Error lógico que se produce por la falta de claridad o la multiplicidad de sentidos de una construcción gramatical, en particular por recurrir en un mismo razonamiento y con distintos significados a una misma proposición gramatical o a un mismo giro del lenguaje lenguaje.. La anfibología se diferencia de la homonimia, error derivado del doble sentido de ciertas palabras. Para descubrir en el pensamiento la anfibología y la homonimia y eliminarlas, es necesario precisar el significado de las palabras, de las construcciones y proposiciones gramaticales utilizadas en los razonamientos.
Junto al sinsentido (o nonsense), el doble sentido es uno de los recursos principales para crear chistes. Y el "doble sentido" (muchas veces unido a expresiones figuradas o a metáforas metáforas)) es precisamente un recurso a la anfibología. La anfibología puede usarse humorísticamente. Por ejemplo: «Una vez le disparé a un elefante en pijama. Lo que nunca sabré es cómo hizo para meterse en mi pijama». Esta es una famosa cita de Groucho Marx, de la película cómica Animal cómica Animal Crackers (El conflicto de los Marx). La primera sentencia no deja claro si Marx — vestido vestido con pijama — le tiró un tiro a un elefante, o si el elefante se encontraba en pijama.
La anfibología afecta desde hace un tiempo a la ortografía. Por ejemplo la palabra solo (tanto si es adjetivo como si es adverbio) no debe acentuarse según la Real Academia de la Lengua salvo caso de anfibología."Estaré en la playa solo una semana." (solo, en soledad. Aquí solo es adjetivo). "Estaré en la playa sólo una semana." (sólo, solamente, únicamente. Aquí sólo es adverbio y por tanto se acentúa para evitar la anfibología. Lo mismo cabe decir de los demostrativos (este, ese, aquel). Las formas pronominales ya no se acentúan salvo anfibología que en el caso de los demostrativos es muy difícil que se produzca.
Es muy frecuente que se produzcan problemas cuando se usan términos polisémicos o en todo caso ambiguos ambiguos;; un ejemplo de ello es el uso y abuso de la palabra "originarios" en lugar de las mucho más precisas indígenas o aborígenes aborígenes;; ya que 1) todos los seres humanos son originarios (todos los seres humanos tenemos un origen) 2) la palabra originario puede significar algo que estaba en el origen pero también algo que da origen a otra/s cosa/s. De un modo semejante se usó y abusó hasta hace pocos años de la palabra hombre ya que además de su exacto significado como sujeto humano de género masculino se la usaba (y aún en ciertos casos se usa mal), con un sesgo machista y falocéntrico como sinónimo de ser humano o de humanidad (por ejemplo en un programa televisivo documental de fines de siglo XX que en español se llamaba "La aventura del hombre" cuando lo correcto hubiera sido "La aventura de la humanidad"). Corresponde decir que esta anfibología es muy común en los autoetnónimos de muchos pueblos en los cuales el gentilicio con el cual se autodenominan es la palabra que en sus idiomas significa "hombre" (para dar solo cuatro ejemplos: inuit, avá, mapuche (hombre de la tierra), runa simi -idioma del hombre-).
Un ejemplo interesante de anfibología se puede encontrar en el uso coloquial que en Argentina se da a la palabra bárbaro, ya que ha ocurrido -siempre en registro coloquial del discurso- una inversión de significado o, en todo caso, un importante deslizamiento de significado; en efecto: durante todo el siglo XIX ( y ya antes de surgir el estado argentino) la palabra "bárbaro" estaba intensamente cargada de connotaciones peyorativas o derogativas hasta el punto que era un denuesto gravísimo con el cual se apostrofaban recíprocamente los federales y los unitarios, esto fue indiscutible hasta aproximadamente mediados de siglo XX, sin embargo hacia los 1960 curiosamente en el habla coloquial argentina la palabra bárbaro adquirió -denotando algo del orden del goce que hasta entonces estaba muy reprimido- un significado coloquial inopinado: desde los 1960 la expresión "¡bárbaro!" en Argentina (y otras zonas del Cono Sur) suele ser un elogio, o tiene una significación positiva correspondiente a las frases y palabras "¡muy bien!"; "¡muy bueno!"; "excelente"; "genial", o "algo muy placentero". Aunque tal inversión semántica se entiende o "decodifica" con ayuda del contexto o, si es solo oral, con el tono de dicción en que se expresa la palabra "¡bárbaro!".
En Argentina, un famoso champú anticaspa tenía por eslogan «Para la caspa». Cuando se lo usaba en televisión, el locutor lo decía de tal modo que todos se preguntaban si se refería al verbo parar/detener o a la preposición. Ese es un ejemplo de ambigüedad positiva. La doble interpretación siempre tendría que remitir a algo bueno para el producto, sin que quede lugar para las dudas. El extremo opuesto, una ambigüedad negativa: «Televisores Mega. Son lo que tú ves». ¿Qué habrá querido decir el redactor con esta frase? ¿Que son lo que se ve? ¿Que no son nada más que eso? ¿Que son los televisores que ve todo el mundo? ¿Dónde los ven? ¿En sus casas, en los avisos o en las vidrieras? El manejo de la ambigüedad es un arte complejo. Si se lo utiliza, es preciso asegurarse de que la ambigüedad vaya en un solo sentido, se la tome como se la tome. Si no, es aconsejable volver al seguro terreno de lo directo y sencillo. Por otra parte, debido a la frecuente falta de signos de ortografía, diacríticos, pneumas etc. en gran parte de las escrituras antiguas el determinar los significados textuales o frásticos corresponde en gran medida a la ciencia de la paleografía y también a la hermenéutica. Ejemplos
Mi padre fue al pueblo de José en su coche (Texto anfibológico) ¿En el coche de quién?
Mi padre fue en su coche al pueblo de José.
Mi padre fue al pueblo de José en el coche de éste. Se vende mantón para señora de Manila (Texto anfibológico) ¿Quién es de Manila? ¿se trata de un típico mantón de Manila o, por el contrario, de una mujer de Manila?
Se vende mantón de Manila para señora. El perro de Mozart (Conocido título de una canción de Leo Maslíah) ¿Se refiere a que Mozart tenía un perro o que lo es?
El cerdo del niño (¿El cerdo es del niño o el niño es como un cerdo?).
«Persas, quedaos en vuestra casa.» (Puede significar «Persas, quedaos en Persia» o «¡Persas! ¡Llegaron los persas! Griegos, quedaos en Grecia». «Si luchas con puntas de plata, un gran reino será vencido.» (¿Qué reino será vencido, el enemigo o el propio?) Fidel habló solo diez minutos (¿soliloquió durante diez minutos o solamente habló diez minutos?).1 La mujer tibetana estaba casada con varios hermanos (¿hermanos de ella o con varios hombres que eran hermanos entre ellos?). Fulano es A o es B (El sujeto en cuestión ¿es o una cosa o la otra? ¿o el sujeto es una cosa y también la otra?)2
Se considera que en muchas "mancias" (supuestas artes adivinatorias) uno de los recursos que se dan como respuesta a los consultantes son anfibologías, por ejemplo una respuesta del Oráculo de Delfos podía ser de esta clase: «¡vencerás no morirás!» (la cuestión aquí es dónde debe estar la coma ya que el significado cambia diametralmente si se pone la coma en «¡vencerás, no morirás!» o si se pone en «¡vencerás no, morirás!», en el primer caso se sugiere la victoria del que hace la consulta, en el segundo la muerte del mismo; las llamadas artes adivinatorias suelen manejar estas ambigüedades -es decir anfibologías- para acertar siempre por opuestas que sean- en el enunciado de sus predicciones.
El crimen de Juan 3 este tipo de frase es aún hoy una anfibología bastante frecuente sobre
todo en los medios de difusión masivaen español ya que no queda claro si «Juan4 fue víctima del crimen» o (si por lo contrario) «Juan 5 fue el que cometió el crimen».
La mujer tuvo un parto es una frase que parece inconfundible ya que casi absolutamente
hace pensar en que esa mujer alumbró oparió, pero mucho más raramente puede significar que (por ejemplo) tuvo (como pareja) a un hombre del pueblo parto.
Siguiendo con una variante del ejemplo anterior tenemos la frase la mujer alumbró a su hijo (¿tuvo un parto? o...¿estuvo iluminando -con luz- a su hijo?)
La y consiste en emplear frecuentemente las mismas palabras, giros y oraciones al hablar o escribir, demostrándose con ello que no se dispone de vocabulario suficiente, ni de recursos sintácticos, ni de buen gusto estético. Para evitar la monotonía y pobreza, el idioma dispone en primer lugar de más de cien mil voces, y además, autoriza una porción de giros como la pasiva en los oraciones, el cambio de oraciones de relativo y gerundio, el hipérbaton, y una porción de sinónimos que contribuyen a la variedad de las cláusulas.
Redundancia En teoría de la información, la
es una propiedad de los mensajes, consistente en
tener partes predictibles a partir del resto del mensaje y que, por tanto, en sí mismo no aportan nueva información o "repiten" parte de la información. En numerosas aplicaciones, así como en las lenguas naturales la redundancia es una estrategia ampliamente usada para evitar malentendidos o errores de decodificación. Descriptivamente, la redundancia constituye factor comunicativo estratégico que consiste en intensificar, subrayar y repetir la información contenida en el mensaje a fin de que el factor de la comunicación ruido no provoque una pérdida fundamental de información. También tiene como significado exceso. Pleonasmo El pleonasmo es un tipo de redundancia consistente en la repetición de elementos léxicos aparentemente innecesarios en una oración. Algunos ejemplos de pleonasmos podrían ser: a. "Sube arriba" . b. "Baja abajo" . c. "Salir afuera" . d. "Entrar adentro" . Aunque en muchos contextos las oraciones anteriores son pleonásticas o redundantes, debe tenerse en cuenta que existen motivaciones para remarcar pleonásticamente el significado. Por ejemplo si bien la oración (a) referida a movimiento real es ya que "siempre se sube hacia arriba", debe tenerse presente que existen expresiones como sube la tensión, suben los precios, ... que no implican movimiento real de ningún objeto (y algo similar sucede con (b)). En cuanto
a (c) si bien parece que siempre se "sale hacia afuera" existen expresiones metafóricas como salir adelante, salir airoso, salir sonrojado que no implican realmente movimiento. Tal vez el intento de distinguir los significados literales de los metafóricos es lo que ha llevado a algunos hablantes a introducir pleonasmos. Redundancia de las lenguas naturales Claude Elwood Shannon fue uno de los primeros en interesarse en la redundancia estadística de las lenguas naturales, en particular de la lengua inglesa. Sus investigaciones a partir de la entropía condicional de los textos escritos en inglés, probó que las lenguas naturales contienen una redundancia estadística cercana al 80% .1 Eso no significa que en los textos en inglés pudiéramos eliminar el 80% de los caracteres y aun así seguir siendo inteligibles, los experimentos prueban que si se eliminan al azar algo más de una cuarta parte de las letras en
general se hace imposible reconstruir completamente el texto a partir del contexto restante. La mayor parte de la redundancia se debe sin duda a las restricciones del sistema fonológico de la lengua que descarta ciertas combinaciones y hace que sólo unas pocas combinaciones de todas las combinaciones potencialmente posibles den lugar a sílabas bien formadas en inglés.