i
introducción
El Nuevo Testamento no reemplaza al Antiguo. La predicación de Jesús no suprime las ¡ulvciiciu-i de los profetas. El amor no viene a reemplazar la justicia. La salvación prometida al pueblo ¡uilln "S es sustituida por una «salvación de las almas», sino que el Evangelio se da como verdad liberadora m!" reorienta la historia y empuja todas las civilizaciones hacia una meta que es la reunión y reconcilí'ació'i de todas las fuerzas del mundo en torno a Cristo. ' ' Una sola es la Biblia, con sus dos Testamentos, y también una sola es la Salvación, espiritual y ma terial, de las personas, de la humanidad y del universo.
ALGUNAS FECHAS DEL NUEVO TESTAMENTO 35 • Herodes, nombrado rey por los romanos, elimina a los asmoneos y asesina al Sumo Sacer a. de C. dote Aristóbulo, su cuñado: en adelante los Sumos Sacerdotes son creaturas del poder" 19 • Herodes inicia la reconstrucción del Templo. 8 • Censo romano (Le 2,1) que origina la rebelión de Judas el Galileo (He 5.37) y de los zelotes 6 • Año probable del nacimiento de Jesús, pues al calcular el comienzo de la era cristiana hubo un error de seis años. 4 • Muerte de Herodes (Mt 2,19). Su hijo Arquelao parte a Roma para ser nombrado rey, p e r o recibe solamente Judea. Las otras provincias se encargan a tetrarcas (Le 3,2 y 23 7\ 6
• El
emperador Augusto reemplaza Arquelao por un procurador romano. En Galilea, terrorismo zelota y represión. • En Roma, Tiberio emperador. • Poncio Pilato llega a Judea como procurador. • Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande, se casa con Herodías, esposa de su herniano. • Al otoño, predicación de Juan Bautista y comienzos del ministerio de Jesús (Le 3,2). • En la Pascua, Jesús está en Jerusalén (Jn 2,13 y 2,25). • Ejecución de Juan en la fortaleza de Maqueronte. • En vísperas de la Pascua, el viernes 7 de abril. Jesús es crucificado y resucita el día que sigue al sábado: ver al respecto con: Jn 12,1. • Muerte de Esteban y conversión de Pablo (He 7 y 9). • Herodes Agripa, rey de toda Palestina menos Judea. • Herodes hace matar a Santiago; Pedro, liberado (He 12). • El concilio de Jerusalén libera a los cristianos de la observación de la Lev y (He 15). • Segunda misión de Pablo. Con Galión en 52 (He 18,12). • Félix, procurador de Judea. • Tercera misión de Pablo. • En Roma, Nerón emperador. i • Santiago, hermano del Señor, al frente de la Iglesia de Jerusalén; Pablo es detenido en el Templo (He 22,18 y 27). • ¡Festus, procurador de Judea (He 24.27), • Pablo en Roma (He 28,17-31). • Santiago, apedreado por orden del Sumo Sacerdote Anán. • 1Incendio de Roma y persecución contra los cristianos. • Martirio de Pedro en Roma (¿o 67?). • Las primeras sublevaciones judías deciden a la comunidad de Jerusalén a refugiarse en Pela (Le 21,20-21). • Martirio de Pablo en Roma (¿o 64?). • 1 Empieza la guerra judía, que durará cuatro años (Le 21-22-24). •• Titus 1 toma Jerusalén: incendio del Templo (Le 21,6).
1. de C.
14 26 27 27 Pero ¿por qué hay un Nuevo testamento después del Antiguo? Sencillamente porque son dos partes de una misma historia, y las divide la cruz de Jesús En el Antiguo Testamento un pueblo se va formando, madura a través de sus experiencias y, después de haber esperado las mil y una cosas que buscan los hombres, entiende q u e solamente importa esperar y buscar el Reino de Justicia en que los hombres serán hechos nuevos. Cuando leemos la Historia Sagrada, le vemos un sentido y discernimos las etapas v los hombres claves. Israel descubre los grandes valores de la existencia y de la vida social Entendemos por qué debieron pasar tantos siglos antes de que supieran del más allá de la muerte. Comprendemos por qué la prosperidad del antiguo reino de Israel no podía durar y era necesario que el pueblo de Dios ganara en lucidez e interioridad lo que perdía en poderío y glorias terrenales. Vemos por qué, después de tantos salvadores, les llegó el único Salvador en el momento en que atravesaban una última crisis con la opresión romana y la radicalizaron de las corrientes políticas. Entonces el mensaje de Jesús fue para ellos un llamado a superar todo lo estrecho de su nacionalismo y fanatismo para encontrar el conocimiento verdadero y el Reino de Dios. La historia de Israel debía desembocar en un pueblo universal de Dios, rico con la presencia del Padre y una práctica de la no-violencia, capaz de superar divisiones y opresiones. Y sabemos que, por no haber acogido el mensaje de Jesús, la nación judía se quebró en pocos años: fin de un mundo y ruptura de un destino. El pueblo judío, que no creyó en Jesús, no por eso perdió su vocación divina. Siguió siendo un pueblo diferente a todos los demás, consciente de ser el Servidor del Dios Único para salvación de todas las razas. La Biblia Antigua, que guardaba fielmente, se prolongó en una tradición viva que le permitió jugar un papel histórico, sin medida con su pequenez, como portador de la Verdad divina y de sus exigencias de justicia. Pero también estaban aquellos que habían creído. El fracaso de la evangelización de los judíos en Palestina era una razón más para que se anunciara el Evangelio a los otros pueblos y, en pocos años, la Iglesia empezó a difundirse por todo el mundo entonces conocido, es decir, las naciones del Imperio greco-romano. Si bien en los primeros años fue sentimiento común de los cristianos que, dentro de muy poco tiempo, el mensaje alcanzaría los extremos de la tierra y Jesús volvería glorioso para juzgar, esta ilusión se desvaneció desde los años 70: la historia, a lo mejor, se alargaría más de lo previsible y la Iglesia empezaba un largo caminar. Fue entonces cuando las comunidades cristianas se preocuparon por reunir los escritos que contenían la predicación de los apóstoles y recordaban las experiencias fundamentales de los primeros creyentes. La Iglesia fue la que reconoció aquellos libros que expresaban su fe, tal como la había recibido de los apóstoles, y descartó a otros, muy recomendables, pero que no le parecieron portadores del mensaje más fundamental y más universal de la fe.
28 29 30 36 37 44 49 50 52 53-58
58 58 60 61-63
62 64 64 66 67 67 70
COMO NACIERON LOS EVANGELIOS Los cuatro evangelios
especial, de los evangelios, ya sean en castellano, en inglés, en quetchuá o cualquier otro idioma, son Tan lejos como se remonte en la historia de la traducciones de un primer texto escrito en griego. Iglesia, es un hecho indiscutible que ésta se refería Este texto nos ha sido transmitido por los manusa cuatro Evangelios, atribuidos a Mateo, a Marcos, critos antiguos que se copiaron cierto número de vea Lucas y a Juan, y que son los nuestros. Todas las ees a través de los siglos, hasta que, con la invenactuales publicaciones del Nuevo Testamento y, en ción de la imprenta, se pudo fijar el texto.
introducción
2
I .os copistas de manuscritos no dejaron de cometer algunos errores. Comparando los variados manuscritos, agrupados en familias según sus divergencias y su origen, los críticos pueden remontar a los textos originales que la Iglesia católica reconoció como expresión de la fe apostólica —y como palabra de Dios—. Pero ¿quién escribió estos primeros evangelios y a partir de qué datos?
y ya usaban la Biblia traducida al griego, llamada Versión de los LXX. ¿Cuáles fueron los intermediarios entre Jesús (y los apóstoles) que se expresaban habitualmente en arameo, y nuestros evangelios redactados en griego? Es imposible contestar esta pregunta sin entrar en un sinnúmero de problemas muy complejos sobre los cuales los biblistas siguen divididos.
La Tradición de los Apóstoles
Los Evangelios sinópticos
Sabemos que Jesús murió siendo todavía joven y murió sin haber escrito nada. Pero Jesús había dedicado la mayor parte de su tiempo a formar estos doce apóstoles que había escogido. Convivían con él. como hacían los discípulos de los maestros judíos. Jesús les hacía memorizar su enseñanza. Más que multiplicar los discursos, había repetido de mil maneras las verdades esenciales. Los apóstoles tenían grabadas en la memoria una serie de instrucciones del Maestro, además de los hechos que habían presenciado. Y no podemos dudar que desde los días de Pentecostés se preocuparon por dar forma a estas instrucciones de Jesús que iban a ser la catequesis de la Iglesia primitiva. Llamamos tradición de los apóstoles al conjunto de hechos y enseñanzas de Jesús que los apóstoles predicaron y comentaron para dar a conocer la persona y la obra de Jesús, Mesías de los judíos y Salvador de toda la humanidad. Hijo de Dios venido de Dios y resucitado. Como dijimos en otros lugares, todo lo que sabemos de Jesús lo recibimos de sus apóstoles. Por supuesto que nos gustaría conocer las mismas palabras de Jesús, tales como se pudieron escuchar, pero la fe de la Iglesia considera que solamente los apóstoles fueron sus testigos auténticos y lo entendieron como Dios quería que fuera entendido y creído. Es palabra de Dios no solamente lo que dijo Jesús y lo que ellos escucharon, sino también lo que nos dijeron de Jesús. Del arameo de Jesús al griego del Evangelio Jesús y sus contemporáneos hablaban el arameo, idioma que, desde la vuelta del Destierro, había sustituido al hebreo en Palestina para el uso corriente, 111 hebreo, sin embargo, seguía enseñado y aun hablado. Muchos judíos lo entendían y los escritos religiosos se redactaban a menudo en ese idioma. Precisemos que hebreo y arameo son dos idiomas bastante parecidos que pertenecen a la misma familia de las lenguas semíticas. El griego, en cambio, era el idioma usado en todos los países del Imperio romano para el comercio y la vida urbana. Como el inglés en nuestros días, permitía la comunicación entre los pueblos tan diversos unificados bajo la autoridad y la ley romana. Hasta en Palestina, buen número de judíos lo entendían. El latín, en cambio, idioma de los romanos, no se usaba fuera de la administración. Los judíos, tan numerosos en todas las ciudades grandes del Imperio romano, y los cristianos, que se iban a multiplicar en los mismos lugares, hablaban griego
Un hecho se impone a primera lectura: los tres primeros evangelios, de Mateo, de Marcos y de Lucas, se parecen en muchos pasajes, cuenta los mismos hechos, a menudo en el mismo orden. Por eso los llamamos evangelios sinópticos, lo que significa que podríamos disponerlos en tres columnas yuxtapuestas para comparar sus tres maneras de contar el mismo hecho con palabras bastante parecidas. Son tantas las semejanzas y también tantas las divergencias que. hasta el momento, no ha sido posible explica/ a la vez las unas y las otras. Por otra parte, es fácil ver que Mateo. Marcos y Lucas se ajustan a las necesidades básicas de la catequesis. Su propósito era dar de Jesús un conocimiento sufiente para apoyar la enseñanza oral transmitida en la Iglesia por los apóstoles, los profetas y los maestros, y para afirmar la fe de los principiantes. Juan, en cambio, quiere llevarnos a un conocimiento más profundo de la persona de Jesús y precisar las bases y las formas de la experiencia cristiana auténtica. Por estas razones, empezaremos hablando de los sinópticos. El origen, los autores y las fechas de los evangelios sinópticos Solamente podemos proporcionar algunos datos respecto de esos interrogantes, tomando en cuenta que los estudios modernos han renovado profúndam e l e lo que se creía seguro hace pocos años atrás. a) Los evangelios sinópticos son traducciones al griego de textos más antiguos redactados a lo mejor en hebreo. Cada día se tienen más argumentos para pensar que los evangelios de Mateo y Marcos fueron redactados primero en un idioma semítico, que podría ser el arameo, pero mucho más probablemente el hebreo. Estos originales hebreos de los evangelios se redactaron en las comunidades cristianas de Palestina y para el uso de éstas en los primeros años de la Iglesia. Posteriormente, fueron traducidos al griego, con tanta preocupación por no traicionar su sentido que el traductor conservó hasta los modismos hebreos, con el riesgo de que su estilo fuera más pesado y más difícil de entender para un lector griego. También Lucas tradujo originales hebreos, de los que el más importante había sido la base del evangelio de Mateo. Pero no se conformó con traducir esos originales, sino que tomó alguna libertad en la manera de componerlos.
introducción
3 b) El testimonio de los antiguos autores cristianos En el año 110, Papías de Hierápolis (cerca de Efeso) escribía: «Marcos, intérprete de Pedro, escribió con exactitud, pero no en forma ordenada, todo lo que recordaba de los dichos y hechos del Señor. Acompañaba a Pedro que enseñaba según la necesidad del momento, no en forma de composición, y no cometió errores insertando ahí algunas cosas según las recordaba. Mateo juntó en hebreo los Dichos del Señor y cada uno en adelante los tradujo según su capacidad.» En el año 185. el obispo y mártir San heneo escribía: «Mateo publicó un evangelio entre los hebreos v en el idioma de ellos, mientras que Pedro y Pablo salían a evangelizar a Roma y a fundar la Iglesia. Después de su partida, Marcos, discípulo y traductor de Pedro, puso por escrito la predicación de Pedro. También Lucas, compañero de Pablo, hizo un libro con el evangelio predicado por éste.» Estos datos antiguos, a los que deberíamos añadir muchos otros, posteriores, muy despreciados por gran número de biblistas modernos, han vuelto a ser considerados como datos de gran valor histórico. c) Fecha de composición de los evangelios sinópticos En cuanto a las fechas, la mayoría de los biblistas de años anteriores, impulsados por consideraciones a menudo subjetivas, afirmaban que Marcos se había redactado en el año 70, Mateo y Lucas en los años 80-85. Estudios más recientes han traído la prueba de que estas fechas tan tardías eran difíciles de mantener y no se apoyaban en argumentos sólidos. Al contrario, muchas razones invitan a pensar que los evangelios de Marcos y Mateo se redactaron en hebreo en los años 40-50. Lucas debió de componer su evangelio en griego en los años 50-60 y, poco después de él, a lo más tarde en los años 60-63, Mateo y Marcos fueron traducidos al griego. Dos textos de Pablo, desgraciadamente poco claros, podrían confirmar estas fechas: 2 Cor 8,18 y 2 Cor 3,14, refiriéndose posiblemente el primero al Evangelio de Lucas. Marcos, Mateo y Lucas: Las dos FuentesSe sabe que el evangelio de Marcos es mucho más corto que el de Mateo o de Lucas, pero es fácil averiguar que casi todos los hechos contados en este evangelio están también en Mateo y Lucas. Por otra parte, los evangelios de Mateo y de Lucas tienen en común algunos hechos y muchas pa-
labras de Jesús que no están en Marcos. En I .UCIIH los encontramos principalmente en los capítulos 9,52 a 18.14, donde vienen en forma seguida, mientras que los mismos párrafos están dispersos a lo largo de Mateo. Por eso muchos hablan de Dos Fuentes principales de los tres sinópticos. La primera correspondía más o menos al Evangelio de Marcos, y los otros habrían utilizado y copiado Marcos o su patrón. La otra debía reunir más que todo palabras de Jesús, y la utilizaron tanto Mateo como Lucas, aunque posiblemente contenía mucho más de lo que ellos sacaron de ella. Esta segunda fuente es llamada habitualmente Fuente Q, o Los Dichos del Señor, pero no se ha conservado. El apóstol Mateo, sin lugar a dudas, escribió un «Evangelio», pero en hebreo y para los hebreos, o sea, para los judíos de Palestina que se habían convertido a Cristo. Pero no se sabe si fueron su obra los Dichos del Señor, o la composición de esos Dichos con el evangelio de Marcos. Más tarde esa composición fue traducida al griego, como en el año 60. Lucas, por su parte, colocó los Dichos del Señor entre las dos partes del Evangelio de Marcos. Este distinguía los hechos de Jesús en Galilea (Me 1-10) y los hechos de Jesús en Jerusalén antes de su Pasión (11-16). Lucas puso en medio un viaje de Jesús a Jerusalén (Le 9.51-18,14) en que ubican esos Dichos. Lucas era griego y escribía para griegos. No reprodujo los párrafos del evangelio que se referían a leyes y costumbres judías poco entendibles para sus lectores (Me 7,8; 9,11) o que podían herir su sensibilidad (Me 8,31; 9,43; 11,11). Como buen griego, eliminó todas las repeticiones, tan preciadas de los judíos, o los episodios que se parecían demasiado a otros ya narrados (Me 8,22; 14,3). Y dio al Evangelio introducción y conclusión propias. El Evangelio de Juan En el Evangelio de Juan se reconocen fragmentos de un Evangelio antiguo tan sencillo como es el de Marcos, con más hechos que palabras de Jesús, que se dirigía a lo mejor a las comunidades cristianas de Samaría, y estaba redactado en arameo. Pero ésta no fue más que la base a partir de la cual Juan desarrolló esos amplios discursos de Jesús que muestran su salvación transformando al hombre y renovando la creación. Ahí se manifiesta el miste-, rio de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, y la comunicación íntima de Dios con el hombre mediante la vida comunitaria y los sacramentos de la Iglesia. Este Evangelio se publicó solamente después de la muerte de Juan, como en el año 95.
¿PODEMOS CREER LO QUE DICE EL EVANGELIO? 1.
No tomar todo al pie de la letra
Lo anterior basta para que entendamos lo siguiente: — En el Evangelio no se encuentran todos los hechos y palabras de Jesús.
— Al relatar las palabras de Jesús, los evangelistas las expresan cada cual a su manera y las adaptan para mejor comprensión de sus lectores. — Los hechos no están siempre en el orden en que sucedieron y pueden mezclarse en un mis-
Introducción mo párrafo cosas que Jesús dijo en diferentes circunstancias. No podemos, pues, encontrar en el Evangelio una «fotografía» de Jesús o una «grabación» de sus palabras. Pero esto fio significa de ninguna manera que no podamos creer el testimonio de los evangelistas. 2.
El lugar único del Evangelio en la literatura
El Evangelio es una creación excepcional y única dentro de la literatura de todos los tiempos. Cualquier comparación con otro escrito de su tiempo, ya sea cristiano o de otra religión, hace resaltar un contraste impresionante. Por una parte, la sencillez y la voluntad de ser sobrio; por otra, lo fabuloso, lo enredado, lo «no aterrizado». Un filósofo moderno, no creyente, se admiraba de que no hubiera más milagros en el Evangelio. El Evangelio lleva en sí mismo la garantía de su autenticidad. Tomando en cuenta las precisiones que damos en el párrafo anterior, la crítica moderna no ha podido encontrar falsedad en el Evangelio, a pesar de que, desde ya un siglo, ha sido pasado a la lupa y sometido a un sinnúmero de exámenes, como no se ha hecho para ningún otro libro. 3.
Los que dudan
Son muchos, sin embargo, los que ponen en duda el testimonio de los evangelios. A veces, porque piensan ver en ellos algunas contradicciones. Más habitualmente, porque les parece imposible aceptar los milagros. Incluso entre los creyentes que estudian los evangelios, no faltan los que se quedan muy reservados respecto de su valor histórico cuando nos hablan de las intervenciones de Dios en favor de Jesús. Esto se debe, tal vez, a que dichos estudiosos pertenecen habitualmente a ambientes y países acomodados, formados en una cultura «cientista» que solamente cuenta con los recursos humanos para solucionar todos los problemas. Ahí poco se espera de Dios y tampoco él multiplica sus milagros. Entonces hacen el razonamiento siguiente: Si ahora no puedo ver cosas parecidas a las del Evangelio, ¿cómo voy a creer que sucedieron entonces? Todo sería diferente si participaran en una Iglesia pobre y fueran testigos de las constantes intervenciones de Dios en favor de los que solamente esperan en él. 4.
Algunas objeciones Por eso se aferran a tres argumentos en especial'. — Los evangelios no se escribieron de una vez, sino que reúnen testimonios de varios testigos: son una literatura popular en la que se puede encontrar todo, menos la certeza histórica. — Los evangelios fueron al comienzo escritos destinados a la catequesis y enseñanza del pueblo cristiano: los hechos que cuentan están orientados para apoyar la enseñanza que
4 se da. No preguntemos si realmente Jesús caminó sobre el mar: el hecho se cuenta para mostrar que Jesús tiene poder divino. — Los evangelios se escribieron muchos años después de la muerte de Jesús, cuando la imaginación popular ya había aureolado su persona y cuando la Iglesia ya había adaptado su mensaje para las necesidades de su gente. Por tanto, no nos dan a conocer la realidad de Jesús, sino la fe de la Iglesia del primer siglo. Pero, ¿y los apóstoles? Ellos habían sido los testigos de Jesús, y su función era la de quedar sus testigos oficiales dentro de la Iglesia. Ellos sabían lo que había realmente sucedido, ¿y callaban mientras la gente deformaba la historia de Jesús? La garantía del Evangelio está en la misma estructura de la Iglesia Católica, que nunca fue un grupo espontáneo de creyentes, llevado por los entusiasmos y el oportunismo. Desde el comienzo, fue un grupo organizado, con una jerarquía respetada, que tenía la última palabra en cuestiones de fe y de tradiciones. Los 4 evangelios no fueron una creación popular a partir de leyendas, de palabras escuchadas y deformadas, de milagros en parte inventados para justificar lo que se decía de Jesús. Los evangelios han salido de la tradición de ios apóstoles, y la Iglesia los retuvo porque reconocía en ellos esta tradición. En esos años y en el siglo siguiente, se escribieron otros «evangelios»: «Evangelio de Pedro», «Evangelio de Tomás», «Evangelio de Nicodemo», «Protoevangelio de Santiago». Pero la Iglesia no les dio crédito, por ver en ellos hechos fabulosos o con orientaciones teológicas que no se ajustaban a la enseñanza recibida de los apóstoles. El hecho de que los evangelios se escribieron para la catequesis no significa que la historia fue adulterada «para mejor convencer a los oyentes». ¡Como si los hechos no fueran suficientes para hablar a los que saben entender! Y los apóstoles de Jesús, formados por él, ¿no iban a tener la honradez elemental para respetar la verdad? Se ha dado mucha importancia a los moldes literarios que se usan para contar los hechos. Como varios milagros se cuentan conforme al mismo esquema, algunos estudiosos concluyen que todo es ficticio. ¿No sería más sencillo pensar que los hechos y milagros se contaron conforme a ciertos moldes que permitían enseñarlos y memorizarlos con más facilidad? Otro caso típico es el de la Anunciación a María. 'Lucas la relata imitando páginas antiguas referentes al nacimiento de Ismael y Sansón. Algunas personas se apresuran a decir: puesto que Lucas imitó el estilo de relatos legendarios, es que también su relato es leyenda; la virginidad de María y el anunció del ángel no son más que ficción y solamente pretenden celebrar la divinidad de Cristo. ¿Por qué buscar explicaciones tan extrañas? Lucas y sus contemporáneos tenían estas páginas antiguas por históricas: imitó su estilo para recalcar que también el nacimiento de Jesús se inscribía en la Historia Sagrada. Lucas contó los hechos que fundaban su propia fe; si estos hechos no hubieran sucedido, tampoco él habría creído.
mateo 1
mateo 2
7 13
EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO ¿Quién era Mateo, llamado también Leví? Lo dice el Evangelio: ver Mt 9,9 y Me 2,13. El propósito del Evangelio de Mateo fue de presentar la enseñanza de Jesús en forma ordenada. Suprimió los detalles cuando relataba los hechos; en cambio, realzó las palabras de Jesús. Se notan cinco partes: cada una de ellas empieza con hechos de Jesús y termina con un discurso. Estos cinco discursos son: — — — — —
el Sermón en el Monte: cap. 5-7; la instrucción a los Misioneros: cap. 10; las Parábolas del Reino: cap. 13; las palabras sobre la Convivencia en la Iglesia: cap. 18; el Porvenir de la Iglesia: cap. 23-25.
Mateo introdujo su Evangelio con unos relatos de la infancia de Jesús. Ahí nos encontramos con un estilo muy particular: es una forma de literatura entonces muy apreciada de los judíos, en que es difícil distinguir lo que es historia y lo que es forma figurada de expresarse (los Magos, por ejemplo). El Evangelio de Mateo se escribió para el uso de comunidades cristianas en que eran numerosos los creyentes de origen judío. Por eso insiste en que Jesús cumple las profecías de la Biblia (Mt 4,14; 8,17; 12,17...). También vuelve a menudo sobre el tema siguiente: el Reino de Dios ha sido predicado a los judíos, pero Jesús sabía que iban a rechazarlo y que, debido a esto, la Iglesia se dirigiría a los pueblos paganos. El Evangelio de Mateo ve en Jesús el Maestro de la humanidad. Sus parábolas y sus discursos nos enseñan un camino de perfección y dan la pauta para nuestra convivencia en una Iglesia pobre e igualitaria. No comentamos aquí muchas páginas que se encuentran casi idénticas en Marcos y tienen allí su comentario.
LC 3,23 Los antepasados de Jesús
O
1 Crón 1,34 2,4 Gen 38,29 Rut 4,13
i Estos fueron los antepasados de 1 Jesús, hijo de David e hijo de
Abraham. 2 Abraham fue padre de Isaac, y éste de Jacob. Jacob fue padre de Judá y de sus hermanos. 3 De la unión de Judá y de Tamar nacieron Farés y Zera. Farés fue padre de Esrón. 4 Luego encontramos a Aram, Aminadab, Naasón y Salmón. 5 Salmón fue padre de Booz y Rahab fue la madre. Booz y Rut fueron padres de O El Salvador ha brotado de nuestra tierra y de la raza escogida (Is 45,8). Esta lista contiene 42 nombres, ordenados en tres series de catorce, cifra simbólica: no es una lista completa. Jesús es hijo de Abraham, padre de los creyentes, a quien Dios prometió que todas las naciones se reunirían en tomo a su raza. La primera serie de nombres están en Rut 4,18. Jesús es hijo de David, como debía de ser el Salvador prometido a Israel. Los reyes hijos de David ocupan un lugar en la Historia Sagrada. Unos dejaron un buen recuerdo, otjo fueron pésimos. Luego, referente a los descendientes de Zorobabel (Esdras 3 y 4), la Biblia no dice nada. Esta lista llega hasta José, que solamente fue padre adoptivo de Jesús (v. 17). Pero esto era suficiente para que Jesús fuera considerado, como José, hijo de David. Cuatro mujeres se nombran, mencionadas las cuatro en la Biblia. Tamar (Gen 38), que dio todo para no perder las bendiciones divinas. Rahab, una prostituta extranjera que la Biblia elogia (Josué 2). Rut otra extranjera de vida ejemplar.
Obed. 6 Obed fue padre de Jesé y éste del rey David. David y la que había sido esposa de Urías 2 sa.r 12 fueron los padres de Salomón. 7 Salomón fue padre de Roboam, que fue padre de Abías, y luego vienen los reyes Asá, 8 Josafat, Joram, Ocias, 9 Joatán, Ajaz, Ezequfas, 10 Manases, Amón y Josías. 11 Josías fue padre de Jeconías y de sus hermanos, en tiempo del destierro a Ba- 2R2>A2 bilonia. 12 Y, después del destierro a Babilonia, Jeconías fue padre de Salatiel y éste de Zorobabel. La viuda de Urías, la bella Betsabé, compartió el pecado de David. Todo esto nos anuncia discretamente al que vino a salvar a los pecadores y para abrir el reino de Israel a las muchedumbres venidas de los demás pueblos. Esta nómina representa la herencia que José transmitió a Jesús. Jesús se arraiga en la humanidad al cabo de siglos de una historia marcada por el pecado y también por la esperanza. En la venida del Salvador culmina la larga y lenta promoción del pueblo judío. Entendamos que todos somos solidarios de Cristo por la sangre, antes de serlo por la fe. La historia de nuestro tiempo, tanto como la vida de cada familia, prepara la segunda venida de Cristo. Estos fueron los antepasados... Traducimos libremente el texto que dice: £síe es el libro de los orígenes de Jesús... Esta expresión solemne, inspirada por Gen 2,4 y 5,1, da a entender que Jesús abre una nueva época de la historia: el Muevo Testamento.
A continuación vienen Abiud, Eliacim, Azor, i^Sadoc, Aquim, Eliud, ^E\eazar, Matan y Jacob. 16 Jacob fue padre de José, esposo de María, y de María nació Jesús, llamado también Cristo. 17 De modo que las generaciones desde Abraham a David son catorce, catorce las de David hasta el destierro de Babilonia y catorce desde este destierro jiasta Cristo. Jesús nace de una madre virgen (Le 1,27)
^> is El nacimiento de Jesucristo fue así. Su madre María estaba comprometida con José. Pero, antes de que vivieran juntos, quedó esperando por obra del Espíritu Santo. 19 José, su esposo, era un hombre excelente y, no queriendo desacreditarla, pensó firmarle en secreto un acta de divorcio. 20 Estaba pensando en esto, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, descendiente de David, no temas llevar a tu casa a María, tu esposa, porque la criatura que espera es obra del Espíritu Santo. <0 «Frases escuetas, casi tímidas, no osan deshojar el misterio de María, la mujer Virgen a través de la cual la vida de la tierra sube hasta Dios para ofrecerse como un obsequio. Un enviado atraviesa la noche y dialoga con palabras calladas. Sugerencia de un mundo abierto a presencias activas de Dios.» Respecto a la virginidad de María, ver comentario de Lc 1,26. María está comprometida. En el pueblo judío esta situación daba prácticamente los derechos del matrimonio, especialmente los de la vida conyugal Solamente que la mujer seguía viviendo en casa de su padre y bajo su autoridad. La sociedad judía era tremendamente machisla. Una mujer debía pertenecer a un hombre, ya fuera de su padre, su esposo o su hijo. María ya es esposa de José, pero él no dispone totalmente de ella hasta que la reciba en su casa (v. 20 y 24). La inmensa mayoría de los que interiorizaron la actitud de María, llegan a la conclusión de que desde siempre se había reservado para Dios. Pero una tal decisión, tan frecuente en ambientes profundamente cristianos, era inaudita en un ambiente judío. Y si Dios había inspirado a María, ella debía haber encontrado un hombre que, respetando su virginidad, le diera una situación legal de casada. Si la virginidad de María era cosa muy rara, no lo era tanto que José entrara en ese camino de castidad, pues sabemos que, en aquellos años, varios judíos del grupo de los esenios vivían en unos como conventos en lugares apartados y practicaban la castidad, esperando la venida del Salvador. En eso, José no había de ser un obstáculo para María, sino más bien un apoyo. José pensó firmarle en secreto un acta de divorcio. El Evangelio nos dice que lo hacía, conforme a la Ley (Dt 24,1) para no desacreditarla, pero no aclara las razones por las cuales quería separarse de ella: — Tal vez porque, al verla embarazada, sospecha algo misterioso y, porque María no se lo comunicó, no tiene otra solución que renunciar a ella.
21 Y dará a luz un hijo, al que pondrás el i nombre de Jesús, porque él salvará a su f¡ \ l pueblo de sus pecados. 2 2 Todo esto ha pasado para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: 23 Sepan que una virgen concebirá y dará is 7.14 a luz un hijo y ios hombres lo llamarán Emanuei, que significa: Dios-con-nosotros.» 24 Con esto, al despertarse José, hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado y recibió en su casa a su esposa. 25 Y sin que tuvieran relaciones dio a luz un hijo al que José puso el nombre de Lc ui
Del Oriente vienen unos Magos p 1 Habiendo nacido Jesús en Belén * de Judá, durante el reinado de Herodes, vinieron unos Magos de Oriente a Jerusalén, 2 y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?, porque hemos visto su estrella en Oriente y venimos mm 24.17 a adorarlo.» 3 Herodes y todo Jerusalén quedaron muy intranquilos por la noticia. 4 Reunió a — Tal vez porque ha aprendido de María lo que le sucedió y piensa que no debe estorbar una obra tan grande. En el primer caso, es difícil pensar que se haya detenido en las dudas respecto a su fidelidad: ni ella ni él eran de los que pueden traicionar, y él lo sabía. En el segundo caso, según algunos biblistas, la frase debería traducirse: Si bien ¡a criatura que concibió procede del Espíritu Santo, tú eres e¡ que pondrás el nombre de Jesús al hijo que le va a nacer. En realidad, la intervención del ángel no es tanto para dar la explicación del embarazo de María (la criatura es obra del Espíritu Santo), como para indicar a José el papel que le corresponde en el plan de Dios: Tú le pondrás el nombre de Jesús; o sea, tú lo recibirás como hijo tuyo. José, descendiente de David. Los profetas afirmaban que el Salvador sería un descendiente del rey David, de la tribu de Judá. Muy posiblemente María no pertenecía a dicha tribu, sino que era, como su prima Isabel, de una familia de sacerdotes (Lc 1,5), o sea, de la tribu de Leví. Dios ha dispuesto que, gracias a José, descendiente de David y padre adoptivo del niño, se realizarían las profecías: Isaías 7,14. Le pondrás el nombre de Jesús. Jesús es la forma castellana de Jechuá, nombre que significaba Salvador. ¡Cuántos varones se quedan en la duda al terminar esta página! ¡Si ni siquiera Dios puede prescindir de ellos!... Pero precisamente se trata de esto. No cabe lugar para dos padres, porque Jesús, que nace de María, en el tiempo, es el propio Hijo Único del Padre, nacido de Dios desde la eternidad. Milagro hay, por supuesto, pero los que tienen algún conocimiento de las investigaciones actuales en biología saben que este milagro no tiene nada de antinatural. • Para entender bien este capitulo 2 de Mateo, debemos saber que pertenece a un tipo de literatura muy en boga entre los judíos de aquel tiempo, en que la historia se mezclaba a la ficción, y que pretende antes que nada enseñarnos mediante fíguras.
mateo 2 todos los sacerdotes principales y a los maestros de la Ley para preguntarles dónjn 7,42 de debía nacer el Cristo. 5 Ellos le contestaron que en Belén de Judá, ya que así lo anunció el profeta que escribió: 6 Belén en la tierra de Judá, tú no eres el , más pequeño entre los principales pueblos m5 2 s 5Í2 <¡e Judá, porque de ti saldrá un jefe, el pastor de mi pueblo, Israel. 7 Herodes, entonces, llamó privadamente a los magos para saber la fecha exacta €n que se les había aparecido la estrella. 8 Encaminándolos a Belén les dijo: «Vayan y averigüen bien lo que se refiere a este niño. Cuando lo hayan encontrado avísenme para ir yo también a adorarlo.» 9 Después de esta entrevista, los magos prosiguieron su camino. La estrella que habían visto en Oriente iba delante de ellos, hasta que se paró sobre el lugar en que es-' taba el niño. 10A1 ver la estrella se alegraron mucho, y, habiendo entrado en la casa, 11 hallaron al niño que estaba con María, su LC 2.16 madre. Se postraron para adorarlo y, fsal6o2i-6 abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. 12 Luego regresaron a su país por otro 2,22 camino, porque se les avisó en sueños que no volvieran donde Herodes. La huida a Egipto O 13 Después que partieron los Magos, 2,'w el Ángel del Señor se le apareció en sueLos Magos no eran reyes, sino adivinos y sacerdotes de una religión pagana. Así, pues, mientras los sacerdotes de Jos judíos, jefes del pueblo de Dios, no reciben aviso del nacimiento de Jesús, Dios lo participa a algunos de esos amigos suyos que están muy lejos de la fe verdadera. Esta lección vale para todos los tiempos: Jesús es el Salvador de todos los hombres y no solamente de los que se ubican en su Iglesia. Asi Dios sabe hablar a todos los hombres por medio de los acontecimientos y de sus propios ideales, que los guían a manera de estrellas. ¿Cómo descubrirá a Cristo el que no busca la verdad, la justicia, el perdón? O Al narrar la matanza de los inocentes y la huida a Egipto, Mateo cita dos palabras de los profetas Oseas y Jeremías referentes a las pruebas que soportó el pueblo de Dios en el pasado. Jesús ha de vivir en el destierro y en la angustia, como sus antepasados. Empieza la persecución cuando nace, y lo acompañará hasta la muerte. ¡Cuántos inocentes, han sido muertos a lo largo de la historial No es que los olvide Dios: les envía un Salvador crucificado que les abrirá las puertas del Paraíso. Herodes es el modelo de muchos gobiernos más celosos de su poder que deseosos de servir. Pero los enemigos del Evangelio, por más que derramen la sangre inocente, no pueden ahogar a la Iglesia ni contrarrestar los planes de Dios. + Tendría Jesús dos años cuando José volvió a Nazaret, su patria. En este pueblo Jesús va a vivir treinta años traba-
8 ños a José y le dijo: «Levántate, toma el niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes buscará al niño para matarlo.» 14 José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre y se retiró a Egipto. 15 Permaneció allí hasta la muerte de Herodes. De este modo se cumplió lo que había dicho el Señor por boca del profeta: Yo llamé de Egipto a mi hijo. os ;• 1 16 Entre tanto Herodes, al ver que los Magos lo habían engañado, se enojó muchísimo y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y sus alrededores, de acuerdo con los datos que le habían proporcionado los Magos. 17 Entonces se vio realizado lo que anunció el profeta Jeremías: 1 8 En Rama se oyeron gritos, grandes sollozos y lamentos. Es Raquel que no quiere consolarse porque llora a sus hijos muertos.
reinaba Arquelao en reemplazo de Herodes, su padre. Siguiendo un aviso que recibió en sueños, se retiró a Galilea 23 y fUe a vivir en ,,, un pueblo llamado Nazaret. Así había de fjl cumplirse lo que dijeron los profetas: Lo llamarán Nazoreo.
ne después de mí y más poderoso <|iie yti y ¿quién soy yo para sacarle el zapato?: lil los bautizará en el fuego o sea, en el soplo del Espíritu Santo. 12 El tiene en sus manos el harnero y limpiará su trigo, que guardará en sus bodegas; pero la paja la quemará en el fuego que no se apaga.»
Juan Bautista anuncia la venida de J e s ú s
Jesús recibe el bautismo de Juan
(Me 1,1 Lc3,l Jn 1,19)
(Me 1,9 Lc 3,21 Jn 1,29)
O i En ese tiempo se presentó Juan ^ ** Bautista en el desierto de Judea, 2 y proclamaba este mensaje: «Cambien su * Lis vida y su corazón, porque el Reino de los Cielos se ha acercado.» 3 De él hablaba el profeta Isaías al decir: «Escuchen ese grito 40 3 en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos.» 4 Juan vestía un manto de pelo de camello, con un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel de abeja silvestre. 5 Entonces iban a verlo los judíos de JeJ o s é y María vuelven a Nazaret rusalén, de Judea y de toda la región del Jordán. 6 Confesaban sus pecados y Juan + is Después de la muerte de Herodes, los bautizaba en el río Jordán. el Ángel del Señor se apareció en sueños 7 20 Al ver que muchos fariseos y saduceos a José, en Egipto. Le dijo: «Levántate y 23: 3 3 venían a bautizarse, les dijo: «Raza de víboregresa con el niño y su madre a la tierra EX 4,19 m\jl ras. ¿Acaso podrán escapar al castigo que de Israel, porque ya han muerto los que ¡••j se les viene encima? 8 Muestren, pues, los querían matar al niño.» E f 5,6 frutos de una sincera conversión, en vez de • 21 José, pues, se levantó, tomó al niño Ap 6,Í6 confiarse en que son los hijos de Abraham. 9 y a su madre, y se vino a la tierra de Israel. Yo les aseguro que Dios es capaz de sa22 Pero temió ir a Judea, sabiendo que allí j„ 8 33 car hijos de Abraham aun de estas piedras. non 4,'i2 io Fíjense que el hacha llega a la raíz. Ya esjando como artesano, mientras el mundo espera su salva7,19 tan cortando a todo árbol que no da buen ción-, pero, con su vida silenciosa totalmente ofrecida al Padre, ya está salvando al mundo. JS M'.S fruto y lo arrojan al fuego. " M i bautismo es bautismo de agua y • Lo llamarán Nazoreo. Mateo juega con las palabras nazareno (de Nazaret) y nazoreo, la cual se referia a grupos juíeM significa un cambio de vida. Pero otro vie-
díos que predicaban y bautizaban. Jesús era a la vez nazoreo (Jn 3,22-26) y nazareno. Toda esta historia figura de antemano la suerte trágica de Cristo: Salvador desconocido por los élites religiosos de los judíos (los sacerdotes de Jerusalén), perseguido por el poder, Jesús se dirigirá a las naciones paganas para darles el Evangelio (pues Galilea era considerada por los judíos como una provincia medio extr?njera y pagana: 4,15). Muchos se preguntan qué hizo Jesús entre los doce años, edad que tenía cuando se quedó en el Templo (Lc 2,41-51), y los treinta años, edad aproximada de Jesús cuando empezó su ministerio público. Incluso farsantes se autorizan de este silencio del Evangelio para imaginar que Jesús fue a ver a los brujos de India o que estuvo con los extraterrestres... No cuesta nada fabular. Conviene, primero, recordar que el Evangelio no es una «Vida de Jesús», o sea. una historia de él desde su nacimiento hasta la muerte. El Evangelio pretende solamente comunicamos los hechos más sobresalientes y las palabras con los cuales Jesús entregó al mundo su mensaje. Los primeros cristianos no preguntaban cómo era Jesús, si alto o macizo, rubio o moreno, ni cómo se había criado. Los primeros evangelios empezaban con el bautismo de Juan, que inició la predicación de Jesús: así lo vemos en Marcos
mateo 4
9
(Mc l,l)yJuan(Jnl,18). Posteriormente, Mateo y Lucas pusieron algo de su niñez que ayudaba a entender su mensaje y el secreto de su persona. Luego, leamos Mateo 13,54-56 si queremos comprobar que Jesús se crió en Nazaret La gente que se extraña de su actuación no dice: ¡Seguramente viene de otro planeta!, o: ¡Se lo habrán enseñado los sabios extranjeros!, sino: ¡Qué le pasa al carpintero después de tantos años que lo conocemos! Tercero, digamos que la palabra de Dios siempre es, al mismo tiempo, una palabra de hombre, ün profeta puede decir palabras de Dios por cuanto, como hombre, siente algo y ha experimentado fuertemente algo que quiere comunicar. Jesús habla las palabras de Dios porque, como hombre, tiene un conocimiento excepcional de lo que hay en el hombre (Jn 2,2). No fueron tiempo perdido los años de Nazaret Jesús interiorizó la cultura de su pueblo y los acontecimientos que afectaban su nación; experimentó el trabajo, las relaciones humanas, el sufrimiento, la opresión... Todo esto debía conocerlo él para que sus palabras tuvieran el peso de verdad que hoy todavía encontramos en ellas.
]>fi IIM 1U n H¿ ,Jjj
¡jj j •» «!«
!3 Por ese tiempo, vino Jesús, de Galilea al río Jordán, en busca de Juan para que lo bautizara, n Pero Juan se oponía, diciendo: «Yo soy el que necesito tu bautismo ¿y tú quieres que yo te bautice?» 15 Jesús le respondió: «Déjame hacer por el momento; porque es necesario que así cumplamos lo ordenado por Dios.» Entonces Juan Gaceptó. iscina vez bautizado, Jesús salió del río. De repente se le abrieron los Cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba como paloma y venía sobre él. ] 7 Y se oyó una voz celesn 1 tía! que decía: «Este es mi Hijo, el Amado; MÍ 12,18 éste es mi Elegido.» Jesús e s tentado en el desierto (Lc 4,1 Me 1,12)
A ] Luego el Espíritu Santo condujo | " a Jesús al desierto para que fuera ¡Hen 2,18 415 tentado por el diablo,!2 Y después de estar sin comer cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. 3 Entonces, se le acercó el tentador y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, ordena que esas 27,40 piedras se conviertan en pan.» 4 Pero Jesús respondió: «Dice la Escritura que el hom+
O Ver el comentario de Me 1,1 y de Lc 3. + Este suceso es comentado en el evangelio de Lucas (4,1-13). Antes de empezar su misión, Jesús venció al espíritu malo lejos de las muchedumbres, cuando aún era desconocido. En el desierto el demonio le hizo ver en forma clarísima que salvar al mundo con los medios que Dios nos propone era aparentemente emprender una obra insensata. Ordena que estas piedras se conviertan en pan. Jesús podría entusiasmar a la gente, darle un pan que no cueste y solucionar sus problemas económicos sin exigir la superación personal. Tírate de aquí para abajo. También Jesús podria cautivar admiradores por la abundancia de sus milagros. En realidad, vino para convertir los corazones, y no habrá más milagros de los que sean necesarios para quienes estén dispuestos a creer. Te daré todo esto si te hincas delante de mí. Ya que los hombres no quieren convertirse, Jesús podria decir que el menor mal es aceptar la realidad e imponerse con los re-
mateo 5 ó, e 3 bre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que safe de la boca de Dios.» 5 Después de esto, el diablo lo llevó a la is 52,1 Ciudad Santa, y lo puso en la parte más alta del Templo, 6 y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, 27,40 tírate de aquí para abajo. Puesto que la Escritura dice: Dios ordenará a sus ángeles sai 91,11 que te lleven en sus manos para que tus pies no tropiecen en piedra alguna.» 7 Je1 cí io,9 sus replicó: «Dice también la Escritura: No tentarás al Señor tu Dios.» 8 En seguida lo llevó el diablo a un cerro muy alto, le mostró todas las naciones del on 3,5 mundo con todas sus riquezas 9 y le dijo: Mí i!,26 *Te daré todo esto si te hincas delante de ' CAM'?O m * v m e a d° r a s -» 10 Entonces Jesús le res2Í8 pondió: «Aléjate de mí, Satanás, porque ot 613 dice la Escritura: Adorarás al Señor tu Dios, a él solo servirás.» i1 Entonces lo dejó el diablo y acercándose los ángeles se pusieron a servir a Jesús. (Me 1,14; Le 4,14) !2 Oyó Jesús que habían encarcelado a ' Juan, por lo que se alejó, volviendo a Galilea. 13 Allí, dejando la ciudad de Nazaret, fue a vivir a Cafamaún, cerca del lago, en los límites de Zabulón y Neftalí. 14 Así se cumplió lo que dijo el Profeta Isaías: J 5 «Oigan, territorios de Zabulón y Neftats 6,23 // y los de las orillas del Mar y de más allá del Jordán; escúchame, Galilea, tierra de Paganos. ÍGEI pueblo postrado en tinieblas acaba cursos buenos y malos de la política, es decir, pactar con el Malo. Jesús sale vencedor. Pero, también la Iglesia, después de él, encontrará estas tentaciones. Podrá estar tentada de dar a los hombres lo que ellos desean y no la salvación verdadera. Jesús nos enseña cómo hacemos fuertes contra los engaños del Malo, usando la Palabra de Dios. Estas tres tentaciones recuerdan las tres tentaciones del pueblo de Israel en el desierto (ver Ex 15,22 Ex 17,1 Ex 32). Empezaron a quejarse porque Dios los llevaba por un camino difícil: ¿qué he hecho yo para que Dios me trate así? Luego dudan: Dios ¿puede algo para nosotros? Y al final se apartaron de él para entregarse a un dios más humano. Ayunó cuarenta días y cuarenta noches: Ex 24,18 y 1 Re 19,8. Acercándose ¡os ángeles, ... Después de rechazar la tentación, Jesús encuentra una plenitud. Su corazón limpio le da acceso a un mundo espiritual que existe realmente, tal como los seres y las cosas que nos rodean, pero que escapa a la mirada del hombre. Ahí, siendo el Hijo de Dios, es rey, entre los espíritus servidores de su Padre (Heb 1). <0> Cambien su vida y su corazón. Pusimos estas palabras ahí donde suele traducirse-. Conviértanse. Porque la palabra convertirse significa: Tomar otro camino (comentario
10 de ver una luz grande; sobre los habitantes LC 1. de ¡a mortal oscuridad la luz amaneció.» O 17 Entonces fue cuando Jesús empezó a predicar. Y les decía: «Cambien su vida y su corazón, porque el Reino de los Cielos se ha acercado.» 18 Caminaba Jesús a orillas del lago de Lc5f Galilea y vio a dos hermanos: Simón, llamado después Pedro, y a Andrés, que echaban las redes al agua porque eran pescadores. 19 Jesús les dijo: «Síganme y los haré pescadores de hombres.» 20 Los dos dejaron inmediatamente las redes y empezaron a seguirlo. 21 Más allá vio a otros dos hermanos: Santiago y Juan, que con Zebedeo, su pa- 13-47 dre, estaban en su barca, zurciendo las redes. Jesús los llamó, 2 2 y ellos también dejaron la barca y al padre y empezaron a seguirlo. 23 Jesús recorría toda la Galilea enseñan- 9 do en las sinagogas. Predicaba la Buena Mc 1 Nueva del Reino y sanaba todas las dolencias y enfermedades de la gente. 2 4 Por eso se extendió su fama por toda Siria. MC 6, Le traían todos los enfermos, los aquejados por males y dolencias diversas, los endemoniados, lunáticos y paralíticos, y a todos los sanaba. 2 5 Lo seguía un gentío inmenso de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y del otro lado del Jordán. Las bienaventuranzas (Le 6)
C i Jesús, al ver a toda esa muche^ ** dumbre, subió al monte. Allí se de Mc 1,14), pero puede entenderse de mil maneras. En boca de Juan Bautista significaba: apártense de sus vicios. En boca de Jesús significaba una renovación de toda la vida a partir de un cambio interior. El Evangelio mostrará que este cambio se debe a un descubrimiento de la misericordia de Dios y es obra de su Espíritu en nosotros. O Dios, siglos antes, había dado su Ley por medio de Moisés en el monte Sinaí. Ahora, en otro monte, el Hijo de Dios da la nueva Ley (Ex 20). Las Bienaventuranzas están en el evangelio de Mateo y en el de Lucas, pero cada uno de ellos las trae en una forma diferente (ver Lc 6,20-26). La diferencia más grande no es que Lucas ponga cuatro bienaventuranzas los pobres, los hambrientos, los que lloran y los perseguidos ahí donde Mateo trae ocho. Pues todas ellas no hacen más que desarrollar un solo tema: Jesús trae la felicidad a los que el mundo tiene por desdichados. Más debemos fijamos en que las bienaventuranzas no se dirigen a las mismas personas en Mateo y en Lucas. Lucas nos da las bienaventuranzas tales como Jesús las proclamó. El se dirige al pueblo sufrido, siendo uno de ellos, y les habla como hacían los profetas, sin entrar en distinción de personas: ustedes, los pobres, son los primeros beneficiarios de las promesas de Dios; ustedes son felices por-
mateo 5
11 2
sentó y sus discípulos se le acercaron. Comenzó a hablar, y les enseñaba así: 3 «Felices los que tienen espíritu de pobre, porque de ellos es el Reino de los Cielos. 4 Felices los que lloran, porque recibirán consuelo. 5 Felices los pacientes, porque recibirán 37 la tierra en herencia. 6 Felices los que tienen hambre y sed de s 511 24 .21 justicia, porque serán saciados. que ahora Dios les encarga.su mensaje y son ustedes los . que pueden transmitir al mundo los secretos de la misericordia de Dios. Ustedes, que viven continuamente dependientes de otros y de las circunstancias, son los que pueden experimentar mejor las atenciones de Dios. Mateo, en cambio, adapta las palabras de Jesús para sus oyentes. En su tiempo, la Iglesia se había difundido ya y, en sus comunidades, había de todo: esclavos, gente sencilla y acomodada. Y les muestra que para todos ellos el Evangelio tiene un significado. No es el solo hecho de sufrir o de ser pobres que nos hace agradables a Dios, sino una actitud espiritual y una forma de vida. Por eso dice: Felices los que tienen espíritu de pobre. Y añade entre los felicitados a los de puro corazón, los que siembran la paz, los que son pacientes. En resumen, Lucas dice a quiénes la evangelización se dirige en prioridad, y es al pueblo de los pobres, de los trabajadores y de los postergados. Las bienaventuranzas de Lucas son un llamado a quienes todavía no entraron al Evangelio y la Iglesia. Mateo, por su parte, expresa cómo deben ser los que están en la Iglesia, para hacerse dignos de Dios, que los llamó. Y sus bienaventuranzas son como una nueva Ley, que pide disposiciones interiores antes que actos exteriores. Felices... porque de ellos es el Reino de los Cielos. Aquí encontramos un modo de hablar de los judíos del tiempo de Jesús. Por respeto a Dios, no querían nombrarlo y preferían designarlo con otras palabras: el Cielo, el Poder, la Gloria. El Reino de los Cielos significa exactamente: el Reino de Dios, lo mismo como el Padre que está en los Cielos significa: el Padre-Dios. No se trata de la recompensa que tendremos después de la muerte, «en el Cielo», sino del Reino de Dios que llega a nosotros en esta tierra con la proclamación de Jesús.
7
Felices los compasivos, porque obtendrán misericordia. 8 Felices los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios. 9 Felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos de Dios. 10 Felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los Cielos. n Dichosos ustedes cuando por causa mía los maldigan, los persigan y les levan-
iiu:t StuoMIl Sal 24,4 Ex 33.20
Heb 2,14 Stgo 3,18 1 P 3,14
Stgo 1,2
dan en el mundo para más justicia y para que se reconozca la dignidad de todos aquellos que antes fueron despreciados. También nos consuela saber claramente que Dios dará a la humanidad, en la otra vida, más de todo lo que pudimos esperar y merecer. Felices... ¡os que lloran. Jesús no se dirige a personas fracasadas en espera de su propio consuelo. En el idioma bíblico, ios que lloran (Is61,l), los pacientes (Sal 37,11), son personas que esperan una ciudad de justicia para todos. Porque Dios no se propone satisfacer un sinnúmero de peticiones egoístas, sino que, desde el principio de (a Biblia, prometió a Abraham una bendición y salvación para toda la humanidad. Felices... ¡os que son perseguidos a causa del bien (o d"e la justicia), dice Mateo, y tanto él como Lucas traen una última bienaventuranza: Felices ustedes cuando por causa mía los maldigan, los persigan y les levanten calumnias. Pues Lucas y Mateo saben por experiencia que es imposible anunciar el Evangelio sin sufrir persecución. Bien es cierto que, en muchos lugares la sociedad acepta oficialmente las palabras que Dios dirigió en el pasado a los profetas y las del Evangelio. Estas palabras están en los libros, y hay una manera de entenderlas que no inquieta demasiado a la gente. Pero, en cuanto uno hace obra de profeta, con palabras actuales y con gestos concretos, revolucionarios, para transformar las relaciones humanas conforme al Espíritu de Jesús, inmediatamente se presenta, solapada o abierta, la persecución. Y esto pasa no solamente en el campo de la actuación política, sino en todos los sectores de la vida, y hasta en los conventos.
¡Felices! dice Jesús. El no viene como los demás maestros en religión para recordar los mandamientos antiguos o para añadir nuevos. Su primera misión es de proclamar que se termina una etapa de la historia e iniciar la nueva era del Felices... porque poseerán latierra.¿Será que Jesús pro- Reino de Dios. mete a los pobres una recompensa material, o bien debeSe terminaba esa Historia Sagrada en que los hombres mos entenderlo en forma figurada, «espiritual»? En ningún siempre estaban esperando y Dios no podía hacer otra cosa lugar del Evangelio se distingue lo material y lo espiritual; ni que darles ánimo, prometiendo un mundo mejor, invitándosiquiera se nombra «lo espiritual» en todo el Evangelio. los a trabajar por la justicia, o a esforzarse por una conducCuando Dios hablaba, por boca de los profetas, prometía a ta más sincera. Este era el tiempo de los Profetas. su pueblo un mundo feliz en que verían colmadas todas sus Pero, con Jesús, empiezan los tiempos del Reino de Dios, aspiraciones: buenos banquetes con jugosos asados, larga y somos felices porque Dios se hizo presente entre nosovida, tiempo clemente en que nunca faltaría la lluvia sobre tros. No por esto se han terminado nuestras inquietudes o las tierras áridas, liberación de¡ yugo de los ricos y opresonos olvidamos del mundo presente. Y la Iglesia dejaría de res, reino de ia justicia. Pero, más que todo esto, Dios se hala Iglesia si en ella no se escuchara la palabra justicia. ría presente y comunicaría su Espíritu a los hombres: «Ellos ser Nuestra experiencia, sin embargo, no es la misma de los serán mi pueblo y yo seré su Dios». profetas, porque Dios ha llegado a los hombres y nosotros Por eso Jesús proclama las bienaventuranzas como una fuimos reconciliados. Y de mil maneras se verifica para noletanía en que las figuras más diversas cubren una misma sotros lo que dice el Señor en esta página: recibirán conrealidad; ei Reino de los Cielos es, al mismo tiempo, la tierra, suelo; obtendrán misericordia; verán a Dios. Ahora entendeo sea, la tierra de Palestina prometida a los hijos de Abramos la paciencia de Dios, porque experimentamos una reham. Los que tienen hambre de justicia recibirán a la vez el novación y una seguridad que no se pueden decir. Ahora si pan y la santidad de Dios, puesto que justicia significa tamque podemos sembrar la paz, porque ya la tenemos, y no bién, en la Biblia estar en gracia de Dios. nos angustia nuestra pequenez frente a las fuerzas del mal, Felices... porque recibirán consuelo. Mientras estamos en porque todo lo que podemos hacer no es nada en comparación de lo que Dios va obrando en nosotros: Felices... porla tierra es consuelo nuestro ver que Dios nos quiere y nos que serán reconocidos como hijos de Dios. Y lo grande es atiende. También es consuelo nuestro, cuando él no atienque no solamente nos llamamos hijos de Dios, sino que lo de nuestras peticiones, saber que nuestra cruz tiene un sensomos. tido y un valor. Es consuelo nuestro ver los pasos que se
mateo 5
12 ,2
10,22 ten toda clase de calumnias. Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo. Pues bien saben que así trataron a los proH SH¡OIAIfetasque hubo antes que ustedes. 1P4,14
vean sus buenas obras y glorifiquen al Pa- 1 Co K, dre de ustedes que está en los Cielos. Una ley más perfecta 17
+ No crean que yo vine a suprimir la Ley o los Profetas: Ño vine a suprimirla, sino Rom 3 3 para darle su forma definitiva. i 3 Les aseguro que primero cambiarán el cielo y la Lc 21*35 Lev 2,13 • 13 Ustedes son la sal de la tierra. Y si tierra antes que una coma de la Ley: todo 19 Mc 9,5 ° la sal se vuelve desabrida, ¿con Q u ^ s e *e se cumplirá. Por tanto, el que deje de puede devolver el sabor? Ya no sirve para cumplir uno de los mandamientos de la nada sino para echarla a la basura o para Ley, por insignificante que parezca, y ense- stgo 2,11 ñe a los hombres a desobedecerlo, será el que la pise la gente. más pequeño en el Reino de los Cielos; al jn 8,12 O 14 ustedes son luz para el mundo. No contrario, el que los cumpla y los enseñe grande en el Reino de los Cielos. RI 29i! se puede esconder una ciudad edificada so- será 20 Y les digo que si su vida no es más per- Rom 10, ^J-gf bre un cerro. i 5 No se enciende una lámF 3 " para para esconderla en un tiesto, sino para fecta que la de los maestros de la Ley y de los fariseos, no entrarán en el Reino de los ponerla en un candelero a fin de que alumbre a todos los de la casa. ^ Así, pues, debe Cielos. jn 3,21, brillar su luz ante los hombres, para que O 21 ustedes han escuchado que se dijo Sal y luz de la tierra (Me 4,21; Le 14,34; 8,16; 11,33)
• Jesús nos llama a cambiar el mundo. Esto no significa que toda la humanidad va a ser católica. Pero la Iglesia debe ser sal y luz, para todo el mundo. Los judíos no se fijaban tanto en que la sal da sabor, sino en que conserva los alimentos. Alianza de sal era la Alianza de Dios con Israel, por cuanto era duradera y aseguraba la permanencia del pueblo elegido por Dios (Núm 18,19). Y las ofrendas se sazonaban para recordar dicha alianza perpetua. Por eso ios discípulos de Jesús son llamados sal de ¡atierra:porque ellos hacen entrar al mundo en la Alianza de Dios. Son ellos los que mantienen en el mundo las inquietudes por la Justicia verdadera y, con esto, impiden que la historia o la sociedad humana se estanquen en la mediocridad o a medio camino. La Iglesia en su conjunto tiene que ser esta ciudad construida sobre un cerro, que todos pueden notar: un lugar fraternal y una casa donde se hospeda la verdad. O Hijos de la luz. Ef 5,8; 1 Pe 2,12; 2 Tes 5,4. + Les aseguro que primero cambiarán el Cielo y la tierra... todo se cumplirá. La Ley es una expresión que, en el tiempo de Jesús, tenía varias significaciones:
1. Designaba el conjunto de mandamientos y prácticas ordenados por la religión judía. En este sentido, Pablo afirma que los cristianos procedentes de otro pueblo y otra cultura que el pueblo judío no tienen por qué observarlos (Gal 2,14-16). 2. También la Ley, o la Ley y los Profetas era una manera de designar el Libro Sagrado. 3. En varios lugares, la Ley pasa a designar toda la religión judía basada en la Biblia, y es el sentido que Jesús le da en este lugar. Pero luego (19) viene otra palabra de Jesús: el que deje que cumplir..., y también está: si su vida no es más perfecta. (20). La primera se refiere a los mandamientos de la Ley, y la otra a su espíritu. Las leyes de Israel se debían, en parte, a los fundadores de este pueblo: Moisés, Josué, Samuel. Luego los profetas habían propiciado una legislación social. Más tarde los sacerdotes presentaron en otra forma las leyes de Israel, insistiendo en las prácticas religiosas. Todas estas leyes están en la Biblia; a veces nos cuesta establecer un orden entre tantas prescripciones, que no siempre se compaginan. Por eso, antes que viniera Jesús, los maestros de la Ley
empezaron a multiplicar los cementerios para precisar todo lo que se entendía difícilmente y para adaptar las leyes de la Biblia para gente que vivía en un mundo diferente. Era útil este trabajo de los maestros de la Ley, pero había algo mejor que hacer. Cuando Jesús propone una ley más perfecta, no se trata de renovar las leyes religiosas o de dar más mandamientos; nos invita más bien a interiorizar el es-. pfrítu de la Ley. Imitar a Dios (5,48), éste es el espíritu de la ley, y más importa fijarse en la misericordia del Padre que recorrer sus mandamientos. El que piensa de Dios como hijo suyo, lleva vida mucho más perfecta que la de los fariseos, que solamente se preocupan por cumplir bien sus deberes. Este ya ha entrado en el Reino de los Cielos (20). Jesús nos enseña al Padre, y con esto le da su forma definitiva a la Ley o Enseñanza de Dios. En realidad, muchas personas podrían aprovecharse de las palabras de Jesús y decir: ¡Menos mal! Ya no hay tanto que cumplir; la religión va a ser más fácil!» Por eso Jesús precisa; El que no cumpla hasta lo más mínimo de la Ley no entrará al Reino. No entrarán aquellos que siempre tienen pretextos para disculpar su dejación: «Estos mandamientos no son muy importantes.» Hay otros, en cambio, que fueron cumplidores de la Ley hasta el día en que Jesús les mostró que lo más importante no era la Ley, sino su espíritu. Estos, al seguir a Cristo, no pensarán haber encontrado un camino más fácil, sino el llamado a una vida más perfecta. SER RESPONSABLES.—EL PURGATORIO
<> La palabra responsable viene de responder. Es persona responsable ta que puede responder de sus actos en cada momento. Vamos a responder de nuestra vida ante Dios que es la Verdad. Dejemos, pues, de llamar solamente pecado a aquello que los hombres notan y condenan. Mi pecado es el odio que tengo a mi hermano o el rencor que guardo vivo dentro de mí y que me lleva a desearle el mal: el que le trate de tonto... (22). La comparación de los dos adversarios que caminan juntos nos enseña que no debemos aplazar constantemente el momento en que nos pondremos a arreglar las cuentas y a enderezar nuestra vida. Mejor vale hoy que mañana. La cuestión no es solamente de arrepentimos, sino también de reparar el mal que hemos hecho. Reparar el mal no es sola-
mateo 5
13 & 20,13 a sus antepasados: «No matarás, y el que '" mate deberá responder ante la justicia.» 22 Yo les digo más: cualquiera que se enoje contra su hermano comete un delito, y Bom 13,9 el que lo trate de tonto merecería respons«o4i29 der ante el Tribunal Supremo, y el que lo trate de renegado de la fe es digno del infierno. 23 p o r e s 0 j cuando presentes una ofrenda al altar, si recuerdas allí que tu hermano tiene alguna queja en contra tuya, 24 deja ahí tu ofrenda ante el altar, anda primero a hacer las paces con tu hermano y entonces vuelve a presentarla. 25 Llega a un MC 11,25 acuerdo con tu enemigo mientras van de camino, no sea que tu enemigo te entregue al juez y el juez al carcelero y te echen al calabozo. 2 6 T e aseguro que no saldrás de ahí sino cuando hayas pagado hasta el último centavo.
der una parte de tu cuerpo y no que vayas entero a parar al infierno. +
31
Se dijo también: «El que despida a <* 24,1 I
j
-
^-r.
j
j
j-
-
Mal 2,14
su mujer le dará un certificado de divorcio.» 32 Pero yo les digo que el que despide a su mujer —fuera del caso de infidelidad— la „ '»•' . • . . . ., . ., . 10,4 empuja al adulterio. Y también el que se u 16.18 . . . . j . 1 Co 7,10 case con esa mujer divorciada comete adulterio. No jurar Mc
O 3 3 ustedes aprendieron también lo dicho a sus antepasados: «No jurarás en fal- Jf^il so, sino que cumplirás lo que has prometido al Señor.» 3 4 Ahora yo diqo: No juren •
.
•
'
1,
j
Stgo 5,12
nunca: ni por el cielo, porque es el trono de "s tó,i Dios. 35 Ni por la tierra, que es la tarima de Sal 48 3 sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del Gran Rey; 3 6 ni por tu cabeza, por- MI 23,22 que no puedes hacer blanco o negro ni uno solo de tus cabellos. 3 ? Digan sí cuando es 2 co 1,17 sí, y no cuando es no, porque lo que se añade lo dicta el demonio.
• 27 Se dijo a los antepasados: «No coE» 20,14 meterás adulterio.» 2B Ahora yo les digo que quien mira con malos deseos a una mujer, ya cometió adulterio en su interior. 29por eso, si tu ojo derecho es ocasión de pecado para ti, sácatelo y tíralo lejos; porque es más provechoso para ti perder una parte de Amar a todos los hombres tu cuerpo y que no seas arrojado entero al (Le 6,29) infierno. 3 0 Y si tu mano es para ti ocasión O 3 8 Ustedes saben que se dijo: «Ojo ^1,24 MC 9,43 de pecado, córtatela; porque es mejor per- por ojo y diente por diente.» En cambio, yo w 19,21 mente devolver a mi prójimo su martillo que me había llevado. También es ver por qué tengo una personalidad tan poco firme que me dejo llevar por cualquier deseo. También es fortalecer mi conciencia débil con la oración y la meditación de la palabra de Dios. A menudo reconocemos que somos fríos para amar a Dios, poco perseverantes en el camino del bien. La razón de esto se debe a que desde años hemos cometido muchos pecados y maldades: logramos olvidarlos, pero no hemos reparado los daños que hicieron a nuestra conciencia. Y mientras andamos sonrientes e irresponsables, arrastramos estas torpezas y tonterías como otras tantas cuentas no arregladas. No saldrás de ahí hasta que hayas pagado el último centavo. Todo el mal enterrado en nuestra conciencia deberá ser sacado a la luz antes de que entremos a la Verdad que es Dios. Si no nos purificamos en la presente vida, seremos purificados después de la muerte, y la Iglesia usa la palabra Purgatorio para designar esta purificación dolorosa.
adúltera, ¿cometerá algún pecado al seguir viviendo con ella?» — «Hasta que el marido no lo sabe, no comete pecado; pero si advierte el pecado de su esposa, y ella no se arrepiente, al seguir viviendo con ella compartiría su falta y adulterio.» — «¿Qué hará, pues, el marido?» — «Que la despida y se quede solo. Porque sí después de despedirla se casa con otra, él también se hace adúltero.» Todo esto vale igualmente cuando el adúltero es el marido, pues la mujer tiene los mismos derechos que el hombre, especialmente en el matrimonio (Mc 10,11). Nótese, sin embargo, que donde leemos: fuera del caso de infidelidad, tal vez se debe traducir: fuera del caso de unión ilegítima, pues el texto es muy equívoco. En ese caso, Mateo se refería al problema de numerosos cristianos de su tiempo, convertidos del paganismo, que al entrar a la Iglesia rompían uniones ilegítimas (1 Cor 7,12-16).
O Son muchos los que hablan de Dios en cualquier momento. ¿Será porque lo conocen de verdad? Los judíos hacían juramentos con cualquier motivo, y jurar es siempre una manera de invocar el Nombre de Dios. Jesús muestra • Sí tu ojo derecho... El cristiano no ha de vivir aparte que si lo nombramos tan fácilmente es porque no sentimos de los demás: debe imponerse de la cultura moderna, parel peso de su presencia. ¡Qué cosa más irreligiosa es hacerticipar en lo gremial, buscar una superación... Sin embargo, lo testigo de nuestra sinceridad cuando ni siquiera sabemos si sabe que tal amistad, tal costumbre, tal ambición lo llevalo que hay en nosotros, y nuestra conciencia todavía es rá poco a poco a una traición, entonces no ha de presumir impura! de sus fuerzas: corta tu mano. Lo que se añade lo dicta el demonio. Porque procede de una preocupación inquieta por defendemos y justificamos + El que despide a su mujer Ver Mc ]0,1; Mt 19,2. o porque dudamos de ser creídos, y es que nosotros misFuera del caso de infídelidad. En este caso, el esposo trai- mos no sabemos creer a los demás. Los hijos de Dios decionado, ¿puede casarse con otra, o solamente debe sepajan al Padre, en cuanto lo pueden, el cuidado de su reputararse? Uno de los escritos cristianos más antiguos, e) Pas- ción y de su persona. Ver también Mt23,16 y Stgo 5,12. tor, de Hermas (año 140), parece dar la respuesta precisa cuando dice en forma de diálogo: O Si alguien te obliga. Jesús habla a un pueblo de cam«Señor, si uno tiene esposa creyente y descubre que es pesinos oprimidos y vejados por las tropas extranjeras. La
mateo 6 39
les digo: No resistan a los malvados. Preséntale la mejilla izquierda al que te abofetea la derecha, 4 0 y al que te arma pleito por la ropa, entrégale también el manto. 4i Si i"co é,7 alguien te obliga a llevarle la carga, llévasela el doble más lejos. 4 2 Dale al que te pida algo y no le vuelvas la espalda al que te solicite algo prestado.
14 Hacer el bien sin decirlo
A ] Tengan cuidado de no hacer el V ** bien delante de los hombres, para 23 que los vean; de lo contrario, el Padre ce- ^j? lestial, Padre de ustedes, no les dará ningún premio. 2 Por eso, cuando des limosna, no lo publiques al son de trompetas, como ha- Am 4,¡ cen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para que los hombres los alaben. Yo • 43 Ustedes saben que se dijo: «Ama a les digo que ya recibieron su premio. 3 Le» 19,18 tu prójimo y guarda rencor a tu enemigo.» Tú, en cambio, cuando das limosna, no 44 Pero yo les digo: Amen a sus enemigos debe saber tu mano izquierda lo que hace 4 y recen por sus perseguidores. 45 Así serán tu derecha; cuida que tu limosna quede pro 25,21 hijos de su Padre que está en los cielos. El en secreto, y tu Padre, que ve los secretos, sai w '4 hace brillar el sol sobre malos y buenos, y te premiará. caer la lluvia sobre justos y pecadores. 5 Cuando recen no hagan como los hi46 Porque si ustedes aman a los que los pócritas, que gustan orar de pie en las si- eje aman, ¿qué premio merecen?, ¿no obran nagogas y en las esquinas de las plazas, así también los pecadores? 4 7 ¿Qué hay de para que los hombres los vean. Ellos ya renuevo si saludan a sus amigos?, ¿no lo ha- cibieron su premio. 6 Tú, cuando reces, encen también los que no conocen a Dios? tra en tu pieza, cierra la puerta y reza a tu 2D* £: Lev 19 2 Padre que comparte tus secretos, y tu PaDt 18Í3 48 por lo tanto, sean perfectos como es per- dre, que ve los secretos, te premiará. 7A1 1 sigo !/ fecto su Padre q u e está en el Cielo. reacción de ellos es, habitualmente, la sumisión callada que disimula el rencor y prepara la venganza. No resistan a los malvados... en todos los casos en que somos el único perjudicado, sería mucho mejor perdonar y poner nuestra causa en manos de Dios en vez de entrar en una lucha, aun legal y legítima, que nos hará cada día más apegados a nuestros intereses y nuestros derechos. Pero, muchas veces, resistir al agresor es el primer paso para educarlo y obligarlo a actuar en forma más justa y responsable. Y, habitualmente, aceptar que el de arriba me atrepelle es darle ánimo para que actúe igual con mis hermanos. No resistan a los malvados. Este consejo vale para los fuertes, que han demostrado su capacidad para defenderse. Estos, al conceder más de lo que pide el adversario, lo ayudarán a convertirse. Si, en cambio, se trata de personas resignadas que callan bajo la opresión y odian secretamente, lo primero que debemos enseñarles es a que se unan para reclamar sus derechos. Presenta la mejilla izquierda. Con este consejo tan chocante, Jesús nos ayuda a entender el mecanismo de la violencia y nos enseña el secreto de la acción no violenta. La violencia nunca es el hecho de uno solo. La violencia, igual que la codicia, se despierta al ver la violencia y la codicia de los otros. Podemos estar años sin desear cierta comodidad; a partir del momento en que otros la aprecian, casi nos morimos si no la tenemos. Asimismo, al ver que otros usan provechosamente la fuerza, queremos hacer igual. Y Jesús nos pregunta: ¿Quieren realmente la justicia, o solamente los lleva el espíritu de rivalidad? El engranaje de la violencia no construye la justicia, y sabemos que la victoria sobre el opresor hace de la víctima de ayer el aprovechador del mañana. Jesús, pues, no habla para los que buscan una solución inmediata, siempre decepcionante, sino para los que quieren aportar su piedra a la construcción laboriosa y larga de! Reino. Y se nos pide inventar algo mejor que la «guerra santa». Los que practican el deporte del judo aprenden a desequilibrar ai adversario. Y se les dice: Si él te empuja, traelo en vez de resistir; si él quiere atraerte, no te eches atrás, sino que tírate adelante para que vaya al suelo. Aquí Jesús dice lo mismo. Hay una manera de conceder al adversario lo do-
ble de lo que él pide para desbaratar toda su armadura mental y, al final, reconocerá que anda errado. + Este es el único lugar del Evangelio en que Jesús habla de ser perfecto. En otros lugares nos recordó los medios necesarios para alcanzar una vida espiritual: entren por la puerta estrecha... Pero una sola vez habló de ser perfecto como ei Padre, refiriéndose al esfuerzo que hacemos para no distinguir entre amigos y enemigos. Ver comentario de Le 6,32. No excluir a nadie de nuestra comprensión fraternal: al comienzo hacemos un esfuerzo para amar a esta persona como si no fuera contraria nuestra. Pero con el tiempo adquirimos una visión de las cosas en que comprendemos claramente que todos están en su lugar en el presente mundo, y que Dios los guía a todos. Esto será alcanzar la perfección. Ama a tu prójimo (Lev 19,18). AI decirio ía Biblia, se refería al compatriota. Promovía la solidaridad dentro del pueblo de Israel; no se fijaba en la fraternidad universal. Guarda rencor a tu enemigo. Esto no está en esta forma en la Biblia, sino que lo equivalente se encuentra en muchas partes (Deut 7,2-3). Refiriéndose a los pueblos enemigos, no a los enemigos personales, pedía desconfiar de ellos y no convivir con ellos para no compartir sus errores. Ei amor a ios enemigos: Me 12,31; Le 10,27; Rom 13,9; Gal 5,14; Stgo 2,8; Rom 12,20; Le 23,34; He 7,60; Rom 12,14; 1 Cor 4,12; Ef 5,1. O Dios no puede premiamos mientras buscamos nuestro propio interés y el aprecio de los demás. Empezará a escuchamos y a manifestarse a nosotros cuando lo hayamos hecho el único testigo de nuestra vida. El creyente es el que ve lo invisible, y se contenta con saber que Dios también io ve y sabe. Dios está en todas partes, pero no tiene oídos para escuchar nuestros «rezos». Es inútil abrir la boca mientras no nos hayamos retirado de todo lo que no es él para estar sólo frente a él. Y ¿por qué rezamos nuestras fórmulas con una velocidad tal que ni siquiera nosotros podemos entender lo que estamos diciendo?
mateo 6
15 orar no multipliquen las palabras, como hacen los paganos que piensan que por mucho hablar serán atendidos. 8 Ustedes no recen ic i S de ese modo, porque, antes que pidan, el Padre sabe lo que necesitan. El Padre nuestro (Le 11,1 Me 11,25) FZ 36,23 jn 17.6 Mt 26,39
• 9 Ustedes, pues, oren d e esta forma: Padre nuestro, q u e estás en el cielo, santificado s e a tu N o m b r e ; a v e n g a a nosotros tu reino; h á g a s e tu voluntad LOS CIELOS.—EL PADRE DEL CIELO
• Jesús entregó a sus discípulos el Padre nuestro como la oración perfecta que ha de brotar naturalmente del corazón de los hijos de Dios, porque en ella expresan éstos todos sus deseos en la forma y con el orden que corresponde Jesús compuso el Padre nuestro en forma muy estudiada, como hacían los maestros de su tiempo, para que fuera más fácil de memorizar. En el idioma de Jesús las iniciales de los primeros versos formaban la palabra venir, la cual es la palabra clave de esta oración: ¡venga tu Reino! Ya señalamos que los contemporáneos de Jesús decían •el Cielo» para designar a Dios mismo, pues, por su gran respeto, no se atrevían a nombrarlo. Por eso, también Jesús habla del Reino de ¡os Cielos para decir el Reino de Dios, y del Padre de ios Cielos para decir el Padre-Dios. En realidad, nosotros mismos seguimos hablando del Cielo para designar otro mundo, otra realidad no material en que Dios comparte su felicidad con aquellos que lo quieren. Por eso, cuando hablamos del Padre de los Cielos, esto no significa que esté lejos o encima de nosotros. Más bien tratamos de elevar nuestro espíritu hacia El. Reconocemos que nuestras palabras no son dignas de El y que nuestras preocupaciones son muy limitadas y egoístas comparadas con la grandiosidad de sus pensamientos y la generosidad de su amor. El que podamos dirigimos a Dios y llamarlo Padre no es cosa común y comente sino un privilegio muy grande. La Biblia habla de Dios y también habla del Nombre de Dios. Este término es como para expresar que toda la creación es una manifestación de Dios y él llena su creación. A pesar de que él no se encuentra en ningún lugar determinado, su Nombre, o sea su presencia activa, su irradiación, su esplendor, está sobre toda criatura. Santificado sea tu Nombre, es decir: ¡Manifiéstate, que tú seas reconocido conforme a tu inmensa riqueza, esplendor y generosidad! El Nombre de Dios es santificado cuando recibe acogida en alguno de nosotros, según el Evangelio de Juan: «Si alguien me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él para hacer nuestra morada en él.» Nosotros necesitamos que venga a nosotros su Reino, pero a él no le hace falta. Lo único que quiere es irradiar su santidad y felicidad en los hijos que se ha escogido. Quiere imprimir su Nombre en nosotros para que, de día y de noche, haya una comunicación misteriosa entre él y nosotros, lo mismo como la hay entre el Padre y el Hijo y quedan unidos por su Espíritu Santo. Venga tu Reino. El Reino de Dios ya se hizo cerca con la venida de Jesús, y Dios reina en todo lugar donde los hombres han conocido a Dios por la palabra de Jesús. Ya no lo ven como aferrado a sus derechos y soberanía, o como salvador más poderoso que los malos, sino que también lo reconocen en las humillaciones de su Hijo y en el amor que los une. Esta verdad primordial, propia del Evangelio, es de la que brotan la misericordia y la reconciliación. Pero no basta que los creyentes se hayan reconciliado en forma individual; Dios nos hizo fermento; Dios nos hizo fermento en la
en la tierra como en el cielo. J Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; !3 n o n o s dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. 1
12
18 21
-
14 Queda bien claro que si ustedes perdonan las ofensas de los hombres, también el Padre celestial los perdonará. 15 En cam- MC 11,25 bio, si no perdonan las ofensas de los hom- rü 3$ bres, tampoco el Padre los perdonará a s,r281 ustedes.
humanidad para que toda la realidad del hombre, con sus proyectos, sus trabajos, sus construcciones económicas y políticas se encaminara hacia una civilización comunitaria. Todo y todos han de volver al Padre. Nos corresponde trabajar y sufrir porque llegue el Reino de Justicia y Verdad: hágase tu voluntad. Pero, en todo caso, no está sujeto a nuestra buena o mala voluntad, a nuestra indiferencia o flojera. El Reino de Dios vendrá, con o sin nosotros, porque, en realidad, ya está. Hágase tu voluntad. Esta palabra, que Jesús pondrá en el centro de su oración en el Huerto, condena muchas oraciones en las que queremos emplazar a Dios. Los que creen tener mucha fe porque constantemente esperan de Dios que solucione sus problemas sin preocuparse ellos por el Reino de Dios, podrían meditar el ejemplo de Jesús (Mt 27,39). En la tierra como en el Cielo. Esta precisión vale para las tres peticiones anteriores: santificado sea tu Nombre... hágase tu voluntad. Nos recuerda que todo lo que sucede en el universo creado, sujeto al tiempo, depende de otro mundo no creado donde no corre el tiempo: éste es el Misterio del Ser Divino. El Padre, fuente del Ser Divino, goza las riquezas de su infinita perfección en la entrega mutua de las tres personas divinas. En él no hay tristeza ni enojo. Frente a él están sus elegidos, a los que ve tales como serán después de la Resurrección; su Creación la ve tal como será al terminarse la historia, unificada en Cristo. Su voluntad la ve realizada y glorificada por todos. Pero somos nosotros, los que vivimos en el tiempo, a los que angustia vivir una realidad imperfecta, un mundo en parto, un triunfo aparente de las fuerzas del ma!. Por eso pedimos que todo llegue a ser conforme al proyecto inicial de Dios, que se cumplirá infaliblemente. Pedimos al Padre el pan que se comprometió damos si estamos atentos a su palabra. El hombre moderno cree que toda su prosperidad material depende de su solo esfuerzo. La Biblia, en cambio, afirma que todo depende a la vez de Dios y del hombre. El hombre solo puede conseguir, por un tiempo, milagros económicos, pero derrochará sin provecho las riquezas acumuladas. Solamente si sefijaen la palabra de Dios (Deut 8,3) tendrá pan y sabrá distribuirlo. El que espera de Dios, no «su» pan, sino nuestro pan, hará uso de toda su iniciativa y empeño para conseguir trabp'o, para trabajar en cosas útiles y para promover la justicia en el mundo del trabajo. El Padre Nuestro habla de las deudas que debemos perdonar (6,12). Pero, a continuación, en 6,14, leemos: las ofensas. Es claro que, para Jesús, deudas y ofensas son cosas parecidas. Cuando perdonamos al que pide perdón (Le 17,4), no le hacemos ningún regalo, ni ganamos algún mérito: solamente nos liberamos a nosotros mismos de un rencor que nos envenenaba por dentro. El apegarse a su derecho, siempre es una manera de anclarse en este mundo. Dios quiere perdonamos, o sea, acercamos a él, pero, mientras nos aferramos a estas cosas, ¿cómo él lo haría? Jesús habla para los pobres, acostumbrados a vivir con deudas que muchas veces no pueden devolver, y también
mateo 6 16
O Cuando ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que se desfiguran la cara para mostrar a todos que 23,5 ayunan. Les aseguro que ya recibieron su recompensa. 17 Tú, cuando ayunes, perfúmate el cabello y no dejes de lavarte la cara, 18 porque no son los hombres quienes deben darse cuenta de que tú ayunas, sino tu Padre que está en el secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te premiará. (Le 11,34; 12,33) • 1 9 No se hagan tesoros en la tierra, stgo 5,2 donde la polilla y el gusano los echan a persir 29,11 der y donde los ladrones rompen el muro y roban. 20 Acumulen tesoros en el Cielo, Mt 1921 donde ni la polilla ni el gusano los echan a coi 3,1 perder, ni hay ladrones para romper el muro y robar. 21 Pues donde están tus riquezas, ahí también estará tu corazón. la convivencia obligada con un prójimo muchas veces pesado, multiplica las ocasiones de herirse mutuamente, por incomprensión más que por maldad. El estilo de vida independiente, promovido por la sociedad moderna, considera como un ideal el no deber nada a nadie, manteniendo al prójimo a cierta distancia; pero esta suficiencia nos hace muy difícil entender la misericordia de Dios con los pobres que somos ante él. No nos dejes caer en la prueba. Así se expresa el que es consciente de su debilidad y de su poca fe. Por más que se sienta animado en el momento presente, sabe que si el Señor esconde su rostro, se quedará desamparado. No tiene miedo a emprender cosas difíciles si Dios se lo pide, porque el que manda, también da fuerzas para cumplir. Pero de sí mismo no presume de sus fuerzas. Y será más prudente todavía al saber que el enemigo no es el mal sino el Malo. Alguien, más poderoso y más inteligente, lo está acechando para engañarlo, hacerlo desviar de la fe y luego derribarlo, por poco que se sienta seguro y descuide los medios que Jesús nos indicó para perseverar en la fe y en la Iglesia. O Aquí Jesús no justifica ni condena el ayuno: él mismo ayunó (ver 4,2; 9,15; 17,21). Solamente afirma que el ayuno no tiene valor sí buscamos el aprecio de otros que de Dios. Todas las religiones han practicado el ayuno. Es una manera de llamar la atención de Dios, sea porque nos caen encima desgracias grandes (Joel 2,12), sea porque el hombre se siente culpable y quiere mover a compasión al que lo puede perdonar (Jonás 3,8). También es un medio para domar nuestros instintos y estimular nuestras energías con elfinde disponemos para las comunicaciones divinas (Ex 24,28). La Biblia reconoce al ayuno un lugar bastante limitado; los profetas afirmaban que el ayuno no sirve si no va acompañado por una actitud más comprensiva y más justa con el prójimo (ls 58; Zac 7,4). • /Yo se hagan tesoros en la tierra. ¿Cuáles son las cosas por las que gastamos nuestras energías, con las que soñamos, de que nos sentimos orgullosos o con las que nos sentimos seguros? ¿Cuáles son las cosas que encerramos en la casa, en el banco o, más sencillamente, en la memoria para recordarlas con gusto? Ahí estará tu corazón. El corazón significa, en la cultura hebrea, la mente y la conciencia del hombre. No seré yo ei dueño de esas cosas; son ellas las que me tienen y me impiden ver la vida con ojos limpios. No quiero escuchar, no
16 22
+ Tu ojo es tu lámpara. Si tu ojo es limpio, toda tu persona aprovecha la luz. Pero, si es borroso, toda tu persona estará en la confusión. 23 Si lo que había de luz en ti se volvió confusión, ¡cómo serán tus tinieblas! Poner su confianza en Dios y no en el dinero (Le 12,22; 16,13)
<0 24 Ningún servidor puede quedarse con dos patrones, porque verá con malos ojos al primero y amará al otro, o bien preferirá al primero y no le gustará el segundo. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al Dinero. 25 Por eso les digo: No anden preocupados por su vida: ¿qué vamos a comer?, ni por su cuerpo: ¿qué ropa nos pondremos? ¿No es más la vida que el alimento y el me atrevo a buscar la verdad, por temor a condenarme a mí mismo. El creyente maneja dinero, hace proyectos, vive en el mundo. Pero solamente busca y ama lo que es importante según el Evangelio. + Este párrafo compara la conciencia con el ojo. Esta luz que tenemos adentro puede volverse ciega, «Mi conciencia no me reprocha nada», dice la gente. Pero esta conciencia, ¿es capaz de ver la verdad? ÜN ESTILO DE VIDA O Ningún servidor puede quedarse con dos patrones. Este comienzo nos indica que debemos mantenemos libres para servir mejor a Dios. Se había dicho en la Biblia que debemos escoger entre Dios y los falsos Dioses. Aquí Jesús afirma que el falso Dios es el Dinero, porque nos ofrece felicidad y seguridad para el porvenir, pero nos hace perder en el momento presente todo lo que realmente importa para un hombre. Pues al buscar el dinero descuidamos nuestro progreso personal y el de nuestros familiares, callamos ante el mal y la mentira, nos desentendemos de los compañeros y nos arrastramos ante los de arriba. ¿Por qué tantas preocupaciones? Después de habernos inquietado porque falta el dinero, porque vamos a pasar un mal rato, porque se demoran los trabajos, nos sentimos avergonzados con sólo encontrar una de esas personas sencillas que acaban de compartir con otros más pobres lo último que tenían y no por eso se ven afligidos ni tampoco creen haber hecho algo grande. Liberación es toda la obra de Dios en la historia, pero ¿tendremos bastante fe para liberamos de tantas preocupaciones? La comparación con las flores y los pájaros no significa que debemos cruzamos de brazos; pues si Dios nos hizo con brazos y cerebro, es para usarlos. Más bien Jesús nos dice que si Dios cuida y viste de belleza las más ínfimas de sus criaturas, también se interesa por que la vida de cada uno de nosotros sea una cosa hermosa y perfecta. Busquen primero ei Reino. Jesús no habla de andar despreocupados, sino de arriesgarnos por lo verdadero en vez de buscar la seguridad de nuestro porvenir. Somos llamados a luchar diariamente para lograr más justicia, y para esto hay que olvidarse de sí mismo, sacrificar intereses y tal vez el porvenir de tos hijos. Tal vez habrá que dejar su trabajo para servir en tareas apostólicas poco remuneradas.
mateo 7
17 26
cuerpo más que la ropa? Miren cómo las io.3i aves del cielo no siembran, ni cosechan, ni guardan en bodegas, y el Padre celestial, Padre de ustedes, las alimenta. ¿No valen ustedes más que las aves? 27 ¿Quién de ustedes, por más que se preocupe, puede alargar su vida? 2 8 Y ¿por qué preocuparse por la ropa? ¡Miren cómo crecen los lirios del campo! No trabajan ni , R10 tejen, 2 9 pero créanme que ni Salomón con todo su lujo se puso traje tan lindo. 30 Y si Dios viste así a la flor del campo que hoy está y mañana se echará al fuego, ¿no hará mucho más por ustedes, hombres de poca fe? 3i ¿Por qué, pues, tantas preocupaciones?: ¿Qué vamos a comer?, o ¿qué vamos a beber?, o ¿con qué nos vestiremos? 32 Los que no conocen a Dios se preocu6,7 pan por esas cosas. Pero el Padre de ustedes sabe que necesitan todo eso. 3 3 Por lo tanto, busquen primero el Reino y la Justicia de Dios, y esas cosas vendrán por añadidura. 34 Ni se preocupen por el día de mase ie,4 ñaña, pues el mañana se preocupará de sí mismo. Basta con las penas del día. La viga y la pelusa (Le 6,37; 11,9; 6,31; 13,23) 1 co 4 5 A 7 ' * juzguen y no serán juzgados; V ' 2 porque de la manera que juzRom uen i!'i 9 serán juzgados y con la medida con que midan los medirán a ustedes. 3 ¿Por qué ves la pelusa en el ojo de tu hermano y no ves la viga en el tuyo? 4 ¿Cómo te atre1 co 5,12 ves a decir a tu hermano: Déjame sacarte 90 '' esa pelusa del ojo, teniendo tú una viga en el tuyo? 5 Hipócrita, sácate primero la viga <0> No juzguen. Debemos juzgar en el sentido de discernir entre el bien y el mal en lo que se hace a nuestro lado. No debemos juzgar en el sentido de hacemos jueces de nuestro prójimo. Para actuar justamente con tu prójimo, piensa justamente de él; para ser bueno con él, míralo con bondad. Cuando miramos a nuestra propia vida, nos damos cuenta de que los que nos han ayudado fueron los que supieron soportamos y comprendemos, y no los que nos juzgaron y nos condenaron. no juzguen: Rom 2,1; 14,4; 1 Cor 5,12; Stgo 4,11. ¿Cómo juzgar y reprender a nuestro prójimo, cuando nos corresponde hacerlo, sin que sea juzgar en el mal sentido? Pablo ¡o expresa muy claramente en Gal 6,1,5. + fio echen sus joyas a los cerdos. Jesús piensa en las dificultades que van a encontrar sus seguidores viviendo en un mundo hostil. No decir todo a todos. A cada uno de nosotros Dios ha hecho algunos favores preciosos; no conviene comunicarlos a cualquiera de buenas a primeras.. O Ver comentario de Lc 11,9. y también; Me 11,24; Jn 14,13; 15,7; 16,23; Stgo 1,5.
que tienes en el ojo y así verás mejor para u< 4« sacar la pelusa del ojo de tu hermano. •'"*•' + 6 N o den las cosas sagradas a los perros, ni echen sus joyas a los cerdos. Ellos podrían pisotearlas y, después, se lanzarían encima de ustedes para destrozarlos. O 7 Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen a la puerta y les abrirán. 8 Porque el que pide, recibe; el que busca, halla, y al que llame a una puerta, le abrirán. 9 ¿Quién de ustedes da una piedra a su hijo si le pide pan, 10 o una culebra si le pide pescado? u Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con mayor razón el Padre celestial, Padre de ustédes, dará cosas buenas a los que se las pidan. 12 Entonces, todo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con ellos: ahí tienen toda la Biblia.
1819
LC 11.9 24
Jn 14,14
,J*¿ ,^¿1 5J4 stgo 1,17 Rom 13,8
• 13 Entren por la puerta angosta, porque la puerta ancha y el camino amplio conducen a la perdición y muchos entran por ahí. 14 Angosta es la puerta, y estrecho He 14,22 el camino que conducen a la salvación, y son pocos los que dan con él. El árbol s e conoce por sus frutos (Le 6,43) + 15 Tengan cuidado con los falsos pro- & 22.26 fetas, que vienen a ustedes disfrazados de LCP6?26 ovejas, cuando en realidad "son lobos fero- G411'8 ees. i 6 Ustedes los conocerán por sus fru- 1*10,16 tos. No se sacan uvas de los espinos, ni hi- He 20,29 gos de los cardos. 1 7 Todo árbol bueno da frutos buenos, y el árbol que no es bueno stgo 3,12 • Entren por /a puerta angosta. Otra vez cabe la pregunta: ¿Quién se salvará? Jesús nunca dijo que serían muchos o pocos los que compartan la felicidad de Dios («los que irán al cielo»). Pero sí dijo repetidas veces que serán pocos los elegidos entre muchos llamados. Esto significa que entre tantos hombres que tuvieron la suerte de encontrarlo y que, con eso, fueron llamados a compartir su misión, pocos aceptan cambiar su vida y comprometerse con él. Los elegidos son los que se convierten, creen y entran a la Iglesia. Muchos toman el camino que conduce a la perdición. Salen del camino en que Cristo es todo para nosotros, derrochan los dones de Dios y, aparentemente, se vuelven inútiles para el Reino; pero, no por eso escapan a la misericordia del Padre. + Los falsos profetas son los hombres y las propagandas que ejercen maia influencia. Fácilmente decimos que tal profeta es bueno, porque nos gusta, y después tenemos buenas razones para justificar sus actos y las consecuencias. Nos entusiasmamos sin reflexionar por tal o cual moda y, si nos lleva a actuar contra los mandamientos de Dios, de-
mateo 8
18
no los da. , 8 E1 árbol bueno no puede dar frutos malos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 20 Por lo tanto, reconocerán al ár310 bol por sus frutos. lc ill 19 El árbol que no da frutos se corta y se Jn 15Í6 echa al fuego. Mt 12,33
a
La casa edificada sobre la roca (Le 6,47; 13,26 Me 1,22) O 21 No es el que me dice: ¡Señor!, ¡SeRom 2,13 ñor!, el que entrará en el Reino de los CieI'J° lv los, sino el que hace la voluntad de mi Padre del Cielo. 2 2 En el día del Juicio mujer 14.14 chos me dirán: Señor, Señor, profetizamos MC29,38 e n t u Nombre, y en tu Nombre arrojamos los demonios, y en tu Nombre hicimos muchos milagros. 2 3 Yo les diré entonces: No 1 2T?mü'i2 ' o s reconozco. Aléjense de mí todos los sai é,9 malhechores. 24 El que escucha mis palabras y las Mt 13,41 practica es como un hombre inteligente 2 stg0 i',2z que edificó su casa sobre la roca. 2 5 Cayó la lluvia a torrentes, sopló el viento huracanado contra la casa, pero la casa no se derrumbó, porque tenía los cimientos sobre la roca. 2 6 En cambio, el que oye estas palabras sin ponerlas en práctica, es como el que no piensa, y construye su casa sobre la arena. 2 7 Cayó la lluvia a torrentes, soEi 13.10 piaron los vientos contra la casa, y ésta se derrumbó con gran estrépito.» u 7,1 2 8 Cuando Jesús terminó estos discursos, lo que más había impresionado a la gente era su modo de enseñar, 29 porque hablaba con autoridad y no como los maestros de la Ley que tenían ellos.
él y le dijo: «Señor, si quieres, tú puedes lim- Mc1^¡ piarme.» 3 Jesús alargó la mano, lo tocó y Lc17> le dijo: «Lo quiero; queda limpio.» Su lepra desapareció inmediatamente. 4 Jesús le dijo en seguida: «No lo digas a nadie, sino que ve a mostrarte al sacerdote y presenta la ofrenda ordenada por la Lev u:~ Ley de Moisés; así comprobarán lo sucedido.» Jesús sana al sirviente del capitán (Le 7,1; Jn 4,46)
5 Jesús entró en Cafarnaún. Se le presentó un capitán que le suplicaba, 6 diciendo: «Señor, mi muchacho está en cama, totalmente paralizado, y sufre terriblemente.» 7 Jesús le dijo: «Yo iré a sanarlo.» 8 Contestó el capitán: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Di una palabra solamente y mi sirviente sanará. 9 Yo mismo, aunque soy un subalterno, tengo autoridad sobre mis soldados; le digo a uno: Marcha, y marcha; y a otro: Ven, y viene; y a mi sirviente: Haz esto, y lo hace.» 10 Jesús se maravilló al oírlo y dijo a los que le seguían: «En verdad no he encontrado fe tan grande en el pueblo de Israel, Lc 13 11 y les aseguro que vendrán muchos del oriente y del occidente y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los Cielos. 12 En cambio, los que debían entrar al Reino serán echados fuera, a Lc 13 2( las tinieblas, donde hay llanto y desesperación.» 13 En seguida dijo Jesús al capitán: «Puedes irte, y que te suceda como creíste.» Y 1?;*. en aquella hora el muchacho quedó sano. Jn 4 , 5 ° 14 Curación de un leproso Habiendo ido Jesús a la casa de Pe(Me 1,40; Le 5,12) dro, encontró a la suegra de éste en cama, MC 1,40 O 1 Cuando Jesús bajó del monte, lo si- con fiebre. 15 Jesús la tomó de la mano y Lc 5 12 le pasó la fiebre. Ella se levantó y comenzó MC 9,27 ' " guió mucha gente. x . 1 He 3,7 9,30 2 ün leproso vino a arrodillarse delante de a atenderle.
cimos que a estos mandamientos no hay que hacerles demasiado caso. Hombres amargados, mundo obrero dividido por el odio y el egoísmo, familias donde no hay verdadero diálogo entre los esposos, barrios y fábricas donde cada uno desconfía del vecino, gente que aparenta tener comodidades cuando no tiene qué comer: otros tantos frutos de árboles malos. fio se sacan uvas de los espinos. Los planes y las teorías se juzgan en la práctica y Jesús nos invita a mirar los hechos para luego sacar las conclusiones. Pero a nosotros nos cuesta enjuiciar la realidad que vivimos. Más nos gusta defender ideas que analizar las situaciones concretas. Jesús, educado por el trabajo manual, desconfía de las • ideas y las teorías. El común de la gente considera malos a quienes no son de su color político, pero justifica los errores y hasta los crímenes de los suyos. Jesús, en cambio, condena al que fo-
menta divisiones, mentiras y favoritismo, aun cuando pretenda servir una causa sagrada. Y con esto confirma el principio fundamental de la moralidad: el ñn no justifica los medios. O En el día del Juicio muchos me dirán. Jesús se refiere a los que participan en su Iglesia y son considerados. Bien enseñemos o hagamos milagros, o incluso seamos los animadores y responsables de la comunidad, todos estos dones o ministerios son para bien de la comunidad y no significan que vivimos en gracia de Dios. La fe que nos salva obra mediante el amor (Gal 5,6) y nos hace cumplir la Ley (Stgo 2,8). El que escucha mis palabras. Jesús se refiere a los que acogieron su palabra y se convirtieron: ya se creen salvados. Pero si no aprovechan el tiempo del primer entusiasmo para construir su vida con esos cimientos necesarios que son la
19 16
Al llegar la noche le trajeron muchos endemoniados. El echó a los demonios con una sola palabra y sanó a todos los enfermos. 17 Así se cumplió la profecía de Isaías: is 53,4 Hizo suyas nuestras debilidades y cargó con Jn 1,29 nuestras enfermedades. (Lc 9,57)
MC 4,35 i8 Jesús, al verse rodeado de un gran gentío, mandó pasar a la otra orilla del lago. *9 En ese momento un maestro de la Ley se acercó a él y le dijo: «Maestro, te seguiré a donde vayas.» 2 0 Jesús le contestó: «Los zorros tienen sus madrigueras y las aves sus nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene ni 2co8,9 dónde descansar la cabeza.» 21 También uno de sus discípulos le dijo: i R 19,20 «Señor, deja que me vaya y pueda primero enterrar a mi padre.» 2 2 Jesús le contestó: «Sigúeme y deja que los muertos entierren a sus muertos.»
mateo 9 29
die podía pasar por ese camino. Y se pusieron a gritar: «Hijo de Dios, ¿qué quieres con nosotros? ¿Viniste a atormentarnos an- u 4,34 tes de tiempo?» 30 Había por allí, a alguna distancia, una gran cantidad de cerdos que estaban pastando. 31 Los demonios suplicaron a Jesús: «Si nos expulsas, mándanos a esta manada de cerdos.» Jesús les dijo: «Vayan». 32 Salieron, pues, y se metieron en los cerdos. Y sucedió que de repente toda la manada se lanzó al mar desde lo alto del acantilado y perecieron en las aguas. 33 Los cuidadores huyeron y fueron a la ciudad. Ahí contaron todo lo sucedido y también lo referente a los endemoniados. 34 Entonces todos los habitantes vinieron al encuentro de Jesús y le rogaron que se fuera de su territorio. Jesús sana al paralítico
Jesús calma la tempestad
(Me 2,1 Lc 5,17)
(Me 435 Lc 8,22)
Q ! Jesús subió a la barca y se fue por * mar a su ciudad. 2 Allí le llevaron a un paralítico, tendido en una camilla. Al ver Jesus la fe de ellos, dijo al paralítico: «Hijo, ten confianza. Tus pecados te quedan per-
23
Después, Jesús subió a la barca y lo seguían sus discípulos. 2 4 S e desató una tormenta tan grande en el mar, que las olas cubrían la barca, pero él dormía. 25 Los discípulos se le acercan y lo despiertan, diciéndole: «Socórrenos, Señor, que nos hundimos.». 2 6 Jesús les dice: 6,30 «Gente de poca fe, ¿por qué tienen miedo?» 8,10 Después se pone en pie, da una orden a los vientos y al mar, y todo queda tranquilo. 27 Aquellos hombres, llenos de admiración, exclamaron: «¿Quién es éste, a quien hasta los vientos y el mar obedecen?»
j
•
86 He 9 3
^
Lc 7,48
(Mc 5,1; Le 8,26)
donados.» 3 Entonces algunos de los maestros de la Ley pensaron: «¡Qué manera de burlarse jn 10,33 de Dios!» 4 Jesús, que veía sus pensamientos, dijo: «¿Por qué piensan mal? 5 ¿Qué es más fácil decir: Te perdono tus pecados, o: Levántate y anda? 6 Sepan entonces que el Hijo del Hombre tiene poder sobre la tierra on 7,10 para perdonar los pecados.» Y dijo al para- Jn 527 lítico: «Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.»
28 Al llegar a la orilla opuesta, a la tierra de Gadara, dos endemoniados salieron de entre unos sepulcros y vinieron a su encuentro. Eran nombres tan salvajes que na-
O 7 Y el paralítico se levantó y se fue a su casa. 8 La gente quedó muy impresionada y reconoció la grandeza de Dios que había dado tanto poder a los hombres.
medftación bíblica, el desprendimiento, la lucha contra sus tendencias malas y la vivencia de la comunidad cristiana, todo se vendrá abajo en el período que siga. Con esta páginafinalizaeste primer Discurso en que Mateo reúne palabras de Jesús que forman como su ¡Jamado a todos los hombres, ün nuevo Discurso empezará con el capítulo 10.
En los primeros tiempos la comunidad era más consciente de este don recibido de Jesús. Bien es cierto que los ministros responsables intervenían en forma más directa para perdonar o para excluir a los indignos, pero lo hacían como responsables de la comunidad y todos se daban cuenta que debían tomar su parte del rescate y de la reconciliación de sus hermanos (ver 1 Cor 5,3-5 y 2 Cor 2,5-11). Sin negar el valor de la absolución del sacerdote, sabemos que la comunidad goza la presencia de Cristo. Con establecer relaciones de misericordia y de confianza, con aceptar humildemente la corrección fraternal, con el perdón mutuo que se dan los esposos, Cristo es el que perdona y lo perdonado en la tíe/ra nos es perdonado en el cielo (ver Mt 18,18).
Los demonios y los cerdos
O Ver el comentario de Mc 2,1 y de Lc 5,17. Reconoció la grandeza de Dios que habla dado tanto poder a los hombres, (v.8). A los hombres, es decir, no solamente a Jesús, sino a los miembros de su Iglesia, pues toda la comunidad cristiana participa en el poder de perdonar.
He9M
mateo 9 Jesús llama al Apóstol Mateo (Mc 2,13 u 5,27) + 9 Jesús, al irse de ahí, vio a un hombre llamado Mateo, en su puesto de cobrador de impuestos, y le dijo: «Sigúeme.» Mateo se levantó y lo siguió. 10 Luego, Jesús estuvo en una comida en casa de Mateo. Se presentaron buen número de cobradores de impuestos y otra gente pecadora, y se sentaron a la mesa con Jesús y sus discípulos, i 5 Los fariseos, al ver 11,19 esto, decían a los discípulos: «¿Por qué su Lc IM Maestro come con publícanos y peca197 dores?» 1 Tm i 1,15 12 pero Jesús los oyó y dijo: «Los sanos no necesitan médico, sino los enfermos. 13 Aprendan lo que significa esta palabra de 1 2? Dios: Yo no les pido ofrendas, sino que ten0s gan compasión. Pues no vine a llamar a hombres perfectos sino a pecadores.» 14 En ese momento se le acercaron algunos discípulos de Juan y le preguntaron: 11,18 «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos 12 a menudo y tus discípulos no ayunan?» 15 Jesús les contestó: «¿Sería bueno que los compañeros del novio anden tristes cuando el novio está con ellos? Vendrán días en que el novio les será quitado; entonces ayunarán. 15 Nadie remienda ropa vieja con un pedazo de género nuevo, porque el pedazo nuevo agrandaría la rotura. 17 Ni nadie echa vino nuevo en vasijas viejas, porque si lo hacen, se rompen las vasijas, el vino se desparrama y las vasijas se pierden. El vino nuevo se echa en vasijas nuevas, y así se conservan el vino y las vasijas.» Jesús resucita a la hija de un jefe (Me 5,21 Lc8,40) 1
8 Mientras Jesús hablaba, llegó un jefe de los judíos, se postró delante de Jesús y le dijo: «Mi hija acaba de morir, pero ven a mi casa, impónle la mano y vivirá.»
20 Jesús se levantó y lo siguió en compañía de sus discípulos. • 2° Mientras iba, una mujer q u e padejj cía desde hacía doce años de una hemorra- C 8 , ; gia, se acercó por detrás y tocó el fleco de Lc ,3,1 su manto. 21 Pues ella pensaba: «Con sólo Lev 15, tocar su manto sanaré» 2 2 Jesús se dio He 19, vuelta y, al verla, le dijo: «Animo, hija; tu fe te ha salvado.» Y la mujer quedó sana en 1
^
He 3,1í
ese mismo momento. 23 Jesús, al llegar a la casa del jefe, encontró a los flautistas que tocaban música jn 11,1 fúnebre y toda la gente alborotada. 24 L e s dijo: «Vayanse, porque la niña está dormida y no muerta.» Ellos se burlaron de J e sús; 25 sin embargo, cuando los echaron fuera, él entró, tomó a la niña por la mano, y la niña se levantó. 2 6 Esta noticia corrió Mc 3 por todo el lugar. ' ' O 27 Dos ciegos siguieron a Jesús cuan- 2029 do se retiraba de ahí. Le gritaban: «¡Hijo de David, ten compasión de nosotros!» 28 Cuando Jesús estuvo en su casa, los ciegos lo fueron a buscar y Jesús les preguntó: «¿Creen que yo puedo sanarlos?» Contestaron: «Sí, Señor.» 29 Entonces Jesús les tocó los ojos, di- 20,34 ciendo: «Reciban ustedes lo que han creí- 'j? do». Y vieron. 3 0 Después les ordenó severamente: «Que nadie lo sepa.» 31 Sin embargo, ellos, en cuanto salieron, lo publica- MC 7,36 ron por todas partes. 32 Cuando se iban los ciegos, le trajeron 12,22 un endemoniado mudo. 3 3 Jesús echó al Mc7,3¡ demonio, y el mudo habló. La gente quedó Lc,?;); maravillada, y todos decían: «Nunca se ha „ ,'„ visto algo parecido en nuestro país.» 34 En cambio, los fariseos comentaban: «Este , 2 , echa los demonios con la ayuda del rey de "c 3', D los demonios.» ' + 35 Jesús recorría todas las ciudades y 4,23 los pueblos. Enseñaba en las sinagogas, proclamaba la Buena Nueva del Reino y sa-
+ Ver el comentario de Me 2,13. Se llamaban pecadores a los que no observaban la Ley de Moisés y a los que cooperaban con las autoridades extranjeras (como los cobradores de impuestos).
+ SANACIONES Se compadeció porque estaban como ovejas sin pastor. Ver. Núm. 27,17; Ez 34,5; Zac 10,2. También Jn 4.35; Mc 634; Lc 10,2.
• Ver el comentario de Me 5,21. Tocó el fleco de su capa. Jesús, como buen judío, tenía flecos en su manto. El fleco, con un hilo morado, color del cielo, era cosa casi sagrada (Núm 15,38 y Mt 23,5).
En Jesús, Dios mismo venía a sanar a la humanidad. Y porque dicha obra es larga y lenta, debían darse signos visibles a la gente para que creyera en esta curación poco perceptible. Por eso Jesús debía sanar a ¡os enfermos y, por eso también hoy, las comunidades cristianas deben dar signos de lo que predican, sanando al mundo actual de sus enfermedades y promoviendo unión y justicia. Los hombres buscan a quien los sane de sus enfermeda-
O Lo seguían gritando. ¿Cómo, si estaban ciegos? A tropezones y haciéndose conducir. Cuando pecas, grita a Dios y sigue en busca de Cristo.
21
19
mateo 10
naba todas las enfermedades y dolencias. 14,14 3 6 Viendo el gentío, se compadeció porque R %f7 estaban cansados y decaídos, como ovejas sin pastor. 37 Dijo entonces a sus discípuJH 4,35 los: «La cosecha es grande, y son pocos los obreros. 3 8 Por eso rueguen al dueño de la cosecha que mande obreros para hacer su cosecha.»
des de los samaritanos, 6 sino que primero vayan en busca de las ovejas perdidas del pueblo de Israel. 7 Mientras vayan caminando, proclamen que el Reino de Dios se ha acercado. 8 Sanen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos, echen demonios. Den gratuitamente, puesto que recibieron gratuitamente. 9 No traten de llevar ni oro, ni plata, ni monedas de cobre, 1 0 ni provisiones para el Los doce apóstoles viaje. No tomen más ropa de la que llevan (Mc 3,13; Lc 6,12) puesta; ni bastón ni sandalias. Porque el 1 A ' Jesús, pues, llamó a sus doce que trabaja tiene derecho a comer. O •* " discípulos y les dio poder para 11 Mc6,7 En todo pueblo o aldea en que entren, Lc 9.1 expulsar a los demonios y para curar toda vean de qué familia hablan en bien y quéclase de enfermedades y dolencias. dense ahí hasta el momento de partir. 2 Estos son los nombres de los doce 12 9,35 Al entrar en la casa, pidan la bendición Mc 1,34 apóstoles: primero, Simón, llamado Pedro, de Dios para ella. 13 Si esta familia merece y Andrés, su hermano; Santiago y Juan, hila paz, la recibirá; y si no la merece, la ben3 Felipe y Bartolomé; ToJn 1,40 jos de Zebedeo; dición volverá a ustedes. 1,43 más y Mateo, el publicano; Santiago, hijo 14 Donde no los reciban, ni los escuchen, 4 26,25 de Alfeo; Tadeo; Simón, el cananeo, y Ju27,3 salgan de esa familia o de esa ciudad, saJn 6,64 das Iscariote, que fue el que lo traicionó. cudiendo el polvo de los pies. 15 Yo les aseguro que esa ciudad, en el día del Juicio, Jesús envía será tratada con mayor rigor que Sodoma a los primeros misioneros y Gomorra. 16 (Lc9,l; 10,1; Mc 6,8) Fíjense que los envío como ovejas en 5 O Estos son los Doce que Jesús en- medio de lobos. Por eso tienen que ser asLC 9,53 vio con las instrucciones siguientes: «No va- tutos como serpientes y sencillos como HS 8,5 yan a tierras extranjeras ni entren en ciuda- palomas. des, por esto eran numerosos los seguidores de Jesús. Para él, sin embargo, nuestras enfermedades, tanto como la explotación, el hambre, y la guerra, no son sino los frutos y las consecuencias de un mal más profundo, arraigado en nuestro corazón, que es el pecado. Trabajando con empeño y estimulando a todos los hombres de buena voluntad, se puede remediar tal o cual de nuestros males; pero, para extirpar la raíz del mal, no hay otra solución que restablecer al hombre en su dignidad de hijo de Dios, y esto requiere que Dios nos transforme interiormente comunicándonos su propio Espíritu. O Jesús pide a cada uno de nosotros que ponga sus talentos al servicio de la humanidad para sanar sus dolencias, pero también necesita obreros para la cosecha del Reino de Dios, es decir para reunir en la Iglesia a los que han creído en el amor de Dios y se han preparado para recibir su Espíritu. Rueguen, dice Jesús..., y tal vez comprenderán que a ustedes los llama Dios. Hasta ese momento, Jesús se dio a conocer por sus predicaciones en las sinagogas cercanas a Cafamaún. Pero ahora Jesús tiene medios, o sea, fama y cooperadores, para reunir muchedumbres. Este es el momento en que Jesús constituye el grupo de los Doce. Los necesita para organizar sus reuniones, para transmitir sus enseñanzas, para multiplicar los signos milagrosos que realiza sobre los enfermos. También Jesús está proyectando su Iglesia y quiere darle una cabeza: ésta será el grupo de los apóstoles. Ellos van a ser en medio de los hombres los testigos de Jesús, para ese fin él les enseña una manera de vivir y de convivir que servirá de modelo a la Iglesia. Llamó a los que él quiso (ver Jn 15,16). Estos a su vez
llamarán a otros. En la Iglesia, nadie puede hacerse apóstol; no es una responsabilidad que se conquiste: hay que ser llamado. O En este nuevo Discurso, Mateo reúne palabras de Jesús referentes a la misión. La primera parte (5-16) se dirige a los primeros misioneros de Galilea. Luego, Jesús habla para todos aquellos que, posteriormente, serán testigos suyos en medio de un mundo hostil. LA MISIÓN Ver comentario de Mc 6,7 y Lc 10,1. Esta fue la primera misión. El verdadero sentido de misión es envío. El Padre es el que envía al mundo a sus mensajeros, para reunir en un solo pueblo a los que hayan creído en su amor y sus promesas. Envía el Padre a los mensajeros de su palabra; pero también envía su Espíritu Santo para que, deslizándose en el espíritu de los oyentes, les inspire creer en la palabra de estos hombres sin prestigio que son los misioneros de la fe. EH Padre envía a su Hijo a la tierra, y luego el Hijo envía a sus apóstoles. El Padre confía a Jesús la realización de su plan, y luego la Iglesia de los apóstoles se hace cargo de la obra empezada por él (Jn 17,18; 20,21). No vayan a tierras extranjeras. Jesús obedece el plan de salvación de su Padre ya expresado en la Biblia: el Salvador debía reunir a las ovejas dispersas del pueblo de Israel; después llevaría la salvación a todas las naciones (Is 49,6; 60,1-10; Za 14,16; Mt 15,24). El que los recibe a ustedes (vers. 40); rechazar a los mensajeros es desoír el llamado del Padre.
Jgr 50.S MI 15,24
4,17 Lc 10,9 Is 55,1 He 8,20
Lc 10,4 Núm 18,31 1 Co 9,14
Lc 10,10 He 13,51 18,6
Lc 10,12 Gen 18,19 2 P 2,6 Jn 10,12 He 20,29 Hom 16,19
mateo 10
22 23
O Cuando los persigan en una ciu- 24,13 dad, huyan a otra. Créanme que no termi- 24^7 narán d e recorrer todas las ciudades de Is- Itil rael antes de que venga el Hijo del Hombre. Mc 13,26 24 El discípulo n o e s m á s que su maestro, ni el sirviente e s m á s q u e su patrón, ^AO 25 Es ya bastante que el discípulo sea como 15,20 su maestro y el sirviente como su patrón. Si al dueño de casa lo han llamado demonio, ¡qué no dirán de su familia! 26 Pero n o los teman por eso. No hay cosa oculta que no venga a des- MC 4,22 O 19 Cuando los juzguen, n o s e preocuni hay secreto que n o llegue a sa- Lc 8,1? pen por lo que van a decir ni c ó m o tendrán cubrirse, 27 que hacerlo; en esa misma hora se les dará berse. Así, pues, lo que les digo a osculo que van a decir. 20 Pues no van a ser us- ras, repítanlo a la luz del día, y lo q u e les tai5.26 tedes los que hablarán, sino el Espíritu d e digo ai oído, grítenlo desde los techos. He 4.8 s u Padre el que hablará por ustedes. 21 Entonces, un hermano denunciará a • 28 [So teman a los q u e sólo pueden t p 314 MÍ 7,6 su hermano para que lo maten, y el padre matar el cuerpo, pero n o el alma; teman AP2JO a su hijo, y los hijos se sublevarán contra m á s bien al que puede echar el alma y el 90 sus padres y los matarán. 22 A causa d e mi cuerpo al infierno. 2 9 ¿Cuánto valen dos paNombre, ustedes serán odiados por todos; jaritos? Algunos centavos, ¿no e s cierto? Y, 24,9 pero el que s e mantenga firme hasta el fin sin embargo, n o cae a tierra ni uno solo, si se salvará. no lo permite el Padre. 30 Entonces n o teLos testigos de Jesús serán perseguidos (Le 12,11; Me 13,19; 4,22; 8,38) + *? Cuídense d e los hombres: a ustewci3,9 des los arrastrarán ante las autoridades, y los azotarán en las sinagogas. 1 8 Por mi causa, ustedes serán llevados ante los goJn 6 ^ ^ bernantes y los reyes, teniendo así la oportunidad d e dar testimonio d e mí ante ellos y los paganos.
LOS MÁRTIRES + En esta página Jesús se dirige a sus testigos para cuando los persigan. La palabra mártires significa testigos, y la usamos para esos testigos de Jesús que sufrieron por él. Nótese que el mártir no es cualquier cristiano asesinado, sino el que fue consecuente con su fe a sabiendas de los riesgos que corría y luego demostró en su muerte los mismos sentimientos que estuvieron en Jesús en su Pasión: éste si que fue un testigo. Los libros cristianos nos cuentan la muerte heroica de los mártires de tiempos pasados, cuando se perseguía a los cristianos. Ese tiempo ha terminado, por lo menos en nuestros países: no se persigue a los cristianos como tales, sino que la fe cristiana es reconocida oficialmente. Sin embargo, en varios tugares nos encontramos con situaciones ambiguas. Por una parte, se ensalza a los obispos y se organizan ceremonias religiosas oficiales. Pero, al mismo tiempo, se sabe de cristianos excelentes y de sacerdotes encarcelados, torturados o desaparecidos. Aquellos que tienen la doble suerte de vivir tranquilos y de ser considerados buenos cristianos por lo que cuenta en la sociedad, suelen decir: «éstos no son mártires, sino que se han metido en política». En realidad, la misma desconfianza rodeó a los mártires de siglos anteriores. Cuando las jóvenes cristianas eran perseguidas por haberse decidido a permanecer vírgenes, muchos decían: la fe no pide tanto, ¿por qué se burlan de sus deberes familiares? Solamente después se reconoció que defendían la libertad cristiana. Cuando los católicos de Inglaterra, de Francia y de China se negaron a formar Iglesias nacionales apartándose de la comunión católica y de Roma, ¿no eran rebeldes a las leyes de su nación? Pero al mismo tiempo eran los testigos del pueblo universal de Cristo. Cuando en Alemania algunos cristianos se negaron a proclamar su incondicional sumisión al dictador Hitler, por ser ésta la negación de la fe en Cristo único Señor, la inmensa mayoría de sus correligionarios creían necesario someterse «para evitar lo peor». La misma división subsiste hoy todavía. Hay creyentes que comparten sin dificultad todas las normas y verdades acep-
tadas por la sociedad. Darían su vida por Jesucristo, pero no hallan motivos suficientes para oponerse a la manera común de actuar. Hay otros que son conscientes de las contradicciones existentes entre el Evangelio y la manera de vivir de su mundo. Por esto tratan de ser los testigos de la Buena Mueva, o sea, de la liberación que el Evangelio trae a los hombres de hoy. Por esto enfrentan las calumnias, las medidas de represión y los tribunales con los cuales se defiende la sociedad. De ellos, unos porfían en levantar a los marginados, como lo hizo Cristo; otros proclaman verdades inoportunas, como lo hizo Cristo; otros se niegan a inclinarse ante los ricos y poderosos, lo mismo que Cristo. Estas actuaciones serán interpretadas en forma política por aquellos que solamente tienen criterios políticos, pero serán interpretadas como gestos de la fe por aquellos que viven su fe. Lo importante no es que nosotros reconozcamos ahora a quiénes son los auténticos mártires de Cristo y a quiénes no lo son. El mismo ios reconocerá delante de su Padre, cuando venga en la Gloria.
•1 s 14,45 man, pues hasta los cabellos d e sus cabe- fresca a uno de los míos, porque es discí' zas están contados: 3i con todo, ustedes va- pulo mío, yo les aseguro q u e no quedará sin recompensa.» ,2?2 len m á s que los pajaritos. + 32 Al que m e reconozca delante de los AP 3,5 hombres, yo lo reconoceré delante de mi Le 9 29 2T¡m 2J2 Padre q u e está en los Cielos. 3 3 Y al que m e niegue delante de los hombres, yo también lo negaré delante d e mi Padre que está en los Cielos. O 34 No piensen q u e vine a traer la paz u 1 ¡ jj a la tierra; no vine a traer la paz, sino la es2236 pada. 35vine a poner al hijo en contra d e M¡ 7,6 s u padre; a la hija, en contra de su madre, y a la nuera, e n contra d e s u suegra. 36 Cada cual encontrará enemigos e n su propia familia. 37 No es digno de mí el que a m a a su paL* u 26 dre o a su madre m á s que a mí; no e s dignt 33,9 n o d e mí el que a m a a su hijo o a su hija 38 No e s digno d e mí el que 16 24 m á s que a mí. no toma su cruz para seguirme. 39 El q u e LC 17 33 procure salvar su vida la perderá, y el q u e jn «.'a sacrifique su vida por mí, la hallará. 4 o El q u e los recibe a ustedes, a m í m e Jn 12,44 recibe, y el q u e m e recibe a mí, recibe al Gá 4 14 ' ' q u e m e envió. El q u e recibe a un profeta 1R 1 2 R ÍS porque es profeta, recibirá recompensa digna d e un profeta. 41 El q u e recibe a un hombre bueno por ser bueno, recibirá la recompensa q u e corresponde a un hombre bueno. MC 9,41 42 Lo mismo, el que d é un vaso d e agua Cuando la Biblia habla de temer a Dios, habitualmente no se trata de tenerle miedo, sino de respetarlo; el respeto es lo contrario del miedo. Pues el respeto es actitud de una persona libre. En cambio, si alguien exige mi sumisión por la fuerza, ya no será respeto, sino miedo. Dios no nos amenaza con echamos al infierno: más bien nos recuerda que perderlo a él es perdemos a nosotros mismos: esto es el infierno.
O rio se preocupen. Los testigos de Jesús no trabajan por cuenta propia, sino que hacen obra divina. Por eso predican y actúan mejor cuando sus palabras y sus actos proceden de (a iniciativa del Espíritu Santo en ellos. En las persecuciones y las cárceles se identifican mejor con Jesús, y no deben dudar de la asistencia del Espíritu. La preocupación por preparar su defensa solamente les haría perder la paz que el Espíritu confiere a los perseguidos.
+ Al que me reconozca. Después de recalcar el poder soberano de su Padre, Jesús se alza al mismo nivel: él decidirá nuestra suerte eterna: Jesús es el Señor al que hemos de sacrificar todo. Se nos puede pedir que sacrifiquemos incluso los lazos de familia. Pensemos en tantos mártires que tuvieron que resistir en la cárcel las súplicas de sus parientes que los invitaban a dejar la intransigencia de su fe con ei fin de conservar a un padre, o una madre a sus hijos.
O */Vo terminarán de recorrer...» Esta frase estaría mejor ubicada en la primera parte del Discurso: 10,5-16 referente a la misión en Galilea. Pero, al ponerla en este lugar, Mateo le da otro sentido: los misioneros no terminarán de convertir el mundo antes de la segunda venida de Jesús.
O No piensen que yo vine a traer la paz. La paz del creyente nace de la certeza de que es amado de Dios: así lo dicen los ángeles en Belén (Lc 2,14). Pero Jesús no da la paz al mundo. Porque el mundo se ordena en tomo a confusiones, certezas aproximadas, equilibrio entre codicias y violencias opuestas. La paz del mundo, ya sea en la sociedad o en las familias, encubre nabitualmente un orden injusto impuesto por el más fuerte o una mediocridad compartida. Y el Evangelio siempre despierta el espíritu crítico. La presencia de un solo cristiano que vive en la verdad basta para inquietar muchas personas (Jn 3,20:15,18),
• Somos cobardes, y Jesús lo sabe. Ya dijo: Pió teman, cuando nos invitaba a no buscar la seguridad del dinero. Ahora, tratándose del miedo a las medidas de represión, añade: Si ustedes no pueden deponer su cobardía, piensen dónde está el mayor peligro, con Dios o con los hombres. Es éste el único lugar donde Jesús dice: Teman a Dios.
miteo II
23
La misión de Juan y la de Jesús (Lc 7,18; 16,16; 10,12)
I 1 i Cuando J e s ú s terminó de instruir •* •*• a sus doce apóstoles, s e fue de ahí a predicar y a enseñar en las ciudades judías. <0 2 Juan se enteró en la cárcel de lo que hacía Cristo; por eso envió a sus discípulos 3 a preguntarle: ¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?» 4 Jesús les contestó: «Vayan y cuéntenle a Juan lo que han visto y oído: 5 los ciegos ven, los cojos is 26,19 andan, los leprosos quedan sanos, los sordos oyen, los muertos resucitan, y una buena nueva llega a los pobres. 6Y, además, 13,57 ¡feliz el que me encuentra y no se confun- Jn25$ de conmigo!» 7 Una vez que se fueron los discípulos de Juan, Jesús comenzó a hablar de él a la gente: «¿Qué fueron a ver ustedes al desierto? ¿Ciña caña agitada por el viento? 8 ¿Qué fueron a ver? ¿A un hombre vestido elegan- 14,5 temente? Pero los elegantes viven en pala- J\% cios. 9 Entonces, ¿qué fueron a ver?, ¿A un Dt 1815 profeta? Eso sí. Yo les aseguro que Juan es J^J más que un profeta. 10 Porque se refiere a B.'U Juan esta palabra de Dios: Mira que Yo envío a mi mensajero delante de ti para que EX 23,20 Mal 3 1 fe prepare el camino. ' El Evangelio nos lleva a tomar nuestras decisiones con más libertad, despreciando el juicio de los que nos rodean cuando vemos que no se inspira en criterios evangélicos. Pensemos en casos como el de la niña embarazada que se resiste cuando sus padres exigen un aborto para «salvar el honor de la familia». En varios países se persiguió el cristianismo porque ponía una ley divina por encima de la autoridad de los padres, la cual era considerada entonces como la autoridad suprema. Por otra parte, el demonio levanta persecuciones contra cualquiera que emprenda el camino de Cristo, para asustarlo y que vuelva atrás (Mt 12,43; 13,21). No es digno de mí(v. 37). Jesús no habla solamente para los misioneros o las personas con una misión excepcional. Cada uno de nosotros debe romper muchas formas de dependencia mutua dentro de la familia que no favorecen el crecimiento humano y espiritual ni del uno ni del otro. El que ama a Cristo encuentra mil motivos para liberarse de gestos, de convivencias, de preocupaciones por los suyos que, en realidad, mantenían a unos y otros en una vida mediocre y sin ambiciones. O Ver comentario de Lc 7,18. Una buena nueva llega a los pobres (v. 5). Sabemos que la palabra Evangelio significa Buena Nueva. La proclamación de Jesús a sus contemporáneos es Evangelio por cuanto es un mensaje inesperado que a los pobres les trae esperanza y reconocimiento de su dignidad.
mateo 12 1
' Yo les aseguro que no se ha presentado entre los hombres profeta m á s grande que Juan Bautista. Sin embargo, el m á s pequeño en el Reino de los Cielos es m á s que él. 12 Desde que vino Juan Bautista hasta ahora, el Reino de Dios se alcanza a la fuerza y solamente los esforzados entran en él. 13 Con Juan Bautista finalizaron los Le 16,16 tiempos de la Ley y de los profetas, tiem14 Mal 3,23 pos de la profecía y de la espera. EntienMe 9,11 Le 1,17 dan esto, si pueden: Elias había de volver, Jn 1,21 15 El que Ap2,7 ¿no es cierto? Este ha sido Juan. tenga oídos, que entienda. 16 ¿Con quién puedo comparar a la gente de hoy? Son como niños sentados en la plaza que se quejan unos de otros: 17 Les tocamos la flauta y ustedes no bailaron; les cantamos canciones tristes y no trataron de llorar. 18 3„4 Así pasó con Juan, que no comía ni 9,14 bebía, y dijeron: 19 Está endemoniado. Lue9,11 go viene el Hijo del Hombre, que come y Le 15,1 19,17 bebe, y dicen: Es un comilón y un borracho, amigo de la gentuza y de los pecadores. Pero, con todo, aquel que es Sabiduría de Dios ha sido reconocido por sus obras.» 20 Entonces comenzó a reprender a las 13,58 Jn 15,24 ciudades en donde sus milagros habían sido m á s numerosos, y que, sin embargo, no se habían arrepentido: • 21 «¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida!; porque si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los milagros que yo hice en Jt 3,4 Am 1,9 ti, seguramente habrían hecho penitencia, Za9,2 Est 4,1 vestidos de sacos y cubiertos de ceniza. 22 Por eso, Tiro y Sidón serán tratadas con menos rigor en el día del Juicio. 23 Y tú, Cafarnaún, ¿pretendes llegar hasta las nubes? Serás hundida en el infierno. Porque si los milagros que se han realizado en ti se huGen 19 2P2.6 bieran hecho en Sodoma, todavía existiría Sodoma. 24 Por eso les digo que la región de Sodoma, en el día del Juicio, será tratada con menos rigor.»
Is 23,1 Ez 26-28
• Corozaín y Betsaida: estas dos ciudades tenían escuelas superiores de religión, pero no habían acogido el Evangeliio. Tiro y Sidón: dos ciudades paganas maldecidas por los profetas y, luego, arruinadas. O Esta breve oración de Jesús nos revela sus pensamientos íntimos. En medio de los hombres no cesa de dar gracias a su Padre. El es el Hijo que conoce al Padre como el Padre lo conoce a él. Y por eso, siendo Dios mismo, puede exigir todo de nosotros; no nos violenta desde afuera, sino que su influencia alcanza lo más profundo de nuestro corazón. Ver Lucas 10,21.
Carguen con mi yugo (Le 10,21)
0 25 Por aquel tiempo exclamó Jesús: «Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la Jn 7,4 1,17 tierra, porque has mantenido ocultas estas 1 Co 1,26 cosas a los sabios y prudentes y las revelaste a la gente sencilla. Sí, Padre, así te pareció bien. 26 Mi Padre puso todas las cosas en mis 28,18 manos. 27 Nadie conoce al Hijo, sino el Pa- Jn 3,35 13,3 dre, ni nadie conoce al Padre sino el Hijo y 17,2 aquellos a los que el Hijo quiere dárselo a Fil 2,9 conocer. Jn 1,18 28 Vengan a mí los que se sienten carga- Sab10,15 2,13 dos y agobiados, porque yo los aliviaré. 29 Carguen con mi yugo y aprendan de mí Jer 31,25 que soy paciente de corazón y humilde, y OsPro10,11 3,17 sus almas encontrarán alivio, so Pues mi Jer 6,16 1 Jn 5,3 yugo es bueno, y mi carga liviana.» Referente al sábado (Me 2,23; 3,1 Le 6,1; 14,1)
1 O ' En una ocasión pasó Jesús en día "• sábado por unos trigales. Sus discípulos, que tenían hambre, comenzaron a Dt 23,25 sacar espigas y comerse los granos. 2A1 ExDt20,10 5,14 verlos, unos fariseos le dijeron: «Tus discípulos hacen lo que está prohibido hacer en día sábado.» 3 Jesús les contestó: «¿No han leído lo 1 S 21,2 que hicieron David y sus compañeros cuan- Lev 24,5 do estaban muertos de hambre? 4 Pues, que entró a la casa de Dios y comieron los panes sagrados, que ni él ni sus compañeros podían comer, sino solamente los sacerdotes, s ¿No han leído en la Ley que los sacerdotes trabajan los sábados en el Templo y no por eso pecan? 6 Y, además, se lo digo, aquí está uno que es m á s grande que el Templo. 7 Y si ustedes entendieran claramente lo que significa: Yo no les pido ofrendas, sino que ten- Os 6,6 2,41 gan compasión, no habrían condenado a LeMt11,31 estos inocentes. Vengan a mí. No les quitaré la carga, sino que, al imponerles mi yugo, les daré el medio de llevar su carga. Jesús juega con las palabras yugo y carga, pues los judíos solían llamar carga la enseñanza divina que se transmite a los alumnos, y yugo, e¡ balanceo de las sentencias del maestro, que memorizaban. Jesús, el maestro paciente y humilde, nos hace descubrir, en toda la vida y en nuestra misma cruz, la misericordia de Dios; nos la muestra presente en las mismas exigencias de su Ley. Sólo Dios es bueno, y buena es la autoridad de Cristo.
mateo 12
25
24
8
22 Le trajeron en ese momento un endemoniado ciego y mudo. Jesús lo sanó, de modo que pudo ver y hablar. 23 Con esto, todo el pueblo quedó asombrado y preguntaban: «¿No será éste el hijo de David?» 24 A lo que respondían los fariseos: «Este echa
los demonios por obra de Beelzebú, rey de los demonios.» 2 s Jesús sabía lo que estaban pensando, y les dijo: «Todo reino dividido en dos bandos está perdido, y toda ciudad o familia dividida se viene abajo. 26 Si fuera Satanás el que echa a Satanás, se haría la guerra a sí mismo; por tanto, ¿cómo podría durar su poder? 27 Y si yo echo los demonios con el poder de Beelzebú, los amigos de ustedes, ¿con qué poder los echan? Ellos apreciarán estos comentarios. 28 Pero si yo echo los demonios con el He w.sa soplo del Espíritu de Dios, comprendan que el Reino de Dios ha llegado a ustedes. 29 ¿Quién podrá entrar en la casa de un hombre valiente y robarle sus cosas, si pri- £ $" mero no lo amarra? Sólo entonces le podrán saquear la casa. 30 El que no está conmigo, está contra Mc940 mí, y el que no recoge conmigo, des- t-09'50 parrama. 3i Por eso yo les digo: Se perdonará a los hombres cualquier pecado y cualquier palabra escandalosa que hayan dicho contra Dios. Pero las calumnias contra el Espíritu Santo no tendrán perdón. 32 El que insulte al Hijo del Hombre po- i Tim 1,13 drá ser perdonado; en cambio, el que insul- LC 12,10 te al Espíritu Santo no será perdonado, ni en este mundo, ni en el otro. 33 Si se planta un árbol bueno, su fruto será bueno; si se planta un árbol malo, su fruto será malo, pues el árbol se conoce por sus frutos. 34 Raza de víboras, ¿cómo pueden hablar 3,7 cosas buenas, siendo malos? Puesto que la Lf $ boca habla de lo que está lleno el corazón. 35 El hombre bueno saca cosas buenas del tesoro que tiene adentro, y el que es 1518 malo, de su fondo malo saca cosas malas, MC 7,21 36 Yo les digo que en el día del Juicio los hombres tendrán que dar cuenta hasta de stgo 3,1 las palabras ociosas que hayan dicho. 37 Por tus palabras serás declarado justo, y por lo que digas vendrá tu condenación.»
• Ver el comentario Me 322. Los amigos de ustedes (v. 27). Jesús se refiere a los exorcistas judíos que también echaban demonios con fórmulas y oraciones, como sucede en He 19,13. La calumnia contra el Espíritu Santo: se trata del que atribuye al Malo las actuaciones buenas y propias del Espíritu Santo, como vemos en Me 3,30. ¿Quién podría salvar al que tiene pervertida hasta su conciencia? Ni en este mundo ni en el otro (v. 32). Este es un modismo de los judíos para decir que esta calumnia es imperdonable, tanto a los ojos de Dios como de los hombres.
Si se planta un árbol bueno (v. 33). Es otra aplicación de la sentencia ya leída en 7,16. Aquí se trata de las acusaciones de los fariseos contra Jesús: si ellos lo calumnian es porque tienen un corazón malintencionado. Por tus palabras serás declarado justo (v. 37). A cada uno lo juzgará Dios según su propia conciencia y sus propios criterios. El que siempre criticó y acusó se verá acusado. El que supo comprender y perdonar se verá perdonado. Dios no nos juzgará desde afuera, como hacen los hombres, sino que de nosotros mismos saldrá la luz que nos muestre nuestras faltas. Con esto estamos muy lejos del Dios Juez con sus «castigos» como lo imagina muchísima gente.
Además, el Hijo del Hombre tiene auto' ridad sobre el sábado.» 9 Saliendo de ese lugar, Jesús llegó a una LC 14,3 sinagoga de los judíos. 10Allí estaba un hombre que tenía una mano paralizada. Los fariseos le preguntaron: «¿Está permitido hacer curaciones en día sábado?» Esperaban una respuesta para poder acusarlo. 1 ' Jesús dijo: «Supongan que alguno de ustedes tenga una sola oveja. Si se le cae a un barranco en día sábado, ¿no irá a sa6,26 caria? 12 ¿Y no vale mucho más un homLC 12,7 bre que una oveja? Por lo tanto, está perLC 13,16 mitido hacer el bien en día sábado.» 13 Dijo Jn 5 7 ^ entonces al enfermo: «Extiende la mano.» 9 14 ' La extendió y le quedó tan sana como la otra. 14 Los fariseos entonces salieron, y se Wc ,fí¡ reunieron para ver la manera de acabar con Jn 5Í16 é l .
15
Jesús, que lo sabía, se alejó. Muchos ¿¡i 1chos lo siguieron, y él los sanó a todos, 6 ü'43 pero les mandaba que no dijeran quién ?',x era. 17 Así debía cumplirse lo que dice el profeta Isaías:
Mc
18
Viene mi siervo, mi elegido; a él le ' quiero y en él me complazco. Pondré mi Espíritu sobre él, para que anuncie la verdad a las naciones. 19 No peleará con nadie ni gritará, ni llenará las plazas del ruido de sus discursos. 2 0 No quebrará la caña hecha trizas, ni apagará la mecha que todavía humea, hasta que finalmente haga triunfar la verdad. 2i De él las naciones esperan su salvación.
• El pecado más grave (Me 3,22 Le 11,15)
mateo 13 J e s ú s crítica a los de s u generación (Me 8,11; Le 11,16)
O 38 Entonces algunos maestros de la Ley y fariseos le dijeron: «Maestro, queremos que nos hagas un milagro.» 39 Pero él contestó: «Esta raza perversa e infiel pide Jon, 17 un milagro, pero solamente se le dará el signo del profeta Jonás. 40 Porque, del mismo modo que Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del gran pez, así también el Hijo del Hombre estará tres días y tres noches en el seno de la tierra. 41 En el día del Juicio los habitantes de Nínive se pondrán en pie para acusar a toda esa gente, porque cambiaron su conducta con la predicación de Jonás, y aquí hay alguien mucho mejor que J o n á s . 4 2 En el día , R 10,i del Juicio, la reina del Sur se pondrá en pie para acusar a los hombres de hoy, porque ella vino de los confines de la tierra para ver la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien mucho mejor que Salomón. 43 Cuando el espíritu malo ha salido de algún hombre, anda por sitios desiertos, buscando descanso, sin conseguirlo. 44 Entonces se dice: Volveré a mi casa de donde salí. Volviendo a ella la encuentra desocupada, bien barrida y adornada. 45 Entonces va y trae otros siete espíritus MC 5,9 peores que él. Entran y se quedan ahí. De 2 p%sá te' modo que la condición de este hombre es peor que antes. Así le va a pasar a esta raza perversa.» O Jesús no hizo milagros aquel día porque esos especialistas de religión le pedían cuentas en vez de escucharlo. Jesús ya había hecho numerosos milagros y ellos no habían creído. Gente perversa e infiel. Esta expresión designa en la Biblia al creyente infiel, que sin negar a Dios con la boca, tiene otro dios, un ídolo, en su corazón. Lo del «espíritu impuro», o sea, del demonio, señala a la generación contemporánea de Jesús. Vienen a él y aceptan su mensaje: en realidad, la conversión es momentánea y volverán a su ceguedad. «Los ninhntas»: ver Jonás 3,5.
«La reina del Sur»: ver 1 Reyes 10. El signo de Jonás es ia resurrección de Jesús. La semejanza entre los tres días de Jonás y el tiempo de Jesús en la tumba es un poco forzada.
O Ver comentario de Mc 3,31. LAS PARÁBOLAS
+ Empieza un tercer Discurso en que Mateo reúne varias parábolas de Jesús referentes al Reino de Dios. Siete parábolas forman el Discurso y cada una de ellas presenta un aspecto diferente del Reino de Dios. Hay que reunirías para tener una idea de este Reino de Dios, misterioso y multiforme, que se va desarrollando en la historia, en medio de nosotros. Jesús hablaba por medio de comparaciones, usando la
26 46
<0> Estaba todavía hablando con el jn 2,12 pueblo, cuando su madre y sus hermanos, He 1'14 que estaban afuera, quisieron hablar con él. 47 Alguien dijo a Jesús: «Mira, tu madre y tus hermanos están afuera y preguntan por ti.» 48 Pero él respondió: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» 49 E indicando con la mano a sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. 50 Porque todo el que cumple la voluntad u 2,49 de mi Padre que está en los Cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.» La comparación del sembrador (Mc 4,1; Le 8,4; 10,23; 13,26) 1 3 ' E n ese día, saliendo Jesús de + •*• ** la casa, fue y se sentó a la orilla u 5,1 del lago. 2 Pero se juntaron alrededor de él tantas personas que prefirió subir a una barca, donde se sentó mientras toda la gente estaba en la orilla. 3 Jesús les habló de muchas cosas mediante comparaciones. Les decía: «El sembrador ha salido a sembrar; 4 al ir sembrando, unos granos cayeron cerca del camino; vinieron las aves y se los comieron, s Otros granos cayeron entre piedras y, como había poca tierra, brotaron pronto, s Pero, cuando salió el sol, los quem ó y, por falta de raíces, se secaron. 7 Otros granos cayeron entre espinos; crecieron los espinos y los ahogaron, a Otros, finalmenmanera concreta de expresarse de los campesinos y de los trabajadores manuales. Este tipo de lenguaje es muy conveniente para dar enseñanzas morales, y los maestros religiosos del tiempo de Jesús hacían gran uso de comparaciones para que sus discípulos recordaran mejor su enseñanza. Pero, cuando Jesús proclamó la llegada del Reino de Dios, las muchedumbres acudieron a él impacientes por saber más. Para la mayoría de ellos el Reino de Dios significaba algo como ia revolución en nuestros días; era un tema candente con resonancias políticas. Y todos se extrañaban, porque Jesús no hablaba esta vez en forma clara, sino que seguía usando parábolas. Entre los oyentes de Jesús no faltaban los espías que denunciaran a Herodes y a los romanos cualquier palabra sediciosa. ¿Acaso Jesús se cuidaba de ellos? Más le preocupaba la politización de esa gente que no veía nada fuera de sus sueños, haciéndose incapaz de recibir el don de Dios: Cuando oyen no escuchan; no quieren convertirse ni que yo los sane. Cristo siembra, y lo que siembra son palabras de verdad y de vida eterna. Son cosas que necesariamente deben crecer y madurar en el corazón humano. La semilla está creciendo hoy mismo y con ella llega a la tierra el Reino de Dios. No llama la atención por el número (en muchos hombres, o no nace o no crece). Pero, donde crece, tiene fecundidad asombrosa. Ver también comentarios de Mc4,l y 4,14.
27
MC 4 2 3 t e > c a v e r o n e n buena tierra y produjeron, LC K35 unos el ciento, otros el sesenta, y los otros Mt fi.ís el treinta por uno. 9 El que tenga oídos, que 13,43 ... j entienda.» 10 Los discípulos se le acercaron para preguntarle: «¿Por qué les hablas con parábolas?» 'BM • n Jesús respondió: «Porque a usteof-jl des se les ha permitido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. 4,3 12 Porque, al que produce se le dará y tenU8,'?| drá en abundancia, pero al que 1no producás C6j s e j e quitará aun lo que tiene. 3 Por eso les hablo con parábolas, porque cuando miran no ven, y4 cuando oyen, no escuchan ni entienden. 1 Y se verifica en ellos lo que escribió el profeta Isaías: is 6,9 Oirán, pero no entenderán, y, por más Jn 12,40 .' r , ' J> r He 28,26 que miren, no verán. 15 Porque este pueblo ha endurecido su corazón, ha cerrado sus ojos y taponado sus oídos. Con el fin de no ver, ni de oír, ni de comprender con el corazón. No quieren convertirse ni que yo los salve.
mateo 13 O 19 Cuando uno oye ia Palabra del Reino, pero no la escucha con atención, viene el Malo y le arranca lo que encuentra sembrado en el corazón: esto es lo sembrado en la orilla del camino. 20 Lo sembrado en tierra pedregosa es la persona que al principio oye la Palabra con gusto, 21 pero no tiene raíces y dura poco. Al sobrevenir las pruebas y la persecución por causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe. 22 Lo sembrado entre espinos es la persona que oye la Palabra, pero las preocupaciones materiales y la ceguera propia de LC 12.16 la riqueza ahogan la Palabra y no puede producir fruto. 23 Por el contrario, lo sembrado en tierra buena es el hombre que oye la Palabra, la medita y produce fruto: el ciento, el sesen- ¿jj ]$£ ta y el treinta por uno.»
El trigo y la hierba mala O 24 Les propuso otro ejemplo: «El Reino de los Cielos es como un nombre que s e m b r ó b u e n a semilla en su c a m p o . LC 10,23 16 Al contrario, dichosos ustedes porque 2 s Pero, cuando todos estaban durmiendo, ven y oyen. 17 Yo les aseguro que muchos vino su enemigo y sembró maleza en medio del trigo. 26 Cuando el trigo estaba Ef35 profetas y muchos santos ansiaron ver lo 1 P 1,12 que ustedes ven, y no lo vieron, y oír lo que echando espigas, apareció la maleza. 2 7 Enustedes oyen, y no lo oyeron. tonces los trabajadores fueron a decirle al 18 Escuchen ahora la explicación del patrón: «Señor, ¿no sembraste buena semisembrador:
LA ESPERANZA
de sus intereses (son personas egoístas o de poca visión), sea porque ya han orientado su vida por otro camino. En seguida encontramos a los que no saben enfrentar la contradicción y se desaniman o se acobardan. Esperar es mantenerse firme a pesar de los obstáculos: si Dios nos puso en un camino, este camino debe llegar a alguna parte, por grandes que sean los obstáculos. La esperanza es perseverancia y valentía. Luego vienen los que se sembraron entre espinos. Estos creen, pero no se sienten satisfechos con los frutos que se cosechan en el camino difícil. Quieren «salvar su vida» y servir a la vez a Dios y al Dinero. ¡Cuántos niños buenos criados en colegios católicos, cuántos jóvenes excelentes formados en sus parroquias, que se quedarán en la Iglesia por toda su vida, pero que serán estériles para el Reino de Dios! Pues la búsqueda del éxito material los tiene amarrados y, en ellos, la esperanza del Reino no es más que un deseo impotente.
O Si la semilla da frutos en unos, y en otros no, esto no se debe a que unos sean inteligentes y otros no, unos dispuestos a la piedad y otros no. La semilla crece ahí donde hay esperanza, y no crece en la tierra donde no la hay. Es hombre de esperanza el que puede orientar su vida hacia una meta grande; es capaz de arriesgarlo todo y trabaja incesantemente para conseguir algo que todavía no se ve (Heb 11,1). Los hombres de esperanza también son hombres de fe y que saben amar. Las tres clases de personas que no son tierra buena para la Palabra de Dios son las que no tienen o no mantienen la esperanza. A los primeros (los que están al lado del camino) no les interesa la palabra que les llegó, sea porque no ven más allá
O Con la parábola de la maleza, Jesús responde a los que se escandalizan al ver el mal presente en todas partes. Hasta el fin del mundo los buenos y los malos estarán mezclados; lo bueno y lo malo estarán mezclados en las personas y en las instituciones. Dios respeta a los hombres; sabe que el mal es a menudo más fuerte que sus buenas intenciones. Sabe que necesitan tiempo para afirmarse en el bien. Dios es paciente: la reconciliación de los grupos y de las fuerzas tan diversas que llevan el mundo se conseguirá solamente al final de la Historia. Mientras tanto, no nos corresponde decidir tajantemente que éstos o aquellos no sirven para nada. Jesús comentó esta parábola: vers. 36 y ss.
• A ustedes se les ha permitido conocer los misterios del Reino. A ustedes que tomaron en serio el llamado de Jesús y se decidieron para seguirlo. Y porque han pasado a ser los cooperadores de Cristo, el Padre les revelará sus secretos. El Reino de los Cielos. Ya dijimos que la expresión los Ge' los era un modismo propio de los judios para designar a Dios. El Reino de los Cielos es el Reino de Dios, lo mismo como el Padre de los Cielos es el Padre-Dios. Por no conocer este uso, muchos se han equivocado, pensando que el Evangelio solamente nos anunciaba el Reino de Dios en el Cielo, después de la presente vida. En realidad Jesús vino para decimos que Dios empezaba a reinar entre nosotros y su Reino se hacía presente en este mundo. ¿Reino de Dios, o Reinado de Dios? Ver el comentario de Lc8,10.
mateo 13 lia en tu campo?; ¿de dónde, pues, viene esta maleza?» 28 Respondió el patrón: «Eso es obra de un enemigo.» Los obreros le preguntaron: «¿Quieres que la arranquemos?» 29 «No, dijo el patrón, no sea que al arrancar la maleza arranquen también el trigo. 30 Dejen crecer juntos el trigo y la maleza. Cuando llegue el momento de la cosecha, yo diré a los segadores: Corten priJn 15,6 mero la maleza y en atados échenla al fuego, y después guarden el trigo en las bodegas.» El grano de mostaza (Me 4,30; Le 13,18) O 31 Jesús les propuso otro ejemplo: «El Reino de los Cielos es semejante al grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. iclfl 3 2 Este grano es muy pequeño, pero, cuando crece, es la más grande de las plantas del huerto y llega a hacerse arbusto, de O La levadura que una mujer mezcla. El Evangelio dice más bien entíerra o esconde (como en 13,44). Es necesario enterrar y esconder largo tiempo la semilla del Reino para que pueda dar fruto. Y, al revés, poco se puede confiar de lo que sale ai aire rápidamente. LA IGLESIA DE JESÜS Con la parábola del grano de mostaza, Jesús nos muestra que el Reino de Dios debe ser una señal, algo muy notable en el mundo. Una corriente espiritual, lo mismo que una aspiración cultural o un movimiento revolucionario, necesita concretarse en una o varias instituciones que le dan un «cuerpo», o sea, una existencia más clara, más visible, más eficaz. Asimismo Jesús proyecta su Iglesia como portadora (pero no propietaria) del Reino de Dios. Iglesia significa: Asamblea de los convocados. Aquí se indican dos características de esta Iglesia: — por una parte, será cosa bien visible en el mundo, como el árbol que hospeda; a los pájaros; — por otra parte, se mezclará íntimamente con la masa humana, sin que los creyentes se aparten de los que no creen. Pues ellos son la levadura del mundo. Jesús no se conforma con una «Iglesia invisible», o sea, una fraternidad sentimental y una comunión espiritual de todos aquellos que por todas partes del mundo creen en él. Se necesita un árbol grande (en otro lugar Jesús dice: una ciudad edifícada en una cumbre), en que todos reconozcan que la semilla era buena y llena de vida. Se necesitan comunidades cristianas organizadas, lazos entre estas comunidades, una jerarquía, o sea, una red organizada de responsables, con una cabeza que será el Papa, sucesor de Pedro. Pero también es necesario que ios creyentes no se encierren en sus capillas, que no dediquen toda su atención a las actividades propias de su Iglesia, sino que reserven buena parte de sus energías para actuar en el mundo junto con todos los demás hombres de buena voluntad, trabajando en todas las tareas de promoción humana. Que no piensen primero en una cooperativa de la Iglesia, en una escuela de la Iglesia, sino en una cooperativa para todos, una escuela para todos, un cine para todos. Para que seamos la levadura que hace levantar la masa, o sea, que transforma la historia humana, el medio no es traerlos a todos a la Iglesia, sino co-
28
modo que las aves del cielo se posan en EZ 17,23 sus ramas.» oníís 33 Y añadió esta parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que 5,6 toma una mujer y ia mezcla con tres medi- 1 GalCo 5,9 das de harina, hasta que todo fermenta.» • 3 4 Todo esto lo dijo Jesús al pueblo en parábolas, y no les hablaba sino en parábolas. 35 Así se cumplía lo que dijo el Profeta: Hablaré con parábolas; daré a conocer cosas que estaban ocultas desde la crea- sai 78,2 ción del mundo. + 36 J e s ú s entonces despidió a sus 1515 oyentes y se fue a casa, rodeado de sus dis- Mc 4-10 cípulos. Estos le dijeron: «Explícanos la parábola de la maleza sembrada en el campo.» 37 Jesús le dijo: «El que siembra la semilla buena es el Hijo del Hombre. 3^ El campo es el mundo. La buena semilla son los que pertenecen al Reino. La mala hierba es la gente del demonio. 39 El e n e m i g o q u e la j n a,44 municar en la vida diaria y en las iniciativas comunitarias abiertas a todos, el espíritu que nos anima. • No les hablaba sino en parábolas. Al leer Mt. 13,12, pareciera que Jesús hablaba con parábolas para ocultar su enseñanza. Pero aquí encontramos otra explicación, que nos da otra parte de la verdad: Jesús habla con parábolas porque éste es el medio más adaptado para dar una enseñanza que perdure a lo largo de la historia. Hablaré con parábolas. Estas son las primeras palabras del salmo 78, modificadas y adaptadas por el evangelista. El quiere decimos que Jesús, al enseñamos los secretos del Reino de Dios, contesta los interrogantes más esenciales de la humanidad. Desde los comienzos de la civilización el hombre está abocado a problemas y desafíos que no puede solucionar o superar con los recursos de su propia sabiduría, y Jesús le da la clave de sus contradicciones. La ciencia conoce todos o casi todos los elementos de nuestro destino. Pero nunca pudo aclarar el misterio del mal en el hombre: ¿Por qué la violencia tan arraigada en todos nosotros? ¿Por qué estamos en busca de una justicia y una felicidad que nunca se hacen realidad? La respuesta de Jesús no se presenta como un sistema teórico; solamente nos ofrece figuras o enigmas que cada cual debe profundizar a lo largo de su vida (y a lo largo de la historia), para sacar a luz la revelación decisiva que contienen. + El campo es el mundo. Esta parábola no se refiere a lo que pasa en cada uno de nosotros, o dentro de la Iglesia, como pasa con la red (13,47). Nos invita a mirar cómo el Reino de Dios está y crece en el mundo y en todas las esferas de la vida profana, una obra divina va madurando a través de toda la historia humana: Historia Sagrada no es solamente la anterior a Jesús, sino también la nuestra. Aquí Jesús denuncia nuestra violencia secreta que no nos permite entender la manera de actuar de Dios. Pues los servidores no se dan cuenta que los anima el mismo espíritu violento que ellos condenan en los demás: solamente piensan en excluir y reprimir para que triunfe el bien. Dios en cambio prefiere que el mal desarrolle sus posibilidades y sea vencido mediante el misterio de la cruz. Su Justicia sabrá manifestarse al fin. Pero, si miramos la historia, hemos de reconocer que falta mucho para que la Iglesia haya entendido siempre esta verdad.
29 siembra es el diablo. La cosecha es el fin del mundo. Los segadores son los ángeles. j:\l 4 0 Así como se recoge la maleza y se 1 Jn 3*ío Q u e m a » as > s e r a a ' fin del mundo. Ap ios 41 El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles para que quiten de su Reino todos4 2los escándalos y saquen a los malvados. Y Dn 3Í6 los arrojarán en el horno ardiente. Allí será ¡i, jj'i2 el llanto y el rechinar de dientes. 43 Al mis¡5$ m o tiempo, los justos brillarán como el sol 2530 e n el Reino d e s u Padre. Quien tenga oíon 12.3 dos, q u e entienda. El tesoro, la perla, la red • 44 El Reino de los Cielos es semejanpro 2,4 te a un tesoro escondido en un campo. El 4,7 hombre que lo descubre lo vuelve a esconder y, de tanta alegría, vende todo lo que tiene para comprar ese campo. 45 El Reino de los Cielos es semejante a un comerciante que busca perlas finas. 46 Si llega a sus manos una perla de gran valor, vende cuanto tiene, y la compra. + 4 ? El Reino de los Cielos es semejante a una red que se echa al mar y recoge peces de todas clases. 48 Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla. Ahí se sientan, escogen los peces buenos y los echan en canastos, y tiran los que no se pueden comer. 4 9 Así pasará alfindel mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de los buenos 5 0 y los arrojarán al norno 3 MM3 <¡2 ardiente, donde habrá llanto y desesperación.» si Preguntó Jesús: «¿Entendieron bien
mateo 14 todas estas cosas?» Ellos le respondieron: «Sí.» 52 Entonces, Jesús añadió: «Todo maestro de la Ley que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos se parece a un padre de familia que, de sus reservas, va sacando cosas nuevas y cosas antiguas.» O 53 una vez que terminó estos ejemplos, se fue de allí. 54 Y, al pasar por su tierra de Nazaret, se puso a enseñar en la sinagoga, de tal manera que la gente, maravillada, se preguntaba: «¿De dónée le ha He- Jn 715 g a d o tanta sabiduría y e s e paÉBr d e hacer milagros? 55 ¿No es el hijo del carpintero? ¿No se llama María su madre? ¿No son sus u 3 2 3 hermanos Santiago, José, Simón y Judas? Jn M2 5 6 Y sus hermanas, ¿no están todas viviendo entre nosotros? ¿De dónde, pues, le viene todo esto?» No creían en él; todo lo contrario. 57 Pero J e s ú s les dijo: «A u n profeta sólo lo desprecian e n s u tierra y e n s u familia.» Jn 4,44 58 Y como no creían en él, hizo allí pocos milagros. C ó m o mataron a Juan Bautista (Me 6,14 Le 9,7) • l ^ i Por aquel tiempo, el rey Hero- 16,14 V •!• " des tuvo noticias de la fama de Jesús. 2 Y dijo a sus allegados: «Es Juan Bautista. Juan ha resucitado de entre los muertos y por eso los poderes milagrosos actúan en él.» 3 Hay que decir que Herodes había hecho detener a Juan y, cargado de cadenas, lo había metido en la cárcel. Pues Herodes
• Las parábolas del tesoro y de la perla nos invitan a que no dejemos pasar la ocasión cuando et Reino viene a nosotros. unos han buscado durante años la palabra, o la persona, o la esperanza que daría un nuevo sentido a su vida. Y un día les sale al encuentro. A veces el hallazgo fue modesto: una palabra de perdón, un gesto de amistad verdadera, el primer compromiso que nos ofrecieron para que lo tomáramos. Pero comprendimos al instante que éste era el encuentro con lo que realmente vale, y entramos alegres al Reino. Pero, dice la parábola: lo vuelve a esconder. Habitualmente Dios es el que vuelve a esconder este tesoro que nos mostró una primera vez; y deja que trabajemos y perseveremos largos años para hacerlo nuestro. Hay que vender todo, o sea, despojarse de costumbres, diversiones, que ocupaban nuestra vida sin llenaría. Y cuando caiga sobre nosotros la noche y el viento frío de las pruebas, no se deberá olvidar el tesoro que encontramos hasta que volvamos a tenerlo. La perla es, en algún sentido, Cristo mismo. La compran aquellos que se entregan totalmente al Reino de Dios, muchas veces en el ministerio o en la vida religiosa.
buenos todos los que han sido hechos católicos, ni son todos hijos del Reino, es decir, que están en la familia visible de los elegidos sin haber entrado al espíritu del Reino (ver la página anterior). La red nos recuerda que la primera actividad de la Iglesia debe ser la misión: pescar hombres. La misión siempre trae de todo: unos se van, otros perseveran, renovando la Iglesia. ¡Cómo nos gustaría una Iglesia perfecta, integrada por hombres irreprochables, en la que todos hubieran descubierto el don de Dios! Pero Cristo no lo quiso así, ni ésta es la manera como su Iglesia salva al mundo. Esta parábola nos invita a no extrañamos de los escándalos que hay dentro de ia Iglesia, pero no nos enseña a soportarlos pasivamente. Hay algunos que serán echados afuera. El homo ardiente significa el sufrimiento insoportable y la desesperación de los que se apartaron del Reino, cuya ley es el amor. La separación será definitiva, tal como el Reino se hará definitivo en ese día. Al final Jesús habla del maestro, o sea, del hombre preocupado por profundizar su fe. Este, al meditar constantemente las parábolas de Jesús, sacará de ellas enseñanzas siempre nuevas y adaptadas a nuevas circunstancias.
LOS ESCÁNDALOS + La Iglesia pescó a una parte de la humanidad. Mo son
O Para los cap. 14 y 15, ver comentario de Mc6 y 7.
O Comparar con Le 4,14. Ver comentario de Mc3,31.
mateo 15 había tomado como mujer a Herodías, laa esposa de su hermano Filipo, 4 y Juan le; Leu 18.16 decía: «No puedes tenerla como esposa.» • 5 Herodes hubiera querido matarlo, pero no3 se atrevía por temor al pueblo, que lo consideraba un profeta. 6 Pero llegó el cumpleaños de Herodes. La hija de Herodías salió a bailar en medioj de los invitados, y le gustó tanto a Herodes,¡, 7 que le prometió bajo juramento darle todo5 lo que le pidiera. 8 La joven, siguiendo elI consejo de su madre, le dijo: «Dame aquíí en una bandeja la cabeza de Juan Bautista.» 9 El rey, que se había comprometido bajo) juramento en presencia de los invitados, ordenó entregársela, aunque muy a pesarr suyo. 10 Y mandó cortar la cabeza de Juani en la cárcel. i1 En seguida trajeron su cabeza en una bandeja, se la entregaron a laJ muchacha, y ésta se la llevó a su madre. 12 Después vinieron los discípulos de: Juan, llevaron su cuerpo a enterrar y fueron a dar la noticia a Jesús.
30
Se recogieron doce canastos llenos de los pedazos que sobraron. 2I Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres ni los niños. Jesús anda sobre las aguas del lago (Me 6,45; Jn 6,16)
+ 22 Inmediatamente después, Jesús obligó a sus discípulos a que se embarcaran y fueran a esperarlo al otro lado, mientras él despedía a la muchedumbre. 23 (Jna vez que los despidió, subió solo a un cerro a orar. Al caer la noche, estaba allí Lc ¡;l¡ solo. 24 Entre tanto, la barca estaba ya muy lejos de tierra, sacudida fuertemente por las olas, porque soplaba viento en contra. 25 De madrugada, fue J e s ú s hacia ellos caminando sobre el mar. 26A1 verlo caminar sobre el mar, se asustaron y exclama- u 24.37 ron: «¡Es un fantasma!» Y llenos de miedo comenzaron a gritar. 27 J e s ú s les dijo al instante: «Animo, no teman, soy yo.» 2fi Pedro contestó: «Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti caminando sobre las aguas.» 29 Primera multiplicación del pan Jesús le dijo: «Ven.» Pedro bajó de la (Me 6,32 Jn 6) barca, y caminaba sobre las aguas para He- Jn 21,7 13 • Entonces J e s ú s se alejó de allí en1 gar a Jesús. 30 Pero, al fijarse en la violenbarca a un lugar despoblado para estar cia del viento, tuvo miedo y comenzó a hunsolo. Pero la gente, en cuanto lo supo, lo si- dirse. Entonces gritó: «¡Sálvame, Señor!» guió por tierra desde sus pueblos. 14 Jesús, 31 Al instante Jesús extendió la mano, diciendo: «Hombre de poca fe, ¿por qué 9 36 al desembarcar y ver a tanta gente reunida, 15 32 ' tuvo compasión y sanó a los enfermos. vacilaste?» 15 32 Al caer la tarde, sus discípulos se lei Cuando subieron a la barca, cesó el 8,26 Me 4 39 acercaron para decirle: «Estamos en un lu33 gar despoblado, y se hace tarde; despide a viento, y los que estaban en la barca se ie.'i6 27$ esta gente para que se vaya a las aldeas yr postraron delante de él, diciendo: «¡Verda' deramente, tú eres Hijo de Dios!» 3 4 ü n a Mc$gj se compre algo que comer.» Lc 7 16 Pero Jesús les contestó: «No tienen vez terminada la travesía, tocaron tierra en Jl ¿ 1 Genesaret. 35 AJ reconocerlo, la gente del necesidad de irse: denles ustedes de comer.» 17 Ellos respondieron: «No tenemos1 lugar divulgó la noticia por toda la región. aquí más que cinco panes y dos pescados.» 36 Le trajeron todos los enfermos, rogándo18 Jesús les dijo: «Tráiganlos para acá.» le que los dejara tocar solamente el fleco 1 9 Entonces manda sentarse a todos en de su capa. Todos los que lo tocaron quela hierba. Toma los cinco panes y los dos1 daron totalmente sanos. jn 11.41 pescados, levanta los ojos al cielo, pronun- Mandatos de Dios cia la bendición, parte los panes y los en- y enseñanzas de hombres trega a los discípulos para que se los repar- (Me 7,1) tan a la gente. 2 ° Y todos comieron hasta 1 C 1 Entonces se acercaron a J e 2 R 4.43 saciarse. ** sus algunos fariseos y maestros • Ver comentarios de Me 6,32 y Jn 6. + Ver comentario de Me 6,45. Manda que yo vaya a tí. Mateo no quiere subrayar la vacilación de Pedro, sino su fe. Sólo él se atrevió a desear para sí lo que parecía reservado a Jesús. Y cuando volvió a estar con sus compañeros le pareció poco el baño forzado en
comparación de la experiencia única que había hecho. ¡Hombre de poca fe! Otra vez Jesús reserva este reproche a sus mejores discípulos, para convencer a esos otros discípulos que somos nosotros, de que mucho nos falta todavía (ver 6,30; 8,26; 16,8; 17,20). • Ver el comentario de Me 7,1.
mateo 15 31 I7 de la Ley que habían venido de Jerusalén. ees todavía de entender esto? ¿No com2 Y le dijeron: «¿Por qué tus discípulos no prenden que todo lo que entra por la boca al vientre y después sale del cuerrespetan la tradición de los antiguos? En va a parar Gái i,'i4 efecto, no se lavan las manos antes de po, i 8 mientras que lo que sale de la boca Col 2,8 viene del corazón, y eso es lo que hace imcomer.» puro al hombre? 3 «Y ustedes —replicó Jesús—, ¿por qué 1 9 En efecto, del corazón proceden los quebrantan un mandamiento de Dios en malos deseos, asesinatos, adulterios, inmo- i co 5,10 nombre de sus tradiciones? 4 P u e s Dios ralidad sexual, robos, mentiras, chismes. B\1 EX 20.12 dijo: Cumple tus deberes con tupadreycon 20 Esas son las cosas que hacen impuro al , *' ' j ¡¡•¿¿ tu madre. Y: El que maldiga a su padre o a hombre; pero comer sin lavarse las manos, 2 T¿ m ,| 2 22 15 su madre debe ser condenado a muerte. eso no hace impuro al hombre.» > s En cambio ustedes afirman que un hombre puede decir a su padre o a su madre: J e s ú s sana a la hija d e una pagana No puedo ayudarte porque todo lo mío lo tengo destinado al Templo. 6 En este caso, (Me2 !7,24) J e s ú s se apartó hacia la región frontesegún ustedes, esta persona queda libre de 22 sus deberes con su padre y su madre. Y así riza con Tiro y Sidón. Pues bien, una muustedes han anulado la orden de Dios en jer cananea, que había salido de esos terri- 9 27 torios, lo fue a ver y se puso a qritar: «Se- 20:30 nombre de sus tradiciones. 7 u" j r\ -j J •j • Me 10,47 ¡Hipócritas! Isaías profetizó exactamen- ñor, hijo de David, ten compasión de mi: mi te de ustedes, cuando dijo: BEste pueblo hija e s atormentada por un demonio.» sai 78 36 me nonra con ¡a boca, pero su corazón está 23 Pero J e s ú s no le contestó ni una palabra. lejos de mí. 9 El culto que me rinden no sir- Entonces sus discípulos se acercaron y le ve de nada, y sus enseñanzas no son más dijeron: «Despáchala: mira cómo grita deque mandatos de hombres.» trás de nosotros.» 24 Jesús contestó: «No fui enviado sino a Mancha al hombre lo q u e sale d e él las ovejas perdidas del pueblo de Israel.» (Me 7,14; Lc 6,39) 25 Pero la mujer se acercó a J e s ú s y, arro+ 10 Después, J e s ú s hizo acercarse a la dillándose ante él, le dijo: «Señor, socórregente y les dijo: «Escuchen y entiendan: me.» 26 J e s ú s le contestó: «No se debe 11 lo que entra por la boca no hace impuro echar a los perros el pan de los hijos.» al hombre, pero sí mancha al hombre lo 27 «Es verdad, Señor, contestó la mujer, que sale de su boca.» pero los perritos comen las migas que caen 12 Entonces los discípulos se acercaron de la mesa de sus patrones.» 2B Entonces y le dijeron: «¿Sabes que los fariseos se es- Jesús le contestó: «Mujer, ¡qué grande es candalizan al oírte hablar así?» " J e s ú s res- tu fe! Que se cumpla tu deseo.» Y en ese a!» pondió: «Toda planta que no haya planta- momento quedó sana su hija. do mi Padre celestial será arrancada de raíz. 1 4 ¡Déjenlos! Son ciegos que guían a otros S e g u n d a multiplicación del pan LC26,39 ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los (Me 7,31) 29 lom 2,19 ¿ Q g c a e n e n u n hoyo.» Desde allí pasó J e s ú s a la orilla del mar 5 1 Pedro, tomando la palabra, le dijo: de Galilea y, subiendo a un cerro, se sentó 16 «Explícanos esta comparación.» Jesús le en ese lugar. 30 (Jn pueblo muy numeroso respondió: «¿Ni siquiera ustedes son capa- se acercó a él, trayendo mudos, ciegos, co- 5,1 + Ver el comentario de Me 7,14. Todas las sociedades humanas sienten la necesidad de distinguir lo bueno y lo malo. Pero lo hacen con criterios que no son los de Dios, y Jesús viene a reformar estos criterios. Para la sociedad judía, el culto de Dios era lo esencial, y se preocupaban antes que nada por distinguir lo puro de lo impuro. Jesús muestra que la verdadera pureza no es la que ellos buscan. El hombre no es puro por lo que entra en él (alimentos, contactos, ritos exteriores), sino por lo que sale de él: conciencia e intenciones buenas que producen actos agradables a Dios.
Nuestra situación de hoy es muy diferente. Vivimos en sociedades cuya religión es la del dinero, y las leyes son las que impuso el dinero. Tanto la propaganda como la experiencia demuestran que sólo el rico es tratado como persona y considerado. En cambio, el pobre y el trabajador son seres inferiores, impuros, excluidos de todos los beneficios de la sociedad. No son solamente los ricos los que tienen estos criterios clasistas. También los pobres gastan en aparentar lo que no tienen para comer; y se avergüenzan de trabajar con sus manos; y se creen personas inferiores por vivir en condiciones que la sociedad juzga «impuras». Jesús nos enseñaría a deshacemos de estos criterios antes de querer enseñar a otros.
mateo 16 jos, mancos y personas con muchas otras enfermedades. Los pusieron a sus pies y él los sanó. 31 Al ver que los mudos hablaban, que los cojos andaban y que los ciegos veían, todos se quedaron asombrados, por lo que daban gloria al Dios de Israel. 32 Jesús reunió a sus discípulos y les dijo: 936 «Me da compasión este pueblo: hace tres 14,4 días que me siguen y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, porque se desmayarían en el camino.» 33 Pero sus discípulos le respondieron: «¿Y dónde hallaremos bastantes panes en ese desierto, para alimentar a tanta gente?» 34 Jesús les dijo: «¿Cuántos panes tienen?» Respondieron: «Siete y algunos pescaditos.» 35 Entonces, Jesús mandó a la gente que se sentara en el suelo. 36 Y él, tomando los siete panes y los pescaditos, da gracias a Dios. En seguida los parte y los da a sus discípulos y éstos los reparten al pueblo. 37 Todos comieron hasta saciarse y llenaron siete cestos de los pedazos que sobraron. 3 8 Los que comieron fueron cuatro mil hombres, sin contar las mujeres ni los niños. 39 Después, Jesús despidió a la muchedumbre, subió a la barca y pasó a la región de Magadán. Las señales de los tiempos (Me 8,11; Le 11,16; 12,54) 1 C ' Los fariseos y los saduceos se ^ * " acercaron a Jesús y, para po19,3 nerlo en apuros, le pidieron una señal milagrosa que viniera del Cielo. 2 Jesús respondió: «Al atardecer ustedes dicen: Habrá buen tiempo porque el cielo n
O Una señal que viniera del Cielo, o sea de Dios, según el modo de hablar de los judíos. rio se les dará señal Jesús se niega a hacer prodigios para demostrar su autoridad. Los que aman la verdad y buscan las cosas auténticas, sabrán reconocer la firma de Dios en las actuaciones de Jesús y de sus apóstoles, aun cuando mil propagandas hablen en contra. La señal de Jonás es la resurrección de Jesús (ver Mt 12,40). En algún sentido la Resurrección es la señal más decisiva de su misión, pero solamente la entienden aquellos que creen. Los que exigen milagros para creer, no tendrán respuesta. • Desconfíen de la levadura de los fariseos: ver Me 8,11. Esto de preocuparse más por el mal que por el pan, no entraba en la cabeza de los apóstoles, ni tampoco en la nuestra. LA IGLESIA.—PEDRO.—EL PAPA O Una de las parábolas del Reino de Dios ya anunciaba de alguna manera la Iglesia (Mt 13,31-33). Ahora bien el presente texto nos habla claramente de la Iglesia. Nos dice cuál
32
.
.
•••
c
Los dejo y se fue. • 5 Los discípulos, al pasar a la otra orilla, habían olvidado llevar pan. 6 Jesús les dijo: «Tengan cuidado y desconfíen de la levadura de los fariseos y de los saduceos.» 7 Y los discípulos se pusieron a comentar entre ellos: «Nos dice eso porque no trajimos pan.» 8 Jesús, al darse cuenta, les dijo: «Hombres de poca fe, ¿por qué se preocupan de que no tienen pan? 9 ¿No comprenden todavía? ¿No recuerdan ios cinco panes para los cinco mil hombres, y cuántas canastadas recogieron? 10 ¿Ni los siete panes para los cuatro mil hombres, y cuántos cestos llenaron de sobras? 1
' ¿Cómo no entienden que no hablo de panes cuando les digo: Cuidado con la levadura de los fariseos y de los saduceos?» í2 En esos momentos comprendieron que no les hablaba de la levadura para el pan, sino de las enseñanzas de los fariseos y saduceos. La fe de Pedro y las promesas de Jesús (Me 8,27; Le 9,18; Jn 6,69)
<0 13 Al llegar Jesús a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo, el Hijo del Hombre?» ] 4 Ellos dijeron: «unos dicen es su base: la íe en Jesús, Cristo e Hijo de Dios; realza la dignidad propia de Pedro entre todos los apóstoles; sugiere que la Iglesia siempre necesitará una cabeza visible, y ésta será el sucesor de Pedro, el Papa. La fe en Cristo, Hijo de Dios, que Pedro proclama primero entre los apóstoles, es realmente cosa que viene de Dios. Esta fe nuestra no es una opinión humana, una adhesión sentimental: no viene de la carne y de la sangre, expresión que, entre los judíos, designaba lo que en el hombre es puramente humano, lo que el ser mortal hace y comprende con sus propias capacidades. Y las palabras con que Jesús felicita a Pedro: ¡Feliz eres Simón... valen también para todo verdadero creyente. El Padre es el que nos ha elegido y nos ha traído hacia Cristo (ver Jn 6,37 y 6,44). Luego se enfatiza la dignidad de Pedro. Hablamos de Pedro, a pesar de que su nombre era Simón, pero Jesús, al encontrarlo (Jn 1,40), le dio este apodo de Piedra que nosotros deformamos en Pedro, porque sabía que éste pasaría a ser la primera piedra de su Iglesia. Otros textos, en el Evangelio, atestiguan el liderazgo y la fe de Pedro: Mt 10,2; 14,28; 17,25; Le 5.8-10; 22,32; Jn 6,68 y 22,15-19. Pero lo que Jesús dice a Pedro ¿vale también para sus su-
mateo 17
33
está rojo y encendido. 3 Y por la mañana: Hoy tendremos mal tiempo porque el cielo está rojizo hacia el Este. Saben, pues, interpretar los aspectos del cielo, ¿y no saben interpretar las señales de los tiempos? 4 ¡Ge- 12 38 neración mala y adúltera! Piden una señal, -jn e 30 pero señal no tendrán, sino la de Jonás.» MI 12,39 Le 11,29
que eres Juan Bautista; otros dicen que Elias; otros, que Jeremías o alguno de los profetas.» 1 s Jesús les preguntó: «¿Y ustedes, quién dicen que soy yo?» 16 Simón contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» ^ J e sús le respondió: «Feliz eres, Simón Bar-jona, porque no te lo enseñó la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos. 18 Y ahora, yo te digo: Tú eres Pedro, o sea Piedra, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las fuerzas del Infierno no la podrán vencer. 19 Yo te daré las llaves del Reino de los 1818 Cielos: todo lo que ates en la tierra será ata*p 3,7 do en el Cielo, y lo que desates en la tierra será desatado en los Cielos.» 20 En seguida, Jesús ordenó a los discí179 'pulos que no le dijeran a nadie que él era •* " el Cristo. J e s ú s anuncia su Pasión (Me 8,31; Le 9,22; 12,9; 14,27)
2i A partir de ese día, Jesucristo comenzó a explicar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén y que las autoridades judías, los 1712 sumos sacerdotes y los maestros de la Ley Jj'jJ lo iban a hacer sufrir mucho. Les dijo tam13,33 bien que iba a ser condenado a muerte y que resucitaría al tercer día. + 2 2 Pedro lo llevó aparte y se puso a reprenderlo, diciéndole: «¡Dios te libre, Señor! cesores, los Papas? Nadie puede negar que ya en el Antiguo Testamento Dios quiso que su pueblo tuviera un centro visible, Jerusalén, y la nación se había ordenado en torno al Templo y a los reyes hijos de David. Cuando Dios eligió a David, primer rey de Israel, le prometió que sus hijos estarían para siempre encabezando el Reino de Dios: esta promesa se verifico en Jesús. Ahora, Jesús elige a Pedro, que será para siempre la base visible del edificio. En adelante los sucesores de Pedro, los Papas, serán uno tras otro cabeza visible del cuerpo de la Iglesia, lo mismo como Pedro lo fue para el grupo de los apóstoles y para la primitiva Iglesia. Es fácil ver que, para mantener la Iglesia a lo largo de los siglos, se precisaba una autoridad que pudiera determinar quiénes pertenecen y quiénes no pertenecen al cuerpo de los creyentes; cómo se deben comprender la fe en Cristo y las exigencias del Evangelio. Para los judíos, atar y desatar significa: declarar lo que es prohibido y lo que es permitido. Esto le corresponde a Pedro y a sus sucesores los Papas. A pesar de que, como hombres, se pueden equivocar, Cristo no quiere desentenderse de lo que deciden en última instancia: lo que ates en la tierra será atado en el cielo. Las fuerzas del inñemo. Estas son las fuerzas al servicio del demonio para mantener el mundo bajo el dominio del pecado y de la muerte. No podrán arrastrar al que se ampare en la Iglesia. Y por más que intenten hundirla, no le impedirán cumplir con su misión salvadora. Este enfrentamiento se describe en Ap 12-17.
No, no pueden sucederte esas cosas.» 23 Pero Jesús se volvió y le dijo: «¡Detrás de mí, Satanás! Tú me harías tropezar. No piensas como Dios, sino como los hombres.» 24 Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «El que quiera seguirme, que renuncie a sí IOM mismo, que cargue con su cruz y que me u K27 siga. 2 5 Pues el que quiera asegurar su vida Lc 17 33 la perderá, pero el que pierda su vida por J n n & mí, la hallará. 2 6 ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si se pierde a sí 4 8 mismo? Pues, ¿de dónde sacará con qué rescatar su propia persona? 27 Sepan que el Hijo del Hombre vendrá con la Gloria de su Padre, rodeado de sus 2J®f) ángeles; entonces recompensará a cada sai 62,13 uno según su conducta. 2 8 E n verdad les sai 28.4 digo que algunos de ustedes no morirán sin {£ $23 antes haber visto al Hijo del Hombre vinien- 2021 do como rey.» Jesús e s transfigurado (Me 9,2 Le 9) 2P117 1 *7 1 Seis días después, Jesús tomó " •* ' consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, su hermano, y los llevó a un cerro alto, lejos de todo. 2 En presencia de ellos, 28,ie Jesús cambió de aspecto: su cara brillaba como el sol y su ropa se puso resplande- 28,3 ciente como la luz. 3 E n ese momento se les aparecieron Moisés y Elias hablando con Jesús. 4 Pedro tomó entonces la palabra y dijo El hecho de que Pedro sea cabeza de los apóstoles y piedra de base de la Iglesia no impide que en otros lugares se diga que ésta tiene por cimientos a los Doce Apóstoles (Ef2,20yAp21,14). También ellos reciben el poder de atar y desatar en Jn 20,21, pero, en ese lugar, se refiere al perdón de los pecados, que también es cosa necesaria, y diariamente necesaria para mantener la comunión entre los creyentes (ver también Mt 18,18). Hay otras palabras de Jesús a Pedro (Lc 22,31 y Jn 21,15). Al leer los relatos de Me 8,27 y Lc 9,18 se plantean algunas preguntas respecto a esta «fe» de Pedro: ver comentario de Lc 9,18. Jesús, piedra de base: Me 10,12; 1 Cor 3,11; 1 P2,6. + Ver Me 8,31. Después de ponerse al servicio del Reino, Pedro no podía aceptar que la injusticia y la fuerza del mal salieran vencedoras. Jesús, en cambio, sabe que para destruir el poder del mal no hay otro camino que el sacrificio de sí mismo. ¡Detrás de mí, Satanásl Pedro hace frente a Jesús para cerrarle el camino que lleva a la cruz y Jesús reconoce en su intervención la misma voz que vino a tentarlo en el desierto para que salvara el mundo con otros medios. Por eseJesús lo llama Satanás, lo que significa Tentador o Estorbo. Que Pedro pase más bien detrás de Jesús para seguirlo en este camino, como conviene a su discípulo. • Ver comentario de Me 9.2 y Lc 928.
mateo 18 a Jesús: «Señor, ¡qué bueno que estemos aquí! Si quieres, voy a levantar aquí tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elias.» 5 Pedro estaba todavía hablando cuando MI 2°Í3o una nube luminosa los cubrió con su sombra y una voz que salía de la hube decía: «Este es mi Hijo, el Amado; éste es mi Elem 18.15 gido; a él han de escuchar.» MM2,i8 6A1 oír la voz, los discípulos cayeron al Mc 1,n suelo, llenos de gran temor. 7 Jesús se acercó, los tocó y les dijo: «Levántense, no teman.» s Ellos levantaron los ojos, pero no vieron a nadie más que a Jesús. 9 Y, mientras bajaban del cerro, Jesús les ordenó: «No hablen a nadie de lo que acaban de ver, hasta que el Hijo del Hombre haya resucitado de entre los muertos.» 10 Los d i s c í p u l o s le p r e g u n t a r o n : 16,14 «¿Cómo dicen los maestros de la Ley que SMS'IO ^-'' as n a de venir primero?» 11 Contestó Jesús: «Bien es cierto que Elias ha de venir para restablecer el dominio de Dios. 1 2 Pero sepan que Elias ya vino, y no lo reconocieron, sino que lo trataron como se les anto16,21 jó. Y también harán padecer al Hijo del ' Hombre.» 13 Entonces, los discípulos comprendieici!i7 ron que Jesús se refería a Juan Bautista. Jesús sana a un epiléptico (Me 9,14; Le 9,37)
<0 14 Cuando llegaron donde estaba la gente, se acercó un hombre a Jesús y de rodillas le dijo: ] s «Señor, ten piedad de mi hijo, que es epiléptico y está muy grave; muchas veces cae al fuego, y otras, al agua. 16 Lo traje a tus discípulos, pero no han podido sanarlo.» 17 Jesús respondió: «¡Qué gente tan inot 32,5 crédula y extraviada! ¡Hasta cuándo estaré entre ustedes! ¡Hasta cuándo tendré que soportarlos! Tráiganmelo aquí.» 18 Y Jesús O Ver comentario de Mc9,14. O Varias veces Jesús anunció su muerte: ver 16,21 y 20,17. En ningún momento la presentó como un accidente que podría contrarrestar sus proyectos. No piensa en ella en un momento de desánimo. Tampoco se puede hablar de resignación. Desde el comienzo él la ha aceptado; más todavía: la ha deseado como el medio de dar gloria a su Padre y de reconciliar a los hombres. Jesús habla de sí mismo en tercera persona: el Hijo del Hombre, pues mira su propia suerte como desde afuera. Esta es la voluntad del Padre y él no se toma en cuenta a sí mismo. • Todos los judíos pagaban el impuesto para el mantenimiento del Templo. Los cobradores se acercan a Pedro por ser el dueño de
34 ordenó al demonio que saliera del niño, el que quedó sano de inmediato. 19 Los discípulos, pues, se acercaron a Jesús y le preguntaron en privado: «¿Por qué nosotros no pudimos echar a ese demonio?» 20 j e s u s ] e s ¿¡jo; «Porque tienen poca fe. Yo les digo que si tuvieran fe como Lc 17>6 un granito de mostaza, le dirían a este cerro: 1 C o " 2 quítate de ahí y ponte más allá, y el cerro obedecería: nada les sería imposible. 21 Los demonios de esta clase no se van sino con la oración y el ayuno.» 22
O CIn día, estando Jesús en Galilea 1*9,30 con los apóstoles, les dijo: «El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres, 2 3 que le darán muerte. Pero 16,21 resucitará al tercer día.» Los apóstoles se jo,'" pusieron muy tristes. El impuesto para el Templo • 2 4 Al volver a Cafarnaún, se acercaron a Pedro los que cobran el impuesto para el EX 30,13 Templo, y le dijeron: «El maestro de ustedes, ¿no paga el impuesto?» 25 «Claro que sí», contestó Pedro. Y se fue a la casa. Cuando entraba, se anticipó Jesús y dijo a Pedro: «¿Qué piensas de esto, Simón? ¿Quiénes pagan impuestos o contribuciones a los reyes de la tierra: sus hijos o los extraños?» 2 6 Pedro contestó: «Los extraños.» Y Jesús le dijo: «Los hijos, pues, no tienen por qué pagarlo. 2 7 Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, vete a la playa, echa el anzuelo, y al primer pez que pique ábrele la boca. Hallarás ahí una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti.» Los pequeñuelos y el escándalo . ^
1 8
' ^ n e s e momento, 'os discípulos se acercaron a Jesús para u 22,24
esta casa de Cafarnaún en que Jesús se aloja. Quieren cumplir su oficio, pero no están seguros de cómo serán recibidos y les da vergüenza enfrentarse con Jesús por asunto de impuestos. En realidad, si estos cobradores son buenos judíos y celosos por su religión, les preocupa saber lo que piensa Jesús de esta obligación religiosa. Jesús observa la Ley, pero aprovecha la oportunidad para dar a entender quién es él: los cobradores no saben que se están dirigiendo al Hijo. Se ve el dominio del Señor sobre toda criatura y, al mismo tiempo, su solidaridad más estrecha con Pedro. LOS PEQUEÑOS O El primer párrafo de esta página se comenta en Marcos (Mc 9,33).
mateo 18
35 preguntarle: «¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?» 2 Entonces Jesús llama a un niñito, lo co1914 loca en medio de los discípulos, 3 y dice: MC 10,15 «Les aseguro que si no cambian y vuelven °jn 3,5 a ser como niños, no podrán entrar al Reino de los Cielos. 4 El que se hace pequeño 202 6 como este niño, ése es el más grande en el Reino de los Cielos, 5 y el que recibe en io,4o mi Nombre a un niño como éste, a mí me LC 10,16 ., Jn 13,20 r e c i b e . 6
Si alguien hace tropezar y caer a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le sería que le amarraran al cuello una gran piedra de moler y que lo hundieran en lo más hondo del mar. LC 17,1 7 ¡Ay del mundo que es causa de tantas caídas! Es necesario que se presenten estos escándalos, pero, ¡ay del que hace caer a los demás! 8 Si tu mano o tu pie te arrastra al pecado, córtatelo y tíralo lejos; pues es mejor para ti entrar a la Vida manco o cojo, que ser echado al fuego eterno con tus dos manos y tus dos pies. 9 Y si tu ojo te arrastra al pecado, arráncalo y tíralo; es mejor para ti entrar tuerto a la Vida que ser arrojado con tus dos ojos al fuego del Infierno. A continuación Jesús pasa de los niños a los pequeños, es decir, a la gente senciila. Son pequeños en el sentido de que no cuentan mucho en la sociedad, pero también porque creen con más sencillez que las personas orgullosas de su propia situación y cultura. Jesús piensa en las personas que hacen caer a los pequeños por su mal, ejemplo, porque su situación o su dinero o su fuerza les permite presionar a los pobres y los desamparados. Jesús habla también (versículo 7) del mal que hacemos debido a la presión social. Los pequeños son, muchas veces, gente que se esfuerza por salir de su condición y llegar a ser más independientes gracias a una mejor educación y a mayores entradas. Pero, muy a menudo, la sociedad hace difícil superarse a los que no entran en juegos sucios y se niegan a imitar el modo de vivir de las personas egoístas. Debido a esto, no raras veces los pequeños deben resignarse a un fracaso, a perder su ojo, antes que renunciar a lo más importante que es vivir bajo la mirada de Dios. Mejor que entres cojo en la Vida. Jesús recalca el valor incomparable de la vida eterna. Nuestra suerte se juega en la vida presente y no habrá un tercer lugar entre el Reino de Dios y la condenación definitiva. Hay momentos en que debemos comprar el Reino hasta con el sacrificio de nuestro trabajo, de nuestra seguridad y de nuestra vida. Si tu mano o tu pie... Estas mismas palabras se encontraban en Mt 529, referidas a la lucha para liberarse del deseo sexual. Según los judíos, solamente los más eminentes de los ángeles podían contemplar la cara de Dios. Pues bien, dice Jesús, ¡a éstos precisamente fueron encargados los pequeños! ¡Ay del mundo que es causa de tantas caídasl A veces son algunos los que causan el escándalo (o sea arrastran al pecado a los demás). Otras veces es la misma sociedad con su corrupción, su violencia y sus estructuras injustas. Con eso Jesús nos invita a tomar conciencia del pecado tanto individual como social. Las civilizaciones, las costumbres, los
10
Tengan cuidado de despreciar a algu- „„ „ ,, no de estos pequeños, pues les digo que H"b'•'< sus ángeles en el Cielo, contemplan sin cesar la cara de mi Padre que está en los Cielos. 11 Porque el Hijo del Hombre ha venido a salvar lo perdido. O 12 ¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se extravía ¿no g *•* deja las noventa y nueve por los cerros y parte a buscar a la extraviada? 13 Y yo les digo que, cuando por fin la encuentra, se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron. 14 Pasa lo mismo donde el Padre de ustedes, que está en los Cielos: allá no quieren que se pierda ninguno de estos pequeñitos. Cómo conviven los hermanos en la fe (Le 17,3) • is Si tu hermano ha pecado contra ti, anda a hablar con él a solas. Si te escucha, i* 17,3 has ganado a tu hermano. 16 Si no te escucha, lleva contigo a dos o tres de modo que j n ¿17 el caso se decida por boca de dos o tres tes- ?•$, 5*9 tigos. 17 Si se niega a escucharlos, dilo a la Iglesia reunida. Y si tampoco lo hace con la sistemas económicos y políticos favorecen o impiden la fe; y recibirán en forma colectiva el fruto de sus obras. ¡Ay del mundo... porque las estructuras malas serán derribadas de cualquier manera, con lágrimas y sangre (Lc 23,28). ¡Ay del hombre... porque todo se pagará (ver también Mt 26,24). Es necesario que se presenten estos escándalos. Jesús vivió en una hora de violencia y, aparentemente, no se queja de que el mundo sea lo que es. Nunca nos invitó a soñar con un paraíso en la tierra. Dejemos que algunas comunidades cristianas sueñen con ser un rebaño de corderitos bien simpáticos, dócilmente ordenados en torno a su buen pastor. Diferente es la visión que Jesús tiene de la existencia cristiana. El mundo real, o sea, el que Dios creó y al que Dios salva, no fue destinado a ser un oasis de felicidad, sino que es el lugar donde se forman personas libres, mediante la lucha y la superación constante. El Poder del Mal no disminuye en absoluto la gloria que Dios recibirá de su creación al final. La injusticia y el La injusticia y el sufrimiento se harán fuente de santidad y medio de crecer en el amor mediante la gracia de Dios. O La comparación de las cien ovejas está también en el Evangelio de Lucas (Lc 15,1): la Iglesia no debe parecerse al grupo de los fariseos, los cuales querían ser «los buenos» y creían serio. Una comunidad preocupada por buscar a los pecadores y por acogerlos, tiene seguramente menos presentación que una comunidad de gente considerada, pero en ella se vive con más confianza y con más alegría. LOS SACRAMENTOS • Dos palabras de Jesús a la Iglesia: Si tu hermano ha pecado. Jesús había dicho a Pedro: «Todo lo que ates en la tierra será atado en el cielo.» Aquí lo dice a toda la Iglesia. Entre creyentes se busca primero un arreglo a la buena, luego un arbitraje (1 Cor 6,1).
"•ateo 18
37 36
1 Co 5
Tl3 1 ¿
''
fenf
'6,19
^
tt
COmo u n
P^o
o un
0 t0 aten t o dd o lo lo a t e n en e nla la erra <** "al'el&i^? , ? por «> el ei cLT?°Í UeJo lo ;tenHrá n^r^ =.*=,)„ .. t*_.,endra atado odo
ti
que desata
P°r d e s a t a d o M
en
10
,
Üerra
'
el Ciel
°
'l oy t e n d r 'oa
]'á des^e^'T ' ° s d e usteV CeS Para pedir '•' cosa e S ¿L ° cualquier seladarí^o egUr°f q u e m i P a d r e Celestial a „ nidos en m N"* 5 d ° n d e ^ d o s ° ües r e u "
*$§ dio de ellS, Ul7 3
'
Si e n , a ü e r r a d
m
' ahí
eSt y y
°
° e n me"
+
«Sen J E n t ° n c e s Pedro se acercó y le dijo: oferT^ ' c H C u á n t a s v e c e * debo perdonar las c e o ! 2 2 d e m i , h e r m a r > ° ? ¿Hasta siete vev e r ^ - J e s u s l e contestó: «No digas siete es> s m o hasta setenta y siete veces.» •^ que n o perdonó a s u compañero
O 23 «p o r e s o s u c e d e e n e , R e j n o d e ] o s 25,i9 fíelos lo mismo que pasó con un rey que resolvió arreglar cuentas con sus empleaaos 24 Cuando estaba empezando a hacerlo, le trajeron a uno que debía diez millones de monedas de oro. 25 Como el hombre no tenía para pagar, el rey dispuso que tuera vendido como esclavo, junto con su
mujer, sus hijos y todas sus cosas, para pagarse de la deuda. 26 El empleado se arrojó a los pies del rey, suplicándole: «Ten paciencia conmigo y yo te pagaré todo.» 2 7 El rey se compa- u 7 ¿ deció, y no sólo lo dejó libre, sino que además le perdonó la deuda. 28 Pero apenas salió el empleado de la presencia del rey, se encontró con uno de sus compañeros que le debía cien monedas; lo agarró del cuello y casi lo ahogaba, gritándole: «Paga lo que me debes.» 29 E1 compañero se echó a sus pies y le rogaba: «Ten un poco de paciencia conmigo y yo te pagaré todo.» 3 0 Pero el otro no le aceptó. Al contrario, lo mandó a la cárcel hasta que le pagara toda la deuda. 31 Los compañeros, testigos de esta escena, quedaron muy molestos y fueron a contarle todo a su patrón. 32 Entonces, el patrón lo hizo llamar y le dijo: «Siervo malo, todo lo que me debías te lo perdoné en cuanto me lo suplicaste. 3 3 ¿No debías haberte compadecido de tu compañero como yo me compadecí de ti?» 3 4 Y estaba tan enojado el patrón, que lo entregó a la jus- u ,f;y ticia, hasta que pagara toda su deuda. 35 Y Jesús terminó con estas palabras: «Así hará mi Padre Celestial con ustedes, si MC 11:15 no perdonan de corazón a sus hermanos.» coi 3J3
Reunidos en el Hombre de Jesús. La oración de la coSe trata del perdón al hermano que vuelve arrepentido: munidad, de un equipo apostólico, de una pareja cristiana Le 17,1. Mótese que el texto de 18,15 es dudoso. Tal vez esrealmente unida. Es importante que logremos comprensión taba escrito: Si tu hermano ha pecado, anda a hablar... En profunda entre nosotros para presentar a Dios nuestros deeste caso, se refería al esfuerzo de la comunidad por correseos comunes. gir al hermano que anda por mal camino. Los hombres suelen buscar a Dios en sus templos, o bien en la contemplación de la naturaleza, c bien en el recogimiento de su alma. Pero Dios quiere hacerse presente, más EL PERDÓN que todo, en la comunidad cristiana. Está presente en ella cuando se reúne para orar en nombre de Jesús. Está preO Las ofensas que nos hacen los compañeros no son sente también en el desarrollo de esta comunidad, en sus nada en comparación con nuestras ofensas a Dios. Y miencrisis, en sus problemas: está presente en la historia de su tras Dios perdona todo, nosotros ni siquiera damos un plaIglesia. zo. Dios no hace valer sus derechos y parece que ni siquieMientras participamos en el trajín de la comunidad, supera los conociera, porque es el Padre. En cambio nosotros, rando los conflictos inevitables, perseverando en la labor al hacer valer nuestros derechos, nos portamos como sierapostólica, aprendemos a ser hijos de Dios según la verdad, vos malos. Mt 5,43. y con esto conoceremos al Padre según la verdad. La IgleJesús habla para las personas; habla también para los grusia, pues, es el lugar sagrado en que encontramos a Dios y, pos humanos. El mundo necesita, sobre todas las cosas, un para expresar esta realidad, decimos que la Iglesia es el saperdón de Dios y, por eso, aun los que quieren construir cramento de Dios. una sociedad más justa no la pueden lograr con acusacioTambién hablamos de varios sacramentos: el Bautismo, nes y rencores. la Eucaristía... Algunos quieren recibir los sacramentos sin Con esta parábola entendemos mejor cómo es la «vencomprometerse con la Iglesia: éstos olvidan que el Bautisganza» y el «juicio» del Dios perfectamente humilde. Dios mo y los ritos religiosos son sacramentos y confieren la grano cobrará sus propios derechos, sino que cobrará por los cia de Dios por ser gestos de la Iglesia, la cual es El Sacrapequeños que, no pudiendo pagar, fueron despojados; y comento de Dios. Dios no está contenido en cosas sino que brará también por todos aquellos que, arrepentidos de su false expresa por medio de la familia de Cristo y quiere que lo ta, no encontraron el perdón. encontremos en ella. Todo lo que aten en la tierra...: vivir en Con esta parábola finaliza el cuarto Discurso del Evangearmonía con la comunidad y compartir la fe de la Iglesia es lio de Mateo: con el deber del perdón. La Iglesia estuvo siemun signo de que estamos en gracia de Dios. pre bien lejos de ser santa, como debía serlo. Sin embargo, nadie puede negar que, en todo tiempo, la Iglesia fue el lu+ Wasía sereno y siete veces. Esto se contrapone a la gar donde se enseñó la misericordia de Dios y donde los sed de venganza expresada en Gen 4,24. hombres aprendieron a perdonar.
Jesús habla del matrimonio y de la continencia «por el Reino» (Me 10,2 Mt 5,31 Le 16,18) 1 Q ' Después de dar estas enseO •*• ^ fianzas, Jesús partió de Galilea y fue a los territorios de Judea que quedan al otro lado del Jordán. 2 Clna gran multitud lo siguió y allí sanó a los enfermos. 3 Se Le951 le acercaron unos fariseos, con ánimo de ié.i probarlo, y le preguntaron: «¿Está permitían ¿,6 do al hombre despedir a su esposa por cualquier motivo?» Gen 1,27 4 Jesús respondió: «¿No han leído que el EÍ 5,31 Creador en el principio, los hizo hombre y i co 6,16 mujer 5 y d ¡j 0 . £y nombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá con su mujer, y serán los dos uno solo? 6 De manera que ya no son dos, sino uno solo. Pues bien, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre.» 7 Pero ellos preguntaron: «Entonces, DI 24.1 ¿por qué Moisés ordenó que se firme un certificado cuando haya divorcio?» 8 Jesús contestó: «Porque ustedes son duros de corazón, Moisés les permitió despedir a sus esposas, pero no es ésa la ley del comienzo. 9 Por tanto, yo les digo que el que despic 7 10 ° ' de a su mujer, fuera del caso de infidelidad, 5,32 y s e casa con otra comete el adulterio.» 10 Los discípulos dijeron: «Si ésa es la condición del hombre con la mujer, más vale no casarse.» • • El les contestó: «No todos comprenden lo que acaban de decir, ' c ° ]•) sino solamente los que reciben este don. 12 Hay hombres que nacen incapacitados para casarse. Hay otros que fueron mutilados por los hombres. Hay otros que por amor al Reino de los Cielos han descartado la posibilidad de casarse. ¡Entienda el que pueda!» (Me 10,13 Le 18,15) 13 Entonces trajeron a Jesús algunos niños para que les impusiera las manos y rezara por ellos. Pero los discípulos reprendieron a esa gente. 14 Jesús dijo: «Dejen a 947 esos niños y no les impidan que vengan a Lc 1 p 2i ' mí, porque el Reino de los Cielos es de los que se asemejan a los niños.» 15 En segui-
O Ver comentario de Mc 10,2 y Mt 5,31. Al cristiano la fidelidad total no le parece una esclavitud, ya que precisamente Jesús vino para damos el espíritu que permite cumplir la Ley. Jesús, que no se casó ni conoció mujer, manifestó en toda su vida lo que debe ser la ley de los casados: fidelidad, comprensión, cariño, sacrificio por el otro (Ef 5,22). Sin este
mateo 19 da, les impuso las manos y siguió su camino. El joven rico (Me 10,17; Le 18,18; 12,33; 22,29) 16 En ese momento se le acercó uno y 19,29 le dijo: «Maestro, ¿qué obras buenas debo liev1?8^l hacer para conseguir la vida eterna?» 17 Jesús contestó: «¿Por qué me preguntas sobre lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres entrar en la vida eterna, cumple los mandamientos.» 18 EI joven dijo: «¿Cuáles?» Jesús respondió: «No matar, no LC 10.28 cometer adulterio, no hurtar, no levantar ""¡¡¡-''I testimonio falso, 19 honrar padre y madre y Lev 1918 amar al prójimo como a sí mismo.» 20 El joven le dijo: «He guardado todos esos mandamientos, ¿qué más me falta?» 21 Jesús le dijo: «Si quieres llegar a la per- MC 14,5 fección, anda a vender todo lo que posees Ljn'?235 y dáselo a los pobres. Así tendrás un tesoro He j•£ en el Cielo, y luego vuelves y me sigues.» 6,20 22 Cuando el joven oyó esta respuesta, se Sal 62,11 fue triste, porque era muy rico. 23 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «Créanme que a un rico se le hace muy difícil entrar al Reino de los Cielos. 24 Se lo repito, es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar al Reino de los Cielos. 25 Al oír esto, los discípulos se quedaron asombrados y decían: «Entonces, ¿quién U1323 puede salvarse?» 2« Fijando en ellos su mirada, Jesús les dijo: «Para los hombres es Gé° ie2i4 imposible, pero para Dios todo es posible.» Lc U 7 27 Entonces Pedro tomó la palabra y dijo: «Sabes que nosotros lo dejamos todo para seguirte: ¿qué habrá para nosotros?» 28 Jesús contestó: «A ustedes, que me si- Sab 3 e guieron, les digo esto: En el día de la Re- Dn7^ novación, cuando el Hijo del Hombre se LC 22:28 siente en su trono de gloria, ustedes tam- Vp°362i bien se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. 2 9 Y todo el que deja casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o propiedades, por amor de mi Nombre, recibirá cien veces lo que dejó y tendrá por herencia la vida eterna.
espíritu, la misma ley de Dios vendrá a ser para los esposos una cadena. Meyor no casarse. Según su costumbre, Jesús no trata de excusarse por sus palabras muy exigentes, sino que, al contrario, propone algo más difícil de entender todavía. Y alaba a los que escogen la castidad por amor al Reino como algo definitivo. Pero reconoce que es una vocación y una gracia especial.
mateo 20
38
30 Muchos que ahora son los primeros se20.16 rán entonces los últimos, y muchos que ahora son los últimos, serán los primeros.»
eso, cuando se lo dieron, empezaron a protestar contra el patrón. 12 Decían: «Los últimos apenas trabajaron una hora y les pagaste igual que a noLos q u e fueron a trabajar a la viña sotros, que soportamos el peso del día y del calor.» 13 El patrón contestó a uno de ellos: 2 0 ' ^ " o n r e ' a c ' o n a e s t o > sucede en • ^ V el Reino de los Cielos lo mismo «Amigo, no he hecho nada injusto, ¿no que pasó con un jefe de familia que salió convinimos en un denario al día? '•» Entonde madrugada a contratar trabajadores ces, toma lo que te corresponde y márchaMe gusta dar al último tanto como a ti: para su viña. 2 Aceptaron el sueldo que les te. 15 ¿no tengo derecho a hacer lo que quiero 20-21,28 ofrecía (una moneda de plata al día), y los con mi dinero? ¿Por qué ves con malos ojos envió a su viña. 3 Salió después cerca de las nueve de la que16 yo sea bueno?» Así sucederá: los últimos serán los primañana, y se encontró en la plaza con otros 4 meros, y los primeros serán los últimos.» que estaban desocupados, Y les dijo: «Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que corresponda.» Y fueron a trabajar. Tercer anuncio de la Pasión 5 El patrón salió otras dos veces, como (Me 10,32; Le 18,31) 17 al mediodía y como a las tres de la tarde, Jesús, al empezar el viaje para Jerusaen busca de más trabajadores. 6 Finalmen- lén, tomó aparte a sus «Doce» apóstoles y te, salió a eso de las cinco de la tarde, y vio les dijo en el camino: ia «Miren: vamos a a otros que estaban sin hacer nada, y les Jerusalén. Allí el Hijo del Hombre debe ser dijo: «¿Por qué pasan todo el día ociosos?» entregado a los jefes de los sacerdotes y a 7 Contestaron ellos: «Porque nadie nos ha los maestros de la Ley, que lo condenarán contratado.» Dijo el patrón: «Vayan también a muerte. 19 Lo entregarán a los paganos, 16,21 ustedes a mi viña.» para que se burlen de él, lo azoten y lo cru- n12 8 Al anochecer, dijo el dueño de la viña a cifiquen. Pero él resucitará al tercer día.» uj( Lev 19,13 su mayordomo: «Llama a los trabajadores 1 Co 1! y págales su jornal, empezando por los últimos y terminando por los primeros.» 9 Se Santiago y Juan piden presentaron los que habían salido a traba- los primeros puestos jar a las cinco de la tarde, y a cada uno se (Me 10,35) O 20 Entonces la madre de Santiago y le dio un denario (una moneda de plata). 10 Cuando finalmente llegaron los prime- Juan se acercó con ellos a 2Jesús y se arroros, se imaginaron que iban a recibir más; dilló para pedirle un favor. ' Jesús le dijo: pero recibieron también un denario. ' ' Por «¿Qué quieres?» Y ella respondió: «Aquí tie- u 22,3 LOS DUEÑOS
• Muchos se sorprenden con esta parábola. Les parece injusto que se dé lo mismo a todos, sin tomar en cuenta sus obras y sus sacrificios. Es que no han entendido bien de qué habla Jesús. El establece una comparación, no entre varios trabajadores, sino entre diversos grupos de trabajadores. Cada grupo representa a un pueblo o a una clase social y, mientras unos de ellos recibieron la Palabra de Dios hace muchos siglos, otros apenas llegan a la fe. A lo largo de la historia, Dios llama a los diversos pueblos a que vengan a trabajar a su viña. Para empezar, llamó a Abraham y le encargó, a él y sus descendientes, su obra en el mundo. No por eso la raza de Abraham era dueña del Reino de Dios: la viña era de Dios, y ellos eran los trabajadores. Más tarde, en tiempo de Moisés, mucha gente de toda clase salió de Egipto, junto con los descendientes de Abraham, y pasaron a formar el pueblo de Israel (al que llamamos también pueblo judío). Se acostumbraron a pensar que eran el pueblo de Dios y constantemente reivindicaron sus derechos: Dios debía tratarlos mejor que a los demás pueblos y hacer lo necesario para que todas las naciones de la tiena reconocieran su superioridad. En realidad, la viña no les había sido encargada en forma exclusiva.
Luego, con la venida de Cristo, el Evangelio fue llevado a otros pueblos, hasta entonces paganos. Entraron a la Iglesia y formaron la cristiandad. También ellos pensaron que el Reino de Dios y la Iglesia eran cosas suya. El rey de España se llamaba el Rey muy Católico, y mucha gente consideraba normal la destrucción de las naciones indias y de su cultura: los indios entrarían al Reino de Dios junto con ser los subditos del rey de España. Hasta nuestros días no han faltado las familias que se consideran católicas por derecho de nacimiento. También hay grupos sociales, habitualmente dueños de riquezas importantes, que se extrañan cuando la Iglesia critica sus privilegios y ya no les concede los primeros asientos en el templo. Dicen que la Iglesia los traiciona, porque siempre han pensado que la Iglesia era suya. Jesús dice que los que estén en el Reino de Dios deben aceptar que otros entren a su vez en igualdad con ellos. ¡Que se conformen con esta única moneda que es el honor de trabajar con Cristo) Se equivocan, pues, los que fundaron la capilla, cuando creen tener derechos sobre la comunidad; como también los adultos, cuando quieren imponer a los jóvenes su propio estilo de vida cristiana: o como igualmente el clero cuando no acepta la promoción de los laicos. O Ver comentario de Me 10,35.
39 nes a mis dos hijos. Manda quey en tu reino, se sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda.» 22 Jesús contestó a los hermanos: «No 26i39 saben lo que piden. ¿Pueden ustedes beber J 1811 " la copa que yo tengo que beber?» Ellos respondieron: «Podemos.» 23 Jesús replicó: «ustedes beberán mi copa, pero a mí no me corresponde concederles que se sienten a mi derecha y a mi izquierda. Eso será para quienes el Padre lo haya dispuesto.» 24 Al oír esto los otros diez, se enojaron con los dos hermanos. 25 Pero Jesús los reunió y les dijo: «Ustedes saben que los jefes de las naciones se portan como dueños de ellas y que los poderosos las oprimen. 26 Entre ustedes no será así; al contrario, ucVá el que aspire a ser más que los demás, se hará servidor de ustedes. 27 Y el que quiere ser el primero, debe hacerse esclavo de los demás. 2 8 A imitación del Hijo del Hombre,
mateo 21 J e s ú s entra e n Jerusalén (Mc 11,1; Jn 12,12; Le 19,12)
J 1 i Estaban ya cerca de JerusaV " •*• lén. Cuando llegaron a Betfagé, junto al monte de los Olivos, 2 Jesús envió a dos discípulos, diciéndoles: «Caminen hasta el pueblecito que está al frente y encontrarán una burra atada con su burrito al lado. Desátenla y tráiganmela. 3 Si alguien les dice algo, contéstenle: El Señor los necesita, pero pronto los devolverá.» 4 Esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por un profeta: 5 Digan a la hija de Sión: «Mira que tu rey „, ..
/
j
-ii
* J
Gen 49,11
viene a ti con toda sencillez, montado en iS62,n una burra, una burra de carga, junto a su uftyá burrito.»
6 Los discípulos fueron, pues, siguiendo las instrucciones de Jesús, 7 y trajeron la burra con su cría. Después le colocaron sus 26,28 . . . . . capas en el lomo y Jesús se sentó encima. 8 m 2,7 que no vino para que lo sirvieran, sino para Entonces la mayoría de la gente extenYo'mi;!! servir y dar su vida como rescate de una dió sus capas en el camino; otros cortaban muchedumbre.» ramas de árboles y las ponían sobre el sueMC io,46 29 Al s a l i r e l l o s d e Jericó,30les iba siguien- lo. 9 El gentío que iba delante de Jesús y el 1 R 1,33 2 R 9 13 LC 18,35 d 0 u n a multitud de gente. Dos ciegos es- que le seguía exclamaba: ' taban sentados a la orilla del camino y, «¡Hosanah! ¡Viva el hijo de David! ¡Bencuando oyeron que pasaba Jesús, comen- dito sea el que viene, en el Nombre del SeSal m 2 6 15,22 zaron a gritar: «¡Señor, hijo de David, ten ¡Hosanah, gloria en lo más alto de los M< ®& piedad de nosotros!» 31 La gente les decía: ñor! «Cállense.» Ellos, por el contrario, gritaban cielos!» 10 Cuando Jesús entró en Jerusalén, la más fuerte: «¡Señor, hijo de David, ten comciudad se alborotó. Preguntaban: «¿Quién pasión de nosotros!» es éste?» la muchedumbre contestaba: 32 Jesús se detuvo, los llamó y les pre- «Este es 'el* Y profeta Jesús, de Nazaret de guntó: «¿Qué quieren que yo haga por us- Galilea.» tedes?» 33 Ellos dijeron: «Señor, que se J e s ú s limpia el Templo abran nuestros ojos.» 34 Le 13,45; Jn 2,14) Jesús tuvo compasión y les tocó los (Me 11,11; + 12 Después, Jesús entró al Templo y ojos. Y al momento recobraron la vista y siechó fuera a todos los que vendían y comguieron a Jesús.
O Ver comentario de Mc 11. Mateo, Marcos y Lucas hacen coincidir con esta entrada a Jerusalén el suceso de los vendedores del Templo. Por el contrario, Juan habla de los vendedores al comienzo del ministerio de Jesús. Es muy difícil decir quién tiene la razón. Es que cada evangelista agrupa los hechos según conviene a su plan y no los dispone siempre en el orden en que sucedieron. Además, varios detalles de esta entrada triunfal nos hacen pensar en la ñesta de los Tabernáculos (que se celebraba en septiembre) más que en los días anteriores a la Pascua: — alegría del pueblo, propia de dicha fiesta, la más popular de todas, — ramas y palmas, como en la procesión de dicha ñesta, que se dirigía a la fuente de Slloé cantando el salmo 118: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! y aclamaba los ¡Hosaná! (o sea: ¡Sálvanos!), — mención del cerro de los olivos en que se levantaban las chozas de la ñesta.
Ver al respecto Za 14, que se reñere a esta ñesta (14,16) y anuncia la purificación del Templo. Es muy posible que los evangelios hayan ubicado esta entrada de Jesús en vísperas de la Pascua por este motivo de que contaban un solo viaje de Jesús a Jerusalén. Llegaron a Betania y Betfagé. El pueblito de Betfagé era la puerta del distrito de Jerusalén al oriente. Según la Ley la Pascua debía celebrarse en Jerusalén, pero, siendo la ciudad demasiado exigua para hospedar los cien mil o más peregrinos de la fiesta, el límite jurídico de la ciudad había sido ampliado para incluir algunos pueblos, de los cuales Betfagé. Asimismo Jesús, durante esos días, se alojará en Betania (21,17). Tú sacas tus alabanzas. Estas palabras del Salmo 8 se dirigían a Dios, pero Jesús se las aplica a sí mismo, como hizo en otras oportunidades. -f Ver comentario de Mc 11,15. Jesús limpia el Templo, realizando la profecía de Zaca-
mateo 21 praban en los patios. Derribó las mesas de los que cambiaban monedas, lo mismo que los puestos de los vendedores de palomas, y les declaró: 13 «Dios dice en la Escritura: ii 56,7 Mi casa será llamada Casa de Oración. Pero J 7 1 " ' ustedes la han convertido en cueva de ladrones.» 14 También se le presentaron en el Tem2 s 5,8 pío ciegos y cojos, y Jesús los sanó. 15 Viendo estas cosas tan asombrosas j„ 12,19 que Jesús acababa de hacer y a los niños que clamaban en el Templo: «¡Viva el hijo de David!», isios sacerdotes principales y los maestros de la Ley se indignaron y le dijeron: «¿Oyes lo que dicen ésos?» «Perfectamente», les contestó Jesús. «Y ustedes, ¿no han leído nunca este texto: Tú sacas sai 8,3 tus alabanzas de los pequeñitos y de los que aún maman?» 17 Y dejándolos ahí, salió de la ciudad para ir a Betania, donde pasó la noche. Maldición de la higuera (Me 11,12; Le 13,6) • I 8 Al regresar a la ciudad, muy de mañana, sintió hambre. 19 Divisando una higuera cerca del camino, se acercó, pero no 6 encontró sino hojas, y le dijo: «¡Jamás volverás a dar fruto!» Y al instante se secó la higuera. 20 Al ver esto, los discípulos dijeron maravillados: «¿Cómo se secó de repente la higuera?» 2i Jesús les contestó: «En verdad LO 17,6 les digo: si tienen realmente fe y no vacilan, C 1 's tgo ij no solamente harán lo que acabo de hacer con la higuera, sino que dirán a ese cerro: 22 ¡Quítate de ahí y échate al mar!, y así su7 18 4 cederá. Todo lo que pidan con una oración jn 14,13 n e na de fe, lo conseguirán.»
Jesús responde a las autoridades
40 encuentro para preguntarle: «¿Con qué derecho haces todas estas cosas? ¿Quién te J"2'18 lo ha autorizado?» 24 Jesús les contestó: «Yo también les voy a hacer una pregunta, nada más. Si me la contestan, yo también les diré con qué autoridad hago todo esto: 25 Cuando Juan bautizaba, ¿lo había mandado Dios, o era JnJ1^ cosa de hombres?» Ellos reflexionaron interiormente: «Si contestamos que lo había mandado Dios, nos va a decir: Pues ¿por qué no creyeron en él? 26 Y si le decimos: Era cosa de hombres, debemos temer al pueblo, ya que to- 21,32 dos consideran a Juan como un profeta.» 27 Y contestaron a Jesús: «No lo sabemos.» LC 3,12 Entonces Jesús dijo: «Yo tampoco les ]$ digo con qué autoridad hago esto.» + La parábola de los dos hijos 28 Jesús agregó: «¿Qué les parece esto? ün hombre tenía dos hijos. Se dirigió al pri- ls 6 , mero y le dijo: Hijo, hoy tienes que ir a trabajar a mi viña. 29 y él respondió: No quiero. Pero después se arrepintió y fue. 3o Luego el padre se acercó al otro y le mandó lo mismo. Este respondió: Voy, señor. Pero no fue.» 31 Jesús, pues, preguntó: «¿Cuál de los dos hizo lo que quería el padre?» Ellos contestaron: «El primero.» Y Jesús prosiguió: «En verdad, los publícanos y las prostitutas 22.6 les preceden a ustedes en el Reino de los Cielos. 32 Porque Juan vino para indicarles el camino del bien y ustedes no le creyeron mientras que los publícanos y las prostitutas le creyeron; ustedes fueron testigos, pero ni con esto se arrepintieron y le creyeron.
(Me 11,27; Le 20,1) 23 Jesús había entrado al Templo, y estaba enseñando cuando los sumos sacerdotes y las autoridades judías fueron a su
Los viñadores asesinos
rías, 14,21. También este gesto recuerda Malaquías 3: el Señor viene a purificar su pueblo y su Templo. J e s ú s viene c o m o profeta para exigir el respeto a Dios. También, c o m o Dios, se presenta para inaugurar los tiempos nuevos d e la religión en espíritu y e n verdad. Así lo entiende J u a n ( 2 2 1 ) , q u e nos habla del Templo Nuevo, Cristo.
higuera es figura del pueblo judío que no dio los frutos que Dios esperaba.
• El h e c h o anterior n o s ayuda a comprender la actuación extraña d e Cristo q u e buscó higos fuera d e la temporada y luego maldijo el árbol c o m o si éste fuera responsable. Este fue u n gesto destinado a captar la atención d e los apóstoles, según la m a n e r a d e enseñar de los profetas. La
(Me 12,1; Lc 20) 33
Escuchen este otro ejemplo: Había un dueño de casa que plantó una viña, le puso
+ Esta parábola comenta la negativa de los jefes a reconocer a J u a n c o m o u n enviado d e Dios. Buen n ú m e r o d e pecadores se convirtieron por la palabra d e J u a n y reconocieron s u s pecados. Estos están bien ubicados para recibir el mensaje de J e s ú s que les abre el Reino d e Dios, o sea, una nueva existencia, al mostrarles el verdadero rostro de Dios Padre. Por eso preceden a los sacerdotes que se quedaron indiferentes frente al llamado d e J u a n , pues no sentían ni d e s e o ni necesidad d e convertirse.
mateo 22
41 cerca, cavó un lagar, levantó una casa para vigilarla, la alquiló a unos trabajadores y se fue a un país lejano. 3 4 Cuando llegó el tiempo de la vendimia, el dueño mandó a sus sirvientes donde los trabajadores, para que cobraran su parte de la cosecha. 35 Pero los trabajadores tomaron a esos enviados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. 36 El propietario volvió a enviar a otros servidores más numerosos que la primera vez, pero los trataron de la misma manera. jn 3,16 37 Por último envió a su hijo, pensando: Respetarán a mi hijo. 3^ Pero los trabajadoGál 316 res, al ver al hijo, se dijeron: Este es el he4.7 redero: matémoslo y nos quedaremos con
prendieron que se refería a ellos. 4f> Hubie- M.H ran deseado arrestarlo, pero tuvieron mié- i/Jji do al pueblo, que lo miraba como un J n ° " profeta. CIn rey celebraba las bodas de su hijo (Le 14,15)
0 0 ' Jesús siguió poniéndoles ^ " • " ejemplos:
p
"> 9.1-6
2 «Pasa en el Reino de los Cielos lo que le sucedió a un rey que celebró las bodas de su hijo. 3 Mandó a sus servidores a Ha- 21,34 mar a los invitados a las bodas, pero éstos no quisieron venir. 4 Por segunda vez despachó a otros criados, con orden de decir a los invitados: TenHeb 1,2 . ' . go listo el banquete, hice matar terneras y Heb 13,12 s u h e r e n c i a . otros animales gordos y todo está a punto; 39 Lo tomaron, pues, lo echaron fuera de vengan, pues, a las bodas. 5 Pero ellos no la viña y lo mataron. hicieron caso, sino que se fueron, unos a "0 Ahora bien, cuando venga el dueño de sus campos y otros a sus negocios. 6 Los la viña, ¿qué hará con ellos?» 41 Los oyen- demás tomaron a los criados del rey, los tes de Jesús le contestaron: «Hará morir sin maltrataron y los mataron. compasión a esa gente tan mala, y arren7 El rey se enojó y, enviando a sus trodará la viña a otros que le paguen a su depas, acabó con aquellos asesinos y les inbido tiempo.» 8 4 2 Jesús agregó: «¿No han leído nunca lo cendió la ciudad. Después dijo a sus servidores: El banquete de bodas está prepa- Ap 19,7 que dice la Escritura?: La piedra que los rado, pero los que habían sido invitados no ^"¡ue constructores desecharon llegó a ser la pie9 1 P W dra principal del edificio. Esa es la obra del eran dignos. Vayan, pues, a las esquinas de las calles y conviden a la boda a todos Señor y nos dejó maravillados. 43 Por eso les digo que el Reino de los los que encuentren. 1° Los criados salieron inmediatamente a Romei!3íi Cielos se les quitará a ustedes para dárselo los caminos y reunieron a todos los que ha- 13,47 a gente que rinda frutos; ^ y en cuanto a la piedra, el que se estrelle contra ella será liaron, malos y buenos, de modo que la sala llena de invitados. hecho pedazos, y si la piedra cae sobre al- quedó 1 ! El rey entró después a ver a los que esguno, lo hará polvo.» 45 Al oír estos ejemplos de Jesús, los je- taban sentados a la mesa, y se fijó en un 2iH26 fes de los sacerdotes y los fariseos com- hombre que no estaba vestido con traje de
Recordemos q u e Reino de los Cielos no se refiere ai «cielo», recompensa nuestra después de la muerte, sino que significa lo m i s m o que Reino de Dios y se refiere al Reino q u e empieza para nosotros cuando descubrimos a la vez nuestra miseria y el perdón de Dios. EL BANQUETE O Hay d o s partes en esta parábola. En la primera, Dios n o s llama a un banquete en q u e hay lugar para todos. Ha enviado a sus profetas a lo largo de la historia para predicar la justicia, la misericordia y la confianza en Dios. Pero el pueblo judío que n o hizo m u c h o caso de los profetas, m e n o s aún hará caso d e J e s ú s . No fallará por esto el proyecto de Dios, sino q u e enviará a sus apóstoles a predicar el Evangelio a los pueblos q u e todavía n o lo conocen, para que éstos entren a la Iglesia d e J e s ú s . Algunos judíos, sin embargo, los pocos escogidos entre tantos llamados, formarán el núcleo d e la Iglesia primitiva. El Rey celebra las bodas de su Hijo, y éste e s Cristo, el cual merece ser llamado el esposo de la humanidad, porque la ha reunido en un solo cuerpo para unírsela. Esta obra grandiosa d e reunir a los h o m b r e s para luego resucitarlos
es la que se va realizando todo a lo largo de la historia: Cristo resucitado es el que dirige; el Espíritu d e Dios es el que va transformando y resucitando a los hombres para q u e puedan sentarse a la mesa de los vivos (para usar esta figura del banquete q u e J e s ú s nos propone aquí). Todos c o n o c e m o s la mesa de Cristo, q u e es la Eucaristía, pero, al participar en ella, no d e b e m o s olvidar lo anterior. Nuestro encuentro en Ja misa ha de recordamos que Dios nos llama a preparar en la vida diaria el banquete que reserva a toda la humanidad. Es tarea nuestra vivir y actuar de manera a unir y reconciliar a todos los hombres en la igualdad verdadera con el calor de la misericordia divina. ¿Y si n o respondemos? Entonces la vida de la Iglesia Santa se retirará poco a p o c o d e nuestras asambleas d e cristianos c ó m o d o s , y otros se levantarán para hacerse cargo de la obra d e Dios: conviden a la boda. Viene luego la segunda parte d e la parábola: Tú, cristiano, que has entrado en la Iglesia, ¿tienes el traje nuevo, es decir, una vida justa, pura > responsable? No p e n s e m o s que el invitado sorprendido sin traje de fiesta era algún pobre: en ese tiempo se acostumbraba proporcionar a los invitados las túnicas que usarían en la fiesta. Este la recibió y no la vistió: por eso no tiene qué responder.
mateo 22 12
fiesta. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste Ap 19,8 aquí sin traje de fiesta? Pero el otro se quedó callado. 13 Entonces el rey dijo a sus servidores: Amárrenlo de pies y manos y échenlo fue¿30 ra, a las tinieblas, donde no hay sino llanto u 13,28 y desesperación. O 14 Sepan que muchos son los llamados, pero pocos los escogidos.» El impuesto debido al César (Me 12,13; Le 20,20) 15 Los fariseos hicieron consejo para ver el medio de hundir a Jesús con sus propias palabras. 1 6 Le enviaron, pues, discípulos suyos junto con algunos partidarios de Herodes. Estos le dijeron: «Maestro, sabemos que hablas siempre con sinceridad y que enseñas el camino de Dios de acuerdo con la más pura verdad; no te preocupas de quién te oye ni te dejas influenciar por él. 17 Danos, pues, tu parecer: ¿está permitido o no pagar el impuesto al César?» 18 Jesús comprendió su maldad y les contestó: «Hipócritas, ¿por qué me ponen trampas? ^Muéstrenme la moneda con que se paga el impuesto.» Ellos, pues, mostraron un denario, 2 0 y Jesús les dijo: «¿De quién es esta cara y el nombre que está escrito?» Contestaron: «Del César.» 21 Entonces Jesús replicó: Rom i3j «Por tanto, den al César lo que es del César, y a Dios lo que a Dios corresponde.» 22 Con esta respuesta quedaron muy sorprendidos. Lo dejaron y se fueron.
La resurrección de los muertos (Me 12,18; Le 20,27) 23
42 había entre nosotros siete hermanos. Se casó el mayor y murió; y como no tenía hijos, dejó su mujer a un hermano. 2 6 Lo mismo pasó con el segundo y el tercero, hasta el séptimo. 27 Y, después de todos ellos, murió también la mujer. 28 Ahora bien, cuando venga la resurrección de los muertos, ¿de cuál de los siete hermanos será esposa esta mujer, ya que lo fue de todos?» 29 Jesús contestó: «ustedes andan muy equivocados, al no entender ni las Escrituras ni el poder de Dios. 3 0 Porque, primeramente, en la resurrección de los muertos, ni los hombres ni las mujeres se casarán, sino que serán como ángeles en el Cielo. 31 Y, en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no se han fijado en esto que Dios les ha dicho: 32 Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob? Dios no es Dios de E* 3,6 muertos, sino de vivos.» 33 El pueblo que lo oía estaba asombra- 7,28 13M do de sus enseñanzas. 34 Los fariseos vieron cómo Jesús había dejado callados a los saduceos y se pusieron de acuerdo para juntarse con él. 35 CJno de ellos, un maestro de la Ley, trató de probarlo con esta pregunta: 3 6 «Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la Ley?» 37 Jesús le respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu Dt 6.5 alma y con toda tu mente. 3 8 Este es el primero y el más importante de los manda- Lev 19,18 mientes. 39 Y después viene otro semejan- R^\lf0 te a éste: Amarás a tu prójimo como a ti ^J |i]J mismo. 4 0 Toda la Ley y los Profetas se fundamentan en estos dos mandamientos.» El Mesías, hijo de David (Me 12,35; Le 20,41)
Ese mismo día vinieron a él algunos 41 de los saduceos. Estos no creen en la reMientras estaban allí reunidos los fariHe 23,8 surrección de los muertos y, por eso, le pro- seos, 4 2 Jesús les preguntó: «¿Qué piensan pusieron este caso: de Cristo? ¿De quiér debe ser hijo?» Con- 2 s 7,16 24 «Maestro, Moisés dijo que si alguno testaron: «Será hijo de David.» 43 J e s ú s agregó esta otra pregunta: Gé" Í'B m u e r e y n o tiene hijos, su hermano debe «¿Cómo entonces David, inspirado por casarse con la viuda para darle un hijo, que 44 será el heredero del difunto. 25 Sucedió que Dios, llama al Cristo su Señor? Pues dice O Son muchos los llamados (v. 14). Algunos se inquietan: ¿a quién se refiere esta sentencia? Si la referimos a la primera parte de la parábola, significa que, de los primeros invitados, pocos llegan al banquete. Estos invitados eran los judíos, y, en realidad, pocos fueron los que entraron a la Iglesia de Jesús. Si ia referimos a la segunda parte, significa que pocos de los que entran a la Iglesia tienen las disposiciones necesa-
rías y que, en el momento del Juicio, la mayoría serán condenados. Pero esto contraría lo que leímos anteriormente: pues uno solo de tantos comensales fue echado fuera. Lo mejor es no ligar demasiado esta sentencia con ia parábola del banquete. Jesús nos advierte (como en 7,13) que son pocos los que descubren con el Evangelio la libertad verdadera y la nueva existencia; menos todavía los que entran y se quedan en ella. La salvación no significa escapar del infierno, sino llegar a la perfección.
mateo 23
43 sai 110,1 en un salmo: El Señor ha dicho a mi Se1 cü'15.25 ñor: Siéntate a mi derecha hasta que ponHev i!i3 ga a tus enemigos bajo tus pies. 45
Si David lo llama Señor, ¿cómo entonces es hijo suyo?» Pero nadie pudo contestarle ni una palabra. 4 6 Desde ese día, no hubo quien se atreviera a hacerle más preguntas. No imiten a los maestros de la Ley (Le 20,45; Me 12,38) O O ' Entonces Jesús dirigió al pueV " " * blo y a sus discípulos el siguiente discurso: + 2 «Los maestros de la Ley y los fariseos se hacen cargo de la doctrina de Moisés. 3 Hagan y cumplan todo lo que dicen, Rom 2.17 pero no los imiten, ya que ellos enseñan y no cumplen. 4 Preparan pesadas cargas, 11,30 muy difíciles de llevar, y las echan sobre las Lc 1M6 espaldas de la gente, pero ellos ni siquiera levantan un dedo para moverlas. 5 Todo lo hacen para aparentar ante los hombres; por O Empieza el quinto discurso del Evangelio de Mateo. Esta vez estamos a pocos días de la partida de Jesús y él se fija en la trayectoria que su Iglesia tendrá que recorrer a lo largo de la historia. Nos señala dos acontecimientos: El primero no tardará en producirse: la Iglesia apenas nacida se enfrentará con las fuerzas vivas del pueblo judío, especialmente con los fariseos. Entonces deberá tomar su propio camino, apartando su destino del de la comunidad judía. Esto ocupa el capítulo 23. El segundo pondrá fin a la historia: el Juicio de Dios. Está en el capítulo 25. El capítulo 24 reúne los dos eventos.
L^S AUTORIDADES RELIGIOSAS + Jesús no era de la tribu de Leví, de la que salían los sacerdotes y los encargados del culto. Tampoco pertenecía a una institución religiosa como la de los fariseos. Estaba de parte del pueblo y miraba cómo actuaban los jefes y la gente culta. Jesús critica a los fariseos (Me 8,11). Sería más exacto decir que señala con anticipación a los responsables de su Iglesia los defectos en los que no deben caer, porque los defectos de los fariseos son comunes a las autoridades religiosas de todos los tiempos. Los maestros de la Ley sr hacen cargo de la doctrina de Moisés. El Evangelio dice en forma más precisa: «se sentaron en la cátedra de Moisés». o sea, que enseñan en su nombre. Esta fórmula es algo irónica, pues da a entender que los maestros de la Ley no recibieron de Dios directamente esta autoridad, sino que se la tomaron. Mateo, al recordar esta frase de Jesús quiere mantener en la Iglesia una igualdad fundamental: la comunidad es la que goza de la presencia del Espíritu Santo y los responsables o -doctores» no tendrían autoridad si no estuvieran profundamente arraigados en esta vivencia fraternal Haqan lo que dicen. La m.aíñ conducta de los responsa bles no desacredita la palabrd de Dios que ellos enseñar. Tampoco desvirtúa el principio de autoridad. Eso sí que desacredita su pretensión de ser superiores a los demás Todo lo hacen para aparentar ante los hombres. Porque también el que enseña es hombre y pecador, y fácilmente puede correrse ante las palabras de Dios que le exigen un
eso hacen muy anchas las cintas de la Ley 6,1 que llevan colgando, y muy largos los fie- "Te 14,7 eos de su manto. 6 Les gusta ocupar los primeros asientos en los banquetes y los principales puestos en las sinagogas; 7 también les gusta que los saluden en las plazas y que la gente les diga: Maestro. a No se dejen llamar Maestro, porque un solo Maestro tienen ustedes, y todos ustedes son hermanos. 9 Tampoco deben decirle Padre a nadie en la tierra, porque un solo Padre tienen: el que está en el Cielo. 10 Ni deben hacerse llamar Doctor, porque para ustedes Cristo es el Doctor único. 11 Que el más grande de ustedes se haga 20,26 servidor de los demás. ' 2 Porque el que se u 14,1 hace grande será rebajado, y el que se hu^ milla será enqrandecido. Job 22*29 Pro 29,23 E2 21,31
Siete maldiciones contra los fariseos (Le 11,39)
O 1 3 Por eso, ¡ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos hipócritas! ustedes cambio profundo. Entonces se fija más en las cosas puramente exteriores que son fáciles de cumplir cuando se tiene una vida tranquila, como puede ocurrir para algunos ministros de la religión. Así los fariseos estaban apegados al dinero, pero juzgaban duramente a la gente del pueblo que no conocía ni cumplía todas las observancias. lio se dejen llamar maestros. De hecho, lo que más importa no es el título que se da a los responsables, uno puede llamarse compañero o hermano y exigir una sumisión de conciencia que se debe sólo a Dios. Los responsables de la Iglesia no hacen sino servir en nombre de Cristo. Tienen autoridad como la tuvieron los apóstoles para mantener el depósito de la fe y apacentar el rebaño. Si Jesús pide escuchar a quienes eran sucesores de Moisés, con mayor razón hay que ponerles atención ahora a quienes son sucesores de sus apóstoles. Estos no pueden renunciar a su autoridad bajo pretexto de servicio humilde, y hacerse los ejecutores de las voluntades de la mayoría, o bien consentir en todo, pues su servicio está precisamente en presidir y mandar. Sin embargo, la Iglesia debe ser una comunión de hombres libres que se expresan con toda franqueza y tienen el derecho a criticar a los máximos dirigentes. Los responsables de la Iglesia no deben ocultar al único Padre, ni tampoco están dispensados de escuchar atentamente a sus hermanos, porque no tienen el monopolio del Espíritu. O Ustedes cierran el Reino de los Cíelos (v. 13). Recordemos que el Reino de los Cielos significa el Reino de Dios: estos maestros cierran el paso hacia el verdadero conocimiento de Dios Padre y la forma de vivir libre propia de los hijos de Dios. ¿Cómo olvidaríamos que, en la misma Iglesia, muchas veces la predicación no fue más que enseñanzas morales (cómo portarse bien), sin despertar en los oyentes el deseo de una fe más instruida, un contacto más personal con la Palabra de Dios, una creatividad e iniciativas apostólicas? El temor a los castigos de Dios, la obedencia a los pastores y la falta de espíritu critico ahogaban el espíritu evangélico. ustedes dicen: Jurar por el Templo (v. 16-22). Jesús se refiere a usos de su tiempo. Algunos maestros encontraban argumentos para negar el valor de ciertos juramentos. Con esto, el experto en religión podía jurar cosas falsas y enga-
mateo 23
ñar a su interlocutor, haciendo juramentos que parecían fuertes, pero en forma tal que no lo comprometían gravemente. LOS DEFENSORES DE LA FE ¿Cómo Jesús puede llamar hipócritas a esos hombres tan bien preparados en el conocimiento de la Biblia? En el idioma de Jesús, la palabra hipócrita no significa solamente que uno trata de aparecer lo que no es. Designa más que todo al que se burla de las cosas de Dios y echa el desprestigio sobre ellas. No todos los fariseos eran hipócritas, por supuesto, pero Jesús ataca su institución: ésta era un árbol malo. ¿Por qué? Porque era un grupo de gente superior, un grupo que se sentía mejor que los demás, el grupo de los defensores de la fe. La violencia de las palabras de Jesús nos obliga a mirar siempre con mucho recelo las instituciones que, nacidas de los poseedores de la cultura y del dinera, pretenden guiar a los demás y dirigir la Iglesia, sin haber antes aprendido de los pobres ni alcanzado la libertad del Espíritu. El misterio de Dios es tan grande que ningún hombre puede presentarse como su lugarteniente. Y cuando nos toca servirle, debemos hacerlo con mucha humildad, pensando que, a lo mejor, nuestra manera de servir y de sacrificamos por él no está exenta de fallas que echan el desprestigio sobre las cosas de Dios. Estos practicaban, enseñaban, conseguían nuevos adeptos para la fe, pero no se daban cuenta de que todo lo echaban a perder con su orgullo y su amor al dinero. El que «sabe» no da a Dios la llave de su mente. El que «cumple» no le da la llave de su corazón. El que se aparta de los pecadores y de los humildes, se aparta de la misericordia y de Dios mismo. LOS PROFETAS O Por una parte están los profetas, por otra parte, los que matan a los profetas, ¡y matan a los profetas para defender las instituciones religiosas!
mateo 24
45
cierran a los hombres el Reino de los Cie- de todo, sin olvidar la menta, el anís y el colos. No entran ustedes ni dejan entrar a los mino, y, en cambio, no cumplen lo más imque se presentan. portante de la Ley: la justicia, la misericor14 ¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fa- dia y la fe. Estas son las cosas que deberiseos hipócritas! 15 ustedes recorren mar y rían observar, sin descuidar las otras. tierra para lograr la conversión de un paga- 24 ¡Guías ciegos! Cuelan un mosquito, pero no y, cuando se ha convertido, lo hacen hijo se tragan un camello. 25 del demonio, mucho peor que ustedes. ¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fa16 ¡Ay de ustedes, guías ciegos! ustedes riseos hipócritas! Ustedes llenan el plato y 15,14 dicen: Jurar por el Templo no obliga, pero la copa con robos y violencias y, por enci' jurar por el tesoro del Templo, sí. 17 ¡Tor- ma, echan una bendición. 2 6 ¡Fariseo ciepes y ciegos! ¿Qué vale más? ¿El oro del go! haz que sea puro el interior y, después, Templo o el Templo que lo convierte en un se purificará también el exterior. 27 tesoro sagrado? 18 Ustedes dicen: Si algu¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fano jura por el altar, no queda obligado; pero riseos hipócritas! Pues ustedes son semesi jura por las ofrendas puestas encima, jantes a sepulcros bien pintados que tienen queda obligado. ¡Ciegos! 19 ¿Qué vale más? buena apariencia, pero por dentro están lle¿Lo que se ofrece, o el altar que hace santa nos de huesos y de toda clase de podrela ofrenda? 20 Y el que jura por el altar, jura dumbre. 28 ustedes también aparecen ex29,37 por el altar y por lo que se pone sobre él. teriormente como hombres religiosos, pero 21 Y el que jura por el Templo jura por él y en su interior están llenos de hipocresía y por Dios que habita en el Templo. 2 2 Y el de maldad. que jura por el Cielo, jura por el trono de Dios y por el que está sentado en él. O 29 ¡Ay de ustedes, maestros de la Ley 23 ¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fa- y fariseos hipócritas! Ustedes construyen riseos hipócritas! Ustedes pagan el diezmo sepulcros para los profetas y adornan los Necesitamos instituciones religiosas como son las parroquias, los colegios, los grupos apostólicos, para mantenernos en el buen camino. Estas instituciones, empero, al mismo tiempo que nos ayudan a vivir la fe, nos dispensan de hacer grandes esfuerzos. Nos acostumbramos fácilmente a convivir según las normas de un cristianismo adulterado y cómodo. Los mejores de nosotros quieren responder con más generosidad a los llamados de Dios; están decididos a correr riesgos para proclamar el Evangelio en el mundo actual, pero comprenden de inmediato que el grupo que se reúne en tal o cual institución o parroquia no está dispuesto a salir de los caminos señalados ni a afrontar riesgos. En cuanto emprenden un camino nuevo, nuestra conciencia se siente golpeada: pues se hace patente que nosotros vivíamos hasta entonces en la mediocridad o la mentira. Podemos escuchar y convertimos; podemos también rebelamos. Es así como las mismas instituciones de la Iglesia persiguen a menudo a los profetas: entendiendo por tales a aquellos que escucharon el llamado de Dios. Pero, que pasen cincuenta o cien años y todos celebrarán al que fue rechazado en su tiempo. El pueblo judío, acosado por la presión extranjera, apretaba sus ñlas en tomo al Templo, la práctica religiosa y la asociación de los fariseos. Inspirados por el miedo, los judíos hacían lo que se hace en cualquier sociedad que se siente amenazada: se volvían fanáticamente conservadores. Se sentían seguros con las instituciones que les venían de Dios. En cuanto a los jefes, defensores de la fe, tampoco estaban dispuestos a escuchar, una cosa era honrar a los profetas del pasado y guardar los libros sagrados; otra era recibir las críticas que Dios les dirigía en esos días, no escritas en un libro sagrado, sino proferidas por el carpintero Jesús. Dejaron pasar la hora en que Dios los visitaba y siguieron la senda que llevaba su nación a la ruina. En adelante no encontrarían a Dios, ni en sus libros, ni en su Casa, o sea, el Templo de Jerusalén. Y no habría más intervención de Dios para restablecer y reunir el pueblo judío hasta el día en que reconociera a Cristo.
monumentos de los hombres santos. 30 Ustedes dicen: Si nosotros hubiéramos vivido en tiempos de nuestros padres, no habríamos consentido que mataran a los profetas. 3 ' Así que ustedes mismo lo confiesan: son hijos de quienes asesinan a los profetas. 32 ¡Terminen, pues, de hacer lo que sus He 7,52
,
'
1
padres comenzaron! LC 3,7 3 3 ¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo lograrán escapar de la condenación del infierno? 34 Desde ahora les voy a enviar pro1 Tes 2.15 fetas, sabios y maestros, pero ustedes los degollarán y crucificarán, y a otros los azotarán en las sinagogas o los perseguirán de una ciudad a otra. 10.23 35 Pues tiene que recaer sobre ustedes Gen 4,8 toda la sangre inocente que ha sido derra"AP i6,6 mada en la tierra, desde la sangre del Santo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Barequías, al que mataron en el altar dentro del Templo. 36 En verdad les digo que todo esto recaerá sobre la actual generación. LC 13,34 + 37 ¡Jerusalén, Jerusalén! Tú matas a El ejemplo del pueblo judío debe servimos de advertencia. También nosotros nos perdemos si, por estar demasiado apegados a la cristiandad del pasado, nos negamos a construir una Iglesia más pobre, más exigente, menos preocupada de su seguridad que de salvar al mundo. + ¡Qué violencia en las palabras de Jesús! Jerusalén había sido destruida el año 587 a. de C. Si leemos los profetas, echamos de ver que esa destrucción había sido un castigo de sus infidelidades. Ahora Jesús anuncia otra destrucción. ¡Cuántas veces quise recoger... Palabras algo misteriosas, pues toda la predicación de Jesús fue un solo llamado a la reconciliación. Pero el que habla es el Hijo eterno de Dios. Antes de presentarse como hombre, ya se había expresado mediante ¡os profetas. Jesús había venido a reunir a los hijos dispersos de Israel, pero ellos no reconocieron la hora en que Dios los visitaba. La Presencia de Dios (Ez 8) los abandonaría nuevamente para ir a residir entre los paganos convertidos al Evangelio. O Para este discurso, ver el comentario de Marcos 13. Para los judíos del tiempo de Jesús, anunciar la destrucción del Templo (que acababa de ser reconstruido más hermoso y lujoso) era como algo subversivo, pues toda la nación vivía para el Templo. Por eso los apóstoles más íntimos de Jesús lo interrogan en privado (v. 3). Son dos las preguntas: ¿Cuándo tendrá lugar todo esto? ¿Cuándo será el fin de la historia? Los apóstoles los confunden un poco, pero Jesús los distingue claramente: — En los párrafos 24,4-28 Jesús habla de los días de angustia (21 y 29), que culminarán con la destrucción de Jerusalén y que presenciarán los mismos oyentes de Jesús. Será posible huir antes del desastre (15-20). Será un tiempo de evangelización, de persecuciones, de testimonio cristiano frente al mundo judío o pagano (9-14). El pueblo judío que no reconoció a Jesús, su salvador, se dejará llevar por más de un salvador o mesías (o sea, enviado de Dios) sublevado contra ios romanos. — En el párrafo 26-28, Jesús muestra que esta confusión general respecto del verdadero salvador está muy lejos
los profetas y apedreas a los que Dios te envía. ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina recoge a sus pollitos bajo las alas, y tú no lo has querido! 3 8 Por eso se quedarán ustedes con su casa vacía. 39 Porque ya no me volverán a ver hasta el tiempo en que digan: ¡Bendito sea el que viene en el Hombre del Señor!»
j„ 7,14 TOO"" jfc ]]f0
sai 118,25
La destrucción de Jerusalén y el ñn del mundo (Me 13; Lc 21; 17,23; 12,36) *}A ' J e s ú s salió del Templo y, V * " mientras caminaba, sus discípulos se le acercaron y le hacían notar las imponentes construcciones del Templo. 2 Pero él respondió: «¿Ven todo esto? En verdad les digo que aquí no quedará pie- LC 19,44 dra sobre piedra. Todo será destruido.» 3 Luego se sentó en el cerro de los Olivos y los discípulos fueron a preguntarle en privado: «Dinos, ¿cuándo tendrá lugar todo 13,39 esto? ¿Cuál será la señal de tu venida y del fin de la historia?» de lo que pasará cuando él venga de verdad al fin de la historia. — En 29-31 Jesús habla de su venida gloriosa. — Luego Jesús vuelve a reafirmar: las cosas y señales que se refieren al fin de Jerusalén serán para la presente generación (32-35). En cambio, eí día de Jesús (36 y 42) se producirá más tarde. La comparación de los dos hombres (o mujeres) que trabajan juntos significa que, al venir Jesús, se producirá el juicio: dentro de un mismo grupo social o familiar podrá haber separación: unos, llevados al encuentro de Cristo, y otros, condenados (37,41). ¿Por qué Jesús relaciona la destrucción de Jerusalén con el fin de la historia? Sencillamente porque son los dos términos de las dos etapas de la Historia Sagrada. Primero, están los tiempos del Antiguo Testamento, o de la Antigua Alianza. Dios educa la fe de Israel y lo hace madurar de tal forma que su historia y sus experiencias sean como un modelo para el desarrollo de los otros pueblos. Al final de dicha etapa, cuando Israel hubo llegado a su plena madurez, vino Jesús en medio de una crisis nacional para abrirle un porvenir insospechado, mientras los diferentes componentes de la sociedad judía se enfrentaban en oposiciones cada día más cerradas y violentas. Jesús evangelizó el pueblo judío: Crean o perecerán, una minoría creyó y la nación pereció. Luego, el mensaje es llevado a las otras naciones y empiezan los tiempos de! Nuevo Testamento, o de la Nueva Alianza. La Iglesia se hace educadora de todos los pueblos que van madurando como pueblos y como cristianos. Cuando la humanidad haya llegado a cierto punto (como fue el caso del pueblo judío), la Iglesia también llegará a una conciencia nueva de lo que significa el Evangelio y lo pondrá en el centro de toda su predicación y actuación. En medio de una crisis, universal esta vez, en que toda la humanidad se vea sumida en el engranaje de la violencia, se presentará un nuevo tiempo de gran evangelización con ei lema de la reconciliación: Crean o perecerán. Y es entonces cuando terminarán, a la vez, el Nuevo Testamento y la historia de la humanidad, con la venida de Jesús.
mateo 24 4
Jesús les contestó: «Tengan cuidado de que nadie los engañe. 5 Porque muchos se presentarán como el Salvador y dirán: Yo soy el Mesías, y engañarán a muchos. 6 Se hablará de guerras y de rumores de guerra. Pero no se alarmen, porque todo eso tiene que pasar, pero no será todavía el fin. 7 unas naciones se levantarán en contra de otras, y pueblos contra otros pueblos. Habrá hambres y terremotos en diversos luga8 Jn 16,21 res. Pero todo esto no será sino los priRom 8,22 meros dolores del parto. 1 Tes 5,3 Ap 12,2 9 Entonces los entregarán para atormen10,17 Jn 16,2 tarlos y los matarán, y por causa mía serán odiados por todo el mundo. 1 0 En esos días muchos tropezarán y caerán; unos a otros se traicionarán y quedarán enemigos. 1 Le 13,8 ' Aparecerá gran cantidad de falsos profe2 Tes 2,3 tas, que engañarán a muchos; 1 2 y tanta será la maldad, que en muchos el amor se enfriará. 13 Pero el que se mantenga firme 28,19 hasta el fin, ése se salvará. '"Esta Buena Nueva del Reino será proclamada por todas partes del mundo para que la conoz10,18 Rom 10,18 can todas las naciones, y luego vendrá el fin. 15 Por tanto, cuando vean al ídolo del in1 Ma 1,54 vasor instalado en el Templo, según las pa6,7 Dn 9,27 labras del profeta Daniel (que el lector sepa entenderlas), , 6 los que estén en Judea huyan a los montes. 17 Si entonces estás en la azotea de tu casa, no te demores ni vayas adentro a buscar tus cosas. 1 8 Si te hallas en el campo, no vuelvas a buscar tu capa. 19 ¡Pobres de las que, en esos días, se hallen embarazadas o estén criando! 2 0 Rueguen para que no les toque huir en invierno o en día sábado. 2i Porque éstos serán tiempos de angusDn 12,3 tia como no ha habido igual desde el prinJl 2,2 Ap 7,14 cipio del mundo, ni habrá nunca después. 22 Y si esos momentos no se acortaran, nadie se salvaría. Pero Dios acortará esos días en consideración a sus elegidos. 23 Si en este tiempo alguien les dice: Aquí o allí está 24 Porque se presen1 Jn 2,18 el Mesías, no lo crean. 01 13,2 tarán falsos cristos y falsos profetas, que ha2 Tes 2,9 Ap 13,13 rán cosas maravillosas y prodigios, capaces de engañar, si fuera posible, aun a los elegidos de Dios. 2 5 Miren que se lo he advertido de antemano. 26 Por tanto, si alguien les dice: ¡En el desierto está!, no vayan. Si dicen: ¡Está en tal lugar retirado!, no lo crean. 27 En efecto,
46 cuando venga el Hijo del Hombre, será como relámpago que parte del oriente y brilla hasta el poniente, o 28 según dice el proverbio: «Donde hay un cadáver, ahí se juntan los buitres.» Venida del Hijo del Hombre (Me 12,38; Le 17,29)
29 Porque, después de esos días de an- Am8,9 Is 3,10 gustia, el sol se oscurecerá, la luna perderá Ez32,8 su brillo, caerán las estrellas del cielo y el Jl 3,4 3,1; universo entero se conmoverá. 3o Entonces 12Tes Tes 2, aparecerá en el cielo la señal del Hijo del 2 P3,' 6,12 Hombre: mientras todas las razas de la ZaAp12,10 tierra se golpeen el pecho, verán al Hijo del Ap 1,7 Hombre viniendo en las nubes del cielo, con el Poder divino y la plenitud de la Gloria. 31 Mandará a sus ángeles, los cuales tocarán la trompeta y reunirán a los elegidos Is 27,1 1 Co 15,5 de los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del mundo. 32 Aprendan este ejemplo de la higuera: Cuando están tiernas sus ramas y le salen hojas, ustedes entienden que se acerca el verano. 33 Asimismo, cuando noten todas estas cosas que les dije, sepan que ya está cerca, a la puerta. 3 4 En verdad les digo: No 10,23 pasará esta generación sin que sucedan to- 16,26 das estas cosas. 35 Pasarán el cielo y la tierra, pero mis palabras no pasarán. 36 En cuanto se refiere a ese Día y a esa He 1,1 hora, no lo sabe nadie, ni los ángeles de 1 Tes 5,1¡ Dios, ni siquiera el Hijo, sino sólo el Padre. 37 En la venida del Hijo del Hombre, sucederá lo mismo que en los tiempos de Noé. 38 En aquellos días que precedieron el diluvio, los hombres seguían comiendo, bebiendo y casándose, hombres y mujeres, hasta el día en que Noé entró en el Arca. 39 Y no se daban cuenta, hasta que vino el Sigo 5,7 .4 diluvio y se los llevó a todos. Lo mismo su- 1 2JnP 32,2Í cederá en la venida del Hijo del Hombre. 4 0 Entonces, de dos hombres que están juntos en el campo, uno será tomado, y el otro no. 41 De dos mujeres que están juntas moliendo trigo, una será tomada, y la otra no. Estén alerta 42 Por eso, estén despiertos, porque no saben en qué día vendrá su Señor. 4 3 Fíjense bien: Si un dueño de casa supiera a qué VfJ¿ hora lo va a asaltar el ladrón, seguramente Ap 3,3 permanecería despierto para impedir el asalto de su casa. 4 4 Por eso, estén alerta;
mateo 25
47 porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que menos piensan. 45 ¿Quién será el servidor fiel y prudente LC 12,43 que su señor ha puesto al cuidado de su familia para repartirles el alimento a su debido tiempo? 4 6 Feliz ese siervo a quien su Señor al venir encuentre tan bien ocupado. 19,28 47 En verdad les digo: le confiará la admi25,21 nistración de todo lo que tiene. 48 Al contrario, el servidor malo piensa: Mi señor demora. 4 9 Y empieza a maltratar 13Í42 a sus compañeros y a comer y a beber con borrachos. 5 0 El patrón de ese servidor vendrá en el día que no lo espera, y a la hora que menos piensa. 5 ' Le quitará el puesto, y lo tratará como a los hipócritas: allí habrá llanto y desesperación. Parábola de las diez jóvenes (Me 13,35; Lc 13,25)
6
Pero, al llegar la medianoche, alguien gritó: «¡Viene el novio, salgan a recibirlo!» 7 Todas las jóvenes se despertaron inmediatamente y prepararon sus lámparas. 8 Entonces las descuidadas dijeron a las previsoras: «Dennos aceite, porque nuestras lámparas se están apagando.» 9 Las previsoras dijeron: «Vayan mejor a comprarlo, pues el que nosotras tenemos no alcanzará para ustedes y para nosotras.» 10 Mientras iban a comprarlo, vino el novio, y las que estaban preparadas entraron AP 19,7 con él a la fiesta de las bodas, y cerraron la puerta. 11 Cuando llegaron las otras jóvenes, dijeron: «Señor, Señor, ábrenos.» 1 2 Pero él respondió: «En verdad, no las conozco.» 1013,25 13 Por eso, añadió Jesús, estén despier- MC 13,35 tos, porque no saben el día ni la hora. Parábola de los talentos (Le 19,12 Mc 425; 13,34)
_ O J \ ' Entonces el Reino de los Cie• " ^ los podrá ser comparado a diez jóvenes que salieron con sus lámparas para recibir al novio. 2 De ellas, cinco eran descuidadas, y las otras, previsoras. 3 Las descuidadas tomaron sus lámparas como estaban, sin llevar más aceite. 4 Las previsoras, en cambio, junto con las lámparas llevaron sus botellas de aceite. 5 Como el novio demoraba en llegar, todas terminaron por quedarse dormidas.
O 14 Sucede en el Reino de los Cielos lo mismo que pasó con un hombre que, al MC 13,34 partir a tierras lejanas, reunió a sus servidores y les encargó sus pertenencias. 15 Al primero le dio cinco talentos de oro; a otro le dio dos; y al tercero, solamente uno; a cada uno según su capacidad, e inmediatamente se marchó. 16 El que recibió los cinco, hizo negocios
LA FIDELIDAD • Las tres parábolas que vienen a continuación presentan tres aspectos del Juicio de Dios. La primera se dirige a los miembros de la Iglesia. £1 Reino de Dios es comparado a una boda, en donde se han escogido a unas muchachas para formar parte del cortejo: es que también nosotros hemos sido elegidos por Dios para preparar las bodas dei Señor Jesús con la humanidad. Las jóvenes estaban listas para participar en la boda. Pero demora Cristo, y el tiempo se alarga. El sueño que se apodera de ellas no significa algún descuido de parte de ellas, sino que, simplemente, ha terminado el tiempo en que pensaban entrar sin problemas. Tampoco nosotros, al empezar la carrera de la fe, podemos prever las pruebas que nos tocarán. Los jóvenes no creen que algún día les costará un mundo seguir fieles a sus compromisos. No saben que con el tiempo cambiarán sus disposiciones y su docilidad a la fe. Las despreocupadas no llevaron más aceite: no pensaron en construir su vida, no aceptaron el desprendimiento ni tomaron los compromisos que permitían durar. Falta el aceite para la luz, falta la entrega que uno hace de sí mismo y de todo lo que tiene: la fe, la esperanza y el amor son como el fuego que se apaga si no tiene constantemente algo que quemar. Yo no las conozco. De nada sirve el haber empezado con el bautismo o de haber tenido en un tiempo una vida fervorosa, si después nos contentamos con prácticas rutinarias. A los que Dios escoge, pide antes que nada fidelidad y perseverancia: ésta es nuestra manera de salvar a un mundo que busca la verdad por todas partes y no sabe a qué Señor entregarse.
TRABAJAR.—CONFIAR EN SI MISMO O En tiempos de Jesús, el talento significaba unos 35 kilos de metal precioso. Pero, en la parábola presente, Jesús se sirvió de los talentos para figurar las capacidades que Dios distribuye a cada cual, y se conservó en adelante el sentido nuevo de ia palabra. La manera de esperar el Reino es trabajar para que se realice. El servidor que escondió su talento representa al flojo, al indiferente que coloca su fe entre los recuerdos de familia, al cobarde que nunca se arriesga a tomar iniciativas útiles para todos. Dios necesita la cooperación de los hombres. Construimos con nuestra fe, construimos con nuestro trabajo, construimos con nuestra capacidad de comprender a los demás. Pero lo que se construye en la tierra no es lo definitivo. Por eso Dios dice: Yo te confiaré más. La Justicia del Reino y la dignidad del hombre serán otras, y también otras las riquezas que se repartirán. Se trabaja actualmente en lo poco, y Dios nos establecerá en lo mucho. Tú sabías que cosecho donde no he sembrado. Aparentemente se nos presenta a Dios como un patrón que se aprovecha de sus obreros. Pero, cuando Dios exige del hombre, ¿será porque a él algo le falta, o más bien para que el hombre se supere? Dios no acepta que seamos mediocres. Este dueño exigente no aplasta al hombre, como io pretenden los ateos, sino que lo obliga a levantarse. Confiar en Dios es también confiar en nosotros mismos. Dios me ha encomendado muchas capacidades para bien de los demás, y mientras acepte tomar responsabilidades sin temor a las críticas o ai posible fracaso, se me confiará más todavía. Pues son muchos los que no hicieron fructificar sus talentos. Seguramente que algún día me tocará de-
mateo 25
48 17
con el dinero y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo otro tanto, y ganó otros dos. '8 Pero el que recibió uno, hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su patrón. 19 Después de mucho tiempo, volvió el señor de esos servidores y les pidió cuentas. 2 0 El que había recibido cinco talentos 18.23 le presentó otros cinco, diciéndole: «Señor, tú me encargaste cinco; tengo además otros cinco que gané con ellos.» 2 1 El pa19,28 trón le contestó: «Muy bien, servidor bueno u i6,io y honrado; ya que has sido fiel en lo poco, yo te voy a confiar mucho más. Ven a comjn i5,io partir la alegría de tu Señor.» 22 Llegó después el que tenía dos, y dijo: «Señor, me encargaste dos talentos; traigo además otros dos que gané con ellos.» 23 El patrón le dijo: «Muy bien, servidor bueno y honrado; ya que has sido fiel en lo poco, yo te confiaré mucho más. Ven a compartir la alegría de tu Señor.» 24 Por último, vino el que había recibido un talento, y dijo: «Señor, yo sé que eres un hombre exigente, que quieres cosechar donde no has sembrado y recoger donde no has trillado. 2 5 Por eso yo tuve miedo y escondí en tierra tu dinero; aquí tienes lo tuyo.» 2 6 Pero su patrón le contestó: «Servidor malo y flojo, tú sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he trillado. 2 7 Por eso mismo debías haber colocado mi dinero en el banco y a mi vuelsempeñar un cargo para el cual yo no soy el más capacitado. Pero, ¿si los más capacitados se corrieron? Quítenles el talento y dénselo a otro. EL JUICIO DE LOS ATEOS O ¿Cómo juzgará Cristo a los 1.000 millones de chinos, oficialmente ateos? ¿Y a los 800 millones de hindúes, y a los musulmanes, y a todos los demás hombres que nunca oyeron de él? Pues sabemos que los cristianos no son más que una minoría en el mundo. Como nosotros ahora, los judíos pensaban de cuando en cuando en esa mayor parte de la humanidad que no conocía a Dios y sus promesas. La veían como una masa tremenda, lista para engullidos, un mundo inquietante al que Dios algún día debería imponer su ley. Y lo llamaban las naciones. En esta última parábola del evangelio de Mateo, Jesús responde a esas inquietudes. El volverá como Rey de las naciones. Todos aquellos que, sin conocer a Cristo, compartieron el destino común de la humanidad, serán juzgados por él. En realidad, él nunca los abandonó, sino que puso al lado de ellos a esos pequeños que son sus hermanos como representantes suyos. ¿Quiénes son estos hermanos pequeños? ¿Los cristianos que vivieron dispersos entre los paganos? ¿O, tal vez, los pequeños de toda clase que encontramos en los varios sectores de la vida? En los ambientes más indiferentes y más incrédulos, Jesús está presente por medio de ellos, y los hombres se juzgan a sí mismos por su manera de atender a los pequeños.
ta me lo habrías entregado con los intereses. 28 Quítenle, pues, el talento y entréguenselo al que tiene diez. 2 9 Porque al que produce se le dará y tendrá en abundancia, 1312 pero al que no produce se le quitará hasta lo que tiene. 3 0 Y a ese servidor inútil échenlo a la oscuridad de allá afuera: allí habrá llanto y desesperación.» El juicio final (Le 9,26)
O 3i Cuando el Hijo del Hombre venga en su Gloria rodeado de todos sus ángeles, se sentará en su trono como Rey glorioso. 32 Todas las naciones serán llevadas a su presencia, y como el pastor separa las ovejas de los machos cabríos, así también lo hará él. 3 3 Separará unos de otros, poniendo las ovejas a su derecha y los machos cabríos a su izquierda. 34 Entonces el Rey dirá a los que están a la derecha: «¡Vengan, los bendecidos por mi Padre! Tomen posesión del reino que ha sido preparado para ustedes desde el principio del mundo. 3 5 Porque tuve hambre y ustedes me alimentaron; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Pasé como forastero y ustedes me recibieron en su casa. 36 Anduve sin ropas y me vistieron. Estaba enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver.» Cristo pone al descubierto los innumerables gestos humanos que han construido lo mejor de nuestra civilización y, puestos ante él, los hombres contemplan asombrados al Dios, que amaron, o despreciaron, en la persona de su prójimo. Aunque la mayoría de ellos no pensaron mucho en el más allá, en el Juicio se les presenta el Reino preparado desde siempre y para siempre, cuya única ley es el amor. No hay lugar neutral. El fuego es la figura del tormento de aquelíos que se perdieron a sí mismos cuando cerraron y esterilizaron su corazón hasta ser incapaces de amar. Durante su vida se pusieron indiferentes a la desgracia de sus hermanos marginados y hambrientos: ahora la irradiación del Dios que es amor los quema y atormenta. Lo que hicieron con uno de mis hermanos Jesús habla de atender a nuestro prójimo, sea amigo o enemigo, y no de servir a la comunidad, o a la clase, o a la nación en forma general. Pues tanto la nación como la clase o la humanidad son conceptos que nosotros formamos y deformamos según nuestra ideología propia, y siempre con estas palabras se excluye a una parte de nuestros hermanos que no son de nuestra nación o de nuestra clase. En cambio, el que ama de verdad reconoce a sus hermanos sin dar mayor importancia a tas etiquetas: las personas son las que existen y las que viven para Dios. Compara los versículos 34 y 41: ¿Cómo pueden decir algunos que Dios ha destinado ciertos hombres al infierno como destinó otros para el cielo? Dios no sabe sino amar a los hombres.
mateo 26
49
*» l4£ M.'U & 34,17
Lc 12,32
""HV.J is 58,7
37
Entonces los buenos preguntarán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer; sediento y te dimos de beber, 38 o forastero y te recibimos, o sin ropa y te vestimos? 3 9 ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y te fuimos a ver? 4 0 El pro 19,17 R e v responderá: «En verdad les digo que, LCCIO « c u a n d o 1° hicieron con alguno de estos He 9,5 más pequeños, que son mis hermanos, lo hicieron conmigo.» 4i Al mismo tiempo, dirá a los que estén 7,23 a la izquierda: «¡Malditos, aléjense de mí, vaAp°2o;ío yan al fuego eterno que ha sido destinado para el diablo y para sus ángeles! 4 2 Porque tuve hambre y no me dieron de comer, porque tuve sed y no me dieron de beber; 43 era forastero y no me recibieron en su casa; no tenía ropa y no me vistieron; estuve enfermo y encarcelado y no me visitaron.» 44 Aquellos preguntarán también: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, desnudo o forastero, enfermo o encarcelado, y no te ayudamos?» 45 E1 Rey les responderá: «En verdad les digo que siempre que no lo hicieron con alguno de estos más pequeños, que son mis hermanos, conmigo no lo hicieron. om2 2 4 6 Y éstos irán al suplicio eterno, y los jn 5,29 buenos a la vida eterna.» 1 Cuando Jesús terminó estos discursos, dijo a sus discípulos: 2 «UsEX 12,1 tedes saben que la Pascua cae dentro de dos días, y el Hijo del Hombre será entregado para que lo crucifiquen.» 3 Por entonces, los jefes de los sacerdo,n „ 47 tes y las autoridades judías se reunieron en He 4>5 el palacio del Sumo Sacerdote, que se llamaba Caifas, 4 y se pusieron de acuerdo para detener con astucia a Jesús y darle muerte. 5 Pero se decían: «Durante la fiesta no, para que el pueblo no se alborote.»La cena en Betania (Jn 12; Me 14,9) 6 Jesús se encontraba en Betania, sentado a la mesa, en casa de Simón el leproso. 7 Se le acercó una mujer con un frasco Lc 7 .* como de mármol lleno de un perfume muy caro, y se lo derramó en la cabeza. 8 Al ver esto, los discípulos se enojaron y dijeron: «¿Con qué fin tanto derroche? 9 Este perfume se habría podido vender muy caro para ayudar a los pobres.» 10 Jesús se dio cuenta y les dijo: «¿Por
qué molestan a esta mujer? Lo que hizo conmigo es realmente una buena obra. n Porque siempre tienen pobres con usté- DI IS,H des, pero a mí no me tendrán siempre. 12 Y ella, al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho como un preparativo para mi entierro. 13 En verdad les digo que donde quiera que se proclame la Buena Nueva, en todo el mundo, se dirá también en su honor lo que acaba de hacer.» 14 Entonces uno de los Doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue donde los jefes de los sacerdotes 1 5 y les dijo: «¿Cuánto me jn 11,57 darán para que se lo entregue?» 16 Ellos le aseguraron treinta monedas de plata y, des- a n,u de ese instante, comenzó a buscar una oca- ^J,,3^2' sión para entregárselo. La Ultima Cena (Me 14,12; Lc 22,7 Jn 13,1) 17 El primer día de la Fiesta en que se comía pan sin levadura, los discípulos se acer- u 12,14 carón a Jesús y le dijeron: «¿Dónde quieres que te preparemos la cena pascual?» 18 Jesús contestó: «Vayan a la ciudad, a casa de Fulano, y díganle: El Maestro te manda decir: Mi hora se acerca; en tu casa jn 2.4 voy a celebrar la Pascua con mis discípulos.» 19 Los discípulos hicieron tal como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua. 2 ° Llegada la tarde, se sentó a la mesa con los Doce. 2 1 Y, mientras comían, Jesús les dijo: «Les aseguro que uno de ustedes me va a entregar.» 22 Muy tristes, uno por uno comenzaron a preguntarle: «¿Seré yo, Señor?» 23 El contestó: «El que ha metido la sai 41,10 ,
7 .
,
mano conmigo en el plato, ese es el que me entregará. 2 4 El Hijo del Hombre se va, como dicen las Escrituras, pero ¡pobre de aquel que entrega al Hijo del Hombre! ¡Sería mejor para él no haber nacido!» ^ J u das, el que lo iba a entregar, le preguntó también: «¿Seré acaso yo, Maestro?» Jesús respondió: «Tú lo has dicho.» 28 Mientras comían, Jesús tomó pan y, después de pronunciar la bendición, lo parrió y lo dio a sus discípulos, diciendo: «Tomen y coman; esto es mi cuerpo.» 2 7 Después, tomando una copa de vino y dando gracias, se la dio, diciendo: «Beban todos, 28 porque ésta es mi sangre, la sangre de la Alianza, que es derramada por una muchedumbre, para el perdón de sus pecados.
Jn 13,18
sai 22 •' jn 17,12
ís 53
14,19 ,5,36
,. a24i „ ^i-áj H<* 9:20
mateo 26
50
29
Y les digo que no volveré a beber de este cerraban los ojos de sueño. 44 Los dejó y 6.13 producto de la uva hasta el día en que beba fue de nuevo a orar por tercera vez, repiJn 2 c 12 ™& con ustedes vino nuevo en el Reino de mi tiendo las mismas palabras. ° "'•i Padre.» 45 Entonces volvió donde los discípulos y 30 Después de cantar los salmos, partie- les dijo: «¡Ahora pueden dormir y descanron para el cerro de los Olivos. 31 Entonces sar! Ya llegó la Hora, y el Hijo del Hombre . . j . Jn 14,31 za 13,7 Jesús les dijo: «Todos ustedes caerán esta entregado en manos de pecadores. noche: ya no sabrán qué pensar de mí. Pues es 46 Levántense. Vamos, ya está muy cerca el dice la Escritura: Heriré al Pastor y se dis32 que m e va a entregar.» persarán las ovejas del rebaño. Pero, después de mi resurrección, iré delante de us- Toman preso a J e s ú s tedes a Galilea.» 33
47 Estaba todavía hablando cuando Pedro empezó a decirle: «Aunque todos tropiecen y caigan, yo nunca vacilaré.» llegó Judas, uno de los Doce, y con él un 34 Jesús le replicó: «Yo te aseguro que esta buen grupo armado de espadas y de palos, sacerdotes y misma noche, antes del canto de los gallos, enviados por los jefes de los 48 me habrás negado tres veces.» 35 Pedro le por las autoridades judías. Pues bien, el que dijo: «Aunque tenga que morir, no renega- traidor les había dado esta señal: «Al 49 11,1Í yo dé un beso, ése es; arréstenlo.» Y en '" ré de ti»; y los demás decían lo mismo. seguida se acercó a Jesús y le dijo: «Bue50 nas noches, Maestro», y lo besó. Pero Jejn 12,27 En el huerto de Getsemaní sús le dijo: «Amigo, haz lo que vienes a ha(Me 14,26; Le 22,39) cer.» Entonces se acercaron, detuvieron a 36 y se lo llevaron. Llegó Jesús con ellos a una propiedad Jesús 51 Clno de los que estaban con Jesús Jn «.i llamada Getsemaní. Dijo a sus discípulos: Sumo «Siéntense aquí, mientras yo voy más allá sacó la espada e hirió al sirviente del Sacerdote, cortándole una oreja. 52 Entona orar.» MC 5737 37 Llevó consigo a Pedro y a los dos hi- ces Jesús le dijo: «Vuelve la espada a su si- pGe3n 9, usa la espada, perecerá por '' jos de Zebedeo y comenzó a sentir tristeza tío, pues quien 53 y angustia. 38 Y les dijo: «Siento una triste- la espada. ¿No crees que puedo llamar a •*> «,31 za de muerte; quédense aquí conmigo y mi Padre, y él al momento m e mandaría más de doce ejércitos de ángeles? 54 Pero permanezcan despiertos.» 39 Fue un poco más lejos y, tirándose en entonces no se cumplirían las Escrituras, así había de ser.» el suelo hasta tocar la tierra con su cara, porque 55 En ese momento, Jesús dijo al tropel Hell 57 hizo esta oración: «Padre, si es posible, aleja de mí esta copa. Sin embargo, que se de la gente: «¿Por qué salieron a arrestarcumpla no lo que yo quiero, sino lo que me con espadas y palos, como a un ladrón? ° 21 ,'3; quieres tú.» 40 Volvió donde sus discípulos Si yo me sentaba diariamente entre ustedes Jn 18-2< para enseñar, y no me detuy los halló dormidos, y dijo a Pedro: «¿De en el Templo 56 modo que no pudieron permanecer des- vieron. Pero todo esto ha pasado para J " ¡j* piertos conmigo ni una hora? 41 Estén des- que se cumplieran las Escrituras proféti- JnZa13; 16Í ertos R< 5 1 "F¡I 2 8 P ' Y orando, para que no caigan en ten- cas.» Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron. tación: el espíritu es animoso, pero la carne es débil.» 42 De nuevo se apartó por segunda vez a Jesús comparece Mt 20,20 orar y dijo: «Padre, si esta copa no puede ante el Consejo judío Le 22,54) ser apartada de mí sin que yo la beba, que (Me 14,53; • 57 Los que tomaron preso a Jesús lo se haga tu voluntad.» 43 Volvió nuevamente y los encontró dormidos, porque se les llevaron a casa del Sumo Sacerdote Caifas. <> Ver el comentario de Me 14,43. El beso de Judas: porque ésta era, para un diseípulo, la manera de saludar a su maestro. Sacó la espada. Pedro, con otros de los apóstoles que habían participado en grupos de resistencia al opresor romano, ha traído espadas (Le 23,38). Quien usa la espada* Esta sentencia no condena a los que detienen el poder de las armas en un mundo lleno de vio-
lencias. Pero sí afirma que la fuerza no establece el Reino de Dios ni lleva a la vida. Siempre trae la muerte, de alguna manera, a quienes la usan, aun cuando lo hacen por necesidad. • Encontramos dos acusaciones contra Jesús. La primera: Yo puedo destruir (v. 61) es falsa en algún sentido, pero se refiere a palabras de Jesús que anunciaban el reem-
51 Ahí se hallaban reunidos los maestros de la Ley y las autoridades judías. 38 Pedro lo iba siguiendo de lejos, hasta llegar al palacio del Sumo Sacerdote. Entró en el patio y se sentó con los sirvientes' para saber el final. 59 Los jefes de los sacerdotes y el Consejo Supremo andaban buscando alguna declaración falsa en contra de Jesús para condenarlo a muerte, 6 0 y aunque se presentaron muchos testigos falsos, no la hallaban. 61 Por último, llegaron dos que declararon: «Este hombre dijo: Yo puedo destruir 27,40 Jn 2,19 el Templo de Dios y reconstruirlo en tres He 6,14 días.» 62 Con esto, poniéndose de pie el Sumo Sacerdote, preguntó a Jesús: «¿No tienes nada que responder? ¿Qué es esto que declaran en contra tuya?» 63 Pero Jesús se quedó callado. Entonces, el Sumo Sacerdote le dijo: «En nombre de Dios vivo, te mando que nos contestes: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo de Dios?» 64 Jesús le respondió: «Así es, tal como acabas de decir; yo les anuncio además que a partir de hoy ustedes verán al a la derecha del Sal 110,1 Hijo del Hombre sentado Dn 7,13 Dios Poderoso y viniendo sobre las nubes.» 65 Entonces, el Sumo Sacerdote rasgó Núm 14,6 sus ropas, diciendo: «Ha blasfemado; ¿para Esd 9,3 Jer 36,24 qué necesitamos más testigos? ustedes He 14,14 mismos acaban de oír estas palabras es66 Jn 19,7 candalosas. ¿Qué les parece?» Ellos conLev 24,16 testaron: «Merece la muerte.» 67 Luego comenzaron a escupirle la cara y a darle bofetadas, 68 diciéndole: «Cristo, adivina quién te pegó.» plazo del Templo de Jerusalén por otra religión centrada en su propia persona (Jn2,19), y esto era muy subversivo. Para los judíos no había más sagrado que el Templo de Jerusalén. Pero también, atacar al Templo era amenazar la posición de los sacerdotes, cuyo poder se basaba en que solamente ellos podían celebrar el culto con los sacrificios en el Templo. Y a ellos llegaban las ofrendas y tasas para el Templo. En cuanto a la segunda acusación, que es la más importante, ver el comentario de Me 14,53. Jesús se quedó callado. No por desprecio a esos hombres, detentores de la autoridad religiosa, sino porque era inútil discutir, y se quedó con la paz de quien entrega a Dios su causa. Así es tal como acabas de decir. Esta respuesta de Jesús debería tal vez traducirse: Tú eres el que lo dice. Seria la manera de decir que Jesús no está totalmente de acuerdo con los términos que usa Caifas. La expresión hijo de Dios designaba a los reyes y salvadores de Israel, y Jesús era El Hijo de Dios en un sentido muy diferente. Por eso, Jesús se identifica inmediatamente con la profecía de Daniel 7,13, que anuncia un Salvador, un Hijo de Hombre, venido de Dios mismo y saliendo de la eternidad.
mateo 27 La negación d e Pedro (Me 14,66 Le 22,56) + 69 Mientras tanto, Pedro estaba sentado afuera, en el patio, y acercándose una 26,34 muchachita de la casa le dijo: «Tú también seguías a Jesús de Galilea.» 7 °Pero él lo negó delante de todos, diciendo: «No entiendo lo que dices.» 71 Y como Pedro se dirigiera hacia la salida, lo vio otra sirvienta, que dijo a los presentes: «Este estaba con Jesús de Nazaret.» 72 Pedro negó por segunda vez, jurando: «No conozco a ese hombre.» 73 Poco después se le acercaron los que estaban ahí y le dijeron: «No puedes negar que eres uno de los galileos: se nota en tu modo de hablar.» 74 Entonces Pedro se puso a maldecir y a jurar que no conocía a ese hombre. Y al momento cantó el gallo. 75 y recordó Pedro las palabras que J e sús le había dicho: «Antes del canto del gallo me negarás tres veces», y saliendo afuera lloró amargamente. p * 7 1 Cuando amaneció, los jefes de O " ' los sacerdotes y las autoridades 12,14 judías celebraron una reunión, para ver la manera cómo hacer morir a Jesús. 2 Luego lo ataron y lo llevaron para entregárselo a Pilato, el gobernador. La muerte de Judas + 3 Cuando Judas, el traidor, supo que Jesús había sido condenado, se llenó de remordimientos y devolvió las treinta mone- He ut das de plata a los jefes de los sacerdotes y a los jefes judíos, 4 diciéndoles: «He pecado, entregando a la muerte a un inocente.» + Muy asombrosa es esta negación de Pedro. Su amigo Juan, conocido en la casa del Sumo Sacerdote, lo ha introducido junto a él (Jn 18,16). La muchachita sabe muy bien quién es Juan y no le dice nada. Solamente una palabra irónica para Pedro. Madie lo amenaza, ni siquiera ios hombres, que más bien se burlan de él, provinciano de Galilea como Jesús. Pero eso es suficiente para que Pedro se desconcierte y se derrumbe. O ¿Por qué una segunda comparición de Jesús ante el Sanhedrfn o Consejo Supremo de los judíos? Los evangelios no concuerdan en todo y lo más probable es lo siguiente. En la noche, Jesús fue presentado a Anas, ex Sumo Sacerdote, cuyos cinco hijos y su yerno Caifas le sucedieron. Conservaba mucha autoridad entre esos jefes de los sacerdotes, o sea, jefes de las familias sacerdotales más pudientes que se repartían los cargos, a pesar de que, según la Ley, el Sumo Sacerdocio era vitalicio. Ahí no estuvo todo el Consejo Supremo, que no podía legalmente reunirse de noche y cuyos 71 miembros no cabían en la casa de Caifas. Luego en la mañana todo el Consejo se reúne. Pero, para los enemigos de Jesús, el interrogatorio privado era el más
mateo 27 Ellos le contestaron: «¿Qué nos importa eso a nosotros? Es asunto tuyo.» 5 Enton27,24 ees él, lanzando las monedas en el Templo, fue a ahorcarse. 6 Los sacerdotes recogieron las monedas, pero pensaron: «No se puede echar este dinero en la caja del Templo, porque es precio de sangre.» 7 Entonces se pusieron de acuerdo para comprar con ese dinero el campo del Alfarero, y lo destinaron para cementerio de los extranjeros. 8 Por eso ese lugar se llama hoy Campo de Sangre. 9 Así se cumplió lo que había dicho el profeta Jeremías: Tomaron las treinta moza 11,12 nedas de plata, que fue el precio en que lo tasaron los hijos de Israel. ¡0Y ¡as dieron por el Campo del Alfarero, tal como lo dispuso el Señor.
52
28
O «¿A quién quieren que deje libre, a Barrabás o a Jesús, llamado el Cristo?» He 3, 18 Porque sabía que se lo habían entregado por envidia. 19 Mientras Pilato estaba en el tribunal, su mujer le mandó decir: «No te metas con ese hombre, porque es un santo, y anoche tuve un sueño horrible por causa de él.» 20 Mientras tanto, los sacerdotes y los jefes judíos convencieron al pueblo que pidiera la libertad de Barrabás y la condenación de Jesús. 21 Cuando el gobernador volvió a preguntarles: «¿Cuál de los dos quieren que les deje libre?», ellos contestaron: «A Barrabás.» 2 2 Pilato les dijo: «¿Y qué hago con Jesús, llamado el Cristo?» Todos contestaron: «¡Que sea crucificado!» 23Pílate insistió: «¿Qué maldad ha hecho?» Pero los gritos del pueblo fueron cada vez más fuertes: «¡Que sea crucificado!»
Jesús comparece ante Ptlato (Me 15,1; Le 23,2; Jn 18,29)
n Jesús compareció ante el gobernador, 2,2 ¡que le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?» Jesús contestó: «Tú lo dices.» 12 Estaban acusándolo los jefes de los sacerdotes y las autoridades judías, pero él no contestó nada. 13 Pilato le dijo: «¿No oyes todos los cargos que te hacen?» 14 Pero él no contestó a ninguna pregunta, Jn 19,9 de modo que el gobernador no sabía qué pensar. 15 Con ocasión de la Pascua, el gobernador tenía la costumbre de dejar en libertad a un condenado, a elección del pueblo. 1 e Había entonces un prisionero famoso, llamado Barrabás. 17 Pilato dijo a los que se hallaban reunidos: importante. Por eso Mateo y Marcos colocan en ese lugar (Mt 26,57-64) todo lo que saben del proceso de Jesús, que tuvo lugar, en realidad, en la mañana. + Judas, apenas traicionó, deja de existir. Ni siquiera se sabe lo que pasó con las treinta monedas: ver He 1,18. O Según textos muy antiguos del evangelio de Mateo, el nombre del agitador era Jesús, y su apodo Barabbas; Pilato proponía al pueblo que eligiera entre Jesús llamado Barabbas, y Jesús llamado el Cristo. O Pilato pidió agua... (y. 24). Este gesto, para los judíos, expresaba la negativa de Pilato a hacerse el acusador o el juez de Jesús (ver Dt21,6; Sal 26,6). + En el patio interior, llamado pretorio, a la vista de Pilato y de toda la gente ocupada en los varios quehaceres de) palacio, los soldados se burlan de Jesús, Le colocaron en la cabeza una corona (v. 29). Según toda probabilidad, era de juncos trenzados en forma de gorro y entrelazados con espinas grandes.
mateo 27
53
•O 24 Al darse cuenta Pilato que no conseguía nada, sino que más bien aumentaba el alboroto, pidió agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: «Yo no me hago responsable de la sangre que se va a derramar. Es cosa de ustedes.» 2 5 Y todo el pueblo contestó: «¡Que su sangre on 13 caiga sobre nosotros y sobre nuestros hi- He20 jos!» 26 Entonces Pilato dejó en libertad a Barrabás; en cambio, a Jesús lo hizo azotar y lo entregó para que fuese crucificado. El Vía Crucis (Me 15,16; Le 23,11) + 27 Los soldados romanos llevaron a Jesús al palacio del gobernador y reunieLos soldados se divierten con el juego del rey derribado. En muchas culturas, el rey es un personaje divino; pero también es la víctima a la que se responsabiliza de todos los males. Por eso no faltan los juegos sobre la caída del rey. En Jerusalén se ha encontrado una loza grabada, un juego de soldados, con el recorrido del rey que, pasando por varias pruebas, llegaba al suplicio. Los soldados hacen el juego realidad; y no saben hasta qué punto están en la verdad. El triunfo de los Ramos preparó el prendimiento de Jesús, pero también la humillación de Jesús lo prepara para ser el rey que salva a todos, tal como lo expresaba la antigua historia de José (Gen 37-44) y, con mucha más fuerza, la profecía de Isaías 52,13-53,12. Jesús es Salvador porque es víctima. Jesús rompe el engranaje de la violencia porque ha soportado la violencia máxima sin ser violento. Jesús manifiesta la grandeza y la fuerza de Dios en su humillación. Jesús reúne en su persona todas las humillaciones de los indefensos, de los expulsados, de las víctimas sobre las cuales se descargó la violencia ciega de los pueblos y de sus dueños. Pero Jesús lleva sobre sí el pecado del mundo, como lo anunció Isaías. En adelante los hombres no podrán mirarlo sin descubrir
ron a toda la tropa en torno a él. Le qui- Dios lo ama, que lo libere, puesto que él sai 22,9 taron sus vestidos y le pusieron una capa mismo decía: Soy Hijo de Dios.» 4 4 Hasta SjS l'\l de soldado de color rojo. 2 9 Después le co- los ladrones que estaban crucificados a su 1?$ locaron en la cabeza una corona que ha- lado lo insultaban. bían trenzado con espinas y en la mano de45 Desde el mediodía hasta las tres de la recha una caña. Doblaban la rodilla ante Je- tarde, se cubrió de tinieblas todo el país. sús y se burlaban de él, diciendo: «Viva el 46 Cerca de las tres, Jesús gritó con fuerza: rey de los judíos.» 30 Le escupían la cara y, Eli, Eli, lama sabactani. Lo que quiere de- MC 15,34 quitándole la caña, le pegaban en la cabeza. cir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has Sal222 31 Después que se burlaron de él, le qui- abandonado? 47 Al oírlo, algunos de los taron la capa de soldado, le pusieron su presentes decían: «Está llamando a Elias.» ropa y lo llevaron a crucificar. 48 Y luego, uno de ellos corrió, tomó una 32 Al salir encontraron a un hombre de esponja, la empapó en vino agridulce y, poCirene, llamado Simón, y le obligaron a que niéndola en la punta de una caña, le daba cargara con la cruz de J e s ú s . 3 3 Cuando lle- de beber. 49 Otros decían: «Déjalo. Veamos garon al lugar que se llama Gólgota o Cal- si viene Elias a liberarlo.» vario, palabra que significa «calavera», 34 le so Entonces Jesús, gritando de nuevo sai 69,22 dieron a beber vino mezclado con hiél. Je- con voz fuerte, entregó su espíritu. sús lo probó, pero no quiso beberlo. 35 Ahí lo crucificaron, y después echaron Después de la muerte de Jesús sai 22,19 suertes para repartirse la ropa de Jesús. 36 Luego se sentaron a vigilarlo. 37 Encima + 51 En ese mismo instante, la cortina de su cabeza habían puesto un letrero que del santuario se rasgó en dos partes, de arri- EX 26,3 decía por qué lo habían condenado: «Este ba abajo; 52 la tierra tembló, las rocas se es Jesús, el rey de los judíos.» 3B También partieron, los sepulcros se abrieron, y resuLC 22,37 crucificaron con él a dos ladrones, uno a citaron varias personas santas que habían su derecha y el otro a su izquierda. llegado al descanso. 5 3 Estas salieron de las 39 Los que pasaban por ahí, movían la sepulturas después de la resurrección de 1P 3|19 um2,i5 cabeza y lo insultaban, 4 0 diciendo: «¡Hola!, Jesús, fueron a la Ciudad Santa y se apatú que derribas el Templo y lo reedificas en recieron a mucha gente. 54 jn22j9 tres días, líbrate del suplicio, baja de la cruz El capitán y los soldados que custosi eres Hijo de Dios.» diaban a Jesús, al ver el temblor y todo lo AP 11,2 41 Los jefes de los sacerdotes, los jefes que estaba pasando, tuvieron mucho temor 22^9 de los judíos y los maestros de la Ley lo in- y decían: «Verdaderamente este hombre sultaban, diciendo: 42 «Ha salvado a otros y era Hijo de Dios.» 5 5 También estaban allí, no puede salvarse a sí mismo: que ese rey observando de lejos, algunas mujeres que de Israel baje ahora de la cruz y creeremos desde Galilea habían seguido a Jesús para en él. 4 3 Ha puesto su confianza en Dios; si servirlo. 56 Entre ellas: María Magdalena, LUCS,2 su propia maldad y lamentarse por él, que fue su víctima (Za 12,12). De este encuentro inesperado con un Dios despreciado y eliminado, tan diferente al que se adora en el Cielo, nacerá para los hombres una fuente de perdón y de purificación (Za 13,1). Le dieron vino mezclado con biel (v. 34). En realidad, según Marcos, le dieron vino agridulce, bebida de ios soldados, mezclado con mirra, que adormecía el dolor. Lo habían preparado según la costumbre las damas caritativas de Jerusalén, tal vez aquellas mismas de que Lucas habla en 23,28. Pero Mateo habla de vino mezclado con hiél (cosa insoportable) para dar a entender todas las amarguras que Jesús debió tragarse por nosotros. Cruciñcaron con él a dos ladrones (v. 38). Posiblemente eran, como Barrabás, terroristas de inspiración nacionalista. Pueden haber sido compañeros de él y su ejecución realzaba la gracia hecha a Barrabás. Faltando éste, tendrán que morir al lado de Jesús. Pero también pueden haber sido de los bandidos que asaltaban a los peregrinos en los cerros de Palestina. Esfe es el rey de los judíos (v. 37). Esta expresión designaba, para Pilato y para todos, un líder nacionalista que pre-
tende encabezar la liberación del yugo de los romanos. En latín las letras I.N.R.I. (que leemos en estampas de la crucifixión) son las iniciales de Jesús-Nazareno-Rey de Ios-Judíos. Los judíos son el pueblo de Dios y él había dispuesto que serían asociados a la salvación de Cristo de un modo muy especial. De hecho, posteriormente, fueron sometidos a muchas pruebas y persecuciones. Muchos judíos inocentes sufrieron como Jesús, sin creer en él, pero confiados en las promesas de Dios y en el Reino de Justicia. + Varias apariciones de difuntos en las horas siguientes a la resurrección de Jesús, fueron interpretadas como un signo de que se cumplían las profecías de Dn 14,4 y Zac 12,2 referentes al Día de la Salvación. También dieron a entender que Jesús, antes de resucitar, había «bajado a los infiernos», o sea, había encontrado las almas de todos los hombres buenos muertos ante él, que lo esperaban para entrar a la presencia de Dios. Recordemos de paso que los infiernos es una expresión antigua que designaba la morada de los muertos, mientras que el infierno es una palabra cristiana que se refiere al lugar del castigo eterno.
mateo 28 1355 María, madre de Santiago y de José, y la 20.20 madre de los hijos de Zebedeo. Sepultan a Jesús (Me 15,42; Le 23,50 Jn 19,38) 57
Siendo ya tarde, vino un hombre rico, de Arimatea, que se llamaba J o s é , y q u e también se había hecho discípulo de J e s ú s . m 21.22 5 8 ^ U e donde Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús, y el gobernador ordenó que se lo entregaran. 59 Y José, tomando el cuerpo, He 13,29 lo envolvió en una sábana limpia so y lo colocó en un sepulcro nuevo, cavado en la roca, que se había hecho para sí mismo. Después movió una gran piedra redonda para que sirviera de puerta, y se fue. 61 María Magdalena y la otra María estaban sentadas frente al sepulcro. Aseguran el sepulcro 62
Al día siguiente (era el día después de la preparación a la Pascua) los jefes de los sacerdotes y los fariseos se presentaron juntos ante Pilato 6 3 para decirle: «Señor, nos hemos acordado que ese mentiroso 12,4o dijo cuando aún vivía: Después de tres días 16.21 resucitaré. 64 Por eso, manda que sea asegurado el sepulcro hasta el tercer día: no sea que vayan sus discípulos, roben el cuerpo y digan al pueblo: Resucitó de entre los muertos. Este sería un engaño más perjudicial que el primero.» 65 Pilato les responLA IGLESIA RESUCITADA
O Se nombran a María Magdalena y a la otra María, madre de Santiago el menor, que era pariente de María, madre de Jesús. Antes de su llegada había bajado el Ángel del Señor: ésta era una manera de decir que se había producido una manifestación sobrenatural. Pero, por supuesto, que nadie, ni siquiera los guardias, vieron a Cristo salir del sepulcro. Cristo resucitado no se puede ver, a no ser que él lo quiera. Las mujeres que buscaban a Jesús lo verán; los soldados y los jefes no lo buscaban y, por tanto, no entenderán. En eso Jesús les vino al encuentro (v. 9). Es evidente que Mateo combina dos hecho* diferentes: uno es el descubrimiento del sepulcro vacío; otro fue, posteriormente, ¡a aparición a sólo María de Magdala, narrada en Jn 20,11-18. Que se hagan presentes en Galilea (v. 9). ¿Por qué Jesús da esta cita si debe manifestarse el mismo día en Jerusalén? (Le 24,13-42). La cosa no es nada clara y, a !o mejor, los evangelistas han desplazado ciertas apariciones para comodidad de su relato. Pero, de todas maneras, una maduración era necesaria para que los discípulos creyeran en la Resurrección y entendieran algo de ella. Después de las dos primeras apariciones en Jerusalén, en las que Jesús trató de convencerlos de que no era fantasma ni espíritu, debian volver a su provincia y a su ambiente, lejos de esta capital en que habían sido traumatizados, para interiorizar su nueva experiencia. En Galilea Jesús se manifestará de una manera
54 dio: «Ahí tienen los soldados, vayan y tomen todas las precauciones que crean convenientes.» 66 Ellos, pues, fueron al sepulcro y lo aseguraron, sellando la piedra y poniendo centinelas. Jesús resucitado s e manifiesta a sus discípulos (Mcl6,l;Lc24,Un20,l)
/\ 2 8 ' Pasa<*o el sábado, al salir la ^ ~ w estrella del primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a visitar el sepulcro. 2 De repente se produjo un gran temblor: el Ángel del Señor bajó del cielo y, llegando al sepulcro, hizo rodar la piedra que lo tapaba y se sentó encima. 3 Su aspecto era como el relámpago y sus ropas blancas como la nieve. 4 AI ver- He 172 lo, los guardias temblaron de miedo y quedaron como muertos. 5 El Ángel dijo a las mujeres: «Ustedes, no teman, porque yo sé que buscan a Jesús crucificado, 6 No está aquí, pues ha resucitado tal como lo había anunciado. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto. 7 Y ahora vayan pronto a decir a sus discípulos que ha resucitado de entre los muertos y que ya se les adelanta camino de Ga- Mc „ft lilea; allí lo verán. Esto es lo que yo tenía Jn211 que decirles.» 8 Ellas salieron al instante del sepulcro con temor, pero con una alegría inmensa a la vez, y corriendo fueron a dar la noticia a los discípulos. diferente, dándoles a entender que ya ha sido glorificado y su existencia no es la de antes. Una mujer, María de Magdala, transmite el recado, como para indicar que, en la Iglesia, no todo vendrá de las autoridades, y Dios se comunica con quien quiere, comunicando mensajes proféticos a personas sencillas y a mujeres. El Evangelio habla muy brevemente de las apariciones de Jesús resucitado. Es que, para la Iglesia primitiva, este hecho tan importante y misterioso debía ser proclamado y como demostrado por la actuación del Espíritu en las comunidades cristianas. ¿Estaremos en una situación diferente a !a de ellos? La Iglesia que habla de Cristo Resucitado no debe ser una Iglesia poderosa, sino una Iglesia Resucitada. Si la Iglesia está en una situación tal que aparentemente no hay para ella esperanza de salvación y. sin embargo, revive por gracia de Dios, si en cada generación la iglesia se ve condenada a muerte por la vejez de sus estructuras, los cambios del mundo o las persecuciones organizadas, y, sin embargo, en cada generación el Señor hace surgir en ella nuevas energías y nuevos apóstoles, estará atestiguando que su Señor ha resucitado y que le ha dado >• ella el poder de resucitar. Las comunidades cristianas hablan mejor de la resurrección cuando, por ejemplo, se mantienen a pesar de que han desaparecido sus animadores cuando sus más valiosos apóstoles son contrarrestados por los mediocres y los malos; cuando la comunidad sufre y, a pesar de esto, no pierde la alegría.
55 9 En eso, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «Paz a ustedes.» Las mujeres se acercaron, se abrazaron a sus pies y lo adoraron, i° Jesús les dijo en seguida: «No teman; vayan a anunciarlo a mis hermanos para que se hagan presentes en Galilea y allí me verán.» ii Mientras ellas iban, algunos de los guardias fueron a la ciudad a contar a los jefes de los sacerdotes todo lo que había pasado. 12 Ellos se reunieron con las autoridades judías y acordaron dar a los soldados una buena cantidad de dinero, 1 3 junto con esta orden: «Digan que mientras dormían, vinieron de noche los discípulos y se robaron el cuerpo de J e s ú s . 1 4 Si esto llega a oídos de Pilato, nosotros lo calmaremos y les evitaremos molestias a ustedes.» Los soldados recibieron el dinero y siguieron las
LA EVANGELIZACION.—LA TRINIDAD O Jesús envía a sus apóstoles a evangelizar el mundo. Aunque algunos desconñaban. Mateo resume las últimas apariciones de Jesús. No todos los discípulos (los Once y los demás) se convencieron tan rápidamente de la Resurrección de Jesús. Jesús quiere discípulos en todos los pueblos, pero también quiere que los pueblos como tales sean alcanzados cultural y socialmente por la renovación de las personas que han creído. Jesús quiere discípulos, o sea, personas que lo siguen a raiz de una decisión personal, para someterle en adelante su propia mente, con sus creencias, sus criterios y sus decisiones. Así, pues, evangelizar a una persona no es enseñarle el contenido del Evangelio, sino guiarla, como hizo Jesús con sus discípulos, para que dicha persona descubra el sentido de su anterior vida y el sentido de los acontecimientos que le toca vivir, y, al final, reconozca que Jesús muerto y Resucitado le ofrece vida nueva y resurrección. Los que hayan creído serán bautizados en el Nombre único del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, pues son las tres personas que nos enseñó Cristo. Y, por supuesto, que
mateo 28 instrucciones; i 5 d e ahí salió esta mentira que corrió entre los judíos y perdura hasta hoy. Jesús envía a sus apóstoles O 1 6 Por su parte, los Once discípulos partieron para Galilea, al cerro donde Jesús los había citado. 17 Cuando vieron a Jesús se postraron ante él, aunque algunos todavía desconfiaban. 18 Entonces Jesús, acercándose, les habló con estas palabras: 11,27 3,35 «Todo poder se me ha dado en el Cielo Jn 13,3 y en la tierra. 19 Por eso, vayan y hagan que Ef 17,2 1,20 todos los pueblos sean mis discípulos. Bau- He 1,8 tícenlos, en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 y enséñenles a cum- Ex 3,12 Jos 1,5 plir todo lo que yo les he encomendado. Yo j^Ulil estoy con ustedes todos los días hasta que 13,39 24,3 se termine este mundo.»
las nombró separadamente porque el Padre no es el Hijo y el Hijo no es el Espíritu Santo, a pesar de que los tres son el mismo Dios. Los bautizados entrarán en comunión con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu, al ingresar a una Iglesia que, antes que nada, es una comunión. (Ver en Hechos 19,6 respecto del Bautismo en el Hombre del Señor Jesús.) Ya dijimos de Mt 6,9 que, al hablar de Hombre de Dios, nos referimos al poder que tiene para comunicarse a sí mismo y hacer de nosotros sus hijos. Estoy con ustedes todos los días. La primera generación cristiana pensó que Cristo no tardaría en volver, pero ya en el momento en que se escribió el Evangelio, entendía que la historia no había llegado a su término, Jesús se había comprometido con la Iglesia de sus apóstoles en forma tan definitiva como Dios, otrora, se comprometió con el pueblo de Israel. La Iglesia Católica se distingue de las demás iglesias cristianas porque la fundaron los apóstoles de Jesús. Solamente ella se considera obligada a permanecer unida en torno a sus sucesores, los obispos; esta unidad y continuidad nos cuesta en muchas circunstancias en que parecería más fácil fundar una nueva comunidad, reformada, al lado de ella. Pero también esta obediencia a la voluntad del Padre es el medio que a él le permite ejercitar y purificar nuestra fe y quedarse dueño del destino de «su» Iglesia.
57
/ » « r ^ » a v g f c . v >tv^Ax .m.
'
Uvj.o
w
**i^a^/^oj*^j*^*^wiw\\mi*MiU^WB^u
marcos t
— 10
Juan en el río Jordán. Cuando salió del isJn U2 63,19 agua, los Cielos se rasgaron para él y vio al Espíritu Santo que bajaba sobre él como paloma. i' Y del Cielo llegaron estas palasaill bras: «Tú eres mi Hijo, el Amado; tú eres ls42:i mi Elegido.» 12 En] seguida el Espíritu lo empujó al desierto. 3 Allí permaneció cuarenta días y Heb l.'il fue tentado por Satanás. Vivía entre los anijob 1,6 m a ] e s saJvajes, pero los ángeles le servían. Jesús llama
a sus cuatro primeros discípulos (Mt 4,12; Le 4,14)
les dijo: «Síganme, que yo los haré pescadores de hombres.» ,8 Y con eso, dejaron sus redes y empezaron a seguirlo. ' R l9,,! 19 Poco más allá, Jesús vio a Santiago, hijo de Zebedeo, con su hermano Juan. También ellos estaban en su barca y arreglaban las redes. 20 De inmediato Jesús los llamó, y partieron tras él, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los ayudantes. Jesús enseña y sana a un endemoniado (Le 4,31; Mt 7,28)
• 21 Fueron hasta Cafarnaún. Allí Jesús ,
. .
,
]4
INTRODUCCIÓN Cuando los apóstoles empezaron a presentar al mundo el mensaje de Jesús, solamente usaron la palabra, proclamando lo que habían visto y oído de él. Ninguno de ellos pensó en escribir una «Vida de Jesús», y, a lo mejor, no sabían escribir. Sin embargo, en varios lugares se pusieron p o r escrito discursos, parábolas y hechos de Jesús. Marcos, que estuvo al lado de Pedro y de Pablo en R o m a , redactó su evangelio a partir de tales ensayos, añadiendo muchos detalles que supo por Pedro. El Evangelio de Marcos nos muestra, antes que nada, a Jesús actuando. N o habla de la infancia de Jesús ni de su vida en Nazaret; tampoco nos transmite largos discursos suyos, pero se esfuerza porque lo veamos con todos sus gestos. Jesús es el Hijo de Dios. Lo afirma la primera línea del Evangelio, y lo proclama en la última página el oficial romano que vio morir a Jesús. Pero, ¿qué significa esto: Hijo de Dios? Todo el Evangelio de Marcos quiere contestar con hechos a esta pregunta.
1 i Comienzo de la Buena Nueva de saban sus pecados y Juan los bautizaba en SalLBV3¿5 5 el río Jordán. * •*• Jesucristo, Hijo de Dios. 6 Juan llevaba un vestido hecho de pelos En el libro del profeta Isaías está escri^ w to: «Ahora mando a mi mensajero delante de camello con un cinturon de cuero, y co- 2 R 1,8 ¡s «ú de ti, para prepararte el camino. 3Escuchen 7mía langostas y miel de abeja silvestre. ese grito en el desierto: Preparen el camino Juan decía muy claro: «Detrás de mí viene otro mucho más grande que yo, y no del Señor, enderecen sus senderos.» a desaHe 13.24 4 ^ a s ' sucedió: Juan el Bautista se pre- me atrevería, ni siquiera de rodillas, is Ú6 sentó en el desierto. Y predicaba al pueblo, tar la correa de su calzado. 8 Pues yo los lsl12 & 36,25 hablando de bautismo y de conversión para bauticé con agua, pero él los bautizará en Jn iis alcanzar el perdón de los pecados. 5 Acu- el Espíritu Santo.» 9 día a él gente de toda la región de Judea, En esos días, Jesús vino de Nazaret, y todos los habitantes de Jerusalén. Confe- pueblo de Galilea, y se hizo bautizar por itw + 2
+ Aquí Marcos resume tres hechos importantes que son el punto de partida de la predicación de jesús: — La predicación de Juan Bautista. — El bautismo de Jesús por Juan. — La permanencia en el desierto. Ver comentario de Le 3 y 4, LOS PROFETAS Este es el comienzo del Evangelio, pero, ¿qué hubo antes? Para saberlo, habría que leer esa parte de la Biblia Barriada Antiguo Testamento.
Desde hacía muchos siglos Dios había escogido ai pueblo judío (el pueblo del que nació Jesús) para que fuera su propio pueblo entre todas las naciones de la tierra. Los judíos tenían su religión, como los demás pueblos; pero conocían mejor a Dios porque él les había dirigido su palabra. Dios no hablaba desde el cielo, pues ¿dónde está el cielo? No está ni arriba ni abajo. Dios, además, no tiene boca como nosotros para hablar. Sin embargo, comunicaba su Espíritu a algunos hombres para que hablaran en nombre de él: ésos fueron los profetas. Moisés fue profeta, y también Isaías, y Juan Bautista y otros más.
Jn 2,12
O Después que tomaron preso a empezó a comunicar su doctrina en las Juan, Jesús fue a la provincia de Galilea y asambleas22 del día sábado, en la Casa de Jn 3 24 empezó a proclamar la Buena Nueva de Oración. Su manera de enseñar impreDios. 15 Hablaba en esta forma: «El plazo sionaba mucho porque hablaba como 7 Rom 1,1 está vencido, el Reino de Dios se ha acer- quien tiene autoridad: era todo lo contrario f„ y™ 1 Tes 1,5 cado. Tomen otro camino y crean en la de los maestros de la Ley. 0011 5 + 23 En una ocasión se encontraba ' Buena Nueva.» en esta sinagoga un hombre que estaba en 16 j e s ú s caminaba por la orilla del lago poder de un espíritu malo. Y se puso a griu 5,1 de Galilea. Ahí estaban Simón y su herma- tar: 24 «¿Qué quieres de nosotros, Jesús de no Andrés, echando sus redes en el mar, Nazaret? ¿Has venido a derrocamos? Yo te j„ 6,69 porque eran pescadores. 17 Jesús los vio y he reconocido: Tú eres el Santo de Dios.» He314 O Después de pasar por el desierto, Jesús vuelve a su provincia de Galilea y fija su residencia en Cafarnaún, pues es allí donde viven los pescadores que forman el primer núcleo de sus discípulos. Jesús vive como allegado en casa de Simón (29). ¿En qué consiste su primera predicación? El plazo está vencido (15). Finaliza la larga espera del pueblo judío, con promesas de Dios siempre aplazadas. Jesús afirma que hoy empiezan tiempos nuevos. El Reino de Dios se ha acercado: no más espera porque está a la puerta. Pero ahora son ustedes los que deben dar el paso para entrar a este nuevo mundo en que Dios reina (ver comentario de Mt 5,1). Crean en la Buena Mueva. Dios ha llegado a los hombres para reconciliarlos. No les trae más mandatos: les pide que le hagan ese favor de creer en sus palabras. Síganme. Las primeras palabras de Jesús son un llamado a comprometerse. Y empezaron a seguirlo, o sea, a convivir con él, dejando su familia y su trabajo. Jesús, como los maestros de su tiempo, les enseñará y les hará memorizar diariamente la doctrina que deberán transmitir a otros en la Iglesia. Simón, Andrés, Santiago y Juan: Jesús ya los conocía porque se había topado con ellos en el mismo lugar donde predicaba Juan. No eran gente ociosa, sino trabajadores responsables, y se parecían a muchos jóvenes de hoy en día que son bastante generosos para entregarse por completo a una obra grande. No sabían lo que podría ser el Reino de Dios, pero confiaban, eso sí, en que Jesús los guiaría, y esto era para ellos el comienzo de la fe. —Yo tengo mucha fe —dice la gente—, yo creo que Dios me protegerá, yo creo que las cosas me saldrán bien... —Muy bien, pero esa fe suya la tienen también las personas religiosas de cualquier religión: no es, pues, la fe cristiana. La fe cristiana empeza cuando uno toma otro camino por seguir a Jesús. Tomar otro camino es to que significa la palabra conversión. •• '"'•' '''"'"
• En cuanto Jesús se presenta en público, deja en todos una impresión de fuerza y de seguridad. Y, para empezar, en su predicación, pues Jesús hablaba en las sinagogas. La sinagoga es como la casa de oración de los judíos. Ahí se reúnen el sábado, para el canto de los Salmos y la lectura de la Biblia. El responsable predica o invita a otras personas a que tomen la palabra. Y ésta es la ocasión en que Jesús se da a conocer. No enseña a la manera de los Maestros de la ley, los cuales repiten, interpretan, dan su opinión apoyándose en la de otros. Jesús habla con autoridad: «En verdad, les digo...» + Jesús habla con autoridad, y con la misma autoridad echa a los demonios, lo que contiene una enseñanza. Pues diariamente nos encontramos con las fuerzas que esclavizan al hombre y se oponen a la verdad, pero lo que no vemos es que están reunidas en una sola mano. Aparentemente, cada uno hace el mal por su propia cuenta, cuando, en realidad, todos están a disposición de un solo mando: éste es el Demonio. Las más de las veces el Demonio trata de disimular su presencia y, mientras nadie amenace sus posiciones, vemos solamente una sociedad humana presa de su corrupción y de sus miserias. Aquí o allá se rumorea de algunos casos de brujería o de maldad consumada: en total, es bien poco para inquietamos. En realidad, el Enemigo no duerme. Ve con anticipación quiénes son los que pueden debilitar su imperio y, apenas empiezan a manifestarse, despierta contra ellos a los malos, los mediocres, los locos e incluso las matas suertes. Así es como al presentarse Jesús en algún lugar, se manifiesta también el Malo. Para empezar, en la misma Casa de Oración. Este primer enfrentamiento resulta impresionante (en realidad, no es el primero; ver Me 1,12). Habrá otros hasta el día en que toda la sociedad judia se ponga de acuerdo para eliminar ai Hijo de Dios.
mareos 1 2J
' Jesús le hizo frente con autoridad: «¡Cállate y sal de este hombre!» El espíritu malo hizo revolcarse al hombre en el IO.IS suelo y lanzó un grito tremendo, pero lue26
441
go salió.
27 Entonces el asombro de todos fue tan grande que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Con qué seguridad enseña esta nueva doctrina! Incluso le obedecen los espíritus malos.» 28 A raíz de esto, la fama de Jesús se extendió por todo el territorio de Galilea.
(Mt 8,14; Le 438)
O 29 Cuando la gente salió de la Casa de Oración, Jesús se vino a la casa de Simón y Andrés, con Santiago y Juan. 3o j_a suélala gra de Simón estaba en cama con fiebre, por lo que, muy luego, le hablaron de ella. 31 Jesús se acercó y la levantó, tomándola de la mano. Se le quitó la fiebre, y, luego, se puso a atenderlos. 32 Pero al atardecer, cuando el sol se ponía, ya estaban trayendo a Jesús todos los enfermos y las personas con espíritus malos: 33 el pueblo estaba ahí reunido, delante de la puerta. 34 Jesús sanó a muchos enfermos con dolencias de toda clase; tam3M bien echó a muchos demonios, pero no los 5.7 dejaba hablar, porque sabían quién era. Oración nocturna de Jesús (Le 4,42)
+
35
De madrugada, cuando todavía es-
O Se manifiesta la confianza sencilla de Pedro. Jesús entra en su casa y con él llegan la paz y la salud. Jesús enseña cómo hay que visitar a los enfermos. ¿Qué cosa más natural para quien sale de misa? Ir a ver a los enfermos y demostrarles un cariño que les atrae favores divinos. + Los apóstoles conocían a Dios: desde niños habían recibido las enseñanzas de la Biblia. Pero tal vez no lo descubrían presente en su propia vida, y rezaban como dirigiéndose a una persona lejana. Desde el momento que conviven con Jesús, entienden que hay algo excepcional en su persona. Especialmente los asombra la intimidad que existe entre él y Dios. Todo lo extraordinario que notan en la actuación de Jesús, parece que se debe a su unión estrecha y constante con su Padre. Al vivir con Jesús, desearán más y más conocer al Padre, un poco como él lo conoce (Le 11,1; Jn 14,8; 15,15). LOS MARGINADOS
O Jesús sale de Cafarnaún para anunciar la Buena Mueva a las familias más aisladas y que son tomadas menos en cuenta. En su gira encuentra leprosos. La lepra no sólo es una enfermedad tremenda, que hace que el cuerpo se pudra lentamente, sino también contagiosa; por eso los leprosos debían vivir fuera de los poblados. Era además considerada por todo el mundo como un cas-
58
taba muy oscuro, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar solitario, donde se puso a orar. M6 36 Simón y sus compañeros fueron a 37 buscarlo y, cuando lo encontraron, le dijeron: «Todos te buscan.» 38 y él les contestó: «Sigamos más allá y vamos a los pueblecitos vecinos, y yo predicaré también allí. He salido para esto precisamente.» jn 18,37 39 Jesús, pues, empezó a visitar las Casas de oración que había en esos lugares y recorrió toda Galilea: predicaba y echaba a los demonios. Curación de un leproso (Mt 8,2; Le 5,12) O 40 Se le acercó un leproso que se arrodilló y suplicó4 a Jesús: «Si quieres, pue- Lev 1W5 des limpiarme.» i Jesús tuvo compasión, extendió la mano, lo tocó y le dijo: «Yo lo quiero; queda limpio.» 42A1 instante se le quitó la lepra y quedó sano. 43 Entonces Jesús lo despidió, pero le mandó enérgicamente: 44 «No se lo digas a nadie; preséntate al sacerdote y le darás por tu purificación lo que ordena la Ley de Lev 14 Moisés. Así comprobarán lo sucedido.» Pero el hombre, en cuanto salió, empezó a hablar4 y a contar detalladamente todo el asunto. s Resultó que Jesús ya no podía entrar públicamente en el pueblo; tenía que andar por las afueras, en lugares apartados. Pero de todas partes llegaban a donde él estaba. tigo de Dios; de ahí que la religión judía declaraba impuros a los leprosos. Por el gesto de Jesús, la carne y la piel del leproso vuelven a ser sanas; eso es un verdadero milagro, algo mucho más importante que quitarle la fiebre a la suegra de Pedro. Pero Jesús ha logrado algo mucho mejor todavía: que este leproso salga de su marginación. En adelante será un hombre igual a los demás, ya no evitarán su contacto ni apartarán de él su mirada. La Ley de Dios y de los hombres reconocerá su dignidad. La Buena Nueva no se queda en palabras, sino que trae un cambio: en adelante, no habrá más personas marginadas. No se lo digas a nadie (5,42; 7,36; 8,26). Con favores materiales Jesús nos invita a que busquemos las riquezas verdaderas (ver comentario de Mt 9,35). Pero la gente es más ávida de prodigios que dispuesta a acoger la Buena Nueva, y Jesús se reserva para los que buscan la Verdad. Estos lo reconocen por su sola manera de ser y de hablar (Jn 4.48), y no se fijan tanto en su fama ni en sus milagros. Jesús no quiere que lo llamen Hijo de Dios (1,24; 8,30), porque esta palabra puede interpretarse de diversas maneras, pero ninguno de sus contemporáneos le daría su verdadero sentido. Los apóstoles proclamarán a Jesús como Hijo de Dios cuando su muerte y su Resurrección hayan mostrado lo que significa serlo (8,9; 15,39).
59 Jesús sana a un paralítico de su pecado y de su enfermedad (Mt9,l;Lc5,17) _ O ] Tiempo después, Jesús volvió a , 29 ® ™ la ciudad de2 Cafarnaún y se supo que estaba en casa. Se reunió tanta gente 3,20 que no quedaba lugar ni siquiera delante de la puerta. 3 Y mientras Jesús les anunciaba la Palabra, le trajeron un paralítico; cuatro hombres lo llevaban en su camilla. 4 Como no podían acercarlo a Jesús a He 4 2g causa de la multitud, abrieron el techo del 8,25 lugar donde él estaba y 5por ahí bajaron al enfermo en su camilla. Cuando vio la fe de esta gente, Jesús dijo al paralítico: «Hijo, LC 7,4Í tus pecados te son perdonados.» 6 Estaban ahí sentados algunos maestros de la Ley, y pensaron: ^ «¡Qué manera de hablar! Este se burla de Dios. Pues, ¿quién sai 103 3 puede quitar el pecado sino Dios y solals 43 K mente él?» 8 En ese mismo instante, Jesús supo en jn 2>5 su espíritu lo que pensaban. Y les dijo: «¿Por qué piensan así? 9 ¿Qué es más fácil decir al paralítico: Tus pecados te son perdónalo Con este milagro del paralítico perdonado y sanado, Jesús da tres respuestas a la vez: al enfermo, a sus amigos y a los fariseos. Cuando vio la fe de esa gente. Esos son los amigos del paralítico. Fueron ellos los que convencieron a su compañero de que debía ir donde Jesús. Y Jesús premia su fe. Aparentemente el paralítico no había hecho más que consentir el viaje. De entrada Jesús le dice: Tus pecados te son perdonados. ¡Qué palabra más extraña! ¿Cómo Jesús perdonaría los pecados si el hombre no es consciente de alguna falta y, al mismo tiempo, arrepentido y en espera de su perdón? Seguramente, en sus largas horas de ociosidad, el enfermo se había preguntado por qué Dios lo castigaba (pues la gente de aquel tiempo creía que la enfermedad era castigo de Dios). Y, a lo mejor, era consciente de algún pecado que atemorizaba su conciencia. Por eso, mientras los amigos lo invitaban a buscar la sanación, sus remordimientos lo hacían dudar de que, para él también, habría milagro. Pero, apenas está en presencia de Jesús, éste lo mira y le da la seguridad del perdón que lo preocupaba más que su misma enfermedad. Luego vienen los fariseos. Cuando Jesús perdonó al paralítico, la gente sencilla no se fijó en lo escandaloso de su sentencia, pues no tenían bastante formación religiosa para darse cuenta inmediatamente que sólo Dios podría dar una absolución como ésta. Y son los fariseos y maestros de la Ley los que se escandalizan. Su indignación es muy justificada, puesto que ni ellos, ni los demás, ni los discípulos de Jesús entienden todavía que Jesús es el propio Hijo de Dios. La argumentación de Jesús los deja callados: Si yo doy la salud a lo divino, ¿por qué no perdonaría a lo divino? Jesús desconcierta a los que se preguntan quién es él. Mejor todavía demuestra que sólo él puede sanar al hombre entero, en cuerpo y alma. EL PERDÓN DE LOS PECADOS
Jesús perdona los pecados. No confundamos las faltas exteriores que no son siempre pecados, y el pecado verdadero que está en las malas in-
marcos 2 dos, o: Levántate, toma tu camilla y anda? 10 Sepan, pues, que el Hijo del Hombre tiene en la tierra el poder de perdonar los pecados.» n Y dijo al paralítico: «Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.» El se levantó y, al momento, en presencia de todos, cargó su camilla para irse con ella. 12 La gente quedó asombrada y todos alabaron a Dios, pues decían: «Nunca hemos visto nada parecido.» He venido a llamar a los pecadores (Mt 9,9; Lc 5,27)
• 13 Cuando Jesús salió otra vez a orillas del lago, toda la gente fue a verlo, y él volvió a enseñarles. 14A1 pasar, vio al cobrador de impuestos sentado a su mesa: era Leví, hijo de Aifeo. Jesús le dijo: «Sigúeme.» El se levantó y lo siguió. 15 Después Jesús fue a comer a casa de Leví. Algunos cobradores de impuestos y pecadores estaban sentados a la mesa con Jesús y sus discípulos; en realidad, había buen número de ellos. 16Pero también setenciones. El pecado se da siempre que traicionamos algún compromiso o desoímos un llamado de Dios y de nuestra conciencia. Y por eso el perdón de los pecados no se compra con penitencias ni con prácticas religiosas. Lo importante es volver a Dios con humildad, confiado en su misericordia. Pero todo se hace más fácil si podemos encontrar a Dios en forma personal, y si Dios se hace presente a nosotros con un rostro y una mirada capaces de purificar nuestro corazón egoísta y avivar en nosotros las brasas del amor. LOS PUBLÍCANOS. LOS MAESTROS DE I A LEY
• Para entrar en la familia de Dios, hay que emplear unos medios que tal vez cuesten, pero que están fácilmente a nuestro alcance. El primero es liberamos de los prejuicios de clase. Dejemos de dividir a los hombres entre buenos y malos; entre los que se puede saludar, y los que no; entre los que se debe amar y ayudar, y los que no. Aprendamos que Dios no odia ni a los ricos, ni a los mal educados, ni a los de izquierda, ni a los de derecha, y que su plan misericordioso contempla la salvación de todos. El Evangelio habla de los publícenos, o sea, cobradores de impuestos al servicio del poder extranjero. Pues el país de Jesús estaba dominado por e! imperio Romano, y los publícanos eran judíos que trabajaban para el extranjero. Los patriotas los consideraban traidores, el pueblo se daba cuenta de que se llenaban el bolsillo; hasta los mendigos se negaban a recibir sus limosnas. Y Jesús... Jesús no los alabó, pero escogió a uno de ellos, a Leví-Mateo, para incorporarlo al equipo de sus apóstoles., cuya mayoria eran patriotas decididos. Los Maestros de la Ley eran algo así como catequistas y profesores de religión. Eran muy entendidos en cosas religiosas y admiraban la doctrina de Jesús, pero no se atrevían a considerar como hermanos suyos a los publícanos y a otros pecadores (o sea, gente que no tomaba en cuenta los preceptos de la religión). Leví es el otro nombre dei apóstol Mateo (Mt 9,9).
marcos 3 guían a Jesús los maestros de la Ley del grupo de los fariseos. Cuando lo vieron sentado a la misma mesa con pecadores y cobradores de impuestos, dijeron a los discíLC 7,34 pulos: «¿Qué es eso? ¿Come con publicanos y pecadores?» 17 Cuando Jesús oyó esto, les dijo: «No 10,46 son los sanos los que necesitan al médico, jn 9,39 s ¡ n o ] o s e n fermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.» El vino nuevo, en vasijas nuevas (Mt 9,14; Le 5,33) O 18 Un día que los discípulos de Juan Bautista y los fariseos estaban ayunando, algunas personas vinieron a decir a Jesús: «¿Por qué no ayunan tus discípulos como lo hacen los de Juan y los de los fariseos?» 19 Jesús les contestó: «¿Pueden ayunar los jn 3,29 amigos del novio mientras el novio está con ellos? Cierto que no; no deben ayunar mientras está con ellos. 2 0 Pero llegará el momento en que el novio les será arrebatado: entonces ayunarán. 21 Nadie remienda un vestido viejo con un pedazo de género nuevo; porque la tela nueva encoge: tira de la tela vieja, y se hace más grande la rotura. 22 Y nadie echa vino nuevo en vasijas viejas; porque el vino las rompería. Así se echarían a perder el vino O Muchos eran los hombres religiosos que miraban a Jesús con simpatía. ¡Cómo les gustaba que renovara el fervor de su pueblo! Pero Jesús no pensaba que debía primero reorganizar el culto y multiplicar las devociones. Los fariseos ayunaban. El ayuno, signo de penitencia y de tristeza, apoyaba las súplicas dirigidas a Dios para que viniera a salvar a su pueblo. Pero precisamente Dios viene en Jesús: conviene más la alegría que el ayuno. Los profetas habían anunciado las bodas de Dios con su pueblo cuando viniera a visitamos (Is 62,4-5). Por eso, al presentarse en esta ocasión como el novio, Jesús da a entender quién es él. ¿Qué es el v/no nuevo? El Evangelio, por supuesto, y la embriaguez del Espíritu Santo que lleva a los discípulos a cualquier locura para dar a conocer el amor del Padre y la libertad que ellos mismos han conseguido. Para entenderlo, leamos los Hechos de los Apóstoles y la vida de los Santos, de los verdaderos desde luego, no de los santos tristes y fingidos. Vasijas viejas: Los que defienden ciegamente los usos de sus padres, los que temen al mundo moderno, los que no se atreven a buscar las causas de lo que anda mal, por miedo a que haya demasiado que cambiar, los que son incapaces de adquirir ideas nuevas. O A todos les parecía normal que el transeúnte arrancara espigas o sacara frutas cuando tenía hambre. Sin embargo, los fariseos se escandalizaron porque los discípulos de Jesús lo hicieron en día sábado, día en que se prohibía cualquier trabajo. El sábado fue hecho para el hombre. Ninguna ley, por sagrada que sea, puede aplicarse de manera que oprima al hombre.
60 y las vasijas. ¡El vino nuevo, en vasijas nuevas!» (Mt 12,1; Le 6,1) O 23 (Jn sábado, Jesús caminaba por los sembrados con sus discípulos. Ellos al pasar se pusieron a desgranar espigas. 2 4 En- ot 24,20 tonces los fariseos le dijeron: «Mira: ¿qué están haciendo? Es cosa que no se puede en día sábado.» 2 5 El les dijo: «¿Nunca han leído ustedes lo que hizo David, cuando él y sus compañeros tuvieron necesidad y sintieron hambre? 26 Que entró en la Casa de Dios, en la época del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió los panes de la ofrenda, que sólo pue- Lev 245 den comer los sacerdotes, y les dio también a los que estaban con él.» 27 Y les dijo: «El sábado ha sido hecho para el hombre, Dt w y no el hombre para el sábado, ze Por esto el Hijo del Hombre, que es Señor, también es dueño del sábado.» Curación del hombre de la mano seca (Le 6,6; Mt 12,9; Le 14,1) O 1 Otro día entró Jesús en la sinago** ga y se encontró con un hombre que tenía la mano paralizada. 2 Pero algunos lo observaban: ¿Lo sanaría Jesús en ese día u 14,4 +
El Hijo del Hombre es dueño también del sábado. Para los judíos, la observancia del sábado era el pilar del orden establecido por Dios: ¿por quién se tomaba Jesús? PROMOCIÓN HUMANA.—EL SÁBADO + Algunos se preguntan si Jesús se interesó por la promoción material de los hombres o solamente por su progreso espiritual. En realidad, es imposible separar una cosa de la otra. Jesús no dejó ningún proyecto para mejorar la economía, la educación o la organización social; pero, en este lugar como en muchos otros más, ataca los prejuicios que nos impiden levantar a nuestros hermanos. Esto es lo importante, y es así como se libera a la persona humana mejor que con cambios exteriores, no aceptados por la gente. Pues los hombres tienen en sus manos todos los medios necesarios para mejorar su condición, pero los usan mal porque se quedan prisioneros de principios e instituciones que consideran sagrados, y para respetarlos aceptan tranquilamente que muera medio mundo. La ley judía prohibía todo trabajo el sábado, que era el día de la semana consagrado a Dios. Pero los judíos hasta tal punto se fijaron en esta ley que, reforzando las prohibiciones de generación en generación, llegaron a precisar que ese día no se debía ni prender fuego, ni dar más de mil pasos, ni siquiera desgranar espigas o buscarle remedios a un enfermo. Jesús los miró enojado. Porque Dios quiere dar la vida. Pero entonces los fariseos y los partidarios de Herodes, a pesar de pertenecer a bandos contrarios y enemigos entre sí, se unen en contra de Jesús: es que no les conviene que esté despertando al pueblo de su pasividad.
61 sábado? Ellos estaban dispuestos a denunciarlo. 3 Jesús dijo al hombre que tenía la mano paralizada: «Ponte de pie y colócate aquí en medio.» 4 Y luego les preguntó: «¿Qué está permitido hacer en día sábado, el bien o el mal?, ¿salvar a una persona o matarla?» 5 Pero ellos se quedaron callados. Enton5,32 ees Jesús paseó sobre ellos su mirada, enojado y apenado por su ceguera. Dijo al hombre: «Extiende la mano.» El paralítico la extendió y su mano quedó sana. 6 En cuanto a los fariseos, apenas salieron, fueron a ver a los partidarios de Herodes y buscaron con ellos la forma de eliminar a Jesús. (Mt 12,15; Le 6,17) 7 Jesús se retiró con sus discípulos a orillas del lago, y muchos galileos lo siguieron. s También venía a él muchísima gente de las regiones de Judea, de Jerusalén, de ldumea, del otro lado del Jordán y de los territorios de Tiro y de Sidón, porque habían oído hablar de todo lo que hacía. 9 Jesús mandó a sus discípulos que dejaran una barca a su disposición para que i,34 toda esa gente no lo atropellase. i° Pues, al 6Í46 ver cómo sanaba a no pocos enfermos, to9 5 28 das las personas que sufrían de algún mal querían tocarlo y, al final, lo estaban aplastando. 11 Incluso los endemoniados, cuanLOS DOCE.—Ver Mt 10,1 4- Por una parte, el sinnúmero de Jos afligidos que buscan un alivio para sus males; por otra, el grupo de los Doce, a los cuales Jesús pide que sean junto a él los constructores del Reino. ¿Qué sabemos de estos doce que pasarían a ser los mandatarios de Jesús, las bases de su iglesia, los maestros de la fe? El núcleo del grupo lo formaban pescadores del lago, y con ellos un publicano, Mateo; un maestro de la Ley. Bartolomé, y algunos más, de los cuales sólo sabemos que Jesús los había escogido entre hombres de! pueblo. El había venido para salvar a todos, pero su obra la empezaría con los pobres. Jesús no pertenecía más a los pobres que a los ricos, pero, como cualquier hombre, debería ubicarse en un ambiente y en un grupo social. Siendo hijo de artesanos, se había ubicado entre la gente sencilla. Más aún, Jesús había tomado una decisión importante a los 18 ó 20 años: se habla quedado como trabajador manual en vez de ingresar a una escueta de maestros de la Ley; pues estas escuelas religiosas estaban abiertas a todos. Jesús habría podido empezar su predicación con un título de maestro y, seguramente, habría encontrado sus ayudantes entre maestros de la Ley sinceros, o entre sacerdotes y fariseos de recto corazón. Pero no, prefirió formarse por medio de! trabajo manual, sin otra preparación religiosa que las reuniones bíblicas de la sinagoga, sin más libro que ia experiencia de la vida diaria. Y, por eso, llegada la hora, hallaría a sus apóstoles entre la gente común, hombres sencillos pero responsables. Escuchamos a Jesús y, sin embargo, no nos movemos
marcos 3 do lo veían, caían a sus pies y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios.» ' 2 Pero él les mandaba enérgicamente que no dijeran quién era. Los Doce apóstoles de Jesús (Mt 10,1; Le 6,12) + 13 Entonces Jesús subió al cerro y llamó a los que él quiso, y vinieron a él. 5.18 14 Así constituyó a los Doce, para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, 15 dándoles poder para echar a los de- u 10,17 monios. 16 Estos son los Doce: Simón, a quien puso por nombre Pedro; "Santiago y su "\ws hermano Juan, hijos de Zebedeo, a quienes puso el nombre de Boanerges, es decir, hi- u 9,54 jos del trueno; 1 8 Andrés; Felipe; Bartolomé; Mateo; Tomás; Santiago, el hijo de Alfeo; Tadeo; Simón el cananeo, ' 9 y Judas Iscariote, el que después lo traicionó. El pecado contra el Espíritu Santo (Mt 12,24; Le 11,15; Mt 9,34) O 20 Vuelto a la casa, se juntó otra vez tan- 2,2 ta gente que ni siquiera podían comer. 21 Al 631 enterarse sus parientes de todo lo anterior, fueron a hacerse cargo de él, porque algunos incluso decían: «Se ha vuelto loco.» 22 Mientras tanto los maestros de la Ley que habían venido de Jerusalén decían: «Está en poder de Belzebú, jefe de los de- Jn 10,20 porque somos cobardes: tenemos miedo a lo que dirán de nosotros si hacemos tai o cual cosa. Y las críticas no faltan en cuanto uno toma en serio ei llamado de Jesús. Igual cosa pasó con los apóstoles. ¿En qué se habían metido? Se ha vuelto loco. Así pensaban de ellos muchos de sus compañeros; así también pensaban de él los parientes de Jesús. Estos hermanos, o más bien parientes (Me 3,31), habían convencido a María para que los acompañara, pensando tal vez que los ayudaría a persuadir a su hijo. O Está en poder de Beelzebú. Más que las curaciones, fueron las expulsiones de demonios las que inquietaron a los fariseos y a los Maestros de la Ley. Ellos, autoridades en materia religiosa, viajaron desde Jerusalén para ver más de cerca quién era Jesús. Los judíos del tiempo de Jesús eran obsesionados por ia creencia en los demonios: los veían por todas partes y, muchas veces, consideraban las enfermedades como posesiones diabólicas. A Jesús no le importa distinguir lo que es posesión de lo que es enfermedad: en realidad el demonio está detrás de toda miseria humana. Beelzebú, nombre de un antiguo ídolo, era uno de los términos usados para designar el demonio. Entrar a la casa de un hombre fuerte. Este hombre fuerte es el demonio, y su casa es la persona poseída. Saquearle la casa es quitarle el poder sobre su víctima. Se perdonará a los que hablen de Dios en forma escandalosa, y Mateo añade: «Al que haya hablado contra el Hijo del Hombre le será perdonado» (Mateo 12,32). Jesús acepta ser criticado por los que no entienden su manera de actuar. Muchos judíos de buena fe no compren-
mareos 4 monios, por eso puede echar a los demonios.» 2 3 Jesús les pidió que se acercaran y empezó a explicarles por medio de ejemplos: 24 «¿Cómo puede Satanás echar a Satanás? Si una nación está dividida en bandos, no puede durar. 25 Tampoco una familia dividida puede mantenerse. 26 Lo mismo Satanás: si obra contra sí mismo, como ustedes dicen, y está dividido, no se puede mantener y pronto llegará su fin. 21 La verdad „ 492,, es que nadie puede entrar en la casa de un M12 hombre fuerte y quitarle sus cosas si no lo amarra primero. Sólo así podrá saquearle la casa. 28 En verdad les digo: Se perdonará a los hombres todos sus pecados, e incluso si hablaron de Dios en forma escandalosa, sin 1 Tm i 1,13 importar que lo hayan hecho repetidas veces. 2 9 Pero el que calumnia al Espíritu Santo no tendrá jamás perdón, sino que arrastrará siempre su pecado.» 3 0 Y justamente ése era su pecado, al decir que tenía un espíritu malo. dieron a Jesús y se escandalizaron de lo que no entendían; éstos tenían disculpas. Pero otra cosa es llamar obra mala la que es evidentemente buena. Hablar (o blasfemar) contra e! Espíritu Santo es atribuir al espíritu malo una obra que es manifiestamente buena. Los que ahora atribuyen sistemáticamente a intenciones malas el bien hecho por otros, o por la Iglesia, o por las personas de otro partido, pecan contra el Espíritu Santo. El que reconoce la verdad y no a Dios, está en mejor camino que el que dice creer en Dios y no reconoce la verdad. De las expulsiones de demonios, Jesús saca una conclusión; El Reino de Dios ha llegado a ustedes. La victoria sobre Satanás se gana, en realidad, día a día. Los miembros de la Iglesia deben demostrar que donde ellos están, el reino del mal va desapareciendo y disminuyen los prejuicios, la maldad, la injusticia, la esclavitud. HERMANOS DE JESÜS
• Jesús ha perdido a sus familiares, pero ha encontrado a sus verdaderos hermanos. Desde el día en que nos comprometemos en la obra de Dios, nos toca descubrir hermanos y hermanas, y a una madre, María, de la que el Evangelio dice: «Dichosa eres por haber creído que de cualquier manera se cumplirían las promesas de Dios.» Jesús no dice: «Ese es mi padre», pues Padre hay uno solo y está en el Cielo. La Iglesia nunca dudó de que María hubiera sido siempre virgen y Jesús fuera su hijo único, como es el Cínico del Padre (ver comentario de Le 1,26). ¿Por qué, pues, se habla aquí de sus hermanos y hermanas? Primero digamos que, en hebreo, se llama hermano a cualquier pariente (ver Gen 14,14). Para evitar las confusiones, se usaban varios modismos. Si se tratara aquí de hermanos verdaderos, hijos de María, al nombrarlos junto a ella, el Evangelio debía decir: «tu madre y los hijos de tu madre están aquí». Esta era la única manera correcta de expresarse en aquel tiempo. Luego, recordemos que, en la primera Iglesia, en el tiempo en que se escribían los evangelios, había un grupo influyente integrado por la parentela de Jesús y sus paisanos de Nazaret A éstos los llamaban en forma global «los herma-
62 La verdadera familia de Jesús (Mt 12,46; Le 8,19) • 3i Entonces llegaron su madre y sus 6,3 hermanos; se quedaron afuera y lo manda- Jn 2p12 ron a llamar. 32 Como era mucha la gente sentada en torno a Jesús, le transmitieron este recado: «Oye, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están afuera y preguntan por ti.» 33 El les contestó: «¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?» u 11,28 34 Y mirando a los que estaban sentados en torno a él, dijo: «Aquí están mi madre y mis hermanos. 3 5 Porque todo el que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.» El sembrador salió a sembrar (Mt 13,1; Le 8,4) A 1 Otra vez Jesús se puso a enseñar v ™ a orillas del lago. Se reunió tanta gente junto a él, que tuvo que subir a una barca y sentarse en ella, mientras toda la gente estaba en la orilla. 2 Jesús les enseñó MI 13,34 nos del Señor», y uno de ellos, Santiago, era obispo de la comunidad de Jerusalén. El Evangelio no los celebra mayormente; más bien recuerda que tardaron mucho en creer en Jesús, a pesar de que hubieran vivido tantos años a su lado (Me 3,21; Jn 7,3-5). Pero, al hablar de ellos o de tal de ellos, ios designa con el nombre que les daba la comunidad: «los hermanos del Señor», o bien: «fulano, hermano de Jesús». O Ver com. Mt 13,1 y de Le 8,4. La parábola del Sembrador encabeza las demás en el Evangelio; aquí Jesús nos dice para qué vino: para proclamar y para iniciar un cambio decisivo en la historia del mundo. El Reino de Dios ya está entre nosotros. Los judíos hablaban del Reino de D/os como nosotros hablamos de un mundo de Justicia y Paz. Y al ver que su país atravesaba un período muy crítico, estaban convencidos de que este Reino de Dios llegaría como una revolución violenta o como una intervención espectacular de Dios para derrotar a los opresores y castigar a todos los aprovechadores. Era verdad que venía el mundo de Justicia y de Paz: ya está en medio de nosotros desde que llegó Cristo, pero, después de transcurridos veinte siglos, todavía no es más que un sembrado. Algo vive misteriosamente en lo más profundo de la humanidad, algo se transmite, algo va creciendo y la semilla rompe los suelos más duros. La palabra es eficaz y produce frutos. Pensemos en los ejemplos de los santos, en la renovación de la raza humana por el Evangelio, renovación tan profunda a pesar de nuestras debilidades, que se manifiesta hasta en la mirada de los niños cristianos. Del Evangelio han salido las inquietudes que hoy sacuden al mundo entero: unidad, justicia y paz. Y la certeza dei hombre de hoy de que es una persona y no está sometido a un destino ciego. La conciencia de la dignidad del hombre y sus derechos, la seguridad de que la historia tiene un sentido y debemos llevarla a su término. Todas esas cosas han nacido de las palabras de Jesús, pero han tenido que madurar en el corazón de personas buenas. Por eso Jesús se fija en cómo los hombres acogen la Palabra de Dios.
63
marcos 4
muchas cosas por medio de ejemplos. Esto es lo que les decía: 3 «Escuchen esto: El sembrador ha salido a sembrar. 4A1 ¡r sembrando la semilla, una parte cayó a lo largo del camino: vinieron los pájaros y se la comieron. 5 Otra parte cayó entre las piedras, donde no había mucha tierra, y brotó en seguida por no estar muy honda la tierra; 5 pero, cuando salió el sol, la quemó y, como no tenía raíz, se secó. 7 Otra parte cayó entre espinos: éstos al crecer la ahogaron, de manera que no diera fruto. 8 El resto cayó en tierra buena; la semilla creció, se desarrolló y dio fruto: unas produjeron treinta granos por semilla; otras sesenta, y otras cien.» 9 Jesús agregó: «El que tenga oídos para 716 *p2.7 oír, que oiga.» i° Cuando toda la gente se retiró, los que lo seguían, junto con los Doce, le preguntaron lo que significaban estos ejemplos.
chan la Palabra, viene Satanás y saca esta palabra que llegó hasta ellos. ,6 Otros la reciben como entre las piedras: son aquellos que, al escuchar la Palabra, la reciben en seguida con alegría, 17 pero no tienen raíz en su interior sino que son inconstantes; y, en cuanto se les presentan angustias y persecuciones por causa de la Palabra, al momento fallan. 18 Otros la reciben como entre espinos: éstos han escuchado la Palabra, 19 pero se presentan los problemas de la vida, las promesas engañosas del dinero y las demás pasiones. Todas estas cosas se unen para ahogar la Palabra, y al final no da fruto. 20 Hay otros que reciben la Palabra como la tierra buena; son aquellos que la escuchan, la aceptan y dan fruto, el treinta por uno, el sesenta o el ciento.»
+ Hay un misterio del Reino de Dios. La mayoría de los hombres desearían que el mundo vaya por otros caminos que los fijados por Dios. Y dicen: «Si Dios existiera...» Pero la misma vida de Jesús contiene la verdad de la historia. ustedes están en el secreto. Ustedes que se integraron al grupo de los discípulos y alos que el Maestro da a entender la actuación de Dios. En cambio, para los que no se comprometen con la Iglesia, las enseñanzas del Evangelio les quedan como cosas aprendidas, como comparaciones cuyo verdadero sentido se les escapa. Estos son verdaderamente los de afuera, como los designaban en la primitiva Iglesia (1 Cor 5,12). Todo se les hace parábolas (12). Los de afuera viven en un mundo de verdades truncadas y no se dan cuenta que su propia sinceridad es muy relativa. Y, porque no se conocen a sí mismos, no pueden conocer claramente las cosas de Dios. Mientras se mueven en un mundo confuso, Dios no puede instruirlos sino con verdades enrobadas y con actuaciones desconcertantes (Is 29,14). Cuando éstos escuchan las parábolas de Jesús, pueden sacar de ellas algunas parcelas de verdad que los ayudan. Pero Jesús no les entrega claramente el sentido de ellas, pues de nada les serviría: todo se les hace parábolas. Asimismo muchas comunidades cristianas no alcanzan el sentido de las palabras de Jesús: — unas, porque se aprovechan de algunos párrafos del Evangelio, siempre los mismos, para justificar sus propias ideas. No quieren realmente escuchar,
— otras, porque están en busca de cosas prácticas: seamos más generosos, más pacientes... y no ven que Jesús quiere comunicarles una visión del mundo y de la Iglesia mucho más amplia de la que tienen ellos.
Parábola de la lámpara Dn 2,18 + n El les contestó: «Ustedes están en el y de la medida 0m 6 2 E, ; 9 secreto del Reino de Dios, pero, a los de (Mt 10,26; Le 8,16) afuera, todo se les hace parábolas. 12 Como dice la Biblia: Por mucho que miren, no ve- + 2i Jesús les dijo también: «Cuando vie^i:¡s fes.» van; por más que oigan no entenderán; none la luz, ¿debemos ponerla dentro de un Jn12 tiesto o debajo de la cama? ¿No la pondré'46 He 28^26 se convertirán ni serán perdonados.» mos más bien sobre el candelera? 22 Pues 8,17 O 13 Jesús les dijo: «¿No entienden esta si algo está escondido, tendrá que descu7,'i8 parábola? Entonces, ¿cómo comprenderán brirse, y si hay algún secreto, tendrá que salas demás? berse. 23 ¡Quien tenga oídos, que oiga!» LC 12.2 14 El sembrador siembra la Palabra de 24 Les dijo también: «Presten atención a Dios. 15 Unos la reciben como a lo largo del lo que escuchan. La medida con que usté- u 6,38 camino: son ^aquellos que, en cuanto escu- des midan se usará para medir lo que reci-
O Ver comentario de Mt 13,18. Con la parábola del Sembrador, Jesús propone una visión del Reino de Dios totalmente distinta a la que se tenía entonces. Es una realidad nueva que brota del corazón de aquellos que han sabido recibir la palabra de Dios: conversión a la verdad y perseverancia en el bien. La semilla puede ser una palabra del Evangelio, pero también son semillas los consejos que recibimos y las sugerencias de nuestra conciencia. A veces nos parece que el Evangelio no tiene mucha fuerza para transformar la vida, pero, ¿por qué hemos pisoteado tantas semillas que el viento había traído a la casa? Todo depende de nosotros. Jesús nos habla del treinta y del ciento por uno: la palabra escuchada transforma nuestra vida y da eficacia a nuestros esfuerzos para salvar al mundo. Nadie sabrá decir lo que puede una persona libre y liberada. + Presten atención a lo que escuchan. Jesús nos llama la atención:
«Ustedes pierden su tiempo si me escuchan solamente y no dejan que lo que han escuchado de mí dé su fruto. La medida con que ustedes midan se usará para medir lo que reciban: es decir, que si empiezan a hacer algo, recibirán de
marcos 4
—
ban, y se les dará mucho más todavía. 25 Sépanlo bien: al que produce se le dará más, y al que no produce, aun lo que tiene se le quitará.»
ramas tan grandes que los pájaros del cié- on 4,9 lo pueden refugiarse bajo su sombra.» 33 Jesús usaba muchos ejemplos de este tipo para entregar su enseñanza, adaptándose a la capacidad de la gente. 34 Todo se lo decía por medio de ejemplos, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.
La semilla que crece por sf sola O 26 Jesús dijo además: «Escuchen esta comparación del Reino de Dios. Cln homstjo 5,7 bre echa la semilla en la tierra; 27 esté dormido o despierto, de noche o de día, la semilla brota de cualquier manera y crece sin que él se dé cuenta. 28 La tierra da fruto por sí misma: primero hierba, luego espiga y por último la espiga bien granada de trigo. 29 Pero cuando el fruto esté maduro, el ji4,i3 hombre manda a recogerlo porque ha Ue*"K,s gado el tiempo de la cosecha.»
64
Jesús calma la tempestad (Mt 8,18; Le 8,22) + 35 Al atardecer de ese mismo día, Jesús dijo a sus discípulos: «Pasemos a la otra orilla del lago.» 36E|]0s despidieron a la gente y lo llevaron en la barca tal como estaba. También lo acompañaban otras barcas. 37 Entonces se levantó un gran temporal y las olas se lanzaban contra la barca que se iba llenando de agua. 38 Mientras tanto, Jesús dormía en la popa sobre el cojín. Ellos lo despertaron diciéndole: «Maestro, ¿es así El grano de mostaza como dejas que nos ahoguemos?» (Mt 13,31; Le 13,18) 39 El despertó, se encaró con el viento y , 25 • 30 y les dijo también: «¿A qué se parece dijo al mar: «Cállate, cálmate.» El viento se Sal 8|,1jj el Reino de Dios? ¿Qué comparación po- calmó y vino una gran bonanza. 40 Después dríamos dar de él? 3i Es semejante a una les dijo: «¿Por qué son ustedes tan miedosemilla de mostaza. Cuando se la siembra, sos? ¿Todavía no tienen fe?» 41 es la más pequeña de todas las semillas Pero ellos estaban asustados por lo que se echan a la tierra. 32Pero, una vez ocurrido y se preguntaban unos a otros: sembrada, crece y se hace más grande que «¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar todas las plantas del huerto. Entonces echa le obedecen?» Dios nuevas fuerzas y conocimientos. Y si no hacen nada, sus creencias religiosas no les servirán de nada, ni siquiera para presentarse ante Dios. ustedes que leen mi evangelio, pregúntense antes de seguir más adelante...» Si algo está escondido. La palabra actúa en el secreto del corazón, pero, cuando descubrimos la transformación que obró en nuestra vida, con gusto pregonamos a Cristo y damos a conocer a los demás el secreto que nos hizo felices: Ef2,4;Col3,3;F¡l2,10.
O En cada época los hombres se impacientan: ¿Se realizará pronto el Reino de la justicia? ¿Se acabarán pronto la violencia y la corrupción? Jesús contesta: Ahora mismo están obrando las fuerzas invencibles que hacen madurar el mundo y que llevan adelante al Reino. SEMILLAS
¡Cuántas semillas se tiran al viento! Una moda nueva, una canción, un nuevo artefacto, un programa radial... Algunas semillas han crecido, hasta constituir corrientes poderosas que movilizan las masas. Pero sepamos descubrir los comienzos humildes de la obra de Dios: el encuentro de algunas personas de buena voluntad para solucionar un problema comunitario; un gesto fraternal en un ambiente cerrado; un primer esfuerzo para sonreír a la vida después de una decepción. La semilla crece, y el hombre que recibió la Palabra se siente más seguro en el camino por el que Dios lo conduce. • Ver comentario de Mt 13,31. + ¿Por qué no tienen fe? Jesús no los reprende por su
temor al temporal, sino por no haber superado el miedo. Pues estaban trabajando por el Reino de Dios, y con ellos estaba Jesús. Los discípulos de Jesús estaban llenos de admiración por él, y con esto demostraban que no lo conocían bien todavía. Pues se admira a un campeón, a un líder, o a un santo. Pero la noche en que Jesús se encaró con el temporal, lo vieron de repente como Aquel a quien obedece la naturaleza. En adelante, Jesús seguiría siendo su Maestro y su amigo, pero ya había entrado la duda en su mente: «¿Quién será éste?» ¿A quién se habían entregado, y hasta dónde los llevaria? Y se asustaron. Los apóstoles eran hombres creyentes, y honraban a Dios, como lo hacemos nosotros, manteniéndolo a cierta distancia. Pero no estaban listos para ver a Dios entrar en su vida diaria y ser testigo de sus pequeneces. Tuvieron miedo al sentirse abandonados en el temporal, pero el temor fue más grande al descubrir a Dios tan cerca. Con esto comprendemos por qué Jesús hacía callar a los demonios. Es que quería darse a conocer paso a paso: ¿de qué nos sirve saber que Jesús es el Hijo de Dios si no nos hemos acostumbrado a vivir en presencia de Dios? Jesús debía enseñarles primero a ser auténticos consigo mismos y ante el Padre, y entonces no tendrían miedo al sentirlo tan cercano. Esta travesía del mar es la figura de lo que a todos nos ocurrirá en el seguimiento de Jesús. No nos ofrece una vida tranquila, sino que, tarde o temprano, deberemos arriesgarnos y emprender cosas para nosotros nuevas. Y vendrá el temporal precisamente cuando Jesús duerma, o sea, cuando parezca que nos deja solos. Esta crisis, sin embargo, es la condición necesaria para llegar a la otra orilla, es decir, a una fe más firme y clara.
65 El endemoniado de Gerasa
marcos 5
entonces la gente a ver qué era lo que ha(Mt 8,28; Le 8,26) bía pasado. 15 Cuando llegaron donde Jesús, vieron C 'Y llegaron a la otra orilla del lago, al hombre del espíritu malo: el que había tev *^ que es la provincia de los gerasenos. nido la Multitud estaba sentado, vestido y 2 Apenas salió de la barca, vino a su en- en su sano juicio. Todos se asustaron. cuentro, saliendo de entre los sepulcros, un 16 Los que habían visto lo sucedido les conhombre con un espíritu malo. 3 Este hom- taron lo que le había pasado al endemonia65,4 bre vivía en los sepulcros y nadie4 podía su- do y a los cerdos. 17 Pero ellos comenzaron ' jetarlo, ni siquiera con cadenas. Varias ve- a pedir a Jesús que se alejara de sus tierras. ces lo habían amarrado con grillos y cadei8 Jesús se volvió a la barca y, al subir, el nas, pero él los hacía pedazos y nadie po- hombre que había tenido el espíritu malo día dominarlo. 5 Andaba siempre, día y no- pidió a Jesús que lo dejara irse con él. che, entre los sepulcros y por los cerros, gri- 19 Pero Jesús no se lo permitió, sino que le tando y lastimándose con piedras. dijo: «Vete a tu casa, con los tuyos, y cuén6 Cuando divisó a 7Jesús, fue corriendo, tales lo que el Señor ha hecho contigo y se puso de rodillas y gritó muy fuerte: cómo ha tenido compasión de ti.» 20 1,24 «¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo El hombre se fue. Empezó a procla1,34 del Dios Altísimo? Te8 ruego, por Dios, que mar por la región de la Decápolis todo lo no me atormentes.» Es que Jesús le ha- que Jesús había hecho con él, y todos quebía dicho: «Espíritu malo, sal de este hom- daban admirados. bre.» 9 Y como Jesús le preguntó: «¿Cómo te llamas?», contestó: «Me llamo Multitud, Jesús resucita a la hija de Jairo porque somos muchos.» IOY rogaban in24 l i 5 sistentemente a Jesús que no los echara de (Mt 9,18; Le 8,40) la región. + 21 Jesús, pues, atravesó el lago en la ii Había allí una gran manada de cerdos barca, pero, en la orilla, otra muchedumbre comiendo al pie del cerro, i 2 Los espíritus volvió a juntarse en tomo a él. 22 le rogaron: «Mándanos a esta manada y déLlegó entonces uno de los dirigentes janos entrar en los cerdos.» Y Jesús se lo de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, permitió. "Entonces los espíritus malos cuando vio a Jesús, se postró a sus pies. salieron del hombre y entraron en los cer- 23 Le rogaba: «Mi hija está agonizando; ven, dos. En ese mismo instante dichas mana- pon tus manos sobre ella para que sane y das se arrojaron al lago desde lo alto del viva.» 24 precipicio y allí se ahogaron. ' 4 Los cuidaJesús se fue con Jairo en medio de un dores de los cerdos huyeron y contaron el gentío que lo apretaba.25 Se encontraba allí asunto por la ciudad y por el campo. Salió una mujer que padecía desde hacía doce EL DEMONIO O Jesús tiene el arte de llegar directamente al sumo responsable del mal, el demonio (Me 1,23). El demonio se introduce en la conciencia de los que dirigen este mundo y se mete en todos los rodajes de la civilización. Los contemporáneos de Jesús, que vivían en una sociedad menos desarrollada que la nuestra, notaban la actuación del demonio sobre todo en las personas que sufrían de trastornos mentales. Seguramente que con demasiada facilidad atribuían al demonio cualquier enfermedad de los nervios, pero había casos en que no se equivocaban, como lo demuestra la presente página. Jesús echa los demonios a los cerdos, como si reconociera que todavía conservan algún lugar en este mundo que fue su dominio. Esta sanación cuesta caro a los criadores de cerdos, pero Jesús da mucho más valor al hombre sanado. Dichas manadas se arrojaron al lago. Ver Mt 8,30 y Le 8,32. El texto actuai de Me dice: en número de dos mil se arrojaron.... lo que es increíble, pues nunca se vieron manadas tan numerosas. Pero hay que saber que en hebreo la palabra manadas no difiere de la palabra dos mif más que por
un acento: un error de acento originó la frase extraña de fAarcos. Jesús pensó que este hombre no estaría en su lugar en el grupo de los discípulos, pero le dio una misión ahí mismo donde vivía: no todos tienen la misma vocación. Cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo. Jesús está en un territorio pagano donde no volverá a pasar. Por eso no teme la difusión del milagro. El hombre proclamará a esos paganos que el Señor, o sea, el Dios único al que reconocen los judíos, fue el que lo sanó. + Esta mujer, debido a su enfermedad, era «impura» según los conceptos judíos (Lev 15,19) y contaminaba a cualquiera que tocara. Se le prohibía mezclarse con el gentío. Pero se atrevió a pasar en medio de la gente y quiso tocar por lo menos el fleco de Jesús. Esta osadía que la hizo despreciar tanto las leyes de «pureza» como el posible escándalo, daba la medida de su fe. Esta mujer no sabía quién era Jesús: solamente pensaba que la sanana y «tenía fe» en él. Jesús respetó esta fe bien poco instruida, pero invitó a la mujer a que lo reconociera. Hoy también hay gente que pide los sacramentos como cosas sagradas, sin buscar a Cristo: él quiere que, al recibirlos, nos acerquemos y nos eritreciuemos a él.
marcos 6 años de un derrame de sangre. 26 Había sufrido mucho en manos de varios médicos y gastado en ello todo lo que tenía sin ningún resultado. Al contrario, cada vez estaba peor. 27 Como había oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás,2 en medio 3,io de la gente, y le tocó el manto. 8 La mujer He5?5 pensaba: «Si logro tocar aunque sea su 1911 ropa, sanaré.» 29 Al momento cesó su hemorragia y sintió en su cuerpo que estaba sana. 30 Pero también Jesús se dio cuenta del u 6,19 poder que había salido de él y, dándose vuelta, preguntó: «¿Quién me tocó el manto?» 3I Sus discípulos le contestaron: «Cuando ves a esa gente que te aprieta, ¿cómo puedes preguntar quién te tocó?» 32 Pero él seguía mirando a su alrededor para ver quién era aquella que lo tocó. 33 Entonces la mujer, que sabía muy bien lo ocurrido, asustada y temblando, se postró ante él y le contó toda la verdad. O 34 Jesús le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado, vete en paz y queda sana de tu enfermedad.» O 35 Jesús estaba todavía hablando, cuando se acercaron algunos de la casa del dirigente de la sinagoga, diciendo: «Tu hija ya murió, ¿para qué molestas ahora al Maestro?» 36 Jesús se hizo el desentendido y dijo al dirigente: «No tengas miedo, solamente ten fe.» 37 Pero no dejó que lo acompañaLA FE Y LOS MILAGROS SANACION Y SALVACIÓN <0> ¿A qué se debe el milagro? ¿Lo produce la fe del que viene a pedir, o bien será Cristo el que obra el milagro? Si el milagro se debe sólo a la fe de las personas, ¿dónde está la diferencia entre el que pide con fe a Dios y el que acude a cualquier curandero? Bastaría en este caso con que uno se sugestione a sí mismo, y no importaría mayormente la persona en quién confía. La mayoría de las sanaciones que cuenta el Evangelio no se parecen a las que hace el curandero. Bien es cierto que los que venían a Jesús estaban muy lejos de reconocerlo como el Hijo de Dios, pero tenían la convicción íntima de que Dios les reservaba algo bueno por su intermedio, y esta fe los disponía para recibir la gracia de Dios en su cuerpo y en su alma. ¿Cómo sanaría Dios a los que se niegan a esperar? La presente página destaca a la vez el poder de Cristo: Jesús se dio cuenta del poder que había salido de él, — y el papel de la fe: Tu fe te ha salvado. Jesús dice: Te ha salvado, y no: Te ha sanado. Pues esta mujer lo había arriesgado todo, y, al final, había visto con qué amor Dios la quería. O Aquí Jesús se enfrenta con la muerte de un ser joven llamado a vivir. Jaira era jefe de la sinagoga, o sea, responsable de la comunidad local de religión judía. —¿Por qué molestas ahora al Maestro? También nosotros pedimos a Dios la salud, pero no nos atrevemos a pe-
66
ran más que Pedro, Santiago y Juan, hermano de Santiago. 38 Cuando llegaron a la casa del dirigente, había gran bulla: unos gritaban, otros lloraban. 39 Jesús dijo: «¿Por qué esta bulla?, la niña no ha muerto sino que duerme.» 40 Ellos se burlaron de él. Pero Jesús los hizo salir a todos y llegó donde estaba la niña, acompañado por41el padre, la madre y los que venían con él. Tomando la mano de la niña, le dijo: «Talitá kum», que quiere decir. «Niña, a ti te lo digo, levántate.» 42 Y ella se levantó al instante y empezó a corretear, pues tenía unos doce años. Había que ver el estupor que esto produjo. 43 Pero Jesús les ordenó severamente que no lo contaran a nadie, y además mandó que dieran de comer a la niña. ¿No es éste el carpintero? (Mt 13,53; Le 4,16)
C 'Al irse Jesús de allí, volvió a su tierra, acompañado de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, se puso a enseñar en la sinagoga y mucha gente lo escuchó con asombro. Se preguntaban: «¿De dónde le viene todo esto? ¿Qué pensar de este don de sabiduría? ¿Y cómo explicar este poder milagroso que tiene en sus manos? 3 ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y el hermano de Santiago, José, Judas y Simón? Y sus hermanas, ¿no viven aquí entre nosotros?» B
u 2
dir que resucite a nuestros muertos. Porque consideramos la muerte como la cosa más fuerte e insuperable de la condición humana. Pero Jesús quiere enseñamos que para Dios lo más fuerte no es la muerte, sino la vida. —unos gritaban, otros lloraban. Era costumbre en aquel tiempo llamar a lloronas profesionales y a músicos. Hoy también multiplicamos en los funerales discursos y signos de dolor, porque queremos disimular, a fuerza de palabras y de ceremonias, el desconcierto que la muerte produce en nosotros. Jesús no se deja impresionar por nuestros disfraces. — La niña no ha muerto, sino que duerme, Duerme esperando que Cristo la levante, lo mismo como «duermen» en algún sentido los creyentes en espera de la resurrección. Los verdaderos muertos son aquelUos que han ahogado y esterilizado todo lo bueno que Dios había sembrado en ellos; se han encerrado en su egoísmo y en su orgullo, se han negado a ser hijos de Dios y, por eso, están para siempre muertos. — Levántate. Porque Jesús te llama para que vivas. Lo bueno para nosotros no es prolongar una vida desgastada por nuestros pecados y nuestras decepciones, sino descubrir el secreto de una vida nueva gracias a la fe y el perdón de Dios. LA SABIDURÍA DE JESÜS • Los hermanos de Jesús son sus parientes y conocidos de Mazaret ver comentario de Me 3,31. ¿De dónde le viene todo esto? ¿Por qué ahora algunos
marcos 6
67 4
Y no creían en él, todo lo contrario. Jesús les dijo: «A un profeta sólo lo desprejn 4,« cian en su tierra, en su parentela y en su familia.» 5Y no pudo hacer allí ningún milagro. A lo más, sanó unos pocos enfermos, con una imposición de las manos; 6 pero se admiraba al verlos tan ajenos a la fe. Jesús envía a los Doce (Mt 10,1; Le 9,1; 10,1) + 7 Jesús iba predicando por todos los pueblos de esta región. Reunió a los Doce 3,14 y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus malos. 8 Les ordenó que no llevaran nada para el camino fuera de un bastón: ni pan, ni morral, ni dinero; 9 que fueran con calzado corriente y con un solo manto. 7,24 io y les decía: «Quédense en la primera casa en que les den alojamiento, hasta que se vayan de ese pueblo. ' ' Si en algún lugar no los reciben y no los escuchan, dejen charlatanes imaginan que Jesús fue a India o a otro planeta para buscar el secreto de sus milagros? La gente de su pueblo no dice: «Seguramente lo aprendió en un país extranjero»; más bien, como siempre vivió en medio de ellos y no manifestó ningún don especial, ellos se extrañan porque en pocas semanas se hizo famoso en toda Galilea. En la convivencia diaria no le habían encontrado una personalidad excepcional y, a lo mejor, no lo habían designado para ningún cargo en la comunidad religiosa de la sinagoga. ¿Cómo puede el hombre fijarse tan poco en su prójimo y ser tan ciego para no ver sus valores, mientras no actúa en una forma extraordinaria? A un profeta sólo lo desprecian en su tierra. Si, durante tantos años, se habían acostumbrado a tratarlo como uno entre tantos, ¿cómo ahora le demostrarían respeto o fe? ¿lio es éste el carpintero? El término que usa el Evangelio significa: el artesano, sin más precisión. Pero es muy antigua la opinión de que Jesús era carpintero. ¿Qué pensar de este don de sabiduría? Muchas personas dicen: Puesto que Cristo era Dios, todo lo sabía. Pero la ciencia divina no es menos que Dios mismo. El conoce todo a la vez en un instante único que no pasa y que llamamos la eternidad. Los hombres, en cambio, piensan con ideas y su pensamiento se va desarrollando con el tiempo. Por eso la ciencia y el poder de Dios no pueden estar en ningún hombre aunque éste sea Jesús. Jesús, al nacer, tuvo que experimentar y descubrir todo. Sólo que en su espíritu había una claridad: estaba consciente de ser el Hijo, aunque todavía no tuviera palabras para pensar o para expresarse. Jesús recibió toda su educación humana de María, de José y de sus paisanos de Nazaret. El Padre, sin embargo, le comunicaba su Espíritu para que experimentara el sabor de Dios en todas las cosas. Jesús adquirió su sabiduría gracias a la Biblia y la cultura de su pueblo. Pero lo importante, para él como para nosotros, no era leer mucho ni acumular las experiencias, sino ser capaz de valorar todo lo que le ocurría; la sabiduría de Jesús salía de él mismo y, en lo más profundo de él, la inexpresable sabiduría eterna se volvía evidencia y certeza para nombrar y para juzgar tanto el actuar de Dios como las acciones del nombre. Pero no por eso Jesús conocía el porvenir y obraba milagros. Estos dones que Dios concede a sus profetas, se los comunicó en plenitud a Jesús en el momento del bautismo de Juan.
a esa gente y sacudan el polvo de sus pies como protesta contra ellos.» 12 Fueron a predicar, invitando a la conversión. 13 Echaban a muchos espíritus malos, y sanaban a numerosos enfermos con una unción de aceite. La muerte de Juan Bautista (Mt 14,1; Le 9,7; 3,19)
O 14 El rey Herodes oyó también hablar de Jesús, ya que su nombre se había hecho famoso. Algunos decían que Juan Bautista había resucitado de entre los muertos y que por eso tenía poderes milagrosos. 15 Otros decían que era Elias, y otros que Jesús era un profeta como los antiguos profetas. 16 Herodes, por su parte, pensaba: «Ha resucitado Juan, al que mandé cortar la cabeza.» 17 Esto es lo que había sucedido: Herodes había mandado tomar preso a Juan y lo tenía encadenado en la cárcel por causa LA MISIÓN + La misión: ver comentario de Mt 10,5; Le 10,1; Mt 28,8. Empieza una tercera etapa en el ministerio de Jesús: organiza una misión por toda la provincia. Hasta entonces los apóstoles actuaban al lado de Jesús: ahora tos envía delante de él. Jesús es un educador. No le basta con enseñar a sus seguidores, sino que les exige cooperar en su propio trabajo. Los apóstoles deben proclamar su fe y obrar curaciones como su Maestro, expresando en forma sencilla lo que han descubierto del Reino de Dios. Los apóstoles deben ser los primeros en creer lo que proclaman: Dios se hizo presente. Por eso se obligan a vivir al día, confiados en la Providencia del Padre. No deben acobardarse en el momento de predicar, sino ser conscientes de su misión y de su poder. El aceite se usaba en ese tiempo como remedio. Jesús le da una eficacia nueva: así, más allá del bienestar, las mejorías serán el signo de una curación espiritual, la del hombre que se reconcilió con Dios. Jesús envía a sus discípulos de dos en dos, para que su palabra no sea la de un hombre solo, sino que sea la expresión de un grupo unido en un mismo proyecto. También les pide que se fijen en una casa, que se hospeden en una familia, que será el centro de donde irradiará la fe. O Herodes respetaba a Juan, pero era prisionero de su ambiente y de sus vicios. Los corrompidos tienen sed de sangre (1 Re 19,2; Ap 17,6; 18,23). Mucha gente piensa que las faltas sexuales no tienen mayor importancia y poco tienen que ver con la salvación de la humanidad. La Biblia, en cambio, nos muestra que no se da un paso adelante sino con hombres responsables, que son capaces de poner el sexo al servicio del amor, en vez de dejarse esclavizar por sus instintos. Por eso Juan Bautista no podía hablar de justicia sin recordar los compromisos del matrimonio y, por ser portador de la Palabra de Dios, debía calificar la licencia del Primer Mandatario Herodes, igual como si fuera un simple ciudadano. El rey Herodes. Se trata de Herodes Antipas, hijo del otro Herodes que reinaba cuando nació Jesús. Decían que Juan Bautista había resucitado. Consideraban a Juan como un mártir y pensaban que resucitaría para cas-
marcos 6 de Herodías, esposa de su hermano Filipo. Herodes se había casado con ella y Juan le Lev 18.16 decía: is «No te está permitido tener la mujer de tu hermano.» 19 Herodías lo odiaba y quería matarlo, pero no podía 2 0 porque Herodes sentía respeto por Juan; lo consideraba un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando Juan le hablaba, no sabía qué hacer, pero lo escuchaba con gusto. 21 Se presentó la oportunidad cuando Herodes, el día de su cumpleaños, dio un banquete a sus nobles, a sus oficiales y a los personajes principales de Galilea. 22 Durante el banquete danzó la hija de Herodías y gustó mucho a Herodes y a sus invitados. Entonces el rey dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré.» 23 Y le proEst s.3 metió con juramento: «Te daré lo que me 72 pidas, aunque sea la mitad de mi reino.» 24 Ella fue a preguntar a su madre: «¿Qué pido?» Esta respondió: «La cabeza de Juan Bautista.» 25 Inmediatamente corrió a donde el rey y le dijo: «Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan Bautista.» 26 El rey se entristeció, pero no quiso negárselo, porque lo había jurado en presen'cia de los invitados. 2 7 Al instante ordenó a un verdugo que le trajera la cabeza de Juan. Este fue a la cárcel y le cortó la cabeza. 28 Luego, trayéndola en una bandeja, se la entregó a la muchacha y ésta se la pasó a tigar a Herodes. Unos asociaban a Jesús y a Juan: Jesús hada ios milagros que Juan no había obrado. Otros, menos informados, podían pensar que Jesús era una reaparición de Juan. + Los apóstoles están cansados. Al final de esta misión necesitan a la vez descansar y hacer el recuento de sus experiencias. Porque Jesús no los instruye con sólo hablarles, sino que los forma ayudándolos a reflexionar sobre lo que hicieron y lo que vieron. Eran tantos los que iban y venían. Posiblemente después del paso de los apóstoles por los pueblos de Galilea, era mucha la gente que quería conocer ai que los había enviado, y llegaron donde Jesús. Sintió compasión de ellos. El buen pastor no los mira desde arriba, sino que les tiene esta compasión que sólo puede tener el que siente como ellos y es, como hombre, uno de ellos. Eran como ovejas sin pastor. De los que Jesús tiene compasión son aquellos que no han encontrado todavía la comunidad verdadera. Su preocupación no autoriza las quejas de numerosos cristianos que constantemente dicen que les hacen falta sacerdotes o pastores. Cuando ya llevan diez años o más en ia Iglesia y se les entregó el Evangelio, son ellos que deberían hacerse los pastores, los consejeros, los animadores y los profetas del mundo en que viven. Se puso a enseñarles largamente. ¿Qué les decía? Todo lo que hace el Evangelio. Con sus dones proféticos, Jesús penetraba las conciencias y mostraba a cada cual dónde estaba su verdadero problema. Hablando como los profetas, nunca los encerraba en su problema personal: su propia su-
68 su madre. 29 Cuando los discípulos de Juan se informaron de lo ocurrido, fueron a recoger el cuerpo y lo enterraron en un sepulcro. Jesús, pastor y profeta + 30 Al volver los apóstoles donde estaba Jesús, le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. 31 Entonces él les dijo: «Vamos aparte a un lugar tranquilo para descansar un poco.» Porque 22 eran tantos los que iban y venían que no 3*° les quedaba tiempo ni para comer. 3 2 Y se fueron solos en una barca a un lugar despoblado. 33 Pero muchos, al verlos partir, adivinaron hacia dónde iban. Y salieron por tierra de todos los pueblos, con tanta prisa que llegaron antes que ellos. 34 Al bajar Jesús de la barca, vio todo ese m 9,36 pueblo y sintió compasión de ellos, pues eran como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles largamente. La primera multiplicación de los panes (Mt 14,13; Le 9,10; Jn 6,1) • 35 Cuando era ya muy tarde, se le acercaron sus discípulos y le dijeron: «El lugar es despoblado y se hace tarde. 36 Despídelos para que vayan a las aldeas y a los pueperación iba a la par con una renovación de su ambiente. Los veía abrumados de dificultades, pero les levantaba el ánimo con mostrarles «signos de esperanza». En cualquier situación hay algo que podemos hacer para levantarnos. Y, antes de que empecemos, ya dispuso Dios algunos signos de que él no nos abandona y que debemos confiar totalmente en él. 0 De ia boca de Dios sale el pan, dice la Biblia, y de su boca también la Palabra que necesitamos (Deut 8,3). Jesús, al dar el pan, demuestra que sus palabras son las de Dios. Jesús se presenta como el Pastor en medio de sus ovejas. Varios detalles del relato, comparados con las páginas del Antiguo Testamento, nos ayudan a descubrir en Jesús al Pastor anunciado por los profetas: Las ovejas sin Pastor (v. 34): Núm 27,17; Is 40,11; Ez 34; Za 11,4-17; 12,8. Drós da el pan a su pueblo: Ex 16; Sal 72,16; Sal 81,17; Sal 132,15; 147,14. Lo que sale de la boca de Dios: Deut 8,3; Sab 16,26: Mt 4,4. Se sientan en el pasto fresco (Sal 23) y todos quedan satisfechos (Sal 78,29). Por otra parte, la muchedumbre sentada para comer es la imagen de la humanidad que Jesús reunirá en el banquete fraternal del Reino (Le 14.15). Levantó los ojos al cielo. Este gesto de Jesús expresa su relación personal al Padre, reemplazando cualquier oración que santos o profetas habrían hecho en un caso semejante. El Evangelio de Juan comenta este milagro: Jesús es el pan que necesita la humanidad (Jn 6). De Dios viene el pan, pues él ha puesto en la tierra todo
marcos 7
69 blos más cercanos y compren algo de comer.» 37 El les contestó: «Denles ustedes de co2 \t'K mer.» Entonces dijeron: «¿Tendremos que sai™" ' r nosotros a comprar doscientos denarios sab 16:20 de pan para darles de comer?» 38 Jesús les preguntó: «ustedes tienen panes. ¿Cuántos? Vayan a ver.» CJna vez averiguado, le dijeron: «Son cinco panes, y además hay dos pescados.» 39 Entonces, ordenó que los hicieran sentarse en grupos sobre el pasto. 40Y se EX 18,21 acomodaron todos en grupos de a cien y de a cincuenta. 41 Y él tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los 5s!i ojos al cielo, pronunció la bendición, partió 65,13 los panes y los iba dando a los discípulos para que se los distribuyeran. Asimismo, repartió los dos pescados entre todos. 42 Comieron todos hasta saciarse, 4 3 y se recogieron doce canastos llenos de pedazos de pan y las sobras de los peces. 44 Los es que habían comido los panes eran cinco mil hombres. Jesús camina sobre las aguas (Mt 14,22; Jn 6,16) + 45 inmediatamente Jesús obligó a sus discípulos a que subieran a la barca y lo fueran a esperar en Betsaida a la otra orilla, mientras él despachaba a la gente. 46 y, después de despedirlos, se fue al cerro a orar. lo que necesita la humanidad para su alimento y para su desarrollo. Pero si no sabemos escuchar su Palabra, no se solucionará el problema más urgente del mundo actual: distribuir las riquezas. La fe en las promesas de Dios es la única fuerza que permite superar egoísmos y privilegios, y conseguir para todos pan, paz y libertad. Y por eso Jesús fuvo compasión de esa muchedumbre, de la que sus gobernantes bien poco se preocupaban. Toda aquella gran cantidad de gente lo había escuchado largo tiempo sin inquietarse lo más mínimo por su comida; él, a su vez, siendo el Pastor y el Pan verdadero, les dio el pan y lo distribuyó. + Jesús los obligó a subir a la barca. ¿Por qué? El evangelio de Juan nos explica el motivo (Jn 6,15). Es que la gente entusiasmada por el milagro quería proclamar a Jesús como rey y como libertador enviado por Dios. Y los mismos apóstoles estaban dispuestos para un tal pronunciamiento. Su mente quedaba cerrada. En realidad, estos hombres habían entendido muy bien el significado de la multiplicación del pan: Jesús era el Pastor prometido por Dios. Pero todo lo interpretaban con sentido político: la liberación prometida por Dios debía ser una liberación nacional. Cuando, en la tarde. Jesús se niega al entusiasmo de la muchedumbre, los apóstoles lo toman muy mal. Pero, al amanecer, se sienten mucho más desconcertados: ¿Quién es este lider que viene caminando sobre el mar cuando el pueblo gime bajo la opresión? LA TRADICIÓN Y LAS TRADICIONES O Ningún grupo, ni siquiera la Iglesia, puede mantener-
47
Al anochecer, estaba la barca en medio del mar, y él solo en tierra. 48 Jesús vio que se cansaban remando, pues el viento Jn lf¿ les era contrario, y, al amanecer, fue hacia ellos, caminando sobre el mar, como si quisiera pasarlos de larqo. 49 Ellos, viéndolo M 9,8 Sal 77 20
caminar sobre el mar, creyeron que era un sir 2l¡ fantasma y se pusieron a gritar, 5° pues todos lo habían visto y estaban asustados. Pero él, inmediatamente, les habló: «Animo, no tengan miedo, soy yo.» 5' Jesús subió a la barca con ellos y se calmó el viento, con lo cual quedaron muy 4 41 asombrados, 52 Pues ellos no habían enten- t-c 5,9 dido lo de los panes: su mente quedaba to- 4,13 talmente cerrada. 53 Habiendo atravesado el lago, llegaron a Genesaret, donde amarraron la barca. 54 Apenas se bajaron, la gente lo reconoció y fue a decirlo por toda aquella región. 5 5 Y comenzaron a traer a los enfermos en camilla adonde oían que él estaba. 56 Y don- 1,32 dequiera que él entraba, pueblos, ciudades o campos, ponían a los enfermos en las plazas y le pedían les dejara tocar siquiera el fleco de su manto; y todos los que lo toca- mm is,3e ban quedaban sanos. La verdadera pureza (Mt 15,10; Le 6,39) ~ *7 1 Un día se acercaron a Jesús los fa^ ' riseos, y con ellos estaban unos se si no tiene sus tradiciones y costumbres. Pero esas tradiciones, por buenas que sean, son cosas de hombres: por ejemplo, la manera de celebrar la misa, las fiestas y novenas y otras cosas por el estilo. Lo que han hecho un papa, o un obispo, o ia comunidad cristiana en íiempos anteriores, otro papa u otro obispo o la comunidad Cristina, pueden cambiarlo ahora. Y porque estas cosas van cambiando, comprendemos que nc son lo más importante de la religión. Hay algo esencial, que no cambia: es la Enseñanza de Dios. ¿Dónde la encontramos? En la Biblia, en las enseñanzas de Jesús. Pero hay una manera de comprender a Jesús que es propia de los apóstoles: es lo que llamamos la Tradición de los Apóstoles, y la Iglesia, fundada por los apóstoles, guarda esta Tradición, o sea, este espíritu propio de ellos. No confundamos, pues, las tradiciones de los católicos y la Tradición de la Iglesia. Lo malo es que, muchas veces, no hacemos ningún empeño para entrar en el espíritu y la Tradición de la Iglesia, y, por el contrario, nos aferramos ciegamente a tradiciones anticuadas o malas. ¿Por qué ahora tantos cristianos se escandalizan cuando la Iglesia se libera de los ritos anticuados? ¿Por qué les viene tanto odio cuando los sacerdotes y los cristianos más abiertos dejan a un lado los moldes tradicionales? Jesús nos indica el motivo: se aferran a sus ritos porque son incapaces de creer. Su religión exterior es un reemplazo de la le auténtica que no tienen. Se aferran a sus ideas, a sus posiciones tradicionales en lo político y lo cultural porque es lo único que tienen y. si lo perdieran, hasta Dios no seria nada para ellos.
mareos 7
70
maestros de la Ley, que habían llegado de no tiene que ayudar a sus padres. "Así, Jerusalén. pues, ustedes anulan la Palabra de Dios con LC (1,38 2 Esta gente se fijó que algunos de los la tradición que se han ido transmitiendo; y discípulos de Jesús comían los panes con hacen muchas otras cosas parecidas a las manos impuras, es decir, sin lavárselas. éstas.» 3 De hecho, los fariseos (y todos los judíos), 14 Entonces Jesús volvió a llamar al aferrados a la tradición de los mayores, no + pueblo y les dijo: «Escúchenme todos y tracomen sin haberse lavado cuidadosamente las manos. 4 Y tampoco comen al volver ten de entender. '5 Ninguna cosa que endel mercado sin lavarse antes. Y son mu- tra en el hombre puede hacerlo impuro; lo lo hace impuro es lo que sale de él. chas las costumbres que ellos se transmi- que 16 El que tenga oídos para oír, que oiga.» ten, como la de lavar los vasos, los jarros y 17 Cuando Jesús se apartó de la gente y , las bandejas. 5 Por eso, los fariseos y maesle preguntatros de la Ley le preguntaron: «¿Por qué tus entró en casa, sus discípulos 18 discípulos no respetan la tradición de los ron sobre lo que había dicho. El les resancianos, sino que comen con las manos pondió: «¿Tampoco ustedes son capaces ' de entender? ¿No comprenden que nada impuras?» de lo que entra en el hombre puede hacer6 Jesús les contestó: «¡Qué bien salvan lo impuro? 19 Porque no entra en su coralas apariencias! Con justa razón hablaba de zón, sino en su estómago, y después sale ustedes el profeta Isaías cuando escribía: de su cuerpo.» is 29,13 Este pueblo me honra con sus labios, pero 20 7 Así Jesús declaraba que todos los ali- He 10.11 su corazón está lejos de mí. EI culto que mentos son puros. £0! 2$ me rinden de nada sirve; sus enseñanzas Y luego explicaba: «Lo que sale del hom-u,,, uno son más que mandatos de hombres. 8 ustedes incluso dispensan del manda- bre, eso lo hace impuro, 21 pues del coramiento de Dios para mantener la tradición zón del hombre salen las malas intenciones: inmoralidad sexual, robos, asesinatos, de los hombres.» 22 infidelidad matrimonial, codicia, maldad, MI 15,19 9 Y Jesús hizo este comentario: «ustedes vida viciosa, envidia, injuria, orgullo y falta dejan tranquilamente a un lado el mandato de sentido moral. 23 Todas estas maldades de Dios para imponer su propia tradición. salen de dentro y hacen impuro al hom10 Así, por ejemplo, Moisés dijo: Atiende a bre.»
EX 20,12 tu padre y a tu madre, y también: El que 21,17 maldiga a su padre o a su madre, morirá. 1
1 Ustedes, al contrario, afirman que un hombre puede decirle a su padre o a su madre: «No puedo ayudarte, porque todo lo mío lo tengo destinado al Templo.» 12 En este caso, según ustedes, esta persona ya PURO E IMPURO + En la religión judía, un punto muy importante era guardarse puro, pues uno no podía participar en el culto sin estar en situación de pureza. Esta palabra pureza no tenía el sentido que le damos ahora. El hombre puro era el que no se había contaminado, ni aún por inadvertencia, con cosas prohibidas por la Ley. Por ejemplo, la carne de cerdo y de conejo era considerada impura: no se debía comer, una mujer que tenía sus reglas, una persona que tenía hemorragias, eran impuras por cierto numero de días: nadie debía ni siquiera tocarlas. Un leproso era impuro hasta que sanara. Si caía un bicho muerto en el aceite, el aceite era impuro y se debía tirar, etc. El que se había manchado con estas cosas, aunque no fuera por culpa suya, debía purificarse, habitualmente con agua, a veces pagando sacrificios. Estas leyes habían sido útiles un tiempo para acostumbrar al pueble judío a vivir en forma higiénica Más aún. servían para proteger la fe de los judíos que vfvian en medio de pueblos que no conocían a Dios. Pues, ¿cómo guardarían su fe al Dios único si se les permitiera convivir con estos pueblos tenerlos como amigos e imitarlos en todo? Aho-
Jesús sana a la hija de una extranjera (Mt 15,21) O 2 4 Jesús salió de allí y fue a las fronteras del país de Tiro. Entró en una casa y no 1 R 17,8 ra bien, con tantas costumbres religiosas como eran las que debía observar el judío, se apartaba necesariamente de los que no compartían su fe, y llevaba un tipo de vida distinto, quedándose en medio de sus correligionarios. Jesús echa abajo todos estos ritos: nada es impuro de lo que Dios ha creado; Dios no se ofende de que hayamos tocado algún enfermo o algún cadáver o alguna cosa manchada con sangre. No le molesta que comamos esto o aquello. El pecado es siempre algo que ha salido del corazón, y no algo que hicimos sin quererlo. Es verdad que la Biblia enseña estos conceptos de puro e impuro. Pero los libros de la Biblia se escribieron a lo largo de muchos siglos, y no todo lo que dice la Biblia vale para todos los tiempos. Con las palabras de la Biblia. Dios educó a su pueblo, pero las leyes que le dio al comienzo, cuando eran todavía bárbaros e incultos, no son las mismas que necesitaron postenormente, cuando ya tuvieron alguna preparación religiosa. Por eso, en la Biblia hay muchas cosas aparentemente contradictorias, porque son advertencias o leyes que se hicieron en siglos diferentes y en circunstancias muy diversas. Y por eso, sin la ayuda de la Iglesia, no podemos entender la Biblia en forma correcta.
marcos 8
71 quería que nadie lo supiera, pero no logró pasar inadvertido. 25fJna mujer cuya hija estaba en poder de un espíritu malo se enteró de su venida y fue en seguida a arrodillarse a sus pies. 2 6 Esta mujer era pagana, de nacionalidad sirofenicia, y pidió a Jesús que echara al demonio de su hija. 27 El le contestó: «Espera que se hayan saciado los hijos: no está bien tomar el pan de los hijos para echárselo a los perritos.» 28 Pero ella le respondió: «Señor, debajo de la mesa los perritos comen las migajas que dejan caer los hijos.» 2 9 Entonces él le dijo: «Vete; por lo que has dicho, el demonio ya ha salido de tu hija.» 3 0 La mujer se fue a su casa y encontró la niña acostada en cama: el demonio se había ido. Curación de un sordomudo • 3i Saliendo de la región de Tiro, Jesús pasó por Sidón y, dando la vuelta al lago de Galilea, llegó al territorio de Decápolis. 32 Allí le presentaron un sordo que hablaba 8,22 con dificultad y le pidieron que le impusiera la mano. 33 Jesús lo apartó de la gente, le metió los dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. 3 4 Después, mirando al cielo, suspiró y dijo: «Effetá», que quiere decir: «Ábrete.» 35 En seguida se le destapaLOS PAGANOS O Ese es el momento en que las autoridades se vuelven en contra de Jesús. Tiene que alejarse y recorre las fronteras de Galilea donde está menos vigilado y de donde es más fácil ponerse a salvo. El presente hecho se ubica cerca de Tiro, provincia poblada por una mayoría de sirios y fenicios paganos. Acostumbramos a llamar paganos a esos pueblos que no han recibido las comunicaciones de Dios. Creen en Dios a su manera, pero no por lo que él mismo nos ha enseñado. En tiempo de Jesús, sólo los judíos conocían la palabra de Dios, y los demás eran paganos. Á pesar de que Jesús vino para salvar a todos, su Padre había dispuesto que no saldría de las fronteras de su patria. Sin embargo, se encontró con paganos en varias oportunidades y, más de una vez, se admiró al ver con qué sencillez y fe se dirigían a él. Dios quiere salvar a todos, pero no los lleva a todos por el mismo camino, unos creen y conocen a Dios; otros, sin que sea por culpa suya, no tienen la fe verdadera. Pero unos y otros conviven en este mundo y trabajan juntos para solucionar sus problemas, juntos se esfuerzan por construir una sociedad más digna del hombre y, al final, se salvarán juntos. Durante los siglos anteriores a Cristo, Dios se comunicó con los puros judíos y dejó que los demás pueblos lo buscaran como a tientas: esto convenía a su plan sabio y misericordioso. Pero, debido a esta diferencia de trato, los judíos llegaron a pensar que los demás no valían nada a los ojos de Dios: los judíos eran los hijos, y los paganos no eran más que perros. Jesús contestó a esta mujer afligida repitiendo el refrán
ron los oídos, desapareció el defecto de In lengua y el hombre comenzó a hablar correctamente. 36 Jesús les mandó que no lo dijeran a nadie, pero mientras más insistía, más lo publicaban. 37 El entusiasmo de la gente era increíble; y decían: «Todo lo ha hecho is 35,5 bien; los sordos oyen y los mudos hablan.»
La segunda multiplicación de los panes (Mt 15,32) 1
En esos días, estuvo otra vez con 8 muchísima gente, y sin nada que co- ' °"* 63
mer; Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: 2 «Me da pena este pueblo, porque hace tres días que se quedan conmigo y ahora no tienen qué comer. 3 S i los mando en ayunas a sus casas, desfallecerán por el camino, pues algunos han venido de lejos.» 4 Sus discípulos le contestaron: «¿De dónde podríamos sacar en esta soledad, el pan que necesitan?» 5 E1 les preguntó: «¿Cuántos panes tienen?» Ellos respondieron: «Siete.» 6 Entonces, él mandó a la gente que se sentara en el suelo y, tomando los siete panes, dio gracias, los partió y empezó a darlos a sus discípulos para que los repartieran, y ellos se los sirvieron a la gente. 7 Tedespectivo de los judíos. Comprendemos que lo hizo para probar hasta dónde iría su fe: en efecto, ¿sería capaz de insistir cuando parecía que hasta Dios mismo la rechazaba? • Le pidieron que le impusiera la mano. Esa era una manera de invocar el poder divino. Pero Jesús no tiene por qué pedir. El gesto que hace demuestra que tiene en él, en su naturaleza humana, toda la salud que necesitamos; y se la comunica al enfermo. Jesús gime (ver 8,12). ¿Por qué? Porque el hombre que tiene delante de él es un símbolo impresionante de aquellos que tienen ojos y oídos, pero no ven ni oyen. Los hombres le traen sordos y le exigen que los haga oír, pero ellos mismos siguen sordos. O A algunos les parece que esta segunda multiplicación de los panes fuera solamente una repetición de la primera. En realidad, no tiene el mismo sentido. La primera vez, entre Tiberiadts y Cafamaún, es decir, en el centro de la actividad de Jesús en Galilea, la gente ha venido a él más numerosa y más exigente: quiere aclamarlo como su Libertador (Jn 6). Jesús no consiente, pero, al caer la tarde, multiplica el pan, dándoles un signo de que él es el Mesías anunciado por los profetas. Al día siguiente, Jesús, a su vez, los obliga a definirse por o contra él, y se produce la ruptura (Jn 6,60). Pero después viene la gira de Jesús por ios límites de Galilea, en país de mayoría pagana. Ellos también quieren escuchar a Jesús. Así que, en la otra orilla del lago, la parte oriental, Jesús les ofrece el pan como una comida de despedida después que lo siguieron dos días en cerros desérticos. Las dos multiplicaciones del pan no difieren solamente por las cifras de los panes y de los participantes. Varios de-
marcos 8 nían además unos pescaditos; Jesús pronunció la bendición y mandó que también los repartieran. 8 Todos comieron hasta saciarse, y de los pedazos que sobraron recogieron siete cestos. 9 Unas cuatro mil personas habían comido. Luego J e s ú s los despidió. i° En seguida subió a la barca con sus discípulos y se fue a la tierra d e Dalmanutá. ¿Por qué esta gente pide una señal? (Mt 16,1; Le 12,54) + 11 Vinieron los fariseos y empezaron a discutir con Jesús. Y, para ponerlo e n apuros, le pidieron una señal q u e viniera del Cielo. 1 2 J e s ú s suspiró profundamente y exMJ t 12,38 clamó: «¿Por qué esta gente pide una s e "s /,?§ nal? Yo les aseguro: A esta gente n o se le wm HI? d a r á ninguna señal.» 13 Y dejándolos, subió a la barca y se fue al otro lado del lago. 14 Se habían olvidado de llevar panes y sólo tenían un pan en la b a r c a . 1 5 En cierto m o m e n t o J e s ú s les dijo: «Abran los ojos y 1 co 5,6 tengan cuidado d e la levadura d e los faritalles indican que la primera se realizó entre judíos y la segunda para una asamblea de «griegos», o sea, de personas de cultura griega ajenas a la fe de los judíos. Aquí recordaremos solamente que el canasto de que habla la primera se refiere al canasto de mimbre rígido propio de los judíos. Y en la segunda, el cesto designa el bolsón plegable de los griegos. Dos veces Jesús multiplicó el pan: es uno de sus milagros que más impresiona. No deberíamos llamar milagro cualquier hecho extraordinario, sino solamente aquellos que demuestran una intervención de Dios. En especial, cuando Jesús multiplica el pan, fallan todas las explicaciones. No fueron hipnotizadas esas miles de personas que comieron alegremente. Se necesitó una intervención creadora de Dios para que hubiera pan donde no había nada. Nótese que, en la historia de la Iglesia, y hasta en tiempos actuales hubo varios casos de multiplicación del pan en beneficio de grupos que habían distribuido hasta lo último que tenían, confiados en la palabra de Cristo. + Ver comentario de Mt 16,1. Este texto subraya la poca comprensión de los apóstoles. Jesús los está invitando a que se cuiden del espíritu de los fariseos, pero ellos no lo escuchan: están preocupados por el pan que va a faltar aquella noche. LOS FARISEOS
Hay gente, que, fuera de sus ideas y de sus libros, no ven nada de lo que habría que ver. Así son estos fariseos, muy preocupados de la Ley de Dios. No ven los frutos de la predicación de Jesús, no ven el cambio de los hombres que se hacen mejores, no ven las curaciones. No se dará a esta gente ninguna señal: Jesús respeta nuestra libertad y no quiere imponerse por la fuerza de sus milagros. A lo largo del Evangelio, Jesús se enfrenta con los fariseos. Estos constituían una asociación respetada y pudiente, y su grupo era el que más aparentaba en la religión judía. Sin embargo, se opusieron a Jesús en forma muy reñida: ¿si él viniera hoy a nuestro mundo, no chocaría del mismo modo con muchos de los que más pretenden servir la religión? Jesús dice: Desconfíen de la levadura de los fariseos, y el
72
seos c o m o d e la d e Herodes.» ^ E n t o n c e s ellos s e pusieron a decir entre sí: «Será porque no tenemos pan.» 17 Dándose cuenta, J e s ú s les dijo: «¿Por qué están hablando q u e n o tienen pan? Jer 5.21 ¿Todavía n o entienden ni s e d a n cuenta? Ez12,2 ¿Tienen la mente cerrada? 18 ¿Teniendo ojos no ven, y teniendo oídos no oyen? ¿No recuerdan 19 cuando repartí cinco panes entre cinco mil personas? ¿Cuántos canastos llenos de pedazos recogieron?» «Doce», M2 contestaron ellos. 20 «Y cuando repartí los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántos cestos llenos d e sobras recogieron?» «Siete», contestaron. 21Y J e s ú s les dijo: «¿Todavía no entienden?» El ciego de Betsaida O 22 Cuando llegaron a Betsaida, le trajeron un ciego y le pidieron q u e lo tocara. 23 J e s ú s tomó al ciego y lo sacó fuera del pueblo. Después d e mojarle los ojos con Jn96 saliva, le impuso las m a n o s y le preguntó: «¿Ves algo?» 2 4 E I ciego, que empezaba a evangelio de Mateo aclara que, al hablar de levadura, se refería a las enseñanzas de los fariseos (Mt 16,12). Pues Jesús temía que los apóstoles, siendo gente sencilla, se dejaran impresionar por el prestigio y los conocimientos de los fariseos, sin advertir que construían la religión sobre una base mala. Los fariseos tenían una manera de ser religiosos que ha existido siempre y que sigue existiendo, una persona seria se da cuenta que el servicio de Dios es la cosa más importante del mundo; esta persona goza una buena situación o recibió una buena educación y decide trabajar por Dios, en especial guiando a los demás, menos capaces, ignorantes y pecadores. El fariseo está dispuesto a servir a Dios, pero éste, en cambio, debe reconocer sus méritos y premiarlo. No quiere deberle nada a Dios y se cuida de no caer en el pecado porque no le gusta necesitar de su perdón. Es ahí precisamente donde empieza el camino equivocado. Pues para todos, incluso los ricos y bien educados, la única manera de encontrar a Dios es descubriendo nuestra propia miseria. Entonces experimentamos la misericordia de Dios y, a raiz de este perdón, empezamos a amarlo de corazón, humildemente, sintiéndonos hermanos de los más pobres. Los fariseos conocen todo, menos el verdadero rostro de Dios y la alegría del perdón, y lo más grave es que no pueden saber que les falta. Siempre tienen justificaciones para no reconocer la obra de Dios entre los pobres, y si reconocen algo, siempre lo miran desde arriba, con superioridad. El fariseo evita el trato sencillo con los demás, por miedo a que descruban sus sentimientos. Se da cuenta que tiene las mismas debilidades que los demás, a pesar de que es muy practicante, pero no tiene el medio de superarlas, porque no sabe pedir humildemente a Dios su ayuda. No le queda, pues, otro recurso que salvar las apariencias con una conducta exterior irreprochable, y llega a ser un hipócrita. Cuídense de la levadura de los fariseos, tanto como de la de Herodes, dice Jesús. O Cuando un ciego de nacimiento recupera la vista, necesita un tiempo de aprendizaje para comprender lo que ven sus ojos y para apreciar las distancias. Y por eso Jesús impuso nuevamente las manos al ciego. Lo mismo vale para
73
ver, dijo: «Veo a los hombres, pero como si fueran árboles que caminan.» 25 Jesús le puso nuevamente las manos en los ojos y empezó a ver perfectamente; el hombre quedó sano, ya que de lejos veía claramente todas las cosas. 26 Y J e s ú s lo m a n d ó a su casa, diciéndole: «Ni siquiera entres en el pueblo.» Pedro proclama s u fe (Mt 16,13; Le 9,18; Jn 6,69) • 27 Salió J e s ú s con sus discípulos hacia los pueblos de Cesárea de Filipo, y por el camino les preguntó: 2 «¿Quién dicen los hombres que soy yo?» 8 Ellos contestaron: «Algunos dicen q u e eres J u a n Bautista; otros, que Elias; otros, que eres alguno d e los profetas.» 29 El, entonces, les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Pedro le contes4 22 tó: «Tú eres el Cristo.» 30 p e ro J e s ú s les dijo '•9 con firmeza: «No se lo digan a nadie.» 3i Luego comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los notables, los jefes d e los sacerdotes y los maestros de la Ley; que iba a ser condenado a muerte y que resucitaría después de tres días. 32 Hablaba con m u lo espiritual: Jesús no nos da todo de una vez, sino que la conversión se va realizando por partes. Ni siquiera entres en el pueblo. Porque, si no, toda la gente habría venido a molestar a Jesús, quedándose boquiabierta para mirarlo y tocarlo. Pero Jesús vino para tener un encuentro auténtico con personas responsables. CRISTO.—EL HUO DEL HOMBRE
• Todavía no llegamos a la mitad del Evangelio y ya se perfila el fin trágico. Por primera vez, tos apóstoles toman conciencia de quién es su Maestro. Tú eres el Cristo. La palabra Cristo significa en idioma griego lo mismo que Mesías en idioma hebreo. Ambas pueden traducirse: El hombre consagrado por Dios. Designaban al Salvador que los judíos esperaban. Los apóstoles han descubierto que Jesús es el Cristo, el liberador. Pero él les enseña que el Hijo del Hombre debe sufrir mucho. ¿Por qué Jesús se llama a sí mismo Hijo del Hombre? Por dos razones. Primero, porque una página de la Biblia habla del Hijo del Hombre que llegará glorioso de parte de Dios, habiendo recibido de él el poder sobre todas las naciones (Dan 7,13). Y, por otra parte, porque Jesús es el Hombre perfecto que lleva sobre sí el destino de la humanidad. Jesús debía sufrir, porque éste era el destino de los hombres después del pecado. Debía sufrir y ser rechazado por las autoridades, jfcfrque éste es el destino de los que proclaman la verdad entre nosotros. Debía ir voluntariamente a la muerte, porque el sacrificio de sí mismo libremente aceptado es el único medio para salvar al mundo. SABER PERDERSE + Es necesario perderse a sí mismo: Perderse como Abraham, que, siendo ya viejo, salió a tierras extrañas.
marcos 8 cha claridad. 33 Debido a eso, Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo. En cierto momento Jesús se dio vuelta y vio a sus discípulos. Entonces reprendió a Pedro con estas palabras: «¡Detrás de mí, Satanás! Tú no piensas como Dios, sino como los hombres.» El que quiera seguirme, tome su cruz (Mt 16,24; Le 9,23) + 34 Luego llamó n o solamente a sus discípulos, sino que a toda la gente, y les dijo: MLct 14,27 10,38 «Si alguno quiere seguirme, que se niegue a sí mismo, tome s u cruz y sígame. 35 Pues quien quiera asegurar su vida la perderá; y quien sacrifique su vida por m í y por el Evangelio, s e salvará. 36 ¿De q u é le sirve al hombre ganar el m u n d o entero si se pierde a sí mismo? 37 Pues, ¿de dónde sacará con qué rescatarse a sí mismo? 38 Sepan que si alguno sai49,s se avergüenza de mí y d e mis palabras en 2Tim2 M, 10 M medio de esta gente adúltera y pecadora, >12 también el Hijo del Hombre s e avergonzará de él cuando venga con la Gloria de su Padre, rodeado d e sus santos ángeles.» Perderse como Moisés, que aceptó ser jefe de un pueblo irresponsable. Perderse como María, que entró en un camino tan singular que nadie ya la podría comprender ni ayudar. Deshacemos de esta existencia provisoria para poder renacer de Dios, como lo expresaba el mártir Ignacio, conde'nado a ser devorado por los leones: «Trigo soy de Dios: sea yo triturado por los dientes de las fieras para convertirme en pan puro de Cristo. Las pasiones están en mí cruciñeadas, ya no hay fuego camal que me queme, sino que ha brotado en mí una fuente que murmura y que me dice desde dentro: Ven al Padre.» Tome su cruz. Jesús nos dice que seguirlo es seguir el mismo camino que lo llevó a la cruz. Para llegar a nuestra madurez, es necesario renunciar a nuestra vida, o sea, arriesgamos por lo que es noble en vez de asegurar nuestro porvenir; buscar un estilo de vida que nos lleve a superamos en el camino del amor; aceptar que nuestra vida sea un fracaso, según el modo de pensar de la gente (Lc 17,33; Jn 12,23-25). Tomando nuestra cruz, es decir, cargando libremente con la obediencia y los sacrificios que el Padre nos propone diariamente, encontramos también, ya aquí abajo, algo más maravilloso que lo que sacrificamos: más libertad y una fe licidad más profunda (Me 10,30). Miren que Jesús dice: de mí, por mí, y no: de Dios, por Dios. Pues Dios ha venido en la persona de Jesús para golpear a nuestra puerta y proponemos compromisos muy concretos. Se avergüenza de mí y de mis palabras. El creyente que practica las palabras de Cristo sin temor al qué dirán, es ferozmente atacado por ios mismos que ensalzan a la religión cristiana. Pues vivimos en medio de una gente adúltera, es decir, que sin renegar de Dios con la boca, tiene otro dios al que sirve de hecho (Mt 6,24; Jn 8,42).
mareos 9 La transfiguración de Jesús (Mi 1/,l; I < 9,28) Q i Jesús les decía también: «Yo les ^ ^ aseguro que algunos de los que es13.30 tan aquí presentes no morirán antes de haber visto descender el Reino de Dios con Rom M todo su poder.» 2 Seis días después, Jesús tomó consigo MI 4.a a Pedro, a Santiago y a Juan, y los llevó aparte, ellos solos, a un monte muy alto. Y allí cambió de aspecto delante de ellos. 2 5? ?'13 3 ^ u s r o P a s s e volvieron resplandecientes, AO 3,A tan blancas como nadie en el mundo sería capaz de blanquearlas de ese modo. 4 Y se les aparecieron Elias y Moisés, los cuales conversaban con Jesús. 5 Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno que estemos aquí!; levantemos tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elias.» 6 En realidad, no sabía lo que decía, porque estaban aterrados. 7 En eso se formó una nube que los cu& 40,35 brió con su sombra, y desde la nube llegaron estas palabras: «Este es mi Hijo amaVltl do: a él han de escuchar.» 8 Y de pronto, como miraron a su alrededor, no vieron ya a nadie; sólo Jesús estaba con ellos. 9 Cuando bajaban del cerro, les ordenó Mc l^ que no dijeran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del Hombre resucitara de entre los muertos. 1 0 Ellos guardaron el secreto, aunque se preguntaban unos a otros O La Transfiguración de Jesús se halla en el centro del Evangelio de Marcos. No sin motivo, Jesús los llevó aparte y los invitó a subir al cerro, al igual que Moisés había subido a encontrar la Gloria de Dios sobre el monte Sinaf. Ciertas condiciones de soledad disponen al hombre a recibir las comunicaciones de Dios. ¿Quién es Jesús? Ya lo proclamó Pedro, pero ahora quien da la respuesta es el Padre. Jesús es el Hijo Amado: el Amor eterno del Padre solamente puede satisfacerse en el Hijo que comparte su propia divinidad. Jesús es el Elegido, o sea, el Salvador anunciado por los profetas (Is 42,1 y Le 3,21). Moisés y Elias, los dos personajes más importantes de la Biblia, vienen a Jesús. Es que Dios había hablado muchas veces y de varias maneras por medio de los profetas (Heb 1,1), pero ahora entrega a la humanidad todo lo que él puede damos al enviar a su propio Hijo: a él han de escuchar (ver Deut 18,19) como al Profeta que reúne en su persona a todos los demás. una nube los cubrió con su sombra. La nube aquí mencionada es la misma que en varios episodios de la historia bíblica indica y oculta, al mismo tiempo, la presencia misteriosa de Dios (Ex 19 y 1 Re 8,10). Los discípulos estaban aterrados al verse sumidos en el misterio divino. Cuando Jesús hacía milagros con los enfermos, más aún con la naturaleza, demostraba que el orden actual del mundo no es el definitivo. Ahora se entreabre la cortina: ojalá los
74 qué sería eso de resucitar de entre los muertos. La vuelta de Elias + 11 Los apóstoles, sin embargo, objeta- M8I 3,23 ron a Jesús: «¿No dicen los maestros de la fü Í?;JS Ley que Elias ha de venir antes?» 12 Jesús Jn U 1 les contestó: «Ya sabemos: Elias viene pri- is 52,14 mero y deja todo reordenado... Pero entonces, ¿por qué dice la Biblia que el Hijo del Hombre sufrirá mucho y será despreciado?» 13 Yo les digo que Elias ya vino e hicieron con él todo lo que quisieron, como de él estaba escrito.» Jesús sana a un joven epiléptico (Mt 17,14; Le 9,37; 17,6) 14 Cuando llegaron donde los discípulos, los vieron rodeados de muchísima gente y, en especial, de unos maestros de la Ley que discutían con ellos. 15 Al ver a Jesús, la gente quedó sorprendida y corrieron a saludarlo. 16 El les preguntó: «¿Qué estaban discutiendo con ellos?» 17 Y uno del gentío le respondió: «Maestro, te he traído a mi hijo que tiene un espíritu mudo, 18 que en cualquier momento se apodera de él y lo tira al suelo, y el niño echa espuma por la boca, rechina los dientes y se queda rígido. Les pedí a tus discípulos que echaran este espíritu, pero no pudieron.» 19 El les respondió: «¡Qué generación tan apóstoles comprendieran que el Hijo del Hombre, como Jesús se nombra a sí mismo, se está acercando a su Resurrección. Poco tiempo le queda antes de que sus hermanos lo cuelguen de una cruz. Pero también, poco falta todavía para que el Padre le comunique la «Gloria» que le corresponde. La nube luminosa, la luz y la ropa brillante son signos exteriores que nos indican algo del misterio de Jesús: el día que resucite de entre los muertos, todo su ser humano será renovado, ampliado, lleno de energías divinas para que pueda a su vez resucitamos a todos. Esta es la respuesta del Padre a los apóstoles que esperaban un Reino de Dios, una edad de oro, un mundo de justicia bajado del cielo a la tiena. No nos preparó un paraíso en la tierra, más bien nos ofrece sufrir con su Hijo para ser transformados por él ya en la presente vida de una forma para nosotros misteriosa. + Los apóstoles se han convencido de que Jesús es el Mesías esperado. ¿Cómo, pues, Moisés y Elias le hablan de su muerte (ver Le 9,31)? Se aterran a sus ilusiones y encuentran en la Biblia una razón para pensar que Jesús no encontrará oposición tan grande. Varios textos afirmaban que el profeta Elias, después de ser llevado al cielo (2 R 2) esperaba allí la venida del Salvador y vendría con poder para preparar su venida y su triunfo (Mal 3,1; 4,22). Pero Jesús reafirma lo que dijo: la misma Biblia le profetiza humillaciones y sufrimientos. Luego, invita a no tomar al pie de la letra todo lo que se lee en la Biblia: Elias no ha venido ni vendrá personalmente, sino que recién vino Juan Bautista, como un nuevo Elias (Le 1,16-17).
mareos 9
75
29
incrédula! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme al muchacho.» Y se lo trajeron.
tros no pudimos expulsarlo?» Y él les respondió: «Esta clase de demonios de ningún modo puede irse sino mediante la oración.»
O 2 0 Apenas vio a Jesús, el espíritu sacudió violentamente al muchacho que, cayendo al suelo, se revolcaba echando espuma por la boca. 21 Entonces Jesús preguntó al padre: «¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?» 2 2 Y él le contestó: «Desde niño. Y muchas veces el espíritu lo lanza al fuego y al agua para matarlo; por eso, si puedes hacer algo, ayúdanos, ten compasión de nosotros.» 23 Jesús le dijo: «¿Por qué dices: si puedes? Todo es posible para el que cree.» 24 Al instante, el padre gritó: «Creo, ¡pero ayuda mi poca fe!» 25 Y cuando Jesús vio que se amontonaba ia gente, ordenó al espíritu malo: «Espíritu sordo y mudo, te mando que salgas y no entres más en él.» 2 6 Se oyó un grito tremendo; el espíritu lo sacudió y lo tiró al suelo antes de salir, dejándolo como muerto. Y muchos creyeron que había muerto. 27 Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó y el muchacho se puso de pie. 28 Cuando entró en casa, sus discípulos le preguntaron en privado: «¿Por qué noso-
Jesús anuncia otra vez su Pasión
O Todo es posible para el que cree. Para Dios todo es posible, pero no hace ningún milagro que no sea una respuesta del Padre para aquellos que la esperaban: ver en Me 5,21. i ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo? Los apóstoles se extrañan: ¿Acaso Jesús no les ha dado poder sobre los demonios? Pero no se dan cuenta de su falta de fe. Olvidan fácilmente la gran distancia que los separa de él. A ellos también se dirigen las duras palabras de Jesús: <¡Qué generación tan incrédula!» Porque son muy numerosos los que piensan ser grandes creyentes cuando, en realidad, su fe aún no ha movido nada. Este demonio sólo se expulsa con la oración. Muy posiblemente varios endemoniados del Evangelio no eran más que enfermos mentales y podían ser sanados por una fuerza magnética, imponiéndoles las manos (Me 6,5). Pero no éste. A veces nos encontramos, como Jesús, con el poder del Malo, y se requiere la oración para vencerlo. En el Evangelio de Marcos se habla solamente cuatro veces de la oración, y con muy pocas palabras. Es que la oración no era una novedad para ios judíos. Les bastaba abrir la Biblia para encontrar los Salmos que son oraciones maravillosas. ¿En qué consiste la oración? En dirigir nuestro espíritu hacia Dios. Hay mil maneras de orar, o sea, de mantener nuestro espíritu orientado; tendido hacia él: el rezo de las fórmulas y de los salmos, el Rosario meditado como lo propone la Iglesia, el canto, ia lectura bíblica, la meditaciónPero el fin de todos los rezos y oraciones es que el Señor nos dé el espíritu de oración, o sea, que podamos ocupar nuestra mente y poner nuestra atención en nuestros quehaceres, pero, al mismo tiempo, quedemos comunicados con Dios por lo mejor de nuestro espíritu. Así, pues, tenemos el medio de expulsar el demonio, como Jesús nos lo enseña en esta página. Porque el demo-
(Mt 17,22; Le 9,43)
O 30A1 salir de allí atravesaron la Galilea sin detenerse. Jesús quería que nadie lo supiera, 3i porque iba enseñando a sus discípulos. Y les decía: «El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres, que le darán muerte; y, a los tres días de muerto, resucitará.» 32 Pero ellos no entendían lo que les decía y tenían miedo de preguntarle. Si alguno quiere ser el primero (Mt 18,1; Le 9,46: 18,17; 22,24)
• 3 3 Llegaron a Cafarnaún y, una vez en casa, Jesús les preguntó: «¿Qué venían discutiendo por el camino?» 34 Ellos se quedaron callados, porque habían discutido entre sí cuál era el más importante de todos. O 3 5 Entonces se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Si alguno quiere ser el primero, que se haga el último de todos y el servidor de todos.» 36 Y, tomando a un niño, lo puso entre ellos, lo estrechó entre sus branio multiplicará las trabas para desanimamos, en cuanto vea que nos hemos decidido a seguir a Cristo (Mt 12,43; 13,19). O A Jesús el tiempo se le hace corto. En adelante se dedica principalmente a preparar el grupo de los apóstoles que tendrán la responsabilidad tremenda de continuar su obra. Ellos no entendían lo de su muerte y resurrección: son cosas que no se entienden sino después que han sucedido. Prefieren no preguntar ni saber; con eso dejan a Jesús más aislado. SERVIDORES • Los apóstoles han vuelto a Cafarnaún, centro de sus expediciones misioneras, y están en la casa, muy posiblemente la de Simón Pedro y su familia. Han predicado el Reino de Dios, hacen curaciones milagrosas y también expulsan a los demonios. Aún les falta lo más importante: ser humildes. También nosotros seguimos a Cristo, nos sacrificamos por él, nos hemos comprometido en el servicio de la comunidad, tenemos cara de buenos cristianos, el Señor hace por nuestras manos algunos milagros chicos o grandes... ¿Podemos por eso comparamos al vecino? ¿Tenemos el derecho de imponemos cuando los demás preferirían contar con los servicios de otra persona? ¿Debemos consideramos como el maestro de los que no alcanzan nuestro nivel? DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA
O La última frase de Jesús es tan importante como lo anterior Quien recibe a un niño como éste en mi nombre.... Pues en esto se fundamenta para nosotros ia dignidad de la persona humana, ennoblecida por Cristo.
marcos 10
76 4
3 Y si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtatela. Pues es mejor para ti que entres con una sola mano en la Vida, que 1 Co: Jn 13.20 , no con las dos ir a la gehenna, al fuego que al que me envío.» no se apaga. 44 Y si tu pie es para ti oca+ 3 8 Juan le dijo: «Maestro, vimos a uno sión de pecado, córtatelo, 4 5 pues es mejor que hacía uso de tu Nombre para expulsar para ti que entres cojo en la Vida, que no a los espíritus malos, pero se lo prohibimos con los dos pies ser arrojado a la gehenna. porque no anda con nosotros.» 3 9 Jesús 46 Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, contestó: «No se lo prohiban, ya que nadie sácatelo. 4 7 Pues es mejor para ti que enHe 3,16 1 CQ 12,3 puede hacer un milagro en mi Nombre y tres con un solo ojo en el Reino de Dios, luego hablar mal de mí. que no con los dos ser arrojado al infier40 El que no está contra nosotros, está no, 48 donde el gusano no muere y el fuego is 66,2 41 con nosotros. Y cualquiera que les dé de no se apaga. 4 9 Pues el mismo fuego los Mt 12,30 Le 11,23 beber un vaso de agua porque son de Crisconservará. to y llevan su nombre, les aseguro que no so La sal es buena, pero si la sal pierde quedará sin recompensa. su sabor, ¿con qué se lo devolverán? Ten- RomCo1 gan sal en ustedes y vivan en paz unos con Si tu ojo e s ocasión de pecado, otros.» sácatelo (Mt 18,6; 5,13; Le 17,1) ^ Lo que Dios unió, no lo separe el hombre 42 • Si alguno hace tropezar y caer a uno (Mt 19,1; 5,31; Le 16,18) de estos pequeños que creen en mí, mejor 1 na vez c ue art e a se ue sería para él que le ataran al cuello una gran 10 ^ ' P *° ^ ^> ^ O * " a los límites de Judea, al otro lado piedra de moler y lo echaran al mar. zos y les dijo: 37 «El que recibe a un niño como éste en mi Nombre, a mí me recibe; Mt 1{M0 u io!i6 y el que me recibe, no me recibe a mí, sino
Dios, para reconocer en nosotros la semejanza de su Hijo, no espera que hayamos sido bautizados: El nos ha creado «en Cristo». Esto quiere decir que creó a cada uno de nosotros destinándolo a llevar la semejanza de su Hijo: ver al respecto lo dicho por Pablo en Efesios 1. Pero, por supuesto, es mucho más cuando Dios nos llama para creer y nos elige para participar en la misión y el destino de su Iglesia. La Iglesia siempre enseño la dignidad eminente de la persona humana y, al final, convenció el mundo. Pero es imposible separar esta dignidad del hombre de su relación filial con el Padre, y esto es lo que el hombre moderno menos quiere entender. D no tener esta base dificulta muchísimo el trabajo de algunos defensores de los derechos humanos. Lo más grande del hombre no es tal vez que solo entre todos los seres creados, pueda orientar su vida, reflexionar y amar. Es más grande todavía que el menos considerado entre nosotros pueda decir a Dios: Tú eres mi Padre, y El pueda mirarlo diciendo: Tú eres mí hijo. IGLESIAS SEPARADAS + Mientras Jesús forma a sus apóstoles, a los que quiere dejar encargada su Iglesia, otros predican el Evangelio y expulsan a los demonios. Lo mismo hoy, al lado de la Iglesia católica. Iglesia de los apóstoles, otros predican el Evangelio, sanan a los enfermos y se agrupan en Iglesias de diversas denominaciones. Esta evangelización al lado de la iglesia, o rival de la Iglesia, tiene muchos aspectos positivos. Si otros evangelizan, tal vez se deba a que mucha gente no es alcanzada por la evangelización de la Iglesia. Si forman Iglesias separadas y la gente viene a ellos, tal vez será porque la Iglesia católica tiene mucho que reformar en su manera de ser, porque numerosos católicos no toman en serio el Evangelio, porque los feligreses se han acostumbrado a no tomar iniciativas, dejando que los sacerdotes y religiosas lo hagan todo, porque el pueblo tiene la impresión de que la Iglesia está del lado de los ricos. Si, pues, gracias al empeño de otras Iglesias, los pobres vuelven de sus vicios y descubren lo que es
una comunidad cristiana, alegrémonos. Hay varias cosas, sin embargo, que nos molestan de parte de esas iglesias: su propaganda que utiliza a veces medios poco evangélicos, como presionar en forma indiscreta a los enfermos, o calumniar a la Iglesia católica. Es más grave, todavía, que cada Iglesia escoja los textos del Evangelio que más le interesan: cada uno se hace su religión. Muchos insisten en el temor a Dios y a sus castigos, basándose en las páginas más antiguas de la Biblia y, con esto, dan vuelta la espalda al espíritu del Evangelio. Al encerrarse en sus cultos, lejos del «mundo», olvidan que la voluntad del Padre es salvar al mundo, y se les hace difícil ser personas libres y abiertas a todo lo bueno. Sin embargo, debemos reconocer que nosotros mismos mostramos a veces los mismos defectos que criticamos en ellos. Creamos, pues, que Dios trabaja también por medio de las Iglesias rivales. Podemos lamentar que, al construir cada uno la Iglesia que le guste, se desobedezca la voluntad de Cristo, que fundó a su Iglesia para que fuera una y única. Pero no hay lugar para la envidia o el odio, pues lo bueno que hacen viene de Dios y, ¿cómo podrían perjudicamos si hacemos la obra de Cristo? • Si alguno hace tropezar y caer: ver el comentario de Mt 18,6. Ser arrojado a ¡a gehenna (v. 45). Esta palabra era una manera de designar el infierno. Entrar a la Vida... entrar al Reino: esto es una misma cosa. El Reino de Dios no es un lugar en que Dios nos colocaría; más bien es una Vida que nos invade, el encuentro de uno con sí mismo, la plena realización de todas nuestras posibilidades, la unión perfecta con Dios en que los hijos son transformados a semejanza del Padre. Tengan sal en ustedes (50). Esto es la conclusión del discurso cuyo motivo fue la discusión entre los apóstoles (9,34). Por supuesto que debemos hacemos servidores de los demás (9,35). Pero no por eso vamos a ser personas apocadas. La sal significa la creatividad y las riquezas propias de cada cual. Seamos personas que viven (y que a veces pelean), pero preocupados por mantener la confianza fraternal y el respeto mutuo.
marco» 10
77 del Jordán. Nuevamente las muchedumbres se pusieron en camino para ir a donde él, y él volvió a enseñarles de la manera como solía hacerlo. 2 En eso unos fariseos vinieron a él con ánimo de probarlo y le preguntaron: «¿Puede el marido despedir a su esposa?» 3 El les respondió: «¿Qué les ha ordenado Moisés?» 4 Ellos contestaron: DI 241 "Moisés ha permitido firmar el acta de separación y después divorciarse.» 5 Jesús les dijo: «Moisés escribió esta ley porque ustedes son duros de corazón. 6 Pero la Biblia dice que al principio, al crearlos, Dios los hizo hombre y mujer. Gen 1,2? 7Por eso dejará el hombre a su padre y a 2,23 su madre para unirse con su esposa 8y serán los dos uno solo. De manera que ya no son dos, sino uno solo. 9 Pues bien, lo q u e Dios unió, q u e n o lo separe el hombre.» !0Y, cuando estaban en casa, los discípulos le volvieron a preguntar lo mismo, Mt5,32 n y él les dijo: «El que se separa de su es/¿^'jjj p o s a y s e c a s a c o n o t r a . comete adulterio contra la primera; 12 y si ésta deja a su marido y se casa con otro, también comete adulterio.» EL MATRIMONIO (Ver com. de Mt 18,6.) O La Biblia dice claramente cuál fue el plan de Dios al establecer la división de los sexos en el género humano. Los hizo hombre y mujer, o sea, dos seres incompletos que necesitan unirse para constituir una célula humana. Dios los hizo iguales y quiso que, por el matrimonio, los unieran lazos más fuertes todavía que los que existen entre padres e hijos (Gen 1,26 y 2j24). Pero, de hecho, los hombres no han respetado el plan de Dios, y esto debido a dos razones: Por una parte, en la inmensa mayoría de los pueblos, los hombres, al verse más fuertes que las mujeres, se consideraron dueños de sus esposas. Para ellas el adulterio era un crimen, pero ellos hacían alarde de tener varías mujeres. Por otra parte, los hombres habitualmente no saben amar según la manera de Dios, pues aman sin entregarse realmente, o bien aman sólo por un tiempo. En cambio, para Dios, amor y fidelidad siempre van juntos. Dios es fiel a quien ama, y lo demostró cuando el hombre, su criatura, se descarrió: su ñdelidad fue tal que quiso hacerse el Redentor de ellos. Amor yfidelidad,ésa es la ley del matrimonio para los esposos. No hay escapatoria. La palabra de Jesús es cortante, y las dificultades que sus discípulos le presentan para justificar el divorcio no lo llevan a suavizar su posición. ¿Y si uno de los esposos ha traicionado al otro? En este caso, ninguno de ellos puede considerar que está desligado de todos sus compromisos. Así lo entiende la Iglesia, aun cuando tiene que demostrar comprensión por el cónyuge que es víctima de la infidelidad del otro (Mt 5,31). Ya no son dos. El texto del Génesis decía: serán ios dos una sola carne (2,24), y podía entenderse como un ideal que los esposos se esfuerzan por realizar. Pero Jesús dice: ya son dos en una sola carne; o sea, que la unión conyugal los unió por un lazo indestructible. Que el hombre no separe. Aquí, Jesús no condena direc-
Dejen que los niños vengan a mí (Mt 19,13; Le 18)
+ 13 Algunas personas presentaron sus niños a Jesús para que él los tocara; y los discípulos reprendieron a esa gente. 14 Jesús, al ver esto, se indignó y les dijo: «Dejen que los niños vengan a mí. ¿Por qué se lo impiden? El Reino de Dios es para los que se parecen a los niños, 1 5 y les aseguro que quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.» 16 Jesús los abrazaba y luego ponía sus manos sobre ellos para bendecirlos. Jesús y el hombre rico (Mt 19,16; Le 18,18) O 17 Jesús estaba a punto de partir, cuando uno corrió a su encuentro, se arrodilló delante de él y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para conseguir la vida eterna?» 18 Jesús le respondió: «¿Por qué me llamas bueno? uno solo es bueno, y ése es Dios. 19 Ya conoces los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, ni EX 20,12 digas cosas falsas de tu hermano, no seas tamente a los que divorciaron (pues sabe que hay muchas disculpas). Más bien resta toda autoridad a los que pretenden tranquilizar la conciencia de los divorciados, como si Dios no les reprochara nada. + Jesús, a pesar de no tener hijos propios, abre a todos las riquezas de su corazón. Se maravilla del misterio de una vida que empieza llena de esperanzas y descubre la semejanza con el Padre en esos niños desconocidos. Jesús, que nos llama a esperar, ¿cómo podría olvidar que los niños también son nuestra esperanza? Quien no reciba el Reino de Dios como un niño. Para entrar al Reino de Dios, hay que volver a ser como niño, uno debe olvidar su propia sabiduría y la amargura de sus experiencias pasadas, para empezar una nueva vida con grandes esperanzas. O La influencia de Jesús no se debía tanto a la novedad de su enseñanza como a! misterioso poder de atracción que irradiaba de toda su persona. Muchos hombres derechos y religiosos descubrían de repente al encontrarlo lo que significa ser perfecto. El que viene a Jesús es un joven, dice Mateo (19,79); Lucas lo llama un hombre importante (18,18). No sin razón Jesús pregunta; ¿Por qué me llamas bueno? Es decir: ¿No ves que tienes sed de Dios y lo encontrarás al convivir conmigo? El joven pregunta a Jesús por el camino que conduce a la vida eterna; pero Jesús no tiene ningún mandamiento nuevo que enseñar. En el Antiguo Testamento ya se dijo todo lo que hay que hacer para ganar la vida observando los mandamientos de la justicia y de la misericordia. Entonces Jesús le propone que siga hoy mismo por otro comino, que adopte otra manera de ser más libre, haciéndose seguidor e imitador suyo. Vende todo lo que tienes. La felicidad no consiste en dejarlo todo, sino en hacerse libre de todo para entregarse a Cristo.
mareos 10
78
injusto, honra a tu padre y a tu madre.» 20 El otro contestó: «Maestro, todo esto lo he practicado desde muy joven.» 21 Jesús lo miró, sintió cariño por él y le „,... dijo: «Sólo te falta una cosa: anda, vende MI 6,20
J
.
1,1
i
u 12,33 todo lo que tienes, dalo a los pobres, y asi tendrás un tesoro en el Cielo. Después, ven y sigúeme.» 22 Cuando el otro oyó estas palabras, se sintió golpeado, porque tenía muchos bienes, y se fue triste. Más fácilmente pasará un camello... • 2 3 Entonces Jesús, mirando alrededor de él, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil' mente entrarán en el Reino de Dios los que tienen las riquezas!» 2 4 Los discípulos se sorprendieron al oír estas palabras. Pero Jesús insistió: «Hijos míos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios! 2 5 E s más fácil para un camello pasar por el ojo de la aguja, que para un rico entrar en el Reino de Dios.» 26 Ellos se asombraron más todavía y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?» 2 7 Jesús los miró fijamente y les dijo: «Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para Dios todo es posible.» La recompensa para los que siguen a Jesús (Mt 19,27; Le 18,28)
<0> 2 8 Entonces Pedro le dijo: «Nosotros lo hemos dejado todo para seguirte.» 2 9 Y Je• Jesús no dice que el rico no se salvará, sino que no entrará en el Reino de Dios, que consiste en compartir desde ahora las inquietudes, la alegría y la libertad de Cristo. En el Antiguo Testamento, nunca se condenó la riqueza, con tal de que se compartiera. Más bien, fue considerada como la prueba de que alguien sabía dirigir su vida y que Dios lo bendecía. Mientras el hombre no tenga los medios que le permitan librarse de las apremiantes condiciones materiales, le es difícil salir de una pasividad que no es humana. Eso, no obstante, Jesús propone el desprendimiento y el seguirlo como condición para entrar en el Reino, eso es experimentar la presencia de Dios en la vida. Pero ¿a qué ricos se refiere Jesús? ¿No está hablando para todos aquellos que no saben compartir lo poco o mucho que tienen? Es permitido pensarlo, pero aquí Jesús no está condenando a quien obra mal, ni distingue entre buenos y malos ricos. Solamente afirma que el hecho de ser rico en el sentido común de la palabra (Jesús dice: el que tiene les riquezas) impide experimentar el Reino de Dios desde el interior. Y con esto no nos permite felicitar sin más a los ricos con tal de que sean «espirítualmente pobres». Para Dios todo es posible. La pregunta de los apóstoles: ¿Quién puede salvarse? da la oportunidad para afirmar una vez más que el hombre no se salva por sus méritos. Dios
sus le aseguró: «Ninguno que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o campos por amor a mí y la Buena Nueva quedará sin recompensa. 30 p U es recibirá cien veces más en la presente vida en casas, hermanos, hermanas, hijos y campos; esto, no obstante las persecuciones. Y en el mundo venidero recibirá la vida eterna. 3i Entonces muchos que ahora son los primeros serán los últimos, y los que son u ?°;M ahora últimos serán primeros.» Por tercera vez Jesús anuncia su Pasión (Mt 20,17; Le 18,31) 32 Seguían el camino que sube a Jerusalén y Jesús iba delante de ellos. Los Doce j n 11,7 no sabían qué pensar y, detrás de ellos, to- 11,16 dos tenían miedo. El, reuniendo otra vez a los Doce, les anunció lo que iba a pasar: 33 «Fíjense que subimos a Jerusalén y el Hijo del Hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la Ley. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los extranjeros, 34 que se burlarán de él, lo escupirán, lo azotarán y lo matarán, y a los tres días resucitará.» Santiago y Juan piden los primeros puestos (Mt 20,20; Le 22,24) + 3 5 Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: «Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir.» 3 6 El les dijo: «¿Qué quieren ,0 sl de mí?» 37 Ellos respondieron: «Concédesatva a todos, y también a los ricos, quitándoles todo el beneficio y la seguridad falsa que les procuraban sus riquezas. Mejor todavía si ellos toman la iniciativa de deshacerse de ellas, y eso fue lo que pidió al que le vino al encuentro. O Ninguno que haya dejado su casa. Jesús no habla solamente de premio en la otra vida. Ya en la presente, el que se sacrifica por el Reino encontrará amistades, alegría y una superación humana que no podía esperar. + Jesús se siente lleno de valor y camina delante de todos para ir a Jerusalén donde lo espera el suplicio. Al mismo tiempo trata de convencer a los suyos que no pueden esperar un éxito. Criticamos a Santiago y Juan, pero ¿no debemos admirar su fidelidad? LOS JEFES.—SERVIR ¿Cómo debe ser un jefe? ¿Cómo se portan los jefes, el jefe de equipo, el jefe de familia? Los jefes de estado pasan sonriendo a la muchedumbre y abrazan al niño que les rindió homenaje, pero, ¿quién sirve y quién se hace servir? Jesús ha venido a servir, y su servicio a la humanidad será su muerte voluntaria:
marcos I I
79 nos que nos sentemos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda cuando estés en tu gloria.» 38 Jesús les dijo: «No saben lo que piden. sa'753!! ¿Pueden beber la copa que estoy bebiendo is 51,17 o bautizarse como me estoy bautizando?» 39 Ellos contestaron: «Sí, podemos.» Jesús les dijo: «Pues bien, la copa que bebo, tamHe 12,2 bien la beberán ustedes, y serán bautizados LC 12,50 c o n e | m ¡ s r n o bautismo que estoy recibiendo; 4 0 pero no depende de mí que se sienten a mi derecha o a mi izquierda. Esto ha sido reservado para otros.» 41 Cuando los otros diez oyeron esto, se enojaron con Santiago y Juan. 42 Jesús los llamó y les dijo: «Como ustedes saben, los que se consideran jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus dueños, y los que tienen algún puesto hacen sentir su poder. 4 3 Pero no será así entre ustedes. Al contrario, el que quiera ser el más importante entre ustedes, que se haga el servidor de todos; 4 4 y el q u e quiera ser el primero, q u e se h a g a siervo d e todos. 4 5 A s í TimYs c o r n o e ' Hijo del Hombre no vino para que lo sirvieran, sino para servir y dar su vida como rescate de una muchedumbre.» El ciego de Jericó (Mt 20,29; Le 18,35) O 4 6 Llegaron a Jericó. Y, al salir Jesús de allí, acompañado de sus discípulos y de una «Se hizo obediente, tomó la condición de esclavo y murió en una cruz» (Fil 2,9). Beber la copa y bautizarse son modos de decir que expresan en forma figurada los sufrimientos y la muerte de Jesús. A continuación ponemos un breve poema de Lao-Tseu, un sabio chino muy antiguo, referente al mismo tema: «¿Qué han hecho el río y el mar para ser reyes en los cien valles? Se han puesto debajo de ellos y por eso reinan en los cien valles. Si el santo quiere estar encima del pueblo, que sepa primero hablar con humildad. Si quiere encabezar el pueblo, que se ponga en el último lugar. Así está el santo encima del pueblo y no le parece pesado, dirige al pueblo y no hace sufrir al pueblo. Con gusto lo ponen a la cabeza y no se cansan de él. Como no rivaliza con nadie, nadie puede rivalizar con él.» O Dios es el que nos mueve a pedir. El ciego comprendió que, si dejaba pasar esta oportunidad, ya no se presentaría, y por esto gritaba más fuerte mientras la gente trataba de hacerlo callar. Hijo de David: éste era uno de los títulos con que se designaba al Mesías. El ciego vivía de limosnas: tal vez pensó caerle bien a Jesús al saludarlo como el Mesías.
gran multitud, el hijo de Timeo (Bartimeo), un limosnero ciego, estaba sentado a la orilla del camino. 4 7 Cuando supo que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!» 4 8 Varias personas trataron de hacerlo callar. Pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!» 49 Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo.» Llamaron, pues, al ciego, diciéndole: «¡Párate, hombre!, te está llamando.» 5 0 Y él, arrojando su manto, de un salto se puso de pie y llegó hasta Jesús. 51 Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que te haga?» El ciego respondió: «Maestro, que yo vea.» Entonces, Jesús le dijo: «Pue- ;¡ des irte; tu fe te ha salvado.» Y al instante vio, y se puso a caminar con Jesús. Entrada triunfal de J e s ú s a Jerusalén (Mt 21,1; Le 19,28; J n 12,12)
1 1 ' Cuando se aproximaban a Jeru• • * • * • salen, cerca ya de Betfagé y de Be- za'tS tania, al pie del cerro de los Olivos, Jesús mandó a dos de sus discípulos, 2 diciéndoles: «Vayan a ese pueblo que ven enfrente, y al entrar encontrarán un burro amarrado, za 9,9 que ningún hombre ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo. 3 Y si alguien les dice: • Ver el comentario de Mt 21,1. EL SALVADOR De Jericó a Jerusalén, Jesús «sube» con la gente que va a celebrar la fiesta. Muchos vienen de Galilea, la provincia de Jesús, y al verlo en el cortejo, piensan que va a hacerse proclamar como el Mesías. Hasta entonces Jesús se había negado a que lo proclamaran, pues la gente esperaba de su Mesías una liberación muy diferente de la que Jesús les traía. Pero, en este momento en que se termina su misión, ha llegado para Jesús la hora de definirse públicamente. El es el Enviado de Dios y no habrá nadie más después de él. Jesús era el Enviado de Dios a todos los hombres, pero, antes que eso, era el Salvador del pueblo judío. Y vino precisamente cuando este pueblo necesitaba ser salvado, porque las cosas andaban muy mal. Los profetas habían anunciado a ese rey pacífico que visitaría a su pueblo montado, no en un caballo, como los generales de aquel tiempo, sino en un burro, como la gente que no llevaba armas. Y, por eso, Jesús quiso entrar a Jerusalén en esa forma. Jerusalén era una ciudad grande. El entusiasmo de los galiieos, si bien conmovió la ciudad, no por eso la arrastró. Los judíos no pensaban que su salvador se presentaría tan humilde. A lo largo de su historia, Dios los había salvado de la opresión, del hambre, de su propia irresponsabilidad por medio de líderes prestigiosos. Esta vez venía en persona a darles el verdadero camino de la salvación, mediante el perdón y la no-violencia, pero no lo reconocieron. Y aun los mismos galiieos que le hicieron una entrada triunfal, esperando de él una decisión política, renegaron luego de él.
mareos t i
80
¿Por qué hacen eso? contesten: El Señor lo Jesús expulsa del templo necesita, pero en seguida lo devolverá aquí a los vendedores mismo.» (Mt 21,10; Le 19,45; Jn 2,14) 4 Fueron y encontraron el burro amarra- O 15 Llegaron a Jerusalén, y Jesús fue al do delante de una puerta, en el camino, y Templo. Ahí comenzó a echar fuera a los lo desataron. 5 Algunos de los que estaban se dedicaban a vender y a comprar en ahí les dijeron: «¿Por qué sueltan ese que el Templo. Tiró al suelo las mesas de los 6 burro?» Ellos les contestaron como les que cambiaban dinero y los puestos de los había dicho Jesús, y se lo permitieron. vendedores de palomas, 16 y no dejó que is 62,11 ~> Trajeron el burro a Jesús, le pusieron transportaran cosas por el Templo. Za 14,21 sus capas encima y Jesús montó en él. 17 Y les hizo esta advertencia: «¿No dice 8 Muchos extendieron sus capas a lo largo del camino, y otros, ramas cortadas de los Dios en la Escritura: Mi casa será llamada árboiás. 9 Tanto los que iban delante como casa de oración para todas las naciones?Jeris7 1156,7 los que seguían a Jesús, gritaban: «¡Hosan- ¡Pero ustedes la han convertido en refugio ' sai 118,25 na! 10 ¡Bendito el que viene en el Nombre de18ladrones!» Los jefes de los sacerdotes y los maesdel Señor! ¡Ahí viene el bendito reino de tros de la Ley, al saber esto, se pregunta- 36 nuestro padre David! ¡Hosanna en los altos ron cómo podrían deshacerse de él. Porque U1 cielos!» miedo, ya que su enseñanza pron Así entró Jesús en Jerusalén y se fue le tenían gran impacto en el pueblo. 19Y al al Templo y, después de revisarlo todo, ducía siendo ya tarde, salió con los Doce para anochecer salió de la ciudad. Betania. El poder de la fe (Mt 21,20) Jesús maldice a la higuera (Mt 21,18; Le 13,6) O 20 Cuando pasaron de madrugada, vie12 O A1 otro día, cuando salieron de Beta- ron la higuera que estaba seca hasta la raíz. nia, tuvo hambre y, 13 viendo a lo lejos una 21 Pedro se acordó de lo del día anterior y higuera cubierta de hojas, fue a ver si en- le dijo: «Maestro, mira: la higuera que has os!u6 contraba algo. Se acercó, pero no encon- maldecido está seca.» MI 7,1 tro sino hojas, ya que todavía no era tiem- 22 Jesús respondió: «Tengan fe en Dios. po de higos. 14 Entonces Jesús se dirigió a 23 Les aseguro que el que diga a este cerro: la higuera: «¡Que nadie coma nunca jamás ¡Levántate de ahí y tírate al mar!, si no duda is 40, 1 Co 13 ' fruto de ti!» Y sus discípulos lo oyeron. en su corazón y si cree que sucederá como O Ver el comentario de Mt 21,13. EL TEMPLO O El Templo de Jerusalén era para los judíos el Templo único del único Dios. En cada ciudad tenían sinagogas para reunirse, leer la Biblia y cantar los salmos, pero solamente én el Templo los sacerdotes ofrecían los animales sacrificados y celebraban el culto verdadero. Un edificio de regular tamaño era el centro de todo el conjunto. En él entraban sólo los sacerdotes para ofrecer el incienso, mientras que la muchedumbre se agolpaba en los patios pavimentados que había alrededor. En esos patios se habían introducido los vendedores y cambistas que proporcionaban los animales y las aves para los sacrificios. El Templo era el lugar en que descansaba la presencia de Dios, y desde ahí protegía y santificaba la ciudad Santa y a todo el pueblo judío. Pero los hombres no saben vivir en presencia de Dios. Y al mismo tiempo que se ponen fanáticos para defender su religión, no hacen empeño por dirigirse a Dios en fomna sincera y limpiar sus iglesias de todo lo que impide la oración verdadera. Había vendedores en el Templo, y también hombres poco interiorizados en sus ceremonias y en sus rezos. Los sacerdotes se habían acostumbrado a todo esto, y el jefe de los sacerdotes, Caifas, sacaba buenas entradas con las autorizaciones que daba para vender en el Templo. Jesús no era sacerdote ni guardia del Templo. Pero ese
Templo era la casa de su Padre. Por eso se hizo un látigo con cuerdas y los echó afuera a todos. Será llamada casa de oración para todas las naciones. Y eran precisamente los patios destinados a los extranjeros, los que ocupaban los vendedores. Limpiar el Templo significa tener una Iglesia abierta y acogedora para todos. Ver también comentario de Jn 2,14. O EL PODER DE LA FE Si no dudan en su corazón, sino que creen que sucederá. Ver lo mismo en Stgo 1,6. Jesús se refiere en fomna más precisa a «la fe que hace los milagros» (ver 1 Cor 13,2). Jesús no dice que esta fe será dada a todos y en todo momento. Se trata de un carisma o don de Dios, que él concede a quién quiere (1 Cor 12,9). Es una seguridad interior de que Dios quiere realizar un milagro; con esta seguridad uno se atreve a actuar y a mandar en su nombre. Pero también la palabra de Jesús vale en forma más amplia para todas nuestras oraciones. Por supuesto que no vamos a pensar que Dios hará cualquier milagro que le pidamos. Cuando un enfermo trata de convencerse de que va a sanar, puede ser que con esto la mejoría se haga más fácil, pero este ejercicio mental o esta esperanza no es necesariamente fe. Y si me sugestiono a mí mismo para persuadirme de que Dios me hará ganar el gordo de la lotería, él no tiene obligación de pensar que, siendo más rico, seré mejor.
— — marcos 12 81 24 dice, se le concederá. Por eso les digo: yo les digo con qué autoridad hago estas jn ii,22 todo lo que pidan en la oración, crean que cosas.» ya lo han recibido y lo tendrán. 25 Y cuando se pongan de pie para orar, Parábola de los viñadores asesinos ms -f si tienen algo contra alguien, perdónenlo, (Mt 21,23; Le 20,9) e Ei 4Í32 26 para que el Padre del Cielo, Padre de usCol 3 13 1 O i Jesús se puso a hablarles en * • * " parábolas: 1 p 3,7 tedes, les perdone también sus faltas.» «Un hombre plantó una viña, la rodeó de MI 3.17 una cerca, cavó un lagar y construyó una ¿Con qué autoridad haces esto? casa para el celador. La alquiló a unos tra(Mt 213; Le 20,1) bajadores y se fue lejos. 2 En el tiempo de la cosecha mandó a + 27 Volvieron a Jerusalén y, cuando andaba, por el Templo, se le acercaron los jefes un servidor para pedir a los viñadores la de los sacerdotes, los maestros de la Ley y 3parte de los frutos que le correspondían. Pero ellos lo tomaron, le pegaron y lo deslas autoridades judías,28 y le dijeron: «¿Con qué derecho has actuado en esta forma? pacharon con las manos vacías. 4 Envió de ¿Quién te ha autorizado para hacerlo?» nuevo a otro servidor; también a éste le hi29 Jesús les contestó: «Les voy a pregun- rieron la cabeza y lo insultaron. 5 Mandó un tar una sola cosa. Si me contestan, les diré tercero y a éste lo mataron; y envió a mucon qué derecho lo hago: 30 Cuando Juan chos otros: a unos los hirieron y a otros los bautizaba, ¿lo hacía mandado por Dios o mataron. 6 era cosa de hombres?» Todavía le quedaba uno: ése era su hijo 31 Ellos comentaban entre sí: «Si deci- muy querido. Lo mandó el último, pensan- Mt3,i? Mt 14,5 mos que lo había mandado Dios, nos dirá: do: «A mi hijo lo respetarán.» 7 Pero los viEntonces, ¿por qué no lo creyeron?» ñadores se dijeron entre sí: «Este es el he32 Pero tampoco podían contestar ante el redero; matémosle y nos quedaremos con pueblo: «Era cosa de hombres», ya que to- la herencia.» 8 Tomaron al hijo, lo mataron dos tenían a Juan por un verdadero profe- y lo echaron fuera de la viña. 9 ta. 33 Por eso respondieron a Jesús: «Ño saDíganme: ¿Qué hará entonces el duebemos.» Y Jesús les contestó: «Tampoco En realidad, el que quiere humildemente a Dios comprende en sus apuros que Dios lo quiere levantar; por eso pide con fe porque ya sabe que Dios le quiere dar. El que está apasionado por el Reino de Dios, pide al Señor que su mano todopoderosa quite tos obstáculos que se oponen a la extensión de ese Reino. Nos cuesta pedir cosas grandes, porque si Dios se niega a concedérnoslas, ¿cómo seguiremos confiando? ¿O habrá que pensar que somos demasiado exigentes y que Dios no es muy generoso? Pero los que se juegan totalmente por el Evangelio (y así fueron los santos), se atreven a pedir a Dios cosas imposibles, obedeciendo las sugerencias muy discretas del Espíritu de Dios. Todo lo que pidan en ¡a oración. Jesús nos invita a pedir con fe y perseverancia hasta conseguir de Dios la certeza de que nuestra oración ha sido escuchada, o, al revés, la seguridad de que esto que pedíamos no era lo bueno ni era voluntad de Dios. LOS SACERDOTES OPORTUNISTAS
+ Jesús no pidió ninguna autorización para enseñar en el Templo, y tampoco para echar fuera a los vendedores. Actuó con la libertad de un profeta. Siendo los sacerdotes los encargados de mantener la fe auténtica, era normal que interrogaran a Jesús para reconocer si era verdadero profeta o no. Pero, ¿se preocupaban realmente por la verdad? ¿Estaban dispuestos a reconocer que Jesús venía de Dios? Aparentemente no pensaban sino en defender el orden que les convenía y, antes de escuchar a Jesús, ya lo tenían como un elemento subversivo. Por eso Jesús les hace la pregunta referente a Juan Bautista. Como la predicación de Juan había sido el acontecimiento más importante de los últimos años, los sacerdotes debían también pronunciarse respecto de él. Pero no lo habían hecho ni estaban dispuestos a definirse. ¿Cómo enton-
ces pedirían cuentas a Jesús, si se averiguaba que hablaban solamente cuando a ellos les convenía? Es fácil ver que la actitud de Jesús obliga a los responsables religiosos de todos los tiempos a examinarse y a ver si cumplen los requisitos para que los demás hombres respeten su autoridad, sus declaraciones y sus denuncias. • En esta comparación, la viña representa el Reino de Dios. Los judíos eran el pueblo de Dios, y habían llegado a considerar que los intereses de Dios se confundían con los suyos propios. Como ellos eran los elegidos de Dios, él les debía su ayuda contra los demás pueblos. Confiaban ser salvados y no se preocupaban por la suerte de los demás, que no conocían a Dios. Dios les había encargado su Reino, es decir, los había dirigido a lo largo de su historia para que este pueblo fuera para todos un ejemplo. Ellos debían comunicar su experiencia a los demás para que todos comprendieran cómo Dios quiere a los hombres y cómo los salva. Conociendo mejor a Dios, debían desarrollar entre ellos la justicia, el espíritu de responsabilidad, el sentido de la fraternidad: ésos eran los frutos que Dios quería cosechar. Dios había enviado a los profetas para recordar al pueblo su deuda: fueron poco escuchados. Por último viene el Hijo único de Dios hecho hombre y pasa lo mismo: él va a ser muerto fuera de la viña, es decir, después de ser rechazado por los suyos. Entonces la obra del Reino de Dios va a ser encargada a otros, es decir, a todos aquellos que se reunirán en la Iglesia de Cristo. Aquí termina la parábola. Pero también podría valer para nuestros días: si la Iglesia pasa a ser una religión o un grupo social como los demás, si no es el lugar donde hay más obediencia a Dios, más empeño para cultivar los valores que salvarán al mundo, ¿no podría repetirse algo de lo que pasó entonces con el pueblo judío?
marcos 12 ño de la viña? Vendrá, dará muerte a esos trabajadores y entregará la viña a otros. 10 ¿No han leído el pasaje de la Escritura sai 118,22 que dice: La piedra que los constructores "Vjj desecharon llegó a ser la piedra principal del edifício. • • Esta es la obra del Señor, y nos dejó maravillados?» 12 Los jefes tuvieron grandes deseos de apoderarse de él porque comprendieron que la parábola de Jesús se refería a ellos. Pero tuvieron miedo al pueblo y, dejándolo, se fueron. El impuesto para el César (Mt 22,15; Le 20,20) 13
O Enviaron donde Jesús a algunos fariseos, junto con partidarios de Herodes. Ellos venían con una pregunta que era una verdadera trampa. 14 Y dijeron a Jesús: «Maestro, sabemos que eres sincero y no te preocupas de quién te oye, ni te dejas influenciar por él, sino que enseñas con franqueza el camino de Dios. Dinos, ¿está permitido pagar el impuesto al César o no? ¿Debemos pagarlo o no?» 15 Pero Jesús, que veía su hipocresía, les dijo: «¿Por qué me ponen trampas? Tráiganme una moneda para verla.» 16 Le mosPOUTICA Y RELIGIÓN.—CESAR O La trampa está en lo siguiente. Preguntan sobre el impuesto que los judíos deben pagar al César, emperador de Roma —pues los judíos habían sido colonizados por los romanos—. Se presentan juntos los fariseos y los partidarios de Herodes. que son enemigos en política. Los fariseos rechazan la dominación romana; los partidarios de Herodes, al contrario, la aceptan. Si Jesús dice que hay que pagar, los fariseos lo desprestigiarán ante el pueblo. Si afirma que no, los partidarios de Herodes lo harán detener por los romanos. Pero Jesús no condena el imperialismo romano, y tampoco lo justifica. ¿Será que los problemas de paz y justicia entre los pueblos no son cosas bastante «espirituales» y no le interesan? En realidad, Jesús no mira los problemas políticos como los miramos nosotros. Estos problemas son importantes, por supuesto, pero no son el único campo donde se juega la liberación del hombre. Toda la Historia Sagrada nos enseña que Dios quiere para cada uno la libertad y, para cada pueblo, la posibilidad de desarrollar su cultura y su vida nacional. Y esto justifica ampliamente el compromiso político de los cristianos. Pero Jesús vivió en un momento en que sus compatriotas estaban sumamente politizados, divididos en facciones irreconciliables. Al tomar una posición política determinada, Jesús no habría hecho progresar nada-, en cambio era urgente poner la política en su verdadero lugar y no confundir la fe con el fanatismo religioso. Para los fariseos, pagar el impuesto al César, gobernante extranjero y pagano, era como renegar de Dios, verdadero jefe de Israel. Ellos creían que el partido nacional judío se identificaba con la causa de Dios. Y eso traía consecuencias graves, pues pensaban servir a Dios aplastando por cualquier medio a los del partido opuesto. En vista de que la fe
82 traron un denario, y Jesús les preguntó: «¿De quién es esta cara y lo que está escrito?» Ellos le respondieron: «Del César.» 17 Entonces Jesús les dijo: «Lo que es del Rom 13 César, devuélvanselo al César, y lo que es He-a de Dios a Dios.» Y quedaron muy sorprendidos de esto. ¿Resucitan los muertos? (Mt 22,23; Le 20,27) • 18 Entonces se presentaron algunos saduceos. Estos no creen en la resurrección de los muertos y por eso le preguntaron: 19 «Maestro, según la ley de Moisés, si alguien muere antes que su esposa y no tie- 0125,5 ne hijos, el hermano debe casarse con la viuda para darle un hijo que será el heredero del difunto. 2 ° Había siete hermanos; el mayor se casó y murió sin dejar hijos; 21 el segundo se casó con la viuda y murió también sin dejar herederos, y lo mismo el tercero, 2 2 y pasó lo mismo con los siete. Después de todos, murió la mujer. 2 3 E n el día de la resurrección, si ellos deben resucitar, ¿de cuál de ellos será esposa? Ya que los siete se casaron con ella.» 24 Jesús les contestó: «Si ustedes se pierden en esto, ¿no será porque no entienden exige de nosotros una obediencia total, las personas que confunden la fe con una militancia política llegan poco a poco a justificar todo lo que hace su partido, incluso hasta la mentira y los crímenes. El César de Roma no era Dios, aunque pretendía serlo. Había logrado imponer su autoridad y el uso de su moneda; mas no por eso podía exigir la obediencia de ia conciencia, que se debe solamente a Dios. Pero tampoco era «el enemigo de Dios», como lo creían los fariseos, y, para adelantar el Reino de Dios, no era necesario negarle el impuesto y la obediencia cívica. • La Resurrección de los Muertos es un término que entendemos muy mal. Cuando Jesús llamó a la hija de Jaira (Me 52) o a Lázaro (Jn 11,1), ya muertos, solamente les concedió volver a la vida humana que [levaban antes. La niña volvió a su escuela, Lázaro fue a trabajar su campo, y posteriormente tuvieron que morir otra vez. Esta no fue la resurrección. Muchas personas creen que «hay algo después de la muerte» y que algo de nosotros, lo que llamamos alma, sobrevive. Esta creencia contiene una parte de la verdad, pero no lo más importante. La Resurrección significa, no una supervivencia de «algo de nosotros», sino una transformación y un levantarse nuevo de toda nuestra persona. Y esto se hará por gracia y obra de Dios: vamos a renacer de Dios mismo. A muchos les cuesta creer en la Resurrección de los muertos porque se forman de ella un concepto erróneo. Creen que debemos recuperar nuestro cuerpo actual y, con razón, les parece ridículo. Fijémonos más bien en la transformación que se produce ya en nosotros mientras seguimos a Cristo. Algo se va desarrollando en nosotros y eso es una nueva manera de comprender las cosas de Dios, una nueva visión de la existencia y una conciencia renovada. Mientras se va desgastando nuestro «hombre exterior»,
83 la Escritura, ni tampoco el poder de Dios? 25 Pues, cuando resuciten de entre los muertos, no tendrán esposa o marido, sino que serán en el cielo como ángeles. 26 Y en cuanto al hecho de que los muertos resuciten, ¿no han leído en el libro de Moisés, en el capítulo de la zarza, cómo EX 3,6 Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? 27 Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos, ustedes están muy equivocados.» El mandamiento más importante (Mt 23,34; Le 20,39; 10,25)
O 2 8 Entonces se adelantó un maestro de la Ley, que había escuchado la discusión. Al ver lo perfecta que era la respuesta de Jesús, le preguntó a su vez: «¿Cuál de los mandamientos encabeza a los demás?» 29 Jesús le contestó: «El primer mandam 6,4 miento es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es un único Señor. 30/U Señor tu Dios amarás con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas. 31 Y después viene éste: como dice san Pablo, el «hombre interior» va creciendo en nosotros. Muestra propia persona es la que se va construyendo día a día por obra del Espíritu de Dios, y es ésta la que va a resucitar, o sea, levantarse nueva. Así, pues, no cabe preguntar si vamos a resucitar con estómago y visceras, ya que en esa vida nueva no hay lugar para las funciones biológicas propias de seres mortales, como son el comer, el dormir y el sexo: seremos en el cielo como ángeles. Jesús no dijo: serán ángeles, pues somos y continuaremos como miembros de la única familia humana y, al renacer, formaremos la humanidad salvada, llamada la Jerusalén celestial, integrada por los innumerables hermanos de Cristo. Todos gozaremos de Dios, nos conoceremos unos a otros y permaneceremos unidos por los lazos de la caridad. Con esto entendemos el doble reproche de Jesús a los saduceos: tip entienden el poder de Dios, Y por esto lo que imaginan es sólo una caricatura de la resurrección. No entienden las escrituras. Pocos libros de la Biblia anteriores a Jesús hablaban de la resurrección. Pero sí todos nos presentan a un Dios que es Vida y que hace a los hombres amigos suyos. Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Si Dios se comprometió con ellos, ¿podría dejarlo indiferente que desaparezcan totalmente y para siempre, mientras él sigue feliz en su Gloria? AMAR A DIOS
O Amarás al Señor, tu Dios. Este primer mandamiento no está en en los Diez de Moisés, los cuales hablan solamente de servir a Dios. Pero lo leemos en Dt 6,4. Amar a Dios no es un mandamiento como los demás. Pues los mandamientos señalan obras precisas que debemos cumplir o de las cuales debemos abstenemos; por ejemplo: descansarás el día del Señor, o no cometerás adulterio. En cambio, en esto de amar a Dios, nunca terminarán las exigencias. Los mandamientos de la Biblia, especialmente los Diez
marcos 12 Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento más importante que éstos.» 32 El maestro de la Ley le contestó: «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es único y que no hay otro fuera de él, 3 3 y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas y amar al prójimo como a sí mismo vale más que todas las víctimas y todos los sacrificios.» 34 Jesús encontró muy razonable su respuesta y le dijo: «No estás lejos del Reino de Dios.» Pero, en adelante, nadie más se atrevió a hacerle nuevas preguntas.
Dt 4,35 Is 45,21
1 S 15,22 Os 6,6 Am 5.21
¿De quién e s hijo el Cristo? (Mt 22,41; Le 20,41; Mt 23,6) 35 Jesús estaba enseñando en el Templo y preguntó: «¿Por qué los maestros de la Ley dicen que el Cristo será hijo de David? Mt 9,27 36 Pues del propio David son estas palabras proféticas: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus sai 110,1 enemigos debajo de tus pies.
Mandamientos de Moisés, solamente expresan en forma clara las exigencias de nuestra conciencia. No debería ser necesario mandamos que no robemos ni calumniemos a nuestro prójimo. Sin embargo, es necesario enseñar esto a los niños, y también a las personas poco escrupulosas. La Ley, dice Pablo, no ha sido puesta para los buenos, sino para los que cometen el mal (1 Tim 1,9). Algunas personas creen que son irreprochables porque cumplen los diez mandamientos de Moisés. Seria mejor decir que han llegado al nivel mínimo de moralidad, que Moisés exigió de un pueblo primitivo y poco responsable hace más de treinta siglos. En vez de fijarse en este catálogo para luego sentirse muy contentos de sí mismos, deberían meditar el primer mandamiento, sin el cual los demás no significan nada: Amarás a Dios con todo tu corazón. Lo amarás más que a tus seres más queridos. Te desvivirás por El, te olvidarás de ti mismo para buscar en todo lo que a El más le gusta. Lo amarás con toda tu alma, con toda tu inteligencia. Dedicarás lo mejor de tu inteligencia a conocerlo. Mirando a tu propia vida, tratarás de comprender cómo El ha guiado tus pasos. Mirando los acontecimientos mundiales y los sucesos diarios, procurarás entender cómo viene el Reino de Dios. Perseverando en la oración y la lectura bíblica, pedirás a Dios que te comunique su propio Espíritu para conocerlo mejor. Lo amarás con todas tus tuerzas Y porque, en eso, eres muy débil, pedirás la ayuda de Dios y trataras de juntarte con los verdaderos servidores de Dios, usando los medios que la iglesia pone a tu disposición. El mandamiento de amar al prójimo como a sí mismo viene en segundo lugar porque no se puede ni entender bien, ni cumplir, donde no existe el amor a Dios. Pues Dios nos pide más que la solidaridad con el prójimo, más que la ayuda al que sufre. Debemos esforzamos por ver al hermano tal como lo ve el Padre. Debemos procurarle lo que el Padre desea para él. Entre tañías obras buenas que podríamos hacer por el prójimo, debemos elegir aquellas que nos aconseja el Espíritu de Dios. Y todo eso requiere que tengamos primero el amor a Dios y el conocimiento de Dios.
marcos 13 " El mismo David, movido por el Espíritu Santo, lo llama «su Señor». ¿Cómo entonces puede ser hijo suyo?» u \»M Mucha gente acudía a Jesús y lo escuM " chaba con agrado. + 38 También en su enseñanza Jesús les iTá'il decía: «Cuídense de los maestros de la ley !i.« 39 qUe gustan pasear con amplias vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y en los banquetes. 40 Incluso se tragan los bienes de las viudas mientras se amparan con largas oraciones. ¡Con qué severidad serán juzgados!» La ofrenda de la viuda (Le 21,1) 2
jn8 2 ¿o
B
41
Jesús, sentado frente a las alcancías del Templo, miraba cómo la gente echaba dinero para el tesoro. Los ricos daban grandes limosnas. 42 Pero también llegó una viuda pobre y echó dos moneditas de muy poco valor. 43 Jesús, entonces, llamó la atención de sus discípulos y les dijo: «Les aseguro que LA MIRADA DE DIOS + Cada uno de nosotros es lo que es a los ojos de Dios, no lo que aparenta delante de los hombres. Sin embargo, para muchos, la primera preocupación es la de conformarse a las normas de su ambiente. Este contraste se nota entre los maestros de ¡a Ley (38) y la viuda pobre (42). Los maestros de la Ley no eran personas malas. Se hicieron profesores de religión porque se interesaban por la religión. Pero, en cuanto el maestro deja de esforzarse por ser santo, no es más que un pobre hombre. El mismo respeto que le tributa la gente lo lleva a permitirse muchos desvíos que en cualquier otro se reprocharían severamente. • En cambio, la viuda pobre era, entre tantos fieles, ¡a única que hubiera retribuido a Dios como él se lo merece. Era la personificación de esos innumerables pobres que no tienen prácticamente nada y, sin embargo, se las ingenian para dar algo de lo poco o nada que tienen. Gente humilde es capaz de sacrificar algunas horas o algunos días de trabajo pagado para ayudar a otro o para dedicarse al estudio en beneficio de sus compañeros. El escaso sueldo que pierden vale mucho más que el buen sueldo que no quiere perder la persona más acomodada. Dios llama al pobre antes que a los demás, porque solamente él da eso mismo que necesitaba para vivir. FIN DEL MUNDO O Los profetas de la Biblia habían hablado en forma bastante confusa de cómo se terminaría la historia, dejando lugar para el Reino universal de Dios. Veían a todas las naciones de la tierra unidas en un mismo esfuerzo para destruir la Ciudad Santa Jerusalén. Pero, en el momento más desesperado, Dios intervendría en forma triunfal para instaurar su Reino (Is 66,18; Ez 38; Jl 4; Za 14). Por eso. al hablar Jesús de la destrucción del Templo, los apóstoles piensan en el fin de la historia. La respuesta de Je-
84
esta viuda pobre ha dado más que todos ellos. ^ Pues todos han echado dinero que les sobraba; ella, en cambio, ha dado io que había reunido con sus privaciones, eso mismo que necesitaba para vivir.» Jesús habla de la destrucción de Jerusalén y del fin del mundo (Mt 24,1; Le 21,5; 19,41; 17,23)
. 1 1 ' Cuando Jesús salió del Templo, O 1 J u n o ¿g s u s discípUios le dijo: «Maestro, mira qué inmensas piedras y qué construcciones.» 2 j e s u s fe respondió: «¿Ves estas grandiosas construcciones? No quedará de ellas piedra sobre piedra. Todo será destruido.» 3 Poco después, Jesús se sentó en el cerro de los Olivos, frente al Templo. Entonces Pedro, Santiago, Juan y Andrés 4 le preguntaron aparte: «Dinos cuándo sucederá esto y cuál será la señal de que todas estas cosas llegan a su fin.» 5 Y Jesús empezó a hablar: «Fíjense bien: que nadie los engañe, 6 porque muchos vendrán en mi lugar, y dirán: «Yo soy el que sus es clara: se acerca la tragedia que culminará con la destrucción de Jerusalén, pero ése no será el fin de la historia. En el presente discurso, Jesús dio instrucciones referentes a esa destrucción de la nación judía que debía producirse treinta años después del momento en que hablaba. Pero io que dijo, aclara para nosotros el sentido de los conflictos que acontecen ahora por todo el mundo. Tiene que haber guerras (7). No es que Dios abandone el mundo a las fuerzas del mal: más bien se trata de un parto (8) que de un abandono. La humanidad va madurando, los pueblos se enfrentan con los problemas cada vez más complejos de su desarrollo y convivencia mutua. La crisis que sufrió la nación judía en tiempo de Jesús se parece a otras por las que pasaron varias civilizaciones: algo muere y algo nace. Los hombres, desconcertados, se dejan engañar por las propagandas y las ideologías. El miedo los vuelve ciegos, y persiguen a quienes no comparten su fanatismo. Por eso mismo odian a los verdaderos creyentes. Mientras tanto, Jesús pide a sus seguidores que cíen testimonio de él (9) único Salvador, y que proclamen las exigencias del Evangelio tanto para los individuos como para las sociedades. Treinta años después de Jesús, los judíos se sublevaron contra el opresor (14) romano. Los ejércitos romanos se reorganizaron después de sus primeros reveses, y sus banderas en que figuraban sus ídolos, se acercaron a la ciudad santa. Entonces no faltaron los falsos cristos (22) o sea, los que se atribuían la misión de salvar al pueblo de Dios, y que arrastraron tras sí guerrilleros dispuestos a cualquier sacrificio. Los judíos más fanáticos se encerraron en la ciudad de Jerusalén, esperando una intervención de Dios. Pero hasta el punto estaban desunidos que se mataban unos a otros. Los que huían de la ciudad asolada por e! hambre eran detenidos por los romanos y clavados en cruz frente a las murallas. Y al final, cuando entraron los romanos, quemando el Templo y los palacios, todos aquellos que no fueron degollados, hombres, mujeres y niños, fueron llevados a Roma como esclavos.
marcos 13
85
esperaban.» Y engañarán a muchos. Cuando oigan hablar de guerras y de rumores de guerra, no se alarmen, porque eso tiene que pasar, pero todavía no es el fin. 8CJna nación luchará contra la otra, y pueblo contra pueblo; habrá terremotos y oslsi33Í3 hambre en diversos lugares: en esto reconocerán los primeros dolores del parto. 9 Pero ustedes preocúpense de sí mismos, porque van a ser entregados a los triHe 26,11 bunales judíos; ustedes serán azotados en las sinagogas y tendrán que presentarse ante los gobernadores y reyes por mi cau„,„„ sa, para ser mis testigos ante ellos. 10PorRom 11,25 que es necesario que la Buena Nueva se proclame por todo el mundo, siendo esto el comienzo de todo. 11 Por tanto, cuando los lleven y los entreguen a los tribunales, no se preocupen por lo que van a decir; sino que digan lo H Vi2 que se les inspire en ese momento. Porque 7,55 no serán ustedes los que hablarán, sino el Espíritu Santo. 12E1 hermano entregará a MÍ 7,6 la muerte al hermano y el padre al hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y les jn 15.18 darán muerte. 13Y ustedes serán odiados ' por todos a causa de mi Nombre. Pero el que se mantenga firme hasta el fin se salvará. Dn 11,31 14 Cuando vean al ídolo del opresor ins2 uslll talado en el lugar donde no debe estar (el que lea, que entienda bien), entonces, que los que estén en Judea huyan a los cerros. 15 Si estás en la parte superior de la casa, no bajes a recoger tus cosas. 16 Si estás en el campo, no vuelvas a buscar tus ropas. 17 ¡Pobres de las mujeres que estén embarazadas o estén criando en aquellos días! is Oren para que esto no suceda en invierno. 7
Mi ¿ o , i d
*
.
i
r
-
»
9
1 Porque en aquellos días habrá una angustia como no hubo otra igual desde el principio de la creación hasta los días presentes, ni la habrá en el futuro.20 Tanto que si el Señor no acortara esos días, nadie se salvaría. Pero él ha decidido acortar esos días en consideración a sus elegidos. 2i Entonces, si alguien les dice: Mira, el Cristo está aquí o allá, no le crean. 22 Ya que w 13 ¡ aparecerán falsos mesías y falsos profetas, y ^ j que harán señales y prodigios con el fin de engañar, aun a los elegidos, si esto fuera posible. 23 Ustedes, pues, estén preparados; de antemano se lo he advertido todo.
M
Venida del Hijo del Hombre (Mt 24,29; Le 2125) O 24 Ahora bien, pasando a esos otros días, después de esa angustia: el sol no ls1310 alumbrará, la luna perderá su brillo, 25 las & 32,7 estrellas caerán del cielo y el universo entero se conmoverá. 26 y verán al Hijo del Hombre viniendo en medio de las nubes, Dn 713 con mucho poder y gloria. 27 Enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro puntos cardinales, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. • 28 Aprendan este ejemplo de la higuera: cuando sus ramas están tiernas y le brotan las hojas, saben que el verano está cerca. 29 Así también ustedes, cuando vean todo esto, comprendan que ya está cerca, a las puertas. 30 Les aseguro que no pasará esta generación sin que todo esto suceda. 3i Pasarán el cielo y la tierra, pero mis palabras m 5,18 no pasarán. + 32 Pero, en cuanto se refiere a este Día 1 Tes 5,1 o a esta Hora, no lo sabe nadie, ni los án- McH1e°í1,7
claridad. Eso no obstante, siempre ha habido gente que O Pasando a esos otros días... Después de anunciar el creía saber lo que los ángeles ignoran: veinte veces en cada fin del mundo judío, Jesús pronuncia algunas palabras resiglo anunciaron el inminente fin del mundo (2 Tes 2). ferentes a otro acontecimiento de mayor amplitud: el Pin del NI el Hijo, solamente el Padre. Algunos se inquietan: ¿No mundo presente, mejor dicho: su transformación. El sol no alumbrará, la luna perderá su brillo (v. 24). Son significaría esto que el Hijo no es Dios como el Padre? Pero deben recordar que cuando Jesús habla del Hijo y del Pafiguras sacadas de Is 13,10 y 34,4, que expresan el descondre, habla de él mismo, con su ser humano y su conciencia cierto, el susto y la descomposición de los hombres y del humana, frente al Padre Dios. En la mente humana de Jeuniverso ante la majestad del Juez supremo. sús no cabe la ciencia infinita que está en Dios (ver comenEnviará a los ángeles. Es otra figura común a los libros tario de Le 3,21 y Me 6,1). Dios Padre puede comunicar a judíos que hablaban del Juicio de Dios. Asimismo, la tromJesús ciertas luces proféticas, pero no puede decirle, por peta de que hablaban Mt 24,31 y 1 Tes 4,16. Todo esto no ejemplo: El fin del mundo ocurrirá el 12 de julio del año se puede tomar al pie de la letra. 2977. Porque la fecha no está fijada, sino que depende de cómo nosotros haremos madurar el Reino de Dios con • Aprendan este ejemplo. Jesús vuelve a la destrucción nuestros esfuerzos y nuestras oraciones (2 Pe 3,12). La ciende Jerusalén. cia moderna demuestra que el tiempo no corre igual para dos personas de las que una se mueve y la otra no. Menos 4- Con este párrafo volvemos al fin de la historia. El día, todavía corre igual para Dios y para nosotros. Dios conoce sin más, es el del Juicio, llamado «Día de Yavé» en los Prola hora en la eternidad, pero esto no implica que le corresfetas (Amos; So 1,15). ponda una fecha determinada en nuestro tiempo. Nadie sabe cuándo será la hora. Jesús lo dice con toda
marcos 14 geles en el Cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre. (Mt 24,42; 25,13; Le 12,32; 21,34)
• 33 Estén preparados y vigilando, ya que no saben cuál será el momento. 34 Cuando un hombre sale al extranjero, dejando su casa al cuidado de sus sirvientes, cada cual con su oficio, al portero le manda estar despierto. 35 Lo mismo ustedes: estén despiertos, ya que no saben cuándo regresará el dueño de casa. Puede ser al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o de madrugada. 36 No sea que llegue de repente y los encuentre dormidos. 37 Lo que les digo a ustedes, se lo digo a todos: estén despiertos.»
86
87
Conspiración contra Jesús (Mt 26,2; Le 22,1; Jn 11,47)
1 A 1 Faltaban dos días para la Fiesta + X*T ¿g p a s c u a y d e i o s Panes Ázimos, EX n,-\ Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley buscaban la manera como detener a Jesús por astucia y darle muerte. 2 Pero decían: «No durante la fiesta, para que no se alborote el pueblo.» Una mujer unge a Jesús (Mt 26,6; J n 12,1)
O 3 Jesús estaba en Betania, comiendo en Lc casa de Simón el leproso. Llegó una mujer con un frasco como de mármol, lleno de un perfume muy caro, de nardo puro. Lo
• Este párrafo es como un resumen de la parábola de los talentos (Mt 25,1) y de la de las diez muchachas (Mt 25,14). Nos advierte que debemos esperar al Señor haciendo su trabajo. El portero figura a los responsables de la Iglesia, que no son dueños de ella, sino que solamente tienen las llaves.
obra, pero no dejan que Cristo se adueñe de su mente, de su corazón, de su vida entera. No sucede lo mismo con los que están despiertos: por su intermedio, Cristo viene a los hombres.
COMO VIENE CRISTO. COMPROMISO CRISTIANO En varios lugares del Evangelio, Jesús nos invita a que nos quedemos despiertos esperando su venida. ¿Cómo viene?, ¿cómo vendrá a nosotros si nuestra suerte es morir antes del día de su venida gloriosa? Es verdad que debemos esperar este encuentro con el Señor en el momento de la muerte; sin embargo, Jesús viene a nosotros de mil maneras mientras lo esperamos, haciendo nuestro trabajo. Nuestro trabajo (34), o nuestro compromiso con Cristo es, por una parte, nuestro compromiso con la comunidad cristiana. Es nuestra participación en la oración común, en la eucaristía, en la catequesis, y otras cosas semejantes. Y trabajando en estas obras, estamos en pie para esperar a Jesús. Presenciamos su venida en tal o cual de nuestros hermanos que se abre a la fe; viene a nosotros dándonos fuerza y sabiduría; viene en la oración, dándonos la certeza íntima de su presencia... Pero también viene Cristo en la historia. Los profetas no se cansaron de repetir que los acontecimientos que traen alguna novedad, también traen al Señor. A veces viene con su resurrección, a través de los hechos felices que traen vida y alegría, más justicia y esperanza para los pobres. Otras veces viene con su pasión y su muerte. Por eso hay otra manera de esperar a Cristo, propia de los laicos cuando se dedican a la formación de un hogar cristiano, cuando participan en obras comunitarias o en contiendas políticas. Para los laicos, Para los laicos, la mayor parte de sus compromisos con Cristo no están dentro del ámbito eclesiástico, sino en las tareas del mundo. Ahí es donde deben trabajar cada cual en su puesto y estar despiertos: Despiertos para no desanimarse, para resistir la corrupción del ambiente y las sugerencias del espíritu malo. Despiertos también para seguir esperando a Cristo. Pues muchos han empezado con generosidad, tomando compromisos para bien de los demás; pero, al no tener los ojos puestos constantemente en su Señor, se les oculta la meta y llegan a no ser más que administradores y activistas. Están comprometidos con obras y movimientos, pero no con el mismo Señor. De ahí que su vida esté llena de contradicciones. Durante un tiempo hacen maravillas, y de repente fallan. Hacen cosas útiles, pero no advierten la hora en que deberían dejarlas para seguir otro camino. Hacen su propia
+ Los judíos iban a celebrar el 1480° aniversario de su salida de Egipto. La Pascua, o sea, el Paso del Señor, era la fiesta de la independiencia nacional y ocupaba el primer lugar en el calendario religioso. Pero, desde hacía cuarenta años, habían perdido su independencia. Por eso la Pascua despertaba sus ansias de libertad y se prestaba para cualquier disturbio. De todas partes de Palestina los judíos subían en peregrinación a Jerusalén, pues el cordero que se comía en el banquete pascual, debía sacrificarse en el Templo. Cada familia debía comer el cordero asado, con lechugas y pan sin levadura, alternando el canto de los salmos con la bendición de varias copas, según el ritual muy antiguo y muy detallado. El padre de familia contaba los acontecimientos de la salida de Egipto y, al recordar el pasado, cada uno pedía al Señor que liberara de una vez a su pueblo humillado. Pero la inmensa mayoría, tanto del pueblo como de sus responsables, eran incapaces de echar una mirada nueva hacia el porvenir. La salvación de Israel, pueblo de Dios, no consistía en romper primero sus cadenas políticas, sino en descubrir el secreto de la fraternidad universal por encima de razas y partidos. El Evangelio era el fermento capaz de liberar a la humanidad, venciendo al mal por el bien. La Salvación estaba en la persona de Jesús, pero no la veían. Más bien desconfiaban de él porque su doctrina les parecía demasiado utópica, y Judas era uno de los arrepentidos de haber seguido a ese líder que no servía. Era poco lo que Jesús había hecho en estos dos años transcurridos desde que Juan lo bautizó, pero era suficiente para que los jefes lo temieran. Ninguna sociedad es capaz de tolerar la presencia de un hombre libre y sin pecado. Si Jesús no hubiera muerto joven, la sociedad de su tiempo se habría hundido.
LA PASCUA
Ver Jn 12,1 y el comentario de Lc 736. Pocos días antes de la Pascua, Jesús cenó en Betania (Jn 12,1). Ahí María demostró públicamente su amor tierno y apasionado a Jesús, en presencia de otros que también lo querían, aun cuando no sabían expresárselo. Algunos, sin embargo, impulsados por Judas, se escandalizaron de que María se preocupara por Jesús antes que por los pobres. Lo que hizo es una buena obra. Sepultar a los muertos era una de las «buenas obras» catalogadas por tos judíos.
46
quebró y derramó el perfume sobre la ca' beza de Jesús. 4 Algunos, muy enojados, se decían entre sí: «¿A qué se debe este derroche de perfume? 5 Se podía haber vendido en más de trescientas monedas de plata para ayudar a los pobres.» Y reclamaban contra ella. 6 Pero Jesús dijo: «Déjenla tranquila. ¿Por qué la molestan? Es una buena obra la que 15.11 hizo conmigo. 7 En cualquier momento podrán ayudar a los pobres, puesto que siempre los hay entre ustedes, pero a mí no me tendrán siempre. 8 Esta mujer hizo lo que le correspondía, pues con esto se anticipó a preparar mi cuerpo para la sepultura. 9 Yo 13.10 les aseguro que, en todas partes donde se anuncie el Evangelio, en el mundo entero, se contará también en su honor lo que acaba de hacer.» , e.M , 0 Entonces Judas Iscariote, uno de los ,$ 4 Doce, fue donde los jefes de los sacerdotes para entregarles a Jesús, n Ellos, al oírlo, se alegraron y prometieron darle dinero. Y Judas comenzó a buscar el momento oportuno para entregarlo. La Ultima Cena de Jesús (Mt 26,17; Lc 22,7; 1 Cor 11,23; Jn 13)
O 12 El primer día de la fiesta en que se comen los panes sin levadura, cuando se saJesús ve en el gesto espontáneo de María un anuncio de su muerte inminente. ¡,Nada se debe perder de las contadas horas que le quedan a Jesús entre nosotros. Más importante fijarse en él y acompañarlo en estos momentos que correr tras actividades caritativas (algo semejante dijo en Me 2,19-20 para los que no sabían desprenderse de sus ayunos y oraciones). A ios pobres los tienen siempre con ustedes. Es muy abusivo traducir: «a los pobres los tendrán siempre» y decir que, para Jesús, perdemos nuestro tiempo al buscar una sociedad más igualitaria. Solamente dice que no en todo momento lo más urgente es ayudar a los pobres. Entonces Judas Iscariote. Los evangelios hacen resaltar el contraste entre el gesto de María y el de Judas. El amor verdadero de María la lleva a gestos que parecen tontos a los mismos apóstoles. En cambio Judas, el hombre que ya no tiene fe, critica todo lo bueno bajo pretexto de eficacidad. LA NUEVA ALIANZA
O En la Cena de Pascua, Jesús quiso aclarar el sentido de su Pasión inminente. Jesús iba libremente a una muerte que salvaría al mundo. ¿En qué consistía la Salvación? En hacer que la historia humana alcanzara su fin: los hombres y los pueblos habían de madurar, enfrentarse y reunirse en un solo cuerpo, pasando por mil crisis y muertes, para alcanzar la Resurrección. Jesús había entregado el mensaje capaz de guiar la humanidad, pero era necesario un pueblo de Dios que fuera como la levadura en la masa, una minoría de personas que se sienten comprometidas con la obra de Dios y él se ha comprometido con ellas.
marcos 14 crificaba el Cordero Pacual, sus discípulos le dijeron: «¿Dónde quieres que vayamos a preparar la Cena de Pascua?» 13 Entonces Jesús mandó a dos de sus discípulos y les dijo: «Vayan a la ciudad; les , s saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo, 14 y donde entre, digan al dueño de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está mi pieza para celebrar la Cena de Pascua con mis discípulos? 15E1 les mostrará en el piso superior una pieza grande, amueblada, ya lista; preparen allí nuestra cena.» 16 Los discípulos salieron, llegaron a la ciudad y encontraron las cosas tal como Jesús les había dicho, y prepararon la Pascua. 17 Al atardecer, Jesús llegó con los Doce y, ! s cuando estaban a la mesa comiendo, les dijo: «Les aseguro que uno de ustedes me va a entregar, uno que comparte mi pan.» 19 Ellos se entristecieron y empezaron a preguntar uno por uno: «¿Soy yo?» 20 El les respondió: «Es uno de los Doce, y que conmigo mete la mano en el plato. sn4i,io 21 El Hijo del Hombre se va, conforme dijeron de él las Escrituras, pero ¡pobre de aquel que entrega al Hijo del Hombre! Sería22mucho mejor para él no haber nacido.» Mientras estaban comiendo, Jesús tomó pan y, después de pronunciar la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: «ToDoce siglos antes de Jesús, Dios se había comprometido con el pueblo judío y había celebrado con ellos una Alianza en el monte Sinaí: ellos y sus hijos serían el pueblo de Dios entre los demás pueblos. Pero, con el tiempo y la experiencia de las faltas del pueblo de Dios, los profetas entendieron que debía darse un paso más: se necesitaba otra Alianza, cuyo primer efecto sería damos el perdón de los pecados (Jer 31,31 y Ez 3622). El pueblo de Dios ya no sería una raza, sino una familia de creyentes perdonados de sus pecados: ésa es la Iglesia. En vísperas de su muerte, Jesús recuerda la primera Alianza, en que se derramó la sangre de animales sacrificados (ex 24,8). Pero él, ahora, derrama su sangre por una muchedumbre (Is 53,11). Esta muchedumbre se refiere, en forma especial, a la Iglesia: Jesús purifica a los que serán su propio pueblo en el mundo. Cada vez que celebramos la Eucaristía, o Misa, renovamos esta Alianza. Jesús está entre nosotros mientras recordamos su sacrificio: él se hace nuestro pan espiritual y nos consagra a su Padre para que participemos más y más en la Obra de su Salvación. La última cena de Jesús fue la primera del culto cristiano. En vez de las solemnes ceremonias del Templo, el momento más importante de la vida de la Iglesia será una comida fraternal en que Jesús se hace pan de vida. íio voy a beber más de este vino hasta que lo beba nuevo. La Eucaristía no es solamente el recuerdo de la muerte de Jesús, sino que anuncia el día en que Cristo celebrará el Banquete del Reino con toda la humanidad reunida en él. Para comprender el sentido de la Cena del Señor es necesario leer los Discursos de Despedida de Jesús a sus apóstoles, que Juan ubica en esta misma noche del Jueves
marcos 14
88
una tristeza mortal. Quédense aquí y permanezcan despiertos.» 35 Jesús se adelantó un poco y cayó en tierra, suplicando que, si era posible, no tuviera que pasar por aquella hora. 36 Decía: «Abbá, o sea, Padre; para ti todo es posi- Gáu,6 ble; aparta de mí esta copa. Pero no: no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieras tú.» 37 Volvió y los encontró dormidos. Y dijo Jesús anuncia a Pedro: «Simón, ¿duermes? No pudiste esla negación de Pedro tar despierto ni una hora. 38Estén despier- j»¡¡f™ (Mt 26,30; Le 22,23; Jn 13,37) tos y oren, para que no caigan en tentación; 6,38 26 (Jna vez cantados los himnos, se fue- el espíritu es animoso, pero la carne es 2 sai 115 ron al cerro de los Olivos. ~* Y Jesús les débil.» Sal 118 dijo: «Todos ustedes caerán esta noche y 39 Y se alejó otra vez a orar, repitiendo las ya no sabrán qué pensar de mí. Y se cum- mismas palabras. 40 Volvió de nuevo y los za 13,7 plirá lo que dice la Escritura: Heriré al pas- encontró dormidos. No podían resistir el tor y sus ovejas se dispersarán. 28 Pero, sueño y no supieron qué contestarle. , 14 cuando resucite, iré delante de ustedes a 41 Cuando vino por tercera vez, les dijo: 16.7 Galilea.» «Ahora sí que pueden dormir y descansar. 29 Entonces Pedro le dijo: «Aunque todos Se acabó. Llegó la hora: el Hijo del Hom30 tropiecen y caigan, yo no.» Jesús le con- bre va a ser entregado en manos de los petestó: «Te aseguro que hoy, esta misma no- cadores. 42 ¡Levántense! ¡Vamos! Ya está che, antes que el gallo cante dos veces, tú aquí el que me entrega.» me habrás negado tres veces.» 31 Pero él insistía: «Aunque tenga que morir contigo, Toman preso a Jesús no te negaré.» Y todos decían lo mismo. (Mt 26,47; Le 22,47; Jn 18,2) + 43 En el mismo momento en que hablaLa agonía de Jesús en Getsemaní ba, se presentó Judas, uno de los Doce. Lo (Le 18,1) acompañaba un buen grupo de gente con • 32 Llegaron a una propiedad llamada espadas y palos, enviados por los jefes de Getsemaní, y Jesús dijo a sus discípulos: los sacerdotes, los maestros de la Ley y los «Siéntense aquí mientras voy a orar.» jefes de los judíos. 44 Pues bien, el traidor 33 y llevó consigo a Pedro, a Santiago y les había dado esta señal: «Al que yo dé un 9,2 a Juan, y comenzó a sentir temor y angus- beso, ése es; deténganlo y llévenlo con 3 j n 12¿7tía.34 Entonces les dijo: «Siento en mi alma cuidado.» men; esto es mi cuerpo.» 23 Después tomó una copa, dio gracias, se la entregó y todos bebieron de ella. 24 y les dijo: «Esto es mi Ex24,8 sangre, sangre de la Alianza, sangre que H"b9,¿o será derramada por una muchedumbre. 25 Sepan que no volveré a beber del jugo n 25.6 de la uva hasta el día en que beba vino nueis 53:12 vo en el Reino de Dios.»
Santo (Jn 14-17). Pues Jesús vino, no solamente para hablar, sino también, y mucho más, para difundir su Espíritu entre los creyentes. En adelante estará presente en forma especial y actuará con más eficacia en sus seguidores cuando estén reunidos para celebrar la Santa Cena. Lo explica Juan en Jn 6 y Pablo en 1 Cor 11,17. Mientras vamos quitándole a la Misa los ritos y oraciones de sobra que se habían multiplicado a lo largo de los siglos, descubrimos mejor cuántos misterios reúne en un gesto sencillo: ver 1 Cor 11. Ver también el comentario de Mt 26,26. EL SILENCIO DE DIOS • Jesús está solo para enfrentar la muerte y para vencerla, llevando sobre sí el destino de todos los hombres. Ve toda la maldad de los hombres que lo maltratarán o dejarán que lo maltraten. Y ve detrás de ellos el Poder de las Tinieblas. En ese momento Jesús es el hombre de dolor, conocedor de todos los quebrantos, hecho una misma cosa con el pecado. Carga con toda la maldad de los hombres, que deberá pagar con su muerte y, ante su Padre, justo y tan amado, siente una tristeza de muerte.
Jesús va repitiendo una sola frase que expresa la más perfecta oración: Padre, que se haga tu voluntad. Hay momentos y lugares en que la Iglesia, perseguida, está en agonía y no puede hacer otra cosa que querer que se haga la voluntad del Padre: en esos momentos su oración es más eficaz que nunca (Heb 2,10). Misteriosa agonía del Hijo de Dios (agonía significa combate). El, que dio a muchos mártires suyos fuerca sobrenatural para enfrentarse impávidos con el suplicio, quiso reservarse a sí mismo, por algunos momentos, toda la debilidad humana. Aun cuando temamos y nos sintamos débiles, no debemos dudan él nos mantendrá firmes (Mt 10,28). Miremos a Jesús, nuestro Salvador. El no tenía que pagar ninguna culpa, y tampoco necesitaba ser purificado. Pero tuvo que conocer las humillaciones, los sufrimientos e incluso el silencio de Dios, para alcanzar esta madurez que sólo Dios conoce; madurez que todavía le faltaba para ser El Hombre, cabeza de la humanidad. JUDAS + Judas era uno de tos Doce. ¿Cómo Jesús pudo elegir, después de una noche de oración, a este hombre que lo entregaría? Cuando Judas siguió a Jesús, soñaba, igual que
89
mareos 14
Judas se acercó a Jesús llamando: falso: 58 «Nosotros lo hemos oído decir: Yo «¡Maestro, Maestro!», y lo besó. 46 Ellos en- destruiré este Templo hecho por la mano Jn f/9 tonces lo tomaron y se lo llevaron arresta- del hombre y en tres días construiré otro no He 614 do. 47 En eso uno de los que estaban con hecho por hombres.» 59 Pero tampoco en Jesús sacó la espada e hirió al servidor del esta acusación estaban de acuerdo. Sumo Sacerdote, cortándole una oreja. • 6° Entonces, el Sumo Sacerdote se le48 Jesús les dijo: «¿Acaso soy un ladrón vantó y, colocándose delante de todos, prepara que salgan a detenerme con espadas guntó a Jesús: «¿No tienes nada que resy palos? 49 Todos los días estaba entre us- ponder? ¿Qué es esto que declaran en tu contra?» g i Pero él guardaba silencio sin 50 6 u 19 47 tedes enseñando en el Templo, y no me detuvieron. Pero ¡otra vez se cumple lo anun- decir palabra. Nuevamente el Sumo Sacerciado en la Escritura!» dote le preguntó: «¿Eres tú el Cristo, Hijo 50 Y todos los que estaban con Jesús hu- de Dios Bendito?». 62 Jesús respondió: «Yo a jni6?32 yeron y lo abandonaron. soy, y un día verán al Hijo del Hombre sen- 1Ji26 51 CJn joven lo había acompañado, en- tado a la derecha del Dios Poderoso y vi- ^fy vuelto sólo en una sábana, y lo detuvieron; niendo en medio de las nubes del cielo.» 1TM4/17 52 63 pero él, soltando la sábana, huyó desEl Sumo Sacerdote rasgó sus vestidunudo. ras y dijo: «¿Para qué queremos ya testigos? 64 ustedes acaban de oír estas palabras esO 53 Llevaron a Jesús ante el Sumo Sacer- candalosas. ¿Qué les parece?» Y estuvieron dote y se reunieron allí todos: jefes de los de acuerdo en que merecía la pena de sacerdotes, autoridades judías y maestros muerte. de la Ley. 54 Pedro lo había seguido de le65 Después, algunos se pusieron a escujos, hasta el interior del palacio, y allí se sen- pirlo. Le cubrieron la cara para pegarle, tó con los servidores a pasar el frío cerca mientras le decían: «Adivina quién fue.» Los del fuego. sirvientes lo abofeteaban. 55 Los jefes de los sacerdotes y todo el Consejo Supremo querían la muerte de Je- Pedro niega a Jesús sús. Buscaban testigos contra él, pero no (Mt 26,69; Jn 18,15) los encontraban, 56 En realidad, varios pre66 sentaban acusaciones falsas contra él, pero + Mientras estaba Pedro abajo, en el patio, llegó una de las sirvientas del Sumo Sano estaban de acuerdo en lo que decían. 67 57 Por fin, algunos dieron este testimonio cerdote. Al verlo cerca del fuego, lo miró 45
los otros apóstoles, con un libertador de corte clásico. Conociendo más a Jesús, los otros revisaron sus ambiciones; Judas, no. Traicionó a Jesús para vengarse del Maestro que lo había defraudado. Judas convivía con Jesús y no pudo devolverle el cariño que su Maestro le tenía: contestó al amor con el odio y, al final, se dejó caer en el Abismo del Mal. Tal vez, los apóstoles tuvieron alguna parte de responsabilidad en el asunto. Judas, igual que Leví-Mateo, se había juntado al equipo de los pescadores galileos que formaban la mayoría de los Doce: ¿supieron integrarlo a su grupo? EL PROCESO DE JESÚS O Jesús compareció ante dos tribunales. Primero ante el Sanhedrín, o Consejo Supremo de los judíos: ahí lo acusaron de blasfemia, o sea, de hablar atrevidamente contra Dios. Luego compareció ante el gobernador romano Pilato, y, esta vez, lo hicieron pasar por agitador político. La razón de este doble proceso es la siguiente. Los judíos estaban sometidos al poder romano y ya no tenían la facultad de condenar a penas mayores. Por eso, después de juzgar a Jesús según su Ley, es decir, según las leyes de la Biblia, pidieron a Pilato que hiciera efectiva la pena de muerte. Entonces presentaron nuevas acusaciones capaces de impresionar a Pilato. Es muy difícil afirmar sin más que el proceso de Jesús fue legal o que fue ilegal. Se pareció a tantos procesos que conocemos, en que las autoridades, fuertes con el poder y el manejo de las leyes, logran condenar a los opositores sin cometer fraudes demasiado patentes.
LA CONDENACIÓN DE JESÜS • Los sacerdotes no logran condenar a Jesús por alguna rebeldía contra la Ley. Así que deben tocar algo mucho más importante y que ocupa el lugar central en el Evangelio: ¿Eres el Hijo de Dios? Jesús responde juntando dos textos de la Biblia que dejaban entrever la personalidad divina del Salvador. Hijo del Hombre, que viene de Dios mismo (Dan 7,13), sentado a la derecha de Dios, como en un pie de igualdad (Sal 110,1). Con esta afirmación, Jesús afirma claramente que no es solamente un hijo de Dios como puede serlo un santo o un Enviado de Dios, sino el ünico que comparte la divinidad del Padre. Los sacerdotes no se equivocaron sobre las pretensiones de Jesús: Hijo de Dios; no lo condenaron por una cuestión de palabras, sino porque, en toda su manera de actuar, Jesús se ponía en el lugar que sólo a Dios le corresponde. Con esto trataron de tranquilizar su conciencia. No quisieron reconocer que, en realidad, lo odiaban por haber puesto al desnudo su hipocresía, su falta de fe y su amor al dinero; porque, al demostrar que se sentía libre respecto al orden que ellos defendían, los hacía caer de sus pedestales. En la persona de Jesús, Dios mismo habla venido a pedirles cuentas, y ellos se habían puesto en contra. Jesús fue condenado en nombre de la Ley de Dios. Y no se rebeló contra la sentencia Injusta de los Jefes religiosos de su pueblo, los cuales eran representantes legítimos, aunque Indignos, de Dios. Esta fue su obediencia perfecta al Padre.
marcos 15 fijamente y le dijo: «Tú también andabas con Jesús de Nazaret.» 68 El lo negó: «No lo conozco ni sé de qué hablas.» Y salió afuera, a la puerta. 69 Pero lo vio la sirvienta y otra vez dijo a ios que estaban allí: «Este es uno de ellos.» 70 Pedro volvió a negarlo. Más tarde, los que estaban allí volvieron a decir a Pedro: «Es claro 71que tú eres de ellos, pues eres galileo.» Entonces se puso a maldecir y a jurar: «Yo no conozco a ese hombre de que hablan.» 72 En ese momento cantó un gallo por segunda vez. Y Pedro recordó lo que Jesús le había dicho: «Antes que el gallo cante dos veces, m e habrás negado tres veces.» Y se puso a llorar. J e s ú s ante Pilato (Mt 27,11; Le 23,2; Jn 18,28)
i Al amanecer, sin perder tiempo, los jefes de los sacerdotes se reunieron con las autoridades judías, los maestros de la Ley y todos los miembros del Consejo. Después de haber atado a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. 2 Pilato le preguntó: «¿Tú eres el rey de los judíos?» Jesús respondió: «Así es, como tú lo dices.» 3 Pero, como los jefes de los sacerdotes acusaban a Jesús de muchas cosas, 4 Pilato volvió a preguntarle: «¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan.» 5 Pero Jesús ya no respondió más, 14,61 de manera que Pilato no sabía qué pensar. + A los apóstoles no les faltaba hombría; de no ser así, Jesús no los habría escogido. Pedro era sincero cuando decía: Aunque todos tropiecen, yo no (14,29). Se sentían dispuestos a morir por él en el entusiasmo de un combate común, pero no lo hubo. Cristo los dejó desconcertados al no usar su fuerza divina ni oponer alguna resistencia a sus enemigos. Por eso sería un error decir que eran cobardes hasta el día que recibieron el Espíritu Santo. Cuando en el huerto todos huyeron, fue una reacción muy comprensible. Esta huida, sin embargo, sacudió hasta las bases todas las certezas edificadas sobre su fe en Cristo durante los meses de vida común. Pedro negó a Jesús, no solamente porque tenía miedo, sino porque, en realidad, ya no sabía quién era Jesús. La negación de Pedro, pues, fue una caída verdadera y profunda. Falta que Dios perdona, por supuesto, en cuanto Pedro se arrepiente y su mirada cruza la de Jesús (Le 22,61), pero que lo obligara hasta el final de su vida a dudar de sí mismo. Pedro, Roca y responsable de la Iglesia universal, quedará consciente de su debilidad personal y no tendrá descanso hasta que pueda seguir a Cristo, dando su vida por él (Jn 21,19). O El pueblo pidió la muerte de Jesús. El pueblo que le traía a sus enfermos y que lo siguió tres días en terreno despoblado, olvidando su hambre. Mo las mismas personas, sino el mismo pueblo.
90
O 6 En cada fiesta de Pascua, Pilato ponía en libertad a un preso, a elección del pueblo. 7 Uno, llamado Barrabás, había sido encarcelado con otros revoltosos que, en un motín, habían causado muerte de personas. 8 El pueblo, pues, subió y empezó a pedir la libertad de un preso, como era la costumbre. 9 Pilato preguntó: «¿Quieren que ponga en libertad al rey de los judíos?» 10 (Porque se daba cuenta que los jefes de los sacerdotes habían entregado a Jesús por envidia.) ii Pero ellos incitaron al pueblo para que pidiera la libertad de Barrabás. 12 Pilato les dijo: «¿Qué hago con el que ustedes llaman rey de los judíos?» 13 El pueblo gri- He 3,14 tó de nuevo: «¡Crucifícalo!» 14 Pilato contes- 13,28 tó: «¿Qué mal ha hecho?» Pero los gritos fueron cada vez más fuertes: «¡Crucifícalo!» 1 5 Pilato quería dar satisfacción al pueblo. Por eso dejó libre a Barrabás y, después de haber hecho azotar a Jesús, lo entregó para que fuera crucificado.
91 una caña, lo escupían y luego, arrodillándose, le hacían reverencias. 20 Después de burlarse de él, le sacaron la capa roja y le pusieron sus ropas. Entonces lo crucificaron • 21 Entonces los soldados sacaron fuera a Jesús para crucificarlo. Al salir, se encontraron con Simón de Cirene (padre de Alejandro y de Rufo), que volvía del campo, y lo obligaron a llevar la cruz de Jesús. 22 Llevaron a Jesús al lugar llamado Gólgota o Calvario, ¡o que significa «Sitio de la calavera». 23 Le dieron vino mezclado con mirra, Pro 31,6 pero él no lo bebió. 24 Lo crucificaron y se Sal 22,19 repartieron sus ropas, sorteándolas entre ellos. 25 Eran como las nueve de la mañana cuando lo crucificaron. 26 Pusieron una inscripción con el motivo de su condenación, que decía: «El rey de los judíos.» 27 Junto con Jesús crucificaron a dos ladrones, uno a su derecha y otro a su izquierda. 28
A J e s ú s le ponen la corona de espinas (Mt 27,27; Jn 19,1) 16
Los soldados lo llevaron al patio interior, llamado pretorio, y llamaron a todos sus compañeros. 1 7 L o vistieron con una capa roja y colocaron sobre su cabeza una corona trenzada con espinas. 18 Después, se pusieron a saludarlo: «¡Viva el rey de los judíos!» 19Y le golpeaban la cabeza con Los dirigentes entregaron a Jesús por envidia, y también porque el Evangelio es subversivo respecto a todo sistema que se defiende a sí mismo en vez de servir a la gente. El pueblo, a su vez, entregó a Jesús cuando lo pusieron en la balanza para calcular lo que valía, junto con Barrabás, el agitador político. Porque Jesús proponía un camino de liberación que exige tiempo, responsabilidad y sacrificios. Barrabás, en cambio, era el ejemplo de la violencia irresponsable, que arrastra a los mediocres porque satisface el espíritu de venganza. El pueblo judío pidió la muerte de Jesús. No todos, por supuesto, pero hay una responsabilidad colectiva. En cualquier grupo, el mal que hacen algunos atañe a todos, porque no fueron lo suficientemente valientes, o inteligentes, o empeñosos para impedirlo. Los evangelistas culpan al pueblo judío, y tenían el derecho de hacerlo, porque ellos mismos eran judíos. Es que un verdadero creyente se acusa primero a sí mismo y a los de su grupo. Cuando, varios siglos después, los pueblos que se llamaban cristianos persiguieron a los judíos llamándolos asesinos de Cristo, cometían una hipocresía. Ellos mismos estaban asesinando a Cristo en la persona de aquellos innumerables inocentes que mataban o quemaban por no haberse sometido al rey o a la religión. Los judíos fueron los asesinos de Dios porque les tocó recibirlo. Pero, en cualquier otro pueblo donde hubiera venido el Señor, lo habríamos matado igual en nombre de Dios y de nuestras leyes.
Así se cumplió la Escritura, que dice: Y is 53,12 fue contado entre los malhechores.
marcos 15 29
Los que pasaban lo insultaban, mo- sai22,e viendo la cabeza y diciendo: «Tú, que des- Job 16,4 truyes el Templo y lo levantas en tres días, 3 0 sálvate a ti mismo y baja de tu cruz.» 31 Asimismo, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley se burlaban de él y decían entre ellos: «Salvó a otros, y a sí mismo no puede salvarse. 3 2 Q u e ese Cristo, ese rey de Israel, baje ahora de la cruz para que lo veamos y creamos.» Y también lo insultaban los que estaban crucificados con él. La muerte d e J e s ú s (Mt 27,45; Le 23,44; J n 19,28)
O 33 Llegado el mediodía, se oscureció Ame,9 todo el país hasta las tres de la tarde, ^ y a esa hora Jesús gritó con voz fuerte: «Eloí, Eloí, ¿lama sabactani?», que quiere decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has Sal 22,2 abandonado?» 35 Entonces algunos de los Le 23,46 que estaban allí dijeron: «Está llamando a Elias.» 36 Uno de ellos corrió a mojar una esponja en vino agridulce, la puso en la punta de una caña y le ofreció de beber, di-
Pero a Jesús nadie podía quitarle la vida; estaba toda en él y la entregó en el momento que quiso. Los oyentes quedaron asombrados: ¿ 9 ^ ° de vencido o de vencedor? Hay muertos que dividen a las familias; también hay muertos que reconcilian. La cruz en que Jesús muere se compone de dos palos, uno hacia el cielo, el otro horizontal: Jesús, colgado entre cielo y tierra, reconcilia a los hombres con Dios y a los hombres entre sí. Reconciliación con Dios para todos aquellos que reconocen en su muerte la prueba más grande del amor de Dios por nosotros. Entonces deponen el miedo a Dios y comprenden que no estamos sometidos a un destino ciego, sino bajo los cuidados del amor de Dios. Y se desgarra la cortina que cerraba el Santuario del Templo. Este hecho milagroso significa que Dios ya no está en ese lugar al que ningún mortal podía entrar, ha salido de su temible sacrario y se da a conocer a todos en su Hijo herido, es cierto, por el pecado, pero más herido todavía por la pasión que siente por nosotros. Reconciliación entre los hombres. Hasta que vino Jesús, Dios no había empezado a levantar las barreras que dividían a los pueblos, y se había conformado con actuar dentro de uno solo de ellos, el pueblo judío. Pero, en adelante, todos los hombres serán llamados a entrar al pueblo de Cristo (Ef 2,11-16). Anteriormente, cada pueblo tenía su religión y sus ritos propios. En adelante, la base de la fe será el conocimiento de Jesús, y de Jesús crucificado. Mirándolo a él, los hombres se unirán a pesar de estar divididos por tantas diferencias. Este hombre era Hijo de Dios. El capitán romano reconoce que Jesús era un justo (Le 23,47), o sea, un hombre fuera de lo común. Pero Marcos intencionalmente pone en su boca las palabras «era Hijo de Dios», pues este oficial paLA RECONCILIACIÓN gano representa a las naciones paganas que reconocerán O Eioí, Eloí, ¿lama sabactani? Este es el comienzo de un en el crucificado al Hijo de Dios. Varias veces Jesús insistió en que no lo proclamaran Hijo salmo que empieza con un grito de desesperación y termide Dios (Me 1,44). Es que los hombres no pueden saber na con la certeza del triunfo. Contiene muchas alusiones a quién es Dios y tampoco lo que significa para Jesús ser el la pasión de Jesús. Hijo de Dios (Mt 11,27), mientras no han visto morir a JeEl grito de Jesús al morir encierra un misterio, pues un sús y no han creído en su Resurrección. Ver Rom 3,24. crucificado moría agotado y asfixiado: no podía gritar así.
• A pesar de que Jesús nunca buscó la muerte, desde el comienzo de su existencia la habla aceptado en esta forma tan atroz por dos razones. Primero para manifestar al Padre su total abandono como Hijo o, con otras palabras, para deponer en manos del Padre todo lo que habfa recibido de él. Luego, para que toda la humanidad descubriera junto a él, el camino que nos lleva a Dios. Su muerte tan dolorosa y humillante no era para apaciguar un Dios ofendido por los hombres (Dios no es orgulloso ni reclama sus derechos). Pero su sacrificio sin reserva sería, dentro de la humanidad, la semilla del amor perfecto. A diferencia de lo que pasa con las sociedades y los gobernantes que sacrifican egoistamente a otros, el sacrificio voluntario de Jesús lo lleva, y nos lleva a nosotros a la Resurrección. Jesús ha conocido las burlas, torturas y malos tratamientos que son la suerte de los condenados en todos los países del mundo, cuando policías y soldados ya no reconocen en ellos a hombres libres y hermanos suyos. Sin embargo, el hecho de azotar a Jesús según la ley romana, no era muestra de crueldad. Pues, debido a la pérdida de sangre, y agotado por los latigazos, el condenado no tardaba tanto en morir en la cruz, acortándose así su agonía. El condenado, suspendido de los brazos, se asfixia. Para poder respirar tiene que apoyarse en los pies y en los brazos, reavivando con eso el dolor insoportable del clavo fijado en medio de los pies y de las muñecas. Cuando ya no tiene fuerzas para hacer este esfuerzo, muere asfixiado. El vino agridulce era la bebida de los soldados romanos. La mirra adormece los nervios. Jesús rehusó lo que podía calmar sus dolores.
marcos 16 ciendo: «Déjenme, a ver si viene Elias a bajarlo.» 3 7 Pero Jesús, dando un fuerte grito, expiró. He6 6,f9 3 8 E n seguida la cortina que cerraba el 93 santuario del Templo se partió en dos, de arriba abajo, 39 y el capitán romano que estaba frente a él, al ver cómo había expirado, dijo: «Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios.» 40 Unas mujeres miraban de lejos. Entre MC 6,3 ellas, María Magdalena, María, madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé. 41 Ellas lo seguían y lo servían cuando estaba en Galilea. Con ellas había otras más, que habían subido con Jesús a Jerusalén.
Jesús es sepultado ot 2122 + 4 2 H a D ' a caído la tarde y, como era la víspera del sábado, 4 3 alguien tuvo la valentía de ir donde Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús. Era José, del pueblo de Arimatea, miembro respetable del Consejo Supremo, que esperaba también el Reino de Dios. 44 Pilato se extrañó de que ya hubiera muerto, y llamó al capitán para saber si realmente era así. 4 5 El lo confirmó, y Pilato entregó el cuerpo de Jesús. 4 6 J o s é bajó el cuerpo de la cruz y lo envolvió en una sábana que había comprado. Después de ponerlo en un sepulcro que estaba cavado en la roca, hizo rodar una piedra grande a la entrada de la tumba. 4 7 María Magdalena y María, madre de José, estaban ahí mirando dónde lo depositaban. + José de Arimatea se apresuró a pedir el cuerpo de Jesús para enterrarlo, pues la religión ordenaba que los cadáveres de los condenados fueran sepultados antes de la noche (Deut 21,22), y con mayor razón en ese día que era una fiesta importante. El sepulcro de que se habla estaba en la pendiente del cerro. Se entraba por una puerta muy baja, que debía ser cerrada con una gran piedra redonda, como de molino. Como la semilla que se siembra en la tierra, el cuerpo de Jesús es sepultado para que surja la criatura nueva (Rom 6,35). Ver también comentario de Mt 27,52. LA FE.-JESÜS HA RESUCITADO O La vida de Jesús termina con este descubrimiento del sepulcro vacío. En la última página se dará una breve reseña de las más importantes manifestaciones de Jesús después de su muerte, pero ya no es el Jesús de la tierra, sino el Resucitado, nacido nuevamente del Padre para no morir más, según dice el Salmo: Tú eres mi Hijo, hoy mismo yo te he dado la vida. Jesús ha resucitado. Los evangelios relatan los hechos que sucedieron después de su muerte y nombran a los testigos que lo vieron resucitado. ¿Podemos creerles? Nos gustaría tener relatos más detallados para apoyar nuestra fe. Pero, a fin de cuentas, aun cuando se publicaran diez mil entrevistas de personas que sostengan haber visto a Jesús, y
Resucitó: no está aquí (Mt 28; Le 24; J n 20)
"I £L i Cuando pasó el sábado, fMaría
O *• ** Magdalena, María, madre - . -de Santiago, y Salomé compraron aromas para embalsamar el cuerpo. 2 Y muy temprano, en ese primer día de la semana, llegaron al sepulcro apenas salido el sol. Se decían unas a otras: 3 «¿Quién nos removerá la piedra del sepulcro?» 4 Pero, cuando miraron, vieron que la piedra había sido echada a un lado, y eso que era una piedra muy grande. 5 Al entrar en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, vestido enteramente de blanco, y se asustaron. 6 Pero él les dijo: «No se asusten, ustedes buscan a Jesús Nazareno, el que fue crucificado. Resucitó; no está aquí; éste es el lugar donde lo pusieron, ¿no es cierto? 7 Ahora bien, vayan a decir a Pedro y a los otros discípulos que Jesús se les adelanta camino de Galilea. Allí lo verán tal como él se lo dijo.» 8 Entonces las mujeres salieron corriendo del sepulcro. Estaban asustadas y asombradas y no dijeron nada a nadie, de tanto miedo que tenían.
marcos 16
93
92
Jn 11,38
He 1,10 Ap7,9
a anunciárselo a los que habían sido compañeros de Jesús y que estaban tristes y lo lloraban. ' l Pero al oírle decir que vivía y que lo había visto, no lo creyeron. u 24,13 12 Después Jesús se apareció bajo otra figura a dos de ellos, cuando iban al campo. 13 Estos volvieron a contárselo a los demás, pero tampoco los creyeron. u 24,36 i 4 Por último, Jesús se apareció a los 1 co 151' once discípulos cuando estaban comiendo. Jesús los reprendió por su falta de fe y su porfía en no creer a los que lo habían visto resucitado. • 15 Y les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la crea-
,6
ción. E1 que crea y se bautice se salvará. H«2,36 El que se resista a creer se condenará. 17 Y 18,31 estas señales acompañarán a los que crean: He 8,7 en mi Nombre echarán los espíritus malos, H¿ hablarán en nuevas lenguas, 18 tomarán con sus manos las serpientes y, si beben algún veneno, no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y los sanarán.» 19 Así, pues, el Señor Jesús, después de hablar con ellos, fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. 20 Y los discípulos salieron a predicar por todas partes con la ayuda del Señor, el cual "'1;! confirmaba su mensaje con las señales que 1 Co u-2 lo acompañaban.
He 2,23 3,15 4,10
Breve conclusión del Evangelio C> 9 Jesús, que resucitó en la madrugada del primer día de la semana, se apareció Jn 20,18 primero a María Magdalena, de la que había echado siete espíritus malos. i° Ella fue fotos en colores para comprobar sus afirmaciones, siempre habría lugar para la duda. Pues a él no lo vemos, no lo encontramos: ¿dónde está? Dudamos, no porque falten los testimonios, sino porque la cosa nos queda demasiado grande. ¿Cómo creer que los escándalos y el sufrimiento de la humanidad terminan en una resurrección? Quedan, sin embargo, los testimonios y resisten muy bien la crítica moderna. Todo, pues, es cuestión de fe y creen aquellos que su propia experiencia dispone para entrar en esta verdad que es la Verdad última: Dios Vivo ama y resucita a los hombres. Creen aquellos que han entendido que Dios se da a conocer en las pruebas y saben que devuelve la esperanza en el momento en que todo parecía perdido. Por eso reconocen en Cristo el modelo del hombre y entienden que él debía pasar por el sufrimiento antes de llegar a la gloria. Estos, pues, comprenden por dónde van las cosas de Dios y, por esto, creen en los testigos de Cristo resucitado. No es más difícil creer en la Resurrección de Jesús que creer en sus palabras: los dos van juntos. El que cree ha vencido el mundo, dice el apóstol Juan. Esto significa que ha superado el falso sentido que la mayoría de la gente da a su existencia por no conocer todavía el amor de Dios. El que cree ha vencido también el temor que siente cada uno de nosotros, cuando hay que arriesgarse por caminos desconocidos, cuando hay que dejar las luces de nuestra razón para ponemos en manos de Dios.
O En el versículo 8, de improviso, el Evangelio de Marcos se interrumpe. Esperábamos el encuentro de Jesús con sus apóstoles en Galilea, pero no viene. ¿Por qué? No lo sabemos. Solamente^ está, en forma de conclusión, una breve reseña de las principales apariciones de Jesús resucitado. Anuncien el Evangelio a toda la creación. Es la semilla que se sembrará en el mundo y producirá frutos a su debido tiempo, en todos los campos de la actividad humana. Los que se salvan no son «almas», ni individuos aislados. Los que han sido renovados por el bautismo anuncian el Evangelio a la creación en todas sus actividades y trabajos, siendo el fermento que transforma la historia de la humanidad. • EL NOMBRE DE JESÜS Al resucitar Jesús, su naturaleza humana empieza a participar plenamente de la Gloria divina. Jesús es ahora Hijode-Dios-con-Poder (Rom 1,1). Ahora Jesús nos pide creer en su Nombre, o sea, en el poder divino que acaba de recibir y que actúa en él. El Nombre es una palabra que significa poco para nosotros, pero, para los judíos, significaba la presencia activa de Dios. Este término permitía hablar de Dios en forma más familiar. Por ejemplo, la Biblia no dice que Dios caminaba con los hebreos hacia la Tierra Prometida (sabemos que Dios no va caminando); en cambio dice que su Nombre (Núm 6,27) o su Rostro (Ex 33,14), o su Ángel (Ex 23,23) estaba en medio de ellos. Dios no podía encerrarse en un Templo de piedras, pero la Biblia decía que su Nombre residía en ese lugar para desde ahí bendecir todas las actividades de su pueblo (1 R 8,27 y 29). El Nombre, pues, significaba el Poder o la Presencia di-
vina. Y Pablo dice que Jesús resucitado ha recibido este Nombre que supera todo otro nombre (Fil 2,9). Dios Padre se lo ha comunicado, y Jesús, que lo recibe del Padre, no es menos que él: todo lo que es del Padre es ahora suyo. Jesús no recibe solamente un título o una gloria divina, pues la Gloria divina no podría darse a ningún otro que a Dios: si él recibe un título divino (ya anunciado en Is 9,5), es porque, en realidad, ya recibió del Padre la Divinidad, o sea, su mismo Ser divino. Jesús, pues, es Dios igual que el Padre, pero lo es de un modo diferente porque todo lo recibe del que todo lo tiene. Por eso, también está escrito que su Nombre es El Hijo (Heb 1,4). Y cuando nosotros nos dirigimos al Padre invocando el Nombre de Jesús, esto es mucho más que amparamos con sus méritos (Heb 5,9) o valemos de su poderosa intercesión (Heb 7,25): en el Nombre de Jesús nos presentamos como hijos, sabiendo que Dios nos abraza en el mismo amor paterno que tiene a su muy Amado (Ef 1,6). En adelante, el Señor Jesús, con poder divino, se somete poco a poco la historia de los hombres y el recorrido personal de cada uno de nosotros. Los discípulos son enviados al mundo para sanarlo y santificarlo. Los milagros y sanaciones no son el fin, sino señales y medios: el fin de la evangelización es que toda la creación se reúna en tomo a la Persona del Hijo de Dios hecho hombre, por obra de su Espíritu actuando en los bautizados. «No teman», nos dice Jesús, «mi Iglesia no es un refugio contra el mundo, sus seducciones y sus problemas, sino que, al bautizarse, cada uno de ustedes empieza a ser apóstol». Estas señales acompañarán a los que crean. Los Hechos de los Apostóles mencionan precisamente estas señales o milagros. Hoy se siguen verificando, con otras más, en todos los lugares en que los cristianos toman en serio su misión de evangelizar la creación.
lucas t
95 12
jue 6 22 Dn ¿17 d
0
Zacarías, al verlo, se turbó y tuvo mie-
,
13 El ángel le dijo entonces: «No temas, Zacarías, porque tu oración ha sido escuGen 17,19 chada, y tu esposa Isabel te dará un hijo al Jue 13,3 que llamarás Juan. 14 Grande será tu felicidad, y muchos se alegrarán con su naci15 1 R 17,1 miento, porque tu hijo ha de ser grande Núm 6,3 Jue 16.17 ante el Señor. *No beberá vino ni licor, y estará lleno del Espíritu Santo, ya desde el 1.41 16 Jer 1,5 seno de su madre. Hará que muchos hijos de Israel vuelvan al Señor, su Dios, 17 y lo verán caminar delante de Dios con el esMal 2,6 píritu y el poder del profeta Elias para reMal 3,1 conciliar a los padres con los hijos. Hará MI 11,14 que los rebeldes vuelvan a la sabiduría de Mal 3,24 Is 40,3 los buenos, con el fin de preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.» 18 Zacarías dijo al ángel: «¿Cómo puedo Anunciación a María creer esto? Yo ya soy viejo y mi esposa tam- La (Mt 1,18) D> 8,16 bien.» 19 El ángel contestó: «Y yo soy Ga9,21 fue briel, el que está delante de Dios. He sido 26 En el sexto mes, el ángel Gabriel 27 enviado para hablar contigo y comunicarte enviado por Dios a una joven virgen que esta buena noticia, pero tú no has creído vivía en una ciudad de Galilea llamada NaGen 15,1 Dn 10,12
"1 i Varias personas han tratado de •*• narrar las cosas que pasaron entre nosotros, 2 a partir de los datos que nos entregaron aquellos que vieron y fueron testita 8.25 gos desde el principio y que, luego, se han hecho servidores de la Palabra. 3 Siendo así, también yo he decidido investigar hasta el origen de esta historia, y He 1,1 componer para ti, excelente Teófilo, un relato ordenado de todo. "Con esto, todas aquellas cosas que te han enseñado cobrarán plena claridad.
Era un sacerdote del grupo de Abías. La esposa de Zacarías se llamaba Isabel y era descendiente de una familia de sacerdotes. 6 Zacarías e Isabel eran personas realmente buenas a los ojos de Dios: vivían de acuerdo a todos los mandamientos y leyes Gen 11, del Señor. 7 No tenían hijos, porque Isabel 25, no podía tener familia, y ambos eran ya de Jue29,13 1 Sam 1 avanzada edad. 8 Mientras Zacarías estaba sirviendo en el Templo, delante de Dios, según el orden de su grupo, aecharon suerte según la costumbre, y fue designado para entrar en el santuario del Señor y ofrecerle el incienso Un ángel anuncia de la tarde. 10Y, mientras el pueblo permael nacimiento de Juan Bautista necía afuera en oración, n se le apareció el O 5 En tiempos de Herodes, rey de Judea, ángel del Señor. El ángel estaba de pie a la MI 1,20 1 cnsn 4,io hubo un hombre que se llamaba Zacarías. derecha del altar del incienso. +
INTRODUCCIÓN Lucas, médico sirio, se convirtió a la fe cristiana cuando los primeros misioneros salieron de las comunidades de Jerusalén y de Cesárea para llevar el Evangelio más allá de las fronteras del país judío. Luego dejó su patria para acompañar al apóstol Pablo. Llegó a R o m a , capital del mundo entonces conocido. Ahí permaneció durante dos años por lo menos y se encontró con Pedro y Marcos, que predicaban entre los cristianos de R o m a . Cuando escribió su Evangelio, como en el año 70, tenía a la vista varios escritos, que contenían hechos y milagros de Jesús, los mismos que usaron Marcos y Mateo; pero también había recogido en sus viajes otros relatos que provenían de los primeros discípulos de Jesús y que guardaban las iglesias más antiguas de Jerusalén y de Cesárea. De ahí provienen esos dos primeros capítulos de su Evangelio que nos hablan de la infancia de Jesús, a partir de datos que debió de proporcionar su madre, María. Lucas era de cultura griega y escribía para griegos. No reprodujo varios datos de Marcos, que se referían a leyes y costumbres judías, poco entendibles para sus lectores. Lucas veía en el Evangelio la fuerza que reconcilia a los hombres con Dios y a los hombres entre sí. Por eso se preocupó por transmitirnos las parábolas de la misericordia y las palabras que condenan el dinero, factor de división entre los hombres. Asimismo, notó el trato tan sencillo de Jesús con las mujeres, que el mundo mantenía totalmente marginadas.
en mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo.20 Por esto, quedarás mudo hasta el día en que se realice todo esto que te he dicho.» 21 El pueblo esperaba a Zacarías y se extrañaban porque tardaba tanto en salir del Santuario.22 Cuando Zacarías salió, por fin, no podía hablarles. Comprendieron, pues, que había tenido alguna visión en el Santuario. El hacía gestos y no conseguía hablar. 23 Al terminar los días de su servicio en el Templo, regresó a su casa, 24 Días después, Isabel, su esposa, quedó esperando familia. Durante cinco meses permaneció retirada, pensando:25 «Esta es una bondad 21,6 del Señor para conmigo: quiso liberarme de cen 181,10 esta humillación que llevaba ante todos.» Is 4.1
+ Lucas dedica su libro a Teófilo. A lo mejor éste era un cristiano de situación acomodada y, según la costumbre de esa época (en que no existia la imprenta), Lucas le da su manuscrito para que Teófilo lo haga copiar en varios ejemplares a sus expensas, para el uso de las comunidades cristianas. A Teófilo también dedicará el libro de los Hechos de los Apóstoles. Lucas dice que verificó personalmente la exactitud y la seriedad de los relatos que usó para su evangelio. Pues la historia no se escribe a partir de rumores y leyendas. Pero hay algo más importante: Lucas se da cuenta que el paso de Jesús entre los hombres va a cambiar la historia del mundo. Muchas veces hablamos de la fe cristiana como si fuera solamente el medio de salvar nuestra alma o de ir al cielo, o de tener ánimo en las dificultades de la vida. Olvidamos que Cristo vino para salvar al mundo y no solamente a las almas. O En tiempos de Herodes. Este fue el último rey de los judíos. Cuando murió, el país perdió su autonomía. Puesto que Dios había prometido no abandonar a la nación judía, o bien había fracasado el plan de Dios, o bien algo nuevo iba a surgir. Pero los comienzos siempre son cosas humildes y no figuran en la primera página de los periódicos. Zacarías era sacerdote. En el pueblo judío, uno no era sacerdote a consecuencia de una decisión personal, sino por derecho de familia. Había cierto número de familias sacerdotales, llamadas descendientes deAarón, y todos los varones de dichas familias eran sacerdotes de padres a hijos. Tenían el privilegio y el deber de cumplir de cuando en cuando las funciones del culto en el Templo de Jerusalén, pero el resto de su tiempo trabajaban como cualquier otro ciudadano. Isabel no podía tener familia. Igual que Sara, Rebeca y Raquel, ilustres antepasadas del pueblo de Israel, y que Ana, madre del profeta Samuel, para que así se hicieran más evidentes la bondad y el poder de Dios con los humildes y despreciados (1 Sam 1). Tu oración ha sido escuchada. Zacarías había deseado un hijo, pero ya no lo esperaba. Eso sí, acababa de pedir en el Templo la salvación que Dios daria a su pueblo. Se le promete lo uno y lo otro.
No beberá vino. En Israel eran numerosos los hombres que se consagraban a Dios de esta manera: no se cortaban el pelo ni bebían bebidas alcohólicas y se apartaban del mundo por un tiempo (Núm 6). Los llamaban nazireos. Pero el hijo de Zacarías debe ser nazireo desde el seno de su madre, y hasta el fin de su vida, como había sido el caso de Sansón (Jue 133). El que será Juan Bautista recibe como misión de predicar la penitencia, y su misma existencia será un modelo de austeridad (Me 1,6). En esto se opondrá a Jesús que, fuera de períodos excepcionales, como su ayuno en el desierto, vive la existencia de todos y no pide a sus discípulos ayunos especiales (Le 7,33-34). A continuación, el ángel indica cuál será la misión de Juan, hijo de Zacarías: caminará con el espíritu y el poder de Elias. Vemos en la Biblia que, después de la desaparición de Elias, llevado al Cielo en un carro de fuego (2 R 2,11), la comunidad creyente se preguntó bastante sobre el significado de este hecho tan fuera de lo común, y llegaron a pensar que, lo mismo como Elias había actuado en un tiempo de crisis religiosa para traer de vuelta a la fe a su pueblo, así también vofverfa del cielo antes de la venida de Dios salvador, para restablecer la fidelidad del pueblo. El presente texto se refiere a esta esperanza del pueblo de Israel: no se debía pensar que Elias volvería personalmente del cielo, como parecía decir Mal 4,23. Más bien sería Juan Bautista el que actuaría con el espíritu de Elias para conseguir una reconciliación de todos mediante la justicia y la fidelidad a la ley de Dios. Así comienza la Buena Mueva en un rincón del mundo, con una pareja de ancianos que no tuvieron hijos, porque no hay nada imposible para Dios, y lo primero que debemos hacer es creer en sus promesas. LA VIRGEN MARÍA O ¡Cómo respeta Dios a los hombres! No Ion salva sin que ellos mismos lo quieran. El Salvador ha «Ido deseado y acogido por una madre. Una jovenclta acepta libre y conscientemente ser la servidora del Sertor y llega a ser Madre de Dios. El nombre de la virgen ere Marta. Dos veces Lucas usa la palabra virgen. ¿Por qué no dijo una joven, o una mucha-
lucas I zaret, y que era prometida de José, de la faMt 1,18 milia de David. Y el nombre de la virgen era María. 28 Entró el ángel a su presencia y le dijo: Ru|24 «Alégrate, llena de gracia; el Señor está EX 3,Í2 contigo.» 29 María quedó muy conmovida cha, o una mujer? Sencillamente porque se refiere a las palabras de los profetas que afirmaban que Dios sería recibido por la virgen de Israel. Durante siglos, Dios había soportado que su pueblo fuera infiel de mil maneras y habla tenido que perdonarles por sus pecados. Pero el Dios Salvador al llegar, debería ser recibido por un pueblo virgen, es decir, que hubiera depuesto sus propias ambiciones para poner su porvenir en manos de su Dios. Dios debía ser acogido con un corazón virgen, o sea, nuevo y no desgastado por la experiencia de otros amores. Incluso en tiempos de Jesús, muchos, al leer la profecía de Isaías 7,14, sacaban la conclusión que el Mesías nacería de una madre virgen. Ahora bien, el Evangelio nos dice: María es la virgen que da luz al Mesías. ¿Cómo podré ser madre? El ángel precisa que el niño nacerá de María sin intervención de José. El que va a nacer de María en el tiempo es el mismo que ya existe en Dios, nacido de Dios, Hijo del Padre (ver Jn 1,1). Y su concepción en el seno de María no es otra cosa que una venida de Dios a nuestro mundo. El Poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Los libros sagrados hablaban de la nube o sombra que llenaba el Templo (1 R 8,10), signo de la presencia divina que cubría y amparaba a la Ciudad santa (Sir 24,4). Al usar esta figura, el Evangelio quiere decir que María pasa a ser la morada de Dios desde la cual obra sus misterios. El Espíritu Santo viene, no sobre su Hijo, sino primeramente sobre ella, para que conciba por obra del Espíritu, como acostumbramos decir, puesto que se excluyó toda intervención de varón. Jesús es concebido en ella por efecto de la total adhesión de María a la Palabra única y eterna del Padre. Jesús ha sido concebido de una madre virgen. Pero María, antes que viniera el ángel, ¿había pensado en consagrar a Dios su virginidad? El Evangelio no da otra precisión al respecto que la palabra de María: no tengo relación con ningún hombre. Recordemos que María está a punto de casarse y ya está comprometida con José, lo que, según la Ley judía, les da los mismos derechos del matrimonio (Mt 1,20). En estas condiciones, sus palabras no tienen sentido, o difícilmente se pueden explicar si María no estaba decidida ya a mantenerse virgen. Mucha gente se extraña ante una tal decisión de María: ¿Cómo pensaría en mantenerse virgen en el matrimonio, especialmente en un pueblo que no valoraba la virginidad? Incluso, en las iglesias no-católicas, muchas personas, al leer en el Evangelio la expresión «hermanos de Jesús», concluyen sin más que María tuvo otros hijos después de Jesús. Ya aclaramos este punto en Me 3,31. Pero lo grave es que esa gente esté tan deseosa de negar la virginidad de María. Virgen debía ser aquella que, desde el comienzo, fue elegida por Dios para recibir a su propio Hijo en un acto de fe perfecta. Ella, que daría a Jesús su sangre, sus rasgos hereditarios, su carácter y su educación primera, debía haber crecido a la sombra del Todopoderoso, cual flor secreta que nadie hiciera suya, y que hubiera renunciado a todo menos al Dios vivo. Y en adelante sería el modelo de todos, pues cualquier creyente, en un grado distinto según la misión de cada uno, renuncia a muchas cosas para arriesgarse en un camino en que la única recompensa es Dios. Para un hombre o una mujer creyente, no es cosa excepcional renunciar definitivamente al sexo. Hay un sin número de ejemplos de jóvenes que, desde muy temprano, han intuido que este camino evangélico es un camino más directo para acercarse mejor a Jesús. ¿Acaso María era menos inteligente que ellos, menos capaz de sentir las cosas de Dios? ¿No podía captar por sí misma lo que dirá Jesús respecto a la virginidad elegida por amor al Reino? Y después
_ _ _ 96 por lo que veía, y se preguntaba qué querría decir ese saludo. 30 Pero el ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. 1 « 3i Vas a quedar embarazada y darás a luz a un hijo, al que pondrás el nombre de J e - MI <2i de ser visitada en forma única por el Espíritu Santo, que es el soplo del amor de Dios, ¿necesitaría todavía las caricias amorosas de José? Si la historia de la Iglesia nos proporciona tantos ejemplos del amor celoso de Dios para quienes fueron sus amigos y sus santos, ¿cómo haría menos para aquella que fue la llena de gracia? ¡¡Qué torpeza inconsciente en las razones chatas de aquellos que no han guardado la tradición de los apóstoles, la cual proclama que María fue y quedó siempre virgen! ¡Qué manera de rebajar las maravillas de Dios a lo que ellos mismos son capaces de comprender y de practicar! EL ANUNCIO
María fue la que participó a la Iglesia primitiva los secretos de la concepción de Jesús. ¿Cómo expresaría una experiencia tan interior, y cómo la relatarían? Pues Dios no suele comunicarse con sus grandes santos y profetas mediante visiones, o, si Jas hay, no es lo más importante. Todo se decide en un encuentro íntimo de persona a persona. El ángel fue enviado. Espíritu enviado por Dios-Espíritu, reflejo de Dios que en la aparición solamente muestra y dice lo que Dios está realizando en el alma de María. Lucas, al escribir, respeta este misterio. Nos señala un nombre, Gabriel, no porque imaginaría los ángeles en forma de hombres y llevando un nombre como nosotros. Este nombre de Gabriel tiene valor de enseñanza en la tradición bíblica. El ángel Gabriel. Según los judíos de aquel tiempo, solamente siete ángeles, más elevados en dignidad, podían entrar a la presencia de Dios, y llamaban Gabriel a uno de ellos, el cual interviene en el libro de Daniel para anunciar la hora de la salvación (Dn 8,16 y 9,24). Así, pues, al hablar de Gabriel, el Evangelio nos da a entender que para María todo empezó con la certeza de estar en el lugar y a la hora en que se decidía la suerte del mundo. Alégrate. Es el llamado gozoso que los profetas dirigían a la «hija de Sión», o sea, a la comunidad de los humildes en espera de la venida del Salvador (So 3,14; Za 9,9). Uena de gracia. La palabra que usa el Evangelio significa en forma precisa: amada y favorecida. Otros habían sido amados, elegidos, favorecidos; pero aquí viene a ser como el nombre propio de María. Estas palabras la impresionaron muchísimo. Pero no se habla de miedo, como en el caso de Zacarías (1,12). Pues desde el primer momento en que se había despertado el espíritu de María, estaba consciente de la presencia de Dios que inspiraba todas sus decisiones, así que la comunicación divina no le produce ahora temor. Pero sí le impresiona la sentencia divina que le revela su vocación sin par. Vas a quedar embarazada. Ya dijimos que esta frase se refiere a la profecía de Is 7,14. Isaías anunciaba al que sería Emanuel, o sea: Dios-con-nosotros; María lo nombrará Jesús, que significa: salvador. Gobernará por siempre el pueblo de Jacob (o sea el pueblo de Israel). Es una manera de decir que Jesús es el Salvador, descendiente de David, anunciado por los profetas: 2 Sam 7,16; Is 9,6. Será grande, sin más, y no grande ante Dios como se dice de Juan Bautista, que no era más que hombre (1,15). Hijo del Altísimo e hijo de David: estos dos calificativos designaban al Mesías o Salvador esperado (2 Sam 7,14; Sal 2,7). Debido a eso se precisó que José era de familia de David: ver comentario de Mt 120. LA SERVIDORA DEL SEÑOR Yo soy la servidora del Señor. Con estas palabras, María no se rebaja en un gesto de falsa humildad; expresa más
lucas 1
97 .—_
sus. 32 Será grande, y con razón lo llamarán: Hijo del Altísimo. Dios le dará el trono 2 S 7,16 is 9,6 de David, su antepasado. 33 Gobernará por Dn 7,14 siempre el pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás.» 34 María entonces dijo al ángel: «¿Cómo podré ser madre si no tengo relación con ningún hombre?» Mt 1,20 35 Contestó el ángel: «El Espíritu Santo Is 11,1 descenderá sobre ti y el Poder del Altísimo Núm 9,16 te cubrirá con su sombra; por eso tu hijo He 3.14 será Santo y con razón lo llamarán Hijo de 4,34 Dios. 36 Ahí tienes a tu parienta Isabel: en su vejez ha quedado esperando un hijo, y la que no podía tener familia se encuentra Gen 18,14 ya en el sexto m e s del embarazo. 37p a ra Dios, nada será imposible.» 38 Dijo María: «Yo soy la servidora del Señor; hágase en mí lo que has dicho.» Después de estas palabras el ángel se retiró. María visita a s u prima Isabel • 39 Por esos días, María partió apresuradamente a una4 ciudad ubicada en los cerros de Judá. ° Entró a la casa de Zacarías y saludó a Isabel. 41 Al oír Isabel su sabien su fe y su entrega. De ella va a nacer el que es a la vez el servidor anunciado por los profetas (Is 42,1; 50,1; 52,13) y el Hijo único (Hebr 1). Muchos se equivocan con esta palabra servidora hasta tal punto que ven a Dios como un todopoderoso que usa de sus servidores para sus propios fines sin detenerse en mirarlos y amarlos. Para ellos, Dios decaería de su grandeza si diera a María una responsabilidad verdadera en la Encamai ción de su Hijo y; la hiciera digna de su hijo. Según ellos lo propio de Dios es de decidir, de actuar y de crear sin nosotros, que sólo somos sus instrumentos; luego Dios solo necesitaba de María para dar un cuerpo humano a su Hijo. Pero esto es muy contrario al espíritu de la Biblia que realza los esfuerzos de Dios por convivir con los hombres (Dt 4,7; Pro 831). Dios no necesitaba una servidora para fabricar-un cuerpo humano, sino que buscaba una madre para su Hijo y, para que María lo fuera de verdad, era necesario que Dios la hubiera mirado con amor antes que a cualquier criatura. Por eso se le dijo: Uena de gracia. Llamamos gracia a ese poder que tiene Dios para sanar nuestro espíritu, para infundir en él la disposición para creer, hacer que sintonicemos con la verdad y que el gesto de amor verdadero nazca de nosotros en forma a la vez espontánea e inesperada. Llamamos gracia a eso que se desprendió del Dios vivo para germinar en nuestra tierra: is 45,8; Sal 85,11. María es realmente llena de gracia, porque Jesús nació de ella tal como nace del Padre. No es hijo de ella solamente por la carne, hijo extraño a su madre, como creen los protestantes, sino hijo de su alma y de su fe, por ser ella la servidora del Señor, la que creyó (Le 1,45) y en la que Dios hizo cosas grandes (Le 1,49). Por eso la Iglesia entiende que María ocupa un lugar único en la obra de nuestra salvación. Ella es la maravilla única que Dios quiso realizar en los comienzos de una humanidad reformada a su semejanza. Al lado del Hijo de Dios hecho hombre, ella es la criatura que Dios elevó y acercó a sí mismo para poder, en ella, comunicarse al mundo. Al lado de Cristo, nuevo Adán (Rom 6,14 y 1 Cor 15,45) ella es la
ludo, el niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo 4 2 y exclamó en \.\* alta voz: «¡Bendita eres entre todas las m U - Juo 5,24 jeres y bendito es el fruto de tu vientre! Jd " 3,e 43 ¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? -^ Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas. 45 ¡Dichosa por haber creído que de cualquier manera se cumplirán 1,20 Jn 20,29 las promesas del Señor!» María dijo entonces: 46
Celebra todo mi ser la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en el Dios que me salva, 47 porque quiso mirar la condición humilde de su esclava, 48 en adelante, todos los hombres dirán que soy feliz. "9 En verdad el Todopoderoso hizo grandes cosas para mí, reconozcan que Santo es su Nombre 50 que sus favores alcanzan a todos los que le temen y prosiguen en sus hijos. verdadera Madre de los vivientes, la Mujer de la nueva creación que se contrapone a Eva pecadora. LOS HUMILDES
• María, respondiendo a la invitación discreta del ángel, ha ido a compartir su alegría con la anciana Isabel, su prima. Y se cumple lo dicho a Zacarías: «Tu hijo será lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre.» Lo más importante en la historia no es lo más espectacular. El Evangelio prefiere señalar los acontecimientos que fueron portadores de vida. Algunos años después, las muchedumbres judías caminarán hacia Juan Bautista en busca de Salvación, pues reconocerán que Dios le comunicó el fuego de su Espíritu y de su Palabra. Pero nadie se preguntará sobre cómo recibió el Espíritu de Dios. Y nadie sabrá que María, la niña humilde, puso en movimiento los resortes del plan de Dios en aquel día de la Visitación. ¡Dichosa por haber creído! María descubre con gozo que su virginidad es fecunda: ella, que renunció a tener hijos y dar vida, como lo desean todas las mujeres, está comunicando la vida del Espíritu Santo, que es el Espíritu de Jesús. María ha pasado a ser el Templo de Dios. Referente al Canto de María. Ella, tan discreta en el Evangelio, y que no tomará parte en el ministerio de Jesús, es la que proclama la revolución histórica ya empezada con la ve-. nida del Salvador — misericordia de Dios que cumple sus promesas, — vuelco de las condiciones humanas. Lo recordaba Martín Luter King, emancipador de los negros: «Aunque muy a menudo no se ve en la Iglesia más que un poder hostil a cualquier cambio, en realidad, ella mantiene un ideal poderoso que empuja a los hombres hada las más artas cumbres y les abre los ojos sobre su propio destino. De los lugares candentes de África hasta los barrios negros del Alabama, he visto a hombres que se levantaban y sacudían sus cadenas. Acababan de descubrir que eran hijos de Dios y que, a los hijos de Dios, se les hace imposible someterse a ningún yugo.»
1 S 2,1
1,25 1 S 1,11
Sal 111,9 Is 57,15 Sal 103,17
lucas 2
_
"" Su brazo llevó a cabo hechos heroicos, arruinó a los soberbios con sus maquinaciones. 52 Sacó a los poderosos de sus tronos y puso en su lugar a los humildes; 53 repletó a los hambrientos de todo lo que es bueno y despidió vacíos a los ricos. 54 EZ 2i,23 De la mano tomó a Israel, su siervo, *%*'?« demostrándole así su misericordia. 55 Esta fue la promesa que ofreció a nuestros padres y que reservaba a Abraham m720 sai «.'si y a sus descendientes para siempre. 56 JOÍ i2,i9
María se quedó cerca de tres meses con Isabel, y después volvió a su casa.
Primeros pasos de Juan Bautista
. 98
carias, lleno del Espíritu Santo, empezó a 2 R u3,15 rezar: 68 Bendito el Señor, Dios de Israel, porque intervino liberando a su pueblo 69 y nos ha suscitado un Salvador 1 s 2,10
de entre los hijos de David su servidor, ^ ñ 70 Así se han realizado sus promesas hechas en el pasado por la boca de sus santos profetas 71 de salvarnos de nuestros enemigos sai 106,10 y del poder de aquellos que nos odian. 72 Así demuestra ahora la bondad que tuvo con nuestros padres, y así se acuerda de su santa alianza, Lev 26^2 73 pues a Abraham, nuestro padre, le prometió librarnos Gen 26,3 de las manos de nuestros enemigos, 74 para que le sirvamos sin temor, m 4,10 haciéndonos perfectos 75 y siendo dignos de él a lo largo de toda nuestra vida. 76 Y tú, pequeño niño, serás el profeta del Altísimo pues llegarás primero que el Señor para prepararle el camino, 77 para enseñar a su pueblo lo que será la salvación cuando se les perdonen sus pecados. 78 Todo será por obra de la tierna bondad de nuestro Dios NÉÍZÜIT m 3,2 que nos trae del cielo la visita ° del Sol que se levanta 79
O 57 Cuando58a Isabel le llegó su día, dio a luz a un hijo. Sus vecinos y parientes supieron que el Señor había manifestado su compasión por ella y la felicitaban. 59 Y al G LÍW k" octavo día vinieron para cumplir con el niño el rito de la circuncisión. 60 Querían ponerle por nombre Zacarías, por llamarse así su padre, pero la madre 1,13 dijo: «No, se llamará Juan.» ei Los otros dijeron: «Pero si no 62hay nadie en tu familia que se llame así.» Preguntaron con señas al padre cómo quería que le pusieran. 63 Zacarías entonces pidió una tablilla y espara alumbrar cribió: «Su nombre es Juan», por lo que toa aquellos que se encuentran dos quedaron extrañados. entre tinieblas y sombras de muerte 64 En ese mismo instante se le soltó la y para guiar nuestros pasos lengua y sus primeras palabras fueron para por el camino de la paz. alabar a Dios. 65 Lo que dejó impresionado soY el niño crecía y su espíritu se forta- la9>1 a todo el vecindario, y en toda la región lecía. Permaneció en el desierto hasta el día 7¡J! \AA2 montañosa de Judea se comentaban estos ¿ acontecimientos. 6 6 Y al oírlo la gente se en que se presentó a los israelitas. ponía a pensar y decía: «¿Qué llegará a ser este niño? ¿No se ve la mano del Señor en Jesús nace en Belén él?» O ! En esos días, el emperador dictó 67 Y éste es el cántico que su padre Za- + ** una ley que ordenaba hacer un cenO ¿Qué era la circuncisión? (ver Gen 17). El niño vivió en el desierto. Se trata del desierto de Judá, al lado del Mar Muerto, donde se habían instalado algunas comunidades muy numerosas de creyentes, que esperaban la pronta venida del Salvador. Esos grupos, llamados £senios, se dedicaban a la oración y la meditación de la Biblia. También educaban niños. + El emperador dictó una ley. Los judíos son una nación pequeña sometida al imperio romano, el que reúne muchos pueblos diversos. El censo se hace cuando Quirino es gobernador de Siria. Este dato nos proporciona una fecha bastante precisa: los años 5 6 7 «antes de Cristo», es decir, que
hay un error pequeño en nuestra manera de contar los años «después de Cristo», pues Jesús había nacido antes. Debido al censo, José y María tuvieron que dejar la casa de Nazaret en los días en que debía nacer el niño. Seguramente José, descendiente de David, tenía parientes en Belén, pueblo de David y de su familia, Jesús nace a lo mejor en casa de uno de esos parientes. En los cerros de Palestina abundan ¡as grutas. Muchos hombres tomaban como primer lugar de residencia una de estas grutas. Luego, con el correr del tiempo, construían alrededor una o varias habitaciones con piedras y madera. Las familias campesinas acostumbraban guardar sus animales en la misma casa, en la pieza más rústica. Por faltar espacio
lucas 2
99 2
so en todo el imperio. Este primer censo se hizo cuando Quirino era gobernador de la Siria. 3 Todos iban a inscribirse a sus respectivas ciudades. 4 También José, como s 1613 era descendiente de David, salió de la ciuJn ría dad de Nazaret de Galilea y subió a Judea, a la ciudad de David, llamada Belén, 5 para Mt, 20 inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada. 6 Cuando estaban en Belén, le llegó el día en que debía tener su hijo. 7 Y dio a luz su primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en una pesebrera, porque no había lugar para ellos en la sala común. O 8 En la región había pastores que vivían en el campo y que por la noche se turnaban para cuidar sus rebaños. 9 El ángel del Señor se les apareció y los rodeó de claridad la Gloria del Señor, y fueron presa del temor. 10 Pero el ángel les dijo: «No teman, porque yo vengo a comunicarles una buena nueva que será motivo de mucha alegría para todo el pueblo. n Hoy ha nacido para ustedes en la ciudad de David un Salvador que es Cristo Señor. 12 En esto lo reconoEi 5,23 cerán: hallarán a un niño recién nacido, enen la sala común, José y María se acomodan en la parte donde están los animales. Así lo había previsto el Padre: Jesús se educaría en un verdadero hogar, en una casa en que no faltaría el trabajo ni el pan; pero, en su nacimiento como en su muerte, se parecería a los más abandonados. En esta pobreza voluntaria advertimos el amor de Dios que no teme ninguna humillación, y comprendemos que todas ias comodidades son nada, comparadas con estariquezaúnica que es Cristo en medio de nosotros. Dio a luz a su primogénito. Este término también se usaba entonces para designar a un hijo único; solamente recalcaba que este primer hijo era consagrado a Dios (Ex 13,1). Habían terminado los plazos necesarios para la educación religiosa de la humanidad, por eso Dios enviaba a su Hijo a la tierra para liberamos del temor e introducimos a la religión verdadera. Pues ahora el ángel proclama: Gracia y paz a los hombres. ¡Miren cómo nos quiere Dios; déjense, pues, contagiar por su amor! ¿Por qué seguir con temor? ¿No han comprendido que Dios se hizo niño y que, en adelante, siempre pasará entre nosotros como un niño que no habla ni puede defenderse? ¿Temor a Dios, o más bien alegría y sencillez? ¡Feliz la Madre de Dios! Hoy dio a luz al Salvador de todos los tiempos y, al dar a luz permaneció virgen. —En verdad, Dios no era demasiado grande para María, pues éi mira de lo alto a los orgullosos, pero se hace débil con los humildes. Desde hace veinte siglos ha habido un sinnúmero de desviaciones de la fe: todas desconocen, de una manera u otra, que Dios se hizo verdadero hombre. Decimos que María es madre de Dios, y no solamente madre del hombre Jesús, porque no se puede dividir al Hijo de Dios hecho hombre.
vuelto en pañales y acostado en una pese- 2 tjij i » brera.» 13 De pronto una multitud de seres celestiales aparecieron en torno al ángel, y cantaban a Dios: 14 «Gloria a Dios en lo ¡^12 más alto del cielo, y en la tierra, gracia y paz 52,7 1 u U El 2,14 a los nombres.» u 24,36 19,38 15 Después que los ángeles los dejaron para volver al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: «Vamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos dio a conocer.» 16 Fueron apresuradamente y hallaron a María y José, y vieron al recién nacido acostado en la pesebrera. 17 Entonces contaron lo que los ángeles les habían dicho de este niño 1 8 y todos se maravillaron de lo que decían los pastores. O 19 María, por su parte, observaba cuida- 0n 2.5J dosamente todos estos acontecimientos y m 13:52 los guardaba en su corazón. 2 ° Después los pastores se fueron glorificando y alabando a Dios, porque todo lo que habían visto y oído era tal como se lo habían anunciado. 2 ' Al octavo día, circuncidaron el niño según la Ley, y le pusieron el nombre de Je- Gen 17,12 meros frutos del Evangelio, cuando lo recibimos. En esto lo reconocerán. Reconocerán a Dios que se hizo pobre con nosotros para luego comunicamos sus riquezas. Gracia y paz a los hombres. Esto se traduce a veces equivocadamente: paz a los hombres de buena voluntad. En realidad, Dios es el que nos muestra su buena voluntad (nos da su gracia) sin esperar que hayamos empezado a ser buenos. Por medio de su Hijo, Dios nos ofrece una reconciliación. Toda la predicación de Jesús en sus comienzos será para decir que Dios se ha acercado a nosotros. Después se fueron glorificando a Dios. Mientras el mundo está en la noche, algunos pastores han visto a Dios. ¿Por qué fueron llamados al pesebre? Tal vez para que María y José tuvieran consuelo al ver a los pobres llegar hasta su refugio. También, y más seguramente, porque Dios no tiene alegría más grande que la de darse a conocer. Con el nacimiento de Jesús han empezado tiempos nuevos (los últimos tiempos, como dirán los apóstoles), en que, por una parte, se sigue esperando la salvación del mundo, y, por otra, ya se está gozando de esta salvación. Los pastores fueron los modelos de aquellos que se dedican más a la contemplación. Después de ellos, la Iglesia nunca estará toda en las obras de misericordia o de promoción humana, sino que, con lo mejor de su espíritu, seguirá mirando a Cristo presente en ella, para dar gracias y alegrarse en Dios.
O María observaba estos acontecimientos. Porque cualquier hecho de su vida era para ella una manera de comunicarle Dios sus intenciones. ¡Cuánto más ahora, los acontecimientos que vivía junto con Jesús! Se extrañaba, se admiraba, pero no se desconcertaba. Su fe estaba más allá de cualquier vacilación, pero también a ella le correspondía descubrir lenta y penosamente los caminos de la salvación. O Los rodeó de claridad la Gloria del Señor. Primero les Los guardaba en su corazón hasta que llegaron los días de la Resurrección y de Pentecostés en que se aclararon todos entra el miedo al verse envueltos en el misterio divino. Pero luego se habla de alegría, porque alegría y paz son los pri- los gestos y dichos de Jesús.
lucas 2
100 Su padre y su madre estaban maravillados34por todo lo que decía Simeón del niño. Simeón los felicitó y, después, dijo Jesús es presentado en el Templo a María, su madre: «Mira, este niño debe ser ls 20,17 causa tanto de caída como de resurrección He29 ¿]* O 22 Asimismo, cuando llegó el día en que, para la gente de Israel. Será puesto como ^6 de acuerdo a la Ley de Moisés, debían cum- una señal que muchos rechazarán 35 y a ti plir el rito de la purificación de la madre, lle- misma una espada te atravesará el alma. j„ varon al niño 23 a Jerusalén. Allí lo consagra- Pero en eso los hombres mostrarán clara- 19 2S ron al Señor, tal como está escrito en la mente lo que sienten en sus corazones.» ^ ¡ j Núm"i"í5 Ley: Todo varón primogénito será consa36 Había también una mujer de edad muy grado al Señor. 24 Además ofrecieron el saavanzada, llamada Ana, hija de Fanuel, de LW 12,8 crificio que ordena la Ley: una pareja de tórla tribu de Aser. Tenía ochenta y cuatro tolas o dos pichones. 37 años. Después de siete años de casada, 25 Había en Jerusalén un hombre llama- había perdido muy joven a su marido y, 1 Tm i 5 do Simeón, que era muy bueno y piadoso siendo viuda, no se apartaba del Templo, M¡¡A 5 y el Espíritu Santo estaba en él. 26 Espera- sirviendo día y noche al Señor con ayunos ^|J e ba los tiempos en que Dios atendiera a Is- y oraciones. 38Ella también tenía don de '5 s 6?,2 rael y sabía por una revelación del Espíritu profecía. Llegando en ese mismo momenSanto que no moriría antes de haber visto to, comenzó a alabar a Dios y a hablar del al Cristo del Señor. niño a todos los que esperaban la libera27 Vino, pues, al Templo, inspirado por el ción de Jerusalén. Espíritu, cuando sus padres traían al niñito 39 CIna vez que cumplieron todo lo que para cumplir con él los mandatos de la Ley. ordenaba Ley del Señor, volvieron a Ga28 Simeón lo tomó en brazos y bendijo a lilea, a su laciudad 40 de Nazaret. Y el niño Dios con estas palabras: crecía, se desarrollaba y estaba lleno de sa- iá 29 Señor, ahora, ya puedes dejar biduría. Y la gracia de Dios estaba en él. 21:15 sus, nombre que había indicado el ángel antes que su madre quedara embarazada.
33
que tu servidor muera en paz, como le has dicho. Porque mis ojos han visto a tu Salvador 31 que tú preparaste para presentarlo
Primera iniciativa del joven Jesús <0> 4i Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua 42 y, cuando cumplió doce años, fue también con ellos para cumplir con este prea todas las naciones. 32 is 42,6 Luz para iluminar a todos los pueblos cepto. 43A1 terminar los días de la Fiesta, mientras ellos regresaban, el niño Jesús se jn afil y gloria de tu pueblo, Israel. 30
O María y José vienen al Templo para cumplir con un rito de la religión judía (Lev 12,8). Además, porque se trata de un varón primer nacido, debe ser consagrado a Dios. En esta oportunidad la Sagrada Familia encuentra a dos ancianos que, como todos, esperaban la salvación de Dios, pero solamente ellos merecieron reconocer al Salvador antes de que pudiera expresarse. Simeón recibe en sus manos al niño Dios y lo eleva en un gesto de ofrenda. En realidad, el anciano presenta la ofrenda de su vida próxima a terminarse. Mis ojos han visto a tu Salvador. Que no es solamente mi salvador, sino que de todas las naciones. ¿Qué significa la espada que atravesará el alma de María? Seguramente esta palabra indica los dolores de la madre que verá a su hijo morir en cruz. Pero también significa todo lo que María sufrirá al no comprender siempre lo que hace este hijo. Aunque conozca mejor que cualquiera las intenciones de Jesús, a veces no entenderá el porqué de su actuación y, porque lo quiere mucho, sufrirá más. Cristo es la luz de Dios. Luz que ilumina a los hombres, por supuesto, pero que, en otros momentos, los ciega y los deja desconcertados. Es señal que divide a los hombres, pero —aquí hay un misterio— los que se ponen en contra no son siempre los malos. Pues hay malos que se ponen del lado de Cristo porque son incapaces de captar su luz y,
por esto, no ven que ella los condena. Y hay buenos que no creen porque la voluntad de Dios respecto a ellos es que busquen la luz durante toda su vida. O NAZARET.—CONQUISTAR Sü UBERTAD Durante los años de Nazaret, Jesús va descubriendo la vida como cualquier niño o joven de su edad. No recibe educación especial. No manifiesta dotes extraordinarias, sino el juicio sin fallas que mide y aprecia todo según el criterio de Dios. Los doce años era la edad a partir de la cual el adolescente debía observar las prescripciones religiosas, entre otras, la de la peregrinación a Jerusalén para las Fiestas. Sentados a la sombra de los corredores del Templo, los Maestros de la Ley enseñaban a los grupos de peregrinos y entablaban diálogo con ellos. En esa ocasión se produjo la primera manifestación de independencia de Jesús. ¿Por qué te has portado así? En verdad, este niño podía haber pedido permiso o por lo menos haberles avisado a sus padres. ¿Cómo pudo quedarse dos días sin pensar por qué angustias estaban pasando? Pero no. Conquistó su libertad en la forma más radical antes de volver con ellos, y no se sintió culpable por inferirles esa herida. En adelante seguiría obedeciéndoles, pero les había de-
101 quedó en Jerusalén sin que José lo supiera, ni tampoco su madre. 44 Creyendo que se hallaba en el grupo de los que partían, caminaron todo un día y, después, se pusieron a buscarlo entre todos sus parientes y conocidos. 45 Pero, como no lo hallaron, prosiguiendo su búsqueda, volvieron a Jerusalén. 46 Después de tres días lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los maestros de la Ley, escuchándolos y haciéndoles pre47 Todos los que lo oían quedaban 4 22 guntas. jn 7,15 asombrados de su inteligencia y de sus res48 puestas. A1 encontrarlo, se emocionaron mucho y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué te has portado así? Tu padre 49y yo te buscábamos muy preocupados.» El les contestó: «¿Y por qué me buscaban? ¿No saben que tengo que estar donde mi Padre?» 50 pero ellos no comprendieron lo que les acababa de decir. 51 Volvió con ellos a Nazaret, donde vivió obedeciéndoles. Su madre guardaba fielmente en su corazón todos estos recuerdos.
lucas 3 gobernador de la Judea, Herodes estaba a 23,12 cargo de la provincia de Galilea, su hermano Filipo a cargo de Iturea y de la Traconítide, y Lisanias a cargo de Abilene.2 Los jefes de los sacerdotes eran Anas y Caifas. Ese fue el momento en que Dios dirigió su J0esrj2 palabra a Juan, hijo de Zacarías, que esta- He ti ba en el desierto. • 3 Juan empezó a predicar su bautismo por toda la región del río Jordán, diciéndoles que cambiaran su manera de vivir para que se les perdonaran sus pecados.4 Así se cumplía lo que está escrito en el libro del profeta Isaías: Escuchen ese grito en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus 1540,3 senderos. 5 Rellénense todas las quebradas y aplánense todos los cerros. Los caminos con JJjJ curvas serán enderezados, y los ásperos ^2,2 suavizados. 6 Entonces llegará la salvación de Dios y todo mortal la contemplará.
7 Decía, pues, a las multitudes que venían O 52 Mientras tanto, Jesús crecía en sabi, s ¿fe duría, en edad y en gracia, tanto para Dios a él de todas partes para que las bautizara: «Raza de víboras, ¿quién les ha dicho que is 30,27 como para los hombres. evitarán el castigo que se acerca? 8Mues-1Tes1'10 tren los frutos de una sincera conversión, Juan Bautista prepara en vez de pensar: "Nosotros somos hijos de Jn 8,33 el camino del Señor ( M c l , l ; M t 3 , l ; J 1,19) Abraham". Porque yo les aseguro que, de O i Era el año quince del reinado del estas piedras, Dios puede sacar hijos de + ~ emperador Tiberio. Pondo Pilato era Abraham. 9 Ya llega el hacha a la raíz de los 2
mostrado que sabía muy bien quién era, y que era capaz de cualquier sacrificio o ruptura para servir a su Padre de la manera que le pareciera buena. Al leer este texto, conviene meditar sobre el respeto que los padres han de tener por la vocación de sus hijos y el esfuerzo que deben hacer para poderlos comprender cuando corñienzan a independizarse. En vez de hablar del niño perdido, sería más exacto decir que el adolescente Jesús se ha encontrado a sí mismo. O Lucas no dice más sobre la vida de Jesús en Nazaret hasta los treinta años, edad que tendrá cuando empiece a predicar. Fue aprendiz de José y, después de él, fue carpintero en Nazaret José murió seguramente antes de que Jesús se manifestara, porque si no, al salir Jesús, María se habría quedado con José. El hijo de María fue hombre entre los hombres, y la comunidad cristiana de Nazaret guardó durante bastante tiempo objetos que habían salido de las manos del carpintero Hijo de Dios. 4- Lucas proporciona datos que permiten ubicar a Jesús en la historia. Estamos en el año 27 «después de Cristo» y, en realidad, Jesús tiene como treinta o treinta y cinco años. Los judíos han perdido su autonomía y su país está dividido en cuatro pequeñas provincias. Herodes y Filipo, hijos del Herodes de que se habló cuando nació Jesús (ver Mt 2,1), gobiernan dos de esas provincias. Los que se interesan por estas notaciones de carácter cronológico podrán leer también Jn 2,20. En esos años, los judíos sufren el imperialismo romano,
la corrupción de sus jefes, la falta de fe de sus sacerdotes materializados, la radicalización política del pueblo que se divide en facciones y partidos irreconciliables. El mismo deterioro de la situación los convence de que están por cumplirse las promesas de Dios anunciando su venida: el Reino de Dios se hará ahora o nunca. Por eso la predicación de Juan despierta un interés enorme. • EL PERDÓN DE LOS PECADOS Juan indica el paso que jdebemos dar para recibir la salvación de Dios: debemos reconocer que somos pecadores y que todos tenemos nuestra parte de responsabilidad en la situación dramática en la que estamos metidos. Los hombres deben reconocerse pecadores y pedir el perdón de Dios. Este primer paso no cambiará el mundo, pero dará lugar a la salvación verdadera. Pues los que hayan pedido el perdón de Dios usarán otros medios para renovar !a sociedad que aquellos que creen ser los buenos y los justos frente a los explotadores y los malos. El pueblo judío, educado por la Biblia, tenía una conciencia muy fuerte del pecado y, por eso, estaban dispuestos a escuchar a Juan cuando hablaba de buscar el perdón de Dios. En realidad, no todos estaban dispuestos a convertirse: todos tenemos buenas razones para pensar que, en nuestro caso, el pecado tiene alguna justificación: estoy actuando mal, pero... Y además r.os persuadimos de que Dios se mostrará comprensivo con nosotros que pertenecemos a su Iglesia, que estamos del lado de los buenos, que defendemos
lucas 3
102
árboles; todo árbol que no dé fruto va a ser cortado y echado al fuego.» 10 La gente le preguntaba: «¿Qué debeHe 2,37 mos hacer?» ' i El les contestaba: «El que tenga dos capas dé una al que no tiene, y & 18 quien tenga qué comer haga lo mismo.» 12 H I S Vinieron también los cobradores de impuestos para que Juan los bautizara. Le dijeron: «Maestro, ¿qué tenemos que hacer?» 13 Respondió Juan: «No cobren más de lo debido.» 14A su vez unos soldados le preguntaron: «Y nosotros, ¿qué debemos hacer?» Juan les contestó: «No abusen de la gente, no hagan denuncias falsas y conténtense con lo que les pagan.»
en la mano la pala para limpiar el trigo en Ma| 4 su era y recogerlo después en su granero. Jer is,? Pero la paja, la quemará en el fuego que no «¡JJ se apaga.» 18 Y con muchas otras palabras anunció la Buena Nueva al pueblo, 19 hasta que Heredes lo hizo encarcelar. Pues Juan repro- MC e,n chaba a Herodes que estuviera viviendo con la esposa de su hermano, y20además todo el mal que había cometido. Herodes no dudó en hacer tomar preso a Juan, con lo que añadió otro crimen a todos los anteriores.
O 15E1 pueblo estaba en la duda y todos se preguntaban interiormente si Juan no jn 1,20 sería el Cristo. '6 Por lo que Juan hizo a todos esta declaración: «Yo los bautizo con L 5n\V! agua, pero ya viene el que es más poderoso que yo, al que no soy digno de soltarle He 1,5 los cordones de su zapato; él los17bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene
• 21 Un día, con el pueblo que venía a bautizarse, se bautizó también Jesús. Y, mientras estaba orando, se abrieron los cielos; 22 el Espíritu Santo bajó sobre él y se manifestó exteriormente con una aparición como de paloma. Y del cielo llegó una voz: «Tú eres mi Hijo, el Amado; tú eres mi Sa|2? Elegido.» is «ii
Jesús es bautizado por Juan (Mt3,13;Mcl,9;Jn 1,29)
los intereses de la religión: nosotros somos hijos de Abraham. Somos muy creyentes, y grandes católicos..., y raza de víboras. De todos los ambientes venían a Juan, inquietos por conseguir el perdón de Dios: incluso prostitutas, cobradores de impuestos (Me 2,13) y soldados del opresor. Juan no rechazaba a nadie, sino que exigía de cada uno un compromiso personal de justicia. El Reino de Dios no empezaría con un llamado a la buena voluntad, uno de esos llamados que no van más allá de las palabras y de las buenas intenciones: se bautizaban hombres que habían roto con sus vicios y, de entre ellos, saldrían los discípulos de Jesús. Juan nos invita a compartir, es decir, a preparar una sociedad solidaria preocupada por dar a todos lo necesario, y no aceptar ciegamente las diferencias nacidas del dinero o de la fuerza: no abusen de la gente. El cambio de vida será profundo y duradero si somos capaces de criticar nuestra falsa manera de ver el mundo y a los hombres. Convertir a un rico significa ayudarlo a que se pregunte sobre el porqué de su riqueza al lado de tantos pobres. Y el esposo que fácilmente traiciona a su mujer, deberá tomar conciencia tanto de su machismo, como de su incapacidad para relacionarse con su esposa en forma adulta. El llamado de Juan a una conversión personal lleva a una renovación de la sociedad. Pues no basta que algunas pros, titutas o borrachos se conviertan en forma ejemplar. Habrá que preguntarse sobre la red de complicidades que permite la prostitución a gran escala, sobre el circuito económico que nace del alcoholismo, sobre los mecanismos sociales que hacen del obrero, del campesino y del hombre de color, personas marginadas. 0 Bautizarse significa sumergirse en el agua y levantarse. Los judíos del desierto se bautizaban con ocasión de ciertas fiestas, para demostrar su deseo de alcanzar una vida más limpia cuando viniera el Salvador. Juan, a su vez, bautiza a los que quieren enderezar su vida, sellando su compromiso con un rito visible. Vb no soy digno de desatarle el zapato (v. 16): en ese tiempo, el que bautizaba desataba los calzados del bautizado y luego lo ayudaba a desverstirse. O sea, que Juan no es digno de bautizar a Jesús.
Aquí, el Evangelio compara a Juan y Jesús, el bautismo de Juan y el bautismo cristiano. Todos escuchamos alguna vez palabras como estas: puesto que Jesús se bautizó a los treinta años, uno debería bautizarse adulto. Pero el argumento no vale, porque no se trata del mismo bautismo y sus exigencias no son las mismas. Bautismo en agua... bautismo en el ruego. Esta comparación se refiere a una experiencia muy común. Con agua se lavan las manchas de la ropa, pero lo lavado difícilmente se parece a lo nuevo, y hay manchas que no se van. En cambio, con el fuego se purifica el metal oxidado y del crisol sale el metal brillante, tan nuevo como anteriormente; también el fuego es capaz de consumir las manchas con la cosa manchada. Juan bautiza con agua a los que quieren enderezar su vida. El bautismo es para ellos como una manera de expresar públicamente su decisión y sus promesas, las cuales son falibles como cualquier compromiso humano, y no bastan para extirpar de nuestro corazón la misma raíz del mal. Jesús, en cambio, manda a sus apóstoles a bautizar a los que se integran a la Iglesia. En ese momento, si el bautismo es recibido con fe, Dios comunica su Espíritu, que transforma interiormente a las personas. Juan no bautizaba a los niños (y tampoco bautizaba a las mujeres). En cambio, el bautismo cristiano saca su fuerza, no tanto del compromiso del bautizado como del don de Dios que nos hace hijos suyos. Por eso, también a los niños se puede bautizar para comunicarles este don de Dios. • Jesús no necesitaba convertirse, ni recibir el bautismo de Juan. Pero, siendo el Salvador, quiere empezar por mezclarse con sus hermanos pecadores que buscan el camino del perdón. Jesús, al recibir el bautismo de Juan, afirma que su camino es el bueno: buscar la justicia y reformar su propia vida. Hacía siglos que no se veían profetas. Dios parecía callar y los judíos decían que «tos cielos estaban cerrados». Pero ahora, Dios vuelve a hablar y Jesús toma el relevo de los profetas. Se abrieron los cielos, o sea que Jesús recibió una comunicación divina (ver Ez 1,1 y Ap4,l). Tú eres mi elegido. ¿Quien vio y quién oyó esa voz? La cosa no resalta claramente del Evangelio (Mt 3,16; Mc 1,10:
103 (Mtl.l)
O 23 Cuando comenzó Jesús, tenía unos treinta años. Para todos era el hijo de José, hijo de Helí, 24 hijo de Mata, hijo de Leví, hijo de Melquí, hijo de Janaí, hijo de José, 25 hijo de Matatías, hijo de Amos, hijo de Nahum, hijo de Eslí, hijo de Nagai, 26 hijo de Maat, hijo de Matatías,27hijo de Semeí, hijo de José, hijo de Judá, hijo de Joanan, 1 crín 3,17 hijo de Resí, hijo de Zorobabel, hijo de Salatiel, hijo de Nerib, 28 hijo de Melquií, hijo de Adí, hijo de Koram, hijo de Elmada, hijo de Er, 29 hijo de Jesús, 3hijo de Eliecer, hijo de Jarim, hijo de Matat, ° hijo de Leví, hijo de Simeón, hijo de Judá, hijo3 de José, hijo de Jonán, hijo de Eliaquim, > hijo de Melea, hijo de Mena, hijo de Matatá, hijo de Na1 crún 134 t^n- 3Z n 'J° ^ e David, hijo de Jesé, hijo de Obed, hijo de33Booz, hijo de Salomón, hijo de Najasón, hijo de Aminadab, hijo de Admín, hijo de Arní, hijo de Esrón, hijo de Farés, hijo de Judá, 34 hijo de Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham, hijo de Tera, hijo de Najor, 3shijo de Seruc, hijo de Ragan, wn 11,10 hijo de Falec, hijo de Eber, hijo de Sala, Jn 1,32). D estudio de los textos lleva a la conclusión siguiente: Jesús fue favorecido con una comunicación divina que Juan Bautista tal vez compartió. Pero, ¿por qué una tal manifestación? Jesús, ¿necesitaba saber que era Hijo de Dios? No olvidemos que la palabra Hijo de Dios se puede entender de varias maneras. En el tiempo anterior a Jesús, el rey de Israel era llamado hijo de Dios. Y también se hablaba de hijo de Dios para designar al rey esperado, elegido de Dios para salvar a Israel. Jesús era Hijo de Dios (en el sentido que damos a esta palabra: Hijo Cínico del Padre, Dios nacido de Dios), desde su concepción. Y desde ese momento era consciente de ser Hijo de Dios. En cambio, solamente en el momento de ser bautizado por Juan, Jesús recibió el llamado de Dios que lo invitaba a empezar su ministerio de salvación y lo hacía hijo suyo (en el sentido antiguo de la Biblia), o sea, profeta y rey de su pueblo. Por eso el v. 20 recuerda una frase de Isaías 42,1 referente al Salvador. Al mismo momento Jesús recibe la plenitud del Espíritu que consagra a los profetas y que obra los milagros. Desde su concepción, Jesús gozaba esa plenitud de! Espíritu que lo mantenía en una relación única con su Padre; ahora recibe otra comunicación del Espíritu para ser el profeta y el servidor del Padre. Jesús, pues, es ungido para proclamar el Reino de Dios y para llamar primeramente a los pobres (4,18). A diferencia de tantos libertadores que, según la Biblia, recibieron el Espíritu con miras a una misión determinada, Jesús es hecho salvador en toda su persona. A diferencia de nosotros, tan preocupados por reservamos una puerta de salida en nuestros compromisos, Jesús ya no tendrá descanso hasta que su Palabra y su testimonio a la Verdad lo lleven a la muerte. En textos antiguos de Lucas 32-2 se lee: Tú eres mi Hijo, hoy te he dado la vida (como en Sal2,7). Es otra manera de proclamar al Mesías Salvador. Él Evangelio de Juan muestra que, a pesar de esta revelación tan manifiesta, Jesús no se dio prisa para actuar en público. El día siguiente, Juan Bautista le forzó la mano al
lucas 4 36
hijo de Cainam, hijo de Arfaxad, hijo de 1* »,i s» Sem, hijo de Noé, hijo de Lamec, 37 hijo de Gí tM Matusalén, hijo de Enoc, hijo de Jared, hijo " de Malaleel, hijo de Cainam, 38hijo de Enos, hijo de Set, hijo de Adán, hijo de Dios. Tentación de Jesús en el desierto (Mt4,l;Mc 1,12) A x Jesús, lleno del Espíritu Santo, vol^ ™ vio de las orillas del Jordán y se dejó guiar por el Espíritu a través del desierto, 2 donde estuvo cuarenta días y fue tentado por el diablo. En todos esos días no comió nada, y al fin tuvo hambre. 3 El diablo le dijo entonces: «Si eres Hijo 3,22 de Dios, manda 4a esta piedra que se convierta en pan.» Pero Jesús le contestó: «Dice la Escritura: El hombre no vive sola- r» 8,3 mente de pan.» 5 Después, el diablo lo llevó a un lugar 10.18 más alto; en un instante6 le mostró todas las J¡¡p1í$ naciones del mundo, y le dijo: «Te daré poder sobre estos pueblos y te entregaré sus riquezas, porque me han sido entregadirigirle algunos de sus propios discípulos (Jn 1,35). y a los ocho días fue la intervención de María en las bodas de Cana la que terminó de decidirlo (Jn 2,1). O A continuación, Lucas pone una lista de los antepasados de Jesús, muy diferente de la que dio Mateo (Mt 1,1). Por una parte, no se conforma con remontar hasta Abraham, sino que pone también la nómina legendaria de los antepasados de Abraham hasta el primer hombre, como para recordar que Jesús viene a salvar a toda la humanidad, sumida en el pecado desde la desobediencia de Adán. Por otra parte, de José a Abraham, la lista de los antepasados era diferente según uno se fijaba en los padres según la sangre o en los padres adoptivos, pues la adopción se practicaba frecuentemente entre los judíos. LA TENTACIÓN O En la historia común, digamos, en la historia profana, intervienen solamente los hombres y se enfrentan con otros hombres. La historia sagrada contempla las cosas con otro enfoque: el plan de Dios se va realizando, trabado por las empresas subversivas del espíritu malo, y los hombres son llamados a participar en esta lucha que sobrepasa sus propios proyectos. Por esta razón, Jesús debía enfrentarse con el espíritu malo. Recordemos que tentar y probar tienen el mismo sentido. Nosotros hablamos de Tentación cuando sentimos la presión de nuestros malos instintos o cuando nos vemos arrastrados al mal por las circunstancias. Jesús no tenía nuestros malos instintos, pero el Espíritu Santo lo indujo a probarse a sí mismo en el desierto, y es ahí donde sintió más fuerte la sugerencia del espíritu malo para que se desviara de su misión (ver también Mt 4,1). Jesús, lleno del Espíritu Santo, inició su ministerio sometiéndose a una prueba durísima: cuarenta días de soledad total y de ayuno. En ese retiro, Jesús experimentó su fragilidad como criatura, y sus dudas antes de saltar en lo desconocido: pues dejaba la vida de Nazaret para entregarse a la voluntad del Padre, en una misión que, en pocos meses, lo llevaría a la muerte.
lucas 4 104 das y las doy a quien quiero. 7 Todo8 será En Nazaret tuyo si te arrodillas delante de mí.» Pero Jesús proclama su misión Mtjj.io Jesús le replicó: «La Escritura dice: Adora- (Mt 13,53) rás9 al Señor, tu Dios, y a El solo servirás.» 4 Entonces, lo llevó el diablo a Jerusalén, • 1 Jesús volvió a Galilea con el poder del Espíritu, y su fama corrió por toda la región. lo puso sobre la parte más alta del Templo 15 Enseñaba en las sinagogas de los judíos y le dijo: «Si tú eres Hijo de Dios, tírate de aquí para abajo; aporque dice la Escritu- y todos lo alababan. ra: Dios ordenará a sus ángeles que te pro- + i 6 Llegó a Nazaret, donde se había criasai 91,11 tejan. * * Ellos te llevarán en sus manos parado, y, según acostumbraba, fue el sábado que no12 tropiecen tus pies en alguna pie- a la sinagoga. Cuando se levantó para hadra.» Pero Jesús le replicó: «Dice la Es- cer la lectura, 17 le pasaron el libro del pro' entura: Fio tentarás al Señor tu Dios.» feta Isaías; desenrolló el libro y halló el pasaje en que se lee: *3 Habiendo agotado todas las formas de 22 tentaci°n> el diablo se alejó de él, para vol18 El Espíritu del Señor está sobre mí. El jn 14Í30 ver en el momento oportuno. me ha ungido para traer Buenas Nuevas a Y en él habló el Diablo, o sea, el Acusador. Así se llama el Demonio, porque siempre critica. Nos lleva a acusar a Dios y, cuando nos ha hecho caer, nos acusa y trata de convencemos de que nuestra caída no tendrá perdón de Dios. Si eres Hijo de Dios. Jesús sabía quién era, pero no había probado su poder. ¿No podría soltar un momento las energías divinas cuando su cuerpo desfallecía por el hambre? ¿Y no podría, algún día, bajar de la cruz para salvarse? Jesús se niega a servirse a sí mismo. Tiene ambiciones más grandes: entonces el Diablo lo lleva a un lugar más alto. Jesús comprende que, siendo los hombres lo que son, la manera de imponerse es transigir con las armas del demonio, el cual no respeta ni la verdad, ni la libertad de las conciencias. Entonces no le costaría reinar «en nombre de Dios» sobre las naciones, pues el diablo las da a quien quiere, Pero Jesús ha decidido sen/ir sólo a Dios. — Entonces, ¿por qué no empiezas tu predicación con un gesto espectacular, dejándote caer en medio de la muchedumbre que viene a rezar al Templo? ¿No crees que Dios hará un milagro para ti? — Esta vez, el diablo ha usado las mismas palabras de la Biblia: al leerlas, uno podría pensar que, con mucha fe, siempre tendrá salud y éxito. Jesús advierte los errores de una «fe» que pretende pasar haciéndole el quite a la cruz. El no exigirá de su Padre milagros para no tener que sufrir las humillaciones y los rechazos, que son la parte de los mensajeros de Dios: esto seria poner a prueba a Dios, con el pretexto de confiar en él. El demonio se alejó para volver en el momento oportuno. En la Pasión de Jesús, hará que toda la maldad del pueblo se vuelva contra el Liberador, al que no pudo seducir. Pero Cristo, al morir, obedeciendo ia voluntad de su Padre, le quitará ese poder tomado injustamente sobre el destino de los hombres. • Jesús vuelve a su patria, junto con algunos seguidores de Juan que pasan a ser sus discípulos (Jn 1,35), y hace su primer milagro en Cana (Jn 2,1). Este prodigio da la partida a su ministerio. Desde Cafamaún, donde vive en casa de Simón y Andrés, junto a los pescadores del lago, empieza a predicar en las sinagogas de Galilea (Me 1,35), y su palabra impacta a la gente porque actúa con el poder del Espírítu, es decir, que habla con mucha autoridad, y sus milagros confirman sus palabras. + Enseñaba en las sinagogas de los judíos. Jesús no empieza predicando a las muchedumbres que todavía no saben de él, sino que, durante meses, se da a conocer en las sinagogas. En Israel, no había más que un Templo, el de Jerusalén, en que los sacerdotes ofrecían los sacrificios. Pero, en todo lugar donde podían reunirse por lo menos diez hombres, había una sinagoga. Allí, cada sábado, se celebraba un servi-
do litúrgico, a cargo de los miembros de la comunidad. Era fácil participar en las lecturas y sus comentarios y, por esto, Jesús se da a conocer participando en los oficios del sábado en las sinagogas de su provincia, Galilea. Después de algún tiempo, siendo ya famoso, Jesús pasa por Nazaret y lo reciben mal. En el presente relato, Lucas muestra a la vez por qué Jesús atraía a la gente y por qué, en Nazaret especialmente, lo rechazaron. Halló el pasaje en que se lee: Este párrafo es de Is 61,1-2. El antiguo profeta se refería a su propia misión: Dios lo había enviado para anunciar a los desterrados judíos que Dios pronto los vendría a visitar. Pero sus palabras se averiguaban mejor todavía en el caso de Jesús, enviado para dar la libertad verdadera al pueblo que lo esperaba. En el texto de Isaías no está la frase: despedir libres a los oprimidos. Lucas la sacó de otro texto del mismo profeta (Is 58,6) y la puso aquí porque este término de liberación resumía mejor que cualquier otro la obra de Jesús en sus misiones. Hoy se cumplen estas profecías. Jesús viene a abrir tiempos nuevos en que Dios se hace presente y reconcilia a la humanidad. En Israel, cada cincuenta años se celebraba el año del jubileo en que se perdonaban las deudas y los esclavos recobraban su libertad (Lev 25,10). Asimismo, ahora se abre un año de la gracia del Señor. Terminó el tiempo de las promesas y de las profecías. Dios empieza a mostrarse a los hombres tal como es: Jesús da a conocer al Padre, y el Padre da a conocer a su Hijo mediante las señales y milagros que salen de sus manos. Ale envió a despedir libres a los oprimidos. El paso de Jesús trae una verdadera liberación para todos, pues su acción tiende a que cada uno de nosotros viva en la verdad. «El Hijo los hace libres..., la verdad los hará libres...» (Jn 8,30). Por supuesto que los judíos aspiraban más que nada a una liberación política, la cual es parte de la liberación total del hombre. ¿Por qué Jesús no la emprendía? ¿Porque solamente lo interesaban las almas? En realidad, el Antiguo Testamento no había anunciado una salvación de ¡as almas, como se escucha hoy en varios grupos e iglesias; ahí los creyentes creen salvar sus almas mientras siguen cómplices callados, o atemorizados, o pagados, o ciegos del pecado diario cementado en toda la vida económica y social. El Antiguo Testamento anunciaba a Jesús como el salvador de su pueblo y de toda la raza. Sus palabras y sus gestos despertaban un pueblo paralizado y abrían el camino de todas las liberaciones humanas; pero eran como semillas y no podían producir inmediatamente sus frutos. Jesús no sentía ningún deseo de juntarse con los fanáticos y los violentos de su pueblo para conseguir una soberanía nacional tan opresora como la dominación romana. El daba testimonio a ta verdad y echaba las bases de toda acción liberadora que se emprendiera en el futuro.
105 los pobres, para anunciar a los cautivos su libertad y a los ciegos que pronto van a ver. j y " A despedir libres a los oprimidos ™ya proclamar el año de la gracia del Señor. 20 Jesús, entonces, enrolla el libro, lo devuelve al ayudante y se sienta. Y todos los presentes tenían los ojos fijos en él. 21 Empezó a decirles: «Hoy se cumplen estas profecías que acaban de escuchar.» 22 Todos lo aprobaban, muy admirados He 14i3 de esta proclamación de la gracia de Dios. »•* Sin embargo, se preguntaban extrañados: MI 13,55 «¿No e s e s t e e l hi J° d e José?» 23 Y él les contestó: «Seguramente ustedes me van a MC 15,31 recordar el dicho: Médico, sánate a ti mismo. Haz aquí, en tu patria, lo que nos cuentan que hiciste en Cafamaún.» 24 Jesús añadió: «Ningún profeta es bien Jn 4 4 ' recibido en su patria. 25 Créanme que había más de una viuda en Israel en los tiempos de Elias, cuando durante tres años y t medio el cielo no dio lluvia, 26y un hambre grande asoló a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elias, 1 R 17,9 s ¡ n o a u n a yjuda q u e vivía e n Sarepta en tierras de Sidón. 27 Había también más de un leproso en Israel en tiempos del profeta 2 R s 14 Eliseo; con todo, ninguno de ellos fue sanado, sino Naamán, el sirio.» 28 Al oír estas palabras, todos en la sinagoga se indignaron. 2 9 Se levantaron y lo arrastraron fuera de la ciudad, llevándolo hasta un barranco del cerro en el que está jn";!! construida la ciudad, para arrojarlo desde ahí. 30 Pero él, pasando en medio de ellos, siguió su camino. Con el poder del Espíritu (Me 1,23; Mt 4,24; 8,14) 3i Jesús bajó a Cafamaún, ciudad de Galilea. Ahí estuvo enseñando los días sábaHoy también, se puede hablar de evangelización si se ven hechos liberadores. Y la evangelización cobra su pleno sentido cuando los oyentes, o la colectividad local, o el mundo entero están atravesando tiempos excepcionales en que deben acoger la gracia de Dios o perecer. Me envió a traer la Buena nueva a los pobres. Ver comentario de Le 6,20, A continuación, Lucas dice por qué la gente de Nazaret rechazó a Jesús: — primero, por su orgullo: la gente común y mediocre se deja deslumhrar por los extraños, pero se niega ferozmente a que uno de su grupo se destaque y los enseñe: no es éste el hijo de José (ver el comentario de Mc 6,1). — por su egoísmo: no aceptan que los beneficios de Dios sean para los demás. Y Jesús les recuerda que los profetas de la Biblia no limitaron sus beneficios a sólo sus paisanos (veri R 1 7 , 7 y 2 R 5 ) . • Ver el comentario de Mc 1,21.
lúeas 4 32
dos, y todos se admiraban de su modo de enseñar, porque hablaba con autoridad. • 33 En la sinagoga había un hombre endemoniado que se puso a gritar: 34 «¿Qué quieres, Jesús nazareno? ¿Has venido a 1,35 derrocamos? Yo sé quién eres: el Santo de Jn 6,m Dios.» 35 Pero Jesús amenazó al demonio y le ordenó: «Cállate y sal de este hombre.» El demonio salió del hombre, lanzándolo al suelo, pero sin hacerle ningún daño. 36 Y todos comentaban, muy impresionados: «¡Qué modo de hablar! ¿Con qué poder manda a los demonios y los hace salir?» 37 Y su fama se propagaba por todas partes en la región. 38 Jesús salió de la sinagoga y entró en la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha fiebre, y le rogaron por ella. 39 Jesús se inclinó hacia ella y con tono dominante mandó a la fiebre, y ésta desapareció. Al instante se levantó, y se puso a atenderlos. "o Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversos males se los traían; él He 10,38 les imponía las manos a cada uno y los sanaba. 41 También hizo salir demonios de varias personas. Esos gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios.» Pero él, en tono amenazador, MC 1,44 les impedía hablar, porque sabían que él era el Cristo. + 42 Cuando amaneció, salió Jesús y se fue a un lugar solitario. La gente se puso a buscarlo y llegaron hasta el lugar donde estaba. Le insistían para que no se fuera de su pueblo. 43 Pero él les dijo: «Debo anunciar también a las otras ciudades la Buena Nueva del Reino de Dios, porque para eso J ' ^ J fui enviado.» 44 E iba predicando en las sinagogas de Judea. ¿Por qué Jesús ordena al demonio que calle? Lo mismo vemos en 4,41. Jesús no quiere que la gente hable de él como del Cristo, o el Mesías, o el Santo de Dios (todas estas palabras tienen el mismo sentido de salvador ungido por Dios). Pues él no se identifica con el salvador que espera el pueblo. Y al los demonios lo proclaman, ¿no será para sembrar la confusión y hundirlo en su propia fama? ¿Y cómo Jesús no ««nUrf» asco de esas alabanzas cuando vienen del espíritu Impura? + Jesús es el modelo del misionero Apfinaa tonalQUIn reunir algunos creyentes, éstos quieren uuanlaHii, ya aM porque han encontrado a un profeta VPUIM
lucas 5 La pesca milagrosa (Mt 4,18; Me 1,16)
C i Cierto día era mucha la gente que ' + ** se apretaba junto a él para escuchar la palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. 2 Vio dos barcas amarradas al borde del lago. Los pescadores habían bajado y lavaban las redes. 3 Subió a una de las barcas, que era la de Simón, y le pidió a éste que se apartara un poco de la orilla; luego se sentó en la barca y empezó a enseñar a la multitud. 4 Cuando terminó de hablar, dijo a Sijn 21,1 món: «Lleva la barca a la parte5 más honda y echa las redes para pescar.» Simón respondió: «Maestro, hemos trabajado toda la noche sin pescar nada, 6pero, si tú lo mandas, echaré las redes.» Así lo hicieron, y pescaron tantos peces que las redes estaban por romperse. 7 Pidieron por señas a sus compañeros que estaban en la otra barca que vinieran a ayudarlos; llegaron, pues, y llenaron tanto las dos barcas, que por poco se hundían. 8 Al ver esto, Simón Pedro se arrodilló ante Jesús, diciendo: «Señor, apártate de mí, porque soy un pecador.» 9 Pues tanto él MC 4,41 como sus ayudantes estaban muy asustados por la pesca que acababan de hacer. 10 Lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Mc 4
+ APOSTÓLES Lucas expone aquí con más detalles lo que ya encontramos en Marcos (Mc 1,16). Jesús se hace el invitado en la barca de Pedro, que no se niega a prestarle este servicio. Pero Jesús necesita más: por muchos que sean los que le echan una mano, busca hombres que se entreguen totalmente a su trabajo. Oyentes tiene muchos, le hacen falta apóstoles. Los milagros de Jesús son otra manera suya de enseñar. El presente milagro aclara lo que será para los apóstoles de todos los tiempos «pescar hombres». Echen las redes: Pedro obedece a pesar de que no hay ninguna esperanza de sacar algo. Y de igual modo, tos apóstoles actuarán y hablarán, confiados no en sus capacidades, sino en la orden de Jesús. Las redes estaban a punto de romperse: optimismo y certeza del éxito. Serán pescadores de hombres: para unir a los hombres divididos por el pecado, para reunir a los dispersos hijos de Dios en la única Iglesia de Cristo. Aléjate de mí porque soy un pecador. Es el temor del hombre que descubre que Dios penetró en su vida íntima: es un primer acto de fe en la persona divina de Jesús. El, sin embargo, emplea pecadores para salvar a pecadores. Abandonándolo todo lo siguieron. No era mucho lo que tenían, pero sí toda su vida: trabajo, familia, etc. Apóstol significa enviado. Cristo es el que escoge a sus apóstoles y los envía en su nombre. Pero, ¿dónde encontrará a quién enviar, sino entre aquellos que aceptan ser cooperadores suyos? Uno puede preguntarse por qué tantos católicos escuchan el evangelio y tan pocos se hacen cooperadores de Cristo.
106 Pero Jesús dijo a Simón: «No temas, de m 13,47 hoy en adelante serás pescador de hombres.» n Entonces llevaron sus barcas a 12,35 tierra, lo dejaron todo, y siguieron a Jesús. ieÍ22 El leproso sanado (Mc 1,40; Mt 8,2) O 12 Estando Jesús en una de esas ciudades, se presentó un hombre cubierto de lepra. Apenas vio a Jesús, se postró con la cara en tierra y le hizo esta súplica: «Señor, si quieres puedes limpiarme.» '3 Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Lo quiero, queda limpio.» 14AI instante sanó de la lepra. Pero Jesús le mandó que no lo dijera a nadie: «Anda más bien a presentar- Le» 14,2 te al sacerdote, y lleva la ofrenda tal como lo mandó Moisés cuando un leproso sana. Así comprobarán lo sucedido.» + 15 Su fama crecía más y más y muchas personas acudían a oírlo, y para que los sanara de sus enfermedades. 16 Pero él bus- 612 caba siempre lugares tranquilos y allí se po- ,-j™ nía a orar. ".1 El paralitico (Mc2,l;Mt9,l) • 17 Cln día en que Jesús estaba enseñando, se sentaron entre los oyentes unos fariseos y maestros de la Ley que habían venido de toda la provincia de Galilea, y tam- 6,19 bien de Judea y Jerusalén. El poder del Se- He 10,38 CJno empieza a ser apóstol o, por lo menos, cooperador de Cristo, cuando acepta hacer algo más que aquellos servicios materiales que se prestan a la Iglesia; cuando se siente responsable de las personas: pescador de hombres. Posiblemente, Lucas juntó aquí dos hechos distintos: la vocación de los apóstoles, contada en forma escueta en Mc 1,16, y la pesca milagrosa. Juan también cuenta una pesca milagrosa (Jn 21), pero la ubica después de la resurrección. Existen serios motivos para pensar que se trata del mismo milagro, pero a Juan le convenía juntarla con la aparición de Jesús resucitado a los apóstoles, que sucedió posteriormente en el mismo lugar. O Ver comentario de Mc 1,40. Lleva la ofrenda tal como lo mandó Moisés. La misma ley que exigía la relegación del hombre enfermo de lepra (Lev 13,45), preveía que, en caso de sanar el leproso, sería reintegrado después de examinado por los sacerdotes. Siendo considerada la lepra castigo de Dios, la sanación significaba como que Dios había perdonado al leproso, y él debía agradecérselo con un sacrificio. + Allí se ponía a orar. Lucas nos habla una vez más de la oración de Jesús, como en 3,21; 6,12; 9,28... No se retiraba solamente para estar tranquilo, sino porque, en cada momento, la oración se le imponía como una necesidad. • Ver comentario de Mc 2,1. Había unos fariseos y maestros de la Ley. Los fariseos y los maestros de la Ley todavía no estaban en contra de Jesús, pero, siendo hombres de mayor formación religiosa,
ñor se manifestaba ante ellos realizando curaciones. 18 En este momento llegaron unos hombres que traían en su camilla a un enfermo paralítico. Buscaban cómo entrar en la casa y colocarlo delante de Jesús, 19 pero era tanta la gente que no sabían por dónde entrar. Subieron al tejado, quitaron tejas y bajaron al enfermo en su camilla en medio de la gente, frente a Jesús. 20 Viendo Jesús la fe de ellos, dijo: «Amigo, tus pecados te son perdonados.» 21 De inmediato los maestros de la Ley y los fariseos se ofendieron y pensaron: «¿Cómo este hombre puede hablar en forma tan escandalosa? ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?» 22 Pero Jesús se dio cuenta de sus pensamientos y les hizo esta pregunta: 23 «¿Por qué piensan así? ¿Qué es más fácil decir: Tus pecados son perdonados, o: Levántate y anda? 24 Sepan, pues, que el Hijo del Hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados.» Entonces Jesús dijo al paralítico: «Te lo ordeno, levántate, toma tu camilla y vuélvete a tu casa.» 25 Y en el mismo instante, se levantó el hombre a la vista de todos, tomó la camilla en que estaba tendido y se fue dando gloria a Dios. 26 Todos quedaron atónitos y alabaron a Dios. El temor de Dios estaba en todos, pues decían: «Hoy 13,33 hemos visto cosas increíbles.» Leví sigue a Jesús. «He venido para llamar a los pecadores» (Mc 2,13; Mt 9,9) <0> 27 Al salir, Jesús vio a un cobrador de iw 9.9 impuestos llamado Leví, sentado en su puesto donde cobraba. Jesús le dijo: «Sigúeme», 28 y Leví, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. 29 Después Leví le ofreció un gran banquete en su casa y con ellos se sentaron en la mesa un gran número de cobradores de eran los que debían preguntarse primeros sobre las pretensiones religiosas de Jesús: ¿era solamente un buen creyente, respetuoso de la Ley de Dios, o bien actuaba como promotor de una nueva religión? Jesús aprovechó su presencia para mostrar que él no era un discípulo más de Moisés y de los profetas, sino el maestro de todos ellos. Es fácil comprender el escándalo de los maestros de la Ley: ¿Cómo ese hombre sin estudios ni título podía hacerles frente y dárselas de maestro? Ellos deseaban la venida de un Dios que confirmara su enseñanza y reconociera sus propios méritos. Pero Jesús se había ubicado entre esa gente común a la que ellos miraban en menos, y no hacía mayor caso de su autoridad. No pudiendo creer, solamente les quedaba oponerse.
impuestos y de toda clase de personas. Los fariseos y los maestros de la Ley criticaban y decían a los discípulos de Jesús: «¿Por qué ustedes comen y beben con los cobradores de impuestos y con personas malas?» 3i Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: «No son las personas sanas las que necesitan médico, sino las enfermas. 32 He venido, no para llamar a los buenos, sino para invitar a los pecadores a que se arrepientan.» 33 Ellos le dijeron también: «Los discípulos de Juan ayunan a menudo y hacen oraciones, lo mismo que los discípulos de los fariseos, y los tuyos ¿por qué comen y beben?» 34 Jesús les respondió: «¿Pueden us- 15 54,4 61.10 tedes obligar a los compañeros del novio a Jn3,29 que ayunen, mientras el novio está con Ap 18,23 ellos? 35 Llegará el momento en que el novio les será quitado, entonces ayunarán.» JnZa 12,11 16,20 36 y les dijo además esta comparación: «Nadie saca un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo. Porque de ese modo el nuevo queda roto y el pedazo nuevo no le vendrá al vestido viejo. 37 Nadie echa tampoco vino nuevo en vasijas viejas; porque, de lo contrario, el vino nuevo romperá las vasijas, y así se derramará el vino y se perderán las vasijas. 3S El vino39nuevo, hay que ponerlo en vasijas nuevas. Y nadie, después de haber bebido vino añejo, Jn 3.19 quiere del nuevo, porque dice: Es mejor el 2.10 añejo.» 30
El hijo del Hombre es dueño del sábado (Mc2,23;Mt 12,1; Mc 3,1) C ' CJn sábado en que Jesús atravesaO ** ba unos sembrados, sus discípulos arrancaban espigas, las restregaban con sus manos y se las comían. 2 Al verlo, algunos fariseos les dijeron: «¿Por qué hacen 6 5,30 ustedes lo que no está permitido hacer en
lucas 6 día sábado?» 3 Jesús les respondió: «¿CJs1 s 212 tedes no han leído lo que hizo David, cuando tuvo hambre, él y sus compañeros? 4 Pues que entró en la Casa de Dios, tomó los panes benditos, comió de ellos y les dio a sus compañeros. A pesar de que sólo los uv 24,5 sacerdotes podían comer de ese pan.» s Y les decía: «El Hijo del Hombre tiene autoridad sobre el sábado.» 6 Pues bien, otro sábado entró en la si13,14 nagoga y se puso a enseñar. Había ahí un hombre que tenía paralizada la mano derecha. 7 Los maestros de la Ley y los fariseos espiaban a Jesús para comprobar si hacía sanaciones en día sábado y, en ese caso, acusarlo. a Pero Jesús conocía sus pensamientos. Dijo, pues, al hombre que tenía la mano paralizada: «Levántate y ponte en medio de esa gente.» Este se levantó y permaneció de pie. 9 Entonces Jesús les dijo: «A ustew des les pregunto: ¿está permitido en día sá1 Ma ¿39 bado hacerle bien a uno o dejarlo con su mal, salvar una vida o dejarla morir?» ^Paseando entonces su mirada sobre todos ellos, dijo al hombre: «Extiende la mano.» Lo hizo y su mano quedó sana. 11 Pero tes que nada en que el hombre no pase a ser esclavo de su subsistencia diaria o de su trabajo. En el primer caso, Jesús no discute con los fariseos que llaman trabajo el solo hecho de arrancar algunas espigas y restregarlas. Primero recuerda que los grandes creyentes, como David, pasaron a veces encima de las leyes. Luego, añade: e/ Hijo del Hombre tiene autoridad sobre el sábado. Pero, entre los judíos, nadie, ni siquiera el Sumo Sacerdote, podía dispensar de la observancia del sábado. Con esto los deja desconcertados: ¿Quién pretende ser Jesús? En el segundo caso, Jesús podía decir al hombre: «¿Por qué me pides un trabajo prohibido en día sábado? Vuelve mañana que te sanaré». Pero Jesús prefiere un enfrentamiento. Es que el Evangelio significa una liberación y el hombre llega a ser libre cuando reconoce que no hay ninguna cosa sagrada en la sociedad que pretende imponerle sus criterios: nada hay sagrado para Dios fuera de la conciencia, la dignidad y la santidad de sus hijos. Mientras los hombres quedan sometidos a un orden, a unas leyes, a unas autoridades que son consideradas sagradas y que nadie piensa en criticar, esos hombres no son libres ni son verdaderos hijos de Dios (ver 1 Cor 3,21-23; 1 Cor 8,4-5; Col 2,20-23). Un respeto a Dios que apagaría nuestro espíritu crítico no sería conforme al Evangelio; una religión que impediría buscar la verdad y preguntar en todos los campos de la inquietud humana, no sería ia verdadera. Estudiar la Biblia sin atreverse a conocer los aportes de la ciencia moderna, por miedo a que se derrumbe nuestra visión demasiado ingenua de la historia sagrada, es pecar contra el Espíritu. Era necesario que, en unas oportunidades, por lo menos, Jesús hubiera violado la ley más sagrada de su pueblo. Pero la razón de hacerlo era la que más nos urge en todo tiempo: dar vida a hermanos. + Jesús lleva en su oración a los que más quiere. Mientras no haya resucitado, su pensamiento no puede abarcar a todos, sino que concentra su atención en aquellos que conviven con él y que serán sus apóstoles. Todo el éxito de
108
ellos, furiosos, se consultaban qué podrían hacer en contra de Jesús. Jesús elige a los Doce (Me 3,13; Mt 10,1) + 12 En aquellos días se fue a orar a un cerro y13 pasó toda la noche en oración con Dios. A1 llegar el día, llamó a sus discípulos y de ellos escogió a doce, a los que llamó apóstoles: , 4 Simón, al que le puso por nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, 15 Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, apodado Zelote,16 Judas, hermano de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor. El discurso en el monte (Mt 5-6-7) O 17 Bajando con ellos, Jesús se detuvo en un llano. Con él estaba un grupo impresionante de discípulos suyos y un pueblo numeroso procedente de toda Judea y de Jerusalén, como también de la costa de Tiro y de Sidón. Habían venido a oírlo y para que los sanara de sus enfermedades. ^Sanaba también 19a los atormentados por espíritus malos, y toda esta gente trataba de su obra depende de ellos. En ellos se apoyará la fe de los demás. Jesús no quiere que su designación sea cosa de él: antes de llamarlos, desea haber adquirido mediante la oración la certeza de que ésta es la voluntad del Padre (He 1,24). Por el solo hecho de que los eligió Cristo y les encargó su Iglesia, van a ser tentados de mil maneras (Le 22,31). Por eso Jesús los quiere asegurar con la fuerza de su oración (Jn 17,9). En víspera de su muerte su consuelo será que no se haya perdido ninguno de los que el Padre le dio (Jn 17,12). O Ver el comentario de las Bienaventuranzas en Mt 5,1. En ese lugar Mateo las adapta para los integrantes de la Iglesia de su tiempo. Lucas, en cambio, las pone aquí tales como Jesús las proclamó al pueblo de Galilea. Las Bienaventuranzas fueron, en boca de Jesús, un llamado y una esperanza dirigidos a los olvidados de este mundo y, para empezar, a los pobres de su pueblo, herederos de las promesas de Dios a los profetas. El Evangelio trae un vuelco de las situaciones presentes, como en el canto de María (1,51-53). Dios quiere en adelante mostrar su misericordia, especialmente con colmar a los pobres y despreciados. Pero también quiere encargarles su Evangelio y hacer de ellos los primeros cooperadores de su obra en el mundo. Si bien los grandes, los científicos, los organizadores tienen su parte propia en la máquina mundial, los pobres son los que dan el aporte más indispensable para la construcción del Reino. Hay mil maneras de presentar a Jesús y su obra. Pero, para que esta enseñanza merezca ser llamada evangeüzación (o sea: comunicación de la Buena Nueva), es necesario que sea recibida como Buena Mueva en primer lugar por los pobres. Si son otras categorías sociales las que se sienten más identificadas con esta enseñanza, o a las que se invita primero, esto significa que algo falta, o en el contenido, o en la manera de proclamar un mensaje que hace justicia a los desheredados. A continuación, Lucas trae lamentaciones: ¡Pobres de ustedes los ricos! Recuerdan otras semejantes de Is 65,13-14.
109 tocarlo porque de él salía una fuerza que 8,46 los sanaba a todos. 20 El, entonces, levantó los ojos hacia sus discípulos, y dijo: sai i,i «Felices los pobres, porque de ustedes 33'¡2 es el Reino de Dios. 84,5 21 Felices ustedes que ahora tienen hamis 25,6 bre, porque serán satisfechos. 49,10 Felices ustedes que lloran, porque reirán. 22 Felices ustedes si los hombres los 11,49 odian, los expulsan, los insultan y los con' sideran unos delincuentes a causa del Hijo del Hombre. 23 En ese momento alégrense y llénense de gozo, porque les espera una recompensa grande en el cielo. Por lo demás, ésa es la manera como trataron también a los profetas en tiempos de sus padres. 1013 24 P ero > ¡pobres de ustedes, los ricos, 1Ú2 porque ustedes tienen ya su consuelo! is es,» 25 ¡Pobres de ustedes que ahora están satisfechos, porque después tendrán hambre! ¡Pobres de ustedes que ahora ríen, porque van a llorar de pena! 26 ¡Pobres de ustedes cuando todos hablen bien de ustedes, porque de esa misLos ricos y satisfechos son ciegos que no reconocen a Dios cuando se manifiesta. Andan con tranquilidad de conciencia porque su situación les trae los aplausos de todos. En realidad, su existencia, sus méritos y su contento son falsedad que se desvanece en presencia del Evangelio. Cuando todos hablen bien de ustedes (1 Cor 4,8). El contraste entre perseguidos y gente considerada puede existir dentro de la misma Iglesia. A veces en ella se ven grupos influyentes de personas a las que nada les falta y que saben captar las bendiciones oficiales, mientras otros son difamados y perseguidos por poner en práctica las exigencias del Evangelio. Este es el escándalo del que Jesús habla en Mt 13,41. Los Santos han conocido estas pruebas, pero a pesar de ellas, nunca renegaron de la Iglesia. -f Aquí Lucas presenta solamente algunas de las palabras de Jesús que Mateo reúne en los capítulos 5-7 de su Evangelio, y que hemos comentado. Algunos se sienten defraudados al ver que Jesús habla de cambiar nuestra vida y no de reformar la sociedad. Y piensan que esto se debe a la cultura de aquel tiempo en que los hombres no pensaban todavía en un cambio de las estructuras sociales injustas. En realidad, Jesús va a lo esencial. La raíz del mal está en las personas. Bien es cierto que las estructuras malas impiden que los hombres vivan y crezcan. Pero también se ve que ninguna revolución, por muchos beneficios que traiga, establece una sociedad menos opresora, mientras las personas no se reforman según el Evangelio. Jesús no nos da pautas para solamente conseguir un orden mejor. Su misión es de enseñamos el camino de la madurez y de la libertad. El oprimido no es un inocente. Si no lo paralizaran el miedo, el espíritu de división, la codicia de las ventajas que le ofrece su opresor, ya habría conseguido ia unanimidad que desafia cualquier fuerza de opresión. Por eso no se liberará sin progresar mucho en la confianza en Dios, que permite arriesgar, en la abertura del espíritu que permite comprender al otro y facilita la reconciliación.
lucas 6 ma manera trataron a los falsos profetas en tiempos de sus antepasados! El amor a los enemigos (Mt 5,40) + 27 Pero yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, 2s bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los maltratan. 2^ Al que te golpea en una mejilla, preséntale la otra. Al que te arrebata el manto, entrégale también el vestido. 30 Da al que te pide, y al que te quita lo tuyo, no 1 co 6,7 se lo reclames. 31 Traten a los demás como quieren que ellos les traten a ustedes. O 32 Porque si ustedes aman a los que los aman ¿qué mérito tienen? Hasta los malos aman a los que los aman. 33 Y si hacen bien a los que les hacen bien, ¿qué mérito tienen? También los pecadores obran así. 34 Y si prestan algo a los que les pueden retribuir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a pecadores para recibir de ellos igual trato. • 35 Por el contrario, amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar 14,12 Las sentencias de Jesús que vienen a continuación señalan los cambios más indispensables de nuestros criterios y de nuestro corazón. Da al que te pide. Jesús no da una norma que se aplicaría automáticamente en todos los casos: sabemos que hay momentos en que no debemos dar, porque sería favorecer el vicio. Jesús quiere inquietar nuestra conciencia: ¿Por qué te niegas a dar? ¿Temes que no te lo devolverán? Pero, ¿si éste fuera el momento de confiar en tu Padre y de desprenderte de algo que es «tu tesoro» (12,34)? Tú que quieres ser perfecto, ¿por qué descartas tantas oportunidades de renunciar a tu propia sabiduría para dejar que Dios se encargue de tus intereses? O Aquí, como en Mt 5,43, Jesús no se refiere principalmente a los rencores y amistades personales. Más bien nos habla de las oposiciones de tipo social, político o religioso: uno hace la distinción entre los que son de su grupo o de su partido, y los que son del partido opuesto. Los hombres acostumbran ayudarse, respetarse y ser buenos dentro del grupo; y se niegan a apoyar a los del otro grupo, sin examinar sus derechos: éstos son, para ellos, los malos y los pecadores. Jesús nos invita a superar estas diferencias: la persona es la que cuenta y, en cuanto mi prójimo me necesita, debo olvidar su color y cualquier etiqueta que se le pone. Si prestan a los que les pueden retribuir. Se trata otra vez de una actitud social: el hombre que busca sus amistades en el ambiente que sirve su ascensión social y se aparta de todos aquellos que serán un peso para él, porque son personas sin influencia: Le 14,2. Entonces serán hijos del Altísimo. Jesús non Indica Ion medios para transformamos a imagen y semeliinMi dal Pa dre Altísimo. Se nos exige superar los prejulcloH y h*< »r muí las barreras sociales. • Ver el comentarlo de Mi 7.1 N U M I I » \mitmi\tm «tul en imitar al Padre. Su mannia da M I I lio» • • la /n!«rte«r
111 lucas 7 9 Jesús resucita al hijo de una viuda ellos, > los envió para que preguntaran al IM MI.NI J O ' ' Jesús se dirigió poco después a un Señor: «¿Eres tú el que ha de venir, o teñe- " *f, que esperar a otro? pueblo llamado Naím y con él iban sus dis- mos 20 Llegados donde Jesús, esos hombres cípulos y un pueblo numeroso. 12 Pues bien, cuando llegó cerca de la puerta de la le dijeron: «Juan Bautista nos manda decir8,42 ciudad, llevaban a enterrar a un hijo único te: «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos 9,38 a otro?» cuya madre era viuda. Una buena parte de esperar 21 En ese momento Jesús sanaba a vala población seguía el funeral. 13 Al verla, el Señor se compadeció de rias personas afligidas de enfermedades, de y devolvía ella y le dijo: «No llores.» 14 Después se achaques, de espíritus malignos, 22 la vista a algunos ciegos. Jesús, pues, acercó hasta tocar la camilla. Los que la llevaban se detuvieron. Dijo Jesús entonces: contestó a los mensajeros: «Vayan a con«Joven, te lo mando: levántate.» 15Y el tarle a Juan lo que han visto y oído: los cié- is 29,18 , „ 1710 muerto se sentó y se puso a hablar. Y Je- gos ven, los cojos andan, los leprosos son «;? purificados, los sordos oyen, los muertos sús se lo devolvió a su madre. 16 El temor de Dios se apoderó de todos, resucitan,23 se anuncia la Buena Nueva a los pobres. Y además ¡feliz el que me eny lo alabaron con estas palabras: «Es un cuentra y no se confunde conmigo!» G ran r eta e ue n o s n a B¡ l]il 9 P °f ' <3 llegado; Dios ha 17 jer29Íio visitado a su pueblo.» Y por toda la Ju24 (Jna vez que se fueron los enviados dea y por las regiones vecinas, contaban lo • de Juan, Jesús se puso a decir a la gente, que Jesús había hecho. refiriéndose a Juan: «¿Qué fueron a contemplar al desierto? ¿Una caña movida por 7)35 Jesús responde a los enviados el viento? 25 ¿Qué fueron a ver? ¿Un homde Juan Bautista bre vestido con ropas finas? Pero los que (Mt 11,2) se ponen trajes elegantes y llevan una vida 18 + Los discípulos de Juan lo ponían al de placeres, están en los palacios de los retanto de todo esto. El, llamando a dos de yes. 26 Entonces, ¿qué fueron a ver? ¿un
lucas 7
110 EX 34,12 algo en cambio. Entonces la recompensa y la corriente se precipitó sobre su casa, removerla porque estaba bien s¡¡ J;?J será grande y serán hijos del Altísimo, que pero no pudo 4 es bueno con los ingratos y los pecadores, construida. $ Por el contrario, el que escu36 t» 34.6 Sean compasivos, como es compasivo el cha mi palabra, pero no la practica, se pam 5,48 p a d r e 43 No hay árbol bueno que dé una fruta capitán envió a unos amigos para que le diMt 12,33 mala, y el árbol que no es sano tampoco jeran: «Señor, no te molestes más, porque poca cosa para que entres a mi dará fruta buena. 4" Además, todo árbol se soy bien 7 reconoce por su fruto. No se sacan higos casa; por eso, ni siquiera me atreví a ir de los espinos, ni de las zarzas se sacan donde ti. Pero di una8 palabra solamente y uvas. 45 El hombre bueno saca cosas bue- mi sirviente sanará. Yo mismo, aunque nas del tesoro que tiene adentro, y el que soy un subalterno, tengo autoridad sobre es malo, de su fondo malo saca cosas ma- mis soldados y, cuando le ordeno a uno las; porque su boca habla de lo que abun- que vaya, va, y si le digo a otro que venga, viene, y si digo a mi sirviente que haga algo, da en el corazón. 46 ¿Por qué me llaman Señor, Señor, y lo hace.» 9 Al oír estas palabras, Jesús quedó adMI 7,24 no hacen lo que yo digo? 47 Les voy a decir a quién se parece el que viene a escu- mirado, y, volviéndose hacia el pueblo que char mis palabras y las practica. 48 Se pa- lo seguía, dijo: «Les declaro que ni siquiera rece a un hombre que, al construir su casa, en Israel he hallado una fe tan grande.» 10 Y, cuando los enviados volvieron, encavó bien profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Vino una inundación contraron al servidor en perfecta salud. J
dia, o sea, la capacidad de conmoverse ante la pobreza y la angustia de sus criaturas, para colmarlas de lo que él puede comunicarles. A esta misericordia se opone la acritud del que se hace juez de sus hermanos. ¿Puede un ciego guiar a otro? Nuestro orgullo se satisface cuando podemos comparamos con los demás; y, para que la comparación nos favorezca, empezamos por criticarlos y condenarlos. Jesús nos invita a mirar mas bien a nuestras fallas; la lucidez respecto de uno mismo permite ver con más equidad la situación del prójimo. O No hay árbol bueno. Estas sentencias ya se comentaron en Mt 7,15. Pero aquí Lucas las da un sentido diferente, pues las refiere a la conciencia limpia. Es necesario purificar nuestra mente y nuestro espíritu para que luego, este árbol bueno pueda producir frutos buenos, o sea, palabras y actos de justicia y de bondad.
O EL PODER DE DIOS Este capitán del ejército extranjero había sabido ganarse el aprecio de los judíos. Lo grande no era que hubiera dado un aporta para la construcción de la Sinagoga, sino que ellos lo hubieran aceptado de él. Este hombre, seguramente, era bueno. Pero conocía demasiado bien los prejuicios de los judíos para atraverse a ir personalmente a ese Jesús del que todos hablaban. Pues, ¿hasta qué punto Jesús compararía el orgullo de sus compatriotas? ¿Respondería al llamado de un militar romano? Por eso le envía a sus amigos judíos. Luego el hombre se pone inquieto: Jesús, ¿aceptará ir a casa de un pagano y «mancharse con impuros»? (Mt 7,14). Por eso el capitán da otro paso: que Jesús no baje a su casa. Los demás enfermos exigen ser tocados por el Maestro, pensando que tiene algún poder de curandero; él, en cambio, ha comprendido que Jesús tiene el mismo poder de Dios y no es necesario que venga hasta el enfermo: no le será,
pues, más difícil dar una orden, desde lejos, a la vida que se escurre. O Nadie, nunca, ha atribuido a hombre alguno poder sobre la muerte. Sólo Jesús vence a la muerte, y ¡qué sencillez en la manera de hacerlo! La madre representa a la humanidad que lleva su condición dolorosa. «Sufrirás por tus hijos», así se dijo después del primer pecado. La humanidad no puede sino acompañar a sus muertos. Entierra llorando a sus jóvenes, pero es ella quien los sigue matando. Los mata con las guerras. Los mata cuando agota los recursos de la tierra, que deberían servir para prepararles un porvenir mejor. Los mata espiritualmente al no enseñarles el amor y la entrega de sí, y al destruir sus ideales más generosos. LOS QUE DUDAN
I' I I I I I y
+ Juan Bautista había proclamado la inminente llegada del Juicio de Dios. Pero Herodes había puesto a Juan en la cárcel y nada había pasado. Juan presentaba a Jesús como el Mesías esperado, pero Jesús no revolucionaba el mundo, y Juan, en la cárcel empezó a dudar. Tal vez seria más exacto entender su pregunta como una invitación insistente: «Si tú eres el que debe venir, .¿por qué tantas demoras? Los discípulos de Juan presencian las curaciones; pero las curaciones no son todo y Jesús añade: una buena nueva llega a los pobres. Porque la evangelización verdadera es la que levanta la esperanza y deja como frutos personas renovadas. Los ciegos ven, los cojos andan... Los profetas anunciaban estas señales (Is 35,5) q u e eran realmente nuevas, pues en el pasado Dios se manifestaba habitualmente c o m o poderoso salvador. Estas sanaciones daban a entender la liberación q u e J e s ú s les traía: no un castigo d e los malos (que ocupaba un buen lugar en la predicación de J u a n Bautista), sino, antes q u e nada, una reconciliación apta para sanar un m u n d o de pecadores, de violentos y de rencorosos.
¡Feliz aquel que me encuentra y no se confunde conmigó! Y felices aquellos que no dudan de la salvación de Cristo después de ver los frutos de la evangelización. Felices aquellos que no dicen: este camino es demasiado lento. El Evangelio demuestra primero su fecundidad en su fuerza para levantar a las personas. El que ha creído es un hombre reconciliado. El que ha encontrado a Cristo se ha descubierto a sí mismo y no será de los que pasan tan fácilmente de oprimido a aprovechador, de la denuncia de los malos a la complicidad con el mal. Donde hay personas renovadas, toda una colectividad toma conciencia de su realidad y se une en tomo a tareas liberadoras. No importa que el mundo siga entregado, aparentemente, a las fuerzas del mal. La presencia de personas liberadas obliga a los hombres a definirse por el bien o por el mal, y es eso lo que hace madurar el mundo. Con esto, Jesús responde a los discípulos de Juan, hombres sacrificados y preocupados por el triunfo de la causa de Dios. Podría ser que su búsqueda de la justicia los absorba tanto que no puedan reconocer en la actuación de Jesús, aparentemente muy discreta, el paso de la misericordia de Dios. • una vez que se fueron los enviados de Juan. La mayoría de los discípulos de Juan se quedaron con su maestro y no reconocieron a Jesús. El no los culpa, sino que elogia a Juan y se sitúa respecto a él. Un profeta, y más que un profeta. Jesús no se rrllrre n la santidad personal de Juan. Entre los nacidos de unilrr rio hay (Mateo dice: no se ha presentado profeta) nmytti qum Juan. Juan clausura el número de los profeta» drl AnlluiKi Testamento, siendo el que introduce a lo* tiempo* il»l M«l no de Dios. El más pequeño en el Reino es mayor qur <•/ 1 n . ..t. »Mtt tido q u e los discípulos de J e s ú s han C*IIIIM IH*J u a n solamente anunció. Por santo qup ' ' " **ie dio el conocimiento de Dios que rnipla I>M
lucas 7 profeta? Eso sí, y les declaro que Juan es más que un profeta, 27p Ues s e refiere a Juan esta profería: mira que mando a mi iínVi mensaJero delante de ti, para que te prepare el camino. 28 Yo les aseguro que, entre los nacidos de mujer, no hay nadie mayor que Juan; sin embargo, el más pequeño en el Reino de Dios es más que él. 29 Toda la m 21,32 gente que lo oyó, hasta los publícanos, reconocieron el llamado30de Dios y recibieron el bautismo de Juan. En cambio, los fane2,23riseosy los maestros de la Ley despreciaron el designio de Dios al no hacerse bautizar por él. 31 ¿Con quién puedo comparar a esta clase de hombres? ¿A quién se parecen? 32 Se parecen a esos niños que, sentados en la plaza, se quejan unos de otros: Les tocamos la flauta y ustedes no bailaron, les entonamos canciones tristes y no lloraron. 33 Lo mismo pasó con Juan Bautista, que Jn 7,20 no comía pan ni bebía vino, y ustedes dijesona de Jesús. Juan, el profeta austero, no conoció la reconciliación total con el Dios misericordioso, que es el privilegio de los discípulos de Jesús. Juan decía que cada cual debía enderezar su vida. Jesús, en cambio, insiste en que todos nuestros esfuerzos no sirven mientras no hayamos creído en el amor del Padre. Los discípulos de Juan ayunaban: los discípulos de Jesús sabrán perdonar. Juan atraía al desierto a los que sabían desprenderse de sus comodidades; Jesús vive entre los hombres y sana sus llagas. Pedían el bautismo de Juan, dispuestos a deponer sus vicios; el bautismo de Jesús, en cambio, comunica el Espíritu de Dios. Se parecen a niños sentados... Todo k) hacen a destiempo, reprochan a Juan por su austeridad, y a Jesús por su falta de austeridad. Con esta respuesta, Jesús nos enseña a no criticar siempre a la Iglesia de tiempos pasados, sino a tomar en cuenta su experiencia. Cada generación se encuentra con problemas diferentes y ninguna de ellas puede liberarse de los prejuicios y las limitaciones de la cultura de su tiempo. Jesús viene después de Juan, y superior a él. Pero necesitaba de Juan. Todo esfuerzo por evangelizar se queda en superficie y las conversiones no son profundas si el terreno no ha sido preparado por movimientos que despiertan las inquietudes por un mundo más justo y una vida más sacrificada. LOS PECADORES + El fariseo Simón tenía algunos principios religiosos claros y sencillos: El mundo se divide entre buenos y pecadores. Los buenos son los que cumplen; los pecadores son los que cometen faltas notorias. Dios ama a los buenos; Dios no quiere a los pecadores: Dios se aparta de los pecadores. Simón es bueno; Simón se aparta de los pecadores. Jesús no se aparta de la pecadora; Jesús no se guía por el Espíritu de Dios. Lo raro es que Dios no piensa como Simón. Sólo él es bueno y, por eso, no distingue entre buenos y pecadores, sino que quiere perdonar a todos. Dios no pesa en una balanza nuestras acciones buenas y malas para ver cuál tiene mayor peso: esto sería un juego de niños. Dios sabe que el hombre necesita tiempo para probar el bien y el mal, y también para madurar su orientación definitiva. Nos deja que pequemos porque, al final, conoceremos mejor que somos malos y que sólo él nos hace falta. Por eso no le cuesta ol-
112 ron: Está endemoniado. " Luego viene el Hijo del Hombre, que come y bebe, y ustedes dicen: Es un glotón y un borracho, amigo de publícanos y de personas malas. 35 Pero la Sabiduría de Dios fue la que dispuso estas cosas, y los suyos la reconocieron. 3
El fariseo y la mujer pecadora + 36 Un fariseo había invitado a Jesús a 11,37 comer. Entró en casa del fariseo y37se acos- u,: tó en el sofá según la costumbre. En ese pueblo había una mujer conocida como pecadora. Esta, al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, compró un vaso de perfume y, entrando, se puso de pie detrás de Jesús. 38 Allí se puso a lio- JnMc1214 rar junto a sus pies, los secó con sus cabelíos, se los cubrió de besos y se los ungió con el perfume. 39 Al ver esto, el fariseo que lo había invidar nuestros pecados y desórdenes, si, a pesar de ellos, o por medio de ellos, hemos llegado al amor verdadero. Simón no había acogido a Jesús con las muestras de cordialidad usadas en ese tiempo. Luego se acostaron en los sofás, en tomo a la mesa, según la costumbre de la gente acomodada, pero Jesús se aburría: ¿de qué conversar con este hombre respetable que creía saber las cosas de Dios y que era incapaz de sentinas? Y Jesús esperaba la venida de la pecadora. Aquel a quien se le perdona poco (47). Esto no se averigua siempre. Muchos amaron apasionadamente a Jesús, que no eran grandes pecadores. Pero él habla en forma irónica, dirigiéndose a un hombre muy «decente»: —Simón, tú piensas que debes poco (y en esto te equivocas), y por eso amas poco. Sus pecados le quedan perdonados (47). Varias personas ven aquí una contradicción con el v. 42. Pues, en el 42, el gran amor es el fruto de un perdón más amplio; en el 47, el mucho amor consigue este perdón. Pero Jesús no pretende decir cuál de los dos, el amor o el perdón, es primero: en realidad, los dos van a la par. Jesús está oponiendo dos formas de religión. La religión del fariseo es algo como • una contabilidad: ahí Dios nota faltas y obras buenas para luego premiar más al que más haberestiene.La religión verdadera, en cambio, solamente se fija en la calidad del amor y de la confianza, y, habitualmente, amamos en la medida en que tomamos conciencia de lo mucho que Dios nos ha perdonado. Te quedan perdonados tus pecados (48). Tratemos de comprender el escándalo que causaron tales palabras. En realidad, ¿ a quién había amado la mujer sino a Jesús? ¿Y quién puede perdonar los pecados, sino Dios? Posiblemente esta mujer es la misma que María, hermana de Marta, la cual ungió los pies de Jesús en vísperas de su muerte (Jn 12^3). Lo más probable es que este gesto .algo extraño de ungirle los pies tuvo lugar una sola vez, y que fue antes de su pasión. En este caso, Lucas habría modificado algunos detalles para componer el presente relato, aludiendo al pasado de María. Mateo, Marcos y Juan, al relatar el hecho, notan que Judas se indignó (Jn 12,4); pero posiblemente Simón, que recibía a Jesús, se escandalizó por otro motivo: ¿Cómo Jesús podía aceptar que esta mujer h siguiera, junto con sus apóstoles, por más que se hubiera arrepentido de sus pecados y demonios pasados?
113 vitado se dijo interiormente: «Si este hombre fuera profeta, sabría quién es y qué dajn 14,8 se de mujer es la que lo toca: una pecadora.» 40 Pero Jesús, tomando la palabra, le dijo: «Simón, tengo algo que decirte.» Simón contesto: «Di, Maestro.» 41 «Un prestamista tenía dos deudores, uno le debía quinientas monedas y el otro cincuenta. 42 Como no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a los dos. ¿Cuál de los dos lo querrá más? 43 Contestó Simón: «Pienso que aquel a quien le perdonó más.» Jesús le dijo: «Juzgaste bien.» 44 Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré a tu casa no me ofreciste agua para los pies; «n 'M mientras que ella los mojó con sus lágrimas, y los secó con sus cabellos. 45 Tú no me besaste al llegar; pero ella, desde que entró, no ha dejado de cubrirme los pies con sus besos. 46 No me echaste aceite en la cabeza; ella, en cambio, derramó perfume en mis pies. 47 Por esto te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le quedan perdonados, por el mucho amor que "> 21.31 demostró. Pero aquel a quien se le perdona poco, demuestra poco amor.» 48 Después dijo a la mujer: «Tus pecados te quedan perdonados.» 49 Los que estaban con él a la mesa empezaron a preguntarse: «¿Quién es este hombre que ahora pretende perdonar los pecados?» 50 Pero, de nueIJJ vo, Jesús habló a la mujer: «Tu fe te ha salvado; vete en paz.» + Acerca de la tremenda postergación de la mujer en el tiempo de Jesús, ver comentario de Mt 1,18. Ningún maestro religioso habría consentido hablar con una mujen ellas no entraban a las sinagogas. Sin embargo, Jesús no hizo ni el menor caso de estos prejuicios umversalmente aceptados. Varias mujeres comprendieron las palabras y la actitud de Jesús como un llamado a liberarse ellas mismas. Incluso se integraron al grupo de sus íntimos, despreciando los comentarios: Este es un testimonio eminente acerca de la libertad evangélica. ¡Hoy todavía, tantas mujeres siguen sometidas a su esposo, le piden permiso para participar en una institución, lamentan no responder a los llamados de la Iglesia porque el esposo no se lo permite! Es inútil hablar con ellas de vida cristiana mientras no han dado el primer paso en el camino de su propia liberación, sin temor al enojo del señor marido. María de Magdala (pueblo a orillas del lago de Tiberiades), estará al pie de la cruz junto con María, esposa de Cleofás, madre de Santiago y de José. Estas dos, junto con Juana, recibirán el primer anuncio de la Resurrección (Le 24,10). O Ver el comentario de Mt 13,1-23. Esto es to que significa la comparación. Y la comparación ayuda a entender lo que sucede en tomo a Jesús. Pues muchos se entusiasmaron al comienzo y después de un tiempo, se alejan. Solamente unos pocos perseveran y se pre-
lucas 8 Las mujeres que acompañaban a Jesús O i Jesús iba recorriendo ciudades y muí aldeas, predicando y anunciando la 443 Buena Nueva del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce 2 y también algunas mu- Lc24,1 * 19,25 jeres a las que había sanado de espíritus ° malos o de enfermedades: María, por sow brenombre Magdalena, 3de la que habían sa- MIVM lido siete demonios; Juana, mujer de 23,49 Cuza, administrador de Herodes; Susana, y varias otras que los atendían con sus propios recursos. +
u
La comparación del sembrador (Me 4,1; Mt 13,1) 4 Estaban reunidas muchísimas personas que habían venido a verlo desde muchas ciudades. Entonces empezó a hablarles por medio de comparaciones: s «El sembrador salió a sembrar. Y, mientras sembraba, una parte del grano cayó al borde del camino, la pisotearon, y las aves del cielo se la comieron. 6 Otra parte cayó sobre la roca y después que brotó, se secó por falta de humedad. 7 Otra cayó entre espinos, y los espinos al crecer la ahogaron. 8 Otra cayó en tierra buena, creció y produ- ot 29,3 jo el ciento por uno.» Y, al terminar, Jesús clamaba: «El que tenga oídos para oír, oiga.»
O 9 Sus discípulos le preguntaron lo que quería decir esa comparación. 10 Jesús les contestó: «A ustedes se les concede conoguntan: ¿Cómo va a llegar el Reino de Dios, si nadie se interesa? El Evangelio ha recordado la explicación de Jesús referente a los terrenos en que cae la semilla. Pero había mucho más que explicar. Y primeramente los oyentes debían extrañarse de esta comparación del Reino de Dios con algo que se siembra. Pues a lo largo de la Historia Sagrada, se había sembrado abundamentemente y lo que esperaban los contemporáneos de Jesús era una cosecha (ver Ap 14,15). Nosotros también, igual que los contemporáneos de Jesús, queremos cosechar, o sea, gozar los frutos del Reino de Dios, que son la paz social, la justicia y la felicidad. Y muchos se extrañan de que, veinte siglos después de Cristo, los hombres sigan tan malos. Pero, si bien ha llegado el Reino de Dios y ya está en medio de nosotros, no por eso vamos a gozar sus frutos. El Reino de Dios está ahí donde Dios reina. Y Dios reina ahí donde los hombres lo reconocen por lo que es; ahí donde puede actuar como Padre y donde sus hijos pueden reconocer los proyectos que él formó a su respecto. El discípulo de Cristo ya no conoce a Dios sin más, sino al Padre y a su Hijo, y eso basta para hacer de él un hombre nuevo. A partir de ese momento, las personas van madurando de mil maneras, y también va madurando la conciencia social. Los hombres toman conciencia de su dignidad y de su común destino, a pesar de que les parezca cada día más imposible conseguir sus metas.
lúeas 8 cer los misterios del Reino de Dios; los otros no tendrán más que comparaciones para que vean sin ver y oigan sin comprender. 1 1 Esto es lo que significa la comparación: La semilla es la Palabra de Dios. 12 Los que están al borde del camino son los que han oído, pero después viene el diablo y arranca la Palabra de su corazón, pues no quiere que crean y se salven. J3 Los que están sobre la roca son los que, cuando oyen la Palabra, la acogen con alegría, pero no tienen raíz. No creen m á s que por un momento y fallan en la hora de la prueba. 9,2314 Lo que cayó entre espinos son los que han oído, pero, al pasar el tiempo, las preocupaciones, la riqueza y los placeres de la vida los ahogan, de suerte que n o llegan a 21,19 madurar, is y los que están en buena tierra Veo i',l son los que reciben la Palabra con un co12f,2 razón noble y generoso, la conservan y proRom 8y ducen fruto por ser constantes. i 6 Nadie enciende una lámpara para cubrirla con un envase o ponerla debajo de la cama. Por el contrario, la pone en un candelera, para que los que entren vean la luz. 17 No hay nada escondido que no salga a 12,2 la luz, ni nada tan secreto que no llegue a MM0,26 conocerse claramente. isPor tanto, fíjense bien en la manera como escuchan. Porque, al que produce se le dará, y al que no produce, se le quitará hasta lo que cree tener.»
114 La tempestad calmada (Me 4,35; Mt 8,18)
22 ü n día subió Jesús a una barca con sus discípulos. Les dijo: «Pasemos a la otra orilla23del lago.» Y ellos remaron mar adentro. Mientras navegaban, Jesús se durmió. De repente, una tempestad se desencadenó sobre el lago, y la barca se fue llenando d e agua, a tal punto que peligraban. 24 Se acercaron a él y lo despertaron: «Maestro, Maestro, estamos perdidos.» J e sús se levantó, y amenazó al viento y a las olas encrespadas; éstas se tranquilizaron y todo quedó en calma. 25 Después les dijo: «¿Dónde está la fe de ustedes?» Los discípulos quedaron llenos de temor y d e admiración y se decían entre ellos: «¿Quién es éste que puede mandar a los vientos y las olas, y le obedecen?»
El endemoniado y los cerdos (Me 5,1; Mt 8,28) 26 Llegaron a la región de los gerasenos, que se halla al otro lado del lago, frente a la Galilea. 27 Acababa d e desembarcar, cuando de este pueblo vino a su encuentro un hombre poseído de demonios. Desde hacía mucho tiempo no se vestía, no vivía en una casa, sino en las tumbas. 28 Viendo a Jesús se puso a gritar, cayó a sus pies y dijo en voz alta: «¿Qué quieres conmigo, J e sús, hijo del Dios Altísimo? Te lo ruego, no Están t u madre y t u s hermanos me atormentes.» (Me 3,31; Mt 12,46) 29 Es que Jesús había mandado al espí- 11,24 + i9 Su madre y sus parientes querían ver- ritu malo que saliera de ese hombre. Porlo, pero no podían acercársele por el gen- que, en diversas ocasiones, el espíritu se hatío que había. 2t> Alguien dio a Jesús este re- bía apoderado de él y en esos momentos, cado: «Tu madre y tus hermanos están por m á s que lo ataran con cadenas y griafuera y quieren verte.» 2l Pero Jesús res- llos, él rompía las ataduras y el demonio lo a lugares solitarios. 11,28 pondió: «Mi madre y mis hermanos son los arrastraba 30 Jesús le preguntó: «¿Cuál es tu nomque escuchan la Palabra de Dios y la pobre?» Y él contestó: «Multitud.» Porque munen por obra.» REINO DE DIOS Y REINADO DE DIOS Jesús hablaba el arameo, idioma que no tiene sino un solo término para designar tres cosas distintas: el reino, o sea, el lugar donde Dios actúa en forma soberana; el reinado, o sea, el hecho de que Dios actúe en fomia soberana; la realeza, o sea, la dignidad de Dios soberano. A menudo Jesús habla del reino propiamente dicho: •'ustedes no entrarán en el Reino de Dios: Pero en otros lugares, el sentido es discutible, por ejemplo, en el Padre Muestro. ¿Debemos decir 'Venga tu Reino», o: 'Venga tu Reinado»? En las presentes parábolas llamadas tradichnalmente parábolas del Reino, los dos sentidos van juntos. La gran novedad que proclamaba Jesús era la llegada de tiempos totalmente diferentes a los de la historia sagrada, tal como la hablan vivido los judíos. Bien es cierto que Dios estuvo pre-
sente en toda la historia humana, especialmente en la de Israel, pero ahora, venía de otra manera. Primero porque Jesús estaba revelando a los hombres el verdadero rostro de Dios; luego, porque Jesús resucitado empezaría a orientar soberanamente la historia humana, siendo Señor de vivos y muertos. Empezaba, pues, el reinar o el reinado de Dios. Dios actuaría en ellos y los iría transformando. Ahí donde Dios actúa como rey, empieza una humanidad nueva que es su reino. Al leer las cartas de Pablo y todo lo grande que ahí dice de la Iglesia (especialmente en Efesios), nos damos cuenta que, para él, la Iglesia es de alguna manera el mismo Reino de Dios, o, mejor dicho, el lugar desde el cual éste irradia sobre el mundo. + Ver el comentario de Me 3 3 1 .
115 chos demonios habían entrado en él, 3) y rogaban a Jesús que no les ordenara irse al abismo. 32 Había en ese lugar un buen número de cerdos comiendo en el cerro. Los demonios suplicaron a Jesús que les permitiera entrar en los cerdos, y él se lo permitió. 33 Salieron, pues, del hombre, entraron en los cerdos y, desde el acantilado, se precipitaron al lago y se ahogaron. 34 Viendo lo que había pasado, los cuidadores huyeron llevando la noticia a la ciudad y a los campos. 3 5 Luego la gente salió a ver qué había pasado. Al llegar cerca de Jesús, encontraron al hombre del que habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido y en su sano juicio. 36 Todos se asustaron, y los que habían sido testigos les contaron cómo el endemoniado había sido sanado. 3 7 Entonces todo el pueblo del territorio de los gerasenos pidió a Jesús que se alejara de ellos, porque un miedo muy fuerte se había apoderado de ellos. Jesús subió a la barca para volver. 38 Entonces el hombre del que habían salido los demonios le rogaba que lo admitiera en su compañía, pero Jesús lo despidió diciéndole: 39 «Vuélvete a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti.» Se fue, pues, publicando en la ciudad entera todo lo que Jesús hizo por él. J e s ú s resucita a la hija d e Jairo (Me 5,21; Mt 9,18) 40
Cuando regresó Jesús, lo recibió una gran multitud, porque todos estaban esperándolo. 4i En esto se presentó un hombre llamado Jairo, que era dirigente de la sinagoga. Cayendo a los pies de 42 Jesús, le suplicaba que fuera a su casa, porque tenía una hija única, de unos doce años, que se estaba muriendo. Mientras Jesús caminaba a casa de Jaira,43la gente lo apretaba casi hasta ahogarlo. En ese momento, una mujer que padecía hemorragias desde hacía doce años se acercó por detrás. Había gastado en manos de los médicos todo lo que tenía y nadie la había podido mejorar. 44 Tocó el fleNúm 15,38 co de la capa de Jesús y en el mismo instante se detuvo el derrame de sangre. 4 5 Jesús preguntó: «¿Quién me ha tocado?» Como todos decían: «Yo no», Pedro expresó: «Maestro, es la multitud la que te aprieta y te oprime.» "6 Jesús replicó: «Alguien
lucas 9 me tocó; yo sentí que una fuerza salía de mí.» 47 Al verse descubierta, la mujer se presentó muy temerosa y, echándose a sus pies, contó delante de todos por qué razón ella lo había tocado y cómo había quedado instantáneamente sana. 4 8 El le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz.» 49 Estaba todavía hablando, cuando alguien vino a decir al dirigente de la sinagoga: «Murió tu hija; no molestes m á s al Maestro.» 50 Pero Jesús, que lo había oído, contestó: «No temas; basta que creas, y tu hija se salvará.» 5i Cuando llegó a la casa, no dejó entrar a nadie con él, sino a Pedro, Juan y Santiago, junto con el padre y la madre de la niña. 52 Los demás gritaban y se lamentaban junto con las lloronas. Jesús les dijo: , t, „ •.,
n
1
i '
_!
•
Jn 11,11
«No lloren; la nina no esta muerta, sino que 1 co 15,18 duerme.» 5 3 Pero ellos se burlaron de él porque sabían que estaba muerta. 5 4 Sin embargo, Jesús, tomándola de la mano, la llamó con estas palabras: «Niña, levántate.» ss Volvió a ella su espíritu, y en el mismo instante se levantó. Jesús ordenó que le die- 1 R 17,21 ran de comer, 5 6 p u e s sus padres quedaban sobrecogidos de admiración, pero él les mandó que no le dijeran a nadie lo que había pasado. Jesús envía a los Doce (Mt 10,5; Me 6,7) Q 1 Habiendo reunido a los Doce, Jesús ^ les dio autoridad sobre todos los demonios y poder para sanar las enfermedades. 2 Y los envió a anunciar el Reino d e Dios y a hacer curaciones. 3 Les dijo: «No lleven nada para el camino, ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni plata, y tengan un solo vestido. "Cuando los reciban en una casa, *»•« quédense ahí hasta que dejen ese lugar, 5 y si en alguna parte no los reciben, salgan de Hj esa ciudad y sacudan el polvo de los pies, como para acusarlos.» e Partieron los Doce a recorrer los pueblos, predicando la Buena Nueva y haciendo curaciones por todas partes donde posaban. 7 Supo el rey Herodes todo lo que estaba pasando, y no sabía qué pensar, porque algunos decían: «Es Juan8 que ha resucitado de entre los muertos», y otros: «Es Elln», que ha reaparecido», y otros: «Es alguno M»M.
lucas 9 9
Pero Herodes pensó: «A Juan yo le hice cortar la cabeza. ¿Quién es entonces éste del cual me cuentan cosas tan raras?» Y te23,e nía ganas de verlo. 10 A su vuelta, los apóstoles contaron a Jesús todo lo que habían hecho. El los llevó consigo, en dirección a una ciudad llamada Betsaida, para estar a solas con ellos. 11 Pero la gente se dio cuenta y lo siguiec 6 34 ron. Jesús los acogió y se puso a hablarles H.'H del Reino de Dios, y devolvió la salud a los que necesitaban curación.
ii6 discípulos: «Háganlos sentarse en grupos de cincuenta.» 15 Así hicieron los discípulos, y todos se sentaron. 16 Jesús entonces tomó los cinco panes y los dos pescados, levantó los ojos al cielo, dijo la bendición, los partió y se los entregó a sus discípulos para que los distribuyeran a la gente. ]7 Todos comieron cuanto quisieron y se recogieron doce canastos de sobras. Pedro proclama su fe en Cristo (Me 8,27; Mt 16,13)
Jesús multiplica el pan (Me 6,30; Mt 14,13; Jn 6,1)
+ i 2 El día comenzaba a declinar. Los Doce se acercaron para decirle: «Despide a la gente. Que vayan a las aldeas y pueblecitos de los alrededores en busca de alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar solitario.» 13 Jesús les contestó: «Denles ustedes mismos de comer.» Ellos dijeron: «No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que fuéramos nosotros mismos a comprar alimentos para todo este gentío.» 14 Porque había unos cinco mil hombres. Pero Jesús dijo a sus + Ver el comentario de Me 6,34, Esta multiplicación del pan se cuenta en los cuatro evangelios, lo que se da solamente para pocos episodios del Evangelio. Además se narra otra en Mt 15,32 y Me 8,1. Posiblemente esta abundancia se debe a que la multiplicación del pan es uno de los milagros de Jesús que mejor demuestran su poder absoluto sobre las leyes de la naturaleza (ver comentario de Me 8,1). Pero también recordemos que los judíos del tiempo de Jesús eran un pueblo pobre, demasiado numeroso para una tierra fértil, pero medida. Los dominadores romanos se llevaban buena parte de los recursos, y los políticos como Herodes sacaban impuestos pesados, justificados en parte por la necesidad de ocupar la mano de obra sobrante en obras grandiosas. Muchísima gente no tenía asegurado su pan del día, como sucede hoy en nuestros países, y Jesús, con los que lo seguían, compartía esta condición. En ese lugar despoblado, Jesús se siente responsable de todos esos hermanos que se hicieron invitados suyos (como sucede en Le 11,5); y hace el gesto de la fe. En la vida diaria, debían ser numerosos en aquel tiempo como hoy, los que compartían sus últimos recursos con uno más pobre, confiados en que Dios se lo devolvería. Jesús, a su vez, no podía hacer menos que ellos. El milagro que obra en ese momento viene a confirmar en su fe a un sinnúmero de creyentes humildes, tal vez no muy adictos a la Iglesia, que, a menudo, saben arriesgar todo lo que les queda. A Jesús no le importa que su milagro despierte en ellos un entusiasmo mal orientado, que terminará con una ruptura (ver en Me 6,45). El no les había dado el alimento para traerlos a su Iglesia, sino para cumplir las promesas de Dios a los pobres. O Esto ocurre cerca de Cesárea de Filipos, balneario famoso situado al extremo norte de Palestina, al pie del monte Hermón. Jesús se ha alejado porque ya no hay seguridad
O 18 Un día Jesús se había ido a un lugar apartado para orar, y estaban sus discípulos con él. Les hizo esta pregunta: «La gente, ¿quién dice que soy yo?» «Ellos contestaron: «Unos dicen que eres Juan Bautista; otros, Elias, y otros, que eres alguno de los profetas antiguos que ha resucitado.» 20 Entonces les preguntó: «¿Y ustedes, quién dicen que soy yo?» Y Pedro respondió: «Que tú eres el Cristo de Dios.» 21 Jesús les prohibió estrictamente que se lo dijeran a nadie. • 22 «Porque —les decía— el Hijo del Hombre tiene que sufrir mucho y ser rechapara él en Galilea. Según su costumbre, Jesús ha enviado a sus Doce delante de él a los pueblos por donde pasará, para preparar su venida. ¿Qué dice de mí la gente? Y ustedes, ¿qué les contaban de mí cuando estaban entre ellos? ¿Quién les decían que soy yo? Pedro se adelanta, seguro de que no se equivocaron al presentar a su Maestro como el Mesías, el Enviado de Dios. Jesús no niega que lo sea, pero les prohibe decirlo en adelante. Pues, según la gente, el Libertador debe aplastar a sus enemigos. ¿Pueden los apóstoles, en consecuencia, llamar Libertador, sin más, ai que morirá en una cruz? Comparando este relato con los de A1c 827 y Alt 16,13, se llega a la conclusión siguiente: Mateo juntó en un solo relato dos sucesos diferentes en que Pedro se adelantó en proclamar su fe. El primero es el que narra Lucas en este lugar. El segundo, en que Pedro reconoció a Jesús por el Hijo de Dios y recibió las promesas que Mateo recuerda. Tal vez esto sucedió después de la Multiplicación del Pan: comparar con Juan 6,66-69. Tal vez después de la Resurrección: comparar con Juan 21,15-17, que insiste, no en la fe, sino en el amor que Jesús reconoce en Pedro. Ver Gal 2,7-8. • ¿Por qué preguntó Jesús a sus apóstoles lo que acabamos de leer? El Evangelio lo dice claramente: porque había llegado para él el momento de anunciarles su pasión. Jesús no había venido solamente a enseñar a los hombres, sino que les abría la puerta que conduce a la resurrección. Puesto que sus apóstoles ahora lo reconocen como el Salvador prometido a Israel, deben saber que no hay salvación si no se vence a la muerte (1 Cor 15,25). Y Jesús conseguirá esta victoria cuando elija libremente el camino de la cruz: El Hijo del hombre tiene que sufrir mucho y ser rechazado por las autoridades. Inmediatamente después, Jesús añade que todos hemos de compartir su victoria sobre la muerte: Que se niegue a sí mismo. Esta es la orientación funda-
117 zado por las autoridades judías, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la Ley. Le quitarán la vida y al tercer día resucitará.» 23 Después, Jesús dijo a toda la gente: «Si alguno quiere seguirme, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz de cada día y me siga. 24 E1 q Ue quiera asegurar su 17,33 vida la perderá, el que pierda su vida por 12,25 causa mía, la asegurará. 25 ¿De qué le aprovecha al hombre ganar el mundo entero, si se pierde o se perjudica a sí mismo? 26 Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga rodeado de su Gloria, de la del Padre y de los ángeles santos. 27 Les digo, y es pura verdad, que algu22,69 nos de los aquí presentes no morirán sin antes haber visto el Reino de Dios.»
lucas 9 que debía cumplirse en Jerusalén.32 Pedro y sus compañeros se sintieron invadidos por el sueño. Pero se despertaron de repente y vieron la Gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él. 33 Cuando éstos se alejaron, Pedro dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno que estemos aquí!; levantemos tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elias.» Pues no sabía lo que decía. ^Estaba todavía hablando cuando se formó una nube que los cubrió con su som- EX 40,35 bra. Al quedar envueltos en la nube se atemorizaron, 35 pero de la nube salió una voz que decía: «Este es mi Hijo, mi Elegido; es- 23^5 cúchenlo.» 36 Después que llegaron estas DM815 palabras, Jesús volvió a estar solo. Los discípulos guardaron silencio por esos días, y no contaron nada a nadie de lo que habían visto.
Jesús sana al joven epiléptico La transfiguración de Jesús (Me 9,14; Mt 17,14) (Me 9,2; Mt 17,1; Jn 12,28) 37 Al día siguiente, cuando bajaban del O 28 Ocho días después de estos discur6.51 sos, Jesús llevó consigo a Pedro, a Santiacerro, se encontraron con un pueblo numego y a Juan, y subió a un cerro a orar. 29 Y roso 38 y, de en medio de la multitud, un mientras estaba orando, su cara cambió de hombre se puso a gritar: «Maestro, te pido aspecto y su ropa se puso blanca y fulgu- que mires a este muchacho, que es mi únirante. 30 Dos hombres, que31eran Moisés y co hijo. 39 Cuando el demonio se apodera Elias, conversaban con él. Se veían res- de él, comienza a gritar. Luego el demonio 24,4 plandecientes y le hablaban de su partida, lo sacude con violencia y lo hace echar esmental de nuestra vida. Debemos elegir entre servir y ser servido; sacrificarse por los demás o aprovechamos de ellos. O, como dice cierta oración bien conocida: Que no me empeñe tanto en ser consolado sino en consolar, en ser comprendido como en comprender, en ser amado como en amar. Que cargue con su cruz de cada día. Aquí viene la aceptación de la cruz que el Señor impuso a cada uno de nosotros y que no tuvimos que escoger, porque la encontramos en nuestro destino. No se trata de arrastrarla a la fuerza, sino de quererla, porque el Señor la quiso para nosotros. El que quiere asegurar su vida. Jesús vuelve sobre la orientación general de nuestra vida. El está muy lejos de los que solamente se preocupan por evitar los «pecados», mientras siguen con sus propias ambiciones y su deseo de gozar al máximo la presente existencia. El solo hecho de buscar una vida sin riesgos nos pone fuera del camino de Dios. Si alguien se avergüenza de mí. Además de la cruz impuesta a cada uno en su vida diaria, Dios nos pedirá que demos testimonio de nuestra fe y, en eso, habrá que correr' riesgos, aunque el daño fuera solamente de ser burlado por los compañeros y los jefes. Pero también habrá momentos en que ser fiel al Evangelio significará correr a la muerte. Cuando un país vive bajo la violencia y son asesinados los que promueven honradez y solidaridad, los cristianos podrán ser tentados de conformarse con reuniones «espirituales» y callarse frente al pecado social arrollador. Se avergüenza de mí y de mis palabras: las cuales anuncian una liberación de los oprimidos y exigen solidarizar con ellos. O Recordemos la comunicación divina que Jesús recibió al empezar su ministerio (Le 3,21). Esta nueva señal di-
vina que recibe en la Transfiguración se debe a que empieza una nueva etapa: la de la Pasión. Jesús ya lleva dos años predicando, pero no se ve esperanza de que Israel supere la violencia que lo lleva a su ruina. Si ni siquiera los milagros pueden convencer a sus compatriotas, a Jesús le queda enfrentar las fuerzas del mal; su sacrificio será más eficaz que sus palabras para encender el amor y el espíritu de sacrificio en todos aquellos que, en adelante, continuarán su obra salvadora. En la Transfiguración, Jesús recibe la certeza de que su muerte se cumplirá dentro de poco en Jerusalén (hablaban de su partida en Jerusalén). Y también se le da el sabor anticipado de la Resurrección. Ver el comentario de Me 9,2. Llevó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan: éstos ocupaban un lugar privilegiado entre los Doce (Me 1,29; 3,16; 5,37; 10,35; 13,3). A pesar de que los Doce actuaran y vivieran juntos, no todos habían alcanzado el mismo nivel ni podían acompañar a Jesús en la Nube. Subió a un cerro a orar. Muy posiblemente una noche de oración durante la cual se produjo el acontecimiento que Jesús esperaba. Mientras tanto, los apóstoles dormían hasta que los despertó la Gloria de Jesús, transfigurado. Vieron su gloria. Esta notación recuerda la transfiguración de la cara de Moisés después de conversar con Dios (Ex 34,29-35). Pero aquí la Gloria dr Jrmís sale de él mismo y afecta hasta su ropa. A él han de escuchar. Pues .lr*un M el profeta anunciado por Moisés, al que todo* drlilnn fu urhni. Pero no se trata para nosotros de recibir dr 11 n% Inyrs. Más bien escuchamos al que nos rrvrli» ni y non mueve a reconciliamos con él. Para cuto M U IH uue nos fijemos en él como lo están haciendo Ir» Mt
lucas 9 pumarajos; cuesta mucho para que lo suelte y lo deja muy agotado. 40 Pedí a tus discípulos que echaran al demonio, pero no pudieron.» 41 Jesús respondió: «Gente incrédula y 0,32,5 extraviada, ¿hasta cuándo estaré entre ustedes y tendré que soportarlos? 42 Trae tu hijo para acá.» En el momento en que se acercaba el muchacho, el demonio lo echó al suelo con violentas sacudidas. Jesús expulsó al espíritu malo, el muchacho sanó y Jesús lo devolvió a su padre, 43 mientras todos quedaban maravillados ante el poder magnífico de Dios. (Me 9,30) Mientras todos quedaban admirados por las cosas que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: "4 «ustedes deben entender muy bien esto: El Hijo del Hombre tiene que ser entregado en manos de los hombres.» 45 Pero ellos no comprendieron estas pala18 M bras. Algo les impedía comprender lo que significaban y temían pedirle una aclaración. O 4 6 ün día comenzaron a discutir sobre cuál de ellos era el más importante. 47 Pero Jesús se dio cuenta de lo que les preocupaba y, tomando a un niño, lo puso a su lado, 48 y les dijo: «El que recibe a este niño en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, recibe al que me envió; porque el más pequeño entre todos ustedes, ése es el más grande.» O Ver el comentario de Me 9,33. Marcos recordó el gesto de Jesús que abraza a un niño. Gesto muy extraño para la gente de su tiempo, pues los niños no se tomaban en cuenta y los maestros en religión solamente invitaban a castigarlos bien. El modelo de la religión parecía ser el hombre grave que no ríe, ni corre, ni se fija en los seres menos responsables que él, especialmente las mujeres y los niños. Algo de esta mentalidad se nota muchas veces en aquellos que critican el bautismo y la primera comunión de los niños. Jesús no contesta la pregunta de los apóstoles: ¿quién es el más grande? Porque lo importante no es que uno llegue a ser el más grande, sino que sea el que más se acerca a Cristo. Y para recibir a Cristo, hay que recibirlo en la persona de los más pequeños. + Después de recordar los gestos de Jesús en su provincia de Qaülea, Lucas empieza la segunda parte de su evangelio en que reúne dichos y palabras que Jesús pronunció en varias circunstancias. El primer párrafo nos recuerda que, entre las dos provincias de Galilea y Judea, estaba Samaría, poblada no por judíos, sino por samaritanos, y que ambos pueblos se odiaban sinceramente. Cuando los judíos de Galilea iban en peregrinación a Jerusalén. atravesando Samaría, encontraban todas las puertas cerradas. En este capítulo, Lucas alude varías veces a la historia del profeta Elfas. Aquí se refiere al hecho contado en 2 R 1,9:
118 "9 Juan, tomando la palabra, dijo: «Maestro, vimos a uno que hacía uso de tu Nom- He 16,-ia bre para echar a los demonios, y nosotros 19,13 se lo prohibimos, porque no se junta con nosotros.» 5° Pero Jesús le dijo: «No se lo impidan; el que no está contra ustedes, está 11,23 con ustedes.» No quieren acoger a Jesús en un pueblo + si Como ya se acercaba el tiempo en 2 R 2,1 que sería llevado al cielo, emprendió resueltamente el camino a Jerusalén. 52 Había mandado mensajeros delante de él, los sir 50.28 cuales, caminando, entraron en un pueblo ¡¡¡Jj samaritano para prepararle alojamiento. 53 Pero los samaritanos no lo quisieron recibir, porque iba a Jerusalén. ^ Al ver esto, los discípulos Santiago y Juan le dijeron: 2 R110 «Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que los consuma?» ss Pero Jesús, dándose vuelta, los reprendió, 56 y pasaron a otra aldea. Las exigencias del Maestro (Mt 8,19) O 57 Cuando iban de camino, alguien le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas.» 58 j e sús le respondió: «Los zorros tienen madrigueras y las aves del cielo tienen sus nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde descansar la cabeza.» 59 A otro le dijo: «Sigúeme.» Este le contestó: «Deja que me vaya y pueda primero según esta historia (o leyenda), los que despreciaban al profeta fueron aniquilados por el fuego de Dios. Aquí, Jesús invita a sus apóstoles a ser menos impulsivos: los samaritanos que no reciben a Cristo en esta oportunidad no son más culpables que todos aquellos que cierran su puerta a un desconocido. ¿Para qué destruir este Pueblito, si después debían buscar alojamiento en otro? Mejor salían a otra parte sin más demora. Que baje fuego del cielo... Felizmente, el Señor no nos dio a todos el poder de hacer milagros. A menudo lo usaríamos para nuestras venganzas personales, confundiendo la causa de Dios con la nuestra. O RUPTURAS.—LIBERARSE Contrastando con la acostumbrada comprensión de Jesús hacia todo lo humano, lo vemos aquí en una actitud muy exigente para el discípulo que lo quiere acompañan él no puede perder su tiempo en la formación de hombres que no están dispuestos a sacrificarlo todo por el Evangelio. El primero de esos admiradores de Jesús no se había fijado en que su comodidad lo tenía amarrado. El tercero posiblemente esperaba, en su interior, que en el momento de despedirse, la gente de su casa le suplicaría no hacer tal locura. Así se quedaría con la buena intención: Yo quisiera, pero... El segundo caso es diferente. Los apóstoles deben sentirse libres frente a los compromisos con su familia y con
119 enterrar a mi padre.» 60 Pero Jesús le dijo: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; pero tú tienes que salir a anunciar el Reino de Dios.» 6i Otro le dijo: «Te seguiré, Señor, pero permíteme que me despida de los míos.» 62 Jesús entonces le contestó: «Todo el que pone la mano al arado y mira para atrás, no sirve para el Reino de Dios.»
lucas 10
su ambiente. Difícilmente podrá uno pensar que es libre si no ha tenido la ocasión de demostrarlo, actuando en forma diferente a lo que su ambiente entiende y acepta. Pensemos en Franciso de Asís, mendigando su pan en su propia ciudad, después de haber vivido como joven de familia rica. Durante siglos, las órdenes religiosas fueron el camino casi único que liberaba del todopoderoso ambiente familiar y permitía seguir mejor el camino del Evangelio. Ahora también, hay que liberarse a veces de obligaciones sociales de toda clase, cosas buenas, pero que se multiplican tanto que olvidamos lo único necesario. Que pueda primero enterrar a mi padre. Tal vez significa que debía enterrar a su padre muerto. Tal vez el discípulo quería atender a su padre ya anciano hasta que lo hubiera sepultado. Que ¡os muertos entierren a sus muertos. No podemos atender las necesidades de todos los hombres. Los que «viven» se dedican preferentemente a !as obras de evangelización que solamente ellos entienden. Mientras tanto no faltarán entre los «muertos» quienes cumplan los pequeños deberes de solidaridad y de compasión.
conocer sus inquietudes. Solamente entonces se podrá darles una respuesta buena y decirles: el Reino ha llegado a ustedes, o sea: aunque usted tenga mil problemas, crea que Dios se ha acercado hoy para una reconciliación. Este es el momento para reconciliarse con los hermanos y vecinos, deponer las amarguras y confiar que Dios va a solucionar a su manera lo que supera nuestras fuerzas. Muchos de los que reciben alegremente a los misioneros no van a perseverar: no van a integrar una comunidad cristiana. Pero no por eso se ha perdido el esfuerzo de los misioneros. Pues la gente recordará ese paso de la gracia del Señor y los ayudará a mantener algo de fe en su vida diaria. En todo caso, habrá algunos a los que el Señor tocó el corazón en esta ocasión para que llegaran a ser miembros activos de su Iglesia. La misión sirve tanto para formar a los misioneros como para despertar a los que son visitados. Jesús formó a sus discípulos no solamente dándoles enseñanzas, sino enviándolos a hacer la misión. Fue así como envió a los setenta, pocos meses después de que lo conocieran; asimismo, hoy, los que mejor sirven para el trabajo misionero son, muchas veces, los que se han convertido en los últimos años.
hospedarse donde algún conocido. 5 En la casa que entren, digan como saludo: Paz para esta casa. 6 Si ahí vive un hombre de paz, recibirá esta paz que ustedes le traen; pero si no la merece, la bendición volverá a ustedes. 7 Quédense en esa casa, co- 1 Co 9,14 11,7 miendo y bebiendo lo que les den; porque 12C0 el obrero merece su salario. 8 No vayan de Tim 5,18 Fil 3,13 casa en casa. En toda ciudad que entren y los acojan, coman lo que les sirvan, 9 sanen sus enfermos y digan a ese pueblo: El Jesús envía Reino de Dios ha llegado a ustedes. a los setenta y dos discípulos • to Pero, en cualquier ciudad donde en(Mt 10,5; Me 6,7) tren y no los acojan, salgan a las plazas y I r t ' Después de esto, el Señor eligió digan: n Hasta el polvo de la ciudad, que ~ O X V a QtjQs setenta y dos discípulos y se nos ha pegado en los pies, lo sacudire93-5 ios envió de dos en dos, delante de él, a las mos y se lo dejaremos. Con todo, sépanlo ciudades y lugares a donde él debía ir. bien: e! Reino de Dios está muy próximo. , ,,„ 2 Les dijo: «Hay mucho que cosechar, 12 Yo les declaro que, en el día del Juicio, pero los obreros son pocos; por eso, nie- la ciudad de Sodoma será tratada con meguen al dueño de la cosecha que envíe nos rigor que esa ciudad. obreros a su cosecha. 13 ¡Pobre de ti, ciudad de Corozain! ¡Po- Mt 11,21 3 Vayan, pero sepan que los envío como bre de ti, Betsaida! Porque si los milagros 16,31 corderos en medio de lobos. 4 No lleven que se han hecho en ustedes se hubieran 2 R 2,49 bolsa, ni saco, ni sandalias. Y no traten de realizado en Tiro y Sidón, hace mucho
O Ver comentario de Mt 10,5 y Me 6,7. Lucas relata una misión de los Setenta y dos, después de la de los Doce (9,1). Vimos que los apóstoles eran Doce conforme al número de las tribus de Israel: en un primer tiempo, el Evangelio se predicaba al pueblo de Israel. Pero luego viene la misión de los Setenta y dos (o de los Setenta): estas cifras simbolizan la multitud de las naciones paganas. Esta misión, pues, prefigura la tarea que incumbe a la Iglesia hasta el fin del mundo: evangelizar a las naciones (Mt 28,19). Cuando la Iglesia está presente desde bastante tiempo en algún lugar, fácilmente creemos que todos han tenido la oportunidad de recibir el Evangelio. Es una ilusión. Aun en los mejores casos, muchas familias, especialmente las más pobres, han esperado durante años la visita de algún misionero. Cuando se visitan las casas, primeramente se debe dar la paz, o sea, llegar como amigo, de parte de Cristo y su Iglesia, tomando el tiempo para escuchar a los que se visita y
SANAR A LOS ENFERMOS • Sanen a los enfermos, dice Jesús. Ya lo notamos: Jesús no vino a dar la salud a todos los enfermos, sino a traernos la salvación. Siendo pecadores, nuestra salvación se hace mediante el sufrimiento y la cruz. Los enviados de Jesús no se pretenden sustituir a los médicos. No proclaman la fe como el medio para sanar: sería rebajarla. Pero ofrecen la «sanación» a los que todavía no han descubierto que el Reino de Dios y su misericordia han venido a nosotros. Donde hay una comunidad nl-.ií v , ¿itn drbe atender y visitar a los enfermos romo un • Ir cjnr rs In familia de todos y que se pr«*onipn |»«ir i< ¡ l amor demostrado por el que lo visita, nllrntn ni rnti < piodinf alegría y agradecimiento y, p ( " **«' mitin .[>nnr n una renovación profundrt y ni («PHIAM *U l*.>, • • i ,•> Vn lombién Santiago 5,1 '
lucas 10 tiempo que sus habitantes habrían hecho penitencia, vestidos de saco y sentados en la ceniza. 14 Por eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes. 15 Y tú, ciudad de Cafarnaún, ¿crees que te alzarás hasta el cie,814i13 lo? Serás precipitada hasta el lugar de los muertos. 16 El que los escucha a ustedes, a mí me jn 13,20 escucha; el que los rechaza, a mí me rechaza, y el que a mí me rechaza, rechaza al que me envió.» J e s ú s da gracias al Padre (Mt 11,25) O 17 Los Setenta y d o s volvieron m u y felices, diciendo: «Señor, en tu Nombre s o m e timos hasta a los demonios.» 18 Jesús Íes dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como ^ 91 u n rayo. 19 Sepan que les di el poder de pisotear a las serpientes, a los escorpiones y a todas las fuerzas del enemigo, y nada podrá dañarles a ustedes. 20 Sin embargo, no se alegren porque someten a los demonios; mas D 1 AD3 5 ^ g r e n s e b i e n porclue sus nombres 13,'B están escritos en los cielos.» En la primera carta a los Corintios 12,9, Pablo habla de los diversos dones que el Espíritu da a la comunidad cristiana y distingue el don de hacer milagros y el de sanar a los enfermos. Posiblemente, este último don corresponde a una disposición natural que uno tenía ya antes. La Iglesia debe valorar todas las formas de atención a los enfermos. Seguramente, tienen que destacarse personas capaces de orar e imponer las manos sobre los enfermos. Pero también los médicos y el personal hospitalario deben considerar su capacidad y su trabajo como un servicio que prestan a los enfermos de parte de Dios. Y no traten de hospedarse donde algún conocido. Esto sería igual que llevar provisiones consigo. El misionero debe contar con la sola providencia del Padre: él sabrá tocar el corazón de alguno de ios que escucharon la Buena Mueva para que reciba a los misioneros. Y seguramente el misionero perdería su entusiasmo misionero conviviendo con esos amigos que no entienden del Reino. O El que actúa y predica por Cristo, empieza por intimidarse. Después viene la alegría de haberse superado, más aún, la alegría de haber creído y de haber obrado con la misma fuerza de Jesús. Jesús da gracias en nombre de los setenta y dos, y de todos los misioneros que los seguirán. ¿Qué son estas cosas que Dios ha revelado a los pequeñitos, sino la fuerza misteriosa del Evangelio para transformar a los hombres y ponerlos en la verdad? Los apóstoles se maravillan del poder que irradia del Nombre de Jesús (Me 16,9). Y Jesús enfatiza la derrota de Satanás, el Adversario, padre de la mentira, de las libertades falsas y de las cadenas de oro. Los sabios e inteligentes creen saber, pero no saben lo más importante. Pues el Dios del que hablan no es sino una copia falsa del Dios verdadero hasta que no lo reconocen en la persona de Jesús. Y tampoco saben adonde va el mundo, porque no ven cómo está actuando el poder de Dios en cualquier lugar donde se proclama a Jesús. Los pequeños, en cambio, han entrado en estas cosas. Ayer no más, consideraban que eran una generación sacrificada. Pues, de generación en generación, los pequeños se
120 En ese mismo momento, Jesús, movido por el Espíritu Santo, se estremeció de alegría y dijo: «Yo te bendigo, Padre, por- 810 que h a s ocultado estas cosas a los sabios , ¿J J-* e inteligentes y s e las h a s mostrado a los i'& pequeñitos. Sí, Padre, así te pareció bien. 22 Mi Padre puso todas las cosas en mis manos, y nadie sabe quién e s el Hijo, sino Mt 28,is el Padre; ni quién e s el Padre sino el Hijo, y n 13.3 aquel a quien el Hijo quiera dárselo a n,";! conocer.» 23 Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos aparte: «¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! 24 Porque, s e lo digo, m u c h o s profetas y reyes quisieron ver lo q u e ustedes ven, y n o 11.31-32 lo vieron, y oír lo q u e ustedes oyen, y n o lo oyeron.» 21
El buen samaritano (Me 22,34; Me 12,28) + 2 5 S e levantó un maestro d e la Ley y, para ponerlo e n apuros le dijo: «Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?» 26 J e s ú s le dijo: «¿Qué dice la Biblia, q u é lees e n ella?» 27 Contestó: «Amasacrifican por sus hijos o son sacrificados por el poder con el fin de hacer felices a los que vengan después. Ellos no vivían para sf mismos, sino que debían preparar el lugar para otros. Pero ahora, los pequeñitos, o sea, los creyentes humildes, ya lo tienen todo si tienen a Jesús, porque todo le ha sido entregado por el Padre. El Padre y Jesús tienen todo en común. Dios le ha confiado a Jesús absolutamente todo; y esto, porque comparten misteriosamente la misma vida. El pequeño vive su fe en cosas modestas, pero sabe que nada se pierde de sus sacrificios. Es que Jesús nos da a conocer al Padre y, conociéndolo según la verdad, también compartimos con él su dominio sobre los acontecimientos. Nuestros deseos y nuestras oraciones son poderosos porque hemos llegado a ese centro desde el cual Dios dirige las fuerzas que salvan a la humanidad: nuestros nombres ya están escritos en el cielo como de quienes trabajan para la eternidad. Evangelizar no es hacer propaganda para el Evangelio, sino demostrar la fuerza que tiene para sanar a los hombres de sus demonios. Y, para eso, no necesitamos caer en el activismo. Debemos reconocer que, en estas cosas, no podemos nada; debemos dar gracias al Padre que nos capacitó para ver, para oír y para transmitir su salvación. ¡Felices los ojos...! Dejen de envidiar a los grandes personajes, a los reyes y profetas de tiempos pasados. A ustedes les tocó la parte mejor, a ustedes que viven hoy y que no son reyes ni profetas. EL PRÓJIMO + ¿Quién es mi prójimo? El maestro de la Ley esperaba que le asignaran los límites exactos de su deber. ¿A quién tenía que atender?, ¿a los de su familia?, ¿a los hermanos de raza?, ¿a otros tal vez? Es significativo que Jesús concluye su relato con otra pregunta diferente a la primera: ¿Cuál de los tres te parece que actuó como prójimo? Es como si dijera: No calcules para saber quién es tu prójimo, sino que déjate llevar por el llamado que sientes en ti, y hazte prójimo, próximo a tu her-
121 w 6,s ras al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu fuerza y con Le» i9,ie todo tu espíritu; y a tu prójimo como a ti mismo.» 28 Jesús le dijo: «Tu respuesta es exacta; haz eso y vivirás.» 29 Pero él quiso dar el motivo de su pregunta y dijo a J e sús: «¿Quién es mi prójimo?» 30 J e s ú s empezó a decir: «Bajó un h o m wt 5,43 bre d e Jerusalén a Jericó, y cayó en m a n o s de bandidos q u e lo despojaron d e todo. Y se fueron después de haberlo molido a golpes, dejándolo medio muerto. 31 Por casualidad bajaba por e s e camino un sacerdote, quien al verlo pasó por el otro lado d e la carretera y siguió d e largo. 32 Lo mismo hizo un levita que llegó a ese lugar: lo vio, tomó el otro lado del camino y pasó de largo. 33 Pero llegó cerca de él un samaritano que iba de viaje, lo vio y se compadeció. 34 Se le acercó, curó sus heridas con aceiis 1,6 te y vino y se las vendó. Después lo puso en el mismo animal que él montaba, lo condujo a un hotel y se encargó de cuidarlo. 3 5 Al día siguiente, sacó dos monedas y se las dio al hotelero, diciéndole: «Cuídalo. Lo que gastes de más, yo te lo pagaré a mi vuelta.» 36 Jesús entonces preguntó: «Según tu parecer, ¿cuál de estos tres se portó como mano que te necesita. Mientras consideremos la Ley del amor como una obligación, no será éste el amor que Dios quiere. El amor no consiste solamente en conmoverse ante la miseria del otro. Nótese cómo el samaritano se detuvo a pesar de lo peligroso del lugar, pagó y se comprometió a costear todo lo que fuera necesario. Más que «hacer una caridad», se arriesgó sin reserva ni cálculo, y esto con un desconocido. En alguna oportunidad, Martín Luther King señalaba que el amor no se conforma con aliviar al que sufre: «Para empezar, nos toca ser el buen samaritano para aquellos que han caído en el camino. Esto, sin embargo, no es más que un comienzo. Pues, algún día, tendremos que reconocer a la fuerza que el camino a Jericó debe ser hecho de otra manera para que hombres y mujeres ya no sigan siendo golpeados y despojados continuamente, mientras van avanzando por los caminos de la vida.» También con este ejemplo, Jesús nos hace ver que, muchas veces, los que aparecen como funcionarios de la religión o los que se creen cumplidores de la Ley no saben amar. Fue nada menos que un samaritano, es decir, un extranjero tenido por los judíos como un hereje, quien se hizo cargo del hombre herido. O En la vida del hogar hay muchas cosas que parecen necesarias: limpiar, preparar la comida, cuidar a los hijos. Haciendo esto, de alguna manera es a Cristo a quien se atiende. Sin embargo, una sola cosa es necesaria para todos: escuchar a Cristo cuando se hace presente. Todo lo demás ha de ser dejado por esto. Marta ofrece a Jesús sus servicios materiales cuando él quiere entregarle las riquezas eternas. Ella trabaja y se afana, y no tiene tiempo para estar con Jesús. El amor es otra cosa. Jesús es la paz, y no lo recibe quien no lo atiende en
lucas 11 prójimo del hombre que cayó en manos de los salteadores?» 37 El contestó: «El que se mostró compasivo con él.» Y Jesús le dijo: «Vete y haz tú lo mismo.» Marta y María O 38 Yendo de camino, entró Jesús en un pueblo y una mujer llamada Marta lo reci- jn 11,1 bió en su casa. 39 Tenía ésta una hermana 12,1 de nombre María, que se sentó a los pies del Señor para escuchar su palabra. 40 Marta, en cambio, estaba muy ocupada con los muchos quehaceres. En cierto momento se acercó a Jesús y le preguntó: «Señor, ¿no se te da nada que mi hermana me deje sola para atender? Dile que me ayude.» 41 Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, tú te inquietas y te preocupas por muchas cosas. 42 E n realidad, una sola e s 1 ¡jjj 7¿® necesaria. María escogió la parte mejor, la * |j? que n o le será quitada.» He 6,2 Jesús n o s enseña cómo orar (Mt 6,9; 7,7)
1 1 1 Un día estaba Jesús orando en •*• •* cierto lugar. Cuando terminaba su oración, uno de sus discípulos le pidió: «Señor, enséñanos a orar así como Juan ense- 5M ñó a s u s discípulos.» B
la paz. Hay una manera de servir y de trabajar febrilmente, en el hogar o en la comunidad, que deja al hombre vacío; pero Jesús quiere que lo encontremos en nuestro quehacer diario. También nuestra oración podría ser una manera de agitarse como Marta: cuando uno se inquieta buscando sus rezos, cuando va multiplicando las palabras, exponiendo cien veces al Señor sus inquietudes, cuando el responsable de la celebración se pone nervioso, preocupado porque el canto o la homilía salgan perfectos. Todos debemos procurar una forma de oración en que se toma tiempo para ponerse en presencia de Dios antes de empezar cualquier rezo; debemos escuchar, dando tiempo para la meditación silenciosa de la palabra de Dios; debemos acallar nuestros deseos para solamente orientar nuestra mirada hacia el Padre que está presente en el secreto. ¡Qué cosa más rara!: en ciertas religiones no cristianas, la gente aprende a poner su espíritu en paz y silencio, alcanzando una verdadera serenidad; y, mientras tanto, nosotros entramos a la oración con nuestras preocupaciones vanas y nos vamos con ellas. En el caso de que esta María fuera la misma que María llamada deMagdala, que acompañaba a Jesús (Le 8¿), podemos imaginar lo siguiente: María está, en el grupo de discípulos que. junto con Je sus, son recibidos por Marta, su hermana. Por no estar en casa propia, María no se preocupa mayormente por la pre paración de la comida y Marta se queja. Jesús, entonces, ala ba a María, no solamente porque lo está cscucluindv, «/no porque, desde ya tiempo, se ha decidido / w a argüido ¡unto con los apóstoles: igual como esto*. Mana ha fiscogldn In parte mejor. • Los apóstoles ya sabían uim y lt> hacían nn común, como todos los Judíos «n l«s sinagogas y «n los principales
lucas 11 — MC 14 36 Gái 4.6
2
E1 'es dijo: «Cuando recen, digan:
padre,
MI 6,34
santificado sea tu Nombre, venga tu Reino. 3 Danos cada día el pan del día. 4 Perdónanos nuestros pecados, pues nosotros perdonamos a todo el que nos debe. Y no nos dejes caer en la prueba.»
stoo i.i3 O 5 Les dijo también: «Supongan que uno de ustedes va a medianoche donde un amigo para decirle: Amigo, préstame, por favor, tres panes, 6 porque me llegó un amigo de viaje y no tengo nada que ofrecerle. 7 Pero el otro responde desde adentro: No me molestes; la puerta está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos. 8 Yo les digo que, si el de 18,4 afuera sigue golpeando, por fin se levantará a dárselos. Si no lo hace por ser amigo suyo, lo hará para que no lo siga molestando, y le dará todo lo que necesita. 9 Pues bien, yo les digo: Pidan y se les dará, busquen y hallarán, llamen a la puerta y les abrirán. io Porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y, al que llame a una puerta, se le abrirá. 1 1 ¿Qué padre de entre ustedes, si su hijo momentos del día. Sin embargo, al lado de Jesús han descubierto una nueva manera de vivir y de convivir, y sienten la necesidad de hablar al Padre en otra forma. Jesús esperó, para enseñarles a orar, que ellos mismos se lo pidieran. Ver Mt 6,9.
le pide pescado, en vez de pescado le da una serpiente; 12 o si le pide un huevo, le pasa un escorpión? '3 Por lo tanto, si ustedes que son malos saben dar cosas bue- Mt7.11 ñas a sus hijos, cuánto más el Padre del Cielo dará espíritu santo a los que se lo Jn 14.13 pidan.» Con J e s ú s o contra él (Me 3,22; Mt 12,23; Mc 4,21; 9,40) O 14 Otro día, Jesús liberaba a un mudo de su demonio. Salió el demonio, habló el mudo y la gente quedó admirada. I 5 Pero algunos dijeron: «Este echa a los demonios con el poder de Beelzebú, jefe de los demonios.» 16 Otros, para ponerlo en apuros, exigían Mt 16,1 una señal que viniera realmente de Dios. Mc81' " P e r o él, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido por luchas internas, corre a la ruina y sus casas se desmoronan unas sobre otras. 1 8 Lo mismo Satanás, si está dividido en dos bandos, ¿cómo se mantendrá su reino? 1 9 Pues bien, si yo echo los demonios por poder de Beelzebú, los amigos de ustedes, ¿con ayuda de quién los echan? Ellos apreciarán estos comentarios. corriente no pasa entre él y nosotros. El hombre se cansa orando, pero, si persevera en vez de desanimarse, depondrá poco a poco su soberbia hasta que, agotado y vencido, consiga mucho más de lo que hubiera podido desear.» LAS SUPLICAS.—LOS SANTOS
LA ORACIÓN O Jesús nos invita a pedir con perseverancia, sin cansarnos nunca, sino más bien como cansando a Dios. No siempre nos dará Dios lo que pedimos y en la forma que lo pedimos, ya que no sabemos lo que nos conviene. Pero nos dará espíritu santo, es decir, una visión más clara de su voluntad y al mismo tiempo, ánimo para cumplirla. A] que llama se le abrirá la puerta. Como comentario de esta frase, ponemos a continuación una página del Padre Molinie: «Si Dios no abre de inmediato, no es porque le guste hacemos esperar. Si debemos perseverar en la oración, no es porque sea necesario un número determinado de invocaciones, sino porque se requiere cierta calidad, cierto tono de oración. Si fuéramos capaces de presentarla de entrada, seria inmediatamente escuchada. La oración es el gemido del Espíritu Santo en nosotros, como lo dice Pablo. Pero la repetición es necesaria para que este gemido se haga un camino en nuestro corazón de piedra, lo mismo como la gotera desgasta las rocas más duras. Con repetir perseverantemente el Padre Nuestro o el Ave María, podemos esperar que alcanzaremos algún día a rezarlo en un tono tal que se armonice perfectamente con el deseo de Dios. El mismo está esperando este gemido que es el único que puede conmoverlo, porque, en realidad, salió de su propio corazón. Mientras no hayamos alcanzado a tocar esta nota, o, más bien, a extraerla de nosotros, Dios no puede ser vencido. No porque Dios se defienda, sino porque él es pura ternura y fluidez, y mientras no exista algo semejante en nosotros, la
Jesús nos invita a pedir con perseverancia. No para que Dios consienta a nuestros deseos, sino para que entremos mejor en sus pensamientos y deseos. La petición perseverante deja de ser egoísta y se vuelve oración, o sea, que nos eleva y acerca a Dios. Jesús no habla de pedir a los santos. Porque, muy a menudo, el que pide a los santos toma el camino inverso de la oración verdadera. Lo que le interesa no es descubrir la misericordia de Dios, sino conseguir tal o cual favor. Poco le importa a quién se dirige, con tal de que encuentre un distribuidor eficaz y automático de beneficios. Entonces empieza ia cacería de los santos, de los santuarios y de las devociones. La Iglesia es una familia. Lo mismo como pedimos a nuestros amigos que recen por nosotros, así también conviene dirigimos a nuestros hermanos los santos. Nadie podrá criticar si, a veces, demostramos confianza en su intercesión. Esta «súplica» a los santos, sin embargo, no puede confundirse con la petición perseverante que nos hace entrar en el misterio de Dios. María, Madre de Dios, es la única criatura que pueda acompañarnos en la oración: porque Dios la hizo nuestra Madre, porque depositó en ella toda la misericordia que nos reservaba, porque la unió a sí mismo en forma tal que, mirándola a ella, siempre encontramos la presencia viva de Dios. O Ver el comentario de Mc 3,22 y Mt 12,23. Con el dedo de Dios (v. 20). Es la misma expresión usada en Éxodo 8,15 para designar el poder de Dios que obra milagros.
lucas 11
123
122 & 6.15
20
¿Cómo echaría yo los demonios sino con el dedo de Dios? Sepan, pues, que el u 17.21 Reino de Dios ha llegado a ustedes. 21 Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su casa, todas sus cosas están seguras, 22 pero si llega uno más fuerte y lo vence, le quita la armadura en que confiaba y distribuye todo lo que tenía. jmo;i2 + 2 3 Quien no está conmigo, está contra ,^3 mí, y quien no junta conmigo, desparrama.
Ml
• 2 4 Cuando el espíritu malo ha salido de un hombre, anda vagando por lugares secos, en busca de reposo. Y, como no encuentra este reposo, dice: Volveré a mi casa de donde salí. 25 A su llegada, la encuentra barrida y ordenada. 2 6 Entonces va y se junta con otros siete espíritus peores que él; luego vuelve, entra y se queda. Y el estado de este hombre llega a ser peor que el anterior.» O 2 7 Mientras Jesús estaba hablando, una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: «¡Feliz la que te dio a luz y te e.21 amamantó!» 2 8 Pero él declaró: «¡Felices, ¿19 pues, los que escuchan la palabra de Dios Ap13 y la observan!» 29
30
les dará la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue una señal para los habi- Sn1?;* tantes de Nínive, así lo será el Hijo del Hombre para esta generación. 31 En el día del Juicio la reina del Sur se pondrá en pie para acusar a toda esa gente, porque vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y 1 R 10.1 aquí hay alguien mucho mejor que Salomón. 32 En el día del Juicio los habitantes de Nínive se pondrán en pie para acusar a toda esa gente, porque cambiaron su con- Jm ducta con la predicación de Jonás, y aquí hay alguien mucho mejor que Jonás. 33 Nadie enciende una lámpara para esconderla o taparla con un envase, sino que «,ie la pone en el candelera, para que los que entren vean la claridad. 3« Tu ojo es tu lámpara. Si tu ojo es limpio, toda tu persona aprovecha la luz. Pero si es borroso, toda tu persona está también en la confusión. 35 Cuida, pues, que la luz que hay en ti no se vuelva confusión. 3 6 Si toda tu persona se abre a la luz y no queda en ella nada oscuro, llegarás a ser pura luz, como cuando Mt 6,22 la lámpara te ilumina.» (Pobres de ustedes, fariseos! (Mt23,l)
+ Como la gente se juntaba en mayor 37 Cuando Jesús terminó de hablar, un número, Jesús empezó a decir: «Los hom- O bres de hoy son una gente mala; piden una fariseo lo invitó a comer a su casa. Entró y 3B 1 co 1.22 señal, pero señal no tendrán. Solamente se se sentó a la mesa. Viendo esto, el fari4- Quien no está conmigo. Esta sentencia parece contradecir lo de Le 9,50: quien no está contra ustedes, está con ustedes. En realidad, en Le 9,50, Jesús reconoce que su familia espiritual desborda mucho el grupo visible de sus discípulos. El que, sin pertenecer a la Iglesia, trabaja en la misma dirección, debe ser considerado amigo. En cambio, en 11,23, Jesús habla de los que no quieren definirse respecto de su mensaje y pretenden quedarse neutros: no se juntan a él, y, luego, lo criticarán.
vitaba a la penitencia. Los contemporáneos de Jesús se creen «los buenos» por ser el pueblo de Dios, y no se dan cuenta que la hora ha llegado en que solamente pueden arrepentirse. ¡Cuánto nos cuesta entender que Dios no juzga a nadie! Ver Jn 5,22 y 5,27. Son los hombres, nuestros hermanos, los que nos pedirán cuentas por tantas riquezas que Dios nos encargó para bien de todos y que, por culpa nuestra, quedaron estériles.
• Los judíos creían que los espíritus malos vivían preferentemente en el desierto o, más bien, que Dios los relegaba a esos lugares. Aquí Jesús se refiere a los que creen solamente para un tiempo, porque no se arrepintieron suficientemente de sus faltas pasadas; se alegraron al escuchar la palabra, pero no tomaron los medios costosos que les hubieran permitido sanar la raíz del mal.
O Ver el comentario de Mt 23. La Biblia no exigía estas purificaciones de que habla también Marcos 7,3. Pero los maestros del tiempo de Jesús insistían cada vez más en la necesidad de éstas. Jesús se rebela contra estas nuevas obligaciones religiosas: ¿Por qué no se fijan primeramente en la purificación interior? A continuación, se leen reproches que Jesús hizo a los fariseos en varias oportunidades. Todas estas palabras y reproches están suspendidos sobre la cabeza de los que aparecemos como los pensadores, o los pastores, o los más selectos de la Iglesia. Teóricamente, es una gracia tener un buen conocimiento de la doctrina, o cumplir un ministerio, o haber integrado un grupo de más seriedad en la práctica cristiana. Pero, en la práctica, todo esto nos hace más difícil guardar ia humildad verdadera y, muchas veces, nos impide ocupar el último lugar que debería ser el nuestro. Entonces solamente la visita de Dios puede salvamos. Al hacerse presente, él y sólo él nos despoja de todos los méritos que creíamos tener, y no nos deja más que la visión de nuestros pecados. Esto fue lo que le pasó al fariseo Pablo (o Saulo) cuando encontró a Jesús (He 9; Fil 3,4-11).
O A quien alababa esta mujer era a Jesús. Pues al decir: ¡Feliz tu madre!, quería expresar: ¿Quién habla como tú? Pero Jesús contesta: Si mis palabras son tan buenas, no felicites a mis parientes, que pueden ser orgullosos de mí. sino a los que aprovechan mis palabras. Sepan, además, que éstas son Palabra de Dios. En cuanto a María, madre de Jesús, se dijo ampliamente que ella había sido la primera en creer (Le 1.38). que era feliz por haber creído (Le 1,45) y que guardaba en su corazón todas las palabras y hechos del Señor (Le 2,51). + Los habitantes de Nínive. siendo pecadores, no recibieron más señal divina que ia venida de Jonás, que los ¡n-
lucas 12
124 MC 7.3 seo le manifestó su asombro, porque no lo Ustedes son a los que se pedirá cuenta M, 5 i52o había visto lavarse las manos antes de la co- de la sangre de todos los profetas que haya 39 mida. Pero el Señor le dijo: «Eso son us- sido derramada desde la creación del muntedes, fariseos. Purifican el exterior de co- do, 51 desde la sangre de Abel hasta la de pas y platos, pero el interior de ustedes está Zacarías, que encontró la muerte entre el al- 2 ¿^¿J lleno40de rapiñas y perversidades. ¡Estúpi- tar y el santuario. Sí, yo les aseguro, la predos! El que hizo lo exterior, ¿no hizo tam- sente generación pagará todo. 52 bién lo interior? ¡Pobres de ustedes, maestros de la 4 ' Pero, según ustedes, basta dar limos- Ley, que se adueñaron de la llave del cono- Mt 2313 na sin reformar lo interior y todo está lim- cimiento! ustedes no entraron y no dejaron pio. 42 ¡Pobres de ustedes, fariseos, porque que otros entraran. 53 dan para el Templo la décima parte de toCuando salió de ahí, los maestros de; fo R22 das las hierbas, sin olvidar la menta y la la Ley y los fariseos comenzaron a hostigarruda, y mientras tanto descuidan la justicia lo muy duramente: le pedían su parecer soy el amor a Dios! Esto es lo que tienen que bre un mundo de cosas, poniéndole tramhacer, sin dejar de hacer lo otro. pas para ver si podían sorprenderlo en al43 ¡Pobres de ustedes, fariseos, que gus- gún error. tan ocupar el primer puesto en las sinagogas y recibir saludos en las plazas! <4 ¡Po- No teman a los que matan el cuerpo bres de ustedes, porque son como esas (Me 3,28; Mt 10,19; 12,31; Mc 8,38) tumbas que no se notan y sobre las que se •J 2 ! Entretanto, se habían reunido micamina sin saberlo!» + •*•"' les y miles de personas hasta el Ml16,6 45 Cln maestro de la Ley tomó entonces punto de que se aplastaban unos a otros. la palabra y dijo: «Maestro, al hablar así nos Jesús se puso a decir, primero a sus discíofendes también a nosotros.» pulos: «Desconfíen de la levadura,2 es decir, 4 6E1 contestó: «¡Pobres de ustedes tam- de la hipocresía de los fariseos. Nada se bién, maestros de la Ley!, que imponen a halla tan oculto que no vaya a ser desculos hombres cargas insoportables, y luego, bierto, nada escondido que no deba ser coni siquiera mueven un dedo para ayudarlos nocido. 3 Por eso, todo lo que digan a osa que las lleven. curas será oído de día claro; y lo que digan 47 Pobres de ustedes, que levantan sepul- al oído, en los lugares más retirados, será 7 30 13,33 cros a los profetas, después4B que los mata- proclamado sobre los tejados. ron los padres de ustedes! ¿No será una 4 Yo les digo a ustedes amigos míos: No jn 15,15 manera de aprobar y de solidarizar con lo teman a los que matan el cuerpo y5 en seque hicieron sus padres? Ellos les dieron muerte, y ustedes ahora pueden construir. guida no pueden hacer nada más. Yo les voy a mostrar a quién deben temer: teman • 49 Ahora bien, la Sabiduría de Dios dice: al que, después de quitarle a uno la vida, tie- stgo 4,12 Mt 23,34 Yo les voy a enviar profetas y apóstoles, ne poder de echarlo al infierno; créanme pero ellos los matarán o los perseguirán. que a ése deben temer. 50
• Los que pusieron por escrito antes que Lucas esta palabra de Jesús: Yo les enviaré profetas... (que leemos también en Mt 23,34), la introdujeron con esto fórmula: La Sabiduría dice, lo que era una manera de designar a Jesús. Lucas, al ubicar estas lineas dentro del discurso de Jesús, se olvidó de suprimirla, lo que habría dado más claridad. Ver el comentario de Mt 2334. Jesús afirma que los fariseos y los maestros de la ley van a ser los principales responsables de la persecución contra los primeros cristianos (contra esos apóstoles y profetas que él va a enviar). También afirma que el castigo de dicha persecución caerá sobre la presente generación y, en eso, anuncia la destrucción de la nación judía en el año 70. La advertencia de Jesús vale también para los sacerdotes y los religiosos, las instituciones cristianas y los «buenos cristianos», por cuanto jugamos en la Iglesia un papel parecido al de los fariseos y los maestros de la ley en la religión y la sociedad judía de aquel tiempo. También nosotros, por ser muchas veces los representantes de una religión ligada al poder, dirigida por los ambientes más cultos, deseosos de respetabilidad, que despre-
cian inconscientemente a los pobres y los trabajadores, hemos preparado la persecución contra los profetas de nuestro tiempo. En muchos lugares donde los militantes cristianos y los mismos religiosos son reprimidos o asesinados, ha habido gente «de Iglesia» junto a los que mandaron o aprobaron esos crímenes. No entran ni dejan entrar a los que querían hacerlo. ¿No será uno de los motivos por el cual tanta gente sencilla fue a otras iglesias? + fiada se halla tan oculto que no vaya a ser descubierto. Esta sentencia puede interpretarse de varias maneras. En estos párrafos, Jesús se refiere al testimonio valiente de la fe. Debemos hablar la verdad, sin preocupamos por lo que pensarán de nosotros. Aquí la hipocresía se refiere a los que siempre adoptan una actitud diplomática y se preocupan antes que nada por no perder ninguna amistad. No teman. Ver el comentario de Mt 10,28. Toda persona que critique al Hijo del Hombre. Ver el comentario de Mc 3,29.
125 6
¿No se venden acaso cinco pajaritos por dos monedas? Y, sin embargo, Dios no olvida a ninguno de ellos.7 En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados. No teman, pues, ustedes valen8 más que muchos pajarillos. Yo les aseguro que cualquiera que me 9,26 reconozca delante de los hombres, el Hijo del Hombre, a su vez, lo reconocerá delante de los ángeles de Dios; 9 pero el que me desconozca en presencia de los hombres, será desconocido en presencia de los ángeles de Dios.10 Toda persona que critique , 317 al Hijo del Hombre podrá ser perdonada, cía p e r o e l °l ue c a ' u m n ' e al Espíritu Santo no tendrá perdón. 11 Cuando los lleven ante las sinagogas, 21.14 los jueces y las autoridades, no se preocupen pensando cómo se van a defender o qué van a decir, 12 porque el Espíritu Santo \k les enseñará en ese mismo momento lo que hay que decir.»
lucas 12 habían producido mucho. 17 Se decía a sí mismo: ¿Qué haré? Porque ya no tengo dónde guardar mis cosechas. isp e ro pensó: Ya sé lo que voy a hacer: echaré abajo mis graneros y construiré otros más grandes, para guardar mi trigo y mis reservas. 19 Entonces yo conmigo hablaré: Alma mía, tienes muchas cosas almacenadas para JgJ.j» muchos años; descansa, come, bebe, pásalo bien.» 20 p e r o Dios le dijo: «Tonto, esta misma noche te reclaman tu alma, ¿quién se quedará con lo que amontonaste?» 21 Así le pasa al que amontona para sí mismo en vez de trabajar por Dios.
No se inquieten de cómo vivirán (Mt 6,25) 22 Jesús dijo también a sus discípulos: «No se preocupen por la vida, pensando: ¿qué vamos a comer? No se inquieten por el cuerpo: ¿con qué nos vamos a vestir? 23 Porque la vida es más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido. 24 Miren las aves; no siembran ni cosechan, no tienen No está la vida en el poseer despensa ni granero, y, sin embargo, Dios 13 O Uno, de en medio de la gente, llamó las alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que que las aves! 25 reparta conmigo nuestra herencia.» 14 El le Además, ¿quién de entre ustedes, por contestó: «Amigo, ¿quién me ha hecho juez mucho empeño que haga, puede añadir un o partidor de herencias entre ustedes?» medio metro más a su estatura? 26 Enton15 Después les dijo: «Eviten con gran cui- ces, si ni siquiera las cosas más pequeñas sir 11,19 dado toda clase de codicia, porque, aunque están al alcance de ustedes, ¿por qué incS°i5.3' 2 uno lo tenga todo, no son sus pertenencias quietarse por las mayores? 27 Miren los lirios, que no hilan ni tejen. Pues bien, yo les las que le dan vida.» 16 En seguida les propuso este ejemplo: declaro que ni el mismo Salomón, con28todo «Había un hombre rico al que sus tierras le su lujo, se vistió como uno de ellos. Y si LA CODICIA.—LA PRODUCCIÓN
O ¿Quién me ha hecho juez entre ustedes? Jesús reserva su autoridad para lo esencial: reprimir la codicia establecida en nuestro corazón es más importante que examinar a la lupa los derechos de cada uno. Eviten toda clase de codicia. No se trata de que vivamos resignados a la mediocridad o a la miseria, conformes con dormir diez personas en la misma pieza, o marginados de la educación. Pues sabemos que todo esto impide el desarrollo de personas conscientes de su dignidad y de su vocación divina. Toda la Biblia aspira a una comunidad humana auténtica, la cual no puede existir mientras unos pocos se quedan dueños de la riqueza, de la cultura y las responsabilidades. Pero una cosa es buscar la justicia porque sin ella no hay paz ni comunión; otra es fijarse en lo que tienen otros para compartir su codicia. Hoy pretendemos exigir la justicia, pero mañana solamente nos preocuparemos por tener más. Esta codicia nunca nos permitirá descansar y, desde ya, nos cierra la puerta del Reino. No son pertenencias las que le dan vida. Que tu preocupación por tener lo que te falta, no te haga descuidar lo que hoy te daría vida. Aquí deberíamos dejar la palabra a todos estos hermanos nuestros que, sumidos en la pobreza o la marginación, siguen siendo personas que viven, en el sen-
tido más fuerte de la palabra: ¿debemos tener compasión de ellos, o bien hemos de contarlos entre los pocos que ya gozan del Reino de Dios? Uno de los mayores obstáculos en el esfuerzo por liberar a los pueblos es su propia codicia. El día que acepten participar en los grandes boicots y no se dejen dividir por las promesas en beneficio de tal o cual categoría, encontrarán la vida, como pueblos. ¿Qué haré? decía el rico. Lo más sencillo era compartir esta riquezas de la tierra creadas para bien de todos. Pero no: se enfermaba para guardarlas sin uso.-Lo mismo pasa hoy: nuestras sociedades no se preocupan primero porque todos los hombres tengan los medios para vivir, sino que la codicia es el motor de su economía. Por eso la producción es un derroche mientras que muchísimos viven en condiciones infrahumanas. El rico de la parábola proyectaba graneros más amplios; los productores de hoy van en busca de mercados hasta las extremidades del mundo, y su mejor recurso es persuadir a la gente de que necesitan un montón de cosas en las que nunca pensaron. El que trabaja para Dios sabe encontrar su felicidad en el momento. Procura crear, ahí donde vive, un tejido de relaciones sociales mediante las cuales cada uno da a los demás y recibe de ellos, en vez de ambicionar y conquistar las cosas en forma egoísta.
lucas 12 Dios en el campo da tan lindo vestido a la hierba que hoyflorecey mañana se echará al fuego, cuánto más hará por ustedes, gente de poca fe. 29 No estén siempre pendientes de lo que comerán o beberán; no se atormenten. 30 Los que viven para el presente mundo se preocupan por todas estas cosas, ustedes, en cambio, piensen que su Padre sabe lo que necesitan. 31 Por tanto, trabajen por su Mt6,2o Reino, y él les dará todas estas cosas por añadidura. + 32 fio temas, pequeño rebaño, porque al Padre de ustedes le agradó darles el Reino. 6,30 33 Vendan lo que tienen y repártanlo en li]§•§ mosnas. Háganse bolsas que no se gasten, He 8 36 y júntense riquezas celestiales que no se ti,» acaban, donde el ladrón no puede llegar ni la polilla destruir. 34 Porque, donde está tu tesoro, ahí también estará tu corazón. Estén prevenidos (Me 13,33; Mt 24,43; 6,19) Ex 12,11 • 35 Tengan puesta la ropa de trabajo, y MI 25,1 que sus lámparas estén encendidas. 36 Estén como hombres que esperan a su patrón: él tiene que regresar de las bodas, y le abrirán apenas llegue y golpee a la puerta. 37 Felices los sirvientes a los cuales el patrón encuentre velando cuando llegue. Yo les digo que él mismo se pondrá el delantal, los hará sentarse a su mesa y los servirá uno por uno. 38 Felices si los encuenLA IGLESIA POBRE + No temas, pequeño rebaño. En ningún lugar del Evangelio Jesús nos deja creer que con el tiempo, la mayoría de la humanidad se convertirá. Sabemos que el mundo no cristiano es mucho más numeroso que él mundo «cristiano», y que crece más rápidamente. Mientras en el mundo «cristiano» muchedumbres dejan la práctica religiosa, comprendemos que la Iglesia es a la vez una señal y un pequeño rebaño; Jesús pide a cada uno de nosotros que esté desprendido de las cosas de la tierra. También se lo pide al rebaño como tal. Lo importante para la Iglesia no es construir instituciones poderosas ni conquistar puestos de mando en la sociedad «para mayor gloria de Dios». Pues el mundo va pasando, y nosotros esperamos la venida del Señor: Al Padre le agradó darles el Reino. Comparar con Le 1023 y Mt 16,16. Si queremos amar de verdad al Padre, debemos tener presente en todo momento que él nos ha elegido antes que a otros para ser en el mundo este pequeño rebaño que va a lo esencial. • Jesús desarrolla la comparación del servidor que espera la vuelta de su patrón. Ese servidor se contrapone al rico preocupado por una vida larga y cómoda. El trabaja para Dios. Felices los sirvientes que su patrón encuentre velando (35). Velando, o sea, preocupados por lo que será el
126 tra así, aunque se presente a la medianoche o de madrugada. 39 Sépanlo bien: Si el dueño de casa supiera a qué hora vendrá el ladrón, estaría preparado para no permitirle entrar en su casa. 4<> Ustedes también estén preparados, porque en el momento menos pensado, vendrá el Hijo del Hombre.» 4i Pedro dijo entonces: «Este ejemplo, ¿lo dijiste para nosotros no más o para todos?» 42 El Señor contestó: «¿Cuál es entonces el mayordomo fiel e inteligente que el patrón pondrá al frente de sus sirvientes para repartirles a su debido tiempo la ración de trigo? 43 Feliz ese servidor al que su patrón, cuando llegue, encuentre tan bien ocupado. 44 Yo les declaro que lo pondrá al frente de todo lo que tiene. 45 Pero si ese servidor se pone a pensar: «¡Mi patrón demora en llegar!», y empieza a golpear a sirvientes y sirvientas, a comer, a beber y a emborracharse, 46 vendrá su patrón el día que no lo espera y a la hora menos pensada; le quitará el puesto y lo tratará como a los traidores. 47 El servidor que, sabiendo lo que quiere su patrón, no tenga nada preparado, ni haya cumplido lo mandado, recibirá un severo castigo. 48 En cambio, el que, sin saberlo, hace cosas que, merecen castigo, no será castigado con tanta seriedad. Al que se le ha dado mucho se le exigirá mucho, y al que se le ha confiado mucho se le pedirá más aún.
mundo del mañana. Velando: esto significa también tener la conciencia en la verdad; no aceptamos llamar al bien mal y al mal bien; no nos damos la absolución por consentir el mal y acobardamos Frente a la injusticia. El Hijo del Hombre vendrá como un ladrón (40). No pensemos solamente en el día de la muerte, ni tengamos miedo al juicio de Dios si vivimos en su gracia. Jesús nos habla del patrón que vuelve de las bodas, tan alegre que da vuelta al orden acostumbrado para servir a sus servidores. Tal vez llevamos años sirviendo a Dios ¿cómo no llegaríamos a esta otra etapa de la vida espiritual en que pareciera que Dios solamente se preocupa por regalamos y festejamos? Pedro le dijo: (41). Este nuevo párrafo se dirige a los responsables de la Iglesia. Mi patrón demora en llegar (45). Los responsables pueden traicionar su misión. Más a menudo cometen el error de no ver más que el buen funcionamiento de las instituciones de la Iglesia y olvidan que Cristo viene. Dios viene a cada momento a través de los acontecimientos que, inesperadamente, echan a perder nuestros planes. Por tanto la Iglesia no debe contar demasiado con la plani1 ficación de su actividad: ¿quién sabe lo que Dios nos reserva para mañana? Más bien debe cuidar la oración y la disponibilidad para que el Señor le conceda estar en la mejor posición cuando él sacuda nuestro pequeño universo. Estén despiertos para admirar, alegrarse, descubrir la presencia de Dios y sus favores que iluminan nuestra vida.
127 (Mt 10,34; 5,25; 16,2)
O 49 Vine a traer fuego a la tierra, ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! so p e ro también he de recibir un bautismo y ¡qué angustia siento hasta que se haya cumplido! 51 ¿Creen ustedes que yo vine Jer 6,14 8,10 para establecer la paz en la tierra? Les digo Ez 13,10 que no, sino la división. 52 En efecto, de ahora en adelante en una casa de cinco personas, habrá 53división, tres contra dos y dos contra tres; división de padre contra 21,16 hijo y de hijo en contra de su padre, de maMi 7,6 dre contra hija y de hija en contra de su madre, de suegra contra nuera y de nuera en contra de su suegra.» 3,16 Mal 3,19 He 2,3
+ 54 Decía además Jesús a la gente: «Cuando ustedes ven la nube que se levanta al poniente, inmediatamente dicen que va a llover; y así sucede. 55 Cuando sopla el viento sur, dicen que hará calor, y así sucede. 56 ¡Hipócritas! ustedes saben interpretar 7,22 el aspecto de la tierra y del cielo ¿y no com11,20 prenden el tiempo presente? 5? ¿Y por qué no juzgan ustedes mismos lo que es justo? 58 Y mientras vas donde las autoridades con tu enemigo, aprovecha la caminata para reconciliarte con él, no sea que te arrastren delante del juez y que el juez te aplique la justicia y te echen a la cárcel. 59 Yo te aseguro que no saldrás de ahí sino cuando hayas pagado hasta el último centavo. O Vine a traer fuego. ¿Será necesario pensar que el fuego se refiere a algo preciso como sería el amor, o el Evangelio, o el don del Espíritu Santo? Mejor nos quedamos con la figura del fuego que purifica, que quema todo lo viejo, que da calor y fomenta la vida. Fuego del Juicio de Dios, destructor de todo aquello que no puede someterse a su acción reformadora. Jesús no viene para solucionar los problemas de cada uno en forma egoísta, sino para rehacer el mundo y sacar de sus escombros las joyas que quedarán para la eternidad. Pero los que aspiran a participar de la Gloria del Padre, como Jesús, deben tomar su parte en esta obra de salvación que abarca el mundo entero con sus tensiones, su violencia, sus realizaciones sabias o locas. He de recibir un bautismo. Jesús es a la vez el jefe y el primero de los que van a enfrentar la muerte como el medio de alcanzar la resunección. Este paso tan angustioso para Jesús como para nosotros, es el bautismo de fuego (ver Le 3,16), que nos introduce a la vida gloriosa y definitiva. Este se anticipa de alguna manera, cuando recibimos el bautismo cristiano (Rom 6,3-5). Vine a traer la división. Siguen las palabras de Jesús tan desconcertantes para los que buscan junto a él la tranquilidad. Jesús divide las naciones (ver comentario de Jn 10,1-4), las familias y los grupos sociales. Muchas veces se quiso hacer de la religión el cemento de la unidad nacional o de la paz familiar. Es verdad que la fe es factor de paz y comprensión; pero también aparta al que vive en la verdad de todos aquellos, hermanos o amigos suyos, que no pueden compartir todo lo que ahora es más importante para él. La herida y el escándalo de esta separación es tan doloroso
lucas 13 Comparación de la higuera que no tiene higos 1 O ' En ese momento se presentaron V * *»* algunos y le contaron a Jesús lo que había pasado con los galileos a quienes Pilato había dado muerte en el Templo, mezclando su sangre con la de sus sacrificios. 2 Jesús les contestó: «¿Creen ustedes *9,2 que esos galileos eran más pecadores que todos los otros galileos por haber sufrido esa desgracia? 3Yo les digo que no, pero si ustedes no toman otro camino, perecerán igualmente. 4Y esas dieciocho personas que fueron aplastadas, cuando la torre de Siloé se derrumbó, ¿creen ustedes que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? 5 Les digo que no, pero, si no toman otro camino, todos perecerán igualmente.» 6 Jesús les puso además esta comparación: «ün hombre tenía una higuera que crecía en medio de su viña. Fue a buscar higos pero no halló, 7 Dijo entonces al viñador: «Mira, hace tres años que vengo a buscar higos a esta higuera, pero nunca encuentro nada. Córtala, pues no sirve más que para agotar la tierra.» 8 Pero él contestó: «Patrón, déjala un año más, así tendré tiempo para cavarle alrededor y echarle abono.9 Puede ser que así dé frutos en adelante, si no, la cortarás.» para ellos que, muchas veces, se vuelven perseguidores nuestros. Es que el Evangelio no encamina este mundo hacia un paraíso terrenal, sino que lo hace madurar. La muerte de Jesús pone en plena luz lo que estaba escondido en los corazones (Le 2,35); asimismo, pone de manifiesto la mentira y la violencia que mueven nuestras sociedades, igual como pasó en tomo a él en la sociedad judía de su tiempo. + Cuando ustedes ven una nube. Los signos que se manifiestan en tomo a Jesús son suficientes para que todos puedan entender que ésta es la hora anunciada por los profetas, en que los nombres deben convertirse e Israel reconocer a su Salvador mañana será tarde (v. 57-59). Mientras vas donde el juez En el Evangelio de Mateo (5,23) esto se refiere a la reconciliación fraternal. Aquí, en cambio, Lucas interpreta esta sentencia refiriéndola a nuestra conversión. Estamos en marcha hacia el juicio de Dios y eso es como ir ante las autoridades; por tanto aprovechemos el tiempo que se nos concede para arreglar nuestra situación; no perdamos este momento en que podemos salvamos del Juicio, creyendo en el mensaje de Cristo. O Le contaron a Jesús: ün motín de los galileos en el patio del Templo y la intervención inmediata de la guardia romana apostada en la fortaleza vecina. Violaron el campo sagrado estrictamente reservado a los judíos y derramaron sangre en el lugar santo. Los que cuentan el asunto esperan de Jesús una respuesta de solidaridad nacional y religiosa frente a esta matanza de sus compatriotas y la ofensa hecha a Dios. Pero Jesús
lucas 13 ,;.f Una curación en día sábado 14,1
,0
Mt 12,1 O Jesús enseñaba un sábado en una sinagoga. ' ' Había justamente ahí una mujer que, hacía dieciocho años, estaba poseída de un espíritu que la tenía enferma; y estaba tan encorvada que de ninguna manera podía enderezarse. 12 Al verla Jesús, la llamó. Luego le dijo: «Mujer, quedas libre de tu mal»; '3 y le impuso las manos. Y en ese mismo momento ella se enderezó, alabando a Dios. 14 Pero el presidente de la sinagoga se enojó porque Jesús había hecho esta curación en día sábado, y dijo a la gente: «Hay seis días en los que se puede trabajar; vengan, pues, en esos días para que los sanen, pero no en día sábado.» 15 El Señor le respondió: «Hipócritas, ustedes mismos, ¿no desatan del pesebre en día sábado a su buey o a su burro para Ile19,9 varios a beber? 16Y esta hija de Abraham que Satanás tenía atada desde hace dieciocho años, ¿no se debía desatarla precisamente en día sábado?» 17Y mientras hablaba Jesús, sus adversarios se sentían avergonzados; pero toda la gente estaba feliz por tantas maravillas que él hacía. no quiere fijarse en estas consideraciones: según su costumbre, deja que los hombres se dejen absorber por causas más humanas que divinas, y tes llama la atención sobre lo esencial: esos patriotas galileos eran hombres violentos, igual que los soldados romanos que los mataron. Y, en ese momento, Dios llama a todos a una conversión de la que depende su misma supervivencia. Pues la situación de violencia es tal que no existe ninguna salida para el pequeño pueblo judío dominado, fuera de la fe, la cual obra mediante el espíritu de perdón. LOS CASTIGOS DE DIOS Si tenemos un vecino al que consideramos un hombre muy malo, y una helada quema sus sembrados, inmediatamente proclamamos que Dios lo ha castigado. Y si nos cae encima alguna desgracia, preguntamos: «¿Qué pecado he cometido yo para que el Señor me castigue?» Si hablamos tan fácilmente de los castigos de Dios, esto se debe a dos errores nuestros: — por una parte, pensamos que la justicia de Dios se parece a la de los hombres, y creemos saber quiénes merecen sus castigos. — por otra parte, no contamos en absoluto con la otra vida, más allá de la muerte, y pensamos que Dios debe castigar (o premiar) a los hombres en la presente vida. En realidad, hemos encontrado al Padre en su Hijo Jesús. La manera de actuar de Jesús nos enseña que la justicia de Dios, que es Padre, no se parece a la nuestra. El Padre es perfecto; hace brillar el sol sobre malos y buenos, y caer la lluvia sobre justos y pecadores (Mt 5,45). Sin embargo, es verdad que Dios nos advierte por medio de signos. Pero no siempre convierte Dios a los pecadores enviándoles desgracias. A veces un favor inesperado nos confunde y decimos, avergonzados: ¡Cómo me atiende Dios, a pesar de que fui tan torpe! Así pasó con Zaqueo (Le 19,1). Es así como Dios multiplica las advertencias para que nos
128 Dos parábolas (Mt 13,31; Me 4,30)
• 18 Dijo Jesús además: «¿A qué cosa se asemeja el Reino de Dios, y con qué lo puedo comparar? '9 Es semejante a un grano de mostaza que toma un hombre y lo siembra en su jardín. Crece, llega a ser arbusto y los pájaros del cielo se posan en sus ramas.» 20 Y dijo otra vez: «¿A qué cosa puedo comparar el Reino de Dios? 21 Es semejante a la levadura que toma una mujer y la mezcla con tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.» La puerta angosta (Mt 7,13; 8,11; 19,30; 23,37)
O 22 Iba Jesús enseñando por ciudades y pueblos mientras se dirigía a Jerusalén. 23 Alguien le dijo: «Señor, ¿es verdad que pocos hombres se salvarán?» 24 Jesús respondió: «Esfuércense por entrar por la puerta angosta, porque yo les digo que muchos tratarán de entrar y no lo lograrán. 25 Cuando el dueño de casa se decida a cerrar la puerta, ustedes quedarán afuera y se pondrán a golpear, diciendo: fijemos en nuestra manera de vivir y nos demos cuenta de que, con tanta irresponsabilidad y egoísmo, vamos a la perdición. En realidad, sólo hay un castigo de Dios, y es perderlo a él para siempre. Entonces, ¿por qué se habla tanto de los castigos de Dios en el Antiguo Testamento? Precisamente, porque la Biblia se dirigía a gente que todavía tenía una religión poco educada. Porque no sabían del más allá, era necesario hablarles de castigos de Dios en la presente vida, para que creyeran en su justicia. Y seguramente que Dios multiplicaba sobre los pecadores los signos de su reprobación, para fortalecer la esperanza de los buenos. O La palabra desatar se usaba entre ios judíos para expresar que a alguno se le perdonaba su pecado o su pena. También significaba soltar a un animal del yugo. Jesús es el que desata a la persona humana y nos invita a seguir su ejemplo. No debe extrañamos el enojo del jefe de la sinagoga. Si nunca pudo aliviar a su hermana enferma, debió de sentirse desprestigiado por el gesto de Jesús. ¿No pasaría igual con nosotros? • Ver el comentario de Mt 1331. Al concluir Jesús su ministerio en Galilea, invita al optimismo: aunque los resultados no sean muchos, algo se ha sembrado y el Reino de Dios está creciendo. O Ver el comentario de Mt 7,13. ¿Es verdad que pocos hombres se salvarán? Para Jesús, ésta es una pregunta inútil. Más bien hay que preguntarse si Israel ha escuchado el llamado de Dios y esta tomando el camino estrecho que lo salvaría. Vendrán hombres del oriente y del poniente (v. 29). De todos los países se convertirán y entrarán a la Iglesia, mientras el pueblo judío, en su mayoría, se quede fuera.
129 ¡Señor, ábrenos! Pero él les contestará: No sé de dónde son ustedes. 26 Entonces ustedes comenzarán a decir: Nosotros comimos y bebimos27contigo, tú enseñaste en nuestras plazas. Pero él contestará: No sé de dónde son ustedes.2 ¡Aléjense de mí todos los malhechores! 8AUí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras ustedes habrán sido echados fuera. 14,15 29Y vendrán hombres del oriente y del ¿&l poniente, del norte y del sur, a tomar parte del festín, en el Reino de Dios. 3° Pues al"* 2o'i6 9 u n ° s
7,36 11,37
1 A. ' Una vez> Jesús fue a comer a la 1 ^ c a s a cje Uno de los fariseos más im• Ver el comentario de Mt 2337. Jesús no venía para «salvar almas» en la forma en que muchos hoy lo imaginan. Más bien abría caminos nuevos, tanto para la comunidad nacional como para las personas. Si los judíos lo hubieran escuchado, no se habrían agudizado las tensiones sociales y políticas que culminaron con el sublevamiento del año 66 y la destrucción de Jerusalén en el año 70. + Aquí Jesús desarrolla un proverbio de la Biblia que nos invita a ser modestos en las reuniones sociales (Pro 25,6-7). Al hacerlo, nos enseña la nueva manera de convivir propia de los hijos de Dios. En cualquier sector de la actividad humana, dejemos que otros busquen el primer lugar, atropeUando a los demás. Sabemos que lo importante no es lo que se ve: Dios nos ha invitado a trabajar para la comunidad y para El. El sabe ascender a los humildes y colocarlos ahí donde mejor le conviene. Además, cuando se pase de la Iglesia terrenal al Reino de los Cielos, habrá cambios en los primeros puestos, y no es efectivo que pasaremos antes que tal o cual de nuestros
lucas 14 portantes. Era sábado, y ellos lo estaban espiando. 2 Y precisamente había allí, delante de él, un hombre que sufría de hinchazo- 13f.¡§ nes. 3 Jesús, pues, preguntó a los maestros de la Ley y a los fariseos: «¿Está permitido devolverle a alguien la salud en día sábado, o no?» 4 Ellos se quedaron callados. Entonces Jesús toma de la mano al enfermo, lo sana y lo despide. 5 Después les dice a ellos: «¿Quién de ustedes, si su burro o su buey llega a caer a un pozo, no lo saca en seguida aun en día sábado?» 6 Y ellos no supieron qué contestar.
Los primeros asientos + 7 Al notar cómo los invitados buscaban los primeros lugares, les dio esta lección: ?">&£ 8 «Si alguien te invita a una comida de bodas, no ocupes el primer lugar. Porque puede ser que haya sido invitado otro más importante que tú. 9 Entonces el que los invitó a los dos vendrá a decirte: deja tu lugar a esta persona. Y tú, rojo de vergüenza, tendrás que ir a ocupar el último asiento. 10 Al contrario, cuando te inviten, ponte en el último lugar, y, cuando llegue el que te invitó, te dirá: Amigo, acércate más. Y será un honor para ti en presencia de todos los que estén contigo a la mesa, i1 Por- , 52 que el que se eleva será humillado y el que fe «!M se humilla será elevado.» Mt 23^2 O 12 Jesús decía también al que lo había invitado: «Cuando des un almuerzo o una comida, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos, porque ellos también te invitarán a su vez y recibirás de ellos lo mismo que diste. 13 Al contrario, cuando ofrezcas un banquecompañeros que no van a Misa o a los que solemos criticar. El que fue Papa, u obispo o «católico» eminente, podrá ser menos que la viejita que vendía el periódico. O Cada cual busca la compañía de los que están más arriba, pues se considera que se saca mayor provecho al relacionarse con el superior que con el inferior. Incluso se considera principio de buena educación enseñar a los niños a que se aparten de sus compañeros que no tienen «buenos modales» o, para decir la verdad, que no los ayudarán a ubicarse mejor en la sociedad. La advertencia de Jesús apunta a una de las principales causas de la injusticia. La culpa la compartimos todos nosotros que decidimos con quiénes nos conviene más convivir; de ahí que cada cual se cuelga del que está en el peldaño superior, dejando siempre aislados y desamparados a los más débiles. Sería un espectáculo extraño ver a los funcionarios prestar más atención a los mal vestidos; o a los barrios pobres recibir alumbrado y agua antes que el sector residencial, o a los médicos ir a ejercer al campo.
lucas 14 te, invita a los pobres, a los inválidos, a los cojos, a los ciegos, 14 y serás feliz porque u 21 ellos no tienen con qué pagarte. Pero tu re6.35 compensa la recibirás en la resurrección de los justos.» Los invitados que se excusan (Mt22,l)
O 15 A estas palabras, uno de los invitados le dijo: «Feliz el que tome parte en el ban*"19'9 quete del Reino de Dios.» 16 Jesús respondió: «CJn hombre daba un gran banquete, e invitó a mucha gente. 17 A la hora de la comida, envió a su sirviente a decir a los invitados: «Vengan, ya está todo listo.» 18 Pero todos, sin excepción, comenzaron a disculparse. El primero le dijo: «Compré un campo y es necesario que vaya a verlo; te ruego que me disculpes.» 19 El otro dijo: «Acabo de comprar cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Te ruego que me disculpes.» 20 Otro dijo: «Acabo de casarme y por esta razón no puedo ir.» 21 El sirviente, al regresar, contó todo esto a su patrón. Este se enojó; pero dijo al J°^ sirviente: «Anda rápido por las plazas y calles de la ciudad y trae para acá a los pobres, a los inválidos, a los ciegos y a los cojos.» 22 Volvió el sirviente y dijo: «Señor, se LAS DISCULPAS
O En varios lugares del Antiguo Testamento, se hablaba del banquete que Dios oftecería a la gente buena, a sus servidores, cuando viniera a establecer su Reino. Jesús, a su vez, desarrolló muchas veces este tema porque el banquete representa la comunión de los espíritus. La presente parábola se parece mucho a la que nos cuenta Mateo (Mt 22,1). Feliz el que tome parte en el banquete del Reino, dice el interlocutor de Jesús. Tal vez no sospecha que para participar en la flesta eterna es necesario responder hoy al llamado de Dios que nos invita a reunimos en su comunidad, la Iglesia, y a construir un mundo más fraternal. No comerá con los demás, en el Reino de Dios, el que se aparte hoy de sus hermanos. Se nos dicen los motivos por los cuales los invitados no responden al llamado del Señor cuando los llama a construir un mundo solidario junto con él. Compré campos-, acabo de casarme... Todas esas razones son buenas. Los intereses económicos de la familia, sin embargo, no deben oponerse a la acción comunitaria ni impedir que participemos en la asamblea cristiana. Muchas veces, los que gozan de la cultura se dejan paralizar por las exigencias del «hogar feliz», con niños bien educados, y no quieren moverse. Los mejores cristianos, por el solo hecho de participar en la vida de la Iglesia y de tomar compromisos, alcanzan una cultura más amplia y relaciones con gente de toda clase. Todo esto es bueno. Pero, si uno no se mantiene muy exigente respecto a sí mismo, perderá el interés por el Reino de Dios. Trae a los pobres-, oblígalos a entrar a mi Iglesia, oblígalos también a ocupar en la sociedad el lugar que les corresponde. Pues, para mantener en el mundo las aspira-
130 hizo lo que mandaste y todavía queda lugar.» 23 El patrón le contestó: «Anda por los caminos y por los límites de las propiedades y obliga a la gente a entrar, de modo que mi casa se llene. 24 Porque, se lo digo, ninguno de esos señores que yo había invitado probará mi banquete.»
13,M
Lo que cuesta seguir a Jesús (Mt 10,37) • 25 Caminaban con Jesús grandes multitudes y, dirigiéndose a ellos, les dijo: 26 «Si alguno quiere venir a mí, y no deja a un 18 a lado a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas, y aun a su propia persona, no puede ser mi discípulo. 27 E] q Ue n o ca rga con su cruz 9,23 para seguirme, no puede ser mi discípulo, "'luje 28 En efecto, cuando uno de ustedes quiere construir una casa en el campo, ¿no comienza por sentarse a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminar? 29 Porque si pone los cimientos y después no puede acabar la casa, todos los que lo vean se burlarán de él 3° y dirán: Ahí tienen a un hombre que comenzó a construir y fue incapaz de concluir. 31 Cuando un rey parte a pelear contra otro rey, ¿no comienza por sentarse a exaciones hacia la paz y la justicia, para despertar la conciencia de esos «buenos» que son demasiado cómodos. Dios cuenta con los pobres y los marginados. • Jesús piensa en los que, después de entusiasmarse por él y dejar sus ambiciones para dedicarse a la obra del Evangelio, volverían atrás, buscando una vida más «normal» y más segura, según las normas del hombre común. Jesús necesita discípulos que se comprometan de una vez, y cree que el hombre puede jugarse la vida de una vez por él. Las dos parábolas que vienen a continuación nos enseñan que hacerse discípulo de Cristo es una cosa seria: mejor no empecemos si no estamos dispuestos a ir hasta el final. ¿Por qué esta comparación con el rey que va a la guerra? Porque el que se libera para servir en la labor del Evangelio es, en realidad, un rey, al que Dios concederá unas satisfacciones profundas que nadie podría proporcionarle (ver Me 10,30). Pero también debe saber que la lucha es contra el «dueño de este mundo», el demonio, el cual lo vendrá a parar con mil pruebas y trampas inesperadas. De no haberse entregado totalmente, el discípulo llegaría con toda certeza a una quiebra, y sería mucho peor que el no haber empezado. Ño deja a un lado. A algunos Jesús les pide alejarse de los suyos y de los problemas familiares. A todos les muestra que nunca serán libres para responder a los llamados de Dios si se niegan a pensar en forma totalmente nueva los lazos familiares, el uso de su tiempo y lo que sacrifican a la convivencia con los de su ambiente. No deja a su padre y a sus hijos. Esto está en Mt 10,37. Lucas añade: a su mujer.
131 . minar si puede con diez mil hombres hacerle frente al otro que viene contra él con veinte mil? 32Y si no puede, envía mensajeros, cuando el otro está lejos todavía, para llegar a un arreglo. 33Del mismo modo, Mt s,i3 cualquiera de ustedes que no renuncia a Mc 9,5 ° todo lo que tiene, no puede ser discípulo mío. 34 La sal es una cosa buena, pero, si la misma sal pierde su sabor, ¿con qué se la salará? 35 No sirve para el campo, ni se puede mezclar con el abono: entonces la echarán fuera. El que tenga oídos para oír, ¡que oiga!»
lucas IS
la que se perdió, hasta encontrarla? 5Y cuando la encuentra, muy feliz, la pone sobre los hombros 6 y, al llegar a su casa, reúne amigos y vecinos y les dice: Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido. 7 Yo les declaro que de igual modo habrá más alegría en el cielo por un solo pe- 16Í15 cador que vuelve a Dios que por noventa y 18,g nueve justos que no tienen necesidad de convertirse. 8 Cuando una mujer pierde una moneda de las diez que tiene, ¿no enciende una luz, no barre la casa y la busca cuidadosamente, hasta hallarla? 9Y apenas la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: AléLa oveja perdida grense conmigo, porque hallé la moneda (Mt 18,12) que se me había perdido. 10 Les declaro que de la misma manera "1 C • Todos, publícanos y pecadores, hay gozo entre los ángeles de Dios por un Mtüio 1 J s e a c e r c a D an a Jesús para escucharlo. 2 Los fariseos, pues, con los maes- solo pecador que cambie su corazón y su tros de la Ley murmuraban y criticaban: vida.» «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos.» El hijo pródigo Mt 18,12 <> 3 Entonces Jesús les dijo esta parábola: 4 «Si uno de ustedes pierde una oveja de O "Jesús puso otro ejemplo: «CIn homlas cien que tiene, ¿no deja las otras noven- bre tenía dos hijos.12 El menor dijo a su paEZ 34,4 ta y nueve en el campo para ir en busca de dre: Padre, dame la parte de la propiedad LA OVEJA NEGRA
O ¿Por qué se quejan los fariseos? No por amor a la religión, sino porque se sienten despreciados: si Jesús va donde los pecadores y los trata igual que a ellos, ¿qué han ganado con sus observancias? Pero Jesús no ha venido a dar premios, sino a salvar; el que ama, trata de salvar a su prójimo en vez de condenarlo. ¡Feliz la oveja que Cristo fue a buscar, dejando a las otras noventa y nueve! Y ¡pobres de los justos que no necesitan el perdón de Dios! Hoy, en las grandes ciudades, la Iglesia parece que se quedó con una oveja solamente. ¿Cómo, pues, no se marcha al campo, es decir, deja sus rentas, privilegios o devociones de tipo mercantil para salir en busca de las noventa y nueve que se perdieron? Salir del círculo tan simpático de los creyentes sin problemas, mirar más allá de nuestras ceremonias renovadas, y estar dispuestos a que nos critiquen como a Jesús. Alégrense conmigo, en vez de criticar al que volvió. ¿Quién enciende la lámpara, bañe la casa y busca, sino Dios mismo? Pero, por respeto a Dios, los judíos del tiempo de Jesús preferían no nombrarlo, y usaban expresiones como los ángeles, o el cielo. EL PECADO ORIGINAL EL PADRE PRODIGO
O Hay tres personajes en esta parábola. El Padre representa a Dios, y el hijo mayor al fariseo. Pero ¿quién es el hijo menor, el Pecador o, más bien, el Hombre? El hombre busca su libertad y, muchas veces, piensa que Dios se la quita. Empieza por alejarse del padre, cuyo amor no entendió y cuya presencia se le hace pesada. Después de sacrificar esta herencia cuyo precio no conoce, se deshonra a sí mismo y se hace esclavo de otros hombres y de
obras vergonzosas (para un judío, el cerdo era el animal impuro). Pero vuelve el hijo. Habiendo tomado conciencia de su esclavitud, se convence de que Dios le reserva una suerte mejor, y emprende el camino de regreso. Al volver, descubre que el Padre es muy diferente de la idea que de él se había forjado: éste io estaba esperando, y corre a su encuentro; lo restablece en su dignidad, borrando el recuerdo de la herencia perdida. Y se celebra el banquete del que Jesús habió tantas veces. Al final comprendemos que Dios es Padre. El no nos puso en la tierra para cosechar méritos y premios, sino para descubrir que somos sus hijos. Pero, de hecho, nacimos pecadores: desde los orígenes de nuestra vida, nos dejamos llevar por nuestros sentidos y por los malos ejemplos del ambiente que nos ha criado. Más aún, mientras Dios no ha tomado la iniciativa de descubrise a nosotros, nos es imposible pensar en una libertad que no sea independizamos respecto a él. Dios no se sorprende de nuestras maldades, pues, al creamos libres, aceptó el riesgo de que cayéramos. El no hace suya nuestra distinción entre justos y pecadores, la cual supone que unos merecen premios y otros castigos. Al contrario, nos acompaña a todos en nuestra experiencia del bien y del mal, hasta que pueda llamamos hijos suyos, gracias a su único Hijo, Jesús. Este es nuestro Dios y Padre, el que hace salir el bien del mal; el que nos crea día a día, sin que nos demos cuenta, mientras seguimos nuestros caminos; el que busca pecadores a los que pueda llenar de sus riquezas. Pero, de todo esto, no entendió nada el hijo mayor, el hombre cumplidor de corazón cerrado. El sirve con la esperanza de ser premiado o, por lo menos, de ser reconocido superior a los demás. Y no puede acoger a los pecadores, ni participar en la fiesta de Cristo, porque en realidad no sabe amar.
lucas 16
132 que me corresponde. Y el padre la repartió vo sin haber desobedecido jamás ni una entre ellos. sola de tus órdenes, y a mí nunca me has para hacer una fiesta con 13 Pocos días después, el hijo menor reu- dado un cabrito 30 nió todo lo que tenía, partió a un lugar le- mis amigos; pero llega ese hijo tuyo, desjano y, allí, malgastó su dinero en una vida pués de haber gastado tu dinero con prosdesordenada, 14 Cuando lo gastó todo, so- titutas, y para él haces matar el ternero brevino en esa región una escasez grande gordo. 31 El padre le respondió: Hijo, tú estás y comenzó a pasar necesidad. 15 Entonces siempre conmigo y todo lo mío es tuyo. fue a buscar trabajo y se puso al servicio de 32 Pero había que hacer fiesta y alegrarse, w 14.8 un habitante de ese lugar que lo envió a sus campos a cuidar cerdos, i 6 Hubiera desea- puesto que tu hermano estaba muerto y ha do llenarse el estómago con la comida que vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido daban a los cerdos, pero nadie le daba encontrado.» nada. 17 Fue entonces cuando entró en sí: El administrador astuto «¡Cuántos trabajadores de mi padre tienen 1 C 1 Jesús dijo también a sus discípan de sobra, y yo aquí me muero de ham* " pulos: «Había un hombre rico que bre! i 8 ¿Por qué no me levanto? Volveré a tenía un mayordomo, y vinieron a acusarlo mi a fe e os2'i6 P d Y ' diré: Padre, pequé contra Dios de que estaba malgastando sus bienes.2 Lo y contra ti; 19ya no merezco llamarme hijo mandó llamar y le dijo: «¿Qué es lo que me tuyo, trátame como a uno de tus siervos. dicen de ti? Dame cuenta de tu administra20 Partió, pues, de vuelta donde su padre. ción, porque ya no podrás seguir en tu ,13?-J¡j Cuando todavía estaba lejos, su padre lo puesto.» 3 vio y sintió compasión, corrió a echarse a El mayordomo pensó entonces: «¿Qué su cuello y lo abrazó. 21 Entonces el hijo le voy a hacer ahora que mi patrón me quita habló: Padre, pequé contra Dios y contra ti; el puesto? No tengo fuerzas para trabajar la ya no merezco llamarme hijo tuyo. 22 Pero tierra, y pedir limosnas me daría vergüenza. ' el padre dijo a sus servidores: Rápido, trái- 4 Ya sé lo que voy a hacer para que, al deganle la mejor ropa y póngansela, coló- jar el puesto, tenga gente que me reciba en quenle un anillo en el dedo y zapatos en los su casa. 5 pies. 23 Traigan el ternero más gordo y máLlamó uno por uno a los que debían a tenlo, comamos y alegrémonos, 24 porque su patrón y dijo al primero: 6 «¿Cuánto le este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a debes a mi patrón?» Le contestó: «Cien la vida, estaba perdido y lo he encontrado. barriles de aceite.» Dijo el mayordomo: Y se pusieron a celebrar la fiesta. «Toma tu recibo, siéntate y escribe rápido: 2 5E1 hijo mayor estaba en el campo. cincuenta.» 7 Después dijo a otro: «Y tú, Cuando al volver llegó cerca de la casa, oyó ¿cuánto debes?» Contestó: «Cuatrocientos la música y el baile. 26 Llamando a uno de quintales de trigo.» El mayordomo le dijo: los sirvientes, le preguntó qué significaba «Toma tu recibo y escribe: trescientos.» todo eso. 27 Este le dijo: Tu hermano está s El patrón admiró la manera de obrar de vuelta y tu padre mandó matar el terne- tan inteligente de su mayordomo ladrón: en ro gordo, por haberlo recobrado con bue- verdad los de este mundo son más astutos na salud.28 El hijo mayor se enojó y no qui- que los hijos de la luz para tratar a sus so entrar. semejantes. 9 Entonces el padre salió a rogarle. 29 Pero Yo también les digo: Aprovechen el ",11 él le contestó: Hace tantos años que te sir- maldito dinero para hacerse amigos, para 18'14 EL DINERO Y LOS AMIGOS + Jesús no se preocupa por calificar las incorrecciones del mayordomo, sino que destaca su inteligencia para asegurar su porvenir este hombre supo descubrir a tiempo que los amigos duran más que el dinero. Asimismo, los hyos de la luz, al promover una nueva manera de vivir, deben quitarle al dinero su aureola de Bien Supremo. Pues parece que el dinero puesto en un lugar seguro es el medio para asegurar nuestra existencia y nuestro porvenir. Al contrario, Je-
sus nos pide que pongamos el dinero en circulación y que lo cambiemos sin vacilar por algo más precioso: como son los lazos de mutuo agradecimiento. No somos propietarios sino mayordomos de nuestros bienes, y los debemos administrar para bien de todos. El dinero no es cosa mala, mientras lo usamos como un medio que facilita los intercambios. Sin embargo, Jesús io llama injusto (aquí pusimos la palabra maldito), porque el dinero no es el bien verdadero, el que nos hace)ustos ante Dios; y porque no se puede acumular el dinero y confiar en él sin faltar
133 que, cuando se les acabe, los reciban a ustedes en las viviendas eternas. 19,17 10 EJ que se mostró digno de confianza en cosas sin importancia, será digno de confianza también en las importantes, " y el que no se mostró digno de confianza en cosas mínimas, tampoco será digno de confianza en lo importante. Por lo tanto, si ustedes han administrado mal el maldito di12,15 ñero, ¿quién va a confiarles los bienes verdaderos? 12Y si no se han mostrado dignos de confianza en cosas ajenas, ¿quién les entregará los bienes que son realmente nuestros?
lucas 16 hombres apegados al dinero, se burlaban de Jesús. Pero él les dijo: is «ustedes se JM¿ dan cara de hombres perfectos, pero Dios conoce los corazones, y lo que los hombres tienen por grande, Dios lo aborrece.
• i 6 La Ley y los profetas llegan hasta Mt1112 Juan; después se proclama el Reino de «,'24 Dios y a todos les cuesta conquistarlo. i?Más fácilmente pasarán el Cielo y la Mt 5,1a tierra antes que caiga al suelo una sola letra de la Ley. 18 Todo hombre que se divorcia de su es- MI 5,32 posa y se casa con otra comete adulterio. 19,9 Y el que se casa con una mujer divorciada O 13 Ningún sirviente puede quedarse con de su marido, comete adulterio. dos patrones: verá con malos ojos al primero y querrá al otro, o se apegará al primero Lázaro y el rico y despreciará al segundo. Ustedes no pue9 den servir al mismo tiempo a Dios y al dios O 1 Había un hombre rico que se vestía 6,24 con ropa finísima y que cada día comía reDinero.» 20 iiLos fariseos oían todo esto. Por ser giamente. Había también un pobre, Uaa la confianza en el Padre y sin hacer daño al prójimo. El dinero es lo que el hombre adquiere y pierde. No lo hace ser más ni mejor. Por lo tanto, no forma parte de los bienes que son realmente nuestros (12). LOS RICOS
i
i
O Los fariseos se burlaban de él. Lucas, más que los otros evangelistas, nota la incompatibilidad entre la religión verdadera y el apego al dinero. Los fariseos podían justificar su amor al dinero refiriéndose a algunas palabras de la Biblia. Pues en los primeros tiempos los judíos veían en la riqueza una bendición de Dios. Al no saber del más allá, consideraban justo que Dios premiara a sus fieles con salud y dinero: ésta es la razón por la cual guardaron un recuerdo excepcional del rey Salomón, a pesar de que terminó su vida dando ejemplos de total indiferencia religiosa. Pero, con el correr del tiempo, reconocieron que el dinero era más bien un peligro y que, a menudo, era el privilegio de los incrédulos y de los sinvergüenzas (Sal 49, Job). Sin embargo, le basta a uno tener dinero para convencerse de que posee la verdad. De ahí que los fariseos se sintieran autorizados para juzgar y decidir en las cosas de Dios. Después de ellos, no han faltado los cristianos que, perteneciendo a los círculos influyentes, proyectaron extender el Reino de Dios acumulando el dinero y monopolizando el poder. Estos propician un orden moral que encubre sus privilegios, pero ahogan ios valores evangélicos de justicia, de humildad y de pobreza. Logran ejercer una presión muy fuerte sobre la Iglesia, pero, a la larga, atraen sobre sí y sobre la misma Iglesia el repudio de los pobres y de las personas sinceras. ¿Por qué, en la Iglesia, tantos cristianos de ambientes populares se han sentido acomplejados frente a los de situación pudiente? Se acostumbraron a verlos encabezar las organizaciones de la Iglesia y a recibir de ellos la palabra de Dios, a pesar de las advertencias de Jesús. LA LEY
• A continuación vienen tres sentencias de Jesús que no tienen otro enlace que el de referirse las tres a la Ley. La Ley designaba las leyes dadas por Dios a los judíos durante el Antiguo Testamento. Asimismo la Ley y los Profetas era una manera de designar ia Biblia. Aquí Jesús usa esta expresión para señalar los tiempos del Antiguo Testamento, o sea, todo lo que preparó su propia venida.
No caeré una sola letra de la Ley. Es decir, que todo en ella tenía su razón de ser. Eso no obstante, Jesús afirma que con él se da el paso decisivo. Lo que era preparación ya no habrá de ser cumplido de la misma manera que antes: ver en Mt 5,17-20. Para los Judíos que practicaban la Ley y, en especial, para los que habían seguido a Juan Bautista, se necesitaba dar un paso para creer en Jesús y, con esto, conquistar el Reino de Dios (Le 7,24). Pues, a pesar de las apariencias, es mucho más fácil cumplir prácticas religiosas y observar leyes y ayunos, que creer y arriesgarse hacia lo desconocido, siguiendo a Jesús crucificado. EL INFIERNO O Esta parábola habla de la división del mundo entre ricos y pobres. Hay una iey fatal del dinero que lleva al rico a vivir aparte: alojamiento, movilización, diversiones, atención médica. La pared que construyó el rico en la presente vida será, después de su muerte, un abismo que nadie podrá salvar. El que haya aceptado esta separación se verá puesto al otro lado para siempre. ün pobre llamado Lázaro. Jesús da un nombre al pobre, pero no al rico, volcando así el orden de la sociedad presente, que trata como persona al «señor X», pero no al trabajador común y corriente. También vemos que Lázaro, al morir, encuentra a muchos amigos: los ángeles, yAbraham, padre de los creyentes. El rico, en cambio, ya no tiene amigos o abogados para arreglar su situación: el infierno es soledad. Algunos desearían saber cuál fue el pecado del rico para que fuera condenado al infierno. ¿Acaso negaba a Lázaro las migajas de su mesa? Pero eso no lo dice el Evangelio: sencillamente, el rico no veía a Lázaro echado a su puerta. Acuérdate de que recibiste tus bienes durante tu vida. En varios países, no solamente las minorías privilegiadas se han hecho dueñas de la mesa a la que todos tenían derecho de sentarse: el poder, las leyes y la cultura, sino que han organizado la economía del país en la forma en que a ellas les conviene, incluso destruyendo las industrias nacionales y las fuentes de trabajo. La dependencia económica de su país les permite vivir regiamente, pero condena a millones de Lázaros a la desocupación y, por ende, a la marginación progresiva hasta que perezcan de hambre y de miseria. Lázaro es mantenido a distancia de los barrios residen-
lucas 17
—
mado Lázaro, todo cubierto de llagas, que se tendía a la puerta del rico, 21 y que sentía ganas de llenarse con lo que caía de la m 15.27 mesa del rico, y hasta los perros venían a lamerle las llagas. 22 Pues bien, murió el pobre y fue llevado por los ángeles hasta el cielo cerca de Abraham. Murió también el rico y lo sepultaron. 23 Estando en el infierno, en medio de tormentos, el rico levanta los ojos y ve de lejos a Abraham y a Lázaro cerca de él. 24 Entonces grita: «Padre Abraham, ten piedad de mí, y manda a Lázaro que se moje la punta de un dedo para que me refresque la lengua, porque estas llamas me atormentan. 25 Abraham respondió: «Hijo, acuérdate de que recibiste ya tus bienes durante la vida, lo mismo que Lázaro recibió males. Ahora él aquí encuentra consuelo y tú, en cambio, tormentos. 2 6 Sepas que por estos lados se ha establecido un abismo entre ustedes y nosotros, para que los que quieran pasar de aquí para allá no puedan hacerlo, y que no atraviesen tampoco de allá hacia nosotros.» 27 Contestó el rico: «Entonces te ruego, padre, que mandes a Lázaro a mis familiares, 28 donde están mis cinco hermanos, para que les advierta, y no vengan ellos también a este lugar de tormento.» 2 9 Y Abraham contestó: «Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen.» 3 ° «No, padre Abraham, dijo el rico. Si uno de entre los muertos los va a visitar, se arrepentirán.» 31 Pero Abraham le dijo: «Si no escuchan a Moisés y a los profetas, aunque resucite uno de entre los muertos, no le creerán.» "*18'7
1 7 ' ^'J° ^ e s u s a s u s discípulos: «Es * ' imposible que no haya escándalos y caídas. Pero pobre del que hace caer a los demás. 2 Sería mejor para él que lo cíales con policías, perros y alambres. Desearía saciarse de las migas que sobran del banquete, pero son pocas las que caen en el suelo de la patria, después que todo se gastó en productos importados o se depositó en bancos extranjeros. Lázaro vive entre escombros e inmundicias: se hace prostituta, carterista, lanza, hasta que una muerte prematura le permita encontrar a alguien que lo quiera: en la compañía de Abraham y de los ángeles. Y tendrá por fin una patria, allí donde otros ya no puedan despojarlo, vigilarlo y apalearlo a nombre de su propia Seguridad. Mientras tanto, el rico no se afana tanto por gozar de la vida como para convencerse a sí mismo de que él tiene razón: hasta la Iglesia debería justificarlo. Y es esta perversión de su mente la que lo lleva al infierno después de haberle inspirado odio o desprecio por todos aquellos que procla-
134 echaran al mar con una piedra de molino colgada al cuello, antes que haga caer a uno solo de estos pequeños. 3 Fíjense bien: Si tu hermano te ofende, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo. 4 Si te ofende siete veces al día, y siete veces vuelve arrepentido, diciendo: No lo vuel- MI «.15 vo a hacer más, perdónalo.» (Mt 17,20; 21,21)
5 Los apóstoles dijeron al Señor: «Auméntanos la fe.» 6 El Señor respondió: «Si tienen fe como un granito de mostaza, le di- MC 4,31 rán a ese árbol que está ahí: Arráncate y plántate en el mar, y el árbol obedecerá. 7 Supongan que uno de ustedes tiene un servidor arando o cuidando el ganado. Cuando éste vuelve del campo, ¿le dicen ustedes: ven en seguida a sentarte a la mesa? 8 ¿No le dicen más bien: prepárame comida, y ponte el delantal para servirme, y después que yo haya comido y bebido, tú lo harás a tu vez? 9 Y después, ¿se sienten agradecidos de ese siervo porque hizo lo que le mandaron? 10 Esto vale para ustedes. Cuando hayan hecho todo lo que les ha sido mandado, digan: Somos servidores que no hacíamos falta; sólo hicimos lo que debíamos hacer.» Los diez leprosos + 11 De camino a Jerusalén, Jesús pasó por los límites de Samaría y Galilea. 12 AI entrar a un pueblo, diez hombres leprosos le salieron al encuentro. Se quedaron a cierta distancia ] 3 y gritaron: «Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros.» 14 Jesús les dijo: «Vayan a presentarse a Lev 1345 los sacerdotes.» 15 Mientras iban, quedaron sanos. Clno de ellos, al verse sano, volvió de inmediato. Llegó alabando a Dios en alta voz '6y echánman las exigencias de la justicia enseñadas por Moisés y los Profetas, o sea, por la Biblia. Con miras a salvar tanto a los ricos como a los pobres, el Evangelio nos pide trabajar para suprimir los abismos que los separan.
+ Los diez leprosos fueron sanados, pero a uno sólo se le dijo: Tu fe te ha salvado. Porque solamente éste fue capaz de dar una respuesta que saliera realmente del corazón. Mientras los otros se preocupaban por cumplir los trámites legales, él no pensó más que en agradecer a Dios ahí mismo donde la gracia de Dios lo había encontrado: ésta es la fe que nos salva y nos transforma. Entre tantos que piden sanaciones y favores, ¿cuántos llegarán a amar a Dios de verdad?
lucas 18
135
ban y vendían, plantaban y edificaban. Pero salió Lot de Sodoma, y Dios hizo caer del cielo una lluvia de fuego y azufre que los mató a todos. 3 0 Lo mismo pasará el día en que aparezca el Hijo del Hombre. 31 En ese día, el que esté en la terraza y tenga sus cosas en la casa, que no baje a buscarlas, y el que esté en el campo, no vuelva atrás. 3 2 Acuérdense de la mujer de Gen 19,17 Lot 3 3 El que trata de salvar su vida la perDe qué manera viene derá; en cambio, el que la sacrifica la hace Mt 10,39 el Reino de Dios Jn 12,25 renacer para la vida eterna. (Mt 24,17) 34 Yo les declaro que, en esa noche, de O 20 Los fariseos le preguntaron: «¿Cuán- dos personas que estén durmiendo en una 1 Tes 4,17 do llegará el Reino de Dios?» El les contes- misma cama, una será llevada, y la otra detó: «La llegada del Reino de Dios no es cosa jada; 3 s dos mujeres estarán moliendo junque se pueda verificar. 21 No se va a decir: tas: una será llevada y la otra dejada.» 3 11,20 Está aquí o está acá. Y sepan que el Reino 6 Entonces preguntaron a Jesús: 12,54 de Dios está en medio de ustedes.» «¿Dónde sucederá eso, Señor?» 3 7 Y él res22 Dijo además a los discípulos: «Llegará pondió: «Donde esté el cuerpo, ahí se junMI 24,3 un tiempo en que ustedes desearán ver uno tarán los buitres.» solo de los días del Hijo del Hombre, pero no lo verán. 2 3 Entonces les dirán: Está ** aquí, está allá. No vayan, no corran. 2 4 En Orar sin desanimarse ' efecto, como el relámpago brilla en un pun1 Q 1 Jesús les propuso este ejemplo Rom1.10 to del cielo y resplandece hasta el otro, así sucederá con el Hijo del Hombre cuando ^ •*•*' sobre la necesidad de orar siem- 2a>r4j 9,22 llegue su día. 2 5 Pero antes, tiene que sufrir pre, sin desanimarse jamás: 2 «En una ciudad había un juez que no mucho y ser rechazado por este pueblo. 2 temía a Dios ni le importaba nadie. 3 En esa e En los días del Hijo del Hombre sucederá lo mismo que sucedió en tiempos de misma ciudad había una viuda que vino Noé. 27 Comían, bebían y se casaban hom- donde él a decirle: Hágame justicia contra 4 bres y mujeres, hasta el día en que Noé en- mi adversario. El juez no le hizo caso duG 7 % ¿ tro en el arca y vino el diluvio que los hizo rante un buen tiempo. Pero al final pensó: perecer a todos. 2 8 Pasó lo mismo en los Aunque no temo a Dios y no me importa 5 tiempos de Lot comían y bebían, compra- nadie, esta viuda me molesta tanto que le dose a los pies de Jesús, con el rostro en tierra, le daba gracias. Este era samaritano. 17 Jesús entonces preguntó: «¿No sanaron los diez? ¿Dónde están los otros nue,8 ve? El único que ha vuelto a alabar a Dios ha sido este extranjero?» 19 En seguida dijo 750 al hombre: «Levántate y vete: tu fe te ha e!4s salvado.»
O ¿Cuándo llegará el Reino de Dios? No llega como una revolución o un cambio de las estaciones del año: va actuando en los hombres que han recibido la Buena Nueva. El Reino es algo que ya poseen los creyentes. A continuación vienen palabras de Jesús sobre el fin de Jerusalén y sobre su segunda venida (Mc 13,14). No hay que hablar del fin del mundo en cada momento de ansiedad. Jesús nos pone dos comparaciones: el relámpago que se ve de todas partes y las águilas que van sin engañarse donde hay un cadáver. De la misma manera, todos se darán cuenta, y sin error, cuando vuelva Cristo. Sin embargo, esta venida hallará desprevenidos a los que no la esperan (como en los días de Noé). El Juicio separará de repente a los elegidos de los condenados, a quienes nada separaba en la vida diaria: de dos que trabajan juntos, uno es llevado, el otro dejado. Lo del hombre que está fuera de la casa está relacionado en Mateo 24,17 con el fin de Jerusalén y significa en ese lugar que habrá que huir rápidamente. Pero aquí tiene otro sentido: cuando se presente el fin del mundo ya no será el momento de preocuparse por salvar su vida o sus pertenencias. ¿Dónde sucederá esto? (36). Pregunta desatinada, como en 17,20. Porque el Señor no vendrá a buscar a los suyos para conducirlos a un lugar material. En ese día, los buenos serán llevados infaliblemente a la presencia de Dios.
29
O Si hay un Dios justo, ¿por qué no hace justicia? (Sal 44,23; Hab 1; Za 1,12; Ap 6,9). Jesús responde: ¿Desean y piden ustedes con bastante fe que Dios haga justicia? Habrá que esperar, pero sin duda se hará. ünjuez que se burla de los hombres. Así ven a Dios muchas personas que se fijan en lo injusto y lo absurdo de la vida. Pero, si sabemos orar perseverantemente, descubriremos poco a poco que todo esto no es tan absurdo como parece; y llegaremos a reconocer, a través de los acontecimientos, el rostro de Dios que nos ama. Si claman a él día y noche. Jesús, que tanto recalca nuestra responsabilidad frente al mundo, es el que también nos invita a pedir a Dios día y noche. ¿Por qué tan fácilmente la gente se divide (o nosotros la dividimos) entre quienes rezan y quienes actúan? ¿Hallará fe en la tierra? Jesús confirma una opinión que ya se encontraba entre los judíos de su tiempo. En los últimos tiempos que precedan el Juicio, la fuerza del mal será tal que en muchos el amor se enfriará (Mt 24,12; Le 21,36). De hecho, en la primera venida de Jesús, el Antiguo Testamento terminó con un fracaso aparente, pues pocos creyeron en él y la mayoría se dejaron arrastrar por la confusión, los falsos salvadores y las violencias que precipitaron la caída de la nación, cuarenta años después de la muerte de Jesús.
lucas 18
136 tonces Jesús los llamó para decirles: «Dejen que los niños vengan a mí, no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. 17 En verdad les digo que quien no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.»
voy a hacer justicia; así ya no volverá a romperme la cabeza.» 6 Y el Señor dijo: «¿Se han fijado en las palabras del juez malo? 7 Ahora bien, ¿Dios sai 43,23 no les hará justicia a sus elegidos si claman 1021 2*g|;| a él día y noche, mientras él demora en escucharles? 8 Todo lo contrario; pues les aseguro que El que no quiso seguir a Jesús 2STes5213 Dios hará justicia en favor de ellos, y lo hará (Me 10,17; Mt 19,16) M*241'2 pronto. 18 Cierto hombre importante le preguntó; 532 Pero, cuando venga el Hijo del Hombre, «Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para i* 16,15 ¿hallara fe en la tierra? heredar la vida eterna?» 19 Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Solamente MHWO El fariseo y el publicano uno es bueno y ése es Dios.20 Conoces los 9 • Puso además esta comparación por al- mandamientos: /Yo cometas adulterio, no & 20,12 gunos que estaban convencidos de seryus- mates, no robes, no levantes testimonios tos y que despreciaban a los demás: falsos, honra a tu padre y a tu madre. io «Dos hombres subieron al Templo a 21 Pero él contestó: «Todo esto yo lo cumorar, uno era fariseo y el otro publicano. plo desde joven.» 22 Al oír esta declaración, 11 El fariseo, de pie, oraba en su interior Jesús le dijo: «Todavía te falta algo. Vende de esta manera: «Oh Dios, te doy gracias todo lo que tienes, reparte el dinero entre porque no soy como los demás nombres, los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; que son ladrones, injustos, adúlteros, o después ven y sigúeme.» 23 Cuando él oyó la respuesta, se puso como ese publicano que está allí. '2 Ayuno dos veces por semana, doy la décima parte muy triste, porque era harto rico. 24Viéndolo, Jesús dijo: «¡Qué difícil es de todo lo que tengo.» 13 El publicano, en cambio, se quedaba entrar al Reino de Dios, cuando uno tiene atrás y no se atrevía a levantar los ojos al las riquezas! 25 Es más fácil para un camecielo, sino que se golpeaba el pecho, dicien- llo pasar por el ojo de una aguja que para do: «Dios mío, ten piedad de mí que soy un un rico entrar al Reino de Dios.» 26 Los oyentes dijeron: «Entonces, pecador.» 14Yo les digo que este último estaba en gracia de Dios cuando volvió a su ¿quién podrá salvarse?» 27j esU s respon- 137 14,11 casa, pero el fariseo no. Porque todo hom- dio: «Lo que es imposible para los hombre que se hace grande será humillado, y bres, es posible para Dios.» 28pedro dijo el que se humille será hecho grande.» entonces: «¿Ves cómo nosotros dejamos lo He 4,32 15 Le traían hasta los pequeñitos para que teníamos y te seguimos?» 29 Jesús resg47 Mcioj3 que los tocara; viendo esto los discípulos, pondió: «Yo les aseguro que ninguno deja- Mt 19,10 empezaron a reprender a esta gente. 16 En- rá casa, esposa, hermanos, padre, o hijos, • Los fariseos ponían mucho empeño en cumplir la Ley de Dios y multiplicaban los ayunos y las obras de misericordia. Desgraciadamente, se atribuían a sí mismos el mérito de su vida tan ejemplar: ya no necesitaban la misericordia de Dios, sino que sus obras buenas lo obligaban a que él los premiara. En cambio, el publicano se reconoce pecador delante de Dios y de los hombres, y solamente espera el perdón. El está en la verdad. Al volver a casa, estaba en gracia de Dios (el texto dice: había sido hecho justo, o sea, que Dios lo había reconciliado). Pero el fariseo se iba como había venido, encerrado en su propia excelencia y cerrado a la gracia de Dios. Jesús habló por algunos que estaban convencidos de ser justos (9). La Biblia llamaba justos a los que agradaban a Dios cumpliendo su voluntad. Así, en Mt 1,19 y Le 1,6, José y Zacarías son justos, o sea, personas excelentes. En algunos lugares se da mucha importancia al aspecto extemo: el justo es el que cumple la Ley. En otros, la Biblia destaca la fidelidad interior del justo, amigo de Dios como fue Abraham (15,6). Jesús, por su parte, afirma que nadie puede atribuirse a
sí mismo y a sus méritos la justicia o santidad verdadera: porque los hijos de Dios no tienen nada suyo, sino solamente lo que recibieron del Padre (Jn 5,19). Debemos confesar que, en las últimas generaciones, la moral cristiana se predicó a menudo volviendo a los criterios de los fariseos. Lo importante parecía ser que el hombre tuviera una conducta decente en lo exterior, y se le dejaba pensar que, con hacer obras buenas, merecería la salvación. Poco se recalcaba que la salvación se debe a una gracia de Dios, que perdona ai pecador y lo hace justo. A menudo los «buenos» rezaban por la conversión de los «pecadores», olvidando que también ellos necesitaban el perdón de Dios, y que los pecadores, tal vez, recibían la gracia de Dios entre sus mismos pecados. La manera de condenar a la madre soltera y la mujer adúltera; la costumbre de hablar en forma paternalista de las ovejas arrepentidas, olvidando que, en la Iglesia, todos son iguales, eran otras tantas formas de fariseísmo. Y cuando hoy los militantes «activos, conscientes y comprometidos» miran en menos a los cristianos que, según ellos, se conforman con «comer hostias» sin hacer todo lo que hacen ellos, todavía no se sale del fariseísmo.
lucas 19
137 a causa del Reino de Dios, 30 sin que reciba mucho más en el mundo presente y, en el venidero, la vida eterna.» 3i Jesús tomó consigo a los Doce para 9 22 decirles: «Ahora subimos a Jerusalén y va 2 J '|j a cumplirse todo lo que escribieron los pro"!25 fetas sobre el Hijo del Hombre. 32 p u e s s e r á entregado a los extranjeros, que se burlarán de él, lo maltratarán, lo escupirán 33 y después de azotado 34lo matarán; pero al tercer día resucitará.» Los Doce no entendieron nada de esto; era lenguaje misterioso para ellos y no comprendían lo que les decía.
ver y empezó a seguir a Jesús, alabando a Dios. Y todos los que estaban ahí alabaron también a Dios. Jesús y Zaqueo
"I Q ! Llegando a Jericó, pasaba Jesús *• ~ por la ciudad. 2 Allí había un hombre llamado Zaqueo. Era jefe de los cobradores de impuestos y muy rico.3 Quería ver cómo era Jesús, pero no lo alcanzaba en medio de tanta gente, por ser de baja estatura. 4 Entonces corrió adelante y se subió a un árbol para verlo cuando pasara por ahí. s Cuando llegó a ese lugar, Jesús levantó los ojos y le dijo: «Zaqueo, baja pronto, porEl dego de Jericó que hoy tengo que quedarme en tu casa.» 6 (Me 10,46; Mt 20,23) Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. 35 Cuando estuvieron cerca de Jericó, 7 Todos entonces se pusieron a criticar y 530M "9'27 había un ciego sentado al borde del camino y que pedía limosna. 36 Oyendo el 37 paso a decir: 8«Se fue a alojar en casa de un pe- ¿ de la gente, preguntó qué era aquello. Le cador.» Pero Zaqueo dijo resueltamente al dijeron: «Es Jesús el Nazareno que pasa Señor: «Señor, voy a dar la mitad de mis por ahí.» 38y se puso a gritar: «¡Jesús, hijo bienes a los pobres, y a quien he exigido algo injustamente le devolveré cuatro veces 2 s 12,6 de David, ten piedad de mí!» 39 Los que iban delante lo reprendieron más.» 9 Jesús, pues, dijo a su respecto: «Hoy ha 4,21 para que se callara, pero él gritaba con más fuerza: «¡Jesús, hijo de David, ten compa- llegado la salvación a esta casa; en verdad, MtJi;» éste también es hijo de Abraham. 10 El Hijo 2131 sión de mí!» "«> Entonces Jesús se detuvo y ordenó del Hombre vino a buscar y a salvar lo que & 34,10 que se lo trajeran. Cuando4 el ciego estuvo estaba perdido.» cerca, Jesús le preguntó: i «¿Qué quieres que haga por ti?» El respondió: «Señor, haz Las diez monedas que vea.» 42 Jesús le dijo: «Recobra la vis- (Mt 25,14) ta, tu fe te ha salvado.» O ' ' Los que caminaban con Jesús y lo es43 Y en el mismo instante, el ciego pudo cuchaban estaban ya cerca de Jerusalén, y +
'sus va caminando con ellos. Sabe que lo espera la muerte; LA FUERZA DE JESÚS ellos, sin embargo, están convencidos de que se proclama+ Todos en Jericó señalaban a Zaqueo: ¿cómo se conrá rey y libertador de Israel. vertiría un hombre de esta clase, acostumbrado a los negoCon la presente parábola, Jesús los invita a tener otra escios sucios? ¿Qué castigo le enviaría Dios? En vez de casperanza. El reinará al volver de un país lejano, o sea, de la tigarlo, vino Dios a su casa. muerte, al final de la historia. Los suyos, mientras tanto, tieJesús demuestra ser guiado por el Espíritu cuando divisa nen a su cargoriquezasque él les facilitó y que han de haa Zaqueo entre tanta gente: y comprende en ese momento cerlas fructificar; no deben esperar su vuelta cruzados de que ha venido ese día a Jericó más que todo para salvar a brazos, pues los enemigos van a aprovechar el tiempo que un rico. él esté ausente para luchar contra su influencia. Los serviZaqueo sabe que es envidiado y odiado. Sin embargo, no dores de Jesús participarán de su triunfo en la medida en todo en él es malo: aunque sus manos están sucias, no ha que hayan trabajado. perdido el sentido del bien y, secretamente, admira al proEsta página tiene mucho que ver con la parábola de los feta Jesús. Dios lo salva por sus buenos deseos. El favor talentos (Me 25,15). Notemos dos diferencias. que le hace Jesús lo obliga a manifestar lo humano y buePor una parte, la introducción y elfinal:Jesús alude a la no que tenía ahogado en su conciencia. vida política de su país. Este dependía del Imperio Romano Se dice que lo recibió muy alegre: alegría que muestra el y sus reyes debían ser del a9rado del gobierno romano que cambio ocurrido en él. Después, no le costarárepararsus actuaba como protector. maldades. Por otra parte, se recalca la justicia de Dios: a cada cual El pueblo se indigna, imitando a los fariseos: el profeta Jesegún sus méritos. La felicidad del Cielo no es cosa que se sús debería compartir su causa y hasta sus rencores. Pero pueda distribuir en forma igualitaria. Cada uno conocerá a Jesús no es un demagogo; la incomprensión de la mucheDios y compartirá susriquezasen la medida en que se haya dumbre no le importa más que la de los fariseos, una vez hecho capaz de amar a lo largo de su vida. Cada paso que más Jesús ha demostrado su fuerza: ha destruido el mal saldemos en el camino de la obediencia, del sacrificio y de la vando al pecador. humildad, desarrolla nuestra capacidad de recibir a Dios y de ser transformados por él. O Los galileos van a Jerusalén a celebrar la Pascua, y Je-
lucas 20
138
Jesús dijo a dos de sus discípulos: 30 «Vales anunciaba la Buena Nueva. En eso lleyan al pueblo que está enfrente. Al entrar garon los jefes de los sacerdotes y los encontrarán amarrado un burrito que nadie maestros de la Ley con algunos jefes de los ha montado hasta ahora. Desátenlo y tráijudíos, y le hablaron en estos términos: 2 ganlo. 3i Si alguien les pregunta: ¿Por qué «Dinos con qué derecho haces estas colo desatan?, contesten: El Señor lo nesas. ¿Quién te ha dado la autorización?» cesita.» 3 El les contestó: «Yo también les voy a 32 Fueron los enviados y hallaron todo hacer una pregunta. Díganme: 4 Cuando como Jesús les había dicho. 33 Mientras Juan bautizaba, ¿lo hacía mandado por soltaban el burrito, llegaron los dueños y les Dios, o era cosa de hombres?» 5 dijeron: «¿Por qué desatan ese burrito?» Ellos, pues, reflexionaron: «Si contesta34 Contestaron: «El Señor lo necesita.» mos que el bautismo de Juan era cosa de 35 Llevaron, pues, el burrito a Jesús y le Dios, él nos dirá: ¿Y por qué no creyeron echaron sus capas encima para que Jesús en él? 6 Y si respondemos que era cosa de se montara. 36 A medida que avanzaba, la hombres, todo el pueblo nos apedreará, gente extendía sus mantos sobre el camipues está convencido de que Juan era un 37 no. Al acercarse a la bajada del cerro de profeta.» 7 Por eso le contestaron que no los Olivos, la multitud de sus seguidores, 1 R 1.33 sabían. 8 Y Jesús les dijo: «Yo tampoco les llenos de alegría, se pusieron a alabar a diré con qué derecho hago estas cosas.» Dios a voz en cuello, por todos los milagros que habían visto. 3 8 Y decían: «¡Bendito el sai 118.2 Los trabajadores asesinos que viene, el Rey en nombre del Señor! ¡Paz (Me 12,1; Mt 21,33) en el cielo! ¡Gloria en lo más alto de los 2,14 9 Luego comenzó a contar al pueblo este cielos!» ejemplo: 39 Algunos fariseos que se encontraban is 5,2 «(Jn hombre plantó una viña, después la entre la gente dijeron a Jesús: «Maestro, rearrendó a unos trabajadores y partió al ex40 prende a tus seguidores.» Pero él contestranjero por largo rato. tó: «Yo les digo que si ellos se callan, las He 2,11 10 A su debido tiempo envió un servidor piedras gritarán.» donde los trabajadores, para que le entre41 Cuando estuvo cerca, al ver la ciudad, garan la parte de la cosecha que le corres42 lloró por ella, y dijo: «Ojalá en este día tú 13,34 pondía; pero los trabajadores, después de también entendieras los caminos de la paz. golpearlo, lo echaron con las manos vacías. Pero no estás ahora en condiciones para 11 Mandó después a otro servidor; pero verlo. «Vendrán días para ti, en que tus también a éste le pegaron, lo insultaron y enemigos te cercarán de trincheras, te atalo echaron con las manos vacías; 12 envió 44 carán, te estrecharán por todos lados. Te aún a un tercero, al que también lo hirieron aplastarán contra el suelo, a ti y a tus hijos, y lo echaron fuera, que viven dentro de tus muros, y no deja13 El dueño de la viña se dijo entonces: rán en ti piedra sobre piedra, porque no has Mt3,i7 ¿Qué hacer? Voy a enviar a mi hijo muy reconocido el tiempo ni la visita de tu Dios.» querido; a lo mejor lo respetarán. 14 Pero, 45 Entró después Jesús al Templo y co- jn 2,14 al verlo los trabajadores, se dijeron unos a menzó a expulsar a los que ahí hacían neotros: Este es el heredero, matémoslo y nos gocios. 4e Les declaró: «Dios dice en la Esquedaremos con la herencia. 15 Lo arrojacritura: Mi casa será casa de oración. Pero is 57,6 neo 13,12 ron, pues, fuera de la viña y lo mataron. ustedes la han convertido en refugio de Ahora bien, ¿qué les hará el dueño de la Jer711 ladrones.» viña? 16 Vendrá, hará morir a esos trabaja47 Todos los días estaba en el Templo dores y entregará la viña a otros.» enseñando. Los jefes de los sacerdotes y los En este momento los oyentes dijeron: maestros de la Ley buscaban cómo acabar con él, lo mismo que las autoridades de los Jesús entra en Jerusalén • Ver el comentario de Me 12,18. judíos. « P e r o no sabían cómo hacerlo, (Me 11,1; Mt 21,1; J n 12,12; Mt 24,2) Lucas tiene modismos propios para hablar de la resurrecporque el pueblo entero lo escuchaba, pen- 21i38 ción en los versículos 34-36. Es que, en los países de cul28 Dicho esto, Jesús siguió su camino. diente de sus palabras. tura griega (y Lucas escribe para ellos), muchos creían en la inmortalidad del alma como algo natural para el hombre. Todos subían a Jerusalén y Jesús iba deLucas precisa para ellos que la otra vida no es algo natural; 1 Uno de esos días, Jesús estaba en Hc ^ 2; lante. 2 9 Cuando llegaron a Betfagé y Betaes un don de Dios para quienes sean juzgados dignos de entrar en ella. el Templo enseñando al pueblo y nia, cerca de! cerro llamado de los Olivos,
se imaginaban que el Reino de Dios se iba a manifestar de un momento a otro. Jesús, pues, les puso este ejemplo: Me 13,34 12 «Un hombre de gran familia se dirigió a un país lejano para ser nombrado rey y volver en seguida. '3 Llamó a diez empleados suyos, les entregó a cada uno una moneda de oro y les dijo: Trabajen este dinero hasta que yo vuelva. 14 Pero sus compatriotas lo odiaban y mandaron detrás de él una jnSi92íI comisión encargada de decir: Nosotros no lo queremos por rey. is Cuando volvió, había sido nombrado rey. Entonces hizo llamar a los empleados a los que había entregado dinero, para averiguar cuánto había ganado cada uno. 1 6 Se presentó el primero y dijo: «Señor, tu moneda produjo otras diez.» 17 El contestó: «Está bien, servidor bueno, ya que fuiste fiel "cSJ'i* e n '° poco, recibe el gobierno de diez ciudades.» !8 Vino el segundo y dijo: «Señor, tu moneda produjo otras cinco.» ! 9 El rey contestó igualmente a éste: «También tú gobierna cinco ciudades.» 20 Vino el tercero y dijo: «Señor, aquí tienes tu moneda. La guardé envuelta en un pañuelo, 21 porque tuve miedo de ti. Eres un hombre exigente, reclamas lo que no has depositado y cosechas lo que no has sembrado.» 22 Contestó el rey: «Servidor malo, te juzgo por tus propias palabras. Sabías que soy hombre exigente, que reclamo lo que no he depositado y que cosecho lo que no he sembrado; 23 entonces, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? A mi regreso, yo lo habría cobrado con intereses.» 24 Y dijo el rey a los que estaban presentes: «Quítenle la moneda y dénsela al que tiene diez.» 25 «Pero, señor, le contestaron, ya tiene diez monedas.» 26 Yo les declaro que, a todo el que pro818 Mt 13Í12 duce, se le dará, pero al que no produce, se le quitará aun lo que tiene. 2?'M 27 ^ n c u a n t o a m i s enemigos, que no me quisieron por rey, tráiganlos para acá y mátenlos en mi presencia.»
lucas 20
139
«Ni Dios lo quiera.» " J e s ú s , fijando su mirada en ellos, les dijo: «¿Qué significan estas palabras de la Escritura?: ls 28,16 La piedra que rechazaron los constructo- SalHe118,22 4,11 res, ésta es ahora la piedra principal. 18 Quien caiga en esta piedra se quebrará, y será aplastado aquel al que le caiga ls 8,14 Dn 2,44 encima.» Rom 9,35 19 Los maestros de la Ley y los jefes de 1 P2.5 los sacerdotes hubieran querido detenerlo 19,48 en ese momento, pero temieron al pueblo. He 5,26 Pues comprendieron que Jesús había contado ese ejemplo para ellos. El impuesto para el César (Me 12,13; Mt 22,15) 20
Entonces se pusieron a acechar a J e sús y le mandaron espías, que fingieron buena fe para aprovecharse de sus palabras, y así entregarlo a la policía y a la justicia del gobernador. 21 Estos hombres hicieron esta pregunta: «Maestro, nosotros sabemos que hablas y enseñas con entera cófsfás rectitud. No te fijas en la condición de las H ¿ 9 personas, sino que enseñas con absoluta franqueza el camino de Dios. 22 ¿Está permitido pagar impuestos al César, o no?» 23 Jesús vio su astucia y les dijo: «Muéstrenme una moneda. 24 ¿ p e quién es la cara y el nombre que tiene escrito?» Le contestaron: «Del César.» 25 Entonces él les dijo: «Pues bien, den al César lo que es del César, y a Dios lo que Rom 13,7 corresponde a Dios.» 26 Así, pues, no pudieron aprovechar nada de lo que decía delante del pueblo para acusarlo, sino que, al contrario, se sorprendieron mucho por su respuesta y se callaron. Los muertos resucitan (Me 12,18) • 27 Se acercaron a Jesús algunos saduceos. Estos son hombres que no creen en la resurrección de los muertos; y le preguntaron: 2 8 «Maestro, Moisés nos enseñó lo siguiente: Si uno tiene un hermano ca- m 25,5 Son hijos de Dios, pues él los ha resucitado. El texto dice, conforme a un modismo hebreo; son hijos de Dios por ser hijos de la resunección. Esta resurrección no es algo como revivir y volver a lo nuestro; es la obra del Espíritu dr Dio» que transforma y santifica a los que resucita. Por eso Ira resucitados son hijos de Dios en una forma mucho mas auténtica que los de este mundo: liberados del pecado, han renacido de Dios.
lucas 21
140
sado que muere sin dejar familia, debe casarse con la viuda para darle un hijo que será el heredero del difunto. 29 Había, pues, siete hermanos. Se casó La ofrenda de la viuda el primero, y murió sin dejar familia. 3° El (Me 12,41) segundo y después el tercero se casaron 1 Jesús estaba observando y vio con la viuda. 31 Y los siete murieron igual32 cómo los ricos depositaban sus mente, sin dejar familia. Finalmente, mu2 rió también la mujer. 3 3 Esta mujer, si hay ofrendas para el Templo. Vio también a resurrección de los muertos, ¿de cuál de una viuda pobrísima que echaba dos moellos va a ser esposa, puesto que los siete neditas. 3 Y dijo Jesús: «Créanme que esta pobre la tuvieron por esposa?» 34 viuda depositó más que todos ellos. 4 PorJesús les respondió: «En este mundo 35 que todos dan a Dios de lo que les sobra. los hombres y las mujeres se casan. Pero los que sean juzgados dignos de entrar al Ella, en cambio, tan indigente, echó todo lo otro mundo y de resucitar de entre los que tenía para vivir.» muertos, ya no se casarán. 3 6 Sepan, además, que no pueden morir, porque son se- Jesús predice mejantes a los ángeles. Y son hijos de Dios, la destrucción de Jerusalén pues él los ha resucitado. (Me 13,1; Mt 24,1) 37 En cuanto a saber si resucitan los • 5 Algunos hacían notar a Jesús las hermuertos, ya Moisés lo dio a entender en el mosas piedras y los ricos adornos que hapasaje de la Zarza, en el que llama al Señor bían sido regalados al Templo. 6 Jesús dijo: EX 3,6 Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de «Llegará el tiempo en que de todo lo que Rom 6,10 Jacob. 38 Ahora bien, Dios no es Dios de ustedes admiran aquí no quedará piedra Gái 2j9 muertos, sino de vivos; para él todos viven.» sobre piedra: todo será destruido.» 39 Algunos maestros de la Ley le dijeron: 7 Le preguntaron entonces: «Maestro, di«Maestro, has hablado bien.» 4 0 Y no se nos cuándo sucederá eso. ¿Cuál será la seatrevieron a hacerle más preguntas. ñal de que va a suceder?» 41 Entonces él les dijo: «¿Cómo se pue8 Jesús contestó: «Tengan cuidado y no de decir que el Cristo será hijo de David? se dejen engañar, porque muchos vendrán 42 En efecto, el mismo David dice en el Lien mi lugar, diciendo: Yo soy el Salvador, bro de los Salmos: El Señor dijo a mi Seésta es la hora de Dios. Ño los sigan. 43 sai 110,1 ñor: Siéntate a mi derecha hasta que 9 Cuando oigan hablar de guerras y disturponga a tus enemigos como tarima de tus bios, no se asusten, porque primero tiene pies. 4 4 David lo llama Señor, ¿cómo entonque pasar eso, pero el fin no vendrá en ces puede ser hijo suyo?» seguida.» io Después les dijo: «Se levantará una naO 4 5 Todo el pueblo lo escuchaba cuando dijo a sus discípulos: 4 6 «Desconfíen de los ción contra otra, y una raza contra otra. 11,43 maestros de la Ley que gustan de pasearse 11 Habrá grandes terremotos, pestes y hamMl 23,6 con largas vestiduras y ser saludados en las bre en una y otra parte. Se verán también plazas, ocupar los primeros puestos en las cosas espantosas, y señales terribles en el sinagogas y los primeros lugares en los cielo. 12 Pero, antes de eso, a ustedes los tobanquetes. 4 7 S o n gente que devoran los marán presos, y los perseguirán; los entrebienes de las viudas, mientras se amparan garán a los tribunales judíos y los llevarán Para él todos viven. Empezaron a vivir cuando éi los conoció y los llamó. Y no pueden desaparecer, pues él (os sacó de este mundo para hacerlos entrar en el suyo. O Son gente que devoran los bienes de las viudas. A lo mejor se refiere a maestros de la Ley que se hacían hospedar por alguna viuda piadosa y, luego, vivían a sus expensas. • Ver el comentario de Me 13,1 y Mt24,l. Porque una gran calamidad sobrevendrá al país (v. 23). Lucas anuncia con más claridad que Mateo y Marcos la destrucción de la nación judía.
Hasta que se cumplan los tiempos de las naciones (v. 24). Lucas distingue dos etapas de la historia, una corresponde al Antiguo Testamento y es el tiempo de Israel. Pero, después de Jesús empiezan los tiempos de las naciones. La destrucción de la nación judía y la dispersión de sus habitantes inaugura esta otra etapa en que la Historia Sagrada será principalmente la de la evangelización y la educación de las naciones por la Iglesia. Estos tiempos que podríamos llamar tiempos del Nuevo Testamento, se terminan con la gran crisis que pondrá fin a toda la historia humana.
lucas 22
141
tras largas oraciones. Habrá para ellos un juicio sin compasión.»
1W1 a las cárceles; los harán comparecer ante los reyes y gobernadores porque llevan mi Nombre. 13 Esta será para ustedes la oportunidad de dar testimonio de mí. 14 No se olviden entonces de lo que ahora les advierto, de no preparar su defensa, is Porque , „ ,„ yo mismo les daré rpalabras tan sabias que
Jn 14,18 ' .
m 312
J» ?.'
,
^.
15.26 ninguno de sus opositores las podra resistir o contradecir. 16 Ustedes serán denunciados por sus 1149 Jn j ^ padres, hermanos, parientes y amigos, 1 7 y Lc 2 í ¿ algunos de ustedes serán ajusticiados. 12Í51 18 Serán odiados de todos a causa de mi ' Nombre, pero no se perderá ni uno de sus cabellos. 19 Manténganse firmes y se salvarán. MI 24,15 20 Cuando vean a Jerusalén rodeada por ejércitos, sepan que le ha llegado la hora fatal. 21 Si ustedes están en Judea, huyan a los cerros. Si están dentro de la ciudad, salgan y aléjense. Si están en los campos, no vuelvan a la ciudad. 22 Porque ésos serán los días de su castigo, en que se cumplirán todas las cosas que le fueron anunciadas en la Escritura. 2 3 ¡Pobres de las que estén embarazadas o estén criando en esos días! Porque una gran calamidad sobrevendrá al país y estallará sobre este pueblo la cólera de Dios. 2 4 Morirán al filo de la espada, serán llevados prisioneros a todas las nacioom 11,25 nes > y Jerusalén será pisoteada por las naza 12.3 ciones hasta que se cumplan los tiempos de las naciones. Venida del Hijo del Hombre (Mt 24,29; Me 13,24)
isi9.z za 14,4 H^IIÍM
2 Ma M
He sÍ32
25 Entonces habrá señales en el sol, la EZ132 7 ' u n a v ' a s e s t r e " a s > y P o r toda la tierra se anís 34,4 gustiarán los pueblos, asustados por el ruido del mar y de las olas. 2 6 Los hombres morirán de espanto, con sólo pensar en lo que le espera al mundo, porque las fuerzas Dn 7,13 del universo serán conmovidas. 27 Y en ese preciso momento verán al Hijo del Hombre viniendo en medio de la Nube: y su venida será con poder e infinita gloria. O Estén alerta. Después de hablar del pronto fin de Jerusalén (v. 28-32), Lucas habla del día que concluirá la historia humana con la venida de Cristo Juez (v. 34-36). Estén alerta. Esta invitación no se dirige solamente a los que conocerán este día, sino a todos, a lo largo de la historia de la Iglesia. Estén vigilando y orando: De la actitud interior del cristiano, siempre alerta, se pasa a una práctica de la Iglesia: las vigilias y oraciones que se prolongan mientras el mundo duerme (ver Ef 6,18).
Las señales de los tiempos 28 Cuando se presenten los primeros signos, enderécense y levanten sus cabezas, Rom 8,23 pues habrá llegado el día de su liberación.» 29 Jesús les propuso esta comparación: «Fíjense en la higuera y en los demás árboles. 3 ° Cuando ustedes ven ios primeros brotes, saben que está cerca el verano. 31 Así también, cuando vean las señales que les dije, piensen que está cerca el Reino de Dios. 3 2 En verdad les digo que no pasará esta generación sin que sucedan es- MC 13,30 tas cosas. 3 3 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. O 3 4 Estén alerta, no sea que se endurezcan sus corazones en los vicios, borracheras y preocupaciones de la vida, y, de repente, los sorprenda este día. 35 Pues caerá sobre todos los habitantes de toda la tierra Rom 1313 como la trampa que se cierra. 36 Por eso es- '¿'I/;? ten vigilando y orando en todo tiempo para que se les conceda escapar de todo lo que debe suceder, y puedan estar de pie delante del Hijo del Hombre.» 37 Durante el día, Jesús enseñaba en el Templo, pero se iba a pasar la noche en el cerro de los Olivos. 38 Y desde muy temprano, todo el pueblo iba al Templo para 1*1121,17 Jn 8 1 escucharlo. '
La traición de Judas (Me 14,1; Mt 26,1) 1
Se acercaba la fiesta de los Panes sin Levadura, llamada también fiesta de Pascua. 2 Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley no sabían de qué 20,19 manera hacer desaparecer a Jesús, porque temían al pueblo. 3 Pero Satanás entró en 4i13 Judas, por sobrenombre Iscariote, que era Jn 1 " uno de los Doce, 4 y fue a tratar con los jefes de los sacerdotes y con los jefes de la H<¡ 4,1 policía del Templo sobre cómo se lo entregaría. 5 Se alegraron y acordaron darle dinero. 6 Judas aceptó el trato y desde entonces buscaba una ocasión favorable para entregarlo a escondidas del pueblo. Así tendrán fuerzas... La oración y las vigilias son par* padir la asistencia de Dios en las pruebas grandes que prtcaden la venida de Cristo. Para escapar del error y loi trigaños (2 Tes 2,9). Para quedar santo y sin reproche dtlantt de Dios (1 Tes 3,13). El Padre nuestro exprrsn la misma Inquietud de los que esperan la venida del Krlnn: no no» d« jes caer en la prueba y líbranos del mal. Mientras más despierto es el creyentr ln lülcsln, IIIAN COO pera a la maduración del plan divino y ndelnnUí ln vnnltlB del Señor.
lucas 22 7
+ Llegó el día de los Panes sin Levadura, en que se debía sacrificar la Pascua. 8 Entonces Jesús envió a Pedro y a Juan, diciéndoles: «Vayan a preparar lo necesario para que celebremos la Cena de Pascua.» 9 Ellos le preguntaron: «¿Dónde quieres que la preparemos?» 10 Jesús contestó: «Cuando entren en la ciudad, encontrarán a un hombre que lleva un jarro de agua. ' ' Síganlo hasta la casa donde entre y digan al dueño de la casa: El Maestro manda decirte: ¿Cuál es la pieza en la que comeré la pascua con mis discípulos? 12 El les va a mostrar una pieza grande y amueblada en el segundo piso. Preparen ahí lo necesario.» '3 Se fueron, pues, y hallaron todo tal como les había dicho; y prepararon la Pascua. La Ultima Cena de Jesús (Me 14,12; Mt 26,17)
• 14 Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con sus apóstoles. '5Les dijo: «En 1 Co 11,23 verdad, he deseado muchísimo comer esta EX 12Í14 Pascua con ustedes antes de padecer; + ¿Dónde quieres que la preparemos? Esta era la primera preocupación de los peregrinos a Jerusalén: encontrar una casa donde comer el cordero sacrificado. Encontrarán a un hombre. El cántaro de agua era habitualmente cosa de mujeres. Por eso era fácil identificar al hombre del cántaro. Jesús sabía que Judas lo estaba traicionando y no quería indicar de antemano el lugar de la cena; ahí podían sorprenderlo. Por eso se fía de una intuición profética: el lugar de la última cena lo tiene designado el Padre. De hecho, la casa era la de un discípulo de Jesús en Jerusalén, hombre de situación acomodada. Posiblemente esta casa fue en la que se reunieron los apóstoles después de la muerte de Jesús y en la que comenzó la Iglesia. • Ver el comentario de Me 14,12. Jesús se sentó a la mesa. El Evangelo dice más bien: «se tendió», según la costumbre de los banquetes en los ambientes acomodados: los convidados se tendían sobre divanes en tomo a la mesa. Es muy difícil saber si esta última cena de Jesús empezó con la comida del cordero pascual, terminando con la eucaristía, o si Jesús solamente celebró la eucaristía, sin haber comido la Pascua. Pero, en todo caso, el Evangelio nos quiere enseñar que la eucaristía será para la Iglesia lo que, para el pueblo de Israel, era la comida del cordero pascual. Recibió una copa. En la cena pascual, el que presidía recibía sucesivamente cuatro copas que bendecía y que los asistentes se pasaban. No volveré a beber del jugo de la uva. Jesús recuerda que, ya para los judíos, la cena pascual figuraba de antemano el banquete del Reino de Dios. Para Jesús, esa noche, esto se verifica de modo muy especial. Esto es mi cuerpo. El pan consagrado, ¿es la figura del cuerpo de Cristo, o bien es el cuerpo de Cristo? Al respecto, hubo grandes controversias entre los católicos y los protestantes. Los primeros entendían que el pan es realmente el cuerpo de Cristo; los últimos, que el pan no contiene la presencia física del cuerpo de Cristo, y lo consideraban un puro símbolo.
143
142 16 porque, les aseguro, ya no la volveré a celebrar hasta que sea la nueva y perfecta Pascua en el Reino de Dios.» 17 Jesús recibió una copa, dio gracias y les dijo: «Tómenla y repártanla entre ustedes, ] 8 porque les aseguro que ya no volveré a beber del jugo de la uva, hasta que llegue el Reino de Dios.» 19 Después, tomó el pan y, dando gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: «Esto es mi cuerpo, el que es entregado por ustedes. Hagan esto en memoria mía.» 20 Después de la Cena, hizo lo mismo con la copa. Dijo: «Esta copa es la Alianza Nueva sellada con mi sangre, que va a S e r derramada por ustedes. 21 Sin embargo, sepan que la mano del que me traiciona está sobre la mesa al lado mío. 2 2 El Hijo del Hombre se va por el camino trazado desde antes, pero ¡pobre de aquel hombre que lo entrega!» 2 3 Entonces empezaron a preguntarse unos a otros quién de ellos iba a hacer tal cosa.
25
Jer 31,31 Ex 24,8
17,1 He 2,23
(Me 10,42; Jn 13,1)
O 2 4 Pero luego comenzaron a discutir g m cuál de ellos debía ocupar el primer lugar. La Iglesia afirma que el pan consagrado es a la vez figura y realidad. La presencia del cuerpo no es una presencia física, o sea, material, como si pudiéramos decir: «Jesús está aquí sentado a la mesa.» El cuerpo de Cristo está realmente presente, pero a través de un signo o sacramento. En la comunión recibimos el cuerpo de Cristo resucitado (es una razón más para pensar que no es una presencia material, sino de otro tipo, no menos real, sino diferente). Su presencia es, para e¡ creyente que comulga, una realidad misteriosa e íntima. El fin de la eucaristía no es para hacer a Jesús más presente, sino para renovar y fortalecer la comunión entre él y los participantes en la mesa del Señor. Sangre derramada por ustedes. Jesús nos entrega el sentido de su muerte: él será el Servidor de Yavé anunciado por Isaías 53,12, que lleva sobre sí los pecados de una muchedumbre. Por eso, en Mateo y Marcos, Jesús dice: «Mi sangre derramada por una muchedumbre.» Esta muchedumbre la componen primeramente los cristianos; por eso aquí leemos derramada por ustedes, como e~ 1 Cor 11,24. La alianza nueva. Ver comentario de Me 14,12. Hagan esto en memoria mía. Con estas palabras Jesús instituye la eucaristía tal como la celebrará la Iglesia. En memoria mía: no para recordar a un muerto. En la Pascua los judíos recordaban la intervención de Dios que los había salvado de Egipto; en la eucaristía recordamos la intervención de Dios que nos salvó por el sacrificio de su Hijo. O Después de narrar la Ultima Cena (Me 14,12). Lucas trae algunos recuerdos de la sobremesa en que Jesús se despide de sus apóstoles. En realidad, Jesús ^stá solo: entre él y sus discípulos la corriente no pasa. Parece que no han aprendido nada en tantos meses y, al finalizar esta ultima Cena, que fue la primera Eucaristía, solamente expresan preocupaciones humanas, demasiado humanas. Los apóstoles rivalizan por el primer lugar en el Reino: ¿qué concepto, pues, tienen todavía del Reino de Dios? Durante la cena, Jesús se había portado como el sirviente de la casa (Jn 13,1).
lucas 22
Jesús les dijo: «Los reyes de las naciones se portan como dueños de ellas y, en el momento en que las oprimen, se hacen llamar bienhechores. 2 6(j s tedes no deben ser así. Al contrario, el más importante entre ustedes se portará como si fuera el último, y el que manda como el que sirve. 27 p U es ¿quién e s m á s importante, el que jn1i33I e s t ^ sentado a la m e s a o el q u e sirve? El que está sentado, ¿no e s cierto? Sin embargo, estoy entre ustedes c o m o el que sirve. 28 Ustedes han permanecido conmigo J 1 Ap2'27 compartiendo mis pruebas. 2 9 Por eso les doy autoridad como el Padre me la dio a mí, haciéndome rey. 30 Ustedes comerán y
sin bolsa ni cartera, ni calzado, ¿les faltó io,< algo?» Ellos contestaron: «Nada.» 36 y Jesús agregó: «Pero ahora, si alguien tiene una cartera, que la lleve, y lo mismo el que tiene una bolsa. Y si alguien no tiene espada, mejor que venda su capa para comprar- 12.51 se una. 37 Pues, se lo digo, tiene que cumplirse en mi persona lo que dice la Escritura: Lo tratarán como a un delincuente. Todo {j,5!;^ lo que se refiere a mí llega a su fin.» 38 Ellos le dijeron: «Mira, Señor, aquí hay dos espadas.» El les respondió: «¡Bastaya!»
1 Co 6 2
O 3 9 Entonces Jesús salió y se fue, como era su costumbre, al cerro de los Olivos; y 21,37 lo siguieron también sus discípulos. 40 Cuando llegaron al lugar, les dijo: «Oren, para que no caigan en la tentación.» 11,4 41 Después se alejó de ellos como a la distancia a la que uno tira una piedra y, doblando las rodillas, oraba 42 diciendo: «Padre, si quieres, aparta de mí esta prueba, que no se haga mi voluntad sino la tuya.» 43 Entonces se le apareció un ángel del 1 R 19,4 cielo que venía a animarlo. 4 4 Entró en ago- ]ttul nía y oraba con más insistencia, y su sudor se convirtió en grandes gotas de sangre que caían hasta el suelo.
Ap 2EM beberán en mi mesa, en mi Reino, y se sentarán en tronos, para juzgar a las Doce tribus de Israel. 31 Simón, mira que Satanás ha pedido permiso para sacudirlos a ustedes como se hace con el trigo; 32 pero yo he rogado por 2*^J ti para que tu fe no se venga abajo. Tú, enMt ie!6 tonces, cuando hayas vuelto, tendrás que fortalecer a tus hermanos.» 33 Pedro dijo: -ic 14 29 *Señor, estoy listo para acompañarte a la prisión y a la muerte.» 3 4 Pero Jesús le respondió: «Pedio, te digo que hoy mismo, antes del canto del gallo, tres veces negarás haberme conocido.» 35 Después les dijo: «Cuando los mandé Jesús no se desanima al ver que los apóstoles están fuera de onda cuando a él se le hace corto el tiempo. Pues ha entregado al Padre su vida y su obra; si bien él ha fracasado aparentemente, sabe que después de su muerte su obra resucitará junto con él. Y por eso confirma sus promesas a sus apóstoles. ustedes se sentarán... Cómo nos cuesta entender la fidelidad de Jesús con los suyos. Todo lo suyo es para compartirlo con los que se entregaron a su obra. Las doce tribus de Israel, o sea la totalidad del pueblo de Dios. Pedro cree que por ser el jefe será más firme que los otros. Jesús, en cambio, ve la misión futura de Pedro y, a pesar de su caída, quiere darle una gracia especial para que sea capaz de fortalecer a los demás. Pues ésta es la manera de proceder de Jesús: El salva lo que estaba perdido y, habiendo comprobado en Pedro la incurable flaqueza del hombre, se sirve de él para dar a la Iglesia una firmeza que ninguna sociedad humana puede pretender. Pues la continuidad de la Iglesia, a lo largo de los siglos, se debe en parte a los Papas, sucesores de Pedro. Alfinal,Jesús usa figuras para decir que viene la crisis tantas veces anunciada: los apóstoles lo entienden mal y buscan espadas. O Parece que Jesús celebró la Pascua en una casa del suroeste de la ciudad vieja de Jerusalén. Bajó por la calle de escaleras hacia lo que había sido el arroyo de Tyropeón, subió al barrio de Ofel, la vieja ciudad de David, para luego bajar al torrente Cedrón. Este está casi siempre sin agua. De ahí debió tomar un sendero para subir al Cerro de los Olivos. Se llamaba así porque su pendiente occidental estaba cubierta de olivos. Jesús fue a un huerto llamado de Getsemaní, es decir, «prensa de aceite». A lo mejor esta propiedad pertenecía a un discípulo de Jesús, ya que muchas veces había ido allá (Jn 18,2).
Jesús en el huerto de Getsemaní (Me 14,32)
Ciña parte de los ejemplares antiguos del Evangelio no traen estos versículos 43 y 44: fueron suprimidos porque a muchos los escandalizaba este testimonio sobre la «debilidad» de Cristo. Entró en agonía. Jesús se enfrenta con una visión desesperante del pecado del mundo, que se le impone en la misma medida en que lo Invade la presencia del Padre Santo. Si quisiéramos entender algo de lo que pasó en estos momentos, deberíamos conocer los testimonios de los grandes santos que también experimentaron a su manera esta prueba durísima. Nos equivocamos mucho cuando pensamos entender lo que sintió Jesús antes de su muerte, a partir de la psicología del hombre común, que teme, antes que nada, por su vida. Pero, en la historia de la Iglesia, encontramos a cierto número de personas que llegaron, por gracia de Dios, a una forma de sentir, de sufrir, de entender y de amar, que desconcierta totalmente nuestra experiencia. Con ellos, nos acercamos a lo que fue la agonía de Jesús. Un ángel del cielo. La Biblia, a veces, habla de un ángel para expresar que Dios interviene, en forma misteriosa, dando ánimo, enseñanza, castigo... Este ángel nos hace pensar en el que vino a animar a Elias (1 R 19,4). Debemos entender que Dios comunicó a Jesús en ese momento una ayuda sobrenatural sin la cual sus fuerzas humanas lo habrían abandonado. Su sudor se convirtió en sangre. Este sfntoma e» conocí do de los médicos y delata a la vez ansiedad y HUlrlmlnnto intenso. El estudio científico de la sábana dr rurin rnrroliti ra este dato de Lucas. La hora y la forma del arresto dr Jriim non Inh i r" MH ponden a los obradores del nml, ImpulMtiluN \» "•fai de las tinieblas. Hay momento* rn qur» fl|iAtpril<'> u»\n esperanza y justicia han dn«fli>«i»r idu iln ln II«IH>
lucas 11
144
dro respondió: «No, hombre, no lo soy.» Como una hora más tarde, otro afirmaba con insistencia: «Seguramente éste también estaba con él, y además es galileo.» 60 Pedro dijo entonces: «Amigo, no entiendo lo que dices.» Y en el mismo momento en que Pedro hablaba, un gallo cantó. °i El Señor se volvió y fijó la mirada en Pedro. Entonces Pedro se acordó de que el Señor le había dicho: «Hoy, antes que cante el gallo, tú me negarás tres veces.» 62Y, saliendo afuera, lloró amargamente. 63 Los hombres que tenían preso a Jesús comenzaron a burlarse de él y a darle golpes. M Le vendaron los ojos y después le preguntaban: «Adivina quién te pegó.» 65 Y lanzaban en su contra muchos otros insultos. 66 Cuando amaneció, se reunieron los jefes de los judíos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley. Y mandaron traer a Jesús ante su tribunal. 67 Le dijeron: «Dinos si tú eres el Cristo.» Jesús respondió: «Si se lo digo, ustedes no me creerán, 68 y si les pregunto algo, no jn 10,24me van a contestar. 69 Pero en adelante el Jesús procesado ante Hijo del Hombre estará sentado a la dere- SJMIIM las autoridades judías cha del Dios Poderoso.» 70 Le preguntaron (Me 14,53; Mt 26,57) todos: «Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?» declaró: «Dicen bien, lo soy.» • s4 Entonces lo tomaron preso y lo lleva- Les 71 Ellos dijeron: «¿Para qué buscar otro ron a la casa del Sumo Sacerdote, donde jn 18,15 entraron. Pedro lo seguía de lejos. 55 Como testimonio? Nosotros mismos lo hemos los servidores habían encendido fuego en oído de su boca.» medio del patio y estaban sentados alrededor, Pedro vino a sentarse con ellos. x Una Jesús es procesado muchacha de la casa lo vio sentado junto ante el gobernador romano al fuego y, mirándolo fijamente, dijo: «Este (Mt 27,1; Me 15,1; Jn 18,28) también estaba con él.» 57 Pero Pedro lo 2 3 ' Después se levantó toda la negó, diciendo: «Mujer, no lo conozco.» 2+ " ' * ' asamblea y lo llevaron ante Pilato. Ahí empezaron a acusarlo, diciendo: «He58 poco después, otro exclamó al verlo: «Tú también eres uno de ellos.» Pero Pe- mos comprobado que este hombre es un " ' 45 Después de orar, se levantó y fue hacia donde estaban los discípulos y los halló dormidos, vencidos por la tristeza. 46 Les dijo: «¿Cómo pueden dormir? Levántense y oren para que no caigan en la tentación.» 47 Estaba todavía hablando, cuando llegó un grupo encabezado por Judas, uno de los Doce. Se acercó a Jesús para darle un beso, 48 y Jesús le dijo: «Judas, con un beso traicionas al Hijo del Hombre.» 4 9 Los discípulos comprendieron lo que iba a pasar y preguntaron a Jesús: «Señor, ¿sacamos la espada?» 5° Y uno de ellos hirió al servidor del Sumo Sacerdote y le cortó la oreja derecha. 51 Pero Jesús le dijo: «Basta.» Y tocándole la oreja al hombre lo sanó. 52 Después Jesús habló a los que habían venido a tomarlo preso, jefes de los sacerdotes, de la policía del Templo y de los judíos; les dijo: «¿Soy un bandido para que hayan salido armados de espadas y palos? 53 Yo estaba día a día con ustedes en el ",47 Templo, y no me detuvieron. Pero ahora ' que dominan las tinieblas, les toca su turno.»
¿POR QUE LO MATARON?
• El proceso y la condenación a muerte de Jesús no difieren mucho de la de muchos militantes y mártires cristianos. El solo hecho de relacionarse de preferencia con los pobres y de educar a la gente del pueblo para hacer de ellos personas libres y responsables, no constituye un delito en ningún país. Sin embargo, en todos los tiempos ha sido un motivo suficiente para atraerse persecuciones. Ya dijimos que Jesús predicó en circunstancias sumamente difíciles, pues su nación vivía bajo la ley del ocupante romano, y cualquier mensaje liberador olía a subversión. Seguramente sobraban motivos para odiarlo. Pero el Evangelio deja constancia de que las acusaciones se concentraron sobre el punto esencial de su enseñanza. Condenaron a Jesús porque pretendía un rango divino: el Cristo, el Hijo de Dios, el que se sentará a la derecha de Dios porque, en realidad, ha nacido de Dios.
59
Los jefes de los sacerdotes eran entonces los miembros, de familias pudientes que peleaban por el puesto, debido a que aprovechaban el dinero del Templo. Anas y sus hijos (y su yerno Caifas) son conocidos por haber actuado con la mayor desvergüenza, acallando las protestas con los bastones de sus guardias, quienes formaban una milicia ilegal. Aparecen aquí junto con los Jefes de los judíos o Ancianos, los cuales eran los miembros de las familias más ricas. + Pilato no quiere condenar a Jesús, en parte porque odia a los sacerdotes judíos. Por eso lo envía a Herodes. Al poner a Jesús un manto blanco. Herodes lo trata como a un loco que pretende ser rey. Fueron amigos a partir de ese día. Porque, a pesar de ser tan diferentes, se dieron cuenta de que pertenecían a la misma clase de gente que tiene poder para jugar con la vida de un hombre del pueblo.
145 lucas 23 agitador. No quiere que se paguen los im20 Pilato, que quería dejar libre a Jesús, puestos al César y se hace pasar por el rey les dirigió de nuevo la palabra. 21 Pero ellos enviado por Dios.» 3 Pilato, pues, lo interro- le gritaban: «Crucifícalo, crucifícalo.» 22Por gó en estos términos: «¿Eres tú el rey de tercera vez les dijo: «Pero, ¿qué mal ha helos judíos?» Jesús le contestó: «Tú eres el cho este hombre? No encontré nada en su asunto que mereciera la muerte. Por eso no que lo dice.» 4 haré más que castigarlo y lo soltaré.» Pilato dijo a los jefes de los sacerdotes 23 He 3,13 y a la multitud: «Yo no veo delito alguno en Pero ellos insistían con grandes gritos, pieste hombre.» 5 Pero ellos insistieron: «Está diendo que fuera crucificado, y el clamor alborotando al pueblo y difunde su doctri- iba en aumento. na por todo el país de los judíos. 6 Comen24 Entonces Pilato pronunció la sentenzó por Galilea y ha llegado hasta aquí.» cia que ellos reclamaban. 25 Luego soltó al 7 Pilato preguntó entonces si el hombre que estaba preso por agitador y asesino, seera galileo. Cuando supo que Jesús era de gún ellos mismos exigían, y dejó que tratala provincia encargada al rey Herodes, se lo ran a Jesús como quisieran. mandó, ya que Herodes se encontraba tamCamino de la cruz bién en Jerusalén en esos días. 8 (Mt 27,32; Me 15,16) Al ver a Jesús, Herodes se alegró mu99 He 4,27 cho, pues hacía bastante tiempo que desea- 26 Cuando lo llevaban, tomaron a un tal 9,23 ba verlo por lo que oía hablar de él; y tam- Simón de Cirene que volvía del campo, y le 14,27 bién esperaba que Jesús hiciera algún mi- cargaron la cruz de Jesús para que la llelagro en su presencia. 9 Por eso le hizo mu- vara detrás de él. 27 Lo seguía muchísima chas preguntas, pero Jesús no le contestó gente, especialmente mujeres que se gol- Za 12,10 nada. , 0 Mientras tanto, los jefes de los sa- peaban el pecho y se lamentaban por él. cerdotes y los maestros de la Ley estaban 28 Jesús, volviéndose hacia ellas, les presentes y no se cansaban de acusarlo. •0 dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloren por mí. 1 1 Herodes con sus guardias lo trató con Lloren más bien por ustedes mismas y por desprecio. Le puso por burla un manto sus hijos. 29 Porque está por llegar el día en blanco y lo envió de vuelta a Pilato. 12 Y ese que se dirá: Felices las madres sin hijos, femismo día, Herodes y Pilato, de enemigos lices las mujeres que no dieron a luz ni que eran, se quedaron amigos. amamantaron. 3 ° Entonces se dirá: ¡Ojalá 13 Pilato reunió a los jefes de los sacer- los cerros caigan sobre nosotros! ¡Ojalá que dotes, a los jefes de los judíos y al pueblo. las lomas nos ocultaran! 3i Porque si así Ez21,3 14 1x6,43 Les dijo: «Ustedes me presentaron a este tratan al árbol verde, ¿qué harán con el Heb6,8 hombre acusándolo de agitador. Lo interro- seco?» gué personalmente delante de ustedes, 32 Junto con Jesús llevaban también a pero no lo hallé culpable de ninguno de los dos malhechores para ejecutarlos.33 Cuancrímenes de que lo acusan. ÍS Ahora tam- do llegaron al lugar llamado de la Calavera, poco Herodes lo juzgó culpable, puesto que lo crucificaron a él y a los malhechores, uno me lo mandó de vuelta. Como ustedes ven, a su derecha y el otro a su izquierda. en todo lo que hizo no hay ningún crimen 34 (Mientras tanto Jesús decía: «Padre, perque merezca la muerte. 16 Así es que, des- dónalos, porque no saben lo que hacen.») He 3,17 pués de castigarlo, lo dejaré libre.» 18 Pero Después se repartieron sus ropas, sorteán- 7.80 ellos se pusieron a gritar todos juntos: «Má- doselas. talo a él y deja libre a Barrabás.» 35 La gente estaba ahí mirando: los jefes, 19 • Este Barrabás había sido encarcelado por su parte, se burlaban diciendo: «Ya que por asesinato en un disturbio sucedido en salvó a otros, que se salve a sí mismo, paro MIle Jerusalén. ver si es el Cristo de Dios, el Elegido.» leí, • A lo mejor Barrabás era un terrorista de los que hostigaban al opresor romano. Los jefes de los sacerdotes, que buscaban la paz con los romanos, odiaban a esa gente. Sin embargo, son ellos los que persuaden al pueblo de pedir la libertad de Barrabás; y el pueblo los escucha, a pesar de que odia a esos sacerdotes. Con eso falla el cálculo de Pilato, que quería liberar a Jesús. O ¿Qué harán con el árbol seco? Jesús había enseñado
que el sacrificio aceptado por él es fecundo; pero etn ese rnu mentó lamenta los sufrimientos inútiles de un |>uelili> <|ii> dejó pasar la hora y que va a ser destruido | i n en |iin|H« culpa. Esta palabra se dirige (amblen a to|i«
lucas 24 36 Los soldados también se burlaban de sai 69,22 él. Cuando le ofrecieron de su vino agridulce para que lo tomara 37 le dijeron: «Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.» 38 Porque había en lo alto de la cruz un letrero que decía: «Este es el rey de los judíos.» O 39 Uno de los malhechores crucificado, insultándolo, le dijo: «¿Así que tú eres el Cristo? Sálvate, pues, y también a nosotros.» 40 Pero el otro lo reprendió, diciéndole: «¿No temes a Dios, tú que estás en el mismo suplicio? 41 Nosotros lo tenemos merecido, y pagamos nuestros crímenes.42 Pero él no ha hecho nada malo.» Y añadió: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino.» 43 Respondió Jesús: «En verdad, te digo que hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso.» 44 Como al mediodía, se ocultó el sol y EX 10,22 todo el país quedó en tinieblas hasta las tres de la tarde. 45 En ese momento la cortina del Templo se rasgó por la mitad, 46 y Jesús gritó muy fuerte: «Padre, en tus manos sai 31,6 encomiendo mi espíritu», y, al decir estas palabras, expiró. 47 El capitán, al ver lo que había pasado, reconoció la obra de Dios, diciendo: «Realmente este hombre era un justo.» 48 Y toda la gente que se había reunido para este espectáculo, al ver lo sucedido, comenzó a irse golpeándose el pecho. 49 Estaban a lo lejos todos los conocidos insiste en la culpabilidad del pueblo judio, él quiere destacar que la condenación de Jesús conmovió a muchos. Jesús les contesta refiriéndose a la destrucción de Jerusalén (Me 13). O Los jefes de los judíos han colocado a Cristo en el lugar que le correspondía, desde que se decidió a llevar sobre sí nuestros pecados. Los dos hombres miran al que ha venido a compartir su suerte y a morir con ellos. Estarás en el Paraíso. ¿Qué es el paraíso? Nos faltan palabras adecuadas para expresar lo que es el más allá. En tiempo de Jesús los judíos comparaban el Lugar de los Muertos a un país inmenso dividido en regiones separadas por barreras insalvables. CJna de esas regiones era el infierno, reservado a los malos y del que nadie saldría. Otra era el Paraíso, en que los buenos estarían junto a los primeros padres del pueblo santo, esperando la hora de la resurrección. Estarás conmigo, dice Jesús. O sea, con el Salvador que, durante día y medio, estuvo en la paz y el gozo de Dios antes de resucitar. Esta afirmación nos tranquiliza en cuanto a nuestra suerte al morir, a pesar de que no podemos saber lo que será de nosotros antes de la Resurrección. No seremos anestesiados ni dejaremos de existir, como lo pretenden algunos, sino que ya lo tendremos todo estando con Jesús que vino a compartir la muerte y el descanso de sus hermanos (ver Fil 1,23 y Apoc 14,13). «uc.
146 de Jesús y también las mujeres que lo ha"bían acompañado desde Galilea; todo esto lo presenciaron ellos. 50 Intervino entonces un hombre del Consejo Supremo de ¡os judíos que se llamaba José. Era un hombre bueno y justo 51 que no había estado de acuerdo con los planes ni actos de los otros. Este hombre, de Arimatea, pueblo de Judea, esperaba el Reino de Dios. 52 Fue a presentarse a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. 53 Habiéndolo bajado de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo depositó en un sepulcro cavado en la roca, donde nadie había sido enterrado aún. 54 Era el día de la Preparación de la Pascua y ya estaba por comenzar el día sábado. 55 Entonces las mujeres que habían venido de Galilea con Jesús siguieron a José para conocer el sepulcro y ver cómo ponían su cuerpo. 56 Después volvieron a sus casas a preparar pomadas y perfumes, y el sábado cumplieron con el reposo ordenado por la Ley. El Señor ha resucitado (Me 16,8; Mt 28,1)
*}A l El primer día de la semana, muy " ™ temprano, fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. 2 Pero se encontraron con que la piedra que cerraba el sepulcro había sido removida y, 3 al entrar, no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. B
• £7 Señor Jesús. Jesús ahora es Señor. Al usar este título, Lucas, lo mismo que la Iglesia, nos afirma que Jesús resucitado ha entrado a una existencia diferente de la que llevaba en su vida mortal. Recordemos lo siguiente: 1) Ninguno de los Evangelios describe la resurrección de Jesús: es una cosa que no se pudo ver. 2) La predicación de los apóstoles acerca de Jesús resucitado se apoya sobre dos hechos: el sepulcro vacío y las apariciones (ver comentario de Mt 28,1). 3) Antes de que fueran escritos los Evangelios, la primera carta de Pablo a los Corintios, que es del año 57, da una lista de apariciones (1 Cor 15,3). 4) Aunque los cuatro Evangelios están de acuerdo sobre lo esencial, hay, sin embargo, diferencias en el orden de las apariciones y el lugar donde sucedieron. Lucas no habla de apariciones en Galilea. Mateo deja la impresión de que en Galilea sucedió todo lo importante y que ahí tuvo lugar la Ascensión. Pablo habla primero de una aparición a Pedro y no menciona la aparición a María Magdalena. Un estudio profundizado de los textos aclara en parte estas discrepancias: no quisieron decir todo y, a veces, prefirieron modificar detalles de lugar o de cronología, según lo exigía el orden de su libro y las razones pedagógicas. 5) En cuanto a la Ascensión de Jesús, no fue un «viaje> de Jesús al cielo; ya estaba «en el cielo», o sea, compartía la Gloria de Dios desde el momento de su Resurrección. La Ascensión no fue más que la última de sus apariciones (ver comentario de He 1,9). ' ' ;.,. v
lucas 24
147 4
No sabían qué pensar, pero, en ese momento, vieron a su lado dos hombres con ropas fulgurantes. 5 Se asustaron mucho, y no se atrevían a levantar los ojos del suelo. Ellos les dijeron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? 6 No está aquí. Resucitó. Acuérdense de lo que les dijo cuando todavía estaba en Galilea: 7 El Hijo del Hombre debe ser entregado en manos de los pecadores y ser crucificado y resucitado al tercer día.» 8 Ellas entonces recordaron las palabras de Jesús. 9 A la vuelta del sepulcro, les contaron a los Once y a todos los demás lo que les haj n 2w bía pasado. 10 Eran María de Magdala, Juana y María, madre de Santiago. También las demás mujeres que estaban con ellas decían lo mismo a los apóstoles, n Pero los relatos de la mujeres les parecieron puros cuentos y no les hicieron caso. 12 Sin embargo, Pedro partió corriendo al sepulcro. Al agacharse no vio sino los lienzos. Y volvió a casa muy sorprendido por lo ocurrido.
18
Uno de ellos, llamado Cleofás, le contestó: «¿Cómo, así que tú eres el único peregrino en Jerusalén que no sabe lo que pasó en estos días?» 19 «¿Qué pasó?», preguntó Jesús. Le contestaron: «Todo ese asunto de Jesús Nazareno. Este hombre se manifestó como un profeta poderoso en obras y en palabras, aceptado tanto por Dios como por el pueblo entero. 2° Hace unos días, los jefes de los sacerdotes y los jefes de nuestra nación lo hicieron condenar a muerte y clavar en la cruz. 21 Nosotros esperábamos, creyendo que él era el que ha de libertar a Israel; pero a todo esto van dos días que sucedieron estas cosas. 22 En realidad, algunas mujeres de nuestro grupo nos dejaron sorprendidos. 23 Fueron muy de mañana al sepulcro y, al no hallar su cuerpo, volvieron a contamos que se les habían aparecido unos ángeles que decían que estaba vivo. 24 Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y hallaron todo tal como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron.» 25 Los discípulos de Emaús Entonces Jesús les dijo: «¡Qué poco 18,31 (Me 16,12) entienden ustedes y cuánto les cuesta creer H8 3,M todo lo que anunciaron los profetas! 26 ¿No O 13 Ese mismo día, dos discípulos iban tenía que ser así y que el Cristo padeciera de camino a un pueblecito llamado Emaús, para entrar en su Gloria?» 27 a unos treinta kilómetros de Jerusalén, Y comenzando por Moisés y recorrien14 conversando de lo que había pasado. do todos los profetas, les interpretó todo lo 1 P 1,11 15 Mientras conversaban y discutían, Je- que las Escrituras decían sobre él. 28 Cuansús en persona se les acercó y se puso a do ya estaban cerca del pueblo al que ellos caminar a su lado,16 pero algo impedía que iban, él aparentó seguir adelante. 29 Pero le sus ojos lo reconocieran. 17 Jesús les dijo: insistieron, diciéndole: «Quédate con noso«¿Qué es lo que van conversando juntos tros, porque cae la tarde y se termina el por el camino?» Ellos se detuvieron, con la día.» Entró entonces para quedarse con cara triste. ellos.
O Estos dos discípulos solamente volvían -a su casa y a su trabajo, después de muertas sus esperanzas. Pero se acostumbró llamarlos los peregrinos de Emaús. Peregrino fue el pueblo judío, pueblo de Israel, porque nunca tuvo posibilidad para detenerse en su marcha. La salida de Egipto, la conquista de la Tierra, las luchas contra los invasores, el desarrollo de la cultura religiosa, fueron otras tantas etapas en su camino. Cada vez pensó que, al conseguir su meta, tendría solucionados sus problemas. Y cada vez debió darse cuenta de que el camino llevaba más allá. Peregrinos eran Cleofás y su compañero, por haber seguido a Jesús, pensando que él era el que libertaría a Israel. Pero, al final, no hubo más que la muerte de Jesús. Este es el momento en que Jesús se hace presente y les enseña que no se entra al Reino sin pasar por la muerte. Algo les impedía reconocerlo (v. 16). A lo mejor Jesús se presentó con otra apariencia, igual que en Jn 20,14 y 21,4. Así lo afirma Marcos 16,12. Pero también Lucas quiere dar a entender que los mismos ojos que no reconocían a Jesús lo verán en cuanto lleguen a la fe. Cleofás (v. 18). Esposo de Marta, la madre de Santiago y José (ver Jn 19,25 y Me 15,40).
Comenzando por Moisés... y los profetas (v. 27). Recordemos que «Moisés y los Profetas» es una manera de designar la Biblia. Lo que las Escrituras decían de él (v. 27). No solamente encontró los textos que anunciaban su Pasión y su Resurrección, como Is 50; is 52,13; Za 12,11; Sal 22; Sal 69; sino todos aquellos que mostraban que el designio de Dios se realiza mediante tas pruebas y las humillaciones. Lo mismo pasa ahora con nosotros, creyentes que tantas veces nos quejamos y dejamos ver nuestra impaciencia. Pero Jesús no nos dejó solos. El no ha resucitado para sentarse en el cielo, sino que está delante de la humanidad peregrinante. Pero, al mismo tiempo, camina junto a nosotros y, cuando se vienen abajo nuestras esperanzas, es el momento en que descubrimos lo que significa la Resurrección. La Iglesia, entonces, hace para nosotros lo que Jeiiui hlxn para los dos discípulos. Primero nos dn la interpí elución th las Escrituras: lo importante para eomprrnclpr I* IIIIil)«t nn es saber de memoria muchos texto», niño cliwuhrlr loa til los que relacionan unos a otro* n<'onir><-|ml»nlu», y |M)n*Hrffi el plan de Dios sobre la historia de Ion hombrra Y. por otra parte, la Iglesia ctkbra la fcucartrtla N M « M
lucas 24 30 (Jna vez que estuvo a la mesa con ellos, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. 3i En ese momento se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero ya había desaparecido. 32 Se dijeron uno al otro: «¿No sentíamos arder nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» 33 Y en ese mismo momento se levantaron para volver a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los de su grupo. 34 Estos les dijeron: «¡Es verdad! El Se1 co 15,5 ñor resucitó y se dejó ver por Simón.» 35 Ellos, por su parte, contaron lo sucedido en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Jesús se presenta a sus apóstoles (Jn 20,19) + 36 Mientras estaban hablando de todo esto, Jesús se presentó en medio de ellos. 37 Les dijo: «Paz a ustedes.» Estaban atónitos y asustados, pensando que veían a algún espíritu. 38 Pero él les dijo: «¿Por qué se asustan tanto, y por qué les vienen estas dudas? 39 Miren mis manos y mis pies, soy yo. Tóquenme y fíjense bien que un espíritu no tiene carne ni huesos, como ustedes ven que yo tengo.» 4°Y al mismo tiempo les mostró sus manos y sus pies. 4i Y como, en medio de tanta alegría, no podían creer y seguían maravillados, les dijo: «¿Tienen cómo Lucas dice: tomó el pan, bendijo, partió, dio; pues estas cuatro palabras se usaban entre los creyentes para hablar de la Eucaristía. Nos podemos acercar a Jesús conversando y meditando su palabra; comprobamos su presencia en nuestras reuniones fraternales, pero se da a conocer de otra manera cuando compartimos juntos el pan que es su cuerpo. + Desde el día de su resurrección, Jesús había renacido a la vida gloriosa. Ya estaba «en la Gloria del Padre», pero quiso estar con sus discípulos en varias oportunidades para convencerles de que su nueva condición no era una vida disminuida, alguna cosa fantasmal, sino una super-vlda. O Jesús aprovecha estos encuentros para aclarar a sus apóstoles el sentido de su misión corta y fulgurante. Tenía que cumplirse lo escrito respecto a mí Debía verificarse lo anunciado por los profetas respecto de un salvador rechazado por los suyos, que lleva sobre sí el pecado de su pueblo. ¿Qué pecado? Los pecados de todos, por supuesto, pero también la violencia de toda la sociedad judía en el momento en que vivió Jesús. Pues este pecado fíie el que lo llevó a la cruz. En realidad, este camino de muerte y de resurrección no estaba reservado a Jesús, sino que también a su pueblo. En esta hora precisa, Israel, sometido por el imperio romano, debía aceptar la muerte de sus ambiciones terrenales: autonomía, orgullo nacional, superioridad religiosa de los judíos sobre los demás hombres... para resucitar como pueblo de Dios disperso entre las naciones y agente de su salvación. Pero Israel no entró en este camino y Jesús espera-
148 42
aquí algo que comer?» Ellos le orrecie- *; ron un pedazo de pescado asado 43 y él lo tomó y comió ante ellos. Jesús da sus últimas instrucciones O 44 Jesús les dijo: «Todo esto se lo había dicho cuando estaba todavía con ustedes. Tenía que cumplirse lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos respecto a mí.» 45 Entonces les abrió la mente para que lograran entender las Escrituras y les dijo: 46 «Esto estaba escrito: los sufrimientos de Cristo, su resurrección de entre los muertos al tercer día 47 y ia predicación que ha de hacerse en su Nombre a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, 48 invitándoles a que se conviertan y sean perdonadas de sus pecados. Y ustedes son testigos de todo esto. 49 Ahora yo voy a enviar sobre ustedes al He 1 que mi Padre prometió. Por eso, quédense en la ciudad hasta que hayan sido revestí- He 1 dos de la fuerza que viene de arriba.» 5° Jesús los condujo hasta cerca de Betania y, levantando las manos, los bendijo. 51 Y, mientras los bendecía, se alejó de ellos He 1 y fue llevado al cielo. 52 Ellos se postraron ante él y volvieron muy alegres a Jerusalén, 53 donde permanecían constantemente en el Templo alabando a Dios. ba de su Iglesia que cumpliera este papel: predicar en su nombre a todas las naciones. Invitándoles a que se conviertan. La conversión cristiana no es cualquier cambio de vida. Se refiere a un cambio de la persona en lo más profundo de sí misma, al descubrir el amor excesivo de Dios. Ahí empieza nuestra renovación, Pero no se trata solamente de que cada uno renuncie a sus mentiras, borracheras y robos. La conversión del hombre poco progresa mientras no se da cuenta de todas las fuerzas, barreras, costumbres y leyes que lo hacen ser irresponsable y violento, siendo él mismo cómplice de esta situación por egoísmo y, más que todo, cobardía. Por eso la predicación a las naciones significa también la educación de las naciones y hasta de la sociedad internacional. No es cosa de diez años ni de cien. Ustedes son testigos de todo esto. Jesús hace de sus apóstoles los testigos oficiales de su Evangelio y los que decidirán de la fe auténtica. Quédense en la ciudad. Los apóstoles no son los que planifican la obra misionera. Les conviene más bien dedicarse a robustecer la vivencia fraternal y el fervor de la comunidad de los discípulos, esperando la hora que el Padre ha decidido para comunicarles la tuerza que viene de arriba. Yo voy a enviarles al que mi Padre prometió. Jesús no podría afirmar con más fuerza su autoridad divina y la unidad de las tres personas divinas. Con esto se termina el primero de los libros de Lucas. El segundo es el libro de los Hechos, que leemos a continuación de los evangelios y que empieza ahí donde termina este Evangelio.
EL EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN Los tres primeros Evangelios habían recogido los hechos y palabras de Jesús más indicados para fundamentar la catequesis básica de la Iglesia. El de Juan, en cambio, se propuso una meta más precisa: «Esto ha sido escrito para que crean que Jesús es el Hijo de Dios...» (Jn 20,31). Bien es cierto que todos en la Iglesia profesaban la fe en Jesús, Hijo de Dios, pero ¿cómo entendían estas palabras? La resurrección de Jesús había manifestado el aspecto divino de su persona, pero ¿desde cuándo y hasta qué punto participaba de la existencia divina? El Evangelio de Juan fue el que por primera vez afirmó con toda claridad su existencia en Dios mismo desde la eternidad. Esta claridad sobre el origen de Jesús traía otra respecto de la amplitud de su obra. Siendo Jesús el Hijo eterno de Dios hecho hombre, no vino para solamente enseñarnos a ser mejores o más religiosos, sino para transformar la creación y para hacer de nosotros los verdaderos hijos de Dios. Este Evangelio recoge solamente siete milagros de Jesús, cifra simbólica, pero busca en ellos antes que nada el anuncio y como unas figuras de la obra que el Hijo de Dios realizará a lo largo de la historia. Cuando muestra a Jesús discutiendo con los judíos que no creían en él, es fácil ver que se refiere más todavía a ciertas debilidades de la fe en los cristianos de su tiempo. En los largos discursos que pone en boca del Señor, el evangelista desarrolla lo que contenían sus palabras y lo que comprendió en ellas con el correr del tiempo. Esta insistencia en la divinidad de Jesús podía disminuir el interés por lo que fue concretamente su vida entre los hombres. Desde los comienzos hubo cristianos que se apoyaron en el Evangelio de Juan para justificar una comprensión falsa de Jesús, y su redención y, posiblemente a ellos se refiere la 1.a Carta de Juan, escrita para presentar el Evangelio. Es seguro que el evangelista compuso, reunirnó y completó estas páginas duranle hunos nnov Cuando murió, muy anciano, como n i rl nflo '>V sus discípulos publicaron este trabajo Isln ivcliución laboriosa explica las repeticiones y, en minie rosos lugares, un desorden apaienle que, »iu embargo, disimula una composición muy mluiliiitlu.
juan 1 La palabra de Dios s e hizo hombre iGjn !'1 n 1 ! ^ n e ' P r i n c ip*° e r a e^ Verbo, AP i9,Í3 y frente a Dios era el Verbo, coiVie y el Verbo era Dios: 2 sJS 9? El estaba frente a Dios al principio. pro 8,22 3 p o r El s e hizo todo y nada llegó a ser sin El. i JS l'Ü 4 Lo q u e llegó a ser, tiene vida en El, 1 Tes 5,4 v p a r a | o s hombres esta vida es luz. 5 La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no pudieron vencer la luz. 6 Vino un hombre de parte de Dios: éste se llamaba Juan. 7 Vino para dar testimonio; vino como testigo de la luz, para que, por él, todos creyeran. 8 No era él la luz, O El Evangelio no habla solamente de Dios, ni de la Alianza de Dios con los hombres, como hacía el Antiguo Testamento, sino que se fija primero en una relación excepcional del Padre con su Hijo ünico: Jesús es El Hijo y ha salido de Dios. Inmediatamente se nos ocurren unas dudas: 1) No hay término medio entre el Creador y la criatura. El Hijo, pues ¿es Dios con el Padre, o es la primera y más eminente de las criaturas? 2) En Dios no puede haber algo que no sea Dios. El Hijo ¿es tan eterno y es tanto Dios como el Padre? 3) Si Dios es uno solo, ¿cómo debemos entender que en él caben el Padre y el Hijo? En este Prólogo o introducción de su Evangelio, Juan quiere aclarar el misterio. En el principio. El Gen 1,1 nos hablaba de los comienzos del tiempo y del universo. Todo ha salido de Dios en el principio, pero para él no corre el tiempo: Dios era y es y será siempre en el principio. Y si queremos entender por qué creó el mundo, debemos saber que en este principio que para Dios no pasa, Dios era como la fuerza incontenible y eterna del Amor. Dios entonces manifestó su inmensa generosidad y engendró a su Hijo, de sí mismo en sí mismo. Frente a Dios era el Verbo. Dios es Padre por cuanto engendra a su Hijo. En él proyecta y contempla sus propias riquezas (¿cómo uno podría conocer su propia cara si no tuviera un espejo en qué mirarse?) El Hijo (o Verbo) frente al Padre, el Hijo en nada inferior al Padre. Juan nos habla del Verbo de Dios. Este término puede traducirse: la Palabra, o el Pensamiento, o, mucho mejor: la Expresión de Dios: y éste es el Hijo. El Hijo es el resplandor del Padre (Heb 1,1) y su imagen (Col 1,15). El Hijo no es una parte de Dios; el Hijo no es otro Dios, pues no tiene nada propio, sino que todo lo que tiene el Padre es suyo (Jn 16,15). Por eso, también él es Dios, frente al Padre Dios. Por él se hizo todo. Dios crea el universo por y para el Verbo, descubriendo en él las innumerables criaturas, los mundos y ios espíritus que junto a él serán hechos hijos de Dios (Ef 1,3-5). Lo que por él se hizo era vida. Lo propio de la vida es crecer a partir de sus fuerzas íntimas, hasta llegar a la madurez. Este crecer nos parece cosa natural en un hijo, en cualquier hijo, y, en realidad, es cosa propia del Hijo, no del Padre. En el Hijo hay dos aspectos: por una parte, es Dios como el Padre, y no sufre dolor ni disminución. Pero, por otra parte, el Verbo está en una actitud de ofrecimiento: todo lo depone, y se desprende de sí mismo para que el Padre, nuevamente, lo enaltezca y lo glorifique. Por eso el Hijo de Dios vino a nuestro mundo, no solamente para salvamos, sino también en un afán por desposeerse de su gloria y llegar a ser como nada, hasta que su
150 pero venía como testigo de la luz. 9 Porque la luz llegaba al mundo, la luz verdadera que ilumina a todo hombre. 10 Ya estaba en el mundo, y por El se hizo el mundo, este mundo que no lo conoció. 1i Vino a su propia casa y los suyos no lo recibieron. 12 Pero a todos los que lo recibieron, les concedió ser hijos de Dios: éstos son los que creen en su Nombre. 13 Pues aquí se nace sin unión física, ni deseo carnal, ni querer de hombre: éstos han nacido de Dios. 14 Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros: Padre lo glorifique (Fil 2,5-11). Pero también toda la creación, que se hizo por él, es regida por una ley de vida, de muerte y de resurrección. Vino un hombre de parte de Dios. En las dos estrofas 6-8 y 15, Juan, el autor del Evangelio, nos habla de Juan Bautista, ei precursor de Jesús. Desde el principio de la creación, siglos antes de que Jesús naciera, el Verbo de Dios era la luz que guía a los hombres. Era la sabiduría de Dios (Pro 8,22-34 y Sab 7,22-20) que ilumina a todo hombre, aun a aquellos que viven en pueblos muy alejados de la fe. Esta luz nunca faltó, ni siquiera entre los que no conocían a Dios; estaba en la conciencia de los hombres derechos de toda raza y tiempo. Pero, en Jesús, la luz llegó a los hombres. Vino a los suyos, a su propia casa, es decir, al pueblo de Israel. El Verbo se hizo carne (o sea: hombre). Juan usa la palabra carne para subrayar el rebajamiento de Dios que, a pesar de ser espíritu, se hizo criatura con cuerpo mortal. Juan dice: se hizo, y no: «tomó la apariencia de hombre». Porque el Hijo de Dios se hizo hombre verdadero. Habitó entre nosotros. Juan dice, en forma más precisa: levantó su tienda entre nosotros. Con eso alude a la tienda sagrada que servía de santuario a los hebreos en el desierto: allí estaba Dios presente al lado de ellos (Ex 33,7-11). En realidad, el Hijo de Dios hecho hombre, Jesús, es el verdadero Templo de Dios entre los hombres (Jn2,21), templo tan humilde y aparentemente frágil como era la tienda del desierto: sin embargo, en él está la plenitud de Dios. Los apóstoles vieron su gloria en ciertos momentos de su vida mortal (Jn 2,11 y Le 9,32). Mejor todavía la vieron en su Pasión y su Resurrección. ¿Cómo el Verbo viene a salvamos? Para Juan, no se trata tanto de que Jesús nos saque del abismo del pecado; lo importante es que nos permite alcanzar una situación totalmente inesperada y fuera de nuestro alcance: nos concedió ser hijos de Dios. Somos hechos hijos de Dios por el propio Hijo del Padre, con tal de que creamos en su ¡Sombre, o sea, en su personalidad divina. En él estaba la plenitud del Amor y la Fidelidad. El Amor (o el Favor) y la Fidelidad son las dos cualidades principales de Dios (Ex 34,6-7). Estas palabras vienen como un refrán a lo largo del salmo 89. Juan, pues, quiere decir que ha reconocido en Jesús la plenitud de la divinidad (Col 2,9). Dios nos había dado la Ley. La historia bíblica, al recordar los pecados de Israel, anunciaba el tiempo en que ya no sería necesaria una Ley grabada en piedras o en libros (Jer31,31). Algún día Dios cambiaría el corazón pecador (Ez 36,26) para que empezaran relaciones de Amor y Fidelidad mutua entre él y los hombres (Os 2,21-22). Juan afirma que, por Cristo Jesús ¡legó ese tiempo del Amor y la Fidelidad, o sea, de la religión perfecta (Jn 4,24).
juan 1
151 £j U'| la que corresponde al Hijo ünico * y cuando su Padre lo glorifica. & 37,¿7 En él estaba la plenitud del Amor Ex 34,6 " 89,2 y de la Fidelidad. Sal Os 2,21 15 Juan le dio testimonio, pues proclamó: 1,27 Mt 3,11 «Es éste del que les decía: El viene después de mí, pero ya está delante de mí, porque era antes que yo.» 16 Esa plenitud suya
es de la que todos recibimos en una sucesión de gracias y favores. 17
Dios nos había dado la Ley, por medio de Moisés, pero, por Cristo Jesús, llegó el Amor y la Fidelidad.
3,34 Col 2,9
Ex 31,18 Rom 6,14 Jn 7,19 10,4
1
8 A Dios, nadie lo ha visto jamás; pero está el Hijo, el Único, en el seno del Padre: El lo dio a conocer.
PRIMERA PARTE: J E S Ú S S E DA A CONOCER POR S U S SEÑALES Juan Bautista presenta a Jesús, el «Cordero de Dios» + 19 Este es el testimonio de Juan respecto de Jesús. Los judíos de Jerusalén habían enviado donde Juan a algunos sacerdotes y levitas para que le preguntaran: «¿Quién eres tú?» 2 0 Juan aceptó decírselo y no lo 3,28 He 13,25 negó. Declaró: «Yo no soy el Cristo.» Mt 11,14 17,10 21 Le dijeron: «Entonces, ¿quién eres?, ¿Elias?» Contestó: «Yo no soy Elias.» Le di22 Dt 18,14 Contestó: Mal 3,25 jeron: «¿Eres el Profeta?» «No.» Le preguntaron de nuevo: «Dinos quién eres, para que llevemos una respuesta a los que nos han enviado. ¿Qué dices de ti mismo?» 23 Juan contestó: «Yo soy la voz del que grita en el desierto: Enderecen el camino del Señor, como lo anunció el profeta Isaías.» 24 Los enviados eran del grupo d e los fariseos. 2 5 Le hicieron esta pregunta: «¿Por Mt 16,19 qué bautizas entonces si no eres el Cristo, Me 11,30 ni Elias, ni el Profeta?» 2 6 Les contestó Juan: «Yo bautizo con agua, pero hay uno en medio de ustedes, a quienes no conocen. 27 El viene detrás de mí, y yo no merezco soltarle la correa de la sandalia.» 28 Esto sucedió en Betabará, al otro lado del río Jordán, donde Juan bautizaba. 29 Al día siguiente, Juan vio a Jesús que + Las autoridades de la capital se preguntaban: «¿Quién es éste que se puso a predicar por iniciativa propia?» En aquel tiempo varios grupos judíos «bautizaban», o sea, bañaban, como una manera de purificarse y de apresurar la venida del Mesías. Respecto a la predicación y al bautismo de Juan Bautista, ver Lucas, 3,10. Yo no merezco... (v. 27). Esto significa: No merezco bautizarle. Ver com. de Le 3,16. El Mesías, es el nombre que los judíos daban al Salvador esperado. También lo llamaban £7 Profeta. Y, según se creía, antes de su llegada reaparecería el profeta Elias (Me 9,11). Ahí viene el Cordero. En el idioma de los judíos, la misma palabra podía significar siervo y cordero. Jesús es el Sier-
le venía al encuentro y exclamó: «Ahí viene el Cordero de Dios, el que carga con el pecado del mundo. 3 0 De él yo decía: Detrás de mí viene un hombre que ya está delante de mí, porque existía antes que yo. 31 Yo no lo conocía; pero mi misión y mi bautismo con agua eran para él, para que él se diera a conocer a Israel.» 32Y Juan dio este testimonio: «He visto al Espíritu bajar del cielo como paloma y quedarse sobre él. 33 Yo no lo conocía, pero Dios, que me envió a bautizar con agua, me dijo también: Verás al Espíritu bajar sobre aquel que ha de bautizar con el Espíritu Santo, y se quedará en él. 34 ¡y yo lo he visto! Por eso puedo decir que éste es el Elegido de Dios.» Jesús llama a sus primeros discípulos • 35 Al día siguiente, de nuevo estaba allí Juan con dos de sus discípulos. 36 Al ver que Jesús iba pasando, dijo: «Ese es el Cordero de Dios.» 37 Cuando lo oyeron esos dos discípulos, siguieron a Jesús. 38 Se volvió Jesús y, al ver que lo seguían, les preguntó: «¿Qué buscan?» Le contestaron: «Rabbí (o sea, Maestre), ¿dónde vives?» 39 Jesús les dijo: «Vengan y verán.» Fueron y vieron dónde vivía. Eran como las cuatro vo de Dios, anunciado por los profetas, el que debía sacri ficarse por sus hermanos. También es el verdadero Cordf ro, que reemplaza al Cordero Pascual (Me 14,12). Detrás de mí viene. Jesús se presenta, en la historia, de* pues de Juan, pero, siendo el Verbo de Dios, rxlnti/) ntitn-. que todos: y también está delante, es decir qur lodo* t< guían por su luz, incluso Juan Bautista. • Este Evangelio es la obra de Junn «I I vmiurll«t« • cual no hay que confudir con Juan UmillNt*v I .m muí -l< esos dos que siguieron a Jesús (ver», .i!»l Juan, preocupado por darnos a nitriulvi •! «lunini (tilprofundo de las actuaciones de JRNIIN, »n H|n «n IUMAII»* i|m a veces no nos llaman la atención. I'tn »|»m|ilo. *l v»r tjtic
1 P 1.18 2,24 Za3,9 Ap 5.6 Mt 8,17
Is 11,2 61,1
juan 2
152
ie preguntó: «¿De cuándo acá m e conoces?» J e s ú s le respondió: «Antes que Felipe te llamara, cuando estabas bajo la higuera, ahí te conocí.» 49 Natanael exclamó: «Maestro, ¡tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres ei Rey de Israel!» 50 J e s ú s le dijo: «Tú crees, porque te he diMI 16,16 , I I . , r: cho: Te vi bajo la higuera. Verás cosas maGái 2,11 se lo presento a Jesús. J e s ú s miro fijamen- yores que éstas. 51 te a Simón y le dijo: «Tú eres Simón, hijo De verdad les digo: ustedes verán los de Juan: te llamarás Kefas», lo que quiere cielos abiertos y a los ángeles de Dios su- Gen 28,10 decir Piedra. biendo y bajando sobre el Hijo del Hom- MKH 43 Al día siguiente, J e s ú s resolvió partir bre.» hacia Galilea. Se encontró con Felipe y le dijo: «Sigúeme.» 44 Felipe era de Betsaida, El primer milagro, el pueblo de Andrés y de Pedro. 45 Felipe en las bodas de Cana Dt ^\\ s e encontró con Natanael y le dijo: «Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en p T A los tres días se celebraron unas la Ley y también los profetas. E s Jesús, el v " bodas en Cana d e Galilea, y la m a dre de J e s ú s era de la fiesta. 2 También fue hijo de José de Nazaret.» a las bodas Jesús con sus discípu46 Natanael le replicó: «Pero ¿qué cosa invitado 3 buena puede salir de Nazaret?» Felipe le los. Se acabó el vino de las bodas y se quedaron sin vino. Entonces la4 madre de contestó: «Ven y verás.» 47 Cuando Natanael llegaba donde J e - Jesús le dijo: «No tienen vino.» J e s ú s res- 19,26 sús, éste dijo de él: «Ahí viene un verdade- pondió: «Mujer, ¿cómo se te ocurre? Todaro israelita de corazón sencillo.» 48 Natanael vía no ha llegado mi Hora.» de la tarde y se quedaron con él el resto del día. LC 5,1 4o Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de estos dos que siguieron a Jesús por la palabra de Juan. 41 Andrés fue a buscar primero a su hermano Simón y le dijo: «He21,15 m o s encontrado al Mesías, al Cristo.» 4 2 Y
la Biblia empezaba con el poema de la creación, distribuido en siete días, él también consideró que Jesús había venido para una nueva creación del mundo y relató esta primera semana de Jesús contando los días (vers 29,35,43). El primer día Juan Bautista afirmaba: Hay uno en medio de ustedes a quien no conocen. Y durante la semana vemos cómo Juan Bautista primero, y luego Juan, Andrés, Simón... descubren a Jesús. El último día será el de ias bodas de Cana: ese día Jesús, a su vez, ¡es descubrirá su gloría. ¿Qué buscan? Juan no olvidó esta primera palabra que Jesús les dirigió. Queremos saber quién es Jesús, y él nos pregunta sobre lo que llevamos adentro: porque de nada sirve encontrarlo si no estamos dispuestos a entregamos. Estos hombres han empezado a convivir con Jesús. Con el tiempo descubrirán que es el Maestro, ei Mesías, ei Hijo de Dios. Lo mismo nosotros, mientras vamos caminando, progresamos en el conocimiento de Jesucristo. Juan Bautista no tenía nada de celoso: había invitado a sus discípulos a que fueran a Jesús. Y luego esos primeros dos trajeron a los demás. Es así como nosotros también encontramos a Jesús: porque otra persona nos habló de él o nos comprometió en una tarea apostólica. Estos hombres reconocen a Jesús. Sería más exacto decir que él ha reconocido a los que el Padre había puesto en su camino. Así reconoce a Natanael cuando éste está bajo la higuera: entre ios judíos esta expresión se refería a un maestro de la Ley ocupado en enseñar la religión, pues ordinariamente lo nacían a la sombra de un árbol. Así reconoce Jesús a Simón, a quien el Padre eligió para ser la primera Piedra de la Iglesia (Mt 16,13). Verán los cielos abiertos. Ver Gen 28,12. O LAS SEÑALES DE JESÚS La semana del Descubrimiento termina con las bodas de Cana. ¡Sí, Jesús estuvo en la boda, entre cantos y bailes! Parece que viniera a santificar con su presencia tanto nuestras fiestas y convivencias como la unión conyugal. Los discípulos empezaban a conocer a Jesús, pero al-
guien lo comprendía y creía en él: María, su madre. ¿Cómo se le ocurrió pedirle un milagro? ¿Y cómo sabía que Jesús haría milagros? María no pedía la conversión de los pecadores, ni pan para los hambrientos; solamente quería un milagro o algo por el estilo para sacar de apuros al novio. Jesús le contestó con una frase que, dirigida a una extraña, sería un reproche, pero, dicha a su madre en tono diferente, demuestra la familiaridad y una comprensión mutua que va más alia de las palabras. Aparentemente, Jesús no pensaba empezar de esta forma ni en este momento, pero su espíritu reconoció al Espíritu que hablaba por su madre, y le concedió esta primera señal milagrosa. Conviene notar que Juan relata solamente siete milagros de Jesús, y los llama a veces obras, a veces señales. Son obras del Hijo de Dios, en las que manifiesta su poder. Son señales, es decir, cosas visibles hechas a nuestra medida, con las que nos da a entender su verdadera obra, la que consiste en resucitar ai mundo y renovarlo. Y, al paso, Juan anota algunos detalles extraños de este asunto. Jesús participa en una boda, pero ¿qué pretendía él, sino preparar otras bodas, de Dios con la humanidad? Jesús habla de su hora que no ha llegado, pero, en realidad, su hora sería la de su Pasión y de su Resurrección, cuando nos reconciliaría con Dios. Juan agrega que Jesús se sirvió del agua que los judíos usaban para purificarse. Los judíos estaban obsesionados por la preocupación de no mancharse y su religión multiplicaba los ritos de purificación. ¡Pero Jesús cambió en vino el agua bendita! Es que la religión verdadera no se confunde con el temor al pecado; lo importante es recibir de Jesús el Espíritu que, semejante a un vino generoso, nos hace romper las normas establecidas y la estrechez de nuestra propia sabiduría. El agua cambiada en vino: Jesús entra a nuestra casa para transfigurar nuestra vida diaria, sus rutinas y sus quehaceres. Fue así como Jesús manifestó su gloria a los que empezaban a descubrirlo. María había llevado la gracia a Juan Bautista (Le 1,39); otra vez intervenía para apresurar los comienzos del Evangelio; ya no hablaría en el Evangelio, y sus últimas palabras son: Hagan todo lo que él les diga.
juan 3
153 Gen 41,55
5
Su madre dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que él les mande.» 6 Había allí seis jarrones de piedra, de los MC 7,3 que sirven para los ritos de la purificación de los judíos, de unos cien litros de capacidad cada uno. 7 J e s ú s indicó a los sirvientes: «Llenen de agua esas tinajas.» Y las llenaron hasta el borde. 8 «Saquen ahora, les dijo, y llévenle al mayordomo.» Y ellos se lo llevaron. 9 El mayordomo probó el agua cambiada en vino, sin saber de dónde lo habían sacado; los sirvientes sí que lo sabían, pues habían sacado el agua. Llamó al esposo 1( >y le dijo: «Todo el mundo pone al principio el vino mejor, y cuando todos han bebido bastante, s e sirve un vino inferior; pero tú has dejado el mejor vino para el final.» 4,54 n Esta señal milagrosa fue la primera, y J?$ J e s ú s la hizo en Cana de Galilea. Así manifestó su Gloria y sus discípulos creyeron en 11,40 el. 12,41
O 12 Después de esto, J e s ú s bajó a Cafarnaúm y con él su madre, sus hermanos y sus discípulos. Y permanecieron allí solamente algunos días.
Jesús expulsa del templo a los vendedores + 13 Se acercaba la Pascua de los judíos y J e s ú s subió a Jerusalén. 14 Encontró en el 6,4 Templo a los vendedores de bueyes, oveMC ii!i5 jas y palomas, y también a los cambistas, sentados detrás de sus mesas. ^ H i z o un látigo con cuerdas y los echó a todos fuera del Templo con ovejas y bueyes, y derribó O Con las bodas de Cana terminó una primera parte del Evangelio que llamamos la Semana del Descubrimiento. Empieza otra parte en que Jesús se define respecto al mundo judío y sus esperanzas. Juan pone a continuación cuatro escenas: — Jesús en el Templo: los sacerdotes son hombres materializados y Jesús los juzga severamente. — Jesús y riieodemo: Nicodemo expresa las inquietudes de la sociedad judía instruida y creyente. — La Samaritana: es el diálogo de Jesús con la gente del pueblo, creyente a su manera. — Jesús sana al hijo de un funcionario: Jesús advierte que la mayoría de los que acuden a él, lo buscan por sus milagros. + Jesús no ha empezado todavía su predicación; se dirige al Templo de Jerusalén que es como el corazón del pueblo judío y ei símbolo de su religión (Mc 11,12). Pero también es el lugar donde se han establecido la corrupción y el afán de poder. Es el lugar donde solamente los sacerdotes ejercen las funciones sagradas; ahí es donde el pueblo necesita recurrir a su ministerio para ofrecer sus víctimas: del Templo deriva la autoridad y el poder de los sacerdotes. El Templo es el lugar donde afluyen las ofrendas y los dones de todo el país: tos jefes de los sacerdotes disponen de este
las mesas desparramando el dinero por el suelo. 1 6 A los que vendían palomas les dijo: «Saquen eso de aquí y no hagan de la Casa za 14,21 Lc 2 49 de mi Padre un lugar de negocios.» ' 17 Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «Ale devora el celo de tu Casa.» sai 69,10 18 Los judíos intervinieron: «¿Qué señal milagrosa nos muestras para justificar lo 6,30 que haces?» 19 Jesús respondió: «Destruyan este templo y yo lo reedificaré en tres días.» 20 Ellos contestaron: «Ya demoraron cuarenta y seis años en la construcción de MC 14,58 este templo. Y tú, ¿piensas reconstruirlo en He1|j5 tres días?» 21 En realidad, J e s ú s hablaba de este 1 &> 6,19 otro Templo que es su cuerpo. 2 2 Solamen- " ' te cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos recordaron lo que él había dicho y creyeron tanto en la Escritura c o m o en estas palabras de Jesús. 23 J e s ú s se quedó en Jerusalén durante la fiesta de la Pascua, y muchos creyeron £3? en él al ver las señales milagrosas que ha- 11'47 cía. Pero Jesús no se24 fiaba de ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba que alguien le informara de los otros, porque él sabía lo que hay en el hombre. Jesús y Nicodemo: hay que nacer de nuevo "3 ' Entre los fariseos había un perso* ** naje judío llamado Nicodemo. Este fue de noche a ver a J e s ú s y le dijo: 2 «Rab- 7 bí, nosotros sabemos que has venido de "s 12 42
parte de Dios como maestro, porque nadie 19:39 tesoro. Además son ellos los que aprovechan los impuestos que pagan los vendedores y los cambistas del Templo. Ale devora el celo de tu casa, los insultos de los que te insultan cayeron sobre mí: esto estaba escrito en el Salmo 69. Y, en realidad, el odio de los jefes de los sacerdotes llevará a Jesús a la muerte. En ese tiempo los apóstoles no podían comprender estas palabras: para ellos no había cosa más sagrada que el Templo y la Biblia (la Escritura). Pero, algún día, sabrán que la más insignificante palabra de Jesús tiene tanto peso como toda la Escritura. Y también comprenderán que Jesús es el verdadero Templo. Hasta entonces los hombres se construían templos y buscaban lugares donde encontrar a Dios y lograr sus favores. Ahora, Dios se ha hecho presente en Jesús: él es el que nos entrega todas las riquezas de Dios (1,16). • UN NUEVO NACIMIENTO Nicodemo era un hombre religioso preocupado por conocer las cosas de Dios, y fue a Jesús como a un Maestro en religión. Pero lo que necesitaba no era tanto recibir una enseñanza como que se produjera un cambio en él. Y eso mismo necesitamos nosotros. Debemos reconocer nuesba impotencia para pasar solos la barrera hacia la vida autén-
juan 3
MI 18,3 1 P 1,23
Ei 36,25 Rom 6,4 Ef 5,26 Ti 3,5 1 P 1,3 2 P 1,11
6,63 Gen 6,3
puede hacer señales milagrosas como las que tú haces, a no ser que Dios esté con él.» 3 Jesús le contestó: «En verdad te digo, nadie puede ver el Reino de Dios si no nace de nuevo, de arriba.» 4 Nicodemo le dijo: «¿Cómo renacerá el hombre ya viejo? ¿Quién volverá al seno de su madre para nacer de nuevo?» 5 Jesús le contestó: «En verdad te digo: El que no renace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. 6 Lo que nace de la carne es carne, y lo que nace del Espíritu es espíritu. 7 Por eso no te extrañes de que te haya dicho: necesitan nacer de nuevo, de arriba. 8 El viento sopla donde quiere y tú oyes su silbido; pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así le sucede al que ha nacido del Espíritu.» 9 N i c o d e m o volvió a p r e g u n t a r l e : «¿Cómo puede ser esto?» 10 Respondió Jesús: «Tú eres maestro en Israel, ¿y no entiendes esto? <> 11 En verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos, y venimos a protica. Por más que hayamos acumulado experiencia y sabiduría, somos hombres envejecidos, igual que Nicodemo. Jesús dice que debemos nacer de nuevo y nacer de arriba. Nadie se da a luz a sí mismo, y así como recibimos de otros la vida según la carne, así también recibimos del Espíritu la vida de los hijos de Dios. Todos los hombres dicen que viven: algo se mueve en ellos, les vienen pensamientos, toman iniciativas... Pero esto puede no ser más que vida según la carne, o sea, vida del hombre no despierto. La otra vida, la del Espíritu, es más misteriosa porque éste actúa en lo más profundo de nuestro ser. Todo lo vemos desde fuera; las apariencias del hombre y sus actos exteriores nos llaman la atención, pero no vemos lo que Dios está obrando en él. Sin embargo, el creyente despierto y dócil a la actuación del Espíritu, descubre poco a poco que sus razones de actuar y sus ambiciones ya no son las mismas de antes. Se siente a gusto con Dios y sin temor. Comprueba que su vida no la orienta tanto él mismo como otro que vive en él, aunque, en realidad, no sabría decir bien lo que vive. Por eso Jesús compara la actuación del Espíritu con el paso del viento que sentimos aunque no lo vemos ni lo estrechamos. Notemos además que, en el idioma de Jesús, la palabra soplo significa tanto espíritu como viento. Debemos renacer del agua y del Espíritu: ésta es una alusión ai bautismo. No pensemos que con el solo hecho de recibir el agua del bautismo, uno empieza a vivir según el Espíritu, sino que normalmente uno se bautiza para empezar en la vida del Espíritu: las palabras del Evangelio se refieren a los adultos que se convierten a la fe cristiana. Diferente es el caso de los niños que sus padres llevan al bautismo. Seguramente el bautismo obra en ellos; pero deberán ser instruidos y dar en forma personal el paso de la fe. Nicodemo era un hombre religioso y creyente; como él había muchos en Israel. Pero, ¿por qué vino de noche? Posiblemente no quería arriesgar su situación y su reputación, o no podía mezclarse con la gente común que rodeaba a Jesús. Esta actitud no les corresponde a quienes han naci-
154
3
,,
'
•
j
•
>.
.,
Rom 5,8
en el no se pierda, sino que tenga vida 8,32 M,2U? eterna. 17 Dios no mandó a su Hijo a este mun- 1 Jn 4,9 do para condenar al mundo, sino que por ^\%_ él ha de salvarse el mundo. 18 E1 que cree 2C°s,i9 en él no se pierde; pero el que no cree ya se ha condenado, por no creerle al Hijo Cínico de Dios. 1,5 19 La Luz vino al mundo, y los hombres 8,12 prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas: 2 0 ahí está la condenación. El que obra mal, odia la luz y no viedo de nuevo: éstos se han liberado de muchas cosas que tienen paralizados a los demás hombres y con gusto encuentran a Jesús en una Iglesia de pobres. O JESÚS REVELA EL PLAN DE DIOS El Evangelio de Juan no se parece a los otros tres. A menudo, después de contar algunas palabras de Jesús, Juan pone una breve presentación de la fe, apoyándose en declaraciones que Jesús hizo en otras oportunidades. Es lo que ocurre en este lugar. ¿Cómo puede ser esto?, preguntaba Nicodemo. Para entrar a la vida del Espíritu, necesitamos conocer el plan de Dios respecto de nosotros. Pero nadie puede hablar en forma debida de estas cosas sino el Hijo de Dios. El ha visto las cosas del cielo, es decir, la vida íntima de Dios; y también habla de las cosas de la tierra, es decir, del Reino que Dios nos trae. Muchos oyentes de Jesús no aceptarán que el Reino de Dios sea lo que él dice: menos aún tomarán en cuenta lo que él nos revela del misterio de Dios. Jesús nos revela, o sea, nos descubre lo que no podemos saber por nosotros mismos. Así que un cristiano no es el que «cree en Dios» sin más: somos cristianos porque creemos al íestimonio de Jesús (11) respecto de Dios y su plan de salvación. En este plan había un punto difícil de aceptar: el Hijo del Hombre debía morir en la cruz y resucitar (ser levantado en aito significa tanto el uno como lo otro). Jesús recuerda lo de la serpiente en el desierto. Este episodio de la Biblia (Números 21) figuraba de antemano la suerte de Jesús, pero por supuesto que los judíos no habían penetrado el sentido de este mensaje; en realidad, pasaban al lado de todos los anuncios del sufrimiento de su salvador sin entenderlos. Había también otro punto sobre el cual debían modificar sus ideas. Esperaban una venida de Dios para condenar al mundo y castigar a los malos. El, en cambio, enviaba a su propio Hijo a la cruz para salvar al mundo. En otras páginas del Nuevo Testamento se dice que no
juan 4
155
clamar lo que hemos visto, pero ustedes no 3,22 hacen caso de nuestro testimonio. 12 Aho- 12,49 ra les hablo de cosas de la tierra, y no me 1 Co 2,14 creen, ¿cómo me van a creer si les hablo Sao 9,16 de cosas del Cielo? 13 Sin embargo, nadie ha subido al Cielo, sino el que ha bajado DI 30,12 Ef 4,9 del Cielo: el Hijo del Hombre. 14 Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también es necesario que Mm 21.8 el Hijo del Hombre sea levantado en alto, 15 para que todo aquel que crea tenga por 8 28 1232 él vida eterna. 16 Tanto amó Dios al mundo que entre- 1832 gó su Hijo (Jnico, para que todo el que crea Gen 22,16
Ef 5,13 ne a la luz, no sea que su maldad sea descubierta y condenada. 21 En cambio, el que camina en la verdad busca la luz, para que 1 Tes 5,4 se vea claramente que sus obras son hechas según Dios. El último testimonio de Juan Bautista O 2 2 Después de esto, Jesús se fue con sus discípulos a Judea. Allí estuvo algún tiempo junto con ellos y comenzó a bautizar. 23 j U a n también bautizaba en Enon, cerca de Salim, porque allí había mucha agua; la gente venía y se hacía bautizar. 24 Era el tiempo en que Juan todavía no había sido encarcelado. 25 De ahí vino que los discípulos de Juan discutieran un día con un judío acerca del bautismo. 26 Fueron donde Juan y le dijeu 7,18 ron: «Maestro, ese que estaba contigo al otro lado del Jordán, y en cuyo favor hablaste, se ha puesto también a bautizar, y to1 co 4,7 dos van donde él.» 27 Juan respondió: «NaHeb5,4 die puede atribuirse nada, sino lo que le haya sido dado por Dios. 2 8 Ustedes mismos saben muy bien que yo dije: Yo no soy el Mesías, sino que me mandaron delante de él. debemos amar al mundo; esto parece contradecir lo que acabamos de leer: Dios ama al mundo. La razón de esta dificultad está en que la palabra mundo tiene varios sentidos. En un primer sentido, eí mundo significa la creación, la cual es buena, puesto que es obra de Dios. Pero el centro de la obra divina es el hombre, el cual se ha hecho esclavo del Demonio (8,34 y 44). Todo lo que crea el hombre pecador, riquezas, cultura, vida social, es influenciado, desfigurado y utilizado por el Malo. Por eso Dios envía a su Hijo a salvar al mundo. Ahora bien, a pesar de que la resurrección de Cristo inició su poder invencible sobre la historia, una corriente poderosa sigue arrastrando a todos aquellos que no quieren definirse frente a la verdad. A veces llamamos a esta corriente mala: el mundo. Sería más acertado decir la gente que se entrega al Amo del mundo. A ellos se refiere la Biblia al decir tio amen al mundo, o: ustedes no son del mundo. O El Evangelio deja constancia de que numerosos discípulos de Juan Bautista no reconocieron a Jesús. Los impresionaba el ejemplo de su maestro, hombre rudo y muy franco en sus palabras, sacrificado en la comida y la bebida. Se quedaron esperando una «verdadera» justicia de Dios y el castigo ejemplar de los malos. Estos seguidores de Juan tenían un defecto muy común entre los militantes de cualquier causa buena: les cuesta renovar su camino y dejar a sus profetas si es necesario para alcanzar a Cristo. Es necesario que él crezca y que yo disminuya, dice el más grande de los profetas. Pues sólo Jesús viene de lo alto y llena por completo el corazón humano. En él no se pierde nada de lo bueno, pues él lo encierra todo. Respecto a la comparación del novio y la novia, ver Mateo 22. El peso de la reprobación divina. El hombre que no reconoce al Hijo de Dios permanece en la situación de la humanidad expulsada del paraíso. No puede solucionar las
29
Alguien tiene la novia y es el novio, pero el padrino del novio está a su lado y se alegra con sólo oír la voz del novio. Por eso mi alegría es perfecta: 3 0 e s necesario que él crezca y que yo disminuya. 31 El que viene de lo alto es superior a todos. Si alguien viene de la tierra, no es más que hombre terrenal y sus palabras también vienen de la tierra. Hay otro que viene del Cielo; 3 2 y, cuando da testimonio de lo que allá ha visto y oído, nadie le hace caso. 3,11 33 Pero, hacer caso de su testimonio es como firmar que Dios dice la verdad. 1 jn 5,10 34 Este fue enviado por Dios y dice las palabras de Dios que le comunica el Espíritu sin medida. 3 5 El Padre ama al Hijo y m 2B.18 pone todas las cosas en sus manos. 3 6 El que cree al Hijo vive de vida eterna; el que no cree en el Hijo no puede experimentar la vida, sino solamente el peso de la repro- ^ ' ; , E 3 bación divina. <¿ Jesús y la samaritana A 1 Los fariseos se enteraron de que ^ Jesús bautizaba y atraía más discípulos que Juan 2 (aunque Jesús no bautizaba personalmente, sino sus discípulos). , Co, 1|17 3 Jesús, al saberlo, decidió abandonar la +
contradicciones de su vida ni del mundo en que vive y no piensa sino en un Dios agresivo. Se le oculta el Rostro misericordioso que le daría la paz. + RÍOS DE AGUA VIVA
Los judíos odiaban a los samaritanos. Por otra parte, era muy mal visto entablar conversación con una mujer en un lugar público. Jesús, superando los prejuicios de raza y las conveniencias sociales, empieza a conversar con la samaritana. En la persona de esta mujer, acoge a la gente común de Palestina. Es verdad que no era judía, sino samaritana, es decir, que era de una provincia diferente con una religión rival de la de los judíos. Pero tanto samaritanos como judíos creían en las promesas de Dios y esperaban un Salvador. Primera inquietud de la mujer calmar su sed. Los antepasados del pueblo judío andaban errantes con sus rebaños de una fuente a otra. Los más famosos (tal como Jacob) habían cavado pozos en tomo a los cuales el desierto empezaba a vivir. Así son los hombres: buscan por todas partes algo para calmar la sed, y están condenados a no encontrar más que aguas dormidas o hacerse estanques agrietados (ver Gen 26). Jesús, en cambio, trae el agua viva, que es el don de Dios a sus hijos y que significa el don del Espíritu Santo (7,37). Cuando hay agua en el desierto, aunque no aflore en la superficie, se nota por la vegetación más tupida. Lo mismo pasa con los que vivimos: nuestros actos se hacen mejores, nuestras decisiones más libres, nuestros pensamientos más ordenados hacia lo esencial. Pero no se ve el agua viva de la que proceden estos frutos: ésa es la vida eterna contra la cual la muerte no puede nada. Segunda inquietud de la mujen ¿Dónde está la verdad? Jesús le dice: Tú has tenido cinco maridos... En esto expresa el destino común de la gente del pueblo que ha vivido
juan 4
156 4
para adorar a Dios, y ustedes los judíos, ¿no ut 11,29 dicen que Jerusalén es el único lugar para 12,s adorar a Dios?» 2i Jesús le dijo: «Créeme, mujer: la hora ha llegado para ustedes de adorar al Padre. Pero no será en este cerro, ni tampoco en Jerusalén. 22 ustedes, samaritanos, adoran lo que no conocen, mientras que nosotros, los ju- ,JJ |;J dios, conocemos lo que adoramos: porque la salvación viene de los judíos. 2 3 Pero llega la hora, y ya estamos en ella, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. 2 4 Son esos adoradores a los que busca el Padre. Dios es espíritu; por tanto, los que lo ado- 2 Co 317 ran, deben adorarlo en Espíritu y en ver- Rom 12.1
LC 9,52 región de Judea y volvió a Galilea. Para eso tenía que pasar por el país de Samaría. 5 Llegó a un pueblo llamado Sicar, en la Gen 48,22 tierra que el patriarca Jacob había dado a su hijo José. 6 Allí se encuentra el pozo de Jacob. Jesús, cansado por la caminata, se sentó sin más, al borde del pozo. Era cerca del mediodía. 7 una mujer samaritana llegó para sacar agua, y Jesús le dijo: «Dame de beber.» s En ese momento se habían ido sus discípulos al pueblo a hacer compras. 9 La samaritana le dijo: «¿Cómo tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?» (hay que saber que los judíos no se comunican con los samari. j Fll 3,3 tanos). dad.» 10 Jesús le contestó: 25 La mujer contestó: «Yo sé que el Cris«¡Si tú conocieras el Don de Dios! Si tú to está por venir. El, al llegar, nos enseñará 3 Ap 2i6 supieras quién es el que te pide de beber, 26 22,17 tú misma me pedirías a mí. Y yo te daría todo.» Jesús le dijo: «Ese soy yo, el que contigo.» agua viva.» n La mujer le dijo: «Señor, no habla 27 En ese preciso momento llegaron los tienes con qué sacar agua y este pozo es profundo. ¿Dónde vas a conseguir esa agua discípulos y se admiraron al verlo hablar viva? 12 Eres más poderoso que nuestro an- con una samaritana. Pero ninguno le pre6,31 tepasado Jacob, que nos dio este pozo, del guntó2 8 para qué, ni por qué hablaba con y corrió cual bebió él, su familia y sus animales?» ella.. La mujer dejó allí el cántaro al pueblo a decir a la gente: 2 9 «Vengan a 13 Jesús le contestó: jer 2.13 «El que beba de esta agua volverá a te- ver a un hombre que me ha dicho todo lo yo he hecho. ¿No será éste el Cristo?» ls 5811 ner sed; ' 4 en cambio, el que beba del agua que 30 Salieron entonces del pueblo y fueron a que yo le daré, no volverá a tener sed. El agua que yo le daré se hará en él manan- verlo. 31 Mientras tanto los discípulos le decían: tial de agua que brotará para vida eterna-» «Maestro, come.» 3 2 Pero él les contestó: 15 La mujer le dijo: «Señor, dame de esa «Tengo un alimento que ustedes no cono6,34 agua, para que no sufra más sed, ni tenga cen.» 33 Y se preguntaban si alguien le haque volver aquí a sacarla.» bría traído de comer. 16 34 Jesús le dijo: «Anda a buscar a tu maJesús les dijo: «Mi alimento es hacer 6,33 rido y vuelve acá.» 17 La mujer contestó: la voluntad del que me envió y llevar a cabo ,7,4 «No tengo marido.» Jesús le dijo: «Es ver- su obra. 3 5 ¿No dicen ustedes: Faltan cua- 19 30 dad lo que dices que no tienes marido, tro meses para la cosecha? Pues bien, yo 18 has tenido cinco maridos, y el que tienes les diqo: Levanten la vista y vean cómo los Le 10 2 ahora no es tu marido.» 19 «Señor, contesestán amarillentos para la siega. Ap 14,15 tó la mujer, veo que eres profeta. 2 0 Nues- campos 6 3 Ya el segador recibe su paga y junta tros padres siempre vinieron a este cerro frutos para la Vida Eterna; de modo que sirviendo a muchos dueños o maridos y, finalmente, no tienen a quien puedan reconocer por su Señor. Y, para empezar, ¿cuál es la verdadera religión? Los samaritanos tenían su Biblia, algo diferente de la de los judíos. Además, ahí mismo, a algunos kilómetros del pozo de Sicar, estaba su Templo, rival del de Jerusalén. Jesús mantiene que la religión judía es la verdadera: la salvación viene de los judíos. En esto no comparte la posición de los que dicen: «Poco importa la Iglesia a la cual pertenecemos, pues Dios es el mismo para todos.» Sin embargo, aun cuando uno tiene la suerte de estar en la verdadera religión, es preciso que llegue al conocimiento espiritual de Dios (23). El Espíritu, que recibimos de su Hijo, nos hace
posible conocerlo y servirlo según la verdad. El Padre busca a tales adoradores que entren en contacto íntimo y personal con él. Espíritu y verdad (v. 24). Dios no necesita nuestros rezos, sino la nobleza de nuestro espíritu. El Espíritu de Dios no puede ser comunicado sino a aquellos que buscan la verdad y que hacen la verdad en un mundo de mentiras. Faltan cuatro meses (35). Las cosechas que están madurando figuran la maduración del pueblo que sigue a Jesús. Ya el segador recibe su paga: Jesús y los suyos se dan cuenta que no trabajaron en vano. Otros han sufrido: Jesús se refiere a los que vinieron antes que él y, en especial, a Juan Bautista.
juan 5
157 sai 126,5 también el sembrador participe en la ale1 co 3,6 gría del segador. 37 Y se verifica el dicho: uno es el que siembra y otro el que cosecha. 3 8 Pues yo los he enviado a cosechar donde otros han trabajado. Otros han sufrido y ustedes se hacen cargo del fruto de sus sudores.» 39 En este pueblo muchos samaritanos creyeron en él por las palabras de la mujer que decía: «El me descubrió todo lo que yo 4 U 9 5 2 había hecho.» ° Vinieron donde él y le piMt Í',34 dieron que se quedara con ellos. Y se estuvo allí dos días. 41 Fueron muchos más los que creyeron en él al oír su palabra, 42 y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú contaste. Nosotros mismos lo hemos oído y estamos convencidos de que éste es verdaderamente el Salvador del mundo.» 43 Pasados los dos días, Jesús partió a Galilea. ** El había declarado: «Ningún proLc4,24 feta es bien recibido en su propia tierra.» 45 Sin embargo, cuando llegó, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que Jesús había hecho en Jerusalén durante la Fiesta. Ellos también habían estado allá. Jesús sana al hijo de un funcionario • 4 6 Jesús volvió a Cana de Galilea, donde había cambiado el agua en vino. Un funcionario de Cafarnaún tenía un hijo enfermo. 47A1 saber que Jesús había • Ver Lucas 7,1. Si no ven signos y prodigios, no creen. El reproche de Jesús se dirige, no al funcionario que, luego, demostrará tanta fe, sino a ios judíos y a nosotros. Jesús hace milagros que lo confirman en su misión, pero ai mismo tiempo recalca que deberíamos reconocerlo, con sólo verlo y oírlo. Los que se aman, ¿exigen milagros para confiarse el uno al otro? Los que se entusiasman con algún líder, ¿reclaman pruebas irrefutables? Si somos hijos de la verdad, debemos reconocerla cuando se nos presenta. El segundo milagro de Jesús en Cana concluye esta segunda parte del Evangelio en que Jesús se define respecto a la sociedad judía y sus esperanzas. Ahora empieza una nueva sección: Jesús proclama la obra para la cual ha venido a este mundo; su Padre lo ha enviado para juzgar y para dar vida. Pero nosotros, para recibir esta vida, debemos creer en el Enviado de Dios. Esto ocupa los capítulos 5 y 6. O ¿Por qué fue Jesús a la piscina de Betesdá? Pues se sabe ahora que dicha piscina era un lugar pagano dedicado a! dios de la salud, Esculapio. Coman rumores de que ahí sanaban de cuando en cuando los enfermos. Los judíos piadosos, escandalizados al ver estas curaciones realizadas en un lugar pagano, afirmaban que no eran sanados por Esculapio, sino por un ángel del Señor. Ahí, pues, iban hombres poco escrupulosos en su fe, que buscaban la salud aun con los medios prohibidos por Dios. Y Jesús también fue allí, en busca del pecador que quería salvar. ••*.] *'ÍVF
vuelto de Judea a Galilea, salió a su encuentro para pedirle que fuera a sanar a su hijo: que se estaba muriendo. 48 Jesús dijo: «Si ustedes no ven señales y prodigios, no creen.» 4 9 El funcionario le dijo: «Señor, ten la bondad de venir antes MI K,38 de que muera mi hijo.» 5 0 Jesús le contes- 1 co 1,22 tó: «Puedes volver, tu hijo está vivo.» El hombre creyó en la palabra de Jesús MC 7,29 y se puso en camino. 51 Mientras bajaba a Cafarnaún, sus sirvientes le salieron al encuentro con la novedad de que el hijo estaba sano. 52 Les preguntó a qué hora el niño se había mejorado. Le contestaron: «Ayer a la una de la tarde, se le quitó la fiebre.» 53 El padre reconoció que, a esa misma hora, Jesús le había dicho: «Tu hijo está vivo.» Y creyó él, m 11,14 con todos los suyos. 54 Esta es la segunda señal de Jesús. La hizo al volver de Judea a Galilea. El paralítico de la piscina de Betesdá f> ! Después, Jesús subió otra vez a v ** Jerusalén para una fiesta judía. 2 Hay en Jerusalén, cerca de la Puerta de la Oveja, una piscina de cinco corredores llamada Betesdá en idioma hebreo. 3 Bajo los corredores yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando que el agua se removiera. 4 Porque el ángel del Señor bajaba de vez en cuando y removía Nótese la primera respuesta del enfermo. En este lugar milagroso, muchos esperaban y pocos sanaban. El hombre solo —no tengo a nadie— no se puede salvar por sí mismo. Necesita de un Salvador, de Jesús. Jesús desaparece después del milagro: de otra manera podían equivocarse respecto a él, o decir que reconocía a ios dioses paganos, o pensar que sanaba a los enfermos en nombre de ellos. Jesús se dará a conocer en el Templo del Dios verdadero, su Padre. Los judíos atacan a Jesús porque hizo un «trabajo» en día sábado. Examinemos de más cerca la respuesta de Jesús: Mi Padre sigue trabajando. Jesús quiere decir que, si bien los hombres descansan en homenaje a Dios, éste no descansa ni está ausente del mundo: él da vida a los hombres. Jesús, por ser Dios-Hijo, debe imitar a Dios-Padre antes que descansar como hacen los hombres. Sus adversarios, al escucharlo, no se equivocaron sobre sus pretensiones: tenían ganas de acabar con él porque se igualaba a Dios (v. 18). lio vuelvas a pecar... Jesús recuerda al enfermo su falta de fe que lo condujo al santuario pagano donde esperó inútilmente treinta y ocho años, igual que, en tiempos pasados, ios israelitas quedaron recluidos treinta y ocho años en el oasis de Cades en el desierto, sin poder entrar a la Tierra prometida. Juan notó esta coincidencia. Comprendió también que la curación en la piscina era la figura de lo que nos sucede cuando nos bautizamos. La advertencia de Jesús al hombre sanado vale también para los que nos convertimos y nos bautizamos: No vuelvas a pecar. A continuación de este relato viene una nueva presenta-
97
juan 5 el agua. Y el primero que se metía cuando el agua se agitaba, quedaba sano de cualquier enfermedad. 5 Había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. 6 Jesús lo vio acostado y se enteró del mucho tiempo que estaba así. Le preguntó: «¿Quieres sanar?» 7 El enfermo le contestó: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se mueve el agua. Y mientras trato de ir, ya otro se ha metido.» 8 Jesús le dijo: «Levántate, toma tu camilla y anda.» 9A1 insMC2,II tante, el hombre sanó, tomó su camilla y u 13,14 e m p e z o a caminar. io Era día sábado. Por eso, los judíos le Jer 17,21 dijeron al que acababa de sanar: «Hoy es día sábado. La Ley no permite que andes con una camilla a cuestas.» n El les contestó: «El que me sanó me dijo: Toma tu camilla y anda» 12 Le preguntaron: «¿Quién es ese nombre que te dijo: Toma tu camilla y anda?» 13 Pero el enfermo no sabía quién lo había sanado, pues Jesús ya había desaparecido entre tanta gente reunida en ese lugar. 14 Más tarde, Jesús se encontró con él en MI 9,2 el Templo y le dijo: «Ahora estás sano; no vuelvas a pecar, no sea que te suceda algo peor.» 15 El hombre fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había sanado. 1 6 Por eso Me 2,27 los judíos atacaban a Jesús, porque no res9.4 petaba el descanso del sábado.17 Jesús les u ¿ H replicó: «Mi Padre sigue trabajando. Yo tamción de la fe cristiana (ver el comentario de Jn 3,11), la cual ocupa las dos páginas que siguen. Digamos también que, en estos «discursos» del evangelista Juan, le gustó repetir siete veces la o las palabras claves del discurso. Aquí, por ejemplo, encontramos siete veces sábado, siete veces Jesús, siete veces Moisés, catorce veces el Padre. Es que quiere oponer la antigua religión de los judíos, instituida por Moisés, y cuyo mayor precepto era el descanso del sábado, a los tiempos nuevos que Jesús vino a inaugurar, dándonos a conocer al Padre. O EL HUO Y EL PADRE. LA RESURRECCIÓN Los opositores de Jesús se asombran a! ver cómo viola la ley del descanso sagrado; ésta, sin embargo, no es más que la primera intervención de Jesús (7,21). Porque pretende mucho más que reformar la religión: ha venido para renovar la creación entera. Los libros del Antiguo Testamento hablaban de Dios como de uno solo. Pero ahora Jesús nos muestra una nueva cara de Dios: es Padre y ha enviado a su Hijo para llevar a cabo su obra. En todo lo que hace, Dios procura damos vida, y la mayor de sus obras es la Resurrección. Ya dijimos que resucitar no significa volver a vivir, sino levantarse para empezar una vida nueva y transformada. Resucitarán los muertos, por supuesto, pero desde ya se puede hablar de resurrección para los que empiezan a creer.
158 bien trabajo.» Por eso tenían ganas de acabar con él, porque, además de quebrantar la ley del sábado, se igualaba a Dios, Ha- jo.j» mandólo su propio Padre. La obra del Hijo: resucitar a los muertos O 19 Jesús les dijo: «El Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sino lo que ve hacer al Padre. Cualquier cosa que haga éste, lo hace también el Hijo. 20 El Padre ama al Hijo y le enseña todo 335 lo que él hace, y le enseñará todavía cosas j°]^ más grandes, que a ustedes los dejarán «¿ atónitos. 21 Como el Padre resucita a los muertos y da la vida, también el Hijo da la vida a quien quiere. 2 2 Del mismo modo, el Padre 1 s 2,6 no juzga a nadie, sino que ha entregado al Rom 417 Hijo la misión de juzgar, 2 3 para que los BW hombres honren al Hijo como honran al Pai.n dre. El que no honra al Hijo, no honra al Pa- HF¡I1°;IO dre que lo envió. iln 1 "^!» 24 En verdad les digo: El que escucha mi palabra y cree en el que me ha enviado, vive de vida eterna; ya no habrá juicio para él, porque ha pasado de la muerte a la vida. 25 Sepan que viene la hora, y ya estamos 3,11 en ella, en la que los muertos oirán la voz ^j) del Hijo de Dios, y los que la escuchen ten- 1125 drán vida. 26 Así como el Padre tiene vida ,.„.., Me 5,4 i
en sí mismo, así también ha dado al Hijo el 1* 7.14 tener vida en sí mismo. 2 7 Y también lo ha constituido juez por ser hijo de hombre. Dn7,,(! Esta resurrección es obra común del Padre y del Hijo: nos resucita el amor de Dios, pero nos llega por la voz de Cristo (v.25). Jesús, pues, no es un hombre como nosotros, sino que, siendo hombre, es también la otra cara de Dios. Jesús quiere sacar de nuestra mente tanto la figura del Dios celoso como la del Dios paternalista. En los últimos siglos se hicieron revoluciones para derribar reyes que se creían padres de sus pueblos. Los psicólogos demuestran que una persona no es auténticamente adulta hasta no liberarse de la autoridad de sus padres. El mundo moderno no acepta a un Dios paternalista. El Evangelio, justamente, muestra al Padre entregando toda su autoridad a un hombre, a Cristo. En numerosas oportunidades Jesús se llamó a sí mismo el Hijo del Hombre (ver la explicación de esto en Me 8,27). Pero aquí Juan dice: un hijo de hombre (v. 27), y ése es un modismo de los judíos para decir un humano. Por ser humano, Jesús salva a la humanidad desde adentro. Jesús se presenta como el Hijo y repite con palabras diferentes estas dos afirmaciones: — todo lo que hace el Padre, lo hago yo; todo lo que tiene el Padre, lo tengo yo. — y esta otra: yo no puedo hacer nada por cuenta mía. Con esto Jesús se hace el modelo de los hijos de Dios: debemos mirar al Padre para que él nos enseñe sus obras: no hay vida cristiana sin la oración, es decir, sin una relación personal con Dios.
juan 5
159
18
28
No se asombren de esto: llega la hora AP 20,13 en que todos los que están en los sepul1 Tes 4,16
^
. .
•
™t
. . .
,
cros oirán mi voz. 2 9Los que hicieron el bien saldrán y resucitarán para la vida; pero los que obraron el mal resucitarán para la condenación. + 30 Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta; para juzgar, escucho (al Padre), así mi juicio es recto, porque no busco mi voluntad, sino la de Aquel que me envió. 8,13 3i Si yo hago de testigo en mi favor, mi testimonio no vale nada. 32 p e ro otro ha dado testimonio en mi favor, y ustedes saben que dice la verdad en lo que habla de mí. 3,26 3 3 Juan les dijo la verdad cuando ustedes mandaron preguntarle. 34 Yo no necesito tal io,25 recomendación venida de hombres, pero Mt ii.7 recuerdo este dato para bien de ustedes, para que se salven. 3 5 j u a n e ra antorcha que ardía e iluminaba, y su luz, por un tiempo, los atrajo y los alegró. 36 p e ro tengo una Wi? recomendación que vale más que la de 10,25 Juan: son las obras que el Padre me encomendó hacer. Estas obras que yo hago, prueban en mi favor que el Padre me ha enviado. 37 E| q U e me envió y que me recomienm m *',K da, es el Padre. Ustedes nunca han oído su voz, ni han visto nunca su rostro; 38 si además no reciben al que Dios les envía, de ningún modo tienen su palabra. 39 Ustedes escudriñan las Escrituras, porHe 13,27 que piensan encontrar en ellas la vida eter+ EL TESTIMONIO Para orientamos en la vida, necesitamos conocer el mundo y a los hombres. Este conocimiento nos viene por parte de la ciencia, o sea, de lo que hemos aprendido a partir de pruebas y experiencias. Pero contrariamente a lo que muchos piensan, nos guiamos más todavía por las indicaciones y el testimonio de nuestros semejantes. Testimonio, o sea: sus palabras, su actitud, la atracción de su persona. Es así como se descubren los enamorados, como se acogen los amigos, como se decide una carrera, como se toma un compromiso religioso o político. Es así también como se descubre la Verdad que Dios quiere enseñarnos. Por eso Jesús habla de los testimonios que lo acreditan: — sus obras, o sea, sus milagros, — el testimonio de Juan Bautista, que lo presentó como el Salvador, — las palabras de la Biblia que se referían a él. Ciertas personas dicen que les basta que la Biblia sea palabra de Dios, y no necesitan más para guiarse. Pero eso es como decir que Dios ya no habla. Si Dios habló mediante los acontecimientos y los profetas de la historia sagrada, sigue hablándonos mediante los acontecimientos actuales y los portavoces del Espíritu en la Iglesia. Por eso Jesús reprendió a esos que creían estar en la verdad por fener la Biblia (38), pero no creían al que Dios les enviaba. Dios nos instruye a su manera. Dispone en nuestra vida
na. Las Escrituras hablan en mi favor; 40 eso no obstante, ustedes no quieren venir a mí, con lo cual tendrían vida. 4i Yo no hago caso del favor de los hombres. 42 Ya los conozco: el amor de Dios no está en ustedes. 43 Yo vengo de parte de mi Padre, y ustedes no me hacen caso. 1 jn ¿w Pero, si otros vienen en su propio nombre, ustedes les harán caso. 44 Mientras unos y otros viven pendientes del aprecio 1 co 4,5 de los demás y no desean la Gloria que viene del Único Dios ¿cómo podrán creer? 45 No seré yo quien los acuse ante el Padre. Los acusa el mismo Moisés, en quien m 31,26 ustedes han confiado. 4 6 Si le creyeran a Moisés, me creerían también a mí, porque LC 24,27 de mí habló Moisés al escribir. 47 Pero, si no creen lo que escribió Moisés, ¿cómo van a creer lo que yo les digo?» Q 7 19 «¿No será Moisés el que les dio la Ley? Pero ninguno de ustedes cumple la Ley. ¿Por qué entonces tratan de Rom 2,17 matarme?» 20 Le gritaron: «Eres víctima de un mal espíritu, ¿quién quiere matarte?» 10:20 21 Jesús les respondió: «Esta es mi primera intervención, y todos quedan atónitos. 22 Pero piensen en el rito de la circuncisión que les viene de Moisés (en realidad ya an- ""„,";]? tes de Moisés los patriarcas practicaban la circuncisión); aun en día sábado se hace la circuncisión, 2 3 y pecarían contra la Ley de Moisés si no dieran al hombre el beneficio c 14,5 y en la de los pueblos, una serie de llamados e indicaciones que sabremos escuchar o interpretar si estamos dispuestos a que otro nos enseñe. Luego nos guía por medio de una comunidad cristiana, la Iglesia, y dentro de ella, nos hace encontrar a ciertas personas que viven según su Espíritu, al lado de otras que solamente tienen cara de personas religiosas y correctas. Pero, ¿cómo distinguir lo verdadero de lo falso? ¿Cómo reconocer a los que hablan de los caminos de Dios porque tienen experiencia de ellos? Jesús da a entender que quienes aman la verdad reconocen a los que dicen la verdad. Pues cada cual valoriza el testimonio de sus iguales. Para reconocer a los mensajeros de Dios, debemos ser gente que no vive pendiente del aprecio de los demás, en lo cual uno se hace esclavo de valores falsos. El que busca la verdad y la misericordia, reconocerá una comunicación de la Gloria de Dios en las palabras y los actos de sus más humildes servidores. A Dios le agrada que reconozcamos a sus testigos y, con esto, lo honremos. Más aún, quiere que todos honren al Hijo tanto como a su Padre. Al creer en su Hijo, nos hacemos dignos de su confianza y pasamos a ser hijos para él. O Ponemos al final del capitulo 5 el trozo 7,19-24, que es la conclusión de este discurso y que, por alguna razón desconocida, fue colocado posteriormente a continuación del capítulo 6.
juan 6
160 de la circuncisión por atención al sábado; sobran para que no se pierda nada.» Y pero ustedes se enojan conmigo por haber llenaron doce canastos con los pedazos salvado al hombre entero en día sábado. que sobraron de los cinco panes de cebada. 14 8,15 24 Cuando juzguen, no se guíen por las apaAl ver esta señal que hizo Jesús, los riencias, sino por lo que sea justo.» hombres decían: «Este es ciertamente el Diia,i5 Profeta que ha de venir al mundo.» 15 Pero Jesús se dio cuenta de que iban a tomarlo M,15;^ El pan d e vida: por la fuerza para proclamarlo rey, y, nue- Mc M5 Mc la multiplicación vamente, huyó solo a la montaña. 1.35 16 (Mc 6,34; Mt 14,13; Le 9,10) Al atardecer, sus discípulos bajaron a 17 C i Después, Jesús pasó a la otra ori- la playa y subieron a una barca dirigiéndose a Cafarnaún, al otro lado del lago. Ha- MC 6,45 • ** Ha del lago de Galilea, cerca de Tique Jesús se beríades. 2 Lo acompañaba muchísima bían visto caer la noche sin 18 hubiera reunido con ellos, y empezaron MC 6.32 gente a causa de las señales milagrosas, que lo veían hacer en los enfermos. 3 Jesús a formarse grandes olas debido al fuerte que soplaba. subió al cerro y se sentó allí con sus discí- viento 19 Habían remado como cinco kilómepulos. 4 Se acercaba la Pascua, fiesta de los tros, cuando vieron a Jesús que caminaba judíos. 5 Jesús, levantando los ojos, s efijóen esa sobre el mar y se acercaba a la barca; y se m 5, muchedumbre que venía a él, y dijo a Fe- llenaron de espanto.20 Pero él les dijo: «Soy lipe: «¿Dónde podremos conseguir pan Yo, no tengan miedo.» 21 Quisieron subirlo a la barca, pero en para que coman?» 6 E s t o lo decía Jesús seguida la barca se encontró en la orilla a para ponerlo a prueba, porque él sabía bien lo que iba a hacer. 7 Felipe respondió: donde se dirigían. «Doscientas monedas d e plata no alcanzarían para dar a cada uno un pedazo de <3> 22 Al día siguiente, la gente que se hapan." bía quedado al otro lado del lago, se dio cuenta que no había más que una sola bars Otro discípulo, Andrés, hermano de Simón Pedro, dijo: 9 «Aquí hay un muchacho ca y que Jesús no se había ido con sus dis21,9 que tiene cinco panes de cebada y dos pes- cípulos en la barca, sino que éstos se hacados. Pero ¿qué es esto para tanta gente?» bían ido solos. 23 Pero algunas lanchas lle10 Jesús les dijo: «Hagan que se sienten garon de Tiberíades hasta cerca del lugar los hombres.» Pues había mucho pasto en donde todos habían comido el pan. este lugar. Y se sentaron los hombres en 24 Como Jesús no aparecía ni tampoco sus número de unos cinco mil. discípulos, esa gente subió a las lanchas y 11 Entonces Jesús tomó los panes, dio fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. gracias y los repartió a todos los que esta25 Al encontrarlo al otro lado, le pregunban sentados. Lo mismo hizo con los pes- taron: «Maestro, ¿cómo llegaste acá?» cados, y todos recibieron cuanto quisieron. 26 Jesús les contestó: «En realidad, ustei 2 Cuando quedaron satisfechos, Jesús dijo des no m e buscan por los signos que han a sus discípulos: «Recojan los pedazos que «isto, sino por el pan que comieron hasta 13
• Ver Marcos 6,30. O En las páginas que siguen, Juan desarrolla tas palabras que Jesús pronunció en la sinagoga de Cafamaún. A lo mejor Jesús no dijo con tanta precisión en ese dfa lo que se refiere a la Eucaristía (vers. 48-58). Sin embargo, no podemos dudar de que Jesús se expresó en forma escandalosa para sus oyentes. Y, ¿qué fue lo que dijo, sino precisamente afirmar que debemos ir a él como a nuestro pan verdadero, y recibir por medio de su persona la Vida eterna que nos hace falta? El hombre se afana por el alimento, y su primera preocupación es asegurárselo para el mañana, porque si no come dejará de vivir. El hombre no tiene en sí mismo la vida y debe sacar constantemente de lo exterior lo necesario para mantenerla. Pero, a pesar de todo, algún día, la vida se le escapa, porque no ha encontrado la comida que permanece (v. 27).
En realidad, el hombre necesita mucho más que pan: al comer y beber busca algo que le permita no tener más hambre y sed. Esto lo encontrará en el día de la Resurrección, en la asamblea de Todos los Santos, en el Cielo, donde habrá paz y unidad total y perfecta. Esa será precisamente la Obra del Hijo del Hombre. El discurso empieza con una pregunta de los judíos: ¿Cuáles son las obras que Dios nos encomienda? Y Jesús responde: La obra que Dios les pide es creer. El Padre no exige ias «obras», o sea, las prácticas de una ley religiosa, sino más bien la fe. En el capítulo anterior, Jesús afirmó que su Obra es resucitar a los hombres. Aquí indica la obra nuestra: creer en el Enviado del Padre. La palabra clave del discurso es el pan. Por eso Juan lo repite siete veces en cada sección de este capítulo. Y siete veces aparecerá la expresión: que ha bajado del cielo.
i6i
juan 6
saciarse. 27 Afánense, no por la comida de un día, sino por otra comida que permaneis 55,2 ce y con la cual uno tiene vida eterna. El Jn 4 14 ' Hijo del Hombre les da esta comida; él es al que el Padre, Dios, señaló con su propio sello.» El pan d e vida: creer e n el Hijo d e Dios O 28 Los judíos le preguntaron: «¿Qué tenemos que hacer, y cuáles son las obras que Dios nos encomienda?» 29 Jesús respondió: «La obra es ésta: creer al Enviado de Dios.» 30 Entonces le dijeron: «¿Dónde están tus LC 11,29 señales milagrosas, para que veamos y creamos en ti? ¿Dónde están tus obras? 3i Nuestros antepasados comieron el maná sai 7j 24 en el desierto, según dice la Escritura: «Se Es 16,4 . . .
j
1
• 1
wm 11,7 les dio a comer pan del cielo.» 32 j e s ú s contestó: «En realidad, no fue Mt 6-.ii Moisés quien les dio pan del cielo. Mi Padre es el que les da el verdadero pan del cielo. 33 El pan que Dios da es éste que ha bajado del cielo y que da vida al mundo.» 3* Ellos dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan.» pro 9,1 35 Jesús les dijo: «Yo Soy el Pan de Vida. ^VM!? El que viene a mí nunca tendrá hambre, el que cree en mí nunca tendrá sed. 3 6 Sin O Aquí viene la primera parte del discurso: Jesús se hace nuestro pan cuando creemos en él. En el pasado, Dios había facilitado a los israelitas un alimento providencial, el maná, cuando todo les faltaba en el desierto. Pero, si Dios se conforma con ser nuestro bienhechor y nosotros vamos a él en busca de favores, terminamos porfijamossolamente en las cosas que Dios nos proporciona; casi no se las agradecemos y luego nos volvemos a quejar. Y así pasó con esos israelitas que, después de recibir el maná, se rebelaron contra Dios y murieron en el desierto. Es que las cosas, aunque vengan del cíelo, no nos hacen mejores ni nos confieren la vida verdadera. Por eso, ahora Dios propone algo nuevo. El pan que baja del cielo no es alguna cosa, sino alguien, y ése es Cristo. Ese pan verdadero nos comunica la vida eterna, pero, para recibirlo, se necesita dar un paso, o sea, creer en Cristo a raíz de un compromiso personal. Todo lo que el Padre me ha dado vendrá a mí (v. 37). No vendrán a Cristo todos aquellos que se glorían de estar en la verdadera religión, sino solamente esos a los cuales el Padre conoce. En la misma Iglesia, que abarca a gente de toda clase, solamente aquellos a los cuales el Padre concede esta gracia, encontrarán los caminos de Cristo discutido y humilde. Cuando hayamos dicho todo lo que conviene decir sobre la importancia de los sacramentos o de las obras buenas, habrá que volver también a esta afirmación de Jesús: ninguna diligencia nuestra puede sustituir la elección del Padre que nos llama a conocer a su Hijo según la verdad. ¿lio es el hijo de José? (v. 42). Los oyentes de Jesús son judíos que todos creen en Dios y en la Biblia. Pero una cosa es creer en los profetas del pasado, celebrados después de
embargo, como ya lo he dicho, ustedes se niegan a creer, aun después de haber visto. 37 Todo lo que el Padre m e ha dado vendrá a mí, y yo no rechazaré al que venga a mí, 38 porque yo he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del Mt 11,27 que me ha enviado. 39 Y la voluntad del que m e ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él m e He 10,9 ha dado, sino que lo resucite en el último día. 40 La voluntad de mi Padre es que toda persona que ve al Hijo y cree en él tenga (124 vida eterna: y yo lo resucitaré en el último día.» 41 Los judíos criticaban porque Jesús había dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo.» 42 Y decían: «Este Jesús, ¿no es el hijo de José? Nosotros conocemos a su pa- MC 6,3 dre y a su madre. ¿Cómo dice que bajó del c ' cielo?» 43 Jesús les contestó: «No murmuren entre ustedes. 44 Nadie puede venir a mí si no 1t 24 lo atrae mi Padre que m e envió. Y yo lo re- Mt 1617 sucitaré en el último día. 45 Está escrito en los profetas: Y todos se dejarán enseñar por is 54,13 Dios. Así, toda persona que escucha al Pa- fíe3143j dre y recibe su enseñanza, viene a mí. 46 Es que nadie ha visto al Padre fuera del que ha venido de Dios: éste ha visto al Jn J29 Padre. 47 En verdad les digo: El que cree tiene vida eterna. su muerte; otra cosa es reconocer a esos enviados de Dios mientras viven y son discutidos, especialmente cuando el Enviado de Dios es un simple carpintero. Hoy todavía tendremos que superar las mismas dudas y escuchar a los enviados de Dios que nos enseñan una misión concreta en el mundo de hoy. Son muchos los que creen en la Biblia o en Cristo y no quieren escuchar a la Iglesia, especialmente cuando ésta habla por medio de los obispos, o religiosos, o laicos que pertenecen al mundo de los pobres y de los trabajadores. tio murmuren (v. 43). La Biblia usa ese verbo murmurar en el Éxodo: en el desierto, los israelitas desconfiaban de Dios y, a cada momento, criticaban las decisiones de Moisés (Ex 15,24; 16,2; 173). Todos serán enseñados por Dios. Varios textos de los profetas mostraban por qué camino se iba a superar la religión judia. Después de la Alianza de Dios con Israel en el Sinaí, con las leyes y las obligaciones religiosas que iban a educar la conciencia del pueblo judío, debían abrirse tiempos nuevos en que Dios se comunicaría con cada uno de sus fieles, de la misma manera que había hecho con los grandes profetas (Is 54,13; Jer 31,34; Jl 3,1). Jesús recuerda estas promesas, pero añade una precisión. Esta nueva manera de relacionarse con Dios no significa que cada uno se encerrará en su propia verdad o en lo que cree haber escuchado de Dios. Del Padre recibimos una inclinación a buscarlo todo en Jesús, y en Jesús como en el perfecto espejo de Dios, descubrimos la voluntad del Padre sobre nosotros. O sea, que Jesús es «la> Palabra de Dios: en él el Padre lo ha dicho todo y las comunicaciones más espirituales no pueden sino devolvemos a él.
juan 6 El cuerpo de Cristo, pan de vida 49
+ 48 Yo soy el pan de vida. Vuestros antepasados, que comieron el maná en el desierto, murieron. 50 Aquí tienen el pan que bajó del cielo para que lo coman y ya no mueran, si Yo soy el pan vivo bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne, y la daré para vida del mundo.» 52 Los judíos discutían entre ellos. Unos decían: «¿Cómo este hombre va a darnos a comer carne?» 53 Jesús les contestó: «En verdad les digo: si no comen la carne del Hijo del Hombre, y no beben su sangre, no viven de verdad. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre, vive de vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. 5 5 Mi carne es comida verdadera, y mi sangre es bebida verdadera.56 El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí, y yo en él. 57 Como el Padre, que vive, me envió, y yo vivo por él, así, quien me come a mí tendrá de mí la vida. 58 Este es el pan que ha bajado del cielo, no como el que comieron vuestros antepasados, los + LA COMUNIÓN.—LOS SACRAMENTOS Segunda parte del discurso: Jesús se hace nuestro pan cuando comemos su carne en el sacramento de la Eucaristía. Esta «Cena del Señor» es la expresión más fuerte de nuestra unión con Dios en Cristo. ¿Cómo podría damos a comer carne? (v. 52). Estas son las mismas palabras de los israelitas que desconfiaban de Dios en el desierto (Núm 11,4 y 18). Pero Juan, al que le gusta jugar con las palabras, les da aquí un sentido diferente: ¿Cómo un enviado del cielo daría carne al mundo, si lo que necesitamos es lo espiritual? Jesús contestará en el versículo 63: esto de comer carne, que aparece cosa muy terrenal, solamente se justifica porque esa carne es la de Cristo resucitado, y transformado por el Espíritu, y por eso da vida (6,63). Mediante un gesto visible, el creyente participa de una realidad que no ve: entra en comunión de vida con Cristo resucitado. Acostumbramos hablar de sacramento para designar estos gestos que figuran y contienen una realidad espiritual. En la Cena del Señor, o misa, nuestra fe nos lleva a recibir como cuerpo y sangre de Cristo algo que todavía no parece ser más que pan y vino. Pero, con esto, Cristo resucitado se hace para nosotros alimento de vida. Jesús es el pan vivo, o sea, activo. Nuestro cuerpo transforma el pan y lo asimila, es decir, lo hace cosa suya: el pan no actúa. Cristo, por el contrario, actúa y, al comerlo, es él quien nos transforma, quien nos hace cosa suya: Quien me come a mí, tendrá de mí la vida. El Evangelio nos da a entender que la promesa de Jesús fue escuchada con asombro, a pesar de que en ese tiempo, acostumbraban celebrar banquetes religiosos para comer carnes sacrificadas en el Templo. ¿Por qué comer la carne de Cristo? Porque, por naturaleza, somos carne y sangre, y no ángeles. No recibimos nada, ni transmitimos cosa alguna a los demás, sino por medio de la carne, o sea, del cuerpo. A pesar de todo, no nos dejamos fácilmente convencer, pues hemos comprobado que no basta comulgar para ser
162 cuales murieron. El que coma este pan vivirá para siempre.» 59 Así habló Jesús en la Casa de Oración, en Cafarnaún. ¿Ustedes también quieren dejarme? • 6° Cuando oyeron todo esto, muchos de los que habían seguido a Jesús dijeron: «¡Este lenguaje es muy duro! ¿Quién puede sufrirlo?» 61 Jesús captó en su mente que sus propios discípulos criticaban su discurso, y les dijo: «Les desconcierta lo que les he dicho. 62 ¡Qué va a ser entonces, cuando vean al Hijo del Hombre subir al lugar donde estaba antes! 63 El Espíritu es quien da vida, la carne no sirve de nada. Las palabras que les he dicho son espíritu y, por eso, dan vida. 64 Pero hay algunos de ustedes que no creen.» En efecto, sabía Jesús desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. 65 Agregó: «¿No les he dicho que nadie puede venir a mí si mi Padre no le ha concedido esta gracia?» perfectos, y que no todos los que comulgan viven del Espíritu de Cristo. Por eso nos asombra la palabra de Jesús: el que come mi carne tiene la vida, quien no come... Pero el don de Dios, ya sea su palabra o el cuerpo de Cristo, es una semilla muy pequeña que se pierde en muchos casos y que no da frutos, sino en los que perseveran. Los sacramentos que recibimos hacen madurar en nosotros la vida de Dios, pero lo hacen actuando en lo más profundo de nuestro ser. Porque tenemos poca fe, nos fijamos solamente en que, a pesar de recibir los sacramentos, nos quedamos con muchos defectos y prejuicios; y no comprendemos que la verdadera transformación de nuestra persona es cosa que no se puede notar a simple vista. • Este lenguaje es muy duro. ¿Cómo los oyentes de Jesús creerían que el «hijo de José» había venido de Dios?, y ¿cómo nosotros ahora creeremos que necesitamos de la Eucaristía, que es el cuerpo de Cristo? Jesús entonces nos enseña en dos palabras el sentido de su venida: el Hijo de Dios ha bajado a nosotros para luego subir al lugar donde estaba antes. De Dios ha venido el que nos comunica la vida misma de Dios y que nos llevará hasta el seno de Dios (Jn 14,12). Entendamos que, si Cristo ha resucitado, el mundo nuestro ha sido renovado. El Hijo de Dios ha subido al lugar donde estaba antes, vestido de su carne transfigurada por el Espíritu. El Hijo de Dios ha subido, vestido de nuestra humanidad: el primero de nuestra raza ha llegado hasta Dios. Cuando el Hijo del Hombre entró a la Gloria de su Padre, llevaba en sus hombros la creación entera que quería renovar y consagrar. Según las apariencias, la vida sigue igual que antes; no obstante, debemos creer que otro mundo, que es el verdadero, se hizo presente, y que el Espíritu está actuando dentro de los gigantescos remolinos que agitan y revuelven la masa humana. Cristo, invisiblemente, va consagrando este mundo, o sea, va haciendo que la humanidad llegue a su madurez mediante un sinnúmero de crisis y de muertes que preparan una resurrección. •-,-UG ••->.
163 66 A partir de este momento, muchos de sus discípulos dieron un paso atrás y dejaLC 22,28 ron de seguirlo. 67 Jesús preguntó a los Doce: «¿Quieren dejarme también ustedes?» 68 Pedro contestó: «Señor, ¿a quién iríaLc9,i8 mos? Tú tienes palabras de vida eterna. 69 Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.» 70 Jesús respondió: MC 1,24 «Yo mismo los elegí a ustedes, los Doce. Y, sin embargo, uno de ustedes es un diablo.» 71 Jesús se refería a Judas, el Iscariote, hijo de Simón: era uno de los Doce, y lo traicionaría.
juan 7 7
hora, que aún no ha llegado. En cuanto al mundo, no puede odiarlos a ustedes; a is.is mí, sí que me odia, porque yo le demues- 3,1S tro que sus obras son malas. 8 Vayan ustedes, si quieren, a la Fiesta. Yo no voy a esta fiesta, porque mi hora aún no ha llegado.» 9 Así habló Jesús, y se quedó en Galilea. 10 Solamente después que sus parientes subieron a Jerusalén para la fiesta, fue él también, pero tratando que no lo supiera la gente. ii Los judíos lo buscaron durante la fiesta y preguntaron: «¿Dónde está ése?» 12 Todo el mundo hablaba de él en voz baja. Unos decían: «Es muy buena persona.» Otros decían: «En absoluto, es un "7 i Después de esto, Jesús empezó a hombre que engaña al pueblo.» 13 Pero na- 9 22 V • andar por Galilea. No podía volver a die se pronunciaba abiertamente, por mié- ' Judea porque los judíos estaban decididos do a los judíos. 14 a acabar con él. 2 Se acercaba una fiesta de A mediados de la semana de la fiesta, los judíos llamada fiesta de los Tabernácu- Jesús subió al Templo y se puso a enselos, o de las Chozas. 3 Sus hermanos le di- ñar. 15 Los judíos, admirados, decían: «Este jeron entonces: «Date a conocer fuera; vete hombre no ha tenido maestro ¿y cómo £$ a Judea, que también tus discípulos de allá sabe tanto?» vean tus obras. 4 Cuando alguien pretende i 6 Jesús les contestó: «Mi enseñanza no tener fama, no obra como a escondidas. es mía, sino del que me envió. i ? El que Puesto que haces milagros, tienes que dar- haga la voluntad de Dios, comprobará si mi te a conocer al mundo.» 5 Sus hermanos enseñanza viene de él, o si hablo por mi hablaban así porque no creían en él. propia cuenta. 18 2,4 6 Jesús les contestó: «Para ustedes, todas El que habla en nombre propio busca 8Í20 las horas son buenas. Pero yo tengo mi su propia gloria, pero el que busca la gloria 5Í41 Los oyentes de Jesús no podían comprender (6,61) el misterio del Hijo de Dios, que quiso humillarse y desprenderse de su gloria divina, llegando a ser hombre y muriendo como un esclavo (ver Jn 1,14 y Fil2,6), para que, luego, el Padre lo hiciera subir al lugar donde estaba antes. Asimismo, a nosotros nos cuesta creer en la obra divina que sigue entre nosotros: esta humanidad tan irresponsable que Dios ama; esta Iglesia tan indigna, con la que Dios realiza sus designios; esta historia tan desesperante que, sin embargo, prepara el banquete del Reino. La carne no sirve de nada (60). Si Jesús habla de damos su carne, esto no se debe entender como la continuación de la religión judía en que se comían carnes de animales sacrificados. Carne y sangre designan, en la cultura hebrea, ese mundo de abajo en que se mueven los hombres y que no puede entrar en comunicación con Dios. La eucaristía, en cambio, contiene el cuerpo, o la carne, de Cristo resucitado. Es realidad transformada por el Espíritu y que actúa en forma espiritual. ¿Señor, a quién iríamos? Mientras muchos seguidores de Jesús se alejan, Pedro expresa su fidelidad en nombre de los que quedan, en términos muy parecidos a como figura en Mateo 16,13. <0> Jesús obliga a la gente a preguntarse respecto de él. Lo peor es pertenecer al grupo de los que no se plantean interrogantes, porque creen ya conocerlo: así son los hermanos de Jesús. Date a conocer al mundo (3 y 4). Esos hermanos de Jesús son los familiares y los paisanos de Nazaret (ver Mc3,31). Ellos, que debían entrar a la Iglesia después de la resurrección de Jesús y, entonces, se creerían derechos por ser sus parientes, estaban todavía muy lejos de compren-
derlo. Ellos quieren que Jesús se dé a conocer por sus milagros, mientras que Jesús, humillado y muerto en cruz, se dará a conocer a quienes puedan entrar también en este misterio de muerte que lleva a la gloria. Pero yo tengo mi hora... Notemos aquí dos conductas opuestas: una, de los que viven según sus propios planes, y otra, de los que se dejan guiar por el Espíritu. Los primeros no tienen hora, o sea, actúan como y cuando les parece. En cambio, el que se guía por el Espíritu espera signos de que ésta es la hora de Dios. Lo que emprende en ese momento resultará para gloria de Dios. LOS JUDÍOS.—LOS CATÓLICOS Juan era judío, igual que Jesús, y lo rodeaban judíos convertidos a la fe cristiana. Sin embargo, llama sistemáticamente judíos a aquellos de sus compatriotas que no creyeron. Hace lo mismo que nosotros cuando decimos «los católicos» para designar a esa parte de la Iglesia que hacen más ostentación de su nombre de católicos, que consideran más a la Iglesia como un grupo social capaz de defenderlos y que menos se preocupan por interiorizar el Evangelio. Juan llama judíos a aquellos que se sienten seguros por tener la verdadera religión y siguen con un corazón malo y cerrado a todo lo noble y verdadero. Confunden la lr> ron el fanatismo. Son incapaces de escuchar o dr dlalotjat con quienes no comparten su manera de ver, y nlnuuriii iiinkliKl les parece mala si sirve los intereses de tu grujió Esos judíos estaban apegados a un ordtin MH-IMI iMurinl nado y a cierta manera de comprender la vida y la i*ll(jlnn, propia de su tiempo. Eso era lo Imporuinip \mm tillo», y In» interesaba Dios en la medida un qu« lo Iwlilmi lim lio el iln fensor de esas cosas (Mt i'.MU)
165 juan 8 164 y toda la multitud venía a él. Entonces se LC 21,37 15,7 Espíritu, porque Jesús aún no había entradel que lo envía, ése está en la verdad y no de los rumores que corrían entre la gente m 26,55 sentó para enseñar. 2¿622 do en su Gloria. hay maldad en él.» acerca de Jesús y, de acuerdo con los jefes 3 He 19.2 Los maestros de la Ley y los fariseos le de los sacerdotes, enviaron guardias del trajeron una mujer que había sido sorpren- LC 7,37 Discuten sobre el origen de Cristo Templo para que lo tomaran preso. 33 dida en adulterio. La colocaron en medio Entonces Jesús dijo: «Estaré todavía 40 4 O 25 Algunos vecinos de Jerusalén se preVarios de los que escucharon esto dey le dijeron: «Maestro, han sorprendido a ot 22,22 muy poco tiempo con ustedes; después me guntaban: «¿No es éste el que quieren eliDI 18,15 cían: «Realmente este hombre es el Profe- esta mujer en pleno adulterio. 5 La Ley de 34 26 iré al que me envió. ustedes me busca41 minar? Y habla en público y nadie le dice ta.» Otros afirmaban también: «Es el Moisés ordena que mujeres como ésta 811 nada. ¿O será que nuestros gobernantes rán, pero no me encontrarán, porque don- AmIs 556 Cristo.» Pero unos se preguntaban: «El mueran apedreadas. Tú, ¿qué dices?» han reconocido que éste es el Cristo? de35yo voy, ustedes no podrán ir.» Cristo, ¿puede venir de Galilea? 42 ¿No di- 6 Con esto querían ponerlo en dificultades 27 Los judíos se preguntaban: «¿Dónde 13.36 Pero de él sabemos de dónde viene; en sai 89,3 cen los profetas que el Cristo nacerá de la para poder acusarlo. 9 29 MCJ.2,35 cambio, cuando se presente Cristo, nadie va a ir éste que no podamos encontrarlo? [¡/Ü'JI ' descendencia de David, y que saldrá de BeJesús se inclinó y se puso a escribir en jer 17,13 ¿Acaso piensa ir a los países griegos y enMI lis sabrá de dónde viene.» lén, la ciudad de David?» 43 Estaba, pues, el suelo con el dedo. 7 Como le seguían 28 señar a los judíos dispersos y hasta a los H e 1 1 , 2 0 Por eso Jesús dijo en voz muy alta en dividida la gente respecto de Jesús. ^Al- preguntando, se enderezó y dijo: «El que no MI ?!I 3 el Templo estas advertencias: «¡ustedes di- mismos paganos de esos países? e ¿Qué gunos de ellos querían tomarlo preso; pero tenga pecado lance la primera piedra.» 8 Se significa eso que dijo: Me buscarán y no me cen que me conocen! ¡ustedes saben de nadie puso ¡as manos en él. inclinó de nuevo y siguió escribiendo en el 45 dónde vengo! Sepan que no he venido en encontrarán, porque donde iré, ustedes no Los guardias del Templo volvieron suelo. pueden ir?» 9 nombre propio: quien me envía es el Verdonde los sacerdotes y los fariseos. Estos Y todos se fueron retirando uno a uno, dadero. Ustedes no lo conocen, 29 pero yo La promesa del agua viva les preguntaron: «¿Por qué no lo han traí- comenzando por los más viejos. Y dejaron 46 do?» Los guardias contestaron: «Nunca a Jesús solo con la mujer que seguía de pie 85S lo conozco porque soy de El, y El me ha + 3 ' El último día, el más solemne de la enviado.» un hombre ha hablado como éste.» 47 Los en el medio. 10 Entonces se enderezó y le Jesús, de pie, decía a toda voz: 3° Entonces los judíos quisieron tomarlo fiesta, M I 1 3 , 5 4 fariseos les dijeron: «¿También ustedes se dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha 38 «Venga a mí el que tiene sed; el que crea preso; pero nadie le puso la mano encima; han dejado engañar? 48 ¿Quién de los jefes condenado?» n Ella contestó: «Ninguno, 49 u 4,29 porque aún no había llegado su Hora. en mí tendrá de beber. Pues la Escritura Ai19^1 Pero Señor.» Jesús le dijo: «Yo tampoco te con12 42 o de los fariseos ha creído en él? 31 De él saldrán ríos de agua viva.» ai7 Sin embargo, muchos del pueblo cre- dice: 1 c o 1 . 2 6 esos que no conocen la Ley, ¡son unos deno. Vete y no vuelvas a pecar en ade- 5,14 39 Ez 33,11 Jesús, al decir esto, se refería al Espí- ¿4?;! yeron en él, y decían: «Cuando venga el malditos!» lante.» Za 131 50 Cristo, ¿hará más señales milagrosas que ritu Santo que luego recibirían los que ereLes respondió Nicodemo, uno de este hombre?» 32 Los fariseos se enteraron yeran en él. Todavía no se comunicaba el ellos, el que había ido antes a ver a Jesús. 51 Dijo: «¿Acaso nuestra ley permite conde- Yo soy la Luz del mundo cí 17/ nar a un hombre sin escucharlo primero y O 12 Jesús les habló de nuevo y dijo: «Yo fetas (Jer 13,16). Una vez más, Jesús toma para sí mismo • El trozo 19-24 está puesto a continuación del caaveriguar lo que ha hecho?» 52 Le contes- Soy la Luz del mundo. El que me sigue no 14,9 las palabras y prerrogativas que la Biblia reservaba a Dios. pitulo 5. Ver nota al final de 5,47. taron: «¿También tú eres galileo? Estudia caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y , J|.«5 J O LA SALVACIÓN.—BUSCAR LA VERDAD mejor las Escrituras y verás que de Galilea ^ Mt 5,14 + LA COMUNICACIÓN DEL ESPÍRITU ¿Quién es Jesús? Es de suma importancia que lo sepano salen profetas.» vida.» En capítulos anteriores, Jesús habló de renacer del Espí53 13 mos, pues, él, a diferencia de los demás fundadores de reY se fue cada uno a su casa. Los fariseos replicaron: «Tú declaras ritu. Aquí Juan precisa que esto no podía ser antes de que ligiones, nos ofrece nada menos que compartir la vida de Jesús fuera glorificado por su muerte y su resurrección. Sin en tu favor; así que tu declaración no vale 5,31 Dios. ¿Qué vale esta promesa si Jesús no viene de Dios? embargo, ya antes de que viniera Cristo, un libro de la BiSin embargo, debemos descubrir por nosotros mismos La mujer adúltera nada.» blia decía: «El Espíritu de Dios llena el universo» (Sabiduría quién es Jesús, porque es así como nos salvaremos. 14 1,7). Parece haber en eso una contradicción. Jesús contestó: «Aunque yo declare en Su persona nos atrae, pero sus palabras nos chocan. 1 Jesús se fue al monte de los OliEs que Dios nunca dejó de comunicarse: su Espíritu se 2 Cuando afirma que el mundo ya está salvado, que ya hefavor mío, mi declaración vale, porque yo vos. Al amanecer volvió al Templo desliza en el espíritu del hombre al que despierta, anima y mos resucitado y somos hijos de Dios, pensamos que éstas sé de dónde vine y a dónde voy. Pero usteempuja. En todo tiempo actuó en los artistas, los pensadoson figuras de estilo, pues aparentemente, la realidad es muy
juan 7
8
diferente. Se necesita tiempo, experiencia y sufrimiento para modificar nuestra manera de ver y para subir hasta el lugar desde el cual descubrimos el mundo y a los hombres tal como él los describe. Llegados a ese punto, reconocemos que él es el Salvador, y también tenemos la salvación porque, al recorrer este camino, hemos adquirido la capacidad de ver las cosas a la luz de Dios. Por eso, cuando procuramos que otros lleguen a la fe, hay momentos en que es mejor callar los discursos religiosos. Son ellos los que deben alcanzar la verdad que les hace falta. Son ellos los que deben cavar en sí mismos para descubrir el agua; no progresarán en el conocimiento de Cristo sin progresar en el conocimiento de su propia realidad. De él sabemos de dónde viene (v. 27). Estos judíos piensan saber quién es Dios y cuáles son sus planes: en realidad, entienden todo esto a su modo y permanecen cerrados a la Verdad. Frente a ellos, Jesús se presenta como el Enviado de Dios. No lo hace como quien se vale de un título para imponerse, sino que más bien subraya su total dependencia del Padre y el conocimiento que tiene de él. Ustedes me buscarán, pero no me encontrarán (v. 34). Es la misma advertencia que hacía Dios por medio de sus pro-
res y los héroes: y estuvo también en ei espíritu de los hombres de recto corazón. Hoy está presente de alguna manera en las inquietudes de la juventud, en las aspiraciones de las masas, en los movimientos de liberación. Pero, si actúa tan fácilmente entre moros y cristianos, ¿por qué dice el Evangelio que el Espíritu se comunicó a los creyentes a raíz de la glorificación de Jesús? Hay como dos maneras de actuar del Espíritu: La primera es la que conocían los judíos antes de Cristo. El Espíritu de Dios venía «sobre» tal o cual jefe o profeta y le daba poder para emprender cosas grandes para bien de los demás. Pero esto no duraba más que un tiempo; el hombre no se volvía mejor necesariamente por haber sido el instrumento de Dios. Diferente es la comunicación del Espíritu a los creyentes. El Espíritu -.¡ene y se queda, como lo dirá más adelante el Evangelio. Se comunica, no tanto para damos capacidades como para renovamos y hacemos santos y gratos a Dios. Seguramente el Espíritu actúa también en aquellos que no lo conocen. Pero no cabe hablar en este caso de comunicación del Espíritu porque éstos, al no saber del misterio de Dios, no pueden ser totalmente dóciles a su inspiración: el
Espíritu no puede ser a !a vez de Dios y de ellos, así como es el Espíritu común del Padre y del Hijo. A menudo es difícil discernir en las actuaciones y las aspiraciones de la gente lo que viene del Espíritu de Dios y lo que procede del Espíritu malo, el cual actúa también mediante las fuerzas oscuras de nuestra naturaleza. Se da una actuación auténticamente cristiana cuando estamos unidos a Cristo, cabeza invisible de la Iglesia, la cual debe ser una; entonces el Espíritu puede actuar en nosotros con toda libertad. De él brotarán ríos de agua viva. Es lo mismo que nos enseñaba Jesús en 4,10. Pan y agua: el cuerpo de Cristo y el don del Espíritu Santo. • El trozo 8,1-11 falta en los manuscritos más antiguos del evangelio de Juan; por eso muchas personas piensan que es de otra procedencia. Pero también puede ser que haya pertenecido al evangelio redactado por Juan y que, después, fue suprimido en muchos lugares porque ia indulgencia de Jesús con la mujer adúltera podía ser interpretada mal.
En realidad, si Jesús demuestra tanto respeto a la pecadora y se niega a condenarla como hacen los humanos, ¿será que, para él, la falta no es grave? Mejor digamos que Dios usa otros medios que los hombres para llevar el pecador ai arrepentimiento y para que se purifique, conT el sufrimiento, de culpas que no son de pura ignorancia. En el evangelio de Juan, parece que hay algunas páginas fuera de lugar. Ya dijimos que el trozo 7,19-24 debía leerse a continuación del capítulo 5. También ei discurso 8,12-29 parece ser la continuación del milagro contado en el capítulo 9: después de sanar al ciego y de comprobar la ceguera espiritual de los fariseos, Jesús declara: Yo soy la luz. Y al afirman Por eso acabo de decirles que morirán en sus pecados (8,24), recuerda lo dicho en 9,41. O LA LUZ Jesús es la luz para todos los hombres de todos los tiempos. Dios se había hecho el guía de los hebreos en el desierto por medio de una nube luminosa. De igual modo, el que sigue a Jesús no caminará en tinieblas.
juan 8
166
des no saben de dónde vengo ni a dónde de arriba. Ustedes son de este mundo y Yo voy. 15 ustedes juzgan con criterios huma- no soy de este mundo; 24 por eso acabo de nos; yo no juzgo a nadie. 16 Yo podría juz- decirles que van a morir con sus pecados; gar: mi juicio sería verdadero porque no se- y morirán en sus pecados por no haber ría uno el que juzgaría: soy yo y el Padre creído que Yo Soy.» 25 que me envió. Le dijeron: «Tú, ¿quién eres?» Jesús 17 La ley de ustedes dice: El testimonio contestó: «Se lo he dicho desde el comien2 6 de dos personas es digno de fe. 18 Yo soy zo. Tengo mucho que decir y criticar de ustedes, pero el que me envió es la Verdad, Dt 17.6 el que declaro a mi favor, pero también deNúm 35,30 clara en mi favor el Padre que me ha y lo que hablo al mundo es lo que yo vi en él.» enviado.» 27 19 No comprendieron que les hablaba de Le preguntaron: «¿Dónde está tu Pasu Padre. 28 Jesús agregó: «Cuando hayan dre?" Jesús les contestó: «ustedes no me 12,45 conocen a mí, ni tampoco a mi Padre. Si levantado en alto al Hijo del Hombre, en16,3 me conocieran a mí, conocerían a mi Pa- tonces conocerán que Yo Soy, y que nada hago por cuenta mía: solamente digo lo dre.» 20 Jesús dijo estas cosas en el recinto del que el Padre me enseña. 29 El que me enTemplo. Enseñaba en el lugar donde se re- vió está conmigo y no me deja nunca solo, ciben las ofrendas, y nadie lo tomó preso porque yo hago siempre lo que a él le agrada.» porque aún no había llegado su hora. 2i Les dijo por segunda vez: «Yo me voy 7,33 y aunque ustedes me busquen, ustedes Los hijos de la verdad 13,36 morirán en su pecado; donde yo voy usteAm8,11 des no pueden ir.» 22 Los judíos se pregunO 3 0 Muchos de los que habían escuchaPro 1,22 taban: «Si no podemos ir a donde él va, do a Jesús creyeron en él. 31 Jesús dijo entonces a esos judíos que creían en él: «Us¿será porque piensa matarse?» 23 Les dijo: «Ustedes son de abajo; Yo soy tedes serán mis verdaderos discípulos si La luz es símbolo de muchas cosas buenas. Luz que brilla al amanecer, después de una noche de espera; luz que permite vivir y trabajar en casa mientras afuera reina la noche; luz encendida en las calles alegría para los ojos, y que llega a todos, a pobres y a ricos; luz que triunfa sobre las fuerzas oscuras del mal y de la ignorancia. Cristo es todo eso y mucho más, para aquel que lo sigue. Mediante esa luz, adquiere la capacidad de ordenar su existencia; atribuye a las cosas y a las preocupaciones el lugar y la importancia que les corresponden. También, mediante esa luz, logrará triunfar sobre todo lo oscuro que lleva en sí mismo. Conocemos solamente una pequeña parte de nuestro interior y, a cada momento, nuestros actos obedecen a impulsos que no controlamos y que vienen de nuestro temperamento y de nuestra naturaleza. Nos animan buenas intenciones, y tenemos el corazón limpio (así lo creemos), y no vemos que, en realidad, obedecemos los llamados de la carne y de la sangre, como expresa la Biblia. Pero, si vivimos en la luz, la luz invadirá poco a poco hasta nuestros últimos rincones. YO SOY
En el presente discurso, Jesús se hace el testigo de su propia divinidad. Da a entender que, en él, hay un secreto, algo misterioso en cuanto a su origen. En esta página leemos siete veces la expresión Yo Soy con esto Juan nos da a entender que ésta es la palabra clave del discurso. Yo Soy fue así como Dios se designó a sí mismo, hablando a Moisés. Yo soy es el nombre que sólo a Dios le conviene, y sabemos que los judíos llamaban a Dios: Yavé, o sea, El que es. El que hace existir. Pero Jesús declara: Yo Soy, y reivindica para sí el Nombre que no se debía comunicar a criatura alguna, por eminente que fuera. Así, pues, se coartan los argumentos de aquellos «cristianos» (como son, por ejemplo, los Testigos de Jehová), que quieren rebajar a Cristo. Sabiendo que Dios es uno solo, no quieren pensar que en él haya vida compartida entre tres personas.
Al mismo tiempo que llaman a Cristo: Hijo de Dios, niegan que sea Dios nacido de Dios. Jesús £ s tanto como el Padre, y no se confunde con él, pues dice: El Padre me envió, y también: £/ testimonio de dos personas es digno de fe. ustedes morirán en su pecado (21 y 24). El pecado no está solamente en hacer algo malo. También es pecado cuando nos encerramos en nuestros pequeños problemas, nuestros criterios de sabiduría humana, sin abrimos a otros horizontes: los de Dios. Aquí se dividen los hombres entre los de arriba y los de abajo. No hay lenguaje común entre ellos y Jesús perdería su tiempo discutiendo con ellos. La sabiduría de Dios se manifestará mejor que con palabras cuando él muera en cruz (28). Asimismo la Iglesia con aquellos que la calumnian: cuando se identifica con esa parte de la humanidad que es perseguida o marginada, su testimonio impacta a la humanidad y la salva. LA VERDAD.—LA LIBERTAD.—EL PECADO
O Jesús dijo a esos judíos que creían en él. Esos judíos creían en Jesús a su manera y se parecían mucho a los que Pablo combate en Gal 3-4. Estas discusiones con aquellos que ostentaban estar en la verdadera religión, nos dan a entender cuál sería el enfrentamiento de Jesús con muchos que se precian de «católicos» si hoy pasara entre nosotros. Jesús no nos reprocharía tanto por nuestros pecados, como por seguir viviendo en el pecado. Pues los pecados son actos malos que tienen a veces disculpas; a menudo nos arrepentimos apenas los hemos cometido. Estar en el pecado, en cambio, es vivir en la falsedad, es guardar porfiadamente un orgullo, un apego a nuestros criterios que no nos permite entrar en los caminos de Dios, aun cuando llevemos una vida exteriormente correcta. Jesús no es la bandera de un grupo social llamado católico, o de cualquier otro nombre, con la cual iríamos a pelear con otros grupos. El ha venido como el rey del reino de la verdad. Suyos son quienes buscan la verdad, sean cua-
167 guardan siempre mi palabra; 32 entonces conocerán la Verdad, y la Verdad los hará libres.» 33 Respondieron: «Somos hijos de AbraLC 3,8 ham y nunca hemos sido esclavos de nadie, ¿por qué dices que llegaremos a ser libres?» Roma 6,17 34 Jesús contestó: «En verdad, en verdad, 1 Jn 3,s les digo, el que comete pecado es esclavo del pecado. 3 s Pero el esclavo no quedará Gé 2 Gái4!3o siempre en la casa; el Hijo, al contrario, está ^ l\* para siempre en ella. 3 6 Si el Hijo los hace libres, ustedes serán realmente libres. 37 Yo sé que ustedes son hijos de Abraham. Pero también veo que quieren matarMt21,33 me, porque mi palabra no halla acogida en ustedes. 3 8 Por eso, cuando digo lo que vi en mi Padre, ustedes hacen lo que su padre les enseñó.» 39 Ellos le contestaron: «Nuestro padre es Abraham.» Jesús les dijo: «Si ustedes fueran hijos de Abraham, imitarían a Abraham. 4 0 Pero ustedes quieren matarme por ser hombre que digo la verdad tal como la oí de Dios: ésta no es la manera de Abraham. 41 Ustedes 64,8 hacen lo mismo que hizo su padre.» Ellos respondieron: «Nosotros no somos hijos ilegítimos, no tenemos más que un solo padre, Dios.» 42 Jesús les dijo: «Si Dios fuera el Padre de ustedes, ustedes me amarían, porque de él salí yo y de él vengo. Yo no he venido por iniciativa propia, sino que él me envió. 43 ¿Por qué, pues, no reconocen mi lenguaje? Porque no pueden aceptar mi mensaje. saoVíí 4 4 U stec tes tienen por padre al Diablo, y Rom 5j2 quieren realizar los malos deseos del dia1 Jn 3^8 blo: él, desde el comienzo, es asesino de les fueren sus ideas. Más aún, son suyos quienes viven en la verdad. Pata los judíos, el mundo se dividía en dos: los hijos de Abraham, es decir, ellos, y los demás. Se gloriaban de su antepasado y olvidaban que, a los ojos de Dios, cada cual vale por lo que es. Jesús se presenta a ellos como el testigo de la verdad, que por su sola presencia obliga a todos a examinarse a sí mismos. La verdad de la que Jesús habla no designa una doctrina que sus partidarios quieren imponer a la fuerza. No necesita propagandistas pertrechados con argumentos y con citas bíblicas, sino testigos que hablen de su experiencia. Jesús dice: la verdad los hará libres, y. el Hijo los hará libres (v. 32 y 36). Es que la verdad nuestra consiste en vivir conforme a nuestra vocación de hijos de Dios. El creyente que se sabe amado por Dios y que, a consecuencia de esto, se esfuerza por ser auténtico, ya está en la verdad, aun cuando continúe siendo víctima de muchos prejuicios de su ambiente, o mantenga inconscientemente algunas mentiras en su modo de vivir. Jesús habla también de libertad: la verdad y la libertad van
juan 8 hombres. No ha permanecido en la verdad porque en él no hay verdad. Cuando habla, de él brota la mentira, porque es mentiroso y padre de toda mentira. 45 Yo, en cambio, les hablo la verdad y ustedes no me creen. 46 ¿Quién de ustedes encontrará en mí falsedad? Si, pues, les he dicho la verdad, ¿por qué no me creen? 47 El que es de Dios escucha la Palabra de Dios, y por eso no me escuchan, porque no ¡jj$ son de Dios.» 48 Los judíos contestaron: «¿No tenemos razón al decir que eres un samaritano y que s¡r 50,26 estás en poder de un demonio?» 49 Jesús contestó: «Yo no tengo demonio, sino que honro a mi Padre, mientras que ustedes me deshonran. 5 0 No me preo- 5,41 cupa mi propia gloria: otro se preocupa por ' p 2'23 mí y hará justicia. 51 Pero les aseguro: El que guarda mi palabra, no morirá para 1U5 14 23 siempre.» ' 52 Los judíos le dijeron: «Ahora sabemos que eres víctima de un mal espíritu; Abraham y los profetas murieron, y tú dices: Quien guarda mis palabras jamás verá la muerte. 5 3 ¿Eres más grande que nuestro padre Abraham, que murió, al igual que los Profetas? ¿Qué te crees?» 54 Jesús les contestó: «De nada vale que yo me dé gloria a mí mismo: el que me da gloria es mi Padre, al que ustedes llaman «nuestro Dios'». 5 5 Pero ustedes no lo conocen, mientras que yo lo conozco. Si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes lo son ahora, porque yo lo LC 10,22 conozco y guardo su palabra. O 56 Referente a Abraham, el padre de ustedes, sepan que él se alegró al pensar que juntas. Hombres y pueblos no escatiman sus esfuerzos para romper sus cadenas. Pero los que acaban de liberarse no demoran en caer en otras formas de sujeción, porque tenemos dentro la raíz de toda esclavitud. Al hacer el mal, uno se hace cómplice del Diablo y, sin quererlo, cae en sus redes. Ya no podrá rechazar los espejismos y las influencias maléficas con las cuales el Padre de la Mentira tiene el mundo sometido a su poder (v. 44). Mientras nos agitamos despreocupados de nuestra realidad, no somos más que esclavos, aun cuando lucimoN di ñero, conocimientos y uniformes; constituimos el mundo de abajo, el cual es inestable. Se suceden generaciones de r* clavos que pasan como las olas del mar: los earlnvim «>n gente que pasan solamente un tiempo en la CñM (v H) En cambio, Cristo nos hace entrar, desdti nliorn, a olio inuii do, el mundo de arriba, en que lodo prntrniimf (v. ,1S) Desde el día en que somos hljot, lodo lo qur h«< «mol rin frutos para la eternidad. O Abraham se aleflrú ;KW tul (v *W> Al »«|>MIHI *l iwcl miento de su h||o, AhrMlwm PÜIIÜMIIH una >UiNt piidcitrln
juan 9 Gín 17,17 vería mi día; más todavía: tuvo la alegría de verlo». 5? Los judíos replicaron: «No tienes ni cincuenta años, ¡y dices que has visto a Abraham!» se Contestó Jesús: «Les aseguro que antes que Abraham existiera, Soy Yo.» 59 Entonces tomaron piedras para lanzárselas; pero Jesús se ocultó y salió del Templo. Jesús sana a un ciego de nacimiento 1 Al pasar, Jesús se encontró con un ciego de nacimiento. 2 Sus discípub 18,20 los le preguntaron: «Maestro, ¿quién tiene ^ 13,2 la culpa de que esté ciego, él o sus padres?» 3 Jesús les respondió: «Esta cosa no es por haber pecado él o sus padres, sino para que Dios obre en él un milagro. 11.9 4 Mientras sea de día, tengo que hacer el ' trabajo que el Padre me ha encomendado. Ya se acerca la noche, cuando no se puede trabajar. sPero mientras yo esté en el 8,12 mundo, Yo soy la luz del mundo.» 6 Al decir esto, hizo un poco de lodo con MM tierra y saliva. Untó con él los ojos del ciego 7 y le dijo: «Anda a lavarte en la piscina V a " de Siloé (que quiere decir: el Enviado).» El ciego fue, se lavó, y cuando volvió veía claramente. 8 Sus vecinos y los que lo habían visto pidiendo limosna, decían: «¿No es éste9el que venía a sentarse y pedía limosna?» Unos decían: «Es él.» Otros decían que no, sino que era parecido. 10 El decía: «Sí, soy yo.»
9
bendita de Dios y éste es Cristo. Por eso, Jesús dice: Se alegró al pensar que vería mi día. Pero hay más. Este nacimiento de Isaac era una más de las venidas de la Sabiduría o Verbo de Dios, que gusta convivir con los hombres (Pro 8,31). Abraham, bien es cierto, no vio a Jesús hombre, que nacería siglos después, sino que se le manifestó el mismo Verbo de Dios que se haría carne en Jesús. Y Jesús es una persona con el Verbo eterno. + una manera de profundizar este capítulo será observando las reacciones de la gente frente al milagro: unos se abren a la luz, o sea a la fe. Otros se alejan cegados y prefieren quedarse con sus luces. Se notará: el ciego que entiende inmediatamente el significado de su curación; los padre temerosos y oportunistas: los fariseos que no saben sino juzgar y no se dan cuenta que se condenan a sí mismos. Pero también notemos esta presentación del creyente como del que capta la luz verdadera (en especial v.4 y 39-41). Alaestro, ¿quién tiene la culpa? (2). Jesús se niega a ver en toda desgracia un castigo de Dios: Le 13,2. La curación del ciego se hizo en día sábado: ¿estará Dios de parte de la ley divina que prohibe actuar o de parte del que obró tan buena obra? Los fariseos defienden la Ley, y no es para asombrarse, puesto que ellos son mejores para enseñar y para juzgar que para sanar a los desdichados. ¿No entienden de dónde es un hombre que me abrió los
168 Le preguntaron: «¿Cómo es que ahora puedes ver?» ii El contestó: «El hombre a quien llaman Jesús hizo barro, me lo aplicó a los ojos y me dijo que fuera a lavarme en la piscina de Siloé. Fui, me lavé y veo.» x2 Le preguntaron: «¿Dónde está él?» Contestó: «No sé.» 13 Era día sábado cuando Jesús hizo Mt 12,10 lodo y abrió los ojos al ciego. 1 4 Los judíos, pues, llevaron ante los fariseos al que hasta entonces había sido ciego, 15 y otra vez, los fariseos le preguntaron cómo había sanado de la ceguera. Contestó él: «Me puso barro en los ojos, me lavé y veo.» i 6 Algunos fariseos decían: «Ese hombre no es de Dios, porque trabaja en día sábado.» Pero otros se preguntaban: «¿Cómo puede ser pecador un hombre que hace signos como éste?» Y estaban en desacuerdo. 17 Le preguntaron al ciego: «Y tú, ¿qué piensas de él, puesto que te ha abierto los Mt 16 ojos?» El contestó: «Es un profeta.» ' 8 i Los judíos no querían creer que había sido ciego este hombre que ahora veía claramente. Así es que hicieron llamar a sus padres i 9 y les preguntaron: «¿Es éste su hijo que dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?» 20 Los padres respondieron: «Sabemos que es nuestro hijo y que nació ciego. 21 Cómo ve ahora, o quién le abrió los ojos, eso no lo sabemos. Pregúntenle a él, es mayor de edad y puede responder por su cuenta.» ojos? Pero ¿quiénes viven en un mundo abierto a Dios? Con toda lógica, los fariseos expulsan al ciego, porque la fe en Jesús separa irremediablamente al creyente de aquellos que no reconocen la manera de actuar de Dios. En la actualidad, los gobiernos comunistas, oficialmente ateos, no saben qué inventar para eliminar a los creyentes. La fe no se confunde con la creencia de que hay un Dios encima de nosotros. La fe es una capacidad de descubrir lo verdadero a la luz ue Cristo: en los fines y los medios, en las intenciones y los actos. El creyente ve lo mismo que ven los demás, pero capta además algo que a ellos se les escapa. A menudo escuchamos llamados como éste: Invitamos a todos sin distinción de opiniones y creencias. Por supuesto que, en muchas cosas, somos solidarios de los que no creen. Pero no vamos a pensar que creer o no creer es un asunto de menor importancia en las luchas de la vida. Porque la fe enfrenta los desafíos del mundo con una comprensión nueva. Con la venida de Cristo ha empezado la crisis (939), o sea, la separación de la humanidad; porque todos los hombres tienen que definirse respecto a él. La misma palabra que usa el evangelio significa a la vez crisis y juicio. Jesús juzga a los hombres, o más bien somos nosotros los que nos juzgamos a nosotros mismos, cuando lo recibimos o lo despreciamos. El pecado está y se queda (41). Aquí, como en 3,36 y 15,22, Jesús se refiere a una frase de Múm. 1530-31 que condena el pecado voluntario.
juan 10
169 22
Los padres respondieron esto por mie,2iH do a los judíos, pues éstos habían decidido expulsar de sus comunidades a los que reconocieran que Jesús era el Cristo. 23 Por eso contestaron: «Es mayor de edad, pregúntenle a él.» 24 Los fariseos volvieron a llamar al hombre que había sido ciego y le dijeron: «Confiesa la verdad. Nosotros sabemos que ése que te sanó es un pecador.» 25 El hombre respondió: «Yo no sé si es pecador o no. Lo que sé es que yo era ciego y ahora veo.» 26 Le preguntaron: «¿Qué te hizo?, ¿cómo te abrió los ojos?» 27 El les dijo: «Ya se lo he dicho y no me creyeron. ¿Para qué quieren oírlo otra vez?, ¿ustedes quieren también hacerse discípulos de él?» 28 Entonces comenzaron a insultarlo: «Tú serás discípulo suyo. Nosotros somos discípulos de Moisés. 29 Sabemos que Dios habló a Moisés, pero, de éste, no sabemos ni siquiera de dónde es.» 30 El hombre contestó: «Esto es lo maravilloso, que ustedes no entiendan de dónde es un hombre que me abrió los ojos.» sai 66,18 3i Todo el mundo sabe que Dios no esPr0si5>9 cucha a los pecadores, sino a los hombres buenos, que lo respetan y hacen su voluntad. 32 Nunca se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento. 33 Si éste no viniera de parte de Dios, no podría hacer nada de eso.» 34 Le contestaron ellos: «Desde tu nacisai 51,6 miento estás en pecado ¿y vienes a darnos • PATRIA SIN FRONTERAS Gracias a la comparación de Jesús, podemos imaginarnos uno de esos corrales en que, para la noche, se juntan los rebaños de varios pastores bajo la vigilancia de un cuidador. Al amanecer, cada pastor Uama a sus ovejas y parte al frente de ellas. La Biblia anunciaba el día en que Dios vendría a reunir las ovejas dispersas de su pueblo, para que vivieran seguras en su tiera. Jesús es el Pastor, y ha venido para cumplir k> anunciado; pero no lo hará en la forma esperada. Los judíos pensaban que el Pastor les devolvería su antigua prosperidad; serían una nación privilegiada en medio de las demás naciones. Jesús, en cambio, dice claramente que su pueblo no se confunde con la nación judía. Suyos son los que creen, y solamente ellos. El va a sacar de entre los judíos a aquellos que son suyos; lo mismo sacará a sus ovejas de entre otros corrales (v. 16), es decir, de entre otras naciones que la judía. Entonces las encabezará a todas y guiará a este pueblo sin fronteras hacia donde él sabe. EJ único rebaño, o sea, la única Iglesia, camina a lo largo de la historia y no se encierra en ningún corral: no identifica su destino con el de ningún pueblo o civilización. Los pastores del pueblo judío pensaban lograr la unidad favoreciendo el orgullo nacional, los privilegios de las castas más concientizadas, el rencor contra los extranjeros. Jesús,
lecciones a nosotros?» Y lo expulsaron. 35 Jesús supo que lo habían expulsado y, al encontrarlo, le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del Hombre?» 36 £ s te le contestó: «¿Quién es, Señor, para que crea en él?» 37 Jesús le dijo: «Tú lo estás viendo. Soy yo, el que habla contigo.» 38 E] dijo: «Creo, Señor», y se arrodilló ante él. 39 Jesús dijo: «He venido a este mundo 8.12 para iniciar una crisis: los que no ven, ve- MI 13)13 rán, y los que ven, van a quedar ciegos.» iLc01?;2o 40 Algunos fariseos estaban al lado de Jesús y le dijeron: «¿Y nosotros también so- Mt 15,14 mos ciegos?» 41 Jesús les contestó: «Si fueran ciegos, no tendrían pecado. Pero ahora |.| ustedes dicen que ven; con eso está el pe- s¡r 18,13 cado, y se queda.» Núm^siJo Yo soy el buen pastor i A 1 «En verdad les digo, quien no •*• " entra por la puerta al corral de las 2 ovejas, sino por cualquier otra parte, es un ladrón y un salteador. 2 Pero el pastor de las ovejas entra por la puerta. 3 El cuidador le abre, y las ovejas escuchan su voz: llama Sal957 por su nombre a cada una de sus ovejas y las saca fuera del corral. 4 Cuando ha sacado a todas las que son suyas, va caminando al frente de ellas, y lo siguen porque conocen su voz. 5 A otro no lo seguirán: más bien huirán de él porque desconocen la voz del extraño.» 6 Jesús propuso esta comparación, pero m
en cambio, reúne a su pueblo por la sola atracción de sí mismo: es suyo todo aquel que da crédito a su palabra y reconoce su voz. Los hombres suelen agruparse en tomo a grandes figuras, sean líderes o santos. Pero la presencia de un Pastor se hace más necesaria todavía cuando un pueblo no tiene frontera, ni armas, ni idioma, ni leyes que lo defienden contra los ataques del exterior y las disensiones internas. La fe en Cristo es la que nos une, mejor que la solidaridad entre coneligionarios. El pueblo de Cristo no es una masa; no es la Humanidad con una mayúscula. Está compuesto de personas que valen cada una por sí misma y que han empezado con él una aventura hecha de confianza y de amor mutuo: Yo tas conozco y eBas oirán mi voz (y. 14 y 16). Ai hablar de pastor, la Biblia designaba a veces a Dios mismo, único Rey de Israel; a veces pensaba en el rey-Mesías enviado por Dios. Ahora bien, Jesús no habla sino de un solo pastor. Pues, siendo otro distinto al Padre, no hace sino uno solo con El. La Biblia, en algunos lugares, llamaba hijos de Dios a los ángeles, y dioses a los jefes, como lo recuerda Jesús. Ya dijimos por qué Jesús no se proclamaba Hijo de Dios. Se define con mucha más fuerza diciendo: el Padre está en mí, y yo en el Padre: de igual a igual (v. 38). Pero, al mismo tiempo que recalca su poder divino (vers. 15,18,27,38), mantiene su total dependencia del Padre: en esto reconocemos a Dios-Hijo.
juan 11 ellos no comprendieron lo que les quería decir. 7 Jesús, pues, tomó de nuevo la palabra: «En verdad, les digo: Yo soy la puerta d e las ovejas. 8 Todos los que se presentaron J ¿'342 s o n ladrones Y malhechores; pero las ovejas n o les hicieron caso. 9 Yo soy la Puerta: ¡f^l el que entra por mí está a salvo. Circula libremente y encuentra alimento. 1 0 E1 ladrón entra solamente a robar, a matar y a destruir. Yo, en cambio, vine para que tengan vida y sean colmados. i' Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor ¿| *j j¿ da su vida por sus ovejas. 12 El asalariado, 37,24 o cualquier otro que el pastor, huye ante el He 20,29 lobo. No son suyas las ovejas y él las aban1 p 52 dona. Y el lobo las agarra y las dispersa, 1 3 porque n o e s m á s q u e un asalariado y no le importan las ovejas. 14 Yo soy el Buen Pastor: conozco las 1 ^ ' l mías y las mías me conocen a mí, , 5 como Gái i,9 el Padre me conoce y yo conozco al Padre. MÍVK Por eso yo doy mi vida por mis ovejas. n52 16 Tengo otras ovejas que no son d e este ™fs corral. A ellas también las llamaré y oirán is 49.6 mi voz; y habrá un solo rebaño c o m o hay 1 P 2,25 un solo pastor. 17 E1 Padre me ama porque yo mismo f¡|28 jn i4,3i doy mi vida, y la volveré a tomar. is Nadie /¿VJ me la quita, sino que yo mismo la voy a entregar. En mis manos está el entregarla, y también el recobrarla: éste es el mandato que recibí de mi Padre.» 19 Una vez más se dividieron los judíos que oían a Jesús. 20 u n o s decían: «Es víctima d e un espíritu malo y habla locuras, ¿para qué escucharlo más?» 2Í Otros d e cían: «ün hombre endemoniado no habla de esta manera. ¿Puede un demonio abrir los ojos d e los ciegos?» i nía 4 36 22 ^-ra i n v > e r n o y> e n Jerusalén, se celeHe 3,'n braba la fiesta conmemorativa d e la Dedicación del Templo. 23 Jesús se paseaba en el Templo por el pórtico de Salomón 24 cuando los judíos lo rodearon y le dije8 25 ron: «¿Hasta cuándo nos tienes en suspenso?25 Si eres el Cristo, dilo claramente.» J e s ú s les respondió: «Ya se lo h e diE2 37,24
.
•"
O Este es el séptimo y último milagro de Jesús en el evangelio de Juan. Con toda intención, las primeras palabras son para presentar al hombre enfermo: Lázaro personifica al nombre, herido por el pecado, que camina a la muerte, a no ser que Cristo lo llame a la vida. ¡Lázaro vuelve a la vida! No nos quedemos maravillados porque Lázaro tuvo la suerte de vivir algunos años más y la mala suerte de tener que morir otra vez. Este milagro es solamente el anuncio de la verdadera resurrección, la cual no
170 cho, pero ustedes no creen. Las obras que yo hago en el Nombre d e mi Padre declaran quién soy yo. 26 Pero ustedes no creen 1 co 2,14 •
.
«
Jn 6,37
porque n o son d e mis ovejas. 27 Mis ovejas conocen mi voz y yo las conozco a ellas. Ellas m e s i g u e n 2 8 y yo les doy vida eterna: nunca perecerán y nadie 6 39 las sacará d e mi mano. 29 Nadie podría saj¿ carias d e la mano de mi Padre, y él m e ha is.s dado poder sobre todos: 3o Yo y mi Padre, Rom 8,33 s o m o s una misma cosa.» ' p 115 31 Entonces los judíos tomaron d e nuevo piedras para tirárselas. 32 J e s ú s dijo: «Hice delante d e ustedes m u c h a s obras 8,59 buenas que procedían del Padre; ¿por cuál de ellas m e quieren apedrear?» 33 Los judíos respondieron: «No te apedreamos por algún bien que hayas hecho, sino porque, siendo hombre, insultas a Dios, haciéndote MC 14,64 pasar por Dios.» 34 J e s ú s les contestó: «¿No está escrito en la Ley d e ustedes: Yo lo digo: ustedes sai 82,6 son dioses? 35 Se llama, pues, dioses, a éstos que reciben la palabra de Dios; y no se puede dudar de la Escritura. 36 Entonces, si el Padre me ha consagrado y enviado al j«ri,5 mundo, ¿no puedo decir que soy Hijo de Dios sin insultar a Dios? 37 Si yo n o cumplo las obras del Padre, no m e crean. 38 Pero si las cumplo, aunque no m e crean por mí, crean por las obras que hago y sepan d e una vez que el Padre está en mí y yo estoy en el Padre.» 39 Entonces quisieron tomarlo preso, 8,59 pero J e s ú s escapó de ellos. 4 0 Se fue al lado MC 10,1 oriente del Jordán, donde J u a n bautizaba al principio, y permaneció allí. 4 ] Mucha gente vino a verlo. Decían: «Juan n o hizo ninguna señal milagrosa, pero habló d e éste, y todo lo que dijo d e él era verdad.» 4 2 Y muchos allí creyeron en él. La resurrección d e Lázaro 1 1 1 Había un hombre enfermo que O *• *• se llamaba Lázaro. Era d e Betan, nia, el pueblo de María y d e su hermana uiojs consiste en una prolongación de la vida, sino en la transformación de nuestra persona. La resurrección es primeramente espiritual y empieza desde ya, cuando por la fe el hombre sale de su manera de vivir, para abrirse a la vida de Dios. Los judíos creían en la resurrección de los muertos en el último día, como lo expresa Marta (24); pero no se debía pensar tanto en un acontecimiento futuro, como en alguien, el Hijo de Dios, que tiene en sí todas las energías necesarias para resucitar las personas y transfigurar la creación. El que
171 Marta. 2 Esta María era la misma que ungió con perfume los pies del Señor y los secó con sus cabellos. 3 Las d o s hermanas mandaron decir a Jesús:4 «Señor, el que tú a m a s está enfermo.» Jesús, al oírlo, declaró: «Esta enfer2.9,33 11 medad no es de muerte, sino para gloria de Dios, y por ella se manifestará la gloria del Hijo de Dios.» 5 J e s ú s quería m u c h o a Marta, a su hermana y a Lázaro. 6 Sin embargo, cuando se 0133,3 enteró d e que Lázaro estaba enfermo, se quedó ahí dos días más. 7 Después dijo a sus discípulos: «Volvamos a Judea.» 8 L e replicaron: «Maestro, hace poco los judíos querían matarte a pedradas, ¿y otra vez quieres ir allá?» 9 J e s ú s le contestó: «¿No debo caminar 7.8 las doce horas del día? No habrá tropiezo 9,4 para quien camina de día y se guía por la luz del mundo. i° Pero tropezará el que ca8.12 mina en la noche, siendo hombre que no 12,35 tiene luz adentro.» MC 5,39 n Después les dijo: «Nuestro amigo Late e,52 z a r o s e ha dormido y voy a despertarlo.» He 7.6o 12 Los discípulos le dijeron: «Señor, si duerm e recuperará la salud.» 13 En realidad, J e sús quería decirles que Lázaro estaba muerto. Pero los discípulos habían entendido que se trataba del sueño natural. 14 Entonces J5e s ú s les dijo claramente: «Lázaro murió 1 y yo m e alegro por ustedes d e no haber estado allá. Ahora sí que van a creer. Pero caminemos allá, a donde él.» ' 6 Entonces Tomás, apodado el Gemelo, dijo a ,„ „„ los otros discípulos: «Vamos también nosoc 10,32
.
r
,,
tros y m o n r e m o s con el.» 17 Cuando llegó Jesús, Lázaro llevaba cuatro días en el sepulcro. i 8 Betania está se ha entregado a Cristo, ya ha pasado de la muerte a la vida (524) y, por eso, nunca morirá (1126). Siete veces en este relato se llama Señor a Jesús. Aunque todos los personajes de este relato llamaban, en realidad, a Jesús, de Maestro, Juan pone de propósito en sus labios la palabra Señor, para subrayar la lección que se desprende de este milagro: Jesús es El Señor. Los judíos querían matar a Jesús, pero les era difícil tomarlo preso legalmente. Solamente podrían hacerlo donde sus comunidades religiosas y su organización política fueran más fuertes, es decir, en la provincia de Jenjsalén. Jesús, quedándose al otro lado del Jordán, estaba seguro. La resurrección de Lázaro fue la ocasión para que se precipitara la muerte y la glorificación de Jesús. Con doce horas... (9). Jesús cumplirá las doce horas de la jomada, o sea. de la misión cjue su Padre le encargó, sin fijarse en los riesgos. Los que, como él, caminan de día, o sea, de acuerdo con el plan divino, no tropezarán: Cristo será para ellos la luz que alumbra al mundo (Jn 9,5). Yo creo que tú eres el Cristo (27). ¡Qué profesión de fe más extraordinaria es la de Marta! Es la misma de Pedro
juan 11 como a dos kilómetros y medio de Jerusalén i9y muchos judíos habían venido para consolar a Marta y a María por la muerte de su hermano. 20 Cuando Marta supo que J e s ú s venía en camino, salió a su encuentro, mientras que María permaneció en casa. 2Í Marta, pues, dijo a Jesús: «Si hubieras estado aquí, mi hermano n o habría muerto. 2 2 P e r o cualquier cosa que pidas a Dios, yo sé que Dios te la dará.» 23 J e s ú s dijo: «Tu hermano resucitará.» 24 Marta respondió: «Yo sé que resucitará 2DnA 12,1 en la resurrección d e los muertos, en el úl- \ ¡ ^ timo día.» *'& 25 J e s ú s dijo: «Yo soy la Resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá. 26 El que vive por la fe en mí, n o morirá para un3,i4 siempre. ¿Crees esto?» 27 Ella contestó: «Sí, Señor, porque yo creo que Tú eres el Cristo, el Hijo d e Dios m 16,1a que ha de venir a este mundo.» 2 8 Después, Marta fue a buscar a María. Le dijo 2al oído: «El Maestro está aquí y te llama.» 9 Apenas lo supo María, se levantó y fue al encuentro de Jesús. 30 Aún no había llegado al pueblo, sino que estaba en el lugar donde lo encontró Marta. 31 Los judíos que estaban con María, consolándola en la casa, la vieron salir corriendo. Creyeron q u e iba a llorar al sepulcro y la siguieron. 32 María llegó donde estaba Jesús. Al verlo, cayó a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.» 33 Al ver J e s ú s el llanto d e María y de todos los judíos que estaban con ella, se conmovió hasta el alma. 34 Preguntó: (Mt 16,16). Y será María la que, dentro de poco, enseñará la Resurrección a los mismos apóstoles. Realmente el Evangelio no es machista, ni tampoco pone en un trono a la jerarquía eclesiástica. Te doy gracias. Padre (v. 41). Esta acción de gracias es la única que leemos en Juan, fuera de la larga oración del capítulo 17 que, por cierto, se presenta como una petición, pero, sin decirlo, está llena de alabanzas al Padre. Leemos otra en Le 10,21 (Mt 11,25). Todo esto es poco, especialmente si recordamos que la acción de gracias es actitud esencial del cristiano. Pero, antes que usar palabras, Jesús expresó su acción de gracias mediante todos sus actos, pues, en su existencia mortal, no hizo más que desprenderse de sí mismo y de su propia voluntad para que el Padre se sirviera de él para mayor gloria suya (Jn 12,27-28). Desátenlo (v. 44). Los judíos enterraban a sus muertos vendados con lienzos. Pero esta palabra significaba además otra cosa: desatar era la palabra que uñaba la Iglesia primitiva para hablar del perdón de los pecados. Al Igual que Lázaro, el que recibe el perdón vuelve n vívli y puede caminar.
juan 12 — «-Dónde lo han puesto?» Le contestaron: Lc19 41 ' .Señor, ven a ver.» 35 y Jesús lloró. ir, | os judíos decían: «¡Miren cuánto lo quería!» 31 Otros decían: «Si pudo abrir los ojos al ciego, bien podría haber hecho algo para que Lázaro no muriera.» 38 Jesús, conmovido de nuevo interiormente, se acercó al sepulcro, que era una cueva tapada con una piedra. 39 Jesús ordenó: «Saquen la piedra.» Marta, hermana del muerto, le dijo: «Señor, tiene mal olor, pues hace cuatro días que murió.» 4 0 Jesús , H le respondió: «¿No te he dicho que, si crees, 2,11 vas a ver la Gloria de Dios?» 41 Quitaron, pues, la piedra. 17,1 Jesús levantó los ojos al cielo y exclamó: m 14 19 ' «Te doy gracias, Padre, porque has escu1 R 18,36 c n a d o mi oración. 42 Yo sé que siempre me oyes. Pero hablé por los que están aquí, para que crean que Tú me has enviado.» 4 527 3 Al decir esto, gritó muy fuerte: «¡Lázaro, sal fuera!» 44 Y salió el muerto. Tenía las 19,4o manos y los pies vendados, y la cabeza cu20,5 bierta con un velo, por lo que Jesús dijo: «Desátenlo y déjenlo caminar.» Los jefes judíos deciden la muerte de Jesús O 4 5 Muchos judíos que habían acompañado a María creyeron en Jesús cuando vieron lo que hizo. 46 Pero otros fueron donde u 16,31 ¡os fariseos a contarles lo que Jesús había hecho. 47 Entonces, los jefes de los sacerdotes y m 26,3 los fariseos reunieron el Consejo Supremo. Decían: «¿Qué podemos hacer? Este hombre va multiplicando los milagros. 4 8 Si lo dejamos que siga, todos se van a entusiasmar con él, y luego intervendrán los romaO LA IGLESIA CATÓLICA
Las palabras de Caifas se realizaron, pero no en el sentido como las dijo. Jesús iba a morir para reunir en uno a los dispersos hijos de Dios (v.52). Su Iglesia reúne cryentes de todas las razas y culturas: la llamamos católica, o sea, universal. Esto, sin embargo, no es más que un comienzo y una figura de lo que se logrará al final de los tiempos. En el mundo actual, la opresión de las masas campesinas y urbanas se mantiene impidiendo que se agrupen y tomen conciencia de su realidad. Por el lado opuesto, las ideologías de liberación pretenden a menudo cimentar las fuerzas mediante una lucha común, para la cual se designan a cada momento nuevos adversarios y se deciden nuevas expulsiones. Los cristianos deberían ser los primeros en darse cuenta que todos los pueblos participan de una misma historia y, por la razón o la fuerza, deben aceptar una convivencia. Los cristianos son los que Dios llama primero a promover la organización y la reunión de los hombres dispersos mediante la acción perseverante y no vio-
:
172
nos, que terminarán con nuestro Lugar 15,24 He416 Santo y nuestras libertades.» 49 uno de ellos, llamado Caifas, que ese año era Sumo Sacerdote, tomó la palabra: «Ustedes no entienden ni piensan: 50 Les conviene que muera un solo hombre por el pueblo y no que toda la nación perezca.» 51 Esto no lo dijo Caifas por iniciativa propia, sino que, como era Sumo Sacerdote, profetizó en ese momento. Era verdad que Jesús iba a morir por la nación, 52 y no solamente por la nación, sino también para 10,16 reunir en uno a los dispersos hijos de Dios.» 53 Y ese mismo día decidieron matarlo. s 4 Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos. Se fue a Efraím, lugar 7,1 cercano al desierto, y permaneció allí con sus discípulos. 55 Se acercaba la Pascua de los judíos, y de todo el país subieron a Jerusalén con an6,4 ticipación para purificarse antes de la fies- H™I.¿4 ta. 56 Buscaban a Jesús y se decían unos a otros en el Templo: «¿Qué les parece? ¿No vendrá a la fiesta?» 57 Mientras tanto, los jefes de los sacerdotes y los fariseos habían dado la orden de tomarlo preso, y todos los que supieran dónde estaba Jesús, debían delatarlo. La cena de Betania (Mt 26,6; Me 14,1)
1 O ! Seis días antes de la Pascua, Je•*•" sus fue a Betania, donde estaba Mc143 Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. 2 Allí lo invitaron a una cena. Mientras Marta servía y Lázaro estaba u 10,40 entre los invitados, 3 María trajo como medio litro de un aceite perfumado de nardo muy fino y muy caro, ungió con él los pies Lc 37 del Señor y se los secó con sus cabellos. Y +
lenta, y el espíritu de reconciliación. Esta es su riqueza y su aporte propio. + Mateo y Marcos cuentan también esta cena en que María demostró a Jesús su amor apasionado. No todos los apóstoles comprendieron su gesto, pues tenían mucho aún que aprender sobre el amor a Cristo. Nosotros a menudo hablamos como Judas de dar a los pobres. Pero el mandamiento divino no es dar, sino amar. Amar al pobre es anunciarle que ha sido llamado por Dios y ayudarle a crecer como persona, superando sus debilidades y divisiones y a cumplir la misión que Dios ie confió. Pobre será el que vive el Evangelio y da testimonio del mismo en el mundo. Si no nos sentimos entre los pobres, necesitamos conversión y verdadera pobreza para descubrir con ellos el Reino. ¿Cómo podemos amar a los pobres sin amar apasionadamente a Cristo? Cuando falta esto, preferimos hablar de dar a hs pobres. Seis días antes de la Pascua. En cambio, Marcos y Mateo dan la impresión de que esta cena ocurrió dos días antes de la Pascua (Mt 26,2). Tal vez esto se deba a que Mateo
juan 12
173 toda la casa se llenó con el olor del perfume. 4 Judas Iscariote, el discípulo que entregaría a Jesús, dijo: 5 «Este perfume podría haberse vendido en trescientas monedas de plata, para ayudar a los pobres.» 6 En rea,3 29 lidad no se interesaba por los pobres, sino LC 8,3 q U e e r a ladrón y, como estaba encargado de la bolsa común, se llevaba lo que echaban en ella. 19,40 7 P e r 0 Jesús le dijo: «Déjala, pues lo tenía reservado para preparar mi entierro. 8 A los pobres los tienen siempre entre ustedes. w 15,11 p e r o a m j n o m e t ¡ e n e n siempre.» 9 Muchos judíos supieron que Jesús estaba en Betania. Fueron allá, no solamente para verlo a él, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. 10 Entonces los jefes de los sacerdotes pensaron en matar también a Lázaro, ' i pues por causa de él, muchos los abandonaban y creían en Jesús. La entrada a Jerusalén (Mt 21,5; Me 11,1) 12 Al día siguiente, la multitud que había llegado a Jerusalén supo que Jesús también venía para la Pascua. 13 Salieron a su sai 118,25 encuentro con ramos y palmas, gritando: ' MVP3759 «¡Hosannah! ¡Bendito el que viene en nomsai¡i8 25 bre del Señor! ¡Bendito sea el Rey de Jn1 .'« Israel!» 14 Jesús encontró un burrito y lo montó. 15 Así se cumplió la Escritura: «rio tengas za 9,9 temor, ciudad de Sión, mira que viene tu Rey montado en un burrito.» 16 Los discípulos no se dieron cuenta de esto al momento. Pero, cuando Jesús fue 2 22
14,26 glorificado, comprendieron que dicha Esvuelve atrás en 26,6, después de lo dicho en el párrafo anterior. Pero también es bueno saber que hay otros desacuerdos entre los evangelistas respecto a la fecha de la Pascua. /Mientras Juan afirma que Jesús murió en vísperas de la Pascua (Jn 19,14), los otros tres dicen que la última Cena tuvo lugar el mismo día en que los judíos celebraban la Pascua. Por otra parte, según una tradición muy antigua que se conservó en varias iglesias de Oriente, Jesús habría celebrado la última Cena, no el jueves, sino el martes; con esto, su proceso se habría prolongado dos días: miércoles y jueves (lo que parece mucho más probable que colocar todas las sesiones del doble proceso de Jesús en la sola mañana del viernes). Y, por supuesto, habría muerto el viernes, como lo afirman todos los textos. La explicación de estos desacuerdos surgió estos últimos años dei estudio de los famosos manuscritos de Qumrán. En ese tiempo competían dos calendarios: en el más antiguo la Pascua se celebraba siempre el martes; el nuevo la fijaba al 14 de Nisán (Ex 12,6) cualquiera que fuera el dio.
critura se refería a él y que anunciaba precisamente lo que habían hecho por él. 17 El pueblo que acompañaba a Jesús contaba lo que habían visto: cómo él había llamado a Lázaro del sepulcro y lo había resucitado de la muerte. 18 A causa de este milagro salió tanta gente a su encuentro. 19 En cuanto a los fariseos, se dijeron entre ellos: «¿No ven que no sacamos nada? Mi- 11,47 ren que todo el mundo lo sigue.» Si el grano no muere • 2 0 Varios griegos subían a Jerusalén para adorar a Dios en esta fiesta. 21 uno de 7,3S ellos se acercó a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron: «Señor, queremos ver a Jesús.» 22 Felipe habló con Andrés y los dos fueron donde Jesús para decírselo. 23 Por toda respuesta Jesús declaró: «Ha llegado la hora en que el Hijo del Hombre va a recibir su Gloria. 2 4 En verdad les digo: '?$ Si el grano de trigo no cae en tierra y mué- ^ " $ re, queda solo; pero si muere, da mucho ' Co 1M6 fruto. 25 El que ama su vida la destruye, y el que desprecia su vida en este mundo la * ? | conserva para la vida eterna. 26 El que quiere servirme, que me siga, y ^ donde yo esté, allá estará el que me sirve. v,ú Si alguien me sirve, mi Padre le dará honor. 27 Me siento turbado ahora. ¿Diré acaso: Padre, líbrame de esta hora? Pero no. Pues j« 21 precisamente llegué a esta hora para en- MC U'M Heb 5 7 frentar esta angustia. ' O Padre, ¡da gloria a tu Nombre!» 26 Entonces se oyó una voz que venía del cielo: «Yo lo he glorificado y lo volveré a MC9,27 u 322 glorificar... Jesús se conformó al calendario tradicional, mientras que los fariseos comieron la Pascua el viernes por la noche. • Varios extranjeros (los llamaban griegos a causa de su idioma) se habían convertido a la fe de los judíos. Sin tener los derechos de los judíos observantes, eran aceptados en el Templo de Jerusalén, donde les estaba reservado un patio separado del de los judíos. La pregunta de esos griegos da a Jesús la oportunidad para anunciar que su reino M Extenderá a toda la tierra cuando haya sido levantado en !• cruz. Si e¡ grano de trigo no muere. Jesús va a morir y naCtrá la Iglesia universal. Jesús deja que su cuerpo sin vida ••• depositado en el sepulcro; al levantarse de la üepiilturn, tu mismo cuerpo, ahora glorificado, abárcala también a Ion creyentes unidos a él. La vida que, tthoM, ru |m>|i|l<»t Si el grano no muere: r.% la ír*y tic ludn vida que quiere ser fecunda (Mc 8,34), Ya lo» pilmeio* «leyente» decían; «La sangre de los mírtJics m una innlll-i -
juan 12 29 Algunos de los que estaban allí y que He 23,9 escucharon la voz, decían: «Fue un trueno»; lc2243 otros decían: «Le ha hablado un ángel.» 30 Entonces Jesús hizo esta declaración: 3 19
im «Esa voz no fue por mí, sino por ustedes. ¡«o 3i Ahora es el juicio del mundo; ahora el LC KM8 amo de este mundo va a ser echado fuera. "•' 32 y cuando Yo haya sido levantado de la e!2e tierra, atraeré a todos a mí.» 33 Jesús daba a entender así de qué 2i|i9 modo iba a morir. 34 Le contestaron: «La Escritura nos enseña que el Cristo reina Sa 8 '„ o'4 P a r a s i e r n P r e - ¿Cómo dices tú que el Hijo n 9> del Hombre va a ser levantado? ¿De quién ' estás hablando?» 35 Jesús les contestó: «La luz está entre 7,33 ustedes solamente por un poco de tiempo. 9,4 Caminen mientras tengan luz, antes de que j e r n,Ts la noche caiga sobre ustedes: el que camina en la oscuridad no sabe a dónde va. a15 8 36 Mientras tengan la luz, crean en ella y se1 Tes 5,5 rán hijos de la Luz.» Así habló Jesús; se fue y se escondió. Prefirieron la reputación que viene de los hombres O 37 Después de tantas señales milagrosas MI 11,20 que Jesús había hecho delante de ellos, los O EL AMO DEL MUNDO LA GLORIA DE DIOS. LA GLORIA DEL HOMBRE Esta página de Juan recuerda a la vez la Transfiguración de Jesús (Me 9,1) y su agonía en Getsemaní (Me 14,26). Entonces se oyó una voz (v. 28). Mientras Jesús pasa entre los gritos de la gente alborotada, algo se escucha: ¿mensaje del cielo o simple ruido? Este hecho tan insignificante para un historiador es como la presencia fugaz del mundo verdadero en el escenario ilusorio donde se agitan los hombres. Poco importa cómo esa gente comprende el mensaje de Jesús; poco importa que luego lo entreguen a sus gobernantes. Jesús mira más allá. Sabe que no puede salvar a su nación de un fracaso histórico, pero su muerte va a cambiar el rumbo del mundo: él vencerá ahí donde se juega el destino de la humanidad. La salvación del mundo se parece a una sinfonía en la cual muchos músicos tocan cada uno su partitura, pero no todas tienen la misma importancia. Además, nunca se debe olvidar dónde están los resortes de la tragedia mundial: desde los comienzos de nuestra historia el Amo de este mundo, el Espíritu del Mal, ha oscurecido en los hombres la capacidad de reconocer a Dios. Dios había dispuesto toda la creación como una progresión hasta una madurez, llegando al parto del Hombre Muevo. Pero ahora el parto se hizo sufrimientos, inconciencia y esclavitud. El único camino para salvamos es volver a la obediencia, no «a Dios», sino al Padre, y Cristo debía abrir este camino con su sacrificio: llegué a esta hora para enfrentar esta angustia (27). Muy comúnmente se olvida que la meta de nuestra vida es glorificar a Dios. Esto no se logra principalmente construyendo templos o cantando: ¡Gloria a Dios!, sino aceptando ser nosotros mismos sacrificios agradables a Dios, ün obispo y un mártir de la Iglesia primitiva, san Ireneo, escri-
judíos no creyeron en él. 3 8 Tenía que cumplirse lo escrito por Isaías: Señor, ¿quién ha dado crédito a nuestras palabras? ¿A quién descubriste los secretos de nuestra salvación?
juan 13
175
174
48
ls 3 Rom
,j 1( ' 5,19 6,57
El que me desprecia y no hace caso de mi Palabra, tiene quien lo juzgue y condene: será mi propia Palabra; ella lo juzgará el último día. 49 Porque yo no hablo por mi propia
39 Así es que no se pudieron convencer: Isaías lo dice en otro lugar: 40 «Se cegaron sus ojos y se endureció is 6,9 su corazón, para no ver ni comprender; no ¡¡¡ H[H quieren convertirse a Mí, ni que Yo los sane.» 41 Esto dijo Isaías porque vio su Gloria y e.56 de El habló. , coVÍ 42 A pesar de todo, muchos creyeron en él, aun entre los jefes; pero no se atrevían a profesar en público su fe por miedo a que 7'31 los fariseos los echaran fuera. 43 Prefirieron ser considerados por los hombres antes 5,44 que glorificados por Dios. 44 Jesús clamó con voz fuerte: «El que 13,20 cree en mí, en realidad no cree en mí sino mt 10,40 en aquel que me ha enviado. 4 5 El que me ve, ve al que me envía. 46 Yo he venido al mundo como luz, para que todo el que crea en mí no permanezca 14,7 en tinieblas. 47 AI que escucha mi Palabra pero no la obedece, no seré yo quien lo 3,19 condene, porque yo no he venido a conde- 8,1Z nar al mundo sino a salvarlo. 9,5
bía: «Dios es glorificado cuando vive el hombre; pero, para el hombre, vivir es ver a Dios.» Muestro sacrificio es aceptar que Dios nos dé la vida, que nos haga semejantes a él y nos prepare para reflejar su propia Gloria. Esto sí que es un sacrificio porque Dios hace pasar por una muerte. Por el camino de la obediencia, nos despoja del egoísmo y de los límites de nuestra condición presente para acceder a otra manera de ser, que es definitiva. Dios es glorificado cuando sus hijos llegan a la gloria, es decir, a su propia perfección y a su perfecta remodelación por obra del fuego y del Espíritu Santo. O UNA DECISIÓN IRREPARABLE Aquí viene la conclusión de la predicación de Jesús. Juan no entiende cómo el pueblo elegido de Dios pudo permanecer ciego frente a su Mesías. Trata de aclarar ese rechazo con dos textos de los profetas: El primero encabeza en la Biblia un largo poema dedicado al Servidor de Yavé, víctima voluntaria en favor de sus hermanos (ls 53.1). Dice lo difícil que es para ios hombres aceptar un Salvador humillado. El segundo muestra cómo el rechazo de Cristo no constituye un hecho inaudito. Pues tampoco se les hizo caso a los anteriores profetas, mientras vivían; y en eso se cumple un plan misterioso de Dios. Juan recalca el pecado de la mayoría que no se comprometió con Cristo, aunque lo respetara interiormente. Sospechaban que Jesús venía de Dios, pero la fe es otra cosa. Hay que comprometerse con Cristo y compartir su destino entre los hombres. Para nosotros también, creer el Evangelio significa aceptar la Iglesia de Jesús. Pero esto no es evidente para muchos. Su palabra llega hasta nosotros en medio de muchas preocupaciones: no tenemos necesidad de creerle y, cuan-
cuenta: el Padre que me envió me encargó r.\t lo que debo decir y cómo decirlo. 5 0 Por mi parte, yo sé que su decreto es vida eterna, DI 31.26 y entrego mi mensaje tal como me lo encargó mi Padre.» 17,2
SEGUNDA PARTE: J E S Ú S CUMPLE S U OBRA 1 3 ' Antes de la Fiesta de Pascua, + *•*•* sabiendo Jesús que había llegado la hora de salir de este mundo 61 12.12 para ir al Padre, así como había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Jesús lava los pies de sus discípulos MI 26,20 • 2 Hicieron la Cena. Ya el diablo había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo 24 de Simón, el proyecto de entregar a Jesús. jjj'Jf 3 Y él sabía que el Padre había puesto toL 17.9 das las cosas en sus manos, y que de Dios Gá¡ 2,20 había salido y a Dios volvía. 4 Se levantó mientras cenaba, se quitó el 4 Sí l Al manto, 5 se ató una toalla a la cintura y echó Mt 11,27
.
.
.
,
LC 12,37 agua en un recipiente. Luego se puso a la' varíes los pies a sus discípulos y se los seLc 7M caba con la toalla. 6 Cuando llegó el turno a Simón Pedro, do desobedecemos o descuidamos su palabra, nos parece muchas veces que no es grave: «me alejé por dejación». Y, sin embargo, hemos encontrado al propio Dios y la palabra de la Verdad. En la Biblia no hay lugar para las creencias de que tendremos vidas sucesivas y que, en la próxima, podremos arreglar lo que falló en la vida presente. En realidad, toda la eternidad se decide hoy. + Aquí empieza la segunda mitad del Evangelio de Juan. En la primera, las señales de Cristo y sus discursos anunciaban la obra que iba a realizar en el mundo, y la gloria que le correspondería después que fuera levantado en alto». Ahora 'ha llegado la Hora de Jesús», en que va a realizar todo lo anunciado. Esta segunda mitad empieza con los discursos de despedida de Jesús después de su última Cena. Así como en los capítulos anteriores cada discurso de Jesús partía de un milagro, también los discursos de despedida, narrados en los capítulos 14-17, tienen su punto de partida en el 'lavatorio de los pies», que es un hecho extraordinario. Este gesto encierra dos enseñanzas:
— Debemos purificamos antes de participar en la Cena del Señor. — Cómo se debe poner en práctica el mandato del amor. • EL RITO PEMÍTEMCIAL Juan, al contar la última Cena, no hace alusión a la Eucaristía (Me 14,12). Pero desarrolla el gesto de Jesús que lava los pies a sus apóstoles. Se puso a lavarles los pies. Los judíos pobres andaban
éste le dijo: «Tú, Señor, ¿me vas a lavar los pies a mí?» 7 Jesús le contestó: «Tú no puedes comprender ahora lo que yo estoy haciendo. Lo comprenderás después.» 8 Pedro le dijo: «A mí nunca me lavarás Mt 16,22 los pies.» Jesús respondió: «Si no te lavo, no podrás compartir conmigo.» 9 Entonces Pedro le dijo: "Señor, si es así, lávame no solamente los pies, sino también las manos y la cabeza.» i° Jesús le respondió: «Esto no es necesano para el que se ha bañado, pues está ss.ie del todo limpio, ustedes están limpios, aunque no todos.» 11 Jesús sabía quién lo iba a entregar; por eso dijo: «No todos están limpios.» 12 Cuando terminó de lavarles los pies y se volvió a poner el manto, se sentó a la mesa y dijo: «¿Entienden lo que he hecho con ustedes? 13 Ustedes me llaman: el Maestro y el Señor. Y dicen verdad, pues lo soy. , 4 Si yo, siendo el Señor y el Maestro, LC 22,27 descalzos, y los otros con sandalias. Cln gesto tradicional de buena acogida era ordenar a un sirviente que lavara los pies del caminante (ver Gen 18,4). Seguramente, esa costumbre no existía entre los apóstoles que no tenían sirvientes. Pero, esa noche, Jesús quiso ser el sirviente de ellos. Si Jesús cumplió esta función, no lo hizo para procurarles limpieza y bienestar corporal. El lavado de los pies fue un acto sagrado destinado a purificarlos del mismo modo como sucede en el bautismo. Los apóstoles estaban en la gracia de Dios: la palabra de Jesús recibida con fe los había purificado (15,3). Sin embargo, les hacía falta una preparación antes de compartir el pan de Vida en la mesa de su Señor. No existe religión alguna que entregue las cosas sagradas de buenas a primeras; entre los judíos se necesitaban ritos de purificación para participar en el banquete pascual. Jesús no fue menos exigente: él mismo limpió a sus apóstoles. Mo les pidió una confesión previa de sus pecados; solamente quiso que aceptaran humildemente que su Señor les lavara los pies. Este acto nos recuerda a la vez los sacramentos del Bautismo y de la Penitencia. En él se unen lazos de humildad y de misericordia, tanto del que purifica como de los que son purificados. En adelante los apóstoles harán lo que hizo su Señor una primera vez, pues él los envía en su nombre para esto. Pero no actuarán como jerarcas o jueces que conceden el perdón a culpables; ellos serán los que darán el primer paso para purificar a quienes se acercan a la Cena del Señor. En este capítulo aparece siete veces la palabra Señor. Comprendemos, pues, que al lavar los pies, Jesús hizo un gesto significativo que podía enseñamos, mejor que cualquier otro, cómo es nuestro Señor y Dios.
juan 14
176 177 ' l lo los pies, también ustedes de- 29 Como Judas llevaba la bolsa, algunos Heb 6,26 llevaré junto a mí, para que, donde yo es1 jn 3,16 ben lavarse los pies unos a otros. creyeron que Jesús quiso decirle: «Anda a 12,6 1 Tes 4,'i7 toy, estén también ustedes. '5 Les he dado un ejemplo, para que ha- comprar lo que falta para la Fiesta», o bien: 4 Para ir a donde voy, ustedes saben el gan lo mismo que yo hice con ustedes. «Anda a dar algo a los pobres.» camino.» 5 Tomás le dijo: «Señor, n o sabeFU 2,5 i6 Porque, en verdad, les digo: el servidor 30 Judas se comió el pedazo de pan y sa- n a mos a dónde vas, ¿cómo vamos a conocer COM?Í3 no es más que su patrón, y el enviado no lió inmediatamente. Era de noche. LC 22^5 el camino?» 6 J e s ú s contestó: «Yo soy el es más que el que lo envía. 1 7 Pues bien, us3i Cuando J u d a s salió, J e s ú s dijo: «Aho"m ]?:!? Camino, la Verdad y la Vida. Nadie viene al Mt io,24 tedes saben estas cosas: ¡felices si las po- ra e s glorificado el Hijo del hombre, y Dios 12,23 Padre sino por mí. 7 Si m e conocen a mí, 32 17,1 j n 15,20 nen en practica! es glorificado en él. Y si Dios e s glorifi8.19 también conocerán al Padre. Desde ya, usis No lo digo por todos ustedes, porque cado en él, también Dios lo glorificará, ¡y 1,14 tedes lo conocen y lo han visto.» F¡Í% sai 4i,io conozco a los que he escogido, y se va a pronto lo glorificará! EX 33,18 8 Felipe le dijo: «Señor, muéstranos al Paverificar lo dicho por la Escritura: El que dre y eso nos basta.» 9 J e s ú s respondió: come el pan conmigo, se levantará contra <0> 33 Hijos míos, yo estaré con ustedes por «Hace tanto tiempo que estoy con ustedes mí. i- Se lo digo de antemano, antes de que muy poco tiempo. Ustedes m e van a bus¿y todavía no m e conoces, Felipe? El que car... Les digo ahora lo mismo que dije a m JJ|| suceda, para que, después de sucedido, usm e ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo, los judíos: ustedes no pueden ir a donde 7 33 tedes crean que Yo Soy. pues, dices: Muéstranos al Padre? ¿No 20 En verdad, les digo: El que recibe al yo voy. crees que yo estoy en el Padre, y que el Pa34 Les doy este mandamiento nuevo: que 15, Mt io,4o q U e yo envío, a mí m e recibe, y el que m e dre está en mí? recibe a mí, recibe al que m e envió.» se amen unos a otros. Ustedes se amarán LM<Ú 10,38 io Las palabras que les he dicho n o vie17,21 unos a otros como yo los he amado. 35 Así 1 * i nen de mí: el Padre, que está en mí, es el 21 Después de decir estas cosas, J e s ú s se reconocerán todos que ustedes son mis 5, que hace sus obras. n Créanme: Yo estoy He 4|3 discípulos: si se tienen amor unos a otros.» Mc 1418 conmovió y dijo con toda claridad: «En veren el Padre, y el Padre está en mí; al m e dad, les digo: uno d e ustedes m e va a en36 Simón Pedro le dijo: «Señor, ¿a dónde nos créanlo por esas obras. 2 tregar.» 2 Los discípulos se miraban unos vas?» J e s ú s le respondió: «Donde yo voy, 212( 12 El que cree en mí hará cosas mayoa otros, pues no sabían a quién s e refería. tú n o puedes seguirme ahora; pero m e se- Lc223 Mi 21,21 res. Porque yo voy al Padre 1 3 y lo que usgüiras después.» 37 Pedro le dijo: «Señor, 19 x 23 (Jno de ellos, el discípulo a quien Jesús 15,16 tedes pidan en mi Nombre, lo haré yo, para 2Ó,2 más amaba, estaba recostado junto a él en ¿por q u é no puedo seguirte ahora? Estoy Hel'i que el Padre sea glorificado en su Hijo, n Y la m e s a . 2 4 Simón Pedro le hizo señas para dispuesto a dar mi vida por ti.» 38 J e s ú s restambién, si m e piden algo en mi Nombre, que preguntara a J e s ú s de quién hablaba. pondió: «Tú, ¿dar tu vida por m P En ver^ yo lo haré. 25 El discípulo s e inclinó sobre el pecho dad, te digo: antes que cante el gallo, m e sao 6,18 15 Si ustedes m e aman, guardarán mis 21 .a> de J e s ú s y le preguntó: «Señor, ¿quién es?» habrás negado tres veces.» mandamientos, 1 6 y yo rogaré al Padre y les 26 J e s ú s le contestó: «Voy a remojar un poco de pan. Al que se lo dé, ése es.» Yo v o y al Padre Mojó un poco d e pan en la salsa y se lo dice Cristo. Se hizo hombre precisamente para que viéramos en él al Padre. Siguió su camino, tan desconcertante pasó a Judas, el Iscariote, hijo d e Simón. i A ! «No se turben: ustedes creen en para nosotros, para que, al meditar sus actos, fuéramos pro27 Cuando J u d a s tomó el pan, Satanás en- ^ •*•" Dios: crean también en mí. 2 En la w 1,29gresando hacia la verdad. Pues, aunque al comienzo no entendemos bien sus propósitos, con el tiempo descubrimos u 22,3 tro en él. Entonces J e s ú s le dijo: «Lo que Casa de mi Padre hay muchas mansiones, al Señor y comprendemos que su camino es el nuestro. Pavas a hacer, hazlo pronto.» y voy allá a prepararles un lugar (si no fue- 14,27 sando por la cruz y la muerte, conquistaremos nuestra pro3 pia verdad y llegaremos a la vida. 28 Ninguno de los que estaban a la mesa ra así, s e lo habría dicho). Pero, si m e voy Yo estoy en el Padre, el Padre en mí y ustedes en mí (v. comprendió por qué J e s ú s le decía eso. a prepararles un lugar, e s que volveré y los 17,24 11 y 20). Cristo nos hace entrar a la familia divina. No haTl 5 1 l e s n e í" P 5 s
avac
O EL AMOR CRISTIANO Les doy un mandamiento nuevo. Es decir, un mandamiento propio de los tiempos nuevos que empiezan. La Biblia hablaba de fidelidad interior a Dios y de amor al prójimo. Este mensaje, sin embargo, quedaba oculto por la maraña de los formulismos. Además, son muchas las maneras de aman hasta el fanatismo religioso puede encubrirse tras el amor a Dios. Aquí, en cambio, el amor es la única ley, y para saber cómo se aplica, debemos siempre referimos a los ejemplos que nos dio el Señor en su vida terrenal. Por otra parte, mientras vamos profundizando el misterio del amor divino que se nos manifiesta en Jesús, nuestro amor se va identificando con el mismo Amor eterno de Dios que, al fin, deberá actuar sólo a través de nosotros. El amor auténtico viene de Dios y hace que todos volvamos a la unidad en Dios. El amor según Dios es el que libera al prójimo y lo incita a desarrollar plenamente los dones que el Señor le entregó. El amor que se inspira en el de Cristo, respeta el misterio del otro y lo ayuda a ser lo que Dios quiso que fuera, pasando por muerte y resurrección.
O LA VIDA ESPIRITUAL
A continuación del lavado de los pies, Juan pone tres discursos de despedida de Jesús a sus apóstoles. Estos, que convivieron con él durante varios meses, deben dar ahora un paso para descubrir otra manera de convivir con Jesús resucitado y presente, pero invisible. Yo estaba con ustedes, dice Jesús, y, en adelante, yo estaré en ustedes. El primero de estos discursos ocupa el capítulo 14. Al subir Jesús donde el Padre, no realiza alguna hazaña individual, sino que nos abre el camino a nuestra Casa, la cual no se sitúa muy arriba de nosotros, sino en Dios. Hay muchas mansiones, es decir, que hay lugar también para nosotros. No es una sola mansión para todos, sino una para cada uno, porque en el cielo no se trata de que todos vean un mismo espectáculo ni que gocen todos del mismo bienestar. La irradiación de Dios sacará a cada uno de nosotros la resonancia única que sólo él puede dar. Cada uno estará en su propia mansión, estando en comunión con todos. Ahora bien, sabiendo cuál es el término, debemos encaminamos hacia esta comunión definitiva. Yo soy el camino.
blemos, pues, de acercamos a Dios, como si él estuviera lejos de nosotros. Ni tampoco se trata de estar a su lado, como si Dios fuera una sola persona frente a nosotros. Entramos «en» la vida misteriosa de las personas divinas que comparten todo y son un único Dios. Las cosas materiales y los cuerpos no se pueden compenetrar; pero no es así en el mundo espiritual: Cristo está en el Padre y el Padre en él, y hacen su morada en nosotros. Al empezar el evangelio, Juan dijo que toda la actuación de Dios en el mundo se debe comprender a la luz de la relación íntima del Padre y del Hijo. Ahora agrega que la presencia de Dios en nosotros se debe a otra persona, que es el Espíritu Santo. Al Padre nadie lo ha visto, mientras que el Hijo se dio a conocer. Pero ni el Padre solo, ni el Hijo, pueden entrar en comunión con los hombres si no mediante el Espíritu, al que deberíamos llaman Dios que se comunica. Por eso llamamos vida espiritual a todo lo que se refiere a nuestras relaciones con Dios. La vida espiritual abarca tres actitudes: — Guardar las palabras de Jesús: meditarlas, ponerlas en práctica y dejar que echen raíces en nuestra alma. — Luego, instruidos por el Espíritu de lo que debemos
juan 14 dará otro Intercesor q u e permanecerá 14,26 siempre con ustedes. 17 Este es el Espíritu '?$ de Verdad, que el mundo no puede recibir Rom e.26 porque n o lo ve ni lo conoce. Pero ustedes lo conocen, porque él permanece con ustedes, y estará en ustedes. 18 No los dejaré huérfanos sino que vengo a ustedes. 19 Dentro de poco, el mundo ya no m e verá, pero ustedes m e verán, por- ^;K que yo vivo, y ustedes también vivirán. 20 En ese día ustedes comprenderán que yo estoy en mi Padre, y que ustedes están en mí, y yo en ustedes. 21 El que conoce mis mandamientos y los guarda, ése es el que m e ama. Y mi Padre amará al que m e ama a mí, y yo también lo amaré y m e mostraré a él.» 22 J u d a s (no el Iscariote) le preguntó: «Señor, ¿por qué hablas de mostrarte solamente a nosotros y no al mundo?» 23 Je,.,
r,.J
.
.
Ap3,20
sus respondió: «Si alguien m e ama, guar- pro 8,17 dará mis palabras, y mi Padre lo amará y 2 CE°, f}* vendremos a él para hacer nuestra morada en él. 24 El que no m e ama no guarda mis palabras, pero mi palabra no es mía, sino del Padre que m e envía. 25 Les he hablado mientras estaba con ustedes. 26 En adelante el Espíritu Santo Intérprete, que el Padre les enviará en mi 14.16 Nombre, les va a enseñar todas las cosas y 16J3 les recordará todas mis palabras. pedir en nombre de Cristo, pedimos con toda confianza aquellas cosas que él mismo desea. — Al final, hacemos las mismas cosas que él hizo. No multiplicó las obras buenas, sino que llevó a cabo aquello que el Padre le pedía aun cuando su obediencia pareciera un sacrificio vano. Les dará otro Intercesor (14,16). Jesús se refiere al Espíritu Santo, y lo llama el Paracletos. Esta palabra griega tiene varios sentidos. Aquí pusimos Intercesor. En 14,27 y 15,26 tiene un sentido algo distinto. Intercesor el Espíritu guía a los creyentes e inspira su oración para que sea escuchada. Les dará otro Intérprete (14,27). El Espíritu nos hace comprender e interpretar para cada tiempo las palabras de Jesús. Señor, ¿por qué hablas de mostrarte solamente a nosotros? (v. 22). Judas ha creído que Jesús los citaría para encuentros secretos. No se trata de esto: Jesús se hará presente por medio de su Espíritu. Se mostrará a ellos, o sea, se dará a conocer enseñándoles y dándoles la paz. El Padre es mayor que yo (1428). Esto se debe leer junto con 5,18; 10,30; 16,15; para entender algo del misterio de Cristo, Dios verdadero (Rom 9,5; Ti 2,13; 1 Jn 5,20). Ya en el siglo IV, el gran obispo y defensor de la fe, san Hilario, escribía: «El Padre es mayor, por ser el que da, pero si da al Hijo su propio ser Único, el Hijo ya no es mena» que el Padre.» Además, lo propio del Hijo es el sacrificóme por amor al Padre, hasta que éste le devuelvo IU Ciloilo dr miles (17,5 y 6,62). Por eso los apóstoles que lo vieron hombre entre los hombres, en el tiempo de su humillación voluntaria, deben alegrarse de su partida. El Espíritu que el Padre les enviaré (14,26): comparar con 15,26. D Espíritu Santo procede tanto del Podre como del Hijo, siendo con ellos un solo Dios.
juan 15
178
2 Tes 3,16
+ En este segundo discurso de despedida, Jesús nos invita a seguir firmes en medio del mundo. Se compone de cuatro partes: — La parábola de la vid: los he puesto para que produzcan frutos. — El mundo los odiará. — La obra del Espíritu Santo. — En poco tiempo más me volverán a ver. La presente página desarrolla la parábola de la vid. Jesús se refiere a una comparación de la Biblia, pero le cambia su sentido original, como'ya lo hizo hablando del buen Pastor (Jn 10,1). La viña era la figura del pueblo de Israel. Plantada de cepas escogidas, cuidada por el Señor, debía producir frutos de justicia (Mc 12,1). Pero, al venir, Jesús pone fin a esta etapa de la historia en que el Reino de Dios se identificaba con el pueblo judío. Ahora echó sus raíces la Vid verdadera. Cristo es el tronco del que salen las ramas, es decir, todos nosotros que vivimos por él. Pero también él es la planta entera, tronco y ramas juntos: formamos como un cuerpo suyo más amplio que su cuerpo físico. La viña era el pueblo de Israel, y lo importante para ellos era que la comunidad, en su conjunto, se portara bien. Aho-
ra Jesús no dice: La comunidad cristiana es la vid y ustedes son las ramas, sino: Yo soy la vid. Debemos fijamos en la manera como estamos vinculados cada cual con él por la fe, la oración y el culto de su palabra. Cada cual debe producir frutos. Jesús no indica cuáles serán estos frutos, si servicio, comprensión, o justicia social... Insiste más bien en que estos frutos deben brotar de su Espíritu y llevar su sello propio. El éxito de la Iglesia no se mide por sus realizaciones, sino por el progreso de las personas que en ella van interiorizando el misterio de Cristo con su cruz y su resurrección. Después de aclarar que dependemos totalmente de él, Jesús vuelve a expresar su mandamiento: el amor. Es que hay un orden en la construcción de la vida cristiana. Si decimos de entrada: Debemos amar al prójimo, porque ésta es la única ley, no logramos nada. Porque cada cual entiende el air n r a su manera mientras no haya interiorizado el sentir de Cnsto. El nos pide primero compartir su pensamiento: es lo que significaba la expresión: Guarden mis mandatos. Entonces pasaremos a ser sus amigos, al tenerlo como una persona que nos ama y que actúa en nosotros. Y luego produciremos el fruto auténtico del amor, que tiene a Cristo por su principio.
juan 16
179
27 L e s d e i 0 la paz, les doy mi paz. La paz tas: hay que recogerlas y echarlas al fuego, E¿ 15,1 MI 10,22 odió a mí. 19 No sería lo m i s m o si ustedes Rom 5,1 i j i j i donde arden. jn 17Í14 fueran del m u n d o , pues el m u n d o a m a lo 7 EÍ 2.i4 q u e yo les doy n o es c o m o la q u e da el Si se quedan en mí, y mis palabras perJn 3,13 q u e e g s u y o F 7 "" mundo. Que no haya en ustedes ni angus- manecen en ustedes, todo lo que deseen lo M H,2< C 20 Pero ustedes no son del mundo, sino 1 Jn i,v tia ni miedo. pedirán, y se les concederá. que yo los elegí de en medio del mundo; 28 Ya han oído lo que les dije: Me voy, s Mi Padre encuentra su gloria en esto: uÜ'Jo P o r e s o e ' mundo los odia. Acuérdense de pero vengo a ustedes. Si ustedes me ama- que ustedes produzcan mucho fruto, llelo que les dije: el servidor no es más que ran, se alegrarían de que voy al Padre, pues gando a ser con esto mis auténticos dis- *?;]? su patrón; si me persiguieron a mí, también el Padre es mayor que yo. 9 cípulos. Yo los he amado a ustedes como los perseguirán a ustedes. ¿Hicieron caso 13,19 29 Les digo estas cosas antes que suce- el Padre me ama a mí: permanezcan en mi de mi enseñanza? Tampoco escucharán la 27 '' ' dan, para que, cuando sucedan, ustedes amor. i°Si guardan mis mandatos, permapredicación de ustedes. 21 Les harán todo crean, soya no hablaré con ustedes, por- necerán en mi amor, así como yo perma- 14,15 esto por causa de mi Nombre, porque no 12,31 que se acerca el Amo de este mundo. En nezco en el amor del Padre, guardando sus 1 Jn2 ,j conocen al que me envió. mí no hallará nada que le pertenezca; mandatos. 22 Si yo no hubiera venido, ni les hubiera 3i más bien con eso conocerá el mundo 1 ' Yo les he dicho todas estas cosas para Mts. 1 1 hablado, no tendrían pecado. Pero ahora MC 14,47 que yo amo al Padre y hago lo que el Pa- que en ustedes esté mi alegría, y la alegría 16,20 ' están en pecado y no se pueden disculpar. dre me encomendó. ¡Levántense, salgamos de ustedes sea perfecta. ,2/v\i mandamien23 Quien me odia a mí, odia también a de aquí!» 1 3 24 to es éste: Ámense unos con otros, como 1 j „ $ mi Padre. Si no hubiera hecho ante ellos yo los he amado. 1 3 No hay amor más gran9,41 cosas que antes nadie había hecho, no esYo soy la vid: de que éste: dar la vida por sus amigos. tarían en pecado. Pero las han visto y me Produzcan frutos en mí 14 Ustedes son mis amigos si cumplen lo 1 Jn 3,11 odian a mí, y a mi Padre. 2 5 Así se cumple Sal "I C i «Yo soy la Vid verdadera, y mi que les mando. 1 5 Ya no les diré servidores, %]l la palabra escrita en su Biblia: Ale han odia+ •*•*' Padre el viñador. 2 S i alguna d e porque un servidor no sabe lo que hace su do sin causa alguna. mis r a m a s n o produce fruto, él la corta; y patrón. Les digo: amigos, porque les he limpia toda rama q u e produce fruto para dado a conocer todo lo que aprendí de mi LC 12,4 El Espíritu vendrá Je 2 2 ls 5 J q u e d é m á s . Padre. 26 O Yo les enviaré, desde el Padre, el E s 16 sai 80,9 3 (j s tedes ya están limpios: la palabra q u e ustedes no me escogieron a mí. Soy píritu d e la Verdad, q u e procede del Padre. les he dirigido los ha purificado. ' ' P e r m a - yo quien los escogí a ustedes y los he pues,426 Este Intercesor, c u a n d o venga, presentará nezcan en mí y yo permaneceré en ustedes. to para que vayan y produzcan fruto, y ese 6,70 "HV? 32 m i defensa. 27 Y ustedes también hablarán 13,18 s¡r 24,17 C o m o la rama n o puede producir fruto fruto permanezca. Y quiero que todo lo que en mi favor, pues han estado conmigo desM, i5,i3 por sí misma si n o p e r m a n e c e en la planta, pidan al Padre en mi Nombre, él se lo dé. de el principio. 7 fru1 Yo les ordeno esto: que se amen unos n „ „ He"^g así t a m p o c o pueden ustedes producir ^ Rom 6.2C Bom 11.17 fOS s ¡ n o permanecen en mí. 5 Yo soy la Vid • A pesar de que Jesús vuelve a su Padre para iniciar y ustedes las ramas. Si alguien permanece a otros. una presencia más eficaz y más universal entre los hombres, Satanás sigue actuando con su poder usurpado. Dirii co 12,12 en mí, y yo en él, produce mucho fruto, El mundo odia a Jesús y a los suyos ge contra los creyentes y contra la Iglesia el odio de los que pero sin mí no pueden hacer nada. a él pertenecen: éstos son a los que Juan llama el mundo. 6 El que no se quede en mí, será arroja- • 18 Cuando el mundo los odie, recuerden El destino de los creyentes es ser odiados por el mundo. Muchas veces basta con que uno empiece una vida más do afuera y se secará como ramas muer- que, primero que a ustedes, el mundo me
1
De antemano les digo estas cosas para que no se acobarden. 2 Los judíos los expulsarán de sus comunidades. Más aún, viene la hora en que cual- |.z| quiera que los mate creerá estar sirviendo a Dios. 3 Y actuarán así porque no conocen al Padre ni a mí. 4 Pero de antemano se lo advierto para que, cuando llegue la hora, re- MC 13,23 cuerden que se lo había dicho. No les había dicho todo esto al principio, porque estaba con ustedes, 5 pero ahora, me voy a juntarme con el que me envió. 6 Me voy: esta palabra los llena de tristeza, y ninguno de ustedes me pregunta a don- 14,1 de voy. 7 En verdad, les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Intercesor no vendrá a ustedes. Pero si me voy, se lo mandaré. 8 Cuando él venga, rebatirá las mentiras del mundo, y mostrará cuál ha sido el pecado, quién es el Justo y quién es condenado. 9 ¿Cuál ha sido el pecado? No creyeron 15,22 en mí. 10 ¿Quién es el Justo? Soy yo, pero ya no me verán porque voy al Padre. 11 ¿Quién es el condenado? El Amo de este mundo que ya ha sido sentenciado. i 2 Tengo muchas cosas más que decirles, pero ustedes no pueden entenderlas He 1,4 ahora. 13 Y cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, los introducirá a la verdad total. 14.30
«El Intercesor que yo les enviaré (15,26). Y ahora expresa: Recibirá de lo mío para anunciárselo a ustedes: todo lo que tiene el Padre también es mío (16,15). El Espíritu no es una figura poética: es Alguien. Y Jesús promete enviárselo a sus apóstoles cuando haya entrado a la Gloria. Esto ya fue comentado (Jn 7,37 Jn 14,1). A partir del día de Pentecostés, el Espíritu empezó a accristiana y responsable para que le vengan oposiciones y tuar en la Iglesia, demostrando así que era el Espíritu de Crisodios de sus mismos familiares. Es un odio del que nadie to. Los judíos que no habían creído en él, pensaban que podría decir el motivo: pero el demonio lo sabe, que hace Dios estaba con ellos, pero su Espíritu no actuaba en igual todo para desanimamos. forma entre ellos. Así quedó al descubierto que no tenían la Hasta en la misma Iglesia no faltan quienes son del mun- razón sino que eran pecadores (v. 9) al no creer en Cristo. do y creen servir a Dios (16,2), cuando persiguen a los imi¿Quién es el Justo? El Justo es Cristo y los justos son los tadores de Cristo. «¡Ay de ustedes cuando hablen bien de que creen en él sin verlo y ajustan sus acciones a todas sus ustedes!» Jesús lo dijo pensando en aquellos cristianos que enseñanzas, llevados por el Espíritu de la Verdad. saben concillarse la alabanza de los poderosos y conquistar El libro de los Hechos de los Apóstoles nos recuerda los los puestos de mando dentro de su misma Iglesia. Estos ejemplos de los primeros discípulos de Jesús. El Espíritu les también desconocen al Espíritu de Dios cuando actúa entre daba, antes que poderes milagrosos, alegría, paz y el amor los humildes y, a veces, lo persiguen con mucha maldad; mutuo, y además esa certeza íntima de que Jesús ha resues que, en realidad, no conocen a Cristo ni a su Padre. citado y está entre nosotros. Cuando nuestra esperanza no viene de Dios, la prueba El Espíritu guía a los misioneros, les da el poder de hacer nos desanima; pero si es de Dios, se fortalece y nos manmilagros; da a los convertidos el conocimiento de Dios, catenemos firmes. En la parábola de la vid, Jesús dijo: «Mi papacidades nuevas para obrar, sanar, servir y remecer a un dre limpia toda rama que da frutos para que produzca más.» mundo entorpecido. A lo largo de la historia el Espíritu impulsará a hombres de fe, a mártires, a profetas, y por medio O EL PADRE, EL HUO de ellos transformará el mundo. De esta manera hará justicia al Salvador aparentemente vencido; y se hará patente Y EL ESP1RTTÜ SANTO que el perdedor es Satanás, que ya ha sido sentenciado (v. Jesús, al hacemos hijos de su Padre, nos descubre el mis11). El espíritu malo, gran director de orquesta de la cometerio íntimo de Dios. En Dios hay comunión entre las tres dia humana, es desplazado y ve limitada su influencia. En personas: el Padre, el Hijo y su común Espíritu. cambio, una nueva fuerza orienta la historia y nos guía haHablamos de su común Espíritu, porque Jesús dijo en cia la verdad total: es el Espíritu. igual forma: «El Padre les dará otro Intercesor» (14.Í6) y:
juan 17 El no vendrá con un mensaje propio sino 1 co 3,1 que les dirá lo que ha escuchado, y les anunciará las cosas futuras. 14 Me glorificará porque recibirá de lo mío para revelárselo a ustedes. 1 5 Todo lo que tiene el Padre también es mío. Por eso les he dicho que recibirá de lo mío para anunciárselo.» Dentro de poco no me verán O 16 «Dentro de poco tiempo ya no me ve7,33 rán. Pero en un poco tiempo más me vol14,19 verán a ver.» 17 Algunos discípulos se preguntaron: «¿Qué querrá decir esto de que dentro de poco tiempo ya no me verán, y un poco tiempo más me volverán a ver? ¿Y eso de que me voy al Padre?» 18 Y se preguntaban: «¿A qué se refiere este "dentro de poco"? No le entendemos.» 19 Jesús se dio cuenta que querían hacerle preguntas, y les dijo: «ustedes están desorientados porque les dije que dentro de poco tiempo no me verán y un poco después me volverán a ver. 20 En verdad les digo: ustedes llorarán y se llenarán de pena mientras que el munLe 5,35 Ap 11,10 do gozará, ustedes estarán apenados, pero esa tristeza se convertirá en alegría. 2i En el momento de dar a luz, la mujer se aflige porque le llega la hora del dolor. Is 26,17 Rom 8,22 Pero, después que ha nacido la criatura, se olvida de las angustias por su alegría tan grande: ¡en el mundo ha nacido un hombre! u 6,21 2 2 Así también ustedes ahora sienten jnlsi!n'9 P ena » pero, cuando los vuelva a ver, su co20,20 razón se llenará de alegría, y nadie podrá 2 co 4|i7 quitarles esa alegría. O JESÜS ESTA EN MEDIO DE NOSOTROS Jesús está en medio de nosotros, pero se requiere la fe y una entrega firme al Evangelio para notar su presencia. El mismo dijo: «ustedes me verán porque viven y también yo vivo.» En la presente página, sin embargo, nos advierte que lo importante no es sentir su presencia, sino perseverar en sus caminos. Pues, para que lleguemos a una fe plenamente desarrollada, es necesario que se nos quite el consuelo de su presencia durante tiempos más o menos prolongados: un tiempo más y no me verán. Esto se verificó por primera vez para sus discípulos en el momento en que él murió; luego lo vieron resucitado. Esto se verificará también al final de los tiempos, cuando descubramos a Cristo glorioso después de haberlo esperado en la fe. Que ninguno se crea demasiado seguro en los momentos en que Cristo deja sentir su presencia, como, por ejemplo, después de una conversión, y todo nos parece fácil; no despreciemos a nuestros hermanos a los que, aparentemente, el Señor no concede los mismos favores. Dentro de poco, tai vez, el Señor nos pondrá en la noche. Después que Jesús haya resucitado, una verdadera con-
181
180 23
Ese día, ya no tendrán que hacerme más preguntas. En verdad, les digo: todo lo 14,20 que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo dará. 2 4 Hasta ahora no han pedido nada invocando mi Nombre: pidan, y recibirán, y 1 Jn15,1' 1/ su gozo será completo. 25 Hasta ahora los he instruido por medio de comparaciones; pero viene la hora 15,4 en que ya no los instruiré en esta forma, sino que les hablaré claramente del Padre. 26 En ese día pedirán en mi Nombre y no será necesario que yo los recomiende ante ,6Z3 el Padre, 27 pues el Padre los ama, porque ustedes me aman y creen que yo he salido de Dios. 2 8 Salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo este mundo y vuelvo al Padre.» 29 Los discípulos le dijeron: «Ahora sí que hablas claramente, sin usar comparaciones. 3 o Ahora sabemos que tú lo sabes todo, sin esperar que te hagan preguntas. Por eso creemos que tú has salido de Dios.» 31 Jesús respondió: «¿ustedes dicen que creen? 32 Viene la hora, y ya ha llegado, en la que se irán cada uno por su cuenta y me Za 13,; 26,3 dejarán solo. En realidad no estoy solo: el MtLe 22,3" Padre está conmigo. 33 Se lo he dicho todo para que tengan paz en mí. ustedes encontrarán persecucio- 2 Tim14,.3, 8, nes en el mundo, pero ¡sean valientes! Yo Rom 1 Tes 1 2 Tes 1 he vencido al mundo.» Oración de Jesús por el nuevo Pueblo Santo 1 'J ' Cuando terminó este discurso, + *• * Jesús elevó los ojos al cielo y dijo: «Padre, ha llegado la hora: da gloria a tu Hijo para que tu Hijo te dé gloria a ti, 2 usando el poder que a él le diste sobre todos los vivencia se establecerá entre él y sus discípulos: él les hablará claramente del Padre; ellos pedirán en su nombre. Les hablaré claramente... La respuesta desatinada de los apóstoles en el v. 30 subraya por contraste lo que expresó Jesús en el 25. No quiso decir que volvería en forma visible para enseñar, esta vez, sin parábolas. Jesús se refería más bien al conocimiento espiritual de él y de sus palabras que los discípulos recibirían del Espíritu. Ustedes pedirán en mi Hombre (v. 26). Teniendo un conocimiento espiritual de Jesús, los creyentes sabrán lo que han de pedirle y él se lo dará. De igual manera sabrán lo que Dios no quiere dar, por lo cual ni lo desearán ni lo pedirán. + UNA Y SANTA Muchos llaman Oración sacerdotal a esa oración en que Cristo, antes de morir, ofrece en sacrificio su propia vida; sacerdote y víctima a la vez (vers. 19). La palabra santificar tenía entonces dos usos: el sacerdote se santificaba, o sea, se preparaba para ser digno de ofrecer el sacrificio, y también santificaba (hacía santa) ¡a víctima al sacrificarla.
11,41 12,23 13,1 5,21 6.3S Mt 28,1í
mortales, para comunicar la vida eterna a sab 15,3 todos aquellos que le diste a él. 3 Pues ésta J "¡^ es la vida eterna: conocerte a ti, único Dios E2 36,25 verdadero, y al que enviaste, Jesús, el Cristo. 4 Te he glorificado en la tierra, cumpliendo la obra que me habías encargado. 5 1,1 Ahora tú, Padre, dame junto a ti la misma F¡?$j Gloria que tenía a tu lado desde antes que comenzara el mundo. 6 He manifestado tu Nombre a los que & 3,13 me diste apartándolos del mundo. Tuyos Sal 22 23
Heb2j2 eran y me los diste y han guardado tu palabra. 7 Ahora ellos reconocen que viene de ti todo lo que me diste. 8 Las palabras que me confiaste, se las he entregado y las han recibido. Reconocieron verdaderamente que yo he salido de ti, y creen que tú me enviaste. 9 Yo ruego por ellos. No ruego por el -,|;3? mundo, sino por los que tú me diste, que i jn 216 v a s o n t u Y o s 10 —t°do lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío—, y yo he sido glorificado en ellos. *J Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos se quedan en el mundo, mien-
juan 17 tras yo vuelvo a ti. Padre Santo, guárdalos en ese tu Nombre que a mí me diste, para GÍI 3,28 que todos sean uno como nosotros. 12 Cuando estaba con eilos, los guardaba en tu Nombre y cuidaba de ellos, y ninguno se perdió, sino el que llevaba en sí la Sa\w¿ perdición, con lo que se cumplió la Escri- He1-16 tura. 13 Ahora vuelvo a ti y digo esto mientras estoy en el mundo, para que tengan en ellos la plenitud de mi alegría. 14 Les he dado tu mensaje y por eso los odia el mundo, porque ellos no son del 15,16 mundo, como yo tampoco soy del mundo. 15 No te pido que los saques del mundo, ^f'jjj pero sí que los defiendas del Maligno. LC 23^2 16 Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 17 Hazlos santos según la verdad: tu Palabra es la verdad. 12 jnS5.is 18 Así como tú me enviaste al mundo, así 1 p ^22 yo también los envío al mundo, 1 9 y por ellos voy al sacrificio que me hace santo, 1 co 1.30 para que ellos también sean verdaderamen- Heb z?i? te santos. 20 rio ruego solamente por ellos, sino también por todos aquellos que por su palabra creerán en mí. 21 Que todos sean uno
hombres de temperamentos diversos y entre pueblos de cultura diferente requiere mucho amor y comprensión. Desde los primeros años no faltaron los que rechazaban la fe tal como la enseñaban ios apóstoles; de ahí nacieron varios grupos o sectas. Cuando, por razones históricas, los países del mundo romano se dividieron en dos grandes bloques, uno al oriente en el que seguía la civilización griega; otro al occidente (Europa), en el que, después de las invasiones de los pueblos bárbaros, surgió la cultura medieval, los contactos se hicieron más difíciles entre los cristianos de estas dos partes. Y porque vivían la misma fe con tradiciones y usos religiosos diferentes, empezaron a considerarse como que no tenían la misma religión. Es así como las Iglesias orientales, o sea, ortodoxas, se apartaron de la Iglesia romana. Tiempo después, el relajamiento de la Iglesia y el descuido de la jerarquía por acabar con los abusos y desórdenes, fue la ocasión que llevó a los protestantes o evangélicos a fundar otras Iglesias reformadas. Esta separación, sin emJesús quiere también que cada uno de los suyos conozbargo, tenía motivos más profundos. Las crisis cultural por ca a Dios. Esto exige interiorización de la palabra de Dios, la que atravesaba la cristiandad obligaba a los cristianos a oración perseverante, celebraciones comunitarias. Para eso revisar su actitud frente a la Biblia, frente a la filosofía y a la tendremos la ayuda del Espíritu Santo, del que vienen los política. Según cual fuera la opción que uno tomaba frente dones de conocimiento y de sabiduría (Colosenses 1,9). Del a esos problemas, se unía a los protestantes o a los católicos. conocimiento brotan las obras y el amor; éste es el comienEn estos años, se están aclarando las dificultades venidas zo de ¡a vida eterna (v. 3), en que veremos a Dios tal como del pasado. Católicos, Ortodoxos y Protestantes multiplican es (1 Jn 2,3). los esfuerzos para reunir a los creyentes. Sin embargo, a! mismo tiempo, se advierten nuevas grietas en el interior de Cristo pide que su Iglesia sea una, es decir, que sea seña! cada Iglesia. Pues frente a los problemas candentes de hoy. de unidad en un mundo desunido. No basta con que se prelos cristianos no solamente se ubican en diversas opciones dique a Cristo: es necesario que los hombres vean en mepolíticas, sino que no están de acuerdo sobre cómo debedio de ellos la Iglesia única y unida. mos comprender a Cristo y de qué manera podemos entreIglesia católica, es decir, universa!, donde ningún hombre gar su mensaje en el tiempo en que vivimos. se sienta extraño. Iglesia una, por un mismo espíritu y por Por eso el Ecumenismo, o sea, el esfuerzo de acercamienla unión visible de sus miembros. to de las Iglesias, nos exige también que superemos las nuevas disensiones que van amenazando la unidad Interna de La historia de la Iglesia parece desmentir la oración de la Iglesia. Todos hemos de poner el mayor empeño para Cristo. Jesús deseaba la unidad, y los evangelistas expresan que se realice la unidad de los cristianos, como Cristo la que puso a Pedro como cabeza visible del grupo apostólico quiere, y por los medios que él quiere. y de toda la Iglesia. Sin embargo, mantener la unidad entre Jesús cierra el culto del Antiguo Testamento que los judíos rindieron a Dios durante siglos. Ese pueblo era santo, es decir, tenía por misión, en medio de todas las naciones, servir al Dios Santo, al que conocía por un privilegio especial. Jesús ruega por los suyos para que sean el nuevo pueblo santo, o sea, consagrado a Dios, y esta vez, según la verdad (v. 17). Pues él va a derramar sobre ellos el Espíritu de la Verdad, que había sido prometido a Israel, y que deberá instruimos interiormente. Guarda en tu Nombre (v. 11), es decir, guarda en la irradiación de tu propia santidad, en la que abrazas a tu Hijo. Este es el momento en que Cristo ruega por su Iglesia, a la que encarga su propia misión. El deber principal de ¡a Iglesia será conocer a Dios. La palabra conocer es repetida siete veces, como prueba de que expresa lo esencial del discurso. Sea cual fuere la situación de la Iglesia, su misión propia e irreemplazable será la de conservar y proclamar el verdadero conocimiento del Padre y el mandato de su Hijo.
juan 18
182 licías enviados por los judíos, se apoderaron de Jesús, le amarraron las manos 13 y lo llevaron primero donde Anas. Este Anas era suegro del Sumo Sacerdote Caifas; u y Caifas e s el q u e había dicho a los judíos: «Es necesario que muera un h o m b r e por 11,45 el pueblo.» 15 Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Como ese otro discípulo era conocido del Sumo Sacerdote, pudo entrar en el patio de la casa al mismo tiempo que Jesús. 16 Pedro quedó afuera, junto a la puerta, hasta que el otro discípulo, conocido del S u m o Sacerdote, salió y habló con la portera, que lo dejó entrar. 17 La portera dijo a Pedro: «A lo mejor tú también eres de los discípulos de ese h o m bre.» A lo que Pedro respondió: «No, n o lo soy». 18 Hacía frío. Los sirvientes y los guardias tenían prendido un fuego con ascuas y s e calentaban. Pedro estaba junto a ellos, calentándose también. 19 Arrestan y llevan preso a Jesús El Sumo Sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su enseñan"t D i Cuando terminó estos discursos, za. Jesús contestó: 20 MC 14 43 Jesús pasó con sus discípulos al «Yo he hablado abiertamente al mun., '„„ otro lado del estero de Cedrón. Ahí había do. He enseñado en la casa de oración y en Me 14,26 , . „ .. , . 2s 1523 un huerto donde entro con sus discípulos. el Templo, en los lugares donde se reúnen 2 los judíos. No he hablado nada en sePero también Judas, el que lo entrega- todos 21 LC 22,47 ba, conocía este lugar porque Jesús se ha- creto. ¿Por qué m e preguntas a mí? Prebía reunido muchas veces allí con sus dis- gúntales a los que m e han escuchado: ellos lo que yo he enseñado.» cípulos. 3 Llevó, pues, consigo soldados del saben 22 Al oír esto, uno de los policías que esbatallón y policías m a n d a d o s por los jefes de los sacerdotes y los fariseos y llegó allí taba allí dio a J e s ú s una bofetada en la cara, He 23. diciendo: «¿Es ésa la manera d e contestar con linternas, antorchas y armas. 23 4 Jesús sabía lo que le iba a pasar. Se al S u m o Sacerdote?» Jesús contestó: «Si he hablado mal, muéstrame en qué, pero f2,27 adelantó y preguntó: «¿A quién buscan?» 5 he hablado bien, ¿por qué me pegas?» Contestaron: «A J e s ú s de Nazaret.» J e s ú s si 24 Anas lo envió atado donde Caifas, el dijo: «Yo soy.» (Judas, el traidor, estaba Sumo Sacerdote. también en medio d e ellos.) 25 Simón Pedro quedó calentándose en 6 Cuando J e s ú s dijo: «Yo soy», retroce7 el patio. Le preguntaron: «¿No eres tú tamdieron y cayeron al suelo. Les preguntó de sus discípulos?» El lo negó: 8,24 nuevo: «¿A quién buscan?» Dijeron: «A J e - bién uno de 26 sús de Nazaret.» 8 J e s ú s les dijo: «Ya les h e «No lo soy.» Clno de los servidores del dicho que soy yo. Si m e buscan a mí, de- Sumo Sacerdote, pariente del hombre al le dijo: jen irse a éstos.» 9 Con lo que s e cumplió que Pedro le había cortado la oreja, 27 la palabra que él había dicho: «No h e per- «¿No te vi con él en el huerto?» De nuedido a ninguno de los que tú m e has dado.» vo negó Pedro y en seguida cantó el gallo. J o Simón Pedro tenía una espada, la sacó e hirió a Maleo, siervo del S u m o Sacerdote, Jesús, juzgado por el poder político cortándole la oreja derecha. i i J e s ú s dijo a 28 Amanecía. Llevaron a Jesús desde la Pedro: «Coloca tu espada en su lugar, ¿aca- • casa de Caifas al tribunal del gobernador. MC io,381 so n o beberé la copa que mi Padre m e d a Los judíos no entraron, porque, con sólo esa beber?» 12 Entonces la tropa, con su jefe y los po- tar en casa de paganos, se habrían hecho c o m o Tú, Padre, estás en Mí, y Yo en Ti. Sean también uno en nosotros: así el m u n do creerá que tú m e has enviado. 22 Esa Gloria q u e m e diste, s e la di a ellos, para que sean uno c o m o tú y yo so, Co 617 m o s uno. 23 Así seré yo e n ellos y tú en mí, Gá 2 v Én 4 alcanzarán la perfección e n esta unidad. 4.3 Entonces el m u n d o reconocerá que tú m e has enviado y que yo los he a m a d o c o m o tú m e a m a s a mí. 24 Esos que me has dado, Padre, yo quiero que allí donde estoy yo, estén también conrn Gen45?3 ' g ° y contemplen la gloria, que tú me diste, porque me amabas, antes que comenzara el mundo. 25 Padre Justo, el mundo no te ha conocido, mientras que yo te conocía, y éstos a su vez han conocido que tú me has enviado. 26 Yo les he enseñado tu Nombre y seRom e 39 guiré enseñándolo; y así, el amor con q u e m e amaste estará en ellos, y yo también estaré en ellos.»
_
314 12,33
183 impuros y ya no habrían podido celebrar la Pascua. 29 Pilato, pues, salió a ellos y les preguntó: «¿De q u é acusan a este hombre?» 30 Le contestaron: «Si n o fuera u n malhechor, n o lo habríamos traído ante ti.» 31 Pilato les dijo: «Llévenselo y júzguenlo según su ley.» Los judíos contestaron: «No ten e m o s autorización para aplicar pena d e muerte.» 32 Con esto s e iba a cumplir la palabra que dijo Jesús sobre la manera como iba a
mor¡[\
33 Pilato volvió a entrar al tribunal, llamó a J e s ú s y le preguntó: «¿Eres tú el Rey d e los judíos?» 34 J e s ú s le contestó: «¿Viene d e ti esta pregunta o repites lo que otros te h a n dicho d e mi?» 35 Pilato contestó: «¿Soy judío yo? Tu pueblo y los jefes d e los sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?» 36 J e s ú s contestó: «Mi realeza n o procede de este mundo; si fuera rey c o m o los d e ,2^2 este m u n d o , m i guardia habría luchado ]ffi para que no cayera en m a n o s de los judíos. Pero mi reinado n o e s d e acá.»
CRISTO REY
• Mi realeza no procede de este mundo. Conviene recordar lo dicho en Le 8,10: una misma palabra, en el Evangelio, designa el Reino, o sea, el país que gobierna el rey; el reinado, o sea, el gobierno del rey; la realeza, o sea la dignidad y el poder del rey. En este encuentro de Jesús con Pilato, debemos hablar, no del reino, sino más bien del reinado o, mejor, de la realeza que es el poder del rey. Aquí, siendo que el Evangelio usa tres veces la misma palabra, pusimos la primera vez: realeza; la segunda: si fuera rey como; y la tercera: mi reinado. En todo caso, sería un error comprender las palabras de Jesús como sigue: «Mi reino no es de este mundo, o sea que no me interesan los problemas sociales y políticos de este mundo y me conformo con dar una salvación espiritual, en forma individual, a las almas creyentes.» Asimismo sería un error comprender la palabra: no tendrías ningún poder sobre mí si no lo hubieras recibido de lo Alto, como la afirmación de que las autoridades tienen de Dios su poder y no se puede trabajar y luchar por reemplazarlas por otras menos corrompidas, o menos injustas, o mas capaces. Ver el comentario de Rom 13,1. Jesús, atado de manos, actúa como rey frente al gobernador Pilato, preso de su cargo y de sus propias ambiciones. Jesús no es rey como los de este mundo, porque no tiene el poder que somete a los hombres. Jesús, rey de los judíos, no ha venido a resucitar el reino y la nación independiente de los judíos, sino a introducirlos al Reino de la Verdad, patria sin fronteras y familia espiritual que Dios les prometía desde siglos. Pues bien, la verdad no progresa con las armas, sino gracias al testimonio de aquellos que la han reconocido; puede ocurrir que los testigos de la verdad sean perseguidos: no son ellos los que persiguen. Jesús, al decir Mi realeza no procede de este mundo recalca también que su autoridad la debe solamente al Padre que lo envió. En esto no se parece a las demás autoridades
juan 19 37
Pilato le preguntó: «Entonces, ¿tú eres rey?» J e s ú s contestó: «Tu lo has dicho: Yo soy Rey. Para esto nací, para esto vine al mun- 1 f** do, para ser testigo d e la Verdad. Todo
que se han impuesto, sea por la fuerza, sea ganándose el sufragio de sus compatriotas. A Pilato, en cambio, lo había nombrado el emperador de Roma y debía su carrera tanto a su propia ambición como a varias protecciones. ¿Cómo un hombre así tendría poder sobre el Hijo de Dios y lo crucificaría por miedo al pueblo, si no fuera para cumplir un decreto de lo Alto? Pues, ni siquiera un pájaro cae a tierra sin que lo permita el Padre. Dios no acepta que el destino de sus hijos sea destruido por criaturas humanas, por temibles que éstas sean. El cuida de cada uno de nosotros en forma tal que aun la injusticia que se comete en contra nuestra sirve para sus planes, para bien nuestro. Y porque nuestra suerte depende a la vez del Padre y de las autoridades humanas, debemos creer que él las guía en muchas oportunidades, aun cuando su poder sea de este mundo, es decir, de una legitimidad muy discutible. Pilato era culpable al condenar a Jesús; pues, habiendo oprimido y explotado sin vergüenza a los judíos, temía las denuncias que se hicieran al César en contra de él. La condenación de Jesús, sin embargo, significaba para él solamente la muerte de un judío más: él no cargaba con toda la culpa, pues ese tipo de justicia era la consecuencia del sistema colonial romano. Sea que nos fijemos en el plan eterno de Dios, o bien en la coyuntura histórica, Pilato no fue más que un instrumento torpe e inconsciente. Judas, en cambio, llevaba a cabo su propia venganza cuando decidió entregar a Jesús, y, por eso, tenía mayor pecado (v. 11). No tenemos más rey que el César (v. 15). Así vociferó la muchedumbre impulsada por sus jefes, aunque odiaban a los romanos y su emperador. Juan lo relata como algo profético: algunos años más tarde, los judíos no tendrían más rey que el César, y serían exterminados por él, después de haber rechazado a su verdadero Rey y Salvador. Pilato pensaba salvar la vida de su preso al presentarlo en este estado, pero había insultado el orgullo del pueblo judío: un Cristo Rey humillado, eso no lo podían aceptar.
juan 19 no encuentro ningún motivo para condenarlo.» 5 Entonces salió Jesús afuera llevanis 53,4 do la corona de espinas y el manto rojo. Pilato les dijo: «Aquí está el hombre.» 6 Al verlo, los jefes de los sacerdotes y los policías del Templo comenzaron a gritar: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!» Pilato contestó: «Tómenlo ustedes y crucifíquenlo. Yo no encuentro motivo para condenarlo.» 7 Los Lev 24,16 judíos contestaron: «Nosotros tenemos una jn 5,18 i_ey y según esta Ley debe morir, porque se hizo pasar por Hijo de Dios.» 8 Cuando Pilato escuchó esto, tuvo más miedo. 9 Volvió al tribunal y preguntó a Jesús: «¿De dónde eres tú?» Pero Jesús no le contestó palabra..I0 Por lo que Pilato le dijo: «¿No me contestas a mí? ¿No sabes que está en mi mano dejarte libre o mandarte crucificar?» 11 Jesús respondió: «Tú no tendrías ninsÜfj" gún poder sobre mí, si no lo hubieras recitar, 13Í1 bido de lo Alto. Por eso, el que me entregó a ti tiene mayor pecado que tú.» i 2 Desde este momento, Pilato buscaba la manera de dejarlo en libertad. Pero los judíos comenzaron a gritar: «Si lo dejas libre, no eres amigo del César; porque todo el que se proclama rey va contra el César.» " Al oír esto Pilato, hizo comparecer a Jesús ahte el pueblo y lo sentó en el tribunal, en el patio llamado del Empedrado (en hebreo Gabatá). 14 Era el día de la preparación de la Pascua, alrededor del mediodía. Pilato dijo a los judíos: «Ahí tienen a su rey.» is Ellos gritaron: «¡Fuera!, ¡fuera!, «crucifícalo!» Pilato les respondió: «¿Debo yo crucificar a su rey?» Los jefes de los sacerdotes contestaron: «No tenemos más rey que el César.» 16 Entonces Pilato les entregó a Jesús para que fuera crucificado.
^=s= 184 gar llamado la Calavera, que en hebreo se dice Gólgota. í 8 Allí lo crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado y en el medio is 53,12 a Jesús. 19 Pilato mandó escribir un letrero y ponerlo sobre la cruz. Tenía escrito: «Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos.» 20Muchos judíos leyeron este letrero, pues el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el letrero estaba escrito en tres idiomas: en hebreo, en latín y en griego. 21 Entonces, los jefes de los sacerdotes de los judíos fueron a decir a Pilato: «No pongas: "Rey de los judíos", sino "El que se dijo ser rey de los judíos".» 22 Pilato contestó: «Lo que he escrito, está escrito.» 23 Cuando los soldados pusieron en la cruz a Jesús, se repartieron su ropa en cuatro partes iguales, una para cada soldado. En cuanto a la túnica de Jesús, que era sin costura, de una sola pieza, decidieron: 24 «Mo ] a rompamos, más bien echémosla a la suerte, a ver de quién será.» Así se cumplió una profecía que dice: Se repartieron mi ropa y sortearon mi túnica. Así fue como sai 22,18 actuaron los soldados. Ultimas palabras de Jesús <0 25 Junto a la cruz de Jesús estaba su madre, y la hermana de su madre, María, Mc esposa de Cleofás, y María de Magdala. 26 Jesús, al ver a la Madre, y junto a ella, a 1fó¿ su discípulo al que más quería, dijo a la Ma- 21,7 dre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» 27 Después dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Desde ese momento, el discípulo se la llevó a su casa.
O 28 Después de eso, sabiendo Jesús que ya todo se había cumplido, dijo: «Tengo «j sed.» Y con esto también se cumplió una ¿ijgj? profecía. 29 Había allí un jarro lleno de vino Jesús es crucificado agridulce. Pusieron en una caña una espon17 Ellos se apoderaron de Jesús; él mis- ja llena de esa bebida y la acercaron a sus Gen 22,6 mo llevaba la cruz a cuestas y salió a un lu- labios.30 Cuando hubo probado el vino, JeO LA MADRE DE LOS CREYENTES En el momento de la caída del hombre, junto a Adán estuvo Eva. Ahora, en el momento de la restauración, o sea, de la segunda creación, junto al Hijo del Hombre, segundo Adán, está otra mujer. María no tiene esposo ni hijos que la puedan acoger y, para los judíos, es signo de maldición una mujer que se queda sola. Jesús confía María a Juan, y también Juan a María. Así lo entiende Juan, que atestigua haber oído ambas frases. Nótese que escribe: Jesús dijo a la Madre, y no: a su madre. Es éste un nuevo gesto simbólico de Jesús, María será la madre de los creyentes.
juan 20 185 37 2 T¡m 4,7 sus dijo: «Todo está cumplido.» Inclinó la solo hueso, y en otra parte dice: Contem- z¡Ap12,1u0 piarán al que traspasaron. cabeza y entregó el espíritu. O 38 Después de esto, José, del pueblo de Le abrió el costado Arimatea, se presentó a Pilato. Era discípuy salió sangre y agua lo de Jesús, pero en secreto, por miedo a los judíos. Pidió a Pilato la autorización para MC 15.42 + 3i Era el día de la Preparación de la Pas- retirar el cuerpo de Jesús, y Pilato se la conm 21,22 cua. Los judíos no querían que los cuerpos cedió. Vino y retiró el cuerpo de Jesús. Gál 313 quedaran en cruz el día siguiente, pues este 39 También vino Nicodemo, el que había sábado era un día muy solemne. Por eso, ido de noche a ver a Jesús. Trajo como cien pidieron a Pilato que hiciera quebrar las libras de mirra perfumada y áloe. 40 EnvolM a,15 piernas a los que estaban crucificados para vieron el cuerpo de Jesús con lienzos perdespués retirarlos. fumados con esta mezcla de aromas, se- )¡f4 32 gún la costumbre de enterrar de los judíos. Vinieron, pues, los soldados y les que- 41 Cerca del lugar donde crucificaron a Jebraron las piernas al primero y al otro de los que habían sido crucificados con Jesús. sús, había un huerto, y en el huerto, un se33 donde nadie había sido enAl llegar a Jesús, vieron que ya estaba pulcro nuevo, 42 muerto. Así es que no le quebraron las pier- terrado. Aprovecharon entonces este se3 pulcro cercano para poner ahí el cuerpo de 737 ñas, 4 sino que uno de los soldados le 1 jn 5,6 abrió el costado de una lanzada y al instan- Jesús, porque estaban en la Preparación de te salió sangre y agua. 35 El que lo vio lo de- la fiesta de los judíos. clara para ayudarles en su fe, y su testimonio es verdadero. El mismo sabe que dice El Señor ha resucitado la verdad. ^ A 1 El primer día de la semana, muy He 20,7 E* 12,46 36 Esto sucedió para que se cumpliera la " " " temprano, cuando todavía estaba sKal Escritura, que dice: No le quebrarán ni un oscuro, María Magdalena fue a visitar el se-
En efecto, en esta última actuación de Jesús, la Iglesia descubrió algo del misterio de la vida cristiana. É creyente es miembro de una familia espiritual: así como, para crecer normalmente, el niño necesita de un padre y de una madre, así el creyente precisa de María y del Padre celestial. Esta es una doctrina constante de la Iglesia, que no pretende con ello nivelar la criatura con el Creador. El creyente que recibe a María en su casa, igual que Juan, no será un fanático ni un hombre razonador en su fe; ni llevará los rasgos endurecidos o a veces amargados de los huérfanos que no conocieron a su madre. Hay una forma de humildad, de paz interior y de devoción sana y sencilla, propia de los que vi-
ven en la Iglesia católica y que han sabido abrir su puerta a María sin que eso implique echar fuera a Cristo. O Tengo sed. Jesús es torturado por la sed. Pero también tiene sed de que se realice en el mundo el Reino de su Padre. Tiene sed del amor desinteresado de los que tratarán de compartir sus sentimientos y ansias íntimas, y que serán capaces de seguirlo hasta el Calvario. Todo está cumplido. Jesús tomó hasta la última gota la copa de dolor y de humillación que el Padre había puesto en sus manos para que fuera el Salvador que necesitamos. Está cumplida la Obra del Hijo de Dios de paso en la tiena, la cual no debía ser menos que una nueva creación del mundo. Está cumplida la existencia terrenal del Hijo de Dios hecho hombre y, de su semilla plantada en la tierra, va a surgir el hombre nuevo. Están cumplidos los tiempos de la religión judía, religión provisoria en que la Ley de Dios ocupaba el primer lugar y nunca se perdía el temor debido a los pecados no perdonados. Está cumplida una etapa de la historia, en que la humanidad se dejaba arrastrar por sus temores, consciente de una fatalidad que era como sinónimo de su dependencia del Espíritu Malo. Ahora empieza una nueva etapa de la historia, los tiempos de la Nueva Alianza de Dios con la humanidad. El Espíritu va a ser comunicado a la Iglesia y, por eso, Juan dice: Jesús entregó el espíritu, palabra que también significa el don de su Espíritu. + EL SAGRADO CORAZÓN
Tanto en la muerte de Jesús como en su vida, hay muchos detalles que permiten comprender mejor su sacrificio si los referimos a la religión del Antiguo Testamento. La lanzada es la ocasión de que se verifiquen al pie de la letra las palabras del profeta Zararias referentes al Salvador Contemplarán al que traspasaron. (Za, 12-10). También Juan recuerda una prescripción de la Ley referente al cordero que los judíos sacrificaban para la pascua: No le que-
brarán ni un solo hueso (Ex 12,46). Esa se cumplió en la muerte de Jesús, el cual es la verdadera víctima que reemplaza al cordero pascual. Al instante salló sangre y agua. Los judíos pensaban que sólo con la sangre de sus víctimas podían conseguir el perdón de Dios. Hablando en forma poética, Juan primero, y la Iglesia después, consideran que del costado abierto de Cristo han salido los sacramentos del bautismo y de la eucaristía: agua y sangre. De la cruz brota para nosotros el perdón y la vida nueva. El corazón abierto nos invita a descubrir el amor poderoso y secreto que inspiró toda la vida de Jeús. Los que lo rodearon y convivieron con él verán diluirse y esfumarse con el tiempo sus recuerdos y emociones, pero descubrirán, en cambio, que no hubo palabra, gesto e incluso silencio que no fuera en Jesús expresión del amor de Dios. El corazón abierto origina la devoción al Corazón de Jesús. No debemos perdemos en consideraciones y palabras que expliquen o interpreten la fe; más bien debemos contemplar su amor y dejar que nos transforme, haciéndonos semejantes a él. O Jesús acaba de morir entre dos ladrones, y son dos fariseos que se preocupan por sepultarlo dignamente. José de Arimatea se presentó a Pilato: porque los discípulos no tienen medios para acercarse al gobernador romano. José y Nicodemo son discípulos en secreto pues al ubicarse Jesús entre gente del pueblo, a los de mejor posición social se les hacía difícil integrarse a su grupo. Aquí tenemos una muestra de las consecuencias inevitables de una evangelización preferencial de los pobres. Había un huerto. Junto a las murallas de Jerusalén estaba el terreno de las ejecuciones. Este lugar era el de una antigua cantera. En los cantos se habían cavado tumbas mientras el fondo se rellenaba y pasaba a ser huertos. En el medio sobresalía una roca de unos seis metros de altura, llamada el calvario, en la cual se alzaban las cruces. • Al tercer día de su sepultura, se comprueba que Cñsto ha salido vivo del sepulcro. La resurrección tiene lugar el
juan 20 pulcro. Vio que la piedra de entrada estaba removida. 2 Fue corriendo en busca de Simón Pedro y del otro discípulo a quien Jesús más amaba, y les dijo: «Han sacado al Señor de la tumba y no sabemos dónde lo han puesto.» 3 Pedro y el otro discípulo partieron al seLc 24,12 pulcro. 4 Corrían los dos juntos. Pero el otro discípulo corría más que Pedro y llegó primero al sepulcro. 5 Se agachó y vio los lienzos en el suelo, pero no entró. 6 Después llegó Pedro. Entró a la sepultura y vio los lienzos tumbados. 7 El sudario que pasaba sobre la cabeza no estaba tumbado como los lienzos, sino enrollado en su mismo lugar, s El otro discípulo, que había llegado primero, entró a su vez, vio y sai 16,9 creyó. 9 Aún no habían comprendido la Esl 2 , cr tura He227 ' - según la cual Jesús debía resucitar 1 co 15,4 de entre los muertos. 10 Entonces los dos discípulos se fueron a casa.
otro a los pies, en donde había estado el cuerpo de Jesús. 13 Ellos le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?» Les respondió: «Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto.» 14A1 decir esto, miró por atrás y vio a Jesús de pie, pero no lo reconoció. 15 Le dijo Jesús: «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?» Ella, creyendo que sería el cuidador del huerto, le contestó: «Señor, si tú lo has sacado, dime dónde lo pusiste y yo me lo llevaré.» 16 Jesús le dijo: «María.» Entonces ella se dio vuelta y le dijo: «Rabboní», que en hebreo significa «maestro mío». ] 7 «Suélta1 me, le dijo Jesús, pues aún no he vuelto í$ donde mi Padre: anda a decirles a mis her- *¡j 22,23 manos que subo donde mi Padre, que es nom2§!5 Padre de ustedes; donde mi Dios, que es Heb 2|n Dios de ustedes.» !»María Magdalena fue a anunciar a los discípulos: «He visto al Señor y me ha dicho tales y tales cosas.»
O n María estaba llorando afuera, cerca MC 16,9 del sepulcro. Mientras lloraba, se agachó sobre el sepulcro, 12 y vio a dos ángeles de O 19 La tarde de ese mismo día, el primeblanco, sentados, uno a la cabecera y el ro de la semana, los discípulos estaban a primer día de la semana que, en adelante, se llamara Día del Señor, o sea, Domingo. En el evangelio de Lucas, Jesús ayudaba a sus discípulos a resucitar su fe y su esperanza. Aquí, al contrario, vemos a creyentes que contemplan silenciosamente al Señor resucitado. Cristo se aparece a María como un desconocido y, cuando se presenta en medio de los discípulos, le es necesario mostrar sus llagas para probar que es él, el mismo que murió. Jesús está entre ellos con otras apariencias y, en su cuerpo espiritualizado, resplandece la victoria sobre el pecado. Después llegó Pedro. Varios textos recuerdan que Pedro fue a la vez testigo del sepulcro vacío y de Jesús resucitado (Le 24,12 y 24,44; 1 Co 15,5). Es que nuestra fe se apoya primeramente en el testimonio de los apóstoles y, en especial, del que fue cabeza de ellos. Vio los lienzos tumbados. Los lienzos designan la sábana, de unos cuatro metros de largo, tendida debajo del cuerpo, de los pies a la cabeza y, luego, por encima de él, de la cabeza a los pies; también designan las fajas que ataban las dos caras de la sábana. El sudario envolvía el rostro, pasando debajo de la barba y sobre la cabeza. La sábana y las fajas están en su mismo lugar, pero tumbados pues el cuerpo se ha desmaterializado, dejando en la sábana vacía la impresión extraordinaria que todavía hoy se observa en la reliquia venerada en Turín. El sudario, enrollado en la otra dirección, se ha mantenido como estaba. Estos detalles nos muestran mejor lo que fue la Resurrección. No se trata de que Jesús se haya levantado con su mismo cuerpo terrenal vuelto a la vida. Este se ha desmaterializado; y, cuando hablamos del cuerpo resucitado de Jesús, nos referimos a algo que no podemos ver ni imaginar mientras estamos en la tierra. Los que tienen sueños y visiones de Jesús solamente ven figuras de él, pero a él no lo han visto sino uno que otro de los más eminentes entre los santos, como fue el caso de Pablo. O Suéltame, aún no he vuelto donde mi Padre (v. 17). Jesús, poco antes de su muerte, no había encontrado mala
la actitud apasionada de Marta (Jn 12,1). Pero ya no conviene este gesto familiar de la mujer que quisiera adueñarse del Maestro querido. El es ahora el Resucitado y, si bien acepta mostrarse durante algunos días a sus discípulos, ellos deben desprenderse de esta presencia física de su persona con la que se sentían tan seguros. En adelante los creyentes y los amantes de Cristo lo estrecharán de un modo secreto y maravilloso a la vez, mientras se adentren en la fe. Es entonces cuando el alma contemplativa, figurada aquí por María, tendrá a todo Cristo para sí sola; ver Cantar 3,4. No es casualidad que nuevamente se repita siete veces la palabra Señor, siendo la última de ellas pronunciada por Tomás: «Tú eres mi Señor y mi Dios»: ésa es la fe de la Iglesia. O Así como en la primera creación Dios infundió la vida al hombre, así también el aliento de Jesús comunica la vida a la nueva creación espiritual. Cristo, que murió para quitar el pecado del mundo, ya resucitado, deja a los suyos el poder de perdonar. Así se realiza la esperanza del pueblo de la Biblia. Dios lo había educado de modo que sintiera la presencia universal del pecado. En el Templo se ofrecían animales en forma ininterrumpida para aplacar a Dios. Pero ese río de sangre no lograba destruir el pecado, y los mismos sacerdotes debían ofrecer sacrificios por sus propios pecados antes de rogar a Dios por los demás. Las ceremonias y los ritos no limpiaban el corazón ni daban el Espíritu Santo. Pero ahora, en la persona de Jesús resucitado, ha llegado un mundo nuevo. Aunque la humanidad siga pecando, ya el primero de sus hijos, el -hermano mayor de todos ellos», ha ingresado a la vida santa de Dios. El pecado es algo mucho más grave que nuestras faltas diarias en que siempre entra una gran parte de error y de debilidad. Es una negativa o un temor a perdemos en Dios, con lo que llegaríamos a la vida totalmente despojada y totalmente colmada. Al perdonar el pecado, Dios nos hace perdemos en él. Asimismo, la capacidad de perdonar es la fuerza que permite solucionar las grandes tensiones de la humanidad. Si
juan 21
187
186
14,« puertas cerradas por miedo a los judíos. JeM £ 24,36 sus se hizo presente allí, de pie en medio de ellos. 2 0 Les dijo: «La paz sea con ustedes.» Después de saludarlos así, les mostró las 16,22 manos y el costado. Los discípulos se llenaron de gozo al ver al Señor. 21 El les volvió a decir: «La paz esté con ustedes. Así como el Padre me envió a mí, 7 39 así los envío a ustedes.» 2 2 Dicho esto, soe " G n \j pió sobre ellos: «Reciban el Espíritu Santo; EZ 37> 23 a quienes ustedes perdonen, queden Co 15,46 , ^ , ... j perdonados, y a quienes no libren de sus
no están escritas en este libro. 31 Estas han sido escritas para que crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; crean, y, por su 1 Jn ¡}\ He 316 Nombre, tendrán vida. Apéndice al libro: La manifestación de J e s ú s a orillas del lago
O "1 ] Después de esto, nuevamente "•*• Jesús se hizo presente a sus discípulos en la orilla del lago de Tiberíades. LCS.I Y se hizo presente como sigue. MI 16,19 • , . , 2 18,18 pecados, queden atados.» Estaban reunidos Simón Pedro, Tomás 24(Jno de los Doce no estaba cuando el Gemelo, Natanael de Cana de Galilea, los vino Jesús. Era Tomás, llamado el Geme- hijos del Zebedeo y otros dos discípulos. lo. 2 5 Los otros discípulos, pues, le dijeron: 3 Simón Pedro les dijo: «Voy a pescar.» Le 1 co 9.1 «Vimos al Señor.» Contestó: «No creeré contestaron: «Nosotros vamos también 1 Jr 1 "' sino cuando vea la marca de los clavos en contigo.» sus manos, meta mis dedos en el lugar de Partieron y subieron a la barca. Pero esa los clavos y palpe la herida del costado.» noche no pescaron nada. 4 26 Ocho días después, los discípulos esAl amanecer, Jesús se presentó en la taban de nuevo reunidos dentro, y Tomás orilla. Pero los discípulos no podían saber con ellos. Se presentó Jesús a pesar de es- que era él. 5 Jesús les dijo: «Muchachos, tar las puertas cerradas, y se puso de pie ¿tienen algo de comer?» Le contestaron: en medio de ellos. «Nada.» 6 Entonces Jesús les dijo: «Echen Les dijo: «La paz sea con ustedes.» la red a la derecha y encontrarán pesca.» 27 Después dijo a Tomás: «Ven acá, mira Echaron la red y se les hicieron pocas las MC 16,14 mis manos; extiende tu mano y palpa mi fuerzas para recoger la red, tan grande era Le 24 25 Mt 28Íia costado. En adelante no seas incrédulo, la 7cantidad de peces. El discípulo a quien Jesús más quería sino hombre de fe.» 8 2 s Tomás exclamó: «Tú eres mi Señor y dijo a Simón Pedro: «Es el Señor.» Cuan29 do Pedro oyó esto de «Es el Señor», se mi Dios.» Jesús le dijo: «Tú crees porque has visto. ¡Felices los que creen sin ha- puso la ropa (se la había sacado para pescar) y se echó al agua. Los otros discípulos 1 P 1,8 ber visto!» llegaron a la barca, arrastrando la red llena Conclusión del Evangelio de peces; estaban como a cien metros de so Muchas otras señales milagrosas hizo la orilla. 9 Cuando bajaron a tierra, encontraron Jesús en presencia de sus discípulos, que +
r
r
bien penetra difícilmente en los corazones, ella no deja de ser un gran secreto y la Iglesia debe considerarla como bien suyo propio. Quien no sabe perdonar no sabe amar. Asimismo, al fijarse en el pecado y al limpiamos de él, la Iglesia nos ayuda a demostrar al prójimo un amor más auténtico. + De nuevo se presenta Jesús, esta vez junto al lago de Tibenades. Este delicioso relato está lleno de la presencia de Cristo Resucitado, quien aparece de pie en la orilla desierta, a la luz del amanecer. Juan, el vidente, adivina a Cristo en este desconocido. Los apóstoles arrastran en sus redes 153 peces grandes; ahora bien, en ese tiempo esta cifra tenía un valor simbólico y expresaba plenitud y universalidad. Así será la acción de la Iglesia: los pastores de la Iglesia llevarán en sus redes hacia Cristo a todas las naciones de la tierra. La triple interrogación de Jesús se contrapone a la triple negación de Pedro. El también, siendo el pastor de los pastores de la Iglesia, es un pecador perdonado. Jesús le en-
carga toda su Iglesia, lo mismo que en Mateo 16,13. ¿Ale amas? Esta es la primera condición para ser pastor en la Iglesia. Jesús ordena a Pedro apacentar la Iglesia y, con esto, nos ordena obedecer. Obedecemos: esto significa que escogemos libre y conscientemente seguir a tal jefe, no porque sea siempre capaz e infalible, sino porque desempeña una función de autoridad necesaria y porque es portador de una promesa divina. El católico, pues, obedece a su obispo o al papa, porque cree que son históricamente los sucesores de los apóstoles y que, por esa razón, han recibido de Dios la misión de apacentar el rebaño. El fin del relato es un anuncio de la distinta suerte que correrán Pedro y Juan. Pedro murió mártir en Roma en el año 66 ó 67. Juan todavía vivía en el año 90. Era el último de los testigos de Cristo, y varios pensaban que no iba a morir hasta que volviera el Señor de ahí la insistencia de Juan para decir que Jesús no había hecho tal promesa. El último párrafo fue puesto como conclusión por los que rodeaban a Juan cuando murió.
juan 21 — Mt 4.11 un fuego prendido y sobre las brasas pescado y pan. 1 o Jesús les dijo: «Traigan de los pescados que acaban de sacar.» n Simón Pedro subió a la barca y sacó la red llena con ciento cincuenta y tres pescados grandes. Con todo, no se rompió la red. 12 Jesús les dijo: «Vengan a desayunar», y ninguno de los discípulos se atrevió a hacerle la pregunta: «¿Quién eres tú?», porque comprendían que era el Señor. ^ J e Mt14 sús se acercó a ellos, tomó el pan y se lo repartió. Lo mismo hizo con los pescados. 14 Esta fue la tercera vez que se manifestó a sus discípulos después de haber resucitado de entre los muertos. 15 Después que comieron, Jesús dijo a MI 16,17 Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me Lo 7 42 ' amas más que éstos?» Este contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Jesús dijo: «Apacienta mis corderos.» 16 Y le preguntó por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me He 20,28 amas?» Pedro volvió a contestar: «Sí, Se' ñor, tú sabes que te quiero.» Jesús le dijo: «Cuida mis ovejas.» 17 Insistió Jesús por tercera vez: «Simón Pedro, hijo de Juan, ¿me quieres?» Pedro se puso triste al ver que Jesús le preguntaba por tercera vez si lo quería. Le contestó: «Señor, tú sabes todo, tú sabes que te quiero.» Entonces Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas.
188 18
En verdad, cuando eras joven, tú mis•
i
i_
J
J
He 21,11
mo te ponías el cmturon e ibas donde que- MI 16,22 rías. Pero, cuando llegues a viejo, abrirás los brazos y otro te amarrará la cintura y te He- 2 ? 1.14 vara donde no quieras.» 19 Jesús lo dijo para que Pedro comprendiera en qué forma iba a morir y dar gloria a Dios. 20 Después, Jesús dijo a Pedro: «Sigúeme.» Pedro miró atrás y vio que lo seguía también el discípulo a quien Jesús más quería, el que en la cena se había inclinado 13,25 sobre su pecho y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?» 21 Al verlo Pedro, preguntó a Jesús: «Y, ¿qué va a ser de éste?» 22 j e s ú s le contestó: «Si yo quiero que permanezca hasta mi vuelta, ¿a ti qué te importa? Tú, sigúeme.» 23 Por eso, corrió la voz entre los hermanos d e que ese discípulo n o iba a morir, Pero J e s ú s no dijo a Pedro que n o iba a m o rir, sino, simplemente: «Si yo quiero que permanezca hasta mi vuelta, q u é te impor- MI 16.2a ta a ti?» 24 Este es el mismo discípulo que dio aquí testimonio y escribió todo esto, y nosotros sabemos que dijo la verdad. 2 5 Jesús hizo muchas otras cosas. Si se escribieran una por una, creo que no habría lugar en el mundo para tantos libros.
INTRODUCCIÓN El Evangelio nos dice claramente que si bien Jesús proclamó en su pequeño país la venida del Reino de Dios, más todavía se preocupó por formar esos «apóstoles», o sea, enviados suyos, que difundieran el mensaje por todo el mundo, siendo los cimientos de su Iglesia. ¿Qué hubo desde los apóstoles hasta nosotros? Se necesitarían libros y libros para contar la vida de nuestros hermanos creyentes durante los veinte siglos que ya recorrió la Iglesia de Cristo. En esta historia, lo importante no es la mediocridad de una mayoría de los cristianos: ésta es la condición humana. Lo que sí nos interesa es conocer las experiencias y las hazañas de los verdaderos creyentes, apóstoles y mártires, y el primer libro que nos habla de ellos es el de los Hechos de los Apóstoles, escrito por el propio Lucas, el evangelista. Ahí nos da a conocer los primeros pasos de la Iglesia en los años que siguieron a la resurrección de Cristo. El libro de los Hechos nos interesa también por este otro motivo: en los años presentes nos toca ser testigos del derrumbamiento de muchas estructuras que hacían de la Iglesia una institución imponente, y presentimos que ese cuerpo inmenso solamente recobrará vida por el florecimiento y la multiplicación de comunidades cristianas auténticas: el libro de los Hechos nos enseña precisamente cómo surgieron las primeras comunidades, por el trabajo de los apóstoles y la actuación del Espíritu. Lucas no presenció los comienzos, ya que era pagano y vivía fuera de Palestina, en Antioquía. Pero después de vonertido, acompañó a Pablo en sus misiones, a partir del año 50. Por eso, hay como dos partes en el hbro de los Hechos. En la primera, capítulos 1 al 15, Lucas reunió lo que pudo saber de los veinte primeros años de la Iglesia. En la segunda, capítulos 15-28, nos dejó principalmente el relato de lo que vio hacer a su maestro, Pablo, terminándose el libro en el año 62.
Lucas presenta su libro
La Ascensión de Jesús
3 Ellos fueron a los que se presentó desLC 11 r\ 1 Teófilo, yo escribí en mi primer li^ •* bro todo lo que Jesús hizo y enseñó pués de su Pasión, dándoles muchas pruedesde el principio 2 hasta el día en q u e fue bas de que vivía y, durante cuarenta días, LC 24,51 llevado al cielo, después que dio instruccio- les habló acerca del Reino de Dios. 4 MienLC 2419 n e s P o r m e c " 0 del Espíritu Santo, a los tras comía con ellos, les mandó: «No se alejen de Jerusalén, sino que esperen lo que 6,'i3 apóstoles que había elegido. X
O Lucas, el autor de los Hechos, dedica su libro al mismo Teófilo al que ya dedicó su Evangelio (Lc 1,1). En esta primera página habla no ya el Jesús que caminaba con sus apóstoles recorriendo Palestina, sino Jesús resucitado. Por supuesto que es la misma persona. Pero Jesús ha pasado definitivamente las puertas de la muerte. Ya vive en el más allá, compartiendo la Gloria del Padre, solamente que por algunos días quiere manifestarse a sus seguidores y entregarles sus últimas instrucciones. Ha terminado la misión de Jesús entre los hombres; éi ahora va a comunicar su Espíritu a los creyentes para que lleven adelante el Reino de Dios. Y, para empezar, los após-
toles iniciarán esta Iglesia que Jesús había proyectado y que. al morir, había dejado en manos de su Padre. Jesús deja de estar visiblemente entre nosotros, y esto nos conviene (Jn 16,7) para que tomemos nuestras responsabilidades; pero la nueva comunidad va a descubrir, con asombro al comienzo y después con gozo, que el Espíritu está actuando en ella. ¿Vas a restablecer el Reino de Israel? Los apóstoles siguen confundiendo la venida del Reino de Dios con la liberación de su pueblo. Pero lo que empezó con la resunección de Jesús es cosa mucho más amplia, en todos los sentidos. El Evangelio cambiará toda la historia de la humanidad, trans-
10,40
hechos 1 prometió el Padre, de lo que ya les he hablado: 5 Que Juan bautizó con agua, pero 2,33 ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días.» 6 Como estaban reunidos, le preguntaMal 3,23 ron: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restasl r 7 Mc 9 ^ blecer el Reino de Israel?» El les responu ie,'n dio: «A ustedes no les corresponde saber el tiempo y el momento que el Padre ha fijado con su propia autoridad, 8 sino que van a recibir una fuerza, la del Espíritu Santo, que vendrá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los límites de la tierra.» u 24,50 9 Al decir esto, en presencia de ellos, J e ?c9,34 sus fue levantado y una nube lo ocultó a sus miradas. 'o Mientras miraban fijamente al cielo hacia donde iba Jesús, de repente tuvieron a su lado dos hombres vestidos de blanco 11 que les dijeron: «Hombres de Galilea, ¿qué hacen ahí mirando al cielo? Este que ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá como lo han visto subir al cielo.»
190 Zelotes, y Judas, hermano de Santiago. 14 Todos ellos perseveraban en la oración y con un mismo espíritu, en compa- Lc 8-2 nía de algunas mujeres, de María, la madre Mc 1|-4? de Jesús, y de sus hermanos. 'Co '^ Elección d e Matías
• 1 5 u n o de aquellos días, Pedro se puso de pie en medio de los hermanos, que eran alrededor de ciento veinte, y les dijo: !6 «Hermanos, era necesario que se cumpliera la Escritura referente a Judas, el que se hizo el guía de los que prendieron a Jesús. De él habló el Espíritu Santo por boca de David. 17 Era uno de los nuestros y había sido llamado a compartir nuestra LC 22,47 común responsabilidad. 18 (Sabemos que se compró un campo con el salario del pecado; luego se tiró de m 27,3 cabeza, reventándose, y sus entrañas se desparramaron. '9 Todos los habitantes de Jerusalén supieron el asunto y llamaron ese Mt 27,8 lugar: Campo de la Sangre.) 20 En el libro de los Salmos estaba escrito: Que el lugar donde vivía quede desierto sai 69,25 Los discípulos esperan y no haya quien habite en él. Pero también al Espíritu Santo está escrito: Que otro ocupe su oficio. 21 Es sai 109,8 2 preciso, pues, que busquemos entre los + i Entonces volvieron de aquel cerro, llamado de los Olivos, que está a un cuarto hombres que anduvieron con nosotros duel tiempo que convivimos con de hora de Jerusalén. 13 Y, llegando a la ciu- rante todo 22 dad, subieron a la habitación superior don- Jesús, desde el bautismo de Juan hasta Mt io,2 de se alojaban. Eran Pedro, Juan, Santiago el día en que nos fue llevado, y que uno de u¡ wi LC 6,'i3 y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Ma- ellos venga a ser, junto con nosotros, testiteo; Santiago de Alfeo; Simón, el que fue go de su Resurrección.» formando tanto las personas como las culturas. Y sólo el Padre conoce los plazos y las nietas de la Historia. Aquí abajo, nos corresponde ser testigos hasta los límites de latierra(8). Jesús fue levantado. Jesús quiso desaparecer elevándose de la tierra porque los hombres de ese tiempo se imaginaban el cielo por encima de sus cabezas. Sabemos, en realidad, que el cielo no está ni arriba ni abajo, y que no se puede ubicar en nuestro universo material: Jesús está en ese centro espiritual desde donde Dios dirige la historia del mundo. + Los apóstoles han entendido las advertencias de Jesús: no pueden empezar una misión tan difícil como la que él les ha encomendado mientras no hayan recibido el Espíritu Santo. Y porque han hecho todo lo que de ellos depende para prepararse a su misión, solamente les queda esperar perseverando en la oración. Con esto se ponen en manos de Dios, aceptan los plazos que él fijó y reconocen que el Espíritu es un don de Dios que nadie puede exigirle. Mótese la presencia de María, y también la de esos «hermanos» de Jesús que tanto tardaron en reconocer en él a su Señor. María, madre de Jesús, desempeñó un papel decisivo en esos días en que los apóstoles trataron de recapacitar sobre todo lo que habían visto y aprendido, y de definir el mensaje que debían transmitir: ella, único testigo de la Anuncia-
ción y de la vida privada de Jesús, los ayudó a entender el misterio de su personalidad divina. • Desde la Ascensión de Jesús hasta Pentecostés transcurrieron nueve días. De ahí vino la práctica de prolongar una oración durante nueve días; es lo que se llama una novena. La novena más importante es la de Pentecostés, pues en ella pedimos al Espíritu Santo. La comunidad tiene un jefe, y éste es Pedro. Y se forma en tomo al equipo de los Doce, aquellos mismos que fueron escogidos y educados por Jesús. Mótese lo que se exige del reemplazante de Judas: que sea antes que nada testigo de la Resurrección de Jesús: testigo entre los hombres del misterio de muerte y de resurrección que Dios lleva a efecto entre nosotros. En medio de la primera comunidad, los apóstoles son los testigos auténticos de Jesús y los que interpretarán el significado de su vida. En adelante no bastará que uno crea en Cristo «a su manera» para que pueda decirse cristiano: deberá hacer suya la fe de los apóstoles y sus sucesores. Nótese cómo se compaginan la autoridad de Pedro, el acuerdo de la comunidad, y esto de echar suertes con el fin de dejar algún lugar para la intervención del Espíritu Santo. Esta manera de actuar es un ejemplo para la Iglesia de todos los tiempos. Los responsables de las comunidades cristianas no se pueden imponer sencillamente desde arriba; y tampoco pueden ser elegidos por la comunidad sin
191 23 Presentaron a dos: José, llamado Barsaba, por sobrenombre, Justo, y Matías. 24 Entonces oraron así: «Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muéstra6,4 nos a cuál de estos dos has elegido 25 para ocupar en el servicio del apostolado el puesto que Judas dejó para irse al lugar que le correspondía.» 26 Echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías, el cual fue agregado a los once apóstoles. Viene el Espíritu Santo O ] Cuando llegó el día de PentecosV » tés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. 2 De pronto vino del cielo un 4,31 ruido, como el de una violenta ráfaga de Jn38 viento, que llenó toda la casa donde estaban. 3 Se les aparecieron unas lenguas como de fuego, las que, separándose, se fueron posando sobre cada uno de ellos; io,46 4 y quedaron llenos del Espíritu Santo y se 1 co9i!l pusieron a hablar idiomas distintos, en los cuales el Espíritu les concedía expresarse. s Había en Jerusalén judíos piadosos venidos de todas las naciones de la tierra. 6A1 producirse aquel ruido, la gente se juntó y una aceptación de los que son en la Iglesia sucesores de los apóstoles. O Pentecostés, o sea, Cincuenta Días (después de Pascua), era una de las principales fiestas judías. Por eso muchos judíos que vivían en países extranjeros habían venido en peregrinación a su país y se encontraban en Jerusalén. Ese día ocurre el «Bautismo de fuego» anunciado por Juan (Lc 3,16). Dios envía el Espíritu de su Hijo, y con esto nace la Iglesia. Pues la Iglesia no es una construcción humana; no es la obra de un grupo de creyentes, sino que viene de una iniciativa de Dios, el cual quiere que representantes de todas las naciones presencien el acontecimiento. El viento huracanado indica la venida del Espíritu (en idioma hebreo, espíritu se dice con la misma palabra que soplo), y Pedro, empujado por él, se pone a hablar (ver Jn 15,26 y 16,13). En adelante los apóstoles saben de qué hablan, y por eso hablan con fuerza. El acontecimiento de Pentecostés fue algo único, lo mismo que la Resurrección. Queda, sin embargo, como el modelo de otras intervenciones del Espíritu a lo largo de la historia. Por una parte, el Espíritu hace surgir constantemente movimientos apostólicos, despertares religiosos, comunidades dinámicas, que pasan a ser la sangre nueva de la Iglesia, la cual envejece siempre, y siempre rejuvenece. El Espíritu viene para la Iglesia. Viene también para confirmar, o afirmar a los creyentes. El bautismo de fuego que reciben los apóstoles, se prolonga en la confirmación que recibimos: 8, 9 y comentario. Oían a los apóstoles hablar en su propia lengua. Esto se contrapone a lo que sucedió antiguamente en la Torre de Babel, cuando los hombres rebeldes a Dios dejaron de entender uno el lenguaje del otro. Con esto comprobamos que el Evangelio reúne a la familia humana dividida en grupos, sectas y partidos que no hablan el mismo lenguaje, sino que cada uno habla el lenguaje de sus propios temores e intereses.
hechos 2 quedaron desconcertados, porque cada Gén „ , uno oía hablar a los apóstoles en su propia lengua. 7 Asombrados y admirados decían: «¿No son galileos todos éstos que están hablando? 8 Entonces, ¿cómo cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestro propio idioma? 9 Entre nosotros hay partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia y del Ponto; 'ohay hombres provenientes de Asia, Frigia, Panfilia y Egipto; y de la parte de Libia que limita con Cirene; hay forasteros romanos, judíos y hombres no judíos que aceptaron sus creencias; ' • cretenses y árabes; pero todos los oímos hablar en nuestros idiomas las maravillas de Dios.» 12 No se lo creían, y se decían unos a otros: «¿Qué significa esto?» 13 Otros, en cambio, decían riéndose: «Están borrachos.» 1 o> 14,23 Por vez primera s e proclama a J e s ú s O , 4 Entonces Pedro se presentó con los Once; levantó su voz y habló en esta forma: «Hombres de Judea y todos ustedes que están de paso en Jerusalén, entiendan lo que pasa y pongan atención a mis palabras. 15 No estamos borrachos, como ustedes En esta oportunidad se verificó por primera vez el «don de lenguas», el cual es uno de los que el Espíritu puede dar para confirmar su presencia. El que se siente inspirado e impulsado a alabar a Dios con palabras de un idioma que existe, pero que él no conoce, experimenta fuertemente y con alegría, que Dios hace de el un instrumento suyo, y al comprobarlo en carne propia, se siente animado a entregarse totalmente a la actuación del Espíritu (ver 1 Cor 12 y 14). Pedro habló en el idioma de los judíos, y la gran mayoría de sus oyentes, que también lo entendían, comprendieron sus palabras. Pero, al mismo tiempo, reconocían su idioma propio en las alabanzas de los cristianos que habían recibido el don de lenguas. O Esta es la primera proclamación pública de la Resurrección de Jesús. Pedro anuncia a Jesús partiendo de la señal que Dios acaba de dan hubo una intervención divina, hubo alboroto alrededor de la casa y actuación extraordinaria de los creyentes. Entonces Pedro relaciona estos hechos visibles y evidentes con otra cosa que la gente no vio y que él afirma: Jesús ha resucitado y da el Espirita Derramaré mi espíritu sobre todo los mortales (v. 17). Antes de la venida de Jesús, el Espíritu solamente se concedía a los profetas. La novedad anunciada por Joel es que, ahora, todo el pueblo de Cristo recibe este Espíritu. (Ver el com. deJI3,l). El sol se convertirá en tinieblas (v. 20). Este don de Dios es el signo de que se acerca un Juicio, o sea, una crisis excepcional, de la que solamente se salvarán aquellos que crean. Dios había dado autoridad a Jesús de tiazaret (22). Pedro rehabilita a Jesús que fue supliciado algunas semanas atrás. Muchos le tenían por un profeta, pero ahora lo más importante no es recordar sus palabras, sino proclamar que ahí mismo, Dios acaba de realizar en su favor lo más increíble que puedan esperar los hombres: ¡El lo ha resucitado!
hechos 2
192 piensan, ya que apenas son las nueve de la con toda claridad: el patriarca David murió mañana. , 6 Pero ha llegado lo anunciado y fue sepultado, y su tumba permanece enpor el profeta Joel: tre nosotros hasta ahora. 30 p e r o > como él 17 En los últimos días, dice Dios, derra- era profeta, sabía que un descendiente de maré mi Espíritu sobre todos los mortales; su sangre se sentaría en su trono, según 2S7 sus hijos y sus hijas profetizarán; los jóve- Dios le había asegurado c o n juramento, sai 132. ' nes tendrán visiones, y los ancianos tendrán 3i Por eso vio d e antemano la resurrección del Mesías y d e él habló al decir que no fue sueños. 18 En esos días yo derramaré mi Espíritu abandonado entre los muertos, ni su carne corrompida. sobre mis siervos y mis siervas y pro- fue 32 fetizarán. Este Mesías es Jesús, y todos nosotros , 19 Haré cosas maravillosas arriba en el s o m o s testigos d e q u e Dios lo resucitó. 5328 33 cielo, y señales milagrosas, abajo en la Y, engrandecido por la m a n o poderosa tierra. 20 El sol se convertirá en tinieblas, y de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Ul;,'! la luna en sangre, antes que llegue el día Santo prometido: hoy lo acaba d e derra- Jn 7 39 R 1 1 Tc o°i 2 ¿el Señor, día grande y glorioso. 21 Y todo mar, c o m o ustedes ven y oyen. ™-7 el que invoque el Nombre del Señor se 34 También e s cierto q u e David n o subió salvará. 22 al cielo; pero dice en u n salmo: Dijo el SeIsraelitas, escuchen mis palabras: ñor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha sai 110,1 Dios había d a d o autoridad a J e s ú s d e 35 hasta que ponga a tus enemigos debajo 7^| Nazaret entre todos ustedes: hizo por m e - de tus pies.» u 20,41 & A3 dio d e él milagros, prodigios 2y3 cosas mara36 Sepa entonces con seguridad toda la villosas, c o m o ustedes s a b e n . Sin embargo, ustedes lo entregaron a los malvados, gente de Israel, que Dios ha hecho Señor y dándole muerte, clavándolo en la cruz, y así Cristo a este Jesús a quien ustedes cru4,28 llevaron a efecto el plan d e Dios q u e cono- cificaron.» 37 ció todo esto d e antemano. 2 4 A él, Dios lo Al oír esto, s e afligieron profundamenresucitó y lo libró d e los dolores de la muer- te. Dijeron, pues, a Pedro y a los d e m á s te, porque d e ningún m o d o podía quedar apóstoles: «Hermanos, ¿qué d e b e m o s habajo su dominio. 25 De él hablaba David en cer?» 38 Pedro les contestó: «Conviértanse un salmo, al decir: y háganse bautizar cada u n o d e ustedes en ,J;]| sai 16.a Veía continuamente al Señor delante de el Nombre d e Jesucristo, para q u e s u s pe- ¿*¿ mí, puesto 26que está a mi derecha para que cados sean perdonados. Y Dios les dará el no vacile, por eso, mi corazón se ha ale- Espíritu Santo; 39 porque la promesa es grado y te alabo muy gozoso, y hasta mi para ustedes y para sus hijos y para todos 13,38 cuerpo esperará en paz. 27 Porque no aban- los extranjeros a los que el Señor llame.» donarás mi alma en el lugar de los muer4 o Con muchas otras palabras, Pedro ».« tos ni permitirás que tu servidor sufra la daba testimonio y los animaba: «Sálvense mir'u corrupción. 28 Me has dado a conocer caGál M minos de vida; me llenarás de gozo con tu de esta generación descarriada.» 4i Los que creyeron, fueron bautizados, y, ese día, presencia. se les unieron alrededor de tres mil per29 Hermanos, permítanme que les diga sonas. En Jesús se han verificado las promesas de la Historia Sagrada (25-31), las que, mediante él, llegarán a todos los hombres (32-39). Este Jesús a quien ustedes crucificaron (36). Proclamación muy atrevida. Pedro denuncia el pecado del pueblo que abandonó a Jesús, el crimen de los jefes que le dieron muerte legalmente. Denuncia que tiene que ver con la política, pues las enseñanzas de Jesús configuraban un camino de acción no-violenta, totalmente nuevo en la historia y que dejó incrédulos a sus compatriotas. Este camino molestaba a aquellos que contaban con los rencores y la violencia para Superar la crisis. Y parecía ilusorio a los que no veían que Solamente hombres nuevos hacen un mundo nuevo. " ¿Qué hemos de hacer? Conviértanse. Esta conversión significaba integrarse a la Iglesia principiante, que mostraba al pueblo el camino de salvación propuesto por Jesús. La Igle-
sia no se presentaba como una nueva religión, sino como un foco de vida más auténtica. Sálvense de esta generación descamada (41). Porque toda esa generación estaba perdiendo la oportunidad única que Dios le había ofrecido para dar el paso más decisivo de la Historia Sagrada: hasta la opresión de los romanos podía ser superada por un pueblo capaz de poner en práctica el Evangelio. Y, al mismo tiempo, habrían acogido esa revelación del amor de Dios Padre, que toda su Biblia preparaba. Se les unieron alrededor de tres mil personas. Sabían de Jesús pero no se habían comprometido con él. Los convierte la actuación conjunta del Espíritu Santo y de los apóstoles que proclaman su fe. una Iglesia en que el Espíritu no obrara mostrando signos no podría decir que Jesús vive en ella.
193 La primera comunidad
hechos 3 3
Cuando Pedro y Juan estaban por entrar al Templo, el hombre les pidió limos- «,8 4 432 + 42 Acudían asiduamente a la enseñanza na. Pedro, con Juan a su lado, se fijó en 5Í12 d e los apóstoles, a la convivencia, a la firac- él y le dijo: «Míranos.» 5 El tullido los obser24,35 cion del p a n y a las oraciones. vaba, esperando recibir a l g o . 6 Pedro enton43 Toda la gente estaba asombrada, ya ces le dijo: «No tengo oro ni plata, pero lo que se multiplicaban los prodigios y mila- que tengo, te lo doy: ¡Por el Nombre d e J e - 410 gros hechos por los apóstoles en Jerusalen. sucristo de Nazaret, camina!» ?Y lo tomó jlw 44 Todos los creyentes vivían unidos y de la mano derecha y lo levantó. w¡ compartían todo cuanto tenían. 45 Vendían e Inmediatamente sus tobillos y sus pies sus bienes y propiedades y se repartían de se afirmaron y, de un salto se puso de pie acuerdo a lo que cada uno de ellos ne- y caminó. Entró con ellos en el Templo, ancesitaba. dando, saltando y alabando a Dios. 9 46 Acudían diariamente al Templo c o n Todo el pueblo lo vio caminar y alabar 5,12 m u c h o entusiasmo y c o n un m i s m o espíri- a Dios. 1 0 Lo reconocían como el tullido tu y «compartían el pan» e n s u s casas, co- que pedía limosna junto a la Puerta Hermomiendo c o n alegría y sencillez. sa del Templo, y quedaron asombrados y Lc f;* 47 Alababan a Dios y gozaban d e la sim- maravillados por lo que había sucedido. «iJJ patía d e todo el pueblo; y el Señor hacía ii El hombre que había sanado no se 21 20 • q u e los salvados cada día se integraran a la apartaba de Pedro ni de Juan, de manera Iglesia e n mayor número. que todo el pueblo, asombrado, corrió a 512 ellos al pórtico llamado d e Salomón. * 10,23 Pedro y Juan sanan i 2 Pedro, al ver la gente reunida, les dijo: a un hombre tullido «Israelitas, ¿por q u é n o s miran así? ¿Creen H io!36 O i Pedro y Juan subían al Templo ustedes q u e le hicimos andar por nuestro 13 * *' para la oración de las tres de la tar- propio poder o por nuestra santidad? Se10.30 de. 2 Había allí un hombre tullido de naci- pan que el Dios de Abraham, de Isaac y de miento, al que llevaban y ponían todos los Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glodías junto a la puerta del Templo, llamada rificado a su siervo Jesús, a quien ustedes «Puerta Hermosa», para que pidiera limos- entregaron y a quien negaron ante Pilato cuando éste quería ponerlo en libertad. na a los que entraban. + Los que han recibido el bautismo se sienten unidos por la nueva fe y* buscan primeramente la vida de comunidad. Al reunirse en las casas, se forman en comunidades no demasiado grandes en que es posible que se conozcan unos a otros y puedan compartir todo como hermanos. Lucas nos dice lo que hacen, e importa notar en qué orden dispone sus actividades: — primero, viene «la enseñanza de los apóstoles»; — de ahí nace el espíritu de convivencia cristiana, con atención especial a los pobres; (ver cap. 4). — solamente después, se puede celebrar la «fracción del pan», o sea, la Eucaristía (o misa); — en las «oraciones» comunes dan gracias a Dios que los ha salvado, prolongando así la Eucaristía. En muchas comunidades cristianas falta vida por haber olvidado el primer punto, que es base de todo. El Espíritu de Jesús se comunica a los hombres por la Palabra y por la Eucaristía; éstas serán la fuente del dinamismo de la Iglesia. Pero la Palabra no significa estudiar la Biblia por la Biblia. La Biblia nos ayuda a ver cómo Dios nos sigue hablando mediante los acontecimientos actuales, ya sea personales, o de la comunidad cristiana, o del mundo. La expresión fracción del pan podía designar una comida como la que tomaban los judíos, pronunciando una bendición antes de partir el pan. Pero muy pronto los cristianos la reservaron para designar la Eucaristía, renovación de la Cena del Señor: He 20,27; 1 Cor 10,16. Alegría y sencillez eran un testimonio del cambio producido en ellos y de la autenticidad de la convivencia fraternal: reconciliación profunda de las personas. Esa no era la alegría ingenua fácil de encontrar en grupos cristianos que vi-
ven extraños a los problemas del mundo. Mi ellos ni sus adversarios podían olvidar que Jesús había enfrentado el problema de la reconciliación nacional. Gozaban de la simpatía de un pueblo que los tomaba en serio. • A veces creemos que Jesús sanaba a todos los enfermos; es un error, pues no había sanado a este tullido que, todos los días, estaba en el Templo. Este nuevo signo trae otra proclamación. ¿Por qué nos miran asombrados? El milagro se debe al Nombre de Jesús, o sea, al Poder sobre toda creatura que recibió del Padre en el momento de la resurrección. Jesús ha pasado entre nosotros como siervo de Yavé (Is 42,1; 49,1; 52,13), pero, ahora, hablar de su Nombre es como afirmar su divinidad (Me 16,16; FU 2,9). Yo sé que actuaron por ignorancia. Pedro, sin embargo, les exige que se reconozcan culpables. Todos debemos confesar semejante culpabilidad en las injusticias y crímenes de nuestro tiempo. Se lo ha enviado cargado de bendiciones (26). Esta bendición viene sobre quienes aceptan reconciliarse con Dios, al ver el amor que nos manifestó en Jesús. Pero la bendición no es solamente para nosotros, sino que, por medio de nosotros, pueblo de Dios, llega a todas las familias de la tierra. Ha de permanecer en el cielo (v. 21). La venida de Jesús inicia los «últimos tiempos» en que el Evangelio, por una parte, reconcilia a los hombres con Dios, pero también cambia la conciencia de los hombres y acelera el movimiento de la historia que, al final, los obliga a solucionar juntos sus problemas. La humanidad se encamina así hacia la venida de Jesús y la restauración del mundo, o sea, la Resurrección.
hechos 4
194 ix 23,13 14 ustedes renegaron del Santo y del Justo muy molestos porque Pedro y Juan ense- 2: y pidieron como una gracia la libertad de ñaban al pueblo y anunciaban que la re- Le 20 un asesino, 15 mientras que al Señor de la surrección de los muertos se había verificaVida, lo hicieron morir. do en Jesús. 3 L o s tomaron presos y los Pero Dios lo resucitó de entre los muer- metieron en la cárcel hasta el día siguiente, 5.32 tos, y nosotros somos testigos de ello. 1 6 Y porque ya anochecía. 10,39 4 por la fe en el Nombre de Jesús, este NomMuchos de los que habían oído la Pabre ha sanado al tullido que ustedes ven y labra creyeron, y el número de los creyenconocen. Es, pues, la fe en Cristo la que lo tes subió a unos cinco mil. 5 Jn 7.23 ha restablecido totalmente delante de todos Al día siguiente se reunieron los Jefes, ustedes. los Ancianos y los maestros de la Ley que 17 Yo sé, hermanos, que actuaron así por había en Jerusalén; 6 estaban Anas el Sumo $U ignorancia al igual que sus jefes. Jspero Sacerdote, Caifas, Jonatán, Alejandro y to Lc3, 1 T¡m Ú4 Dios cumplió de esta manera lo que había dos los que pertenecían a la familia ponti Jn 18,1 anunciado por intermedio de todos los pro- fical. 7 Llamaron a los apóstoles a su preu 24,27 fetas: que su Mesías padecería. sencia y les preguntaron: «¿Con qué dere19 Arrepiéntanse entonces y conviértan- cho hicieron esto? ¿Quién se lo ha au- Lc 3,12 20,2 se, para que todos sus pecados sean borra- torizado? s Entonces Pedro, lleno de espíritu san2 P 3,12 dos. Y así el Señor hará venir los tiempos del alivio 20 enviando al Mesías que les ha to, les 9dijo: «Jefes del pueblo y Ancianos de u£]¡ sido destinado. 21 Este Mesías es Jesús, Israel, hoy debemos responder por la cuque ha de permanecer en el cielo, hasta que ración de un enfermo. ¿Por quién ha sido „, 17>11 llegue el momento de la restauración del sanado? Sépanlo todos ustedes 10 y que lo 19,28 mundo, de la cual Dios habló por boca de sepa todo el pueblo de Israel: Por el Nomu 1,70 los santos profetas de tiempos pasados. bre de Jesucristo de Nazaret, a quien uste22 Moisés así lo dijo: El Señor Dios les des crucificaron y a quien Dios resucitó de ot 18,15 hará surgir un profeta como yo de entre sus entre los muertos; gracias a él, este homLC 9,35 hermanos. Escuchen todo lo que él les bre está de pie y sano ante ustedes. 11 diga. 23 Todo el que no escuche a ese proJesús es la piedra que despreciaron salina Lc20 1, feta será eliminado del pueblo. los constructores (ésos son ustedes) pero ' 24 Y todos los profetas que, desde Sa- se convirtió en piedra fundamental, í 2 y muel y sus sucesores, han hablado, anun- para los hombres de toda la tierra no hay ciaron también estos días. otro Nombre por el que podamos ser sal- n°mP9¿3J 25 ustedes son los hijos de los profetas y vados.» Mt 1,21 los herederos de la alianza que Dios pactó 13 Quedaron admirados al ver la seguriGen 22,15 c o n nuestros padres, al decir a Abraham: dad con que hablaban Pedro y Juan, que Rom 9,4 . * , . ,2i 82.12 En tu descendencia serán bendecidas to- eran hombres sin instrucción y desconocí- 1LcCo101>27 2 das las familias de la tierra. & Para ustedes, dos. Los identificaban como seguidores de primeramente, Dios ha resucitado a su Ser- Jesús, 14 pero veían de pie junto a ellos al vidor y se se lo ha enviado cargado de ben- hombre que había sanado; de modo que diciones, con tal de que cada uno se apar- nada5 podían decir en su contra. 1 Les mandaron salir fuera del tribunal y te de sus actos malos.» comenzaron a discutir entre ellos: 16 «¿Qué Arrestan a Pedro y Juan vamos a hacer con estos hombres? Todo Jn 11,47 A 1 Aún hablaban al pueblo, cuando Jerusalén sabe que han hecho un milagro v " llegaron hasta ellos los sacerdotes, clarísimo y no podemos negarlo. , 7 Pero el jefe de la guardia del Templo y los hom- procuremos que esto no se divulgue más bres del partido de los saduceos. 2 Estaban entre el pueblo. Lo mejor, pues, sería ame r
O Los jefes de los judíos juzgan a Pedro y a Juan. También el Espíritu Santo juzga a los jefes de los judíos. Estos creen poseer la verdad, porque tienen cultura y autoridad. Les es imposible retroceder ante hombres corrientes que rebaten sus afirmaciones. Mientras tanto, Pedro expresa lo extraño de esta detención por haber sanado a un enfermo (8).
Estos jefes eran saduceos y no creían en la resurrección de los muertos: He 23,6. Este texto sugiere que todos somos capaces de ser testigos de Cristo y de la verdad, si estamos decididos a comprometemos. En muchas oportunidades, porque confiamos sólo en nuestras fuerzas, en vez de contar con el Espíritu de Cristo, callamos frente a los compañeros o frente a los jefes.
195 nazarlos, para que no hablen más a nadie de ese a quien invocan.» i 8 Los llamaron y les mandaron que de ningún modo hablaran o enseñaran en el Nombre de Jesús. 19 Pedro y Juan les res5,29 pondieron: «Vean ustedes mismos si está bien delante de Dios que les obedezcamos antes que a él. 20 No podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.» 21 Entonces, insistiendo en sus amenazas, los dejaron en libertad, porque no hallaban cómo castigarlos, a causa del pueblo. 22 Pues todos glorificaban a Dios por lo c 19.48 q U e había pasado, ya que el hombre mila24 ¿ I grosamente sanado tenía más de cuarenta
hechos 5 3
con toda seguridad. " Manifiesta tu poder, realizando curaciones, señales y prodigios 2,22 por el Nombre de tu santo siervo Jesús.» 3 i Cuando terminaron su oración, tembló el lugar donde estaban reunidos y todos quedaron llenos de espíritu santo, y se pu- 2'1"4 sieron a anunciar con seguridad la palabra de Dios. Los creyentes tratan de poner en común s u s bienes
+ 32 La multitud de los fieles tenía un solo 2,42 corazón y una sola alma. Nadie consideraba como suyo lo que poseía, sino que todo 10,46 a ñ o s . lo tenían en común. 3 3 Dios confirmaba con su poder el testimonio de los apóstoO 23 (Jna vez que quedaron libres, Pedro y les respecto de la resurrección del Señor Juan fueron a los suyos y les contaron todo Jesús, y todos ellos vivían algo muy maralo que les habían dicho los Jefes de los sa- villoso. 34 No había entre ellos ningún necerdotes y los Ancianos. 24 Cuando lo oye- cesitado, porque todos los que tenían cam- LC «,28 ron, todos a una voz se dirigieron a Dios, pos o casas los vendían 3 5 y ponían el didiciendo: nero a los pies de los apóstoles, quienes re«Señor, tú hiciste el cielo, la tierra, el mar partían a cada uno según sus necesidades. 2'45 25 36 y todo lo que hay en ellos. Tú, por el EsAsí lo hizo José, llamado por los apóspíritu Santo, pusiste en boca de David, tu toles Bernabé (que quiere decir: El hombre 9,2? siervo, estas palabras: ¿Por qué se agitan las del Consuelo), levita nacido en Chipre, 1125 naciones y los pueblos traman planes va- 37 que, después de vender su campo, llegó nos? 26 Los reyes de la tierra se reúnen y con el dinero y lo puso a los pies de los sa¡ 2,1 los jefes pactan una alianza contra el Señor apóstoles. y contra su Mesías. 27 Así sucedió en esta ciudad: se unieron El castigo de Ananías y Sañra Herodes y Poncio Pilato, así como los paC * (Jn hombre llamado Ananías, de ganos y el pueblo de Israel contra Jesús, tu santo siervo, a quien ungiste, 2 8 y llevaron B ** acuerdo con su esposa Safira, vena efecto tus propios planes, que tú dispu- dió una propiedad 2 y se quedó con una J« 7,1 parte del precio, sabiéndolo también su essiste según tu poder y sabiduría. 29 el resto lo entregó a los apóstoles. Y ahora, Señor, mira sus amenazas y posa; 3 Pedro le dijo: «Ananías, ¿por qué has concede a tus siervos anunciar tu palabra Lo que hemos visto y oído (20). Está hablando Juan: ver U n 1,1. O Podemos meditar sobre la manera como se desarrolla esta reunión de la Iglesia; un hecho (el arresto) es compartido por todos; para ellos este enfrentamiento con las autoridades es algo nuevo. Relacionan lo sucedido con lo que anunciaba la Palabra de Dios. En el caso presente se refieren al salmo 2; entonces empieza la oración común: piden valentía para seguir realizando las obras de Dios. + Aquí Lucas realza otra vez las virtudes de la primera comunidad, insistiendo sobre su esfuerzo por poner todo en común. Jesús no lo había pedido; eso lo hacían, sin embargo, empujados por ese deseo del verdadero creyente de suprimir todas las barreras entre hermanos, especialmente las que levanta el dinero. Pero el poner en común los bienes requiere, además de espíritu desprendido, cualidades de responsabilidad y de organización. Los creyentes de Jerusalén vi-
vían en un tiempo en que no se daba bastante importancia al trabajo y a la previsión, y gastaron rápidamente los bienes, sin que se preocuparan por trabajar, llegando a ser los «pobres de Jerusalén». Para ayudarlos, Pablo organizará colectas en las demás Iglesias (Gal 2,10; Rom 15,25; 2 Cor 8). • A muchos de nosotros nos enseñaron cuando niños las maravillas hechas por Dios en el pasado, como si sólo hubiera actuado en ese tiempo. Los judíos entonces pensaban igual. La Biblia hablaba de! tiempo de Moisés, en que los que se rebelaban contra el profeta de Dios eran muertos por intervención del cielo (Núm. 12,1; 16,1; 17,16). Pero de nuevo actúa Dios en la comunidad cristiana y los creyentes sencillos de Jerusalén descubren de repente que el pescador Pedro no es inferior a Moisés. Ver también He 13,11; 1 Cor 11,30. El pecado de ios esposos no es el haber guardado una parte de sus bienes. Nadie les obligaba a venderlos y dar el dinero a la comunidad. Pero quisieron engañar a los apóstoles y aparentar que daban todo, cuando en realidad no lo daban.
hechos 5
—
—
dejado que Satanás se apoderara de tu co' razón? ¿Por qué intentas engañar al Espíritu Santo guardándote una parte del precio de tu campo? 4 ¿Quién te obligó a venderlo? Y si lo vendías, ¿no podías quedarte con todo el dinero? ¿Cómo se te ha ocurrido hacer esto? No has engañado a los hombres, sino a Dios.» s Ananías, al oír esto, se desplomó y murió, y un gran temor se apoderó de todos los que lo oyeron. 6 Los más jóvenes se levantaron, envolvieron su cuerpo y lo llevaron a enterrar. 7 unas tres horas más tarde, entró su esposa, que no sabía lo que había pasado. 8 Pedro le preguntó: «¿Es cierto que vendieron en tanto el campo?» Ella respondió: «Sí, en eso.» 9 Y Pedro le dijo: «¿Por qué se han puesto de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? Mira, aquí vienen los que enterraron a tu marido. Ellos te llevarán también a ti.» J o En ese instante Safira se desplomó a sus pies y murió. Cuando volvieron los jóvenes, la hallaron muerta y la llevaron a en931 terrar junto a su marido. i i ün gran temor 11 ?6 se apoderó de toda la Iglesia y de todos cuantos oyeron estas cosas. Lc 22 3
12
O Los apóstoles obraban muchas señales milagrosas y prodigios en el pueblo. Todos los fieles se reunían de común acuerHay que tener mucho cuidado cuando se habla de castigo de Dios. El único castigo para un cristiano es el quedar separado de Dios para siempre. La misma muerte no significa que Dios nos quiere castigar. Sin embargo, la muerte de Ananías y Safira es una advertencia y una señal para que los otros creyentes sean más fieles. Aquí aparece la palabra Iglesia. Significa propiamente «la asamblea convocada por Dios', y los judíos, antes de Jesús, la usaban para designar el nuevo pueblo que Dios se iba a constituir en ei tiempo del Mesías. Los creyentes siguen siendo orgullosos de ser judíos, dé pueblo de Israel; sin embargo, el Espíritu Santo los separa poco a poco del antiguo Israel. Ya son conscientes de ser el nuevo pueblo reunido por Dios. La Iglesia designa todavía a la sola comunidad cristiana de Jerusalen. Cuando haya otras comunidades, otras Iglesias, «la Iglesia» pasará a designar la totalidad del pueblo de Cristo. O Se unían al Señor mediante la fe (v. 14). Todos los judíos tenían la fe, pues creían en Dios que habló por medio de los profetas. Pero una cosa es creer en los profetas del pasado, después que la autoridad religiosa los reconoció y puso sus advertencias entre los libros de la Biblia. Otra cosa es reconocer a los profetas de nuestra generación cuando las autoridades y la mayoría de la gente los desconoce. Creer en Jesús como el profeta que Dios les había enviado y al que ellos habían rechazado, exigía una fe muy superior. Y reconocerlo como el Señor era la fe propia de! cristiano, ¡a cual nos une misteriosamente a Jesús vivo. + Este enfrentamiento de los apóstoles con los gober-
do en el pórtico de Salomón; '3 pero de los Jn 1 otros nadie se atrevía a unirse a ellos, aunque el pueblo los estimaba mucho. 14 Con esto, un número cada día mayor de hombres y de mujeres se unían al Señor mediante la fe. • 5 Tanto que sacaban los enfermos a las calles en camas y camillas, para que, cuando Pedro pasara, al me- 19,11 nos su sombra cubriera a alguno de ellos. 16 Acudía mucha gente, aun de las ciudades vecinas a Jerusalen, trayendo enfermos LC 16 y atormentados por espíritus malos, y todos quedaban sanos. Los apóstoles comparecen nuevamente + 17 El Sumo Sacerdote y todos los suyos que formaban el partido de los saduceos, se pusieron muy envidiosos 18 y, tomando presos a los apóstoles los metieron en la cárcel pública. 19 Pero, durante la noche, el Ángel del Señor abrió las puertas de la cárcel y los sacó fuera, diciéndoles: 20 «Preséntense en el Templo y anuncien al pueblo todo el 3,15 Mensaje de Vida.» 21 Obedecieron y, en- ,118 trando en el Templo al amanecer, se pusieron a enseñar. 4,2 Mientras tanto, llegó el Sumo Sacerdote con sus partidarios, reunieron al Sanedrín, o sea, a todo el Senado israelita, y manda-
nantes de su pueblo, ¿será el mismo que se ve hoy en muchos países cuando la Iglesia denuncia los atropellos a los derechos humanos? Muchos cristianos dicen: no es la misma cosa, pues entonces los apóstoles eran perseguidos por predicar a Jesús; en cambio, ahora, solamente se castiga a los cristianos políticos. Pero no es evidente. En el tiempo de Jesús, el pueblo judío era un pueblo dominado y a la vez dividido. Jesús habló como hombre totalmente libre, enseñando un camino de liberación que hoy se llamaría acción no-violenta. Y las autoridades lo eliminaron para defender la seguridad de la nación (Jn 12,48) y su propia política. Para los discípulos de Jesús, convertirse significaba reconocer su complicidad con los que dieron muerte a Jesús y tomar el camino trazado por él. Viviendo entre opresores y rencorosos, este camino era muy arriesgado (Lc21,12-16). De hecho, cuando los sacerdotes juzgan a Pedro y a Juan, solamente les exigen desolidarizarse de este hombre al que ellos dieron muerte legalmente. Para ellos, la predicación cristiana es tan política como lo es ahora para muchos la actuación de la Iglesia cuando habla de justicia. Predicar a Jesús es predicar la reconciliación universal (Ef 2,14), la cual se realiza a todos los niveles de la vida humana, incluyendo la economía y la política. La Iglesia no seguiria a Cristo ni predicaría a Jesús Único Salvador (5,31) si se negara a ver quienes condenan pueblos enteros a morir lentamente por falta de pan, de educación y de salud. Pero esta denuncia no sería predicación cristiana si no nos convenciera de creer en el proyecto salvador de Dios.
hechos 6
197
196
ron a buscarlos a la cárcel. 22 Cuando los guardias llegaron allá, no los encontraron. Volvieron y contaron: 2 3 «Encontramos la cárcel cuidadosamente cerrada y los centinelas montando guardia en las puertas, pero cuando abrimos, no encontramos a nadie dentro.» 24 El jefe de la guardia y los jefes de los sacerdotes, al oír esto, quedaron desconcertados, preguntándose qué podría haber sucedido. 25 En esto llegó uno que les dijo: «Los hombres que encarcelaron están en el Templo enseñando al pueblo.» 26 Entonces el jefe de la guardia fue con sus ayudantes y los trajeron, pero sin violencia, porque tenían miedo de ser apedreados por el pueblo. 27 una vez traídos, los presentaron ante el Sanedrín. El Sumo Sacerdote los interrogó y declaró: 28 «¿No les prohibimos estric4,18 tamente enseñar en ese Nombre? Pero ahora ustedes han difundido por toda Jerusalen su doctrina y quieren cargarnos con la sangre de este hombre.» 29 Pedro y los apóstoles respondieron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. 3 0 El Dios de nuestros padres re10 39
13Í29 sucitó a Jesús, a quien ustedes dieron 21 |a muerte colgándolo de un madero. 31 Dios lo ha puesto en el cielo a su derecha, haciéndolo Jefe y Salvador para dar a Israel la conversión y el perdón de los pecados. 32 De esto nosotros somos testigos y tam15,28 bien es testigo el Espíritu Santo que Dios ha dado a los que le obedecen.» 3 3 Cuando oyeron esto, se indignaron y querían matarlos. O 3 4 Entonces un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la Ley, estimado por todo el pueblo, se levantó en el Sanedrín y mandó O Gamaliel, del que se habla en 5,34, era uno de los más famosos maestros de la Ley. El grupo que lo seguía era, en la religión judía, el que más se preocupaba por una fe sincera y una religión que nace del corazón. Fue el maestro de Pablo (ver He 22,3). Si esta obra viene de Dios (v. 38). Jesús había dicho algo semejante (Mt 15,13). Esto, sin embargo, no nos parece evidente: ¿no se ven muchas doctrinas falsas que perduran? Pero, posiblemente, las que duran siglos deben su permanencia a que, a pesar de sus errores y de los grandes males que traen, mantienen en el mundo algunas enseñanzas verdaderas y, para ciertas categorías de personas o para ciertos pueblos necesarias, que la Iglesia de Jesús no ha sabido o no ha podido comunicarles hasta el momento presente. O No hemos de pensar que Jesús había indicado detalladamente a sus apóstoles la manera de organizar la Iglesia. Pero se produjo un conflicto entre dos grupos sociales:
que hicieran salir un momento a aquellos hombres. 35 Luego les dijo: «Colegas israelitas, fíjense bien en lo que van a hacer con estos hombres. 3 6 Porque, no hace mucho, apareció Teudas, que se hacía pasar por un gran personaje, a quien se unieron unos cuatrocientos hombres. Pero lo mataron y todos los que lo seguían se dispersaron o desaparecieron. 37 Después, en tiempos del censo, surgió Judas el Galileo, que arrastró al pueblo en pos de sí; también éste pereció y todos sus seguidores se dispersaron. 38 por eso, les aconsejo ahora: olvídense de estos hombres y déjenlos en paz. Porque, si esta idea o esta obra es de los hombres, se destruirá por sí sola; 3 9 pero, si viene de Dios, no podrán destruirla. No sea u2o,4 que estén luchando contra Dios.» Y siguieron su consejo. 40 Entonces llamaron a los apóstoles y, después de azotarlos, les prohibieron hablar de Jesús Salvador. Luego los dejaron ir. 41 Ellos salieron del Sanedrín muy gozosos por haber sido considerados dignos de 1 P 4.13 sufrir por el Nombre de Jesús. 42 Y todos los días enseñaban y anunciaban en el Templo y en las casas la Buena Nueva de Cristo Jesús. Los primeros diáconos C ! Por aquellos días, habiendo auv ** mentado el número de los discípulos, los helenistas se quejaron contra los he- 9,29 breos, porque sus viudas eran desatendidas en el servicio diario. 2 Los Doce reunieron la Asamblea de los discípulos y les dijeron: «No es conveniente que descuidemos la Palabra de Dios por el servicio de las mesas: ¿qué les parece? los judíos, llamados hebreos, que no habían salido de su tierra, y los judíos helenistas, que se habían criado en países griegos. Pareciera que estos helenistas seguían el partido esenio, el que negaba la legitimidad de los Sumos Sacerdotes y se abstenía de participar en las ceremonias del Templo. El choque de las ideas entre «hebreos» y «helenistas», acarrea desconfianza mutua, y se ve la necesidad de dar cierta autonomía a los helenistas. Puesto que los apóstol!! M identifican más bien con los hebreos, deciden que lo* OtTOl tendrán responsables propios para ciertos oficios. La comunidad elige a los siete, y los apóstoles tes din tj sello de su autoridad, porque cualquier misión viene da Cristo a través de los apóstoles. Los candidatos que se presentan deben estar llano» d* h y del Espíritu Santo. Porque los servicios material** d* I* Iglesia están estrechamente ligados con la vida comunitaria y espiritual. Es una lástima cuando se conflan los bienes materiales de la Iglesia a hombres capaces de manejar el dlne-
hechos 7 3
198 199 ham, cuando estaba en Mesopotamia, antes que vicon el egipcio?* 29 Moisés, al oír esto, huyó y fue a niera a vivir en Jarán. 3 Y le dijo: Deja tu país y tu Gen 1 vivir como extranjero en la tierra de Madián, donde parentela y anda al país que yo te mostraré. 4 Entuvo dos hijos. tonces salió del país de los caldeos y se estableció 30 Pasados cuarenta años se le apareció un ángel en Jarán. Después de la muerte de su padre, Dios en el desierto del monte Sinaí, en la llama de una lo hizo trasladarse a este país que ustedes habitan. zarza que ardía. 3i Moisés se admiró al ver la apari5 Y no le dio allí propiedad alguna ni siquiera como EX 3 ción. Y como se acercara a mirarla, oyó la voz del para poner el pie, sino que prometió dárselo en poSeñor: 32 «Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de sesión a él y a su descendencia, a pesar de que no Abraham, de Isaac y de Jacob.» Moisés, lleno de tenía hijos. 6 Dios habló así: Tu descendencia vivirá miedo, no se Ltrevía a mirar. 33 Pero el Señor le dijo: en tierra extraña, será esclavizada y maltratada du- Gen 1! 'Sácate las sandalias, porque el lugar donde estás rante cuatrocientos años. ^ Entonces pediré cuentas es tierra santa. 34 He visto la aflicción de mi pueblo a la nación a la que sirvan como esclavos. Después en Egipto, he oído su llanto y he bajado para libesaldrán y me darán culto en este lugar. Luego hizo rarlo. Y ahora ven, que te mando a Egipto.» con él el pacto de la circuncisión; 8 y así, al nacer 35 A este Moisés, al que rechazaron diciéndole: su hijo Isaac, Abrahán lo circuncidó al octavo día. Gen 17 '¿Quién te nombró jefe y juez?», Dios lo mandó Isaac hizo lo mismo con Jacob y Jacob con los doce como jefe y libertador, con la ayuda del ángel que patriarcas. 9 Los patriarcas, envidiosos de José, lo Gen 37 se le apareció en la zarza. 36 El los hizo salir, realivendieron con destino a Egipto. Dios, sin embargo, zando prodigios y señales en Egipto, en el mar Rojo estaba con él. 10 Lo libró de todas sus tribulaciones, y en el desierto durante cuarenta años. 37 Este Moile concedió sabiduría y lo hizo grato al faraón, rey de Egipto, quien lo nombró gobernador de Egipto Gen 45 Dt 18,18 sés es quien dijo a los israelitas: "Dios les dará de entre sus hermanos a un profeta como yo.» 38 Este y de toda su casa. ¡ ! Vino hambre en toda la tierra es el que, en la Asamblea del Desierto, hizo de mede Egipto y de Canaán; fue una gran miseria y nuesneí 2M2 diador entre el ángel que le hablaba y nuestros patros padres no encontraban qué comer. 12 Al saber Ex 191 dres; y recibió las palabras de vida para comunicárJacob que había trigo en Egipto, mandó a nuestros selas a ustedes. padres por primera vez. 13 La segunda vez, José se 39 Es aquel a quien no quisieron obedecer nuesdio a conocer a sus hermanos y el faraón conoció tros padres, sino que lo rechazaron y volvieron de la raza de José, M José mandó a buscar a su padre corazón a Egipto, "° diciendo a Aarón: «Danos dioJacob y a toda su familia que se componía de seEx 32 ses que nos guíen, porque no sabemos qué ha sido tenta y cinco personas. 15 Jacob entonces bajó a de este Moisés que nos sacó de Egipto.» 41 Y fabriEgipto donde murió él y también nuestros padres. caron en aquellos días un becerro, ofrecieron sacri16 Fueron llevados a Siquem y puestos en el sepulficios al ídolo y festejaron la obra de sus manos. cro que Abraham había comprado a precio de plata 42 Dios, pues, se apartó de ellos y dejó que adoraa los hijos de Hamor, de Siquem. ran a los astros del cielo, como está escrito en el Lii 7 A medida que se iba acercando el tiempo de Am 5,25 bro de los profetas: «¿Me ofrecieron acaso víctimas la promesa que Dios había hecho a Abraham, el x y sacrificios durante cuarenta años en el desierto, pueblo crecía y se multiplicaba en Egipto, ie hasta pueblo de Israel? 43 Alas bien llevaban la tienda de que llegó otro rey a Egipto que no conocía a José. Moloc y la estrella del dios Refán, imágenes que fa19 Este, actuando astutamente contra nuestra raza, bricaron para adorarlas; por esto yo los desterraré obligó a nuestros padres a abandonar sus hijos remás allá de Babilonia.» cién nacidos para que no vivieran. 20 En este tiem44 Nuestros padres tenían en el desierto la Tienda po nació Moisés, que halló el favor de Dios. DuranEx 25,9 del Testimonio como había ordenado Dios cuando te tres meses fue criado en la casa de su padre, 21 y Heb 8,5 JJJQ a Moisés que la fabricara según el modelo que cuando lo abandonaron, la hija del faraón lo recohabía visto; 4 5 nuestros padres la recibieron e introgió y lo crió como hijo suyo. 22 Moisés, pues, fue dujeron bajo el mando de Josué en la tierra coneducado en toda la sabiduria de los egipcios. 23 Era quistada a los paganos, a quienes Dios expulsó de2s poderoso en sus palabras y en sus obras. Cuando J ' j | lante de ellos. La guardaron hasta los días de David, cumplió cuarenta años, sintió deseos de visitar a sus & 19Í26 46 el cual agradó a Dios y le pidió como un favor hermanos los israelitas. 24 Al ver que uno de ellos ¡fJí'?! construir una Casa para el Dios de Jacob. 47 Sin emera maltratado, salió en su defensa y lo vengó mabargo, fue Salomón quien edificó ese templo. tando al egipcio. 25 Creyó que sus hermanos comprenderían que, en su persona, Dios les daba un li• 48 En realidad, el Altísimo no vive en cabertador; pero no lo entendieron. 26 Al día siguiente se presentó a ellos mientras peleaban y trataba de pasado y no quedarse con los judíos, si éstos se negaban a ponerlos en paz diciendo: «Ustedes son hermanos, creer. ¿por qué se hacen daño el uno al otro?» 27 En ese Los adversarios de Esteban lo acusan de cambiar la relimomento el que maltrataba a su compañero lo región y las costumbres, y actúan con el fanatismo de quiechazó diciendo: 28 «¿Quién te nombró jefe y juez de nes confunden patria y religión. Para detener las ideas, no nosotros? ¿Quieres matarme como lo hiciste ayer saben más que matar o expulsar.
Busquen, pues, de entre ustedes a siete EX i8,i7 hombres de buena fama, llenos de sabiduría y Espíritu para confiarles este oficio. 2024 4 Nosotros n o s dedicaremos a la oración y 21J9 al ministerio de la palabra.» 5 Toda la asamblea estuvo de acuerdo y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía; 6 los presentaron a los apóstoles, Núm 27,18 quienes, después de orar, les impusieron las manos. 7 La Palabra de Dios se difundía y el número de los discípulos en Jerusalén au2,41 mentaba considerablemente. Incluso un gran número de sacerdotes aceptaron la fe. Historia de Esteban + 8 Esteban, lleno de gracia y fortaleza, realizaba grandes prodigios y señales milagrosas en el pueblo. 9 Algunos que pertenecían a la sinagoga llamada de los Libertos, cirenenses y alejandrinos, y otros de Cilicia y Asia acudieron para rebatir a Esteban, 1 0 pero no pudieron hacer frente a la sabiduría que estaba en él y al Espíritu que hablaba por él cuando los rebatía con mucha autoridad. ' ' Y, como no podían mirar de frente la verdad, sobornaron a unos hombres que dijeron: «Lo hemos oído hablar contra Moisés y contra Dios.» i 2 Así excitaron al pueblo, a los Ancianos y a los maestros de la Ley; vinieron de repente, lo arrestaron y lo llevaron al Sanedrín. 13 Allí presentaron testigos falsos que declararon: «Este hombre siempre habla en LC 21,15 contra de nuestro Lugar Santo y contra la Ley. 1 4 Le oímos decir que Jesús Nazareno destruirá este Lugar y cambiará las costumbres que nos dejó Moisés.» 1 5 Todos los que estaban sentados en el Sanedrín, cuando miraron a Esteban, vieron su rostro como el de un ángel. "7 i Entonces el Sumo Sacerdote le pre' guntó: «¿Es verdad?» 2 El respondió: «Hermanos y padres, presten atención: El Dios glorioso se apareció a nuestro padre Abra-
ro, pero que notienenel espíritu del Evangelio. A causa de + De Felipe se hablará en He 8,5 y 21,8. Aquí no se reellos entran en la iglesia el espíritu mercantil y jas preocu- cuerda más que a Esteban. paciones de una institución comercial. Así se desfigura el rostro de la Iglesia. Por ser helenista (ver párrafo anterior) Esteban no comEsos siete, ¿fueron los primeros diáconos? Lucas sola- partía la fe ciega del pueblo judío en su Templo y sus ritos. mente dice que servían, y «diácono» quiere decir servidor. Comprendió que la Iglesia debía liberarse de los moldes del
— - hechos 8 sas hechas por mano de hombres, como dice el profeta: 49 El c ; e / 0 e s m¡ trono y la tierra el apoyo de mis pies. ¿Qué casa me is ee.i van a edificar?, dice el Señor. ¿Cuál será el lugar de mi descanso? 5°¿No fui yo quien hice todas estas cosas? 51 ustedes, sin embargo, duros de cabeza, endurecieron su corazón y cerraron sus Jer 9,26 oídos; siempre se resisten al Espíritu Santo, igual que sus padres. 5 2 ¿A qué profeta no persiguieron sus padres? Ellos mataron a los que anunciaban la venida del Justo, pero ustedes ahora lo traicionaron y asesinaron. 53 ustedes que recibieron la Ley por Ga 3.19 medio de ángeles y no la cumplieron.» Hel)2'2 54 Al oír este reproche se enfurecieron; rechinaban los dientes contra Esteban. 55 El, lleno del Espíritu Santo, fijó sus ojos en el cielo, vio la Gloria de Dios y a Jesús a su derecha y declaró: 5 6 «Veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre a la derecha de Dios.» 5 ? Pero ellos, con grandes gritos, se taparon los oídos y todos juntos se lanzaron contra él; lo sacaron fuera de la ciudad para apedrearlo, 5 8 y los testigos dejaron sus ropas a los pies de un joven llamado Saulo. 59 Mientras lo apedreaban, Esteban oraba así: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.» 60 Después se arrodilló y dijo en alta voz: «Señor, no les tomes en cuenta este pecado.» Y, diciendo esto, murió.
Dn 7,13
Heb 13,12 DI 17,7 U2346
saiai.e
O 1 Saulo aprobaba entonces aquella O O muerte. Ese día se desencadenó una gran persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, excepto los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaría. 2 Unos hombres piadosos enterraron a &¿ Esteban e hicieron por él gran duelo. '¿¡¡JfiS 3 Mientras tanto, Saulo hacía destrozos en *» '.' la Iglesia, entraba a las casas, llevaba a la Lo es mucho más porque muere como Cristo, perdonando a sus asesinos.
<0> En él también se va a manifestar la Resurrección. En vez de Esteban muerto, la Iglesia tendrá un nuevo apóstol en la persona de Saulo, de quien se habla aqui, el cual, después de su conversión, llegará a ser «San Pablo*. Dios escuchó así la oración de Esteban por sus asesinos. • El largo discurso de Esteban recuerda cómo el pueLa ejecución ilegal de Esteban desencadena la persecublo de Dios persiguió a los profetas antes de perseguir a Jesús. También muestra que la religión judía bien entendida ción contra los cristianos del grupo helenista. No fueron inllevaba a no dar tanta importancia al culto y al Templo de quietados los apóstoles ni los del grupo hebreo, por ser considerados leales con la religión y las tradiciones judías. Jerusalén. Sobre la actitud de Saulo, ver lo que él mismo dirá más Esteban muere como Cristo. Es el primer mártir (mártir significa testigo). Es testigo de Cristo porque lo proclama. tarde en Gal 1,13.
hechos 8
200
fuerza hombres y mujeres y los metía en la cárcel. Felipe anuncia la Palabra en Samaría O 4A1 mismo tiempo, los que se habían dispersado iban de un lugar a otro anun5 6 5 ciando la Palabra. Felipe por su cuenta fue 21!» a una ciudad de Samaría, donde empezó a predicar a Cristo. 6 Toda la gente se interesó por la predicación de Felipe. Iban a oírlo y a ver los prodigios que realizaba;? pues de muchos endemoniados salían los espíritus malos dando gritos, y numerosos paralíticos y cojos quedaron sanos, 8 de tal modo que hubo una gran alegría en aquella ciudad. El mago Simón + 9 Desde hacía tiempo, había en la ciudad un hombre llamado Simón que practicaba la magia. Tenía impresionada a la gente de Samaría y se hacía pasar por un gran personaje.10 Todos, chicos y grandes, estaban pendientes de él y decían: «Este es al que llaman Gran poder de Dios.» 11 Y lo seguían, porque desde tiempo atrás los tenía maravillados con sus artes mágicas. 12 Pero, cuando creyeron a Felipe, que anunciaba la Buena Nueva del Reino de Dios y el Nombre de Jesucristo, empezaron a bautizarse hombres y mujeres. '3 HasO Los perseguidos van anunciando su fe y empiezan comunidades cristianas en Samaría. La evangelización trae alegría: Dios se manifestó, y por su Espíritu está sanando los cuerpos y los corazones. Dios se hace presente. ¡Qué cosa más bella y conmovedora! Siempre la alegría, y no el miedo o el sectarismo, rodeará a los verdaderos cristianos.
ta Simón creyó y, una vez bautizado, no se separaba de Felipe: estaba asombrado al ver las señales milagrosas y extraordinarios prodigios que realizaba éste. 14 En Jerusalén los apóstoles supieron 11.1 que los samártenos habían aceptado la Palabra de Dios, y les mandaron a Pedro y Juan. 15 Estos vinieron y oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo; ' 6 ya que todavía no había bajado sobre ningu- 10,* no de ellos, y sólo estaban bautizados en el Nombre del Señor Jesús. 17 Les impusieron18las manos y recibieron el Espíritu Santo. Al ver Simón que, con la imposición dé las manos de los apóstoles, se transmitía el Espíritu Santo, les ofreció dinero i9y dijo: «Denme a mí también este poder, de modo que a quien imponga las manos reciba el Espíritu Santo.» 20 Pedro le contestó: «Desaparece tú junto con tu dinero, pues has pensado21que el Jn 4.1 Don de Dios se compra con dinero. Este poder no es para ti ni te corresponde, ya que no entiendes las cosas de Dios.22 Arrepiéntete de esa tu maldad y ruega al Señor para que perdone tus errores, 23 porque te veo lleno de hiél amarga y que te atan la- ot 29, zos de maldad.» 24 Simón respondió: «Rueguen ustedes al Señor por mí, para que no me alcancen estas maldiciones.» 25 Pedro y Juan dieron testimonio y predicaron la palabra del Señor; luego se volvieron a Jerusalén, evangelizando por muchos pueblos de Samaría.
unos brujos más poderosos que él y pensó comprar el poder de realizar ciertos milagros. La negativa de Pedro nos recuerda que el Espíritu actúa libremente para realizar las obras que mejor sirven a la gloría de Dios y la extensión de su Reino. De todas maneras, son cosas que no se compran. No siempre se dan manifestaciones del Espíritu como aquellas que recuerdan los Hechos (ver He 19,6 y 1 Cor 12). Es que Dios adapta sus dones a las necesidades de la Iglesia. Las comunidades de gente sencilla y pobre son las que reciben más dones de sanación para los enfermos: porque, faltándoles los medios normales, Dios se hace presente. Los grupos de oración son tos que reciben el don de lenguas, por ser uno de los que afirman la piedad con Dios. El don de profecía se manifiesta diversamente según los ambientes. Ahí donde la fe se apoya muerto en la certeza de la justicia divina y el temor a Dios, se ven predicciones y revelaciones de los secretos del corazón; en cambio, entre los que tienen una formación más racional e intelectual, el profeta se distingue a menudo por el don de hablar con seguridad y de dar la palabra definitiva en que la comunidad o las personas reconocen la voz de Dios.
+ ¿Quién es el personaje importante en este trozo? ¿Simón? No: es el Espíritu Santo. Felipe es uno de los siete. Bautiza, pero no puede comunicar los dones del Espíritu. Bautismo e imposición de las manos son dos etapas de la iniciación cristiana y se refieren a dos aspectos diferentes de la vida en la Iglesia. El bautismo figura más bien la renovación del individuo, mediante la fe. En cambio, la imposición de las manos expresa la transmisión del Espíritu en forma de cadena a partir de los primeros que lo recibieron en Pentecostés. Esta imposición (que ha pasado a ser la confín-nación en la Iglesia de hoy) significa el dinamismo y la irradiación del El Espíritu sigue actuando en muchos creyentes que, tal cristiano. Tendría que ser reservada, como al comienzo, a vez, no hablan en lenguas ni hacen curaciones, pero actúan gente madura, capaz de participar efectivamente en la Iglemovidos por él y producen los ñutos del Espíritu (Gal sia y que ya tiene una experiencia de la vida de fe. 5,22-24), siendo con esto auténticos testigos de Jesús. Este Simón, brujo, charlatán o hipnotizador, dio a Pedro Bautizados en el Hombre del Señor Jesús (v.16). Ver al la oportunidad para que condenara una falsa comprensión respecto la nota en 19,5. de los dones espirituales. Consideró a los apóstoles como
201 Felipe y el etíope • 26 El ángel del Señor habló a Felipe diciendo: «Vete a la carretera del sur, baja de Jerusalén a Gaza, el camino del desierto.» 27 Se puso en camino y se encontró con un etíope, funcionario del palacio de Candace, reina de Etiopía, administrador de todos sus bienes. Había venido a Jerusalén a rendir culto a Dios 28 y regresaba sentado en su coche, leyendo al profeta Isaías. 29 El Espíritu dijo a Felipe: «Adelántate y únete a ese coche.» 30 Felipe corrió hasta él, lo oyó leer al profeta Isaías y le preguntó: «¿Entiendes lo que lees?» 3i El etíope contestó: «Si nadie me explica, ¿cómo voy a entender?» E invitó a Felipe a subir y a sentarse junto a él. 32 El pasaje de la Escritura que iba leyendo era éste: , 'I jj3/
hechos 9 Upe entonces, partiendo de este texto de la u 24.27 Escritura, le anunció a Jesús. 36 Siguiendo el camino llegaron a un lugar donde había agua. El etíope dijo: «Aquí hay agua. ¿Por qué no sería yo bautizado?» 37 Y dijo Felipe: «Si crees con todo tu co- 10,47 razón, se puede.» El contestó: «Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.» 38 Entonces hizo parar su coche y bajaron ambos al agua. Felipe bautizó al funcionario. 39 Cuando salieron del agua, el 1 R 18,12 Espíritu del Señor arrebató a Felipe; el otro no lo vio más y siguió entonces su camino muy alegre. 40 Felipe se encontró en Azoto y se fue a evangelizar todas las ciudades hasta llegar 10,1 a Cesárea. Saulo encuentra a Cristo
«Como una oveja fue llevado al matadero; como un cordero mudo ante el que lo Q ] Saulo todavía proyectaba violentrasquila, así él no abrió su boca. 33Lo hu- v ^ cias y muerte contra los discípulos millaron y le negaron todo derecho; ¿quién del Señor; se presentó al Sumo Sacerdote podrá hablar de su descendencia? Porque 2 y le pidió documentos dirigidos a las sisu vida fue arrancada de la tierra.» nagogas de Damasco, que lo autorizaran 29,21 34
El etíope preguntó a Felipe: «Dime, por favor, ¿a quién se refiere el profeta al decir esto? ¿A sí mismo o bien a otro?» 35 Fe-
para llevar presos a Jerusalén a cuantos encontrara, hombres o mujeres, que fueran del Camino.
• Notamos cómo el Espíritu Santo conduce a Felipe hacia un hombre que no era judío ni samaritano, el primer hombre de otra raza que recibió el Evangelio. El etíope que se bautiza es solamente un hombre que teme a Dios. Así se llamaba a los de otra raza que habían sido atraídos a la religión de los judíos y a la fe en el Dios único. Sin adherirse a todas las costumbres de los judíos, leían la Biblia y les gustaba participar en las ceremonias judías. La conversación con Felipe se inicia a partir de un texto de Isaías 53,7. Este poema, dicho del Siervo de Yavé, habla de un justo injustamente condenado que, con sus sufrimientos, expía los pecados de toda la humanidad. Los apóstoles vieron en ese texto uno de los que mejor anunciaban a Cristo: ver com. de Me 14,24 y 1 Pe 2,24-25. El poema de Isaías finaliza con un anuncio velado de la resurrección del «Siervo de Yavé». Y lo maravilloso es que Felipe puede dar testimonio de la Resurrección de Jesús, con tal convicción, que el etíope cree en él.
seguidores de Cristo y lo hace en forma muy dura para bien de la religión. ¿Por qué me persigues? ¿Quién es este Señor que me llama perseguidor cuando no tengo otra ambición que servir a Dios? Hasta ese momento Pablo se sentía bueno, como el fariseo de la parábola (Le 18,9) y daba gracias a Dios que lo había hecho creyente responsable, cumplidor y militante. Pero ahora, puesto en la luz de Cristo, descubre que sus méritos y sus servicios no son de los que valen para Dios; su fe es antes que nada fanatismo humano; su seguridad de creyente, orgullo disimulado. Pablo se ve pecador, violento y rebelde, pero, al mismo tiempo, entiende que Dios lo ha acogido, elegido y perdonado: este hombre seré para mí in instrumento valioso (15). Pablo ya no es el fariseo de la parábola, sino que se ha puesto en el lugar del publicano: «Dios mío, ¡ten piedad de mí que soy un pecador!». Esta es la conversión propia del militante cristiano. Pues, por muy militante que sea uno, no podrá presentarse como testigo de Cristo si no se sabe pecador perdonado. De ahí procederá toda preocupación cristiana por la reconciliación de la humanidad. En adelante Saulo (que tomará el nombre de Pablo) va a ser para Cristo el instrumento elegido para extender la Iglesia en los demás países. Hasta entonces, la Iglesia, dirigida y compuesta por judíos, no había salido de ese pueblo. Pablo también era judío, pero educado fuera de su pafs. Tenía tanto la cultura de los pueblos griegos, como la de su propia raza. Por eso, y porque tenía una personalidad excepcional, iba a ser el apóstol de los griegos. La Iglesia debe renovarse conslanlrmentr, y se renueva con las conversiones de adultos. Las comunidades cristianas, por más que quieran abhrse a los ambientes que poco participan en ellas (el mundo del trabajo, por ejemplo, o, a veces, el de los Jóvenes), no lo pueden habttualmente. Entonces el Señor llama a tal o cual persona de esos ambien-
O Este es el acontecimiento decisivo de los comienzos de la Iglesia. Cristo viene personalmente para vencer al más encarnizado perseguidor de los cristianos. La conversión de Saulo, que pasará a ser el Pablo apóstol de las naciones, se lee también en He 22 y 26. Sería un error presentar a Pablo como un hombre malo que, porfin,encuentra el buen camino. Como lo recuerdan He 22,3-4; Gal 1,14 y Fil 3,4-11, Pablo había sentido, desde joven, la necesidad de dedicarse al servicio de Dios. Por eso había decidido ir a Jerusalén para estudiar la Ley, es decir, la religión, con los mejores maestros de su tiempo. El interés por las cosas de Dios le había hecho olvidar la búsqueda de una esposa: no se había casado. Joven cumplidor y responsable al que los judíos encargan la tarea difícil de eliminar de sus comunidades una doctrina nueva y sospechosa, la de los cristianos. Pablo dirige la represión contra los
hechos 9 isa
3
er
P ° . mientras se dirigía a Damasco, cuando ya estaba cerca, de repente lo rodeó una luz que venía del cielo. 4 Cayó al , Co 9 , suelo y oyó una voz que le decía:5 «Saulo, 15,'a Saulo, ¿por qué m e persigues?» El preguntó: «¿Quién eres, Señor?» Y la voz: «Yo LC 1016 s o v J e s u s > a <í u ' e n t u persigues; 6 levántate y entra en la ciudad, allí se te dirá lo que debes7 hacer.» Los hombres que lo acompañaban se habían detenido, atónitos, pues oyeron la voz, pero no vieron a nadie. 8 Saulo se levantó del suelo, y aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco. 9 Estaba ciego y permaneció tres días sin comer ni beber nada. io Vivía en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor llamó en una visión: «¡Ananías!» El respondió: «Aquí estoy, Señor.» n Y el Señor le dijo: «Anda a la calle llamada Recta y pregunta en la casa de Judas por un hombre llamado Saulo, de Tarso, que está orando. 1 2 Y acaba de tener una visión en que un varón llamado Ananías entraba y le imponía las manos para que recobrara la vista.» " E n t o n c e s Ananías le respondió: «Señor, he oído a muchos hablar de los males que este hombre ha causado a tus santos en Jerusalén 14 y que ahora tiene poder de Rom io,i2 los jefes de los sacerdotes para tomar pre1c u ° sos a todos los que invocan tu Nombre.» 15 El Señor le contestó: «Anda, pues este Jer 1,10 hombre m e será un instrumento valioso y dará a conocer mi Nombre, tanto a los paganos1 6y a sus reyes como al pueblo de Israel. Yo le mostraré todo lo que tendrá que sufrir por mi Nombre.» 17 Fue Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y quedes lleno del Estes, que, después de recibir la fe de la Iglesia, sabrá evangelizar a los suyos y guardar su libertad respecto de los grupos tradicionales. En momentos importantes de la historia, Cristo llamó a hombres nuevos que su Iglesia necesitaba: Francisco de Asís, y, más cerca de nosotros, a Juan XXIIi. « S Camino», así se designa al cristianismo; la palabra expresa que no se trata sólo de enseñanzas religiosas, sino de una nueva manera de vivir alumbrada por una esperanza. O Durante tres años, Pablo proclama su fe y cuenta su propia experiencia en la provincia de Damasco, llamada también Arabia (ver Gal 1,16 y 2 Cor 11,32). Ya Pablo sigue su propio camino. No se margina de la
202 ]8
píritu Santo.» A1 instante, fue como si se ™> n, le cayeran escamas de los ojos, y pudo ver. Se levantó y fue bautizado; 19 comió y recobró las fuerzas. O Saulo permaneció algunos días con los discípulos de Damasco 20 y muy pronto se puso a predicar en las sinagogas que J e sús es el Hijo de Dios. 21 Todos los que lo oían quedaban maravillados y decían: «¿No es éste el que, en Jerusalén, perseguía a muerte a los que invocaban el Nombre de G«I 1,23 Jesús? ¿Y no vino aquí para llevarlos presos ante los jefes de los sacerdotes?» 22 Pero Saulo se fortalecía cada vez m á s y confundía a los judíos de Damasco, de- is.2e mostrándoles que Jesús es el Mesías. 23 Pasado cierto tiempo, los judíos decidieron matarlo. 24 Saulo supo esta determi- 22 nación: hasta vigilaban las puertas día y no- s« 1,21 che para poder matarlo. 25 Pero sus discípulos lo descolgaron de noche por la muralla dentro de un canasto. 26 Llegado a Jerusalén, intentó juntarse con los discípulos, pero todos le tenían miedo porque no creían que fuese discípulo. 27 Entonces Bernabé lo tomó consigo, lo presentó a los apóstoles y les contó que Saulo había visto al Señor en el camino, lo que le había hablado y cómo en Damasco había predicado valientemente con el auxilio de Jesús. 28 Y empezó a convivir con ellos en J e rusalén, predicando con valentía con el auxilio del Señor. 2 9 También hablaba y discutía con los helenistas; éstos proyectaron matarlo, 30 pero los hermanos se enteraron, lo llevaron a Cesárea y de allí lo enviaron a Tarso. Pedro visita las Iglesias + 31 La Iglesia, pues, gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría; se afirmaba, vivía en el temor del Señor y aumentaba en Iglesia, como lo demuestra su viaje a Jerusalén para encontrarse con los apóstoles. Sin embargo, se reserva su independencia, esperando los llamados del Espíritu. + Pedro aparece en su papel de «inspector» de las Iglesias (la palabra obispo quiere decir inspector). Aquí se dice que visita a los santos. En los años que preceden a Cristo, la palabra «santos», o sea, consagrados a Dios, se usaba especialmente para designar al nuevo pueblo de Dios que iba a empezar con la venida del Mesías (ver Daniel 7,27). Los cristianos son este nuevo pueblo de Dios, y como son la Iglesia (ver 5,11), también son los santos. La resurrección de Tabitá se parece a las que Jesús había operado. Es un eco de la propia Resurrección de Cristo,
hechos 10
203
número con la ayuda del Espíritu Santo. 32 Pedro, que recorría todos los lugares, visitó también a los santos que vivían en Lida. 33 Allí encontró a un tal Eneas, que estaba paralítico y desde hacía ocho años yacía en una camilla. 34 Pedro le dijo: «Eneas, 3,6 Jesucristo te sana; levántate y arregla tu 211 cama.» Inmediatamente se levantó. 35 Todos los habitantes de Lida y Sarón fueron testigos y se volvieron hacia el Señor. 36 En Joppe había una discípula llamada Tabitá, que significa Gacela. Era rica en buenas obras y no se podían contar sus limosnas. 37 En esos días se enfermó y murió. Una vez que lavaron su cuerpo, la pusieron en el piso superior de la casa. 38 Como L¡da está cerca de Joppe, los discípulos, al saber que Pedro estaba allí, man841 daron a dos hombres con este recado: «Ven a nosotros>t:uanto antes.» 39 Pedro fue en seguida con ellos. Apenas llegó, lo hicieron subir al piso superior; allí estaban las viudas que lloraban y mostraban las túnicas y mantos que Tabitá hizo cuando vivía con ellas. 40 Pedro las hizo salir a todas y se hincó de rodillas para orar; luego se volvió al cadáver y dijo: «Tabitá, le5.41 vántate.» 4 i Ella abrió sus ojos y, al ver a Pedro, se sentó. El le dio la mano y la ayudó a levantarse. Luego llamó a los santos y a las viudas y se la presentó viva. 4 2 T o d o Joppe lo supo y muchos creyeron en el Señor. 4 3 Lo que es Pedro, permaneció bastante tiempo en Joppe, en casa de un curtidor llamado Simón. tal como había sido la de Lázaro (Jn 11) o la del hijo de la viuda (Lc 8,11). Dios quiso dar esos signos para fortalecer la fe en la resurrección de Jesús. Además de los que habían sido los testigos de ella, era necesario que en varios lugares, las comunidades comprobaran por sí mismas que su Dios «resucita a los muertos» (ver Hebreos 11,19). En la Iglesia se verificaron semejantes resurrecciones hasta en nuestro siglo. • Esta es una nueva intervención del Espíritu Santo para que la Iglesia salga del ambiente judío y el Evangelio llegue a los demás. Comelio es (como el etíope de 8,27) un hombre que teme a Dios, o sea, un extranjero que, sin adherirse a la comunidad judía, cree en el Dios único de los judios. Vio el cielo abierto. A lo mejor vio una carpa que bajaba, figura de la morada de Dios en este mundo, y que, precisamente, abrigaba creaturas consideradas impuras. La religión judía encerraba a los creyentes en una serie de prohibiciones. Distinguía entre animales puros, es decir, los que se podían comer, e impuros, los que no podían comerse. Lo mismo sucedía entre las personas; los judíos no podían mezclarse con los no judíos. De modo que la visión de Pedro, en que se invita a comer animales impuros, significa que no debe vacilar en ir a alojarse en casa de! romano Comelio. No sabemos si Pedro habría vacilado en administrar el bautismo a un hombre no judío (y no circuncidado) cual
Pedro bautiza a Comelio 1 0 ' ^ ivia e n ' a ciu<^ac' c ' e Cesárea un 840 •* " hombre llamado Comelio, que era 23^33 capitán del batallón llamado el Itálico. 2 El era piadoso y junto con toda su familia era de los que temen a Dios. Daba muchas li- i6.u mosnas al pueblo y oraba constantemente, LC I A 3 Alrededor de las tres de la tarde tuvo una visión en la cual vio claramente a un ángel de Dios que se acercaba y le decía: «Comelio.» 4 El lo miró fijamente y, lleno de miedo, preguntó: «¿Qué pasa, Señor?» Le respondió: «Tus oraciones y tus limosnas sir 35,6 han llegado a la presencia de Dios y hablan en tu favor. 5 Ahora manda a unos hombres a Joppe para que traigan a un tal Simón, llamado Pedro, 6 que está alojado en casa del curtidor Simón, que vive cerca del mar.» 7 Cuando desapareció el ángel que le hablaba, Comelio llamó a dos criados y a un soldado piadoso, de su confianza 8 y , después de contarles todo, los mandó a Joppe. 9 Al día siguiente, mientras ellos llegaban ya cerca de la ciudad, Pedro subió cerca del medio día a la azotea para orar. ! o Tuvo hambre y quiso comer; pero, mientras le preparaban la comida, tuvo un éxtasis. 1 1 Vio el cielo abierto y una cosa extraña, algo como un mantel inmenso que bajaba del cielo y cuyas cuatro puntas se posaban sobre el suelo. 12 Dentro había toda clase de animales, tanto de la tierra como del cielo: cuadrúpedos, reptiles y aves. * 3 Y una voz le dijo: «Pedro, levántate, mata y come.» •
era Comelio. La manifestación del Espíritu Santo le forzó la mano. ¡Por fin se bautizó a un hombre de otra raza! Hoy también, en varios lugares, la Iglesia está amenazada de quedar reducida a un grupo social cerrado y, tal vez, anticuado. Los Papas y los obispos nos invitan a dar un paso, a entablar diálogo con todos los hombres. Sin embargo, parece que sólo la intervención de un ángel podría convencemos de ir a los demás. El ha enviado su palabra (v. 36). Pedro presenta a Jesús. Su vida fue la de un profeta auténtico, que viene a continuar la obra de los anteriores profetas, portadores de la palabra de Dios. Pero en su persona Dios ofrecía la paz (el texto dice: evangelizaba la paz), o sea, que Dios reconciliaba de una vez a los hombres con él. Es fácil reconocer aquí una de las afirmaciones centrales de Pablo: ver Rom 5,1 -11; 2 Cor 5,11-21 y Ef 2,14-16. Juez de vivos y muertos (42). Esta expresión se refiere a los conceptos religiosos de aquel tiempo, que distinguían entre el juicio de los que presenciarían la vuelta de Cristo al fin del mundo (los vivos), y el de todos los que hubieran muerto anteriormente (los muertos). Ver lo mismo en 1 Tes 4,17. Recibe por su Nombre el perdón. Por su tiombre, es decir, por su propio poder y eficacia. Esto reafirma la autoridad divina de Jesús.
hechos 11 —
1
204
14 Pedro contestó: «De ninguna manera, car y tú me ñas necno ei ravor ae venir. Señor; nunca he comido algo profano o im- 33 Ahora, todos nosotros estamos a tus órpuro.» 15 La voz le dijo por segunda vez: denes, dispuestos a escuchar todo lo que «Lo que Dios ha purificado, tú no lo llame/ el Señor te ha ordenado.» impuro.» i 6 Esto se repitió tres veces y, des34 Entonces Pedro tomó la palabra y dijo: pués, la cosa aquella fue levantada hacia el «Verdaderamente reconozco que Dios no Dt 1017 cielo. hace diferencia entre las personas, 3 5 sino RomE(2¿1, 17 Pedro se quedó desconcertado, pen- que acepta a todo el que lo honra y obra 1 P ' sando qué significaría la visión que había te- justamente, sea cual sea su raza. nido. Pero, en ese momento, los hombres 36 El ha enviado su palabra a los hijos de enviados por Cornelio, que venían pregun- Israel, ofreciéndoles la paz por medio de Je- IS1K2 tando por la familia de Simón, se presen- sucristo, que es el Señor de todos. 37 tiste- Rom 101 taron en la puerta, is Llamaron y pregunta- des saben lo sucedido en toda Judea, coron si se alojaba allí Simón, llamado Pedro. menzando por Galilea, después del bautis19 Entonces, como Pedro seguía recapa- mo que Juan predicó: 38 cómo Dios concitando sobre la visión, el Espíritu le dijo: sagró a Jesús de Nazaret con el Espíritu «,24 «Tres hombres te vienen a buscar; 20 baja Santo, comunicándole su poder. Este pasó ^ ei1i y anda con ellos sin vacilar, porque los he haciendo el bien y sanando a cuantos esmandado yo.» 21 Pedro bajó donde ellos y taban dominados por el diablo, porque Dios les dijo: «Yo soy el que buscan, ¿cuál es el estaba con él. 39 Nosotros somos testigos motivo que los trae aquí?» 22 Ellos responde todo lo que hizo en la provincia de los dieron: «El capitán Cornelio, hombre buejudíos e incluso en Jerusalén. Al final ellos no de los que temen a Dios, y a quien estiman todos los judíos, recibió de un santo lo mataron colgándolo de un madero. 40 Pero Dios lo resucitó al tercer día y le 5,30 ángel la orden de hacerte llamar a su casa concedió que se dejara ver 41 no por todo para escuchar lo que tú digas.» 23 Entonel pueblo, sino por los testigos que Dios haces los hizo pasar y les dio alojamiento. Al día siguiente partió con ellos y lo bía escogido de antemano, a nosotros, que que reacompañaron algunos hermanos de Jop- comimos y bebimos con él después sucitó de entre los muertos. 4 2 Y nos manpe. 2 4 Al otro día llegó a Cesárea. Cornelio, que los esperaba, había reunido a sus pa- dó a predicar al pueblo y a dar testimonio por Dios como juez rientes y amigos íntimos. 25 Cuando Pedro de que él fue puesto 43 entró, Cornelio le salió al encuentro y cayó de vivos y muertos. A él se refieren todos 113i3 5 a sus pies con mucho respeto. 26 Pero Pe- los profetas, al decir que quien cree en él Lc24 4 ¿ recibe por su Nombre el perdón de los Ap ]J'|J dro lo levantó y le dijo: «Levántate, que tampecados.» 44 bién yo soy hombre.» 27 Conversó con él, Todavía estaba Pedro hablando en entró, y viendo a todas esas personas reu- esta forma cuando el Espíritu Santo bajó s,i6 28 nidas les dijo: «Ustedes saben que a un sobre todos los que escuchaban la Palabra. 19,5 judío su religión le prohibe juntarse con un 45 Y los creyentes de origen judío que haextranjero o entrar en su casa; a mí, sin em- bían venido con Pedro quedaron atónitos: Rom 5,5 bargo, Dios me ha enseñado que no se «¡Cómo! ¡Dios regala y derrama el Espíritu 836 debe considerar manchado o impuro a nin- Santo sobre los no judíos!» 46y era pura wi 2,12 gún hombre. 29 Por eso, apenas me llama- verdad: los oían hablar en lenguas y alabar ron vine sin vacilar. Les pregunto, pues, a Dios. ¿por qué razón me mandaron llamar?» 47 Entonces Pedro tomó la palabra y dijo: 30 Cornelio respondió: «Hace cuatro días, «¿Quién podría negar el agua del bautismo a esta misma hora, estaba yo en mi casa a quienes han recibido el Espíritu Santo, haciendo la oración que corresponde a las igual que nosotros?» 48 y mandó bautizartres de la tarde, cuando se presentó delan- los en el Nombre de Jesucristo. Luego le piLC 24,4 te de mí un hombre con ropas muy brillan- dieron que se quedara algunos días con tes que me dijo: 3i «Cornelio, tu oración ha ellos. sido oída, y Dios se ha acordado de tus limosnas; 32 manda, pues, mensajeros a Pedro tiene que justificarse Joppe y haz venir a Simón, llamado Pedro, 1 que se hospeda en casa del curtidor Simón, Los apóstoles y los hermanos cerca del mar.» En seguida te mandé busque vivían en Judea oyeron que 15.7
hechos 11
205 también los no judíos habían aceptado la Palabra de Dios. 2 Cuando Pedro subió a Jerusalén, los creyentes judíos comenzaron M2.12 a discutir con él 3 y le dijeron: «Entraste en casa de algunos que no eran circuncisos y comiste con ellos.» 4 Entonces Pedro se puso a explicarles los hechos punto por punto, diciendo: 5 «Estaba yo naciendo oración en la ciudad de Joppe cuando tuve un éxtasis: Vi una cosa parecida a un mantel que bajaba del cielo y llegó hasta mí, descansando sobre sus cuatro puntas. 6 Lo miré atentamente y vi en él cuadrúpedos de la tierra, bestias del campo, reptiles y aves del cielo. 7 Oí también una voz que me decía: «Pedro, levántate, mata y come.» 8 Yo contesté: «De ninguna manera, Señor, nunca he comido algo profano o impuro.» 9 La voz me dijo por segunda vez: «Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro.» 1 o Esto se repitió tres veces y después fue levantado hacia el cielo. 11 En ese momento se presentaron a la casa en que estábamos tres hombres enviados desde Cesárea en mi busca. 12 Y el espíritu me dijo que los siguiera sin vacilar. Me acompañaron estos seis hermanos y entramos a la casa de aquel hombre. 13 El nos contó cómo había visto un ángel que se presentó en su casa y le dijo: «Manda a buscar a Joppe a Simón, llamado Pedro. 14 El te dará el mensaje por el que te salves tú y toda tu familia.» '5 Apenas había comenzado yo a hablar, cuando el Espíritu Santo bajó sobre ellos, como había bajado al principio sobre nosotros. 16 Entonces me acordé de las palabras 1,5 del Señor que dijo: «Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo.» 17 Si ellos creían en el Señor JeO La reacción de los cristianos de Jerusalén nos hace comprender qué revolución significa el hecho de bautizar a Cornelio. A través de esta primera advertencia hecha a Pedro, descubrimos la presión continua que van a ejercer los «viejos cristianos» sobre sus sacerdotes y obispos a lo largo de la historia. Estos creyentes de Jerusalén no son de mala fe, y aceptan la aclaración de Pedro. Sin embargo, los responsables de la Iglesia tendrán siempre que demostrar valentía para preferir los llamados del Espíritu Santo a los prejuicios conservadores. Los mismos militantes cristianos, muchas veces, lamentan el egoísmo gremial de sus compañeros, el espíritu cerrado del grupo que no acepta a tal o cual, el prejuicio que se resiste a las evidencias. O Antioquía, a 500 kilómetros al norte de Jerusalén, era la principal ciudad de la provincia romana de Siria, país pa-
sucristo y Dios les comunicaba lo mismo que a nosotros, ¿quién era yo para oponerme a Dios?» i 8 Cuando oyeron esto, se tranquilizaron y alabaron a Dios, diciendo: «También a los que no son judíos, Dios les concede esta conversión que lleva a la vida.» Los principios de la Iglesia de Antioquía O 1 9 Los que se habían dispersado a raíz de la persecución que siguió a la muerte de Esteban, recorrieron hasta Fenicia, la isla de Chipre y la ciudad de Antioquía, aunque sólo predicaban a los judíos. 2 ° Sin embargo, había entre ellos algunos hombres de Chipre y de Cirene que, al llegar a Antioquía, predicaron también a los griegos y les anunciaron la buena nueva del Señor Jesús. 21 La mano del Señor estaba con ellos, y fueron numerosos los que creyeron y se volvieron hacia el Señor. 22 Esta noticia llegó a oídos de la Iglesia de Jerusalén y mandaron a Bernabé a Antioquía. 23 Cuando llegó y vio la gracia de Dios, se alegró y los animó a permanecer fieles al Señor con firme corazón, 2 4 p u e s era un hombre bueno, lleno de fe y Espíritu Santo. Así una enorme multitud conoció al Señor. 25 Bernabé salió para Tarso en busca de Saulo. 2 6 Lo encontró y lo llevó consigo a Antioquía. En esta Iglesia estuvieron los dos un año entero y enseñaron la doctrina cristiana a mucha gente. En Antioquía fue donde por primera vez los discípulos recibieron el nombre de cristianos. • 27 En esos días bajaron unos profetas de Jerusalén a Antioquía. 28 (Jno de ellos, Hagano, de idioma «griego», que tenía una comunidad judía importante. No sabemos quién llevó primero la fe cristiana a los paganos, ni cómo lo hizo. Por primera vez, había una Iglesia en que se mezclaban judíos creyentes en Cristo y convertidos de origen pagano: ahí estaba el porvenir del Evangelio. La comunidad de Jerusalén actúa como quien posee autoridad sobre las nuevas Iglesias; el caso de Antioquía conmueve a todos, ya que para los judíos de Palestina, recibir paganos era la novedad más grande. ¿No estaba prohibido por la ley de Moisés convivir con esta gente «no circuncidada»? • Se habla de profetas. Entre los dones que el Espíritu Santo daba a los convertidos, el de «profetizar» era uno de los más destacados. El «profeta» recibía de Dios, en diversas ocasiones, una intuición de los acontecimientos futuros de la comunidad, o de uno de sus miembros. También ha-
hechos 12
206
mado Agabo, movido por el Espíritu, anunció que vendría una gran hambruna que afectaría todos los países. Se refería al hambre que sobrevino en tiempo del emperador Claudio. 29 Entonces los discípulos deomái5 26 c'dieron mandar ayuda, cada uno según 2 co 8,9 sus posibilidades, a los hermanos que vivían en Judea. 30 Así lo hicieron y la envia14,25 ron a los presbíteros por intermedio de Saulo y Bernabé.
duvieron por una calle y, de repente, el ángel se alejó de él. 11 Pedro volvió en sí y dijo: «Ahora me doy cuenta que el Señor envió realmente a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de todo lo que proyectaban los judíos.» 12 Entonces se orientó y fue a la casa de María, madre de Juan, llamado también Marcos, donde muchos se habían reunido para orar. '3 Golpeó a la puerta de la calle y una empleada llamada Rodé salió a abrirMuerte de Santiago. 14 le. Esta reconoció la voz de Pedro, pero, Liberación milagrosa de Pedro de pura alegría no abrió la puerta, sino que a contar que Pedro estaba 1 O i El rey Herodes decidió maltratar entró corriendo + en la puerta. 15 Ellos le contestaron: «¡Eres •"• " a a l g u n o s m i e m b r o s d e la Iglesia. Me 10.35 2 Hizo matar a 3espada a Santiago, herma- loca!» Y como insistía ella, pensaban: «Será no de Juan, y, al ver que esto gustaba a su ángel.» los judíos, mandó detener también a Pedro. 16 Pedro, entre tanto, seguía llamando. LC 22,1 Eran los días de lafiestade los Panes Ázi- Cuando abrieron, vieron que era él y quemos. 4 Después de detenerlo, lo metió en daron sin palabras, i? Les hizo señas con la la cárcel, poniéndolo bajo la vigilancia de mano para que guardaran silencio y les cuatro grupos de cuatro soldados cada contó cómo el Señor lo había sacado de la 15. uno. Su intención era presentarlo al pueblo cárcel. Y les dijo: «Cuenten esto a Santiago 1 Jís después de la Pascua. 5Y, mientras Pedro y a los hermanos.» Luego salió y se fue a era vigilado en la cárcel, la Iglesia no cesa- otro lugar. 18 ba de orar insistentemente por él. Cuando amaneció, no fue poco el al6 Herodes, pues, iba a hacerlo compare- boroto entre los soldados: ¿Qué había pacer y, esa noche, Pedro dormía entre dos sado con Pedro? 19 Herodes ordenó bus£11 soldados, atado con dos cadenas; otros carlo y, como no lo encontraron, hizo proguardias vigilaban ante la puerta de la cesar y ejecutar a los guardias. Después, J6.27 bajó de Judea a Cesárea y se quedó allí. cárcel. 7 De repente, se presentó el ángel del Señor y la celda se llenó de luz. El ángel tocó Muerte de ese Herodes a Pedro en el costado, lo despertó y le dijo: «Levántate, rápido», y las cadenas cayeron 20 En ese entonces Herodes estaba enode sus manos. 8 Entonces el ángel le orde- jado con los ciudadanos de Tiro y Sidón. nó: «Asegúrate bien el cinturón y colócate Estos, de común acuerdo, se presentaron las sandalias.» Así lo hizo. Y el ángel agre- ante él y, después de ganarse a Blasto, tegó: «Ponte tu manto y sigúeme.» sorero del rey, pidieron la paz, ya que su país recibía el alimento del territorio del rey. 9 Pedro salió tras él. No hubiera podido 21 afirmar que lo que hacía el ángel era 10realiEl día fijado, Herodes, con traje real, se dad; todo esto le parecía un sueño. Pa- sentó en su trono y les dirigió la palabra. 14, 22 saron la primera y la segunda guardia y lleDelante de él, el pueblo clamaba: «El23que 2 Ma 9i garon a la puerta de hierro que daba a la habla es un Dios, ¡no un hombre!» En calle, la cual se les abrió sola. Salieron y an- ese mismo instante lo hirió el ángel del Sedan exhortaciones «en el Espíritu», y todos reconocían la mano de Dios en la convicción y la sabiduría con que hablaban, descubriendo en cualquier pasaje de la Biblia una palabra para el presente. Se recalca el primer gesto de ayuda fraternal entre cristianos de diferentes países. En este párrafo se habla de los ancianos o «presbíteros» (es la misma palabra). Así se nombraba a los jefes de la comunidad cristiana, siguiendo el uso de los judíos. + Esta segunda persecución alcanza toda la comunidad
cristiana de Jerusalén (ver en 8,1). Santiago el mayor, que, con Pedro y Juan, era uno de los pilares de le Iglesia (ver Lc 9,28 y Qál 2,9). La segunda liberación de Pedro (ver la primera en 5,19), hace resaltar la intercesión poderosa de la Iglesia por su jefe y la voluntad de Cristo de colocar a su Iglesia fuera del alcance del poder del mal (ver Mt 16,18). Cuenten esto a Santiago. Este es Santiago «hermano del Señor», reconocido ya como responsable de la Iglesia de Jerusalén.
207 ñor porque no había devuelto a Dios el honor, y murió carcomido por los gusanos. Pablo es enviado por la Iglesia • 24 La Palabra de Dios iba creciendo y se difundía. 25 Bernabé y Saulo, terminada su misión, volvieron a Jerusalén llevando consigo a Juan, por sobrenombre Marcos. 1 En Antioquía, en la Iglesia que ahí estaba, había profetas y maestros: Bernabé, Simeón llamado el Negro, Lucio el drénense, Manahem, que se había criado con Herodes, y Saulo. 2 Mientras celebraban el culto del Señor y ayunaban, el Espíritu Santo les dijo: «Sepárenme a Bernabé y a Saulo, y envíenlos a realizar la misión a que los he llamado.» 3 Ayunaron, pues, e hicieron oraciones, les impusieron las manos y los enviaron. Primera misión de Pablo 11,20 ^> 4 Entonces ellos, enviados por el Espíritu Santo, bajaron a Seleucia y de allí navegaron hasta la isla de Chipre. 5 Llegados a ¿alamina, anunciaron la Palabra de Dios 12,12 en las sinagogas de los judíos, teniendo a Juan como ayudante. 6 Atravesaron toda la Isla hasta Pafos y 8,9 encontraron a un mago y falso profeta judío, llamado Bar-Jesús, 7 que vivía al lado del gobernador Sergio Paulo, hombre de buen criterio* Este mandó llamar a Berna• Empiezan aquí las misiones de Pablo; por el momento, es enviado como ayudante de Bernabé. Es muy difícil saber cómo se organizó la Iglesia en sus comienzos. No tenía la misma forma de jerarquía que tenemos ahora con sus tres grados: obispos, presbíteros (o sacerdotes) y diáconos, la cual se impuso solamente al final del primer siglo. En la mayoría de los casos, las comunidades elegían a los presbíteros, o ancianos, entre los hombres de más confianza y éstos, por el solo hecho de su nombramiento y de la aceptación de las comunidades vecinas eran capacitados para bautizar, celebrar la eucaristía y dar la unción a los enfermos. Esta institución de los presbíteros (ver 14,23 y 1130) no hacía más que imitar el modo de gobernarse de las comunidades judías con sus Ancianos. Pero ahí donde había profetas reconocidos como tales (y ése fue el caso en Antioquía), éstos gozaban de una autoridad superior, algo semejante a la de los apóstoles (1 Cor 12,28 y Ef 2,20). Pablo y Bernabé no son considerados todavía como apóstoles, eso sí, son profetas. En cuanto a los maestros, son los que tienen aptitud para enseñar a sus hermanos la doctrina y la moral, a partir de las Escrituras. Lucas detalla la partida de esta misión. Se debe a una iniciativa del Espíritu Santo, pero responde a la vida fervorosa de la comunidad de Antioquía. Nótese además, que dicha comunidad acepta que se alejen dos de sus cinco responsables. Y que Saulo y Bernabé están listos para correr los riesgos de esta aventura.
hechos 13 bé y Saulo, ya que deseaba escuchar la Palabra de Dios.8 Pero se les opuso el Elimas, el Mago, el cual trataba de apartar de la fe al gobernador. 9 Entonces Saulo, también llamado Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijó sus ojos en él io y dijo: «Tú, hijo del diablo, lleno de engaño y de maldad, enemigo de todo bien, ¿cuándo terminarás de torcer los rectos ca- os 14,10 minos del Señor? n Ahora la mano del Señor va a caer sobre ti. Quedarás ciego y por algún tiempo no verás la luz del sol.» Al instante lo envolvieron oscuridad y tinieblas. Y m 28,29 andaba a tientas en busca de alguien que le diera la mano. 12 El gobernador fue testigo del hecho y creyó, pues la doctrina del Señor lo impresionaba muchísimo. Pablo en la capital de Pisidia 13 Pablo y sus compañeros navegaron desde Pafos hasta Perge de Panfilia. Ahí Juan se separó de ellos y regresó a Jeru-15,38 salen, 14 mientras que ellos, partiendo de Perge, llegaban hasta Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y se sentaron. 15 Después de la lectura de la Ley y u 24,44 los Profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron a decir: «Hermanos, si tienen una palabra de aliento para los presentes, hablen.» 16 Pablo, pues, se levantó, hizo señal con la mano y dijo: «Hijos de Israel y también ustedes que teta imposición de las manos invoca la gracia de Dios sobre los dos misioneros. O Esta primera misión principia en forma muy tradicional, ün judío podía ir por todo el imperio romano: en cualquier ciudad importante encontraba hermanos de raza, dedicados a los negocios y siempre agrupados en comunidades, en «sinagogas». De Antioquía, Bernabé y Saulo viajan por mar a la isla de Chipre, patria de Bernabé. Los dones de profeta de Saulo se manifiestan en el encuentro con Sergio Pablo. Este, al convertirse, concedió gozoso a Saulo el uso de su propio apellido. Desde entonces empleará el nombre de Pablo, en un esfuerzo por asemejarse más a los romanos y a los griegos, a quienes tendrá que anunciar a Cristo. Pablo y sus compañeros. Una vez empezada la misión, Pablo se impone como responsable. No han demorado en Chipre; no hicieron sino dejar grupos de creyentes instruidos rápidamente. Al llegar al continente, a la región dura e inhóspita de Perge, Juan Marcos se separa, posiblemente asustado por los atrevidos planes de Pablo. Penetran en la cordillera de la actual Turquía y van hasta el corazón de la provincia de Pisidia, a Antioquía (que no hay que confundir con la otra Antioquía). Lucas relató detalladamente los acontecimientos de Antioquía de Pisidia, porque fueron típicos de la situación que Pablo iba a enfrentar en diversas partes del imperio romano.
hechos 13
208 17
men a Dios, escuchen: El Dios de Israel, Pero, al condenarlo, cumplieron las palanuestro pueblo, eligió a nuestros padres y, bras de los profetas que se leen cada sába&6 después que hizo prosperar a sus hijos du- do. 28 Aunque no encontraron en él ningún pidieron rante su permanencia en Egipto, los sacó motivo para condenarlo a muerte, 2 de allí triunfalmente. 18 Durante unos cua- a Pilato que lo hiciera morir 9y, cuando renta años los alimentó en el desierto. 19Y, cumplieron todo lo que sobre él estaba es- 3,13 después de destruir siete naciones en la crito, lo bajaron de la cruz y lo pusieron en Dios lo resucitó de en¡» '.i tierra de Canaán, 20 les dio en herencia su el sepulcro. 3° Pero 31 tierra, al cabo de unos cuatrocientos cin- tre los muertos. Durante muchos días se cuenta años. Después les dio Jueces hasta apareció a los que habían subido con él el profeta Samuel. 21 Entonces pidieron un desde Galilea a Jerusalén, los que ahora rey y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, de la son sus testigos ante el pueblo. 32 tribu de Benjamín, que reinó cuarenta años. Y nosotros les venimos a anunciar esta 22 que Dios promePero después Dios rechazó a éste y les Buena Nueva. Eso mismo 33 dio por rey a David, de quien dio este tes- tió a nuestros padres, lo ha cumplido con 2.39 3,, 89 20 timonio: Encontré a David, hijo de Jesé, un sus hijos, es decir, con nosotros, al resuci1 s M,i'4 hombre a mi gusto, que actuará en todo se- tar a Jesús, según está escrito en los Salgún mis planes. 23 Ahora bien, de la familia mos: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado Heb Sal 27 de David, Dios ha hecho salir un Salvador hoy. 34 y, al resucitarlo de entre los muer- ^| para Israel, como lo había prometido, ése tos, de manera que nunca más pueda moMai 3,1 es Jesús. 24 Antes que se manifestara, Juan rir, Dios cumplió lo que había dicho: Les proclamó a todo el pueblo de Israel un bau- daré las cosas santas, las realidades verda- is 55,3 tismo de conversión. 25 Y, cuando Juan ter- deras que reservaba para David. , 35 Asimismo cumplió lo escrito en otro Lc 3 5 minaba su carrera, decía: «No soy lo que * iiu ustedes piensan, pero sepan que detrás de lugar: fío permitirás que tu santo sufra la sai 16.10 mí viene aquel a quien no soy digno de de- corrupción. 36 Bien saben que David, después de haber servido durante su vida los satarle el calzado.» 26 Hermanos, hijos y descendientes de designios de Dios, murió, se reunió con sus Abraham y también ustedes que temen a padres y sufrió la corrupción. 3? Otro, pues, Dios: A nosotros nos dirigió Dios este men- es el que no sufre la corrupción, y ése es Jesús, al que Dios resucitó. saje de salvación. 27 38 Bien es cierto que los habitantes de JeEntonces, hermanos, les anunciamos rusalén y sus jefes desconocieron a Jesús. que por él tendrán el perdón de ios peca- Rom 3,21 Pablo habla en la reunión del sábado en la «sinagoga» (casa de oración de los judíos). El culto se compone de salmos y de lecturas bíblicas (del Antiguo Testamento, por supuesto). Luego, uno o varios de los responsables hacen comentarios. A Pablo, por deferencia, por estar de visita, lo invitan a tomar la palabra. Tal vez nos parezca aburrido este discurso en que Pablo, lo mismo que Pedro (cap. 2) y Esteban (cap. 7), cuentan la historia de Israel. Esa era la manera de predicar y argumentar de los judíos. Exponían la historia de su pueblo, poniendo de relieve una serie de hechos que trazaban como una línea para entender el conjunto. Del mismo modo, Pablo y los apóstoles revelaban el verdadero sentido de la Historia Sagrada: demostraban que, en la resurrección de Cristo, se cumplían las promesas de Dios a Israel.
Siempre debemos buscar la continuidad entre lo que Dios hizo en otros tiempos y lo que hoy sucede, y relacionar los hechos de vida con los hechos del Evangelio. Pues la vida cristiana no está en cumplir ritos, sino primeramente en orientar nuestra vida y nuestros actos de tal manera que la Historia Sagrada se prolongue a través de nosotros. El público reacciona en diversas formas. Los que escuchan no son sólo judíos, sino que también hay de esos «temerosos de Dios» o «prosélitos» que ya encontramos en la persona del etíope (8,30) y de Comelio, considerados por los judíos como creyentes de segundo rango. Ahora bien: desde las primeras palabras, Pablo tos saluda al igual que a los judíos. Luego, en su predicación, no enfatiza la observancia de la Ley, que sólo el judío podía cum-
plir, y que lo hacía sentirse superior a los demás: más bien, declara superada la Ley (v. 38). En cambio, pone de relieve las promesas de Dios dirigidas a todos los hombres. Los «que temen a Dios» se entusiasman por un Evangelio que los hace hijos de Dios al igual que los judíos. Todos invitan a Pablo a que hable sobre el mismo tema el sábado siguiente. Pablo toma en ese momento una decisión importante: En vez de encerrarse entre los judíos, durante la semana, va con preferencia a los «temerosos de Dios», a los que conquista por su total ausencia de racismo. Ellos, a su vez, atraen a mucha gente a la reunión del sábado siguiente; ahí se juntan paganos que nunca se habían comprometido con los judíos. Entonces se produce la crisis. La asamblea se divide en dos bandos. Los judíos más cerrados y orgullosos se asustan al verse invadidos por esos paganos «impuros», se oponen a Pablo, e incluso tratan de echarlo fuera por cualquier medio. Intervienen las mujeres ricas y piadosas. Desde ese momento se constituye una comunidad cristiana separada de la de los judíos. ¿Quién no se da cuenta que junto a la Iglesia actual todavía hay «prosélitos», o sea, hombres de Buena Voluntad, que esperan que se les predique un evangelio realmente abierto a todos y para los cuales no hay cabida en nuestras asambleas? Creyeron los que estaban dispuestos para la vida (48). Esa expresión no condena a los que no creyeron. Solamente nos enseña que nadie cree, sino por gracia de Dios, el que nos
hechos 14
209
res distinguidas de entre las que temían a Dios y también a los hombres importantes de la ciudad; organizaron una persecución contra Pablo y Bernabé y lograron que los 51 40 Tengan, pues, cuidado de que no les echaran de su territorio, Estos sacudie41 pase lo que dijeron los profetas: Atiendan ron el polvo de sus pies, como protesta uio.n Hab 1,5 ustedes que desprecian, asómbrense y de- contra ellos, y se fueron a la ciudad de Icosaparezcan, porque voy a realizar en sus nio, 52 dejando a los discípulos llenos de días una obra que si se la contaran no la gozo y Espíritu Santo.
dos y de todas esas cosas de las cuales buscaron en vano ser liberados por la Ley de Han 1,16 Moisés. 39 Quien cree en ese Jesús es liberado y perdonado de todo esto.
creerían.»
42 Cuando Pablo y Bernabé salieron de la sinagoga, les rogaron que les volvieran a hablar sobre este tema el sábado siguiente. 43 Y, terminada la reunión, muchos judíos y de los que temen a Dios siguieron a Pablo y a Bernabé; éstos conversaban con 14>2 ellos y los invitaban a no perder esta gracia de Dios. 44 El sábado siguiente se reunió casi toda la ciudad para escuchar a Pablo, que les habló del Señor en una larga prédica. 45 Los 17,5 judíos, al ver tal gentío se llenaron de envi288i7 dia y se pusieron a contradecir con insultos lo que Pablo decía. 46 Entonces Pablo y Bernabé dijeron con firmeza: «Ustedes eran los primeros a quienes debíamos anunciar la Palabra de Dios. Pero si ustedes, ahora, la rechazan y se condenan a no recibir la vida eterna, nosotros iremos a los que no son judíos, 47 porque así nos ordenó el Señor: Te puse como luz ls 49,6 de las naciones, para que lleves la salvación hasta los extremos del mundo. 48 Los qut? no eran judíos se alegraron con estas palabras y comenzaron a alabar el mensaje del Señor, y creyeron todos los io,2o que estaban dispuestos para la vida eterna. 4 s Mientras tanto la Palabra de Dios se difundía por toda la región. so Los judíos entonces incitaron a mujeha destinado a gozar desde ya esta convivencia con Dios en la verdad, que desemboca en la vida eterna (Jn 17,3). + Sucede igual que en Antioquía de Pisidia. Pablo y Bernabé hablan con fírmeza, sin miedo. Ese es uno de los distintivos del verdadero apóstol, movido por el Espíritu Santo. Esa seguridad influye poderosamente en la conversión de los oyentes, pero no es un don natural del hombre. Pablo hará notar que Dios lo concede al predicador que confía en él, especialmente en los momentos que se siente más débil y menos preparado. (Ver 1 Tes 2,2 y 2 Cor 12,10). Los oyentes de Pablo eran hombres religiosos que guardaban costumbres y maneras propias de honrar a sus dioses. Tenían sacerdotes, ritos, sacrificios. Pero precisamente Pablo les invita a algo diferente, que es la fe: — El hombre religioso, pero sin la fe verdadera reconoce la existencia de un ser superior y siente la necesidad de servirlo. En esto ve una ley de la naturaleza, un orden que respetar (y piensa tener una vida exitosa al servir y honrar
En Iconio 1 A ' En Iconio pasó lo mismo. Pablo + *-^ y Bernabé entraron en la sinagoga de los judíos y hablaron de tal manera que un gran número de judíos y de griegos creyeron. 2 Pero los judíos que se negaron a creer excitaron a los paganos y los indispusieron contra los hermanos. 3 A pesar de todo, Pablo y Bernabé permanecieron bastante tiempo allí. Predicaban sin miedo, confiados en el Señor que confirmaba las palabras portadoras de su Mc1620 gracia con los prodigios y milagros que les 1 Tes ' 5 concedía realizar. 4 La gente de la ciudad se dividió: unos estaban a favor de los judíos, y otros, a favor de los apóstoles. 5 Un grupo compuesto de paganos y judíos, con sus jefes al frente, se preparó para atacar a los apóstoles y apedrearlos. 6 Ellos, al enterarse, huyeron a las ciudades de Licaonia: Listra, Derbe y sus alrededores. 7 Allí se pusieron a anunciar la Buena Nueva. En Listra y Derbe Pablo y Bernabé estuvieron buen tiempo en Listra. 8 En esa ciudad había un hombre con los pies tullidos, cojo de nacimienel poder superior). Conoce a Dios por las costumbres de su pueblo. — En cambio, el creyente, al oír la predicación del Evangelio, reconoce un llamado de Dios, dirigido a él, que lo invita a cambiar de vida. Y responde personalmente, aun si los otros no han respondido. La fe lo lleva a entrar en una comunidad, la Iglesia. Así, el enfermo cree en la predicación de Pablo: cree que ese Jesús resucitado vive realmente y lo puede sanar. A una palabra de Pablo, se levanta. Esta curación revela exteriormente lo que pasó interiormente: se ha levantado dispuesto a hacer lo que el Evangelio le pida; está dispuesto a cambiar de vida, liberándose de las tradiciones humanas que le ponían trabas. Los demás se maravillan del milagro: en realidad, no lo entendieron. Quieren expresar su alegría y acción de gracias del modo acostumbrado: ofreciendo sacrificios a Dios o a los dioses. No escucharon el llamado de Dios ni le correspondieron cambiando su vida.
hechos 15 210 to, que nunca había caminado. 9CIn día, mentira. Al final apedrearon a Pablo y lo 7 como escuchaba el discurso de Pablo, éste arrastraron fuera de la ciudad, convencidos 2 Co"'• 20 fijó en él su mirada y descubrió que este de que estaba muerto. Pero, cuando sus hombre tenía fe para ser sanado; 1(> le dijo discípulos se reunieron en torno a él, se leentonces en voz alta: «Ponte de pie.» El otro vantó y entró a la ciudad. Al día siguiente, dio un salto y empezó a caminar. salió con Bernabé hacia Derbe. 11 La gente, al ver lo que Pablo había hecho comenzó a gritar. Decían en el idioma Vuelven a Antioquía licaonio: «Los dioses han tomado forma12de hombres para bajar hasta nosotros.» A O 21 Después de haber evangelizado esta Bernabé lo llamaban Júpiter y a Pablo Her- ciudad donde hicieron muchos discípulos, més, porque era el que predicaba. volvieron22 a Listra, y después a Iconio y An13 El sacerdote del templo de Júpiter, tioquía. Animaban a los discípulos y los que estaba a la entrada de la ciudad, trajo invitaban a perseverar en la fe; les decían: «a toros y guirnaldas hasta las puertas y, de co- «Es necesario que pasemos por muchas 1 Tes 3,3 para entrar en el Reino de Dios.» mún acuerdo con la muchedumbre, quería pruebas 23 En cada Iglesia designaron presbíteros y, ofrecérselos en sacrificio. J4 Pero, cuando Bernabé y Pablo se en- después de orar y ayunar, los encomenda- 13,2 Mt 26,65 teraron, rasgaron sus ropas indignados y se ron al Señor en quien habían creído. 24 metieron en medio de la gente gritando: Atravesaron la provincia de Pisidia y !5 «¡Amigos! ¿Por qué hacen esto? Noso- llegaron a la de Panfilia;25 predicaron la Patros también somos hombres mortales, labra en la ciudad de Perge y arribaron a la 1 Tes 1,9 igual que ustedes, y les predicamos que costa de Atalia. 26 De allí navegaron hasta ' abandonen estos ídolos y se conviertan al Antioquía, de donde habían partido encoDios vivo, que hizo el cielo, la tierra, el mar mendados a la gracia de Dios, para la obra y cuanto hay en ellos. i^El permitió en las que acababan de realizar. 27 17,27 generaciones pasadas que cada nación siA su llegada, reunieron a la Iglesia y se guiera su propio camino; 17 aunque nunca pusieron a contar todo lo que Dios había ha dejado de manifestarse ni de derramar hecho por medio de ellos y cómo había jer 5 24 s u s beneficios. Desde el cielo manda las llu- abierto la puerta de la fe a los pueblos pavias y cosechas a su tiempo, dando el ali- ganos. 28 Y allí permanecieron bastante mento y llenando de alegría los corazones.» tiempo con los discípulos. 18 Aun con estas palabras, difícilmente consiguieron que el pueblo no les ofreciera Discusiones relativas un sacrificio, sino que volvieran cada uno a a la ley de Moisés su casa. 19 Como se quedaran ahí algún tiempo 1 C ' Algunos que habían llegado de para enseñarlos, algunos judíos vinieron de + "*• *^ Judea enseñaban a los hermanos Antioquía a Iconio para rebatir a Bernabé y en la forma siguiente: «Si no se circunci- is Gái 5.3 Pablo. Y persuadieron al pueblo que les die- dan, de acuerdo a la ley de Moisés, no po- Gén 17,9 ran la espalda, afirmando que todo esto era drán salvarse.» 2 Esto ocasionó bastante O Derbe es el final de la misión. Pablo y Bernabé emprenden la vuelta por el mismo camino que llegaron. Visitan todas las comunidades fundadas en el continente. Después navegarán rumbo a Antioquia sin volver a pasar por la isla de Chipre. La Iglesia de ese tiempo no tiene parroquias, ni clero, ni instituciones, ni libros. El apóstol debe organizaría de manera que pueda continuar. Habrá un libro, la Biblia de los judíos, o sea, el Antiguo Testamento. Pero los profetas, inspirados por Dios, sacarán de este libro enseñanzas nuevas al descubrir en el pasado un anuncio de Cristo. También las comunidades serán visitadas de vez en cuando por apóstoles o profetas venidos de otras Iglesias. Harán las reuniones en tomo a la celebración de la Cena del Señor (ver 1 Cor 11); además de la Eucaristía, cada uno participará con los demás sus propios dones espirituales (ver 1 Cor cap. 12-14). Lo mismo que las comunidades judías tenían responsables llamados «ancianos» o «presbíteros».
así también entre los cristianos se hace la imposición de manos a responsables, «presbíteros», que dirigirán y presidirán la Eucaristía. (Ver comentario de 13,1.) Así entendemos mejor que una misión no alcanza su meta si no logra formar comunidades de adultos, con responsables propios y con la participación activa de sus miembros. + Asistimos al primer conflicto interno de la Iglesia. Lo relata el mismo Pablo en Gal 2,1-10. La discusión era de importancia. Se trataba de saber si un pagano estaba salvado solamente con creer en Jesús y bautizarse, o si tenía que someterse primero a los mandamientos y costumbres religiosas de los judíos, entre los cuales la circuncisión era fundamental. En realidad, estos mandamientos y ritos no eran sino una forma provisoria de religión, una etapa que había preparado a Cristo. Por eso, cuando Pablo y Bernabé predicaban a los paganos, no hablaban de losritosjudíos. En cambio, varios
211 agitación, así como discusiones violentas de Pablo y Bernabé contra ellos. Los de AnGái 2,1 tioquía decidieron que Pablo, Bernabé y algunos de ellos subieran a Jerusalén para tratar esta cuestión con los apóstoles y los presbíteros. 3 La Iglesia los encaminó. Luego atravesaron Fenicia y Samaría, contando al pasar cómo se convertían los no judíos, lo que produjo gran alegría en todos los hermanos. 4 Al llegar a Jerusalén fueron recibidos por la Iglesia, por los apóstoles y los pres14,27 bíteros, a quienes contaron todo lo que Dios había hecho por su intermedio. 11,2 s Algunos del grupo de los fariseos que habían creído, intervinieron para decir que los que no eran de origen judío debían circuncidarse y que era necesario mandarles que cumplieran la ley de Moisés. 6 Se reunieron entonces los apóstoles y los presbíteros para tratar este asunto. 7 Como la discusión se acaloraba, Pedro se levantó y les dijo: «Hermanos, ustedes saben cómo Dios intervino entre ustedes mismos, desde los 1011 primeros momentos. Quiso que los pagase 2,9 nos escucharan de mis labios la predicación del Evangelio y creyeran. 8 Y Dios, que conoce los corazones, se declaró en favor de ellos, al comunicarles el Espíritu Santo nía igual que a nosotros.9No ha hecho ninguna distinción entre nosotros y ellos, y con la fe purificó sus corazones. 10¿Por qué, pues, ahora1 tientan a Dios? ¿Por qué quiemn'Js ren poner sobre el cuello de los discípulos creyentes de origen judío pensaban que había que mantenerlo todo, pues eso venía de Dios. Pablo va a Jerusalén, llevando consigo a algunos creyentes de origen pagano, en especial a Tito, uno de sus ayudantes. En la discusión, el argumento que más impresiona a los judíos conservadores será el comprobar que tienen frente a sí a verdaderos creyentes que actúan con la fuerza del Espíritu Santo, a pesar de que no han sido circuncidados (¡qué vergüenza!), y que no se preocupan de la ley de Moisés ni del culto judío. La solución del conflicto pone en claro el carácter comunitario de la Iglesia. Se reúnen los «ancianos», responsables de la comunidad madre de Jerusalén, con los apóstoles, que son la autoridad superior de la Iglesia. Habla Simón Pedro, se refiere a la experiencia que tuvo en el caso de Cornelio (cap. 11). y abre el camino de una libertad total respecto a la religión judía. Este camino de libertad ha de imponerse también hoy. Cada día son más numerosos ios adultos y jóvenes que participan de una cultura muy extraña a la que originó el lenguaje de la Iglesia, el estilo de sus asambleas dominicales, las respuestas que da a las inquietudes del pueblo. ¿Impondremos al mundo obrero estos moldes con los que no se siente identificado? ¿Y a los jóvenes? Pedro da la respuesta. •
Parece que Lucas junta aquí en un solo relato dos reu-
hechos 15 un yugo que ni nuestros padres ni nosotros mismos fuimos capaces de soportar? 1 ' Creemos más bien que la gracia del Señor Jesús es la que nos ha salvado, del mis- n,u mo modo que a ellos. 12 Toda la asamblea calló, y escucharon a Bernabé y a Pablo contar todos los prodigios y milagros que Dios había realizado por su intermedio entre los paganos. • 13 Cuando terminaron de hablar, Santia- 121,18 2.17 go tomó la palabra y dijo: «Hermanos, es14 cúchenme: Simón acaba de recordar a ! l s cómo Dios, desde el primer momento, cui- 1 P J'.IJ dó de formarse un pueblo con hombres de pueblos paganos. 15 Los profetas ya anunciaban este acontecimiento, pues está escrito: 16 Después de esto volveré y construiré *m 9,11 de nuevo la casa de David, caída al suelo. Reconstruiré sus ruinas, y la volveré a levantar i7para que todos los hombres busquen al Señor, todas esas naciones que fueron consagradas a mi Nombre. i^Así dice el Señor, que hoy realiza lo que desde siempre tenía preparado. 19
Por esto, yo considero que no debemos complicar la vida a las personas paganas que se conviertan a Dios. 2 ° Solamente escribirles que no coman 1 co e-10 de lo que ha sido manchado por los ídolos, í5,117,1 ?¿6 que se abstengan de las relaciones sexua- Gén ° les prohibidas, y que no coman21ni los ani'•' males sin sangrar ni la sangre. En efecto, Moisés tiene desde mucho tiempo en níones diferentes, lo que crea alguna confusión. Primero hubo la que acabamos de leer. En esta se resolvió la cuestión de principio: los griegos convertidos no tenían por qué observar las leyes del Antiguo Testamento, consideradas provisorias y propias del pueblo judio. Después de la intervención de Pedro se toma el decreto que leemos en 152-9: a los griegos solamente se les exige no comer carne sacrificada a los ídolos (ver 1 Co 8-10) y tratar a su prójimo conforme ai Evangelio (Rom 12).
Pero después se presentaron dificultades en las Iglesias de Siria-Palestina, cuyo obispo era Santiago. Para ellas decretó lo que leemos aquí en 15,20-21 y también en 2125: es decir, que ambas partes, judíos y griegos, sacrificarían algo de sus derechos. Los griegos se abstendrían de comer carne con sangre, por consideración a los hermanos judíos, que aborrecían tales prácticas (Rom 14). Pero esto no lo dijo Santiago en la asamblea de Jerusalén, ni se decretó entonces, como pareciera leyendo 20-21, que contradice el decreto adoptado en esta ocasión. Se pueden destacar las expresiones siguientes del relato: Los apóstoles, los ancianos y toda la comunidad. Pareció bueno al Espíritu Santo y a nosotros, pues la decisión de la comunidad unida a sus apóstoles tiene la garantía del Espíritu Santo.
Sobre el mismo tema de la convivencia entre cristianos, ver Rom 14.
hechos 16
212 cada ciudad sus predicadores y cada sába- dieron ánimo y confortaron a los hermanos do recuerdan sus leyes.» con un largo discurso. 33 Pasado algún tiempo, fueron despedidos en paz por los hermanos para que volvieran a los que los El decreto de Jerusalén habían mandado. 34 Pero Silas prefirió que22 Entonces los apóstoles y los presbíte- darse con ellos y Judas volvió solo a Jeruros, de acuerdo con toda la Iglesia, decidie- salén. 35 En cuanto a Pablo y Bernabé, se ron elegir a quienes enviarían a Antioquía quedaron en Antioquía enseñando y anuncon Pablo y Bernabé. Los elegidos fueron ciando la Palabra del Señor, en compañía 1 PS5,Í2 Judas, llamado Barsabás y Silas, hombres de muchos otros. eminentes entre los hermanos. 23 Con ellos mandaron esta carta: Segundo viaje de Pablo «Los apóstoles y los presbíteros saludan a los hermanos de otras razas de Antioquía, O 36 Pasados algunos días, dijo Pablo a Siria y Cilicia. 24 Nos enteramos que algu- Bernabé: «Volvamos para visitar a los hernos de los nuestros los han inquietado con manos, en todas aquellas ciudades donde sus palabras, turbando sus ánimos.2No les hemos anunciado la Palabra del Señor, habíamos dado ningún mandato. 5Pero para ver cómo se encuentran.» 37 ahora, después de convocar la asamblea, Bernabé quería llevar también con decidimos en forma unánime enviar algu- ellos a Juan, llamado Marcos. 38 Pablo, en 12.12 nos hasta ustedes, junto con los queridos cambio, pensaba que no debían llevar jun26 quienes han to a ellos al que se había separado en Pan20 24 hermanos Bernabé y Pablo, 21 " consagrado sus vidas al servicio de nuestro filia y no los había acompañado en su miSeñor Jesucristo. sión. 39 Se produjo entonces gran desa27 Así, pues, les mandamos a Judas y Si- cuerdo entre ellos y acabaron por separarlas, que les dirán lo mismo personalmente. se el uno del otro. Bernabé tomó consigo 28 Fue el parecer del Espíritu Santo, y el a Marcos y se embarcó rumbo a Chipre; nuestro, no imponerles ninguna carga más 40 por su parte, Pablo eligió por compañeque estas cosas necesarias: 29 que no co- ro a Silas y partió encomendado por sus u 26 ' man carnes sacrificadas a los ídolos y se hermanos a la protección de Dios. 41 abstengan de todo lo que no quieren que Recorrió Siria y Cilicia, fortaleciendo otros hagan con ustedes. Observen esta las Iglesias y entregando las decisiones de norma dejándose guiar por el Espíritu San- los presbíteros. to. Adiós.» 30 Después de despedirse, fueron a An1 C i Llegó también a Derbe y Listra. tioquía, reunieron a la asamblea y entrega- + •"•" Allí había un discípulo llamado Ti- m 3 ron la carta. > Cuando la leyeron, todos se moteo, hijo de una mujer judía que era ere- 1 I°T alegraron con aquel mensaje consolador. yente, y de padre de nacionalidad griega. 32 Judas y Silas, que también eran profetas, 2 Como los hermanos de Listra e Iconio da- 2 Tm ¡ O Estamos en el año 50. Hace como trece años que Pablo encontró a Cristo en el camino de Damasco y se abre ahora otro período de su vida. Actúa como jefe responsable: los apóstoles y la Iglesia de Jerusalén han reconocido oficialmente la misión que Cristo le había asignado el día de su conversión: será el apóstol de los pueblos paganos que integran el mundo romano (Gal 2,7-9; Ef 3,8-9). No debe extrañamos la ruptura violenta de Pablo y de su amigo Bernabé: la fe no destruye la personalidad. El tiempo, sin embargo, y la acción de la gracia, atenúan las oposiciones. Algunos años más tarde, Pablo, preso, es asistido por Marcos (Filemón 24), y, más tarde, preso de nuevo, pedirá que lo venga a ayudar (2 Tim 4,11). + A Pablo no le basta haber establecido Ancianos en cada comunidad, sino que se preocupa además por tener ayudantes que, como él, visiten y fortalezcan las comunidades existentes, y susciten nuevas. Timoteo es el primero de ellos. El apóstol toma en cuenta el buen testimonio que los creyentes dan de él, yf cuando se trate de buscar responsa-
bles para la Iglesia, siempre exigirá que tengan buena reputación (ver Tim 3,7 y Tito 1,6). CJn detalle revela cómo Pablo sabe conciliar y transigir. El no quiere que los paganos se circunciden: porque este rito no tiene ya valor para un cristiano. Sin embargo, como Timoteo es judío, según el derecho judio, Pablo lo circuncida con el fin de que no tenga dificultades con los creyentes de origen judío y pueda ejercer mejor su apostolado en medio de ellos. Es importante darse cuenta que Lucas no da sino algunos datos sobre un viaje que debió durar como dos años. Las cartas de Pablo nos dejan ver algo del trabajo perseverante al que se dedicaba en las comunidades recién fundadas para formar los creyentes y sus responsables. Dos veces el Espíritu Santo impide a Pablo que realice su intención de desarrollar la Iglesia en la provincia romana de Asia. El Espíritu le indica que vaya más allá, a Macedonia, primera provincia de Europa. Así se comprueba la voluntad de Dios de que el Evangelio sea llevado, a la mayor brevedad, a Roma, centro del Imperio. Pablo, tan dinámico y emprendedor, se guía por el Espíritu Santo.
hechos 16 213 3 ban buenas referencias de él, Pablo quiso tira. Ella era de los «que temen a Dios». Mientras escuchaba, el Señor le abrió el tomarlo consigo. Lo tomó e hizo sobre él tomara en serio las palael rito de la circuncisión a causa de los ju- corazón para que > co 9,20 dios que había por aquellos lugares, pues bras de Pablo.15 Cuando ella y los de su fatodos sabían que su padre era griego. milia recibieron el bautismo, suplicó: «Si ,e32 10,2 4 Mientras pasaban por las ciudades, pro- me consideran fiel seguidora, vengan, y clamaban con toda libertad al Señor Jesu- quédense en mi casa.» Y nos obligó a ir. cristo y entregaban las decisiones recién tomadas por los apóstoles y presbíteros en Pablo arrestado en Filipos Jerusalén, para que las observaran. 5 Las 0> , 6 Sucedió que mientras íbamos al lucomunidades se fortalecían en la fe y cre- gar de oración, salió a nuestro encuentro cían en número cada vez más. una muchacha que tenía poderes de adivi6 Atravesaron Frigia y la región de Gala- na y que, sacando la suerte, traía buena pla18,20 cia, pues el Espíritu Santo les había prohi- ta a sus amos. 17 Gáu,i3 b ¡c j 0 predicar la Palabra de Dios en Asia. Seguía a Pablo y a nosotros, gritando: 7 Estando cerca de Misia, intentaron dirigir- «Estos hombres son siervos del Dios Altísise a Bitinia, pero no se lo consintió el Es- mo y les anuncian el camino de la salvapíritu de Jesús. 8 Atravesaron, pues, Misia, ción.» 18 La muchacha hizo esto durante al20,5 y bajaron a Troás. gunos días, hasta que Pablo se cansó. Sé • 9Allí, por la noche, Pablo tuvo una vi- dio vuelta y dijo al espíritu: «Por el Nombre 3,6 sión: un macedonio estaba de pie, suplicán- de Jesucristo, te mando que salgas de ella.» dole: «Pasa a Macedonia y ayúdanos.» 10 Al Y en el mismo instante el espíritu salió. despertar, nos contó su visión y compren19 Al ver sus amos que con ello se esfudimos que el Señor nos llamaba para evan- maban sus ganancias, tomaron a Pablo y a Silas y los arrastraron hasta el tribunal. gelizar a Macedonia. 20 Los presentaron a los magistrados diciendo: «Estos hombres alborotan nuestra Pablo pasa a Europa ciudad; 21 son judíos y predican costum11 Nos embarcamos en Tróade y nave- bres que nosotros no podemos aceptar ni gamos directo a la isla de Samotracia; al practicar, por ser romanos.» 22La gente se 2 Co, día siguiente anclamos en Neápolis, 12 de fue contra ellos. Los inspectores les hicie- , ™ allí pasamos a Filipos, que es una de las principales ciudades de la Macedonia y que ron23arrancar la ropa y mandaron azotarlos. Después de haberles dado muchos tiene derechos de colonia romana. En esta golpes, los echaron a la cárcel y encargaciudad nos detuvimos algunos días. 13 que los vigilara con todo El sábado salimos a las afueras de la ron al carcelero 24 ciudad, junto al río, donde Pablo suponía cuidado. Este, al recibir la orden, los meque los judíos se reunían para orar. Nos tió en el calabozo interior, y los amarró con sentamos y empezamos a hablar con las cadenas por los pies al piso del calabozo. mujeres que ahí se reunían. 14 Entre ellas Liberación milagrosa estaba una tal Lidia, vendedora de coloran25 Hacia la media noche, Pablo y Silas coi 3)1 tes para la ropa, que era de la ciudad de Tia>
• • De repente, el texto dice nosotros, es decir, que Lucas empieza a relatar sus propios recuerdos. Es preciso concluir que en Troas, Pablo y Silas encontraron a Lucas, médico de Antioquía, que los esperaba, llegado posiblemente por barco, mientras los dos misioneros recorrían el interior. O Parece que todo se juntó para hacer del incidente de Hlipos un ejemplo de libertad cristiana. Pablo libera a una muchacha que sacaba la suerte. Este «don», si no es charlatanería, proviene, según la Biblia, de un contacto con las Fuerzas oscuras que dirigen este mundo (Col 2,15: 1 Cor 2,8); y nos mantienen alejados de Dios, porque no se puede a la vez confiar en el Padre y solicitar semejantes respuestas. Ante esta curación, los dueños no pueden alegar sino que éstos predican costumbres que no podemos aceptar. Ya los judíos habían usado argumentos parecidos y otros actuarán
1
,
después en igual forma denunciando a los verdaderos creyentes «en nombre de las tradiciones sagradas de nuestra cultura», y sin examinar seriamente los hechos. En las cárceles romanas había una sala principal, y rn el centro del pavimento una reja cerraba la abertura por In nml los presos más peligrosos eran arrojados a un calnbo7o mili terráneo. Ahí echan a Pablo y a Silas. Son pcrftH'tummttp II bres, a pesar de las cadenas. Están heridos y molido* n ijul pes, pero tienen ánimo para alabar a Dios, en H «llmi lo ,|. la noche, el carcelero y los demás pirnon lo* t el testimonio del Espíritu Snnlo luí orillnlp* »r nliinn, ilr> mostrando la presencia de Dio», que iln In IIIIKIDIII A Ion hombres. Se verá también cómo Pahki u l » il*i»riil«i m* ilnr.hu» v. 37.
1 Tes
hechos 17
214
oraban y cantaban himnos a Dios. Los de- los hermanos. Y, después de darles ánimo, más presos los escuchaban. 26 De repente, se fueron. 4 31 se produjo un temblor tan fuerte que hasta los cimientos de la cárcel se remecieron. Al Dificultades en Tesalónica momento se abrieron todas las puertas y se soltaron las cadenas de todos los presos. „ 1 7 ' Pasando por Anfípolis y Apolo27 Despertó el carcelero y, al ver abiertas u •*• ' nia, llegaron a Tesalónica, donde 1 Tes 2 2 las puertas de la cárcel, sacó la espada para los judíos tenían una sinagoga. 2 Pablo, sematarse, creyendo que los presos habían gún su costumbre, entró a verlos, y duranhuido. 28 Pero Pablo le gritó: «No te hagas te tres sábados discutió con ellos. Partiendaño, puesto que todos estamos aquí.» do de las Escrituras, 3 les explicaba y pro29 El carcelero pidió luz, entró de un sal- baba que el Mesías debía padecer y resucito y tembloroso se arrojó a los pies de Pa- tar de entre los muertos. Y les decía: «El Me- ?¿2° blo y Silas, y después de encerrar cuidado- sías es ese Jesús que yo les anuncio.» 4 samente a los otros presos, 3 ° los sacó fueAlgunos de ellos creyeron y se unieron ra y les dijo: «Señores: ¿qué debo hacer a Pablo y Silas, como también gran núme31 para salvarme?» Ellos le respondieron: ro dé gente de nacionalidad griega que ha4,t2 «Ten fe en el Señor Jesús y te salvarás tú bían aceptado la fe de los judíos, entre ellos y tu familia.» 32 y le anunciaron la Palabra varias mujeres de la alta sociedad. 5 del Señor a él y a todos los de su casa. Envidiosos de esto, los judíos reunieron 33 Y en aquella misma hora, de noche, el a unos cuantos vagos y maleantes, con los i Tesljs carcelero los llevó consigo, les lavó las he- que armaron un motín y alborotaron la ciuridas, e inmediatamente se hizo bautizar él dad. Se presentaron en casa de Jasón buscon toda su familia. 34 Los invitó a su casa, cando a Pablo y Silas para llevarlos ante la Rom 16,21 les dio de comer y se alegró con los suyos Asamblea. 6 C o m o no los encontraron, por haber creído en Dios. arrastraron a Jasón y a algunos creyentes 16,20 35 Al amanecer, los magistrados enviaron ante los magistrados de la ciudad, gritando: 2Í 5 a los inspectores a decir al carcelero: «Deja «Estos hombres que han revolucionado en libertad a esos hombres.» 36 El carcele- todo el mundo han llegado hasta aquí 7 y ro, pues, lo comunicó a Pablo en esta for- ese Jasón los ha recibido en su casa. Toma: «Los magistrados han mandado a de- dos ellos van contra los decretos del César j„ 19i12 cir que los deje en libertad; salgan, pues, y y afirman que hay otro rey llamado Jesús.» 8 vayan en paz.» Con estos gritos impresionaron al pue37 Pero Pablo le contestó: «A nosotros, blo y a los magistrados que los oían. 9 Es22,25 ciudadanos romanos, nos azotaron pública- tos, entonces, exigieron una fianza de Ja23,27 mente, nos metieron en la cárcel sin juzgar- són y de los demás hermanos antes de denos, ¿y ahora nos libran a escondidas? Eso jarlos libres. no; que vengan ellos a sacarnos.» 10 Por la noche, los hermanos hicieron 38 Los inspectores dijeron esto a los ma- salir a Pablo y a Silas a la ciudad de Berea. gistrados, que se asustaron al saber que Pa- Llegaron allí y entraron a la sinagoga de los blo y Silas eran ciudadanos romanos. judíos. 1' Estos eran mejores que los de Te39 Entonces vinieron a la cárcel acompaña- salónica y recibieron la Palabra de Dios con dos por un buen grupo de sus amigos y los mucho interés. Diariamente examinaban invitaron a que se fueran. Decían: «¡Cómo las Escrituras para comprobar lo dicho por íbamos a pensar que ustedes eran buena Pablo. 12 Muchos creyeron y, de entre los gente!». Y cuando Pablo y Silas se fueron, de nacionalidad griega, mujeres distinguiles encomendaron lo siguiente: «Por favor, das y varios hombres. 13 cuando estén afuera, no nos traigan problePero, cuando los judíos de Tesalónica j mas por haberles hablado duramente». supieron que también en Berea predicaba 1 40 Pablo y Silas, al salir de la cárcel, fueron Pablo la Palabra de Dios, fueron allá para I a casa de Lidia, donde se encontraron con agitar el pueblo y crear disturbios. ) 4 lnmei C De este recorrido se debe tener en cuenta el caso de Tesalónica, capital de Macedonia. Los judíos se oponen violentamente y en casi su totalidad. La comunidad cristiana empezará con hombres «temerosos de Dios» de origen griego, que Pablo encontró al principio en la sinagoga, y con
otros griegos paganos. La persecución no permite que Pablo se quede más de dos meses. ¿Cómo podía mantenerse una Iglesia formada en tales condiciones y que comenzaba con paganos tan poco instruidos? Perseveró, sin embargo: ver las Canas a los Tesalonicenses.
215
— — - — hechos 17
diatamente, los hermanos hicieron salir a Pablo hacia el mar, quedándose allí Silas y Timoteo. 1 5 Los que acompañaban a Pablo lo llevaron hasta la ciudad de Atenas y se volvieron con una orden para Timoteo y Silas, que fueran cuanto antes a reunirse con él.
bien, lo que adoran sin conocer, vengo a 14,17 Gil 4,6 anunciárselo. 24 El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él, siendo Señor del Cielo y de la tierra, no vive en santuarios fabricados por hombres. 2 5 Y su culto tampoco requiere objetos salidos de la mano del hombre, como si él necesitara algo. Pues él da a to- Sal 13,39 dos la vida, el aliento y todo lo demás. Pablo en Atenas 26 De una misma sangre hizo toda la raza + i 6 Mientras Pablo los esperaba en Ate- humana, para establecerla sobre toda la faz 14,17 nas, sentía gran malestar al ver la ciudad lle- de la tierra, y determinó el tiempo y los lí- Gen 10 Dt 32,6 na de ídolos. 17 Pablo conversaba en la si- mites del lugar donde cada pueblo había nagoga con los judíos y con los que temen de habitar. 27 y quiso que buscaran por sí a Dios, hablando también con los que dia- mismos la verdad sobre Dios, a ver si lo riamente se encontraban en las plazas de la descubrían, aunque fuera a tientas. 2a En realidad, Dios no está lejos de cada uno de ciudad. i 18 Algunos filósofos, epicúreos y estoicos nosotros, pues en él vivimos, nos movemos entablaron conversación con él, y algunos y existimos, como algunos de sus poetas didecían: «¿Qué querrá decir este charlatán?» jeron: «Somos de la raza del mismo Dios.» 29 Otros contestaban: «Parece ser un predicaSi somos, pues, de la raza de Dios, no dor de dioses extranjeros.» Porque anuncia- debemos pensar que la divinidad sea semeba a Jesús y la Resurrección. jante al oro, a la plata o a la piedra, obras 19 Lo tomaron y lo llevaron a la sala del del arte y del ingenio humano. 30 Areópago y le dijeron: «¿Podemos saber Ahora bien, Dios prefiere olvidar esos cuál es esta nueva doctrina que tú enseñas? tiempos de la ignorancia y ordena a todos 20 Tú nos dices cosas bien raras y desea- los nombres, por todo el mundo, que se 10,42 conviertan. 3i Ya tiene fijado un día en que 1 Tes 1,10 ríamos algunas explicaciones.» 21 Se sabe que todos los atenienses y los va a juzgar a toda la tierra con justicia por extranjeros que viven allí, sólo se preocu- medio de un hombre que él designó para pan de decir o escuchar la última novedad. esto. Y nos dio una garantía de su decisión 22 Pablo, entonces, de pie en medio de al resucitar ese hombre después de muerto. 32 ellos, dijo: «Hombres de Atenas, veo que Cuando oyeron hablar de resurrección 1,23 son hombres sumamente religiosos. 23 Por- de los muertos, unos se burlaron y otros di- 1 Co15,12 que, al recorrer la ciudad y contemplar sus jeron: «Sobre esto te escucharemos en otra 33 monumentos sagrados, he encontrado ocasión.» F u e así como Pablo salió de 34 también un altar en el que está grabada esta entre ellos. A pesar de todo, algunos se inscripción: «Al Dios desconocido.» Ahora unieron a él y creyeron. Entre ellos, Dioni+ Atenas era la ciudad más famosa del mundo griego. Aun después de haber perdido el dominio político, permanecía como el centro cultural de! mundo romano. Ahí va Pablo, pues apunta siempre a las ciudades grandes, a los puertos, en que las noticias corren de uno a otro y se transmiten a través del mar. Se fe ofrece la oportunidad de hablar en presencia de los filósofos y notables de Atenas; acepta de inmediato. Frente a esos intelectuales, hace un esfuerzo por dar a su mensaje una forma culta: resulta un fracaso. Se nota la poca acogida del Evangelio por parte de esos sabios, más curiosos de oír novedades que deseosos de un compromiso real. Pablo pensaba, en primer lugar, hablar de los hombres que buscan a Dios, y, después, presentar a Dios, que. en Jesús, viene a buscar ai hombre, dándole tiempo para convertirse antes que venga el juicio. Pero no lo dejaron acabar su discurso. Motemos eí elogio que Pablo hace de esos pueblos paganos y de sus intelectuales. Dios les dejó que buscaran por sí mismos a Dios. Pablo no condena a los filósofos que no tienen la fe. A pesar de sus desviaciones y errores, hay que reconocer en ellos los esfuerzos y tanteos de los hombres
para alcanzar la Verdad, y la Verdad es Dios. Dios se da a conocer por la naturaleza y por sus beneficios de toda clase que nos proporciona la vida. Dios despierta en nosotros la inquietud por reunimos todos los hombres, ya que somos de una misma sangre. (Hoy todavía debemos considerar con mucho respeto las religiones anteñores a ia conquista españoia. Estas expresaban la fe de los pueblos indios en busca de Dios y el Espíritu Santo actuó mediante ellas. El Evangelio no destruye, sino que eleva a un nivel superior las culturas, las religiones y las sabidurías anteriores a él. Asimismo, no podemos evangelizar a las masas urbanas y a los trabajadores sin tomar en cuenta los movimientos que mantienen viva la esperanza de una justicia para todos y de una salida de la nltuación colonial de nuestro continente.) Pero, después, Pablo señala que / >/<>* pirtlnr ittvldar esos tiempos. Cristo ha venido: a partir
hechos 18
216 hechos 19 217 sio el areopagita, una mujer llamada Dáma- hostilidad de los judíos contra Pablo se hizo se pueda recibir el Espíritu Santo.» jn7,a» 16,5 giones de Galacia y Frigia, para fortalecer a que 3 ris y algunos más. unánime y lo llevaron al juzgado, diciendo: Pablo preguntó de nuevo: «Entonces, los discípulos. 3 24 1 «Este hombre quiere persuadirnos a que responLlegó a Efeso un judío muy buen ora- ¿qué bautismo recibieron?» Ellos 4 sirvamos a Dios de una manera que nuesPablo permanece en Corinto dor, llamado Apolo, de la ciudad de Alejan- dieron: «El bautismo de Juan.» Y dijo Patra Ley prohibe.» dría. Era muy entendido en las Escrituras. blo: «Juan dio un bautismo para el arrepen14 25 1 Q ' Después de esto, Pablo se marPablo iba a contestar cuando Galión Respecto del Camino del Señor, tenía al- timiento, pero invitaba al pueblo a que ere- jw* ' •*• ** chó de Atenas y se fue a Corinto. dijo a los judíos: «Judíos, si se tratara de gunos conocimientos y, con mucho entu- yeran en el que vendría después de él; y éste 2 Allí se encontró con un judío llamado una injusticia o de algún crimen, sería siasmo, hablaba y enseñaba todo lo que sa- es 5Jesús.» correcto que yo los escuchara. 15Pero 1818 Aquila, originario del Ponto, recién llegado Lo escucharon, y fueron bautizados en „ 17 bía acerca de Jesús, aunque solamente co6 10 46 1 co i6.9 de Italia con su esposa, Priscila, debido a como se trata de discusiones sobre ense- Jr &f nocía el bautismo de Juan. 26 Comenzó, el Nombre del Señor Jesús. Y como Pa- > que el emperador Claudio publicó un de- ñanzas, nombres y cosas de la Ley de uspues, a hablar con mucha convicción en la blo les impusiera las manos, vino sobre creto por el cual expulsaba de Roma a to- tedes, arréglense entre ustedes mismos;16yo sinagoga, y lo oyeron Aquila y Priscila. Lo ellos el Espíritu7 Santo: hablaron en lenguas no quiero ser juez de esos asuntos.» Y dos los judíos. llevaron entonces consigo y le dieron a co- y profetizaron. Eran como doce hombres. 1 co 4,12 Pablo se unió a ellos y, 3 como tenían el los despidió del tribunal. nocer con mayor precisión el Camino. 8 Pablo entró en la sinagoga, donde pre2 co 11,7 mismo oficio, se quedó a vivir y a trabajar "Entonces todos los griegos se lanzac o n e os: ues s e dicó con mucha seguridad por espacio de • 27 Como Apolo pensaba pasar por Aca1 fes 29 " P dedicaban a fabricar tien- ron contra Sostenes, dirigente de la comu- 1 co 1,1 que 1 co 1,12 ya, los hermanos lo alentaron y escribieron tres meses; y trataba de persuadirles das de campaña. 4 Y, todos los sábados, to- nidad judía, y empezaron a golpearlo delan9 maba la palabra en la sinagoga, tratando de te del tribunal. Pero Galión no se preocupó 2 co63,i a 'os discípulos que le dieran buena acogi- creyeran en el Reino de Dios. Algunos en C0l 4,10 J g ( J p g y ^ g]]^ fyg ¿ g gj-gp, p r O V e C h o , DÍOS vez de creer se endurecían y criticaban púconvencer tanto a los judíos como a los de eso. mediante, para los que ya creían. 28 Pues blicamente el Camino. Pablo entonces se griegos. 5 nadie podía rebatirlo cuando contradecía separó de ellos y formó grupo aparte con Pero, cuando Silas y Timoteo llegaron El Evangelio es llevado a Efeso 17,3 públicamente a los judíos, demostrando sus discípulos; diariamente les enseñaba en de Macedonia, Pablo se dedicó por entero por las Escrituras que Jesús es el Mesías. la Escuela de un tal Tirano, de las once hasa la Palabra para convencer a los judíos de 18 Pablo se quedó en Corinto bastante ta las dieciséis horas. que Jesús era el Cristo. 6 Como ellos lo tiempo; luego se despidió de los hermanos 10 Así lo hizo durante dos años, de tal macontradecían y le respondían con insultos, y se embarcó para Siria, acompañado por Pablo en Efeso nera que todos los habitantes de Asia, tanPablo sacudió el polvo de sus vestidos y les Priscila y Aquila. Antes, en la ciudad de Cen- RomV'í I f l 'Mientras Apolo estaba en Corin- to judíos como griegos, pudieron escuchar 13,46 dijo: «ustedes son responsables de lo que creas se cortó el pelo, pues tenía hecho un ^ •* ^ to, Pablo llegó a Efeso, después de la Palabra del Señor. ?3 j? suceda. Yo no tengo la culpa si ahora me voto. 19 recorrer las regiones altas de la provincia. u 9,5 dirijo a los paganos.» Llegaron a la ciudad de Efeso y, el sá7 poco comunes Allí encontró un grupo de discípulos 2 a los + 11 Dios obraba prodigios Y marchándose de allí, fue a la casa de bado siguiente, Pablo los dejó que se fue- 13,14 por las manos de Pablo, 12 a tal punto que 817 que preguntó: «¿Recibieron el Espíritu Sanun tal Tito Justo, de los que temen a Dios. ran. El, por su parte, entró en la sinagoga y ioÍ44 to cuando abrazaron la fe?» Ellos le contes- ponían a los enfermos pañuelos o ropas Su casa estaba al lado de la sinagoga. empezó a discutir con los judíos. 20 Ellos le 8 taron: «Nosotros ni siquiera hemos oído que él había usado, y sanaban de sus en- u 8,44 Crispo, dirigente de la comunidad judía, y rogaron que se quedara en Efeso por más toda su familia, creyeron en el Señor, y tam- tiempo, pero Pablo no lo aceptó, 21 sino bién muchos corintios, al oír la palabra de que se despidió con estas palabras: «De jamos llevar por este «instinto» divino en vez de confiar siemde misión. Sube a Jerusalén y vuelve a Antioquía. que es la pre en nuestra capacidad. comunidad madre de las Iglesias del mundo pagano. Ahí PaPablo, creyeron y recibieron el bautismo. cualquier manera tengo que estar en Jerublo viene a descansar después de cada viaje. También reFueron bautizados en el Hombre del Señor Jesús. ¿De9 una noche, el Señor dijo a Pablo en una salén para las próximasfiestas.Otra vez volnueva sus orientaciones en un contacto vivo con esta cobemos pensar que, en los primeros tiempos, el bautismo se munidad rica en elementos valiosos y capaz de compartir daba «en el Mombre de Jesús» y no «en el Mombre de! Pavisión: «No tengas miedo, sigue hablando veré a ustedes, si Dios quiere.» Y de Efeso sus inquietudes. dre, y del Hijo y del Espíritu Santo»? La cosa no es nada sey no calles, 10 pues en esta ciudad me he se fue por mar. gura. En el Mombre significa: por el poder, y posiblemente Al salir otra vez, Pablo visita las Iglesias fundadas en el sej„)l]46 reservado un pueblo numeroso. Yo estoy el bautismo «en el Mombre del Padre, y del Hijo y del Espígundo viaje. En esto demora varios meses, y solamente en n 22 ritu Santo» se llamaba al mismo tiempo «bautismo en el el año 54 llegará a Efeso, donde, entre tanto, ha nacido una Jer i e contigo y nadie podrá dañarte.» Y Pablo O Desembarcó en Cesárea, subió a saNombre de Jesús» para oponerlo al «bautismo de Juan» o Iglesia. ls 41,10 .y „, a los varios bautismos de las religiones judía y paganas. ludar a la Iglesia, y luego bajó a Antioquía. Pues, en su ausencia, Aquila, Priscila y otros han ayudado 1 co 2,3 permaneció allí un año y seis meses, ense- 23 a crecer la semilla que sembró Pablo al pasar. Se produce Pero, a lo mejor, se bautizó en el nombre de Jesús en la Permaneció allí por algún tiempo, y lueñando entre ellos la Palabra de Dios. un hecho importante: Conquistan a Apolo, que pasará a ser primera generación y, posteriormente, la Iglesia modificó la 12 uno de los más destacados misioneros (1 Cor 3,6; 4,6; fórmula para distinguirse de grupos que creían en Jesús, Siendo Galión gobernador de Acaya, la go se fue a recorrer unas tras otras las re16,12).
salvan o se condenan según aceptan o rechazan a ese Dios que se presentó pobre y humillado. • Corinto, principal puerto de Grecia, 600.000 habitantes, de los cuales, 400.000 esclavos, capital de la provincia de Acaya, centro religioso, comercial y cultural. Innumerables templos y millares de prostitutas que los sirven. Ciudad famosa por su lujo y su corrupción. Ahí va Pablo y se queda dieciocho meses, hasta fines del año 52. Esta es una fecha precisa: la historia nos dice que Callón fue Gobernador de Acaya durante el año 52. Aparece el matrimonio Aquila y Priscila. Muy posiblemente eran ya cristianos, pero el decreto del emperador había expulsado de Roma a todos los de raza judía.
Aquila y Priscila se pusieron con sencillez a disposición de Pablo para ayudarlo; lo ayudarán en otras oportunidades, con la disponibilidad natural de quienes no se sienten amarrados a una ciudad o a una patria. Mótese lo que dice Cristo en la visión. Los obstáculos no desalientan al apóstol. Sabe que ordinariamente, el demonio multiplica las trabas cuando uno pisa su terreno, al temer que se le arrebate su dominio. En ese centro de corrupción, la gracia será más fuerte.
• El Camino (v. 26). Ya encontramos este término para designar la forma de vivir del cristianismo, pues no es solamente una «religión», o una «fe», o una «moral», sino todo esto a la vez, y más todavía. O Hace tres años que Pablo tenía ganas de evangelizar a Efeso, una de las ciudades más hermosas y grandes del Imperio. Mótese lo de esos doce hombres, discípulos de Juan Bautista. Son creyentes y hombres rectos; sin embargo, les falta lo más importante: no han recibido el Espíritu. Vino sobre ellos (v. 6). Ver en He 8,14. Es cosa buena haber experimentado los dones del Espíritu en un momento como ése. Mejor todavía si en nuestros compromisos de cristianos nos de-
pero sin reconocerlo por el Hijo nacido del Padre. En todo caso, no caben las polémicas de esas iglesias chicas que creen haber reinventado el Evangelio cuando condenan la fórmula usada desde ya veinte siglos, que nombra a las tres personas divinas. Pues la misma Iglesia de los apóstoles, que puso la primera fórmula, fue la que, algunos años después, puso la segunda que leemos en Mt28.19.
+ Se multiplican los signos que Jesús había prometido para quienes creerían (Me 16,15-18). Hechos parecidos suceden hoy, cuando la Iglesia vuelve a ser misionero. Lo que nos impresiona son las curaciones. Quizá es más importante la conversión profunda de los que confiesan sus prácticas mágicas y queman libros preciosos. Aparentemente, no lo hicieron al momento de bautizarse, sino más tarde, cuando estaban más convencidos de su fe.
hechos 19 fermedades; también se alejaban de ellos los espíritus malos. '3 Algunos judíos ambulantes que echaban los demonios, trataron de invocar el MI 17Í27 Nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos y decían: «Te mando salir en el Nombre de Jesús, a quien Pablo predica.» 14 Entre ellos estaban los hijos de un sacerdote judío llamado Escevá. Pero, un día que entraron y se atrevieron a hacerlo, 15 el espíritu malo les contestó: «Conozco a Jesús y sé quién es Pablo; pero ustedes, ¿quiénes son?» ^Y el hombre que tenía el espíritu malo se lanzó sobre ellos, los sujetó a ambos y los maltrató de manera que tuvieron que huir desnudos y heridos. 17 La noticia llegó a todos los habitantes de Efeso, tanto judíos como griegos. Todos quedaron muy impresionados y el Nombre del Señor Jesús se hizo más famoso con lo ocurrido. 18 Muchos de los que habían creído venían a confesar y revelar todo lo que habían hecho. 19Y no pocos de los que habían practicado la magia, juntaron sus libros y los quemaron delante de todos. Calculado el precio de los libros, se estimó en cincuenta mil monedas de plata. 20Así, pues, 6 12 ¿J la fe de Dios manifestaba su poder, se extendía y se robustecía. El motín de Efeso
1
• 21 Al final de este período, Pablo decidió, por inspiración del Espíritu, ir a Jerusalén, Co 1 15
' visitando Macedonia y Acaya. Y decía; «Después de estar allí, partiré para Roma.» 22 Mandó a Macedonia a dos de sus auxiliares, Timoteo y Eraste, y él se quedó un tiempo más en Asia. 23 En esos días se produjo un gran tu92 multo a causa del Camino del Señor. 24 Un platero, llamado Demetrio, que fabricaba figuritas de plata del templo de Artemisa y que daba buenas ganancias a los artífices, 2 s reunió a éstos y también a los obreros que vivían de artes parecidas, y les dijo: «Compañeros, ustedes saben que nues• El éxito del Evangelio es tan grande, que hace tambalear la idolatría. Se presentaba, sin embargo, junto a muchas otras religiones. EJ mundo romano estaba lleno de inquietudes religiosas y, principalmente desde Asia, se difundían doctrinas, cultos, enseñanzas que pretendían liberar al hombre de la muerte. Pero el Evangelio se distinguía de todas ellas, pues mientras éstas enseñaban teorías, los após-
218 tra ganancia depende de esta industria. 26 Pero han visto, o han sabido, que no sólo en Efeso, sino en casi toda la provincia de Asia, ese Pablo ha hecho cambiar a mucha gente y los ha convencido de que no son dioses los fabricados por manos del hombre. 27 No son solamente nuestros intereses los que salen perjudicados, sino que también el templo de la grandiosa Artemisa corre peligro de ser desprestigiado. Y se 16,19 acabará la fama de aquella a quien toda el Asia y el mundo entero adoran.» 28 Este discurso despertó el furor de los oyentes y empezaron a gritar: «¡Grande es la Artemisa de los Efesios!» 29 La ciudad estuvo sumida en la mayor confusión y todos se precipitaron al teatro, arrastrando a Gayo y a Aristarco, macedonios, compañeros de viaje de Pablo. 30 Pablo quería enfrentar la muchedumbre, pero los discípulos no lo dejaron. 3 ] Incluso, algunos consejeros de la provincia de Asia que eran amigos suyos, le mandaron a rogar que no se arriesgara yendo al teatro. 32 Unos gritaban una cosa y otros otra. Había gran confusión en la asamblea y la mayoría no sabía por qué se habían reunido. 33 Entonces hicieron salir de entre la gente a un tal Alejandro, a quien los judíos llevaban adelante. Alejandro quería justificarlos ante el pueblo y pidió silencio con la mano. 34 Pero, cuando supieron que era ju- 16 20 dio, todos juntos se pusieron a gritar duran- 1817 te casi dos horas: «¡Grande es la Artemisa de los Efesios!» 35 Porfin,el secretario de la ciudad logró calmar a la multitud, y dijo: «Efesios, ¿quién niega que la ciudad de Efeso sea la tierra de la gran Artemisa y su estatua caída del cielo? 36 Siendo esto indiscutible, conviene que se calmen y no hagan nada precipitadamente. 37 Han traído acá a estos hombres que no han cometido sacrilegio ni han insultado a nuestra diosa. 38 Si Demetrio y los artífices que lo acompañan tienen quejas contra alguno, para esto se celebran las audiencias y están los magistrados. Que presenten ahí sus mutuas acusaciones. 39 y toles afirmaban un hecho: un judío llamado Jesús, resucitó, y nosotros lo hemos visto resucitado. Motín confuso. El gremio de los fabricantes de ídolos defiende sus intereses. Los judíos, que vivían sosegados en medio de la población pagana, se inquietan de que vayan a confundirlos con los cristianos y tratan de disculparse.
219 si tienen algún otro asunto, se resolverá en la Asamblea legal. 40 En realidad, podrían acusarnos de rebelión por lo que pasó hoy, no teniendo motivo alguno para justificar este tumulto.» 41 Dicho esto, disolvió la asamblea.
hechos 2 0 9
tábamos reunidos. Un joven llamado Eutico estaba sentado en la ventana, y, a medida que Pablo alargaba su charla, un profundo sueño lo iba dominando hasta que, vencido por el sueño, se cayó del tercer piso y lo recogieron muerto. 'o Bajó Pablo, se inclinó sobre él, lo tomó 9,35 en sus brazos y dijo: «No se npreocupen, Mc5;35 Pablo vuelve a Macedonia porque ha vuelto a la vida.» Subió de 2 0 ' guando s e c a ' m o e ' tumulto, Pa- nuevo, partió el pan y comió. Después sicon ellos hasta el amav £>" blo mandó llamar a los discípulos guió conversando 12 para darles ánimo. Después se despidió de necer y se fue. En cuanto al joven, lo trajeron vivo, lo que fue para todos un gran ellos y se fue a Macedonia. 2 Recorrió aquellas regiones, multiplican- consuelo. do sus predicaciones para confortar a los 13 Nosotros fuimos a tomar el barco, y a discípulos, y se fue a Grecia. 3 Allí, después la vela partimos hacia Asso, donde debíade tres meses, pretendió volver a Siria por mos juntarnos con Pablo, que hacía el viaje barco. Pero el Espíritu le dio aviso de que por tierra, como lo había dispuesto. 14 los judíos tramaban algo contra él y deciEfectivamente, nos juntamos en Asso dió regresar por Macedonia. 4 Cuando es- y, tomándolo con nosotros, llegamos a Mitaba para marcharse de Asia, se fueron tilene. ^Zarpamos de allí y, al día siguientambién con él Sópratos, hijo de Pirro, de te, navegamos frente a Quíos; al otro día dila ciudad de Berea; Aristarco y Segundo, de mos vista a Samos y al tercero, después de Tesalónica; Gayo, de Derbe, y Timoteo; Tí- hacer escala en Trogilión, llegamos a Miquico y Trófimo, de Asia. leto. 5 Estos se6 adelantaron y nos esperaron en Tróade. Nosotros, después de los días Pablo se despide de la fiesta de los Panes Ázimos, nos em- de los presbíteros de Efeso 2 barcamos en Filipos y, al cabo de cinco 16 Pablo había decidido no hacer escala días, nos unimos a ellos en Tróade, donde en Efeso para no perder tiempo en Asia, nos detuvimos siete días. porque quería estar en Jerusalén, en lo posible, el día de Pentecostés, y, ' 7 desde Mi-14,23 La misa de Tróade leto, mandó llamar a Efeso a los presbíte18 ,*•* O 7 El primer día de la semana, estábamos ros de la Iglesia. Cuando llegaron, les 16,2 reunidos para la fracción del pan, y Pablo, dijo: 19,10 que pensaba irse al día siguiente, conversa- + «Ustedes saben cómo me he portado es1,5 ba con ellos. 8La charla se alargó hasta la siempre con ustedes desde el primer día 9 medianoche, con muchas lámparas en- que llegué a Asia, ' sirviendo al Señor con cendidas en la pieza del piso alto donde es- toda humildad, entre las lágrimas y pruebas 1 Tes 2,10 O Pablo permaneció dos años y medio en Efeso, y varias indicaciones de sus cartas nos hacen ver que ei relato de Lucas es bastante incompleto, dejando escapar la mayor parte de su actividad. Pablo sufrió mucho. Muy posiblemente fue encarcelado. Escribió, en esos meses, la Carta a los Gálatas y la primera a los Corintios. Pablo va a Macedonia (donde está Tesalónica) y Grecia (donde se detiene en Corinto). En esta última ciudad, perseverando en su proyecto de ir a Roma, escribe a los romanos. O No por casualidad dice Lucas que se reunieron el primer día de la semana, pues los cristianos se habían apartado de los judíos, reemplazando el día sagrado del sábado por el día siguiente, el primero de la semana, en que Jesús había resucitado. Así proclamaban su fe. Desde luego, se reúnen en una casa y empieza el encuentro cristiano, que es a la vez convivencia, instrucción, reflexión, terminándose en acción de gracias (o eucaristía) con la comunión al cuerpo del Señor.
En esta reunión todos pueden expresarse. ¿Qué dice Pablo hablando tan abundantemente? — Lee y cita las Escrituras que anuncian a Jesús; — expresa su fe y su entrega a Cristo; — cuenta los varios sucesos de sus misiones en que el Espíritu de Cristo actuó. Esta parte de la reunión parece que se alargó demasiado, hasta que se adormecieron algunos. Pero tenía que concluirse con la fracción del pan, la Eucaristía. En eso, los asistentes son testigos del poder de Dios sobre la muerte (ver 1036). + Pablo vuelve a Palestina. Ya presiente, o sabe por revelación del Espíritu, que pronto empezará otro período de su vida; los años de cárcel y de juicios. Quiere entonces, en su despedida, entregar los últimos consejos a los responsables de todas las comunidades que fundó en Asia. Los pastores de la iglesia no deben solamente velar por el bien de sus feligreses. Dios les ha encargado su Iglesia y les corresponde prepararla para las pruebas que se acercan,
hechos 21 que m e han causado los judíos. 20 Saben que nunca m e acobardé cuando algo podía ser útil para ustedes. Les predicaba y enseñaba en público y en las casas; 2 ' he proclamado para los judíos tanto c o m o para los griegos la conversión a Dios y la fe por J e s ú s nuestro Señor. 22 Ahora voy a Jerusalén, atado por el Es21.11 píritu, sin saber lo que m e sucederá allá. 23 Solamente que en cada ciudad el Espíritu Santo m e da a conocer que m e esperan prisiones y tribulaciones. 2 4 Pero de ninguna manera m e preocupo por mi vida, fil Ijl con tal de terminar mi carrera y cumplir el ministerio que he recibido del Señor Jesús, de anunciar el Evangelio de la gracia de Dios. 25 Y ahora, yo sé que n o m e volverán a ver ustedes, entre quienes pasé predicando el Reino. 26 Por eso, hoy les puedo declarar 2 nm 4,7 que no m e siento culpable de nada respecto de ninguno, 27 puesto que nunca dejé de anunciarles plenamente la voluntad de Dios. 28 Cuídense ustedes y todo el rebaño, a cuya cabeza los ha puesto el Espíritu Santo c o m o obispos para apacentar la Iglesia del 1p2 2 i | Señor, q u e él adquirió con su propia sanHe 3 i ¡> $¡ 9 r e - 29 Yo sé que después de mi partida, se meterán entre ustedes lobos voraces que jn W'.K no perdonarán al rebaño; 30 y de entre ustedes mismos surgirán hombres que enseñarán doctrinas perversas y arrastrarán a los discípulos tras sí. 31 Por tanto, estén atentos y acuérdense 2 Tim 4 2 que durante tres años, noche y día, no he Gái 4,17 dejado de aconsejar, incluso entre lágrimas, a cada uno de ustedes. 32 Ahora los encomiendo a Dios y a la Palabra portadora de su gracia, la cual tiene eficacia para darles cofw crecimiento y conseguirles la herencia que compartirán con todos los santos. 33 Yo de nadie codicié plata, oro ni ropa. 34 Ustedes saben que trabajé con mis propara que guarde la fe de los apóstoles y se mantenga unida hasta que vuelva Cristo. En el discurso de Pablo encontramos: — una inquietud personal, ¿les había comunicado todo lo que necesitaban para cumplir su cargo? Esta debe ser la preocupación de todo apóstol: preparar el momento en que los responsables de las comunidades se hagan realmente responsables de ellas, sin necesitar constantemente un impulso exterior; — una invitación a que sigan su ejemplo. Aunque el papel de los Ancianos no es exactamente el del apóstol, tienen, sin embargo, que ser desinteresados: el pastor no puede vivir a cargo de la comunidad si no realiza un servicio real y una entrega generosa. Tienen que ser vigilantes. Será
220
pias manos para conseguir lo necesario 18'3 para mí y para mis compañeros. 35 En todo les he enseñado que es así como se debe trabajar, a fin de tener también para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús, que dijo: «Hay mayor felicidad en dar que en recibir.» 36 Dicho esto, Pablo se arrodilló con todos ellos y oró. 37 Todos lloraban y se echaban a su cuello para besarlo, 38 entristecidos sobre todo porque les había dicho que no lo volverían a ver. Y lo acompañaron hasta el barco. La vuelta a Jerusalén 1 Al fin nos separamos de ellos y nuevamente nos hicimos a la vela. Navegamos directamente hasta llegar a Cos; al día siguiente a Rodas y de allí a Pátara y Mira. 2 Allá encontramos un barco que partía para Fenicia, n o s embarcamos y partimos. 3 Divisamos la isla de Chipre y, dejándola a la izquierda, íbamos navegando rumbo a Siria. Atracamos en Tiro, porque el barco debía dejar su carga en ese puerto. 4 Allí encontramos a los discípulos y nos quedamos siete días. Impulsados por el Espíritu, ellos aconsejaban a Pablo que no subiera a Jerusalén. O 5 E s o no obstante, pasados aquellos días, salimos siguiendo nuestra ruta. Todos nos acompañaron con mujeres y niños hasta fuera de la ciudad. En la playa nos arrodillamos y o r a m o s ; 6 luego nos despedimos y subimos a la nave, mientras ellos volvían 20,36 a sus casas. 7 De Tiro fuimos a Tolemaida, terminando así la travesía. Saludamos a los hermanos y nos quedamos un día con ellos. 8 Al día siguiente nos dirigimos a Cesárea. Entramos en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, y allí nos hospedamos. tarde preocuparse por la comunidad, cuando ya se hayan introducido errores o se produzcan divisiones. Ño son dueños de la Iglesia, sino sus servidores: ella pertenece al Señor que la adquirió con su propia sangre; — una advertencia sobre la suerte sacrificada de los que sirven a Cristo. En el texto se habla también de "Obispos» (esa palabra quiere decir inspectores), lio sabemos si son los mismos ancianos, o solamente algunos de ellos, los que tienen una mayor responsabilidad
<^> Quizá nos asombren esas numerosas manifestaciones del espíritu de profecía, que abundan por todas partes en los Hechos.
221 Sus cuatro hijas, que se habían quedado vírgenes, profetizaban. 10 Llevábamos allí bastantes días cuando un profeta de nombre Agabo, llegado de Judea, 1 * vino a vernos. Tomó el cinturón de Pablo, se amarró pies y m a n o s y dijo: «Esto dice el Espíritu Santo: Así amarrarán los judíos al dueño de este cinturón. Y lo12entregarán en m a n o s de los extranjeros.» Al LC 1B.32 oír esto nosotros y los de este lugar, rogam o13s a Pablo que n o subiera a Jerusalén. Entonces Pablo contestó: «¿Por qué 20 24 m e destrozan el corazón con sus lágrimas? ic2Ú2 Yo estoy dispuesto por el Nombre del Señor Jesús, n o sólo a ser encadenado, sino a morir en Jerusalén.» 14 Como no logramos convencerlo, dejamos de insistir y exclamamos: «Hágase la voluntad del Señor.» + ! 5 Después de esos días, acabados los preparativos del viaje, subimos a Jerusalén. ' 6 Nos acompañaron algunos discípulos de Cesárea, y nos llevaron a casa de un chipriota llamado Mnasón, discípulo de los primeros tiempos: allí nos hospedamos. 9
Pablo e s recibido por la Iglesia d e Jerusalén 17 Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos n o s recibieron con mucha alegría. Ahora, varios grupos cristianos piensan que se ha reanudado esa corriente profética, pero no faltan los que, en su contra, dicen que esas manifestaciones son pura ilusión o histeria. Es cierto que muchas visiones no son más que alucinaciones de hombres debilitados por la falta de alimentos y de sueño. Muchas personas, por otra parte, tienen una imaginación tan viva que creen ver cuando solamente están soñando. Y, cuando un grupo está reunido en un clima de exaltación y de nerviosismo, se van multiplicando manifestaciones extrañas que no tienen nada que ver con el Espíritu de Jesús. Lo saben los médicos que tienen que atender a las víctimas de tales juegos. Los estados extraños en que uno baila, zapatea, habla como inconsciente (y a veces toda la asamblea al mismo tiempo) se observan en muchas religiones primitivas nada cristianas, especialmente en África. Por eso, cuando se ven en una iglesia cristiana, cabe preguntarse si procede del espíritu bueno, o del malo, o del tonto. Esto nada tiene que ver con el espíritu profético. La Biblia nos advierte con respecto a los profetas que «profetizan sin haber sido mandados» o que tienen los sueños que ellos mismos desean (Jer 29,8). El Evangelio nos propone un criterio para distinguir los verdaderos de los falsos: «por sus frutos los conocerán». Ver también 1 Cor 12,1-3. Sin embargo, no debemos dudar de la actuación del Espíritu de profecía en la Iglesia. Actúa más donde hay vida más profunda de fe y cuando la Iglesia se enfrenta con circunstancias más difíciles. Ver comentario de 8,18. Mientras más espectacular es una manifestación «espiritual», es más sospechosa. Lo más precioso lo comunica el Espíritu interiormente, sin palabras ni visiones, en el centro del alma, donde sólo Dios llega. El demonio, por el contra-
hechos 21 18
A) día siguiente acompañamos a Pablo a casa de Santiago, donde estaban reunidos todos los presbíteros. 19 Pablo los saludó y les fue contando una por una todas las cosas que por su intermedio Dios había rea- 15,3 lizado entre los paganos. 20 Al oírlo dieron gloria a Dios. Pero le dijeron: «Como sabes, son decenas de millares los judíos q u e abrazaron la fe, y todos u 2 siguen muy apegados a la Ley. 21 Han oído Gái 5,1 decir que tu enseñanza lleva a los judíos del mundo pagano a que se aparten de Moisés Rom 2,15 y n o circunciden a sus hijos ni vivan ya según las tradiciones. Entonces, ¿qué hacer? 22 E s necesario convocar la asamblea, pues, de todas maneras, van a saber que tú has venido. 23 Haz, pues, lo que te vamos a decir: Entre nosotros hay cuatro hombres q u e tienen un voto que cumplir. 24 Tómalos contigo y purifícate con ellos; paga por ellos el sacrificio que les permita cortarse el pelo; así todos conocerán que es falso lo que han 10ois.is oído decir de ti, y que, por el contrario, tú 9'20 25 también cumples la Ley. En cuanto a los de entre los paganos que han creído, ya les escribimos para indicarles que no están sujetos a todas estas observancias, sino q u e solamente cuiden de no comer lo sacrificado a los ídolos, ni la sangre, ni animales sin rio, es muy hábil para proponemos palabras ruidosas y visiones aparatosas. El que renuncia a sí mismo y se entrega a Cristo, ve actuar al Espíritu más y más en su vida. Se acostumbra a discernir en sí inspiraciones silenciosas. Comprueba por experiencia que, aun cuando la razón sugería actuar de otra manera, esta inspiración es la que tenía la razón. Se acostumbra a no confiar en sus propios planes, y permanece atento a las indicaciones del Espíritu. Y, sobre todo, se convence de que el don de profecía no es nada en comparación con el espíritu de caridad (1 Cor capítulo 13). El relato del viaje nos permite palpar el cariño mutuo de los hermanos cristianos. Acoger y recibir en su casa a los viajeros, venidos de otras comunidades, era un deber cuya importancia se recalca en varias cartas de Pablo. Cuando pasaban los apóstoles o profetas, la alegría era mayor, ya que su paso estaba marcado siempre por manifestaciones del Espíritu, con una meditación en común de la Palabra, y por las noticias que recibían de la Iglesia universal.
+ Al llegar a Jerusalén, los cristianos de origen judío alaban a Pablo, y al mismo tiempo le imponen una dura humillación. Entre ellos conre el rumor de que Pablo, además de no imponer la Ley judía a los cristianos de origen pagano, invita a los judíos a que la dejen. Le aconsejan entonces, para desmentir estas calumnias, que se comprometa en una ceremonia típicamente judía y muy costosa. Los que insisten son los ancianos que rodean a Santiago, «hermano del Señor», todos judíos de Palestina, que, a pesar de su fe, todavía seguían apegados a las costumbres del Antiguo Testamento. Destacan la importancia de su comunidad de Jerusalén: millares de judíos para lograr que se respeten sus exigencias. Posiblemente, eran todavía más numerosos que los
hechos 22 sangrar, y que se abstengan de relaciones sexuales prohibidas.» 26 Así, pues, al día siguiente, Pablo tomó consigo a aquellos hombres, se purificó con ellos y entró en el Templo para indicar qué día ofrecerían por cada uno el sacrificio que debía concluir su tiempo de purificación. Pablo, arrestado en el Templo O 27 Cuando estaban por cumplirse los siete días, los judíos de Asia reconocieron a Pablo en el Templo y alborotaron al pueblo. Se apoderaron de él, 2 8 gritando: «israelitas, ayúdennos. Este es el hombre que en todas partes predica a todos contra el puem 27;* blo, contra la Ley y contra este lugar. Incluso ha introducido a unos griegos en el Templo, profanando este Lugar Santo.» 29 Decían esto último porque poco antes habían visto a Pablo en la ciudad con Tró20.4 fimo, de Efeso, y pensaron que Pablo lo había introducido en el Templo. 30 La ciudad entera se alborotó, la gente concurrió en masa y, tomando a Pablo, lo arrastraron fuera del Templo, cerrando inmediatamente las puertas. 3i Mientras trataban de matarlo, llegó al comandante del batallón la noticia de que toda Jerusalén estaba alborotada. 3 2 En seguida tomó consigo soldados y capitanes y bajaron corriendo hacia la multitud; ellos, al ver al comandante con sus soldados, dejaron de golpear a Pablo. 33 El comandante se acercó, hizo arrestar a Pablo y ordenó que lo amarraran con cristianos del mundo pagano: era el peso del pasado. Pablo acepta en bien de la paz, pero será eso lo que le va a perder. O Hay varías semejanzas entre el arresto de Pablo y el de Esteban algunos años antes (ver 6,9). Los judíos de Asia juntan varías acusaciones; la mas grave es la de haber introducido en el Templo a un «no circunciso»; esta profanación era castigada con la muerte. Este hombre predica contra el pueblo, contra la Ley, contra este Lugar Santo. Hubo acusaciones parecidas contra Cristo y Esteban. La acusación es falsa. Sin embargo, los judíos no se equivocan totalmente: con sus enseñanzas, Pablo forma cristianos que reemplazan el culto del Templo por la fe en Cristo, que sustituyen la Ley por una vida dócil al Espíritu Santo, y el nacionalismo judío por la fraternidad universal cristiana. La indignación de los judíos se parece a la de ciertos ambientes cristianos que temen que la renovación de la Iglesia cause desprecio por sus devociones y por sus templos y perjudique a la solidaridad política de los católicos. Las tropas romanas que ocupaban Jerusalén y vigilaban el orden, estaban acampadas en la fortaleza Antonia, que colindaba con el Templo y lo dominaba. Gracias a esto pudieron intervenir antes que Pablo corriera la misma suerte de Esteban.
222 dos cadenas; luego preguntó quién era y qué había hecho. 3 4 Pero todos gritaban al mismo tiempo y el comandante vio que no sacaría nada cierto en un tumulto así. Mandó, pues, que llevaran a Pablo a la fortaleza. 35 Cuando llegó a las escalinatas, tuvo que ser llevado a hombros por los soldados a causa de la violencia de la gente, 36 pues lo seguían en masa gritando: «¡Mátalo!» 37 Cuando ya lo iban a entrar en la fortaleza, Pablo dijo al comandante: «¿Puedo decirte una palabra?» El contestó: «¿Sabes hablar griego? 38 ¿No eres tú el egipcio que últimamente incitó a la rebeldía y llevó al desierto a cuatro mil terroristas?» 39 Pablo respondió: «Yo soy judío de Tarso, la célebre ciudad de Cilicia. Permíteme, por favor, hablar al pueblo.» 40 E1 comandante aceptó. Entonces Pablo, de pie en la escalinata, hizo señal con la mano y, en medio de un gran silencio, pronunció en hebreo el siguiente discurso: Pablo s e dirije a los judíos i «Hermanos y padres, escuchen la 9 y 26 defensa que les voy a presentar.» 2 Cuando oyeron que les hablaba en he- 7,2 breo, el silencio fue más profundo. + 3 Pablo prosiguió: «Soy judío nacido en Tarso de Cilicia. Sin embargo, fui educado en esta ciudad y formado en la escuela de Gamaliel en la exacta observancia de la Ley de nuestros padres. Estaba muy entregado al servicio de Dios, como lo están ustedes ahora. 4 Yo mismo perseguí a muerte este + Para entender los capítulos que relatan el proceso de Pablo, hay que saber que el Imperio romano tenía una justicia muy organizada. El tribunal máximo está en Roma: es el Tribunal del César, y los ciudadanos romanos que temen un fallo en su provincia, pueden apelar al tribunal del César. En cada provincia hay gobernadores (o procuradores) que administran justicia. En el país de los judíos, los romanos que ocupan militarmente el país, se reservan las causas importantes, pero dejan las demás a los tribunales judíos, especialmente los asuntos religiosos. Pablo va a conocer varios de estos tribunales, empezando por el Sanedrín, o juzgado religioso de Eos judíos, hasta llegar al tribunal del César. Así se verificará, en el caso de Pablo, la palabra de Jesús que encargaba a sus apóstoles la misión de proclamarlo ante las autoridades tanto judías como paganas (Mt 10,17). Pablo trata de que sea la resurrección de Cristo el tema de su declaración. Hubo un proceso para condenar a Jesús. Ahora, Pablo trata de que, a través de su persona, los gobernadores se fijen en la causa de Jesús resucitado, y lo consigue. En todos los tiempos, este será el afán de los testigos de Cristo cuando los acusen: demostrar que no actúan por interés o por cualquier motivo humano, sino porque son servidores de Cristo.
hechos 23
223 Gái 1*4 l a m i n o e hice encadenar y llevar a la carra 3,6 cel a sus adeptos, hombres y mujeres. 5 De esto son testigos el Sumo Sacerdote y el Consejo de los Ancianos, ün día me dieron cartas para los hermanos de Damasco y yo salí para detener a los cristianos que allí había y traerlos encadenados a Jerusalén para que fueran castigados. Y me dirigí a esa ciudad. 6 Iba de camino y ya estaba cerca de Damasco cuando, de repente, a eso del mediodía, una gran luz que venía del cielo me envolvió con su resplandor. 7 Caí al suelo y oí una voz que me decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» 8 Yo respondí: «¿Quién eres Señor?» El dijo: «Soy Jesús, el Nazareno, a quien tú persigues.» 9 Los que me acompañaban vieron la luz y se atemorizaron, pero no oyeron la voz del que me hablaba. 10 Yo dije: «Señor: ¿qué debo hacer?» El Señor me respondió: «Levántate y sigue tu camino a Damasco; allí te dirán lo que debes hacer.» 11 Como me había cegado el resplandor de aquella luz, llegué a Damasco llevado de la mano de mis compañeros.
tar: «¡Muera ese infame! ¡No es digno de vivir!» 2 3 Y gritaban, rasgaban sus vestidos y tiraban tierra al aire. 2 4 Entonces el comandante ordenó que lo metieran en la fortaleza y lo azotaran para averiguar por qué gritaban así contra él. 25 Cuando ya lo tenían sujeto para azotarlo, Pablo preguntó al capitán que estaba allí: «¿Les será permitido azotar a un ciuda- 16,37 daño romano antes de haberlo juzgado?» 26 Al oír esto, el capitán fue donde el comandante y le dijo: «¡Qué ibas a hacer! Este hombre es ciudadano romano.» 2 7 El comandante se acercó a él y le preguntó: «Dime, ¿eres romano?» «Sí», respondió. 28 El comandante le dijo entonces: «A mí me costó mucho dinero hacerme ciudadano romano.» Pablo contestó: «Yo lo soy por nacimiento.» 29 Al momento los que iban a azotarlo se alejaron de él y el mismo comandante tuvo miedo de haber hecho encadenar a un ciudadano romano. Pablo comparece ante el Consejo Judío
12
Allá me fue a visitar un tal Ananías. Era un hombre piadoso según la Ley, estimado por todos los judíos que vivían allí. 1 3 M e dijo: «Saulo, hermano mío, recobra la vista», y yo en ese mismo momento pude verGái 1,15 lo. 14 Entonces agregó él: «El Dios de nuestros padres te eligió para que conocieras su voluntad y vieras al Justo y oyeras su propia voz. 15 En adelante tú serás su testigo 7'52 ante todos los hombres, para decirles cuanto has visto y oído. 16 Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, bautízate y lávate de tus pecados invocando su Nombre.» 17 Cuando volví a Jerusalén y mientras oraba en el Templo, tuve un éxtasis, 1 8 y vi al Señor que me decía: «Apresúrate y sal pronto de Jerusalén, pues no escucharán el testimonio que les des de mí.» 19 Yo respondí: «Señor, ellos saben que yo andaba por las sinagogas, metiendo en la cárcel y azotando a los que creían en ti; 2 0 y cuando se derramó la sangre de tu testigo Esteban, yo me encontraba allí y estaba de acuerdo en que lo mataran e incluso guardaba las ropas de los que le daban muerte.» 21 Pero el Señor me dijo: «Márchate, Jar 1,5 que te mandaré lejos de aquí, a las naciones paganas.» 22 Hasta aquí lo habían escuchado, pero luego de estas palabras, se pusieron a gri-
30 Al día siguiente, como quería saber de qué acusaban los judíos a Pablo, lo soltó y mandó que se reunieran los Jefes de los sacerdotes y todo el Consejo que llaman Sa- 5,21 nedrín; hizo bajar a Pablo y se lo presentó. Mt io!i7 1 Pablo miró fijamente al Sanedrín y dijo: «Hermanos, hasta el día de 2001,12 hoy he actuado rectamente ante Dios.» 2 Pero Ananías, Sumo Sacerdote, mandó a sus asistentes que le pegaran en la boca, jn 18,22 3 Entonces Pablo le dijo: «¡A ti te golpeará Dios, pared blanqueada! Si estás aquí sentado para juzgarme según la Ley, ¿por qué mandas golpearme, atrepellando la Ley?» 4 Los que estaban a su lado le dijeron: «¿Insultas al sumo sacerdote de Dios?» 5 Pablo contestó: «No sabía que era el Sumo Sacerdote; pues está escrito: rio insultarás al Lev 19,15 jefe de tu pueblo.» 6 Pablo sabía que una parte eran sadu- 5,17 ceos, y la otra, fariseos; exclamó, pues, en medio del Sanedrín: «Hermanos, yo soy fa- 26 6 riseo, hijo de fariseos; me juzgan por espe- B| 3 5 rar la resurrección de los muertos.» 7 Estas palabras originaron una gran discusión entre los fariseos y los saduceos, y la asamblea se dividió. 8 Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni án- MC 12,18 gel, ni espíritu; en cambio, los fariseos ad-
hechos 24
225
224 9
miten todo eso. Todos gritaban y algunos maestros de la Ley que eran del partido de los fariseos protestaron diciendo: «No hallamos nada malo en él. ¿Cómo saben si le habló un espíritu o un ángel?» 10 Como el alboroto aumentaba, el comandante tuvo miedo que despedazaran a Pablo; y mandó que hicieran bajar la tropa para sacar a Pablo de en medio de ellos y lo llevaran de nuevo a la fortaleza. 11A la noche siguiente se le apareció el 18 g Señor y le dijo: «¡Animo!, así como has 28 f6 dado testimonio de mí en Jerusalén, así debes darlo en Roma.» Quieren asesinar a Pablo 12 Al amanecer se reunieron algunos ju9.23 dios y se comprometieron con juramento a no comer ni beber hasta darle muerte. 13 Los comprometidos en este juramento eran más de cuarenta. 14 Se presentaron, pues, a los Jefes de los sacerdotes y a los Ancianos y les dijeron: «Nos comprometimos bajo juramento a no probar nada antes de haber dado muerte a Pablo. ^Ahora ustedes, de acuerdo con el Sanedrín, convenzan al jefe del batallón que lo haga bajar donde ustedes como para examinar más a fondo su caso; nosotros estamos listos para matarlo antes que llegue.» i 6 Pero el hijo de la hermana de Pablo supo de esta emboscada y fue a la fortaleza para contárselo.17 Entonces Pablo llamó a un capitán y le dijo: «Conduce a este muchacho donde el comandante porque tiene algo que contarle.» 18 El lo acompañó y lo presentó al comandante, diciéndole: «El preso Pablo me pidió que te trajera este muchacho, pues tiene algo que decirte.» 19 El comandante lo tomó de la mano, se retiró aparte y le preguntó: «¿Qué tienes que contarme?» 20 El joven respondió: «Los judíos se pusieron de acuerdo para pedirte que mañana lleves a Pablo al Sanedrín con el pretexto de investigar más a fondo su caso. 21 Pero tú no lo creas, porque más de cuarenta de esos hombres se comprometieron bajo juramento a no comer ni beber hasta haberle dado muerte; y ahora están preparados esperando tu decisión.» 22 El jefe despidió al joven y le recomendó que a nadie dijera lo que le había contado. 23 Después llamó a dos capitanes y les dijo: «Preparen para las nueve de la noche doscientos soldados, para ir a Cesárea, y con ellos sesenta de a caballo y doscientos
lanceros. 24 Preparen también cabalgaduras para llevar a Pablo, y entréguenlo sano y salvo al gobernador Félix.» 25 Y escribió la siguiente carta: 26 «Claudio Lisias saluda al excelentísimo gobernador Félix y le comunica lo siguiente: 27 Los judíos habían detenido a este hombre y estaban a punto de matarlo, cuando intervine con la tropa y lo saqué de sus manos, porque supe que era romano. 2a Como quería saber de qué lo acusaban, lo presenté ante ie.14 el Sanedrín 29 y descubrí que la acusación se refería a asuntos de su Ley, pero que no había ningún cargo que mereciera la muer- u 23,15 te o la prisión.30 Después me enteré de que los judíos preparaban una conspiración contra este nombre, por lo que decidí mandártelo, y dije a sus acusadores que presentaran sus quejas ante ti. Adiós.» 31 Los soldados, conforme a estas instrucciones, tomaron a Pablo y lo llevaron de noche a Antípatris; 32 al día siguiente regresaron a la fortaleza y los de caballería siguieron viaje con él. 33 Estos, entrando en Cesárea, entregaron la carta al gobernador y le presentaron a Pablo. 34 Cuando Félix leyó la carta, preguntó a Pablo de dónde era, y al saber que era de Cilicia, 35 le dijo: «Te oiré cuando lleguen tus acusadores.» Y mandó que lo custodiaran en el palacio de Herodes. Pablo ante el gobernador Félix 1 Cinco días después, Ananías, el Sumo Sacerdote, bajó a Cesárea con algunos Ancianos y un abogado llamado Tértulo. Y presentaron demanda contra Pablo ante el gobernador. 2 Llamaron a Pablo, y Tértulo lo acusó en estos términos: «Excelentísimo Félix, gracias a ti, tus afanes y tus sabias reformas, nuestro pueblo goza de una gran paz. 3 Todo esto lo reconocemos de mil maneras y en cualquier lugar, y te estamos plenamente agradecidos. 4 Para no molestarte más, te ruego nos escuches un momento con tu acostumbrada bondad. 5 Nos consta que ese hombre es una peste, que crea divisiones entre los ju- 2J'íí dios de todo el mundo y que es un dirigen- 28 2 te de la secta de los nazarenos. 6 Incluso intentaba profanar el Templo cuando lo tomamos preso. Queríamos juzgarlo según nuestra Ley, 7 pero el comandante Lisias intervino en forma muy violenta y nos obligó a soltarlo. 8 Luego declaró que sus acusadores deberían presentarse ante ti.»
¡ 1 1 I 1 1 1
9
Los judíos lo apoyaron, afirmando que las cosas eran así. 10 Entonces el gobernador dio la palabra a Pablo, que dijo: «Como sé que desde hace muchos años administras esta nación, hablaré con toda confianza en mi defensa, n Tú mismo puedes comprobar que no hace más de doce 21,26 días subí a Jerusalén para adorar 12 y que ni en el Templo, ni en las sinagogas, ni en la ciudad me encontraron discutiendo con alguien o alborotando a la gente. 13 Así que no pueden probar las cosas de que ahora me acusan. 14 Sin embargo, te confieso que sirvo al Dios de nuestros padres según un camino que ellos llaman secta. Creo todo cuanto está escrito en la Ley y en los Profetas 15 y 23,6 tengo la misma esperanza en Dios que tienen ellos, de que habrá una resurrección de los muertos, bien sean justos o pecadores. 16 Por esto, también yo me esfuerzo por tener siempre limpia la conciencia ante Dios y ante los hombres. 17 Después de muchos años, vine a traer ayuda a los de mi nación y a ofrecer sacrificios. 18 En esa ocasión me encontraron en el Templo; estaba purificado según la Ley y no había ni amontonamiento ni tumulto. ]9 Pero son algunos judíos de Asia los que hoy deberían estar aquí para acusarme, si es que tienen algo contra mí. 200 si no, que digan estos mismos qué crimen hallaron en mí cuando me presenté ante el Sanedrín, 21 a no ser esta frase que pronuncié en alta voz en medio de ellos: "Hoy ustedes me juzgan a causa de la resurrección de los muertos".» 22 Félix, que estaba bien informado del 9,2 Camino, postergó el asunto y les dijo que cuando bajara el comandante Lisias, lo examinaría a fondo. 23 Ordenó al capitán que vigilara a Pablo, pero que le diera cierta libertad y no impidiera a los suyos que lo atendieran. 24 Algunos días después vino Félix con su esposa Drusila, que era judía; mandó llamar a Pablo y lo dejó hablar de la fe en Cristo. 25 Pero cuando Pablo habló de la justicia, del dominio de los instintos y del juicio ¿lf7 futuro, Félix se asustó y le dijo: «Por ahora puedes irte; en otra oportunidad te llamaré.» 26 Félix, sin embargo, esperaba que Pablo le diera dinero; por eso lo llamaba a menudo y conversaba con él. 27 Pasados dos años, Félix tuvo por su-
hechos 25 cesor a Porcio Festo; y, como Félix quería 12,3 quedar bien con los judíos, dejó a Pablo preso. Pablo ante el gobernador Festo 1 Tres días después de su llegada a la provincia, Festo subió de Cesarea a Jerusalén. 2 Allí los jefes de los sacerdotes y las autoridades de los judíos volvieron a acusar a Pablo. 3 En forma muy hipócrita pidieron como un favor a Festo que lo trajera a Jerusalén; mientras tanto ellos planeaban matarlo en el camino. 4Pero Festo les respondió que Pablo estaba preso en Cesárea, donde él mismo tenía que ir pronto, y agregó: 5 «Los que tienen más autoridad de entre ustedes bajen conmigo a Cesárea y, si este hombre ha cometido alguna irregularidad, que lo acusen.» 6 Festo no permaneció en Jerusalén más de ocho o diez días, y luego bajó a Cesárea. Al otro día se sentó en el Tribunal y mandó llamar a Pablo. 7 Cuando éste se presentó, los judíos que habían venido de Jerusalén lo rodearon y presentaron muchas graves acusaciones, pero que no podían com- LC 23,14 probar.8 Pablo se defendía de todas, diciendo: «No he cometido ningún delito contra 24,27 la Ley de los judíos, ni contra el Templo, ni contra el César.» 9 Entonces Festo, que quería ganarse la amistad de los judíos, preguntó a Pablo: «¿Quieres subir a Jerusalén y que, allí, te juzguen en mi presencia?» 10 Pablo contestó: «Estoy ante el tribunal del César, aquí debo ser juzgado. No he perjudicado en nada a los judíos: tú mismo lo sabes muy bien, n Si he cometido algún delito que merezca la muerte, acepto morir. Pero si no he hecho nada de lo que me acusan, nadie tiene el derecho de entregarme a ellos. Apelo al César.» 12 Entonces Festo, después de hablar con su Consejo, le respondió: «Has apelado al César, al César irás.» 13 Habían transcurrido algunos días cuando llegaron a Cesárea el rey Agripa y su hermana Berenice, para saludar a Festo. 14 Como permanecieron allí algún tiempo, Festo expuso al rey el asunto de Pablo y le dijo: «Tenemos aquí un hombre al que Félix dejó preso. 15 Cuando estuve en Jerusalén, los Jefes de los sacerdotes y los Ancianos de los judíos presentaron quejas contra él
necnos ZO
226 blo extendió su mano y empezó de esta forma: 2 «Rey Agripa, frente a todas esas acusaciones de los judíos, me siento feliz de poder justificarme hoy ante ti, 3 sabiendo que tú conoces perfectamente sus costumbres y sus inquietudes. Por eso te ruego que me escuches con paciencia. 4 Todos los judíos saben lo que ha sido mi vida desde los años de mi juventud, cómo viví en medio de mi pueblo en la misma Jerusalén. s Ellos mismos te dirán, si quieren, ya que me conocen desde siempre, que he vivido como fariseo conforme a la secta más rigurosa de nuestra religión 6 y, si ahora estoy aquí para ser juzgado, es por la esperanza que tengo en la promesa hecha por Dios a nuestros padres. 7 Promesa que nuestras doce tribus esperan alcanzar, con el ferviente culto que rinden a Dios, noche y día. Por esta esperanza, oh rey, me acusan los judíos. 8 Pero ¿cómo son ustedes los que se niegan a creer que Dios re- Rom 4,1 Heb 11,1 r e n t ^ d ' a s i 9 u i e n t e ' lle 9 a ron Agripa y Be- sucite a los muertos? n 9ran pom a 9 dP 1, J?° P y entraron en la sala Yo mismo al comienzo consideré como las n to"n?d a3d, ' j u dn et o]gc od nu dl oasd comandantes 'as aaut *y mi deber usar todos los medios para con- 9 y 22 FestQ trarrestar el Nombre de Jesús Nazareno. que trajeran a Pablo 24 y dijo: io Así lo hice en Jerusalén, y, con autorizaA 9 r i p a y t o d o s l o s ac uí aquí vL ? Presentes, ción de los jefes de los sacerdotes, hice enh m b r e por u i e n t o d a la comurtlH?^ ° 9 carcelar a muchos que creían y di mi voto to Tn ú r d ? l o s J u d í o s ™° a v ™ e , tan- cuando los condenaban a muerte. m o aquí Sritos qUP S ? ? ' P^iéndome a 11 Yo recorría las sinagogas y multiplicad e j a r a c o n da 2 5 Y o mi Parte m ^ - P°r ba los castigos para obligarlos a renegar de convencí "ada auj^ de que no ha hecho su fe, y tal era mi furor contra ellos, que los ^ e é l m i ^ f " * ? l a m u e r t e ; P ero - despiues perseguía hasta en ciudades extranjeras. Perador d ^ - P ¡Ó s e r Juzgado por el emi2 Con este propósito, iba a Damasco si 26 "o tenoí H * m a n d a r selo. 26 Ahora 1bien, con plenos poderes y con una comisión de Cé S Seguros sar a *n ¿qué escribiré al los jefes de los sacerdotes. " E n el camiant reSpeCt0? P o r e s o l o e UsteH M Presento no, oh rey, como al mediodía, vi una luz que A ye 9r¡Pa, rJaT"' fPecialmente ante ti, rey venía del cielo, más resplandeciente que el qué escribir ZTD i n t e r r o 9 u en M yo sepa sol, que me envolvió a mí y a los que me mar| que me dar un 'r, P are ce absurdo acompañaban. I4 Todos caímos al suelo y nes en su conta 0 » 5 '" ' n d Í C a r l3S a c u s a c i ° - yo oí una voz que me decía en hebreo: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? En P abIo 8 e A « vano te rebelas contra el aguijón.» ende ante ] fe 3 C i A " elreyAgripa 5Yo respondí: «¿Quién eres, Señor?» Y 4 b Pab,0: <
abIo
es
3 Con
tDnvereie>n
ñ» enseS Cristo nZ <=» que desarro>«ru¡. * > * T * <** te/Man,, q u e e n l o s « p s . 9 y 22 Punto 0p, ° de , a f e ^ ¡ * * Mesbs-.resucítate Ese es el "istiana. Ya lo decía, en 25,19, el go-
bernador Félix, totalmente Ignorante en asuntos religiosos, después de oír a Pablo. Pablo no se preocupa tanto de defenderse como de convencen para él, Agripa y Festo son hombres como los demás y que necesitan de Cristo. Festo se asombra de la cultura bíblica y del entusiasmo de Pablo; Agripa calla conmovido. Ellos, sin embargo, no entienden o no escuchan el llamado; pasada esta diversión, vuelve a absorberlos al teatro de este mundo, la vida de los grandes y sus placeres.
227 he manifestado a ti para hacerte servidor y testigo de lo que has visto de mí y de lo ¡s42,6 que te mostraré más adelante. i7Yo te liberaré de todo mal, bien venga de tu pueblo o de los paganos hacia quienes te mando. 18Tú les abrirás los ojos, afinde que se conviertan de las tinieblas a la luz, y del con'i! poder de Satanás a Dios; y, por la fe en mí, alcanzarán el perdón de los pecados y la herencia de los santos.» 19 Desde ese momento, rey Agripa, no me he rebelado contra esta visión del cielo; 20 muy por el contrario, me dirigí primero a los habitantes de Damasco, luego a los de 9,27 Jerusalén y de Judea y en seguida a las naciones paganas. Les enseñé que debían LC 3,e arrepentirse y convertirse a Dios, con las debidas consecuencias de una verdadera conversión. 2i Por este motivo los judíos me detuvieron en el Templo y trataron de matarme. 22 Pero, con la ayuda de Dios, todavía estoy en pie para dar mi testimonio a grandes y pequeños. No enseño nada fuera de lo que Moisés y los Profetas anunciaron de antemano: 23 L1C3249 ® u e e ' Mesías moriría y que, después de 24,46 resucitar él primero de entre los muertos, ¿i i,'n anunciaría la luz tanto a su pueblo como a las demás naciones.» 24 Al llegar Pablo a este punto de su defensa, Festo dijo en alta voz: «Pablo, tú estás loco; tu mucha cultura te ha trastornado.» 25 Pero Pablo contestó: «No estoy loco, excelentísimo Festo, y todo lo que dije es serio y verídico. 26 El rey está enterado de todas estas cosas, por lo que le hablo con tanta confianza. Estoy convencido que no ignora nada de este asunto, porque no son cosas ocurridas en el último rincón. 27 Rey Agripa, ¿crees tú en los Profetas? Yo sé que crees.» 28 Agripa le contestó: «¡CIn poco más y me convences de que ya me has hecho cristiano!» 29pablo le respondió: «Quiera Dios que por poco o por mucho, no sólo tú, sino que todos los que hoy me escuchan, llegaran a ser como yo, a excepción de estas cadenas.» 30 En ese momento el rey se levantó, y con él el gobernador, Berenice y todos los asistentes. 3 ! Mientras se retiraban, converO Llevan a Pablo a Roma con un grupo de procesados y de condenados. Junto al patrón del barco interviene otra autoridad, la del centurión, oficial romano, y de sus soldados, pues saben que si un preso se escapa, su vigilante será ejecutado (ver 12,19 y 27,42). El relato muestra a Pablo
hechos 27 saban entre sí y decían: «Este hombre no hace nada que merezca la muerte o la cárcel.» 32 Incluso Agripa dijo a Festo: «Si no 19,21 hubiese apelado al César, podía haber sido 2311 puesto en libertad.» De viaje para Roma 2 7 ' Cuando se decidió que nos emV ™ • barcáramos rumbo a Italia, entregaron a Pablo y a otros presos al cuidado de un capitán del batallón Augusto, llamado Julio. 2 Subimos a un barco de Adramitio, con destino a las costas de Asia, y par- 29 timos acompañados de Aristarco, macedo- 20,4 nio de la ciudad de Tesalónica. 3 Al otro día llegamos a Sidón. Julio fue muy humano con Pablo y le permitió visitar a sus amigos me y ser atendido por ellos. 4 De allí navegamos al abrigo de las costas de Chipre, porque los vientos eran contrarios, 5 y atravesamos los mares, de Cilicia y Panfilia, llegando a Mira de Licia. 6 Allí el capitán encontró un barco de Alejandría que iba a Italia y nos hizo subir a bordo. 7 Durante varios días navegamos lentamente, y a duras penas llegamos frente a Cnido. Como el viento no nos permitía entrar en ese puerto, navegamos al abrigo8 de Creta, dando vista al cabo Salmona. Lo doblamos con dificultad y llegamos a un lugar llamado Puertos Buenos, cerca de la ciudad de Lasea. 9 El tiempo pasaba y ya se había celebrado la fiesta del ayuno, así que la navegación empezaba a ser peligrosa. i° Entonces Pablo les dijo: «Amigos, yo creo que sería muy temerario proseguir la travesía, y podríamos perder no sólo la carga y la nave, sino también nuestras vidas.» n Pero el capitán confiaba más en el piloto y en el patrón del barco que en las razones de Pablo. 12 Además, el puerto era poco apropiado para pasar el invierno, y la mayoría acordó salir de allí por, si era posible, llegar a un puerto de Creta llamado Fénice, que mira a África y a Coro, donde pasaríamos el invierno. Tempestad y naufragio 13 Entonces comenzó a soplar una brisa del sur y pensaron que lograrían su objeticomo un hombre muy conocedor de «sos viajes. En 2 Cor 11,25 dice haber naufragado tres veces. Pero, sobre todo, Pablo posee la fuerza de Cristo: cuando llega el temporal, el apóstol permanece Arme.
hechos 28
228
229
hechos 28
vo; izaron el ancla y costearon la isla de Cre- dos cortaron las amarras del bote y lo deCerca de este lugar había una propie- nada que mereciera la muerte. 19Pero, ta. 14 Pero, poco después, se desencadenó jaron caer. dad perteneciente al hombre principal de la como los judíos se oponían, me vi obliga33 un viento terrible, que llaman euroaquilón, isla llamado Publio. Este nos recibió y hos- do a apelar al César, sin la menor intención Y como aún no amanecía, Pablo les reque venía de la isla, is El barco fue arras- comendó a todos: «Hace catorce días que pedó amigablemente durante tres días. de acusar a los de mi pueblo, zopor este 8 trado y no pudo remontarse en el viento, de permanecen sin comer nada en angustiosa Precisamente su padre estaba en cama motivo los llamé para verlos y conversar manera que nos quedamos a la deriva. espera. 34 Los invito a comer, si quieren vicon fiebre y disentería. Pablo lo fue a ver; con ustedes, porque, en realidad, por la es- 26,6 16 Mientras pasábamos al abrigo de una vir, ya que ninguno perderá ni un cabello de Israel llevo estas cadenas.» 5
ygg ROMANOS INTRODUCCIÓN Jesús había anunciado eJ Evangelio al pueblo judío como una respuesta a Jas grandes inquietudes de ese pueblo. La predicación del Reino de Dios no se limitaba a una «salvación de las almas». No desconocía las aspiraciones colectivas de toda la Historia Sagrada, sino que las orientaba hacia una misión más universal. Jesús venía como Salvador del pueblo judío. Ahora bien, para que el Evangelio fuera recibido por los pueblos griegos del Imperio Romano, era necesario que fuera Buena Noticia también para ellos. Pero vivían amparados por las estructuras fuertes de una sociedad que nadie pensaba cambiar seriamente y permanecían muy ajenos a las esperanzas judías. En cambio, aspiraban a esa transformación y renovación del creyente, que es fruto de su fe en Cristo. Pues hasta ese momento vivían convencidos de que no podían escapar a un destino ciego; les parecía imposible superar la corrupción universal; nadie les había aclarado el porqué de los conflictos que llevamos adentro. En esta carta a la comunidad de Roma, capital del Imperio, Pablo presenta todo el mensaje de salvación como una respuesta a las inquietudes de los griegos, pero sin desconocer las de los judíos (pues también había en la comunidad de Roma). La Salvación, dice Pablo, es una liberación de la persona humana, y nos salvamos al descubrir el amor, de Dios en la Muerte y la Resurrección de Jesús, su Hijo. La división interior que experimenta cada uno en su conciencia, y la división entre los hombres son manifestaciones diversas de un mal profundo y universal que Pablo llama el Pecado. El hombre desearía sanar de su mal, pero le falta la llave para comprenderse a sí mismo; está hecho para compartir la vida de Dios y, mientras no lo alcance, seguirá con sus males, que provienen de una rebeldía inconsciente o abierta contra Dios. Bien es verdad que muchas personas que no creen en Cristo se esfuerzan por vivir en forma correcta. Ya antes de Cristo, la Biblia indicaba un camino de justicia que muchos trataban de seguir. Pero, dice Pablo, mientras el hombre piensa hacerse «justo» por sus obras y prácticas y cree en sus propios méritos, no da cabida a la única fuerza que lo puede liberar y que es el amor misericordioso de Dios. ¿Cómo entrará el hombre en ese mundo de Dios que es amor? Dios le tiende su mano y le enseña el amor. Jesús viene a salvarnos y lo crucificamos, y en esto mismo Dios demuestra hasta dónde nos ama y nos
perdona.
El que mira a Cristo y cree en este gesto de amor consigue la liberación ofrecida por Dios, y Pablo enfatiza las consecuencias inesperadas de esta fe: Dios nos hace hijos suyos, a ¡os que su Espíritu guía y anima. El creyente se va liberando de sus cadenas y de sus debilidades porque sabe amar. Pablo no presenta ningún programa de renovación social, pero nos pone un ejemplo en las últimas páginas de esta carta al mostrar cómo una comunidad logra unión y fraternidad a partir de un esfuerzo de comprensión mutua, tratando cada uno de dar el primer paso.
romanos 1 231 — 1 Desde mucho tiempo i co 1,1 "i Pablo, siervo de Cristo Jesús MI 1,1 O 1 y apóstol por un llamado de Dios, Pablo quiere visitarlos 8 escogido para proclamar Ante todo doy gracias a mi Dios, por inel Evangelio de Dios. termedio de Cristo Jesús, por todos ustedes, porque su fe es famosa en el mundo is 52,7 2 Esta Buena Nueva, entero. 9 A cada momento los recuerdo en 6 MC!:' anunciada de antemano por sus profetas mis oraciones; de eso Dios es testigo, al que 12.1 1,14 en las Santas Escrituras, rindo un culto espiritual al anunciar la Bue- we 3 se refiere a su Hijo, na Nueva de su Hijo. 10Y constantemente ,6¡!6 que nació de la descendencia de David, le ruego que, por fin, algún día, si es de su según la carne 1P318 voluntad, me allane el camino para vi2T¡m2,8 4 y que, al resucitar de entre los muertos, sitarlos. H 23 RI29 fue constituido Hijo de Dios con Poder, 11 Tengo muchas ganas de verlos para 1 Tes 3,2 1Pu ' por obra del Espíritu Santo. comunicarles algún don espiritual que los haga más firmes. 12 De hecho, tanto uste1 co 3,10 5 por él, Cristo Jesús, nuestro Señor, m Z8 ' recibí la gracia y la misión del apóstol, des como yo, nos vamos a animar al compartir nuestra fe común. para persuadir a los hombres 13 Sepan, hermanos, que muchas veces a 1,1* que se sometan a la fe, me hice el propósito de ir donde ustedes, 6,17 y con eso sea glorificado su Nombre. pero hasta ahora no he podido hacerlo. 14 Mi intención era cosechar algún fruto en6 Me ha enviado al mundo de los paganos tre ustedes, como lo hice entre los demás al que pertenecen también ustedes pueblos paganos. Ya sean griegos o extran- 1 o 9,19 EX 19,5 7 ios de Roma, jeros, cultos o ignorantes, con todos me 1 p 2> a los que Cristo Jesús ha llamado; siento comprometido. i^De ahí mi interés a ustedes a quienes Dios quiere y que fueron llamados a ser santos. por darles el Evangelio también a ustedes, los de Roma. Tengan, pues, gracia y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Cristo Jesús, el Señor.
+ 16 Pues yo no sabría avergonzarme de 1,1 esta Buena Nueva, que es fuerza de Dios, con el fin de salvar a todo el que cree, pri-
O Pablo, escogido para el Evangelio. Tres veces en el presente párrafo, Pablo habla del Evangelio. En ese tiempo la palabra Evangelio, que significa Buena Nueva o Buena Noticia, tenía sentido de victoria. Pablo se presenta como el pregonero del mensaje liberador destinado a toda la humanidad. ¿Cuál era el mensaje predicado por Pablo? Lo resume en los versos que siguen: El Hijo de Dios ha venido a los hombres; y después de compartir la condición común de los humanos, entró por la Resurrección en la Gloria que le correspondía. Fue constituido Hijo de Dios con Poder (v. 4). Eso no quiere decir que Jesús no era Hijo de Dios antes de su resurrección, sino que entonces era Hijo de Dios en lo Humilde. Quiso despojarse de su Gloria divina para no ser entre los hombres más que un «hijo de hombre» descendiente de David. En la Resurrección, las energías del Espíritu de Dios llenan su naturaleza humana de manera que todos lo puedan reconocer por lo que era: el propio Hijo del Padre. Habitualmente, Pablo reserva el término Dios para designar al Padre, fuente del ser divino y del que salen todas las iniciativas divinas. El Padre «da» su vida, la comparte continuamente con su Hijo. Este se la devuelve de tal manera que el Espíritu Santo, Espíritu de Amor, es común del Padre y de su Hijo. Toda la vocación del cristiano se arraiga en esta vida de Dios. Por él recibí la gracia y la misión de apóstol. Los doce apóstoles fueron elegidos y formados por Jesús, pero solamente en Pentecostés el Espíritu Santo los confirmó en su misión y gracia de apóstoles. Para Pablo, todo se cumplió cuando encontró a Cristo en el camino de Damasco: fue a la vez elegido, convertido y confirmado como apóstol por el Espíritu Santo.
mos vamos a animar al compartir nuestra fe común. No es simple cortesía de Pablo: tanto el apóstol como los creyentes necesitan compartir sus inquietudes, sus esperanza y su fe común. La Iglesia es una comunión, y para desarrollar la vida cristiana, debemos multiplicar los encuentros que nos pongan «en comunión» con nuestros hermanos. + Vb no sabría avergonzarme (16). El Salvador proclamado por Pablo es un judío crucificado, un carpintero desconocido. ¡Cuántas veces se burlaron de Pablo cuando les hablaba de este muerto que había salido del sepulcro para ser juez de toda la humanidad! Es la fuerza de Dios. La Buena Nueva que los apóstoles llevan de una ciudad a otra se ve acompañada por prodigios y milagros. Es una manifestación del poder de Dios que va salvando y transformando al mundo antiguo. El Evangelio dice que Cristo resucitó; el Evangelio es también la resurrección de Cristo comunicada a los hombres y al mundo. La justicia... justos (17). Esta palabra se encuentra a menudo en la presente carta, y es preciso saber que no tiene el sentido que la damos ahora. En la Biblia, la justicia de Dios es la intervención de Dios para hacer justicia; Dios destruye el mal y salva a sus fíeles. Pablo insiste en el aspecto interior de esa intervención divina: la justicia de Dios consiste en transformar al hombre, haciéndolo justo, es decir, amigo suyo. Dios nos hace justos, es decir, de alguna manera santos. Por eso, en estos párrafos escribimos: justicia y santidad, o santidad sin más, en vez de «justicia»; y justo y santo, o santo sin más, en vez de «justo». Muchos judíos consideraban la justicia como una cualidad del hombre, el que se nana justo por sus propios esfuerzos. Pablo contesta que la justicia que Dios quiere para el hombre es cosa mucho más grande. Somos justos, ami-
romanos 2
232 mero a los judíos, y luego a los griegos. por todos los siglos. Amén!. 26 Por eso Dios 17 Esta Buena Nueva nos revela cómo Dios permitió que fueran esclavos de pasiones 2 f He n 6 hace/ustos a los hombres, por la fe y para vergonzosas: sus mujeres cambiaron las re„ ' la vida de fe, como lo dijo la Escritura: El laciones sexuales normales por relaciones Hab2,4 . . 1 . . , contra la naturaleza.27 Igualmente los homHeb io,3e justo por la fe vivirá. bre, abandonando la relación natural con la • 18 En efecto, Dios nos hace ver cómo mujer, se apasionaron unos por otros, pracdesde el cielo se prepara a condenar la mal- ticando torpezas, varones con varones, reMi 7,9 dad y la injusticia de toda clase, de aque- cibiendo en sí mismos el castigo merecido 1 Tes LÍO líos hombres que han desterrado la verdad por su extravío. 28 Despreciaron a Dios, al no tratar de cocon sus obras malas. 19 Todo aquello que Sal ^'3 podemos conocer de Dios debería ser cla- nocerlo según la verdad, y él, a su vez, los ro para ellos: Dios mismo se lo manifestó. abandonó a su corazón sin conciencia, que 20 Pues, si bien a él no lo podemos ver, lo los llevó a cometer toda clase de torpezas. „ h „ . contemplamos, por lo menos, a través de 29 Por ello andan llenos de injusticia, per- 1 Mc7, Sa" 13,4 . *i i . , j versidad, codicia, maldad; rebosantes de °°6 1 co 1.21 sus obras, puesto que el hizo el mundo, y envidia, crímenes, peleas, engaños, mala 1GáT¡m i1 por ellas entendemos que él es eterno y po- voluntad, chismes. 30 Calumnian, desafían Ap2r deroso, y que es Dios. a Dios, son altaneros, orgullosos, farsantes, De modo que no tienen disculpa, 21 por- hábiles para lo malo. Se rebelan contra sus que conocían a Dios y no lo han glorifica- padres, 3Í son insensatos, desleales, sin do como le corresponde, ni le han dado amor, despiadados. 32 Conocen las sentengracias. Al contrario, se perdieron en sus ra- cias de Dios que declara dignos de muerte zonamientos y su corazón extraviado se en- a quienes obran en esta forma; pero, a pecegueció más todavía. 22 Pretendían ser sa- sar de eso, lo hacen y aplauden a quienes bios cuando hablaban como necios. lo hacen. 23 Cambiaron la Gloria del Dios inmortal m 4,16 por imágenes con forma de hombre morsa 11Í25 tal, de aves, de animales o de serpientes. También los judíos 24 Por eso, los entregó Dios a sus malos deben temer al juicio de Dios jue2i4 deseos. Llegaron a cosas vergonzosas y O ' Por eso no tienes disculpa, quienEf4,'i9 deshonraron sus propios cuerpos. 25 Han v ~ quiera que seas, cuando juzgas a los Jer 1619 cambiado al Dios de verdad por la mentira; demás. Pues, al juzgar a tu prójimo, tú mis- m han adorado y honrado a seres creados, mo te condenas, siendo que haces precisa- 72 prefiriéndolos al Creador: ¡Bendito sea él s
r
r
gos de Dios, cuando él nos permite acercamos y nos deja entrar en su intimidad, tras santificamos con su gracia. Frente al Evangelio había dos categorías de hombres: — los judíos, que Dios había preparado para recibir a un Salvador; — los griegos (o gente de idioma griego); los judíos llamaban así a todos los demás pueblos del mundo romano. Estos no conocían a Dios, ni esperaban en él. • Si Dios interviene (si se manifiesta su justicia), habrá condenación o salvación. Pablo expresa que nadie puede permanecer indiferente frente al Evangelio. Ya que el mundo vive en el pecado y ya que todos somos responsables en mayor o menor grado por el mal que existe, no hay otro recurso que creer para salvarse. En estos párrafos Pablo habla del mundo de los «griegos», que son paganos. Representan a esa mayoría de la humanidad que no recibió las palabras de Dios. En realidad, él no ha estado ausente de su conciencia y, durante siglos de civilización y de búsqueda religiosa, han tratado de conocer a Dios y la verdad. Pero Pablo comprueba el fracaso de los esfuerzos humanos, pues la ignorancia y la inmoralidad son mucho más fuertes en esos países en que Dios no ha hablado como lo hizo para los judíos. Los hombres conocían a Dios, y no lo han glorificado corno corresponde. Hay que relacionar este texto con otro famoso, que se encuentra en el capítulo 13 del Libro de la
Sab. vers. 1 a 9, y con un discurso de Pablo en Hechos 17,27-29. Con estos pasajes, la Biblia deja muy en claro que para todos es posible conocer a Dios. A quien reflexiona sobre su vida y sabe mirar el mundo, no le es difícil hallar las señales que le permiten descubrir al Creador. Pero, cuando se vive en el mal, la verdad es pisoteada y desterrada: el hombre no niega abiertamente a Dios, sino que prefiere ignorarlo. El hombre siempre adora a un Dios. Si no es al verdadero, será a dioses falsos que él mismo se forjó. Pero esos ídolos lo conducen fatalmente al error. Por eso, al anunciar el Evangelio, liberamos al hombre de todos sus errores, para que pueda adorar al verdadero Dios y vivamos obedeciéndolo. •O No tienes disculpa, quienquiera que seas. Ahora Pablo se dirige a los judíos que esperan el juicio de Dios sobre el mundo, convencidos de que, por tener la verdadera religión, no serán condenados. Seguramente conocer las palabras de Dios era una ventaja para ellos. Pero Pablo les recuerda que lo principal de la religión es practicar el bien. Dios dará gloria al que hace el bien, judio o griego. Pablo no vaciló en denunciar en conjunto las injusticias y maldades del mundo pagano. Pero ahora reconoce que, aunque muchos no hayan tenido formación religiosa, obran debidamente. Es importante el párrafo siguiente, en el que se afirman dos cosas: — Dios, para juzgar tomará en cuenta el conocimiento
romanos 3
233 2
mente lo que juzgas. Nosotros sabemos que la condenación de Dios alcanzará sin equivocarse a los que hacen estas cosas, 3 y tú ¿crees que vas a escapar del juicio de Dios cuando condenas a los demás, haciendo lo que tú condenas? 4 ¿O bien te aprovechas de Dios y de su sab 11,23 inmensa bondad, paciencia y comprensión, uPi3j y no reconoces que esa bondad te quiere llevar a una conversión? 5 Pero, si tu corazón se endurece y te niegas a cambiar, te !p£'¡í! estás juntando tú mismo un gran castigo para el día del Juicio en que Dios se presentará como justo juez. ^ „ 18 6 El pagará a cada uno de acuerdo con sus actos. 7 Dará vida eterna a los que tomaron el camino de la gloria, de la honra y de la inmortalidad, perseverando en el bien. |aj 62.13 8 Al contrario, para los rebeldes que no se someten a la verdad, sino a la injusticia, habrá reprobación y condenación. 9 Habrá sufrimientos y angustias para cualquier hombre que hace el mal, para el judío primero, y luego para el griego. i°En cambio, Dios o, 10i17 dará gloria, honra y paz a cualquier homHe Ef°6 3 9 D r e "í ue n a c e e ' D ' en - primero al judío y desa T e rc ue UMVÍJ P U ^ S ' 3 ^ 9°-'' P° I Dios no tiene preHe ioÍ35 ferencias por nadie. A cada cual lo instruye su conciencia 12
Quienes sin conocer la Ley pecaron, sin Ley morirán, y los que pecaron conociendo la Ley, serán juzgados según esta Ley. 13 Pues no son justos delante de Dios los que oyen la Ley, sino los que la cumplen. 14 Cuando los paganos, que no tienen ley, cumplen naturalmente con lo que manda la Ley, se están dando a sí mismos una ley; , 5 y muestran que las exigencias de la Ley están grabadas en su corazón. Lo demuestra también la conciencia que habla en ellos, cuando se condenan o se aprueban entre sí. 16 Así sucederá el día en que Dios, según que tengamos del bien y del mal; menos riguroso para los ignorantes, más estricto con gente preparada. — Dios tiene hijos también entre los que no creen; solamente en el último día se sabrá quiénes pertenecían a su Reino. Pablo opone el espíritu y la letra (v. 27-29). La letra significa una religión en ia cual uno cumple los mandatos de la ley, sin que por eso sea mejor su corazón. El espíritu significa una religión en que el Espíritu de Dios nos hace capaces de servir con amor. Dos familias de términos se contraponen en las cartas de Pablo: carne, antigua alianza, mandatos, ley (letra), y: espíritu, nueva alianza, promesa. Espíritu.
mi Evangelio, juzgará por Cristo Jesús las i co 4,5 acciones secretas de los hombres. 17 Pero tú que te dices judío, te basas en la Ley y te sientes orgulloso de tu Dios. 18 TÚ conoces la voluntad de Dios y la Ley is 48,1 te enseña a discernir lo que es mejor.19 Por "* w eso andas creído de que eres el guía de los ^jjJJ ciegos, luz en la oscuridad, 20 maestro de los que no saben, educador de los niños, , ,„„ .
.
.
! Le 18,9
porque tienes concretamente en la Ley el conocimiento y la verdad... 21 Pues bien, tú que enseñas a los demás, ¿por qué no te enseñas a ti mismo? Si dices que no se Sal5016 debe robar, ¿por qué robas? 22 Dices que no se debe cometer adulterio, ¡sin embargo, tú lo haces! Dices que aborreces a los ídolos, ¡pero robas en sus templos! 23 x e sientes orgulloso de la Ley, pero no la cumples y deshonras así a tu Dios. 24 De hecho, como dice la Escritura: los demás pueblos desprecian el nombre de Dios por culpa de ¿f¿;5 ustedes. 25 La circuncisión te sirve si cumples la .
.
,
,
.
Jer 9,24
Ley; pero, si no la cumples, es como si no 1 co 7.19 estuvieras circuncidado. 26 Al revés, si algunos, que no tienen la circuncisión, cumplen los mandatos de la Ley, ¿no piensas que, siendo paganos, se alzaron al nivel de los circuncidados? 27 y éste, que cumple la Ley sin haber recibido en su cuerpo la circuncisión, te juzgará a ti que has recibido la circuncisión y que tienes la Ley, pero no la cumples. 28 Porque no es judío verdadero el que lo es exteriormente, ni es verdadera circuncisión la que se nota en el cuerpo. 29 Ser judío es una realidad íntima, y ser cir- E( ¡ „ cuncidado es cosa interior, fruto del Espíri- ¡ J ^ tu y no de una ley escrita: quien vive así será alabado, no por los hombres, sino por Dios. Cuál es la ventaja de ser judío O 1 Entonces, ¿cuál es la ventaja de ser ^ ** judío? Y ¿de qué sirve la circuncisión? 2 De mucho, desde cualquier punto O Acabamos de demostrar que todos están sometidos al pecado (v. 9). Aquí tenemos la frase central del párrafo. Los judíos, igual que los demás, necesitan adoptar una actitud de fe, es decir, «convertirse». Pero es eso justamente lo que les cuesta entender. Se consideran buenos, por el solo hecho de haber recibido enseñanzas religiosas. Confían ser salvados nada más que por haber sido marcados en su carne por el rito de la circuncisión. ¿Cuál es la ventaja de ser judío? ¿De qué sirve la circuncisión? Esta era la pregunta de los judíos cuando Pablo los invitaba a convertirse tal como a los otros; se parecían a algunos católicos de hoy que al ver cómo la Iglesia nos pide una renovación interior dicen: «¿Para qué, si ya he sido bau-
romanos 3 e
Sia
234 mer
1 rio hay nadie bueno, ni siquiera uno, jnYiü ^ ^ - ^n pri lugar, fue a los judíos a 8a 4,4 quienes Dios confió sus palabras. no hay un sensato, para que busque a Dios, sai 14 3 Ahora bien, si algunos de ellos no fue- 12 Todos andan extraviados, se perdieron ¡ ron fieles, ¿dejará Dios de ser fiel? ¡Ni pen- juntos. No hay ninguno que haga el bien, 9,6 sarlo! 4 Más bien se comprobará que Dios ni uno siquiera. A p 1Ú1 es fidelidad, mientras que el hombre no 13 Su garganta es un sepulcro abierto, 1 Jn u cumple, como lo dice la Escritura: Recono- pues sus palabras son puros engaños. sai 51,4 cer¿n qUe djces ¡a verdad, y saldrás ganan- 1 4 Veneno de serpiente ocultan sus labios, do si te quieren juzgar. de su boca brotan insultos hirientes. 5 15 Pero, si nuestra maldad demuestra que Corren a donde puedan derramar san- ¡s 59; Dios es justo, ¿q u é diremos? gre: ' 6 detrás de ellos dejan ruinas y mise- Sal $ : ¿Que Dios es injusto cuando se enoja y rías. 17 /Yo conocen el camino de la paz; nos castiga? (hablo según la lógica hu- 18 nunca se acuerdan de Dios para hacerle mana). caso. 19 — 6 De ninguna manera, porque entonPero sabemos que todo lo que dice la ces, ¿cómo podría Dios juzgar al Escritura, lo dice para los mismos judíos mundo? que están sometidos a sus leyes. Que to— 7 Pero, si la mentira mía hace resaltar dos, pues, se callen y el mundo entero se la verdad de Dios, siendo así mayor reconozca culpable ante Dios. 20 Más todasu gloria, ¿cómo me tratarán de pe- vía: ningún mortal estará en gracia de Dios 4 cador? si lo importante es cumplir la Ley. Otro es sai 143,: — 8 Entonces no te queda más que hacer el mal para que resulte el bien... el fruto de la Ley: por ella conocemos el Algunos calumniadores nuestros di- pecado. cen que ésa es nuestra enseñanza, Creer es el camino de la salvación pero son palabras de las que deberán responder. + 21 Pero ahora se nos hizo manifiesto eso 9 Entonces, ¿tenemos alguna superiori- mismo que anunciaban la Ley y los Profe11,32 dad? ¡De ninguna manera!, pues acabamos tas: Dios nos hace justos y santos sin valer3 .? j„ ^8 de demostrar que todos, tanto judíos como se de la Ley. 22 Dios nos hace justos meno judíos, están sometidos al pecado, diante la fe en Jesucristo, y eso vale para to10 como dice la Escritura: dos los que creen, sin distinción de persoCAÍ 9 1l
tizado?» ¡Es algo grande en todo sentido! El bautismo nos hace entrar en el pueblo de Dios. Nos da título de nobleza, pero al mismo tiempo nos entrega la responsabilidad de portarnos como discípulos de Cristo. No es un seguro de vida, que nos permita vivir cómodamente. Por la Ley conocemos el pecado. Muchas veces en la presente carta se hablará de la Ley. Desde ya, digamos que la Ley Judía, o ley de Moisés, designa el conjunto de las leyes religiosas, litúrgicas, morales y sociales que regían al pueblo de Israel (ver 7,4). Pero, en las cartas de Pablo, la Ley designa, a veces, la Biblia, y otras veces, la religión judía. 4- Pablo ha establecido hasta aquí dos puntos: el mundo vive en el pecado; la Ley del Antiguo Testamento no basta para salvarse. Presenta entonces la Buena Nueva: Dios nos vino a salvar por Cristo.
Dios no acepta la situación actual del hombre, aunque éste se halle acostumbrado con su condición mediocre. A todos les falta la gloria de Dios. El nos llama a compartir su Gloria, es decir, todo lo que lo hace misterioso, grande, feliz y eterno. Dios nos ha creado para entrar en comunión con él y, como está fuera de nuestro alcance, él nos tiende la mano y nos hace justos. Ya dijimos en 1,17 que Pablo habla de justicia de Dios para designar la manera suya de comunicar al hombre su propia santidad. Dios hace que el hombre sea justo y santo (ver com. de 1,17). Aquí, frente al hombre que cree hacerse justo por haber cumplido todos los ritos y mandamientos, Pablo dice: es Dios quien perdona al hombre y lo recibe como amigo suyo.
Dios «da» su propia justicia, es decir, que el hombre recibe de la perfección y del amor que están en Dios mismo. A Pablo se le hace muy difícil expresar el misterio de nuestra salvación con los términos religiosos de su tiempo, que, todos, se referían a un Dios violento. Habló de [ajusticia de Dios, pero tuvo que precisar que esta justicia era antes que nada intervención misericordiosa que nos hace santos. Habló de cólera, pero ésta desemboca en la venida del Salvador. Ahora nos dice que la sangre de Cristo fue derramada para expiar nuestros pecados. Pero no se trata de que Dios, enojado, exija los sufrimientos de un inocente. Dios es el que da la víctima, y la venida de Jesús expresa el inmenso amor del Padre. En pocas palabras, Pablo da a estos términos un sentido radicalmente nuevo. La manera divina de hacer justicia no es condenando, sino salvando; Dios vence el mal por el amor. Al hombre pecador le ofrece una esperanza y le muestra el sacrificio de su Hijo. De modo que se salvará el que no esperaba ni sabía que alguien lo amaba. Muchos judíos convertidos a Cristo pensaban que era útil todavía practicar las prescripciones y ritos religiosos de la Biblia, como circuncisión, sábado, purificaciones (Col 2,16). Y querían también que las observaran los cristianos de las otras razas. Pablo rechaza esto, pues la ley de Moisés era dos cosas a la vez. Por una parte, daba las bases de una vida humana; por ejemplo, conocer a Dios, no matar, no robar..., etc., y, por la otra, era la Ley del pueblo judío, con todas sus ceremonias, ritos y costumbres extrañas a los demás pueblos. Entonces, si Dios es Dios de todas tas naciones, no se les puede imponer a éstas que imiten a los judíos y que vivan como ellos.
romanos 4
235
1
23
2 co 4,6 ñ a s . Pues todos pecaron y a todos les fal, Co ta la Gloria de Dios; 24 y son rehabilitados EI 2,4 por pura gracia y bondad, mediante el rescate que se dio en Cristo Jesús. 25 En su L™ 16,2 persona y con su sangre derramada, Dios , JJf* l quiso que tuviéramos un perdón del pecaEU> do mediante la fe. Así nos enseña Dios cómo obra su justicia. 26 Porque, anteriormente, dejaba pecar "e i7,3o sin intervenir: eran los tiempos de la paciencia de Dios. Pero, en este momento, Dios manifiesta su justicia: él es Justo y Santo, y hace justo y santo a todo el que cree en Cristo Jesús. 27 Y ahora, ¿dónde está nuestro orgullo? i co 1,29 Se acabó. ¿Cómo? No por la Ley con sus Ga 6.Í3 observancias, sino por otra ley que es la fe. 28 Pues nosotros decimos que uno está en gracia de Dios por la fe, y no por el cumplimiento de la Ley.29 De otra manera, Dios He jj¡j2 sería sólo el Dios de los judíos; pero ¿no lo es también de todos los hombres? 30 Claro que sí. Pues hay un solo Dios, que salvará por medio de la fe, tanto al judío circuncidado como a los no circuncidados. 3i ¿Negamos entonces el valor de la Ley por lo Mt 5,17 que decimos de la fe? De ninguna manera; más bien colocamos la Ley en su verdadero lugar.
quien no tiene obras que mostrar, pero cree en el que hace santos a los pecadores, a ese tal se le toma en cuenta su fe y, como un favor, se le hace santo. 6 Es así como David felicita al hombre que llega a ser santo por favor de Dios, y no mediante obras: 7
«Felices aquellos a quienes Dios les per- sai 32,1 dona sus pecados, olvidando sus ofensas. 8 Feliz el hombre a quien Dios no le toma más en cuenta su pecado.»
9 Esta felicidad ¿está reservada a los circuncidados, o es también para los incircuncisos? Acabamos de decir que se tomó en cuenta la fe de Abraham para constituirlo santo. 10 Pero ¿cuándo pasó esto? ¿Cuando Abraham estaba circuncidado o antes Gen 17,9 de estarlo? No después, sino antes. ] ' Justamente recibió el rito de la circuncisión como una señal de que, por su fe, Dios ya lo había constituido santo, cuando todavía no estaba circuncidado. De manera que Abraham es el padre de todos los que han creído sin haber sido circuncidados, pues también Dios toma en cuenta la fe de ellos para constituirlos santos. 12 Y es el padre de los circuncisos que no se contentan con la marca de la circuncisión, sino que siguen además las huellas de nuestro padre Abraham, que creyó cuando todavía no estaba circuncidado. 13 Y si Dios prometió a Abraham, o más Abraham, padre de ios creyentes bien a su descendiente, que el mundo le Gen 12,2 A i Ahora bien, ¿qué diremos de Abra- pertenecería, esto no fue porque cumplía la HetHi1,! 'mlj ham, puestro Padre según la carne? Ley, sino por su fe que lo hizo amigo de Gál3'15 ¿Qué es lo que ha encontrado? 2 Si Abra- Dios. 14Pero si, ahora, debemos cumplir la ham llegó a ser santo mediante prácticas, Ley para conseguir la promesa, ya no impuede sentirse orgulloso. Pero no lo puede porta la fe. >5 ¿Y para quién será la prome3 sa, si lo propio de la Ley es condenar? PorGér 15 6 ante Dios. En efecto, ¿qué dice la Escritura Gttí'l - «Abraham le creyó a Dios, quien se que la ley y el delito siempre van juntos. stjo 2,20 lo tomó en cuenta y lo constituyó santo.» 16 p o r e s o la fe es el camino, porque la mil'6 4 Ahora bien, cuando alguien hace una fe da lugar a la gracia de Dios, y es así como LC i7> obra, no se le entrega su salario como un las promesas a Abraham se cumplen para Gá!I,i6 favor, sino como deuda. 5 Por el contrario, toda su descendencia, no sólo para sus hi-
• Pablo propone a los creyentes de origen judío el ejemplo de su antepasado Abraham. Pregunta: ¿Por qué Abraham fue el amigo de Dios y llegó a ser modelo de los creyentes? ¿Por haber creído en las promesas de Dios, o por haber recibido el rito de la circuncisión? Es como preguntar a un cristiano de hoy: «¿Qué es más importante, haber creído en Cristo o haber sido bautizado?» La respuesta es clara. Somos amigos de Dios por creer en sus promesas. El rito del bautismo confirma con un sello divino y manifiesta públicamente nuestro compromiso con Dios, además de santificamos. De modo que ei bautismo y los demás sacramentos son los «signos» de la fe y los recibimos para aumentar la fe. El bautismo es un compromiso a compartir la vida de Dios en la comunidad cristiana. La comunión no tiene sentido, si
uno no vive en caridad con sus hermanos en la fe. Notemos también que, ahora, la Iglesia habla menos de ritos y devociones a los que se daba mucha importancia en el pasado. Es para que nos fijemos en lo esencial: nuestra fe y entrega a Cristo. No dudó en su fe a pesar de que su cuerpo ya no podía dar vida. Así, pues, Abraham tenía ya una fe semejante a la del cristiano que cree en la resurrección de Jesús. A nosotros, que afirmamos que Jesús resucitó, se nos pide creer en un Dios que da vida y para el cual nada es imposible. ¿Y para quién será la promesa? Pablo muestra Irónicamente que es muy peligroso pedir a Dios que mire nuestras buenas acciones y nuestros méritos. SI pido a Dios que me premie a la manera humana, de inmediato Dios me mostrará todas las faltas que he comrtldo, y al fin me iré a la condenación con las mano* vacias.
romanos 5
236 237 jos según la Ley, sino también para17 aque- fue entregado por nuestros pecados y resu- w 2t llos que, por la fe, son hijos suyos. Abra¡. 2 8 i p 3,i8 je] amor que nos tiene y, siendo aún pecacoi 2 1 ham es el padre de todos nosotros, según citado para nuestra santificación. • 'i dores, Cristo murió por nosotros. 9 Ahora está escrito: Te hice padre de muchas naJn 316 que, por su sangre, fuimos santificados, con ciones. Es nuestro padre delante de Aquel Ahora estamos e n paz c o n Dios t 15J3 mucha mayor razón, por él, nos salvaremos que da vida a los muertos y llama a lo que 4,'io de la condenación. i°Y si fuimos reconci. C 1 Por la fe, pues, conseguimos esta Ez 37.1 aún no existe como si ya existiera, pues en liados con Dios por la muerte de su Hijo, v ** santidad, y estamos en paz con Dios, ,]*'•;4 Heb 11,19 ese Dios creyó él. cuando éramos enemiqos, con mucha ma18 gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, LC 1,7; Abraham creyó y esperó contra toda 2 j 2Co5,18 , -i- j •j Gracias a él alcanzamos este favor en el esperanza, llegando a ser padre de muchas ' Ef 2.16 yor razón ahora, reconciliados, s u vida n o s que permanecemos, y aun hacemos alarde Col, 2 naciones, según le había sido dicho: ¡Mira ' ° salvará. 1 cuántos serán tus descendientes! 19 No va- de esperar nuestra parte de la Gloria de ,¡'¡1 Ef 21 ' No sólo esto: nos sentimos seguros en Dios ciló en su fe, a pesar de que su cuerpo ya s Dios por Cristo Jesús, nuestro Señor, por " Jn 14,1 Heb 11,11 3 Me 9,23 no podía dar vida —tenía entonces unos medio del cual hemos obtenido la reconNo sólo esto. Nos sentimos seguros c ° 112 67 cien años— y a pesar de que su esposa hasta en las pruebas, sabiendo que de la ciliación. Sara no podía tener hijos. 20 No vaciló, sin prueba resulta la paciencia; 4 de la pacien- 2 Co 4. i7 Adán y Cristo embargo, ni desconfió de la promesa de cia, el mérito, y el mérito es motivo de es- st ú ,9,2 Heb 6,15 12 5 Jer 32,17 Dios, antes bien cobró vigor en la fe y dio O Ahora bien, por un solo hombre el peperanza, la cual no espera en vano, pues Le 1,35 gloria a Dios, 2 1 plenamente convencido de el amor de Dios ya fue derramado en núes- Sal 22 5 Gen 3 cado había entrado en el mundo, y por el que si El promete, tiene poder para cumplir. tros corazones por el Espíritu Santo que se ai] i coMJi pecado la muerte, y luego la muerte se pro22 1. Gal 4,6 Y Dios tomó en cuenta esa fe para hasigo 1,15 p a g o g Í Q ¿ g j a humanidad, ya que todos pecerlo santo. nos dio. caron. 13 No había ley todavía, pero el pe6 23 Fíjense, además, en qué tiempo murió Se le tomó en cuenta. Estas palabras i cado ya estaba en el mundo. Por no haber t co io,6 de la Escritura no valen solamente para él, Cristo por nosotros: cuando todavía éramos T¡ 3,!' ley, no se podía hablar de desobediencia, 24 y debilitados por el pecado. 1J"4,1; sino también para nosotros, pues cree- pecadores 7 O Anteriormente, Pablo ha descrito las esperanzas que Son pocos los que aceptarían morir por mos en Aquel que resucitó de entre los se abren para el creyente, enriquecido con todo lo que Crisis 53,6 muertos a Jesús, Señor nuestro, 25 el cual una persona buena; aunque, tratándose de to nos ganó por su sacrificio. Ahora amplía su horizonte, al una persona buena, tal vez alguien hasta decir que la salvación ha llegado para toda la humanidad. Para Pablo, como para los judíos de su tiempo, Adán dedaría la vida. 8 Pero Dios dejó constancia T¡P 2.14 L
us
J
O En este magnifico párrafo, Pablo aclara lo que es la salvación de Cristo. Hoy todavía muchísimos cristianos difícilmente concillan el Nuevo Testamento con el Antiguo, unos se quedan con el Dios Liberador del Antiguo y el Evangelio los interesa solamente en la medida en que Jesús denuncia a los opresores. Otros, al revés, consideran el Antiguo Testamento como superado: para ellos el amor reemplaza la justicia, y la salvación de las almas sustituye el compromiso con la tragedia humana. Aquí Pablo habla de reconciliación (v. 10 y 11). No se olvida la obra liberadora de Dios a través de toda la historia humana, pero, con el sacrificio de Jesús, se hizo patente que la rebeldía y la violencia eran lo esencial del Pecado en el mundo. Para una liberación verdadera se necesita trabajar a partir de la obediencia y la no-violencia. La vida y la pasión de Jesús contienen los secretos de una y otra. La salvación de la humanidad, o sea, su reconciliación a todos los niveles, irradia de este sacrificio. Por eso, en el pán-afo que sigue Pablo presenta a Cristo como el otro Adán (5,14), o sea, el hombre a partir del cual se reconstruye la humanidad dividida. Sabemos que nuestra conversión, y aun la de muchos más, no trae inmediatamente una solución a todos los problemas humanos; pero también sabemos que todos los demás remedios serán impotentes si no damos al mundo el mensaje y el ejemplo de una reconciliación en que la verdad se une al perdón. Por la fe estamos en paz con Dios. ¿En qué hemos creído? Hemos creído en el amor personal de Dios por nosotros, al contemplar a Jesús muerto y resucitado por nosotros. Estamos en paz con Dios. Se cancelaron las deudas del pasado. Antes llevábamos adherida una profunda y oscura culpa, éramos incapaces de amamos mutuamente y de cambiar de vida. Pero ahora, el creyente se sabe amado y perdonado.
Cristo muñó por los que todavía éramos pecadores (v. 6). Estamos acostumbrados a escuchar esto de que Cristo murió por nuestros pecados, pero a menudo no nos conmueve, porque su sacrificio nos parece lejano e irreal. Cuando por gracia de Dios lo comprendemos, de repente surge en nosotros el amor. Devolver amor por amor. Así lo entendía ese hombre borracho y endurecido en sus vicios, que al oír en la calle a un predicador que hablaba de la sangre de Cristo, dejó de una vez su mala vida. Como ese creyente que cuando iban a cortarle una pierna se negaba a ser anestesiado: para sufrir por Cristo. Alcanzamos este favor en el que permanecemos. Llamamos estado de gracia este favor o gracia del que habla Pablo. No es necesario sentirio para estar en él. Dios obra en nosotros una transformación misteriosa sin que, muchas veces, la sintamos o la veamos. Pero, especialmente en las pruebas, nos damos cuenta que ella es la que nos mantiene en pie. Hacemos alarde de esperar nuestra parte de la Gloria de Dios (v. 2). La fe mira al porvenir y se vuelve esperanza. Esperamos nada menos que «compartir la gloria de Dios», y por eso enfrentamos valientemente las pruebas diarias. La esperanza no es un opio que nos hace olvidar las presentes miserias, sino que es la fuerza que nos permite soportar y vencer. La esperanza no espera en vano. A diferencia de los hombres del Antiguo Testamento, que siempre estuvieron en lo provisorio, esperando una Verdad y Justicia definitivas, el cristiano ya prueba lo que, algún día, vivirá en plenitud. Algo como del sabor o del perfume de la divinidad ha sido derramado en nuestros corazones y ésta es la paz que Dios comunica con más y con menos por cuanto su Espíritu viene a nosotros. Experimentamos esta paz y, dentro de ella, el amor de Dios a nosotros.
signaba a la vez el primer hombre creado y también la Humanidad en su conjunto. Pablo nunca pensó, como algunos pensaron después, que el pecado del primer padre había sido castigado en la persona de todos sus descendientes, sin que fuera culpa de ellos. Desde los comienzos de la humanidad hasta la actual generación, un solo Adán despierta a la vida desconfiado, rebelde y violento. Sin olvidar que el primer pecado tuvo repercusiones excepcionales, un sinnúmero de rebeldías posteriores hicieron la existencia humana cada día más pesada y extraña al plan de Dios. En estos párrafos el Pecado se refiere al conjunto de las fuerzas que mantienen a la humanidad cautiva e inclinada al mal. Ninguno de nosotros puede considerarse inocente frente a los pecados de los demás. Y el Pecado empieza con la dificultad que tenemos para ver la verdad ahí donde está y juzgar según la verdad. En esto reconocemos que no somos, por nacimiento, hijos de Dios. Si se habla constantemente de Adán y de el Pecado, para designar una situación universal, esto se debe principalmente a que nos es más cómodo oponer un personaje a otro: Cristo y Adán. Al que conocemos mejor es Cristo; y, al ver lo que vino a cambiar, entendemos mejor lo que falta a los hombres cuando él no está. Lo que entorpece la humanidad ahí donde no entró el Evangelio, esto es el Pecado, y se origina en Adán, uno y múltiple. Y por el Pecado, la Muerte. En el poema del Génesis, Dios amenazó a Adán con la muerte si llegaba a pecar. Y de hecho, el pecado le trae a la humanidad la muerte. No solamente las muertes ocasionadas por los conflictos entre los hombres, no solamente la muerte física que nos llega a cada uno, sino también la muerte en un sentido más amplio, la muerte espiritual. Son muertos los que ahogan cada día sus buenas Intenciones y se dejan paralizar por el egoísmo; son muertos los que se dejan guiar por sus instintos y no se alzan sobre sus intereses materiales para creer, esperar y amar. Otro Adán, superior a éste, había de presentarse (v. 14). A la visión del destino humano que nos ofrecía el Génesis (caps. 2 y 3), Pablo contrapone otra imagen, la de Cristo cru-
—
romanos 5
14 pero igual reinó la muerte sobre todos los hombres desde Adán hasta Moisés, a pesar de que su pecado no fuera desobediencia, como había sido el caso de Adán. Pero otro Adán, superior a éste, había de 1 c c ° o| 1 5i s presentarse. '1s 15 Pues bien, la gracia de Dios hizo m á s que reparar la caída del hombre. Es cierto que las muchedumbres mueren por la falta de uno solo; pero, ¡cuánto m á s desbordó sobre las muchedumbres la gracia de Dios y el regalo que él nos hizo en consideración a este único hombre que es Jesucristo! 16 La gracia de Dios hizo mucho más que compensar la primera falta. Pues la falta que trajo la condenación fue asunto de uno solo, mientras que la gracia de Dios trae el perdón a un mundo de pecadores. 1 7 Si reinó la muerte por la falta de uno solo, será 2T¡m2,i> otra cosa cuando reinen en la vida los que Ap ^ reciben sin medida la gracia y la santidad que Dios nos regala gracias a uno solo que es Cristo Jesús. cificado. A la escena del pecado junto al árbol prohibido, Pablo junta otra escena: la redención cumplida en el «árbol» de la cruz. En la primera, hay tres personajes: el Hombre (Adán), el Pecado (la serpiente) y la Muerte. En la segunda, cuatro: otro hombre (Cristo), el Pecado, la Muerte y la Justicia. La gracia de Dios hizo más que reparar la caída del hombre (15). Desde el comienzo, los perjuicios que causa el pecado han ido creciendo más y más; a veces nos sentimos abrumados al ver nuestra impotencia frente al mal que cunde por todas partes. Pablo, sin embargo, se fija en lo grande que es el don de Dios; mientras la humanidad va creciendo y el pecado se desarrolla en todas las áreas de la civilización, Dios también va multiplicando, para todos, los llamados a liberarse de la esclavitud del mal. Pero hay algo más. En este párrafo algo confuso, Pablo da a entender que la redención de Cristo hace mucho más que corregir los errores de la humanidad: porque Dios no se conforma con actuar en beneficio nuestro, sino que se une con nosotros y, después de iniciar el levantamiento de los hombres, los invita a reinar en la vida, o sea, a compartir su propia gloria. Gracias sólo a Cristo, reinarán en la vida los que reciban la gracia. Cristo nos abarca a todos, nos reúne en su sacrificio y se convierte en la nueva cabeza de la humanidad. Tal vez, Pablo piensa solamente en la salvación de los creyentes que escuchan el Evangelio, que creen en Cristo y entran a la Iglesia. Sin embargo, notemos cómo recalca también que Cristo salva a «un mundo de pecadores». Con el correr del tiempo, la Iglesia descubrirá toda la significación de esto, a saber, que Cristo es el nuevo Adán, o sea, la Nueva Cabeza de la humanidad. Los hombres de hoy siguen siendo arrastrados por la corriente del mal que se origina en Adán. Pero también son salvados en conjunto por Cristo, con tal que procuren de una u otra manera levantar a sus hermanos. Quien no cumple esta tarea pierde la salvación. El pecado será siempre, de una u otra forma, desentenderse de su prójimo. La Ley sirvió para multiplicar los pecados. Como ya dijimos, la Ley dada a los judíos fue ocasión de mayor número de faltas, pues conocían su deber y no lo cumplían. Las prescripciones no bastan para hacer que el hombre obedezca a Dios. Cuando sólo se dan mandamientos, sin amor, el niño o el adulto se rebelan «n voi de cumplirlos.
romanos 6
238
18 De todas maneras, así como uno solo pecó y acarreó la sentencia de muerte para todos los hombres, así también uno solo cumplió la condena y les procuró a todos un indulto que los hace vivir, 1 9 Y como por la desobediencia de un solo hombre todos os IS 3 1 R¡ 2 8 ' demás pasaron a ser pecadores, así Heb 53 también, por la obediencia de uno solo, una muchedumbre fue constituida justa y santa. 20 La misma Ley, que se introdujo des7,8 pues, sirvió para multiplicar los pecados; pero, donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia. 21Y del mismo modo que el pecado estableció su reinado de muerte, la gracia a su vez reinará y, después de restablecernos en la amistad de Dios, nos llevará a la vida eterna gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor.
como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la Gloria del Padre, también nosotros hemos de caminar en una vida nueva. 5 Hemos sido injertados en él y participamos de su muerte en forma simbólica; pero también participaremos de su resurrección. • 6 Lo sabemos: con Cristo fue crucificado algo de nosotros que es el hombre viejo, para destruir lo que de nuestro cuerpo coi 3,1-1 estaba esclavizado al pecado. 7 Pues morir es liberarse del pecado. 8 Y si hemos muerto con Cristo, creemos también que viviremos con él. 9 Sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, no muere 1 p 3,if más y que la muerte, en adelante, nada po- Heb 9,2Í drá contra él. ' ° L a muerte ya no tiene dominio sobre él. La muerte de Cristo fue un morir al pecado, y un morir para siempre; 2 co s> su vida ahora es un vivir para Dios. Por el bautismo 1 1 Así también ustedes considérense h e m o s muerto con Cristo como muertos para el pecado y vivan para 1 p 2,24 C 1 ¿Qué conclusión sacaremos? ¿Que Dios en Cristo Jesús. 12 Que no venga el + " vamos a seguir en el pecado para pecado a ejercer su dominio sobre vuestro que la gracia se dé con mayor abundancia? cuerpo mortal; no se sometan a sus incliPor supuesto que no. 2 L o s que hemos naciones malas; 1 3 n i le entreguen sus muerto al pecado, ¿cómo seguiremos vi- miembros, que vendrían a ser como malas viendo en él? armas al servicio del pecado. Por el contra3 ¿Cómo podrían ignorar este punto? Los rio, ofrézcanse ustedes mismos a Dios que fuimos sumergidos por el bautismo en como quienes han vuelto de la muerte a la Cristo Jesús, fuimos sumergidos con él vida, y que sus miembros sean como arpara participar de su muerte. 4 Pues, por el mas santas al servicio de Dios. 14 E1 pecabautismo, fuimos sepultados junto con do ya no los volverá a dominar, pues usteCristo para compartir su muerte, y, así des no están bajo la Ley, sino bajo la gracia.
+ Hemos muerto al pecado. La humanidad está en una situación de muerte a consecuencia del pecado. Para cambiar esta situación y hallar la vida, tiene que unirse a Cristo en su Pasión, o sea, morir con él y resucitar con él. Esto es el Bautismo. En realidad, cuando Pablo habla de bautismo, no piensa solamente en una ceremonia, en un rito que se cumple. En su tiempo se bautizaba a adultos que habían recibido el Evangelio y que querían entrar en la comunidad de los «santos de Dios», la iglesia. El bautismo era como una marca del que habla creído y cambiado de vida. Por eso, cuando Pablo dice «bautismo», lo entendemos como todo el camino de la conversión. Si no, el bautismo sería sólo un rito. Hemos sido bautizados en él y participamos de su muerte. El bautismo significa que uno se acerca a Cristo para compartir los beneficios de su sacrificio. También significa la aceptación de un cambio total de vida, como el de Cristo por su muerte y su resurrección. Uno se abre a la influencia de otro, la de Cristo. Como ía flor se vuelve hacia el sol, así uno va captando este influjo del amor de Dios que Pablo llama la gracia. • Considérense como muertos para el pecado. Es evidente que el bautismo, aun recibido con fe, no nos hace perfectos de inmediato. Entonces, ¿imitaremos a los judíos que tenían tanto cuidado con los numerosos preceptos de la Ley? ¿Vamos a quedar paralizados por todas las tentaciones y faltas de cada día? Pablo propone otro camino. Ante todo.
hemos de creer y estar convencidos que el pecado no tiene poder sobre nosotros. Además, tenemos que mirar constantemente a Cristo, sabiendo que le pertenecemos y que él nos ha de transformar. Esta actitud, aparentemente despreocupada, será más eficaz que el permanecer inquietos. Es el camino que Santa Teresita recalcaba a los que se sienten débiles, para ser capaces de mucho. El pecado no los volverá a dominar. El creyente consciente de pertenecer totalmente a Cristo peca cada día. Sus pecados, sin embargo, no le quitan lo más importante, la confianza en el Padre, que le permite levantarse después de cada caída (ver 1 Jn 2). Sabe que es y será siempre un pecador al que Dios perdona, mientras trata de corregirse y ser mejor. En la vida diaria, la libertad se conquista día a día. Para ser libre, el hombre necesita sujetarse voluntariamente a las exigencias de una vida mejor. En tiempos de Pablo había esclavos que pasaban de un patrón a otro. Además, cualquier persona, para pagar sus deudas, se podía vender a un patrón, perdiendo su libertad. Pablo usa esta comparación para enseñamos a estar dócilmente a disposición del Espíritu, como esclavos que no son dueños de sus propias personas. Ante cualquier situación o decisión, buscar lo que el Espíritu de Dios nos sugiere. Al que mira exteriormente la vida del cristiano, ésta le parece muy esclavizada. Pero él se siente y se sabe libre. El ejemplo más sencillo podría ser el de la madre entregada al cuidado de un hijo enfermo: es totalmente libre, porque no tiene otra ley que su amor.
romanos 7
239 15
Otra vez pregunto: ¿Vamos a pecar porque ya no estamos bajo la Ley, sino bajo la gracia? Claro que no. 16 ¿Corno podrían •m 8,34 ignorar esto? En cuanto ustedes se entregan a alguien para ser sus esclavos y cumplir sus órdenes, ustedes son sus esclavos y tienen que obedecerle. Si ese dueño es el pecado, irán a la muerte, pero si obedecen a la fe, llevarán una vida santa. 17 Así, pues, demos gracias a Dios, porque, después de haber tenido como dueño al pecado, ustedes han sido entregados a otro, es decir, a la doctrina de la fe, a la cual se han sometido de corazón, i a Con eso, liGái 513 bres ya del pecado, se hicieron esclavos de J 8 36 " ' la santidad. 19 Yo quisiera acomodar estas cosas a nuestra capacidad tan limitada. Hubo un tiempo en que entregaron sus miembros y los hicieron esclavos de la impureza y del desorden, progresando en el camino del pecado; pero ahora, háganlos servidores de '2,1 la justicia y de la santidad, hasta llegar a ser santos. 20 Cuando ustedes eran los esclavos del pecado, no sentían ninguna obligación respecto al bien. 21 Pero, ¿cuáles fueron los frutos de esas cosas que ahora les dan vergüenza? El fin de todo eso es muerte. jn 15,8 22 Ahora, en cambio, ustedes han sido liberados del pecado y sirven a Dios. Ya están cosechando los frutos cuando crecen en santidad, y el final será la vida eterna. 23 P o r i una parte est<á el Pecado: él nos paga con Gá 5 8 stgo 1,15 i a muerte; por otra, está Dios: él nos regala la vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor. O El capítulo anterior decía: Cristo nos libera del pecado y de la muerte, no tenemos otro patrón que él. Entonces los cristianos de origen judío se pueden preguntar: *Yla Ley del Antiguo Testamento ¿ya no vale? ¿No fue ordenada por Dios?*
ustedes han muerto con respecto a la Ley (v. 4). La Ley era una situación provisoria que ha muerto junto con el pecado en la muerte de Cristo. Si bien la Ley del Antiguo Testamento era, para los judíos, la autoridad máxima, Pablo quiere que, después de bautizarse, no se sientan obligados a seguirla. Por supuesto que, en ella, numerosos mandamientos hablan de justicia y de misericordia, y no hay por qué descuidarlos, pero, con todo, ya no se tendrá la «religión de los mandamientos», sino una fe total en Cristo, único salvador. Morimos a lo que nos tenía aprisionados (6). Eso, que se refiere a la Ley de Moisés, don de Dios a Israel, vale también y con mayor razón para toda ley humana. El Cristiano se siente libre frente a las leyes y autoridades de su país: obedece por cuanto reconoce en ellas una voluntad de Dios y siempre se reserva el derecho de criticar con los criterios de la fe. Libre frente a las leyes religiosas
La religión judía no obliga a los cristianos *7 i Ustedes, hermanos, saben de leV yes. ¿Habrán olvidado que el hombre está sujeto a la Ley únicamente mientras vive? 2 La mujer casada, por ejemplo, 1 co 7,39 está ligada por ley a su marido mientras éste vive. Pero si el marido muere, ella queda libre de sus deberes de esposa. 3 Si, en vida de su marido, se une con otro hombre, será tenida por adúltera; pero, muerto el esposo, queda desligada y puede ser mujer de otro sin que sea un adulterio. 4 Lo mismo pasó con ustedes, hermanos, pues, en Cristo, también ustedes mu- 2005,15 rieron respecto a la Ley; y pasaron a perte- co! 2,14 necer a otro, que fue resucitado de entre los muertos a fin de que diéramos fruto para Dios. 5 Cuando nuestra existencia era «carne» no más, las pasiones desordena- 02,3 das, despertadas por la Ley, se servían de 4,2Z nuestro cuerpo para producir frutos de muerte. 6 Pero si, ahora, morimos a lo que nos tenía aprisionados, quedamos libres a su respecto, y servimos con un espíritu nuevo, pero no en beneficio de la antigua Ley. 2 co 3,6 7 Entonces, ¿debemos concluir que la Ley es pecado? De ninguna manera. Pero yo no habría conocido el pecado si no fuera por la Ley. Tampoco m e habría fijado en la codicia si la Ley no m e dijera: «No codi- &20i17 ciarás». 8 El Pecado desafió el mandamiento, despertando en mí toda suerte de codi5 cias; mientras que, sin ley, el Pecado era stgoi'.H .
n
J
cosa muerta. 9 En un tiempo, yo vivía sin Ley; pero, que, por supuesto, nos indican un camino, pero nunca pueden prevalecer sobre las exigencias claras de una conciencia bien formada. El cristiano deja de ser el discípulo incondicionado de sabidurías humanas: ideologías de liberación, sabidurías orientales... Todo lo humano sirve, pero Cristo, Sabiduría de Dios, lo juzga todo. Ver el mismo tema en 2 Cor 5,14: si él murió para todos, entonces todos han muerto.
Hubo un tiempo en que yo vivía sin Ley (v. 9). Sería un error pensar que Pablo nos está hablando de su propio pasado. Más bien se pone en el lugar y habla en nombre de todos los hombres, (ver com. de 5,12-14). Los otros actores del drama de la humanidad son el Pecado, la Ley y la Muerte. La conclusión para los judíos es clara: no se aferren a sus tradiciones y ceremonias, como si eso fuera lo más seguro. Esta conclusión vale también para los cristianos de hoy; algunas veces hemos sido instruidos en la fe cristiana como si sólo se tratara de mandamientos, sin despertar en nosotros el anhelo de encontrar a Cristo.
1 Co 15,56
romanos 8 Lev 18,5 cuando llegó el Mandamiento, le dio de EZ aú nuevo vida al Pecado; 10 y a mí, en cambio, me produjo la muerte; y se vio que el Mandamiento, dado para la vida, me había traíGén 3,13 do la muerte. •' El Pecado aprovechó la 2Co 3 " ocasión del Mandamiento para engañarme, y con el mismo Mandamiento, me dio muerte. «4,8 12 Así, pues, la Ley es santa, como es santo, justo y bueno el Mandamiento. 13 Pero, siendo cosa buena, ¿será ella la que me dio muerte? De ninguna manera. Fue el Pecado el que se sirvió de algo bueno para darme la muerte. Con el Mandamiento se pudo ver hasta qué punto el Pecado era realmente pecado. Triste situación del que conoce la Ley y no a Cristo 14
O Sabemos que la Ley es cosa espirisai 51,1 tual, pero yo soy de carne y hueso, vendido Jn5,Í7 como esclavo al pecado. ' 5 Y ni siquiera entiendo lo que me pasa, porque no hago lo que quisiera, sino por el contrario, lo que detesto. 16 Ahora bien, si hago lo que no quisiera, reconozco que la Ley es buena, ' 7 pero, en este caso, no soy yo Gér 6 e ¿f quien obra mal, sino el pecado que está Jcr io>3 dentro de mí. Bien sé que en mí, o sea, en mi carne, no habita el bien. 18 Puedo querer el bien, pero no realizarlo. 19 De hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. 20 Por lo tanto, si hago lo que no O Pablo describe la situación del hombre que conoce los mandamientos de Dios, pero que no ha encontrado su amor: no es un hombre salvado, sino más bien dividido. En el hombre hay algo bien dispuesto: el espíritu, y algo que resiste o que se muestra débil ante el deber: la carne (ver Me 14,38). La carne no quiere decir el cuerpo: esta palabra designa lo que en el hombre es débil, frente al deber y frente al Dios Santo. En la carta a los Gálatas, cuando Pablo habla de las «obias de la carne», no solamente cita cosas del cuerpo, como borracheras o inmoralidad sexual, sino también deseos y sentimientos, tales como envidia y ambición. La «carne» significa en el hombre todo lo sujeto a tentación. Por eso la lucha contra la «carne» no es el desprecio al cuerpo. Muestra libertad se muestra impotente frente al Pecado, es decir, nada puede hacer en contra de las fuerzas del mal que arrastran a toda la humanidad. Torpeza de los compañeros, dificultades del hogar, presencia universal de la pornografía, deseos de gozar en forma egoísta del progreso. La «carne» se hace cómplice en nosotros de todo esto. En el presente capítulo, Pablo seguirá hablando en nombre del hombre que no conoce a Cristo, y que está dividido y esclavizado. El capítulo siguiente tratará de la oposición entre el Espíritu y la carne en los que creen en Cristo. Para ellos hay una solución a este conflicto: ellos viven en la paz. Por eso Pablo termina exclamando: «Quién me librará... gracias a Dios».
240 quiero, no soy yo quien está haciendo el mal, sino el Pecado que está dentro de mí. 21 Descubro entonces esta realidad: queriendo hacer el bien, se me pone delante el mal que está en mí. 22 Cuando me fijo en la Ley de Dios, se alegra lo íntimo de mi ser; 23 pero veo en mis miembros otra ley que está en guerra con la ley de mi mente, y que me entrega como preso a la ley del pecado inscrita en mis miembros. 24 ¡Desdichado de mí! ¿Quién me librará de mí mismo y de la muerte que llevo en m P 25 ¡A Dios demos gracias, por Cristo Je- 1 c015 sus, nuestro Señor! En resumen: soy esclavo a la vez de la Ley de Dios, por mi mente, y de la ley del pecado, por la carne. Recibimos el Espíritu Q 1 Ahora, pues, se acabó esta conde" nación para aquellos que están en Cristo Jesús. 2 La ley del Espíritu de vida te Jer 3], ha liberado en Cristo Jesús de la ley del pe- EZ X'} cado y de la muerte. 3 Esto no lo podía la " " 5,' Ley, por cuanto la carne no le respondía. Dios entonces, para enfrentar el Pecado, 2Co5 ¡ envió a su propio Hijo y lo puso de alguna Heb z-' manera en esa condición carnal y pecadora; y en esa misma condenó el Pecado. 4 A raíz de eso, la perfección que proponía la Ley había de verificarse en los que no andamos por los caminos de la carne, sino Mt 5,17 por los del Espíritu. + Ahora, pues, se acabó esta condenación. Aquí «condenación» significa la situación sin salida del pecador dividido entre su conciencia y sus malos hábitos. En cambio, para el que cree en Cristo, esta situación ye acabó. Dios entonces envió a su propio Hijo. Nunca las limosnas reemplazarán el sueldo que uno gana con su trabajo; por más que demos al que sufre postergación e injusticia, no se hará hombre responsable si no enfrenta personalmente su problema. Lo mismo pasa con la salvación de la humanidad. No es Dios que tiene lástima de los pecadores y dice: «¡Pobrecitos! ¡Tan irresponsables! Pero les voy a dar ropita blanca y olvidaré sus pecados para que parezcan santos y se sienten a mi lado.» Dios quiere, no olvidar la realidad, sino crear nuevamente la raza humana. Y uno de ellos debe vencer en sí mismo el Pecado (o sea, el poder de muerte que mantiene la humanidad paralizada y dividida). Lo puso de alguna manera en esa condición camal y pecadora. Pablo dice: de alguna manera, pues, si bien Jesús lleva sobre sí el pecado de los demás, él no pecó (Hebreos 2,14 y 4.15). A raíz del sacrificio de Cristo, el poder de su Espíritu llevaría a los creyentes a que también ellos reporten la victoria sobre estas fuerzas de muerte que son la violencia, el miedo y la mentira. Con el amor y el perdón. Dios ha construido un mundo nuevo en el que no hay rencor, ni deseos de venganza, ni remordimientos escondidos en nuestra conciencia. Estamos en paz con él, estamos en paz unos con otros.
romanos 8
241 El Espíritu nos conduce • s Los que se guían por la carne, piensan «ai 5.16 y d e S ean lo que es de la carne; los que son conducidos por el Espíritu van a lo espiritual. 6 La carne tiende a la muerte, mientras que el Espíritu se propone vida y paz. 7 No u'SVís hay duda de que el deseo profundo de la carne es rebeldía contra Dios: no se conforma, y ni siquiera puede conformarse al querer de Dios. 8 Por eso, los que están bajo el dominio de la carne no pueden agradar a Dios. 9 Mas ustedes no son de la carne, sino 3.16 del Espíritu, pues el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tuviera el Espíritu de Cristo, no sería de Cristo. i° En cambio, si Cristo está en ustedes, aunque el cuerpo vaya a la muerte a consecuencia del pecado, el espíritu sigue viviendo por estar en gracia de Dios, n Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos i co 6,14 está en ustedes, el que resucitó a Jesús de ? co A.U e n t r e ] o s m u e r t o s dará también vida a sus cuerpos mortales; lo hará por medio de su Espíritu que ya habita en ustedes. 12 Entonces, hermanos, no nos debemos • Todos aquellos a los que conduce el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Todos los beneficios que recibimos por la fe, todas las gracias que Dios nos concede son los aspectos diversos de una sola gracia: Dios nos ha adoptado por hijos suyos y nos comunica su Espíritu. El Espíritu de Dios es el que lo une a su Hijo; por eso el Espíritu actúa en toda creatura que Dios hizo por medio de su Hijo. Habita en forma especial en todos aquellos que fueron hechos hijos adoptivos de Dios. La vida mortal de Cristo preparó la comunicación del Espíritu a todos aquellos que debían ser adoptados y, luego, divinizados; o sea, transformados en Dios. Por eso, Pablo recordó primero la obra salvadora de Cristo (cap. 5 y 6); ahora, en este capítulo 8, nos habla del Espíritu. Los que son conducidos por el Espíritu (v. 5). ¿Debemos escribir: por el espíritu, o: por el Espíritu? En la cultura bíblica, el espíritu designa siempre algo que es, a la vez, de nosotros y de Dios. Él hombre es carne y sangre, tiene corazón, alma, mente..., pero el espíritu es algo de Dios en él. Por eso, en este párrafo, a veces parecería mejor decir: el espíritu, hablando de nuestro espíritu visitado por Dios, y, otras veces, el Espíritu, o sea, la tercera persona divina, mediante la cual Dios se da a nosotros. rio recibimos un espíritu de esclavos. El Espíritu transforma nuestra manera de ser y de comportamos frente a Dios. Ahora lo reconocemos como a Padre. De ahí, se sigue esta adhesión alegre y sin temor a todo lo que desea de nosotros. Podemos decir el Padre Nuestro tal como Cristo nos lo enseñó. Lo que se guían por el Espíritu van a lo espiritual. Y empiezan entonces a desear libremente una nueva forma de vivir a imitación de Cristo. Los deseos del Espíritu animan nuestra vida y ios sentimos como un llamado interior, una seguridad, una alegría. Al consentir en los deseos del Espíritu nos sentimos verdaderamente libres; esta vida, sin embargo, es exigente. Cada día hay que dejarse llevar un poco más adelante «matando las obras de la carne», es decir, lo que paraliza, lo que
a la carne ni hemos de guiamos por ella: 13 de guiarse por la carne, ustedes irían a la muerte. Si ustedes, en cambio, acaban con las obras de la carne gracias al Espíritu, vivirán. 14 Pues todos aquellos a los que guía el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. 15 ustedes no recibieron un espíritu de esclavos para volver al temor, sino el Espí- ,¡ál 4 6 ritu que nos hace hijos adoptivos, y en todo 2Tim 17 tiempo llamamos: ¡Abba!, o sea: ¡Papito! 16 El mismo Espíritu le asegura a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. 17 Y si somos hijos, somos también herederos. ^^ Nuestra será la herencia de Dios, y la com- 2 Tm i 2.12 partiremos con Cristo; pues si ahora sufrimos con él, con él recibiremos la Gloria. También el universo espera su redención O 18 En verdad, me parece que lo que sufrimos en la vida presente no se puede 2004,17 comparar con la Gloria que ha de manifestarse después en nosotros. i 9 Y toda la creación espera ansiosamente que los hijos de Dios salgan a la luz. 20 pues, si la frena, la inclinación a los vicios. Acabar con las obras de la carne se expresa con la palabra «mortificación». El mismo Espíritu le asegura a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. El que vive en el Espíritu, vive en la luz. Al paso que nos mantenemos firmes en la enseñanza de Cristo y participamos en la vida de la Iglesia, el Espíritu nos da interiormente el conocimiento y el gusto por las cosas de Dios. El Espíritu nos guía y nos inspira la manera de agradar a Dios. O Sigue la descripción de «vivir en el Espíritu». El creyente que mira a su alrededor se da cuenta que no solamente sus hermanos, sino todo el mundo, está en marcha hacia una transformación. La gloria que ha de manifestarse en nosotros. Aunque ya tengamos el Espíritu en la parte «espiritual» de nuestro ser, esperamos, sin embargo, la transformación del hombre entero. Ahora, aunque tenemos la paz de Cristo, los sufrimientos y las tentaciones nos impiden gozar de la «gloria» y ser plenamente libres. Con la transformación del ser entero (Pablo dice del cuerpo) alcanzaremos la gloriosa libertad de los hijos de Dios. El hombre no se puede considerar aparte del universo del que es integrante. ¿Hay e n otros planetas seres dotados de razón como nosotros, u otras humanidades? La Biblia no lo dice. Solamente afirma que toda la creación es llevada por el mismo misterio de muerte y de resurrección que marca nuestro destino y que Cristo vino a descubrimos. Toda la creación espera ansiosamente (v. 19). Al crear al hombre, Dios le mandó que sometiera la creación. El hombre pecador dominó el mundo, pero su pecado vino a contaminar todo lo que hacía. La misma Biblia nota que el pro greso de la sociedad se hizo a veces a través de la explota cíón y de la esclavitud. Los descubrimientos de la ciencia han servido también para matar a millones de hombre» rn las guerras mundiales. Ahora bien, Pablo nos dice qur H uní verso contaminado por el pecado será transformado y ••»» piritualizado» cuando lleguemos a la resurrección.
romanos 8
242
EcM2 creación se ve obligada a trabajar para la G*> 3,i7 nada, no es porque ella hubiese deseado esa suerte, sino que le vino del que la so21 Con todo, ella guarda la esperan7 metió. 65,i7 za de ser liberada del destino de muerte que 2Ap l'i2 pesa sobre ella y de poder así compartir la libertad y la gloria de los hijos de Dios. 22 Sabemos que toda la creación sigue |s667 Jn 16.21 con sus gemidos y dolores de parto. 23 Lo mismo nosotros, aunque se nos dio el Espíritu como un anticipo de lo que hemos de recibir, gemimos interiormente, anhelan2 co 1,22 do el día en que Dios nos adopte, con nues01,14 tj-0 cuerpo inclusivamente. 24 Perseverar en Heb 11,1 la esperanza es lo que nos salva. Pero ver , j , 1 ^ lo que se espera ya no es esperar: ¿cómo se podría esperar lo que se ve? 25 Pues bien, esperar cosas que no vemos, significa tanto constancia como esperanza. O 26 Además el Espíritu nos viene a SOLO 911,13 correr en nuestra debilidad; porque no saGáu!6 bemos pedir de la manera que se debe. Pero el propio Espíritu intercede por nosotros con gemidos que no se pueden expre1 co 2,12 sar. 27 y Aquel que penetra los secretos más íntimos, conoce los anhelos del Espíritu cuando ruega por los santos según la manera de Dios.
aman, a quienes él ha llamado según su propio designio. 29 A los que de antemano conoció, también los destinó a ser como su Hijo y semejantes a él, a fin de que sea él primogénito en medio de numerosos hermanos. 30 Por eso, a los que eligió de antemano, también los llama, y cuando los llama los hace justos, y después de hacerlos justos, les dará la Gloria. 31 ¿Qué decir después de esto? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? 32 Dios, que no perdonó a su propio Hijo sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá con él todo lo demás? 33 ¿Quién acusará a los elegidos de Dios, si El fue quien los hizo justos? 34 ¿Quién los condenará? ¿Acaso será Cristo Jesús, el que murió, más aún el que resucitó y está a la derecha de Dios rogando por nosotros? 35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Las pruebas o la angustia, la persecución o el hambre, la falta de ropa, los peligros o la espada? 36 Como dice la Escritura: Por tu causa, nos arrastran continuamente a ¡a muerte; nos tratan como ovejas destinadas a la matanza. 37 Pero no, en todo esto triunfaremos gracias al que nos amó. 38 Estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, Quién nos apartará de Dios ni los poderes espirituales, ni el presente, ni + 28 También sabemos que Dios dispone el futuro, ni las fuerzas del universo, 39 sean todas las cosas para bien de los que lo de los cielos, sean de los abismos, ni criaEl universo gime y sufre dolores de parto (v. 22). En realidad, lo que aparece en e! mundo no es un progreso armonioso, ni se vislumbra la sociedad universal de la paz. Más bien, saltan a la vista contradicciones, tirantez y violencia. Es que el mundo terrenal no es la casa definitiva de los hijos de Dios. Es, al contrario, tiempo de sufrimiento, de lucha, de fe oscura, que preparan lo que esperamos de Dios: El día que Dios nos adopte y libere nuestro cuerpo.
O lio sabemos pedir de la manera que se debe. Muchas veces pensamos que sólo estamos orando cuando decimos palabras y pedimos cosas. Pablo demuestra que lo importante no son las palabras, sino el anhelo profundo del Espíritu de Dios en nosotros. El Espíritu ruega por nosotros. Es buena la oración cuando presentamos nuestras inquietudes a Dios con las palabras que nos inspira el Espíritu. Y mejor aún cuando el Espíritu nos invita a permanecer en una actitud silenciosa, en la que Dios nos comunica su paz. + En las páginas anteriores, Pablo ha descrito la actuación de Dios en nosotros por medio de su Espíritu. Pero, en realidad, la providencia del Padre abarca todos los acontecimientos de nuestra vida. Nada sucede en el mundo, en nuestra familia o en nuestra vida por pura casualidad o porque estaba escrito que así tenía que ser. A los que conoció de antemano. Qué insistencia la de Pablo para recalcar esta atención personal del Padre para con cada uno de nosotros. Los que eligió de antemano. Desde el principio del mun-
do, Dios nos ha conocido en Cristo. ¡Qué diferencia con los padres que no conocen a sus hijos antes de que hayan llegado a la vida! El nos ha conocido en el momento en que decidía creamos. Los llama. Sea cual sea la manera como hemos encontrado a Cristo, es un llamado personal de Dios que nos ha dado la oportunidad para creer. Los hace justos. Es decir, que nos ha comunicado todo lo bueno que hay en nosotros, todo lo que le agrada. A los que eligió de antemano. Al leer esto, algunos han pensado que no somos realmente libres y que son salvados automáticamente los que Dios ha elegido. En realidad, no se dice aquí que unos son elegidos para el Cielo, y otros no. Pablo dice que son elegidos para conocer a Cristo, lo que no es la misma cosa. El Reino de Dios se extiende más allá de la Iglesia. A la mayoría de los hombres que no conocen el Evangelio, Dios sabe cómo conducirlos y salvarlos, pues el sacrificio de Cristo salva a toda la humanidad. Pero Pablo se dirige aquí a creyentes, y les recuerda que creer en Cristo es una gracia inmensa: que no se desalienten. Ver también comentario de 9,14. ¿Quién estará contra nosotros? Pablo piensa en toda la maldad que nos rodea y que tan a menudo nos arrastra. Piensa en el Día del Juicio, en que el Acusador, el espíritu del mal, podría echamos en cara las faltas que nos hizo cometer. Piensa en los remordimientos que a veces nos asaltan. Nada de esto será más fuerte que el amor y el perdón de Cristo. El creyente no se atemorice ante sus repetidas faltas, ni dude del amor de Dios, sino trate de vivir con rectitud.
romanos 9
243
tura alguna, podrá apartarnos del amor de Dios, que encontramos en Cristo Jesús, nuestro Señor. ¿Por qué no han creído los judíos?
9
vo de una promesa de Dios. A una tal promesa se refiere este texto: Por este tiempo Gen 18,10 volveré y tendrá Sara un hijo. 10 Hay más: también Rebeca, esppsa de nuestro padre Isaac, quedó embarazada, 11 y, antes de haber nacido los mellizos, cuando todavía no habían hecho ni bien ni mal, Dios dijo: «El Gín 25,23 mayor estará sometido al menor.» 12Así 12TPVIO Dios se guardaba su libertad; su plan no dependía de los méritos de alguno sino de su propio llamado. 13 La Escritura dice al respecto: Preferí a Jacob antes que a Esaú. mi 1,3
Q ' Les hablo sinceramente en Cristo ^ Jesús; mi conciencia me lo asegura en el Espíritu Santo: 2 yo siento una tristeza grande y un dolor continuo; 3 hasta quisiera tomar para mí esta maldición de estar se6132,32 parado de Cristo en 4lugar de mis hermanos EX 4,2219,5 de raza, los judíos. Son ellos los israelitas, 2 'I f'¿ que Dios recibió por hijos suyos y en me- Nadie puede Ef2,i'2 dio de ellos descansa su Gloria. Suyas son las alianzas, la Ley, el culto y las promesas echar la culpa a Dios 5 de Dios. Son descendientes de los patriar- O 14 ¿Qué quiere decir esto? ¿Que Dios es i H °n m 5 1 2o c a s y de su raza ha nacido Cristo, el que es, injusto? ¡Eso no! 15 Pero también dijo Dios TÍ 2!i3 sobre todo, Dios bendito por todos los si- a Moisés: «Perdonaré a quien perdone, y glos. ¡Amén! tendré compasión de quien tenga compa- & 33,19 6 No podemos decir que la palabra de sión.» 16 Así pues, no depende eso del queNlí rer o del esforzarse de uno, sino de Dios, T|35 ¡¡55io ^ i o s n o s e n a v a curn Pl'do. porque no 7to17 dos los de la raza de Israel son Israel. Lo que tiene compasión. En la Escritura ni 3.12 dice al faraón: «Te hice faraón con el fin de & 912 228 mismo, no por ser de la raza de Abraham, jn"»3» s o n to dos hijos suyos, pues a él le fue di- mostrar en ti mi poder y para 18que toda la Gín 2i|i2 cho: Los hijos de Isaac serán considerados tierra conozca mi Nombre.» Así pues, tus descendientes. 8 O sea que los hijos de Dios se compadece de quien quiere y en- & 4,21 i co io,i8 Dios no se identifican con la raza de Abra- durece al que quiere. 19 Gái6,ie j i a m . s o n considerados descendientes de Quizá alguien se me opondrá dicienAbraham aquellos que le nacen con moti- do: ¿Por qué entonces se queja Dios si naB
• Pablo, como judío, comparte la angustia de los pocos compatriotas suyos que creen en Cristo. ¿Por qué el pueblo judío no reconoció a su Salvador? Si era una nación escogida, ¿por qué fueron tan pocos escogidos realmente? Es la misma angustia que viven ahora las familias católicas cuando sus hijos no quieren ir a la Iglesia y, a los diecisiete años, declaran que ya no tienen fe. Es la misma inquietud que sentimos a veces en el transcurso de una misión: los que vienen habitualmente a la Iglesia son los que, tal vez, menos se preocupan por renovar su vida y más dificultan la evangelización de los de afuera. Es que la fe no se puede transmitir de padres a hijos como herencia. Es, y será siempre, una gracia de Dios. O Pablo vuelve a decir lo mismo que en 8,28: conocer a Cristo es una gracia que Dios da a quien quiere. Pero, si Dios no le da a uno esta gracia, seguramente le dará otras que le permitirán salvarse sin haber conocido a Cristo. O argumento que saca de Esaú y Jacob significa precisamente esto: Jacob es preferido a Esaú para una misión determinada (v. 12). Además, en el versícuio 13, que se refiere al profeta Malaquías 1,3, Jacob y Esaú no designan a dos personas, sino los dos pueblos de Israel y Edom que llevaban sus nombres. Asimismo, en 9,17 Dios endurece el corazón (el corazón significa para los judíos lo que para nosotros la mente) del faraón; o sea, que lo hace porfiado para llevarlo a una derrota. Esto no tiene que ver con otra cosa como sería llevar a alguien al pecado o destinarlo al infierno. LA PREDESTINACIÓN A pesar de lo que acabamos de decir, muchas personas toman pie de estas frases de Pablo y de algunas más de la
Biblia, para afirmar que no somos realmente libres y, si Dios nos destinó al infierno, no podemos nada en contra. Esta afirmación la hizo con toda claridad el famoso reformador protestante Calvino y, a raíz de esto, sus iglesias nunca se liberaron de un ambiente de frialdad con algo de desesperación: ¿cómo amar de corazón a un Dios que actúa en esta forma? Pero, pocos años después, para proteger su Iglesia de semejantes errores, el Señor Jesús se manifestó en varias oportunidades y pidió que se honrara su Sagrado Corazón para recordar que en él solamente está el amor por nosotros. Si Dios nos llama para entablar con nosotros relaciones de Amor y Fidelidad (Os 2,21), es porque somos libres y responsables (Sir 15,14). Si Dios destinara algunos para el infierno, no podría llamarlos ni pedirles que actúen bien: sería una broma cruel. Y tampoco se sentiría feliz entre sus elegidos si éstos no lo amaran libremente. Al hablar de predestinación, decimos: 1) Para Dios, que vive fuera del tiempo, no existe un antes y un después. El contempla y dispone a la vez el comienzo y el fin de cada uno de nosotros. Ninguna vida fracasa por descuido de Dios (Rom 828), menos todavía por malevolencia de él (Stgo 1,13). Nadie puede impedir que se realice su plan salvador: Rom 8,35. 2) Para Dios, la razón de creamos fue para derramar su amor y sus riquezas en sus hijos adoptivos: Ef 2,7; 1 Cor 2,9; Col 1,27; 1 Jn 3,21 y com. de Ef 1. 3) Toda nuestra salvación es don de Dios. Nadie puede creer sin haber sido llamado: Rom 11,5. Nadie actúa en forma que le agrada si no es por gracia de Dios: FU 2.13. Nadie puede valerse de sus méritos para exigir de Dio» un premio: Ef 2,9; Fil 3,9. 4) Dios lo hace todo, pero con tal de que, por la fe, nos
romanos 10 die se puede oponer a su voluntad? Pero sab 12,12 tú, amigo, ¿quién eres para pedir cuentas a M 3g¿ Dios? Dirá acaso la olla de barro al que la modeló: ¿Por qué m e hiciste así? 21 El alfarero, ¿no es dueño de su greda para ha!s 298Í6 c e r c ' e ' m ' s m o barro una vasija d e lujo o 45,'io una ordinaria? 22 Si Dios, para demostrar cómo se enoja y dar a conocer hasta dónde llega su po24 der, aguantó con tanta paciencia vasijas 3,26 que provocaban su ira, listas para romperlas, 23 también quiso mostrar las riquezas Ef 1.4 de su Gloria con otras vasijas, es decir, nosotros, de los que tuvo compasión y que preparó con anticipación para la Gloria. 24 Para ella fuimos llamados, n o solamente de entre los judíos, sino también de entre los paganos, 2 5 según lo anunció Dios por el profeta Oseas: «Llamaré pueblo mío 0s 19 2.1 al que no era mi pueblo, y amada mía a la no amada. 26 Y en el mismo lugar donde se les dijo: lio son ustedes mi pueblo, los llamarán hijos del Dios vivo.» is 6,13 27 R e s p e c t o a Israel, Isaías proclama: so ¿n Aunque los hijos de Israel fueran tan numerosos como la arena del mar, sólo un resto se salvará. 28 Es asunto que el Señor cumplirá en Israel sin vuelta ni demora. 29 También Isaías anunció: Si el Señor de los Ejéris 1,9 citos no nos hubiera dejado algún renuevo, habríamos llegado a ser como Sodoma y parecidos a Gomorra. 30 Entonces, ¿en qué quedamos? Q u e los paganos, que no buscaban la santidad, la encontraron (hablo de ser santos por la fe); 31 Israel, en cambio, esperaba de la Ley la santidad, pero s e le escapó la finalidad de esa Ley. ¿Por qué? 32 Porque todo lo esLC 18,9 peraba de las observancias y no de la fe. Y se cayeron al toparse con el que es la pieabramos a sus iniciativas. El que no se abre es el único responsable de su perdición. La Iglesia, pues, habla de predestinación para expresar esta obra salvadora, pero nunca dijo que Dios destinaba algunos al infierno. Al respecto, compare Mt 25,34: el Reino preparado para ustedes; y 25,41: el fuego destinado para el diablo. Esta predestinación, o proyecto amoroso de Dios, nada tiene que ver con la predestinación en que piensan algunos, obsesionados por su propia suerte, que preguntan desconfiados: ¿Me ama Dios, o me quiso condenar? Llamaré pueblo mío (9,25). Ver lo mismo en 1 Pe 2,10. Dios no ha rechazado a Israel: los judíos, aunque no hayan reconocido a su Salvador, seguirán cumpliendo una misión única en el mundo. Pero los que, de todas partes, lleguen a Cristo, formarán el nuevo pueblo de Dios. Sólo un resto se salvará (9,27). Los judíos que habían reconocido a Cristo, en vez de quejarse, debían más bien dar gracias a Dios, pues los había llamado a ellos por pura bondad. Dios salva al mundo valiéndose de minorías y, en la
33
dra de tropiezo, Cristo, de quien se dijo: is 28,16 Mira que pongo en Sión una piedra para u 2,34 que tropiecen, una roca que hará caer; pero m 2 M 2 quien cree en él no quedará confundido.
Los judíos quisieron ser justos por sí mismos
romanos 11
245
244 20
13
En efecto, el que invoque el Nombre JI 2.32 Señor se salvará.
del
14 Pero, ¿cómo invocarían al Señor sin antes haber creído en él? Y ¿cómo creer en él sin haber escuchado? Y ¿cómo escucharán si no hay quien predique? 1 5 Y ¿cómo saldrán a predicar sin ser enviados? Como is 52,7 dice la Escritura: ¡Qué lindo es el caminar de los que traen buenas noticias! ^ A u n que no todos obedecieron a la Buena Nueha He 22,3 is 53,1 va, según decía Isaías: «Señor, ¿quién creído en nuestra predicación?» 17 Por lo tanto, la fe nace de una predicación, y la predicación s e arraiga en la palabra d e 2C03, Cristo. ni 3 is Me pregunto: ¿Será porque no oyeron? ¡Claro que sí! Pues por toda la tierra resonó 2 %o' l'i ' la voz de los predicadores, y se oyeron sus Heb t,palabras hasta en el último rincón del mundo. 19 Y sigo preguntando: ¿No será porque Lev 185,™ Israel no entendió? Moisés es el primero en decir: Yo haré que te pongas celoso de una Dt 32,21 ., " . . ., .. , a 9.4
. 1 A ' Hermanos, deseo de todo cora^ •* v zón que los judíos se salven y ruego a Dios por ellos. 2 Yo declaro en su favor: tienen celo de Dios, pero en forma mal entendida. 3 No entienden cómo Dios nos hace santos, y se empeñan por hacerse santos a su manera. Con esto pasan al lado del camino d e Dios. 4 P u e s la Ley lleva a Cristo para que, luego, reciban la santidad todos aquellos que crean. Referente a aquella justicia o santidad q u e p r o c e d e d e la Ley, 5 Moisés escribe: Quien la cumple hallará en ella la vida. 6 Al contrario, la justicia que nace de la fe habla así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá nación que ni siquiera es nación, excitare al cielo?, como para hacer descender a 30,12 7 tu enojo contra una nación insensata. Cristo, o: ¿Quién bajará al abismo?, como 20 Isaías se atreve a decir más: Fui hallado para hacer subir a Cristo de entre los mueris 65,1 por los que no me buscaban, me presenté tos. 8 Y también la justicia que nace de la a quienes no preguntaban por mí. 2 1 Mienfe dice: Cerca de ti está la palabra de Dios, Dt 30,14 tras que, hablando de Israel, el mismo Isaías en tus labios y en tu corazón. Aquí se trata dice: Todo el día extendí mis manos hacia del mensaje que predicamos. un pueblo desobediente y rebelde. 9 Porque si confiesas con tu boca que J e - He a Un resto de Israel se ha salvado sus es Señor y crees en tu corazón que Dios 1 co 12j lo resucitó de entre los muertos, serás sal- Rl 2 1 1 i Por eso m e pregunto: ¿habrá Dios vo. 10 AI que cree de corazón, Dios lo reci•*• •*• rechazado a su pueblo? be; y el que proclama con los labios, se sal: va. 11 Por eso dice la Escritura: ninguno de is za.ie ' ^ Y J De ninguna manera. Yo mismo soy israelita, de la descendencia de Abraham y de la los que creen en él será confundido. ' 2 Aquí tribu de Benjamín. 2 No, Dios no ha rechano se hace distinción entre judío y griego; s za todos tienen un mismo Señor, el cual da He 10:34 sal 94$ d o al pueblo que se eligió. ¿No saben usjer 31,37 tedes lo que dice la Escritura acerca d e abundantemente a todo el que lo invoca. Elias cuando éste, delante de Dios, acusaba a Israel? 3 E l decía: «Señor, mataron a misma Iglesia, nunca fueron muchos los que tomaron en sei R 19,10 tus profetas, derribaron tus altares y yo me rio el Evangelio: porque también esto es gracia de Dios. Aquí Pablo señala la razón por la cual los judíos «no hiquedé solo; y ahora también quieren macieron caso del perdón y de la amistad que Dios les ofretarme a mí.» 4 ¿No saben qué le respondió cía». Ellos querían ser justos por sus propios actos, y, en esto, se parecían a muchos hombres de hoy que se sienten i R w,i8 Dios? «Ale reservé siete mil hombres que seguros por sus buenas acciones y porque su vida aparece no se arrodillaron ante el dios Baal.» 5 Del correcta. Esta presunción les impide ver que también ellos ., mismo modo ahora queda un resto en Isson pecadores. 96 3 Se empeñan por hacerse santos a su manera (103). Así rael, los que fueron escogidos por gracia de también, muchos creyentes que se mantienen alejados de Dios. 6 Pero si fue por gracia, no fue el frulos sacramentos, pues quisieran llegar con las manos llenas, to de sus observancias. De otra manera, la cuando, en realidad. Cristo los invita a recibir. Y no les faltan motivos nobles para disculparse, cuando su orgullo es el gracia no sería gracia. que no les permite abrir las manos como hacen los pobres. 7 Y entonces, ¿qué? Lo que buscaba IsPiedra de tropiezo. Ver Is 8,14 y 28,16. rael, no lo alcanzó, pero sí lo alcanzó el resO Pablo sigue desarrollando las mismas ideas sobre la to que Dios eligió; 8 los demás se endureincredulidad de Israel, usando la misma manera de argucieron. Como ya dice la Escritura: Dios les mentar de que se servían los judíos de su tiempo. r
a
ha vuelto el espíritu insensible; les ha dado 01 »,a ojos para no ver y oídos para no oír hasta el día de hoy. 9 CIn salmo de David dice también: Que sus banquetes sean trampas su «9,22 y lazos donde caigan ellos mismos, y que ahí encuentren su castigo. 1 0 Q u e sus ojos se debiliten y ya no vean. Que anden siempre con la espalda encorvada.
No desprecies ai que tropezó 1 ' Entonces m e pregunto: ¿cayeron para no volver a levantarse? De ninguna manera. Pues su traspié permitió que la salvación llegara a los paganos y esto, algún día, despertará la envidia de Israel. 12 Si la falta de m Israel dejó rico al mundo, si su fracaso par- 21,43 cial hizo ricas a las naciones paganas, ¿qué no sucederá cuando Israel alcance su total perfección? 13 A ustedes, que no son judíos, les declaro esto: por cuanto soy apóstol de los paganos, m e dedico lo mejor que puedo a mi ministerio; 14 pero ojalá tuviera éxito como 1 Co 9Z2 para despertar los celos de mi raza y así salvar a algunos de ellos. 1 5 Si bien es cierto que, al ser ellos desechados, el mundo s e reconcilió con Dios, ¿qué será entonces 205,17 cuando ellos s e conviertan, sino un pasar de la muerte a la vida? 16 Cuando se consagran a Dios las primicias, toda la masa queda consagrada. Si la raíz es santa, lo serán también las ramas. 17 Algunas ramas del olivo han sido cortadas, mientras que tú, como un olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y aprovechas la raíz EI 2,15 y la savia del olivo. 18 Ahora, pues, n o vayas a alabarte despreciando las ramas, pues no eres tú el que sostiene la raíz, sino la raíz la que te sostiene a ti. 1 9 Dirás tal vez: «Cortaron las ramas para injertarme a mí.» is7,9 20 Muy bien. Fueron cortadas porque n o creyeron, y tú te sostienes sólo por la fe. Pero no te creas tanto, sino que m á s bien ten cuidado. 21 Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco te perdonará a ti. 22 Fíjate a la vez en la bondad y en la severidad de Dios: fue severo con los que cayeron, y bueno contigo, pero con tal de que sigas siendo bueno. De lo contrario, tú también serás cortado. 23 Ellos, en cambio, si no siguen rechazando la fe, serán injertados: y Dios2 4puede perfectamente injertarlos de nuevo. Si a ti te cortaron del olivo silvestre del que formabas parte, y, a pesar de
romanos 12
246
+ EL DESTINO DEL PUEBLO JUDIO Los dos párrafos 11,11-15 y 11,25-32 tratan del destino del pueblo judío. Es un hecho que la gran mayoría de ellos no reconocieron a Cristo. Luego, como él mismo lo había anunciado, fueron dispersados por todas las naciones, pueblo sin tierra, unido por su Ley, sus tradiciones y, más que todo, la certeza de ser el pueblo de Dios entre todos los demás pueblos. En los tiempos que siguieron, marcados por un fuerte fanatismo religioso, los judíos fueron perseguidos especialmente en los países cristianos en que, a veces, se quiso convertirlos a la fuerza, en forma muy especial en España. Los cristianos menos fanáticos consideraban que Israel llevaba el castigo del crimen cometido por sus antepasados, al condenar a Cristo; y veían en el destino trágico de ese pueblo y, al mismo tiempo, en su supervivencia, un signo de la Providencia. Para ellos, este pueblo ya no debía ser considerado como pueblo de Dios y su religión pertenecía al pasado. Ahora, con más lucidez, reconocemos que los judíos nunca dejaron de servir a Dios y, como dice Pablo (11,28), nunca dejarán de ser su pueblo. Más bien, por un designio de Dios muy asombroso, muchas veces dieron a los cristianos el ejemplo de cómo debían ser. Mientras los cristianos muchas veces confundían la patria y la religión y se hacían los defensores de causas muy ajenas al espíritu del Evangelio, los judíos, sin tierra ni armas, se mantenían unidos por la fe y, a pesar de las persecuciones, esperaban una salvación. Mientras los cristianos se instalaban en el presente, veían antes que nada en su religión una moral, y olvidaban que el mundo está en marcha hacia una segunda venida de Cristo, los judíos aspiraban a un mundo sin fronteras, denunciaban los ídolos que impedían una sociedad justa: falso patriotismo, culto de las autoridades... Cada día descubrimos mejor que los judíos no son una religión muerta, sino que su Ley es para ellos fuente de vida. Pareciera que Dios puso una competencia entre los judíos y la Iglesia, como Pablo lo deja a entender. Los primeros han renunciado a esperar a un Salvador y consideran que todo lo dicho en la Biblia respecto de un Mesías se refiere a su pueblo en su conjunto. Y siguen esperando un mundo
mejor de! que son ellos los primeros artesanos, un mundo que Dios prometió, pero que nunca llega sino muy parcialmente. Nosotros en cambio, esperamos un mundo mejor, pero también sabemos que ya llegó a nosotros el Reino de Dios y, en Cristo, ya lo tenemos todo. Pablo dice claramente que solamente al fin de la historia, Israel se reconciliará con Cristo y tanto los judíos como los cristianos reconocerán que su doble historia no hace sino una sola. ¡Qué profunda es la riqueza de Dios! Es la admiración y la acción de gracias al ver cómo Dios salva de una manera que nosotros nunca podremos comprender, permitiendo que los hombres sigan siendo pecadores y que se salven, sirviéndose de sus mismos pecados. «Dios escribe con líneas torcidas». • Entregúense ustedes mismos como sacrificio que agrada a Dios. Antes que nada, se le pide al cristiano que se preste para el cumplimiento de los planes de Dios. Su culto y sus deberes para con Dios no consisten primeramente en lo que hace el domingo (por muy necesario que sea), sino en su vida diaria. /Yo sigan la corriente del mundo en que vivimos. Hoy nos vemos asediados por una serie de cosas, como costumbres, propaganda, modas, canciones, tecnicismos, planes de gobierno que nos van quitando nuestra personalidad. O sea, que van disminuyendo, e incluso llegan a destruir en nosotros aquello que nos distingue como hombres, y que es la libertad. Los hombres en cada país, en cada ambiente, se acostumbran a lo que hacen todos, y nadie se rebela ni denuncia el mal, con tal de que lo dejen vivir tranquilo. El cristiano, sin ser agresivo, amargado o pesimista, no puede conformarse ya con el mundo tal como existe. Transfórmense. Dios no pide solamente obras sino que nos llama para una transformación de nuestra persona. La primera tarea, pues, está en adquirir criterios nuevos y una nueva visión de la existencia. A raíz del bautismo que nos hizo criaturas nuevas, empieza una renovación de la mente iluminada por la fe. Ver lo mismo en Ef 4,3. Asf sabrán cuál es la voluntad de Dios. No bastaría una obediencia ciega a mandatos de Dios o de la Iglesia. Se pre-
romanos 13
247
ser de una especie diferente, te injertaron les llegó su misericordia mediante la rebel31 en el olivo bueno; con mayor razón pueden día de los judíos; ellos, al revés, que ahoellos, que son de la misma especie, ser in- ra están en la rebeldía, para dar paso a la misericordia de Dios con ustedes, obtenjertados en su propio olivo. drán a su vez misericordia. 32 Dios hizo pa- Gái 3,2 sar a todos por la desobediencia, a fin de Dios salvará a Israel ejercer con todos su misericordia. 33 + 25 Yo quiero, hermanos, darles a cono¡Qué profunda es la riqueza, la sabiducer el decreto misterioso de Dios para que ría y la ciencia de Dios! No se pueden pe- 1 a> 2, no se sientan superiores a ellos: una parte netrar sus designios ni comprender sus ca- Jer 23, de Israel se va a quedar endurecida hasta minos. 3 4 En efecto, ¿quién ha conocido ja- is 40,1; que la totalidad de los paganos hayan en- más lo que piensa el Señor? ¿Quién se hizo trado. 2 6 Entonces todo Israel se salvará se- consejero suyo? 3 5 ¿Quién ha podido darle M is 59,20 9 u n dice l a Escritura: De Sión saldrá el 11- algo primero, de manera que Dios tenga Jer3Ú3 bertador que limpiará a los hijos de Jacob que pagarle? 3 6 En verdad, todo viene de 1 C(¡ 8 de todos sus pecados. 2 7 Y ésta es la alian- El, ha sido hecho por El y ha de volver a Heu 2, za que yo haré con ellos, cuando les quite El. A El sea la gloria para siempre. ¡Amén! sus pecados. 2 8 Es verdad que, hablando del Evangelio, ellos están en contra, para La vida cristiana: bien de ustedes. Pero, si nos ponemos en tener en cuenta a los demás el terreno de la elección, Dios los ama a 29 porque la elección "1 O 1 Les ruego, pues, hermanos, por Dt 4 37 causa de sus padres, Núm 23J9 de Dios y sus dones son cosas que él no * * " la misericordia de Dios, que se entreguen ustedes mismos como sacrificio ^.11 puede anular. 30 A ustedes que no obedecían a Dios, vivo y santo que agrada a Dios: ése es núes- 1 P 2,5
tro culto espiritual. 2 No sigan la corriente a 4.23 del mundo en que vivimos, más bien transCo 3 1 s ;, 7 fórmense por la renovación de su mente. Así sabrán ver cuál es la voluntad de Dios, F» 1,10 lo que es bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto. 3 La gracia que Dios me ha dado me autoriza para decirles a todos y a cada uno de ustedes que no se estimen demasiado a sí Ri 2,3 mismos, sino dentro de lo prudente, y cada cual sea consciente del lugar que Dios le ha señalado. O 4 Tomen el ejemplo de nuestro cuerpo: es uno aunque conste de varios miembros, pero no todos tienen la misma función. 5 Lo 01212 m ' s m o nosotros, con ser muchos, formaio,'i7 mos un solo cuerpo en Cristo, y dependeEf 5 30
mos unos de otros. 6 Así, pues, sirvamos cada cual con nuestros diferentes dones. El que, por don de Dios, es profeta, hable cuanto le inspire su fe. 7 Q u e el diácono cumpla su oficio; que el maestro enseñe la doctrina; 8 el que motiva a los demás, que sea convincente. Asimismo, debes dar con la mano abierta, presidir con dedicación y, en tus obras de caridad, mostrarte sonriente. La vida cristiana: el amor
;
•
,¿
9 Que el amor sea sincero. Aborrezcan el mal y cuiden todo lo bueno: 10 En el amor entre hermanos: demuéstrense cariño- unos a otros. En el respeto: estimen a los otros como más dignos. cisa un esfuerzo constante para instruirse, reflexionar, comprender la voluntad de Dios sobre los acontecimientos que nos toca vivir. Tomen el ejemplo de nuestro cuerpo. Como en 1 Cor 12, Pablo presenta la Iglesia como un cuerpo. Somos un solo cuerpo y nadie puede evadirse de sus responsabilidades. Aquí se puntualiza cómo cada uno de nosotros, dentro de la Iglesia, tiene un servicio que cumplir. Esas parroquias en que mucha gente asiste a misa, pero a manera de simples oyentes, sin que se manifieste una vida comunitaria, son una caricatura de la Iglesia. O La manera como Pablo habla de la comunidad cristiana deja ver que ésta no se organizaba como la iglesia de nuestros tiempos. No todo dependía como hoy de sacerdotes con una formación especial enviados desde afuera. Como dijimos en He 12,25, la comunidad se daba un Consejo de Ancianos o Presbíteros, aceptados por los apóstoles, entre los cuales figuraban en primer lugar aquellos que gozaban del don de profecía. El Consejo de los Presbíteros, por tener autoridad sobre la Iglesia, era el que celebraba la eucaristía. La organización tenía muy en cuenta los dones de cada cual. Por eso los ministerios al servicio de la Iglesia eran considerados también dones de Dios. Ver Ef4,ll y com. de lTim4,14.
1J
En el cumplimiento del deber: no sean flojos. En el Espíritu sean fervorosos, y sir- coi 4,2 van al Señor. 12 Tengan esperanza y estén alegres, En las pruebas: sean pacientes. Oren en todo B e.is 1p49 tiempo. ' 13 Con los creyentes necesitados: compartan con ellos. Con los que estén de paso: sean solícitos para recibirles en su casa. 14 Bendigan a quienes los persigan: ben- „, 5 M digan y no maldigan. 15 Alégrense con los 1C<>K& que están alegres, lloren con los que lloran. 16 Vivan en armonía unos con otros. No busquen las grandezas, sino que vayan a lo humilde. No se tomen por unos sabios, P™ 3,7 17 No devuelvan a nadie mal por mal; procuren ganarse el aprecio de todos los hom- ' T«sp5^ bres. 18 Hagan todo lo posible, en cuanto de ustedes dependa, para vivir en paz con Heb 12,14 todos. 19 No se hagan justicia por ustedes mismos, queridos hermanos; dejen que Dios sea el que castigue; ya la Escritura lo Lev 19,18 dice: «Yo castigaré, yo daré lo que corres- H8¡ 32,35 ponde, dice el Señor.» 20 Y añade: Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene Pro 25,21 sed, dale de beber; haciendo eso amontonarás brasas sobre su cabeza. 21 Wo fe dejes vencer por lo malo, más bien vence el mal a fuerza de bien. Obedecer a las autoridades . 1 3 ' Que todos se sometan a las au^ toridades que nos dirigen. Porque Jn 19,11 no hay autoridad que no venga de Dios, y r í ^ i Con el correr del tiempo, la Iglesia tuvo que cambiar su manera de organizarse, adaptándose cada vez que cambiaban el ambiente cultural y las estructuras sociales. Da con la mano abierta. Pablo pasa del buen desempeño de los ministerios al buen ejercicio del amor a los demás.
romanos 14 1
y ^ las que existen han sido establecidas por Pro 8,i5 Dios. 2 Por eso, el que se rebela contra la autoridad se pone en contra del orden establecido por Dios, y el que se resiste prepara su propia condenación. 3 En efecto, el que tiene miedo a las autoridades no es el que obra bien, sino el que se porta mal. ¿Quieres no tenerles miedo a las autoridades? Obra bien y ellas te felicitarán. •* Están al servicio de Dios para llevarte al bien. En cambio, si te portas mal, ten miedo, pues no en vano disponen de las armas, y están al servicio de Dios que juzga y castiga al que se porta mal. 5 Es necesario obedecer: no por miedo, sino en conciencia. 6 Por esa misma razón ustedes pagan los impuestos, y los que han de cobrarlos son en esto los funcionarios de Dios mismo.7 Paguen a cada uno lo que le corresponde: al que contribuciones, contribuciones; al que impuestos, impuestos; al que respeto, respeto; al que honor, honor. 8 No tengan deuda con nadie; solamente e amor se cVI.'ií ' 1° deberán unos a otros, pues el que ama al prójimo ha cumplido con toda EX 20,13 la Ley. 9 En efecto, «no cometas adulterio, no mates, no robes, no tengas envidia» y todos los otros mandamientos se resumen en tener de él su autoridad, si la Biblia dice en otros lugares que el demonio es el que da el poder a quienes lo sirven (Le 4,5-7; Ap 13,1-18; Jn 12,31 y 14,30)? Cabe recordar que Pablo y sus destinatarios se movían en un mundo en que nadie ponía en duda la legitimidad de ios gobernantes, los del Imperio romano. Siendo que no hay nación ni bien común sin autoridades y obediencia, Pablo dice que obedecerles es conformarse al orden establecido por Dios. Para Pablo, el que se rebela es el que, por interés propro o de su grupo, se porta como mal ciudadano, crea divisiones y perjudica a todos (ver 1 P 2,13 y Ti 3,1). Pablo, pues, no tenía a la vista nuestros problemas respecto de la resistencia a un poder opresor, cuando decía sin más; que todos se sometan a las autoridades establecidas. En todo caso, el cristiano no somete su conciencia a ningún otro que a Cristo: en caso de que le pidan algo contrario a su conciencia, se resiste a obedecer, dispuesto a sufrir el castigo previsto por las leyes represivas. Este fue el caso de los mártires que honramos, los que, en su gran mayoría, fueron muertos como criminales y enemigos del orden social. Están al servicio de Dios para llevarte al bien (4). Tenemos, pues, que preguntamos si las autoridades nos llevan al bien. Cuando las leyes solamente favorecen a una minoría y aplastan al pobre, no sirven a Dios, sino que cabe recordar lo dicho en Is5,8; 10,1-3; Am5,7-12. Además, el creyente no aprueba el hecho de que ciertos hombres establezcan su propio poder económico y político, en forma tal que sean verdaderos dioses y Señores, capaces de eliminar o dar muerte a quienes no reconocen su poder absoluto (1 Cor 3,21-23). Jesús, por su parte, se negó a actuar en forma política (Me 12,13), pero no desacreditó a los que actúan en lo político. El mismo supo denunciar a las autoridades y violó las leyes más sagradas cuando éstas se volvían opresoras.
En los comienzos de la Iglesia, los cristianos, debido a muchas razones, no se preocuparon por una reforma de las instituciones; solamente con el tiempo tomaron conciencia de sus derechos y deberes políticos. En el último siglo, la Iglesia ha recordado muchísimas veces que nadie puede quitar al hombre estos derechos y que todos han de preocuparse por establecer autoridades que estén al servicio de todos. En estas materias, dejémonos guiar por la doctrina de la Iglesia: Puebla 144,498,506,541,558; Oaudium et Spes 73-76. + ¿ustedes saben en qué tiempo vivimos? En aquellos treinta primeros años de la Iglesia se esperaba una pronta venida de Jesús para juzgar el mundo. Posteriormente, cuando se dieron cuenta que la historia podia durar mucho más, la espera de los creyentes se reportó sobre el día en que cada cual iba a morir y, así, encontrar a Cristo en forma individual. En nuestro siglo, hemos vuelto a entender que la historia se encamina hacia un fin y no solamente debemos preparamos para nuestra última hora, sino que nos corresponde trabajar activamente en la evangeüzación. El Evangelio es la fuerza que, directa o indirectamente, hace madurar la historia humana: vivir en forma santa y responsable es apresurar la venida del Reino. • Sean comprensivos con los de conciencia débil. Los cristianos de Roma, de muy diverso origen, estaban marcados por su religión y su educación anterior. Durante años les habían enseñado a algunos que es malo comer tal cosa o trabajar tal día. Si por largo tiempo se ha tenido una manera de pensar, cuesta mucho cambiarla. Pablo recuerda lo enseñado por Cristo (Me 7,19): no hay alimentos ni bebidas prohibidas. Sin embargo, Pablo rechaza las discusiones sobre estas
2
o No vayas a destruir, por cuestión de 1 co ?,15 4 ¿Quién eres tú para criticar al sirviente de 14as MtV,i otro? Que se mantenga en pie o que se cai- alimentos, la obra de Dios. Todos los alimentos son puros, pero es cosa mala esga, es asunto de su patrón. Pero no se cae21 rá, porque el Señor tiene poder para man- candalizar a otro con lo que uno come. Y, al contrario, es bueno abstenerse de carne, tenerlo en pie. 5 Para uno, todos los días no tienen la de vino o de todo aquello que pueda hacer 1 co 8,13 a tu hermano. M2,'i6 misma importancia; para otro, todos son tropezar 22 La convicción que tienes, debes guariguales: en esto que cada uno actúe según su conciencia. 6 El que distingue entre los darla para ti mismo delante de Dios. Feliz su siso 4,17 días, lo hace por el Señor, y el que come, el hombre que no actúa en contra de 23 1 co io,3o lo hace por el Señor, puesto que al comer conciencia al tomar alguna decisión. En le da gracias. Y también el que no come, lo cambio, quien come a pesar de sus dudas, hace por el Señor y da gracias a Dios. se condena, porque no obra de acuerdo 7 En realidad, ninguno de nosotros vive con lo que cree, y todo lo que no hacemos para sí mismo, ni muere para sí mismo. 8 Si de acuerdo con lo que creemos, es pecado. 2casis vivimos, vivimos para el Señor, y sí mori1 Nosotros, los fuertes en la fe, demos, morimos para el Señor. Y tanto en la bemos cargar las debilidades de los vida como en la muerte, pertenecemos al vez de buscar Señor, 9 pues Cristo probó la muerte, y lue- que no tienen esta fuerza, en 2 He 10,42 go la vida, para ser Señor tanto de los vivos nuestro propio contento. Que cada uno como de los muertos. 10 Entonces tú, ¿por de nosotros trate de dejar contento a su qué criticas a tu hermano? y tú ¿por qué lo 3prójimo, ayudándolo a crecer en el bien. Ya que tampoco Cristo buscó su propio desprecias? si todos hemos de comparecer ante el tribunal de Dios.J1 Está escrito: Juro contento; la Biblia dice al respecto: Los in1 co 10,; los que te insultaban cayeron so- sai 69,9 is 49,18 por mí mismo, palabra del Señor, toda ro- sultos de 4 dilla se doblará ante mí, y toda lengua con- bre mí. Y sabemos que todo lo escrito en fesará la verdad ante Dios. 12 Sepan, pues, tiempos pasados se escribió para nuestra 1 c? 10,11 Gái 6,5 que cada uno de nosotros dará cuenta a instrucción, a fin de que mantengamos fir- 1Z 12,9 me la esperanza, mediante la constancia y Dios de sí mismo. 13 consuelo que infunden Jas Escrituras. Por tanto, no sigamos criticándonos el 5 Que Dios, de quien viene la constancia y unos a otros; tratemos más bien de no poa todos vivir en paz «2,2 ner delante de nuestro hermano algo que el ánimo, les conceda 6 lo haga tropezar o caer, i 4 Yo sé, y estoy se- en Cristo Jesús, y que puedan unánimeMt 15,11 guro en el Señor Jesús, que ninguna cosa mente dar gloria a Dios, Padre de Cristo JeHe 10,15 es impura de por sí, solamente lo es para sús, nuestro Señor. 7 quien la considera impura. ] s Pero si cauPor tanto, sean atentos unos con otros, sas pena a tu hermano por un alimento, como Cristo los acogió para gloria de Dios. esto ya no es amor. Por comer esto o lo 8 Les digo lo siguiente: Cristo se puso al serotro, no seas causa de que se pierda aquel vicio de los circuncisos judíos para cumplir por quien murió Cristo. 16 ¡No den motivos las promesas que Dios hizo a sus antepade escándalo, aun teniendo la razón! sados, y enseñar que Dios es fiel. 9 Por su 17 El Reino de Dios no es cuestión de co- parte, los paganos deben dar gracias a Dios 1 Tes i,6 mida o bebida; es ante todo justicia, paz y por haberles tenido misericordia, como alegría en el Espíritu Santo. 18 Quien de dice la Escritura: Por eso te cantaré y ala- sai is.so esta forma sirve a Cristo, agrada a Dios y baré tu Nombre entre los paganos. 10 Y en también es apreciado de los hombres. otro lugar añade: Alégrense, naciones pa19 Busquemos, pues, lo que contribuye a la ganas, junto con su pueblo. " Y, finalmen- w 32,43 paz y nos hace mejores a todos. te, agrega: Alaben al Señor todos los pue-
esta palabra: Amarás a tu prójimo como a Lev 19,1 ti mismo. 10 Con el amor, no se hace ningún mal al prójimo. Por esto en el amor '^J3,' cabe toda la Ley. + ' ' Ustedes saben en qué tiempo vivimos y que ya es hora de despertar. Nuestra salvación está ahora más cerca que cuando nüs! llegamos a la fe: 12la noche va muy avan- 1 Co72 zada y está cerca el día. Dejemos, pues, las obras propias de la oscuridad y tomemos las armas de la luz. 13 Como en pleno día, andemos decentemente; así pues, nada de banquetes con borracheras, nada de prostitución o de vicios, o de pleitos, o de envidias. 14 Más bien revístanse de Cristo Jesús, el Señor, y ya no se guíen por la carne para satisfacer sus codicias. Actitud comprensiva con los de conciencia débil • 1 ¿L ' Sean comprensivos con los de * •*•" conciencia más débil, en vez de criticar sus escrúpulos. 2 Hay quien cree que puede comer de todo, mientras que otros, más temerosos, no comen sino verduras. 3 Entonces, el que come, no desprecie al que no come, y el que no come, no critique al que come, pues Dios lo recibió.
romanos 15
249
248 s,í
cosas. ISo critiquen sus escrúpulos. Pues el que ha superado los prejuicios comunes, tiene que respetar la conciencia del que los conserva. Sobre todo, cada uno debe sacrificar su propia comodidad si así lo exige la convivencia entre hermanos. Se presentan dificultades semejantes cuando viven juntos cristianos de razas y costumbres diferentes, o de partidos políticos distintos. Entonces es la ocasión de mostrar que saben respetarse mutuamente.
Todo lo que no hacemos de acuerdo con lo que creemos es pecado (v. 23). uno debe formarse la conciencia; nadie debe quedarse en la duda, en prejuicios o certezas mal fundamentadas. Pero, en todo caso, se debe seguir la propia conciencia. Es nobleza del cristiano obedecer su conciencia. También es una responsabilidad tremenda formarse un criterio sano y bueno con lecturas, conversaciones, meditación de la Biblia, y sobre todo aprovechando la luz que la Iglesia nos proporciona.
romanos 15
250
sai 117,1 blos, y hablen de su grandeza todas las naciones. 12 Por otro lado, Isaías dice: «Vendrá uno is 11,10 de ia familia de Jesé, que se levantará para conducir a las naciones. Y en él tendrán ellas puesta su esperanza.» 13
Que Dios, fuente de toda esperanza, les conceda esa fe que da frutos de alegría y paz, y así se sientan cada día más esperanzados por el poder del Espíritu Santo. Pablo s e siente responsable de los cristianos de Roma
va de Cristo por todas partes, desde Jerusalén hasta lliria. 20 Pero he tenido mucho cuidado, y de esto me honro, de no predicar en lugares donde ya se conocía a Cristo, y de no construir sobre bases que ya hubieran puesto otros. 21 Es lo que dice la Escritura: Lo verán aquellos a quienes no se les había dicho nada de él, y lo conocerán los que nunca habían oído hablar de él. La ayuda para los de Jerusalén
O 22 Este trabajo, muchas veces me impidió llegar hasta ustedes. 23 Pero como aho<> 14 Personalmente estoy seguro, herma- ra ya no tengo más trabajo en estas regionos, de que también ustedes tienen muy nes, y como hace muchos años que estoy buena voluntad, de que lo conocen todo y con deseos de ir a verlos, 2< espero hacerlo son capaces de aconsejarse unos a otros; cuando vaya a España. Entonces los visita15 sin embargo, en algunos puntos de esta ría y ustedes me ayudarían en mi viaje para carta me atreví a escribirles con mucha allá, una vez que haya tenido la alegría de franqueza para recordarles lo que ya saben. verlos. Lo hago por la misión que Dios me ha en25 Por ahora, voy a Jerusalén para prescargado, 16 al enviarme como sacerdote de tar un servicio a esa comunidad. 26 En efecCristo Jesús entre los paganos para solem- to, los de Macedonia y de Acaya han decine servicio de la Buena Nueva de Dios. dido hacer una colecta en favor de los po, 9 Todo esto, con el fin de presentar ante Dios bres de la comunidad de Jerusalén. 2 7 Lo w a los paganos como ofrenda agradable y han decidido y, en realidad, se lo debían. consagrada por el Espíritu Santo. Pues si los paganos participaron de los bie17 Este servicio de Dios es para mí mo- nes espirituales de los judíos, deben a su tivo de gloria en Cristo Jesús. isPor su- vez servirlos en lo material. 28 Cuando haya puesto que no me atrevería a hablar de cumplido este encargo y entregado lo renada fuera de lo que ha hecho Cristo mis- cogido, me encaminaré hacia ustedes, y mo, valiéndose de mí, de mis palabras y desde allí, hacia España. 29 Yo sé que, al ir obras, para que los paganos se sometan a donde ustedes, llegaré con todas las bendila fe. is Y todo esto se hizo con milagros y ciones de Dios. prodigios, con el poder del Espíritu Santo. 30 pero yo les pido, hermanos, por Cristo De esta manera, he llevado la Buena Nue- Jesús nuestro Señor y por el amor del EsO Aquí se demuestra la delicadeza de Pablo. Tiene la autoridad de apóstol de Cristo y sabe que es capacitado para solucionar en Roma los problemas de la Iglesia. Sin embargo, aunque tenga una gracia que comunicarles, se fija muy bien en no fomentar divisiones o rivalidades. Manifiesta su respeto por los que fundaron o dirigen esta comunidad. Como sacerdote de Cristo. Esta palabra no se debe entender en el sentido actual, como hablamos de los sacerdotes de la Iglesia. Los primeros cristianos no usaban la palabra sacerdote para designar a sus ministros, a fin de no confundirlos con los funcionarios judíos o paganos que ofrecían víctimas a Dios. Pero aquí Pablo se compara con ellos. El no sacrifica animales, sino que ofrece a Dios los paganos, reconciliándolos con Dios y consigo mismos. Este es el culto nuevo y espiritual (12,1) que los apóstoles rinden a Dios. Hoy también existe el peligro de dar demasiada importancia a una celebración hermosa de la liturgia, olvidando la tarea difícil y tan calumniada de reconciliar a hombres
liberados y dignificados. Solamente aquellos que se dedican a la evangelización pueden celebrar bien la eucaristía. O El viaje a España significaba ir más allá de Roma, centro del mundo entonces conocido. Esto nos indica el empeño de Pablo por formar comunidades nuevas en todas las partes del mundo, sin esperar que las recién fundadas hubieran logrado la perfección. Así, cualquier comunidad de la Iglesia con desarrollo normal, debe preocuparse por evangelizar. Voy a Jerusalén para prestar un servicio a esa comunidad. Los ensayos de los hermanos de Jerusalén para poner sus bienes en común (Hechos 2,44) habían terminado en un fracaso. Pablo organiza para ellos una colecta en todas las comunidades griegas, esperando que esta ayuda fraternal favorecerá la unión entre cristianos de origen judío y de origen griego. En la Iglesia es difícil evitar la tensión entre grupos de culturas o de clases diferentes. Muy a menudo, el diálogo se hace difícil. Entonces el servicio del amor será el idioma que permita que se pongan de acuerdo los corazones cuando las mentes no se pueden comprender.
251
romanos 16
Olimpas y a todos los hermanos en Cristo que están con ellos, i 6 Salúdense mutuamente con un abrazo santo. Todas las Igle- ]2 ¡j¡¡ js.w sias de Cristo les mandan saludos. ' Tes 5.26 + 17 Hermanos, les ruego que tengan cuidado con esa gente que va provocando divisiones y dificultades, al enseñarles cosas Tl y j distintas de las que ustedes han aprendido: aléjense de ellos, i 8 Porque esas personas no sirven a Cristo nuestro Señor, sino más n 3.19 Saludos y recomendaciones bien a sus propios vientres, y con palabras 1 C i Les recomiendo a nuestra herma- suaves y agradables engañan los corazones He 18.18 1 \J n a p e D e diaconisa de la Iglesia de sencillos. 19 Ustedes son muy obedientes Cencrea. 2 Recíbanla bien en el nombre del como todos lo saben, y de eso me alegro. Señor, como debe hacerse entre hermanos Quiero, sin embargo, que estén siempre lis- , Co 14'¿" en la fe, y ayúdenla en todo lo que sea ne- tos para hacer el bien y para evitar el mal. cesario, puesto que ella ayudó a muchos y 20 El Dios de paz pronto aplastará a Sata- f¡| 4 entre ellos a mí. nás y lo pondrá bajo los pies de ustedes. <¡*>3,i5 He 18.23 3 Saluden a Prisca y a Aquilas, mis coo2i Que Cristo Jesús nuestro Señor los 4 peradores en Cristo Jesús. Sepan que bendiga. Saludos les manda Timoteo, que para salvar mi vida arriesgaron la suya. Les trabaja conmigo, lo mismo que Lucio, Jaestoy muy agradecido y conmigo todas las són y Sosípatros, parientes míos. Iglesias del mundo pagano. 5 Saluden tam22 Yo, Tercio, que escribí esta carta, también a la Iglesia que se reúne en su casa. bién les mando saludos en el Señor. Saluden a mi querido Epéneto, el prime23 ro que la provincia de Asia ofreció a Cristo. Los saluda Gayo, que me ha dado alo6 Saluden a María, que se afanó tanto por jamiento y que presta también su casa para ustedes. la comunidad. 24 Los saludan Erasto, teso7 Saluden a Andrónico y a Junías, mis pa- rero de la ciudad, y nuestro hermano Quarrientes y compañeros de cárcel; son após- to. toles notables y se entregaron a Cristo an25 ¡Gloria a Dios! tes que yo. 8 E i 3,20 Saluden a Ampliato, a quien tanto quie- El tiene poder para fortalecerlos, Co 126 de acuerdo con la Buena Nueva ' 9 ro en el Señpr. Saluden a urbano, nuesque yo proclamo, tro compañero de trabajo, a mi querido amigo Estaquis. 10 Saluden a Apeles, que anunciando a Cristo Jesús y revelando un plan misterioso ha sufrido por Cristo, y a la familia de Aristóbulo. 11 Saluden a mi pariente Herodión mantenido oculto desde los tiempos más antiguos, y a los de la familia de Narciso que creen AP 10.7 en el Señor. 12 Saluden a Trifena y a Trifo- 26 pero que acaba de revelarse 3 y los libros proféticos lo ¡levan ,5 sa, que trabajan en la obra del Señor. 1 SaUc 15,21 al conocimiento de todas las naciones, ""J 0 ,! luden a Rufo, elegido del Señor, y a su maEI 3Í21 dre, que ha sido para mí como una segun- conforme a la voluntad del eterno Dios, da madre. '4 Saluden a Síncrito, a Flegón, para que se sometan a la fe. a Hermes, a Patrobas, a Hermas y a los her- 27 ¡Gloria a Dios, el único Sabio, manos que están con ellos, is Saluden a Fi- por medio de Cristo Jesús, para lólogo y a Julia, a Nereo y a su hermana, a siempre! Amén.
píritu, que luchen juntamente conmigo, orando a Dios por mí: 31 para que escape a las asechanzas de los incrédulos de Judea 32 y para que la comunidad de Jerusalén reciba con agrado la ayuda que le llevo. 33 Así llegaré feliz donde ustedes y, si Dios 34 EI Dios ?Co13l1 quiere, descansaré con ustedes. ni ¿,9 de la paz esté con ustedes. ¡Amén!
+ Hermanos, les ruego que tengan cuidado. No hay carta en que Pablo no ponga en guardia a los cristianos contra las divisiones y los que predican «diferentemente». La doctrina de la Iglesia es la de los apóstoles, testigos de Jesús. Hay una jerarquía, es decir, una autoridad legítimamente
constituida, y Pablo exige obediencia en IM COM» ür I» Ir La última frase es una acción de gracias rt Dio» Hn fia rece a otra más desarrollada, con la que rmplrM IM Valia * los Efesios: ahí se comenta.
1 i Pablo, ^ * llamado a ser apóstol de Cristo J e "¡gj ]•] sus por la voluntad de Dios, y2 el hermano Sostenes, a la Iglesia de Dios que está en Corinto, He 5,11 a ustedes a quienes Dios santificó en Cristo Jesús y los llamó a ser su pueblo santo, junto a todos aquellos que por todas partes invocan el Nombre de Cristo Jesús, Señor3 nuestro, Señor de ellos y de nosotros. Reciban bendición y paz de Dios Padre He 2 21 Rom ioiia y de Cristo Jesús, el Señor. 4 Sin cesar doy gracias a mi Dios por ustedes y por la gracia de Dios que se les dio en Cristo Jesús. 5 Pues en él fueron colmados de todas las riquezas, tanto las de la pa-
labra como las del conocimiento, 6 conform e la proclamación de Cristo se afianzaba entre ustedes. 7 No les falta ya ningún don Lc 17 30 espiritual y solamente esperan la venida ñi1 P3,20 1,7 gloriosa de Cristo Jesús, nuestro Señor. 8 El mismo los mantendrá firmes hasta el fin, y no tendrán que temer ningún reproche en el día en que venga Cristo Jesús, nuestro Señor. 9 Dios es fiel: no les faltará después 5,24 de haberlos llamado a esta comunión con 1HebTes10,23 Rom 8,17 su Hijo, Cristo Jesús, nuestro Señor. Dificultades en la Iglesia + 1 0 Les ruego, hermanos, en el nombre de Cristo Jesús, nuestro Señor, que se pongan de acuerdo y superen sus divisiones; Rom 12,16
INTRODUCCIÓN Algunos hablan enfáticamente de los primeros cristianos como si todos hubieran sido modelos de todas las virtudes. En realidad, no había más milagros entonces que ahora. En la ciudad muy activa y bastante corrompida de Corinto, judíos y paganos convertidos por la predicación de Pablo formaban una Iglesia dinámica pero poco ordenada. Muchos de ellos amenazaban con volver a sus vicios y costumbres paganos, pasado el entusiasmo de los primeros años, y los responsables de la comunidad no se sentían capaces de hacer frente a diversos problemas: divisiones internas, dudas respecto a la fe. Entonces llamaron a Pablo, que, no pudiendo dejar su trabajo apostólico en Efeso, les contestó con la presente carta. Se notará la autoridad con la cual el apóstol dirige de lejos la Iglesia en nombre de Cristo. También su modo de enseñar, pues antes de contestar cualquier pregunta, empieza por reafirmar las bases de la fe. Las inquietudes de los corintios, sumergidos en un mundo pagano, se referían a temas que han vuelto a ser de actualidad y muy discutidos entre nosotros: — sobre el celibato y el matrimonio, — sobre la convivencia con los que no tienen la fe cristiana, — sobre la manera de realizar sus asambleas, tanto para la celebración de la Eucaristía, como para el uso de los «dones espirituales», — sobre la resurrección de los muertos.
.-corintios 1 253 :: co 13.11 lleguen a ser una sola cosa, con un mismo para los que se pierden. En cambio, para Fl 2 2 ' ' sentir y los mismos criterios. los que somos salvados, es poder de Dios, 11 Tuve noticias de ustedes por gente de 19 como dice la Escritura: Haré fallar la sala casa de Cloe, y me hablaron de rivalida- biduría de los sabios y echaré abajo las rades. Así lo entiendo yo, puesto que unos di- zones de los entendidos. 20 Sabios, filóso12 cen: «Yo soy de Pablo», y otros: «Yo soy fos, teóricos: ¡cómo quedan! ¿Y la sabidu3,23 de Apolo», o: «Yo soy de Pedro», o: «Yo soy ría de este mundo? Dios la dejó como loca. 21 2coio,7 d e Cnst0>> 13 ¿Acaso está dividido Cristo? En un primer tiempo habló Dios el len¿O yo, Pablo, he sido crucificado por uste- guaje de la sabiduría, y el mundo no recodes? ¿O fueron ustedes bautizados en nom- noció a Dios con su sabiduría. A Dios, enbre14de Pablo? tonces, le pareció bien salvar a los creyenHe 1.8 Doy gracias a Dios de que no bauticé tes mediante la locura que predicamos. 15 22
+ El primer pecado de la Iglesia es la división de los creyentes. En Corinto cada uno aprovecha el nombre de un apóstol para satisfacer su afán de pelea, para constituirse en un grupito aparte. Lleguen a tener un mismo pensar y sentir (v. 10), como sucede en una familia unida. Esta invitación se entiende bien cuando la Iglesia es una comunidad de hombres y familias que ya conocen y comparten la misma cultura y las mismas inquietudes. Pero la cosa es diferente cuando la Iglesia reúne gran número de personas de ambiente muy diferente. La unidad se va a lograr no ignorando las desigualdades injustas, sino reconociendo cada uno y todos en conjunto su culpa, y denunciando las barreras e injusticias que separan a los fieles de distintos ambientes en la vida diaria. La Iglesia no puede ser una reunión de gente pasiva. H Para no desvirtuar la cruz de Cristo. La cruz debe estar presente en lo que predicamos y en cómo lo predicamos. Nuestra palabra debe estar en armonía con nuestra forma de vivir. Los medios que usamos para convencer deben estar de acuerdo con el anuncio de un salvador pobre y crucificado: de otra manera nadie nos creería. Se necesita fe para enseñar el camino sacrificado que Cristo nos propone. A los judíos que esperaban un rey glorioso, Pablo presentaba un crucificado que no libertó a su nación; y se escandalizaban. Pero también hoy la no violencia activa del Evangelio escandaliza a muchos que la creen inoperante o demasiado lenta frente a los problemas que nos urgen. Del mismo modo, en la evangelización, cuesta trabajar con medios pobres, ser criticado por quienes viven en paz con el mundo y esperar de Dios la gracia que se manifiesta donde hay debilidad (2 Cor 12,9). Fíjense a quiénes llamó Dios (v. 26). La evangelización e» asunto de todos en la Iglesia. Pero también es cierto qua la parte principal les corresponde a las comunidad» pObfM que se levantan por todas partes en medio da l u (TUMI marginadas. Por muchos que sean sus problemas y llt tabas que se les ponen, son ellas las que evanaitlurén I lot ricos y, a veces, a la misma jerarquía. Y ton Mn lat qu« tecavarán las falsas certezas de una sociedad materliHMdl.
1-eorintios 2
254
este mundo, que precisamente han sido derribados. 7 Enseñamos el proyecto mis- Rom 16,25 terioso y secreto de la sabiduría divina, lo coi i.áe que El decidió desde el principio para llevarnos a la Gloria. 8 Esto no lo conocía ninguno de los que dirigen este mundo. Porque, de otra manera, no habrían crucificado al Señor de la Gloria. 9 Pero, según dice la Escritura: El ojo no ha visto, el oído no ha oído, a nadie se is 64,4 /e ocurrió pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman. 10 A nosotros, sin embargo, Dios nos lo ha revelado por su Espíritu, pues el Espíritu escudriña todo, hasta lo m á s profundo de Dios. 11 ¿Quién sabe lo íntimo de cada uno, sino, en su interior, su propio espíritu? De igual modo, sólo el Espíritu de Dios conoce los secretos de Dios. 1 2 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, y por él entendemos lo que Dios, en su bondad, nos concedió. 1 3 Todo eso lo conversamos, no en el lenguaje de la humana sabiduría, sino con aquellas palabras que nos enseña el Espíritu de Dios, para expresar las cosas espirituales en un lenguaje espiritual. 14 El hombre que se quedó en lo humano, no entiende las cosas del Espíritu. Para él son locu3.1 ras y no las puede entender, porque se 1 Tes s,w aprecian a partir de una experiencia espiritual. 15 En cambio, el hombre espiritual juzEl Espíritu nos enseña ga de todo, y a él nadie lo puede juzgar: los secretos de Dios 16 ¿Quién ha conocido el pensamiento del |s m 3 • 6 En realidad, a los más avanzados en la Señor, para luego instruirlo? Y precisamenfe les dispensamos una sabiduría que n o te nosotros tenemos el pensamiento de coi 2Íis nos enseñó este mundo ni los dirigentes de Cristo.
26 Hermanos, fíjense a quiénes llamó Dios. Son pocos los de ustedes que pasan por cultos, y son pocas las personas pudientes o que vienen de familias famosas. 27 p e r o Dios ha elegido lo que el mundo tiene por necio, con elfinde avergonzar a los sabios; y ha escogido lo que el mundo tiene por débil, para avergonzar a los fuertes. 28 Dios ha elegido a la gente común y despreciada; ha elegido 29 lo que no es nada para rebajar a lo que es. Y así ningún mortal ya podrá alabarse a sí mismo delante de Dios. 30 Por gracia de Dios ustedes están en Coi 2j3 Cristo Jesús, el cual ha llegado a ser nuestra sabiduría, venida de Dios, y nos ha3 hecho agradables a Dios, santos y libres. ' La Escritura, pues, nos dice: No se sientan orcü'wn gullosos; más bien estén orgullosos del Gáiwt señor. O ] Yo mismo, hermanos, viniendo a O " ustedes para darles a conocer el proyecto misterioso de Dios, no llegué con palabras y discursos elevados. 2 M e propuse no saber otra cosa entre ustedes sino a Cristo Jesús y a éste crucificado. 3 Me presenté débil, iba inquieto y angustiado; 4 mis 14,25 palabras y mi predicación no tenían brillo, 1 Tes 1,s ni artificios para seducir a los oyentes. Pero sí, se manifestó el Espíritu con su poder, s para que ustedes creyeran, no ya por la sabiduría de un hombre, sino por el poder de Dios.
O Estaba enfermo, iba inquieto y con temor. Pablo nos da un ejemplo, uno tiene que arriesgarse si quiere anunciar a Cristo. Muchos esperan estar bien preparados y capacitados humanamente para hablar a los demás. Se preparan toda la vida y mueren sin haberse atrevido. Fue una manifestación del Espíritu y de su poder. El poder del Espíritu acompaña la predicación de Pablo: curaciones y milagros. Hoy también el grupo de creyentes que predica tiene que demostrar el poder con que actúa. Así, por ejemplo, la Legión de María empezó con la actuación de algunas personas sin recursos que decidieron rehabilitar a las prostitutas. Actuaron en un barrio que desaliaba a la misma policía. Con su actuación y su oración, en pocos meses lograron vaciar y cerrar todos los prostíbulos, unos después de otros, logrando la conversión de la gran mayoría de las prostitutas, que volvieron a la vida honrada. • Pablo nunca quiso pasar por sabio ni deslumhrar a sus oyentes, Sin embargo, dispensa una sabiduría a los más avanzados en la fe.
El texto dice en forma más precisa: a tos perfectos. En ese tiempo, en diversas religiones se llamaban perfectos a los que habían recibido una enseñanza secreta que no se entregaba a todos los miembros de la secta. También en la Iglesia algunos consideraban que pertenecían a una clase superior de creyentes, debido a ios dones del Espíritu que habían recibido, especialmente si se sentían capaces de hablar en forma interminable de las cosas de la fe. Pero Pablo les opone sus propios dones como profeta y apóstol. El puede enseñarles esas verdades más esenciales que no necesitan de muchas palabras, sino que han de ser expresadas por un profeta, o sea, por quien tiene una experiencia de Dios mucho más profunda que la de los habladores en lenguas o predicadores de toda clase. El Espíritu conoce los secretos de Dios (11). Mientras estamos en esta tierra, conocer los secretos de Dios significa también conocemos a nosotros mismos: conocimiento de lo que somos, de las grandes líneas de nuestra misión y de la meta a la que Dios nos llama (12). Pero, habitualmente, es muy difícil expresar lo que Dios nos hizo comprender y
1-corintios 3
255
Muchos son los obreros: una es la casa "3 i Yo, hermanos, no les pude hablar ** como a hombres espirituales, pues sienten como hombres «camales», y en Cristo son todavía niños. 2 Les di leche y no comida sólida, pues todavía no eran capaces y ni siquiera ahora la pueden soportar, 3 porque todavía son hombres camales. Mientras siguen con envidias y peleas, ¿qué les diré sino que son carnales y se portan igual que los demás? , t2 4 Mientras uno dice: «Yo soy de Pablo», y el otro: «Yo soy de Apolo», ¿qué son ustedes sino hombres como todos? 5 Díganme: ¿qué es Apolo?, ¿qué es Pablo? Son servidores por medio de los cuales ustedes llegaron a la fe, y cada uno obró según Dios se lo concedió, e y o planté, Apolo regó, pero Dios hizo crecer. 7 Y no cuentan ni el que planta, ni el que riega, sino Dios que hace crecer. 8 El que planta y el que riega son una sola cosa, aunque Dios pagará a cada uno según su trabajo. 9 Juntos trabajamos en la obra de Dios, pero a él pertenece el campo y la construcción que son ustedes. i° Yo, como buen arquitecto, puse las bases según la capacidad que Dios m e ha concedido; otro después ha de levantar la 1 P 2,5 casa. Que cada uno, sin embargo, se fije +
sentir, por poco * que esta experiencia sea realmente espiritual. El hombre que se quedó en lo humano (Pablo dice: el hombre camal), no alcanza la Verdad de Cristo (ver en Rom 7,14). En cambio, el hombre espiritual (que no es necesariamente el intelectual), conoce por experiencia las cosas de Dios. El hombre espiritual puede juzgar de todo, ya él nadie lo puede juzgar. El que ve no puede convencer al ciego de que existen colores. Los ve, sin embargo, y sabe con toda certeza que si el otro no los ve, no es porque los colores no existen, sino porque no tiene ojos para ver. Así sucede con el hombre «espiritual» en relación con el hombre «camal». + Puse las bases como buen arquitecto. Sabemos que Pablo es un fundador de Iglesias. No se pone celoso de ios que pasan después de él. Pero puede suceder que alguno, reconocido como una autoridad, actúe para su prestigio personal, olvidando que esos creyentes que reciben sus directivas son la Iglesia de Cristo y no un público que conquistar. Cada uno se fije cómo construye encima. Podemos ver en este texto cómo cada uno construye sobre un terreno ya preparado por otras generaciones. Lo importante no es realizar cosas que se vean y tengan éxito inmediato, sino más bien algo que perdure para siempre. Y todo esto sin olvidar nunca que nadie puede poner otro cimiento que el que ya ha sido puesto, que es Jesucristo. El fuego probará la obra de cada cual. Detengámonos en esta imagen. Pablo habla según las ideas de su tiempo. El día del Juicio de Dios parecía muy cercano, y todos pensaban que Dios iba a destruir y purificar al mundo por el fue-
cómo construye encima. x] Pues la base nadie la puede cambiar; ya está puesta y es Cristo Jesús. 12 Pero, con estos cimientos, si uno construye con oro, otro con plata o piedras preciosas, o con madera, caña o paja, J 3 llegará a saberse cómo cada uno trabajó. El día del Juicio lo dará a conocer, porque en el fuego todo se descubrirá. El j¡J& fuego probará la obra de cada cual: 14 si su Mt 3,12 obra resiste el fuego, será premiado; 15 pero, si es obra que se convierte en cenizas, él mismo tendrá que pagar. El se salvará, pero como quien pasa por el fuego. • !6¿N0 saben ustedes que son Templo de Dios, y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? 17A1 que destruya el Templo de Dios, Dios lo destruirá. El Templo de Dios 2 Co 6¿]l es santo, y ese templo son ustedes. N o dividan la Iglesia O 1 8 Q u e nadie se engañe. Si entre ustedes alguno pasa por sabio, según los criterios de este mundo, hágase el que no sabe, 1.20 y llegará a ser verdadero sabio. 1 9 P u e s la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios. Al respecto dice la Escritura: Dios atrapa a los sabios en su propia sabiduría.Job 513 20 También dice: El Señor conoce las razones de los sabios, y sabe que no valen nada. 21 Por esto, que nadie se haga el admirador de unos hombres, ya que todo es de 1,12 go. Así, dice Pablo, todo lo que no se hizo en la Iglesia según las indicaciones del Espíritu Santo, será destruido en el juicio. En cuanto al que lo hizo, no será condenado, sino que sufrirá personalmente y tendrá que pagar. Este texto apoya la creencia en el purgatorio, o sea, en una purificación dolorosa en el momento de la muerte o después de la muerte. • No saben que son Templo de Dios. Cristo es el Templo nuevo de los creyentes, que reemplaza el templo de los judíos (ver Jn 2,19 y Me 15,38). El Templo de Dios es Cristo, porque en él está todo el Espíritu Santo. El Templo de Dios es también la Iglesia, donde está actuando el Espíritu Santo. El Templo de Dios es también cada hogar y cada creyente (ver 6,19), porque el Espíritu está presente en cada uno de los «santos». O Todo es de ustedes, y ustedes de Cristo (v. 22). Filósofos no creyentes han dicho que el hombre inventó a Dios a partir de su propia miseria. Todo lo que a los hombres les faltaba para ser grandes y felices lo atribuían a un Ser Superior que lo tenía todo y, al rendirle culto, se sentían identificados con su grandeza, olvidando su propia pobreza. No todo es falso en esta teoría: es así como los pobres se hacen partidarios de ídolos, ya sean cantantes, deportista» o políticos. Se hacen matar por causas que no son suyas y po nen su orgullo en personas e instituciones que solamente) sirven para explotarlos. El creyente obedece por la fe a los responsables de la lylr sia, pero nunca se hace corderito del rebaño, nirndo con» cíente de la igualdad fundamental de los hijo»
t-eorintios S ustedes, 22 Pablo, Apolo, Kefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente y lo futuro. R 8 28 23 "*"0<*° ' ° <3 ue ex >ste es d e ustedes, y ustedes son d e Cristo y Cristo e s d e Dios. A ' Que todos, pues, vean en nosotros 2 co 5,19 los servidores de Cristo y los encar1,1,7 gados de las obras misteriosas d e Dios. 2 H 3 2 Siendo encargados, s e les pedirá que hayan sido fieles. 3 Pero a mí poco m e impor1;JJ ta si m e juzgan ustedes o cualquier tribunal Jn humano. 4 Ni siquiera m e juzgo a m í mismo; a pesar de que mi conciencia d e nada m m e reprocha, n o por eso m e creo sin reproches: el Señor es quien m e juzga. 5 Por lo tanto, no juzguen antes d e tiemRom 2,16 po, hasta que venga el Señor. El sacará a 2,29 la luz todo lo que s e disimuló en las tinieblas y pondrá a las claras las intenciones secretas. Entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponde. 6 Hermanos, ustedes m e obligaron a apli1 12 3 car estas verdades a Apolo y a mí. Con este ejemplo aprendan a n o creerse superiores por apoyar al uno contra el otro. 7 Pues, ¿en qué te diferencias d e los demás?, ¿qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te sientes orgulloso c o m o si no lo hubieras recibido? Cristianos cómodos y militantes perseguidos
256
'o Nosotros s o m o s los locos de Cristo, mientras ustedes irradian la sabiduría d e 2 &> 4,8 Cristo. Nosotros s o m o s débiles, y ustedes ufa fuertes. Ustedes son considerados, y nosotros despreciados. 11 Hasta hoy pasamos hambre y sed, falta d e ropa y malos tratamientos, mientras a n d a m o s d e un lugar a otro. 12 Trabaja-1 Rom 12Í mos con nuestras manos hasta cansamos. La gente n o s insulta y los bendecimos, n o s persigue y todo lo soportamos, 13 nos calumnia, y entregamos palabras d e consuelo. Hemos llegado a ser c o m o la basura del mundo, c o m o el desecho de todos hasta el momento. 14 No les escribo esto para avergonzarlos, sino que los quiero corregir c o m o a hijos muy queridos. 15 Pues, aunque tuvieran en Cristo a diez mil guías que cuiden s u s pasos, n o cabe lugar para muchos padres. Y fui yo quien les transmití la vida en Cristo por medio del Evangelio. 1 6 Por lo tanto, les ruego que sigan mis ejemplos,17 y con este 11,1 fin les envío a Timoteo, mi querido hijo, y , Te¡j 3 j digno d e confianza en el servicio del Señor. El les recordará mis normas para una conducta cristiana, tales c o m o las enseño por todas partes en todas las Iglesias. 18 Pensando algunos d e ustedes que ya no iría a visitarles, se h a n hinchado d e or- He 19,21 güilo. 1 9 Pero iré pronto, si el Señor quiere, y veré, no lo que dicen esos orgullosos, sino de qué son capaces. 20 Porque el Reino d e Dios n o e s cuestión d e palabras, sino d e 1 Tes 15 2 Co 13 3 poder. ' 2i ¿Qué prefieren ustedes, que vaya con 2 1 2 palos o con amor y mansedumbre? MI ?;
-)- 8 Así, pues, ustedes están ricos y satisfe^ 317 chos y s e sienten reyes sin nosotros. ¡Ojalá que hubieran llegado a ser reyes! Pues el reino sería también para nosotros. 9 Porque m e parece que a nosotros, los apóstoles, Dios nos ha colocado en el últiRom1e,36 m o ' u 9 a r > c o m o condenados a muerte, y Un caso de excomunión HeMo'33 n e m o s legado a ser espectáculo para el Et 3,10 mundo entero, tanto para los ángeles como m C 1 ustedes han hecho noticia con un ** caso d e inmoralidad sexual, y un para los hombres. + Los corintios se sienten ricos de su fe, de sus conocimientos, de su experiencia cristiana. Ya no necesitan a Pablo. Para ellos vino a ser un «pobre judio» que va predicando, pero que no está al nivel de ellos, gente de cultura antigua. El apóstol sabe que su cultura y su fuerte personalidad le permitirían una vida brillante. Ve también la estrechez y la poca inteligencia de sus adversarios y los deja que se burlen de él. Ellos lo toman por tonto, y lo es de alguna manera. Sin embargo, fue.haciéndose pasar por tonto como los «engendró en Cristo», llevándoles la salvación, • Pablo quiere salvar al culpable, pero sabe que en el caso presente sólo el castigo en carne propia podrá llevarlo al arrepentimiento y a la salvación. Por eso, los fieles pedirán en su oración común que sea herido en su salud, en
sus pertenencias (es lo que significa entregado a Satanás, o sea, al poder del mal, como lo había sido Job). Cristo había comparado el Reino de Dios a una levadura que hace fermentar toda la masa. Aquí, al contrario, Pablo usa la misma comparación para designar el mal que se comunica a todos. ustedes han de ser los panes sin levadura, (v. 7). Aprovechándose de esta advertencia, Pablo va a lo esencial de la fe. Los creyentes han sido resucitados espiritualmente con Cristo, y para celebrar esta Pascua suya tendrán que usar, según las antiguas costumbres de la Pascua, un pan sin levadura, es decir, una vida moral sin mancha. tio hablaba de los que no pertenecen a la Iglesia. El creyente no tiene miedo de vivir en medio de los pecadores. Es su misión la de dar la luz a los que no la tienen y de imitar a Cristo, que comió con los pecadores. Pero eso sí, se
257
_
caso tal que ni siquiera existe entre los pa"",w ganos. Sí, uno d e ustedes tiene por mujer a su misma madrastra. 2 ¡Y mientras tanto se sienten orgullosos! Mejor hubieran acordado hacer duelo y echar fuera al autor d e esta fechoría. 3 Yo, por mi parte, aunque auci 2,5 senté de cuerpo, estoy con ustedes en espíritu y, c o m o si estuviera presente, ya h e sentenciado al que cometió e s e crimen. 4 Reunámonos ustedes y mi espíritu; en el AP 2,22 Nombre5 d e nuestro Señor J e s ú s y con su poder, ustedes entregarán a é s e a Satanás para que así todo lo pierda, pero, en el día6 del Señor, su espíritu s e salve. No es el m o m e n t o d e alabarse. ¿No saMI 16 6 k e n C ' ue u7 n P o c o de levadura fermenta toda la masa? Echen, pues, fuera esa levadura vieja, para ser una masa nueva. Si Cristo se hizo nuestra víctima pascual, ustedes han de ser los panes sin levadura. 8 Celebremos, pues, la Pascua; n o m á s levadura vieja, que es la maldad y la perversidad; tengamos pan sin levadura, o sea, la pureza y la sinceridad. 9 Les escribí en mi otra carta que n o tuvieran trato con los que viven en la inmoralidad sexual. i° Por supuesto que n o hablaba de los que n o son d e la Iglesia y que son inmorales, explotadores, estafadores o que adoran a los ídolos. De otra manera, ustedes tendrían que salir d e este mundo. 11 Solamente les escribía que ya n o tuvie6,9 ran trato con quienes, llamándose hermaGáU'19 nos, llegan a ser inmorales, explotadores o 1 m1 Ap 2i;8 esclavos de ídolos, chismosos, borrachos o nom 13,13 estafadores. En este caso, ni siquiera coman con ellos. 12 ¿Cómo juzgaría yo a los que están fue1 Tes 4,i2 ra? Pero ustedes, ¿no deben juzgar a los que están dentro? 13 Dejen que Dios juzgue iSí "23 a ' o s < 3 u e e s t a n fuera, pero ustedes, expul-
I-corintios 6 puede atreverse a ir artte jueces paganos en vez d e someter el caso a gente d e la Iglesia? 2 ¿No saben ustedes que algún día juzgarán al mundo? Y si ustedes han d e juzgar al mundo, ¿no tendrán capacidad para asuntos tan pequeños? 3 ¿No saben que juzgaremos a los mism o s ángeles? ¿Y c ó m o no deciden en cuestiones d e la presente vida? 4 Pero no: para esos líos de la presente vida ustedes se buscan jueces entre gente de la que la Iglesia no hace ningún caso. 5 Se lo digo para su vergüenza: ¿Así que no habrá ninguno entre ustedes, ningún hombre prudente que pueda hacer de arbitro entre sus hermanos? 6 Pero no: un hermano d e m a n d a a s u hermano, y lo demanda ante gente sin fe. 7 Ya es una desgracia que tengan pleitos unos contra otros. ¿No sería mejor sufrir la 1 Tes 5,15 injusticia y soportar algún perjuicio? 8 Pero 1 p M no; son ustedes que cometen injusticias y perjudican a otros, y ésos son hermanos. 9 ¿Ño saben que los injustos n o heredarán el Reino d e Dios? No se engañen: no heredarán el Reino de 5,11 Dios los que tienen relaciones sexuales pro- Gál 519 hibidas, ni los q u e adoran a los ídolos, ni los adúlteros, ni los homosexuales d e toda c l a s e , , 0 ni los ladrones, ni los explotadores, ni los borrachos, ni los chismosos, ni los estafadores. 11 Algunos d e ustedes lo fueron, pero ahora han sido lavados en el Nombre de Cristo Jesús, nuestro Señor, y por el Espíritu de nuestro Dios, y están consagrados a Dios y en amistad con Dios. Sobre el libertinaje sexual
<> 12 Todo m e e s permitido, pero n o todo es provechoso. Todo m e es permitido, pero yo n o m e haré esclavo d e nada. 1 3 La co2 co 6J7 sen al perverso de entre ustedes. mida e s para el estómago, y el estómago 0012,22 No metan pleitos a otros creyentes para la comida; tanto el u n o c o m o la otra son cosas que Dios destruirá. En cambio, £L i Cuando uno d e ustedes tiene algu- el cuerpo no es para la libertad sexual, sino O ** na queja contra un hermano, ¿cómo para el Señor; y el Señor es para el cuerpo. niega a convivir en la Iglesia con los que recayeron en sus vicios y no se arrepienten. ¿Cómo juzgaría yo a los que están fuera? Debemos respetar a los que no creen. Si su conducta no es la que pide el Evangelio, no dudemos de que Dios les da también oportunidades de hacer el bien a su manera. Jesús nos indicó el camino que debemos seguir nosotros; para los de fuera, es secreto de él. O Pablo pide a los creyentes que designen a uno de los
suyos para que arregle el caso en forma personal como lo indica el Evangelio (Mateo 18,15). Como se puede apreciar, esto sólo se puede hacer cuando la Iglesia se presenta como una comunidad y no cuando aparece como una masa de gente. O Todo me es permitido; no todo es provechoso. Hombres poco escrupulosos repetían la primera parte de esta frase para justificar su mala conducta. La comida es para el estómago; el cuerpo es para el Señor. Pablo hace una distinción entre lo que en e¡ cuerpo es
I-corintios 7 Rom 8,11 1 4 Y Dios, q u e resucitó al Señor, n o s resu2 co 4,14 Qtará también a nosotros c o n s u poder. Rom 12,25 15 ¿N° saben que sus cuerpos son parte de Cristo? ¿Y c ó m o le quitarían a Cristo esa parte de su cuerpo para hacerla parte de una prostituta? ¡Ni pensarlo! i 6 Pero ustedes saben que al unirse con una prostituta, llegan a ser un solo cuerpo con ella. Pues la Escritura dice: Los dos serán una sola Gen 2,24 carne. i ? E n cambio, el q u e s e u n e al S e jn 6,63 ñ 0 f ) s e n a c e c o n e ] u n mismo espíritu. !8 Desháganse totalmente de las relacio1 Tes 4,3 nes sexuales prohibidas. Todo otro pecado que cometa el hombre le queda exterior. Al contrario, el que tiene relaciones sexuales prohibidas peca contra su propio cuerpo. '9 ¿No saben que su cuerpo es templo 317 2 co 6,'i6 del Espíritu Santo, que Dios mismo puso en ustedes? Ustedes ya n o s e pertenecen a sí mismos; 2 ° sabiendo que fueron compra, p ]fa dos a un gran precio, procuren que sus cuerpos sirvan para gloria de Dios.
258
Que cada uno, pues, tenga su esposa y cada mujer su marido. 3 El marido cumpla con sus deberes de esposo y también la esposa. 4 La esposa no dispone de su propio cuerpo: el marido dispone de él. Del mism o modo, el marido no dispone de su propio cuerpo: la esposa dispone de él. 5 No s e nieguen el derecho del uno al otro, sino cuando lo decidan de común acuerdo, por cierto tiempo, con el fin de dedicarse m á s a la oración, pero después vuelvan a juntarse. De otra manera caerían en las trampas de Satanás por no saber dominarse. 6 L e s concedo estos tiempos de abstención, pero no los ordeno. 7 M e gustaría q u e todos los hombres fueran c o m o yo, pero cada uno tiene de Dios su propia gracia, unos de una manera, otros, de otra. 8 A los solteros y a las viudas, les digo que sería bueno para ellos quedarse así c o m o yo. 9 Pero, si no pueden dominarse, que se casen; porque más vale casarse que 1 estar ardiendo.
La continencia e n el matrimonio Matrimonio y divorcio 7 ' ! Contesto las preguntas que m e hi^ • cieron en su carta. + io A los casados les ordeno, no yo sino Gen 2,18 Es cosa buena para el hombre no tener el Señor, que la mujer n o se separe de su 2 relaciones con una mujer. P e r o ¡cuidado marido. n Y si está separada, que n o vuelcon las relaciones fuera del matrimonio! va a casarse, o que haga las paces con su Mc puramente biológico y ío que en el cuerpo se entrega con toda la persona. Comer y beber son exigencias del «estómago» (ahora diríamos: del puro cuerpo). Pero en la unión sexual se entrega ei «cuerpo» (ahora diríamos: la persona misma). Y precisamente el que pertenece a Cristo en toda su persona no se puede entregar a una prostituta. O Aquí Pablo empieza a contestar varías preguntas que los corintios le hicieron por escrito: las primeras se refieren al matrimonio y a la castidad. La vida cristiana había fomentado el aprecio a la castidad. Pero también podía mezclarse en eso algo menos cristiano. En el mundo griego había doctrinas que consideraban malo e impuro todo lo que es obra del cuerpo; de ahí que para cierta gente la perfección consistía en vivir como ángeles, despreciando, entre otras cosas, el matrimonio. Pablo no quiere decir todo sobre el matrimonio. Solamente precisa qué lugar puede tener la castidad en el matrimonio. Los esposos cristianos pertenecen a Cristo en todo su ser consagrado por el bautismo. Por eso, no se dejan esclavizar por las exigencias de su cuerpo. ¡Cuidado con las relaciones fuera del matrimonio! (v. 2). A los modernos les choca que Pablo no hable del aspecto positivo del sexo al servicio del amor, y solamente se fije en los posibles pecados. Pero debemos pensar que veinte siglos nos separan de Pablo y de los problemas de sus contemporáneos. Los griegos consideraban como un ideal disponer de una esposa para tener hijos, una amiga para el amor, y prostitutas para el placer. Ya es mucho que, en 6,13, Pablo presente el sexo como un compromiso de toda la persona, y no una obra de la carne. En este párrafo, lo más revolucionario está en recordar la igualdad de derechos del marido y de su esposa, ya expresada por Jesús (Me 10,1-12).
De otra manera, caerían en las trampas de Satanás (v. 5). Habrá que recordar estas palabras cuando se trate de control de la natalidad. Pablo dice que, fuera de una gracia especial, no es bueno que se abstengan por largo tiempo de las relaciones conyugales. + A los casados les ordeno (v. 10). Poco después leemos: A los demás les digo (v. 12), y otra vez se trata de personas casadas. Debemos entender que en 10 Pablo se dirige a aquellos cuyo matrimonio es reconocido por la Iglesia; y en el 12 habla para todos aquellos que siguen viviendo con otra persona con la que se unieron antes de su bautismo y que no entró en la Iglesia con ellos. Si se separa, que permanezca sin casarse. Pablo recalca una enseñanza de Cristo (Mt 5,32 y 19,1) cuando dice que los casados, en caso de separación, no vuelvan a casarse. Esta ley fundamental, que hace del matrimonio un compromiso hasta la muerte, es una ley divina (Mt 5,32). Ver también lo dicho en Ef 522. Si el que no cree se quiere apartar, que se aparte (v. 15). Pablo hace una excepción para los que, en el momento de convertirse y bautizarse, ya eran casados. En este caso, el nuevo cristiano, por empezar una vida nueva, recupera su libertad si el otro no acepta su conversión. Aunque alabe el deseo del casado creyente de convertir al otro, no deja de advertir que puede ser mejor separarse, por supuesto, con posibilidad de realizar un nuevo matrimonio y según la fe. Es útil recordar que Pablo hablaba en un mundo donde el divorcio era cosa que se podía hacer por ley y que todo el mundo aceptaba. Sus hijos también están consagrados a Dios (v. 14). ¿No será un error pensar que los hijos de padres cristianos son «moros» y no tienen nada de Dios mientras no han sido bautizados? La gracia ya les llegó mediante el cariño, las atenciones y las oraciones de sus padres.
259 — t-corintios 7 marido. Lo mismo, que el marido n o des- el Señor e s hombre libre al servicio del Se- sie.e pida a su mujer. ñor. Y el que fue llamado siendo hombre li- """" '8 12 A los demás les digo, como cosa mía bre se hace siervo de Cristo. 23 Ustedes fuey no del Señor: si algún hermano tiene una ron comprados por Dios a gran precio: no esposa que no es creyente, pero acepta vi- se hagan esclavos de hombres. 6,20 24 vir con él, n o la despida. i 3 Del mismo Así, pues, hermanos, cada uno siga modo, si alguna mujer tiene un esposo que delante de Dios en la condición en que essin compartir su fe está conforme con vivir taba cuando fue llamado. con ella, no se divorcie. ]4 Pues el esposo no creyente es santificado por su esposa, y sen 2,24 la esposa n o creyente e s santificada por el Virginidad y castidad marido que tiene fe. De otra manera, tam25 En cuanto a los que se mantienen vírbién sus hijos serían ajenos a la gracia; pero O genes, n o tengo ningún mandato especial no es así: también están consagrados a del Señor, pero doy un consejo y pienso ser, Dios. por la misericordia del Señor, digno de 15 Pero si el esposo o la esposa q u e n o confianza. 26 cree se quiere apartar, que se aparte. En taEsto m e parece bueno en los tiempos les casos no hay obligación para el esposo difíciles en q u e vivimos; e s cosa buena o la esposa creyente. El Señor nos ha lla- guardarse así. 27 Si estás ligado a una m u mado a la paz. 16 Por lo demás, tú, mujer, jer, no trates de separarte; si no estás liga¿estás segura d e que salvarás a tu esposo? do, no busques mujer. 28 El que se casa no Y tú, marido, ¿estás seguro de que salvarás comete pecado y la joven que se casa tama tu esposa? poco comete pecado. A ésos, sin embargo, ?•« • 17 Fuera de esto, cada uno se desen- no les faltarán las pruebas y yo quisiera 14,26 vuelva en la condición en que lo puso el Se- evitárselas. 29 ñor, tal como lo encontró el llamado de Esto digo yo, hermanos: el tiempo se Rom 13,11 Dios. Así lo ordeno yo en todas las Iglesias. hace corto. Por eso, pues, los que están ca- a 5'16 vivan como si n o tuvieran esposa; 18 Los circuncisos judíos que Dios llama a sados 30 1 Ma 1,15 la fe no han de disimular su origen. Y los los que lloran, como si n o lloraran; los R 22 °Gái56 que no son de origen judío tampoco deben que están alegres como si no estuvieran recibir la circuncisión. i9 No tiene importan- alegres; que los que compran algo se por31 cia estar circuncidado o no. Lo que sí im- ten como si no lo hubieran adquirido, y los que gozan la vida presente, c o m o si n o (Jn 215 porta es guardar los mandatos d e Dios. 20 Que cada uno, pues, quede en la si- la gozaran: porque todo esto pasa, y se des- stgo ú i la figura del mundo. tuación en que estaba cuando Dios lo lla- compone 32 Yo los quisiera ver libres d e preocupamó. 21 Si eres esclavo, no te preocupes por eso, pero si puedes conseguir la libertad, no ciones. El hombre sin casar se preocupa de cGái 5,1 las cosas del Señor y de c ó m o agradar al ' dejes pasar la oportunidad. 33 22 El esclavo que fue llamado a creer en Señor. A1 contrario, el que está casado, • Cada uno se desenvuelva...
narás al cambiar de condición, vfve plenamente tu vida de hoy. O Pablo nota cómo el matrimonio introduce un factor de división en las preocupaciones del que quiere servir a Cristo. Muchos militantes saben que no pueden dedicarse Pero si puedes conseguir la libertad, no dejes pasar la como lo desearían al servicio de sus hermanos, porque la esposa no lo entiende o porque tienen que atender a su oportunidad. Hay condiciones de trabajo y de vida social que familia. impiden al hombre hacer la voluntad de Dios y ser realmen; Pablo, pues, aboga por el camino de la castidad a causa te libre. del Reino de Dios, que Jesús había indicado (ver Mt 19,12). Pero el creyente no puede tener como único ideal de su En Corinto, ciudad de tan mala fama y donde centenares vida el mejorar su condición social, ya que en cada situade prostitutas vivían en tomo a los templos, según la cosción social hay peligros de esclavitud. Conocemos personas tumbre de su religión pagana, la nueva comunidad estaba que se están naciendo esclavos de hombres para lograr una descubriendo el camino de la virginidad. Aquí Pablo no da situación mejor pagada o más considerada. mandatos, sino más bien consejos, recomendando este caTraducimos: SI puedes conseguir la libertad, no dejes pa- mino a ios que han recibido la gracia para seguirlo. Por último, el hecho de que cada bautizado esté consagrado a sar la oportunidad (y. 21), lo que corresponde a la frase sí- _ Cristo es para Pablo un argumento eficaz en favor de la guíente: han sido comprados a gran precio, no se hagan esvirginidad. clavos de hombres. Pero también se podría traducir «aunque puedas conseguir la libertad, aprovecha tu situación prePorque todo esto pasa (v. 31). Ningún compromiso, ni sísente», es decir, en vez de preocuparte tanto por lo que gaquiera los del matrimonio, nos tiene atados al mundo.
1-corinti'os 8
260 261 bre, mientras que el amor edifica. 2 Si algu13 Por esto, si algún alimento ha d e llevar no cree tener el saber, e s que n o sabe to«orn 14, 9 al pecado a mi hermano, mejor n o c o m o 3 davía dónde está el saber verdadero. Si alnunca m á s carne, para no hacer pecar a mi guien, en cambio, ama a Dios, a él Dios lo 131; hermano. m conoce. "•' 4 Entonces, ¿se puede comer carne saSaber renunciar a sus derechos crificada a los ídolos? S a b e m o s que e s ido Q i ¿No ven que yo también soy libre? lo aquello que n o tiene existencia, y no hay 1 R 5,1 + ^ ¿No soy apóstol y n o h e visto a J e otro Dios que el ünico. 5 Es verdad que se 612 1 habla d e otros dioses en el cielo y en la 2 Co ^ sus el Señor? ustedes, ¿no son mi obra en el Señor? 2 Si otros no m e reconocen c o m o tierra, y en este sentido n o faltan los dioses apóstol, al menos para ustedes lo soy. Usy señores. 6 Sin embargo, para nosotros tedes son, en el Señor, mi firma de apóstol, hay un solo Dios: el Padre. De él vienen to3 O 3 6 S i alguien teme portarse mal con su das las cosas y para él existimos nosotros. 12,< y con ustedes tengo para responder a los novia, por ser excesivamente ardiente, y Y hay un solo Señor, Cristo Jesús, por quien M' M¡ que m e calumnian. E piensa que es mejor casarse, haga lo que existen todas las cosas, y también nosotros "Ahora bien, por ser apóstol, ¿no tengo quiera: no será un pecado. 37 Pero hay otro existimos por él. m 1010 derecho a s e r alimentado? 5 ¿Acaso n o te7 que, muy dueño de sí mismo, permanece te 8,2 n e m o s derecho a llevar con nosotros, en Pero no todos tienen este saber. Alguinteriormente firme en su libre decisión; nos que, recién todavía, practicaban el culnuestros viajes, alguna mujer hermana, éste, si decide abstenerse para que su no- to d e los ídolos, creen q u e esa carne fue c o m o hacen los demás apóstoles y los her38 via se quede virgen, hará muy bien. Así, contagiada por el ídolo y, si comen, su con- R«m 14 m a n o s del Señor, y Kefas? 6 ¿Solamente a pues, el que se casa con su novia hace bien, ciencia poco formada se mancha. a So i?'? B e r n a D é y a mí n o s impondrán la obliga8 y el que n o se casa hace mejor. i Tes 2,9 ción de trabajar? No es un alimento el que nos hará agra39 7 La mujer está ligada mientras vive su dables a Dios. Si c o m e m o s n o g a n a m o s ¿Qué soldado va a la guerra a sus proRom 7,2 marido. Si éste muere, ella queda libre d e nada; y si no c o m e m o s tampoco perdemos w 20,6 pias expensas? ¿Quién planta una viña y no ,4 casarse con quien desee, siempre que sea nada. 9 Bien es cierto q u e s o m o s libres, c o m e de sus frutos? ¿Quién cuida de un reun matrimonio cristiano. 4 0 P e r o será m á s pero cuídense q u e esa misma libertad no baño y no se alimenta d e su leche? 8 feliz si permanece sin casar según mis con- haga caer a los débiles. 1 0 T ú tienes el saY n o son solamente usos del mundo, sejos. Y creo tener yo también el Espíritu ber, pero, si alguno te ve sentado a la mesa pues la Ley dice lo mismo. 9 En la ley de ot 25,4 Moisés está escrito: No pongas bozal al en un templo d e ídolos, ¿no será arrastrade Dios. buey que trilla. ¿Debemos pensar que Dios do él también con su débil conciencia a cose preocupa por los bueyes o, mejor, que mer de la carne sacrificada a los ídolos? ¿Se puede acompañar a los paganos 1 habla para nosotros? Sin duda que esto se en sus sacrificios? 1 Entonces con tu saber habrás hecho que escribió para nosotros. 10 El arador n o ara se pierda el débil, hermano tuyo, por quien ] 12 O En cuanto a la carne sacrificada a Cristo murió. Cuando ustedes ofenden a si no lo mueve la esperanza; y tampoco uno • ** los ídolos, yo sé que todos h e m o s al- sus hermanos, hiriendo su conciencia toda- MI íese trilla sin tener la esperanza de recibir su parcanzado el saber. Pero el saber infla al hom- vía débil, contra el mismo Cristo pecan. te, u Y si nosotros h e m o s sembrado en ustedes las riquezas espirituales, ¿será mucho
se preocupa d e las cosas del m u n d o y de agradar a su esposa, y está dividido. 34 Así también la mujer sin marido y la jou 2,37 ven sin casar, se preocupan del servicio del Señor, y le consagran su cuerpo y su espíritu. Al contrario, la casada se preocupa d e las cosas del m u n d o y de agradar a su esposo. 35 Esto lo digo para su provecho; n o quiero ponerles trampas sino llevarlos a una vida más noble, y que estén unidos al Señor enteramente.
CO 1 0 , 7
•
r-k •
O Si alguien teme... (v. 36). Esto se puede traducir también: si alguien teme portarse mal con su joven virgen. Entonces Pablo se estaría refiriendo a un intento original de vida religiosa que se comprobó, de hecho, en la primitiva Iglesia. Algunos compartían su casa con una joven que habría podido ser su novia, consagrando ambos su virginidad al Señor. Pablo invitaría, pues, a los interesados, a no perseverar en este compromiso si no se sienten capaces de guardar la virginidad. Es posible traducir de otra manera. «Si alguno (algún padre) teme portarse mal con su joven virgen que vive en su casa porque ve que es mayorcita ya y que está en edad de casarse...» Entonces el trozo se estaría refiriendo a la inquietud del padre que tiene que casar a su hija y, tomando la decisión por ella según las costumbres de ese tiempo, puede también decidir que se quedará virgen. • Vivimos en una sociedad «pluralista», es decir, donde conviven hombres de creencias diferentes. Muchos no comparten nuestra fe y con frecuencia nos preguntamos si podemos acompañarlos en actuaciones que no estén de acuerdo con la fe. Por ejemplo, ¿cómo convivir con parientes o vecinos que no tienen la misma religión? ¿Qué hará la mujer cuando su marido no comparte sus escrúpulos sobre los
medios de control de la natalidad? ¿Puede uno estar en un partido donde muchos están en contra de la Iglesia? Es el problema que trata Pablo cuando contesta sobre las carnes sacrificadas a los ídolos. La discusión empieza aquí y seguirá en 10,23-11,1. En los templos paganos se sacrificaban animales. Después del sacrificio, en un local del templo se hacia un banquete con la carne de la víctima. Los cristianos podían ser invitados por amigos paganos a tales banquetes. En otros casos, cuando comían en casas de amigos o vecinos, se les ofrecía carne que provenía de tales sacrificios. También en el mercado, una gran parte de la carne provenía de los sacrificios. Pablo no desea que los creyentes vengan a ser un grupo de hombres fanáticos que viven aparte y se niegan a convivir con los demás. Si bien, es cierto que es pecado ofrecer sacrificios a los falsos dioses, no por eso la carne que les fue sacrificada va a estar manchada o impura. Los ídolos no existen ni tienen ningún poder. Por otra parte, Jesús había dicho: «No mancha al hombre lo que entra en su boca, sino lo que sale de su corazón» (Me 7,15). £:/ saber infla al hombre. Sólo el amor edifica (v. 2). Un creyente instruido puede perfectamente comer de esa carne, pues sabe muy bien que eso no es pecado; sin embar-
lom 15,27
7}
r
..
• 1
-,
Gái 6,6 que cosechemos sus recursos materiales? go, al hacerlo, debe tener en cuenta la manera de pensar de los demás y en lo posible debe tratar de evitar que otras personas se escandalicen, es decir, que piensen mal por lo que él hace. En los versículos 7, 10, 11, 12 Pablo habla de conciencia «débil». Se trata del creyente que tiene poca instrucción religiosa o que ha sido mal instruido: cree que algo es pecado, aunque no lo es; también es poco firme: al ver a otros hacer algo malo, los imita a pesar de que su conciencia se lo reprocha. Si alguien te ve sentado a la mesa en un templo de ídolos (v. 10). Aquí hay algo más grave. En el capítulo 10,14-22. Pablo dirá que un creyente no puede participar en tal banquete en el templo mismo. Por el momento, actuando con cautela, no lo dice abiertamente, sino que muestra cómo esto puede escandalizar a otros. + ¿lio tengo derecho a ser alimentado? Al pedir a los corintios que no usen siempre su derecho de comer de la carne sacrificada a los ídolos, Pablo se pone a sí mismo como ejemplo, y muestra cómo él también renuncia a su derecho a ser mantenido por la Iglesia. En forma habitual, la comunidad les daba de comer y de beber a los apóstoles que es-
1-corintios 9 12
Si otros tienen este derecho sobre ustedes, con mayor razón nosotros. Pero no lo hemos aprovechado, y preferimos aguantar antes que ,3crear obstáculos al Evangelio de Cristo. ¿No saben que los w 18,1 que sirven en el templo comen lo que fue sacrificado en el templo? Y los que sirven al altar, ¿no reciben su parte del altar? n D e l mismo modo, el Señor ha ordenado a los que anuncian el Evangelio q u e vivan del 1x10.7 Evangelio. 15 Mas yo no aproveché mis derechos, ni ahora les escribo para reclamar algo. ¡An- 2 co 11,10 tes morir! Ahí está mi gloria, que nadie m e quitará. 16 Si no, yo no tendría ningún mérito con sólo anunciar el Evangelio, pues lo hago por obligación. ¡Pobre d e m í si no anuncio el Evangelio! 1 7 Si lo hiciera por iniciativa propia, podría esperar recompensa. ^f]l Pero, si la cosa no salió de mí, no hago más que cumplir con mi oficio. 18 ¿Qué haré entonces para merecer una recompensa? Al anunciar el Evangelio lo daré gratuitamente sin valerme de los derechos que m e reconoce el Evangelio. 19 Yo, que m e sentía libre respecto de todos, m e h e hecho esclavo d e todos con el fin de ganarlos en mayor número. 2 0 Para ganar a los judíos, m e h e hecho judío con Ha 16,3 los judíos; y, porque están sometidos a la 21,23 Ley, yo también m e porté c o m o quien está bajo la Ley, aunque estoy libre de ella. 21 Con los que son extraños a la Ley m e porté c o m o uno d e ellos, aunque, por estar ,,, sujeto a la ley d e Cristo, también tengo ley Gál 2,2° respecto d e Dios; pero yo quería ganar a Rom }%] los que son extraños a la Ley. 22 Compartí los escrúpulos d e los de conciencia débil, taban de visita, y mantenía también a la mujer creyente que los atendía, como ya había pasado con Jesús (Le 8,2). Sin embargo, para dar pruebas de su desprendimiento, Pablo no aceptaba esta ayuda y vivía de su trabajo, por lo menos, en ciertos períodos (Hechos 18,3). ¿Solamente a Bernabé y a mí se nos hará una obligación de trabajar? En la actualidad hay sacerdotes que piensan que, al trabajar como lo hacía Pablo, podrían ejercer mejor su misión de evangelizar, y borrar la falsa idea que tiene mucha gente respecto a la Iglesia o al sacerdote ocioso. Pero eso no quita que las comunidades se preocupen de mantener materialmente a los que dedican todo su tiempo o parte de él a entregarles las riquezas espirituales de la Palabra (ver Calatas 6,6). Ale hice todo para todos. Pablo da una pauta a los apóstoles de todos los tiempos. Los movimientos apostólicos insisten en que el militante conozca bien su ambiente y los problemas de sus compañeros. Por eso, el militante cristiano debe compartir el estilo de vida y las aspiraclone» humanas de sus compañeros en todo lo que no CH ixvndo. H«ciéndose, al igual que Pablo, judío entre los judio», no »ólo en apariencias, sino de verdad, es corno podrA gmwlu«.
1-corintios 10 porque yo quería ganar a los de conciencia débil; m e h e hecho todo para todos, con el ñn de salvar, sea c o m o sea, a algunos. 23 Por el Evangelio lo hago, y con la esperanza d e participar de sus promesas. La fe exige sacrificios • 24 ¿No han aprendido nada en el estadio? Muchos corren, pero uno solo gana el premio. Corran, pues, d e manera q u e lo consigan, 2 5 c o m o los atletas que s e imponen un régimen m u y estricto. Solamente que ellos lo hacen por una corona d e laureles perecederos, mientras q u e nosotros, por una corona que n o s e marchita. 26 Así, pues, corro yo, sabiendo a dónde 1 ím3^ voy. Doy golpes, pero no en el vacío. 27 Castigo mi cuerpo y lo someto, no sea que, después de predicar a los otros, venga a ser eliminado. 1 / ) 1 Les recordaré, hermanos, que EX 13,21 nuestros antepasados estuvieron 1 }j?J todos bajo la Nube y todos pasaron el mar. 2 De alguna manera fueron bautizados en la Nube y e n el mar para ser el pueblo d e Moisés 3 y todos 4comieron del m i s m o alimento espiritual y todos bebieron la misNúm20 7 m a bebida espiritual, pues bebían d e una roca espiritual que los seguía, y la roca era 5 Cristo. S i n embargo, la mayoría d e ellos Nlíl 1 jn 6 58 n o agradaron a Dios, pues quedaron muertos en el desierto. 6 Todo sucedió c o m o ejemplo para n o sotros, a fin d e que n o nos a b a n d o n e m o s a malos deseos, c o m o ellos lo hicieron. 7 No se hagan servidores de ídolos, c o m o algunos d e ellos les sirvieron, y la Escritura Ex 32,6 dice: El pueblo se sentó a comer y a beber y se levantaron a divertirse. 8 No caigamos • Pablo se prepara para decir a los corintios que en ningún caso pueden participar en el culto a los ídolos. Para justificar esta actitud muy firme (y que a ellos les parecerá rigurosa), presenta dos argumentos: — ninguna carrera se puede ganar sin esfuerzo y sacrificio; — la Biblia nos muestra cómo Dios castiga a ios que se dejaron arrastrar al culto de los Ídolos. Los atletas se imponen un régimen muy estricto. Este primer párrafo nos dice que debemos renunciar aun a cosas que no son malas. Para ser realmente libres, se necesita una disciplina, ya sea en el uso del alcohol y del tabaco, o bien en el tiempo que pasamos ante el televisor o leyendo revistas. Mientras el mundo nos quiere convertir en consumidores y espectadores, debemos ser los actores de la salvación. El segundo párrafo recuerda el ejemplo de Israel (ver Ex 32, Núm. 21). La roca era Cristo (v. 4). Las leyendas judías decían que la roca de que se habla en Éxodo 17,5 seguía a los israeli-
262
1-corintios 11
263
en la inmoralidad sexual c o m o algunos d e tiempo de la copa del Señor y d e la d e los ellos lo hicieron, y cayeron veintitrés mil en Núm 25,9 demonios, ustedes no pueden participar de 9 un día. Ni tentemos al Señor c o m o algula m e s a del Señor y de la de los demonios. nos de ellos lo tentaron, los cuales perecie- Núm 21,5 K 32 21 22 encaso queremos provocar los celos del ron mordidos por las serpientes. 10 Ni tamSeñor? ¿Seremos más fuertes que él? poco se quejen contra Dios c o m o algunos de ellos s e quejaron, y el Ángel Extermina- Núm 17,6 Conclusiones prácticas dor acabó con ellos. 612 O 2 3 T o d o e s permitido, pero no todo es 11 Estas desgracias les sucedieron para provechoso. Todo e s permitido, pero no ejemplo nuestro, y la Biblia las relata para (¡«¡>« todo e s constructivo. 24 Que nadie busque instruir a los que nos toca presenciar el fin 1 Jn 2.18 Rom 14,19 su propio interés, sino el del prójimo. 25 de los tiempos. Coman, pues, lo q u e s e vende en la 12 Así, pues, el que cree estar firme tenplaza sin averiguar su proveniencia por es13 ga cuidado de n o caer, sabiendo que tosai 24,1 crúpulo de conciencia. 2 6 Pues del 21 Señor es davía n o los han tocado grandes pruebas. Rom 11,20 la tierra y todo lo que ella contiene. CuanPero Dios no les puede fallar y no permitirá , TeGsál562i do sean invitados por alguien que no comHe 1 que sean tentados sobre sus fuerzas. El les J¡,t °•« parte la fe, vayan si quieren, y coman d e dará, al mismo tiempo que la tentación, los LC 21,36 todo lo que él les sirva, sin averiguar por esmedios para resistir. crúpulo d e conciencia. 28 Pero si alguien les advierte que e s carO 14 Por eso, hermanos muy queridos, hune inmolada a los ídolos, entonces n o coyan del culto a los ídolos. 1 5 L e s hablo 1 Jn 5,21 Rom 14,14 man, en atención al que los advirtió y a su c o m o a personas inteligentes: juzguen us6 conciencia. 29 He dicho «en atención a su tedes mismos lo que voy a decir: i La copa conciencia» y n o a la tuya, pues los conde bendición que bendecimos, ¿no es una 11,25 ceptos erróneos 3del otro n o deben cambiar comunión con la sangre de Cristo? Y el pan Me 14,23 0 tu propio juicio. Si vivo en gracia de Dios, que partimos, ¿no e s una comunión con el ¿quién podrá criticarme por un alimento cuerpo d e Cristo? 17 C o m o uno e s el pan, Rom 12,5 que recibo c o m o un don d e Dios? 4,4 todos pasamos a ser un solo cuerpo, par- Ef4,25 31 Entonces, sea que coman, sea que beticipando todos del único pan. 1 ban, o cualquier otra cosa que hagan, hás Miren a los israelitas, a la raza d e Isganlo todo para gloria d e Dios. 32 No den rael: para ellos, comer de las víctimas es en- Rom 9,4 Gil 6,16 escándalo ni a los judíos, ni a los griegos, trar en comunión con su altar. 33 19 ni a la Iglesia de Dios; del mismo m o d o Con esto n o quiero decir que la conc o m o yo trato de complacer a todos en sagración de la carne al ídolo tenga algún todo. N o busco mi propio interés, sino el valor, ni q u e el ídolo mismo sea alguien. de todos para que se salven. 1 Sigan pues 20 Sin embargo, cuando los paganos ofremi ejemplo, c o m o yo sigo el de Cristo. 32,17 cen un sacrificio, el sacriñcio va a los de- Dt Ba4,7 monios y no a Dios. Yo n o quiero que us- Ap 9,20 El velo de las mujeres tedes entren en comunión con los d e m o nios. 21 ustedes no pueden beber al mismo 2 Tes 215 + 1 1 2 L X > S alabo porque en todo s e •*• •*• acuerdan de mí y porque guardan las tradiciones conforme se las h e entas en su viaje. Pablo no dice que esa leyenda sea verdad; tregado. solamente la recuerda porque ve en ella una imagen de Cris-
3
Pero quiero recordarles que todo varón tiene a Cristo por cabeza, mientras que la Ef 4,15 mujer tiene al varón por cabeza; y Dios es 5'23 la cabeza de Cristo. 4 Si un varón ora o profetiza, teniendo la cabeza cubierta, deshonra su cabeza. 5 Al contrario, la mujer q u e ora o profetiza con la cabeza descubierta, le falta al respeto a su cabeza. E s exactamente c o m o si s e la rapara. 6 Si una mujer n o quiere llevar velo, que se corte el pelo. Si tiene vergüenza d e cortarse el pelo y raparse la cabeza, que se ponga velo. 7 El hombre n o debe cubrirse la cabeza, pues él e s imagen d e Dios y refleja su glo- Gen 1,27 ria, mientras q u e la mujer refleja la gloria del hombre. 8 En efecto, n o fue el hombre Qén 2 ¡A formado de la mujer, sino la mujer del hom- 1 T¡m ¿13 b r e . 9 Ni tampoco creó Dios el hombre para la mujer, sino a la mujer para el hombre. 10 Por tanto, en atención a los ángeles, la mujer debe llevar sobre su cabeza el signo de su dependencia. 1 ' Bien e s verdad que en el Señor no s e puede hablar del varón sin la mujer, ni de la mujer sin el varón. 1 2 Pues si Dios ha form a d o del hombre a la mujer, el hombre nace d e la mujer, y a m b o s vienen d e Dios. 13 Juzguen ustedes mismos: ¿les parece decente que una mujer ore a Dios sin velo? 14 El mismo buen sentido nos enseña que para el hombre es vergonzoso dejarse crecer el pelo, 1 5 mientras que una larga cabellera es el orgullo de la mujer, y precisamente le ha sido dada para servirle d e velo. 16 De todas maneras, si alguien quiere discutir, sepa q u e ésa n o e s nuestra costumbre ni es la costumbre en las Iglesias de Dios. La última c e n a d e Cristo • ] 7 Siguiendo con mis advertencias, no los puedo alabar porque sus reuniones les hacen m á s mal que bien.
to, presente en su Iglesia. O El pan que comemos es una comunión con el cuerpo de Cristo. En 11,18 Pablo volverá a hablar de la Eucaristía. Esta comunión misteriosa con el Resucitado, además de ser un encuentro de cada uno con Cristo, hace también de todos nosotros un solo cuerpo. Somos un solo cuerpo: esto no significa solamente que nos sentimos muy unidos, sino que Cristo resucitado nos une en él y, con esto, da a la comunidad una fuerza nueva. El ídolo no es nada. El ídolo no es en sí mismo más que un poco de materia. Sin embargo, los judíos pensaban, y también lo dice Pablo, que el culto a los ídolos está dirigido a los demonios. Cuando los hombres se dejan arrastrar por corrientes locas y sacrifican a sus ídolos eso mismo que su familia necesita para vivir, sabemos que están sirviendo a los demonios.
O Todo es permitido, pero no todo es constructivo. Pablo saca aquí las conclusiones prácticas de lo que trató en 8,1-13. Fuera de los casos que acabamos de ver, en que el creyente se niega a participar directamente en algo malo, la regla suprema de conducta será buscar el bien y respetar la conciencia de los demás. + ¿Será importante que la mujer se ponga un velo para orar en la iglesia? Así lo exigía la costumbre judía, unas pocas líneas atrás (9,20) Pablo expresó que se hacía griego con los griegos, como se hacía judío con los judíos. Pero aquí notamos que no siempre veía con claridad cuáles costumbres eran malas y cuáles, sin ser malas, chocaban con su propia cultura judía: así el hecho de que la mujer griega no se cubriera la cabeza, y también su mayor independencia respecto del marido.
Pablo se deja llevar por su educación judía, muy machista, y repite los mismos argumentos que usaban los maestros judíos (v. 5-10). Pero, de repente, se da cuenta que está negando la igualdad proclamada por Jesús (Me 10,11) y trata de volver atrás (v, 11-12). La manera como Pablo se despide da a entender que él mismo sentía el poco valor de los motivos en que se apoyaba. • Pablo pasa sin transición al acto más importante de la asamblea cristiana, la Eucaristía. Estas líneas son el teitimonio más antiguo referente a la «Cena del Señor», y futran escritas en el año 55, algunos años antea de loi evangelios. La comunidad se reunía en tomo a la misma mena, üttftpués de la cena, a la que acompañaba rl canto dft Ini tal-
I-corintios 12
- 1-eorintios 12
265
264
8
H
die puede decir: «Jesús es el Señor», sino contra el cuerpo y la sangre del Señor. f0w guiado por el Espíritu Santo.) 28 Por eso, que cada uno examine su 4 Hay diferentes dones espirituales, pero conciencia antes de comer del pan y beber 2 co 13 el Espíritu es el mismo; 5 hay diversos mide la copa. 29 De otra manera, come y bebe nisterios, pero el Señor es el mismo; 6 hay ,T su propia condenación al no reconocer el ! Tim 2,19 ~ , . , ~ diversidad de obras, pero es el mismo Dios Cuerpo. tud probada. quien obra todo en todos. 30 Esta es la razón por la cual se ven tan7 20 De manera que su reunión ya no es la tos enfermos entre ustedes, y tantos que En cada uno el Espíritu revela su pre21 Cena del Señor, pues cada uno se ade- son débiles, y varios han muerto. 31 Si tusencia con un don que es también un serlanta a tomar su propia comida y, mientras viéramos cuidado en examinarnos y corre- Rom 14 vicio. 8 A uno se le da hablar con sabiduría, uno pasa hambre, otro se embriaga. 22 ¿No girnos, el Señor no tendría que intervenir en Heb 1 por obra del Espíritu. Otro comunica ensetienen ustedes casas para comer y beber? contra nuestra. 32 E) Señor interviene para ñanzas conformes con el mismo Espíritu. 9 ¿O es que desprecian la Iglesia de Dios y corregirnos, a fin de que no seamos conOtro recibe el don de la fe, en que actúa quieren avergonzar a los que no tienen? denados junto con este mundo. 13,2 el Espíritu. Otro recibe el don de hacer cu¿Qué les diré? ¿Los aprobaré? En esto no. raciones, y es el mismo Espíritu. 1 0 Otro 33 En resumen, hermanos, cuando se 23 Yo recibí esta tradición del Señor que, reúnan para comer, espérense unos a otros, hace milagros; otro es profeta; otro reconoa mi vez, les he transmitido: He 2,11 ce lo que viene del bueno o del mal espíri34 y si alguien tiene hambre, que coma en 19,6 u 22,14 Que el Señor Jesús, la noche en que fue su casa. De esta manera no se reunirán tu; otro habla en lenguas, y otro todavía inentregado, tomó el pan, 2 4 y después de dar para su común condenación. Lo demás, ya terpreta lo que se dijo en lenguas. ] 1Y todo gracias lo partió, diciendo: «Este es mi lo dispondré cuando vaya. RonHw esto es obra del mismo y único Espíritu, el cuerpo, roto por ustedes; hagan esto en cual reparte a cada uno según quiere. memoria mía.» 25 De la misma manera, toX 4 manc 0 a El buen orden en las asambleas La comparación del cuerpo jer 3?3i ' ' copa después de haber cenado, ] dijo: «Esta es la Nueva Alianza en mi sanO 12 Del mismo modo que el cuerpo es I O Respecto a los dones espirituagre. Siempre que beban de ella, háganlo en V •*•"• les, les recordaré lo siguiente: uno y tiene muchos miembros, y todos los memoria mía.» 2 Rom 12,4 . , . . . 26 Cuando todavía eran paganos, ustedes Así, pues, cada vez que comen de este miembros, aun siendo muchos, forman un iban a sus ídolos mudos como gente poAP 22 2o P a n y beben de la copa, están proclaman- seída. 3 Ahora les digo que no es así con el solo cuerpo, así también Cristo. 13 Todos nosotros, ya seamos judíos o griegos, esMt 26^29 do la muerte del Señor hasta que venga. Espíritu de Dios; ningún inspirado puede 27 clavos o libres, hemos sido bautizados en Por tanto, si alguien come el pan y bebe decir: «Maldito sea Jesús.» (Y tampoco naun mismo Espíritu, para formar un único de la copa del Señor indignamente, peca ' cuerpo. Y a todos se nos ha dado a beber mos, el que presidía empezaba una acción de gracias, en (v. 26). Las eucaristías celebradas cada día por todas partes del único Espíritu. medio de la cual recordaba la última Cena de Jesús y repedel mundo y bajo todas las latitudes, se van sucediendo de tía sus palabras para consagrar el cuerpo y la sangre de Crishora en hora, de minuto en minuto, recordando que la 14 El cuerpo no se compone de un solo to. Entonces podían comulgar todos, de! mismo pan y de muerte de Cristo llena el tiempo hasta que vuelva. miembro, sino de muchos. 15 Por eso, aunla misma copa. La historia ya no puede parar, ni las civilizaciones estanque el pie diga: Yo no soy mano, y por eso En 10,16 Pablo recordaba dos aspectos de la Cena del carse, como pasó en siglos anteriores. Mo es tanto que el Señor: progreso técnico nos obligue a avanzar. Más todavía las exi• no soy del cuerpo, no por esto deja de ser gencias de justicia que salen de la muerte de un inocente — es la comunión del cuerpo y de la sangre del Señor; del cuerpo. 16 Asimismo, aunque la oreja (y Dios es el inocente), destruyen a la larga todo orden im— en ella se afianza la unión de caridad entre todos; soi Primeramente, según lo oí, cuando se i,ii reúnen en asamblea, se notan divisiones entre ustedes. Y en parte lo creo, is Incluso tendrá que haber grupos rivales, a fin de . „ que se vea quiénes de ustedes tienen vir-
J
J
c
mos un solo cuerpo. Aquí denuncia el pecado de los corintios respecto a cada uno de esos dos puntos: — Cada uno se adelanta a tomar su propia comida. Para no tener que compartir con un hermano que trajo menos, o para evitar la compañía de algún hermano que pertenece a otro grupo. — Otro se embriaga. Y ya no están, por tanto, en condiciones para recibir el cuerpo de Cristo. Sería comprender mal este texto pensar que la comunión está reservada para los que son perfectos. Al no reconocer el cuerpo (v. 29). Esto tiene dos significados y designa a la vez: — Al que no trata el pan consagrado, la Eucaristía, con el respeto que le corresponde al cuerpo de Cristo. Ese no distingue el pan común del pan consagrado. — Al que no toma en cuenta a sus hermanos en la celebración de la Eucaristía. Ese no reconoce el cuerpo de Cristo que forman todos los hermanos cristianos. La Eucaristía es el centro y el corazón de la vida de la Iglesia, la cual es ante todo una comunión. La Iglesia no es solamente un instrumento «para» evangelizar. También tiene por misión ser el lugar en que los hombres experimentan, ya en la tierra, la unión entre ellos y Cristo. Están proclamando la muerte del Señor hasta que venga
puesto. La Iglesia recuerda la muerte de Cristo, no como aferrada al pasado, sino para que, de esta manera, surjan a cada momento nuevas energías, tanto para reconciliar como para condenar. Por eso hay tantos enfermos (v. 30). Son muchos los signos con los cuales el Señor nos advierte. Con sólo respetar las exigencias de una celebración digna de la Eucaristía, la Iglesia se transformaría. <0> En la Iglesia de Corinto el Espíritu Santo revela su presencia comunicando a varios creyentes dones espirituales. Todos quedan maravillados cuando uno es tomado por el Espíritu y empieza a alabar a Dios con palabras que nadie entiende. Pero sienten más la presencia de Dios cuando algún profeta le muestra a uno lo que pasa en su conciencia o le comunica un mensaje especial de Dios para él. Pablo interviene de dos maneras. Primero, para poner orden. Los paganos perdían el control de sí mismos en la exaltación frenética de sus fiestas, mientras que el Espíritu Santo lo hace a uno más responsable. Cuando algún exaltado llegaba a decir cosas que no tenían sentido o eran escandalosas, era la prueba de que ya no estaba inspirado. Pablo recuerda que los dones del Espíritu (a veces los llamamos: carismas), revisten varios aspectos. Son dones, lo que más se nota en poderes como el de los milagros. Pero
también son ministerios, o sea servicios, como es evidente para las funciones de mando en la comunidad. Y también son obras, en el sentido de que no debe el hombre lucirse con éstos, sino manifestarse el obrar de Dios. Si solamente se dijera que todos estos servicios preceden de Cristo, uno podría pensar que lo más importante en la Iglesia es la autoridad de los que mandan en nombre de Cristo. Pero también se relacionan con el Espíritu Santo. El Espíritu sopla donde quiere y multiplica entre los simples creyentes dones e iniciativas que renuevan la Iglesia y que los responsables deben tener en cuenta. Los reparte a cada uno como quiere, (v. 11). El Espíritu da lo que necesita la Iglesia en tal lugar y en tal momento. Por eso, a través de este texto, vemos cuáles eran las inquietudes de la Iglesia en ese tiempo, muy distintas a las nuestras. El Espíritu lleva ahora a la Iglesia a preocuparse más por la construcción de un mundo justo. Los mejores creyentes tienen dones espirituales, que sin mostrarse en forma milagrosa, se ejercen por una vida fecunda y ejemplar. En los primeros tiempos, al contrario, ios recién convertidos descubrían maravillados que Dios estaba en medio de ellos. Mediante los dones de profecía, de sabiduría, de enseñanza, la Iglesia descubría poco a poco las ¡numerables consecuencias de la muerte y resurrección de Cristo.
diga: Ya que no soy ojo, no soy del cuerpo, no por eso deja de ser del cuerpo. 17 Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿cómo podríamos oír? Y si todo el cuerpo fuera oído, ¿cómo podríamos oler? 1 8 Pero Dios ha puesto cada parte del cuerpo como ha querido. 1 9 Si todos fueran la misma parte, ¿dónde estaría el cuerpo? 20 Pero hay muchos miembros y un solo cuerpo. 21 El ojo no puede decir a la mano: No te necesito. Ni tampoco la cabeza puede decir a los pies: no los necesito. 22 Más aún, miren cómo las partes del cuerpo que parecen más débiles son las más necesarias. 23 y las partes que menos estimamos las vestimos con m á s cuidado, y las menos presentables las tratamos con más modestia, 2 4 lo que no se necesita con las otras que son más decorosas. Dios dispuso el cuerpo, dando más honor al que le faltaba 25 para que no haya divisiones dentro del cuerpo, sino que más bien cada uno de los miembros se preocupe de los demás. 26 Cuando uno sufre, todos los demás sufren con él, y cuando recibe honor, todos se alegran con él. 27 ustedes son el cuerpo de Cristo, y Rom 12,5 cada uno en particular es miembro de él. E,5,3° 28 Así, pues, Dios nos ha establecido en su Iglesia. En primer lugar, los apóstoles, i«¡] en segundo lugar los profetas, en tercer lu- He 13,1 gar los maestros. Después vienen los milagros, después el don de curación, la asistencia material, la administración en la Iglesia y el don de lenguas. 29 ¿Acaso son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Son todos maestros? ¿Pueün solo Espíritu..., un solo Señor..., un solo Dios... Dios es la fuente de los diversos dones y es además el modelo de cómo la diversidad se compagina con la unidad. O Clna larga comparación con el cuerpo viviente permite entender lo que es la Iglesia y, al mismo tiempo, nos muestra cómo tenemos que complementamos y respetarnos unos a otros. Mo hay comunidad auténtica si cada uno no participa activamente en la vida de esa comunidad, poniendo su talento al servicio de todos. Hasta el cristiano más humilde, o más pobre, puede tener riquezas de orden moral, artístico, etc., con que puede servir a los demás. Cuando uno se compromete en la vida cristiana, el Espíritu despierta en él nuevas capacidades, muchas veces inesperadas. Si sabemos demostrar más atención a las riquezas propias de cada uno, y despertarle la conciencia de su dignidad y de su responsabilidad, veremos brotar en la Iglesia una multitud de iniciativas, fruto del Espirita Al fin del párrafo, Pablo indica un orden de importancia entre los diversos dones. En primer lugar, figura no lo que aparece como más milagroso, sino lo que más sirve para la construcción de la Iglesia. Por eso nombra primerniTirnlr a los apóstoles, que son no solamente los dore rkalrinn por Jesús, sino los que , como ellos, y aceptado» |»>i ello», van
1 -corintios 14 den todos obrar milagros, 30 o curar a los enfermos, o hablar en lenguas, o explicar lo que se dijo en lenguas? 3 ' ustedes, sin embargo, aspiren a los dones más preciosos. Pero les voy a mostrar un camino mucho mejor.
266 6
.-corintios 14
267 2
na. Nunca se alegra de algo injusto y 2 co 13. al don de profecía. E1 que habla en lensiempre le agrada la verdad. 7 El amor disguas, no habla a los hombres, sino a Dios, culpa todo; todo lo cree, todo lo espera y pues nadie le entiende: un espíritu le hace todo lo soporta. decir cosas incomprensibles. 3 En cambio, 8 El amor nunca pasará. Pasarán las proel profeta se dirige a las personas para darfecías, callarán las lenguas y se perderá el les firmeza, aliento y consuelo. 4 El que ha conocimiento. 9 Porque el conocimiento, He 15,32 hablado en lenguas se siente confortado; el Nada más perfecto que el amor igual que las profecías, no son cosas acaprofeta, en cambio, fortalece la Iglesia. 10 5 "I *3 ] Si yo hablara todas las lenguas badas. Y, cuando llegue lo perfecto, lo ¡Ojalá que todos ustedes hablaran en ] + •*• ** de los hombres y de los ángeles, imperfecto desaparecerá. 1 Cuando yo era Núm 11,29 lenguas!, pero sería mucho mejor que fuey me faltara el amor, no sería más que bron- niño, hablaba como niño, pensaba y razoran todos profetas. El profeta aventaja al ce que resuena y campana que toca. 2 Si naba como niño; pero, cuando ya fui homque habla en lenguas, a no ser que alguno yo tuviera el don de profecía, conociendo bre, dejé atrás las cosas del niño. pueda explicar a los demás lo que dijo, a 12 las cosas secretas con toda clase de conoDel mismo modo, al presente, vemos fin de que todos saquen provecho. 6 Miren, MC 11,23 cimientos, y tuviera tanta fe como para tras- como en un mal espejo y en forma confu- Núm 12, hermanos, si yo les voy a visitar y les hablo ladar los montes, pero me faltara el amor, sa, pero entonces será cara a cara. ^ A h o en lenguas, ¿de qué les sirve si no les en3 nada soy. Si reparto todo lo que poseo a ra solamente conozco en parte, pero enton- 8 trego revelaciones, conocimientos, profelos pobres y si entrego hasta mi propio ees le conoceré a él como él me conoce a Gái 4,9 cías, instrucción? cuerpo, pero no por amor, sino para recibir mí. Ahora tenemos la fe, la esperanza y el 7 Instrumentos como la flauta o el arpa, alabanzas, de nada me sirve. amor, los tres. Pero el mayor de los tres es , {¡¡j¡ \\ cuando dan un sonido sin notas distintas, 4 el amor. 5,'i El amor es paciente, servicial y sin ennadie reconocerá la melodía. 8 Y en la vidia. No quiere aparentar ni se hace el imguerra, si la trompeta no da un toque claro, portante. 5 No actúa con bajeza, ni busca su Cómo usar los dones espirituales ¿quién se alistará para la batalla? propio interés. El amor no se deja llevar por •I A 1 Procuren el amor y aspiren a los 9 Lo mismo ustedes cuando hablan. Si la ira, sino que olvida las ofensas y perdo- " •* • dones espirituales, especialmente son palabras que no se entienden, ¿quién sabrá lo que querían decir? i o Estarán hafundando Iglesias nuevas y dirigiendo las que existen. En sevida cristiana. Pues se dice: «Hago el bien a mi prójimo, ¿qué gundo lugar, vienen los profetas, que no solamente anunmás me pueden pedir?» Pero sería fácil mostrar que este blando al viento. Hay muchos idiomas en el cian palabras de Dios, sino que, por sus dones de fe y saamor nuestro es, en realidad, bien poca cosa, limitado, démundo, y ciertamente todos tienen sentido. biduría fortalecen la comunidad. Y en el último lugar están bil y muy impuro. Bien es cierto que el amor es lo más im11 los que tienen el don de hablar en lenguas. portante, pero se trata del amor que llegará a su perfección Pero si uno me habla en un idioma que cuando accedamos a la presencia de Dios: Lo veremos tal no entiendo, seré como extranjero para esa como es. Mientras no veamos a Dios, el amor no alcanza + Les voy a mostrar un camino mucho mejor (12,31). persona, como ella también lo será para mí. su plenitud, de manera que ése es el tiempo en que debe A los corintios, que se maravillan ante las cosas espectacu12 crecer gracias a la fe en Cristo, único Señor y Maestro: graSi ustedes ambicionan los dones espirilares y extraordinarias que obra el Espíritu Santo, Pablo les cias también a la esperanza y perseverancia en medio de las dice que lo único que cuenta es la capacidad de amar. tuales, estén preocupados primeramente pruebas. ¿Amor o caridad? Al comienzo, las dos palabras decían por edificar la* Iglesia, y recibirán abundanexactamente lo mismo. Pero, con el correr del tiempo, «ca• Parece que las reuniones que tenían en Corinto eran temente. 13 Por esa misma razón, el que haridad» llegó a designar, muchas veces, la ayuda que se da muy desordenadas. No se pedía la palabra, sino que hablaa alguien en forma de limosna, olvidando que eso solo no ban varios al mismo tiempo, y en esto sobresalían las mubla en lenguas debe pedir a Dios el poder es el amor verdadero. Por otra parte, la palabra «amor» ha jeres. Por eso, Pablo las invita a callarse. Los que tenían doexplicar lo que dijo. llegado a designar para muchos el cariño entre un hombre nes espectaculares se creían superiores a los demás y ni siy una mujer. Lo importante no es hablar de caridad o de 14 quiera respetaban el orden más elemental. Si estoy orando en lenguas, mi espíriamor, sino decir en qué consiste. Es lo que Pablo hace en Algunos tenían tantas ganas de pasar por creyentes inseste texto. tu reza, pero mi entendimiento queda ociopirados, que decían y hacían cosas extrañas, e incluso a veSí yo hablara, si yo tuviera... El amor es más importante ces vergonzosas. so. 15 ¿Qué haré, pues? Rezaré con el espíque hacer milagros, más importante que hacer mucho por Pablo, al poner orden, le da el primer lugar a aquello que ritu, pero también con el entendimiento. los demás o sacrificarse por una causa, lo que a veces se más sirve para edificar la Iglesia. El compara la Iglesia, o puede sin amor. sea, la comunidad, con un edificio. La estamos edificando Ef 5,19 Cantaré con el espíritu, pero también con £7 amor nunca pasará. Es la única cosa que llevaremos si actuamos de manera que los demás sean mejores y más el entendimiento. , 6 Si sólo con el espíritu de aquí, cuando pasemos a mejor vida. Sobre lo único que unidos. alabas a Dios, ¿cómo la persona sencilla y nos va a interrogar Cristo, cuando llegue el momento de juzLos espíritus de los profetas obedecen muy bien a los progamos, será sobre el amor en nuestra vida. fetas. Siempre se mezcla lo que viene del hombre y lo que no preparada podrá decir: amén a tu acCuando yo era niño... Esta comparación nos dice que viene del Espíritu. Los que piensan ser inspirados, deben teción de gracias?, pues no ha entendido. nuestra vida de fe es solamente la preparación de lo que sener gran cuidado de no mezclar sus propias ideas y convic17 remos en el cielo. El cielo es conocer a Dios cara a cara. Tu acción de gracias ha sido muy boniciones con lo que viene del Espíritu. Ninguna inspiración auEntonces, todo lo que ahora tenemos desaparecerá. Sólo toriza a negar la obediencia. ta, pero a él no le dejó nada. quedará el amor. En la medida en que amamos a Dios y al Proclamará que Dios está en medio de ustedes. Lo que ,8 prójimo en la vida presente, en esa misma medida comparmás puede convencer y atraer a la fe es el testimonio no de Doy gracias a Dios porque hablo en tiremos, en la resurrección, la Gloria de Dios, conocido cara un cristiano aislado, sino de varios. Las comunidades crislenguas más que todos ustedes; 1 9 pero, a cara. tianas que crecen y que evangelizan, no son las que tienen cuando estoy en la asamblea, prefiero deLa fe, la esperanza, él amor. Muchas veces Pablo junta las un líder excepcional, sino aquellas en las cuales cada uno tres «virtudes», o sea, los tres movimientos del alma cristiaparticipa en las acciones que se decidieron juntos, y puede cir cinco palabras mías que se entiendan y na. En ninguna parte lo hace más claramente que aquí. No desarrollar plenamente los dones que recibió. enseñen a los demás, antes que hablar diez hay amor auténtico sin fe y sin esperanza. Por varias razones, cabe pensar que los w. 34-35 no son El mayor de los tres es el amor. A veces se aprovecha de Pablo, sino que fueron añadidos posteriormente por un mil palabras en lenguas. esta declaración de Pablo para desvirtuar lo específico de la desconocido. 20 Hermanos, no se queden como niños
en su modo de pensar. En el camino del mal, sí, sean como niños, pero adultos en su manera de pensar. 21 En la Ley Dios dice: Hablaré a este pueblo por medio de hombres de otros idiomas y por boca de extranjeros; pero ni así me escucharán. 22 Entiendan, pues, que el hablar en lenguas es una señal destinada a aquellos que se niegan a creer, y no a los creyentes, mientras que la profecía es señal para los creyentes y no para los que se niegan a creer... 23 Si la Iglesia entera está reunida y todos hablan en lenguas, las personas no preparadas y que todavía no creen pensarán que se han vuelto locos. 2 4 Pero supongan que todos hablen como profetas y, en ese momento, entra una persona que no cree o que no tiene preparación: todos lo reprenden, todos lo juzgan y revelan sus secretos más íntimos. 2 5 Y él, cayendo de rodillas, tendrá que adorar a Dios y proclamar que Dios está realmente entre ustedes. 26 ¿Qué conclusión sacar, hermanos? Cuando ustedes se reúnen, cada uno puede participar con un cántico, una enseñanza, una revelación, o hablando en lenguas, o interpretando lo que otro dijo en lenguas, Pero que todo sirva para edificar. 2 7 ¿Se habla en lenguas? Que lo hagan dos o tres, cuando mucho, y por turno; y que haya alguien para interpretar. 28 Si no hay quien interprete, mejor que se callen durante la reunión, y reserven su hablar en lenguas para sí mismos y para Dios. 29 En cuanto a los profetas, que hablen dos o tres, y que los demás profetas digan su parecer. 3 0 Y si a otro le llega una revelación mientras está sentado, que se calle el que hablaba. 31 Pues pueden profetizar todos, uno por uno, para que todos aprendan y todos sean animados. 3 2 Los espíritus que hablan por los profetas obedecen muy bien a los profetas, 3 3 porque Dios no es Dios de desorden, sino de paz. 34 (Que las mujeres se callen en las asambleas, como se hace en todas las Iglesias de los santos. No les está permitido tomar la palabra; que sean más bien obedientes, tal como lo dice la misma Ley. s'Si quieren instruirse en algún punto, que consulten en casa a su propio marido. Pero no conviene que una mujer hable en uno asamblea.) 36 ¿Será que la palabra de Dios salió de ustedes, o que les llegó a ustedes solos? 37 Si alguno cree ser profeta u hom-
Ef4,i4
is 28,11
He 2,13
EI 4,12
1 Tm i 2,13
1-corintios 15 1 jn 4,6 bre espiritual, reconozca que lo que les escribo es mandato del Señor. 38 Si no lo reconoce, tampoco Dios lo reconoce a él. 39 Así, pues, hermanos, aspiren al don de la profecía y no impidan que se hable en lenguas. 40Pero que todo se haga en forma decente y ordenada. Es cierto que Cristo resucitó 1 C i Hermanos, les recuerdo la BueV * * ' na Nueva que les prediqué, que GÍI i.ii ustedes recibieron y en la que perseveran firmes. 2 Por ese Evangelio ustedes se salvan, con tal que lo guarden tal como yo se lo prediqué. De otro modo, habrían creído en vano. 3 En primer lugar les he transmitido la 11.23 enseñanza que yo mismo recibí, a saber: ' que Cristo murió por nuestros pecados, tal como lo dicen las Escrituras; 4 que fue seix 24,27 pultado; que resucitó al tercer día como lo 24,34 d¡cen también las Escrituras; 5 que se apaJn 21,15 recio a Pedro y luego a los Doce. 6 Después se hizo presente a más de quinientos hermanos de una vez; la mayoría de ellos viven todavía y algunos ya entraron en el descanso. 7 En seguida se hizo presente a SanHe 12,17 tiago y, luego, a todos los apóstoles. 8Y, He 9,3 después de todos, se me presentó también 1 TmfuS a mí, el que de ellos nació como un aborto. GÍI Lía 9 p u e s yo soy el último de los apóstoles, y ni siquiera merezco ser llamado apóstol, porque perseguí a la Iglesia de Dios. 1° Sin embargo, por la gracia de Dios soy lo que soy y su bondad para conmigo no fue inú2 co 11,23 til. Lejos de eso, trabajé más que todos ellos, pero no yo, sino que la gracia de Dios conmigo. 1' Con todo, tanto yo como ellos O Les recuerdo la Buena Nueva. Les recuerdo el acontecimiento único que hace feliz a la humanidad: un hombre ha resucitado y nos resucitará a nosotros. Este es el corazón del mensaje cristiano. Les transmití en primer lugar... (v. 3). Mo se trata de un cuento, una novela, sino de un hecho. La resurrección de Jesús es un hecho del que son testigos los apóstoles. Y Pablo recuerda varías manifestaciones de Jesús. Lo que más nos impresiona es el recuerdo de los quinientos que lo vieron en una ocasión (esta carta fue escrita veinticinco años después del acontecimiento). ¿Cómo dicen algunos de ustedes que los muertos no resucitan? En Corinto, varios pensaban que, después de la muerte, el alma inmortal sale del cuerpo y sigue viviendo sola, olvidando su pasado, y abandonando la materia y ei cuerpo, reputados instrumentos del mal. Otros pensaban que todo termina con la muerte y que es mejor conformarse con el momento presente. O Todos mueren por ser de Adán (v. 22). Ver el comentario de Rom 5,12 sobre Adán y Cristo. Del pecado viene la muerte tal como la conocemos, es decir, como algo que contradice a la vocación del hombre hijo de Dios. Separa a los que se aman, pone fin a la actividad de un genio, se Ue-
268
269 s,i 110, poderío enemigos. 25 Porque él tiene que XbVe r e i n a r nasta aue naYa puesto bajo sus pies a todos sus enemigos. 26 El último enemigo destruido será la muerte; 27 según dice la Escritura: Dios ha sometido todo bajo sus Sa| 7 pies. Pero, cuando se dice que todo le está soFII 3.21 metido, se excluye, por supuesto, a Aquel que le somete todas las cosas. 28 Y cuando „,, „ todo le esté sometido, el Hijo mismo se so-
predicamos este mensaje, y esto es lo que * ustedes han creído. 12 Pues bien, si se predica que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo algunos MtH2ez4* de ustedes dicen que los muertos no resucitan? 13 Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó. 14Pero, si Cristo no fue resucitado, nuestra predicación ya no contiene nada ni queda nada de lo que creen ustedes. 15 Col 3.11 , ,, , . Y se sigue, además, que nosotros soEI 4,6 meterá a Aquel que le sometió todas las comos falsos testigos de Dios, puesto que he- He 1,8 sas, y en adelante será Dios todo en todos. mos afirmado de parte de Dios que resuci- 1'2Z 29 Si no fuera así, ¿qué ganarían los que tó a Cristo, siendo que no lo resucitó, si es se hacen bautizar por los muertos? Si los 16 cierto que los muertos no resucitan. Pormuertos no resucitan en absoluto, ¿por qué que si los muertos no resucitan, tampoco entonces se hacen bautizar por ellos? 3OY resucitó Cristo.17 Y si Cristo no resucitó, usnosotros mismos, ¿para qué nos exponetedes no pueden esperar nada de su fe y si- Rom 4,; mos constantemente a los peligros? guen con sus pecados. 18Y también los 31 Cada día estoy en peligro de muerte. que entraron en el descanso junto a Cristo 2 c o 4 , 1 0 Sí, hermanos, lo digo ante ustedes que son 19 están perdidos. Sí sólo para esta vida esmi gloria en Cristo Jesús nuestro Señor. peramos en Cristo, somos los más infelices 32 Si por motivos humanos luché en Efeso de todos los hombres. contra las bestias, ¿de qué me sirve? Si los is 22,13 m u e r t o s n o resucitan, comamos y bebaCristo nos abrió el camino mos, que mañana moriremos. O 20 Pero no, Cristo resucitó de entre los Boma, 33 No se dejen engañar: las malas sugemuertos. El es el primero y como las pri- 1Í21} rencias corrompen las buenas costumbres. micias de ios que duermen. 21 CIn hombre 34 ¡Despierten de una vez, y no pequen! trajo la muerte; un hombre también trae la Porque varios de ustedes lucen su ignoranresurrección de los muertos. 22 Todos cia de Dios: se lo digo para su vergüenza. mueren por ser de Adán, y todos también 45.4! ¿Con qué cuerpo vamos a resucitar? recibirán la vida por ser de Cristo. 23Pero, Rom5t + 35 Pero algunos dirán: ¿Cómo resucitan a cada cual su turno: en un primer tiempo, los muertos?, ¿con qué tipo de cuerpo Cristo; luego, el pueblo de Cristo, cuando él 1 Te c s 0 | 4 3 1 salen? los visite. 36 24 ¡Necio! Lo que tú siembras, no revive Luego vendrá el fin, cuando Cristo en' si no muere. 37 Y lo que tú siembras no es tregue a Dios Padre el Reino, después de J\\f7 el cuerpo de la futura planta, sino un puro haber destruido toda grandeza, dominio y J
va a un joven lleno de esperanza. Si el pecado no hubiera ocurrido, tal vez la muerte habría existido, pero no como ahora, que es cruel y violenta, sino como algo que se desea, cual es ir contento y feliz al encuentro con nuestro Padre. Cristo, el primero de los que duermen (v. 20). Pablo, como Cristo y como los creyentes de los primeros tiempos del cristianismo, prefiere decir «dormir» en vez de «haber muerto», porque, usando esa palabra, expresa mejor la espera de la resurrección. El último enemigo destruido será la muerte (v. 26). El triunfo de la humanidad va mucho más allá de la paz universal y de la justicia por fin lograda entre los hombres. Dios será todo en todos y el hombre entrará, con Cristo, en su gloria, es decir, será transformado, recibiendo todo lo que Dios le puede dar, y que es mucho más de lo que nunca se pudo imaginar o esperar. ¿Qué ganarían los que se hacen bautizar por los muertos? (29). A lo mejor, algunos de los creyentes se preocupaban por la salvación de sus padres y se hacían bautizar en nombre de ellos. Pablo no da su opinión sobre esta práctica. Solamente la aprovecha para argumentar en favor de la resurrección.
+ ¿Cómo resucitan los muertos? (v. 35). Nos cuesta imaginarlo. ¿Dónde estarán? ¿Por qué vamos a tener un cuerpo si hemos de vivir «como los ángeles» (Me 12,25)? Lo que siembras no es el cuerpo de la futura planta. Jesús había hablado del grano que se siembra (Jn 12,24). Con este ejemplo, destruía las ideas primitivas que tal vez guardan algunos todavía; los ángeles vendrían a recoger el polvo de los muertos, los cadáveres saldrían de sus tumbas.... En realidad, nuestro cuerpo actual es el grano, y el cuerpo resucitado, tal como la espiga, no será una recomposición del cuerpo actual. (Jn cuerpo espiritual (v. 44). La resurrección es algo que viene desde adentro, algo como una transfiguración. Cada uno tendrá el cuerpo que ha merecido, el cuerpo que expresa mejor lo que es ante Dios. Y porque esperamos una tal transfiguración de nuestra persona, desde ahora procuramos transfigurar nuestra vida. La otra vida será en cierta manera una continuación de la presente, así como del grano de trigo sale una espiga de trigo. Se encontrará el mismo hombre, con toda su personalidad, marcado por sus actos pasados, por todo lo que lo hizo madurar (no sin razón Cristo resucitado quiso mostrar en su cuerpo glorioso las llagas de su Pasión). Y porque el
1-eorintios 15 grano, por ejemplo de trigo, o de semilla cualquiera, 38 y Dios le da el cuerpo que le corresponde, según lo dispuesto para cada semilla. 39 Y si hablamos de carne, no es igual la carne de todos; una es la carne del hombre, otra la de los animales, otra la de las aves o de los peces. 4°Lo mismo hay «cuerpos celestes», como hay «cuerpos terrenales». Pero los cuerpos celestes tienen otro resplandor que los terrenales 4Í y además el brillo del sol es diferente al de la luna y al de las estrellas, una misma estrella se diferencia de otra por el brillo. 42 Del mismo modo pasa con la resurrección de los muertos. Al sembrarse es ni 3,21 un cuerpo que se pudre; al resucitar será tal que no pueda morir. 43 Al sembrarse es cosa despreciable; al resucitar será glorioso. Lo sembraron impotente, pero resucitará lleno de vigor. 44 Se siembra un cuerpo animal, y resucita espiritual. Pues habrá un cuerpo espiritual lo mismo que hay al presente cuerpos animales. 45 La Escritura dice: Adán, el primer hombre, fue hecho ser animado con vida; Gen 2,7 pero el otro Adán, que viene después, es ser espiritual que da vida. 46 No aparece pri- 21,23 mero lo espiritual, sino lo animal, y solamente después lo espiritual. 47 El primer hombre es sacado de la tierra y es terrenal, Dn 7,13 mientras que el segundo viene del Cielo. 48 Adán, por ser terrenal, es modelo de los terrenales; Cristo, que viene del Cielo, es modelo de los celestiales. 49 Y así como nos parecemos ahora al hombre terrenal, tam- W"3M' bien llevaremos la semejanza del hombre Roms^ celestial. hombre no se hizo solo, sino unido y relacionado con los demás hombres, nos encontraremos unidos en forma especial a los que más amamos en esta tierra y que más nos ayudaron a crecer. No toda carne es igual (v. 39). Pablo recuerda que la misma palabra dice a veces cosas muy diferentes, pero que tienen alguna semejanza. Así, por ejemplo: «luz» se usa para designar el brillo tan diferente del sol, de la luna, de las estrellas, cada una con su color propio. En la época de Pablo, «cuerpo» se usaba para muchas cosas, aun para designar el sol y las estrellas, llamados «cuerpos celestiales». Así también, cuando se habla de resucitar «con su cuerpo» no será la misma forma ni la misma vida, pero será, sin embargo, nuestra misma persona. No moriremos todos. Pablo piensa que Cristo va a volver pronto. Basado en esta suposición, dice que, aun los que estén vivos cuando vuelva Cristo, tendrán que ser transformados. Así subraya que la resurrección no es simplemente un volver a vivir, como le ocurrió, por ejemplo, a Lázaro. El hombre terrenal... el hombre celestial (45-49). Todo hombre ahora tiene doble herencia: es solidario de In humanidad por su naturaleza, y miembro de la comunidad de vida que se teje en tomo a Cristo resucitado.
I-corintios 16 El día d e la resurrección 50 Esto digo yo, hermanos: la carne y la 6,10 sangre no heredarán el Reino de Dios, o, Jn3,5 con otras palabras: todo e s o del hombre que es para descomponerse no pasará sin m á s a la existencia incorruptible. 51 Yo quiero enseñarles este misterio: aunque no todos muramos, 52 todos tendremos que ser transformados, en un instante, cuando 1 Tes 4,15 toque la trompeta. (Ustedes han oído de la Jf 2,1 Mt 24,31 Trompeta que anuncia el Fin.) Entonces, en un abrir y cerrar de ojos, los muertos se levantarán, hechos incorruptibles, mientras que nosotros seremos transformados. 53 Porque es necesario que nuestro ser mortal y corruptible, se revista de la vida que no sabe de muerte ni de corrupción. 54 Y, cuando nuestro ser mortal revista la inmortalidad, y nuestro ser corruptible revista la existencia incorruptible, entonces se cumplirá la palabra de la Escritura: La muerte ha sido destruida en esta victoria, ¿dónde está ahora tu triunfo?, Os 13,14 ^s Muerte, Ap 20,14 ¿dónde está, muerte, tu aguijón? 56 La muerte se valía del pecado para inyectar su veneno y la misma Ley reforzaba al pecado. 5 ? Por eso, demos gracias a Jn 16,33 Dios, que nos da la victoria por Cristo J e Rom 6,25 sús, nuestro Señor. 58 Así, pues, hermanos míos muy amaCol 1,23 dos, sigan firmes y n o se dejen impresionar. Progresen siempre en la obra del Señor, sabiendo que con él nuestras penas no son en vano. Recomendaciones "1 u£ ' En cuanto a la colecta en favor de los santos, sigan ustedes también las reglas que di a las Iglesias de GaMt 28,1 lacia. 2 Cada domingo, todos ustedes guar"p f\l den lo que hayan podido ahorrar, de modo que no esperen mi llegada para recoger las 3 He 20A limosnas. Una vez que esté entre ustedes, elegirán a personas que yo pueda enviar a Jerusalén con cartas de4 recomendación para llevar sus limosnas. Y si vale la pena que yo también vaya, ellos harán el viaje conmigo. 5 Iré donde ustedes, después de atraveHe 19,21 sar Macedonia, porque por allá no haré más Gái 2,io
• Respecto d e esta colecta, ver Rom 15,25 y 2 Cor 8-9. El día domingo, o primer día d e la semana: ver en He 20,7: ya en estos comienzos la Iglesia de los Apóstoles había reemplazado el sábado de Moisés y de los judíos por ei domingo, día de Cristo resucitado.
270 6
que pasar. A lo mejor m e quedo entre ustedes algún tiempo, y aun paso ahí el invierno para que ustedes mismos m e encaminen hasta el lugar donde tengo que ir. 7 Porque esta vez no quiero verlos de pasada, sino que deseo ardientemente quedarm e algún tiempo con ustedes, si el Señor lo permite. 8 De todos modos, permaneceré en Efeso hasta Pentecostés, 9 ya que se m e abre una puerta muy grande y con muchas esperanzas, aun cuando los enemigos son numerosos. 10 Si llega Timoteo, traten que no se encuentre incómodo entre ustedes. Piensen 4,17 que él trabaja como yo en la obra del Señor. 11 Que nadie, pues, lo desprecie y que pueda volver contento a mí: los hermanos 1 T™ 4, 2 Tlm y yo lo esperamos. 12 En cuanto a nuestro hermano Apolo, he insistido mucho en que vaya donde us- He A tedes con los hermanos, pero se negó formalmente a hacerlo por ahora; irá cuando tenga oportunidad. 13 Estén despiertos, permanezcan firmes en la fe, sean hombres, sean fuertes. 1 4 Que todo lo hagan con amor. 15 Hermanos, una recomendación m á s . Ustedes saben que Estefanás y los suyos U6 son los primeros que se convirtieron en Acaya y que espontáneamente se pusieron al servicio d e los creyentes. 16 Por su parte, acepten ustedes la dirección de tales per- , Tes 5,1 sonas, c o m o de todo el que trabaje y se afa- Fil 2 $ ne con ellos. 17 Estoy feliz por la visita de Estefanás, d e Fortunato y de Acaico, que suplieron la ausencia d e todos ustedes. i 8 E n realidad, ellos tranquilizaron mi espíritu y el de ustedes. Por eso sepan apreciar a hombres tales como ellos. 19 Los saludan las Iglesias de Asia. Aqui- Hc 18 2 las y Prisca los saludan en el Señor, lo mism o que la Iglesia que se reúne en casa de ellos. 20 Los saludan todos los hermanos. Rom1616 Salúdense unos a otros con un beso santo. 2 có mi 21 El saludo es de mi puño y letra, Pablo. GaU'ii 22 ¡Maldito sea el que no ama al Señor! El Señor viene. 23 La gracia del Señor Jesús permanezca con ustedes. 2 4 Los a m o a todos en Cristo Jesús. Se puede comprobar que los cristianos de Corinto son una verdadera Iglesia, pues, a pesar d e sus defectos, ésta es una comunidad donde todos son miembros activos y que saben arreglar juntos los asuntos de su vida «en Cristo».
2
INTRODUCCIÓN Al terminar la primera carta a los corintios, Pablo expresaba el deseo de volver pronto a visitarlos. No lo pudo hacer, lo que ellos interpretaron muy mal. Predicadores «judaizantes», es decir, de esos judíos mal convertidos a Cristo que Pablo enfrentaba a cada momento, trataban de arruinar su autoridad. Pablo, entonces, envió un mensajero que fue ofendido gravemente: algunos de la comunidad se rebelaban abiertamente contra el apóstol. Pablo respondió por una carta «escrita entre lágrimas» (2,4), en la que exigía la sumisión de la comunidad. Tito, c! más capaz de los ayudantes de Pablo, llevó la carta y su misión concluyó exitosamente. Cuando volvió, Pablo, ya tranquilizado, mandó la presente carta, «segunda» (en realidad, tercera o cuarta) carta a los corintios. ¿Qué contiene esta carta? Lo que siente Pablo respecto a los corintios y lo que sufre con su incomprensión. Es poco y es mucho. Pablo no puede hablar de sí sin hablar de Cristo. Este hombre inquieto, ávido de comprensión y de cariño, está tan compenetrado del amor de Cristo, que no puede expresar un recelo, un reproche, sin llegar a los discursos más profundos de la fe. Al tratar de justificarse, escribe las páginas más hermosas sobre la evangelización y sobre lo que significa ser apóstol de Cristo.
i J Pablo, apóstol de Cristo J e s ú s por la •* voluntad de Dios, y el hermano TimoRom 1,1 1 Co 1,1 teo, a la Iglesia de Dios establecida en Corinto, y a todos los santos que viven en toda Acaya. 2 Reciban gracia y paz de Dios nuestro Padre y de Cristo J e s ú s el Señor. O Desde el comienzo, Pablo describe para los corintios, algo aburguesados, su propia situación de apóstol de Cristo errante, perseguido, enfermo. Mientras ellos se sienten orgullosos de su comunidad numerosa y buscan predicadores brillantes (como se verá a continuación), él comparte la pasión d e Cristo. Pablo les da a entender q u e ellos también conocerán el verdadero consuelo de Dios cuando les toque sufrir por él.
¡Bendito sea Dios, del que viene todo consuelo! O 3 ¡Bendito sea Dios, Padre de Cristo J e sús nuestro Señor!, el Padre siempre misericordioso, el Dios del que viene todo consuelo, 4 el que nos conforta en todas nuesMuchas veces se encontrará la palabra «consuelo» en In presente carta. No se trata de que Dios enseñe la rrHlfjnn ción; el consuelo de Dios significa más bien que *r hit* r sentir presente a su militante. En el momento mAn t'iitit n Ir llega una buena noticia inesperada (ver 7.ti) o bien l)hm lt> conforta interiormente sanando de repente UHIA Inquiftinl y amargura. Dios no quita las prueban, HIIHI Í/ÜI* tfa tf tttpiM mentar su fuerza y su amor co/i /n* t ttalp» nuttutltt Ai apóstol.
Rom 156. El 1,3
2-corintios 1
272
273
2-corintios 3
no pretendo hacerme dueño de ustedes y tanas de nosotros, pues conocemos muy tras pruebas por las que ahora pasamos, de manas las que nos guían, sino la gracia de E 4,27 1 P 5,2 de su fe, sino contribuir a su gozo: en cuan- bien sus propósitos. ' especialmente para con ustedes. manera que nosotros también podamos Dios, 13 to a la fe, ya están firmes. En nuestra carta no había segundas inconfortar a los que están en cualquier prueSomos el buen olor de Cristo lo que ustedes han is 4o.i ba, comunicándoles el mismo consuelo tenciones; solamente 2 1 Preferí entonces no visitarlos, si otra 12 leído y entendido. 14 Confío que lo comque nos comunica Dios a nosotros. Entonces fue cuando llegué a Tróade 5 ™" vez habían de resultar tristezas.2 Pues f En el momento en que nos toca pade- prenderán perfectamente, como ya enripiepara predicar el Evangelio de Cristo, y el Se- 1 co 16,9 si yo los aflijo, ¿quién me hará sentir ale- ñor me / cer los sufrimientos de Cristo con tal inten- zan a darse cuenta que deben sentirse orabrió las puertas. -3 Sin embargo, C gría? Solamente ustedes a quienes he afli- no me sentí j F°¡ j ;¡¿ sidad, de Cristo también nos viene un con- gullosos de nosotros, como también nosotranquilo por no encontrar a 3 6 gido. Es lo que les he escrito: «Ojalá que suelo muy grande. Nuestras angustias les tros nos sentiremos orgullosos de ustedes 1 Tes 2,11 Tito, mi hermano, de modo que me despecuando venga no tenga que lamentarme dí de ellos y partí para Macedonia. traen a ustedes consuelo y salvación, y en l el día del Señor Jesús. por ustedes, que más bien deberían procu14 5 Confiado en esto, quise ir primero a vinuestro consuelo también les trae consuePero, gracias sean dadas a Dios, quien rarme alegría. Confío en todos y estoy sesido para ustedes una lo en el momento en que soportan pacien- sitarlos, y esto habría siempre nos lleva en el desfile victorioso de 6 guro que mi alegría es la de todos ustedes.» segunda gracia, i De allí pensaba pasar a temente los mismos sufrimientos que paCristo y, por nuestro oficio, difunde por to4 En efecto, les escribí tan preocupado y das Macedonia, y de Macedonia volver a ustedecemos nosotros. partes su conocimiento cual aroma es7 afligido que hasta lloraba; no quería afligir- parcido. ' 5 Somos el buen olor que de Cris- 1 c» i,u ayudado a seguir mi Nuestra esperanza es muy segura res- des, que me habrían 17 H e 2 0 , 3 1 los, sino más bien que se dieran cuenta del pecto a ustedes, pues si comparten nues- viaje a Judea. ¿Me hice este proyecto sin to sube hacia Dios, y lo perciben tanto los amor inmenso que les tengo. tro sufrimientos tendrán también parte en reflexionar?, ¿o bien mis decisiones camque se salvan como los que se pierden. 16 A 5 Aquel que me ha causado tristeza no algunos les parece olor de muerte, que con- LC 2,34 bian según el humor del momento, de ma- MI 5.37 nuestro consuelo. 8 me la causó a mí solo, sino en cierta maHermanos, deseamos que sepan algo ñera que haya siempre en mí un no al lado duce a la muerte; a otros les parece olor nera —no quisiera exagerar—, a todos. 6 A que procede de la vida y que conduce a la 1 co 15,32 de lo que nos tocó padecer en Asia. Real- de un sí? ése le basta la reprensión de la comunidad; vida. 18 Dios sabe que respecto de ustedes mente fue tanto el peso de nuestros pade7 19 por eso ahora mejor lo perdonen y lo concimientos, que habíamos ya perdido toda nuestro proceder no es sí y no. Lo misestá a la altura de esta misión? 9 coi 3,13 forten, no sea que lo desanime la excesiva 17 ¿Quién esperanza de salir con vida. Nos sentía- mo que el Hijo de Dios, Cristo Jesús, al que No somos como tantos otros que hacen 8 47 pena. Les ruego, pues, que lo traten con les predicamos tanto yo como Silvano y TiR| 2 ¿ mos como condenados a muerte: ya no podinero de la palabra de Dios. Hablamos con 1 ? 4,11 caridad. Rom4|i7 díamos confiar en nosotros mismos, sino moteo, no se presentó con20sí y no, sino que sinceridad, y anunciamos a Cristo de parte 9 10 En realidad, al escribirles, quería comen Dios, que resucita a los muertos. El su persona fue un puro sí: en él todas las de Dios y en su presencia. probar que son capaces de una obediencia nos libró de tan gran peligro de muerte y se- promesas de Dios han pasado a ser un sí; total. !0A1 que perdonen ustedes, también La dignidad eminente guirá protegiéndonos. Confiamos en que por eso precisamente decimos en su nom- , Jn 2 2; le perdono yo, y lo que he perdonado, si de los ministros de Cristo seguirá amparándonos, ' ' si ustedes nos bre: ¡Amén! para dar gracias a Dios. 21 Este *> si" m io,4o realmente he tenido algo que perdonar, lo ayudan con sus oraciones. Este favor con- es el que nos fortalece junto con ustedes perdoné en atención a ustedes, en presenO 1 ¿Acaso estoy de nuevo recomenseguido por la intercesión de numerosas en Cristo, y el que nos ha ungido; 22 y nos cia de Cristo. n Así no se aprovechará Sa- ^ '"' dándome solo? ¿O necesito présen9;" personas, hará que muchos también le den ha marcado interiormente con su propio 5 sello en una primera comunicación del Ef1 j* gracias por nosotros. Espíritu. ¿Quién está a la altura de esta misión? Al ver esto, el após- se leen en el libro del Éxodo (Ex 34,29-35). Esos recuerdos tol se siente muy inferior a su misión. Desearía que todos realzaban la gloria de Moisés, pero Pablo los menciona para Los proyectos de Pablo reconocieran en él la figura de Cristo y la irradiación de su demostrar la superioridad de los apóstoles de Cristo. Expreamor, pero, ¡cuánto dista! El falso apóstol, por el contrario, Pablo alude a un escándalo que hubo saban cómo Moisés volvía con la cara radiante del encuenni siquiera piensa en esto, sino que desea ser aprobado y tro con Dios; pero Pablo nota que esto no duraba. Decían + 12 Nuestro título de gloria es el siguienhace dinero de la palabra de Dios, disimulando sus exigenque Moisés debía cubrirse con un velo, tan radiante era su te: nuestra conciencia nos dice que nos he- • 23 Dios lo sabe, y les juro por mi propia cias: son apóstoles que tienen fama y a los que nadie rostro; pero Pablo nota que, donde se pone un velo, es que persigue. , „ ?•" mos portado en este mundo con santidad vida, que sólo la misericordia para con usDios todavía no se comunica plenamente. Y de paso señala i Co 1,17 , esta ceguera de los judíos que no reconocen a Cristo como tedes me inspiró no volver a Corinto. Pues a su salvador prometido: la Biblia es un libro cerrado hasta O Los predicadores adversarios de Pablo mostraban cary sinceridad de Dios. No son razones huque Dios nos entregue su verdadero significado (ver Lc tas de recomendación dadas por alguna comunidad o alr
+ Los corintios han tomado en mala parte el que Pablo haya aplazado una visita que les prometió. Este, entonces, insiste en que sus planes y proyectos no son caprichosos. El es un hombre del Espíritu. No toma sus decisiones por sí solo como lo hacen tantas personas. Porque se entregó totalmente a la influencia de Cristo, madura sus decisiones bajo la luz del Espíritu. No caben entonces en él vueltas atrás y decisiones precipitadas. Todas las promesas de Dios han pasado a ser «sí» en él (v. 20). Al enviarnos a su Hijo, Dios ha cumplido sus promesas. Pero también Cristo no hizo otra cosa sino llevar a efecto lo que deseaba su Padre. Así, pues, Cristo es un sí consentido al plan del Padre. Pablo saca de ahí la consecuencia para el cristiano. En el bautismo pronunciamos el primer sí a Cristo. En cada Eucaristía repetimos una vez más ese mismo sí. El «amén» que decimos en las oraciones, quiere decir sí. Lo contrario de esto es el pecado, que equivale a decir no a Cristo. En una primera comunicación... (22). Pablo dice en for-
ma precisa: nos dio el anticipo del Espíritu. Ver com de Ef i;i4. • Pablo recuerda aquí los antecedentes de la presente carta, de los que hablamos en la introducción. Aludimos a esa anterior carta que se conserva a lo mejor en los capítulos 10-13 de la presente «Segunda carta». No pretendo hacerme dueño (1,23): ver 10,5-6. Ojalá que cuando venga no tenga que lamentarme (2,3): ver esto en 12,21. Les parece olor de vida, que conduce a la vida. Como Cristo dividió a los hombres en tomo a sí mismo, así el Evangelio divide a los hombres. No discuten tanto el mensaje cuanto se fijan en el «olor», o sea, la manera de ser del cristiano. Unos están apegados a su propio interés y poco dispuestos a arriesgar: éstos se fijan en las exigencias de la vida cristiana, que les parecen muerte y sacrificio vano. Otros, en cambio, se ponen a envidiar la fuerza misteriosa que irradia del creyente en medio de sus mismas pruebas: porque entienden que ahí está la vida.
gún apóstol. Al contrario, Pablo se vale de una autoridad personal que no debe nada a nadie. Como lo expresó en varios lugares, Cristo mismo lo hizo apóstol. Los paganos de ese tiempo rodeaban de honores y consideración a sus sacerdotes. También los judíos. A lo largo de la Biblia se realza el honor de enseñar la Ley de Dios y más aún el papel único de Moisés, que la recibió de Dios en el Sinaí. Sin embargo, el apóstol de Cristo es mucho mes que ésos. Mucho más grande será el ministerio que procura la santidad. Como Pablo lo demostró en Rom 7,1-13, enseñar solamente la Ley como hacían los sacerdotes judíos no es prestar gran beneficio a los hombres, ya que éstos, por ser pecadores, no la obedecen y merecen sus castigos. Al contrario, el apóstol pone a los creyentes en comunicación de vida con Cristo y con-su Espíritu, para que, en adelante, ellos también vivan resucitados. Los sacerdotes y ministros de la Iglesia cumplen una función muy grande con tal que sus palabras y gestos sirvan para resucitar a los hombres. En los versículos 7-13, Pablo alude a las tradiciones que
24,27yApoc5.1). En cambio, los cristianos contemplan a cara descubierta la Gloria del Señor. El cristiano es luz de Cristo; antiguamente, los bautizados eran llamados «los iluminados». Cristo dijo: no se enciende una lámpara y se esconde, sino que se coloca en el candelera. Mes seguros que Moisés (12). ¡Qué afirmación más atrevldal Moisés era el fundador del pueblo judio y la máxima autoridad de la Biblia.
El Señor es ei espíritu. Esto se dice dos veces en los versículos 17 y 18. Pablo no está confundiendo al Señor, Cristo, con el Espíritu Santo, sino que juega con las palabras espíritu y Espíritu. La primera religión, la de los judíos, era observancia de una ley escrita. La segunda, la de Cristo, es un espíritu, o sea, una fuerza que nos ¡leva a amar, una manera de ser libre; este espíritu nuevo se encuentra en Cristo. Jesús, el Señor, no es un muerto cuya voz nos llega a través de los siglos. Resucitado, su Espíritu actúa en nosotros y nos va transformando (ver en Rom 2,29).
2-corintios 4
274
2-corintios 5
275 R 0 H™ ¡j ;
9
da d e campaña, Dios nos tiene reservado Job 4,19 un edificio no levantado por m a n o de hom- is 38Í12 bre, u n a casa para siempre en los cielos. 2 Eso mismo n o s mantiene inquietos: anhelamos el día en que n o s pondrán esta Rom823 casa celestial por encima de la actual, 3 pero ¿quién sabe si todavía vestiremos este cuerpo mortal, o si ya estaremos sin él? 1 T» A'M 4 Sí, mientras estamos en la tienda d e campaña, gemimos por nuestra dura suerte, pues n o quisiéramos que s e nos quitara este vestido; nos gustaría m á s ponernos el otro encima y que el cuerpo mortal fuera absorbido por la vida verdadera. 5 Esta e s a la que Dios nos destinó, y nos dio el Espíritu c o m o un anticipo d e lo que h e m o s d e 1,22 Llevamos este tesoro recibir. en vasos de barro 6 Así, pues, nos sentimos seguros en cualquier circunstancia. Sabemos que, _ A 1 Ese e s nuestro ministerio. Lo teneu mientras vivamos en el cuerpo, estamos m o s por pura misericordia d e Dios aún fuera de casa, o sea, lejos del Señor; 1 p 1.1 y, por eso, n o n o s desanimamos. 2 Repu7 pues caminamos por fe, sin ver todavía. diamos todo lo que n o s e puede confesar; 1RoTes m 21,11 8 no procedemos con astucia ni falsificamos ' Pero nos sentimos seguros y nos gustaría . el mensaje de Dios: manifestando la verdad, m á s salir d e ese cuerpo para ir a vivir junto ' ' es c o m o merecemos ante Dios que n o s al Señor. 9 Por eso, sea que guardemos esta Esperamos nuestra casa del cielo apruebe cualquier conciencia humana. casa o la perdamos, lo único que nos im3 + '6 Por eso no nos desanimamos. Al con- porta es agradar al Señor. 10 Pues todos heEs verdad que permanece oscuro el trario, mientras nuestro exterior s e va des- m o s d e comparecer a descubierto ante el Rom 14,10 Evangelio que proclamamos, 4 pero solacoi 3,9 fruyendo, nuestro hombre interior se va re- tribunal d e Cristo, para recibir cada cual lo H¿S ii26 mente para los que s e pierden. El dios d e 2 Tes 2 1 novando día a día. 1 7 La prueba ligera y que que mereció en la presente vida por s u s Ef6,8 este m u n d o los ha vuelto ciegos de enten' Rom s,'i7 pronto pasa, nos prepara para la eternidad obras buenas o malas. dimiento y se niegan a creer, d e manera He i PV.6 una riqueza de gloria tan grande que n o se que no ven el resplandor del Evangelio glopuede comparar. 1 8 Nosotros, pues, no nos Somos mensajeros rioso de Cristo, que e s imagen de Dios. 5 A 1 Het¡ ií i fiJarnos e n 1° 3 u e s e ve > s i n o e n ' ° invisible, de la reconciliación ese Cristo J e s ú s proclamamos c o m o S e ya que las cosas visibles duran un m o m e n ñor: no n o s pregonamos a nosotros misto y las invisibles son para siempre. mos, servidores d e ustedes por Jesús. 3,is • n Por eso, sabiendo lo que es temer al 6 Ahora bien, Dios, que dijo: «Brille la luz en 1 ? 2^ Señor, procuramos convencer a los homR i Sabemos que, al destruirse la casa El velo de Moisés medio de las tinieblas», es el que hizo bri- Hl"1'3 bres y vivimos sinceramente ante Dios; y *^ terrenal o, mejor dicho, nuestra tien12 ¡Qué esperanza m á s grande e s la llar la luz en nuestros corazones, para q u e + Muestro exterior... nuestro hombre interior (16). Con presenciar la venida de Cristo y la Resurrección (1 Tes 4,15). nuestra! Y por eso a n d a m o s muy seguros; irradie y d é a conocer la Gloria de Dios, Pero, con el correr del tiempo, empieza a dudan a lo mejor estos dos términos, Pablo vuelve a decir lo que ya expresó EX 34,34 , 3 n o h a c e m o s c o m o Moisés, quien se cu- c o m o brilla en el rostro d e Cristo. en Rom 8,10-11. Allí oponía la carne y el espíritu, como aquí Cristo volverá después que él y sus oyentes hayan tenido 7 bría el rostro con un velo, para que los isel exterior y lo interior, para describir la situación del cristia- que morir. Y por mucho que anhelemos el edificio celestial, Con todo, llevamos este tesoro en vao sea, el cuerpo glorioso que Dios nos reserva, estamos bien no que ya experimenta una resurrección de toda su persoraelitas n o vieran apagarse u n resplandor sos de barro para que esta fuerza soberana 12,9 apegados a la tienda de campaña, que es el cuerpo presenna y está en marcha hacia otra resurrección, la de los muerque n o podía durar. parezca cosa de Dios y n o nuestra. 8 Nos te, por incómoda y provisoria que sea. tos, a pesar de que debe pasar por la muerte. 14 Comparar 5,8 con Fil 1,23 y Ap 14,13. Con todo, ellos s e volvieron ciegos. vienen pruebas de toda clase, pero n o nos 1 co 15,31 Morimos porque la muerte está inscrita en nosotros desMc412 Nos sentimos seguros (6). El hecho de que uno sea crede el comienzo de nuestra vida, por ser miembros de la huHe 28,27 Hasta el día d e hoy, el mismo velo queda desanimamos. Andamos con graves preo- Rl 3,1í yente no le quita-necesariamente el miedo natural a la muermanidad pecadora. Muerte que se advierte en nuestro cuer,•>•,'! tarles cartas de recomendación, c o m o haH« iaÍ27 cen 2algunos, o vengo a pedirles esas cari co 9,2 tas? Son ustedes mismos nuestra carta d e recomendación. La llevamos en nuestro corazón, pero todos la pueden leer y entender. 3 Nadie podrá negar que ustedes son una carta de Cristo, de la que fuimos los ¥ mil ' n s t r u m e n t o s ; escrita n o con tinta, sino con jer3i,'33 el Espíritu de Dios vivo; n o grabada en tablas de piedra, sino en corazones d e carne. 4 Esta es nuestra convicción ante Dios, gracias a Cristo. 5 N o n o s atreveríamos a pensar que esa obra se deba a algún m é Jn 3,27 rito nuestro; sabemos que nuestra capacidad viene de Dios. 6 El n o s ha autorizado c o m o encargados d e u n a nueva alianza, que no s e fundamenta ya en una Ley escrita s n o jer 3131 > ' 1 u e e s ODra c ' e ' Espíritu. La Ley esRom 2Í29 crita da muerte, mientras que el Espíritu d a vida. 7 A pesar d e que la Ley grabada en pie& 32,16 dras encerraba la muerte, su ministerio fue rodeado de gloria, a tal punto que los israelitas n o podían fijar su mirada en el rostro EX 34,29 de Moisés; tal8 era su resplandor, aunque momentáneo. ¡Cuánto m á s glorioso será el ministerio del Espíritu! 9 Si fue grande el ministerio que sentenciaba la condenación, ¿no lo será m u c h o m á s todavía el que procura la santidad? i ° E s e ministerio de la Ley, que fue glorioso hasta cierto punto, ya no lo es si nos fijamos en la gloria tan superior del otro, ' ' Si un ministerio provisorio tuvo sus m o m e n t o s de gloria, ¡cuánto m á s glorioso es el definitivo!
O Vale la pena subrayar algunos trazos del retrato del apóstol esbozado por Pablo: — No nos desanimamos. — No procedemos con astucia ni falsificamos el mensaje de Dios. — No somos más que siervos de ustedes. — Que los hombres descubran en nosotros la Gloria de Dios que brilla en el rostro de Cristo. — Nos acompaña la muerte de Jesús para que también su vida se manifieste en nosotros. — Creemos y por eso hablamos.
tendido mientras leen el Antiguo Testamento, y solamente con Cristo será corrido. 15 Hasta el día de hoy, por m á s que lean a He 15,21 Moisés, el, velo está tendido ante su entendimiento, 6 pero al que se vuelva al Señor se le quitará el velo. ' 7 E l Señor e s el espí- J n 4 2 ritu y donde está el Espíritu del Señor, allí R 0cm ¿ está la libertad. 1 ° e.í 18 Por eso todos nosotros andamos c o n el rostro descubierto, reflejando c o m o un 4,6 espejo la Gloria del Señor, y n o s vamos 1J"3,2 transformando en imagen suya m á s y m á s resplandeciente, por la acción del Señor que e s espíritu.
Con todo ¡levamos este tesoro en vasos de barro (v. 7). Dios acostumbra valerse para sus obras de instrumentos desproporcionados. Graham Greene se inmortalizó con su obra «El poder y la gloria», donde se ve a un sacerdote realizar acciones heroicas a pesar de muchas fallas personales. Somos entregados a la muerte (v. 11). Esta muerte del apóstol es necesaria para que su obra viva. Cuando se hizo buen trabajo en un sector de la Iglesia, tiene que venir la hora de la persecución, o de la obediencia a responsables cuya autoridad no podemos recusar, a pesar de que tal vez son injustos o están equivocados. Nada resucita que no haya muerto.
cupaciones, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero n o aplastados. ' ° P o r todas partes llevamos en nuestra persona ia muerte de J e sús, para que también la vida de J e s ú s s e manifieste en nuestra persona, i J Pues, a los que vivimos, nos corresponde ser entregados a la muerte a cada momento por causa de Jesús, para que la vida de J e s ú s se manifieste en nuestra existencia mortal. 12 Y, mientras obra la muerte en nosotros, a ustedes les llega la vida. 13 Tenemos el mismo d o n espiritual de fe por el que uno escribió: Creí y por eso hablé. También nosotros creemos, y por eso hablamos. 14 S a b e m o s que Aquel q u e resucitó al Señor Jesús, nos resucitará también con Jesús, y nos pondrá cerca d e él junto a ustedes. 15 Finalmente, todo lo que nos ocurre e s para bien d e ustedes, para que la gracia les llegue m á s abundante y crezcan, y sean m á s numerosos los que den gracias para gloria d e Dios.
po en especial (la carne, o el exterior). Pero el hombre interior (o el espíritu^ sigue en un camino de constante resurrección, haciéndose más trasparente a las fuerzas divinas. Algún día, después de las enfermedades, la ancianidad y la separación de todos aquellos que murieron antes que nosotros, también tendremos, que morir y dejar eso de nosotros que es lo más exterior y que no puede entrar en ia vida resucitada. ¿Por qué no nos ponen esta casa del cielo por encima de la otra? Desearíamos recibir el nuevo vestido por encima del otro, es decir, resucitar sin antes tener que morir la muerte no es una cosa normal para un hijo de Dios. En cartas anteriores Pablo confiaba estar todavía vivo para
te. Pero ese miedo apaga solamente por momentos una seguridad que se hace cada vez más fuerte: hemos entrado a la vida. El Espíritu nos comunica la certeza de la presencia de Dios en nosotros y entendemos que ésa es cosa contra la cual ninguna ley de muerte tiene poder. ¿Quién nos apartará de esta comunicación del amor de Dios? (Rom 8,35-39). • Hay muchas maneras de comprender la fe; a cada uno de nosotros le impacta más tal o cual aspecto de la vida cristiana. Lo que es Pablo, ve en Cristo el gran mensajero y artesano de la reconciliación. Su primera certeza es que, con la muerte de Cristo, tiem-
2-corintios 6
—
confío que también ustedes nos reconocen en su conciencia por lo que somos. , 2 No queremos recomendarnos otra vez ante ustedes, pero sí darles un motivo para sentirse orgullosos de nosotros y para que sepan responder a esa gente que hace caso de las apariencias y no de lo interior. 13 Si se nos pasó la mano, que sólo Dios escuche; si hablamos con sensatez, tómenlo para ustedes. 14 El amor de Cristo nos urge al darnos Rom ¡j;¡? cuenta de que si él murió por todos, todos entonces han muerto. 15 El murió por todos, a fin de que los .r
.
Rom 14,17
,
.
^
.
que viven no vivan ya para si mismos, sino para él, que por ellos murió y resucitó. 16 De , 3 4 suerte que nosotros desde ahora no miraffl 3,ío mos a nadie con criterios humanos; incluso a Cristo, si antes lo conocimos personalmente, debemos mirarlo ahora de otra manera. Gái 3,28 1 7 Por esa misma razón, el que está en Ef«4 Cristo es una criatura nueva. Para él lo antiguo ha pasado; un mundo nuevo ha llegado. 1 8 Todo eso es la obra de Dios, que nos reconcilió con El en Cristo, y que a mí Rom 5,io me encargó la obra de la reconciliación. 19 Pues, en Cristo, Dios reconciliaba al mundo con él; a los hombres ya no les toCol 1,20
,
1
,
J
maba en cuenta sus pecados, y a mi me entregaba el mensaje de la reconciliación. pos nuevos han empezado para la humanidad dividida. Si él murió por todos, todos entonces han muerto: o sea, que toda la historia y la sabiduría de los hombres anteriores a él han sido superadas y Dios ahora actúa entre nosotros con otros medios. No miramos a nadie con criterios humanos (v. 16). La fe cristiana no es solamente una mirada nueva hacia Dios. También contiene el proyecto de una sociedad y una convivencia nueva; es una voluntad de dedicarse por todos los medios a reconciliar a los hombres. Actualmente, muchos cristianos participan en política con otros que no comparten su fe. Se sienten tranquilizados cuando sus compañeros no atacan su fe, pero ¿será eso suficiente? Deben ser capaces de confrontar el proyecto cristiano respecto del hombre y la reconciliación, con el proyecto de su partido. El que está en Cristo es una criatura nueva (v. 17). Primero, porque las barreras que dividen los hombres y los clasifican ya no existen para él: ver Gal 3,28 y Ef 2,14-16. Luego, porque se deja guiar ya no por los deseos humanos, sino por el Espíritu de Dios: Gal 5,13-21. En Cristo, Dios reconciliaba al mundo con él (v. 19). A muchos les gusta decir. Jesús es amor. Es verdad, pero no olvidemos que este amor es su respuesta al amor del Padre que nos quiere reconcilian debemos acabar con la ¡dea de un Dios enojado al que Cristo trata de apaciguar (Rom 3,25). A mime entregaba el mensaje de la reconciliación (v. 19), La misión del cristiano no es primeramente de cantar las alabanzas del Señor, ni de ser persona de vida tranquila, sino de tomar parte activa en la obra de reconciliación universal, la cual supone tanto denunciar las injusticias y pecados, como tratar de superarlos en forma colectiva, mediante el espíritu de valentía, amor y sacrificio. La Iglesia de hoy nos
276 20
Nos presentamos, pues, como mensajeros de parte de Cristo, como si Dios mis- Et6,2o mo les rogara por nuestra boca. ¡Déjense reconciliar con Dios!: se lo pedimos en nombre de Cristo. 21 El no cometió pecado, pero Dios quiso que cargara con núes- Rom s, tro pecado para que nosotros, en él, partí- G¿3?Í cipáramos de la santidad de Dios. 'p22
£ i Como somos los ayudantes de
u Dios, les suplicamos que no hagan inútil la gracia de Dios, que han recibido. 2 Dice la Escritura: «En el momento fijado te escuché, en el día de ¡a salvación te is 49,8 ayudé.» Este es el momento favorable, éste es el día de salvación.
Las pruebas de un apóstol <0> 3 Nos preocupamos en toda circunstancia por no dar a otros ninguna ocasión de tropiezo ni de criticar nuestra misión. 4A1 contrario, en todo demostramos ser auténticos ministros de Dios: somos muy perseverantes; soportamos persecuciones, necesidades, angustias; 5 azotes, cárcel, motines, fatigas; noches sin dormir y días sin comer. 6 En nosotros, la gente puede ver pureza de vida, conocimiento, paciencia y bondad, actuación del Espíritu Santo y amor since- <¡* 5,2 dice bastantes cosas al respecto, para que entendamos esta misión, que es la nuestra, en el presente siglo y en los conflictos y tensiones que desgarran nuestros países. Nos presentamos como mensajeros de Cristo. Esto no vale solamente para los apóstoles y Pabio. Vale también para nosotros cuando vamos a visitar al enfermo o al necesitado; cuando vamos donde el hermano, superando los recelos, para crear espíritu de confianza, para que, de a poco, se logre una convivencia fraternal entre hombres que llevan los mismos problemas, pero, a pesar de eso, muchas veces quedan encerrados cada uno en su egoísmo. A Cristo, que no cometió pecado... (v. 21). Pablo recuerda el misterio de la cruz: la reconciliación no se hace sin víctimas voluntarias que saben tomar sobre sí el odio y los pecados de los hombres. Sí antes to conocimos personalmente (v. 16). (Pablo dice: si lo conocimos según la carne, o sea, tal como fue humanamente.) Con esto se refiere a algunos adversarios que se creían superiores a él por haber sido conocidos o parientes de Jesús. Y les dice: debemos mirarlo de otra manera (o sea, ustedes deberían mirarlo de otra manera). Ya no importa haber sido pariente de Jesús, sino creer en él a raíz de su resurrección y reconocerlo como el Hijo de Dios. O Lo distintivo del apóstol de Cristo es el contraste entre las riquezas que lleva en su alma apasionada y los modestos recursos de que dispone. De ahí que es signo de contradicción entre la gente. Pablo, al decir lo que debe aguantar, no calla su orgullo y su certeza: enriquecemos a muchos y todo lo poseemos. El llamado elocuente que empieza en los versículos II -13 sigue en 72-16. Allí está comentado.
277 ro. ^ En nosotros está la verdad y la fuerza de Dios. Luchamos con las armas de la justicia, tanto para atacar como para defendernos. 8 Unas veces nos honran y otras nos insultan; recibimos tantas críticas como alabanzas. Pasamos por mentirosos, aunque decimos la verdad; 9 por desconocidos, aunque nos conocen; nos dan por muertos y vivimos; se suceden los castigos y todavía no hemos sido ajusticiados. ] °Nos creen afligidos, y permanecemos alegres; 8.9 tenemos apariencia de pobres, y enriquecemos a muchos; pareciera que no tenemos nada y todo lo poseemos. 11 ¡Oh corintios!, les hablo con franqueza: mi corazón les está abierto. 12 En mí no falta el lugar para acogerlos, pero ustedes, en cambio, tienen el corazón estrecho. «Páguennos con la misma medida. Les ico4,i4 hablo como a hijos: también ustedes ensanchen su corazón.
2-corintios 7 realidad la obra de nuestra santificación en el temor de Dios. Háganme un lugar en su corazón
+ 2 Háganme un lugar en su corazón. A nadie hemos perjudicado; a nadie hemos H« 20,33 arruinado; a nadie hemos estafado. 3 No lo digo para condenarlos: ya les dije que los llevamos en nuestro corazón, para vivir unidos y morir juntos. 4 Les tengo gran confianza y estoy realmente orgulloso de ustedes. Me siento muy animado y reboso de alegría en todas estas amarguras. s Sepan que, al llegar a Macedonia, no tuve ningún descanso, sino toda clase de dificultades: ataques de fuera y temores por dentro. 6 Pero Dios, que consuela a los humildes, me confortó con la llegada de Tito. 7 No solamente porque estuvo a mi lado, sino también porque ustedes le habían reservado una acogida muy buena. Ustedes me tenían profundo cariño, sentían lo ocurrido, se inquietaban por mí: es lo que Ningún compromiso con el mal me dijo, con lo cual me alegré mucho. 8 14 Si les causé tristeza con mi carta, no lo O No pacten alianzas desiguales con siento; y si antes lo podía sentir, pues esa aquellos que no creen: ¿Podría unirse la juspor un momento les causó tristeza, e 5,io ticia con la maldad? ¿O podría convivir la carta 9 ahora me alegro, no de sus tristezas, sino Luz con las tinieblas '5 y haber armonía entre Cristo y Satanás? ¿Qué unión puede ha- de que su tristeza los haya llevado al arreber entre el que cree y el que ya no cree? pentimiento. Esta tristeza provenía de Dios, !6 El Templo de Dios no tiene que ver con de manera que ningún mal les vino por 1 co 3,16 los ídolos, y nosotros somos el Templo de causa nuestra. !0La tristeza que viene de Dios lleva al Dios vivo. Ya Jo dijo la Escritura: «Habitaré L &3727 y w v / ré en medio de ellos, seré su Dios y arrepentimiento y, por él, a una salvación que borra toda amargura. Al revés, la trisellos serán mi pueblo.» n " Por eso: «Salgan de en medio de ellos teza de este mundo trae la muerte. Miren is 52,12 y apártense, dice el Señor. No toquen nada10 que ha producido en ustedes esta tristejer 51,45 ¡mpuro y yo ¡os ver¿ con agrado. 18 Yo seré za según Dios; ¡qué preocupación por mí!, un padre para ustedes, que pasarán a ser ¡qué disculpas!, ¡qué indignación, temor, y deseo de verme, desagraviarme y hacerme 2S7U mis hijos e hijas, dice el Señor Todojusticia! Jer3Í,9 poderoso.» ustedes demostraron con su actitud que 12 *7 !Ya que tenemos tales promesas, eran inocentes en ese asunto. Y, en rea2 P 1,4 ' queridos, purifiquémonos de toda lidad, yo no les escribí a causa del ofensor mancha de cuerpo y de espíritu, haciendo ni tampoco por el ofendido; más bien para O Este trozo interrumpe la hilación del discurso. La continuación de 6,13 está en 7,2. ¿Qué significa esta repentina invitación a no mezclarse con los malos? En la «primera» carta a los corintios (1 Cor 5,9) Pablo recordó un recado anterior en que los invitaba a no mezclarse con quienes se portan mal. Muy posiblemente el presente trozo, colocado aquí poV no sabemos quién, viene de dicho recado. Y Pablo mismo nos aclara la manera de entender las presentes líneas cuando dice en 1 Cor 5,10: «Mo les dije que se apartaran de los pecadores de este mundo (de ser así, tendrían que salir de este mundo), sino de los hermanos que volvieron a sus costumbres paganas».
+ Háganme un lugar en su corazón. Esta página nos dice mucho de la afectividad de Pablo. Este misionero infatigable, nunca vencido ni desanimado, tenía, sin embargo, un corazón muy sensible y sentía profundamente cualquier traición u ofensa. AI entregarse totalmente por susfieles,anhela encontrar comprensión y que correspondan a su cariño. Aquí Pablo recuerda el incidente del que se habló en la Introducción. Los corintios, gracias a la carta de Pablo, que debió ser dura, se convirtieron, se adhirieron a Pablo y se indignaron contras sus ofensores.
2-corintios 8 que ustedes tomaran conciencia ante Dios de la preocupación que tienen por mí. !3 Por eso, me sentí confortado. 2,13 Pero, además de este consuelo mío, me alegré mucho al ver a Tito tan contento de la manera como lo recibieron y lo tranqui8.24 lizaron. 14 Después de todo, no quedé defraudado de lo bien que le había hablado de ustedes. Saben que siempre digo lo que es, y también en esta oportunidad se verificó el elogio que hice de ustedes delante de Tito. 15 El ahora siente mucho más cariño por ustedes al acordarse de la obediencia de todos y del respeto lleno de humildad con que lo recibieron. 16 Me alegro, pues, de poder confiar en ustedes, ocurra lo que ocurra. La colecta para los de Jerusalén Q c1i aAhora les doy a conocer una graco 16 5 de Dios con que fueron favoreciGái 2.10 das las Iglesias de Macedonia. 2 Al ser tan probadas y perseguidas, su gozo y su extrema pobreza se han convertido en riquezas de generosidad. 3 Según sus medios y, lo puedo decir, por encima de sus medios, quisieron participar en la ayuda a los santos. 4 Espontáneamente, y con mucha insistencia, nos pidieron este5 favor y, superando nuestras esperanzas, se pusieron ellos mismos a disposición del Señor y de nosotros por voluntad de Dios. 6 A consecuencia de esto, rogué a Tito, ya que comenzó con ustedes, que llevara también a cabo entre ustedes esta obra de caridad. i co 1,5 7 ustedes sobresalen en todo: en dones de fe, de palabra y de conocimiento, en entusiasmo, además de que son los primeros en mi corazón. Traten, pues, de sobresalir en esta obra de generosidad. 8 No es una orden; les doy a conocer el empeño de otros para que demuestren la sinceridad de su amor fraterno. 9Bíen coMt8 20 ' nocen la generosidad de Cristo Jesús, nuestro Señor. Por ustedes se hizo pobre, • En el curso del año 48 hubo hambre en Judea y Jerusalén (He 11,28) debido a la mala cosecha del año precedente, año sabático (en el cual los judíos no sembraban para descanso de la tierra). Para remediar esta situación de penuria, se organizó una ayuda económica en favor de los cristianos de Jerusalén. Después, cuando se celebró el «primer concilio» en Jerusalén, en el año 49-50, Pablo prometió tener en cuenta a los hermanos de Jerusalén en las misiones entre los paganos (Gal 2,10). Aquí exhorta a las Iglesias de Corinto y de su provincia que lleven a efecto esta colecta que habían decidido hacer.
278
siendo rico, para hacerlos ricos con su pobreza. io Les doy un consejo. Les conviene actuar, ya que fueron los primeros no solamente en cooperar, sino que el mismo proyecto vino de ustedes, hace un año. ii Terminen, pues, esta obra y cumplan según sus medios lo que decidieron con tanto entusiasmo. 12 Cuando existe el buen propósito, con lo que tenga uno es bien recibido y no se le pide lo que no tiene. 13 No se trata de que otros tengan comodidad y ustedes sufran escasez. Busquen la igualdad; 14 al presente, ustedes darán de su abundancia lo que a ellos les falta, y algún día ellos tendrán en abundancia para que a ustedes nos les falte. í5Así se encontrarán iguales y se verificará lo que dice la Escritura: Al que tenía mucho, no le sobraba; al que tenía poco, no le faltaba. 16 Bendito sea Dios, que inspira a Tito el mismo interés por ustedes, i? Si bien escuchó mi ruego, tenía tanto interés por ir a verlos que, en realidad, es como si fuera espontáneamente, i» Con él envié a ese hermano que se ganó el aprecio de todas las Iglesias en la labor del Evangelio; 19 además es el que designaron para acompañarnos en esta obra bendita que organizamos para gloria del Señor como también por entusiasmo personal. 20 Así lo dispusimos, no sea que alguno venga a sospechar de nosotros por esta suma importante que está a nuestro cargo. 21 Pues procuramos que todo aparezca limpio, no solamente ante Dios, sino también ante los hombres. 22 Enviamos también con ellos a otro hermano que nos dio en muchas ocasiones numerosas pruebas de su celo y ahora se siente más entusiasta por su confianza en ustedes. 23 Aquí tienen, pues, a Tito, nuestro compañero y ayudante, para servirlos; y con él tienen a hermanos nuestros, delegados de las Iglesias, hombres que son la gloria de Cristo. 24 Demuéstrenles cómo aman a sus En estos capítulos, Pablo no usa la palabra colecta. Habla mas bien de la largueza y magnificiencia en dar generosamente; de servicio, obra sagrada. Es una gracia más bien para quien da que para quien recibe. Pablo tiene mucho cuidado de que la colecta, por tratarse de sumas importantes, se haga en la debida forma. Debe ser administrada y controlada por hombres que tienen la confianza de la comunidad.
279 hermanos, y confirmen delante de las Iglesias todo el bien que les dije respecto a ustedes.
2-corintios 10 8
alegría. Y también poderoso es Dios para colmarlos de toda clase de beneficios, para que nunca les falte nada, y puedan con lo que les sobra cooperar en cualquier obra buena. Otra página referente a la colecta 9 La Escritura dice: Distribuyó, dio a los Q i Respecto de la ayuda a los santos, pobres, sus obras buenas permanecen para ^112,9 v ^ no es necesario que se la recomien- siempre. 10Dios, que proporciona la semide, 2 pues conozco el entusiasmo de uste- Ha al que siembra, le proporcionara también os 10,12 des, que me permitió elogiarlos ante los el pan para alimentarlo; a ustedes les mulmacedonios. Les dije: «En Acaya están dis- tiplicará la semilla y también hará crecer los puestos para la colecta desde el año pasa- frutos de sus obras buenas. 11 Siendo ricos do.» Y el entusiasmo de ustedes fue un es- de todo, estén listos para dar abundantetímulo para la mayoría de ellos. 3 Ahora mente, y nosotros lo transformaremos en e.24 pues, les envío a estos hermanos nuestros, acciones de gracias a Dios. ¡ojalá que todo lo bueno que he hablado de 12 Pues este servicio de carácter sagrado, ustedes no quede desmentido en este no solamente proporciona a los santos lo asunto! Como les digo, estén listos,4 no sea que necesitan, sino que de él resultarán las que al llegar conmigo los de Macedonia, los incontables acciones de gracias que ellos encuentren desprevenidos: ¡qué vergüenza darán a Dios. 13 Este servicio será para ellos sería para mí, por no decir para ustedes, una señal: darán gracias a Dios porque us- H°2W después de tanta seguridad! tedes obedecen las exigencias del Evange5 Por eso, me pareció necesario rogar a lio de Cristo y comparten generosamente nuestros hermanos que se nos adelantaran con ellos y con todos. 14 Rogarán a Dios y fueran a verlos para organizar esta obra por ustedes y les tendrán cariño por la mabendita a la que ustedes se comprometie- ravillosa gracia que derramó sobre ustedes. ron. Así será cosa bien organizada y no se 15 Sí, ¡gracias a Dios por su don, que nahablará de mezquindad sino de genero- die sabría expresar! sidad. 6 Además fíjense: quien siembra con Pablo se defiende y amenaza PÍO 11,24 meZqUjnciad, con mezquindad cosechará, y 1 A 1 Soy yo mismo, Pablo, quien les quien hace siembras generosas, generosas 7 la mansedumbre y cosechas tendrá. Cada uno dé según lo ^ •"•** suplica por 2 11 decidió personalmente, y no de mala gana bondad de Cristo. ¡Les suplica ese Pablo •* ^ pro 22,8 o a la fuerza, pues Dios ama al que da con tan humilde entre ustedes y tan intrépido m £1 Pablo habla de su poder y de sus armas en forma amenazante. Seguramente, la «fuerza que destruye las fortalezas» es la Palabra de Dios. La Palabra de Dios es la que hizo nacer las comunidades cristianas y la que les da el poder de mantenerse unidas y vivas frente a las oposiciones. El Evangelio es «Fuerza de Dios» y, cuando es proclamado atrevidamente, se derrumban las fuerzas que se le oponían. Pero en el caso presente, se trata también de los poderes espirituales del apóstol Pablo. Fácilmente pensamos en la convicción de Pablo, la fuerza de su palabra, la conciencia O Estos capñulos 10-13, cuya violencia no se compagi- de su misión que impresionaba a los corintios. También es na con la reconciliación expresada anteriormente, provienen propio de los apóstoles y profetas amenazar a veces, de parmuy posiblemente de la carta que Pablo había enviado pre- te de Dios, y que éste intervenga en forma patente para darcedentemente, después del incidente en que varios, en la co- les la razón. Se puede recordar el caso de Ananías y Sañra frente a Pedro (Hechos 5). munidad de Corinto, se rebelaron contra él. Comparándose con sus adversarios y competidores, PaQuienes no aceptan la autoridad de Pablo dicen: Sus cartas son duras, pero, cuando está, es un hombre sin presen- blo subraya su autoridad de apóstol; — Llamado por Cristo. cia y un pobre orador (10,10). Nada más sugiere el Nuevo — Fundador de la comunidad. Testamento acerca de su aspecto físico. — Acreditado por todo lo que sufrió por Cristo. Pero el cargo de sus enemigos de que era de poca per— Acreditado por dones espirituales, de los cuales algusonalidad, ciertamente no tiene base, cuando se piensa que nos se manifestaron entre los mismos corintios. este hombre inquietaba ciudad tras ciudad. — Aunque no lo dice, está en comunión con los demás rio me obliguen a actuar con intrepidez (10,2). Pablo reiapóstoles y Pedro (ver Gal 2,9). vindica su derecho y autoridad de apóstol. Si los corintios En cuanto al primer punto, Pablo recuerda en todas sus no se convencen de que fue enviado directamente por Criscartas que uno no se hace apóstol: tiene que haber sido ento, reconozcan por lo menos que de él les vino la fe y la coviado por la Iglesia. Hoy, frente a la multitud de sectas e iglemunicación del Espíritu Santo.
O Aquí Pablo habla nuevamente de la colecta como si no lo hubiera hecho en el capítulo anterior. Varios piensan que al mismo tiempo que escribía a los corintios para invitarles a dar (cap. 8), escribió otro recado dirigido a las Iglesias de Acaya, que era la provincia de Corinto: éste muy posiblemente fue colocado más tarde en este lugar, a continuación de la carta, por tratarse del mismo tema (cap. 9). En 8,18, Pablo se refíere posiblemente a Lucas: ¿tendría escrito su Evangelio ya en esos años 55-56?
2-corintios 11
280
cuando está lejos! No me obliguen, una vez 18 Pues no queda probado el que se alaba que llegue, a actuar con intrepidez, como a sí mismo sino aquel a quien alaba el ,*'•; 1 co 4,?¡ estoy decidido y como me atreveré a ha-Señor. cerlo respecto de algunos, que creen que 1 yo persigo intereses humanos. 3 Humanos ¡Ojalá me aguantaran ustedes son mis4 pasos, pero no la causa que deunas pocas tonterías! Pero ya están fiendo. Y tampoco mis armas son las hu- dispuestos. 6 2 h 2 ^ manas, pero, gracias a Dios, son poderosas Fíjense que estoy celoso de ustedes, y para destruir las fortalezas. 5 Destruimos los son celos de Dios, pues los he compróme- jn 3,29 argumentos y cualquier actitud altanera tido con Cristo, el único esposo, pensando AEp 2$ 1 co 1,12 contraria al conocimiento de Dios; sojuzga- presentárselos como una virgen pura. 3 Y mos todo pensamiento para que se some- ése es mi temor: la serpiente que sedujo a ta a Cristo; 6 y ahora, estamos dispuestos a Eva con astucia podría también pervertirles Gán 3 castigar cualquier desobediencia, una vez la mente para que dejen de ser sinceros con que hayan demostrado una obediencia per- Cristo. fecta. "Cualquiera puede llegar predicando a 7 Miren las cosas cara a cara. Si alguien otro Jesús, no como se lo predicamos, y «i 1,6 está convencido de que pertenece a Cristo, comunicarles un espíritu diferente del que piense lo siguiente: tal como él es de Cris- recibieron, con un evangelio diferente del to, así también lo soy yo. 8 Y aunque parez- que han aceptado. ¡Y lo soportan! 5 13,3 ca demasiado seguro del poder que el SeCon todo, no creo ser en nada inferior ñor me dio para edificarlos, y no para des- a esos super-apóstoles. 6 ¿Mi oratoria deja truirlos, no me avergonzaré de haberlo di- mucho que desear? De acuerdo; pero no cho. 9 No piensen que los quiero asustar mi conocimiento, como se lo he probado , ¿^ con puras cartas. 10 «Las cartas son duras de mil maneras y en cualquier asunto. y fuertes, dicen algunos, pero cuando está, es un hombre de presencia insignificante y + 7 Mi pecado, ¿no sería de haberme reun pobre orador.» »A ésos les declaro: bajado para que ustedes se elevaran, o de 18, c 9 13,10 ¡Cuidado!, lo que dicen mis cartas, de lejos, entregarles el mensaje del Evangelio sin co- 1 H(¡ °« lo haré de hecho si voy. brar nada? 8 A otras Iglesias despojé, reciJ 12 ¿Cómo me atrevería yo a igualarme o biendo de ellas el sustento para servirlos a 1 a compararme con esa gente que procla- ustedes. I 9 ma sus propios méritos? ¡Qué tontos!, se Cuando estuve entre ustedes y tuve ne1 miden con su propia medida comparándo- cesidad, no quise ser carga para ninguno; ' R0011,25 om 12,3 se a sí mismos. 13 Al alabarme no pasaré son hermanos venidos de Macedonia los HI 4,15 la medida, porque no saldré de los límites que me dieron lo necesario. Me cuidé de que mefijóel Dios de la medida: El mismo no ser en nada una carga para ustedes, y dio14 la pauta al hacerme llegar a ustedes. seguiré actuando de esa forma. 10Por la No nos extendimos hasta ustedes sin verdad de Cristo que está en mí, les digo: derecho, como si no hubiéramos sido los este mérito nadie me lo quitará en tierra de i primeros en llegar; somos nosotros los15que Acaya. 1 11 les llevamos el Evangelio de Cristo. Yo ¿Por qué? ¿Acaso porque no los amo? i iom 15,20 no me hago el importante donde otros han ¡Dios lo sabe bien! 12 Pero así lo hago y lo 1 trabajado. Al contrario, esperamos que seguiré haciendo, para quitar toda posibili1 mientras más crezca la fe de ustedes, ma- dad a los que buscan el medio de compe1 yor será nuestro lugar entre ustedes, sin sa- tir conmigo y pasar por iguales a mí. 13 En lir de nuestros límites, ley llevaremos el realidad, son falsos apóstoles, engañadores mtjt 1i Evangelio más allá de ustedes sin entrar en 14 1 el campo de otros ni presentarnos muy disfrazados de apóstoles de Cristo. y esto no es maravilla, pues el mismo Satanás se I creídos donde el trabajo ya está hecho. I " £ /
«Digno es el obrero de su salario». Pablo, en algunas ocasiones, ha seguido esta sentencia de Cristo, otras veces ha trabajado manualmente para no ser gravoso a las comunidades. En Corinto trabajó como tejedor de tiendas. Ver al respecto Le 10,6 1 Cor 9,14 y 1 Tim 5,17.
281 servidores de la salvación; pero su fin será conforme a sus obras.
2-eorintios 12
las ocasiones en las cuales me sentí débil. 31 El Dios y Padre de Jesús el Señor, ¡bendito sea por todos los siglos!, sabe que no miento. 32 En Damasco el gobernador del He 9,23 Pablo elogia al apóstol Pablo rey Aretas hizo vigilar la ciudad con inteni 6 Otra vez les repito: no me tomen por ción de apresarme, 33 y tuve que ser descolgado por una ventana muralla abajo, 12 6 un loco; y si me toman por tal, soporten entonces que 17 yo cante un poco mis propias metido en un canasto. Así escapé de sus alabanzas. No hablaré el lenguaje de manos. Cristo, sino el de la locura, haciendo resaltar mis propios méritos. 18 Puesto que tan- Las gracias extraordinarias ta gente se gloría por motivos humanos, yo que recibió Pablo también me gloriaré, i 9 Pero ustedes que son tan inteligentes, aguantan bastante bien •JO 'De nada sirve alabarse; pero si a los locos. 20 Les gusta ser esclavizados y * • * " hay que hacerlo, llegaré a las visioexplotados, robados, tratados 21 con despre- nes y revelaciones del Señor. 2 cio y abofeteados en la cara. ¡Qué verDe cierto creyente sé esto: hace catorgüenza para mí, que me mostré tan débil ce años fue arrebatado hasta el tercer cié- EX 33,20 con ustedes! lo. Si fue con el cuerpo o fuera del cuerpo, ' Pero a lo que otros se atreven, yo tam- eso no lo sé, lo sabe Dios. 3 Y yo sé que ese bién me atreveré, aunque sea hablar como hombre, sea con cuerpo o fuera del cuerloco. po, no lo sé, lo sabe Dios, 4 fue arrebatado 22 ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son is- al paraíso, donde oyó palabras que no se 3 pueden decir: son cosas que el hombre no e£\ ú raelitas? Yo también. ¿Son descendientes Rom ii,i de Abraham? Yo también. ¿Son ministros sabría expresar. 5 de Cristo? 23 Empiezo a hablar como un A ese hombre sí que puedo alabarlo, pero a mí no me alabaré sino por mis deloco: yo lo soy más que ellos. Más que ellos por mis numerosas fatigas. bilidades. 6 Si quisiera gloriarme, no sería Más que ellos por el tiempo pasado en cár- locura, pues diría la verdad. Pero mejor me cel. Por los golpes recibidos, sin ninguna abstengo para que nadie se forme de mí comparación; ¡cuántas24 veces me encontré una idea superior a lo que ve en mí u oye en peligro de muerte! Cinco veces los ju- decir de mí. 7 He 16,22 dios me condenaron a los treinta y nueve Y precisamente para que no me pusie25 azotes. Tre^ veces me apalearon, una vez ra orgulloso después de tan extraordinarias fui apedreado. Tres veces naufragué, y una revelaciones, me fue clavado en la carne un vez pasé un día y una noche en alta mar. aguijón, verdadero delegado de Satanás, m 26,39 26 Tuve que viajar no sé cuántas veces para que me abofeteara. 8 Tres veces rogué con peligros en los ríos, con peligros de al Señor que lo alejara de mí, 9 pero me resbandidos, peligros de parte de mis compa- pondió: «Te basta mi gracia; mi mayor fuer- is 40,29 triotas, peligros de parte de los paganos, pe- za se manifiesta en la debilidad». ligros en la ciudad, peligros en lugares desCon todo gusto, pues, me alabaré de mis poblados, peligros27en el mar, peligros entre debilidades para que me cubra la fuerza de falsos hermanos. Trabajos y fatigas, con Cristo. i° Por eso me alegro cuando me tonoches sin dormir, con hambre y sed, en can enfermedades, humillaciones, necesi- coi 1.24 frecuentes ayunos, con frío y sin abrigo. dades, persecuciones y angustias: ¡todo por 28 Además de estas y otras cosas, pesa Cristo! Cuando me siento débil, entonces sobre mí la preocupación por todas las Igle- soy fuerte. sias. 29 ¿Quién vacila que yo no vacile con 11 Me he portado como un tonto porque él? ¿Quién tropieza sin que un fuego me ustedes me obligaron. Eran ustedes los que devore? debían recomendarme; pues, aunque no 3 °Si es necesario alabarse, proclamaré soy nada, no me ganan en nada los supe• A continuación, Pablo recuerda los favores excepcionales que recibió de Dios. Hace catorce años, es decir, como en el año 42, estando Pablo en Cilicia o en Antioquía, antes de su primera misión (He 11,25). Pablo, como los grandes profetas, apóstoles y santos, ha encontrado a Dios en forma
personal, inmediata, no una, sino que varias veces. De ahí salió hecho persona nueva y, si bien quedó hombre entre los hombres, nadie ya pudo penetrar sus motivaciones profundas ni medir la magnitud de su amor.
2-corintios 13
282
12
apóstoles. En mí se verificaron todas las I'TK 15 s e n a ' e s del verdadero apóstol: paciencia a toda prueba, señales, milagros y prodigios. 13 ¿En qué fueron tratados como inferiores a las demás iglesias?, solamente en que no les fui una carga: ¡perdónenme esta ofensa! 14
O Ahora, por tercera vez me preparo para visitarlos, y tampoco les seré una carga, pues no me intereso por lo que tienen, sino por ustedes mismos; y no son los hijos los que deben juntar dinero para sus padres, sino los padres para sus hijos. 15 Yo, Fi 2.1? ¿e buena gana, gastaré lo que tengo y hasta me entregaré yo entero por todos ustedes. Si los amo más, ¿seré menos amado? 16 Bien; no fui una carga para ustedes, pero ¿no fue una maniobra para engañar!7 los? Díganme: ¿Les saqué dinero por intermedio de alguno de mis enviados? 18 Rogué a Tito que fuera a verlos y con él envié a otro hermano. Pues bien, Tito ¿les sacó dinero? ¿No hemos actuado ambos con el mismo espíritu y seguimos los mismos pasos? 19 Les parecerá, tal vez, que nuevamente tratamos de justificarnos ante ustedes. Pero 217 3 -' no: hablamos en Cristo y delante de Dios, y todo esto, amados, es por ustedes, para su provecho espiritual. 20 Temo que, si voy a verlos, no los encuentre como quisiera y que ustedes, a su vez, no me encuentren Rom 1,29 como desearían. Quizá haya rivalidades, enGái520 vj(-[jaSi r e r l C ores, disputas, calumnias, chismes, soberbia, desórdenes. 2 ] Quizá en mi próxima visita me humille mi Dios ante ustedes y tenga que lamentarme por muchos de los que vivieron en el pecado, al comprobar que no han dejado todavía las impurezas, la mala conducta y los vicios que practicaban antes.
M' '816 iT¡m5J9
1 3 ' ^Sta
e s la t e r c e r a v e z
iue
v
°ya
• * * ' verlos. «Cualquier asunto se decidi-
rá por declaración de dos o tres testigos.» Se lo dije y, ahora que estoy lejos se lo repito, igual que la segunda vez que estuve allá. Y les digo, tanto a los que vivieron en el pecado, como también a los demás: cuando vuelva a visitarlos, no tendré piedad. 3 Así podrán comprobar que Cristo es el que habla por mí: él no se muestra débil con ustedes; más bien actúa con poder. 4 Si bien fue crucificado por su debilidad, ahora vive de la fuerza de Dios; y lo mismo noso- Rom 6,8 tros, somos débiles como él, pero Dios, que manifiesta su poder entre ustedes, hará que nos encuentren con vida junto a Cristo. 5 Examínense: ¿están ustedes actuando 1 co 11,21 de acuerdo con la fe? Pruébense ustedes Gal6' mismos. ¿Pueden decir que Cristo Jesús está en ustedes? Si no, ustedes no son crisJ tianos aprobados. 6 ustedes reconocerán, i supongo, que, por mi parte, soy aprobado. 1 7 Le pedimos a Dios que no hagan mal i alguno, no para quedar bien nosotros, sino ' por ustedes, para que hagan el bien, aun si con esto quedamos mal nosotros. sPues _ no tenemos poder alguno contra la verdad, 1 co 13,! sino a favor de ella, 9 y nos alegramos cada vez que nos sentimos débiles mientras us' tedes son fuertes. Y también rogamos que lleguen a la perfección. 10 Todo esto se lo digo de lejos para no tener que mostrarme duro entre ustedes, con la autoridad que el Señor me dio para jeriio edificar y no para destruir. !' Finalmente, hermanos, estén aleqres, ÍI 3 1 trabajen para ser perfectos, anímense, ten- 4,4 gan un mismo sentir y vivan en paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con ustedes. 12 Salúdense los unos a los otros con 1, Z°J\% un abrazo santo. 13 Les saludan todos los santos. 14 La gracia de Cristo Jesús el Señor, el F¡I 2,1 amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes. 2
CARTA A LO/
INTRODUCCIÓN Todos pretendemos ser libres. Pero, ¿qué es ser libre? Los hombres libres son aquellos que, puestos ante cualquier decisión, no consultan su propio interés, sino que se guían por un llamado más profundo del Espíritu de Dios, el cual nos invita a superarnos constantemente. Todo cristiano debería ser un «inspirado» en este sentido. Sin embargo, dos desviaciones amenazan la «libertad que Cristo nos dio»: — Por una parte, dejamos que se apague el entusiasmo que nos vino al conocer a Cristo, cuando nos sentíamos capaces de cualquier cosa por él. Y vamos amoldando nuestra vida con prácticas que no pueden suplir la falta de fe y amor verdadero. — También puede suceder que nos dejemos impresionar demasiado por ejemplos de otro tiempo o de otros ambientes. Y vamos copiando modelos de vida cristiana que no corresponden a lo que Dios espera de nosotros, y con esto no vamos a Cristo con todo lo que somos y con todos nuestros valores. Todo esto se transparenta en la Carta a los Gálatas. Estos paganos convertidos por Pablo escucharon luego a judíos que se creían discípulos de Cristo, pero que no habían entendido el Evangelio. Y éstos les decían: «La fe en Cristo, ¡qué cosa tan bonita! Pero más cuenta ante Dios el que uno cumpla todas las leyes y costumbres religiosas. Y, además, sabiendo que Jesús era de raza judía, les conviene adoptar las maneras de vivir, de pensar y de rezar de los judíos.» Pablo, pues, escribió esta carta muy violenta: «Si ustedes conocen a Jesús crucificado y se dejan guiar por su Espíritu, ¿qué más les falta?». ¿Quiénes eran los Galotas? Este término impreciso apunto a lo mejor a las comunidades de Pisidia y de Galacia, cuyas evangelización relatan Hechos 13,22-14,25 y 16,1-6.
C
1.11 Rom 1,1 He 20,24
He 16,16 18.23
O Esta página concluye la reafirmación de la autoridad de Pablo. Constantemente llama a la experiencia: comprueben, examínense, reconozcan. Cuando surgen dificultades en la misma Iglesia, no basta valerse de argumentos. También hay que buscar el consejo del Espíritu Santo. Los conflictos no son cosas que solamente interesan a dos personas y se pue-
den arreglar entre ellas dos: se tratan en la presencia de Cristo. Pablo llama a una reflexión común frente a la palabra de Dios, a una reflexión a solas en presencia de Dios. Tanto él como sus opositores deben confiar en el otro y estar convencidos de que también el otro es capaz de buscar sinceramente la voluntad de Dios. Nótese la bendición "trinitaria» en 13,14.
GninTRS
1 i Pablo, apóstol ••• enviado no por los hombres, ni por intermedio de hombres, sino por Cristo Jesús y por Dios Padre que lo resucitó de entre los muertos, a las Iglesias de Galacia. 2 Yo y todos los hermanos que están conmigo pedimos por ustedes. 3 Reciban gracia y paz, de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor. O La gran mayoría de los gálatas convertidos a la fe cristiana eran de origen pagano y nunca habían practicado la religión judía. Pero estaban en comunicación con las otras Iglesias y, de ellas, vinieron estos judíos mal convertidos que, incapaces de enfrentarse con Pablo, se pusieron a predicar luego de su partida. Los gálatas eran gente entusiasta, sencilla: sin embargo, les faltaba la constancia. Esos perturbadores no negaban los milagros, ni las pará-
4
El cual se entregó por nuestros pecados, para arrancarnos de este perverso mundo, cumpliendo así la voluntad de Dios ne 2Í4o nuestro Padre. 5 Gloria a él por los siglos de los siglos. Amén No hay otro Evangelio O 6 Me extraña que tan pronto hayan abandonado a Dios que, según la gracia de Crisbolas de Jesús, ni su resurección. Pero no entendían que Jesús había venido para salvar por igual a todos los hombres, y que ya no servía la religión judía, ni valía el privilegio de los que habían sido «el» pueblo de Dios. De modo que su predicación no era la Buena Nueva de Jesús para todos los hombres: era otro evangelio. ün evangelio que no es lo que han recibido. El Evangelio se debe transmitir tal como lo entendieron los apóstoles y
guatas 2 to, los llamó, para seguir otro Evangelio. 2 co 114 7 No e s que haya otro, sino q u e ciertas perHe 15.24 sonas han sembrado la confusión entre ustedes y quieren dar la vuelta al Evangelio de Cristo. 8 Pero, aunque viniéramos nosotros o viniera algún ángel del cielo para anunciarles el Evangelio d e otra manera que lo h e m o s anunciado, ¡sea maldito! 9 Ya s e lo dijimos antes, pero ahora lo repito: si alguien viene con un evangelio que n o e s lo que ustedes han recibido, ¡sea maldito! 10 Porque, ¿deb e m o s agradar a los hombres, o bien obe1 T«S 2,4 decer a Dios? ¿Creen q u e busco agradar a los hombres? Si todavía buscara yo agradar a los hombres, ya n o sería siervo d e Cristo. Pablo enseña lo que recibió de Dios n
+ Pero sepan, hermanos, q u e el Evangelio q u e les prediqué n o e s doctrina d e h o m b r e s , 1 2 y tampoco lo recibí o lo aprendí d e u n hombre, sino por u n a revelación de Cristo Jesús. 13 Seguramente ustedes 2 co 11,21 han oído c ó m o m e portaba antes, cuando He8,1 pertenecía a la comunidad judía; ustedes saben con qué furor perseguía a la Iglesia de Dios y c ó m o la arrasaba. 14 Pues estaba ffl36 m á s apegado a la religión judía q u e m u H« 2M chos compatriotas d e mi edad y defendía ' con m á s fanatismo las tradiciones d e mis padres. 1 5 Hasta q u e me llamó por su m u c h o Jer ,, S¡ i'íí a m o r e ' q u e me había elegido desde el seno de mi madre, 1 6 y le gustó revelar en mí a su Hijo, para q u e lo anunciara entre los pueblos paganos. E n e s e m o m e n t o n o tomé
284
consejos d e nadie, 1 7 n i subí a Jerusalén para ver a los apóstoles anteriores a mí. Más bien m e fui d e inmediato a Arabia, d e donde volví después a D a m a s c o . 1 8 Luego, pasados tres años, subí a Jerusalén para entrevistarme con Pedro, y con él permanecí quince días. 19Pero no vi a ningún otro apóstol, sino a Santiago, hermano del Señor. 20 Todo esto se lo digo delante de Dios; él sabe que no son mentiras. 21 Después pasé a las regiones d e Siria y Cilicia, 22 de manera q u e las Iglesias d e He930 Cristo en Judea no me conocían personal- 11.25 mente. 23 Solamente habían oído decir d e mí: «El que, en otro tiempo, n o s perseguía, ahora anuncia la fe que trataba de destruir.» 24 Y glorificaban a Dios por mí. Pablo está con los apóstoles O i Después de catorce años, subí de • ™* nuevo a Jerusalén con Bernabé, He- He is,z vando a Tito con nosotros. 2 Yo fui, siguiend o una revelación, para exponerles el Evangelio q u e anuncio a los paganos; también lo conversé con los dirigentes en una reunión privada, n o sea que trabajara o hubie- He 15,19 ra trabajado inútilmente. 3 Pero no impusieron la circuncisión, ni siquiera a Tito, q u e es griego, y q u e estaba conmigo. 4 Y esto, a pesar de los falsos hermanos intrusos, He 15,2 que se habían introducido para espiarnos y Rom 18,1 ver c ó m o vivimos la libertad que Cristo nos ha dado. 5 Ellos querían someternos a la esclavitud de la Ley, pero n o s n e g a m o s a ceder, aunque fuera por un momento, porque, de otra manera, ustedes habrían perdido la verdad del Evangelio.
tal como to conserva la Iglesia. Por eso, Pablo demuestra que él no se puso a predicar por su propia determinación, sino que fue enviado, y que su predicación está de acuerdo con la doctrina aceptada por la Iglesia; lo que ahora llamamos la Tradición.
• Esta reunión de Jerusalén está relatada en Hechos 15 y está comentada en ese lugar.
+ Los enemigos critican la autoridad de Pablo: no es un apóstol como los que Jesús escogió. Pablo se defiende. Lo que dice aquí corresponde a lo relatado en He 9. Reveló en mía su Hijo (16). Pablo no solamente vio a Cristo, sino que lo descubrió íntimamente presente en él. En el acto fue llamado y entendió en forma definitiva lo esencial de la fe. El caso de Pablo, que fue llamado directamente por Cristo, es especial. Sin embargo, vemos que Pablo no se impuso en la Iglesia. Cristo lo mandó a pedir el bautismo de Arianías. Y después se unió a Pedro, jefe reconocido de la Iglesia, y a Santiago, jefe de la iglesia de Jerusalén. Esta «unión» o «comunión» es indispensable para que se pueda actuar en nombre de la Iglesia. Pero no es igual a la obediencia existente en el ejército o entre jefes y subordinados. Después, Pablo dice: Reconocieron las gracias que Dios me concedió (2,9): es decir, que admitieron que el Espíritu Santo actuaba por Pablo. Los responsables de la Iglesia no deciden por
Los judíos de raza y de religión, cuando se hacían cristianos, seguían observando la Ley de Moisés. Ahí se mezclan los grandes mandamientos (conocer a Dios, no matar...), las ceremonias del culto y las costumbres nacionales. Cuando empezaron a convertirse a Cristo gentes de otras razas, Pablo exigió que éstos no estuvieran obligados a practicar la Ley de Moisés. Por supuesto, que debían respetar a su prójimo y no robar, pero eso brota del Evangelio sin que sea necesario imponer la Ley de Moisés. De lo contrarío, perdían la verdad del Evangelio (v. 5). Porque el Evangelio libera al hombre de todo lo que empequeñece su horizonte y no conoce otra obligación que la de servir e imitar al Hijo de Dios. rio me importa lo que hayan sido antes (v. 6). Pedro, Santiago y Juan no tenían títulos, ni dinero, ni cultura. A lo mejor eran despreciados por algunos judíos más cultos. Pablo no se fijó en esto: los miró solamente como a los responsables de la Iglesia.
su gusto, sino que tratan de obedecer al Espíritu Santo, el cual habla a través de los hechos.
285 6
Los otros, que n o m e dieron nuevas instrucciones, eran los dirigentes de m á s con' sideración (lo q u e hayan sido antes n o m e importa, pues Dios n o s e fija en la condición d e las personas). 7 Reconocieron q u e Ro 1 a m i m e n a Ts il b ' a sic*o encargada la evangelización de los pueblos paganos, c o m o a Pedro le fue encargada la de los judíos. 8 Pues, de la misma manera que Dios hizo de Pedro el apóstol de los judíos, hizo de mí el apóstol de los paganos. 9 Santiago, Pedro y J u a n reconocieron las gracias q u e Dios m e concedió. Esos Mc537 9.2 hombres, q u e pasan por los pilares d e la Iglesia, n o s estrecharon la m a n o a mí y a Bernabé, en señal de comunión: nosotros iríamos donde los paganos, 10 y ellos, donde los judíos. Solamente n o s invitaron a teHe 24,17 n e r presente la pobreza de los hermanos de '¡^i'i Jerusalén, lo cual he tenido cuidado en cumplir.
gálatas l los demás pueblos, dejando las costumbres de los judíos, ¿por qué, ahora, obligas a los H» 15,10 paganos a que adopten las maneras de vivir de los judíos?
O 15 Nosotros somos judíos de nacimiento; no somos de esos pueblos pecadores. i 6 Sin embargo, sabemos que el hombre no llega a ser justo por la observancia de la Rom 3,22 Ley, sino por su fe en Cristo Jesús. Por eso Hí 15,11 h e m o s creído en Cristo J e s ú s , para ser gratos a Dios mediante la fe en Cristo Jesús, y no con las prácticas d e la Ley. El cumplimiento de la Ley no hará nunca de un morM143,2 tal u n amigo d e Dios. " N o s o t r o s , pues, fuimos a Cristo para ser gratos a Dios; si en esto cometimos algún pecado, Cristo pasa a ser quien n o s llevó a pecar ¡ésto no puede ser! i 8 Pero ¿qué están haciendo? Si e c h a m o s abajo las obligaciones y luego las restablecemos, ¿qué h a c e m o s sino condenarnos a nosotros mismos? El conflicto con Pedro i 9 Por mi parte, siguiendo la Ley, llegué Rom 7,1 <> ii Cuando m á s tarde vino Kefas a An- a ser un muerto para la Ley a fin d e vivir 20 8 1 ' tioquía, le hice frente en circunstancias en para Dios. Estoy crucificado con Cristo, y que su conducta fue reprensible. 12 En ahora no vivo yo, sino q u e Cristo vive en mí. He io,2s efecto, antes d e que vinieran algunos alle- Todo lo q u e vivo en lo h u m a n o se hace vida • 1 Dios, q u e m e coi 3,3 gados de Santiago, comía con la gente n o mía por la fe en el Hijo 2de ] judía. Pero, después q u e llegaron, empezó a m ó y se entregó por m í . En cambio, de- T¡ "14 a apartarse y ya n o se mezclaba con ellos, dicarme al cumplimiento d e la Ley sería por temor a lo q u e pensarían los judíos. despreciar el don d e Dios: sería c o m o de- M 1 3 Los d e m á s de raza judía lo imitaron en cir que Cristo murió inútilmente. su disimulación y aun llevaron a Bernabé a disimular con ellos. 1 4 Cuando yo vi q u e n o Somos salvados por la fe andaban derecho según la verdad del Evangelio, dije a Kefas delante de todos: «Si tú, + "i 1 ¡Qué tontos son ustedes, gálatas! ** ¿Cómo s e han dejado hipnotizar, que eres judío, aceptas vivir a la manera d e O En la Iglesia, Pablo se cree autorizado a reprender al máximo responsable, al primer Papa. Jesús prometió a Pedro que su fe no fallaría; no le dijo que nunca se equivocaría.
Los judíos no comían con los no-judíos paganos, pues esto habría sido para ellos una «impureza», una mancha,. Pero, cuando se convertían, y entraban a la Iglesia, si hubieran conservado esta actitud respecto de sus hermanos cristianos de otra raza, habrían mantenido una división inaceptable entre hombres renovados por Cristo. Pedro (o Kefás: ver Jn 1,42) sabe que todos son iguales ahora, y acepta, por su parte, no tomar en cuenta la Ley. Pero tiene miedo a lo que pensarán sus amigos y compatriotas. No se da cuenta que por darles en el gusto, está comprometiendo la evangelización de los que no son judíos. Pues ellos, al ser considerados impuros en la Iglesia, ya no están en su casa, y entonces tendrán que adoptar toda la ley de los judíos para estar puros, y apartarse de su ambiente y de los de su raza; o, si no, serán en la Iglesia una clase postergada. Es fácil ver que el problema sigue de actualidad. A veces los jefes de la Iglesia son personas de cierto nivel social. No por eso los fieles han de imitar sus modales, ya que la Iglesia es de todos los ambientes.
En su seno, la Iglesia debe eliminar toda diferencia de clase, para después luchar contra las discriminaciones que abundan en la sociedad. Es fácil comprobar que los hombres que pertenecen a ambientes campesinos u obreros son despreciados y postergados cuando no pueden seguir los usos y costumbres de la gente acomodada. Con esto, muchos de ellos tienen vergüenza de lo que son: no han llegado a ser realmente libres. O Aquí Pablo dice que Jesús salva tanto a los judíos como a los de otros pueblos, y destaca la importancia de la fe. Es exactamente el esquema de lo que Pablo desarrollará cuatro años más tarde en los capítulos 2-8 de la carta a los Romanos. Ver allá el comentario. Si echamos abajo las obligaciones... (v. 18). Pablo les había enseñado a liberarse de la religión pagana con sus prejuicios y sus costumbres, que observaban por miedo a los dioses o al destino. Y les decía que no era ningún pecado el no cumplir las prácticas del Antiguo Testamento. Pero ahora volvían a observarlas, para sentirse más seguros frente a un Dios castigador. No era muy divertido recibir la circuncisión. Sin embargo, lo hacían por miedo, por si acaso. + Cuando uno ha conocido una vez a Jesús crucificado
gálatas 3 después que se les presentó a Cristo Jesús 1 co 2,2 crucificado, como si lo vieran? 2 Les preguntaré esto n a d a m á s : ustedes, ¿recibieron el Espíritu por la práctica d e la Ley, o por escuchar a la fe? 3 ¿ C ó m o pued e u n o ser tan tonto: empezar por el espíritu y terminar por la carne? 4 ¡Haber prob a d o inútilmente favores tan grandes! ¡Ojalá n o fuera inútilmente! 5 C u a n d o Dios íes reparte el Espíritu y obra milagros entre u s tedes, ¿lo h a c e porque observaron la Ley o GÍP15,6 porque creyeron en su mensaje? 6 A c u é r Rom 4,3 d e n s e d e Abraham: Creyó a Dios, el que se lo tomó en cuenta para considerarlo justo. 7 Entiendan, pues, que quienes toman el camino de la fe, éstos son hijos de Abraham. s Ya sabía la Escritura que por el camino de la fe Dios comunicaría {ajusticia a todas las naciones. Por eso Abraham recibió la Gen 12,3 promesa siguiente: En ti serán bendecidas todas las naciones. 9 De modo que los que toman el camino de la fe reciben la bendición junto con el creyente Abraham. 10A1 contrario, pesa una maldición sobre los que w 27,26 quieren practicar la Ley, pues está escrito: sigóVíó Maldito sea el que no cumple siempre todo lo que está escrito en la Ley. u Por el camino de la Ley, nadie llega a Hat 2,4 ser justo a los ojos d e Dios, p u e s está e s crito: El justo vivirá por la fe, 1 2 y la Ley n o Lev íes ^ a ' u 9 a r a ' a re> P u e s s e 9 u n ella: El que Rom ioÍ5 cumple los mandamientos tendrá vida por medio de ellos. !3 Pero Cristo n o s rescató d e la maldición de la Ley, haciéndose él m i s m o maldición ot 2125 P ° r n o s o t r o s > P u e s e s t á escrito: Maldito * 5:30 todo aquel que está colgado de un palo. 14 A raíz d e esto la bendición d e Abraham alcanzó las naciones p a g a n a s (estaba e n Cristo), y, por la fe, recibimos el Espíritu prometido. y su corazón, ¿cómo y por qué razones lo podría dejar? Pablo no conocía argumentos de más imparto que la presentación de Jesús crucificado, para convertir a los paganos. Empezar por el Espíritu y terminar por la carne (v. 3). Esta frase tiene una doble significación. Los gálatas probaron primero la actuación del Espíritu Santo y sus milagros y ahora quieren recibir en su carne la circuncisión. En otro sentido, empezaron por la verdad pura de Dios que estaba en Jesús: es el espíritu. Ahora vuelven a las observancias judías, que, si bien es cierto, vienen de Dios, están adaptadas a hombres camales, o sea, pecadores y poco ilustrados. Los que venían a perturbar a los gálatas decían: ustedes son de Cristo, pero Cristo es descendiente de Abraham, y judío. Sigan entonces a Abraham y hagan como los judíos: así serán, junto a Cristo, hijos de Abraham. Pablo replica que uno no es hijo de Abraham, o hijo de Dios, por la raza; ese es un punto que desarrolla más en Rom 4.
286
la fe q u e s e iba a revelar. 24 Para nosotros, coi 2,17 ella fue la sirvienta q u e lleva al niño a su • Hermanos, t o m e m o s u n a comparamaestro: n o s conducía a Cristo y a la sanción. C u a n d o alguien h a h e c h o su testatidad por medio d e la fe. 2 5 Pero, al llegar m e n t o en debida forma, nadie p u e d e anula fe, esa sirvienta n o tiene ya autoridad s o larlo ni agregarle algo. bre nosotros. 16 Ahora bien, lo q u e Dios prometió a 26 Por la fe en Cristo J e s ú s , todos uste27 Abraham era para s u descendencia. La E s Todos ustedes, al Jn 1i12 d e s s o n hijos d e Dios. critura n o dice: Para los descendientes, Gen 12,7 RO"EM'24 s e r bautizados en Cristo, se revistieron de c o m o si hubiera varios, sino q u e habla en Cristo. 2 8 Y a n o hay diferencia entre quien es u singular. Ella dice: Serán para tu descenu" 1213 J d ' 0 y quien griego, entre quien es esdencia, y ésta e s Cristo. 1 7 Ahora digo lo siC013J1 clavo y quien h o m b r e libre; n o se h a c e diJn 17,21 guiente: El testamento que Dios hizo en deferencia entre hombre y mujer. Pues todos bida forma, no lo puede anular la Ley, que ustedes son uno solo en Cristo Jesús. 29 Y, vino 430 años después; ni pudo dejar sin por ser de Cristo, son la descendencia de 18 efecto la promesa de Dios. Pero, si teneAbraham; ustedes son los herederos en los mos que observar una Ley para conseguir R» 11,1 que se cumplen las promesas de Dios. la herencia, ésta ya no tiene carácter de cosa prometida. Sin embargo, Abraham reA 1 Pero, escúchenme: En una casa, el cibió esta promesa como un regalo de " hijo ya es dueño de todo, pero mienDios. tras es niño, en nada se diferencia del es!9 Entonces, ¿qué pensar de la Ley? Vino clavo. 2 Está sometido a quienes lo cuidan a consecuencia del pecado. Pero entenda3,23 y se encargan d e s u s asuntos hasta la femos: que fue agregada a las promesas; que cha fijada por su padre. 3 Lo m i s m o nosono valía sino hasta que llegara esa deseen- He 7,38 3J9 tros p a s a m o s por u n a etapa de niñez y e s 7 dencia de que habla la promesa, y que fue- Gíl $j| tuvimos sometidos a las fuerzas y principios ron ángeles que la concertaron, haciendo ™b2^ que rigen al m u n d o . 4 Pero, c u a n d o llegó la 1 Co 1 de mediador Moisés 2 °(no se hablaría de H ?;jj plenitud d e los tiempos, Dios envió a su un mediador si hubiera una sola parte, y Rom 74 H'J°> e ' c u a ' n a c ¡ ó de mujer y fue sometido Dios es uno solo). a la Ley, 5 con el fin d e rescatar a los q u e 21 La Ley, entonces, ¿puede rivalizar con estaban sometidos a la Ley, para q u e así lleg á r a m o s a ser hijos adoptivos de D i o s . 6 Clslas promesas de Dios? En absoluto. Si se hubiera dado una ley capaz de dar vida, la santidad resultaría de la Ley, 22 pero, de hecupan tanto de cumplir la Ley y tan poco de abrir su coracho, la ley escrita lo encerró todo bajo el pe- Rom 3,9 zón a Dios. 1 1 cado, para que el cumplimiento de las pro- 2 c 0 3j O En el tiempo de Pablo, los hijos de familia acomodamesas fuera en los creyentes el fruto de su da estaban a cargo de una sirvienta, o de un sirviente llafe en Cristo Jesús. mado «pedagogo», es decir: el que conduce al niño. Este Comparación de Sara y Agar 15
Ahora somos hijos de Dios O 23 Como no habían llegado los tiempos de la fe, la Ley nos guardaba en espera de No pensemos que semejantes prejuicios hayan desaparecido. No faltan los que piensan ser católicos por haber sido bautizados al nacer, olvidando que sin la fe no hay bautismo que valga. La justicia (1,8), o sea la reconciliación con Dios. • Es sabido que, en la Biblia, Testamento y Alianza son una misma palabra: el Antiguo Testamento es la primera alianza de Dios con los hombres. Aquí Pablo compara a Dios con alguien que hace un testamento. Dios hizo primeramente un testamento solemne con Abraham. No le exigió nada, sino que le hizo una promesa. Todo lo que Dios esperaba, era que los hijos de Abraham confiaran en él para salvarlos. Después de una iniciativa de Dios tan importante, la Ley que el Señor dio a Moisés más tarde no cambiaba realmente la situación. Entonces, dice Pablo, la mayoría de los judíos se equivocan cuando se preo-
gálatas 4
287
Heb 101
llevaba al niño a la escuela y lo traía de vuelta a la casa, pero no le enseñaba. Aquí Pablo dice: la Ley era la sirvienta, pero el maestro es Cristo. Conclusión: si ya enseñó Cristo, ¿por qué volver a las observancias judías? Con esto entendemos lo de (19): necesitó un mediador. Pablo considera que la ley no era cosa divina y eterna, dictada por Dios mismo, sino que él dejó que los ángeles concertaran esta disposición provisoria: y Moisés tuvo que conciliar las exigencias diversas de ellos. Lo mismo se expresa en 4,3. En pocas palabras, el Antiguo Testamento ya contiene la verdad divina, pero ésta nos llega a través de intermediarios que la acomodan a su manera y la oscurecen. Mientras el hijo es niño (v. 1). Dios hizo al hombre para ser libre, santo, fuerte, a semejanza de Cristo. Pero el hombre no nace adulto, sino que ha de ser niño primero. Lo mismo la humanidad, tuvo que ser niña. Hubo una sociedad primitiva, una ciencia infantil, una cultura elemental, una religión provisional. El hombre quedaba «entre esclavos» y estaba sometido a las fuerzas y principios que dirigen al mundo, tanto las fuerzas invisibles del mal, como a los principios y prejuicios del hombre primitivo. Ahora, por Cristo, el hombre ha de entrar en la verdad total. Cristo liberó al hombre, primero, de las supersticiones religiosas y de los errores de los paganos, que le impiden conocer a! Padre y ser su hijo.
tedes ahora s o n hijos; por esta razón Dios , ,
, ,—
,
.
,
m a n d o a nuestros corazones el Espíritu de su propio Hijo q u e clama al Padre: ¡Abbá! o sea: ¡Papito! 7 Así, pues, ya n o eres esclavo, sino hijo, y tuya e s la herencia por gracia d e Dios. s E n otros tiempos n o conocían a Dios, y sirvieron a los q u e n o s o n dioses. 9 Pero ahora q u e ustedes conocieron a Dios, o m á s bien, q u e él los ha conocido, ¿ c ó m o pueden volver a cosas y principios miserables y sin fuerza? ¿Otra vez quieren someterse a ellos? 10 Ya que vuelven a observar días y meses y tiempos y años. '1 Me hacen temer que me haya fatigado inútilmente.
^ MC 14,36
jn 15.15
Rom 8.17 2 Co 12 2
1 íes 13 1 co 8,2 13,12
M 2,18
¿Por qué han vuelto atrás? 12
Les ruego, h e r m a n o s : imítenme a mí, c o m o yo m e hice semejante a ustedes. No \ <¡°w m e h a n ofendido en nada. 1 3 Recuerden q u e yo estaba enfermo c u a n d o por prime- 1 co 2,3 ra vez les anuncié el Evangelio. 14 Yo les di motivos como para no creer, pero no por eso me despreciaron o me rechazaron, sino que me acogieron como a un ángel de MI 10,40 Dios, como a Cristo Jesús. « ¿ C ó m o se perdió la alegría de ese tiempo? Pues reconozco que, si hubieran podido, se habrían sacado los ojos para En adelante, pues, el hombre escapa a esas Fuerzas espirituales (o ángeles), que, para Pablo, casi se confunden con las instituciones y culturas humanas; y recibe de Dios la verdad. Nació de mujer y fue sometido a la Ley (4,4). Cristo salva al hombre porque es hombre. Cristo vino primero como salvador del pueblo judío y, para salvarlo, se hizo uno de ellos. Toda su cultura la recibió de la Ley, o sea, del pueblo y de la religión del Antiguo Testamento: esta Ley era sumamente positiva. Pero el tiempo había corrido y ya no se podía recibir la plenitud de la verdad divina sin liberarse del yugo de la Ley En esto debemos ver una disposición fundamental del plan de salvación: Dios nos salva haciéndose uno de nosotros. Y lo mismo vale ahora para la Iglesia, la cual no da a los hombres ni «se interesa por ellos», sino que los salva. Y no puede traerles una salvación duradera y transformadora si no lleva realmente su misma condición. Esta es la razón por la cual el Señor quiere que hoy la iglesia de Latinoamé rica lleve la cruz de los pueblos de ese continente, su marginación, sus sufrimientos y sus humillaciones, para que les dé la salvación verdadera. ¿Otra vez quieren someterse a ellos? (v. 10). El hombre se cansa de la libertad. Varios prefieren trabajar sin preocupación al servicio de un patrón y no tener responsabilidades en su cooperativa. Muchos no aprecian a un sacerdote que los invita a tomar en conciencia la decisión que les parecerá mejor. Prefieren que se les diga: esto está bien, esto es pecado. Pablo había dicho a los gálatas: «Ustedes pertenecen a Cristo, déjense guiar por su Espíritu». Pero, decidir por sí mismo exige un esfuerzo personal, nos obliga a re-
gálatas 5 16
dármelos. Pero ahora, ¿soy enemigo porque les he dicho la verdad? 17 Esa gente que les demuestra interés no es sincera: quieren que ustedes se interesen por ellos, y, por eso, los quieren separar de mí. 18 Ojalá se les demostrara un interés sincero en todo momento, y no solamente el mío cuando estoy, i Tes 211 19 ¡Hijos míos!, de nuevo sufro los doloico4Íi5 res del alumbramiento hasta que Cristo se forme en ustedes. 2 ° Cuánto desearía estar ahora con ustedes para adaptar mi lenguaje, porque ya no sé cómo hablarles. O 21 Díganme: ustedes, que quieren estar otra vez bajo la Ley, ¿saben lo que dice la Gen 1615 L e y? 22 Dice que Abraham tuvo dos hijos, uno con una mujer esclava, el otro de la mujer libre, su esposa. 23 El hijo de la esGÉr, 17 clava nació como cualquier humano; en cambio, el hijo de la mujer libre nació para que24 se cumpliera una promesa de Dios. Estas dos mujeres representan las dos Alianzas. La primera es la del monte Sinaí, que da a luz a esclavos, es la que representa Agar, la mujer esclava (pues el monte SiJn 8 33 naí está en Arabia, el país de Agar). 25 E s ta Alianza corresponde a la ciudad de Jerusalén,26 que es esclava, ella y sus hijos. En cambio, la Jerusalén de arriba es liflexionar o tomar responsabilidades. Por tanto, muchos cristianos preferían caminar por senderos bien señalados; preferían celebrar ciertos días, cumplir ciertas obligaciones y después andar tranquilos con una fe pequeña y un amor débil. O Pablo descubre en la historia del antepasado Abraham la figuración del conflicto que lo opone a los «judaizantes», es decir, a esos cristianos que todavía confían salvarse observando las prácticas de la religión judía. Al principio de la Historia Sagrada está la fe de Abraham, y la promesa que Dios le hizo. Es de notar que dicha promesa no se heredó como los bienes de una familia que. según la carne (o sea, según el derecho humano), debían repartirse entre sus hijos. En cambio, lo que prometió Dios, lo destinó solamente al hijo de la promesa, a Isaac, el cual había sido prometido y había nacido por un intervención milagrosa y libre de Dios. Así, desde el principio de la Biblia, vemos que uno no llega a la fe y a la herencia de Dios por tener derecho a eso, sino por gracia. Los judíos, al aferrarse a sus observancias religiosas, olvidaban que eran, más que todo, el pueblo de la promesa. Elegidos por Dios con preferencia a los demás pueblos, su misión era la de decir que hay promesas para toda la humanidad. Se equivocaban al pensar: ya que somos elegidos de Dios, que todos hagan igual que nosotros y observen nuestras prácticas. Más bien debían compartir con los demás sus esperanzas. Debían enseñarles a creer en las promesas de Dios y a no confiarse en determinadas prácticas religiosas. Agar, la mujer esclava que dio a luz a Ismael, antepasado de los árabes, es la imagen del pueblo de la primera alianza que recibió la ley en el monte Sinaí, en Arabia, que no al-
288 27
gálatas 6
289
bre y es nuestra madre. Y la Escritura ca esta esperanza de que seremos justos y dice al respecto: Alégrate, mujer estéril y sin Heo 12 2 santos por la fe. 6 En Cristo Jesús no tiene Ap Z! hijos, estalla en gritos de alegría, tú que no !í° I'l? importancia haber recibido o no la circunconoces los dolores de parto, porque mu- ls 54 Stgo2,14 . í, , , . ^ . , c i co 13,13 cisión; lo que si importa, es tener la fe que chos serán los hijos de la madre abandonada, más numerosos que los hijos de la actúa mediante el amor. 7 que tiene esposo. ustedes habían empezado bien su
28 Hermanos, ustedes, como Isaac, son hijos de la promesa. 29 Pero, ya en ese tiempo, el hijo según la carne perseguía a Isaac, hijo según el espíritu. Lo mismo pasa ahora. 30 y ¿qué dice la Escritura?: Echa a la es- 1 clava y a su hijo, porque el hijo de la escla- J«22.j¡ va no puede compartir la herencia junto al hijo de la mujer libre. 31 Hermanos, nosotros no somos hijos de una esclava, sino de la mujer libre.
C 1 Cristo nos liberó para que fuéra** mos realmente libres. Por eso, man- Jn 8'36 ténganse firmes y no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud. 2 Yo, Pablo, se lo digo: si se hacen circuncidar, ya Cristo no les servirá de nada. 3 Nuevamente le declaro a cualquiera que se haga circuncidar: es- |°¡J i tas ahora obligado a practicar toda la Ley. 4 En cuanto pretenden hacerse justos con las observancias de la Ley, ustedes se desligan de Cristo y se apartan de la gracia. 5 Pues a nosotros, el Espíritu nos comuni+
canzó la verdadera libertad y que tiene por capital a la Jerusalén terrenal. En cambio, Sara, esposa libre, con su hijo Isaac, que nació en virtud de la promesa divina, representa la nueva alianza de Dios, con los que creen en sus promesas. Ese es el pueblo libre de los cristianos que esperan la Jerusalén celestial. Ismael perseguía a Isaac, y Abraham lo echó fuera. Esto significaba: los judíos mal convertidos vienen a perturbar a los gálatas; la Iglesia, pues, tiene que echarlos fuera. + Pablo y sus adversarios creen en e! mismo Cristo. Aparentemente, están de acuerdo sobre casi todo. Hay. sin embargo, un punto en que se diferencian, y que lo echa a perder todo: Pablo no mantiene la obligación de ser circuncidado. Es que. para Pablo, no hay predicación auténtica si no se toman abiertamente posiciones que chocan. Siendo el Evangelio un mensaje de liberación, los apóstoles deben adoptar una actitud que, en algunos puntos, por lo menos, rompe con la manera común de vivir y de pensar. Este es el escándalo necesario en toda actuación cristiana, que nunca será tan escandaloso como lo fue la muerte de Jesús en una cruz (ver Cor 1,17). Salvar a los hombres es, de alguna manera, hacerles descubrir lo que son ante Dios, y, luego, llevarlos a enfrentar las fuerzas que los tienen sometidos y alienados. Por eso Pablo fue tan agresivo con las prácticas judías. En ei tiempo actual, siguiendo a Pablo, convendría preguntar: ¿Dónde están los que se someten a los prejuicios y las fuerzas alienantes, y dónde están los perseguidos? (5,11; 6,12). El Evangelio se vive, muchas veces, con más autenticidad en ambientes cristianos políticamente concientizados y activos, que en grupos que se conforman con prácticas litúrgicas.
cho: los que hacen estas cosas no heredarán el Reino de Dios. 22 En cambio, el fruto del Espíritu es: caridad, alegría y paz; paciencia, comprensión 2 CEÓ ¡j;' de los demás, bondad y fidelidad; 23 man- 1 Co 13'4 sedumbre y dominio de sí mismo. Ahí no hay condenación ni Ley, 24 pues los que _1 Jn 4'17 carrera, ¿quién, pues, les cortó el camino? pertenecen a Cristo Jesús tienen crucifica- ^ f i i ¿Por qué dejaron de obedecer a la verdad? da la carne con sus vicios y sus deseos. 8 Esto no fue para obedecer al Dios que los 25 Si vivimos por el Espíritu, dejémonos 1 co 5,6 llama, 9 y no es mucha la levadura, pero po- conducir por el Espíritu. 26 No busquemos FU 2,3 10 dría contaminar toda la masa. Personal- la vanagloria: que no haya entre nosotros mente estoy convencido que ustedes no provocaciones ni rivalidades. van a cambiar su fe, pero el que los perturba, sea quien sea, recibirá su castigo. Varios consejos 11 En cuanto a mí, hermanos, si todavía 1 Hermanos, en 1el casoc u de que al- Mt 18,15 predicara la circuncisión, ¿seguiría siendo 1 J 1 co 1,23 perseguido? Pero eso sería como eliminar guien caiga en alguna falta, ustedes, 2 Tes 3,14 el escándalo de la cruz. 12 Ojalá que llega- que son espirituales, enderécenlo con espí- Sl°°5'19 ra 3,2 ran hasta mutilarse esos que los perturban. ritu de bondad. Cuídate: tú también puedes ser tentado. 2 Ayúdense mutuamente a He- j n 13,34 La verdadera libertad var sus cargas y así cumplirán la ley de Crisalgo, siendo que • 1 3 ustedes, hermanos, fueron llamados to. 3 Si uno se considera para gozar la libertad; no hablo de esa li- no es nada, se engaña. 4 Que cada uno exa- 1 Oo 3 ¿j Rom 6,15 bertad que encubre los deseos de la carne; mine su propia conducta y no se alabará 1 p 216 se pondrá celoso de más bien, háganse esclavos unos de otros frente a otro, sino que por amor. 14 Pues la Ley entera está en una su propio provecho. 5 Cada uno tendrá que de sus propias obras. MC 12,31 sola frase: Amarás a tu prójimo como a ti responder 6 El que recibe la enseñanza de la Palamismo. 15 Pero, si se muerden y se devoran unos a otros, ¡cuidado!, que llegarán a bra debe compartir todo lo bueno que tie- 1 co 9,11 , , . . Rom 15,27 perderse todos. Rom 8,5 16 Por eso les digo: anden según el Es- ne7 con el que lo instruye. No se engañen: nadie se burla de Dios. píritu y no llevarán a efecto los deseos de 2 co s's la carne. 17 Pues los deseos de la carne es- Se cosechará de lo que se siembra. El que 1 Co 15,35 de la cartán contra e! Espíritu y los deseos del Es- siembra para la carne, cosechará 8 ne corrupción y muerte. El que siembra píritu están contra la carne. Los dos se opocosechará del Espíritu la nen uno a otro, de suerte que ustedes no para el espíritu, 9 pueden obrar como quisieran. i 8 Pero, si vida eterna. Hagamos el bien sin desanilos conduce el Espíritu, ya no están some- mamos; al debido tiempo cosecharemos, 1 Tes 5 15 con tal de que seamos constantes. i°Por ' tidos a la Ley. 19 Es fácil ver lo que viene de la carne: li- eso, mientras es tiempo, hagamos el bien Romi,29 bertad sexual, impurezas y desvergüenzas; a todos, y especialmente a nuestros herma20 culto de los ídolos y magia; odios, celos nos en la fe. y violencias; furores, ambiciones, divisiones, Estoy crucificado con Cristo sectarismo, desavenencias y envidias; ' ] Miren con qué letras tan grandes les 2 i borracheras, orgías y cosas semejantes. estoy escribiendo ahora con mi propia 1 "ji.1¡>'?! Les vuelvo a declarar lo que ya les he di- mano.
6
• Los gálatas han vuelto a encerrarse en preocupaciones religiosas estériles, pues cada uno quiere sólo evitar los reproches de Dios, y eso es egoísmo. Pero no es así la vida cristiana. El que tiene el Espíritu de Cristo no se preocupa por no pecar, sino por amar. Lo que a Dios le importa es que salgamos de nuestros pequeños problemas para que nos anime su Espíritu. Es lo que dice ahora Pablo. El creyente realmente libre es el que se considera «esclavo» de Cristo. Esa es la manera de «tener fe» en la vida diaria: solucionar todo pensando que soy de Cristo y que estoy
Pablo da una lista de las obras de la carne y otra de los al servicio de mis hermanos. De ahí nace alegría y paz. frutos del Espíritu. Recordemos que carne y espíritu no significan lo mismo que cuerpo y alma. Ver el comentario de Rom 7,16. Mótese el aspecto comunitario de esta moral: debemos sentimos solidarios de nuestros hermanos. O Pablo, apasionado, repite las mismas cosas para esas Iglesias de Calada, tan lejanas, que él no puede Ir a fortalecer, cuando estén peligrando.
gálatas 6 12
Los que quieren imponerles la circun-icisión se preocupan, antes que nada, de so-ibresalir: no quieren ser perseguidos por laa cruz de Cristo. 13 No por estar circuncida-id o s observan la Ley, pero s e sentirían or0 Mt 23,15 gullosos d e q u e ustedes hayan cumplido materialmente c o n este rito. 14 Por mí, no0 quiero sentirme orgulloso de nada, sino dee ir 2 co i21| ' a c r u z ^ e Cristo Jesús, nuestro Señor. Por él el mundo ha sido crucificado para mí, y yo, para el mundo.
290 15 No h a g a m o s ya distinción entre pue- 2Co517 blo d e la circuncisión y m u n d o pagano, Ef 4Í24 porque empezó una nueva creación. 16 Los q u e viven según esta regla, q u e tengan la paz y la misericordia, junto al Israel de Dios. 17 Que nadie, pues, me venga a molestar. Yo, por mi parte, llevo en mi cuerpo las 2 c011,23 señales de Jesús, 18 Hermanos, que la gracia d e Cristo J e sús nuestro Señor esté con ustedes. Amén, FH «3
291
' Pablo, apóstol de Cristo Jesús por 1 voluntad de Dios, H!VÍ3 a los santos que están en Efeso. A todos ustedes que creen en Cristo: z reciban gracia y paz de Dios, nuestro Padre, y de Jesús, el Señor. O
INTRODUCCIÓN
Carta cu los
efesios
El tiempo actual se caracteriza por intentos siempre más concertados de los hombres para reunirse, y al mismo tiempo, por la división del mundo en grandes grupos que rivalizan entre sí. Y se enfrentan precisamente porque no pudiendo escapar de la necesidad de caminar hacia la unidad, tienen, sin embargo, conceptos diferentes de la meta final: ¿de dónde viene el mundo? ¿A dónde va la humanidad? Pablo, preso en R o m a , tuvo que contestar semejantes interrogantes. Viviendo en esta capital del occidente, pudo escuchar y juzgar las doctrinas venidas de todas partes del mundo, y madurar su propia fe. El mismo nos dice que debe a una revelación de Dios esta visión tan clara dei plan divino que nos va a exponer: Dios, el H o m b r e , el Mundo. El mundo ha sido creado para los hombres, para que se realice como el H o m b r e Nuevo, o sea, una sola familia en Cristo. Los hombres se reunirán, no por someterse a una misma autoridad, sino por encontrarse, cada cual en el lugar que le corresponde, en una misma persona capaz de abrazarlos a todos en su amor desbordante.
¿Cuál fue el motivo de escribir la presente carta? Estando Pablo en Roma, por el año 62, supo que las Iglesias de la provincia de Efeso se dejaban perturbar por predicadores de origen judío, que pasaban como muy extendidos en materias religiosas; se preocupaban mucho de los ángeles que administran el mundo y hablaban bien poco de Cristo. Entonces, Pablo escribió una carta a los colosenses, y otra a las comunidades cercanas a Efeso: la presente carta «a los Efesios». Según su costumbre, prefirió afianzar las bases de la fe en vez de rebatir los errores uno tras otro. Con esto nos dejó unas magníficas páginas.
Estar orgulloso de la cruz de Cristo Jesús Estar orgulloso, no de mi familia muy creyente, de mis conocimientos religiosos,, de mis méritos y servicios, sino de Cristo que murió por mí pecador. Pablo desarrolla este punto en Fil 3,4-9. El mundo ha sido crucificado para mí (v. 14). El mundo, o sea, la cultura con sus criterios limitados, la costumbre de dividir y clasificar a los hombres, el miedo a apartarse del modo de sentir de la colectividad: todo esto ya no me obli-
ga. Pablo decía lo mismo en 2 Cor 5,7: el que está en Cristo es criatura nueva, para él lo antiguo ha pasado. Llevo en mi cuerpo las marcas. Aunque los judíos se alaban de haber sido consagrados a Dios por la herida de la circuncisión, Pablo hace más caso de las cicatrices de los golpes y heridas que él sufrió por Cristo: es una manera mejor de estar consagrado a Dios.
3
¡Bendito sea Dios, Padre de Cristo Jesús nuestro Señor, Gái 3,14 que nos bendijo desde el cielo, en Cristo, con toda clase de bendiciones espirituales! 4 En Cristo Dios nos eligió Jn 17,24 antes de la creación del mundo, 1 P 1,20 1 Jn 3,1 para estar en su presencia sin culpa ni mancha. s Desde la eternidad determinó en el amor Rom 8,29 que fuéramos sus hijos adoptivos Jn 1,12 por medio de Cristo Jesús. Eso es lo que quiso y más le gustó 6 para que s e alabe s u Gloria por esa gracia suya q u e n o s manifiesta en el Bien A m a d o . Col 1,13 Rom 3,24
7 Pues en Cristo, la sangre que derramó paga nuestra libertad y nos merece el perdón de los pecados. O Esta primera página de la carta a los Efesios es en la Biblia la que mejor expresa, en su totalidad, el misterio cristiano. Y viene para equilibrar la gran exposición hecha por Pablo en la carta a los Romanos, la cual parecía centrar la obra de Dios en la salvación del hombre pecador. ¡Bendito sea Dios! Pablo habitualmente empieza sus cartas alabando y dando gracias. Pero aquí la oración se alarga más que de costumbre: Pablo da gracias y a la vez proclama el proyecto misterioso de Dios que le fue dado a entender mediante una revelación (3,3). £sfe proyecto misterioso (9). Pablo dice en realidad: este misterio; pero esta palabra designa el proyecto de Dios respecto de su creación. Este proyecto se arraiga en Dios, más precisamente en el misterio de las tres Personas divinas. Sabemos que de Dios Padre proceden el Hijo y el Espíritu, y de El reciben su misma divinidad, siendo los tres un mismo Dios. Pero, además de esta comunicación y derrame de vida en Dios mismo, también desde la eternidad quiso Dios Padre, o mejor dicho, quiso el Consejo divino comunicar sus riquezas, fuera de sí, a seres creados: éste es el proyecto misterioso ai que Pablo se refiere y que contempla toda la historia humana, tanto profana como sagrada. Conforme a este proyecto, en el universo han de nacer y multiplicarse hijos adoptivos de Dios (5), capaces de recibir su Espíritu y de devolvérselo, que, al fin, se reunirán en un solo cuerpo (10). En Cristo Dios nos eligió (4). Mótese esta expresión: en Cristo, que comentamos en 1 Cor 1,4. Muestra elección por Dios tiene como dos caras.
efesios 1
8 En esto se ve la inmensidad de su gracia. Mediante dones de sabiduría e inteligencia, 9 Dios n o s da a conocer este proyecto misterioso, —fruto del amor q u e tiene a s u Hijo— 10 que debía realizarse cuando llegara la plenitud de los tiempos. Todas las cosas han de reunirse en Cristo, tanto los seres celestiales como los terrenales. 11 En Cristo, Dios n o s apartó, a los q u e estábamos esperando al Mesías, 12 El, que dispone de todas las cosas como quiere, nos eligió para ser su pueblo, para alabanza d e s u Gloria. '3 ustedes también, al escuchar la Palabra de la Verdad, el Evangelio que los salva, creyeron en él, quedando sellados con el Espíritu Santo prometido, 14 el cual es el anticipo de nuestra herencia. Así va liberando al pueblo que hizo suyo, con el fin d e q u e sea alabada s u Gloria.
Rom 15,2: "wil con ,ie
ot 7,6 1$ 46,10
1 Tes 2,13 2C0 1.22 He 2,33
Rom
Primero, entendamos que Dios nos crea como destellos o reflejos de su Hijo que es su auténtica Imagen y Resplandor (Heb 1,1). Toda creatura procede de Dios mediante este Hijo en el que Dios contempla su propia riqueza y al que va todo su amor. En él, Dios Padre nos ha conocido desde el principio. Pero Dios nos crea libres y sabe que nuestra frágil libertad difícilmente encontrará los caminos de una respuesta filial, como le correspondería. Por eso pone en el centro de su Proyecto creador la cruz de Cristo. Toda la historia será conducida por la Sabiduría divina conforme a un misterio de muerte y resurrección que no tiene otro fin que de llevamos a la perfección a través de nuestros errores y debilidades. Y, al presentarse Cristo, que es la Sabiduría de Dios, nos manifiesta en su propia muerte y resurrección el amor del Padre que nos llamó (5). Pues, en Cristo, conseguimos la libertad, sellada por su sangre (7). Mo se trata de que Cristo derrame su sangre para desagraviar a su Padre ofendido por el pecado, como si Dios tuviera rencores como tenemos nosotros v se sintiera herido en su dignidad. Pablo se refiere a una ley de la Biblia: la liberación de un esclavo se firmaba con sangre (Ex 21.6). Asimismo, para liberar una persona que no vive en la verdad, hay que demostrarle un amor auténtico con medios a menudo costosos. Para rescatarnos, las tres Persona» divinas manifestarán la inmensidad del amor divino (6 y 8). t ado una según el orden que le corresponde. Primero rl Hijo de Dios entregará su vida al Padre y la soi rlfUmn poi sus her manos. Y. luego, se comunicará el l-spirilu de luintldad
5,5
292
efesios 1 Colocó todo bajo los pies de Cristo + 15 He tenido conocimiento de la fe de ustedes y de su cariño con todos los creyentes, 16 por lo que no dejo de dar gracias c< 1 9 " ' a Dios, y de recordarlos en mis oraciones. 17 Que el Dios de Cristo Jesús nuestro Se1JS120 ñ° r > e ' P a d re de la Gloria, se manifieste a ustedes, dándoles un espíritu de sabiduría, para que lo puedan conocer. '8 QUe les ilumine la mirada interior, para que vean lo que esperamos a raíz del llamado de Dios; y entiendan qué grande y deslumbrante es la herencia que Dios reserva a sus santos; Sellados por el Espíritu (13). Los judíos estaban marcados, «sellados» en su carne por el rito de la circuncisión, que manifestaba que pertenecían a Dios. En cambio, los cristianos han recibido el Espíritu Santo. Este actúa en ellos: de él proceden la fe, la esperanza y el amor, las múltiples formas del servicio, los dones de conocimiento, los milagros y las sanaciones. Estos dones son la prueba más patente de que han pasado a ser hijos de Dios. Estos dones son un anticipo de todas las maravillas que Dios nos reserva. Pablo distingue como dos momentos: el del proyecto de Dios, en la eternidad (1-10) y el de su realización en el tiempo (11-14). Estas dos últimas estrofas corresponden a dos etapas de la Historia Sagrada: — Dios nos apartó (11). Pablo habla en su nombre y en nombre del pueblo judío, elegido para ser el pueblo de Dios. — ustedes también (13). Aquí se trata de los pueblos paganos, como eran estos efesios a los que se dirigía Pablo. Pues había llegado la plenitud de los tiempos, es decir, el tiempo del Evangelio anunciado a toda la humanidad para que ésta reciba los dones del Espíritu. Esta página de Pablo nos aclara algunos puntos esenciales de la fe. Determinó desde la eternidad (5). Aquí cabe la palabra predestinación. Muchos han entendido este término en forma muy diferente de como Pablo lo usa, en especial los protestantes. Mientras Pablo presenta un proyecto del Padre, deseoso de manifestar en todas sus criaturas el amor inñnito que él ya comparte con el Hijo y el Espíritu, estas personas solamente piensan en un Dios justiciero y frío que decide en forma gratuita (o más bien caprichosa) que unos serán salvados y otros no. Para ellos, muchos han sido destinados al infierno y no pueden evitar esta suerte, los otros son elegidos para el cielo y se salvarán. Pero Pablo no se refiere a una tal arbitrariedad: muestra más bien cómo Dios entrega a los que llama a ser de Cristo un amor especial, diferente del que tiene a sus demás criaturas. Muy poco dice la Biblia sobre el amor de Dios a los otros hombres, pero debemos comprenderlo a la luz del que nos reserva a nosotros, elegidos para conocer a Cristo en su Iglesia. Mientras Lutero se siente aplastado por la justicia del Creador y se tortura dudando de su propia salvación, Pablo nos invita a reconocer en el sacrificio de Jesús no un amor que ampara a algunos de la justicia de Dios, sino la clara manifestación del amor paterno que nos creó y, a la vez, nos llamó. Si bien no podemos entender cómo la ciencia perfecta de Dios se concilia con nuestra propia libertad, no caben las dudas y la angustia de los que se creen sometidos a algún destino o «voluntad de Dios» de la que nadie sabría escapar. Estamos bajo el peso de un amor y unas bendiciones (3) que solamente esperan nuestra respuesta. La predestinación no es otra cosa que este proyecto misterioso de la gracia de Dios, la cual se derrama sobre toda la creación, a imagen y según las mismas normas de la vida común de las tres Personas divinas, que son un solo Dios y un único amor (ver comentario de Rom 9).
efesios 2
19
293 y comprendan con qué extraordinaria fuerza actúa El en favor de los que hemos su cuerpo. 23 El, que llena todo en todos, creído. despliega en ella su plenitud. 20 Esta fuerza se ha manifestado en Cristo, cuando lo resucitó de entre los muertos coi 2,1: Por grada han sido salvados y lo hizo sentar a su lado, en los cielos, 1 ? 3,2: 21 mucho más arriba que todo Poder, AuO i ustedes estaban muertos por las B toridad, Dominio, o cualquier otra Fuerza " faltas y los pecados en que andaban. 2 Sobrenatural que se pueda mencionar, no Se conformaban a este mundo y seguían sólo en este mundo, sino también en el RI 2,9 coi 2.13 al Soberano que reina entre cielo y tierra y mundo futuro. fco*A <3ue sigue actuando en aquellos que se re22 sisten a la fe. 3 Todos nosotros fuimos de Dios, pues, colocó todo bajo los pies aquéllos y nos dejamos llevar por las codide Cristo para que, estando más arriba que 1 co 15,: cias humanas; obedecimos a los deseos de todo, fuera cabeza de la Iglesia, la cual es sai8 nuestra naturaleza y consentimos sus proyectos. Por naturaleza éramos merecedores En Cristo Dios nos eligió (4). Esta afirmación se opone a un error muy común que consiste en pensar que Dios, al de castigo, igual que los demás. comienzo, creó al hombre sin pensar mayormente en su po& 34,6 4 Pero Dios, que es rico en misericordia, sible caída, y solamente a consecuencia del pecado, habría sido necesario enviara Cristo para salvar al pecador perdido. nos manifestó su inmenso amor, 5ya los Pero no: desde el principio Cristo estaba en el plan de que estábamos muertos por nuestras faltas, Dios. Desde el principio se contempló a la vez la creación, la venida de Cristo y el don del Espíritu. Por eso el orden 2 Tm i 2,12 nos dio vida con Cristo. ¡Por gracia han sido de la creación, las leyes de la vida y el curso de la historia salvados! 6Y nos resucitó con Cristo para se relacionan misteriosamente con el orden que existe en sentarnos con él en los cielos. Dios mismo. 7 Cristo... el Bien amado (6). No debemos ordenar nuestra Al demostrarnos tanta bondad en Crisfe a partir de la preocupación por «salvarnos». Esta actitud to Jesús, Dios quiso manifestar en los sipodría ser egoísta como la de esas personas que practican glos venideros la extraordinaria riqueza de su religión para tener buena salud. En realidad, Cristo no es el instrumento, sin más, de nuestra redención, como si visu gracia. 8 Pues, por gracia de Dios han niera solamente para pagar nuestros pecados. El Hijo no sido salvados, por medio de la fe. ustedes vino solamente para salvamos del pecado, sino, primero de todo, para manifestar la Gloria del Padre. Y para eso precino tienen mérito en este asunto: es un don samente fue a la muerte. El, que en Dios devuelve al Padre de Dios; 9 y no tienen por qué sentirse ortodo lo que de él recibe, ¿a qué vendría en su encarnación gullosos, porque no lo consiguieron con si no fuera para reducirse a la nada y entregarse en manos del Padre hasta que el Padre le devuelva todo? sus obras. i°Lo que somos es obra de 2 c 517 Dios: él nos ha creado en Cristo Jesús, con + He tenido conocimiento de su fe y de su amor. Pablo miras a las buenas obras que dispuso desse alegra de la fe de sus fieles, pero más que todo, pide para ellos la esperanza, la cual debe ser la fuente de su dinamisde antes, pa^a que nos ocupáramos en mo. Así describe los pasos de la esperanza: conocer a Dios; ellas. apreciar la herencia que reserva a sus santos; comprender Rom 5,8
con qué fuerza actúa Dios para llevarnos a la realización de estas esperanzas. Ahora, veinte siglos después que escribió, descubrimos cuan fecunda es esta esperanza, que no nos hace olvidar el mundo presente, sino que nos empuja a transformarlo. Pablo vivía en un mundo que consideraba la esperanza como una enfermedad. Todo proyecto de transformar a los hombres era tenido por ilusorio. Lo que entonces paralizaba los esfuerzos era el miedo a la muerte y la creencia de un destino ciego. Los creyentes, por el contrario, experimentaban que Cristo resucitado actuaba en sus vidas. Así despertaron. En los países cristianos nació ia convicción de que al luchar por la justicia, al vencer los sectarismos, al desarrollar la cultura, llevamos ya al mundo hacia «la plenitud de Cristo». Más arriba que todo Poder (v. 21). En el tiempo de Pablo, judíos y cristianos no dudaban que los ángeles y demonios fueran poderes sobrenaturales, encargados de dirigir el mundo. Los llamaban: Poderes, Autoridades, Dominios, Gobiernos... Y Pablo les decía: todos esos Poderes son inferiores a Cristo. Ahora hablamos de otra manera. Sin embargo, vemos el universo sometido a las leyes de la naturaleza, a las fuerzas de la materia y de la vida. También está sometido a fuerzas oscuras: prejuicios, vicios y fanatismos colectivos. Hasta la llegada de Cristo, éstos dirigían el mundo, impidiendo que surgiera el hombre: ver en Gal 3,23. D;os, pues, colocó todo bajo los pies de Cristo (v. 22). Esas palabras dicen lo mismo que otras de nuestro Credo:
•
*
,
.
-
•
i
«Jesús está sentado a la derecha de Dios». Significan que al resucitar Cristo, el Hombre-Dios llegó a ser el Primero en el universo. Todo bajo sus pies, menos la humanidad, pues Pablo añade: Y lo dio como Cabeza a la Iglesia. Hay dos campos donde Cristo actúa en forma diversa: en el mundo, donde es el centro invisible que dirige todo; en la Iglesia, de ia cual es Cabeza y donde puede mostrar todas las riquezas de su Espíritu. • El camino del hombre sin Cristo conduce a la muerte. Por naturaleza, éramos merecedores de castigo, igual que los demás (v. 3). Esta es la situación de partida de nuestra vida, lo que llamamos el pecado original. El hombre por sí solo no puede alcanzar a Dios ni merecer sus favores. Al contrario, todos juntos somos rebeldes para Dios, hombres que no siguen su conciencia ni ios llamados de Dios, divididos interiormente y enemigos unos de otros. Así, la muerte corporal, que es el término de nuestra vida, expresa nuestra verdadera situación: como nos falta el amor de Cristo, estamos muertos. Nos resucitó con Cristo (v. 6). Bien es cierto que una conversión verdadera se vive como una resurrección. Pero Pablo dice más: si muchos hombres creen que su vida obedece a un destino ciego, nosotros, en cambio, debemos creer que sin duda se cumplirá el plan bondadoso de! Padre que ve más allá del tiempo y nos tiene ya resucitados
Cristo es nuestra paz C> !! Ustedes que nacieron de pueblos paganos, acuérdense. Los judíos, llamados circuncisos por estar marcados en su car- ¡¡£¿£1 ne de mano de hombres, los llamaban a ustedes incircuncisos. 12 En ese tiempo estaban sin Mesías; no tenían parte en el pue- coi i ,21 blo de Israel; no les correspondían las alianzas de Dios ni sus promesas; no tenían ni esperanza ni Dios en este mundo. 13 Pero es ' ahora, en Cristo Jesús y por su sangre, ustedes que estaban lejos, han venido a estar is 57,19 cerca. 14 Porque Cristo es nuestra paz, él que de los dos pueblos ha hecho uno solo, destru- is 9,5 yendo en su propia carne el muro, el odio, que los separaba. 15 Eliminó la Ley con sus preceptos y sus observancias. Hizo la paz al & 37,1 reunir los dos pueblos en él, creando de los 2 Co 5,1? dos un solo Hombre Nuevo. 16 Destruyó el odio y los reconcilió con Dios, por medio de la cruz, haciendo de los dos un solo cuerpo. ,7 Vino como evangelizador de la Paz, paz para ustedes que estaban lejos, paz para los is 52,7 judíos que estaban cerca. 18 Por él, en efecto, llegamos al Padre, los dos pueblos, en un mismo Espíritu. 19 Así pues, ustedes ya no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos del FB 3,20 pueblo de los santos: ustedes son de la casa de Dios. 20 Ustedes son la casa, cuyas ba- ¡¡¡ué* ses son los apóstoles y los profetas, y cuya *P 21,14 piedra angular es Cristo Jesús. 21 En él toda con Cristo. Estamos sentados en el cielo con él: es decir, seguros de triunfar. Antes de Cristo, los hombres estaban divididos, y aunque tenían religiones, no conocían al Padre común. Como no estaban maduros para una rápida unificación en la fe verdadera, Dios lo tuvo en cuenta, cuando empezó a preparar la venida de Cristo. Eligió a un pueblo y, para que los judíos no se dejaran contaminar por los errores de los paganos, tuvo que apartarlos por una ley que prohibía la convivencia con los demás pueblos. Los judíos tenían que lavarse las manos cuando tomaban lo que un pagano había tocado. En el Templo había, lejos del Santuario, un patio abierto a los paganos y otro, cerca del Santuario, reservado a los judíos, y un muro entre los dos. Vino un tiempo en que esta línea divisoria fue como la señal de todas las barreras que Cristo iba a derribar. El enseñó a practicar convivencias que antes estaban prohibidas. Cristo, puesto en la cruz por judíos y paganos, vence el odio de todos con el amor que perdona y, resucitado, reúne en su persona a todos los hombres. Así como la cruz está compuesta de dos palos, uno vertical, hacia el cielo, el otro horizontal, hacia toda la tierra, así también la paz sigue dos direcciones: hacia Dios y hacia los hombres: Reunió a los dos pueblos en uno y los reconcilió con Dios. Esto es una sola cosa, porque la violencia entre los hombres es la otra cara de la indiferencia o del rencor
efesios 3
- 294
295
is 28,16 la construcción se ajusta y se alza para ser • quiso actuar en mí con todo su poder. 18 Que sean capaces de comprender, 8 con un templo santo en el Señor. 22 f£n ¿l, usA mí, el menor de todos los creyentes, coi 2 2 todos 'os creyentes, la anchura, la lonC'J J.c" 3;'f; tedes también están incorporados al edifi- se me concedió esta gracia de anunciar a 11 Tir 1C0Í3 gitud, la altura y la profundidad, i9en una 2 U) 6,126 . i-v 1 1 «i palabra, que conozcan este más allá del coJn 2,21 cío para que Dios habite en ustedes por su los pueblos9 paganos la incalculable riqueza de Cristo, y de esclarecer para todos en nocimiento que es el amor de Cristo. Espíritu. ii qué forma se va realizando el proyecto secoi 2.9 Y, en fin, que queden colmados hasta re"i creto escondido desde el principio en Dios, cibir toda la plenitud de Dios. La herencia de Dios 20 Creador de todas las cosas. ' ° Hasta las A Dios, que demuestra su poder en 1 Co 2,7 e s para todos los hombres Fuerzas y los Poderes celestiales descu- 1 P 1,12 nosotros y que puede realizar mucho más 1 "> Por eso yo, Pablo, llegué a ser el bren, por medio de la Iglesia, la sabiduría Rom 11,33 de lo que pedímos o imaginamos, 21 a él la preso de Cristo, por ustedes, los de Dios con sus innumerables recursos, 41 gloria, en la Iglesia y en Cristo Jesús, por to11 coi 1,24 no-judíos. mientras se va realizando el Plan que das las generaciones y todos los tiempos. 2 A lo mejor han sabido de las gracias Dios trazó desde el principio en Cristo JeAmén. que Dios me concedió para bien de uste- sús nuestro Señor. 12 En él recibimos seHeb 4,16 guridad y confianza para acercarnos a Dios. 10,19 Gá|, 12 des. 3 Me dio por revelación el conocimienProgresemos 13 to de su proyecto misterioso, tal como yo Por eso, yo les ruego que no se desahacia el hombre perfecto acabo de exponérselo en pocas palabras. nimen al ver las pruebas que soporto por 4 Al leerlo, ustedes podrán darse cuenta del ustedes. Más bien han de sentirse orgullo— A ' Los invito pues, yo, «el preso de conocimiento que tengo del Misterio de sos de ellas. Cristo», a vivir de acuerdo con la VO4 Cristo. i Y ahora doblo las rodillas en presenRI 1 . 2 7 cación que han recibido. 2 Sean humildes, 5 Este Misterio no fue dado a conocer a cia del Padre, 15 de quien toma su nombre amables, pacientes, y sopórtense unos a 1,17 Ro cón'25 ' O S hombres de tiempos pasados, sino so- toda familia en los cielos y en la tierra. Mt 11,25 otros con amor. 3 lamente ahora, mediante revelaciones conMantengan entre ustedes lazos de paz, cedidas a los santos apóstoles y profetas. + i 6 Que él se digne, según la riqueza de y permanezcan unidos en el mismo espíri6 El Evangelio hace que los pueblos no ju- su Gloria, fortalecer en ustedes, por su Estu. 4CJno es el cuerpo y uno el espíritu, díos entren a compartir en Cristo Jesús la píritu, el hombre interior. i co 10,17 pues, al ser llamados por Dios, se dio a tomisma herencia, pertenecer al mismo cuer17 Que Cristo habite en sus corazones Jn 14,23 dos la misma esperanza. 5 (Jno es el Señor, Rom 8,11 po y recibir las mismas promesas de Dios. por la fe. una la fe, uno el bautismo. 6 (Jno es Dios, 7 1 Co 8,6 , Y a mí me toca ser el encargado de esta Que estén enraizados y cimentados en el 12,4 el Padre de todos, que está por encima de Buena Nueva, por gracia y don de Dios, que amor. todos, y que actúa por todos y está en todos. 7 respecto del Padre. Cristo ya los reunió: es decir, que, lo quecon el ambiente no puede reemplazar la pertenencia a Pero a cada uno de nosotros se nos reramos o no, el Evangelio hará caer todas las diferencias enaquélla. partió la gracia divina, según como Cristo tre los hombres. Y, por más que vuelvan a surgir sociedades clasistas, sus leyes y sus instituciones se vendrán abajo, se la midió. 8 Por eso se dijo: Subió a las alO El preso de Cristo. Pablo escribe esta carta desde la tal vez derribadas por la violencia, mejor desprestigiadas por cárcel en Roma. No solamente es cautivo «a causa de Crissai »8,i9 turas, llevó cautivos, y dio sus dones a los el sacrificio de sus víctimas. to», sino que también es prisionero de Cristo, incapaz de hahombres. En un mismo Espíritu. Sólo el Espíritu permite a cada uno cer otra cosa que no sea darlo a conocer (1 Cor 9,16). Aderealizarse en la comunión con los demás. La unidad entre los hombres significa a menudo partido único, sindicato único, con una sola ideología. Pero el orden impuesto ahoga la personalidad, tanto del que se resigna, como del que acalla a sus opositores. La unión en la Iglesia no es la uniformidad; el creyente no sale de un molde único. No se trata que todos pertenezcan al mismo partido o sindicato; pertenencias y opiniones pueden ser distintas, siempre que haya preocupación por buscar juntos la verdad y la paz como entre hermanos. El Espíritu concede a cada uno que sea auténtico consigo mismo, y que siga «en comunión» con sus hermanos. Así nace el «Hombre Nuevo», único; no es obra de ninguna ideología ni política, sino de Dios, ya que se trata de una nueva creación, como dice Pablo. ustedes son de la casa de Dios. En el lenguaje de la Biblia esto quiere decir, pertenecen a la familia de Dios. Y de ahí, Pablo pasa a otra figura: ustedes son la casa, esto es, el templo verdadero de Dios. La comunidad de los que creen es el templo, o más bien se va convirtiendo en templo o morada de Dios.
unido a su comunidad por estrechos lazos, el cristiano del primer siglo estaba en peligro de marginarse del grupo humano en que vivía. Ahora, en cambio, muchos creyentes se preocupan más en ser solidarios con su ambiente, que quieren promover y salvar; pero solamente lo lograrán si tienen una comunidad cristiana que los apoye: la solidaridad
más, Pablo encarcelado sufre como Cristo, al completar lo «que falta a los sufrimientos de Cristo» (ver Col 12.4). Por eso, puede decir que su sufrimiento es una «gloría». Pablo recalca lo que ha meditado en la cárcel, lo que le parece más nuevo en la obra de Cristo. Es el «misterio», o sea, el proyecto de Dios, que llama a toda la humanidad a ser un solo cuerpo, sin distinción de razas. Jesús había proclamado esta igualdad (Mt 20), pero los primeros cristianos necesitaron varias intervenciones de Dios para convencerse (He 10). Las Fuerzas celestiales (v. 10): ver com. de Gal 2,23, No deformaríamos el pensamiento de Pablo al decir que los gerentes de las multinacionales, los presidentes y los grandes de este mundo van a descubrir por medio de la Iglesia el verdadero rostro de Dios, que manifiesta su gloría en sus pobres y en sus santos (2 Tes 1,10).
es origen de todo lo existente y la paternidad es elemento fundamental de todo orden, ya sea en la creación o en la Iglesia. Por eso la familia, con la autoridad parental, es la base de la sociedad, y también la paternidad se manifiesta en la Iglesia: la sucesión de los obispos, con la autoridad de una jerarquía que no depende de una votación en la base, son parte del orden divino en la Iglesia. La sociedad que desconoce al padre y desprecia el matrimonio, tanto como las iglesias «espontáneas», son construcciones aberrantes. Esíe más allá del conocimiento (19). La unión con Dios no se consigue con sólo esfuerzos intelectuales o meditación tascendental, sino medíante el amor, del que Cristo se hizo el modelo y el centro. • Pablo nombra con entusiasmo todo lo que tenemos en común gracias a Cristo y por la acción de su Espíritu. Tener tanto en común es un llamado a la unión, al amor y a la paz. Más todavía: aun los dones particulares tienen que ponerse al servicio de la comunidad, como las piedras o los ladrillos de una construcción. Y lo que se construye no es cualquier edificio, no es tampoco simplemente un templo (ver capítulo 2,19-22); es el cuerpo de Cristo o el Hombre perfecto, formado por los millones de miembros que cuenta y contará todavía en adelante la humanidad. Un día, to-
+ Y ahora doblo las rodillas... Pablo pasa sin más de su exposición a la oración. Así hace el hombre interior (16) que no se contenta con pensar en Dios o hablar de él como de un objeto. £1 Espíritu mantiene en él la conciencia de esta Presencia que le da vida. Como decía Santa Teresa: «Llevo por todas partes el corazón de mi Dios y al Dios de mi corazón.» El Padre de quien toma su nombre... No olvidemos que el Padre es la fuente del Ser divino y en él se origina el orden y el misterio de las Personas divinas. También el Padre
I
efesios 4 9
Subió. ¿Qué quiere decir, sino que había bajado con los muertos al mundo inferior? 10 E[ mismo que bajó, subió después por encima de todos los cielos, para llenarlo todo. 1 ' Así pues, Cristo es quien dio, a unos el ser apóstoles, a otros, ser profetas, o aun, evangelistas, o bien pastores y maestros. 12 Así preparó a los suyos para los trabajos del ministerio en vista a la construcción del Cuerpo de Cristo. 13 Hasta que todos nos juntemos en la misma fe y el mismo conocimiento del Hijo de Dios, llegando a ser el Hombre perfecto, con esa madurez adulta que hará de nosotros la plenitud de Cristo. 14 Entonces no seremos ya niños a los que mueve cualquier oleaje o cualquier viento de doctrina, y a quienes los hombres astutos pueden engañar para arrastrarlos al error. ^ M á s bien, con un amor auténtico, creceremos de todas maneras hacia Aquel que es la Cabeza, Cristo. 16 E1 da organización y cohesión al cuerpo entero, por medio de una red de articulaciones, que son los miembros, cada uno con su actividad propia, para que el Cuerpo crezca y se construya a sí mismo en el amor.
F 2 Jn "3 Í3 ,p319
, Co ,8 \ co u.
coi 1,28 ,Co31 u 20 '
Revistan al hombre nuevo <0> 17 Les digo, pues, y con insistencia los advierto en el Señor: no imiten a los paga- Rom 1 , nos, que se preocupan y se mueven por cosas inútiles. 1 8 Su inteligencia está en tinieblas, y se quedan en la ignorancia y la conciencia ciega, muy lejos de la vida de Dios. dos unidos formaremos ese «Hombre perfecto» con su Infinidad de miembros. Jesús de Nazaret vivió una sola vida humana hasta su muerte, pero hecho Cabeza de la humanidad por su resurrección, sufre bajo todos los cielos, trabaja en todos los campos de la actividad humana, entrega su vida de todas las maneras posibles; reúne en sí todas las formas del amor, y vive toda la diversidad de la existencia humana en la persona de sus miembros. Entonces no seremos ya niños. Pablo da a entender que los efesios todavía son niños, a lo menos de vez en cuando, al dejarse llevar por cualquier corriente de opinión. Los invita a alcanzar la madurez de una comunidad firme, capaz de dirigirse según la verdad, de construirse a sí misma en el amor. También nosotros tendremos que ver en qué medida hemos pasado esta edad en que cada uno necesita el impulso y la dirección de otro: el adulto en la vida espiritual tiene conciencia de sus responsabilidades de cristiano, porque conoce al Hijo de Dios por sí mismo. <"> El hombre viejo y el hombre nuevo. Esta figura de Pablo opone dos maneras de vivir: ambas existen a nuestro lado y, hasta cierto punto, en cada uno de nosotros. Por una parte, uno puede dejarse llevar por la codicia hasta el punto de acallar su conciencia y endurecer su corazón de una ma-
efesios 5 Después de perder el sentido moral, i¡>se han dejado llevar por el libertinaje y se entregan con avidez a toda clase de inmoralidad. 20 Pero ustedes no aprendieron así a Cristo, si es que de veras oyeron de él, 2 1 y fueron enseñados según la verdad que está en Jesús. 22 ustedes tienen que dejar su manera coi 3,9 anterior de vivir, el hombre viejo, cuyos deseos engañosos lo llevan a su propia destrucción. 23 Dejen que su mente se haga Rom 12,2 más espiritual, para que tengan nueva vida, z4 y revístanse del hombre nuevo. Este es Gen 1,26 al que Dios creó a su semejanza, dándole u 1 75 ' la justicia y la santidad que proceden de la Verdad. 25 Por eso, no más mentiras: que todos za 8,16 digan la verdad a su prójimo, ya que todos somos parte del mismo cuerpo. 2 6 Enójense, pero sin pecar: que el enojo no les dure aU 4 ' hasta el término del día, 27 y no den lugar al demonio. 28 Que el que robaba, ya no robe, sino Tta"'?? que se fatigue trabajando con sus manos en algo útil y tenga algo que compartir con los necesitados. 29 No salga de sus bocas ni una mala pastio 310 'abra, s i n o palabras buenas que edifiquen cuando sea necesario y que hagan bien a los que las oigan. ñera mortal; y, por la otra. Cristo nos quiere transformar y renovar por su Espíritu. Cada uno se inclina a ser uno de esos dos hombres, ya sea un hombre viejo y fracasado, sin esperanza y esclavo de su egoísmo; ya sea una persona transfigurada por la caridad. Que Dios creó a su semejanza. Dios creó al hombre a su semejanza, pero el hombre que lleva verdaderamente esta imagen es Cristo resucitado, vencedor del pecado y de la muerte. El es el primero de una nueva raza de hombres. Cuando uno se aleja del pecado que lo desfigura, sigue a Cristo y vive según su Espíritu, participa también de ese Hombre Nuevo
296 30 No entristezcan al Espíritu Santo de Dios; éste es el sello con el que fueron mar- 1 Tes 5, cados en espera del día de la salvación. lsM 31 Arranquen de raíz entre ustedes: los disgustos, los arrebatos, el enojo, los gritos, las ofensas y toda clase de maldad. 32 Por el contrario, muéstrense buenos y comprensivos unos con otros, perdonándose mutuamente, como Dios los perdonó en Cristo.
297 tos los pecados que Dios se prepara a condenar en aquellos que no obedecen. 7 No se metan con esa gente. 8 En otro tiempo ustedes eran tinieblas, pero en el presente 2C Vi4 s o n ' u z e n e l Señor. Pórtense como hijos de la luz: 9 los frutos de la luz son la bondad, la justicia y la verdad bajo todas sus formas. 10 Sepan hallar lo que agrada al Señor, 11 y no tomen parte en las obras estériles de las tinieblas; al contrario, denuncíenlas. 12 Es cierto que da vergüenza incluso decir lo que esa gente hace a escondidas, 13 pero, en cuanto es denunciado por la luz, todo se aclara. Más aún: lo que fue aclaraJ(l320 do llega a ser luz. '«Por eso se dice:
efesios 5 sus, nuestro Señor, siempre y por todas las cosas. 21 Sométanse unos a otros por conside- ¡ P 5 6 ración a Cristo. Maridos, amen a sus esposas
+ 22 Que las esposas se sometan a sus maridos como al Señor. 2 3 E n efecto, el marido es cabeza de su esposa, como Cristo es cabeza de la Iglesia, cuerpo suyo, del cual es asimismo Salvador. 24 y así como Imiten a Dios la Iglesia se somete a Cristo, así también la esposa debe someterse en todo a su maC ! Como hijos amadísimos de Dios, rido. 2 ^ ** esfuércense por imitarlo. Sigan el 25 Maridos, amen a sus esposas como camino del amor, a ejemplo de Cristo que Mt548 Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mislos amó a ustedes. El, en verdad, se entre«Tú que duermes, despiértate, mo por ella. 26 y la bañó y la santificó en la gó por nosotros y vino a ser la ofrenda y la 1 Jn |;JJ is 26,19 levántate de entre los muertos, Palabra, mediante el bautismo de agua. sa4u7 60,1 víctima sacrificada, cuyo buen olor sube a y la luz de Cristo brillará sobre ti.» 27 Porque, si bien es cierto, deseaba una 3 Dios. Y, por cuanto son ustedes santos, 15 Fíjense cómo se comportan ustedes. Iglesia espléndida, sin mancha ni arruga ni no se hable de inmoralidad sexual, o de conada parecido, sino santa e inmaculada, él Co| 3 No anden como tontos sino como hombres dicia, o de cualquier cosa fea: ni se nomresponsables. 1 6 Sepan aprovechar el mo- mismo debía prepararla y presentársela. bren entre ustedes. 4 Lo mismo respecto de mento presente, porque estos tiempos son 28 Del mismo modo los maridos deben las palabras vergonzosas, de los disparates malos. , 7 Por eso, no se dejen estar, sino amar a sus esposas como aman a sus proy tonterías. Nada de eso les conviene sino que traten de comprender cuál es la volun- pios cuerpos. El que ama a su esposa se más bien dar gracias a Dios. tad del Señor. ama a sí mismo. 29 Y nadie jamás ha 5 Sépanlo bien: ni los corrompidos, ni los !8 No se emborrachen: el vino lleva al li- aborrecido su cuerpo; al contrario, lo aliimpuros, ni los explotadores, que sirven al 1 co 6,9 bertinaje; más bien llénense del Espíritu menta y lo cuida. Eso es justamente lo que dios Dinero, tendrán parte en el reino de Heb134 Santo. 19 Júntense para rezar salmos, him- Cristo hace por la Iglesia, 3 0 pues nosotros 6 Cristo y de Dios. Que nadie los engañe nos y cánticos espirituales. Canten y cele- somos parte de su cuerpo. con razonamientos huecos, ya que son és- coi 3,6 31 bren interiormente al Señor, 20 dando graLa Escritura dice: Por eso el hombre 1 Tes 5,18 cias a Dios Padre, en nombre de Cristo Je- dejará a su padre y a su madre para unirse Huir de todo lo que da vergüenza y se hace sólo al amparo de la oscuridad. Más bien, tener conciencia de la luz que nos fue dada e irradiarla uno mismo por su comportamiento. Ser más sensatos y responsables en toda nuestra vida. Porque estos tiempos son malos (v. 16): eso quiere decir que si no sabemos juzgar, escoger, tomar decisiones personales, la misma corriente de los acontecimientos diarios nos mantendrá en la mediocridad o nos llevará a la maldad. Todo cambia cuando un creyente, un matrimonio, un grupo, «despiertan», dedican diaria o semanalmente un momento para descubrir cuál es la voluntad de Dios sobre ellos, en el periodo y en las circunstancias en que viven, y luego revisan lo que cumplieron y lo que omitieron. No se emborrachen (v. 18). El hombre necesita entusiasmo, alegría, fuerza. Si quiere, experimentará el entusiasmo, la alegría y la fuerza que da el Espíritu Santo. Pero no se puede sentir al mismo tiempo la embriaguez que viene del Espíritu y la que viene del alcohol, de los excitantes y de las diversiones peligrosas.
Canten y den gracias (v. 19). En común, y así también experimentarán el consuelo del Espíritu, al encontrar la misma fe y las mismas experiencias espirituales en los demás, al darse también mutuamente el buen ejemplo de la piedad. £ s fácil ver que en el trozo 521-6,9 Pablo repite más o O Aquí se indican algunos elementos de la nueva mamenos lo que había escrito poco antes en la Carta a los Conera de vivir, como ya se hizo en los versículos anteriores. losenses (3,18-4,1). Sin embargo, al hablar de ¡a -sumisión* Imitar a Dios (Rom 5,6-11), que ama a todos, buenos y de cada uno a los demás, y especialmente de la sumisión malos (Mt 5,48). De manera más visible tenemos por mode la mujer a la autoridad de su marido, le vienen pensadelo a Cristo, Hijo de Dios, que se entregó por amor a nomientos nuevos sobre el matrimonio, los que va desarrosotros, como camino, luz y vida. pando.
+ Que las esposas se sometan. Pablo no insiste en que la mujer debe someterse, sino en que se someta al marido como al Señor. Puesto que la sociedad de aquel tiempo mantenía a la esposa sometida al marido, Pablo le dice: «Sométete como al Señor.» Pero, si Pablo viviera hoy, hablaría en otros términos y no se opondría a la emancipación de las mujeres, pues Cristo dio la pauta al afirmar ta igualdad de derechos del hombre y de la mujer en el matrimonio (Me 10,11). Durante siglos, la cristiandad pensó que se debía respetar la vocación propia de cada sexo, y consideraba que al hombre le correspondía mandar, mientras que a la mujer le venía muy bien una actitud de sumisión cariñosa. Pero ahora se sabe que la actitud diferente del hombre y de la mujer se debe, en gran parte, a la educación que recibieron desde niños en una sociedad machista. Las mujeres capacitadas para mandar son tan numerosas como los hombres. Así que es asunto de cada pareja buscar su propio equilibrio y gobernarse conforme a las capacidades y a la autoridad natural de cada uno. Entre cristianos no cabe el prejuicio masculino de que hay que someter a la mujer, ni tampoco uno se siente inferior por conformarse a los deseos del otro, ya que, para todos, el ideal es hacerse servidor de los demás (521). Como Cristo amó a la Iglesia. El fue quien nos amó, en forma gratuita, a pesar de que no éramos los mejores, lo mismo como los novios se eligen mutuamente, con preferencia a otros tal vez más dotados. Se entregó por ella. Cristo nos encuentra pecadores y se hace responsable de nosotros hasta las últimas consecuen-
M 3,8 ,™$\
1,4 1 coVii 2 co 11,2 *2w,7
1 co 12,12 e t¡¡¡ 2925
cías: da su vida para limpiamos. En esto se manifiesta la cualidad principal del amor cristiano, que es la fidelidad. La entrega mutua de los esposos es definitiva y, en adelante, cada uno usará todos los medios para salvar al otro, o sea para ayudarlo a crecer y a superarse. Eí matrimonio perfecto no es de los que viven sin problemas y se conforman con una mediocridad común, sino de los que se obligan el uno al otro a dar lo mejor de sí mismo. La santificó por la Palabra, mediante el bautismo de agua (ver Stgo 1,18-21 y Jn 15,3). Sí bien es necesario el rito, más todavía importa la fe con la cual acogemos la Palabra de Dios que nos da vida. B hombre dejará... (v. 31). Pablo refiere esta sentencia a la unión, para nosotros incomprensible, de Dios y de la humanidad en Cristo, el esposo (Me 2,19). Pero también el matrimonio encierra un misterio, es decir, una riqueza divina que no se podía entender antes de que viniera Cristo. Cuando decimos que el matrimonio es un sacramento, esto no quiere decir solamente que es una ceremonia que se realiza en una iglesia. Quiere decir que el matrimonio va a ser una figura del amor de Cristo. El misterio del amor de Dios está representado en medio de los hombre por aquella pareja que vive el amor «según Cristo». Así eí matrimonio es «sacramento», o sea, imagen y presencia de algo santo. Ver Gen 1,26 y 2.22. £/ marido es cabeza de su esposa. Ya dijimos que Pablo se refería a una cultura en que predominaba el hombre. Pero, aun con esto, exigía que é»tr cumpliera con sus responsabilidades de cabeza en rl hogar y supiera amar a su esposa. Con esto, condenaba dti antemano a los que dejan
efesios 6 sistir las maniobras del diablo. ' 2 Porque nuestra lucha no es contra fuerzas humanas, sino contra los Gobernantes y Autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras. Nos enfrentamos con los espíritus y las fuerzas sobrenaturales del mal. 13 Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan reHijos, padres, siervos y patrones sistir y mantenerse en la fila, valiéndose de 14 1 Hijos, obedezcan a sus padres; esto todas sus armas. Tomen la Verdad como ,5 es lo justo: Honra a tu padre y a tu cinturón, la Justicia como coraza, y, por propagar el Evanmadre. 2 Y es el primero de Jos manda- como calzado, el celo 16 mientos que vaya acompañado de una pro- gelio de la paz. Tengan siempre en la 3 coi 3,20 mesa: para que seas feliz y goces de lar- mano el escudo de la Fe, y así podrán atalas flechas incendiarias del demonio. & 20,12 ga yi¿a en ¡a tierra. 4 y ustedes, padres, no jar 17 Por último, usen el casco de la Salvación pro 13,24 hagan de sus hijos unos rebeldes, sino más bien edúquenlos usando las correcciones y y la espada del Espíritu, o sea, la Palabra de advertencias que puede inspirar el Señor, Dios. 18 s Siervos, obedezcan a sus patrones de Vivan orando y suplicando. Oren en coi 3,22 este mundo con temor y temblor, con co- todo tiempo según les inspire el Espíritu. 1 pTz2i8 razón sencillo, como quien obedece a Cris- Velen en común y prosigan sus oraciones Rom 6,15 tQ 6 |sj0 sinan solamente cuando los vigi- sin desanimarse nunca, intercediendo a falan o para que los feliciten los hombres, vor de todos los hermanos. JSRueguen sino que sean como siervos de Cristo, que también por mí, para que, cuando hable, se cumplen de todo corazón la voluntad de me den palabras para anunciar valienteDios. 7 Hagan su trabajo con empeño, por mente el Misterio del Evangelio. 20 Hasta el Señor y no por los hombres, 8 sabiendo encadenado soy embajador de este Evanque el Señor dará a cada uno según el bien gelio: que Dios me dé fortaleza para hablar que haya hecho, ya sea siervo, ya libre. como tengo que hacerlo. 21 s Y ustedes patrones, obren con sus sierDeseo también que sepan de mí y lo vos de la misma manera y dejen a un lado que hago. Se lo dirá Tíquico, ese querido las amenazas, sabiendo que ellos y ustedes hermano y fiel ministro en el Señor. 22 Lo tienen el mismo Señor, que está en el cielo mando precisamente para que les dé notiy que no hace distinción de personas. cias nuestras y los conforte a todos. 23 Que venga sobre los hermanos la paz y el amor junto a la fe, de parte de Dios PaHáganse fuertes dre y de Cristo Jesús el Señor. 24 Y que su 10 O Por lo demás, háganse robustos en bendición esté con todos aquellos que el Señor con su energía y su fuerza, n Pón- aman a Cristo Jesús nuestro Señor con un ganse la armadura de Dios, para poder re- amor inquebrantable. con su esposa, y los dos no formarán sino un solo ser. 32 Este misterio es muy grande, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.33 En cuanto a ustedes, que cada uno ame a su esposa como a sí mismo, y que la mujer, a su vez, respete a su marido.
6
que la esposa cargue con todo el peso de la casa y, después, quieren dominarla por la fuerza, mostrando exigencias y celos indignos de un hombre adulto y de un cristiano. Pablo, pues, enseña que el modelo del amor conyugal es el amor que Cristo dedicó, tanto a cada uno de los hombres como a todos reunidos en un cuerpo. Con esto se invita a los casados a no encerrarse en su amor conyugal. Deben encontrar la forma de servir la promoción y la salvación ( de su ambiente y del mundo, tanto por la irradiación de su amor verdadero como por su compromiso al servicio de los demás. • Se ve que a Pablo no le gustan mucho ni el desorden ni la indisciplina, tanto en las familias como en las comunidades. Entrega a los padres principios de educación muy seguros: ser paciente, sicólogo, o sea, tratar de conocer y comprender a su hijo, y educar como cristiano, según el espíritu de las Bienaventuranzas: ni tiranía ni dejación, los dos escollos de toda formación. Pablo al esclavo le recuerda su nobleza y le pide vivir sin
bajeza, con dignidad: lo que constituye el primer paso hacia la verdadera liberación. Al patrón le habla de igualdad, haciendo hincapié en que el único Señor es Dios. O Si tantos jóvenes y hombres generosos se alejan de lo que piensan que es el cristianismo, ¿no será porque les parece que éste no les ofrece objetivos de acción a la medida de sus energías? Una fe que no cueste, que permita justificar todo, no ofrecería nada que entusiasme y cesaría de interesar. Hemos de recobrar el carácter combativo del cristianismo. Siguiendo a Cristo, que vino a derrocar al «Príncipe de las tinieblas», los cristianos saben que deberán luchar hasta la segunda venida de Cristo contra este rey derribado. Las persecuciones, la corrupción en la Iglesia, las tentaciones de desanimarse y de traicionar, vienen del demonio, presente por todas partes. Contra él valen solamente las armas que dejó Cristo: Verdad, Justicia, Celo por el Reino de Dios, Fe, Palabra de Dios...
PIUPBNSBS INTRODUCCIÓN La lectura de la presente carta a los Filipenses será para nosotros un descanso, después de las anteriores páginas, en las que Pablo enseñó y discutió con tanta fuerza. Esta es una verdadera carta, más personal, atenta y tierna, que Pablo, preso, escribió a la comunidad que siempre le demostró más cariño. Les da noticias suyas y también los invita a vivir más unidos. Ahí escribió su tan famosa página: Tengan en ustedes los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús. Pablo aceptó su ayuda material, demostrando así la gran confianza que les tenía. Pues, habitualmente, para que nadie lo calificara de interesado, se negaba a recibir dinero y prefería ganarse la vida con su trabajo, al mismo tiempo que predicaba. Pablo escribió esta carta estando preso. No se sabe con certeza si se trata de su prisión en R o m a en el año 62 (cuando escribió a los Efesios y Colosenses), o de un encarcelamiento el año 56 en Efeso. A lo mejor escribió desde Roma.
1 i Pablo y Timoteo, siervos de Cristo ^
•*• J e s ú s .
A los santos de Filipos, con sus obispos y sus diáconos, a todos ustedes que están en Cristo Jesús. 2 Reciban gracia y paz de Dios nuestro Padre, y de Cristo Jesús, el Señor. 3 Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes, 4 y siempre que rezo por todos ustedes, lo hago con alegría. 5 No puedo olvidar la cooperación que me han prestado en el servicio del Evangelio, desde el primer día hasta ahora.6 Y si Dios em1 co 1,8 pezó tan buen trabajo en ustedes, estoy se1 Tes 5,24 g Uro j e q Ue ] 0 continuará hasta concluirlo en el Día de Cristo Jesús. He 9,13 16,1
O Con sus obispos y diáconos. Vimos en los Hechos cómo los apóstoles organizaban una comunidad, una Iglesia, en cada ciudad donde habían anunciado el Evangelio. No la dejaban sin haber formado un Consejo de responsables, llamados presbíteros, o sea, ancianos, según la costumbre judía. Después de algunos años se destacaron entre ellos los obispos, o sea, inspectores, tal vez miembros directivos de este Consejo de Presbíteros. No eran entonces lo que es ahora el Obispo, cuyo cargo se parece más al de los apóstoles, como jefe responsable de la Iglesia en un sector más amplio. En cuanto a los diáconos, estaban encargados de varios servicios de la comunidad. Posiblemente les correspondía una tarea misionera en sectores que no tenían todavía una
7
No puedo pensar de otra manera, pues a todos los llevo en mi corazón; ya esté en la cárcel o tenga que defender y promover el Evangelio, ustedes están conmigo y participan de la misma gracia. 8 Pues Dios sabe que los amo tiernamente en el corazón de Cristo Jesús. 9Y pido en mis oraciones que el amor crezca en ustedes, y con él alcancen conocimiento y buen juicio en todo. 10 Así sabrán reconocer lo que conviene en cada momento y, caminando con rectitud, llegarán sin tropiezo al día de Cristo, i' llevando como fruto Heb 12,11 maduro esa santidad que procede de Cris- Stgo 5,18 to Jesús, para gloria y alabanza de Dios. Jn 15,6 comunidad organizada. Dios, que empezó a trabajar en ustedes, seguirá perfeccionándolos (v. 6). Esta es la esperanza de Pablo expresada en varias de sus cartas (ver 1 Cor 1,8), pero que no suprimía su ansiedad y su preocupación, al saber las dificultades que enfrentaban sus hijos en la fe. Que sepan reconocerlo que conviene... (v. 10). El creyente sabe que la fe no lo soluciona todo. A raíz de los problemas que surgen cada día, Dios lo llama a buscar nuevos caminos. Para progresar, necesita reflexión, atención, lo que llamamos ahora «revisión de vida», para descubrir lo positivo y lo negativo en lo que se presenta cada día. Por eso Pablo pide para ellos, no solamente el amor y la generosidad, sino también la lucidez y el conocimiento.
filipenses 2 Cristo es mi vida + 12 Hermanos, quiero que sepan que el Evangelio más bien ha progresado con todo lo que me sucede. 13 En efecto, todos en el palacio, y también los de afuera, saben que estoy encadenado por Cristo. 14 Más aún, mi condición de preso ha animado a la mayoría de nuestros hermanos en el Señor, para que se atrevan a proclamar más abiertamente y sin miedo la Palabra de Dios. 1 s Algunos, es cierto, son llevados por la envidia y quieren hacerme competencia, pero otros predican a Cristo con buena intención. 16 Estos últimos obran por amor y se dan cuenta de que estoy aquí para defender el Evangelio, i 7 Los primeros, en cambio, por llevarme la contraria, anuncian a Cristo con mala intención: creen con eso hacerme más amarga la cárcel. i 8 Pero, al fin, ¿qué importa que unos sean sinceros y otros hipócritas? De todas maneras se anuncia a Cristo y eso me alegra, y seguiré job 13.16 alegrándome. 19 Yo sé que todo esto se convertirá en bien para mí, gracias a sus oraciones y la ayuda que me da el Espíritu de Cristo Jesús. 20 Tengo esperanza y estoy seguro de que no seré avergonzado en nada. Al contrario, me sentiré tan seguro como lo he estado en cualquier circunstancia, y Cristo 1 co6» aparecerá más grande a través de mí, sea que yo viva, sea que muera. 2i Cristo es mi vida, y de la misma muerte saco provecho. 22 Pero, si la vida en este Gái 2.20 cuerpo me permite aún un trabajo provechoso, ya no sé qué escoger. 23 Estoy apre2 co 5,6 tado por los dos lados. Por una parte siento gran deseo de partir y estar con Cristo, lo que sería sin duda mucho mejor. 24 p e r o a ustedes les es más provechoso que yo + Vemos al apóstol eminente rodeado de envidiosos. No solamente io persiguen los judíos, sino que en la misma Iglesia, los «falsos hermanos», muy felices al saberlo encarcelado, ven en esto la posibilidad de hacerse famosos. Todo esto se puede asemejar a la situación de los militantes que hoy obran en forma desinteresada, rodeados de otros que no han superado la mediocridad común. Yo sé... tengo espérame... no seré avergonzado (v. 20). Pablo escribe estas líneas durante su primera encarcelación en Roma (ver He 28,30). El se preocupa porque el proceso y las compariciones sirvan para dar a conocer a las mismas autoridades el mensaje de Cristo. Siento gran deseo de partir y estar con Cristo (v. 23). En la vida estamos unidos a Cristo. Con la muerte, la unión es más completa. Los amigos de Dios no esperan el día de la resurrección para encontrarse con Cristo. Así, pues, se equivocan los que dicen que el hombre deja de existir en la hora
300 permanezca en esta vida. 25 E s to me convence: seguramente quedaré y permaneceré con todos ustedes para que puedan progresar y alegrarse en su fe. 2 6 Yo sé que mi vuelta y mi presencia entre ustedes les será un nuevo motivo de satisfacción en Cristo Jesús. Sigan firmes en la fe • 27 Solamente procuren ordenar su vida de acuerdo con la Buena Nueva de Cristo. Permanezcan firmes en un mismo espíritu: ojalá lo pueda comprobar si voy donde ustedes y, si no voy, pueda al menos oírlo. Luchen con un solo corazón por la fe del Evangelio y no se dejen intimidar por los enemigos. 2 8 Esta unidad es un signo seguro de que ellos van a su ruina y ustedes a su salvación. 29 Eso viene de Dios, ya que por Cristo les concedió este favor, no solamente de creer en Cristo, sino también de padecer por él, 3 0 e n la misma lucha que soporto yo, como lo han visto y ahora lo oyen de mí. Imiten a Jesús humilde 9 ' S i puedo darles advertencias en ^ nombre de Cristo y si pueden oír la voz del amor; si compartimos el mismo Espíritu y somos capaces de compasión y ternura, 2 les pido algo que me llenará de alegría. Tengan un mismo amor, un mismo espíritu, un único sentir, 3 y no hagan nada por rivalidad o por vanagloria. Al contrario, que cada uno, humildemente, estime a los otros como superiores a sí mismo. 4 No busque nadie sus propios intereses, sino más bien el beneficio de los demás. 5 Tengan unos con otros las mismas disposiciones que tuvo Cristo Jesús: de la muerte y solamente recobra su vida en la Resurrección. Ver también 2 Cor 5.8. • Estar unidos y hablar sin cobardía. Estos son los dos consejos que Pablo da a las Iglesias que se enfrentan a una oposición fuerte. Los perseguidores tratan siempre de dividirnos, para poder mejor eliminar a unos pocos, acusados o abandonados por sus mismos hermanos. O Los creyentes de Filipos, a pesar de su generosidad y de su fe, se encuentran divididos. Pablo no entra en la polémica, sino que se dirige a todos. Y les entrega el secreto de la convivencia cristiana: la humildad, no hagan nada por rivalidad o por orgullo. Y en un himno que es algo como una declaración de fe, Pablo propone el ejemplo de Cristo, su trayectoria de Dios a hombre, de rico a pobre, de primero a último, de dueño a servidor. El Señor Jesús quiso identificarse con el más humilde, el
filipenses 2
301 6
Jn 1,1 Co! 1,15 Heb 1,3
2 Co 8,9 Mt 20,28
Gal 4,4 Heb 2,17 Rom 5,19 He 5,41
El, siendo de condición divina, no reivindicó, en los hechos, la igualdad con Dios, sino que se despojó, 7 tomando la condición de servidor, y llegó a ser semejante a los hombres. Más aun: al verlo, se comprobó que era hombre, s Se humilló y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte en una cruz. 9 Por eso Dios lo engrandeció y le concedió el Nombre que está sobre todo nombre, i° para que, ante el Nombre de Jesús, todos se arrodillen, en los cielos, en la tierra y entre los muertos. ii Y toda lengua proclame que Cristo Jesús es el Señor, para gloria de Dios Padre.
be que mis esfuerzos y mis afanes no han sido inútiles. 17 Y aunque deba dar mi sangre y sacrificarme para celebrar mejor la fe n^n* 15 6 de ustedes, me siento feliz y con todos us' tedes me alegro; i 8 y también ustedes han de sentirse felices y alegrarse conmigo.
más sufrido, e! más despreciado. Esas fueron las disposiciones de Jesús, y taies deben ser las de sus seguidores, los cristianos. El deseo nuestro de identificamos con los más humildes, de compartir con ellos, es el criterio de una vida realmente evangélica. En esto hemos de diferenciarnos de la mayoría de los hombres preocupados antes que todo por una superación personal o por ambiciones aparentemente buenas, pero que Cristo desvalorizó al tomar el camino opuesto. Ho reivindicó en los hechos la igualdad con Dios. Misterio del Hijo de Dios, que se hace hombre mortal y renuncia a la Gloria de Dios a pesar de que la podía conservar incluso en su vida humana. Siendo que Cristo iba a ser el Hombre Muevo, glorificado por Dios y puesto por encima de todo, el pasar por la condición nuestra, sujeta a miserias y limitaciones, era como reducirse a nada. Dios lo engrandeció. Esta humillación y obediencia de Cristo fue la condición de su gloria. Le dio el Hombre (de Dios), es decir, hizo patente para todos que Jesús no era otro que el eterno Hijo de Dios.
píritu de esclavos para volver al temor, sino un espíritu de hijos» (Rom 8,15). En realidad, Pablo acaba de recordar el sacrificio de Cristo y saca esta conclusión: lleven una vida de mucha seriedad (es lo que significa temor y temblor). Tomen conciencia de que Dios mismo está actuando en ustedes, por medio de estos buenos deseos que les vienen. Vivan como en presencia de Dios. + Pablo trata habitualmente los asuntos personales al final de sus cartas. Aquí parece que se interrumpe el tema de la carta; lo mismo sucede en 3,1. En este trozo, Pablo anuncia dos visitas a los cristianos de Filipos. Timoteo es ayudante de Pablo y le encarga varias misiones relativas a las comunidades. Parece que Timoteo no tenía, naturalmente, mucha autoridad y podía ser fácilmente humillado por los que no querían la dirección de Pablo. En cuanto a Epafrodito, era un cristiano de Filipos, que dejó su familia, gastó su dinero y corrió riesgos por ir a visitar a Pablo. La comunidad creyente ha de fijarse en sus miembros más comprometidos y de escasos recursos, para ayudarlos. Ocurre a veces que la Iglesia presente como ejemplos a militantes obreros y campesinos que fueron bastante olvidados por sus hermanos en la fe durante su vida.
Los enviados de Pablo
+ 19 El Señor Jesús me da la esperanza de que pronto les podré enviar a Timoteo, y será para mí un consuelo tener por él noticias de ustedes. 2op u e s no tengo a ninMt 23,12 gún otro que se preocupe tanto como yo Jn 10,17 Ef 1,20 por saber qué es de ustedes. 21 Todos busHe 5,41 can sus propios intereses, no los de Cristo Jesús. 22 Pero Timoteo ha dado pruebas, como ustedes saben. Como hijo al lado de su padre, ha estado conmigo al servicio del Evangelio. 23p o r eso, pienso enviárselo Is 45,23 apenas vea claros mis problemas. 2 4 Por lo Rom 10,9 He 2,36 demás, tengo confianza en el Señor que pronto podré ir personalmente. 2 O i Por tanto, amadísimos míos, que 25 Me pareció necesario enviarles a nuessiempre me han obedecido, sigan procu- tro hermano Epafrodito, que trabajó y lu- 4,18 rando su salvación con temor y temblor; y chó a mi lado y al que ustedes enviaron si lo hicieron cuando me tenían presente, para que me ayudara en mi gran pobreza. 2 co 7,15 más todavía cuando estoy lejos, ispues 26 En realidad, él los echaba mucho de meEf 2,10 Dios es el que produce en ustedes tanto el nos y estaba preocupado al saber que usHeb Í3,2 querer como el actuar tratando de agradar- tedes estaban al tanto de su enfermedad. le. 14 Cumplan todo sin quejas ni discusio- 27 Es cierto que estuvo enfermo, y a las nes; 15 así no tendrán falla ni defecto y se- puertas de la muerte; pero Dios tuvo piedad de él y también de mí, ahorrándome m 32 5 rán hijos de Dios sin reproche en medio de fpsj* una raza descarriada y pervertida, ustedes penas sobre penas. 28 Por eso, me apresuson, entre ellos, como las estrellas en el uni- ro a mandárselo, para que tengan la alegría verso, i 6 porque guardan la palabra de Vida. de verlo y yo mismo quede más tranquilo. De ese modo me sentiré orgulloso de us- 29 Celebren, pues, su llegada, como convietedes en el Día de Cristo, cuando comprue- ne en el Señor, y alégrense. Estimen mu- 1 co 16.16
O Sigan procurando su salvación con temor y temblor. No se trata de tenerle miedo a Dios. Pablo invita constantemente a sus lectores a alegrarse, ya que no tienen «un es-
filipenses 3
302 30
cho a las personas como él, que casi murió por la obra de Cristo; pues arriesgó su vida para servirme personalmente en nombre de todos ustedes que me faltaban. 14 O ' Por lo demás, hermanos míos, alé2 co 13.11 J grense en el Señor.
303
aún, todo lo tengo al presente por pérdida, en comparación con este tan sublime conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor: por su amor acepté perderlo todo y lo considero como basura. Ya9 no me importa mas que ganar a Cristo y encontrarme en él, desprovisto de todo mérito o santidad que fuera mío, por haber cumplido la Ley, sino Mt 5,2c
"Imítenme todos, hermanos, y fíjense en quienes siguen los ejemplos que les doy. 18 Porque muchos viven como enemigos i2coS43í6 de la cruz de Cristo; se lo he dicho a menudo y ahora se lo repito llorando. I9 La MI 6.19 perdición los espera; su Dios es su vientre, coi 3,2 y s e s ¡ en t e n muy orgullosos de cosas que deberían avergonzarlos. No piensan sino en No vuelvan a la Ley judía 1 ' -1 i- j j 1 • Rom 10,3 las cosas de la tierra. aquel mentó o santidad que es el premio Gái2,i6 20 • A mí no me cansa escribirles otra vez y de la fe y que Dios da por medio de la fe Para nosotros, nuestra patria está en el para ustedes es más seguro. Hebi2?22 cielo, de donde vendrá el Salvador al que en Cristo Jesús. 2 ¡Cuídense de los perros; cuídense de tanto esperamos, Cristo Jesús el Señor. 10 Quiero conocerlo; quiero probar el poR 1 °Gái6,i'2 los malos obreros; cuídense de los que se der de su resurrección y tener parte en sus 2 |jJ 4¿] 2i Cambiará nuestro cuerpo miserable y lo R m n ar 2T i co i55i ^ semejante a su propio cuerpo, del que Coi 2,n hacen circuncisiones! 3 Nosotros somos los sufrimientos, hasta ser semejante a él en su J »co"i^í verdaderos circuncidados, pues servimos a muerte 11 y alcanzar, Dios lo quiera, la reTm ¡ 2Í13 irradia su Gloria, usando esa fuerza con la Dios según el Espíritu de Dios y nos alaba- surrección de los muertos. que puede someter a sí todas las cosas. mos de estar en Cristo Jesús, en vez de 12 No creo haber conseguido ya la meta confiar en nuestros méritos. A i Por eso, pues, hermanos míos a los ni me considero perfecto, sino que prosigo 1 jn 4,10 4 Porque, hablando de méritos humanos, mi carrera hasta alcanzar a Cristo Jesús, 1 Tes 2,19 *t c u a i e s tanto quiero y echo de menos, yo también tendría con qué sentirme segu- quien ya me dio alcance. 13 fS hermanos, ustedes que son mi alegría y mi corona, si0) ro. Si alguno cree que puede confiar en ta- yo no pretendo haberlo conseguido gan así firmes en el Señor, amadísimos toda- LC9,62 5 les cosas, cuánto más lo puedo yo. Nací vía. Digo solamente esto: olvidando lo que °9'25 míos. 2 Gen 17,10 de la raza de Israel, de la tribu de Benjamín, dejé atrás, me lanzo hacia adelante i 4 y Ruego a Evodia, y también a Síntique, G2 ifi1 y fui circuncidado a los ocho días. Soy he- corro hacia la meta, con miras al premio que se pongan de acuerdo en el Señor. 3 Y breo e hijo de hebreos; con referencia a la para el cual Dios nos llamó, desde arriba, tú, Sícigo, verdadero compañero, te pido Ley, soy fariseo; 6 mi fanatismo lo demos- en Cristo Jesús. que las ayudes: no olvides que ellas luchatré persiguiendo a la Iglesia; en cuanto a ser ron conmigo al servicio del Evangelio, jun15 Todos nosotros, si somos de los «perto con Clemente y mis otros colaboradores, justo de la manera que dice la Ley, fui un fectos», tenemos que pensar así; y si usteo„ 121 cuyos nombres están escritos en el Libro hombre irreprochable. des no están de acuerdo sobre algún pun7 AP 20,12 d e la Vida. Pero, fijándome en Cristo, todas esas to, Dios los iluminará. 16 Mientras tanto, seganancias me parecieron pérdidas. 8Más pamos guardar lo que hemos conquistado. Alégrense • Pablo empieza una violenta polémica contra los judíos Olvidando lo que dejé atrás (v. 13). A diferencia del farimal convertidos a Cristo, que van repitiendo que para ser buen cristiano hay que serfíelprimero a las leyes y costumbres del Antiguo Testamento. ¡Cuídense de los perros...! (y. 2). Pablo devuelve a los judíos, orgullosos de ser el pueblo elegido, los términos insultantes que éstos reservaban a los demás. Los judíos eran marcados con la circuncisión y se burlaban de los otros que se hacían incisiones en el cuerpo. A través de lo que dice Pablo sobre su fidelidad a la religión judía, conocemos algo de su pasado. Había nacido en Tarso, de una familia judía que había emigrado de su país y se había instalado ahí, en país «griego», dedicándose al comercio. Sus padres eran adinerados y considerados, pues tenían dignidad y derechos de ciudadanos romanos (ver Hechos 22,28). Pablo recibió, junto con la cultura griega, la educación religiosa de la Biblia y del pueblo judío. Vio de cerca las fiestas y los sacrificios paganos, y se sentía orgulloso de pertenecer al pueblo de Dios y de estar circuncidado e instruido en las promesas hechas por Dios a su raza. Sus padres lo mandaron a Jerusalén para estudiar la Biblia y el Derecho con los grandes maestros de su tiempo (ver Hechos 22,3). Era un fariseo ejemplar, estricto. No se encontró con Cristo, pero sí con los primeros cristianos. Por su fidelidad a la religión de sus padres, creyó necesario perseguir, encarcelar y hasta matar a esos hombres que predicaban una doctrina nueva y estaban engañando —así pensaba él— al pueblo, predicando un falso mesías, fracasado y crucificado. Es muy difícil convertir a la fe a los hombres que se sienten seguros de sí mismos, y se creen justos frente a Dios. Pablo era uno de éstos, y precisamente aceptó perder todo y considerarlo como basura (v. 7).
seo que se siente más seguro ante Dios al recordar sus méritos, porque es del pueblo santo, porque pertenece al grupo de los buenos, porque es cumplidor, porque hace obras humanas, pablo solamente quiere olvidar. Olvidar sus méritos y ganancias (según juzgan los hombres) para recibir mejor la gratuita gracia de Dios. Olvidar lo que ya sabe de las cosas de Dios, quedando disponible para nuevas experiencias. Ganar a Cristo (8), es un mejor negocio que ganar títulos, y méritos. Cañar a Cristo se consigue perdiéndose a sí mismo y, para empezar, olvidando todo lo que dejamos atrás, todo lo pasado, para ya no confiar en lo que hicimos nosotros sino en lo que Dios seguirá haciendo en nosotros. Quiero conocerlo. Para un cristiano, lo más grande no es hacer milagros, ni hablar en lenguas, sino conocer a Cristo y penetrar el secreto de sus humillaciones por nosotros. Quiero probar el poder de su resurrección. Hay personas que desearían sentir la presencia de Dios y verlo de alguna manera; pero la manera de sentir su fuerza y su poder que nos transfigura, es compartiendo los sufrimientos de Cristo (2 Cor 13-5). ,Si somos de los perfectos (v. 15). Ver lo dicho en 1 Cor 2,6. Otra vez Pablo habla en forma irónica de aquellos que creen pertenecer a una categoría superior de cristianos, pues él mismo no se atrevería a considerarse perfecto (v. 12). Por ñn, recalca la resurrección. Por saber que los cuerpos (o sea, las personas) han de ser resucitadas y que el universo ha de ser renovado, ponemos las cosas que pasan en su lugar la comida, el vino, el sexo dejan de ser dioses que esclavizan a los hombres.
filipenses 4 merece admiración y alabanza. 9 Todo lo que han aprendido, recibido y oído de mí, todo lo que me han visto hacer, háganlo. Y el Dios de la Paz estará con ustedes. Agradecimiento de Pablo O i°Tuve mucho gozo en el Señor cuando vi florecer en ustedes esta preocupación por mí. En realidad, ustedes pensaban en mí: solamente hacía falta una ocasión. 1 1 No digo esto por estar necesitado; en efecto, aprendí a acomodarme con !o que tengo. , 2 Sé pasar privaciones, como vivir Heb 13,5 en la abundancia. Estoy entrenado para cualquier momento o situación: estar satisfecho o hambriento, en la abundancia o en la escasez. i3Todo lo puedo en Aquel que 20012,9 c
.
Col 1,29
,
me fortalece. 14 Sin embargo, hicieron bien al compartir mis pruebas. 15 Filipenses, ustedes lo saben: en los principios del Evangelio, cuan- He 16,2 do me alejé de Macedonia, ninguna Iglesia me abrió una cuenta de gastos e ingresos; solamente ustedes lo hicieron que, ' 6 durante mi permanencia en Tesalónica, me HM71 mandaron dos veces todo lo que necesitaba. 17 Desde luego no estoy buscando regalos; más me interesa que la cuenta de ustedes vaya subiendo. iflPor el momento, 1 co 9,11 tengo todo lo que necesito, y más de lo que necesito. Tengo de sobra con lo que Epa- 2 frodito me entregó de parte de ustedes, y Gen 8Í2i
O 4 Alégrense en el Señor en todo tiempo. 3.1 s Les repito: alégrense, y den a todos mues.., - . • Heb 13,16 tras de un espíritu muy comprensivo. El Se- que recibí como esos sacrificios «que agra1 co 16,22 ^ o r e s t £ c e r c a : n o s e inquieten por nada. dan a Dios y cuyo olor sube hasta él».19 Es6 En cualquier circunstancia recurran a la toy seguro que mi Dios proveerá a todas las Rom 13,11 ., ^ , , .. . , , necesidades de ustedes, según su riqueza H 618 oración y a la suplica, junto a la acción de generosidad en Cristo Jesús. LC 18,1 gracias, para presentar sus peticiones a y su 2 o Gloria a Dios, nuestro Padre, por los si7 Dios. Entonces la paz de Dios, que es muglos de los siglos. Amén. cho mayor de lo que se puede imaginar, les 2 Jn 1427 ' Saluden a cada uno de los que creen coi 3,15 guardará su corazón y sus pensamientos en en Cristo Jesús. Los hermanos que están Cristo Jesús. 22 s Por lo demás, hermanos, fíjense en conmigo saludan a ustedes. Todos los santos de aquí los saludan, especialmente 113 Rom t o c ' 0 '° 1ue encuentren de verdadero, de los de la casa de César. 23 noble, de justo, de limpio, en todo lo que La gracia de Cristo Jesús, el Señor, sea es hermoso y honrado. Fíjense en cuanto con su espíritu. r
O Otra vez se interrumpe el tema; este trozo parece ser la continuación del anterior 2,19-3,1. El libro de la vida (v. 3) es una imagen muy usada entre los judíos para designar a los que serán salvados (ver Apoc 20,12). Fíjense en todo lo que encuentren de verdadero (v. 8). Pablo dijo y repitió que no basta fíjarse en los mandamientos para evitar lo prohibido. El Espíritu nos enseña más bien
una creatividad constante en la vida diaria. Fijándonos en todo lo verdadero, noble... descubrimos lo que podriamos hacer mejor nosotros. Nos fijamos en todo lo bueno, dondequiera que !o encontremos, aun entre los que no creen. O Pablo da gracias a la Iglesia de Filióos por haberlo ayudado. El, tan celoso de su independencia y deseoso de no aparecer como aprovechándose de los demás, so pretexto de la religión, acepta lo que le dan sus verdaderos amigos.
305 9
INTRODUCCIÓN Cerca del año 62, Pablo, preso en la cárcel de R o m a , escribe a los cristianos de Colosas, que, sin darse cuenta, están menospreciando a Cristo. Pues ya no se sienten seguros con creer en Cristo, sino que quieren agregar prácticas religiosas del Antiguo Testamento, privándose d e comer algunos alimentos y, tal vez, de beber vino, para ser más perfectos. Además empiezan a rendir un culto a los «ángeles»; así nombraban a las fuerzas ocultas que, según ellos, determinaban el destino de los hombres. Se parecían a algunos creyentes de hoy, que confían en devociones a las ánimas o creen en la astrología y, para conocer su destino, consultan su horóscopo. Con esto, ya no veían a Cristo como el único Salvador, pues preferían confiar en sus esfuerzos, en sus sacrificios, o bien en prácticas que no son de la Iglesia. Esta crisis de la Iglesia del primer siglo nos valió la presente Carta, en la que Pablo aclaró la supremacía absoluta de Cristo. ¿No ocurre algo semejante en nuestro tiempo? A partir de problemas candentes, como hoy día los de la violencia y de la paz, se profundiza y se aclara cada vez más el mensaje de Cristo.
1 i Pablo, apóstol de Cristo Jesús por •*• voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, 2 a los santos y creyentes que viven en Colosas, mis verdaderos hermanos en Cristo, reciban gracia y paz de Dios nuestro Padre. 3 ¡Bendito sea Dios, Padre de Cristo Jesús, nuestro Señor! En nuestras constantes oraciones le damos gracias por ustedes, 4 por lo que hemos sabido de su fe en Cristo Jesús y de su caridad para con todos los santos. 5 Todo lo hacen esperando la herencia que
les está reservada en el Cielo y que cono- 1 P 1.3 cieron por la palabra de la Verdad que les llegó. 6 Este Evangelio, que va dando frutos y creciendo por todo el mundo, también lo hace entre ustedes desde ese día en que recibieron y conocieron el don de Dios en toda su verdad. 7 Ahora bien, el mismo que se lo ense- 4 ñó, Epafrás, muy querido compañero núes- num'» tro en el servicio de Cristo y, para ustedes, fiel ministro de Cristo, 8 es el que también vino a recordarme el cariño que me tienen en el Espíritu.
+ Pablo, según su costumbre, elogia a sus lectores. En realidad, la razón de escribirles es la información que le dio Epafrás sobre las inquietudes de los colosenses. Epafrás, de quien habla, es un hombre de Colosas. Cuando Pablo organizaba la evangeüzación de la provincia de Efeso (ver Hechos 19,26 y 20,4), no iba a cada ciudad, sino que enviaba a sus ayudantes. Epafrás de Colosas habla anunciado la Buena Nueva y había empezado a reunir comunidades en Colosas, y después en las ciudades vecinas de Laodicea y de Hierápotis (ver Col 4,13). Fue él quien vine a Roma a enterar a Pablo de las dificultades. Su fe..., su caridad..., como esperan. Pablo agrupa siempre esas tres fuerzas del cristiano: creer, amar, esperar.
Las tres van juntas o fallan juntas. Pero aquí Pablo insiste más en que la esperanza es el motor y la fuerza que anima a creer y a amar. Los creyentes a quienes Pablo se dirigía, sobre todo los que habían vivido aburridos en el paganismo, se entusiasmaron al descubrir que la existencia lleva a algo grande y que estaban hechos para recibir la misma vida de Dios.
+
nos trasladó al reino de su Hijo. Mientras los colosenses, siguiendo a predicadores dudosos, se preocupan por un mundo invisible de Poderes sobrenaturales (ver Ef 121), Pablo, de entrada, simplifica la situación. No hay mas que un poder de las tinieblas, y el reino de Cristo.
Por eso, desde el día en que recibimos esas noticias, tampoco nosotros hemos cesado de pedir a Dios por ustedes, que alcancen el pleno conocimiento de lo que él quiere, con todos los dones de la sabiduría t Tes 2,12 y entendimiento espiritual. IOASÍ llevarán una vida digna del Señor, y que sea completamente de su agrado; así producirán frutos en toda clase de buenas obras y crecerán en el conocimiento de Dios. 11 El, que tiene todo poder en su Gloria, los fortalecerá en todo con dones de fuer-za, para que sean pacientes y perseveren 1 P 2,9 con alegría. 12 Y darán gracias al Padre, que nos preparó para recibir nuestra parte de la He 26,18 herencia reservada a los santos en su reino 0133,3 Sai 5,5 de luz. 13 Nos arrancó del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino de su Hijo amado, i 4 En él nos encontramos liberados Ef 1,7 Rom 3,24 y perdonados. Cristo e s el principio de todo Jn 1,1 Sab 7,26 Gen 1,26 Pro 8,22 2 Co 4,4 Fil 2,6 Hab 1,3 1,6 Jn 1,3 Heb 1,2 1 Co 8,6 Ef 1,10
15 El es la imagen del Dios que no se puede ver, el Primogénito de toda la creación, i 6 ya que en él fueron hechas todas las cosas; las del cielo y las de la tierra; lo visible y también lo invisible. Gobiernos, Autoridades, Poderes y Fuerzas sobrenaturales.
•
• Pablo, pues, muestra que no cuentan ángeles o Fuerzas Sobrenaturales (16) en comparación de Cristo: él no es cualquier salvador humano, sino que, antes de que viniera a salvamos, estaba en Dios creador. Ver lo mismo en Hebreos 1. Los problemas cambian en el transcurso de los años. Hoy no se cree que ios pueblos estén sometidos a Fuerzas sobrenaturales, sino a las multinacionales,- no se compara a Cristo con los ángeles, sino con los grandes revolucionarios. Pero Cristo está por encima de todo y de todos. El es la imagen del Dios que no se puede ver. No vamos a pensar que Dios tiene forma de hombre más allá de las nubes, y Jesús sería su imagen... Dejemos estas fantasías a los mormones para los cuales no hay un Dios propiamente dicho, sino que cada uno de sus dioses ha sido hombre antes de ser glorificado por un dios anterior a él. Sabemos que Dios es Espíritu y no cuerpo. Pero Cristo fue entre nosotros imagen del Padre y su misericordia. Y sus gestos nos enseñarán a Dios, que no destruye a los malos, sino que vence el mal a fuerza de bien. Más aún, debemos decir que, antes de ser hombre, el Hijo de Dios existía en Dios, como Imagen eterna e invisible del Dios eterno e invisible, Resplandor del Padre (Heb 1,2), Expresión o Verbo de Dios (Jn 1,1). Primogénito de toda la creación. Cristo es criatura por su naturaleza humana, hombre nacido de la descendencia de David. Pero su persona se arraiga en Dios y, por eso, se presenta entre nosotros como el modelo y el Primogénito, no de los hombres, sino que de toda la creación. Dios quiso que la Plenitud permaneciera en él que es como el puente entre Dios y el universo. La Plenitud de Dios está en él para
colosenses 1 Todo está hecho por medio de él y para él. 17 El existe antes que todas las cosas y todo se mantiene en él. is Y él es también la Cabeza del Cuerpo, es decir, la Iglesia, El es el principio, y renació antes que nadie de entre los muertos para tener en todo el primer lugar, 19 porque así quiso Dios que la Plenitud permaneciera en él. 20 Por él quiso reconciliar consigo todo lo que existe, y por él, por su sangre derramada en la cruz, Dios establece la paz tanto sobre la tierra como en el cielo.
Jn8,58
Ef 1.22 4.15 5,23
2,9 Ef 1,23 Jn 1.16
Rom 5,10 2 Co 5,18 Ef 2,14
O 2i ustedes mismos, en un tiempo, fueron para él como extraños y, con sus obras malas, demostraron una actitud hostil. Dios, r¿f 4,18 sin embargo, los reconcilió por el cuerpo 2-1 de Cristo, entregado a la muerte, 2 2 para presentárselos santos, no teniendo ya ante Ef 5,21 él mancha ni culpa. 23 Pero, por supuesto, muéstrense firmes, como cimentados sobre la base de la fe; y no dejen que vacile 1 Co 15,58 su esperanza, ni olviden el Evangelio que ustedes han oído, que ha sido predicado a 1 MeTim16,15 3,16 toda criatura en el mundo, y del que yo, Pablo, llegué a ser servidor. ser comunicada al universo; y la Plenitud del universo se encontrará en él, cuando en él se hayan reconciliado y reunido todos los seres creados. Todo está hecho por medio de él: Jn 1,1 y Heb 1,2.
Renació de entre los muertos. Jesús no murió solamente para conseguir el perdón de nuestros pecados. Siendo el Hijo Cínico, su vocación era de sacrificarle y desprenderse de todo para recibir nuevamente del Padre la Gloria que le corresponde. Dios quiere reconciliar. Otra vez la obra de Cristo es presentada como una reconciliación: reconciliación entre los hombres (2 Cor 5,17-21), y reconciliación de la creación entera. O El cuerpo de Cristo es el lugar donde se conquista la paz de todos los hombres con Dios y entre sí (Ef 2,11). Para presentárselos santos, no teniendo ya ante él sin mancha ni culpa (21): ver comentario de Ef 5,26. Completo lo que falta a los sufrimientos de Cristo. Después de la muerte de Cristo, faltaría algo en la salvación del mundo si sus seguidores, sus militantes y apóstoles no encontraran, a su vez, pruebas y sufrimientos. Trabajar por la Iglesia es sufrir por la Iglesia. Trabajar por el Reino de la justicia es sufrir por la justicia. £sre plan misterioso: ver en Ef 3,5. No olvidemos que, en aquel tiempo, nadie pensaba en un destino común de los hombres; ni siquiera se hablaba de la humanidad. Además, tanto los griegos como los romanos no veían más allá de la existencia presente. Pablo se asombra de la generosidad divina. Las promesas son para todos los pueblos sin dlstin ción (27). Y no nos ofrecen menos que compartir la Gloria de Dios, o sea todas las riquezas que están en él.
eolosenses 2
306
24 Al presente, me alegro cuando tengo He 9,16 que sufrir por ustedes; así completo en mi co 4,109 c a r n e i 0 q u e faifa a ] o s sufrimientos de Cristo, para bien de su cuerpo, que es la Iglesia. 2 5 Pues pasé a ser servidor de la Igle2co3,6 sia, y recibí de Dios la misión de llevar a efecto sus proyectos respecto de ustedes. 26 Hablo de ese plan misterioso que permaÍta20 24 n e c ' ° secreto durante siglos y generacio0 3,3 nes, hasta que ahora lo reveló Dios a sus ¡om 16,25
'
santos. 27 Quiso darles a conocer la gloria tan Hi.n grande que su plan misterioso reservaba a Rom 5,2 ?
.
r
,,
,
8,19 las naciones paganas: ¡ustedes tienen a Cristo y esperan la Gloria! 28 Este es nuestro mensaje. Advertimos con insistencia a cada uno y enseñamos a cada persona con mucha sabiduría, para hacer a todo hombre perfecto en Cristo. 29 Y por esta causa me fatigo luchando, con m ffi la fuerza de Cristo que obra poderosamene te en mí. Tengan por regla a Cristo Jesús, el Señor P * Quiero que sepan cuan duro es el ¿P,,, combate que debo soportar por ustedes, por los de Laodicea, y por tantos otros que jamás me han visto. 2 Pido que tengan ánimo; que se afiancen en el amor para alcanzar todas las riquezas de una plels453 na comprensión, y que logren penetrar la Palabra misteriosa de Dios que es Cristo. 3 En él están escondidas todas las riquezas I de la sabiduría y del entendimiento.
4
Se lo digo para que nadie los engañe con discursos bonitos. 5 Aunque estoy corporalmente lejos, mi espíritu está con usté- 1 co 5,3 des y me alegro al verlos firmes y bien ordenados en las filas de la fe de Cristo. 6 Puesto que ustedes aceptaron a Cristo Jesús como el Señor, vivan de acuerdo con lo que es él. 7 Permanezcan arraigados y edificados en él, apoyados en la fe, tal como fueron instruidos, y siempre dando gracias. ® Cuídense de que nadie los engañe con teorías filosóficas o con cualquier otro dis- H 5,Í curso hueco, que no son más que doctri- 21^¡l ñas humanas y no se inspiran en Cristo, Gál4'3 sino en luces de este mundo. 9 Pues, en él, permanece toda la plenitud de Dios en for- Jn jJJ ma corporal. 10 El es la cabeza de todos los H ÚI Poderes y autoridades sobrenaturales, y en él ustedes están colmados. Bautizados y resucitados + 1] En Cristo fueron ustedes circuncida- ni 3,Í dos con una circuncisión no hecha por ma- R™r2í! nos humanas, que los despojó enteramente del cuerpo carnal. >2 Esta «circuncisión de Cristo» es el bautismo. Al recibirlo, us- Rom 6,4 tedes fueron sepultados con Cristo, y tam- H12,6 bien fueron resucitados por haber creído en el poder de Dios, que resucitó a Cristo de entre los muertos. 13 Ustedes estaban muertos, vivían en el pecado y no estaban circundados en su cuerpo; pero Dios les dio vida junto a Cristo: Nos perdonó todas nuestras faltas. 14 Anuló la cuenta que debíamos por no ha- EI 2,15
O Que sepan qué duro combate debo dar. Pablo se refiere a lo difícil que es el trabajo apostólico, cuando se quiere evangelizar a las personas de tal manera que el Evangelio las haga libres. Es tan fácil, en cambio, hacer del cristianismo una religión aceptada y bendecida por todos, que ni transforma a los creyentes, ni ataca las raíces del mal inscritas en toda la vida social. Esta lucha significa tanto fatigas (1,28-29) como oración (4,2 y Rom 15,30). Que nadie los engañe. Pablo ya lo dijo en Gal 1,7 y lo volverá a repetir en su última carta (2 Tim 4,3). En el mundo corren las ideologías más diversas. Aun las personas que no saben de filosofía son influenciadas por las corrientes del pensamiento moderno. Lasfilosofíase ideologías no son necesariamente malas; al contrario, siempre traen algo de verdad. Pero el peligro está en que parecen dar una respuesta completa a nuestros problemas y, en esto, necesariamente, fallan, porque, de partida, no saben lo que hay en el hombre; solamente Cristo nos descubre lo que somos. Lo que Pablo condena, es aceptar como verdad definitiva luces de este mundo. Esas ideologías son doctrinas humanas, y, por tanto, falibles, aun cuando quieren pasar por ciencia, como es el caso del marxismo: todas llevan el sello de una época y pasan con el tiempo.
Canceló nuestra deuda (14). En la carne crucificada de Jesús se acabó la tiranía de las fuerzas del mal: fueron burladas, porque la violencia agotaba sus recursos contra quien se negaba a responder por la violencia.
+ Pablo no quiere que los eolosenses se crean obligados a hacerse circuncidar y vivir según la Ley de Moisés. Por-
La ley se volvió inútil (ver en Rom 6 y 7). El sacrificio de Cristo abre tiempos nuevos en que los nombres se van a liberar de todo lo que pesa sobre su destino (Gál 4,3).
que él, que estaba circuncidado y había vivido bajo la Ley, sabía por experiencia que eso no lo había salvado. No basta quitarse un trocito de piel por la circuncisión: hay que sacarse de encima todo el cuerpo camal. Esto, según Pablo, no quiere decir matarse, pero sí, hacer morir en sí mismo el egoísmo y la mezquindad, la codicia, la excesiva confianza en sí, todo esto en que cunde el pecado. Hay un gesto que para los cristianos reemplaza la circuncisión y significa la muerte del cuerpo carnal: el bautismo, uno ahoga al pecador que lleva en sí y sale del agua, «resucita», con Cristo. Claro está que dicha muerte y resurrección se cumple definitivamente si uno vive y muere en conformidad con lo que representa el bautismo. Hoy tenemos en América un 90 por 100 de bautizados; pero, de hecho, ei bautismo no cambia cosa alguna en su vida. El cristiano, por regla general, no pertenece a ninguna comunidad renovadora. Le hace falta todavía el despertar, el cambio profundo: fue bautizado, pero no resucitó.
307
eolosenses 3
ber cumplido los mandamientos; tiró el a la derecha de Dios; 2 piensen en las co1 p 3,22 comprobante y lo clavó en la cruz de Cris- sas de arriba, no en las de la tierra. 3 Pues to. 15 Les quitó su poder a las autoridades ustedes han muerto, y su vida está ahora 2 co 2.14 de arriba, los humilló ante la faz del mundo escondida con Cristo, en Dios. 4 Cuando se Gál 2,20 y los llevó como prisioneros en el cortejo manifieste el que es nuestra vida, Cristo, us- 1 Tes 4,17 tedes también estarán en gloria y vendrán 11 JnP 1.7 triunfal de su cruz. 3,2 a la luz con él. 5 Por tanto, hagan morir lo que les queLas prohibiciones inútiles da de vida «terrenal», es decir: inmoralidad, Rom 6,6 Gál 5,24 • i°Por eso, que nadie los venga a criti- impurezas, pasión desordenada, malos de- Me 9,43 Rom 14 seos, y esa codicia con la que uno se hace 1 Co 8,6 car por lo que comen y beben, o por no resGál 4,10 petar fiestas, lunas nuevas o el día sábado. esclavo de ídolos. 6 Estas son las cosas que 17 Esas cosas no eran más que sombras de atraen los castigos de Dios. 7 Heb 8,5 lo que debíamos esperar, mientras que lo Ustedes siguieron un tiempo este cami10,1 18 Mt 11,13 real es la persona de Cristo. No dejen que no, y vivían en tales desórdenes. 8 Pues se lo quiten aquellos que proponen una re- bien, ahora rechacen todo eso: enojos, maligión muy temerosa y que sirven a los án- las intenciones, ofensas, y que no salgan Stgo 1.21 geles. En realidad, no hacen caso sino de groserías de su boca. 9 No se mientan unos 1 P 2,1 sus propias visiones y se inflan con sus pro- a otros. pios pensamientos 19 en vez de mantenerse en contacto estrecho con la cabeza, Cris- Pónganse el vestido nuevo to. El proporciona al cuerpo entero alimento y unidad por un conjunto de nervios y li- O Ustedes se despojaron del hombre viejo gamentos, naciéndolo crecer conforme al y su manera de vivir 10 para revestirse del 2 Co 4,6 plan de Dios. hombre nuevo, que el Creador va renovan- Gen 1,26 2 o Si realmente ustedes han muerto con do conforme a su imagen para llevarlo al Cristo, liberándose de los elementos del conocimiento verdadero. ' ' Ahí no se hace mundo, ¿por qué ahora se dejan adoctrinar distinción entre judío y griego, entre quien como si todavía fueran del mundo? 21 «No fue circuncidado y quien no. No hay más Gál 3,27 tomes esto, no gustes eso, no toques aque- extranjero, bárbaro, esclavo u hombre libre, 1 Co 12,13 22 Esos no son más que mandatos y sino Cristo en todo y en todos. Co 6,13 llo.» enseñanzas de hombres referentes a cosas i 2 Pónganse, pues, el vestido que convieque se usan, se desgastan y desaparecen. ne a los elegidos de Dios, por ser sus san- H 4 23 Estas doctrinas parecen profundas por tos muy queridos; revístanse de sentimien- RI i Mt 15,9 su religiosidad y humildad, y porque se tratos de tierna compasión, de bondad, de huIs 29,13 ta duramente al cuerpo; pero no hacen más mildad, de mansedumbre, de paciencia. que fortalecer el orgullo propio. 13 Sopórtense y perdónense unos a otros, si uno tiene motivo de queja contra Jn 15,12 Rom 5,7 otro. Como el Señor los perdonó, a su vez, Busquen las cosas de arriba hagan lo mismo. 14 Haciendo todo con O i Así pues, si han sido resucitados amor, todas las cosas concurrirán a la unidad y alcanzarán la perfección. 1 5 Que la Mt6,20 V * ' con Cristo, busquen las cosas de Fíl 3,20 JVÍU arriba, donde se encuentra Cristo, sentado paz de Cristo reine en sus corazones; uste• Que nadie los venga a criticar. ¿Quién nos criticará por celebrar, en vez del sábado judío, la Resurrección del Señor? Estas doctrinas parecen profundas. Siempre las prohibiciones impresionan a las personas que no se han liberado del temor ante Dios. Pero, en vez de liberarlas y llevarlas a la confianza de los hijos de Dios, les dan un espíritu cada día más cerrado. Porque se trata duramente al cuerpo. Ser muy penitente y sacrificado por voluntad propia, puede ser un medio para valoramos a nuestros propios ojos y sentimos superiores a los demás. O Sigue lo que se dijo sobre el bautismo (2,12), que nos une a Cristo y nos hace participar de todas susriquezas.Ya
que Cristo desapareció de la Berra, nosotros también la dejamos: lo mejor de nuestra vida, lo que nos mueve a actuar, no se ve y no es de la tien-a. Sólo Dios conoce las riquezas del corazón del creyente, aun cuando su vida aparezca manchada por varias fallas y debilidades; un día Dios se encargará de manifestar la bondad, la «gloria» que nosotros no vemos todavía (ver Mt 2531-46). O Ver Efesios 4¿0-24, donde Pablo desarrolla la ntlmim idea del hombre nuevo creado en Cristo, y del honilnr vle/ti que hay que abandonar. Mientras el hombre viejo es un rgolnfi, rmt IAVUAIIII |HM sus pasiones, el hombre nuevo se (.-murtal lm |MH mi AI IHUII comunitaria, siempre preocupado do luí ilmian V vtv«t ituí el corazón agradecido.
eolosenses 4
309
308
des fueron llamados a encontrarla, unidos Diversas noticias B54 en un mismo cuerpo. Finalmente, sean agradecidos. • 2 Sean constantes en la oración; qué16 Que la palabra de Cristo habite en usdense velando para dar gracias. 3 Oren es1T S 5,'ÍB tedes con todas sus riquezas. Que sepan pecialmente por nosotros y por nuestra pre- H e.is aconsejarse unos a otros y enseñarse mu- dicación, para que Dios nos abra una puertuamente con palabras y consejos sabios. ta y así podamos anunciar el Misterio de Con el corazón agradecido, canten a Dios Cristo. Por ese misterio estoy atado con casalmos, himnos y alabanzas espontáneas. denas, 4 consíganme entonces que lo dé a 17 Y todo lo que puedan decir o hacer, há- conocer como debo. iRcTio43i7 ganlo en el Nombre del Señor Jesús, dan5 Pórtense con prudencia con los que no do gracias a Dios Padre por medio de él. son de la Iglesia; aprovechen todas las ^ ^ oportunidades. 6 Que su conversación sea Ef 5 6 Sobre la obediencia agradable y que no le falte el grano de sal. + ' 8 Esposas, sométanse a sus19 maridos, Sepan decir a cada uno lo que corres- 1 P 3.15 como corresponde en el Señor. Maridos, ponde. 7 amen a sus esposas y no se disgusten con Tíquico, mi querido hermano, les dará ellas. 2o Hijos, obedezcan a sus padres en noticias de todo lo referente a mí. El es para todo, porque eso agrada al Señor. 21 Pa- mí un fiel ayudante y compañero en el serdres, no sean demasiado exigentes con sus vicio del Señor. 8 Se lo envío expresamente hijos, no sea que se desanimen. para que les dé noticias mías y así los con22 Siervos, obedezcan en todo a sus suele. 9 Envío con él a Onésimo, nuestro fiel 1C 7 2 TI29 amos de la tierra; no sirvan solamente en y muy querido hermano, que es uno de us1 P 2.18 presencia del patrón, para lograr el favor de tedes. Ellos les dirán todo lo que aquí pasa. 10 los hombres, sino con sinceridad, porque Aristarco, mi compañero de cárcel, los temen al Señor. 23 Cualquier trabajo que saluda, lo mismo que Marcos, primo de H» 12.12 hagan, háganlo de buena gana, pensando Bernabé, acerca de quien ustedes recibie- 1 p 5,1' 3 que trabajan para el Señor, en vez de fijar- ron avisos. Si va para allá, denle una buena se en los nombres. 24 Bien saben que el Se- acogida. 11 Los saluda igualmente Jesús ñor los recompensará dándoles la herencia apodado Justo. Son los únicos de raza juprometida. A quien sirven es a Cristo, el Se- día que están trabajando conmigo por el ñor de ustedes. Z5E\ que no cumple reci- Reino de Dios, y por eso han sido un conR j"p?,'i7 birá lo que merece su maldad, pues Dios suelo para mí. 12 Reciban saludos de su no hace excepciones a favor de nadie. compatriota Epafras, buen servidor de Cris- ' A J En cuanto a ustedes, patrones, con- to Jesús. No deja de luchar por ustedes por " cedan a sus servidores lo que es jus- medio de sus oraciones, para que sean perto y razonable, sabiendo que ustedes tam- fectos y permanezcan firmes en cualquier Rom 15,30 cosa que Dios les pida. 13 Les aseguro que ¡ bién tienen un Señor en el cielo. + Pablo no admitiría ia posición de muchos cristianos que dicen: la religión no tiene nada que ver con lo que hago en mi casa, en mi trabajo, en mi descanso, en la política. Al contrario, todo eso, dice Pablo, el cristiano lo vive ante el Señor, por el Señor, en el Señor. De ahí que Pablo predique a todos la misma moral, al hombre y a la mujer, a los esclavos (diríamos a los patrones y a los obreros): todos por igual tienen que ser rectos, leales, sumamente respetuosos de los demás. Aun cuando éstos tengan defectos. A la larga, estos principios han tenido extraordinarias consecuencias: supresión de la esclavitud, receso de la poligamia hasta en países que no son cristianos, emancipación de los hijos para escoger con quién casarse, etc. Tenemos que luchar para legrar cambios y defender derechos. Sin embargo, es importante que el militante, gremial o político, sea primero competente y honrado en su trabajo, y, además, recto y limpio en la lucha, cumplidor en sus compromisos. Si no, que no se diga cristiano. • Todo esto está comentado en Eíesios, capítulo 6,18-21. Onésimo es el esclavo fugitivo que vuelve con Tíquico a
Colosas, después de que Pablo lo convirtió a la fe (ver carta a Filemon). Marcos el evangelista, ahora reconciliado con Pablo (ver Hechos 15,38), está con él. Lucas, de quien se habla, es el que escribió el Evangelio y los Hechos. Se ve que muy numerosas comunicaciones existían entre las Iglesias de distintos lugares. No se encerraba cada una en su comunidad propia: de ser así, muy pronto hubieran existido tantas religiones como Iglesias. Al contrario, tenían consciencia de ser la Iglesia de Cristo, establecida en varios lugares, con un mismo testimonio respecto a Cristo. De ahí el interés de los creyentes por mantenerse estrechamente unidos. En un momento en que parecía difícil guardar la unidad, a causa de las distancias y de las diferencias de pueblos, la fuerza que mantuvo la unidad, más que la organización rígida, fue el sentido profundo que tenían todos de que la Iglesia era una «comunión» o sea, una comunidad animada por el Espíritu de Cristo. Cuando ahora nos empeñamos en formar «comunidades de base», también debemos cuidar que quedemos en contacto y armonía con las otras comunidades.
• < 9 • • • fl fl V
se preocupa mucho de ustedes, lo mismo que por los de Laodicea y de Hiérapolis. 14 Reciban los saludos de Lucas, nuestro querido médico, y de Demás. '5 Saluden a los hermanos que están en Laodicea, sin olvidar a Ninfas y la Iglesia que se reúne en su casa. 16 Después de leer esta carta, hagan que
Col 4,10 FN 1,7
Rom 16,5 1 Co 16,19
filemon se lea también en la Iglesia de Laodicea y ' Tes 5,27 consíganse la que ellos recibieron para leerla ustedes. 17 Digan a Arquipo: «No descui- Reim 2 des el servicio que te fue encargado en el Señor y trata de cumplirlo bien.» 18 El saludo es de mi propia mano, Pablo. Acuérdense de que estoy preso. La gra 1 Co cia sea con ustedes. 16,2 Gal 6,11
1 Pablo, preso de Cristo Jesús, y Timoteo que hacer, 9 te lo ruego más bien por amor. nuestro hermano, a Filemon, nuestro que- El que te habla es Pablo, el viejo Pablo, y lo rido compañero de trabajo, 2 a nuestra her- que es más importante, ahora preso de mana Apia, a Arquipo, fiel compañero en Cristo Jesús. 10 Y la petición es para mi hijo nuestras luchas, y a toda la comunidad que Onésimo, a quien transmití la vida mientras 1 Co se reúne en tu casa. estaba preso. 3 1 Tengan gracia y paz de Dios nuestro ! Ese Onésimo por un tiempo no te fue Padre y de Cristo Jesús el Señor. útil, mas ahora, te va a ser muy útil, como 4 Sin cesar doy gracias a mi Dios al re- lo fue conmigo. 12 Te lo devuelvo, y en su 5 cordarte en mis oraciones, pues oigo ala- persona recibe mi propio corazón. 13 Hubar el amor y la fe que te animan, tanto ha- biera deseado retenerlo a mi lado para que cia el Señor como en beneficio de los san- me sirviera en tu lugar mientras estoy pretos. 6 Ojalá esa fe sea tan activa que te ilu- so por el Evangelio.14 Sin embargo, no quimine plenamente sobre todo el bien que se guardarlo sin tu acuerdo, ni imponerte está en tu poder hacer por Cristo. 7 En rea- una buena obra sin dejar que la hagas lidad, tuve mucho gozo y consuelo al saber libremente. 15 de tu caridad, ya que nuestros hermanos se A lo mejor Onésimo te fue quitado por sienten confortados por ti. un momento para que lo ganes para la eter8 Por eso, aunque tengo en Cristo la ple- nidad. 16Ya no será esclavo, pues pasó a na libertad para ordenarte lo que tendrías ser un hermano muy querido; lo es para mí 11 Co
4,15 Col 4,9
7,22 Tim 6,2
El caballero Rlemón, de Colosas, tiene un esclavo llamado Onésimo. Nombre característico de un esclavo, pues Onésimo quiere decir «Cltil» (ver 11). Onésimo se escapa y llega a Roma, donde piensa desaparecer entre la muchedumbre. Por casualidad o por suerte, encuentra a Pablo, al que había conocido en casa de su patrón: Pablo en ese momento está preso en Roma, pero con un régimen de favor que le permite salir acompañado por un policía. Onésimo se convierte y es bautizado: Pablo lo hace volver donde su patrón con la carta de recomendación que aquí leemos. ün escritor y político pagano, de los más humanos, Cicerón, había escrito en esa época y en circunstancias semejantes a un amigo suyo para pedirle compasión por un esclavo fugitivo. Valdría la pena comparar las dos cartas y medir el abismo entre ellas. Cicerón pide un favor para un culpable. Pablo pide que se mire al esclavo como a hermano y aun sugiere hacerlo libre (vers. 21). Ya encontramos en Col 3,22 los consejos de Pablo a los
esclavos. En esos primeros años de la iglesia, alcanzar la vida de Dios, en Cristo, parecía un favor tan grande y que procuraba tanta libertad interior, que no se atribuía gran importancia el hecho de ser esclavo c libre (ver 1 Cor 7,17). En ese tiempo nadie pensaba factible un cambio de estructura social: había esclavos y tendría que haberlos siempre. Los cristianos eran pocos y sin influencia. Por eso no se preocupaban de una reforma de la sociedad, como ser de leyes para suprimir la esclavitud. Pero, antes del tiempo en que hubo que pensar en un cambio de las leyes, la fe se oponía a que los esclavos fueron tratados como «objetos» o inferiores: en la Iglesia se fueron multiplicando los patrones que por ser cristianos renunciaban espontáneamente a sus derechos, concediendo la libertad a sus esclavos. Muchas personas piensan que la comunidad cristiana no tiene nada que decir sobre sus deberes en la vida social. Aquí, al contrario, vemos cómo Pablo hace participar a toda la comunidad en el problema de Filemon.
1-tesalonicenses 1 en forma singular y lo será para ti mucho más todavía. >7Por eso, en vista de la comunión que existe entre tú y yo, recíbelo como si fuera yo. i s y si te ha perjudicado o te debe algo, cárgalo a mi cuenta. ^Yo, Pablo, te lo escribo y firmo de mi propia mano; yo te lo pagaré... sin hablar más de la deuda que tienes conmigo y que eres tú mismo. 20 Vamos, hermano, espero de ti este servicio en el Señor; reconfórtame en Cristo.
310 21
Te escribo con plena confianza en tu docilidad; sé que harás mucho más de lo que te pido. 22 Además, prepárame alojamiento, porque espero serles devuelto, gracias a la oración de todos ustedes. 23 Te saluda Epafrás, compañero mío de coi i cautividad en Cristo Jesús. 24 Como también Marcos, Aristarco, Demás y Lucas, COM, ayudantes míos. 25 Que la gracia de Cristo Jesús, el Señor esté con ustedes. Amén.
4 1 i Pablo, Silvano y Timoteo a la IgleHermanos amados por Dios, estamos * sia de los tesalonicenses que está en bien conscientes de que él mismo los ha Dios Padre y en Cristo Jesús el Señor. llamado. 5 p U es la labor de evangelización Permanezcan con ustedes la gracia y la que realizamos entre ustedes no se quedó 2 C1o Co paz. en palabras, sino que se manifestó el po2 Damos gracias a Dios a toda hora por der de Dios con abundantes manifestacioustedes, teniéndoles presentes en nuestras nes del Espíritu Santo: ya saben cómo nos oraciones. 3 A cada momento recordamos portamos entre ustedes y por ustedes. 6 ante Dios nuestro Padre las obras de su fe, A su vez, se pusieron a imitarnos a nolas labores de su amor y la constancia con sotros y al mismo Señor cuando, al recibir FU 3,17 la que esperan a Cristo Jesús, nuestro la Palabra, encontraron mucha oposición y Señor. a la vez la alegría del Espíritu Santo. u
INTRODUCCIÓN En el año 50, Pablo llega a Tesalónica. ciudad importante y capital de la provincia de Macedonia (ver Hechos 17,1). Ahí. después de ser rechazado por los judíos, dirige su predicación a los paganos logrando formar una comunidad. Apenas transcurridos tres meses, un motín originado por los iudíos le obliga a alejarse. ¿Qué va a suceder con estos recién convertidos a los que apenas enseñó las bases de la vida cristiana 9 Pablo, muy preocupado, envía a Timoteo para que vea v trate de fortalecer esa Iglesia. Timoteo vuelve optimista, y Pablo, tranquilizado, manda desde Corinto esta carta a comienzos del año SI Es el más antiguo de los escritos del Nuevo Testamento.
1-tesalonicenses 2
311 7
suavidad, imitando a la madre que alimenta y calienta a sus hijos. 8 Y es tal nuestro cariño que quisiéramos, junto con entregarles el Evangelio, entregarles también nuesRom 1,8 „ , , ,. r^i. tra propia vida: porque han pasado a ser alia. La fe que tienen en Dios se comenta muy queridos nuestros. en tantos lugares, que no necesitamos de9 Hermanos, ustedes recuerdan nuestros cir más al respecto. 9 Todos hablan del éxi- trabajos y fatigas: mientras les predicaba4,11 to ue tuvimos entre HeMis ^ ustedes y cómo se mos el Evangelio de Dios, trabajábamos de 2Te$3'7 Jn 17,3 convirtieron a Dios, dejando los ídolos. Usnoche y de día, para no ser una carga para tedes empezaron a servir al Dios vivo y verninguno de ustedes. dadero, ^esperando que del Cielo venga 10 Ustedes son testigos, y Dios también, Mt3.7 s u Hijo al que resucitó de entre los muerque nos portamos como santos, como T¡°2,Í3 tos, ese Jesús que nos libera del castigo hombres buenos y correctos respecto de venidero. todos ustedes que ahora creen. ' ! A cada uno le fuimos a hablar como de padre a Los comienzos hijo; 12 los animamos y les declaramos con de la Iglesia de Tesalónica insistencia que debían llevar una vida digna 1 co 4,15 He 20,31 O i Bien saben, hermanos, que esa vi- del Dios que los llama a compartir su pro+ "• sita nuestra no fue en vano. 2 Acabá- pió Reino y Gloria. i 3 Por lo tanto, no cesamos de dar graHe 16,20 bamos de ser muy maltratados e insultados 17,1 en Filipos, pero, confiados en nuestro Dios, cias a Dios, porque, al recibir de nosotros nos atrevimos a anunciarles el mensaje de la enseñanza de Dios, ustedes la aceptaron, no como enseñanza de hombres, sino Jn 14,10 Dios, enfrentando nuevas luchas. e ' 3 Nuestros llamados insistentes no pro- como la palabra de Dios. Lo es en verdad y, como tal, obra en ustedes que creen. cedían del error ni del vicio, ni encubrían al14 Hermanos, les tocó seguir el ejemplo gún engaño. No. 4 Dios nos había encargas«i,io do su Mensaje de Salvación, como a servi- de las Iglesias de Dios que están en Judea, dores fieles, y se lo veníamos a decir, pro- Iglesias de Cristo Jesús. Pues ustedes han curando agradar no a los hombres, sino a sufrido de parte de sus compatriotas los He1723 Dios que penetra los corazones. 5 Nunca mismos malos tratos que ellos sufrieron de m 23:32 15 los halagamos con palabras bonitas, como parte de los judíos. Son éstos los que dieustedes lo saben; ni usamos pretextos para ron muerte al Señor Jesús y a los profetas, ganar dinerOnesto lo sabe Dios; 6 tampoco y que nos persiguen a nosotros. Ño agrajn 5,41 buscamos que la gente nos diera honores, dan a Dios, y se portan como enemigos de 16 fueran ustedes u otros, 7 aunque somos los los hombres, al impedirnos hablar a los enviados de Cristo y podíamos hacer sentir paganos para que se salven, con lo que col- Gén is.ie man la medida de sus pecados. Pero, al fin, Rom 118 que lo somos. Gái 4..19 Al contrario, los tratamos con mucha la condenación está para caer sobre ellos. Y pasaron a ser un modelo para los creyentes de Macedonia y de Acaya, 8 pues a partir de ustedes, la palabra del Señor se di„ , fundió en Macedonia y Acaya, y aún más r
O La fe, la esperanza, el amor. A veces, para nosotros la esperanza pasa inadvertida entre la fe y el amor. Para Pablo tiene dos sentidos importantes: — El que espera, soporta paciente y firmemente las pruebas y persecuciones que enfrenta por su fe. A veces Pablo dice: fe, paciencia, amor. — El que espera está pendiente de la venida gloriosa de Cristo, que juzgará a este mundo y nos llevará al otro. El nos libera del castigo que se acerca. En esos años, los creyentes están unánimemente convencidos que el juicio será pronto, y que ellos mismos presenciarán esta venida de Cristo. La labor de evangelización no se quedó en palabras (5). Señales, milagros y otras manifestaciones fueron numerosas en Tesalónica: a lo mejor, Dios lo dispuso así, porque iba a faltar gente preparada que asegurara la formación de los creyentes. Pero tampoco hoy podemos predicar el Evangelio si tas comunidades cristianas no son el lugar en que los hombres experimentan la fuerza liberadora de Dios y se preocupan por libertar a todos los hombres. Si no hubiera esta vitali-
dad de la comunidad cristiana, nuestra «evangelización» sería solamente una predicación. Se pusieron a imitarnos. La actitud del que predica confirma la verdad del mensaje. En esta carta, Pablo volverá varias veces sobre este punto: se mostró como el enviado santo, bueno y correcto (1), dispuesto a entregar su propia vida (8). Imitando a la madre que alimenta y calienta a sus hijos (v. 7). La ternura de Pablo. Pero después Pablo recuerda qué actividad y energía manifestó para convencer y llamar a cada uno personalmente. La conversión de un solo hombre requiere del apóstol perseverancia, fatigas, luchas. + Todos los cristianos del tiempo de Pablo saben que la Iglesia madre de Jerusalén fue la primera que sufrió dura persecución. Para los tesalonicenses es un honor el haber permanecido también firmes frente a la persecución. Las palabras de Pablo respecto de ios judíos parecerán a algunos duras y exageradas. Expresan, sin embargo, su propia experiencia, comprobada por el libro de los Hechos, especialmente en los capítulos 15-28.
1-tesalonicenses 4 1
'' Nosotros, hermanos, nos hallamos momentáneamente privados de su compañía, pero no alejados de corazón, y tenemos gran deseo de verlos cuanto antes, is Por eso hemos querido ir a ustedes y, en cuanto a mí, Pablo, lo quise varias veces, pero Satanás m e lo impidió. 19 En efecto, ¿quién es nuestra esperan2 co f;!' za, nuestra alegría y la corona de que nos sintamos orgullosos ante Jesús, nuestro Señor, cuando vuelva? ¿No son ustedes? 2° Sí, ustedes son nuestra gloria y nuestra alegría. Inquietudes d e Pablo O i Por eso no pude soportar más, y ** decidí quedarme solo en Atenas, enviándoles a Timoteo, hermano nuestro y ministro de Dios en el Evangelio de Cristo. Se lo mandé con el fin de fortalecerlos en la fe 3 y darles ánimo, para que nadie se dejara conmover por las pruebas que ahora soportan. Ya saben ustedes que ése es nuestro destino. 4 Cuando estábamos con HeE loilí ustedes se lo decíamos: tendremos que enfrentar la persecución, cosa que han podido comprobar. 5 Por esto no pude esperar más, y mandé a Timoteo para enterarme He i5'|| de la fe de ustedes, no sea que el Tentador ya los haya hecho tropezar, resultando inútil nuestro trabajo. 6 Mas ahora Timoteo acaba de volver, 2 co 7,13 muy bien impresionado por la fe y la caridad de ustedes. El nos dice que conservan siempre buen recuerdo de nosotros y que tienen tantas ganas de vernos como nosotros a ustedes. 7 ¡Qué consuelo para nosotros, hermanos, en medio de todas nuestras angustias y pruebas, saber que ustedes perseveran en la fe! 8 Y nosotros volvemos a vivir si ustedes están firmes en el Señor. 9 ¿Cómo podríamos dar bastantes graB 2
• Que crezcan más y más en el amor que se tienen unos a otros y también a ios demás (v. 12). La caridad debe manifestarse primero dentro de la comunidad, pero luego se ha de extender a todos los hombres. También se notará la continua preocupación de Pablo: su misión de apóstol no le permite permanecer en ninguna comunidad. Siempre se va, dejando el trabajo inconcluso, pero conña sus bautizados a la gracia del Señor, que, sin embargo, no suprime la libertad de los recién convertidos ni la actuación del Tentador en el mundo. Saben que éste es nuestro destino (v. 3), No hay Iglesia ni vida cristiana sin pruebas ni persecución. O Después de creer en Cristo, hay que vivir imitándolo. Los judíos que se bautizaban tenían las reglas morales del Antiguo Testamento. En cambio, los paganos tenían por
312 cias a Dios por ustedes y por tanta alegría que nos hacen sentir ante Dios? 10 De noche y de día le pedimos con la mayor insistencia volver a verlos para completar lo que todavía falta a su fe. 11 ¡Que el propio Dios, nuestro Padre, y Jesús, nuestro Señor, nos allanen el camino para ir a visitarlos; 12 que el Señor los Gál5,61105 haga crecer m á s y más en el amor que se ' tienen unos a otros y también a los demás, imitando el amor que a ustedes les demostramos! 13 ¡Que él los fortalezca interior- 5,23 mente para que sean santos e irreprochables delante de Dios, nuestro Padre, el día 1a co4 5i,« en que venga Jesús, nuestro Señor, con to- ' ' dos sus santos! Pureza y trabajo . A ' Por lo demás, hermanos, éstas son V ~ las cosas que les pedimos y rogamos en nombre del Señor Jesús: ustedes 1 co 11,2 aprendieron de nosotros cómo han de portarse para agradar a Dios y ya viven así. Pero procuren hacer nuevos progresos. 2 Ustedes saben qué instrucciones les dimos con la autoridad del Señor Jesús: 3 la voluntad de Dios es que se hagan santos, HÍ,4 que no tengan relaciones sexuales fuera del matrimonio. 4 Que cada uno sepa tratar , Co a su esposa con santidad y respeto, 5 en vez de dejarse llevar por el deseo, como se hace entre los que no conocen a Dios. 6 Que, en esta materia, nadie ofenda o perjudique a su hermano. El Señor pedirá cuentas de todas esas cosas, como ya se lo hemos dicho y probado. 7 Dios no nos ha llamado par vivir en la impureza, sino en Jn 17,19 la santidad. 8 Por eso, el que no haga caso de estas advertencias, no desobedece a un 1 ¡j0^]* hombre, sino al mismo Dios, que les da su i» «i» Espíritu Santo. 9 En lo referente al amor fraternal, no neúnica moral las reglas sociales vigentes. El punto que les parecía más extraño en el camino de la fe era la castidad. Para ellos, las relaciones sexuales ocasionales correspondían a alguna necesidad biológica y no tenían que ver con las exigencias de la conciencia. Pablo repite en casi todos sus escritos: no tengan relaciones sexuales fuera del matrimonio. Es en 1 Cor 6 donde insiste más, mostrando que toda nuestra persona está consagrada a Cristo. En la relación sexual, es toda la persona la que se entrega, y por eso peca gravemente en la unión ilegítima.. Después, Pablo toca un punto que recalcará al final de ia misma carta: trabajen todos. La comunidad es perturbada por hombres más dispuestos a demostrar su fe entusiasta que a trabajar. Viven a expensas de la Iglesia y desprestigian la comunidad ante los paganos. Pablo no concibe una vida ociosa.
313 cesitan que les escriba, ya que Dios mismo les enseñó a amarse unos a otros. 10 ustedes ya lo practican con todos los hermanos de toda Macedonia, pero los invito a progresar algo. 11 Tengan empeño en vivir sin 2 Tes 3,6 perturbar a otros, ocuparse cada uno de sus He ie!3 propios asuntos, y trabajar con sus propias manos como se lo hemos mandado. 12 A1 observar estas reglas, ustedes serán estimados por los de afuera, y no dependerán de nadie. No se apenen como los demás O 13 Hermanos, deseo que estén bien enterados acerca de los que ya descansan, y no se pongan tristes como los demás, que no tienen esperanza. 14 Pues creemos que Jesús murió para después resucitar y, de la misma manera, a los que ahora descansan, Dios los devolverá por Jesús y junto a él. 15 Por la misma palabra del Señor les afirmamos esto: Nosotros, que ahora vivimos, si todavía estamos con vida cuando venga el Señor, no nos adelantaremos a los que hayan muerto, i 6 Cuando se dé la señal por la voz del arcángel, el propio Señor Mt 24,30 bajará del Cielo, al son de la trompeta diviJn 5,28 na. Entonces resucitarán los que murieron en Cristo. " D e s p u é s nosotros, los vivos, los que todavía estemos, nos reuniremos con ellos llevados en las nubes al encuenJn 17,24 tro del Señor, allá arriba. Y para siempre estaremos con el Señor. Ef2,12 Col 1,27
O /Vo se pongan tristes como los demás. En la comunidad de Tesalónica todos son cristianos recién convertidos y de poca experiencia. Durante años habían aceptado la suerte del hombre que nace para morir. En cambio, ahora, se despiertan cada día con la certeza de superar la muerte: Cristo vendrá pronto y los llevará al Reino celestial. Pero están apenados por sus familiares fallecidos, que Cristo no podría salvar. Pensaban así, porque a los hombres de cultura griega les costaba mucho creer en una resurrección de los muertos. Los que descansan. Los que han muerto no están muertos, sino que descansan, esperando el tiempo de resucitar, de levantarse como personas nuevas transformadas por Cristo: todos seremos transformados. «Cementerio» viene de una palabra que significa dormitorio. Nos reuniremos llevados en las nubes. Pablo hace la suposición de que él y sus lectores estarán todavía vivos cuando venga Cristo, y describe el acontecimiento siguiendo la manera de pensar de su tiempo: creían que Dios estaba arriba. Para siempre estaremos con el Señor. Pablo va a lo esencial: compartiremos la suerte de Cristo, Gozaremos la intimidad de Dios, porque toda nuestra persona habrá sido purificada y transformada por las energías que salen de Cristo Resucitado. Ver al respecto 1 Cor 15: ahí Pablo deja entrever lo que será la Resurrección del cuerpo, o mejor dicho, de nuestra persona. Para que se conforten unos a otros. La manera como se
1-tesalonicenses 5 ia Guarden, pues, estas palabras, y confórtense unos a otros. U s t e d e s s o n hijos d e la luz C i En cuanto al tiempo o al momen"^ to que fijó Dios, ustedes, hermanos, He 1,7 no necesitan que les escriba, 2 pues saben perfectamente que el Día del Señor llega 2P3;io como un ladrón, en plena noche. 3 Cuando Ap M los hombres se sientan en paz y seguridad, jere,i4 en ese momento y de repente, los asaltará el exterminio, lo mismo que le vienen los dolores a la mujer embarazada, y no po- lt21'36 drán escapar. 4 Pero ustedes, hermanos, no andan en tinieblas, de modo que ese día no los sorprenderá como hace el ladrón. 5 Todos ustedes son hijos de la luz e hijos del día: no Rom El13,12 6,9 somos de la noche ni de las tinieblas. 6 No nos quedemos, pues, dormidos como los otros, sino que permanezcamos sobrios y 1 P 1,13 5,8 despiertos. 7 La noche les conviene a los que duermen y a los que se emborrachan. 8 Nosotros, al revés, por ser los hombres del día, seamos sobrios, revistámonos de la ¡s 59,17 fe y del amor como de una coraza, y será 1 Co 13,13 nuestro casco la esperanza de la salvación. 9 Pues Dios no nos destinó a la condenación, sino a que hagamos nuestra la salvación, por Cristo Jesús nuestro Señor, 10 El murió por nosotros, para que junto a él entremos en la Vida, sea que nos halle despiertos o bien descansando. 11 Por eso aní+
celebran ios funerales en la Iglesia debe reconfortar a los deudos del difunto y fortalecer su fe en la resurrección. No caben las expresiones de desesperación y tristeza que Jesús mismo despreció (ver Me 5,40) y que son propias de los que consideran la separación como definitiva. Es conocido el impacto que produce sobre los indiferentes una misa de funerales en que se dejó fuera lo espectacular, en que se siente la oración fervorosa de la comunidad. + Cristo viene de noche y los creyentes son hijos de la luz. Estas palabras son ricas en enseñanzas. El que va detrás de sus malos deseos, es hombre de tinieblas y hace el mal a escondidas. Al contrario, los hijos de la luz son irreprochables, transparentes a ia mirada de Dios, sin nada que disimular ante los hombres. O que no cree, duerme desprevenido, mientras el creyente vela, está despierto: le gusta orai toda la noche, hasta el despuntar del día, como en espera del día en que recibirá a Cristo. En cuanto a los que fallecieron, no han muerto: estén solamente «descansando», listos para levantarse cuando venga el Señor. Anímense mutuamente y ayúdense a crecer juntos (v. 11) La Iglesia aparece aquí como la verdadera comunidad que el creyente necesita para crecer en la fe y superar las pruebas. En cada dificultad, la ayuda de sus hermanos será para él la prueba de que lo rodea el amor de Dios y de Cristo, como lo dijo la primera línea de la carta. Según el final del párrafo, esta comunidad, evangelizada durante tres meses solamente, tenía ya sus responsables.
1-tesalonicenses 5 mense mutuamente y ayúdense unos a otros a crecer juntos, como lo están haciendo. 12 Hermanos, les rogamos que se muesHe6 13,17 tren agradecidos con los que se afanan por 1 Tim 5,17 ustedes, para dirigirlos y aconsejarlos en las cosas del Señor. 13 Ténganles mucho aprecio y cariño por lo que hacen; y vivan en paz entre ustedes. 14 Les rogamos que reprendan a los que no hacen nada, animen a los que estén desanimados, sostengan a los débiles, tengan paciencia con todos. ' 5 Cuiden que nadie devuelva a otro mal por mal, sino que procuren el bien, ya sea entre ustedes, ya sea con los demás. 16 Estén siempre alegres, 17 oren sin ce18 sar y en toda ocasión den gracias a Dios: ésta es, por voluntad de Dios, vuestra vocación de cristianos.
314 • 19 No apaguen el no desprecien lo que dicen los profetas. Examínenlo todo y quédense con lo bueno. ^Cuídense del mal, dondequiera que lo encuentren. Espíritu,2120
23 Que el propio Dios de paz los santifique, llevándolos a la perfección. Guárdense enteramente sin mancha, en todo su espíritu, su alma y su cuerpo, hasta la venida de Cristo Jesús nuestro Señor. 24 El que los llamó es fiel y así lo hará. 1 co 1 25
Hermanos, rueguen también por nosotros. 26 Saluden a todos los hermanos con un abrazo santo. 27 Les mando en nombre del Señor que esta carta se lea a todos los hermanos. 28 Que la gracia de Cristo Jesús nuestro Señor sea con ustedes.
INTRODUCCIÓN La lectura de la primera carta a los tesalonicenses nos enseñó qué importancia tenía en la predicación de Pablo la espera de la vuelta de Cristo. La esperanza del Día de Cristo era incentivo poderoso para mantener la fe de los primeros creyentes. Podía, sin embargo, llevar a un nerviosismo enfermizo. La Iglesia de Tesalónica fue el primer ejemplo de esos grupos minoritarios y perseguidos en que la esperanza del fin del mundo trastorna el desarrollo normal de la vida cristiana. En la presente carta, escrita pocos meses después de la prima, Pablo trata de tranquilizar a la comunidad. • lio apaguen el Espíritu (v. 19). una comunidad así, con muy pocas tradiciones y enseñanzas escritas, contaba con ia ayuda del Espíritu. Seguramente, varios cristianos recibían sus comunicaciones durante las asambleas, en tomo a la Eucaristía, Por eso, Pablo los invita a aprovechar estos mensajes y enseñanzas «espirituales», pero examinando todo, como lo dirá más ampliamente en 1 Cor 14. Guárdense sin mancha en todo su cuerpo, alma y espíritu (v. 23), En el tiempo de Pablo, muchos distinguían en el
hombre, al lado del alma, que da vida al cuerpo y se ocupa de las actividades materiales, un sector más personal, el espíritu, capaz de descubrir la Verdad y la Justicia. Cuando Pablo habla de la vida profunda del creyente, no usa la palabra «alma», sino la de «espíritu». Ahí es donde habita y actúa el Espíritu de Dios, uno penetra al otro. En lo más secreto de la conciencia, el amor y la luz del Espíritu hacen crecer y madurar nuestro espíritu. Solamente con la venida de Cristo conoceremos lo que somos.
315 •J i Pablo, Silvano y Timoteo a la Igle*• sia de los tesalonicenses que está en i res 1,1 Dios nuestro Padre y en Cristo Jesús el Señor. 2 Reciban gracia y luz de Dios Padre y de Cristo Jesús el Señor. 3 Debemos dar gracias a Dios en todo tiempo por ustedes, hermanos. Es lo que i tes 3,6 conviene, ya que siguen progresando en la fe, cada uno con más amor a todos sus hermanos. 4 Nosotros mismos nos sentimos orgullosos de ustedes en las demás Iglesias de Dios, al ver cómo se mantienen firmes y guardan su fe en todas las persecuciones y sufrimientos que soportan.
2-tesalonicenses 2 entre los cuales están ustedes, que han acogido nuestro testimonio. 11 Pensando en esto, rogamos a cada momento por ustedes; que nuestro Dios los haga dignos de su llamada, y que, por su poder, lleve a efecto los buenos propósitos que forman ustedes, y 12 les conceda tener una fe activa y eficiente. De ese modo, el s Nombre de Jesús nuestro Señor será glo- j¿ ®£ rificado a través de ustedes y ustedes lo serán en él, según el plan bondadoso de nuestro Dios y de Cristo Jesús, el Señor.
O i Hermanos, hablemos de la venida ' " de Cristo Jesús, nuestro Señor, y del , Co 15 23 día en que nos reunamos con él. Les rué- 'Tes *-K go 2 que no se dejen perturbar tan fácil- Mt 24,31 O juicio y la venida de Cristo mente. No se asusten como si fuera inmi+ 5 Ustedes han de reconocer en estas nente el Día del Señor, aunque se les anunpruebas un justo decreto de Dios; porque cie por revelación o por una palabra espiriITes2 12 mismos es' deben mostrarse dignos de ese Reino de tual o se les diga que nosotros cribimos al respecto. 3 No se dejen engaDios por el cual ahora padecen. 6 Es justo que Dios devuelva sufrimien- ñar de ninguna manera. Primero tiene que producirse la apostatos a los perseguidores, 7 mientras que a ustedes los perseguidos les dé el descanso sía. Entonces aparecerá el hombre del pe- *P « con nosotros, en el día en que se manifies- cado,4 instrumento de las fuerzas de perdite glorioso el Señor Jesús. El vendrá del ción, el rebelde que ha de levantarse conCielo, rodeado de su corte de ángeles, 8 lié- tra todo lo que lleva el nombre de Dios o is 66,15 vando la llama ardiente para castigar a losmerece respeto, llegando hasta poner su Dn 11,35 Rom 1,5 r~. T. • trono en el templo de Dios y haciéndose paque no reconocen a Dios, y no obedecen sar por Dios. el Evangelio de Jesús, nuestro Señor. s ¿No recuerdan que se lo decía cuando 9 Serán condenados a la perdición eter- estaba con ustedes? 6 Ustedes, pues, saben is 2,10 na lejos del rostro del Señor y de su pode- lo que ahora lo detiene, luego se manifesrosa Gloria. 10 En aquel día, el Señor será tará a su debido tiempo. 7 Ya está obrando glorificado en la persona de sus santos y lo el misterio de la maldad, pero falta que deadmirarán en todos aquellos que creyeron: + Es justo que Dios devuelva sufrimientos a los perseguidores. Cuando los apóstoles se dirigían a los paganos, insistían sobre el juicio de Dios. En efecto, estos paganos nunca habían pensado que serían juzgados, al fin de la vida; saber que hay bien y mal, y que Dios juzga a los hombres era una condición previa a la vida cristiana. El vendrá del cielo para castigar. En el tiempo de los apóstoles se creía que el Día del Señor vendría pronto y entonces se hablaba mucho de la condenación de los malos al empezar el Reino definitivo (Juicio Final). Ahora creemos que no será pronto y, por eso, pensamos más en el juicio que tendrá lugar al fin de la vida de cada hombre (Juicio Particular). • Mo se dejen perturbar. En la Iglesia de Tesalónica sucede lo que es habitual en una comunidad perseguida: tiende a apartarse de la vida real. Corren rumores de que la Venida del Señor es inminente; la esperanza puede volverse histérica. Pablo entonces les recuerda algunas verdades: Tiene que producirse la apostaste. Antes de la vuelta de Cristo, ha de producirse la «apostasía general», o sea, una crisis religiosa a escala mundial. Ha de venir un ^nficrísío. Es cierto que en todo tiempo se presentan anticristos (ver 1 Jn); sin embargo, al final, habrá un Anticristo más típico que todos los anteriores. Cristo vendrá glorioso en el momento que la Iglesia parezca aplastada.
Saben lo que detiene el misterio de la maldad (v. 6). A lo mejor, Pablo tiene presentes dos certezas: cada cosa llega al tiempo fijado por Dios, y cada protagonista de la historia dura el tiempo necesario para cumplir todo lo bueno y todo lo malo que llevaba en sí. Para Pablo, la apostasía ha de ser la de las naciones previamente convertidas al Evangelio y el poder de la maldad ya obra entre ellas (v. 7). Pero no puede haber apostasía ni anticristo mientras no han cumplido su papel los dos actores anteriores: por una parte, el Evangelio ha de ser anunciado a todas las naciones; por otra, el pueblo judío debe descargar toda su maldad sobre la Iglesia. Estos dos factores detienen la entrada del anticristo. Pablo, seguramente, no imaginaba que el tiempo de las naciones, de que habla Le 21,24, iba a durar tantos siglos. Para él era cuestión de años. Dios les dirige las fuerzas del engaño. No es que Dios haya ordenado el mal. Solamente deja sin amparo contra los errores a los que rechazaron la luz. Los mismos que no toman en cuenta los argumentos decisivos en favor de la fe, se adhieren después a doctrinas y opiniones sin fundamento. Como en la 1 Tes, Pablo invita a la Iglesia a seguir sus instrucciones y mandatos, insiste otra vez y con más severidad sobre la obligación del trabajo: si todos trabajan, la fe será más tranquila.
2-tesalonicenses 3
— 8
saparezca el que lo retiene. Entonces se is 11,4 manifestará el Rebelde que el Señor ha de barrer con el soplo de su boca y al que des' truirá en el esplendor de su venida. 9 Al presentarse este Sin-Ley, con el poMI 24,24 der de Satanás, hará milagros, señales y prodigios al servicio de la mentira. 10 Y usa1 R 22,22 rá todos los engaños de la maldad en per2 co ' I,'i6 juicio de aquellos hombres que han de perderse, porque no acogieron el amor de la Verdad que los llevaba a la salvación, ii Por eso Dios les dirigirá las fuerzas del Engaño que los lleven a creer en la mentira; 12 así j n 3,19 llegarán hasta la condenación todos aque9,39 líos que no quisieron creer en la verdad y prefirieron quedarse en la maldad. Perseveren en la fe <0 13 Pero nosotros tenemos que dar gracias en todo momento por ustedes, hermanos amados por el Señor. Porque Dios los eligió desde el principio para que fueran salvados mediante la fe verdadera y la santificación que procede del Espíritu. 14 Con este fin los llamó mediante el Evangelio que predicamos, y los destinó a compartir la gloria de Cristo Jesús, nuestro Señor. 15 Por eso, hermanos, manténganse firmes y guarden fielmente las tradiciones que les enseñamos de palabra o por carta. 16 Que los anime el propio Cristo Jesús nuestro Señor, y Dios nuestro Padre, que nos ha amado, dándonos en su misericordia un consuelo eterno y una esperanza feliz. 1 7 Los animará interiormente a todos y los hará progresar en toda obra buena y todo conocimiento valioso. "3 ' Por lo demás, hermanos, rueguen ** por nosotros, para que la palabra del Señor se propague rápidamente y sea acogida con honor, como pasó entre ustedes. 2 Que Dios nos libre de los hombres extraviados y malos, ya que no todos creen. 3 El Señor es fiel: él los hará firmes y los pre-
O Nótese la palabra tradiciones usada por Pablo. Las tradiciones son las costumbres, ritos y enseñanzas que ios hombres se transmiten de una generación a otra. También son los usos y modos de vivir que se adoptan al ingresar una comunidad. Jesús había condenado la demasiada importancia que los fariseos daban a sus propias tradiciones,
316
4
servará del Maligno. Por lo demás, tenemos en el Señor absoluta confianza de que seguirán haciendo lo que les mandamos, como ya lo hacen. 5 Que el Señor fije sus corazones en la buena dirección para que puedan amar a Dios y esperar a Cristo.
1
Que todos trabajen e Hermanos, les ordenamos, en nombre de Cristo Jesús el Señor, que se aparten de todo hermano que viva sin hacer nada, a pesar de las tradiciones que les transmitimos. 7 ustedes saben en qué forma tienen que imitarnos: nosotros trabajamos mientras estuvimos entre ustedes. 8 N o pedimos a 1 Tes 2,1 41 nadie un pan que no hubiéramos ganado, ' sino que, de noche y de día, trabajamos duramente hasta cansarnos, para no ser carga para ninguno de ustedes. 9 Teníamos, por supuesto, el derecho de actuar en otra forma, pero quisimos darles un ejemplo. 10 Además, cuando estábamos con ustedes les dimos esta regla: si alguien no quiere trabajar, que no coma. ' 1 Pero ahora oímos que hay entre ustedes algunos que viven sin ninguna disciplina y no hacen nada, muy ocupados en meterse en todo. 12 A ésos les mandamos y les rogamos, por Cristo Jesús, nuestro Señor, que trabajen tranquilos para ganarse la vida. 13 Y ustedes, hermanos, no se cansen de practicar el bien 14 Si alguien no obedece lo que les mando en esta carta, señálenlo 1 co 5,9 y no convivan más con él, para que se avergüence. 15 Sin embargo, no lo consideren como enemigo, sino que corríjanlo como a Mt is.15 hermano. 16 Que el Señor de la paz les dé su paz en todo tiempo y de toda manera. Que el Señor esté con todos ustedes. 17 Este saludo es de mi propia mano, Pablo. Es la contraseña en todas mis cartas. Esta es mi letra. 18 Que la gracia de Cristo Jesús nuestro Señor esté con todos ustedes.
hasta tal punto que prevalecían sobre los mandatos de Dios (ver Me 7,5). Pero él mismo, además de adoctrinar a sus apóstoles con discursos y parábolas, les enseñó cierta manera de orar, de actuar y de convivir. Estas eran las tradiciones que los apóstoles guardaban en la Iglesia.
CARTAS PASTORALES A TIMOTEO Y A TITO El cambio cultural que se está produciendo en todos los sectores de la vida atañe también a la Iglesia. Pues en las creencias y prácticas que nos enseñaron, no todo viene de Cristo, y, por lo tanto, mucho puede ser cambiado. Pero, al hacerlo, se corre el riesgo de adulterar la fe verdadera. ¿Cuál es la regla de la fe a la que todos deben someter su propio parecer? Este problema ya se presentó en la Iglesia primitiva, cuando, en los años 64-67, desaparecieron los apóstoles Pedro y Pablo, ambos muertos en Roma como mártires de Cristo. La Iglesia ya no tenía en su medio a los testigos de Cristo, de manera que algunos se sentían más libres para enseñar su propia doctrina. ¡Qué cosa más fácil es reemplazar el seguimiento de Jesús crucificado por discusiones y discursos religiosos! Entonces los sucesores de los apóstoles tuvieron que hacerse los defensores de la doctrina recibida de éstos, al mismo tiempo que velaban por la elección y la formación de ministros dignos de su oficio. Estas son las preocupaciones que resaltan de las presentes cartas a Timoteo y Tito. Varios párrafos de estas cartas son consejos de Pablo dirigidos a sus ayudantes Timoteo y Tito. Pero también está seguro que otros párrafos fueron añadidos en tiempos posteriores, como en los años 90 ó 100 después de Cristo, poniendo bajo la autoridad de Pablo la enseñanza de la Iglesia de entonces. Estas tres cartas a Timoteo y a Tito se llaman «pastorales», por dirigirse a «pastores de almas». Sobre Timoteo, ver Hechos 16,1: cómo Pablo lo encontró y lo hizo su ayudante. Ver también 1 Cor 16,10 y FU 2,19 para conocer su actividad y su dedicación.
•f i Pablo, apóstol de Cristo Jesús por •*• mandato de Dios, nuestro Salvador, y de Cristo Jesús, nuestra esperanza, 2 a Timoteo, mi verdadero hijo en la fe. Ten graHe 1 T 5! cia, misericordia y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor. Los maestros falsos O 3 Al partir para Macedonia, te rogué que te quedaras en Efeso para advertir a algunos que no enseñaran cualquier cosa 4 ni T¡ i,i4 tomaran en cuenta leyendas y genealogías 39 interminables. E s t a s son c o s a s que O En este primer capítulo se mezclan consideraciones muy diversas, que repiten prácticamente lo dicho por Pablo en otros lugares, y que ya han sido comentadas.
Solamente notamos lo que se refiere a los falsos profetas. Muertos los apóstoles que habían visto a Cristo, algunos olvidaban que toda ia fe se basa en lo que enseñó Jesús. En vez de profundizar constantemente la enseñanza de los apóstoles, la tradición, empezaban a discutir y elaborar teorías religiosas.
acarrean discusiones y no sirven a la obra de Dios, la cual progresa más bien por la fe. 5 Toda nuestra predicación tiene por fin el amor que procede de una mente limpia, una conciencia buena y una fe sincera. e Por haberse apartado de esta línea, algunos se han enredado en palabrerías inútiles. 7 Pretenden ser maestros de la Ley cuando, en realidad, no entienden ni lo que dicen, ni las teorías de que parecen tan seguros. 8 Ya sabemos que la Ley es buena, con tal que la pongamos en su lugar. 9 Fio se puso para los justos, sino para los desobedientes y rebeldes, para los impíos y peDeseo que el amor proceda de una mente limpia (5). Timoteo debe actuar con energía para eliminar las discusiones que debilitan a la Iglesia e impiden que se desarrolle en ella el amor que salva a los hombres. De las discusiones religiosas estériles resultaron hasta guerras sangrientas. Para superar las divisiones necesitamos una mente limpia, una conciencia buena y una fe sincera (v. 5),
1 Co 6,9 Gal 5,23
l-timoteo 2 cadores, para los que no respetan a Dios ni a la religión, para los que matan a sus padres y para los asesinos, 1 0 para los que tienen relaciones sexuales prohibidas y para los homosexuales, para los que venden y "explotan a otros hombres, para los mentirosos y para los que juran en falso. Estos y todos los demás pecados van en contra de 2Co4,4 la sana doctrina n y del Evangelio del Dios Glorioso y Bienaventurado, tal como a mí me fue encargado. 12 Doy gracias al que m e da la fuerza, a Cristo Jesús, nuestro Señor, por haberme creído digno de confianza y colocarme en el ministerio, 13 a pesar de que fui primero GÜ¡ ?:ii blasfemo, perseguidor y furioso contradictor, pero me pedonó porque no sabia lo que Rom 5,20 hacía cuando rechazaba la fe, 14 y la gracia ico 15,10 d e n u e s t r 0 Señor fue m á s fuerte todavía, junto con la fe y el amor cristiano. 15 Esto es muy cierto y todos lo pueden LC15,2 creer: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales soy yo el primero. 16 Por eso, a lo mejor, fui perdonado: para que en mí primero, se manifestara toda la generosidad de Cristo Jesús, y fuera un ejemplo para todos aquellos que han de creer en él y llegar a la vida eterna. 17 Al Rey de los siglos, al Dios único que Rom 16\27 vive m á s allá de lo que perece y de lo que se ve, a El honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén. 18 Timoteo, hijo mío, yo te mando que 2ron4,7 pelees el buen combate, cumpliendo así Jas palabras de profetas que fueron pronunciadas sobre ti. 1 9 Guarda la fe y la buena con+ Encabezando las prescripciones relativas a cada categoría de creyentes, encontramos lo referente a la reunión de la comunidad; dos puntos sobresalen: — La oración por los gobernantes. Que se hagan peticiones... (1). Pablo quiere que los cristianos sean solidarios de sus compatriotas, leales con la patria y que oren por ellos. El mundo pagano, a pesar de sus vicios y supersticiones, era religioso. La religión acompañaba todos los actos. Eso explica que algunos años después, los cristianos hayan sido perseguidos como rebeldes y traidores, porque no adoraban al emperador ni a sus dioses. Lafidelidada Cristo no impide la lealtad con la patria hasta que ésta se convierte en un Ídolo. Eso sucede cuando, a nombre de la patria, se pide dar a los gobernantes una obediencia ciega. No podemos renunciar a criticar sus errores ni dejar de considerar hermanos nuestros a las personas que no están de acuerdo con ellos. Debemos orar por tos gobernantes. ¿Significará esto que no podemos buscar a otros mejores y más honrados? Por supuesto que sí: ver comentario de Rom 13. En el párrafo 9-14 se trata de las mujeres, y para comprender por qué la carta habla con tanta firmeza, es preciso recordar que en la Iglesia se hablaba mucho de libertad, y la convivencia entre hermanos era muy sencilla. De ahí que varias veces había abusos.
_ _ _ _ _ 318 ciencia, no como algunos que la despreciaron hasta que naufragó su fe. 20 Entre otros están Himeneo y Alejandro, que tengo entregados a Satanás para que se corrijan y 'Co 5'5 dejen de enseñar barbaridades. O ' Recomiendo, ante todo, que se ha+ "• gan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, 2 por los jefes de estado y todos los gobernantes, para que podamos llevar una vida """V^j tranquila y de paz, con toda piedad y dignidad. 3 Estas oraciones son buenas y agradan a Dios. 4 Pues él quiere que todos los hom- Rom 3,29 bres se salven y lleguen al conocimiento de J,";' la verdad: s Cínico es Dios, único también es el mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, verdadero hombre. 6 El entregó su vida para rescatar a todos, siendo éste el Testimonio de Dios, en el tiempo fijado "¡|5°?? Gál 4 4 por él. > 7 Y m e hizo Dios apóstol para proclamar , estas cosas; yo no miento y es pura verdad: m e hizo maestro de las naciones en lo que "¿iVj H 31 se refiere a la fe y la verdad. 8 Quiero, pues, que en todo lugar los hombres oren levantando al cielo manos limpias, sin enojos ni discusiones. 9 Asimismo, que las mujeres se arreglen decentemente, que se vistan con modestia 1 p 3,2 y sencillez, que no se adornen con peinados rebuscados, con oro, joyas o vestidos lujosos. 10 Adórnense m á s bien con buenas obras, como conviene a mujeres que hacen profesión de servir a Dios. 11 Que la mujer se quede callada y se Pero también es cierto que siempre cuesta ver las exigencias del Evangelio cuando la sociedad nos enseña en forma diferente. La actitud de Jesús respecto de las mujeres fue revolucionaria y liberadora y la Iglesia, al comienzo, siguió sus ejemplos (ver 1 Cor 7). Pero no tardaron en volver a la manera común de dar a la mujer un lugar muy delimitado en la convivencia social, y eso en la misma asamblea religiosa. En toda la historia de la Iglesia se manifestó gran respeto por la dignidad de la mujer y se multiplicaron las iniciativas en su favor, pero fueron pocas las épocas en que ella gozó de una igualdad con el hombre en los hechos. La mujer era más emancipada en muchos lugares en la Edad Media que, más cerca de nosotros, en el siglo XTX. Asimismo, en las sociedades urbanas centradas en el negocio, ellas ocupaban en el mundo y en la Iglesia un lugar sin comparación con el que se les concedía en la sociedad española. Es que la Iglesia sola no cambia el mundo y la sociedad mientras éstos no han aprendido a conocer mejor la realidad humana. El presente párrafo, que hace pensar en 1 Cor 11,1-10 y 14,34 vuelve a oponer a la emancipación de la mujer los mismos argumentos bíblicos que usaban comúnmente los maestros judíos.
319 deje instruir con atenta sumisión. , 2 No perm to 1434 ' °! u e ' a m u J e r enseñe ni que quiera mandar a su marido, sino que se quede u"ii18 t r a n < 3 u i l a - 13 Porque Adán fue formado primero y después Eva. , 4 No fue Adán el que Gen 3,6 se dejó engañar, sino la mujer, que, engañada, llegó a desobedecer. ' 5 Sin embargo, la maternidad la salvará, con tal que lleve una vida santa y ordenada, en la fe y en el amor. Ti 16
Cómo deben ser el obispo y los diáconos
"5 i Si alguien aspira a ser obispo, su • '•' ambición es buena: de esto no cabe duda. 2 Es necesario, pues, que no se le pueda 1 T?2 J reprochar nada a) obispo. Marido de una 2 T¡m 2,24 s o j a m u j e r i hombre serio, juicioso, de buenos modales, que fácilmente reciba en su casa y sea capaz de enseñar. 3 No debe ser bebedor ni peleador, sino indulgente, amigo de la paz y desinteresado del dinero "(Jn hombre que sepa dirigir su propia casa, cuyos hijos son buenos y le obedecen. 5 Pues si no sabe gobernar la propia casa, ¿cómo cuidará la asamblea de Dios? 6 No debe ser obispo un recién convertido; no sea que se llene de orgullo y caiga bajo la misma condenación en que cayó el demonio. 7 Es necesario también que goce de buena fama ante los que no pertenecen a la Iglesia, no,sea que hablen de él en mala forma y se halle enredado en las redes del demonio. 8 Los diáconos también han de ser homR i,, bres respetables y cumplidores, moderados en el uso del vino, y que no busquen dine• -Aquí se trata de los responsables, obispos y diáconos (ver comentario de Tito 1,6 y de Fil 1,1). O Este corto párrafo recuerda que, si bien somos responsables de la iglesia de Cristo, no somos fundadores ni dueños de ella. La Iglesia ha nacido de una intervención misericordiosa de Dios, cuando decidió que su Hijo se identificara con la raza humana, como lo expresa el breve poema que sigue. Traducimos aquí por bondad (16) una palabra que traducimos por «piedad» o «religión» en otros lugares (ver 2,2; 4,7; 6,3; 6,5; 6,6 y 2 Tim 3,5 y Tito 1,1). En aquellos años esta palabra se usaba para designar la actitud llena de amor al Padre y al prójimo que caracteriza al verdadero creyente, el cual no hace sino imitar el ejemplo de Dios. La Iglesia es pilar y base de la verdad. Debemos comprender esta frase con referencia a los conceptos de aquel tiempo: desde arriba, del mundo en que todo es verdad, Dios hace bajar hasta la tierra esta Verdad suya, cual una columna o un signo visible en que los hombres pueden apoyarse. A pesar de todas las infidelidades de la Iglesia, Dios se vale
1-timoteo 4 9
ro mal ganado, hombres que guardan el Rom 16,25 misterio de la fe en una conciencia limpia. 10 Q U e primero se pongan a prueba y después, si no hay nada que reprocharles, serán aceptados como diáconos. 11 Que del mismo modo las mujeres sean estables, no chismosas, sino serias y T'z'3 cumplidoras. 12 Los diáconos deben ser maridos de una sola mujer, hombres que sepan dirigir a sus hijos y su propia casa. 1 3 En efecto, un diácono que cumple bien su oficio se gana un lugar de honor, adquiriendo a la vez una gran firmeza, para hablar de la fe y de Cristo Jesús. 0> 14 J e doy estas instrucciones, aunque espero ir pronto a verte. 15 Pero, si m e demoro, sabrás cómo portarte en la Casa de Dios, es decir, la Iglesia de Dios vivo, la cual H 219 es el pilar y la base de la verdad. 1 6 En efecto, ¡qué grande es el misterio de la Bondad! Se nos apareció
hecho hombre,
su causa triunfó gracias al Espíritu y lo contemplaron los ángeles. Proclamado
a todas las naciones,
fue creído en el mundo, glorificado en el cielo.
jn 1,14 Ro^° ' p 112
MC ^,19 He 19
^ A ' El Espíritu nos dice claramente ^ " que, en los últimos tiempos, algunos Mt 24 23 renegarán de la fe para seguir enseñanzas He 20'29 engañosas y doctrinas diabólicas. 2 Los seducirán hombres mentirosos que tienen su 2 Tim 3,1 conciencia marcada con la señal de los 1 Jn 2'18 infames. 3 Esos prohiben casarse y comer ciertos alimentos, a pesar de que Dios los creó coi 2.16 de ella para mantener en el mundo el conocimiento verdadero del Padre, del Hijo y del Espíritu. Sin ese conocimiento, ni los hombres pueden liberarse, ni la humanidad llegar a su madurez. O una vez muertos los apóstoles, se levantan en la Iglesia nuevos maestros que adulteran la fe. Entre otros errores, esos hombres desprecian todo lo relativo al cuerpo, condenando el matrimonio y prohibiendo la carne y el vino en las comidas. Su desprecio por el cuerpo y las cosas buenas que creó el Señor no tiene nada de cristiano, y la Iglesia lo combate: ver Col 2,23. En los últimos tiempos (y. 1). Son los tiempos que empezaron con la resurrección de Jesús y se extienden hasta su segunda venida (Heb 1,2; Stgo 5,3). El Espíritu dice claramente. Los profetas de la Iglesia anunciaban repetidas veces la venida de gente que predicaria, no la fe auténtica, sino sus propias teorías. Siempre que la tomemos dando gracias a Dios. Desde el principio fue costumbre de la familia cristiana dar gracias a Dios con ocasión de la comida familiar. . ><; ..
1-timoteo 5 para el uso de los creyentes y para que quienes conocen la verdad los tomaran agradecidos. 4 Pues todo lo que Dios ha i co"o.'3i creado es bueno, y ningún alimento está RO M¡ ¡I'!? prohibido, siempre que lo tomemos dando gracias a Dios. 5 Bendecimos con la Palabra de Dios y rezamos: con esto, los alimentos ya son santos. e Si puedes explicar estas cosas a los hermanos, serás un buen servidor de Cristo Jesús, educado en las enseñanzas de la fe y de la sana doctrina que has seguido. 7 Re„ T , „ , « chaza, en cambio, las leyendas sin fundaL lltn £,16 ,
23
i
• •
i-v
j '
mentó, verdaderos cuentos de viejas. Dedícate a la piedad c o m o a tu deporte. 8 El deporte no tiene sino un provecho limitado; en cambio, la piedad e s útil para todo, pues Dios le prometió q u e alcanzaría la vida, tanto la presente c o m o la futura. 9 Aquí tienes una doctrina segura en que puedes confiar. i° En efecto, si sufrimos y luchamos, es porque ponemos nuestra esperanza en el Dios vivo, Salvador de todos los hombres, sobre todo de los creyentes. 11 Manda todo esto y enséñalo. Consejos a Timoteo
Tl 2J
1-tiraoteo 6 321 se preocupa de los suyos, especialmente de prenderlo en público, para que los demás a la lectura, a la predicación y a la enseñanlos que viven con él, ha renegado de la fe sientan temor. 21 Insisto delante de Dios, de za. 14 No descuides el don espiritual que Cristo Jesús y de los santos ángeles, para y es peor que el que no cree. posees y q u e recibiste d e m a n o d e profeta i 1.6 9 No debe ser contada entre las viudas que observes estas reglas con imparciali- 2 Tm cuando el grupo d e los presbíteros te im- "" ' sino la que tenga sesenta años al menos, y dad, sin hacer diferencias. 22 No impongas puso las manos, is Medita sus palabras y fícasada una sola vez. 1° Debe ser recomen- a nadie las manos a la ligera, no sea que te jate e n ellas. Así progresarás de tal manera jn 13,14 dada por sus buenas obras: ¿cómo educó hagas cómplice de los pecados de otro. que todos podrán darse cuenta. Heb 13,2 16 a sus hijos? ¿dio hospitalidad y sirvió humil- 24 Consérvate sin mancha. Los pecados de Cuídate de ti y de cómo enseñas; perdemente a los santos? ¿socorrió a los que algunos hombres son conocidos antes de m severa en ello. Si así obras, te salvarás tú y sufren y practicó las otras obras buenas? ser examinados; los de otros, en cambio, $£ los que te escuchan. ii No admitas a las viudas de menos edad, sólo después. 25 De la misma manera las no sea que se aburran de Cristo, y quieran buenas acciones han de ser manifiestas; K ' No reprendas con dureza a un ancasarse. 12 Entonces faltan a su primer aunque estén todavía ocultas, tendrán que ciano; al contrario, aconséjalo como Lev 19.32 compromiso y se ponen en una situación descubrirse. si fuera tu padre; a los jóvenes, trátalos 2 23 No sigas bebiendo agua sola. Toma irregular. " Además, no teniendo nada que como a hermanos, a las mujeres mayo2T»s3,ii hacer, se acostumbran a andar de casa en un poco de vino, a causa de tu estómago res, como a madres, y a las jóvenes, como casa; ojalá se conformaran con no hacer y de tus frecuentes malestares. a hermanas, con gran pureza. nada; lo peor es que hablan de más, se meC 1 Que todos los que están bajo el ten en lo que no les toca y dicen cosas que Respecto á las viudas ** yugo de la esclavitud procuren ser no convienen. respetuosos con sus amos. Así evita14 por eso quiero que las viudas jóvenes muy • 3 Atiende a las viudas q u e son realmenrán que se hable mal de Dios y de su docse vuelvan a casar, que tengan hijos y sean te viudas. 4 Si una viuda tiene hijos o nie1 Co 7 21 2 dueñas de casa, con lo que no darán a los trina. Los que tengan a m o s cristianos n o 6 coi 3^22 tos, éstos deben aprender primero a cum' enemigos de la fe ningún pretexto para cri- deben perderles el respeto, bajo el pretexto RomTl2224 plir s u s deberes con su propia familia y ayuticar. 15 Ya algunas se han extraviado si- de q u e son hermanos; al contrario, sírvandar a sus padres. Esto es lo bueno y lo que guiendo a Satanás. 16 Si alguna mujer cre- los mejor, puesto q u e son creyentes y hera Dios agrada. 5 yente tiene personas viudas en su familia, m a n o s queridos los q u e reciben s u s bueLa verdadera viuda es la que, al quedarque las ayude. De e s e m o d o la Iglesia n o nos servicios. se sola, ha puesto en Dios toda s u esperantendrá q u e cargar c o n ellas y podrá s o - El amor al dinero za, dedicando s u s días y sus noches a la LC2,37 correr a las viudas q u e quedan sin familia. oración y las súplicas. 6 Esto e s lo q u e debes enseñar e inculcar. Si, e n cambio, vive despreocupada, Aoa,i 3 Si alguien enseña en otra forma, en vez aunque viva está muerta. 7 Insiste en e s o Respecto a los presbíteros de conformarse a estas reglas q u e son las Gá| (8 para que nadie pueda criticarlas. 8 Quien n o 2 T¡m 1,13 O 1 7 Los presbíteros q u e cumplan bien su de Cristo J e s ú s nuestro Señor, y respetar 4 de una cadena de personas que se remonta necesariamenoficio recibirán doble honor y remunera- las enseñanzas auténticas de la fe, e s e te a los apóstoles. 1 Tes 5,12 c J o n sof=)re t o c j 0 j o s q U e trabajan en la pre- hombre seguramente es un orgulloso y n o Pero también, en esta oportunidad, los profetas presentes dicación y en la enseñanza. i s E n efecto, entiende nada: tiene la enfermedad de ocasiodirigían al candidato, de parte de Dios, exhortaciones y advertencias (ver 1,18). Timoteo fue consagrado de mano de , Co 9 9 dice la Escritura: No le pongas bozal al buey nar discusiones y cuestiones inútiles. De ahí profeta: fue el mismo Pablo el que le impuso las manos (2 discordias, insultos, ot 25^ que trilla, y también: El trabajador tiene de- provienen envidias, Tim 1,6). Pero también participaron en eso otros profetas y desconfianzas, 5 discusiones propias d e los LC 10,7 recho a su salario. presbíteros. i9 No aceptes acusaciones contra un que tienen la mente pervertida y andan le• Desde el comienzo, las mujeres desempeñaron un pao»".« presbítero, si no s e presentan por lo m e n o s jos de la verdad; para ellos la religión e s u n pel propio e irreemplazable en la Iglesia. Algunas de ellas, llamadas viudas, ocupaban un puesto oficial. MI 18,16 dos o tres testigos. 20 Si su manera d e ac- puro negocio. Pablo distingue tres categorías de viudas: unas no necee Pero en otro sentido la religión e s una FM,H tuar es realmente pecado, tienes q u e resitan ayuda de la Iglesia, ya que tienen familiares; otras ne-
—
+ '2 No dejes q u e te critiquen por actuar c o m o un joven. Más bien trata de ser el m o délo de los creyentes por tu manera d e hablar, tu conducta, tu caridad, tu fe y la pureza de tu vida. 1 3 Mientras llego, dedícate Dedícate a la piedad (v. 7). Aquí viene otro peligro. En oposición a los maestros que desprecian la vida y quieren que vivamos como tipos raros, hay otros que se dejan absorber por las cosas exteriores. En el mundo romano y griego, había mucho entusiasmo por el deporte y las carreras en los estadios. Sin despreciar al cuerpo, por supuesto, se nos invita a considerar si se da a cada cosa la importancia que merece, y si concedemos a todas el tiempo que les corresponde. + Frente a los falsos doctores, Timoteo debe ser el ejemplo del verdadero apóstol. Que nadie te desprecie por ser joven. En las comunidades cristianas, como entre las judías, los responsables eran comúnmente hombres de edad. De ahí que se llamaban «ancianos» o -presbíteros» (que tiene el mismo sentido). Timoteo, que visita la Iglesia en nombre de Pablo, tiene autoridad sobre estos ancianos, aun siendo más joven que ellos. El ejemplo de su fe sincera y el conocimiento profundo de la Biblia serán su fuerza. tío descuides el don espirítuaU 14). Si alguien era nombrado para un ministerio, o sea, para un cargo oñcial en ¡a Iglesia, esto era considerado como un don espiritual: por ejemplo, los presbíteros, diáconos, obispos, profetas. Pero, mientras otros dones como sanar a los enfermos, venían directamente del Espíritu, los ministerios se recibían por una imposición de las manos. (Jn apóstol o un profeta imponía las manos al candidato para transmitirle la autoridad que había recibido de igual manera. De modo que, en la Iglesia, todo responsable recibe su autoridad de Cristo por medio
320
cesitan esta ayuda. Por último, las que, asistidas o no por la Iglesia, están encargadas de ciertas funciones. Se pone en una situación irregular (12). Esto nos indica que, al dejar su puesto y casarse, la «viuda» de la tercera categoría quebrantaba algún compromiso que había contraído públicamente. Las «viudas», pues, se consagraban al servicio de Cristo en forma semejante a las religiosas de hoy. La verdadera viuda, que ponga en Dios su esperanza. Conviene leer lo que dice Pablo en 1 Cor 7, sobre la mayor libertad que tienen los solteros para servir al Señor. Cada bautizado es llamado a pertenecer totalmente a Cristo. Si, por circunstancias de la vida, se encuentra de nuevo solo y libre de los deberes familiares, ésta puede ser una invitación de Dios para que se dedique totalmente al servicio de la Iglesia y a una oración continua.
O Otra vez se trata de los «ancianos» o «presbíteros» responsables de la comunidad local: Recibirán honor y remuneración. Pablo desea que la comunidad ayude moral y materialmente a sus responsables. Pero, por su parte, deben ser cumplidores. Tienes que reprenderlo en público para que los demás sientan temor: esos primeros creyentes no eran ángeles. Su fe entusiasta y sincera necesitaba de vez en cuando una disciplina fuerte para que se mantuvieran fieles a sus compromisos. Sobre los deberes de los siervos, ver también Col 3,22 y Tito 2,9. Al comienzo y al fin del capítulo, se insiste en la fidelidad a la tradición. La fe no es una doctrina de la que cada cual puede disponer a su gusto. Al responsable se le pide una ac-
titud llena de respeto y humildad frente a este tesoro que le fue entregado para transmitirlo a otros. Ya se notan estas dos desviaciones: — En vez de profundizar la fe, multiplicar las palabras. — Reemplazar la sumisión a la palabra de Dios por una actitud crítica que pretende juzgar la fe y decidir si se conforma bastante a nuestras ideas. Dos veces se habla del dinero (6,10 y 6,17-19). Después de los primeros tiempos en que dominaba el entusiasmo por la fe, la Iglesia comprueba que, en los mismos creyentes, todo se echa a perder cuando persiste el amor al dinero. El apego al dinero hace perder la confianza en Dios y aleja de los demás. El rico deberá buscar a Dios en la oración verdadera y compartir con sus hermanos.
2-timoteo 1 riqueza para quien se conforma con lo que tiene, 7 pues al llegar al mundo no trajimos &I5.14 nada, ni tampoco nos llevaremos nada. 8 Quedémonos entonces satisfechos con tener alimento y ropa. 9 En cambio, los que quieren ser ricos caen en tentaciones y trampas; una multitud de ambiciones locas y dañinas los hunden en la ruina hasta perderlos. 10Está comprobado que la raíz de todos los males es el amor al dinero. Por entregarse a él, algunos se han extraviado lejos de la fe y se han torturado a sí mismos con un sinnúmero de tormentos. 1] Tú, hombre de Dios, huye de todo eso. Procura ser religioso y justo. Vive con fe y amor, constancia y bondad. 12Da el buen combate de la fe, conquista la vida eterna a la que has sido llamado y por la que hiciste tu hermosa declaración de fe en presencia de numerosos testigos. 13 Ahora, en presencia de Dios que da jn 18,36 vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que, ante Poncio Pilato, dio su magnífico testimonio, te doy una orden: guarda lo mandado;14 guárdate sin mancha ni reproche hasta la venida gloriosa de Cristo JeHeb 35
322
sus, nuestro Señor, 5al que presentará, cuando sea tiempo, el Bienaventurado y s°¡,1!|¿1: (Jnico Soberano, Rey de reyes y Señor de *P 17> Señores. 16 Al único inmortal,
al que vive en la luz inaccesible y que ningún hombre ha visto ni puede ver, a El sea el honor y el poder por siempre jamás. ¡Amén! ' 7 Exige de los ricos que no se pongan orgullosos ni confíen en riquezas, que siempre son inseguras. '8 Que más bien confíen en Dios, que nos lo proporciona todo generosamente para que gocemos de ello. Que hagan el bien, que se hagan ricos en buenas obras, que den de buen corazón, que repartan sus bienes. 19 De este modo amontonarán para el porvenir un capital sólido, con el que adquirirán la vida verdadera. 20 Conserva el depósito; evita las palabrerías inútiles y mundanas, tanto como las discusiones procedentes de una falsa ciencia. 2'Algunos se han alejado de la fe por dar crédito a este tipo de ciencia. La gracia sea con todos ustedes.
INTRODUCCIÓN Esta segunda carta a Timoteo, que Pablo escribió desde su prisión de Roma, es como su despedida en un momento en que se halla muy solo, abandonado hasta por los creyentes. Presintiendo que se acerca su condenación a muerte, llama a Timoteo. En ese momento, Pablo demuestra su confianza total en el Señor y trata de comunicar su ánimo a Timoteo.
1 i Pablo, apóstol de Cristo Jesús, porque así lo quiso Dios, que nos prometió la vida eterna en Cristo Jesús,
323
]
2 a mi querido hijo Timoteo. Ten gracia, misericordia y paz de Dios Padre, y de Cristo Jesús, nuestro Señor.
2-timoteo 2
ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros. is Ya sabes que todos los de Asia, y eny Hermógenes, me han 4,16 O 3 Doy gracias al Dios que sirvo con lim- tre ellos Fígelo 16 pia conciencia como mis antepasados, abandonado. Que el Señor bendiga la faFil 3 5 . . . •_ •milia de Onesíforo, porque a menudo vino He 26,4 mientras te recuerdo sin cesar, noche y día, a confortarme sin avergonzarse de mis ca4 en mis oraciones. Al acordarme de tus lá- denas; " a\ contrario, a su llegada a Roma grimas, siento un gran deseo de verte y así me buscó hasta encontrarme. 18E1 Señor llenarme de alegría. 5 Recuerdo tu fe since- le conceda que alcance misericordia ante HC 16,1 ra. Así eran tu abuela Loís y tu madre Eu- el Señor en aquel día. En cuanto a los sernice y estoy convencido que de ellas la vicios que me prestó en Efeso, tú los conotienes. ces mejor que nadie. 6 Por eso te invito a que reavives el don 1 T¡m 4,14 de Dios que recibiste por la imposición de mis manos. 7 Porque Dios no nos dio un es- Obra como un buen soldado de Cristo Rom 8,15 píritu de timidez, sino un espíritu de fortaP iTú, hijo, fortalécete con la gracia leza, de amor y de buen juicio. 8 Por eso no + " que tendrás en Cristo Jesús. 2 Lo te avergüences del testimonio que tienes que aprendiste de mí, confirmado por nuque dar de nuestro Señor, ni de mí al ver- merosos testigos, confíalo a hombres que me preso. Al contrario, lucha conmigo por merezcan confianza, capaces de instruir el Evangelio, sostenido por la fuerza de después a otros. 3 Soporta los sufrimientos Dios. como un buen soldado de Cristo Jesús. 4 9 El nos salvó y nos llamó para ser sanNingún soldado se enreda en negocios 1 co 9,7 U|| tos, no como premiando méritos nuestros, civiles, solamente quiere dar satisfacción al 9,a sino gratuitamente y por iniciativa propia. que lo contrató. 5 Por otra parte ningún atEsta llamada que nos concedió en Cristo leta recibe el premio si no ha luchado de Jesús desde la eternidad, i° acaba de con- acuerdo con las reglas. 6A1 agricultor que cretarse con la venida gloriosa de Cristo Je- trabaja firme le corresponden primero los 71211 sus, nuestro Salvador, el que destruyó la frutos de la cosecha. Entiende lo que quiemuerte e hizo resplandecer en su Evange- ro decir. 1 Por lo demás, el Señor hará que lio la vida y la inmortalidad. comprendas todo. 1 iHffm227 n '^ ste e s e ' m e n s a J e del <3uefi'hecho 8 12 Acuérdate de Cristo Jesús, descendienpredicador, apóstol y maestro, y por él ahora padezco esta nueva prueba. Pero no te de David y resucitado de entre los muer- ¿m 1,4 según la Buena Nueva que proclamo. me avergüenzo, porque sé en quién puse tos, 9 Por él sufro hasta cargar cadenas como E) 3 , mi confianza; estoy convencido de que es ra 1 Tm i 6,20 poderoso y que me guardará hasta aquel un malhechor. Pero la Palabra de Dios no L« está encadenada. 10 Por eso lo sufro todo día13lo que deposité en sus manos. Tú, toma como regla la sana doctrina por el bien de los elegidos, para que tamque has oído de mí sobre la fe y el amor bién ellos alcancen la salvación que se nos que nos corresponden en Cristo Jesús. dio en Cristo Jesús, y participen de la Glo14 Conserva el precioso depósito con la ria eterna. Dios no nos dio un espíritu de timidez
r
Ex 33,20 Jn 1.18
O Reaviva el don espiritual que recibiste. Ver 1 Tim 4,14. Pablo trata de infundir a Timoteo su propia energía y le recuerda el amor de Dios y sus promesas. La sana doctrina... el precioso depósito... tal como lo has oído (13-14): ver en 1 Tim 1,3. La doctrina del Evangelio no se puede revisar; peto tampoco se puede guardar sin la ayuda del Espíritu Santo que la valoriza día a día. £/ nos salvó y nos llamó: ver Ef 2,8-10. Guardará lo que deposité en sus manos (12). Esta es la certeza del creyente. El hombre de fe no se dejó impresionar por las promesas del mundo, sino que gastó su vida en una labor muchas veces ingrata, y perseveró como si viera lo que todavía no se puede ver (Heb 11,27). + Confíalo a hombres que merezcan confianza (2). Ya desde los primeros viajes de Pablo vimos su preocupación por dejar las comunidades con responsables propios (He-
chos 14,23). Ver también Tito 1,6. Aquí se insiste en que sean capaces de mantener íntegra la fe. A continuación, Pablo invita a Timoteo a entregarse por completo, con la seguridad de que los esfuerzos serán premiados. Con la firme esperanza de la fe, el testigo de Cristo ha de mostrarse valiente y fuerte como mensajero de Cristo vencedor. Convencerá por su propia convicción. Evitará las mil maneras de perder su tiempo y desviarse de su misión: las conversaciones fuera de foco y carentes de interés. También las cosas que no sirven a la obra de Dios (I Tim 1,4): falsos problemas religiosos sin relación con la vida real. ningún soldado... (2,4). En ciertos momentos, Pablo quiso ganarse la vida mientras evangelizaba (2 Cor 11,9; 2 Tes 3,7). pero ahora se preocupa por aquellos que pierden su tiempo buscándose el alimento, cuando la comunidad es la que debería mantenerlos.
2-timoteo 3
324
1
aquellos que invocan al señor con puro corazón. 23 En cuanto a las cuestiones tontas e Si hemos muerto con él, con él también inútiles, evítalas. Bien sabes que originan 12 viviremos. Si sufrimos pacientemente 24 peleas, y un servidor del Señor no debe "MHS'33 con él, también reinaremos con él. Si lo neser peleador; al contrario, debe ser com- ...... gamos, él también nos negará. 13 Si somos prensivo para con todos, dispuesto a enseinfíeles, él permanece fiel porque no puede ñar y paciente frente a las incomprensiones. Núm 23.Í9 desmentirse a sí mismo. 25 Con dulzura tiene que reprender a los rebeldes: quizá Dios les concederá que se No te metas conviertan y descubran la verdad, 26 libeen discusiones de palabras rándose de los lazos del diablo, que los tie14 ne sometidos a su voluntad. • Recuérdales estas cosas y diles insisO i Has de saber que en los últimos días , T¡m 4 , tentemente en nombre de Dios que dejen ** habrá momentos difíciles. 2 En efeclas discusiones de palabras, que no son de ningún provecho, sino que perjudican a to, los hombres serán egoístas, amantes del quienes las escuchan. 15 Trata de estar dinero, farsantes, orgullosos, chismosos, re- Rom 1,29 1 TiíJ v siempre a disposición de Dios como servi- beldes con sus padres, ingratos, sin respedor irreprensible, como un obrero que no to a la religión. 3 No tendrán cariño ni satiene de qué avergonzarse, experto en el brán perdonar; serán calumniadores, de-~ manejo de la palabra de verdad. 16 No par- senfrenados, crueles, enemigos del bien, ticipes de sus conversaciones inútiles y ex- 4 traidores, sinvergüenzas, llenos de orgullo, trañas a la fe, que solamente los hacen pro- más amigos de los placeres que de Dios, gresar en la ignorancia de Dios.17 Son doc- sustentarán apariencias de piedad, pero trinas que se propagan como la gangrena: rechazarán sus exigencias. Evita a esa gen- m 7,15 pienso en Himeneo y Fileto. is Ellos se te. 6 De la misma clase son también los que apartaron de la verdad, afirmando que la re1 Tm i 6,21 surrección ya tuvo lugar, con lo que arrui- se meten por las casas, engañando a mujeres infelices, llenas de pecados, movidas nan la fe de algunos. 19 A pesar de todo, no se hunden los só- por toda clase de pasiones, 7 que siempre llegan al conolidos cimientos puestos por Dios, en los están aprendiendo y nunca 8 NCm i6,5 cuales está inscrito: El Señor conoce a los cimiento de la verdad. Estos hombres siguen el ejemplo de Janes y de Jambrés, 16,26 SUyos, y Aléjese de la maldad quien invoca que se opusieron a Moisés; ellos también el Nombre del Señor. 20 Además, en una casa rica no hay sólo están descalificados en cuanto a la fe y con mente pervertida se oponen a la verdad. vasos de oro y plata, los hay también de su 9 Rom 9,21 madera y de barro. Unos se destinan a usos Pero no irán muy lejos, porque su locura especiales, otros para usos corrientes. 21 Si será desenmascarada a la vista de todos, alguien, pues, trata de no cometer las faltas como les pasó a esos dos. 10 Tú, por el contrario, has seguido de de que hablo, será un vaso noble, santo, útil al Señor, apropiado para toda obra buena. cerca mi enseñanza, mi modo de vida, mis 22 Evita, pues, los deseos desordenados, proyectos, mi fe, mi paciencia, mi caridad, propios de la juventud. Busca la justicia y 11 mi valentía, mis persecuciones y sufrila fe, y procura vivir en amor y paz con mientos. Sabes lo que me pasó en Antio' Estas palabras de esperanza son muy acertadas:
• Pablo vuelve sobre las experiencias propias del trabajo apostólico. Con el correr del tiempo, los convertidos son puestos a prueba: unos progresan y otros se pierden. El apóstol no debe extrañarse: ninguna caída ni escándalo conmoverá los cimientos puestos por Dios (2,19), y la Iglesia no se vendrá abajo. En los últimos tiempos (3,1): o sea, en los que empiezan con la venida de Cristo. No debemos extrañarnos de que el mal esté en la misma Iglesia. Te darán la sabiduría (15). La meditación de las Escrituras es el gran medio para madurar en la fe (15-17). Pablo se refiere, por supuesto, al Antiguo Testamento que sólo existía en aquel tiempo. La Escritura antigua cobra vida y nos entrega un mensaje de Dios para hoy con tal de que la
2-timoteo 4
325
He 13 M quía, Iconio y Listra. ¡Cuántas persecucio14,19 nes tuve que sufrir! Y de todas me libró el jn 15 2o Señor. 12 Pues todos los que quieren servir HI M'K a13 '">ios e n Cristo J e s u s serán perseguidos, mientras que los pecadores y los embusteros avanzarán más y más en el mal, juntos14los engañadores y los engañados. Tú quédate con lo que has aprendido y que te ha sido confiado, sabiendo de quiénes lo recibiste. i 5 Además, desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras. Ellas te darán la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. 16 Todos los 2 R £ ]£} textos de la Escritura son inspirados por Dios y son útiles para enseñar, para rebatir, para corregir, para guiar en el bien. 17 La Escritura hace perfecto al hombre de Dios y lo deja preparado para cualquier buen trabajo.
santos, con que me premiará en aquel día el Señor, justo juez; y conmigo la recibirán 1 &> 9.25 todos aquellos que anhelaron su venida ^5.4 gloriosa. Ultimas recomendaciones
9 Apresúrate a venir a mí lo antes posible. 10 Debes saber que me ha abandonado Demás, por amor a las cosas de este CoMM mundo: volvió a Tesalónica; Crescente ha ido a Galacia, y Tito a Dalmacia. n Solamente Lucas está conmigo. Llama a Mar- cou.io eos y dile que venga contigo, porque me será muy útil para el ministerio. 12 A Tíquico lo mandé a Efeso. 13 Al venir trae la capa que dejé en Troas en casa de Carpos, y también los libros, sobre todo los pergaminos. 14 El herrero Ale- 1 T¡m 1,20 jandro me ha hecho mucho daño. El Señor le dará su merecido por lo que ha hePredica la Palabra cho. 15 Desconfía tú también de él, ya que . A ' Te ruego delante de Dios y de Cris- ha sido muy contrario a nuestra prediv " to Jesús, que ha de juzgar a los vi- cación. i 6 La primera vez que presenté mi defenvos y a los muertos, y, puestos los ojos en 2 ?u Venida y su Reino, te digo: Predica la sa, nadie me ayudó. Todos me abandona¡Que no les sea tomado en cuenta! Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, re- ron. 7 batiendo, amenazando o aconsejando, i El Señor, en cambio, estuvo a mi lado, siempre con paciencia y preocupado de en- llenándome de fuerza, para que la predica- ""y^jj señar. 3 Pues vendrá un tiempo en que los ción del mensaje fuera llevada a cabo por . T „ . hombres ya no soportarán la sana doctrina, mí, llegando a oídos de todas las naciones. 1 Tim 4,1 , , , , Y quedé libre de la boca del león. 18 El Se- Dn 6,23 sino que se buscaran un montón de maes- ñor me librará de todo mal y me salvará, lle4 tros según sus deseos. Estarán ávidos de vándome a su reino celestial. Gloria a El por novedades y se apartarán de la verdad para los siglos de los siglos. Amén. 19 volverse hacia1 puros cuentos. Saluda a Prisca y a Aquilas, lo mismo He 18,2 5 Por eso tú sé prudente, no hagas caso que a la familia de Onesíforo.20 Erasto quede tus propias penas, dedícate a tu trabajo dó en Corinto. Dejé a Trófimo enfermo en de evangelista, cumple tu ministerio. Mileto. 6 2 Para mí ha llegado la hora del sacrificio Fll 217 i Haz todo lo posible por venir antes del He 1 2 9 ¿ 2 7 y se acerca el momento de mi partida. He invierno. Te saludan Eubulo, Pudente, Lino, combatido el buen combate, he terminado Claudio y todos los hermanos. El Señor sea , „ ,,, mi carrera, siempre fiel a la fe. 8 Por io de- contigo. 22 La gracia sea con ustedes. i Tim 1,18 , , , . e.12 mas, ya me esta preparada la corona de los J
r
r
ilumine el Espíritu (2 P 1,20). La clave de la Escritura es el testimonio que los apóstoles dieron de Jesús y que la Iglesia nos trasmite: lo que has creído, sabiendo de quiénes lo recibiste. Toda Escritura está inspirada por Dios. Y por eso se debe buscar en ella el mensaje de Dios a su pueblo y no tomarla como base de especulaciones personales. El mismo Espíritu que dirige la Iglesia inspiró a los autores de la Biblia. Dicen que ya tuvo lugar la resurrección de los muertos. Los griegos encontraban gran dificultad para creer en la resurrección. Tal vez éstos decían que la resurrección espiritual ya se habla logrado por el bautismo y que no quedaba otra que esperar, después de la muerte.
O Son los últimos consejos de Pablo: predica la Palabra. Debe ser la primera preocupación de la Iglesia y de cualquier responsable de la Iglesia. Pablo sabe que no recobrará su libertad y que será condenado a muerte. Pero se hace responsable de su propio sacrificio, como hizo Jesús.
Encontramos las comparaciones del soldado y del atleta, que tanto gustaban a Pablo. El atleta de ese tiempo recibía una corona de laureles como símbolo de inmortalidad.
INTRODUCCIÓN Tito, al igual que Timoteo, es uno de los delegados de Pablo, consagrados oficialmente para el servicio del Evangelio, que visitaban las Iglesias con la misma autoridad del apóstol. Esta Carta se comentará poco, ya que es semejante a las dos cartas a Timoteo.
O 5 Te dejé en Creta, para que terminaras de organizar lo que falta y pusieras presbí-
teros en todas las ciudades, de acuerdo con mis instrucciones. 6 Han de ser hombres intachables, casados una sola vez, cuyos hijos sean creyentes y que no puedan ser acusados de mala conducta o de ser rebeldes. 7 Pues el obispo, siendo el encargado de la Casa de Dios, debe ser irreprensible: ni orgulloso, ni de mal genio, ni bebedor, ni peleador, o que busque dinero mal ganado. 8 Por el contrario, que fácilmente reciba en su casa, ami- r?n go del bien, hombre de buen juicio, justo, piadoso, dueño de sí mismo. 9 Debe ser un hombre que interprete el mensaje con los mismos criterios de la doctrina, para que pueda, a la vez, predicar la sana doctrina y rebatir a los que la atacan. io Sabes que son muchos los rebeldes de espíritu, los charlatanes, los engañadores, sobre todo entre los de origen judío.
O Tito tenía que organizar las Iglesias de Creta con responsables en cada ciudad Ignoramos si se daba a todos el nombre de Obispo (que significa inspector), o bien, si se reservaba este título a los que cumplían una labor más efectiva. Con el tiempo se llegó a tener un solo obispo, que dirigía a toda la comunidad. Al morir los apóstoles, los obispos hicieron las veces de delegados, y gobernaron la Iglesia con la misma autoridad que aquéllos. Lo que dice Pablo aquí, sobre los requisitos para ser presbítero u obispo, está en igual forma en la 1 Tim. Se puede notar lo siguiente: — Casado una sola vez. Por supuesto, no se exige que sea casado, sino que lo haya sido solamente una vez. Se
consagraban hombres de cierta edad, que generalmente eran casados. Pero cierto número de cristianos se habían divorciado y vuelto a casar varias veces, cuando todavía eran paganos. — Debe ser irreprochable, no solamente en su persona, sino en su familia y en su reputación pasada. Este requisito justifica el siguiente. — Que fácilmente reciba en su casa. La Iglesia, más que una organización es una comunión. En el hogar del presbítero y del obispo, cada cual debe recibir buena acogida y encontrarse como en su casa; por otra parte, tiene que ser hospitalario con los hermanos y responsables de la Iglesia que vienen de otras partes, asegurando la unidad y la comprensión mutua entre las varias comunidades.
1 i Pablo, servidor de Dios, apóstol de •*• Cristo Jesús, puesto al servicio de los elegidos de Dios para que crean y lleguen al conocimiento de la verdad, que va a la par con una conducta religiosa... 2 Pues es2Tim 2,13 peramos la vida eterna que, desde siempre, nos tenía prometida el Dios que jamás miente; 3 hasta que, en el tiempo fijado, la dio a conocer mediante el mensaje que me encargó y que he proclamado conforme lo había dispuesto nuestro Dios y Salvador. 4 Te saludo, Tito, mi querido hijo en la fe que compartimos: la gracia y la paz vengan a ti de Dios Padre y de Cristo Jesús nuestro Salvador. Los obispos presbíteros
327 11 Hay que taparles la boca cuando vienen a perturbar a familias enteras, enseñando lo que no deben, movidos sólo por el dinero. i 2 Fue precisamente un cretense, a quien ellos tienen por profeta, quien dijo: «Cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, vientres perezosos.» 13 Es la pura verdad. Por eso tú, hazles notar todos sus errores para que tengan una fe sana; 14 que no hagan caso de las leyendas judías ni de sus prácticas, siendo que esa gente da la espalda a la verdad. 15 Todo es limpio para los Mt 15,11 limpios, mientras que, para los manchados Rom UM que se niegan a creer, nada es limpio: hasta la mente y la conciencia la tienen corrompida. 16 Pretenden conocer a Dios, pero lo niegan con su manera de actuar; realmente son seres despreciables, rebeldes e incapaces de hacer el menor bien.
tito 3 8
téntica, y con una predicación sana e intachable. Con esto los de afuera se callarán 1 p 2,15 al no tener pretexto para criticarnos. 9 Que los siervos se sometan en todo a sus amos; que traten de darles satisfacción , T|¡j¡ *•* y eviten contradecirlos. 10 Que no roben a sus patrones, sino que aparezcan dignos de toda confianza. De ese modo lograrán que todos admiren la doctrina de Dios nuestro Salvador. 11 En efecto, vino a este mundo la gracia de Dios, trayendo la salvación a todos los hombres 12 y educándonos para que, después de rechalada la maldad y las codicias 1 jn 2,16 mundanas, vivamos en este mundo como seres responsables, justos y que sirven a Dios.13 Pues esperamos el día feliz en que 7 se manifestará con su Gloria nuestro mag- 1/3,20 nífico Dios y Salvador Cristo Jesús. 14 El se sacrificó por nosotros, para liberarnos de todos los lazos del pecado, y así purificar & 19 5 Andemos como seres un pueblo que fuera suyo, dedicado a toda Ef 5,25 responsables obra buena. 15 Tú enseña estas cosas, aconsejando y O i Que tus palabras conforten la sana + " doctrina. 2 A los ancianos, diles que reprendiendo con toda autoridad. No dejes 1 T¡m 4,12 1 T¡m 5,1 sean serios, respetables, juiciosos, maduros que nadie te menosprecie. en su fe, caridad y perseverancia. 3 Que las "3 ' Recuérdales que se sometan a los 1 Tm i 3,11 ancianas igualmente se porten como R corresponde a santas mujeres. Que no sean O ** jefes y a las autoridades, que sepan <™ »•' tomar ' Tm i 2,2 chismosas ni aficionadas al vino, sino más obedecer y estén listos a la vez para 2 bien personas de buen consejo. 4 Así ense- buenas iniciativas de toda clase. Que no ñarán a las jóvenes a amar a su marido y a insulten a nadie. Que sean pacíficos y comy traten a todos con toda cortesía. querer a sus hijos, 5 a ser juiciosas y puras, prensivos 3 Antes nosotros mismos éramos insenEi 5,22 a cuidar bien de su hogar, a ser buenas y 0013 18 ' obedientes a sus maridos. Con esto nadie satos, rebeldes, descarriados. Eramos es- 5,8 clavos de nuestros deseos, buscando plapodrá hablar mal de nuestra fe. 6 Enseña también a los jóvenes que sean ceres de toda clase. Vivíamos en la malicia de odio y odiándonos responsables en forma habitual, 7 y presén- y la envidia, dignos 4 tate tú mismo como modelo de buenas unos a otros. Pero se manifestó la bonobras: con una enseñanza seria de la fe au- dad de Dios, Salvador nuestro, y su amor + El primer párrafo recuerda los deberes de las diversas categorías que componen la comunidad. La fidelidad y constancia en la «sana Doctrina» tiene que dar frutos de bondad, de moderación, de buen criterio. Vino a este mundo la gracia de Dios (11). Aquí Pablo vuelve a lo esencial del mensaje cristiano: es una gracia de Dios, y por eso tiene que producir frutos de bondad y reconciliación, y sacar a los hombres del egoísmo que los tiene paralizados. £1 se sacrificó por nosotros (14). Como en Ef 5,25 y 1 Cor 11,25, el sacrificio de Jesús es primeramente para purificar a los que ingresan a su pueblo. De hecho, es mirándolo a él, como nos desprendemos poco a poco de nuestra maldad y violencia. Educándonos para rechazar la maldad y tos deseos mundanos (v. 12). Mos lleva a purificar las obras y el corazón. Para que andemos como seres responsables, justos y que sirven a Dios: — Responsables, porque la práctica de la vida cristiana lleva a una actitud más sería.
— Justos, respecto a los demás, por ser primeramente justos respecto a Dios. — Que sirven a Dios, porque el creyente es consagrado a Dios. O Hablando para la primera generación cristiana, Pablo había puesto el énfasis en la transformación de la persona que se ha convertido; hacerse cristiano era romper con el pasado. Pero, en la generación siguiente, mientras la Iglesia va tomando raíces en las diversas provincias del Imperio romano, declina la esperanza de una pronta venida de Cristo. Entonces, si la Iglesia está llamada a durar, es importante que el cristiano aparezca ante todos como un ejemplo de vida ordenada y justa. Siendo que la obediencia era entonces el pilar de la vida familiar y social, se insiste en que el creyente deberá someterse de corazón en todo lo que no es contrario a su fe. Lo mismo se nota en 2.5 y 2,10, como también en 1 Tim 2,2 y 2,11.
titO 3
_
328
329
por los hombres. 5 No se fijó en lo buenoo io Si alguien fomenta sectas en la Iglesia, que hubiéramos hecho, sino que nos tuvoo le llamarás la atención una primera y una m Ef5,262Í8 misericordia y nos salvó. En el bautismo D segunda vez; después, rompe con él, 'i savolvimos a nacer y fuimos renovados por el ;1 biendo que es un descarriado y culpable Rom 3 24 ^ s P' r i t u Santo 6 que derramó Dios sobre e que se condena a sí mismo. 12 8,'i7 nosotros por Cristo Jesús, salvador nuestro.'• Cuando te mande a Alternas o a Tí7 Por gracia de Cristo pasamos a ser jus- quico, trata de venir cuanto antes a Nicótos y santos y esperamos, como herencia,>> polis a verme, porque decidí pasar ahí el inla vida eterna. vierno. 13Toma todas las medidas para el 8 viaje del abogado Zemas y el de Apolo, para • Esto es muy cierto, y quiero que insistas en estas cosas: que los creyentes se des- que nada les falte. 14 Y que los nuestros se taquen en el bien que puedan hacer. Ahíí acostumbren a tomar iniciativas generosas' está lo bueno y lo que realmente aprove- para hacer frente a las necesidades urgencha a los hombres. 9 En cambio, las cues-. tes, y no sean gente inútil. 2 Tm i 2,14 tiones tontas, las genealogías, las discusio- 15 Te saludan todos los que están corv nes, las polémicas a propósito de la Ley,, migo. Saluda a los que nos aman en la fe. • evítalas. No son ni útiles ni importantes. La gracia sea con todos ustedes.
Pues, hasta ese momento, por ser sacerdotes, el Templo había sido su razón de ser; ofrecían los sacrificios y recibían como pago una parte de los animales sacrificados. Pero ahora, no solamente habían sido excluidos y alejados del templo por los judíos, sino que Cristo los había sustituido. Al venir él como Nuevo Templo, y víctima perfecta, agradable a Dios, como el único Sacerdote que puede poner a los hombres en contacto con Dios, Cristo les había quitado su trabajo y su razón de ser. En ciertos momentos ellos, que habían conocido a Jesús como hombre, dudaban: ¿así, pues, realmente había cambiado todo a causa de él? Para confirmarlos en la fe, la presente carta les demuestra que la religión judía, con sus espléndidos sacrificios en el Templo de Jerusalén, era solamente la figura de algo más grande: el verdadero Sacerdote para toda la humanidad es Jesús, Hijo de Dios, y ahora no hay más sacrificio que el suyo, que empieza en la cruz y se termina en la Gloria del Cielo. ¿No habrá también muchos «hebreos» en el mundo presente? Enfermos que ya no tienen esperanza, militantes perseguidos, hombres buenos que no aceptan las injusticias y la mediocridad de la sociedad en que vivimos. Estos, aunque no comprendan todos los planteamientos y citas bíblicas de la presente carta, se sentirán por ella animados en su fe. Esta carta fue escrita desde Roma, tal vez en el año 66, cuando se acercaba la guerra en que fue destruida Jerusalén. Eran los últimos meses de la vida de Pablo, encarcelado en Roma por segunda vez. En muchos lugares refleja su pensamiento, pero él no la escribió. Muy posiblemente, su autor es Apolo, mencionado en los Hechos 18,24-28, «hombre muy conocedor de las Escrituras» y que «demostraba por las Escrituras (la Biblia del Antiguo Testamento) que Jesús es el Mesías».
Jn 1,3 Col 1,16
2 Co 4,4 Col 1,17 Sao 8,1
Me 16,19 He 2,33
INTRODUCCIÓN «Hebreos», así llamaban los judíos a sus antepasados que habían vivido en el desierto en espera y en busca de la Tierra Prometida. Y por eso se llamó la presente carta o los hebreos, porque se dirige a una de las primeras comunidades cristianas de Palestina, formada por judíos de raza que, por seguir a Cristo, habían sido perseguidos y castigados incluso con la confiscación de sus bienes. Ya no tenían nada en este mundo y debían animarse unos a otros con la certeza de que, al final de su exilio, encontrarían la verdadera Tierra donde llegó Cristo después de padecer. Es bueno saber, pues, que esta carta se dirige a hombres conocedores del Antiguo Testamento: muy posiblemente eran sacerdotes judíos convertidos a Cristo, que atravesaban entonces una crisis seria. • Al vocablo sectas, que usa Pablo (v. 10), se asemeja la palabra herejía. El hereje, en lugar de aceptar toda la fe tal como la transmite la Iglesia, escoge lo que parece más importante y que más le gusta. Rechaza una parte del mensaje, y, a la vez, se aparta de la Iglesia con sus discípulos
para formar su propio grupo. Al preferir su juicio a la doctrina de la Iglesia, pierde la actitud profunda de la fe, rompe la unidad y se condena, aunque tal vez conserva una gran parte del mensaje.
hebreos 2
2 S 7,14 Sal 97,7
1 i En diversas ocasiones y bajo dife^ •*• rentes formas, Dios habló a nuestros padres, por medio de los profetas, 2 hasta que, en estos días que son los últimos, nos habló a nosotros por medio de su Hijo. Este es al que Dios constituyó heredero de todo, ya que por él dispuso las edades del mundo. 3 Este es el resplandor de la Gloria de Dios y en él expresó Dios lo que es en sí mismo. El es el que mantiene el universo por su palabra poderosa. El es el que purificó al mundo de sus pecados y después se fue a sentar a la derecha del trono de Dios en los cielos. 4 El está tan por encima de los ángeles, cuanto es más excelente el Nombre que heredó. 5 En efecto, ¿a qué ángel jamás le dijo Dios: «Tú eres mi Hijo; en este día yo te he dado la vida»? ¿De qué ángel dijo Dios: «Yo seré para él un Padre y él será para mí un Hijo»? 6 Cuando Dios manda a su Primogénito al mundo, la Escritura dice: Que todos los ángeles de Dios lo adoren. 7 Pero, cuando se trata de los ángeles, encontramos palabras como éslas: Dios envía a sus
ángeles como el vienta, hace de sus servidores una llama ardiente.
s En cambio, respecto del Hijo, leemos estas palabras: «Tu trono, oh Dios, permanece por siglos M 46 7 y siglos, y tu gobierno será el de la justicia. s Amas la justicia y aborreces la maldad, por eso te consagró Dios, tu Dios, en un día feliz, prefíriéndote a todos.» io Y estas otras palabras: «Señor, tú en el principio pusiste la tierra^ 107,26 sobre sus bases, y los cielos son obra de tus manos, '¡Ellos desaparecerán, pero tú permaneces. Serán para ti como un vestido viejo; 12los doblarás como doblan una capa y los cambiarás; Tú, al contrario, eres siempre el mismo y tus años no terminarán jamás.» 13 A ninguno de sus ángeles dijo Dios: «Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos como tarima de tus pies.» He i" Pues todos estos espíritus no son más que servidores y los manda Dios para bien Mt de los que recibirán de él la salvación. *\ 1 Por eso debemos prestar más aten" ción a las enseñanzas que hemos recibido, no sea que marchemos a la deriva. Sal 110,1 2,33
O Este capítulo presenta a Cristo, Hijo de Dios, superior tiempo de Jesús les bastaba contemplar la naturaleza para a los ángeles. Ver la misma polémica en Col 1,15-20 y Ef adivinar detrás de las armonías y esplendores de la crea1,20-23, y los comentarios. Antes de que naciera Jesús, en ción, la presencia activa de seres-fuerzas cósmicos, a los Dios estaba su Hijo, resplandor de la Gloria del Padre, Diosque llamaban ángeles, dispensadores de lasriquezasdivinas. Para ellos, el propio Moisés no había encontrado a Dios nacido de Dios, Luz procedente de la Luz. Imagen invisible del Dios invisible, pues en él expresó Dios-Padre lo que esmismo, sino que los angeles le habían dado la Ley (ver 2,1). Entonces un hombre, aunque fuera el más santo, aunque en sí mismo (Jn 1,1-14). Posiblemente nos extraña esta comparación de Jesús con fuera Jesús, ¿podría igualarse a estos poderes misteriosos? los ángeles (como en Ef 1 y Col 1). Pero a los creyentes del
4,11 18,10
hebreos 3 2
Las palabras que llegaron por medio de 2 Gái 3,19 los ángeles pasaron a ser la Ley; y toda desobediencia o descuido recibió su castigo. 3 ¿Cómo, pues, escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan preciosa? Pues el Señor mismo la anunció, y luego la confirmaron aquellos que le oyeron. 4 Dios MC 16,17 ha apoyado este testimonio con señales, 2 co lili" prodigios y milagros de toda clase, sin hablar de las gracias y dones del Espíritu Santo que nos ha comunicado a cada cual según le parecía bien. • 5 En efecto, no es a los ángeles a quiecoi 2,15 nes sometió Dios el mundo nuevo de que hablamos. 6 Alguien dijo en algún lugar de la Escritura: «¿Qué es el hombre para que te acuersai 8.5 des de él? ¿Qué es el Hijo del hombre para que lo tomes en cuenta? 7 Por un momento lo pusiste más bajo que los ángeles, pero lo coronaste de gloria y de honor. 8 Le sometiste todo, poniendo todo bajo sus pies.» 1 co 15,25 Cuando se dice que Dios le sometió todo, En,2 ° no se hace ninguna excepción. Es verdad que por el momento no se ha verificado esto de: Todo le está sometido. 9 Sin embargo, Jesús, que padeció la muerte y por FU 2,6 un momento fue rebajado a los ángeles, lo vemos ahora coronado de gloria y de honor después de probar la muerte por el bien de todos, según el plan bondadoso de Dios. 10 En efecto, Dios, autor de todo y del flom 11,36 que provienen todas las cosas, quería llevar ' a la Gloria a un gran número de hijos. Y le pareció bien hacer perfecto por medio del Jn 17,19 sufrimiento al que iniciaba su salvación. • El mundo nuevo. El texto dice en realidad: el mundo que viene. Esta expresión tiene mucho que ver con estos días que son los últimos (1,2). Estos tiempos son los que empezaron con la resurrección de Cristo. El mundo nuevo está donde está Cristo resucitado. Es la patria que esperamos. Pero también ese mundo nuevo ya nos ha llegado: el que cree y vive lo experimenta a cada momento y lo reconoce en los demás. Le pareció bueno hacer perfecto por medio del sufrimiento al que iniciaba su salvación (v. 10). No hay otro camino para la superación y la liberación de los hombres que el de la Cruz. Los que anhelan liberar a sus hermanos deben ser probados, unos por la oposición, otros por la indiferencia. El sufrimiento nos enseña y prueba la solidez de nuestra entrega. En la cruz de Cristo debemos descubrir el amor del Padre para su Hijo, pues no lo condenó a sufrir en medio de los nombres, sino que lo llamó a ser por medio del sufrimiento el Salvador y modelo de todos. Cristo tuvo que hacerse hombre como ellos (v. 14). Dios se vale de la solidaridad humana para salvamos. Cristo nos salva compartiendo la carne y la sangre, y la suerte de los hombres. Lo mismo nosotros somos salvados si ayudamos a la liberación del mundo, si aceptamos con valor nuestra dependencia y solidaridad con los demás. Trabajar al lado
330 11
Pues tanto Jesús, que nos santifica, como los que somos santificados, tenemos un mismo origen; por eso él no se avergüenza de llamarnos hermanos, 1 2 como lo leemos en este texto: «Señor, yo te daré a conocer a mis her- m 2810 manos, en medio de la asamblea celebraré ¿1 ^ 7 tu Nombre.» 13 Y también están estos textos: «Yo permaneceré confíado en Dios; aquí estamos yo y los hijos que Dios me ha dado.» 's817 14 Y porque todos esos hijos (los hombres) comparten una misma naturaleza de carne y sangre, Jesús también tuvo que hacerse, como ellos, carne y sangre. Así pudo Rom 8,3 por su propia muerte quitarle su poder al SiajnZ3^8 que reinaba por medio de la muerte, el diablo, 15 y liberó a los hombres que e¡ miedo a la muerte tenía paralizados toda su vida. 16 Ese Jesús no venía a ayudar a los ánge- ls4 , 8 les, sino a la raza de Abraham. 17 Por eso tuvo que hacerse semejante en todo a sus hermanos para llegar a ser el Sumo Sacerdote que pide por ellos el perdón, siendo a la vez compasivo y fiel en el servicio de Dios. í 8 El mismo ha sido probado por medio del sufrimiento; por eso es capaz de ayudar a los que son puestos a prueba. Cristo vino como un nuevo Moisés "> i Hermanos santos, que gozan de ^ '•' una vocación sobrenatural, fíjense en Jesús, el apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra fe. 2 El es digno de confianza ante de otros, sufrir y alegrarse con ellos, es una manera de salvarlos. A veces, desearíamos escapar a nuestra condición de vida y ser más independientes: nos parece que podríamos servir mejor a Dios; sin embargo, esta dependencia en los detalles de la vida diaria es el medio que Dios quiere para que tomemos de la mano a la raza de los hombres. O Los judíos sabían que los hebreos, sus antepasados, habian recorrido el desierto bajo la dirección de Moisés en busca de la tierra que Dios les prometía. En el Éxodo encontramos el relato de esta marcha. Por medio de Moisés, Dios los invitaba constantemente a tomar el camino de la verdadera libertad. Pero ellos, en cuanto veían alejarse sus pesadillas, dejaban de anhelar la Tierra Prometida. Ahora, los creyentes han de empezar de nuevo la búsqueda de la Tierra Prometida, o sea, el Descanso que Dios ofrece. La primera vez, era Moisés, servidor de Dios, el que guiaba a su pueblo y estaba a cargo de su casa. Ahora, es el Hijo. Ellos pensaban encontrar el Descanso en un lugar material, en Palestina. Pero el verdadero Descanso es la vida íntima de Dios que alcanzamos por la fe y la entrada a la comunidad cristiana. La presente carta recordará más de una vez la advertencia a los hebreos peregrinos en el desierto: Ojalá que hoy en día oigan la voz del Señor. El camino se hace largo y el
331
hebreos 4
Núm 12.7 Dios, que le dio este cargo, lo mismo que líos que habían desobedecido. 1 9 Así vemos Moisés, que estaba a cargo de toda la casa que se les prohibió la entrada a causa de de Dios. 3 En realidad, la gloria que le su falta de fe. 2 co 3,7 corresponde a Jesús aventaja a la de Moisés, pues no hay comparación entre una A i Cuidémonos, pues, mientras se nos • ofrece entrar en el Descanso de Dios. casa y el que la construye. 4 Cada casa tiene su constructor, y hay un constructor de ¡Qué lástima si alguno de ustedes parecietodo, que es Dios. 5 Sabemos que Moisés ra quedar atrás! 2 fue encontrado leal en todo lo que se refieNosotros también recibimos una Buere a la casa de Dios, pero actuó como un na Nueva, igual que ellos. Pero el mensaje servidor, llamando la atención sobre lo que que oyeron no les sirvió de nada, porque Dios diría en el futuro. 6 Cristo, en cambio, no tuvieron fe en esas palabras, 3 y los que se presentó como el Hijo, a quien pertene- han de entrar en el Descanso somos noso1 co 3,9 c e ' a casa, y somos nosotros la gente de la tros, los que hemos creído, según ya se dijo: E'p^jj casa, con tal de que sigamos esperando «Por eso me enojé y declaré conjuramensai 95 con firmeza y entusiasmo. to: No, no entrarán en mi Descanso.» 7 Aquí se trata del Descanso de Dios, que Escuchemos lo que dice el Espíritu Santo: «Ojalá escuchen hoy día la voz del descansa después de sus obras en el prinSeñor. &Ño se hagan duros de corazón, cipio del mundo. 4 E n alguna parte la Essai 95 como pasó en el Altercado, el día de la Ten- critura dice a propósito del día séptimo: Y Dios descansó el séptimo día de todas sus " ' tación en el desierto. 9 Allí me tentaron sus padres y me pusie- obras. 5 Y en el lugar antes citado: No enron a prueba, aunque habían visto mis pro- trarán en mi Descanso. 6 Sabemos entonces que algunos entradigios durante cuarenta años. io Por eso me enojé con esa generación rán en el descanso y que los que recibiey dije: Siempre andan extraviados, no han ron primero la Buena Nueva no entraron reconocido mis caminos. 11 Yo me enojé y por causa de su desobediencia. 7 Por esta declaré con juramento: No, no entrarán en razón Dios fija nuevamente un día que llama Hoy, diciendo por boca de David, desmi descanso.» 12 Cuidado, hermanos, que no haya en- pués de tan largo tiempo, lo que se recortre ustedes alguien de mal corazón y bas- dó más arriba: Ojalá hoy escuchen la voz tante incrédulo como para apartarse de del Señor: no se hagan duros de corazón. 8 Cuando Josué hizo entrar a los israeliDios vivo. 13 Más bien, anímense mutuamente a> m e n t r a s 2 Tes 2 io cada 4' i dura ese Hoy; que tas a Palestina no fue ése el Descanso: de JOS 22,4 ninguno de ustedes se deje arrastrar por el lo contrario Dios no habría indicado postepecado y llegue a endurecerse. 1 4 Nosotros riormente otro día. 9 Es entonces claro que Ri 3,12 tendremos parte con Cristo, con tal de que algún Descanso, algún día séptimo, está reconservemos hasta el fin, en toda su firme- servado todavía al pueblo de Dios; 10 el que entre en el Descanso de Dios, descansa de za, nuestra confianza del principio. 15 Fíjense en lo que dice la Escritura: todas sus obras, como Dios descansa de Ap 14,13 «Ojalá hoy escuchen la voz del Señor y no las suyas. 1 1 Esforcémonos, pues, para entrar en se hagan duros de corazón, como pasó en ese Descanso, y nadie tenga la suerte de el Altercado.» 16 ¿Quienes son esos que, después de los desobedientes de que hablamos. 12 En haber oído, disputaron? Son todos aquellos efecto, la Palabra de Dios es viva y eficaz, B«.I? que salieron de Egipto gracias a Moisés. más penetrante que espada de doble filo. i? ¿Contra quiénes se enojó Dios durante Penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, Nlíl 1 jn 6'5¡¡ cuarenta años? Fue contra los que habían sondeando los huesos y los tuétanos para 1 co ió,5 pecado, por lo que sus cadáveres queda- probar los deseos y los pensamientos más ron en el desierto. 18 ¿A quiénes juró Dios íntimos. ] 3 Toda criatura es transparente que no entrarían en su Descanso? A aque- ante ella; todo queda desnudo y al descucreyente se cansa al venir tiempos difíciles después del entusiasmo de los primeros días. Debemos seguir, apoyados en las palabras de Cristo, esperando cosas que Dios prometió, pero que son para nosotros invisibles. El poema de la creación hablaba del Descanso de Dios
después de crear el mundo: esto significaba que toda la marcha del universo tiene que llegar a un término, que es entrar en la plenitud del misterio de Dios. Es que la pena y el trabajo del hombre en esta tierra lo llevan a su verdadero fin, que es «descansar» en la alegría de Dios.
hebreos 5
332 5
Tampoco Cristo se atribuyó el honor de Jer 17,10 bierto a los ojos de Aquel al que debemos ser Sumo Sacerdote, sino que se lo otorgó Romai4,i2 dar cuentas. Aquel que dice: Tú eres mi Hijo; hoy mis- sai 2.7 mo te he dado vida. 6 Y en otro lugar se Cristo es nuestro Sumo Sacerdote dijo: Tú eres Sacerdote para siempre, a se- sai 110,4 O 14 Tenemos nosotros un Sumo Sacer- mejanza de Melquisedec. 7 dote muy superior a los otros, que ha enCristo, en los días de su vida mortal, trado en el mismo cíelo: éste es Jesús, el ofreció su sacrificio con lágrimas y grandes Hijo de Dios. Mantengámonos, pues, firmes clamores. Dirigió ruegos y súplicas a Aquel en la fe que profesamos. 15 Nuestro Sumo que lo podía salvar de la muerte, y fue esGái 4,4 Sacerdote no se queda indiferente ante cuchado por su religiosa sumisión. 8 Aun jn 8Í46 nuestras debilidades, por haber sido some- siendo Hijo, aprendió en su pasión lo que tido a las mismas pruebas que nosotros, es obedecer; $y, llegado a su propia perpero que, a él, no lo llevaron al pecado. fección, pasó a ser el que trae la salvación RI 2,8 16 Por lo tanto, acerquémonos con confian- eterna a todos aquellos que le obedecen. Jn17-19 10,19 za al Dios de bondad; él tendrá piedad de íOEn efecto, Dios lo había proclamado nosotros y nos recibirá en el momento Sacerdote a semejanza de Melquisedec. oportuno. C i Todo Sumo Sacerdote es tomado Ustedes deberían e.3 *" de entre los hombres y es estableci- ser como maestros do para ser su representante ante Dios. Le corresponde presentar a Dios ofrendas y + 11A este propósito tendríamos muchas víctimas por el pecado 2 y es capaz de com- cosas que decir, pero nos cuesta exponerprender a los ignorantes y extraviados por- las porque se han vuelto lentos para comque él también tiene sus debilidades. 3 Por prender. 12 ustedes deberían ser maestros después de tanto tiempo. Pero, todo lo con- 1 co 3,1 Lev 9,7 eso necesita ofrecer sacrificios por sus propios pecados igual como por los del pue- trario, necesitan que se les vuelvan a enseblo. 4 Además, ninguno se apropia esta dig- ñar los primeros elementos de las enseñanEX 28,i nidad, sino que debe ser llamado por Dios, zas de Dios. Ustedes necesitan leche y no 1 P 2,2 alimento sólido. 13 El que necesita leche es tal como lo fue Aarón. O Para los judíos, el Sumo Sacerdote, a pesar de sus defectos personales, era el personaje sagrado que amparaba al pueblo del castigo merecido por sus pecados. El pueblo no necesitaba solamente jefes que lo gobernaran, sino también de un abogado ante Dios. Tal había sido Aarón, hermano de Moisés, el primer sacerdote de los judíos. Así habían de ser los Sumos Sacerdotes, sus sucesores. Aquí se desarrolla esta idea: el Sumo Sacerdote es el Abogado de los hombres ante Dios, ha de ser débil como ellos, y aceptado por Dios. Tal es Cristo en forma eminente. Ignorar que Jesús es hombre entre los hombres, es tan grave para la fe como olvidar que es el Hijo eterno de Dios. Es útil contemplar el papel de Cristo, Sumo Sacerdote, en el momento que la Iglesia nos recuerda que todos los fieles están asociados al papel sacerdotal de Cristo. Hemos de ser ante Dios los abogados de la humanidad; estamos consagrados a Dios para eso. Cuando celebramos la Eucaristía, presentamos a Dios, junto con la ofrenda de nuestra propia vida, todo el trabajo y la vida del mundo. En la Eucaristía damos gracias a Dios en nombre de todos. Hemos de ser en la vida diaria los instrumentos de la gracia de Dios, siendo los que propagan la verdad, fomentan el amor y establecen relaciones pacíficas. Ofreció su sacrificio con grandes clamores (7). Estas palabras se usan en la Biblia para expresar la oración insistente de los hijos de Dios oprimidos: gritan a Dios tan fuerte que él los escucha. Así, Cristo, en vísperas de su muerte, se identificó con la humanidad que sufre y no quiere morir. + Ustedes deberían ser como maestros. Hay diferentes edades en el crecimiento de la fe. No se puede empezar otra vez a dar los primeros pasos. Permanecer años en la Iglesia, sin lograr una fe más ilustrada y una experiencia más rica, es envejecer y hacerse incapaz de progresar.
La carta nos dice brevemente cuáles eran los puntos básicos de la enseñanza cristiana (6,1-3). Doctrina sobre ios bautismos, es decir, aclaración sobre los varios caminos que se presentaban a los hombres de buena voluntad en busca de una religión. Ciertos grupos judíos usaban un bautismo semanal; había un bautismo de Juan y, además, el bautismo cristiano. Ahí se enseñaba el valor propio del bautismo cristiano. La imposición de las manos es el nombre antiguo de la confirmación: el sacramento que comunica los dones del Espíritu Santo. En estos puntos básicos se destaca lo serio de la vida humana: no hay sino dos caminos opuestos y que llegan al juicio. Si uno no se decide por el que lleva a Cristo, pierde su vida. Los que fueron iluminados (v. 4). En la primera Iglesia, el bautismo se llamaba, a menudo, la Iluminación. Mo solamente porque uno había sido instruido en la fe verdadera, sino porque, muy a menudo, el Señor hace experimentar su presencia en forma muy sensible al que entra a la Iglesia después de una verdadera conversión. Es la misma experiencia de Dios que hacen, a menudo, los que participan en ejercicios espirituales con una dedicación muy sincera. Esta experiencia se recuerda más ampliamente en 12,18-24. Los que gustaron los dones sobrenaturales (v. 5). Recordemos que hasta cuatro siglos atrás todos los hombres creían que la tierra era el centro del universo. Para ellos, el cíelo estaba encima de !a tierra, como una bóveda, y más allá de esta bóveda estaban los altos cielos, llamados también el mundo sobrecelestial. Y consideraban que allí solamente estaba Dios con los que comparten su gloria. Por eso, las cosas sobrecelestiales eran también cosas sobrenaturales, como decimos ahora; o sea, divinas. Por eso,
333
hebreos 7
el que todavía no ha probado el camino de la santidad: no es más que niño pequeño. 14 A los adultos, en cambio, se les da el alimento sólido, pues ellos han adquirido la Vínfio sensibilidad interior y saben distinguir lo bueno y lo malo.
to como para olvidar lo que ustedes han hecho y cómo han ayudado y todavía ayudan a los santos por amor a su Nombre. 11 Solamente deseamos que todos demuestren hasta el fin el mismo interés por alcanzar lo que han esperado. 12 No queremos que se C i Dejemos, pues, la enseñanza prepa- vuelvan flojos, sino que imiten a aquellos " ratoria sobre Cristo y pasemos a la que, por su fe y su constancia, consiguieenseñanza superior sin reafirmar las bases, ron13 lo prometido. Tomen el ejemplo de Abraham. Dios es decir: el arrepentimiento de las acciones malas anteriores, la fe en Dios, 2 la doctrina le hizo una promesa que confirmó con jureferente a los bautismos y la imposición ramento y, como no había nadie más granjuró invocando su propio de las manos, la resurrección de los muer- de que Dios, 14 Cierto que te colmaré de ben- <¡én 22,17 tos y el juicio definitivo. 3 Es lo que vamos hombre: diciones y te multiplicaré muchísimo. 15 Y, a hacer, si Dios quiere. 4 En realidad, es imposible renovar otra con perseverar, Abraham vio realizarse las Rom de Dios. «o vez por la penitencia a los que fueron ilu- promesas 16 Los hombres juran por uno mayor que minados una primera vez, que gustaron los el juramendones sobrenaturales y recibieron el Espí- ellos y, cuando algo es dudoso, 17 ritu Santo, 5 que saborearon la belleza de la to pone fin a la discusión. Por eso Dios Palabra de Dios y los prodigios del mundo también se comprometió con juramento; io,26 futuro. 6 Si a pesar de todo esto dejaron de quiso demostrar a los que habían de hereque nunca cambiaría su 1 Jn site creer y cayeron, es imposible moverlos por dar sus promesas 18 segunda vez a hacer penitencia, cuando decisión. Tenemos, pues, promesa y juvuelven a crucificar por su cuenta al Hijo de ramento; dos cosas irrevocables, en las que Dios y hacen burla públicamente de él. Dios no puede mentir y que nos dan plena Njm 23,19 7 Cuando una tierra chupa las lluvias abun- seguridad cuando dejamos todo para dantes y produce pasto provechoso para aferramos a nuestra esperanza. i^Esta es 10,20 quienes la cultivan, recibe la bendición de como un ancla espiritual, segura y firme, m¿% del TemDios. 8 Pero la que produce zarzas y espi- que se fija más allá de la cortina 20 nas es tierra mala y bien próxima a ser mal- plo, en el santuario mismo. Allí entró Jedecida. Terminarán por prenderle fuego. sús para abrirnos el camino, Jesús hecho Sumo Sacerdote para siempre a semejanza de Melquisedec. Sigamos Armes en nuestra esperanza Melquisedec, figura de Cristo 9 Ustedes, amadísimos, se encuentran en una situación mejor y más favorable para "7 1 La Escritura dice que Melquisedec, ser salvados; lo creemos aun cuando ha- • ' rey de Salem, sacerdote del Dios Al10 blamos de este modo. Dios no es injustísimo, salió al encuentro de Abraham Gen 14,17 en esta carta, pusimos sobrenatural en los lugares en que el autor escribe: sobrecelestial (3,1; 8,5; 9,23; 11,16), porque él se refiere a cosas divinas que ya experimentamos en la tierra. ün ancla que se fijó más allá de la cortina (v. 19). En el Templo de Jerusalén sólo el Sumo Sacerdote entraba en el Lugar Santísimo, separado de la habitación anterior por una cortina. Es la imagen del cielo, el verdadero Lugar Santísimo, donde sólo Jesús penetró. Nosotros quedamos atrás, pero ya nuestra esperanza está en eí cielo; no es una ilusión humana, sino un anhelo que nos viene de Dios mismo, que no nos puede engañar; llegaremos seguramente hasta donde pusimos nuestra esperanza. • Sigue lo ya empezado referente a Melquisedec, figura de Cristo (ver Gen. 14,18 y salmo 110,4). No olvidemos que la carta se dirige especialmente a sacerdotes judíos descendientes de Aarón, que eran sacerdotes de padres a hijos. Entonces, se trata de demostrarles que este culto judío ha de-..
jado de ser útil y que la Escritura misma había anunciado este cambio. Podemos admirar la manera como se profundiza este suceso de Melquisedec, que ocupa tan poco lugar en la Biblia, llegando a demostrar con una lógica irrebatible que Cristo debía cambiar toda la religión de Israel. En la introducción dijimos que a lo mejor la carta fue escrita por Apolo, profeta de la Iglesia primitiva. Aquí se manifiestan sus dones de profeta. En la primitiva Iglesia, el libro religioso de todos era el Antiguo Testamento. Sin embargo, este libro aparentemente no hablaba de Jesús, e incluso muchos judíos pensaban de buena fe que Cristo destruía la enseñanza de la Biblia. La obra de estos profetas cristianos fue demostrar cómo la Biblia conducía a Cristo, y rebatir con ella los argumentos de ¡os judíos; dieron a la Iglesia la comprensión cristiana del Antiguo Testamento. Cuando ahora un cristiano lee el Antiguo Testamento, ve en él su propia historia de cristiano, mientras el judío lo comprende muy diferentemente como «el li-
hebreos 8 cuando éste volvía de derrotar a los reyes. Bendijo a Abraham 2 y Abraham le dio la décima parte de todo el botín. Notemos que el nombre de Melquisedec significa «Rey de Justicia», y además, que era éste rey de Salem, o sea, rey de «La Paz». 3 No se mencionan ni su padre ni su madre: aparece sin antepasados. Tampoco se encuentra el * 7,27 principio ni el fin de su vida. Es la figura del Hijo de Dios, el sacerdote que permanece para siempre. "Miren, pues, qué grande es aquel Melquisedec. ¡El mismo Patriarca Abraham le entregó la décima parte del mejor botín! s Cuando los hijos de Leví son w 14,22 consagrados como sacerdotes, reciben mandato de cobrar el diezmo; lo cobran de manos del pueblo, es decir, de sus hermanos, nacidos como ellos de Abraham. 6 Pero aquí Melquisedec, que no tiene nada que ver con los hijos de Leví, cobra de Abraham el diezmo. Y después bendice a Abraham, el hombre de las Promesas de Dios. ^ No cabe duda que corresponde al superior bendecir al inferior, s Además, los hijos de Leví que cobran el diezmo son hombres que mueren; en cambio, se nos dice de Melquisedec: él vive. 9 Además, por decirlo así, cuando Abraham paga el diezmo, es la familia de Leví quien lo paga también i o pues de alguna manera Leví estaba en su abuelo Abraham cuando sucedió el encuentro con Melquisedec. i lAsí, pues, aunque la Ley dada al pueblo judío se funda en el sacerdocio de los levitas, no es éste el que puede llevamos a la religión perfecta. Si no, ¿qué necesidad habría de otro sacerdote, no a se' mejanza de Aarón, pero sino a semejanza de Melquisedec? 12 Es que hay un cambio en el sacerdocio y, necesariamente, la Ley también ha de cambiar. 13 Jesús, al que se refiere todo esto, pertenecía a una tribu de la que nadie sirvió jamas al altar. Mt 1,1 14 Pues es notorio que nuestro Señor salió de la triAp 5Í5 bu de Judá, de la que Moisés no habló cuando trató de los sacerdotes. 15 Todo esto se hace más claro si el sacerdote a semejanza de Melquisedec recibe su cargo, i^no por efecto de una ley humana, sino por el poder de la vida inmortal, n Pues la Escritura dice: Tú eres sacerdote para la eternidad, a semejanza de Melquisedec. is Con esto se cancela la disposición anterior, que resultó insuficiente e ineficaz: 19 pues la Ley no trajo nada definitivo. Y al mismo tiempo se nos abre una esperanza mucho mejor: la de tener acceso a Dios. 20 Y además, para Jesús no falta el juramento de Dios. 2i Cuando los demás fueron hechos sacerdobro de los judíos». Para escribir estas páginas que revelan el significado profundo del Antiguo Testamento, no bastaba ser entendido en las Escrituras, sino que se necesitaba la gracia propia del profeta.
334 tes, Dios n o s e comprometió por juramento. En cambio, J e s ú s es confirmado con un juramento. Se le dice: Juró el Señor y no se arrepentirá: tú eres sacerdote para la eternidad. 22 Por tanto, J e s ú s n o s asegura una alianza superior. 2 Co 3,6 23 Además, los otros sacerdotes fueron numerosos, pues, siendo mortales, no podían permanecer. 24 J e s ú s , en cambio, permanece para la eternidad y no s e le quitará el sacerdocio. 25 Por eso, él e s capaz d e salvar de una vez a los que, por su intermedio, se acercan a Dios. El vive para siempre, y para interceder a favor de ellos. 26 En verdad, Jesús es, bajo todos los aspectos, el Sumo Sacerdote que debíamos esperar: santo, sin ningún defecto ni pecado, que haya sido apartado de la maldad universal y elevado más alto que los cielos; 27 alguien que no tiene necesidad de ofrecer primero sacrificios por sus pecados antes de ofrecer por los pecados del pueblo, como lo hacen los Sumos Sacerdotes. El se ofreció a sí mismo en sacrificio, de una ' vez. 28Y mientras que la Ley establece como Sumos Sacerdotes a hombres pecadores y débiles, ahora, después de la Ley, viene la palabra del juramento de Dios, que establece al Hijo eternamente perfecto.
Un nuevo santuario y una nueva alianza
8
1 El punto central de nuestras explicaciones es que nosotros tenemos a un tal Sumo Sacerdote. El se fue a sentar a la derecha del Dios de Majestad en los cielos, 2 donde sirve como ministro del Templo y del verdadero Santuario, levantado no por hombres, sino por el Señor. 3 (Jn Sumo Sacerdote es establecido para presentar a Dios ofrendas y sacrificios y, por tanto, Jesús tiene que ofrecer algún sacrificio. "Si se hubiera quedado en la tierra, no sería sacerdote, puesto que no faltan quienes ofrezcan los sacrificios de acuerdo con la Ley. 5 Estos, en realidad, no celebran sino Ap 11,19 una imitación y una sombra del culto sobrenatural. & 25'40 Pues c o n o c e m o s la palabra d e Dios a Moisés para la construcción del Santuario. Le dijo: «-Fíjate que debes hacerlo todo, imitando el modelo que te mostré en el cerro.» 6 En cambio, ahora, Jesús fue designado para un culto superior, en cuanto es me-
mundo. Por más que algunos nos acusen de hacer política cuando mostramos las exigencias de la justicia y de la paz, debemos afirmar que ésta es nuestra misión. Jesús no murió para defender observancias religiosas, sino para mostrar que ellas no eran lo más importante. Su sacrificio voluntario ilumina todo lo que hagamos ahora para refrenar la violenO Todos esos sacrificios para aplacar el enojo de Dios, se debían a la idea que tenían entonces de un Dios violento cia, la injusticia y la alienación. que castiga, pero no puede sanar el corazón. Jesús fue designado para un culto superior, propio de crePero también el culto superior está en una convivencia yentes que se saben en paz con Dios, y los profetas de hoy con Dios cada día más trasparente: un amor que viene de nos muestran por qué caminos hemos de traer la paz al él y vuelve a él ordena nuestros actos.
hebreos 9
335 diador de una alianza mejor y que promete mejores beneficios. 7 En efecto, si la primera alianza no mereciera críticas, no habría que buscar otra. 8 Pero sí, es una crítica para todos ellos lo que dice la Escritura: Viejer 31,31 nen ^gs^ pa]afora ¿e¡ Señor, en que pactaré una nueva alianza con los de Israel y de Judá. 9 lio será como la alianza que yo hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos del país de Egipto. Ellos no permanecieron fieles a mi alianza, por lo que yo también los descuidé, palabra del Señor. io Pero ésta es la alianza que yo voy a pactar con la raza de Israel en los tiempos que han de venir, palabra del Señor. Pondré mis leyes en su mente y las grabaré en su corazón. Y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 1 ! Nadie tendrá ya que enseñar a su compatriota o a su hermano, diciéndole: conoce al Señor, porque todos me conocerán, desde el chico hasta el grande. 12 Yo perdonaré sus maldades y no volveré a acordarme de sus pecados. 13 Se nos habla de una alianza nueva; Co 11,25
.
.
.
,
.
,
cubierta de oro. Esta contenía el maná en & 16,34 un vaso de oro, la vara de Aarón que había Num 17,23 florecido y las Tablas de la Ley. 5 Encima del Arca están los querubines de la Gloria cubriendo con sus alas el Lugar del Perdón. Pero no cabe aquí describirlo todo con más detalles. 6 Estando todo dispuesto de esta manera, los sacerdotes entran en todo tiempo en la primera habitación para cumplir su ministerio. 7 Por el contrario, en la segunda penetra solamente el Sumo Sacerdote, una Lev 16,2 sola vez al año, y nunca sin la sangre que va a ofrecer por sus propias faltas y por las del pueblo. 8 De ese modo, el Espíritu nos enseña que el camino del Santuario no está abierto, mientras existe la primera habitación. 9 Todo eso contiene una enseñanza para el tiempo presente: las ofrendas y sacrificios que se presentan a Dios no pueden llevar a la perfección interior a quienes los ofrecen. 10 Estos alimentos, bebidas y diferentes clases de purificación por el agua no son más que ritos de hombres, que debían ser observados hasta el tiempo en que Co1 m todo sería reformado.
.
Mt 26,28 vale decir que la primera paso a ser antiAp 2i^4 cuada, y lo que es anticuado y viejo está próximo a desaparecer.
Cristo entró llevando su propia sangre 11
El Templo de Jerusalén Q i La primera alianza tenía ritos y ^ ^ prescripciones; también había un EX 25-26 Santuario, como puede existir en este mundo. 2 Allí se construyó una primera habitación para el candelabro y la mesa con los panes ofrecidos: esa parte se llama Lugar Santo. 3 En seguida, detrás de la segunda cortina, hay otra habitación llamada Lugar Santísimo, 4 para el altar de oro de los perfumes y el Arca de la Alianza, enteramente O Después de establecer que Jesús reemplaza a los sacerdotes judíos, se hace una larga comparación entre el culto que ejercían ellos y el que celebra Jesús. En la primera Alianza, o Antiguo Testamento, los judíos tenían un templo con ritos y sacrificios, que procuraban lograr a diario el perdón de los pecados. Con Jesús empieza una Hueva Alianza (o Nuevo Testamento), anunciada por Jeremías (31,31). El autor de esta carta desarrolla una comparación entre la muerte de Cristo y los sacrificios antiguos. Pero esto no quiere decir que la Pasión de Jesús fue un sacrificio como éstos, para aplacar el enojo de Dios. La diferencia es enorme entre esos sacrificios exigidos por la Ley en tiempos determinados, y la muerte de Jesús. Esta fue como su último
Pero Cristo ha llegado como el Sumo Sacerdote, con miras a los beneficios de esos nuevos tiempos. 1 2 No llevaba sangre de chivos ni de novillos, sino su propia sangre, y entró de una vez al Santuario, después de conseguir la liberación definitiva. 13 En efecto, la sangre de los chivos y de los toros y la ceniza de ternera con que se rocía a los que tienen alguna culpa, los hacen santos y puros, según criterios humanos. 1 4 Pero Cristo hizo mucho mejor cuando, movido por el Espíritu eterno, se ofre- , p ció a Dios como víctima sin mancha; su uni,7 testimonio y como la manera, para él, de sembrar entre los hombres eso mismo que no querian recibir. Sabiendo quién era el autor de la carta y a quiénes se dirigía, comprendemos que él relacione la sangre de Jesús y su muerte con la de las víctimas que se ofrecían en el Templo; pues, para ellos, estas cosas eran muy importantes. Pero también tenernos hoy el derecho de relacionar la sangre y la muerte de Cristo con la de todos los inocentes asesinados, como Jesús mismo lo dio a entender (Mt 23,35). Porque esta sangre también es sagrada (Ap 6,9). El autor nota que llevaba su propia sangre: mientras que los hombres siempre sacrifican a otros. Atravesó un santuario más noble (1 i): o sea, que no fue solamente actuación humana, sino que Dios la inspiró (14) y que, con ella, Jesús volvió a compartir la Gloria del Padre (Jn 17,5).
hebreos 10 sangre purifica nuestra conciencia de las - obras muertas, para que, en adelante, sirvamos al Dios vivo. 15 Por eso Cristo es el mediador de un nuevo Testamento o Alianza. Por su muerm 26,28 te, fueron redimidas las faltas cometidas bajo el régimen de la primera Alianza, y la promesa es entregada a todos aquellos invitados para la vida eterna, i 6 En caso de hacerse un testamento, hay que esperar y Gái 3,15 comprobar la muerte del testador. 1 7 Pues testamento subentiende muerte: y no tiene fuerza mientras vive el testador. IB f or eso se derramó sangre, al iniciarse el Antiguo Testamento. 19 Cuando Moisés hubo proclamado ante el pueblo reunido todas las ordenanzas de la Ley, tomó sangre de terneros y de chivos y la mezcló con agua, lana roja e hisopo. Roció el propio libro del Testamento y al pueblo, diciendo: 20 Esta es la sangre del Testamento que ' pactó Dios con ustedes. 2i Después, del mismo modo, roció con sangre el Santuario y todos los objetos del culto. 22 Además, según la Ley, la purificación de casi todo se ha de hacer con sangre, y sin sangre derramada no se quita el pecado. 23 Así pues, era necesario purificar las cosas que solamente figuran las realidades sobrenaturales; pero esas mismas realidades necesitan sacrificios m á s excelentes. 24 No fue hecho por manos de hombres el santuario al que entró Cristo; no era copia del santuario auténtico, sino el propio cielo, donde Cristo está ahora en presencia de Dios, en favor nuestro. 25 El no tuvo que sacrificarse varias veces; no hizo como el S u m o Sacerdote, que entra todos los años al santuario, llevando una sangre que no es la suya. 26 El, en ese caso, habría tenido que padecer muchísimas veces, desde la creación del mundo. Pero no; esperó que fuera j n / » el fin de los tiempos y se manifestó ahora, de una vez, para borrar el pecado con su sacrificio. 27 Y puesto que los hombres mueO Si, de una vez, los asistentes hubieran quedado puros (10,2). El autor afirma que, si se multiplican los sacrificios para el perdón, esto demuestra que no son eficaces para liberar del pecado. Entonces, cabe preguntar: ya que nosotros necesitamos tantas veces el perdón de nuestros pecados, por ejemplo, en la confesión, ¿no será la prueba de que el sacrificio de Cristo no nos libera totalmente? Se puede contestar de varias maneras: Por una parte, aunque recibamos muy a menudo el sacramento de la penitencia, nos beneficiamos siempre del mismo sacrificio de Cristo.
336
337
ren una sola vez, y después viene para ellos el juicio, 28 de la misma manera Cristo se sacrificó una sola vez para borrar los peca- ' T™¿j dos de una muchedumbre. En su segunda venida ya no cargará con el pecado, sino que se manifestará para dar la salvación a I T « V •
I
J
Ri 3,;
quienes lo aguardan. El Antiguo Testamento contiene las figuras del nuevo 1 A i A la religión de la Ley se le en^ •**' tregó una sombra de los bienes Co|217 por venir, pero no tiene las cosas reales con su forma propia. Por eso, continuamente, año a año, se ofrecen los mismos sacrificios, sin que nunca los asistentes lleguen a la perfección. 2 De otro modo, ¿no habrían dejado de ofrecer sus sacrificios? Si los asistentes hubieran quedado puros de una vez, no se sentirían ya culpables de ningún pecado. 3 Pero no, cada año, al ofrecerlos, recuerdan sus pecados; 4 es que la sangre de los toros y de los chivos no tiene valor para quitar los pecados. 5 Por eso, al entrar Cristo al mundo dice: «Tú no quisiste sacrificio ni ofrenda, sino
que me formaste un cuerpo. ^40'6 6 fio te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado. 1 Entonces dije: Mira, aquí vengo; de mí se dijo lo que está en el libro; cumpliré, oh Dios, tu voluntad.» 8 Comienza por decir: «Sacrificios, ofrendas, holocaustos, sacrificios por el pecado, no los quisiste ni te agradaron»; y sin embargo, es lo que pedía la Ley. 9 Después sigue: Aquí estoy para cumplir tu voluntad; con esto, anula el antiguo Testamento y establece el segundo. i° Ahora, conforme a esta voluntad de Dios, somos santificados de una vez, por el sacrificio que Cristo J e sús hace de sí mismo. u Los sacerdotes permanecen a diario, de pie, para cumplir su oficio, y ofrecen repetidas veces los mismos sacrificios que
Pero, por encima de todo, hay que recalcar que el cristiano es liberado del pecado, o sea, deja de ser esclavo del pecado. Juan dice (1 Jn 3,6) que quien permanece en Cristo no peca ni puede pecar, refiriéndose al pecado que conduce a la muerte (1 Jn 5,17), porque también hay pecados que cometemos y que no nos llevan a la muerte. Solamente las faltas que producen una ruptura total con Cristo, al negar uno de los grandes compromisos de nuestra vida, nos pueden volver a la antigua situación. Los que acuden a menudo al sacramento de la penitencia se equivocarían si pensaran que pierden la amistad de Dios de una confesión a la otra; estamos y permanecemos en gracia.
hebreos 11
nunca tienen el poder de quitar los peca- tremenda del juicio y del castigo de fuego is 26,11 dos. 12 Cristo, por el contrario, ofreció por que devora a los rebeldes. 2 8 Para el que los pecados un único y definitivo sacrificio desprecie la Ley de Moisés, no hay miseriy se fue a sentar a la derecha de Dios, cordia; es condenado a muerte 29por el tes- m 17.6 ¿Qué les 13 donde está esperando que «sus enemi- timonio de dos o tres personas. gos le sean colocados como tarima de sus parece entonces del que pisoteó al Hijo de pies.» 14 Así, pues, con su única ofrenda, Dios? ¿Qué castigo merecerá por haber llevó a la perfección para siempre a los que profanado la sangre de la alianza que lo , JJJ ™™ insultado al Espíritu del hizo santos. 1 5 Eso lo aprendemos también santificó, y haber 30 del Espíritu Santo. Pues luego de haber amor de Dios? Conocemos nosotros al que dijo: A mí me corresponde la vengan- m 32,35 declarado: jer 31 16 Esta es la alianza que pactaré con ellos za; yo soy el que retribuye. Y también: El Seen los tiempos que han de venir, el Señor ñor juzgará a su pueblo. 3i ¡Qué cosa m á s dice: «Pondré mis leyes en su corazón y las espantosa es caer en las manos del Dios Mt1028 grabaré en su mente. i 7 /Vo me acordaré vivo! 32 Recuerden esos primeros tiempos en más de sus errores ni de sus pecados.» 18 Pues bien, cuando los pecados son que ustedes acababan de ser iluminados. perdonados, ya no se presentan ofrendas Tuvieron que soportar grandes sufrimientos que les vinieron a asaltar. 33 Fueron púpor el pecado. blicamente expuestos a humillaciones y pruebas, y tuvieron que participar del sufriS i g a m o s firmes e n la fe miento de otros que fueron tratados de + 19 Así, pues, hermanos, con toda segu- igual manera. 34 En verdad ustedes se hiridad podemos entrar al Santuario, llevados cieron solidarios de los que iban a la cárpor la sangre de Jesús. 20 El inauguró para cel; a ustedes les quitaron sus bienes y lo nosotros ese camino nuevo y vivo que atra- aceptaron gozosos, sabiendo que estaban viesa la cortina, es decir, su carne. 21 Tene- adquiriendo una riqueza mejor y más duramos un Sacerdote Supremo a cargo de la dera. 35 Por eso, no pierdan ahora su resoque tendrá una recompensa gran& 36 25 c a s a ^e Dios. 22 Acerquémonos, pues, con lución, corazón sincero, con plena fe, limpios inte- de. 36 Es necesario que sean constantes en Ef 5,26 riormente de todo lo que mancha la con- hacer la voluntad de Dios, para que alcanciencia, y con el cuerpo lavado con agua cen lo que él les tiene prometido: pura. 23 Sigamos profesando nuestra espe37 (Jn poco, un poquito más, y el que viem23 ranza sin que nada nos pueda conmover, ne llegará: no tardará. 38 ya que es digno de confianza Aquel que se El justo mío si cree vivirá: Que si descomprometió. 2 4 Q u e cada uno descubra confía, ya no lo miraré con amor. en el ejemplo de los demás nuevos moti39 No vamos a ser nosotros de esos que vos de amar y de hacer el bien. 25 Mo aban- se retiran y se pierden, sino que somos donen sus asambleas como algunos acos- hombres que creen y que se salvarán. ' P1 ' 9 tumbran hacerlo, sino que m á s bien anímense unos a otros, tanto más cuanto ven Recordemos que se acerca el día. a los héroes de la fe 26 Si pecamos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la ver1 1 1 La fe es la manera de tener lo dad, no puede haber ya sacrificio por el pe- ••*••*• que esperamos, el medio para co- Rom 8,24 cado; 27 solamente queda la perspectiva nocer lo que no vemos. 2 Y nuestros ante+ Con toda segundad podemos entrar..., acerquémonos. Para reanimar a los que dudan, hay que despertar la confianza en Dios Padre. fío abandonen sus asambleas (25). Abandonar la celebración del domingo, o la reunión de la comunidad a la que pertenecemos es un descuido grave. La comunidad cristiana, que no es cosa de ángeles, se deshace cuando los integrantes solamente se asoman de vez en cuando. Y nosotros, que no somos ángeles, difícilmente permanecemos unidos a Cristo si no participamos en una comunidad. Al perder contacto con nuestros hermanos en la fe, estamos
en peligro de perder el sentido de nuestra misión. Ninguna solidaridad con los compañeros de barrio o de trabajo nos recordará que somos, en medio de ellos, los testigos de algo que ellos no conocen. ün poco, un poquito más (37). Son versos de Habacuc 2,3 referentes al Juicio de Dios que se acerca. Quizá el autor de la carta quería aludir a la crisis que, muy pronto, iba a destruir la nación judía. • La fe es la manera de tener lo que esperamos. Es el medio para conocer lo que no vemos. Los ejemplos que se escogen en la presente página, y las lecciones que se sacan
hebreos II pasados son recordados por cuanto tuvieron fe. 3 Por la fe comprendemos que cada etapa de la creación se originó en una palabra de Dios y entendemos que el mundo visible no tiene su origen en lo que se palpa. 4 Por la fe de Abel, su sacrificio fue meGén 4,4 jor que el de su hermano Caín. Por eso la Escritura lo declaró justo, y Dios afirmó que aceptaba sus presentes; y aunque haya muerto, por su fe sigue clamando. s Por la fe, Henoc fue trasladado al cielo ., „ „, en vez de morir, y los hombres no volvieron a verlo, porque Dios se lo había llevado. En efecto, antes de haber sido arrebatado al cielo se dice que había agradado a Dios. 6 Pero sin la fe es imposible agradarle, pues uno no se acerca a Dios sin antes creer que existe y que recompensa a los que lo buscan. 7 Por la fe, Noé recibió de Dios el anunGéne c ¡ 0 j e acontecimientos que todavía no se podían comprobar. Supo escuchar y construyó el arca que iba a salvar a su familia. La fe de Noé condenaba a sus contempoRom3 22 ráneos, y por ella alcanzó la santidad que procede de la fe. 8 Por la fe, Abraham, llamado por Dios, Gen 12 obedeció la orden de salir para un país que se le daría como herencia, y partió sin saber a dónde iba. 9 Por la fe, vivió como forastero en esa tierra prometida. Allí vivió G*26 bajo tiendas de campaña, lo mismo que Isaac y Jacob, a los que beneficiaba la misma promesa. io Y permaneció esperando la ciudad de sólidos cimientos de la que Dios es el arquitecto y el constructor. 1 1 Por la fe, también Sara recibió la caGén 17.19 pacidad de ser madre, a pesar de su avanzada edad; ella creyó que Dios es digno de confianza cuando hace alguna promesa. 12 Por eso, del solo Abraham, ya casi impotente, nacieron descendientes tan numeroGén 15,5 sos como las estrellas del cielo, innumerables como los granos de arena de las orillas del mar. de cada uno, se dirigen en forma especia! a los creyentes perseguidos que tuvieron que dejar una vida tranquila para ser fieles a Cristo. Perseveró como si viera lo invisible (27). La fe nos mueve a actuar en el presente, pero con miras a lo que todavía no se ve. De quienes se habla son líderes, valientes, hombres de carácter. Al buscar la liberación o la promoción de su grupo, o las condiciones de vida más humanas, que permitan al hombre vivir con dignidad, están buscando la patria mejor, que nunca se ve realizada en la vida presente. Lo mismo se puede decir de muchos hombres de hoy.
338
339
13
La muerte los encontró a todos firmes en la fe. No habían conseguido lo prometido, pero de lejos lo habían visto y contem• J
'.
,
3
Gen 47,9
piado con gusto, reconociendo que eran extraños y viajeros en la tierra. , 4 Los que así hablan, hacen ver claramente que van en busca de una patria; 15 pues, si hubieran añorado la tierra de la que habían salido, tenían la oportunidad de volver a ella. i 6 Pero no, aspiraban a una patria mejor, es decir sobrenatural. Por eso Dios no se avergüenza de ellos ni de llamarse su Dios; pues a ellos les preparó una ciudad. 17 Por la fe, Abraham fue a sacrificar a Isaac cuando Dios quiso probarlo. Precisa- s,s° 2,2° mente el que había recibido la promesa, ofreció a su hijo único 1 8 a pesar de que Dios le había dicho: Por Isaac tendrás des-Gé"22,1 cendientes que lleven tu nombre. ^Abraham pensaba; Dios es capaz hasta de resucitar a los muertos; por eso recobró a su hijo, lo que tiene valor de ejemplo. 20 Por la fe también, Isaac dio a Jacob y a Esaú las bendiciones que decidían el porvenir. 21 Por fe, Jacob, moribundo, bendijo a cada uno de los hijos de José y se inclinó apoyándose en su bastón. 22 p o r \a fe> José, próximo a su fin, recordó que los hijos de Gen 48,15 Israel saldrían de Egipto y dio órdenes referentes a sus propios restos. 23 Por la fe, los padres del recién nacido Moisés lo escondieron durante tres meses, E*2¿| porque vieron que el niño era muy hermoso y no temieron el decreto del rey. 24 Por la fe, Moisés ya grande, se negó a ser llamado hijo de una hija del faraón. 25 Prefirió compartir los malos tratamientos con el pueblo de Dios, antes que "Conocer el goce pasajero del pecado; 26 pues estimaba la humillación de Cristo más preciosa que las riquezas de Egipto y tenía puestos los ojos en lo que Dios devolvería.27 Por la fe, abandonó Egipto sin temor al enojo del rey porque se fijaba en otro enojo, invisible éste. 28 Por la fe, celebró la Pascua, tiñendo las puertas con sangre para que el Extermina- EX 12 que, tal vez, no son creyentes o no participan en la Iglesia, pero están realmente en el camino de la ciudad de Dios cuando se sacrifican para preparar el porvenir del mundo como si vieran lo invisible: ellos son los hebreos del mundo moderno, y Dios no se avergüenza de ser conocido como su Dios (16). Estos héroes de la fe trabajan todos con el mismo fin. Cada uno muere sin ver lo que Dios prometió y, muchas veces, con un fracaso aparente; pero sus sucesores, al mirar hacia atrás, comprueban que los hombres de fe construyeron la verdadera historia.
dor no diera muerte a sus hijos primogénitos. 29 Por la fe, atravesaron el mar Rojo, como si fuera tierra seca, mientras que los egipcios trataron de pasarlo y se ahogaron. 30 Por la fe, cayeron los muros de Jericó, JOS 6,20 c u a n c | 0 dieron la vuelta durante siete días. 3i Por su fe, la prostituta Rahab escapó a la stgo IM muerte de los incrédulos, cuando dio buena acogida a los espías. 32 ¿ Q u é m á s diré? Me faltaría t i e m p o jue 6,11 para hablar d e G e d e ó n , Barac, S a n s ó n , Jef1 s i24ii té, David, lo m i s m o q u e de S a m u e l y de los profetas. 33 Ellos, gracias a la fe, sometieron países, establecieron la justicia, vieron realizarse p r o m e s a s d e Dios, cerraron los hocicos a los leones. 34 Apagaron la violencia del fuego, e s c a p a r o n del filo d e la e s p a d a , san a r o n de s u s e n f e r m e d a d e s , s e m o s t r a r o n valientes en la guerra, rechazaron a los invasores extranjeros. 35 Mujeres recobraron s u s m u e r t o s resu-
hebreos 12 Dejemos, pues, toda carga inútil y, en especial, las amarras del pecado, para correr con perseverancia en la prueba que nos espera. 2 Levantemos la mirada hacia Jesús, el que motiva nuestra fe y la ileva a la perfección. El se fijó en la felicidad que le estaba reservada, y por ella no hizo caso de la ver- F "^ güenza de la cruz, sino que fue a padecer en ella, y en adelante «está sentado a la derecha del trono de Dios». 3 Piensen en Jesús que sufrió tantas contradicciones de Lc ' parte de la gente mala, y no se cansarán ni se desalentarán. 4 Ustedes están enfrentados al mal, pero todavía no han tenido que resistir hasta la sangre.
5 No se olviden de esta palabra de consuelo que la sabiduría les dirige como a sus hijos: Hijo, no menosprecies la corrección pro 3,11 del Señor; no te desanimes cuando te reprenda. 6A quien ama el Señor lo corrige y castiga a todo aquel que recibe por hijo. 1 R 17,23 citados. Pero también hubo quienes, en vis7 Lo que están pasando es una correc2 Ma e 18 ta de una mejor resurrección, se negaron a ción. Dios los trata como a hijos, ¿y a qué hacer lo que les habría salvado la vida: me 8 refiero a los torturados. 36 Otros sufrieron la hijo no lo corrige su padre? Si ustedes no jer 20,37 p r u e r j a j e j a s c a denas y de la cárcel. conocieran la corrección, que ha sido la 37 Fueron apedreados, torturados, aserru- suerte de todos, deberían considerarse bastardos y no como hijos. chados, murieron a espada, fueron erran- como 9 Además, cuando nuestros padres setes de una a otra parte, sin otro vestido que pieles de cordero y de cabras, faltos de gún la carne nos corregían, los respetábamos. Mucho mejor nos sometamos al Patodo, oprimidos, maltratados. 10 38 Esos hombres, de los cuales no era dre de los espíritus para tener vida. Nuesdigno el mundo, tenían que vagar por los tros padres nos corregían a su gusto y para desiertos y las montañas, y refugiarse en una vida que dura poco. En cambio, Dios nos corrige por nuestro bien y para hacercuevas y cavernas. 39 Todos éstos fueron alabados por su fe, nos santos como él es Santo.' 1 Las correcpero no por eso consiguieron el objeto de ciones nunca nos alegran en el momento; la promesa. 4 0 Es que Dios preparaba algo mas bien duelen. Pero con el tiempo traen mejor todavía y no quería que llegaran al su fruto de paz y dan santidad a los que con ellas fueron probados. término antes que nosotros. 12 Por eso, que cobren vigor los brazos que desfallecen y se hagan firmes las rodi- ls 35 3 Acepten la corrección del Señor Has debilitadas: 13 enderecen los caminos 1 p ' Innumerables son estos testigos, por donde han de pasar, para que el cojo Pro826 v ^ ' y como una nube nos envuelven. no se pierda sino que mejore.
O Tres argumentos para permanecer firmes en la prueba: — Pensar en la «comunión de los santos», es decir, en los lazos misteriosos que unen entre sí a todos los creyentes. — Levantar la mirada hacia Jesús. Nada reemplazará la imagen de Cristo al lado del enfermo que sufre. — Pensar que la prueba es una corrección que viene del Padre. Después de una presentación tan larga de Cristo, sacerdote y víctima, una conclusión se impone a los que partid-
pamos de Cristo: queremos ver a Dios, y. para encontrarlo hay que morir, sacrificando sin tristeza esta vida. Que los perseguidos no olviden lo que probaron al convertirse a Cristo. El Padre de los espíritus (v. 9). En Núm 16,22, Moisés ruega al Dios de los espíritus de todos los mortales, como una manera de decir que él, por conocer lo íntimo de todos, sabe su miseria y no puede castigarlos con demasiada severidad.
hebreos 13 Progresen en la santidad 14
O Procuren estar e n paz c o n t o d o s y progresen e n la santidad, p u e s sin ella n a die verá al Señor. 15 Cuídense; podría ser que alguno, después de perder la gracia de Dios envenene « a . " a todos, como la planta venenosa que produce brotes y hace daño. 16 No haya ningún disipado o impío como Esaú, que desMu 25,33 p r e c ¡ 0 ] a s c o s a s santas y por un guiso entregó sus derechos sagrados de hijo mayor. 17 Ustedes saben que después, cuando quiso conseguir la bendición, fue rechazado y no pudo cambiar la decisión, aunque lo pidió con lágrimas. 18 No es de la tierra el Cerro al que se EX i9.ie acercaron ustedes. Ahí no hay fuego ardiente, oscuridad, tinieblas y tempestad, 19 ruido de trompetas y una voz tan fuerte que los hijos de Israel suplicaron que no les hablara más. 2 0 Pero esto fue para q u e respeE» 19,12 taran la prohibición d e acercarse: «Cualquiera que toque el cerro, aunque sea un animal, morirá apedreado.» 21 Lo que se veía era tan terrible que Moisés dijo: «Estoy
340 tierra los que despreciaron al profeta, más seguramente nos alcanzará el castigo, si nos desententemos del que habla desde los cielos. 26 En aquel tiempo su voz sacudió la tierra. Pero ahora él dirige este anuncio: «En esta última vez, haré temblar no sólo A 26 la tierra sino también el cielo.» ° ' 27 Las palabras en esta última vez indican que las cosas que tiemblan serán cambiadas, ya que son cosas creadas, y sólo permanecerán las que no se conmueven. 2 8 El Reino que recibimos no se puede conmo- °"718 ver; seamos, pues, agradecidos y celebremos el culto que agrada a Dios con todo cariño y respeto. 29 En efecto, nuestro Dios Dt 424 923 es un fuego devastador. Diversos consejos
1 *3 i Que se mantenga entre ustedes •* ** el a m o r fraterno. 2 fSo dejen de practicar la hospitalidad; ustedes saben que, al hacerlo, algunos sin saberlo dieron Gen ie,¡ alojamiento a ángeles. 3 Acuérdense de los presos como si ustedes estuvieran con ellos en la cárcel, lo mismo con los que sufren; Dt 9 19 pues ustedes también viven en un cuerpo. a s u s t a d o y tiemblo.» 4 Que todos respeten el matrimonio en H5i¡ 22 ustedes se han acercado al Cerro Sión todos sus aspectos y mantengan la fideli- \%f-¡\ G 2 AS 2Í2 y a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén ce- dad de las relaciones entre esposos. Dios lestial con sus innumerables ángeles. 23 Us- castigará a los que tienen relaciones sexuatedes han llegado a la fiesta solemne, la les prohibidas y a los que cometen adulSa, 82 2 asamblea de los primeros nacidos de Dios terio. cuyos nombres están inscritos en el cielo. 5 No estén apegados al dinero; más bien Allí está el juez de todos, Dios, al que ro- confórmense con lo que tienen en el pre- 1 Tm i 6.i dean los espíritus de los justos que ya al- senté; Dios es el que les dice: «Nunca te de- ,.,. n 24 canzaron el término. Allí está Jesús, el ¡are ni te abandonare», 6 y nosotros hemos Mediador de una nueva Alianza, llevando la de responder confiados: «El Señor es mi sangre que purifica y que clama a Dios con socorro, no temeré. ¿Qué pueden contra mí .,,,., más fuerza que la sangre de Abel. ' \. r sal 118,< 25 Cuídense de rechazar a Dios cuando los hombres?» 7 habla. En efecto, si no se salvaron en esta Acuérdense de sus pastores que les enO Ustedes se acercaron al cerro Sión (22). Este cerro, en el que está edificada Jerusalén, era para los judíos la figura de la ciudad celestial. Este párrafo dice con imágenes imponentes todo lo que descubre el hombre adulto que se convierte a Cristo y entra en la Iglesia. Con el bautismo entra en la familia de Dios, de los santos y de los ángeles. Tiene acceso al centro misterioso donde se decide el destino del mundo, y encuentra a Jesús mismo. En la conversión, uno puede tener la experiencia de esto y casi tocar estas verdades, pero no debe olvidarlo cuando después vengan el cansancio y las pruebas. + La fe es grande, pero se vive en las cosas pequeñas de la vida diaria. Para esos perseguidos a los que se dirige la carta no hay hazañas nuevas que emprender. Manifestarán su fe con una vida recta y generosa. También habrán de aceptar alegremente su situación marginada, compartiendo fas humif/ac/ones de Cristo.
+
hebreos 13
341 s e ñ a r o n la palabra d e Dios; miren c ó m o terminaron su vida e imiten su fe. 8 Pero Cristo Jesús permanece el mismo hoy como ayer, y por la eternidad. 9 No se dejen engañar por las diversas Et 4.14 doctrinas que llegan de afuera. Pues, para °0'2'17 fortalecer la vida interior, más vale estar en la gracia de Dios que usar alimentos de los que nadie nunca sacó provecho. io Nosotros tenemos una mesa sagrada en la cual no pueden sentarse los que todavía sirven en el Templo. 1 1 Y fíjense: después que el Sumo Sacerdote ha ofrecido la sangre en el Santuario, por los pecados del pueblo, los cuerpos de los animales sacrificados son quemados fuera del recinto sagrado. ] 2 Por esta razón, J 1 2 He 7; 8 también J e s ú s , c u a n d o purificó al pueblo Mt 21,39 c o n s u propia sangre, sufrió su Pasión fuera de Jerusalén. i3Por tanto, salgamos también del recinto sagrado para ir a él, car14 1 Co 7,29 gando con sus humillaciones. Pues nofil 3,21 sotros no tenemos aquí nuestra patria definitiva, sino que buscamos la venidera. 15 Ofrezcamos, pues, por Jesús, en todo Sal 50,14 tiempo, u n sacrificio de alabanza a Dios, y Rom 10,9 démosle el fruto de los labios celebrando su Nombre. 16 Muéstrense generosos y sepan compartir con los demás, pues ésos FU 4,18 son los sacrificios que agradan a Dios. 17 Estén sometidos a sus pastores y obe-
dézcanlos, sabiendo que cuidan del alma de todos ustedes y tendrán que rendir cuentas. Que ojalá encuentren ellos razones de alegrarse más bien que de quejarse. Eso sería perjudicial para ustedes. 18 Rueguen por nosotros, pues creemos que nuestras intenciones son limpias y solamente deseamos actuar bien en todo. 19 Ahora les ruego c o n insistencia q u e pidan a Dios para q u e c u a n t o antes yo p u e da volver a ustedes. 20
Que Dios les dé la paz, el que resucitó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor, Pastor supremo de las ovejas, el que lleva la sangre de la Alianza eterna. 21 El los hará capaces de toda obra buena, para que así cumplan su voluntad, pues él obra en nosotros lo que le agrada, por Cristo Jesús, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. ¡Amén! 22 Hermanos, les ruego que soporten estas palabras de exhortación, teniendo en cuenta que debí escribir brevemente. 2 3 Sepan que nuestro hermano Timoteo fue puesto en libertad. Si viene pronto, me acompañará cuando los vaya a ver. 2 4 Saluden a todos los dirigentes y a todos los santos. Los de Italia los saludan. 2 s La gracia sea con todos ustedes.
Jesús sufrió su Pasión fuera de Jerusalén (v. 12). (El texto dice: fuera de las Puertas.) La Biblia pedía que las víctimas sacrificadas para el perdón de los pecados fueran quemadas fuera del recinto sagrado del Templo: era una manera de dar a entender que el pecado del pueblo se había trasladado a esas víctimas, y las echaban fuera para alejar del pueblo todo mal y pecado. Este rito anunciaba de alguna manera lo que pasó con Jesús, que murió fuera de la ciudad Santa de Jerusalén, siendo él la verdadera víctima por el pecado. Pero se puede sacar de ahí otra lección: el creyente debe salir del recinto sagrado, o sea, de la vida cómoda y considerada, para buscar el Reino de Justicia de! que se hace poco caso. El creyente es un opositor del mundo actual, -no es de este mundo», y se niega a gozar de él como si fuera la patria definitiva.
I Tes 5,12 1 C06.I6 Fil 2.29
INTRODUCCIÓN ¿Quién es este Santiago, «hermano del Señor»? Apenas se nombra en el Evangelio (Me 6,3) y, sin embargo, algunos años después de Pentecostés, aparece como el jefe, digamos el obispo de la comunidad de Jerusalén. Y cuando se propagó el Evangelio, parece que fue reconocido como el responsable
Jn 10.11 1 P 2,22
santiago 1
343
342
19
de todas las comunidades cristianas con mayoría de judíos, que se formaron en Palestina, Siria y Cilicia (ver Hechos 15,13-29). Entre los apóstoles, era el más apegado a las tradiciones judías (el extremo opuesto de Pablo). Hablando a sus feligreses de Jerusalén, les enseñaba cosas sencillas y prácticas, inspiradas en la sabiduría del Antiguo Testamento. Se escucha el eco de su predicación dominical en la carta dirigida a los cristianos de origen judío que vivían en su inmensa diócesis. Son llamados «las doce tribus dispersas», nombre que se daba a los judíos establecidos fuera de su patria. La carta fue escrita probablemente entre los años 50 y 60 después de Cristo. Como la carta no tiene mucha enseñanza doctrinal, ha habido gente que la ha despreciado. Pero, en realidad, contiene una enseñanza moral muy valiosa y muy actual, sobre todo en lo que toca a la justicia.
•J i Santiago, servidor de Dios y de Crisa" to Jesús el Señor, saluda a las doce 1P1 1 ' tribus dispersas entre las naciones.
He 1
Paciencia en las pruebas O 2 Hermanos, estimen como la mayor felicidad el tener que soportar diversas pruebas. 3 Ya saben que, al ser probada nuestra fe, aprendemos a ser constantes. 4 ProcuMt 5,11 1 P4.13 ren, pues, que esa constancia perfecta se Heb 12,11 verifique con hechos, para que de ahí sal1 P1,6 Sab 8,21 gan perfectos e irreprochables, sin que les 1 R3.7 falte nada. 5 Si a alguno de ustedes le falta la sabiduría, que la pida a Dios, que da a todos fácilmente y sin poner condiciones, y él se la dará. 6 Pero que pidan con fe, sin vacilar, Mt7,7 pues el hombre que vacila se parece a las 21,21 olas del mar que se levantan y agitan según el viento. 7 (Jn hombre así, que no espere nada del Señor. 8 El hombre interiormente dividido será inconstante en todos sus caminos. 9 Que el hermano de condición humilde Jer 9,22 s e sienta orgulloso por haber sido elevado, ' ° y el rico, en cambio, por haber sido reO Lo que más impresiona al empezar la carta es la firmeza de la fe. Santiago es un hombre que no vacila, y nos sentimos seguros por su convicción: pidan a Dios y se lo dará. Feliz quien soporta la prueba. M ser probada nuestra fe... (v. 3). No estamos en este mundo para pasarlo bien. Lo importante es que aprovechemos el tiempo que Dios nos da para crecer y madurar como personas. El que no ha sufrido, sabe poco. Y los que sufren, muchas veces, no se dan cuenta que lo mejor de su persona lo deben a que han tenido que superar mil dificultades. Salvar al pobre no es tanto darle pan como ayudarlo a enfrentar su destino, a superarse por sus propios esfuerzos y a descubrir que no puede nada si no sabe primero reconocer a sus hermanos y actu^ con ellos. Si a alguno ie falta sabiduría (y. 5). Dios ha puesto en medio de nosotros todo lo que necesitamos para solucionar nuestros problemas. Y de él viene la sabiduría con la cual nos hacemos responsables de nuestro destino en vez de resignamos. Que pidan con fe (y. 6). El que pide sin dudas es el que
bajado; porque el rico pasará como ¡a ñor del campo.'l Se levanta el sol y viene el calor, seca la hierba y marchita la flor, sin que is 40,6 nada quede de su belleza. Así también se marchitará el rico en medio de sus empresas. 12 Feliz el hombre que soporta pacientemente la prueba, porque, después de pro- Sab 5,15 bado, recibirá la corona de vida que el Se- 2 Tim 4,8 ñor prometió a los que lo aman. 53 Que ninguno diga cuando es tentado: «De Dios me viene esta tentación.» Porque a Dios no le vienen tentaciones, ni tampoco tienta a nadie. 14 Para cada uno la ten- Co 10,13 tación proviene de sus malos deseos que Mt 6,13 lo arrastran y seducen. 15 En el seno del deseo comienza el pecado y toma cuerpo; y el pecado, una vez consumado, engendra la muerte. + 16 Hermanos muy queridos, no se equivoquen. 1 7 Todo don valioso, todo regalo precioso viene de lo alto y ha bajado del Padre de las Luces, en quien no hay cambio, ni variación, ni ocaso. 18 E1 decidió darnos vida y hacernos hijos suyos, por la Palabra de la Verdad, para que fuéramos, entre todas sus criaturas, propiamente suyos. sabe con certeza cuáles son los obstáculos que Dios quiere sacamos de delante. Que ninguno diga (v. 13). La gran mayoría de los hombres guardan secretamente un rencor contra Dios. Y no pierden ni una oportunidad de hacerlo responsable de sus propios errores. £7 Padre de las Luces, en quien no hay cambio, ni variación, ni ocaso (v. 17). Porque somos inconstantes, Santiago nos invita a levantar la mirada hacia el Padre que no cambia y al que nada conmueve en su santidad y su felicidad. ¡Qué cosa más asombrosa: el Padre en su eternidad ya goza de nuestra presencia, mientras nosotros, que vivimos en el tiempo, todavía no sabemos fijamos en él. Debemos adquirir la misma solidez y constancia que hay en Dios. +• El nos dio vida (v. 18). Esto se parece a lo expresado en 1 Pedro 1. Es como un recuerdo del bautismo en que recibimos la nueva vida. Santiago saca esta conclusión: la palabra de Dios hay que guardarla y meditarla para ver lo que exige de nosotros. No basta con haber mejorado su vida durante algún tiempo para prepararse al bautismo, sino que se debe perseverar en el bien.
1 Jn 1,5 1 Tim 6,16 1 P 1,23 Jn 1.12
Hermanos muy queridos, que todos Pro io,i9 sean prontos para escuchar, lentos para ha' blar y enojarse; 2 0 porque la ira del hombre no cumple la justicia de Dios. 21 Por eso, rechacen toda impureza, todo resto de maldad y fíjense con docilidad en la Palabra que fue sembrada en ustedes y tiene fuerza para salvarlos. 22 Hagan lo que dice la Palabra, pues al MIÍ'I ser solamente oyentes se engañarían a sí mismos. 2 3 El que escucha la Palabra y no la practica, es como un hombre que se mira al espejo 2 4 y que apenas deja de mirarse, se olvida de cómo era. 2 5 Todo lo contrasaí 19,8 no, el que se fija atentamente en la Ley perjn 13.Í7 fecta q u e n o s n a c e ubres, y persevera en ella; éste, que no oye para luego olvidar, sino para cumplir lo que pide la Ley, será feliz al practicarla. 26 Si alguien se imagina que es hombre religioso, pero no domina su lengua, se engaña a sí mismo y su religión es falsa. 2 7 La religión verdadera y perfecta delante de Dios, nuestro Padre, consiste en esto: visi& 22,21 tar a los huérfanos y a las viudas que necesitan ayuda y guardarse de la corrupción de este mundo. Tratar igual a pobres y a ricos O 1 Hermanos, si realmente creen en • ™ nuestro glorioso Señor Cristo Jesús, no hagan diferencia entre las personas. 2 Supónganse que entra a la asamblea de ustedes un hombre con anillo de oro, con ropas lujosas, y que entra también un pobre con ropas sucias. 3 Y ustedes fijan la mirada en el que viste ropas lujosas y le dicen: «Siéntate en el primer lugar.» Y al po• Santiago nos habla claramente: El que hace diferencias entre las personas (2,14) no puede ser cristiano. Hoy es muy común hacer esta distinción. El que anda bien vestido, es bien recibido. Al pobre se le hace esperar en todas partes. Si a una persona no se la atiende por ser negra, o pobre, o extranjera, y, en cambio, se recibe bien al que tiene auto, riquezas, etcétera, se hace una distinción odiosa. No ha aceptado el Evangelio el que sigue haciendo diferencias entre las personas. Dios escoge a los pobres para hacerlos ricos en la fe. Los apóstoles, que creyeron y transmitieron el mensaje que transformó al pagano imperio romano, fueron pobres de dinero y de influencias, pero tan llenos de fe, que firmaron esa fe con su propia sangre. Santiago escribe para los pobres de dinero, pero ricos en fe. Santiago dice que los ricos profanan el nombre de Cristo. Tal vez hable de ios ricos que no creen y se burlan de los creyentes sencillos,. Tal vez hable de ricos «cristianos», que con su vida hacen que se critique el nombre de Cristo. Profanan el nombre de cristiano y acanean el desprecio sobre la Iglesia.
santiago 2 bre: «Tú, quédate de pie, o si no, siéntate en el suelo a mis pies.» 4A1 actuar de tal manera, ¿no estarían haciendo diferencias entre los dos?, ¿no estarían juzgando con pésimos criterios? , Co, 26 5 Miren, hermanos, ¿no escogió Dios a jjow los pobres de este mundo para hacerlos ricos en la fe? ¿No será para los pobres el reino que Dios prometió a quienes lo aman? 6 ¡Y ustedes los desprecian! ¿No son ricos los que se portan prepotentes con ustedes 1P4 '' 1 y los arrastran a los tribunales 7 y blasfeman el glorioso Nombre de Cristo que ha sido pronunciado sobre ustedes? 8 Si ustedes cumplen la ley real tal como está en la Escritura: Ama a tu prójimo como MI 22:39 a ti mismo, obran muy bien. 9 En cambio, si hacen diferencias entre las personas, co- Lev 1915 meten pecado, y la misma Ley los denun- Mt w cia como culpables. 1 0 Si alguien cumple toda la Ley, pero falta en un solo punto de ella, se hace culpable de todo. ' ] Porque quien dijo: fio cometerás adulterio, dijo también: No matarás. Si, pues, te cuidas del adulterio, pero matas, has desobedecido la Ley. 12 Hablen entonces y obren como quienes han de ser juzgados por una ley de libertad. 13 Habrá juicio sin misericordia para quien no haya sido misericordioso; los mi. . . .. . I , MI 5,7 sencordiosos no tienen por que temer el 18,34 juicio. La fe s e demuestra por las obras O ' 4 Hermanos, ¿qué provecho saca uno cuando dice que tiene fe, pero no la demuestra con su manera de actuar? ¿Será esa fe la que lo salvará? ts Si a un hermaSantiago invita a la Iglesia a que se examine y vea si la manera como nos tratamos unos a otros en las instituciones de Iglesia respeta la dignidad del pobre; si los pastores de la Iglesia visitan tan a menudo las familias humildes como las que son más consideradas; si la influencia dominante es la de los que tienen más fe o de los que tienen más dinero; si la Iglesia defiende valientemente los derechos de los pobres. Una Ley de libertad: Pablo, Juan, Pedro, Santiago, todos están de acuerdo en esto de que el cristiano no puede contentarse con cumplir mandamientos, como se acata la voluntad de un patrón para no meterse en líos. No; el cristiano debe tener la generosidad libre e inteligente del voluntario que no tiene otra ley que su compromiso de honor con Cristo. O Es necesaria la fe para salvarse, pero la ndhrnlón n Cristo no puede ser teórica, sino que tiene qur mmillr»t«i»r en actos, en hechos. En Mt 7.21 dice el minino Crino •No todo el que dice: Señor, Señor, entrará en ni HHIHI tle ln« cielos».
santiago 4
:
344
5 un 3,17 no o a una hermana les falta la ropa y el to los maneja con un pequeño timón. Del 16 pan de cada día, y uno de ustedes les mismo modo, la lengua es algo pequeño, dice: «Que les vaya bien; que no sientan frío pero que puede mucho. Basta una llama pequeña para incendiar ni hambre», sin darles lo que necesitan, ¿de 6 qué les sirve? 17 Así pasa con la fe si no se un bosque inmenso. La lengua también demuestra por la manera de actuar: está es un fuego. Es un mundo de maldad nuestra lengua; mancha a toda la persona y cocompletamente muerta. i 8 Y sería fácil rebatir a cualquiera: «Tú munica el fuego del infierno a toda nuestra tienes la fe y yo hago el bien, ¿dónde está vida, i Animales salvajes y pájaros, reptiles son y han tu fe que no produce nada? Yo por mi par- y animales marinos de toda clase 8 te te mostraré mi fe por el bien que hago. sido dominados por el hombre. La lengua, 1 9 ¿Crees tú que hay un solo Dios? Muy por el contrario, nadie puede dominarla: es incansable, lleno de mortal veneMC 1,24 bien. No olvides que también los demonios un látigo no. 9 Con ella bendecimos a Dios Padre, y creen y, sin embargo, tiemblan». a los hombres hechos 20 Hombre tonto, ¿quieres convencerte con ella maldecimos 10 de que la fe que no actúa no sirve? a imagen de Dios. De la misma boca sa- B4M 21 Acuérdate de Abraham, nuestro padre. len11la bendición y la maldición. Hermanos, no puede ser así. ¿Puede ¿No fue reconocido justo por sus obras, safuente agua dulce y crificando a su hijo Isaac en el altar? 22 Y yabrotar de la misma ves: la fe inspiraba sus obras, y por las obras agua amarga? , 2 ¿Puede una higuera pro23 su fe llegó a ser perfecta. De ese modo ducir aceitunas o la vid higos? Tampoco el se cumplió la palabra de la Escritura: Abra- mar puede dar agua dulce. Gén i5,e ham le creyó a Dios, y por eso fue reconocido justo; y fue llamado amigo de Dios. La verdadera sabiduría 24 Ya lo ven: son las obras las que hacen ,3 R m4 12 ° ' justo al hombre y no sólo la fe. 25 Así tam- O Si alguien se cree sabio y bien edubién leemos que Rahab, la prostituta, se sal- cado, que lo demuestre por su bondad, y sea un ejemplo para los °S6,Í7 vó por lo que realizó cuando recibió a los que su conducta 14 espías y los hizo partir por otro camino. demás. Si, por el contrario, tienen usteco 3,3 26 Así como el cuerpo sin el espíritu está des envidia y ambiciones en el corazón, no 1H4,31 sientan superiores, que eso es mentira: Gái 5,6 muerto, del mismo modo la fe que no pro- se 15 una sabiduría así no viene de arriba, sino duce obras está muerta. de la tierra, es cosa del hombre y del demonio. 16 Porque donde hay envidia y amPecados de la lengua biciones, habrá desorden y acciones malas O 1 Hermanos, que no sean muchos los de toda clase, 17 mientras que la sabiduría ** maestros entre ustedes; sepan que que viene de arriba es rectitud, paz, toleranlos maestros seremos juzgados con más cia y comprensión. Está llena de compaseveridad, 2 y no olviden que, como todos, sión y produce buenas obras. 18 No es parcometemos errores. cial ni hipócrita. La justicia se siembra en la 1* 5,9 sir 14,1 Si alguien no peca con su lengua, es un paz y da su fruto a los artesanos de la paz. H*'H!H hombre perfecto, capaz de dominar toda su persona. 3 A los caballos les ponemos un Las malas ambiciones freno en el hocico para dominarlos: con el freno sometemos todo su cuerpo.4 Lo misA ' ¿De dónde vienen esas guerras, de mo los barcos: por grandes que sean y es- + ™ dónde esos conflictos entre ustedes? tén impulsados por fuertes vientos, el pilo- ¿Quién hace la guerra sino los malos de-
Rjémonos en ios dos ejemplos que Santiago saca del Antiguo Testamento y comparémoslos con Hebr 1131; y antes que nada, con Rom 4 (Gal 3). Parece que Santiago y Pablo sacan enseñanzas opuestas de los mismos ejemplos. Pablo dice: Abraham fue justo por la fe y no por practicar la Ley. Mientras que Santiago dice que fueron salvados por poner la fe en practica. En realidad, al hablar de prácticas, Pablo piensa en ios ritos y observancias religiosas de los judíos, que no sirven para salvarse, y afirma que la fe es el principio de toda la vida cristiana. Por el contrario, Santiago, al hablar de prácticas, piensa en las obras que inspira el amor.
Y Pablo decía lo mismo cuando escribía: «La fe se hace eficaz por el amor». (Gálatas 5,6). O Hay demasiada gente entre nosotros que cree que «se las sabe todas». La verdadera sabiduría se muestra en. la conducta. ¿Para qué le sirve a uno toda la experiencia? El verdadero sabio une a la gente. La falsa sabiduría separa, divide: Santiago se refiere a la sabiduría práctica y no a la teórica. El verdadero sabio busca la justicia en la paz. + ustedes piden mal. Santiago nos dice que la oración consigue los bienes que nos permiten cumplir mejor con el
345
santiago 5
seos que tienen dentro? 2 Cuando se les rá mañana. Y su vida, ¿qué es? ün humo itom7,23 niega lo que codician, ustedes matan. que aparece por un instante y luego se di' Cuando no consiguen lo que codician, us- sipa. 15 Digan más bien: «Si Dios quiere, esMt 7,7 tedes discuten y pelean. En realidad, uste- taremos vivos y haremos esto o lo otro.» des no tienen porque no piden. 3 Y si piden 16 Pero no: ustedes hacen alarde de sus algo, no lo consiguen porque piden con la proyectos: esa confianza orgullosa es mala. 17 mala intención de derrocharlo después en En resumen, el que sabe dónde está 4 sus placeres. ¡Adúlteros! ¿No saben que el bien y no lo hace, está en pecado. m 6 24 1 jn ¿15 la amistad con este mundo significa la enemistad con Dios? Por tanto, el que preten- Les toca a los ricos de ser amigo del mundo, se hace enemigo de Dios. C i Pues bien, ahora les toca a los ri5 No piensen que la Escritura dice en ** eos. Lloren y laméntense por las des- Mt eiis & 20,5 vano: Dios quiere celosamente a nuestro gracias que les vienen encima. 2 Sus reserespíritu. 6 V en hacer favores nadie le gana. vas se han podrido y sus vestidos están copro 3,34 Y añade la Escritura: Dios resiste a los or- midos por la polilla. 3 De repente se oxidagullosos y concede sus favores a los humil- ron su oro y su plata; el óxido se transfor- Pra ]^ft des. 7 Por eso, sométanse a Dios; resistan ma en acusador ante Dios, y llega a ser fue1 P 5,6 al diablo y huirá de ustedes; 8 acerqúense a go que a ustedes les quema las carnes. Mal 3 7 ' Dios y Dios se acercará a ustedes. Purifi- ¿Cómo pudieron hacer reservas en los últiquen sus manos si han cometido el mal, y mos tiempos? 4 santifiquen sus corazones si están dudanUnos trabajadores vinieron a cosechar Lev 1913 do. 9 Reconozcan su miseria, siéntanla y lló- sus campos y ustedes no les pagaron ¡pero ™ fy* renla. Que la risa se cambie en llanto, y la su jornal clama al Cielo! Las quejas de los 10 segadores han llegado a los oídos del SeJob 511 alegría en tristeza. Humíllense delante del m 23,12 Señor y él los levantará. ñor de los Ejércitos. 5 ustedes no buscaron 11 Hermanos, no se critiquen unos a más que lujo y placer en este mundo, y lo Jer25f¿ Lev 19,16 otros. El que habla en contra de un herma- pasaron bien mientras otros eran asesi- Lc 1619 Mt 7i1 no o juzga mal de él, habla en contra de la nados. 6 ustedes mataron al inocente; era fácil Ley y juzga en contra de ella. Y si tú juzgas la Ley, ya no la cumples, sino que te haces condenarlo, puesto que no se podía de- sab2,io superior a ella. 12 Pero uno solo hizo la Ley fender. nm ul y a la vez puede juzgar: el que es capaz de salvar o de condenar. Pero, ¿quién eres tú Esperen la venida del Señor para juzgar al prójimo? 7 13 Tengan paciencia, hermanos, hasta que Fíjense ahora ustedes que hacen propro 27,1 yertos como éstos: «Hoy o mañana parti- venga el Señor. Miren cómo el sembrador H Lc 18, Lc 12,18 remos a tal ciudad y allí pasaremos el año; aguarda los preciosos productos de la tierra ¡* "•* caen las lluvias MC4Í26 haremos buenos negocios y sacaremos ga- y sabe esperar mientras nancias.» 14 ustedes no saben lo que pasa- tempranas y las tardías. 8 También ustedes plan de Dios (ver 1,5-8). Pero nuestras oraciones no serán escuchadas si el amor del mundo suplanta a Dios en nuestro corazón. ¿Qué es el amor del mundo que impide ser escuchado? Lo decimos con más detalles en el comentario de Juan 3,17 y 1 Juan 2,15. Dios nos pide amar todas las cosas que creó, considerándolas como medios para llegar a él, y rechazar lo que no sirve para este fin. Amar al mundo es desear y aferrarse a las cosas, sin buscar más allá de ellas a Dios mismo y a los hermanos que nos dio. Este es un adulterio en el mismo sentido de la frase evangélica: «Nadie puede servir a dos señores» (Mt 6,24). El hombre no puede dividir su amor entre Dios y el mundo. Y tampoco podemos pedir a Dios que nos ayude a satisfacer ambiciones egoístas. Juzgar al prójimo significa hablar mal de él o juzgarlo mal; esto equivale a despreciar la ley del amor. Debemos ver, y a veces decir, lo que es condenable en una acción, pero no debemos juzgar la responsabilidad del otro ni sus intenciones, que sólo Dios conoce. Dios es el único juez. Ver Rom 14,4 yMt7,1.
ustedes que hacen proyectos. Todos estamos llenos de proyectos: ganar más, comprar cosas, pasarlo bien. Lo grave es que nos olvidamos mientras tanto de hacer el bien. Sabemos que hay que hacerlo y sabemos cómo, pero lo que no sabemos es si tendremos tiempo para cumplirlo. Podemos morir sin haber hecho lo que más Importaba. • Los ricos perderán lo atesorado, que está podrido por la injusticia. El remordimiento consumirá como fuego al culpable. En el día del juicio perecerán sus riquezas: a) Por la injusticia practicada al adquirirlas o al retener salarios que pertenecen al trabajador. b) Por el mal uso: para el placer y el lujo. c) Por condenar a morir a hombres indefensos. Hoy vuelve a ser actual lo que se verificaba en la civilización pobre del tiempo de Santiago. Los que viven bien deben su bienestar a que dos mil millones de personas viven en la miseria. La defensa de sus privilegios trae cada año como consecuencia inevitable la muerte injusta por har,v bre, represión y guerras, de millones de personas.
santiago 5 sean pacientes y manténganse firmes de 1 Tes 3,1 corazón, porque se acerca la venida del Señor. 9 Hermanos, no peleen unos con otros y MC 13,29 así no serán juzgados. Miren que el juez está a la puerta. 10 Tomen como modelo de paMt 5rii ciencia en el sufrimiento a los profetas que hablaron en nombre del Señor. 11 Fíjense cómo ahora llamamos felices a los que fueron pacientes. Han oído hablar de la constancia de Job, y saben lo que al final el Se-
346
347
El que esté enfermo, que llame a los presbíteros de la Iglesia para que rueguen Mcs,i3 por él, ungiéndolo con aceite en el Nom- 'r ' bre del Señor. 1 5 La oración hecha con fe salvará al enfermo; el Señor lo levantará y, si ha cometido pecados, le serán perdonados.
INTRODUCCIÓN No sabemos casi nada de la actividad del apóstol Pedro desde el Concilio de Jerusalén, por el año 49 (ver Hechos 15), hasta el momento en que escribió esta carta, hacia el año 64. Es seguro que se dirigió a R o m a . Estando encargado de toda la Iglesia, debía ir al centro del mundo romano, como Pablo, aunque con motivos diferentes. U n a muy antigua tradición asegura que fue muerto en la persecución de Nerón, el año 66, y que fue sepultado en los terrenos de la loma Vaticana. Investigaciones llevadas a cabo estos últimos años permitieron descubrir una tumba y huesos señalados por varias inscripciones, que casi con seguridad son los del apóstol, primera Piedra de la Iglesia. Por tanto, fue poco antes de su muerte cuando, desde Roma, escribió esta carta. N o tenía el genio ni el talento literario de Pablo. Más bien, se dirigió con palabras sencillas a los cristianos de la provincia de Asia, donde empezaban las primeras persecuciones. N o se preocupa, como Pablo, por aclarar y defender la fe. Trata de dar ánimo a creyentes que sufren, presentándoles el ejemplo de Cristo y explicándoles las consecuencias del bautismo. En esta carta de Pedro, todo lo que va de 1,3 a 3,7 se inspira en la ceremonia del bautismo en la primitiva Iglesia: himnos, homilía sobre el rito y sobre la vida cristiana. Para Pedro era una manera excelente para recordar a sus lectores su condición de cristianos. El final de la carta nos dice que Pedro encargó su redacción a Silvano, que había sido discípulo de Pablo. D e ahí puede provenir que en varios lugares se encuentren los mismos temas que están en las cartas de Pablo.
+ 16 Confiésense unos a otros sus peca- pro2813 dos y pidan unos por otros para que sanen. 1Jn u La súplica del justo tiene mucho poder 17 EX 34,6 ñor hizo por él. Pues el Señor es misericor- con tal de que sea perseverante. Elias era un hombre como nosotros y, cuando rogó 1 R 17,1 dioso y tiene compasión. Ap 11,6 i 2 Sobre todo, hermanos, no juren ni por insistentemente que no lloviera en el país, 18 Mt 5,34 el cielo, ni por la tierra. No acostumbren ju- durante tres años y medio no llovió. Desrar. Que el sí, sea sí, y el no, no. Así no co- pués rogó de nuevo: el cielo concedió la lluvia, y la tierra produjo frutos. meterán pecado. 19 Hermanos, si alguno de ustedes se ex- MI 13,15 travía lejos de la verdad y otro lo hace vol- Gál 6>1 Los enfermos ver, 20 sepan esto: el que endereza a un peO 1 3 Si uno de ustedes está triste, que cador de su mal camino, salvará su alma He 16,25 r e c e > Ei que esté alegre, que cante himnos de la muerte y conseguirá el perdón de mu- pr010,12 1 p 48 a Dios. chos pecados.
O Por estas palabras de Santiago, sabemos que ia Iglesia continuaba y debe continuar ahora el gesto de Cristo, acercándose a los enfermos. La salvación es a la vez salud corporal y espiritual. El Evangelio nos muestra cómo la segunda es la que más importa, y Dios siempre la da, aunque no conceda siempre la salud corporal. En el Evangelio, Jesús impone las manos a los enfermos y, cuando envía a sus misioneros, les pide imponer las manos a los enfermos o ungirlos con aceite (Mc 6,13 y 16,18). Imponer las manos es como comunicar a otro la fuerza que lo sanará, en Mombre de Cristo y con su autoridad. En cuanto al aceite, se usaba en aquel tiempo como remedio, pero Cristo le da la virtud de sanar al alma y al cuerpo. Los dos gestos pueden acompañar indiferentemente la oración. Los presbíteros, o sea, los responsables de las comunidades cristianas, bien sean sacerdotes o laicos, deben visitar a los enfermos y hacer por eiios esta oración, pidiendo a Dios con fe para que ios sane. Al mismo tiempo, deben invitar al enfermo a que reconozca sus pecados y se prepare para recibir la gracia de Dios. Cuando la Iglesia habla del sacramento de los enfermos, solamente se refiere a la unción de aceite hecha por quien ha recibido oficialmente poder para dar este sacramento (hasta la fecha, solamente los sacerdotes pueden conferirlo). Este sacramento compromete más fuertemente a la Iglesia.
l-pedro 1
14
Pero el hecho de que la unción de aceite sea sacramento solamente cuando la da un sacerdote, no excluye de ninguna manera que los responsables laicos de las comunidades cristianas oren, unjan e impongan las manos. Cuando se atreven a hacerlo con fe, en nombre de la Iglesia, se multiplican las intervenciones de Dios a favor de los enfermos, preparándolos para la conversión. En tiempos anteriores ha sido un error muy grande reservar la unción de los enfermos a los moribundos y llamarla extremaunción; y es falta grave esperar a que el enfermo esté inconsciente para que no se asuste al pensar que tal vez la muerte se acerca. Ver también comentario de Le 10,9. 4- Jesús dijo a Pedro: «Lo que perdones en la tierra será perdonado en el cielo» (Mt 16,19). Lo mismo dijo a los apóstoles: «Lo que perdonen en ía tierra...» (Jn 20,23). Lo mismo dijo a toda la Iglesia (Mt 16, i 6) Corresponde a los pastores de la Iglesia decidir la reconciliación del pecador con la comunidad —y con Dios—. Pero, en muchos casos, necesitamos más bien e! perdón de una o de algunas perso : ñas que hemos ofendido y debemos pedírselo con sencillez: el perdón del hermano en la fe será el de Dios mismo. Asimismo, es bueno confesar nuestras fallas ante aquellos hermanos que son capaces de comprendemos. Confianza del uno y misericordia del otro: no se necesita más para que Dios esté en medio.
1 i Pedro, apóstol de Cristo Jesús, a ^ •*• los judíos que viven fuera de su pa1 tria, dispersos en Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia; 2 A ustedes a quienes Dios conoció de 3 antemano y eligió y santificó por el Espíritu 9 para obedecer a Cristo Jesús y ser purificados por su sangre. ¡Que la gracia y la paz abunden entre ustedes! O Nótese el saludo, semejante a los de Pablo: en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Este trozo podría ser la predicación del jefe de una comunidad cristiana, dirigida a los adultos que acaban de bautizarse. En esos años, los hombres se preocupaban más que hoy por su salvación después de la muerte. En varías religiones paganas se prometía a quienes cumplían ciertos ritos una supervivencia para después de la muerte. A los que se bautizaban, los apóstoles mostraban esta herencia de Dios que les está reservada, conquistada por Cristo al resu-
Ya están salvados 3
¡Bendito sea Dios, Padre de Cristo Jesús nuestro Señor, por su gran misericordia! Resucitando a Cristo Jesús de entre los muertos, nos concedió renacer para la vida que esperamos, 4 más allá de la muerte, del pecado y de todo lo que pasa. Esta herencia les está reservada en los cielos, 5 a ustedes que se mantienen en la fe por el po- Jn 17,11 citan Alas allá de la muerte, del pecado y de lo que pasa (v.4). Pero ya saben los nuevos bautizados que la fe cristiana es amenazada y perseguida. Bautizarse es comprometerse con Cristo hasta la muerte. A él no lo han visto... (v. 8). Esperanza, amor a Cristo: siempre las tres virtudes (o fuerzas) que empujan al cristiano van a la par. Cristo llegó a la gloria a través de los padecimientos. El cristiano sigue el mismo camino y ya conoce el gozo verdadero en medio de las pruebas.
1-pedro 2 der de Dios, hasta que se manifieste la salvación de los últimos tiempos. jn ie,20 6 Por esto, alégrense, aunque por un tiempo quizá les sea necesario sufrir varias pruebas. 7 Su fe saldrá de ahí probada, Mai 3,2 como el oro que pasa por el fuego. En rea03 " lidad, el oro ha de desaparecer; en cambio, la fe, que vale mucho más, no se perderá hasta el día en que se nos revele Cristo Jesús: entonces será motivo de alabanza, de gloria y de honor para Dios, a A Cristo Jesús no lo han visto y, sin emfPfl bargo, lo aman: no lo ven todavía, pero sí creen, y por eso sienten una alegría celestial que no se puede expresar,9 mientras alcanzan como premio de su fe la salvación de sus almas. 10 Esta salvación ya fue objeto de la búsMt 13,17 queda y de las investigaciones de los profetas, cuando de antemano anunciaban la gracia que Dios nos tenía reservada. 11 Ellos trataron de descubrir en qué tiempo y en qué circunstancias se verificarían is 52,13 las indicaciones que ellos mismos recibían LC 18,31 ¿gi ESp¡rjtu de Cristo presente en ellos. Así hablaron de los sufrimientos de Cristo y de su Gloria posterior. , 2 Y se les dijo que ellos no verían estas cosas, sino que cumplían este ministerio para bien de ustedes. Pero ahora el Espíritu Santo ha sido enviado des1 res 1,5 de el cielo a los predicadores del Evangelio 1 Co 2A para que a ustedes les den a conocer estos misterios, que los ángeles mismos quisieran contemplar. Ustedes serán santos + 13 Por tanto, tengan listo su espíritu. Estén alerta, esperando confiadamente la gracia que van a recibir cuando se presente glorioso Cristo Jesús. 14 Como hijos obedientes, no vivan más como en el tiempo anterior, cuando todavía eran ignorantes y EI4,72,1 se dejaban llevar por sus pasiones. 15E1 que a ustedes los llamó es Santo, y también ustedes han de ser santos en toda su conducta, 16 según dice la Escritura: üstei» 11,44 ¿es ser¿n santos porque Yo lo soy. + Se desarrollan las consecuencias lógicas del bautismo. No podemos volver atrás; ceder a los vicios del mundo significaría una vuelta a la esclavitud de la que Cristo nos ha rescatado por su sangre. 22-25: Aquí reconocemos ese «nacer de nuevo», «nacer de lo alto», del que Jesús habla a Nicodemo en Jn 3,9. Lo que sigue es un llamado a vivir como perfectos: no apegados a las cosas del tiempo presente, sino deseosos de"
348 17 ustedes llaman Padre al que no hace diferencia entre las personas, sino que juzga a cada uno según sus obras; tomen en serio estos años en que viven fuera de la pa- 2 co 5 tria. 18 No olviden que han sido liberados de la vida inútil que llevaban antes, igual Et 4,17 que sus padres, no con algún rescate material de oro o plata, 19sino con la sangre preciosa del Cordero sin mancha ni defecto. 20 Ese es Cristo, en el que pensaba Dios ya desde el principio del mundo y que se * 20.28 presentó para ustedes al final de los tiempos. 21 Gracias a él, ustedes creen en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y lo glorificó, precisamente con elfinde que pu- R°m 4'24 sieran en Dios su fe y su esperanza. 22 Al hacerse discípulos de la verdad, ustedes han logrado la purificación interior de Jn 1334 la que resulta el sincero amor entre herma- Rom 12:10 nos. Ámense entonces unos a otros de todo corazón, 23 ya que nacieron a otra vida que no viene de hombres mortales: ustedes stgoi.is ahora viven por la Palabra eterna del Dios " ' que vive y que permanece. 24 Está escrito: toda carne es como hierba y su gloria como ñor del campo. La hierba se seca y is 40,6 laflorcae, 25 pero la Palabra del Señor permanece eternamente. La Palabra de que se habla aquí es la Buena Nueva que llegó a ustedes.
O ] Rechacen, pues, toda maldad y en- stgo 121 " gaño, la hipocresía, la envidia y toda clase de chismes. 2 Y, por ser niños recién nacidos, busquen ansiosamente la leche Mc1015 espiritual no adulterada, que les permitirá 1 co 3,2 crecer hasta que alcancen la salvación. Cristo es la piedra angular •
3
En realidad, ya han probado lo bueno 1 o
-
A A
-
, , , , . .
Sal 34,8
que es el Señor. 4 Acerqúense a el: ahí tienen la piedra viva rechazada por los hombres, y, sin embargo, escogida por Dios que Mt 21'42 conoce su valor. 5 Y también son ustedes piedras vivas con las que se construye el ^ Co Templo espiritual, ustedes pasan a ser una Ef 2:20 comunidad de sacerdotes que, por Cristo HSVÍS llevar una vida útil y preciosa ante Dios, a la medida de lo que le costamos. • Dos palabras resaltan en este párrafo: piedras y sacerdotes. Dicen lo que serán los nuevos cristianos. Ahora son piedras. Dios es la piedra que sobresale del suelo y en la que tropiezan todos aquellos que no lo vieron ni lo tomaron en cuenta (Is 8,14). Jesús es, en otro sentido,
349 1-pedro 3 Jesús, ofrecen sacrificios espirituales y cuanto a ustedes, Dios quiere que, obranagradables a Dios. 6 El dice en la Escritura: do el bien, hagan callar a esos tontos que Coloco en Sión una piedra de base, es- critican sin saber. 16 Compórtense como lis 28,16 cogida y preciosa: quien cree en él no que- hombres libres, aunque no a la manera de Gal 5.13 dará defraudado. las personas que hablan de libertad para Jud4 7 Así ustedes recibirán honor por haber justificar su maldad: ustedes son servidores creído. En cambio, para los incrédulos está de Dios. 17 Respeten entonces a todos, Sal 118,22 24,21 escrito: La piedra que rechazaron los cons- amen a sus hermanos, teman a Dios y res- ProMt 21,21 tructores ha pasado a ser piedra de base, peten al que gobierna. 8 y también: Contra esta piedra tropezarán 18 Que los sirvientes obedezcan a sus paIs 8,14 y contra esta roca caerán. Tropiezan en ella: trones con todo respeto, no sólo a los que Ef 6,5 esto se refiere a que no creen en la Pala- son buenos y comprensivos, sino también bra; y en esto se cumple un designio de a los que son duros. 19 Pues en esto está el Dios. mérito, eñ que por amor a Dios soporten 9 ustedes, al contrario, son una raza ele- malos tratos, sufriendo sin haberlo merecigida, un reino de sacerdotes, una nación do. 20 Porque, ¿qué mérito habría en soporIs 43,20 Ex 19,5 consagrada, un pueblo que Dios eligió para tar el castigo de sus propias faltas? En camRom 3,24 Ef 1,14 que fuera suyo y proclamara sus maravillas. bio, si pueden soportar que los traten mal Col 1,12 Ustedes estaban en las tinieblas y los llamó cuando hacen el bien, ésa es una gracia de Dios a su luz admirable. 10 ustedes antes Dios. 21 no eran su pueblo, pero ahora son pueblo A esto han sido llamados, pues Cristo de Dios, ustedes no habían alcanzado su también sufrió por ustedes, dejándoles un Os 1,6 2,23 misericordia, mas ahora han conocido su ejemplo con el fin de que sigan sus huemisericordia. llas. 22 El no cometió el pecado ni se en- Is 53,9 contró mentira en su boca. 23 Insultado no Mt 5,39 devolvía los insultos, y maltratado no ameLleven una vida ejemplar nazaba, sino que se encomendaba a Dios, O ! * Amados hermanos, por ser extranje- que juzga justamente. 24 El mismo subiendo a la cruz cargó con w 5 24 ros que viajan fuera de su patria, les ruego stgo 4,1 q u e s e abstengan de los12deseos malos que nuestros pecados para que, muertos a Is 53,12 5,21 hacen la guerra al alma. Lleven una vida nuestros pecados, empecemos una vida 2RomCo 6,11 ejemplar en medio de los que no conocen santa. Y por sus llagas fueron ustedes saa Dios; esos mismos que a ustedes los ca- nados. 25 Pues eran ovejas descarriadas, m 516 lumnian y los tratan de malhechores, notapero han vuelto al Pastor y guardián de sus Ez 34,1 rán sus buenas obras y darán gloria a Dios almas. en el día en que los visite. 13 Por amor al Señor, sométanse a toda Deberes de los esposos Rom 13,1 Ti 3,1 autoridad humana: al rey, porque tiene el mando; '4 a los gobernadores, porque los *3 i De la misma manera, que las mu- H 5 22 envía el rey para castigar a los que obran u ** ¡eres obedezcan a sus maridos y, con coi 3,w i Co 7 12 mal y aprobar a los que obran bien, is En eso, seguramente ganarán a aquellos que TÍ 2,5 la piedra rechazada por los constructores, que pasa a ser la > base de un nuevo edificio: éste es el nuevo pueblo de Dios, la Iglesia (Is 28,16; Sal 118,22). Y los cristianos son las piedras de esta Iglesia: piedras vivas, porque cada uno participa de la vida de Dios, y porque cada uno juega un pape! activo en la Iglesia, cuerpo de Cristo (Ef 4,12-16). También serán sacerdotes. Para entender lo que significa esto, hay que leer las palabras de Dios a Moisés en Éxodo 19,5. Dios decidió entonces hacerse presente en el mundo y transformar el curso de la historia mediante un pueblo suyo que sería Israel. Ahora bien, Pedro nos dice: el verdadero pueblo de Dios no es Israel, que no reconoció a Cristo, sino ustedes. No formamos, los bautizados, una religión más; somos el único pueblo de Dios, el cual es una minoría activa y la levadura del mundo. Somos sacerdotes, no en et sentido de que hacemos muchas oraciones, sino en el sentido que esta palabra tenía en
los pueblos antiguos: los que se pueden arriesgar a acercarse a Dios. Nos fue encargada la misión de preparar la humanidad para que en ella vaya madurando la salvación: que los hombres y los pueblos se hagan más responsables, que descubran su destino común y, finalmente, reconozcan que no pueden solucionar sus problemas sino haciendo del Evangelio la Ley de toda su vida. Los creyentes son, ante Dios, los representantes de todos. Al asistir a misa, nunca se presenta uno como por sí solo, sino que presenta a Dios las inquietudes y las alegrías de su barrio y del mundo entero. O Aquí viene la invitación a ser ciudadanos, trabajadores y esposos modelos. Si somos calumniados, es una razón más para demostrar lo hermosa que es la vida cristiana y que se equivocan tos calumniadores. Y si las autoridades comienzan a perseguir, no es una razón para desobedecer las leyes. Ver también el comentario Tito 3,1.
1-pedro 3
350 2
se resisten a la predicación. Al verlas casi ' Aléjese del mal y haga el bien, busque tas y serias en su conducta, esa misma con- la paz y corra tras ella. 3 ducta hará las veces de predicación. No 12 Porque el Señor tiene los ojos puestos se preocupen tanto por lucir peinados re- sobre los justos y los oídos atentos a sus pe1 Tm i 2,9 buscados, collares de oro y vestidos lujo- ticiones. Mas el Señor se indigna contra los sos, todas cosas exteriores. 4 Sino que más que hacen el mal. bien irradie de lo íntimo del corazón la belleza que no se pierde, es decir, un espíritu No teman las amenazas suave y tranquilo. Eso sí que es muy pre13 Y, ¿quién les podrá hacer daño, si uscioso ante Dios. 5 De ese modo se adornaMI 5,10 ban en otros tiempos las santas mujeres tedes se afanan en hacer el bien? 14 Por lo ls8,12 que esperaban en Dios; y estaban someti- demás, felices ustedes cuando sufran por 6 das a sus maridos. Así obedecía Sara a la justicia: no teman sus amenazas ni se turGen 18,12 Abraham, al que llamaba su señor. Ustedes ben. 15A1 contrario, sigan adorando inteserán hijas de Sara si obran bien y no le tie- riormente al Señor, a Cristo; y siempre es- Pm m 10 26 ten dispuestos para dar una respuesta acer- 325 nen miedo a nada. 7 Que los maridos, a su vez, lleven la vida tada al que les pide cuenta de su esperanPero háganlo con sencillez y deferencia. comun con co!3?9 t*00' sabiendo que la mujer es za. 16 Guarden una conciencia recta, para que un ser más delicado. Asimismo, que les tengan consideración, pues han de compartir tengan vergüenza de sus acusaciones todos juntos el don de Dios que lleva a la vida. Ha- aquellos que a ustedes los calumnian por gan esto y Dios no demorará en escuchar llevar la hermosa vida cristiana. 17 Es mejor sufrir por hacer el bien, si tal lo que le pidan. es la voluntad de Dios, que por hacer el mal. 8 Finalmente, tengan todos un mismo Rom 12.14 sentir; compartan las preocupaciones de los demás con amor fraternal, sean com- Sufrir a ejemplo de Cristo pasivos y humildes. 9 No devuelvan mal por + i8Miren cómo Cristo murió una vez a mal, ni contesten el insulto con el insulto. causa del pecado. Siendo él santo, murió LC 6,28 Al contrario, bendigan, ya que ustedes mis- por los malos para conducirnos a Dios. Mu- HS 9^6 mos fueron llamados a bendecir y a alcan- rió en su carne y resucitó por el Espíritu. zar por ese medio las bendiciones de Dios. 19 En ese momento, fue a predicar a los esio Porque: El que de veras busca gozar píritus encarcelados; 20 hablo de esas pere 2 p 2,5 sai 3413 ^ ^a W(^a y Qu'ere V7V'r d,as feüceSi cuide sonas que se habían negado a creer cuan- Gén7J que su lengua no hable mal, y que de su do Dios demoraba en castigar al mundo, boca no salga el engaño. en tiempo de Noé. Mientras tanto, Noé O Hablando a los cónyuges, Pedro se dirige de preferencia a las mujeres. ¿Será porque reconoce la importancia de su misión? ¿O bien, porque, en el resto de la carta, se fijó más bien en los hombres que, según la costumbre judía, ocupaban toda la primera parte de la asamblea? ¿Por qué les pide que obedezcan al marido? ¿Será porque así lo quiere Dios, o porque la Iglesia es antifeminista y quiere que las esposas estén sometidas? Ya se aclaró este punto en 1 Cor 11,9 y Ef 5,22. Los apóstoles escucharon y enseñaron la sentencia revolucionaria de Jesús, que daba a la mujer, en el matrimonio, los mismos derechos que al marido. Pero, porque vivían en una sociedad dominada por los varones, difícilmente podían imaginar o descubrir una nueva forma de convivir entre los esposos. De todas maneras, no podían reformar de un día al otro la cultura machista de su tiempo. Hablaban para mujeres acostumbradas a obedecer, y, si algunas de ellas habían entendido el llamado a la libertad que les dirigió Cristo (Lc 8,1), fácilmente lo demostraban con gestos que escandalizaban a muchos (1 Cor 11,9). Nótese de paso que las palabras más antifeministas del Muevo Testamento están en 1 Cor 14,34-35 y en 1 Tim 2,11-12. Y precisamente en estos dos lugares, lo más probable es que no son palabras del propio Pablo, sino párrafos añadidos más tarde por sus sucesores. Pedro aconseja a la mujer que conquiste a su marido con
su buena conducta más que con palabras. Si bien es cierto que la esposa no debe descuidar su presentación exterior, su verdadero adorno estará en lo íntimo de su corazón. El consejo para los maridos parece más bien una advertencia: que sean atentos y no egoístas, delicados y no violentos. + En este párrafo encontramos lo referente a la «bajada de Cristo a los infiernos», de que habla nuestro Credo: ver también Ef 4,9 y comentario de Mt 27,52. Pedro habla, según la manera de expresarse de este tiempo, de los hombres pecadores del tiempo de Noé. Eran para los judíos el ejemplo de los que pecan por irresponsabilidad y no se preocupan realmente de la voluntad de Dios. Y, sin embargo, Cristo los salvó: vino para todos. Se notará la comparación entre el diluvio y el bautismo: el agua hace desaparecer un mundo viejo, una vida de pecado: el hombre que llega a Cristo empieza una nueva vida, afanándose por una «conciencia pura». Murió en su carne (v. 18), o sea, por haber aceptado nuestra condición mortal (es lo que significa la carne para tos judíos). Resucitó por el Espíritu, o sea, que su naturaleza humana fue transformada y glorificada por las energías divinas: por el Espíritu. Ver algo semejante en Rom 1,4. Al saber que Cristo padeció. Ver Rom 6.
351 1-pedro 5 construía el arca en la que el pequeño gru- trega palabras de Dios; si cumple algún mipo de ocho personas se salvaron de en me- nisterio, hágalo como quien recibe de Dios dio del agua. 2Í Aquella agua representaba ese poder: que, en todas las cosas, Dios sea el bautismo que ahora nos salva; ahí no se glorificado por Cristo Jesús. A él sea la gloHe 1 coi°;i2 trat3 de limpieza corporal, sino de unirse a ria y el poder por los siglos de los siglos. Dios con una conciencia limpia, por la re- ¡Amén! surrección de Cristo Jesús. 22 El subió al cielo y está a la derecha de Consuelo a los perseguidos Dios, después de someter a los ángeles, a las dominaciones y a las potestades. •O 12 Queridos hermanos, no se extrañen ] Al saber que Cristo padeció en su de este fuego que prendió entre ustedes m A — No es algo insólito ~ carne, compenétrense de esta certe- para ponerlos a prueba. 13 za: el que padece en su carne ha termina- lo que les sucede. Más bien alégrense de m 5,11 do con el pecado. 2 Por lo cual, pasen el participar en los sufrimientos de Cristo; 1 jn 216 t i e m P ° °. ue ' e s q uec la en esta vida, no ya se- pues en el día en que se nos descubra su estarán también en el gozo gún los malos deseos del hombre, sino de Gloria, ustedes y la alegría. 14 Si los insultan por el Nom- coi 3,4 acuerdo a la voluntad de Dios. 3 Basta, pues, con haberse entregado en bre de Cristo, ¡felices ustedes!, porque el la Gloria, descansa TÍ 3,3 el pasado a los excesos, a las pasiones, Espíritu que comunica 15 borracheras y orgías, adorando los4ídolos y sobre ustedes. Que ninguno tenga que asesino o ladrón, malhechor o deviviendo al modo de los paganos. A ellos sufrir por 6 les extraña que ustedes ahora no corran lator. i En cambio, si alguien sufre por ser con ellos a ese torrente de perdición, y por cristiano, no se avergüence, sino que dé gracias a Dios por llevar el nombre de eso los insultan. 5 Pero tendrán que rendir cuentas a Dios cristiano. 17 Entiendan que en este momento emque está preparado para juzgar a los vivos 6 pieza el Juicio por la Casa de Dios. Y si pri- j er 25,29 y a los muertos. Con este fin el Evangelio L 33 fue anunciado también a los muertos, por- mero nos toca a nosotros, ¿qué fin tendrán 2 Teli8 que se niegan a creer en el Evangelio? que, si bien recibieron en su cuerpo la con- los 18 S/ el justo se salva apenas, ¿dónde se denación propia de la condición humana, presentarán el pecador y el impío? 19 Así, viven en espíritu para Dios. 7 El fin de todas las cosas está próximo. pues, también los que padecen según la vo36,6 Por eso, lleven una vida seria y sean sobrios luntad de Dios confíen sus almas a su Crea- Lcsai23,46 •oro io,i2 P a r a
to, robo, etcétera. Pero, ¿cuántos «cristianos» sólo de nombre están hoy en las cárceles? Y, ¿cuántos más deberían estar? O En los variados consejos que vienen a continuación. se notará lo que les toca a los pastores, es decir, a los obispos y sacerdotes. También Pedro ve en la persecución una acción del demonio. Este hace lo imposible para desaminar a los que esperan en Cristo. Es cosa comprobada que cuando uno se prepara a dar un paso importante o a tomar algún compromiso en e! servicio de Cristo, se levantan un montón de obstáculos inesperados. El que se acobarda entonces pierde todo. Cuando de nuevo se disponga a dar algún paso, el demonio multiplicará sus ataques. Esas pruebas son comunes y, para hacerles frente, se requiere una fe bien despierta.
1-pedro 5 go, pues, que apacienten el rebaño de Dios que les ha sido confiado, cuidándolo no a la fuerza, sino más bien con gusto, a la manera de Dios. No piensen en alguna ganancia, sino que háganlo con entrega generosa, 3 no como si fueran dueños de los que 1 Co4,16 Ti 2,7 están a su cargo, sino tratando de ser modelos del rebaño. 4 Entonces, cuando aparezca el Jefe de los Pastores, ustedes recibirán a modo de corona la Gloria que no pasa. 5 Que los más jóvenes, a su vez, se sometan a la autoridad de los presbíteros. En sus relaciones mutuas, que todos sean humildes, considerándose servidores de los 3,34 demás, porque Dios resiste a los orgullosos, pero da su gracia a los humildes. 6 Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los levante a su Fil 4,5 tiempo. 7 Depositen en él todas sus preoSal 55,23 MI 6,25 cupaciones, pues él cuida de ustedes. 8 Sean sobrios y estén despiertos, porque 2 Tlm 3,8 TI 1,7
352 su enemigo, el diablo, ronda como león rugiente, buscando a quien devorar. 9 Resístanle firmes en la fe, sabiendo que nuestros hermanos dispersos por todo el mundo enfrentan semejantes persecuciones. 10 Dios, Rom 8, de quien proviene toda gracia, los ha llama- 2C0 4, do a compartir con Cristo su eterna Gloria, 1 Tes 2, y después de que sufran un poco los hará perfectos, firmes, fuertes e inconmovibles. 11 ¡Gloria a él por los siglos de los siglos! ¡Amén! + 12 Por medio de Silvano, a quien consi- He 15,22 dero hermano fiel, les escribí estas breves líneas. Quise instruirlos, recalcando lo que realmente es la gracia de Dios. Permanezcan en ella. 13 Reciban los saludos de la comunidad que está en Babilonia y que Dios ha reuni- Ap17,8 do tal como a ustedes; también los saluda mi hijo Marcos. 14 Salúdense unos a otros con un abrazo fraternal. Paz a todos ustedes, que son de Cristo.
PEEEC
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAJ INTRODUCCIÓN
Este es el libro más tardío de toda la Biblia, escrito probablemente alrededor del año 100, y se presenta como u n a segunda carta de Pedro. Los tres capítulos contemplan tres inquietudes de la Iglesia en ese momento: — mantener la fe tal como la enseñaron los testigos de Jesús; — luchar contra «maestros» que desvirtuaban la fe al mismo tiempo que llevaban a la inmoralidad; — explicar por qué Cristo no había vuelto todavía.
•1 1 Simón Pedro, servidor y apóstol de * Cristo Jesús, a los que fueron santificados por nuestro Dios y Salvador Jesucristo y recibieron una fe tan preciosa como la
nuestra. 2 Que la gracia y la paz abunden entre ustedes por medio del conocimiento de Dios y de Jesús nuestro Señor.
+ Lo que es la gracia de Dios (v. 12). Aquí la gracia designa todo el plan de Dios para salvarnos, todo lo que nos vino por Cristo. Babilonia, en el lenguaje de los cristianos de ese tiempo,
indica a la «ciudad grande», centro de las religiones paganas, es decir, Roma (ver Apocalipsis 17). Ya hay en ella una comunidad, una Iglesia, en el momento en que Pedro escribe.
2-pedro 2
353 Llegamos a participar de la naturaleza divina + 3 Su poder divino nos ha dado todo lo que necesitamos para la Vida y la Piedad; primero nos hizo conocer al que nos llamó 1 P 2,4 por su propia Gloria y fuerza, a Cristo. 4 Este, con su propia grandeza y poder, nos entregó las promesas más extraordinarias y preciosas, para que por ellas lleguen ustedes a participar de la naturaleza divina, después de rechazar la corrupción y los malos deseos de este mundo. s Por eso, esfuércense con sumo empeño y añadan a la fe la fuerza, 6 a la fuerza Gái 5,22 el conocimiento, al conocimiento la moderación, a la moderación la constancia, a la constancia la piedad, 7 a la piedad el amor fraterno y al amor fraterno la caridad. 8 Si todas estas riquezas se hallan y acrecientan en ustedes, además de no ser inútiles y estériles, alcanzarán el conocimiento de Cristo Jesús nuestro Señor. 9 Al contrario, quien no tiene este conocimiento es ciego y corto de vista, que olvida que fue purificado de sus antiguos pecados. 10 Por lo tanto, hermanos, esfuércense más y más por asegurar el llamado de Dios que los ha elegido. Si obran así, no tropezarán nunca. ]* Y además, se les facilitará generosamente la entrada al reino eterno de nuestro Señor y Salvador Cristo Jesús. 12 Por eso, siempre trataré de recordarles jud 5 estas cosas, aunque las saben y permanecen firmes' en la verdad que poseen. ^Considero mi deber, mientras esté en esta tienda de campaña (en este cuerpo) mantenerlos despiertos con mis llamados, + A los cristianos tentados a volverse cómodos se les dicen dos cosas: — El llamado de Dios es un favor tan inmenso, que no lo podemos comprender bien. — Mo basta con haber sido llamado a creen debemos confirmar esta elección por una vida realmente santa que nos prepare la entrada en el cielo. Su poder divino. Este párrafo dice en algunas palabras lo increíble de la esperanza cristiana: llegar a participar de la naturaleza divina. Hemos sido llamados nada menos que a participar de lo que es Dios. Al que se ha interiorizado de la grandeza de Dios esto ha de parecer lo más extraordinario y precioso que se puede prometer, más que cualquier hazaña espacial, o cualquier éxito en la vida presente. Cuando los primeros cristianos proclamaban su fe de que resucitarían para compartir la gloria de Dios, los filósofos paganos se escandalizaban: «¿Quién ios ha puesto tan orgullosos que crean alcanzar a Dios?» No hemos sacado de fábulas o teorías lo que les enseñamos (v. 16). La fe no se fundamenta en razones y teorías. Creemos en lo que los apóstoles vieron y en las palabras de los profetas. La última frase dice claramente lo que encon-
14
sabiendo que pronto se desarmará mi tienda, como me lo mostró nuestro Señor jn 21,is Jesucristo. 15 Procuraré, sin embargo, que después de mi partida ustedes puedan en cada ocasión renovar el recuerdo de todo esto. Las bases de la fe 16 En efecto, no hemos sacado de fábulas o de teorías inventadas lo que les enseñamos sobre el poder y la vuelta de Cristo Jesús nuestro Señor. Al contrario, les hablamos porque nosotros contemplamos su majestad, xl cuando recibió de Dios Padre gloria y honra, y desde la magnífica Gloria MC 9,2 llegó sobre él esta palabra tan singular: «Este es mi Hijo muy querido, éste es mi Elegido.» 18 Esta voz enviada del cielo, la oímos nosotros mismos cuando estábamos con él en el cerro santo. 19 Por eso, creemos más firmemente en el mensaje de los profetas. Ustedes hacen bien al considerarlos como una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que principie el día: entonces la Estrella de la mañana brillará en sus corazones. 20 Sépanlo bien: nadie puede interpretar por sí mismo una profecía de la Escritura, 2 í? u? 21 ya que ninguna profecía proviene de una decisión humana, sino que los hombres de Dios hablaron, movidos por el Espíritu Santo.
Los maestros engañosos O 1 Hubo falsos profetas en el pueblo ^* de Israel, y lo mismo entre ustedes tramos en la Biblia: todo en ella se dijo de parte de Dios y todo es obra del Espíritu Santo. Mo se dice que el Espíritu Santo dictó los libros o que hizo revelaciones a todos sus autores: se dice que los movió a escribir. Y por eso, cada uno escribió con su estilo propio, y conforme a la cultura de su tiempo, lo que le pareció bueno escribir. Tenía conciencia de que expresaba la fe de su pueblo, pero no necesariamente se daba cuenta que estaba obedeciendo al Espíritu Santo. La Biblia, pues, es obra del Espíritu Santo y, al mismo tiempo, de autores humanos. Por eso, nadie puede interpretar por sí mismo una profecía de la Escritura (20). Es cierto que cada cual, según su inteligencia, puede comprender tal o cual texto. Pero el mensaje es un conjunto. Cuando se trata de ver cómo las afirmaciones se confirman mutuamente, de distinguir las líneas importantes o descubrir el espíritu de la Biblia, esto sólo lo puede discernir la Iglesia y quien vive en comunión con ella. La estrella de la mañana (v. 19). Así se designa a Cristo (ver Apocalipsis 22,16). • Este capítulo sobre los falsos maestros reproduce en parte las amenazas de la Carta de Judas.
2-pedro 3
—
354
2-pedro 3
355
2 DI 13,2 habrá falsos maestros que introducirán noJIKÚ vedades dañinas; por renegar del Maestro que los salvó, se atraerán una pronta perdición. 2 Muchos, sin embargo, imitarán sus vicios, y por su culpa será3 desprestigiado el Camino de la Verdad. Llevados por el amor al dinero, se aprovecharán de ustedes con palabras engañosas. Pero ya comenzó su condenación y no duerme la ruina que los perderá. 4 En efecto, Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los encerró en cavernas tenebrosas, arrojándolos al infierno, y reservándolos para el día del juicio. 5 Tampoco perdonó al mundo anti1 P 3,20 g u o c u a n c j 0 desencadenó las aguas del Diluvio sobre el mundo de los malvados, pero solamente protegió a Noé, el octavo, pregonero de la Justicia. 6 Y también condenó Dios a la destrucción las ciudades Jud 7 de Sodoma y Gomorra reduciéndolas a cenizas, para que sirvieran de escarmiento a los hombres malos del futuro, i Salvó, en cambio, a Lot, hombre bueno, profundamente afligido por la conducta desenfrenada de esa gente viciosa. 8 Pues el justo Lot, que vivía en medio de ellos, sufría día tras día en su buen corazón, al ver y oír sus crímenes. 9 Así, pues, el Señor sabe librar de la prueba a los que lo sirven y reserva a los malos para castigarlos en el día del Juicio. io Esto vale en forma especial para cierta gente Jud 8 que sigue los peores deseos de su naturaleza y desprecia la majestad del Señor. Esos hombres orgullosos y atrevidos no temen insultar a los espíritus caídos, 11 mientras que los ángeles que nos superan en fuerza y en poder no se permiten ninguna acusación injuriosa en presencia del Señor. 12 Esos hombres calumnian lo que no jud 10 pueden entender, semejantes a animales irracionales, nacidos para ser capturados y muertos. Y tendrán ellos el mismofin,recibiendo lo merecido por su maldad. 13 Se creen felices con gozar placeres pasajeros; son hombres sucios y viciosos que Jud 12 toman parte en sus comidas fraternales, muy contentos de engañarlos. 14 No pueden ver a una mujer sin desearla; no se cansan de pecar y seducen las almas poco fír-
<0> Dos generaciones de cristianos habían esperado la vuelta de Jesús, y esta esperanza los ayudaba a ser más generosos en su fe. Ahora, los falsos maestros oponen la experiencia de cada día a las palabras de los profetas (especialmente los «profetas» de la Iglesia que anunciaban un fin inminente). Argumentan y siembran la duda diciendo que ya murieron los proceres de ia fe, es decir, los testigos de Cristo, y todo sigue igual. La respuesta es doble. Por una parte, Dios no mide el tiempo como nosotros. Puede presentar algo como muy cercano y no realizarlo al momento. Por otra parte, si el tiempo se nos hace largo, no por eso podemos volver a una vida cómoda, sino que debemos aprovechar la misericordia de Dios, que nos da tiempo para convertimos mejor y para que
mos tiempos aparecerán criticones llenos ción, ¡qué santa y religiosa debe ser la conmes. En su corazón se estableció el amor de sarcasmos dictados por sus malos de- ducta de ustedes, ^esperando y apresual dinero: son gente maldita. 15 seos. 4 Y dirán: «¿En qué quedó la prome- rando, por ese medio, la venida del Día de Abandonaron el camino recto y siguieron a Balaam, hijo de Bosor, que se extra- Num 22,7 sa de su Venida? Desde que murieron nues- Dios en que los cielos incendiados se disolvio para ganar dinero haciendo el mal. 16 El, tros padres en la fe, todo sigue igual como verán13y los elementos ardientes se derretisin embargo, fue reprendido por su torperán! Nosotros esperamos según la prodesde el comienzo del mundo.» za: su burra se puso a hablar como los s En realidad, ignoran voluntariamente mesa de Dios cielos nuevos ytierranueva, lsAp65,17 21,1 hombres, deteniendo al profeta en su locuque al comienzo existían los cielos y una un mundo en que reinará la justicia. ra. 17 Son fuentes sin agua, nubes empujatierra que, salida del agua, tomó consisten14 Por eso, queridos hermanos, durante das por el huracán, que corren hacia dencia en medio de las aguas por la palabra de esta espera, esfuércense para que Dios los 6 sas tinieblas. Dios. Y por la misma palabra de Dios este halle sin mancha ni culpa, viviendo en paz. 18 Con sus discursos hinchados y vacíos, mundo pereció anegado en aguas. 7 Asi15 Y consideren que la paciencia del Seacarician las pasiones y deseos impuros de mismo la Palabra de Dios conserva los ac- ñor con nosotros es para nuestra salvación, sus oyentes. Logran seducir a los que apetuales cielos y tierra hasta su destrucción como ya se lo escribió nuestro querido hernas acababan de librarse de sus errores, y por el fuego, y los encamina hacia el día del mano Pablo, con la sabiduría que se le ha logran que vuelvan a éstos. Juicio en que los impíos serán destruidos. dado: i 6 y lo repite en todas las cartas don19 8 Prometen libertad, cuando ellos misHay un punto, hermanos, que no deben de habla de estos asuntos. Hay en ellas almos son esclavos de la corrupción; pues ignorar y es que delante del Señor un día gunos puntos difíciles de comprender, que uno es esclavo de lo que lo domina. las personas ignorantes y poco firmes en Sa¡X4 es como mil años y mil años son como un 20 Ellos, en efecto, después de haberse lidía.9 El Señor no demora en cumplir lo que su fe tuercen, lo mismo que las demás Esbrado de los vicios del mundo por el conoprometió, como algunos se imaginan, sino crituras, para su propio perjuicio. cimiento del Señor y Salvador Cristo Jesús, Rom 2Í4 que tiene paciencia con ustedes porque no 1 T m2,4 vuelven a esos vicios y se dejan dominar i?Así, pues, muy queridos, avisados ' quiere que nadie perezca, sino que todos por ellos; y su estado actual resulta peor 1* 12,45 lleguen a la conversión. 10 Llegará, sin em- como están, tengan cuidado, no sea que que el primero. 21 Más les valdría no haber 1 Tes 5,2 bargo, el día del Señor, como un ladrón. esa gente extraviada los engañe y los arras.conocido el camino de la Vida Nueva, que, les haga perder la firmeza y porfincaer. Mt 24,43 f£ n t o n c e s los cielos se disolverán con gran tre, 8 después de haberlo conocido, apartarse de ruido. Los elementos se derretirán por el i Crezcan en la gracia y el conocimiento la santa doctrina que se les enseñó. 22 Les fuego, y la tierra con todo lo que encierra de nuestro Señor y Salvador Jesucristo: a jud 25 pasa exactamente lo que dice el proverbio: él la gloria, ahora y hasta el día de la eterquedará consumida. 11 «El perro se volvió a su propio vómito», y pLcro12,47 26,11 Al enterarse de esta universal destruc- nidad. Amén. «el cerdo apenas lavado se revuelca en el barro». Por qué demora la segunda venida de Cristo O 1 Muy queridos, ésta es la segunda 'O ** carta que les escribo; en las dos he intentado darles los consejos que necesitan para tener un criterio exacto. 2 No olviden las palabras de los santos profetas, ni la ins- Jud 17 trucción del Señor y Salvador, tal como la oyeron de sus apóstoles. 3 Sepan en primer lugar que en los últiotros alcancen su conversión, gracias, en particular, a nuestro buen ejemplo y oración. Mucha gente, ahora, tiene más bien la impresión de que Cristo no va a volver pronto para poner fin ai mundo actual y juzgarlo. Pero, en realidad, no sabemos cuánto tiempo nos queda para hacer mejor a este mundo. Siempre urge hacer el bien. £7 párrafo que se refiere a Pablo demuestra que ya en ese momento las Cartas de Pablo tenían en la Iglesia la misma autoridad que los antiguos libros sagrados o el Evangelio, las
/PflSsI^vS JTQAÍIJO Ñ ~ » x x x V Ñ ^ X X X N . X V ¿ X \ X XÍV* l\WVV A W W
fSl
V VVN
vVX -
vwwv
x>
VXVS.XX •XxXi-NX WX EXVXXNNX>VXW S.XNX.'V-NX.XX'vV' .VXXWW-XXXV* *V\.XX>.XXNvXW •AWXX'AXVAX*
V X> ,VN V> XNVS X.NX\Xx vsX>XV> k\\W\ ^X\V X s
,%\\X^ WN^X-X
VXXXXV W%,\XX
VXV* VXV
1 Judas, servidor de Jesucristo y hermano de San»i,ijtiago, a los que fueron llamados a la fe, amados por Dios Padre y conservados en Cristo Jesús.
2 Que abunde entre ustedes la misericordia, la paz y el amor.
Quizá el Espíritu Santo quiso dejamos la Carta de Judas con elfinde que tuviéramos más admiración por los Evangelios y otros escritos de los apóstoles. Hay que conocer la literatura de ese tiempo para saber lo enredados y lo fabu-
losos que son los libros religiosos, tanto de los judíos como de los paganos. En su comparación, el Evangelio y Pablo parecen ser del presente siglo. Esta carta puesta bajo el patrocinio del apóstol Judas Ta-
3 Amadísimos, tenía un gran deseo de escribirles
356 acerca de nuestra común salvación, y me vi obligado a hacerlo para moverlos a luchar por la fe que Dios entregó de una vez a sus santos. * Porque se han deslizado entre ustedes ciertos hombres a los que Dios, de antemano, reserva su condenación: son impíos que hacen de la gracia de nuestro Dios un pretexto para su libertinaje y niegan a nuestro único Dueño y Señor, Cristo Jesús, s Ya que ustedes han conocido todo una vez, quieNim 14,35 ro recordarles que el Señor salvó a su pueblo del país de Egipto; y después dio muerte a los que de entre ellos fueron incrédulos. 6 Hizo lo mismo con los ángeles que no conservaron su domicilio, sino que abandonaron el lugar que les correspondía: Dios los encerró en cárceles eternas, en el fondo de las tinieblas, hasta que llegue el gran día del Juicio. i Lo mismo que Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas que también se prostituyeron dejándose atraer por uniones contra la naturaleza, se ponen como ejemplo al padecer el castigo del fuego eterno. 8 A pesar de todo esto, ahora, esos hombres 2 P 2,10-18 obran igualmente: en su delirio envilecen sus cuerpos, desprecian lo que viene del Señor, blasfeman contra los ángeles. 9 Sin embargo, cuando el arcánDn 10,13 gel Miguel pleiteaba contra el diablo y disputaba el Ap 12,17 c u e r p o de Moisés, no se atrevió a insultarlo, sino que dijo: «¡Que el Señor, te reprenda!» io En cambio, estos hombres insultan y desprecian lo que no pueden entender; y lo que conocen por instinto, como los animales, solamente les sirve para su corrupción. 11 ¡Desgraciados!, siguen los pasos de Caín, y por el dinero se extravían como Balaam: al fin perecerán como el revoltoso Coré. 12 Cuando ustedes celebran sus comidas fraternales, ellos lo echan todo a perder. Comen como sinvergüenzas, sin otra preocupación que la de su propio estómago. Son como nubes llevadas por el viento y que nunca traen la lluvia, como árboles de fi-
deo, denuncia a los falsos maestros, semejantes a los que Pablo menciona en las cartas a Timoteo y a Tito. Sin embargo, las comparaciones y ejemplos que usa provienen de los libros judíos de ese tiempo. La Iglesia no había definido todavía cuáles eran los libros inspirados por Dios y que forman parte de la Biblia, y varios cristianos aprovechaban, además del Antiguo Testamento, la literatura religiosa de los judíos (por ejemplo, el libro de Enoc, el Tes-
nes de otoño en los que no se encuentran frutos, dos veces muertos. 13 Arrojan la espuma de sus vicios como olas agitadas del mar, astros errantes a los que les aguardan para siempre las espesas tinieblas, ii El patriarca Enoc, el séptimo después de Adán, dijo de ellos estas palabras: is El Señor viene con miles de ángeles para juzgarlos a todos y pedir cuentas a los impíos por todas las obras malas que cometieron: castigará todas las palabras injuriosas que los impíos pecadores lanzaron contra él. ie Todos éstos son descontentos que maldicen su suerte, y solamente buscan satisfacer sus pasiones; su boca está llena de palabras arrogantes, y por interés adulan a la gente. •7 Mas ustedes, amadísimos, recuerden lo que anunciaron los apóstoles de Cristo Jesús nuestro Señor. is Ellos les decían: Al fín de los tiempos habrá hombres que se burlarán de las cosas sagradas y vivirán según sus deseos impuros. ^ Aquí tienen a hombres que causan divisiones, hombres terrenales que no tienen el Espíritu Santo. 20 En cambio ustedes, muy amados, construyan su vida sobre las bases de su santísima fe, orando en el Espíritu Santo. 21 Manténganse en el amor de Dios, esperando la misericordia de Cristo Jesús nuestro Señor, que los llevará a la vida eterna. 22 Traten de convencer a los que dudan 23 y sálvenlos, arrancándolos de la condenación; a los demás trátenlos con compasión pero con prudencia, aborreciendo hasta las ropas contaminadas por su cuerpo. 24 Al Dios único que los puede preservar de todo pecado y presentarlos alegres y sin mancha ante su propia Gloria, 25 al único Dios que nos salva por medio de Cristo Jesús nuestro Señor, a él Gloria, Honor, Fuerza y Poder desde antes de todos los tiempos y ahora y por todos los siglos de los siglos. Amén.
tamento de los Doce Patriarcas, la Asunción de Moisés). De ahí las leyendas sobre los tiempos antiguos, que encontramos en esta carta. Con este ropaje que nos parece algo anticuado, hay un llamado vehemente a mantener íntegra la fe de los apóstoles, lo que en aquel momento preocupaba bastante a la Iglesia. Por eso, algunos años más tarde, el autor de la 2 Pedro copió una parte de la presente carta.
1 1 Lo que existía desde el principio, jn i!i O lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos. jn 1,14 Lo que hemos mirado y nuestras manos han palpado acerca del Verbo que es Vida. 2 La Vida se dio a conocer, Jn 1 " la hemos visto y somos testigos, y les anunciamos la Vida Eterna. Estaba con el Padre, y se nos apareció. 3 Lo que hemos visto y oído se lo damos a conocer, para que estén en comunión jn 17.20 con nosotnos, 1c 19 ° con el Padre y con su hijo Jesucristo. 2
4
Y les escribimos esto para que tengan alegría perfecta.
Andar en la luz + 5 Nosotros oímos, de él mismo, su mensaje y se lo anunciamos a ustedes: Que Dios es luz y que en él no hay tinieblas. 6 Si decimos que estamos en comunión con él mientras andamos en tinieblas, somos unos mentirosos y no andamos conforme a la Verdad. 7 En cambio, si nuestra vida es Luz, y si andamos en la Luz, como él está en la Luz,
LA PRIMERA CARTA DE JUAN, inseparable de su Evangelio, nos recuerda que el camino cristiano es el de una divinización, y con esto podría fortalecer a muchos que dudan. Así, por ejemplo, un joven universitario educado en la fe explica cómo llegó a ser militante marxista: «Yo quería arriar más eficazmente a mis compañeros.» Otro declara: «La fe es útil para los que todavía no tienen la visión verdadera de las cosas que nos proporciona la ciencia moderna.» Otro busca en doctrinas orientales el medio de superar los placeres engañosos de la vida y «entrar en comunión con lo infinito». Estos tres ejemplos parecieran decir que la fe, por hermosa y respetable que sea, es limitada; y que habría algo en el hombre que Cristo no satisface. Por el contrario, en esta Primera Carta, Juan afirma: al tener al Hijo de Dios, ustedes están en la Verdad total, andan en el Amor Verdadero, están en comunión con Dios mismo. Pero quizá nos engañamos a nosotros mismos cuando pretendemos estar en Cristo. Y por eso Juan precisa los criterios, las condiciones que nos permiten verificar si realmente andamos en la luz y vivimos en el Amor. De este modo, la primera carta de Juan completa su Evangelio, en el que había demostrado que al creer o no en Cristo tomamos la decisión más importante de la vida humana. En esta carta se pueden reconocer tres partes: — andar en la luz, 1,5-2,29; — vivir como hijos de Dios, 3,1-4,6; — Dios-Amor es fuente del amor, 4,7-21, y fuente de la fe, 5.
1-juan 2
359
358 6
estamos en comunión unos con otros, ¡ ¡B;: Vean en qué conoceremos que estamos en Jesucristo; y la sangre de Jesús, Hijo de Dios, nos purifica de todo pecado. ¡ ¡fel que dice: «Yo permanezco en él», 8 ' d e b e portarse como él se portó. Si decimos: «Nosotros no tenemos Pro 20.9 7 pecado», Hijos muy queridos, no les escribo 1 R 8,46 Job 9,2 nos engañamos a nosotros mismos: un nuevo mandamiento, y la Verdad no está en nosotros. sino que les recuerdo 9 Si confesamos nuestros pecados, el mandamiento antiguo, él, por ser fiel y justo, ese mismo que tenían desde el comienzo. nos perdonará nuestros pecados, Este mandamiento antiguo y nos limpiará de toda maldad. es la palabra que han oído. 8 io Decir que no hemos pecado, Y, sin embargo, se lo doy como mandamiento nuevo sería afirmar que Dios miente: porque fue realmente novedad entonces su palabra no estaría en Jesucristo en nosotros. y tiene que serlo también en ustedes, porque las tinieblas se van apartando Cumplir el mandamiento del amor y ya brilla la luz verdadera. 9 O i Hijitos míos, les escribo Si alguien pretende estar en la luz • ™ para que no pequen. y aborrece a su hermano, Pero, si alquien peca, está todavía en tinieblas. Rom 8,34 ^
a
i _ j
..
i r>
j
Heb 7,25 tenemos un abogado ante el Padre; es Jesucristo, el Justo. 2 El es la víctima por nuestros pecados, por los pecados nuestros y de todo el mundo. 3 Miren en qué conoceremos coi i,2o q U e lo conocemos a él: si cumplimos sus mandatos. 4 Si alguien dice: «Yo lo conozco», y no cumple sus mandatos, es un mentiroso y la Verdad no está en él. 5 Mas el que guarda su palabra, ése ama perfectamente a Dios.
•o El que ama a su hermano permanece en la luz y no hay en él causas de tropiezo. 11 En cambio, quien odia a su hermano está en las tinieblas y anda en tinieblas sin saber a dónde va, pues las tinieblas lo han cegado. 12 Hijitos, les escribo porque ya recibieron el perdón de sus pecados por el Nombre de Jesús. 13 Padres, les escribo porque ya conocen al que es desde el principio.
O Juan no hablará milagros, ni revelaciones, ni secretos celosamente guardados por algunos iniciados. La verdad que él nos cuenta es a la vez más sencilla y más divina que todo esto: Dios, Vida Eterna, ha venido a convivir con los hombres. El Verbo: ver Jn 1,1. En el tiempo de Cristo y de los apóstoles, el mundo romano era agitado por profundas inquietudes religiosas; y de Asia, la provincia donde vivía Juan, salían numerosas religiones y doctrinas que procuraban satisfacer la sed de verdad y de amor de los hombres. Juan opone a todas esas teorías la certeza del testigo: nosotros hemos tocado y visto. La comunión, es decir, la unión íntima de todos con Dios y con Cristo, vivida en una profunda alegría, esto es la Iglesia.
La Iglesia nos hace adquirir una visión global del hombre total. Esta es una de las riquezas que el cristiano, sobre todo el militante, debe compartir con sus compañeros. Primer criterio para saber si andamos en la Luz: ¿nos apartamos del pecado? Para entender bien lo que dice Juan, es preciso saber que quiere rebatir a algunos «falsos profetas», que decían: «por el hecho de ser cristianos permanecemos unidos a Dios; entonces no importan los pecados que puede cometer el cuerpo». Juan afirma que si uno se decide por Dios, no puede seguir entregándose al pecado. Es cierto que nadie está sin pecado; todos necesitamos de la salvación de Cristo; al confesar el pecado somos perdonados; pero el mismo perdón nos obliga más a dejar el pecado. Juan nos invita a confesar a Dios nuestros pecados, es decir, a reconocerlos humildemente ante él, confiados en su bondad. Si no hubiera esta actitud, el sacramento de la «confesión» no tendría valor. Pero, al revés, confesar nuestras culpas en el sacramento de penitencia ayuda fuertemente a tener el corazón abierto ante Dios.
+ Andar en la luz: esto es la. vida del cristiano.
Más allá de las diferentes verdades que descubren los hombres, hay una luz que es la Verdad total. Esta no se divide: uno está o no está en la luz. No se trata de puros conocimientos: es el hombre total el que actúa, vive, anda en la Luz. La fe da la luz y nos libera de muchas trabas: — La visión parcial del no creyente que no logra respetar los diferentes valores: por ejemplo, al buscar el orden, desconoce el ansia de justicia, o al luchar por la justicia atropella los derechos de su prójimo. — La inquietud del que no tiene norte y acalla sus propias dudas, lanzándose a una actuación desenfrenada. — Los sectarismos que impiden ser «hermano universal».
• Segundo criterio del amor a Dios: cumplir los mandamientos, los cuales se resumen en la caridad. ¿Pretendemos acaso conocer a Cristo y ser creyentes? Esto se debe medir según el amor que tenemos a nuestros hermanos. Mandamiento antiguo, es decir, el primero que aprendimos en la Iglesia; mandamiento nuevo, porque el mundo debe descubrir continuamente y en nuevos campos lo que puede el amor.
Jóvenes, les escribo porque han vencido al Malo. 14 Hijitos, les he escrito porque ya conocen al Padre. Padres, les he escrito porque conocen al que es desde el principio. Jóvenes, les he escrito porque son fuertes y la Palabra de Dios permanece en ustedes que ya han vencido al Malo. ,5 No amen al mundo ni lo que hay en él. Si alguno ama al mundo, en ése no está el amor del Padre. 16 Pues toda la corriente del mundo es: codicia del hombre carnal, ojos siempre ávidos y gente que ostenta su superioridad. Eso no viene del Padre sino que viene del mundo. 17 Pasa el mundo y toda su codicia, mas el que hace la voluntad de Dios [ permanece para siempre.
Rom 12,2 Jn 17,14
O
— 1-juan 2 Si hubieran sido de los nuestros, se habrían quedado con nosotros. AI salir ellos, vimos claramente que entre nosotros no todos eran de los nuestros. 20 pero ustedes tienen esa Unción 2 Co 1,21 que viene del Santo, Jn 14.26 de manera que todos poseen la verdadera sabiduría. 21 Les escribí, no porque les falte conocer la verdad, sino porque ya la conocen y las mentiras no tienen nada en común con la Verdad. jn 8,44 22 ¿Y quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es el Anticristo, que niega a la vez al Padre y al Hijo. 2
3 El que niega al Hijo, también niega al Padre, y quien reconoce al Hijo, también reconoce al Padre. 24 Que permanezca en ustedes lo que oyeron desde el principio: si permanece en ustedes Rechazar al Anticristo lo que oyeron desde el principio, O i 8 Hijitos míos, es la última hora, también ustedes permanecerán y se les dijo que llegaría un Anticristo; en el Hijo y en el Padre. 25 Y esta es la promesa pero ya han venido varios anticristos, que él mismo prometió: 2 Tes 2 4 P o r donde comprobamos 1 Tm i 4j q U e ésta es la última hora. la Vida eterna. i 9 Ellos salieron de entre nosotros mismos, 26 Les escribo esto pensando en aquellos que tratan de desviarlos; He 2o,3o a u n q U e realmente no eran de los nuestros. O Tercer criterio: no amar a) mundo. Notemos cómo Juan empieza por alegrarse con sus lectores porque conocen al Padre. No se trata de aborrecer al mundo que Cristo vino a salvar (ver comentario de Jn 3,17). Pero tenemos que reconocer en el mundo una corriente mala que viene del Malo. El mundo, según Juan, es la vida engañosa que protagonizan los hombres cuando dejan de buscar la voluntad del Padre, y se oponen a Cristo. En el mundo presente, y también en las personas, dos fuerzas conviven opuestas una a otra: lo que viene del Padre y que no pasará, y lo que fue proyectado y deseado por el hombre en los momentos en que olvidaba su condición y dignidad de hijo de Dios; codicia y soberbia que lo llevan a la muerte. Hay algo más en esto de no amar al mundo. Aunque es bueno todo lo que viene de Dios: la luz del sol, el amor, lo que sale de la inteligencia y de las manos del hombre, sin embargo, toda la creación no vale nada si la comparamos con Dios. Mientras consideramos el mundo como el gran regalo que Dios nos hizo y nos sentimos responsables ante él de su progreso y desarrollo, el mundo es bueno para nosotros. Pero tan pronto como lo consideramos como cosa nuestra, lo usamos o descuidamos a nuestro antojo, o pretendemos cambiarlo solos con la fuerza, se vuelve nuestro peor enemigo, ídolo que nos esclaviza, y campo de rivalidades. El cristiano se compromete en el mundo (primer caso), pero no con el mundo (segundo caso). Guarda su libertad de hijo de Dios, o deja de serlo por amor al mundo.
O Cuarto criterio: para estar seguros de andar en la Luz, debemos rechazar al Anticristo, es decir, guardar firme la fe y lo que la fe enseña. Los creyentes del tiempo de Juan sabían que en vísperas de la venida gloriosa de Cristo, se presentaría un Anticristo. Juan dice: ya es anticristo el que niega que Jesús sea et Cristo. Basta leer esta Carta para precisan negar a Cristo es negar que sea Dios igual al Padre. La insistencia de Juan se justifica frente a tantos cristianos de ayer y de hoy que niegan que Cristo sea igual al Padre. El Espíritu les ha de enseñar todo. Juan, al escribir esto, pensaba en los profetas que animaban y enseñaban a las Iglesias de su tiempo: con sus palabras inspiradas, el Espíritu enseñaba a la comunidad (ver Hechos 14,21; y 1 Tes 5,19). Ahora también, el Espíritu mantiene en la verdad y enseña los criterios de la verdad al que comparte la vida de la Iglesia; pero no debemos pensar que enseña todo a cada uno individualmente. ustedes tienen esta unción que viene del Santo. Juan dice que los cristianos hemos recibido de Dios una unción. No quiere hablar solamente de la unción con crisma que se drt en el bautismo y en la confirmación. Cristo quiere decir pri» cisamente «ungido», no ungido con aceite, ni siqulrt/i ron óleo consagrado, sino ungido y como empapado ron H I * píritu Santo de Dios su Padre, Juan dice: ustrden, I"» i H» tianos, han de ser instruidos en la Iglesia, pnn tío *H huma pasiva: ustedes han de discernir con qué *fMrdmt IÜ l*« IIN la Palabra de Dios.
Mt 10,33 Jn 5,23
1 -juan 3
360
27
en ustedes, sin embargo, permanece esa Unción que recibieron de Jesucristo, y no necesitan de que alguien les enseñe. jn 16,13 Pues esta Unción que de él viene les enseña todas las cosas, y les habla la verdad y no la mentira. Permanezcan en él, guardando lo que les ha enseñado. 28 Y ahora, hijitos, permanezcan en él, para que tengamos confianza cuando aparezca en su Gloria 1 co 1,8 y no sintamos vergüenza ante él cuando venga. 29 Ustedes saben que él es el Justo; reconozcan entonces que quien obra la justicia, ése ha nacido de Dios. O i Vean qué amor singular O '•' nos ha dado el Padre: que no solamente nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos, 1 co !?2i y P o r e s o e ' mundo no nos conoce porque no lo conoció a él. 2 Amados, desde ya somos hijos de Dios, j„1|12 aunque no se ha manifestado R 8 °Gái44 ' ° 1ue s e r e m o s a ' finPero ya lo sabemos: cuando él se manifieste en su Gloria RI 3,21 seremos semejantes a él, Af'á'A porque lo veremos tal como es. 2 co 3,18 3 Cuando uno funda en él esta esperanza, 2 co 7,1 procura ser limpio como él es limpio. O Aquí empieza la segunda parte de la Carta: somos hijos de Dios y debemos vivir como tales. ¿Cómo comprobar que somos hijos de Dios? Con los mismos criterios que ya encontramos: romper con el pecado, guardar el mandamiento del amor, proclamar nuestra fe. Hay muchas maneras de decir: Somos hijos de Dios. CJno puede pensar solamente: Dios quiere a los hombres; o bien: Es muy grande la dignidad de la persona humana. Pero aquí Juan nos llama la atención sobre dos puntos: — Eres hijo, pero para llegar a ser semejante a Dios: no ambiciones nada, menos que ser perfecto como él es perfecto. — Eres hijo para volver al Padre: ¿piensas lo suficiente en el fin único y tan trascendente para el cual Dios te eligió? Sabiendo esto, ¿cómo podríamos no entender que Dios nos va purificando de mil maneras, porque solamente así llegaremos a nuestro fin? Seremos semejantes a él. Compartiendo todo lo que Dios es y llegando a ser de alguna manera Dios con Dios (ver 1 Cor 13,13). Los que ahora llevan vida sufrida con Cristo serán como él transfigurados (Me 9; Col 3,4). El universo entonces alcanzafá su fin, teniendo por su centro a los hijos de Dios (Rom 8,19) o, mejor dicho, al Hombre Muevo. Los que han nacido de Dios no pecan. Parece exagerado, pero ser hijos de Dios no es algo de fantasía: realmente hemos empezado una vida en la verdad y en el amor. Al que ha renacido se le hace imposible cometer el verdadero pecado: negarse decididamente a amar, o a perdonar o a seguir luchando. Pero decimos al Padre: «No nos dejes caer...».
m
4
En cambio, si uno peca, demuestra ser un rebelde: todo pecado es rebeldía. 5 Ustedes saben que Jesucristo vino para quitar nuestros pecados: entonces en él no cabe el pecado, 6 y quien en él permanece no peca; quien peca no lo ha visto ni conocido. + 7 Hijitos míos, no se dejen extraviar: los que practican la justicia, ésos son justos tal como Jesucristo es justo. 8 En cambio, quienes pecan pertenecen al Diablo, porque el Diablo es pecador desde el principio. Pero el Hijo de Dios ha venido para deshacer las obras del Diablo. 9 Los que han nacido de Dios no pecan porque permanece en ellos la semilla de Dios; ni siquiera pueden pecar, porque han nacido de Dios. 10 Los hijos de Dios y los del Diablo se reconocen en esto: el que no obra la justicia no es de Dios, y tampoco el que no ama a su hermano. 11 Pues se les enseñó desde el principio que se amen los unos a los otros. 12 No imitemos a Caín, que mató a su hermano, porque era del Maligno. + Guardar el mandamiento del amor es el distintivo de los hijos de Dios. La mayoría de los hombres se han acostumbrado a pensar que el mundo se divide en dos bandos opuestos. Uno mira en cada hombre a un explotador o a un explotado. Otro no conoce sino progresistas y conservadores. Otros, a blancos y negros. Juan nos dice cuál es la frontera que divide a la humanidad: los que aman y los que no aman. Por ubicarse en el campo de quienes aman, el creyente será perseguido. No le perdonarán el que no comparta los odios y sectarismos de sus compañeros o de su pueblo. El que odia a su hermano es un asesino. Todo asesinato y toda matanza surge de muchos odios. Cuando la guerra devasta repentinamente un país, se debe a que muchos guardaron malos pensamientos contra sus semejantes, y otros, todavía más numerosos, no quisieron sacrificarse para arreglar las dificultades y las tiranteces. El ejercicio del amor nunca nos desgasta, como puede suceder con otras formas de sacrificarse sin el amor. Más bien nos reforma según la semejanza de Dios y ya no le tenemos miedo ni recelos. Si la conciencia nos reprocha algo, Dios es más grande que nuestra conciencia. Posiblemente, Juan quiere decir que sólo Dios conoce lo más profundo del hombre. Mejor que nosotros mismos, nos puede juzgar, y nos juzga, con un amor que a nosotros nos falta. Así. pues, no debemos guardar amarguras por nuestras culpas pasadas ni vivir angustiados. Después de un pecado, hay que imitar a Pedro, no a Judas.
Jn 1,29 1 P 2,22
Jn 8,34 Me 1,24 Jn 12,31
361 ¿Por qué lo mató? Porque él hacía el mal, Heb 11,4 mientras su hermano hacía el bien. 13 No se extrañen, hermanos, jn 15,18 de que nos odie el mundo, 14 pues al amar nosotros jn 5,24 a nuestros hermanos comprobamos que hemos pasado de la muerte a la vida. !5 El que no ama, permanece en la muerte. Mt 5 21 El que odia a su hermano, es un asesino, jn 8Í44 V| como !o saben ustedes, en el asesino no permanece la Vida eterna. 16 El (Jesucristo) sacrificó su vida por nosotros, y en esto hemos conocido el amor; Jn 15,13 así, también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos. 17 Cuando alguien goza de las riquezas de este mundo, u, 15j y, viendo a su hermano en apuros, stjo 2,15 i e cierra su corazón, ¿cómo permanecerá el amor de Dios en él? •
'8 Hijitos, no amemos con puras palabras y de labios afuera, sino verdaderamente y con obras. 19 Esto nos dará la certeza de que somos de la verdad y se tranquilizará nuestra conciencia delante de él 20 cada vez que nuestra conciencia nos reproche, LC8i3 porque Dios es más grande que nuestra conciencia y lo conoce todo. 21 Y si nuestra conciencia no nos condena, queridos, acerquémonos a Dios con toda confianza. 22 Entonces, cualquier cosa que pidamos, M, 77 Jn 15,7 £)¡ o s n o s escuchará, 23 ya que guardamos sus mandatos Creer en el Hombre (3,23), o sea, en la divinidad de Jesús. • Juan destacó el papel del Espíritu Santo para guiarnos en la verdad, pero ahora considera el caso de los profetas que no hablan de acuerdo con la fe recibida de los Apóstoles mediante la Iglesia. Semejantes conflictos siguen existiendo en la Iglesia de hoy entre los responsables de la Iglesia y quienes critican su actuación a nombre del Espíritu que los inspira. Quede claro que nunca ninguna persona inspirada podrá hablar en contra de la fe tradicional de la Iglesia. Pero ¿si se trata de la manera de ser y de actuar de la Iglesia? ¿Debemos apoyar en todas circunstancias a los responsables? Esto sería olvidar que el Evangelio forma personas libres, las cuales nunca aceptan seguir ciegamente el pa-
1-juan 4 y procuramos hacer lo que es de su agrado. Su mandato es que creamos en el Nombre de su Hijo Jesucristo y que nos amemos los unos a los otros, tal como él nos tiene ordenado. 24 El que guarda sus mandatos permanece en Dios y Dios en él. Y por el Espíritu que Dios nos ha dado sabemos que él permanece en nosotros.
*|.» »
1 p1
jn 14,23
Rom s 9
No crean a todos los inspirados A 1 Queridos míos, ™ " no se fíen de cualquier inspiración. Examinen los espíritus .
•
j
rv
para ver si vienen de Dios, porque muchos falsos profetas andan por el mundo. 2 El que reconoce que Cristo Jesús se hizo hombre, habla de parte de Dios: en esto reconocerán al que Dios inspira. 3 En cambio, si un inspirado no reconoce a Jesús, ése no habla de parte de Dios, sino que habla como el Anticristo. Les fue dicho que vendría el Anticristo, pero ya está en el mundo. 4 Ustedes, hijitos, son de Dios, y ya tienen la victoria sobre esos mentirosos, porque el que está en ustedes es más poderoso que el Amo de este mundo. 5 Ellos son dei mundo y los inspira el mundo, y los del mundo los escuchan. Nosotros somos de Dios y nos escuchan los que conocen a Dios, 6 pero aquellos que no son de Dios no nos hacen caso. Así reconocerán al Espíritu de la verdad y también al espíritu del error. recer de! Papa o del obispo o de la mayoría. Es deber nuestro pensar por nosotros mismos y juzgar con criterios evangélicos. ¿Podemos entonces dar la preferencia a los que parecen guiados por el Espíritu? Pero ¡cuántos son los inspirados que solamente creen en su propia inspiración! Si el Espíritu es el que los inspira, por más que critiquen lo que debe ser criticado nunca tratarán de dividir la Iglesia. La comunidad podrá echarlos, pero ellos no se harán responsables de una ruptura. Y aunque los rechace la comunidad local, nunca aceptarán apartarse de la comunión universal de la Iglesia, la cual siempre reconoce, con el tiempo, a los verdaderos profetas.
ai 13,2 2 P 2,1 1 Tes 5,20
1 co 12,3 Rom 10,9
He 20,29
2 Tes 2,7
Jn 15,19 17,14
Jn 18 37
1 -juan S Dios-Amor es fuente del amor Queridos míos, arriémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. 8 El que no ama, no ha conocido a Dios, pues Dios es amor. s Envió Dios a su Hijo Cínico j„ 3,16 a este mundo para darnos la Vida por medio de él. )OAsí se manifestó el amor de Dios entre nosotros. No somos nosotros los que hemos amado a Dios, sino que él nos amó primero 2 co 5,19 y envió a su Hijo como víctima por nuestros pecados: en esto está el amor. 1 1 Queridos, si tal fue el amor de Dios, MI 18.33 también nosotros debemos amarnos mutuamente. 12 Nadie ha visto nunca a Dios, pero si nos amamos unos a otros, i*®™ Dios permanece en nosotros, 1 T¡m e!i6 y su amor se dilata libremente entre nosotros. 13 Dios nos ha comunicado su Espíritu; con esto comprobamos que permanecemos en Dios y él en nosotros. 14 Nosotros mismos hemos visto, jn 317v declaramos que el Padre envió al Hijo para salvar al mundo. 15 Si alguien reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. O Aquí empieza la tercera parte de la carta: Dios-Amor es fuente del amor y de la fe. Dios es amor (8 y 16). Revelación suprema, propia de la fe cristiana. Otras religiones conocen a Dios b u e n o y compasivo: ninguna supo que el dinamismo del amor mueve toda la creación y su fuente está en Dios-Amor. El nos amó primero (10): en su predestinación eterna (ef 1,4), en el envío de su Hijo y en su sacrificio (Rom 5,8). Y si nos anima el amor verdadero, nunca tenemos sentimientos de superioridad o creemos tener méritos c o m o los que se sienten dueños de sus obras buenas. Solamente nos damos cuenta que el amor de Dios se dilata y actúa a través de nosotros. Se justifica la vida q u e se entrega para servir con cariño a algunos abandonados, enfermos, ancianos inútiles para la sociedad. Se justifica una vida que se aparta de la vida co mún para dedicarse totalmente a la oración y el amor más íntimo para con Dios. Se justifican los esfuerzos humildes y diarios para poner m á s amor donde vivimos. O Dios-Amor es el que nos pide creer en su Hijo, y ia fe es una victoria. J u a n escribió el Apocalipsis para alentar a los creyentes perseguidos, mostrándoles la victoria que
362 16 Nosotros hemos encontrado al amor de Dios presente entre nosotros, Rom 5,8 y hemos creído en su amor. Dios es amor. El que permanece en el Amor, en Dios permanece, y Dios en él. 17 En nosotros el amor alcanza su perfección cuando miramos con confianza al Día del Juicio, por ser ya en el mundo tal como es El. ia En el amor no hay temor. El amor perfecto echa fuera el temor, Rom 8,15 pues el temor mira al castigo. Mientras uno teme no conoce el amor perfecto. 19 Entonces amémonos nosotros, ya que él nos amó primero. 20 El que dice: «Yo amo a Dios», y odia a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, si no ama a su hermano, a quien ve? El mismo nos ordenó: 21 el que ame a Dios, ame también a su hermano. De Dios viene la fe C 1 Si alguien cree O ** q U e Jesús es el Enviado, ése ha nacido de Dios; el que ama al Padre ama también a todos los hijos de ese Padre. 2 Cuando amamos a Dios y cumplimos sus mandatos comparten junto a Cristo por el solo hecho de creer. Aquí lo repite en otra forma. La victoria m á s grande para el hombre es conquistar su herencia de hijo de Dios y alcanzar la vida eterna de Dios mismo. Esta hazaña la está cumpliendo el que cree en J e sús. Ya alcanzó la Verdad que es Dios, al reconocer a J e s ú s . ¿Cómo saber que amamos a los hijos de Dios? J u a n ya lo dijo: se reconoce al que ama a Dios en que ama también a sus hermanos los hombres. Pero aquí dice al revés: el que ama (bien) a sus hermanos se reconoce en que ama también a Dios. Es lo mismo que decía J e s ú s , en el Evangelio de Juan: «Ámense unos a otros c o m o yo los he amado», no de cualquier manera. Hay m u c h a s c o s a s que se llaman amor, tal vez todas tienen algo de amor, pero m á s o menos: el amor de Dios hacia nosotros y el amor que él nos da hacia los d e m á s son imposibles de confundir con otros amores. El amor que procede de una comunión auténtica con Dios no se parece al amor sentimental, tan ciego e inconstante: al contrario, es eficaz, tanto para liberar al que a m a m o s c o m o para transformarnos en Cristo. Los versículos 6-9 señalan tres aspectos complementa-
1-juan 5
363 3
tenemos la certeza de que amamos a los hijos de Dios. 4 Porque guardar los mandatos es amar a Dios; MI 11.29 en realidad, sus mandatos no son difíciles, porque todo hijo nacido de Dios vence al mundo. AP 12,11 Y la victoria por la que vencimos al mundo es nuestra fe. 5 ¿Quién ha vencido al mundo, 1 co 15 57 s ' n o e ' 9 u e c r e e 1 u e Jesús es el Hijo de Dios? 6 Tanto el agua como la sangre Jn 19,34 lo han señalado: Jesucristo. No sólo el agua, sino el agua con la sangre. Y también lo señala el Espíritu, por ser el Espíritu de la verdad. 7 Son tres, entonces, los que señalan a Jesucristo: 8 el Espíritu, el agua y la sangre, y estos tres testigos están de acuerdo. 9 Si aceptamos el testimonio Jn 3,33 de los hombres, 5,34 con mayor razón aceptemos el de Dios. Y tenemos un testimonio de Dios: 10 que ha declarado a favor de su Hijo. io Si alguien cree en el Hijo de Dios, en él permanece viva la declaración de Dios. En cambio, quien no le cree a Dios lo tiene por mentiroso, ya que no cree cuando Dios habla a favor de su Hijo, Jn 17.3 ii £33 e s ] a declaración de Dios, que nos ha dado la vida eterna, la cual está en su Hijo. 12 El que tiene al Hijo tiene la Vida, Jn 2o,3i el que no tiene al Hijo no tiene la Vida. rios de la experiencia cristiana, los cuales se verifican primero en la persona de J e s ú s Y J u a n los caracteriza con tres palabras: —- agua. El agua es símbolo de limpieza y de vida nueva — sangre: la sangre de! sacrificio, de la expiación dolorosa del pecado, i«t sangre de los mártires. — Espíritu. Fuerza incontenible que anima a los testigos de Cristo: creatividad asombrosa de las personas y de las instituciones q u e s e arraigan en la fe. Estos tres señalan a Jesucristo y también caracterizan la salvación cristiana. Es fácil ver que tienen su corresponden cid en los tres sacramento •> del Bautismo, la Eucaristía y la Confirmación -i En esta conclusión J u a n repite lo que dijo en toda la carta: ustedes que creen, sepan lo que tienen. No estimen en poco el paso que dieron al reconocer a Cristo. Exploren
Guárdense de los ídolos + 13 Les escribo entonces todas estas cosas para que sepan que tienen la Vida Eterna todos los que creen en el Nombre del Hijo de Dios. 14 Por él estamos plenamente seguros: si le pedimos algo conforme a su voluntad, él nos escuchará. i5 Sabemos que él nos atiende, cualquier cosa que le pidamos; por tanto sabemos que ya tenemos lo que le hemos pedido. 16 El que ve a su hermano cometer un pecado, de los que no llevan a la muerte, ore por él y Dios dará vida a su hermano. Hablo, por supuesto, del pecado que no lleva a la muerte, porque también hay pecado de muerte; por esos pecadores no pido oración. 17 Toda maldad es pecado, pero no es pecado que lleva a la muerte. i 8 Sabemos que los hijos nacidos de Dios no pecan, pues un hijo de Dios se cuida animismo, y el Maligno no puede nada contra él. 19 Sabemos que pertenecemos a Dios, mientras el mundo entero está bajo el poder del Maligno. 20 Sabemos que el Hijo de Dios ha venido y que nos ha dado la inteligencia para que conozcamos lo verdadero. Nosotros estamos en el Verdadero, en su Hijo, Jesucristo, el que es el Dios verdadero y es Vida Eterna. 21 Hijitos, guárdense de los ídolos. y busquen las riquezas que les están destinadas y q u e se encuentran en «Aquel que nos ama» (Apocalipsis 1,5). J u a n distingue entre el pecado que lleva a la muerte: rechazar la fe y la verdad: y las faltas de debilidad que no apagan la esperanza ni la fe, sino que simplemente las debilitan Debemos orar unos por otros con confianza para no caer m á s hondo. El mundo entero queda bajo el poder del maligno. C o m o ya se dijo, ese m u n d o pertenece a Dios, q u e lo hizo bueno. Sin embargo, el «maligno» lo aprovecha muy bien para eng a ñ a m o s (ver 2,3-17), Lo bueno es saber apreciar todo lo grande, hermoso, fascinante del mundo, procurar hacer m á s perfecto cualquier rodaje del universo; pero nunca aprove criar egoístarnente; nunca hacerse esclavo, ni de la comodidad que ofrece el mundo, ni de las opiniones mayontarias guárdense de los ídolos. — El Mesías venido en la carne (7): es decir que, existiendo en Dios, c o m o Dios, viene a nosotros hecho hombre.
Sigo 1.5
Mt 21,22 Jn 14,13
Mt 3,29 Heb 6,4
10,26
Jn 20,20 Rom 9,5 Ti 2,13
2--
cr55=5
r
«
INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN Dama elegida, Señora. Así saluda Juan a la comunidad de no sabemos qué ciudad. Elegida y Santa es la Iglesia, como son elegidos de Dios y santos los que la integran. Juan invita a una actitud muy firme y tajante frente a los que no aceptan la fe pura de los apóstoles. Al mismo tiempo recuerda la ley fundamental del cristiano, el amor. Permanecer celosamente fieles a la Verdad es amar a Cristo, que nos confió esta verdad, y servir a los hombres, que necesitan toda la verdad y no solamente la que más guste a la gente de hoy.
7
Porque han venido al mundo muchos seductores que no reconocen a Jesús como el Mesías venido en la carne. Esos son impostores y anticristos. 8 Cuídense a sí mismos, para que no pierdan el fruto de sus trabajos, sino que reciban una recompensa perfecta. 9 Todo el que se sobrepasa y no se queda dentro de la doctrina de Cristo no posee a Dios. El que permanece en la doctrina, ése sí que posee al Padre y al Hijo. io Si alguien llega a ustedes y no trae esta doctrina, no lo reciban en sus casas, ni siquiera lo saluden. ' ' Porque el que lo saluda se hace cómplice de sus malas obras. i2 Tendría muchas cosas que escribirte, 6 El amor consiste en esto: que andemos pero prefiero no hacerlo con papel y tinta. de acuerdo a sus mandamientos. Y el man- Espero ir personalmente y hablarte de viva para que nuestra alegría sea perfecta. damiento es éste: que anden en el amor voz, 13 Te saludan los hijos de tu hermana como ustedes lo aprendieron desde el prinElegida. cipio.
i Yo, el Anciano, a la Dama Elegida y a sus hijos, a los que amo sinceramente, así como los que han conocido la verdad, 2 a causa de esta misma verdad que está y estará siempre en nosotros. 3 Reciban gracia, misericordia y paz de Dios Padre y de su Hijo Cristo Jesús, en verdad y amor. 4 Mucho me alegré al haber encontrado hijos tuyos que viven de acuerdo a la verdad, según el mandato que recibimos del Padre. 5 Y ahora, Señora, te ruego; no es un mandamiento nuevo el que te escribo, sino el que tenemos desde el principio; te ruego: que nos amemos unos a otros.
Para los cristianos que lo conocían, el apóstol Juan no era «san Juan», sino un hombre. Para cierto Diotrefes, al que había establecido responsable en no sabemos qué comunidad, Juan era un anciano molesto. Y Diotrefes, para mejor dominar en su Iglesia, cortaba las relaciones. Al contrario, Juan habla en sus tres cartas, como en el Evangelio, de esta «comunión» que ha de existir entre todos los cristianos. Cualquier Iglesia, cualquier grupo, debe permanecer abierto a los demás, manteniendo constantes relaciones con ellos. Pablo también recalca este deber: recibir en su propia casa a los cristianos que vienen de otros lugares para estrechar los lazos de la fe común.
i Yo, el Anciano, al muy amado Gayo, al que amo sinceramente. 2 Muy querido, deseo que te resulten bien todos tus asuntos y que goces de salud corporal como gozas de la del alma. 3 Mucho me alegré con los hermanos que vinieron y que alabaron tu verdad, quiero decir la manera como vives en la verdad. 4 Nada me causa mayor alegría que saber que mis hijos viven en la verdad. ? Hermano, obras fielmente en todo lo que haces con tus hermanos y más aún cuando son hermanos que llegan de otro lugar. 6 Ellos hablaron de tu caridad ante la Iglesia reunida. Harás bien proporcionándoles, como para Dios, lo que necesitan para proseguir su viaje. 7 En realidad, por su Nombre se pusieron en8 camino sin aceptar nada de los paganos. Debemos acoger a tales hombres, haciéndonos sus cooperadores en la obra de la verdad. 9 Escribí unas palabras a la Iglesia. Pero
Diotrefes, que está ansioso por presidirla, no reconoce nuestra autoridad. iop 0 r eso, si voy, no dejaré de reprocharle su manera de actuar. Pues nos desprestigia con palabras mal intencionadas. Y no contento con eso, ni siquiera recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos, no los deja y los expulsa de la Iglesia. 11 Hermano muy querido, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace el bien es de Dios. El que hace el mal no conoce o Dios.12 En cuanto a Demetrio, todos lo e!aban, hasta la misma Verdad. Nosotros también lo alabamos y tú sabes que, cuando recomendamos a alguien, lo hacemos según la verdad.13 Tendría muchas cosas que decirte, pero no quiero hacerlo por escrito. 14 Espero verte dentro de poco y conversaremos cara a cara. 15 La paz sea contigo. Tus amigos te saludan. Saluda a los nuestros, a cada uno por su nombre.
367
LA CARTA-APOCALIPSIS DE JUAN Juan, en un éxtasis, contempló la gloria de Cristo resucitado y en ella entendió el destino de la Iglesia ya amenazada por las primeras persecuciones. De ahí salió su libro: Apocalipsis de Jesucristo. ¿Por qué ahora el Apocalipsis tiene reputación de ser un libro misterioso y difícil de entender, y para muchos Apocalipsis tiene sentido de terrorífico? ¿Por qué algunos buscan ahí cifras y mensajes secretos que podrían adaptarse a acontecimientos de nuestro tiempo, como si Juan lo hubiera anunciado detalladamente? Esto se debe en gran parte a que, en el tiempo de Jesús, los Apocalipsis eran una forma de literatura muy de moda. Así se conocen un Apocalipsis llamado de Isaías, un Apocalipsis de Moisés, uno de Henoc... Estos libros pretendían aclarar los acontecimientos de entonces, pero todo lo expresaban con visiones ficticias, con imágenes fantásticas, y era un juego para los lectores reconocer su propia realidad contada en forma sofisticada. Ahora bien, si Juan quiso exponer su comprensión profética de la historia en forma de Apocalipsis, entenderemos su mensaje con tal de no tomar todo al pie de la letra; más bien debemos interpretar estas visiones, cifras y símbolos según las reglas propias de la literatura apocalíptica. Entonces veremos que el Apocalipsis de Jesucristo no es ni difícil ni terrorífico, sino lleno de esperanza: Cristo resucitado es el centro de la historia; el mundo es el escenario de la lucha entre la Iglesia, encabezada por Cristo, y las fuerzas del demonio; los cristianos son llamados a dar valientemente su testimonio. Se pueden reconocer en el Apocalipsis siete series de siete elementos cada una, distribuidas en cuatro grandes partes: — Los siete mensajes a las Iglesias, cap. 1-3. — Balance del Antiguo Testamento, cap. 4-9. — La Iglesia se enfrenta con el Imperio Romano, cap. 11,19-19,6. — Los últimos tiempos y la Jerusalén celestial, cap. 20-22.
apocalipsis 1
1 i Apocalipsis de Jesucristo. ^ "•• Dios le confío esta revelación para que enseñara a sus servidores lo que va a suceder pronto. El envió a su ángel para que se lo transmitiera en forma de visiones a su servidor Juan, 2 el cual dice lo que vio, afirmando que ésa es Palabra de Dios y Testimonio solemne de Jesucristo. 3 Feliz el que lea públicamente estas palabras proféticas, y felices quienes las escuchen y hagan caso de este mensaje, pues el tiempo está cerca. + 4 Juan a las siete Iglesias de Asia: reciban gracia y paz de Aquel que Es, que era y que viene, de parte de los Siete Espíritus que están delante de su trono, 5 y de parte de Cristo Jesús, el Testigo fiel, el primer nacido de entre los muertos, el rey de los reyes de la tierra, el que nos ama, 6 el que nos purificó de nuestros pecados por su sangre, haciendo de nosotros un Reino y Sacerdotes de Dios su Padre. A él la Gloria y el Poder por los siglos de los siglos. ¡Amén! 7 Miren que viene entre las nubes, y todos lo verán, aun los que lo hirieron —y llorarán por su muerte todas las naciones de la tierra. Sí, así será. 8 Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, El que Es, el que era y el que ha de venir; el Señor del Universo. • 9 Yo, Juan, hermano de ustedes, con quienes comparto las pruebas, el reino y la perseverancia en Jesús, me encontraba en la Isla de Patmos, a causa de Ja Palabra de Dios y por haber proclamado a Jesús. 1 0 Se apoderó de mí el Espíritu, el día del Señor, y oí a mis espaldas una voz que sonaba como trompeta: i1 «Escribe en un libro lo que veas, y manda ese libro a las siete Igle-
sias de Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea.» 12 Me volví para ver quién me hablaba; detrás de mí había siete candeleros de oro, 13 y en medio de los candeleros vi a uno que es como Hijo de Hombre, con un ves- D« 7,9 tido que le llegaba hasta los pies y un cin- ío j turón de oro a la altura del pecho. 14 Su cabeza y sus cabellos son blancos,
O El tiempo est4 cerca (3): para los lectores de Juan tanto como para nosotros. Así quedan desvirtuados los cálculos de los lectores contemporánes, que querrían ver en el Apocalipsis una descripción de los acontecimientos que vivimos.
• Juan había sido condenado por su fe y vivía desterrado en Patmos. Era como el año 95. Juan recibe su visión el día del Señor, o sea, el domingo o día de la resurrección. Por tanto, dicha visión será animada por el soplo triunfante de la resurrección. Vi como un Hijo de Hombre. Es una visión simbólica de Cristo; va vestido como los sacerdotes y ceñido de oro como los reyes. Los cabellos blancos son símbolo de su eternidad. Los pies de bronce significan que nadie lo echaré abajo. Cristo aparece tal como Daniel representa a Dios, Juez universal (ver 7,9). Vo soy el Primero y el Ultimo. Con estas palabras, Cristo se identifica con Dios mismo. Es una manera de hablar propia de Dios en la Biblia (ver Is 44,6 y 12). En el momento de dar los siete mensajes a las Iglesias, Cristo aparece no como un hombre del pasado, sino como el Señor que tiene en su mano los destinos de las Iglesias. La espada de dos ñlos que sale de su boca, es la palabra de Dios que penetra irresistiblemente en los espíritus y que siempre se cumple en los acontecimientos. Es eficaz tanto para dar muerte como para salvar. Eran más de siete las Iglesias de Asia. Pero siete designa una plenitud, y las siete representan, pues, a todas las comunidades cristianas. Siete es la cifra perfecta, y por eso en el Apocalipsis se nombra siete veces a Cristo, catorce veces a Jesús, veintiocho al Cordero (que es Cristo). Hay siete profecías de la victoria de Cristo con los suyos y siete Bienaventuranzas semejantes a las del Evangelio: «Feliz quien...». La estrella, el ángel y el candelabro: posiblemente esas tres imágenes se completan para designar una Iglesia, obispos y creyentes juntos.
+ Juan saluda a sus lectores, deseándoles la paz que viene del Padre, de Cristo y del Espíritu Santo. En cuanto Juan nombró a las tres Personas, su alabanza va toda a Cristo: ésta era la novedad que tan poderosamente empujaba a los primeros cristianos: Cristo Dios, que vino como hombre. Los Siete Espíritus quiere decir la plenitud del Espíritu de Dios. Eí que es, el que era y el que viene, esa manera de designar a Dios amplía lo que había sido revelado a Moisés: «Yo soy el que soy» (Ex 3). El Dios Vivo es un Dios que viene. Después se representa a Jesús como el Mesías y Juez esperado por los judíos. Viene entre las nubes. Jesús en su proceso también había hecho referencia a este texto del profeta Daniel (7,13). Llorando por su muerte todas las naciones. Ver en Zacarías 12,10 esta profecía del Mesías asesinado: «el que traspasaron». Alfa y Omega (o sea, A y Z). Eso sugiere que Dios abarca toda la duración del tiempo. El Apocalipsis se dirige a cristianos que empiezan a sufrir por su fe, y les muestra a Cristo como el modelo que están imitando. Cristo es *e/ servidor y el testigo de Dios y del Padre». No olvidemos que mártir signifíca testigo.
apocalipsis 2 °n 10.6 como lana blanca, como nieve, y sus ojos parecen llamas de fuego. isSus pies son EZ 1,24 semejantes a bronce pulido, cuando está en horno ardiente. Su voz es como estruendo de grandes olas. 1 6 En su mano derecha tiene siete estrellas, y de su boca sale una espada de doble y agudo filo. Su cara es como el sol cuando brilla con toda su fuerza. 17 Al verlo, caí como muerto a sus pies; pero me tocó con la mano derecha y me is 44.6 dijo: «No temas nada, soy Yo, el Primero y el Ultimo. 18 Yo soy el que vive; estuve muerto y de nuevo soy el que vive por los " ,6 ' 18 siglos de los siglos, y tengo en mi mano las llaves de la muerte y del infierno. 19 Escribe, pues, lo que has visto, tanto lo presente como lo que debe suceder después. 2 0 Entiende el significado secreto de las siete estrellas que viste en mi mano derecha y de los siete candeleras de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete Iglesias, y los siete candeleras son las siete Iglesias.» Los siete mensajes a las Iglesias P ! AI ángel de la Iglesia de Efeso, esV" " cribe: Esto te manda decir el que tie]|i2 ne las siete estrellas en su derecha y que camina en medio de los siete candeleras de oro: O 2 Yo conozco tus obras y tus trabajos y sé que sufres pacientemente. No puedes tolerar a los malos, sometiste a prueba a los que se llaman a sí mismos apóstoles y los O Los siete mensajes que vienen a continuación empiezan con las palabra conozco. Cristo mira, conoce y ama a su Iglesia. Empieza por subrayar lo positivo y después hace los reproches. Cristo permanece invisible, pero es Señor del universo y dirige la Historia. Los mensajes nos dan a conocer las dificultades que enfrentan estas Iglesias de Asia: — Por una parte, son hostilidades provenientes tanto de los judíos como de los paganos: vienen a probar la perseverancia de los creyentes. — Por otra parte, son los «Nicolaítas», es decir, esos cristianos que, deseosos de no apartarse de los paganos, aceptaban incluso compartir con ellos los banquetes de los templos paganos, donde se comía la carne sacrificada a los ídolos: amenaza contra la fe. — La última tentación es la que viene con el tiempo: se enfria el amor que se había despertado en los primeros momentos de la conversión. O Efeso viene primero por ser la Iglesia madre. Allí predicó Pablo durante dos años (Hechos 19,8). Ahí vino después a residir Juan, extendiendo su autoridad sobre las Iglesias de la provincia de Asia. Sé cómo sufres pacientemente. Estando ausente el apóstol, la iglesia supo rechazar a los falsos apóstoles y guardar la fe verdadera.
368 3
hallaste mentirosos. Tampoco te falta la constancia; has padecido por mi Nombre sin desanimarte. 4 Sin embargo, tengo en contra tuya el que has perdido tu amor del principio. 5Mira, acuérdate de dónde has caído, y arrepiéntete, volviendo a hacer lo que antes sabías hacer. En caso contrario, iré a ti y removeré tu candelero de donde fue colocado: eso, si no te arrepientes. 6 Algo más: noto en tu favor que aborreces la conducta de los nicolaítas, que yo también aborrezco. 7 El que tenga oídos, escuche este mensaje del Espíritu a las Iglesias: «Al vencedor Gén 2 9 yo le daré de comer del árbol de la Vida que *P 22 2 se halla en el Paraíso de Dios.» + s Escribe el ángel de la Iglesia de Esmírna: Así habla el Primero y el ultimo, el que estuvo muerto y volvió a la vida. 9 Yo sé que tú sufres y eres pobre. En realidad, eres rico. Yo sé cómo te calumnian los que pretenden ser judíos y que más bien son ¡a sinagoga de Satanás. i° No te asustes de lo que vas a padecer. El diablo meterá a la cárcel a algunos de ustedes para ponerlos a prueba. Serán diez días de prue- Dn 1.12 ba. Permanece fiel hasta la muerte, y te daré la corona de la Vida. 11 El que tenga oídos, escuche este mensaje del Espíritu a las Iglesias: «El vencedor no tiene nada que temer de la segunda 20fj muerte.» *'•* • i 2 Escribe al ángel de la Iglesia de Pérgamo: Así habla el que tiene la aguda es- ¿Jíj pada de doble filo. Perdiste tu amor del principio. ¡Cuántos detalles difíciles de precisar nos hacen sentir el fervor de una comunidad o, al contrario, muestran que falta lo esencial del amor auténtico a Dios, apasionado y constante! Removeré tu candelero: sancionaré a tus encargados. E¡ árbol de la vida es la vida eterna (ver Gén 2,9). + La Iglesia de Esmima reúne hombres pobres en una ciudad riquísima. En realidad, es rica ante Dios, que la va a probar para que dé más frutos. Serán diez días de prueba. Esa cifra diez es propia del tiempo en que dominan los malos. Así se anuncia una prueba de corta duración. La segunda muerte. (Ver Apocalipsis 20,14.) Es la condenación eterna, la que separa el alma, no del cuerpo, sino de Dios. Los que pretenden ser judíos. Los cristianos, por ser creyentes y pueblo de Dios, son los verdaderos hijos de Abraham y los verdaderos judíos. Los judíos de raza que no creyeron, perdieron su derecho a ostentar ese nombre. Por tanto, su «sinagoga», o sea, su asamblea, pasa a ser la de Satanás, a! oponerse a la Iglesia. • Pérgamo tiene el privilegio de ser un centro importante del culto pagano: es «el trono de Satanás».
apocalipsis 3
369 3
1 Sé dónde vives: allí donde está el trono de Satanás. Pero firmemente te aferras a mi Nombre; no has renegado de mí, ni siquiera en los días en que fue muerto Antipas, mi fiel testigo, ahí donde vives, en esa tierra de Satanás. 14 Es poco lo que tengo Núm 22,2 e n contra tuya: toleras a los que tienen la '2C° fí°5 doctrina de Balaam, el que enseñó a Balac la manera de hacer tropezar a los israelitas, comiendo carnes sacrificadas a los ídolos, y se hicieron adúlteros. 15 Asimismo, soportas a los partidarios de la doctrina de los nicolaítas. 16 Por eso arrepiéntete; si no, iré pronto a ti para combatir a esa gente con la espada que sale de mi boca. 17 El que tenga oídos escuche este men141 saje del Espíritu a las Iglesias: «Al vencedor ls ^¡ le daré maná misterioso. Le daré también Jn6,32 u n a piedra blanca que lleva grabado un nombre nuevo que nadie conoce, sino el que lo recibe.» O 18 Escribe al ángel de la Iglesia de Tiatira: Así habla el Hijo de Dios, cuyos ojos son llama ardiente y sus pies semejantes a bronce brillante. 19 Conozco tu proceder: tu amor, tu fe, tu servicio, tu perseverancia y tus últimos trabajos más numerosos que los primeros. 20 Pero tengo en contra tuya que dejas ac1 R 16,31 tuar a tu Jezabel, esa mujer que se llama a sí misma profetisa y enseña engañando a mis servidores, y los lleva a la inmoralidad sexual y a comer carnes sacrificadas, a los ídolos. 2 i Le he otorgado tiempo suficiente para que se arrepienta, pero no quiere salir de su prostitución. 2 2 Por eso ahora la voy a arrojar en un lecho, y a los que cometieron adulterio con ella, los arrojaré en una prueba terrible, a no ser que se arrepientan. Te aferras a mi nombre. El nombre de Cristo es «Señor». Es el momento en que los emperadores de Roma empiezan a hacerse llamar «Señor» y adorar como dioses, obligando así a los cristianos a escoger entre el culto al emperador, impuesto a todos bajo graves castigos, y la fidelidad a Cristo. La Iglesia de Pérgamo tiene el privilegio de haber tenido entre sus miembros al primer mártir de esta provincia, Antipas, del que aquí se habla. Su valentía en proclamar su fe frente a la persecución pagana, no impide que la comente pagana penetre en la misma Iglesia con los nicolaítas, de que se habló anteriormente: al participar en ciertas ceremonias paganas y al volver a la libertad sexual de los paganos, amenazan destruir la Iglesia. Iré a castigar a esa gente. En la Iglesia del primer tiempo, la acción del Espíritu Santo se hace sentir a cada momento. Los profetas hablan, designan al culpable, y las desgracias no tardan en suceder. La piedra blanca es un presagio de felicidad. El nombre nuevo (ver Is 65,15) significa la renovación del cristiano en su ser profundo: al vivir y crecer en la fe, empieza una per-
23
de sus maldades. A sus hijos los heriré de muerte, y sabrán todas las Iglesias que Yo soy el que conoce hasta los rincones del corazón y de la mente; y a cada uno de us- Jer 11,20 tedes le pagaré según como se porten. 24 Ahora escúchenme los demás de Tiatira, los que no siguen esa doctrina ni han conocido los «misterios de Satanás», como dicen ellos: para ustedes no habrá ningún castigo; 2 5 solamente conserven lo que tienen hasta que yo venga. 26 Al que venza y se mantenga en mis caminos hasta el fin, le daré poder sobre las naciones; 21 las dirigirá con vara de hierro, i9,15 y las quebrará como vasos de barro, ha- Sal28 ciendo igual que yo, que recibí de mi Padre este poder. 2 8 A d e m á s le daré la Estrella d e is fAf¡ 2P1 19 la m a ñ a n a . ' 29 El que tenga oídos, escuche este mensaje del Espíritu a las Iglesias. O 1 Escribe al ángel de la Iglesia de ^ ** Sardes: Así habla el que tiene los Sie- f te Espíritus de Dios y las siete estrellas, is 11,2 Yo sé lo que vales: te creen vivo, pero estás muerto. 2 Despiértate y reanima lo que todavía no ha muerto. En realidad, delante de mi Dios encuentro muy imperfectas tus obras. 3 Recuerda la enseñanza que recibiste; guárdala y cambia de conducta. Pues, si M, J5;J| no estás despierto, vendré como un ladrón 1TK M sin que tú sepas a qué hora. 4 Con todo, en Sardes quedan algunos que no mancharon sus ropas; éstos me acompañarán vestidos de blanco, pues ellos lo merecen. 5 El vencedor vestirá de blanco. Nunca borraré su nombre del libro de la Vida; más Mt 10 32 bien lo proclamaré delante de mi Padre y de sus ángeles. sonalidad nueva que aparecerá a las claras en el cielo. El maná misterioso (17): para el que le sea fiel, Cristo se hace fuerza y fuente de vida (Jn 6,48). O Jezabel es en la Biblia el nombre de la mujer impía (ver 1 Re 19), y designa aquí a alguna profetisa nicolaíta. Sus amantes e hijos son sus seguidores. En la Biblia, la idolatría es llamada muy a menudo «adulterio» o «prostitución»: el pueblo creyente pertenece a Dios como la esposa a su esposo, y serle infiel es prostituirse. En realidad, los que adoran a los ídolos habitualmente no respetan la disciplina sexual impuesta por la fe. Por eso, al hablar el Apocalipsis de la prostitución, debemos entender a la vez idolatría e inmoralidad sexual. Las dirigirá con vara de hierro. Con esas palabras, se promete al vencedor que compartirá la victoria de Cristo (ver salmo 2). El vencedor recibirá la Estrella de la mañana, es decir, a Cristo mismo (ver Apocalipsis 22,15). O Es un mensaje breve a una Iglesia que se muere. La Iglesia universal tiene las promesas de la eternidad. Sin embargo, cualquier Iglesia particular puede desaparecer.
apocalipsis 4
370
6
El que tenga oídos, escuche este mensaje del Espíritu a las Iglesias. + 7 Escribe al ángel de la Iglesia de Filadelfia: Así habla el Santo, el Verdadero, el is 22,22 que guarda la llave de David: si él abre, nadie cerrará, y si cierra, nadie abrirá. 8 Yo sé lo que vales; he abierto delante Co i 4 3 de ti una puerta y aunque eres débil nadie la podrá cerrar, porque has guardado mi Palabra y no has renegado de mí. 9 Obligaré a los de la Sinagoga de Satanás, a esos is 45,14 mentirosos que se llaman judíos y no lo 60,14 son, los haré venir a postrarse a tus pies y reconocerán que yo te he amado. 10 Y porque guardaste con perseverancia mis palabras, yo por mi parte te protegeré en la hora de la prueba que va a venir sobre el mundo entero, para probar a los habitantes de la tierra. ' 5 Yo vendré pronto, guarda lo que tienes, no sea que alguien te arrebate el premio. 12 Al vencedor lo pondré como columna Gal 2,9 en el Templo de mi Dios, de donde no sal35 "" ' drá nunca jamás. En él grabaré el nombre 21 j de mi Dios y el nombre de la Ciudad de mi EZ 48,35 Dios, la Nueva Jerusalén, la que viene del Cielo, obra de Dios, y mi propio nuevo nombre.
13
El que tenga oídos, que escuche este mensaje del Espíritu a las Iglesias. • 14 Escribe al ángel de la Iglesia de Lao- 2 co 1,19 dicea: Así habla el Amén, el Testigo fiel y °n 1,3 verdadero, el Principio de las obras de Dios. cheb7,¡ 15 Yo sé lo que vales: no eres ni frío ni caliente; ojalá fueras lo uno o lo otro. 16 Desgraciadamente eres tibio, ni frío ni caliente, y por eso voy a vomitarte de mi boca. 17 Tú piensas: soy rico, tengo de todo, nada me falta. ¿No ves cómo eres un infeliz, un pobre, un ciego, un desnudo que merece compasión? i 8 Sigue mi consejo: cómprate de mí oro refinado para hacerte rico, ro- is 55,1 pas blancas para cubrirte y no presentarte más desnudo para tu vergüenza; por fin, pídeme un colirio que te pongas en los ojos para ver. 19 Yo reprendo y corrijo a los que amo. ¡Vamos!, anímate y conviértete. Pro3,12 20 Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguien escucha mi voz y me abre, entraré a 1 co 11,32 su casa a comer, Yo con él y él conmigo. n ' 21 Al vencedor le concederé que se siente junto a mí en mi trono, del mismo modo Lc 22 29 que yo, después de vencer, me senté junto Sal 11°'1 a mi Padre en su trono. 22 El que tenga oídos escuche este mensaje del Espíritu a las Iglesias.
MIRADA ATRÁS: CRISTO E ISRAEL 2 El trono en el cielo En ese mismo momento se apoderó de EZ 1,26 A i Después de esto miré: había una mí el Espíritu y estuve contemplando esto: is 11'} v " puerta abierta en el cielo y la voz que En el Cielo había un trono colocado y en el antes había oído como una trompeta me trono Alguien estaba sentado 3 que tenía Me!;!!! decía: «Sube aquí y te mostraré los acon- aspecto como de jaspe verde y de ágata. Alrededor del trono un arco iris arroja reHe 10,11 tecimientos que vendrán en seguida.»
El manto blanco significa vida interior: ser revestido de Cristo (ver Ef 4,24). A lo largo del Apocalipsis, el color blanco significa gozo, fuerza, victoria, gloria eterna. + Este es un mensaje de consuelo y optimismo para el obrero fiel del Espíritu Santo, pero enredado en las mil dificultades del apostolado. El que tiene la llave de David. (Ver Is 22,22.) Cristo tiene el poder absoluto sobre la «casa de David», o sea, sobre su pueblo. El prepara un apostolado fecundo a los que supieron perseverar en los tiempos difíciles y cuando no se veían los frutos de sus labores. He abierto ante ti una puerta (v. 8) quiere decir: te he preparado un apostolado exitoso. Se indica la condición: guardar la palabra de Dios y serle fiel. • No eres frío ni caliente. Pii el incrédulo que se queda frío frente a una fe que no comparte, ni el creyente que toma en serio el amor de Dios con una entrega real. Fácilmente
nos imaginamos esta comunidad de gente simpática y cómoda. Eran un grupo religioso más, pero no los testigos de Cristo vencedor. Laodicea tenía aguas termales, frías y calientes. También se fabricaba en esta ciudad un colirio famoso para mejorar la vista. Amén quiere decir: es verdad, o también: así me comprometo. Cristo es el amén del Padre. Su compromiso con nosotros es el cumplimiento de sus promesas (ver 2 Cor 1,20). Y porque Cristo es amén, nos llama también a nosotros a un compromiso real con Dios, para realizar sus planes. O Después de estos mensajes a las Iglesias de Asia, vienen visiones que encierran el sentido de la historia. — En los capítulos 4-11, Juan descubre el sentido de la historia de Israel, hasta la predicación del Evangelio. — En los capítulos 12-21 nos prepara para comprender la historia que vivimos y las luchas de la Iglesia.
371 flejos de esmeraldas. 4 Veinticuatro sillones rodean el trono, en los que están sentados veinticuatro Ancianos con blancas vestiduras y coronas de oro en la cabeza. 5 Del tro& 19,16 no salen relámpagos, voces y truenos. Siete antorchas arden ante el trono, que son los Siete Espíritus de Dios. 6Ante el trono se Ezi,22 extiende un mar como de cristal transí-5 párente. A los cuatro lados del trono permanecen cuatro Vivientes llenos de ojos, por delante y por detrás. 7 El primer viviente se parece a un león; el segundo, a un toro; el tercero tiene cara como de hombre, y el cuarto es como águila en pleno vuelo. 8 Cada uno de los cuatro Vivientes tiene seis alas llenas de ojos por ambos lados y no cesan de repetir día y noche: Santo, Santo, Santo es el Señor Dios, el is 6,2-3 Señor del universo, Aquel que era, que es y que viene.
9 Cada vez que los Vivientes rinden gloria, honor y acción de gracias al que está sentado en el trono, y que vive por los siglos de los siglos, 10 los veinticuatro Ancianos se arrodillan ante él, adorándolo. Arrojan sus coronas delante del trono diciendo: 1i Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú creaste todas ¡as cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. Para empezar, necesitamos saber a dónde vamos y por qué luchamos. El que no tiene un norte, pronto será barrido por las corrientes adversas. Por eso Juan, antes de desarrollar una visión de la Historia, nos muestra el centro inmutable de donde provienen todas las cosas y los acontecimientos y a dónde vuelven. En el cielo un trono, y en el trono Alguien sentado. Ese Alguien invisible del que irradian luz y vida es el Ser divino contemplado en su fuente primera, que es el Padre. El no tiene rostro que se pueda describir, pero todos los elementos de la naturaleza están reunidos para expresar algo del Ser divino: fuerza imponente del temporal, poder fascinante del fuego, pureza y frescura del agua. Los ancianos son los santos del Antiguo Testamento que representan al pueblo fiel (ver Is 24,23). Los cuatro animales, o más bien seres, designan a los ángeles. Son figuras poéticas para expresar lo más noble, robusto, sabio y rápido. Fijan sus ojos, siempre despiertos, en el seno del Ser divino y derraman las energías de Dios por todo el universo (ver Ez 1). No cesan de repetir: Santo, Santo, Santo (v. 8). Este es el primero de los himnos que leemos en el Apocalipsis. Al centro en que está Dios y de donde parte la historia del mundo, solamente vuelve la acción de gracias. Cuando haya transcurrido la historia y se acabe la vida de los mortales, todo se reunirá en una acción de gracias al Padre. ¿Qué haremos en el cielo? Todo será admiración, alabanza y descubrimiento asombrado de la infinidad de Dios. una puerta se abre en la bóveda del cielo (v. 7). Según las ideas de aquel tiempo, por encima de la bóveda están las «aguas superiores», que son el piso de otro cielo, el verdadero, donde reside Dios. Esas son llamadas «mar transparente como el cristal».
apocalipsis 5 La entrada del cordero ^ C i Vi entonces en la mano derecha del ^ *' que está sentado en el trono un libro en forma de rollo escrito por ambos lados, sellado con siete sellos. 2 En ese mismo momento un ángel poderoso exclamó a toda voz: «¿Quién es digno de abrir el libro y de romper los sellos?» 3 Y no se encontró a nadie, ni en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de ella (entre los muertos) que fuera capaz de abrir el libro y de leerlo.4 Yo, me quedé llorando al ver que nadie había sido hallado digno de abrir el libro ni de leerlo. 5 Entonces uno de los Ancianos me dijo: «No llores más: mira, ha vencido el León de la tribu de Judá, el Bro- Gán 49,8 te de David; él abrirá el libro de los siete ls111 sellos.» 6 Miré entonces: entre el trono con sus cuatro Vivientes y los veinticuatro Ancianos, Jn ] un Cordero estaba de pie, a pesar de haber sido sacrificado. Se le veían siete cuernos y siete ojos, que son los Siete Espíritus de Dios enviados a toda la tierra. 7 El Cordero se adelantó y tomó el libro de la mano derecha del que está sentado en el trono. 8 Cuando lo tomó, los cuatro Vivientes se postraron ante el Cordero. Lo mismo hicieron los veinticuatro Ancianos, que tenían en sus manos arpas y copas de Se notará cómo Juan describe el misterio de Dios en la presente página, usando las imágenes de Isaías 6yEzequiel 1. En cuanto a los cuatro animales, el arte cristiano acostumbró a representar con ellos a los cuatro evangelistas: Mateo, el hombre; Marcos, el león; Lucas, el toro, y Juan el águila. O Sigue la visión. Dos elementos nuevos aparecen: el Libro sellado y el Cordero. La Historia de Israel (que se lee en el Ubro de la Biblia) y Cristo. Los lectores de Juan tenían un libro, el Antiguo Testamento. Para los que entre ellos eran de origen judío, era la historia de su pueblo. Pero también era el libro de los demás cristianos, y de alguna manera contiene la historia de todos los hombres, ya que en ella se preparaba la salvación de toda la humanidad. Hacía ya unos veinte años que la nación judía había sido destruida, según la profecía de Jesús (Me 13), y los cristianos de origen judío, se preguntaban: Si Cristo es el Salvador prometido, ¿por qué la historia de Israel acabó en esos desastres? ¿Y por qué el pueblo judío, instruido por la Biblia, no reconoció a su Salvador? Se les contesta que si bien los acontecimientos están en el Libro, el Ubro es sellado. Nadie se encontró que fuera capaz de entender el plan de Dios respecto de su pueblo o que pudiera pedirle cuentas a Dios. Sólo Cristo nos revela el misterio de muerte y de resurrección que se cumple en la historia, y puede hacerlo, porque él mismo se entregó a la muerte por todos: digno eres de tomar el Libro (9). Cristo, ahora, puede leer el Ubro de la historia y del destino de los hombres (Poder, riqueza y sabiduría: v. 12). Pero también se hizo dueño de este Libro, y, al ser desconocido por Israel, pueblo sacerdotal (Ex 19,5), se hizo su propio reí-
apocalipsis 6
372
caballo blanco. El que lo montaba tenía un z¡ 6,1 arco. Lo coronaron y partió como vencedor y para seguir venciendo. 3 Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo Viviente gritar: «Ven.» 4 Salió entonDigno eres de tomar el libro y de abrir ces otro caballo color fuego. Al que lo monsus sellos, ya que tú fuiste degollado y por taba le ordenaron que desterrara la paz de tu sangre compraste para Dios a hombres la tierra, y que hiciera que se mataran unos de toda raza, de toda lengua, pueblo y a otros; para esto se le dio una gran espada. nación. 5 Cuando abrió el tercer sello, oí gritar al i ° L o s hiciste reino y sacerdotes para tercer Viviente: «Ven.» Esta vez el caballo & i9,io nuestro Dios y dominarán toda la tierra. 1 era negro y el que lo montaba tenía una ba1 Yo seguía mirando; se oía el clamor de 6 una multitud de ángeles reunidos alrededor lanza en la mano. Entonces de en medio de los cuatro Vivientes una voz pronunció del trono, de los Vivientes y de los Anciaestas palabras: «Una medida de trigo por &4,ie nos. Se contaban por millones y millones, una moneda de plata, y tres medidas de cei 2 que gritaban a toda voz; bada por una moneda también. Pero no daDigno es el Cordero, que ha sido degoñes al aceite ni al vino.» FII 2.7-9 Hado, de recibir el poder y la riqueza, la sa7 Cuando abrió el cuarto sello, oí el grito biduría y la fuerza, la honra, la gloria y la del cuarto Viviente: «Ven.» 8 Se presentó un alabanza. 13 Entonces oí la voz de toda la creación, caballo verdoso. Al que lo montaba lo llael cielo, la tierra, el mar y el lugar de los man la Muerte, y detrás de él montaba otro: muertos. Todos los seres que están en el el Lugar de los Muertos. Se le dio permiso& 1421 para exterminar la cuarta parte de los habiuniverso clamaban: tantes de la tierra por medio de la espada, Al que está sentado en el trono y al Cordel hambre, de la peste y de las fieras. 9 dero, alabanza, honor, gloria y poder por los Cuando abrió el quinto sello, divisé bajo siglos de los siglos. el altar de los sacrificios, las almas de los 4 1 Y los cuatro Vivientes decían el Amén, que fueron degollados a causa de la Palamientras los Ancianos se postraban y ado- bra de Dios, por haberla proclamado.10 Se raban. pusieron a gritar muy fuerte: «Dominador mxA3 Santo y Justo, ¿hasta cuándo estarás sin g ]¿1| hacer justicia y pedir cuentas por nuestra Los siete sellos sangre a los habitantes de la tierra?» n EnC 1 Vi cuando el Cordero abrió el pri- tonces les dieron a cada uno un vestido + ** mero de los siete sellos, y oí al pri- blanco, diciéndoles que esperaran todavía 14,13 mero de los cuatro Vivientes gritar como un poco, hasta que se completara el númecon voz de trueno: «Ven.» 2 Se presentó un. ro de sus hermanos y compañeros de seroro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos. 9 Este es el cántico nuevo que cantan 143 i* «,io ellos:
no y pueblo de sacerdotes, la Iglesia (1 P 2,9), como se dice en v. 10. H Cordero estaba de pie a pesar de haber sido degollado (v. 6). La visión nos ubica en el momento de la resurrección. Mientras los evangelios relatan la resurrección de Jesús tal como la conocieron sus discípulos en la tierra, aquí estamos en el cielo para contemplar a Cristo resucitado, que hace su entrada en el mundo glorioso. Está de pie después de sacrificado, glorioso, pero marcado para siempre por su Pasión entre los hombres. Los siete cuernos y los siete ojos expresan la plenitud del poder y del conocimiento que tiene Cristo resucitado. En este día, frente a todas las fuerzas del mundo y del cielo, viene con autoridad a tomar el Libro de la mano del Padre. Notemos cómo en el día de la resurrección, la misma alabanza dirigida anteriormente a Dios va al Cordero: Cristo a! resucitar aparece con la gloria que le corresponde, la de Dios. + El Cordero abre los sellos. Cristo resucitado aclara las grandes fuerzas que impulsaban la Historia Sagrada. En el momento en que escribe Juan, ya se acabó el Antiguo Testamento por el nacimiento de la Iglesia, y poco después, por
ia destrucción de la patria judia. Es hora de recapacitar. Los cuatro caballos simbolizan las fuerzas que plasman la Historia Bíblica. El que monta el caballo blanco es «la palabra de Dios». Representa las palabras de Dios entregadas a los profetas en el Antiguo Testamento. No había venido todavía Cristo, «la» Palabra de Dios, que aparecerá más tarde, montado en el mismo caballo blanco (Apoc 19,11). Los otros tres son la Guerra, el Hambre, la Peste. Estas son las grandes plagas que aquejan a la humanidad pecadora, las que hacen sentir a los hombres que necesitan la salvación de Dios. Con el quinto sello se descubre otra fuerza, invisible ésta, que mueve la historia sagrada: la exigencia de justicia por la sangre de los mártires. Estos mártires anteriores a Cristo ya comparten su victoria (por eso visten el vestido blanco); sin embargo, deben esperar que se junten a ellos otros mártires, cristianos esta vez, los mártires de la primera Iglesia, para que Dios haga justicia (ver en Mt 23,35). Con el sexto sello, aparecen los signos y las plagas que los profetas anunciaban para el día de Yavé, y que se realizaron en la destrucción de Jerusalén (Me 13,24).
apocalipsis 7
373.
vicio, que deben ser muertos como ellos. i 2 Y mi visión siguió. Cuando el Cordero abrió el sexto sello, se produjo un violento terremoto. El sol se puso tan negro como |s 13 vestido de luto, la luna toda se volvió como sangre, ' 3 y las estrellas del cielo cayeron a 15344 la tierra como higos pasmados que caen de una higuera agitada por el huracán. ]4 El cielo se replegó como un pergamino que se enrolla y no hubo cordillera o continente que no fuera arrancado de su lugar, is Los reyes de la tierra con sus ministros, los generales, los ricos y los poderosos, y toda la gente, así esclavos como hombres libres, is 2.10 fueron a esconderse en cavernas, entre las rocas y en los cerros, '6 diciendo: «Caigan 0s 10 sobre nosotros cerros y rocas, y escóndanle 23.30 nos del que se sienta en el trono, y de la cólera del Cordero. 17 Porque ha llegado el Rom 2,5 Día grande de su enojo, ¿y quién lo podrá soportar?» Los 144.000 de Israel y la muchedumbre de las otras naciones "7 ] Después de esto divisé cuatro án• • geles de pie en las cuatro esquinas Jer 49,36 de la tierra; retenían los cuatro vientos para que no se desataran contra la tierra, el mar y los árboles. 2 Otro ángel vino del oriente llevando el sello del Dios vivo y gritó con voz poderosa a los cuatro ángeles autorizados para hacer mal a la tierra y al mar: 3 312 «No hagan mal a la tierra, ni al mar, ni a 2 & ^ los árboles hasta que hayamos señalado en EX 12> ]a4 frente a los servidores de nuestro Dios.» Supe entonces el número de los señalados con el sello: ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de los hijos de Israel: • rio bagan mal a la tierra hasta haber señalado a los servidores de nuestro Dios (v. 3). En este último momento, antes de cerrar el Antiguo Testamento y de proclamar el rechazo del pueblo judío, Juan hace el balance de estos siglos de gracias y atenciones de Dios a su pueblo elegido. Al ver cómo los judíos desconocieron a Jesús, se podía tener la impresión de un fracaso total. Sin embargo, Juan da una visión optimista. Los ángebs señalan a los elegidos. Estos son doce mil de cada una de las tribus. Sabemos que doce es la cifra de la plenitud y debemos comprender que el número de los elegidos fue el máximo, y que Dios no fue defraudado. ¿Quiénes son estos elegidos? Por una parte, son los judíos que siguieron a Jesús. Son también los que no creyeron en él sin culpa suya y que fueron salvados por su muerte y su resurrección. Así se hace el balance de los salvados en el primer pueblo de Dios, que fue Israel. Y, de inmediato, aparece una muchedumbre que no se puede contar. Después de esto vi un
5
De la tribu de Judá: doce mil señalados. De la tribu de Rubén: doce mil señalados. De la tribu de Gad: doce mil señalados. 6 De la tribu de Aser: doce mil señalados. De la tribu de Neftalí: doce mil señalados. De la tribu de Manases: doce mil 7
señalados.
De la tribu de Simeón: doce mil señalados. De la tribu de Leví: doce mil señalados. De la tribu de Isacar: doce mil señalados. 8 De la tribu de Zabulón: doce mil señalados. De la tribu de José: doce mil señalados. De la tribu de Benjamín: doce mil señalados. 9
Después de esto, vi un gentío inmenso imposible de contar, de toda nación, raza, Gen 15,5 pueblo y lengua que estaban de pie delante del trono y del Cordero, vestidos de blanco. Llevaban palmas en las manos 10 y gritaban con voz poderosa: «¿Quién salva sino nuestro Dios que se sienta en el trono y el Cordero?» '' Todos los ángeles permanecían en torno al trono, a los Ancianos y a los cuatro Vivientes; se postraron entonces ante el trono, con el rostro en tierra para adorar a Dios. 12 Decían: , Amén. Alabanza, gloria, sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén. 13
En ese momento, uno de los Ancianos tomó la palabra y me dijo: «Estos que visten ropas blancas, ¿quiénes son y de dónde vienen?» 14Yo contesté: «Señor, tú eres el que lo sabes.» El anciano replicó: «Son los que llegan de la gran persecución: lava- 22,14 ron y blanquearon sus vestiduras en la sangre del Cordero.15 Por eso están ante el trogentío inmenso. Es el Nuevo Pueblo de Dios seguidor de Cristo, de todas las naciones de! mundo, asociado a los creyentes del Antiguo Testamento. Gentío inmenso imposible de contar (v. 9). La salvación de la humanidad será un éxito increíble, a pesar de las apariencias que tantas veces nos desalientan: en todos los lugares se prepara el pueblo de Dios. Son los que llegan de la gran persecución
(v. 14).
Esta multitud de salvados no son, por supuesto, todos mártires y, sin embargo, Juan los ve representados como mártires. Es que todo creyente tiene por modelo a los mártires que entregaron hasta su vida por la fe. Además, Juan habla para los cristianos en vísperas de la primera gran persecución. Alabanza, gloria y sabiduría a nuestro Dios (v. 12). Es otro himno al Dios salvador. Los que cantan las alabanzas de Dios, a lo mejor ya durante su vida habían reconocido que toda sabiduría, poder y fuerza no puede venir sino de lo alto.
apocalipsis 9 no de Dios y le sirven de día y noche en su is 4,5 templo. El que se sienta en el trono extenderá su tienda sobre ellos. , 6 Ya nunca m á s is 49,10 sufrirán ni hambre ni sed, ni se verán agobiados ni por el sol ni por ningún viento abrasador. 17 Porque el Cordero q u e está SJ, 23, junto al trono será su Pastor y los llevará a is 25,'a | a s fuentes de las aguas de la vida, y Dios enjugará sus lágrimas.» Q i Cuando el Cordero abrió el séptiSo, 7 V " m o sello, se hizo silencio en el Cielo 22 217 c o m o de media hora. 2 Y vi a los siete ángeles que están de pie delante de Dios, a los que entregaron siete trompetas. 3 Entonces vino otro ángel y se paró delante del altar de los perfumes con un incensario de oro. Le dieron muchos perfum e s para que los ofreciera con las oraciones de todos los santos, en el altar de oro colocado delante del trono, 4 y la nube de perfumes, junto a las oraciones de los santos, se elevó de las manos del ángel hasta la presencia de Dios. 5 Después, el ángel b 10,2 tomó su incensario y lo llenó con brasas del altar y las lanzó sobre la tierra: estallaron truenos tremendos, relámpagos y terremotos. Las siete trompetas O 6 Los siete ángeles de las siete trompetas se prepararon para tocar. 7 Tocó ei priEx 9.23 mero y se produjo granizo y fuego, mezclado con sangre, que fueron lanzados a la tierra. Y la tercera parte de la tierra se quem ó con la tercera parte d e los árboles y toda hierba verde. 8 Tocó el segundo ángel y algo así c o m o ier5125 un inmenso cerro ardiendo en llamas fue EX 7>o echado al mar, y la tercera parte del mar se O Cuando el Cordero abrió el séptimo sello. Estamos al fin del Antiguo Testamento y el silencio que se produce anuncia la venida de Dios. En realidad, el fin tremendo de Jerusalén solamente es una etapa. El fina! de la historia es aplazado. Con las siete trompetas empieza una nueva serie de plagas. No sabemos exactamente lo que se oculta detrás de esos símbolos. Pero seguramente se refieren a acontecimientos ya conocidos de los lectores de Juan y que habían sucedido poco antes. En los capítulos que siguen, se multiplicaran las intervenciones de «ángeles». ¿Son éstos sólo una figura poética para presentar una intervención de Dios mismo? Es cierto que. en ios libros antiguos, muchas veces, el 'ángel» es una manera de decir que Dios interviene (ver comentario Gen 16). Pero también debemos pensar que la creación de Dios es mucho más amplia de lo que podernos ver y conocer. Hay otros seres es-
374 9
convirtió en sangre. De este m o d o perecieron la tercera parte de los seres que viven en el mar y el tercio de los navios. 10 Tocó el tercer ángel, y cayó del cielo una estrella grande, c o m o un globo de fuego, sobre la tercera parte de los ríos y de isu, las fuentes. n La estrella se llama Ajenjo, y la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo y mucha gente murió a causa de las aguas, que se habían vuelto amargas. 12 Tocó el cuarto ángel y quedó afectada la tercera parte del sol, de la luna y de las EX 10, estrellas: perdieron un tercio de su claridad y lo mismo la noche. 13 Y mi visión siguió: sentí un águila que volaba por lo m á s alto del cielo y que decía con voz potente: «¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! Pobres de los habitantes de la tierra cuando resuene el sonido de las trompetas que los tres últimos ángeles van a tocar.» Q i Y tocó el quinto ángel. Vi entonces ^ una estrella que del cielo había caído 12,4 a la tierra. Le entregaron la llave del pozo del Abismo. 2 Al abrir este pozo, subió una humareda como la de un inmenso horno, que oscureció el sol y el aire. 3 De ese h u m o salieron langostas que se esparcieron por la tierra. Podían causar el EX I¿, mismo daño que los alacranes de la tierra. 4 Se les ordenó que no dañaran ni praderas, ni hierbas, ni árboles, sino sólo a los hombres que no llevaran en la frente el sello de Dios. 5 No podían matarlos, sino únicamente atormentarlos durante cinco meses. El dolor que producen se parece al de la picadura del alacrán. 6 En esos días los hombres buscarán la muerte sin hallarla: J0&3 querrán morir, pero la muerte se les esconderá. 7 Al verlas, estas langostas se parecen a caballos equipados para la guerra. Parece que tuvieran coronas de oro en la cabepirituales que intervienen en eí plan de Dios sobre el mundo. Lucas define así a los saduceos, esos materialistas del tiempo de Jesús: WVo creen en los ángeles ni en la resurrección de los muertos» (Hechos 23,8).
C Estos párrafos pretenden mostrar et castigo del pueblo judio que no recibió a Cristo; usan figuras sacadas de las plagas de Egipto, de Eí. 38-39 y de otros escritos populares. Con las 4 primeras trompetas, el castigo toma cuerpo en las mismas fuerzas de la naturaleza que, luego, se volverán contra los culpables La tercera hace caer del cielo a la tierra las fuerzas maléficas úf'i demonio Ltt quinta se refiere a lo mejor a invasiones extranjeras: es e¡ tiempo de la guena judia de los anos 66-70, que culminaron con la toma de Jerusalén. Pero, lo mismo como en el Evangelio las profecías sobre el fin del mundo, siendo el primer acontecimiento la figura del segundo, aquí también la sexta trompeta anuncia un castigo extendido a los pueblos paganos.
apocalipsis 10
375
za y cara c o m o de seres humanos. 8 S u s JI 1,6 cabellos son c o m o cabellos de mujer, y sus dientes, molares de león; 9 sus pechos paJI 2,6 recen corazas de hierro; y el ruido de sus alas, la bulla de un ejército de carros con muchos caballos que corren al combate. 10 Tienen colas como de alacranes, y las colas, aguijones para torturar durante cinco meses a los hombres. 1 1 Al frente, c o m o rey, llevan al ángel del Abismo, cuyo nombre hebreo es Abadón y en griego Apolión (en castellano: Destrucción). 12 El primer ¡Ay! ha pasado. Vienen otros dos ayes después de éste. 13 Tocó el sexto ángel. Entonces oí una voz que venía de las cuatro esquinas del altar de oro colocado delante de Dios, 1 4 y 16,12 que le dijo al sexto ángel: «Suelta a los cuatro ángeles encadenados a orillas del gran río Eufrates.» 1 5 Y soltaron a los cuatro ángeles que esperaban la hora, el día, el m e s y el año, listos para exterminar a un tercio de los h o m b r e s . 1 6 El número de los soldados a caballo era de doscientos millones: es el número que oí. En mi visión, yo vi esos caballos y a quienes los montaban. 17 Estos llevan corazas color de fuego, de jacinto y de azufre. Las cabezas de los caballos son como cabezas de leones, y de sus bocas sale fuego, humo y azufre. ]8 Entonces un tercio de los hombres fue exterminado por estas tres plagas: el fuego, el h u m o y el azufre que los caballos lanzaban por el hocico. 1 9 Porque el poder de los caballos está en el hocico; pero también en sus colas. En efecto, éstas son como serpientes, y tienen cabezas con las que hacen daño. 20 Sin embargo, los demás hombres, que n o fueron exterminados por estas plagas, no renunciaron a los falsos dioses que se habían he0n 54 cho: no dejaron de adorar a los demonios, sai 135.15 a e s o s ídolos de oro, plata, bronce, piedra y madera, incapaces de ver, de oír o de andar. 21 No, no se arrepintieron de sus crímenes, ni de sus brujerías, ni de su inmoralidad sexual, ni de sus robos. + Otra vez se esperaba con la séptima trompeta el fin de todo. Sin embargo, antes de que resuene, de repente, los siete truenos proclaman una palabra misteriosa para los hombres y se anuncia: se ha cumplido el plan misterioso de Dios tal como lo había hecho esperar... 10,7). La palabra secreta (10,4) muy posiblemente es la noticia de que e! Verbo de Dios se hizo hombre. En cuanto al librito, contiene acontecimientos nuevos que acompañarán la propagación del Evangelio. Esto significa que la venida de Cristo no pone fin a la historia, ni trae el paraíso a la tierra. Juan tiene que comerse el libro, expresión que ya encontramos en Ezequiel (2,8-3,1). Es dulce y amargo: la voz es
Se ha cumplido lo anunciado por los profetas 1 f\ i Vi después a otro ángel vigoroso v que bajaba del cielo envuelto en una nube. El arco iris rodeaba su cabeza, su cara era c o m o el sol, y sus piernas c o m o columnas de fuego. 2 En la m a n o tenía un librito abierto. Colocó el pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra, 3 y gritó su anuncio con voz tremenda, semejante al rugido del león. Y al momento los siete truenos entregaron su propio mensaje. 4 Yo m e preparaba a escribir lo q u e habían dicho los siete truenos, cuando una voz desde el cielo m e dijo: «Guarda en se- Dn 12,4 creto las palabras de los siete truenos y no las escribas.» 5 Entonces el ángel que yo había visto de pie sobre el mar y la tierra, levantó la m a n o derecha al cielo, 6 jurando por el q u e vive por los siglos de los siglos y que creó el cié- DI 32,40 lo, la tierra, el mar, y cuanto hay en ellos. Dijo: «Ya no habrá m á s demora, 7 p u e s en el momento en que se oiga al séptimo ángel tocar la trompeta, entonces se habrá Rom 16,25 cumplido el plan misterioso de Dios, tal cof'u? como lo había hecho esperar por medio de sus siervos los profetas.» 8 Y la voz que m e había hablado del cielo se dirigió de nuevo a mí y m e dijo: «Acércate al ángel que está de pie sobre el mar y sobre la tierra, y toma el librito que tiene abierto en la mano.» 9 Fui, pues, donde el ángel a pedirle que m e lo pasara; él m e respondió: «Tómalo y cómetelo; será amargo para tu estómago, aunque en tu boca sea dulce como la miel.» 1 ° Tomé el librito que m e pasaba el ángel y m e lo comí. En mi boca era dulce Ez3,3 como la miel, pero, cuando terminé de comerlo, se volvió amargo en mi estómago. 11 Entonces m e dijeron: «Tienes que transmitir de nuevo las palabras de Dios relativas a numerosos pueblos, naciones, lenJer 1.10
guas y reyes.» dulce, pero la tarea es dura. Así entendemos que la historia de Israel, figurada por el libro de los siete sellos (5,1), no era toda la Historia Sagrada, sino solamente la primera parte de ella, ése es el Antiguo Testamento. • Empiezan los tiempos del Evangelio. Durante los cuarenta años que mediaron entre la partida de Cristo y el fin de Jerusalén, los testigos de Cristo llevaron el Evangelio por todo el mundo pagano. Es el tiempo que Pablo Lamo "tiempo de las naciones» y que se caracterizó en Palestina por continuas crisis. Mientras Dios ampara a sus verdaderos adoradores (los que son medidos, o sea, apartados), los pa-
apocalipsis 11
376
unos a otros, porque estos dos profetas eran un tormento para ellos. 11 • I I 1 Después me entregaron una Pero, pasados esos tres días y medio, ••*••*• caña como una vara de medir, di- un espíritu de vida procedente de Dios enEZ 40,3 ciéndome: «Ven a medir el Templo de Dios tró en ellos: estaban de pie, lo que provocó ' y el 2altar, y haz el censo de los que allí ado- gran espanto entre los mirones. ^Entonran. No te preocupes en medir el patio ex- ces una voz poderosa les gritó desde el cié- 2 R 2 „ terior, porque fue entregado a los paganos, lo: «Suban.» Subieron, pues, en la nube al LC 21,24 los cuales pisotearán la Ciudad Santa, du- cielo, en presencia de sus enemigos. 13 En rante cuarenta y dos meses. 3 Mientras tan- ese momento se produjo un violento terreto, encargaré mi Palabra a mis dos testigos moto y se derrumbó la décima parte de la que la proclamarán durante mil doscientos ciudad, pereciendo en el cataclismo siete sesenta días, vestidos con ropa de luto. mil personas. Los demás, sobrecogidos de espanto, reconocieron al Dios del cielo. 4 Estos son los dos olivos y las dos an14 El segundo ¡Ay! ya pasó. El tercero llea 4,3 torchas que permanecen ante el Señor del ga pronto. 5 2 R, 10 mundo. Si alguien intenta maltratarlos, un fuego saldrá de sus bocas que devorará a <0 15 Tocó el séptimo ángel: Entonces resus enemigos; sí, así perecerá el que inten- sonaron grandes voces en el cielo: «Ahora n 10 te maltratarlos.» 6 Tienen el poder de cerrar el mundo ha pasado a ser Reino de núes- &ú¿ el cielo para que no caiga lluvia mientras tro Dios y de su Cristo. Sí, reinará por los dure el tiempo de su misión profética; tie- siglos de los siglos.» 16 Ex7,i7 nen también poder de cambiar las aguas Los veinticuatro Ancianos, que estasino 5/17 en sangre y de castigar latierracon mil pla- ban sentados en sus sillones delante de gas,7 cada vez que quieran. Dios, se postraron para adorar a Dios, Pero, cuando mis testigos hayan con- 17 diciendo: Dn725 cluido su misión, la Bestia que sube del Abismo 8les hará la guerra, los vencerá y los Te damos gracias, Señor, matará. Sus cadáveres quedarán tendidos Dios y Todopoderoso, en la plaza de la Ciudad Grande que los cre- que eres y que eras, yentes llaman Sodoma o Egipto, en la que por haber empezado a reinar, también el Señor de ellos fue crucificado. valiéndote de tu poder invencible. s Y sus cadáveres quedarán expuestos a las 58 Las naciones se habían enfurecido, miradas de los hombres de todos los pue- pero llegó tu enojo, sai 2.1 blos, razas, lenguas y naciones durante tres el momento de juzgar a los muertos, días y medio y no dejarán que los sepulten. de premiar a tus siervos los profetas, 10 Los habitantes de la tierra se alegrarán y a tus santos y a cuantos honran felicitarán por ello, y se enviarán regalos tu Piombre, Los dos testigos
ganos romanos atrepellan y pisotean más y más «el patio exterior», que representa a la mayoría del pueblo de Israel que no entraron en la Iglesia. La presente página glorifica el apostolado cristiano: sus luchas, sus mártires y su premio. Los dos testigos personifican a los apóstoles cristianos de todos los tiempos. No se olvide que Jesús envió a sus discípulos de dos en dos. También el que sean dos, recuerda que en la iglesia hay varios tipos de apostolado. También ios dos testigos son los dos apóstoles más célebres, Pedro y Pablo, ambos muertos en la ciudad grande, Roma, en los años 64-67. Pedro, primer papa, y Pablo, apóstol de los paganos. Para entender lo que se dice de ellos, es útil saber que todas las comparaciones que se usan son sacadas de la Biblia, especialmente de los textos que glorifican a los grandes profetas Moisés y Elias. — Proclamarán mi palabra vestidos con ropa de luto. El apóstol predica penitencia y vida más austera. — Mil doscientos sesenta días, o sea, tres años y medio, lo que significa un tiempo de pruebas. — Son los dos olivos, es decir, que son preciosos a los ojos de Dios, el que va a dirigir sus pasos.
— Tienen el poder de cerrar el cielo, como Elias, o sea que el Señor les concede obrar milagros. — Cuando haya concluido su misión. Las fuerzas del Mal no los vencerán antes de que Dios lo permita. Sólo entonces vendrá el martirio. — Pasados los tres días y medio (otra vez la cifra simbólica de las pruebas), resucitarán. Ya son glorificados por la Iglesia que tiene a sus apóstoles y mártires como intercesores en el cielo. Ya comparten la resurrección de Cristo, y sus enemigos comprueban que, al matar a los testigos de Cristo, no destruyeron su obra, la cual sigue progresando victoriosamente. ¿Dónde mueren? Las imágenes designan a la vez Jerusalén y Roma, e indican a los judíos y a los romanos: en esos cuarenta primeros años de la Iglesia, Esteban y Santigo son muertos por los judíos. Pedro y Pablo por los romanos, sin hablar de los demás. O Con la séptima trompeta se anuncian los principios . del Reino de Dios en nuestro mundo. Se ve en el cielo el templo celestial que reemplaza al templo material de Jerusalén; una nueva Arca simboliza la nueva Alianza de Dios con los hombres de todas las naciones.
apocalipsis 12
377 ya sean grandes o pequeños, y destruir a los que destruían la tierra. 19
En ese momento, se abrió en el cielo
el Santuario de Dios: dentro del Santuario se pudo ver el Arca de la Alianza de Dios. Y se produjeron relámpagos, truenos y rumores, terremoto y fuerte granizada.
15,5 l M 2,8
EL PORVENIR: LA IGLESIA Y EL MUNDO fendía apoyado por sus ángeles, 8 pero no pudieron resistir, y ya no hubo lugar para Sal 104,2 O 1 2 ' A P a r e c i o e n e l c i e '° u n a señal DI 6,10 ellos en el cielo. 9 Echaron, pues, al enorGen 37,9 ^ *•** grandiosa: una Mujer, vestida del Gen 3,16 me Monstruo, a la Serpiente antigua, al Diasol, con la luna bajo los pies y en su cabe- blo o Satanás, como lo llaman, al seductor 2 Mi 4,9 za una corona de doce estrellas. Está emdel mundo entero, lo echaron a la tierra y ¡S 7,14 barazada y grita de dolor, porque llegó su 66,7 a sus ángeles con él. 10 Entonces resonó tiempo de dar a luz. en el cielo un griterío inmenso: 3 Apareció también otra señal: un enorme Monstruo rojo como 4el fuego, con siete «Ya llegó la liberación cabezas y diez cuernos. En sus cabezas por el poder de Dios: 77 lleva siete coronas, y con la cola barre un reina nuestro Dios y su Cristo manda. e.io tercio de las estrellas del cielo, precipitán- Fue arrojado el que acusaba dolas a tierra. a nuestros hermanos, El Monstruo se detuvo delante de la Mu- el que día y noche los acusaba jer que da a luz, para devorar a su hijo en ante nuestro Dios. cuanto nazca. 5 Y la Mujer dio a luz un hijo 11 Mas ellos lo han vencido, sai 2,9 varón, que debe gobernar todas las nacio- por la sangre del Cordero nes con vara de hierro. Pero el niño fue arre- y por la valentía con que lo proclamaron, batado y llevado ante Dios y ante su trono, que despreciaron su vida 6 mientras que la Mujer huía al desierto, yahasta sacrifícarla por él. donde tiene el refugio que Dios le ha pre- 12 Por eso, alégrense los cielos, , parado. Ahí la alimentarán durante mil dosy ustedes que viven en ellos. cientos sesenta días. ¡Ay de ustedes, tierras y mares! -I- 7 En ese momento empezó una batalla porque el diablo ha bajado a ustedes temblando de furor, Dn ( en el cielo: Miguel y sus ángeles combatie10.13 ron contra el Monstruo. El Monstruo se de- al saber que sus días están contados.» La mujer y el dragón
O Entonces empieza la segunda parte de la visión d e Juan. La Iglesia ha salido del mundo judío y se amplía el horizonte. La iglesia va a conquistar el mundo de las naciones, luchando contra el poder del Demonio. Empieza una serie de siete signos o visiones en el cielo. Las dos primeras nos presentan a los protagonistas de la historia sagrada, la Mujer y el Dragón, el Pueblo de Dios y el Demonio. Apareció una mujer. Aparece rodeada de gloria, pero sufriendo los dolores del parto. Es la humanidad. En el principio de la Biblia, estaba representada por Eva, la mujer que pecó,. Pero, ahora, vemos a la humanidad tal como Dios la quiere. Sufre dolores de parto, porque toda nuestra historia es la dolorosa preparación de nuestra salvación. Da a luz a un niño, que es el propio Cristo. El Salvador es el fruto del amor de Dios por la humanidad. La Salvación viene a la vez de Dios y de los hombres. La mujer es la humanidad que coopera en los planes de Dios; también es Mana, que da a luz a Jesús; también es la iglesia que huye al desierto, es decir, que vrve retirada espiritualmente del mundo y alimentada por la Palabra de Dios durante el tiempo de las persecuciones: mil doscientos sesenta días, o sea, tres años y medio (ver en 11,11). La serpiente es la misma del primer pecado, solamente
que anda mejor vestida. Las siete cabezas indican la multiplicidad de sus inventos, los diez cuernos (cifra imperfecta) afirman que su poder no es invencible. Conoció una derrota en el cielo, aunque haya logrado arrastar en su caída a cierto número de ángeles (un tercio de las estrellas). Ver en 8,10. En cuanto al niño varón, Satanás se preparaba a destruirlo en la cruz, pero al resucitar, escapa de la maldad de la serpiente. + El plan de Dios sobre el mundo acaba de ser revelado; el Hijo de Dios debe hacerse hombre y resucitar como salvador de todos los hombres. Este misterio provoca una doble crisis: en el mundo de los espíritus (o ángeles) y en la humanidad. Los judíos imaginaban a los ángeles como un ejército inmenso y llamaban Miguel a su jefe. Asimismo el Demonio es representado como el jefe de un ejército de ángeles rebeldes, «las estrellas caídas del cielo». Los capítulos que siguen descubrirán la actuación del demonio en la historia. Usa disfraces y se vale de muchos sustitutos. Pero lo reconocerán quienes estén dispuestos a sufrir por la verdad: lo han vencido por la sangre del Cordero y por la valentía con que lo proclamaron (12,11).
apocalipsis 13
378
13
+ AI verse arrojado a la tierra, el MonsGén 3,1 truo se lanzó en persecución d e la Mujer que había dado a luz al Varón. 14 Pero a la a 19,4 Mujer le dieron las dos alas del águila grande para que volara al desierto, al refugio en que, lejos de la serpiente, debe ser mantenida por un tiempo, dos tiempos y la mitad de un tiempo. 15 Entonces la serpiente vomitó detrás de la Mujer c o m o un río d e agua para que la arrastrara. 1 6 Pero la tierra vino en socorro d e la Mujer, abrió la boca y se tragó el río vomitado por el Monstruo. 17 Entonces, el Monstruo se enfureció contra la Mujer y se fue a hacer guerra a sus demás hijos, es decir, a los que guardan los mandatos de Dios y tienen el mensaje de Jesús. 18 y se quedó a orillas del mar.
las cabezas títulos q u e desafiaban a Dios. 2 La Bestia que yo veía era semejante a una pantera, aunque tenía patas de oso y Dn 7'4 boca de león; el Monstruo le entregó su propio poder y su trono, con un imperio inmenso. 3 Ciña d e sus cabezas parecía herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada. Entonces la tierra entera, maravillada, siguió detrás de la Bestia. 4 Adoraron al Monstruo porque había entregado el imperio a la Bestia y también Lc4,e adoraron a la Bestia, diciendo: «¿Quién e s c o m o la Bestia y quién podría competir con ella?» 5 Se le permitió hacer proyectos or- Dn 7,8 gullpsos y blasfemar en contra d e Dios, y pudo actuar c o m o quería durante cuarenta y dos meses. 6 Se puso, pues, a lanzar insultos contra Dios, insultando su Nombre y su santuario, es decir, a los que ya habitan La Bestia y el falso profeta en el cielo. 7 Se le concedió hacer la guerra l O ' Entonces vi subir del mar a una contra los santos y vencerlos, y se le dio po- Dn 7,25 ^ •*** Bestia con siete cabezas y diez der sobre toda raza, pueblo, lengua y naDn 7Í3 cuernos, en los cuernos diez coronas, y en ción. 8 Y todos la adoraron, todos los habi- 3,5 + El pecado y la rebeldía contra Dios empezaron en el mundo de los espíritus. Rechazado de este sector, el demonio ataca a «los que guardan las palabras de Dios», empezando por los mejores y los más destacados en la Iglesia. La lucha nunca terminará. Los que sueñan con lograr en este mundo una humanidad unida, olvidan la presencia del Malo. O El demonio trata de detener la victoria de Cristo y de convencer a los hombres que, en la práctica, no es Cristo el dueño de la vida. Si desean vivir, tienen que entregar su libertad y su conciencia a otro señor, y ése es el poder político. Los cristianos de la primera generación vivían en el imperio romano, que, después de dos siglos de conquistas y de acción organizadora, había logrado reunir a pueblos diversos y numerosos. Los hombres se maravillaban de la «paz romana» y de la prosperidad que de ella resultaba. Desconocían el peligro de una sociedad totalitaria: cuando Juan escribía, el emperador Domiciano acababa de imponer a todos sus subditos la obligación de honrarlo como a un dios. En esta situación, los cristianos tenían que hacer una elección tremenda. Al confesar a Cristo, Señor de la vida, enfrentaban persecuciones. Juan señala el deber: permanecer fie! a Cristo y negarse a dar culto al César. Un puñado de cristianos enfrentará victoriosamente el estado totalitario: la Iglesia vencerá por la sangre de los mártires. Es lo que expresa la presente visión y los dos animales que aparecen representan los dos poderes que unen sus fuerzas al servicio del Monstruo, o sea, del Demonio, contra la Iglesia. La primera Bestia era semejante a una pantera (v. 2). Esta representa el poder perseguidor, el del imperio romano, con imágenes sacadas de Daniel 7,3-7. Viene del mar, o sea, del Occidente, de Roma. La vitalidad y la fuerza del Imperio de Roma son como una caricatura de la Resurrección. Después vi otra bestia, como el Cordero (v. 11). Esta sale del continente, es decir, del Este, de Asia. Figura las religiones que competían entonces con el cristianismo. Estas pretendían dar una salvación celestial, pero no condenaban los pecados del mundo romano, especialmente la corrupción de la sociedad. Habla como el Monstruo. Esta falsificación del Cordero re-
presenta a las falsas religiones de todos los tiempos. Hoy surgen grupos religiosos que tienen a Jesús en la boca, pero callan sistemáticamente la injusticia y predican la resignación al mal, olvidando que el más común de nuestros vicios es la cobardía. Aconsejándoles que hagan una estatua de la Bestia (v. 14). Los mismos que enfatizan las condenaciones de ¡a Biblia contra los ídolos se hacen los servidores de nuevos Señores, que toman el mismo lugar de Dios, exigiendo del pueblo una sumisión ciega. Y, predicando en toda ocasión la sumisión religiosa a las autoridades, forman no ciudadanos responsables, sino corderos incapaces de preguntarse a quién sirven, si a Dios o al Demonio. La táctica del demonio consiste en unir el poder fuerte con una ideología que el cristiano no puede aceptar. Así, ahora, en todos los países que no respetan las exigencias más elementales de la conciencia. El creyente, acosado por los dirigentes y, a la vez, por una opinión pública orientada por las técnicas modernas de propaganda, tiene que enfrentarse con una persecución abierta o disfrazada. Las dificultades económicas dan al poder nuevos medios de presión, porque puede condenar a quien quiere a perder pan y trabajo: no puede ya comprar o vender, conseguir trabajo o estudiar (v.-17). Seiscientos sesenta y seis; en los libros de aquel tiempo era artificio corriente dar un valor numérico a cada letra del alfabeto y se lograba así la «cifra» de tal o cual personaje. Seiscientos sesenta y seis se puede calcular de varias maneras, pero corresponde posiblemente a «Nerón emperador». Y sabemos que seis significa algo imperfecto: él es el que trató de ser siete (que representa la perfección) y no lo alcanzó. Se sabe que algunos polemistas anticatólicos quisieron aplicar a la fuerza esta cifra al Papa, como si el sucesor de Pedro debiera confundirse con el emperador romano que condenaba a muerte a los primeros cristianos. Estas fantasías no tienen que ver con la Biblia. Además, el que sepa calcular el valor numérico de los nombres fácilmente podrá aplicar la cifra de 666 a uno que otro de los actuales jefes de estado, o a cualquiera de sus conocidos: basta con un poco de paciencia. Así que este dato de 666 debe ser tomado más bien como un juego.
379
tantes d e la tierra cuyo nombre n o s e halla escrito, desde el principio del mundo, en el on 12.1 Libro d e Vida del Cordero sacrificado. 9 El que tenga oídos, que escuche: io «Quien está destinado a ir a la cárcel, irá J«'15,2 a la cárcel; quien está destinado a muerte de espada, perecerá por la espada.» Para 1412 los santos, e s la hora d e la perseverancia y de la fe. ii Después vi surgir del continente otra Mt715 bestia q u e llevaba d o s cuernos c o m o los del Cordero, pero hablaba c o m o el Monstruo. 12 Esta aprovecha todo el poder d e la primera Bestia y está totalmente a su servicio. Ella ha logrado que la tierra y sus habitantes adoren a la primera Bestia, cuya herida mortal fue sanada. 1 3 Ella hace prodigios maravillosos, hasta mandar que baje 2 TOS 2,9 el fuego del cielo a la tierra en presencia d e todos. 1 4 Por medio de esos prodigios que le fue concedido obrar en servicio d e la Bestia, ella engaña a los habitantes d e la tierra, aconsejándoles que hagan una estatua de Dn 3,5 esa Bestia que, herida a espada, volvió a vivir. 15 Se le concedió hasta dar vida a la estatua d e la Bestia, la cual puede hablar, y ha logrado que quienes no adoren esa imagen sean muertos. 1 6 H a logrado, asimismo, q u e a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres, libres y esclavos, s e les ponga una marca en la m a n o derecha o en la frente: ] 7 y a nadie podrá comprar ni vender i6;| si no está marcado con el nombre de la Bestia o con la cifra de su nombre. O Frente a las fuerzas que reúne Satanás en el imperio romano, están las de Cristo. La Bestia tiene que aprovechar el tiempo que le fue concedido, porque ya Cristo reina, y se está preparando ei juicio que pondrá fin al Poder perseguidor. El Cordero estaba sobre el monte Sión. Sion es la Iglesia, tanto la de la tierní como la del cielo. Cristo está reinando en su Iglesia, en medio de los mismos perseguidos. La represión, las cadenas y la muerte no alcanzan al templo secreto de cada hombre, ahí donde Cristo comunica su vida y su presencia. Los 144.000 designan a los cristianos del Imperio romano firmes en su fe. Ellos son «los primeros rescatados» y también representan a los creyentes de los siglos posteriores que se unirán a ellos. Algunos, que toman todo ai pie de la letra, afirman que serán 144.000 los salvados. Pero, ¿por qué no leen 7.4-9 donde son 144.000 los elegidos de raza judía, sin hablar de un gentío imposible de contar, de todos los demás pueblos? Sor, vírgenes. En ?.9 el pueblo cnstiano era representado por mártires: aquí se habí* de vírgenes, y la palabra tiene dos sentidos, lo mismo que adúltero en otros lugares: por una parte, no se sometieron al culto de la bestia; por otra, fueron liberados de la tiranía del sexo. Es el Canto nuevo. Cuando Yavé había salvado a Israel en el mar Rojo, el pueblo había entonado el Cántico de Moi-
apocalipsis 14 Aquí verán quién es sabio, i 8 Si ustedes son entendidos, interpreten la cifra de la 17.9 Bestia. Se trata de un hombre, y su cifra es 666. Los 144.000 en el Cerro Sión 1 4 1 Tuve otra visión: el Cordero esU J.** ^ g d e pie sobre el Cerro Sión, acompañado d e ciento cuarenta y cuatro mil personas q u e llevan su nombre, y el ^ ¡ ^ nombre d e su Padre, escrito en la frente. &9.4 2 ün rumor retumbaba en el cielo como el ruido de torrentes caudalosos o de estruendosos truenos. Era como un coro de cantores que cantan acompañándose con arpas. 3 Es el Canto Nuevo que s e canta delante del trono, en presencia d e los cuatro Vi- 59 vientes y de los veinticuatro Ancianos. Y na- ls 42'10 die lo puede aprender sino los ciento cuarenta y cuatro mil que han sido rescatados de entre los de la tierra. 4 Estos no pecaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los q u e siguen al Cordero adonde quiera que vaya; éstos fueron los primeros rescatados d e entre los hombres, para ser d e Dios y del Cordero. 5 Su boca n o supo de ls 53 9 mentiras: son vírgenes. s° M3 + 6 Después vi un ángel que volaba en lo m á s alto del cielo, portador d e un mensaje de eterna felicidad para anunciarlo a los habitantes de la tierra, a toda nación, raza, lengua y pueblo. 7 Clamaba con fuerza: «Rinsés (Ex 15,1). Pero ahora los creyentes y mártires cantan el Cántico Muevo para celebrar su liberación, por Cristo, del odio, de su propia flaqueza y del temor de la muerte. + Se entrega al mundo el Evangelio, mensaje de eterna felicidad (v. 6). La evangelizacíón prepara a plazo la caída de la Ciudad y sus ídolos (v. 8), pero, en lo presente, la represión se desata contra los testigos de Jesús (v. 9). El Imperio perseguidor es llamado Babilonia, que, en la Biblia, es un nombre simbólico de! poder enemigo de Dios. Su ruina mostrará cómo Dios juzga las estructuras injustas. Cuando se producen crisis mayores y las más atroces guerras, muchos dicen: «es el fin del mundo». Así, cuando trescientos años después de Juan, se derrumbó el imperio romano, muchos pensaron que era el fin de la civilización. Pero con el tiempo se vio que se abría un campo más amplio para la predicación del Evangelio. Sí alguien adora a la Bestia., (v. 9). Aquí se recalcan las palabras más fuertes del Evangelio sobre la necesidad de proclamar su fe (Mi 10,28-33). Felices desde ahora los muertos, si han muerto en el Señor. Juan ve a los mártires y demás testigos de Cristo, ven cedores; y les entrega una palabra alentadora al decir que, ya desde el momento de su muerte, gozan en parte de la felicidad prometida. La tendrán completa rn In Resurrección: FU 1,23 y 2 Cor 5,8.
apocalipsis 16 dan a Dios honor y gloria, porque llegó la hora de su juicio. Adoren al q u e hizo el cielo, la tierra, el mar y las fuentes.» 8 Otro ángel lo siguió, gritando: «Cayó, S 1 jer 2s. 25 cayó, Babilonia la grande, la prostituta que dio de beber a todas las naciones y las e m borrachó con su vino.» 9 Un tercer ángel pasó después, clamando: «Si alquien adora la Bestia o su imagen Mt OR o se hace marcar en la frente o en la mano, 10 éste también tomará el vino puro del furor d e Dios, q u e ya está preparado en la 'énis1!Í9 copa de su enojo. Sufrirá el suplicio del fuego y del azufre, en presencia de los ángeles santos y del Cordero. 11 Por los siglos d e los siglos se eleva el h u m o de sus suplicios. is 34,10 No, n o hay reposo para ellos, ni d e día ni de noche, tanto para los q u e adoraron la Bestia y su imagen c o m o para el que lleva la marca d e su nombre.» 12 Esta es la hora de la paciencia para los santos, para los que guardan los mandatos de Dios y la fe de Jesús. 13 Del cielo, alguien dijo: «Escribe esto: Felices desde Het fio ahora los muertos, si han muerto en el Señor. Sí, dice el Espíritu, que descansen de sus fatigas, pues sus obras los acompañan.» 14 Yo miraba. Apareció una nube blanca y, sobre la nube, como un Hijo de Hombre Dn 7,13 sentado, llevando en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz afilada.'5 Entonces un ángel salió del Santuario y le habló bien fuerte al que estaba sentado en la Mt 13,39 nube: «Lanza tu hoz y cosecha, porque es el momento de cosechar, la cosecha de la tierra está madura.» 16Y el que estaba sentado en la nube lanzó su hoz a la tierra e hizo la cosecha. 17 Un ángel, q u e también llevaba una hoz afilada, salió entonces del santuario celes18 te, a l m i s m o tiempo q u e del altar salió otro, el encargado del fuego. Este gritó al que llevaba la hoz afilada: «Lanza tu afilada hoz y cosecha los racimos en la viña d e la tierra, porque ya están maduros.» 19 Entontetó,iees el ángel lanzó la hoz e hizo la vendimia, echando toda la uva e n el gran lagar de la cólera d e Dios. 20 LÜS uvas fueron exprimidas fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre que llegó hasta los frenos de los cabatfi
• Aquí volvemos sobre la esperada caída de Roma, para ver en forma más desarrollada su significación religiosa. Las siete copas mezclan imágenes que provienen de las plagas de Egipto y de varios textos proféticos. Harmaguedón (eso es Cerro Meguido) (16,16) recordaba
apocalipsis 17
380
381 sangre como la de un muerto, y murió todo ser viviente del mar. 4 El tercer ángel vació su copa sobre los 1 En el cielo vi después otro prodiEX 7,19 ríos y las fuentes, que se convirtieron en gio grande y maravilloso: siete ánsangre. 5 Y oí al ángel de las aguas que degeles q u e llevaban siete plagas, las cuales cía: «Tú que eres y q u e eras, oh Santo, eres son las últimas, e s decir, que con ellas hai justo al castigarlos de este m o d o . 6 Puesto 2 brá terminado la cólera de Dios. Había un que ellos derramaron la sangre d e los sanmar de cristal amasado con fuego, y sobre « tos y de los profetas, tú los hiciste beber él estaban de pie los vencedores de la Bessangre, bien s e lo merecían.» 7 O í a otro tia, de su imagen y de la marca de su que decía desde el altar: «Sí, Señor y Dios, nombre. Señor del Universo, tus juicios son verdaAcompañándose con las arpas celestiaderos y justos.» 3 8 les, ellos cantan el canto del servidor d e El cuarto ángel derramó su copa sobre Dios, Moisés, y el canto del Cordero: £* 15,2 el sol y su calor comenzó a quemar a los hombres. 9 Pero los hombres que se queGrandes y maravillosas son tus obras, Semaban empezaron a insultar a Dios, que tieñor y Dios, que todo lo gobiernas. ne poder sobre estas plagas, en vez de Justicia y Verdad guían tus pasos, oh Rey reconocerlo. de las naciones. ¡Señor! 4 ¿Quién no daría 10 El quinto ángel vació su copa sobre el honor y gloria a tu Nombre? Jer 10,7 EX 10, 2 1 trono d e la Bestia, y de repente su reino se Porque tú solo eres santo, y las naciones encontró en tinieblas y la gente s e mordía todas vendrán y se postrarán ante ti, pues la lengua d e dolor, n Insultaron al Dios Alahora han visto tus fallos. tísimo a causa de s u s dolores y d e s u s llagas; pero n o dejaron de hacer el mal. 12 Las siete copas El sexto ángel derramó su copa en el gran río Eufrates; entonces s u s aguas se se5 • Después se abrió el Santuario d e la caron, dejando paso libre a los reyes de Tienda del Testimonio, 6 y del Santuario saoriente. 13 Yo miré: de las bocas del Monslieron los siete ángeles portadores d e las truo, de la Bestia y del Falso Profeta saliesiete plagas, vestidos de lino limpio y briron tres espíritus impuros que tenían apallante, con el pecho ceñido con cinturones riencia d e ranas. 14 E n realidad, s o n espíri7 de oro. Uno de los cuatro Vivientes entre- Jer 1410 tus diabólicos q u e hacen cosas prodigiosas gó a los siete ángeles siete copas de oro lie- 25'15 y s e dirigen a los reyes del m u n d o entero; ñas del furor de Dios q u e vive para siemlos van a reunir para la batalla del Día granpre. 8 Entonces el Santuario se llenó de de de Dios, Señor del Universo. humo por estar ahí la poderosa Gloria de 3, 3 15—«Cuidado q u e vengo c o m o un laDios, de modo que nadie pudiera entrar 1 lsM R &\IO 1 Tes 5,2 drón; feliz el q u e s e queda despierto y n o hasta que se hubieran cumplido las siete se quita la ropa; así n o tendrá q u e andar plagas de los siete ángeles. desnudo, y n o se verán s u s vergüenzas.»— 16 Los reunieron entonces en el lugar lla1 E ! Oí que del Santuario se gritaba a m a d o Harmaguedón, en hebreo (o sea, *•** los siete ángeles: «Vayan a vaciar Cerro de Meguido). 17 sobre la tierra las siete copas del furor de El séptimo ángel vació su copa en el Dios.» 2 Salió el primero a vaciar su copa sobre O Voy a mostrarte el juicio de Dios. Dios revela lo que' la tierra y se produjeron úlceras malignas y vale realmente la ciudad perseguidora, próspera y poderosa. dolorosas en las personas que tenían la Para los hombres que vivían en el imperio, Roma era la personificación de todo el imperio y de su cultura. Cuando marca de la Bestia y que se postraban ante 3 llegaban a la capital, quedaban deslumhrados por sus edisu imagen. E1 segundo ángel vació su ficios, su tránsito, sus teatros, sus luces, la vida de su pocopa sobre el mar, el que se transformó en EX 7,17 blación incontable. Por eso, no les costaba venerar a Roma líos, en una superficie de mil seiscientos estadios.
una derrota famosa de la historia judía (2 Reyes 23,29), y es un símbolo para predecir la derrota de los que allí se reúnen. Con esto, Juan anuncia a la civilización anti-cristiana dueña del mundo, la venida del inevitable juicio de Dios y la hora de la destrucción.
como a una divinidad. La duración del imperio, que le acarrea la reputación de invencible y divino, es puro engaño: era, no es y desaparece (8), a diferencia de Dios, que es y ha de venir. Está descrito como una mujer endemoniada. La púrpura, color de los emperadores, y el oro, signo de su riqueza, tapan su impureza y su crueldad. Es ni mismo tiempo la que lleva a los hom-
aire. Entonces s e escuchó en el Santuario una palabra que venía del trono y que decía: «Ya está hecho.» 1 8 Y hubo relámpa4,5 gos, retumbar de truenos y un violento Mcni32í9 terremoto. No, desde que existen hombres sobre la tierra, j a m á s se había visto terremoto tan violento. 19 La Ciudad Grande se partió en tres pedazos, mientras se derrumbaban las ciudades d e las naciones. A Babilonia, la Grande, Dios la recordaba e iba a darle a beber la copa en que hierve el vino de su indignación. 20 Entonces los continentes desaparecieron, lo mismo q u e las cordilleras. 21 Enor- 6'14 m e s granizos, c o m o d e un quintal, cayeron del cielo sobre la gente, y los hombres in- & 9'22 sultaron a Dios a causa d e esta desastrosa granizada; porque e s una plaga realmente tremenda. El juicio de Babilonia 1 "7 ! Entonces, uno de los siete ángev* •*• * les de las siete copas vino a decirme: «Ven, voy a mostrarte el juicio de la Jer 51,13 famosa prostituta establecida al borde de las grandes aguas. 2 Con ella pecaron los reyes de la tierra, y con el vino d e su idola- is 23,17 tría s e emborracharon los habitantes de la tierra.» 3 Dicho esto, me llevó al desierto: era una nueva visión. Ahí una mujer estaba montada en una bestia de color rojo. La bestia estaba cubierta de títulos y frases que insultaban a Dios y tenía siete cabezas y diez cuernos. 4 En cuanto a la mujer, vestía ropas d e púrpura y rojo escarlata, y brillaba con el oro, las piedras preciosas y las perlas. Tenía en la m a n o una copa de oro, llena d e las repugnantes impurezas de su prostitución. 5 En su frente u n o leía su nombre, escrito en forma misteriosa: Babi- 2la2j lonia la Grande, madre de las prostitutas y 1 p 513 de los abominables ídolos de todo el munbres a servir a divinidades falsas y la que asesina a los mártires. Para describir el futuro cercano de Roma, Juan usa símbolos, algunos de los cuales se interpretan sin esfuerzo. Las siete colinas designan sin ninguna duda a Roma. Los siete reyes son una cifra simbólica de emperadores. Los diez cuernos son los reyes de los pueblos bárbaros aliados de Roma. Estos satélites serán los instrumentos de Dios para destruirla. Sin embargo, seguirán como fuerzas hostiles a la Iglesia. Los vencerá en unión con los suyos (v. 14). Cada creyente está asociado desde ahora a la victoria de Cristo, con tal de que sea constante en la fe.
apocalipsis 18 6
do. Y observé que esa mujer estaba ebria EZ 16,36 con la sangre de los santos y de los mártires de Jesús. Esta visión m e dejó muy sorprendido, 7 mas el ángel m e dijo: «¿Por qué te extrañas? Yo te voy a explicar lo que representa esta mujer y la bestia que la lleva, la bestia de siete cabezas y diez cuernos. 8 La bestia que has visto era y no es; va a subir del abismo, pero marcha a su perdición. Y los habitantes de la tierra cuyo nombre no está 20,12 escrito en el Libro de la Vida, desde la creación del mundo, quedarán asombrados al ver que la bestia era, no es y desaparecerá pronto. 9 ¡Que la gente entendida haga un es13,18 fuerzo! Las siete cabezas son las siete lomas en que la mujer está sentada. i° Y también son siete reyes, de los cuales cinco han caído, uno está y el séptimo no ha venido todavía, pero cuando llegue durará poco tiempo. 11 La bestia que era y no es, ocupa el octavo lugar, a pesar de que se cuenta entre los siete, y va a su destrucción. 12 Los >Drt7,i4 diez cuernos son diez reyes que todavía no han recibido el poder, pero lo han de tener una hora junto a la bestia. 13 Están todos de acuerdo para poner al servicio de la bestia su autoridad y sus fuerzas. 14 Pelearán 19i11 contra el Cordero, y el Cordero los vencerá 1 Tim 6,15 p 0 r q U e e s Señor de señores y Rey de reyes; y junto a él vencerán los suyos, los que fueron llamados y elegidos y le son fieles.» is El ángel prosiguió: «Aquellas aguas que has visto, a cuyo borde está sentada la prostituta, representan los pueblos, las multitudes y las naciones de todos los idiomas. '6 En cuanto a los diez cuernos, y a la misEZ 16,39 ma bestia, cobrarán odio a la prostituta; la arruinarán hasta dejarla desnuda; comerán sus carnes y la consumirán por el fuego. *7 Dios se vale de ellos para lograr lo que él quiere; con esta intención les ha inspirado que pongan sus fuerzas al servicio de la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios. 18 Esa mujer que has visto es la 11.8 Ciudad Grande, la que reina sobre los reyes del mundo entero.» 1 O i Después de esto, vi bajar del cié O •*•*' lo a otro ángel muy majestuoso O ¡Cayó, cayó Babilonia la Grande! (18,1). Este fue el grito de los profetas anunciando la caída de la ciudad opresora (ver Jer 50 y 51). Jesús decía, al profetizar la caída de Jerusalén: «Enderécense...» (Le 21,28). Pueblo míe, sal de ella (v. 4). El Dios vencedor avisa a su
382 2
su resplandor iluminó la tierra. Gritó con 14,8 21,9 voz poderosa: «Cayó, cayó Babilonia la Is34,11 Grande; ahora quedó transformada en guarida de demonios, en asilo de toda clase de espíritus impuros, en refugio de aves impuras y asquerosas. 3 Porque con el vino de sus idolatrías se emborracharon todas las naciones, y los reyes de la tierra pecaron con ella, y los comerciantes de la tierra se enriquecieron con su lujo desenfrenado.» 4 Después vino del cielo esta profecía: «Pueblo mío, sal de ella, aléjate, no sea que te hagas cómplice Is 48,20 52,11 de sus pecados, Jer 50,8 y tengas que sufrir sus castigos. 5 Porque sus pecados se han amontonado hasta el cielo y Dios se ha acordado de sus maldades. 6 ¡Páguenle con la misma moneda! Castíguenla doblemente por sus crímenes, Gen 18,20 denle a beber el doble de lo que preparó para otros. 7 Que sufra tantos tormentos y desdichas como fueron su orgullo y su lujo, porque se sentía orgullosa: "Domino como reina, y no soy viuda, i s 47,8 no conoceré jamás el luto." s Por eso, en un solo día, caerán sobre ella sus plagas: muerte, duelo y hambre. Al fin será quemada, porque poderoso es el Señor Dios que la ha condenado.» 9 Llorarán y se lamentarán sobre ella los reyes de la tierra que pecaron con ella y par- z 26"27 ticiparon en su10 lujo, al ver la humareda de su incendio. Deteniéndose a distancia por el horror de su castigo exclamarán: «¡Ay, ay! Ciudad grande, Babilonia, ciudad poderosa, una hora bastó para castigarte.» 11 Llorarán y se lamentarán por ella los comerciantes de la tierra: porque ahora nadie les compra las mercaderías 12 que traen en sus barcos: oro, plata, piedras preciosas y perlas, telas de hilo y de púrpura, de seda y escarlata; maderas perfumadas, objetos de marfil y de maderas preciosas, bronce, hierro o mármol; ' 3 canela, perfumes, mirra e incienso, vino y aceite, harina y trigo, vacunos y corderos, caballos, carros y esclapueblo que debe sentirse incómodo dentro de su ambiente pagano: No te hagas cómplice de sus pecados. Vivan en el mundo sin ser del mundo y, cuando perezca la sociedad en que viven, estén listos para seguir el destino triunfante del Pueblo de Dios (ver Fil 3,20).
apocalipsis 19
383
vos, mercadería humana. 14 «Ya no verás las frutas maduras que tanto te gustaban; se fueron lejos de ti. Has perdido los productos refinados y preciosos y ya no volverás a tenerlos.» EZ 27 15 Los comerciantes que en ella se enriquecen con sus negocios, temerosos ante su castigo, se quedarán lejos, llorando y gimiendo: «¡Ay, ay! 1 6 Ciudad inmensa, que te vestías de hilo, de púrpura y de escarlata, que te adornabas con oro, piedras preciosas y perlas, 17 en una hora se acabó tanta riqueza.» Los pilotos, los navegantes, los marineros y todos aquellos que trabajan en el mar, se detuvieron a distancia 1 8 y gritaron al contemplar el humo de su incendio: «¿Dónde hubo otra ciudad igual a ésta?» 1 9 S e echaban polvo en la cabeza, llorando y lamentándose. Decían: «¡Pobre, pobre! Ciudad grande, su lujoso vivir enriquecía a todos los que tenían barcos en los mares, y en una hora ha sido devastada.» 2 ° ¡Alégrate, cielo, por su ruina! ¡Alégrense, santos, apóstoles y profetas, porque al condenarla Dios les hizo justicia a ustedes! 21 (Jn ángel viqoroso tomó una piedra, Jer 51,63
• j
j
i-
•
i
una piedra de molino inmensa y la arrojo al mar, diciendo: «Así, con igual violencia, será arrojada Babilonia, la Gran Ciudad, y no se encontrará nunca jamás. 22 Ni nunca fnás se oirán en ti ni arpas, ni cítaras, ni flautas, ni trompetas. Artesanos de diversos oficios no trabajarán, + Cantos triunfales en el cielo. El inmenso gentío se alegra por la condenación de la prostituta y otra vez clama «aleluya» por las bodas del Cordero que se van a realizar. Felices los que han sido invitados a las bodas del Cordero (19,9). Ahora se habla de gozo y alegría cuando ha terminado el bullicio de Babilonia y de sus placeres. Se han apagado sus luces y brillan las acciones de los «santos», ac-, tos heroicos o servicios humildes. Al final del párrafo, Juan lanza una crítica contra el demasiado interés por los ángeles, que, en vanos sectores de la Iglesia, amenazaba con reemplazar el culto de los dioses paganos y rebajar a Cristo. ¿HAY QUE BUSCAR UNA BABILONIA GRANDE EN EL MUNDO ACTUAL?
Juan veía en el imperio romano el Reino de la Bestia y profetizó su caída. Bien poco habló de lo que habría después. Juan, al hablar de este imperio que conoció, nos enseña cómo juzgar a los imperios del presente siglo. Pues este imperio romano tuvo una civilización muy floreciente y aprovechamos todavía hoy su herencia. El hecho de que Juan lo haya condenado no quiere decir que todo en él era malo;
ruido del molino no se oirá, luz de lámpara no brillará, 23 y voz del esposo y de la esposa no se oirá. Es que tus comerciantes eran los magnates de la tierra y tus brujerías han seducido a las naciones. 24 Miren que en esta ciudad se encontró sangre de profetas y de santos; sí, la sangre de todos los que fueron muertos en la tierra.»
Mt
16 6
23,35
Cantos e n el cielo 1 Q ' Después, oí un rumor enorme; •*• ** en el cielo un inmenso gentío clamaba: +
¡Aleluya! ¿Quién salva, y quién tiene gloria y poder sino nuestro Dios? 2 Sus juicios son verdaderos y justos. Así condenó a la famosa prostituta que corrompía la tierra con su inmoralidad, y le hizo pagar la sangre de sus servidores. 3
Y volvieron a clamar:
Aleluya. De ella sube humo por los siglos u n Is34, de los siglos. ° 4 Entonces los veinticuatro Ancianos y los cuatro Vivientes se postraron para adorar a Dios, al que está sentado en el trono, diciendo:
Amén, aleluya. 5 En seguida se escuchó desde el trono una voz que decía: «Alaben a nuestro Dios, Sal 11513 todos sus servidores, todos los6 que honran a Dios, grandes y pequeños.» Y se oyó un
notemos de paso que Cristo quiso que sus apóstoles pusieran precisamente en Roma el centro de su Iglesia. Pero la Gran Babilonia es de todos los tiempos y se verifica en todo poder económico y político que pretende encerrar al hombre en sus mallas. Cada uno de nosotros está inclinado a identificarla, ya sea con el Capitalismo internacional, o con. el Socialismo materialista, según sus propias opciones. Pero sería un error pensar que uno solo de estos sistemas sirve los planes del demonio: el Amo de este mundo no respeta nuestras fronteras. Sabemos que, por todo el mundo, los gobiernos ateos persiguen a la Iglesia, pero también, en nuestro continente, la Iglesia, habitualmente, enfrenta persecuciones recias o solapadas de parte de clases y de gobiernos que ostentan su adhesión a los principios cristianos. La Iglesia que se dirige preferentemente a los pobres tiene que ser perseguida por los sistemas que producen marginados por millones. Nuestro tiempo se caracteriza por las pretensiones cada vez más totalitarias del poder económico o político, a nombre del bienestar y la seguridad de algunos (ver en 13,17). Y, mientras tanto, se pide a la Iglesia, por precio de su tranquilidad, que haga lo que hacía el Falso Profeta: adormecer a los hombres en vez de despertar en ellos el amor a la Verdad y a la Justicia.
apocalipsis 20 rumor c o m o de una multitud inmensa, como de rugientes olas, c o m o de violentos truenos. Clamaban:
ls 6110
Aleluya. Ahora ha comenzado a reinar el Señor Dios, Dueño del universo. 7Alegrémonos y regocijémonos y demos gracias a Dios, porque han llegado las bodas del Cordero y su esposa ya está lista; s la han vestido de lino radiante de blancura.
Este lino son las buenas acciones de los santos. 9 Después, él m e dice: «Escribe: felices Mt 22.1 los que han sido invitados a las bodas del Cordero.» Y añadió: «Estas son palabras verdaderas de Dios.» 10 Entonces yo m e iba a echar a sus pies 22,8 para adorarlo, m a s él m e dijo: «Cuidado. No soy má" que un servidor, c o m o tú y tus hermanos que guardan la enseñanza de J e s ú s (Pues los profetas son los que guardan la enseñanza de Jesús.) A Dios debes adorar.» El triunfo del Verbo d e Dios
384
is Sale de su boca la espada afilada con la cual herirá a las naciones, ya que las ha de gobernar con vara de hierro; él es el que en el lagar exprime el vino de la ardiente cólera de Dios, Señor del universo. ' 6 Lleva escrito en la capa y en el muslo este título: «10,17 «Rey de reyes y Señor de señores.» 17 También vi a un ángel que estaba de pie en el sol. Gritó con voz potente a todas las aves de rapiña que vuelan por el cielo: «Vengan acá, al banquete que les ofrece EZ 39,17 Dios. 18 Vengan a devorar carne de reyes, y de generales y de valientes; vengan a devorar al soldado y a su caballo, a hombres libres y esclavos, a pequeños y grandes.» 1 9 Entonces vi a la Bestia junto a los reyes de la tierra y sus ejércitos; estaban reunidos para combatir al que monta el caballo blanco y a los de su ejército. 20 Pero la bestia fue capturada y también el falso profeta. Este es el que hacía maravillas al servicio de la Bestia, con las cuales engañaba a los que recibieron la marca de la Bestia y a los que adoran su estatua. Los d o s fueron arrojados vivos al lago de fuego de azufre ardiente, 2 1 y todos los demás fueron exterminados por la espada que sale de la EZ 39,20 boca del que monta el caballo: y todas las aves se pudieron hartar con sus carnes.
• 11 Después, el cielo estaba abierto y pude ver un caballo blanco. El que lo mon1 J* 5,20 ta se llama Fiel y Verdadero; es el que juzga y hace las guerras justas. 1 2 S u s ojos son llamas de fuego y en la cabeza lleva coronas numerosas. Tiene escrito un nombre Dn ió,6 que nadie comprende sino él. 1 3 Anda en- Los mil años |s631 vuelto en una capa teñida de sangre. Su p A ' Después, un ángel bajó del cieJn 1'' nombre es: El Verbo de Dios. 14 Los ejércitos del cielo lo seguían en caballos blancos, v " * » lo, llevando en la mano la llave del vestidos d e lino d e perfecta blancura. Abismo y además una enorme cadena. • Aquí se reanuda la visión de los capítulos 13, 14, 15 y 16, después del paréntesis que constituían los capítulos 17 y 18. Los siete ángeles habían derramado las copas del castigo de la Bestia y se esperaba el encuentro decisivo. Entonces aparece Cristo. Su nombre es el Verbo de Dios (v. 13). Es el cniño varón» nacido de la Mujer y que debía «gobernar las naciones con vara de hierro» (12,5). Cristo viene como triunfador. Su nombre verdadero es Verbo, o sea, Palabra de Dios; ésa es su realidad divina que nadie comprende sino él. Ver al respecto Jn 1,1-14. Lo siguen los ejércitos del cielo. Como Jesús lo había anunciado varias veces (Mateo 16,27). Verbo de Dios, poderoso para vencer, activo para salvar, «fiel» para cumplir las promesas de Dios, «verdadero» en lo que dice, «el que hace las guerras justas». Las guerras justas son las que se hacen contra el Demonio y sus aliados: el poder perseguidor (la Bestia) y las doctrinas que inyectan opio en vez de dar la salvación (el falso profeta). La presente página es una profecía de Juan relativa a la destrucción del Imperio romano perseguidor. Se cumplió y desapareció ese imperio. Al leer esta página, podemos pensar en las derrotas de los invencibles ejércitos romanos, y en la descomposición de este cuerpo inmenso, cuya alma era la fe en la divinidad de Roma, la capital, y del César-Emperador. Cristo no vino a trabar combate contra los ejérci-
tos romanos, en que, por lo demás, cierto número de soldados se habían convertido a la fe cristiana. (Muchos jóvenes cristianos inscritos en el ejército fueron los misioneros de Cristo por donde pasaban y no faltaron los mártires entre ellos.) Más bien, la victoria anunciada por el Apocalipsis fue la de Cristo y de sus mártires, que con su sacrificio echaron abajo la crueldad, la injusticia y la inmoralidad del mundo pagano. La lucha diaria del creyente era la victoria de Cristo. Pero también llegó el día en que el Señor hizo justicia a la vista de todos: vengan a comer carne de reyes y de generales (18). O Este texto sirve todavía para muchos comentarios contradictorios y erróneos. Algunos piensan en un paraíso terrenal de mil años antes del cielo. Pero eso sería ir en contra de toda la enseñanza clara del Muevo Testamento; la cual dice que no hay intermedio entre la vida presente y la definitiva. A lo mejor, esta visión es otra manera de presentar la historia que vivimos, haciendo resaltar sus aspectos positivos y los logros de ta evangelización. Estos mil años figuran todo el lapso de tiempo en que la Iglesia, liberada ya de las persecuciones judías y romanas, va evangelizando el mundo. El desarrollo de la iglesia marca un retroceso en el poder del demonio: está atado. Una corriente de pensamiento y de
apocalipsis 21
385
12.9 2 Agarró al Monstruo, la serpiente antigua, o sea, Satanás, el diablo, y lo encadenó por mil años. 3 Lo arrojó al Abismo, y cerró su entrada con llave, y la aseguró con candados, para que en adelante ya no engañara a las naciones, hasta que pasen los mil 2 Tes 2,9 años. Luego será dejado en libertad por un poco tiempo. 4 Después, había tronos y quienes se senDn79 taron en ellos con poder de juzgar. Vi en-' Mt 19,28 tonces las almas de aquellos a quienes les 1c M ° cortaron la cabeza por haber sostenido las enseñanzas de J e s ú s y a causa de la Palabra de Dios. Vi a todos los que se negaron a adorar a la Bestia o su imagen, o a recibir su marca en la frente o en la mano. Volvieron a vivir y reinaron mil años con Cristo. 5 Esta es la primera resurrección. Los demás muertos no volvieron a vivir antes del término de los mil años. 6 Feliz y santo el que participa en la primera resurrección; contra éstos la segunda muerte no tiene ningún poder y lo que es más, serán sacerT 2 1 TP 2 9 dotes de Dios y de Cristo y con él reinarán mil años. 7 Y cuando se cumplan los mil años, Satanás será liberado de su prisión, 8 saliendo a engañar a las naciones de los cuatro exE* 38 iremos de la tierra, a GogyMagog. Losjun- • tara para la guerra y su número será tan' grande como las arenas de la orilla del mar. 9 invadieron el país y cercaron el campamento de los santos, la Ciudad muy ama. R,10 da. En ese momento, bajó el fuego del cielo y los devoró. actuación cristiana va a renovar el mundo. Pensemos en la', lucha contra las varias formas de esclavitud, la rehabilitación del trabajo manual, la dignificación de la mujer y del matrimonio, el respeto a la persona humana y al niño. Vi entonces las almas de aquellos a quienes cortaron la cabeza (v. 4). Ya comparten la vida y la felicidad de Cristo y, de alguna manera, comparten su dominio de la historia y con él están presentes en la vida de la Iglesia terrenal. Pensemos en la influencia creciente que tienen después de muertos los que se entregaron por una causa sagrada y noble. Y cuando se cumplan los mu años (v. 7). No sabemos lo que durará el mundo, ni cuántas culturas e imperios se enfrentarán con la Iglesia. Pero ahora, Juan nos habla de una última crisis en que la Iglesia parecerá sumergida por las fuerzas del mal (ver 2 Tes 23). No se da ninguna descripción de lo que sucederá: ya se dijo bastante sobre la lucha de la Iglesia con los agentes del demonio, para que podamos imaginar algo. Bajó fuego del cielo (v. 9). Esta última ofensiva será vencida como la primera. Aquí la batalla se describe con las imágenes de Ezequiel cap. 38. O & cielo y la tierra desaparecieron (v. 11). Al final del mundo se hace el balance definitivo. Abrieron libros (v. 12). Usando las imágenes del libro de Daniel (7,10), Juan nos muestra a los hombres juzgados in-
10 Entonces el diablo, el seductor, fue arrojado al lago de fuego de azufre, donde ya estaban la bestia y el falso profeta. Su tormento durará, día y noche, por los siglos de los siglos.
20
Ultimo juicio O ] i Después vi un trono espléndido, muy grande, y al que se sentaba en él, cuyo aspecto hizo desaparecer el cielo y la tierra sin dejar huellas, i 2 Los muertos, grandes y chicos, estaban de pie ante ei trono. Se abrieron unos libros, y después otro más, el Libro de la Vida. Entonces los muertos fueron juzgados, de acuerdo con lo que está escrito en los libros, es decir, cada uno según sus obras. 1 3 El mar devolvió los muertos que guardaba, y lo mismo la muerte y el Lugar de los Muertos, y cada uno fue juzgado según sus obras. 1 4 Entonces la Muerte y el Lugar de los Muertos fueron arroja- 1 Co J¡$ dos al lago de fuego. En esto consiste la segunda muerte: el lago de fuego. 15 Todos los que no se hallaron inscritos en el Libro de la Vida, fueron arrojados al lago de fuego. El Cielo N u e v o y la Tierra Nueva p I 1 Después tuve la visión del Cielo " •* Nuevo y de la Nueva Tierra. Pues el primer cielo y la primera tierra ya pasa- '«jjs.i? ron; en cuanto al mar, ya no existe. 2 P3Íia +
dfvidualmente por lo que hicieron. Todo está escrito en los libros, lo que hizo, dijo y pensó el hombre. La muerte y el lugar de los muertos fueron arrojados (v. 14). Manera de decir que la última victoria de Cristo es destruir la muerte que reinaba en el mundo como consecuencia del pecado (ver 1 Cor 15,26). La segunda muerte, que significa ser reprobado definitivamente por Dios, es la suerte de los que lucharon contra él. Los capítulos anteriores nos hablaron repetidas veces del juicio de Dios, sea contra Jerusalén, sea contra el Poder Romano, sea contra las naciones que lo reemplazan. Por eso, el Apocalipsis da poco relieve al juicio final del mundo, que solamente recapitula todo lo anterior. Prefiere describir la Jerusalén Nueva que viene de Dios, lo que hace en las dos últimas visiones que vienen a continuación. + Primera visión de la Jerusalén celestial. «El ojo no ha visto, el oído no ha oído lo que Dios ha preparado para los que lo aman» (1 Cor 2,9). La Biblia empezaba con una visión de la primera crea ción, en la que Dios, en las avenidas del Edén, convrnuibii con el hombre su amigo. El Apocalipsis finaliza i:on unn vt sión más herniosa en que desborda primero rrl i |ON i dr I >n tu *Ahora todo lo hago nuevo». Se ha construido la Clurinil Santa y definitiva de los hombres. Cielo Huevo y Tierra Nueva. El cuerpo remellado ii<-1 rl« to fue el principio de este Universo Nuevo eaptritunl v mn
apocalipsis 21
;
387
386
2
Entonces vi la Ciudad Santa, la Nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, del lado d e is 52,1 Dios, embellecida c o m o u n a novia3 engalanada en espera d e s u prometido. Oí u n a lev 2611 v o z ^ u e c I a m a D a desde el trono: «Esta es & 37Í27 la morada de Dios entre los hombres: fijará desde ahora su morada en medio de ellos is714 y ellos serán su pueblo y él mismo será Dios-con-ellos. 4 Enjugará toda lágrima de is 25,8 sus ojos y ya no existirá ni muerte, ni duelo, ni gemidos, ni penas porque todo lo anterior ha pasado.» 5 Entonces el que se sienta en el trono 2 co 5,17 declaró: «Ahora todo lo hago nuevo», y me dijo: «Escribe que estas palabras son verdaderas y seguras.» 6 Y después m e dijo: «Ya está hecho. Yo sov e j'ñ fio ' ^ a v ' a O m e g a > e ' Principio y el Fin. 7,37 Al q u e tenga s e d yo le daré gratuitamente del manantial del agua de la Vida. 7 Esa será la herencia del que salga vencedor. Y yo 2 s 7,14 seré Dios para él y él será para mí un hijo. 8 Pero a los cobardes, a los renegados, corrompidos, asesinos, impuros, hechiceros e idólatras, en una palabra, a todos los embusteros, la herencia que les correspon20 6 de es el lago de fuego y de azufre, o sea, la 2o,i4 segunda muerte.»
\siete últimas plagas. Me dijo: «Ven, q u e yo voy a mostrarte la novia, la esposa del ¡fl Cordero.» 10 Entonces, e n una visión espiritual, m e colocó en un cerro grande y elevado y m e mostró la Ciudad Santa, Jerusalén, q u e bajaba del cielo, del lado d e Dios, ii y d e la que irradiaba la Gloria d e Dios. S u resplandor era el d e u n a piedra preciosísima y s u color s e parecía al del jaspe destellante d e luz. 12 La rodeaba una muralla ancha y alta con doce puertas, y en esas puertas doce ángeles, y escritos los nombres de las doce tribus de los hijos de Israel. 13AI oriente, tres puertas; al norte tres puertas; al sur, tres & 48'31 puertas; al occidente tres puertas.1 4 La m u ralla de la Ciudad descansaba e n d o c e pie- H 2,20 dras de cimientos en las que están escritos los nombres de los doce apóstoles del Cordero. 15 El que me hablaba tenía como medida una caña de oro, con la que midió la Ciudad, sus puertas y su muralla. 16 La Ciudad es cuadrada: su ancho es igual a su largo. La midió con su caña: doce mil estadios. Su ancho, su largo y su alto son iguales. 17 Después midió la altura de la muralla: ciento cuarenta y cuatro codos. Usaba una medida ordinaria, que, en realidad, era más bien una medida de ángel. La nueva Jerusalén 18 Las murallas s o n de jaspe, y la ciudad, 9 • Después se acercó a mí uno de los sie- de oro fino c o m o el cristal. 19 Las bases de is 54,11 te ángeles de las siete copas llenas con las las murallas están adornadas con toda cla-
GjJ ¡11°
terial que esperamos. Pero ahora, su Poder de Resurrección ha transformado el mundo entero. No será un paraíso para «almas» aisladas ni para puros ángeles, sino una ciudad de hombres: los hombres han llegado a ser totalmente hijos de Dios: él será hijo para mí. Enjugará toda lágrima. Dios habita en medio de los hombres y derrama en ellos su felicidad Los sufrimientos que llenaron tantas vidas, las torturas de los mártires, el dolor intimo de los pecadores arrepentidos, todo se acabó. Gozo y paz que no se pueden dar en ningún lugar de la tierra, pero sí en el seno de Dios. La segunda muerte (v. 8). Frente a esa felicidad, la reprobación eterna. Estar definitivamente sin Dios y sin razón de ser, encerrado en su pecado y en su soledad. Misterio para nosotros. La libertad del hombre es cosa tan grande y verdadera que Dios mismo no puede forzar a un hombre a que lo ame: los que se han apartado conscientemente y en forma indeclinable del camino de la vida, tendrán por herencia el lago de fuego y de azufre, o sea, tormentos que no se pueden expresar. La Jerusalén Nueva viene de Dios. Los hombres se esforzaron por construir, más mal que bien, la comunidad de los hombres. Pero, al terminar la historia descubren que junto con ellos, Dios construyó algo mucho más grande: una humanidad reunida en la misma vida de Dios. Ya está hecho (v. 6). Es la realidad definitiva y no habrá historia después. En el mundo nuevo no hay mar, lo cual significa la inquietud y la agitación de los hombres (ver Is
55,1). Desde entonces, Dios, Principio y Fin, da sin cesar el agua de vida, gratuitamente: con eso se piensa en los elegidos, siempre ávidos de conocer más y más el misterio de Dios, pero que al mismo tiempo están plenamente felices. • Segunda visión de la Jerusalén Celestial: el Templo que viene de Dios. Para describir la Jerusalén Nueva, Juan juntó las dos comparaciones que están en el centro de la Biblia: las Bodas y el Tempto.'Aquí, después de hablar de la «Jerusalén que baja embellecida como urig novia para su esposo» (ver 19,7 y 21,2^, desarrolla la imager) del Templo. El Templo expresa el anhelo de la humanidad de ver a Dios presente en medio de ella. Ya no se necesitan templos: las sombras han sido sustituidas por la realidad: Dios está en medio de los suyos en forma visible y permanente. Ancho, largo, alto son iguales (v. 16). Ciudad construida como una pirámide perfecta: perfecta y definitiva. La muralla, símbolo de seguridad: ya no hay miedo ninguno, ni siquiera el temor oculto en cada hombre, temor al sentir que la vida se va. El resplandor de la ciudad es de jaspe, y de jaspe es su primera base: el jaspe, color de Dios en e! capítulo 4. En las puertas hay ángeles: esto quiere decir que las entradas son espirituales. La muralla de santidad y de verdad reposa sobre los apóstoles: la verdad del Mundo Nuevo ya estaba contenida en las palabras, o sea, el testimonio de los apóstoles de Jesús. La ciudad definitiva es el término de la
'
\
i
i '
.i I
I \
apocalipsis 22
se de piedras preciosas: la primera base es Mira que vengo pronto de jaspe, la segunda de zafiro, la tercera de calcedonia, la cuarta de esmeralda, 20 Ia O 6 Después me dijo el ángel: «Estas son quinta de sardónica, la sexta de sardio, la palabras ciertas y verdaderas. El Señor séptima de crisólito, la octava de berilio, la Dios, que inspira a los profetas, ha enviado novena de topacio, la décima de crisopra- a su ángel para que muestre a los servidoso, la undécima de jacinto, y la duodécima res de Dios lo que pronto va a suceder.» 1*3,2 7 de amatista. 21 Las doce puertas son doce «Mira que vuelvo pronto. Feliz el que perlas, cada puerta formada por una sola hace caso de las palabras proféticas de este perla: la avenida de la ciudad es de oro re- libro.» 8 finado, transparente como cristal. 22 No vi Yo, Juan, fui el que vio y oyó todo esto. templo alguno en la Ciudad; porque el S e - Al terminar las palabras y las visiones, caí a 19,10 J 2 " '" ñor Dios, el Dueño del universo e s s u T e m - los pies del ángel que me había mostrado plo, lo mismo q u e el Cordero. todo esto para adorarlo. 9 Pero él me dijo: 2:1 No necesita ni de luz del sol, ni de la «No, ten cuidado, soy un servidor como tú m nn.m luna, porque la Gloria de Dios la ilumina, y y como tus hermanos los profetas y todos su lámpara es el Cordero. 24 Las naciones los que observan las palabras de este libro. i» *' :> caminarán hacia su luz, y los reyes de la A Dios es a quien debes adorar.» 10 Me dijo tierra vendrán a traerle sus riquezas. 25 Sus además: «No guardes en secreto los menpuertas permanecerán abiertas todo el día, sajes proféticos de este libro, porque pronya que allí no hay noche, 26 y vendrán a pre- to se cumplirán, n Que el pecador siga pesentarle todo lo precioso y todo lo grande cando, que el sucio siga ensuciándose, que 12,10 de las naciones. 27 En ella no entrará nada el hombre de bien siga en el bien y que el n 29,s manchado. No, no entrarán los que come- santo se santifique más.» ten maldad y mentira, sino solamente los i 2 «Fíjense que vengo pronto, llevando el que están escritos en el Libro de la Vida del pago que daré a cada uno, conforme a su ls "J™ i3,8 Cordero. trabajo. 13 Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el ultimo, el Principio y el Fin. 14 FeD e s u e s el an ? ? ' P gel me mostró el lices los que lavan sus ropas; disfrutarán del u 47. 1 " " río de la Vida, puro como el cristal, árbol de la Vida5 y se les abrirán las puertas Jn 7M que2 brotaba del trono de Dios y del Corde- de la Ciudad. 1 Fuera los perros, los hechiro. En medio de la avenida, a ambos la- ceros, los impuros, los asesinos, los idóla¡>,7 dos del río, están los árboles de la Vida, que tras y todos aquellos que aman y practican gtf]l dan frutos doce veces, una vez por mes. la mentira. i 6 Yo, Jesús, envié a mi ángel para decirSus 3hojas son medicinales para las naciones y ninguna maldición es allí posible. El les lo que se refiere a las Iglesias. Yo soy el trono d e Dios y del Cordero estará e n la brote y el descendiente de la familia de DaCiudad, y s u s servidores le rendirán culto. vid, 7 la Estrella brillante de la mañana.» 1 El Espíritu y la Esposa dicen: «Ven.» sai 1711.57 4 Verán s u rostro y llevarán su nombre sobre sus frentes. Ya n o habrá n o c h e . 5 No ne- Que el que escucha diga también: «Ven.» cesitarán luz ni d e lámparas ni del sol, por- Que el hombre sediento se acerque, y quien que el Señor Dios derramará su luz sobre lo desee reciba gratuitamente el agua de la 21,6 ellos, y reinarán por los siglos d e los siglos. Vida. i 8 Yo, por mi parte, declaro a todo el larga peregrinación de los hombres; la anhelaban sin conocerla los justos, los pobres, los misericordiosos y los que lloran: las naciones caminarán a su luz. En el paraíso había una fuente de vida. Perdida por el pecado, los hombres siempre la buscaron. Ezequiel ya sabía que el agua viva es el Espíritu de Dios, y Jesús la prometió a la Samaritana. Ahora sale del seno de Dios-Trinidad, del trono de Dios y del Cordero. Y reinarán por los siglos (22,5). Es la última palabra, y es la séptima vez que lo dice el Apocalipsis. O Yo, Juan, fui el que vio y oyó todo esto. Así se concluye la Biblia, y podemos recordar la parábola de los trabajadores contratados para la viña de Dios (Mt 20). Se acaba el trnba|o en que varios profetas y autores habían acudí-
do como a lo largo de un día. En la primera hora se escribieron las visiones con que empieza el Génesis, y que presentan a grandes rasgos la vocación divina del hombre y la finalidad del mundo. En la última hora, Juan, después de conocer al Sol meridiano, Cristo, acaba de contemplar a la humanidad que se prepara a compartir la gloria de Dios. Es la última hora, por lo que se espera la venida de Cristo. Se sabe, sin embargo, que la última hora puede prolongarse y. que el Esposo llegue muy avanzada la noche: H cristiano vela firme en su esperanza, enfrentado al poder de las tinieblas. Mira que vengo pronto (v. 7), dice Olido, y pide que repitamos insistentemente esta oración Vtin. .Nortuí Jetus. No importa el plazo, el corazón esta ni|xMnn.lo SI, |ven, Señor Jesús!
apocalipsis 22 DI 42 que escuche las palabras proféticas de este libro: a quien s e atreva a añadirle algo, Dios añadirá sobre él todas las plagas descritas en este libro. 1 9 A quien quite algo de las palabras de este libró profético, Dios le quitará su parte del árbol de vida y de la Ciudad Santa, descritos en este libro.
388 20
El que da fe de estas palabras dice: .
1 Co 16,22
«Si, vengo pronto.» —Amén, ven, Señor Jesús. 2i Q u e la gracia del Señor J e s ú s sea con todos. Amén.
ÍNDICE
ANTIGUO TESTAMENTO Génesis Éxodo Levítico Números Deuteronomiu Josué Jueces 1-2 Samuel 1-2 Reyes 1-2 Crónicas Esdras-Nehemías 1-2 Macabeos
Gen Ex Lev Núm Dt Jos Jue 1 y 2 Sam 1 y 2 Re 1 y 2 Cro Es-Ne 1 y 2 Mac
37 88 128 151 182 210 228 248 298 352 ,382 £402
Isaías Jeremías Ezequiel Oseas Joel Amos Abdías Jonás Miqueas Nahum Habacuq Sofonías Ageo Zacarías Malaquías Daniel
is Jer Ez Os Jl Am Abd Jon Mi Na Hab Sof Ag Za Mal Dn
444 504 553 590 597 599 605 606 608 612 614 617 619 621 628 631
Job Proverbios Eclesiastés Cantar Rut Lamentaciones
Job Pro Ec Cant Rt Lam
649 675 693 700 707 711
Ester Tobías Judit Baruc Sabiduría Sirácides
Est Tob Jdt Ba Sab Sir
716 726 734 744 749 763
Salmos
Sal
795
NUEVO TESTAMENTO Evangelio según Mateo Evangelio según Marcos Evangelio según Lucas Evangelio según Juan Hechos de los apóstoles Carta a los Romanos 1 Carta a los Corintios 2 Carta a los Corintios Carta a los Gálatas Carta a los Efesios Carta a los Filipenses Carta a los Colosenses Carta a Filemón 1 Carta a los Tesalonicenses 2 Carta a los Tesalonicenses 1 Carta a Timoteo 2 Carta a Timoteo Carta a Tito Carta a los Hebreos Carta de Santiago ! Carta de Pedro 2 Carta de Pedro Carta de Judas ¡ Carta de Juan 2 Carta de Juan 3 Carta de Juan Apocalipsis
Mt Me Le Jn He Rom 1 Co 2Co Gal Ef Fil Col Filem 1 Tes 2 Tes 1 Tim 2Tim Ti Heb Stgo
1 P 2P Jud 1 Jn 2Jn 3Jn Ap
5 56 94 149 189 230 252 271 283 290 299 304 309 310 314 317 322 326 328 341 347 352 355 357 364 365 366