Anna Freud, “Psicoanálisis del niño”. Anna Freud plantea que la decisión de analizarse nunca parte del pequeño paciente, sino de sus padres o de las personas que lo rodean. Incluso en muchos casos ni siquiera es el niño quien padece, él no percibe ningún trastorno sino que son los que lo rodean quienes sufr sufren en por por sus sus sínt síntom omas as.. De este este modo modo,, en la situ situac ació ión n del del niño niño falt faltaa todo todo lo que que consideramos indispensable en la del adulto: la conciencia de enfermedad, la resolución espontánea de analizarse, la confianza (en el analista) y la voluntad de curarse: cuestiones cons consid ider erad adas as por por Anna Anna Freu Freud d como como las las prec precon ondi dici cion ones es nece necesa sari rias as para para inic inicia iarr un verdadero análisis. Anna Freud intenta establecer con sus pacientes una alianza, aliarse con su yo conciente contra una parte divorciada de su personalidad o contra el mundo exterior o los padres (considera (considera que en el análisis todo debe ser conducido conducido a partir partir del yo. Todo parte para ella de la persuasión o de la educación del yo). Trata de establecer en el niño una sólida fijación al analista y de llevarlo a una relación de dependencia, establecer complicidad, transferencia positiva. Apunta a que el paciente (niño) llegue a tener confianza en el analista, a adquirir conciencia de su enfermedad, anhelando así por propia resolución un cambio en su estado. Con esto llega al segundo tema: el examen de los medios para realizar el análisis infantil propiamente dicho. Los recursos del análisis infantil La técnica del análisis análisis del adulto adulto nos ofrece 4 de estos medios medios auxiliares: auxiliares: 1-los recuerdos recuerdos concientes del enfermo, 2-la interpretación de los sueños, 3-la asociación libre, y 4-la interpretac interpretación ión de las reacciones reacciones transferenciales transferenciales (estos dos últimos medios fracasan fracasan en el análisis del niño). Pero nos topamos con una diferencia: 1-en el caso del análisis del adulto evitamos recurrir a la flia en busca de información y confiamos exclusivamente en los datos que él mismo puede ofrecer. En cambio, es poco lo que el niño puede decirnos sobre la historia de su enfermedad, su memoria no llega muy lejos, él mismo no sabe cuando aparecieron sus anomalías. Así, en este caso, el analista debe recurrir a los padres para completar la historia. 2-En lo que respecta a la interpretación de los sueños, es un terreno en el cual nada nuevo tene tenemo moss que que apren aprende derr al pasa pasarr del del anál anális isis is del del adul adulto to al del del niño niño.. Pero, Pero, los los sueño sueñoss infantiles son más fáciles de interpretar y el niño es un buen intérprete de sueños. Cuando un niño le narra a Anna Freud un sueño ella le dice: “No hay nada que el sueño pueda hacer por sí solo, es preciso buscar cada uno de sus elementos en alguna parte”, y así se dedica a seguir su rastro junto con su paciente. Ejemplo de un sueño de la pequeña neurótica obsesiva (“la niña del demonio”): “allí estaban todas mis muñecas y también mi conejito, yo me fui y el conejito rompió a llorar”. La niña representa en este sueño a la madre y trata al conejo como ésta la trató a ella. Realiza mediante este sueño un reproche hacia la madre: el haberla abandonado siempre cuando más la necesitaba (odio a la madre). Junto Junto a la interpr interpreta etació ción n de los sueños, sueños, tambié también n la de las fantas fantasías ías diurnas diurnas tiene tiene gran importancia en el análisis del niño. Las narran con mayor facilidad y se avergüenzan menos menos de ellos ellos que los adulto adultos. s. El dibujo dibujo es otro otro recurso recurso técnico técnico auxili auxiliar, ar, que permit permitee deducir los impulsos inconcientes de los niños. 3-El niño no se presta a la asociación libre lo cual obliga a buscar un método sustituto: ej: técnica del juego de M. Klein. Basándose en la hipótesis de que al niño pequeño le es más afín la acción que el lenguaje, Melanie Klein sustituye la técnica asociativa del adulto por una técnica lúdica en el niño.
Así, pone a su disposición una gran cantidad de juguetes. Todos los actos que el niño realiza en estas condiciones son equiparados a las asociaciones verbales del adulto y complementados con interpretaciones. Tenemos oportunidad de reconocer así sus distintas reacciones, la intensidad de sus inclinaciones agresivas, sus actitudes antes los diferentes objetos y personas representadas por esos objetos. Crítica a M. Klein (la técnica de M. Klein tiene muchas cosas positivas, pero también recibe críticas): equipara las asociaciones lúdicas del niño a las asociaciones libres del adulto y en consecuencia procura averiguar la significación simbólica oculta tras cada acto del juego. Por ejemplo: el choque de dos coches provocado por el niño significa para ella la observación de las relaciones sexuales entre los padres. Hay en esto un exceso de significación simbólica. Además el adulto sabe que se encuentra en un análisis, en cambio el niño carece de esta representación. Si bien es cierto que Anna Freud trata de familiarizar a sus pacientes con la idea del objetivo analítico, los niños para los cuales M. Klein elaboró su técnica de juego son demasiado pequeños como para prestarse a esa influencia. 4-M. Klein interpreta todos los actos del niño frente a los objetos que se encuentran en la habitación y frente a la persona del analista, lo cual se ajusta a la pauta del análisis del adulto de analizar todas las actitudes que el paciente manifiesta frente a nosotros en sesión. Pero este modo de proceder en el análisis del adulto se basa en el estado de transferencia que lo domina y que puede conferir determinada significación simbólica a acciones de otro modo carentes de importancia. Lo que cabe preguntarse es si el niño se encuentra en la misma situación de transferencia que el adulto. Anna Freud considera que la vinculación cariñosa, la transferencia positiva es la condición previa de todo el trabajo ulterior. El análisis del niño exige de esta vinculación muchísimo más que el del adulto, pues además de la finalidad analítica persigue también cierto objetivo pedagógico. Anna Freud establece que el niño establece una buena transferencia pero no llega a formar una neurosis de transferencia por dos motivos: -el pequeño paciente no está dispuesto, como lo está el adulto, a reeditar sus vinculaciones amorosas (a abandonar sus viejos objetos y sustituirlos por el analista) porque sus primitivos objetos amorosos, los padres, todavía existen en la realidad y no sólo en la fantasía, como en el neurótico adulto. -por otra parte, el analista de niños no es muy apropiado como objeto ideal de una transferencia, no aparece, como en el caso del adulto, como una hoja en blanco en la que el paciente puede proyectar todas sus fantasías. Por el contrario, el analista de niños puede serlo todo menos una sombra. Es para el niño una persona interesante y las finalidades pedagógicas que se combinan con las analíticas hacen que el niño sepa muy bien qué considera conveniente o inconveniente el analista. Por tales motivos el niño no desarrolla una neurosis de transferencia, sino que sigue desplegando sus reacciones anormales donde ya lo venían haciendo: en el ambiente familiar. De ahí la condición técnica fundamental de que el análisis infantil en lugar de limitarse al esclarecimiento de lo producido bajo los ojos del analista, dirija su atención hacia el punto en que se desarrollan las reacciones neuróticas: hacia el hogar del niño. Superyó del adulto vs superyó del niño: el superyó del adulto es el representante de las exigencias morales de la comunidad que circunda al individuo. Debe su origen a la identificación con los primeros objetos amorosos del niño, con los padres. Así, lo que al principio fue una exigencia personal emanada de los padres sólo al pasar del apego a la identificación con éstos, se convierte en un ideal del yo, independiente del mundo exterior.
En cambio en el niño aun no puede hablarse de semejante independencia. Todavía está lejos del desprendimiento de los primeros objetos amados, y subsistiendo el amor objetal, las identificaciones sólo se establecen lenta y parcialmente. Los objetos del mundo exterior seguirán desempeñando un importante papel en el análisis mientras el superyó infantil no se haya convertido en el representante impersonal de las exigencias asimiladas del mundo exterior. Relación entre el análisis del niño y la educación: el analista debe asumir el derecho de guiar al niño, dominarlo. Bajo su influencia el niño aprenderá a dominar su vida instintiva. Es preciso que el analista logre ocupar durante todo el análisis el lugar del ideal del yo infantil. Sólo si el niño siente que la autoridad del analista sobrepasa la de sus padres, estará dispuesto a conceder a este nuevo objeto amoroso (equiparado a sus progenitores) el lugar más elevado que le corresponde en su vida afectiva.