FRAGMENTOS
Colección Ión
Fragmentos de Arquíloco Colección Ión Serie Poesía D.R. © Textofilia S.C., 2011. D.R. © Introducción, traducción y notas de José Molina D.R. © D.R. © Diseño interiores y portada Textofilia S.C.
Textofilia Ediciones Pestalozzi 344 Col. Narvarte, Del. Benito Juárez, C.P. 03020, México, D.F. Tel. 55 75 89 64
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[email protected]/publicaciones Primera edición, 2011 2011 © Textofilia Ediciones © Universidad Autonóma de Nuevo León ISBN: 978-607-7818-30-4 978-607-7818-30-4 Impreso en México. Printed in Mexico. Queda rigurosamente prohibido, bajo las sanciones establecidas por la ley, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento sin la autorización por escrito de los editores.
[ INTRODUCCIÓN ]
ARQUÍLOCO: POESÍA QUE SE HACE VIDA
I. Los datos “duros”
a) Lugar y tiempo en la historia
En el Mar Egeo, entre las islas Cícladas, al norte de Delos, y al este de Naxos, está Paros, famosa por su mármol; allí nació el poeta Arquíloco. Entre los restos del monumento funerario construido en su honor, el Archilocheion, hay una inscripción llamada “de Mnesiepes”; ésta deja saber que todavía hacia el siglo III a. C. se le ofrecía una especie de culto, y se lee en ella cómo comenzó su vocación lírica: cuando su padre, el noble Telesicles, lo mandó al campo a que recogiera una vaca para venderla, ya de noche y a la luz de la luna, Arquíloco se encontró de camino con unas mujeres. Entre bromas y risas, les dijo que debía vender la vaca, y ellas le contestaron que le darían buen precio por ella; repentinamente, mujeres y vaca desaparecieron, quedando a sus pies una lira; Arquíloco creyó que se había encontrado con las Musas. Luego, Telesicles, cuando escuchó la historia y vio la lira, quedó sorprendido; primero buscó la vaca por toda la isla, pero no la encontró. Tiempo después, Telesicles, fue elegido por sus conciudadanos como emisario,
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junto con Licambes, para ir a consultar al oráculo de Delfos en nombre de la ciudad, pero él también quería preguntar acerca de lo que había acontecido. Cuando Telesicles y Licambes llegaron y se presentaron ante el oráculo, el dios dijo a Telesicles que el primero de sus hijos que a su regreso le hablara, sería inmortal y famoso. Cuando llegaron a Paros, se celebraba la fiesta de Artemisa y, casi no necesito decirlo, el primero que encontró a Telesicles y habló con él fue su hijo Arquíloco.1 También en el Archilocheion, se preservó en muy malas condiciones otra inscripción, llamada “de Sóstenes”, en la cual se menciona la narración, cronológica de acuerdo con los arcontes de Paros, que un tal Demeas había hecho de las hazañas de Arquíloco. Queda establecido que los parios tenían a Arquíloco no sólo como poeta. ¿Qué acciones, aparte de la piedad y del celo por su patria, fueron significativas para ganarle fama? No se sabe con exactitud. Hacia el año 680 a. C.,2 los parios fundaron una colonia en la parte septentrional de la isla de Tasos. Telesicles y Telis, padre y abuelo de Arquíloco, habían participado en la colonización, pues incluso, años después, Polignoto pintó a Telis, junto con Cleobea, la muchacha que introdujo los ritos de Deméter en la isla.3 Arquíloco era reconocido, sin duda, por haber salido de su isla al frente de una expedición para confirmar con armas el imperio sobre la colonia. La isla de Tasos, ubicada al norte del mar Egeo y rica en oro, plata y cobre, era además estratégicamente idónea para intentar más tarde conquistar Tracia, también rica por sus minas, o al menos para entablar relaciones comerciales con ella. La colonización de Tasos provocó o acentuó la rivalidad entre las islas de Paros y Naxos, y, por tanto, Arquíloco se vio constreñido a
tomar parte como comandante del ejército en los conflictos armados entre parios, naxios y tracios. De hecho, si vale decirlo, eso significa su nombre: “el que manda sobre una tropa”. Fue un comandante, pues, para el cual —lo mismo que para Esquilo, cuyo epitafio mencionaba no sus tragedias sino que había peleado en Maratón— sus trabajos bélicos eran igualmente o más queridos que sus proezas líricas; así, mientras en un relieve del Archilocheion aparece con lira y escudo, en una lastra de Tasos se le representa sólo con armas, yelmo y escudo: los colonos prefirieron recordar a Arquíloco como héroe fundador.4 Los poemas de este soldado se conocen en su mayor parte gracias a referencias de otros autores, usados en otros contextos y con motivos ajenos al poema mismo, como testimonios de una palabra o de una costumbre, por un interés filológico o histórico, etcétera; pero, a pesar de que son jirones y retazos, arrojan alguna luz sobre su vida, y lo colocan ya en el tiempo histórico. Por ejemplo, el fragmento 122 menciona un eclipse que pudo ocurrir el 6 de abril del 648 a.C. Además, Heródoto, al afirmar que Arquíloco fue contemporáneo de Gyges,5 cuyo reino se ubica entre los años 687 y 651 a. C., ofrece como prueba la mención del soberano en uno de los poemas (fr. 19). Otro fragmento, el 20, hace referencia a la invasión que emprendieron los cimerios contra Magnesia, hacia el 652 a. C. Puede decirse, sin mayores precisiones, que la vida de Arquíloco se desarrolló hacia la mitad del siglo VII a. C.
1 Archilocus, Testimonia , 3 Gerber.
4 Cfr. Bruno Gentili, “Arquíloco y los niveles de la realidad”, p. 372, en id., Poesía y
2 Archilocus, Testimonia 4 Gerber.
público en la Grecia antigua , Barcelona, Quaderns Crema, 1996, pp. 371-404.
3 Archilocus, Testimonia, 65 = Pausanias, X, 28, 3.
5 Heródoto, I, 12.
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El poeta encontró la muerte en una batalla contra los naxios; su asesino, un tal Calondes, apodado Corax (Cuervo), fue arrojado del templo de Apolo por la pitonisa, por haber matado a un hombre sagrado, servidor de las Musas.6 b) La poética y la poesía de Arquíloco
Un dato incontrovertible de Arquíloco es su excelencia poética; los pocos versos que nos han llegado, aunque muy pocas veces se tratan de un poema largo, y cuyo contexto se desconoce casi siempre, permiten vislumbrar a un poeta óptimo. De entre los líricos arcaicos griegos es Arquíloco el más citado, y casi siempre positivamente y con deferencia. Desde la antigüedad se le considera gran poeta: distinguidos autores, que sin duda tuvieron material escrito más amplio para juzgar la obra. Los griegos Heródoto, Píndaro, Platón, Aristóteles, Tzetzes, y los latinos Cicerón y Horacio, entre otros, lo evalúan, podría decirse, positivamente, incluso Heráclito afirma que habría que azotar a Arquíloco, lo mismo que a Homero y Hesíodo, y no permitirle competir; es decir, aunque censurándolo, pone a Arquíloco al nivel de los más grandes poetas de Grecia.7 El estado fragmentario de la obra de Arquíloco no debe engañarnos. En general, la obra de los poetas arcaicos griegos, lo que se ha conservado, está excelentemente escrito; podría decirse que los restos de ese naufragio de textos dan prueba de virtud poética, gramática, prosódica y sintáctica. Incluso entre ellos, sobresale Arquíloco. Por eso, debe tomarse en cuenta 6 Archilochus, Testimonia , 12-15 Gerber. 7 Archilochus, Testimonia , 34 = Diógenes Laercio, 9, 1. Probablemente esta opinión
de Heráclito, según la cual Homero y Arquíloco debían ser azotados y expulsados de los concursos no deba entenderse de los poetas mismos. Heráclito se opondría a la recitación mecánica de los poemas, invitando a la reflexión y tratando de escapar de la cultura oral como mera repetición escolar de los autores.
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que, aún siendo el primero de los líricos después de Homero, su perfección prosódica está lejos de ser un mero ejercicio lírico balbuciente de novato tras el avasallante ritmo de la épica; como se dice, vino nuevo en odres nuevos: el vehículo formal se altera: a cambio del resonante mar de los hexámetros, hace su aparición el dístico elegíaco (un hexámetro más un pentámetro), utilizado para ocuparse de asuntos más inmediatos y propios de la historia, y no de los más lejanos del mito; se recurre también a los yambos (una vocal breve más una larga), por su parecido a la lengua hablada, y a los troqueos (una vocal larga más una breve), aptos para la danza,8 que suenan muy ágiles y vigorosos, en comparación con el dáctilo (una vocal larga más dos breves), demasiado solemne si lo que se quiere es herir o hacer reír. Con todo, la tradición sigue imponiendo vocabulario,9 motivos y temas: la guerra iliádica, el mar odiseico; la fábula hesiódica y sus exhortaciones, los episodios del amor, del vino, de la muerte, etcétera. Por supuesto que el oficio de poeta de Arquíloco acusa, en más de un sentido, la influencia de Homero y Hesíodo, todavía bajo la modalidad oral de su ejecución,10 pero como un recurso perfectamente asimilado de las intenciones poéticas propias, y más allá de eso, como un presupuesto con ayuda del cual Arquíloco consigue eficazmente en su público objetivos que le son característicos y peculiares.11 Puede decirse 8 Aristóteles, Poética, 1449 a 21-28. 9 Anton Scherer, “Die Sprache des Archilochos”, en Entretiens sur l’Antiquité Classique , X, 1963, pp. 87-106. 10 Denys Page, “Archilochus and the Oral Tradition”, en Entretiens sur l’Antiquité Classique, X, 1963, pp. 117-179. Françoise Letoublon, “Archiloque et l’«encyclopédie homérique»”, en Pallas, 77, 2008, pp. 51-62. 11 K. J. Dover, “The poetry of Archilochos”, en Entretiens sur l’Antiquité Classique, X, 1963, pp. 181-222. La edición de Tarditi tiene entre sus características más valiosas señalar con mayor meticulosodad los pasajes homéricos de referencia, amén de otros paralelos con otros autores.
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que los versos de Arquíloco dejan ver a una persona aristocráticamente educada, con una peculiar sensibilidad para utilizar de una manera exquisita el bagaje de su formación para lograr una poesía altamente sofisticada, con temas ajenos a sus fuentes. Por ejemplo, en el fragmento 191, Arquíloco dice: Pues ese ladino deseo de intimidad, envuelto bajo el corazón, derramó espesa oscuridad en mis ojos robando de mi pecho pensamientos débiles.
El público reconocería que la expresión “envuelto bajo el corazón” reproduce la expresión que Homero utilizó en la Odisea, IX, 433, cuando Odiseo, para escapar de la cueva del Cíclope, se dejó caer desde el lomo de un carnero, quedando debajo, “envuelto bajo el vientre” de éste. Así, astuto, el deseo se le escapó al cegado Arquíloco, como Odiseo se le ocultó al Cíclope. Pero, más aún, Arquíloco está ciego por el deseo, no de la misma forma que el Cíclope, sino con la ceguera de la muerte, pues la espesa oscuridad que se derrama sobre sus ojos evoca la que se vertió sobre Sarpedón, en Ilíada V, 696: cuando Pelagonte sacó la lanza, a Sarpedón “lo abandonó la vida y una niebla se esparcía en sus ojos”; Arquíloco queda tonto, pues lo abandona no la vida, sino los pensamientos. La efectividad del poema, sabiendo estos pormenores, se vuelve extraordinaria y poderosa. Al mismo tiempo, sutil y refinada. Por su métrica, criterio que suele tomarse para la clasificación de los fragmentos, Arquíloco escribió elegías (frs. 1-17), trímetros yámbicos (fr. 18-87), tetrámetros trocaicos (frs. 88-167), epodos (frs. 168- 204) (más otros poemas de metro incierto 205295).12 Los tres últimos deben considerarse recursos de la poesía 12 Véase, Bruno Gentili, “Nota sobre la métrica de Arquíloco”, en “Arquíloco y los nive-
les de la realidad”, en Poesía y público en la Grecia antigua , Barcelona, Quaderns Crema, 1996, pp. 402-404. Véase también M. Lenchantin de Gubernatis, Manual de prosodia y métrica griega, tr. Pedro C. Tapia Zúñiga, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2001. 14
yámbica, que, vinculada en sus orígenes con el culto a Deméter, se reconoce, primordialmente, por la intención de insultar, vituperar, calumniar, difamar y censurar. Arquíloco, Simónides e Hiponacte son los principales representantes de esta poesía que ulteriormente dará origen a la comedia. El lirismo de Arquíloco viene de lejos, de tradiciones populares y marginales a la epopeya, de prácticas sociales y religiosas diversificadas y polivalentes,13que encuentran en la expresión prosódica un refinamiento exquisito. Su impronta se deja sentir ya en Platón, en la ironía socrática, y, naturalmente en la comedia aristofánica,14 pero son Calímaco,15 entre los alejandrinos, y Horacio,16 entre los romanos, quienes más se dejan influir por sus temas y por su poesía. Por supuesto, no debe olvidarse a Catulo, cuya Lesbia evoca a la Neóbula de Arquíloco. Dion de Prusia y Luciano de Samosata17 en sus invectivas contra los invertidos se inspiran, por su mordacidad y por el tono jocoso en Arquíloco. Plutarco de Queronea, pese a estar con sus criterios morales en las antípodas del poeta de Paros, no deja de reconocer su alta calidad literaria y a él se deben un considerable número de los fragmentos conservados.18 II. El terreno de la conjetura
a) Poesía e historia 13 Respecto a la lírica anterior a Arquíloco, véase Francisco Rodríguez Adrados, Orígenes
de la lírica griega , Madrid, Editorial Coloquio, 1986. 14 Rosella Saetta Cottone, “L’invective et le droit à la réciprocité: un Heritage archilo-
chéen de la comédie d’Aristophane”, en Pallas, 77, 2008, pp. 65-75. 15 Winfried Bühler, “Archilochos und Kallimachos”, en Entretiens sur l’Antiquité Clas- sique, X, 1963, pp. 223-253. 16 Erik Wistrand, “Archilochus und Horace”, en Entretiens sur l’Antiquité Classique, X, 1963, pp. 255-287. 17 Valérie Visa-Ondarçuhu, “Sur un air d’Archiloque: les références au poète chez Dion de Pruse et Lucien”, en Pallas, 77, 2008, pp. 91-107. 18 Yvonneau, Jean, “L’Archiloque de Plutarque”, Pallas , 77, 2008, pp. 77-89.
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Otros acontecimientos de la vida de Arquíloco, al margen de los que lo ubican en un momento específico de la historia de Grecia, se traslucen en los fragmentos; pero su historicidad queda supeditada a la interpretación que puede hacerse de la “verdad” poética: o todo es ficción literaria o, quizá, también puedan colegirse datos reales, pero estos versos siempre serán sospechosos y su sentido no abandona jamás el terreno de la conjetura. Sin duda, la poesía de Arquíloco parece haber dado un salto cualitativo, porque se trata de una poesía que se ocupa de la circunstancia, como si fuera poco menos que poesía de ocasión; el tiempo sin tiempo del mito ha quedado atrás; aparece, entonces, lejos de la representación idílica de la guerra, el realismo que, estéticamente hablando, no es menos artificioso que la mitología, pero tiene la cara de la historia. El realismo de Arquíloco es serio, descarnado, crudo y cruel. Además, irrumpe un tono autobiográfico y confesional, marcadamente personal sin intenciones trascendentes o suprapersonales, es decir, sin buscar la glorificación del guerrero o de la nobleza (Homero), ni la exaltación de los hechos sociales o de la justicia (Hesíodo), ni la alabanza de la ética política (Calino, Tirteo). El lector, por arte de esta poesía, por su inmediatez y poder, sentirá al poeta como un contemporáneo, por la universalidad que Arquíloco ha conseguido defendiendo su independencia y personalidad, e instituyéndose a sí mismo como instancia capaz de juzgar a los demás. A continuación se recrea, casi como un divertimento, pero todo lo serio que puede hacerse, una recreación del sentido posible que tiene el conjunto de los fragmentos, haciendo lo mismo que tantos otros que, igual que yo, se han puesto a conjeturar el significado de una palabra, de una línea, de esos escasos versos de Arquíloco.
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b) El poeta y la guerra Soy yo servidor de Enialo soberano y de las musas, pues conozco su don amable
Fragmento 1
Arquíloco se presenta a sí mismo como guerrero y poeta. No tiene empacho en parecer pretencioso, pues al llamarse servidor del dios de la guerra, se pone al mismo nivel de los guerreros homéricos, porque también Agamenón los arengaba con ese epíteto: “Oh amigos, héroes dánaos, servidores de Ares”.19 Además, extremadamente enfático el verso empieza: “Soy yo...”. No es verdad que ésta sea la primera vez, como a veces se ha sostenido, que aparece el “yo” del poeta. Ya en la Odisea, el primer verso decía “Al hombre, a mí di, Musa...”. Pero ahora, con Arquíloco, el poeta es experto y sabedor del don poético, y ya no más simple vehículo del dicho de la musa o mero portavoz del canto de la diosa, como en el inicio de la Ilíada: “la cólera, canta, diosa...”. Pero en Ilíada, XII, 176, parecía ya irrumpir, no menos divino, el “yo” del poeta: “y arduo, para mí —dice el aedo—, como un dios arengar todo esto”.20 Como quiera que sea, Arquíloco, primer poeta lírico de Grecia del que se tiene testimonio escrito, se caracteriza con esa síntesis que regresará una y otra vez en la literatura de todos los tiempos, el guerreropoeta, sólo que éste, como se verá, también escribe con sus combates y con sus versos hiere. Se había ya dicho que era una pretensión de Arquíloco asemejarse a los héroes homéricos, con el riesgo de ser desmentido casi inmediatamente por los fragmentos; pero la afirmación es 19 Homero, Ilíada, II, 110, tr. Bonifaz Nuño. 20 Homero, Ilíada, XII, 176, tr. Bonifaz Nuño.
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verdadera, sólo hay que matizarla: esa pretensión es irónica. Arquíloco no simplemente se iguala a los guerreros de Homero, más bien, los parodia. En sus versos, en contraste con la epopeya, aparece el soldado que, sin guardar compostura, se embriaga con un vino tan fuerte como el que bebió el Cíclope, y cuya lanza, además de darle de comer, lo sostiene para no caer (fragmento 2). Sin mayor protocolo, sin vasijas de oro, sin que se haya realizado hazaña alguna, sin banquete de por medio, no le import a mandar a sacar vino de donde sea para, embriagado, pasar la noche de vigilia de una mejor manera (fr. 4); el colmo: prefiere abandonar su escudo que morir en la batalla (fr. 5) y echarse a correr (fr. 233); por eso, su poesía fue proscrita de Esparta. Le gusta más un estratega con entereza de ánimo (tal vez una alusión a sí mismo) que uno acicalado (fr. 114) (probable alusión a su amigo Glauco, de quien se burla en el fr. 117); o con hipérbole irónica se jacta de una “proeza” que, en realidad, es acción cruel y baja, que mil maten o se atribuyan haber matado a siete (fr. 101). Podría decirse que, muy a su manera, Arquíloco hace la crítica de Homero, ofreciendo versos que, jocosos, fracturan el ideal heroico y lo hacen descender a lo cotidiano y trivial, si no a lo despreciable y ridículo; se da el lujo, por ejemplo, de satirizar una boda celebrada en medio del campamento, haciendo chanzas sobre los novios (fr. 112); después de todo, al contrario de lo que se suponía, la guerra no tiene por qué ser en todo momento un asunto demasiado solemne.
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c) La experiencia única de una doble aventura 1. Paros y Tasos
Con respecto a la colonización de Tasos, cabe decir que, a partir de los acontecimientos vinculados a las expediciones navales y militares, se forma paulatinamente con la lectura de los fragmentos la imagen de un hombre que me propongo describir a continuación. Como supuesto hijo ilegítimo — ya que Arquíloco habría sido el hijo del noble Telesicles y de Enope, una esclava tracia— se vio en la necesidad de destacar por sus acciones bélicas y de buscarse su pan a punta de lanza (fr. 2); incluso se le ha considerado a veces, no muy acertadamente, como uno de esos mercenarios (fr. 216), de quienes sólo se confía cuando combaten (fr. 15) y que incluso suelen ir rapados (fr. 217).21 Ha tenido que dejar su patria buscando un progreso material22 y puso en riesgo su vida, pues el mar, incluso para alguien avezado (frs. 211, 212) siempre es peligroso por las tormentas (frs. 105, 106, 213, 231). Así, s e perdieron los cuarenta y nueve compañeros de Coíranos, que participó en la colonización de la Propóntide (el mar de Mármara), y que fue el único a quien Poseidón dejó vivir (fr. 192); naufragó también su cuñado (frs. 8-13), causándole al 21 Sandra Péré-Noguès, “Image et réalités du statut de mercenaire a l’époque
d’Archiloque”, en Pallas, 77, 2008, pp. 33-40. 22 Critias reprueba que Arquíloco se haya vituperado a sí mismo, pues él mismo habría informado que era hijo de una esclava, que sus apremios económicos y la pobreza de la isla lo empujaron a abandonar Paros, que era un adúltero (cfr. Archilocus, Testimonia , 33 Gerber). Sin embargo, parece ser que esa información se explica por haber interpretado erróneamente los versos del poeta como biografía. La verdad se concentra en el hecho de haber comandado una expedición a Tasos. Hay que decir, además, refutando a Critias, que gran parte de la gloria de Arquíloco estuvo en que supo vituperarse a sí mismo.
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poeta tan gran dolor que se aleja de aquello que más le gusta (fr. 215). Su isla, al parecer, no le ofrecía mucho, sólo “higos y vida marina” (fr. 116).23 Allá, en Tasos, las cosas tampoco aparecen mejor. Esa isla por sus condiciones geográficas es hostil (frs. 21, 22), y la ciudad del mismo nombre no es distinguidamente dichosa, sino lo contrario (fr. 228), al punto que A rquíloco deplora sus males (fr. 20), y acaso sea allí, si no a Paros, a donde Zeus mandó la sequía (fr. 230), a pesar de que invocan a Deméter (fr. 169); se multiplican, como si hicieran falta, los conflictos armados, o bien contra otros helenos, como los eubeos (fr. 3), o bien, contra los “perros” tracios con quienes deben hacerse negocios, sin contar desgraciadamente con personas que se ocupen, no de su propia ganancia, sino del bien común (fr. 93a). Arquíloco se apresta a exhortar a sus compatriotas, que son pobres (fr. 109), y los anima a ser valientes en el combate (fr. 7), aunque sabe que la decisión última depende de los dioses (fr. 111). Crea la expectación ante lo que amenaza con ser un terrible combate cuerpo a cuerpo (fr. 3); entonces, al acercarse la guerra, el hijo de Ares, el miedo, se presenta (fr. 18). Describe con ágil dramatismo una batalla de lanzas, dardos y saetas, frente a una fort aleza (frs. 98-99); s e ocupa del conflicto contra los naxios (fr. 89), exacerbado por la colonización masiva y simultánea de la isla de Tasos, donde se concentró la pesadumbre de todos los helenos (fr. 102). En los enfrentamientos armados, a veces ayuda un dios, como Hermes (fr. 95) o Atenea, pero no mediante prodigios, sino inspirando valor en los combatientes (fr. 94).
23 Sobre Paros, puede leerse: N. M. Kontoleon, , “Archilochus und Paros” en Entretiens
sur l’Antiquité Classique, X, 1963, pp. 37-86. No parece que sea cierta la supuesta pobreza de Paros bajo la cual se había visto gracias a este fragmento.
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Tampoco en el plano más personal, las cosas funcionan mejor; sus amigos, todos pertenecientes a la nobleza, no han sido constantes ni permanentes. Arquíloco sabe poner el gozo de un amigo por encima del pueblo en general (fr. 14), y sabe reconocer el esfuerzo de otro que, viniendo de Gortina en Creta, le dio su apoyo (fr. 24). Sin embargo, otros le niegan la ayuda de antaño: Glauco, mencionado en varios fragmentos como un confidente (frs. 15, 48, 105, 131), se rehúsa a acompañarlo, ahora cuando lucha nuevamente por Tasos (fr. 96); por eso, Arquíloco lo ridiculizará (frs. 114?, 117), como a otros invertidos (frs. 25 y 178). Piensa Arquíloco, que podría seguir queriéndolo, pero sólo evitando tocar el tema (fr. 171). Otros amigos lo “ahorcan” (fr. 129), convirtiéndose en enemigos; menciona, entre éstos, a un Batusiades (frs. 182 y 183) y, peculiarmente, a Pericles que, siendo antes amigo (frs. 13 y 16), lo ha traicionado quizá en asuntos amorosos (fr. 124). Por todos esos conflictos, es en cierto sentido normal que se sienta presionado (fr. 235), y se ignora, respecto de cuál amigo, o de cuál asunto, acepta o minimiza su error ante el infortunio (fr. 127). Se va configurando, a partir de los fragmentos un personaje en cuyas experiencias no hay seguridad histórica y cuya expresión lírica poco tiene que ver quizá con la confesión biográfica, sin demérito de la personalidad y autenticidad de Arquíloco. Conviene tener siempre presente que el “yo” del poema no necesariamente se identifica con el “yo” histórico. Puede ser el caso de que se retrate la situación general y verdadera de los compatriotas, sin ser por eso la experiencia propia del poeta, y puede no quitarse valor histórico a los sucesos que se reviven en los fragmentos, que no s in sombra de engaño son leídos más como documentos que como poemas .24 24 A propósito de la relación entre poesía, política y sociedad, y entre poesía e historia,
en Arquíloco, véase, Jean Pouilloux, “Archiloque et Thasos: histoire et poé sie” en Ent- retiens sur l’Antiquité Classique, X, 1963, pp. 1-36; Sylvie Rougier-Banque, “L’ interpretation politique et sociale de l’oeuvre d’ Archiloque: bilan et perspectives” en Pallas, 77, 2008, pp. 15-31.
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El ejemplo más claro se lee en el fragmento 19: No me importan los asuntos de Gyges rico en oro, Ni me apresó todavía la envidia, ni miro con celos obras de dioses, ni busco la gran tiranía: está muy lejos de mis ojos.
Se podría pensar que lo expresado en estos versos es la posición de Arquíloco, que a fuerza de repetir lo que no quiere, hace pensar que sí lo quiere; 25 pero Aristóteles26 informa que quien habla frente al amo de As ia (fr. 227) es un tal Carón, y no el poeta. En todo caso, como se señaló, aparece el carácter de un hombre esforzado, que todo lo obtiene con su trabajo (fr. 17), y que, tras haber entendido la necesidad de la guerra, se sabe partícipe del destino común de todos los hombres (fr. 110). Sus vivencias no lo han dejado indiferente; se puede decir incluso, por el tono sapiencial de algunos de sus poemas, que ha llegado a ciertas conclusiones filosóficas: Arquíloco advierte que los seres humanos son de ánimo cambiante (fr. 131), y piensan de acuerdo con sus actividades (fr. 132). En el fondo, lo más importante y valioso, pensando pragmáticamente, es esta vida (fr. 133), pero la existencia obliga al hombre a andar errante y a extraviarse, porque los dioses arbitrariamente benefician o perjudican (fr. 130); concluye que la calamidad apesadumbra, que a todos llega en determinado momento, sea una tragedia en el mar, sea en las batallas, pero no cabe demasiada aflicción, sino enfrentar las situaciones con buena cara; la vida del hombre se caracteriza por la alternancia de bienes y de males (frs.
11, 12, 13, 16, 128). La norma ética máxima de Arquíloco —que se describe a sí mismo con la sabiduría del erizo (fr. 201)—, es la formulación helénica del “ojo por ojo y diente por diente”: pagar al mal con el mal (frs. 23, 14-15; 126). Faltará tiempo para que llegue Platón, que enseña que no debe hacerse el mal ante el mal recibido.27 Mientras tanto, Arquíloco pide a Apolo que, como suele, destruya a sus enemigos (fr. 26), y, aunque también reconoce que no se debe ultrajar a los muertos (fr. 134), se solaza esperando que los cadáveres de los enemigos se consuman al aire libre bajo el calor del verano (fr. 107). Contra los enemigos tendrá dones lúgubres de hospit alidad (fr. 6). Para calibrar el carácter de la poesía de Arquíloco, capaz de agriar todo, véase el siguiente fragmento que pronto traiciona las expectativas que suscitó en el lector con una sentencia de cariz sapiencial. Afirma que la naturaleza humana es complicada, pues no a todos gusta lo mismo; pero inmediatamente, lo que se vislumbraba como un poema filosófico se decant a por la procacidad, hace escarnio de dos homosexuales; además reivindica su propia persona y su poesía como don de Zeus (fr. 25): No es simple, en modo alguno, la naturaleza del hombre, sino una cosa a uno, y otra, a otro, alegra el corazón.28 Mas a Melandro parece óptimo el miembro viril, y el periné al vaquero Falangio. Esto ningún otro adivino te dijo, sino yo, pues para mí, Zeus, padre de los olímpicos, lo hizo, y un bien para los hombres ni siquiera Eurimante podría vituperar. 27 Platón, Critón, 49 d 7–9: “porque nunca es correcto ni cometer injusticia ni opon-
25 Martin Steinrück, “Les publics d´Archiloque”, en Pallas , 77, p. 44. 26 Aristóteles, Retórica, III, 17, 1418 b 29.
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erse ni que quien haya padecido e l mal se defienda haciendo a s u vez el mal”. 28 Muy semejante expresión en Homero, Odisea, XIV, 228: “un hombre se deleita en unas obras, otro en otras”.
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2. Neóbula
Al lado de sus hazañas como militar, Arquíloco vivió una decepción que lo dejaría marcado: Licambes, padre de Neóbula, mujer con la que Arquíloco se había comprometido para desposarla, rompe el compromiso. Probablemente se trate de una ficción poética, por más que haya tenido alguna base real. Con todo, más que a cualquier otro asunto, a éste debe Arquíloco su fama de poeta del escarnio, tan eficaz, que supuestamente Licambes mismo y sus hijas se habrían ahorcado. En realidad, con los poemas vinculados con Neóbula, no se ha dejado de lado el personaje que, como se vio, se ha fraguado en los otros asuntos bélicos. Más bien, los temas del soldado esforzado y colonizador, y el del hombre despechado, se apuntalan entre sí, o, dicho de otro modo, son aspectos que conviven y se entrecruzan en los fragmentos. Por ejemplo, fragmentos como el 23 o el 125 pueden interpretarse en ambas temáticas, según se analicen bélica o eróticamente. Pero el personaje gana la simpatía del lector y justifica el resentimiento que se dispara en él a consecuencia de la frustración del matrimonio. Digamos de manera llana, que a un resentido social le es más fácil encontrar el combustible de versos encendidos, si tiene a la vista un blanco contra el cual dirigir sus dardos. Aquel varón esforzado, pero supuestamente hijo ilegítimo, habría tenido tal vez mediante el matrimonio con Neóbula la ocasión para legitimarse ante sus conciudadanos o, al menos, para que la vida no le resultara tan adversa o difícil de llevar. Arquíloco se afana entonces por aparecer ante el público como víctima; llega, por ejemplo, a llamar “padre” a Licambes, y trata de hacer ver que el rompimiento del compromiso rebasa lo meramente personal: en realidad, Licambes, al impedir el matrimonio de Arquíloco con su hija, ha dejado claro que no es una persona en que se pueda confiar para ningún asunto, 24
y ha quedado en ridículo frente a la comunidad (fr. 172). Ha roto, al frustrar el matrimonio, un juramento grande, es decir, sagrado (fr. 173). Agraviado, el poeta recurre a Zeus en busca de justicia (fr. 197), que mira las acciones de hombres y bestias, y es garante del derecho (fr. 177). En otras ocasiones, tal vez con otros motivos y contra otros enemigos, ya había pedido a Apolo desquite (fr. 26); pero ahora recurre a Zeus, aunque éste puede actuar sin sentido y hacer cosas irracionales y absurdas (fr. 122), sin un criterio permanente, los dioses a veces ayudan a los hombres, otras los humillan (fr. 130). Como quiera que sea, Arquíloco, siguiendo sus propios principios, no dejará a Licambes sin castigo (fr. 200). A partir de los fragmentos, puede afirmarse, siempre conjeturalmente, que Arquíloco está angustiado por el deseo; utiliza el lenguaje de la epopeya para expresar cómo sufre de una manera sólo comparable con los dolores que experimentan los que viven la tragedia de la guerra (frs. 191 y 193). Se ha acercado al templo de Hera, donde ha visto a unas vírgenes que lo han rechazado (fr. 47). Le platica a Glauco, su amigo, el encuentro con esas jóvenes que hasta en un anciano despert arían el deseo (fr. 48); el padre de ellas, Licambes, no está muy contento con ese pretendiente que ronda a sus hijas (fr. 49). Entre ellas está Neóbula, de quien Arquíloco se enamora. Querría él, al menos, tocarla con su mano (fr. 118), o bien, llegar hasta el ayuntamiento (fr. 119). Más tarde, Neóbula ha correspondido al deseo de Arquíloco (fr. 30), que la contempla pasmado en cada detalle (fr. 31); compara el cuerpo de ella, con un paisaje montañoso y abrupto, donde él se p ierde (fr. 190); ella también lo desea (fr. 40). Arquíloco confiesa a Glauco que el deseo lo subyuga (fr. 196). Con él, con su amigo, hace bromas p rocaces: le ha salido un tumor entre las piernas, pero ya conoce el remedio (frs. 66-67).
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Entonces, no se sabe cómo ni bajo qué condiciones, se habría pactado con Licambes el matrimonio, quien más tarde, sin saber Arquíloco el motivo (fr. 210), rompería el acuerdo para desposar a Neóbula con un tal Arquenactides (fr. 122). Arquíloco pide a Hefesto, p atrono de los cornudos,29 que le conceda la venganza (fr. 108). Lo posee una rabia a la que no pondrá freno o pudor alguno, que lo vuelve tan atractivo por su vehemencia, espontaneidad e ingenio; en versos donde con viven erotismo, ternura y mordacidad, la rabia, poderosa, lo lleva a vituperar a Neóbula. Poemas que son fragmentos que son palabras que son dardos que son heridas. El oidor de entonces o el lector actual, compadeciéndose de Arquíloco, casi sin darse cuenta, como mordido por una serpiente sigilosa, respirará agitado, resoplando con la misma rabia, con el mismo desprecio por Licambes, el traidor, y por su hija, Néobula. Esa mujer pública, que se alquila, prostituta:30 afirma que hubiera sido un mal casarse con ella (fr. 195); la acusa de conductas lascivas (frs. 34, 41-44, 46, 189) y engañosas (fr. 184); que ya está anciana (fr. 188), tanto, que no debería perfumarse (fr. 205); que es gorda y prostituta (fr. 206); pero, además, que ni siquiera consigue excitar a nadie (fr. 252). Pero no es todo; la cólera de Arquíloco, según se lo cuenta al mismo Glauco, lo lleva a planear una venganza perversa: viendo que la hermana menor de Neóbula es la mejor de todas las hijas de Licambes, decide seducirla (fr. 38), y en el templo mismo de Hera, donde es sacerdotisa, tiene un escarceo amoroso (fr. 196a; publicado en 1974, es éste el más largo de los fragmentos). Más tarde, Arquíloco mismo habría acusado a las 29 Homero, Odisea, VIII, 361. 30 Traducción respectiva de los fragmentos: 207, demos; 208, ergatis, y 209, mysajne , no
hijas de Licambes de sostener relaciones en el templo (fr. 36). El escarnio público debió ser de tal magnitud, que Licambes y sus hijas decidieron ahorcarse (fr. 45). La situación viene a ser, considera Arquíloco, la jus ta venganza de un agravio, tal como en la fábula del águila y la zorra: tras haber decidido ser amigas y ser vecinas, se van a vivir a un árbol, el águila en la punta y la zorra al pie del árbol; el águila (Licambes) roba las crías de la zorra (Arquíloco) para darlas a comer a sus aguiluchos. Enojada la zorra no deja de lanzar maldiciones contra el águila, que en la altura puede hacer caso omiso; pero Zeus es justo, y cuando el águila roba de un sacrificio un pedazo de carne, una chispa prende el nido, y los aguiluchos caen. Entonces la zorra devora las crías del águila (frs. 172-177, 179-181). Atendiendo a estos dos temas supuestos de la poesía arquiloquea, Tasos y Neóbula, se observa la convivencia de los intereses comunes del civismo y el egoísmo extremo de la lujuria. Hay que decir que, en la interpretación de los fragmentos, nunca sobrará cautela; en algunos fragmentos, como el 35 o el 37, el sentido permanecerá desconocido. Por más incisivos que parezcan al lector los poemas, el estado fragmentario de esta poesía le impide soslayar la distancia de siglos que la separa de sí; el tiempo es, entre otras causas, el que ha impedido tener al menos un poema completo y con dificultad puede verse a través de los fragmentos el talante real de su autor, porque ha llegado también su mala fama que no siempre va de la mano con el tenor de los fragmentos. El renombre de su virulencia y encono, de su rabia y escarnio, de su mordacidad e ironía, de su lascivia y procacidad e incluso su presunta cobardía, hacen pensar en un poeta incapaz de la ternura, del dramatismo, del humor, en ocasiones ingenuo, que tienen algunos fragmentos, y aquellas cualidades tan ruidosas predisponen
incluidos en los fragmentos seleccionados.
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en la interpretación de otros que, oscuros, salen a la luz inevitablemente teñidos del prejuicio que ha impuesto en el lector aquella fama. Otro asunto que puede pensarse de la poesía de Arquíloco es el público a quien estaba dirigida. Su temática, Tasos y Neóbula, ha permitido igualmente alguna conjetura. Ya sean los soldados o los miembros de la comunidad religiosa, las cofradías cerradas o el pueblo en espacios abiertos, o los nobles acaudalados o desposeídos, muy probablemente habría que ubicar a sus auditores entre varones solteros, por ser los más idóneos para dejar la propia tierra y partir a la aventura de la colonización, y de entre los solteros, preferentemente entre quienes, por no ser primogénitos o legítimos, se veían obligados a buscar su herencia lejos de la casa paterna, y cuya familia encontraba difícil colocarlos entre las familias de raigambre en la ciudad, un público que se halla preconizado en los pretendientes de Penélope en la Odisea .31 d) La política
Otros temas que también aparecen en la poesía de Arquíloco son la ciudad y el poder. Las condiciones geográficas de Grecia obligaron a las comunidades a organizarse de manera autónoma, máxime cuando se trataba de las islas que se vuelven homónimas de ciudades. La polis como entidad política aparece en algunos fragmentos, ya se trate de la ciudad propia o de ciudades conquistadas (frs. 13, 23, 49, 91, 224); así pues, la obra de Arquíloco aparece como testimonio de un movimiento de expansión comercial en busca de desarrollo o de subsistencia, un período de colonización de parte de ciudades griegas; pero a la polis se 31 Martin Steinrück, “Les publics d’Archiloque”, en Pallas, 77, 2008, pp. 41-50.
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la considera ya, a mediados del siglo séptimo, “cuidadora de mancebos” (fr. 112), esto es, como institución que debía dar al ciudadano el ámbito adecuado de desarrollo y seguridad. La tiranía, entendida como el depósito de la autoridad suprema del estado en una sola persona, se menciona paradójicamente como deseable (fr. 23) o vituperable (fr. 19). La democracia, por su parte, deja sentir su carácter incipiente: se halla presente el sentimiento comunitario cuando, por ejemplo, Arquíloco censura al hijo de Pisístrato por haber buscado una ganancia personal en demérito del bien común (fr. 93a), o le recuerda a Licambes que ha quedado en ridículo delante de los ciudadanos (fr. 172), los cuales son solidarios en las desgracias (fr. 13), son tomados en cuenta, aun siendo pobres (fr. 109) se les respeta y se busca su favor (fr. 133) o actúan casi conjuntamente (f r. 170). Por lo demás, Arquíloco dirigirá también sus saetas contra el político y sus lisonjeros (fr. 115). Contra un mal político contará una pequeña narración que resultará agradable (fr. 168): escribió un epodo en que utiliza la fábula de la zorra y el mono: éste fue elegido rey de los animales, pero la astuta zorra (Arquíloco) pone en evidencia la estupidez y la avaricia del mono (el político), pues adulándolo y diciéndole que le daría un regalo, lo hace caer en una trampa; al final la burla contra su apariencia: ¿cómo pensaba gobernar con ese físico? (frs. 185-187) Aparecen, además, las escenas marinas, que tradicionalmente han sido interpretadas como metáforas políticas: la nave del estado en medio de la borrasca (frs. 105, 106, 213); se menciona la constitución de Creta (fr. 232). Finalmente, hay que decir que también podría tener cariz político el epodo que utilizaba la fábula del ciervo y la zorra (frs. 224?, 225, 226), para mostrar cómo una zorra engaña dos veces a un pacífico ciervo, que no tiene bilis (fr. 234), para que el león herido en su madriguera se lo coma. 29
Para muchas, o para alguna persona influyente, no debió de ser cómodo el oficio lírico de Arquíloco, pues cuando alguien quiso callarlo, se representa a sí mismo como una cigarra que cuando está atrapada por un ala, su chillido se vuelve más estridente (fr. 223), una imagen muy eficaz de su franqueza y agresividad. Otro ejemplo: cuando Arquíloco interpretó por primera vez el ditirambo, al cual sus conciudadanos reprobaron por ser muy yámbico (fr. 251), sometieron al poeta a un proceso judicial y lo proscribieron. Entonces, supuestamente, según lo deja ver la inscripción de Mnesiepes,32 el dios castigó al pueblo haciendo que los varones padecieran impotencia sexual (fr. 222) hasta que el poeta fue rehabilitado socialmente. Arquíloco, introduciendo esta poesía, aunque causó escándalo por su extrañeza, por su novedad o por su carácter sexual, habría colaborado en introducir el culto a Dioniso en Paros. e) La poética
Otro tema muy importante es la p oesía misma. En las empresas militares es importante la flauta y la lira (fr. 93a). Arquíloco preside el peán, un canto de victoria, normalmente entonado en honor de Apolo, al son de la flauta, pero, además, se trata de una versión lesbia, es decir, de las mejores, de las más famosas (fr. 121); Arquíloco, pues, se recomienda a sí mismo como poeta experto. Destaca, sobre todo la mención, acaso la más antigua, del ditirambo, canto en honor de Dioniso, que debe hacerse en trance inspirado por el vino (fr. 120), y que induce una especial locura (fr. 194). La poesía, pues, en el caso de Arquíloco, estuvo también vinculada con la religión y el culto. No se olvide su vocación lírica impulsada supuestamente por las musas mismas.
III. Para leer este libro
Para mi traducción, seguí el texto: Archilocho, Frammenti, traduzione e note di Nicoletta Russello, con un saggio di Bruno Gentili, testo greco a fronte, Biblioteca Universale Rizzoli (BUR Classici Greci e Latini), 2001, que, a su vez, sigue la edición de West, M. L. (ed.), Iambi et Elegi Graeci ante alexandrum can- tati, vol. I, Archilochus, Hipponax, Theognidea, Oxonii, e Typographeo Clarendoniano, 1971. Personalmente habría ordenado temáticamente los fragmentos, pero no me atreví a cambiar el ordenamiento clásico por versos: elegías (frs. 1-17), trímetros yámbicos (fr. 18-87), tetrámetros trocaicos (frs. 88-167), epodos (frs. 168-204), y otros poemas de metro incierto (205-295); pienso que la introducción, mediante la cual se formula artificiosamente una visión de conjunto de los fragmentos, puede ayudar a quien decida hacer una lectura continua de ellos. Sin embargo, si hubiera cambiado la numeración de los versos de acuerdo con el panorama de la introducción, por más que se haya buscado la coherencia, es fácil advertir inmediatamente que los cambios habrían sido demasiado abstrusos, y no quise confundir más al lector con otra lista, una más, de correspondencias. A continuación presento una lista no exhaustiva de temas con los números de fragmentos que le corresponden a cada uno. La guerra: Parodia: 1, 2, 4, 5, 233, 101, 112, 114. Real: 3, 23, 88-89, 94, 95, 96, 98-99, 125. Mercenarios o esclavos: 15, 216, 217. Exhortación: 7, 7ª, 109, 111 Los dioses: Dioses (olímpicos): 94, 96, 98, 111, 130. Afrodita: 112. Atenea: 94, 98. Apolo: 26. Ares: 1, 3, 18, 110. Deméter: 169. Dioniso: 120, 251. Fobos (el miedo): 18. Hefesto: 9, 108. Hermes: 95. Leucotea: 8. Posidón: 12, 192. Zeus, 25, 91, 94, 122, 131, 177, 197, 230.
32 Archilochus, Testimonia 3 Gerber.
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Amigos y enemigos: 6, 24, 129, 171, 200. Batusiades: 182183. Pericles, 13, 16, 124. Esímide, 14. Glauco, 15, 48, 96, 105, 117, 131. Licambes e Hijas: 38, 45, 48, 49, 172, 210. Hijo de Pisístrato: 93ª. El mar: Naufragio: 8-13, 192, 211, 212, 213, 231. Viaje: 24. Tormenta, 105-106. Sapienciales, sentencias: 11, 13, 15, 16, 17, 19, 25 (parodia), 110, 122, 126, 126, 130, 131-132, 133, 134. Deseo, mujeres, sexo: 14, 23, 30-31, 35, 38, 40, 47, 49, 184, 193, 195, 196. Neóbula: 118, 119, 188, 189, 196ª, 205, 206. Sexo, 36, 40, 41, 42, 43, 44, 46, 66-67, 125, 189, 190, 191, 251. Afeminados: 25, 114, 117, 178. Ciudades: Naxos: 89. Paros: 89, 116. Tasos: 20, 21, 22, 89, 93ª, 102, 228 Poesía y adivinación: 25, 93ª, 120, 121, 215. Mitos y fábula: 34, 35, 91, 168, 174-181, 185-187, 201, 223, 224-226, 234. Política: 93a, 105-106, 115, 170, 232.
José Molina Ayala
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[ FRAGMENTOS ]
ELEGÍAS
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1
εἰμὶ δ᾽ ἐγὼ θεράπων μὲν Ἐνυαλίοιο ἄνακτος καὶ Μουσέων ἐρατὸν δῶρον ἐπιστάμενος.
Soy yo servidor de Enialo2 soberano y de las musas, pues conozco su don amable.
2
ἐν δορὶ μέν μοι μᾶζα μεμαγμένη, ἐν δορὶ δ᾽ οἶνος Ἰσμαρικός, πίνω δ᾽ ἐν δορὶ κεκλιμένος.
3
5
οὔτοι πόλλ᾽ ἐπὶ τόξα τανύσσεται, οὐδὲ θαμειαί σφενδόναι, εὖτ᾽ ἄν δὴ μῶλον Ἄρης συνάγηι ἐν πεδίωι· ξιφέων δὲ πολύστονον ἔσσεται ἔργον· ταύτης γὰρ κεῖνοι δαμονές εἰσι μάχης δεσπόται Εὐβοίης δουρικλυτοί.
2
En la pica, mi pan amasado; en la pica, mi vino Ismárico;3 bebo en la pica apoyado.
3
Por cierto, no se tensarán muchos arcos, ni se multiplicarán las hondas, cuando precisamente Ares conduce el combate en la llanura; abundará sin embargo la tristeza, por obra de las espadas, pues los dueños de Eubea, famosos por su lanza, en esa batalla son diestros.
1 Caracterización de Arquíloco como soldado y poeta. 2 Se trata de Ares, el dios de la guerra. También Agamenón en Homero,Ilíada, II, 110,
se dirige a los héroes dánaos como “servidores de Ares”. 3 Vino poderoso que, en la Odisea, IX, 201-211, consigue dej ar sin sentido al Cíclope.
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44 4
5
Φρα[ ξεινοι. [ δεῖπνον δ᾽ ου[ οὔτ᾽ ἐμοὶ ωσαῖ[ ἀλλ᾽ ἄγε σὺν κώθωνι θοῆς διὰ σέλματα νηὸς φοίτα καὶ κοΐλων πώματ᾽ ἄφελκε κάδων, ἄγρει δ᾽ οἶνον ἐρυθρὸν ἀπὸ τρυγός· οὐδὲ γὰρ ἡμεῖς νήφἐμεν ἐν φυλακῆι τῆιδε δυνησόμεθα.
[...] huéspedes [...] Mas la cena [...] ni a mí cuantas [...] Anda, recorre con una botija el banco de remeros de la rauda nave, y las tapas quita de los hondos toneles; saca el rojo vino sin sedimentos; en esta guardia ni siquiera nosotros podremos estar sobrios.
55 5
ἀσπίδι μὲν Σαΐων τις ἀγάλλεται, ἣν παρὰ θάμνωι ἔντος ἀμώμητον, κάλλιπον οὐκ ἐθέλων, αὐτὸν δ᾽ ἐξέσἀωσα τί μοι μἐλει ἀσπὶς ἐκείνη; ἐρρέτω· ἐξαῦτις κτήσομαι οὐ κακίω.
¡Aquel arnés irreprochable! Alguno entre los sayos6 mucho se alegra con mi escudo. Sin querer, lo dejé junto a una mata. ¿Qué me importa ese escudo? ¡Que se pierda!; mas yo me salvé. Otro no inferior adquiriré de nuevo.
4 Exhortación de un soldado a otro a beber para mantenerse despierto; sobresale el realismo de lo cotidiano en la guerra, en oposición a la idealización homérica. Esto es claro, por ejemplo, por la mención del kothon (aquí: “botija”) una copa lacedemonia usada por los soldados. 5 Se ha querido ver en estos versos una trasposición de los v alores tradicionales, según la cual no importa tanto el honor como mantenerse a salvo; por suponerlos propios de un cobarde, los versos le ganaron el rechazo de los espartanos. Véase el fr. 233, que manifiesta también la mentalidad pragmática que justifica abandonar el escudo. 6 Los sayos eran un p ueblo de Tracia.
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6
Complacemos a los enemigos con lúgubres regalos para huéspedes.
ξείνια δυσμενέσιν λυγρὰ χαριζόμενοι, 78 7
ἴτω πᾶς ἐ]πὶ δυσμεν[έας ἄλκιμον ἦτορ ἔχων καὶ ἀ]μείλιχον ἐν [φρεσὶ θυμόν, ἀλ]ευάμενος. πο[λλῶν δ᾽ ἀθυμησάντων πάλιν λέ]γει·
[...] vayan todos contra los adversarios fuerte corazón y amargo ánimo en los pechos, [...] rehuyendo.
7a 7a
De ciervos la mente tenga en los pechos.
ἐξ ἐλάφων ν[
7 Sumamente importante era la hospitalidad entre los griegos. Este verso, con su oxí-
moron regalo lúgubre, trae a la mente a Polifemo (cfr. Od. IX, 3335 s.) que como regalo hospitalario a Odiseo promete comerlo al último. También Arquíloco tiene un regalo, en este caso, para sus “anfitriones”, los tracios, pero ese regalo será lúgubre, pues ha llegado para matarlos. “Complaciendo” se vuelve irónico. 8 Éste y el siguiente fr agmento están tomados de un monumento erigido por un Sóstenes, en el Archilocheion, un templo dedicado al poeta en Paros. Se trata de una exhortación a la batalla, incluso para quien vacila, el que tiene “corazón de ciervo”; a despecho de otro poema que pinta al poeta como “cobarde” por abandonar su escudo (fr. 5), estos versos lo colocan en la tesitura homérica que emprende con ánimo la batalla.
40
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89
8
πολλὰ δ᾽ ἐυπλοκάμου πολιῆς ἁλὸς ἐν πελάγεσσι θεσσάμενοι γλυκερὸν νόστον ( ^ _ ^ ^ ^ )
Mucho, en piélagos de la blanca mar, a la de bellos rizos10 pedimos el dulce retorno.
9
9
]ν. .ετοπ [
(2)
]ελιπεν [
(7)
]ώλεσενα. [
(10)
]μένους [
[...] abandonó [...] [...] amigo [...] Si Hefesto, con sus vestiduras puras, hubiera atendido la cabeza y los miembros amables de aquél.11
]νοεσσα[
5
]εα. ]ν φίλον[
10
]μενος [ 10
15
]νασικε [ εἰ κείνου κεφαλὴν καὶ χαρίεντα μέλεα [ Ἥφαιστος καθαροῖσιν ἐν εἵμασιν ἀμφεπονήθη. ].ασας [ ]ς· αλλάτ[ ]η [ ]δαπο.[ ]ολ. .ν [ ]ταρ[ ]. (.)[
42
(2) (4) (6)
[...] a ellos [...] pues de repente [...] de mujeres
9 Arquíloco compuso un poema sobre el naufragio de su cuñado. Pero los fragmentos
del 8 al 13, pertenecen acaso a diversos poemas con tema semejante. 10 Leucótea, diosa marina que como a Odiseo (Homero, Odisea, V, 333 ss.), ayuda a los náufragos; “la de bellos rizos” se ha entendido como una metáfora del mar mismo. 11 El esposo de la hermana de Arquíloco, desaparecido en el mar sin honras fúnebres.
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11
οὔτε τι γὰρ κλαίων ἰήσομαι, οὔτε κάκιον θήσω τερπωλὰς καὶ θαλίας ἐφέπων.
Nada remedio llorando; tampoco lo empeoro si me doy a placeres y festejos.
12
†κρύπτωμεν ἀνιηρὰ Ποσειδάωνος ἄνακτος
δῶρα.
12
†escondemos del soberano Posidón13
los tristes dones.
12 Una disculpa del poeta por no haber mostrado su pesar. Se puede comparar esta
actitud con la de los frs. 12, 13, 128. 13 Posidón es el dios y el mar, lo mismo que Ares es también la guerra. 44
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Κήδεα μὲν στονόεντα, Περίκλεες, οὔτέ τις ἀστῶν μεμφόμενος θαλίηις τέρψεται οὐδὲ πόλις· τοίους γὰρ κατὰ κῦμα πολυφλοίσβοιο θαλάσσης ἔκλυσεν, οἰδαλέους δ᾽ ἀμφ᾽ ὀδύνηισ᾽ ἔχομεν πνεύμονας. ἀλλὰ θεοὶ γὰρ ἀνηκέστοισι κακοῖσιν, ὦ φίλ᾽ ἐπὶ κρατερὴν τλημοσύνην ἔθεσαν φάρμακον. ἄλλοτε ἄλλος ἔχει τὀδε· νῦν μὲν ἐς ἡμέας ἐτράπεθ᾽, αἱματόεν δ᾽ ἕλκος ἀναστένομεν͵ ἐξαῦτις δ᾽ ἑτέρους ἐπαμείψεται. ἀλλὰ τάχιστα τλῆτε, γυναικεῖον πένθος ἀπωσάμενοι.
1314
Ni alguno de los ciudadanos, Pericles, nuestros gimientes dolores reprochando, gozará del festejo, ni la ciudad, pues la ola del muy estruendoso mar sumergió a tales hombres, y de dolor tenemos henchidos los pulmones.15 Mas ciertamente los dioses, para males irremediables, amigo, la firme resistencia16 pusieron como remedio. Una vez alguno tiene este mal, otra, otro; ahora contra nosotros se volvieron estos dolores, y lamentamos una herida que es sangrienta; otra vez vendrán uno tras otro, a otros. Pero, lo más rápidamente posible,17 resistan, rechazando el luto que es de mujeres.
14 1418
Αἰσιμίδη, δήμου μὲν ἐπίρρησιν μελεδαίνων οὐδείς ἂν μάλα πόλλ᾽ ἱμερόεντα πάθοι.
Esímide, preocupándose del reproche del pueblo, ninguno experimentará muchísimas de las cosas que él anhela. 14 Ésta es la elegía más amplia de las que se conservaron. Probablemente se trate de una
composición autónoma: “La elegía de Pericles”. 15 Los que quedaron vivos, también “se ahogaron”, pero en el dolor. 16 Esta “firme resistencia” no tiene nada de re signación; se trata de arrojar de sí la af licción, pelear contra ésta, resistirle, es no darle acogida. 17 Afanados, como si se estuviera en un barco a punto de naufragar por la tormenta. 18 En estos versos se puede ver que Arquíloco no depende ni quiere depender del qué dirán, muy importante en la ética homérica y en general en la ética griega.
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15
Γλαῦκ᾽, ἐπίκουρος ἀνὴρ τόσσον φίλος, ἔσκε μάχηται,
16
πάντα Τύχη καὶ Μοῖρα, Περίκλεες ἀνδρὶ δίδωσιν.
17
πάντα πόνος τεύχει θνητοῖς μελέτη τε βροτείη.
15
Glauco, un hombre mercenario es amigo en tanto combate.
1619
Todo dan al hombre, Pericles, suerte y destino.
17
Todo procuran a los mortales trabajo y humano ejercicio.
19 Éste y el siguiente fragmento son muy similares. Incluso parece que el fr. 17, de sabor
hesíodico, si se recuerdan Los trabajos y los días , explica al 16. Es prematura la aparición de Tyche como “la suerte” en tiempos de Arquíloco, y más bien podría tratarse de Amaltea, es decir, “la riqueza”. Moira se opone negativamente a Tyche. El fragmento señalaría que en la vida del hombre hay altas y bajas, alegría y tristeza, abundancia y precariedad, etcétera. Tratándose de Arquíloco, los dos fragmentos podrían ser la premisa que crea las expectativas eventualmente traicionadas por el poeta, como, por ejemplo, en el fr. 25.
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TRÍMETROS YÁMBICOS
18
παῖδ᾽ Ἄρεω μιαιφόνου.
19
“οὔ μοι τὰ Γύγεω τοῦ πολυχρύσου μέλει οὐδ᾽ εἶλέ πώ με ζῆλος, οὐδ᾽ ἀγαίομαι θεῶν ἔργα, μεγάλης δ᾽ οὐκ ἐρέω τυραννίδος· ἀπόπροθεν γάρ ἐστιν ὀφθαλμῶν ἐμῶν.”
20
κλαίω τὰ Θασίων, οὐ τὰ Μαγνήτων κακά.
21
ἥδε δ᾽ ὥστ᾽ ὄνου ῥάχις ἕστηκεν ὕλης ἀγρίης ἐπιστεφής,
18
Hijo de Ares sediento de sangre.
19
No me importan los asuntos de Gyges rico en oro, Ni me apresó todavía la envidia, ni miro con celos obras de dioses, ni busco la gran tiranía: está muy lejos de mis ojos.
2020
Lloro los de los tasios, no los males de los magnesios.
2121
Esta isla de Tasos, como lomo de asno: se eriza rebosante de bosque agreste.
20 Los cimerios habían asolado la ciudad de Magnesia del Meandro (en la actual
Turquía) en el año 652 a. C. Muy pragmáticamente, Arquíloco no quiere que sus conciudadanos parios se distraigan de los problemas propios con los tracios. Véase la nota al fr. 35. 21 En oposición paródica a las descripciones de la épica, ésta de la isla de Tasos, es coloquial. Este fragmento puede unirse al siguiente.
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22
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οὐ γάρ τι καλὸς χῶρος οὐδ᾽ ἐφίμερος οὐδ᾽ ἐρατός, οἷος ἀμφὶ Σίριος ῥοάς.
Pues para nada es un sitio hermoso ni deseado ni amable, como el que rodea las corrientes del Siris.
2322
23
]. .[
(7)
]. . . .[ ]. . .[ ]. . . . .[ ]. .[ 5
].[ ].[
]ισ[
]ν[
] . . . . . . . γει[
]. . . . .[ ]. .[ ]. . . . . γὰρ ἐργματ[ ]. . . . .[. . . ] . . . . . . . .ιχα. .ω [ .].[.]. .βα. . . . . . τὴν δ᾽ ἐγὠνταμειβόμ [ην· “γύνα[ι],
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φάτιν μὲν τὴν πρὸς ἀνθρώπω[ν κακὴν μὴ τετραμήνηις μηδέν· ἀμφὶ δ᾽ εὐφ[ρόνηι, [ ἐμοὶ μελήσει· [θ]υμὸν ἵλαον τίθεο. ἐς τοῦτο δή τοι τῆς ἀνολβίης δοκ[έω ἥκειν; ἀνὴρ τοι δειλὸς ἆρ᾽ ἐφαινόμην[, οὐ]δ᾽ οἷός εἰμ᾽ ἐγὼ [ο]ὗτος οὐδ᾽ οἵων ἄπο. [ ἐπ ]ίσταμαί τοι τὸν φιλ[έο]ν[τα] μὲν φ[ι]λεῖν[, τὸ]ν δ᾽ ἐχθρὸν ἐχθαίρειν τε [κα] ὶ κακο[στομέειν μύ]ρμηξ. λόγωι νυν τ[ῶιδ᾽ ἀλη]θείη πάρ[α. πό]λιν δὲ ταύτη[ν . . .].[. . . . ἐ]πιστρέ[φεα]ι[ οὔ]τοί ποτ᾽ ἄνδρες ἐξε[πόρθη]σαν, σὺ δ[ὲ ν]ῦν εἷλες αἰχμῆι κα[ ὶ μέγ᾽ ἐ]ξήρ(ω) κ[λ]έος. κείνης ἄνασσε καὶ τ[υραν]νίην ἔχε· π [ο]λ[λοῖ]σ[ί θ]η[ν ζ]ηλωτὸς ἀ[νθρ]ώπων ἔσεαι.”
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[...] y yo le respondía: “Mujer, dicho malo de los hombres no temas en absoluto; en la sosegada noche me preocupará: ten propicio ánimo. ¿Para este infortunio parezco haber venido? Acaso te parecía un hombre cobarde Y no éste cual soy yo, ni de esos de los que vengo. Sé querer al que quiere Y odiar al que odia y también al malvado [...] Hormiga.23 Esta forma de hablar tiene la verdad. A esta ciudad [...] te vuelves. Alguna vez estos hombres la expoliaron, pero tú la tomaste ahora a punta de lanza y conseguiste gran fama; domínala y mantén la tiranía; serás, por cierto, para muchos de los hombres, envidiable”.
22 El fragmento es una alocución a una mujer para que domine y gobierne una ciudad.
No se sabe quién es el que habla, aunque pudiera ser Arquíloco. El fragmento también se ha interpretado en clave erótica. 23 Es problemática esta palabra; se ha querido ver un nombre propio o una alusión a una fábula.
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]νηῒ σὺν σ[μ ]ικρῆι μέγαν πόντον περήσ]ας ἦλθες ἐκ Γορτυνίης ]σ ουτιτ γεπεστάθη[ν] ]καὶ τόδ᾽ ἁρπαλ[ί]ζομ [αι] κρ]ηγύης ἀφίκ[ ]λμοισιν εξ[. . . . . . .].ς ]χειρα καὶ π [. .]εστ[ά]θης ]ουσας· φ[ο]ρτίων δέ μοι μέ[λ]ει ].ος εἰτ᾽ ἀπώλετο ]ν ἐστι μηχανή δ᾽ ἄν ἄλ]λον οὔτιν᾽ εὑροίμην ἐγώ εἰ σ]ὲ κῦμ᾽ ἁλὸς κατέκλυσεν ].ν χερσὶν αἰχμητέων ὕπο ἢ ἥ]βην ἀγλ[α]ὴν ἀπ [ώ]λεσ[α]ς. ]θεῖ καί σε θε[ὸς ἐρ]ρύσατο νῦν δ᾽ ].[.]. κἀμὲ μουνωθέντ᾽ ἰδ. . ]ν, ἐν ζόφωι δὲ κείμενο<ς>[ αὖτις ]ἐ[ς] φά[ος κ]ατεστάθην.
2424
[...] con nave pequeña, atravesando el gran ponto, viniste desde Gortina [...] [...] también ansío recibir esto. ciertamente, no llegaste en buena nave, con favorables ojos equipada, mas un dios ofreció su mano, y te presentaste aunque se haya disminuido la ganancia; los cargamentos me preocupan poquísimo, salvándote tú, ya sea que se hubieran perdido, o ya sea que, entonces, como quiera que los llevaras, hubieran resultado un remedio. A ningún otro semejante, hubiera yo encontrado, si la onda del mar te hubiera sumergido [...] o con sus manos por lanceros [...] perdiendo la juventud esplendente. Pero ahora... y un dios te salvó, [...] y a mí desolado, veme, [...] yaciendo en tiniebla [...] otra vez en la luz llegué a ponerme.
24 Un amigo regresa de un viaje tras haber sorteado muchos peligros. Su regreso también
representó para el poeta un nuevo comienzo.
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οὐκ ἔστι πως ἁπλῆ ]τις ἀνθρώπου φυή, ἀλλ᾽ ἄλλος ἄλλωι κα ρδίην ἰαίνεται. [δοκεῖ δ᾽ ἄριστ]ον τ[ῶ]ι μελησά[νδρω]ι σάθη [εἶναι, τράμις δ]ε βουκόλωι Φαλ[αγγ]ίωι τοῦτ᾽ οὔτις ἄλλ]ος μάντις ἀλλ᾽ ἐγὼ εἰπέ σοι· ]γάρ μοι Ζεὺς πατὴρ Ὀλυμπίων ἔ]θηκε κἀγαθόν μετ᾽ ἀνδράσι οὐ]δ᾽ ἄν Eὐρύμας διαψέγο[ι
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πολ[ νο.σ[.].[ φθ. . . .[.].[ χερσ. . . .[ ὦναξ Ἄπολλον, καὶ σὺ τοὺς μὲν αἰτίους πήμαινε καί σφας ὄλλυ᾽ ὥσπερ ὀλλύεις, ἡμέας δὲ .[ .]υτ. . . .[ .]αι.υζαν[ . . . . .δ᾽ ἰδ[ αμυ[. .]. .[ λ.[.]ε.[. .].[ κ[α] ὶ [. .]μβαλ[ . .]ν.δεκ[.].[ .]. . . . .[
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2525
No es simple, en modo alguno, la naturaleza del hombre, sino una cosa a uno, y otra, a otro, alegra el corazón. Mas a Melandro parece óptimo el miembro viril, y el periné al vaquero Falangio. Esto ningún otro adivino te lo dijo, sino yo, pues para mí, Zeus, padre de los olímpicos, lo hizo, y un bien para los hombres ni siquiera Eurimante26 podría vituperar.
2627
Soberano Apolo, también tú devasta a los culpables, y destrúyelos como destruyes, pero a nosotros...
25 Lo sentencioso de los dos primeros versos deviene instrumento de mordacidad y
de procacidad; por ellas, como si fueran un bien para los hombres, tal como lo es la adivinación, el poeta reclama para sí el privilegio de ser él mismo un don de Zeus. 26 Se trata de cierto personaje que buscaba enemistar a los Dióscuros, o bien, un adivino, tal como parece, a partir de Homero, Odisea, IX, 509, nada menos que uno vinculado con el que predijo al Cíclope que un tal Odiseo lo habría de dejar ciego. 27 Compárese la forma de la plegaria con el fr. 108.
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30
ἔχουσα θαλλὸν μυρσίνης ἐτέρπετο ῥοδἤς τε καλὸν ἄνθος.
31
ἡ δέ οἱ κόμη ὤμους κατεσκίαζε καὶ μετάφρενα.
34
ἀμισθὶ γάρ σε πάμπαν οὐ διάξομεν.
35
βοῦς ἐστιν ἡμῖν ἐργάτης ἐν οἰκίηι, κορωνὸς, ἔργων ἴδρις, οὐδ᾽ἀρ( )
3028
Ella, mientras sostenía un retoño de mirto, disfrutaba, y una hermosa flor de rosa.
31
[...] su cabellera sus hombros le ensombrecía, y las espaldas […]
34
Pues no te dejaremos pas ar sin ninguna recompensa.
35
Un buey tenemos en casa, laborioso, mocho, experimentado en obras.
28 El fragmento había servido de testimonio para distinguir entre la rosa como flor,
como planta o como lugar donde se dan rosas. El “mirto” es una alusión a Afrodita, con que la imagen joven y hermosa de la rosa pierde inocencia; también el verbo es sugerente en ese sentido. La mujer puede ser, acaso, la misma del fragmento siguiente.
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36
πρὸς τοῖχον ἐκλίνθησαν ἐν παλινσκίωι.
Contra un muro fueron apuntaladas en densa sombra.
37
τοῖον γὰρ αὐλὴν ἕρκος ἀμφιδέδρομεν.
37
Pues rodea tal cerco el aula.
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οἴην Λυκάμβεω παῖδα τὴν ὑπερτέρην,
Como la superior hija de Licambes.
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παρδακὸν δ᾽ ἐπείσιον.
Humedecido pubis.
29 Esta línea se ha interpretado como un encuentro erótico, y hablaría de las hijas de
Licambes. Se supone que Arquíloco acusó a las hijas de Licambes de haber mantenido relaciones en el templo de Hera, en donde eran sacerdotisas. 30 Comparación entre Neóbula y sus hermanas. Probablemente se la comparaba con una hermana más pequeña (fr. 196a), pero superior por sus cualidades. 31 Las palabras tan explícitas, con un dejo aristofánico, habrían de ser injuriosas tratándose de mujeres de buena familia.
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41
ὥστε κηρύλος πέτρης ἐπὶ προβλῆτος ἀπτερύσσετο.
como un alción sobre una piedra saliente aleteaba.
4233
42 ^ ὥσπερ αὐλῶι βρῦτον ἢ Θρέιξ ἀνήρ
ἔβρυζεν ἢ Φρὺξ· κύβδα δ᾽ ἦν πονευμένη.
Sorbía, como con popote un hombre tracio o frigio la cerveza, y ella, agachada, seguía fatigándose.
43
43
ἡ δέ οἱ σάθη ὤστ᾽ ὄνου Πριηνέος
κήλωνος ἐπλήμυρεν ὀτρυγηφάγου.
44
πολλὸς δ᾽ ἀφρὸς ἦν περὶ στόμα.
El miembro viril, como el de un asno de Priene, macho lascivo devorador de cosechas, se le hinchaba.
44
Y tenía mucha espuma en torno a la boca.
32 De resonancias homéricas, el verso podría referirse a un encuentro amoroso, tras
el cual, el hombre se agita lleno de gozo, o bien, a la denuncia agresiva de la conducta de una mujer lasciva. 33 Sobre todos los tracios, pero también los frigios, eran célebres por sus excesos y avidez en la bebida. La palabra griega para “popote” es, propiamente, “f lauta”; se produce, pues, una curiosa imagen, además de ser una alusión al miembro viril; se trata de una descripción eficaz y jocosa de una fellatio. 64
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45
κύψαντες ὕβριν ἀθρόην ἀπέφλυσαν.
Agachándose insolencia acumulada escupieron.
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46
A través de un tubo hacia un vaso.
διὲξ σωλῆνος εἰς ἄγγος
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47 ]ε παρθένοι
θυρέων ἀπεστύπαζον.
vírgenes, de las puertas lo sacaban a golpes.
34 Se sostiene que aquí, por “agacharse”, debe entenderse “ahorcarse”; las hijas de Li-
cambes no habrían soportado el escarnio. Otra interpretación, erótica, por influjo del fr. 42, se ha interpretado también como un fellatio. En todo caso, la expresión dejaría ver que el poeta consideraba haber humillado a sus adver sarios, es decir, a Licambes y a Neóbula. 35 Probablemente la descripción eufemística de la eyaculación. 36 Aquí un individuo es rechazado por ciertas vírg enes; pero se ha pensado también e n la sacerdotisa del templo de Hera (ver la nota al fr. 36), o bien, en las hijas de Licambes, en cuyo caso, el individuo rechazado podría se r Arquíloco mismo.
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nodriza [...] fragantes ellas, perfumados la cabellera y el pecho, de modo que incluso un anciano se hubiera enamorado con pasión. (7) Glauco (15) ven (18) Quería yo
]. . .[ ]. . .[
(5)
δαιτα μενη[ μαπ . .εκαρ.[ εξησ[.].α[ τροφὸς κατῆ[γεν] ἐσμυριχμένας κόμην καὶ στῆθος, ὡς ἂν καὶ γέρων ἠράσσατο. ὦ Γλαῦκε, καλὸν δη[ αἱ [δ᾽] ὡς ἐπεφράσαν[το ισα[ παι[ ὁμοφ[ρονλα. . . .[ λα. .μ [ τινε.[ ἔρχ[εσ]θ[ τη.[ προ.[. . .].[ ἐβουλόμην[ ἀπαγγελου[ ψιῆσιν[ φοιτᾶν· επ [ πᾶσαι .ε.[ ἔρδειν· ατ[ φαιν[.].ιν[ ἀκάτια· καὶ β[ (καὶ πολλὸς ελ[ πολλῶν ἄϊ[ ὑ[μέ]ον πυθ[έσθαι κ[.].παπ [ .].εσθεδ[ πρόσε[ ἐγὼ μ [
(6)
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37 Arquíloco le cuenta a su amigo Glauco un encuentro con las hijas de Licambes.
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49
5
. .αλ[ πινε[ ὅτι φρον[ γυνὴ τ[ ἔχθιστε[ καὶ πατ[ φιλῆτα νύκτωρ περὶ πόλιν πωλεομένωι· οὔτ᾽ ὦ[ επ [
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(4) (5) (7)
Mujer enemicísimo ladrón nocturno, en torno a la ciudad ronda.
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En medio de los muslos.
μηρῶν μεταξύ,
38 El fragmento quizá pertenece al mismo poema que el anterior; probablemente
hablaba Arquíloco, y el ladrón y enemigo e s Licambes, o éste acusa al p oeta. 39 Probablemente este fragmento pertenezca al mismo poema del siguiente. Así, el brote en medio de los muslos se referiría al miembro viril, y la cura consistiría en una mujer que accediera a la relación se xual.
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].τομηι ]λήσομαι·
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ἐσθλὴν γὰρ ἄλλην οἶδα τοιούτου φυτοῦ ]δοκέω· ἴησιν ]κακά· ἐ]πίφασαι· ]ήσομαι· ]ου λίνου ]ταθη ]ν†μενοινιω[ ].εισιω[ ]α..σε.[
72
conozco de tal brote otra buena cura parezco males (5) (6) añadir (8) de lino (10) deseo ardientemente pubis (11) (3) (4)
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TETRÁMETROS TROCAICOS
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Ἐρξίη, πῆι δηὖτ᾽ ἄνολβος ἀθροΐζεται στρατός;
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Erxia, ¿dónde, de nuevo, se reúne el desdichado ejército? ejército?
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0
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τῆς νῦν πάντες[
(0)
ἀμφικαπνίουσιν [ νηυσίν, ὀξεῖαι δ[ δηΐων, αὐαίνετ[αι δέ ἡλίωι, θράσος τε[ οἳ μέγ᾽ οἳ μέγ᾽ ἱμείροντες[ Ναξίων δῦναι φ.[ καὶ φυτῶν τομὴν[ ἄνδρες ἴσχουσιν[ τοῦτό κεν λεὼι μ [ ὡς ἀμηνιτεὶ παρη[ καὶ κασιγνήτων .[ τέων ἀπέθρισαν[ ἤριπεν πληγῆισιδ[ ταῦτά μοι θυμὸς[ νειόθεν .οβ. .δε[ ἀλλ᾽ ὅμως θανον[ γνῶθί νυν, εἴ τοι εἴ τοι[ ῥήμαθ᾽ ὃς μέλλε[ι
ahora todos [...] humean en torno [...] a las naves, y agudas [...] de enemigos, pero se consume [...] con el sol, y valor [...] quienes intensamente desean [...] sumergir de los naxios [...] y tronco de las plantas [...] hombres impiden [...] esto al pueblo [...] como sin cólera [...] y de hermanos [...] de los que cortaron [...] cayó por los golpes [...] estas cosas a mí el ánimo [...] desde el fondo [...] pero, sin embargo, muerto ___ conoce ahora, si palabras que él está a punto de...
40 El poema trata el conflicto bélico entre las islas de Paros y de Naxos.
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Algunos en Tasos... y en Toronea.... 41 ___
οἱ μὲν ἐν Θάσωι .[ καὶ Τορωναίην[ οἱ δ᾽ ἐν ὠκείηισ[ι ( και . . . ἐκ Πάρου τ[ καὶ κασιγνη[τ θυμὸς αλ.[ πῦρ ὃ δὴ νῦν ἀμφι.[ ἐν προαστίωι κε[ γῆν ἀεικίζουσιν[ Ἐρξίη, καταδραμ [ τῶ ᾽σ ὁδὸν στελλ[ μηδὲ δεξιοὺς επ [
) νηυσί
Otros en veloces [...] naves y [...] desde Paros [...] y hermanos [...] ánimo [...] fuego que ahora en torno en un suburbio [...] la tierra ultrajan [...] Erxia, saquean [...] Por eso [...] el camino preparan Y ni siquiera favorables [...]
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]ον παθεἷν ν]ήπιοι φρένα ]τ᾽ ἀκήρατος ]σημάντορες αἷ]χμητὴς ἐὠν ]ευμενος ]δρης τελεῖν ] ο μνύων, ὅτε ]ν ἀκούσεαι α]ντίον ]πολει ]έχειν ]σμενος
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[...] padecer [...] insensatos de pensamientos [...] sin mezcla [...] guías lancero siendo
41 Colonia calcídica que servía como puesto de avanzada en la ruta de la conquista
de Tasos.
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μηδ᾽ ὁ Ταντάλου λίθος ]ς ἔχων τῆσδ᾽ ὑπὲρ νήσου κρεμάσθω ]μεθα ]β[ ]υρι ] ]υ[. . . ]
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]ας ] ] ] 25
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ραντ[. . . . .]ηνες γενέσθαι[ φαίνο[μαι . .]τωνδ᾽ εν μ .[ εὶ γἀρ ω[. . . . . . . .] . .ν μ .[.]. . . [ χωρὶς α[. . . . .]νπε. . α. .ζ[ ουνια[. . . .]ω . ιων[. .]. . . α .[ ειτοδ[.]υ[.] . (.) ον . (.)νεθειμ . . .[ ὲς μέσον, τάλαντα δὲ Ζεὺ[ς] εχ[ μήτε τῶν καινῶν μετωπασμ [ γῆ φόνωι χλκ ονδενη εδ[ (.) ατεοφεζεαυ[ω] . .τε . .[.]δ[ εγδαγα μ ει . . .τ .νω . . .[ μεθ’ έδανῶν . . . . . . .ν[ πασατ . . . . . . . . τωνα[.] . .[ τ . . . . . . . . . λασ . . . . .[
(7)
cumplir jurando, cuando escucharás (9) (10) contrario (11) a la ciudad (12) tener ni la piedra de Tántalo42 (14) sobre esta isla se cuelgue [...] teniendo (15) (24) todo […] hacerse (25) parezco […] de estos […] (26) pues si […] separadamente […] (27) en medio, pero los platos de la balanza, Zeus (30) (31) ni de los nuevos en frente […] (32) la tierra con un crimen (35) con perfumados Zeus (41) (42) altitonante (44) de Tasos (46) salvaba (8)
. . . . . . . . . . . . . . . . . . .[ 40
. . . τω . .[. . .]τ . . .τουργ . .[ . . .τ . . .[.] . . . . . . . .[.] . .[
45
.] . . [. . . .] . [. . .] . .αδε Ζευς .[ ασ ὲρικ[τ]υπ [.] . . . . . . .[ ηδεοδ . . .[. . . .] .ατ . .[ . .]τα Θάσια[.] . . . . . . .[. .].[ ε[.] .δ[.] . .ει[. . . .] .εα .[ σῶζεν η μεθ[. .] . .τ[ 80
42 Tántalo, que había robado néctar y ambrosía de un banquete divino, fue condenado
en el Tártaro, en que para sus inextinguibles sed y hambre le era retirados el agua y los frutos que sólo aparentemente tenía a su alcance. En otra versión del mito a la que aquí alude Arquíloco, yacía debajo de una enorme piedra siempre a punto de caerle encima. En este caso, Arquíloco usa el mito con intenciones políticas, pues a causa de los conflictos entre Naxos y Paros, la isla de Tasos sufre la suerte de Tántalo.
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]ατ. .φυλ[ – ^ – το. [ ^ – x – ^ ] σαι. .ι. . .θο. .υ. παρα[ ^ – – ]τροφα[ x – ^ – ] εκεμ [. .]ο.[. . . .]μεν ωντολα.[ x ] ειπεασ[. . .]ιων πάϊς Πεισιστράτου ἄνδρας . . . ωλεῦντας αὐλὸν καὶ λύρην ἀνήγαγεν ἐς Θάσον κυσὶ Θρέϊξιν δῶρ᾽ ἔχων ἀκήρατον χρυσόν, οἰκείωι δὲ κέρδει ξύν᾽ ἐποίησαν κακά,
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5
τῶν δ᾽ Ἀθηναίη μάχηι ἵλαος παρασταθεῖσα παῖς ἐρικτύπου Διὸς καρδίην ὤρινεν †αὐτῆς τῆς πολυκλαύτου λεώ .[. .]υτων[. .]αλλα κείνης ἡμέρης ἐπὶ χθ[όν]α ἄλλον †ἤεισεν· τόσους γὰρ ἐξεχώρησεν γύας νηλε[. . . .]παντος· ἀλλὰ θεῶν Ὀλυμπίων νόωι νη[
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][ ]δ(ὲ)
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ἐπὶ στρατηγ[οῦ | – ^ – ^ – ^ ^ ] νῦν ἐεργμένω[ν φαλάγγων | – ^ – ^ – ^ ^ ] πῆιμ᾽ἔσωσερ Ἑρμ [ῆς τρέμοντα | – ^ – ^ – ] μενος ] ται. ἀλκίμω σ[
(4) (5) (6) (7)
hijo de Pisístrato hombres, que […] flauta y lira, condujo a Tasos, teniendo como don para los perros tracios oro puro, pero por ganancia propia produjo males comunes.
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Cuando Atenea, hija de Zeus altitonante, benévola se presentó a la batalla de éstos, levantó el corazón de su muy afligido pueblo, […] en aquel día, sobre la tierra restante […]; pues admitió campos tan grandes […] sin embargo, para la mente de los dioses olímpicos […]
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[…] en el campamento […] ahora apartado cómo me salvó Hermes […] con valeroso […] 43 Todavía está presente aquí el alto sentido de colectividad helénica que quería am-
pliar sus relaciones comerciales e incursionar más decididamente en Tracia. 82
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¿Cuál de los dioses, mientras te transtorna mente y pensamientos […] ¡Ojalá de esta tierra te acordaras ya que te atreviste a cosas terribles con nosotros […] a la cual tomaste con lanza y […]
Γλαῦκε, τίς σε θεῶν νό] | ον καὶ φρένας τρέψ[ας γῆς επιμνήσαιο τ[ῆσδε [δει]νὰ τολμήσας μεθ[ – ^ –] αν εἷλες αἰχμῆι καὶ [ – ^ – ^ ] σον {δ} εσκεν | καὶ χαλ[
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]τ᾽ ἢ κέρδει ν[ ^ – ]εταξυι[ – ^ –
5
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(1) (5)
]σὺν δενι[ ^ –
(6)
]λ᾽ ἀμφὶ δ[ – ^ –
(7)
]ων δούρατ᾽ ἐκπ [ x – ^ –
(8)
]ε, τῶν δ᾽ ἐδραμ [. .]εν ν[όον
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παῖς] Ἀθηναίη Διός· ἀμφ[ ὶ] δ᾽ ὑψ[ηλὰς ἐπάλξεις ἤρ]κεσαν πρὸ π [α]τρίη[ς] χρημ [ κ]εῖτο πύργος ἀμφα[ή]ς, ] ἐκ λίθων ἐδε[ίμαμ ]ε[ν θαυ[μ ]α[ – ^ – ^ ἄν]δ[ρ]ε[ς] αὐτοὶ Λεσβίω[. . .]ει[ – ^ – τῶ]ν δ᾽ ἀ[μ ]φ[ιθ]έντες χερσὶν ο[. . . .]δια ιμενωι.[. .]ων ἐσο[. .]σει Ζεὺς Ὀλυμπίω[ν.]ο.ι[ – ^ αἰχμ ]ῆ[ι]σιν θοῆισι πημονὴν ἐπήγομ [εν] ει εθ[. . .]ότ᾽ ἀμφὶ πύργον ἔστασαν πονε[όμενοι κλίμακας, μ ]έγαν δ᾽ ἔθεντο θυμὸν ἀμφε[ βαρ ` δ᾽ ὑπεβρ]όμε[ι σίδ]ηρον εἱμένη καλ[
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(10) (11) (12) (13) (14) (15) (16) (17)
[...] o por ganancia [...] [...] lanzas [...] de ellos domó la mente Atenea, hija de Zeus; en torno a las altas defensas resistieron por la patria [...] está colocada una fortaleza visible por todas partes maravilla [...] de piedras construimos solos los hombres de Lesbos puestos en torno de ellos con las manos [...] Zeus, de los olímpicos [...] con raudas lanzas ocasionábamos la calamidad [...] en torno a la fortaleza fatigándose colocaron escaleras, y pusieron gran ánimo [...] bramaba mientras tenía puesto el pesado hierro.
44 El destinatario era Glauco, amigo de Arquíloco, que, a diferencia de otras ocasiones,
se rehúsa ahora a entrar en combate.
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]ω.[
]ον β[ ]. κιδε[ ]αιβε[
ἀ]μειπτη· πολλὰ δ’ ἐρρὑ[η βἑλεα οὑκέτ’ ἔκρυ [πτον φόνον ]σαν ῖῶν· οί δ’ ἐπε[ οτρἑψα ] ντες ῖνας καὶ ταν[ύσσαντες βιούς ]υ. . [ ]φαρἐτραι δ
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ἑπτὰ γὰρ νεκρῶν πεσόντων, οὓς ἐμάρψαμεν ποσίν, χείλιοι φονῆές εἰμεν,
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ὡς Πανελλήνων ὀϊζὺς ἐς Θάσον συνέδραμεν.
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Γλαῦχ᾽, ὅρα· βαθὺς γὰρ ἤδη κύμασιν ταράσσεται πόντος, ἀμφὶ δ᾽ ἄκρα Γυρέων ὀρθὸν ἵσταται νέφος, σῆμα χειμῶνος·, κιχάνει δ᾽ ἐξ ἀελπτίης φόβος.
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(18) (19) (20) (21)
[...] cambiada; muchos dardos escaparon [...] las aljabas ya no escondían el crimen [...] de saetas; pero ellos [...] retorciendo nervios y extendiendo arcos [...]
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Pues de siete cadáveres caídos, a los cuales atrapamos con los pies, somos mil los matadores.
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La pesadumbre de todos los helenos concurrió en Tasos.
10545
Glauco, mira, pues ahora el ponto profundo se perturba por las olas, y en torno a la cumbre de las rocas Gyreas,46 recta, se yergue una nube, indicio de tormenta, e inesperadamente llega el miedo.47 45 El fragmento, se dice, es alegoría de los pleitos entre parios y tracios. 46 Las rocas Gyreas son un promontorio ubicado frente a la bahía de Salamina en
el Egeo; la referencia tal vez sea mitológica y no geográfica, pues se trata de las rocas donde Áyax murió (Homero, Odisea, IV, 500 ss.). 47 Ver el fr. 18, que quizá describe el miedo como hijo de Ares. 86
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106
5
]νται νῆες ἐν πόντωι θοαί π ]ολλὸν δ᾽ ἱστίων ὑφώμεθα λύσαν]τες ὅπλα νηός· οὐρίην δ᾽ ἔχε Ζεὺ πάτερ, σάου θ᾽ ἑταί]ρους, ὄφρα σεο μεμνεώμεθα. κἀπὶ γῆς, πνοὰς δ᾽] ἄπισχε, μηδὲ τοῦτον ἐμβάληις ὑφόθεν χειμῶν᾽, ὁτέοισι]ν ἵσταται κυκώμενον [κῦμα ἠ]χῆς· ἀλλὰ σὺ προμήθεσαι ]υμος 107
ἔλπομαι, πολλοὺς μὲν αὐτῶν Σείριος καθαυανι ὀξὺς ἐλλάμπων.
108
κλῦθ᾽ ἄναξ Ἥφαιστε, καί μοι σύμμαχος γουνουμένωι ἵλαος γενἐο, χαρίζευ δ᾽ οἷά περ χαρίζεαι.
106
[...] naves en el ponto raudas mucho del velamen urdimos soltando las amarras de la nave. Toma el viento favorable y salva a tus compañeros, para que nos acordemos de ti. [...] aleja, ni esto arrojes [...] se yergue agitándose [...] pero tú, vigila
10748
espero: Sirio49 desecará a muchos de ellos ya que ilumina agudamente.
10850
Escucha soberano Hefesto, y, para mí que imploro, vuélvete aliado propicio, y concede lo que precisamente concedes. 48 El poeta espera que los cadáveres de los enemigos queden insepultos. 49 Sirio era la estrella que anunciaba la canícula. 50 Hefesto, aquí invocado realmente, también aparece pero como metáfora en el fr. 9.
La plegaria se relaciona formalmente con la del fr. 26, dirigida a Apolo. Pero, ¿qué pide el poeta?: ¿Que, como dios del fuego, incendie los cuerpos en el campo de batalla, o que, con llamas, lo salve de la muerte? ¿Que, como aliado, le ayude en el amor o que, como esposo que ha sufrido el adulterio de su esposa Afrodita, lo ayude a vengarse de su amada? ¿Puede Hefesto, el dios cojo, ser un referente del estratego patizambo del fragmento 114?
88
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109
<ὦ> λιπερνῆτες πολῖται, τἀμὰ δὴ συνίετε ῥήματ᾽α. . .
110
†ἔρξω· ἐτήτυμον γὰρ ξυνὸς ἀνθρώποις Ἄρης.
111
καὶ νέους θάρσυνε· νίκης δ᾽ ἐν θεοῖσι πείρατα.
10951
Entended, pues, ciudadanos pobres, mis palabras.
110
†Trabajaré, porque es verdad que Ares es común para los hombres.
111
Animad también a los jóvenes; pero lo determinante de la victoria depende de los dioses.
51 Arquíloco exhortaría aquí a los parios a participar en la colonización de Tasos. Se
trata de campesinos que han llegado a la ciudad, o también acaso, porque son hombres que han dejado la ciudad.
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11252
112
].[
].[
].[.].ασδι.[.]. . .
]ηρας· ἔλπομαι γὰρ, ἔλπομαι
5
10
ἀ]νόλβο[ι]ς ἀμφαϋτήσει στρατός ].αγγες κοιτον ἀρκαδοσσονον ].α, πολλὰ δ᾽ἔλπονται νέοι ].α· διὰ πόλιν Κουροτρόφος ]τατα[.]εθ. . . . .αεισεται ]. . . .ν. . .αν ἀγκάσεαι ]τοιγει.[|]. . .τονὄχλο βητεται ]ν· τέωι προσέρχεται [.]εθε ]ως Ἀφροδίτηι <δὴ> φίλος ]χων ἅτ᾽ ὄλβιος ]ερον[
114
οὐ φιλέω μέγαν στρατηγὸν οὐδὲ διαπεπλιγμένον οὐδὲ βοστρύχοισι γαῦρον οὐδ᾽ ὑπεξυρημένον·, ἀλλά μοι σμικρός τις εἴη καὶ περὶ κνήμας ἰδεῖν ῥοικός, ἀσφαλεώς βεβηκὼς ποσσί, καρδίης πλέως.
(2) (3) (4) (5) (6) (8) (10) (11) (12)
[…] espero pues, espero en torno a los desdichados53 gritará el ejército […] el lecho nupcial, como un burro de Arcadia mucho esperan los jóvenes por la ciudad, cuidadora de mancebos alzarás en brazos al cual se acerca […] para Afrodita amigo […] como dichoso
11454
No me gusta el estratega grande ni el que marcha con paso alargado, ni el orgulloso por sus rizos ni el rasurado finamente; para mí, más bien, que él sea pequeño, y, a la vista, patizambo, firmemente plantado con sus pies, y lleno de corazón.
52 El poeta trata de manera sarcástica una boda, que parece celebrarse en medio de una
circunstancia bélica por la presencia del ejé rcito. 53 Los novios. 54 Frente a la idealización homérica, el realismo antitético arquiloqueo. Sin embargo, es posible que Arquíloco no oponga el suyo a un g eneral homérico, sino a uno espar tano; es más, acaso ironiza a quien había sido su amigo, a Glauco, cuyos rizos se mencionan en el fr. 117.
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115
νῦν δὲ Λεώφιλος μὲν ἄρχει, Λεωφίλου δ᾽ ἐπικρατεῖν, Λεωφίλωι δὲ πάντα κεῖται, Λεώφιλον δ᾽ †ἀκούε<τε>.
116
ἔα Πάρον καὶ σῦκα κεῖνα καὶ θαλάσσιον βίον.
117
τὸν κεροπλάστην ἄειδε Γλαῦκον.
118
εἰ γὰρ ὣς ἐμοὶ γένοιτο χεῖρα Νευβούλης θιγεῖν.
11555
Ahora Leófilo gobierna, imperar es de Leófilo, en Leófilo todo está: escucha a Leófilo.
11656
Deja Paros y aquellos higos y la vida marina.
11757
Al que arregla sus rizos, canta, a Glauco.
11858
¡Ojalá se me concediera tocar a Neóbula con mi mano!
55 El políptoton (usar la misma palabra en distintas funciones sintácticas) le sirve al po-
eta para ironizar al gobernante y más al ciudadano sumiso. “Leófilo”, que significaría algo así como “amigo del pueblo”, puede tratarse de un nombre parlante. 56 Exhortación acaso a emprender la colonización de Tasos. 57 El verso alude, parodiándolo, al inicio de la Ilíada: “la cólera canta, diosa…” 58 Si este fragmento, como se ha sugerido, estaba unido al siguiente, las implicaciones de “tocar” son todo menos ingenuas.
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119
καὶ πεσεῖν δρήστην ἐπ᾽ ἀσκὸν, κἀπὶ γαστρὶ γαστέρα προσβαλεῖν μηροὺς τε μηροῖσ᾽,
120
ὡς Διωνύσοι᾽ ἄνακτος καλὸν ἐξάρξαι μέλος οἶδα διθύραμβον οἴνωι συγκεραυνωθεὶς φρένας.
121
αὐτὸς ἐξάρχων πρὸς αὐλὸν Λέσβιον παιήονα.
119
Y en el odre59 hacer caer al ejecutante,60 y, sobre vientre, vientre arrojar, y muslos a los muslos.
12061
Como sé dar inicio al canto hermoso de Dioniso soberano, al ditirambo, si como por el rayo queda herido mi pensamiento por el vino.
12162
Yo mismo dando inicio al peán lesbio al son de la flauta.
59 Alusión a la región del estómago, o, más bien, a la región genital, tal vez de Neóbula, si
se relaciona este fragmento con el anterior. 60 El “ejecutante” o el que hace algo, esto es, “el hacedor”, es acaso una metáfora del miembro viril. 61 Tal como de Zeus, Semele gestó a Dioniso, Arquíloco, herido por el rayo del vino, genera el ditirambo. 62 El peán era un himno a Apolo, normalmente entonado para el combate o tras la victoria. Por otra parte, la música y los cantores de Lesbos eran célebres en la antigüedad.
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5
10
“xρημάτων ἄελπτον οὐδέν ἐστιν οὐδ᾽ ἀπώμοτον οὐδὲ θαυμάσιον, ἐπειδὴ Ζεὺς πατὴρ Ὀλυμπίων ἐκ μεσημβρίης ἔθηκε νύκτ᾽, ἀποκρύψας φάος ἡλίου λάμποντος, λυγρὸν δ᾽ ἦλθ᾽ ἐπ᾽ ἀνθρώπους δέος. ἐκ δὲ τοῦ καὶ πιστὰ πάντα κἀπίελπτα γίνεται ἀνδράσιν. μηδεὶς ἔθ᾽ ὑμέων εἰσορέων θαυμαζέτω, μηδ᾽ ἐὰν δελφῖσι θῆρες ἀνταμείψωνται νομόν ἐνάλιον καί σφιν θαλάσσης ἠχέεντα κύματα φίλτερ᾽ ἠπείρου γένηται, τοῖσι δ᾽ ἦι δύνειν ὄρος. ᾽Αρ]χηνακτίδης ]ητου πἀϊς[
15
]τυθη γἀμωι[
De los sucesos, ninguno es inesperable, ni negable con juramento ni admirable, desde que Zeus, padre de los olímpicos, desde el mediodía, puso la noche, ocultando la luz del sol brillante, y un espanto lúgubre vino a los hombres. Desde entonces, todo se vuelve tanto creíble como esperable para los hombres. Que ninguno de ustedes se asombre ya, mientras los observa, ni siquiera si los animales terrestres intercambian con los delfines pasto marino, y para aquéllos las olas resonantes del mar más queridas se vuelven que la tierra firme, y para éstos, el monte boscoso. […] Arquenactides […] hijo de […] […] al matrimonio […]
]. .αινε. .[ ]νεῖν·
(16)
[…] a los hombres …
]
ἀν]δρἀσιν· ].[].[]
63 Un padre habla de su hija en este fragmento: nadie debiera admirarse de que le haya
tocado una hija de aspecto desagradable, pues sucesos que parecían imposibles ya se han verificado en la realidad, como que el sol se oscurezca a mediodía. Se trata, según la hipótesis más sólida, de Licambes, que habla a Neóbula. Ella, de no haber roto su padre la promesa, se habría casado con Arquíloco. Arquenáctides, mencionado en el verso 10, es, quizá, el riv al de Arquíloco. Por otro lado, se menciona un eclipse que bien puede ser el del 14 de marzo de 711 o el del 6 de abril del 648 a.C.
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12464
124
Μυκονίων δίκην
(a) (b)
5
πολλὸν δὲ πίνων καὶ χαλίκρητον μέθυ, οὔτε τῖμον εἰσενείκας – ^ οὐδὲ μὴν κληθεὶς <ὑφ᾽ ἡμέων> ἦλθες οἷα δὴ φίλος, ἀλλὰ σεῦ γαστὴρ νόον τε καὶ φρένας παρήγαγεν εἰς ἀναιδείην,
125
μάχης δὲ τῆς σῆς, ὥστε διψέων πιεῖν, ὣς ἐρέω.
126
ἓν δ᾽ ἐπίσταμαι μέγα, τὸν κακῶς <μ᾽> ἓρδοντα δένοῖς ἀνταμείβεσθαι κακοῖς.
(a)
A la manera de los de Miconos65
(b)
Bebiendo mucho vino y sin mezclar, sin haber pagado el precio, y sin haber sido llamado, viniste, precisamente como amigo, pero tu vientre sedujo tu mente y pensamiento hacia la desvergüenza.
12566
De tu lucha, como un sediento desea beber, así estoy enamorado.
126
Una sola cosa conozco, y es grande: a quien mal me hace responder con terribles males.
64 El fragmento se refiere a Pericles, amigo de Arquíloco, también mencionado en los
frs. 13 y 16. 65 Isla de las llamadas Cícladas en el mar Egeo. 66 Se ignora si la “lucha” que se menciona deba entenderse e n sentido bélico o erótico.
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127
ἤμβλακον. καί πού τιν᾽ ἄλλον ἥδ᾽ ἄτη κιχήσατο.
128
5
θυμέ, θύμ᾽, ἀμηχάνοισι κήδεσιν κυκώμενε, †ἀναδέυ, δυσμενέων δ᾽ ἀλέξεο προσβαλὼν ἐναντίον στέρνον, ἐνδοκοῖσιν ἐχθρῶν πλησίον κατασταθείς ἀσφαλέως· καὶ μήτε νικἐων ἀμφαδὴν ἀγάλλεο, μηδὲ νικηθεὶς ἐν οἴκωι καταπεσὼν ὀδύρεο, ἀλλὰ χαρτοῖσίν τε χαῖρε καὶ κακοῖσιν ἀσχάλα μὴ λίην· γίνωσκε δ᾽ οἷος ῥυσμὸς ἀνθρώπους ἔχει.
129
σὺ γὰρ δὴ παρὰ φίλων ἀπάγχεαι.
102
127
Fallé, y quizás esta falta alcanzó a algún otro.
128
Corazón, corazón, por dolores intratables turbado, sostente, y de enemigos defiéndete arrojando un pecho contrario, colocado firmemente cerca de las emboscadas de enemigos. Y no te enorgullezcas en público si vences, ni vencido, en casa derrumbándote, te lamentes, sino alégrate por lo que haya que alegrarse, y no te duelas demasiado por los males, sino conoce cuál ritmo tiene a los hombres.
129
Tú, pues, en verdad, eres ahorcado por tus amigos.
103
130
5
τοῖς θεοῖς †τ’εῖθεῖἅπαντα· πολλάκις μὲν ἐκ κακῶν ἄνδρας ὀρθοῦσιν μελαίνηι κειμένους ἐπὶ χθονί, πολλάκις δ᾽ ἀνατρέπουσι καὶ μάλ᾽ εὖ βεβηκότας ὑπτίους, κείνοις <δ’>· ἔπειτα πολλὰ γίγνεται κακά καὶ βίου χρήμηι πλανᾶται καὶ νόου παρήορος.
131
τοῖος ἀνθρώποισι θυμός, Γλαῦκε, Λεπτίνεω πάι, γίνεται θνητοῖσ᾽, ὁκοίην Ζεὺς ἐφ᾽ ἡμέρην ἄγηι.
132
καὶ φρονεῦσι τοῖ᾽ ὁκοίοισ᾽ ἐγκυρέωσιν ἔργμασιν.
133
οὔτις αἰδοῖος μετ᾽ ἀστῶν οὐδὲ περίφημος θανών γίνεται· χάριν δὲ μᾶλλον τοῦ ζοοῦ διώκομεν <οἱ> ζοοί· κάκιστα δ᾽ αἰεὶ τῶι θανόντι γίνεται.
134
οὐ γὰρ ἐσθλὰ κατθανοῦσι κερτομέειν ἐπ᾽ ἀνδράσιν.
130
Para los dioses todo es fácil: muchas veces, de los males levantan a los hombres que yacen sobre la negra tierra, y muchas veces revuelcan, de modo que caen de espaldas, incluso a quienes están bien firmes; Y, después, muchos males surgen para ellos, y por necesidad de la existencia va el hombre errante y extraviado de mente.
131
Glauco, hijo de Leptines, para los hombres, como mortales que son, su ánimo es así como es el día que Zeus les trae.
132
Y piensan tales cosas cuales las obras en que se implican.
133
Ninguno se vuelve respetuoso con sus conciudadanos ni famoso una vez que han muer to; más perseguimos los vivos el favor de lo vivo, y los más grandes males siempre suceden a quien murió.
134
Pues no es bueno ultrajar a hombres que murieron. 105
EPODOS
168
Ἐρασμονίδη Χαρίλαε, χρῆμά τοι γελοῖον ἐρέω, πολὺ φίλταθ᾽ ἑταίρων, τέρψεαι δ᾽ ἀκούων.
169
16867
Carilao Erasmónida, una ocurrencia en verdad ridícula te contaré, muy queridísimo de los compañeros, y te deleitarás de escucharla.
169
A Deméter las manos levantando.
Δήμητρί τε χεῖρας ἀνέξων
170
ἀστῶν δ᾽ οἳ μὲν κατόπισθεν ἦσαν, οἱ δὲ πολλοί
171
170
De los ciudadanos, unos estaban detrás, pero la mayoría […]
171
Quererlo aunque sea aborrecible, y no dialogar.
φιλέιν στυγνόν περ ἐόντα, μὴδὲ διαλέγεσθαι
67 Los fragmentos del 168 al 171 pueden, por su métrica, per tenecer al mismo poema.
108
109
172
πάτερ Λυκάμβα, ποῖον ἐφράσω τόδε; τίς σὰς παρήειρε φρένας, ἧις τὸ πρὶν ἠρήρεισθα; νῦν δὲ δὴ πολύς ἀστοῖσι φαίνεαι γέλως.
173
ὅρκον δ᾽ ἐνοσφίσθης μέγαν ἅλας τε καὶ τράπεζαν.
174
αἶνός τις ἀνθρώπων ὅδε, ὡς ἆρ᾽ ἀλώπηξ καἰετὸς ξυνεωνίην ἔμειξαν.
17268
Padre Licambes, ¿cómo consideraste esto? ¿Quién desquició tus pensamientos, con los que antes te habías ajustado? Mas ahora mismo pareces muy ridículo a los ciudadanos.
17369
Un juramento quebrantaste que era grande, y la sal y la mesa.
17470
Cierta fábula de los hombres es ésta: que entonces una zorra y un águila trabaron amistad… 68 Los fragmentos del 172 al 181 pertenecen al epodo sobre la zorra y el águila (pero véase nota al fr. 178). Arquíloco comienza abruptamente apostrofando a quien pensaba iba a ser su suegro y al que llamaba incluso “padre”. Licambes no ha lesionado sólo la amistad con Arquíloco, se ha expuesto al escarnio público. 69 Licambes rompió un pacto considerado sagrado. 70 Los fragmentos del 174 al 181 cuentan la fábula. El águila y la zorra habían decidido ser vecinas, pero el águila devora a los hijos de la zorra; más tarde, la zorra, que sólo había podido maldecir al águila, encuentra la manera de vengarse, comiéndose a las crías del águila que accidentalmente incendió su nido y provocó la caída de sus crías. En este cuento de amistad traicionada y de justicia resarcida, el águila resultará ser Licambes, y la zorra, Arquíloco.
110
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175 x –
5
^ ἐς παῖ]δας φέρων
δαῖ]τα δ᾽ οὐ καλὴν ἐπ [ί ὥρμησαν ἀπτ]ῆνες δύο x – ^ – x ]. γῆ[ς]ἐφ᾽ ὑψηλῶι π [άγωι x–^– ]νεοσσιῆι x–^– ]προύθηκε, τὴν δ[ x – ^ – x–^– ]. εχο.[ ^ – x–^– ]αδε. .[ ^ – x – ^ – x – ^ – x ]φωλά[δ –
176
ὁρᾶις ἵν᾽ ἐστὶ ἐκεῖνος ὑψηλὸς πάγος, τρηχύς τε καὶ παλίγκοτος; ἐν τῶι κάθηται, σὴν ἐλαφρίζων μάχην.
177
ὦ Ζεῦ, πάτερ Ζεῦ, σὸν μὲν οὐρανοῦ κράτος, σὺ δ᾽ ἔργ᾽ ἐπ᾽ ἀνθρώπων ὁρᾶις λεωργὰ καὶ θεμιστά, σοὶ δὲ θηρίων ὕβρις τε καὶ δίκη μέλει.
112
175
[…] hacia las crías llevando […] una comida no buena […] dos sin plumas […] de la tierra sobre la escarpada montaña […] nido […] antepuso.
176
¿Ves que aquélla es una escarpada montaña, escabrosa y también abrupta? En ella se asienta, desdeñando tu lucha.
177
Zeus, padre Zeus, tuyo el poder del cielo, y tú observas las obras de los hombres malvadas y lícitas, y de las fieras la desmesura y también la justicia te ocupan.
113
178
178
No encuentres alguno de nalgas negras.
μή τευ μελαμπύγου τύχηις.
179
179
Llevando un banquete deplorable lo puso ante las crías.
προὔθηκε παισὶ δεῖπνον αἰηνὲς φέρων.
18071
180
En él una chispa de fuego.
πυρὸς δ᾽ ἐν αὐτῶι φεψάλυξ.
18172
181
5
5
].ω[
(4)
]ηρκ[
(5)
].τάτην[
(6)
μ ]έγ᾽ ἠείδει κακ[όν φ]ρέ[ν]ας ].δ᾽ ἀμήχανον τ.[ ]ακον· ὀρ]φανῶν μεμνημένος[ εὐβουλίηι τ᾽ ὀρ]ὴν κλύσας τάμνων κέ]λευθον ὠκέως δι᾽ αἰθέρος λαιψηρὰ κυκλώσας πτερά ]ν ησ · σὸς δὲ θυμὸς ἔλπεται
114
(8) (9) (10) (11) (12)
reconocía el gran mal pensamientos irreparable recordando habiendo lavado la senda velozmente a través del éter girando las ágiles alas tu ánimo espera
71 El águila había llevado a sus polluelos alimento que había arrebatado de un sacrifi-
cio; una chispa incendió la paja seca de su nido. 72 El fragmento describe el dolor del águila que ha pagado su culpa. Tal vez venía también una reconvención contra Licambes; ahora que Arquíloco tiene al público de su parte, puede asegurar que no hay culpa que permanezca impune.
115
18273
182
εὖτε πρὸς ἄθλα δῆμος ἠθροΐζετο, ἐν δὲ Βατουσιάδης
Como cuando se reunía el pueblo para los premios y allí estaba Batusiades.
18374
183
Del hijo de Seleo
Σελληΐδεω
184
τῆι μὲν ὕδωρ ἐφόρεί δολοφρονέουσα χειρί, θἠτέρηι δὲ πῦρ.
18475
En una mano, agua llevaba, meditando engaños; en la otra, fuego.
73 Deben relacionarse éste y el siguiente fragmento. Batusiades es otro enemigo de Arquíloco. 74 A diferencia de este hijo de Seleo, había unos Selios, sacerdotes del santuario de Zeus en Dodona (Homero, Ilíada, XVI, 234-235). La burla arquiloquea residía en contraponer un personaje de dudosa reputación a estos solemnes y renombrados personajes, por una referencia al nombre que era reconocida por el público. 75 La interpretación más común entiende que estos versos se refieren a una mujer, pero también se ha entendido que se refieren a una mona de una fábula.
116
117
185
5
ερέω τιν᾽ ὑμῖν αἶνον, ὦ Κηρυκίδη, ἀχνυμένηι σκυτάλη· πίθηκος ἤιει θηρίων ἀποκριθείς μοῦνος ἀν᾽ ἐσχατιήν, τῶι δ᾽ ἄρ᾽ ἀλώπηξ κερδαλέη συνήντετο, πυκνὸν ἔχουσα νόον.
186
ῥόπτρωι ἐρειδόμενον.
18576
Te diré cierta fábula, Cerícides, con un mensaje lamentable en el bastón:77 un mono iba, separado de las fieras, solo en la lejanía; entonces lo encontró una astuta zorra de mente sagaz.
18678
Presionando en el resorte de la trampa.
187
τοιήνδε δ᾽ ὦ πίθηκε τὴν πυγὴν ἔχων.
187
Si tienes, mono, semejante culo.
76 El mono había sido elegido rey de los animales. La zorra, envidiosa, le ofrece un
tesoro que supuestamente había encontrado, un trozo de carne, pero que quería darle como homenaje al soberano; con ese engaño lo hace caer en una trampa. A los reclamos del mono por la traición, la zorra contestaba: “y tú, pobre mono, con ese cerebrillo, ¿eres el rey de los animales?”. 77 Entre los lacedemonios se enrollaban alrededor de un bastón pieles con mensajes que para ser leídos debían colocarse en otro bastón del mismo grosor. Puede también de un talismán o de un amuleto, en caso de que no se trate de un mensaje escrito. 78 Éste y el siguiente fragmento pertenecen a la conclusión de la fábula.
118
119
188
5
οὐκέθ᾽ ὁμῶς θάλλεις ἁπαλὸν χρόα· κάρφεται γὰρ ἤδη ὄγμοις, κακοῦ δὲ γήραος καθαιρεῖ ] ἀφ᾽ ἱμερτοῦ δὲ θορὼν γλυκὺς ἵμερος π [ροσώπου ]κεν· ἦ γὰρ πολλὰ δή σ᾽ ἐπῆιξεν πνεύμ ]ατα χειμερίων ἀνέμων, μάλα πολλάκις δ᾽ ε[
189
πολλὰς δὲ τυφλὰς ἐγχέλυς ἐδέξω.
190
καὶ βήσσας ὀρέων †δυσπαιπάλους, οἷος ἦν ἐφ᾽ ἥβης
18879
Ya no floreces igual en el tierno cutis; pues ya se aja con arrugas, y de mala vejez se apodera [...] desde el delicioso rostro, precipitándose dulce anhelo [...] pues ya te asaltaron muchos hálitos del viento de invierno, y muy muchas veces [...]
18980
Muchas anguilas ciegas recibiste.
19081
Escarpados barrancos de los montes, como era él en la juventud.
79 En 1974 Merkelbac y West publicaron el llamado papiro de Colonia (inv. 7511) que
contiene dos creaciones atribuidas a Arquíloco. La primera (fr. 193a) es la más notable de ellas, y esta segunda, donde con metáforas entonces originales, Arquíloco denigra a Neóbula, cuya juventud, como la de una flor, ya se marchita, y cuya piel el tiempo, como arado, rasguña. 80 Las interpretaciones de este fragmento han sido diversas. Según algunas se trata de una referencia culinaria, y las anguilas un platillo exótico y caro; según otras, el fragmento es una referencia política para alguien que ha “pescado en aguas turbias”; de acuerdo con otras más, las anguilas son una referencia al miembro viril, y se dicen cieg as porque no ven la fealdad de la muchacha, acaso Neóbula. 81 Las palabras de aparente inocencia bucólica, se refieren, según algunas interpretaciones, al cuerpo femenino, lo cual no es inusitado del todo; recuérdese, por ejemplo, que la descripción de la morada de Venus del poeta latino Claudiano (10, 49-96) caracterizó probablemente el extendido concepto de “Monte de Venus”.
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121
191
τοῖος γὰρ φιλότητος ἔρως ὑπὸ καρδίην ἐλυσθείς πολλὴν κατ᾽ ἀχλὺν ὀμμάτων ἔχευεν, κλέψας ἐκ στηθέων ἁπαλὰς φρένας.
192
10
πεντήκοντ᾽ ἀνδρῶν λίπε Κοίρανον ἵππιος Ποσειδῶν.
193
δύστηνος ἔγκειμαι πόθωι, ἄψυχος, χαλεπῆισι θεῶν ὀδύνηισιν ἕκητι πεπαρμένος δι᾽ ὀστέων.
191
Pues ese ladino deseo de intimidad, envuelto bajo el corazón, derramó espesa oscuridad en mis ojos robando de mi pecho pensamientos débiles.
19282
De entre cincuenta hombres dejó con vida Posidón Hipio a Coíranos.
19383
Miserable me hallo por el deseo, exánime;84 por voluntad de los dioses, por severos dolores traspasado a través de los huesos.
82 Coíranos, que participó en la colonización de la Propóntide, fue salvado de un
naufragio por unos delfines que lo llevaron a tierra. Posidón lo salvó, en el sentido en que, sólo a él, lo dejó vivir. 83 También en este fragmento, Arquíloco recurre a la épica para expresar sus líricas experiencias; en este caso, el deseo, enviado por los dioses, casi mata y duele, incluso físicamente. 84 El deseo provoca una experiencia cercana a la muerte, causada por el dolor extremo.
122
123
194
ἕξωθεν ἕκαστος ἔπινεν·, ἐν δὲ βακχίηισιν,
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φαινόμενον κακὸν οἴκαδ᾽ ἄγεσθαι,
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ὰλλὰ μ᾽ ὁ λυσιμελής, ὦ᾽ταῖρε, δάμναται πόθος.
194
[…] afuera cada uno bebía, pero en locura báquica
19585
Era llevado un mal manifiesto a casa.
19686
Sin embargo, compañero, me subyuga el deseo, que relaja los miembros
85 El “mal manifiesto” puede tratarse de una mujer. Podría tratarse de Neóbula a pesar
de que en el fr. 196a, 33-34, dirá que esa unión la expondría a la burla de los vecinos. 86 Este fragmento debe considerarse parte de la misma composición del siguiente fragmento, el llamado Epodo de Colonia, en que Arquíloco pretende seducir a la hermana de Neóbula.
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125
196a
5
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πάμπαν ἀποσχόμενος· ἶσον δὲ τολμ [ήσω εἰ δ᾽ ὦν ἐπείγεαι καί σε θυμὸς ἰθύει, ἔστιν ἐν ἡμετέρου ἣ νῦν μέγ᾽ ἱμείρε[ι σέθεν καλὴ τέρεινα παρθένος· δοκέω δέ μι[ν εἶδος ἄμωμον ἔχειν· τὴν δὴ σὺ ποιή[σαι φίλην.” τοσαῦτ᾽ ἐφώνει· τὴν δ᾽ ἐγὼνταμει[βόμην· “ Ἀμφιμεδοῦς θύγατερ, ἐσθλῆς τε καὶ [περίφρονος γυναικός, ἣν νῦν γῆ κατ᾽ εὐρώεσσ᾽ ἔ[χει, τ]έρψιές εἰσι θεῆς πολλαὶ νέοισιν ἀνδ[ράσιν παρὲξ τὸ θεῖον χρῆμα· τῶν τις ἀρκέσε[ι. τ]αῦτα δ᾽ ἐφ᾽ ἡσυχίης εὖτ᾽ ἂν μελανθη[ ἐ]γώ τε καὶ σὺ σὺν θεῶι βουλεύσομεν. π ]είσομαι ὥς με κέλεαι· πολλὸν μ᾽ ε[ θρ]ιγκοῦ δ᾽ ἔνερθε καὶ πυλέων ὑποφ[λύσαι μ ]ή τι μέγαιρε φίλη· σχήσω γὰρ ἐς ποη[φόρους κ]ήπους· τὸ δὴ νῦν γνῶθι. Νεοβούλη[ν ἄ]λλος ἀνὴρ ἐχέτω· αἰαῖ, πέπειρα, δὶς τόση, ἄν]θος δ᾽ ἀπερρύηκε παρθενήϊον
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196a 87
Absteniéndote del todo. Igualmente me resignaré Pero, si tienes prisa y el ánimo te empuja, hay en nuestra casa, una que ahora mucho te anhela, una hermosa virgen tierna; y pienso que ella tiene aspecto irreprochable. Hazla ahora tú amiga”. Esto dijo, y yo le respondí: “Hija de Anfimedo, noble y también prudente mujer, a la cual ahora la tierra sombría oculta, deleites hay de la diosa abundantes para los hombres jóvenes fuera del divino asunto;88 de ellos, uno bastará. Esto, en calma, cuando oscurezca tú y también yo con el favor del dios deliberaremos. Obedeceré como me ordenes; mucho me despiertas el deseo, pero a que yo debajo del recinto y de las puertas me derrame no te rehúses amiga, 87 El lugar donde se desarrolla el poema es, tal vez, el templo de Hera, del cual la
hermana de Neóbula es quizá sacerdotisa. Algunas referencias debieron parecer a esta hija de Licambes inocuas, mientras que el público podría entender, por ejemplo, las puertas, la parte baja del recinto (línea 21), los jardines boscosos (líneas 23 y 24), como alusiones sexuales. 88 El acto sexual consumado.
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κ]αὶ χάρις ἣ πρὶν ἐπῆν· κόρον γὰρ οὐκ[ατέσχε πω, ἥβ]ης δὲ μέτρ᾽ ἔφηνε μαινόλις γυνή. ἐς] κόρακας ἄπεχε· μὴ τοῦτ᾽ ἐφ ῖτἀν[ ὅ]πως ἐγὼ γυναῖκα τ[ο]ιαύτην ἔχων γεί]τοσι χάρμ᾽ ἔσομαι· πολλὸν σὲ βούλο[μαι ^ – σὺ] μὲν γὰρ οὔτ᾽ ἄπιστος οὔτε διπλόη, ἡ δ]ὲ μάλ᾽ ὀξυτέρη, πολλοὺς δὲ ποιεῖτα[ι φίλους· δέ]δοιχ᾽ ὅπως μὴ τυφλὰ κἀλιτήμερα σπ ]ουδῆι ἐπειγόμενος τὼς ὥσπερ ἡ κ[ύων τέκω.” τοσ]αῦτ᾽ ἐφώνεον· παρθένον δ᾽ ἐν ἄνθε[σιν τηλ]εθάεσσι λαβὼν ἔκλινα· μαλθακῆι δ[έ μιν χλαί]νηι καλύψας, αὐχέν᾽ ἀγκάληις ἔχω[ν, δεί]ματι παυ[σ]αμένην τὼς ὥστε νεβρ[ὸν μαζ]ῶν τε χερσὶν ἠπίως ἐφηψάμην ἧι πα]ρέφηνε νέον ἥβης ἐπήλυσιν χρόα ἅπαν τ]ε σῶμα καλὸν ἀμφαφώμενος θερμ ]ὸν ἀφῆκα μένος ξανθῆς ἐπιψαύ[ων τριχός.
pues me dirigiré a herbosos jardines. Ahora, ten presente esto: a Neóbula otro hombre la tenga; ay ay, está muy madura, dos veces mayor que tú; su flor virginal se esfumó y la gracia que antes tenía; pues su saciedad no… la frenética mujer mostró la medida. A los cuervos despídela.89 No sea que esto […] de modo que, si yo tuviera una mujer semejante,90 sería motivo de burla para los vecinos; mucho te quiero, pues tú no eres infiel ni doble, pero ella es mucho muy ácida, y se hace muchos amigos; tengo miedo de traer al mundo hijos nacidos ciegos y fuera de tiempo, apresurado con afán, así como la perra”. Tantas cosas le hablaba. Cuando tomé a la virgen, en las flores que estaban en plenitud la acosté; y cubriéndola con un suave manto, sosteniendo su cuello con el brazo, […] a la que había cesado así como un ciervo, con las manos los senos toqué dulcemente, mostró el joven cutis, asalto de su juventud, y mientras yo palpaba todo su hermoso cuerpo desfogué mi fuerza vital blanca tocando apenas el vello rubio. 89 Habría varias maneras muy mexicanas de traducir esta expresión, pero ninguna tan
cruel como era para los griegos dejar insepulto un cadáver para pasto de aves (véase, por ejemplo, Homero, Ilíada, I, 4-5). 90 Probablemente el fr. 195 se puede ver a la luz de este verso y del siguiente.
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Ζεῦ πάτερ, γάμον μὲν οὐκ ἐδαισάμην
19791
Padre Zeus, no celebré el banquete de bodas.
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ἐμεῦ δ᾽ κεῖνος οὐ καταπροΐξεται.
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πόλλ᾽ οἶδ᾽ ἀλώπηξ, ἀλλ᾽ ἐχῖνος ἕν μέγα.
200
Aquél no saldrá impune de mí.
20192
Muchas cosas sabe la zorra; el erizo, una sola, y ella es grande.
91 El poeta se dirige a Zeus, garante de la justicia, porque Licambes rompió pactos sagrados. 92 El fragmento devino proverbio. El erizo se identifica con Arquíloco, y lo único que
sabe aparece en los fr s. 23, 14-15, y 126.
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POEMAS DE METRO INCIERTO
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οὐκ ἂν μύροισι γρηῦς ἐοῦσ᾽ ἠλείφεο.
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περὶ σφυρὸν παχεῖα μισήτη γυνή.
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τίς ἆρα δαίμων, καὶ τέου χολούμενος
211
τρίαιναν ἐσθλὸς καὶ κυβερνήτης σοφός,
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ἵστη κατ᾽ ἠκὴν κύματός τε κἀνέμου.
213
ψυχὰς ἔχοντες κυμάτων ἐν ἀγκάλαις.
205
No te hubieras untado con perfumes, si ya eres vieja.
206
De tobillo gorda, mujer lasciva.
210
Qué demonio, y de qué enojado.
211
Con el tridente, hábil, y capitán sabio.
212
Se puso en el vértice de la ola y del viento.
21393
Mientras tenía las almas en los brazos de las olas. 93 Fragmento quizá de contenido político; se le puede relacionar con los frs. 105 y 106.
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καὶ μ᾽ οὔτ᾽ ἰάμβων οὔτε τερπωλέων μέλει.
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καὶ δὴ ᾽πίκουρος ὥστε Κὰρ κεκλήσομαι.
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χαίτην ἀπ᾽ ὤμων ἐγκυτὶ κεκαρμένος.
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ἶνας δὲ μελέων <τῶν μέσων> ἀπέθρισε.
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Y ni me preocupo de yambos ni de deleites.
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Y ahora, como si fuera cario, mercenario seré llamado.
21796
Afeitando, lejos de los hombros, la melena al ras.
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Cortó los músculos de los miembros medios.
223
Atrapaste la cigarra de un ala.98
τέττιγος ἐδράξω πτεροῦ
94 El poeta abandona por el dolor lo que más le gusta; se trata acaso de su estado de
ánimo tras la muerte del cuñado, ver fr. 9. 95 Arquíloco no fue un mercenario; el fragmento, más bien, expresa lo menos que él querría ser. 96 El fragmento describe acaso cómo cortaban el cabello a los e sclavos. 97 Se describe la pé rdida del vigor sexual. Véase el fr. 252 y la nota al fr. 251. 98 La cigarra es Arquíloco que suele hablar sin tapujos, y, cuando se lo “atrapa”, grita más agudamente, de manera estridente, en yambos. 136
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22499
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πτώσσουσαν ὥστε πέρδικα.
225
πάρελθε·, γενναῖος γὰρ εἶς.
226
λείως γὰρ οὐδὲν ἐφρόνεον.
227
ὁ δ᾽ Ἀσίης καρτερὸς μηλοτρόφου.
Agazapada como perdiz.
225100
Acércate, pues eres noble.
226101
Pues nada en absoluto pensaban.
227102
Y él era amo de Asia criadora de ovejas.
99 Los tres fragmentos siguientes, 224-226, podrían pertenecer al mismo epodo donde
se narraba la fábula de la zorra y el ciervo. Tal vez en otro orden: 225-224-226. La zorra engaña a un ciervo ingenuo y lo convence de entrar a la cueva del león que estaba enfermo. A pesar de haber sido herido una vez, el ciervo vuelve a caer en el engaño y es devorado. El ciervo estaría comparado con una perdiz tras haber sido her ida la primera vez. Quizá por eso este fragmento no pertene ce a la fábula. 100 Alocución de la zorra al ciervo, el arg umento había sido que si se volvía bienhechor del león, gozaría en o futuro de su amistad. 101 Aquí el león habla al ciervo para vencer su miedo, después del primer encuentro. 102 El fragmento podría referirse a Gyges, mencionado en el fr. 19.
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Θάσον δὲ τὴν τρισοιζυρὴν πόλιν
Tasos la ciudad tres veces desgraciada.
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κακήν σφιν Ζεὺς ἔδωκεν αὑονήν.
Zeus les dio una mala sequía.
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231
ἀμυδρὴν χοιράδ᾽ ἐξαλεόμενος,
Evitando un escollo apenas vislumbrado.
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232
νόμος δὲ Κρητικὸς διδάσκεται.
233
Ley cretense se enseña.
233
Allí los pies son los más honorables.
πόδες δὴ κεῖθι τιμιώτατοι,
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χολὴν γὰρ οὐκ ἔχεις ἐφ᾽ ἥπατι.
234
Pues bilis no tienes en el hígado. 103 La isla fue testigo de batallas sangrientas entre los habitantes de Paros, de donde
era Arquíloco, los de Naxos y los de Tracia. 140
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235104
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Yacía en un batán.
κέαται δ᾽ ἐν ἴπωι .
251105
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(1)
ὁ Διὁνυσος τ[
______
______
(3)
ουλαστυαζ[
(4) (5)
Dioniso uva inmadura106 Higos dulces107 Oifolio108
ὅμφακες α[
______
______
σῦκα μελ[ Ὀἷφολίωι ερ[ 252
ἀλλ᾽ ἀπερρώγασί <μοι> μύκεω τένοντες.
252
Pero los tendones de la verga quedaron desgarrados.109
104 Metáfora para “sufrir opresiones” o “estar en angustias”. 105 Son los restos del canto “más yámbico” dedicado a Dioniso: sus elementos son
obscenidades, alusiones sexuales, que le ganaron al poeta simultáneamente mala fama y renombre. Sus conciudadanos parios procesaron al poeta y, en castigo, el dios castigó a los hombres con la pérdida de su virilidad. Consultado el oráculo, el poeta fue rehabilitado. 106 Se puede referir a una joven todavía no lista para el matrimonio, o bien, a sus pequeños senos. 107 Los higos como las uvas pueden ser eufemismos de los órganos sexuales femeninos, la vagina y los senos respectivamente. 108 Epíteto de Dioniso, como dios lascivo y lujurioso, el verbo (oipho) del que proviene la palabra, significa “copular”, usado sólo en el caso de los seres humanos. 109 Es decir, esa mujer, sea la que fuere de la que se trate, ya no provoca deseos sexuales.
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ÍNDICE
Introducción 9
Arquíloco: Poesía que se hace vida.
35
Fragmentos
145
Bibliografía mínima