1. ANALES DE PRIMAVERA Y OTOÑO (CONFUCIO) Tomado del libro: VIAJES, de Rafael Marcelo Arteaga -Para mirar el corazón de un hombre hay que darle poder-. Respondió Confucio Respondió Confucio a sus discípulos, cuando éstos le preguntaron si podían confiar en Wang Shang, el nuevo príncipe de Zhongdu, para emprender las reformas del estado, que el sabio pregonaba durante sus viajes por la antigua China. Los hombres de gobierno deben obrar con el ejemplo de sus vidas, aconsejaba a los alumnos, cuando las luchas entre los señores feudales aniquilaban el viejo orden de la dinastía Zhou y las ciudades, sumidas en la decadencia, alzaban sus murallas. Conspiración y guerras internas -que eran males endémicos- arrasaban poblaciones, generaciones enteras en la miseria; mientras una nueva clase social surgía de aquellas cenizas y se hizo fuerte con el hambre, con la desesperación de su gente por hallar un nuevo sistema de gobierno. La vida de un gobernante, decía Confucio, es luz o es tinieblas a los ojos de los pueblos que buscan un espejo para alcanzar la prosperidad de sus vidas, de sus naciones, o seguir simplemente la ruta del precipicio. Un hombre en el gobierno debe tener cinco virtudes: bondad, honradez, decoro, sabiduría y felicid ad. Ninguno de estos elementos va separado y ninguno está demás; si a vuestro rey le falta alguna de estas cu alidades, tened cuidado de él, advirtió a sus alumnos, pues le falta todo; un soberano así no es bondadoso con sus súbditos, súb ditos, no es honrado con la gente que le rodea, no tiene la humildad de aceptar sus limitaciones, no gobierna con sabiduría y, por consiguiente, no es feliz, aunque tenga el poder en sus manos, sonría y hable con convicción de mejores épocas para su gente. Es una montaña de arena que no resiste las tormentas, es un árbol gigante con las raíces podridas, que al menor movimiento, arrastra en su caída a cuantos se cobijan bajo su sombra. Así hablaba él a sus discípulos, una discípulos, una mañana de primavera, hace 2.500 años, junto a los árboles de bambú que rodeaban al lago; mientras los jóvenes, sentados sobre las piedras, escuchaban en silencio los consejos del anciano. Y ¡quién, sino él, para hablar con sabiduría en sus palabras! Confucio nació en el principado de Lu (actual provincia de Shandong). Perteneció al noble clan de los Kong, dueños de extensas tierras cultivables y de cuanto había en su interior, incluido los campesinos. Su padre fue magistrado y ello permitió que los hijos tuvieran una educación esmerada, hasta que los vencedores de las guerras entre señores feudales despojaron a la familia de sus riquezas y la expulsaron de la n ación. El sabio se casó temprano, como era costumbre entonces; su pobreza lo llevó a trabajar de sirviente en el extranjero, hasta pagar las deudas que adquirió para salvar a su familia del hambre. Entrado en la madurez comenzó su carrera de maestro. Siempre viajando por los principados que conformaban el antiguo reino, el anciano pasó la mitad su vida buscando esos hombres virtuosos y cultivados que pudieran desempeñar los altos cargos del gobierno y guiar al a l pueblo, igual que hermanos mayores, a través de su ejemplo personal; lecciones de sabiduría y humildad. El guía de una nación –insistía el sabio- debe cultivar su sensibilidad con la lectura de los autores clásicos, debe escribir con su puño los mensajes y enjuagarse la boca antes de leerlos a su pueblo, debe tomar la escoba y empezar por limpiar su casa. La música es meditación, es energía, lo mismo que el retiro, retir o, que en esa época tuvo funciones ceremoniales en las prácticas del Estado. -No porque tú has llegado al poder, comenzó el mundo-. Amonestó Confucio a W ang Shang, príncipe de Hengshui, cuando éste llegó con sus soldados a Píen Ching, e inflado de soberbia con la victoria en sus manos, mandó a decapitar al ejército enemigo, junto al rey y su familia. -Se cauto con la boca y firme con la mano- Insistía el anciano. -Que el pueblo llegue a respetarte, no a temerte, pues tal fue la costumbre de sus antiguos gobernantes. Pero en su corazón sólo había vanidad; no escuchó las palabras del sabio, y apresuró a sus hombres a cumplir la sentencia para demostrar su fuerza a los campesinos, con fin de evitar futuras sublevaciones. Quince años más tarde, su vida y la de sus hijos corrieron la misma suerte: Xiao Fang, príncipe de Jinan, discípulo además de Confucio, invadió el reino de Píen Ching y lo anexó a sus dominios. Las palabras de Wang Shang fueron borradas por completo de la memoria de los campesinos que él humilló durante sus años de gobierno –aunque bajo el dominio de la dinastía Zhou. Los templos que él mando a construir (las paredes con relieves de oro, las columnas de mármol, los tallados de madera adquiridos en la isla Han) fueron demolidos con el mismo entusiasmo que habían sido edificados: piedra tras piedra. Pero en esa época no llovió en la nación, los grandes ríos que alimentaban los cultivos disminuyeron su caudal y los campos dejaron de producir, lo que afectó de inmediato a la estabilidad del nuevo régimen. En pocas semanas, el sanguinario Xiao Fang fue derrocado tras una revuelta de campesinos hambrientos que abandonaron sus tierras e
invadieron las ciudades en busca de comida, pidiendo a gritos la cabeza de su gobernante. En medio del caos, u n nuevo príncipe accedió al poder y transformó la urbe en capital de la dinastía W ei: el hogar donde la familia real se refugiaba durante las épocas invierno. Confucio lamentaba la inestabilidad social e inseguridad política de la nación, e igual la ausencia de principios morales que pudiesen revertir tal situación. Él sabía que tales sucesos son materia del tiem po, indispensables para la renovación del hombre y su espacio; por ello se afanó en instruir a sus discípulos en busca del hombre ideal que asumiera los desafíos de su época. Con la edad se dio cuenta que su búsqueda resultaba inútil; regresó por última vez a Lu en el año 484 a.C. y no volvería a viajar, dedicándose a leer y a escribir comentarios sobre los autores de la antigüedad. Nada dejó en el papel de sus enseñanzas, pues no se consideraba un intelectual o un filósofo, sino un transmisor de cuanto había aprendido en el camino y leído en los libros; así consta en el Lunyu y el Chunqiu (Anales de primavera y Otoño), una recopilación –tras su muerte- de las enseñanzas impartidas im partidas a sus alumnos durante los viajes. Muchas obras maestras de la literatura nos llegaron así, en buena hora. 1.2. LAMENTO POR LA SEPARACIÓN (YU QUAN) “De la semilla del soberano Gaoyang,
mi augusto padre se llamaba Boyong. [La constelación] Sheti iluminaba la primera luna del año el día gengyin en que nací. Mi padre observó y calculó el momento de mi nacimiento, consultó el oráculo y eligió para mí un nombre fasto. El nombre que me dio fue “Modelo de Rectitud”, y el nombre social “Equilibrio divino”.
A la belleza interior que me había sido otorgada, añadí el adorno exterior. Me cubrí con celinda y aromática angélica, trencé orquídeas de otoño para mi cinturón. Impetuoso, me lancé en persecución ansiosa, pues temía que el tiempo, corriendo, me sobrepasara. Por la mañana recogía magnolias en la falda de la montaña, por la tarde, juncias en el cañaveral. Días y meses proseguían su curso sin descanso, primaveras y otoños se sucedían. Y entonces vi hierbas y árboles marchitarse, y temí que también los dignos se sumieran en la oscuridad. […]” (versos 1-20) “Las camarillas se abandonan a los placeres,
su camino es sombrío y los conduce a la perdición. ¿Y yo? ¿Acaso me asusta el peligro? Mi sólo temor es el daño al carro imperial. Me apresuro para adelantarlo, para guiarlo por las huellas de los antiguos reyes. Mas Aquel que es Aroma no vio la lealtad en mí, prestó oído a calumnias, se enfureció. […]”
(versos 33-40) “Enfermo y triste, estoy perdido;
estoy solo en el límite de la miseria en este tiempo. Más me vale morir de pronto y diluirme en la nada, no soportaría imitar su conducta. El águila no vive con otras aves. Ha sido así desde antiguo [...]”
(versos 93-98) “Uncí dragones de jade a un carro de fénix;
esperé un instante al viento para seguir su estela. Al alba partí del monte Cangwu, y al atardecer llegué a Xiangpu. Hubiera permanecido un instante en este sagrado lugar, pero el sol corría a punto de oscurecer. Ordené a Xihe detener su galope que al ver el monte Yanzi no se acelerara. El camino era largo, lejana la distancia; Y yo subía y bajaba buscando lo que ansiaba.
Abrevé mis caballos en el lago Xianchi; até las riendas en el árbol Fusang; quebré una rama del árbol Ruo para fustigar al sol, y para poder así vagar un tiempo. Ordené a Wangshu que me abriera camino y a Feilian que cubriera la retaguardia. El fénix luan se adelantó para anunciar mi llegada, pero el señor del Trueno advirtió que aún no estaba preparado. […]”
(versos 182-199) “¡Todo ha terminado!
Nadie hay en mi reino que me entienda. ¿Por qué, pues, tanta nostalgia por la ciudad donde nací? No hay con quien trabajar por un buen gobierno Sólo me resta seguir a Peng Xian, y retirarme a su hogar.”
Los siguientes tres cuentos fueron tomados de www.opuslibros.org/101_cuentos.doc 2. UNA INSENSATA BÚSQUEDA Una mujer estaba buscando afanosamente algo alrededor de un farol. Entonces un transeúnte pasó junto a ella y se detuvo a contemplarla. No pudo por menos que preguntar: --Buena mujer, ¿qué se te ha perdido?, ¿qué buscas? Sin poder dejar de gemir, la mujer, con la voz entrecortada por los sollozos, pudo responder a duras penas: --Busco una aguja que he perdido en mi casa, pero como allí no hay luz, he venido a buscarla junto a este farol. *El Maestro dice: No quieras encontrar fuera de ti mismo lo que sólo dentro de ti puede ser hallado. 2.1. UN PRESO SINGULAR Era un hombre que había sido encarcelado. A través de un ventanuco enrejado que había en su celda gustaba de mirar al exterior. Todos los días se asomaba al ventanuco, y, cada vez que veía pasar a alguien al otro lado de las rejas, estallaba en sonoras e irrefrenables carcajadas. El guardián estaba realmente sorprendido. Un día ya no pu do por menos que preguntar al preso: --Oye, hombre, ¿a qué vienen todas esas risotadas día tras día? Y el preso contestó: --¿Cómo que de qué me río? ¡Pero estás ciego! Me río de todos esos que hay ahí. ¿No ves que están presos detrás de estas rejas? *El Maestro dice: Por falta de discernimiento d iscernimiento puro, no sólo estás en cautiverio, s ino que ni siquiera llegas a darte cuenta de que lo estás. 2.2. DE INSTANTE EN INSTANTE I NSTANTE Era un yogui muy anciano. Ni siquiera él mismo recordaba sus años, pero había mantenido la consciencia clara como un diamante, aunque su rostro estaba apergaminado y su cuerpo se había tornado frágil como el de un pajarillo. Al despuntar el día se hallaba efectuando sus abluciones en las frescas aguas del río. Entonces llegaron hasta él algunos aspirantes espirituales y le preguntaron qué debían hacer para adiestrarse en la verdad. El anciano los miró con infinito amor y, tras unos segundos de silencio pleno, dijo: --Yo me aplico del si guiente modo: Cuando como, como; cuando duermo, duermo; cuando hago mis abluciones, hago mis abluciones, y cuando muero, muero. Y al concluir sus palabras, se murió, abandonando junto a la orilla del río su decrépito cuerpo. *El Maestro dice: La verdad no es una abstracción ni un concepto. Cuando la actitud es la correcta, la verdad se cultiva aquí y ahora, de instante en instante.
3. PROVERBIOS, 1 1.Estos 1.Estos son Proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel, 2.para 2.para que con ellos adquieran sabiduría y educación, y entiendan las palabras que abren la inteligencia, 3.para 3.para darles lecciones de buen juicio y así lleguen a ser justos, honrados y leales. 4.La 4.La gente sencilla aprenderá a juzgar bien, los jóvenes se instruirán, su espíritu se abrirá. 5.Que 5.Que el sabio escuche, ganará en saber; el hombre inteligente sabrá dirigir a los demás. 6.Comprenderán 6.Comprenderán los proverbios y refranes, las palabras de los sabios y sus enigmas. 7.El 7.El comienzo del saber es el temor de Yavé, únicamente los tontos desprecian la sabiduría y la disciplina. 8.Escucha, 8.Escucha, hijo mío, los consejos de tu padre, no rechaces las advertencias de tu madre: 9.Son 9.Son para ti una hermosa corona para tu cabeza, un collar para tu cuello. 10.¡Hijo 10. ¡Hijo mío, si los pecadores quieren arrastrarte al mal, no los sigas! Tal vez te dirán: "Ven con nosotros, aguardaremos el buen momento -¡y es para matar! m atar! Tenderemos una trampa - ¡una trampa al inocente que no la merece! 12.Haremos 12. Haremos de él un buen bocado, como se hace en la Morada de los muertos, caeremos sobre él como la muerte. 13.Pondremos 13. Pondremos las manos sobre montones de cosas de valor, llenaremos nuestras casas con el botín. 14.Pero 14. Pero tú, también tendrás tu parte, porque todo l o pondremos en común". 15.Hijo 15. Hijo mío, no camines con ellos, no vayas por donde ellos andan. 16.¡Mira 16. ¡Mira como sus pies corren hacia el mal, cuán rápidamente han derramado sangre! 17.Los 17. Los pájaros no caen en tu trampa si la has puesto a la vista, 18.pero 18. pero ellos, ponen en juego su propia vida, ellos mismos se ponen trampas. 19. Así Así acabará cualquier hombre que vive de rapiñas: un día cualquiera la rapiña rapiña le costará la vida. 20.La 20. La Sabiduría grita por las calles, levanta su voz en las plazas. 21.Presenta 21. Presenta su llamado en las encrucijadas, pronuncia su mensaje en las puertas de la ciudad: 22.¿Por 22. ¿Por cuánto tiempo más, gente insignificante, preferirán sus estupideces? ¿Hasta cuándo los burlones se entretendrán con sus mofas y la gente estúpida se negará a saber? 23.Oigan 23. Oigan pues mis advertencias, en este momento en que abro mi corazón y les doy a conocer mis pensamientos. 24.¿Se 24. ¿Se van a rehusar cuando los llamo, no van a poner atención cuando les tiendo la mano? 25.¿No 25. ¿No quieren hacer caso de mis consejos y rechazan mis advertencias? 26.Yo 26. Yo también me reiré de su miseria, me burlaré cuando el miedo los domine, 27.cuando 27. cuando les llegue el hurracán del terror y se los lleve el torbellino de las desdichas, cuando queden bajo el peso de la miseria y de la angustia. 28.Entonces 28. Entonces me llamarán pero no responderé, me buscarán pero no me hallarán. 29.Porque 29. Porque no quisieron el saber, no eligieron el temor de Yavé. 30.Esa 30. Esa gente no buscó mis consejos, despreció todas mis advertencias. 31.Por 31. Por eso comerán los frutos de sus errores, y de sus iniciativas, hasta que no puedan más. 32.Porque 32. Porque a los tontos los perderá su porfía, y a los irresponsables su propia dejación. 33.Pero 33. Pero el que me escucha dormirá en paz, no tendrá que temer la desgracia. Tomado de: http://www.bibliacatolica.com.br/es/biblia-latinoamericana/proverbios/#.UxemKON5P6Y 4. HISTORIAS ACERCA DE LA CREACIÓN DE LA LITERATURA ANTIGUA LITERATURA HINDÚ
LITERATURA HEBREA
LITERATURA CHINA
En el principio no había noche ni día, ni cielo ni tierra, ni luz ni oscuridad. Sólo era Brahma. Esencia única , siempre puro y exento de defectos. Tenía cuatro formas: Purusha (espíritu), Kala (tiempo), Prahdana o Prakiti (materia) y Vyatka (sustancia visible). Fue en una época remota en que Brahma despertó y se dio cuenta que el universo estaba vacío. Decidió entonces sumergirse en el Océano donde le recibió la diosa Tierra. Ésta lo adoró y le dijo: "Salve, oh tu, en quien están todas las criaturas. Elévame como en otro tiempo lo hiciste". Fue así que Brahma, el poderoso de ojos de loto, levantó la Tierra de las más profundas regiones. La Tierra se dividió en siete grandes porciones, construyó las cuatro esferas inferiores, el firmamento, el cielo y la esfera de los santos. La primera creación de Brahma fue la de Mahat (inteligencia). La segunda la de Tanmatra (principios elementales). La tercera fue la creación orgánica. La cuarta la de los cuerpos inanimados. La quinta la de los animales. La
1. En el principio creó Dios los cielos y la tierra.2. tierra.2.La La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas. 3Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz.;5. luz.; 5.yy llamó Dios a la luz «día», y a la oscuridad la llamó «noche». Y atardeció y amaneció: día primero.6. primero.6.Dijo Dijo Dios: «Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las aparte unas de otras.».8 otras.».8Y llamó Dios al firmamento «cielos». Y atardeció y amaneció: día segundo11. segundo 11.Dijo Dijo Dios: «Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas y árboles frutales que den fruto, de su especie, con su semilla dentro, sobre la tierra.» Y así fue.13. fue. 13.Y Y atardeció y amaneció: día 14.Dijo tercero. 14. Dijo Dios: «Haya luceros en el firmamento celeste, para apartar el día de la noche, y valgan de señales para solemnidades, días y años; 16. 16.Hizo Hizo Dios los dos luceros mayores; el lucero grande para el dominio del día, y el lucero pequeño para el dominio de la 21.Y noche, y las estrellas; 21. Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo animal viviente, los que serpean, de los que bullen las
Los cielos y la tierra eran solamente uno y todo era caos. El Universo era como un enorme huevo negro, que llevaba en su interior a P'anKu. Tras 18.000 años P’an -Ku se despertó de un largo sueño. Se sintió sofocado, por lo cual empuñó un hacha enorme y la empleó para abrir el huevo. La luz, la parte clara, ascendió y formó los ci elos, la materia fría y turbia permaneció debajo para formar la tierra. P’an Ku se quedó en el medio, con su cabeza tocando el cielo y sus pies sobre la tierra. La tierra y el cielo empezaron a crecer a razón de diez pies al día, y P’an -Ku creció con ellos. Después de otros 18.000 años el cielo era más grande y la tierra más gruesa; P’an -Ku permaneció entre ellos como un pilar gigantesco, impidiendo que volviesen a estar unidos. P’an-Ku falleció y distintas partes de su organismo se transformaron en elementos de nuestro mundo. Su aliento se transformó en el viento y las nubes, su voz se convirtió en el trueno. De su cuerpo, un ojo se transformó en el sol y el otro en la luna. Su cuerpo y sus
sexta creación fue la de las divinidades. La séptima fue la de l os hombres.
aguas por sus especies, y todas las aves aladas por sus especies; y vio Dios que estaba bien;22. bien;22.yy bendíjolos Dios diciendo: «sed fecundos y multiplicaos, y henchid las aguas en los mares, y las aves crezcan en la tierra.» 24. Dijo Dios: «Produzca la tierra animales vivientes de cada especie: bestias, sierpes y alimañas terrestres de cada especie.» Y así fue. 26. 26.Y Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra. tierra. 28. Y bendíjolos Dios, y díjoles Dios: «Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra.»
miembros se convirtieron en cinco grandes montañas y de su sangre se formó el agua. Sus venas se convirtieron en caminos de larga extensión y sus músculos en fértiles campos. Las interminables estrellas del cielo aparecieron de su pelo y su barba, y las flores y árboles se formaron a partir de su piel y del fino vello de su cuerpo. Su médula se transformó en jade y en perlas. Su sudor fluyó como la generosa lluvia y el dulce rocío que alimenta a todas las cosas vivas de la tierra.