Banksy, el arte como denuncia y como argumento político. I Jornadas Nacionales de Estética, Cine y Política San Miguel de Tucumán, Mayo 2017
Cristina Bosso – UNT UNT I – Introducción: Introducción:
El arte incesantemente busca nuevas formas de expresión; como Proteo cambia y se transforma, renace y se renueva, por ello resulta imposible atraparlo dentro de los estrechos límites de una definición. En el arte contemporáneo esta característica se ha hecho más patente, ya que asistimos a una inusitada eclosión de nuevas formas, corrientes y estilos que incorporan nuevas técnicas y materiales e invaden espacios inesperados. El arte se ha transformado en un elemento disruptivo, que excede con creces su originaria relación relación con el placer estético para adquirir nuevas nuevas funciones y nuevos modos de interpelar al espectador, y se propone, en muchos casos, desafiar el pensamiento a sacudirse de estructuras institucionalizadas institucionalizadas para buscar nuevas interpretaciones. interpretaciones. Dice André Malraux en La cabeza de obsidiana : “Hay que despertar a la gente, sacudir su manera de identificar las cosas. Habría que crear imágenes inaceptables. Que la gente eche espumarajos de rabia. Hay que obligarlos a comprender que vivimos en un mundo muy raro. Un mundo que no es nada tranquilizador, un mundo que no es como el los creen”1. En este trabajo proponemos abordar el caso de Banksy, un representante del StreetArt quién quién se inscribe en esta nueva forma de hacer arte y propone una aguda crítica a nuestra sociedad, cuestionando un modo unilateral de entender el mundo. Su intención política y su compromiso social resultan evidentes en sus obras, en las que a pesar de su crudeza no desatiende la estética. En ella, arte y política confluyen y se entrecruzan de manera desafiante para el sistema. Irónico, irreverente, controvertido y comprometido, Banksy se nos aparece como un defensor de los valores humanos, y desde su obra plasmada clandestinamente bajo la forma de grafittis en los muros de la ciudad emprende una batalla contra la intolerancia, la injusticia y la violencia. Desde el anonimato, desde los muros de la ciudad, Banksy está revolucionado el mercado del arte contemporáneo y cuestionando un sistema de valores. I – Quién Quién es Banksy? 1
André Malraux, La cabeza de obsidiana, Bs As, Sur, 1974, pág. 76-77
Banksy es el más famoso y cotizado artista callejero del mundo; desde hace ya varios años se ha transformado en el ícono del Street Art . Sus obras, ingeniosas, cargadas de ironía, siempre políticamente incorrectas, nos enfrentan a las contradicciones de nuestra sociedad y desafían al sistema con una ácida crítica. Aparecen en territorios arriesgados, en contextos que las cargan de significados, que dejan en claro hacia dónde se dirigen sus dardos. Sus obras resultan en algunos casos tan cáusticas que han sido calificadas como “actos de terrorismo menor” y desde hace varios
años en Inglaterra pesa sobre él un pedido de captura por vandalismo. En muchas ocasiones sus producciones tienen una efímera vida, puesto que las instituciones que resultan blanco de sus críticas inmediatamente mandan a pintar o cubrir los muros en los que fueron plasmadas con la intención de borrar hasta sus últimos vestigios. Pero no logran acallar su impacto puesto que éstas son reproducidas y comentadas por la prensa y las redes sociales, que celebran el poder de síntesis de estos sencillos dibujos, provocadores y cargados de sentido, que ponen sobre el tapete problemas de candente actualidad. Esto hace patente la transformación que la cultura de masas y los medios de comunicación masiva han operado tanto en la producción como en la recepción del arte que señala Griselda Barale2. Para protestar por el mal trato que reciben en Francia los inmigrantes de Siria, en 2016, Banksy pinta a Cosette, el personaje de los miserables, envuelta por gases lacrimógenos frente a la embajada de Francia en Inglaterra. A un lado de la imagen coloca un código de barras que, ingresado a un dispositivo móvil, conduce a un link en el que aparece un video de la policía francesa atacando a los inmigrantes en Calais. Pocas horas después el mural fue censurado y cubierto por tablones de madera. Pero Cossette ha dejado ya un mensaje imborrable que fácilmente podemos encontrar en Internet.
Griselda Barale, El Kitsch, estilo estético y/o modelo sociológico, San Mi guel de Tucumán, Facultad de Filosofía y Letras, UNT, 2004. 2
Sus grafitis utilizan la técnica del estencil , que le permiten realizarlos con la rapidez necesaria; en ellos la intención de denuncia no desatiende los aspectos estéticos. Comienzan a aparecer en Londres alrededor del año 1992, para luego extenderse a ciudades como Los Ángeles, New York y Palestina. En los últimos tiempos ha extendido su radio de acción, produciendo obras en papel, esculturas, instalaciones urbanas, creando parques de diversiones y hoteles siempre con la misma intención de polemizar con prácticas y costumbres naturalizadas por nuestra sociedad. Nos encontramos frente a una primera paradoja: dijimos que es uno de los personajes más famosos de la escena mundial del Street Art , sin embargo no se sabe quién es, ya que esconde su identidad en el anonimato. Frente a un mercado del arte cargado de personalidades mediáticas, Banksy utiliza un seudónimo y elige ser un artista clandestino. Haciendo gala de una de las aristas de su magistral ironía, disfruta de la fama bajo una condición fantasmal; oculta su rostro y se muestra sólo bajo la forma de sus obras, que cobran vida propia, y ocupan en centro de atención.
Se conjetura que es un hombre de raza blanca que nació en Brístol, probablemente alrededor de 1975. Su nombre podría ser Robin Banks, de donde derivaría su seudónimo. Algunos piensan que es el cantante del grupo de rock Massive Attack, Robert del Naja, o el grafitero Robert Gunnigam. Otros creen que se trata de un colectivo de artistas. Su identidad despierta tanta intriga que un grupo de investigadores londinenses ha utilizado el método para localizar terroristas, una aplicación matemática que analiza la escena del crimen para rastrearlo. Lo real y cierto es que su identidad continúa siendo un misterio. “Sólo algunos amigos de confianza conocen su verdadera
identidad; ni siquiera sus padres saben quién es Bansky” dice Hettie Bingham, autora de un reciente libro sobre este personaje 3. ¿Es el misterio una nueva estrategia para llamar la atención? Ha encontrado un camino no transitado para sobresalir en un mercado saturado? Sin lugar a dudas se trata de un comportamiento muy peculiar. Para Banksy en un mundo demasiado visibilizado ser invisible le otorga un super poder; y a la manera de los héroes super poderosos, escudándose en el anonimato, despliega su insistente crítica contra los excesos del capitalismo, la injusticia social, las guerras, la violencia y el totalitarismo. II – El espacio del arte: los muros, las galerías y los museos.
Sin lugar a dudas, el museo tradicionalmente constituye el ámbito por excelencia para una obra de arte, el espacio que la legitima y le otorga identidad. Sin embargo, como señala Griselda Barale, el arte contemporáneo ha desbordado los espacios tradicionalmente destinados a la experiencia estética: las salas de concierto, los museos, las galerías, para buscar otros territorios: el teatro en la calle, los conciertos y recitales en espacios destinados a eventos deportivos. Las nuevas técnicas permiten nuevas formas de generalización de lo estético. Que el arte salga de sus confines permite una nueva integración que suprime la distancia entre el arte y la vida. En este proceso podemos advertir un acercamiento al hombre de la calle, que puede encontrarse con expresiones artísticas en cualquier esquina sin necesidad de acudir a sitios especializados. Los cultores del Street Art eligen la calle como espacio para expresarse, transformando los muros de la ciudad en galerías de arte a cielo abierto por las que circulan a diario millones de espectadores. Según Gonzalez García, borran el límite del arte entendido como algo que tiene que desarrollarse en un museo o en una galería 4. Para Banksy, un muro es el mejor lugar para dar a
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Hettie Bingham, El arte rompe las reglas”, Editorial Mediterránia, Londres, 2017.
Ricardo Gonzáles García, “El arte y la experiencia estética en la ciudad: el cartel y el graffiti”, en Arte y ciudad - Revista de investigación, abril de 2016 (edición on line)
conocer su obra, ya que tiene una visibilidad privilegiada para el público en general. Para ello elige puntos estratégicos para sus grafitis, que dejan en claro los destinatarios de su mensaje. El espacio en el que se ubican forma parte del mensaje que se pretende transmitir, como podemos ver en ejemplo anteriormente propuesto. También en esta camioneta de la policía, que aparece pintada en la puerta de una comisaría de Londres luego de un incidente de violencia en el que apalean sin motivo a un grupo de jóvenes indefensos.
En 2005 aparecen nueve obras en el muro que se ha construido entre Israel y Palestina, declarado ilegal por la ONU. Algunas de las más célebres: Una de las versiones de una de sus obras más emblemáticas, Flower Thrower , un encendido grito de paz.
Ingeniosos modos de cuestionar los muros:
En una puerta de Palestina, impacta la vívida recreación del Infierno del Dante
En numerosas obras Banksy denuncia los flagelos de nuestra sociedad contemporánea mostrando, como propone Malraux, que vivimos en un mundo muy extraño:
En 2009 en Copenhague, durante el encuentro internacional para debatir sobre el cambio climático aparece un grafiti con su firma. “No creo en el calentamiento global” escribe sobre una
pared a medias cubierta por el agua en la que la leyenda parece estar hundiéndose.
Nacida en las calles, la obra de Bansky ingresa en los museos de arte de manera para nada ortodoxa; en una actitud lúdica, casi como una travesura, el artista interviene con un grafiti una obra de arte clásica y la introduce en museos como la Tate Gallery o en el MOMA, dónde las pega en la pared de manera clandestina. Paradójicamente, los museos comienzan a interesarse por sus obras, y en este momento forman parte de la colección de varios museos europeos. En 2016 un coleccionista privado expone sus obras en Amberes. En ese mismo año el Museo de Arte Contemporáneo de Amsterdam (MOCO) se inaugura con una muestra de obras de Banksy y Andy Warhol, uno de los artistas que más lo ha influenciado. Este año estrena una exposición de Banksy y Salvador Dalí. También Urvanity, la nueva feria de arte contemporáneo que este año compite con Arco estrena esta primera edición con seis piezas de Banksy. Sus obras se encuentran también en importantes galerías de arte europeas, en las que alcanzan precios exorbitantes. El artista callejero ingresa así a los circuitos tradicionales, que le brindan una calurosa acogida. Esto resulta sorprendente; como señala Gareth Williams, crítico de arte londinense, lo más notable del fenómeno Banksy es el hecho de que el mismo sistema que satiriza lo haya recibido con tanto entusiasmo.
Sagaz crítico de la sociedad contemporánea, muchas de sus obras apuntan a denunciar el consumismo. Paradójicamente, algunas de ellas se exiben hoy en grandes centros comerciales. Tal vez porque, como él mismo lo dice, “El modo más rápido de cargarse las ideas de un hombre es convirtiéndolo en un ícono de la moda” . Tal vez porque la sociedad se siente reflejada e
interpretada por estas sátiras que desnudan muchos aspectos de nuestra vida contemporánea. Derrapando por las compras:
“Recuerda de dónde vienes” : sutil recordatorio de nuestros orígenes intrínsecamente ligados
a la naturaleza, y de aquellas cosas que hemos adoptado como naturales:
Banksy ironiza también con el mercantilismo del arte contemporáneo, ha rodado el documental “Exit Through the gift shop” (Salida por el gift shop) , calificada como una astuta sátira
del consumismo en el mundo del arte, que ha tenido una acogida extraordinario en el festival de Sundance y de Berlín y ha sido nominado para el Oscar en 2011. III – Hay que despertar a la gente o el arte que nos hace pensar
La obra de Banksy se inscribe en el espacio del arte posmoderno; éste, según señala Griselda Barale, se puede reconocer porque sus producciones son comprometidas y ambiguas, perversas e interesantes, características que aparecen en la obra de Banksy de modo evidente. Por otra parte, el grafitti aparece como un emergente de los conflictos de nuestro mundo contemporáneo y la lucha intrínseca que poseen los movimientos sociales alternativos, como señala González García. Las obras de Banksy, cargadas de sentido, buscan hacernos pensar, sacudirnos, cuestionar presupuestos. Es por ello que algunos críticos de arte lo catalogan como un “Activista visual” . Podemos decir que el arte es para él una herramienta desde dónde argumentar en contra de la violencia de las reglas de nuestra sociedad. “La obra de Bansky es el típico arte subversivo” dice Waldeman Januszczack, crítico de arte del Sunday Times. En efecto, Banksy se ajusta al concepto de subversivo según lo define el diccionario de la Real Academia : “ el que pretende alterar el orden social o la estabilidad política de un país” . Es esto, justamente, lo que este artista pretende hacer. Llevando a la práctica la propuesta de Malraux, por medio de lo simbólico pone de relieve las contradicciones de nuestro sistema y desnuda las miserias de la cultura contemporánea. El arte, en este caso, ejerce la función de poner en cuestión conductas y valores que hemos naturalizado para salir de los esquemas y romper con estructuras que aceptamos acríticamente. Banksy se propone perturbarnos y subvertir el orden de nuestro mundo; sostiene, por eso que “ El arte debería confortar
a los perturbados y perturbar a los confortables” como una de sus máximas. Desde los muros, con gran ironía, cuestiona algunas prácticas de nuestra sociedad contemporánea.
El arte contemporáneo puede apropiarse de la banalidad de la vida en su más llana cotidianeidad. A la vez, esta tiene como contracara la posibilidad de aludir a la muerte y a la violencia. Entre estos dos polos se desarrolla la obra de Banksy, que trabaja desde la ironía algunas de las catástrofes de la vida contemporánea: el trabajo infantil, el drama de los inmigrantes que no encuentran su lugar en el mundo, los horrores de la guerra. Banksy toma algunos íconos de la cultura, los tergiversa y los resignifica. Uno de sus ejemplos más impactantes es posiblemente el grafiti que alude a la guerra de Vietnam, que muestra a Ronald Mc Donald y el Ratón Mickey llevando de la mano a un niño quemado con napalm.
La situación de los inmigrantes, el maltrato al que son sometidos, la injusticia, son algunos de sus temas recurrentes. En esta imagen nos propone la recreación de “La balsa de la Medusa”, del pintor Theódore Gericault, 1818 en clave contemporánea:
Frente al rechazo de los inmigrantes sirios, la siguiente imagen nos recuerda que Steve Jobs era hijo de uno de ellos.
Como señala Heidegger, en el arte, más que en cualquier otra producción humana, se revela la verdad de una época. La obra de arte puede ser concebida como la puesta en escena de una verdad. Posiblemente el impacto de la obra de Banksy se debe a que en ella se plasma nuestra cultura contemporánea con sus errores y sus fracasos. Banksy nos ofrece así una interesantísima herramienta para comprender, criticar y tal vez corregir en la medida de lo posible nuestro presente.