Anderson, Benedict - “El origen de la conciencia nacional”, nacional”, en Comunidades imaginadas. El origen de la conciencia n acional Si el desarrollo de la imprenta como mercancía es la clave para la generación de ideas del todo nuevas d e simultaneidad, nos encontramos simplemente en el punto en que se vuelven posibles las comunidades del tipo “horizontal-secular, de tiempo transverso”. Como hemos visto, en 1500 se habían impreso ya por lo menos 20 millones de libros, lo que señala el inicio de la “época de la reproducci reproducción ón mecánica” mecánica”.. Si el conocimie conocimiento nto manuscrito manuscrito era algo escaso escaso y arcano, arcano, el conocimiento conocimiento impreso sobrevivía por su capacidad de reproducción y diseminación. Como una de las primeras formas de la empresa capitalista, la actividad editorial experimentó la busca incesante de mercados. El mercado inicial fue la Europa alfabetizada, un estrato amplio pero delgado de lectores de latín. La lógica del capitalismo significaba que, una vez saturado el mercado elitista del latín [bilingüe], llegaría el momento de los mercados potencialmente enormes representados por las masas monolingües. El impulso revolucionario de las lenguas vernáculas por el capitalismo se vio reforzado por tres factores externos, dos de los cuales contribuyeron directamente al surgimiento d la conciencia n acional: El primer primero, o, fue un cambio cambio en el latín latín mismo, mismo, éste éste adquiri adquirió ó un caráct carácter er esotéri esotérico co muy diferen diferente te del que tenía tenía el latín eclesiástico de la época medieval. El segundo segundo factor factor fue fue la repercusi repercusión ón de la Reform Reforma, a, que al mismo mismo tiempo tiempo debía debía parte parte de su éxito éxito al capit capitalism alismo o impreso [antes el catolicísimo tenia mejores comunicaciones internas que sus enemigos]. Lutero se convirtió en el primer autor de éxitos de librería hasta entonces conocido. Muchos siguieron la senda trazada por Lutero, dando comienzo a la guerra de propaganda religiosa que azotó a Europa durante el siglo siguiente. En esta batalla por la conciencia de los hombres, el protestantismo estaba siempre a la ofensiva, justo por que sabia usar el mercado en expansión de impresiones en lenguas vernáculas, creado por el capitalismo, mientras que la Contrarreforma defendía la ciudadela del latín. La coalición creada entre el protestantismo y el capitalismo impreso, creo grandes grupos de lectores nuevos y al mismo tiempo los movilizo para fines político-religioso. El tercer tercer factor factor fue la difusió difusión n lenta lenta de lengua lenguas s vernác vernácula ulas s partic particula ulares res como instrum instrument entos os de centra centrali lizac zación ión administrativas, realizada por los aspirantes a monarcas absolutistas. Las lenguas administrativas eran usadas por los funcionarios para su propia conveniencia interna. La lengua vernácula era la lengua de la corte. La elevación de las lenguas vernáculas a la posición de lenguas de poder, hizo su propia contribución a la decadencia de la comunidad imaginada de la cristiandad. En el fondo, es probable que el carácter esotérico del latín, la Reforma y el desarrollo de las lenguas vernáculas administrativas sean importantes en su sentido negativo: el destronamiento del latín. Lo que hizo imaginables a las comunidades nuevas era una interacción entre: Un sist sistema ema de produ producci cción ón y de relaci relacione ones s product productiva ivas s [el capit capitali alismo smo]] Una tecnol tecnologí ogía a de de comu comunic nicaci acione ones s [la [la impre imprenta nta]] y La fatali fatalidad dad de la divers diversida idad d ling lingüís üísti tica ca humana humana El elemento de la fatalidad es esencial. El capitalismo encontraba en la muerte y en las lenguas dos adversarios tenaces. No había ninguna posibilidad de la unificación lingüística general entre los hombres. Es el sentido de una condición general de diversidad lingüística irremediable. Lo esencial es la interacción entre la fatalidad, la tecnología y el capitalismo. En la Europa anterior a la imprenta, la diversidad de lenguas habladas era tan inmensa que si el capitalismo impreso hubiese tratado de explotar cada mercado de lengua lengua vernácula vernácula habría conservado conservado minúsculas minúsculas proporcio proporciones. nes. Pero estos variados variados idiolecto idiolectos s era capaces capaces de reunirse, dentro limites definidos, en lenguas impresas de número mucho menor. Nada servía para unir las leguas vernáculas relacionadas más que el capitalismo, que dentro de los límites impuestos por las gramáticas, creaba lenguas impresas mecánicamente reproducidas, capaces de diseminarse a través del mercado. Estas lenguas impresas echaron las bases de la conciencia nacional en tres formas distintas: En primer primer lugar, lugar, crearon crearon campos campos unifi unificados cados de de intercambi intercambio o y comunicaci comunicación ón por debajo debajo del latín latín y por encima encima de las leguas vernáculas habladas. habladas. Los hablantes hablantes de la enorme diversidad diversidad de franceses franceses o ingleses ingleses pudieron comprenderse por la vía imprenta y el papel. Estos lectores, a quienes se relacionaba a través de la imprenta formaron el embrión de la comunidad nacional imaginada.
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En segundo lugar, el capitalismo impreso dio una nueva firmeza al lenguaje, lo que a largo plazo ayudo a forjar esa imagen de antigüedad fundamental para la idea subjetiva de nación. El libro impreso conservo una forma permanente, capaz de reproducción infinita en lo temporal y lo espacial. Para el siglo 17 las lenguas de Europa habían adquirido sus formas modernas. El francés no cambiaba con el paso del tiempo, que era lo que pasaba con la escritura a mano de los monjes. Tercero, el capitalismo impreso creó lenguajes de poder de una clase diferente a la de las antiguas lenguas vernáculas administrativas. Ciertos dialectos estaban “más cerca” de cada lengua impresa y dominaban sus formas finales. Sus primos fracasaban en el esfuerzo por imponer su propia forma impresa. El alto alemán o el ingles del rey, fueron elevados a una nueva eminencia político-cultural.
La convergencia del capitalismo y la tecnología impresa en la fatal diversidad del lenguaje humano hizo posible una nueva forma de comunidad imaginada que preparo el escenario para la nación moderna.