mismo, generalmente generalmente de frente e inmóvil. La experiencia suele durar unos segundos y va acompañada de intenso miedo (Grotstein, 1982). Es un fenómeno extraordinario descrito en pacientes con lesiones del cuerpo calloso. Debe diferenciar diferenciar-se de la «sensación de presencia» de los esquizofrénicos e histéricos. Los primeros, dentro de su trama delirante, pueden armar que existe «alguien» próximo a ellos que los observa. Los histéricos pueden llegar a armar que se ven «reejados» o ver «fantasmas», en situaciones de fuerte carga emocional. Poliopía. Se caracteriza por la visión de imágenes múltiples,, con frecuencia en un hemicampo, que persisten múltiples con los ojos cerrados. Son frecuentes en lesiones o traumatismos del lóbulo occipital. Suelen modicarse cuando el paciente focaliza la mirada (Brown, (Brown, 1985 1985). Metamorfopsia. Son distorsiones del tamaño y forma de los objetos. Deben diferenciarse de las micro-macrotremens y de otras psicosis tóxizoopsias y del delirium tremens y cas. La dismegalopsia dismegalopsia se se reere a la sensación de cambio en el peso de los objetos. Dichas alteraciones de la percepción sugieren procesos expansivos intracraneales, ya que rara vez las padecen enfermos funcionales. Imagen eidética. Es la visión actual de una imagen visualizada en el pasado. Sucede con los ojos cerrados y
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CAPÍTULO 44 Psicopatología de la percepción del sueño que se mantienen cuando se abren los ojos (Hamilton, 1986). 1986). Las alucinaciones hipnagógicas son relativamente frecuentes y características del síndrome narcoléptico, aunque pueden presentarlas eventualmente sujetos normales. Se caracterizan por imágenes (formas abstractas, guras, etc.), rara vez sonidos y muy infrecuentemente «voces» dialogantes, que se imponen a la conciencia durante el período de despertar, despertar, sin la participación de la voluntad o de la personalidad. A pesar de que el sujeto las reere como si estuviera despierto, su actividad cerebral sugiere dormición. Acinetopsia y acromatopsia. La acinetopsia es la incapacidad para percibir el movimiento debido a lesiones de la circunvolución temporal medial a nivel occipitotemporal. Los síntomas asociados son afasia y acalculia. Un ejemplo dramático ocurre cuando se sugiere al paciente que llene una taza, por ejemplo de café. El paciente ve como el líquido parece de hielo hielo o discurre muy lentamente, aunque percibe correctamente la dirección del movimiento. En la acromatopsia los pacientes pierden la percepción del color debido a lesiones del lóbulo occipital ventral y cambio de la circunvolución fusiforme. La percepción La percepción del cambio de color puede ser reconocida, mientras que la visión del color permanece invariable. Alucinaciones visuales complejas. Derivan de lesiones en el lóbulo temporal, lóbulo occipital y parietal (áreas de asociación visual). Las imágenes aparecen en movi-
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mal de los tonos. En un mismo paciente puede coexistir la agnosia verbal y no verbal. Sucede en lesiones de los lóbulos temporal derecho y parietal. La amusia amusia es es un fenómeno similar respecto a la apreciación de la música.
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